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DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 134, de 20/02/2015
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DE LAS CORTES GENERALES


COMISIONES MIXTAS


Año 2015 X LEGISLATURA Núm. 134

PARA LA UNIÓN EUROPEA

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. GERARDO CAMPS DEVESA

Sesión núm. 53

celebrada el viernes,

20 de febrero de 2015

en el Palacio del Congreso de los Diputados



ORDEN DEL DÍA:


Comparecencia del señor vicepresidente primero de la Comisión Europea, responsable de relaciones interinstitucionales (Timmermans), para informar sobre el programa de la nueva Comisión Europea. Por acuerdo de la Comisión Mixta para la Unión
Europea. (Número de expediente del Congreso 219/000737 y número de expediente del Senado 713/001041) ... (Página2)



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Se abre la sesión a las doce y cuarenta y cinco minutos del mediodía.


El señor PRESIDENTE: Vamos a dar comienzo a la sesión de la Comisión. Perdonen sus señorías el pequeño retraso, que se ha debido a un problema de tráfico y a cierta tardanza del vuelo que traía al vicepresidente primero de la Comisión
Europea, señor Timmermans, a quien quiero agradecer muy especialmente su presencia hoy en esta Comisión, que es una Comisión mixta en la que está representado no solo el Congreso de los Diputados, sino también el Senado de España. El señor
Timmermans comparece ante ambas Cámaras, aunque lo hagamos aquí, en el Congreso de los Diputados.


Quiero resaltar la importancia de una visita tan temprana de un vicepresidente de la Comisión Europea —la Comisión está consitituida desde hace pocos meses- y la deferencia que tiene no solo con el Parlamento español, sino con el resto de
parlamentos de toda la Unión Europea.


En primer lugar, tomará la palabra el señor Timmermans, que imagino que lo hará en inglés. Tienen sus señorías la traducción simultánea para quien la necesite para poder seguir la intervención. Posteriormente, daré turno a los portavoces y
cerrará el señor Timmermans. No sé si tendremos mucho más tiempo porque a las dos tenía prevista una comida. (La señora Lozano Domingo: ¿En qué orden?). Se hará en el orden habitual de nuestra Comisión mixta, de menor a mayor.


Sin más dilación, señor Timmermans, tiene usted la palabra.


El señor VICEPRESIDENTE PRIMERO DE LA COMISIÓN EUROPEA, RESPONSABLE DE RELACIONES INTERINSTITUCIONALES (Timmermans): Muchas gracias, señor presidente.


Permítanme que me disculpe por hablar en inglés, pero me temo que mi español no es lo suficientemente bueno como para celebrar la reunión en este idioma, salvo que queramos hablar de fútbol o de otras cosas que manejo mejor en español. Como
les decía, si me lo permiten, hablaré en inglés. Voy a ser muy breve porque espero con mucho interés sus preguntas. Una de las razones principales por las que he venido es porque quiero compartir con ustedes las ideas que tiene la Comisión de cara
a modificar la forma en la que trabajamos en la Unión Europea. Vamos a intentar recabar un acuerdo con el Consejo y el Parlamento Europeo en el sentido de hacer una legislación mejor y espero que podamos contar para ese acuerdo con la plena
participación de los parlamentos nacionales, porque soy un absoluto creyente desde el principio en las posibilidades de trabajar más estrechamente con los parlamentos nacionales en la preparación de la legislación comunitaria y creo que los
parlamentos nacionales están en una posición óptima para salvar este puente entre los ciudadanos europeos y las instituciones europeas; un espacio que hoy se está haciendo cada vez más grande. Espero que en este sentido, dado que ambas Cámaras del
Parlamento español se han mostrado muy activas en explorar caminos para mejorar la situación de los parlamentos nacionales y siempre ha sido uno de los parlamentos más activos en este ámbito, hoy podamos intercambiar algunas ideas. Y estoy más que
dispuesto, por supuesto, a abordar cualquier tema sobre política o legislación europea que quieran suscitar.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Timmermans.


En primer lugar, tiene la palabra la señora Lozano por el Grupo de Unión Progreso y Democracia.


La señora LOZANO DOMINGO: Muchas gracias, señor Timmermans. Bienvenido a Madrid y gracias por comparecer aquí ante nosotros.


Me voy a centrar solamente en dos o tres asuntos porque son de gran importancia desde nuestro punto de vista. Me gustaría escuchar su visión y por eso no le quiero abrumar con demasiadas preguntas que luego quizá no tenga tiempo de
responder. Lamento decir —pido disculpas de antemano- que me tengo que ir a la una y media; quizá me dé tiempo a escuchar sus respuestas y, si no, lo leeré en el «Diario de Sesiones».


En primer lugar, nuestro Grupo Parlamentario de Unión Progreso y Democracia tiene una preocupación enorme en cuanto a la unión política. Durante los últimos meses o años hemos debatido cómo mejorar los mecanismos de unión bancaria, unión
fiscal y unión económica y al final de ese debate, casi como un accesorio, se decía: y la unión política. Desde el punto de vista de nuestro grupo, la unión política es lo que le da sentido a todo, es lo que le da sentido a la propia Unión
Europea, y es la clave de todo ese proceso de profundización en la unión. A mí me gustaría saber —ya tuvimos ocasión de hablar con algunos comisarios de la anterior Comisión al respecto- qué va hacer esta nueva Comisión para impulsar esta unión
política o que se está haciendo ya para impulsar verdaderamente esa unión política, que es, desde nuestro punto de vista, el pegamento que realmente puede cohesionar Europa.



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También tenemos una preocupación profunda respecto al aumento del nacionalismo en Europa. Creo que no hace falta explicar que el nacionalismo es el mayor enemigo o al menos rival político e ideológico de la Unión Europea; hay numerosos
Estados en los que el nacional-populismo está creciendo incluso desde distintas posiciones ideológicas: nacionalismo de izquierdas, nacionalismo de derechas; todos ellos nos parecen igual de amenazadores para la Unión Europea. También creo que
esto exige a las instituciones europeas una labor —si se quiere llamar así, por decirlo brutalmente- de contrapropaganda, y me gustaría saber qué proyectos tiene usted como vicepresidente y como comisario para hacer frente a este aspecto puramente
ideológico si se quiere, o político, pero que yo creo que es profundamente amenazador y la composición del Parlamento Europeo actual es la demostración más evidente.


Por último, como europeos hay una cosa que nos define, que es la cultura compartida y creo que no se hace suficiente hincapié en ello. Pregunto qué planes existen para enfatizar la identidad europea —sé qué identidad es una palabra
peligrosa, es una palabra con aristas, pero espero que entienda el sentido en el que lo digo—, para contribuir a crear esa conciencia de ciudadanía europea. Se han puesto mecanismos en marcha como el del Erasmus en el terreno de la educación, que
yo creo que ha sido muy exitoso, pero también habría que hacer una labor de impulso cultural y le pregunto qué planes tiene la Comisión al respecto.


El señor PRESIDENTE: A continuación, por el Grupo Parlamentario Entesa pel Progrés de Catalunya tiene la palabra el señor Sabaté.


El señor SABATÉ BORRÀS: Señor vicepresidente Timmermans, gracias por su comparecencia, por su visita y por sus amables palabras de entrada. Mi breve intervención se va a centrar en lo que llamaría una cierta crisis de representatividad de
la Unión en este momento. No sé si llamarle solo euroescepticismo, pero el euroescepticismo y las dudas sobre el papel y la función de la Unión Europea y por supuesto sobre su futuro se van extendiendo; hasta un país profundamente europeísta como
el nuestro, como España, está padeciendo de alguna forma un cambio importante en la opinión pública que es altamente preocupante. Da la impresión de que el impulso que representó el Tratado de Lisboa, ese tratado con voluntad constituyente de
renovación y de impulso de la unión política de la Unión Europea, de alguna forma estuviese hasta cierto punto lastrado y hasta cierto punto pareciera que la Unión es incapaz de desarrollarlo y de avanzar en la dirección en que marcaba.


Hablaba usted hace un momento de un tema importante que se está convirtiendo en uno de los temas centrales por lo menos del debate político de la Unión Europea y es el papel de los parlamentos nacionales. Ciertamente es un tema muy
importante, es realmente importante que los parlamentos nacionales puedan tener un mayor papel dentro de las instituciones europeas, dentro del debate europeo y en el seguimiento de las políticas de las instituciones europeas, pero hay un debate que
está en el fondo de la cuestión y que los que participamos como portavoces de esta Comisión en las reuniones de la Cosac lo hemos visto de manera recurrente, que es el debate entre el papel del Parlamento Europeo y los parlamentos nacionales. El
Tratado de Lisboa da un impulso al Parlamento Europeo y a la vez se quiere dar una mayor relevancia al control de la subsidiariedad por parte de los parlamentos nacionales. Entiendo que en ningún caso ese mayor papel de los parlamentos nacionales,
que como senador, como parlamentario nacional, evidentemente también reivindico, no debería ser un obstáculo para el incremento del papel del Parlamento Europeo y el refuerzo de las instituciones europeas. Sería peligroso que se interpretase que
reforzar el papel de los parlamentos nacionales supone de alguna forma frenar el proceso de la unión política, un poco en línea de ese nacionalismo creciente al que aludía la diputada señora Lozano. De alguna forma está latente en muchos de los
debates en el seno de la Unión Europea. Ahí hay un riesgo también de que con esa voluntad democratizadora, legítima, necesaria, de ese mayor papel de los Parlamentos nacionales, que no se intente de alguna forma frenar ese proceso de refuerzo de
las instituciones europeas y, por supuesto, del propio Parlamento Europeo.


Precisamente, en línea con esta crisis de representatividad, las declaraciones recientes del señor Juncker, del presidente de la Comisión, respecto al papel de la troika, que es un tema a debate en este momento, hablando de su seguramente
falta de representatividad, añaden de alguna forma más dudas sobre el proceso de construcción europea, el propio papel de las instituciones europeas, que al máximo nivel de la Comisión se esté poniendo en duda un instrumento que ha sido importante,
no diré si bueno, malo o con buenas o malas consecuencias, pero, en cualquier caso, importante. Ahora se está poniendo en cuestión su representatividad, cuestión que ya se planteaba por parte de algunos sectores de la opinión pública europea y,
sobre todo, por parte de determinados sectores políticos. Mi pregunta sería qué



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soluciones se plantean desde la Comisión Europea, porque se habla de un simple cambio de nombre. Eso, sin duda, no sería suficiente. Si en realidad estamos ante unas instituciones faltas de representatividad que han jugado un papel
determinante, lo que habría que hacer es un cambio de política y un cambio del papel de las instituciones, no solo seguramente un cambio de nombre, pero me gustaría conocer su opinión.


Finalmente, porque veo que ya se ha acabado el tiempo, con permiso del presidente, me referiré a una última cuestión, que evidentemente es el tema que está sobre la mesa en estos momentos y es el rescate griego, la deuda griega y la
situación de Grecia en el seno de la Unión Europea y del Eurogrupo. Aunque sea con brevedad, y supongo que lo compartimos con los demás portavoces, me gustaría saber su opinión y sobre todo si hay un mensaje de optimismo respecto a la negociación
que en este momento está en curso.


El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Vasco tiene la palabra el señor Anasagasti.


El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Muchas gracias, señor Timmermans por su presencia. Personalmente no le conocía, solo había oído hablar mucho de usted. Hemos estado hace un mes en Bruselas y todo el mundo nos decía que era usted una máquina
de tomar decisiones y que no pasaba absolutamente nada ante Juncker si no pasaba antes por usted. Por tanto, creemos que estamos en una sesión importante.


En primer lugar, no sé si sabe usted que ayer hubo un debate aquí en el Congreso de los Diputados, y va a pasar al Senado, de un proyecto de ley de modificación del Código Penal en relación con los atentados yihadistas que hubo en París
relativamente hace poco tiempo, también en Madrid hace diez años donde murieron 192 personas y uno de los temas importantes es la prisión permanente revisable. ¿Usted cree que este artículo se puede mantener en la Unión Europea, habida cuenta de
que la Carta Europa de Derechos Fundamentales no contempla la pena perpetua?


En segundo lugar, uno de los temas que no está funcionando bien es el Comité de las Regiones. El Comité de las Regiones, como usted bien sabe, tiene regiones y municipios, y al final es consultivo y no es un órgano que resuelve gran cosa
ante los planteamientos que aquí se hacen en relación con los nacionalismos en Europa. ¿No cree usted que el Comité de las Regiones podía ser una buena válvula de escape para que allí se pudieran plantear muchas de las demandas y de las
reivindicaciones que tienen las regiones y los nacionalismos en Europa?


En tercer lugar, hay un tema que indudablemente preocupa a la Unión Europa, que es la abstención en las elecciones. Europa cuenta relativamente poco, aunque en este momento tenga su protagonismo con Grecia, pero la Unión Europea no ha
funcionado en los últimos tiempos. ¿Qué van a hacer ustedes para de alguna manera revitalizar la Unión Europea y que los ciudadanos la hagan suya también? Es una cuestión, a nuestro juicio, muy importante. Usted está presente hoy en esta Cámara,
¿tienen un plan de participación en los parlamentos estatales de la Unión Europea, tienen esa política de presencia o simplemente esto es una presentación y no le vamos a volver a ver a usted más?


Finalmente, le planteo dos temas que a nuestro grupo le interesan. Usted sabe que se aprobó una Ley de Memoria Histórica muy tarde en España y todavía quedan flecos por aprobarse. Uno de ellos es que se creó un comité de expertos en los
últimos momentos de la legislatura anterior, en el Gobierno del presidente Rodríguez Zapatero, en relación con el Valle de los Caídos, que parece algo que no tiene nada que ver con el tema europeo, pero sí tiene que ver, porque a nuestro juicio no
es de recibo que cincuenta años después de la muerte del dictador siga ahí el Valle de los Caídos. ¿No cree que eso es una afrenta incluso para una Europa en construcción, ya que ese comité de expertos en el único tema que estaban en desacuerdo era
en este punto precisamente? ¿No cree que la Unión Europea puede intervenir para agilizar y que se resuelva este tema del Valle de los Caídos, que de legislatura en legislatura sigue encima de la mesa?


Por último, señor Timmermans, antes de entrar aquí me han llamado desde Caracas, Venezuela. La situación de Venezuela es cada vez peor, es explosiva. Hoy la noticia es que han detenido al alcalde de Caracas. Anteayer era que se cumplía un
año de la prisión del líder de la oposición, Leopoldo López. ¿Es que la Unión Europea como tal no puede hacer algo más de lo que está haciendo, no puede tener una política común en relación con Venezuela? La Unión Europea no puede dejar pasar por
alto una situación tan angustiosa como la que se está viviendo, una situación tan terrible como la que están viviendo los venezolanos.



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El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor López Garrido.


El señor LÓPEZ GARRIDO (don Diego): Bienvenido, Frans Timmermans. Para nosotros ha sido una gran satisfacción ver a Frans Timmermans, destacado miembro del Partido Socialista Europeo, al frente de una Vicepresidencia estrella de la
Comisión. Tenemos grandes esperanzas en lo que va a hacer. Como sabe todo el mundo, Frans Timmermans durante la Presidencia española de la Unión era secretario de Estado para la Unión Europea. Tuvimos una gran y muy constructiva relación en ese
tiempo, una gran complicidad. La penúltima vez que nos vimos fue en la embajada de España en La Haya, donde apareció Frans Timmermans en bicicleta, por supuesto. Tenemos una amistad, además de un respeto político evidente.


Quería empezar preguntándole a Frans Timmermans por su cometido. Esta Vicepresidencia nueva es como el número dos de la Comisión. Me gustaría saber cuál es el cometido de esa Vicepresidencia, qué programa tiene, cuáles son los asuntos en
donde más va a hacer hincapié y qué relación tiene esa Vicepresidencia con los parlamentos nacionales. No sé si es la que se va a ocupar más de esa relación, por tanto, nos gustaría saber cuáles son los planes que tiene Frans Timmermans al
respecto.


El punto central sobre el que me gustaría preguntarle a Frans Timmermans es sobre la política de austeridad que hasta ahora ha llevado la Unión Europea, que ha predominado en los últimos años y que ha tenido resultados no especialmente
brillantes, a diferencia de otra política distinta, mucho más de intervención económica, de estimulación de la economía, como es la que ha llevado a cabo los Estados Unidos, con resultados claramente diferentes. En Estados Unidos están
prácticamente en pleno empleo, técnicamente hablando, y en la Unión Europea seguimos en torno al 10 % u 11 % de parados y con un crecimiento que no es un crecimiento que nos entusiasme.


Hay algunos elementos nuevos, como el Plan Juncker. Desde nuestro punto de vista, es un plan de inversión aunque insuficiente, pero sin ninguna duda representa un cierto giro en la política de la Unión Europea hacia la inversión, hacia el
estímulo de la economía y no solamente eso que podríamos llamar la austeridad a palo seco —no sé si tiene traducción al holandés esto de la austeridad a palo seco—, la austeridad monolítica sin ningún tipo de aditamento. El Plan Juncker sin duda ha
sido algo positivo, pero me gustaría saber si realmente la Comisión prevé que haya una influencia en un giro hacia una política más de estímulo a la economía, de inversión. Es fundamental para que de una vez por todas salgamos de esta crisis
económica, de la cual Europa aún no ha salido. Otro ejemplo reciente, de ayer mismo, de la diferente forma en que actúa la Comisión en los últimos tiempos es su reacción a la carta de Varoufakis al presidente del Eurogrupo, una carta muy positiva,
donde Grecia claramente cambia las posiciones que mantuvo en los primeros momentos de la negociación con la Unión después de las elecciones griegas. Fue vista así. El portavoz de la Comisión habló de una carta como una señal positiva; sin
embargo, otros Estados miembros de la Unión Europea, fundamentalmente Alemania, tuvieron de inmediato una reacción negativa, poco constructiva. Hubo una muy llamativa diferencia entre la reacción de la Comisión y la reacción de algunos Estados
miembros y nos gustaría saber si esto también representa una concepción estratégica nueva o al menos ligeramente cambiante respecto de la que hasta ahora ha tenido la Comisión. Asimismo, si desde su punto de vista un cambio en esa dirección,
incluso en las funciones del Banco Central Europeo, exigiría una reforma de los tratados, si la reforma de los tratados está en el orden del día o en las posibilidades de futuro dentro de esta legislatura.


Finalmente, quiero hacer referencia a dos cosas muy concretas. En primer lugar, me gustaría saber la opinión del vicepresidente de la Comisión sobre el tema de la iniciativa legislativa popular. Dicha iniciativa fue lanzada durante la
Presidencia española de la Unión. Teníamos gran ilusión en un elemento de participación que podía vehiculizar esa iniciativa legislativa popular, pero ha quedado un tanto oscurecida. No sé si tiene mucho juego, pero todas estas iniciativas pasan
por la Comisión y nos gustaría conocer su valoración al respecto. Y en segundo lugar, también nos gustaría saber cómo ve la Comisión la situación actual de algo que tiene una especie de stop and go constante, que es la llamada tasa Tobin, entre
comillas, el impuesto sobre transacciones financieras, sobre el cual hay una cooperación reforzada de once Estados miembros, entre ellos España, que no acaba de arrancar y sobre el que tiene mucho interés la Comisión. La Comisión es la que ha hecho
la propuesta técnica y la que está impulsándolo y nos gustaría conocer el estado de la cuestión sobre la tasa Tobin.


El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular tiene la palabra la señora Ripoll.



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La señora RIPOLL JUAN: Bienvenido y gracias por su comparecencia, más cuando desde el primer momento había anunciado que esa proximidad tan deseada entre la propia Comisión y los Estados miembros iba a ser una realidad. Lo estamos
comprobando y esa comprobación genera cierta confianza, porque la confianza es un concepto muy importante, al igual que la transparencia, algo que también ustedes desde la Comisión han anunciado que van a ejercer absolutamente tanto en lo personal
como en lo político. Es algo que debemos a los ciudadanos y es realmente importante. Por otra parte, es cierto que hablar el último tiene el inconveniente de que los temas clave posiblemente se hayan tocado en su mayoría, por lo que voy a intentar
no repetirme.


Es cierto —de esto sí que tengo que hablar, aunque sea repetitivo- que nos encontramos en un momento —por todos es sabido- muy complicado y difícil. Es verdad que en España el tema de la recesión ha pasado, pero también es cierto que
seguimos en una crisis, de la que estamos saliendo con el esfuerzo de todos los ciudadanos, para lo cual hemos tenido que aplicar una serie de reformas muy duras, pero mi grupo es de los que cree que las políticas de austeridad no están reñidas con
las de crecimiento, que las políticas de austeridad en situaciones francamente complicadas son absolutamente necesarias e incluso previas a las políticas de crecimiento. En el caso de España, supongo que usted tendrá las cifras recientes y, por
tanto, es un ejemplo manifiesto de ello, aunque quede mucho por hacer.


Hemos hablado también del Plan Juncker. Pensamos que es un plan fundamental para el crecimiento, el empleo y la inversión y, además, es un plan ambicioso. En los tres años que se han propuesto para el Plan Juncker y que tenemos por delante
puede resultar francamente beneficioso porque, como todos sabemos, el desempleo es una de las grandes lacras que atañen al conjunto de la Unión Europea; en España, sobre todo, el desempleo juvenil. Entendemos que es algo esencial para avanzar en
el mercado interior. Dentro del FEIE, Fondo europeo para inversiones estratégicas, también llamado Plan Juncker, creemos que hay algunos temas que para España son fundamentales y quiero recalcarlos. Aunque no los hemos nombrado, son
importantísimos porque también atañen al mercado interior de la energía. Esto en la Unión Europea ha quedado pendiente desde hace muchísimo tiempo; sobre él se ha hablado siempre mucho, pero no se ha actuado lo suficiente. La dependencia
energética que tenemos del exterior es brutal. La península ibérica, España y también Portugal, tiene unas características geopolíticas específicas que hacen esencial que una parte clave de las inversiones del Plan Juncker vayan destinadas a las
interconexiones —por cierto, hoy se inaugura la primera interconexión entre España y Francia—, porque necesitamos muchísimo más para favorecer la competencia y evitar la dependencia que tenemos del exterior.


Por otro lado, el mercado único digital también es fundamental dentro de este plan y también lo es para España. En digitalización España ha pasado de ser el decimoquinto país europeo en importancia a ser el quinto; hoy salían los datos.
Por tanto, creo que vamos en la línea adecuada, pero hace falta mucho también en el mercado único digital para que esté conectado en su totalidad dentro de la Unión Europea.


El hecho de profundizar en la unión económica, monetaria y fiscal es básico. Debemos mantener los esfuerzos por promover la estabilidad económica y atraer la inversión. En la filosofía básica en que se basa el Plan Juncker, guía de acción
y actuación de los próximos tres años, la inversión es capital; y ya no hablamos de inversión pública únicamente, sino también de inversión privada. El hecho de hablar de inversión privada es fundamental en tanto en cuanto son las pequeñas y
medianas empresas —en este país también tenemos muchas- las encargadas de generar empleo, no las administraciones. El concepto de la Administración como entidad de subvención queda diluido para que sea la iniciativa privada, gracias a ayudas y a
modificaciones legales de las que ahora hablaremos, la que realmente cree el empleo que tanta falta nos hace.


Al margen de esto, ha tocado el tema de la seguridad y del terrorismo yihadista. Como le comentaba, hemos hecho una modificación del Código Penal. Entendemos que es un problema global. Ayer mismo en Washington hubo una cumbre contra la
violencia extremista, de la que se han sacado unas conclusiones favorables con las que la Unión Europea no puede menos que estar de acuerdo, igual que España. Todo ello tiene un denominador común, que es el que usted lleva dentro de su gran
competencia, que es la legislación; en definitiva, legislar mejor, de una forma más eficiente, reducir las cargas, propiciar un entorno más favorable a la inversión, a la seguridad jurídica y a la confianza de la que hablábamos al principio. Eso
es fundamental. En cualquier caso, entiendo que esto debe hacerse siempre dentro de los tratados, porque para ello tenemos unos marcos y unas normas legales. No obstante, sé que el día 17 de marzo se va a debatir el informe «Ujazdowski» —no sé si
lo pronuncio correctamente—, que está en el plazo de enmiendas y en el que se plantea la ampliación del plazo de los informes de subsidiariedad de ocho



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semanas y que se establezcan criterios comunes para los informes de subsidiariedad. También incluye el tema de la tarjeta verde. Si pudiera ilustrarnos un poco sobre eso, nos sería también de gran ayuda.


En cualquier caso —y para acabar—, los valores que inspiraron la construcción europea deben preservarse. La legislación ya está siendo modificada; ya lo han empezado a hacer ustedes con veintitrés nuevas propuestas legislativas y hasta
ochenta actos legislativos a retirar o modificar. Por tanto, se ha empezado a hacer un trabajo muy arduo. En ocasiones cinco años pueden parecer mucho o muy poco, pero, en cualquier caso y pese a lo ambicioso de la agenda y de los respectivos
programas anuales de trabajo, el objetivo indudablemente merece la pena. En ese camino vamos a estar siempre juntos.


Muchas gracias por su comparecencia.


El señor PRESIDENTE: Acabado este turno de portavoces, para contestar a las cuestiones planteadas tiene la palabra el señor Timmermans.


El señor VICEPRESIDENTE PRIMERO DE LA COMISIÓN EUROPEA, RESPONSABLE DE RELACIONES INTERINSTITUCIONALES (Timmermans): Muchas gracias.


Se han planteado toda una serie de cuestiones, algunas muy amplias y otras más específicas. Voy a intentar responder a todas ellas, pero antes de ello quisiera mencionar una cuestión: estuve en el Parlamento francés en la reunión conjunta
de la Asamblea y el Senado el martes, y me llama la atención que las preguntas fueran en gran medida las mismas. En este sentido, no hay contradicción de hecho entre las políticas europeas y los parlamentos nacionales, porque si hablamos de
políticas europeas y parlamentos nacionales, se trata de los mismos temas. Por eso yo quiero que mi trabajo esté muy interrelacionado con los parlamentos nacionales, que yo también les pueda informar de lo que ocurre en otros parlamentos
nacionales, porque incluso debería haber más contacto entre los parlamentos nacionales del que actualmente hay. En mi opinión no hay contradicción entre dar a los parlamentos nacionales un mayor protagonismo —de hecho es algo que los parlamentos
nacionales tienen que adoptar por sí mismos- y la integración europea. Creo sinceramente —también lo creía cuando era miembro de la Convención europea, era uno de los asuntos que siempre mencionaba- que no hay contradicción entre dar a los
parlamentos nacionales un mayor protagonismo y estar a favor de la integración europea, es que es complementario. Solo se puede crear una plataforma que apoyen los ciudadanos a favor de la Unión Europea, de la integración europea, si hay una
auténtica conexión con estos ciudadanos, una conexión entre los parlamentos o a nivel europeo directamente con los ciudadanos, habida cuenta de la falta de debate público europeo. Esta conexión solo se puede realizar a través del nivel nacional;
ahí es donde los parlamentos nacionales tienen que desempeñar un papel esencial en este desarrollo democrático. Por tanto, no veo ninguna contradicción, lo que veo es que hay un refuerzo, veo que ambos niveles de gobernanza se refuerzan el uno al
otro.


¿Nos va a conducir ello a una unión política? Depende de lo que queramos decir con unión política. ¿Va a ser Europa un Estado? Pues no, nunca va a ser un Estado, pero en algunos ámbitos la integración europea va a ir mucho más allá de lo
que hemos tenido nunca, más allá de lo que podríamos haber imaginado. ¿Por qué? Porque lo necesitamos, porque los Estados nación o los Estados miembros ya no pueden resolver algunos problemas por sí mismos, luego necesitamos trabajar juntos.


Ayer se produjo aquí un acuerdo histórico entre los partidos para luchar contra el terrorismo. La forma en que España ha abordado este problema va a tener un eco a través de Europa, igual que España dio un ejemplo ante el resto del mundo
cuando se sufrieron los atentados terroristas de marzo. España no respondió acusando a un grupo concreto, acusando a una religión, sino que acusó a los terroristas; España defendió la armonía social y encontró soluciones a los problemas. Ahora,
viéndolo desde esta distancia, fue una reacción que cabe calificar de histórica por parte del pueblo español en aquel momento. Esto es exactamente lo que ocurrió ayer. En este sentido, necesitamos una coalición de personas, de pueblos, que quieran
luchar contra el terrorismo, pero que quieran también abordar las causas originales del terrorismo, las raíces. Es decir, que las personas no se sientan tentadas a lanzarse a esa ideología nihilista, una ideología de muerte; que aquellas personas
que han nacido en estas sociedades no se vuelvan contra estas sociedades. ¿Lo hemos analizado? ¿Contamos con suficientes medidas para garantizar que estas personas no se vean tentadas por el fundamentalismo o que podamos convencerlas de que no
caigan en esta tentación? Son problemas esenciales.


Si miro por toda Europa, a principios de esta semana en Francia se planteaba el mismo problema. Nuestros ciudadanos quieren que hagamos algo al respecto, las naciones de Europa deben unirse para luchar contra el terrorismo juntas. En esta
línea, hay un amplio apoyo hacia un enfoque europeo de este



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problema. No estoy diciendo que la Comisión tenga que contar con mayores poderes o que tengamos que abrir un debate sobre competencias, no. Tenemos que trabajar mejor juntos. Uno de ustedes ha planteado el tema de la confianza; hay un
problema de confianza, hay falta de confianza entre nuestros servicios de seguridad a nivel nacional. Tal vez, podríamos crear un foro de servicios que quieran cooperar, reunirse y que sepan que lo que van a compartir no se va a filtrar. De ello
podría encargarse la Comisión, lo que favorecería a la Unión Europea y así garantizar que Schengen funciona mejor de lo que lo hace hoy. Nada de abolir Schengen porque esto no va a ayudar en nada, pero tenemos que crear una mejor protección de
nuestras fronteras externas. Por ese motivo, tenemos que trabajar mejor para contar con un sistema europeo de registro de nombres de pasajeros; no porque queramos poner en peligro la privacidad de nuestros ciudadanos, no; queremos proteger su
seguridad. Agradezco al Parlamento Europeo que nos haya permitido avanzar en esta cuestión porque la alternativa hubiera sido tener veintiocho sistemas diferentes de registro de viajeros y, obviamente, eso no supone protección alguna para la
privacidad de nuestros ciudadanos.


El incremento del nacionalismo. Desde luego, es un problema al que siempre nos hemos tenido que enfrentar. Las cosas siempre están interrelacionadas, es parte, en primer lugar, de la naturaleza humana y, desde luego, de la historia
europea. Cada vez que atravesamos una temporada de problemas y dificultades nos vemos tentados por soluciones simplistas, y una de las soluciones simplistas es pensar que si solo estuviéramos con nuestra comunidad, únicamente en nuestro país, no
tendríamos ningún problema. Otra solución simplista que siempre surge y que una vez y otra causa problemas es echarle la culpa al otro y, obviamente, los primeros que cargan con esta culpa son los judíos. De hecho, ha ocurrido durante siglos en
Europa y vuelve a ocurrir una vez más. Hemos celebrado el 70.º aniversario de la liberación de Auschwitz recientemente en enero, y no hubiera pensado nunca que fuera posible volver a escuchar las mismas tonterías sobre los judíos que traicionan a
su país, pero es que lo estamos oyendo. Vuelven los antiguos discursos antisemitas y el antisionismo vuelve a resurgir. Además se le echa la culpa a los musulmanes, luego se les echará a los homosexuales, a las mujeres. Es siempre lo mismo, se
repite a lo largo de nuestra historia. Uno de los grandes éxitos de la integración europea es, sin duda, que encontremos una respuesta para no continuar por este camino.


En este sentido, Europa es extremadamente importante hoy, mañana y en los años que nos aguardan. No porque necesitemos estar haciendo contrapropaganda que, normalmente, no funciona. Lo he visto en el pasado, cuando la gente se vuelve más
crítica y lanza mayores críticas contra Europa. Conocen el fenómeno. Si hablan con alguien que no habla su mismo idioma y que no te entiende, la primera reacción es empezar a gritar. Pensamos que si gritamos nos entiende, pero así no funciona.
Ocurre lo mismo con Europa, si decimos que Europa es buena para ti y a la gente no le gusta, no va a funcionar porque digamos a gritos que es maravillosa. Así pues tenemos que demostrar con resultados a la gente que Europa funciona para ellos.


Con ello, quisiera referirme a un asunto que también se ha suscitado y que forma parte de mi competencia, además emocionalmente lo siento como cercano: las pymes. Siempre son los mayores respaldos de la integración europea, lo eran, pero
las hemos perdido. Si hablan con empresarios de pymes en toda Europa –esto forma parte de mi trabajo, hablar con ellos, de hecho esta tarde lo haré en Madrid- les dirán: sabemos que necesitamos un mercado pero hay demasiadas normas. Creo
firmemente que tenemos que demostrarles que podemos hacer las cosas de otra manera, pero es un ejercicio común. Una vez más aquí necesito su apoyo; no puedo hacerlo solo porque gran parte de la culpa que se le está echando a Europa no es culpa de
Europa sino del nivel nacional. Tenemos que ser capaces de aclarar esto y ayudarnos mutuamente, quitar cargas a las pymes. Las grandes compañías ya se arreglan por sí mismas, saben muy bien cómo organizarse en Bruselas, no tienen problemas. Pero
las pymes están necesitando desesperadamente nuestra ayuda, la suya y la nuestra. Esto, como decía, forma parte de mi respuesta a varias de las cuestiones que habían suscitado ustedes.


Estamos arriesgándonos a perder una generación, sí. No acabamos de convertir la crisis en una oportunidad para crear crecimiento, y este país es un ejemplo. Cuántas personas con enorme talento, jóvenes sumamente talentosos están fuera del
mercado laboral en España y en otros países. Cuán a menudo los españoles con talento tienen que encontrar soluciones en otro país con un trabajo de menor cualificación del que merecerían, lo que es una pérdida de tiempo. Por tanto, necesitamos de
forma urgente un programa para recuperar la inversión, y no solo una complejidad económica. Es algo moral. Si no les damos una respuesta a estos jóvenes, la única solución atractiva va a ser la radicalización, ya sea izquierda, derecha, religiosa
o laica. Tenemos que evitar que nuestras generaciones más jóvenes se vean



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tentadas por seguir este camino, y lo que podemos hacer es ofrecerles perspectivas, esperanzas, oportunidades para hacer lo que mejor sepan hacer; es decir, poner su talento al mejor uso posible. Cuando veo a España me sorprende
enormemente el nivel de crisis que están soportando los jóvenes, que cada vez se están irritando más. Tenemos que ser capaces de darles una mayor esperanza, y parte del Plan Juncker es parte de esta estrategia, y yo tengo plena confianza.


Tenemos que pasar una página. No podemos seguir examinando únicamente la consolidación fiscal. Bueno, todas las palabras tienen un significado político, así que también austeridad; yo hablo de disciplina fiscal —ya ven cuál es mi
trasfondo nacional, pero estamos hablando de lo mismo, ¿no? Necesitamos un trípode con mayor inversión, y esto nos lo puede ofrecer el Plan Juncker, mayor inversión privada, y necesitamos reformas —España ha hecho muchas reformas y hay otros
Estados miembros que tienen que empezar- y también necesitamos cierto nivel de disciplina fiscal que resulte sostenible. No podemos decir que la inversión es una alternativa a la disciplina fiscal, porque no lo es, ya que si no tenemos disciplina
fiscal no vamos a realizar las reformas y los inversores privados no van a querer invertir en un país en el que la situación es tal que les hace no creer que las reformas vayan a funcionar. Así que necesitamos estos tres elementos, pero con un
mejor equilibrio del que se ha alcanzado en tiempos pasados.


Mayor inversión. Hay suficiente dinero en el mercado, pero no hay confianza. Con el Plan Juncker podemos generar un poco más de confianza y, si lo logramos, el dinero privado encontrará su camino hasta los grandes proyectos de
infraestructuras en muchos ámbitos, y en ese sentido, con mayor relevancia en la unión energética, a la que se ha hecho referencia. No sabía que España y Francia no estuvieran totalmente interconectadas, y eso me sorprende. Espero que este plan de
inversión contribuya a solucionar este problema. El mercado digital único es de extrema relevancia y que las pymes puedan arriesgarse un poco más y comenzar a invertir de nuevo, porque más del 80 % del empleo en Europa está en las pymes. Si les
quitamos un poco de carga a estos jóvenes empresarios, a estos emprendedores, y pueden hacer lo que realmente quieren, que es ser emprendedores, ser empresarios, pueden crecer y contratar a dos o tres personas más, y así estaríamos hablando de
cientos de miles de trabajos en la totalidad de Europa, si lo hacemos bien. Así que, como dirían los americanos, es algo que tenemos que hacer. Es difícil, y no lo hemos hecho lo suficiente en los últimos años. Así que, una vez más permítanme
decirles que necesitamos más inversión.


La Comisión Europea y su presidente están totalmente comprometidos con este objetivo. Queremos hacer todo lo posible para que el Plan Juncker sea un éxito. Personalmente, creo que puede ser un éxito, lo creo firmemente y creo además que es
necesario hacerlo porque si no, la gente no va a ver por qué tenemos que tener disciplina fiscal, no van a entender los motivos de las reformas. Solo podemos contar con el respaldo de la población para estas medidas si cuentan ellos también con un
horizonte de crecimiento económico.


Entiendo plenamente que haya muchas preguntas sobre Grecia y sobre la Troika. La posición de la Comisión es la siguiente: tal y como ha dicho Juncker ayer acogimos con satisfacción la carta del Gobierno griego en tanto que es una apertura
hacia un buen debate en el Eurogrupo, que esperamos que a su vez conduzca a una solución de consenso en el Eurogrupo en un estadio posterior. Algunos han mencionado la diferencia entre lo que dijo la Comisión y lo que dijo el ministro de Finanzas
alemán. Una vez más, cuando unos vemos un vaso hay quien lo ve medio lleno y hay quien lo ve medio vacío. Es que ahí está la perspectiva y, una vez más, la confianza juega un papel esencial aquí. La reacción alemana tal vez estuvo inspirada no
por lo que había en la carta, sino por lo que no estaba. Quieren garantías sobre lo que no aparece en la carta —y lo entiendo teniendo en cuenta lo que ha ocurrido en las dos últimas semanas—, pero también espero que en el espíritu de querer
solventar este problema el Eurogrupo pueda finalmente llegar a un consenso al final del día de hoy. De hecho, esto es lo que quisiera la Comisión pero es algo que tiene que decidir el Eurogrupo, no la Comisión. Nuestro papel es ser un actor y un
colaborador sincero en este proceso. El presidente Juncker ha intentado actuar así.


Una vez más, uno de los problemas que tiene que ver con muchas de las cuestiones que se han suscitado a nivel europeo y a nivel nacional es la cultura política que hemos desarrollado. Cuando las cosas están funcionando es gracias a
nosotros, es decir, los parlamentos nacionales, los políticos nacionales, los Gobiernos nacionales. Pero, si no funcionan, la culpa la tiene Bruselas. No es así. Esto forma parte de la cultura política de todos y cada uno de los Estados miembros.
Cuando hablamos de nuestros intereses hablamos de los intereses nacionales, de los Gobiernos nacionales, de los parlamentos nacionales. Me hubiera impresionado más el señor Tsipras si hubiera afirmado ante sus compatriotas



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quiero esto, quiero lo otro; fenomenal. Pero dice: si tenemos mayor apoyo entonces es que estamos pidiendo más solidaridad. A veces, a países como Lituania o Eslovaquia, donde el salario mínimo es menor que el nuestro y su GDP es menor,
les estamos pidiendo que sean más solidarios con nosotros. Le pedimos a España también, que está pasando por una crisis terrible, que sea más solidaria con nosotros. Pero, ¿dónde estaríamos si España hubiera pedido lo que nosotros pedimos ahora?
La situación es muy compleja. Qué sucedería si las personas con grandes responsabilidades, como ustedes, se vieran tentadas a hacer lo que siempre refutamos cuando lo hacen los extremos, es decir, ver una situación muy complicada y salir con una
solución extremadamente simple. Siempre digo en los debates públicos que una situación complicada casi de forma automática requiere una solución complicada, con muchos elementos de solución. Tengamos cuidado con los que dan soluciones simples.
Atención con los que dan soluciones demasiado simplistas.


España, de hecho, ha demostrado cómo se puede pasar por una situación económica extremadamente difícil, asumiendo sus responsabilidades por lo que ha ocurrido. Y lo digo desde fuera. ¿Qué hizo España mal en aquellos años? Quizá no tanto,
si vemos el déficit presupuestario, la deuda nacional, la forma en la que los fondos estructurales se emplearon… Tal vez, no se le pueda reprochar tanto a España, pero sí que había una burbuja inmobiliaria que acabó dando lugar a un problema enorme
para la economía española. No se trata de echar la culpa a unos u otros, es que no hay nadie a quien echarle la culpa si vemos lo que ha ocurrido. Hay un problema y tenemos una responsabilidad colectiva, problema que no se va a solucionar solo con
austeridad; también está la alternativa de la inversión porque la austeridad y las reformas son necesarias para contar con una economía saneada de cara al futuro.


La lucha contra el terrorismo. Su país es un ejemplo maravilloso de que no puede haber seguridad sin libertad, y viceversa. Si para crear la seguridad retiramos algunos de los elementos que quieren nuestros ciudadanos, como la libertad
personal, es que no, porque eso es lo que quieren: quieren acabar con nuestra democracia, nos odian por lo que tenemos, por los valores de los que disfrutamos. Si comprometemos estos valores para luchar contra ellos, los que ganan son ellos y no
podemos hacer esto. Tenemos que garantizar que lo hacemos está dentro del Estado de derecho. Por otra parte, si no ofrecemos seguridad a nuestros ciudadanos también ganan, porque en tal caso los ciudadanos van a decir que solo quieren soluciones
radicales y van a decir por qué habláis del Estado de derecho si yo no tengo seguridad cuando voy en el autobús, cuando voy al colegio o cuando voy al supermercado. Esto es, si no les damos seguridad también hay problema. Este es el desafío mayor
al que se enfrentan nuestras sociedades hoy en día; nuestras sociedades demandan seguridad, todos queremos seguridad, ninguno de nosotros quiere sentirse inseguro cuando circula por la calle o cuando vamos en transporte público. Es algo que
necesitamos abordar. La Comisión intentará hacerlo de forma en la que también respetemos el Estado de derecho y protejamos y respetemos las libertades personales sin socavar los derechos individuales de nuestros ciudadanos. Creo que es posible
hacerlo así.


Había una cuestión concreta sobre la pena capital, no sé si lo he entendido bien. No hay contradicción entre la cadena perpetua y la Convención Europea de Derechos Humanos; nunca he visto contradicción entre estos dos temas. Hay varios
Estados miembros en el Consejo de Europa y también en la Unión Europea en los que hay cadena perpetua como tal, por lo que no veo contradicción. He hablado ya del nacionalismo. ¿Deberíamos ser más activos en tanto que miembros de la Comisión en
los Estados miembros? Sí, tendríamos que estar mucho más presentes. Si hay una tarjeta amarilla en un parlamento nacional, yo les digo a mis colegas: vayan a explicar por qué estamos de acuerdo o no estamos de acuerdo con ello. ¡Tómense la
molestia de ir a explicarlo! Hay una serie de parlamentos nacionales que han suscitado tarjetas amarillas sobre el fiscal europeo en la anterior Comisión. Sea cual sea el trasfondo, la Comisión no fue a estos parlamentos nacionales, pero es que así
no es como se construye una relación. Si yo creo firmemente en la necesidad de que haya un fiscal europeo —y lo creo- y que hay que luchar que contra la corrupción de los fondos europeos, si no están ustedes de acuerdo yo tengo que venir aquí y
explicarles por qué yo sí estoy de acuerdo. No sé si llegaremos a un acuerdo, pero por lo menos nos hemos explicado con seriedad nuestras respectivas posturas. Es, desde luego, lo menos que cabe esperar de la Comisión.


Por lo que respecta a las víctimas de la dictadura, es un debate de naturaleza marcadamente española y no sé si puedo darles una respuesta informada porque no es algo que la Comisión Europea tenga que examinar. Sé lo difícil y lo complejo
que es este debate. Yo tenía quince años —quince- cuando viene a España por primera vez. Franco acababa de fallecer, el país estaba en un proceso enorme de transformación, yo quería contribuir. El recuerdo que yo tengo es sobre cómo España estaba
trabajando:



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yo venía de Países Bajos, y me sorprendió extraordinariamente la pobreza de la gente, cómo vivía la gente. También me sorprendió enormemente en aquel momento que había muchísima violencia en las relaciones familiares, en el seno de las
familias en aquella época. Y si veo España ahora, me resulta imposible seguir esta transformación por la rapidez con la que se ha producido y por su profundidad. Así que, cuando alguien desafía la posibilidad de que los países puedan cambiar,
puedan dejar una historia dolorosa atrás, sé que es un debate de marcada naturaleza política y sé que la sociedad genera debates polémicos. Yo lo que quiero compartir con ustedes, es mi experiencia personal en el sentido de que España es un ejemplo
increíble de cómo los países pueden instaurar la democracia, pasar totalmente una página y darle una vida muchísimo mejor que la pasada a sus ciudadanos. Y no solo en términos políticos, sino también más allá, y admiro profundamente a España por
ello.


En cuanto a Venezuela, esta es una situación extremadamente complicada. Es una sociedad profundamente dividida. La economía se encuentra en un estado espantoso, y el último golpe ha sido el precio bajo de la energía en el mercado mundial.
Estamos hablando de un país que podía haber sido inmensamente rico, podía haber sido un país líder en Latinoamérica en muchísimos ámbitos, pero nos encontramos ante un país que está profundamente dividido entre posiciones absolutamente contrarias.
La Unión Europea está obligada a establecer un diálogo en la medida de nuestras posibilidades y allá donde podamos a fin de facilitar el diálogo entre los diferentes grupos en Venezuela, que en estos momentos se encuentran en puntos absolutamente
distantes.


¿Cómo considero yo mi tarea, mi papel? He intentando explicárselo un poco: tengo un puesto con un título muy largo, responsable de relaciones interinstitucionales, es decir, relaciones con los Parlamentos nacionales, desde luego. Uno de
los aspectos en los que trabajo es que no creo que yo tenga que hacer todo con los parlamentos nacionales, sino garantizar que los comisarios, en sus ámbitos de competencia, tengan una relación de trabajo con los Parlamentos nacionales. Es decir,
que si hay un tema relacionado con la agricultura, pues que Phil Hogan venga aquí a comentarlo; que si hay un tema relacionado con política regional, que venga Cretu, que de hecho va a venir en breve. Eso también forma parte de mi tarea. Cuando
se me abordó con el tema de si quería ser primer vicepresidente, me pregunté ¿qué es eso? Hay muchos vicepresidentes, es un asunto protocolario. ¿Hay sustancia, hay algo sustantivo? Pero Jean-Claude me dijo, sí, porque hay que ver cómo trabaja la
Comisión con la estructura de trabajo de la Comisión. —Por cierto, muchas gracias por su libro, estos temas se tratan en él—. Hay dos soluciones: o reducimos el número de comisarios —no lo quieren los Estados miembros porque algunos de ellos
tienen gran apego a la idea de tener su propio comisario—, o reestructuramos la forma en la que trabaja la Comisión. Y esto es exactamente lo que quiere hacer Jean-Claude Juncker y lo que está haciendo. El sistema de trabajar con vicepresidentes
me resulta interesante porque crea un mayor debate político antes de que una cuestión llegue al nivel de la Comisión. Por ejemplo, el asunto de la unión energética. Se preparó este tema con toda una serie de comisarios y luego la vicepresidenta, y
cuando llegó al nivel de la Comisión ya se había producido previamente un amplio debate al respecto. Esto es, podemos contar con un gran debate en el nivel de la Comisión sobre una cuestión, y esto resulta interesante también para la mayoría de los
partidos políticos y de los parlamentos nacionales, que creen que es una prioridad. Me gusta esta forma de trabajar de la Comisión. Llevamos solo tres meses, pero creo que es una forma mucho más eficiente que la anterior. La anterior consistía en
que un comisario individual trabajaba en un tema, y solo necesitaba la aprobación del presidente de la Comisión. Yo soy un europeo ortodoxo en la medida en que creo en un sistema colegiado de decisión, y no presidencial, y la Comisión debido a su
ampliación, a la forma en que hemos trabajado en los últimos diez años, tenía un sistema más presidencial, pero ahora con esta organización podemos volver al sistema colegiado, al sistema de adopción de decisiones colegiada, y espero que de hecho
podamos hacerlo.


Por lo que respecta a la unión económica y monetaria y a las políticas fiscales se está trabajando en ello. ¿Hay que cambiar los tratados? No creo que haya que hacerlo en esta fase. Estamos saliendo de una crisis y tendríamos que
dedicarnos a crear trabajo, y no a entrar en un debate de cinco años sobre un nuevo tratado europeo, porque creo que además al final de esos cinco años no conseguiríamos que veintiocho Estados miembros lo adoptaran y ratificaran. Obviamente llegará
el momento en el futuro en que tengamos que reconsiderar los tratados, pero no creo que en un futuro inmediato. Ahora nos tenemos que centrar en arreglar aquello que haya que arreglar en el tratado actual. De hecho permítanme que les diga que
muchas de las posibilidades de los tratados todavía no se han aplicado en este contexto, y por tanto pienso que deberíamos dar mayor solidez a lo que se ha hecho por parte del Consejo Europeo, con la Comisión y con el Parlamento Europeo, en los
últimos cinco años, es decir, consolidar esta labor por lo



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que respecta a la unión económica y monetaria, y dar un paso adelante en la lucha contra el dumping social, que desde luego se ha convertido en un problema muy grave dentro de la Unión Europea.


Tenemos en marcha investigaciones sobre los luxembourg leaks, sobre las filtraciones, al igual que Irlanda o Bélgica. Esta competición fiscal ha hecho que las grandes corporaciones tengan mayor libertad para pagar muy poquitos impuestos o
ninguno, y desde luego eso no es lo que se pretendía. Creo que la Comisión va a tomar esto como punto de partida, y obviamente si las grandes corporaciones tienen beneficios deberán pagar impuestos. Es un punto de partida lógico en política
fiscal: el que gana tiene que pagar impuestos. Creo que todos estaríamos de acuerdo, y sin lugar a dudas cabe aplicarlo a las grandes empresas. Este es el punto de partida de la Comisión, y desde luego queremos contar con mayor transparencia
sobre las normas impositivas, queremos que los Estados intercambien información en este sentido. Tal vez se podría contemplar un sistema en el que las grandes corporaciones, las grandes empresas tengan que declarar sus normas impositivas en sus
balances anuales. Transparencia. Si dependemos de los clientes —Google o quien sea- y hay transparencia, una transparencia en los impuestos, en las normas impositivas aplicables, los clientes también lo van a tener en cuenta. Las empresas hablan
mucho de gobernanza corporativa; entonces que lo hagan también con el dinero, que apliquen mayor transparencia; desde luego aquí hay margen de mejora.


He hablado ya de impuestos y no sé si me queda algo. Sí, la tarjeta verde, y la ampliación del plazo de los informes de ocho a doce semanas. Estoy a disposición de los parlamentos nacionales para debatir este tema; siempre y cuando nos
mantengamos dentro del ámbito de los tratados estoy dispuesto a encontrar soluciones políticas. Pero no puedo evitar ponerles un ejemplo: el derecho exclusivo de la iniciativa de la Comisión. Es imposible, crearía problemas con los parlamentos,
crearía problemas con la Comisión, y un desequilibrio institucional, porque dependerá de qué quiere decir cada parlamento nacional al hablar de tarjeta verde. Si una tarjeta verde es algo que la Comisión o un número de parlamentos nacionales creen
que debería ser una iniciativa en uno u otro ámbito, sería una señal política algo diferente, así que tenemos que debatir esto en mayor profundidad, y si los parlamentos nacionales pudieran crear un grupo de trabajo al respecto desde luego yo
colaboraría con suma voluntad.


Todos estamos de acuerdo en que tenemos que actuar a lo grande con los temas grandes, y a menor escala con los menores. Obviamente se ha hablado de inversiones, de crecimiento, de empleo, de concluir el mercado interno, de un mercado
digital único, de la unión energética, de que hay que trabajar sobre las migraciones —aunque de este tema hemos hablado hoy poco—, de crear mayor seguridad en los Estados miembros; estos serían los grandes temas, y creo que la Comisión presentará
una serie de planes en estos ámbitos. Pero en otros temas hay que ser más modestos, porque no tenemos recursos, no tenemos tiempo, y porque las sociedades no tienen mayor interés en otros temas, y por eso se han retirado. Necesitamos desde luego
un cambio de cultura en las instituciones europeas. Es lógico que se creen leyes, pero hay otra forma de resultar útiles para nuestros ciudadanos. Estamos revisando legislación previa para intentar eliminar trabas y cargas a los empresarios, y
esto también es útil para los ciudadanos; pero trabajar sobre nuevas directivas y nuevos reglamentos no siempre es la solución ideal para los problemas; esto es algo que nosotros como institución tenemos que aprender, y hasta cierto punto también
el Parlamento Europeo; hay que trabajar en este sentido de forma conjunta.


Señor presidente, he intentado responder a todas las preguntas; espero haberlo logrado.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor vicepresidente, no solo por su comparecencia, sino porque creo que esta mañana no se ha quedado ninguna cuestión sin responder.


Señorías, sabiendo que la agenda del vicepresidente es ajustada, y agradeciéndole nuevamente su comparecencia en esta Comisión, se levanta la sesión.


Era la una y cincuenta y cinco minutos de la tarde.