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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 872, de 23/07/2015
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


COMISIONES


Año 2015 X LEGISLATURA Núm. 872

ECONOMÍA Y COMPETITIVIDAD

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. OVIDIO SÁNCHEZ DÍAZ

Sesión núm. 88 (extraordinaria)

celebrada el jueves,

23 de julio de 2015



ORDEN DEL DÍA:


Comparecencia del señor ministro de Economía y Competitividad (De Guindos Jurado), para informar de la situación económica en España. A petición propia. (Número de expediente 214/000130) ... (Página2)



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Se abre la sesión a las once y treinta minutos de la mañana.


El señor PRESIDENTE: Se abre la sesión.


Bienvenidos a esta comparecencia, a petición propia, del ministro de Economía y Competitividad para informar de la situación económica en España.


Señor ministro, tiene usted la palabra.


El señor MINISTRO DE ECONOMÍA Y COMPETITIVIDAD (De Guindos Jurado): Señor presidente, señorías, comparezco en esta Comisión, a petición propia, por decimoquinta vez para informarles sobre la situación de la economía española, así como de
los últimos acuerdos alcanzados en torno al tercer rescate de Grecia. La primera vez que acudí a esta Comisión fue en febrero del año 2012 y permítanme recordarles cuál era entonces nuestra coyuntura. España estaba sumida en una fuerte recesión,
destruía empleo de forma intensa y la sombra del colapso económico en nuestro país se hacía cada vez más grande. A pesar de aquellas circunstancias, les anuncié que el principal objetivo del departamento sería el crecimiento económico y la creación
de empleo. Asimismo, les dije que para alcanzarlo implementaríamos un plan completo de ambiciosas reformas estructurales. Así lo hicimos y gracias a ello tres años y medio después España crece a un ritmo que ronda el 4 % anualizado en el primer
semestre de este año y lo hace además acompañado de una intensa creación de empleo. Los datos de la EPA que hemos conocido hoy muestran que en el último trimestre se han creado casi 412.000 puestos de trabajo, el mayor incremento trimestral desde
el año 2005. Creo que no se puede negar que estamos ante un cambio de rumbo fundamental, un cambio que hemos realizado en un periodo de tiempo muy corto gracias al trabajo y al esfuerzo de la sociedad española.


Señorías, durante mi intervención comenzaré exponiendo la situación de la economía española, aludiendo brevemente al contexto internacional en el que se enmarca. Después me detendré en las previsiones de crecimiento y empleo para este año
próximo. Por último, les informaré sobre los últimos acontecimientos relativos a la crisis de Grecia. Como saben, se está negociando ya un tercer programa de rescate y el Gobierno ha querido que sea el Congreso quien dé su aprobación, tal y como
ya anunció el presidente del Gobierno la pasada semana. Espero que podamos celebrar este Pleno a mediados del mes de agosto, antes de que los ministros de finanzas de la zona euro adoptemos una decisión formal al respecto.


Sin más demora, paso ya a referirme al contexto internacional. La economía mundial prosigue su senda de recuperación, aunque a un ritmo muy moderado. El Fondo Monetario Internacional, en sus recientes previsiones de julio, rebajó el
crecimiento de la economía mundial para 2015 hasta el 3,3 %, dos décimas menos de lo que estimaba en abril. Además, y como se viene constatando en los últimos meses, este crecimiento presenta diferencias significativas entre países y regiones. Por
un lado, en Estados Unidos la actividad sigue siendo dinámica, aunque menos intensa de lo esperado. De hecho, el Fondo Monetario Internacional ha rebajado recientemente en más de medio punto sus previsiones para este 2015. En cuanto a las
economías emergentes, aunque la situación es heterogénea, se constata una ralentización importante en Latinoamérica y en las economías asiáticas y, concretamente, en el mercado chino destaca una reciente volatilidad muy intensa en los mercados
bursátiles. En lo que se refiere a la zona euro, la mejoría que se observa desde finales del año pasado ha continuado afianzándose. Así lo reflejan ya un buen número de indicadores de actividad y de confianza como el de la OCDE o el de sentimiento
económico de la Comisión y, lo que es más importante, muestran que este comportamiento va a continuar en el futuro. De hecho, la crisis griega, que constituye el principal foco de preocupación, no parece tener por el momento un impacto
significativo ni en la actividad ni en la confianza de la zona euro. En consecuencia, los principales organismos internacionales han elevado las previsiones de crecimiento de la zona euro. En el caso de la Comisión Europea lo sitúa en el 1,5 %
para este ejercicio y en el 2 % para el próximo año. Sin duda, detrás de este mejor comportamiento se encuentran diferentes factores, como la puesta en marcha en marzo del programa de expansión cuantitativa del Banco Central Europeo, la
depreciación del euro y la favorable evolución del precio del petróleo o el tono más neutral de la política fiscal. La mejora de la situación económica se ha traducido en un aumento moderado de las expectativas de inflación, aunque todavía siguen
algo alejadas de su nivel objetivo del 2 %.


Señorías, paso ahora a referirme a la situación de la economía española. Como les decía al inicio de mi intervención, el impulso y vigor de nuestra recuperación se intensifica. El PIB encadena ocho trimestres consecutivos en positivo y a
un ritmo cada vez mayor. Tras el crecimiento del 0,9 % registrado en el primer



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trimestre, los indicadores conocidos hasta la fecha apuntan a que el avance en el segundo trimestre puede ser aun mayor. De hecho, el Banco de España ya ha adelantado un crecimiento trimestral del 1 %. Los indicadores de confianza, como el
del sentimiento económico de la Comisión Europea o el de los consumidores del CIS, se sitúan en niveles máximos previos a la crisis. A ello se une la mejora de los indicadores de actividad económica, como PMI, ventas en grandes empresas, ventas
minoristas, producción industrial o venta de automóviles. Este cambio explica las revisiones al alza que vienen realizando de forma continua los principales organismos internacionales, el último el Fondo Monetario Internacional, que la ha elevando
en seis décimas, hasta el 3,1 % para este 2015. Se trata, además, de la mayor corrección realizada entre los países para los que se publican datos. Señorías, esta significativa mejora ha llevado al Gobierno a revisar también recientemente sus
previsiones de crecimiento contenidas en el cuadro macroeconómico para el año 2015 y 2016, hasta el 3,3 % y el 3 %, respectivamente. Se trata de una subida de cuatro décimas para este año y de una décima para el año que viene, respecto a las
anteriores previsiones recogidas en el programa de estabilidad. Con ello se amplía el crecimiento diferencial de España respecto a la zona euro, que esperemos que se triplique en este año y se mantenga durante el año próximo.


Dentro de esta recuperación se encuentran tres factores fundamentales. En primer lugar, el importante desapalancamiento realizado por el sector privado. Empresas y hogares han conseguido reducir sus niveles de deuda en más de 430.000
millones de euros desde su máximo, convergiendo hacia la media de la zona euro. En segundo lugar, este desendeudamiento coincide, además, con el restablecimiento de los flujos de crédito nuevo hacia empresas y familias, que llevan más de un año en
crecimiento positivo. Por último, la significativa caída de los costes de financiación en más de un 30 % para empresas y hogares desde el año 2012, reduciendo claramente nuestro diferencial con Europa. Señorías, estamos, además, ante un
crecimiento basado en un patrón más equilibrado, un patrón que viene impulsado por la mejora de la demanda interna y por la evolución del sector exterior. Detrás del dinamismo de la demanda interna se encuentra la recuperación de una serie de
factores, como el mejor comportamiento del mercado de trabajo, la reforma fiscal y la recuperación del sector de la construcción, entre otros. Por su parte, el sector exterior prosigue con su buena evolución. Las exportaciones crecen por encima
del 5,5 % interanual, en línea con nuestras previsiones. Sin duda, este dinamismo de las exportaciones ha sido favorecido por las ganancias de competitividad que hemos acumulado en los últimos años. En consecuencia, tanto este año 2015, como el
próximo 2016, esperamos un superávit por cuenta corriente superior al 1 % y una capacidad de financiación en el entorno del 1,5 %. Estas cifras suponen un hito para nuestro país, ya que conforman cuatro años consecutivos de superávit de la cuenta
corriente y cinco años con capacidad de financiación con respecto al resto del mundo; algo sin precedentes en la historia económica de España. Además, me gustaría destacar que esta evolución se produce sin presiones inflacionistas. Nuestra
previsión es que la inflación se mantenga en terreno ligeramente positivo de aquí a final de año. Se confirma así que no hay riesgo de deflación y que el mismo nunca existió en España, como ya indiqué en numerosas ocasiones.


Pero lo fundamental del patrón de crecimiento de la economía española es que viene acompañado de un fuerte ritmo de creación de empleo; así lo han confirmado los buenos datos de la EPA correspondientes al segundo trimestre que han sido
publicados hoy y que muestran que la recuperación de nuestro mercado laboral se fortalece. La EPA del segundo trimestre confirma que se han creado en el último año más de 510.000 empleos, el mayor aumento anual de la ocupación en un segundo
trimestre desde el año 2007. En términos intertrimestrales se han creado casi 412.000 empleos, que, como ya he mencionado, es el mayor incremento desde hace una década en cualquier trimestre de la serie. Además, el empleo que se crea es
fundamentalmente en el sector privado, destacando el fuerte crecimiento en el sector servicios y en la industria; en este último año, se han creado en la industria más de 150.000 empleos. También el paro ha protagonizado una fuerte caída este
trimestre en casi 300.000 personas, en una tendencia que venía observándose ya que en los últimos doce meses el paro ha disminuido en 475.000 personas. De esta manera, el número de parados ya es inferior al cuarto trimestre del año 2011, y también
la tasa de paro, del 22,37 %, es inferior a la del inicio de la legislatura; asimismo, es destacable el importante aumento de la actividad en este trimestre en 116.000 personas. Además, los hogares con todos sus miembros en paro han descendido en
el último año en 176.000 y, asimismo, los hogares con todos sus miembros ocupados han aumentado en 386.000. Señorías, esta situación contrasta fuertemente con la que nos encontramos al inicio de la legislatura. Al principio de la legislatura, se
destruían 700.000 puestos de trabajo en términos anuales; sin embargo, desde 2014 tenemos creación neta de empleo y este año habremos creado 600.000



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empleos nuevos. Con los datos conocidos hoy, tenemos ya menos parados que cuando llegamos al Gobierno y les puedo asegurar que también acabaremos con más ocupados que al inicio de la legislatura.


En definitiva, señorías, hoy tenemos una situación totalmente diferente a la que nos encontramos. España sufría hace tres años una crisis mucho más intensa que la de nuestros socios, teníamos una caída del PIB y destruíamos mucho más empleo
que el resto de la zona euro. Hoy, tenemos un crecimiento diferencial respecto de los principales países de la eurozona y nuestro mercado de trabajo se recupera y, lo que es mucho más importante, hemos sentado las bases de un crecimiento sostenible
y equilibrado para que este buen comportamiento se prolongue durante los próximos años. Sin embargo, este camino no es irreversible; si no continuamos con la senda de la corrección de los desequilibrios, podemos volver a la casilla de salida. La
situación que nos encontramos en el año 2011 puede volver a repetirse y todos los esfuerzos y sacrificios de la sociedad española habrán sido en vano. Por eso, hoy más que nunca, es necesario mantener el rumbo y continuar reduciendo los
desequilibrios y reforzando nuestra economía. Hemos realizado una importante labor en términos de las variables económicas flujo, pero seguimos teniendo significativos retos a los que hacer frente. Necesitamos reducir la ratio deuda pública/PIB, y
para ello es fundamental proseguir con la paulatina consolidación fiscal. Prevemos una estabilización de la ratio en el año 2015 por debajo del cien por cien del PIB y a partir de 2016 comenzará su reducción. El sector privado ha de seguir con su
proceso de desendeudamiento, que todavía sigue en niveles elevados. Tenemos que mantener el saldo positivo del sector exterior y nuestras ganancias de competitividad. Hemos logrado corregir uno de nuestros principales desequilibrios y debemos
profundizar en este camino; eso es lo que nos va a permitir seguir avanzando en la reducción del endeudamiento exterior y mejorar nuestra posición inversora neta. Debemos seguir reduciendo la elevada tasa de paro, con especial atención a los
colectivos más afectados: jóvenes y parados de larga duración. Hemos de continuar reforzando la solvencia del sector financiero, culminando los procesos aún abiertos y mejorando la solidez de las entidades en línea con las medidas ya emprendidas.
Junto a ello, debemos profundizar en la reforma de los mercados de bienes y servicios y contribuir a su dinamización y apertura; en definitiva, seguir tomando medidas para aumentar la productividad, flexibilidad y resistencia de nuestra economía.
Señorías, no existen vías intermedias, los desequilibrios persisten, nos hacen vulnerables y pueden volver a generar efectos depresivos sobre la actividad, tal y como ya ocurrió por desgracia en el pasado. Es fundamental, por tanto, mantener el
impulso reformista.


Paso ya a referirme a las negociaciones europeas en torno a la crisis griega y al tercer programa de rescate. No lo haré extensamente, ya que, como saben, a mediados de agosto tendremos la oportunidad de debatir, fijar las diferentes
posiciones y aprobar la postura española respecto al tercer programa de ayuda a Grecia. Abordaré mi exposición desde tres ámbitos: en primer lugar, realizaré una breve descripción de los hechos; en segundo lugar, resumiré lo que ha sido la
postura española; y, en tercer lugar, les detallaré la solidaridad que España ha tenido con Grecia y nuestra exposición global al país heleno.


Como saben, el pasado 20 febrero se llegó a un acuerdo con Grecia, ya bajo el nuevo Gobierno griego del presidente Tsipras. Dicho acuerdo consistía en una segunda extensión de cuatro meses de duración del segundo programa de rescate heleno.
El objetivo principal era completar con éxito la quinta revisión del segundo programa y poner las bases para iniciar la negociación de un tercer programa de rescate. Durante los meses posteriores, la confianza entre Grecia, por un lado, y los
países de la zona euro y las instituciones, por el otro, se fue deteriorando como consecuencia de las complicadas negociaciones. Estas se suspendieron definitivamente cuando en la noche del 26 de junio el Gobierno griego de forma unilateral e
inesperada convocó un referéndum para el 5 de julio con el fin de someter a votación la propuesta realizada por las instituciones, propuesta que les recuerdo que todavía se estaba negociando. En consecuencia, el segundo programa expiró el 30 de
junio sin haber concluido. Además, ese mismo día el Gobierno heleno no pudo hacer frente a los vencimientos de más de 1.500 millones de euros al Fondo Monetario Internacional y entró de inmediato en mora con este organismo. Asimismo, el Banco
Central Europeo, ante la ausencia de un acuerdo, decidió no elevar el techo de las líneas de liquidez de emergencia a los bancos helenos, las conocidas como ELA. Ante esta situación, el Gobierno griego se vio obligado a decretar el cierre de bancos
e imponer un corralito principalmente por la creciente salida de depósitos del país y por la ausencia del paraguas protector que suponía el programa de asistencia.


El escenario posterior que esta situación provocó lo conocen sus señorías perfectamente: la población griega votó no al referéndum y el Gobierno heleno solicitó una nueva ayuda, la tercera, al mecanismo europeo de estabilidad. Para
entonces la confianza de las instituciones europeas y de sus socios del euro



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estaba severamente dañada. En este contexto, la Cumbre del Euro del 12 de julio fue decisiva y supuso un primer paso hacia el restablecimiento de la confianza. En ella, los jefes de Estado y de Gobierno de la eurozona acordaron las
condiciones generales para un tercer programa que mantiene a Grecia dentro del euro. Este contempla inicialmente una ayuda financiera de entre 82.000 y 86.000 millones de euros, de los cuales hasta 25.000 millones podrían destinarse al sector
bancario; además, incluirá una estricta condicionalidad, que todavía tiene que concretarse.


En el marco de este acuerdo se prevé la creación de un fondo griego independiente dotado con activos helenos, su gestión deberá generar 50.000 millones de euros en los próximos tres años con los que contribuir al programa de ajuste
macroeconómico. También se acordó conceder un préstamo de urgencia, conocido como préstamo puente, por valor de 7.000 millones de euros; este se ha realizado a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad Financiera, dotado con presupuesto
comunitario, si bien se han establecido garantías para los países de fuera de la zona euro, como conocen perfectamente su señorías. Esta financiación ha permitido a Grecia liquidar sus pagos atrasados con el Fondo Monetario Internacional y el Banco
de Grecia y satisfacer sus obligaciones de deuda con el Banco Central Europeo. Este último abono era especialmente importante ya que, de no haberse producido, hubiera supuesto la entrada inmediata de Grecia en bancarrota. Asimismo, dada la
necesidad de restablecer la relación de confianza entre Grecia y las instituciones, el Gobierno heleno se comprometió a poner en marcha sin demora un conjunto de medidas como fase previa a la aprobación de esta nueva ayuda. Dichas medidas, que
fueron acordadas con las instituciones y aprobadas por el Parlamento heleno los pasados días 15 y 22, ayer mismo, de julio, formarán parte también de este tercer programa.


Por último, la pasada semana los ministros de Economía de la zona euro dimos el mandato a la Comisión Europea para que iniciara las negociaciones de este nuevo programa de ayuda a Grecia. Las instituciones están negociando ya y esperamos
que todo el paquete completo del programa, tanto el memorando de entendimiento como la asistencia financiera, pueda estar listo en torno a la segunda semana de agosto. Entonces el Eurogrupo procederá a su evaluación. A partir de ahí, se
establecerá un periodo de tiempo en el que los Estados que lo precisen deberán obtener el respaldo de sus parlamentos. Posteriormente, tendremos un segundo Eurogrupo que dará la aprobación definitiva, en su caso, a este tercer rescate.


Señorías, hasta aquí el relato de los hechos. Permítanme en este punto hacer una breve referencia al Estado de la economía griega y al importante deterioro que se ha producido en los últimos meses. Simplemente hay que recordar, señorías,
que a mediados del año 2014 la economía helena crecía y las perspectivas para el año 2015 apuntaban a unas tasas de actividad cercanas al 3 %. El Gobierno griego realizó entonces emisiones de bonos en el mercado y, según el Fondo Monetario
Internacional, su deuda era entonces sostenible. Incluso se llegó a hablar de una salida limpia del segundo programa, tal como ocurrió en el caso de Irlanda y en el caso de Portugal. Hoy, apenas nueve meses después, la situación es totalmente
distinta. Se estima que el PIB griego caerá en torno al 4 % este año. La deuda pública, que, insisto, era sostenible a finales del año 2014, ahora se percibe como insostenible según el análisis que realiza el Fondo Monetario Internacional. Los
bancos griegos han permanecido más de veinte días cerrados y los controles de capitales continúan.


En definitiva, señorías, el caso griego es una constatación clara de cómo una agenda política y económica errónea puede deteriorar de forma rápida una economía, que además ya había sufrido por desgracia una contracción del 25 % del PIB.
Este deterioro no solo ha llevado a una nueva y profunda recesión, sino que ha complicado las negociaciones y además ha hecho que el paquete de ayuda financiera para Grecia sea hoy mucho mayor de lo que hubiera sido necesario a principios de este
año.


Paso a referirme a continuación a la posición mantenida y defendida por España durante las largas e intensas negociaciones con Grecia. Como saben, siempre hemos sido favorables a concederle a Grecia un tercer programa y, sobre todo, a la
permanencia de Grecia en el euro. Hemos acudido a todas las negociaciones con espíritu abierto y constructivo. Hemos sido flexibles, pero también teníamos claro que la unión monetaria se basa en unas reglas que deben cumplirse por parte de todos
porque son precisamente estas normas las garantes de su supervivencia y de su éxito. Hemos defendido la participación del Fondo Monetario Internacional por su experiencia en este tipo de programas. Desde el primer momento el Gobierno de España,
así como el del resto de Estados miembros del euro, sostuvo que no podíamos aceptar una quita nominal de la deuda. En este sentido el acuerdo de la Cumbre del Euro del pasado 12 de julio se ajusta perfectamente a lo que ha sido la posición
española. Confiamos en que este nuevo



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programa ayude a Grecia a recuperar esa senda de crecimiento y que lo vivido estos años pueda quedar definitivamente en el pasado.


No obstante, señorías, aún existen evidentes retos pendientes por abordar y riesgos considerables. Fundamentalmente, desde mi punto de vista, dos. En primer lugar, un riesgo de implementación dada la situación política tan compleja del
Gobierno griego. No basta con acordar una serie de medidas, sino que estas deben implementarse para que la economía helena pueda volver a crecer. En segundo lugar, es imprescindible integrar tres elementos en el programa cuya compatibilidad
resulta ciertamente compleja. En primer lugar, la participación del Fondo Monetario Internacional en el tercer programa. En segundo lugar, la ausencia de quitas nominales a la deuda de Grecia con sus socios europeos. Y, por último, la garantía de
sostenibilidad de la deuda, que es una condición ineludible establecida por el Fondo Monetario Internacional.


Señorías, creo que nadie puede poner en duda la solidaridad de toda Europa y, en particular, la de España con Grecia. Hemos participado activamente en los dos programas de asistencia financiera, a pesar de que en el año 2010 nuestras
relaciones económicas, comerciales y financieras con el país heleno eran muy reducidas. Lo hemos hecho a un coste de financiación elevado para España y cuando nuestra situación económica no era precisamente la mejor. En el primer programa de
rescate, España concedió a Grecia cerca de 6.700 millones de euros en una serie de préstamos bilaterales. Esta financiación tiene hoy un vencimiento de treinta años con un período de carencia de diez y un coste de Euríbor a tres meses más un margen
de 50 puntos básicos. Esto supone hoy en día un tipo de interés del 0,5 %. Creo que es importante que les recuerde que cuando se acordaron estos préstamos el coste medio de la cartera en circulación del Tesoro español estaba en torno al 4 %,
concretamente el 3,7 % en el año 2010. El segundo rescate se instrumentó en 2012 a través de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera, que se conoce por sus siglas inglesas como EFSF. España aportó garantías por valor de casi 17.000 millones
de euros. Las condiciones son igualmente ventajosas tanto por los tipos que paga Grecia como por la vida media del préstamo con vencimientos a quince años y periodo de carencia de diez años. El tercer programa se canalizará a través del Mecanismo
Europeo de Estabilidad Financiera conocido como MEEF. Si el programa supone finalmente los 86.000 millones de euros que en estos momentos se evalúa, dada nuestra correspondiente participación -prácticamente el 12 %-, la exposición de España
aumentará en torno a 10.000 millones de euros. Es decir, la exposición total de España a Grecia se situará después de este tercer programa alrededor de los 36.000 millones de euros. Coincidirán conmigo, señorías, en que tanto este volumen de
exposición como la trascendencia política de lo sucedido con Grecia en los últimos meses hacen necesario que el Gobierno eleve a debate y aprobación de la Cámara la posición de España ante este tercer programa.


Señorías, concluyo ya. Nadie puede negar que la situación de la economía española es hoy totalmente diferente a la del pasado. Hemos logrado dar un giro de 180 grados. Hace apenas tres años estábamos al borde del colapso y hoy crecemos a
un ritmo anualizado del 4 % con la creación de 600.000 puestos de trabajo este año. Hoy la economía española tiene las bases para mantener un crecimiento en torno al 3 % durante los próximos cuatro o cinco años. Si lo logramos, conseguiremos dejar
atrás la peor crisis de nuestra historia reciente. Sin embargo, señorías, aún tenemos por delante importantes retos y desafíos, fundamentalmente debido a los desequilibrios que aún persisten y que nos hacen vulnerables. Por eso, hoy más que nunca
es esencial sostener el rumbo de la economía. Si me permiten, señorías, Grecia es el paradigma claro de cómo en un breve período de tiempo se puede producir un gran deterioro económico. En apenas nueve meses la economía helena ha pasado de un
incipiente crecimiento y una incipiente recuperación a una profunda recesión y de la desconfianza a la necesidad de un tercer programa de rescate con un volumen de financiación muy superior al que se hubiera necesitado hace tan solo unos meses.


Todos debemos tener presente que la zona euro conforma un gran proyecto con sus beneficios, pero también con sus responsabilidades. Es un proyecto solidario basado en reglas en el que los países que lo integran deben mostrar su compromiso
inequívoco. A lo largo de todo este tiempo y pese a las dificultades domésticas, España se ha mostrado como un socio serio que cumple con sus compromisos. Asimismo, ha dado sobradas muestras de solidaridad. No vamos a dar la espalda a ningún
miembro del euro que necesite nuestra ayuda. No obstante, considero que la mayor contribución de España al proyecto europeo es que ha demostrado que con la política económica adecuada es posible pasar de ser el principal lastre de Europa, la
principal rémora de Europa, a ser la economía que más crece desde el punto de vista de las grandes economías de la zona euro. Hemos dado un giro histórico gracias a una estrategia de política



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económica y financiera que funciona, como les he expuesto a lo largo de esta comparecencia. En diferentes ocasiones me habrán oído decir que hemos dejado atrás la recesión, pero aún no la crisis. Sin embargo, creo que ya es visible que el
final de esta dura crisis está a nuestro alcance. Por eso, es hoy más importante que nunca no equivocarnos en la receta de política económica. Debemos proseguir con la corrección de nuestros desequilibrios. Es fundamental continuar con la
reducción de la ratio deuda pública/PIB, con la disminución de nuestro endeudamiento exterior y con la mejora de nuestra posición inversora neta. Cualquier deterioro de la confianza tendría un impacto significativo tanto en nuestra capacidad de
financiación como en su coste y, con ello, se dañarían gravemente las perspectivas de crecimiento y empleo. El bienestar y la prosperidad de los españoles dependen de la consolidación y continuidad de esta recuperación en los próximos años. No
debemos dejarnos llevar ni por cantos de sirenas ni por atajos que no existen ni por la percepción de que está todo hecho. Estamos en la dirección correcta, pero no hemos alcanzado la meta. Tanto el conformismo como las promesas demagógicas
constituyen hoy los principales enemigos de la superación de la crisis económica. Ha sido mucho el esfuerzo, el trabajo y el sacrifico de la sociedad como para detenernos ahora o equivocar nuestro rumbo. Si proseguimos por este camino, habremos
dejado atrás, sin duda, el periodo más duro, arduo y difícil de las últimas décadas. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Comenzamos la intervención de los grupos. Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor Moscoso.


El señor MOSCOSO DEL PRADO HERNÁNDEZ: Señorías, estaba yo recordando a Ulises y los cantos de sirena, cómo se amarró al mástil para no caer en las tentaciones. Yo quiero que hoy nos amarremos todos bien al mástil para contestar con
objetividad y razonablemente esta intervención, que vuelve a caer en el triunfalismo al que nos tiene acostumbrados el Gobierno, en un día además muy bien elegido, el de la publicación de la EPA; estas comparecencias se producen siempre en días de
publicación de indicadores, lo que parece razonable, pero hay que destacarlo. Una EPA que, como el ministro ha explicado, refleja un buen dato, no excepcional aunque sí el mejor desde 2007, pero que si se desestacionaliza demuestra que el empleo,
como ya vimos en los datos de empleo registrados en el mes de junio, tiene cierta tendencia a estabilizarse y apunta a cierta incertidumbre a futuro, como muestran las propias previsiones, con un 2016 en un contexto internacional más complicado de
lo previsto, en el cual el fin del ciclo electoral, como algunos importantes analistas apuntaban y que nosotros hemos debatido en otras comisiones con usted, demuestra que la intensidad del empleo no es tan fuerte como parece y su calidad sigue
siendo la misma que hemos venido siempre denunciando, la gran cantidad de empleo temporal.


En mi grupo nos congratulamos por los buenos datos económicos que no vamos a negar, pero también nos preocupa la vulnerabilidad y la sostenibilidad del crecimiento. No quiero repetir debates que hemos tenido con usted en esta Comisión en
los últimos meses, que han sido muy interesantes -agradezco su disposición a venir, siempre lo he dicho-, pero un día yo le dije que usted es el ministro de Economía y Competitividad y que la economía puede simbolizar el presente y la competitividad
el futuro, y sin embargo hacemos mucho presente y poco futuro, y es lo que nos preocupa. Seguimos creciendo con un modelo basado en la precariedad y la desigualdad, un modelo en el cual la desigualdad no la genera el desempleo sino el propio modelo
laboral que se está generando con la reforma laboral, como demuestra la caída de los salarios, la evolución de los costes laborales unitarios; un modelo que nos recuerda al de los working poor, a los trabajadores pobres de otros tiempos. La calle
no lo percibe.


Una segunda duda es sobre la sostenibilidad del crecimiento. Hemos discutido aquí sobre productividad, sobre el esfuerzo que se realiza en educación, en inversión, en apoyo al emprendimiento y segunda oportunidad, una reforma frustrada que
ha salido de estas cámaras y creo que eso son dudas para el futuro. Hay también un tercer elemento relativo al equilibrio entre los factores endógenos y exógenos. Usted ha reconocido y lo dicen también los principales analistas que ha habido un
nuevo efecto importante con la nueva caída del precio del petróleo; se calcula que por cada cinco dólares de caída del precio del petróleo, el crecimiento potencial aumenta una décima, y esto es razonable, pero existen elementos de fondo que nos
preocupan, a los que usted ha hecho referencia, y que quiero matizar. El primero es el del endeudamiento. La deuda pública es ya del cien por cien del PIB. España tiene un problema fiscal muy importante y el Gobierno no ha hecho tanto como se
jacta de haber hecho para reducirlo. Los ingresos no crecen como se está diciendo, los gastos han aumentado por encima de lo previsto, el gasto corriente aumenta según la contabilidad nacional y mientras que las comunidades autónomas han realizado
en esta



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legislatura un ajuste por valor del 3,44 % del PIB, la Administración central ha aumentado su déficit en un 0,55. Eso es lo que se puede adjudicar a las comunidades y lo que se puede adjudicar a la gestión del señor Montoro. Y si a esto
sumamos el déficit de la Seguridad Social, aumenta hasta el 1,5 %. De modo que el ajuste que ha realizado el Gobierno central es más bien limitado. Al mismo tiempo, no han hecho ustedes una nueva ley de financiación autonómica y la Airef esta
misma semana ha dicho que no se va a cumplir el déficit este año. El objetivo del 4,2 no se va a cumplir, el consenso de Funcas es del 4,5 y hay muchos analistas que ya lo sitúan cerca del 5 %. Eso hay que contarlo, en un momento en el que ustedes
están realizando importantes regalos fiscales; una reforma fiscal del IRPF que transfiere 1.500 millones de euros a las rentas más altas y que, desde luego, no va a compensar los 21.000 millones de euros que ha aumentado la presión fiscal sobre las
clases medias y trabajadoras. Con este escenario se pretende reducir el déficit público un 1,4 % en 2016, hasta el 2,8, algo que vemos muy difícil, muy improbable, pero que supondría, si incluimos desviaciones de este año -porque hay desviaciones
muy preocupantes-, hasta un ajuste de 20.000 millones de euros adicionales.


Con respecto al endeudamiento privado de empresas y familias, este sigue siendo muy elevado, señor ministro. Es verdad que se ha producido una cierta reducción, pero sobre todo ha sido un endeudamiento privado centrado en activos
inmobiliarios. El resto de la deuda corporativa ya empieza a crecer; es positivo, porque se empieza a invertir más en el sector privado, pero se empieza a invertir a partir de unos niveles que son casi insostenibles. La deuda de los hogares sigue
siendo el doble de la renta disponible y, a pesar de lo que usted ha contado, la posición financiera neta del país ha empeorado en este año; empeora a pesar de la caída del precio del petróleo y a pesar del descenso de los tipos de interés. Es del
cien por cien del PIB si descontamos la parte de activos y pasivos, esto es, 1,042 billones de euros y empeoró -como digo- en los primeros meses de 2015. Sin estos factores estaríamos en déficit por balanza de pagos, a pesar de lo que usted ha
contado sobre la evolución de la cuenta corriente. Si tenemos en cuenta que el objetivo macro prudencial que marca la Unión Europea para la posición neta internacional es del 35 % del PIB, vemos que estamos muy lejos de situarnos en equilibrio.


Los analistas estiman que, incluso en la evolución de la balanza de pagos, se está infraestimando el efecto del aumento de la demanda interna sobre las importaciones; sigue siendo una demanda muy rígida, de modo que es posible que la
evolución sea incluso peor de lo que algunos están diciendo y de las previsiones del Banco de España. Las exportaciones -que han crecido, es verdad- no dependen tanto de nuestra mejora de competitividad, sino de la evolución de una serie de
mercados, de los cuales dependemos de manera excesiva, como son Alemania, Francia e Italia. En realidad, aumentan las exportaciones porque crecen las exportaciones de estos países al resto del mundo. Nuestras exportaciones no aumentan fuera del
euro; solamente aumentan allí donde vendemos bienes intermedios de países de la zona euro que son más competitivos que nosotros. Por lo tanto, tenemos un sector exportador muy maduro, como el automóvil o el turismo, que poco más pueden crecer ya,
y tenemos sectores muy condicionados a la evolución de la Unión Europea que -como usted dice- en 2016 tendrá también una evolución limitada.


Es evidente que hay datos positivos y actuales -podría referirme a alguno que usted no ha citado- e incluso es previsible que los 1.500 millones de euros que se van a reducir en el IRPF tengan un efecto en el consumo de las rentas más altas.
Esto va a permitir que las previsiones se mantengan en 2015, esa revisión del 3,3 y 3 para el año que viene del Gobierno, que es un poco superior a la del 3,1 y 2,7 que revisó el Banco España. De nuevo, la demanda privada tira de la economía. Es
la vieja pauta de crecimiento, consumo, inversión, básicamente en construcción, y eso nos preocupa. Nos preocupa también que, de nuevo, el consumo pueda volver a crecer por encima de la renta disponible, deteriorando aún más la posición neta
internacional de España que, como decía, ha crecido en 2015. También hay elementos que van a dejar de mantenerse en el tiempo, como es la moderación en la evolución de los precios, que ha permitido ciertas mejoras de renta disponible y también -por
el lado de la producción- en productividad.


Así pues, tenemos vulnerabilidad, dudas, y creemos que estamos en el límite de dos reducciones. Por un lado, la del déficit público, que no se va a reducir más ya que hemos llegado al límite con sus reformas y es insuficiente; y por otro
lado, estamos ya en el umbral de la mejora de las cuentas exteriores para alcanzar cierto equilibrio externo. No vamos a ir a mejor con el cuadro macro y la senda de crecimiento que ustedes nos han marcado. Por lo tanto, vulnerabilidades de
diferentes tipos que, además, tienen otros elementos; por ejemplo, la prima de riesgo sigue subiendo de manera excesiva, se pone nerviosa cuando se producen episodios de inestabilidad en nuestro entorno más cercano, como ha ocurrido durante la
crisis de Grecia. Tenemos cierta vulnerabilidad de orden financiero provocada por la gran deuda pública,



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por el déficit público, que no aumenta, y también por el endeudamiento privado -el saldo neto es ya el cien por cien del PIB-, y por supuesto por la incertidumbre económica relacionada con el paro y con el modo de crecimiento. Hay una
tercera fuente de incertidumbre e inestabilidad que nos parece muy preocupante. Tenemos equilibrio interno y externo, mayor crecimiento, pero también está la cuestión institucional, que aparece y desaparece en esta legislatura. Ayer recibimos el
varapalo del Tribunal Supremo en relación con la creación y el modelo de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia -argumentando la que ha sido la postura del Partido Socialista-, que en esta legislatura ha llevado a un deterioro claro
de la neutralidad y de la calidad de nuestras instituciones reguladoras y defensoras de la competencia. Creemos que esta cuestión perjudicial pone en solfa toda reforma, y en este sentido enviamos una carta a la comisaria Kroes en la anterior
Comisión en la que exigíamos una explicación sobre esta cuestión, y al final esto va a acabar en los tribunales europeos. Nosotros siempre hemos defendido un modelo más parecido al de los reguladores del resto de la Unión Europea, en el cual se
regulasen por un lado los sectores relacionados y por otro la competencia, con una regulación ex ante y otra ex post.


Permítanme que ahora hable un poco de Grecia. Las cifras que usted ha dado son muy importantes; es evidente que España está comprometida financieramente con el rescate, pero si hablamos de cifras también hay que recordar que, por ejemplo,
España ha recibido durante todos estos años de pertenencia a la Unión Europea 250.000 millones netos en fondos estructurales. Lo digo para que pongamos las cifras en su contexto, y estamos hablando de cifras que son infinitamente más pequeñas. Los
socialistas nos alegramos por el acuerdo que fue alcanzado in extremis. Creemos que la presión socialdemócrata evitó a través de las actuaciones del presidente Hollande que se produjera el Grexit y por responsabilidad votaremos a favor de este
acuerdo cuando llegue a las Cortes, como dijimos en su día y como hemos dicho muchas veces, pero eso no quiere decir que nos entusiasme ni que estemos de acuerdo con todos sus puntos. Nos satisface que se traiga a la Cámara y que se vote. Ojalá se
hubiese hecho lo mismo con el rescate financiero en 2012, cosa que no se quiso hacer, y ahora nos van a traer este en alguna semana de agosto.


La evolución hasta estos días demuestra graves errores por ambas partes, por parte griega y también por parte europea, y los errores europeos se retrotraen hasta el año 1981, cuando no se exigió a Grecia que se reformara y modernizase, como
se ha hecho con otros Estados miembros, por ejemplo, con nosotros o con los Estados bálticos, cuya adhesión se produjo veinticinco años después a la griega, que han aplicado reformas de manera mucho más rápida y contundente, sin embargo, creemos que
el fondo de privatizaciones es un fondo imposible. Grecia ha recaudado 5.000 millones de euros durante estos años en privatizaciones y la previsión de 50.000 millones de euros es el doble que el valor de la capitalización bursátil de la bolsa de
Atenas, que es verdad que es una bolsa privada y muy limitada, pero es insuficiente. Creemos que en este procedimiento, que de nuevo vuelve a caer en los viejos errores de la austeridad, se ha puesto en entredicho y se ha debilitado el proyecto
europeo.


Europa es solidaridad, es prosperidad y es poner en común lo mucho que compartimos y no hacer énfasis en las diferencias, y este ha sido un semestre de diferencias, de enfrentamientos norte-sur, acreedores-deudores, de comportamientos
incompatibles con lo que debe ser el proyecto europeo. Creemos que Europa debe aprender de esto, y nos satisface mucho, por ejemplo -voy terminando, pero le pido al presidente que sea generoso conmigo, porque la de hoy es una intervención
importante-, en varias cuestiones. Hay que hablar de la insostenibilidad de la deuda griega; de hecho, el Fondo Monetario Internacional no va a entrar en el tercer rescate hasta que no se aclare si la deuda griega es o no sostenible. Esta es una
cuestión fundamental, porque hay que garantizar que Grecia mantenga la poca cohesión social que le queda, que crezca y que siga confiando en el proyecto europeo como ruta de prosperidad hacia el sueño social. Hay ideas en este sentido, e incluso
Alemania planteó un fondo de amortización de deuda, pero eso es insuficiente para Grecia. Eso puede estar bien para otros países europeos, pero hay que ser mucho más agresivos, hay que ser pragmáticos y valientes, porque puede ser un problema
incluso para España.


El presidente Hollande ha dicho que compartir una moneda es mucho más que compartir solamente un sistema financiero y que hay que avanzar hacia delante. Ha hablado de un gobierno para la zona euro, un presupuesto para la zona euro y un
parlamento para la zona euro para reforzar políticamente el futuro europeo.


Creo que es ahí donde debemos debatir y ahí es donde se ha echado en falta la posición española. Hay que dotar de contenido político, económico y social el estar en la zona euro y Grecia tiene que ser



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consciente y sentir que no salir, evitar el Grexit, tiene algún tipo de compensación económica y social. Hoy hemos conocido los primeros proyectos del Plan Juncker, que es un buen paso adelante pero claramente insuficiente. Hay que poner
en marcha una política económica alternativa. Esto me lleva, señor ministro -voy terminando- a la cuestión de su ya frustrado nombramiento como presidente del Eurogrupo. Quiero decir, en primer lugar, que usted sabe muy bien que el Grupo
Socialista y el Partido Socialista no han obstaculizado en ningún momento su nombramiento, es la cuarta vez que se lo digo en público. Habría sido una gran noticia que usted hubiese presidido el Eurogrupo, se lo dije aquí en la sesión de la
Comisión de junio y se lo dije el otro día en el Pleno en la pregunta que le formulé antes de la reunión, pero decíamos que lo que realmente era importante para el Eurogrupo y para Europa era que el Eurogrupo cambiase sus políticas económicas;
estaba muy bien que usted lo presidiera pero lo importante era cambiar las políticas económicas. Creo que el Gobierno ha dedicado demasiado tiempo a pelear su candidatura -creo que usted lo ha hecho muy bien y que no ha sido culpa suya sino de
instancias más altas-, pero no se puede pelear una candidatura sin pelear un proyecto y España ha peleado una candidatura sin tener un proyecto claro de Gobierno de la eurozona. Es ahí donde ustedes han cometido el error. Hay que avanzar mucho más
de lo que adelanta la Comisión Europea, el Parlamento Europeo, el Eurogrupo, el Banco Central Europeo y el presidente Tusk en el documento de los cinco presidentes. Ahí es donde hemos echado en falta un proyecto que probablemente le hubiese llevado
a usted a presidir el Eurogrupo; ese ha sido el fallo de estrategia. Hay que avanzar en la unión fiscal, en la unión bancaria, crear un tesoro europeo, un ministro del euro, una representación única, un Parlamento del euro como defiende el
presidente Hollande, y otro mandato para el Banco Central Europeo. Si ustedes hubiesen consultado con nosotros de manera clara y directa no solamente la posición ante Grecia sino también el futuro del Eurogrupo, quizá la historia que estamos
contando ahora habría sido muy distinta. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Señora Riera, tiene usted la palabra.


La señora RIERA I REÑÉ: Quiero agradecer de nuevo la presencia del ministro ante esta Comisión de Economía y Competitividad en nombre del Grupo Parlamentario que represento, de Convergència i d'Unió, para informarnos de la situación
económica así como para clarificar ciertas cuestiones que desde mi grupo parlamentario vamos a plantear. No entraré en el repaso de la crisis de la que hemos hablado en muchas ocasiones y de cómo se produce, cómo se gestiona, pero sí incidiré en
cómo estamos saliendo de ella. Respecto a los dos primeros puntos, señor ministro, conoce muy bien nuestra posición porque hemos hablado de ello muchas veces.


Quiero hacer en mi intervención una breve síntesis de la situación de la economía española hoy, analizar las causas de dicho escenario y terminaré planteándole algunas cuestiones. Respecto a la situación de la economía española, para el
grupo que represento de Convergència i d'Unió, es innegable constatar que la economía española se está recuperando y que estamos creciendo. Vemos cómo la evolución del PIB es ascendente, por encima de las previsiones; los últimos datos a los que
usted ha hecho referencia, a los que sumo los del turismo y los últimos datos de ocupación, avalan esta tendencia positiva y ascendente. En el primer trimestre de 2015 el PIB creció un 3,8 intertrimestral en tasa anualizada y los principales
indicadores económicos apuntan -como decía usted, señor ministro- que en el segundo trimestre se produce una aceleración. Por tanto, es buena noticia y hay crecimiento de la economía española. Ligado a ello, cuando observamos la evolución del
mercado de trabajo también constatamos signos positivos y los últimos datos lo avalan. Se está creando empleo y se está reduciendo la tasa de desempleo. Por tanto, positivo en términos económicos y también en términos sociales. En este sentido,
quiero plantear un par de cuestiones. En primer lugar, creemos que se está creando ocupación pero con salarios bajos, lo cual me lleva a mirar este dato muy positivo y que celebramos con más precaución de la que desearía. En segundo lugar, la tasa
de desempleo se está reduciendo, pero también es cierto que tenemos una tasa de paro muy elevada, impropia de una economía desarrollada, insostenible a medio y largo plazo y, por tanto, tenemos que continuar insistiendo en medidas que permitan crear
más ocupación y de calidad.


En resumen, las perspectivas de crecimiento de la economía española a corto plazo son buenas. Cuando incidimos en la creación de ocupación quiero también hacerlo en la creación de ocupación industrial, que para mi grupo es muy positiva por
el valor que tiene la industria en términos no solo económicos sino también sociales. La industria son mejores salarios, la industria es más formación, la industria permite reforzar una clase media que en términos sociales y políticos es muy
importante. Por tanto, quiero poner en valor el dato de la creación de ocupación industrial y también la necesidad del peso



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de la industria en nuestra estructura de crecimiento y las políticas que vayan orientadas en esta dirección. Esperamos que el Gobierno sepa aprovechar este contexto en el que estamos hoy, sin recurrir a algo que podría ser tentador en el
entorno en que nos encontramos, a medidas más electoralistas. Hemos de impulsar medidas sólidas, medidas que miren a la competitividad y a la solidez de nuestro crecimiento. Sin embargo, como resumen de la situación de la economía, también es
cierto que a largo plazo las previsiones de crecimiento de la economía española van a ser sensiblemente menores, como apuntan distintos estudios a los que se ha hecho referencia antes, como los de Funcas. Por ello, insisto en que es necesario en
este momento un impulso para consolidar la recuperación, con medidas orientadas a reforzar la competitividad, la creación cualitativa de ocupación, insistiendo en la necesidad de que tenemos que apostar por un nuevo modelo y una nueva estructura de
crecimiento, sin cometer o volver a cometer los errores del pasado que hicieron que la crisis incidiese de manera mucho más profunda en nuestra economía. Necesitamos un crecimiento basado en la competitividad, y esto quiere decir un crecimiento
basado en la innovación, en las políticas que lleven a las empresas al valor añadido, y también un crecimiento basado más en la innovación que en los salarios. Desde nuestra perspectiva, las políticas económicas han de ir en esta dirección.
También esto vale para las exportaciones. No nos hemos de fijar solo en los datos cuantitativos sino también en los cualitativos -qué tipo de exportaciones tenemos- y sobre todo en consolidar las exportaciones, teniendo en cuenta también otro dato,
y es que nuestra estructura está formada fundamentalmente por pequeñas y medianas empresas, y hemos de tomar medidas y políticas que les ayuden a invertir más en innovación y a internacionalizarse mirando a nuevos mercados, sobre todo teniendo en
cuenta que el éxito de la internacionalización depende y dependerá del valor de la innovación, de la inversión en innovación que hagan estas empresas. Las pymes tienen menos medios y la situación económica ha hecho que muchas empresas retrocedan la
inversión en innovación como una de sus prioridades. Hemos de reconducir esta situación vía financiación, vía mayores facilidades de acceso al crédito, pero también vía medidas desde el Poder Ejecutivo y Legislativo que ayuden a esta parte tan
importante de nuestro tejido económico y productivo a crecer en dimensión, a poner en valor la innovación, a tener más éxito y a consolidar mejor sus procesos de internacionalización.


En relación con la situación de la economía española, que es positiva, quiero identificar una serie de causas externas y otras internas que han permitido que la situación económica hoy esté donde está, en un escenario favorable, al menos en
el corto plazo. Como factores externos, déjeme, señor ministro, citar tres. En primer lugar, creo que resulta inevitable nombrar al Banco Central Europeo y a su política monetaria expansiva como protagonista de la liquidez que se ha drenado al
sistema económico europeo. Ha habido y hay dinero prestado a tipos muy bajos por el Banco Central Europeo al sector financiero y ello ha facilitado su canalización, vía crédito, a la economía real. Por tanto, positivo. También hay que achacar en
gran parte al Banco Central Europeo y a su presidente Draghi el fuerte descenso que se ha producido de la prima de riesgo de los países del sur de Europa y de España. ¿Por qué? Porque se ha provisto de tranquilidad a los mercado financieros y se
ha dejado el efecto especulación de parte. Por tanto, la mejor financiación del Estado español en los mercados financieros, lo que supone un menor pago de intereses por la emisión de deuda española, habría sido imposible sin la actuación del Banco
Central Europeo. Otro factor externo que ha contribuido al crecimiento de la economía española es la caída del precio del petróleo, que es muy significativa en términos de reducción de costes y de ganar competitividad por parte de la economía y de
las empresas españolas. Un tercer factor que creemos que es importante apuntar es el factor divisa, la depreciación del euro respecto al dólar, porque también es un elemento que ha favorecido una mayor competitividad de nuestro tejido económico.


Respecto a los factores internos que creo que han contribuido a este mejor escenario de la economía española en el corto plazo, quiero referirme a dos. En primer lugar, la reforma laboral y, en segundo lugar, el control del déficit público.
Los dos factores son fruto de reformas llevadas a cabo por el Gobierno, de las que es responsable al cien por cien el Ejecutivo y que tienen un denominador común: la contribución, en términos de crecimiento, a la economía española. Pero en este
escenario creo que también es importante, y no podemos obviarlo, que estamos en un entorno en el que existe una mayor desigualdad, lo que contribuye como factor de riesgo a la sostenibilidad del modelo económico a medio y a largo plazo. Es un
elemento que debe ser reconducido y, por tanto, las políticas deben mirar a ello.


Cuando hablamos de la reforma laboral, a la que mi grupo parlamentario dio su voto favorable -lo hicimos porque entendíamos que pretendía y contribuía a introducir un elemento de flexibilidad al mercado de trabajo y que debía contribuir a la
creación de ocupación-, creemos que la gran apuesta y el gran reto está ahora en la creación de ocupación -que sí que se está creando-, pero una ocupación de calidad.



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Al lado de este gran reto tenemos otro, el objetivo de reducir las desigualdades que hoy existen y que han sido crecientes. La reforma laboral hemos de reconducirla en el sentido de que, en parte, ha servido para materializar una
devaluación interna, vía salarios, que ha hecho la economía española para ser más competitiva. Esto supone más crecimiento, sí, pero a costa de salarios más bajos y de más desigualdad. Esto es lo que debe ser reconducido. La reforma laboral ha de
servir para crear, repito, más ocupación y ocupación de calidad, y el crecimiento y la competitividad de la economía española -como decía antes- ha de basarse en el valor añadido de la innovación y no en los salarios, como ha sucedido hasta ahora.


También quiero decir unas breves palabras sobre el déficit público, al que me he referido antes. Es un segundo factor de crecimiento, como decía, un factor interno, pero ha contribuido a generar más desigualdades. ¿Por qué? Por la
decisión del Gobierno de que la mayor carga en la reducción del gasto público la soporten las comunidades autónomas en vez de la Administración General del Estado. Esta decisión lleva aparejados menos gasto social y menos recursos para las
políticas redistributivas, porque son las comunidades autónomas las responsables de proveer los principales gastos sociales, como el gasto en educación o el gasto en sanidad. Quería poner esto de manifiesto, como lo ha hecho en otras ocasiones el
grupo parlamentario al que represento.


En definitiva, señor ministro -señor presidente, voy terminando-, la economía española está creciendo en el corto plazo. Lo está haciendo a causa de una serie de factores externos, a los que he hecho referencia, y de una serie de factores
internos, que son responsabilidad de este Gobierno y a los que también he hecho referencia. Esperamos que los factores externos sigan empujando la economía española, pero no sabemos hasta cuándo. No los controlamos, pero podemos augurar que en el
medio y largo plazo no se sostendrán los bajos precios del petróleo actuales o el tipo de cambio. Por ello es importante incidir hoy en las políticas que permitan consolidar la recuperación, para hacer que el crecimiento en el medio y en el largo
plazo sea un crecimiento sólido. Los presupuestos son una oportunidad para ello. El entorno para unos presupuestos que vayan en esa dirección es mejor que en años anteriores. Hemos tenido unos presupuestos sumamente restrictivos por efecto de la
crisis y ahora necesitamos unos presupuestos que se puedan traducir en más inversión en I+D+i, más inversión en políticas activas de ocupación y más inversión en formación. En este sentido, nos gustaría que nos dijese cuáles son las prioridades del
Gobierno en materia económica en el marco de estos nuevos Presupuestos Generales del Estado.


Termino ya, señor presidente, sin dejar de decir unas palabras sobre Grecia. Hemos vivido unos momentos muy convulsos y de agitación que han afectado al conjunto de Europa y de la Unión Europea. Necesitamos una Europa fuerte, una Europa
sólida, una Europa que avance en la unión monetaria y en la unión fiscal. Creo que hoy podemos decir que Europa ha apostado por Grecia y que Europa ha apostado por Europa, pero a ello ha de responder también Grecia y ha de hacerlo en términos de
firme compromiso en las reformas que debe hacer, porque cuando hablamos de solidaridad podemos hacerlo respecto de los países europeos que han firmado este acuerdo con Grecia, pero también de solidaridad de Grecia con Europa. Por tanto, exigimos -y
es muy importante- este compromiso y este seguimiento de los acuerdos por parte de Grecia. Grecia es importante en Europa y nuestra posición ha sido apoyarla, pero ahora Grecia ha de responder. Hay una cuestión pendiente que es la deuda griega y
en este sentido -no me extenderé más- quisiéramos conocer su opinión sobre las posiciones del Fondo Monetario Internacional y del presidente del Banco Central Europeo en términos de reestructuración de la deuda griega.


El señor PRESIDENTE: Por La Izquierda Plural, el señor Garzón tiene la palabra.


El señor GARZÓN ESPINOSA: Hay un recurso literario que opera como una metáfora muy útil en numerosas ocasiones para diagnosticar lo que está sucediendo, que es imaginar que un extraterrestre llega a nuestro mundo; al carecer de prejuicios
y al no tener el condicionante de estar siempre rodeado de árboles, tendría mayor capacidad para ver el bosque. Si hiciéramos ese ejercicio, veríamos que en nuestro país en este momento nos encontramos en una situación verdaderamente dramática,
dramática y paradójica. Es dramática porque hay una parte de la sociedad en pura emergencia social y es paradójica porque el sistema no funciona. El sistema no funciona cuando tenemos a millones de personas que están buscando trabajo y no lo
encuentran y cuando además se da la circunstancia de que decenas de miles de empresas están cerradas y no se utiliza su capacidad productiva. Así, no hay ningún tipo de compatibilidad entre los deseos de la ciudadanía, que quiere ser clase
trabajadora, que quiere trabajar y tener recursos, y unas empresas y una maquinaria que están disponibles pero no funcionan. Esa es la enorme paradoja de un sistema que no está funcionando. No hace falta discutir sobre los árboles -la tasa de paro
del mes



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pasado, la tasa de paro de este trimestre, del trimestre anterior-, más bien se trata de ver lo global, lo holístico y de compartir las reflexiones que nos permitan comparar en términos más amplios para decir que en el fondo nuestra tasa de
paro sigue siendo igual que la de hace cuatro años, que lo que ha cambiado ha sido el perfil del trabajo. Nos estamos yendo a una situación verdaderamente dramática, porque las sucesivas reformas del derecho del trabajo -que podríamos decir que más
bien tratan de dinamitar el derecho del trabajo- realizadas por el Partido Socialista primero, en 2010, y por el Partido Popular después han generado un entorno mucho más desfavorable en la negociación para los trabajadores, que al final se traduce
en menor capacidad de determinar nuestros salarios, la negociación colectiva y otras circunstancias.


Todo esto deriva al final no solo en que los trabajadores y los puestos de trabajo que se creen ahora mismo estén amparados por menos derechos laborales, sino en que exista una mayor precarización. Esa sería la etiqueta absolutamente clara
de lo que está siendo el mercado de trabajo ahora mismo, la precariedad. La duración media de los contratos ha bajado a 54 días; esto es debido en gran parte a que desde el año 2008 se ha multiplicado por dos el número de contratos de un solo día
de duración. ¿Se pueden imaginar lo que significa intentar vivir -o mejor dicho, intentar sobrevivir- cuando tienes un contrato de un día de duración? Es evidente que eso no puede estar asociado a una etiqueta tal como recuperación económica,
porque si las personas no tienen ingresos estables y suficientes para poder tener una vida digna y un desarrollo vital donde puedan decidir libremente, en términos de libertad positiva, no tendremos ninguna responsabilidad en positivo como
administradores públicos, más bien tendremos un perjuicio y es que estamos permitiendo que eso suceda. El 62 % de las personas que trabajan a tiempo parcial dicen que les gustaría trabajar a tiempo completo. Esto nos está mostrando que la gente
que trabaja a tiempo parcial por lo general no lo hace porque prefiere esa fórmula, lo hace porque no le queda otra. Eso significa que el sistema está caminando hacia la precarización absoluta, hacia contratos temporales, pero también contratos
parciales, ya no solo de un día de duración, sino de unas cuantas horas al día, que ni siquiera te permiten llegar a fin de mes. De hecho, hay una circunstancia añadida, que es que cada semana hay 3 millones de horas de trabajo que las grandes
empresas no pagan, que no son remuneradas. Ese también es un perjuicio muy evidente para los trabajadores, trabajadores que, como decíamos, están en peores condiciones. De hecho, hay ya más de 2 millones de personas que son trabajadores pobres, es
decir, personas que oficialmente en las estadísticas -estadísticas de las que este Gobierno viene favoreciéndose diciendo que esos indicadores son parte de la recuperación económica- aparecen en el lado del trabajo y no del desempleo, porque
formalmente tienen un contrato, tienen una conexión jurídica con un empleador, pero a las que eso no les garantiza en absoluto vivir ni sobrevivir, por lo que incluso tienen que sumar otra serie de contratos. Hay 2 millones de personas que están en
esas circunstancias. Eso por no hablar de las que están en el otro lado, en el lado de los desempleados, que no solo son varios millones en nuestro país, sino que además cada vez tienen menores prestaciones. Solo el 55 % de las personas
desempleadas reciben algún tipo de prestación. Estamos diciendo que el resto no tiene nada. Eso es compatible con el escenario de más de medio millón de hogares -700.000 hogares- que no tienen ningún tipo de ingreso. Esta sería otra foto de
nuestra situación y eso tiene que ver con la economía.


¿Cuál es la solución de teoría económica que propone este Gobierno? Más de lo mismo, porque lo cierto es que la estructura productiva, que es lo que permitiría generar una riqueza suficiente para distribuirla de forma equitativa en función
de principios normativos y de valores, no ha cambiado y la mayor parte del empleo se está generando en los mismos sectores de los que dependía anteriormente nuestra economía, una economía caracterizada por el bajo valor añadido. Este valor añadido
se centra en sectores que implican que al final no tienes capacidad de tener salarios altos. La diferencia entre Alemania y España no es que los españoles y los mediterráneos seamos vagos y los alemanes sean gente trabajadora y disciplinada
-probablemente lo sean, pero nosotros también-, la diferencia fundamental es la productividad, que tiene que ver con la estructura productiva. Como en Alemania hay industria por encima del 20 % del producto interior bruto y esa industria genera
productos de valor añadido muy alto, de alta tecnología, se pueden permitir el lujo -voy a decirlo entre comillas- de tener salarios altos. En cambio, nuestra estructura productiva es de tan bajo valor añadido que no tenemos capacidad ni siquiera
de tener un trabajo estable. Cuando uno depende del turismo, como sucede en nuestra economía -más concretamente en zonas como el sur, por ejemplo, en Málaga, de donde yo procedo-, al final lo que tiene son sectores profundamente estacionales, que
requieren de una mano obra estacional también, poco formada, que no necesita cualificación. Esto sucede en el sector del turismo, en general, o en sectores



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como el de la construcción, que dependen en gran medida de dinámicas macroeconómicas que muchas veces están empujadas por la propia política monetaria.


El Banco Central Europeo lo único que ha hecho ha sido inyectar más dinero en el sistema financiero: un billón de euros como mínimo en ese programa con todos los programas añadidos que hay. Es decir, nos hemos encontrado con una burbuja
inmobiliaria, se nos ha acabado el dinero con el que seguir especulando y variables exógenas, externas, como el Banco Central Europeo, han decidido darnos más dinero para seguir jugando a lo mismo. Por supuesto que eso provoca que el producto
interior bruto suba, pero las bases siguen siendo igual de precarias y nos estamos arriesgando a que en unos cuantos años tengamos una nueva colisión en el sistema financiero internacional y, por supuesto, en nuestra estructura productiva, que no
tiene ningún atisbo de cambiar, porque este Gobierno, en estos cuatro años, no ha desarrollado ninguna política para cambiar esos fundamentos, más bien para intentar replicarlos. Esto es lo verdaderamente grave de esta situación, porque en economía
el ciclo económico es muy distinto al de las elecciones. Las elecciones son cada cuatro años, el ciclo vital puede ser de setenta, ochenta o noventa años, pero en la economía hay ciclos que no se sabe cuando suceden y este Gobierno ahora mismo está
simplemente replicando un ciclo y una burbuja económica como la que hemos sufrido en anteriores circunstancias, es decir, todo artificial, todo demasiado débil y sin resolver los problemas originales.


Esto nos conduce al escenario de emergencia social del que hablaba anteriormente, en el que el 42 % de los hogares han declarado que no podrían hacer frente a un gasto imprevisto de 600 euros. Eso expresa la fragilidad de la que estamos
hablando y la emergencia social. Por supuesto, hay una contracara. Si la desigualdad se incrementa, eso significa que hay una parte de la población que no está sufriendo las privaciones de la mayoría social. Por eso hay muchos indicadores que
expresan que el número de multimillonarios se ha elevado y que las grandes empresas han multiplicado sus beneficios, especialmente aquellas que operan en el sistema financiero. Es normal. No voy a hacer una valoración normativa de esto, solo estoy
diciendo que si no se resuelve la estructura productiva, si no se resuelven los fundamentos de nuestra economía -y no se está haciendo absolutamente nada por resolverlos- lo único que se conseguirá es generar una situación de crisis permanente para
la mayoría social, porque las expectativas laborales son las que son, son las de coger un contrato temporal, parcial e intentar sobrevivir con él. Ese es el escenario-horizonte que está diseñando la política del Partido Popular, política que
incrementa la desigualdad, pero no desde un punto de vista moral, sino como efecto económico y desde luego como principio.


Hemos conocido en las últimas semanas que se han perdido 43.000 millones de euros destinados al rescate financiero y que no se van a recuperar. Por fin la Administración pública reconoce lo que era una evidencia desde hace cuatro años, y es
que ese dinero del rescate financiero no se iba a recuperar, un dinero que hemos puesto entre todos y todas. Usted ha tenido muchas comparecencias en esta Comisión, muchas comparecencias en el Congreso y al principio de todas sus intervenciones ha
dicho que todo el dinero se iba a recuperar. Entiendo que usted no lo pensaba, de hecho en esos momentos se lo decíamos. Le decíamos: Usted no se lo puede estar creyendo; usted está realizando una acción de tacticismo político, intentando
ocultar una realidad. Pero al final la realidad siempre sale a la luz y la realidad es que hay 43.000 millones de euros solo en este tipo de rescates que no se van a recuperar. ¿Cómo justifica el Gobierno ante la ciudadanía, que ve todo esto con
cierta rabia, incluso de forma intuitiva, sin tener plena conciencia de los mecanismos que operan por detrás, que se puedan gastar 43.000 millones de euros a fondo perdido para rescatar al sistema financiero y no haya absolutamente nada para planes
de empleo, que es la principal preocupación de los españoles? No se puede argumentar desde criterios técnicos, porque no existen criterios técnicos para decir que el rescate financiero está por encima del rescate a los puestos de trabajo de la
ciudadanía. En todo caso, hay otro tipo de criterios, pero son criterios evidentemente de naturaleza ideológica. En definitiva, con respecto a la economía española, no se ha modificado la estructura productiva, al contrario, se repiten los errores
y cada vez en peores condiciones, como siempre sucede con esta circunstancia: precariedad absoluta, crisis permanente para la mayoría trabajadora.


Hay una cuestión con la que quiero terminar, que es Grecia. Hoy hemos hablado de Grecia, el otro día tuvimos oportunidad de debatir con el presidente del Gobierno sobre esta cuestión y volveremos a debatir dentro de unas semanas, en agosto,
sobre el rescate griego. Yo voy hacer una valoración económica. La cuestión no es si quiere humillar o no se quiere humillar a Grecia, porque entiendo que no vamos a hacer un psicoanálisis de las motivaciones de quienes firmaron ese acuerdo, la
pregunta es: ¿Puede ese acuerdo con Grecia recuperar la economía griega, sí o no? Para nosotros es un no rotundo. Usted sabe que le regalé a Rajoy, en nombre de mi grupo, un libro de Keynes, Las consecuencias económicas de la



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paz, en el que el dilema era el mismo: ¿Vamos a hacerle pagar hasta la última gota de dinero y de sangre a Alemania o vamos a recuperar su economía?, porque son dos trayectorias diferentes, y si recuperamos su economía, paradójicamente, se
podrá devolver esa deuda. Aquel error de 1919, aquel Pacto de Versalles que derivó en la Segunda Guerra Mundial como uno de los eventos más importantes, se está repitiendo en este momento, porque lo que se ha hecho en ese pacto con Grecia no es
sentar las bases para la recuperación económica. Usted sabe perfectamente que esa deuda no se puede devolver. Usted sabe perfectamente que entre el año 2010 y el año 2012 de toda la ayuda del rescate financiero o del rescate a Grecia solo el 10 %
fue en realidad para el Gobierno griego, todo lo demás eran partidas de devolución de deuda, de capitalización de bancos, de recompra de deuda y otra serie de circunstancias que conforman un círculo vicioso. Para intentar recuperar la economía solo
era el 10 % de ese rescate, y estamos en un círculo vicioso: pedir prestado para devolver la deuda. ¿Se puede vender eso como una ayuda solidaria? Me parece que no. Sería demasiado excesivo vender solidaridad cuando en realidad es negocio,
negocio para salvar a los acreedores y negocio para que el dinero nunca llegue al Gobierno griego para tareas de recuperación económica. Por lo tanto, nuestro grupo va a votar que no y va a votar que no de forma tajante, porque ese acuerdo no ayuda
a la economía griega.


Nosotros estamos convencidos -además Syriza es nuestro homólogo en el partido de la izquierda europea- de que Tsipras hizo lo mejor que podía hacer con las cartas que estaba jugando. Grecia es el 2 % de la Unión Europea y está claro que
cuando hablamos de economía hablamos de correlación de fuerzas, porque la Unión Europea no es un espacio solidario, intelectual y riguroso donde al final la verdad se abre camino, no; la Unión Europea es un espacio donde el más fuerte tiene más
capacidad para determinar sus intereses, sean verdad o mentira, y eso es lo que ha ocurrido, que al final ha imperado un criterio que es fundamentalmente ideológico y que no tiene como objetivo recuperar la economía griega, que es lo que nos
preocupa a nosotros y lo que debería preocupar a este Gobierno, porque una recuperación de la economía griega no solo sería buena para el sistema financiero internacional sino muy particularmente para la economía española, que tiene rasgos de
estructura productiva muy parecidos, en tanto que es estructura dependiente, periférica y no industrializada, como puede ser, por ejemplo, la alemana.


Nosotros tenemos muchas más ventajas con respecto a Grecia, porque la parte de producto de alto valor añadido que exporta Grecia es el 1 % y la nuestra es del 4 %. Nosotros somos un poquito mejores en estructura productiva, tenemos un
poquito más de fortaleza, pero desde luego estamos en la misma posición frente a intereses económicos como los alemanes. Por eso -usted sabe que yo le tengo mucha estima personal-, sinceramente, a nosotros nos hubiera dado igual que el jefe del
Eurogrupo hubiera sido usted o alguien con acento holandés. Nos hubiera dado igual porque lo importante no es el acento con el que se habla o en el que se hacen las intervenciones, sino la ideología que se transmite. Si usted no se pone del lado
de los países del sur, no se pone del lado de los intereses de la mayoría social y no se pone del lado de la transformación productiva en la Europa del sur, entonces será en realidad, en última instancia, a diferencia del acento, la misma política.


Creemos lo que ha ocurrido en Grecia ha sido un grave error. La ciudadanía sigue intentando sobrevivir y si este acuerdo no sirve, como estamos diciendo, significará que la ciudadanía va a seguir pasándolo mal, de forma dramática en el día
a día y que buscará respuestas. Por eso le dijimos al presidente Rajoy que aprendiéramos de 1919, porque quien ha saludado con enorme vehemencia el tipo de acuerdo que se ha firmado en Grecia ha sido el neofascismo de Amanecer Dorado, porque era
una forma de dar la razón a esa panda de fascistas que están diciendo que la solución es romper con toda civilización occidental heredada de la Ilustración y que hay que culpabilizar a inmigrantes y a todo tipo de sectores desfavorecidos. Son ellos
los que han visto en cierta medida en este tipo de acuerdo la humillación frente a sus postulados. Eso ya pasó en los años veinte y treinta del siglo pasado. Si este acuerdo no sirve para mejorar la economía -de hecho, la va a perjudicar-, en los
próximos años la gente, en su drama, en su impotencia y en su necesidad de sobrevivir, se puede echar en los brazos de gente tan loca como el neofascismo de Amanecer Dorado y esa es una preocupación que alcanza a mucho más que a la población griega,
nos podría alcanzar a nosotros y nos debería preocupar. Por eso -termino-nuestra posición es la de ayudar a Grecia, pero no ayudarla en términos morales, sino ayudar a que se recupere su economía, y este acuerdo, que votaremos en contra en agosto,
no ayuda a recuperar su economía.


El señor PRESIDENTE: Señor Calduch, tiene usted la palabra.


El señor CALDUCH CERVERA: Para nuestro grupo parlamentario, que no niega que se esté produciendo un crecimiento económico en nuestro país, la preocupación en este momento no es el debate



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sobre si crecemos o no crecemos. Los hechos son evidentes y negarlos es la política del avestruz, que practicarán otros grupos parlamentarios, pero no el nuestro. A nosotros nos preocupa la sostenibilidad de este crecimiento como garantía
para superar definitivamente la crisis. Es una preocupación que compartimos con el ministro, puesto que él también ha hecho referencia a la necesidad de mantener la corrección de los desequilibrios para garantizar la sostenibilidad. Hay demasiados
interrogantes, señor ministro, y me gustaría que, en la medida de lo posible, me los despejara de forma algo más concreta y precisa de lo que lo ha hecho en su intervención.


En primer lugar, hay interrogantes internacionales sobre los cuales usted ha pasado como sobre ascuas. Por ejemplo, hay una crisis en China, que tiene que ver con el sistema financiero chino y con la moderada tasa de crecimiento económico
-por debajo de dos dígitos- que literalmente se come el crecimiento demográfico. Esto significa que China está estancada y eso a la larga le va a crear -ya se los está creando- problemas financieros. Además, hay una recesión en la economía rusa y
un moderado crecimiento de la economía norteamericana, al que usted ha hecho referencia. También es verdad que el acuerdo con Irán va a venir en ayuda de países como el nuestro, energéticamente muy dependientes, aunque solo sea por las expectativas
que ha generado, porque va a mantener bajos los precios del petróleo. Si nos centramos en los interrogantes internacionales, en la Unión Europea hay un moderado crecimiento -de hecho, somos la economía que más va a crecer dentro de la Unión
Europea-, pero hay también una gran ignorancia sobre lo que está ocurriendo. El otro día al secretario de Estado de Comercio le hacía referencia a un nuevo término que deberíamos acuñar, algo así como deflacimiento o creciflación. Ya conocíamos el
término estanflación -es decir, estancamiento con inflación-, pero ahora tenemos algo paradójico: con deflación hay crecimiento económico. Es lo que está ocurriendo, por ejemplo, en España. ¿Por qué digo que es paradójico? Porque eso, con
arreglo a la teoría económica clásica, no se puede producir. Si los precios bajan es porque hay una caída de la demanda sobre la oferta y, por consiguiente, eso no debería provocar crecimiento; sin embargo, lo está provocando. Esto tiene que ver
con una reflexión que le voy a hacer más adelante. Lo primero que debemos reconocer humildemente, empezando por los gobiernos, siguiendo por los parlamentos y terminando por los economistas -aunque tal vez habría que invertir el orden-, es que no
sabemos cómo responder a lo que está ocurriendo en la propia economía española y, por extensión, en la economía internacional en este momento, porque no sabemos cómo interpretarlo. En ese contexto voy a situar una serie de reflexiones e
interrogantes sobre la economía nacional y también sobre la evaluación de la crisis griega, respecto a la que le haré una pregunta muy concreta, que es si el ministerio tiene algún tipo de estimaciones sobre el impacto que la crisis griega está
generando o puede generar en la economía española. Si las tuviese, le agradecería que nos avanzase algo. Lo mismo se podría decir respecto al tipo de cambio dólar-euro. Sube. Baja. Es evidente que en años anteriores el euro estuvo
especulativamente sobrevalorado respecto al dólar, porque no respondía a la correlación entre las economías reales de Estados Unidos y de la Unión Europea. Es muy probable que ahora esté infravalorado, lo que nos ayuda a mejorar nuestras
exportaciones pero nos dificulta nuestras importaciones. Se podría pensar ingenuamente que, dado que más del 65 % del comercio de la Unión Europea es comercio interno entre los países de la Unión Europea, podríamos ignorar este pequeño detalle,
pero, como estamos moviéndonos simultáneamente en el ámbito de los flujos financieros, la infravaloración del tipo de cambio del euro respecto al dólar nos perjudica.


Ahora desciendo a los interrogantes en la economía nacional. La prueba de que no sabemos lo que está ocurriendo es que ustedes mismos reconocen que las previsiones que hicieron el año pasado no se están cumpliendo. Sencillamente crecemos
más de lo que previeron. Eso, que lo venden como positivo y lo es para el ciudadano, también genera un interrogante: ¿Por qué vamos a creer las previsiones que usted mismo hoy ha avanzado para 2016 si las de este año no se han cumplido? Lo que me
preocupa no es si no se cumplen al alza como este año; lo que me preocupa es la ignorancia que hay detrás de ese planteamiento desde el punto de vista económico, porque a lo mejor no se cumplen a la baja. Ese es el tipo de interrogante que a
nuestro grupo le preocupa respecto a la sostenibilidad económica de nuestro país.


Demanda interna. Usted ha hablado del desapalancamiento que ha habido en el sector privado, pero el crecimiento de la deuda se está comiendo literalmente parte de ese desapalancamiento Eso está creando dificultades que pueden acentuarse en
el flujo de crédito a familias y empresas. Dicho de otra manera, como todos sabemos, el Estado se convierte en el competidor en el mercado financiero de las empresas y las familias, con una ventaja sustancial: desde el punto de vista de las
instituciones financieras la deuda soberana española está indirectamente respaldada por el Banco Central Europeo, cosa que



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obviamente no ocurre con la deuda de las familias y de las empresas. Eso ya parece que lo estamos superando, pero de seguir el crecimiento de la deuda podría convertirse en un factor preocupante.


Vayamos a los factores de producción. Reforma laboral. Nuestro grupo desde hace tiempo propuso que se fuese hacia el modelo de contrato único. Cuando lo propusimos, hace tres o cuatro años, se nos dijo de todo. Hoy ya lo reconoce y lo
sugiere el Fondo Monetario Internacional y los informes de la Comisión Europea. Por tanto, no andábamos tan desencaminados. Otro elemento fundamental en los factores de producción que está directa e intrínsicamente vinculado al crecimiento y a la
productividad es la I+D+i. Se ha dicho que hay que cambiar un modelo económico hacia más I+D+i. Sí, pero la condición previa necesaria para que eso pueda ocurrir es que se haga I+D+i propia, y eso pasa por garantizar un plan de inversión en I+D+i a
medio y largo plazo. No pueden cambiarse las cantidades que se destinan a I+D+i dependiendo de la coyuntura de este país, y eso ha ocurrido y está ocurriendo en este momento: este año toca aumentarlas, pero los tres años anteriores disminuyeron.
Además, hay que sumar a esto una pequeña dificultad: cuando un proyecto de investigación, desarrollo o innovación se paraliza y se suspende, todo lo que se invirtió en él queda arruinado. Lo sé porque durante muchos años he dirigido muchas tesis
doctorales, y si en el último año no se concede la beca para poder terminar la tesis doctoral, todo lo que se invirtió anteriormente se arruina. No creo que, en las condiciones políticas en las que nos encontramos en este país, el Gobierno actual
pueda garantizar un plan de I+D+i a medio y largo plazo. Otra cuestión en los factores de producción es la unidad de mercado. Se han hecho avances con respecto a la unidad de mercado, hay que reconocerlo. Probablemente ese sea uno de los
elementos que explique que el crecimiento se haya producido por encima de lo previsto, a pesar de la deflación. Pero hay que seguir haciendo avances en la unidad de mercado, si no, con lo que se ha logrado no va a ser suficiente para garantizar el
crecimiento en los próximos años. Y una parte muy importante de esa unidad de mercado está vinculada a una reforma de las administraciones en la línea de la racionalización. Se acaban de aprobar estos días leyes en el Congreso que van en esa
línea. Vamos a ver si en la práctica la fragmentación autonómica no termina boicoteando la viabilidad de esas leyes.


Vayamos al tema de la crisis griega. En el debate que hubo el otro día sobre este asunto con el presidente del Gobierno, nuestro grupo sostuvo que los dos modelos de rescate a Grecia que se han hecho con anterioridad no han funcionado. Eso
es un hecho empíricamente verificable, incuestionable. La cuestión es por qué creemos que este nuevo plan de rescate va a funcionar. Me gustaría que me diese algunos argumentos. Usted puede contestar diciendo que todavía no lo han negociado
formalmente. Señor ministro, si no tuviesen ya unas ideas mínimamente consolidadas sobre por dónde van a ir las líneas y cuáles van a ser los criterios de negociación, el próximo día 10 de agosto tendrían una situación muy complicada. Me gustaría
que me anticipara algo. Nosotros propusimos un fondo de solidaridad, que el presidente del Gobierno descartó por las razones que adujo, cuya finalidad fuese garantizar la cobertura de una serie de derechos fundamentales básicos de los sectores con
mayor precariedad en la sociedad griega y evitar un aumento de la exclusión social en ese país.


Pedíamos que fuese directamente gestionado por la Comisión Europea, porque no nos fiamos de que el Gobierno griego lo vaya a gestionar -incluso aunque sea solo un 10 %, como se señalaba ahora, de lo que se le aporte como rescate- para
destinarlo a cubrir las necesidades de los sectores más marginales o excluidos de la sociedad griega. No lo han hecho hasta ahora y, aunque haya cambiado el Gobierno de Syriza, si algo estamos comprobando es que Syriza es una jaula de grillos; ahí
no se ponen de acuerdo ni dentro de la propia coalición, luego con menos motivo podemos esperar que cuando tengan recursos alcancen un criterio único de cómo aplicarlos. Creemos que el modelo de rescate de Grecia tiene que romper los moldes de lo
que han sido los criterios dominantes en los dos modelos de rescate anterior. Hay que establecer nuevos criterios que hagan compatible el crecimiento del sector productivo, la recuperación del tejido productivo en Grecia que vaya algo más allá del
sector hotelero y el turismo, con la posibilidad de devolución de una parte del rescate. Formalmente no se le podrá llamar quita, pero una deuda que se devuelve a cien años todos sabemos que en realidad es una quita. Yo solo conozco un caso que ha
cumplido y es el caso alemán con respecto de las deudas de guerra que se le impusieron, que cerró hace tan solo unos años. Pero no creo que sea este el modelo griego.


Quiero hacer una última reflexión con respecto a su no elección como presidente del Eurogrupo. A mí sí me preocupa. Yo sé que este sistema de votaciones para este tipo de cargos, que en principio se pactan, pueden romperse coyunturalmente
-como yo creo que ha ocurrido- en una situación excepcional, porque son pactos entre caballeros, pero perjudica la representatividad del Estado español en las instituciones europeas. A nuestro grupo eso le preocupa, porque la representación en las
instituciones



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europeas está basada en un equilibrio entre los países que debe respetarse. Nosotros lo hemos respetado con respecto a otros países y lo que hemos detectado es que, cuando ha llegado el momento de corresponder, no se ha cumplido. Puede que
a otros grupos parlamentarios no les importe, pero conociendo bien cuál es el funcionamiento de las instituciones europeas, cuando esos equilibrios no se respetan quien sale perjudicada sistemáticamente es la capacidad de defensa de los intereses
nacionales en el conjunto de las instituciones europeas. Por tanto, lamento que no haya sido elegido y lamento que el resultado de esa no elección -sea por causas coyunturales o de otro tipo- sea una peor capacidad de defensa de los intereses
nacionales en las instituciones europeas.


El señor PRESIDENTE: Señor Larreina, tiene usted la palabra.


El señor LARREINA VALDERRAMA: En primer lugar, quiero agradecer la comparecencia del señor ministro, que sigue batiendo el récord del Gobierno en lo que a deferencia con el Congreso se refiere a la hora de comparecer. Yo creo que eso es
positivo y hay que subrayarlo.


Entrando en el fondo de la cuestión, usted ha venido aquí a exponernos la cara de la situación económica. Yo creo que el crecimiento no lo puede negar nadie -nosotros tampoco lo negamos y nos alegramos de que haya crecimiento-, pero usted
ha enfocado ese crecimiento con una serie de aspectos positivos que son la cara de la moneda, y yo quizá tengo que insistir más en la cruz de la moneda, precisamente para que ese crecimiento pueda ser sostenible socialmente, pueda ser sostenible en
el tiempo y pueda ser sostenible medioambientalmente también, que para nosotros son elementos fundamentales de un crecimiento económico.


No voy a entrar tampoco en cuáles son las causas de ese crecimiento, si son factores exteriores, si es la actuación del Banco Central Europeo, los precios del petróleo, el cambio de moneda del euro al dólar, ni si la causa fundamental está
en las reformas estructurales a las que usted se ha referido. Usted sabe que nosotros hemos sido muy críticos con esas reformas estructurales, y la situación es que es imposible saber si hubiésemos crecido más con las reformas que nosotros
proponíamos o con las suyas porque la realidad es la que es y no se puede dar marcha atrás a la moviola. Por lo tanto, yo puedo defender que con las reformas que nosotros defendíamos el crecimiento hubiese sido mayor, más sostenible, etcétera, pero
es imposible saberlo. Con lo cual, creo que ese debate no aporta nada en positivo en esa situación.


Quiero subrayar un aspecto, y es que usted ha hecho mucho hincapié en los beneficios de la reforma laboral, algo en lo que creo que no tiene razón, como demuestra la realidad. El elemento fundamental de falta de competitividad de la
economía del Estado español con el resto de la Unión Europea son los costes laborales no salariales y la reforma laboral ha insistido sobre todo en la reducción de los costes laborales salariales, y ese no es el elemento fundamental. Sin embargo,
desde mi punto de vista, a la hora de actuar el Gobierno ha incidido muy poco en el ámbito de los costes laborales no salariales para hacerlos más competitivos con el resto de la Unión Europea. Pero insisto en que no es el elemento fundamental de
mi preocupación. El elemento fundamental de la preocupación de Amaiur es que este crecimiento no es socialmente sostenible y cuya permanencia tampoco está garantizada en el tiempo. ¿Por qué decimos esto? Porque no se han abordado los problemas
estructurales de fondo de la economía del Estado español, y lo decimos con preocupación. En muchas ocasiones he dicho ante esta Comisión y ante el Pleno que puede parecer paradójico que a un independentista vasco le preocupe España, pero
efectivamente nos preocupa; nos preocupa el hecho de que las reformas estructurales no se hayan abordado.


Me voy a referir a algunas de ellas. Una son las tasas de paro. Señorías, las tasas de paro siguen siendo inasumibles y los avances positivos que se han dado con respecto a las mismas están relacionadas con un empleo poco sostenible
socialmente y poco sostenible en el tiempo. Este es un elemento de preocupación. Pero hay otro mucho más preocupante todavía desde el punto de vista de la macroeconomía y que tiene incidencia posterior en la microeconomía, como es el fraude
fiscal. El problema de la economía del Estado español no es un problema de gasto, sino de ingreso. Es decir, el gasto público está por debajo de la media de la Unión Europea, y en algunos casos muy por debajo; el problema es que el ingreso está
mucho más por debajo y ese es un elemento que no se ha abordado con determinación. Se ha avanzado en el fraude fiscal, y en este sentido le he reconocido al ministro Montoro que de no hablar de este tema al comienzo de la legislatura pasó a decirme
después que tenía razón en las demandas que le hacíamos, se empezó a actuar y efectivamente se ha disminuido el fraude fiscal. Decía el otro día que la tasa efectiva del impuesto sobre sociedades de las grandes empresas ha pasado en estos últimos
cuatro años del 3 % al 9 %, lo cual es un avance, pero un avance que no deja de poner de manifiesto una situación escandalosa



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como que un mileurista pague el 12 % de impuestos y una gran empresa pague solo el 9 % sobre sus beneficios. Es una situación de escándalo social. Creo que ahí es donde hay que avanzar y no se ha hecho. Esto tiene también mucha incidencia
sobre la deuda pública, cuestión a la que luego me referiré al hablar de Grecia. La situación de la deuda pública en el Estado español está empezando a ser insoportable. El último informe de la OCDE decía que hay riesgo de que se lleguen a
alcanzar cotas como las de Grecia, hasta el 170 %, si no se toman medidas, y ese es un riesgo que está ahí. Pero es que en las actuales dimensiones es una deuda también difícilmente pagable, y creo que este es un elemento de reflexión. Cuando
tenemos esa deuda pública, ese déficit de ingreso fiscal y al mismo tiempo tenemos una reforma fiscal que va a bajar los impuestos, es muy difícil cuadrar las cuentas y garantizar la estabilidad del crecimiento en el medio plazo, máxime si eso lo
unimos a otro elemento estructural también importante, como es lo que está pasando con el Fondo de reserva de la Seguridad Social, que está disminuyendo, lo cual en un futuro más o menos lejano puede generar también problemas graves de viabilidad
del modelo económico y por tanto de repercusión en la deuda pública y en la estabilidad del crecimiento. En este sentido, los datos son muy significativos. En los tres últimos años, 2012, 2013 y 2014 se han sacado del Fondo de reserva de la
Seguridad Social alrededor de 43.000 millones de euros, e incluso se han sacado otros 5.350 millones del Fondo de prevención y rehabilitación de las mutuas. Este es un elemento que está ahí y que es muy preocupante, porque puede poner en cuestión
el modelo socioeconómico y el crecimiento estable de esa economía.


Hay otro elemento también fundamental de los problemas estructurales de la economía del Estado español, que es el bajo nivel de industrialización. ¿Cuál es la diferencia entre mi país, Euskal Herria, y el resto del Estado? Ahora mismo en
Euskal Herria los índices de crecimiento son ligeramente inferiores a las previsiones del Estado, sin embargo es un crecimiento más estable y más sólido porque tiene una base industrial importante, es decir, el sector industrial tiene un peso muy
importante dentro del producto interior bruto. Los datos de inversión en I+D+i -que es otro de los problemas estructurales de la economía del Estado español- están en la media de la Unión Europea y muy por encima de los datos del Estado español, y
esa es la garantía de pervivencia de crecimiento en el tiempo, de sosteniblidad de ese crecimiento y también de sostenibildad social, porque una base de empleo sustentada en el sector industrial es más estable y da más cohesión social. El problema
que vemos es que en el ámbito de la industrialización no se ha hecho nada definitivo o nada importante, desde nuestro punto de vista no ha habido un compromiso suficiente por parte de este Gobierno en estos últimos años, y ese es uno de los
problemas estructurales que pone en peligro la estabilidad en el tiempo de ese crecimiento.


Además hay otro elemento también. Hablaba antes de sostenibilidad social y los datos también son muy preocupantes. En el último año, según la OCDE, ha habido un cambio de tendencia en el crecimiento de la desigualdad. En el año 2013
estaba disminuyendo la desigualdad, precisamente cuando más empieza el crecimiento económico, en 2014 y 2015, ha vuelto a aumentar la desigualdad, ha habido un cambio de tendencia. Es algo que nos preocupa y que el Gobierno se tiene que plantear
porque estamos creciendo pero, en vez de disminuir la desigualdad -que había empezado a disminuir en el año 2013-, ha empezado a aumentar otra vez. El índice de Gini, según datos de la Unión Europea, muestra lo mismo, un cambio de tendencia en 2014
y 2015, empieza a aumentar otra vez. Este dato es preocupante y forma parte de esa cruz de la moneda que le decía al principio y creo que es nuestra obligación ponerlo encima de la mesa, porque si no abordamos la parte oscura del crecimiento
difícilmente podemos garantizar esa sostenibilidad social en el tiempo y también medioambiental del crecimiento. Por lo tanto, ponemos encima de la mesa esas cuestiones y hacemos la demanda al Gobierno de que las aborde porque son fundamentales.


Hablaba usted de Grecia y creo que también debemos reflexionar sobre ello. En toda la crisis que se ha producido en los últimos meses alrededor de Grecia lo que hemos puesto en peligro es el modelo de Europa, y creo que sigue estando en
peligro porque no se está yendo a la raíz del problema. Estamos hablando del rescate de Grecia pero lo que realmente estamos haciendo es un rescate de los acreedores, un rescate financiero por parte del resto de la Unión Europea, del Fondo
Monetario Internacional, etcétera. Pero no estamos abordando el rescate de la economía de Grecia, del crecimiento de Grecia, el rescate de esa mayoría social que hay en Grecia que lo está pasando mal. Y esto es algo que hay que replantearse. El
Fondo Monetario Internacional -no son muchas las veces que coincido con el Fondo Monetario Internacional, pero en este caso sí- ha dicho con total claridad que la deuda es impagable, y al final estamos entrando en un círculo vicioso: damos una
serie de ayudas para ir manteniendo esa deuda que va creciendo sistemáticamente. Pero el problema de Grecia se puede trasladar a otros Estados de la



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Unión Europea, los datos son preocupantes y significativos y creo que el Fondo Monetario Internacional también abunda en esa cuestión. Según los datos, Italia está ya en el 132 % de su producto interior bruto de endeudamiento; Francia está
en el 95; el Estado español está en el 98 %. Son cantidades que claramente apuntan a que es inviable el pago de esa deuda y que tiene que hacer un replanteamiento, porque si no la crisis griega acabará trasladándose a Italia, a Francia y al Estado
español y pondrá en peligro, como decía antes, la propia Unión Europea. Hay que abordar una reforma a fondo de la Unión Europea. Los actuales mecanismos que se están utilizando, como el Eeurogrupo, etcétera, no responden a la realidad de la
sociedad europea, tienen un déficit democrático importante porque no dan cuenta ante nadie y están funcionando con unos criterios que son más economicistas de la economía financiera especulativa que de la economía real y, al final, están dando la
espalda a ese espíritu creador de la Unión Europea. He repetido muchas veces que estamos volviendo a los inicios, a la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, a un puro mercado, cuando aquello, que era el inicio, era un instrumento para conseguir
un fin. Pues ahora mismo el mercado se ha convertido en un fin dentro de la Unión Europea, olvidándose de que tenía que ser un medio para conseguir una Unión Europea más integrada, una Unión Europea de los ciudadanos, de los pueblos, una Europa
social. Eso es lo que está encima de la mesa en el caso de Grecia. Creo sinceramente que es un error hablar del rescate de Grecia. Las medidas que se están tomando no están rescatando a Grecia, están perpetuando el problema, dilatándolo en el
tiempo y posponiendo al final la crisis global. Ese es un elemento que hay que plantear encima de la mesa del Gobierno español, del Eurogrupo y del conjunto de la Unión Europea, porque si no en el medio plazo vamos a tener un problema que va a
afectar no solo a Grecia sino a otros Estados y al conjunto de la Unión Europea.


Sin más, agradezco su comparecencia.


El señor PRESIDENTE: Señor Pujalte, tiene la palabra.


El señor MARTÍNEZ-PUJALTE LÓPEZ: Muchísimas gracias, señor ministro, por su comparecencia. Decía el señor Larreina, que es el último que ha intervenido, que es un gesto de deferencia hacia este Parlamento las numerosas ocasiones en que
hemos tenido su presencia en la Comisión, pero creo que también es una fuente para el debate, para que se pongan encima de la mesa ideas muy positivas. Por tanto, quiero agradecer su presencia hoy, pero también muy especialmente el comportamiento
que ha tenido en esta legislatura con la Comisión de Economía, lo cual es bueno para dicha Comisión pero también para usted y para que podamos tener un debate abierto y pausado, porque una de las cosas que suceden cuando hay comparecencias
periódicas es que el debate se torna más pausado; cada uno defiende sus ideas pero de una manera más moderada.


Decía el señor Moscoso que el día es especial porque ha salido la EPA, efectivamente, pero eso demuestra la confianza que tienen el Gobierno y el Grupo Parlamentario Popular en la evolución de la economía. La fecha se fijó muchísimo antes
de saber el dato de la EPA. Sí sabíamos que hoy salía la EPA, pero la confianza de que el funcionamiento de la economía es positivo y que se están trasladando a la creación de empleo es total. El día es muy apropiado, el dato es muy bueno y
demuestra que hay confianza en la evolución. Se refería el señor Moscoso a La Odisea y al largo viaje de Ulises hacia Ítaca. También sería bueno referirse a La Ilíada y a la larga lucha contra Troya; le decía Áyax a los aqueos que la victoria
-eso lo decía cuando Héctor estaba atacando al ejército aqueo- no estaba en la tibieza sino en la lucha y en el combate y que nadie les iba a regalar a los aqueos la victoria si no eran sus propias fuerzas. No solo hay que atarse al palo para no
caer ante los cantos de sirena, también hay que hacer las reformas y los esfuerzos para ganar la batalla, y eso es lo que ha hecho este Gobierno. Lo que ha hecho este Gobierno es más apropiado a lo que hizo el ejército aqueo, que es luchar para
convertir lo que era un desastre en una victoria. Por eso, los datos son muy positivos, pero lo son, señor Garzón, comparándolos con algo. Usted se refería a un extraterrestre que cae en Barcelona -un libro muy interesante de Eduardo Mendoza, Sin
noticias de Gurb-, y está bien para hacer una descripción de la realidad. Lo que pasa es que hay que compararse. Es como esa mujer a la que le preguntan: Oye, María, ¿cómo está tu marido? Y ella responde: ¿Comparándolo con quién? (Risas.) Hay
que compararse, y compararse significa ver de dónde venimos; y el resultado es positivo. Porque se puede hacer una descripción y decir que todavía sigue habiendo desempleo, que todavía hay desempleo juvenil, que todavía hay niveles de pobreza, que
el dato del paro todavía sigue siendo muy malo, y es evidente, es una descripción de la realidad. Pero es que veníamos de una destrucción de empleo masivo, más de 500.000 al año; veníamos de una destrucción de empleo masivo en una legislatura;
veníamos de una caída de la renta per cápita brutal, con una caída



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muchísimo más intensa que en el resto de países europeos. Por eso, ahora decimos que estamos creciendo y haciéndolo más que la media europea, que estamos creando empleo y más que la media europea. Los datos son positivos y se está saliendo
con fuerza de la crisis, mejor de lo esperado. ¿Tiene que llegar a todos los ciudadanos? Evidentemente. ¿Hay que seguir trabajando para hacerla llegar a todos los ciudadanos? Evidentemente. Pero se está saliendo con un crecimiento vigoroso,
mejor de lo esperado.


Señor Calduch, a lo mejor nos equivocamos, pero mi experiencia académica es que cuando viene una recesión siempre fallas en las previsiones hacia la baja, suele suceder que te va peor de lo que esperabas. Y cuando estamos en una fase más
alcista te equivocas a la baja, quizá por la dinámica de los cuadros econométricos o macro sobre los que se hacen las previsiones, pero mejor es equivocarse a la baja para mejor que no para peor. Está yendo mejor que lo esperado y además se ve que
es sólido. Nos instalamos con cuatro mantras y, como cada vez que tenemos un debate salen los cuatro mantras, cada vez que tenemos un debate yo tengo que corregir los cuatro mantras que se quieren instalar. El primero es la sostenibilidad: están
ustedes creciendo pero esto no es sostenible. Hablar del futuro -que se lo pregunten a Casandra- siempre es complejo, pero ¿hay algunos elementos que nos permiten hablar de sostenibilidad? Dicen: el futuro va a ser peor. Los que somos del
Levante siempre tendemos a pensar que el año que viene vamos a bajar a segunda división, pero es de esperar, ahora que nos va a comprar un americano, que no sea así. ¿Qué va a pasar en la liga del año próximo?


El sistema financiero está funcionando bien, los tests de estrés hacen que tengamos ahora un sistema financiero que está funcionando. ¿Eso hace que el sistema sea más sostenible o no? Yo creo que sí. Cuando teníamos un sistema financiero
cuestionado, esto hacía que la economía tuviera unas previsiones más negativas. Ahora tenemos un sistema financiero que es positivo, que está funcionando bien, que es sólido, que pasa los tests de estrés; además, hemos participado en una
estructura europea del sector financiero para hacerlo más viable, más sostenible. Eso hace que tengamos un elemento positivo. Y no me quiero enrollar sobre cuánto ha costado o no la reestructuración del sistema financiero en España porque tuvimos
esa discusión hace unos días en la Comisión, menos que en otros países y, además, se ha salvado a los depositantes. Este es otro mantra, un inciso a lo que estaba diciendo. Sostenibilidad. Hay un sistema financiero mejor, hay menos apalancamiento
y eso hace que la economía sea más sostenible. Si se ha trabajado en unos niveles de apalancamiento privado menores, hace que la economía sea más sostenible. Hay un comportamiento del sector exterior mejor, lo que permite decir que España está
ganando competitividad porque además estamos ganando cuota de mercado y hace que la economía sea más sostenible. Según los datos de la EPA de hoy, se ha mejorado en todos los sectores, incluido en el industrial del que hablaba la señora Riera. Eso
hace que también sea más sostenible. Podemos decir que nos gustaría firmar un seguro para que fuera todavía más sostenible en esta sociedad en la que a todo el mundo le gusta la seguridad en el futuro, nos gustaría asegurar la sostenibilidad de la
evolución de la economía, de acuerdo, pero hoy la economía tiene pilares que la hacen más sostenible que hace unos años.


Otro mantra repetido es que el crecimiento es injusto. Se está creciendo, pero esto es injusto. Hay más empleo, en todos los sectores. El número de ocupados es ya 17.866.000 -con la cifra de hoy- y en 2011 era de 17.807.000.
Efectivamente, hay que trabajar. ¿Hay más ocupados? Sí. ¿Hay que llegar a 20 millones? Sí; 20 millones no es una cifra mágica que alguien se inventa y el presidente del Gobierno repite, sino que según estudios con 20 millones de ocupados con
unas condiciones salariales y unas cotizaciones a la Seguridad Social determinadas permiten garantizar el adecuado mantenimiento del Estado del bienestar en las condiciones actuales. Por tanto, hay que seguir trabajando para llegar a 20 millones de
ocupados. ¿Se está avanzando? Sí. ¿Eso hace que el crecimiento sea injusto? No, es muchísimo más justo ofrecer a los ciudadanos un puesto de trabajo que una renta mínima. Es muchísimo más justo trabajar para que los ciudadanos tengan un puesto
de trabajo, un salario y se ganen la vida honradamente que trabajar para que tengan una renta mínima garantizada, que puede estar muy bien, pero es mucho mejor buscar un puesto de trabajo ya que tendremos una sociedad muchísimo menos desigual. Hay
más trabajo en todos los sectores, y eso da cohesión e iguala la sociedad. Hay mejor financiación de los servicios públicos. No hay facturas de Sanidad en los cajones, ni acreedores que no sirven los productos en los hospitales como pasaba en 2011
porque no se les pagaba. Hoy hay una financiación más sólida, más consolidada, sin púas en los servicios públicos. Las administraciones están sin colapsos. ¿Eso hace que el crecimiento sea más igual? Sí, hace que el crecimiento sea más igual.



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Otro mantra es el empleo precario. Se está creando empleo en todos los sectores. Por poner un ejemplo y sin cansarles. El número de jóvenes de entre diecinueve y veinticuatro años que estaban en el paro a 31 de diciembre de 2011 era de
884.000 y ahora son 589.000. Por tanto, hay más empleo para jóvenes, más posibilidad de que los jóvenes se inserten en el mercado laboral. Se establecen unos mantras que no se corresponden con la realidad. Por tanto, el crecimiento -y así lo
entiende mi grupo- se está trasladando a una mejora clarísima de la calidad de vida y es un crecimiento más sostenible. Se está trabajando para que el crecimiento llegue a todo el mundo, con más igualdad. Señor Larreina, el último índice de Gini
está hecho con datos de 2012. Las previsiones con datos de 2013 es que en España mejora la igualdad. Con datos de 2014 y 2015 tardará años en hacerse. Además, en España la igualdad con el índice Gini está relativamente mejor que en otros países
europeos. Creo que estamos en la buena dirección.


Por último, quiero referirme también a Grecia. El Grupo Parlamentario Popular quiere que se mantenga el euro. Como decía el ministro recientemente, que el euro sea un hotel donde hay check in y no check out. Queremos que se mantenga el
euro, queremos que los países sigan en el euro, queremos que Grecia siga en el euro, queremos hacer todo lo posible para que Grecia siga en el euro.


Me van a permitir leerles unas frases de un analista. El régimen financiero griego es tan extraordinario y se parece tan poco al nuestro que, antes de entrar en detalles presupuestarios, merece alguna reflexión. Grecia es el único país que
desde su nacimiento vive en la absoluta bancarrota. Todas las partidas presupuestarias incurren en déficit. Mientras que en un país civilizado cuando los ingresos no cubren los gastos se busca la manera de lograr un préstamo, en Grecia dicho
recurso no se ha intentado jamás y, si se hubiera hecho, no habría tenido éxito. Ha sido necesario que otros países garanticen su solvencia para que Grecia negociara un crédito exterior. Los recursos logrados con ese crédito han sido malgastados
por el Gobierno sin fruto alguno para el país y, una vez agotado el dinero, ha sido necesario que los avalistas perdonaran los intereses porque Grecia no podía pagarlos. Los contribuyentes no pagan. Hoy Grecia renuncia a la esperanza de pagar su
deuda. En el caso de que otros países continuaran pagando en su lugar indefinidamente, Grecia no estaría en mejor situación. El mismo analista dice: no se presta sino a los gobiernos que están bien consolidados, no se presta sino a los gobiernos
que parecen lo suficientemente honestos como para cumplir sus compromisos. Por todas estas razones, Grecia está abandonada a su suerte. Incluye otra lindeza: el Ministerio de Guerra da unos 600.000 dracmas y el de Marina paga más de 250.000 a
hombres que no son ni marinos ni soldados. Concluye el informe con una reflexión sobre lo que arruina a un país y dice que no son las ayudas externas. Lo que arruina a un país es que se den ayudas a quien no las necesita, pensiones a los hombres
que nunca han servido y enormes limosnas demandadas por ciertos personajes poderosos. Todo esto, señorías, no lo ha escrito nadie ahora, lo escribió un analista francés en 1854, en la Grecia contemporánea.


Lo que hay que hacer de Grecia es un país viable, si no, no construiremos. Lo que el MOU tiene que garantizar a Grecia es que sea un país viable. Lo que hay que garantizar con el MOU es que Grecia crezca, que tenga una economía sólida.
Decía hace poco un hotelero español que Grecia tenía menos camas hoteleras, con diez veces más kilómetros de costa, que Mallorca o que Benidorm. No es que Grecia se tenga que dedicar únicamente al sector turístico, pero es que tiene que ser un país
viable, tiene que crecer y tiene que crear empleo.


Señor Garzón, usted decía que su modelo es Tsipras, que su homólogo es Tsipras. Me parece muy bien, pero es que Tsipras ya gobierna y lo que ha hecho es llevar a un país que crecía a la recesión, llevar a un país que creaba empleo a la
destrucción de empleo, llevar a un país que empezaba y tenía oportunidades de ir a los mercados porque empezaba a generar confianza a no generarla. Ha convertido a su país en un país que depende únicamente de que ahora los españoles, cada español,
cada uno, el que está en la cola del paro o el que va a Cáritas a por dinero, tenga un riesgo con Grecia de casi 700 euros y nosotros, aquí, dándole a un botoncito, vamos a pedir a cada español, también al que está en la cola de Cáritas, que asuma
un riesgo de 200 euros más, y eso me parece que tiene que tener una contrapartida. Esta contrapartida ha de ser de exigencias a Grecia, de exigencias al Gobierno heleno para que se ponga a trabajar y para que Tsipras deje de ir por el mundo...
-maldita gracia tendría que le estemos pidiendo a cada español ese dinero para que Varufakis se compre otra moto de lujo-. (Un señor diputado: ¡Muy bien!-Un señor diputado: ¡Qué demagogo!) Señorías, eso es lo que no puede ser. Por eso nosotros
ayudaremos a Grecia para que Grecia sea un país viable y para que el MOU reconozca también que el camino son las reformas, la consolidación y la seriedad. (Aplausos.)



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El señor PRESIDENTE: Señor ministro, tiene usted la palabra.


El señor MINISTRO DE ECONOMÍA Y COMPETITIVIDAD (De Guindos Jurado): Voy a intentar ir contestando a cada uno de los portavoces. Ha habido cuestiones en común, por lo que voy a intentar no repetirlas en todos los casos, como es el asunto de
Grecia, los temas de igualdad y desigualdad, sostenibilidad y crecimiento económico, etcétera.


Empezaré con el señor Moscoso. Hay un mensaje que he intentado trasladar hoy. Ese mensaje es que indudablemente hoy la economía española está mucho mejor que hace tres años porque ha corregido desequilibrios y se han llevado a cabo
reformas y, uno, se ve la luz al final de túnel, si bien no hemos dejado atrás la crisis ni hemos recuperado los niveles de renta que teníamos ni los niveles de empleo y, dos, sin embargo, somos vulnerables. Somos vulnerables por una serie de
cuestiones. Por un lado, porque todavía tenemos una ratio deuda pública/PIB elevada y aunque el endeudamiento privado se ha reducido mucho, sigue estando por encima de la media. Por otro lado, tenemos una posición inversora neta que es muy
elevada, lo manifestaba anteriormente el señor Moscoso y el Fondo Monetario Internacional siempre nos lo dice. ¿Cómo somos vulnerables? ¿Cómo se produciría la vulnerabilidad? ¿Cuál es el elemento clave desde el punto de vista de la vulnerabilidad
de España? El elemento clave de la vulnerabilidad de España es la confianza. Dado nuestro nivel de endeudamiento, dado nuestro nivel de deuda externa y nuestra posición inversora neta, si en un momento dado hubiera algún impacto negativo desde el
punto de vista de confianza, inmediatamente eso se reflejaría en un endurecimiento de las condiciones financieras para España, que sigue teniendo muchísima dependencia de financiación externa, y en un encarecimiento de dicha financiación. Eso
inmediatamente se trasladaría a la actividad económica real, se trasladaría a nuestra actividad económica y se trasladaría a las cifras de paro. Por tanto, el mensaje es que aquí ha habido una actuación, ha habido un camino, ha habido una evolución
que han dado resultados, lo estamos viendo. Es decir, quién nos hubiera dicho a nosotros hace simplemente un año que la economía española iba a estar creciendo al 4 % o que iba a crear 600.000 puestos de trabajo o que, de algún modo, lo íbamos a
hacer con una situación en la que teníamos un superávit de la cuenta corriente/balanza de pagos y una inflación que está prácticamente en cero. No nos lo hubiéramos creído absolutamente nadie, pero esa es la realidad de la economía española hoy.


Sin embargo, y dicho esto, todo eso no está garantizado. El crecimiento del 3 % de los próximos cuatro o cinco años no está escrito en bronce, dependerá de nosotros mismos. Hay algunos ejemplos -antes he puesto el ejemplo de Grecia- en los
que si se afecta la confianza, la reversión puede ser muy rápida y, además, muy intensa. Por lo tanto, tengamos en consideración lo que se ha hecho bien y lo que no se ha hecho bien porque, desde luego, una vez se salvó una situación límite a
finales del año 2011, principios de 2012, pero desde luego yo no quiero que mi país vuelva a estar en esa situación límite.


El señor Moscoso ha hecho una serie de comentarios sobre cuestiones específicas, que paso a comentar y detallar. Primero, la EPA. La EPA desestacionalizada es buena, es decir, en términos trimestrales el dato desestacionalizado es que el
empleo ha crecido en el 1,12 %, si no me falla la memoria; eso es lo que de alguna forma va a sustentar la proyección que había hecho el Banco de España. No es lo mismo el crecimiento desestacionalizado en términos EPA que en términos de
contabilidad nacional, pero no estará muy alejada, porque además una de las cuestiones buenas de la EPA es que hay muchísimo empleo a tiempo completo, no es a tiempo parcial. Anteriormente, el señor Garzón hacía una serie de consideraciones sobre
el empleo parcial. Si se ve la última EPA, lo que se observa es que ha crecido mucho en el último año el empleo a tiempo completo, y yo no soy de los que atacan el empleo a tiempo parcial, creo que es una alternativa viable desde el punto de vista
de determinados colectivos: jóvenes, estudiantes, etcétera, pero lo que ponen de manifiesto los datos es que el empleo está siendo a tiempo completo, con lo cual la conversión de la contabilidad nacional no llevará una bajada importante, sino que
estará también próxima a lo que nos ha dado la EPA, por lo cual la proyección del Banco de España del crecimiento en el segundo trimestre del 1 % parece factible.


Después ha planteado cuestiones sobre la sostenibilidad. Yo creo que hemos corregido muchísimo los desequilibrios macroeconómicos, como decía anteriormente. Hoy ni nuestro sistema bancario es lo que era, es decir, hace unos años nadie se
creía las cuentas del sistema financiero. A nosotros lo que nos mataba en el año 2012 era la ligazón entre el riesgo bancario y el riesgo macroeconómico. El ajuste inmobiliario se percibe como ya realizado en una gran parte, muchos incluso hemos
visto que ya hay segmentos en los que empiezan a crecer los precios. Desde el punto de vista de la competitividad, hemos recuperado gran parte de la competitividad incluso perdida desde nuestra incorporación al euro. Las



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cuentas fiscales están en una posición buena, las hemos reducido en un 50 % prácticamente con respecto a lo que teníamos en el año 2011. Es decir, hoy todos esos factores están mucho mejor, pero todavía siguen quedando elementos de
vulnerabilidad y eso lo tenemos que reconocer todos, y todos tenemos que ser conscientes; pero también para que nos apliquemos a nosotros la propia medicina y seamos prudentes también desde el punto de vista de las recomendaciones que se hacen a
futuro.


Respecto al tema de la deuda pública, que es cierto que ha aumentado casi en 30 puntos desde el año 2011 al año 2014, simplemente les recordaría cuál ha sido la distribución: 19 puntos ha sido el déficit público, es decir, para garantizar
la sostenibilidad de la deuda pública tenemos que reducir el déficit público. Después hemos tenido 3,8 puntos consecuencia del ajuste bancario del programa de asistencia financiera. Pero es que el FLA -el Fondo de pago a proveedores- y el FADE
suman más de 11 puntos, y eso lógicamente son actuaciones que eran absolutamente necesarias e imprescindibles desde el punto de vista de la sostenibilidad. Y también lo que ha sido nuestra solidaridad más allá incluso de Grecia, como fue por
ejemplo el caso de Portugal y el caso de Irlanda, eso ha sumado 2,1 puntos. Además, en España hemos tenido caída del PIB nominal, y la deuda pública/PIB es una ratio; es decir, si el denominador cae, como ha caído muchos años desde el inicio de la
crisis, evidentemente la ratio empeora.


Después el señor Moscoso ha hecho consideraciones en relación con Grecia y ha comentado algo que ya comentó también el líder de la oposición, el señor Sánchez, ha dicho que le parecía bien que trajéramos aquí a votación el tercer rescate de
Grecia, pero que por qué no habíamos traído el rescate del sector financiero. Yo simplemente voy a decir -y esto no es un reproche, es únicamente para que sepamos por qué uno sí y otro no- que en relación con el primer programa de ayuda a Grecia,
que fueron préstamos bilaterales, fueron unos 6.700 millones de euros por parte española; en un primer momento el préstamo era a cinco años con dos de carencia -me parece-, y con un tipo de interés que era el Euríbor a tres meses más 300 puntos
básicos. Ahora son 50 puntos básicos, diez de carencia y treinta años de vida. Pues bien, en el momento en el que España concedió dicho préstamo a Grecia, que era un momento difícil, era el año 2010, el coste de financiación del Tesoro español
estaba ligeramente por debajo del 4 % en términos medios. Si nosotros comparamos la rentabilidad del préstamo que hemos hecho a Grecia e incluso suponemos la hipótesis, una hipótesis valiente, que no va a haber reestructuraciones adicionales ni
alargamientos adicionales ni reducciones adicionales de tipo, etcétera, y lo comparamos con lo que ha sido el coste de financiación del Tesoro español en cada uno de los años y lo traemos a valor presente, es decir, calculamos cuál es el valor
presente de esas pérdidas que se han producido, porque se han producido pérdidas, lo que sale, señor Moscoso, es que en el primer programa de rescate de los préstamos bilaterales, de esos 6.700 millones hemos perdido ya 1.500 millones de euros, que
no es reproche de ningún tipo, lo vuelvo a repetir, pero tenemos que ser conscientes de que evidentemente esa solidaridad tiene un coste. Es un coste no menor, es un coste que en estos momentos en términos de valor presente, con un cálculo
prudente, esos 6.700 millones valen hoy 1.500 millones de euros menos como consecuencia del diferencial del tipo de interés entre lo que paga el Tesoro y lo que estamos recibiendo de ese préstamo.


Por el contrario, en cuanto a la asistencia financiera a los bancos, ustedes saben que las condiciones eran las que eran, su coste en este momento me parece que está en el 0,9 % y lo comparamos con el coste medio del Tesoro. Si lo
comparamos, por supuesto, con la situación que teníamos en el año 2012 en el cual un préstamo a quince años estaba alrededor del 7 %, lo que nos sale es que el beneficio anual, no en términos de valor presente, sino cada uno de los años hasta el
momento, y dependerá de la evolución futura del coste de financiación del Tesoro, es de algo más de 2.000 millones de euros al año. Esa es la diferencia. ¿Por qué? Por un tema muy simple, porque efectivamente la financiación del MEDE es una
financiación en condiciones muy favorables para Grecia o para España cuando recibió el programa de asistencia financiera.


En cuanto a la quita o no quita, que es una cuestión que también ha salido, o si es sostenible o no la deuda griega, seguramente, de acuerdo con el análisis del Fondo Monetario Internacional y el carácter de la propia Comisión Europea, la
deuda griega, que está en el 180 % del PIB y que va a aumentar en los próximos años y va a estar próxima al 200 % del PIB, es un nivel que no es sostenible, pero se puede mirar de diferentes formas y el servicio de esta deuda como consecuencia de
los bajos tipos de interés, los periodos de gracia y la vida tan dilatada que tiene la deuda hace que, por ejemplo, Grecia en términos de costes de financiación como porcentaje del PIB esté pagando, me parece, menos que Italia. Desde ese punto de
vista, hay un cierto componente de sostenibilidad. Evidentemente, el Gobierno español siempre ha defendido que no va a aceptar, y es el planteamiento generalizado y el que se hizo también en la cumbre de julio de los jefes de Estado y de Gobierno,
quitas del valor nominal o del valor facial de la deuda



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de Grecia. Pero nosotros ya hemos llevado a cabo en relación con el primer programa tres modificaciones de variaciones de lo que es el perfil de los vencimientos de intereses y del principal de la deuda griega, lo hicimos tres veces, y en
el segundo programa rescate ya lo hemos hecho una vez. Esas modificaciones del perfil de vencimientos de intereses de periodo de gracia en última instancia, como saben ustedes, si calculamos las cosas en finanzas en términos de valor de presente
neto, lo que supone es que se ha reducido el peso de esa deuda. Eso se podrá producir, y así se ha acordado, cuando efectivamente en el mes de octubre se haya hecho la primera revisión del tercer programa griego, cuando se haya visto si las
acciones previas se han implementado y cómo se va llevando a cabo y aprobando lo que va a ser la condicionalidad o el MOU que firmen las autoridades griegas. Por tanto, ese es el planteamiento, pero en estos momentos la cuestión clave es si
simplemente a través de modificaciones del perfil podemos llegar a una situación en la cual el volumen de la deuda griega sea sostenible y eso es lo que nos tiene que decir el Fondo Monetario en los próximos días, cuestión especialmente importante.


Después también ha hecho consideraciones en relación con el Plan Juncker, y una consideración al final en relación con el Eurogrupo, que me han comentado varios portavoces aquí.


Señora Riera, simplemente por destacar lo que yo considero que es más relevante, usted ha comentado el problema del tamaño de las pymes, que es uno de los problemas estructurales de la economía española. Eso tiene que ver con un exceso de
dependencia de la financiación bancaria y con una insuficiencia de capital y de recursos propios que está muy ligada también a la percepción de empresa familiar de la pyme española. Eso es malo desde diferentes puntos de vista; por un lado, impide
la internacionalización de la pyme española porque para salir fuera hace falta un cierto tamaño y, por otro lado, lleva a modelos de gobierno corporativo que no son los mejores. Por tanto, uno de los grandes retos en el futuro es conseguir que la
pyme española crezca de tamaño. Eso está ligado a la búsqueda de nuevas fuentes de financiación, a la búsqueda de capital -y ahí los fondos de capital-riesgo pueden jugar un papel importante- y a la mejora de los gobiernos comparativos, que todos
sabemos que en las empresas familiares son complejos.


Ha comentado después un tema común que han mencionado también el señor Moscoso y prácticamente todos los portavoces: la desigualdad y el crecimiento justo e injusto. He dicho en numerosas ocasiones que la principal fuente de desigualdad en
España ha estado en el paro. Se perdieron más de tres millones de puestos de trabajo y más del 50 % de los parados eran de larga duración. No hay nada peor desde el punto de vista de la igualdad que un parado que lleva más de un año fuera de su
puesto de trabajo, porque la descapitalización es brutal y cada día que pasa se va perdiendo capital humano. Por tanto, me preocupa no solamente la tasa de paro, sino también el paro de larga duración, porque ahí está la fuente fundamental del
incremento de la desigualdad en España. Ha habido una segunda fuente de desigualdad, que está menos analizada desde el punto de vista económico -aunque ya empieza a haber análisis al respecto-, que ha sido el cierre de los mercados de crédito. Es
una obviedad que quienes necesitan ir a un banco a pedir un préstamo para comprar un coche, una lavadora o una vivienda normalmente no son los más ricos, sino el conjunto de la sociedad española. El cierre del mercado de crédito que se dio en
España durante una serie de años como consecuencia de las crisis bancarias -una reacción en muchas ocasiones excesiva, porque los bancos a veces sobrerreaccionan ante circunstancias difíciles- llevó a que las cifras de préstamos para consumo
personal o la concesión de hipotecas tuvieran caídas brutales. Eso lógicamente lo padecieron de manera primordial las capas más vulnerables y humildes de la sociedad española. Por eso, la existencia de datos en los cuales ya se pone de manifiesto
que otra vez empieza a haber fuente de financiación para el consumo familiar o el inicio de concesión de hipotecas con tasas positivas de crédito nuevo son datos positivos desde el punto de vista de la actividad -porque siempre decimos que los
bancos tienen que ayudar-, pero también desde el punto de vista de la cohesión social. Vuelvo a repetir que no había nadie que necesitara más la financiación que los jóvenes, que tenían que acceder a una vivienda y se encontraban con que el sistema
bancario no les daba una hipoteca o que tenían que acceder a una serie de bienes de consumo que todos consideramos imprescindibles -automóvil, electrodomésticos, etcétera- y durante años han tenido el mercado de crédito cerrado. Por eso, que en el
último año y medio se haya producido esa apertura del crédito es un factor positivo. También hay un dato en la EPA que creo que es relevante desde el punto de vista de la igualdad y la desigualdad y que se acabará reflejando en los índices de Gini,
porque el índice de Gini siempre se hace con retardo, como decía anteriormente el señor Martínez-Pujalte. Desde inicios del año 2013 el número de hogares con todos sus miembros parados ha caído casi en 340.000 y el número de hogares con todos sus
miembros ocupados ha crecido prácticamente en 755.000. Ese es sin duda un indicador adelantado de



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que el empleo, a pesar de todas las dificultades, de las insuficiencias y de la situación de las variables stock, está llegando a una mejora desde el punto de vista de la igualdad.


Con el señor Garzón he tenido bastantes debates y siempre he apreciado personalmente su capacidad intelectual. Aunque no esté de acuerdo con usted en muchas de sus conclusiones, le quiero reconocer una cuestión. Usted es un crítico del
sistema que conoce los fundamentos del mismo y llega, desde mi punto de vista, a una conclusión errónea, pero por lo menos sabe lo que son los clásicos, los neoclásicos, la teoría austriaca, la síntesis neoclásica, los keynesianos, etcétera, lo cual
es muy importante en esta vida. Le puedo decir que yo no conozco la teoría marxista igual que usted conoce la teoría liberal neoclásica, pero se puede decir que, como usted sabe perfectamente, la teoría marxista es una derivada, en última
instancia, de Adam Smith y de David Ricardo, con lo cual tiene también sus componentes en la teoría clásica de la historia económica.


Señor Garzón, usted se ha referido a una serie de cuestiones, a la estructura productiva, a los bancos, etcétera. Creo que sí ha habido cuestiones que se han modificado en la estructura productiva de España. La construcción no pesa hoy lo
que pesaba hace siete u ocho años. La exportación pesa muchísimo más. El sector industrial ha empezado a ganar peso, como vemos en los datos de la EPA: el empleo industrial ha crecido en 150.000 personas. Hay una cuestión que a veces genera un
problema a los que saben mucho de la teoría marxista cuando analizan la teoría que fundamenta la economía de mercado. Evidentemente, la economía de mercado, con una moneda fiduciaria, es un sistema que genera inestabilidad. Las crisis financieras
se reproducen en la historia y llevan a situaciones de burbujas inmobiliarias, burbujas de crédito, etcétera, de las que está llena la historia de la economía de mercado. Pero a pesar de todo eso, sigue siendo la que genera mayor prosperidad a
medio y largo plazo. Ahí es donde usted y yo seguramente divergiremos. Usted tendrá una opinión distinta, pero los datos empíricos nos llevan a que esa es la realidad. Yo no niego la existencia de crisis financieras, no niego la existencia de
burbujas de crédito, no niego la situación en la cual, como consecuencia, fundamentalmente, de la política monetaria se han producido situaciones de burbuja, pero a pesar del dolor que generan en términos de actividad, las recuperaciones que después
se van produciendo siempre continúan. Esa es la diferencia entre su planteamiento y el mío. En ese sentido, España es un buen ejemplo. En España tuvimos una burbuja de crédito, tuvimos una burbuja inmobiliaria, una parte importantísima de nuestro
sistema financiero se vio contaminada y, además, el poder político influía, a través de las comunidades autónomas, en las cajas de ahorros. Reconozco todo eso. Seguramente, soy el que más conoce estas cuestiones y, por mi trabajo, el que más he
tenido que lidiar con ellas, y a veces se me revolvía el estómago, como he dicho en muchas ocasiones. Esa es la realidad, pero hoy estamos en una posición totalmente diferente. Esos excesos también tienen que ver con los valores de una sociedad.
No es lo mismo vivir del crédito que vivir del esfuerzo personal, aunque el crédito sea necesario pero siempre tiene que estar en unos parámetros razonables. No podemos estar continuamente alimentando una burbuja. Creo que eso no existe en este
momento en nuestro país. Es decir, después de una crisis durísima, la más dura de nuestra historia, por la que hemos pagado en nuestras propias carnes todos los excesos que cometimos durante una serie de años, hoy nos encontramos en una posición
diferente. No todo está resuelto, pero el futuro es completamente diferente.


Respecto al tema de la desigualdad, usted dice que es un crecimiento desigual. En estas circunstancias, con un país que tiene una tasa de paro del 22 %, crear empleo es la prioridad número uno y lo que lleva a la igualdad. Después, usted
ha hecho otra consideración. Nosotros no hemos anunciado que vamos a perder 43.000 millones de euros en el rescate bancario; lo que hemos dicho es que el Gobierno anterior inyectó unos 30.000 millones de euros y que nosotros hemos inyectado,
aproximadamente, unos 40.000 millones de euros, pero tanto el Gobierno anterior como el Gobierno actual lo que han hecho, fundamentalmente, como decía antes el señor Pujalte, es salvar a los depositantes. Fíjese usted -y ahora hablaré de Grecia
porque ahí sí encuentro que tiene usted una cierta incongruencia intelectual en relación con su partido hermano- lo que ha durado la teórica resistencia del Gobierno griego ante unas vacaciones bancarias y unos controles de capital. No existe
economía moderna -ni moderna ni medio pensionista, como dice usted- en el mundo que aguante con un sistema bancario cerrado. Es imposible; es absolutamente imposible. El dinero que nosotros inyectamos fue, fundamentalmente, para evitar que los
depositantes de Bankia, de Catalunya Caixa o de Novacaixagalicia tuvieran que hacer frente a las pérdidas por el agujero que tenían acumulado. Dígame usted el nombre de un solo banquero al cual haya indultado o rescatado este Gobierno. Dígame
usted quién ha sido el que más casos ha presentado a través del FROB en los juzgados españoles, incluidas las famosas tarjetas black. Esa es la realidad. Lo



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bueno, señor Garzón, es que hoy la situación del sistema financiero español es completamente diferente, y ya llevamos prácticamente seis, siete u ocho trimestres en los cuales el crédito otra vez vuelve a fluir. Además, es compatible con el
proceso de desapalancamiento, que es imprescindible.


En cuanto a Grecia, la incongruencia intelectual -que le pido que medite porque, evidentemente, le voy a pedir que vote usted a favor de la posición del Gobierno en relación con el tercer programa de Grecia- es que su partido hermano,
Tsipras, ha votado, ha tomado las medidas para que, efectivamente, el tercer programa de Grecia llegue a buen puerto. Por lo tanto, creo que ustedes deberían recapacitar, deberían consultarles y preguntarles qué debe hacer España. En España, en
ese sentido, somos mucho más congruentes, porque vamos a continuar mostrando solidaridad y vamos a contribuir, de esos 85.000 u 86.000 millones, con los 10.000 millones de euros que nos corresponden y que, en total, sumarán 36.000 millones de euros.
El ministro Varoufakis, en una reunión del Eurogrupo -como él cuenta otras cosas, yo también empiezo a contar alguna cuestión, aunque esto tampoco tiene mucho secreto-, me dijo: Es que las condiciones que se impusieron en los planes de rescate no
eran válidas. Y yo le dije: Mira Yanis, yo no sé si eran válidas o no pero, desde luego, el dinero que prestó España a Grecia, sí que era válido, era de curso legal. Déjeme que le mencione una cuestión, y es que en el caso de España, ni nuestros
bancos tenían exposición a Grecia ni nuestras relaciones económicas comerciales eran muy importantes; fue mera y pura solidaridad. Nosotros no prestamos a Grecia para rescatar a nuestros bancos, en absoluto; prestamos a Grecia para que saliera
del atolladero en el cual estaba metido.


Le voy a poner un ejemplo que creo que es importante. La economía griega y la portuguesa son muy parecidas de tamaño -algo menos del 2 % del PIB, con unos 10 u 11 millones de habitantes cada una de ellas- y Portugal, si no me falla la
memoria, recibió 78.000 millones de euros en su rescate. Portugal está creciendo, ha salido del programa, es capaz de emitir en los mercados de capitales, está generando empleo y, en estos momentos, es un ejemplo dentro de la Unión. En el caso de
Grecia, con el tercer programa de rescate, nos vamos a acercar a los 300.000 millones de euros. Y Grecia -como decía anteriormente- este año va a volver a tener una recesión, ha tenido cierre de los bancos, un corralito bancario y todas las
perspectivas se han venido abajo. De alguna forma, ahí se pone de manifiesto lo que, de algún modo, supone la implementación de las reformas. Y ni los portugueses han tenido que sufrir ningún cierre bancario, ningún tipo de corralito ni las
tristes y dramáticas imágenes que hemos visto en los últimos días.


El señor Calduch ha hecho una serie de planteamientos sobre los riesgos internacionales. Estoy de acuerdo. China es un riesgo, pero ha habido un ajuste, una caída de la Bolsa, que había subido mucho por posibles componentes especulativos,
aunque todo parece indicar que por el momento es una situación controlable y que va a continuar creciendo al 7 %. A lo mejor esto se debe al sistema autoinmune de los ministros de Economía, que intentamos minimizar las tragedias externas porque, si
no... Me refiero a la productividad marginal, donde lo peor es el último incremento. El caso ruso, también, pero este tiene mucho más que ver con la geopolítica que con la situación económica, porque si Rusia está sufriendo no es tanto por las
sanciones como por la evolución del precio del petróleo.


Usted me comentaba el impacto de Grecia sobre la economía española, pero desde el punto de vista de las relaciones comerciales es muy reducido. Tenemos un superávit comercial importante, de unos mil y pico millones de euros, que lógicamente
se va a ver afectado. Sin embargo, no es un gran socio comercial de España, como tampoco son importantes las relaciones que tienen que ver con inversiones directas, etcétera. No hay grandes inversiones españolas, y además los flujos de inversión
directa de españoles en Grecia en los últimos años son prácticamente cero. El impacto era siempre vía confianza, vía proyecto de reversibilidad e irreversibilidad del euro, este tipo de consideraciones. De ahí sí podía venir un cierto impacto,
pero moderado, para la economía española porque, en primer lugar, la zona euro está mucho mejor preparada y, en segundo lugar, ya no estamos en el año 2012, en el que la simple percepción de una salida de Grecia del euro nos habría hecho muchísimo
daño, como sabe usted perfectamente.


En cuanto al tipo de cambio, yo creo que un tipo de cambio en torno al 1,10 o al 1,15 es perfectamente sostenible. Nos viene bien, nos permite ganar cuota de mercado, no tenemos un problema inflacionista, que sería uno de los problemas de
una depreciación excesiva del tipo de cambio, por tanto, no lo veo en ese sentido problemático. Hemos visto cómo el precio del petróleo, después de la firma del acuerdo de Irán, ha vuelto a caer unos 7 u 8 dólares, con lo cual mi impresión es que
la combinación tipo de cambio/precio del petróleo siguen siendo vientos de cola para la economía europea y para la española, aunque no son los únicos, porque nosotros crecemos diferencialmente con respecto al resto de Europa.



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Respecto a las previsiones, siempre intento ser prudente; creo que es mucho mejor a que luego te supere la realidad. Eso a su vez genera un caudal de confianza en relación con las proyecciones que se hacen. Tenemos unas previsiones del
3,3 y del 3 %. La del año que viene es prácticamente pasar del 2,9 al 3 %, como consecuencia fundamentalmente de la propia inercia de haber elevado el crecimiento del 2,9 al 3,3, por tanto, a partir del año 2016 lo que hemos hecho en última
instancia ha sido mantenerlas.


Ha hecho una serie de consideraciones sobre deuda pública y deuda privada que yo comparto. Ya he indicado en mi exposición que estoy preocupado y que hay que tener cuidado. Hay que mirar la ratio deuda pública-PIB. No nos vamos a
encontrar con una serie de factores de una sola vez, como ocurrió por ejemplo en el pasado con la crisis bancaria, el programa de sostenibilidad financiera, el Fondo de pago a proveedores o el FLA a futuro; factores que de algún modo no se van a
volver a repetir, y ya proyectamos para el año 2016 que la ratio deuda pública-PIB empieza a caer, entre otros factores porque, como le decía anteriormente al señor Moscoso, el denominador va a crecer en torno al 4 % en términos nominales.


Me preguntaba si va a funcionar el programa griego. Espero que sí. Creo que en el caso de Grecia, a diferencia del ejemplo que ponía anteriormente con Portugal, se trata de un tema de implementación. Por ejemplo, en el primer programa
griego había una medida que a todos nos puede parecer muy básica: constituir -por decirlo de alguna forma- el instituto nacional de estadística griego. Eso llevaba desde el año 2010 y parece que lo han hecho ahora. ¿Cómo es posible que no
existiera un instituto nacional de estadística independiente? Lo mismo ocurre con la Agencia Tributaria. El problema de Grecia es fundamentalmente un problema de estructuras económicas oligopolísticas, monopolísticas, de ligazones entre el poder
político, el poder económico, etcétera. Es decir, una economía con los defectos que todos conocemos. Eso es lo que de alguna forma se tiene que romper y si eso funciona, más allá de lo que son los objetivos fiscales, creo que Grecia puede volver
al crecimiento económico. Ese es el único camino de salida.


Señor Larreina, le agradezco que se ocupe de España, a pesar de su planteamiento proindependencia. Hay un refrán español que dice que la caridad bien entendida empieza por uno mismo, por lo que creo que hace usted extraordinariamente bien
porque la suerte del País Vasco, como parte de España, está ligada a la del resto de España y viceversa, para el resto de España, lo que ocurra en el País Vasco es vital. Además, usted pone de manifiesto algo que siempre ha dicho que es cómo el
modelo de crecimiento del País Vasco ha sido más sostenible porque no ha dependido tanto de la burbuja inmobiliaria, de la burbuja de crédito, etcétera, como de su base industrial. Yo diría que más que una base industrial es una base empresarial de
pymes con capacidad exportadora, con capacidad de ganar cuota de mercado, etcétera. Creo que eso es importantísimo. Ojalá también tuviéramos esa base en el resto de España.


Usted ha señalado dos problemas: el paro y el fraude fiscal. Estoy completamente de acuerdo con usted. Ha dicho que antes las grandes empresas -como dice el ministro Montoro- pagaban únicamente el 3 y ahora pagan el 9. Hay que intentar
que se pague lo que se tiene que pagar, que es lo justo, y que no se produzcan situaciones de agravio comparativo desde el punto de vista de la presión fiscal. También ha hecho consideraciones sobre el tema de la igualdad y la desigualdad, a lo que
ya me he referido anteriormente. Y respecto a Grecia, yo soy un poco más optimista; creo que esto puede funcionar. Hay riesgos, como la inestabilidad política en Grecia. Se rumorea que puede haber elecciones y, si se convocan elecciones
anticipadas, todo será más difícil, y también está la cuestión de la deuda pública-PIB, que va hacia el 200 %. Tendremos que manejarlo y ver cómo se involucra el Fondo Monetario Internacional al respecto.


Al señor Martínez-Pujalte quiero agradecerle la percepción del recorrido que ha tenido el ministro de Economía, del iter, durante estos cuatro años. Seguramente esta será mi última comparecencia con todos ustedes. Ya saben que la
legislatura llega al final y no es tanto el hecho en sí mismo de esta comparecencia sino todo lo que ha sido -y ustedes lo han vivido conmigo- la evolución de la economía española durante estos cuatro años, con sus luces y sus sombras, pero creo que
hoy, como decía antes, la posición es completamente distinta a la que teníamos anteriormente.


En cuanto a Grecia, más allá del análisis histórico, no la vamos a dejar. El euro es un proyecto irreversible, la integridad territorial está ahí y todos lo vamos a defender. Esa siempre ha sido la defensa fundamental. A veces ha habido
consideraciones de si actuábamos o no por motivos ideológicos; no, el euro es un proyecto que va mucho más allá de una moneda única y yo creo que, como consecuencia de la crisis griega, y siempre que ocurra en los proyectos europeos, se va a tener
un avance importantísimo en los próximos meses. Vamos aprendiendo de nuestros errores. En Europa, en la zona euro, siempre



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digo que exploramos todas las alternativas antes de coger la correcta y creo que esta vez también vamos a coger la correcta.


Por último, les agradezco a todos sus comentarios sobre la presidencia del Eurogrupo. Siempre digo que hay batallas que se ganan y batallas que se pierden. El único crédito que yo llevaba es la evolución de la economía española, que está
ahí y es perfectamente reconocido. Tengo la esperanza de que el próximo puesto que quede libre en el Banco Central Europeo sea para un español. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.


Se levanta la sesión.


Eran las dos y veinticinco minutos de la tarde.