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El fondín del Congreso
No se sabe con exactitud en qué momento se decidió crear en el Palacio del Congreso de los Diputados un servicio de fondín para refrigerio de los señores parlamentarios, pero ya en el último tercio del S. XIX encontramos algunos documentos en el Archivo del Congreso que atestiguan su existencia.
En la memoria de unas obras proyectadas hacía 1883 bajo la dirección del arquitecto Arturo Mélida se hace mención a la ubicación del fondín y a la necesidad de trasladarlo a un lugar más discreto ya que “presentándose en primer término al que visita la Cámara, da el aspecto de un Café de segundo orden á la Representación Nacional”. Se añade también la necesidad de evitar “que en un Salón del Congreso, tras un biombo, se establezca (como hoy existe) una hornilla con cafeteras, comprometiendo el edificio y deteriorándole visiblemente”
Seguramente en sucesivas contratas fueron ampliándose los productos ofrecidos. Así, por ejemplo, en una propuesta presentada en 1909 vemos una amplia lista de productos, sobre todo vinos y licores, con sus precios correspondientes, comprometiéndose el proponente a “dar un servicio tan fino y esmerado como se de en los mejores establecimientos de esta Corte”
Será en 1911, bajo la presidencia del Conde de Romanones, cuando se decide dar más prestancia a este servicio ubicándolo en el vestíbulo que da a la puerta principal, un recinto que desde la inauguración del Palacio, en 1850, gozaba de un uso solemne relacionado con las sesiones regias o con la instalación de capillas ardientes de ilustres personajes de la vida política. Al servicio de buffet se decidió añadir el de restaurant, dándose así a este espacio, conocido por los diputados como “el merendero del cojo”, un uso más relacionado con la cotidianidad de la vida parlamentaria manteniéndose su ubicación hasta 1982. Detrás hubo siempre una organización administrativa, competencia de la Comisión de Gobierno Interior, que generó una amplia documentación conservada en el Archivo de la Cámara.
Así en la sesión de dicha Comisión de 7 de diciembre de 1910, se acordó abrir un concurso con un plazo de ocho días para que las empresas que quisieran concurrir presentaran sus proposiciones. Las bases del concurso están especificadas en su expediente detallándose los horarios del servicio, la vestimenta requerida a los camareros, la calidad de los productos…etc.
En otra sesión celebrada el 24 de diciembre de 1910 la Comisión de Gobierno interior acordó la adjudicación a D. Augusto Comas y Blanco, dueño del local “Ideal Room”, sito en el nº 17 de la Calle de Alcalá. En la misma sesión se aprueba el presupuesto presentado por el arquitecto para la instalación en los sótanos de una cocina y un montaplatos eléctrico. De dicha instalación existe información más amplia en los expedientes relacionados con los acuerdos de la Comisión en los que constan al detalle las obras a realizar, las características del montaplatos y un croquis de la instalación de cocina a gas así como el boceto de dicha cocina
El contrato firmado definitivamente el 20 de enero de 1910contenía 23 condiciones a cumplir por ambas partes, así por ejemplo sería de cuenta del Congreso las mesas y sillas, agua, suministro eléctrico, instalación de una cocina, fregaderos y montacargas… y de cuenta del “Ideal Room” la vajilla, mantelería, personal, mostradores con serpentina para el despacho de cerveza…etc. En el contrato se incluyen además los precios de los productos ofrecidos por el contratista.
A finales de 1911 se decidió renovar el contrato con el propietario del “Ideal Room” estableciendo algunas modificaciones respecto al anterior. D. Augusto Comas escribe a D. Joaquín Quiroga, secretario de la Comisión de Gobierno Interior, para explicar su desacuerdo en algunos puntos, como las cantidades de la subvención otorgada por el Congreso, expresando también que el nuevo local no gusta “no solo porque coge más a trasmano, sino porque es la Cámara mortuoria con la exposición de cadáveres, y además, todos sus adornos son lúgubres, retratos de muertos y un patíbulo”, refiriéndose a los medallones con retratos de políticos y al cuadro de Los Comuneros que en aquella época se hallaba en el vestíbulo
Al ser muy escasos los almuerzos solicitados, en 1914 se acuerda suprimir el restaurant dejando solo el servicio de bar. El contrato recae de nuevo en el propietario del Ideal Room tras aceptar éste las nuevas subvenciones fijadas por el Congreso. En el legajo 90 nº 10 de la Serie de Gobierno de Gobierno Interior se encuentra el contrato que incluye la lista de precios y productos divididos en dos tipos de tarifas: la A cuando las Cortes estén cerradas y la B para cuando estén en funcionamiento. El contrato dispone también que se sirvan cenas desde las nueve de la noche cuando las sesiones sean permanentes.
En 1920 Augusto Comas, rescinde el contrato pasando a hacerse cargo del buffet-bar D. José García Sánchez que había venido desempeñando el cargo de camarero del mismo. De ese mismo año consta en el Archivo un expediente que nos muestra como el bar fue también escenario de las tensiones de la vida política. Se trata del altercado que tuvo lugar entre el exdiputado D. Miguel Moya Gastón y D. Luis de Oteiza, director del periódico “La Libertad”, viéndose implicado el diputado D. Eduardo Ortega y Gasset. En dicho incidente llegó a mediar incluso un arma de fuego que por fortuna no llegó a utilizarse.
Algunas decisiones de carácter parlamentario en torno a los horarios de las sesiones influyeron también en el funcionamiento del bar. En la sesión pública de 9 de junio de 1922 se acuerda celebrar sesiones extraordinarias por las mañanas para aprobar proyectos de ley y otras iniciativas urgentes. Estas sesiones se celebraron durante los meses de junio y julio estableciendo un servicio de almuerzos económicos a un precio de cuatro pesetas “Queriendo el Sr. Presidente evitar a los Sres. Diputados la molestia que supondría tener que salir de la Cámara para almorzar en el intervalo de ambas sesiones”
Durante la etapa de la Asamblea Nacional (1927-1929) el bar buffet siguió funcionando con el concesionario en Madrid del Hotel París. En las Cortes Constituyentes de la II República se concedió el servicio a D. Celso Corbillón que había ejercido en etapas anteriores como camarero del Congreso. Al igual que en otros momentos la Comisión de Gobierno Interior se hizo eco de las quejas formuladas por los diputados respecto al servicio ofrecido, en este caso la “poca variedad en los artículos que suministra y calidad no muy fina de los mismos”.
Como testimonio de estas quejas encontramos en estas mismas Cortes Constituyentes un escrito firmado por varios diputados, entre ellos Clara Campoamor, en el que expresan las deficiencias de los productos que ofrece el ambigú del Congreso, especialmente el café, por lo que solicitan se adquiera una maquina express. Para dicha instalación son necesarias una serie de obras de adaptación desde el sótano, reformándose también el mostrador y los fregaderos.
En la sesión de la Comisión de Gobierno Interior de 5 de abril de 1934 se acuerda aceptar la propuesta de D. Pedro Chicote para encargarse del servicio del bar, y se propone que se proceda a la limpieza del estucado. Al iniciarse, en 1943, el periodo de Cortes Españolas de la dictadura franquista, se acuerda otorgar de nuevo el servicio del bar al Sr. Chicote puesto que aún sigue vigente el anterior contrato.
Hacia 1982, con la primera ampliación del Congreso de los diputados, se crea una nueva cafetería y un restaurante, devolviendo el vestíbulo al uso de solemnidad para el que fue creado al construirse el Palacio entre 1843 y 1850.
Información actualizada en 2020