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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 495, de 02/03/2006
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


COMISIONES


Año 2006 VIII Legislatura Núm. 495

ASUNTOS EXTERIORES

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JOSEP ANTONI DURAN I LLEIDA

Sesión núm. 28

celebrada el jueves, 2 de marzo de 2006



ORDEN DEL DÍA:


Comparecencia del señor ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación (Moratinos Cuyaubé) para informar sobre:


-Los nuevos retos de la política exterior española en Iberoamérica. A petición propia. (Número de expediente 214/000102.) ... (Página 2)


-El estado de las relaciones entre España y Venezuela, reciente visita del Presidente del Gobierno a Venezuela y el contrato de venta de armamento militar firmado durante dicha visita. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular en el
Congreso. (Número de expediente 213/000298.) ... (Página 2)


Página 2



-La política de España respecto a Venezuela en estos momentos de tensión y crisis diplomática. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso. (Número de expediente 213/000487.) ... (Página 2)


-Las relaciones con Venezuela. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso. (Número de expediente 213/000487.) ... (Página 2)


-El análisis del Gobierno ante la nueva situación creada en Oriente Medio por la victoria del grupo terrorista 'Hamás' en las elecciones palestinas. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso.
(Número de expediente
213/000564.) ... (Página 2)


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Se abre la sesión a las cuatro de la tarde.



El señor PRESIDENTE: Si les parece oportuno a los portavoces de los diversos grupos parlamentarios vamos a unificar en un solo debate los distintos puntos del orden del día. Evidentemente, la Presidencia tendrá en cuenta, a la hora de
adjudicar los tiempos, la necesaria flexibilidad a los efectos de que en sus intervenciones puedan hacer referencia a los temas que se acumulan. Como ya saben, se acumula la petición del ministro de Asuntos Exteriores para comparecer, con el fin de
informar sobre los nuevos retos de política exterior española en Iberoamérica, con las solicitudes del Grupo Parlamentario Popular, de comparecencia del ministro de Asuntos Exteriores y de Defensa (en este caso solo el ministro de Asuntos
Exteriores) para informar de las relaciones entre España y Venezuela. También se acumula la referente a la política de España respecto a Venezuela, tensión y crisis diplomática; la del ministro de Defensa no procede porque no es el compareciente.
Finalmente, queda acumulada también, que es el segundo bloque, la solicitud del Grupo Parlamentario Popular sobre el análisis del Gobierno ante la nueva situación creada en Oriente Medio por la victoria del grupo terrorista Hamás en las elecciones
palestinas. Gracias señor ministro, y después de dar por abierta la sesión, tiene su señoría la palabra.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Empezaré por la comparecencia relativa a los nuevos retos de la política exterior española en Iberoamérica para incluir también la que concierne a Venezuela y
luego centrarme en la situación en Oriente Próximo a la luz de los resultados de las elecciones palestinas, que han dado la victoria a Hamás.



Señorías, 2006 puede ser un año decisivo para el futuro de América Latina.
A los retos heredados de la situación de Estados débiles -pobreza, desigualdad y exclusión-, se suma la situación derivada de los relevos presidenciales en una
decena de países, en una tendencia que apunta a importantes desplazamientos políticos. La resolución de estas incógnitas de manera positiva podría abrir paso a un horizonte esperanzador para la región en su conjunto, que acumula el cuarto año
consecutivo con un crecimiento económico superior al 4 por ciento de su producto interior bruto, y permitir así que los cambios sociales en curso consoliden sobre bases más profundas el sistema democrático. Estos retos y oportunidades suponen un
desafío para la política exterior de nuestro país, y para hacer frente a esta tarea sería muy necesario un consenso básico interno sobre nuestra política latinoamericana. Una vez más, reitero la disposición del Gobierno a trabajar en esa dirección
y solicito a todas las fuerzas políticas que se unan a esta oferta de consenso.



El primero de los retos heredados a que antes aludía es la pobreza y la desigualdad. En este terreno, América Latina se encuentra en una encrucijada. Las políticas de liberalización económica, conocidas como el consenso de Washington, se
han agotado sin ser capaces de reducir los escandalosos niveles de pobreza y desigualdad, que han continuado agravándose, incluso en el escenario de crecimiento de los últimos años: 5,9 por ciento en 2004 y 4,2 por ciento en 2005. América Latina
es, de acuerdo con los informes de Naciones Unidas, la región del mundo con mayor desigualdad social, en la que la brecha entre ricos y pobres es mayor.



El precio ha sido un considerable descrédito de las instituciones democráticas, que tanto costó recuperar en los años noventa. Para recuperar su legitimidad, las instituciones deben prestar servicios sociales básicos que son la garantía
material del ejercicio político de la ciudadanía. Además, estas políticas económicas han producido Estados débiles cuyas instituciones no cuentan con los medios necesarios para hacer frente a fenómenos como la corrupción, el narcotráfico y la
delincuencia organizada, que erosionan aún más el poder y la autoridad del Estado. En vista de este escenario, el reto ahora sería compatibilizar el mantenimiento de un crecimiento sólido y sostenido con avances sensibles y sustanciales en materia
de redistribución de la riqueza con reducción de la pobreza y la desigualdad. Hay que devolver fortaleza, capacidad redistributiva,


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estabilidad y credibilidad a las instituciones democráticas y mejorar su gobernabilidad.



No hay por el momento unanimidad en Iberoamérica en cuanto a la forma de enfrentar este reto y las alternativas van, desde continuar el modelo económico, ya agotado, del consenso de Washington con distintas modificaciones, hasta otras
opciones que defienden reforzar la intervención del Estado con esquemas corporativistas en la vida económica. Entre ambas opciones se sitúan vías intermedias que, sin renunciar a los equilibrios y a la estabilidad macroeconómica, buscarían dotar al
Estado de más recursos, principalmente por la vía fiscal, para poner en pie políticas sociales redistributivas mediante la inversión en sanidad, educación e infraestructuras; en definitiva, reducir la pobreza y la desigualdad al mismo tiempo que se
refuerza el compromiso ciudadano con el sistema democrático, es decir, todos deberíamos trabajar para hacer realidad las dos des: desarrollo y democracia.



El Gobierno español desea que su política latinoamericana sea parte de la respuesta que debe darse a estos retos y contribuir a resolver los principales problemas de la región que son causas potenciales de inestabilidad y que además son, en
cierto modo, las dos caras de una misma moneda: la pobreza y la desigualdad por un lado, y el descrédito y la debilidad de las instituciones democráticas, por otro. Este principio general se concretaría en las siguientes líneas de actuación.



En primer lugar, el apoyo a políticas que combinen la búsqueda del crecimiento sostenido con el mantenimiento de los equilibrios macroeconómicos, todo ello con una clara voluntad de redistribución. En segundo lugar, el apoyo al
fortalecimiento político, técnico y financiero de las instituciones del Estado democrático para que pueda dar respuesta a los retos que las sociedades latinoamericanas tienen planteados: pobreza, desigualdad, corrupción, violencia, narcotráfico,
delincuencia organizada. En tercer lugar, el fomento de la construcción de consensos, tanto en los niveles nacionales como en los regionales. Por último, en cuarto lugar, el apoyo a los procesos de integración y concertación regionales y
subregionales, intentando disuadir de iniciativas excluyentes y que tengan potencial de confrontación.



España tiene, sin duda, una considerable capacidad de influencia en la región. Sin embargo, no debemos actuar solos, sino buscando la concertación con los diferentes actores regionales y también con los actores extrarregionales con
intereses en la región. Por ello, en primer lugar, debemos mantener un diálogo bilateral intenso y permanente con todos los países de la región, pero sobre todo con aquellos que conjugan una mayor influencia en la región con una mayor cercanía a
nuestros planteamientos y que son, no por casualidad, aquellos con los que tenemos o aspiramos a tener acuerdo de asociación estratégica, es decir, Méjico, Brasil, Argentina y Chile. En segundo lugar, hemos de mantener y estamos manteniendo
consultas frecuentes con Estados Unidos sobre América Latina para establecer una relación de confianza y de cierta complementariedad, en la medida en que esto último sea posible. No hay que olvidar que los Estados Unidos siguen siendo el primer
inversor en la región y, de lejos, el primer socio comercial. Creemos que en la perspectiva latinoamericana el deseo de autonomía y de independencia no exige necesariamente confrontación y es, por el contrario, compatible con cierto nivel de
cooperación. La reciente irrupción de China en los mercados latinoamericanos debe permitirnos, a su vez, proyectar en nuestro Plan Asia parte de nuestro peso específico en América Latina. En tercer lugar, es importante estimular el interés de la
Unión Europea por América Latina y contribuir a reforzar las relaciones entre ambas regiones. En ese sentido, el Gobierno está haciendo un esfuerzo especial para que la cumbre Unión Europea-América Latina-Caribe que se celebrará en Viena en mayo
próximo se salde con un éxito. Para ello, habría que lograr avances sustantivos en la negociación de un acuerdo de asociación entre la Unión Europea y Mercosur. De esta cuestión traté con los cancilleres latinoamericanos de Mercorsur durante mi
reciente visita a esos países e informé a nuestros socios europeos en el Consejo de asuntos generales del pasado lunes. También es importante que en Viena se decida la apertura de negociaciones de acuerdos similares con América central y, si fuera
posible, con la comunidad andina. Esperamos que el Banco Europeo de Inversiones potencie, triplicando si fuera posible, los fondos que dedica al subcontinente.



En este marco general que, como digo, orienta y determina la política española en la región, quisiera hacer alusión a tres cuestiones. En primer lugar, tenemos más instrumentos que nunca para contribuir a la lucha contra la pobreza y la
desigualdad. No se trata solo de la inversión española en la región, que nuestras empresas abordan cada vez más desde la perspectiva de la responsabilidad social compartida, sino que también estamos tratando de potenciar la utilidad de las remesas
de los latinoamericanos que trabajan en España como herramientas para el desarrollo de sus pueblos de origen, y contamos con un volumen sin precedentes de recursos destinados a la ayuda oficial al desarrollo como resultado del cumplimiento de los
compromisos que el Gobierno asumió en la materia.



En segundo lugar, otra de las líneas maestras de nuestra cooperación en América Latina es el fortalecimiento de las instituciones democráticas.
La mejor manera y garantía de la supervivencia de la democracia es que los pueblos perciban su
utilidad, lo cual es imposible sin instituciones fuertes política y financieramente que den respuesta a los retos que tiene planteada la región, desde la pobreza y la desigualdad ya mencionados hasta la justicia y la seguridad. Todo ello exige
fortalecer la totalidad de los aparatos del Estado, no solo los propios del Poder Ejecutivo, sino también las instituciones legislativas y representativas y los órganos jurisdiccionales.



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En tercer lugar, la defensa de los intereses de nuestras empresas en la región es otra de nuestras líneas de actuación. Se trata de que puedan desenvolverse en un marco de seguridad jurídica y de respeto a los contratos firmados, pero ello
sin olvidar que la mejor salvaguardia de sus intereses es la prosperidad y el desarrollo del medio en que trabajan, y en este sentido, como decía hace un momento, el Gobierno se felicita de que la mayor parte de nuestras empresas sean conscientes de
su responsabilidad social en los países en que están implantadas.



Señorías, quisiera ahora referirme a algunas regiones en las que nuestra atención se concentrará en los próximos meses. Me referiré, en primer lugar, a la región andina. Como saben, en Bolivia hay un nuevo presidente desde hace unas
semanas. El presidente Morales ha sido elegido con un apoyo popular sin precedentes en la reciente historia electoral de su país. Mi Gobierno hará todo lo posible para que su experiencia de Gobierno sea lo más positiva posible y suponga un
principio de solución a los seculares problemas de desigualdad y exclusión que tenía hasta ahora Bolivia. En esa perspectiva esperamos y confiamos en que la presencia de empresas españolas en el país suponga una contribución a la superación de esos
problemas. Tenemos confianza en que el proceso que acaba de iniciarse en Bolivia permita convertir los ingentes recursos energéticos de que dispone el país en un elemento de prosperidad y estabilidad, no solo a nivel nacional sino también en el
contexto regional.



En la misma región habrá elecciones este año en Perú y Ecuador, países que, sobre todo el último, han experimentado algunos episodios de inestabilidad en los tiempos recientes. España espera que el resultado de esos procesos electorales
sean Gobiernos con la legitimidad y la fortaleza necesarias para hacer frente a sus responsabilidades, y contribuirá en la medida en que pueda a que ello sea así.



Colombia también celebrará este año elecciones presidenciales. Hoy por hoy, todo apunta a la reelección del presidente Uribe, y esperamos que la renovación de su mandato permita avances en los procesos de paz en curso o pendientes de
iniciación.



Me referiré a Venezuela al final de mi intervención, respondiendo así a las peticiones de comparecencia del Grupo Popular.



En segundo lugar, América Central. Es otro de nuestros puntos de atención preferente para los próximos meses. Ha habido o habrá próximamente relevos en las presidencias de Costa Rica y Honduras. Aunque los nuevos presidentes proceden de
la oposición no es previsible que haya cambios importantes en la orientación política o económica de ambos países. Sí podría haberlos, en cambio, en Nicaragua, donde el Frente Sandinista podría volver al poder e imprimir un cambio a la política del
país.
También en América Central nuestro objetivo es contribuir a que los procesos electorales se traduzcan en Gobiernos legítimos y fuertes que puedan hacer frente a los retos que tiene planteados la región.



Con Cuba intentaremos que la interlocución recuperada en los últimos meses nos permita impulsar nuestras relaciones bilaterales, y se logren avances en los derechos humanos y contribuir al mismo tiempo a la profundización del proceso de
democratización.



Quisiera señalar, por último, y sin pretender agotar el catálogo de nuestras prioridades, que continuaremos fortaleciendo nuestra relación especial con los países con los que tenemos o aspiramos a tener una relación estratégica, y que no son
otros que Méjico, Brasil, Argentina y Chile. Concretamente estamos avanzando en la negociación de los correspondientes acuerdos, ya firmados, con Argentina, y en vísperas de firmar con Chile.



Quisiera hacer una mención separada a las cumbres Iberoamericanas y a la recientemente creada Secretaría General Iberoamericana. Como saben, es esta una vieja aspiración española que por fin hemos conseguido poner en marcha en Salamanca y a
la que aspiramos a dar todo nuestro respaldo.
Desde nuestro punto de vista, la secretaría general debería cumplir, aparte de desarrollar la agenda aprobada en la Cumbre de Salamanca y, en particular, la celebración del Gran Encuentro sobre
Migración, tres objetivos básicos. En primer lugar, fortalecer la relación que en todos los órdenes existe ya entre los países de la península Ibérica y América Latina, extendiendo y haciendo más denso el llamado tejido iberoamericano, ese espacio
iberoamericano al que todos aspiramos. En segundo lugar, desarrollar los mecanismos de concertación política de modo que Iberoamérica pueda hablar con una sola voz en aquellos temas de la agenda internacional en que sea posible identificar
posiciones comunes. En tercer lugar, mejorar la cohesión social a través de programas y proyectos relacionados con la conversión de deuda en educación y en sectores sociales.



Señorías, como les anunciaba al tratar de Mercosur, si es necesario, me detendré en el turno de réplica para hablarles sobre el contenido de mi última gira, puesto que ya he dado cuenta de ella ante el Pleno del Congreso. En todo caso, les
señalaré que esta gira resume perfectamente algunas de nuestras prioridades: la construcción de una comunidad iberoamericana; impulsar los procesos de integración y la relación de estos con la Unión Europea; concertar con actores regionales para
abordar conjuntamente los retos de la región; y defender y promover los intereses de España en toda la zona.



Por último, señorías, quiero referirme a Venezuela. Este país es un actor fundamental con una gran capacidad de acción y de influencia en el conjunto de América Latina. La política del Gobierno español hacia Venezuela ha venido defendiendo
la conveniencia de trabajar y de no aislar al presidente Chávez, lo cual no significa no poder mostrar preocupación por determinados temas como la vigencia de los derechos fundamentales


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que, entre otras cuestiones, afecta a los procesos electorales o la plena libertad de prensa y la necesidad de que se eliminen mecanismos que puedan constreñir el libre juego de ciertos actores de la sociedad civil.
El diálogo ha de ser la
mejor forma de contribuir a que la institucionalidad venezolana se fortalezca. Conviene reiterar una vez más que el presidente venezolano ha sido democráticamente elegido por los ciudadanos venezolanos. Ahora bien, en consonancia con las
preocupaciones antes expresadas, España entiende que, entre otras cosas, la democracia exige que se produzca la necesaria dialéctica poder-oposición, estando el Gobierno venezolano obligado, desde su posición de preeminencia, a abrir y fomentar
espacios de diálogo con el resto de los actores políticos y sociales venezolanos, y la oposición a legitimar sus posiciones políticas en las urnas. El Gobierno español mantiene cauces fluidos de diálogo con la oposición venezolana. Evidente
muestra de ello fue la visita que el presidente del Gobierno español realizó a Venezuela a finales de marzo de 2005, donde se entrevistó con representantes de todos los partidos políticos y de la sociedad civil. Creemos que la oposición venezolana
también debería realizar una aportación más constructiva a la actual coyuntura política, en sintonía con las inquietudes y preocupaciones que la sociedad venezolana vive. Entendemos que las líneas maestras de nuestra política hacia Venezuela son
compartidas por los demás socios comunitarios. Acordamos la presencia de una misión de observación electoral de la Unión Europea en las elecciones parlamentarias de diciembre. Tenemos la intención de que haya una misión de observación electoral de
la Unión en los comicios presidenciales de diciembre. Pero, por otro lado, también señalamos que la anterior Presidencia británica fomentó un consenso en el seno de la Unión Europea, al que España se sumó, que ha determinado la presencia de
representantes diplomáticos europeos en las sesiones del juicio contra los dirigentes de la organización venezolana de derechos civiles: Súmate, que ahora está teniendo lugar.



A continuación me referiré a la denominada venta de material militar a Venezuela. Durante la visita a Venezuela del presidente del Gobierno, en marzo de 2005, se firmaron dos protocolos, uno de ellos suscrito por los ministros de Defensa
español y venezolano y otro firmado por el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación y por el titular venezolano de Energía y Minas. El primero de los protocolos citados incluía la adquisición por Venezuela de cuatro patrulleros oceánicos,
cuatro buques de vigilancia del litoral, diez aviones de transporte medio C-295 y dos aviones de vigilancia marítima CN-235. El segundo protocolo recogía la compra por Venezuela de dos buques asfalteros y un buque tipo Panamax, así como la
reparación en astilleros españoles de buques pertenecientes a la división marítima de la empresa venezolana Pdvsa. La razón de esta venta, como señalé anteriormente en el Parlamento, es que se trata de material susceptible de uso civil e incluso
humanitario. El material será de gran utilidad para el control de aguas territoriales y fronteras selváticas y para la lucha contra el narcotráfico. Los buques y aeronaves vendidos no afectan en absoluto al equilibrio estratégico regional ni a la
paridad militar entre Venezuela y Colombia porque, por sus características, su capacidad ofensiva es muy reducida. El Gobierno español ha procurado impulsar una operación que, además, resulta de gran interés para empresas de nuestro país, alguna de
las cuales está atravesando una situación de especial dificultad. Por estas razones, España no ha compartido la decisión del Gobierno de Estados Unidos de no autorizar el empleo de componentes norteamericanos en los aviones objeto de contrato. En
todo caso, se ha de señalar que corresponde a las empresas afectadas la ejecución de los contratos por ellas suscritos y, en consecuencia, la toma de decisiones referidas a ellos. El Gobierno desearía que estos contratos llegasen a buen término, y
haremos lo que esté en nuestras manos para que así sea. Señoría, no me quiero extender más porque todavía tenemos los turnos de réplica y un segundo punto en el orden del día.



Si me lo permiten, paso ahora a abordar el análisis del Gobierno ante la nueva situación creada en Oriente Medio por la victoria del grupo terrorista Hamás en las elecciones palestinas. Como indica el título de la comparecencia, la victoria
de Hamás en las elecciones legislativas palestinas el pasado 25 de enero configura un nuevo contexto político en la región. La campaña electoral se desarrolló con normalidad y sin incidentes destacables a pesar de las complejas y difíciles
circunstancias que existían en los territorios. La comisión electoral central se comportó, a juicio de todos los observadores, con gran profesionalidad, y observó una exquisita neutralidad. Por lo tanto, las elecciones deben considerarse como
suficientemente libres y democráticas, lo que proporciona una indudable legitimidad a sus resultados. Así lo reconoció el Gobierno español, y esta fue también la conclusión de la misión parlamentaria de observación electoral en la que participaron
varias de sus señorías. Los días inmediatamente previos me trasladé a la región, donde mantuve contactos con numerosas autoridades y candidatos palestinos. La impresión general que obtuve durante esos encuentros es que Hamás iba a tener un
importante respaldo popular. En cuanto a Al Fatah, prácticamente todos mis interlocutores creían, al igual que los sondeos publicados, que esta formación superaría en votos y escaños a Hamás en un desenlace electoral muy ajustado. Como SS.SS.
saben, las elecciones dieron finalmente la victoria a la plataforma Cambio y Reforma, nombre bajo el que se presentaba el movimiento Hamás.
Consiguieron 74 diputados de un total de 132, es decir, la mayoría absoluta del consejo legislativo
palestino. Sin embargo, es preciso aclarar que Hamás se había visto muy beneficiado por el sistema electoral, ya que su victoria se basó en la obtención de numerosas mayorías relativas en las listas por circunscripciones, mientras


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que en la lista nacional -más representativa del voto conjunto de los palestinos- aventajó a Al Fatah en un solo diputado. Ahora bien, aunque Hamás ha obtenido una amplia mayoría de escaños, no ha alcanzado la de dos tercios, que sería
necesaria, entre otras cosas, para modificar los poderes presidenciales y, por lo tanto, el difícil equilibrio entre las facultades y competencias respectivas del presidente de la Autoridad Nacional Palestina y el Gobierno. Con esta configuración
del consejo legislativo, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina podrá devolver cualquier legislación aprobada por el Parlamento, que deberá ser entonces aprobado por mayoría de dos tercios. Se puede decir, por lo tanto, que Al Fatah ha
conseguido una minoría de bloqueo al haber alcanzado un tercio de los diputados. Es preciso asimismo señalar que la complejidad de la sociedad palestina no se agota con la representación obtenida por Hamás y Al Fatah en el nuevo consejo
legislativo. Cabe destacar, por su carácter laico y moderado y una buena relación con el mundo occidental, las formaciones Palestina Independiente y Tercera Vía, que, aun siendo partidos minoritarios, alcanzan poco más del 5 por ciento de
representación y cuentan con cierto respaldo social. A posteriori cabe señalar que los factores que han llevado a la victoria a Hamás son múltiples, tanto de carácter interno como externo. Ha habido sin duda un fuerte voto de castigo a Al Fatah
por sus divisiones, por no haber dado una imagen fuerte contra la corrupción y por su incapacidad para asegurar el orden público en los territorios. Por su parte Hamás ha sabido utilizar en su proyecto político la frustración de los palestinos por
la falta de resultados y avances concretos en el proceso de paz. Incluso un hecho tan positivo como el desenganche de Gaza no ha podido ser capitalizado electoralmente por Al Fatah ni por los partidos llamados laicos debido a su carácter
unilateral. Es bien sabido, por lo demás, que buena parte de la popularidad de Hamás se debe a la amplia red de servicios sociales básicos que ha desplegado en los territorios, llegando a menudo allí donde no llegaba la Autoridad Nacional
Palestina. Sea como fuere, no parece que el voto popular a favor de Hamás sea un voto ideologizado, como lo prueba el hecho de que haya recibido muchos votos de la minoría cristiana. Independientemente de estos elementos que la explican, la
victoria de Hamás, aun siendo plenamente legal y democrática, debe ser valorada en el ya de por sí inestable escenario de Oriente Próximo.



Hamás es un movimiento que figura en la lista europea de organizaciones terroristas porque ha torpedeado el proceso de paz mediante el recurso a la violencia y al terror, obstaculizando el buen funcionamiento de las instituciones palestinas
derivadas de los acuerdos de Oslo. Por lo tanto, su prevista asunción de la jefatura del Gobierno palestino ha abierto una clase de interrogantes y sombras sobre el futuro del proceso de paz. Con todo, este análisis no sería completo si no
dejáramos constancia de la evolución de Hamás en los últimos tiempos hacia posiciones más pragmáticas. Así, Hamás se comprometió hace un año a aceptar la tregua que le reclamaba el presidente Abu Mazen, y ha cumplido hasta cierto punto este
compromiso. El hecho mismo de que Hamás, superando sus reservas iniciales, participase en las instituciones políticas palestinas nacidas de los acuerdos de Oslo es un dato positivo que abre la esperanza de que Hamás llegue a evolucionar hacia
posiciones políticas y de renuncia a la violencia como en su día hizo la OLP. No obstante, esta expectativa será determinante para la decisión tanto de la ANP como de la comunidad internacional de aceptar o no aceptar la participación de Hamás en
el futuro político de Oriente Próximo. Por otra parte, la campaña electoral de Hamás en estas elecciones ha tenido un carácter pragmático, y Hamás quiere -y al parecer así lo expone- ser reconocido y aceptado por la comunidad internacional como un
movimiento político. Frente a estos hechos que apuntan a una cierta o eventual evolución de Hamás, hay que recordar que Hamás mantiene inalterada su carta fundacional, que consagra el método de la lucha armada y no reconoce al Estado de Israel.
Sus dirigentes han declarado públicamente que, de momento, no piensan reconocer a Israel. Se trata de una posición política totalmente incompatible con la hoja de ruta, que prevé un camino pacífico hacia la solución de los dos Estados. Tanto
España como la Unión Europea y la comunidad internacional miran con ojos atentos la posible y necesaria evolución de Hamás. Lo han hecho estableciendo tres condiciones básicas que Hamás debería cumplir para así poder obtener el reconocimiento
internacional. La primera, rechazar la violencia; la segunda, reconocer a Israel; y la tercera, aceptar los acuerdos y obligaciones previos firmados entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina, incluida la hoja de ruta. Este mensaje firme
forma parte de las conclusiones de los dos últimos consejos de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores de la Unión Europea. Es imprescindible que Hamás entienda que la comunidad internacional estaba unida en sus posiciones con un mensaje claro y
firme; al mismo tiempo, debemos considerar y atender a la cuestión fundamental de la ayuda al pueblo y a las instituciones palestinas. La línea roja de la Unión Europea es evitar que esta ayuda pueda ser desviada hacia actividades violentas o
contrarias a los fines del proceso de paz. Yo mismo he defendido en el último Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea, que tuvo lugar el pasado lunes, que ahora que hay un gobierno transitorio se debería hacer efectiva toda ayuda
comunitaria pendiente. Desde luego, el Gobierno español ha atendido a todos los compromisos en este campo. El pueblo palestino, cuyas enormes necesidades se mantienen intactas, no puede ser castigado colectivamente por el resultado de una elección
democrática. A poco menos de un mes de unas elecciones israelíes, que pueden ser fundamentales para el proceso de paz, y sin conocer aún ni la composición del futuro Gobierno palestino ni su programa, es obvio que


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la posición española y europea debe considerarse provisional. En todo caso, puedo garantizarles que el Gobierno español no ha tenido ni tendrá contactos con Hamás mientras persista su inclusión en la lista de organizaciones terroristas.



Señorías, confío en que mis palabras habrán ayudado a explicar la situación actual. Nos encontramos en una situación de transición hasta la celebración de las elecciones israelíes el 28 de marzo y la constitución del nuevo Gobierno
palestino y, una vez transcurridos estos dos elementos, nos permitirán con mayor conocimiento de causa definir con mayor concreción nuestra política. Puedo asegurarles que continuaremos trabajando con el mismo compromiso de siempre, a favor del
proceso de paz, con el objetivo de que el Estado de Israel y un Estado palestino viable puedan convivir en un futuro, ojalá próximo, en paz y dignidad, bajo fronteras seguras y definitivas.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, el señor Gustavo de Arístegui.



El señor DE ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: Muchas gracias, señor ministro, por su comparecencia.



Tenemos relativamente poco tiempo para tratar muchísimos temas enormemente complejos. No le oculto la enorme preocupación de mi grupo y de mi partido político por la situación en América Latina. Hemos podido comprobar en los últimos meses
cómo algunas de las previsiones y de las predicciones que mi grupo y el Partido Popular hacían se han ido cumpliendo lamentablemente. Nos habría gustado mucho -créame, señor ministro, se lo digo con sinceridad- que no hubiese sido así. Me habría
encantado que aquellos que dicen que hemos sido exagerados o apocalípticos hubiesen tenido razón. No somos los heraldos del Apocalipsis, no tenemos ningún interés especial en que las cosas vayan mal, nos gustaría que fueran mejor.



Se ha producido el auge del populismo en América Latina, lo que nosotros llamamos el populismo neoindigenista supuestamente no alineado. No tiene ideología, no es de izquierdas, no es más que un sistema que pretende el poder por el poder y,
una vez logrado, perpetuarse en él a toda costa. Es un instrumento del populismo más rancio, un instrumento de propaganda, de engaño, de manipulación e incluso de la mentira. Sus características esenciales coinciden en muchas cuestiones con una
creciente alianza antisistema, con un antioccidentalismo, con un antieuropeísmo, con una mercadofobia que tiene una venta fácil, popular, y que muchas veces cuenta con adeptos que escuchan esos cantos de sirena con mucha facilidad.



Voy a coincidir, sin que sirva de precedente, señor ministro, con algunos de sus análisis.



Los problemas del continente son bien conocidos, pero no son culpa de la democracia -como dice el populismo-, no son culpa del sistema democrático, ni siquiera de los partidos tradicionales, a quienes quieren culpar con demasiada frecuencia.
Es evidente que América Latina tiene un problema de pobreza -nadie lo duda-, de exclusión y de marginalidad.
Decía usted bien que tenía el problema más grave del mundo de desigualdad, de crisis sociales -que no se mencionan-, de una sociedad
desestructurada, desvertebrada. Una crisis política que, a mi juicio, no se ha analizado con suficiente profundidad. Una crisis política que ha puesto en duda la credibilidad de la clase política, porque ha habido casos de gravísima corrupción.
La falta de credibilidad de esa clase política ha propiciado la falta de credibilidad y la puesta en cuestión de los partidos políticos tradicionales, y a veces también la de los nuevos. Por último, eso ha derivado en la falta de credibilidad del
sistema democrático en su conjunto. Usted ha mencionado la falta de fortaleza de las instituciones democráticas y de la consolidación del sistema. Hemos vivido una primavera democrática corta en América Latina; apenas han sido los años noventa y
principios del siglo xxi. Frente a la incertidumbre política, social y económica, se ha ido adueñando de esa región también la inseguridad jurídica, la imprevisibilidad jurídica, la falta de un Estado de derecho suficientemente fuerte, y a veces la
duda de sí existe o no el imperio de la ley.



Usted ha mencionado los consensos de Washington. Ese es un debate casi clásico en esta Comisión, incluso en esta sala. Desde estas filas hemos sido los primeros -lo que ha sorprendido quizá en algunos sectores- en criticar la ausencia de
resultados reales en la microeconomía de los consensos de Washington. Es evidente que los consensos de Washington lograron resultados impresionantes -incluso en el ámbito macroeconómico-, pero eso no llegó a penetrar ni llegó a favorecer a los
sectores menos favorecidos, a los sectores marginales y más pobres de las sociedades de Latinoamérica. En muchos casos se debía a la mala ejecución de los gobiernos, en otros a la corrupción, a la falta de transparencia, a la insuficiente
responsabilidad legal, política e incluso institucional de quienes ejecutaban esas políticas. En otros casos era simple y llanamente la ausencia, la inexistencia o, si existían, la no aplicación de políticas sociales. La incapacidad de esos
gobiernos para traducir la bonanza económica en bonanza general está en la base de muchos de los problemas que hoy analizamos. Entre las consecuencias está el incremento real de la pobreza. Algunos de aquellos que dicen ser los paladines de los
pobres han logrado cosas insólitas en los últimos años en América, como es el incremento en sus países del nivel de la pobreza, por ejemplo, en Venezuela, que ha pasado de tener alrededor de un 30 y tantos por ciento de índice de pobreza a casi el
50 por ciento en los años de gobierno de Hugo Chávez Frías. Con estos mimbres terribles nos cabe hacer una comparación. Hay una democracia ejemplar en América Latina que derrotó ejemplarmente a una brutal dictadura: Chile. En tiempos


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del dictador Augusto Pinochet más del 40 por ciento de los chilenos -lo hemos dicho más de una vez en esta sala- vivía bajo el umbral de la pobreza; hoy es apenas el 15 por ciento. No es verdad que las dictaduras sean más eficaces en la
gestión de la riqueza y de la prosperidad de las naciones, es todo lo contrario. La democracia, la libertad es el motor más eficaz de la prosperidad. Por eso nosotros queremos denunciar aquí, una vez más, la injerencia grave del chavismo en
diferentes procesos electorales que se están produciendo en América Latina. Vamos a agradecer públicamente el apoyo que el Gobierno ha dado a la bienintencionada aparición del ex presidente del Gobierno Aznar en la campaña mexicana, que es más una
precampaña que una campaña. Nos parece mucho más grave y tendría que ser más motivo de polémica que la aparición de un líder de un partido democrático para apoyar a otro partido democrático que pertenece a la misma internacional que la de mi
partido, la IDC y la OTCA, tenía que ser mucho más escandaloso y más motivo de polémica, controversia y debate, repito, la exportación del sistema bolivariano, la exportación de la inestabilidad bolivariana, la exportación de petrodólares
venezolanos para financiar campañas de los candidatos más radicales y más inciertos.
Nosotros le vamos a mencionar algunos -usted ha mencionado algunos casos-: Ollanta Humala en Perú; ya ha ganado Evo Morales, que partía en quinto lugar antes de
que llegaran los petrodólares venezolanos; el Partido Pachacutic está muy lejos de los primeros puestos en Ecuador, evidentemente; la purga de los elementos más moderados y socialdemócratas, como usted, en el seno del Frente Farabundo Martí de
Liberación Nacional en El Salvador, quedando solo los más radicales.
(Rumores.) Soy un representante de la democracia y del pueblo español, como ustedes, y podré dar mi opinión, si no les parece mal.



El señor PRESIDENTE: Por supuesto, y les ruego que no hagan intervenciones.



El señor DE ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: Lo mismo ocurre en el Frente Sandinista de Liberación Nacional, en el que ha habido una purga de los elementos más moderados.



Hablaba usted de Bolivia. Nosotros queremos manifestar aquí, pública y solemnemente, nuestro más escrupuloso respeto a la elección del pueblo boliviano. No vamos a poner en cuestión su elección. Es evidente que ha sido elegido
democráticamente el señor Evo Morales y su partido o movimiento, el MAS. Sin embargo, nos preocupan sus primeras declaraciones y algunas de sus primeras decisiones. Algunas han afectado seriamente a intereses españoles, como usted sabe mejor que
yo. Ha visto usted en algún noticiero de carácter regional en América Latina actitudes que si cualquier otro político de cualquier otra democracia del mundo hubiese tenido la desfachatez de hacer habría caído en desgracia al segundo siguiente, como
por ejemplo cuestionar una pregunta de un periodista, levantarse, tirar el micrófono y marcharse en medio de una entrevista en directo, como la que mantuvo el señor Morales con Globovisión. Dice seguir la influencia del señor Castro, notable
dictador de los pocos que quedan de su signo político, y seguir la influencia de Hugo Chávez Frías, que dirige hoy un Gobierno en clara deriva totalitaria. Por lo tanto, creemos que algunas manifestaciones de apoyo a quien era un candidato y no un
presidente electo fueron imprudentes. Es lo mejor que podemos decir. Creemos de verdad que cuando alguien ha sido elegido y ya es presidente electo, ya es presidente electo y como tal tiene que ser tratado con ese respeto. (Rumores.) Veo que las
palabras causan cierta sorpresa en la bancada de enfrente, a pesar de la poca asistencia esta tarde aquí en el Congreso, pero sólo pido respeto. Si no son capaces siquiera de leer los periódicos y de entender la evidencia de las cosas, no es el
problema de este grupo parlamentario. En cualquier caso, nosotros le pedimos a usted y a su Gobierno, señor ministro, mayor apoyo y mayor implicación en la defensa de los intereses de las empresas españolas y de los españoles. Hay casi 300.000
millones de euros -desde luego mucho más de 200.000 millones de euros- de inversión directa española en ese continente. No es una cuestión baladí.



En cuanto a Venezuela, que es el objeto de muchas de nuestras peticiones de comparecencia, nosotros creemos que la actitud y la política del Gobierno es una profunda y grave equivocación, y lo es por muchas razones, porque ustedes mantienen
una contradicción que no se acaba de entender, incluso algunos de sus socios tampoco entienden -deje que se lo diga- su apoyo acrítico hacia Venezuela y sus posiciones mucho más moderadas y equilibradas hacia la situación en Colombia. ¿Por qué no
equilibrar sus políticas en uno y otro sentido? ¿Por qué no? Tienen ustedes el camino marcado, lo hacen en un lado y no lo hacen en otro. La historia reciente de Venezuela nos enseña muchas cosas, algunas muy preocupantes. Es verdad que
fracasaron los partidos tradicionales, es verdad que algunos de su sector ideológico han estado manchados por el descrédito, muchas veces, casi siempre... (El señor Estrella Pedrola pronuncia palabras que no se perciben.)


El señor PRESIDENTE: Por favor, les ruego que no se interrumpan, después tendrán su turno.



El señor DE ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: Han sido injustamente tratados y se les ha considerado responsables de la crisis política venezolana. Y yo, que no estoy en su sector ideológico, diré que es injusto. Me refiero al MAS (Movimiento al
Socialismo) de Teodoro Petkoff, y me refiero también a Acción Democrática. No todos los adecos eran corruptos, me parece que es de justicia decirlo. Lo mismo ocurre con Copey, que está en mi sector ideológico. Por eso hemos abogado públicamente
por una concertación a la chilena, por una


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reorganización de las fuerzas del centro izquierda y el centro derecha para vencer democráticamente a lo que es una deriva totalitaria del régimen chavista. Ustedes no tienen un paralelismo ideológico con el chavismo, lo tienen con partidos
que están en la oposición, por eso les pedimos que reflexionen a ese respecto.



Cuando recientemente Alfredo Keller y Asociados, una prestigiosa empresa de encuestas, realizó un estudio muy interesante sobre el chavismo que les invito a que lean, se comprobó que chavismo recalcitrante en Venezuela solo es el 6 por
ciento, y una parte fundamental de quienes votan por el chavismo son lo que Alfredo Keller y Asociados, en su excelente estudio, califica de chavismo burocrático, y ese chavismo burocrático, que es mayoritario en el seno de los votantes del
chavismo, está clamando por una legitimidad democrática. Difícilmente se puede hablar de legitimidad democrática cuando en las últimas elecciones legislativas se produjo un 75 por ciento de abstención. En cualquier caso, se ha producido esa
corrupción, ese divorcio de los políticos venezolanos con los más necesitados, se ha producido esa generalización injusta, pero hay un problema de percepción en la política exterior española en América Latina, en Venezuela y en la opinión pública de
América Latina. Piensan que ustedes apoyan al chavismo y con ello al populismo indigenista. Ven las noticias, ven sus gestos de amistad y proximidad con ese régimen y da la impresión de que ustedes están dando su apoyo incondicional. No mantienen
un diálogo exigente y firme como usted dice que mantienen. No. Si así fuera estaríamos hablando de otras cosas.



Hay temas preocupantes en Venezuela, se lo vamos a reconocer: la estructuración mínima inexistente de la oposición, la división en el campo del centro derecha y el centro izquierda, las exageraciones de quienes no creen en la democracia,
los intentos golpistas, absolutamente condenables, la ocupación de fincas de ciudadanos españoles en el Estado de Yaracuy -muchos de los cuales son de origen canario y sobre cuyos intereses poco o nada se ha dicho-; el mantenimiento de la actividad
de ETA en Venezuela -creo que es importante que se subraye eso-. (La señora Blanco Terán: ¿Cómo?) Sí, existen etarras en Venezuela que no han sido entregados a España por mucho que la bancada de enfrente se empeñe en ignorarlo. Y después el
artículo del embajador Morodo sobre Venezuela, que es absolutamente incompatible con su estatuto de embajador de España en ese país, titulado: Hacia una democracia avanzada, publicado en El País y en el diario El Nacional, de Venezuela. No vamos a
pedir que ustedes lo cesen, porque entonces termina la legislatura en Venezuela, pero es absolutamente inaceptable ese comportamiento, una injerencia que ha sido denunciada por todos los medios de comunicación, incluidos los columnistas del
periódico venezolano en el que se publicó su artículo. Es incalificable el contenido del mismo, porque no hay nadie en el mundo que pueda decir que Venezuela, hoy, realmente sea una democracia avanzada.
Seguramente ha visto usted, como todos
nosotros, las noticias preocupantes en la prensa española sobre la llegada a nuestro país de terroristas pertenecientes al FARC provistos de documentación falsa venezolana. Eso nos levanta toda clase de dudas y de preocupaciones.



En cuanto a las armas, que es una de las cuestiones sobre las que nosotros hemos pedido la comparecencia del ministro -de los dos ministros de hecho-, ustedes siguen diciendo que son material de transporte y patrulleras de altura. Son
patrulleras que tienen decenas de metros de eslora, que tienen decenas de personas de dotación, que sí pueden alterar seriamente el equilibrio estratégico de la región -usted lo sabe y yo también-, y decir que los aviones de transporte no tienen la
capacidad ofensiva es desconocer que pueden transportar tropas paracaidistas. ¿O acaso vamos a olvidar que se acaban de crear dos fuerzas en Venezuela? Dos, la Guardia Territorial y la Reserva, que van a llegar a un número de 2.500.000 efectivos
que van a estar armados y que responden solo ante el presidente de la República. ¿Vamos a ignorar también la compra de cien mil fusiles de asalto kalashnikov? ¿O el hecho de que hay conversaciones entre el Gobierno de Venezuela y el Gobierno de
Corea del Norte para comprar el material y la maquinaria necesarios para producir más de un millón de fusiles de asalto kalashnikov? ¿Eso no causa preocupación en el Gobierno de España? Debería ser verdaderamente motivo de preocupación. En cuanto
al contrato de CASA ustedes dicen que tiene solo una motivación comercial y económica. Pues explíquenme, por favor, si los estadounidenses niegan el permiso para incluir la biónica y los elementos americanos los propios directivos de CASA dicen que
ese contrato deja de tener interés comercial, ¿por qué siguen ustedes diciendo que es una operación puramente comercial, cuando es evidente que si deja de tener interés comercial es un gesto político hacia un gobierno, y si no, por qué el ministro
de Defensa estaba bendiciendo la firma de un contrato entre una empresa privada y un gobierno comprador? Va a haber muchos procesos electorales en América Latina, usted lo ha dicho, y van a ser contaminados con los petrodólares del chavismo
Ecuador, Perú, Colombia, El Salvador, Nicaragua y muchos otros. En el Frente Sandinista de Liberación Nacional todavía no se ha decidido quién va a ser el candidato. Hay un candidato más radical, el señor Ortega, y uno socialdemócrata, próximo a
ustedes, no a nosotros, don Alejandro Martínez Cuenca. ¿Qué ocurrirá? Los petrodólares de Chávez van a decidir.



Respecto a Cuba, señor ministro, puesto que es una comparecencia sobre América Latina, le recuerdo que la posición del Gobierno de España ha sido derrotada claramente en el Parlamento Europeo. Se ha dicho allí que su política ha fracasado.
Nos gustaría un comentario a ese respecto, porque es evidente que lo que ustedes


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decían o denominaban una interlocución para intentar mover las cosas no ha llevado a ninguna parte.



Pasamos a la cuestión de Hamás. Aquí tenemos más puntos de coincidencia con ustedes. Hay que analizar las razones de la victoria de Hamás, estamos de acuerdo con usted. Se ha producido un voto de castigo. Los propios dirigentes de Hamás
dicen que solo un tercio de los palestinos son adeptos a Hamás, y sin embargo han tenido cerca de un 50 por ciento del voto. Se puede decir que casi un 20 por ciento es voto de castigo puro. ¿Y por qué? Por la ineficacia del Gobierno anterior,
por los casos de corrupción graves que se han producido en el Gobierno anterior, por la falta de renovación generacional que se ha producido en los cuadros políticos palestinos y, desde luego, creánme, por la falta de avances sustanciales y
necesarios en el proceso de paz. ¿Tiene dos almas Hamás? No lo sabemos. Lo dudamos, porque es la primera vez que un grupo terrorista, según está declarado por la Unión Europea, gana las elecciones con mayoría absoluta de los escaños sin renunciar
al terrorismo, sin renunciar a la destrucción del Estado de Israel y sin renunciar al cuestionamiento del proceso de paz. Y eso es muy grave. La firmeza de Europa tiene que ser unánime. No podemos dar un paso atrás aquí y tenemos que mostrarle a
Hamás y sobre todo estimular a los elementos menos radicales que puede haber en Hamás que si cambian habrá una respuesta en Europa, pero solo si cambian, no si permanecen inmutables en sus principios de violencia y de terror.



Hay algunas noticias esperanzadoras: el divorcio que los analistas vaticinan entre Hamás y Al Qaeda. Sabíamos que Al Qaeda estaba cortejando a Hamás para integrarlo en el Frente Islámico Mundial, una de las redes de Al Qaeda que fue
formalizada el 23 de febrero de 1998, bajo los auspicios del mismísimo Bin Laden y de Eiman al Sawahiri. Hoy Hamás ha sido acusado por Al Qaeda de corrupto, de haberse vendido a los procesos electorales porque no cree en la democracia de ningún
tipo. Esa es buena noticia. Cuando uno estudia las encuestas de la Universidad de Birzeit se da cuenta de una cosa importante: que el apoyo de muchos de quienes dicen ser partidarios de Hamás, incluso aquellos que no son votantes de castigo de
Hamás, si se desglosa el proyecto de Hamás en diferentes preguntas y cuestiones, es infinitamente menor que el apoyo que ha obtenido Hamás en las elecciones. Eso es un toque de atención muy serio a Hamás. Tiene que reconocer que ese voto no es
enteramente suyo. Por eso creemos que tenemos que impulsar y fomentar el rechazo a la violencia, eso que usted mismo ha dicho, esos puntos de la Unión Europea que apoyamos plenamente -lo decimos con toda claridad-: rechazo a la violencia,
reconocimiento del Estado de Israel, reconocer los acuerdos previos firmados por la anterior autoridad palestina y aceptar, cosa que no se ha dicho y creemos que es importante, el marco y la legitimidad del proceso de paz.
Demasiado está en juego.
Creemos que en eso que usted ha dicho -y se lo vamos a reconocer aquí, no nos duelen prendas; cuando tenemos que criticar, criticamos, y cuando tenemos que reconocer, reconocemos- en la línea roja que usted ha marcado: que no podemos aceptar bajo
ningún concepto que el dinero de los contribuyentes europeos acabe derivando en la ayuda a actividades terroristas. Ahí estaremos siempre nosotros. Puede contar con mi grupo.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el portavoz del Grupo Parlamentario de Coalición Canaria, don Luis Mardones.



El señor MARDONES SEVILLA: Quiero expresar mi saludo cordial de bienvenida al ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, señor Moratinos, y agradecerle la información que nos ha facilitado. Voy a comenzar por la segunda parte, la
referente a Hamás y a Palestina. Desde Coalición Canaria coincidimos con la línea de prudente seguimiento de todos los acontecimientos de cooperación, como la visita del señor ministro días antes de las elecciones, y con que toda esa relación se
enmarque con una política de la Unión Europea, sobre todo la ayuda económica. Mi grupo mantiene el mismo principio de garantizar y no cortar esa ayuda, pero con las garantías fundamentales y evitando que haya derroche. No olvidemos, por ejemplo,
las fuertes inversiones que hicieron empresas españolas en su día cuando se construyó el aeropuerto en la zona palestina que después el ejército israelí arrasó completamente cuando acosaba al líder Arafat.
Se hizo con dinero de la Unión Europea y
las empresas españolas estaban trabajando allí. Hay que exigirles también a los israelíes que la Unión Europea pueda realizar inversiones en infraestructuras y que no sean desviadas esas inversiones hacia actividades contrarias a la paz, a la
armonía y al desarrollo del Estado palestino. Debe mantenerse también la línea de cooperación que están desarrollando en la zona de Gaza agentes de la Guardia Civil o policiales. Es necesaria una garantía técnica y funcionarial de los servicios de
seguridad de control de fronteras, en la que tiene gran experiencia el Cuerpo de la Guardia Civil o el Cuerpo Nacional de Policía, asegurando, como ha dicho el señor ministro, el control de las ayudas que realiza la Unión Europea.



Paso a la primera parte de su exposición, porque comprenderá el señor ministro que en Canarias hay una gran sensibilidad respecto a la política latinoamericana, hispanoamericana o iberoamericana. El señor ministro pudo percibirlo el año
pasado en la reunión de embajadores del continente africano celebrada en Canarias. Mi grupo quiere dejar constancia, señor ministro, de que quiere participar en el consenso que nos acaba de anunciar en cuanto al diseño de una política común entre
las fuerzas políticas españolas en esta Cámara respecto a Iberoamérica. Es imprescindible que España se una con todas las instituciones de cooperación iberoamericana y con nuestro secretariado. Los acuerdos que hubo en


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Salamanca nos parecen positivos, pero hay que desarrollarlos para que se perciba desde Iberoamérica una gran prospección. Todos los recursos humanos y presupuestarios que tiene el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación debe
usarlos para proyectar su imagen, porque lo que se haga después hay que venderlo ante la opinión pública. Estamos en una sociedad mediática y los países iberoamericanos tienen que percibir que, junto a la política común con la Unión Europea, España
tiene una política singular para Iberoamérica. Pedimos la presencia muy singularizada de España, que tiene un capital que no se puede comparar ni con Francia, ni con Alemania, ni con Reino Unido, ni con Italia en las repúblicas iberoamericanas
para, con la comunidad del idioma, poder extender la imagen de que efectivamente se está cooperando y ayudando en el fortalecimiento de las instituciones democráticas. Coincidimos, señor ministro, en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la
corrupción.



Mi primera pregunta, señor ministro, es: ¿Convendría una participación española -no sé cómo, por eso quiero su respuesta-, ir a las instituciones que en este momento existen en Iberoamérica, como ALCA, estén o no coparticipadas con Estados
Unidos o Canadá? Está Méjico y también Mercosur, y podemos hacer una utilización de Mercosur como estímulo racional hará que noten la aportación al menos técnica y diplomática española, porque para luchar contra la pobreza o las desigualdades
después de las buenas palabras y las buenas intenciones hacen falta los instrumentos de riego para que eso crezca, esté fertilizado y tenga opciones.



Para España, señor ministro, son fundamentales también los principios de seguridad jurídica. Somos prácticamente el primer país europeo en inversiones de empresas de alta tecnología y energéticas en Iberoamérica.
Si se empieza a cuestionar
el principio de seguridad jurídica, la retracción de uno de los instrumentos, junto a la cooperación, que es la iniciativa privada de las empresas y sociedades anónimas españolas de telefonía, banca, energía, eléctricidad, gas y petróleo, podría
llevar a una situación muy precaria. Por tanto, lo que pide una empresa es que los servicios diplomáticos de su Estado natural, España, cierren acuerdos bilaterales o multilaterales, igual que hacemos acuerdos bilaterales para evitar la doble
imposición entre un país latinoamericano y España. Así pues, queremos evitar la inseguridad jurídica de las empresas españolas porque si no, va a ser difícil convencer a los empresarios españoles de que vayan a invertir y ubicar sus instalaciones
en Iberoamérica. Por tanto, el tema de la seguridad jurídica debe estar en la agenda permanente de trabajo.



Igualmente hay que hacer un seguimiento muy exhaustivo de otra cuestión.
Determinados países de Iberoamérica -al menos cinco, pero sobre todo tres: Colombia, Ecuador y Perú- se han transformado en origen de fuertes movimientos de
emigración. En este momento, en el archipiélago canario los inmigrantes procedentes de Colombia, Ecuador y Perú superan a los de la Unión Europea y de Marruecos. Marruecos aparece siempre en las estadísticas de inmigración en la Península, pero
las cifras de los inmigrantes iberoamericanos son muy importantes, como las de Colombia o Ecuador. El señor ministro ha tocado un tema fundamental, que es la utilización inteligente de las remesas de los inmigrantes. En comunidades como la de
Canarias esta población está creando problemas porque tenemos que darle asistencia sanitaria, educación, etcétera. Hay colegios en las zonas turísticas canarias -en cuyos servicios se coloca a este personal procedente de Colombia, Ecuador, Perú,
Costa Rica, etcétera- en los que de 40 alumnos a veces hay 10 de nacionalidad española y el resto son de estos países. Están utilizando también los servicios de la Seguridad Social española, los servicios de la sanidad y van a las listas de espera
de los hospitales de la sanidad pública canaria y española. Por tanto, es necesaria una política de apoyo y de seguimiento a la inmigración procedente de Iberoamérica, sobre todo por el efecto económico que tienen las remesas que envían estos
emigrantes a sus familiares del país de origen. Tendríamos que buscar entre todos fórmulas inteligentes. Ahí tenemos un gran campo de actuación, porque hoy día, por ejemplo, el tema de las remesas es importante porque en muchas poblaciones
españolas hay una especie de oficinas privadas que son las que se encargan, y no los bancos españoles, del envío, por la libre circulación que permite la legislación española, de estas remesas de los emigrantes. Hay que ver qué se puede hacer no
solo para dar una solución económica a estos emigrantes sino también a sus países de origen, porque aquí también se nos pueden crear problemas. Si pueden estar allí que estén, y si tienen que venir aquí, que lo hagan con todas las de la ley.



Para ir finalizando mi intervención, antes de tocar el tema de Venezuela, quiero proponer al señor ministro algo que ha sido positivo para los diputados que tenemos experiencia. En Canarias se hizo una reunión con los embajadores africanos,
en Madrid otra con los embajadores españoles en la Unión Europea. Pues bien, le propongo la idea de mantener una reunión de la Mesa y la Junta de Portavoces de esta Comisión de Asuntos Exteriores con los embajadores de los países iberoamericanos;
sería bueno hacer una reunión de trabajo -cuando al ministerio le parezca oportuno, aquí o donde lo quieran ustedes realizar, en la capital española que deseen y que les resulte logísticamente más cómoda- que permita un encuentro en una reunión
conjunta para que hablemos libremente de todos estos temas e intercambiemos nuestras informaciones y opiniones al respecto.



Termino, señor presidente, señor ministro, con el tema de Venezuela, que es muy sensible para Canarias por el número de emigrantes que a lo largo de la historia hemos tenido y por las relaciones que se mantienen. Quería preguntar, aunque sé
que la medida está en marcha, cuándo se va a acabar de una vez con la convalidación de los permisos de conducir venezolanos en


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España, ya que en Canarias hay mucha población venezolana, aunque también la haya en otras partes del Estado español. Me consta que por parte de las autoridades españolas no se han producido demoras sino que a veces las que se han retrasado
han sido las administraciones públicas venezolanas.



Tenemos que potenciar algo muy importante. Hay que vertebrar Venezuela, desde el punto de vista de la democracia de partidos, y recuperar el pluripartidismo, porque la realidad es que, como bien ha señalado el señor Moratinos, hay que
recuperar el diálogo en Venezuela y la dialéctica entre el poder y la oposición. El problema es que no hay oposición; hay una serie de grupúsculos que tratan de reunirse. No hay competición deportiva que no tenga dos contrincantes, eso es lo que
permite hacer deporte y que haya democracia: que haya dialéctica de poder y oposición. Pero allí parece que no hay oposición; por tanto, están desvertebrados y algo habrá que hacer.



También quiero pedirle, señor ministro, todo el apoyo posible en el contencioso que ha surgido por la ocupación de tierras de ciudadanos de origen español, de emigrantes canarios. Algunas están abandonadas pero en nuestro partido hemos
recibido meses atrás la visita de personas afectadas por una ocupación de tierras, sobre todo en el Estado de Yaracuy. Lo que ellos piden es que les indemnicen, pero que no se las ocupen porque tienen unos títulos, algunos de 1920, fecha en la que
el Gobierno venezolano de entonces dio esos títulos de propiedad para colonizar tierras desde un punto de vista agropecuario. Estas familias ven lesionados sus intereses y quieren que prevalezca el derecho internacional de respeto a los usos
comunes de poder de las escrituras, porque si no tendrían que ir a una demanda civil y ellos se ven abrumados. Si el Gobierno venezolano quiere ubicar allí etnias de indígenas de Venezuela y darles tierras, que lo haga, pero que no se las dé a
beneficio de inventario ni tire con pólvora del Rey, sino que lo haga dentro del derecho y si quieren ocupar las tierras que las ocupen bajo el imperio de la ley, dando las indemnizaciones correspondientes.



Con esto cierro, señor presidente, mi intervención, reiterándole al señor ministro la sensibilidad de Canarias en estos temas de Iberoamérica y nuestra disposición a cooperar. Mi grupo se suma al consenso que pide, porque es imprescindible
y necesario, y materializarlo con todas las acciones diplomáticas, económicas, legales, financieras, sociológicas y de todo tipo que puedan cooperar al arreglo de estas deficiencias de pobreza, desigualdad, falta de legitimidad democrática, de usos
democráticos y comportamientos que se tengan que realizar por esta vía.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el portavoz de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds, señor Llamazares.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Agradezco, en primer lugar la comparecencia del señor ministro de Exteriores. Comparto en buena parte su análisis sobre América Latina, un análisis realista, modesto -quiero destacarlo, porque otros no lo han
sido tanto-, un análisis, en todo caso, que sirve para actuar en América Latina, y creemos que, sin estar totalmente de acuerdo con sus actuaciones, sus propuestas pueden ser objeto de consenso.



Quiero agradecer también al señor Mardones que haya introducido realismo en las intervenciones parlamentarias, que espero que desde ahora logremos encauzar, porque la primera intervención parlamentaria me recordaba a cuando en el imperio
español no se ponía el sol, de un grado de prepotencia que yo no conocía hace mucho tiempo. Se lo había oído al señor Aznar hace unos días con eso del guerrero del antifaz contra el populismo en América Latina, pero trasladarlo a esta Cámara me
parece, después además de una comida, más una charla de café que otra cosa. Yo espero que seamos capaces de hacer un análisis de América Latina más sopesado, menos -entre comillas y en el mal sentido- ideológico para que eso nos permita hacer
política en América Latina, porque desde luego con las concepciones neoconservadoras, en una parte religiosas, cuando se habla de apocalipsis de América Latina, y en otra parte derechistas, cuando se plantea el gran enemigo que es en estos momentos
no ya el comunismo sino el populismo, con eso estoy convencido de que no podremos hacer política para América Latina. Estoy convencido. Creo, al contrario, que es necesaria una nueva política para América Latina, que no sea la política del
departamento de Estado norteamericano, que no le va muy bien en América Latina, ni tampoco una política trasunto de nuestra nostalgia colonial. He estado recientemente en la investidura de Evo Morales y he oído en diversas intervenciones una
crítica del colonialismo, que a mí me parecía que tenía mucho que ver con Bolivia, con esa división y exclusión social que hay respecto al indigenismo, pero yo he visto aquí una concepción colonial. ¿Qué es eso de dar lecciones a todos los países
de América Latina de por dónde tienen que ir las fuerzas políticas, de cómo deben gobernarse? A mí me parece que con esa política no lograremos entendernos con nadie y creo que con América Latina menos porque, entre otras cosas, ahí hemos tenido
una influencia para bien y para mal durante siglos.



Yo, al contrario que el portavoz del Grupo Popular, creo que hay una situación de esperanza en América Latina. Estoy convencido de que en los años setenta la había también, y fue descabezada. En América Latina se acabó sistemáticamente no
solo con sectores intelectuales de izquierdas, sino con la clase media, y eso ha traído consecuencias de retroceso y de retraso a lo largo de décadas. Hoy está abriéndose una nueva situación en América Latina: ha entrado en crisis la política
neoliberal, ha entrado en crisis el recetario de Washington y ha entrado en crisis también la vieja política. Eso nos


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afecta a todos los que estamos aquí. Ninguno de los que estamos aquí tenemos referentes en las fuerzas políticas de América Latina, ninguno podemos trasladar a América Latina nuestros esquemas europeos. Veamos eso con una cierta apertura,
no nos planteemos de nuevo buscar referencias fijas en América Latina cuando no las tenemos, y cuando no las encontramos, acusar a América Latina de populismos. ¿Qué tiene que ver el nuevo Gobierno de Chile con el Gobierno de Bolivia? ¿Vamos a
incluirlos todos en la misma macedonia? ¿Vamos a decir que tiene igual que ver respecto al Gobierno venezolano? Yo creo que no.



Creo que no. Creo que cualquiera que intente analizar América Latina verá una situación nueva que tiene mucho que ver con la crisis económica, social y también cultural que se está produciendo, con sectores indígenas excluidos. Podemos ver
eso y podemos ver respuestas diferentes a esos problemas en diferentes Estados, intentando buscar soluciones. ¿Qué vamos a hacer? ¿Caracterizarlos a todos de populistas y a partir de ahora establecer un estigma con respecto al populismo? Como
algún artículo reciente dice, hay muchos tipos de populismo y en estos momentos hay un tipo de populismo en América Latina que tiene más de popular que de populista. Las clases populares desarticuladas, sin organizaciones políticas clásicas -como
quieran ustedes-, acceden al Gobierno en varios países de América Latina. ¿Qué tiene que hacer un país como el nuestro, que todavía tiene autoridad en América Latina? Es algo que se nota en la relación con los latinoamericanos. Ellos creen que
debemos tener más presencia en América Latina. ¿Qué hacemos? ¿Les caracterizamos, decimos cómo son y cómo deben ser, y aplicamos nuestras normas de europeos en América Latina? Sencillamente, creo que es un error. Por ello estoy de acuerdo con
los planteamientos que hace el ministro en su intervención; planteamientos basados, en primer lugar, en que nuestro país tiene autonomía en su política exterior. Nuestra política exterior es autónoma en una zona especialmente vinculada a nuestra
historia, a nuestra cultura y a nuestra política. Nuestra política no está confrontada con otros, pero tampoco está subordinada a otros. Esa base me parece firme.



En segundo lugar, sus planteamientos están basados en una política de respeto a la soberanía, también en Colombia -y no estoy de acuerdo, en absoluto, con el Gobierno colombiano-, en Bolivia, en Venezuela, en Uruguay, en Brasil o en Chile.
Debe haber respeto y diálogo con esos gobiernos en relación con las representaciones -que las tienen- de sus pueblos. Por otra parte, se hallan basados en el compromiso iberoamericano desde nuestro país, que tiene muchos componentes. El compromiso
iberoamericano significa, en mi opinión, la contribución como mediador que puede hacer nuestro país para solucionar conflictos armados.
¿Qué papel de mediación puede jugar nuestro país en el conflicto armado que aún persiste en algún país de
América Latina, en concreto en Colombia, y qué piensa hacer el Gobierno en esa materia? Es un tema importante a tener en cuenta hoy. El compromiso iberoamericano también significa apoyo a una nueva institucionalización que se está produciendo en
América Latina. Después de los procesos democráticos se está produciendo una nueva institucionalización, que puede terminar en una quiebra de legitimidad de la democracia o en un fortalecimiento democrático de América Latina. ¿Vamos a apoyar esa
institucionalización que en América Latina se resuelve, por ejemplo, en procesos constituyentes? ¿Vamos a hacerlo? Creo que sí deberíamos hacerlo.



En tercer lugar, debe haber una contribución de nuestro país a las políticas de desarrollo sostenible social y ecológicamente en América Latina. Desde nuestro país también tenemos un papel importante que jugar en esa materia: políticas de
apoyo a ese desarrollo de América Latina, sostenible socialmente, porque es necesario mayor equilibrio, y también en términos ambientales. También hay una tarea importante que realizar desde nuestro país en el marco de la Unión Europea en cuanto a
las políticas para la integración regional de América Latina y, en particular, con respecto a Mercosur. Se habla de las empresas españolas.
Yo esperaba un Partido Popular o una derecha que responda a cánones clásicos. Un canon clásico puede ser
representar en esta Cámara posiciones conservadoras y sectores económicos y sociales con intereses en América Latina. Ni mucho menos. ¿Qué política hay que seguir respecto a nuestras empresas en América Latina? Creo que nosotros y el Gobierno
debemos impulsar que esas empresas tengan verdaderamente lo que dicen que ya tienen, que no lo creo: compromiso social en América Latina. No es compromiso social capitular las reservas de un país como reservas propias y provocar una denuncia de
los accionistas en los juzgados internacionales. Eso no es. Habrá que buscar otros métodos. Es necesario que este país logre otra labor de mediación con sus empresas multinacionales en América Latina para que haya una combinación necesaria entre
unos buenos resultados económicos, que tienen y muy superiores a la rentabilidad europea, con un compromiso social con América Latina que pasa también por un respeto a los gobiernos y a los ciudadanos de América Latina. Estos aspectos los veo en la
propuesta del ministro de Asuntos Exteriores aunque tal vez nosotros acentuamos algunos aspectos y me parece que por ahí podríamos caminar para tener una política propia y viable en América Latina, no para tener ningún apocalipsis ni armageddon,
porque no es eso lo que hoy tenemos en esta Cámara ni la tarea que deben tener el Gobierno español y el Ministerio de Asuntos Exteriores. No comparto en absoluto lo que se ha dicho con respecto a algunos países de América Latina y en ese sentido
tampoco comparto sus preocupaciones. Con respecto a las prioridades, me preocupa que intentemos establecer un eje de relación con España por afinidades ideológicas o por intereses económicos. El eje al que usted se ha referido es muy importante en
América


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Latina pero para nosotros no es menos importante el eje de los países andinos o América Central. Por tanto, creo que hay una serie de retos que no pasan únicamente por un eje que domine o gobierne el futuro de América Latina. En mi
opinión, esa evolución va a ser muy plural.



En cuanto a temas concretos, señor ministro de Asuntos Exteriores, a mi grupo parlamentario le gustaría que mantuviese el timón de la política que ha iniciado en Cuba. Estamos convencidos de que es más justa, responde mejor al respeto a la
soberanía, es más útil en todos los sentidos y, por tanto, emplazamos al Gobierno a que mantenga esa política en el marco de la Unión Europea y también en las relaciones bilaterales con Cuba. No hay ninguna justificación para que en estos momentos
se produzca un estigma con respecto a Venezuela. No me referiré a sucesivas convocatorias electorales democráticas pero, ¿por qué la democracia venezolana es peor que la democracia rusa? Hace pocos días elogiamos al señor Putin. Procesos
diferentes y a veces polémicos con respecto a medios de comunicación o a otras materias también se dan muy cerca de nosotros. Tiene que haber una relación de diálogo, de reconocimiento y a veces de crítica pero en las elecciones de Venezuela hay
más un problema de falta de cohesión de la oposición que otro tipo de problemas.



También le quería preguntar, señor ministro, en relación con Haití, donde ha terminado el proceso electoral y ahora se juega la carta más importante que es la reconstrucción de Haití; no solo es básica la seguridad, sino también la
reconstrucción política y económica de casi un no país. Hay una tarea por realizar por parte de nuestro Gobierno que ha iniciado hasta el momento un compromiso de seguridad pero que debe fortalecer el compromiso civil y de reconstrucción.



En relación con Hamás, solo haré dos valoraciones. Una de ellas relacionada con la historia más reciente de Europa. ¿Recordará Europa a Argelia cuando elabore su política para Palestina? ¿Recordará sus errores en Argelia? Debemos tenerlo
en cuenta, no vayamos a favorecer precisamente a Bin Laden o vayamos a favorecer el fundamentalismo en esa zona del mundo donde tanto se le ha favorecido en los últimos tiempos.
Por otra parte, ¿es Hamás la muestra de la democracia del gran Oriente
favorecida por Estados Unidos al igual que Irak? Bonito resultado, el país más laico de Oriente Medio -podemos llamar país y podemos reconocer como país a Palestina casi sin Estado- gobernado por un movimiento como Hamás; bonito papelón que hemos
hecho. Es el resultado de la política, llamémosla, desgraciadamente de Oriente Medio. Espero que se corrija y, en ese sentido, creo que las palabras del ministro de Exteriores son prudentes. En este caso deberíamos ser prudentes y esperar
acontecimientos. Más importante va a ser lo que ocurra en las elecciones en Israel y lo que ocurra en las futuras elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Ahí está yo creo que en buena parte el futuro de Oriente Medio.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra por el Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana la señora Rosa Bonás.



La señora BONÁS PAHISA: Gracias, señor ministro, por su comparecencia ante esta Comisión.



Evidentemente todos coincidimos en el análisis de los problemas de Sudamérica, que son la pobreza, la desigualdad y la debilidad de sus instituciones. Lo que echo en falta siempre dentro de la sociedad española es un análisis de las raíces
de esta situación. Hay una profunda falta de reflexión en la sociedad española. Aún hoy seguimos celebrando el 500º aniversario del descubrimiento de Sudamérica. Creo, señor ministro, que debería recomendar a todas las escuelas la lectura de
Memoria del fuego, de Eduardo Galeano, quizá entenderíamos por qué Sudamérica está así y la gran parte de responsabilidad que tiene el Estado español como heredero de la Corona de Castilla, responsable de un genocidio y de un expolio que sigue hasta
el día de hoy. Sudamérica hasta hoy es el patio trasero de Norteamérica y de España. Cuando van allí las empresas españolas, son empresas que pueden acudir a Sudamérica y que, gracias a sus débiles instituciones, pueden hacer grandes negocios.

También nos preguntamos si interesa que sigan débiles las instituciones para que podamos seguir haciendo grandes negocios y seguir expoliando las riquezas de Sudamérica. Estas son reflexiones que deberíamos de interiorizar un poco más.



Veo positivas las políticas del ministerio que, como usted ha dicho, van encaminadas a fortalecer las instituciones. Usted ha hablado de canalizar las remesas del importante ingente de emigrantes que están trabajando en nuestro país. Me
gustaría saber si hay propuestas concretas de cómo canalizar estas remesas. Cuando usted habla de intereses de España, entiendo que son la prosperidad y el desarrollo de Sudamérica. Aquí se ha hablado de intereses y me ha parecido entender que
nuestros intereses eran los de unas empresas que no son mías; esas empresas deben ser de unas corporaciones, y no son los intereses de la mayoría de la población.
Por tanto, quisiera que se fuera siempre un poco más preciso en este léxico. La
política de Sudamérica tiene que ser una política de no injerencia en las políticas internas y una política de respeto. Aquí se ha hablado en tono muy despectivo de populismo indigenista; es una visión colonialista, como ha dicho el portavoz de
Izquierda Unida. Nosotros nos alegramos de que, por fin, Bolivia tenga un presidente que provenga de los primeros pobladores de Bolivia, que abre un camino de esperanza para Sudamérica; por fin van a encontrar su camino. Dejemos de intervenir, de
querernos aprovechar de sus políticas, que ellos hagan su camino. Por tanto, creemos que no debemos injerir. El Estado español tiene gran parte de responsabilidad, es el puente de Sudamérica con la Unión Europea, y debe seguir siéndolo, pero debe
ser firme en el respeto de los derechos humanos. Estoy hablando de Colombia en donde hay un proceso electoral.



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Sugiero, señor ministro, si no sería interesante, por ejemplo, mandar una misión de observadores a las elecciones internacionales desde aquí -sé que ya hay varias misiones de la Unión Europea-, porque está bien apostar por el proceso de
justicia y paz, pero merece, como ya se comentó, una monitorización sobre todo de España porque tenemos una responsabilidad en ello. Señor ministro, la venta de armas debe estar siempre condicionada al respeto de los derechos humanos, y aquí
tenemos que ser claros y firmes. Está muy bien que tengamos negocios y ayudemos a países, pero en la venta de armas tenemos que ser muy claros y responsables.



Paso ya a Hamás. Como usted sabe, señor ministro, formé parte de la misión de observación. Quiero que felicite a los funcionarios de su ministerio porque organizaron una misión y en pocos días tuvimos un conocimiento muy profundo de la
realidad política de Palestina. Confirmo que las elecciones se celebraron con gran profesionalidad dentro de una situación muy atípica, pues tenemos que entender que en un país ocupado la movilidad es muy limitada y esto también facilitó mucho a
Hamás su labor, ya que los demás grupos minoritarios no pudieron moverse libremente dentro del West Bank, de la zona ocupada. Coincido con usted en el análisis de que el voto a Hamás no fue un voto islamista, sino de protesta y no solo un voto de
protesta a Al Fatah por su corrupción, sino también por el fracaso de Al Fatah en las negociaciones de paz. El pueblo palestino no ha visto que el aliado de occidente les haya traído mucho progreso, sino todo lo contrario, han visto una regresión y
el voto de protesta fue hacia Al Fatah y hacia nosotros. He de manifestar que las declaraciones de la Unión Europea en boca de Borrell no ayudaron mucho cuando dos días antes de las elecciones condicionó la ayuda europea a si Hamás salía o no
elegido. Fue una injerencia en la política interior palestina -así se vio desde allí- y estos gestos de superioridad desde Europa deben medirse mucho cuando van dirigidos a otro país.



En el fondo soy optimista, pues creo que Hamás va a ser muy pragmático, sobre todo en política internacional. De hecho, participar en las elecciones fue una aceptación implícita de los acuerdos de Oslo, pues hasta ahora Hamás nunca había
querido presentarse a un proceso electoral.
Es importante que se pueda mantener una minoría de bloqueo, pero hay que estar alerta, pues esta minoría que existe hoy en el Parlamento palestino puede desaparecer en las próximas elecciones si no
ayudamos a los palestinos a fortalecer su democracia y nos mantenemos al margen, nos enrocamos en que no tenemos relaciones con un grupo terrorista y exigimos a Hamás que rechace la violencia, que reconozca a Israel y que acepte la Hoja de Ruta. ¿Y
quién exige a Israel que pare los asesinatos selectivos, que pare de confiscar tierras, que pare el muro de separación dentro de West Bank? En la zona no podemos tener dos raseros, uno para los palestinos y otro para nuestros aliados. Aquí está la
clave del problema, de cómo pueden evolucionar las cosas en la zona. Puede ir muy mal si nos enrocamos en que con grupos terroristas no hay relaciones, porque es un grupo terrorista definido así, pero elegido democráticamente por el pueblo
palestino; y puede ir muy bien si empezamos a escuchar, si dejamos de ser arrogantes y comenzamos a entender las necesidades del pueblo palestino y del pueblo de israelí, la paz y la convivencia dentro de dos Estados viables.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) el señor Xuclà.



El señor XUCLÀ I COSTA: Gracias, señor ministro, por su comparecencia esta tarde ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso.



Voy a hacer una serie de consideraciones en relación con los dos temas que nos convocan esta tarde, sobre Iberoamérica y sobre el proceso democrático. Mi grupo parlamentario, como la inmensa mayoría, por no decir todos los grupos
parlamentarios de esta Cámara, es partidario de la democracia y de la economía social de mercado. No estamos en condiciones de saber exactamente si estamos en primavera democrática o en invierno democrático; lo cierto es que la Hoja de Ruta por la
que se debería producir un crecimiento económico en Iberoamérica se debe ajustar desde una nueva perspectiva y seguramente la acción política, la acción diplomática española puede contribuir a ello. Incluso se puede ajustar la estrategia, pero lo
más importante, señor ministro, es no obviar los objetivos; y los objetivos son exactamente los mismos, democracia y garantías para el desarrollo de una economía de mercado. Usted ha hecho referencia a la gran variedad de realidades que conviven
en Iberoamérica.
Es cierto, no se puede hacer un análisis monolítico de la realidad de Iberoamérica y esta gama iberoamericana llega hasta lo que usted en verso nos ha dicho, una opción intervencionista con esquemas corporativistas a la que quizá
en prosa le podríamos poner el nombre de un país concreto.
En todo caso, se tiene que trabajar para que se produzcan los procesos democráticos con normalidad, estas 10 elecciones presidenciales más las elecciones de otro orden que se producirán
durante este año en el conjunto de Iberoamérica.



También se debe trabajar en el plano de la integración económica. En este momento, más allá del plano más fortalecido y más allá del plano más vigoroso, que es el de Mercosur, como muy bien saben SS.SS., existen hasta cuatro planos
distintos de integración económica, algunos que se confrontan entre ellos, algunos que tienen proyectos que se confrontan entre ellos y algunos que no son estrictamente planos de integración económica, sino que tienen un proyecto hasta cierto punto
de influencia política e ideológica a su lado. Por cierto, justo ayer, en la sesión de control al Gobierno, el diputado del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i


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Unió), el señor Sánchez i Llibre, hizo una pregunta al Gobierno sobre las medidas que piensa adoptar para asegurar los mecanismos de seguridad jurídica en las inversiones españolas en Iberoamérica. Nosotros consideramos que este es un
aspecto muy importante en la época de lo que se ha venido a denominar -aunque tiene otras expresiones- la democracia blanda. Es evidente que se debe trabajar desde la perspectiva diplomática, desde su ministerio, para asegurar la viabilidad y la
seguridad de las inversiones en Iberoamérica. Hay algunos aspectos muy concretos de la agenda. En el caso de Bolivia, más allá del reconocimiento obvio de los resultados electorales, se tiene que hacer un trabajo para asegurar estas inversiones y
algunos otros aspectos que se han producido durante los últimos días. En definitiva, se debe trabajar en este ámbito de la seguridad jurídica, más en la perspectiva económica, más en la perspectiva de trabajo del Ministerio de Industria, y
desteñirlo de una carga ideológica que a veces se quiere dar a las necesarias inversiones económicas en Iberoamérica.



Usted ha hecho también una referencia a la cumbre Iberoamericana y a la futura cumbre sobre inmigración. Quiero hacer dos reflexiones al respecto. Primera, debemos profundizar en los convenios de repatriación entre España y los países
iberoamericanos. Nuestro grupo parlamentario es partidario de una inmigración ordenada, que es garantía de lucha contra la explotación, de lucha contra las mafias organizadas de tráfico de seres humanos. En este sentido, se debe trabajar aún más
dentro de este futuro encuentro sobre inmigración en esta dirección, en cumplimiento de uno de los mandatos de la cumbre de Salamanca. Por otra parte -si mi memoria no me falla-, en su comparecencia previa a la cumbre de Salamanca usted hizo
referencia a un futurible -si me permite utilizar el condicional- espacio de libre circulación entre el conjunto de los Estados miembros de la comunidad iberoamericana. Este grupo parlamentario le expresó entonces, y se lo quiere reiterar ahora,
que en este momento seguramente no es viable contemplar este espacio de libre circulación, y hasta cierto punto celebro que usted no lo haya hecho hoy en esta comparecencia.



Otro punto, señor ministro, es el siguiente. Esta tarde hemos escuchado en esta sala la expresión populismo neoindigenista. A nosotros no nos gusta el populismo cuando es sinónimo de falta de democracia. Respecto al nuevo indigenismo al
que se ha referido un portavoz, señor ministro, no se equivoque -estoy convencido de que no se equivocará-, como no nos equivocamos otros en el análisis de esta realidad. No voy a entrar, porque no es el momento, a remontarme en el proceso de
colonización y descolonización. Repito, no es el momento ni quiero entrar en ello, pero es evidente que debo celebrar que una mayoría de la población aflora y se reconoce en su representación. Si a esta mayoría se la quiere tachar de indigenista,
a mi juicio, esto es no entender absolutamente nada e intentar menospreciar esta expresión y la afloración de estas identidades, que debemos celebrar. Cuestión aparte es que compartamos o no los programas ideológicos que pueden acompañar a estas
expresiones, pero sin duda es no entender nada o tener un punto de vista muy antiguo respecto a las realidades que se están produciendo en Iberoamérica.



Paso ahora a hacer dos reflexiones, una sobre Venezuela y otra muy breve sobre Cuba. Siempre que se habla de Venezuela hay que recordar que estamos ante un país que ha celebrado distintos procesos democráticos. Es cierto que estamos ante
un país ha que celebrado procesos democráticos, pero también que tiene, desde nuestro punto de vista, derivas que nos preocupan, que tiene formas y prácticas de la acción y de la vida democrática que nos preocupan y nos llega desde muchos puntos la
expresión de esta preocupación. Se ha hecho referencia a diversas expresiones, sin ir más lejos y si sirve de testimonio también la colonia catalana en Venezuela expresa su preocupación por lo que considera un clima y un ambiente no ajustado con la
práctica democrática más allá de la celebración de elecciones. Es justo que pasen por el mismo prisma de análisis todos los comportamientos con deficiencias democráticas. Ayer por la mañana en la Comisión de Asuntos Exteriores este grupo
parlamentario presentó una iniciativa para criticar algunos comportamientos de déficit democrático en Rusia. Antes se ha hecho referencia a Rusia. Pues bien, a un miembro candidato a integrarse en el Consejo de Europa también le hicimos la crítica
puntual, concreta a los derechos civiles en las prisiones de Rusia. Yo creo que el coraje es tratar de forma igual a situaciones iguales y es evidente que en estos momentos en Venezuela la práctica democrática nos tiene que preocupar, como nos
tiene que preocupar también el desarrollo de las elecciones. No quiero alargarme en este aspecto, simplemente quiero remitirme al informe que los grupos parlamentarios de esta Cámara, todos menos uno, suscribimos sobre el resultado de las
elecciones. Hubo deficiencias evidentes en el voto electrónico y, por otra parte, hubo una baja participación, que más allá de no cuestionar la legitimidad formal de la representación pone algún interrogante sobre lo que usted ha apuntado, el juego
democrático normal entre oposición y gobierno y el principio de alternancia que también preside la dinámica democrática.



Usted expresaba la estrategia del Gobierno de no aislar al presidente Chávez, pero después de dos años de legislatura, a media legislatura, también debemos afirmar -creo que el señor ministro es una persona razonable y lo puede compartir-
que el cien por cien de los objetivos o un porcentaje razonable de los objetivos que usted se había fijado para Venezuela no se han cumplido. El señor Chávez -yo no le voy a poner el ismo detrás- tiene la actitud de intentar influir en otros
procesos democráticos y dejar huella de un pensamiento -que no es un pensamiento democrático según el pensamiento democrático de las democracias liberales al uso- en otros países. Finalmente, se ha dicho solo de


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paso, pero queremos que quede constancia de ello, que a nosotros también nos preocupó la expresión de un punto de vista político por parte del embajador de España en Venezuela, reflejado tanto en la prensa española como venezolana.



Daré ahora unos breves apuntes sobre Cuba. La posición del Gobierno español fue favorable al diálogo crítico. Estamos a media legislatura, estamos a pocos días de celebrarse la Comisión de Derechos Humanos en Ginebra. Este año, a
diferencia del año pasado, esta Comisión se celebrará con dos resoluciones encima de la mesa, una sobre Cuba y otra sobre Guantánamo. Esta es una diferencia importante respecto a hace un año. Es evidente que deberemos fijar una posición sobre
Guantánamo, pero también es evidente que España debe tomar nota de lo que se ha avanzado y de lo que no se ha avanzado en el ámbito de Cuba. Debemos hacer una reflexión y el Ministerio de Asuntos Exteriores debe hacer una reflexión sobre si se han
cumplido los objetivos respecto a Cuba. En todo caso, España debe continuar dirigiendo su acción hacia tres objetivos: en primer lugar, a tener una influencia de presente y de futuro en la política cubana, evidentemente también desde la
perspectiva de un eventual y probable cambio en el futuro que en estos momentos ya es un debate muy vivo en Cuba y en los centros de poder cubanos. En segundo lugar, debe ser una acción política tendente a evitar el conflicto civil el día que se
produzcan cambios en Cuba, y esto se debe trabajar ya, desde hoy. Y, en tercer lugar, también debe ser una acción dirigida a asegurar las inversiones económicas españolas en la isla.



Si me permite un pequeño retorno al punto de Venezuela, usted ha hecho referencia a la venta del material de uso civil y de acción humanitaria.
Yo no voy a cuestionar la descripción que usted ha hecho de las características de la venta de
este material. Solo el tiempo dirá si este material tendrá ese carácter civil que usted incluso ha dicho que era de acción humanitaria. En todo caso, puede parecer indecoroso -me permito una expresión suave- que en esta venta existiera una
cláusula contractual implícita de presencia del ministro de Defensa para que se pudiera materializar este contrato de venta. No es una pregunta al señor ministro pero nuestro grupo parlamentario vio que las formas y este condicionante fueron
bastante indecorosos. Hemos escuchado al señor ministro que se está trabajando a través de contactos con Estados Unidos para concertar una política para Iberoamérica. Lo celebramos. Celebramos que desde la independencia, desde la cooperación y
desde una política autónoma que se reclamaba por parte de otros grupos parlamentarios se tenga una orientación clara por parte del Gobierno sobre la necesidad de estrechar las relaciones con Estados Unidos. Nos atrevemos a decir que aún no hemos
llegado al nivel óptimo de normalidad en las relaciones con Estados Unidos, aunque evidentemente esta voluntad expresada por parte del señor ministro va en el buen camino.



Una breve referencia, señor presidente, a las elecciones de la Autoridad Nacional Palestina. En primer lugar, nadie puede poner en duda la celebración bajo unas condiciones de gran normalidad de estas elecciones; fueron las elecciones con
más observadores internacionales de las celebradas hasta ahora en el mundo. Más de 800 observadores internacionales, 20 millones de euros de la Unión Europea destinados a la creación de una junta electoral central que tuvo un papel absoluto de
árbitro imparcial en la celebración de estas elecciones. Señor Llamazares, afortunadamente queda muy lejos Argelia y el principio de los años noventa, y evidentemente no se pueden reproducir los errores de Argelia, entre otras cosas porque en
Argelia no se llegó a la segunda vuelta y porque afortunadamente en estos momentos el Parlamento palestino ya está constituido.



Segunda consideración. Unos días antes de las elecciones palestinas -la diputada Bonás ha hecho referencia a ello y creo que usted como miembro de la Comisión Europea y de la reunión del conjunto de los ministros europeos es bueno que tome
nota de ello- algunas declaraciones de altos representantes de la Unión Europea tuvieron claramente un efecto contraproducente al que se perseguía con estas manifestaciones. Creo que es perfectamente consciente de lo que hago referencia y por tanto
no es necesario que desarrolle esta idea. Estamos ante un debate muy importante, sobre si la Autoridad Nacional Palestina, sobre si los territorios palestinos se decantan hacia el mundo árabe y se produce una desconexión con Occidente, o si
perseveramos en la cooperación y en el papel que Occidente tiene en la resolución del conflicto entre el mundo árabe e Israel. Pues ya que estamos hablando de territorios bíblicos, permítame decirle que nuestro grupo parlamentario es partidario del
Nuevo Testamento y no del Antiguo Testamento. No creo que tengamos que entrar en el ojo por ojo, diente por diente, en la espiral de la confrontación, sino que aunque el análisis europeo no sea un análisis favorable a sus tesis, tenemos que entrar
en poner la otra mejilla y en un cierto estoicismo para intentar mantener una posición de influencia en la resolución del conflicto entre Israel y el mundo árabe. Es cierto que hay unas expresiones más occidentalizadas pero muy minoritarias. Usted
ha hecho referencia a Palestina independiente y a la tercera vía, punto de encuentro seguramente entre lo que a nosotros nos gustaría y la realidad.
¿Y cuál es la realidad? Seguramente no todo el voto era un voto ideologizado. Seguramente parte
del voto era un voto contra la corrupción bastante evidente de los últimos años, pero los dirigentes de Hamás sí que son dirigentes ideologizados. Y nos encontramos ante la paradoja de que estos dirigentes han aprovechado un proceso político, como
son los acuerdos de Oslo, en los cuales en la otra parte estaba Israel, para acceder y propugnar desde el poder el exterminio de Israel.



En este sentido nosotros valoramos muy positivamente su declaración final, sus últimas palabras en las


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que expresaba que el Gobierno español no tendrá ningún tipo de contacto con Hamás mientras esté en la lista de organizaciones terroristas. Estoy convencido de que esta es una declaración, una medida de presión que surtirá sus efectos a
través de la vía diplomática.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra por el Grupo Parlamentario Socialista el señor Estrella.



El señor ESTRELLA PEDROLA: Muchas gracias, señor ministro.



Desde el Grupo Parlamentario Socialista consideramos muy oportuno que en lo que todavía es prácticamente el comienzo de un periodo de sesiones, en un año que a pesar de tener 13 procesos electorales en América Latina no van a generar
impasse, sino todo lo contrario, van a generar dinámicas, están generando ya dinámicas, el Gobierno traiga a la Comisión una reflexión que es un punto de partida de un diseño de estrategia de España hacia América Latina para la mejor defensa de los
intereses de España.
Con ello se intentan definir unos ejes de actuación que permitan contribuir al avance, al desarrollo, a la integración, al cambio en América Latina, los ejes que el ministro ha planteado: la necesidad de fortalecer las
instituciones y lograr corregir radicalmente las profundas desigualdades que existen en América Latina.



Se ha dicho que en el consenso de Washington se produjo un fallo y es que no consiguió corregir la desigualdad. El problema no es ese; el problema es más profundo, es que no lo pretendía. Cuando se diseñó el consenso de Washington se
olvidaron del objetivo de corregir las desigualdades.
Atajaron dos problemas centrales que tenía América Latina, el endeudamiento y el crecimiento de las economías. Las economías corrigieron su deuda, entraron en niveles aceptables
internacionalmente, con lo cual eran creíbles, pero los diseñadores no se acordaron de que había que redistribuir esa riqueza y el consenso de Washington no tenía mecanismos de redistribución. Digámoslo claro. No digamos que han fracasado los
gobiernos por la corrupción o por su ineptitud. No, es que en el modelo que se diseñó y se implantó con la cooperación, de buena fe o interesada, de los gobiernos de entonces en la región no existían la redistribución de la riqueza y la lucha
contra la desigualdad. Esos son los retos que tenemos ahora. La situación actual en América Latina es heredera de todas las distorsiones que provoca en sus aspectos negativos, porque positivos los tuvo evidentemente, aquella etapa. Yo me alegro
de que hoy aquí todos los portavoces que han intervenido a partir del señor Mardones hayan sintonizado con esa visión rigurosa de altura del tipo de debate que nos ha planteado hoy aquí el Gobierno, porque esta es la Comisión de Asuntos Exteriores
del Parlamento de España no el club de la comedia ni el Parlamento de una república bananera. Tenemos que saber cómo defendemos nuestros intereses.



Señorías, si me permiten la broma, con cierta frecuencia recibimos correos electrónicos que nos hablan del coaching político. La verdad es que los borro todos, pero me da la impresión de que esta tarde he entendido lo que es el coaching
político, que es venir aquí, salirse del rigor que es exigible políticamente en esta Comisión y adoptar un tono de discurso más apropiado de una convención de un partido donde el rigor no es exigible y la salida del rigor es habitual, y
probablemente de eso vamos a ver bastante este fin de semana.



Yo quiero volver al rigor porque me parece que es lo importante. De todos los elementos que se han planteado por parte del ministro hay una cuestión que ha estado en las palabras de la mayoría de los portavoces, que es el respeto. Si
España quiere influir en la región, tiene que empezar por respetar las decisiones, no sobre la base de la famosa doctrina Estrada, es que son decisiones tomadas por pueblos en procesos electorales democráticos. Si queremos influir y transformar
hacia una orientación más acorde con nuestros principios, con los objetivos de España o de lo que podemos pensar las fuerzas políticas que estamos presentes en este Parlamento, y creo que ha habido bastante coincidencia en cuál sería ese modelo -se
hablaba del realismo-, lo que tenemos que hacer es ser capaces de buscar una capacidad de diálogo de España, para así favorecer el cambio. Desde el no diálogo no vamos a favorecerlo. En cruzadas cargadas de retórica y vacías de contenido, diciendo
que tenemos que luchar contra el populismo y que nos ofrecemos para luchar contra el señor ministro, no caigan ustedes, no lo hagan, porque, España, primero, quedaría en ridículo y, segundo, iría totalmente en contra de los intereses de España en la
región. Lo decía muy bien la ministra de Paraguay en la rueda de prensa que dieron ustedes conjuntamente, cuando recordaba: alguien se acuerda ahora del populismo, pero ya se ha olvidado de sus amigos Banzer, Menem, y yo añado Fujimori.



Seamos serios, abordemos los problemas de manera rigurosa y seria, porque serviremos mejor a los intereses de España y ayudaremos más a América Latina, a los sectores democráticos, a la sociedad civil y a la transformación profunda de
América Latina. No caigamos, y me alegro de que no hayan caído la mayoría de los portavoces, en la demagogia. Es demagógico decir, por ejemplo, que en Venezuela hay etarras y añadirlo al catálogo de agravios contra el gobierno actual de Venezuela.
Los había durante los ocho años del gobierno del Partido Popular. ¿Era bueno entonces y ahora es malo? No lo entiendo. No quiero profundizar en esto, simplemente es una muestra de la absoluta falta de rigor. Creo que es el propio Chávez el que
ha dicho en algún sitio: yo no soy la causa, sino el efecto. A mi me parece que es mucho más complejo que eso y no compro esa frase. No le falta razón cuando dice que es el efecto de unas instituciones que no han funcionado, de un modelo de
partidos tradicionales, que no por ser tradicionales estaban condenados a ser ineficaces y a no ser corruptos


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en la gestión de la cosa pública. Tenían unas responsabilidades ante quienes los habían elegido y no las cumplieron. Ya que hablamos de conceptos bíblicos, hay una cierta justicia, poética si se quiere, en ese castigo que sufrieron. Pero
no vamos a conseguir que cambie Venezuela, que sea más transparente, que sea menos populista sentándonos en lo alto de la atalaya y diciendo: estamos contra el populismo. Hay que trabajar con esas sociedades y hay que tener una interlocución con
las autoridades de sus gobiernos. Rechazo la visión que intenta establecer en esa categoría del populismo el indigenismo, llámese etnocentrista o como se llame. En el caso Humala, en Perú, tiene unas connotaciones muy específicas, porque hay un
simple oportunismo, llamémosle así y dejémonos de historias, aunque no sea una categoría política.



Tampoco son categorías políticas nuevas que se nos hable del chavismo recalcitrante o el chavismo burocrático. Porque, al final, me lo recordaba alguien que está aquí a mi lado, no es otra cosa que un trasunto de lo que hace ya bastantes
años se hablaba del franquismo ideológico y del franquismo sociológico. No se ha inventado nada con esas categorías. Quizá a lo que estamos asistiendo, si se trata de hacer una reflexión de sociología política, es a que, frente al realismo que han
defendido aquí la mayor parte de los portavoces, que está implícito y explícito en la intervención del ministro, se intenta mantener todavía una bandera que no es ya la de los neoconservadores. El problema es que los neoconservadores se
traicionaron a sí mismos. Su bandera era: saquemos las tropas de Europa, de Bosnia, porque nuestras tropas no están para llevar a los niños al colegio. Y se traicionaron a sí mismos montando la guerra de Irak. A partir de ahí, han tenido que
construir todo un discurso, toda una filosofía, que justifique que están en ese nuevo escenario. Al final, ahora han decidido que son neowilsonianos. El señor Fukuyama, que ha abjurado ya de los neoconservadores, siendo él uno de los fundadores,
nos lo explica muy bien en un artículo reciente, donde dice que el desastre de todo fue la decisión de ir a esa guerra de Irak.



Señor presidente, señor ministro, es cierto que el Gobierno ha amparado al ex presidente del Gobierno en Méjico y creo que ha hecho muy bien. No tiene lógica que un país, una democracia moderna y avanzada, tenga entre sus reglas que no
puede ir un político o una persona de otro país a apoyar a un extranjero o una fuerza política, pero la realidad es que la tiene. Probablemente lo que ha habido es una simple ignorancia por parte del actor en este caso. A lo mejor no era deseada
la ayuda, pero da igual; a mí no me importa, es inofensivo, no tiene relevancia. Se da relevancia cuando va a ese país y dice, delante de centenares de empresarios, que este, su país, está camino de la valcanización. Eso ya es grave, lo demás es
una anécdota, y el Gobierno ha hecho muy bien en ampararle y en intentar relativizar esas cuestiones. En ese intento de abordar de verdad los problemas de América Latina, vuelvo a la raíz de la intervención del ministro. Tengamos una visión de
conjunto para poder desarrollar políticas regionales, subregionales, y a partir de ahí poder potenciar y multiplicar nuestra capacidad de acción en una región donde somos un actor de primer orden. En nuestra interlocución con la Unión Europea, con
los Estados Unidos y, por supuesto y en primer lugar, con los actores regionales, eso nunca se puede hacer, intentando dar lecciones a nadie. Así no iríamos a ninguna parte.



En lo relativo a la cuestión de Hamás, sobre la que quería pasar de manera muy rápida, básicamente las intervenciones que se han producido son coincidentes con la del ministro. Es muy difícil abordar un análisis en el que la democracia que
ejercitamos a diario y que propugnamos se ha llevado a la práctica y ha tenido como consecuencia la victoria de un grupo que, además de ser islamista y de tener en su ideario algunos principios que chocan claramente con los nuestros, está
considerado una organización terrorista. Me sumo a lo que han dicho otros portavoces sobre factores que indudablemente han incidido en esa victoria de Hamás, desde la ineficacia, la corrupción, etcétera, de la organización que dirigía Palestina
hasta la propia actuación de las autoridades israelíes, que desde hace ya algún tiempo vienen alimentando el crecimiento de Hamás con sus políticas; en algunos casos -y se ha reconocido por alguno de los actores principales- de una manera
deliberada, no lo ignoremos, y por supuesto con algunos errores cometidos desde la propia Unión Europea. Las tres condiciones que ha planteado la Unión Europea parecen evidentes.
Esos son los requisitos de normalización, pero al final lo que se
está diciendo es: Queremos que ustedes se conviertan en la OLP, que recorran el camino en el tiempo más rápido posible -y hay un sentido común al expresar esas condiciones-, que rechacen la violencia y que reconozcan a Israel y los acuerdos previos
firmados por la OLP. Aquí surge un problema, señor ministro: no son acuerdos con la Autoridad Nacional Palestina en su inmensa mayoría, porque Israel ha tenido mucho cuidado de no hacerlos con ella para no reconocer una legitimidad. Desde Oslo
hasta los últimos acuerdos, la inmensa mayoría lo son con una organización diferente de la Autoridad Nacional Palestina. Eso es algo que habrá que abordar y que resolver en su momento y en lo que conviene que mantengamos el mismo rigor que
reclamaba en relación con América Latina.



No se puede venir aquí ahora a decir que parece que hay un enfrentamiento, un divorcio entre Hamás y Al Qaeda. No puede haber divorcio donde no ha habido matrimonio. No hubo matrimonio tampoco entre Sadam Hussein y Al Qaeda y hasta última
hora se nos dijo que se iba a invadir y que había que invadir porque había matrimonio. No ha habido divorcio, lo que ha habido ahora es -como dicen en mi pueblo- arrejuntamiento con otros sectores; ahora sí lo hay, entonces no lo había. Entre Al
Qaeda y Hamás no había relación, no la hay; no ha habido divorcio. No lastremos un proceso, ya de


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por sí complicado, con retóricas de nuevo vacías que trasladan a los ciudadanos -esa es una responsabilidad que tenemos los que estamos en esta Cámara- unas percepciones absolutamente inquietantes para los ciudadanos.



Quisiera terminar, reconociendo también los elementos que se han comentado sobre la simpatía de los ciudadanos hacia Hamás -menos de un 20 por ciento dicen que es por su ideario político, evidentemente hay otros muchos factores-, con dos
reflexiones. La primera es que este ejercicio que ha planteado aquí el ministro eleva el nivel del debate de política exterior; los portavoces así lo hemos entendido en su inmensa mayoría.
Sería conveniente que intentáramos desarrollar una
actuación en la línea que el ministro nos ha propuesto y desde la autonomía que tiene el Parlamento. Desde mi grupo estamos dispuestos a presentar una proposición no de ley que nos permita incorporar con el máximo consenso posible los elementos de
una estrategia de España hacia América Latina en un año tan importante como este para el subcontinente. También sería interesante -y aprovecho que está aquí la presidenta de la Comisión de Cooperación al Desarrollo y el presidente de la Comisión de
Asuntos Exteriores- que intentáramos trabajar en esta Comisión en establecer los diez, ocho, no sé cuántos son, índices que nos permitieran, en cooperación con otros parlamentos de América Latina, hacer un seguimiento de los objetivos de las
cumbres, lo que los ingleses llaman un bench marking, es decir, fijación, seguimiento de objetivos; muchos de ellos son objetivos de eficacia en la gestión, objetivos de acción política. Estoy seguro de que el presidente del Congreso va a apoyar
esa iniciativa en el momento en que lo planteemos, porque es el tipo de actuaciones que el pueblo llano entiende muy bien, señor presidente.



La segunda reflexión está relacionada con las misiones de observación electoral, y quiero aprovechar que están el ministro y el presidente de la Comisión. En primer lugar, quiero agradecer al ministro que, con su mandato, se haya iniciado
una presencia activa de miembros de este Parlamento, en particular de esta Comisión de Asuntos Exteriores, en el seguimiento, en la observación de procesos electorales; que desde la escuela diplomática se hayan puesto en marcha cursos para
formación de observadores electorales. Pero eso también sitúa sobre nosotros una mayor responsabilidad. Tenemos que establecer unos parámetros, un código de conducta de los observadores electorales. Quizá no le corresponde al Gobierno, no nos
corresponde a nosotros, nos corresponde a todos en conjunto y a esta Comisión. No puede ser que quien vaya a observar unas elecciones no deje a la entrada, en el momento en que se pone la credencial de observador, sus filias o fobias, que no se
convierta en un actor imparcial en ese proceso. Quien vaya a ese proceso puede pensar lo que quiera de los actores que están en esos procesos electorales, pero no puede actuar en función de lo que piensa sino que tiene que comprobar que las
elecciones son limpias y verificar. Esa es la función que tienen los observadores electorales. Lamentablemente, en algunos de los procesos que hemos seguido eso no se ha producido al cien por cien; ha sido una pequeña minoría, pero debemos
establecer las medidas para corregir esas desviaciones.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor ministro.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Gracias a todos los portavoces.



Inicio mi turno de réplica con satisfacción por comprobar que el planteamiento que hacía el Gobierno de llevar a todas las fuerzas políticas esa voluntad de acercar posiciones y de reflexionar juntos sobre el futuro de América Latina se ha
manifestado casi de forma unánime por todos los portavoces que han participado en el debate.



Es verdad que nos encontramos en un momento especialmente crítico para el futuro de América Latina. Es verdad que en el diagnóstico prácticamente todos coincidimos, desde el Grupo Popular a Izquierda Unida, todos consideramos que los
elementos de inquietud, de desigualdad, de sociedad desvertebrada, de fragilidad en el sistema institucional, de debilidad de fortaleza democrática, palabras que ha utilizado, y he anotado, el representante del Grupo Popular, son compartidas por
todos nosotros. Es cierto que hay algunos matices, matices que son dignos de resaltar, pero, con este tono y este compromiso que he podido constatar por parte de todos los intervinientes, creo que estaríamos en condiciones de ir construyendo esa
política de Estado que desde luego al Gobierno le gustaría tener y estoy seguro que a los demás representantes aquí presentes, también.



Voy a empezar a responder a algunas intervenciones matizando, digo matizando, no tratando de abrir una polémica difícil entre el Grupo Popular, el señor Arístegui, y yo mismo, pero buscando y tratando de clarificar algunas de las expresiones
o inquietudes que tiene el Grupo Popular. Decía que en el análisis coincidíamos casi plenamente, salvo quizá en esa diabolización que ha tratado de hacer el representante del Grupo Popular sobre el populismo o indigenismo. Los demás grupos que han
intervenido han señalado -yo considero que de manera muy legítima y muy acertada- que en definitiva lo que ha ocurrido en Bolivia o puede ocurrir en otros países latinoamericanos es el fiel reflejo de la voluntad popular y que por tanto no le
corresponde a España ni a ningún otro Gobierno calificar o pretender cuestionar los resultados. Yo sé que el Grupo Popular no los cuestiona, lo ha dicho formalmente, pero la actitud general es -y yo creo que es positivo- que si hay una mayoría en
Bolivia, un 54 por ciento -es la primera vez en la historia que en primera vuelta un líder


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político obtiene un respaldo tan mayoritario- es porque la sociedad boliviana, por razones equis, pero con un respaldo popular de la soberanía boliviana, quiere dar mandato de llevar a cabo una nueva política. Por tanto, España, no el
Gobierno sino toda la sociedad española, en un país tan importante para España, como son todos los países latinoamericanos, tenemos que ayudar, apoyar y consolidar el edificio institucional y democrático, y mejorar las condiciones que existen en ese
país. Ese es un matiz. Ocurra lo que ocurra en Perú, en Ecuador, en otras capitales y en otras sociedades latinoamericanas, España lo que tiene que hacer es garantizar que el marco institucional pueda desenvolverse y desarrollarse en las mejores
condiciones.



Este sería el único matiz que desearía trasladar al Grupo Popular, al señor Arístegui, y luego ya, respondiendo a algunas de las preocupaciones, señalaría que la seguridad jurídica, el apoyo a las inversiones y la actitud de las empresas
españolas sigue siendo una de las constantes preocupaciones que tiene el Gobierno, pero lo hace también trasladando a nuestros empresarios, a los inversores españoles, ese sentimiento de responsabilidad social que sí creo, estoy convencido, que ya
están practicando todos los empresarios y los inversores españoles.
Gracias a esta nueva actitud, a este compromiso que están llevando a cabo las empresas españolas y los inversores españoles hoy día nos podemos encontrar con una situación mucho
más favorable, mucho más desarrollada y mucho más intensa de la presencia económica y comercial española en todo el continente latinoamericano. Eso no significa que no puedan surgir problemas, que hayan surgido como en Bolivia, pero se están
resolviendo, a través del diálogo, del respeto mutuo y de entender a la otra parte.
Hay un nuevo Gobierno, con un nuevo proyecto, unas nuevas prioridades, y lo que tiene que hacer el Gobierno español es facilitar el diálogo, trasladar el compromiso
de la empresa y de los empresarios y también el compromiso de la sociedad española para acordar conjuntamente unas relaciones de respeto y de futuro. Estoy convencido -así ha sido la respuesta que tanto el presidente Evo Morales dio a nuestro
embajador en La Paz como la que yo mismo obtuve del ministro de Asuntos Exteriores de Bolivia, a quien vi de manera rápida en París ayer mismo- de que hay voluntad de dialogar con las empresas españolas y de encontrar acuerdos que den satisfacción
tanto a las autoridades bolivianas como a los empresarios españoles.



Casi todos los intervinientes han mencionado la seguridad jurídica. La seguridad jurídica existe prácticamente con casi todos los países latinoamericanos, casi todos los países han suscrito acuerdos con España de protección recíproca de
inversiones, los APRI, y acuerdos para evitar la doble imposición. Quedan algunos países con los que aún no se han firmado estos acuerdos, pero es voluntad del Gobierno llevar a cabo un esfuerzo legislativo y establecer los marcos jurídicos para
lograr esa seguridad jurídica, seguridad jurídica que hay que contemplar no solamente con un sentimiento egoísta nacional español, sino como seguridad jurídica para los propios operadores económicos de los respectivos países, que haya un interés
propio de los países latinoamericanos por dotarse y por lograr llevar a cabo políticas legislativas que garanticen la transparencia y las garantías jurídicas para que el operador económico pueda llevar a cabo su trabajo.



No comparto, como no podía ser de otra manera, ese análisis negativo que dice que tiene la sociedad latinoamericana hacia la política exterior española. No tengo aquí los datos, pero creo haber leído que los últimos datos de los barómetros
latinoamericanos señalan con claridad la gran satisfacción que tienen los distintos países y sociedades latinoamericanas por la nueva política exterior española. El Instituto Elcano ha hecho algunas encuestas y, señoría, le puedo señalar que en
estos momentos la percepción general, unánime, de todos los países latinoamericanos es de enorme satisfacción por el nuevo enfoque y la nueva actitud de la política exterior. Por lo tanto no hay preocupación, hay un sentimiento de mayor
responsabilidad, porque se espera mucho y se espera con gran atención la acción española, dado el gran nivel de satisfacción y de percepción que se tiene de la política exterior española.



Entrando ya a comentar brevemente algunos de los puntos regionales, cómo no surge Venezuela y surge Cuba. En primer lugar voy a contestar al señor Arístegui. Sobre Venezuela, quizá uno de los logros de la política exterior española hacia
dicho país es que se ha podido facilitar y mayor y mejor entendimiento entre Venezuela y Colombia. Precisamente nuestra buena relación con Colombia ha permitido el acercamiento entre Bogotá y Caracas y, gracias a ese acercamiento, en Colombia, que
tenía un flanco muy complejo, difícil y frágil en sus relaciones con Venezuela, ha mejorado sustancialmente. Es un elemento que a veces se olvida incluir en el análisis final de los resultados activos-pasivos de la relación que tiene España con
Venezuela. En segundo lugar, las políticas se pueden valorar a los cinco meses, a los seis meses, al año, a los dos años, pero lo importante es valorarlas cuando los ciclos político democráticos concluyen. Sería por mi parte prematuro valorar los
resultados, los fracasos y los éxitos de la política. Sí le digo que lo que mantiene el Gobierno español es una política de principios democráticos. Y desde luego tenemos el principio democrático de mantener el diálogo y la relación con el
presidente de Venezuela, elegido democráticamente, que es el presidente Chávez. También deseamos e impulsamos que el proceso electoral, tanto en las elecciones legislativas como posteriormente en las presidenciales, se lleve a cabo con una gran
participación de todas las fuerzas políticas y con una mayor garantía de la institucionalización democrática. En mi intervención señalaba los puntos que todavía consideramos que hay que mejorar en las garantías y en las prácticas que pueden
encontrarse en el desarrollo político venezolano, pero también hacía un llamamiento


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muy claro a las fuerzas de la oposición, que deben asumir su importante cuota de responsabilidad. Porque el señor Arístegui decía: Bueno, a ver cómo se celebran las elecciones presidenciales, si no hay una participación, una abstención.
Pues participando, desde luego. Si se llama a bloquear y a boicotear las elecciones, no habrá participación política. Si queremos que la sociedad venezolana participe, todas las fuerzas políticas tienen que participar. Estoy de acuerdo con su
señoría en que hay que garantizar que las elecciones vayan a celebrarse con las debidas garantías y por eso el Gobierno está ya trabajando, como trabajó previamente para preparar y desarrollar las elecciones legislativas, para que la Unión Europea y
la propia comisión parlamentaria española que participó en la misión de observación electoral puedan tener todas las capacidades de intervención, de seguimiento y de observación para el desarrollo de las elecciones. Nuestra voluntad es que se
puedan llevar a cabo todos los procesos para garantizar el mejor desarrollo de las elecciones presidenciales. Pero insisto, se pone mucho énfasis en la actitud del presidente Chávez y yo también debería poner mucho énfasis, digo mucho énfasis, en
la actitud de las fuerzas de oposición, con las que España, el Gobierno -como han hecho algunas referencias a nuestro embajador-, incluso nuestra embajada en Caracas mantiene un contacto y una relación fluida.



El segundo elemento es la continua y recurrente venta de material de defensa a Venezuela. Señor Arístegui, con todos mis respetos, decir que con doce aviones y ocho patrulleras se cambia el equilibrio estratégico de la región ceo que es una
exageración. Si hablamos con conocimiento -y usted es un gran estudioso de la geopolítica y de la estrategia político-militar; ha escrito muchos artículos-, me dirá sinceramente si se cambia el equilibrio estratégico de la región porque hay doce
aviones u ocho patrulleras. Sinceramente creo que ha sido una interpretación de lo que pueden cambiar los equilibrios militares. Si estuviésemos hablando de armas de destrucción masiva, si estuviésemos hablando de algún tipo de guerra biológica o
guerra de capacidad de otra dimensión estratégica, lo comprenderíamos, pero no puedo y no comparto esa definición o sea percepción de que se está cambiando el equilibrio estratégico de la región.



No quiero entrar en polémica sobre los 100.000 rifles o suministros de la Federación Rusa, ya lo dije en otra comparecencia. En su día el gobierno del Partido Popular vendió mucha munición; los rifles solo se pueden disparar si tienen
balas para disparar. Nosotros no hemos vendido ningún elemento de munición, solamente equipos, aviones, patrulleras, pero nada de elementos de munición. Los rifles tienen que tener munición. Y el anterior Gobierno, el anterior Gobierno del PP
vendió munición; nosotros no hemos vendido munición. Cada Gobierno toma las decisiones que estima oportunas, pero vuelvo a señalar: creo que esta obsesión de que se cambie el equilibrio estratégico en la región no se corresponde con la realidad.



Cuba. Dice que la política del Gobierno ha sido ampliamente derrotada en el Parlamento Europeo. Hay una resolución, ya veremos lo que decide en junio el Consejo Europeo, que es el que marca la política. Con pleno respeto al Parlamento
Europeo, ha habido miembros del Partido Socialista que han votado esa resolución con elementos, pero no significa, vuelvo a indicarlo, que sea la política del gobierno? El diputado por Convergència i Unió ha señalado la política del Gobierno. ¿Qué
busca el Gobierno? El Gobierno busca mantener una relación bilateral, una interlocución con Cuba, para seguir definiendo los intereses españoles en la isla, para defender y promover los derechos humanos con unos objetivos, cosa que no ha dicho el
señor Xuclà pero añado yo -lo ha dicho de otra manera, pero no los objetivos claros-, para profundizar la democratización en Cuba y ampliar los espacios de democracia y de interlocución -cosa que se ha conseguido durante esta política y que no
existía con la anterior- y lógicamente garantizar que progresivamente tenemos más capacidad de influencia en Cuba. ¿Cómo se consigue esto, con la anterior política del anterior Gobierno o con la nuestra? ¿Cuáles son los resultados de la anterior
política del Partido Popular? Díganmelo. ¿Cuántos presos fueron liberados? ¿Cuántas reuniones de la denominada oposición se celebraron? ¿Dónde trabajaban estos embajadores, quiénes los recibían, con quién tenían interlocución? ¿Esos son los
resultados? Del año 2003 a que emplazaran las denominadas nuevas sanciones de la Unión Europea yo no vi ningún resultado tangible, concreto, específico. Y ahora ha habido resultados. Yo les diría que, como todo en política, tiene su tiempo, tiene
su momento y yo espero y deseo que en los próximos meses podamos incluso recibir y mejorar algunos de los resultados que hasta ahora hemos conseguido.



Contestando al señor Xuclà sobre el tema de Cuba, le diré que no sabemos si habrá comisión de derechos humanos en Ginebra, porque está el debate en estos momentos en Naciones Unidas de la creación del consejo de derechos humanos, y si se
establece el consejo de derechos humanos no habrá comisión de derechos humanos, pero diré que, de no ser así, habrá dos resoluciones, como las hubo el año pasado. Guantánamo o Cuba ya estaban el año pasado, y lo que ocurrió el año pasado es que se
abstuvieron los países occidentales sobre Guantánamo y la Unión Europea, incluida España, copatrocinamos la preocupación sobre los derechos humanos en Cuba. Estamos trabajando con las autoridades cubanas para promoverles, incentivarles, a que hagan
una propuesta seria en materia de derechos humanos, esperamos que así pueda hacerse, y veremos cuál será la situación para responder a esa preocupación que tenemos todos con los derechos humanos, en Cuba o en cualquier otro lugar; no hacemos
distinciones geográficas


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o ideológicas en relación con los derechos humanos.



Siguiendo con Iberoamérica, al representante de Coalición Canaria, a Luis Mardones, he de decirle que si es verdad que hay que intensificar nuestras relaciones con las organizaciones regionales, por ejemplo con la OEA; estamos tratando de
reforzar nuestra presencia en la OEA, somos observadores, pero queremos incluso participar en programas-proyecto de manera más intensa. Con ALCA la relación es comercial, no es la misma relación, no podemos entrar en ella, sí mejorar el
establecimiento de una zona de libre cambio. Y, lógicamente, con Mercosur si queremos establecer una relación privilegiada e impulsar las negociaciones con ocasión de la cumbre Unión Europea, América Latina, Caribe. Pero sobre todo nuestro empeño,
el empeño de esta Cámara tiene que ser dar a la comunidad iberoamericana un papel central de institucionalización y de coordinación de nuestras políticas con todo el continente latinoamericano. Ese es el gran reto que tendrá la secretaría general;
como españoles y como fuerzas políticas españolas tenemos la responsabilidad de lograr que la comunidad iberoamericana pueda intervenir en los distintos espacios económicos, comerciales, políticos y de libertad y seguridad -contestaré a la inquietud
del señor Xuclà- para dar una mayor institucionalización política a la relación entre España y Latinoamérica.



He contestado a las cuestiones sobre seguridad jurídica y ahora voy a referirme a la importante referencia que ha hecho a las cuestiones sobre emigración. La emigración es una nueva dimensión en nuestras relaciones con América Latina. Era
prácticamente inexistente en las décadas precedentes, ahora ya es una realidad cada vez más exponencial. Menciona el caso de Ecuador y de Colombia en Canarias; es verdad que ya la presencia ecuatoriana en España es casi superior a la marroquí y la
tendencia es que tanto colombianos como otros ciudadanos latinoamericanos tienen una lógica y positiva atracción por compartir su futuro y su trabajo en nuestro territorio. Por tanto, la inmigración va a constituir un punto de enlace y depende de
todos nosotros que, de ser una preocupación o amenaza, se convierta en una oportunidad y en un enriquecimiento mutuo. De ahí que la conferencia sobre inmigración, que todos debemos preparar adecuadamente, será el momento oportuno para tener una
visión mucho más global y mucho más enriquecedora del futuro de las relaciones migratorias entre el continente latinoamericano y España. Las remesas de inmigrantes son fundamentales. Contestando a Rosa Bonás, uno de los proyectos piloto es con
Ecuador y el otro con Marruecos; se han finalizado los elementos preparatorios del estudio y creo que en dos semanas se empezará ya a negociar con el Gobierno ecuatoriano, para ponerlo en práctica con entidades financieras, algunas de las cuales
tienen práctica en el envío de remesas de emigrantes, y que permita la relación financiera, bancaria, entre Ecuador y España para poder desarrollar una mejor utilización y priorizar el impacto que pueda tener la transferencia de las remesas.



Agradezco la iniciativa del señor Mardones de tener una relación con los embajadores de España en Latinoamérica. Aprovecho esta inquietud para anunciar que en el mes de mayo habrá una reunión de embajadores latinoamericanos que celebraremos
en Galicia y a la que estoy encantado de invitar a la Comisión de Asuntos Exteriores, para mantener en el formato que estimemos más oportuno un intercambio de puntos de vista y de información con los embajadores españoles en todo el continente
latinoamericano.



La convalidación del permisos de conducir continúa, es un elemento de trámite. Los distintos acuerdos de canje de permisos de conducir se hacen con razones técnicas y progresivamente; estuve a punto de firmar con Paraguay y con Venezuela
ya está prácticamente concluido. Seguiremos adelante.



Por último, en cuanto a la ocupación de tierras en Venezuela, sepa que es una de las preocupaciones principales que tiene el Gobierno español y que lógicamente vamos a intentar seguir. Ya dije con motivo de una pregunta que se me formuló en
el Senado que el Gobierno le da prioridad absoluta.
Hubo una reunión con los responsables de todos los afectados a este tipo de prácticas, con el embajador español, y hubo un reconocimiento explícito de este colectivo -leo- a la intervención
directa y decidida del embajador de España, cuya labor, en unión a la de otros funcionarios mencionados en el mismo escrito, ha servido para atenuar su situación de indefensión y de verdadera desesperación.



Por tanto, hay negociaciones, hay diálogo, algunos de ellos para retornar y volver a Canarias, con indemnizaciones que tienen que obtener y consensuar, y se ha evitado que surjan nuevas situaciones de inseguridad y de preocupación. No
obstante, y en caso de que si surjan, quiero señalar que, tanto en mi entrevista con el embajador de Venezuela en Madrid como con las actuaciones de nuestra embajada, seguiremos muy puntualmente todo este tipo de actitudes.



Señor Llamazares, en líneas generales siempre coincidimos, y estoy totalmente de acuerdo con su intervención. Aquí no hay matices, hay coincidencias en la necesidad de adaptar la política española a los nuevos retos en Iberoámerica. Dada
la existencia ahora de una nueva situación, el respeto debe ser nuestra línea de actuación, y todo esto tenemos que verlo en términos de esperanza y no de desafío y de apocalipsis, sino todo lo contrario. En estos momentos existe la voluntad de
abordar los problemas con visión de futuro. Los tres elementos -el representante del Grupo Parlamentario Popular estará de acuerdo con el señor Llamazares, como lo estoy yo- son: por un lado, autonomía en la polítíca exterior, respeto,
coordinación y relación con otros países y, por otro, respeto a la soberanía y compromiso latinoamericano. ¿Qué fuerza política española no va a estar de acuerdo con el señor Llamazares en esos tres puntos? Él lo ha indicado plenamente pero, por


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supuesto, también tenemos que utilizar nuestra capacidad y nuestra credibilidad para intervenir si las partes nos lo solicitan, pero no imponiéndonos, sino para ayudar a resolver conflictos. Es el caso de Colombia, en el que la diplomacia
española está trabajando con otras diplomacias en Cuba -precisamente, en Cuba- para tratar de resolver un problema grave que tiene el Gobierno de Colombia con el ELN. Por tanto, Cuba también trabaja a favor de la paz. De hecho, el Gobierno
colombiano está muy satisfecho de cómo están llevando los anfitriones cubanos las negociaciones con los tres países que participan en ellas para resolver el conflicto entre el ELN y las autoridades colombianas.



Por supuesto, también estoy de acuerdo con el señor Llamazares en lo referente a las políticas de desarrollo sostenible, en que hay que reforzar la integración regional Unión Europea-Mercosur, y en que hay que solicitar a las empresas
españolas -de hecho, le puedo garantizar que ya lo aplican- que tengan ese sentido de compromiso y responsabilidad social.



En cuanto a establecer matices por países, he de decir que no me gusta hablar de ejes -lo he dicho en varias ocasiones-, y, por tanto, no tenemos ejes en nuestra acción. Lo que sí tenemos son acuerdos de asociación estratégica con aquellos
países con los que, por razones múltiples, podemos suscribir una relación más privilegiada, como bien señalaba el señor Llamazares, porque hay que individualizar y caracterizar a cada uno de los países. La relación con Chile tiene su dimensión; la
relación con Brasil la suya, y las de Venezuela y Chile, la suya. Pero se da el caso de que con Argentina, Méjico, Chile y Brasil, podemos tener una relación más estructurada y avanzada, y eso es lo que deseamos mantener. También quiero señalarle
que con Cuba vamos a seguir manteniendo la misma política, con los mismo objetivos y con el mismo compromiso. La política no ha acabado después de dos años: es seguir insistiendo en lograr los objetivos que ya he señalado.



En relación con Haití, el Gobierno -todos los grupos parlamentarios estarán de acuerdo- considera que estamos en un momento fundamental para el futuro de este país. No podemos dejar de seguir comprometidos con la situación en Haití. El
Gobierno ya tuvo que participar en Minustah. Han cumplido con el plazo de las elecciones, y nuestro deseo sería redimensionar nuestra presencia con una mayor cooperación civil. Estamos estudiando, después de que concluya este proceso electoral,
cómo puede aumentar la Agencia Española de Cooperación Internacional su contribución en materia de cooperación y su voluntariado civil. Esperemos a ver si la situación se estabiliza y podemos dar un mayor componente civil a la presencia española, y
veremos cómo podemos responder a esta situación.



Señora Bonás, el modelo sobre las remesas es lógicamente un proyecto piloto con Ecuador. Los intereses de España son políticos, económicos, comerciales, de las empresas, pero también de la lengua, de la cultura, de los ciudadanos y, por
tanto, son globales, no son simplemente de la empresa y de los empresarios. Dicho esto, la presencia comercial inversora española es importante. Comparto con S.S. que el respeto es fundamental y que no tenemos que sentir ninguna aprensión, todo
lo contrario. Si una mayoría indigenista llega al poder, ese es el reflejo real de la sociedad que llega a gobernar ese país y, por tanto, sean criollos o sean indígenas, nosotros tenemos que trabajar, apoyar y reconocer su capacidad de futuro.
Por tanto, nos sentimos muy satisfechos de que en Bolivia una mayoría indigenista, a través de los mecanismos democráticos, haya alcanzado los mejores resultados en las últimas elecciones y haya podido gobernar.



Sobre Colombia y los derechos humanos, no tenemos ninguna dificultad en, que si hace falta, enviar misiones de observación. El Gobierno colombiano lo aceptará como también aceptó todo el seguimiento de la puesta en aplicación de la Ley de
justicia y paz. En ese sentido, cualquier iniciativa del Gobierno debe insistir en una presencia en materia de observación del desarrollo de los derechos humanos en Colombia.



Al diputado de Convergència i Unió le diré que comparto su análisis.
Hablaba de democracia, desarrollo y economía de mercado, pero también estaría la lucha contra la pobreza. El mercado es un instrumento, pero sobre todo lucha contra la
desigualdad. Respecto a la integración económica y la seguridad jurídica, creo que he contestado.



En relación con la cumbre Iberoamericana, dentro de ese paquete de emigración hay que incluir los elementos de readmisión y de acuerdos con los países de origen. El objetivo es crear, como se ha creado en Europa, el espacio Justicia,
libertad y seguridad. No estamos todavía en ese momento para poderlo avanzar, pero también sería negativo renunciar al objetivo final. Hay que ir paso a paso, y hay que ir creando una cooperación judicial iberoamericana para ser capaces de
alcanzar ese objetivo en el futuro.



Sobre Venezuela creo que he contestado a las inquietudes de S.S., y sobre Cuba, también.



Por último, del señor Estrella retengo el elemento de respeto a las decisiones de los pueblos latinoamericanos, que es la única manera de seguir fortaleciendo las instituciones y de hacer a España una interlocutora más legítima y más creíble
para ellos. Es una buena propuesta establecer índices para el seguimiento de los objetivos de la cumbre Iberoamericana.



Una breve referencia a Hamas. Empezaría por señalar al señor Llamazares que no se ha seguido el modelo argelino porque dicho modelo fue no aceptar el resultado de las elecciones, y se ha sido muy consciente de no repetir el error de
Argelia. El señor Llamazares preguntaba también qué sociedad palestina nos encontramos. Una sociedad que históricamente es la más avanzada, la más moderna -entre comillas-, la más laica de Oriente Medio, una sociedad que puede tender hacia una
radicalización islámica preocupante en el corazón de Oriente Próximo. Partiendo de esa reflexión, yo llevaría al ánimo


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de todas las fuerzas políticas españolas, como así lo he hecho con mis colegas europeos en los distintos debates que he mantenido en los últimos días y semanas, que la posición del Gobierno se basa en una doble actitud. La primera, lógica,
de respeto al resultado de las elecciones y una muy rápida y eventual formación de un Gobierno de Hamás. La segunda, que no debemos olvidar que el objetivo es conseguir la paz definitiva con Israel y una sociedad moderna y avanzada en Palestina.
Todos nuestros esfuerzos, como bien decía la diputada Bonás, deben ir dirigidos a no olvidarnos de mantener el marco institucional democrático que hemos ido construyendo difícilmente a lo largo de los últimos años. Por tanto, cuando se plantee el
tema de las ayudas siempre tendremos que tomar en consideración que no podemos eliminar, destruir o anular todos los esfuerzos de institucionalización que se han ido consiguiendo en Palestina, porque si lo hacemos, aparte de radicalizar a Hamás, le
daremos la oportunidad de establecer sus propios mecanismos de poder, sus propios mecanismos institucionales, eso sí, mucho más alejados y que harían casi imposible e irreversible una normalidad política democrática de futuro para Palestina y, por
tanto, para alcanzar un acuerdo definitivo con sus socios y vecinos israelíes. Esa es un poco la manera en que tendremos que trabajar en los próximos meses, y ese es el objetivo. Como es lógico, vamos a seguir siendo firmes en la exigencia a Hamás
por convencimiento propio, y si la utilización del terror ha sido siempre condenado por la Unión Europea y por todos aquellos defensores de la paz en Oriente Próximo, ahora le corresponde a Hamás responder a esas peticiones; peticiones que no
solamente incluyen el reconocimiento de Israel y los acuerdos firmados sino también el reconocimiento del proceso de paz, de ahí que tengamos que ser muy precisos en que el objetivo sigue siendo una paz duradera, justa y definitiva entre palestinos
e israelíes con la creación de dos Estados. Las treguas son bienvenidas, las medidas unilaterales son bienvenidas, pero eso no resuelve la ecuación de paz.
Una tregua de diez años está muy bien, pero si dicha tregua significa que no vamos a llegar
a un acuerdo definitivo en tres o cuatro años, no debe compartir el mismo compromiso de todos aquellos que defienden la paz. Medidas unilaterales para mejorar la vida, muy bien, pero si no van en la dirección de una paz definitiva entre palestinos
e israelíes lo que hace es retrasar el sufrimiento y una solución definitiva del problema de Oriente Medio.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, para turno de réplica, el portavoz del Grupo Popular, el señor Ricomá, ya que el señor De Arístegui excusó su presencia ante el señor ministro y la Mesa.



El señor RICOMÁ DE CASTELLARNAU: En primer lugar, quiero agradecer la presencia del señor ministro, puesto que no intervine al inicio de la comparecencia, así como las explicaciones que nos ha facilitado respecto al punto por el punto de
vista del Gobierno sobre las cuestiones que hoy han generado dicha comparecencia. Obviamente, el turno de réplica es más breve que el turno inicial, y si ya en ese turno la cantidad de materia que ocupa nuestra tarea esta tarde era mucha, me voy a
tener que ceñir única y exclusivamente a aquello que, de su segunda intervención, creemos que merece ser más comentado.



El tema de Hamás lo voy a tocar muy sucintamente porque ya se ha expresado la coincidencia en gran parte de los planteamientos aquí expuestos no solo con el Gobierno, sino de forma unánime con todos los grupos. De hecho es uno -y créanme
que me gustaría que fueran más- de los temas que va generando mayores unanimidades, afortunadamente, en otros trámites parlamentarios que se dirimen en esta Comisión. Simplemente quiero recordarle que sus palabras tengan el peso de su fuerza y que
el Gobierno tenga muy claro no solo lo que ya sabemos todos, que Hamás es un grupo terrorista calificado de esta forma por la Unión Europea, sino todo lo que ello conlleva. Y es que a veces los grupos terroristas lo que hacen es aprovecharse de
aquellas normas de juego, de aquellas reglas que, por la idiosincrasia de los que nos movemos en democracia, les permite flancos de penetración y alcanzar sus objetivos. Pienso que este ha de ser un principio que bede estar siempre presente.



Por otro lado, nos ha sorprendido ver la facilidad que ha habido en esta Cámara por parte de los grupos parlamentarios, sobre todo por el Grupo Parlamentario Socialista, para asociar el concepto de realismo a lo expuesto en función de la
afinidad que tuvieran con sus propias ideas.
Esto me parece un acto vanidoso, propio de la izquierda, y ya que viene al caso -porque estamos hablando de Iberoamérica-, con ciertos tics populistas. (Rumores.)


Me ha sorprendido ver también que la discrepancia se haya interpretado como la voluntad de sentar cátedra y de dar lecciones. No, la discrepancia es algo sano, natural y exigible, y si alguien lo interpreta como que lo que pretendemos es
dar lecciones o sentar cátedra tendrá que revisar cuáles son sus principios en relación con lo que debe ser el lógico juego democrático de contraposición de ideas. Lo que más nos ha sorprendido -y se está riendo el señor Llamazares- es que se
acusara al Grupo Parlamentario Popular de haber desarrollado un discurso de concepción colonialista sobre Iberoamérica por un grupo parlamentario que lo que está haciendo es ejercer el colonialismo ideológico al intentar que su concepción política
de la sociedad, que no ha tenido muy buen encaje en el mundo occidental, penetre y cuaje en aquellos países que padecen cierta alteración a la hora de sedimentar sus propios principios democráticos.



Señor ministro, me ha gustado la primera parte de su intervención, entre otras cosas porque ha dicho que el planteamiento que ha oído del Grupo Popular era coincidente en cuanto al análisis sobre lo que había expuesto


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el señor ministro. A partir de ahí, tendría que preocuparse el señor ministro de coordinarse un poco con el señor Estrella porque, si usted ha dicho esto, el señor Estrella nos ha estado acusando de un discurso desproporcionado, exagerado y
apocalíptico. Si hay coincidencia, no entiendo que el señor Estrella se haya dedicado única y exclusivamente a verter la opinión del Grupo Parlamentario Socialista apoyándose en la descalificación del Grupo Parlamentario Popular más que a explicar
cuáles son sus argumentos, sus razonamientos y sus puntos de vista sobre los asuntos que estábamos tratando. Su discurso ha sido de manual político: vamos a darle, y el contenido es lo de menos. De hecho, señor ministro, el Gobierno tiene un
problema y es que confunde la priorización con la pasión. Estamos todos de acuerdo en que hay que priorizar nuestra acción exterior en uno de sus puntos, que es América Latina. Pero a ustedes, a veces, y quiero creer que es por exceso de celo, les
puede la pasión, y esta los lleva a ser condescendientes y a dar apoyo precisamente a aquellos dirigentes, a aquellos regímenes que van en contra de lo que debe ser la atención del Gobierno de España para conseguir el número uno, la prioridad en
cualquier país, que es que funcionen bajo criterios democráticos. Venezuela ha sido uno de los países protagonistas en esta intervención. A nadie se le escapa, ni a usted mismo, señor ministro, cuál es la actitud del señor Chávez, que ha tomado
una deriva totalitaria. No es bueno que el resto de los países occidentales vea cómo el paladín de apoyo dentro de los países occidentales a esta línea totalitaria que Venezuela pretende exportar a otros países, sea precisamente el Gobierno de
España. El diálogo con el señor Chávez, evidentemente, sí, pero dialogar no significa ceder, no significa ser blando. Hay que dialogar para exigirle, hay que dialogar para dejarle las cosas muy claras sobre cómo se entiende desde cualquier
Gobierno cúal es el camino mejor para hacer prosperar a una sociedad, y no ese tono laxo y acrítico con el que ustedes vienen tratando al señor Chávez. Se han puesto ejemplos. Sobre la venta de armamento, usted se refugia en que es insignificante
o no tiene ningún peso la cantidad de armamento que se ha pretendido vender a Venezuela. Señor ministro, usted también lo sabe.
Puede que para Estados Unidos, para Rusia, para una potencia tradicionalmente militar no lo sea. Pero el volumen de
armamento que se ha transferido en el Caribe tiene su peso y su consideración. No nos venga con que la política del Gobierno de España en Venezuela es uno de sus mayores logros, porque lo único que conseguimos es que, aparte del recelo que está
generando, ver cómo abanderamos la gestión del señor Chávez. Hacemos el ridículo. Lo que está claro, señor ministro, es que la política española en Iberoamérica, y principalmente en Venezuela, está siendo uno de los grandes fracasos. Mientras
vayamos por este camino, el señor Chávez va haciendo su camino, que es posibilitar su permanencia al frente del Gobierno desde el aspecto legal, desde el aspecto jurídico, es decir, el proceso típico que observamos del populismo a la actitud
dictatorial. Y usted sabe que el señor Chávez, aunque en Venezuela esté prohibido, y ya está haciendo su campaña electoral. Tiene todos los instrumentos en su mano: los precios del petróleo, la ausencia de controles en cuanto al manejo del
dinero, el importante volumen recaudatorio a nivel tributario, el control de los medios de comunicación, y cada vez más, ya sin descaro, hasta afirmaciones como las que hizo no hace mucho en el Parlamento, donde dejó bien sentado que habían llegado
y que de allí no lo movía absolutamente nadie. Por tanto, permítame que en mi grupo mantengamos una fuerte crítica hacia la imagen que está dando su Gobierno, que por extensión no es solo la del amparo o la del ser blandos con una actitud en
concreto del señor Chávez, sino que lo es también con todos los ramales que la acción y la influencia del señor Chávez va teniendo en Iberoamérica y en otros países. Que quede claro que el Grupo Parlamentario Popular en ningún caso ha cuestionado
el resultado electoral de Bolivia. Lo digo porque ha habido pinceladas que intentaban poner en duda esto. No señor. Aceptamos perfectamente el resultado de todos los informes y de todos los análisis que se han hecho.
El resultado es el que es, y
el trabajo ha de ser también a partir de lo que este resultado ha acabado otorgando, y sobre todo, como se ha comentado, en función de lo que el nuevo presidente de Bolivia está asentando.



Sobre Cuba, que ponga usted en cuestión el resultado de una votación del Parlamento Europeo, que la ningunee o que la minimice diciendo que ya el Parlamento se ha pronunciado de tal manera, pero que ya veremos lo que pasa en adelante, me
parece francamente frío. La la última resolución que existe en el Parlamento Europeo deja bien claro que su Gobierno se ha equivocado una vez más en cuanto a la política de Cuba. Una política que, a lo mejor, ha conseguido, como usted decía,
muchas liberaciones y excarcelaciones, pero si mira el balance de las personas que se han liberado en su periodo y las que han ingresado en prisión, lo que está claro es que hoy en Cuba hay muchos más presos políticos que los que había cuando
finalizó la etapa del Gobierno popular. Por tanto -y acabo antes de que me lo indique el señor presidente con palabras, pues lo ha indicado antes por gestos-, recalco el efecto negativo de su política en Iberoamérica con las agravantes que tiene,
teniendo en cuenta que precisamente Iberoamérica -y en eso sí coincidimos- es uno de los pilares, una de las prioridades que debemos afrontar en cuanto a nuestra acción exterior.



El señor PRESIDENTE: Por parte del Grupo Parlamentario de Colación Canaria, tiene la palabra don Luis Mardones.



El señor MARDONES SEVILLA: Agradezco al señor Moratinos, nuestro ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, la respuesta que ha dado a mi intervención


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y su acogimiento. Celebro que se vaya a celebrar esa reunión con embajadores en Galicia, a la que gustosamente acudirán, si se cursa la invitación en su momento, el presidente de esta Comisión de Asuntos Exteriores, el señor Duran i Lleida,
y los portavoces. Con muchísimo gusto expresamos nuestro deseo de colaboración.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Llamazares.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Agradezco al señor ministro su valoración de nuestra intervención y las coincidencias que se han dado. En todo caso, quiero decir algo que nos parece importante. En nuestra opinión, estamos en un proceso de
aceleración histórica en América Latina. Han cambiado muchas cosas, pero van a cambiar muchas más si no nos equivocamos. Por ejemplo, el eje andino tiene toda la pinta de ir a cambiar por influencias políticas y culturales; probablemente, como ha
dicho usted.
Centroamérica va a cambiar también en los próximos meses. Nos encontramos ante un proceso de aceleración histórica, y en ese sentido reclamamos al Gobierno que también acelere su nueva política en América Latina. Estamos convencidos
de que los aspectos económicos que hemos comentado de integración y de colaboración política son imprescindibles, y volvemos a transmitírselo al señor ministro.



Querría comentar algo que me ha llamado la atención, porque hasta ahora la enfermedad que la derecha atribuía a la izquierda era la envidia, y ahora resulta que es la vanidad. (Risas.) Algo al menos hemos cambiado en favor de la izquierda,
porque que nos acusen de vanidosos no está mal. Lo que sucede es que estoy viendo una actitud muy soberbia, en general, con respecto a América Latina, y eso, la pasión política, la soberbia, tiene muchos peligros, entre ellos una cierta paranoia.
En América Latina lo mejor en estos momentos de aceleración y de cambio es ser permeables, entender y escuchar y no tratar de trasladar modelos. Lo que quiero trasmitirle al Grupo Parlamentario Popular es tranquilidad, porque no tenemos eso que
usted denomina relación con el nuevo fantasma que recorre América Latina. ¿Se acuerdan del fantasma que recorría Europa? Ahora el fantasma que recorre América Latina es el chavismo- indigenismo. No tenemos esa relación con el chavismo-
indigenismo que nos atribuye; sí estamos muy atentos de lo que pasa en América Latina, y espero que el Gobierno haga lo mismo.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, por el Grupo Parlamentario de Convergència i Unió, el señor Xuclà.



El señor XUCLÀ I COSTA: Estaba pensando en qué calificativos se pueden vincular a este grupo más allá de la vanidad que tiene respecto al resto.
(Risas.-Un señor diputado: Otro día.) Otro día será.



Señor ministro, las ganas atropelladas de decir demasiadas cosas han hecho que mi referencia a Guantánamo y a la resolución de la Comisión de Derechos Humanos la hiciera sin matices y sin explicación previa. Es cierto, como decía usted, que
el año pasado también hubo resolución de Guantánamo. Creo que la diferencia importante es que este año la voz de la Unión Europea es distinta de la del año pasado, en la línea de los planteamientos -entre otros- de la canciller Merkel de decir las
cosas claras y por su nombre, con respeto a los derechos humanos y en una relación de igual a igual con Estados Unidos.



Respecto a Cuba, usted lo ha dicho de forma colateral, pero seguramente en breve serían muy necesarios algunos gestos para mantener el vigor de su posición del diálogo crítico. La excarcelación de algún preso de conciencia sería un gesto -y
algo más que un gesto- muy necesario en el actual contexto y en la política hacia Cuba.



Finalmente, sobre algunos países, usted ha dicho que se tiene que hacer la valoración al final del ciclo, al final de la legislatura. Creo que a los dos años, en el meridiano de la legislatura, ya se puede hacer alguna valoración. Le
quiero reiterar lo que decía antes: la política española de influencia crítica y sofisticada hacia Venezuela me parece que no consigue todos los objetivos que se habían perseguido. Le planteo simplemente un objetivo elemental pero muy importante:
la posibilidad de que en las próximas elecciones la oposición -hay oposición decente en Venezuela y debemos separar algunas cosas de otras- pueda participar con total garantía en los procesos electorales. A continuación también le tengo que
reconocer lo que usted ha dicho respecto a la mejora de las relaciones entre Venezuela y Colombia, por ejemplo, fruto de estas gestiones.



Para terminar, rogaría a los que lo han hecho que no hagan una utilización bastante superficial de la resolución del Parlamento Europeo sobre Cuba, porque quienes lo han hecho saben perfectamente que el Parlamento Europeo entregó ex aequo
junto con otros dos el premio Sajarov a las Damas de Blanco y que la resolución fue una opción de consenso ante otra opción que suponía más riesgo desde un punto de vista diplomático, que era mandatar al presidente del Parlamento entregar el premio
en Cuba. Lo digo porque a veces las cosas requieren un punto de sofisticación y esta fue una solución planteada por los mismos que ahora utilizan esta resolución para invocar discrepancias entre la posición del Gobierno y la del Parlamento Europeo,
que es una posición de defensa de la democracia y de los derechos humanos en Cuba, que debe ser objetivo compartido de todos los miembros de esta Comisión.



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista tiene la palabra el señor Estrella.



El señor ESTRELLA PEDROLA: Señor presidente, me permitirá que en primer lugar exprese mi sorpresa,


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porque probablemente mi intervención de hoy en esta Comisión ha sido en la que menos referencia he hecho al discurso del portavoz del Grupo Popular, entre otras cosas, porque ha dicho tantas barbaridades que hubiera tenido que dedicarle toda
mi intervención. El Grupo Popular se ha situado ya en una posición tan excéntrica, con todos los significados del término, que he preferido ignorar la mayor parte de las cosas que ha dicho. Eso sí, se ha referido a los terroristas, y eso no se
puede dejar pasar impunemente.
Esas cosas no se pueden dejar pasar y por eso lo he dicho.



De las intervenciones del ministro y de los portavoces creo que se desprende un entendimiento general de que tenemos que avanzar hacia una definición estratégica de la acción de España en un momento tan importante como este para América
Latina, sobre los ejes que han definido el ministro y los portavoces. Coincido con lo que se ha dicho sobre que hay un momento importantísimo, con procesos de transformación que pueden tener incidencia subregional y probablemente regional. Estamos
viviendo todavía el de Brasil -del éxito de la experiencia de Brasil dependen muchas cosas en el conjunto de la región y más allá de la región- y comienza ahora otra experiencia en Bolivia. Que la experiencia de Bolivia triunfe o acabe devorada por
alguno de los que la han apoyado -seamos conscientes de que si a otro gobierno de los tradicionales se le daba un año hasta que al final se veía que era incapaz de cumplir las cosas que había prometido, al Gobierno actual de Bolivia probablemente se
le van a dar cien o ciento cincuenta días-, que esa sea una experiencia que fortalezca la gobernanza, que sea capaz de empezar a demostrar que puede abordar los problemas profundos que tiene esa sociedad, la desigualdad, la pobreza, los problemas
del desarrollo, va a ser esencial para establecer también un modelo determinado para el conjunto de la región andina. Creo que esa debe de ser una prioridad para España.



Quiero comentar algo que me parece grave. Se puede pensar lo que se quiera de Venezuela, cada uno tiene sus criterios, yo tengo los míos y pienso -y esto lo digo a título estrictamente personal- que el problema del presidente de Venezuela
es que no ha cumplido la mayor parte de las cosas que prometió a la ciudadanía y quizá para quebrar las insatisfacciones que eso puede producir ha creado un fantasma que ha agigantado, que es el de Estados Unidos. Creo que es una política errónea,
pero eso no me lleva a ir a la confrontación con el señor Chávez. Simplemente digo y constato que creo que es una política errónea. Pero no digamos que Chávez tiene la capacidad de influencia como para desestabilizar todo un continente, porque si
aceptamos ese principio entonces creo que tendríamos que sentarnos seriamente no solo nosotros sino todas las grandes potencias del mundo con el señor Chávez, y como eso es irracional, pongamos las cosas en su justo sitio. En Bolivia lo que ha
habido ha sido un proceso interno en el que habrá influido algo, la misma influencia que puede tener el señor Aznar en Méjico, para bien o para mal, en un sentido y probablemente más bien en el otro. Es así, provoca impulsos positivos y también
impulsos negativos en las sociedades.



Sobre Cuba simplemente quiero mencionar una cuestión, señor presidente. La situación anterior era insostenible, era negativa para los intereses de España y de la Unión Europea, lo decía el ministro. Estar pagando embajadores allí para que
no los recibieran sus interlocutores naturales, que eran las autoridades cubanas, para que no tuvieran margen de maniobra era un sinsentido. Se ha puesto en marcha una política que corrige algunos de esos errores; se han conseguido algunos
resultados; en cualquier caso, se tiene la capacidad de influir. Ahora bien, constatemos también, y lo digo desde el Grupo Socialista, que probablemente las autoridades cubanas no han sabido apreciar suficientemente el importante esfuerzo que se
ha hecho desde los países de la Unión Europea, y muy particularmente desde España, para corregir una posición común que no beneficiaba a nuestros intereses, con lo cual abandonar esa posición común absurda que se estableció hace unos años sigue
siendo lo lógico, lo coherente y la mejor manera de defender nuestros intereses. Otra cosa es que en la posición actual quisiéramos ver un mayor entendimiento y un mayor aprecio por parte de las autoridades cubanas del paso importante que se ha
dado, porque creo que es muy importante también para el futuro de Cuba.



Termino con una reflexión. Por supuesto que invocamos los que hemos hablado de realismo ese término que no es una simple palabra sino un concepto de ciencia política y de relaciones internacionales. Creo que eso es lo que caracteriza la
visión que hemos expresado aquí casi todos los portavoces. ¿Eso es vanidad? No sé, pero en cualquier caso desde luego no es ni prepotencia ni pedantería, y en eso es en lo que hemos intentado no caer.



El señor PRESIDENTE: Señor ministro.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Agradecer de nuevo el tono general, a pesar de las diferencias del Grupo Popular. Sobre Hamás expresamos nuestra satisfacción porque son temas de unanimidad y
todos tenemos que trabajar en ese sentido y creo que es un buen comienzo para ir construyendo desde Oriente Próximo hacia Occidente el consenso en política exterior.



En relación con Iberoamérica y Latinoamérica decía el representante del Grupo Popular que el Gobierno tiene un problema en la dialéctica entre priorización y pasión, y que nos llevamos por la pasión para dedicar toda nuestra atención a
Venezuela y a Cuba. Yo creo que la pasión la tienen ustedes con Cuba y Venezuela. ¿Cómo se manifiesta el compromiso, la acción, el interés de un Gobierno con los países en la proyección exterior?


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ssNo obstante, lógicamente, seguimos trabajando para que el marco y los espacios democráticos se consoliden. En cuanto a la prensa, se dirá eso, pero, sinceramente -como dije en una intervención tras la visita del presidente del Gobierno,
señor Rodríguez Zapatero-, no sé si usted ha ido a Caracas, pero todos los días se hacen críticas directas al Gobierno de Chávez con plena libertad ¿Que hay que mejorar? Todos trabajamos para eso. Me dice el señor Xuclà, que se ha fracasado y que
me pediría el objetivo de que se puedan celebrar las próximas elecciones con plenas garantías. Claro. Ya he demostrado que la acción del Gobierno ha permitido que se celebrasen las elecciones legislativas con plenas garantías. Lo que ocurrió fue
que la oposición no quiso participar. El temor que tenemos es que la oposición, temerosa quizá de perder nuevas elecciones, tampoco quiera participar. Lo que tiene que hacer el Gobierno de España, sin tomar partido a favor del señor Chávez o de la
oposición, es garantizar que puedan celebrarse con transparencia, con seguridad, etcétera. Y es lo que haremos. Si se va a valorar al Gobierno y la acción y los objetivos de la política con Venezuela porque haya unas elecciones democráticas, pues
creo que lo vamos a conseguir. Si lo conseguimos, espero que en la próxima comparecencia el señor Xuclà diga: La política española ha dado sus resultados en Venezuela. Porque eso lo vamos a conseguir. Pero no es suficiente, estamos de acuerdo
con el diputado Estrella, no estamos satisfechos de todo lo que ocurre en Venezuela. Por eso participamos en acciones para favorecer la oposición en el sentido de diálogo, de creación de consenso y de mejora de los instrumentos. Claro que estamos
trabajando, y tenemos capacidad de diálogo y de transmitir esos mensajes. En cuanto a la priorización o pasión por unos países, le digo que es la menos posible. Son ustedes los que traen de manera recurrente el tema de Venezuela, que, vuelvo a
decir, no podemos ignorar que está precisamente en la relación con Latinoamérica y tenemos una obligación de proteger a los españoles, a los que han tenido algunas veces situaciones difíciles como la expropiación de tierras. Tenemos que tener
capacidad de intervención y por eso debemos tener una buena interlocución con las autoridades venezolanas.



Lo mismo ocurre con Cuba. Primero, en ningún momento he ninguneado ni he dicho que no tienen valor las decisiones del Parlamento Europeo. Todo lo contrario. Soy un europeísta, conozco los distintos niveles, pero el Parlamento Europeo
también se pronunció en otro momento a favor de una política y luego el Consejo de Ministros tomó otra decisión. Como ha dicho el diputado Xuclà, esta resolución estaba enmarcada dentro de una situación política. Eso no es valorar el fracaso de la
política que ha impulsado España en Europa. No, es una expresión del Parlamento Europeo que yo respeto plenamente y que incluso nos puede ser útil y extremadamente favorable para nuestro diálogo con las autoridades cubanas. En relación con las
decisiones políticas, tal y como está la arquitectura institucional europea -y no es que ignore lo que piense el Parlamento Europeo-, el Consejo de Ministros es el que tiene la última palabra porque así lo hemos decidido todos los Estados miembros.
Si fuésemos a un proceso de reforma constitucional veríamos cómo cambia la voz y la actuación del Parlamento Europeo, pero yo siempre tomo en consideración al Parlamento Europeo porque es fundamental, pero la política la juzgarán definitivamente los
jefes de Estado y de Gobierno y los ministros en el Consejo Europeo. Por tanto, la situación de Cuba se puede valorar de una manera u otra, si ha habido avances o no, o que hay que mejorar, pero yo vuelvo a señalar lo mismo que se ha avanzado en
relación con la política anterior. Dice usted que el número de excarcelados es menor que el de presos políticos, pero yo no lo creo, por la importancia cualitativa de los que han sido excarcelados. Siempre me refiero a un caso, pero nunca se le da
importancia: Beatriz Roque es la que permitió celebrar un congreso con un número importante de opositores -creo que participaron 200-, luego tenía capacidad de movilización y de diálogo con el sector de disidentes, y eso se logró con la nueva
política. Dicho esto, somos conscientes de la necesidad de que Cuba avance en la promoción de los derechos humanos. Estamos tratando de que haga una oferta de promoción y defensa de los derechos humanos que vaya al encuentro de lo que consideramos
que debe ser una relación normal entre países que tienen un marco de relaciones bilaterales adecuado. Por lo tanto, seguiremos insistiendo en ese campo y esperamos obtener una situación favorable.



Concluyo, señor presidente, señalando que creo que ha sido una comparecencia útil, que nos ha servido a todos para acercar posiciones, para comprender los interrogantes de unos y de otros, y las últimas intervenciones tanto del señor
Llamazares como del señor Xuclà como del señor Estrella van en la idea y en la dirección de que tenemos que ir construyendo una política española hacia Latinoamérica que, como decía el señor Llamazares, comprenda la aceleración de la historia. Es
verdad, a veces nos olvidamos los políticos y los parlamentarios de que hoy la historia vive momentos de aceleración, y cuando reflexionamos o tratamos de tomar decisiones a veces las agendas de los pueblos o las agendas sobre el terreno nos
desbordan. Yo creo que la responsabilidad o la misión de un político es adelantarse a esos movimientos o tratar por lo menos de encauzarlos, respetando las decisiones de los ciudadanos, pero también tratando de acomodar los intereses en este caso
de todos los españoles.



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro, por su comparecencia.



Se levanta la sesión.



Eran las siete y treinta y cinco minutos de la tarde.