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DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 31, de 22/03/2001
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DIARIO DE SESIONES DE LAS CORTES GENERALES



COMISIONES MIXTAS



Año 2001 VII Legislatura Núm. 31



DE LOS DERECHOS DE LA MUJER



PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.a ISABEL SAN BALDOMERO OCHOA



Sesión núm. 5



celebrada el jueves, 22 de marzo de 2001, en el Palacio del Congreso
de los Diputados



ORDEN DEL DÍA:



- Comparecencia del señor ministro de Defensa (Trillo-Figueroa y
Martínez-Conde) para informar del proceso de incorporación de la
mujer a las Fuerzas Armadas. A petición propia. (Número de expediente
del Congreso 214/000053 y número de expediente del Senado 711/000103.)
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Se abre la sesión a las seis y cuarenta y cinco minutos de la tarde.




La señora PRESIDENTA: Señorías, se abre la sesión.

Ruego a las señoras portavoces que me indiquen si puede ser aprobada,
o hay alguna rectificación que hacer, la última acta que se les ha
remitido. (Asentimiento.) Queda aprobada.

Comparece hoy en la Comisión Mixta de los derechos de la mujer el
señor ministro de Defensa, don Federico Trillo-Figueroa y Martínez-
Conde.

Entre las cuestiones que siempre se han debatido en esta Comisión y
que siempre hemos llevado adelante, una de ellas ha sido lo que
llamamos en Europa el mainstreaming, el que todas las políticas estén
impregnadas por los derechos de la mujer, por la situación de la
mujer, por la igualdad de oportunidad de las mujeres.

Tenemos hoy el honor en esta Comisión, y espero que así sea entendido
por parte de todos los parlamentarios, de que comparezca el ministro
de Defensa, el ministro que tiene en este momento en sus manos la
incorporación de la mujer al Ejército.

Quiero recordarle al señor ministro y a las parlamentarias
y parlamentarios que nos acompañaban en la legislatura pasada que
tuvimos una visita a BosniaHerzegovina que fue gratificante,
educativa e importante tanto para las mujeres que estaban allí
desplazadas como para los miembros de esta Comisión.

Señor ministro, quiero darle la enhorabuena y agradecerle su
presencia aquí, así como pedirle disculpas en nombre de las señoras
parlamentarias que han excusado su presencia por la hora en la que
estamos, especialmente porque nos ha desplazado este Pleno tan largo
que ha tenido el Congreso de los Diputados.

Tiene la palabra para su exposición, a petición propia, sobre la
incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Trillo-Figueroa y Martínez-Conde):
Señorías, constituye, sin ninguna hipérbole, un honor comparecer ante
esta Comisión Mixta Congreso-Senado, que está desarrollando tan
excelente labor en el control y en la garantía de cumplimiento de la
efectividad de la incorporación y de la igualdad de la mujer a todas
las tareas sociales y políticas del Estado, y que he querido que
fuera, en efecto, en una comparecencia monográfica para informarles
sobre cuál es el estado de la incorporación de la mujer a las Fuerzas
Armadas.

Antes de dar cuenta y razón de este proceso, me gustaría, señora
presidenta, también lamentar que el Pleno se haya demorado hasta
estas horas, y llamar la atención de todas las portavoces sobre la
involuntariedad de esta circunstancia que, en cualquier caso, estoy
seguro de que no devalúa la importancia y la trascendencia que para
el Ministerio de Defensa, para el Gobierno, y estoy
seguro que para la Cámara, tiene esta información. Déjeme
corresponder a su gentileza, señora presidenta, al recordar la visita
que en la pasada legislatura realizaron las representantes de esta
Comisión a las unidades desplazadas en los Balcanes, con el recuerdo
a la etapa en la que S.S. presidió a su vez esta Comisión y yo tuvo
el honor de presidir la Cámara, y en la que creo que ésa no fue más
que una ocasión de demostración de lo que es una voluntad personal de
estar al servicio de esta Comisión y de los trabajos que realiza.

Permítame anticipar que el Ministerio de Defensa tiene una deuda
pendiente con la Comisión, y es la verificación sobre alguna unidad
especialmente operativa de las Fuerzas Armadas españolas de la visita
de esta Comisión para que puedan comprobar (en una unidad, insisto, a
elección de la Comisión) cuál es de verdad el estado de integración
de la mujer en las Fuerzas Armadas españolas, que comenzó, en su ya
larga andadura, hace trece años, a raíz de la aprobación del primer
plan de acción para la igualdad de oportunidades de la mujer, en
1987, y que llevó consigo la aprobación del Real Decreto-ley número 1
de 1998, por el que se regulaba la incorporación de la mujer a las
Fuerzas Armadas. Esta norma permitía la participación de las mujeres
en las pruebas de selección para el ingreso en un total de 24 cuerpos
o escalas y establecía que la incorporación a los demás se haría de
manera progresiva.

El segundo paso de lo que quiere ser una contextualización jurídica
viene quizá configurado por la decisión de evitar la creación de
cuerpos y escalas especiales y la fijación de porcentajes máximos de
presencia de la mujer en aquéllos, conformando lo que entendemos que
es un modelo único de carrera y, en consecuencia, un buen principio,
una buena medida de arranque del actual modelo de integración. Sin
embargo, las normas sobre destinos admitían diferencias entre hombre
y mujer en atención a las respectivas condiciones fisiológicas y
podían suponer desigualdades en el desarrollo de la carrera
profesional.

El segundo momento normativo es el Real Decreto de 31 de julio de
1992, el reglamento de tropa y marinería profesional, que posibilita
al personal femenino optar a todos los destinos de su empleo militar;
sin embargo, se siguen excluyendo los de tipo táctico u operativo,
las unidades de la Legión, las de operaciones especiales, las
unidades de paracaidistas, tripulaciones de desembarco, dotación de
submarinos y de buques menores. Subsisten, por tanto, claras
exclusiones todavía a la altura de 1992 en el modelo de
incorporación. Es solamente tras la aprobación de la Ley 17/1999, de
régimen del personal de las Fuerzas Armadas cuando puede considerarse
que el principio de igualdad se aplica con todas sus consecuencias,
de tal modo que las mujeres ya pueden acceder a los mismos destinos
que los hombres, incluidos los de tipo táctico u operativo. En fin,
por completar el contexto normativo, he de recordar, aunque está en
el ánimo de la Comisión,



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la Ley 39/1999 para promover la conciliación de la vida
familiar y laboral de las personas trabajadoras, que contiene una
expresa referencia al personal de las Fuerzas Armadas, al que
extiende las medidas que establece en materia de excedencia por
cuidado de hijos y situaciones de riesgo durante el embarazo.

Permítanme, señora presidenta, señorías, que, tras esta
contextualización normativa, me remita brevemente al derecho
comparado, ya que creo que puede proporcionar un instrumento útil
para visualizar cuál es el grado de desarrollo de la integración de
la mujer en el seno de nuestras Fuerzas Armadas. Empezaré por
reflejar aquellos datos que se refieren a países de nuestro más
inmediato entorno y que tienen una larga tradición de incorporación
de la mujer al proceso laboral, al proceso funcionarial y, en
concreto, a las Fuerzas Armadas. Así, en primer lugar, en Francia,
uno de los países donde existe mayor índice de presencia de mujeres
en las Fuerzas Armadas, en torno al 8,5 por ciento, sólo desde 1998
rige el principio de igualdad en el acceso a los distintos cuerpos
militares. Sin embargo, señorías, excepcionalmente la naturaleza de
los empleos o sus condiciones de ejercicio pueden justificar la
exclusión del nombramiento de militares femeninos, en concreto cuando
impliquen la posibilidad de contacto directo y prolongado con fuerzas
hostiles y cuando se ejercen en particulares condiciones de
promiscuidad. Sin ninguna duda, Estados Unidos es el país que mayor
número de mujeres tiene en sus Fuerzas Armadas -representa sobre el
total un 14 por ciento-; sin embargo, aproximadamente el 20 por
ciento de los empleos no puede ser desempeñado por personal femenino
al excluirse empleos tales como los que hay que realizar en los
submarinos y aquellos que consistan en un contacto prolongado con el
enemigo. En Canadá, por continuar con el ámbito norteamericano de la
Alianza Atlántica, las mujeres militares, en torno al 10 por ciento
del conjunto de las Fuerzas Armadas, tan sólo pueden acceder a
empleos que no supongan un contacto con fuerzas hostiles y también se
excluyen los relacionados con los submarinos. En concreto, sólo el
0,6 por ciento de las mujeres son personal de tropas de combate. En
el Reino Unido de la Gran Bretaña el 7,9 por ciento del personal
militar son mujeres y sólo recientemente se está estudiando la
posibilidad de revisar limitaciones que alcanzan de momento también a
los submarinos y a la infantería de Marina. En Alemania hasta junio
del año 2000 las mujeres sólo podían acceder al servicio de sanidad y
música militar. He de decir que todos estos datos están sujetos a
continuas revisiones, de forma que los países que he mencionado están
procediendo en la actualidad también a un proceso de revisión para
permitir una mayor integración de la mujer en el seno de las Fuerzas
Armadas.

Veamos cómo ha discurrido entre nosotros el proceso de integración.

En honor a la verdad, hay que decir que la actitud de las mujeres ha
propiciado que se lleve
a cabo sin ninguna disonancia, y quizá la mejor prueba de ello sea
que cada vez más mujeres están interesadas en formar parte de
nuestras Fuerzas Armadas. Así, los efectivos totales de personal
femenino en nuestras Fuerzas Armadas, a 21 de marzo del presente año,
alcanzan casi los 10.000, en concreto 9.785, incluyendo cuadros de
mando y tropa y marinería profesionales. En este momento, casi el 8
por ciento de nuestros efectivos, el 7,8, son mujeres. El proceso se
acelera a partir del año 1997, como pueden ver en la gráfica que
estamos ahora proyectando, de una manera exponencial, de forma tal
que la presencia femenina en las Fuerzas Armadas está en muy pocos
años casi en niveles semejantes a los índices del Reino Unido -el
7,9- o de Francia -el 8,5-, que son países cuya experiencia es mucho
más dilatada que la nuestra. En consecuencia, podemos en este punto
mostrarnos muy satisfechos.




Por otra parte, desde 1982 la participación de la mujer en las
convocatorias de plazas para ingresar en las Fuerzas Armadas como
militares profesionales de tropa y marinería ha ido incrementándose
también notablemente, hasta el punto de que en las convocatorias del
año 2000 casi una cuarta parte de las solicitudes han sido de
mujeres, en concreto, el 23,1 por ciento. Lo pueden ver también en
esta gráfica, donde ha habido unas oscilaciones iniciales y, de
manera sostenida, a partir de la mitad del año 1997 ya va creciendo
absolutamente.

Quiero señalar, además, que el porcentaje de aprobados sobre los
aprobados totales de los aspirantes se sitúa en el 20 por ciento y,
si tenemos en cuenta el porcentaje de mujeres aprobadas sobre el
total de solicitudes, tengo que señalar que hemos pasado de menos de
un 3 por ciento en el año 1992 a casi el 50 por ciento en el año
2000. En fin, el porcentaje femenino de soldados profesionales de
tropa y marinería hoy es del 12,2 por ciento. A su vez, quiero
señalar sobre esa gráfica que el crecimiento que pueden observar en
los últimos tres años, desde 1998, supone un crecimiento medio del 60
por ciento de incorporación.

Quiero referirme a otro dato no menos significativo, que es el
afianzamiento del ingreso de la mujer en los cuerpos comunes de las
Fuerzas Armadas. Por citar un ejemplo, les diré que en la
convocatoria del año 2000 para acceder al cuerpo jurídico las mujeres
representaban más de la mitad de los solicitantes y, por decirlo
todo, señorías, el cien por cien de los aprobados. El porcentaje
actual de mujeres en los cuerpos comunes es de un 12 por ciento. Sin
embargo, en los cuadros de mando el porcentaje de mujeres es todavía
reducido y, en concreto, es del 1,4 por ciento. Las escalas en las
que las mujeres están menos representadas son las de suboficiales,
aunque es previsible que la reserva de plazas que hemos ordenado para
acceder a estas escalas desde la condición de militar profesional de
tropa y marinería incrementará su número -esperamos-



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también exponencialmente. Actualmente, el empleo más alto que se ha
alcanzado por las mujeres en nuestras Fuerzas Armadas es el de
capitán o teniente de navío; para decirlo con mayor concreción, la
oficial más antigua de las Fuerzas Armadas es teniente de navío y en
este momento está destinada en el grupo Delta de la flota, con
excelentes posibilidades, por cierto.

Para hacer una distribución por ejércitos que pueda mostrarles cuál
es el nivel de estímulo y de orientación de la mujer en el seno de
las Fuerzas Armadas y también de aceptación dentro de los ejércitos,
les diré que el porcentaje más elevado de efectivos femeninos
corresponde al Ejército de Tierra, con un 8 por ciento, si bien en
los cuerpos comunes -como he dicho antes- es casi del 12 por ciento.

La distribución de mujeres por ejércitos del total de personal
femenino corresponde a la siguiente distribución: el 65 por ciento
del personal femenino de nuestras Fuerzas Armadas pertenece al
Ejército de Tierra, el 17 por ciento a la Armada y el 13 por ciento
al Ejército del Aire.

Señora presidenta, tras la observación de estas gráficas, que dejan
constancia de las cifras que acabo de proporcionar a la Comisión y
que están a disposición de SS.SS. para su estudio y consideraciones,
y en su caso solicitud de informaciones y ampliación, querría pasar
al tratamiento sumario de la realización del principio de igualdad
efectiva. Es verdad que la igualdad efectiva requiere eliminar toda
diferencia profesional entre uno y otro sexo, pero se ha considerado
necesario el mantenimiento de normas específicas relativas a la
condición femenina en materias como condiciones físicas en el régimen
de acceso, protección de la maternidad, alojamientos, uniformidad y
régimen disciplinario, todas aquellas que permitan la realización
práctica del principio de no discriminación.

Empezando por las exigencias de condiciones físicas necesarias para
acceder a los centros militares de formación, están condicionadas por
lo que se denominan parámetros de normalidad de uno y de otro sexo al
no admitir más diferencias por esta razón que las derivadas de dichos
parámetros. Se entiende por parámetros las medidas de aptitud física
de uno y otro sexo. Por ese motivo, las convocatorias del año 2000 ya
establecieron distinto nivel de exigencia entre hombres y mujeres
para la superación de pruebas físicas. El Real Decreto de 20 de
octubre del año 2000, que aprobó el Reglamento general de ingreso y
promoción en las Fuerzas Armadas, siguiendo el criterio de la Ley 17/
1999, tantas veces citada, explicita que las pruebas para acreditar
las aptitudes físicas necesarias para cursar los respectivos planes
de estudio podrán ser diferentes para el hombre y la mujer con el fin
de adecuarse a sus distintas condiciones físicas.

Una segunda consideración dentro de este capítulo merece de manera
especial la protección de la maternidad, presente en la Ley de
régimen de personal, tantas veces citada, y a su vez en el reciente
Reglamento
general de ingreso y promoción al regular la selección de los
posibles destinos y los permisos a los que están ligados. Por
referirme en primer lugar a la selección, en los supuestos en que una
aspirante que ingresare en nuestras Fuerzas Armadas no pueda realizar
las pruebas físicas debido a embarazo o parto y realice los demás
ejercicios, se aplazará la realización de aquéllas, quedando la
obtención de plaza sujeta a la superación de las pruebas en próximas
convocatorias. El límite temporal es el de la segunda convocatoria
siguiente y, si se trata de convocatorias de acceso a tropa y
marinería, el límite son los dos años siguientes. En estos casos,
además, no se aplica el límite de edad. En cuanto a los destinos, la
ley establece que, cuando una mujer militar quede embarazada, se le
pueda asignar provisionalmente, por prescripción facultativa, un
puesto adecuado a su estado, sin que esto implique pérdida de su
destino. Respecto de los permisos de la madre y el padre en los
supuestos de parto o adopción, siguen la regulación prevista para el
resto del personal al servicio de las administraciones públicas. No
obstante, la estructura y funciones de las Fuerzas Armadas han
llevado al legislador a prever la posibilidad de adaptación y estamos
trabajando en esa regulación.

En segundo lugar, vamos a referirnos a las obligadas modificaciones
en los alojamientos, dada la carencia inicial de instalaciones e
infraestructuras adecuadas. Ello ha llevado a la realización de obras
en centros docentes, acuartelamientos, buques, bases y unidades
militares para acondicionar dormitorios, aseos y vestuarios. La
adaptación se ha realizado atendiendo al criterio de separación
indispensable, basado en la privacidad, de alojamientos, locales y
vestuarios, y está prácticamente terminada. Ello no quiere decir que
todas las unidades permitan este tipo de organización. Baste como
ejemplo el de la vida a bordo de los submarinos, que, estoy seguro,
también será tema recurrente a lo largo de esta comparecencia. En
todo caso, es importante señalar que en nuestras Fuerzas Armadas se
ha desechado el criterio de alojamientos mixtos que se sigue en
algunos países, en concreto en los países nórdicos, y goza de común
aceptación el criterio de que los alojamientos femeninos deban estar
separados y de que la entrada en los mismos del sexo contrario sólo
deba permitirse por necesidades del servicio, de manera que se
garantice el respeto a la intimidad y no se dé pie a conductas que
puedan atentar contra aquélla. Ello no excluye, en determinadas
situaciones, como los ejercicios y maniobras militares, que las
necesidades del servicio impongan una convivencia más estrecha.

Entrando, en tercer lugar, en lo que afecta a la uniformidad, hasta
el momento, y considerando las especialidades de cada ejército y de
los cuerpos comunes, sólo se han regulado criterios generales y
estamos en condiciones de, en fechas inmediatas, regular criterios
específicos. La denominación, composición y utilización de uniformes
del personal femenino están reguladas,



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como saben con toda probabilidad SS.SS., desde 1989. El rodaje y la
práctica de estos criterios nos dirán si es necesario y oportuno un
mayor desarrollo normativo (en principio, en algunos aspectos yo creo
que sí) o simplemente incidir en algunas cuestiones, como las
relativas a la uniformidad durante el período del embarazo. La última
Orden ministerial sobre uniformidad, de 26 de diciembre de 2000, ha
tenido en cuenta las necesidades del personal femenino y, como digo,
estamos preparando nuevas normas en este sentido.

En cuarto lugar, dentro de este capítulo, me gustaría referirme a la
necesidad de protección especial de la libertad sexual con motivo de
la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas. En lo relativo a
la Ley de régimen disciplinario, saben SS.SS., y lo sabe de manera
particular esta Comisión, que ya antes el artículo 106 del Código
Penal Militar de 1985 reguló el abuso de autoridad en su vertiente de
trato degradante, sancionándose con penas de tres meses y un día a
cinco años de prisión. A su vez, la Ley orgánica de régimen
disciplinario de 1988, a la que me he referido, contempla
expresamente los ataques a la libertad sexual, sin que para
apreciarlos sea necesario que el agresor sea, como en el caso del
delito, superior jerárquico. En esta materia, las Fuerzas Armadas son
conscientes de que cualquier conducta de este tipo, aun cuando quepa
calificarla de falta leve, debe cortarse de raíz, para evitar
problemas más graves en el futuro, y por supuesto, señorías, eso
tiene mucho que ver con las actitudes, y espero que SS.SS. reconozcan
que ése ha sido mi Norte desde mi incorporación al Ministerio de
Defensa y tienen el compromiso de que seguirá siéndolo, y si no lo
es, espero que SS.SS. me lo demanden.

Quiero ahora referirme a un capítulo relativo a la permanencia del
personal femenino, es decir al establecimiento de las condiciones que
faciliten la conciliación de la vida familiar y profesional
favoreciendo algo tan importante como la incorporación, cual es la
permanencia de la mujer en la institución armada. De hecho, la mejora
de la calidad de vida de las mujeres en las Fuerzas Armadas ha sido y
es una preocupación constante de los ejércitos occidentales. Quiero
mencionar a este respecto el ejemplo de la Organización Atlántica. La
OTAN estableció desde 1961 un Comité de mujeres en las Fuerzas
Armadas, cuya misión es asesorar a la organización y a los países
miembros sobre aspectos críticos que afecten a las mujeres militares.


El comité trabaja en tres áreas fundamentales, reorganizadas con
posterioridad a la fecha de su fundación, que son las de
reclutamiento y empleo, adiestramiento y desarrollo y calidad de
vida. España está representada en ese comité desde 1991 por una
oficial de cada uno de los ejércitos y de los cuerpos comunes,
asumiendo una de ellas la función de delegada. Recientemente, en mayo
de 2000, en la reunión anual de este comité, se puso de manifiesto el
interés de todos los países aliados por la mejora de la calidad de
vida en las Fuerzas
Armadas, considerando que este es un factor importante, tanto para la
incorporación como para la permanencia del personal femenino. En la
reunión se trataron cuestiones relativas a las medidas de protección
de la familia, asignación de destinos de cónyuges y parientes,
separación familiar, protección de la seguridad e higiene en el
trabajo para la mujer militar y posible reglamento específico del
trabajo de la mujer en las Fuerzas Armadas. Sí se constató que la
permanencia del personal femenino es tema estrella en los países con
ejércitos profesionales, como quiere ser el nuestro y lo será a
partir del 1 de enero del año próximo. Algunos países como Canadá,
Noruega, Dinamarca y, señaladamente, Holanda, que han desarrollado -y
continúan haciéndolo- medidas que faciliten el adecuado equilibrio
entre la vida profesional y la familiar, muestran una permanente
preocupación por el tratamiento de esas cuestiones en sus Fuerzas
Armadas. Por su interés y porque puede constituir un ejemplo a
seguir, he preparado para la Comisión el modelo de Holanda, país que
trabaja en la captación y permanencia del personal femenino mediante
la puesta en marcha de mecanismos destinados a permitir la
compatibilidad de las distintas facetas de la vida de las militares.

Entre otros ejemplos, la creación e instalación de servicio de
guarderías; el establecimiento de sistemas de atención continuada
a los hijos al finalizar el horario escolar; la reducción de jornada
como alternativa a las excedencias por cuidado de hijos; el trabajo a
tiempo parcial; la permanencia en tierra de mujeres militares de la
Armada con hijos menores de cinco años, también, por cierto,
aplicable en este caso a hombres al cuidado de hijos o familiares.

Pues bien, señorías, con este modelo quiero adentrarme ahora en la
última fase de mi exposición para decirles en síntesis que la
política de personal en las Fuerzas Armadas está afrontando, a
nuestro juicio adecuadamente, el reto de la incorporación de la
mujer, tanto en el sentido de establecer los mecanismos adecuados
para que la igualdad entre el personal femenino y masculino sea real,
cuanto, si existe justificación razonable, adoptando las medidas de
discriminación positiva necesarias para ello. En consecuencia, además
de sostener las acciones ya en marcha que he enumerado hasta aquí,
nos proponemos adoptar una serie de medidas tendentes a desarrollar
una política de personal más personalizada que procedo a anunciarles
por primera vez en esta comparecencia. Creo que en esta materia es
particularmente interesante contemplar las iniciativas de otros
países quizás con más tradición en la integración de la mujer en las
Fuerzas Armadas. Me gustaría referirme, en primer lugar, al ejemplo
del Comité asesor de Defensa sobre mujeres militares en los Estados
Unidos, el llamado Dacowit, creado en 1951 y cuyas funciones son las
de asesorar a las Fuerzas armadas en materia de reclutamiento,
desarrollo profesional y en general sobre políticas relativas a la
calidad de vida. Este comité está compuesto por civiles,



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hombres y mujeres, designados por el secretario o ministro de Defensa
en atención a su prestigio en los diferentes ámbitos de la vida
civil. Cuenta, además, con el apoyo del personal del propio
departamento de Defensa y con enlaces y representantes militares.

Pues bien, señorías, aunque la composición y el apoyo administrativo
con el que cuenta el Dacowit resulta demasiado ambiciosa y
probablemente escasamente viable en nuestro país, quiero anunciar que
tengo la intención de crear en el Ministerio de Defensa un comité que
lleve a cabo una labor de coordinación y asesoramiento centrado en el
proceso de incorporación e integración de la mujer en nuestras
Fuerzas Armadas. El estudio y propuesta de las medidas a adoptar en
esta materia para favorecer la incorporación y permanencia del
personal femenino y el impulso de las mismas requiere la existencia
de un órgano especializado. El comité, espero, impulsará y coordinará
los proyectos que se acometan en esta materia, de manera que los
esfuerzos que se realicen en este ámbito de la política de personal
vayan en la misma dirección. Sus funciones demandan la participación
de los enlaces que designen los cuarteles generales y demás órganos
del Ministerio de Defensa con responsabilidades en el área de
personal. En todo caso, creo que la colaboración de nuestros
representantes en el comité de la OTAN al que me he referido y el
apoyo del Instituto de la Mujer pueden hacer más operativa su labor y
sin ninguna duda, señora presidenta, señorías, está a disposición de
esta Comisión Mixta. La apuesta por un órgano con las competencias
indicadas no puede por menos que incidir en la toma de decisiones
sobre materias particularmente sensibles. No hay que olvidar, como ya
he indicado, que puede plantearse la necesidad de establecer acciones
de discriminación positiva cuya adopción, en todo caso, requiere
gozar del más amplio consenso.

Otra cuestión que me parece fundamental es el diseño de una política
de personal abierta a los cambios que pueda conllevar el ingreso de
la mujer en las Fuerzas Armadas, y para ello creo que las actuaciones
que se lleven a cabo pasan por el estudio previo de la realidad sobre
la que van a operar y la percepción que de ésta se tiene por el
colectivo interesado. De esta manera quiero anunciar que el
Ministerio de Defensa está preparando, y en fase avanzada, un
convenio con el Instituto de la Mujer, organismo cuya experiencia en
el análisis de la situación de la población femenina en todos los
ámbitos profesionales puede, entendemos, resultar esencial para
realizar un diagnóstico acertado que nos permita emprender acciones
específicas de formación para la igualdad en este ámbito.

Señora presidenta, señorías, en este momento de mi comparecencia me
parece importante indicar que cualquier actuación destinada a la
mejora de la calidad de vida de las militares y de sus familias está
condicionada, como así explicita la Ley de régimen de personal 17/
1999, a las necesidades del servicio y a la plena operatividad
de nuestras Fuerzas Armadas, consideración que condiciona
-y pueden entenderlo- cualquier iniciativa en materia de personal,
que, sin embargo, en el área que nos ocupa, está incidida
directamente por los más altos principios y valores constitucionales.


Por eso es evidente que todavía tenemos que buscar, y así nos lo
proponemos, capacidad de maniobra y que la flexibilidad debe ser en
este campo también nuestra mayor aliada.

Como ustedes saben, en nuestras Fuerzas Armadas los permisos y
reducciones de jornada por motivos familiares, tanto para hombres
como para mujeres, siguen la pauta establecida para el resto del
personal al servicio de la Administración pública. Pues bien, como
medidas destinadas a facilitar la compatibilidad plena de la vida
familiar y profesional, que en algunos casos puede rozar lo que se ha
venido denominando discriminación positiva y que nuestras Fuerzas
Armadas están ya aplicando, quiero referirme a las siguientes. Habrán
observado, señorías, que el primer punto del modelo holandés es el
del establecimiento de guarderías. Pues bien, quiero anunciar que
emprendemos, dentro del plan nacional de guarderías, un programa
dentro del Ministerio de Defensa para dotar a las unidades militares,
establecimientos de esta naturaleza y unidades administrativas del
Ministerio de Defensa de un servicio de guarderías. En este sentido,
quiero además comprometer ante la Comisión que el proyecto denominado
Pentágono, que trata de establecer una instalación conjunta para lo
que actualmente son los tres cuarteles generales de los ejércitos más
el del Estado Mayor de la Defensa y el propio órgano central, tiene
ya entre sus pautas directivas el establecimiento de este servicio en
las nuevas instalaciones. (Aplausos.) A su vez, quiero anunciar que
hemos iniciado ya una política de convenios con las comunidades
autónomas, que reflejarán con un convenio marco de referencia la
política para el establecimiento de guarderías en todas las
dependencias y establecimientos militares que lo necesiten. Puedo
anunciarles, señora presidenta, señorías, que en la próxima semana se
firmará ese primer convenio (que puede servir de modelo para el resto
de los establecimientos, dado que las comunidades autónomas, como
saben mejor que quien les habla SS.SS., son las competentes
directamente en la materia) en Galicia por el que hasta mañana es el
capitán general en términos clásicos de la zona marítima del
Mediterráneo y que precisamente, y no en pequeña medida, por su
trayectoria en el desempeño de sus funciones, entre ellas el
establecimiento de este convenio, mañana será nombrado presidente del
grupo Pentágono para el desarrollo del proyecto al que antes me he
referido. También quiero decir que la comunidad autónoma de
referencia, la gallega, irá inmediatamente seguida por la Comunidad
Autónoma de Madrid, en donde, sin duda, hay un importante colectivo
de personas afectadas por estamedida que ya tienen experiencia, y de
éxito, con instituciones



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como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas o la
Universidad Autónoma de Madrid.

He indicado, señora presidenta, señorías, que en los supuestos de
reducción de jornada durante el período de lactancia pueden surgir
algunos problemas si las mujeres tienen asignado un destino de
carácter operativo en el que las necesidades del servicio pueden
exigir una disponibilidad permanente, difícil de compatibilizar con
la reducción horaria. En tales supuestos, considero que la militar
que desee disfrutar de un permiso de lactancia por hijo menor de
nueve meses debe tener la opción de desempeñar un puesto de menor
exigencia operativa, para que el disfrute del permiso sea compatible
con las necesidades del servicio. Por ello, he dispuesto que en el
futuro reglamento de destinos o en las normas que lo desarrollen (el
reglamento de destinos está muy próximo a su promulgación) se
garantice a las militares que lo deseen la asignación de un puesto de
este tipo o la permanencia en el desempeño del que en su caso se le
hubiese asignado durante el período del embarazo. En todo caso, las
cuestiones que pueden surgir con relación a la realización de
guardias o servicios mientras se está disfrutando de algún supuesto
de reducción de jornada deben resolverse con carácter general, en el
sentido de considerar su exclusión si las necesidades del servicio lo
permiten. Esta cuestión, como pueden suponer, dependerá siempre de la
unidad de destino y las posibilidades de cubrir esos servicios con el
resto de la plantilla.

Para terminar con este punto, en cuanto al disfrute de los permisos,
creo que no hay otra opción que la flexibilidad o la personalización
del disfrute de los permisos en atención a los destinos de los y las
militares dado que en este punto afecta a ambos colectivos. Este será
el criterio determinante a la hora de abordar su regulación.




Con relación a la asignación de destinos, tema por el que han
mostrado interés algunos miembros de esta Comisión, y puesto que en
nuestras Fuerzas Armadas no hay limitación para que la mujer ocupe
ninguno de ellos -recuerdo el principio de mi exposición-, sí
considero fundamental que en el momento de optar por alguno de los
destinos que se oferten las militares cuenten con información
suficiente sobre las condiciones de vida y de alojamiento en la
unidad correspondiente. No estoy afirmando a este respecto que en la
vida militar las dependencias vayan a ser un factor determinante en
la elección de destino, pero sí creo que las mujeres que lo
consideren importante deben estar cabalmente informadas de todas las
posibilidades. En consecuencia, he dispuesto que en el momento de
elegir un destino las militares dispongan de toda la información
necesaria sobre alojamientos y condiciones de vida en las
correspondientes unidades, así como de prioridad para elegir un
destino no operativo cuando existan motivos constitucionalmente
justificados como, por ejemplo, estar en período de lactancia. En
fin, señora presidenta, por
concluir, la formación y la información es una cuestión que considero
de vital importancia para que la incorporación de la mujer a la
Fuerzas Armadas, su integración y el desarrollo de su trabajo se
produzca con normalidad, evitando en todas las situaciones la
aparición de conductas o la manifestación de opiniones que puedan
suponer algún tipo de discriminación o simplemente diferencia de
trato entre compañeros por el hecho de ser mujer. En este sentido, me
propongo que todos los militares que se incorporen a las Fuerzas
Armadas reciban cumplida información sobre las cuestiones que afectan
a la convivencia de ambos sexos en las unidades, sobre todo de las
conductas y de la consideración que deben guardarse entre ellos.

Estas son, señora presidenta, señorías, las realizaciones, estos los
proyectos, este mi compromiso.

Muchas gracias. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: En el turno de portavoces, tiene la palabra,
por el Grupo Nacionalista Vasco, la senadora Loroño Ormaechea.




La señora LOROÑO ORMAECHEA: Buenas tardes, señor ministro. Quiero
iniciar mi intervención agradeciéndole su presencia en el seno de
esta Comisión así como los datos exhaustivos que nos ha facilitado
a todas y todos los integrantes de la Comisión (aunque en estos
momentos creo que no tenemos ningún integrante), referidos a la
incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas.

Al hilo de su intervención quisiera formularle alguna que otra
cuestión, una de ellasreferida al proceso de integración de la mujer.


Ha comentado, señor ministro, que sobre todo se ha dado una
aceleración a partir del año 1997 y que en lo que a las distintas
convocatorias que se han ido celebrando se refiere, una cuarta parte
de esas solicitudes, si me equivoco me corrige, corresponden
a mujeres. Mi pregunta es si desde el Ministerio que usted dirige eso
se interpreta como que las Fuerzas Armadas es un ámbito al que la
mujer puede acceder de forma normalizada, sin obstáculos, sin
cortapisas, en el sentido de que hasta estos momentos era un ámbito
exclusivamente destinado a los hombres, o si, por el contrario, el
porcentaje ha aumentado porque precisamente ha habido una disminución
de hombres que solicitan su incorporación a las Fuerzas Armadas y
ello ha supuesto que se incremente el porcentaje de mujeres en las
distintas convocatorias. Primera cuestión.

Segunda cuestión. A lo largo de su intervención también nos ha dado
datos acerca de la presencia de la mujer que se ha incorporado ya a
las Fuerzas Armadas en ámbitos de poder y decisión dentro de la
estructura de las propias Fuerzas Armadas. En ese sentido, señor
ministro, quisiera preguntarle exactamente cuántas mujeres que se han
incorporado a las Fuerzas Armadas tienen en estos momentos mandos o
cargos con poder y decisión, porque muchas veces la incorporación de
la



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mujer supera la de los hombres en distintos ámbitos y, sin embargo,
la representación de la mujer en ámbitos de poder y decisión dentro
de cada una de estas estructuras es muy limitada. Sobre esto sí que
quisiera conocer datos al respecto y su opinión.

Por otro lado, señor ministro, ha planteado distintas medidas que yo
interpreto como totalmente positivas, porque son medidas de
discriminación positiva, sin que por ello tengamos que interpretar
que de alguna forma estamos favoreciendo el acceso de la mujer, sino
que estamos facilitando el acceso de la mujer a través de medidas de
discriminación positiva. En relación a algunas medidas de
discriminación positiva, como el ámbito de protección a la
maternidad, por ejemplo, ha comentado que se está planteando incluso
la posibilidad de mantener puesto su trabajo, independientemente de
una situación puntual que pueda vivir la mujer en cualquier momento.

En esa situación, ¿se le plantea una adscripción provisional por sus
circunstancias; se le plantea un destino distinto, o cómo se actúa?
Me gustaría conocer algo más a ese respecto.

Por último, considero que se debe incidir no sólo en la incorporación
sino también en la permanencia del personal femenino en las Fuerzas
Armadas. Usted ha apuntado algunos aspectos en los que se va a
incidir para poder conciliar la vida familiar y la profesional, y me
parece importante que se haga un diseño de política de personal
abierto, me parece importante que se cree un comité, como ha
anunciado usted, para favorecer no sólo la incorporación sino también
la permanencia. Quisiera saber si tienen ustedes datos de hasta qué
punto está influyendo la permanencia en determinados momentos de la
mujer en las Fuerzas Armadas porque no hay recursos suficientes para
poder garantizar esa conciliación de la vida familiar y profesional.

Nada más, señor ministro, le agradezco de nuevo su presencia en el
seno de esta Comisión.




La señora PRESIDENTA: En nombre del Grupo Catalán, Convergència i
Unió, tiene la palabra la diputada Pigem i Palmés.




La señora PIGEM I PALMÉS: Señor ministro, en nombre del grupo Catalán
de Convergència i Unió, quiero darle la bienvenida a esta Comisión, y
expresarle también en nombre del grupo al que represento nuestra
felicitación por esta rigurosa, pormenorizada y sobre todo
ilustrativa exposición que nos acaba de hacer.

Me permitirá que sin mayor preámbulo aborde las cuestiones que voy a
formularle en nombre del Grupo Parlamentario Catalán de Convergència
i Unió y lo haga, dada la Comisión en la que estamos, desde la óptica
de la igualdad de oportunidades. Vaya por delante que, desde nuestro
punto de vista, la igualdad preconizada por el artículo 14 de la
Constitución es hoy en día una realidad a nivel normativo en el tema
que nos
ocupa de acceso de la mujer a las Fuerzas Armadas. No voy a
extenderme en este tema porque creo que existe una opinión unánime al
respecto, e incluso los medios de comunicación se han hecho eco de la
opinión de que la legislación militar española se ha convertido, en
materia de igualdad entre hombres y mujeres, en la más abierta de los
países de la OTAN, como usted muy bien ha dicho en esta exposición
que ha hecho sobre la legislación comparada. Por eso España participa
activamente en el Comité sobre la mujer en las fuerzas de la OTAN,
ese comité para asesorar en política relativa a la mujer en los
ejércitos, y lo hace porque el modelo español de incorporación de la
mujer a las Fuerzas Armadas no sólo está considerado uno de los más
progresistas, ya que existen a nivel legal las mismas posibilidades
de progresión en la carrera que para el varón, sino que además es un
ordenamiento que está prácticamente completado desde el punto de
vista normativo en lo que al acceso de la mujer se refiere con la
aprobación de la Ley 17/1999, de 18 de mayo, de Régimen de personal
de las Fuerzas Armadas. A partir de esta ley, como usted también nos
ha explicado, se suprimieron las limitaciones que tenía la mujer para
incorporarse a algunos destinos; se introdujeron pruebas físicas
distintas para supuestos distintos, como distintos son los parámetros
físicos de normalidad entre hombre y mujer, con lo que se superó, al
menos legalmente, una de las barreras más importantes, me refiero a
las pruebas físicas, que limitaban seriamente en la realidad el
acceso a las mujeres, y además introdujo, como bien nos ha explicado,
una regulación más adecuada para los supuestos de embarazo. Plena
igualdad, pues, señor ministro, a nivel legal.

Ahora bien, como ocurre en los temas de género, desde nuestro punto
de vista en donde hemos de hacer especial incidencia es en que la
igualdad real sea también una realidad -y perdón por la redundancia-
y no sólo un ideal de justicia. Usted nos ha expuesto una serie de
datos en cuanto a los porcentajes de mujeres en el conjunto de las
Fuerzas Armadas y nos da un porcentaje total del 7,8 por ciento.

Personalmente considero el dato así relacionado como neutro en
términos relativos, y me explicaré. Puede ser alto si es equivalente
al porcentaje de mujeres que querían entrar y bajo si no corresponde
mayoritariamente a las peticiones de entrada que se habían realizado.


Usted nos ha dicho que actualmente corresponde al 50 por ciento de
las solicitudes que se realizan, pero a mí me gustaría que esto lo
relacionara con el porcentaje equivalente por lo que se refiere a los
varones, es decir, cuántas mujeres que querían entrar han entrado
versus cuántos hombres querían entrar y han entrado. Esta sería la
primera cuestión.

Otra cuestión que quería formularle -tengo algunas, no muchas, pero
ya le he dicho que su intervención me ha parecido muy ilustrativa- es
si desde su punto de vista el tercer Plan de igualdad de
oportunidades entre hombres y mujeres, cuya vigencia acaba de



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finalizar, ha supuesto algún avance en cuanto a hacer realidad la
igualdad efectiva entre hombres y mujeres en las Fuerzas Armadas, no
sólo en cuanto al acceso sino en cuanto a la plena integración.

También le quería preguntar si estaba previsto en el cuarto plan que
se está elaborando alguna actuación o medida al respecto, pero me
imagino que vendrá relacionada con este paquete de medidas que usted
como primicia nos acaba de adelantar. Esto me lleva a otra serie de
preguntas acerca de cuáles son las medidas que se están implementando
en determinados temas para lograr la plena integración de la mujer y
la total igualdad de oportunidades con los hombres. Una primera
cuestión sería conocer cuál es la situación actual de las
modificaciones en la infraestructura de las unidades, lo que se venía
denominando la albañilería, y a lo que usted ha hecho referencia, es
decir, las obras en los módulos de alojamiento, la creación de
espacios diferenciados, obras en buques, submarinos, etcétera. Me
gustaría conocer cuáles son los resultados que se dan en los informes
de la comisión de tipificación, esa comisión que tengo entendido está
creada en la Dirección General de Infraestructuras del Ministerio de
Defensa para actualizar las infraestructuras. ¿Hay quejas en este
sentido ante el Defensor del Soldado? Otra cuestión que me gustaría
plantearle es acerca del armamento. ¿Se están haciendo esfuerzos,
incluso en inversión en I+D, para tratar que el armamento sea en lo
posible más ligero, para que permita superar, desde este punto de
vista, las diferencias físicas entre el hombre y la mujer? Hasta la
entrada en vigor de la ley que ha mencionado de mayo de 1999, las
pruebas de acceso físicas eran las mismas para hombres y para
mujeres. Esto ya he comentado que, por un lado, suponía una traba
importante al acceso a la mujer y, por otro, permitía justificar la
no diferencia del peso, por ejemplo en cuanto al armamento, ya que
las mujeres que entraban habían superado las mismas pruebas físicas
que los hombres para poder manejarlo. Actualmente esto ya no se
justifica, porque las pruebas físicas, como usted nos ha explicado,
son distintas para hombres y para mujeres. Habría, pues, que adaptar
el armamento a estas diferencias físicas. ¿Me podría decir qué se
está haciendo al respecto? Querría felicitarle sinceramente por las
iniciativas que usted nos ha anunciado, entre otras la creación de
este comité de coordinación y asesoramiento, este plan de guarderías
de acuerdo con las comunidades autónomas, medidas todas ellas que
endentemos muy necesarias y que, sin duda, coadyuvarán a la
permanencia de la mujer en las Fuerzas Armadas.

Para finalizar, señor ministro, venimos siempre diciendo que en donde
a la igualdad le queda un largo camino por recorrer es en la
necesaria evolución de las mentalidades, porque allí es donde se
anclan los prejuicios y la resistencia a la igualdad. Si esto es así
en casi todos los órdenes de la vida de las mujeres, creemos que
puede ser especialmente importante en un tema
como el que nos ocupa, que ha sido únicamente masculino hasta hace
relativamente muy poco tiempo. Seguramente, por ello escuchamos a
veces opiniones sexistas vertidas por miembros significados del
ejército en contra del acceso de la mujer a las Fuerzas Armadas o
minimizando y ridiculizando el papel de la misma. Nosotros, desde
Convergència i Unió, queremos alentarle a que desde su Ministerio se
descalifiquen contundentemente, vengan de donde vengan, cualesquiera
opiniones sexistas al respecto contrarias a la normativa legal de la
que nos hemos dotado y, en definitiva, retrógradas y machistas.

Entendemos que sólo así podremos avanzar en la consecución de que la
igualdad legal se haga realidad en el tema que hoy nos ocupa.

Nada más y gracias de nuevo por su explicación y por su atención.




La señora PRESIDENTA: En nombre del Grupo Parlamentario Socialista,
tiene la palabra la señora Sánchez Díaz.




La señora SÁNCHEZ DÍAZ: Señor ministro, bienvenido a esta Comisión.

Quiero agradecerle su comparecencia, ya que necesitamos que este
Parlamento conozca cuál es la situación actual de la mujer en las
Fuerzas Armadas y qué políticas se están llevando a cabo desde su
Ministerio, algo que ante todo tiene que conocer esta Comisión Mixta
de los Derechos de la Mujer.

Las mujeres que querían entrar en el ejército partían de una
situación de desigualdad y de inferioridad respecto a derechos de los
que no gozaban dentro de las Fuerzas Armadas y por eso hubo que
elaborar las leyes que usted ha mencionado antes: el Real Decreto-ley
1/1988, la Ley 17/1989, reguladora del régimen personal militar
profesional, el Real Decreto 9/1984, de 1992, y la Ley 17/1999, en la
que no me voy a extender. Así, podemos decir que la incorporación de
la mujer a las Fuerzas Armadas está protegida legalmente y que por
tanto contamos con una igualdad de derecho, pero resulta que dicha
igualdad va por delante de lo que es la práctica y la situación que
viven las mujeres dentro de las Fuerzas Armadas. Me quiero centrar en
primer lugar en la percepción que tienen las mujeres que se quieren
incorporar a las Fuerzas Armadas al ver ante sí una campaña de
publicidad que les ofrece un futuro, una oportunidad laboral, una
remuneración, una formación y, sobre todo, un mundo antes restringido
a ellas, pero que ahora les garantiza una igualdad respecto al
hombre. Eso es lo que perciben con esta campaña.

Coincido plenamente con lo que plantea la encuesta hecha por el
Ministerio de Defensa y por el Centro de Investigaciones
Sociológicas, esto es, que tanto la incorporación del hombre como la
de la mujer al ejército, puesto que no se hace distinción alguna,
obedece a razones sobre todo vocacionales y a la consecución de un
medio de vida. También dice esa encuesta que



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el 68,2 por ciento de los hombres y mujeres que entran en las Fuerzas
Armadas se plantean su compromiso con ésta a largo plazo. Nosotros
hemos hecho un estudio con los datos que su departamento nos facilitó
el día 26 de enero como consecuencia de una pregunta parlamentaria
y tenemos que decirle, que, viendo tales datos, nos preocupa
enormemente el número de altas y bajas que se han producido en los
últimos años. Luego le voy a dar la copia que tengo para que vea
usted los datos que su departamento nos ha remitido, puesto que no
coinciden con lo que usted ha manifestado en su exposición. Así pues,
si es así, le pido que nos facilite unos datos fiables. Según esos
datos, en el año 1998 se incorporó un número importante de mujeres a
las Fuerzas Armadas, cifra que también aumentó en el año 1999, 3.118
altas, pero la sorpresa está en que las altas del año 2000 fueron
sólo de 1.076 mujeres. Me gustaría que nos corroborara esto. Luego
hay un dato que me parece totalmente erróneo y es que el número de
mujeres militares profesionales de tropa y marinería, que se ha
incorporado al Ejército de Tierra en el año 2000 es cero. Según esos
datos, en el año 2000 no ha habido ninguna mujer que se haya
incorporado al Ejército de Tierra en tropa y marinería. Me parece que
los datos no son exactamente los correctos; por eso hemos concluido
que en el año 2000 se han dado de alta menos mujeres que en otros
años. Parece que lo que sí puede ser más fiable, porque no he visto
ningún error, es que en los cuerpos comunes también ha disminuido la
incorporación de las mujeres, pasando de 58 que ingresaron en 1996 a
22 que han ingresado en 2000. De lo que no se ha hablado antes aquí
es de las bajas. Según los datos ofrecidos por su departamento en el
año 1998 se produjeron 135 bajas, 430 en 1999 y 503 en el año 2000.

Es cierto que entre estas bajas están quienes cumplen su contrato y
no optan por seguir en el Ejército, pero también, según esa misma
respuesta parlamentaria de su Ministerio, hay solicitudes de bajas
voluntarias y me gustaría conocer cuántas se producen en las mujeres
que ingresan en las Fuerzas Armadas y sobre todo cuál es la causa.

Coincidirá usted conmigo en que no es lo mismo una baja por
consideraciones retributivas, porque crean que no ganan lo
suficiente, que por desengaño de la vida militar o por falta de
adecuación a ella. De estos dos últimos tipos su departamento
reconoce que se están produciendo. Además, me gustaría trasladarle
que he mantenido algunos contactos con mujeres que han dejado el
ejército de forma voluntaria y me han contado situaciones de
hostilidad y marginación con las que se han encontrado dentro de las
Fuerzas Armadas -tampoco nos vamos a extrañar porque se dan también
en la vida civil-; incluso me han dicho, y me gustaría que ese dato
se pudiera corroborar, que mujeres que están en el ejército se están
dando de baja médica por depresión. Sería importante conocer la
situación, en la que sabemos que está fallando algo. Siguen
existiendo obstáculos para la
mujer dentro de las estructuras militares que tienen que ser
eliminados, para que -como usted muy bien ha dicho- las mujeres no
sólo se integren en las Fuerzas Armadas, sino que puedan permanecer
en ella; son ellas las que lo tienen que decidir voluntariamente y no
que se vayan porque el entorno le produce el rechazo.

Desde mi grupo consideramos que es necesario que abordemos los
problemas de integración y de permanencia de la mujer en el ejército,
debiéndose crear algunas instancias que velen por la plena igualdad
de la mujer en las Fuerzas Armadas. Sería necesario contar con algún
órgano dentro de estas estructuras militares -usted ya ha expuesto
uno- donde la mujer pueda encontrar intimidad, confianza y sobre todo
que sepa que allí puede ser atendida, informada y asesorada. De esta
forma se podría evitar el duro camino que están realizando algunas
mujeres que salen de las Fuerzas Armadas y que están recurriendo a la
vía judicial ante determinadas situaciones vividas dentro del
Ejército. No creemos que sea suficiente con los consejos asesores de
personal, como también constaba en alguna respuesta parlamentaria.

Por eso nos gustaría que ahondara en este sentido y que explicara un
poco más en qué va a consistir el comité de coordinación y
asesoramiento.

Señor ministro, cuanto más medios para su integración encuentre la
mujer en el ejército más fácil va a resultarle encontrar su espacio y
su forma de proceder en el mismo y, por tanto, lo que perseguimos es
su continuidad. Por ello le animamos a que tome medidas contundentes
que posibiliten la integración y permanencia de la mujer en
condiciones de igualdad real garantizada, porque es fácil cambiar las
leyes, pero qué difícil es cambiar las mentalidades, sobre todo en
espacios que tradicionalmente han tenido una imagen rigurosa
y cerrada al aperturismo. De hecho, señor ministro, sabe usted que ha
existido algún incumplimiento práctico de la ley que ha posibilitado
que se dictaran sentencias que condenan, por ejemplo, al Ministerio
de Defensa a que aplique a su personal la misma legislación que se
aplica a los funcionarios.

Alguna vez le hemos escuchado decir a usted que la sociedad exige
unas Fuerzas Armadas propias del siglo XXI y usted también habrá
escuchado que este siglo, el siglo XXI, va a ser el siglo de las
mujeres. Pues o nos ponemos manos a la obra o, desde luego, no va a
ser el siglo de las mujeres en las Fuerzas Armadas. Me refiero a esto
porque el porcentaje de mujeres sobre el total de efectivos de las
Fuerzas Armadas es del 7,8 por ciento -como usted acaba de decir- y
el de mujeres sobre el total de cuadros de mandos es del 1,4 por
ciento. Por tanto, hemos de mejorar esa cifra para que la mujer se
integre y permanezca. Desde su ministerio, se debe apoyar a la mujer
para que se incremente el número de puestos de decisión, no sólo
porque sería un referente visual de un cambio de actitud en el
entorno militar, sino porque contribuiría a modificar ciertas
actitudes y a promover medidas que aseguren la presencia



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y la visibilidad femenina en las Fuerzas Armadas, en un entorno
mayoritariamente de hombres, a la vez que facilitaría la adopción de
medidas que permitan a la mujer compatibilizar y flexibilizar sus
responsabilidades familiares compartidas.

Termino brevemente, señora presidenta. Quiero hacer hincapié en el
tema de la maternidad. Está también cubierta por la ley, pero en la
práctica es muy difícil llevarla a cabo. Creo que la mujer que está
en el ejército tiene un verdadero problema cuando se incorpora tras
su baja materna. Ha dicho usted que va a crear una serie de
guarderías. Ha anunciado ya un convenio con la Comunidad Autónoma de
Galicia; a ver si tiene algún otro convenio avanzado en ese sentido
y, si, entre otras, es la comunidad andaluza, mi tierra, sería
perfecto. Es importante el presupuesto para estas medidas y si el
coste recaería al cien cien en el Ministerio de Defensa.

Señor ministro, creo que hemos hecho un diagnóstico de lo que hemos
percibido de las Fuerzas Armadas y le hemos dado algunas propuestas.

Además, creo que la formación, dentro del ejército, hay que darla no
sólo a la mujer sino al hombre, porque tenemos que mentalizar también
al hombre. Para terminar, sólo quiero decirle que no queremos que se
utilice a la mujer en las Fuerzas Armadas como un reclamo
publicitario, como un símbolo de modernidad, porque no hay hombres
suficientes para cubrir nuestros ejércitos y ahora echamos mano de
las mujeres. Reivindicamos que la mujer sea quien elija libremente su
incorporación a las Fuerzas Armadas, sin regalos publicitarios, y
que, una vez dentro, encuentre una igualdad real de derechos y, sobre
todo de oportunidades. Si sus medidas van encaminadas en este
sentido, podrá contar con el apoyo de mi grupo.




La señora PRESIDENTA: En nombre del Grupo Parlamentario Popular,
tiene la palabra la señora Sainz García.




La señora SAINZ GARCÍA: Señor ministro, en nombre del Grupo Popular,
le doy la bienvenida a la Comisión Mixta, le agradezco su presencia y
le felicito claramente por la misma. Lo hago porque detrás de sus
palabras se traduce no sólo un trabajo riguroso y eficaz, sino
también la satisfacción de usted, señor ministro, por la
incorporación cada vez más importante de las mujeres a las Fuerzas
Armadas, pero sobre todo por los importantes proyectos y compromisos
aquí expuestos.

Creo que puedo decir que para los miembros de la Comisión Mixta de
los Derechos de la Mujer en general y seguro que para los miembros
del Grupo Popular es una gran satisfacción haber podido escucharle
dándonos unas cifras esclarecedoras; lo ha hecho, además, desde el
convencimiento de que ello es bueno y de que contribuye a la
modernización de las Fuerzas Armadas. Esos datos estadísticos hablan
de que hay unas 10.000
mujeres integradas en los ejércitos de Tierra, Mar y Aire y nos dicen
que el porcentaje de las mujeres respecto al total de los miembros de
las Fuerzas Armadas sigue creciendo en estos últimos años, es de
alrededor de un 8 por ciento. En el año 1999 el número de
solicitantes como militar profesional de tropa y marinería se había
incrementado hasta llegar a una cifra que hace unos años nos podría
parecer absolutamente imposible, el 25 por ciento. Nos ha dato
también datos que indican que en los tres últimos años el ingreso ha
tenido un importante crecimiento, que de acuerdo con las previsiones
rondaría un 60 por ciento. Todas esas cifras son impresionantes.

Deseamos poder hablar pronto de mujeres generales, pero somos
conscientes de cuál es el sistema de promoción en las Fuerzas
Armadas. Sin embargo, es necesario destacar que aunque el porcentaje
sea bajo, se ha ido incrementando en estos últimos años y hoy tenemos
en los cuadros de mando un número importante de mujeres. Además,
según las noticias que nos ha dado, la reserva de todas las plazas de
suboficiales para tropa y marinería profesional tendrá también su
repercusión y la cifra de mujeres en los cuadros de mando aumentará.

En cualquier caso, los avances son muy claros, porque las cifras son
contundentes, ahí están y hablan por sí solas. Como aquí se ha
recordado, sólo han pasado unos doce años desde que se permitió el
acceso de las mujeres a la profesión militar, aunque con limitaciones
bien conocidas, puestas por otros gobiernos. Sólo hace nueve años las
mujeres pudieron ingresar como militares de tropa y marinería
profesional, aunque también con muchas limitaciones. Por tanto,
señorías, estamos hablando de una profesión que durante muchos años
ha estado prohibida a las mujeres. Por ello nuestro grupo recibe hoy
con esa satisfacción que he manifestado en mis primeras palabras la
información que indica que no sólo el número de las mujeres va en
aumento, sino que además el Ministerio está trabajando de forma
pionera en la plena incorporación de las mujeres y en la mejora de su
calidad de vida.

Nuestro grupo, en un día muy cercano, celebró que el Gobierno del
Partido Popular anunciase la eliminación de los restos de
discriminación que todavía perduraban en la legislación o la
incorporación de medidas claramente positivas, cosa que no hicieron
otros gobiernos. Los grupos que apoyaban a esos gobiernos reclaman
hoy lo que aquellos no fueron capaces de hacer en muchos años. Para
nosotros es una satisfacción saber que el Gobierno del Partido
Popular lo ha acometido de manera decidida. Prueba de ello es que en
las últimas convocatorias para tropa y marinería profesional se
eliminaron las limitaciones para las mujeres, de tal modo que estas
ya pueden acceder a destinos de tipo técnico y operativo, como la
Legión, paracaidistas o submarinistas, que también estaban prohibidos
para ellas. El Gobierno ha establecido también una política de no
discriminación para la mujer embarazada eliminando claras



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injusticias, como la que suponía que el embarazo fuese causa de la no
acreditación. Esto lo hizo el Gobierno del que usted hoy es ministro
y eso es muy importante para nosotros.

Nuestro grupo quiere destacar también un hecho que usted ha referido
y ha señalado también la portavoz de Convèrgencia i Unió. La
legislación española es de las más avanzadas del mundo -por no decir
la más avanzada- y desde luego de los países de nuestro entorno
europeo. En los ejércitos de otros países las mujeres no pueden
ocupar determinados puestos y tienen muchos más problemas para poder
acceder y para poder permanecer en el ejército. Nuestro grupo valora
este hecho y lo considera reflejo de una política de claro compromiso
del Gobierno del Partido Popular con el principio de igualdad de
oportunidades del que el Ministerio que usted preside es un ejemplo
muy claro, como ha quedado aquí hoy perfectamente demostrado.

Sabemos, señor ministro, que todavía queda mucho por hacer, pero la
tendencia alcista en la incorporación de la mujer a las diferentes
academias militares y a las distintas escalas profesionales nos
parece positiva. Sabemos que es también reflejo de la actitud
decidida de las mujeres y de su voluntad de integrarse en todos los
ámbitos profesionales; por ello valoramos el esfuerzo especial que su
Ministerio programa para mejorar su calidad de vida.

Nuestro grupo sabe también que en ocasiones en la vida diaria de
trabajo las mujeres que han apostado por las Fuerzas Armadas, cómo
no, encuentran dificultades especiales, porque no podemos olvidar que
estamos hablando de un área durante miles de años prohibida a las
mujeres, y sus estructuras, lógicamente, no estaban preparadas, pero
hoy tenemos conocimiento de los muchos esfuerzos que se están
haciendo para normalizar la vida de las mujeres en el ejército y de
que se están llevando a cabo reformas estructurales de gran calado.

Tiene todo nuestro apoyo, señor ministro, para continuar en esa
línea, para estimular la incorporación en términos de normalidad y
para propiciar también la permanencia de las mujeres.

Nos parecen muy acertadas las numerosas e importantes medidas que ha
señalado, que marcarán también un hito en las políticas activas y en
las políticas claramente -estas sí que lo son- progresistas en aras
de alcanzar esa igualdad real en las Fuerzas Armadas. Me refiero a
ese comité de coordinación y asesoramiento que ha anunciado y también
a las medidas encaminadas a garantizar la conciliación de la vida
laboral y familiar en línea y en desarrollo con la importante ley
aprobada. Por eso le expresamos nuestra satisfacción ante ese
convenio que usted ha anunciado con el Instituto de la Mujer, como
también por el plan de guarderías, porque sabemos que será un buen
instrumento para contribuir a ese objetivo. Sabido es que el objetivo
de la igualdad requiere una reprobación de los comportamientos
sexistas, especialmente en los ámbitos públicos. Pues bien,
en este sentido tengo que agradecerle la acertada decisión como
ministro de Defensa de destituir al delegado de Girona por hacer mofa
de las expectativas de las mujeres que pretendían acceder a las
Fuerzas Armadas. Ello es un ejemplo magistral que sin duda es
necesario recordar y valorar en sus justos términos.

No quiero terminar, señora presidenta, señor ministro, sin decir que
compartimos con usted la importancia de la incorporación de la mujer
a las Fuerzas Armadas, que es un ejemplo de la modernización de
nuestro ejército, como también lo es de la voluntad del Gobierno de
conseguir esa igualdad real, reflejo, en definitiva, de una voluntad
política justa que nuestro grupo apoya, porque desde el Grupo Popular
estamos claramente comprometidos en trabajar para que hombres y
mujeres podamos vivir en una sociedad más justa y solidaria en todos
los ámbitos, y las medidas que hoy usted aquí nos ha expuesto hablan
claramente de un avance fuerte, de unas acciones decididas que
responden a la exigencia constitucional de eliminar barreras que
impiden a la mujer ejercer sus derechos en igualdad y suponen también
dar respuesta, una respuesta claramente adecuada desde la
Administración, a la exigencia de una sociedad de progreso, a una
exigencia de avanzar, como sin duda nosotros creemos que hoy lo están
haciendo las Fuerzas Armadas con esa incorporación decidida de las
mujeres que usted está impulsando abiertamente.




La señora PRESIDENTA: Para contestar a las distintas portavoces de
los grupos parlamentarios, tiene la palabra el señor ministro de
Defensa.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Trillo-Figueroa y Martínez-Conde):
Quiero empezar también mostrando mi gratitud a todas las portavoces
intervinientes, desde quienes han efectuado el reconocimiento de la
tarea que tenemos encomendada y que hemos desarrollado a lo largo de
estos ya diez largos meses, como acaba de hacer la portavoz del Grupo
Popular -a quien se lo agradezco vivamente-, a quienes han señalado
las todavía insuficiencias que vamos encontrando en el proceso de
incorporación progresiva de la mujer a las Fuerzas Armadas. Créanme,
señorías, que el compromiso de quien les habla ante esta Comisión, y
mientras mantenga la confianza del presidente del Gobierno y éste de
la Cámara, es un compromiso firme. No se trata sólo de un compromiso
personal; se trata de un compromiso de justicia y como es un
compromiso de justicia, mi disposición es aquella que en cualquier
circunstancia histórica sin hipérbole puede encontrar cualquiera que
se dedique a la justicia y al derecho a la hora de luchar por una
causa justa. Si además es un imperativo constitucional y a eso se
añade el compromiso ético, tengan por seguro que me encontrarán
siempre dispuesto a aceptar críticas, sugerencias y también a
agradecer los reconocimientos como los que esta tarde se han hecho
aquí.




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Entrando en el desarrollo concreto de lo que han sido sus
intervenciones me gustaría estar en condiciones de contestar a todas
y cada una de las cuestiones que SS.SS. han planteado. La portavoz
del Grupo Nacionalista Vasco ha comenzado haciendo una consideración
en la que han coincidido todas las portavoces intervinientes y que yo
quiero subrayar aquí porque creo que como denominador común en las
Cámaras legislativas, en este caso la Comisión Mixta Congreso-Senado,
es digno de subrayarse. Coincidimos en que el marco legislativo
español es no ya suficiente sino especialmente avanzado para producir
políticas efectivas de integración de la mujer; marco jurídico
suficiente no, más que suficiente para garantizar la igualdad de
género, la igualdad de sexos en la incorporación de la mujer a las
Fuerzas Armadas. No me duelen prendas al decir que esto no es algo
que corresponda al Ejecutivo, y menos a quien lleva estos meses en el
Ministerio de Defensa, es una labor de las Cámaras a impulsos de
sucesivos gobiernos, que creo que debo agradecer en nombre de todos
ellos, y es obligado que les haga ese mismo reconocimiento a quienes
representan a la soberanía popular capaz de haber diseñado ese marco
legislativo.

Es verdad que en las cifras siempre hay lecturas que pueden ser más o
menos positivas. La valoración que hago es muy importante y muy
positiva. Vamos a ver algunas de ellas, aunque no quisiera reiterarme
demasiado en atención a la hora y, además, por la plena disposición a
completarlas en el sentido que estimen oportuno, en informaciones
escritas o en otras comparecencias. Sí tengo que decir que si las
cifras en algún caso no son mejores, y son en términos globales muy
buenas en consonancia con ese marco legislativo, es porque el proceso
no ha empezado en el momento en el que otros países ya llevaban mucho
trayecto recorrido. Es verdad que ni las circunstancias sociales
españolas ni las de nuestros ejércitos permitían probablemente un
avance en otros tiempos o a otros ritmos, pero lo cierto es que
llegados a este punto el ritmo es bueno y los resultados son más que
buenos.

Me pregunta la portavoz del Grupo Nacionalista Vasco si se puede
atribuir el aumento de la participación femenina a una disminución de
la incorporación de varones. Creo que los términos comparativos han
sido muy claros cuando no sólo me refiero al aumento constante, que
seguirá saliendo a lo largo de esta respuesta, de la incorporación de
mujeres a las Fuerzas Armadas, sino también a la propia comparación
de aquel tres por ciento de acceso entre las aspirantes y de más del
50 por ciento de acceso entre el cupo de aspirantes. Es decir, con
independencia de que haya disminuido o no, que en efecto ha aumentado
en la misma proporción que ha aumentado el de mujeres, es lo cierto
que no sólo en aspirantes, sino en grado de incorporación, ha
aumentado más que sensiblemente el número de mujeres incorporadas a
las Fuerzas Armadas. Es verdad que frente a ese dato S.S. quiere que
cuantifique
ese otro que me parece menos positivo, y es que por el retraso
histórico que llevamos en la incorporación efectiva y total en
cuadros de mando el número es sensiblemente inferior. He hablado de
un porcentaje mucho más bajo y tengo que cuantificar en 663 el número
de cuadros de mando femeninos actuales en nuestras Fuerzas Armadas.

Creo que con una observación atinada, la portavoz del Grupo Popular
ha señalado que, naturalmente, una vez que se ha producido la
apertura y la reserva de todos los cupos de suboficiales a los
profesionales, en la medida en que la participación femenina es mucho
más alta en la incorporación de profesionales, también creo que a
corto plazo vamos a ver un incremento sensible de esta cifra y de la
porcentual correspondiente a los cuadros de mando.

Anticipándome al tema de mentalización, es verdad, todas SS.SS.

conocen mejor que nadie las dificultades de cambiar mentalidades, en
las Fuerzas Armadas y fuera de ellas. En el Ministerio de Defensa,
señorías -y quiero decirlo, si me lo permiten, con legítimo orgullo,
modestisto pero reconocerán que legítimo-, este ministro ha sido el
primero en incorporar una mujer como alto cargo en la categoría de
secretario general técnico, y ha sido -permítanme la concesión a la
Cámara, a la que por tantas razones tengo especiales relaciones de
afecto y de vinculación política- en la figura de una miembro del
Cuerpo de Letrados de las Cortes. Ese puede ser también un
testimonio, modesto pero importante y relevante, de cuál es la
actitud del ministro que les habla sobre el proceso de incorporación
de la mujer a la defensa nacional, al Ministerio de Defensa, a su
órgano central y, en líneas generales, al proceso de incorporación de
la mujer a las Fuerzas Armadas.

Me decía también la representante del Grupo Vasco que compartía las
medidas que he anunciado para ampliar la capacidad de conciliar la
vida familiar y la profesional en tiempos de embarazo o de lactancia.


Ya he dicho que vamos a ampliar al período de lactancia la
posibilidad de acceder a destinos no operativos y también la reserva
del destino al que hubieran accedido por razón del embarazo. Se
pregunta sobre la permanencia, que ha sido también una constante -no
quiero ser redundante en la respuesta por aligerar en el tiempo-, si
se van porque no hay recursos suficientes, creo que han sido
exactamente sus palabras. Señoría, el tema de la permanencia es lo
principal que tiene hoy planteado el Ministerio de Defensa en la
profesionalización de nuestras Fuerzas Armadas. Bien saben SS.SS.,
pero he de reiterarlo a efectos de constancia en el «Diario de
Sesiones» y para mi propia responsabilidad, que es hoy el objetivo
prioritario del Ministerio que dirijo. El problema no está en el
objetivo de fuerza. Hay quienes de manera constante -y no SS.SS,
ciertamente- se plantean en términos numéricos la consecución del
objetivo de profesionalización de nuestras Fuerzas Armadas y, por
tanto, sólo miran las incorporaciones. En el caso de



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la incorporación de la mujer los números, insisto, son muy positivos,
y ahora insistiré en alguno más, pero también en el caso de mujeres y
varones incorporados a las Fuerzas Armadas profesionales. Pero el
problema no es la incorporación. Cualquier gerente de personal de
cualquier empresa -y algunas de SS.SS. tienen gran experiencia en el
mundo empresarial- sabe que con el 75 por ciento el objetivo está
conseguido. El número total de efectivos profesionales en el año 2000
ha sido de 76.000 sobre un objetivo total en torno a 100.000. Por
tanto, no es esa la preocupación principal del ministro de Defensa,
el problema es el que ha señalado S.S.: la retención. ¿Por qué se
van? Porque se ha producido un drenaje superior al calculado no ya en
el número de incorporaciones del pasado año, que ha sido por encima
de las 16.000 calculadas un total de 20.000 varones y mujeres, sino
que se ha producido un drenaje de tal magnitud en retención, que
llaman -término que a mí no me gusta nada-, en permanencia -término
que procuro emplear-, que está poniendo difícil la consecución del
objetivo no del número, sino del mantenimiento de unas fuerzas
profesionales en el futuro, y eso afecta también a la mujer de manera
muy directa. ¿Cuáles son los motivos? Yo creo -si no ha sido S.S. ha
sido la portavoz del Grupo Socialista o la portavoz del Grupo Catalán
quien lo ha señalado- que es para mujeres y para varones la falta de
horizonte profesional en algunas ocasiones. ¿Que tiene que ver con el
reglamento de retribuciones? Naturalmente que sí. En un mercado de
trabajo competitivo, en el que se produce la paradoja dentro de un
mismo Gobierno en que la creación de mayor empleo pone difícil en
condiciones de competencia en el mercado de trabajo la oferta del
propio Ministerio de Defensa, la retribución es importante. Por eso,
en la medida en que también afecta a la mujer vamos a aprobar -espero
que antes del 1 de julio del presente año- un nuevo reglamento de
retribuciones que tienda fundamentalmente a la retención, es decir, a
la permanencia por la que preguntaba la portavoz del Grupo
Nacionalista Vasco. Sí es también un problema de recursos y hay que
primar la permanencia. Eso afecta a mujeres o varones que en estos
años han decidido no suscribir mayor compromiso que el que
inicialmente habían suscrito.

Me solicita la representante del Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió) que reitere la proporción de hombres y mujeres
en términos de comparación de plena igualdad. Les pediría que
tuvieran en cuenta que el esfuerzo tiene que medirse en términos
relativos. En términos absolutos es verdad que casi el 25 por ciento,
la cuarta parte, todavía tiene mucho camino por recorrer. En términos
relativos, en términos de comparación sobre el colectivo femenino y
del tiempo en el que se ha producido la incorporación, es de una
enorme magnitud. Señorías, agradezco que no hayan sacado un tema que
no corresponde a la Comisión ni al orden del día de hoy, pero quiero
decir con
toda franqueza, señora presidenta, que tengo más confianza como
ministro en el futuro de las Fuerzas Armadas profesionales entre
varones y mujeres españoles que en la consecución del objetivo de
fuerza por apelación a los españoles no residentes o a los
extranjeros que se vayan a incorporar a nuestras Fuerzas Armadas, que
no es el caso. Es decir, si se sigue creciendo en términos de
incorporación tal y como se ha venido produciendo en los últimos años
-y contesto con ello a una de las preguntas de la portavoz del Grupo
Socialista-, vamos a conseguir el objetivo por el que SS.SS. han
luchado desde siempre, pero institucionalmente en esta Comisión desde
hace dos legislaturas, y el Ministerio de Defensa consigue el
objetivo de profesionalización con la cooperación de las mujeres
españolas. He hablado de un 60 por ciento, en términos medios, en los
últimos tres años y creo que ha sido la portavoz del Grupo Socialista
la que ha dicho: Piano, aclare. Es verdad. En 1998 el incremento de
mujeres en la incorporación de profesionales de tropa y marinería fue
no del 60, sino del 75 por ciento, en 1999 fue del 51 por ciento y en
el 2000 del 50 por ciento, de incrementos sucesivos; es decir,
estamos hablando de un crecimiento exponencial. Es verdad que el
problema son las llamadas retenciones, la permanencia; y entro otra
vez en la exposición de la portavoz del Grupo Socialista y acabo de
referirme a ello en la contestación a la portavoz del Grupo de
Convergència i Unió. Me ha dicho si es porque es baja la retribución
o si es por decepción de la carrera profesional. Por ambas cosas.

Insisto, competimos en un mercado donde por fortuna -un miembro del
Gobierno tiene que decir que por la política económica del Gobierno-
está creciendo el empleo en España, y eso es una buena noticia no
nueva para todos. En consecuencia, nuestra oferta de militares
profesionales con ese mundo para ver -con esa perfecta síntesis que
a S.S. le agradezco vivamente- en términos económicos tiene que
mejorarse. Me atrevería, señora presidenta, a pedir el apoyo de
quienes así lo estimen oportuno para que sigamos insistiendo en la
mejora de retribución a las Fuerzas Armadas profesionales. No vendrá
a la Cámara, pero sí hay otras muchas fórmulas parlamentarias para
apoyar el reglamento de retribuciones que trata de equiparar a los
profesionales de las Fuerzas Armadas con la Administración civil y
competir mejor en el mercado laboral. Eso afecta también a la mujer
de manera creciente en la misma medida en que es creciente su
incorporación. Hay todo un horizonte profesional en el que estamos
trabajando con medidas que quieren garantizar, aparte de su
permanencia en condiciones de igualdad efectiva, la salida
profesional más adelante. De poco nos valdría tener a mujeres
incorporadas a las Fuerzas Armadas con carácter ocasional por el
espíritu de aventura que se tiene a determinadas edades, y es muy
positivo, con ese mundo para ver y esa especialización tecnológica,
si no va acompañado de un reconocimiento social y oficial de esa
especialización



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tecnológica. En consecuencia, estamos trabajando para que haya un
reconocimiento a través del Ministerio de Educación y el Ministerio
de Trabajo, señora presidenta y señores miembros de la Comisión
Mixta, de títulos equiparables a formación profesional, el título de
técnico en defensa, que se reconocería por la sola permanencia
durante el compromiso como militar profesional a mujeres y varones,
soldados y marineros profesionales. Eso es muy importante porque no
sólo estamos incorporando a la mujer a las Fuerzas Armadas, estamos
garantizando su continuidad en el mercado de trabajo. Pero ni en la
retribución ni en el horizonte profesional hasta ahora hemos
conseguido el impacto suficiente para que se encuentren plenamente
integrados varones y mujeres, mujeres y varones. En eso estamos
trabajando.

Voy a referirme específicamente a la discriminación positiva, que en
este caso entiendo que no es discriminación positiva, a la puesta en
marcha de las condiciones que posibiliten la integración igual y
garantizada de la mujer en las Fuerzas Armadas a través de lo que han
sido preguntas constantes de la portavoz del Grupo Catalán y de la
portavoz del Grupo Socialista. ¿Qué pasa con las infraestructuras?
Tengo que darles algunos datos, y les agradezco la oportunidad y el
recuerdo. En el año 2000, el Ministerio ha gastado en calidad de vida
7.014 millones de pesetas. Hemos aprobado recientemente esta
instrucción sobre edificios de alojamiento y vestuario para tropa y
marinería en la que se encuentran especificados los criterios a los
que me he referido de manera genérica en mi intervención inicial para
garantizar la privacidad, la dignidad y la igualdad. Los criterios
generales para la construcción de alojamientos que van en ese orden
son los de separación por módulos de 8 a 12 ó 16 personas del mismo
género, con zona de cuarto de baño y zona común de ocio. Para
especificar por ejércitos, en el Ejército del Aire se han invertido
769 millones; en la Armada -recuerden que es la progresión propia de
la incorporación de mujeres- 1.489 millones y en el Ejército de
Tierra, que es el que goza de mayor participación femenina, 4.441
millones, así como 344 millones más en el órgano central.

Me preguntaba también la representante del Grupo de Convergència i
Unió si el plan de igualdad había sido decisivo y si estaban todas
estas medidas debidamente coordinadas con el que está ahora mismo
elaborándose. No tenga la menor duda. No tenemos otra posibilidad, o
se trabaja en conjunto o se dispersan las energías. Espero que cuando
tengan ocasión de analizar ese plan de igualdad tengan también
ocasión de pedir cuenta y razón de los compromisos que ante SS.SS. ha
adquirido ahora el Ministerio de Defensa.

Se han referido -señora presidenta, voy terminando-, y he de
agradecer su apoyo, al consejo o comité que en semejanza al que hay
en la Alianza Atlántica he anunciado que vamos a constituir, y me ha
parecido muy adecuada la sugerencia, la propuesta del Grupo
Socialista de que al tiempo se trate también de un órgano de
protección. Yo creo que sin duda ninguna tiene que orientarse así. Es
verdad que no es suficiente con lo que le han respondido por escrito,
con los consejos de participación, que también es un objetivo del
Ministerio pero que no hace al caso aquí y ahora, peroes una
propuesta muy importante el que pueda funcionar también como órgano
de protección. Yo tengo el máximo respeto por las organizaciones no
gubernamentales que se atribuyen con toda legitimidad social, incluso
más que social porque es un interés general y gozan de subvenciones
de entidades públicas, la protección del soldado, pero creo
sinceramente que el mejor órgano que puede tener para la protección y
la fiscalización de la incorporación de la mujer, esta Comisión y el
Ministerio de Defensa, es ese comité que habrán visto en su diseño
que está integrado mayoritariamente por personas que no pertenecen al
propio Ministerio y que funcionarían también con ese efecto protector
y de fiscalización.




El problema de la mentalidad. Sus señorías no han mencionado la
sentencia de Ana María Santos que ha salido en los medios de
comunicación por un lamentable caso de rescisión de contrato. Yo sí
quiero referirme a él para decirles que el Ministerio de Defensa no
ha recurrido esa sentencia. Y eso es también -perdónenme que lo diga
así- una actitud, pero algo más que una actitud, es el reconocimiento
de esa sentencia, de la primera, y por tanto a la espera de la
ejecución de sentencia en el momento oportuno. En un Estado de
derecho nosotros respetamos que sean para los casos excepcionales los
tribunales los que decidan si ha habido un exceso. Si lo ha habido el
Ministerio de Defensa se atiene a las consecuencias fijadas por el
Poder Judicial. Quiero decirlo también como prueba de esa actitud que
espero que sea una constante y a la que se ha referido - y lo
agradezco- la portavoz del Grupo Popular, en algo que anticipa las
fronteras de esa actitud, que es a la menor insinuación. Quiero
decirles que no transcurrieron 24 horas desde que aquellas
-inoportunas sería poco decir- incalificables declaraciones se habían
vertido, probablemente de forma involuntaria, pero porque no sólo en
la mentalidad sino en el subconsciente todavía quedan muchas
actitudes incalificables, sin que el ministro de Defensa decidiera el
cese del delegado en Girona. Lo hice porque esa era la actitud
proporcionada y adecuada para una mentalidad que había reflejado
ideas absolutamente contrarias a lo que representa la dignidad de la
mujer, su igualdad, esta Comisión y la Constitución española. Quiero
decirles que me emplacen cuanto sea menester si se falta a este
compromiso. Porque no sólo fue la reacción ante una actitud
equivocada; fue también un aviso a navegantes. Los militares en todas
partes -y puedo decir con legítimo orgullo que los militares
españoles se caracterizan por su disciplina- tienen que saber cuál es
el criterio que inspira a su mando y, en este caso, al Gobierno
democrático del



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Estado español. Quiero volver a reiterar que no voy a tolerar ni una
sola actitud que ponga en cuestión la dignidad igual de la mujer en
las Fuerzas Armadas; ni una sola actitud. Eso es algo que creo que les
ha quedado muy claro. Pero insisto en que si en alguna otra ocasión
hubiera que demostrar que esa es la actitud del Gobierno quedaría
clara y paladinamente demostrado. Para eso, sin necesidad de recurrir
a responsabilidades bien judiciales, bien políticas o disciplinarias,
hemos puesto en marcha en el Ministerio de Defensa la Secretaría
general, con rango de subsecretaría de nueva creación, de Política de
Defensa, en cuyo seno se ha puesto en marcha a su vez la Dirección
General de nueva creación dedicada a la cultura de defensa y llamada
de Relaciones Institucionales de la Defensa. Créanme que desde el
primer momento de la toma de posesión de su primer titular uno de los
objetivos de esa dirección general es cuidar, de manera constante en
el seno de los órganos dependientes del Ministerio de Defensa y las
Fuerzas Armadas, y por relación la coordinación con los restantes
departamentos del Gobierno, la plena integración de la mujer en las
Fuerzas Armadas y en la defensa nacional. Cambiar las mentalidades es
muy difícil y ustedes lo saben mejor que yo, pero vuelvo a insistir en
que ese es el objetivo que compartimos y también esa será mi
responsabilidad.

Finalmente, señora presidenta, por lo que se refiere a las guarderías
el convenio, en efecto, era de Galicia. Espero que pueda S.S.

auxiliarnos -estoy seguro de que está bien dispuesta para ello- con la
Junta de Andalucía, el próximo será con la Comunidad de Madrid, y en
algo tengo que decirles que no: al cien por cien el Ministerio de
Defensa, no. Para algo es un convenio, como alguien ha sugerido, y
por tanto habremos de financiarlo entre las dos partes. Ellos tiene la
competencia, nosotros queremos tener el impulso. Pero tengan la
seguridad de que vamos a poner todas las facilidades, no ya orgánicas
o competenciales, también económicas,
para que, al igual que las Fuerzas Armadas han sido avanzadas en la
incorporación a la vida profesional de la mujer española, lo sean
también en todo aquello que constituye derecho justo y discriminación
positiva, como es este caso, el principio de conciliación de la vida
familiar y profesional, en el que ustedes lo han sido, con el impulso
y la aprobación de aquella ley y nosotros tampoco queremos irles a la
zaga.

Muchas gracias, señora presidenta; muchas gracias, señorías.

(Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor ministro de Defensa, por
su comparecencia ante esta Comisión. He estado intentando buscar un
término castrense, pero me resulta de gran dificultad, porque
generalmente cuando comparecen altos cargos nos hemos encontrado
muchas veces en esta Comisión con que lo hacen a toro pasado. Su
señoría ha venido hoy aquí a informarnos de primera mano de cuestiones
importantes para la igualdad de oportunidad entre hombres y mujeres.

Le agradecemos especialmente su sensibilidad, que no podía ser de
otra manera, por esa nueva manera de ver y de entender la
incorporación de las mujeres al Ejército, pero también la permanencia,
la continuidad y la promoción de las mujeres, esa continuidad que
exigimos siempre en nuestra vida profesional. Yo le ruego que en el
engranaje que haya entre la Ley 17/1999 y la conciliación de la vida
familiar y laboral insista mucho en que esa ley se ha hecho para
hombres y mujeres. Esta es una Comisión en la que S.S. será siempre
bien recibido y en la que esperamos mucho, mucho, no solamente del
ministro de Defensa sino de tantos y tantos hombres y mujeres
militares que trabajan y defienden España, sus hombres y sus mujeres.

Muchas gracias.

Se levanta la sesión.




Eran las ocho y treinta minutos de la tarde.