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DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 4, de 27/04/2004
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


PLENO Y DIPUTACIÓN PERMANENTE


Año 2004 VIII Legislatura Núm. 4

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. MANUEL MARÍN GONZÁLEZ

Sesión plenaria núm. 4

celebrada el martes, 27 de abril de 2004



ORDEN DEL DÍA: Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento: ...



- Comparecencia del Presidente del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento, para informar de las razones y el alcance de su decisión de adoptar las medidas necesarias para el
regreso a España de las tropas españolas destinadas en Irak. (Número de expediente 210/000001.) ... (Página 133)


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SUMARIO


Se abre la sesión a las cuatro de la tarde.



Juramento o promesa de acatamiento de la Constitución por nuevos señores diputados ... (Página 132)


Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento ... (Página 133)


Comparecencia del presidente del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento, para informar de las razones y el alcance de su decisión de adoptar las medidas necesarias para el
regreso a España de las tropas españolas destinadas en Irak ... (Página 133)


El señor presidente del Gobierno (Rodríguez Zapatero) comparece ante el Pleno de la Cámara para explicar la orden que dio al ministro de Defensa el día 18 del presente mes de que dispusiera lo necesario a fin de que las tropas destacadas en
Irak regresaran a España en el menor tiempo y con la mayor seguridad posibles, solicitando de inmediato la convocatoria urgente del Pleno de la Cámara para informar a los grupos parlamentarios de la decisión adoptada, así como de las razones y el
alcance de la misma, convocatoria que ha sido aplazada hasta hoy por estrictas previsiones reglamentarias. El objetivo de su intervención de hoy, dice, no es otra que hacer partícipe al Parlamento de una decisión que sin duda afecta al ejercicio de
sus competencias de control al Gobierno, que presenta enorme importancia para los intereses nacionales, que se vincula directamente con sentimientos reiteradamente manifestados por una amplia mayoría de españoles y que expresa claramente, en muy
pocos días, el cambio político que anunció en su discurso de investidura.



Intervienen en el debate los señores Rajoy Brey, del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso; Duran i Lleida, del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió); Puigcercós i Boixassa, del Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana
(ERC); Erkoreka Gervasio, del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV); Llamazares Trigo, del Grupo Parlamentario de Izquierda Verde-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds; Rivero Baute, del Grupo Parlamentario de Coalición Canaria; Rodríguez
Sánchez, Labordeta Subías, y las señoras Lasagabaster Olazábal y Barkos Berruezo, del Grupo Parlamentario Mixto; y el señor Pérez Rubalcaba, del Grupo Parlamentario Socialista.



Replica el señor presidente del Gobierno.



En turno de dúplica interviene el señor Rajoy Brey.



Contesta el señor presidente del Gobierno.



El señor Zaplana Hernández-Soro, del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, manifiesta su repulsa por la utilización del debate parlamentario al contestar el presidente del Gobierno al señor Rajoy en el turno de dúplica, cuando éste ya
no tiene ocasión ni oportunidad de volver a tener uso de la palabra.



Continúa el turno de dúplica con las intervenciones de los señores Duran i Lleida, del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió); Puigcercós i Boixassa, del Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana (ERC); Erkoreka Gervasio, del
Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV); Llamazares Trigo, del Grupo Parlamentario de Izquierda Verde-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds; Rivero Baute, del Grupo Parlamentario de Coalición Canaria; la señora Lasagabaster Olazábal, del
Grupo Parlamentario Mixto; y el señor Pérez Rubalcaba del Grupo Parlamentario Socialista.



El señor Zaplana Hernández-Soro interviene por una cuestión de orden, a la que contesta el señor presidente de la Cámara, abriendo un turno de contradúplica en el que intervienen de nuevo los señores Rajoy Brey, Duran i Lleida, Puigcercós i
Boixassa, Llamazares Trigo y Rodríguez Sánchez.



Cierra el debate el señor presidente del Gobierno.



Se levanta la sesión a las ocho y quince minutos de la noche.



Se abre la sesión a las cuatro de la tarde.



JURAMENTO O PROMESA DE ACATAMIENTO DE LA CONSTITUCIÓN POR NUEVOS SEÑORES DIPUTADOS.



El señor PRESIDENTE: Señorías, antes de comenzar con el orden del día previsto, les anuncio que algunos de nuestros colegas diputados han tomado la decisión de presentar su cese, por lo que han sido


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sustituidos por otros nuevos. En consecuencia, vamos a proceder al juramento o promesa de acatamiento de la Constitución de los nuevos diputados y diputadas.



Conforme al artículo 20 del Reglamento, se procede al llamamiento de la diputada proclamada electa por la Junta Electoral Central doña Antonia Martínez Higueras, en sustitución de doña Micaela Navarro Garzón, para prestar juramento o promesa
de acatar la Constitución.



¿Juráis o prometéis acatar la Constitución?


La señora MARTÍNEZ HIGUERAS: Sí, prometo. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Doña Antonia Martínez Higueras ha adquirido la condición plena de diputada.



Conforme al artículo 20 del Reglamento, se procede al llamamiento del diputado proclamado electo por la Junta Electoral Central don Antonio Hernando Vera, en sustitución de don José Joaquín Almunia Amann, para prestar juramento o promesa de
acatar la Constitución.



¿Juráis o prometéis acatar la Constitución?


El señor HERNANDO VERA: Sí, prometo. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Don Antonio Hernando Vera ha adquirido la condición plena de diputado.



Conforme al artículo 20 del Reglamento, se procede al llamamiento del diputado proclamado electo por la Junta Electoral Central don Erasmo Juan Manual Armas Dárias, en sustitución de don José Segura Clavell, para prestar juramento o promesa
de acatar la Constitución.



¿Juráis o prometéis acatar la Constitución?


El señor ARMAS DÁRIAS: Sí, prometo. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Don Erasmo Juan Manual Armas Dárias ha adquirido la condición plena de diputado.



Muchas gracias y bienvenidos.



COMPARECENCIA DEL GOBIERNO ANTE EL PLENO DE LA CÁMARA, DE CONFORMIDAD CON LO DISPUESTO POR EL ARTÍCULO 203 DEL REGLAMENTO.



- COMPARECENCIA DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO ANTE EL PLENO DE LA CÁMARA, DE CONFORMIDAD CON LO DISPUESTO POR EL ARTÍCULO 203 DEL REGLAMENTO, PARA INFORMAR DE LAS RAZONES Y EL ALCANCE DE SU DECISIÓN DE ADOPTAR LAS MEDIDAS NECESARIAS PARA EL
REGRESO A ESPAÑA DE LAS TROPAS ESPAÑOLAS DESTINADAS EN IRAK. (Número de expediente 210/000001.)


El señor PRESIDENTE: Señorías, el orden del día previsto es la comparecencia del presidente del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento, para informar de las razones y el
alcance de su decisión de adoptar las medidas necesarias para el regreso a España de las tropas españolas destinadas en Irak. Quiero advertirles que las modalidades de debate que han sido previstas son las que figuran en el artículo 203; es decir,
un debate en el que se producirá la presentación lógica por el presidente del Gobierno y un turno de réplica que está tasado en nuestro Reglamento.
La Mesa, oída la Junta de Portavoces, comprendiendo que es un debate que reviste una importancia
considerable para el sentido de las posiciones políticas que se van a expresar esta tarde, ha aceptado, a propuesta del presidente, que se incorpore un turno excepcional de dúplica. Este turno excepcional de dúplica ha sido explicado a los
portavoces porque hemos hecho un reparto proporcional en función de la importancia de los diferentes grupos parlamentarios aquí representados. En consecuencia, yo les rogaría que cuando entremos en el turno de dúplica, al objeto de hacer un debate
mucho más rápido y vivaz, en la medida de lo posible los señores portavoces intervengan desde el escaño.



Dicho esto, señor presidente, tiene usted la palabra.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Señor presidente, señoras y señores diputados, el pasado 18 del presente mes de abril di la orden al ministro de Defensa de que dispusiera lo necesario a fin de que las tropas
destacadas en Irak regresaran a España en el menor tiempo y con la mayor seguridad posibles. Ese mismo día, en comparecencia pública, anuncié mi propósito de solicitar de inmediato la convocatoria urgente del Pleno de la Cámara para que el Gobierno
informase a los grupos parlamentarios de la decisión adoptada, así como de las razones y el alcance de la misma. Ese es el objetivo que tiene esta intervención, aplazada hasta hoy, como SS.SS. conocen, por estrictas previsiones reglamentarias:
hacer partícipe al Parlamento de una decisión que, sin duda, afecta al ejercicio de sus competencias de control al Gobierno; que presenta enorme importancia para los intereses nacionales; que se vincula directamente con sentimientos reiteradamente
manifestados por una amplia mayoría de españoles y que expresa claramente, en muy pocos días, el cambio político que anuncié en mi discurso de investidura.



En efecto, el 16 de marzo de 2003, en las Azores, el Gobierno de España en aquel entonces, a través de su presidente y sin comunicación previa al Parlamento, decidió incorporar nuestro país a una coalición de naciones que resolvieron enviar
tropas a Irak. A partir de entonces se desencadenó un conjunto de operaciones militares que, según evolucionaban los acontecimientos, perseguían, sucesivamente, el cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas, el desarme de Irak, el hallazgo
y destrucción de armas de destrucción


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masiva y el derrocamiento de Sadam Husein, la pacificación y seguridad de Irak, la reconstrucción de aquel país y la lucha internacional contra el terrorismo. En Azores se decidió, así, una intervención militar que, antes y después de
iniciarse en el teatro de operaciones, vivió aherrojada entre dos circunstancias determinantes: la crisis de legalidad internacional y una fuerte contestación por parte de la opinión pública mundial. Nada han podido hacer los protagonistas del
conflicto para lograr que la comunidad internacional avalase mayoritariamente la intervención. Los países participantes en la misma han vivido, además, expresiones de oposición popular de una extensión y una intensidad desconocidas, antes, durante
y después de las operaciones bélicas. España no ha sido ajena a ambas circunstancias. Todos los grupos de esta Cámara, salvo el que avalaba al Gobierno, manifestaron en la anterior legislatura su oposición a la decisión del Gobierno de ordenar el
envío de las Fuerzas Armadas españolas a Irak. Lo hicieron así porque creían ilegítima e ilegal la intervención en Irak; porque no compartían ni la opinión del Gobierno sobre el alcance de las resoluciones de Naciones Unidas ni las razones por él
expuestas para justificar su decisión; porque entendían que las operaciones bélicas no contribuirían eficazmente ni a la paz ni a la seguridad internacionales, ni tampoco a la erradicación del terrorismo; porque, en fin, reflejaban el sentir
mayoritario de los españoles. Millones de españoles, en efecto, manifestaron su oposición a nuestra intervención en Irak en reiteradas ocasiones a partir del 15 de febrero de 2003. Se desoyó aquel clamor y el Gobierno mantuvo su criterio. De
hecho, el 21 de marzo de 2003, cuatro días después de la decisión anunciada por su presidente, el Consejo de Ministros adoptó un acuerdo por el que se autorizaba la participación de unidades militares españolas en la crisis de Irak; y,
posteriormente, una decena de acuerdos y disposiciones han completado la cobertura política, jurídica y presupuestaria para aquella operación.



Señorías, no pretendo en esta intervención hacer un balance de lo que ha ido ocurriendo durante este largo año. Me basta con hacer una afirmación rotunda: no debimos ir a Irak y, por ello, debíamos volver cuanto antes.
(Aplausos.) Y esto
es lo que hemos hecho.



Señor presidente, señoras y señores diputados, 13 meses después de la reunión de las Azores, el nuevo Gobierno surgido de las urnas tras las elecciones del 14 de marzo ha decidido poner fin a nuestra participación militar en Irak. Explicar
por qué lo hemos hecho, por qué lo hemos hecho ahora y por qué no hemos esperado a que Naciones Unidas pudiesen adoptar una nueva resolución sobre el conflicto y sobre el estatuto jurídico de las fuerzas que allí actúan, son las cuestiones que
centran la atención y la preocupación de los ciudadanos y también de los grupos parlamentarios de esta Cámara.



Ante todo, he de recordar dos hechos que son trascendentales. El primero: el Partido Socialista Obrero Español ha manifestado constantemente, durante toda la evolución de la crisis iraquí, su oposición a la presencia de tropas españolas en
aquel territorio. El segundo: durante las semanas anteriores a las elecciones generales manifesté expresa y claramente mi compromiso personal de ordenar la repatriación de nuestras tropas si las Naciones Unidas no asumían la dirección política y
militar de la situación en Irak, y puse una fecha límite: el 30 de junio de 2004.
Fue un compromiso reiterado una y otra vez y fue un compromiso que mantuve en el reciente debate de investidura.



No cabe duda, en consecuencia, sobre cuál era la posición política a este respecto del Gobierno que el Partido Socialista apoyaría si ganaba las elecciones generales; una posición política que nunca ha estado a expensas de cualquier otra
circunstancia. Sólo dudaban sobre nuestras intenciones quienes querían hacerlo, aquellos que en el propio debate de investidura sugirieron que incumpliría mi compromiso. No lo he hecho, no lo he hecho porque se trataba de un compromiso expreso, un
compromiso electoral que suscitó la esperanza de muchos ciudadanos en el valor de la palabra dada, y que, por ello, ni quería ni podía incumplir. Nadie, en consecuencia, puede sentirse sorprendido, salvo si se sorprenden de que los responsables
políticos cumplamos lo que prometemos. Hemos acordado exactamente lo que habíamos anunciado y prometido. (Aplausos.)


La cuestión, por ello, no es tanto el qué hemos hecho, sino el cuándo lo hemos hecho. ¿Por qué -se preguntan algunos- no hemos esperado unos días, unas semanas, unos meses? ¿Por qué no hemos esperado al 30 de junio? ¿Por qué no hemos
esperado a constatar que Naciones Unidas no adoptaban una resolución que satisficiese nuestras exigencias? ¿Por qué no hemos esperado para ordenar la vuelta a casa de nuestras tropas a que se realizase el debate que hoy mantenemos en el Parlamento?


Señor presidente, señoras y señores diputados, hemos trabajado con responsabilidad y sin improvisación. (Rumores.) Desde el día siguiente a las elecciones generales encargué a los hoy ministros de Asuntos Exteriores y de Cooperación y de
Defensa la evaluación detallada de la situación política y militar en Irak y en los restantes lugares del mundo directa o indirectamente relacionados con ella. En las semanas anteriores a mi decisión mantuvieron, así, reuniones y contactos con el
secretario de Estado de Defensa de los Estados Unidos, con el presidente de Polonia, con el primer ministro italiano, con los presidentes de Honduras y República Dominicana y con el ministro de Defensa del Reino Unido. En todas ellas recabaron
opiniones y datos y expusieron nuestra voluntad de cambiar radicalmente nuestra participación en el conflicto de Irak. Con los datos recabados, el ministro de Defensa


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estuvo en condiciones de exponer las necesidades que una decisión de este alcance planteaba en el terreno logístico y operativo, así como los planes para llevarla a cabo. El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación ha mantenido
contactos, por lo demás, con el secretario de Estado y la consejera de Seguridad Nacional de Estados Unidos, con el secretario general de la Liga Árabe y con sus homólogos de Marruecos, Túnez y Egipto, así como con sus colegas europeos. Por otra
parte, personalmente mantuve contactos con el presidente de los Estados Unidos, con los presidentes de Honduras, El Salvador, República Dominicana, México y Polonia, con el canciller de Alemania y los primeros ministros británico e italiano. Y
contamos, por lo demás, con la colaboración del alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad Común, que agradezco especialmente. No hubo, pues, ningún tipo de improvisación; hubo estudio, reflexión y relación de
lealtad con nuestros socios y aliados, especialmente con aquellos que participaban con nosotros en la constitución de la Brigada Plus Ultra o, más genéricamente, en el despliegue en el escenario del conflicto.



En todos estos contactos mantuvimos nuestras intenciones y advertimos lealmente de las mismas, En todos hubo claridad. En muchos encontramos comprensión para nuestras razones. En algunos también se nos expresó el deseo de compartir nuestra
decisión. En todos nos aseguraron la voluntad de contribuir al más ordenado, seguro y protegido repliegue, tal como se está produciendo y que quiero desde aquí agradecer a todos los países que participan en la coalición. En algunos, como no podía
ser de otro modo, encontramos reticencias, que respetamos y comprendemos. En todos, y esto me importa resaltarlo especialmente, obtuvimos una certeza: la de que era radicalmente imposible esperar que las Naciones Unidas adoptasen antes del 30 de
junio una resolución en los términos y condiciones expresamente acordes con los planteamientos que justificarían que el Gobierno que presido se replantease nuestra presencia en Irak. Esta convicción, esta certeza, nos llevó a no demorar la
aplicación de nuestro compromiso con los ciudadanos y con los soldados españoles destacados en Irak. Por cierto, en relación con la situación en estos momentos de los soldados españoles, puedo informar y confirmar a la Cámara, conforme me traslada
el ministro de Defensa, que hoy, 27 de abril, a las 16 horas, ya no permanece en el territorio de Irak ningún componente español de la Brigada Plus Ultra II. (Aplausos.) Quiero informar, asimismo, que para el día 27 de mayo se prevé que no habrá
ningún efectivo español en territorio iraquí. Todos ellos se encontrarán en territorio nacional o en aguas internacionales en tránsito hacia España. Hasta el día 27 de mayo, permanecerán en zona de operaciones efectivos españoles dedicados a la
seguridad y a los cometidos de mando, apoyo y logísticos directamente relacionados con el repliegue.



Señorías, la respuesta a las preguntas que me han hecho algunos ciudadanos, legítimas y procedentes, se han explicado en este momento.
Creo que es conveniente resaltar, en torno a la situación de nuestras tropas en Irak, lo siguiente: las
Fuerzas Armadas españolas han llevado a cabo las misiones que el Gobierno de la nación les había encomendado en el seno de una fuerza internacional. Las han llevado a cabo con honor, con profesionalidad y con eficacia; también lo han hecho con una
carga profunda de humanidad que les ha llevado a volcarse en la atención a la población civil de las zonas en las que han efectuado su despliegue. Pero sus misiones han ido evolucionando con el paso del tiempo y, al hilo de ello, también ha
evolucionado negativamente el riesgo que han ido asumiendo. Los acontecimientos de las últimas semanas y de los últimos días son la mejor demostración de lo que digo. Prolongar su estancia allí, sin un horizonte definido, era agravar el riesgo que
corrían, y éste era un coste que el Gobierno tenía la voluntad decidida de evitar.
En esas condiciones, prolongar su presencia en aquel país sólo aseguraba el incremento del riesgo que corrían, y mi primer deber como presidente del Gobierno es
velar por la seguridad de todos los españoles, también por la de aquellos que han hecho profesión de su vocación de defender a España.



Señor presidente, señoras y señores diputados, el Gobierno solicitó comparecer de manera inmediata en el Parlamento, una vez tomé la decisión de repatriar las tropas. No podría haberlo hecho antes de haber tomado la decisión por razones
estrictas de seguridad en la operación que se ponía en marcha, que debía acometerse de manera inmediata sin abrir un período de incertidumbre e inestabilidad que podría haberse prolongado durante varios días, y que habría puesto en riesgo adicional
a nuestras tropas.
De no haber coincidido con los actos previstos para la solemne apertura de la VIII legislatura, esta comparecencia se habría producido hace exactamente una semana. (Rumores.)


Quiero señalar, por otra parte, la existencia de matices diferenciadores entre la decisión de comprometer la presencia de tropas en un escenario exterior de las características por las que atraviesa Irak y la decisión de repatriarlas con
seguridad. La primera comporta una decisión política que corresponde al Gobierno, en tanto que dirige la política exterior y de defensa, que es seguida por un conjunto de disposiciones de carácter técnico y operativo, que son puestas en marcha con
posterioridad a la decisión. Permiten, en consecuencia, que se produzca un lapso temporal entre la decisión y las medidas que no tienen por qué afectar a la primera. En la segunda debe primar la operatividad por razones de seguridad, por lo que la
decisión política y su puesta en práctica inmediata deben simultanearse en la práctica. En un caso y en el otro debe intervenir activamente


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el Parlamento. Así lo defendí en anteriores debates relativos a esta crisis y así lo sigo defendiendo con convicción ahora. La experiencia de los últimos quince años indica que la participación de nuestras Fuerzas Armadas en operaciones en
el exterior ha respondido a supuestos y circunstancias muy variadas, que no encuentran cómoda acogida en el ordenamiento vigente. Por ello, el Gobierno remitirá a la Cámara un proyecto de ley orgánica que, modificando la Ley de criterios básicos de
la defensa nacional, prevea una participación real del Parlamento en las decisiones que adopte el Gobierno en uso de sus funciones y competencias constitucionales. (Aplausos.)


Hoy, todos los grupos de esta Cámara, con una sola excepción, han querido expresar por medio de una proposición no de ley su conformidad con la decisión. Constituía una forma efectiva de participación parlamentaria, con la que estaba
plenamente de acuerdo. (Rumores.) El Partido Popular, con su oposición a que esta tarde se vote dicha proposición, ha impedido que la mayoría de la Cámara pueda expresar hoy, con sus votos, la voluntad de la mayoría de los ciudadanos.
Probablemente han querido evitar que se haga evidente lo que todos sabemos: que están solos, que nunca han contado con la voluntad de los ciudadanos en las decisiones que han adoptado sobre Irak. (Aplausos.) Y que esta Cámara está profundamente
comprometida con la paz. Pero lo que no podemos expresar con nuestros votos hoy, lo expresaremos con nuestras palabras.



Señoras y señores diputados, la vuelta a casa inmediata de las tropas españolas significa exactamente eso. Cualesquiera otras interpretaciones no tienen sentido o son malintencionadas. Lo diré de otro modo: España va a cumplir sus
compromisos internacionales. (Rumores.) España va a mantener su participación en las operaciones de paz y seguridad que actualmente desarrolla en distintas partes del mundo y lo hará igualmente en el futuro, siempre que se adopten en el marco de la
legalidad internacional. (Aplausos.) España va a reforzar su compromiso en la lucha contra el terrorismo internacional por medio de la cooperación, el intercambio de información y la colaboración de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y
de las Fuerzas Armadas en misiones internacionales, reafirmando nuestra lealtad con todos cuantos comparten esa lucha común. España comparte la convicción de que la situación en Irak supone un problema para toda la comunidad internacional por la
situación en la que viven hoy los iraquíes, principales víctimas de una historia torturada que se prolonga en la inestabilidad que hoy padece su país; por la destrucción de vidas, recursos, instituciones, padecida en Irak y que hacen más difícil
cada día la normal actividad de un Estado soberano; por la exacerbación del odio y del fanatismo, que se refleja en tantas partes del mundo; por sus negativas implicaciones en un viejo conflicto, como el de Oriente Medio, en el que España se halla
plenamente comprometida y lo hará aún más en el futuro. Por tanto, España no permanecerá indiferente ante el presente ni ante el futuro de Irak.
Estamos convencidos de que la vía seguida hasta ahora no es la mejor para combatir el terrorismo
internacional ni para asegurar un Irak unido, estable, seguro y próspero. Con la retirada de nuestras tropas, España no desea sustraerse a su compromiso para alcanzar este objetivo; España desea abrir una nueva etapa que permita trabajar sobre
bases distintas a las actuales y está dispuesta a contribuir a que estas bases se asienten, tanto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como en el seno de la Unión Europea. Lo hará con una finalidad por encima de todas: reconstruir el
consenso de Europa y de la comunidad internacional sobre los medios de garantizar la paz, la seguridad y la lucha contra el terrorismo, en Irak y en cualquier otra parte del mundo.



Señor presidente, señoras y señores diputados, hemos tomado una decisión de hondo alcance. Lo hemos hecho con pleno conocimiento de todas sus implicaciones; lo hemos hecho cumpliendo la palabra dada a los ciudadanos; lo hemos hecho con la
rapidez que exigía la máxima seguridad de nuestras Fuerzas Armadas, y lo hemos hecho con la fortaleza de las convicciones. Son convicciones de paz, de libertad y de convivencia ordenada entre los pueblos; son convicciones que defienden la
legalidad internacional, la lealtad entre socios y aliados y a la Organización de Naciones Unidas, unas convicciones que, por ser las de la inmensa mayoría de los ciudadanos, son las únicas sobre las que se puede sostener de manera estable y
duradera nuestra política exterior y de seguridad.



Los gobiernos son fuertes con los ciudadanos, no contra ellos. La sintonía con sus pueblos es lo que hace fuertes a los gobiernos. Por ello, la decisión que adoptamos el pasado día 18 para traer nuestras tropas a España es la decisión de
un gobierno fuerte. Así seguirá siéndolo en el futuro.



Muchas gracias. (Prolongados aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Adelante, señor Rajoy.



El señor RAJOY BREY: Señor presidente, señorías, permítanme que comience mi intervención delimitando la cuestión que hoy se debate.



No hemos venido, por supuesto, a debatir la intervención en Irak ni la participación española; ni siquiera están en el orden del día. No hemos venido tampoco a deliberar sobre si deben o no regresar las tropas; el señor Zapatero ya tomó
la decisión, lo hizo el domingo, día 18 de este mes. Además, esa decisión ya está en marcha, es un hecho consumado, como el mismo señor Rodríguez Zapatero acaba de decirnos ahora a todos los señores y señoras diputados. Estamos, pues, ante una
mera cuestión de valoración sobre lo que el señor Zapatero decidió y vamos a ver si lo hizo bien o mal, si fue oportuno, si fue prudente y si fue conveniente.
Esta


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es la cuestión y a esa valoración sobre la decisión del señor Zapatero me limitaré.



Señor Zapatero, mi grupo se siente engañado por usted; mi grupo. (Varios señores diputados: ¡Oh, oh, oh!-Aplausos.) En el pasado debate de investidura le pregunté por el tema que nos ocupa y no me respondió. Dos días después nos comunicó
a todos su decisión. Nos engañó.
(Rumores.-Varios señores diputados: ¡No, no, no, no!-Varios señores diputados: ¡Sí, sí, sí, sí!-Protestas.) Es más, en ese debate, usted le ofreció a mi grupo diálogo y consenso en política exterior. Yo le
mostré mi buena disposición, y le aseguro que lo hice de buena fe. Después, usted resolvió unilateralmente. No dialogó nada; no habló con nosotros ni una palabra. Podía, al menos, habernos escuchado; podíamos haber aportado alguna idea. No
tenía usted por qué aceptarla, pero hubiera cumplido su compromiso. ¿Es esta su manera de entender el diálogo? (Aplausos.) Quiero decirle que está usted en su derecho de hacerlo así, está en su derecho, pero no nos pida que nos creamos más sus
promesas de diálogo y consenso en política exterior, no son creíbles. Y también en esto nos sentimos engañados por usted.



Señor Zapatero, tanto usted como destacados miembros de su partido nos han dicho en reiteradas ocasiones que estas decisiones las debía tomar el Parlamento. El 15 de marzo, con los resultados electorales aún calientes, en multitudinaria
rueda de prensa, dijo usted que consultaría esta decisión con el Congreso. Dijo usted: Quiero que sea una decisión no sólo del Gobierno; quiero empezar cambiando las cosas -dijo usted-, porque creo que tiene que ser una decisión amplia.
¡Hombre!, no me diga usted que la estamos ampliado esta tarde, porque ni es esto lo que usted dejaba entender ni aquí vamos a participar en decisión alguna.



Con lo que contábamos todos es con que usted acudiría a la Cámara antes de formalizar su decisión. Pues bien, nos a vuelto a engañar. Esta decisión es suya; ni siquiera es de su Consejo de Ministros, que se limitó a ratificarla al día
siguiente. Es más, hoy nos ha vuelto a engañar, ya que se ha quejado usted de que no se puede votar esto porque el Partido Popular no aceptó una proposición no de ley, cuando, señor Zapatero, es usted el que, mandando un comunicado a la Cámara,
pidió un procedimiento para que no se pudiera votar; es exactamente usted. (Aplausos.-Un señor diputado: ¡Muy bien!) Luego, Izquierda Unida y Esquerra Republicana le dijeron: ¡Hombre!, habrá que votar; y el señor Rubalcaba cambió de criterio y
nos dieron una proposición no de ley, en la que, encima, nos tratan como nos tratan, señor presidente.



Además, ¿para qué vamos a votar, si la decisión es irreversible? Además, ¿qué más le da a usted? Mire lo que dijo su ministro de Defensa, el día 21 de abril, a preguntas de un periódico nacional: ¿No es bueno que el Parlamento vote sobre
la retirada de las tropas? -pregunta del periodista-; y contestaba él: El Parlamento puede elegir al presidente del Gobierno y puede cambiar las leyes que ha aprobado, pero no puede incumplirlas; y, mientras el Parlamento haya atribuido al jefe
del Gobierno y al ministro de Defensa la dirección de las Fuerzas Armadas, esta es una función a la que no se pueden sustraer. Usted no quería que hubiera aquí una votación, lo sabemos todos; ha vuelto a engañarnos, señor presidente; ha vuelto a
engañarnos. (Aplausos.-Varios señores diputados: ¡Muy bien, muy bien!)


Ahora, lo único que podemos hacer es valorar la decisión que usted ya ha puesto en marcha, y es lo que voy a hacer. Su decisión ha sido, señor presidente, precipitada e insolidaria, daña nuestra credibilidad internacional y no supone una
buena noticia en la lucha contra el terrorismo. Usted ha actuado con precipitación. Ustedes siempre habían condicionado la presencia de las tropas a una nueva resolución de Naciones Unidas. Ahora, no dan tiempo a que se agote el plazo que ustedes
mismos habían establecido ni a que se culminen los esfuerzos de Naciones Unidas para darle satisfacción; unos esfuerzos que, por otra parte, ya están dando sus frutos después de la reciente misión del enviado especial de la ONU en Irak, el señor
Rahimi.



Lo prudente, lo reflexivo -sobre todo después del 11 de marzo, que supuso un cambio radical en la situación- era haber luchado más que nunca por esa resolución. Negociando, dialogando, señor presidente -dialogando-, y flexibilizando
posiciones. Sabe usted que contaba con la voluntad de Naciones Unidas y con la de todos los Estados aliados para lograrlo. No me diga usted que no es previsible el que se vaya a adoptar una nueva resolución, España es hoy miembro del Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas, ¿por qué tira usted la toalla antes de dar la batalla? ¿Es esa la forma que tiene usted de promover sus posiciones en los foros internacionales? ¿Es esta la confianza que tiene en su capacidad exterior? Usted dialoga
poco, señor Zapatero; dialoga poco. (Risas.) Y no sólo con mi grupo. (Aplausos.) Permítame que le diga una cosa. Esta decisión suya es especialmente sorprendente porque usted el pasado 4 de abril, cuando ya se sabía que iba a ser presidente del
Gobierno, dijo: Hay tiempo -tiempo- pero también dificultades para que la ONU controle Irak el 30 de junio; en cuanto tome posesión -dijo usted- haré un esfuerzo diplomático completo para hacerlo posible. (Un señor diputado: ¡No!) El esfuerzo
diplomático completo duró apenas 24 horas. Usted sabrá por qué. (Aplausos.) Es más, usted en el debate de investidura deslizó la idea de que otra opción era que la fuerza multinacional dependiera de otra organización internacional. Supongo que se
refería usted a la OTAN, y usted tampoco agotó -es un eufemismo- el diálogo con la OTAN. ¿Por qué no lo ha planteado y ha esperado a las reuniones ministeriales de Defensa y Exteriores que tendrán lugar en mayo? ¿Por qué tanta precipitación, señor
Zapatero? Yo le voy a dar mi opinión


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sincera. Todo parece indicar que no tenía usted ningún interés en dar una opción a la comunidad internacional. Lanzó el compromiso y se arrepintió enseguida porque vio que lo tomaban en serio. Le acometieron las prisas ante el temor de
perder las excusas y usted se ha cerrado todas las salidas. ¿Por qué lo ha hecho? No parece, señor Zapatero, que usted haya tomado su decisión pensando en lo que mejor conviene a España. Parece más bien que por sus formas -sus formas- y sus
prisas buscaba usted otra cosa: reafirmarse usted mismo, dar un golpe de efecto unilateral y reafirmar la posición de su Gobierno y de su partido. Por eso no esperó a que Naciones Unidas pudiera adoptar la resolución que usted mismo había exigido.
No le hubiera sido entonces tan fácil adoptar la decisión que estamos valorando ahora como una resolución de Naciones Unidas. Ha sido usted muy precipitado y le voy a decir una cosa. Su decisión ha sido además insolidaria, sobre todo por
precipitada -sobre todo por eso- e irreflexiva. Ha sido insolidaria, en primer lugar, con el propio pueblo de Irak y con su camino a la democracia, al que ha puesto usted (Protestas.-Aplausos.) Sí, sí, camino a la democracia, al que ha puesto usted
en una situación muy delicada porque, ¿me puede usted decir cómo puede afirmar en su declaración institucional del domingo 18 que el Gobierno español seguirá apoyando firmemente la estabilidad y la democratización de Irak y al mismo tiempo, en la
misma declaración, anuncia la retirada de unas tropas cuyo objetivo principal es precisamente ese apoyo contando para ello además con la autorización del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas? ¿Es que cree usted que retirar nuestras tropas
constituye la mejor manera de contribuir eficazmente a que los iraquíes recobren su soberanía y puedan organizar libre y democráticamente sus elecciones? Oiga, ¿y cree usted en serio que, como ha anunciado, se puede seguir participando en la
reconstrucción de Irak sin que estén allí nuestras tropas? ¿Lo cree usted en serio? (Un señor diputado: ¡Sí!)


Señor Rodríguez Zapatero, además de con el pueblo de Irak hemos sido insolidarios con la comunidad internacional, con los países que tienen allí fuerzas desplazadas, entre ellos 13 de los 25 de la nueva Unión Europea, más de la mitad. ¿Qué
les va a recomendar usted que hagan? ¿Qué solución alternativa ofrece nuestro Gobierno a estos países? Sólo tiene dos opciones. Se las voy a decir: primero, dejar que continúen su tarea, en cuyo caso es usted abiertamente insolidario porque
acepta que existe una tarea pero quiere que la hagan los demás, ¡y usted mientras tanto se va! (Aplausos.) Pero es que tiene otra opción que parece la más coherente con su decisión: decir que se vayan todos. (Un señor diputado: ¡Sí, señor!) ¿Esto
es lo que va a hacer España? (Protestas.) ¿Qué va a hacer usted en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas? Y haga lo que haga -que yo espero que nos lo cuente-, si la ONU aprueba una nueva resolución, ¿volverá usted a mandar las tropas?


Ha sido muy poco solidario con sus aliados, señor presidente. Y tampoco ha sido solidaria su actuación desde el punto de vista militar. ¿Cómo quedan las Fuerzas Armadas españolas ante los ejércitos de los 35 países allí presentes? En
especial, ¿se da usted cuenta del tremendo daño que supone la ruptura del compromiso internacional para los polacos, que tienen la responsabilidad de liderar con España la división centro-sur en Irak? ¿Se da usted cuenta? ¿Ha evaluado y explicado
a nuestros aliados cómo se puede cubrir ese hueco? Señor presidente, Mukhtada Al Sadar, que como sabe es el líder de una de las facciones más radicales del islamismo chiíta, ya ha agradecido su actitud y ha ordenado públicamente que no se ataque a
las fuerzas españolas. Ayer, hasta le ofreció protección a cambio de armas y un blindado. Señor presidente, ¿se da usted cuenta de la situación en la que deja a los demás ejércitos aliados? ¿Qué les va a decir si tienen bajas? ¿Qué les va a
decir? ¿Les va a decir que ellos se lo han buscado? ¿Se lo va a decir?


Señor presidente, ¿no cree usted que si no hubiera actuado con tanta precipitación, si hubiera dialogado, señoras y señores diputados -dialogado, señor presidente-, si hubiera dado un poco de tiempo a Naciones Unidas las cosas hubieran ido
un poco mejor? ¿Sinceramente no lo cree? ¿Cree de verdad que esta pregunta no es razonable? ¿Tengo mal talante al formularle esta pregunta, señor presidente? (Risas.-Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Señor Rajoy, vaya concluyendo, por favor.



El señor RAJOY BREY: Señor presidente, su decisión daña nuestra credibilidad internacional; la daña por precipitada y porque por precipitada es más insolidaria para con nuestros aliados. Es más, antes le dije que mi grupo se sentía
engañado por usted, y buena parte de la comunidad internacional también, a pesar de lo que usted diga, porque usted siempre dijo que repatriaría las tropas si antes del 30 de junio la ONU no adoptaba una nueva resolución. Y le creyeron, señor
presidente. Y algunos países, después de su resultado electoral, anunciaron que trabajarían en una nueva resolución que pudiera acomodar los intereses del nuevo Gobierno español, lo que usted decía que quería. Yo no sé con quién ha hablado usted,
señor presidente, desde luego, el primer ministro polaco no le debió entender muy bien porque el 24 de abril, en un periódico nacional, se le hace una entrevista y dice: No me sorprende que España se haya retirado de Irak, pero creí que, como
habían dicho, estaban esperando a una nueva resolución de Naciones Unidas.
Probablemente, es que no le entendió a usted, señor presidente. Y quiero decirle otra cosa: el propio Kofi Annan dijo que lo más importante ahora es garantizar la
seguridad en Irán.



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Lo dijo Kofi Annan, para que así la ONU...(Rumores.) En Irak, señores diputados, en Irak, para que así la ONU pueda desempeñar el papel que le corresponda y que acuerden los miembros del Consejo de Seguridad. Pues bien, esa comunidad
internacional, señor Zapatero...



El señor PRESIDENTE: Señor Rajoy, discúlpeme, verá usted que se ha excedido. Por favor, vaya concluyendo. (Rumores.)


El señor RAJOY BREY: La comunidad internacional cree hoy también que usted se precipitó y cree que no fue solidario; además, se sienten engañados. Y los países que no están directamente concernidos por su decisión tampoco le han
aplaudido. Le han aplaudido Cuba, Venezuela, Bin Laden -que no es un país, evidentemente-, Hamás y el señor Prodi. Esos son los que le han aplaudido a usted. (Rumores.) Lea usted la prensa internacional y reflexione sobre las tomas de posición de
responsables políticos de los distintos países en relación con su decisión.



¿Es usted consciente, señor presidente, de que la forma en la que usted ha adoptado esta decisión merma gravemente la credibilidad de su Gobierno? ¿Cree usted que se pueden sostener relaciones estables entre aliados basándose en el
principio de la actuación unilateral por sorpresa? ¿Consultó usted al secretario general de la Unión Europea para la PESC, señor Solana?


El señor PRESIDENTE: Señor Rajoy, lo lamento, ya sí tiene que concluir.
(Protestas.) Vaya concluyendo.



El señor RAJOY BREY: Señor presidente del Gobierno, creo que ha dañado usted, y mucho, la credibilidad de España. Póngase a trabajar para recuperar algo de lo perdido.



Quiero decirle algo más. Su decisión no supone una buena noticia en la lucha contra el terrorismo. Quiero ser muy prudente en este punto y evitar en lo posible juicios de valor, pero reconocerá usted que los hechos que ha provocado no nos
dejan en muy buena posición frente a los terroristas, aunque usted no lo haya querido. Pero mire, aquí de nada valen sus bellas palabras, el mundo juzga por los hechos y lo que todos han visto es que después de que sufriéramos un atentado salvaje
nos hemos precipitado a retirar las tropas. Usted dirá lo que quiera -es más, yo le puedo entender-, pero todo el mundo saca sus conclusiones, señor presidente, y usted, con sus prisas, les ha ayudado a sacarlas y algunos han tomado buena nota de
su actitud; no lo digo yo, lo dicen ellos, como sabe. De su primer anuncio de retirada derivó la exigencia de que además de abandonar Irak tendríamos también que retirarnos de Afganistán (Rumores.) y tras su insistencia en la retirada nos culpan
también del conflicto en Oriente Medio. Y ahora, ¿qué nos espera? Usted se aferra a sus promesas electorales, habla del valor de la palabra dada, pero olvida, señor presidente, que en España el 11 de marzo establece un antes y un después porque
los cambios en las circunstancias, especialmente los cambios dramáticos, nos obligan a modificar la valoración de las cosas y hay decisiones que se pueden ver de una forma antes del atentado y de otra muy distinta después. Además, señor presidente,
su promesa electoral estaba condicionada a que no se aprobara una nueva resolución de la ONU.
Tenía usted tiempo, nadie le exigía -que yo sepa- que lo hiciera usted ya y hacer gestos que los terroristas puedan entender como concesiones o triunfos
es tanto como apostar por la derrota. (Rumores.-Varios señores diputados: ¡Muy bien!) Parece que le indicamos el camino a seguir, señor presidente.



Termino ya, señor presidente. (Rumores.) Ya sé, señoría que no va a responder usted a tantas preguntas, no es su estilo, pero yo le agradecería que en aras al nuevo talante lo hiciera al menos a algunas de ellas, a las más importantes. Yo
se las hago para que entienda usted la complejidad del problema y la gravedad de las consecuencias de una decisión que obviamente exigían una reflexión madura y que usted, con ligereza, ha resuelto de un plumazo. No puedo aplaudir un gesto que,
como he señalado, deteriora la imagen de España, que cuestiona nuestra seriedad, que nos convierte en insolidarios y, para colmo, aunque usted no lo desee, da la impresión de que hacemos concesiones a los terroristas. Y tampoco puedo aplaudir un
procedimiento que dice muy poco de su respeto a las Cortes, señor presidente, a las formas, señor presidente y al diálogo, señor presidente. Creo que usted ha obrado con precipitación, con ocultamiento y con reflexión y lamento que en cuestiones
que afectan gravemente a la imagen de España no haya sido usted capaz de dialogar con nadie y, mucho menos, de buscar el apoyo responsable de mi partido. No sé para cuándo deja usted sus buenos propósitos; yo quiero decirle que el consenso no se
defiende elogiando sus virtudes, se defiende practicándolo. Se ha equivocado usted, señor presidente, se ha equivocado. Usted piensa que apoyar la intervención de Irak fue un error. (Protestas.-Rumores.) Perdón, ya termino.



El señor PRESIDENTE: Termine, señor Rajoy.



El señor RAJOY BREY: Usted piensa, señor presidente, que apoyar la intervención de Irak fue un error. Yo no he venido a discutir eso.
(Rumores.) Lo que afirmo es que usted para corregir aquel supuesto error ha cometido otro mucho mayor y
no lo va a disminuir por más apoyos que obtenga. Confiemos en que no tengamos que lamentarlo y como ya le he dicho en el debate de investidura -vea usted lo recalcitrante e ingenuo que soy-, si en algo puedo ayudarle en esta materia, estoy a su
disposición.



Muchas gracias. (Prolongados aplausos.-Rumores.)


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El señor PRESIDENTE: Orden. Señorías, antes de continuar el debate, esta Presidencia quisiera... (Un señor diputado: ¡Que no se oye!-Otro señor diputado: Que conteste Zapatero.-Rumores.-Protestas.)


Señores diputados, señorías, antes de continuar este debate, que ciertamente es un debate importante y obviamente tiene que tener sus momentos de intensidad, quería hacer la reflexión siguiente. Este es un debate tasado y esta mañana en
Junta de Portavoces habíamos acordado ser en la medida de lo posible respetuosos con los tiempos, y no solamente eso, sino que además se ha acordado un turno excepcional, a propuesta de la Mesa y de su presidente, de modo que pudiéramos asistir a un
debate con intercambio de opiniones, que creo que puede ser interesante debido a la naturaleza del mismo.



Quiero advertirles, y no se trata en absoluto de crear ninguna dificultad a ningún portavoz, que en el primer turno tasado, que era de diez minutos, se ha consumido exactamente el doble. Esto quiere decir...(Rumores.) Esto quiere decir
-déjenme concluir- que, si se aplica la misma regla para todos los grupos parlamentarios, tendremos turnos de 20 minutos por cada uno y 20 minutos por ocho suman 160 minutos.
(Continúan los rumores.) En consecuencia, me dirijo a todos los
portavoces, y para que no haya ningún tipo de vehemencia en la expresión de los puntos de vista de cada grupo parlamentario, en el turno de dúplica que está previsto el audio se parará exactamente cuando se cuente el tiempo establecido.
(Rumores.-Protestas.)


El señor DURAN I LLEIDA: Muchas gracias, señor presidente. (Continúan los rumores.)


El señor PRESIDENTE: Espere, señor Duran. (Pausa.)


Adelante.



El señor DURAN I LLEIDA: Gracias, señor presidente.



Señoras y señores diputados, iniciaré mi intervención... (Continúan los rumores.)


El señor PRESIDENTE: Por favor, señorías. (Pausa.)


No se preocupe por el tiempo.



El señor DURAN I LLEIDA: Espero que me lo descuente, señor presidente.



El señor PRESIDENTE: Señorías, está en el uso de la palabra un portavoz tan digno como el que acaba de hablar y como el que terminará.
(Aplausos.)


El señor DURAN I LLEIDA: Gracias, señor presidente.



Intento de nuevo explicar que en el inicio de mi intervención voy a recordar las palabras que también recordó el presidente del Gobierno y que en cualquier caso integraban la declaración institucional del pasado 18 de abril. El presidente
del Gobierno nos recordaba que había asumido un compromiso político en el mes de marzo del año 2003 y que lo había reiterado -señalaba- en febrero de 2004. Expresamente, adivino, en febrero de 2004 para que se tuviera en cuenta que se trataba de
una decisión que nada tenía que ver con los acontecimientos del 11 de marzo.
En consecuencia, en esa misma declaración institucional el presidente manifestó que había ordenado al nuevo ministro de Defensa el retiro de las tropas de Irak. Añadía el
presidente en su intervención, en su declaración institucional, que esta decisión responde antes que nada a mi voluntad de dar cumplimiento a la palabra dada. Abro un paréntesis para decirle, señor presidente, con más autoridad que otros en la
medida que yo defendí en el debate de investidura que se tuviera en cuenta a Naciones Unidas a partir de una nueva resolución y de la retirada de las tropas, que no entiendo que el compromiso asumido por usted sea el que realmente ejerció, ya que
como después matizó en su intervención y también se ha hecho referencia en la que me ha precedido, la fecha de 30 de junio no fue respetada. Después hablaremos de esa cuestión porque en cualquier caso ahora voy a concretar la posición de mi grupo
parlamentario.



No será Convergència i Unió quien le reproche su posición y en cualquier caso quien manifieste que no está de acuerdo con ella, y ello básica y fundamentalmente por dos motivos o razones. En primer lugar porque contrariamente a lo que se
señaló, creo necesario recordar lo que evoca la declaración institucional del 18 de abril, y evoca la posición del Gobierno español en torno a la guerra o al conflicto de Irak.
Convergència i Unió estaba y está en contra de la intervención en dicho
conflicto; Convergència i Unió creía y sigue creyendo que esa era una guerra no sólo innecesaria, sino que era un conflicto y una decisión que no se enmarcaba en la legalidad internacional, fruto de una decisión unilateral, un conflicto o una
guerra que además se justificó a través de mentiras, puesto que se ha comprobado que el régimen de Sadam Husein no tenía armas de destrucción masiva -así lo han señalado los inspectores de Naciones Unidas y así lo han puesto de relieve otros
dirigentes, la propia Administración norteamericana- y tampoco es cierto que hubiera relación entre Al Qaeda y Sadam Husein en Irak, sino que más bien esa posible relación se daba con otros países y con otros regímenes. Por todo ello, añadiendo que
mi grupo parlamentario, mi fuerza política entiende que el resultado ha sido catastrófico, que hoy hay más terrorismo que antes, que en Irak se puede decir que hay más libertad que antes, pero sigue sin haber libertad, porque no habrá nunca libertad
si no hay seguridad y en Irak no hay seguridad; y teniendo por otra parte en cuenta que


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en contra de lo que se había presumido esta intervención tampoco ha servido para resolver, sino para empeorar en cualquier caso el conflicto en Oriente Próximo entre Israel y Palestina, más razones hay para abundar y confirmarnos en nuestra
posición. No estábamos antes ni ahora estamos a favor de la guerra, no estábamos antes ni ahora a favor de que tropas españolas participen en ese conflicto. Consecuentemente, si ni antes ni ahora estamos a favor de la guerra ni a favor de enviar
tropas, ergo estamos a favor de que el Gobierno haya decidido retirar las tropas de Irak. Si esta primera razón, amparada en la valoración del propio contenido de la declaración y en aquello a lo que se remite ese contenido se le añade, señor
presidente y usted lo sabe perfectamente, que ha sido capaz de interpretar la melodía que la gran mayoría de la ciudadanía quería escuchar -como hablo en nombre de una fuerza política catalana, tengo que decir que en Cataluña esa es una melodía que
se quería escuchar-, razón de más para que Convergència i Unió no se oponga a esa decisión y por tanto esté de acuerdo con la retirada de las tropas de Irak.



A partir de esta consideración y de -insisto-, reiterarle nuestra coincidencia con esa decisión de retirar las tropas de Irak, quisiera, si me lo permiten, hacerles algunas reflexiones. Un Gobierno tiene que ser capaz de enmarcar su acción
política en el equilibrio, en cualquier caso respetar y no dar la espalda a la opinión pública y al mismo tiempo tampoco dar la espalda a la comunidad internacional y por supuesto respetar este Parlamento. En cuanto a esto último debo decirle
-insisto, con autoridad política- que 48 horas antes, en el debate de investidura en el que por supuesto se habló de esta cuestión, usted nos ocultó información. Señor presidente, le reconozco que en respuestas a Izquierda Unida y a Coalición
Canaria usted insinuó algo de lo que finalmente nos comunicó públicamente en esa declaración institucional el día 18 de abril, pero en cualquier caso usted también me reconocerá que en esa misma intervención, en respuesta a los portavoces
representantes del Grupo Parlamentario de Izquierda Unida decía, reproduzco textualmente: Es mi compromiso mantener informados con carácter permanente a todos los portavoces de los grupos parlamentarios a partir de la obtención de la confianza como
presidente del Gobierno, tratando de la cuestión de la retirada de tropas de Irak. Al menos este portavoz debe decirle que no ha recibido información alguna, y que por tanto aparte de sentir que se le ocultó una información y que era una decisión
que usted ya había adoptado, al mismo tiempo siente que usted no haya llevado a término el compromiso de información a los grupos parlamentarios.



Me permitirá, señor presidente, que le recuerde, porque puede ser eficaz a efectos de la continuidad de mi intervención, cuáles fueron nuestras palabras -no en singular, sino en plural- acerca de nuestra posición respecto a esta cuestión en
el debate de investidura. Decía yo, señor presidente, y lo repito textualmente ahora: Usted se comprometió a retirar las tropas españolas de Irak antes del 30 de junio si no había una intervención de Naciones Unidas. No sé exactamente -le decía
yo esa tarde- lo que ha dicho hoy, pero me permitirá -añadía y después he entendido por qué yo no pude saber exactamente qué es lo que estaba diciendo- que le haga algunas consideraciones. Primera. No creo que esa retirada elimine el riesgo de
atentados en España. Es necesario insistir hoy ante la opinión pública que no creo que esa retirada elimine el riesgo de atentados en España, porque me parecería afrontar el enorme problema del fundamentalismo desde la ingenuidad. Segunda. Que
piense eso no significa que no considere que gracias al anterior Gobierno España ha tenido una visibilidad innecesaria en el conflicto de Irak, lo que de ninguna manera significa que de no haberla tenido formásemos parte de un oasis de paz brindado
frente a ese nuevo terrorismo. Tercera. Les recordaba que más allá de la innecesaria visibilidad de España y del fracaso en todos los sentidos de quienes apoyaron la intervención militar sin cobertura legal -y lo remarco- y con una manifiesta
oposición de la ciudadanía, no se puede dejar ahora desamparada a la población iraquí.
Cuarta consideración. Estábamos, estaremos y hoy estamos a su lado, frente a quienes interpreten, dentro o fuera de España, que retirar las tropas de Irak es
una cesión al chantaje terrorista. De hecho -decía y hoy pudiera repetirlo y lo repito- si no las retiran también podría decirse que ha sido el terror del 11 de marzo el que ha condicionado su decisión. Quinta y última consideración. Le
recordaba, en cualquier caso, que siendo conscientes del error de su antecesor en la presidencia del Gobierno, la situación actual le permitía a usted la capacidad de exigir una mayor implicación de Naciones Unidas en la gestión de la crisis iraquí
y le pedía que actuase con audacia, le pedía por tanto que hiciese cuantas gestiones fuesen necesarias para intentar obtener esa nueva resolución de Naciones Unidas. Eso es lo que pensábamos entonces y eso es lo que pensamos hoy.



La pregunta es: ¿Usted se siente satisfecho, y con la información que aporta a la Cámara realmente siente que ha utilizado todo el capital político que tenía en sus manos de cara a la comunidad internacional para hacer posible otro tipo de
salida al conflicto de Irak que no necesariamente retirar las tropas antes del 30 de junio? Se lo digo -insisto- desde una posición favorable a la retirada que ha adoptado el Gobierno que usted preside.



Reconozco, y eso justificaría que expresamente levante acta de una queja de la falta de información a los grupos parlamentarios, pero no tanto de lo que pueda ser haber ocultado una información a la Cámara, que eran o son muy pocas las
ventajas y muchos los riesgos de permanecer las tropas españolas en Irak


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hasta el 30 de junio, fecha señalada en su compromiso al que hizo referencia en la declaración institucional. Reconozco que eso es así. No es cierto, hoy por hoy al menos a partir de lo que yo soy capaz de saber, de leer o en cualquier
caso de escuchar, que haya nuevas esperanzas planteadas por ningún enviado especial de Naciones Unidas a Irak respecto a que esto sea así. Más bien me ratifico en que todavía hoy reconozco que son más los riesgos que no las ventajas que pudiera
tener permanecer en ese escenario. Pero reconózcame, señor presidente -y ahí es donde quiero yo acentuar mi intervención-, que existe el riesgo de una interpretación desenfocada de lo que acaba de hacer el Gobierno español con la decisión que
adoptó ese día el presidente del Gobierno y que explicó a la opinión pública; una interpretación desenfocada en el interior del país, no me refiero tanto a los grupos parlamentarios, que tenemos derecho legítimo a hacer una interpretación distinta
de la que ustedes puedan dar, no me refiero tampoco a la opinión pública o publicada por importante que sea; me refiero, en cualquier caso, a otras interpretaciones en el interior del país.



También una interpretación desenfocada en el exterior, una interpretación desenfocada en Estados Unidos, no simplemente ante la Administración republicana; también puede darse el riesgo de una interpretación desenfocada ante la
Administración demócrata, en la prensa norteamericana, en los agentes económicos norteamericanos. Y yo creo que usted es consciente de que una interpretación desenfocada en ese sentido no sería positiva ni para su Gobierno ni para el país. Y
también riesgo de interpretación desenfocada en Europa. He leído las conclusiones o en cualquier caso la posición del Consejo Europeo de respeto a la decisión adoptada por el Gobierno español respecto a la retirada de tropas en Irak; pero todos
somos conscientes también de que muy recientemente conocíamos posicionamientos y declaraciones de primeros dirigentes europeos que en su día no fueron partidarios de implicar a sus países en el conflicto de Irak y entendían que ahora no era positivo
retirar las tropas que hubiera instaladas en Irak. Por tanto, también puede generarse una interpretación desenfocada más allá de las declaraciones oficiales, en lo que es el ámbito de la Unión Europea.



La pregunta es: ¿La semilla que tenía usted sembrada de poder dar luz a un nuevo multilateralismo ha sido bien abonada o no ha sido bien abonada con la actuación de este Gobierno? ¿Se interpretará o no se interpretará también como
unilateral su decisión? Al margen de que nunca se me pasaría por la cabeza comparar esta decisión unilateral -la de retirar las tropas- de la decisión unilateral de meter las tropas en Irak, creo que sería una barbaridad por mi parte que ofreciera
cualquier tipo de comparación entre una y otra decisión.



En cualquier caso, señor presidente, si me lo permite creo que este Gobierno está a tiempo de reconducir esos posibles errores formales y esa posible interpretación desenfocada en España, en Europa y en el exterior.
Le propongo tres ámbitos
de actuación y un compromiso solemne de este Gobierno, que ya lo ha formulado pero creo que es positivo reitere cuantas veces mejor en esta Cámara y a partir de esta Cámara así se proyecta al exterior. Ámbitos de actuación. Primero, el ámbito de
la Unión Europea. Por supuesto no se trata, aunque alguien quiera hacer ver lo contrario, de ponerse a las órdenes de Francia y Alemania. Se trata simplemente de ser conscientes de que hoy no es que no haya unidad en Europa respecto a esta
cuestión, no es que Europa esté dividida; Europa está subdividida, y es útil, por tanto, recomponer la unidad europea. Por tanto, usted está en posición de intentar aprovechar la actual decisión del Gobierno español para que no se malinterprete y
no se desenfoque la interpretación de su decisión de cara a esta Unión Europea. ¿Cómo? Hay dos pilares básicos que conocen suficientemente, pero Europa necesita su política exterior común, y Europea necesita su política de defensa común.
Hay que
decir a los ciudadanos, a todos los ciudadanos europeos, y por tanto también a los ciudadanos españoles, con pedagogía, que no se puede plantear ser una alternativa a lo que es Estados Unidos en un concierto multilateral si Europa no tiene capacidad
política y no tiene fuerza para hacer valer sus propias conclusiones. Por tanto, Europa necesita política exterior, Europa necesita política de defensa común, Europa necesita un ejército, y Europa necesita un presupuesto que haga efectiva esa
capacidad de ejército. Sin política exterior...



El señor PRESIDENTE: Señor Durán, por favor, vaya planteándose concluir.
Le ruego que recuerde el compromiso que hemos adquirido esta mañana en Junta de Portavoces.



Gracias.



El señor DURAN I LLEIDA: Me faltan tres minutos y treinta y tantos segundos para llegar al tiempo del portavoz del PP. Muchas gracias.



Hace falta política exterior para poder realmente ser una fuerza internacional con crédito y dar pie a que ese crédito internacional Europa lo utilice a favor del multilateralismo.



Segundo ámbito. Desde Europa, actuemos en Naciones Unidas. Yo he sido de los que en nombre de mi grupo parlamentario ha hecho referencia -le recordaba antes el debate de investidura- a lo que es la intervención de Naciones Unidas. Pero no
hay que ser ingenuo y no hay que ser tampoco hipócrita. Hay que saber que Naciones Unidas, cuando se lo ha propuesto, sin el concurso de la Unión Europea y sin el concurso de la OTAN, de la NATO, no ha sido eficaz. Por tanto, planteo actuar en un
segundo ámbito en Naciones Unidas desde una posición fuerte por parte de Europa; una posición europea que le permitirá en un tercer ámbito -le sugiero que aproveche cuanto más mejor para


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intentar que no exista esa interpretación desenfocada- la relación de Europa con Estados Unidos, no solamente la bilateral española sino la europea con Estados Unidos; una relación en la que se trata de explicar a Estados Unidos que
nosotros compartimos valores, pero que tenemos maneras distintas de difundirlos, de propagarlos y de defenderlos. Compartimos valores de un lado y otro del Atlántico, pero no compartimos la manera de defenderlos y propagarlos. Por tanto, debe ser
una Europa que no se construya de espaldas ni contra Estados Unidos, porque, como decía el propio Mubarak en una reciente visita a París, sería un gravísimo error que Europa fuera contra Estados Unidos o Estados Unidos contra Europa, ya que ninguno
de los dos sería capaz de garantizar la paz.



Finalmente -y con ello acabo, señor presidente- un compromiso. No se puede abandonar Irak; no se puede abandonar Irak a su suerte. Estados Unidos debe entender que Irak es hoy un pantano donde pueden quedarse ahogados centenares de
soldados norteamericanos y de personas civiles. Por tanto, hay que reconducir esa situación. España debe comprometerse con Irak. Hoy nos vamos de Irak, pero, señor presidente del Gobierno, usted debería poder decir que hoy nos vamos y mañana
regresaremos a Irak para asegurar la paz y la reconstrucción de ese país, porque antes también hemos tenido responsabilidades en lo que está sucediendo en Irak. Por tanto, el Gobierno que sucede al anterior debe asumir la responsabilidad de
colaborar en la reconstrucción y en la pacificación de Irak. Por eso, si un día Naciones Unidas o Europa tienen posibilidades de reconducir la posición, espero, señor presidente, que su Gobierno asuma esa responsabilidad en el seno de Naciones
Unidas y de Europa para ayudar a la recomposición de la paz en Irak.



Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Su turno, señor Puigcercós.



El señor PUIGCERCÓS I BOIXASSA: Gracias, señor presidente.



Señoras diputadas, señores diputados, hace poco más de un año debatíamos en esta Cámara la necesidad o no de apoyar, aprobar y legitimar internacionalmente la guerra de ocupación que el Gobierno de Estados Unidos, junto al Gobierno
británico, declaró al régimen de Sadam Husein en Irak. Durante un año hemos visto como el aznarismo, sin mediar consulta, quiso auparse a estadista mundial en las Azores, metiendo al Estado español en una guerra ilegal. Durante este año algo ha
quedado claro, la memoria es importante: han pasado muchas cosas en un año. En primer lugar, hay que recordar que Sadam Husein, el dictador de Irak, el sanguinario dictador, fue un buen aliado de Estados Unidos, como lo fue Bin Laden. En segundo
lugar, la guerra fue una decisión unilateral del Gobierno norteamericano al servicio de los intereses más espurios de la industria armamentista y del capitalismo más deleznable. En tercer lugar, no hubo ningún respaldo de Naciones Unidas ni de su
Consejo de Seguridad a la decisión que se tomó en las Azores. En cuarto lugar, no se han probado las relaciones del régimen de Sadam Husein con la red Al Qaeda, ni su entramado ni su entorno. En quinto lugar, no se han encontrado las armas de
destrucción masiva, armas que fueron la principal excusa para el ataque y la ocupación. El anterior presidente del Gobierno español aseguraba que existían estas armas y que aparecerían; no han aparecido ni por lo que parece existieron nunca. La
sexta reflexión que se puede hacer después de este año es que la Administración norteamericana no ha hecho ningún gesto para que Naciones Unidas asuman el control de la situación, y el control de la situación se refiere a los aspectos militar,
económico y político. Séptima reflexión. El mundo no es hoy más seguro que antes de la ocupación de Irak, y hay una grave constatación que fue el drama, la tragedia, el magnicidio del 11 de marzo en Madrid: El mundo no es más seguro hoy, después
de la ocupación de Irak, esta es la reflexión principal. Desde Esquerra Republicana no vamos a sostener que el brutal atentado del 11 de marzo fuera consecuencia de la participación de España en la guerra, no estamos en estas coordenadas, pero sí
es cierta la reflexión de que el mundo no es más seguro hoy, después de la ocupación de Irak.



La decisión que tomó el Gobierno español tuvo también elementos colaterales, algunos gravísimos. En primer lugar se puso en peligro el crédito europeo ganado a pulso por diferentes gobiernos españoles -gobiernos como también el catalán-,
por instituciones y por la sociedad civil. El crédito europeo que se ganó por parte del Estado español en la Unión Europea se puso en entredicho porque había una deslealtad permanente en esta usurpación del nato europeísmo por parte de los
anteriores gobiernos y una suplantación por un nuevo concepto, una nueva versión del atlantismo. También se quebró la confianza con países europeos como la República Federal Alemana, que han sido elementos básicos para la integración del Estado
español en Europa. No sólo esto, incluso se quiso dejar en un segundo término a países aliados que han colaborado, como decía, en la construcción, en la mejora y en el proceso de convergencia europea. Se tensó innecesariamente la relación con
países como Marruecos. Marruecos -lo dijimos ya en el debate de investidura-, toda la región del Magreb, es una zona de especial interés para el Estado español, porque es nuestra zona inmediata, porque son países vecinos, por el efecto que tienen
sobre nuestra economía, por el efecto que tienen sobre nuestra sociedad y por el factor de la inmigración. La decisión de participar en la guerra de forma unilateral, en una guerra ilegal, tuvo también esas consecuencias. Tuvo un efecto bueno, y
desde esta misma tribuna Esquerra Republicana lo repitió muchas veces: el


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mundo, Europa y esta Cámara, algunos diputados y diputadas de esta Cámara, incluso algunos miembros del Gobierno descubrieron el genocidio del pueblo kurdo, el genocidio de la dictadura de Sadam Husein sobre una población civil indefensa,
como fue el pueblo kurdo, que fue arrasado con armas químicas, y ésas sí que eran armas de destrucción masiva.



Hoy ha venido el presidente del Gobierno a explicarnos la decisión que tomó de retirar las tropas. Responde al deseo de la mayoría de ciudadanos del Estado español. Hay una mayoría aplastante que respalda esta decisión, y desde Esquerra
Republicana de Catalunya la aplaudimos.
Siempre quedará la sensación de que hubiera sido mejor un debate en esta Cámara, pero lo que se ha dicho ya en otros foros y lo que dijo Esquerra Republicana en su momento es que para entrar en una guerra sí
que es necesario un debate y una votación; para salir de una guerra no es necesaria una votación. Para salir de la foto de las Azores no era necesaria una votación, hacia falta una decisión valiente y coherente con lo que se había dicho, y de aquí
el respaldo de Esquerra Republicana a esta decisión. Este es el primer paso; es el primer paso para la búsqueda de un equilibrio internacional más justo, y hay diferentes pasos a dar.
En primer lugar, hay que apoyar y trabajar en el seno de
Naciones Unidas en política internacional, para que sean Naciones Unidas las que asuman el control de Irak. Ningún ciudadano hoy con sentido común, con buena lógica puede ver una buena salida a la situación actual en la que se encuentra Irak. Los
ciudadanos y ciudadanas de este sufrido país que sufrió con la dictadura, nadie, ninguna institución, ningún Gobierno, ni el mismo Gobierno norteamericano en estos momentos sabe cuál tiene que ser la salida. Naciones Unidas como foro, el Consejo de
Seguridad como organismo tiene que ser el elemento que canalice la salida a esta situación, al difícil embrollo en el cual se encuentra hoy Irak, y esto implica una política clara y firme de presión a Estados Unidos y al Reino Unido, y esta presión
sólo se puede dar desde la Unión Europea. Según Esquerra Republicana, ese es el marco en el cual tiene que trabajar el Gobierno. Hay que trabajar, pues, por un cambio de actitud del Gobierno de Estados Unidos y este cambio de actitud implica
renunciar al control estratégico de la zona. Este fue el principal objetivo de la guerra y del ataque. Lo decíamos hace un año en esta misma tribuna. Dejábamos muy claro que el interés era básicamente económico. Había un interés económico de la
Administración Bush. Nosotros no compartíamos este interés; al parecer el anterior Gobierno y el presidente del anterior Gobierno sí lo compartían, nosotros no. Estados Unidos tiene que renunciar a favor de Naciones Unidas, a favor de una nueva
mayoría que se tiene que concretar en el Consejo de Seguridad. A nuestro entender, también hay que ceder a Naciones Unidas la reconstrucción de Irak. Al principio la reconstrucción aparecía como un gran negocio; había una sensación de botín y de
que España sacaría jugosos beneficios de esta reconstrucción. Naciones Unidas ha de ser el organismo que tiene que controlar y dirigir este proceso. El futuro gobierno iraquí tiene que ser un gobierno tutelado por Naciones Unidas que reconozca la
pluralidad de naciones, de culturas y religiones que hoy conforman la compleja sociedad iraquí. Estos son elementos clave para un nuevo equilibrio internacional y el Gobierno, al entender de Esquerra Republicana, tiene que contribuir a ello. Este
nuevo equilibrio internacional tiene que establecer unas nuevas bases para la seguridad internacional, para la cooperación para el desarrollo y para la calidad democrática de aquellos países que lo precisen. La Unión Europea es, pues, nuestro mejor
instrumento para trabajar; no una Unión Europea que sea una oposición a Estados Unidos ni una alternativa, sino que como mínimo esta Unión Europea tenga su propia posición y pueda negociar en unas condiciones de igualdad. Este nuevo equilibrio se
puede ver incluso reforzado en las elecciones de otoño en Estados Unidos.



También entendemos que este conflicto y estos pasos que hay que dar no se pueden solucionar si no se recupera el espíritu de la Conferencia de Madrid de 1991 para buscar la salida al conflicto entre Israel y Palestina. Se nos habló desde
esta misma tribuna por parte del presidente del anterior Gobierno español, y se nos afirmó con contundencia que la Hoja de Ruta sería también la solución y que la invasión de Irak daría solución al conflicto b, el conflicto árabe-israelí. No ha
sido así. Todo lo contrario, se ha recrudecido con el apoyo incluso de Estados Unidos.
Recuperar el espíritu de la Conferencia de Madrid también es una necesidad para avanzar hacia un equilibrio mundial más justo.



Aplaudimos la decisión del presidente del Gobierno de visitar Marruecos y que este país sea el objetivo número uno de su política exterior.
Marruecos, como decíamos al principio de esta intervención, es un elemento clave en la
geoestrategia, es un elemento clave para nuestra sociedad y para nuestro Estado y es evidente que Marruecos necesita hoy apoyo, necesita democratización, necesita desarrollo, y este Gobierno puede ser un puente muy importante entre la Unión Europea
y Marruecos.
Pero tampoco se olvide este Gobierno que su política exterior no debe descuidar la situación del Sahara y del pueblo saharaui, que demasiadas veces los diferentes gobiernos españoles han olvidado.



También sería importante que este Gobierno avanzara para que se aclarase el caso Couso el caso del periodista José Couso, que murió en oscura situación y cuya responsabilidad no quiere asumir Estados Unidos. Hay que llegar hasta el final en
el caso Couso.



Finalmente, creemos que el Gobierno puede avanzar en la resolución del conflicto iraquí si consigue una política de cooperación, de apoyo a las organizaciones no gubernamentales que van a trabajar en una futura


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reconstrucción de la sociedad y de Irak. Esta tiene que ser una cooperación no ligada, una cooperación que no busque otros fines que no sean la mejora de las condiciones de vida del pueblo iraquí y kurdo, no sólo el objetivo del botín que
señalaba hace un momento. Como decíamos, hoy, un año más tarde de los debates y de las grandes movilizaciones ciudadanas contra la guerra, el mundo no es más seguro. Es más, creo sinceramente que ha empeorado. Hay que poner las bases para un
nuevo equilibrio mundial; pero también tenemos aspectos positivos: las grandes movilizaciones de ciudadanos de todas las generaciones, sobre todo de jóvenes, contra la guerra y por una nueva cultura del diálogo y por una nueva cultura de la paz.
Estas movilizaciones, que han conllevado sustanciales cambios, tienen que ser el germen de una nueva cultura del diálogo y de la no violencia, una nueva cultura que sea el fundamento de este nuevo orden internacional. Estas movilizaciones
ciudadanas, centenares de miles de personas contra la guerra, no pueden quedar en nada. Este Gobierno tiene que aprovechar toda esta carga de buenas personas, de buena gente, que tenía una intención muy clara, evitar una guerra injusta, y esto crea
los fundamentos para una nueva cultura de la paz.



El señor PRESIDENTE: Señor Puigcercós, le ruego que vaya concluyendo.



El señor PUIGCERCÓS I BOIXASSA: Ustedes tienen la posibilidad de crear estas condiciones de una nueva cultura de la paz y aprovechar la gran movilización y la gran participación política que significaron estas movilizaciones. Es la cultura
de la paz para un orden más justo, porque, como se dice, sólo la paz es hija de la justicia. Un mundo más justo será un mundo más seguro y un mundo en paz.



Aplaudimos, pues, la decisión, creemos que es una decisión acertada, que sólo con esta decisión valiente del Gobierno podemos crear las condiciones para un equilibrio más justo en el mundo y para una Unión Europea que sea firme en la
consecución de la resolución de los conflictos internacionales en estos momentos, ya que la situación que generó esta guerra no ayudó precisamente a solucionarlos, todo lo contrario.



Señores del Gobierno, han tomado una decisión valiente, esperemos que no sea la última, esperemos que su política internacional lleve la dirección de la justicia y el reconocimiento de todos los pueblos que sufren hoy en el mundo.



Muchas gracias. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Señor Erkoreka, su turno.



El señor ERKOREKA GERVASIO: Gracias, señor presidente.



Señorías, señor presidente del Gobierno, contrariamente a lo que han expresado algunos portavoces que me han precedido en el uso de la palabra, a mi juicio no es una, son básicamente tres las cuestiones que suscita su intervención de hoy;
tres cuestiones que tienen que ver con otras tantas preguntas que los ciudadanos se plantean a sí mismos y una y otra vez a nosotros como sus representantes legítimos. La primera es: ¿fue correcta la decisión de apoyar la guerra de Irak y de
colaborar en la ocupación posterior? La segunda, de una mayor actualidad, plantea lo siguiente: supuesto que en su día, acertada o equivocadamente -pero ese es ya otro tema-, se adoptaron ambas decisiones, la de apoyar primero la guerra y la de
colaborar después con las fuerzas ocupantes, ¿resulta pertinente hoy seguir manteniendo tropas en aquel territorio, a la luz, sobre todo, del modo en el que se están sucediendo los acontecimientos? Y junto a estas dos cuestiones, que miran
respectivamente al pasado y al presente, emerge una tercera cuestión que apunta hacia el futuro, y es la siguiente: en el estado de cosas actual, ¿qué podemos hacer para, primero, seguir colaborando en la reconstrucción económica, social e
institucional de Irak y, segundo, combatir un destructivo terrorismo internacional que tiende ya sus tentáculos por todo el mundo occidental y cuyos crueles y brutales zarpazos hemos empezado a sentir ya entre nosotros?


Abordemos ya la primera cuestión. El Grupo Vasco nunca compartió la decisión de prestar apoyo a la guerra de Irak. En los debates que tuvieron lugar en esta Cámara durante la primavera del año pasado se opuso, como se sabe,
sistemáticamente a la intervención militar en aquel país, y lo hizo tanto por razones de fondo, por considerarla en sí misma improcedente e inoportuna, como por motivos vinculados a la democracia formal, por entender que esta era la opinión
inmensamente mayoritaria en el País Vasco.



La guerra de Irak fue, desde luego, injusta e ilegítima, pero sobre todo fue ilegal, y lo fue porque nunca gozó del aval de Naciones Unidas. Señor presidente, antes, durante y después de la guerra he leído detenidamente y en repetidas
ocasiones la famosa Resolución 1441 del Consejo de Seguridad de la ONU y no he sido capaz de encontrar la autorización que algunos han pretendido que existe en su texto para intervenir militarmente en Irak. Lo que sí hacía la Resolución 1441 era
instituir un plan de inspecciones reforzado, con el objeto, como todos ustedes recordarán, de verificar si el régimen de Sadam Husein tenía en su poder armas de destrucción masiva o estaba desarrollando algún programa orientado a su consecución. El
trabajo de los inspectores no consiguió demostrar la existencia de este tipo de armas en Irak, es más, las fuerzas de la coalición ni tan siquiera les permitieron concluir su trabajo; tuvieron que abandonarlo precipitadamente, como todo el mundo
sabe, cuando desde la Administración norteamericana se les invitó a retirarse del territorio iraquí. Hasta ese momento, los informes de la Comisión reconocían que la colaboración del régimen de Bagdad había mejorado, y solicitaban más tiempo para
continuar


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con las inspecciones, pero no se les concedió. A nuestro juicio, fue una irresponsable y peligrosa desautorización de Naciones Unidas. A los ciudadanos se nos garantizó por todos los medios que aun a pesar de que la investigación impulsada
desde Naciones Unidas no había podido acreditar la existencia de armas de destrucción masiva en Irak, éstas existían. En un tono melodramático, que muchos ciudadanos recordarán, y durante largos períodos de tiempo, el presidente del Gobierno nos
aseguró por televisión que las armas, pese a todo, existían, y, a falta de otras pruebas irrefutables, llegó hasta el extremo, que a todos nos sorprendió, de comprometer su propia honorabilidad, ofreciendo su palabra como supremo aval de la
veracidad de lo que decía: créanme, nos dijo por televisión. Y yo les aseguro que Irak tiene armas de destrucción masiva.
Algunos, pocos, le creyeron. El Grupo Vasco no lo hizo, y no lo hizo porque conocía de primera mano y tenía una larga
experiencia de su capacidad de manipular la verdad para ponerla al servicio de sus propios intereses políticos. En cualquier caso, todos pensamos que, de existir, el desarrollo de la guerra permitiría ir descubriendo las armas sobre cuya pretendida
existencia se basó el inicio de la guerra. Pero nada de esto ocurrió.



Iniciado el ataque, miles de civiles inocentes morían todos los días bajo los brutales efectos de las máquinas de guerra, pero las armas de guerra, sencillamente, no aparecían. Se especuló mucho sobre lo que hubiese podido ocurrir con
ellas. Se avanzaron numerosas y hasta originales hipótesis, pero no pudo probarse nada. Y hoy, después del concienzudo trabajo de investigación llevado a cabo durante casi un año por el grupo de inspección de Irak y de otros equipos coordinados
por los Estados Unidos, resulta prácticamente imposible que queden por descubrir reservas o almacenes de armas prohibidas, si es que realmente existieron en algún momento. Se destruyó un país y se provocó la muerte de miles de civiles indefensos
sin el respaldo de la ONU y sin razón alguna que justificase la agresión. Y por si todo ello no fuera suficiente, el subsecretario de defensa americano, Paul Wolfowitz, afirmó, poco después de concluida la guerra, que la presencia de armas de
destrucción masiva en Irak tan sólo fue una excusa burocrática para justificar la intervención. ¿Y cuál fue, se preguntarán ustedes, el auténtico motivo de la guerra? Lo desvelaba el propio Wolfowitz cuando le preguntaron por qué Estados Unidos no
intervenía, por ejemplo, en Corea del norte, a la que acusaban igualmente de estar en posesión de armas de destrucción masiva. Su respuesta no pudo ser más patética: la diferencia más importante entre Corea del norte e Irak es que, económicamente,
no hay color; Irak nada en un mar de petróleo. Señorías, ¿se puede añadir algo a una confesión de parte tan clara y tan meridianamente expresada? Como ha señalado recientemente Hans Blix, director de la Unmovic, ahora sabemos que aunque la
operación armada en Irak ha tenido éxito, el diagnóstico principal que aconsejó la operación, la existencia de armas de destrucción masiva, parece haber sido erróneo. Fue una incisión quirúrgica destinada a eliminar un tumor maligno, que terminó
por descubrir que, en realidad, no existía tal tumor. El problema -añado yo, siguiendo con la metáfora del propio Blix-, el terrible y dramático problema, es que la incisión practicada destruyó irreversiblemente miles y miles de células y tejidos
vivos y, además, provocó una gravísima erupción en el cuerpo intervenido. Creó un mal nuevo, un mal que antes no existía o, cuanto menos, no se había explicitado tan claramente: una erupción que rebasó todas las previsiones y que, todavía hoy,
nadie sabe exactamente cómo diagnosticar ni cómo tratar.



La resistencia que el sanguinario dictador logró ahogar, se ha desatado ahora en una virulenta revuelta contra las fuerzas de ocupación, dando lugar a complicidades y alianzas que antes eran sencillamente inconcebibles. Se han intensificado
en el mundo árabe y musulmán las ya seculares prevenciones contra el occidente imperial y la sensación de agresiones ahora en ese mundo notablemente mayor que antes de la guerra.
El mal causado es claramente superior al que se pretendió evitar. El
desacierto de la decisión de apoyar la guerra, que todos, excepto el Grupo Popular, combatimos en esta Cámara, queda hoy más patente, si cabe, que hace un año. Ahora bien, supuesto todo esto, que pertenece al pasado y es ya irreversible, ¿cómo se
ha de actuar ahora, qué es lo que procede hacer ahora?


El anterior presidente del Gobierno aseguró en esta misma Cámara, el 18 de marzo de 2003, que no enviaría tropas de combate al teatro de operaciones y que los efectivos enviados a Irak no participarían en misiones de ataque o de carácter
ofensivo, sino -decía- en labores de ayuda humanitaria. Luego se vio que no fue tal. La misión que se les encomendó tuvo que ver con la reconstrucción, estabilidad y seguridad del territorio ocupado. Objetivos loables, sin duda, dada la caótica
situación que atraviesa Irak, propósitos plausibles que, además, están en la línea de lo que recomiendan las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas números 1483 y 1511, pero que poco tienen que ver con la ayuda humanitaria que
originariamente se prometió. Además, incluso dando por supuesto que el nuevo cometido es asumible -y lo es- ¿alguien cree de verdad que a la luz del modo en el que se están sucediendo los acontecimientos en Irak durante las últimas semanas, su
cumplimiento es, no ya real, sino tan solo posible? Naciones Unidas vienen reclamando un mayor protagonismo en la reconstrucción de Irak. La Resolución 1511, a la que antes he hecho referencia, recoge a este respecto el deber, literalmente, de
reforzar el papel esencial que desempeñan en Irak. Pero este reforzamiento del papel de la ONU que su Consejo de Seguridad viene reclamando, no acaba de producirse. Y


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no lo hace -todos los sabemos, no nos engañemos- porque no lo permiten las potencias ocupantes, que aspiran a seguir disfrutando de una posición hegemónica en aquel territorio. Y mientras tanto el fracaso de las tropas de ocupación acaba
siendo manifiesto a la hora de garantizar el orden público y la seguridad de la población. Y no hablemos ya de lo que hace referencia al restablecimiento de la normalidad en el funcionamiento de la economía y de las infraestructuras. En las
últimas semanas, además, se ha puesto de manifiesto, dramáticamente y con especial crudeza, que son incapaces de garantizar hasta su propia seguridad. Como cabría esperar, la guerra se saldó con un claro triunfo de las fuerzas invasoras, pero la
ocupación está siendo un rotundo fracaso; un fracaso que resulta tanto más evidente cuanto más claramente se observa que adolece de un radical vicio de ilegitimidad.



Nosotros, señor presidente, no nos engañamos. Bajo la dirección de Naciones Unidas, la reconstrucción de Irak, la lucha por su estabilidad, por la seguridad y el bienestar del pueblo iraquí, sería, como ahora, una labor plagada de
obstáculos y de dificultades, sería una labor difícil, pero sería, al mismo tiempo, una labor necesaria; necesaria, en el sentido de convenida y consensuada en el seno de la única autoridad mundial legítimamente reconocida en la materia. En las
circunstancias actuales, la presencia militar en Irak sólo es un empeño ciego y obcecado, sin norte claro ni expectativas atrayentes. Por eso, señor presidente, apoyamos su decisión de retirar las tropas. Ahora bien, esta decisión no debe, no
puede abocarnos a la indiferencia con respecto a los problemas que ya se han planteado en relación con la guerra de Irak. Por ello me permito formularle dos sugerencias, solamente dos. En primer lugar, procure no abandonar a su suerte al pueblo
iraquí. Hágalo. Esto es posible en el marco de lo que preconizan Naciones Unidas cuyas últimas resoluciones instan a los Estados miembros a intensificar los esfuerzos para ayudarle en la reconstrucción y el desarrollo de la economía. Tiene ahí un
amplísimo margen de actuación para contribuir a la estabilidad y el desarrollo de aquel sufrido país.



En segundo lugar, comprométase firmemente -ya lo ha hecho en su intervención inicial, pero permítame que insista sobre el particular- en la lucha contra ese terrorismo internacional emergente, participando sin ningún rubor en las alianzas
que a tal efecto puedan constituirse, tanto en Europa como fuera de ella, pero no olvide combatir también las causas que lo provocan y le dan apoyo social. Luche contra la desigualdad, contra la injusticia y la marginación; huya de las alianzas
interesadas con regímenes despóticos que tanto se han prodigado durante mucho tiempo y, sobre todo, impulse una política internacional en la que el monopolio de la fuerza radique exclusivamente en Naciones Unidas, porque sólo así gozará ese
monopolio de la fuerza de la legitimidad que precisa para desempeñar su misión. Como ha reseñado Robert Cooper, la legitimidad es una fuente de poder más importante que la fuerza. La fuerza, sin legitimidad, es sencillamente tiranía para todos
aquellos que la sufren y hoy, guste o no, la ONU sigue siendo la más poderosa, casi la única fuente de legitimidad para cualquier acción de fuerza en el ámbito internacional.



Nada más. Muchas gracias. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Erkoreka.



Señor Llamazares, su turno.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Señorías, señor presidente, señor Rodríguez Zapatero, el Grupo Parlamentario de Izquierda Verde-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds respalda sin ninguna fisura la decisión de la vuelta de las tropas
españolas de territorio iraquí. Para nosotros ha sido una decisión acertada en sus contenidos y también en su procedimiento. Resulta curioso ver cómo, al contrario del clásico, la tragedia no se repite como farsa, sino que algunos en esta Cámara
hablan de las tragedias como si fueran comedias y, señorías, estamos hablando de una guerra con miles de víctimas, de una catástrofe humana que está provocando mayor inseguridad y mayor violencia a nivel internacional. De eso estamos hablando
cuando nos referimos a la guerra de Irak y a las medidas que adoptó en su momento el Gobierno del Partido Popular y de las que hoy adopta el Gobierno y su presidente.



Señorías, nosotros no creemos en una política desprovista de moral. No es verdad que lo que se haya hecho sea irreflexivo, no es verdad que lo que se haya hecho haya provocado una situación de inseguridad en nuestras relaciones
internacionales y mucho menos es verdad la intervención del Grupo Parlamentario Popular en que error con error se paga, porque la intervención de la mayoría de la derecha en este país -la decisión de enviar tropas a una guerra ilegítima e ilegal- no
es un error, es un crimen contra la paz y así ha sido interpretado por parte del propio secretario general de Naciones Unidas. Y tampoco es eso de que mentira con mentira se paga, porque no es cierto que haya habido mentira y que el Grupo Popular
se pueda sentir engañado ni tampoco es verdad que tan solo con relación a la guerra de Irak nos encontrásemos ante engaños o mentirijillas. Nos encontramos ante un crimen contra la paz pero, además, ante la conspiración -la confabulación- para el
crimen. Para esa conspiración sirvió prácticamente todo: sirvió decir que se iba a luchar contra las armas de destrucción masiva; sirvió decir que se iba a luchar contra el terrorismo, y sirvió decir que se iba a extender la democracia a todo
Oriente Medio. Se sabía, desde antes del 11 de septiembre, que esas no eran las razones; que eran solamente excusas, confabulaciones para la guerra; que la verdadera razón era una razón espuria de poder y de estrategia en Oriente


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Medio de la Administración de la extrema derecha norteamericana.



El Gobierno español de entonces prefirió la legitimidad de sentirse procónsul del imperio a la de sus propios ciudadanos, a la legitimidad de este Congreso de los Diputados. No puede ser que hoy sea bueno lo que entonces se rechazó por
narices. No puede ser que hoy se plantee en esta Cámara que es necesario un pronunciamiento para sacar las tropas de la guerra, mientras que, cuando se decidió intervenir en la guerra, se hizo por narices, al margen de esta Cámara y al margen de
los ciudadanos.
(Aplausos.)


Señorías, mi grupo parlamentario no puede aceptar el olvido. Y olvido es negar las consecuencias nefastas de la guerra: destrucción de un país, miles de víctimas inocentes y un nuevo foco de inestabilidad internacional. No deja de
resultar una paradoja que se diga aquí que se toma una decisión que satisface a los terroristas; no es verdad. Es la guerra de Irak, el procedimiento ilegal y la destrucción del país lo que se ha convertido en caldo de cultivo y argumento de
legitimación de lo que es ilegítimo: el terrorismo y la violencia. Esa es la única verdad, señorías.



Es cierto que, en ese contexto, el presidente del Gobierno y la nueva mayoría no tenían otra posibilidad que tomar la decisión inmediata de devolver las tropas a casa. No sé dónde ve algún grupo parlamentario la posibilidad de una mayor
intervención política y militar de Naciones Unidas. Si nos atenemos a las declaraciones del Gobierno norteamericano y del Gobierno británico y al papel de Naciones Unidas en los últimos tiempos, estamos asistiendo en Irak a la transformación de una
guerra de ocupación en una guerra al estilo de la de Vietnam. ¿O no les recuerda nada Nayad, o lo que está ocurriendo hoy mismo, a la guerra de Vietnam? Estamos viendo un papel únicamente técnico de Naciones Unidas; no ha tenido ningún papel
político o militar. Sólo ha habido un papel técnico para Naciones Unidas, reconocido por el Gobierno norteamericano y por el Gobierno británico.



Por si cupiese alguna duda de que se evoluciona de una guerra tipo Vietnam a la voluntad de un protectorado, se ha nombrado embajador en Irak al señor Negroponte; por si hubiera necesidad de más datos. Estamos ante el intento de convertir
la guerra de ocupación en una dinámica de la guerra de Vietnam, para transformar más tarde Irak en un protectorado que, por no tener, no tenga capacidad de aprobar leyes ni de controlar a sus ejércitos o su seguridad. Yo creo que no cabe ningún
argumento más para decir que Naciones Unidas estaba cada vez más lejos de tener algún papel en la guerra de Irak. Por tanto la decisión del nuevo Gobierno es acertada en opinión de nuestro grupo y nos hace más fiables, es decir más verdaderos
porque nos reintegra en la comunidad internacional y en la Unión Europea. ¿Qué es eso de nuestros coaligados o qué es eso de nuestros aliados? Nuestros aliados son, en primer lugar, la comunidad internacional, la Unión Europea y el respeto al
derecho internacional. Se trata de aliados, no de súbditos, términos muy diferentes al menos para este grupo parlamentario. Esta decisión nos hace más fuertes frente al terrorismo, al que solamente se le combate mediante la inteligencia, el
derecho y los mecanismos policiales y civiles, en ningún caso mediante la guerra, que lo único que ha hecho hasta ahora es crear nuevos caldos de cultivo, nuevos focos de conflicto que alimentan el terrorismo y la violencia.



Es una decisión responsable con nuestras tropas, porque lo irresponsable sería dejarlas allí engañadas en una hipotética misión de paz cuando estamos en una guerra de ocupación que, además, nos abocaba a aportar más tropas al territorio
iraquí, si no al tiempo de las tropas británicas o las tropas norteamericanas. Es una decisión solidaria con Irak y con Oriente Próximo porque debilita la guerra preventiva, que tan malos resultados ha conocido, y fortalece la diplomacia
preventiva, la diplomacia del derecho internacional de Naciones Unidas y de la Unión Europea. Se trata de una decisión democrática, que no les quepa ninguna duda. Una decisión democrática sometida al escrutinio de la ciudadanía, que se ha
pronunciado en estas elecciones de manera importante y fundamental en torno al rechazo de la guerra y la apuesta por la paz y por el derecho internacional y que además, por si fuera poco, se ha pronunciado en esta Cámara en el debate de investidura,
también por parte de todos los grupos parlamentarios -salvo el Grupo Parlamentario Popular-, a favor de la retirada de las tropas, a favor de la paz. No somos capaces de entender cómo lo que no es útil hace tan sólo un año hoy es imprescindible.
Cómo el Partido Popular quiere que se vote la vuelta a la legalidad y no quería votar vulnerar la legalidad, por tanto, ¿cómo quiere que se vote la vuelta a la legalidad?


Para nosotros es una buena noticia que el presidente del Gobierno haya presentado ante esta Cámara una iniciativa legal en desarrollo del artículo 63.3 de la Constitución, para que cualquier participación militar española tenga que ser de
acuerdo al derecho internacional y previo debate y votación en esta Cámara. Nos parece que ahí está el principal mensaje, el de que en futuros conflictos en este país no se volverá a utilizar la legitimidad de otro Gobierno, sino que la única
legitimidad será la de la ciudadanía española y la del Parlamento español.



Termino, señorías, con nuestras propuestas o reflexiones para el futuro.
No somos ingenuos, sabemos lo importante de la decisión tomada y las consecuencias de la misma. Pero podemos ver en ella el embrión, el inicio de una nueva política
exterior por parte de España y una nueva política exterior en el marco de la Unión Europea. ¿Para qué? En primer lugar, para defender un mayor papel de Naciones Unidas, tanto en el futuro de Irak como en el futuro del conflicto palestino; para
defender la Hoja de Ruta frente a la rasgadura de la


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Hoja de Ruta que ha significado la actitud del Gobierno norteamericano; en segundo lugar, para favorecer la ayuda humanitaria para la reconstrucción de Irak, que requiere como requisito indispensable que no continúe la guerra de ocupación y
las razias en Faluya o en Nayaf; en tercer lugar, para tomar medidas frente al terrorismo, frente al terrorismo, sí, pero en el ámbito civil, no para dar argumentos falaces o para favorecer caldos de cultivo entre los violentos o los terroristas;
en cuarto lugar, para procurar una alternativa a la pobreza y a la injusticia a nivel internacional. De eso trata también, señorías, la política exterior, de solucionar los problemas de fondo de la inseguridad, que no son otra cosa a veces que la
injusticia y los conflictos inveterados, como el conflicto palestino.



Termino manifestando nuestro respaldo a esta decisión y nuestro respaldo también al momento de tomarla. El cariz de los acontecimientos era cada vez peor, no iban en el sentido del derecho internacional y de Naciones Unidas y por tanto
nuestra mejor contribución es abandonar la agresión militar. Con ello reforzamos el derecho internacional, reforzamos la paz y respondemos a la voluntad mayoritaria de los ciudadanos y de las ciudadanas.



Muchas gracias. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Señor Rivero, su turno.



El señor RIVERO BAUTE: Señor presidente, señoras y señores diputados, señor presidente del Gobierno, el Grupo Parlamentario de Coalición Canaria apoya la decisión adoptada por el Gobierno del regreso de las tropas españolas a nuestro país.
La apoyamos por dos razones fundamentales, en primer lugar, porque mi grupo se opuso en su momento a la invasión de Irak y, en segundo lugar, porque mi grupo, Coalición Canaria, también se opuso con rotundidad al envío de las tropas españolas. Las
razones son de todos bien conocidas. Considerábamos que se actuaba al margen de la legalidad, que era una actuación ilegal y que la comunidad internacional tenía medios, como así lo habían significado los inspectores, para seguir trabajando y
lograr un desarme real sobre la hipótesis de la existencia de armas de destrucción masiva en Irak. Las razones de la coalición fueron, primero, el argumento de dichas armas de destrucción masiva, pero según se trabajaba en Irak se descubrió que no
las había. La segunda justificación fue intentar desviar la atención y decir que había que terminar con el régimen de un dictador, de un sanguinario, de alguien que tenía sometido a su pueblo, como era Sadam Husein. Ese objetivo de terminar con un
régimen dictatorial que oprimía al pueblo iraquí se consiguió: Sadam Husein fue detenido. El tercer argumento, una vez detenido Sadam, era que se trabajaba y se peleaba por un Irak libre, independiente y democrático. Ante ese objetivo de la
coalición hemos visto la reacción de parte de la ciudadanía civil de Irak, de oposición a las fuerzas ocupantes, en estos momentos en una situación trágica que hace muy difícil la vida y la convivencia en este país. Ante estas actuaciones, la
posición de Estados Unidos ha sido inflexible. Ha habido poca capacidad para buscar puntos de encuentro con la comunidad internacional, para facilitar una nueva resolución de Naciones Unidas donde esta asumiera la dirección política y militar en
Irak que permitiera la participación de la comunidad internacional en la estabilización, en la pacificación del país y, por tanto, en la devolución inmediata de la soberanía al pueblo iraquí. La situación no ha sido entendida por los Estados
Unidos. Parece que esa posición inflexible, esa posición de no atender a otras razones obedece más a lo que algunos entendieron que fueron los objetivos en su día de la invasión de Irak: el objetivo del control estratégico de la zona o las razones
de tipo económico, el control del petróleo.



Señor presidente, estando de acuerdo con la decisión adoptada por el Gobierno del regreso de nuestros soldados a España, estando absolutamente de acuerdo con la falta de colaboración hasta ahora de Estados Unidos para que se produzca una
nueva resolución de Naciones Unidas, estamos, señoras y señores diputados, ante un asunto verdaderamente importante, para Irak y para sus ciudadanos, que no son culpables de que un dictador presidiera ese país ni de que las tropas de la coalición
hayan invadido Irak. Es muy importante este asunto para lograr la tranquilidad y la paz en esta zona, es muy importante para trabajar en la recuperación de la unidad europea y es aún más importante para la paz mundial. Por eso sería conveniente
que no siguiéramos mirando para atrás. Sobre la decisión adoptada por el Gobierno español de aquel momento, ya habló el pueblo. El 14 de marzo dijo qué entendía sobre este asunto. Creo que ha sido la razón fundamental de que la correlación de
fuerzas en este Parlamento se haya situado como se ha situado. Es ahora el momento de trabajar y en este nuevo marco es donde entendemos que se ha perdido una oportunidad magnífica para hacerlo, para avanzar en esos objetivos de lograr tranquilidad
en Irak y en la zona y para trabajar por la paz mundial.
También se ha perdido una oportunidad magnífica para que el señor presidente del Gobierno cumpliera con los compromisos que había adquirido ante esta Cámara. Se ha perdido una oportunidad
magnífica porque nosotros todavía no alcanzamos a entender las razones por las que 48 horas después de la investidura se cambia de posición, cuando había un compromiso de que esta decisión se adoptara en sede parlamentaria. Tampoco entendemos -las
razones no son suficientemente contundentes para nosotros y esperamos que en la posterior intervención del presidente del Gobierno las pueda explicar con mayor claridad y las podamos entender- por qué adelantar el compromiso del 30 de junio y no
forzar la posibilidad de una nueva resolución de Naciones Unidas. En estos momentos, con el cambio político


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en España, era posible que nuestro país protagonizara positivamente la recuperación de la unidad en el seno de la Unión Europea. Lo decíamos el otro día en el debate de investidura: si queremos modular la posición de Estados Unidos, si
queremos conseguir una nueva resolución de Naciones Unidas, es muy importante recuperar la unidad en el seno de la Unión Europea. En ese sentido creemos que España pudo jugar un papel muy importante con Italia, Gran Bretaña y Polonia, países que
están en la coalición, para haber propiciado un Consejo extraordinario. Se ha perdido esa oportunidad en unos momentos además importantes, en que la Conferencia islámica se ha pronunciado a favor de una nueva resolución; países como Malasia,
Pakistán o Indonesia se han comprometido bajo el amparo de una nueva resolución a trabajar, a enviar tropas pacificadoras para estabilizar Irak y entendemos que en ese papel de recuperar la unidad europea, de modular la posición de los Estados
Unidos a partir de esa posición europea, España hubiera jugado un papel muy importante.
Necesitamos recuperar esa unidad y en estos momentos se puede hacer o a iniciativa de la Presidencia europea -nosotros esperamos que la Presidencia irlandesa
tome la iniciativa y reúna el Consejo para trabajar en recuperar ese espacio de unidad que es necesario- o se puede también propiciar una reunión del Consejo a través de los países más afectados en este momento en el conflicto como son Gran Bretaña,
Italia y Polonia.



Hace unos días, el ministro de Asuntos Exteriores francés, Michel Barnier, alguien que no es sospechoso debido a la posición que ha tenido su país, Francia, con relación al conflicto, ha hecho unas declaraciones que me parece que son las
cosas más sosegadas, más inteligentes y más sensatas que se han dicho con relación al conflicto de Irak a lo largo de estos últimos meses. Ha dicho que hay que mirar para adelante, que tenemos un problema importante para estabilizar esta parte del
mundo y para trabajar por la paz mundial. Ha dicho que hay que impulsar -y lo está diciendo Francia- una nueva resolución de Naciones Unidas, y esto es posible. Ha dicho que con esa nueva resolución hay que devolver la soberanía al pueblo iraquí.
Ha hablado de cosas tan sosegadas y tan sensatas como la convocatoria de una conferencia nacional en Irak, donde participe la comunidad internacional y las distintas etnias de este país, porque es muy importante no solamente el proceso que estamos
viviendo sino el posterior, que es cómo logramos un acuerdo en un país multirracial o multiétnico como es Irak para lograr una posición de sensatez posterior a todo el conflicto en el que se ha visto involucrado. Por eso esa conferencia con suníes,
con chiítas y con kurdos es una apuesta importante, conjuntamente con la participación de la comunidad internacional.



Señor presidente, nosotros apoyamos esa decisión del Gobierno en coherencia con nuestra posición con respecto al conflicto de Irak, pero nos parece que España ha perdido una gran oportunidad para enmendar el error que cometimos ya con el
envío de las tropas a Irak, y lo creemos con toda la sinceridad. Creemos que todavía se puede trabajar. Hay que trabajar en esa línea. Hay que trabajar en recuperar el protagonismo en la Unión Europea. Hay que trabajar en una nueva resolución de
Naciones Unidas, porque eso es lo que puede propiciar la paz en esta zona del mundo y, lo que es más importante, trabajar por la paz en el mundo.



Por otra parte, nosotros nos congratulamos por el anuncio que ha hecho hoy a la Cámara en el sentido de ligar de futuro cualquier decisión de envío de las tropas españolas fuera de nuestro país a la decisión del Parlamento a través de la ley
orgánica que ha anunciado. El otro día en el debate de investidura le planteábamos otra opción, que era que se recogiera dentro de las modificaciones que se planteen -de existir el consenso necesario- a la Constitución, pero en cualquier caso lo
importante es que se pueda ligar la opinión mayoritaria del Parlamento a una decisión estratégica tan importante como esta para los intereses de España.



Muchas gracias.



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Rivero.



Señor Rodríguez.



El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Gracias, señor presidente.



Señorías, señor presidente del Gobierno, acabamos de vivir una grave situación y seguimos en ella. Primero fue una guerra preventiva contra un pueblo inocente, contra un régimen que no tenía armas de destrucción masiva y además acusados los
dos objetivamente con mentiras inmorales; mentiras que no pudieron legitimar ni siquiera diplomáticos claramente pro occidentales como Al Baradei o Hans Blix. No trataron de juzgar los hechos, sino de actuar conforme a preconceptos interesados.



Señor presidente del Gobierno, se inventó una coalición contra el terrorismo y a favor de la libertad con el mayor de los cinismos que consiste en invertir la realidad y se le llama lucha contra el terrorismo y a favor de la libertad nada
menos que a las ansias de dominio, de expolio y de robo por parte de una gran potencia. Esta inversión de la realidad es tan evidente que no solamente la detectamos muchos ciudadanos y organizaciones políticas, sino que incluso recientemente un
conspicuo representante del gran capital internacional, el señor Soros, advertía de las concomitancias que tenía con el régimen nazi lo que estaba haciendo la Administración, hoy hegemónica, en Estados Unidos, y creo que los flecos de esta inversión
de la realidad también llegaron a este Estado español bajo esa fórmula tan curiosa del generalísimo Zapatero.



En tercer lugar, hay sin duda, señor presidente, un desprestigio y una inutilidad de la ONU, que realmente


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no vale ni para defender la legalidad internacional ni mucho menos es representativa de todos los pueblos que la conforman, una ONU manipulada por una gran potencia, en donde las demás francamente se lavan las manos como Poncio Pilatos. No
es extraño, por lo tanto, que el matonismo de una gran potencia vaya hacia adelante. ¿Cuál puede ser, señorías, la valoración de un palestiniano, de un iraquí, del mundo islámico en general, ante un comportamiento de este tipo? Yo puedo
asegurarles que la nuestra es realmente deplorable. Por eso, señor Zapatero, hay una evidencia, la evidencia del dominio, la opresión, la tiranía y la expoliación contra las ansias de soberanía, de libertad y el derecho a la autodefensa del pueblo
iraquí. No a los gobiernos títeres, es lo que piensan sin duda las inmensas mayorías de Irak. ¿Se le puede llamar terrorismo a la resistencia armada de ese pueblo? Por eso, señor Zapatero, el Bloque Nacionalista Galego considera que la suya fue
una sabia decisión: la retirada cuanto antes de las tropas de ocupación, no por miedo sino por humanidad y esperanza en un orden internacional diferente. En todo caso, la preocupación del Bloque Nacionalista Galego es la siguiente: ¿hicieron esto
ustedes solamente por un tacticismo momentáneo? ¿Está condicionada esta actitud por la alianza con otras grandes potencias que no se basan en la economía de guerra para mantener sus relaciones internacionales? ¿Están en todo caso dispuestos
ustedes a ver con los propios ojos? Esas son las preguntas que tendrán respuesta en la inmediatez del tiempo. En todo caso, en nombre del Bloque Nacionalista Galego, le insto a que replanteen toda política internacional que se base en el control
geoestratégico de determinadas zonas del mundo y en colocar gobiernos títeres al servicio de otras potencias. El peor resultado que se da siempre en estas zonas es después de las intervenciones extranjeras y por eso le pedimos, señor Zapatero, una
posición activa en los escenarios internacionales, a favor de la no injerencia, a favor de una auténtica sociedad de naciones, a favor del derecho de autodeterminación.
En todo caso, tenemos claro que en este momento el principal enemigo de este
diseño internacional pacífico es el águila imperial.



Gracias, señor presidente. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Gracias.



Señor Labordeta.



El señor LABORDETA SUBÍAS: Señor presidente, señorías, esta tarde hemos escuchado aquí cosas realmente asombrosas. De pronto el señor Rajoy habla de diálogo. Después de tres años sin dialogar con nadie, deciden venir a dialogar. Muchas
gracias, señor Rajoy. (Aplausos.) Insistentemente, como ingenuos que somos, hemos estado reclamando durante un año la presencia del presidente, hoy ex presidente, del Gobierno en las diputaciones permanentes, en el Congreso, para que nos explicara
qué estaba pasando en Irak. Se nos decía que no pasaba nada, que todo estaba pensado y que todo era legal. Las medidas y los medios manipuladores que el Gobierno tenía hacían que el país se creyera estas mentiras. Mentiras y mentiras.
Estuvimos
viviendo una mentira tras otra. Al principio eran las armas de destrucción masiva y resulta que no había tales armas. A continuación había que destronar a un dictador y se destronó a un dictador. A continuación aquellas cosas de las armas de
destrucción masiva del dictador se convirtieron en un crimen y al final se han convertido en un gran genocidio y ustedes, señores del Partido Popular, siguen mirando al tendido. ¿Por qué no miran de una vez la realidad? En Irak -y siento que no
esté el señor ex ministro de Defensa- ya no hay huertas, ya no se puede sembrar tomates, ya nuestros soldados no pueden cuidar la huerta.
Ahora lo que hay son huestes y huestes que destrozan, que levantan a las víctimas y que consiguen matar. Aquí
de pronto todos nos quedamos asombrados y decimos qué violentos son, pero acordémonos de los Desastres de Goya, lo que hacían los guerrilleros españoles con los soldados franceses. Hacían exactamente lo mismo, porque la rabia contra un pueblo
produce desesperación y destrucción. Ahí no hay leyes internacionales, como tampoco las había allí. Nada más que el señor Zapatero anunció que traía las tropas españolas hacia España se nos ha dicho que éramos unos cobardes. Creo que David no fue
nunca cobarde. Al revés, David fue muy valiente y se enfrentó fundamentalmente a Goliat. Hoy día el señor Zapatero ha tenido el valor de enfrentarse a los goliats del mundo, del capital, de la información y, por tanto, estoy de acuerdo con lo que
ha hecho el señor Zapatero. (Aplausos.) Naturalmente hay que revitalizar las Naciones Unidas, que han quedado absolutamente destrozadas. Naturalmente tenemos que hablar otra vez con Francia, con Inglaterra, con Alemania, porque nosotros somos
europeos fundamentalmente y hay que volver la cara otra vez hacia la unión de Europa. Hay que defender a los palestinos de este asesinato al que están siendo lanzados y tenemos que hablar también, señor Zapatero, del Sahara, porque son muchos años
de destrucción y de soledad de este pobre pueblo asediado y que está viviendo en medio del desierto.



Hace casi un año traje aquí un poema, porque me dijeron que el señor Aznar era un amante de la poesía: Mataros, pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna. Ese niño ya no duerme. Está muerto. Lo han asesinado.
(Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Señora Lasagabaster, su turno.



La señora LASAGABASTER OLAZÁBAL: Gracias, señor presidente.



Señor presidente del Gobierno, señorías, no perderé muchos segundos en distraer la atención de SS.SS.



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sobre el tema de la votación -alguno hubiera decidido que era mejor así- y no lo haré por dos razones, primero, porque la posición de Eusko Alkartasuna siempre ha sido clara: en decisiones de tanta transcendencia siempre tiene que haber
intervención y votación del Parlamento. Lo dijimos antes, no cambiamos posiciones como el Partido Popular, y lo decimos ahora. Un poco tardío el Gobierno socialista, pero ha rectificado, está bien. No lo hacemos por una segunda razón, porque lo
importante aquí es el contenido y estamos hablando de una guerra. Era y es una guerra, con todo el drama que ello conlleva. Lo decimos así porque oyendo al portavoz del Partido Popular hubiéramos podido pensar que hablamos de una operación
empresarial, de dejar a los socios sin sus beneficios o de no actuar elegantemente o con actuaciones estelares como si estuviéramos en el baile de la ópera. Señorías del Partido Popular, era y es una guerra, una guerra injusta, inmoral e ilegal,
porque no cumple ni uno solo de los requisitos de la Carta de Naciones Unidas, y, miren ustedes, yo creo que aunque los cumpliera, las guerras son guerras.
Además, es una guerra cuya justificación se ha demostrado falsa. En otros lugares se han
constituido comisiones de investigación o de esta naturaleza para investigar lo que ha pasado y las actuaciones por parte del Gobierno, pero aquí el Gobierno ni apareció. Era una guerra de origen cuya justificación ha sido inexacta, por no decir
falsa: ni armas de destrucción masiva, ni relación de terrorismo de Sadam Husein con Al Qaeda. La pregunta es: ¿qué se ha conseguido? ¿Mayor nivel de convivencia? ¿Mayor democracia? ¿La defensa del pueblo kurdo que tanto mencionaron antes de
la intervención armada -por supuesto, no antes- y nunca volvimos a saber del pueblo kurdo? Nada de nada. No se ha conseguido mayor democracia, mayor convivencia ni desde luego defensa del pueblo kurdo ni desgraciadamente se ha conseguido que haya
menos terrorismo. Esto es lo que nos lleva a pensar, a decidir y a votar, cuando toque, que la retirada de las tropas es evidentemente una buena decisión.



Quiero terminar, señor presidente, con una pregunta al presidente del Gobierno. Hasta ahí estamos de acuerdo. A partir de aquí, ¿qué debemos, qué podemos hacer? No me ha quedado muy claro, quizá no sea el momento, pero sí nos gustaría que
en este ámbito o en otros ámbitos parlamentarios pudiéramos hacer seguimiento de qué es lo que hay que hacer, porque es cierto que en los conflictos todos tenemos responsabilidades para ayudar a solucionarlos, en los próximos y en los lejanos, y
este es un conflicto en el que tenemos obligación de ayudar a conseguir la reconstrucción, la democracia, la calidad de vida de los ciudadanos iraquíes, la defensa del pueblo kurdo y tenemos obligaciones. Por tanto, señor presidente del Gobierno,
en su respuesta me gustaría que nos dijera qué es lo que piensan que podemos y debemos hacer para el futuro y cómo podemos colaborar entre todos.



Muchas gracias, señor presidente. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.



Señora Barkos, su turno.



La señora BARKOS BERRUEZO: Señor presidente, señorías, señor presidente del Gobierno, en lo que a la retirada de las tropas respecta quisiera que mis primeras palabras fueran de reconocimiento al valor de la palabra dada. En lo que se
refiere a las condiciones que usted mismo anunció hoy, hemos echado en falta quizá más concreción. Me alegra profundamente en cualquier caso -y esta es nuestra primera reacción- ver cómo ha cumplido con uno de sus compromisos electorales, aunque lo
que no me convence es que un tema de esta trascendencia se lea sólo en estos términos. Mucho más allá todavía me alegra que haya atendido uno de los anhelos expresados con más contundencia y de manera más generalizada por una gran mayoría
incontestable de los ciudadanos y me gustaría que quedara constancia por parte de Nafarroa Bai de que la retirada responde a ese anhelo generalizado de la ciudadanía que de manera reiterada ha rechazado la participación de una u otra manera en la
guerra de Irak, una guerra preventiva que lejos de servir a los objetivos declarados en su día, nos ha situado en un conflicto que sigue causando sufrimiento y desequilibrio en la zona. Ni había armas de destrucción masiva ni Irak era el santuario
de Al Qaeda ni la captura de Sadam Husein minimizaba el riesgo de nuevos atentados, tal y como por desgracia pudimos comprobar sufrimos aquí en Madrid el pasado 11 de marzo. Hoy la situación interna de Irak lo único que nos deja es un triste
balance diario de víctimas. Aplaudimos por tanto la vuelta de las tropas, pero dicha medida sólo satisface la necesidad de corregir el error de la participación en una guerra injusta, innecesaria e ilegal. Sin embargo, la medida que hoy nos
explica de nada sirve si no va acompañada de un giro radical en los planteamientos de política exterior. Ha llegado la hora de integrarnos y, en la medida de nuestras posibilidades, de impulsar una posición unitaria europea que conjugue dos
aspectos básicos de este problema: un marco de seguridad y lucha contra el terrorismo internacional -ha aludido usted a ello antes- y una decidida política de paz en Oriente Medio. Uno de los argumentos en su día utilizados para defender la
participación en la guerra de Irak fue precisamente esto. Hoy nos encontramos con que el núcleo del problema en la zona, el conflicto palestino-israelí, pasa por uno de sus peores momentos, y quiero recordarlo en esta Cámara. Señor presidente del
Gobierno, lo que yo le pido, encarecidamente además, es que acometa una política de medidas audaces también para hacer frente a este dramático asunto. Si los 25 Estados que desde el próximo 1 de mayo compondrán la Unión Europea no son capaces de
hacer oír su voz de paz y seguridad en la zona, el regreso de los soldados será insuficiente.



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Junto a las reflexiones, muy brevemente las preguntas. Le voy a preguntar por el posible destino de estas mismas tropas que ahora vuelven o contingentes similares a Afganistán; saber si en Irak, a la retirada de las tropas de la zona, se
van a sumar medidas de cooperación, pero cooperación humanitaria de la de verdad, para ayudar a la población iraquí a superar ahora no ya una dictadura, sino una guerra. Creo, señor presidente del Gobierno, que se lo debemos todos. ¿Qué va a
ocurrir, además, con las minorías en el país? Por último, quiero preguntarle si en el caso de producirse una nueva resolución de Naciones Unidas por la que el mando de las tropas en Irak pasase a la ONU nuestras tropas, ahora retiradas, volverían
como cascos azules. Quiero que me lo responda.



En definitiva -y concluyo-, coincido con la decisión que ustedes han tomado, con la mayoría expresada en esta Cámara de apoyo a la medida.
Sólo me queda desear, señor Rodríguez Zapatero, que la celeridad y la audacia con la que ha iniciado
su política exterior se vea también reflejada en política interior.



Muchas gracias, señor presidente.



El señor PRESIDENTE: Señor Pérez Rubalcaba, su turno.



El señor PÉREZ RUBALCABA: Señor presidente, señoras y señores diputados, quisiera que mis primeras palabras fueran para felicitar y apoyar al Gobierno encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero por su decisión de hacer volver a España las
tropas destinadas en Irak. Es una felicitación que tiene que ver, en primer lugar, con la coherencia de la decisión, una coherencia tanto con la posición que el Partido Socialista ha mantenido en relación con el conflicto de Irak desde el principio
como con la posición que el Grupo Parlamentario Socialista mantuvo en esta Cámara en relación con el envío, de forma unilateral por parte del anterior Gobierno del PP, de las tropas españolas a Irak, como también, por supuesto, con el compromiso
electoral que el entonces candidato estableció con los ciudadanos españoles.



La felicitación va más allá de la coherencia, trata de entrar en el fondo de la cuestión. Nosotros creemos que con esta decisión se saca a España de una foto, la de las Azores, donde nunca debimos estar, se desliga a España de una guerra
ilegal, de una guerra con la que los españoles no estaban mayoritariamente de acuerdo, una guerra que fue rechazada en esta Cámara por la mayoría de los grupos parlamentarios, una guerra que, desde luego, cuenta con el voto en contra de la nueva
mayoría que hoy acoge esta Cámara. Al mismo tiempo es una felicitación por que la salida de las tropas de Irak va acompañada de un compromiso, un compromiso con la democratización de Irak, con la reconstrucción de Irak, con la recuperación de la
soberanía para el pueblo iraquí, un compromiso con la seguridad y contra el terrorismo internacional en un marco insoslayable para el Grupo Parlamentario Socialista, que es justamente el que provee la legalidad internacional; una legalidad que, no
lo olvidemos, proporciona medios que a la larga resultarán más eficaces para combatir el terrorismo internacional y para alcanzar la paz en Irak que aquellos que se han previsto por parte de quienes decidieron en su momento ocupar Irak, y que lo han
convertido -en palabras de un alto responsable militar español- sencillamente en un infierno invivible. Lo ha dicho un alto responsable militar español en Irak. Es una felicitación que también se refiere al momento de la decisión, un momento
adecuado. Cuando el Gobierno comprobó que no había ninguna expectativa razonable de que la ONU asumiera el control político y militar de la situación de Irak, sencillamente decidió que era el momento de marcharse. Eso es lo sensato y lo
responsable.



Tengo que decirles que me ha llamado profunda y poderosamente la atención la intervención del señor Rajoy -ausente en este momento de la Cámara- y su permanente referencia a la ONU. Quienes ningunearon a la ONU, quienes pisotearon la ONU,
quienes declararon en la prensa -el señor Rajoy, por cierto, en fecha no muy lejana, el 17 de febrero de 2003- que la ONU era un organismo perfectamente suprimible, quienes decidieron saltarse la ONU cuando la ONU no quiso hacer lo que ellos querían
para declarar un guerra ilegal, inmoral, injusta y desproporcionada, tienen muy poca legitimidad para reclamar aquí hoy el cumplimiento de ninguna resolución de la ONU, muy poca legitimidad. (Aplausos.) Si esa declaración, esa permanente alusión a
la ONU hubiera venido precedida de una asunción de errores, de una rectificación, si desde esta tribuna nos hubiera dicho el señor Rajoy que se había equivocado, que efectivamente habían hecho un daño casi irreparable a la ONU, podíamos haberles
creído, hubiera sido un ejercicio de honestidad política; pero tal y como ha sido hecho, señores del Partido Popular, señor Rajoy, me temo que es pura y sencillamente un ejercicio de hipocresía política. Eso es lo que hemos vivido esta tarde aquí:
un ejercicio de hipocresía política. (Aplausos.) Les voy a decir más. Una vez comprobado que la ONU no tenía la razonable oportunidad de aprobar una resolución que diera cobertura política y militar al conflicto de Irak o su permanencia al frente
de la crisis de Irak, lo razonable era irse deprisa, muy deprisa, cuanto antes mejor, por una razón que todo el mundo entiende, todo el mundo salvo el Partido Popular: por la seguridad de nuestros soldados. (Aplausos.) Parece que los únicos que no
tienen prisa son el señor Rajoy y el Partido Popular. Pues tiene prisa mucha gente en España: los españoles en su conjunto, que llevamos meses esperando irnos de allí porque nunca quisimos ir, los grupos parlamentarios de esta Cámara, y le diré
más, las familias de los soldados. Pregúntenles ustedes a ver si tienen prisa o no tienen prisa,


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porque cada día que pasan allí corren peligro. (Rumores.-Varios señores diputados pronuncian palabras que no se perciben.) Sí, señores del PP, corren peligro, lean ustedes la prensa, corren peligro. (Rumores.) Sí, corren peligro, lean la
prensa, porque lo que están haciendo no es una tarea humanitaria, es pura y sencillamente una guerra de ocupación. Eso es lo que están haciendo, librando una guerra de ocupación para la que nunca debieron estar allí nuestros soldados. (Aplausos.)
Por tanto, mi felicitación, señor presidente del Gobierno. Ustedes han hecho lo que tenían que hacer y lo han hecho cuando lo tenían que hacer. Mi felicitación y la del Grupo Parlamentario Socialista. (Aplausos.) Déjenme, que se me va a acabar el
tiempo.



Estamos ante un debate sobre las razones para volvernos de Irak y la primera cuestión que hay que plantear es casi de Perogrullo. Tenemos que discutir por qué nos volvemos de Irak porque ustedes, señores del Partido Popular, decidieron que
fuéramos a Irak. Por eso estamos discutiendo que nos volvemos, porque decidieron que fuéramos; y lo decidieron sin debate previo en el Parlamento, sin votación, sin acuerdo con ningún grupo parlamentario en esta Cámara, en contra de la mayoría de
los ciudadanos españoles. Por eso resulta hoy cuando menos paradójico que vengan ustedes aquí a reclamar debate previo y votación. Señores del PP, ¡si no pudimos votar en contra porque ustedes no quisieron! ¡Si hoy no podemos votar porque ustedes
no quieren que votemos! Les hubiera bastado aceptar la proposición no de ley y estaríamos votando. Les voy a decir algo, señores del PP, vamos a votar la vuelta de nuestras tropas a casa, lo vamos a hacer (Aplausos.), lo vamos a hacer aquí en esta
Cámara (Aplausos.), lo vamos a hacer. Vamos a darnos la satisfacción democrática de votar la vuelta, ya que ustedes no nos dejaron impedir con nuestros votos que fueran, que es lo que hubiéramos preferido. Lo vamos a hacer.
Por tanto -se ha
destacado aquí por varios portavoces-, resulta paradójico. Y una vez más me remito a lo que decía antes. Si el señor Rajoy viene aquí a esta tribuna y dice: Lo siento, me he equivocado; efectivamente, nunca tuvimos que haber mandado las tropas
sin el acuerdo de este Parlamento, todo hubiera sido creíble. Si no lo hace, no deja de ser un puro ejercicio de hipocresía política, que es lo que hemos vivido aquí esta tarde durante toda su intervención. (Aplausos.)


Señores del Partido Popular, yo entiendo que ustedes no quieran entrar en el fondo de la cuestión y que el señor Rajoy diga: No, no hay que discutir el pasado. Lo entiendo, pero sí hay que hacerlo, hay que hacerlo porque estamos
discutiendo cómo las traemos, en qué condiciones de seguridad lo hacemos, porque ustedes las mandaron y las mandaron a una zona de conflicto que, entre otras cosas, existe porque ustedes decidieron apoyar una determinada estrategia política, en este
caso la de la Administración republicana de los Estados Unidos. Esa es la realidad.
El envío de nuestras tropas, fíjense bien, señores diputados, no es sólo una decisión humanitaria, que uno puede entender que igual lo fuera, es ante todo el fin
lógico y coherente de una estrategia política del Gobierno del Partido Popular que consistió en supeditar nuestra política exterior por completo a la política de la Administración republicana de Estados Unidos en relación con Irak; y para llevar a
cabo esa estrategia política y ser recordado aquí, y no me quiero extender mucho sobre la materia, se adujeron muchas cosas. Para declarar una guerra que hoy sabemos que estaba previamente decidida, se habló de las armas de destrucción masiva.
Aquí en este hemiciclo se habló mucho, y siento que no esté el señor Rajoy, porque él nos dijo, mirando al Grupo Socialista: Salvo ustedes, señores ingenuos socialistas -¿lo recuerda, señor presidente del Gobierno? (Asentimiento.)-, todo el mundo
sabe que hay armas de destrucción masiva. Pues mire por dónde los ingenuos socialistas parece que sabíamos mejor que el Gobierno que no había armas de destrucción masiva. ¿Y saben que les digo, señores del PP y al ausente señor Rajoy? Que yo
siempre he pensado que él también lo sabía.
(Aplausos.) Sí, siempre lo he pensado ¿Y saben por qué? Porque si hubiera habido armas de destrucción masiva, seguramente no hubiera habido invasión de Irak. (Aplausos.) Por eso, por eso siempre lo he
pensado y por eso entiendo que no quieran discutir aquí. Pero es que después de las armas de destrucción masiva se nos contaron distintas cosas cuando no aparecían, y es verdad que se habló de Irak y se habló de una dictadura sangrienta. Yo
recuerdo al señor Rajoy que nos contaba una y otra vez la historia de los yernos de Sadam Husein. ¿Se acuerdan señores diputados? Es verdad que Sadam Husein era un malvado y un dictador sangriento, es cierto. Y se habló también de que el pueblo
iraquí recibiría prácticamente milagros de la democracia, una vez que se echara a Sadam Husein con la acción de las armas. Se habló de la paz en Oriente Medio y de la hoja de ruta. ¿Y qué queda de todo aquello, señores del Partido Popular? No
queda nada. Caos, destrucción y terror, eso es lo que queda.
(Aplausos.) Y de eso hay que hablar aquí porque son nuestras tropas las que están allí. Y les voy a decir algo más, porque luego se habló del terrorismo internacional, cuando todo el
mundo sabía que no había ninguna relación entre Bin Laden y Sadam Husein. La pregunta relevante esta tarde aquí es: Señores del Grupo Popular, ¿creen ustedes que la lucha contra el terrorismo internacional está hoy mejor que hace un año y medio o
peor? Esa es la pregunta relevante, porque nuestras tropas están ahí en el centro mismo del conflicto.



Señores del Grupo Popular, este es el contexto en el que nuestras tropas fueron a Irak y conviene recordar este contexto aquí porque este es el contexto en el que tenemos que discutir que vuelven. En este contexto el ex ministro de Defensa
nos dijo que iban a una zona de frutales y de huertas a hacer tareas humanitarias, y la


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realidad es que están metidos de hoz y coz en una guerra de ocupación que no está amparada por ninguna resolución de Naciones Unidas. Por eso nos tenemos que ir, porque corremos peligro, porque no hay amparo legal y porque la ONU no tiene
expectativa razonable alguna de hacerse cargo de la situación. Por esas razones es bienvenida la decisión del Gobierno socialista. Porque nos tenemos que ir, porque es lo responsable y porque es a lo que nos comprometimos con los ciudadanos
españoles.



Déjeme ir acabando, señor presidente, haciendo referencia básicamente a tres cuestiones que han salido aquí reiteradamente y que han salido, sobre todo, en el debate público estos últimos días. Se han dicho muchas cosas acerca de la
decisión del Gobierno socialista. Se ha hablado permanentemente de la responsabilidad -también hoy aquí-; se nos ha acusado de irresponsabilidad. Permítanme que traiga al debate algo del profesor Francisco Laporta que leí el otro día y que me
pareció muy significativo: la paradoja moral de aquel que mató a su padre y a su madre y esgrimía para que le perdonaran que era huérfano. Algo así sucede con el Partido Popular. (Aplausos.-Rumores.) Sí, señores del PP. La pregunta es: ¿quién
es más responsable de lo que pasa en Irak, ustedes, que apoyaron todas y cada una de las decisiones que han conducido a ese caos o los socialistas, que nos opusimos a todas y cada una de esas decisiones? Puestas así las cosas, ¿no sería más
sencillo -y vuelvo a lo que les dije al principio- que subieran a esta tribuna y dijeran: De acuerdo, nos hemos equivocado y a partir de ahora vamos a intentar reconstruir un consenso multilateral para solucionar el conflicto? (Rumores.) Sí,
señores del PP. ¿No sería eso más razonable que reclamar responsabilidades al Partido Socialista y al Gobierno socialista por algo que realmente denunciamos desde el primer día en esta tribuna? Se ha dicho algo más. Se ha dicho que esta decisión
hacía a nuestro Gobierno y a nuestro país menos fiable y más débil. Les voy a decir una cosa, un país es poco fiable cuando no respeta la legalidad internacional.
(Aplausos.) Ustedes hicieron de España un país poco fiable cuando fueron a las
Azores a saltarse a la torera la Carta de Naciones Unidas. ¿Saben cuándo es débil un país? Un país es débil cuando no tiene política exterior, cuando su política exterior la definen otros, cuando se supedita a otros en su política exterior.
(Aplausos.) Ustedes hicieron un país más débil. No pasa así ahora. Con esta decisión España ha recuperado nuestra propia voz; una voz para defender la paz, para defender la lucha contra el terrorismo; una voz para defender todo eso en el marco
de la legalidad internacional. Somos más fuertes, más creíbles y más fiables, créanme, señores del Grupo Popular.



Les voy a decir una cosa más -y ahora sí termino- que me parece muy importante. Hoy el señor Rajoy lo ha bordeado, no lo ha llegado a decir.
(Un señor diputado pronuncia palabras que no se perciben.) Sí, sigue sin venir, lo sé. (Rumores.)
Tranquilos. El mismo día que el presidente del Gobierno anunció su decisión el señor Rajoy dijo que era una decisión que, como país, nos hacía más vulnerables al terrorismo. Creo que este es un debate muy serio porque no ha habido ningún
socialista, ninguno, ni lo escucharán -y lo voy a utilizar sólo para que me entiendan en esta tribuna-, que haya dicho jamás que la decisión de apoyar la guerra de Irak hizo a España más vulnerable frente al terrorismo. No lo hemos dicho jamás.
(Un señor diputado: Mentira.) No lo hemos dicho jamás. Así que yo les pido que mantengamos un acuerdo que hemos alcanzado en esta Cámara y que es la base misma del pacto antiterrorista, del Pacto por las libertades y contra el terrorismo, que es
que el terror sólo entiende de terror, que el terror sólo tiene una lógica, que es el terror, y que España no es más ni menos segura que antes de la decisión del Gobierno socialista, como no es más ni menos segura frente al terrorismo que antes de
la decisión de su Gobierno de apoyar la guerra de Irak. Hagamos eso.



El señor Rajoy ofrecía ayuda antes al Gobierno, y nosotros desde el Grupo Socialista nos conformaríamos con que no lo volviera a decir y con que le pidiera al señor Aznar que deje de hablar de desistimiento, porque desistir, ustedes lo saben
bien, sólo tienen que desistir quienes matan; los demócratas no desistiremos nunca, ni ustedes ni nosotros. (Aplausos.)


Señor presidente, no me queda sino agradecer desde esta tribuna el trabajo de las Fuerzas Armadas -lo ha dicho el presidente del Gobierno, nos sumamos a ello- y agradecer al presidente que no sólo haya sacado a nuestros soldados de una zona
de conflicto, que no sólo nos haya sacado de una aventura insensata en la que nunca debimos habernos metido, sino sobre todo que haya situado a nuestro país en una mejor posición para defender la paz y para luchar contra el terrorismo. Porque es
verdad que aquí se dijo -lo dijo el propio José Luis Rodríguez Zapatero- que las bombas no eran la mejor manera de combatir el terrorismo, que las bombas sólo generan odio y fanatismo, que es justamente el caldo del terrorismo -se dijo aquí-, y
ahora, con esta decisión, esperamos que recapaciten quienes defendían lo contrario y no lo vuelvan a hacer.



Es verdad que a la paz no se llega, señorías, con guerras ilegales, sino restableciendo la legalidad internacional, y esta es una decisión que va en esa dirección. Es cierto que no estamos ante un conflicto de civilizaciones, que estamos
ante una minoría radical que aterroriza y mata a los países occidentales y también a los musulmanes moderados, y nosotros vamos a recuperar con esta decisión un diálogo con los países árabes moderados que pueden ayudar a resolver este conflicto
-estamos hoy mejor que hace 10 días-, y es verdad que este conflicto se resolverá mejor con una Europa fuerte, y esta es una decisión que va a fortalecer a Europa,


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mientras que ustedes, con sus decisiones, la debilitaron.



El señor PRESIDENTE: Concluya ya, señor Rubalcaba.



El señor PÉREZ RUBALCABA: Es cierto -y ya sí que termino- que hemos aprendido, y espero que lo hayamos aprendido todos, ustedes también, que la democracia no se podrá construir jamás con guerras unilaterales, preventivas e ilegales. Por
todo eso, señor presidente, de todo ello hoy los españoles podemos hablar más alto y más firmes, entre otras cosas porque como país hemos recuperado dignidad, y eso es algo por lo que también quiero agradecerle la decisión adoptada la semana pasada.



Muchas gracias. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Habiendo intervenido los representantes de cada grupo parlamentario, corresponde de nuevo al presidente del Gobierno contestar a las diferentes intervenciones. Gracias.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Muchas gracias, señor presidente. Para aclarar algunas de las preguntas que se han planteado, contestar a algunas de las valoraciones y expresar lo que desde la perspectiva del
Gobierno representa la nueva etapa que en nuestra opinión se debe abrir en torno a la reconstrucción de Irak.



Señor Rajoy, he escuchado su intervención, y la verdad es que le tengo que confesar que he tenido la sensación de haberla escuchado antes o incluso de haberla leído, muy especialmente en lo que afecta a la última reflexión sobre el impacto
en la lucha contra el terrorismo y la actitud de desistimiento y de vulnerabilidad. Lo decía hace un momento el señor Pérez Rubalcaba, el portavoz del Grupo Socialista, creo que con gran acierto. Es profundamente irresponsable valorar que
cualquier decisión de un Gobierno democrático, de un Gobierno que va a recuperar la legalidad internacional, la sintonía con la ciudadanía, la sintonía con la inmensa mayoría de este Parlamento, puede facilitar o debilitar la lucha contra el
terrorismo. Permítame que le diga, señor Rajoy, que es una actitud profundamente irresponsable. (Aplausos.)


Le voy a decir cómo va a fortalecer el Gobierno la lucha contra el terrorismo internacional, que es sin duda lo que había provocado la reflexión del señor Rajoy. Lo va a hacer fortaleciendo los servicios de inteligencia de nuestro país
(Rumores.), la va a fortalecer multiplicando los efectivos con los que cuentan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para luchar contra el terrorismo internacional en nuestro país y la va a fortalecer garantizando la cooperación de los
servicios de información y la cooperación política en todos los ámbitos. Así va a fortalecer la lucha contra el terrorismo internacional. Creo que sería muy conveniente que usted dejara ahí la reflexión, después de lo que pasó el 11 de marzo en
nuestro país (Rumores.), después de la solidaridad, de la reacción de apoyo y de algo en lo que creo que debíamos haber convenido todos los demócratas cada minuto: ningún atentado terrorista, ni la lucha ni la fortaleza contra el terrorismo puede
encontrar ningún argumento de eco de ningún demócrata (Rumores.). Por eso, señor Rajoy, le llamo a recuperar lo que debe ser, en mi opinión, una posición responsable.



En segundo lugar, señor Rajoy, usted ha dicho en su intervención que aquí no venimos a hablar ni del envío de las tropas a Irak ni de la guerra de Irak. Señor Rajoy, es que si las tropas regresan a España es porque fueron enviadas por su
Gobierno; (Rumores.) y si fueron tropas enviadas por el Gobierno del que usted formaba parte, es porque ustedes apoyaron una guerra ilegal, al margen de la legalidad internacional (Rumores.Un diputado pronuncia palabras que no se perciben.) y,
desde luego, sin el apoyo de la mayoría de los ciudadanos.



El señor Rajoy ha hablado también de engaños. Yo lamento de verdad que se sienta engañado por mí. No sé, señor Rajoy, cómo se sintieron los españoles con el Gobierno al que usted pertenecía, cuando ustedes dijeron que había armas de
destrucción masiva en Irak. (Aplausos.) No sé cómo se sentirán, pero la verdad es que para hablar de engaños, después de lo que oímos en esta Cámara sobre las armas de destrucción masiva, yo pensaba que iba a estar usted algo más prudente en su
intervención. (Rumores.) Señor Rajoy, usted ha hablado de diálogo (Rumores.) -que, por cierto, me encanta que incorpore ese concepto a su reclamación, al lenguaje político y a la tribuna (Aplausos.)-, después de cómo llevaron a este país a la
decisión de apoyar la guerra de Irak, una decisión que representaba una intervención militar, que representaba la destrucción de un país, que representaba un conflicto que después de un año sigue cada día peor y que ha generado más inseguridad, un
retroceso en la lucha contra el terrorismo internacional y, desde luego, más inestabilidad (Rumores.) y, lo que es peor, una situación muy preocupante en la comunidad internacional y en Naciones Unidas, que habrá que trabajar mucho para recuperar.
Por tanto, de esa situación se parte y desde esa situación y por todos esos hechos y decisiones políticas, equivocadas, sin diálogo, al margen de la legalidad internacional y de espaldas al pueblo, estamos hoy aquí en este debate. Por eso, señor
Rajoy, debería haber estado un poco más prudente.



Señor Rajoy, usted dice que la decisión fue precipitada y que tendríamos que haber dado más tiempo. A mí me hubiera gustado que el Gobierno al que usted pertenecía hubiera dado más tiempo a los inspectores de Naciones Unidas y más tiempo al
pueblo de Irak, antes de la intervención militar que ha destruido vidas, que ha destruido bienes (Aplausos.) y que ha destruido


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infraestructuras de todo tipo. (Aplausos.) Ese es el tiempo que hubiera tenido que dar, tiempo que le pedía esta Cámara, tiempo que le pidió la ciudadanía, tiempo que le pidieron los inspectores, tiempo que pidió Naciones Unidas y
seguramente no estaríamos en este debate que hoy celebramos.



Señor Rajoy, usted ha hablado de mi intervención en la investidura y de mi toma de decisión y comunicación posterior al Parlamento. No sé si igual que le ha pasado hoy, que no ha escuchado en directo buena parte del debate, le pasó lo mismo
en el debate de investidura, que no escuchó buena parte -en directo, quiero decir-. No recuerda, no retuvo, o no estuvo atento a algunas de las contestaciones que di a distintos grupos parlamentarios. Voy a referirme sólo a la que le di al señor
Llamazares, de Izquierda Unida, en el debate de investidura. (Risas.-Rumores.) En esa contestación, señorías, expresé, junto a mi firme compromiso de cumplir la palabra dada a la ciudadanía en torno a las tropas, una reflexión muy clara y muy
precisa, que decía de manera textual lo siguiente: Quiero decir a la Cámara que la situación en Irak se aprecia claramente más deteriorada, que la situación en Irak determina que la misión y los objetivos que se nos había explicado sobre nuestras
tropas allí, para garantizar la seguridad, en gran medida tienen poco que ver con lo que allí está pasando. Estamos más cerca de un conflicto abierto que de una misión de seguridad. También quiero decir que cada día se observan más dificultades
para que Naciones Unidas pueda aprobar una resolución que garantice y reconozca el liderazgo de las iniciativas en Irak. Desde ese compromiso y desde ese análisis, mi obligación es velar, si mañana obtengo la confianza de la Cámara, por los
intereses de España y por la seguridad de nuestras tropas. Y, lógicamente, velar por los intereses de España y cumplir los compromisos será, a partir de mañana, de una manera clara, analizar y determinar cuál es la respuesta que el Gobierno va a
dar. Y esa respuesta, quiero adelantar, será mi compromiso de mantener informados a los grupos parlamentarios a partir de la obtención de la confianza como presidente del Gobierno (Rumores.) Y el compromiso se verá completado, en función de las
decisiones que adopten, con mi comparecencia en el Pleno de esta Cámara para explicar las decisiones que el Gobierno tome y buscar el respaldo de la mayoría de los grupos parlamentarios. (Rumores.) Por tanto, en función de esos elementos, tengan
por seguro que la Cámara y los grupos parlamentarios tendrán la información que solo estará sometida, como es lógico, al principio de máxima seguridad de las tropas españolas en Irak. (Rumores.)


Señor Rajoy, si hubiera escuchado con atención esta intervención (Rumores.), podía haber despejado alguna de las dudas que hoy ha transmitido aquí. Y como usted ha gobernado, sabe muy bien que hay determinadas decisiones que hay que tomar
en el ámbito de la responsabilidad, en el ámbito de la discreción y en el ámbito de la comunicación posterior. (Rumores.) No le voy a recordar cómo se tomaron, por parte de su Gobierno, algunas decisiones. Usted ha dicho aquí que no hubo diálogo.
Pero al menos el presidente del Gobierno se lo comunicó a usted personalmente, antes de anunciar la decisión. (Aplausos.) Eso en otras muchas ocasiones no pasó nunca. (Aplausos.) Y, por supuesto, determinadas decisiones que afectan a la seguridad
de nuestras tropas o a la seguridad del país -como puede ser una acción militar inmediata o un repliegue en una zona de conflicto- seguramente sólo cabe tomarlas bajo el principio de la discreción para garantizar la seguridad. Señor Rajoy,
¿recuerda usted la intervención que su Gobierno hizo en Perejil? ¿Lo recuerda? Por razones de seguridad tuvo que guardar la discreción, el momento. (Rumores.) Usted, señor Rajoy, simplemente me lo comunicó, por supuesto, con el régimen de
discreción después de tomar la decisión y obtuvo de mi Gobierno todo el respaldo, porque me parecía responsable y sensato. (Aplausos.-Rumores.) Así de claro. (Aplausos.) Le diré, señor Rajoy, que es fácilmente entendible que si uno llega a la
convicción -y creo que vamos a aportar algún elemento contundente- de que no hay expectativas de que Naciones Unidas adopte una resolución donde el control militar y el control de la situación política pase a manos de esta organización, el tiempo,
las semanas por delante hasta el 30 de junio sólo serían de incertidumbre para nuestras tropas, para nuestros soldados, para nuestras Fuerzas Armadas, y de inseguridad y de hostigamiento ante un posible repliegue sometido a un debate que en ningún
caso iba a concluir con el control militar y el control político en Naciones Unidas.



Hace muy poco tiempo, el 23 de abril, en el Congreso de los Estados Unidos el subsecretario de Estado del Gobierno norteamericano, Marc Grossman, ha afirmado textualmente: 'Hasta el 31 de enero de 2005 en Irak permanecerán en vigor las
normas establecidas por Paul Bremen. El Gobierno provisional iraquí, cuya investidura tendrá lugar el 30 de junio, no podrá emanar leyes ni decretos sin el consentimiento del mando americano ni tener el control de la seguridad. No creemos que el
periodo comprendido entre el 1 de julio y el mes de enero de 2005 sea el mejor para cambiar radicalmente las cosas.' El Gobierno norteamericano ha hablado claro -hay que agradecérselo- y evidentemente esto no abre la más mínima esperanza, sino todo
lo contrario, de que Naciones Unidas pueda, antes del 30 de junio, cumplir la expectativa del control tanto militar como político. Por tanto, señorías, la decisión sólo podía ser, si se adoptaba, desde el principio de la responsabilidad, desde el
principio de la seguridad de las tropas y desde el principio del convencimiento de que la permanencia de las tropas españolas allí, en esas condiciones, no favorece en ningún caso la reconstrucción, ni favorece la seguridad ni el orden.



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El señor Rajoy ha hablado mucho de lo que piensan nuestros socios y aliados; ha hablado mucho de lealtades y de solidaridades, pero ha hablado muy poco de los españoles, y le voy a decir cuáles son mis principios y mi jerarquía de valores
en el terreno de la solidaridad y de la lealtad. Mi Gobierno es solidario ante todo con los españoles.
(Protestas.-Varios señores diputados: ¡Agua para todos, agua para todos!) Mi Gobierno defiende ante todo la lealtad de respeto a la legalidad
internacional. Esa es la lealtad que va a defender mi Gobierno hoy y mañana. (Continúan las protestas.) Además, señor Rajoy, quiero decirle -y la contestación sirve para algunos portavoces de los diferentes grupos parlamentarios- que hay una
lógica en la reflexión de su intervención sobre cómo apoyar la reconstrucción de Irak, cómo trabajar por la paz en aquel país, cómo volver a tener un horizonte de seguridad, cómo cooperar para que aquel pueblo que está sufriendo muchísimo durante
este último año pueda tener un mínimo de esperanza. Yo le tengo que decir, señor Rajoy, que comprendo que su única lógica sea la lógica de la presencia y la acción militar, pero en política, en las relaciones internacionales, en la cooperación para
la garantía de un horizonte de paz y de seguridad hay otras muchas vías (la vía de la cooperación, la vía de Naciones Unidas como elemento y como actor en el terreno político fundamental, la vía del diálogo, la vía de los gestos, que sin duda alguna
se tienen que producir por parte de las fuerzas ocupantes para llegar a una situación distinta), no sólo es la presencia militar.



Quiero decir al representante de Convergència i Unió -al señor Duran i Lleida- y a algún otro grupo que lo ha planteado que, por supuesto, el Gobierno va a trabajar intensamente en el ámbito de la Unión Europea, en el ámbito del Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas y en todos los ámbitos multilaterales para que Irak recupere cuanto antes su soberanía, para que Irak recupere cuanto antes su independencia, para que Irak tenga cuanto antes un horizonte democrático, y para que Irak
tenga cuanto antes la mayor ayuda, la mayor cooperación al desarrollo que sirva para reconstruir y para dar expectativas sociales y económicas a un pueblo que en estos momentos tiene una situación en algunas zonas dramática; en algunas regiones
llega el paro al 70 por ciento de su población. Desde luego, mi Gobierno va a poner todos los recursos y todo el esfuerzo político necesario para la reconstrucción de Irak. Para lo que otros destruyeron, nosotros estamos lealmente dispuestos a
aportar lo necesario a la reconstrucción de aquel país en el ámbito cívico -de su moral, económico, social y político. (Protestas.-Aplausos.)


Quiero hacer una precisión -ante alguna pregunta y la demanda de aclaración- sobre el procedimiento parlamentario en la toma de decisiones; en la toma de esta decisión y en la toma de decisiones que tengan que ver con misiones de nuestras
tropas -de las Fuerzas Armadas- en el exterior, en naciones de distinto tipo. Creo que antes he explicado cuáles son las razones que han llevado al Gobierno a adoptar la decisión como la ha adoptado: informando previamente a los grupos, informando
a la opinión pública y pidiendo la comparecencia inmediata en el Parlamento.
Seguro que el señor Rajoy me cree cuando le digo que en esta cuestión, de una manera muy clara, el Gobierno no sólo no tiene ningún problema en haber hecho la comunicación
por una vía o por otra -presentando una proposición no de ley- sino de que el Parlamento se exprese por medio de votación. Queremos que vote el Parlamento democráticamente, como no se pudo hacer otras veces y se va a hacer en esta ocasión.



Señor Rajoy -alguien lo ha dicho y yo lo comparto-, ya ha habido una votación importante. Hubo una votación el 14 de marzo.
(Rumores.-Protestas.) Los ciudadanos votaron el 14 de marzo, y estoy convencido de que usted piensa que en la
votación del 14 de marzo ha influido sin duda alguna su política exterior y la política en torno a Irak; ha influido, usted seguro que lo piensa. En ese trámite tiene usted un dilema, señor Rajoy, y se lo voy a expresar con claridad. Tiene el
dilema de empecinarse en las tesis mantenidas por su partido, por el Gobierno al que pertenecía, en las tesis que no han convencido a la inmensa mayoría de la población, que no han convencido a la gran mayoría de la opinión pública mundial. Se ha
demostrado que los resultados de aquella intervención militar han sido negativos; negativos para Irak, negativos para la paz, para la seguridad y para la lucha contra el terrorismo. Aquello está cada día peor y tiene todos los elementos para
convertirse en un túnel oscuro. Puede seguir en esa tesis o puede, sin embargo, señor Aznar, intentar rectificar. (Risas.-Rumores.-Varias señoras y señores diputados pronuncian palabras que no se perciben.-Aplausos.) Puede intentar rectificar. Yo
sé, señor Rajoy, que no lo va a hacer. Podría rectificar, señor Rajoy, abrir su propio camino, tomar su propio paso, asumir sus propias decisiones, estar más cerca de la opinión de los españoles y, desde luego, estar en condiciones de sumarse a un
amplio consenso parlamentario. Le quiero recordar, señor Rajoy, que en esta decisión y seguramente en buena medida en la estrategia de política exterior, de paz y seguridad, puede que estemos todos los grupos bastante de acuerdo, en un gran
consenso, y que su partido sea el único que no lo esté, y volvamos a repetir la situación de la legislatura anterior. Simplemente le digo que intente rectificar, que no siga el paso de nadie, que marque su paso propio, el paso que debería haberle
dado una lectura sosegada de los resultados del 14 de marzo. Creo que eso sería bueno, señor Rajoy, porque si no permítame que recuerde alguna cosa que dije en esta Cámara cuando tuvimos distintos debates sobre la guerra de Irak. En uno de los
últimos dije en esta Cámara que las decisiones que había tomado el Gobierno las había tomado con una mayoría, desde luego de espaldas a la opinión


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mayoritaria de la ciudadanía, de espaldas o en contra de todos los grupos parlamentarios de la oposición, y en aquel momento pronostiqué que una nueva mayoría un año después cambiaría esa orientación de política exterior. Señor Rajoy, se ha
cumplido aquel pronóstico (Rumores.) sencillamente porque era bastante fácil saber qué quería la mayoría de la ciudadanía. Es bastante fácil de entender que la ciudadanía quiere la defensa de la legalidad internacional, los valores de la paz, los
valores de la cooperación y no acciones unilaterales, dar la espalda y resquebrajar Naciones Unidas u otro tipo de actuaciones que dieron como consecuencia la intervención militar en Irak. Creo que sería muy positivo que esa rectificación se
produjera. Quiero que sepa que mi Gobierno está plenamente dispuesto a abrir de manera inmediata un debate en la Cámara sobre política exterior, sobre política de paz, sobre política de cooperación, de seguridad y de lucha internacional contra el
terrorismo; pero, señor Rajoy, creo que una ligera reflexión y un intento de rectificación serían convenientes. Simplemente le quiero cerrar el argumento con una reflexión: ¿Qué política internacional y qué política de defensa y de seguridad y de
paz es aquella que los pueblos no entienden? ¿Qué política es esa? Una política creíble, sostenible, eficaz, internacional, de defensa, de cooperación, de establecimiento de la paz y la seguridad es aquella que tiene el entendimiento y el apoyo de
los pueblos.



Por último, señor Rajoy, he de decirle que algunas de las expresiones que le he oído sobre la decisión han sido menos respetuosas que las de muchos -o algunos- de los gobiernos que yo he reconocido que la decisión no les ha entusiasmado,
como es lógico y conocido, pero es una decisión fruto de la autonomía de un gobierno soberano que es el Gobierno de España.
(Aplausos.), de un gobierno que va a defender esa autonomía en función de sus principios, de sus convicciones y, desde
luego, del máximo respeto a lo que puede ser y es bastante evidente: la voluntad de la ciudadanía.



Ha habido diferentes preguntas en relación con alguna otra cuestión concreta que han planteado distintos grupos parlamentarios. Quiero agradecer a todos los grupos -a todos salvo al Grupo Parlamentario Popular, lógicamente- la manifestación
que han hecho de apoyo a la decisión del Gobierno, con distintos matices, porque ha habido expresiones de un apoyo bastante amplio y completo y ha habido expresiones de apoyo con algún matiz que evocaba alguna pregunta o alguna incertidumbre.
Concretamente se ha preguntado si la semilla que representó la victoria electoral del 14 de marzo seguía viva para trabajar en pro de ese nuevo orden internacional, recuperar consenso en la Unión Europea, recuperar diálogo en la comunidad
internacional, en Naciones Unidas. Señor Duran i Lleida, estoy convencido de que es usted partidario de dar al menos cien días a un gobierno -ya sé que otros no lo van a hacer, tampoco lo he pedido, esperaba que no fuera así, como es lógico- pero
le diré que esa semilla, esa fuerza y esa voluntad de que la política exterior europea, la política de paz, de defensa y de lucha contra el terrorismo internacional especialmente vaya por otra vía, por otra senda, es el objetivo de nuestro Gobierno
y es un objetivo firme.
Creo que una buena parte de la comunidad internacional comparte que no es posible garantizar más seguridad, que no es posible garantizar unas relaciones internacionales y un orden internacional que asegure más paz si se
persiste en algunas de las decisiones que se han tomado. No al unilateralismo, no a lo que representa rebajar la exigencia de la legalidad internacional, no a lo que representa dar la espalda a Naciones Unidas. Va a haber que trabajar mucho y que
tejer muchos nuevos consensos, desde el respeto a lo que han sido las decisiones de unos y otros gobiernos, pero nuestro hilo conductor, nuestra prioridad es la Unión Europea. Creo que la expectativa del mundo para que ese escenario de una
seguridad en otras claves, de una paz más eficaz, de una lucha contra el terrorismo también más eficaz, es la Unión Europea. Ahí vamos a trabajar y el apoyo que sé que vamos a tener de los grupos parlamentarios es evidente.



Creo que he dado cumplida respuesta a las razones del momento, a por qué se produjo de manera inmediata. La incertidumbre de un día más era negativa para la seguridad de nuestras tropas en Irak y, por tanto, tomé la decisión de que no
tuvieran ni un día de incertidumbre; tomé la decisión de que el primer día, si podía tomar la medida de ordenar la retirada de las tropas, convencido como estaba de lo que representaba la imposibilidad de conseguir una resolución de Naciones
Unidas, era un día que ganaba en la expectativa de seguridad de nuestros soldados. Y estoy convencido, señor Duran i Lleida, que en eso me va a dar el respaldo también, me va a dar la razón porque es la obligación que como gobernante creo que tengo
y he intentado cumplir, por cierto con la magnífica labor y la magnífica tarea del ministro de Defensa y del ministro de Asuntos Exteriores. (Rumores.)


Ha habido otra pregunta, como la que ha planteado el señor Rivero y algún otro portavoz de algún grupo parlamentario, sobre el escenario de nuestras tropas. Las tropas van a volver por supuesto a España en los plazos que he indicado. He
expresado también en mi intervención que mantenía los compromisos internacionales de las misiones que tenemos y, por supuesto, en este momento, más allá de algunas peticiones, no hay ninguna previsión de nuevas misiones. En el momento en que haya
peticiones o el Gobierno evalúe la posibilidad de nuevas misiones, la Cámara lo conocerá. (Rumores.) Sí quiero aclarar al señor Rodríguez, que lo preguntaba, que la decisión de regreso de las tropas españolas en Irak ha sido una decisión totalmente
libre, no condicionada a nada, ni por supuesto como consecuencia de ningún tipo de acuerdo con nadie; ha


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sido una decisión del Gobierno, ha sido una decisión evaluando los elementos que ya he puesto de manifiesto anteriormente.



Se ha planteado también alguna referencia indirecta o de pasada -y no quiero dejar de contestar ninguna- al problema del Sahara, al hilo de mi reciente visita a Marruecos, y los problemas de alguna otra comunidad que también están presentes
en Irak. Quiero expresar cuál es la posición del Gobierno en esta materia de una manera clara ante la Cámara. El conflicto histórico del Sahara, las reivindicaciones que todos conocemos y que tanta solidaridad tienen en nuestro pueblo y han tenido
tradicionalmente en nuestra Cámara, y la conveniencia de buscar un futuro de estabilidad, un futuro de paz en el Magreb sólo se producirá a través de un procedimiento, que es el procedimiento de un acuerdo de todas las partes; un acuerdo que por
supuesto tiene que liderar Naciones Unidas, en el que todas las partes tendrán que hacer un esfuerzo y España, el Gobierno español, va a ayudar constructivamente, con diálogo entre todas las partes, a que ese acuerdo en torno a las diversas
iniciativas del conocido Plan Baker, que tiene ahora una prórroga, como se sabe, pueda consumarse en un gran acuerdo que ponga fin al conflicto del Sahara.



Ha habido también alguna expresión concreta o algún detalle sobre el futuro de la participación del Parlamento. Señorías, quiero hacer alguna matización, por lo que se ha dicho de la toma de esta decisión, en cuanto a la intervención del
Parlamento y las intenciones que el Gobierno tiene al respecto. Primero, el Parlamento puede intervenir de dos maneras: la primera, en la toma de decisión; la segunda, en el control de la decisión. Son las dos maneras en las que el Parlamento
interviene normalmente y que suponen el ejercicio de sus funciones constitucionales.
Las dos representan intervención del Parlamento. Segundo, con nuestra legislación en la mano, la toma de decisiones en torno a la acción de las Fuerzas Armadas, a
las acciones militares, corresponde al presidente del Gobierno, quien transmite al ministro de Defensa las indicaciones oportunas; eso es lo que dice la Ley orgánica de la Defensa. Ese es el escenario que tenemos. (Varios señores diputados:
¡Antes también!) Antes también, en efecto, y por eso van a cambiar las cosas. (Aplausos.) Ya he anunciado un proyecto de ley orgánica para regular la participación del Parlamento en lo que representa la presencia de nuestras tropas en acciones de
distinta naturaleza. Simplemente llamo al conjunto de los grupos parlamentarios a hacer una reflexión, porque evidentemente las situaciones son muy distintas -lo hemos vivido estos últimos años- y hay que hacer un esfuerzo para conseguir una nueva
legislación que garantice, por un lado, la máxima implicación del Parlamento y, por otro, la eficacia, la seguridad y la coherencia de una acción militar en determinadas hipótesis. Creo que lo lograremos. Simplemente quiero llamar la atención
sobre ello. Ustedes han gobernado ocho años y podían haber hecho algo al respecto y yo, en la primera comparecencia que tengo ante la Cámara como presidente del Gobierno, ya he anunciado una ley orgánica para que el Parlamento participe en la toma
de decisiones de la presencia de nuestras Fuerzas Armadas en el exterior. (Aplausos.)


Quiero hacer también una consideración sobre alguna referencia que ha habido al conflicto entre Israel y Palestina, porque me parece de gran trascendencia. En alguna ocasión he expresado que la situación que vive el conflicto histórico
entre Israel y Palestina está en uno de sus peores momentos. Se ha recordado en esta Cámara, pero hace un año, cuando se propiciaba la intervención militar en Irak, se nos dijo también que ese era un camino muy adecuado para buscar el escenario del
diálogo y de la paz entre Israel y Palestina. Esto no es un pronóstico, es una constatación: el camino fue radicalmente equivocado. Lo que ha provocado la intervención militar en Irak es estar más lejos del diálogo entre Israel y Palestina y
estar en un escenario de mayor violencia y de mayor dificultad. Tengo el convencimiento de que mientras la comunidad internacional no ponga en el conflicto histórico entre Israel y Palestina todo su peso, no sea capaz de abrir una expectativa
cierta, cierta, de diálogo, de acuerdo, de reconocimiento de ambos Estados, de las fronteras que están establecidas en Naciones Unidas, de evitar las acciones selectivas y el terrorismo indiscriminado, no podremos acometer con seriedad muchos de los
escenarios de conflicto que tenemos abiertos en el mundo, muchos de los riesgos para que se eleve la temperatura del fanatismo, muchos de los riesgos para que se alimente el odio, la radicalización, que es el paso previo a la violencia y al terror.
Este es uno de los problemas de raíz de la situación que tenemos en el orden internacional. Desde luego, el Gobierno y el ministro de Asuntos Exteriores de manera singular va a desplegar toda su acción política y diplomática. Como es conocido, es
un buen experto y tiene una amplia capacidad de diálogo en aquella zona para ponerla al servicio...
(Rumores.) Señorías, sí parece. Yo no discuto los éxitos de su anterior ministra de Asuntos Exteriores (Aplausos.), pero creo que los éxitos del
ministro actual de Asuntos Exteriores vamos a poderlos ver seguramente muy pronto.



En definitiva, señorías, y para terminar, agradezco el apoyo de prácticamente todos los grupos parlamentarios, menos uno -también lo entiendo, es la oposición- a la tarea de gobierno en la decisión sobre el regreso de las tropas de Irak.
Como expresé en mi primera intervención, esa decisión se ha adoptado de manera responsable y en el tiempo oportuno para no crear incertidumbre y evitar al máximo los riesgos de seguridad de nuestros soldados. Se ha tomado en cumplimiento de un
compromiso con la ciudadanía. La ciudadanía tenía derecho a que su voz se escuchara en esta Cámara y a que su voto del 14 de marzo sirviera. Ese era mi primer compromiso como gobernante. Además


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de eso, la decisión se ha tomado sobre todo por profundas convicciones. El camino de la paz, el camino del diálogo entre los pueblos no es la guerra preventiva, no son las acciones unilaterales; el camino es la ley, la legalidad
internacional, el diálogo, la voluntad y el ansia de paz que tienen los pueblos de la inmensa mayoría de la Tierra. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Señorías, tal y como establece nuestro Reglamento y habiendo contestado el presidente del Gobierno a las intervenciones de los grupos, como les he señalado, la Presidencia, de acuerdo con la Mesa y oída la Junta de
Portavoces, ha decidido abrir un turno para que los diferentes grupos parlamentarios puedan a su vez replicar al presidente del Gobierno. Quiero señalarles que esta mañana creía que había establecido un pacto honorable con los señores portavoces
que en el primer turno no ha funcionado muy bien. Les rogaría que al menos en esta parte de réplica, si todos creemos en los pactos honorables, en la medida de lo posible los señores portavoces se sujeten a él. Muchas gracias.



Señor Rajoy, tiene usted la palabra. Puede hacerlo desde el escaño.
(Rumores.-Protestas.) Va a ser el tiempo establecido. (Continúan los rumores.)


Adelante. (El señor Rajoy sube a la tribuna.)


Señor Rajoy, tiene usted la palabra y le ruego -no necesito decírselo- que en la medida de lo posible intentemos entre todos respetar los pactos que ustedes mismos proponen a la Mesa. Gracias.



El señor RAJOY BREY: Muchas gracias, señor presidente.



Voy a contestar al señor Rodríguez Zapatero, no a aquellas personas que han utilizado el turno que tenían para fijar su posición para criticar nuestra intervención. Sólo al señor Rodríguez Zapatero. (Aplausos.)


Recuerdo que comencé mi intervención explicitando con meridiana claridad cuál era la cuestión que hoy se iba a debatir. Lo que hoy se iba a debatir era una decisión que usted ha tomado y no si la íbamos a tomar o no ni había que debatir el
pasado, sino una valoración sobre la decisión que usted unilateralmente tomó. Usted me ha hecho ahora muchas recomendaciones y ha hablado mucho del pasado, probablemente porque esté poco seguro del presente, de lo que usted ha hecho (Rumores.) y de
lo que debe hacer en el futuro. (Aplausos.) Usted dice que yo no recuerdo lo que pasó el 14 de marzo. ¡Claro que lo recuerdo! Precisamente porque lo recuerdo sé que hay otro Gobierno que toma decisiones y que estamos aquí para controlarlo y no
para que usted controle al Gobierno anterior, que es lo que ha hecho. (Risas.-Aplausos.)


Señor Rodríguez Zapatero, le he dicho que nos ha engañado cuatro veces y tengo que ratificarme en ello. No me respondió en el debate de investidura a la pregunta que le hice y ahora ha dado a entender que manifestó a esta Cámara lo que iba
a hacer usted el domingo. Eso no es verdad, nos ha engañado. (Rumores.) Nos ha engañado cuando nos prometió diálogo y consenso en política exterior porque no comentó ni una palabra de este asunto con nosotros. Nos ha engañado cuando dijo que
traería esto a la Cámara, ya que no lo hizo sino una vez que tomó la decisión. Y nos ha vuelto a engañar hoy cuando manifestó que quería que hubiese una votación y lo cierto es que ha presentado un papel diciendo que el debate se celebrara como lo
estamos haciendo en este momento. Por tanto, señor presidente, nos ha engañado.



Quiero manifestar además -eso dice poco de su talante- que usted no responde a las preguntas que le hace la oposición. Como tengo muy poco tiempo, le voy a formular algunas que son muy importantes y a las que usted no ha respondido,
demostrando que no tiene el talante del que tanto blasona. En primer lugar, ¿qué va a recomendar al resto de los países de la Unión Europea que hagan? Yo le dije antes que, en coherencia con su posición, debía recomendarles que se vayan ¿Lo va a
hacer? En segundo lugar, ¿qué posición va a mantener usted en el Consejo de Seguridad de la ONU y con qué autoridad moral? Aunque supongo que les dirá que se tienen que ir, porque no va a querer para usted una cosa distinta de la que quiere para
los demás. ¿Qué va a hacer usted si la ONU aprueba una resolución? ¿En qué situación deja a las tropas aliadas que se quedan allí? ¿Qué va a pasar si esas tropas tienen bajas? ¿Qué les va a decir usted, por casualidad que ellos se lo han
buscado? ¿Qué tiene que decir usted a los comentarios que han hecho distintos responsables políticos sobre la decisión que usted ha adoptado? ¿Por qué no nos dice lo que le ha dicho al señor Solana, no por ser el señor Solana, sino por ser el
secretario general de la Unión Europea para la PESC? Por cierto, una Unión Europea en donde la mayoría de los países de la nueva Europa de los 25 están en Irak con sus tropas. A todo eso, señor presidente del Gobierno, no me ha dado ninguna
respuesta. Y luego me ha hablado de la legalidad internacional. ¿Y en esa legalidad internacional dónde sitúa usted la Resolución 1511 de la ONU, que está en vigor en este momento y en la base a la cual hay muchos países actualmente en Irak?
¿Dónde la sitúa usted?¿Es ilegal esa resolución de Naciones Unidas? (Aplausos.)


Por último, señor presidente del Gobierno, quiero decirle una cosa. Yo respeto la posición que usted ha mantenido sobre este asunto a lo largo de este año; sin embargo, no puedo aceptar que nos haya engañado, entre otras cosas porque fue
usted el que hizo un eje básico de lo que iba a ser su actuación política: decir la verdad. Al menos en cuatro ocasiones no nos la ha dicho y en temas enormemente importantes. Ha faltado a la verdad incluso en este Parlamento, yo no lo puedo
aceptar y tengo que decírselo. Y tengo que decirle también que me veo en la obligación, en nombre de mi


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grupo, de reprocharle el hecho de que no me responda a las preguntas que le hago, como no lo hizo en el debate de investidura. Una de ellas versó precisamente sobre este asunto. Efectivamente, 48 horas después usted me lo comunicó a través
del teléfono. Usted habló conmigo, me consultó y me pidió opinión. ¿Por qué no me lo dijo en el Parlamento? (Rumores.) ¿Es más importante el modesto diputado Rajoy que el Parlamento? Señor presidente del Gobierno, no me venga ahora hablando de
razones de seguridad y apelando a mi condición de miembro del Gobierno que fui y que por lo tanto debo entender esas razones de seguridad. ¿Cuáles son los motivos de seguridad que le llevaron a tomar esa decisión precipitadamente? Dígalos, porque
yo no entiendo cuáles pueden ser. Un domingo por la tarde y unilateralmente. Dígalos aquí. Quiero decirle, señor presidente, que el repliegue se va a desarrollar en seis semanas, por lo que no se puede justificar la decisión en razones de
urgencia e inmediatez. Eso es no decir la verdad.



Quiero decirle otra cosa, señor presidente. Si argumenta, como argumentó usted, que las cosas se ponían cada vez más difíciles, su decisión es todavía más insolidaria: como la cosa se pone fea, yo me marcho cuanto antes. ¿Y los demás,
señor presidente? (Aplausos.)


Quiero decirle, señor presidente, que usted lo tenía decidido ya. Que usted quiso reafirmar su posición. No me diga que tenía un compromiso electoral. Su compromiso electoral estaba condicionado a que no hubiera resolución de Naciones
Unidas. Eso lo sabíamos todos, señor presidente, lo dijo usted en infinidad de ocasiones. No me hable ahora de que tenía un compromiso electoral. Usted ha actuado precipitadamente. Usted ha dicho: Tengo aquí un problema, esto se puede complicar
más, me voy a quitar este problema de encima y no voy a tener ninguna otra consideración a la que atender. Señor presidente, quien mejor ha explicado por qué se ha tomado esa decisión es su candidato número uno a las elecciones europeas, el señor
Borrell. Ese es el que mejor ha explicado su decisión.



Muchas gracias. (Varios señores diputados: ¡Muy bien!-Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Adelante, señor presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): No quiero dejar pasar esta oportunidad, señor Rajoy, para responder algunas de las preguntas concretas (Varios señores diputados: ¡Ahora sí!), no vaya a ser que luego, a lo largo del
conjunto de las intervenciones, se me olviden.
Por eso he subido con carácter inmediato y se las voy a responder de manera concreta. Entiéndalo. Si alguna dejé en mi primera intervención fue simplemente por no extenderme demasiado o por olvido.
Con respecto a los países que tienen tropas en Irak, lo que voy a hacer es respetarles, igual que quiero que respeten a España en sus decisiones. (Aplausos.) Exactamente lo mismo. Ese es el juego entre naciones libres y democráticas. Por cierto,
esa ha sido la respuesta de las naciones libres y democráticas que forman la coalición y que con más o menos agrado han respetado la decisión del Gobierno de España. La han comprendido mejor que su partido y, lógicamente, están ayudando a nuestro
repliegue con las fuerzas militares que tienen allí. En cuanto al resto de los países de la Unión Europea, simplemente le daré un matiz: ahora, con la posición de España, ya hay 12 países de los 25 que tienen tropas y 13 que no. Por tanto, la
mayoría de los países de la Unión Europea no participan con tropas. Esto es como consecuencia obviamente del 14 de marzo y como consecuencia de las decisiones del Gobierno.



Claro que el señor Solana conoció la decisión, y no sólo conoció, sino que participó en la explicación como representante en la Unión Europea ante la propia Unión Europea, por la responsabilidad que tiene, y ante el conjunto de la comunidad
internacional. Igual que seguro ha leído las declaraciones del presidente de la Comisión Europea, señor Prodi, apoyando de manera bastante entusiasta la decisión que había adoptado el Gobierno de España. (Rumores.-El señor Hernando Fraile: Y Al
Qaeda también.) No sé que ha dicho el Gobierno de Cuba o cualquier otro gobierno. Señorías, lo único que les digo es que las mayores felicitaciones que he recibido por la decisión han sido sobre todo de ciudadanas y ciudadanos españoles. (Varios
señores diputados: ¡Muy bien!-Aplausos.)


Señor Rajoy, usted se siente engañado. Es verdad que teniendo en cuenta las muchas ocasiones que ha exhibido o ha hecho gala de su perspicacia y de su agudeza, me extraña que después de mi respuesta -a lo mejor, insisto, es que no la
escuchó- al representante de Izquierda Unida, señor Llamazares, no advirtiera que había un proceso de acercamiento a la toma de una decisión en función de la garantía de las condiciones de seguridad. Me extraña mucho que no entienda -como le decía
hace un momento- que la decisión final, la decisión de dar la orden de regresar las tropas a nuestro país, la tomé una vez que el ministro de Defensa me aconsejó y me garantizó que la operación se podía hacer en esos términos con más seguridad que
con cualquier otra. Desde luego, puede usted comprender, señor Rajoy, pueden comprender todos los españoles que a un Gobierno que ha salido elegido con una amplia mayoría parlamentaria, que salió elegido en un debate de investidura con un amplísimo
respaldo, que parece, a tenor de lo que expresa la opinión, que tiene un caudal de confianza, le hubiera dado igual tomar la decisión un día después, una semana, 15 días, en función de la aproximación a la imposibilidad de que Naciones Unidas
adoptara esa resolución. La tomamos el primer día porque en mi análisis y en el del Gobierno ese era el día que nos garantizaba la mayor seguridad


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posible para nuestras tropas en Irak. Esa es la única razón. (Aplausos.)


Señoría, comprendo que alguno pueda entender como engaño que se cumplan los compromisos a tenor de cuál ha sido su práctica política. (Aplausos.) Comprendo que después de tanta obediencia a gobiernos de otros países en la política exterior
extrañe que haya un Gobierno en este momento que tome las decisiones autónomas, libres y soberanas para nuestro país.
(Aplausos.) Y aquí ya no comprendo, aquí estoy de acuerdo, señor Rajoy, en que mejoremos todos los mecanismos de diálogo en torno
a la política exterior y de participación parlamentaria. Le puedo asegurar que en la toma de decisiones, en lo que afecte a la paz, la seguridad, la estrategia en política exterior, mi Gobierno va a tomar la iniciativa, no va a esperar a que la
tomen otros grupos, ni siquiera el principal grupo de la oposición; va a tomar la iniciativa. También quiero decirle, señor Rajoy, igual que a todos los portavoces de la Cámara, que los compromisos que he adquirido en la investidura ante la
ciudadanía y en el programa electoral de renovación democrática, de mejora de la vida pública, de facilitar el proceso de deliberación y de cercanía de las instituciones y de la política a la ciudadanía se van a cumplir uno a uno y en breve plazo.



Muchas gracias. (Aplausos.-El señor Zaplana Hernández-Soro pide la palabra.)


El señor PRESIDENTE: Señor Duran, su turno.



Dígame, señor Zaplana.



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Señor Presidente, pido la palabra para plantear una cuestión de orden.



El señor PRESIDENTE: Adelante, señor Zaplana.



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Señor presidente, con independencia del Reglamento de la Cámara, quiero en nombre de mi grupo manifestar mi más firme repulsa por la utilización de este debate parlamentario por parte del presidente del
Gobierno. (Rumores.) Al contestar personalmente al señor Rajoy cuando ya no tiene ocasión ni oportunidad de volver a hacer uso de la palabra, lo que se está haciendo es un atropello claro al debate parlamentario. (Aplausos.-El señor Cuesta
Martínez: Zaplana, siempre tendrás un bigote detrás.-Rumores.)


El señor PRESIDENTE: Es facultad de la Presidencia seguir aplicando los criterios que se habían adoptado esta mañana de común acuerdo en Junta de Portavoces, que son perfectamente conocidos por todos los grupos parlamentarios.



Señor Duran, tiene usted la palabra.



El señor DURAN I LLEIDA: Intervengo desde el escaño, señor presidente, porque soy conocedor y protagonista de este acuerdo. (Aplausos.)


Permítame, señor presidente del Gobierno, que repita algo que dije antes.
No estaríamos hablando hoy aquí de la retirada de las Fuerzas Armadas de Irak si en el pasado alguien no hubiera decidido situarlas allí.
Consecuentemente, le
manifiesto otra vez, en nombre de mi grupo parlamentario, el apoyo a esa decisión. Cuando usted me solicita comprensión respecto al porqué del avance de esa decisión sin esperar hasta el 30 de junio, más allá de otras consideraciones que le hice en
mi intervención, quiero recordarle que dije expresamente: reconozco que son pocas las ventajas y muchos los riesgos si permanecen las tropas hasta el 30 de junio.



Sé que no se puede borrar el pasado, eso es algo que no se borra con una sesión parlamentaria ni con dos ni con tres, pero sí me gustaría...
(Rumores.)


El señor PRESIDENTE: Señor Duran, perdóneme pero tengo que proteger el uso de su tiempo. Esto ya no es un problema político, es un problema estrictamente de cortesía. (Aplausos.)


El señor DURAN I LLEIDA: Señor presidente, gracias por su amparo.



Decía que ni ésta ni muchas sesiones parlamentarias pueden borrar el pasado, pero que en cualquier caso a nuestro grupo parlamentario le interesa mirar al futuro y construir el futuro. En ese sentido, señor presidente, nos atrevemos a
recordarle un par de ámbitos donde entendemos que palabras que a nuestro juicio son sinónimas, como multilateralidad y consenso, deben fortalecerse en el ámbito interior, es decir, en el ámbito español, en particular en la relación del Ejecutivo con
este Legislativo. Creo que el Gobierno debe utilizar en tantas ocasiones como sea necesario la información a los diversos grupos parlamentarios. No es suficiente conque el Gobierno informe al señor Rajoy; es necesario que el Gobierno informe a
todos y cada uno de los grupos parlamentarios, directa o indirectamente a través de otros miembros del Gobierno, pero debe ser el Gobierno y no fue el Gobierno quien nos facilitó esa información.



Hemos estado hablando de terrorismo. Ruego también al Gobierno, al señor presidente, que tenga en cuenta que desde el 11 de marzo, cuando se produjo el brutal atentado, ni con el Gobierno en funciones ni con el actual Gobierno ha mediado
ninguna información, ni particularizada portavoz por portavoz ni a través de la Comisión de Secretos Oficiales, para que se nos explique cómo está en la actualidad la información que tiene a su alcance el Gobierno respecto al terrorismo
internacional. En este ámbito, qué duda cabe que agradecemos, lo que por otra parte coincide con nuestro voto en la anterior legislatura, el que a partir de ahora participe


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el Parlamento en las decisiones que afecten a las Fuerzas Armadas en lo que a su presencia en el exterior se refiere.



De cara al exterior, cuando yo le hablaba de la semilla, usted nos decía que al menos nos solicitaba cien días de gracia. Pues bien, para garantizar la multilateralidad y para garantizar el proyecto de la Unión Europea, no cien días, mil
días de gracia va a tener su Gobierno por parte de este grupo parlamentario. Mil días de gracia, insisto, porque ese no es un proyecto que se defina ni se pueda fortalecer en una semana.



El señor PRESIDENTE: Señor Duran, por favor.



El señor DURAN I LLEIDA: En cualquier caso, señor presidente, quisiera acabar mi intervención diciéndole que en este contexto, al margen de lo dicho ahora, no olvide nuestras reflexiones, y no porque sean nuestras.
No olvide las
reflexiones que hice antes, son reflexiones que no tienen valor por ser nuestras, pero creo que las comparten otras personas con responsabilidad dentro y fuera de este país.



Muchas gracias.



El señor PRESIDENTE: Señor Puigcercós.



El señor PUIGCERCÓS I BOIXASSA: Gracias, señora presidenta, señoras diputadas y señores diputados. (Rumores.) Hoy hemos hablado mucho del pasado y hay lapsus que no se pueden evitar.



Decíamos -lo ha dicho el señor Duran- que estamos en el presente y éste está condicionado por el pasado reciente. En el pasado reciente el anterior Gobierno envió unas tropas a un conflicto internacional ilegítimo e ilegal. Hoy se ha
ratificado aquí una decisión, no por votación -esperemos que pueda ser votada en breve- pero sí con el apoyo de la mayoría de grupos de esta Cámara, que es el de ratificar el acuerdo que tomó el nuevo Gobierno de retirar las tropas. Pero hay dos
ámbitos en los que Esquerra Republicana quisiera poner más énfasis. En primer lugar, la recuperación del crédito en materia de cooperación internacional. No se hicieron bien las cosas en este ámbito. En el caso de Irak, aunque podríamos citar
otros referentes, no se hizo una buena política de cooperación para la reconstrucción. Este Gobierno tiene la responsabilidad de enderezar toda la política de colaboración con las organizaciones no gubernamentales, con todos los que con la mejor
voluntad querían colaborar en la reconstrucción de Irak. Sólo una política dirigista, que dejó de lado las lícitas ambiciones de estas organizaciones no gubernamentales, les privó de ello. Reconstruyan el diálogo con las organizaciones no
gubernamentales, reconstruyan el diálogo con este ámbito social que quiere colaborar en la reconstrucción de una mejor sociedad iraquí.



En segundo lugar, consideramos que su Gobierno, al tomar la decisión de salir de Irak, se ha convertido en un referente para la Unión Europea.
Aprovechen este crédito, aprovechen la referencia que toma de ustedes la Unión Europea para
definirse con más ambición ante conflictos como el que acecha a la población palestina. Asuman también esta responsabilidad, como le he dicho anteriormente, en el Magreb, y asuman esta responsabilidad en la Unión Europea ante la situación del
pueblo kurdo.
El pueblo kurdo ha sufrido mucho en Irak, ha sido la peor víctima de la atrocidad de Sadam Husein. Las famosas armas de destrucción masiva, que no se han encontrado, sí que las padeció el pueblo kurdo. (Varios señores diputados:
¡Ah!) Las que no han encontrado ustedes y que acechaban a Occidente se emplearon con la colaboración de regímenes occidentales, entre ellos los Estados Unidos. Esta ese la realidad. Señores del Gobierno, tomen la responsabilidad, sean referente,
hablen con las organizaciones no gubernamentales y tomen el liderazgo en lo que es la resolución de conflictos larvados como el de Palestina o, en este caso, como el que padece el pueblo iraquí.



Muchas gracias. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Puigcercós.



Tiene la palabra el señor Erkoreka.



El señor ERKOREKA GERVASIO: Gracias, señor presidente.



Voy a intervenir brevemente para hacer dos consideraciones. En primer lugar, quiero pedir al señor Zapatero que no eche en saco roto nuestras sugerencias de hoy. Todos tenemos una deuda de responsabilidad con el pueblo iraquí, y cuando
hablo del pueblo iraquí lo hago en los términos más amplios posibles, haciendo referencia a toda la pluralidad de religiones, de etnias, de grupos, de facciones que viven en aquel territorio. Todos estamos llamados a colaborar a efectos de procurar
su recuperación, su estabilización, la seguridad, el desarrollo económico y existen fórmulas para ello; algunos pretenden que no existan, pero existen. La Resolución 1511 del Consejo de Seguridad exhorta a todos los Estados miembros a que se
intensifiquen estas medidas de cooperación y de colaboración. La retirada de las tropas no es incompatible con el mantenimiento de este tipo de fórmulas de colaboración. Búsquelas, que existen, y nosotros sin duda, como otros grupos de la Cámara,
le apoyaremos. La presencia militar es una cosa y otra conceptualmente distinta y materialmente diferente, perfectamente diferenciable además, es esta colaboración que reclaman las Naciones Unidas y que es posible articular y vehicular; nosotros
estamos dispuestos y creemos que hay que hacerlo.



En segundo lugar, quiero insistir en una consideración que le han planteado ya otros grupos parlamentarios y que yo mismo en mi primera intervención he formulado. Manténganos informados, cuente con el Parlamento y recabe aquí los apoyos
necesarios para las políticas que quiera impulsar en esta materia. Creo


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que es importante y que sería una manera ideal de dar satisfacción o de poner en práctica los principios que usted ha declarado reiteradamente que quiere que inspiren su actuación al frente del Gobierno.



Nada más, muchas gracias.



El señor PRESIDENTE: Gracias.



Señor Llamazares, su turno.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Gracias, señor presidente.



Quiero repetir el apoyo de este Grupo Parlamentario de Izquierda Verde-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds a la decisión de retirada de las tropas y además hacerlo porque la explicación de hoy no es cómo se ha tomado la decisión;
la explicación que quiere el Partido Popular es por qué se ha tomado una decisión en sentido contrario a lo que ha apoyado hasta hoy el Partido Popular. Porque en definitiva lo que traduce la intervención del Partido Popular es la deslegitimación
de la decisión, la deslegitimación de la decisión ciudadana del 14 de marzo -he oído muchas voces hablando del 11 de marzo, por desgracia- y la deslegitimación también de la decisión del Gobierno que ha salido de esas elecciones generales. Nosotros
no ubicamos la legitimidad de las decisiones del Gobierno español más allá de nuestras fronteras, ni en teléfonos ni en bigotes; ubicamos la decisión del Gobierno español en estas fronteras y en los ciudadanos y ciudadanas españoles representados
también en esta Cámara.



Quiero recordarles la guerra de Cuba. Ya que están hablando de Cuba, no sé si recordarán que los argumentos de sus ancestros fueron muy similares a los de hoy. En primer lugar, salvaguardar el honor militar. No vuelven con honor los que
trabajaron en Irak con honor. Se equivocan, señores del Partido Popular; se equivocan. En segundo lugar, damos la razón a nuestros enemigos. Se equivocan también. Les quitamos razones a nuestros enemigos, a nuestros adversarios cuando volvemos
al derecho internacional y volvemos a la lógica de Naciones Unidas. En tercer lugar, otro argumento en relación con la guerra de Cuba es también muy similar al que han utilizado ustedes en este debate de hoy: el engaño. Señorías, hay que tener
mucha cara para hablar de engaños en esta Cámara.



Muchas gracias. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Señor Rivero, tiene la palabra en turno de dúplica.



El señor RIVERO BAUTE: Gracias, señor presidente.



Señor presidente, entendemos que el debate de hoy ha servido para aclarar una de las incógnitas que preocupaban en el presente a los ciudadanos españoles y a la comunidad internacional: el porqué del adelanto del regreso de las tropas
españolas. Se trata de razones de seguridad, como ha explicado el presidente del Gobierno de España, y nosotros vamos a aceptar esa explicación. Pero vamos a hablar de futuro. El presidente del Gobierno se ha comprometido con la lealtad a la
legalidad internacional.
Como en este caso no se ha cumplido la legalidad internacional, las tropas españolas vuelven a España. El presidente del Gobierno está convencido de que no va a haber una resolución de la ONU antes del 30 de junio, pero
aquí tenemos que hablar de hipótesis para conocimiento de los ciudadanos y de la comunidad internacional. Señor presidente, en el supuesto de que se produzca una resolución de Naciones Unidas, ¿qué elementos básicos debe contener esa resolución
para contar con el apoyo de su Gobierno? En el supuesto de que se cumpla la hipótesis anterior, ¿qué va a hacer su Gobierno con respecto al papel que debe jugar España en Irak?


Muchas gracias.



El señor PRESIDENTE: Gracias.



Señora Lasagabaster.



La señora LASAGABASTER OLAZÁBAL: Simplemente intervengo para decir que nosotros somos gente de palabra, que cumplimos lo acordado en la Junta de Portavoces y por eso hemos acumulado nuestro tiempo.



Gracias. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: En cierre del turno de dúplica, señor Pérez Rubalcaba.



El señor PÉREZ RUBALCABA: Muchas gracias, señor presidente.



Reconozco que en esta Cámara las cosas empiezan a cambiar. Hoy hemos asistido a dos novedades. La primera es que ha habido dúplica en un debate solicitado por el Gobierno, al amparo del artículo 203, lo cual hacía mucho tiempo que no
pasaba en esta Cámara. La segunda es que es la primera vez que veo a un portavoz protestar porque al portavoz de su grupo le contesta el presidente del Gobierno. No lo he visto nunca, más bien se protestaba por lo contrario. (Aplausos.)


Señor presidente, el señor Rajoy sigue insistiendo en fijar los términos del debate. Hemos venido aquí a debatir -dice- una decisión del Gobierno que es retirar las tropas de Irak, que trae causa -como se diría en términos jurídicos- de una
decisión del Gobierno anterior que fue llevar nuestras tropas a Irak. Señor Rajoy, hemos venido a debatir las razones por las que traemos a las tropas de Irak porque ustedes las llevaron. Y ese es el debate. Usted está empeñado en fijar los
términos en los que el resto de la Cámara debate. Cada uno debate lo que quiere y yo creo que en términos reales el debate es ese: ustedes los llevaron y nosotros los traemos, y es prudente, pertinente y oportuno discutir las razones por las que
ustedes decidieron llevar las tropas, como es pertinente discutir que ustedes no votaron para ir al infierno -palabra que, repito, no


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utilizo yo, que utiliza un alto mando militar destinado en Irak- y nosotros queremos votar para traerles del infierno. No es lo mismo, señor Rajoy; es radicalmente distinto, pero vamos a votar, le aseguro que en esta Cámara vamos a votar.



Se empeña usted en insistir en lo de la prisa y en lo de que se podía haber esperado. Yo le voy a hacer una sugerencia. Tiene a su lado a un ex ministro de Defensa, al señor Trillo. Pregúntele cuántos incidentes se producen en un día.
Sí, señor Rajoy, me dirijo a usted. ¡Faltaría más! Me dirijo a quien quiero. ¡Faltaría más! (Aplausos.-Rumores.) A usted, señor Rajoy, que se pasa el día preguntando, le molesta que le pregunten a usted. Claro, todas las veces que quiera. Señor
Rajoy, pregúntele usted al señor Trillo, que ha sido ministro de Defensa, cuántos incidentes diarios peligrosos tienen nuestras tropas y verá usted si un día es importante o no, pregúntele. Yo le digo que es muy importante, que se evitan muchos
riesgos.



Lo último -y ya termino, señor presidente-, lo más importante. Yo le he visto a usted en dos debates desde que está en la oposición y usted pregunta sin parar, es una máquina de hacer preguntas, lo cual tampoco es una gran novedad, porque
también desde el Gobierno preguntaban sin parar, ¿recuerdan? Se pasaban el día preguntando, no sé si porque les gusta preguntar, porque les gusta estar en la oposición o por las dos cosas, pero el hecho es que preguntan sin parar. (Risas.)


Yo admito que cuando se es oposición se pregunte al Gobierno y admito que se pase página y no se hable del pasado, pero utilizando su propia terminología, señor Rajoy, es que ustedes nos han metido en un lío colosal, es que este asunto de
Irak es un lío colosal. ¿Es que usted no tiene nada que decir en esta Cámara? ¿Es que usted no tiene ninguna fórmula que ofrecer a este país para salir del lío en el que nos han metido? ¿Es que ustedes no sienten ninguna responsabilidad por lo
que está pasando en Irak? ¿Es que usted no tiene nada que decir a esta Cámara más que preguntar al presidente del Gobierno? (Aplausos.)


Señor Rajoy, le voy a decir una cosa. Créame, este no es un problema sólo de oposición y Gobierno, para nosotros es un problema de responsabilidad moral. Por eso le pido que la próxima vez que suba a esta tribuna diga algo al país, diga
cómo nos saca de este formidable lío en el que nos han metido.



Muchas gracias. (Aplausos.-El señor Zaplana Hernández-Soro pide la palabra.)


El señor PRESIDENTE: Dígame.



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Señor presidente, una cuestión de orden.
(La señora Cunillera i Mestres: No hay desorden.-Varios señores diputados: Bla, bla, bla.) Hemos escuchado al señor presidente...
(Rumores.-Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Por favor, les ruego que guarden silencio.



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Hemos escuchado con gran agrado, debo reconocerlo, al señor presidente en los distintos discursos que ha pronunciado, pocos pero ya suficientes, decir que va a ser el garante, lógicamente, de los derechos de
todos los diputados miembros de esta Cámara. Como el señor presidente sabe, hoy el debate es por una comparecencia del Gobierno sobre un tema puntual y, por tanto, entiendo, en representación de mi grupo, que no se están respetando esos derechos y
esas garantías. (Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Señor Zaplana, le rogaría que dijera usted a la Presidencia exactamente lo que desea. No me haga un discurso.



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: El debate no puede ser, porque no es el objeto que estamos tratando en estos momentos, que todos los portavoces de todos los grupos se dediquen a meterse con el portavoz del Grupo Parlamentario Popular y a
insultarle, sino en todo caso a hablar del Gobierno. (Rumores.-Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Señores diputados, cálmense, tranquilícense.



Señor Zaplana, dígame exactamente qué es lo que desea, por favor.
(Rumores.)


El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Antes he protestado solamente por las formas, porque el señor presidente del Gobierno había utilizado la posibilidad de contestar en su segundo turno y no en el primero cuando el señor Rajoy no tenía
posibilidad, y ahora lo que le ruego al señor presidente es que sea el garante de los derechos que asisten a todos los diputados de esta Cámara, especialmente cuando ha permitido que todos los portavoces de todos los grupos en este debate se metan
con uno de ellos.
(Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Le he comprendido. Yo rogaría silencio. (El señor Duran i Lleida pide la palabra.) Señor Duran, déjeme que administre el debate y luego yo no voy a cortar a ningún portavoz el uso de la palabra ni le voy a preguntar a
título de qué parte del Reglamento habla, porque lo que intento es que las cosas funcionen lo más correctamente posible.



Señor Zaplana, este debate ha sido ampliamente comentado esta mañana por el presidente del Congreso. He explicado que, siendo un debate basado en el artículo 203, una resolución existente del año 1983 permite al presidente del Congreso
arbitrar, como se dice en su parte tercera, en casos excepcionales, un turno para que haya un debate político. El presidente del Congreso lo ha hecho, ha tomado la decisión más favorable


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hacia el debate político, hacia los derechos de los grupos parlamentarios.
No siempre se hizo así, pero yo lo he tomado. Es más, ustedes y los portavoces saben que he hecho un arbitraje entre los grupos parlamentarios, señalando que el uso
de la palabra estaría en proporción a la representación política de los diferentes grupos. Por eso, algunos grupos parlamentarios han intervenido incluso doblando su tiempo de palabra, además del turno de réplica. Esta mañana, cuando he explicado
que era un debate así concebido, ningún grupo parlamentario y ningún portavoz lo ha objetado, absolutamente ninguno. En consecuencia, usted me plantea ahora algo que puede tener su sentido en un debate. ¿Se podría abrir un nuevo turno de
contradúplica, por utilizar el tema de debate en el Parlamento? Se puede hacer, pero razonablemente. A esto tiene que dar una respuesta el sentido común y el sentido del debate, pero no con ejercicios que contravengan lo que esta mañana han
pactado todos los grupos parlamentarios. Esa es la interpretación de la Presidencia: no se han lesionado los derechos parlamentarios de ningún grupo; al contrario, han sido protegidos. Sin embargo, para que no quede duda en ningún grupo
parlamentario de aquí en adelante, este presidente asume su demanda y concede un breve turno a todos los grupos de la Cámara. Eso sí, advierto que me gusta el sentido común, pero no el ejercicio del filibusterismo parlamentario.



Señor Rajoy, tiene usted la palabra. (El señor Zaplana Hernández-Soro pide la palabra.-Protestas.)


Señor Rajoy, adelante, tiene usted el turno.



El señor RAJOY BREY: Señor presidente, agradezco que me dé la palabra, pero el sentido de la intervención del Grupo Parlamentario Popular era el siguiente: no se trata tanto de que el señor presidente del Gobierno pueda responder a todos
conjuntamente o a uno por separado, puede hacer lo que estime oportuno y conveniente y nadie se lo discute; lo que nosotros dijimos es que no nos parecía razonable que después de mi primera intervención contestara a todos de una manera conjunta y,
después, cuando yo no tenía posibilidad de intervenir, lo hiciera individualmente y luego a todos de manera conjunta. (Un señor diputado: Falta talante.-Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Entre en el debate.



El señor RAJOY BREY: El segundo asunto, señor presidente, es que los grupos parlamentarios, con arreglo a la práctica parlamentaria y a lo que dice el propio reglamento, fijan posición sobre lo que dice el presidente del Gobierno y es muy
difícil -porque yo tengo que debatir con el presidente del Gobierno- debatir con todos y cada uno de los grupos parlamentarios. (Risas.-Protestas.)


El señor PRESIDENTE: Señor Rajoy, discúlpeme.



Por favor, señores diputados, les ruego silencio.



Señor Rajoy, si entiendo bien, hemos tenido un debate sobre un asunto específico. Por favor, a la cuestión.



El señor RAJOY BREY: Sí, yo me atengo a la cuestión.



Quiero decir, señor presidente, que los turnos de los grupos parlamentarios son para fijar posición sobre lo que dice el presidente del Gobierno y no para interpelar a una persona que forma parte de otro grupo parlamentario.
(Protestas.-Rumores.) Así es la práctica parlamentaria.



El señor PRESIDENTE: Señor Rajoy, discúlpeme.



Señor Rajoy, le tengo un profundo respeto. Por favor, vamos a concluir este debate. Por favor, termine la argumentación. Usted sabe el respeto que le tengo, pero hemos estado debatiendo una cuestión relativa a una decisión de la Mesa.



El señor RAJOY BREY: Señor presidente, la argumentación está muy clara: no se puede utilizar un turno de un grupo parlamentario que tiene que fijar posición sobre una comunicación del Gobierno para agredir a otro grupo parlamentario.
(Protestas.) Yo, con quien vengo a debatir aquí es con el presidente del Gobierno y no con el señor Llamazares o el señor Rubalcaba. (Protestas.-Rumores.) Eso es lo que quiero decirle.



Muchas gracias. (Aplausos.-El señor Duran i Lleida pide la palabra.)


El señor PRESIDENTE: Señor Duran. Le rogaría que fuera a la cuestión. Es decir, no reabramos aquí un debate que debería haber sido resuelto convenientemente en Junta de Portavoces, creo yo, porque esta Mesa no puede cambiar el resultado
de las elecciones en ningún caso.



Adelante, señor Duran.



El señor DURAN I LLEIDA: No tan sólo no voy a reabrir un debate sino que por supuesto no voy a continuar hablando de Irak, pero sí había solicitado la palabra de acuerdo con el artículo 71 del Reglamento, porque el portavoz del Grupo
Parlamentario Popular en el Congreso ha dicho que todos los portavoces habíamos insultado al Partido Popular. Ni este portavoz ni este grupo parlamentario, ni hoy ni antes, ha utilizado nunca el insulto como un instrumento de labor parlamentaria.
Uno de los muchos activos de nuestro patrimonio es precisamente el respeto y escuchar con atención, sabiendo que no todos pueden decir lo mismo.
(Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Señor presidente, habiéndose reabierto el debate, vamos a respetar a todos los grupos parlamentarios. Antes de que el Gobierno decida


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si clausura o no el debate, ¿algún otro representante quiere hacer uso de la palabra? (El señor Puigcercós i Boixassa pide la palabra.)


Señor Puigcercós.



El señor PUIGCERCÓS I BOIXASSA: Gracias, señor presidente.



El Grupo de Esquerra Republicana de Cataluña nunca ha insultado, señores del Partido Popular. (Rumores.) Lo que no se puede confundir y lo que no se puede borrar es el pasado y, además, el pasado reciente. Y menos aún se puede hacer con
lecturas muy sui generis del reglamento.



Muchas gracias, señor presidente. (El señor Llamazares Trigo pide la palabra.)


El señor PRESIDENTE: Señor Llamazares.



El señor LLAMAZARES TRIGO. Agradezco este turno de palabra. Este debate me lleva a dos conclusiones en su fase final: el recurso del método Descartes ha terminado en que nosotros tenemos una piel gruesa como los elefantes y el señor Rajoy
tiene una piel muy fina. (Risas.) Y me lleva también a otra conclusión: señores del Partido Popular, están ustedes solos a favor de la guerra. La única conclusión. Están solos a favor de la guerra. (Aplausos.-El señor Rodríguez Sánchez pide la
palabra.)


El señor PRESIDENTE: Señor Rodríguez.



El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Señor presidente, muy brevemente, porque en este caso sí que queremos dejar constancia de tres cuestiones que son plenamente objetivas. La primera, constatar que realmente hay un contraste muy grande entre el
funcionamiento de este Congreso de los Diputados en esta legislatura y en las dos anteriores. La segunda, decir que en el Grupo Parlamentario Mixto nadie intervino, y en particular quien está hablando, con ninguna referencia explícita al Partido
Popular.
Queremos dejarlo así de claro para que se vea que, en todo caso, hubo opciones variadas, legítimas todas ellas en un debate parlamentario. En tercer lugar, que deseamos ardientemente que este debate se sustancie siempre en el futuro con
la responsabilidad de un debate grave, que va a tener consecuencias posteriores y que debemos asumir todos, por lo menos, con el mínimo rigor.



Nada más y muchas gracias. (Aplausos.-El señor presidente del Gobierno pide la palabra.)


El señor PRESIDENTE: Adelante, señor presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Muchas gracias, señor presidente.



Simplemente voy a hacer una valoración y dos compromisos ante la Cámara.
La valoración consiste en agradecer muy profundamente a la mayoría de los grupos parlamentarios el apoyo que han dado de manera clara y contundente a la decisión del
Gobierno. Saben que no ha sido una decisión fácil y saben, por tanto, que este apoyo tiene para el Gobierno un alto valor. Es verdad que hemos tenido una tarde de paradojas, incluso reglamentarias, pero aquellos grupos que han tenido una
trayectoria de coherencia en la exigencia de intervención en el Parlamento de máxima información son los que se han mostrado más comprensivos y por eso quiero agradecer de una manera muy especial ese respaldo.



En segundo lugar, quiero informar a la Cámara de que el ministro de Defensa y el ministro de Asuntos Exteriores van a estar en contacto permanente, que va a haber una información fluida con todos los grupos parlamentarios al efecto de
trasladar todo el proceso, toda la operación de retorno de las tropas, todas las actuaciones que en el contexto de Irak se van a producir. Estoy seguro de que el conjunto de los grupos parlamentarios es plenamente consciente y recuerda que este
Gobierno asumió un compromiso muy claro en el debate de investidura: queremos el máximo consenso en política exterior. Vamos a trabajar por el máximo consenso en política exterior; la Comisión de Asuntos Exteriores puede ser un buen ámbito para
trabajar ese consenso. Desde luego, el consenso incluye, por supuesto, al principal partido de la oposición, que tendrá un espacio prioritario para el diálogo en busca del consenso.



Permítame, señor presidente, que no mire al Grupo Popular, no vaya a ser que al señor Zaplana le dé por pedir otra vez la palabra. (Risas.)


Muchas gracias. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Doy por concluido este debate.



Les tengo que informar de una situación de orden práctico. Les ruego que mañana, y debido a que hemos arbitrado en Junta de Portavoces un mecanismo para resolver un debate obligado, la reforma del Reglamento de la Cámara para adaptarla a
las decisiones del Gobierno en lo que concierne a las comisiones, sean puntuales. Es probable que los distintos grupos parlamentarios que han presentado opciones diferentes a la del Gobierno puedan llegar a un acuerdo y, en ese caso, el periodo de
enmiendas sería escasamente de una hora. Esto es lo que hemos convenido y espero que se respete. Así pues, les ruego que estén aquí mañana a las nueve de la mañana, porque, en el supuesto de que se produjera este acuerdo, el Pleno sería bastante
breve y tendríamos que votar. Además, hay que tener en cuenta que el primer punto del orden del día es una toma en consideración y habrá una votación bastante temprano.



Gracias, señorías, y espero no tener que hacer ninguna reunión más con un notario delante.



Se suspende la sesión.



Eran las ocho y quince minutos de la noche.



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Corrección de error.-En el 'Diario de Sesiones' número 2, correspondiente a la sesión celebrada el jueves, 15 de abril de 2004, en la intervención efectuada por el señor Puigcercós i Boixassa, se hacen las siguientes rectificaciones: En la
pagina 59, primera columna, línea 42, donde dice '... que acomplejado cedió a las fuerzas centrífugas del poder', debe decir '... que acomplejado cedió a las fuerzas centrífugas el poder'; en la misma página 59, segunda columna, línea 33, donde
dice '... de las medidas fiscales', debe decir '... de las balanzas fiscales', y en la línea 40, donde dice '... y el catalanismo se había instalado en el agravio comparativo', debe decir '... y que el catalanismo...'; en la página 60, segunda
columna, línea 28, donde dice '... artículo 4.10 del proyecto de tratado...', debe decir '... artículo IV.10...', y en la línea 36, donde dice '... mucho más minoritarias...', debe decir '...
mucho más minorizadas'; en la página 61, primera
columna, línea 20, donde dice '... la reparación de faltas y de tantas víctimas inocentes', debe decir '... la reparación de tantas y tantas víctimas inocentes', y en la segunda columna, línea 19, donde dice '... El futuro gobierno no puede estar
impasible...', debe decir '... El futuro gobierno no puede quedar impasible...'; y en la página 62, segunda columna, línea 29, donde dice 'La Junquera', debe decir 'La Jonquera'.