Estudió Derecho y ejerció la abogacía hasta que comenzó a dedicarse a la política. Compaginó ésta con la publicación de numerosos ensayos, la mayoría publicados en "Revista de los Tribunales". Fue también director de la "Revista General de Legislación y Jurisprudencia". En calidad de ministro, hay que atribuirle las leyes relativas a los accidentes laborales, la del seguro laboral y la que regulaba el trabajo de mujeres y niños.

Ideológicamente adscrito al partido conservador, es notoria su cercanía a Silvela tras su ruptura con Cánovas del Castillo, motivada por unas anomalías presupuestarias que Eduardo Dato descubrió en el Ayuntamiento de Madrid. Su carrera política comienza al ser elegido diputado por vez primera en 1884 por la circunscripción de León, en la cual repitió en las elecciones de 1891, 1893, 1896, 1898, 1901, 1903, 1905, 1907 y 1910; mientras que en las elecciones de 1914, 1916, 1918 y 1920 será diputado por Álava.

Eduardo Dato presidió la Cámara en tres ocasiones; una de ellas en calidad de interino. En la Legislatura de 1908-1909, en la que fue elegido por unanimidad de votos, en primer lugar agradece la generosidad de la Cámara al confirmarle en el cargo e insiste en el espíritu de tolerancia y concordia que deben regir los trabajos parlamentarios. Aprovecha para rendir homenaje a la figura, recientemente desaparecida, del expresidente Nicolás Salmerón llegando a exclamar:

"Los que estábamos separados de él por verdaderos abismos de ideas y de creencias, jamás dejamos de reconocer sus grandes, sus nobles, sus envidiables cualidades. Entre el conjunto de las facultades asombrosas del Sr. Salmerón destacábase, sin duda alguna, con luz vivísima, su talento oratorio. La vehemencia y la profundidad de sus discursos, su vigorosa dialéctica, la elevación de su frase solemne, majestuosa, elocuentísima, nos sorprendía y deslumbraba a cuantos teníamos la fortuna de escuchar aquellas grandes oraciones que quedarán en nuestros anales como hermosos, verdaderos e insuperables modelos de la elocuencia parlamentaria" (Sesión de 12 de octubre de 1908).

Destaca, igualmente, su último discurso de alocución, donde además de dedicar unas palabras al papel del Parlamento hace un repaso de la situación política de España, dando especial relevancia a la guerra mantenida en Marruecos:

"...el Parlamento... es órgano constitucional, necesita estar animado siempre por un generoso espíritu de tolerancia para todas las ideas, de respeto para todas las personas, que en otro caso los Parlamentos, lejos de ser un remedio, pueden convertirse fácilmente en origen de hondas convulsiones... Nuestra acción militar en Marruecos, sean cuales fueren las opiniones de cada uno, nadie ha de tener para ellas respeto más escrupuloso que el Presidente de la Cámara, ha fundido indudablemente los corazones de todos los españoles en sentimientos de amor y de entusiasmo ante el altísimo ejemplo que á propios y á extraños ofrece el valiente, el sufrido, el disciplinado, el heroico ejército, que en las insalubres y ásperas comarcas del Rif mantiene con esfuerzo, no superado jamás, el honor de nuestra gloriosa bandera. (Muy bien, muy bien. -Grandes aplausos)..." (Sesión de 15 de octubre de 1909).

Tuvo también responsabilidades de Gobierno. Fue ministro de Gobernación en 1899-1900, ministro de Gracia y Justicia en 1902-1903 y 1914-1915, ministro de Estado en 1918 y ministro de Marina en 1920-1921. Presidió el Consejo de Ministros en tres ocasiones, la primera desde el 27 de octubre de 1913 al 9 de diciembre de 1915; la segunda desde el 11 de junio al 3 de noviembre de 1917, y la tercera y última desde el 5 de mayo de 1920 hasta el 8 de marzo de 1921.

Fue miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y presidente de la de Jurisprudencia y Legislación.

Casi todas sus biografías coinciden en señalarle como un hombre de fuerte temperamento, más inclinado y decidido en las tareas propias de Gobierno que en las meramente parlamentarias. Recientemente, el Congreso de los Diputados ha publicado sus discursos parlamentarios con un estudio introductorio de Carlos Seco Serrano y contextualizados por Mateo Maciá. En el mismo, el profesor Seco indica que la historiografía contemporánea no le ha prestado, aún, la atención merecida:

"Desde el lado conservador, la figura de Maura exaltada por historiadores que, como Fernández Almagro, Zabala o Gabriel Maura eran apasionados mauristas, se le ha contrapuesto distorsionando la realidad -porque, en el trance que desgajó al maurismo de la ortodoxia del sistema que pretendía defender (1913), la razón estuvo en el lado de los llamados, irónicamente, idóneos: los seguidores de Dato-. Y del lado liberal, la gran figura que hubiera podido encarnar, con don Eduardo, un nuevo turnismo orientado hacia la síntesis constructiva de los dos ciclos revolucionarios de la época contemporánea -me refiero a Canalejas- faltó en el momento preciso, víctima de un crimen anarquista (1912)". Publicado en "Eduardo Dato. Discursos Parlamentarios", Congreso de los Diputados, 2009.

El 8 de marzo de 1921, siendo presidente del Consejo de Ministros, murió a causa de un atentado anarquista cometido en la Plaza de la Independencia de Madrid.

La biografía procede de la publicación "Los presidentes del Congreso de los Diputados, 1810-2010" (2010), coordinada por Sofía Gandarias Alonso de Celis y Mateo Maciá Gómez, y editada por el Departamento de Publicaciones del Congreso de los Diputados. Los textos fueron realizados por ambos coordinadores, con la colaboración de Esperanza Prieto Hernández.