Ruta de navegació

Publicacions

DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 18, de 13/11/2000
PDF





DIARIO DE SESIONES DE LAS CORTES GENERALES



COMISIONES MIXTAS



Año 2000 VII Legislatura Núm. 18



PARA EL ESTUDIO DEL PROBLEMA DE LAS DROGAS



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JUAN MORANO MASA



Sesión núm. 4



celebrada el lunes, 13 de noviembre de 2000, en el Palacio del
Congreso de los Diputados



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia de la señora ministra de Sanidad (Villalobos Talero)
para informar sobre las políticas de prevención y lucha contra la
droga. A solicitud del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i
Unió) (Número de expediente del Congreso 213/000092 y número de
expediente del Senado 711/000038) ... (Página 332)



Página 332




Se abre la sesión a las doce y treinta y cinco minutos del mediodía.




El señor PRESIDENTE: Buenos días, señorías. Iniciamos la sesión de la
Comisión Mixta para el Estudio del Problema de las Drogas.

El orden del día es la comparecencia de la señora ministra de Sanidad
y Consumo para informar sobre las políticas de prevención y lucha
contra la droga. En nombre de toda la Comisión, me arrogo la
representación para dar la bienvenida más entrañable y más cordial
a nuestra querida amiga y compañera doña Celia Villalobos, hoy ministra
de Sanidad y Consumo.

Señora ministra, tiene la palabra.




La señora MINISTRA DE SANIDAD Y CONSUMO (Villalobos Talero): Buenos
días a todos. Comparezco en esta Comisión Mixta para el estudio de
las drogas a petición del Grupo Parlamentario Catalán (Convergencia i
Unió), para informar sobre las políticas de prevención y lucha contra
las drogas en lo que afecta principalmente al ámbito sanitario, ya
que, como ustedes saben mejor que yo, la Delegación del Gobierno para
el Plan Nacional sobre Drogas es el organismo que integra y coordina
las actuaciones para prevenir y hacer frente a este gravísimo
problema social.

En todos está presente que el consumo de drogas y la conducta
antisocial aparecen como los dos problemas que mayor interés han
despertado en las últimas décadas y aún más interés y preocupación la
creciente implicación de los adolescentes en estas conductas. También
está presente en todos nosotros que uno de los agentes que más
relación tienen con la conducta antisocial lo constituye el consumo
de alcohol. Efectivamente, el consumo de alcohol está ampliamente
extendido y culturalmente aceptado en la mayoría de los países
occidentales, constituyendo en la actualidad un importante problema
de salud pública. Se trata de un hábito que se encuentra fuertemente
influenciado por el contexto económico, social y cultural en el que
vivimos. De hecho y aunque el discurso social no conciba el consumo
de alcohol como problemática de primer orden, lo cierto es que el
alcohol es la droga más consumida. Sus consecuencias de orden físico,
mental y social tienen un gran impacto sociosanitario, con
importantes efectos diferenciales entre distintos grupos de
población, así como grandes costes sociales derivados tanto de la
utilización de los servicios sanitarios como de las pérdidas
materiales y de producción que ocasiona.

Desgraciadamente, el fenómeno del consumo y abuso del alcohol en la
población juvenil ha adquirido unas dimensiones importantes en
nuestra sociedad, pasando a constituir uno de las mayores
preocupaciones de la misma, ya que el alcohol está presente en una
proporción importante de accidentes de tráfico, laborales
y domésticos, ocasionando un gran número de discapacitados, la
mayoría de ellos a edades muy tempranas. En este sentido, la política
del Ministerio de Sanidad y Consumo no puede ser otra que la de
continuar desarrollando e impulsando actuaciones y proponiendo
iniciativas de coordinación con otros sectores, tendentes a reducir
el uso y el abuso del alcohol, a la luz del conocimiento de los
efectos nocivos de su consumo.

La política de prevención y control del Gobierno se apoya
principalmente en las necesarias medidas informativas, educativas,
legislativas, fiscales y asistenciales, orientadas a disminuir la
disponibilidad y accesibilidad del alcohol a la población en general
y muy especialmente a los jóvenes. Cada día es más frecuente la
asociación de consumo de alcohol-fin de semanaaccidentes de tráfico.

Además, en los jóvenes las consecuencias negativas derivadas del
consumo de alcohol suelen referirse a alteraciones de las relaciones
con la familia, compañeros y maestros, bajo rendimiento escolar,
agresiones, violencias y alteraciones de orden público, así como
actividades sexuales de riesgo, que conllevan embarazos no deseados y
enfermedades de transmisión sexual.

Con carácter general, cabe destacar que los problemas relacionados
con el consumo de alcohol y las motivaciones que incitan a beber son
múltiples y complejos, como lo es también su abordaje. No existe una
actuación estrella para ello sino que toda estrategia de intervención
necesita estar enmarcada en una política global, multisectorial y
multidisciplinar, con la participación de todas las áreas implicadas,
salud, bienestar social, empleo, tráfico, agricultura, comercio,
justicia, economía y hacienda. En definitiva, nuestra política
preventiva tiene que seguir concretándose en actuaciones de
información y educación a nuestros jóvenes, ya que al ser menor la
percepción del riesgo por éstos es fundamental desarrollar la
capacidad de que tomen sus propias decisiones, facilitando
información y desarrollando las facetas de autoestima, autonomía,
responsabilidad y solidaridad.

Debemos continuar con ahínco en la política educativa que tuvo como
resultado el protocolo de intenciones de colaboración para promover
la educación para la salud en la escuela, firmado por los ministerios
de Educación y Cultura, Sanidad y Consumo e Interior, a través del
Plan nacional sobre drogas, con el objetivo de promover actuaciones
que contribuyeran al desarrollo de estilos y hábitos de vida
saludable. Como resultado de este protocolo se elaboró el programa
Construyendo salud, que constituye una aproximación a la prevención y
que se centra en los principales factores sociales y psicológicos que
promueven las primeras etapas del uso y abuso de drogas y de las
actividades antisociales. Paralelamente a este programa, el
Ministerio de Sanidad y Consumo subvenciona en el momento actual otro
programa de puertas abiertas, centrado enactividades de ocio y tiempo
libre, dirigidas al alumno



Página 333




en horario no lectivo y llevado a cabo por las ONG especializadas,
Asociación Deporte y Vida, Carpe Diem y Cruz Roja juventud. Todas
estas actividades tienen como objetivo favorecer una utilización sana
y positiva del tiempo libre, incompatible con el uso de las drogas.

Este programa se está aplicando en más de 120 centros seleccionados
en zonas con déficit socioeconómico y cultural, en él han participado
9.000 escolares y 700 profesores y ha tenido una excepcional acogida.




De igual manera, se han venido y se vienen realizando diversas
actividades dentro del área de salud y prevención del Plan de
juventud, que tiene como objetivo principal la promoción entre los
jóvenes de hábitos de vida saludable y la prevención de riesgos a los
que están expuestos. El resultado ha sido la reciente edición de una
guía informativa sobre consumo juvenil de alcohol titulada ¿Por qué
es importante hablar de alcohol?. Guía que ha sido muy bien acogida
por los diferentes gobiernos regionales, y en especial por
determinadas concejalías de salud de distintos ayuntamientos del
país, que nos están demandando un gran número de ejemplares.

En esta línea de colaboración, tenemos la firme voluntad de poner en
marcha, en el próximo año, un conjunto de actuaciones encuadradas en
un convenio marco de colaboración con el Instituto Nacional de la
Juventud, que haga frente a aquellas situaciones que mayores efectos
negativos tienen entre los jóvenes, abuso de alcohol, tabaquismo,
toxicomanías, accidentes de tráfico y embarazos no deseados.

En lo que al área asistencial se refiere, hay que destacar las
importantes iniciativas realizadas en España, que son promovidas
desde el Insalud y desde sociedades científicas, como ocurre con el
programa de actividades de prevención y promoción de la salud, de la
Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, la Semfyc,
programa al que el Ministerio de Sanidad y Consumo apoya técnica y
económicamente. En este sentido, no quiero dejar de señalar la gran
importancia de las actuaciones realizadas por las consejerías de
Sanidad de las comunidades autónomas y por las consejerías de Sanidad
de numerosos municipios españoles, que están realizando grandes
esfuerzos en la prevención de los problemas derivados del consumo
juvenil del alcohol, por ejemplo, a través del fomento de actividades
de ocio saludables durante la tarde-noche de los fines de semana,
organizadas y desarrolladas por y para los jóvenes en los
polideportivos municipales, así como la organización de redes de
transporte alternativo durante el fin de semana en las rutas de
diversión de los jóvenes.

Con el objetivo de coordinar todos estos esfuerzos y actuaciones está
prevista la creación de un grupo de trabajo con las comunidades
autónomas en el seno de la Comisión de Salud Pública del Consejo
interterritorial del Sistema Nacional de Salud, para la elaboración
de recomendaciones en relación con el alcohol y los jóvenes, con
especial referencia a los accidentes de tráfico. Asimismo y al ser
España miembro de la región europea de la Organización Mundial de la
Salud, nos sentimos comprometidos con el Plan europeo de actuación
sobre el alcohol. En este contexto les adelanto que está en imprenta
la traducción del segundo Plan europeo sobre esta actuación.

Procederemos, como es lógico, a su amplia difusión no sólo en España
sino en todos los países de habla latina. También estamos trabajando
en la preparación de la delegación ministerial y participación del
Ministerio de Sanidad español en la próxima conferencia ministerial
sobre alcohol y jóvenes, que tendrá lugar en Luxemburgo en febrero
del año 2001.

El Gobierno apoya de manera decidida las iniciativas que se
desarrollan en el marco de la salud pública, en el contexto de la
Unión Europea. Iniciativas que se vienen concretando en la
participación en el grupo de trabajo sobre alcohol y salud de la
Dirección General de Salud Pública de la Comisión Europea. El
objetivo de dicho grupo es la elaboración de una recomendación de la
Dirección General de Salud Pública de la Unión Europea sobre alcohol
y jóvenes, cuya próxima reunión, como he dicho antes, está fijada
para el próximo 21 de noviembre.

Asimismo, el Ministerio de Sanidad y Consumo está desarrollando las
políticas de salud pública, en prevención del consumo de tabaco,
apoyadas en las necesarias medidas legislativas, fiscales y de
control, dirigidas a disminuir la disponibilidad y accesibilidad de
esta sustancia, especialmente a los jóvenes para prevenir su inicio o
retrasar su hábito.

Estas medidas se pueden concretar en las siguientes: Informar
reiteradamente sobre la magnitud y consecuencias derivadas del
consumo de tabaco en la salud individual y colectiva y sobre las
medidas eficaces para prevenir o minimizar su daño. Potenciar
programas educativos en el medio escolar, que promuevan vidas sin
tabaco. Por ello, se viene trabajando con los departamentos de
Educación e Interior, en las áreas de educación para la salud,
formación y desarrollo profesional e investigación. Seguir realizando
actividades informativas y de educación para la salud a través de
diversos medios de comunicación. Potenciar de manera decidida las
actividades educativas impartidas mediante el consejo sanitario en el
ámbito asistencial, con especial énfasis en el nivel de atención
primaria, médicos de familia, pediatras y personal de enfermería.

Seguir colaborando con otros organismos, Plan nacional sobre drogas,
Instituto de la Mujer e Instituto de la Juventud, potenciando
actuaciones con objetivos comunes. Desarrollar mediante actuaciones
de prevención, en el marco referencial internacional, en el que se
viene participando, con representantes nacionales del tercer Plan de
actuación para una Europa sin tabaco en la Oficina regional para
Europa en la Organización



Página 334




Mundial de la Salud y en el convenio marco sobre la lucha antitabaco
de la Organización Mundial de la Salud.

Otro aspecto importante que se debe recoger en esta comparecencia son
las actuaciones del Ministerio de Sanidad y Consumo en la lucha
contra la droga. Estas actuaciones se sitúan, básicamente, en el
ámbito competencial de la Agencia Española del Medicamento, ya que
las actuaciones de carácter preventivo corresponden a la Delegación
del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, como ustedes ya
saben. En este sentido, cabe destacar que el Ministerio de Sanidad y
Consumo viene actuando en el plano estrictamente sanitario, mediante
la ordenación, control y seguimiento de la aplicación terapéutica de
estupefacientes y psicotropos, en su dimensión como medicamento, en
el marco de la lucha contra el tráfico ilícito, en funciones de
auxilio a la justicia, y corresponden a estas acciones la recepción,
muestreo, análisis, informe, depósito y destrucción de decomisos de
droga procedente del tráfico ilícito.

Un problema que afecta directamente al Ministerio al que represento y
que está íntimamente relacionado con el consumo de drogas, es el de
los enfermos de sida, infectados por VIH, ya que la prevención de
estos casos, como ya se ha señalado, corresponde al ámbito de la
competencia del Ministerio del Interior. Por ello, el Ministerio del
Interior y el de Sanidad y Consumo consideran esencial en la lucha
contra esta enfermedad potenciar y ampliar todos los programas y
acciones que se han demostrado eficaces en el campo de la prevención,
tal y como en su día quedó plasmado en el protocolo de intenciones.

Por todo ello, se ha considerado la necesidad de ejecutar un conjunto
de actividades cuyo fin es incrementar los conocimientos y
habilidades de los profesionales en los centros de drogodependencias,
en orden a capacitarlos para conseguir la modificación positiva de
las prácticas de riesgo de los inyectores de droga. Las actuaciones
integran una estrategia de formación multiplicativa dirigida a los
profesionales de los centros de drogodependencias en todas las
comunidades y ciudades autónomas, con talleres de formación de
formadores, talleres de formación dirigidos a los profesionales del
centro. En estos talleres han sido formados 60 profesionales de todo
el territorio nacional, que son los responsables de la formación
posterior de los profesionales de los centros de atención en sus
respectivas comunidades autónomas. Asimismo, la Administración debe
seguir apoyando las iniciativas que faciliten la intervención de los
farmacéuticos de las oficinas de farmacia en la prevención de la
epidemia de sida y la dispensación de la metadona. Las acciones a
impulsar son: por una parte, las destinadas a capacitar a los
profesionales de las oficinas de farmacia para desarrollar
habilidades que les faculten para una mayor participación como
agentes de salud en la prevención del sida y, por
otra, la implementación de programas de intercambio de jeringuillas y
la dispensación de metadona.

Estoy firmemente convencida de que el farmacéutico de las oficinas de
farmacia se encuentra en una situación privilegiada para participar
en actividades de prevención de la patología asociada al consumo de
drogas y de la provisión del tratamiento, tanto de la dependencia
como de las enfermedades transmisibles más prevalentes en estos
colectivos. Las razones son: la formación del farmacéutico como
profesional de la salud, que además ocupa un lugar privilegiado en la
comunidad para ser escuchado; la precocidad con que en muchas
ocasiones el farmacéutico contacta con los consumidores de drogas; la
amplia extensión geográfica de la red de oficinas de farmacia, que
alcanza zonas donde no existen otros dispositivos sanitarios
dirigidos a consumidores de drogas. Por ello, los objetivos que se
han marcado en los programas de colaboración con este importante
colectivo han contemplado: formar a los farmacéuticos y al personal
auxiliar de oficinas de farmacia en estrategias de reducción de
riesgos asociadas al uso inyectado de drogas, especialmente la
infección por el sida; promover la puesta en marcha en las farmacias
de programas de dispensación de kit antisida, intercambio de
jeringuillas y dispensación de metadona. Entre las actividades
realizadas como resultado de esta colaboración, cabe resaltar la
realización de 28 cursos de formación dirigidos a farmacéuticos,
habiendo sido formados 1.247 profesionales, y 13 cursos dirigidos
a auxiliares de oficina, con la participación de 390 alumnos. Todo ello
ha supuesto la elaboración de diverso material de apoyo, entre el que
se encuentra un folleto y tres manuales diseñados en este sentido.

Sin duda, el producto más innovador de los convenios suscritos entre
la Secretaría del Plan Nacional contra el Sida y la Dirección General
de Instituciones Penitenciarias es el programa de intercambio de
jeringuillas, que se ha puesto en marcha en cinco prisiones del País
Vasco, Navarra, Galicia y Canarias. Los resultados de las
evaluaciones de los primeros avalan el interés de extender este tipo
de intervenciones preventivas a otros centros penitenciarios, y
permiten disponer de recomendaciones de interés internacional para la
puesta en marcha de programas de intercambio de jeringuillas en
prisiones, de las condiciones de implantación, de los criterios de
actuación y de los indicadores de evaluación.

Otras actividades destacables en los acuerdos de colaboración, cuyo
valor en el año 2000 ha alcanzado los 120 millones, son los cursos de
formación en prevención y vigilancia epidemiológica del VIH dirigido
a los profesionales penitenciarios y voluntarios de organizaciones no
gubernamentales implicados en la ejecución de los programas y el
diseño, ejecución y evaluación de programas de prevención de VIH e
infecciones asociadas que se desarrollan en los centros
penitenciarios, con la colaboración del personal penitenciario



Página 335




destinado en los sectores de sanidad, educación y trabajo social, en
coordinación con los organizaciones no gubernamentales. En este
sentido, hay que señalar que el Ministerio de Sanidad y Consumo
destina anualmente en torno a 150 millones de pesetas a proyectos de
prevención de la infección por VIH. En el año 2000 destinó 157
millones a 47 proyectos de prevención del VIH, sida, con 33
entidades, incrementándose este presupuesto para el año 2001. Los
usuarios de droga por vía parenteral continúan definiéndose como
colectivo prioritario dentro de las áreas de actuación a las que van
destinadas las ayudas. Se han subvencionado 11 proyectos destinados a
este colectivo, por valor de 53 millones de pesetas.

Señorías, el Gobierno ha apostado de manera decidida por seguir
impulsando la adopción de medidas encaminadas a la prevención y lucha
contra las drogas. De ahí que se hayan fijado nuevos ámbitos de
colaboración entre este Ministerio y el Plan Nacional sobre Droga,
que consistirán en revisar puntualmente todos los objetivos de la
estrategia nacional sobre drogas 2000-2008 en los aspectos que
requieren una actividad conjunta; mantener las relaciones de
colaboración con el Plan Nacional sobre Sida, conferencias nacionales
y prórroga del convenio actual; acciones conjuntas en materia de
prevención del alcohol entre los jóvenes; impulsar la colaboración en
las políticas de prevención del tabaco en coordinación con las
comunidades autónomas; revisión conjunta de las medidas legales sobre
la venta y publicidad de bebidas alcohólicas y tabaco a menores.

Asimismo, el Ministerio de Sanidad y Consumo, a través del Insalud y
la Agencia Española del Medicamento, consensúa las estrategias de
comercialización y dispensación de los agonistas opiáceos, metadona,
bexatadín, etcétera, con la Delegación del Gobierno para el Plan
Nacional sobre Drogas.

El compromiso del Gobierno es firme, pero no debemos obviar que este
compromiso debe extenderse más allá de lo que representa una acción
política de quienes ahora ostentan la responsabilidad de dirigir el
país, que debe extenderse a todo el conjunto de la sociedad. La
responsabilidad de contar con generaciones futuras sanas y autónomas
es una responsabilidad de todos.

Muchísimas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora ministra.

En el turno de intervenciones, en primer lugar, por parte del grupo
solicitante, que es el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i
Unió), tiene la palabra el senador don Jaume Cardona i Vila.




El señor CARDONA I VILA: Señor presidente, señorías, en primer lugar,
quiero agradecer a la señora ministra su comparecencia y su
exposición, también sus referencias, por ejemplo, al alcohol y a los
medicamentos,
y la exposición exhaustiva que ha hecho de las medidas de
prevención que se están llevando a cabo en relación con el sida.

Cuando la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre la
Droga pasó del Ministerio de Sanidad al de Interior (no sé si fue en
el año 1993 ó 1994), el portavoz del Grupo Parlamentario Popular (hoy
precisamente el delegado del Gobierno) intervino en ese sentido
diciendo que este cambio podría suponer, hasta cierto punto, un
enfoque regresivo de la lucha contra los efectos de las drogas. Por
cierto, después no se ha cambiado, se ha quedado en Interior y
nosotros ahora no lo vamos a discutir. En su momento dijimos que nos
parecía bien que el Gobierno expresara su voluntad de ubicarlo donde
creyera más conveniente y en este momento no lo vamos a echar en
cara, pero sí queremos reivindicar uno de los logros que creo que
hemos conseguido entre todos: considerar la drogodependencia como una
enfermedad y, por consiguiente, considerar al drogodependiente un
enfermo. Ésta es una cuestión que no queremos olvidar desde el punto
de vista sanitario, pero creo que tampoco debemos olvidarla fuera de
ese ámbito. En efecto, la Organización Mundial de la Salud entiende
la drogodependencia, la toxicomanía o la drogadicción como un estado
de intoxicación, periódica o crónica, que perjudica al individuo y
a la sociedad, ocasionada por el consumo repetido de droga, bien sea
natural o bien sea sintética (hoy estamos ya en la fase de que las
drogas sintéticas son un problema importantísimo), que provoca una
situación de dependencia, y que ese estado de intoxicación está
caracterizado por un insuperable deseo de continuar consumiendo la
sustancia de la cual se van haciendo dependientes, por conseguirla
por cualquier medio -hasta por medio de actos delictivos- y por la
tendencia a aumentar la dosis. Por lo tanto, creo que podemos
considerarla como uno de los prototipos de enfermedad social, si
entendemos como enfermedades sociales aquellas que para su aparición,
difusión e incidencia es necesaria e influye en gran manera la
presencia de unos factores sociales, y a veces factores sociales
contradictorios unos con otros (un status social bajo puede ser un
factor para la iniciación a la droga y a veces es al revés, pero no
dejan de ser factores sociales, lo mismo que el proselitismo, la
moda, etcétera), que para su prevención y para su curación es preciso
tomar una serie de medidas de carácter social y que ocasionan un gran
daño socioeconómico que repercute en el conjunto de la sociedad. Por
lo tanto, las medidas que debemos tomar no son sólo de tratamiento
unipersonal al drogodependiente, sino que también tenemos que tomar
una serie de medidas sociales.

En esta lucha contra la droga no debemos olvidar que tenemos que
participar todos desde todos los frentes, considerando también la
lucha contra la oferta y la demanda, de una forma muy esquemática,
dentro de laprevención, hay que hacer hincapié en la educación



Página 336




sanitaria de la población, en general, y de la juventud, en
particular; y no voy a decir que esto se tenga que hacer a nivel de
Estado, de comunidades autónomas o a nivel más localizado de
municipios, porque todos tenemos que buscar soluciones, y no hay que
echar la culpa a nadie de que no se obtengan resultados optimistas.




El Observatorio europeo de la droga y la toxicomanía, en un informe
del mes pasado, decía que las pautas de consumo de drogas durante los
fines de semana, como ha dicho muy bien la ministra, con el objetivo
de divertirse suponen cada vez más una combinación de drogas legales,
que no podemos olvidar, como el alcohol y los medicamentos
tranquilizantes, y las ilegales. La semana pasada, el Instituto de la
Mujer hablaba incluso de cinco tipos de policonsumismo, que podrían
abarcar no sólo a las mujeres sino también a los jóvenes
adolescentes. No voy a dar más datos. Tenemos que reflexionar todos
sobre el hecho de que no conseguimos alargar la edad en la que se
introducen en la drogodependencia, más bien hay tendencia a la baja,
por lo menos esos son los datos que se deducen del informe del
Observatorio europeo de la droga y toxicomanía y del Instituto de la
Mujer, y afecta a todos los estratos. Aquí las competencias están
repartidas. También puedo dar datos muy recientes de lo que ocurre en
mi circunscripción, aparecidos en un libro que se presentó la semana
pasada, donde vemos que ocurre lo mismo. Por tanto, tenemos que
preguntarnos cuál sería la forma de luchar en esa vía de prevención,
en esa vía de la educación sanitaria.

Ha dado mucha importancia al alcohol y ha explicado los programas de
la sociedad de medicina familiar y comunitaria, del grupo de trabajo
en el seno del Consejo interterritorial, y quería someter a su
consideración la siguiente reflexión. Ha hablado de la información,
pero la información en sí no es suficiente, porque ya se informa de
las consecuencias que trae el consumo de alcohol como puerta de
entrada para otras toxicomanías. En cualquier caso, no nos soluciona
el problema, y hay que ir a un proceso informativo integral,
empezando por la familia, después por la comunidad educativa y
continuando con la prevención sanitaria.

Ha hecho mucho hincapié en el sida, pero no me ha parecido oír ningún
programa o ninguna campaña de prevención en las relaciones
heterosexuales, cuyo porcentaje va aumentando. Van disminuyendo los
porcentajes tanto en toxicómanos como en homosexuales; precisamente
el miedo que se ha tenido a esta enfermedad ha cambiado completamente
los hábitos, de tal forma que se reduce el porcentaje de enfermos de
sida entre los drogodependientes, de la misma manera que va
descendiendo el porcentaje entre los homosexuales. Sin embargo,
aumenta, desgraciadamente, el contagio en las relaciones
heterosexuales, y me ha parecido que no se ha propuesto ningún
programa para luchar por esta vía. Tal vez es una cuestión muy
específica dentro
del plan del sida. Agradecería que me dieran datos de las previsiones
que tienen o de los programas que pueda haber con relación al
contagio por relación heterosexual.




También quiero formularle una pregunta muy concreta. Últimamente, la
Agencia Antidroga de Madrid ha hablado de aplicar parches a jóvenes
para averiguar si consumen droga. Creo que lo ha propuesto la
Comunidad Autónoma de Madrid. ¿Cuál es la opinión del Ministerio? Se
ha hablado de que tiene que haber consentimiento por parte del propio
adolescente. ¿Cuál es su opinión?



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra la señora ministra.




La señora MINISTRA DE SANIDAD Y CONSUMO (Villalobos Talero): A estas
alturas, no plantearía un debate sobre dónde debe estar ubicado el
Plan Nacional sobre Drogas, porque el concepto de cómo luchar contra
la droga en España también ha cambiado, como en el resto de los
países desarrollados, es decir, posiblemente cuando se creó había una
visión en la propia sociedad y en los propios responsables de las
administraciones diferente a lo que la realidad cotidiana ha
demostrado. A mí me gustaría más hablar de prevención que de
represión, porque parece como que al ubicarla en Interior estamos
hablando de represión, de los grandes traficantes, del blanqueo de
dinero, etcétera. Pero es multidisciplinar, porque ahí el Ministerio
de Educación tiene mucho que decir, las comunidades autónomas tienen
muchísimo que decir y el Ministerio de Sanidad también, al igual que
el Ministerio del Interior y el Ministerio de Hacienda. Por lo tanto,
plantear su cambio no ha lugar ni es el momento.

Contestando a su pregunta, es cierto que la educación sanitaria, la
educación en la salud es fundamental, tanto en el tema de la droga
como en cualquier otra materia. Una de las responsabilidades, de las
competencias fundamentales que quedan en el ámbito del Ministerio de
Sanidad y Consumo, una vez que se completen el mapa transferencial al
resto de las comunidades autónomas, es la educación en la salud.

Dentro de la educación en la salud, lógicamente, están los temas
relacionados con la droga. Pero no solamente hay que informar del
problema que significa el uso de esa droga, ya sea el alcohol, el
tabaco, la heroína, o cualquier tipo de droga, sino que para mí ha de
tener una prevalencia especial a partir de este momento la nueva
cultura sobre la droga. Ya no se trata de campañas puramente
prohibitivas del consumo de tabaco, por ejemplo. Tenemos que cambiar
la cultura del consumo de tabaco, y lo digo en una Comisión donde
fuma bastante gente, incluido el presidente.

Esto es necesario, porque cada vez son más jóvenes los hombres y
mujeres que empiezan a utilizar determinadas drogas socialmente bien
consideradas, como lo



Página 337




han sido hasta ahora el alcohol y el tabaco. Precisamente uno de los
cambios que se debe introducir es que socialmente no sea bien
considerado el consumo de tabaco y de alcohol. En algunos países ya
se ha llevado a la práctica de una forma importante, pero España
todavía tiene muchísimo camino que andar.

En esta dirección estamos trabajando en este momento, a través de los
acuerdos con las comunidades autónomas, a través de los acuerdos con
el Ministerio de Educación y Cultura, porque es fundamental. Pero
también es fundamental que las comunidades autónomas, porque no
debemos olvidar que la salud pública está transferida a todas las
comunidades autónomas, cuenten con programas, con experiencias que
llevadas a cabo en diferentes comunidades autónomas podamos ampliar a
otras, y al mismo tiempo analizar y evaluar las políticas que, de
forma independiente y en uso de sus competencias, lleven a cabo
algunas de estas comunidades. Con este fin estamos trabajando en el
Consejo interterritorial de Salud, porque es una de las bases
fundamentales de su propia existencia.

Sobre el tema del alcohol, y el momento en que empieza a consumirse,
hay diferentes informes. Hemos analizado algunos informes y estudios,
varios pagados directamente por el Ministerio de Sanidad y Consumo,
otros por el Ministerio de Trabajo, otros por diferentes organismos y
lo que pretendemos ahora, a través de un acuerdo entre los
Ministerios de Trabajo, Sanidad y Educación y del Plan nacional de
drogas, es hacer un estudio exhaustivo y científicamente claro de
todos los datos que hasta ahora no son científicamente demasiado
contrastables, porque lo que hay son extrapolaciones de determinadas
encuestas y análisis. Por ejemplo, sobre la influencia del alcohol en
los accidentes laborales hay un acuerdo con las centrales sindicales
y la patronal, por el acuerdo social, para evaluarlo definitivamente.

Podríamos dar datos pero datos aproximados, por ejemplo, del número
de pacientes que el Sistema Nacional de Salud atiende de enfermedades
derivadas del tabaco o del alcohol. Hay estudios que hablan de 56.000
millones de pesetas en el sistema, y otros que hablan de 260.000. Es
tan variado el resultado que hay que hacerlo con un protocolo
adecuado y un estudio claro y científicamente demostrable de las
consecuencias del uso de estas drogas.

Lo que sí es preocupante, y le puedo dar algún dato, son las edades
de inicio de determinados consumos de drogas. Por ejemplo el tabaco,
el año en que se inicia el consumo del tabaco, en el conjunto de la
población española, es de 16,91 años; sin embargo, en escolares es de
13,2 años; el alcohol, con 13; los inhalables, con 13,08; el
cannabis, con 15; la cocaína, con 16,3; el éxtasis, con 15,8; la
heroína, con 15,8; las anfetaminas, con 15,78; los tranquilizantes,
con 14. Pero es que la edad media de consumo en la población
española: hipnóticos, 44 años; los tranquilizantes, 37; las
anfetaminas, 23; la heroína, 21; el éxtasis, 19; la cocaína, 20. Yo
considero los tranquilizantes, abusando de ellos, una droga, porque
además se venden de forma abusiva en una edad que no precisamente es
juvenil y donde la formación es más difícil. Por tanto, tendremos que
tener en cuenta todos estos parámetros a la hora de hablar de
políticas que resuelvan estos problemas. Otra preocupación que para
su grupo, por lo menos en el Congreso, es permanente es el uso del
tabaco en las mujeres. Es cierto que se ha desarrollado de forma
importante el uso del tabaco en las mujeres a una edad cada vez más
temprana. Siguen fumando más chicos que chicas, pero el incremento se
produce más en las mujeres, posiblemente porque partimos de un tanto
por ciento muchísimo más bajo, pero creo que hay cosas en las que no
tenemos que aprender de los hombres y una de ellas es ésta.

Por lo que se refiere al sida, no he querido hacer un análisis sobre
él sino una interpretación de las actuaciones concretas que estamos
llevando sobre algunas drogas. ¿Por qué? Porque creo que el debate
general sobre las drogas ya se ha producido en este Parlamento desde
hace muchos años, lo realizaron ustedes no hace mucho aquí con el
secretario de Estado del Plan nacional de drogas y es algo que está
encima de la mesa. Me parece que hay que entrar en cuestiones mucho
más concretas sobre cada una de estas drogas. Yo no creo que en esta
Comisión sobre la Droga, tenga que hablar sobre el sida, pero si
ustedes quieren lo hacemos. Efectivamente, se ha producido un
incremento de casos de sida en la relaciones heterosexuales, pero yo
aquí no he venido a hablar de las relaciones sexuales; cada uno que
tenga la que considere oportuno. Yo estoy hablando de la transmisión
del sida a través de la droga, es decir, a través de la jeringuilla,
etcétera. Y a eso me he circunscrito. No he querido hacer un análisis
global sobre el sida, porque tiene connotaciones que no tienen
absolutamente nada que ver con esta cuestión. Además, debo decir que
los casos de sida en España han disminuido de forma considerable,
tanto en homosexuales, como en heterosexuales y también ha descendido
su transmisión a través de las jeringuillas de la droga. En este
sentido hay que seguir trabajando de forma importante. La evolución
que se ha producido del sida, como de otras enfermedades, ha sido
importante. De ser una pandemia, se ha convertido casi en una
enfermedad crónica y dentro de poco, aproximadamente siete años,
tendremos una vacuna contra el sida. Por tanto, el sida ha tomado una
dimensión absolutamente diferente y puramente sanitaria.

Estoy absolutamente de acuerdo con el señor senador en que la
drogodependencia y el consumo de la droga es una enfermedad. Pero el
ser traficante de drogas no es una enfermedad. El consumo sí es una
enfermedad porque responde a determinados parámetros psicológicos y
sociales de los drogadictos, eso sí es una enfermedad y como tal lo
tratamos desde hace muchos años en este país. Pero el problema del
control de la lucha contra la



Página 338




droga, como he dicho en mi intervención, es multidisciplinar y afecta
no sólo a los diferentes Ministerios, sino al conjunto de la sociedad
española. En este sentido, y perdonen que haga una referencia a mi
antigua ocupación como alcaldesa, los ayuntamientos tienen mucho que
decir y creo que todos hacemos poco caso a la capacidad que tienen
los ayuntamientos, por cercanía, por conocimiento del problema, de
colaborar con las administraciones autonómicas y nacionales en la
prevención y lucha contra todas las drogas. Y me alegro que en esta
Comisión se trate como drogas el tabaco y el alcohol.




El señor PRESIDENTE: Señor Cardona, ¿quiere decir algo más?



El señor CARDONAI VILA: Agradezco a la señora ministra su
contestación. Le he preguntado sobre los parches y me gustaría que me
pudiera contestar; si no puede, no pasa nada. En cuanto al sida, he
preguntado si estaba previsto en el Ministerio algún programa para
evitar el problema del sida en las relaciones sexuales.




El señor PRESIDENTE: Señora ministra.




La señora MINISTRA DE SANIDAD Y CONSUMO (Villalobos Talero): A ese
tema concreto de los parches en este momento no le puedo contestar.

Respecto al sida, creo que ya le he contestado. Si quiere datos sobre
la globalidad de los problemas relacionados con el sida, en la
Comisión de Sanidad en el Senado o en el Congreso estaré encantada de
abordarlo, pero le rogaría que no convirtiera el sida en una
enfermedad relacionada con la droga, porque, si hablamos en una
comparecencia de droga del sida, parece que estamos anatemizando las
relaciones sexuales y no me gustaría entrar en ese campo.




El señor PRESIDENTE: Grupos, de menor a mayor.

Tiene la palabra el senador de Coalición Canaria, don Froilán
Rodríguez Díaz, en primer lugar.




El señor RODRÍGUEZ DÍAZ: Señora ministra, esta es mi primera
intervención en esta Comisión y en una comparecencia suya, y me
alegro de un factor fundamental, como es el abordaje del problema, de
una visión transversal, pero no sólo en cuento a las disciplinas o a
las responsabilidades del Gobierno del Estado, sino también con
respecto al resto de las administraciones. Esto está claro porque
hace muchísimos años que sabemos que, para actuar en problemas de
este u otro tipo, la prevención, la educación y la información son
básicas para poder tener un mínimo éxito final. Quería añadir algunos
aspectos que me parece importante recalcarlos desde mi perspectiva.

Por un lado, sé perfectamente de esos programas dirigidos desde su
departamento y desde hace bastantes años hacia los profesionales
de la salud, sobre todo en la atención primaria, en sus
distintos niveles profesionales, a los farmacéuticos, pero pienso que
lo mismo que, se está haciendo con el programa de reducción de costes
o de consumo de medicamentos en general, habría que poner en marcha
mecanismos de incentivación y motivación para los profesionales,
fundamentalmente para los profesionales sanitarios en lo que
corresponde a su Ministerio. También sería importante, ya que estamos
hablando de transversalidad, que, en el ámbito educativo, se pudieran
poner en marcha incentivaciones, estímulos a la motivación, para
abordar estos programas específicos, porque estamos convencidos de
que la prevención, la educación y la información son básicas para
abordar de forma exitosa este problema.

Por otro lado, también incluiría mecanismos y programas de
incentivación y motivación. Ya se ha referido al contestar al senador
Cardona a las administraciones locales, fundamentalmente a los
ayuntamientos. Las administraciones autonómicas están ya implicadas
de lleno y sé que también muchos ayuntamientos, pero habría que
establecer mecanismos de incentivación, mecanismos de motivación,
porque estamos cargando a las corporaciones locales cada vez con más
responsabilidades que formalmente no están transferidas. Entra dentro
de esa responsabilidad global de salud pública, de educación, de
mejora de las condiciones de vida, pero probablemente no se las esté
dotando de los medios y mecanismos suficientes. Me alegra que de
forma explícita todos tengamos bastante claro que estamos hablando de
un problema multifactorial, no porque afecte a determinados grupos de
riesgo, sino porque hay una serie de factores en sus orígenes que van
más allá de la consideración de grupos de riesgo, factores
fundamentalmente de tipo social, educativo, etcétera, sobre los que
hay que actuar. Me gustaría, y luego me referiré a ello, que se
hablara también, aunque en un momento determinado en cuanto a
estadística se ha hablado, de grupos de edad consumidores de droga.

Parece que tendemos -sé que usted no lo ha hecho en su intervención-
a circunscribir el problema de consumo de drogas o de abuso de drogas
al ámbito puramente juvenil, casi adolescente. No hay que olvidar que
consumos determinados como, por ejemplo, el alcohol, aunque se hayan
iniciado en edades más tempranas, o ciertos consumos como cocaína, en
gran medida se están produciendo en grupos de edad ya adulta, incluso
con una cierta tipología social que no coincide con lo que hasta hace
algún tiempo teníamos como el cliché de grupos excluidos o marginales
en cuanto al consumo. Puede darse más en el consumo de alcohol,
aunque yo no lo comparto, pero no así en otro tipo de drogas, de
diseño, cocaína, etcétera.

En relación con el aspecto multifactorial y de grupo de edad, me
gustaría que no olvidáramos, y yo creo que lo tenemos claro -perdón,
porque quizá pueda ser muy presuntuoso por mi parte tratar de dar
recomendaciones o clases-, que esta es una tarea a medio y largo



Página 339




plazo. Si lo olvidamos, estamos condenados absolutamente al fracaso.

Los proyectos de prevención, de educación, de información, incluso
los programas terapéuticos, tienen que estar diseñados a medio y
largo plazo, con las correccciones, por supuesto, que la evolución
del fenómeno vaya determinando. Tenemos que pensar en todas las
medidas y también las que tienen que ver con el presupuesto. Estamos
hablando de una intervención que no es sólo transversal sino
multifactorial, y además tenemos que planificarla con una visión a
medio y largo plazo.

Por suerte este es un aspecto de la problemática general, que no es
sólo del Estado, sino mundial. En principio, no ha sido sometido, por
lo menos en el Estado español, a un excesivo grado de politización,
si excluimos la época de campañas electorales. Desde nuestro punto de
vista, es un tema que debe escapar a cualquier tentación de
politización o de arma arrojadiza, no para evitar la crítica cuando
sea conveniente o necesaria, sino para tratar de conseguir desde las
administraciones públicas, en concreto en el nivel máximo, que es el
nivel parlamentario, el máximo consenso entre las distintas fuerzas
políticas y con el Gobierno del Estado, abordar de forma conjunta ese
consenso social, político y general, que es necesario para tratar con
garantía de éxito este problema.

Hay un aspecto que usted citaba al final de su introducción y que me
imagino que no habrá abordado a fondo porque creo que no es misión
exclusiva ni fundamental del Ministerio de Sanidad. Son los aspectos
de legislación y fiscalidad, que probablemente están más en el ámbito
del delegado del Plan nacional de drogas, al encontrarse dentro del
Ministerio del Interior y del Ministerio de Justicia. También desde
el ámbito del Ministerio de Sanidad, teniendo en cuenta esa
transversalidad del problema, deberían hacerse propuestas concretas
en el ámbito legislativo y fiscal para abordar con mayor efectividad
sobre todo el tráfico, los grandes tráficos de drogas. Es una
sugerencia, para que nos aclare un poco más las propuestas de su
Ministerio en este sentido.




El señor PRESIDENTE: El siguiente grupo sería Izquierda Unida. Tiene
la palabra su portavoz, la diputada señora Castro Fonseca.




La señora CASTRO FONSECA: Gracias, señora ministra, por comparecer en
esta Comisión. Voy a ser muy breve y voy a empezar diciendo que esta
es una lucha contra Goliat, que parece difícil abordarla desde una
Comisión parlamentaria de un país, cuando estamos viendo en los
medios de comunicación cómo se subvencionan las campañas de los
políticos con dinero del narcotráfico en países del mundo, y no en
uno ni en dos. Es un tema que se está abordando con doble moral en
todo el mundo. En esta Comisión deberíamos tratar de hacer un
esfuerzo por superar un lenguaje caduco en
el tema que nos ocupa. En primer lugar, no se puede seguir hablando
de la droga, sino de las drogas. Hace mucho que esta clasificación la
puso en marcha la Organización Mundial de la Salud. Es bueno que los
que nos ocupamos de estos temas nos pongamos al día. Tampoco se puede
hablar de grupos de riesgo -eso está superado hace mucho tiempo- sino
de conductas de riesgo. Es bueno que vayamos teniéndolo claro.

Más allá de estas matizaciones que quería hacer, mi discurso va a ser
otro. Amén de parecer el Pepito Grillo de esta Comisión, voy a tratar
de ser honesta y sincera, porque las políticas prohibicionistas han
fracasado, señora ministra. Llevamos muchos años en las políticas
prohibicionistas sin conseguir resultados apetecibles. Hay que tener
el valor y la obligación de poner sobre la mesa debates y reflexiones
que nos puedan acercar al conocimiento más profundo del problema en
la línea de llegar a soluciones mínimamente satisfactorias.




Las drogas han sido elementos de integración social en todas las
culturas del mundo. ¿Cuándo se produce el problema de las drogas? Se
produce cuando empezamos a encontrarnos con el trasvase cultural y
con el abuso. Como ejemplo, el alcohol es una droga de nuestra
cultura, es una droga legal. El alcohol en nuestro país se
sobrelleva, más allá de que luego haré algunas apreciaciones al
respecto, pero el alcohol ha servido para que algunos pueblos hayan
sido exterminados, porque no tenían hábito. Por ejemplo, los
esquimales o los indios. Darles una botella de coñac significa
regalarles la muerte. Tenemos que empezar a ser rigurosos en esto y
tenemos que empezar a distinguir el uso del abuso, introducir el
análisis, lo que nos complica la vida el trasvase cultural y
encontrarnos con drogas que no son de nuestra cultura, que no son
asequibles económicamente y que generan patologías asociadas que son
rechazadas por la sociedad y que, además, son incómodas para el
conjunto de la sociedad. Estamos todos muy preocupados por estas
cuestiones y hacemos binomios perversos, como es droga-delincuente, y
eso es mentira. Es mentira. Es verdad que hay un sesgo social de
drogadictos en el que ese binomio suele tener cierta frecuencia, pero
también es verdad -lo decía el compañero de Convergència i Unió que
me ha precedido en el uso de la palabra- que estamos intentando
resolver un problema y que para eso hay que tratar de despojarse de
prejuicios, que es nuestra obligación, y poner encima de la mesa esa
voluntad política de diálogo y de consenso, porque este es un tema
que afecta al conjunto de la sociedad y que no debemos utilizar para
hacer demagogia. Pero más allá de que pongamos encima de la mesa el
esfuerzo de consenso por parte de todos los grupos parlamentarios, al
menos por parte del mío, también tengo que decir que ese esfuerzo de
consenso se demuestra poniendo en marcha políticas en los distintos
ministerios que tengan que ver con ese tronco de la prevención que se
ha postulado como eje fundamental



Página 340




de la estrategia en el Plan nacional de drogas, aprobado el 17 de
diciembre de 1999. Si no ponemos toda la carne en el asador, podemos
estar aquí haciendo terapia y contándonos lo que opinamos cada uno,
pero no sé si vamos a ser capaces de hacer un trabajo que sirva para
dar un poco de esperanza en este camino de lucha contra las drogas
como elementos que convierten a los individuos en dependientes y, por
lo tanto, en enfermos, como reconoce la Organización Mundial de la
Salud.

Decía que transversalizar todas las políticas ha de ser un objetivo
del Gobierno. Y yo pregunto a la señora ministra de Sanidad y Consumo
qué opina ella de la reforma de los contenidos mínimos que está
planteando el Ministerio de Educación, donde se nos habla de un
modelo de escuela, que es una de las bases del Plan nacional de
drogas, una de las bases, señora ministra. La escuela, la familia, el
medio laboral y la sociedad son los ámbitos de actuación de todo
programa que ponga en marcha cualquier tipo de Administración. ¿Cuál
es la opinión de este Ministerio, que tiene que opinar y además con
urgencia, sobre el modelo que se nos oferta de escuela, que es un
modelo academiscista, formador de profesionales pero no de seres
humanos? La escuela ha de ser el marco educativo, el marco donde los
seres humanos crezcan integralmente, potenciando valores de paz, de
solidaridad, de respeto, de igualdad, de salud, etcétera. Estamos
aquí hablando, hablando y hablando y no hablamos de lo fundamental.

Y lo fundamental es esto, que hay una reforma educativa en marcha que
vacía de valores a la escuela y que resulta que, por otra parte, en
el plan nacional se nos dice que es un ámbito de actuación
fundamental y propicio -que, por cierto, lo comparto-. Por tanto,
este Ministerio debería tomar cartas en el asunto y tratar de que la
escuela siga jugando ese papel, que es básico, no solamente en la
prevención de la lucha contra las drogas, sino en el crecimiento
integral de los seres humanos y en que haya seres humanos capaces de
convivir democráticamente desde el respeto a la diferencia, desde los
valores de la paz, la igualdad, la solidaridad, etcétera. De aquellos
polvos vienen estos lodos. Nos quejamos constantemente de que los
jóvenes se incorporan al mundo de las drogas muy prematuramente.

Estamos en una sociedad de consumo compulsiva y ese es el espejo en
el que se miran nuestros hijos, nuestros vecinos, nuestros sobrinos y
todas las personas que desgraciadamente caen en el mundo de la droga.

Una sociedad de consumo compulsiva en la que obviamente los jóvenes
son los sujetos más propicios para caer en las trampas.

Decía yo antes, se me olvidó finalmente el argumento, que no sé hasta
qué punto son válidas las estadísticas que tenemos, porque es verdad
que los jóvenes se incorporan mayoritariamente al consumo del
alcohol, mezclado con drogas de síntesis y de diseño, que tiene
consecuencias nefastas para la salud, pero también
es verdad que no son los únicos consumidores de drogas. Hay un
sesgo de consumidores de drogas de clases medias y clases medias
altas que hacen vida normal, que no se les conocen patologías
sociales asociadas y que por consiguiente pasan por ser personas
absolutamente normales, porque además lo son, porque consiguen
integrar la droga en su vida -eso también es posible- y desarrollar
actividades y ser ciudadanos normales. Recientemente hemos podido
leer todos en los periódicos que los periodistas han hecho
investigaciones en algunos parlamentos europeos donde se han
encontrado restos de consumo de cocaína en los servicios. Eso también
hay que tenerlo en cuenta. Y sobre ese sesgo de población social no
actuamos. No actuamos y eso también es cerrar los ojos y abordar el
problema desde la doble moral de que lo de las drogas es una cuestión
de rojos, que viven en los distritos del sur, que son varones
generalmente. Me estoy refiriendo al estudio que el Ayuntamiento de
Madrid, con dinero de los ciudadanos, ha publicado. No es una
invención de esta diputada.

Para terminar, señora ministra, uno de los principios de actuación
que señala el Plan nacional de drogas en torno a la prevención es la
estrategia de la promoción de la educación para la salud, que es
clave en este tema como en cualquier otro tema de salud pública. Pero
la prevención, señora ministra, precisa de un soporte científico
y riguroso y de todas las acciones que se emprendan con el suficiente
rigor para que se pueda asegurar una mayor eficacia. Y en ese camino
de quitarnos el miedo, de quitarnos los prejuicios y de intentar
abrir nuevas vías de diálogo y de reflexión en esta Comisión, esté
usted segura, señora ministra, que va a encontrar la mano tendida del
Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida y de esta diputada,
pero siempre -como he dicho claramente antes- en la vía de avanzar en
políticas que nos permitan llevar la luz donde haya oscuridad, en
políticas que nos permitan que, cuando se plantea el binomio droga-
libertad, no haya predominio por encima de la libertad, porque en
ningún caso este predomino es legítimo, ni nadie tiene derecho a
prohibir a nadie que haga el uso legítimo que quiera de la libertad
individual de la que puede disponer. Por tanto, educación, prevención
y formación de los sanitarios para el tema de droga, porque si a lo
que tenemos que recurrir en el siglo XX y en los albores del siglo
XXI en este país y en otros países europeos es a que los padres,
rompiendo el principio de la confianza en la que debe basarse la
relación padre-hijo, recurran a los parches, para saber si sus hijos
consumen droga, esto es un signo más, señora ministra, de que hemos
fracasado. Espero de su buen juicio y de su sensibilidad que tome
usted buena nota de mi intervención, porque, créame, no hay nada que
más desee en el mundo que seamos capaces de encontrar el camino para
empezar a ver un poquito de luz al fin del túnel. Después decasi 30
años trabajando en este tema, tengo que confesar



Página 341




que, a pesar de los esfuerzos de coordinación, a pesar de los
esfuerzos de programas de prevención, a pesar de todo el trabajo que
se ha hecho en este país, que se ha hecho mucho, sinceramente creo
que estamos muy alejados de encontrar las soluciones.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Entesa Catalana de Progrés, tiene
la palabra el senador don Joan Sabaté Borràs.




El señor SABATÉ BORRÀS: Señor presidente, señora ministra, señorías,
en primer lugar quiero agradecer también, señora ministra, su
presencia ante esta Comisión para exponer los programas de su
Ministerio en el tema que nos ocupa, que es la lucha contra el
problema de la droga. Compartimos lo que parece ser el criterio de su
Ministerio de la necesaria insistencia en la prevención. Con todo, el
problema que nos toca, el problema de la lucha contra la droga es un
problema que no por falta de voluntad política es un problema difícil
de resolver y que persiste y es un problema con soluciones a largo
plazo. Pese a esa voluntad de su Gobierno de insistir en la lucha
contra la droga y en la prevención, y buena parte de su intervención
se ha centrado en esos programas, entendemos que ese esfuerzo tendría
que incrementarse, en colaboración sobre todo -y usted en la
respuesta a los portavoces que me han precedido ha hecho referencia-
con las comunidades autónomas y especialmente con los ayuntamientos.

Celebro la voluntad que tiene usted como ex alcaldesa en ese sentido.

Yo comparto también mi condición de senador con la de alcalde y puedo
decir que los ayuntamientos, como ocurre a menudo, actúan más con
buena voluntad que con medios. Por tanto, es necesaria esa aportación
de medios desde las administraciones superiores y especialmente desde
el Estado, porque los ayuntamientos, por lo que siempre hemos dicho,
por la proximidad -y usted aludía a ello-, por el conocimiento
directo del tema, pueden hacer una política seguramente más eficaz en
algunos casos que la que se puede hacer desde otras administraciones.

Y en la colaboración con las comunidades autónomas, pese a que tengan
competencias exclusivas en materia sanitaria, los planes de
prevención son absolutamente necesarios, porque parte de estas
campañas pasan por los medios de comunicación, muchos de los cuales
tienen un ámbito estatal. Por tanto, sería importante coordinar estas
campañas e insistir en ellas precisamente a partir de la aportación
de más medios.

Desde el punto de vista de la actuación de su Ministerio, entendemos
que sería necesario hacer un esfuerzo importante de colaboración
entre lo que son los profesionales que están trabajando en el campo
de la lucha contra la droga y lo que son los profesionales sanitarios
que trabajan en la asistencia primaria. En muchos casos estamos ante
una verdadera saturación de los centros específicos de tratamiento de
las personas que tienen
adicción a la droga y en cambio precisamente los centros de
asistencia primaria, tanto por vía de urgencias como de las consultas
ordinarias, muchas veces tienen que atender estos problemas sin tener
la necesaria preparación y sin la necesaria coordinación de los
profesionales que están en esos centros con aquellos profesionales
que específicamente están trabajando en el campo de la lucha contra
la droga. También creemos que es absolutamente necesaria la
colaboración de estos expertos que están trabajando en este campo con
el resto de los trabajadores sociales. Muchas veces la persona que
tiene una adicción llega a los centros de tratamiento cuando el
problema está muy avanzado. Estamos ante un problema que causa un
rechazo social y muchas veces las familias no llevan al toxicómano al
centro hasta que realmente ese problema ha tomado una cierta
envergadura y es de difícil solución. Precisamente los trabajadores
sociales de ayuntamientos y de comunidades autónomas, están
trabajando, por decirlo de alguna forma, en la calle, cerca de la
sociedad y son los que pueden tener un papel muy importante en estas
campañas de prevención y una actuación rápida, una actuación más
eficiente, sin duda, en el tratamiento de este problema.

Finalmente, para terminar esta intervención, quisiera decirle que
compartimos la voluntad expresada por el portavoz de Coalición
Canaria cuando decía que los programas de lucha contra la droga deben
ser a largo plazo, precisamente por lo que decía antes de que es un
problema que por desgracia va para largo, y estar hechos sobre la
base del consenso parlamentario, consenso para el que puede contar
con la modesta aportación de nuestro grupo.




El señor PRESIDENTE: Habida cuenta de que no está la portavoz del
Partido Nacionalista Vasco, pasamos al grupo siguiente, el Grupo
Socialista.

Tiene la palabra el diputado don Alberto Fidalgo.




El señor FIDALGO FRANCISCO: Señor presidente, señorías, señora
ministra, me sumo al carro de los agradecimientos por su
comparecencia y me corresponde, de alguna manera, manifestar la
opinión y la posición del Partido Socialista ante esta cuestión tan
importante como es la lucha que la sociedad en general tiene contra
las drogas. Insisto en que agradezco la comparecencia. Nos ha
expuesto de una manera bastante clara y somera las actuaciones que
digamos que a grandes rasgos el Ministerio de Sanidad y Consumo
propone para los próximos años y ha concretado más algunas de las que
se han realizado durante estos años.

Creemos que en este aspecto debe haber efectivamente un consenso
generalizado de todos los grupos, porque es un problema muy
importante que debe estar alejado de luchas muchas veces partidistas,
pero también tenemos que decir que, compartiendo la preocupación de
toda la sociedad y de todos los grupos, reconocemos



Página 342




que la responsabilidad primera en la actuación la tiene el Gobierno.

Y nos gustaría que la responsabilidad y no sólo la responsabilidad
sino el liderazgo en este tema lo tuviera el Ministerio de Sanidad,
en detrimento de las posiciones que últimamente se vienen de alguna
manera exponiendo de liderazgo de políticas coercitivas respecto al
Ministerio del Interior, dada la ubicación del Plan nacional de
drogas. Nos gustaría, insisto, que de alguna manera el liderazgo lo
ejerciéramos a través de las posiciones de Sanidad, como base
fundamental, como he explicado anteriormente, de que es un consenso
generalizado que en este momento las drogadicciones se consideran una
enfermedad y así debe ser tenido en cuenta.

Al margen de las pinceladas de intenciones en las que seguramente
todos estamos de acuerdo, querría recordarle que hay una estrategia
ya definida perfectamente y generalmente consensuada, por lo menos en
sus grandes líneas. Esa estrategia va del año 2000 hasta el 2008,
pero tiene una frontera ya muy clara en el 2003, en donde se fijan
unos objetivos muy claros que hay que cumplir para ese año. Me
gustaría mucho concretar todo lo que hemos dicho en estos objetivos
que tenemos que tener resueltos en el 2003 con la responsabilidad del
Gobierno pero también con el apoyo de todos los grupos, en la medida
en que estas políticas fueron consensuadas. Reafirmamos la opinión de
que el punto básico de estas cuestiones es la prevención, entendida
como formación y educación, sobre todo educación para la salud, y que
debe ser, además, una política basada en la sinergia de actuaciones,
es decir, que todas las actuaciones que se lleven a cabo desde los
diferentes Ministerios, desde diferentes planes e incluso desde
diferentes ámbitos, coincidan en la misma estrategia y en el mismo
impulso para conseguir estos objetivos.

Evidentemente tenemos que tocar todos los ámbitos, sobre todo el
laboral, el familiar, el comunitario, el de la comunicación social,
como se ha dicho anteriormente, pero desde el punto de vista de la
responsabilidad directa del Ministerio de Sanidad y Consumo creo que
hay dos ámbitos fundamentales: el primero de ellos, el escolar y no
por la cuestión simplemente educativa, sino por lo que representan
como ejemplo los propios profesionales de la educación. La verdad es
que en este momento el 72 por ciento del profesorado aborda alguna
vez temas relacionados con drogas, pero sólo el 18 por ciento lo
realiza de una manera sistemática y sólo el 25 por ciento del
profesorado tiene formación y al mismo tiempo aborda con esa
formación este problema de las drogas; desde el punto de vista
sanitario, ahí tenemos una importante colaboración con el campo
educativo. Hay que tener en cuenta, además, que entre los 14 y 18
años -ó entre los 13 y los 18, como acaba usted de exponer y como más
o menos se da por cierto en todos los estudios- es la época
problemática del inicio en el consumo de drogas. En este
aspecto, creemos que, además de la cuestión y del ámbito educativo,
hay una responsabilidad mucho más directa del Ministerio de Sanidad y
Consumo, que es el ámbito estricto de la salud, en el campo de la
prevención y también en el campo de la reducción de daños. Le
recuerdo de alguna manera que en el año 2003 todos los planes
autonómicos deben estar ya en marcha, todos los que contemplen los
protocolos de diagnóstico precoz y consumos responsables; que el 25
por ciento de los equipos de atención primaria deben tener en el año
2003 en su cartera de servicios programas que traten el tema de las
drogas, tanto en el aspecto de detección precoz como en el del
tratamiento; que el 25 por ciento de las zonas de salud tienen que
tener programas de daños y las ciudades con más de 50.000 habitantes
deben tener instalados ya estos programas; que en todas las ciudades
capitales de provincia tienen que tener servicios de emergencia en
todo lo relacionado con las drogas; que debemos haber conseguido que
se haya reducido un 25 por ciento la vía parenteral como vía de
drogadicción, al mismo tiempo que la reutilización de las
jeringuillas se haya rebajado en un 20 por ciento.

Son objetivos muy concretos que no sólo tenemos que marcarnos -ya
están marcados en la estrategia- sino que tenemos que conseguir.

También que la formación de los profesionales en la atención a
drogodependientes se haya cubierto en un cien por cien, es decir, que
el 100 por cien de los profesionales, que en este momento es una
cuestión voluntarista, tengan una formación adecuada en su trabajo.

Al mismo tiempo, estamos totalmente de acuerdo con lo que ha
comentado sobre el tema de las farmacias en cuanto al cambio de
jeringuillas, a la información e incluso en cuanto a la dispensación
de metadona, si se llegase a esa situación. Hay otros aspectos
sanitarios también muy importantes en el entorno de las
drogadicciones que tenemos que ir resolviendo ya, porque en el año
2003, insisto una vez más, tenemos que tener, por ejemplo, la
profilaxis del tétanos, de la hepatitis B y de la tuberculosis al
cien por cien, pero no sólo para los drogadictos sino para su entorno
familiar y para aquellas personas que tengan riesgo de padecer, por
ejemplo, tuberculosis. En los programas de reducción de daños,
tenemos un trabajo arduo para conseguir resultados satisfactorios en
el año 2003 en cuanto a la relación que hay del alcohol y el tabaco
con los accidentes de tráfico y la violencia, incluida la doméstica,
que tanto preocupa en este momento a la sociedad.

Los programas de agonistas, metadona, heroína, etcétera, hay que
afrontarlos ya. Hay en este momento estudios de programas de heroína,
van a salir los resultados en el año 2001 y tendremos que obrar en
consecuencia con respecto a esos resultados, que por ahora van en
sentido positivo; es decir, van a introducir en determinados casos
los tratamientos con heroína. Los programas de centros
penitenciarios, que usted citó también, son fundamentales porque no
hay más que



Página 343




recordar que de la población reclusa en España, 40.000
aproximadamente, el 50 por ciento son toxicómanos, y de esos 20.000,
8.000 son seropositivos, con VH positivo. Esto nos da una idea, al
margen de las cifras, de una tragedia importante que en este momento
tiene la sociedad; pero como se desarrolla dentro de las cárceles
y está matizada por diferentes cuestiones, probablemente no le damos la
importancia que realmente tiene a la tragedia no sólo sanitaria sino
humana que representa eso. Hay que recordar también que de esos 8.000
VH positivos el 87 por ciento son procedentes de la drogadicción por
inyectables, coincidiendo con usted en la preocupación importante que
debemos tener sobre la reducción por esas vías.

Ante estos objetivos (pido a la ministra que lidere el impulso que
debe dar el Gobierno en este camino), nos encontramos decepcionados.

Hay que tener en cuenta que tenemos cuatro años hasta el 2003 y
estamos ya en el primer año presupuestario, y debería haberse hecho
un esfuerzo que, a nuestro juicio, no se ha hecho, por ejemplo, en la
lucha contra el tabaquismo, porque debemos considerarle, al margen de
la frivolidad con que muchas veces tratamos, un tema importante. Yes
importante si recordamos que al año se producen 60.000 muertes en
España relacionadas con el tabaquismo. Está considerado como droga,
usted ha insistido en ello, y debemos tratarlo con el dramatismo y el
rigor necesario, ya que las muertes directas por sobredosis en España
en este momento no llegan al millar. Lo digo comparativamente, aunque
sé que la incidencia y la permisibilidad social es diferente. Para la
lucha contra el tabaquismo este año es exactamente el mismo
presupuesto que el año pasado, no se incrementa nada.

En políticas sanitarias contra las enfermedades emergentes tampoco se
aumenta este año el presupuesto respecto al del año pasado. Respecto
a los proyectos de promoción de la salud, hay tres estudios y cinco
proyectos a nivel global, pero necesitaríamos mucha más insistencia
en ese campo.

En cuanto al incremento a la orientación preventiva y promoción de la
salud en el sistema asistencial y docente, todo el esfuerzo
presupuestario es igual al del año pasado. Teniendo en cuenta que en
este momento la preocupación por el tema de la drogadicción va
variando, debería ser más importante respecto al alcohol, al tabaco y
al consumo de drogas por parte de la población más joven. No hace
falta recordar esto, pero está mucho más relacionado con personas
adultas, con lo cual se resta dramatismo, pero nuestros hospitales y
nuestras unidades de digestivo están atiborradas de las consecuencias
del consumo del alcohol que, aunque fue una droga tolerada
socialmente, por ello no deja de tener efectos absolutamente
dramáticos. Finalmente, quería concretar, sobre los temas de
investigación, que los Presupuestos Generales del Estado no los
recoge adecuadamente, sobre todo en comparación con el reto tan
importante que la sociedad se ha marcado de una
manera bastante consensuada con respecto al año 2003 y al año 2008.

Hay cambios de tendencia que es necesario analizar y hay que tener en
cuenta los factores epidemiológicos y las repercusiones agudas y
crónicas de las nuevas drogas.

Respecto al consumo de drogas, todos conocemos las posiciones de
liderazgo que ejerce nuestro país en cuanto a la cocaína, éxtasis,
anfetaminas y el alto consumo de alcohol. En este sentido pediría a
la ministra que lidere ese cambio cultural, en el que estamos
absolutamente de acuerdo, y que empezaría por que en los hospitales
se cumpla de verdad el decreto para que el personal sanitario no fume
ni tampoco en las escuelas. Como profesional sanitario, creo que se
ha frivolizado mucho esa cuestión y es un tema que se utiliza como
escudo por parte de muchos fumadores con mucha lógica y no deberíamos
proporcionar esa disculpa.




El señor PRESIDENTE: Habida cuenta de que ahora sí está doña
Margarita Uría, diputada del PNV, tiene la palabra su portavoz.




La señora URÍA ETXEBARRÍA: Disculpe la señora ministra porque cada
vez que comparece me encuentra entrando y saliendo de un sitio a
otro, pero es que estoy a la vez en la Comisión en la que se dilucida
la ley de acompañamiento y me acabo de constituir como subcomisión de
inmigración. Agradezco que tengan la atención de permitirme
intervenir ahora y debo felicitar a la señora ministra porque el tono
general de su intervención me ha gustado por los aspectos que
apuntaba, si bien quiero hacer una pequeña queja en relación con la
forma en la que esta Comisión se constituye y cómo queda definido su
objeto social. Estuve a punto de manifestarlo ya en el Pleno en el
día de su constitución, pero fue por asentimiento, sin dar
posibilidad de intervención a los grupos, y me parece que el acuerdo,
cuando dice que tiene como tarea el seguimiento de las acciones que
se desarrollan para luchar contra el tráfico y el consumo de drogas
así como para la prevención, rehabilitación y reinserción social de
las personas afectadas por el consumo, no cumple estrictamente el
contenido del punto 2 del artículo 50 del Reglamento, cuando dice que
el acuerdo de creación fijará el criterio de distribución de
competencias entre la Comisión creada y las que en su caso puedan
resultar afectadas. En este caso, de lo poco que he podido oír a la
señora ministra y a alguno de los intervinientes, es evidente que,
además de con la sanidad, esta Comisión choca con justicia e interior
-se hablaba de los penados drogadictos-, con bienestar social, con
educación y todos estos perfiles no aparecen suficientemente nítidos
o desbrozados en relación con el contenido de la Comisión, lo cual,
salvo en el caso de las competencias legislativas que evidentemente
esta Comisión como mixta no las tiene, aboca a las duplicidades, lo
que en cierta medida termina por parecer que una comisión es



Página 344




testimonial respecto de otra o que tiene menos importancia que
respecto de otra. Parecería que los expertos sanitarios
fundamentalmente se dilucidan en sanidad y aquí viene todo como una
bolsa. Me parece que el cometido concreto que tiene esta Comisión en
sí, el problema de la drogodependencia en todas sus facetas,
merecería un trato más respetuoso en cuanto a los perfiles concretos
que le corresponden a esta Comisión.

Dicho lo cual, señora ministra, me gustaría hacer alguna referencia
con relación a su intervención, preguntándole, en primer lugar, si
efectivamente a día de hoy se puede decir si existe plena integración
de las actuaciones relativas a drogodependencias en los servicios
públicos, de la misma forma que existen en algunas comunidades
autónomas y existe total equiparación del enfermo drogodependiente
con las demás personas que requieren servicios sanitarios. En segundo
lugar, si se procura una oferta terapéutica integral y se coordinan
los recursos sanitarios con los demás recursos comunitarios y
sociales. Me parece que es importante que en determinados ámbitos -el
vasco es el que más conozco- se haya operado un importante cambio en
relación a los fines de la atención sanitaria. La filosofía de la
reducción de riesgos y programas de objetivos intermedios se ha
convertido en las piedras angulares de la asistencia a las personas
drogodependientes en la red sanitaria pública y me gustaría saber si
es también en la estatal.

Hasta hace relativamente poco, el objetivo casi exclusivo terapéutico
de la desintoxicación o deshabituación de la persona drogodependiente
ha sido ampliado y completado con una oferta de tratamientos que
admiten grados y ritmos diferentes, según las peculiaridades de los
afectados, y se intenta tanto la desintoxicación y deshabituación
como la disminución de riesgos, la prevención de daños y la mejora de
las condiciones generales de las personas drogodependientes, que en
algunos aspectos sí ha abordado la señora ministra, pero en otros me
gustaría conocer mayores pormenores. Igualmente me gustaría saber si
se manejan indicadores sanitarios en relación con los
drogodependientes.

Se ha hablado ya del indicador que supone el abuso del alcohol e
incluso el abuso del tabaco que, desde nuestra perspectiva, debe ser
considerado droga. Pero también nos gustaría saber, entre las
toxicomanías no alcohólicas, si descienden y si descienden en general
o si el cambio es simplemente respecto del tipo de droga consumida,
ahora más las de diseño, antes las tradicionales, heroína o cocaína;
si la heroína sigue siendo la droga ilegal que provoca más demandas
de tratamiento y también la que mayor frecuencia provoca de
tratamientos exigibles en las urgencias; si existe algún estudio
sobre la evolución de los pacientes, que llamaré entre comillas
conocidos y los pacientes nuevos, es decir, quienes acceden a la
condición -triste condición, por cierto- de drogadictos y si hay
diferencias
de perfil y de pautas entre unos y otros y también cambios en los
tratamientos a que se les somete; es decir, si antes era más normal
el internamiento, ahora se prefiere más no desgajarles de su entorno
y se tiende a lo ambulatorio.

Respecto a las vías de consumo, supongo que el Ministerio tendrá
estudios porque el miedo al sida y la hepatitis creo que han jugado
una importantísima baza en los últimos tiempos respecto de esas
cuestiones -y perdóneme, señora ministra, si ya lo ha manifestado-
y quisiéramos conocer si hay descenso en los infectados de sida por vía
de adicción a distintos tipos de droga y si hay -o por lo menos así
se percibe en el ámbito vasco- un cierto descenso en la venta y
petición de entrega de jeringuillas en los programas habidos en
farmacias.

Por último -y sé que han aludido a ello distintos intervinientes-,
para nosotros el gran agujero negro sigue estando en la población
reclusa. Cierto es -y la señora ministra ha aludido a ello- que
existen programas en distintas prisiones, y entre ellas dos de las
que están ubicadas en el País Vasco, pero la idea que existe es de un
cierto parón en los últimos tiempos; parón sin duda motivado por
razones económicas -que no de otra índole, de eso estoy prácticamente
segura-, pero me gustaría saber si existen previsiones de esos
centros -me parece que son cinco o seis- en los que ya existen estos
programas. Nos gustaría saber si se piensa extender a todo el
territorio del Estado y si se tiene noticia de que vaya a ser posible
con las previsiones presupuestarias.

Haré una última referencia a la trascendencia que ha tenido, desde el
punto de vista de algunos, la sentencia del Tribunal Supremo respecto
de penados, drogadictos, habida allá por el mes de abril, cuando se
consideró que el internamiento terapéutico no era solamente adecuado
para aquellos condenados a penas de menos de dos años, sino también
para aquellos que tenían condenas más graves. Distintos medios de
comunicación tan variados como El País o el ABC, la recibían con
igual espíritu positivo y consideraban que podía producir en la
población carcelaria modificaciones de hasta el 50 por ciento,
teniendo en cuenta que este número de penados eran los que podían
tener problemas de toxicomanías y un 30 por ciento cumple condenas
por delitos relacionados con la droga. Ciertamente tiene un aspecto
más vinculado al Ministerio del Interior, pero también al sanitario
en cuanto que el tratamiento terapéutico debiera depender de su
ministerio y en esta medida le formulo la pregunta: si se ha valorado
la importancia que, de generalizarse esta jurisprudencia para
nosotros muy positiva, tendría en la sanidad.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la
palabra don Jesús Pérez Corgos.




Página 345




El señor PÉREZ CORGOS: Quiero comenzar mi intervención agradeciendo a
la señora ministra su comparecencia ante esta Comisión -comisión no
legislativa- para el estudio del problema de las drogas, utilizando
la terminología que nos apuntaba la señora Castro.

Como ve, señora ministra, en general en esta Comisión de estudio
reina un importante consenso en el sentido de que todos entendemos
que la política a seguir en relación con los drogodependientes es la
de considerarlos como enfermos; hemos asumido esa nueva cultura. Hay
un consenso también en que las políticas sobre drogas han de estar
marcadas, fundamentalmente, por la prevención. Por ello, yo quiero
agradecer especialmente que S.S. haya hecho un especial hincapié
o haya iniciado con especial énfasis su intervención, abordando el
problema de las denominadas drogas legales, aquellas drogas que están
socialmente admitidas, pero cuyo abuso genera auténticos dramas. Se
ha hablado ya por parte del portavoz del Grupo Parlamentario
Socialista de las consecuencias del tabaco, también de las
consecuencias del alcohol. El abuso de una droga legal, socialmente
admitida, como el alcohol da lugar a dramas personales, familiares,
sociales, económicos y genera violencia doméstica. Somos conscientes,
aquellos que en la década de los ochenta iniciábamos la aplicación de
la Ley del divorcio, que una de las causas que se esgrimía con mayor
frecuencia entre los tribunales de justicia era precisamente el
alcoholismo.

Señora ministra, quiero hacer especial hincapié en el énfasis que ha
hecho en la colaboración con las organizaciones no gubernamentales y
la incorporación paulatina de colectivos de profesionales al ámbito
de la lucha contra la drogadicción. Me parece importante destacar
como corolario de su intervención sus última palabras. Ha dicho que,
para conseguir unas generaciones futuras sanas y autónomas, esa
responsabilidad es de todos. Por lo tanto, al margen de liderazgo en
cuanto a la política sobre drogas, el Grupo Parlamentario Popular
entiende que es una responsabilidad de todo el Gobierno y de toda la
sociedad en su conjunto, también, como S.S. ha destacado, de las
comunidades autónomas y de los ayuntamientos que están recibiendo la
información y el asesoramiento del Ministerio de Sanidad y Consumo.

Para finalizar quiero manifestar que en los Presupuestos Generales
del Estado las partidas señaladas para la lucha contra el tabaquismo
no aparecen como tales, aparecen, sí, englobadas en los programas
genéricos de transferencias a las comunidades autónomas, que son las
últimas responsables en esta materia. Y en los Presupuestos Generales
del Estado para el año 2001, quiero recordar que, respecto al año
2000, experimentan un incremento del 18 por ciento. Señora ministra,
le animo a continuar en esta labor, en las líneas que ha dejado
señaladas, y le agradezco, además,
que se haya ceñido a las responsabilidades de su Ministerio, que son
responsabilidades de prevención y de atención o reducción del daño.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra la señora ministra de Sanidad y
Consumo.




La señora MINISTRA DE SANIDAD Y CONSUMO (Villalobos Talero): Celebro
que esta Comisión -y así lo he podido observar por la participación
de cada uno de los portavoces de las diferentes comunidades
autónomas-, desde ese consenso y diálogo permanente, pueda seguir
avanzando para luchar contra las drogas, buscando soluciones
concretas a problemas muy concretos. Fruto de ese consenso es el plan
estratégico que se aprueba contra las drogas que, como bien ha dicho
el señor Fidalgo, el Ministerio de Sanidad tiene unos plazos dados
por el plan estratégico sobre qué debemos hacer desde nuestro ámbito
para preparar el Sistema Nacional de Salud. Lógicamente, en el
Consejo Nacional de Salud estamos trabajando en ello puesto que, como
sabe, tienen competencia organismos muy variados, desde el propio
sistema sanitario, la asistencia primaria y especializada, como el
Instituto Carlos III en lo que significa de investigación, como la
propia universidad, como la política de salud pública que depende
exclusivamente de las comunidades autónomas, las consejerías de
educación, que también tienen transferidas las competencias
educativas y, por lo tanto, internamente en el Consejo
interterritorial es donde entendemos que debe plantearse esta
preparación para la adecuación de nuestro sistema sanitario público a
los compromisos adquiridos en esta Comisión, de forma absoluta por
todos los partidos representados en esta Cámara, y en ello estamos
trabajando de forma decidida.

El tema de las drogas hay que verlo sin prejuicios, es decir, sin
juicios previos, y me refiero a una intervención de la portavoz del
Izquierda Unida. Yo no he querido hacer un análisis global de las
drogas y cómo este país ha evolucionado, igual que otros muchos.

Además, no creo que sea este el motivo de mi comparecencia. Esto no
es una tertulia entre nosotros o una mesa redonda sobre qué
consideramos que son las drogas y cuáles son las medidas adecuadas
para cada caso, porque estaríamos debatiendo horas y horas y no creo
que este sea el ámbito más adecuado.

Sinceramente, en el tema de las drogas y en lo que me compete en este
momento en el Ministerio de Sanidad, lo único que intento es aportar
soluciones a problemas muy concretos. Si quiere la señora portavoz,
un día podemos tener un debate filosófico -también ideológico si
quiere- porque eso de los rojetes está muy pasado de moda. Decir que
el tema de las drogas es cosa de rojos, está bastante pasado de moda.

En cuanto a los problemas que tenga el Ayuntamiento de Madrid, allí
hay representantes de todos los partidos



Página 346




políticos, incluido el suyo, para debatirlos hasta la saciedad, desde
el punto de vista que consideren oportuno. No creo que esta Comisión,
ni ninguna otra de este Parlamento, sea para debatir cuestiones que
afectan a ayuntamientos, porque todos podemos poner ejemplos de
ayuntamientos y en todos los sentidos que queramos. Y esto lo dice
alguien que ha pertenecido durante cinco años a esa estructura de la
Administración y que cree conocerla bastante bien. Y he sido miembro
de la FEMP y de todo lo posible. Por tanto no nos brindamos ahora a
traer lo que han hecho determinados ayuntamientos, porque todos nos
podíamos llevar muchas sorpresas. Creo que eso está en el ámbito en
que tiene que estar. Desde los partidos representados en el
Parlamento se debe hablar de la labor tanto de control como de
aportación de soluciones por parte de la Administración.

No voy a relacionar droga con delincuencia, pero es cierto que el uso
de determinadas drogas provoca delincuencia. Eso es así. También
provoca la marginación, la exclusión social, muchos problemas. Pero
creo que esto está bastante consensuado en esta Comisión, porque en
esas estrategias para la lucha contra la droga se hace un análisis
exhaustivo, claro, preciso y conciso de este problema. Por tanto,
este consenso ya existe de forma clara.

A algunos portavoces, sobre todo a la portavoz del PNV, que
interviene tanto en esta Comisión, a la que es la primera vez que
vengo, como en la de Sanidad, le sugiero que algunas de las preguntas
que me hace, aunque comprendo que tiene muy poco tiempo, las haga por
escrito, porque es imposible contestarle en este momento con la
concisión y precisión con que ella me las plantea normalmente.

Sin embargo, como he dicho al principio en la contestación al
representante de Convergència i Unió, que no estaba presente, lo que
pretendemos es que haya datos estadísticos fiables desde el punto de
vista científico. Y con esto contesto también al senador
representante de Entesa Catalana de Progrés, en el sentido de que
esas estadísticas sean fiables.

El señor Fidalgo, diputado representante del Grupo Socialista, hace
uso de unos datos, que pueden ser ciertos o no. Por ejemplo, el año
pasado se publicó este informe, a instancia del Ministerio de Sanidad
y Consumo, respecto del alcohol y su abuso e impacto socioeconómico.

Los propios autores del informe hacen un análisis global y hablan de
la dificultad para poder evaluar claramente los datos económicos que
contiene. En su conjunto, el gasto sanitario del Sistema Nacional de
Salud, en todos los ámbitos de urgencia, de pérdidas materiales, de
recursos adicionales, de centros especiales, visitas ambulatorias,
hospitales, etcétera asciende a 637.000 millones. Evalúa los gastos
directos en 228.400. El conjunto -repito- que este país ha invertido
en el ámbito de los ministerios de Educación, de Trabajo y de Sanidad
(que comprende el impacto económico
del consumo excesivo de alcohol, el absentismo laboral, la
pérdida de productividad, etcétera) ascendió a 637.700 millones de
pesetas en el año 1997. Es una aproximación. Creo que es una de las
primeras aproximaciones serias que se han hecho, pero sigue siendo
una aproximación. Por eso, en ese sentido, seguimos trabajando para
tener unos datos fiables, que se puedan aplicar en casos muy
concretos y podamos tomar medidas en algunos de los campos que
ustedes a lo largo de esta legislatura van a tener que examinar en
esta Comisión.

Prevalencia en el consumo de las distintas drogas de la población
española. Debo confesar que me he traído más datos de alcohol y
tabaco, porque en este momento, desde el Ministerio de Sanidad, otras
drogas ya están perfectamente delimitadas en el ámbito sanitario.

Y no es cierto que la cocaína no produzca efectos sanitarios, que los
produce, y gravísimos, exactamente igual que la heroína. Pero es
cierto que la heroína se consume menos -y ahí la representante del
PNV debe encontrar la respuesta- por cuestiones como la posible
infección del sida, que ha hecho que muchos heroinómanos se pasen a
otro tipo de drogas o que en vez de inyectársela la consuman de otras
formas. Todos los que estamos aquí, y especialmente algunos
representantes que colaboran de forma voluntaria en muchas de estas
organizaciones no gubernamentales, conocemos en profundidad cómo se
consume hoy la heroína, que no es precisamente vía inyección sino vía
parenteral. Efectivamente, este es el problema de las cárceles y
estamos trabajando de forma decidida y vamos a seguir invirtiendo.

Además, señora Uría, vamos a seguir insistiendo. Estamos trabajando
para que el reparto de jeringuillas llegue al conjunto de los centros
penitenciarios del territorio nacional, porque las experiencias que
se han llevado a cabo hasta ahora han sido profundamente positivas.

También estamos analizando la sentencia sobre presos por cuestiones
de droga, y debo decirle que fue la Comunidad Autónoma de Galicia la
primera que me lo planteó. Alos cinco días de ser ministra me
encontré ya encima de la mesa esta preocupación. Estamos analizándola
porque va a significar un cambio muy importante en los propios
centros penitenciarios, pero sobre todo un cambio muy importante en
la cultura de la lucha contra la droga, porque tenemos la obligación
de crear centros de prevención, centros con un coste económico
importante, para el conjunto de la población penitenciaria, que
también estamos analizando y evaluando, y hemos de tener en cuenta a
las comunidades autónomas y a los propios ayuntamientos en esta
política. Si no, no tendría sentido. Si no, es imposible, señora
Uría. Haríamos otros centros penitenciarios diferentes pero seguirían
siendo centros penitenciarios. Por tanto, no se trata de crear guetos
dentro del gueto, se trata realmente de, aplicando esas sentencias,
conseguirla prevención. Que prime la prevención y la rehabilitación



Página 347




frente al castigo, a lo punitivo que comprende y a la obligación de
cumplir un castigo social para los delincuentes, para los que han
cometido delitos en contra de las propias normas establecidas en una
sociedad democrática como la nuestra.

En este caso, la sentencia habla más de rehabilitación. Permítanme
que diga que es un concepto absolutamente revolucionario en el ámbito
carcelario y, por tanto, tenemos que hacer un esfuerzo entre todos,
insisto, para no convertir las prisiones en segundos guetos, sino
para que realmente la rehabilitación sea el eje fundamental de esta
diferenciación que plantea la sentencia a la que hacía S.S.

referencia.

En ese cambio de cultura me parece duro -siento decirlo y se armará
otro lío, pero qué le vamos a hacer- que un atenuante para los malos
tratos sea el alcohol. La mayoría de las sentencias por malos tratos,
cuando el que maltrata es un hombre ligado a drogas, el alcohol o
cualquier otra, se consideran un atenuante. Yo no sé hasta qué punto
habría que analizar esto. El Instituto de la Mujer plantea que no se
una la violencia doméstica con el uso del alcohol, porque sigue
apareciendo que es un atenuante y yo creo que es un agravante. Porque
la mujer, aparte de tener que aguantar a un alcohólico, que le
golpea, insisto, tiene que sufrir el alcoholismo como atenuante y no
como agravante de un proceso como es el de los malos tratos a las
mujeres, que incluso muchos de ellos acaban en asesinatos.

En la prevalencia de las drogas tenemos datos en estos momentos. El
tabaco, entre 19 y 24 años, se da en el 51,5; entre 23 y 34, es del
49,7. El uso abusivo del alcohol, como todo el mundo sabe, se da en
este momento en España en un 5 por ciento de la población; en el uso
abusivo del alcohol, entre 19 y 24 años, la prevalencia es del 11,6;
entre 25 y 34 es del 8,8. En inhalables, de 14 a 18 años, es del 0,9.

En cannabis, de 14 a 18 años, es de un 22,0; de 19 a 24 es del 21,0.

En cocaína, de 14 a 18 años, es del 4,1; de 19 a 24 es del 6,6, y ya
saben que, como ha dicho la portavoz de Izquierda Unida, la cocaína
es una droga de mayor edad; antes he dado los datos por población
total, y los 20 años es la edad media general. En éxtasis y otras
drogas de síntesis, de 14 a 18 años, la prevalencia es del 3 por
ciento; de 19 a 24 años es del 1,7. En heroína, de 25 a 34 años es
del 0,8; de 35 a 44 años es del 0,7. En otros opiáceos, de 35 a 44
años es del 0,7. Son datos poco equiparables, porque no existen; le
estoy dando los que existen. En alucinógenos, de 14 a 18 años es del
2,2; de 19 a 24 años es del 1,3. En anfetaminas, de 14 a 18 años es
del 3,1; de 19 a 24 años es del 2,9. En tranquilizantes, de 45 a 54
años es del 11,7 por ciento; de 55 años o más es el 9,8 por ciento.

En hipnóticos, de 45 a 54 años es del 2,7 y de 55 años y más es del 6
por ciento. Estas son las prevalencias, de grupos, por edades, del
consumo de todas las drogas. Insisto en que vamos a intentar tener
datos más fiables desde el punto de vista científico, para enviarlos
a esta Comisión.

Quiero agradecer al representante del Grupo Socialista su tono
colaborador. Creo que el hecho de que sea médico influye mucho en su
preocupación por estas cuestiones. Le he contestado ya en parte
diciendo que estamos poniendo ya en marcha los compromisos adquiridos
en esta Comisión por el conjunto de grupos políticos representados en
la Cámara. En el Consejo interterritorial estamos viendo también los
planes autonómicos de salud porque, insisto, creo que es el ámbito en
el que se tienen que ver. Se está haciendo un esfuerzo presupuestario
importante en el conjunto de las políticas y, en este sentido,
también se está haciendo un esfuerzo en todas las comunidades
autónomas que tienen transferida la competencia en sanidad para
enmarcarlo dentro de sus propios planes de salud.

Respecto a las nuevas fórmulas, los parches que planteaba el portavoz
de Convergència i Unió y la portavoz de Izquierda Unida, por ejemplo,
utilizar la heroína cuando la metadona falla, tengo que decirles que
en este momento se están haciendo análisis y estudios porque, como
sabe el señor portavoz del Grupo Socialista, hasta ahora son muy
pocos países los que lo han puesto en marcha y los resultados todavía
no están cuantificados, ni desde el punto de vista científico ni
desde el punto de vista social. Pero hay algo que es cierto y que se
deduce de los primeros estudios a los que hemos tenido acceso. No se
sabe muy bien si la heroína aplicada a los heroinómanos con los que
no se ha obtenido resultado con la metadona ha sido positivo porque
se ha considerado como un todo, es decir, porque los cuidadores
sociales han tenido en esta experiencia una mayor influencia que la
parte sanitaria. Al parecer, los científicos se inclinan por la
presencia de investigadores sociales, por un concepto más social y
menos sanitario de la solución de este problema, y creo que éste es
el camino por el que tenemos que seguir avanzando. Creo que de nada
sirve que se hagan campañas y proyectos (como hacen las
organizaciones no gubernamentales de forma muy importante) para
conseguir que se desenganche un grupo determinado de heroinómanos
o toxicómanos, en su conjunto más amplio, si después no hay un
tratamiento social adecuado. Me estoy refiriendo a empleo, a
aceptación social de ese trabajador, y ahí el Ministerio de Trabajo
está actuando de forma muy decidida porque las encuestas que existen
hasta ahora ponen de manifiesto que, al final, vuelven al mismo
problema del que partieron. Creo que ése debe ser un compromiso y,
por eso, yo insisto mucho en la presencia de los ayuntamientos. O
contamos con los ayuntamientos o es muy difícil resolver este
problema; o contamos con organizaciones no gubernamentales muy
serias, que están trabajando en ello; o contamos con políticas de
adecuación al trabajo o contamos con políticas de formación para la
búsqueda de soluciones laborales y sociales a esos colectivos o no
estaremos encontrando la solución.




Página 348




Creo que esta Comisión es el ámbito adecuado y, por supuesto, estoy
dispuesta a venir tantas veces como ustedes quieran. Pongo al
servicio de esta Comisión los trabajos que estamos elaborando en el
Ministerio de Sanidad y Consumo y, lógicamente, yo me pongo a
disposición de todos ustedes.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora ministra. ¿Algún miembro
de la Comisión quiere intervenir? (Pausa.)
Señor Fidalgo, le rogaría brevedad, si es posible.




El señor FIDALGO FRANCISCO: Muchas gracias, de nuevo, a la señora
ministra, por la réplica.

Por la importancia que tiene el tema y porque debemos huir cada vez
más de las retóricas en estas cuestiones, porque son problemas
concretos -usted lo acaba de decir- y el Ministerio de Sanidad debe
afrontarlos directamente, a mí me gustaría que el Ministerio y la
señora ministra se comprometieran en cuatro cuestiones concretas, con
lo que ya avanzaríamos mucho. En primer lugar, en desarrollar
políticas que sirvan realmente para algo en la franja de edad de 14 a
18 años. En segundo lugar, algo que es una necesidad perentoria en
este momento en el sistema público de salud, que son las camas de
hospitalización para tratamiento de desintoxicación; que las haya,
por lo menos en todas las áreas de salud, en número suficiente y que
se determine de alguna manera qué profesionales son los responsables
de su atención, porque en este momento es interdisciplinaria y,
dependiendo en qué sitios, hay bastantes conflictos, lo que resta
eficacia. En tercer lugar, tenemos que tomarnos en serio, como
ministerio y como sociedad, el problema del tabaco y del alcohol,
como drogas más importantes en este momento, desde el punto de vista
sanitario y también social. En cuarto lugar, el problema
penitenciario, con todo lo que conllevan las toxicomanías con
respecto a los reclusos, por su importancia numérica y por el drama
que supone en cuanto a que son poblaciones que no tienen muchas
facilidades para salir del entorno en el que están.

Yo le rogaría que el Ministerio asumiera esas cuatro cuestiones como
compromiso.




El señor PRESIDENTE: Señora ministra.




La señora MINISTRA DE SANIDAD Y CONSUMO (Villalobos Talero): Señor
Fidalgo, estamos trabajando
en los cuatro compromisos que usted ha planteado, pero en
cuanto a quién es responsable en el sistema sanitario de los
drogodependientes, ya no estoy tan de acuerdo con usted y creo que el
mundo sanitario tampoco lo está. En este momento se tiende más a la
responsabilidad multifuncional y multidisciplinar, es decir, donde
aparecen reflejadas las diferentes especialidades médicas en relación
con áreas clínicas, más que con la responsabilidad unidimensional de
un solo médico, de una sola especialidad. Por lo tanto, malo sería,
cuando nuestro sistema sanitario público tiene esa tendencia, aislar
el problema de la drogodependencia, porque siempre conlleva
enfermedades que van absolutamente concatenadas. No se puede decir
que un proceso de rehabilitación dependa sólo de una especialidad.

¿Cuál, el médico de familia, el especialista, el psiquiatra, el
internista? Yo creo que es bastante más complejo que la única
dirección, pero comprendo que, siendo usted médico, lo quiera
plantear en esos términos. En principio, está en el ámbito de la
asistencia primaria, salvo cuando las cosas se van complicando, que
es algo que ocurre cada vez con más frecuencia en función de los
datos que le he dado. Por supuesto, estos son compromisos que tenemos
que asumir todos.

Respecto a las políticas entre 14 y 18 años, que están más
relacionadas con las políticas educativas y preventivas, tenemos que
estar todos comprometidos, todas las administraciones, tanto la
central como las autonómicas que hoy tienen ya competencia exclusiva
en educación y en salud pública.

Por supuesto, estaremos en esa línea. Yo no sé si liderando. A mí eso
de liderar cada vez me da más miedo, señor Fidalgo. Yo hablaría más
de coordinación que de liderar. Prefiero coordinar, que creo que es
mi obligación; coordinar políticas, transmitir aquellas políticas que
han sido positivas, llevadas a cabo por alguna entidad, comunidad
autónoma, ayuntamiento o ONG , me da igual, para que podamos
realizarlas entre todos. Pero liderar, qué miedo me da, señor
Fidalgo.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora ministra, por su
comparecencia y por su informe. Con el respeto, el cariño y el afecto
de siempre, la despedimos.




Se levanta la sesión.




Eran las dos y treinta minutos de la tarde.