Publications

DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 42, de 30/05/2001
PDF





DIARIO DE SESIONES DE LAS CORTES GENERALES



COMISIONES MIXTAS



Año 2001 VII Legislatura Núm. 42



PARA LA UNIÓN EUROPEA



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JOSEP BORRELL FONTELLES



Sesión núm. 11



celebrada el miércoles, 30 de mayo de 2001, en el Palacio del Senado



ORDEN DEL DÍA:



- Comparecencia, a petición del Grupo Parlamentario Popular, del
Secretario de Estado de Asuntos Europeos, Excmo. Sr. D. Ramón de
Miguel y Egea, para informar sobe las nuevas relaciones entre Estados
Unidos de Norteamérica y la Unión Europea en materias relacionadas
con la Defensa y con la Política Exterior y Seguridad Común (PESC).

(Número de expediente del Senado 713/000182 y número de expediente
del Congreso 212/000423.) ... (Página 938)



Contestación del Gobierno a las siguientes preguntas:



- De doña Ludivina García Arias, del Grupo Parlamentario Socialista,
sobre la posición del Gobierno sobre el grado de coordinación de los
servicios comerciales de las Embajadas españolas en el Sudeste
Asiático y de las empresas españolas con los programas de la Unión
Europea de promoción empresarial y comercial en esa área geográfica.

(Número de expediente del Senado 683/000044 y número de expediente
del Congreso 181/000613.) ... (Página 948)



Página 938




- De don Gabriel Mato Adrover, del Grupo Parlamentario Popular,
pidiendo información acerca del Acuerdo del Consejo de Ministros de
Asuntos Generales de la Unión Europea por el que se aprueba un Plan
de liberalización en los intercambios comerciales con los Países
Menos Avanzados (PMA), con especial incidencia sobre las
repercusiones que dicho acuerdo pudiera tener para el plátano de
Canarias. (Número de expediente del Senado 683/000050 y número de
expediente del Congreso 181/000658.) ... (Página
950)




- De don Diego López Garrido, del Grupo Parlamentario Socialista,
sobre la posición del Gobierno ante una posible reforma del derecho
de asilo en la Unión Europea. (Número de expediente del Senado 683/
000052 y número de expediente del Congreso 181/000702.) ...

(Página 952)



- De don Guillermo Martínez Casañ, del Grupo Parlamentario Popular,
sobre la posición del Gobierno sobre la adhesión de Chipre a la Unión
Europea. (Número de expediente del Senado 683/000054 y número de
expediente del Congreso 181/000716.) ... (Página
955)




Se abre la sesión a las doce horas y quince minutos.




El señor PRESIDENTE: Señorías, se abre la sesión.




- COMPARECENCIA, A PETICIÓN DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR, DEL
SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS PARA INFORMAR SOBRE LAS
NUEVAS RELACIONES ENTRE ESTADOS UNIDOS DE NORTEAMÉRICA Y LA UNIÓN
EUROPEA EN MATERIAS RELACIONADAS CON LA DEFENSA Y CON LA POLÍTICA
EXTERIOR Y SEGURIDAD COMÚN (PESC). (Número de expediente del Senado
713/000182 y número de expediente del Congreso 212/000423.)



El señor PRESIDENTE: Señor Secretario de Estado, tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
Muchas gracias, señor Presidente.

Comparezco gustosamente una vez más ante la Comisión Mixta para
informar sobre estos temas verdaderamente relevantes y de actualidad,
sobre todo en estos días: las relaciones entre la Unión Europea y
Estados Unidos, especialmente en materia de Defensa, de Política
Exterior y de Seguridad Común. Hoy hemos tenido un día de densa
actividad en relación con los temas de la Unión Europea. Desde esta
mañana hemos estado hablando de la creación de las subcomisiones para
la ampliación y para el futuro de Europa. Me parece que ésta es una
ocasión tan buena como cualquier otra para manifestar mi satisfacción
por estar hoy aquí y mi total disponibilidad todas las veces que se
requiera mi presencia.

Ante todo, quisiera encuadrar el tema de la comparecencia en el marco
más amplio de las llamadas relaciones transatlánticas, lo que se
llama en la jerga comunitaria la relación entre Estados Unidos y la
Unión Europea. Las relaciones transatlánticas, pese a los avatares
que han sufrido hasta ahora, y sin duda seguirán sufriendo, se basan
en unos valores compartidos tanto por Estados Unidos como por la
Unión Europea: la defensa y la promoción de la paz, de la
estabilidad, de los valores democráticos, de los derechos humanos y
del desarrollo de los intercambios de toda naturaleza. Todo esto es
tanto más importante cuanto que se trata de los dos principales
actores de la escena mundial en la actualidad, la Unión Europea y
Estados Unidos.

Cuando se habla de las relaciones entre Estados Unidos y la Unión
Europea hay que recordar que éstas se institucionalizaron
-naturalmente existían de siempre- a partir de 1990, en la llamada
«Declaración Transatlántica», que establecía una serie de principios
comunes y unos órganos regulares de consulta a distintos niveles, que
incluía una cumbre cada semestre y una reunión de ministros de
Asuntos Exteriores también cada semestre. No se ha insistido lo
suficiente sobre la enorme aportación que hizo la presidencia
española en 1995, porque la «Transatlantic Charter», la «Carta
Transatlántica» y el planteamiento de la nueva Agenda Transatlántica
que se negoció íntegramente durante la última presidencia española en
el segundo semestre de 1995, fue uno de los grandes planteamientos
estratégicos que se hicieron durante la presidencia española; además,
algunos miembros de la Unión creían incapaz a España de poderlo
realizar. Supuso un paso adelante, insertando la Política Exterior y
de Seguridad Común y la Cooperación Intergubernamental en asuntos de
Justicia e Interior en la Agenda, que al principio era casi puramente
comercial. Se trataba de superar relaciones exclusivamente centradas
en competencias comunitarias, y más específicamente en temas
comerciales, para crear una asociación



Página 939




global que abarcara todos los ámbitos de cooperación posible en el
marco de la Unión Europea, incluso en aquellos sectores que siguen
siendo de naturaleza intergubernamental. En esta línea, Estados
Unidos y la Unión Europea han intentado siempre una coordinación de
sus posiciones en materia de política exterior no solamente limitadas
al continente europeo.

Por supuesto, no ignoro que en ocasiones existen diferencias de
criterio y de percepción entre Estados Unidos y la Unión Europea en
temas y foros tan importantes como el control de armamentos, Naciones
Unidas, actuación del Tribunal Penal Internacional, la aplicación de
la pena de muerte o la utilización de instrumentos extraterritoriales
con fines de política exterior. Las limitaciones institucionales de
la propia Unión Europea establecidas por los Tratados, las
interferencias del Congreso y del Senado de Estados Unidos en las
actuaciones del Presidente norteamericano, las competencias
diferenciadas de la Administración Federal de los Estados Federales
norteamericanos, la frecuente tendencia norteamericana al
unilateralismo y a plantear su relación con Europa en materia de
seguridad y defensa exclusivamente desde el prisma de la Alianza
Atlántica, son factores que pueden haber dificultado en determinados
momentos alcanzar el objetivo que nos marcamos durante la presidencia
española de 1995 al aprobar la Nueva Agenda Transatlántica, que se
plasmó en una frase acuñada: «Tender puentes sobre el Atlántico»,
Building bridges across the Atlantic. Ése era el motor de la Nueva
Agenda Transatlántica.

En 1998 la Asociación Económica Transatlántica y en 1999 la Cumbre
Transatlántica de Bonn ampliaron, profundizaron e intensificaron las
relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea. El próximo 14 de
junio, el Presidente Bush va a participar por primera vez en una
reunión que no es solamente cumbre bilateral, sino también una
reunión con el Consejo Europeo, con ocasión del Consejo Europeo de
Göteborg, en el que se abordarán fundamentalmente la ampliación de la
Unión y de la Alianza Atlántica, que son los dos grandes retos
planteados en este momento. No cabe excluir que los Jefes de Estado y
de Gobierno europeos y el Presidente Bush discutan, siquiera
brevemente, temas tan de actualidad como la evolución de la situación
en los Balcanes y Oriente Medio, las relaciones con Rusia o el cambio
climático, tema que divide fundamentalmente a europeos
y norteamericanos. En todos estos temas, las posiciones americanas y
europeas revelan algunas divergencias que incluso se apuntan
significativas precisamente por el cambio de orientación de la nueva
administración republicana de Estados Unidos.

En el orden económico y comercial, la magnitud de las cifras pone de
relieve la importancia de las dos partes. En el año 1999, los Estados
miembros de la Unión Europea invirtieron 625.000 millones de dólares
en Estados Unidos, es decir, un 63 por ciento de la inversión
exterior europea fue a Estados Unidos; y Estados
Unidos invirtió 512.000 millones de pesetas en Europa, que es, más o
menos, el 45 por ciento de toda su inversión exterior. También sirven
de referencia las exportaciones: las de Europa al mercado americano
fueron por un valor de 195.000 millones de dólares, y las americanas
en Europa de 149.000 millones de dólares. En cuanto a las
exportaciones por servicios, que es un capítulo fundamental en el
mercado globalizado en el que vivimos, en 1999 Europa exportó 194.000
millones de dólares, frente a 87.000 millones de dólares de América
hacia Europa. Me gustaría subrayar la coincidencia entre la
exportación de bienes comerciales y la exportación de servicios.

Teniendo en cuenta la dimensión de estas cifras, los contenciosos
entre la Unión Europea y Estados Unidos, de los que oímos tanto
hablar, son frecuentes, pero, pese a la importancia en términos
sectoriales, significan apenas entre un 1 y un 2 por ciento de los
intercambios bilaterales. Los temas de la carne hormonada y de los
plátanos parece que causan un gran conflicto con Estados Unidos -y,
en efecto, lo son-, pero ni siquiera afectan al 2 por ciento de los
intercambios. Es evidente que tanto Europa como Estados Unidos van a
seguir defendiendo sus posiciones con toda firmeza en cada uno de
esos contenciosos, pero es también obvio que las dos partes se han
esforzado, y seguirán esforzándose, por limitar en la medida de lo
posible las consecuencias de estas divergencias. Algunos de estos
contenciosos siguen hoy abiertos. También debo decir que es una buena
noticia que el nuevo U.S. Trade Representative, Bob Zoellick es una
persona que ha demostrado en su corto período de mandato muchísima
más flexibilidad y apertura que la señora Barshelsky, con la cual era
muy difícil el diálogo. Yo puedo afirmar, porque lo ha dicho
públicamente delante de mí, que al señor Lamy le parece que el
diálogo con Bob Zoellick sobre todos estos temas comerciales está
mejorando, y, de hecho, ya tenemos un resultado palpable, que yo creo
que ha dado satisfacción desde luego a España, y sobre todo a algunos
miembros de esta Cámara, que es el arreglo del contencioso de las
bananas.

La verdad es que sigue habiendo contenciosos: el tema de la carne
hormonada, la aplicación de derechos compensatorios por Estados
Unidos a las exportaciones de acero -que preocupan
extraordinariamente a la industria siderúrgica europea-, el problema
del plátano -que, como ya he dicho, se ha resuelto-, y el tema de las
leyes con efectos extraterritoriales, fundamentalmente la D’Amato y
la Helms-Burton Act, que, a pesar de las afirmaciones que hizo el
recién nombrado Secretario de Estado sobre la posibilidad de dejar
eso de lado, no parece que por la composición de las comisiones en el
Congreso y en el Senado vaya a cambiar mucho, porque el poderoso
Senador Helms está todavía manejando mucho; ya sé que no es ya el
«Chairman del Foreign Relations Committee», pero desde luego todavía
tiene una gran influencia sobre la Administración



Página 940




americana. Los temas de las subvenciones a aeronaves, que pueden
afectar al proyecto A-380 de Airbus, el del nivel sonoro de los
aviones y el de los beneficios fiscales a empresas americanas a
través de la «Foreign Sales Corporation» (FSC) están en este momento
en duro debate.

Dentro de seis meses se inicia un nuevo período de presidencia
española, y de nuevo el tema de las relaciones transatlánticas vuelve
a estar sobre el tapete, precisamente porque hemos pasado cinco años
de más o menos enfriamiento y crisis y tenemos una etapa nueva. Yo
creo que nuestra presidencia puede ser particularmente importante por
lo que se refiere a las relaciones transatlánticas. Entiendo que la
Unión Europea intentará desarrollar al máximo el potencial de la
nueva Agenda Transatlántica y poner en práctica las propuestas y
sugerencias recogidas en la reciente Comunicación de la Comisión,
cuyo título ya es en sí mismo un programa: «Hacia un refuerzo de la
relación transatlántica orientada hacia la dimensión estratégica». La
presidencia española, por tanto, tendrá que seguir desarrollando la
cooperación entre la OTAN y la Política Exterior y Seguridad y
Defensa, coordinándose con Estados Unidos para hacer frente a los
conflictos regionales. La organización y el sistema de comercio
multilateral, en lo que difieren Estados Unidos y la Unión Europea,
esperamos que se desarrolle a partir de la Conferencia de la
Organización Mundial del Comercio, que se va a celebrar en Qatar en
noviembre; esperamos que si efectivamente esa conferencia tiene
éxito, entremos en una interacción grande para salvar esta ronda.

Los temas de energía, en los que la Unión Europea y Estados Unidos
comparten parcialmente inquietudes en relación con la seguridad de
abastecimiento y la estabilidad de los precios, seguirán en la
Agenda, así como los temas relacionados con el medio ambiente,
protección del consumidor, la cooperación al desarrollo y la economía
digital. No hace falta subrayar que la entrada en vigor del euro a
comienzos de la Presidencia española puede también suscitar temas de
diálogo y cooperación con Estados Unidos en un marco macroeconómico,
y muy particularmente en el marco del G.7 o G.8, que va a tener su
reunión durante nuestra presidencia, precisamente el día 28 de junio,
en Otawa, al que, naturalmente, el Presidente del Gobierno español
asistirá en nombre de la Unión.

Al margen de algunas referencias que he hecho hasta ahora, podemos
abordar, si sus señorías lo permiten, más concretamente las materias
relacionadas con la seguridad y la defensa, porque, al fin y al cabo,
era la sustancia de la comparecencia. En estas materias, las
relaciones de la Unión Europea y Estados Unidos han venido sufriendo
vaivenes cíclicos, a veces difíciles de enjuiciar de manera
desapasionada. Desde que a comienzos de los años noventa estalla la
crisis de los Balcanes, estos ciclos se han hecho más frecuentes y
profundos y se han extendido en razón de los conflictos
que aparecen en otras regiones. Pero ni en los objetivos
fundamentales, ni siquiera en los medios, existen divergencias
esenciales entre la política de seguridad y defensa de la Unión y las
propuestas políticas de los sucesivos presidentes de Estados Unidos.

Como he dicho al principio de mi comparecencia, los principios
básicos y los objetivos fundamentales en cuanto a la paz, la
estabilidad, los derechos humanos, el Estado de derecho o la lucha
contra la corrupción son íntegramente compartidos por la Unión
Europea y por Estados Unidos.

Me parece legítimo que la afirmación y consolidación de la Unión
Europea en materia de seguridad y defensa pueda suscitar
interrogantes en Estados Unidos, como tan legítima es la intención de
la Unión de integrar a nuevos miembros en un proceso de ampliación de
dimensiones históricas o de franquear el paso de una Comunidad
Económica a una Unión dotada de instrumentos de seguridad y defensa
propios.

Desde los comienzos de la integración europea, la política americana
ha venido oscilando entre dos sentimientos: por una parte, el de
aceptar, e incluso aplaudir, esa integración en todos los terrenos,
incluido el político y el de seguridad, e incluso extenderla a países
que están todavía, en opinión de la Unión Europea, posiblemente lejos
de poder asociarse a ella, porque nos empujan a que hagamos
partícipes a todos los países, no solamente de la Unión, sino también
de nuestro entorno europeo. Recuerdo a sus señorías que en ciertos
momentos críticos de la crisis de los Balcanes, y de nuevo en estos
días, Estados Unidos ha expresado el deseo de que la Unión Europea se
hiciera cargo de su propio destino y ha amagado movimientos en el
sentido de desligarse de compromisos financieros o militares en zonas
de conflicto. No necesito recordar todas las discusiones que una y
otra vez se han planteado acerca del «reparto de carga», el famoso
burden-sharing, en esos momentos y en esas zonas geográficas.

Frente a ese deseo de potenciar -que nuestro palo aguante su vela- la
presencia y la actividad de la Unión en todos estos conflictos,
Washington ha manifestado frecuentemente un sentimiento de recelo y
de escepticismo en cuanto a la capacidad de la Unión de hacer frente
a esas nuevas responsabilidades. La historia de las relaciones entre
Estados Unidos y Europa prueba que esas dos tendencias han coexistido
en los políticos y en los analistas norteamericanos y que en la
práctica ninguna de ellas se ha impuesto a la otra. La experiencia
demuestra que en los momentos críticos, como en los Balcanes, la
buena cooperación entre Estados Unidos y la Unión Europea no
solamente ha sido útil, sino también indispensable.

La preocupación fundamental de Estados Unidos en relación con el
desarrollo de la política de seguridad y defensa de la Unión se
centra en la OTAN y en el riesgo del debilitamiento de los vínculos
internos entre sus



Página 941




miembros y de su capacidad de respuesta. Desde el Consejo Europeo de
Helsinki, la Unión Europea viene concretando en medidas y decisiones
operativas su concepto de una identidad europea de defensa.

Experiencias como la de Kosovo sirvieron para poner de relieve el
abismo existente entre las capacidades europeas y las de Estados
Unidos ante un conflicto bélico moderno. En la crisis de los
Balcanes, hemos de reconocerlo, Estados Unidos demostró también
capacidad de aunar fuerza militar y diplomacia para resolverla. Todo
ello ha llevado al convencimiento de que la Unión Europea tiene
necesidad de movilizar y desarrollar sus propios instrumentos civiles
y militares, no sólo para hacer frente a las crisis, sino también
para prevenirlas.

En cuanto a lo militar, la llamada Fuerza de Reacción Rápida de la
Unión Europea es la traducción de las preocupaciones de la Unión y
tendrá como función la puesta en práctica de toda la amplia panoplia
de posibilidades de las misiones Petersberg. El núcleo de esta
fuerza, su objetivo principal, consistiría en unos efectivos de entre
50.000 y 60.000 hombres, que puedan desplegarse en un plazo máximo de
sesenta días durante al menos un año. Ninguna de estas medidas, y en
especial la constitución de las Fuerzas de Reacción Rápida,
compromete en modo alguno los principios de complementariedad,
transparencia y no duplicación en el terreno de las capacidades
militares de la Unión y de la Alianza Atlántica. La OTAN sigue
siendo, sin la menor duda, el referente y la base de la seguridad
colectiva en Europa. Los acuerdos del Consejo Europeo de Niza y los
múltiples contactos a todos los niveles entre la Unión y la OTAN, o
entre aquélla y Estados Unidos, garantizan un marco estrecho de
consultas con todos los Aliados y unas modalidades muy meditadas de
participación, especialmente de los Aliados europeos no miembros de
la Unión en operaciones de gestión de crisis.

Es imprescindible, en interés tanto de Estados Unidos como de la
Unión Europea, que superemos percepciones equivocadas, recelos o
dudas y que se establezca una genuina asociación estratégica para la
gestión de las crisis. Ya se han acordado aspectos importantes, como
los llamados «arreglos permanentes» entre la OTAN y la Unión, que
incluyen reuniones a nivel ministerial de embajadores, de
representantes de los comités militares y de expertos, y se han
logrado acuerdos en virtud de los cuales expertos de la Alianza
prestan su apoyo a la Unión Europea en el desarrollo del famoso
objetivo principal, headline goal.

Sin embargo, quedan todavía pasos importantes que hay que dar,
particularmente el llamado «acceso asegurado» de la Unión a las
capacidades de planeamiento de la Alianza. Se trata de establecer,
entre los instrumentos de la Unión Europea y las capacidades de la
OTAN, una cooperación y una sinergia tan estrechas que permitan a la
Unión Europea apoyarse en la experiencia y en los medios de la
Alianza para hacer frente
a aquellos conflictos en los que la Unión Europea considere oportuno
o necesario intervenir por su parte. Este «acceso asegurado» sigue
hoy en discusión, y de no desbloquearse próximamente redundaría en
perjuicio de todas las partes, tanto de la Unión como de la propia
Alianza. El obstáculo principal, todos lo conocen, es en estos días
la oposición turca a considerar esta cooperación como algo automático
o como un derecho adquirido.

Hoy mismo se está concluyendo en Budapest la primera reunión conjunta
a nivel ministerial del Consejo Atlántico y del Consejo de Asuntos
Generales. Las previsiones no parecen particularmente optimistas para
desbloquear el problema del «acceso asegurado». Las reuniones de los
Ministros de Defensa de la Unión Europea los días 7 y 8 de junio y la
Cumbre de Jefes de Gobierno de la OTAN el 13 de junio en Bruselas son
también oportunidades para encontrar soluciones a este problema
dentro del marco de las decisiones adoptadas en Niza. Para lograrlas,
la comprensión y el apoyo de Estados Unidos y su gran influencia
sobre Turquía pueden ser esenciales.

Señorías, estamos en un momento trascendental de las relaciones
transatlánticas. Que en las relaciones de dos grandes socios como la
Unión Europea y Estados Unidos aparezcan, a lo largo de toda su
historia y en la actualidad, luces y sombras no puede llevarnos a una
interpretación simplista que no me parece justificada ni realista.

Las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Europea son las
propias de dos socios y aliados que cooperan y que superarán, en
cualquier caso, recelos y suspicacias que son muchas veces fruto de
la coyuntura o del propio desarrollo político de las dos partes. La
voluntad de mantener esta relación firme y permanente, tanto en el
marco de la Agenda Transatlántica como en las relaciones dentro de la
Alianza, es un denominador común tanto de la Unión Europea como de
Estados Unidos.

Gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Secretario de Estado. Le
voy a solicitar, si es posible, que me dé una copia del texto de su
intervención, que los taquígrafos le agradecerán, así podremos
disponer de ella más pronto. Sólo tenemos una taquígrafa hoy, y lo
digo para que los señores miembros de la Comisión sepan que aquí sí
que tenemos «luz y taquígrafos», no como en la subcomisión, pero en
cantidad limitada. Eso no debe ser óbice para que todo el mundo se
extienda lo que desee, pero tengan ustedes en cuenta que, aparte de
la del tiempo, tenemos otra restricción, de carácter humano, en este
caso.

A continuación, pasamos al turno de portavoces, que intervendrán
siguiendo las reglas del juego: en primer lugar, intervendrá el
representante del Grupo Parlamentario Popular, y, después, de mayor a
menor, los representantes del Grupo Parlamentario Socialista y de



Página 942




Convergència i Unió. Sólo hay tres intervenciones. Tiene la palabra
el señor Soravilla Fernández, por parte del Grupo Parlamentario
Popular.




El señor SORAVILLA FERNÁNDEZ: Muchas gracias, señor Presidente.

Muchas gracias, señor Secretario de Estado por proporcionarnos esta
información actualizada sobre las relaciones que también desde mi
Grupo consideramos de una importancia capital.

Efectivamente, creemos que las relaciones entre la Unión Europea y
Estados Unidos deben considerarse en el marco más amplio posible,
aunque realmente es verdad que el enfoque de la comparecencia estaba
enfocado a la política exterior y de seguridad y defensa, porque ha
sido una de las facetas más sensible y controvertida en los últimos
meses.

Para comenzar, conviene también hablar del burden- sharing, a lo que
el Secretario de Estado ha llamado «las luces y las sombras», o los
vaivenes cíclicos. Yo creo que no debemos dejar de recordar algunas
cosas desde el punto de vista histórico; el señor Secretario de
Estado ha recordado algunas desde el punto de vista material. Yo creo
que todavía quedan algunos rescoldos de americanismos viscerales en
Europa. Sólo tengo una referencia de prensa del discurso del señor
Jospin, del cual parece que se desprendía algo de eso en alguna de
sus partes. Debemos considerar que Estados Unidos ha sido siempre
para Europa un socio leal; le hemos ayudado a solucionar conflictos
sangrientos. Conviene recordar que hace cincuenta años todo el
continente europeo estaba prácticamente como Bosnia, y a conseguir la
paz y la estabilidad actual ha contribuido muy firmemente Estados
Unidos y, además, apoyó la reconstrucción social y económica del
continente a través del Plan Marshall. También conviene recordar que
durante la guerra fría, debido a la política de bloques, de alguna
manera, dejamos en sus manos la defensa de nuestro continente, y
conviene reconocer que también con el esfuerzo presupuestario de los
norteamericanos. Lo que quizá sorprenda en estos momentos -y esto
está en función de los vaivenes- es que, mientras estuvieron pidiendo
durante mucho tiempo el burden-sharing, el compartir, resulta que
ahora que nosotros hemos iniciado el camino se levantan los recelos
correspondientes.

Asimismo, conviene recordar -y el Secretario de Estado lo ha hecho-
que el volumen de intercambio es de 1.000 millones de dólares
diarios, y que los conflictos apenas alcanzan el 2 por ciento; es
decir, que tenemos un volumen muy importante de intereses comunes.

Pero lo más importante quizá sea que tenemos una perspectiva común de
la historia y de los valores, como son la libertad, la democracia, la
defensa de los derechos humanos y el Estado de Derecho, lo que nos
obliga necesariamente a cooperar y entendernos en todas las áreas;
además, naturalmente, somos aliados de la OTAN y en otros muchos
foros internacionales.

En el proceso de globalización en el que estamos, lo que sí parece
cierto es que sin la relación y el entendimiento transatlánticos el
mundo no va a poder avanzar fácilmente. Es decir, que es
absolutamente necesario nuestro entendimiento, aún más en el momento
en el que nos encontramos, porque, por un lado, la Unión Europea está
empeñada en este gran proceso de ampliación del que acabamos de
hablar en las subcomisiones -lo que yo creo que en sí mismo es ya un
paso definitivo para alcanzar incluso mayor seguridad y estabilidad
en el continente, sobre esos valores que decía que compartimos- y,
por otro, también es un momento decisivo, porque hay una nueva
Administración en Estados Unidos, con unos criterios quizá un poco
distintos a la anterior.

Lo que a mi Grupo le gustaría remarcar es que suscribimosplenamente
la comunicación de la Comisión a la que ha hecho referencia, que es
de hace muy poco, que propone precisamente reforzar la relación
transatlántica y hacerla más operativa, que es de lo que se trata, en
el marco de la Agenda que se acordó en la Cumbre de Madrid. También
creo que se puede traer aquí a colación -y felicitar al Gobierno por
ello- que, siendo la declaración conjunta de España y Estados Unidos
anterior a la comunicación, España ha sabido anticiparse al espíritu
de la propia comunicación, reforzando de alguna manera los lazos
desde el plano bilateral. Esperamos que se vaya produciendo la
revisión técnica del convenio y que tengamos la ocasión de poder
ratificarla en el Parlamento.

Los riesgos para la seguridad que recoge la declaración conjunta
coinciden básicamente con los que señala el Comisario Patten en este
caso, que los identifica como los estratégicos ilimitados que propone
limitar esa Agenda para simplificarla. Es evidente que es la única
manera de afrontarlos con acuerdo y conseguir que se puedan cumplir
los objetivos con éxito. En este sentido, el de que cada palo aguante
su vela, serían deseables algunas cosas: una de ellas -y, de alguna
manera, a ella ha hecho referencia en su comparecencia el señor
Secretario de Estado- es que Estados Unidos no siga considerando a la
Unión Europea como un simple aliado regional, que no se vea la
estabilidad como una estabilidad regional, sino que nos sitúe como un
socio, que es también una obligación de los europeos, haciendo
mayores esfuerzos por tener una sola voz ante Washington; y, por otra
parte, que no se produzca la paradoja de que, en un mundo
globalizado, Estados Unidos tienda a lo que parecería un viejo
aislacionismo, pero que realmente es el unilateralismo, como ha
ocurrido, por ejemplo, en esa decisión, legítima, por otra parte,
sobre el tan controvertido escudo antimisiles, o con el asunto del
medio ambiente en la Cumbre de Kioto.

Yo creo que hay que tranquilizarse, porque el Presidente Bush en un
discurso suyo de no hace mucho tiempo dijo que América -entre
comillas- sigue



Página 943




comprometida con el mundo por historia y por decisión propia. En este
sentido, la opción estratégica se ha abierto un poco, se ha ampliado,
ha dejado de ser nacional, incluso puede ser objeto de diálogo con
otros países, con otros aliados. Seguramente en junio tendrán una
reunión el señor Putin y el señor Bush, en la que probablemente
hablarán de todas estas cosas. Además, las nuevas mayorías que se
establecen en el Senado parece que dejarán la cuestión en una
situación un poco más complicada con la deserción de uno de los
Senadores, con la que se quedan en minoría; aunque probablemente en
el tema del comercio haya alguna que otra dificultad. Desde nuestro
punto de vista, a estos efectos, el desarrollo de la PESC es un
factor decisivo. Yo creo que lo que quizá ha sorprendido a los
estadounidenses es la velocidad con la que hemos conseguido...




El señor PRESIDENTE: Señoría, debe ir concluyendo.




E1 señor SORAVILLA FERNÁNDEZ: Voy concluyendo, señor Presidente.

Yo creo que hay que desarrollar la PESC en toda su dimensión, porque
eso significará dar el peso que corresponde a la realidad de nuestra
dimensión demográfica y económica.

Con respecto a algunos otros aspectos, los europeos tenemos que hacer
también un examen de conciencia y pensar que tenemos que corregir
algunas de nuestras deficiencias y reticencias en temas de defensa, y
probablemente tendremos que racionalizar el gasto. De alguna manera,
deberemos transmitir que tenemos un grado de sensibilidad distinto
los americanos y los europeos a la hora de afrontar los problemas. En
cuanto a esto, el Comisario Patten, en la comunicación -y creo que
conviene resaltar esto en sede parlamentaria- habla precisamente de
que haya mayores contactos entre los parlamentarios en la propia
sociedad civil entre ambas riberas para conseguir que ese
entendimiento se haga a través de las sensibilidades y evitar todo
tipo de malentendidos, recelos y desconfianzas.

En consecuencia, el Grupo Parlamentario Popular quiere destacar que
estamos de acuerdo con la línea que lleva el Gobierno; que estamos de
acuerdo con la línea que marca la comunicación europea, que queremos
que sea más operativa para alcanzar esos intereses y, sobre todo,
aprovechando la Presidencia española, debemos trabajar intensamente
para que esas relaciones se fortalezcan y se profundicen.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Señorías, me permito recordarles -lo dice el
Reglamento, y yo no puedo sino aplicarlo- que tienen diez minutos,
que aplicados con benevolencia pueden ser doce o trece, pero no mas.

Tiene la palabra el representante del Grupo Parlamentario Socialista.

El señor PUIG I OLIVÉ: Señor Presidente, señor Secretario de Estado,
me voy a ceñir al objeto concreto de la comparecencia, es decir, a
los temas de relación entre Estados Unidos y la Unión Europea en
materia de seguridad fundamentalmente, aunque entiendo que también
sería muy interesante hablar de estas relaciones en un ámbito más
general, concretamente sobre los contenciosos en ciertas áreas que
usted ha señalado y sobre discrepancias en otras, que no son
estrictamente las de la defensa.

En primer lugar, quisiera señalar que hemos de partir de la base de
que estamos hablando de un país que es amigo y aliado y de una
posición, que es la de mi Grupo y es la de España, de lealtad en
tanto que aliado en aquellas instituciones internacionales de las que
formamos parte, y esto no se pone en duda en absoluto, lo que no
quiere decir que haya que aceptar que todo lo que dice Estados Unidos
está bien, o que vayamos a estar de acuerdo con todo lo que dice
Estados Unidos. Se trata de una relación compleja, como decía el
señor Secretario de Estado, que hay que tener en cuenta, y no actuar
de una manera demasiado simple. Demasiadas veces el Gobierno se
comporta de una manera demasiado simple y no tiene en cuenta esa
complejidad de acuerdos, de desacuerdos y de contradicciones de unos
y otros, que permiten perfectamente que en ocasiones no se esté de
acuerdo con nuestro aliado. Muchas veces se utiliza el apriorismo de
que porque los americanos lo dicen, ya nos parece que es bueno, o
porque es el Presidente de Estados Unidos el que dice algo, nos
parece bien. Y pongo un ejemplo, el más claro y contundente en este
momento: la propuesta del Presidente Bush y la salida del Presidente
Aznar saludando positivamente esta propuesta, lo que a nosotros nos
parece algo demasiado simple, imprudente, precipitado y, como se ha
visto, desmentido por mucha gente en Europa y en Estados Unidos,
tanto por demócratas como por republicanos. Y uno se pregunta por qué
habremos salido ahí nosotros tan deprisa a bendecir una cosa que se
ha revelado compleja y probablemente inútil, porque, si el Senado
americano no le da salida, se convierte en un proyecto muerto. Ayer
mismo, en el Congreso de los Diputados, el Grupo Parlamentario
Socialista propuso un explícito no apoyo a este proyecto, que
desgraciadamente fue votado en contra por el Partido Popular. El
Partido Popular abría la puerta a un posible apoyo a un proyecto que
ni siquiera apoyan los demócratas americanos ni buena parte de los
republicanos. No se entiende la simplicidad de estas ideas, siguiendo
la terminología que ha utilizado el señor Secretario de Estado. Sin
embargo, estamos de acuerdo con lo que ha dicho el Secretario de
Estado con respecto a ciertas diferencias.

Me parece muy bien que el señor Secretario de Estado haya relatado
algunos aspectos importantes que también actúan sobre la
geoestrategia y que marcan una diferencia; voy a señalar algunos
porque nos afectan en



Página 944




decisiones concretas en materia de defensa y seguridad europea. Por
ejemplo: el tema de la intervención fuera de área; la oposición de
Estados Unidos con relación a las Naciones Unidas y la intervención
militar sin resolución de Naciones Unidas. Estos temas nos separan a
los europeos de Estados Unidos, si he entendido bien la decisión que
tomaron los países europeos en Helsinki, por la cual se decía que, en
cualquier caso, la defensa europea no actuaría fuera de las
resoluciones de Naciones Unidas. Ahí existe una diferencia. Incluso
en la Cumbre de Washington la interpretación que hicieron los
europeos en relación con la decisión que se tomó era distinta a la de
los americanos. Nosotros tampoco podemos estar de acuerdo con la no
aplicación de Kioto y en lo relativo al cambio climático. Esto tiene
consecuencias geoestratégicas; hay que ir con cuidado con estos
temas. Nosotros podemos escuchar a los americanos cuando nos dicen:
que cada palo aguante su vela, que nosotros un día de éstos nos vamos
a ir de Europa, y ustedes espabílense. Pero eso, en primer lugar, no
se lo cree nadie, y no sólo debemos basarnos en palabras o en
discursos, en un momento dado, de presión, sino también en realidades
concretas. En segundo lugar, lo que no puede ser es que Estados
Unidos nos diga, por una parte, que se va a ir y que cuando los
europeos intentamos organizar la defensa europea entonces nos diga:
¿qué hacen ustedes?, ¿a dónde van ustedes?
Existe la reticencia de la que nos hablaba el Secretario de Estado,
pero no creo que sea reticencia por la incapacidad que pueda tener
Europa para organizar su propia defensa -siempre nos acusan de ello,
¿no?-, sino más bien porque les asusta una excesiva autonomía
europea. En cualquier caso, yo digo que Europa tiene que organizar
una defensa europea -y tiene que ser una prioridad también de nuestro
Gobierno, así como de todos los gobiernos europeos-, aunque sólo sea
para aquellas ocasiones en las que Estados Unidos, legítimamente, nos
dice que no va a intervenir o que no quiere intervenir. Europa no se
puede quedar en una situación como en la que se quedó en el caso de
Albania o en la primera guerra de Bosnia: Estados Unidos no viene, la
OTAN no va a intervenir, y resulta que los europeos no tienen una
alternativa para enfrentarse a realidades tan duras como aquélla.

Por lo tanto, yo creo que está plenamente justificado que la política
de seguridad y defensa europea se construya sólidamente, haciendo un
esfuerzo, como decía el portavoz del Grupo Parlamentario Popular,
para asegurar que esa defensa europea sea capaz, resolviendo los
problemas de déficit que evidentemente tenemos en materia de defensa,
con una coordinación perfecta con Estados Unidos. Los europeos, al
menos los europeos occidentales, hasta ahora, nunca han planteado -y
lo sabe bien el señor Secretario de Estado- la defensa europea como
una alternativa a la OTAN, sino como complementaria a
ésta, con un grado de fidelidad -y lo afirmo aquí- a nuestra posición
como aliados de la Alianza Atlántica que es superior a la fidelidad
que nuestros aliados americanos tienen con Europa. Esto me parece que
está muy claro: nosotros hemos sido siempre mucho más leales; los
europeos nunca nos hemos permitido una salida unilateral que pudiera
empañar la relación transatlántica, mientras que Estados Unidos
siempre se ha permitido, y se permite, acciones unilaterales, muchas
veces sin ni siquiera consultar a los aliados. Ése es también un tema
de relación que cabría resolver.

Finalmente -voy terminando, señor Presidente-, yo creo que hemos de
construir una defensa europea autónoma, fuerte, capaz y coordinada
con la Alianza Atlántica, y hay que luchar por el acceso asegurado,
sin ninguna duda, y seguir con la línea que ya teníamos en la modesta
UEO, de las fuerzas separadas pero no separables, es decir, de una
combinación de trabajo complementario entre la OTAN y la defensa
europea; pero no deberíamos aceptar una capacidad de veto de la OTAN
ante las decisiones europeas sobre su defensa, ni una sumisión, ni
una dependencia, lo diga Turquía, o lo diga quien lo diga. Ésta es la
posición de nuestro Grupo, pidiéndole al Gobierno que no acepte ese
tipo de planteamientos.

Hay otros problemas. Tenemos un gap tecnológico entre Estados Unidos
y Europa que tenemos que superar, y en ese sentido habrá que hacer un
esfuerzo tecnológico europeo si queremos construir algo en esa
materia. Señor Secretario de Estado, le voy a recordar una cosa que
es complicada y difícil: la necesidad de continuar en la idea de una
defensa europea, es decir: artículo 5 del Tratado de Bruselas. Los
europeos no nos podemos conformar con el artículo 5 del Tratado de
Washington; de acuerdo, existe y es muy importante; estamos todos con
él y somos solidarios con él; pero no podemos abandonar la idea de
una defensa europea, es decir, de unas garantías de seguridad
colectiva de los europeos. Diez países han firmado esto en el Tratado
de Bruselas. Que la construcción de la defensa europea para la
gestión de crisis -que es lo que se ha hecho en la Unión Europea,
pero para nada más que la gestión de crisis- no sea un obstáculo para
seguir avanzando también en la seguridad colectiva de los europeos, y
que este artículo 5, que ahora se queda residual, del Tratado de
Bruselas no sea sólo firmado y ratificado por diez países, sino que
también, en el futuro, aquellos países que vayan entrando en la Unión
Europea lo ratifiquen y asuman como un hecho positivo, siempre, como
digo, perfectamente compatible con el artículo 5 del Tratado de
Washington.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Diputado.

Tiene la palabra el señor Guardans.




Página 945




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Gracias, señor Presidente.

Muchas gracias, señor Secretario de Estado. Esta comparecencia es muy
interesante y daría para hablar mucho rato. Además, no tenemos muchas
ocasiones de hacerlo, porque, efectivamente, hablar de las relaciones
transatlánticas, no sólo en el ámbito de la defensa, es algo que se
hace poco, o que al menos hacíamos poco aquí -me refiero a las
relaciones transatlánticas a nivel europeo, no estrictamente a las
bilaterales España-Estados Unidos.

Me da la impresión de que no estamos en un buen momento y no sólo por
un tema de mayores o menores antipatías o simpatías que pueda
provocar el nuevo liderazgo norteamericano, porque eso sería entrar
bastante en el tópico y dejarse llevar por una imagen muy
simplificada de que Estados Unidos en este momento está siendo
gobernado por un pobre ignorante que sólo sabe montar a caballo, que
es la imagen que a veces se refleja en los medios de comunicación y
que, evidentemente, tiene poco que ver con la realidad, entre otras
cosas porque la inmensa mayoría de las cuestiones que separan a
Europa de Estados Unidos, y que van a ir separándolas cada vez más,
son las que afectan a Estados Unidos, no al liderazgo republicano,
sino a su propio papel en el mundo y que son absolutamente
bipartidistas, en terminología de ellos. Lo único que ocurre es que
durante la Presidencia anterior, la administración de Clinton, Europa
podía tranquilizarse la conciencia, mirar hacia otro lado, hacia
temas de comercio electrónico, o a discursos medioambientales del
Vicepresidente Gore, y con eso darse por satisfecha, mientras que en
la práctica las dificultades comerciales, que usted ha mencionado,
eran las que eran, la pena de muerte no se interrumpió en ningún
momento, el Tribunal Penal Internacional tuvo los bloqueos que tuvo,
etcétera. Es decir, no son temas con respecto a los cuales la
anterior administración norteamericana estuviera más cerca de Europa
de lo que está ésta, entendiendo por administración incluso algo que
usted ha descrito bien, que son los equilibrios con la Cámara de
Representantes y con el Senado. (El señor Vicepresidente, Soravilla
Fernández, ocupa la Presidencia.)
Puede que haya algún cambio ahora, pero realmente creo que estamos
arrancando una fase mucho más compleja, en la que, sin llegar a una
situación de auténtica separación de Estados Unidos y Europa, que,
como bien decía el portavoz socialista, es impensable, cada uno está
asumiendo su propio papel. Europa empieza a asumir su papel político,
que no había podido o querido tener, entre otras cosas por la Guerra
Fría. Olvidemos el tema de que los árboles no nos dejan ver el
bosque, es decir, el problema de si había o no mister PESC. Si Europa
no ha tenido voz política en el mundo era fundamentalmente porque
estaba el telón de acero y porque quien no está conmigo está contra
mí. Mientras eso ha sido así, y no se podía tener ningún tipo de
actuación en el mundo que no pudiera interpretarse como estar de un
lado del telón o del otro lado, evidentemente todos estábamos
alineados con Estados Unidos. Desde el momento en que el telón de
acero ha caído -y eso está mucho más allá de la creación de un mister
PESC y de las habilidades personales del señor Solana-, junto,
evidentemente, con la integración política de la Unión Europea, lo
que se empieza a ver es que nuestros intereses y los de Estados
Unidos no coinciden, y coincidirán cada día menos; por lo tanto, es
un dato con el que hay que operar. No digo que sean contradictorios
estos intereses, sino que no coinciden y que la perspectiva no
coincide. Usted ha dado una lista de temas que hay sobre la mesa, y
hay otros muchos de ese tipo, relativos a sensibilidades distintas:
desde la protección de datos de carácter personal y, por tanto, el
flujo de informaciones informáticas entre los dos lados del
Atlántico, que provoca serios problemas en el ámbito de la
armonización de Internet, hasta la noción de libertad de expresión,
que ha convertido a Estados Unidos en el centro de difusión de sectas
y grupos nazis en Internet, que no son tolerados en ningún otro sitio
del mundo excepto en Estados Unidos, porque allí se entiende que la
libertad de expresión lo puede permitir, o problemas más conocidos
como los de seguridad y defensa.

Por tanto, en el ámbito de la política exterior común hay mucho
trabajo por hacer. La distinta visión que podemos tener de Irak no ha
hecho más que empezar; la distinta visión de las relaciones que
tenemos con Irán no ha hecho más que empezar. Las relaciones entre
Europa y China serán distintas, y serán cada vez más distintas de las
que Estados Unidos pueda tener con China. Las relaciones de Europa
con Rusia son y serán cada vez más distintas de las que pueda tener
Estados Unidos con ésta. Nuestro papel en el conflicto de Oriente
Medio está por ver cuál acaba siendo exactamente, pero, en todo caso,
es claramente complementario, no contrapuesto, y con una perspectiva
distinta y bastante más matizada que la que pueda tener Estados
Unidos, y eso vale para Libia, para Corea, etcétera.

Mi impresión es que a veces estamos simplificando como si tuviéramos
dos o tres temas sobre la mesa: más o menos soldados en Bosnia, o más
o menos aceptación del protocolo de Kioto, que, al fin y al cabo,
Europa tampoco se lo acaba de creer y, por tanto, lo hemos convertido
en un fantasma, cuando en realidad la propia Unión Europea tampoco
está en condiciones de aplicar el protocolo de Kioto, por lo que, a
lo mejor, habría que ser un poco más flexible y reconocer que es
revisable. Deberíamos ser capaces de transmitir -y ése es el papel
que le corresponde a España, entre otros, en la medida en que tendrá
la Presidencia europea a partir del mes de enero; es un papel que
asume porque se pone al frente de la manifestación- que hay una
identidad política en Europa y que hay unos intereses políticos,
geoestratégicos, si se quiere, que son distintos.




Página 946




Por supuesto que queremos seguir colaborando con Estados Unidos. Por
supuesto que Europa quiere que Estados Unidos siga mirando hacia
Europa, mientras está con la tentación, por un lado, de algo de
aislacionismo y, por otro, de algo mucho más humano y natural que es
mirar hacia el Pacífico como no lo había hecho nunca en el pasado. Y
esto también tiene que ver con los propios flujos migratorios en
Estados Unidos y con el propio crecimiento económico del Pacífico.

Por tanto, en todo este escenario -y perdonen por esta digresión, más
propia de comentarista que de una interpelación parlamentaria-, lo
que quiero es relativizar un poco la lista de conflictos, porque de
lo que se trata aquí es de saber transmitir que no hay que ser servil
con Estados Unidos, que no se trata de ser simplemente seguidista.

Algunos de los ejemplos que ha puesto el portavoz del Grupo
Parlamentario Socialista los comparto del todo. Da la impresión de
que a veces el Presidente del Gobierno -y me parecería mucho más
preocupante que volviera a hacer eso cuando sea Presidente de turno
del Consejo de la Unión-, cuando se le pone el micrófono delante por
algo que afecta a Estados Unidos -y eso viene siendo así desde el año
1996-, automáticamente se pone de su lado antes de haber pensado,
antes de haber meditado, directamente da la razón a Estados Unidos, y
luego tiene que empezar a matizar cuando se da cuenta de que los
demás socios matizan y son capaces, desde la amistad, desde la
sensación de que se participa en muchísimas cosas comunes, de
diferenciarse, incluidos los propios británicos, que en esto nos dan
bastantes lecciones a veces.

En términos estrictamente políticos, ése sería el único mensaje que
querría transmitir. Hay que pedir a España, en la medida en que va a
asumir la Presidencia de la Unión Europea, que, sabiendo hacer de
puente con Estados Unidos, manteniendo, por razones ideológicas o por
las que sean, una mejor relación con Estados Unidos que la que pueda
tener, por ejemplo, Francia o Bélgica -ya veremos si de la que pueda
tener Italia-, una relación con Washington que puede ser positiva -y
me refiero estrictamente a equipos, de administración, de personas,
las personas cuentan-, consiga que esa relación sea respetada. Y el
papel de España será respetado en la medida en que sepa conjugar
y buscar el perfecto equilibrio entre dejar claro que no hay
contraposición, que en los temas más profundos estamos en el mismo
barco, que son el Estado de Derecho, la democracia, la lucha por las
libertades, los derechos humanos, etcétera, y que, en cambio, en
relación a otros temas, desde una posición de respeto mutuo, exigimos
el respeto a la Unión Europea, que no se nos impongan cosas, a tener
derecho a decir las cosas en voz alta, lo que exige a su vez ser
capaces, desde la Unión Europea, de unificar.

Como último dato, habrá que ver cómo será la situación dentro de
cuatro o cinco años, después de la
ampliación, porque todo esto será distorsionar mucho más. Tengo la
impresión de que lo que va a suponer la ampliación de la Unión
Europea es integrar en ella muchos más atlantistas de los que hay
ahora y que durante un tiempo, al menos durante una generación, en la
medida en que la actual dirección política de los países del Este
asume que ha sido liberada por Estados Unidos, a pesar incluso a
veces de la Unión Europea -y cuanto más se retrase la ampliación, más
se transmite esa sensación: que tienen más amigos en Washington que
en algunas capitales de Europa-, eso puede acabar, a efectos de la
política exterior europea, en un mayor proamericanismo, que, sin
duda, creará tensiones. Esto es una futurología relativa, que se basa
bastante en datos. En todo caso, atengámonos a lo que está sobre la
mesa, que es la Presidencia española, y ahí es donde querría
transmitir este mensaje.

Nada más. Muchas gracias.




El señor VICEPRESIDENTE (Soravilla Fernández): Muchas gracias, señor
Guardans.

Señor Secretario de Estado, tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
Gracias, señor Presidente.

No tengo muchos comentarios que hacer, porque en el enunciado de la
comparecencia ya expuse claramente cuál es la opinión del Gobierno
sobre las relaciones de Europa con Estados Unidos. Naturalmente, como
me ha pedido el señor Presidente, pongo a disposición de la Comisión
el texto de mi discurso en esta comparecencia. Aprovecho esta ocasión
para decir que si yo leo una intervención en sede parlamentaria es
precisamente para que luego pueda quedar bien reflejada en actas.

Personalmente me produce aversión leer textos en sede parlamentaria,
puesto que yo creo que lo que hay que hacer es hablar sin papeles, y
desde luego tengo conocimientos suficientes acerca del tema de la
comparecencia como para hablar sin papeles, pero creo que es bueno
que quede precisada la posición que queda aquí a su disposición,
sobre todo para que quede bien claro que algunas de las críticas que
se han vertido no responden totalmente a la realidad.

Me parece que acusar al Gobierno o al Presidente del Gobierno de
seguidismo es una acusación ciertamente tergiversada, porque no es
precisamente España un país que esté clasificado entre los
seguidistas automáticos de Estados Unidos. Los seguidistas
automáticos de Estados Unidos en la Unión Europea son Italia, Reino
Unido y Países Bajos; estos países están acreditados, tienen la marca
de fuego, y no precisamente España, que ha planteado más de un
problema a Estados Unidos.

En cuanto a las afirmaciones del señor Diputado Puig, creo recordar
que lo que dijo el Presidente del Gobierno fue que el Presidente de
Estados Unidos



Página 947




tenía un derecho legítimo a proponer lo que quisiera, lo que no
quería decir que fuera automáticamente aceptado.

Me parece que dentro de la política que se ha venido desarrollando
desde el año 1996, España, dentro de la Unión Europea, ha sido un
socio que ha favorecido las relaciones transatlánticas, lo que no
podía ser de otra manera, puesto que teníamos ese compromiso durante
nuestra Presidencia. Al mismo tiempo, España ha sido particularmente
dura al plantear algunos contenciosos, en los cuales, los
enfrentamientos, han sido grandes e incluso han provocado
enfrentamientos entre la Unión Europea y Estados Unidos, como es el
caso de la Ley Helms-Burton, que es más que gráfico; como, por
ejemplo, la posición que hemos tomado en el Tribunal Penal
Internacional, que hemos sido los primeros en firmarlo o en
ratificarlo; como la posición que tomamos acerca del tema de las
minas personales, que también fuimos el primer miembro de la Unión
Europea que dijo que estaba dispuesto a firmarlo, y lo hemos firmado
y ratificado. Hay muchos posicionamientos de España que tampoco
quiere el Gobierno asumir como suyos propios, puesto que son de la
sociedad española, acerca de temas que van desde los puramente
comerciales hasta los puramente personales, como es el de la pena de
muerte -hoy hay una delegación del Senado español haciendo una
reafirmación política de su rechazo a la pena de muerte en Estados
Unidos-, el de las minas o el del Tribunal Penal Internacional.

Podría citar muchos más casos, puesto que realmente hay muchos
contenciosos que están pendientes.

Efectivamente, tenemos que superar esa etapa de recelos, pero eso es
casi irremediable. Estados Unidos se debate entre el deseo de que la
Unión Europea adquiera la fuerza que le corresponde y el recelo ante
la posibilidad de que se convierta en una fuerza emergente lo
suficientemente importante como para retar su omnipresencia y
omnipotencia en la esfera internacional. Eso es completamente normal.


Me parece que la actitud de Estados Unidos hacia Europa es casi una
actitud de celos entre hermanos, como si el hermano mayor pensara que
de repente el hermano pequeño se fuera a hacer más fuerte; en el
fondo está encantado de que así sea, pero no de que se haga demasiado
fuerte. En el fondo hay un sustrato de entendimiento en lo
fundamental, y yo creo que eso es lo que tenemos que abonar, y no
hacer seguidismo ni antiamericanismo barato, ni tampoco rasgamos las
vestiduras ante algunos temas. Me ha gustado lo que ha dicho el señor
Guardans acerca de Kioto, que ni siquiera nosotros estamos preparados
para asumir las obligaciones de Kioto y que estamos ahora rasgándonos
las vestiduras porque ellos han dicho que no están dispuestos a
asumirlas. Seamos realistas y pensemos que la dimensión
transatlántica es muy importante.

A España le interesan particularmente las relaciones transatlánticas.


¿Por qué? Porque en la Unión Europea
hay dos países transatlánticos: Reino Unido y España, el resto lo son
a medias, pero éstos los son claramente; naturalmente, Reino Unido
con una proyección más clara hacia el norte de América y España hacia
el centro y el sur de América. Todo lo que vaya en dirección de la
intensificación de la relación transatlántica a nosotros nos va bien,
porque todo lo que sea potenciar las relaciones con el continente
americano sirve a nuestros propósitos; nos va bien porque, en el
fondo, somos una de las pocas culturas, quizá la única -quitando la
británica en la Unión-, que no tiene ningún recelo por 1a fuerza
cultural de Estados Unidos, por la sencilla razón de que la lengua
española. por suerte, está fuerte en Estados Unidos: hay 30 millones
de ciudadanos norteamericanos -y este número está creciendo- que
hablan la lengua española. Por lo tanto, también en Estados Unidos
nuestra propia cultura, nuestros medios audiovisuales y nuestra
creación artística puede tener un campo de expansión importante,
contrariamente a lo que piensan los franceses o los alemanes, que
tienen no terror, sino pánico a la influencia norteamericana, porque
ven que sus culturas se erosionan; la nuestra, de momento, con el
contacto con Estados Unidos no se ha erosionado, sino todo lo
contrario.

Por otra parte, también hay que decirlo, Estados Unidos están
sirviendo en el terreno más grande, el global, el internacional a
nuestros propósitos en la relación comercial con América Latina.

Llevamos años tratando de convencer a nuestros socios de la Unión de
que el futuro está en las relaciones con la América hispana y lo
logramos con mucha dificultad. Cuando teníamos ya planteado el
acuerdo de libre cambio con Méjico, no nos convencíamos hasta que se
hizo el NAFTA; pensamos que nos iban a quitar esa posibilidad y que
íbamos a perder Méjico. Hicimos el primer acuerdo de libre cambio que
ha hecho la Unión con algún país. Ahora, con MERCOSUR, que es nuestro
último planteamiento, de nuevo están arrastrando los pies, y yo estoy
seguro de que la iniciativa americana, el ALCA, va a despertar de
nuevo a los europeos y que de nuevo van a decir que los
norteamericanos nos van a rebañar el comercio en una zona que es,
como todo el mundo sabe, muchísimo más pro europea que pro americana,
que se la zona MERCOSUR: Brasil, Argentina, Chile, Uruguay y
Paraguay, que tienen más del 60 por ciento de su comercio exterior
con Europa y mucho menos del 40 por ciento con Estados Unidos. Por lo
tanto, de nuevo ahí Estados Unidos van a actuar como reactivo para
que nuestros socios europeos hagan lo que tienen que hacer con
Latinoamérica.

En fin, lo importante, que es alma mater de la comparecencia, es la
relación en política exterior y seguridad, sobre todo en seguridad,
que es lo que está sobre la mesa. Yo creo que nunca podemos renunciar
sino que incluso debemos ir más allá, dentro de los límites que nos
marcan los Tratados y el Derecho derivado, y resolver



Página 948




el bloqueo de la OTAN hoy debe ser nuestra total prioridad. El otro
día, el señor Robertson, en respuesta a una pregunta que yo le hice
en un foro sobre este tema, me decía que tenemos que dar toda las
seguridades necesarias a Turquía para que sus dudas geoestratégicas
se vean resueltas. Démosle todas las seguridades que quiera a
Turquía, pero es muy importante que ésta comprenda que es fundamental
que se desbloquee esta situación, porque en el momento que esto
suceda podremos avanzar.

En nuestra Presidencia vamos a desarrollar muchos aspectos
importantes. Yo no sé si podremos recrear un nuevo ambiente de agenda
transatlántica renovada, pero sí que es verdad que vamos a tener
algunas cuestiones muy importantes en las relaciones con Estados
Unidos, como la OMC, como el euro y como la construcción del Headline
Goal, de la fuerza de intervención rápida, en la cual la interacción
con Estados Unidos y con la OTAN es absolutamente fundamental.

Por lo tanto, que esta comparecencia no sea más que el prólogo de un
debate sobre este tema que podemos tener a lo largo de este año y
durante el año que viene, que, como ha dicho el resto de los
intervinientes, es fundamental. Muchas veces parece que lo
desdeñamos, pero es un tema profundo de la Unión Europea y, por
tanto, un tema profundo de la Comisión Mixta para la Unión Europea,
más que de la de Asuntos Exteriores, puesto que de verdad condiciona
a la Unión Europea. Es tal el volumen de las relaciones entre Estados
Unidos y la Unión Europea que, francamente, las relaciones
bilaterales quedan muy difuminadas en el marco tan amplio de la
interrelación Unión Europea-Estados Unidos.

Gracias.




El señor VICEPRESIDENTE (Soravilla Fernández): Muchas gracias, señor
Secretario de Estado de Asuntos Europeos.




CONTESTACIÓN DEL GOBIERNO A LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:



- DE DOÑA LUDIVINA GARCÍA ARIAS, DEL GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA,
SOBRE LA POSICIÓN DEL GOBIERNO SOBRE EL GRADO DE COORDINACIÓN DE LOS
SERVICIOS COMERCIALES DE LAS EMBAJADAS ESPAÑOLAS EN EL SUDESTE
ASIÁTICO Y DE LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS CON LOS PROGRAMAS DE LA UNIÓN
EUROPEA DE PROMOCIÓN EMPRESARIAL Y COMERCIAL EN ESA ÁREA GEOGRÁFICA.


(Número de expediente del Senado 683/000044 y número de expediente
del Congreso 181/000613.)



El señor VICEPRESIDENTE (Soravilla Fernández): Pasamos al segundo
punto del orden del día, que
es contestación de preguntas. Ruego a sus señorías que colaboren con
la Presidencia para ajustarnos lo más posible a los tiempos.

Para formular su pregunta, tiene la palabra la señora García Arias.




La señora GARCÍA ARIAS: Señor Presidente, voy a hacer una formulación
un poco extensa porque esta pregunta era inicialmente oral; se
convirtió en escrita; la reiteré de forma oral y, mientras tanto, me
llegó la respuesta escrita del Gobierno. Justamente la preocupación
que yo tenía y el tono de la respuesta del Gobierno me permiten
expresar unas opiniones y escuchar la contestación del Secretario de
Estado. (El señor Presidente ocupa la Presidencia.)
Es cierto que el reparto de responsabilidades entre la Comunidad
Europea y Estados miembros en el ámbito del fomento de las
exportaciones constituye un difícil problema jurídico y político. La
promoción comercial es un área competencial exclusiva de los Estados
miembros que, de acuerdo con la respuesta que me dio el Gobierno,
implica la aplicación rigurosa del principio de subsidiariedad de la
acción comunitaria, sin perjuicio de la colaboración y la
coordinación. En la práctica, esto significa que los Estados tienen
que confiar en sus propios esfuerzos para encontrar mercados y
fomentar relaciones más estrechas. Sin embargo, se han estado
estableciendo acuerdos... (El señor Guardans i Cambó: es una
pregunta, no una comparecencia.) Yo escuché al señor Guardans con
mucho interés. Ya lo he explicado, pido un poco de cortesía
parlamentaria.




El señor PRESIDENTE: Señor Guardans, por favor, mantenga silencio.

Ruego a la señora Diputada que formule su pregunta.




La señora GARCÍA ARIAS: Gracias, señor Presidente. Es cierto que la
Unión Europea tiene competencia en dar valor añadido y permitir en el
caso concreto del comercio, en países como España y otros más
pequeños que no tienen una presencia histórica en estas zonas, un
valor añadido y facilitarlo. Sin embargo, en viajes en los que he
tenido la oportunidad de participar, tanto en una etapa parlamentaria
anterior como en ésta, me he encontrado con dos actitudes.




El señor PRESIDENTE: Señoría, por favor...




La señora GARCÍA ARIAS: A continuación, voy a formular la pregunta,
señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Es que no puede hacerla a continuación de, no
estamos...




La señora GARCÍA ARIAS: Después me voy a quedar contenta con la
contestación que me dé el señor Secretario de Estado.




Página 949




El señor PRESIDENTE: Yo no quisiera perturbar la forma en la que su
señoría desea participar, pero la formulación de la pregunta consiste
en la estricta formulación de la pregunta, sin consideraciones
previas ni posteriores; es decir, tiene un tiempo tasado y un
objetivo muy concreto, que es formular la pregunta.




La señora GARCÍA ARIAS: ¿Cree el señor Secretario de Estado que es
suficiente la coordinación de los responsables de comercio en las
embajadas en el área del sudeste asiático con los programas de la
Unión Europea y que esto está justificado por la escasa participación
de las empresas españolas en esos programas y en el área?



El señor PRESIDENTE: Gracias, señoría.

El señor Secretario de Estado tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
Gracias, señor Presidente.

Hay oficinas económicas y comerciales en los seispaíses del ASEAN de
mayor importancia económica: Filipinas, Vietnam, Indonesia, Malasia,
Singapur y Tailandia. La oficina de Malasia cubre Brunei y la de
Tailandia cubre Laos, Cambodia y Myanmar. Nuestras relaciones
económicas con estos cuatro países son casi nulas. La exportación
española a esos países en el año 2000 fue sólo de 3,3 millones de
dólares.

Los Consejeros participan de forma muy activa en las reuniones de
Consejeros comerciales de la Unión Europea en los diferentes
programas empresariales dentro del paraguas del Asia-Invest, es
decir: AsiaInterprise, Asia-Invest Business, Asia-Invest Meeting,
Asia Partenariat y la participación asiática en el Europartenariat.

Las oficinas informan a las empresas españolas de las oportunidades
que ofrece Asia-Invest y, además, han ayudado y colaborado con
empresas e instituciones españolas que han participado en alguna de
las acciones desarrolladas.

Puedo darles una relación de las participaciones recientes de
empresas e instituciones españolas. La verdad es que ya he dicho que
la inversión y la exportación a países del ASEAN es muy reducida si
se compara con otras regiones en vías de desarrollo. En una época
reciente cabe destacar lo siguiente: en Vietnam, en diciembre de
2000, hubo una misión dentro de AsiaInvest sobre materiales de
construcción. Estaba prevista la participación de una serie de
empresas españolas, lideradas por el Instituto de Fomento, de la
región de Murcia, pero fue cancelada a última hora.

En Filipinas, el programa Sinergy sobre energías renovables, con el
que colaboró el ICEX y participó la empresa española ATERSA.

En Malasia, el Asia-Interprise, en Penang, España participó, en abril
de 1999, junto a Italia, Alemania e Irlanda. El ICEX y la oficina
coordinaron la participación
de cinco empresas -Fagor, Isolux, Sainco, DNAAd Tech y Guijarro
Hermanos, dos asociaciones -AMEC y SERNAUTO- y la CEOE.

En Tailandia, Asia-Invest y el proyecto Market Place Monitoring. El
socio organizador español fue el IMPIVA, de Valencia, y participaron
otras tres empresas españolas. El programa Sinergy también actuó en
Tailandia, participando tres empresas españolas: Unión Fenosa, Atersa
e Iberdrola Ingeniería. En el área de cooperación al desarrollo, la
consultora española INYSA realizó un proyecto de desarrollo de PYMES
en el sur de Tailandia durante el período 1998-2000.

En el futuro próximo se está preparando el AsiaInterprise Singapore
2001 para el próximo septiembre. Por parte española colabora el
Puerto de Barcelona. En Malasia, en noviembre de 2001, se va a
celebrar el EU-Malaysia Partenariat. En España, el responsable es la
Dirección General de Política de PYME que tiene previsto apoyar la
participación de unas 25 empresas españolas. En Tailandia, la
Dirección General de Política de la PYME tiene previsto llevar 15
empresas a una reunión relativa a los sectores de automoción y
eléctrico- electrónico. En Madrid, conviene recordar que dentro del
Asia-Interprise se va a celebrar una reunión sobre software los días
9 y 10 de noviembre. Ése es el resultado de todas las acciones e
interaccciones de nuestras actividades comerciales y oficinas
comerciales con los programas comunitarios de cooperación en el marco
del ASEAN.

Gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Secretario de Estado.

Tiene la palabra la señora Diputada formulante de la pregunta para
replicar o repreguntar, como estime oportuno. Simplemente quisiera
recordarle que no puede sino ajustarse al Reglamento en el que se
dice claramente que se formulará escuetamente la pregunta por la
parlamentaria o el parlamentario que la formule contestará el
Gobierno. A continuación, podrá replicar o repreguntar. En ningún
caso se podrán rebasar los cinco minutos.




La señora GARCÍA ARIAS: Gracias, señor Presidente.




Es una ocasión perdida para haber podido, a lo mejor, comprender o
analizar con el Secretario de Estado una explicación y una
contestación que en realidad no ha dado esta vez. Ha hecho una mera
relación de participación, pero no ha dado su valoración acerca de si
la considera suficiente. En la contestación escrita a la que me había
referido antes sí se desprendía que este tipo de programas se
aprovechan con América Latina, pero que tienen un escaso
aprovechamiento en el caso de Asia. Yo hubiera querido una valoración
del Ministerio y una explicación de cómo se puede incentivardesde el
Gobierno español esta presencia.




Página 950




Como decía antes, a lo largo de una serie de viajes, me he encontrado
con dos posiciones: la impotencia de algunos funcionarios de los
servicios comerciales, que señalan la escasa dotación económica y
desde luego la posibilidad de actuar no con una feria o una acción
puntual, así como con la actitud de algunos Embajadores defendiendo
el fuero del tema competencial en estos temas de fomento o de
promoción comercial. En mi opinión, en esta área geográfica, con una
debida coordinación de los programas españoles y de los comunitarios,
efectivamente podríamos alcanzar un valor añadido a estas funciones.

Gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Diputada.

Señor Secretario de Estado, tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
Yo no quiero que, en ningún caso, la señora Diputada tenga la
sensación de que se ha perdido una ocasión de recibir una respuesta.

Yo le voy a dar la respuesta. Nuestra valoración es lamentablemente
baja. ¿Por qué? No porque no se aprovechen las oportunidades; no
porque no haya una necesaria interacción con los programas
comunitarios, sino fundamentalmente por dos problemas: primero,
porque la promoción comercial en esos países cuesta un volumen de
dinero con el que la Administración española no cuenta, puesto que se
dedica más volumen de dinero a áreas preferenciales que las propias
empresas prefieren, y, segundo, porque las propias empresas no tienen
demasiado interés, a pesar de que se las subvencione en la
participación de estos programas, porque tienen desarrollos en otras
áreas que les interesan más.

Por último, a mí no me sorprende que las empresas españolas, como las
europeas en general, tengan una cierta reticencia a emplearse en el
área ASEAN, puesto que es bien conocido que esta área no solamente
está en una crisis profunda después del colapso del sistema
financiero japonés hace ya unos años, de la que no se ha recuperado;
la economía en esos países no se entona. Además, en el diálogo
institucional Unión EuropeaASEAN no se están dando las necesarias
facilidades para establecer un marco claro de cooperación en el
terreno de la inversión ni en el comercial con la Unión Europea. Por
lo tanto, como la propia área ASEAN está arrastrando los pies en esos
temas y tampoco las economías de esos países tienen mucho dinamismo
y, si a eso, se añade su lejanía y su dificultad, la falta de medios
que tiene la Unión Europea y la Administración española, en
particular, y el escaso interés de nuestras empresas por ir allí
porque tienen otras zonas de interés, todo ello hace que el tono sea
bajo, lo que no quiere decir que no estemos haciendo todo lo posible
para empujar, porque estamos convencidos de que esa es una zona
importante en la cual la pequeña, mediana y gran empresa española no
debe estar ausente.




Yo creo que España tiene pocos reproches que hacerse, puesto que, en
este momento, es el sexto inversor del mundo y, por tanto, que en
Tailandia o en Vietnam las cosas no vayan brillantemente no tiene por
qué hacernos pensar que estamos perdiendo el tiempo. Repito, España
es el sexto inversor del mundo; seguramente, en términos reales, con
respecto a su PIB, puede ser el segundo o el primero, sobre todo
usando su propio dinero, porque hay muchos inversores que utilizan el
dinero de otros. El dinamismo de la exportación y de la inversión
española es bien conocido. Por tanto, hagamos nuestro examen de
conciencia sobre lo que nos pasa en Asia, pero no lleguemos a
consecuencias negativas como la falta de dinamismo de las empresas
españolas o de los sistemas de apoyo, porque ése es un problema que
no existe desde el año 1996.

Con respecto a lo que me ha dicho acerca del problema competencial,
yo no tengo noticia, y lo puedo decir con conocimiento de causa, de
que haya un solo Embajador que haya entorpecido o haya puesto algún
tipo de dificultad en ninguna operación de promoción comercial tanto
en Asia como en cualquier país del mundo. Y esto lo prueba que el
propio Secretario de Estado de Comercio y yo mismo estamos en
cooperación permanente para impulsarlo a través de todos los medios
que tenemos.

Gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Secretario de Estado.




- DE DON GABRIEL MATO ADROVER, DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR,
PIDIENDO INFORMACIÓN ACERCA DEL ACUERDO DEL CONSEJO DE MINISTROS DE
ASUNTOS GENERALES DE LA UNIÓN EUROPEA POR EL QUE SE APRUEBA UN PLAN
DE LIBERALIZACIÓN EN LOS INTERCAMBIOS COMERCIALES CON LOS PAÍSES
MENOS AVANZADOS (PMA), CON ESPECIAL INCIDENCIA SOBRE LAS
REPERCUSIONES QUE DICHO ACUERDO PUDIERA TENER PARA EL PLÁTANO DE
CANARIAS. (Número de expediente del Senado 683/000050 y número de
expediente del Congreso 181/000658.)



El señor PRESIDENTE: Señor Mato Adrover, tiene la palabra para
formular la pregunta, sucintamente.




El señor MATO ADROVER: Gracias, señor Presidente.




Entendiendo que el procedimiento es el habitual tanto en el resto de
las Comisiones como en el Pleno, cabe una justificación breve de la
pregunta para luego formularla, todo ello en el tiempo de los cinco
minutos para la pregunta y la respuesta. Gracias, señor Presidente.




Página 951




Señor Secretario de Estado, hablar de plátano es evidentemente hablar
de Canarias, y hoy es especialmente un día importante para hablar de
Canarias, por cuanto es el día de Canarias y es el día en el que
cumple dieciocho años esta Autonomía. Si es largo este tiempo
transcurrido, también es largo el tiempo que llevamos discutiendo y
debatiendo sobre el contencioso platanero. A usted le consta esto,
señor Secretario de Estado, porque hemos mantenido muchísimas
reuniones conjuntas en mi responsabilidad, entonces como Consejero de
Agricultura del Gobierno de Canarias, y también posteriormente. La
importancia del plátano es evidente para toda Canarias, pero muy
especialmente para algunas islas como la de La Palma.

Por parte del sector platanero hay cierto temor, quizá ante la duda
de lo que representará el futuro. No se sabe muy bien qué va a
suceder tras el acuerdo entre la Unión Europea y Estados Unidos. No
se tiene claro qué va a pasar después del 2006 y si la temida tarifa
única entrará en vigor directamente o mediante un examen previo.




El señor PRESIDENTE: Señoría, por favor.




El señor MATO ADROVER: Veo que al señor Presidente no le gusta la
fórmula que habitualmente se utiliza para formular las preguntas. No
importa, señor Presidente, directamente paso a formular la pregunta.

¿Qué información puede facilitar el Gobierno en relación con el
acuerdo del Consejo de Ministros de Asuntos Generales de la Unión
Europea por el que se aprueba un plan de liberalización en los
intercambios comerciales con los países menos avanzados, con especial
incidencia sobre las repercusiones que dicho acuerdo pudiera tener
para el plátano de Canarias?



El señor PRESIDENTE: Gracias, señoría.

Señor Secretario de Estado, tiene la palabra



El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
Gracias, señor Presidente.

El proyecto de liberalización de los productos originarios de los
países menos avanzados ha tenido su origen en la Conferencia de la
OMC de Singapur del año 1996, de la que surgió la recomendación del
establecimiento, a medio plazo, de una franquicia de derechos
arancelarios en las importaciones de los países industrializados de
los productos procedentes de los países menos avanzados.

Siguiendo esta línea, la Comisión presentó una iniciativa al Consejo
de Asuntos Generales, de 9 de octubre de 2000, según la cual, la
Comunidad se comprometería de forma autónoma a iniciar de inmediato
el proceso de liberalización para todos los productos, excepto las
armas, si bien esta liberalización se produciría de forma gradual
durante un período de tres años para el arroz, el azúcar y el
plátano. España, al igual
que los demás Estados miembros, apoyó esta iniciativa, porque ésta se
inscribe en el objetivo de favorecer el desarrollo económico de los
48 países menos desarrollados del planeta, mediante la apertura
unilateral del mercado de la Unión Europea. Al mismo tiempo, la
Comunidad realmente demostraba su voluntad política hacia los países
menos avanzados en el contexto de la preparación de la nueva ronda de
negociaciones de la OMC, que deberá tener muy en cuenta los intereses
de los países menos avanzados. No obstante, durante el proceso de
aplicación de esta iniciativa, la posición española ha propugnado el
mayor grado de excepcionalidad posible para tres productos muy
sensibles para nuestra agricultura: el arroz, el azúcar y el plátano.


La insistencia española, junto a la de otros Estados miembros, ha
conducido a que la propuesta inicial de la Comisión haya sido objeto
de modificaciones notorias, especialmente para estos tres productos
mencionados. Estas modificaciones, incluidas en la decisión del
Consejo de Asuntos Generales de 26 de febrero de 2001, se refieren a
los períodos transitorios, a la cláusula de salvaguardia, al
reforzamiento de la cooperación administrativa para evitar el fraude
y a la aplicación de unas reglas de origen más exigentes.

Se establece un período transitorio en el que el desmantelamiento
arancelario a las importaciones de plátanos originarios de los países
menos avanzados comienza el 1 de enero de 2001 y termina el 1 de
enero de 2006, en el que se les aplicará el arancel cero, fecha
prevista para la entrada en vigor del nuevo acuerdo aduanero común,
aplicable a los demás países. Para el arroz y el azúcar, el proceso
de eliminación arancelaria progresiva se iniciará el 2006, cuando
expiren las perspectivas financieras actuales, y culminará en el año
2009.

En el mencionado Consejo de 26 de febrero hubo una Declaración de la
Comisión, que también obtuvo la conformidad del Consejo, que prevé
que para estos tres productos sensibles, siempre que las
importaciones aumentaran en más del 25 por ciento con respecto al año
anterior, la Comisión automáticamente examinará si se dan las
condiciones para la aplicación de la cláusula de salvaguardia. En
este mismo sentido, se ha incluido en el Reglamento 416/2001, del
Consejo, para la aplicación de esta medida una cláusula relativa al
arroz, al azúcar y al plátano, que establece que, dada su particular
sensibilidad, si las importaciones de dichos productos producen una
grave perturbación en los mercados comunitarios y en sus mecanismos
de regulación, la Comisión podrá suspender la aplicación de la
franquicia arancelaria.

Por otra parte, para asegurar que los beneficiarios de esta
franquicia arancelaria sean los países menos avanzados, se ha
previsto una cláusula en el Reglamento antes mencionado que prevé
para todos los productos la posibilidad de suspensión de los
beneficios, si hubiera fraude y ausencia de cooperación
administrativa para el control de los certificados de origen, o un



Página 952




aumento masivo de las importaciones en la Comunidad en relación con
los niveles de producción y las capacidades de exportación habituales
en estos países.

Asimismo, se están modificando las reglas de origen, de forma que las
operaciones efectuadas en estos países que no creen un valor añadido
real no conferirán origen a estas mercancías y, por tanto, no se
beneficiarán de la posibilidad de exportar con arancel cero a la
Unión Europea.

Por lo que respecta al impacto sobre Canarias, es señalable que en la
actualidad las exportaciones de plátano de los países menos avanzados
son muy pequeñas, más o menos 26.000 toneladas, y todas ellas de
países que son ya ACP y que se benefician de las preferencias que
contempla el acuerdo de Cotonou. Por otra parte, el calendario
previsto de ir reduciendo un 20 por ciento el actual arancel de 680
euros/tonelada hasta el 1 de enero de 2006, en que se llegará al
arancel cero, amortigua el efecto de la apertura. Aunque también
existe la posibilidad de que esta concesión arancelaria pudiera dar
lugar a inversiones en los países menos desarrollados para luego
exportar desde los mismos con arancel cero a la Unión Europea.

En definitiva, se trata de una medida importante de apertura
unilateral de mercado a favor de los países más pobres, que se quiere
administrar de forma que se eviten perturbaciones en la Unión
Europea, por lo que se han introducido los mecanismos administrativos
mencionados y por lo que debemos efectuar un seguimiento estrecho de
las importaciones originarias de los países menos avanzados por si se
produce cualquier circunstancia que pudiera justificar la suspensión
de estas preferencias arancelarias.

Gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Secretario de Estado.

Señor Mato, tiene la palabra.




El señor MATO ADROVER: Gracias, señor Secretario de Estado.

Efectivamente, yo creo que es una medida sensata apoyar esta
iniciativa de liberalización. También me tranquiliza, en parte, la
firme decisión del Gobierno de España de mantener vigilada cualquier
tipo de actuación, aunque estemos hablando de pequeñas cantidades.

Sin embargo, me preocupa que las multinacionales puedan tratar de
utilizar los países menos avanzados para introducir su fruta, por lo
que habría que extremar la vigilancia de las exportaciones del
plátano que salgan precisamente de esos países menos avanzados. Creo
que es una de las labores fundamentales que hay que abordar en este
momento, ya que, si a una situación realmente preocupante, como es la
del futuro del sector del plátano, especialmente a partir del año
2006, le añadimos algún tipo de descontrol en la vigilancia de la
liberalización en torno a los países menos avanzados,
podría traer consecuencias ciertamente negativas para las
producciones plataneras de Canarias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Mato.

A continuación, en el orden del día quedan dos preguntas, una del
señor López Garrido y otra del señor Martínez Casañ. Veo que no están
presentes ninguno de los dos interpelantes. ¿Cabe formular a los
señores Letrados una petición de interpretación posible del
Reglamento para que las preguntas se puedan formular?



El señor LETRADO: Señor Presidente, como sabemos, el Reglamento del
Congreso se aplica a los trabajos de esta Comisión, cuyo artículo
40.2 se acaba de aplicar, y dice lo siguiente: «Los Grupos
Parlamentarios pueden sustituir a uno o a varios de sus miembros para
un asunto...», etc. Esto se acaba de utilizar hace unos minutos.

Ahora bien, entiendo que una pregunta tiene un autor, es decir, no es
un Grupo Parlamentario el que la formula, aunque su autor,
obviamente, pueda ser miembro de un Grupo Parlamentario. En mi
opinión, resultaría forzar un poco las normas reglamentarias la
sustitución del autor de una pregunta.




El señor PRESIDENTE: Muy bien. El Presidente se siente en condiciones
de forzar las normas reglamentarias para que las preguntas puedan ser
formuladas por otro Diputado distinto del que la presentó, y para
ello estoy seguro de que cuento con la complicidad de todos los
Grupos Parlamentarios y con la comprensión de todos los que
participamos de este proceso.




- DE DIEGO LÓPEZ GARRIDO, DEL GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA, SOBRE
LA POSICIÓN DEL GOBIERNO ANTE UNA POSIBLE REFORMA DEL DERECHO DE
ASILO EN LA UNIÓN EUROPEA. (Número de expediente del Senado 683/
000052 y número de expediente del Congreso 181/000702.)



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra la señora Blanco Terán, en
sustitución del señor López Garrido.




La señora BLANCO TERÁN: Gracias, señor Presidente, por forzar las
normas del Reglamento. Sustituyo al señor López Garrido, y mi nombre
es Delia Blanco.

Voy a formular escuetamente la pregunta, ya que ha habido algunos
problemas a este respecto. ¿Cuál es la posición del Gobierno ante una
posible reforma del derecho de asilo en la Unión Europea?



El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Diputada.

Señor Secretario de Estado, tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
Con la venia,señor Presidente.




Página 953




La política comunitaria de asilo se contiene en el actual artículo 63
del Tratado de la Comunidad Europea, después de la modificación que
tuvo lugar como consecuencia del Tratado de Amsterdam, y hay que
completarla con lo establecido en el Plan de Acción de Viena y en las
Conclusiones de la Cumbre de Tampere, ambas referidas al tema del
desarrollo del espacio de seguridad, justicia y libertad, y, por lo
tanto, el derecho de asilo es una parte irrenunciable de ese paquete
de Tampere.

Ni en el Tratado de Amsterdam ni en Viena ni en Tampere, la Unión
Europea se ha planteado una reforma del derecho de asilo, pues en
todos ellos se parte de la Convención de Ginebra de 1951 sobre el
Estatuto de los Refugiados como piedra angular de toda la
construcción comunitaria; situación que ha sido reafirmada por los
Jefes de Estado y de Gobierno en Tampere al proclamar el respeto
absoluto del derecho a solicitar asilo. Por tanto, yo creo que
conviene precisar que la Unión Europea no tiene prevista una reforma
del derecho de asilo en cuanto tal, es decir, el fundamento, la base,
la filosofía profunda del derecho de asilo que todos admitimos y que
está contenida en la Convención de Ginebra de 1951. Lo que está
tratando la Unión Europea es de desarrollar políticas comunes en esta
materia, con el objetivo de, primero, armonizar las diferentes
legislaciones con respecto al derecho de asilo que tienen algunas
divergencias y, segundo, lograr una Unión Europea abierta y segura,
plenamente comprometida con las obligaciones que emanan de la
Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados y otros
instrumentos pertinentes en materia de derechos humanos. Una Unión
que esté en posición de responder de forma solidaria a necesidades de
tipo humanitario y de garantizar la integración de los refugiados en
nuestras sociedades, teniendo en cuenta al mismo tiempo la necesidad
de llevar a cabo un control coherente -porque esto no está reñido con
lo demás- de las fronteras exteriores para poner fin a la inmigración
ilegal, luchar contra los que se aprovechan de ella y la organizan y
cometen delitos internacionales, o contra aquellos que utilizan el
asilo como cobertura para justificar situaciones ilegales.

Para alcanzar estos objetivos, que en su momento conformarán el
Sistema Europeo Común de Asilo, la Comisión ha presentado una especie
de marcador donde se contiene una batería de proyectos para su
discusión; dos de ellos, los relativos a la protección temporal y a
las normas mínimas de procedimiento, se han puesto ya en discusión en
el Consejo de Justicia, Asuntos Interiores.

La posición de España en la configuración de estas políticas comunes
de asilo es la de reafirmar la validez y vigencia de la Convención de
Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, base y fundamento del
sistema de asilo, que es compartida por el resto de los Estados
miembros. Otros problemas que creo que serían materia
de un análisis mucho más profundo son las diferentes concepciones
respecto a la aplicación del asilo, así como la idea alemana del
reparto de cargas, el burden sharing, es decir, del reparto de los
asilados en el resto de los países europeos. Como la señora Diputada
conoce, uno de los grandes problemas es la simetría de los beneficios
de los asilados en los diferentes países. Hay países que dan unos
beneficios extraordinarios y, por lo tanto, tienen un número de
asilados muchísimo mayor que otros. Esos países que tienen un mayor
número de asilados esperan o pretenden repartirlos como si fueran una
mercancía por el resto de la Unión, lo cual plantea problemas en
cuanto a la propia consideración del asilado y en cuanto a la libre
circulación de personas dentro de la Unión. Al asilado, en cualquier
caso, le pueden asignar a Irlanda, pero puede directamente ir al país
en el que estaba asignado previamente. Nosotros ya fuimos partidarios
de asignar la solidaridad financiera en este tema. La señora Diputada
recordará que, con ocasión de la discusión de las perspectivas
financieras, España tuvo la iniciativa de crear un fondo especial
para proteger a los asilados en Europa y para sostener
financieramente a aquellos países que por su situación y
circunstancias, ya sea de proximidad geográfica a zonas de conflicto
como, por ejemplo, los Balcanes, ya sea porque sus sistemas de asilo
son más generosos que otros, tienen una carga de asilados superior
a los demás. Pero, en fin, éste es un tema que está en debate;
naturalmente está en el programa de Tampere; muy seguramente parte de
este debate caerá en nuestra Presidencia. Por lo tanto, éste es un
tema acerca del cual yo únicamente puedo apuntar cuáles son los
problemas que conlleva, pero no cuáles van a ser las soluciones
finales.

Gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Secretario de Estado.

Señora Blanco Terán, tiene la palabra.




La señora BLANCO TERÁN: Gracias, señor Presidente.




Gracias, señor Secretario de Estado. Efectivamente, este problema cae
más dentro de la competencia de los Ministros de Interior, aunque
también dentro de esta Comisión Mixta, puesto que España, además, ha
anunciado que una de las prioridades en su Presidencia en el primer
semestre del año 2002 va a ser impulsar la comunicación, que se
llama, como usted ha mencionado, Hacia un procedimiento común en
materia de asilo y refugio en la Unión Europea, además del proyecto
de Directiva, que usted también ha mencionado, sobre reparto de
cargas de los refugiados en el entorno de todos los países de la
Unión.

A mí me gustaría señalar cómo el Gobierno español se ha ido
posicionando con respecto tanto al proyectode Directiva, llamado
Directiva Vivenka de reparto de



Página 954




cargas de refugiados, así como en la comunicación de Hacia un
procedimiento común de asilo y refugio. España, efectivamente, ha
tomado diversas posiciones a lo largo de todo este tiempo desde que
la comunicación salió en febrero de 2000 y también desde el proyecto
Vivenka, que salió en abril de 2000.

Usted ha dicho que, en el reparto de cargas, los refugiados no son
una mercancía que debieran estar sometidos a una cuantificación de
cuánto corresponde a cada país, pero, teniendo en cuenta el papel que
juega España en el actual reparto de estos refugiados, cuántos son
los demandantes de asilo y refugio en España y cuántos consiguen el
estatuto de refugiado en torno a los países de la Unión, teniendo en
cuenta las variables que se suelen usar en estos casos, como es el
PIB, el porcentaje de nuestra población y los procedimientos de
acogida y para dar asilo y refugio en España tenemos una situación
claramente denunciable como país, y usted lo sabe, porque los
compañeros populares del Grupo Popular europeo están en contra de las
posiciones del Grupo Popular en el Parlamento Europeo en este tema,
así como en materia de indemnización.

Voy a tratar de explicarle cuáles consideraríamos que son las
obligaciones de España para construir en común y en consenso lo que
debería ser esa Presidencia. Voy a intentar ser absolutamente breve,
no se preocupe, señor Secretario de Estado.




El señor PRESIDENTE: Señora Diputada, tiene usted el tiempo tasado.




La señora BLANCO TERÁN: Voy a ser muy breve, señor Presidente, de
verdad que lo voy a ser.

España ha bajado en el número de demandantes de asilo y refugio, del
año 1999 al año 2000, en un 16 por ciento. En este momento, en el
marco de la Unión, somos el país con el número más bajo de refugiados
y de asilados: el 1,6 por ciento, frente, por ejemplo, al 17,4 de
Alemania o al 21,2 por ciento del Reino Unido. Al final, el número de
refugiados se considera y se contabiliza de la siguiente manera: el
31,2 por ciento está en Bélgica, el 51,8 en Dinamarca, el 61,7 en el
Reino Unido y el 9,1 en Alemania; en España se encuentra el 1,5 por
ciento. Todos los refugiados normalmente tienen las mismas
características y proceden, generalmente, de los países de conflicto
bélico de los que huyen. Los demandantes de asilo y refugio en
Alemania, señor Secretario de Estado, son los mismos, con las mismas
características, bajo el mismo tipo de persecución que los que llegan
a España. Lo que no es posible es que los demandantes logren ser
refugiados en Alemania en un número tan alto y en un número tan
pequeño en España.

Nuestro país tiene que reflexionar sobre las cargas, porque en el año
2004, que sí tendremos una legislación común en materia de asilo y
refugio y de inmigración, España tendrá que asumir no las cargas que
le
vengan impuestas por la afluencia masiva de desplazados de guerras,
como sucedió ya en Kosovo y en la primera época de la guerra...




El señor PRESIDENTE: Señora Diputada, lamento tener que señalarle que
tiene un límite de tiempo; esto no es una interpelación, sino una
pregunta.




La señora BLANCO TERÁN: Termino ya, señor Presidente.

España tendrá que reflexionar seriamente con respecto a la posición
que va a mantener en Europa en este tema.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Blanco.

Señor Secretario de Estado, tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
Señora Diputada, puede estar usted segura de que España ha
reflexionado y reflexiona muy seriamente sobre este tema. Yo estoy
dispuesto a venir a esta sede parlamentaria y contestar a todas las
preguntas que me hagan, pero, verdaderamente, a veces me confunden
los procedimientos; esto me ha parecido más que una pregunta, una
comparecencia. Si la señora Diputada quiere que yo comparezca aquí y
le dé una exposición cumplida y con el tiempo suficiente de cuál es
la posición de España respecto a un tema tan difícil, yo lo haré con
mucho gusto, pero yo 1e he contestado a su pregunta y usted ahora me
plantea una batería de cosas nuevas y no me da la oportunidad de
dejar clara cuál es la posición de España. Por lo tanto, señor
Presidente, yo creo que también tengo algo que decir.




El señor PRESIDENTE: Para eso tiene un tiempo marcado, señor
Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
Estoy utilizando mi tiempo únicamente para decirle que este
procedimiento me parece extraño. Yo he contestado a la pregunta que
se me ha formulado y ahora se me plantea prácticamente una
comparecencia. Lo único que digo es que estoy dispuesto a comparecer
aquí para aclarar lo que se me está planteando, pero en tiempo y
forma y no por la vía irregular por la que se está haciendo. Además,
precisamente, no por la persona que formuló la pregunta, con lo que
yo creo que se ha abusado, incluso, de la propia comprensión que
usted ha tenido extendiendo la aplicación del Reglamento, y que yo
también he compartido, porque yo también puedo agarrarme al
Reglamento como usted, y no he querido hacerlo. Quiero expresar mi
queja.




El señor PRESIDENTE: ¿Está usted contestando a la señora Diputada o
al Presidente de la Comisión?



Página 955




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
Estoy contestando a unas circunstancias. Me parece que el señor
Presidente ha hecho una interpretación del Reglamento con la que yo
he estado de acuerdo...




El señor PRESIDENTE: Si desea usted formular una cuestión de orden,
hágalo.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
No, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: El tiempo del que dispone es para contestar a la
señora Diputada.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
Si eso es lo que le estoy diciendo, señor Presidente, Le estoy
diciendo que estoy respondiendo a una cuestión de orden porque no
tengo oportunidad de responder a lo que se me ha planteado. Por lo
tanto, he dicho que no voy a contestar a lo que se me ha planteado y
que vendré aquí a una comparecencia sobre este tema cuando me lo
digan.




El señor PRESIDENTE: Señor Secretario de Estado, no va usted a
contestar a nada más porque se le ha acabado el tiempo.

El Presidente se siente en la obligación de intervenir para aclarar
al compareciente y a los que han pedido su comparecencia algunos
aspectos reglamentarios que nos obligan a todos. En primer lugar, el
tiempo en una pregunta está tasado por igual para el que la formula y
para el que la contesta. Ambos tienen plena libertad para dedicar el
tiempo del que disponen a lo que estimen más oportuno. Se hace una
exposición sucinta de la pregunta, que es lo que ha hecho la señora
Diputada, y a continuación, en su réplica, puede utilizar el tiempo
del que dispone, pero no de más, y hacer las consideraciones que
estime oportunas sobre la respuesta que ha formulado el preguntado,
quien, a su vez, tiene limitado el tiempo por el Reglamento para
intentar contestar o para dedicarse a otras cuestiones, como ha hecho
usted, señor Secretario de Estado. Estaremos encantados de recibir
una petición de comparecencia por su parte para que pueda intervenir
con más tiempo del que le da el Reglamento en esta ocasión. (El señor
Secretario de Estado pide la palabra.) No tiene usted la palabra,
señor Secretario de Estado.




- DE DON GUILLERMO MARTÍNEZ CASAÑ, DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR,
SOBRE LA POSICIÓN DEL GOBIERNO SOBRE LA ADHESIÓN DE CHIPRE A LA UNIÓN
EUROPEA. (Número de expediente del Senado 683/000054 y número de
expediente del Congreso 181/000716.)



Tiene la palabra el señor Herrera Martínez Campos para formular la
pregunta, en sustitución del señor Martínez Casañ.




El señor HERRERA MARTÍNEZ CAMPOS: Gracias, señor Presidente por
dejarme sustituir al señor Martínez Casañ en la formulación de la
pregunta.

Formulo la pregunta sucintamente. Señor Secretario de Estado, ¿cuál
es la posición del Gobierno sobre la adhesión de Chipre a la Unión
Europea?



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Herrera.

Señor Secretario de Estado, tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
El Gobierno español apoya sin reservas el proceso de ampliación de la
Unión Europea y, en este contexto, se muestra plenamente favorable al
próximo ingreso de Chipre. Independientemente del entorno político
específico en el que se enmarca la adhesión de Chipre, las
negociaciones propiamente dichas se desarrollan de forma muy
satisfactoria, hasta el punto de que hoy Chipre es el país candidato
más avanzado en lo que al cierre provisional de capítulos se refiere,
con un total de 21 capítulos cerrados sobre los 31 en los que se ha
dividido el acervo comunitario.

La decimonovena sesión del Consejo de la Asociación Unión Europea-
Chipre, celebrada el pasado día 15 de mayo, corroboraba esta
aventajada situación. Así, conforme a los criterios y condiciones
fijados en Copenhague en 1993 para la admisión de nuevos socios,
Chipre cuenta con una economía de mercado capaz de hacer frente a las
presiones de la competencia del mercado interior; presenta un índice
de crecimiento sostenido (4 por ciento en el año 2000), un déficit
fiscal en disminución (3,1 por ciento del PIB) y unas tasas de
inflación (3,7 por ciento) y de desempleo (3,4 por ciento)
comparativamente reducidas. Sus progresos están siendo también
importantes en lo relativo a transposición del acervo y puesta en
marcha del aparato institucional necesario para una eficaz aplicación
del mismo. Tan sólo en los ámbitos de la armonización fiscal, la
seguridad marítima de su flota y los monopolios públicos agrícolas se
recomiendan mayores esfuerzos.

También es cierto que el caso particular de Chipre cuenta con un
factor de incertidumbre adicional derivado de la situación de
división de la isla. Esta circunstancia fue formalmente recogida en
las conclusiones del Consejo Europeo de Helsinki de 1999, en las que
se decía textualmente: «El Consejo Europeo se ha congratulado del
comienzo de las conversaciones encaminadas a una solución global del
problema de Chipre el 3 de diciembre en Nueva York y ha expresado su
total apoyo a los esfuerzos del Secretario General de las Naciones
Unidas para conseguir concluir el proceso con éxito. El Consejo
Europeo ha subrayado que una



Página 956




solución política facilitará la adhesión de Chipre a la Unión
Europea. Si al término de las negociaciones de adhesión no se hubiera
alcanzado una solución, la decisión del Consejo sobre la adhesión se
haría sin que lo anterior constituya una condición previa. Para ello,
el Consejo tendrá en cuenta todos los factores pertinentes.».




El Consejo Europeo de Niza se reiteró en la declaración anterior y
hacía un llamamiento a las partes para que participen en los
esfuerzos orientados a alcanzar una conclusión positiva del proceso
iniciado un año atrás y, más concretamente, a favor de la reanudación
de las conversaciones de proximidad interrumpidas por la parte turco-
chipriota el 8 de noviembre.

En definitiva, la Unión aboga decididamente por una solución global
antes de la adhesión de Chipre, aunque ello no suponga una condición
sine qua non para su ingreso y confía en que la perspectiva de la
adhesión genere una dinámica propicia a la reunificación de la isla.

España, en tanto que Presidencia de la Unión a partir del próximo 1
de enero, deberá contemplar este problema. Partimos del apoyo de
nuestro país a los Secretarios de las Naciones Unidas desde que en
1983 intervienen directamente en el problema de la división de la
isla con diversos modelos y esquemas de negociación. España se
felicitó por el nuevo proceso de conversaciones que, con el impulso
de las Naciones Unidas, se inició en diciembre de 1999, a fin de
llegar a un entendimiento global sobre Chipre.

Como hemos tenido oportunidad de transmitir a nuestros amigos
chipriotas y turcos en todas las ocasiones y, especialmente, durante
las visitas a Madrid del Ministro de Exteriores chipriota, señor
Kasaulides, en enero de este año, y del Primer Ministro turco, que
vino a principios de mayo, señor EÁevit, nuestro criterio se basa en
tres principios, que son los siguientes: apoyamos los esfuerzos del
Secretario general, lamentamos que se hayan interrumpido las
conversaciones interchipriotas desde que el líder turco, señor
Denktash, decidió retirarse de las mismas en noviembre de 2000 y
alentamos la reanudación del proceso tan pronto como sea posible.

En síntesis, hay en marcha un proceso negociador a cargo de Naciones
Unidas, que España apoya plenamente, y entendemos que todavía hay
tiempo para que dicho proceso se reanude y pueda dar sus frutos.

Nuestra impresión es que si se llega al punto de plantear la adhesión
de Chipre a la Unión Europea sin que se haya llegado todavía a una
solución para la división de la isla, la Unión deberá hacer en ese
momento una evaluación de la situación en profundidad, contando con
la opinión de todos los Estados miembros, sobre la base de las
resoluciones oportunas del Consejo de Seguridad y de lo señalado por
el Consejo Europeo, en particular en su reunión de Helsinki. Entonces
habrá que tomar una decisión, que naturalmente no estará exenta de
dificultades, porque es una decisión de gran calado político.

Yo creo que para el futuro de la adhesión de Chipre no conviene darle
mucha importancia a este tema, porque supondría que damos más
importancia a la futura solución que a la negociación en sí. La
táctica de la Unión es ir propiciando la negociación para empujar el
arreglo y ver qué es lo que sucede en el momento oportuno.

Gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Secretario de Estado.

Tiene la palabra el señor Herrera Martínez Campos.




El señor HERRERA MARTÍNEZ CAMPOS: Solamente quería agradecer al señor
Secretario de Estado su exposición y claridad en la respuesta a la
pregunta que se le ha formulado, como es costumbre en todas sus
comparecencias.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias a todos.

No habiendo más asuntos que tratar, se levanta la sesión.




Eran las catorce horas y diez minutos.