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DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 175, de 24/06/2002
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


PLENO Y DIPUTACIÓN PERMANENTE


Año 2002 VII Legislatura Núm. 175

PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.ª LUISA FERNANDA RUDI ÚBEDA

Sesión plenaria núm. 169

celebrada el lunes, 24 de junio de 2002



ORDEN DEL DÍA:


Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento:


- Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, a petición propia, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento, para informar sobre el Consejo Europeo celebrado en Sevilla los días 21 y 22 de junio de 2002.
(Número de expediente 210/000019.) ... (Página 8752)


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SUMARIO


Se abre la sesión a las cuatro de la tarde.



Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento ... (Página 8752)


Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, a petición propia, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento, para informar sobre el Consejo Europeo celebrado en Sevilla los días 21 y 22 de junio de 2002 ...
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El señor presidente del Gobierno (Aznar López) comparece ante la Cámara para informar sobre el reciente Consejo Europeo de Sevilla y para realizar una valoración de la Presidencia española de la Unión Europea que culminará dentro de pocos
días. Divide su intervención en dos partes: por un lado realiza un balance de la Presidencia española y de los principales avances conseguidos durante estos seis meses y, por otro, explica los resultados del Consejo Europeo de Sevilla.



Se refiere a las prioridades de la Presidencia española que expuso en diciembre del año pasado, como son la lucha contra el terrorismo, dentro del marco de la construcción del espacio de libertad, seguridad y justicia; la implantación del
euro como moneda única; un espacio económico integrado; las reformas en el mercado de trabajo; la integración de los mercados financieros, el transporte y la energía; más Europa desde la defensa de los valores de la democracia, la libertad y los
derechos humanos; el impulso del proceso de Barcelona, relanzando la dimensión mediterránea de la Unión, y el debate sobre el futuro de Europa. Asimismo explica las medidas que la presidencia ha presentado en materia de inmigración y asilo que las
engloba en cuatro pilares: el primer pilar establece una serie de medidas que permiten a la Unión Europea luchar contra la inmigración ilegal; el segundo pilar consiste en la puesta en marcha de una gestión coordinada e integrada de las fronteras
exteriores de la Unión; el tercer pilar consiste en integrar la política de inmigración en las relaciones de la Unión con los terceros países, y el cuarto consiste en la aceleración de los trabajos legislativos en curso sobre la definición de una
política común de asilo e inmigración.



Tras exponer los resultados conseguidos por la presidencia española según los objetivos marcados, considera que éstos han sido alcanzados y que las tareas en cuanto a la ampliación en la reforma del Consejo han sido realizadas, a pesar de
los momentos difíciles en los que España se hizo cargo de la presidencia.



Finalmente muestra su agradecimiento a los distintos Estados miembros, especialmente a Dinamarca, que asumirá próximamente la presidencia, por la colaboración prestada a la Presidencia española; al Congreso de los Diputados por su labor de
seguimiento y apoyo al Gobierno durante estos seis meses; a los ciudadanos que de alguna manera se han visto involucrados en estas tareas, muy concretamente en Barcelona, Madrid y Sevilla, y de modo muy especial a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado, sin cuya profesionalidad y esfuerzos no habría sido posible el trabajo de estos meses.



Intervienen en el debate los señores Rodríguez Zapatero, del Grupo Parlamentario Socialista; Trías i Vidal de Llobatera, del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió); Llamazares Trigo, del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda
Unida; Anasagasti Olabeaga, del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), Mauricio Rodríguez, del Grupo Parlamentario de Coalición Canaria; Rodríguez Sánchez, Núñez Castain, Saura Laporta y la señora Lasagabaster Olazábal, del Grupo Parlamentario
Mixto, y el señor De Grandes Pascual, del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso.



Contesta a todos los grupos parlamentarios, cerrando el debate, el señor presidente de Gobierno.



Se levanta la sesión a las siete y treinta minutos de la tarde.



Se abre la sesión a las cuatro de la tarde.



COMPARECENCIA DEL GOBIERNO ANTE EL PLENO DE LA CÁMARA, DE CONFORMIDAD CON LO DISPUESTO POR EL ARTÍCULO 203 DEL REGLAMENTO.



- COMPARECENCIA DEL GOBIERNO ANTE EL PLENO DE LA CÁMARA, A PETICIÓN PROPIA, DE CONFORMIDAD CON LO DISPUESTO POR EL ARTÍCULO 203 DEL REGLAMENTO, PARA INFORMAR SOBRE EL CONSEJO EUROPEO CELEBRADO EN SEVILLA LOS DÍAS 21 Y 22 DE JUNIO DE 2002.
(Número de expediente 210/000019.)


La señora PRESIDENTA: Se abre la sesión.



Punto I del orden del día: Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, a petición propia, de conformidad


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con lo dispuesto en el artículo 203 del Reglamento, para informar sobre el Consejo Europeo celebrado en Sevilla los días 21 y 22 de junio de 2002.



En nombre del Gobierno, tiene la palabra el presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señora presidenta, señoras y señores diputados, comparezco para informarles del reciente Consejo Europeo celebrado en Sevilla en el marco de las prioridades y objetivos de la presidencia
española. Mi comparecencia tendrá dos partes. En la primera realizaré unos comentarios sobre los objetivos de la presidencia que toca a su fin y, naturalmente, explicaré, en el marco de esos objetivos, los resultados del Consejo Europeo celebrado
en Sevilla.



Cuando expuse ante SS.SS. las prioridades de la presidencia española, en diciembre del pasado año, destaqué que España trabajaría por desarrollar las seis siguientes prioridades políticas. En primer lugar, la lucha contra el terrorismo,
dentro del marco de la construcción del espacio de libertad, de seguridad y de justicia. Este era el objetivo prioritario.
El programa de la presidencia en materia de lucha antiterrorista se ha centrado en cuatro aspectos. El primero ha
consistido en reforzar los instrumentos del Estado de derecho en toda la Unión Europea. Para ello se ha constituido formalmente Eurojust; se ha adoptado la decisión marco sobre definición común del terrorismo y el principio de armonización de
penas; se ha adoptado la decisión marco sobre embargo de bienes y aseguramento de pruebas; se ha avanzado en la ratificación parlamentaria de la decisión marco sobre la lucha contra el terrorismo y la decisión marco sobre la orden europea de
detención y entrega. Respecto de la Euroorden, destaco el acuerdo adoptado por Bélgica, Francia, Luxemburgo, Portugal, Reino Unido, República Federal de Alemania y España para su puesta en práctica el próximo 1 de enero.



El segundo aspecto consistía en el fortalecimiento de la cooperación entre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad de los Estados miembros. Para ello, se han creado los equipos conjuntos de investigación y se ha desarrollado y ampliado el
convenio Europol. El objetivo final de estas medidas es que resulte más difícil que el terrorismo pueda beneficiarse de la diversidad de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y diferentes organizaciones en los Estados miembros.



El tercer aspecto que la presidencia quería desarrollar es reforzar la respuesta de la Unión Europea a las dimensiones actuales del terrorismo La lucha contraterrorista debe incluir la lucha contra la estructura de apoyo del terrorismo.
Para ello, la Unión Europea ha tomado medidas para mejorar la seguridad aérea; ha desarrollado la cooperación entre unidades nacionales de inteligencia financiera; ha aprobado la posición común sobre congelación de haberes y ha revisado la lista
común de organizaciones terroristas de la Unión Europea. El resultado final es que en Europa el terrorismo no pueda contar con ninguna estructura de apoyo material o financiero.



El cuarto y último aspecto que ha desarrollado la presidencia de la Unión ha sido fortalecer la cooperación internacional. España entiende que la Unión debe ser un agente decisivo en la lucha contra el terrorismo. Para ello, se ha apoyado
la conclusión del convenio global contra el terrorismo internacional en las Naciones Unidas y se ha introducido la cooperación antiterrorista en las reuniones con el Consejo de Europa, los Estados candidatos a la adhesión, los terceros Estados y en
todas las cumbres del Consejo Europeo. También se ha introducido la evaluación de la colaboración en la lucha contra el terrorismo en la relación con terceros países, incluyendo una cláusula antiterrorista en todos los nuevos acuerdos de
cooperación. Junto a la lucha contra el terrorismo, la primera prioridad de la presidencia española era la aceleración en el objetivo del espacio de libertad, seguridad y justicia. Dentro de este marco, durante mi comparecencia ante SS.SS.
declaré que la presidencia española trabajaría por avanzar hacia una verdadera política de asilo e inmigración en la Unión Europea. Este objetivo ha sido objeto de los trabajos del reciente Consejo Europeo de Sevilla, al que me referiré
posteriormente.



Señorías, el comienzo de la presidencia estuvo marcado por uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la integración europea, que es también nuestro segundo objetivo y prioridad, que es la entrada en circulación de nuestra
moneda común, el euro. Como no podía ser de otra forma, la presidencia tenía ante sus prioridades que la introducción del euro fuese lo más ágil posible, permitiendo una rápida adaptación de las empresas y de los ciudadanos. Para ello, se siguió
muy de cerca todo el proceso, en estrecha colaboración con la Comisión, el Banco Central Europeo y el resto de nuestros socios. Gracias a la labor de preparación y al esfuerzo de todos, y principalmente gracias a la capacidad de adaptación de
nuestros ciudadanos, el uso del euro se extendió de forma natural y ha pasado a formar parte ya de nuestra vida cotidiana. Se ha culminado, por tanto, con éxito el último paso en la creación de la Eurozona como espacio que nos dota de estabilidad y
mayores posibilidades de crecimiento y prosperidad. Como les decía al presentar ante SS.SS. las prioridades de la presidencia seis meses atrás, la llegada de la moneda única hace aún más esencial un mercado único abierto y dinámico. Con el euro
se ha puesto de manifiesto, con mayor claridad que nunca, que quedan pasos pendientes para alcanzar el espacio económico integrado que todos deseamos. Esta era la tercera prioridad y objetivo de la presidencia española en la que, en mi opinión, se
han dado avances sustanciales.



En el Consejo de Barcelona teníamos la oportunidad de dar un impulso a la estrategia de Lisboa y creo que obtuvo un buen resultado. A raíz del mismo está muy


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vivo el espíritu de apertura, de modernización y de flexibilización de nuestras economías, que es tan importante para alcanzar nuestros objetivos de pleno empleo en el año 2010. En el Consejo se obtuvieron avances en todas las prioridades
que nos habíamos fijado. En materia de empleo, objetivo fundamental, existió un amplio acuerdo sobre la necesidad de esforzarnos en la eliminación de las trabas que dificultan la incorporación de los ciudadanos al mercado de trabajo, trabas
relacionadas con los sistemas fiscales, con los sistemas de protección social, o con la movilidad de trabajadores en el marco de la Unión. Este consenso se ha visto reflejado en reformas de los mercados de trabajo que se están impulsando ya en
varios Estados miembros. Además, se tomaron decisiones importantes como la creación de la tarjeta sanitaria europea y se introdujeron medidas para facilitar la integración de la mujer en el mercado laboral y para retrasar la edad media de
jubilación de los trabajadores europeos. También se adoptaron importantes decisiones en la integración de tres áreas fundamentales para el funcionamiento de una economía europea integrada, es decir, los mercados financieros, el transporte y la
energía. En materia de servicios financieros se puso el acento en un procedimiento normativo más ágil, a través de la puesta en práctica de las llamadas propuestas Lamfalussy y en dossieres concretos para cumplir los objetivos del plan de acción de
servicios financieros.
Desde Barcelona la actividad en ese campo ha sido intensísima. Se ha logrado la aprobación de prácticamente todas las normas que hemos destacado como prioritarias.



Respecto al mercado de la energía, se registraron importantes decisiones tanto en la apertura de los mercados como en su integración europea a través de las correspondientes interconexiones. Son estos dos de los elementos que nos permitirán
en el futuro disfrutar de mayor competencia y, por tanto, aspirar también a una mayor eficiencia en nuestros mercados. Destacaré el acuerdo de apertura de los mercados de gas y electricidad en 2004 para todas las empresas europeas, y los objetivos
de interconexión eléctrica transfronteriza por un 10 por ciento de la capacidad de generación, lo cual, como es sabido, requiere una especial importancia en nuestro país. Acordamos una agenda completa y ambiciosa de transportes que permitirá
vertebrar mejor el espacio europeo. Así, se acordó la revisión de las redes de transporte europeas, incluyendo nuevos proyectos en regiones como los Pirineos o los Alpes; se dio luz verde al programa Galileo; se implantará el cielo único europeo
en el año 2004 y se impulsó el desarrollo de las redes de banda ancha europeas.



Con otro de los objetivos de nuestra presidencia, Más Europa, pretendíamos manifestar nuestra voluntad de lograr que Europa tenga el peso que le corresponda en las relaciones exteriores. De esta forma, la política exterior de la Unión
contribuirá, con decisión, a la defensa de los valores de la democracia, la libertad y los derechos humanos. A raíz de los atentados del 11 de septiembre, la presidencia española ha querido recordar que el compromiso de Europa con los Estados
Unidos parte, además de compartir unos valores y unos principios comunes, de las reiteradas muestras de generosidad y solidaridad que el pueblo norteamericano ha expresado hacia Europa. La cumbre entre la Unión Europea y los Estados Unidos ha
reafirmado esa estrecha identidad de valores y la visión común que existe a ambos lados del Atlántico. La cumbre, además de recordar esa identidad de valores, ha reafirmado el compromiso inequívoco mutuo de la Unión Europea y de los Estados Unidos
de combatir el terrorismo sin distinciones y allá donde se encuentre. Hemos acordado avanzar en la progresiva convergencia de las listas terroristas de Estados Unidos y de la Unión; negociar un convenio de cooperación judicial en materia penal,
extradición y asistencia mutua, y mantener una coordinación en las políticas de los Estados Unidos y la Unión Europea desde el punto de vista internacional y, en particular, en Oriente Medio. Además de la cumbre con los Estados Unidos, la Unión
Europea celebró una cumbre con Rusia, que ha consolidado una relación estratégica que reconoce y respalda el apoyo europeo a la apuesta que Rusia ha realizado por defender también los valores de la libertad y la democracia. Los principales
resultados han sido la inclusión de la lucha contra el terrorismo como nueva esfera de cooperación entre la Unión Europea y Rusia; reforzar el diálogo político y la cooperación en asuntos de seguridad y gestión de crisis; reconocer a Rusia el
estatuto de economía de mercado, lo que supone el apoyo europeo para el futuro ingreso de Rusia en la Organización Mundial del Comercio, y definir las bases para un futuro acuerdo sobre el enclave de Kaliningrado.



La tercera cumbre bilateral que la Unión ha mantenido bajo la presidencia española es la cumbre con Canadá. Esta cumbre demuestra la solidez de la política trasatlántica de la Unión tanto en el aspecto político como en los aspectos
relativos a la cooperación e investigación, ciencia y tecnología, medio ambiente y desarrollo sostenible. Bajo la presidencia española se han celebrado también dos cumbres regionales que encierran una gran importancia para la Unión. En estas
regiones, en gran medida, Europa tiene algunas de sus oportunidades de futuro. Me estoy refiriendo a las cumbres que la Unión ha mantenido con los países de América Latina y Caribe y la V cumbre ministerial euromediterránea. Se celebró en Madrid,
a mediados de mayo, la II cumbre entre la Unión Europea y los países de América Latina y Caribe, donde se resaltó de forma inequívoca el verdadero objetivo de la alianza estratégica entre Iberoamérica y la Unión Europea. La declaración de Madrid,
el informe de evaluación y el documento de valores y posiciones comunes demuestran, sobre todo, la identidad de valores y de objetivos entre los dos continentes. Esa identidad cubre asuntos como la defensa de los derechos humanos, la lucha contra
las drogas, la lucha contra el terrorismo y los intercambios comerciales.



La Unión quiere también contribuir a impulsar la integración regional en la zona y por eso se ha llegado al compromiso de negociar acuerdos políticos y de cooperación con América central y con la comunidad andina.



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También se ha firmado el acta formal de conclusiones del acuerdo entre la Unión Europea y Chile. España propuso como objetivo prioritario de la presidencia de la Unión impulsar el proceso de Barcelona. En pleno proceso de construcción y
reunificación europea, es preciso realzar la dimensión mediterránea de la Unión. El proceso de Barcelona es el único foro de encuentro directo entre israelíes y palestinos, por lo que se ve directamente influido por la evolución del conflicto en
Oriente Medio.
Todos los Estados participantes han reconocido la virtualidad y el acierto de la celebración de esa conferencia en la cual se firmó el acuerdo de asociación entre la Unión Europea y Argelia; se aprobó un plan de acción que supone un
nuevo impulso a la dimensión política, económica y cultural del proceso de Barcelona; se aprobó el programa marco de justicia y asuntos de interior euromediterráneo, en el que por primera vez se incluye la cooperación contra el terrorismo; se crea
una facilidad reforzada del Banco Europeo de Inversiones; se aprueba el programa de acción para el diálogo entre culturas y civilizaciones, y la creación de una fundación euromediterránea para ese diálogo.



Señorías, la crisis de Oriente Medio es uno de los más graves acontecimientos que se han vivido en los últimos meses, lo cual ha requerido también un importante esfuerzo, especialmente desde la crisis del confinamiento de Arafat hasta el
acuerdo logrado sobre el destino de los ocupantes de la Basílica de la Natividad. Por eso quiero especialmente resaltar el significado político de la reunión del cuarteto de Madrid y la importancia de la declaración aprobada por el Unión Europea,
los Estados Unidos, la Federación Rusa y las Naciones Unidas, que manifiestan su voluntad de mantener consultas al más alto nivel para apoyar conjuntamente los esfuerzos de los enviados especiales.



La sexta prioridad de la presidencia española era la de iniciar y facilitar el debate sobre el futuro de Europa. A la presidencia le ha correspondido impulsar dos grandes aspectos institucionales del futuro de Europa: la Convención y la
reforma del Consejo. El 28 de febrero tuve la oportunidad de inaugurar la Convención europea que, hasta el Consejo Europeo de Sevilla, ha desarrollado una labor de escucha de los temas que podrían ser objeto de la próxima Conferencia
Intergubernamental. En Sevilla, la presidencia española presentó el informe sobre la reforma del Consejo -que les explicaré a continuación-, en el marco de estos objetivos propuestos. Señorías, el futuro de Europa sabemos que pasa también por
resolver cuestiones tan importantes como la inmigración y el asilo, dentro de la perspectiva de la construcción del espacio de libertad, seguridad y justicia; de afrontar las negociaciones para la ampliación de la Unión Europea y un conjunto de
reformas que preparen al Consejo para afrontar eficazmente la ampliación. De todo esto se ha ocupado el Consejo Europeo de Sevilla. La presidencia española presentó al Consejo un conjunto de medidas concretas que buscaban activar a corto plazo la
ejecución del programa aprobado por el Consejo Europeo de Tampere encaminado a crear un espacio de libertad, seguridad y justicia.
Este paquete global y equilibrado de actuaciones precisas a ejecutar en unas fechas concretas se basaba en los
siguientes principios que han sido recogidos en las conclusiones del Consejo. En primer lugar, la presidencia quiere garantizar una protección rápida y efectiva a los refugiados desarrollando, al mismo tiempo, los mecanismos necesarios para evitar
que se abuse del sistema y acelerando el retorno a su país de origen a aquellas personas cuya solicitud de asilo se haya rechazado. En segundo lugar, la presidencia ha querido destacar que una gestión de los flujos migratorios debe tener en cuenta
la política de integración de los inmigrantes legalmente establecidos, la política de asilo y una lucha decidida contra la inmigración ilegal y la trata de seres humanos. Por último, la presidencia es consciente de que la aspiración legítima a una
vida mejor por parte de los inmigrantes depende de la capacidad de acogida de la Unión Europea y de sus Estados miembros. Nuestra capacidad de acogida es limitada y tenemos, por tanto, que asegurarnos que aquellas personas que vienen a vivir y a
trabajar con nosotros lo hagan en las mejores condiciones posibles. Es preciso que puedan encontrar un trabajo digno y es necesario que se adapten a nuestras sociedades asumiendo los derechos, pero también las obligaciones que todos tenemos. Sólo
así se respetarán los derechos de los inmigrantes y sólo de esta forma podremos combatir efectivamente cualquier manifestación de racismo o de xenofobia.
La Unión Europea cree que la inmigración es positiva siempre que sus flujos estén ordenados
conforme a la ley y exista una cooperación entre los países de origen, tránsito y destino de la inmigración. Quiero destacar el reciente acuerdo tomado por el Banco de Desarrollo del Consejo de Europa de financiar programas de integración social
para inmigrantes y políticas de ayuda para la devolución de inmigrantes ilegales a sus países.



El conjunto de medidas que la presidencia ha presentado en materia de inmigración y asilo se engloba en cuatro pilares. El primer pilar establece una serie de medidas que permiten a la Unión Europea luchar contra la inmigración ilegal. El
Consejo ha declarado que es prioritario ejecutar algunas de las medidas contenidas en el plan global de lucha contra la inmigración ilegal, aprobado bajo la presidencia española. Por ello es preciso revisar antes de final de año la lista de
terceros Estados cuyos nacionales están sometidos o eximidos de la exigencia de visado; instaurar un sistema común de identificación de visados lo antes posible; acelerar la conclusión de los acuerdos de readmisión en curso de negociación y que se
negocien nuevos acuerdos; adoptar los elementos de un programa de repatriaciones y aprobar las decisiones marco sobre la trata de personas y sobre el tráfico ilícito de las mismas.



El segundo pilar consiste en la puesta en marcha de una gestión coordinada e integrada de las fronteras exteriores de la Unión. Las verdaderas fronteras de los Estados miembros son las fronteras exteriores de la Unión. Es preciso que todos
los Estados comencemos a gestionar nuestras fronteras como límites territoriales de la


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Unión de forma coordinada, como mejor manera de garantizar nuestra eficacia. Se trata del primer paso hacia una policía de fronteras de la Unión Europea.



Como SS.SS. saben, recientemente se ha aprobado el plan de la Unión Europea para la gestión en las fronteras exteriores de los Estados miembros. Este plan busca controlar mejor los flujos migratorios. Para conseguir este objetivo, el
Consejo ha decidido crear cuanto antes un órgano común de expertos sobre fronteras exteriores. Esta medida se complementará con otras que deben aplicarse antes de final del año 2002, como la puesta en práctica de operaciones conjuntas en las
fronteras exteriores; la creación de expertos de enlace de inmigración de los Estados miembros, o la puesta en práctica de proyectos piloto sobre gestión de fronteras. Por su parte, antes de junio de 2003 la Unión deberá definir también un tronco
común para la formación de la policía de fronteras; determinar el reparto de cargas entre la Unión y los Estados miembros para la gestión de las fronteras exteriores y adoptar una metodología que nos permita evaluar los riesgos derivados del
control de esas fronteras.



El tercer pilar consiste en integrar la política de inmigración en las relaciones de la Unión con los terceros países. La Unión cree que la intensificación de la cooperación económica, el desarrollo de los intercambios comerciales, la ayuda
al desarrollo y la prevención de los conflictos constituyen los medios para reducir las causas de los movimientos migratorios. Por eso la Unión ha buscado en este Consejo la cooperación de los países terceros. La Unión apuesta por reforzar la
colaboración de todos los países de origen y tránsito de la inmigración, así como por gestionar de forma conjunta el control de fronteras y la readmisión. Por eso el Consejo ha decidido incluir una cláusula sobre gestión común de flujos migratorios
y de readmisión obligatoria en caso de inmigración ilegal en todos los acuerdos que celebre en adelante con cualquier país. Además, para dar credibilidad a su apuesta por un enfoque que se sustenta en la cooperación con terceros países, el Consejo
ha declarado que la Unión está dispuesta a facilitar la ayuda técnica y financiera a estos países para ayudarles a combatir la inmigración ilegal. La Unión, como ocurre con todas las políticas que desarrolla, evaluará la eficacia de la cooperación
efectuada con los países terceros para frenar la inmigración ilegal. Esta evaluación, lógicamente, permitirá determinar qué es lo que habrá que corregir y mejorar conjuntamente para evitar los flujos de inmigrantes ilegales. En caso de una
manifiesta falta de cooperación para frenar la inmigración ilegal por parte de los países terceros, la Unión podrá adoptar medidas o posiciones en el marco de la política exterior y de seguridad común y en las demás políticas de la Unión dentro del
respeto de los compromisos adoptados por la Unión y sin menoscabo de los objetivos de la cooperación para el desarrollo.



El cuarto y último pilar del conjunto de medidas que la presidencia había presentado al Consejo consiste en la aceleración de los trabajos legislativos en curso sobre la definición de una política común de asilo e inmigración. En este
ámbito hemos decidido también en Sevilla un calendario de medidas. Antes de diciembre de este mismo año se aprobarán las condiciones que determinen qué países son responsables para tramitar las solicitudes de asilo; antes de junio de 2003 se
adoptarán las normas sobre los requisitos para obtener el estatuto de refugiado y el contenido de dicho estatuto, las disposiciones sobre la reagrupación familiar y el estatuto de los residentes permanentes de larga duración; y antes de diciembre
de 2003 se adoptarán las normas comunes sobre el procedimiento de asilo.



Señorías, la ampliación de la Unión, como he dicho antes, era una de las prioridades de la presidencia y ha ocupado buena parte de los esfuerzos y de los trabajos de la presidencia en este semestre. Entre el Consejo Europeo de Laeken y
Sevilla hemos negociado un total de 83 capítulos, respetando tanto el acervo existente como las disposiciones financieras establecidas en Berlín. Se ha logrado cerrar muchas cuestiones, flecos heredados de otras presidencias precedentes y hemos
alcanzado posiciones comunes en los capítulos de agricultura, política regional, disposiciones financieras e instituciones. El progreso alcanzado a lo largo de este tiempo permite afirmar que las negociaciones entran en su etapa final. El próximo
otoño, en el Consejo Europeo de Bruselas, se designarán los países que podrán finalizar las negociaciones este mismo año. Los tratados de adhesión, cuya redacción inició también la presidencia española el pasado mes de marzo, podrán firmarse a
principios del año 2003, y, de este modo, los nuevos Estados de la Unión podrán participar como miembros de pleno derecho en las elecciones al Parlamento Europeo en junio de 2004, según se acordó en el calendario aprobado en el Consejo Europeo de
Estocolmo.



No quiero terminar estas palabras relativas a la ampliación sin subrayar que dos países, Bulgaria y Rumanía, han avanzado aceleradamente sus negociaciones de adhesión durante la presidencia española y espero también que Turquía siga por la
senda de las reformas necesarias para cumplir los mismos requisitos económicos y políticos exigidos a otros candidatos. Quiero decirles que en el almuerzo con los países candidatos que puso fin al Consejo de Sevilla, tuve la oportunidad de
presentar este balance de nuestra presidencia a los jefes de Estado y de Gobierno de dichos países; la presidencia recogió el reconocimiento de todos al esfuerzo y a la tarea realizados.



El Consejo se ha ocupado también de las cuestiones relativas al futuro institucional de la Unión. Durante sus sesiones tuvimos la oportunidad de escuchar un informe oral del presidente de la Convención sobre la situación de los trabajos
desarrollados. Si el ritmo de los trabajos sigue su curso -y estoy seguro de ello-, la Conferencia Intergubernamental del año 2004 podrá examinar la contribución de la Convención de cara a la próxima reforma de los tratados en el plazo convenido en
la declaración de Laeken. El Consejo ha tenido, asimismo,


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la oportunidad de examinar un informe de la presidencia sobre la mejora del funcionamiento y la transparencia del Consejo en la Unión. De esta forma, se daba cumplimiento al mandato del Consejo Europeo de Barcelona, en el cual el secretario
general del Consejo presentó un informe sobre este tema. Dado lo complejo del asunto no me voy a detener en los pormenores técnicos de las propuestas de la presidencia y el resultado conseguido, que pueden encontrar SS.SS. en las conclusiones del
Consejo que conocen. Me limitaré a añadir que la presidencia ha seguido tres principios a la hora de elaborar sus propuestas. El primero consiste en favorecer la coordinación de los trabajos del Consejo. Para ello se ha propuesto reforzar la
función de coordinación horizontal del nuevo Consejo de Asuntos Generales y de Relaciones Exteriores. El segundo principio es el de la simplificación de los procedimientos del Consejo.
En el futuro los consejos durarán un día y los consejos
sectoriales se reducirán de dieciséis a nueve. En tercer y último lugar, se ha fortalecido la transparencia en los trabajos del Consejo. A partir de ahora, cuando el Consejo debe decidir actos legislativos, de acuerdo con el procedimiento de
codecisión, se abrirán al público sus deliberaciones, de acuerdo con determinadas condiciones.



El conjunto de propuestas del informe de la presidencia que implican una reforma de los tratados es el relativo al de la presidencia del Consejo Europeo. En nuestra opinión, el sistema de presidencias semestrales ha llegado claramente a su
límite. Es preciso reformarlo dentro de las perspectivas de una Unión Europea ampliada. El Consejo ha tomado nota del debate en curso sobre la reforma de la presidencia y ha decidido que se presente un primer informe sobre esta cuestión en el
Consejo Europeo que se celebrará en Copenhague en diciembre de este año. A raíz del informe de la presidencia, el Consejo ha adoptado una serie de decisiones prácticas que entrarán inmediatamente en vigor y que suponen un cambio sustancial de los
métodos de trabajo desarrollados hasta ahora por el Consejo. El Consejo Europeo de diciembre de 2003 tendrá la oportunidad de evaluar todas estas medidas.



Señorías, en materia de política exterior y de seguridad común, nos ocupamos básicamente en Sevilla de tres cuestiones: Kaliningrado, Oriente Medio y las relaciones India-Pakistán. Ambos conflictos regionales se encontraban en una
coyuntura muy difícil, por lo que el Consejo ha querido dedicar su atención a los mismos aprobando sendas declaraciones.
No me voy a extender sobre el contenido de las mismas, que también obran en poder de SS.SS. Sí quiero resaltar que en ambos
casos el Consejo ha reiterado la necesidad de luchar decididamente contra el terrorismo y también ha reiterado su solicitud y su exigencia del cese de toda operación militar. En el caso de Oriente Medio ha reafirmado su apoyo a la celebración de
una conferencia internacional que trate todos los aspectos de la situación.



Señorías, fortalecer la política europea de seguridad y defensa y el perfil político de la Unión Europea ha sido, como decía, otra de las prioridades de nuestra presidencia. En Sevilla, además de la presentación del informe sobre las
cuestiones relativas a la política europea de seguridad y defensa, los Quince hemos aprobado una declaración sobre la lucha contra el terrorismo; se ha debatido la participación de la Unión en operaciones de gestión de crisis y se ha realizado la
declaración del Consejo Europeo como complemento a la realizada por Irlanda en relación con el mantenimiento de su neutralidad.



En los últimos meses del pasado año, como he dicho, se produjeron significativos avances en el ámbito de Justicia e Interior en la lucha contra el terrorismo. La presidencia ha impulsado también el perfeccionamiento de las capacidades de la
lucha contra el terrorismo en el ámbito de la política exterior y de seguridad común, incluida la política de defensa. Quiero destacar que en el ámbito específico de la defensa, los Estados miembros hemos acordado entre otras cosas evaluar la
incidencia de la amenaza terrorista en las fuerzas desplegadas fuera de la Unión en operaciones de gestión de crisis, así como determinar las capacidades para proteger a la población civil y a nuestras fuerzas frente a posibles ataques terroristas.



En cuanto a los retos que la Unión deberá afrontar próximamente en materia de gestión de crisis, cabe señalar que en Sevilla se ha confirmado que la Unión está en condiciones para asumir el 1º de enero de 2003 la misión de policía en
Bosnia-Herzegovina y ha expresado su voluntad de asumir el relevo de la operación Amber-Fox en la antigua república yugoslava de Macedonia, en la actualidad gestionado y liderado por la OTAN.



El Consejo se ha felicitado además por los progresos realizados estos meses en la aplicación de las disposiciones de Niza respecto a la participación de los aliados europeos no miembros de la Unión, sobre los cuales se continuará trabajando
en la próxima presidencia.



En lo que respecta a los asuntos de contenido económico ha existido una amplia coincidencia en que la desaceleración económica ha tocado su fin, que la economía europea experimentará un crecimiento más robusto a finales de este año y que la
creación de empleo en muchos países volverá a ser intensa.



Hemos aprobado las grandes orientaciones de política económica para este ejercicio, cuyo contenido se puede resumir en dos elementos centrales. El compromiso de los Estados miembros con la consolidación fiscal, confirmado en nuestro
respaldo a lo establecido en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento. Hemos reafirmado el compromiso de Barcelona en virtud del cual debemos alcanzar una situación de equilibrio en el año 2004. Como ustedes saben, España cumple ya con este objetivo
y por supuesto tiene la voluntad de seguir haciéndolo en el futuro. En segundo lugar, la necesidad de seguir avanzando en la senda de las reformas y la modernización de la economía europea como mejor vía para ampliar nuestro potencial de
crecimiento y llevarnos al pleno empleo.



Señorías, al igual que ocurrió en el Consejo de Barcelona de cara a la conferencia de Monterrey, en Sevilla


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hemos aprobado la posición de la Unión Europea, posición común, para la cumbre mundial del desarrollo que se celebrará en Johannesburgo. La cumbre mundial del desarrollo sostenible es de vital importancia para cumplir objetivos que son de
todos en la lucha contra la pobreza, en el desarrollo de los países menos avanzados y en nuestros esfuerzos contra el deterioro del medio ambiente. Esta cumbre es el tercer elemento que cerrará un proceso tras las conferencia de Doha y Monterrey,
en las que la liberalización del comercio como motor del desarrollo y la financiación del desarrollo han jugado un papel protagonista. La Unión considera imprescindible el éxito de Johannesburgo para avanzar en los objetivos de desarrollo
sostenible considerando todas sus facetas. Para ello acudiremos a Johannesburgo promoviendo iniciativas en campos concretos como el agua, la energía o la salud.



Debo destacar que al igual que hasta ahora la Unión debe adoptar una posición de liderazgo claramente constructiva que buscará puntos de encuentro entre los distintos asistentes y con ello queremos contribuir activamente al éxito de la
cumbre.



Por último, desearía destacar que gracias al impulso de la presidencia, que ha sido singularmente apoyado por Portugal y Francia, el Consejo de Sevilla ha introducido en sus conclusiones una importante declaración y una importante mención y
conclusión sobre las regiones ultraperiféricas.
Se reconoce su carácter específico y se solicita a la Comisión que presente propuestas adecuadas para tener en cuenta sus necesidades específicas en las distintas políticas comunes, y en particular
las de transporte y la política regional.



Señorías, creo que los objetivos del Consejo de Sevilla se han cumplido.
Los objetivos que la presidencia española se había marcado han sido alcanzados y las tareas que se habían encomendado a la presidencia, como la hoja de ruta de la
ampliación o la reforma del Consejo, han sido realizadas. Las circunstancias en las que se ha desarrollado este trabajo no han sido fáciles. Como tuve oportunidad de señalar ante SS.SS. en la Cámara cuando comparecí para presentar las
prioridades, España la asumió en unos momentos en los cuales el mundo estaba marcado por las consecuencias de los atentados del 11 de septiembre y por una fuerte desaceleración económica. España tenía que cumplir con un calendario de negociaciones
de ampliación cuyos capítulos representaban el 80 por ciento del presupuesto de la Unión. A lo largo de estos meses hemos sido testigos de varias e importantes elecciones en distintos países europeos, y naturalmente hemos sido testigos y hemos
tenido que trabajar en crisis tan graves como las que atraviesa Oriente Medio o las de Argentina, Venezuela, India y Pakistán. Todas estas dificultades no han impedido que se hayan logrado avances sustanciales, como he manifestado, en cada una de
las prioridades que nos habíamos marcado: en materia de lucha antiterrorista, en la implantación del euro, en el impulso decisivo de la ampliación, en la modernización económica y social, en una presencia más integrada y cohesionada de Europa en el
mundo, y también en lo que es el proceso de reformas institucionales en la Unión.



No quiero finalizar esta intervención sin agradecer la colaboración que la presidencia española ha tenido en los distintos Estados miembros, muy especialmente de la próxima presidencia danesa. Mi agradecimiento asimismo a las instituciones
comunitarias por su esfuerzo y dedicación.
Creo que es de justicia reconocer su labor y así se lo hice saber a los presidentes de la Comisión del Parlamento Europeo y al secretario general del Consejo.



Finalmente, deseo también agradecer a la Cámara su labor de seguimiento y apoyo al Gobierno durante estos seis meses; a los ciudadanos que de alguna manera se han visto involucrados en estas tareas, muy concretamente en Barcelona, Madrid y
Sevilla, mi gratitud. Por último, señorías, y de modo muy especial, mi reconocimiento y mi gratitud a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, sin cuya profesionalidad y esfuerzos habría sido imposible el trabajo de estos meses. Creo,
señorías, que hemos cumplido bien la tarea encomendada.



Muchas gracias, señora presidenta. (Prolongados aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente.



En nombre del Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor Rodríguez Zapatero.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Gracias, señora presidenta.



Señor Aznar, no ha comenzado su intervención hoy para dar cuenta de la cumbre de Sevilla, como hizo con la cumbre de Barcelona, y yo desde aquí quiero subsanar el olvido que ha tenido. Ha hecho una breve referencia de paso agradeciendo la
actitud cívica de los ciudadanos sevillanos y agradeciendo también la colaboración que han tenido el Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía para la celebración de la cumbre.
(Aplausos.) Sí lo dijo en el caso de Barcelona y me ha parecido
notable la laguna que ha tenido.



Señor Aznar, le voy a hacer un recordatorio de algunos de los mensajes que durante estos meses ha lanzado a los ciudadanos y la sociedad española. A los estudiantes con dificultades, que su destino es estar fuera de la escuela; a los
parados o desempleados de nuestro país, que su mejor situación es tener menos protección; a los países que tienen emigración y de donde viene parte de la inmigración irregular que tiene Europa, les ha amenazado en su momento con sanciones
económicas para que seguramente sean más pobres; a aquellos que tienen el subsidio del PER en nuestro país, que se busquen la vida por su cuenta y que no tienen derecho a tener una ayuda modesta a la renta (Rumores.) en comparación con las ayudas a
la renta de los agricultores que sí tienen, además de la Unión Europea, los propietarios de la tierra; a la gente que quería manifestarse le ha lanzado el mensaje de que lo hiciera con temor, de que era prácticamente


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casi una amenaza, fue en Barcelona y también fue a los que querían ejercer derechos constitucionales el 20 de junio. Estos seis meses, señor Aznar, usted ha puesto los temores y las amenazas, y los ciudadanos han puesto las esperanzas. (Un
señor diputado: ¡Muy bien! Aplausos.) Por eso le tengo que decir a usted y a toda la Cámara que me siento muy satisfecho de haber estado con los ciudadanos en la esperanza.



Además de eso, señor Aznar, ha tenido una reiterada tentación de confundir a la nación con el Gobierno de la nación; ha tenido una reiterada tentación de confundir los intereses de su Gobierno con los intereses de los españoles y con el
ejercicio de derechos constitucionales por parte de los españoles. Espero que sea la última vez (Rumores.); espero que sea la última vez que cuando los españoles quieren ejercer sus derechos, usted deje caer la idea de que están dañando a España o
a los intereses de España. (Aplausos.) Los españoles, los trabajadores españoles no dañan a los intereses de España cuando ejercen sus derechos. Además, después de estos seis meses llega a esta Cámara con mucha menos credibilidad, señor Aznar,
llega con mucha menos credibilidad especialmente por la política informativa que su Gobierno desarrolla; por una política informativa que ha convertido a este Ejecutivo en una caricatura, señor Aznar; en una caricatura, día a día negando la
realidad; día a día, falseando datos; día a día munipulando los medios de comunicación pública y a aquellos que pueden controlar de carácter privado. Esa es la realidad. (Aplausos.)


Tanto es así, señor Aznar, que en estos días y fruto del empecinamiento que ha tenido en mantener su decretazo en torno a la reforma de la protección por desempleo que ha dado lugar a una fuerte contestación social, hemos tenido que leer
cosas en la prensa extranjera que ciertamente están muy lejos de lo que ha sido la información de los medios públicos; la reflexión que tenían que haber hecho usted y su Gobierno sobre lo que ha pasado en España en las últimas semanas. ¿Le cito
algún ejemplo? Algún ejemplo es interesante.



Algún titular: La paz social ha quedado en humo. La huelga ha aguado la fiesta europea que Aznar preparaba para hoy. La huelga general paralizó en lo sustancial el país. La huelga pone en dificultades a Aznar. En fín, son así todos, y
proceden de medios de Inglaterra, de Francia, de Alemania, conservadores y progresistas, todo alejado de lo que ha sido la información de su Gobierno, la valoración y lo que tenía que ser más importante es decir la reflexión.



No se extrañe, señor Aznar, de que cada día esté usted más solo en las políticas que defiende aquí en España, y también en las políticas que ha defendido en la Unión Europea, donde no le han seguido ni gobiernos de la derecha recién
elegidos, como el de Francia. (Aplausos.) Esa soledad se extiende al arco social y al arco parlamentario porque no deja de ser notable que hoy el secretario general de su partido también haya visto en la actitud de Convergència i Unió la actitud de
gente que ha jaleado la huelga y que ha dado no sé cuántos balones de oxígeno a Pascual Maragall.
¿Hasta dónde van a extender la sospecha de huelguistas peligrosos y de personas que quieren que pasen cosas malas en este país? Señor Arenas, a este
paso va a acabar viendo huelguistas en Génova. (Risas.-Aplausos.) Se lo aseguro.



El problema de fondo que hay detrás de esta pérdida de credibilidad que existe, señor Aznar, es su concepción de la democracia. Ha llegado un momento en el que usted cree que en España sólo hay telespectadores y no es verdad. En España hay
ante todo ciudadanos. (Aplausos.) Por ello, la propaganda sin ideas se acaba volviendo en contra. Por ello, el falseamiento de la verdad acaba provocando el ridículo. (Rumores.-Un señor diputado: ¡Eso es!)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Debe haber unos 20 ó 30 diputados del Grupo Popular haciendo algún barullo. (Un señor diputado: Ciento ochenta y tres.) No, dos o tres si utilizamos el método de cálculo del Gobierno; dos o tres.
(Risas.-Aplausos.) Esas son las consecuencias del camino a la soledad y de la pérdida de credibilidad. Por eso hoy le tengo que reiterar que rectifique el rumbo, que escuche, que dialogue y que no conciba la vida política como un partido. No
convoque a ganar a nadie, ni a ver a nadie derrotado; convoque a que todos los españoles jueguen juntos la partida del desarrollo de España. Eso es lo que quieren oír de un presidente del Gobierno, señor Aznar, y no la convocatoria a un partido, a
una victoria o a una derrota.



Por eso no es de extrañar que en los seis meses de presidencia europea haya habido poco rumbo y muchos bandazos. Ha habido muchos bandazos y muchos tumbos, señor Aznar. Los tumbos han ido casi todos a la derecha, como ha sido notable en
algunas de las políticas que ha querido poner encima de la mesa. Sólo me referiré a las más importantes. En relación con el modelo económico y social, con las políticas económicas, con la entrada del euro y con el modelo social que queremos para
Europa tengo que decirlo lo siguiente. El euro es, sin duda alguna, un gran instrumento de esperanza para la estabilidad económica, pero también debería haber sido un elemento de reflexión para evitar, por ejemplo, que en nuestro país se produzca
-como está ocurriendo- un aumento permanente y sistemático de la inflación. Ante las repercusiones que según las autoridades de su Ejecutivo ha tenido eso que se conoce como redondeo, el Gobierno debería haber tomado medidas para evitarlo e impedir
el aumento de precios.



Señor Aznar, el espíritu de Lisboa de hacer de Europa un espacio de conocimiento, de desarrollo y de pleno empleo no es el espíritu de salarios bajos, de precariedad en el empleo, de un salario mínimo interprofesional absolutamente
deleznable como el que hay en España ni es el destino de falta de protección para los desempleados. Eso no es Lisboa ni una Europa con cohesión social. Esa es


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una Europa para la dualidad social, para la fragmentación, y además para la incapacidad de que nuestro espacio, y desde luego nuestro país, sea más competitivo. La Europa de Lisboa y la Europa que quiere la inmensa mayoría de los españoles,
la Europa que le dijeron a usted los agentes sociales que querían cuando se reunió con ellos en la cumbre de Barcelona es la Europa de más educación, de más inversión en educación, es la Europa de más inversión en investigación y desarrollo, es la
Europa de más formación de todos los ciudadanos en las nuevas tecnologías de la información, es la Europa de la innovación, es la Europa de la estabilidad en el empleo y de políticas que favorezcan esa estabilidad, es la Europa de la responsabilidad
social de las empresas, y en definitiva es la Europa de la apuesta no sólo por que este sea un gran espacio económico de crecimiento, sino también porque sea un gran espacio social de solidaridad con todas las capas de la ciudadanía. Por eso, señor
Aznar, el peor ejemplo que ha podido lanzar de ese rumbo que marca Lisboa y de lo que significa la Europa de la cohesión social es el decreto sobre protección por desempleo que ha puesto encima de mesa. Ese decreto comporta una filosofía
reaccionaria, según la cual parece que la ciudadanía se tiene que sacrificar, tiene que estar peor (menos garantías, menos derechos, menos protección) para que pueda salir adelante, para que puedan buscar un empleo digno, para que no estén sometidos
al albur de un despido prácticamente libre y para que tengan una acción solidaria que no es beneficiencia, como ya le he dicho muchas veces, que es un derecho de la ciudadanía; es el compromiso del Estado social, es el compromiso de los valores
constitucionales. Fíjese señor Aznar que esto no estaba en su programa (estaba en su cabeza, desde luego) y la mejor prueba de que no estaba en su programa y de que seguramente si no hubiera sido desde la soledad y desde un cierto doctrinalismo no
lo hubiera hecho, es que este decreto en la legislatura pasada, donde usted no tenía mayoría absoluta, no hubiera prosperado si hubiéramos hecho una traslación de los votos que hubo en la Cámara, esa es la mejor prueba; lo tenía en el cajón
simplemente a la espera de poder contar con una mayoría en esta Cámara. No es ese el rumbo y hoy le reitero una vez más que rectifique, no se excuse en las posiciones de los demás, no vaya por el camino de mayor precariedad, pues ya tenemos una
precariedad laboral absolutamente insoportable en España especialmente para los jóvenes, vaya por políticas activas de empleo, por políticas de formación, de educación, de desarrollo a la innovación y de responsabilidad para las empresas.
(Rumores.-La señora Villalobos Talero: No tiene memoria.)


Señor Aznar, la política de ampliación a la que estaba convocado en este semestre ha dado resultados más bien modestos, como es evidente. No se han cumplido los objetivos políticos, se ha hecho una tarea técnica y se ha dejado de abordar la
cuestión de fondo: cuál va a ser el escenario financiero para la incorporación de los nuevos países y hasta qué punto nuestro país y otros van a tener que pagar y en qué proporción las ayudas a los países de la integración. Por eso se ha
trasladado la pelota a la siguiente presidencia, sin abordar la cuestión de fondo.



Ha expuesto aquí lo que es un objetivo que no constaba en el inicio de su presidencia que es la política de inmigración. Le reitero o le invito a que lea su comparencia aquí del 10 de diciembre, no aparece ni una sola vez. Como esto era
así, así le han salido las cosas, señor Aznar, porque no hay nada peor para hacer una política seria que improvisar, no hay nada peor para hacer una política seria que ser oportunista, no hay nada peor para hacer una política seria que dejarse
llevar por los vientos de unas elecciones en Francia, por el discurso que puede haber detrás del lepenismo o de otros resultados electorales. (Aplausos.) Por eso cuando ha llegado después de excitar un discurso, le recuerdo aquellas frases como ya
es hora de Europa se quite la careta, hay que dejar la hipocresía. No sé a quién se refería, no sé quién ha dejado la careta o quién se ha puesto en evidencia. Usted dijo cosas muy serias, dijo que había que imponer sanciones a los países, todos
ellos pobres, de donde viene parte de la inmigración irregular a Europa, el primer Gbierno de derechas, el señor Chirac, le ha dicho que no. (Aplausos.) No se lo ha dicho ningún progre trasnochado, fíjese señor Aznar (Risas.), se lo ha dicho la
derecha democrática, la derecha de tradición republicana francesa. Por tanto, cuando se lleva una política improvisada -porque no constaba en los objetivos-, los resultados son los que son. La política europea de inmigración común es esencial,
pero en Sevilla no se ha producido ningún avance de todo el caudal que la Comisión había producido, prácticamente ningún avance, señor Aznar. No hay nada más que leer la letra de las conclusiones. Lo que ha pasado sin duda es que se ha sufrido un
revés serio en esa materia por improvisar y por hacer oportunismo político en medio de los resultados de las elecciones de Francia y de otros países. Se lo reitero, señor Aznar, así no se dirige Europa, y así no se dirige un país. Fíjese que usted
ha querido plantear de manera improvisada políticas en materia de inmigración, políticas en materia de control de la inmigración irregular y de lucha contra las mafias, cuando pasa en España lo que pasa. Podía empezar a aplicar estas sanciones en
su Gobierno, a ver si de verdad controla la inmigración irregular; podía empezar por ahí (Aplausos.); sería un crédito importante para una política común en materia europea. En todo caso, a pesar de los problemas de cálculo y de medición que
tiene el ejecutivo, señor Aznar, ¿me puede decir cuántos inmigrantes ilegales hay en España? ¿El Gobierno puede dar una cifra que nos de confianza y saber cuál es el volumen y las causas del problema? Sería interesante que hoy lo dijera aquí.



La Unión Europea en el mundo. Es normal que con estas bases los objetivos en este ámbito hayan sido tan modestos. Señor Aznar, mejor no hablar de Oriente Próximo, porque la verdad es que la Unión Europea bajo su presidencia no puede dar un
mínimo balance y resultado.



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Después de haber visto como se ha destrozado todo lo que tenía la autoridad palestina, financiado por la Unión Europea, y que prácticamente no se haya parado en ningún momento al Gobierno del señor Sharon después de todo lo que se ha hecho.
A pesar de la existencia del cuarteto, que me parece bien como idea, los resultados no pueden ser más desesperanzadores. Por tanto, en este asunto debemos concluir que la Unión Europea no ha tenido fuerza propia ni capacidad para convencer a
Estados Unidos y a las demás partes para poner fin y abrir un mínimo margen de esperanza a la situación de Oriente Medio.



Tampoco creo que se pueda celebrar el balance o resultado de la situación y los compromisos de la Unión Europea con América Latina, así como los resultados de la Conferencia de Valencia en torno al Mediterráneo. Ya le expresé en su momento
que estos debían haber sido dos objetivos básicos de la presidencia europea. Repase cuál es la situación de América Latina, repase y pulse la opinión pública al respecto de la política de la Unión Europea. Repase también nuestra situación con
Marruecos y lo que es un proceso permanente de falta de capacidad de interlocución y de diálogo.
Detrás de esto hay una concepción, señor Aznar, que va íntimamente ligada. Usted ha hecho referencia a la cumbre del desarrollo sostenible, la cumbre
de Johannesburgo, y tengo que decirle que el texto no aporta prácticamente nada nuevo, reitera y es un vacío de objetivos, cuando estos seis meses eran una gran oportunidad para que Europa, a través de España y de una vez por todas, fuera quien
liderara un globalización por la solidaridad y quien pusiera los mecanismos en el mundo para que el destino del desarrollo de muchos países fuera algo eficaz, creíble y esperanzador para muchos pueblos. Sin embargo, seis meses después hemos visto
que las cosas siguen prácticamente igual. Por cierto, señor Aznar, hoy no ha hecho ninguna referencia y hay un espeso silencio sobre la evolución del tema de Gibraltar, que fue muy comentado después de la última cumbre de Barcelona. No sé si este
es el momento, pero nos gustaría saber por qué este tema ha pasado de estar todos los días en las primeras páginas al silencio más absoluto.



Futuro de la Unión Europea. Me alegro de verdad, señor Aznar, de que haya llegado a la conclusión de que las presidencias semestrales, tal como han funcionado, tienen escaso futuro. Me alegro de verdad, pero creo que las resoluciones de
Sevilla tendrían que haber ido mucho más allá en los tiempos y en los cambios. La Unión Europea necesita una reforma institucional rápida, necesita una reforma donde la política común europea sea mucho más sólida y mucho más fuerte, donde la
política sea mucho más ágil, más creíble y mucho más directa; donde el lenguaje sea entendible por los ciudadanos y no estemos abocados a que incluso el presidente de la Unión Europea, cuando explica los objetivos de la presidencia, tenga que
reconocer (y no lo digo por usted, porque creo que es algo que le pasa a todos los presidentes que han tenido que presidir Europa) que ha soltado un coñazo en el Parlamento Europeo. (Aplausos.) Esto es imprescindible. Si no simplificamos los
tratados, si no modificamos el lenguaje, si no hacemos que cada cumbre sea un contenido de objetivos políticos sólidos, que marquen un rumbo a la Europa que quiere la mayoría de la gente, que apueste por una globalización justa, seguirá pasando que
la ciudadanía se sentirá escasamente vinculada al gran proyecto europeo, y ese gran proyecto europeo es lo mejor que han construido los países de la Unión desde hace muchas décadas. Ni cumbres fortaleza, ni Europa fortaleza; tiene que haber unas
cumbres, una Europa, unas instituciones abiertas a la ciudadanía, permeables, donde se conciba el lenguaje de la libertad, los objetivos de la igualdad y no lo que es en estos momentos un entramado excesivamente burocrático. Espero que la
convención dé pasos en este sentido. Y además espero, señor Aznar, que tengamos la oportunidad en este Parlamento -le invito a ello- de un debate a fondo sobre el futuro de la Unión Europea, sobre el marco institucional y sobre los grandes
objetivos comunes que hay que hacer desde las instituciones comunitarias. Espero que eso se pueda producir.
Sería mucho más constructivo eso que un modelo como el que usted puso en marcha al inicio de esta presidencia, que fue dar cuenta de sus
objetivos como Gobierno pero no querer compartir los objetivos con el resto de los grupos y llegar a resoluciones conjuntas. Hoy le insto a que esta Cámara y la sociedad española puedan tener objetivos comunes, compartidos, debatidos sobre el
futuro de la Unión Europea.



Alguna cuestión concreta sobre España en estos seis meses, sobre temas que afectan a España. Me ha sorprendido el silencio sobre el plan del comisario Fischler en materia de pesca. En pocas ocasiones se recuerda que presidiendo un país se
ponga en marcha un plan tan dañino para los intereses de un sector como es el de la pesca. Su silencio hoy en la cumbre de Sevilla no puede provocar más que preocupación. Le pido que dé aquí una posición política que se dirija al sector, porque
esto se ha producido presidiendo usted la Unión Europea. En segundo lugar, silencio clamoroso sobre el reparto de determinados organismos o sedes. Empezamos la presidencia de la Unión Europea con la expectativa de reparto, entre otras, lo que
podía ser la oficina de seguridad alimentaria para Barcelona. Silencio hoy. Le pregunto. ¿Se ha abandonado? ¿No existe? ¿Se deja para la siguiente presidencia? Me parece importante.



En relación con el acuerdo en materia de regiones ultraperiféricas le tengo que decir que el acuerdo no dice nada. Desde luego es mejor que aparezca mencionado, pero no concreta nada y no tiene ningún contenido que pueda tranquilizar. Y
hay tres aspectos que al menos debería haber fijado la cumbre de Sevilla para el futuro, porque esto sí que es de gran interés para España. Al menos tres. Uno, el tema que afecta a los fondos estructurales de las regiones ultraperiféricas, y por
tanto de definir el contenido del artículo 299.2; en segundo lugar, la permanencia de las ayudas de Estado a las islas


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Canarias, hoy reguladas en el REF, y en tercer lugar, la presencia de las regiones ultraperiféricas en lo que es la red de transporte de la Unión Europea. Esos tres aspectos hubieran dado tranquilidad a las regiones ultraperiféricas y a
Canarias. La declaración vacía que aparece en las conclusiones, sencillamente, no se lo da.



En definitiva, señor Aznar, le tengo que decir que estos seis meses pueden verse desde la perspectiva de un balance que ciertamente esta Cámara debería de realizar. Es verdad que de los objetivos iniciales a los resultados finales hay pocos
logros. Tenga presente que no me voy a referir a los logros, a los avances o a los objetivos que estén en relación con la política de la lucha antiterrorista. Sabe que los compartimos, sabe que los reconocemos y aunque hubiera alguna crítica no la
haríamos por tratarse de la materia que es. Y desde aquí quiero expresar mi condena más enérgica a los atentados que estos días se han producido, coincidiendo con la cumbre de Sevilla, que han vuelto a demostrar los objetivos abyectos del
terrorismo. Es bueno recordar que, frente a eso, hay una plena unidad democrática y que ETA, con presidencia europea o sin presidencia, no va a conseguir absolutamente nada en la sociedad española, no va a cambiar absolutamente nada. Por tanto, en
eso, aunque hubiera alguna crítica, no la vamos a formular, sino que vamos a responder con el apoyo.



Se puede juzgar o no la presidencia europea, se puede juzgar o no si se ha avanzado o no se ha avanzado. Para el interés de la Unión Europea no es preciso poner notas; usted prácticamente se la ha puesto, como una nota alta en cuanto a los
objetivos. El lema era Más Europa. Le pido que reflexione con prudencia sobre si hoy estamos, ante la ciudadanía, ante lo que piensa la gente, dando más confianza en el futuro desde las instituciones europeas. Sin poner nota, es verdad que algún
éxito ya ha cosechado en estos seis meses: seguramente han sido la presidencia y el presidente que más movilizaciones han conseguido en la calle, nunca ha habido tantos manifestantes como los que hemos visto en los últimos seis meses. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Señor Rodríguez Zapatero, le ruego concluya, por favor.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Eso, más allá del recuento que se haga. No sé si el señor portavoz está recontando, pero más allá del recuento que se haga. (Risas.)


La presidencia se inició, señor Aznar, trasmitiendo muchos temores por su parte; muchos temores -quiero recordárselo- sobre la expresión de la gente en la calle ante la cumbre de Barcelona y se ha terminado con más ciudadanos en las calles
expresando su inquietud. Lo que me gustaría hoy, señor Aznar, es que hubiera un reconocimiento por su parte de que la expresión por una Europa social, la expresión por una globalización más justa es una expresión bien sana, una expresión de la
ciudadanía que sólo puede representar un estímulo, un acicate para que todos los gobiernos, todos los partidos políticos, todos los representantes de los ciudadanos caminemos mucho más cerca de lo que siente la gente, de lo que quiere ver en la
política y de lo que está dispuesto a construir, que es más espacios de libertad y más espacios de solidaridad.



La señora PRESIDENTA: Señor Rodríguez Zapatero, le ruego concluya, por favor.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Termino ya.



Iniciamos esta presidencia europea hablando mucho de la liberalización de la energía y hemos terminado viendo cómo el Gobierno cerraba la posibilidad de saber el consumo energético que se producía en las primeras horas del día 20 de junio.
Era la expresión más clara de una política de liberalización. Iniciamos la presidencia europea con un lema: Más Europa y terminamos estos seis meses, termina usted, señor Aznar, con más ciudadanos que no creen en su política, con más ciudadanos
que tienen menos confianza en su Gobierno y con más ciudadanos que piensan que su orientación es una orientación antisocial, que no da esperanza a la inmensa mayoría de los españoles. (Fuertes y prolongamos aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Rodríguez Zapatero.



En nombre del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió), señor Trías. (Rumores.)


Señorías, vamos a continuar con el debate. Ruego ocupen sus escaños y guarden silencio.



Adelante, señor Trías.



El señor TRIAS I VIDAL DE LLOBATERA: Señora presidenta, señor presidente, señoras y señores diputados, quisiera comenzar mi intervención manifestando la condena más absoluta de nuestro grupo parlamentario a los cinco atentados perpetrados
por ETA, que han tenido lugar durante el desarrollo del Consejo Europeo de Sevilla, y cuyo principal objetivo, además de causar el máximo daño posible y deslucir el desarrollo de la cumbre, no era otro que mostrar a Europa su capacidad operativa.
Vaya, pues, nuestra más sincera solidaridad con los heridos y afectados al mismo tiempo que hacemos votos para que los responsables de los mismos sean puestos lo más rápidamente posible a disposición judicial. Nuestro reconocimiento también a las
fuerzas de seguridad.



Hecha esta primera apreciación al inicio de mi intervención, quiero manifestar el reconocimiento de Convergència i Unió al trabajo realizado por el Gobierno a lo largo no tan sólo de los seis meses de la presidencia sino de todo el periodo
preparatorio anterior, trabajo que ha dado sus frutos permitiendo que esta presidencia española pueda calificarse a nuestro entender como exitosa. Creemos que ello era importante porque para nuestra federación todos aquellos aspectos relacionados
con la construcción europea son prioritarios. Por ello vaya desde ahora nuestra felicitación al presidente, al Gobierno en pleno y a todos cuantos han participado y trabajado,


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muchas veces desde el anonimato, para conseguir que esta presidencia fuese un éxito.



A lo largo de este semestre, usted, presidente, y su Gobierno han contado con nuestro apoyo total. No podía ser de otra manera, lo hicimos también en 1995, ya que creemos que en lo referido a la construcción europea no deben anteponerse
intereses particulares, por muy legítimos que sean, al interés general de millones de ciudadanos y ciudadanas europeos. Nuestro grupo valora positivamente el semestre de presidencia española por el trabajo realizado pero también por los resultados
obtenidos. A lo largo de este periodo se han conseguido avances positivos. Hay acuerdos que serán visibles de manera inmediata, como la reducción a partir de la próxima presidencia danesa del número de consejos de ministros, y acuerdos que si bien
no serán visibles en el corto plazo sí van a condicionar de manera importante la construcción futura de la Unión.
Ejemplos podríamos encontrar muchos: en Barcelona se dio un impulso definitivo a la estrategia de Lisboa; el acuerdo sobre la
liberalización de los mercados energéticos supondrá un paso muy importante en la construcción del mercado único y en la creación de empleo; el impulso definitivo al programa Galileo -nadie habla del programa Galileo pero creo que es una de las
decisiones más importantes de este periodo-; el nuevo programa de acción Europa 2005 o el principio de acuerdo sobre armonización de las legislaciones financieras. Todos son ejemplos de algunos de los frutos obtenidos por la presidencia española
en materia económica. Tampoco debemos olvidarnos del acento social de las conclusiones de Barcelona. La Europa que queremos debe ser competitiva, sin duda, pero primordialmente debe mantener y reforzar los modelos de cohesión social y de
solidaridad con nuestros conciudadanos, con todas las generaciones de europeos, actuales y futuras, y con aquellas zonas menos desarrolladas de nuestro planeta. Con relación a este último tipo de solidaridad quiero manifestar que el incremento de
los recursos destinados a la cooperación para el desarrollo, acordado en Barcelona y ratificado posteriormente en Monterrey, debe ser considerado como un éxito de esta presidencia. Celebramos además que la unidad que se consiguió en Monterrey se
haya logrado también para la cumbre de desarrollo sostenible que se celebrará el próximo mes de septiembre en Johannesburgo. Conseguir un acuerdo como éste es condición necesaria para la existencia de unas conclusiones efectivas y aplicables para
el conjunto del planeta. Debemos felicitarnos asimismo porque durante la presidencia española se ha producido la puesta en marcha efectiva del euro, un hecho de suma importancia que debe marcar un antes y un después en la construcción de Europa. Y
todo ello se ha conseguido en un contexto lleno de inestabilidades, dominado por las inciertas consecuencias del 11 de septiembre, por la delicada situación por la que transcurre el conflicto árabe-israelí. Por cierto, nosotros nos congratulamos de
la postura adoptada por la Unión en este conflicto; creemos que es importante que se escuche una voz europea con las ideas claras sobre la creación de un Estado palestino. También está influido todo ello por la grave situación económica por la que
pasa Argentina, cuyos negativos efectos podrían extenderse a otros países de la América Latina.



Señorías, un aspecto que nuestro grupo quiere destacar es el acuerdo, por limitado que sea, para reformar el funcionamiento del Consejo Europeo, a pesar de que es cierto que el grueso del trabajo le corresponde a la Convención. En Sevilla
se ha llegado a un principio de acuerdo que comportará cambios muy menores, lo sé, pero por lo menos posibilitarán el inicio de una reforma del funcionamiento de los consejos europeos, con el objetivo de hacerlos más llevaderos, más eficaces y,
sobre todo, más democráticos. Debo reconocerle que a nuestro grupo le gustaba más la propuesta inicial de la presidencia española. Era una propuesta decidida.
Lamentamos que finalmente no haya podido adoptarse en su plenitud, pero lo acordado en
Sevilla, bienvenido sea. No se podía mantener el actual funcionamiento del Consejo con una Unión de 27 miembros. Más Europa era el lema de la presidencia. Pues bien, Más Europa pasaba necesariamente por la aprobación de la propuesta española de
reforma del Consejo Europeo presentada en Sevilla, una propuesta en la que se primaba una visión más colectiva de Europa, frente a una Unión exclusivamente estatal. Este deseo no se ha cumplido del todo en esta cita, donde se ha avanzado lo
posible, pero no lo deseable. Valoramos los esfuerzos realizados por el Gobierno español y por el secretario del Consejo, don Javier Solana. Sólo nos resta solicitar una pronta adaptación de las modificaciones acordadas en este Consejo y confiar
en que a lo largo de la próxima presidencia danesa se produzca un periodo de reflexión que acabe con la adopción de la propuesta española.



La cuestión más trascendente de las tratadas en Sevilla, sin lugar a dudas, y quizá la más relevante desde el punto de vista de su tratamiento mediático, ha sido la referida a la inmigración. No nos imaginábamos al inicio de esta
presidencia que las cuestiones relacionadas con la inmigración acabarían teniendo tanta relevancia. La lucha contra la inmigración ilegal ha pasado de ser un pequeño párrafo de cuatro líneas de su intervención ante esta Cámara el pasado 10 de
diciembre de 2001, para explicar las prioridades de la presidencia española de la Unión, a figurar en el frontispicio de las conclusiones del Consejo y ser la noticia estrella del mismo. Un gran cambio ciertamente del que nuestro grupo se alegra
si, al final, acaba siendo útil para conseguir impulsar una verdadera política europea de inmigración y asilo y sirve para que todos aquellos aspectos acordados en Tampere y que hasta el momento eran propuestas que dormitaban en los cajones de la
Comisión sean adoptados por parte de todos los Estados miembros. Porque, si bien es cierto que la inmigración se ha convertido en un debate ineludible en todos los países de la Unión, lo más adecuado no es que cada país adopte su propia estrategia,
sino que parece más sensato intentar avanzar hacia


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la búsqueda de posiciones que permitan el diseño de estrategias comunes.
La lucha contra la inmigración ilegal no debe ser solamente un asunto interno, por mucho que existan condicionantes derivados de la propia historia de cada país. Debe
ser también un asunto de política exterior y de seguridad común. La presidencia española concluye precisamente habiendo puesto la primera piedra para el diseño de una política de inmigración y asilo común en toda la Unión Europea. Nuestro grupo
quiere manifestar su sintonía con los acuerdos adoptados, construidos bajo la típica arquitectura comunitaria, que permitirán una gestión conjunta contra el tráfico ilegal de inmigrantes y un control conjunto de las fronteras. Ahora bien, desde
nuestro grupo queremos poner de manifiesto que la política europea de inmigración debe basarse en un enfoque equilibrado y global que combine control con la integración social de los inmigrantes y con la cooperación para el desarrollo de los países
de origen de estos inmigrantes. Sin la coexistencia equilibrada de estas tres políticas de poco servirá lo acordado, porque en Sevilla habremos conseguido un acuerdo, pero esto no garantiza por sí mismo que se obtengan los resultados buscados.
Algo podrá disuadir, ciertamente pero, ¿cómo se puede frenar con medios legales a personas que escapan de su país desesperados, en un mundo cada vez más conectado y con mayor movilidad?


Afortunadamente el esbozo de la política de inmigración que ha salido de Sevilla nos parece mucho más equilibrado del que se deducía de las declaraciones que se produjeron antes del Consejo, en las que predominaba la voluntad de construir
una política europea de inmigración centrada básicamente en los ámbitos policial y de control. No es que nuestro grupo no considere necesario ordenar la inmigración, ¡claro que es necesario!, hasta puede resultar necesario crear la policía de
fronteras, algo que al final se ha pospuesto en Sevilla, y para ello pueden contar con nuestro apoyo. Ahora bien, esta política será incompleta y no podrá contar con nuestro apoyo si estas medidas no se complementan con otras que son como mínimo
tan importantes como las anteriores: las políticas destinadas a la integración de los inmigrantes, como pueden ser aquellos aspectos que regulan la reagrupación familiar o el estatuto de residente permanente.



También consideramos positivo que en el acuerdo final del Consejo se haya sustituido la aplicación de sanciones a los países que no cooperen con el control de flujos por el reconocimiento en forma de más ayudas a los países que sí presten su
colaboración. Creemos que este es un enfoque más acorde con la visión de Tampere y con los trabajos realizados hasta ahora por la Comisión. En resumen, sí a la voluntad por parte de los países europeos de implicarse en una política común de
inmigración, puesto que es mucho mejor que lo que sucede actualmente cuando cada país hace su propia regulación en función de sus propios intereses; sí a la inclusión de ciertos aspectos de la política de inmigración y de control de flujos en el
ámbito de la política exterior; sí a la aplicación decidida de todo lo acordado en Tampere y de las propuestas elaboradas por la Comisión; sí al mejor funcionamiento de los mecanismos reguladores de la inmigración legal, porque no se trata de
frenar la entrada de inmigrantes sino de regular el acceso de ésta y evitar la llegada masiva de inmigrantes ilegales cuyo destino prioritario será, seguro, el de aumentar las filas de la economía sumergida o las bolsas de pobreza y marginación.
Pero también debemos dar un sí al incremento de las medidas de integración social por parte de los países miembros; un sí a las medidas de lucha contra las mafias y contra quienes se aprovechan de los inmigrantes ilegales; un sí a la lucha contra
el trabajo irregular.



Señorías, uno de los aspectos de la agenda de la presidencia española en el que nuestro grupo cree que se ha avanzado ha sido el de las negociaciones para la ampliación de la Unión. Si se quería mantener el calendario inicial y así estar en
condiciones para que el año 2004 se incorporen diez nuevos países miembros a la Unión, a lo largo de este semestre debía darse un impulso muy importante a las múltiples cuestiones pendientes heredadas por la presidencia española, y este impulso, a
pesar de lo sucedido con la financiación de las ayudas directas agrícolas, se ha producido. Ciertamente muchas de las cuestiones acordadas y de las acciones realizadas por España durante este semestre no han sido recogidas por ningún titular de
periódico, pero si no se hubiesen realizado la ampliación no podía producirse en el año 2004. Y si este esfuerzo realizado por la presidencia ha pasado desapercibido en nuestro país, no ha sido así en los países candidatos, los cuales están
razonablemente satisfechos con lo avanzado en este período.



Se han conseguido acuerdos en materias tan importantes y tan sensibles como las políticas regionales, las disposiciones financieras y presupuestarias y las disposiciones del capítulo institucional. En este sentido, tenemos que destacar la
fluidez con la que se han desarrollado las negociaciones y se ha llegado a acuerdos, de manera que de todos los deberes asignados en la presidencia española al Consejo de Sevilla se llegó tan sólo con una asignatura pendiente: la referida al
capítulo agrícola, y más concretamente a la financiación de los pagos directos.
Debo reconocer que no se trataba de un tema menor, era una cuestión esencial y de difícil resolución. A nuestro grupo, la propuesta de la Comisión asumida por la
presidencia de implantar una concesión gradual de los pagos directos a lo largo de un período transitorio, que finalizaba en el año 2013, le parecía un compromiso razonable entre la necesaria igualdad de trato entre socios y la sostenibilidad del
presupuesto. No lo han considerado así los principales contribuyentes de la Unión Europea, los países más ricos de la Unión, y están jugando la partida de la reforma de las perspectivas financieras de la Unión, más allá del año 2006, lo que
realmente les interesaba, y utilizan como fichas a los candidatos a la ampliación. Mezclar ampliación con la reforma de la PAC, en opinión de Convergència i Unió, es un cóctel peligroso, porque una posición como esta puede llegar a bloquear el
proceso


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de ampliación. Un aspecto desea dejar claro nuestro grupo. El desacuerdo de Sevilla no debe ser achacado a la presidencia española, sino al difícil encaje de bolillos sobre el que se asienta la financiación de la PAC. No voy a negar las
dificultades existentes para llegar a un acuerdo el próximo otoño. Todos deberemos ceder y la cesión deberá ser equilibrada. Pero es necesario recordar, una vez más, que Europa tiene una deuda con estos países. Y una última reflexión: si al
final se rechaza el pago de las ayudas directas a los países candidatos, se habrá dado el primer paso para desmantelar el sistema de ayudas directas a los actuales países miembros, algo con lo que nosotros no estamos de acuerdo.



Otro aspecto destacable del Consejo Europeo de Sevilla es el relacionado con la definición de la política económica. Si queremos consolidar a Europa como una verdadera potencia mundial, no nos basta tan solo repetir incansablemente y en
todos los foros este deseo, tendremos que actuar. Y a las alturas en las que nos encontramos, debemos ponernos a trabajar cuanto antes. En Barcelona se hizo una parte del trabajo al dar un impulso importante al proceso de Lisboa. En Sevilla se ha
completado el mismo, al aprobar unas orientaciones de política económica que deben contribuir al desarrollo de la Unión. En el año 2004 todos los países deben situar sus finanzas públicas en un nivel muy próximo al equilibrio presupuestario. Si se
cumple lo acordado, Europa estará en condiciones de impulsar el crecimiento y la creación de empleo, algo que necesitamos imperiosamente. Pero los deberes no sólo afectan a la eliminación del déficit público, también afectan al control de los
precios, y en esta asignatura no vamos bien. España deberá controlar más eficazmente su nivel de precios. También valoramos los avances que se han producido en la materia, en la que hasta ahora había dificultado su desarrollo: la fiscalidad sobre
la energía. No hay todavía un acuerdo en firme sobre la misma. Deberá producirse bajo la presidencia danesa, pero en un aspecto que está bien encaminado y ya se ve el final del túnel, algo de lo que nos alegramos.



Otro de los activos de la presidencia española ha sido la política mediterránea. Nuestro grupo cree que ha quedado claro su mensaje. La política mediterránea europea no es sólo cuestión de los países ribereños, es una cuestión de alta
importancia estratégica para toda la Unión. No estoy hablando tan sólo por el éxito de la reunión de Valencia, en la que Israel y los Países Árabes, a pesar de la situación de enfrentamiento en que se encuentran, votaron los acuerdos que allí se
alcanzaron, sino que lo digo porque en Valencia se ha constatado la mayoría de edad de lo acordado en 1995 en Barcelona. Y ha surgido un plan de acción inmediato, que se concretará el próximo otoño con la creación de la línea de crédito preferente
de 250 millones de euros, para el período 2003-2006, por parte del Banco Europeo de Inversiones, para financiar el desarrollo de la ribera sur del Mediterráneo. No le niego, señor presidente, que nos sentiríamos más satisfechos si se hubiese creado
un banco euromediterráneo.



Un aspecto que no ha sido incluido en la agenda de la presidencia española, a lo mejor de manera intencionada, ha sido la determinación de la sede de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria. Nuestro grupo agradece el apoyo que el
Gobierno ha prestado a la candidatura de Barcelona y ahora que termina la presidencia española y que se puede dejar de lado la neutralidad que conlleva el ejercicio de la misma, le ruego que retome esta ambición. Somos conscientes de que no va a
ser fácil conseguirlo, pero todavía no hemos cerrado la puerta a la esperanza, especialmente teniendo en cuenta que la candidatura de Barcelona es una propuesta sólida y que tendría una gran potencialidad, tal y como lo reconocen todos los que han
analizado sus posibilidades como sede de dicha agencia.



Hay un último aspecto que tiene que ver con los trabajos de la Convención europea y que, como usted conocerá, es especialmente sensible para nuestro grupo. La Convención está iniciando los trabajos de definición de lo que debe ser una
verdadera Unión Europea. Desde Convergència i Unió le queremos manifestar que en esta Europa del futuro aquellas regiones constitucionales de la Unión que disponen de Poder Legislativo deberían poder participar de manera activa en las decisiones
comunitarias. En la actual Unión no hay un único modelo. Tenemos ejemplos de países como Bélgica o Alemania en los que se produce una participación activa y leal en la conformación de las decisiones comunitarias. Nosotros que somos uno de los
Estados más descentralizados de la Unión deberíamos poder estar a su lado en lugar de apostar por las tesis más centralistas. Ahora, señor presidente, dispone de una buena oportunidad. Hace escasamente una semana, en el Parlamento Europeo, se
aprobó la posibilidad de introducir circunscripciones electorales regionales en las elecciones al Parlamento Europeo. Hagámoslo también aquí para descentralizar a España. Con ello se mejoraría notablemente la representatividad de la diversidad de
nacionalidades y regiones que integran el Estado español.



Como catalán permítame una última reflexión en materia de ampliación que nos afecta de un modo muy directo. Me refiero a la cuestión lingüística.
Sabemos que hasta ahora se ha pasado de puntillas sobre los gravísimos problemas reales que
se pueden derivar del puro y simple reconocimiento como lenguas oficiales europeas de los idiomas de todos los países candidatos; graves problemas de gestión y de coste que en algún momento darán lugar a algún tipo de distinción entre los idiomas
de trabajo y los idiomas reconocidos oficialmente. Es mi obligación, señor presidente, recordarle que en España hay un idioma oficial, que es el mío y el de muchos millones más, con mayor número de hablantes que el de algunos países candidatos.
Esperamos que en el marco de este debate los negociadores españoles sean también dignos representantes de los millones de ciudadanos españoles de habla catalana.



Muchas gracias.



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La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Trias.



En nombre del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida, señor Llamazares.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Gracias, señora presidenta.



Señor presidente, los dioses ciegan a quienes quieren perder. Usted está ciego ya ante la huelga general, no ha dicho una sola palabra en su intervención sobre un hecho social y político muy relevante en esta presidencia europea y tenemos
la impresión de que empieza usted a perderse. Hoy es un día más en que los derechos laborales de miles de trabajadores en este país serán conculcados con su beneplácito. Hoy miles de trabajadores cobrarán sueldos de miseria o deberán prolongar su
jornada laboral sin contraprestación alguna, especialmente los jóvenes.
Hoy a centenares de trabajadores no se les renovará el contrato por haber participado en la huelga general del 20 de junio. Hoy no se les escuchará a ustedes, al Gobierno,
hablar de derecho al trabajo; se les escuchará únicamente un día al año. Le sale mucho mejor: empresario o beneficios, esas sí son palabras de su vocabulario y de su vida.



Usted, señor presidente, ha utilizado la presidencia española para lanzar una cruzada de la nueva derecha, de la derecha más extrema que usted representa en Europa. La suya ha sido la primera presidencia europea de obsesiones y no de
objetivos; sus acciones finales han tenido muy poco que ver con la prioridad señalada al inicio del semestre: la negociación de la ampliación. En realidad, lo que a usted le interesaba ante todo era el programa de la derecha en Europa: el
desmantelamiento del modelo social, la política contra la inmigración y las consecuencias del 11 de septiembre en materia autoritaria. El semestre transcurrido no ha aportado más Europa, sino menos; no una Europa mejor, sino peor. Con usted nos
adentramos también en una crisis de Europa como proyecto democrático. Lo que sí pasará a la historia de su presidencia serán las cumbres alternativas -no su cumbre- y la huelga general del 20 de junio.
Eso es al menos lo que ha trascendido en la
prensa europea. Según la prensa libre, pese a todos los esfuerzos por convencernos de lo contrario, lo cierto es que su presidencia ha paralizado el objetivo de ampliar la Unión Europea a diez nuevos países en la primavera de 2004; según la prensa
libre y según el señor Cañete. Señor presidente, según la prensa antiespañola, en Sevilla se ha abierto una nueva grieta en el Pacto de Estabilidad. Su dogmatismo liberal ha salido tocado. La excepción concedida a Francia, que condiciona el
equilibrio presupuestario al crecimiento del 3 por ciento en los próximos dos años, será el flotador de salvamento al que se agarrará más de un Estado miembro con mayores dificultades, porque aquello de que España iba bien suena ya hoy a historia
pasada. Resulta también divertido comprobar que el resultado más concreto que usted ha alcanzado en Sevilla ha sido el de reducir a una sola jornada las futuras reuniones del Consejo Europeo. En definitiva, los dos elementos básicos de la
gobernanza comunitaria están paralizados y se empieza a fraguar una crisis en la Unión Europea. Esto es al menos lo que se piensa en algunos medios europeos. Por otra parte, Giscard d'Estaing ha presentado en Sevilla su interpretación personal
sobre la marcha de la Convención, que está resultando polémica por la lentitud de sus trabajos y la falta de ambición de su presidente. Lo insostenible también en materia de política exterior es la escasa voluntad política de la Unión Europea para
exigir de Israel el respeto del derecho internacional y reconocer de inmediato la independencia del Estado palestino. Es el problema de una política exterior euroatlántica, como usted la quiere, y sin autonomía europea. También según la prensa
canallesca, el Consejo Europeo ha acordado llevar posiciones comunes a la cumbre de Johannesburgo sobre desarrollo sostenible, pero España, según esta prensa, se presentará en la cumbre sin haber cumplido sus deberes.
El Gobierno español será uno
de los pocos gobiernos europeos que no podrá presentar su propio documento de estrategia de desarrollo sostenible, porque no lo tendrá. Ya sé, señor presidente, que según usted y sus medios de comunicación la huelga general no ha existido y que la
oposición somos responsables de todo, incluso de la derrota en Eurovisión y del fracaso de España en los mundiales.



Señor presidente, la tradicional foto de familia ha cambiado en esta cumbre de Sevilla. La derecha gobierna ahora en once de los quince países de la Unión, pero lo que ha cambiado de verdad no ha sido solamente el número; ha cambiado la
propia naturaleza de la derecha europea. Por eso era y es usted el hombre providencial para encabezar la mutación de la derecha. La nueva derecha aborrece el consenso social y político de posguerra y su objetivo preeminente y fundamental es servir
a los intereses del nuevo modelo de globalización autoritaria. Su mezcla de fundamentalismo del mercado, populismo y seguidismo respecto a la política norteamericana es la dosis perfecta para impulsar la construcción de una Europa funcional, al
modelo conservador. Lo resultante es una nueva ideología basada en la inseguridad, frente al Estado del bienestar, cuyas soluciones sólo encuentran acomodo en el autoritarismo y en la limitación real de los derechos democráticos. Por eso esta
presidencia europea ha sido la de la contestación y la movilización social como respuesta. Para usted, señor Aznar, para la derecha europea, ha finalizado la etapa de la Europa liberal de rostro humano. Por otra parte, tanto la vieja como la nueva
derecha han colocado en sus agendas temas que la aproximan cada vez más a formas y contenidos de los partidos de la derecha más extrema en Europa. No se trata sólo de la preeminencia en los temas de seguridad y de una visión represora y sesgada de
la inmigración; se trata también -y cada vez más- de una visión restringida y limitada del ejercicio de los derechos democráticos y del derecho internacional.



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Señor Aznar, no es cierto, como usted ha dicho en Sevilla, que la inmigración sea la mayor preocupación de los ciudadanos. Tanto el eurobarómetro como las encuestas nacionales demuestran que el paro sigue siendo el mayor motivo de
preocupación de los ciudadanos europeos y de los españoles. Otra cosa es que ustedes quieran que así sea, que la inmigración se convierta no en un reto sino en un problema. Pero para bien de la Unión Europea y de su prestigio en el mundo, y para
vergüenza del Gobierno español, usted ha tenido que rebajar su propuesta inicial de imponer sanciones y castigos a los países pobres del Tercer Mundo. El propio Tony Blair, que había apoyado su propuesta, le dejó solo ante la protesta abierta de su
ministra de Ayuda al Desarrollo, Clare Short, que la tachó de moralmente repugnante.



Tampoco es cierto, como usted pretende, que en Sevilla se haya puesto en marcha una política de inmigración global y equilibrada, porque esta política ni es global ni es equilibrada. No es global porque sólo se ataca las consecuencias, pero
no las causas del fenómeno migratorio.
¿Cómo detener los movimientos migratorios si no se combate la pobreza mediante la cooperación y el desarrollo, no se previenen los conflictos bélicos y no se condena abiertamente a las dictaduras? No es
equilibrada porque usted se ha centrado exclusivamente en las medidas policiales y represivas contra la inmigración ilegal, sin reconocer la aportación positiva de los inmigrantes ni avanzar un solo paso en la consolidación de los derechos de los
residentes y su integración social y ciudadana en Europa, en España y en el resto de los países de acogida. A pesar de las advertencias de la comisaria de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Margaret Robinson, la política común criminaliza
la huida de la pobreza, endurece la legislación de asilo y refugio violando la Convención de Ginebra y prepara la expulsión irregular de los sin papeles.



Escuche bien lo que le voy a decir, señor Aznar. Izquierda Unida rechaza de plano el plan de repatriación masiva de inmigrantes que usted ha maquillado en Sevilla. Desde 1945 los europeos creíamos que nunca jamás volveríamos a presenciar
deportaciones masivas de ninguna minoría de seres humanos. Cuando usted llegó a la Moncloa en 1996 se encontró con la existencia de inmigrantes indocumentados en Melilla. Entonces los repatrió a la fuerza en un avión sedados con haloperidol y
exclamó con frialdad: teníamos un problema y lo hemos solucionado. ¿Será este tipo de solución el que usted pretende aplicar para la deportación de tres millones de inmigrantes sin papeles que la Comisión dice que hay en Europa?


Usted ha arrancado a la ultraderecha y al populismo la execrable bandera de la lucha contra los inmigrantes y ha aceptado jugar en el terreno marcado por los movimientos xenófobos y racistas. Su discurso ha ido tan lejos que la propia
derecha europea se ha avergonzado y no ha querido ir con usted hasta el final en Sevilla. Si faltase un ejemplo de lo que estamos hablando, ha bastado el encierro de 500 trabajadores inmigrantes sin papeles en la Universidad de Sevilla para
demostrarlo, para demostrar el fracaso de su política de inmigración, no de anteriores políticas de inmigración. Los españoles tenemos que escoger: o bien se consolida una inmigración segregada socialmente y sin derechos y, por tanto, conflictiva
con los propios trabajadores que cada vez tienen más derechos, como ustedes se proponen, o bien se apuesta por una sociedad en la que los inmigrantes se conviertan en ciudadanos y puedan disfrutar de la igualdad de derechos, de la igualdad de
oportunidades y de la convivencia con el resto de los ciudadanos y los trabajadores.



Si la cumbre de Barcelona se recordará fuera de España como aquella en la que se manifestaron 300.000 personas, la cumbre de Sevilla pasará a la historia por la huelga general del 20 de junio, fuera de España claro, y aunque la cumbre se
haya reunido en una burbuja de aire climatizado, el calor sofocante de la huelga general ha derretido, señor presidente del Gobierno, en parte su particular cruzada contra el modelo social europeo y el Estado del bienestar. En enero usted manifestó
ante esta Cámara su intención de que Europa se convirtiera en la zona de mayor prosperidad económica del mundo, salvaguardando, eso sí, el modelo social europeo, pero la cumbre de Barcelona y el decretazo en el entorno de Sevilla contra la
protección social en España han puesto al descubierto sus verdaderas y ocultas intenciones: la intención de desmantelar el Estado social que caracteriza el modelo europeo. Desde que usted ha empezado a dejar de hablar catalán y a pronunciar
arengas en alemán -por lo menos lo ha intentado- temíamos que con sus panzer lanzara contra los trabajadores y los inmigrantes una nueva blitzkrieg, una ofensiva relámpago.
Felizmente, su ofensiva contra los trabajadores se estrelló el 20 de junio
y su ataque a los inmigrantes sufrió un revés en Sevilla. El pasado jueves, el 20 de junio, más de dos millones de personas se manifestaron por las calles de las principales ciudades de nuestro país ratificando el importantísimo impacto de la
huelga general.



Usted, señor Aznar, no sólo ha roto el diálogo social; usted no reconoce la representatividad y el protagonismo de los sindicatos en la huelga general, atribuyendo finalidades políticas. Usted ha hecho invisibles, como por arte de magia, a
millones de trabajadores y de ciudadanos, como David Copperfield. Nunca en nuestra historia reciente habíamos conocido tampoco tal despliegue policial y nunca antes durante el período democrático ni la televisión pública ni los medios de
comunicación afines al Gobierno habían llegado a niveles tan extremos de manipulación. Por un instante creímos regresar al tardofranquismo y a sus viejos nombres: Cabanillas, Rato, Fraga, Fernández Miranda... Pero a pesar de sus ministros de
propaganda y de gobernación, la huelga fue un éxito. Lo cierto es que les agradecemos también que la organización de la mentira, tan burda, haya hecho evidente para millones de ciudadanos en este país que cada vez más se están convirtiendo ustedes
en un problema para la democracia, para la estabilidad social y para la recuperación económica en España.



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Es muy preocupante su visión deformada de la democracia, según la cual todo se justifica en función de su mayoría parlamentaria, pero es más preocupante aún que el cinismo y la mentira se hayan convertido en el modo habitual de gobernar.
Señor Aznar, reprobamos con toda energía la acción de su Gobierno frente a la huelga. Don Pío Cabanillas ha mentido conscientemente a los españoles con el mayor descaro; el señor Rajoy ha puesto todos los medios represivos de que dispone para
impedir el libre ejercicio de un derecho fundamental: el derecho de huelga. Ha espiado a los partidos democráticos y ha asimilado a los piquetes con terroristas.
Mientras tanto, se han producido cinco nuevos atentados terroristas, que condenamos.
Por ello, señor Aznar, le pido el cese del ministro Portavoz y del ministro del Interior. Tome usted nota de lo que dijo en Sevilla el presidente del Parlamento Europeo, el señor Pat Cox: Sin huelgas la democracia sería más débil.



Señor presidente del Gobierno, permítame un consejo: renuncie a la política del avestruz, escuche a los españoles, reconozca la representatividad de los sindicatos, retire el decreto y abra una nueva y verdadera negociación social. Esta es
su única salida. Si usted no lo hace, la obligación de la izquierda será presentar una censura global a su política. Después del 20 de junio, señor Aznar, nada volverá a ser lo mismo. Con los últimos destellos de la cumbre de Sevilla su estrella
se apaga y esto, señor Aznar, por muchas risas que haya, no ha hecho más que empezar.



Muchas gracias. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Llamazares.



En nombre del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), señor Anasagasti.



El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Gracias, señora presidenta.



No sabemos si los dirigentes europeos captan que las cumbres europeas forman parte cada vez más del paisaje de un ritual lleno de apretones de manos, de fotografías y de regalos, con algún tipo de concesión a un aparentemente sano
nacionalismo, como en el caso del fútbol, que al parecer recuerda a todos que está bien eso de la Unión Europea, pero que las pasiones sólo las levantan las selecciones de fútbol. De ahí que el foro social de Sevilla, que logró reunir a decenas de
miles de personas en la manifestación del sábado, haya puesto una vez más de relieve que la Unión Europea, el primer donante de ayuda exterior del mundo, además de no contar a la hora de resolver, por ejemplo, el conflicto de Oriente Medio,
asistiendo impávida a la destrucción de sus apuestas de colaboración, tiene un serio problema de imagen al haberse convertido en objeto de las protestas de los antiglobalizadores. En Sevilla se ha vuelto a poner en evidencia que a esta Unión le
falta alma política. Ya lo ha denunciado la sección española de Amnistía Internacional y la Asociación de trabajadores inmigrantes de Marruecos en España, que han criticado el poco acento que se ha puesto en promover y mejorar los derechos humanos
y la democracia en los países de origen de los inmigrantes. Esta visión, que cataloga al inmigrante como previsible delincuente, como terrorista potencial o, cuando menos, como desconocido peligroso, alimenta la xenofobia y radicaliza los
integrismos populistas.
¿Cómo sorprendernos luego de la expansión ideológica de la extrema derecha? El proceso global que representa la inmigración ha de tratarse, tanto en destino como sobre todo en origen, promoviendo el desarrollo de los países
del sur.



En relación con los debates europeos que debe haber en cada país, nos ha llamado la atención en esta cumbre que el Consejo Europeo respaldará que las Fuerzas Armadas irlandesas no participen en operaciones en el extranjero acordadas en el
contexto de la política europea de seguridad y defensa, si no es con la autorización previa de Naciones Unidas, con el acuerdo del Gobierno irlandés y con la aprobación de su Parlamento. Como se ve, igual que por aquí, donde en decisiones de este
tipo se entera la oposición de lo que pasa leyendo la prensa y sólo cierta prensa. Por eso la cumbre de Sevilla ha sido bastante vacía al no haber abordado la resolución en serio de los grandes problemas que tiene ante sí la Unión Europea, como es
la ampliación y su reforma institucional.
Desgraciadamente, terribles hechos criminales se han hecho presentes contra personas y bienes al producirse cinco atentados de ETA logrando sin embargo y afortunadamente el efecto contrario al buscado, es
decir, una expresión de solidaridad, un repudio manifiesto, así como analizar la declaración en la que se reitera que la lucha contra el terrorismo incluye todas las políticas europeas, y con esa resolución estamos absolutamente de acuerdo.



Por otra parte, si Europa se construye a golpe de crisis, la que se anuncia en el horizonte para poco más o menos dentro de año y medio es de las que harán época. Hace ya nueve años que los socios de la Unión, primero doce y después quince,
vienen discutiendo una reforma de sus instituciones para adaptarlas a las necesidades de una Europa más compleja, más plural y, sobre todo, mucho más numerosa. Los resultados han sido hasta ahora decepcionantes. Tras los acuerdos de Niza,
diciembre de 2000, el Consejo Europeo de Sevilla ha intentado avanzar en esa senda buscando un reequilibrio institucional en la Europa comunitaria aparentemente sin conseguirlo. Las intenciones del Reino Unido, de España, de Italia, de Francia, con
Alemania en el transportín, a la espera de las futuras elecciones legislativas, apuntaban a un refuerzo de los poderes del Consejo, creando incluso la figura de presidente de la Unión y organizando las cosas de manera que los principales actores de
la escena comunitaria no desaparecieran nunca de la gestión de las cosas europeas. Los efectos de este debate están a la vista. La cumbre ha logrado acuerdos menores para racionalizar el trabajo de las presidencias y de los diferentes consejos de
ministros. La


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sustancia sin embargo permanece intacta y dicen los Estados pequeños que la construcción europea no es el resultado de la filosofía de un hombre, un voto, que su aportación cualitativa al proceso es muy superior, y tienen razón. El problema
para los macropaíses en la Unión Europea ampliada es que va a haber demasiados países pequeños, y eso no está mal porque Europa es un mosaico, no es una pieza única. Sabemos que hay que cambiar, y todos tienen claro que hay que cambiar, que las
formas experimentadas hasta ahora no sirven. O se llega a un consenso sobre una fórmula no discriminatoria para gobernar la Europa comunitaria sin crear un desplazamiento indeseable de los actores principales de la Unión o la Unión perderá interés
para sus principales agentes y se multiplicarán las concertaciones bilaterales, con gran demérito para las instituciones comunes, y el ciudadano se alejará de una Europa que no sentirá suya. De ahí la importancia de la creación, a nuestro juicio,
con el tiempo, de un Senado europeo, de que el Comité de regiones no sea sólo un órgano consultivo menor y de que a las regiones que no son Estado se las tenga en cuenta en lo que les afecte, que es muchísimo. De Sevilla, pues, si ha salido la
reducción de dieciséis a nueve en el número de consejos sectoriales, un código de conducta con normas mínimas para las cumbres y la apertura al público a través de la televisión de las sesiones del Consejo en su función legislativa, en todo caso,
las tímidas reformas aprobadas no resuelven el problema de fondo: que tras la ampliación ya no servirán las reglas del juego en el funcionamiento del Consejo. La Unión Europea tiene un problema grave de comunicación, además de demasiada burocracia
y absorbentes intereses estatales. Sus responsables tendrían que incidir con argumentos más claros en la necesidad de abordar, con medidas mejor positivas que punitivas, una situación como la inmigración ilegal, que significa una intolerable
fábrica de destrucción de personas en beneficio de las mafias y que provocan fenómenos tan peligrosos como la extrema derecha, últimamente liderada en Francia por Jean-Marie Le Pen.



La cumbre de Sevilla concluyó el sábado confirmando la determinación de los Quince por combatir el tráfico ilegal de inmigrantes, aunque sin aportar novedades de gran entidad ni a los objetivos definidos en la reunión de Tampere, octubre de
1999, sobre la materia ni a sus calendarios. Conscientes de la urgencia del tema, como señalaron usted y el primer ministro británico, Tony Blair, en sus respectivas conferencias de prensa, los países comunitarios reforzaron el mensaje político de
que la Unión Europea necesita inmigrantes para mantener un sistema productivo en marcha sin que por ello estén dispuestos a ser indulgentes con la inmigración ilegal. Todos estos meses atrás y siguiendo los dictados de Tampere, los ministros de la
Unión Europea han venido trabajando en diversas iniciativas para mejor regular el tráfico de inmigrantes legales y combatir el de ilegales. Por tanto el Consejo Europeo de Sevilla tenía que dar una cohesión a esos esfuerzos, y así lo hizo, tratando
de encajarlos, como un todo unitario, en unas conclusiones de la presidencia que refuerzan la vertiente del asilo y la inmigración de los acuerdos suscritos anteriormente. Por ello la cumbre habló del plan global para la lucha contra la inmigración
ilegal, de la gestión de las fronteras exteriores y de la directiva sobre normas mínimas de acogida de solicitantes de asilo, saludándolos como logros objetivos de los Quince en la búsqueda de soluciones al problema. Constituye, y hay que
reconocerlo, un avance objetivo de la cumbre encarar la problemática de la inmigración legal e ilegal dentro de un mismo esquema conceptual y no como fenómenos desligados, tal como había sucedido hasta ahora.



El lado menos luminoso de la reunión lo constituye la falta de determinación política para introducir presión directa sobre los regímenes políticos transigentes con la inmigración ilegal, las tan traídas y llevadas sanciones a cuenta de la
política de cooperación y ayuda al desarrollo y la necesidad de políticas de integración humanas y respetuosas. Usted, señor presidente, pasó de puntillas sobre la redacción final de las conclusiones en este capítulo de las sanciones, declarando
que si lo países terceros no cooperan, la Unión Europea se reserva el derecho a actuar. Quizá no se podía haber hecho más, pero eso es lo que ocurrió.



En relación con la Convención, en esta semana se ha conocido la última agresión a esta reflexión europea tan interesante. Su presidente, Giscard d'Estaing, ha mantenido reuniones con jefes de Gobierno de la Unión, como usted y Tony Blair.
Sin embargo, nadie en la Convención sabe de qué han hablado de verdad, nada sorprendente en todo caso, ya que las reuniones de los grupos de trabajo de la Convención también se están desarrollando a puerta cerrada, echando por tierra lo que los
mandatarios europeos y Giscard d'Estaing proclamaban en febrero pasado cuando comenzaron los trabajos de la Convención sobre el futuro de Europa. Todos los debates, aseguraron entonces, serán públicos. Hoy sabemos que no es así ni va a ser así.
Situaciones como esta y otras que ha protagonizado el ex presidente francés, criticado en más de una ocasión por su autoritarismo dentro de la Convención, están minando de forma peligrosa tanto los trabajos de la Convención como la confianza que se
pudiera tener en este interesantísimo foro de debate. ¿Quién puede confiar a estas alturas en la independencia del ex presidente? ¿En qué medida están condicionando los grandes Estados de la Unión Europea el desarrollo de la Convención? El
portavoz del señor Giscard d'Estaing, Nicolaus Meyer-Landrut, ha reconocido que Giscard d'Estaing se ha reunido con varios Estados grandes, pero ha insistido en que también hablará con los pequeños, admitiendo en todo caso que todavía no lo ha
hecho. La sensación que se está imponiendo, tanto entre algunos miembros de Estados pequeños dentro de la Convención como en el Parlamento Europeo, es que existe ya un texto más o menos cerrado y que la prolongación de los trabajos de la Convención
hasta marzo del próximo año es puro formalismo, pura fachada.
Representantes


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de la Cámara europea en la Convención han mostrado reiteradas veces en estas últimas semanas su convencimiento de que no será posible incluir nada más, aparte de lo ya acordado y consensuado por D'Estaing con los Estados miembros más
poderosos, y así, señor presidente, no se construye Europa. En este foro se han definido ya dos tendencias, la federalista, que estaría dispuesta a apostar por una Europa a la carta recuperando la vieja idea de que un grupo de Estados avance en la
integración europea, y la defendida por Giscard d'Estaing y el eurodiputado español del PP Méndez de Vigo, que está posicionándose claramente a favor de la hegemonía intergubernamental y, por tanto, en detrimento de la Comisión Europea. Algunos
Estados llamados pequeños, como Finlandia, han expresado ya sus temores sobre la actitud hegemónica de los Estados grandes en este foro pero no se les va a hacer el menor caso.



Otro de los grandes objetivos iniciales de la Convención, acercar Europa a los ciudadanos, tampoco está siendo cumplido porque los debates que son públicos no están trascendiendo al gran público, que se supone es la estrella de este
pretendido ejercicio de transparencia comunitaria. En Sevilla, mientras tanto, ustedes han hablado de reformas institucionales cuando se supone que todo eso debe abordarse primero dentro de la Convención y luego dejar la cuestión en manos de la
Conferencia Intergubernamental. Pero parece que los Estados no están dispuestos a esperar hasta el año 2004 para fijar el rumbo definitivo.



En relación con la dramática situación en Oriente Medio, los acuerdos no pueden ser más oportunos, más ajustados, más inteligentes y más viables, pero el problema no está en el papel, que lo aguanta todo, sino en poder llevarlo a la práctica
sólo con declaraciones formales. Señor presidente, habiendo usted auspiciado en otoño del año pasado el foro Formentor y siendo en este semestre presidente de turno de la Unión Europea, a nuestro juicio, no ha hecho ningún gesto llamativo para
haber encauzado esta situación. Su relación personal y su ascendiente político, tanto con Yasser Arafat como con el presidente George Bush -que algo puede influir en Ariel Sharon- no se han traducido en nada más que en esta interesante declaración
que durante este semestre no ha tenido otra virtualidad. Sin embargo, estamos de acuerdo en lo aprobado. Al portavoz de un grupo como el nuestro le llama poderosamente la atención la terapia que se quiere aplicar a una situación realmente
enquistada. Se habla de diálogo hasta el amanecer y se habla de agotar todas las vías aunque haya atentados.
Comprenderá usted que estos diagnósticos certeros nos causen cierta sorpresa cuando por estos lares se sustituye el diálogo por la
confrontación y la exclusión, aunque una situación y otra no tengan nada que ver. Ya sé que a usted le molesta esta asociación de ideas, pero aquí el único que estableció una similitud entre ETA y los palestinos no fue el PNV sino el ministro de
Asuntos Exteriores, no nosotros. En esta línea, el Consejo Europeo ha apostado por celebrar el plazo más breve posible una conferencia internacional sobre Oriente Próximo que deberá tratar los aspectos políticos y económicos, así como las
cuestiones relativas a la seguridad. Esta conferencia deberá reafirmar los parámetros de una solución política y establecer un calendario realista y preciso. Según se refleja en la declaración que han aprobado ustedes sobre Oriente Próximo, la
crisis en la región ha llegado a un punto crítico, y si la escalada continúa, la situación será incontrolable.
También se constata que las partes por sí solas no son capaces de encontrar una solución y que, por tanto, es urgente que el conjunto de
la comunidad internacional lleve a cabo una acción política. El llamado cuarteto tiene, por ello, un papel esencial que jugar.



La Unión Europea condena firmemente, como no podía ser menos, todos los atentados terroristas perpetrados contra civiles israelíes y asegura que el proceso de paz y la estabilidad de la región no tienen que ser rehenes del terrorismo. En
esta línea se señala que la lucha contra el terrorismo tiene que continuar de manera paralela a la negociación de una solución política, y que la solución al conflicto pasa por la negociación y sólo por la negociación. El Consejo defiende poner fin
a la ocupación y crear rápidamente un Estado Palestino democrático, viable, pacífico y soberano sobre la base de las fronteras de 1967 y, si fuera necesario, con ajustes mínimos acordados por las partes. La Unión Europea recuerda también la
necesidad de hallar una solución a la capitalidad de Jerusalén y a la situación de los refugiados palestinos. La lucha contra el terrorismo debe continuar, pero simultáneamente también la negociación de una solución política, y no ha habido,
curiosamente, ninguna mención esta vez a Yasser Arafat.



Creemos que en este conflicto usted podía haber tenido un papel mucho más activo, mucho más europeo, mucho más gestual, mucho más humano, mucho más político y mucho más histórico durante su presidencia que el que ha tenido. No ha sido de
recibo el desprecio oficial israelí a la Unión Europea, no ha sido de recibo que no le hayan dejado visitar a Arafat casi encarcelado y usted haya aceptado esta orden, no ha sido de recibo que Sharon lo único que deseaba era entrevistarse con Bush y
no con usted, y no ha sido de recibo la aparente pasividad suya, aunque no sabemos en qué consisten sus llamadas telefónicas.



Finalizo, señor presidente. La distancia entre el poder político y la sociedad se ha agrandado y no hay más que ver las inmensas precauciones que rodean a cada sesión de los máximos dirigentes europeos junto a las manifestaciones múltiples
de jóvenes también europeos. Lo que parecía camino avanzado hacia la unidad europea se ha convertido en un sendero lleno de agujeros y trompicones, en el que, de golpe, aparecen o reaparecen los nuevos abanderados del chauvinismo rancio que pueden
ir desde un viejo Le Pen a un no tan viejo como el austriaco Haider, todos con una misma bandera: Estado por encima de todo, rechazo de la Europa unida, expulsión de los inmigrantes, guerra abierta a las confesiones religiosas


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distintas del cristianismo y a las etnias y los colores de piel no exactamente blancos. Es una lástima que bajo su presidencia semestral Europa no haya dado un salto adelante y que no podamos felicitarle porque, seis meses después, creemos
que no existe más Europa, aunque el señor Solana le felicite tan efusivamente.



Muchas gracias, señora presidenta.



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Anasagasti.



Por el Grupo Parlamentario de Coalición Canaria, señor Mauricio.



El señor MAURICIO RODRÍGUEZ: Señora presidenta, señorías, cuando en los debates previos a la presidencia española discutimos aquí sobre los objetivos -el propio Gobierno se marcó seis grandes objetivos-, la reflexión que hizo mi grupo fue
que esos objetivos tenían que estar encuadrados en el marco del difícil proceso de construcción europea, que si generábamos enormes expectativas sobre lo que podría ser la presidencia española nos conduciría a la frustración y, sin embargo, si
hacíamos un diagnóstico certero del difícil escenario europeo e internacional -en el que por un lado se estaba produciendo un fenómeno de recesión o de estancamiento económico y, por otro, el marco político internacional después del 11 de septiembre
y con procesos electorales abiertos en los principales países europeos-, fijar unos objetivos razonables era la posibilidad de que el proceso de construcción europea avanzara y pudiéramos decir al final de la presidencia española que teníamos más
Europa y no menos, que era una expectativa bastante posible en el marco que estoy empezando a señalar. Esta reflexión la introduzco para decir que mi intervención se sale de este debate lleno de pesimismo y cierta frustación que hemos oído aquí
sobre lo que ha sido la presidencia española. Yo creo que, por el contrario, la presidencia española ha cumplido razonablemente los objetivos que se fijó, es mi punto de vista.



En mi grupo, cuando hemos analizado los consejos europeos, siempre hemos matizado el esfuerzo por catalogar, por señalar objetivos más ambiciosos, pero, repito, el escenario en que ha trabajado la presidencia española ha sido complicado y
difícil y se tenían que fijar unos objetivos que ha cubierto bastante razonablemente, por lo siguiente. Primera cuestión, con respecto a la situación económica, yo no creo que sea responsabilidad de España ni de la presidencia española que
estuviéramos todo 2001 y el primer semestre de 2002, incluso ahora mismo, en un periodo económico de incertidumbre. Este es un periodo, con la incertidumbre económica y determinada sensación de crisis que hay en el conjunto del escenario
internacional por los fenómenos del 11 de septiembre y en la propia Unión Europea por los procesos electorales, en el que los esfuerzos de avance de la construcción europea no producen los momentos de mayor lucidez de cara al futuro ni de mayor
generosidad en las propuestas y en las concesiones de los Estados miembros. Por el contrario, las políticas más egoístas, más estrechas, más nacionalistas -si me permiten el término- y más miopes son las típicas de estas situaciones políticas.
Desde ese ángulo hay que examinar la gestión de la presidencia española, que a mí me ha parecido paciente, eficaz y hábil para conseguir determinados objetivos.



Respecto al fenómeno de la introducción del euro, que es un problema más práctico que de debate político, ha sido un éxito y hoy podemos decir que el euro ha iniciado un proceso de recuperación en los mercados internacionales y se acerca a
una cierta paridad con el dólar. Esto tiene valor económico en sí mismo, tiene sus ventajas y sus inconvenientes en el terreno económico, pero es un símbolo muy importante de la fuerza de la Unión Europea con una moneda fuerte en el escenario
internacional y que para España puede tener importantes ventajas.



En segundo lugar, España necesitaba dar un clima de tranquilidad y de reforma en el terreno de la economía, me refiero a las reformas en los mercados de bienes y servicios. También se ha planteado España el problema de la reforma laboral,
cómo se está planteando en otros países.
Este es un debate abierto que viviremos en los próximos meses, en el que veremos si la necesaria reforma del mercado laboral se hace -según dijo mi grupo el otro día- aumentando la cohesión social,
incentivando los procesos de protección social o, por el contrario -según han planteado la oposición y los sindicatos-, se va a tratar de un proceso de recortes. Mi grupo va a apostar por la necesidad de aumentar la cohesión y la protección, pero
también por hacer reformas que permitan que el mercado laboral ayude a la generación de empleo en un momento en que la propia Unión Europea, en el Consejo Europeo de Sevilla, apuesta por la posibilidad de que en muy poco tiempo iniciemos un proceso
de recuperación económica. Si la recuperación económica y las reformas en los mercados de bienes y servicios y en el mercado laboral han avanzado razonablemente -o por los menos los calendarios están abiertos para el mercado de electricidad y del
gas, a pesar de las elecciones francesas-, creo que los objetivos de la cumbre de Lisboa no han quedado cerrados, sino que continúan abiertos. No nos encontramos en un período difícil y confuso, sino que hay condiciones para el avance, a partir de
que se despejen las incertidumbres de las elecciones en Alemania en septiembre y las de Estados Unidos en noviembre. Creo que a finales de este año y el próximo año veremos clarísimamente que se vuelve a superar este período crítico de la Unión
Europea.



Por otra parte, en la Unión Europea se ha planteado el tema de la Convención y de la Conferencia Intergubernamental de 2004, marcando los mismos objetivos y un calendario ligado a los problemas de la ampliación.
Cuando empezó la cumbre de
Sevilla, la impresión que teníamos todos era que iba a ser difícil llegar a acuerdos manteniendo los calendarios de la ampliación y, sin embargo, se mantienen -yo creo que es un objetivo importante para la construcción de Europa-, aunque,


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eso sí, a los países que han presentado su propuesta para la integración se les dice que es necesario que reflexionen para plantear enfoques realistas y constructivos; frase muy precisa para plantear que no estamos en un momento de gran
expansión económica, que hacia el año 2006 tendremos problemas en el presupuesto europeo y en la política agrícola común y que habrá que actuar con bastante realismo para que la ampliación se haga reformando las instituciones europeas y haciéndolas
más eficaces y, al mismo tiempo, para hacer compatibles las políticas regionales y agrícolas de la Unión Europea con las posibilidades de los recursos de los actuales países miembros de la Unión. En ese sentido, yo tengo que celebrar como canario
la mención que se hace en el documento de Sevilla respecto al tema de las ultraperiféricas. Los canarios tenemos una larga experiencia del realismo y pragmatismo a la hora de consolidar nuestros derechos en el avance de las políticas de la Unión
Europea, que hasta ahora ha sido un largo recorrido de consolidación que hemos ido ganando inteligentemente, y yo agradezco que el señor Zapatero vaya más lejos y diga que le parece insuficiente.



Yo recuerdo que fue uno de los consejos que el señor González me dio durante su presidencia: sean prácticos, sean ustedes pragmáticos, vayan dando pequeños avances, pero avances seguros y sólidos que permitan la consolidación. Y gracias a
eso lo hemos ido logrando. Por ello, es importante que haya una mención específica, porque hay una cierta tendencia a olvidar el estatus de regiones ultraperiféricas, e incluso en la Convención europea algunos países dicen que eso ya se cumplió. Y
no sólo en las políticas de transportes, como ha señalado el señor Zapatero, o en las políticas regionales en general; en política fiscal, nosotros tenemos una fiscalidad propia, con una serie de limitaciones en el año 2005-2006 que necesitamos
renovar, reforzar y consolidar, puesto que nuestro problema no era un problema coyuntural de región que tenía unos problemas específicos, sino que nuestros problemas son estructurales por la lejanía y por un territorio que tiene una enorme
superpoblación y unos problemas específicos ligados a nuestra presencia a 100 kilómetros de África y a 1.000 kilómetros del continente europeo. Por tanto, el Partido Popular y el Partido Socialista deben coincidir en tener una política de Estado
porque es uno de los avances de la sensibilidad en los problemas regionales. Pero yo estoy satisfecho de que se diga eso y que se tome nota de que la Comisión presentará, en un plazo de tiempo razonable, cuando los problemas de las políticas
regionales y las políticas europeas en general tengan un panorama y un escenario más claro, un documento coherente y claro para las regiones ultraperiféricas que responda a la especificidad que tienen en la aplicación de las políticas comunes de la
Unión Europea. Por tanto, deja abierto, deja colocado, hemos cogido la posición, que se dice en deporte, tenemos una buena posición para seguir avanzando de aquí a 2004 en consolidar el tema del estatus de las regiones ultraperiféricas en el futuro
del proyecto de construcción de la Unión Europea.



Por último, yo quisiera decir que lo más criticado de la presidencia española en estos últimos dos meses, por lo menos en este debate y en algunos debates que he visto en algunos medios de comunicación europeos, es el salto que hemos dado en
los temas de las políticas de inmigración y asilo, en la necesidad de que Europa no tuviera un párrafo pequeñito en los temas de inmigración sino que Europa se replanteara muy a fondo los problemas de las políticas de inmigración como una política
común europea y no la política que los alemanes tienen con la inmigración del centro de Europa, la política que los italianos están teniendo con los barcos que les llegan, con los problemas de Albania o Afganistán, los problemas que España tiene con
las políticas de Marruecos o del África subsahariana. A mí me parece extraordinariamente positivo el debate que se ha abierto en el Consejo Europeo de Sevilla y sus conclusiones. Y miren que mi grupo ha sido bastante crítico (lo he venido
planteando en todos los debates que hemos tenido en este Parlamento sobre los consejos europeos) con la falta de toma de conciencia y de fortalecer los temas de las políticas de inmigración y asilo en la política europea. Sin embargo, nosotros
sabíamos que de repente, de las políticas nacionales de inmigración no se podía pasar a la única posibilidad de abrir las soluciones para un problema que, en mi opinión, es uno de los más importantes, si no el más importante, de la política europea
y mundial de esta década y de las próximas décadas. Estamos hablando de un problema tremendo, de un problema de gran importancia para crear una estabilidad internacional y un mundo en el que podamos vivir democráticamente y convivir los pueblos de
este mundo. Europa sobre eso tiene que empezar a dar respuestas. Y las respuestas de Europa, hasta ahora (y gracias a la presidencia española han dado un cambio sustancial), eran políticas nacionales, a pesar de Tampere; no había esa idea de una
política europea común ni había la idea de que eran políticas integrales. No eran sólo problemas de cómo tratar la inmigración ilegal, ni cómo tratar el problema del control de fronteras, ni cómo los problemas de repatriación, ni cómo los problemas
de cooperación internacional, ni cómo los problemas de desarrollo sostenible en los países del Tercer Mundo, ni cómo los problemas de integración de la inmigración legal. Es que todo eso, conjuntamente, es lo que hay que tratar. El Consejo Europeo
de Sevilla da respuestas, en mi opinión todavía insuficientes, pero respuestas por primera vez, para una política integral europea de inmigración y una política de asilo y dice -aquí el problema es que hay que tomar nota y dar respuestas concretas-
que nosotros tenemos que hacer una gestión de control de fronteras en una política europea de fronteras, para ser más precisos, de policía europea de fronteras. Recuerdo que nosotros hemos planteado esto aquí hace años, que lo hemos tratado en
algunas reuniones internacionales y nos decían que era un problema


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para dentro de 10 años. Ahora aparece con una fuerza inmediata; es decir, no podemos seguir sosteniendo y soportando que las fronteras europeas estén abiertas y que entre, como Pedro por su casa, cualquiera, ya sea traficante de personas,
traficante de drogas o delincuente internacional.
Ese es un problema de un Estado moderno y sobre eso hay que reflexionar mucho y tomar medidas, no puede entrar cualquiera. Sobre eso hay que hablar en el futuro en relación con las políticas del
Gobierno.



Segundo. Hay que intentar que haya un flujo inmigratorio legal, pero tiene que haberlo. ¿Cuánto? ¿Con qué cupo? ¿Qué posibilidades de integración de ese cupo inmigratorio con trabajo? Ese es un debate muy importante.
Tenemos que luchar
contra la xenofobia y el racismo. Aquí no estamos como en el caso de Le Pen: que, en un momento determinado, esas políticas producen fractura social porque generan ghettos. El gran problema de España y de Europa es que si consolidamos ghettos
después son muy difíciles de erradicar. No es bueno soportar un exceso de inmigración ilegal. Antes preguntaba cuántos el señor Rodríguez Zapatero; en España hay alrededor de 300.000 inmigrantes ilegales. Si eso se consolida y se amplía genera
todo un ghetto y ese ghetto genera una industria que puede ser muy compleja, incluso de delincuencia. Eso son problemas importantísimos. Se trata de personas y hay que integrarlas, hay que hacer políticas de integración. La política de
inmigración debe ser una política de Estado y como hagamos populismo diciendo que el fracaso de las políticas de inmigración de tal Gobierno favorece a la oposición, lo único que vamos a provocar son desastres, como en Francia; desastres que,
desgraciadamente, han ido contra las políticas progresistas y han fortalecido políticas conservadoras. Por tanto, nosotros no apostamos por el fracaso, sino por la necesidad de que, de acuerdo con las líneas principales del documento de Sevilla,
lleguemos a un pacto sobre un problema histórico. Creo que todos los grupos de la Cámara coincidimos -al menos está recogido en el Consejo Europeo de Sevilla- en lo siguiente.



Uno, que hay que ir al desarrollo sostenible del Tercer Mundo. En eso estamos de acuerdo, pero eso significa que hay que incrementar los fondos de ayuda al desarrollo; clarísimo. Pero, en relación con los fondos de ayuda al desarrollo,
nosotros no estamos satisfechos con la cumbre de Monterrey, que se dice que es un éxito; no estamos de acuerdo y no estaremos de acuerdo, porque, aunque Europa sea el menos malo de todos y el que más dedica, el que menos mal lo hace, también hay
que decir que los fondos de ayuda al desarrollo muchas veces no son de ayuda al desarrollo, que la llamada ayuda al desarrollo sirve para otras cosas: para la penetración comercial, para facilitar operaciones en el Tercer Mundo. En el documento
del Consejo Europeo se dice que una de las maneras de conseguir un desarrollo sostenible en el Tercer Mundo es que Europa ayude en esos países en el control de las crisis internas, de las guerras internas. Nosotros lo hemos vivido en Liberia y en
Sierra Leona. Estamos recibiendo inmigración de África en cantidades impresionantes de Liberia y de Sierra Leona, no de Senegal. Ahí se han producido guerras, pero ¿quién les vende las armas? Los fondos de ayuda al desarrollo a veces van a esos
gobiernos, que, luego, compran armas. ¿Por qué a veces la industria militar francesa se opone a sancionar al Tercer Mundo? A mí no me satisface lo de Chirac, lo digo con toda sinceridad; no es Chirac el que ha ido a la cumbre de Sevilla. Eso lo
puedo decir yo y no creo que ustedes lo puedan decir porque son problemas de responsabilidad de Estado de grandes partidos, pero es que la ayuda al desarrollo en algunos de esos países sirve para facilitar la compra de armas a la industria militar
francesa, que es muy importante. Lo que no se puede hacer es una cosa y a continuación decir que hay que crear el control de esas crisis para tener un desarrollo sostenible. El fondo de ayuda al desarrollo hay que incrementarlo y gestionarlo de
manera distinta y debe ser controlado por todos los grupos de esta Cámara.



Asia puede ser muy importante desde el punto de vista de la penetración comercial española pero no es el principal emisor de inmigración ilegal, lo es el Magreb, de ahí es de donde vienen, por eso cuando se habla en la cumbre de la necesidad
de ir a tratados internacionales, tratados de asociación, no sólo con Argelia -que se firmó hace poco en la cumbre de Valencia- sino también con Marruecos y con otros países, hay que decirles que la cooperación al desarrollo sirve para ayudarles y
no para que se produzca una inmigración incontrolada. No se trata de amenazar sino de buscar una cooperación entre iguales que permita resolver un problema en décadas. Es un problema dramático, terrible el que tiene Europa y puede conducir a su
fractura social. España no llega al 4 por ciento de inmigrantes exteriores y ya están creando conflictos sociales importantes.



Resumo, señor Aznar. Nosotros estamos contentos con que se diga: Uno: ayuda al desarrollo (muy importante); hay que cambiar toda la filosofía de ayuda al desarrollo para que sea de verdad y eficaz. Dos: control de las fronteras. Tres:
limitar la entrada de ilegales. Cuatro: repatriar, pero a través de convenios que muchas veces hay que ligar a la ayuda al desarrollo o de lo contrario no hay convenios de repatriación o de devolución. Cinco: cuando vengan estos inmigrantes no
todos tienen que ser inmigrantes para siempre. Cuando esos inmigrantes son de países limítrofes vienen, están unos años, ganan un dinero, vuelven a su tierra -lo que hemos hecho los españoles en Europa-, no quiere decir que siempre estén aquí,
vienen con contratos de temporada, después se retiran, atraviesan el Estrecho. Pero todo eso en una política de cooperación internacional estable y seria.



Por tanto, señor Aznar, señores del Gobierno, nos parece positiva la presidencia española. ¿Podía haberse logrado más fuera de un contexto internacional como el que ha habido? Evidentemente. Pero lo interesante es


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crear los cimientos para la política de los próximos años. Entre este año y los años 2005 y 2006 Europa va a vivir un momento histórico y Europa debe ser un tema de Estado en esta Cámara. Me parecen muy interesantes los discursos que se
han hecho, presagian un debate del estado de la Nación magnífico que yo seguiré con auténtica expectación, pero hoy me hubiese gustado que habláramos de un gran pacto de Estado para construir Europa porque o construimos pronto Europa o tendremos un
mundo desestabilizado, un mundo muy precario. Creo que en las ideas del Gobierno y en las ideas de la oposición existen las bases para que Europa sea un punto de convergencia de todos los grupos de esta Cámara, para construir Europa entre todos.
Yo creo al mismo tiempo que el papel de España en Europa se ha fortalecido y es necesario que ese papel no sirva para liderar esa ola conservadora que hoy se está imponiendo en toda Europa, sino para liderar el proyecto reformista y progresista por
el que todos hemos apostado en el proyecto de construcción europea.



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Mauricio.



Grupo Parlamentario Mixto. En primer lugar, señor Rodríguez.



El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Gracias, señora presidenta.



Cada vez más la Unión Europea aparece como una maquinaria rutinaria, no exenta muchas veces de sobresaltos por lo que consideramos fantasmas o peligros que se viven como tales por las clases dirigentes, pero realmente el modelo es rutinario
porque en él hay una primacía evidente de algunas tendencias que son incuestionables. La primera, la tendencia economicista, cada vez más asentada: ante todo, el mercado; la segunda, la regresión social evidente en todos los Estados, aunque en
unos más que en otros; la tercera, la creencia de que la Unión Europea es una unión de Estados, y además jerarquizados; y la cuarta, una clara subordinación a la política imperial de los Estados Unidos. Que esto se adobe, de vez en cuando, con la
retórica de las libertades democráticas o los derechos humanos no es capaz de opacar el hecho de que este espacio transnacionalizado es, cada vez más, una fortaleza frente al resto del mundo que no está en la misma situación de ventaja competitiva.
Es verdad, señor Aznar, que usted en este modelo, con estas tendencias y con estas primacías cabalga sobre el perfil más descarnado y más descarado.
Efectivamente, es llamativo que un Gobierno del Estado español sea el que más dogmáticamente
defiende el déficit cero precisamente para reducir el gasto público. Y llama la atención que Estados centrales como Alemania o Francia no estén dispuestos al déficit cero y mucho menos a la teoría del superávit presupuestario, a no ser que crezcan
un 2,5 ó un 3 por ciento.
Parece que son Estados periféricos y el español el Estado central.



En segundo lugar, nosotros apostamos por que la ampliación al Este se va a realizar de todas maneras. Es una necesidad imperiosa del mercado el criterio fundamental de la Unión Europea. Es verdad que creará contradicciones y que muchas de
ellas serán positivas desde el punto de vista democrático y también del modelo económico; modelo económico, señor Aznar, que usted inevitablemente está tentando que vaya por el camino de la regresión social. Y no es casualidad que coincidan las
avanzadillas en esta materia del Gobierno del Estado español, del Gobierno italiano y del Gobierno del señor Blair. Pero es que además el tema de la inmigración, tal como ustedes lo tratan, obvia un problema fundamental del modelo, y es que ustedes
necesitan mano de obra, ejército de reserva y lo que no resulta de recibo es que encima quieran controlar unos flujos para que no se convierta en un claro problema político, y es así como lo utilizan para convertir la política de seguridad de la
Unión Europea en una política policial, represiva, no solamente en cuanto a las fronteras exteriores sino también desde el punto de vista interior. ¿Cómo denominar el hecho de que se cierre la frontera de Portugal para que no puedan pasar incluso
cargos democráticamente elegidos del Parlamento portugués? ¿Ese es el modelo del futuro de la Unión Europea? ¿Ese es el modelo que solamente va a afectar a los del exterior o también nos va a afectar a los del interior, desde el punto de vista del
disfrute pleno de las libertades democráticas? Además, ¿quién está creando realmente las relaciones desiguales entre las distintas partes del mundo? ¿Quién provoca esta inmigración virulenta? Una contradicción, señor Aznar.
¿Usted cree que va a
ser posible el control de los flujos en el Estrecho con un Estado, como Marruecos, que está claramente protegido por Estados Unidos y por Francia? ¿Va a ser tan fácil resolver esa contradicción?


Por otra parte, a mí, como gallego, me llama la atención que en esta jerarquía estatal no haya solidaridad del Gobierno con ciertos territorios del propio Estado. Fue clamorosa la falta de interés del Gobierno español por la política
pesquera común. ¿Cómo es posible que, presidiendo la Unión Europea, el Gobierno español no se haya molestado en absoluto para inviabilizar o cuando menos para que no se tocase la reforma pesquera común que afecta a las aguas comunitarias? ¿Qué
decir del hecho de que no se haya hablado para nada de un tema sensible para la economía de Galicia, el sector naval, claramente repartido de forma discriminatoria dentro del Estado español y claramente sometido a unas condiciones de competencia
desleal a escala internacional?


Por último, señor Aznar, ¿cómo es posible que el Estado español intente aliarse siempre con los grandes Estados en la reforma institucional? Para el Bloque Nacionalista Galego es fundamental la igualdad de los Estados miembros; es
fundamental la participación de las comunidades autónomas, sobre todo si son nacionalidades históricas, en la voluntad colectiva de la Unión Europea (qué más lógico que Galicia participase directamente representando al Estado español en las


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conversaciones de pesca); y es fundamental también la democratización de todas las instituciones, empezando por el derecho a emplear todas las lenguas de la Unión por lo menos como lenguas de trabajo.



La señora PRESIDENTA: Señor Rodríguez, le ruego concluya.



El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Acabo ya, señora presidenta.



La falta de perfil y de capacidad política de la Unión Europea quedó pasmosamente clara en el conflicto de Oriente Medio. Lo único positivo que hubo en esta ocasión, señor Aznar, fueron los miles de ciudadanos del Estado español paseando
por las calles en defensa de sus derechos legítimos.



Nada más. Muchas gracias.



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Rodríguez.



Señor Núñez.



El señor NÚÑEZ CASTAIN: Señora presidenta, señorías, señor presidente, primero, condena a los violentos de ETA. La violencia nunca puede justificar ninguna idea. No sé lo que pretendieron pero sí lo que consiguieron: mayor unanimidad en
la condena de esa organización terrorista.



Segundo, agradecimiento a los ciudadanos, a los andaluces de Sevilla que sufrieron la cumbre. Un pequeño paréntesis, señor presidente, para analizar si en futuros acontecimientos se tomará la decisión de localizar las sedes de los
presidentes en el centro de las ciudades y se las someterá a veinte días de sufridos atascos. En cualquier caso, las medidas de seguridad hay que tomarlas, pues que se tomen; de lo que no estamos tan seguros es si la localización tenga que ser
esa. Y agradecimiento también a los que se manifestaron pacíficamente, porque así lo hicieron, en su mayoría gente joven con un lema que decía que otro mundo es posible. Tomemos nota de esas manifestaciones que han sido bien tratadas siempre por
la prensa en general y descalificadas por distintos sectores y algunas veces por el propio Gobierno.



Señor presidente, cuando anunció aquí la cumbre de Sevilla yo le dije que me gustaría que hubiera sido la cumbre de la solidaridad. Con el tiempo que tengo me centraré en el discurso de la inmigración, que me parece el tema clave de los que
se han tratado en Sevilla, una inmigración en el contexto de un mundo desigual, como siempre lo ha sido, pero que a diferencia de siempre sabe que es desigual. Cuando pongamos los números de lo que está pasando en el mundo encima de la mesa, y hoy
aquí se ha hablado de los números de inmigrantes ilegales que hay, pongámoslos todos: los números de candidatos a inmigrantes que hay en el Tercer Mundo; los números de los años que vamos a tardar en lograr un equilibrio razonable. Puede
deducirse del documento la consideración de los países del Tercer Mundo como contingentes de mano de obra que a veces descontrolan y no son capaces de controlar. Si no somos capaces aquí en el Primer Mundo de controlar el filtro, ¿cómo van a ser
capaces en el Tercer Mundo de evitar que se vayan? Yo creo, señor presidente, que Andalucía, tierra que se desangró en la década de los sesenta y de los setenta con casi dos millones de emigrantes y, por tanto, sabe lo que es ir fuera, y que hoy es
tierra de acogida, es tierra también de conflictos, de conflictos de unos inmigrantes tradicionales, y los tradicionales son los próximos, los del Magreb y los de Latinoamérica, unos próximos en distancia y otros en cultura. Ultimamente hemos visto
sutiles movimientos, y algunos no tan sutiles, en base quizás al conflicto que mantenemos con Marruecos, de sustitución de estos inmigrantes por otros de países del Este, que no son tan naturales. El conflicto vivido en Lepe de miles de inmigrantes
magrebíes que tradicionalmente han trabajado la fresa y que de pronto se encuentran sin empleo porque han sido sustituidos por otro contingente de inmigrantes, creo que polacos y rumanos. Incluso hemos visto el encierro en la universidad Pablo de
Olavide de centenares de inmigrantes de los que habla el propio Defensor del Pueblo en su estudio. No son inmigrantes de esta cumbre ni de esta semana. Cuidado con los fariseísmos, que de pronto se descubren trescientos y se dice cúmplase la ley.
Estos trescientos estaban en junio, en mayo, en abril, en marzo, en enero ya, lo que pasa es que no estaban metidos en un polideportivo sino andando por las calles de Lepe, de Cartaya o de la zona de la fresa.



Señor presidente, entendiendo la buena voluntad de la cumbre, los avances están muy lejos de la realidad. Si ponemos las murallas más altas, esos flujos de inmigrantes los traerá el viento, pasarán por encima, por debajo, nadando, en
pateras, como sea, porque al hambre no hay quien la pare. Si las aves migratorias se mueven porque van buscando otras temperaturas, ¿cómo no se van a mover los seres humanos que van buscando huir del hambre, de la guerra o de la desesperación?


La señora PRESIDENTA: Señor Núñez, le ruego concluya.



El señor NÚÑEZ CASTAIN: Termino, señora presidenta.



¿De verdad es planteable un escenario mundial, europeo, de control de la inmigración, como relación bilateral con países similares donde se definen contingentes? Me temo, señor presidente, que o ponemos por delante esa fuerza de política de
desarrollo de esos países, o será difícil justificar esa otra y necesaria medida de control de fronteras y policial, que si no va acompañada de los fondos y del incremento de la ayuda al desarrollo se harán con dificultad. Arréglese lo de
Marruecos, que está ocasionando serios problemas en Andalucía y en España. Tengamos acuerdos razonables con ese país porque es el principal emisor.
Solventemos los problemas


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diplomáticos y abordemos un cambio en el que veamos el norte de África como zona a equilibrar, y no sólo el este de Europa como zona a incorporar.



Muchas gracias, señora presidenta.



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Núñez.



Señor Saura.



El señor SAURA LAPORTA: Gracias, señora presidenta.



Señoras y señores diputados, señor Aznar, si tuviera que hacer un balance de la presidencia española en este semestre emitiría un par de juicios.
El primero es que ha habido escasísimos avances políticos en el proceso de construcción
europea. Prácticamente estamos donde estábamos. Y el segundo es que ésta ha sido una presidencia, no sé cuál es el mejor calificativo pero creo que gris, triste, anodina, modesta; una presidencia española que, contrariamente a lo que usted dice,
no ha sido una buena presidencia. Usted ha hecho una valoración positiva porque en estos días el Gobierno hace valoraciones absolutamente virtuales. Hace unos cuantos días, a las ocho de la mañana, la huelga general había fracasado y en una
manifestación que estuve en Barcelona, donde según la guardia urbana había más de 400.000 personas, el Gobierno dice que hubo 20.000.



Señor Aznar, ha sido una presidencia triste, pero no casualmente triste.
Aún no he escuchado en esta Cámara, ni al presidente del Gobierno ni al Partido Popular, decir cuál es el proyecto político de construcción europea. Esto ya fue
objeto de debate cuando el 10 de diciembre planteó sus seis prioridades. Nos dijo más Europa, pero detrás hay una idea hueca y vacía, y el tono de su discurso de hoy es lo que transmite. Es un tono, si me lo permite usted, de secretario de actas,
burocrático, nada estimulante, que como mucho intenta aprovechar las cumbres europeas para introducir las preocupaciones internas que usted tiene en relación con este país. (La señora vicepresidenta, Mariscal de Gante Mirón, ocupa la presidencia.)
Está claro que la presidencia española no pasará a la historia por haber sido un momento de impulso, un hito importante en la construcción de la Unión Europea. El semestre de la presidencia europea pasará a la historia fundamentalmente por lo que
ha pasado fuera de las cumbres que se han celebrado: por la manifestación de más de 300.000 personas en Barcelona en marzo y por la huelga general que se ha producido en plena presidencia europea. Pero es que, además, si comparáramos las seis
prioridades que explicó en la Cámara el 10 de diciembre de cara a la cumbre europea con lo que ha pasado, el balance también sería negativo, incluso cuando usted dijo en aquel momento que el terrorismo era la prioridad de todas las prioridades y
desde algunos grupos parlamentarios le dijimos que la lucha contra el terrorismo era importante pero que de ninguna manera podía ser la prioridad de las prioridades. Los grandes problemas políticos que la presidencia española recogió el uno de
diciembre los traspasa a Copenhague: la ampliación, condicionada por la política financiera sobre la política agrícola, y las reformas institucionales. Lo que ha hecho la presidencia española es recoger esos problemas y traspasarlos para que sea
Copenhague quien decida.



Yo creo que ha cometido un par más de errores importantes relacionados con el Pacto de Estabilidad y la inmigración. El Pacto de Estabilidad -otros portavoces han hecho referencia a ello- ha estallado por los aires tal como estaba diseñado.
Es imposible que Francia crezca al 3 por ciento en los dos próximos años y, por tanto, sabemos ya que el Pacto de Estabilidad se va a retrasar. En cuanto a la política de inmigración, señor Aznar, no entiendo cómo la improvisación le ha hecho
perder a ojos no sólo de la sociedad española sino de Europa, tanto por las formas como por los contenidos. Me parece absolutamente grave que la presidencia española haga una propuesta que, desde el punto de vista del juicio ético, es absolutamente
denunciable, que es además inútil, que ha sido rectificada a ojos de millones y millones de ciudadanos españoles que le están diciendo, señor Aznar, que hay que cambiar la orientación de la política de inmigración. Hace cuatro años los problemas de
inmigración venían derivados de una ley que aprobamos por consenso. ¿De dónde vienen hoy? Es necesario controlar la inmigración ilegal, pero de la forma que ustedes piensan es absolutamente contraproducente.



Nada más. Muchas gracias.



La señora VICEPRESIDENTA (Mariscal de Gante Mirón): Muchas gracias, señor Saura.



En nombre de Eusko Alkartasuna, tiene la palabra la señora Lasagabaster.



La señora LASAGABASTER OLAZÁBAL: Gracias, señora presidenta.



Señor presidente, no ha sido una presidencia que vaya a pasar a la historia, y lo lamentamos porque compartimos la necesidad, el deseo de más Europa y especialmente de mejor Europa. Pero nos alegramos al menos respecto de algunas de las
medidas que -permítame decírselo coloquialmente- han querido colar en el último momento, que ya nos advirtieron por escrito en un memorándum que nos entregaron en el Parlamento y con las que no estamos de acuerdo y que gracias a la colaboración de
otros Estados miembros no han prosperado. No se puede sancionar a países del Tercer Mundo con graves problemas en su ayuda al desarrollo por no poder controlar la necesidad, en muchos casos necesidad grave, de sus ciudadanos de tener que abandonar
esos países.



A lo mejor para ustedes esta presidencia sí ha sido un éxito. Supongo que habrá sido un éxito si apuestan por una Europa más intergubernamental, una Europa donde cada Gobierno va al Consejo Europeo a defender exclusivamente sus intereses,
más allá del interés común


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europeo; una Europa donde quieren ustedes hacer una división entre primeros o grandes Estados y pequeños Estados; una Europa donde la Comisión tenga menos poder y, según su conferencia en Oxford, los presidentes de Gobierno o ex
presidentes tengan más poder; o si apuestan por una Europa menos preocupada por la cohesión social, teniendo en cuenta que el desarrollo del proceso de Lisboa, la cumbre de primavera, no ha sido lo fructífera que se nos anunció desde un primer
momento y que se ha visto cada vez más en detrimento a medida que se ha desarrollado la presidencia; o si en su idea de Europa hay distintos rangos en función de si tienen Estado o no tienen Estado. Es decir, si hay lenguas de primera o lenguas de
segunda; que el maltés, con todos los respetos, sea una lengua oficial -no hablo de lengua de trabajo- y no así, por ejemplo, el catalán, el euskera o el gallego; que haya culturas de primera o culturas de segunda, donde realmente tendremos
dificultades a la hora de vernos representados; que haya tradiciones históricas, culturales o manifestaciones deportivas -en este momento de gran apoyo a una selección deportiva entenderán ustedes que a todos nos gusta apoyar a nuestros pueblos y a
nuestras naciones- que sea el apoyo en función de una serie de instrumentos de Estado, apoyos a unas naciones sí, a otras no, a unas historias sí, a otras no, a unas culturas sí y a otras no. Esto no es admisible. Habrá que encontrar alguna
fórmula en la que todos nos podamos ver también representados.



O quizá sea un éxito si han apostado por una Europa fortaleza; en el último momento, como decía, pretenden ustedes hacer un muro, fortificar Europa y no permitir la entrada de nadie más, eso sí, venderles armas bajo el seudónimo de ayuda al
desarrollo, generar un polvorín en esos Estados miembros por intereses comerciales y, por cierto, no rellenar los cupos de inmigración legal de los que estamos necesitados. No pueden controlar la inmigración ilegal pero, eso sí, pueden sancionar a
aquellos Estados miembros con muchas menos posibilidades de gobernabilidad que la que tienen los Estados miembros de la Unión Europea por no hacer lo que ustedes tampoco pueden hacer. Esto no es admisible. Desde luego si esta es la Europa que
ustedes entienden que debe ser más Europa, no compartimos esta idea. Creo que de estas cuestiones -especialmente de la última- desgraciadamente no va a ser la última vez que tengamos que hablar porque, si no estoy equivocada, tiene usted en mente
una reforma de las leyes de inmigración en el Estado español y me parece que va por aquí. (La señora presidenta ocupa la presidencia.)


Señor presidente, creemos que Europa es algo más probablemente que el conjunto de todos nosotros; es una serie de valores que ha de tener su relevancia en la política exterior. Todo el mundo tiene legitimidad para defender sus intereses,
pero nosotros, los europeos, tenemos que defender nuestros valores europeos, sustancialmente los valores de la libertad, la justicia, la seguridad y los derechos humanos, independientemente de otros condicionantes o de otros intereses.



La señora PRESIDENTA: Señora Lasagabaster, vaya concluyendo, por favor.



La señora LASAGABASTER OLAZÁBAL: Concluyo, señora presidenta.



También nos gustaría que esa más Europa o mejor Europa sepa tener política propia en el exterior, sin ningún condicionante a nada ni a nadie, y que defienda los valores comunes que existen, valores europeos de respeto especialmente a los
derechos humanos.



Muchas gracias.



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Lasagabaster.



Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor De Grandes.



El señor DE GRANDES PASCUAL: Gracias, señora presidenta.



Señorías, vaya por delante la expresión de nuestra solidaridad a las personas que en estos días han sufrido las consecuencias de los atentados terroristas que han merecido la repulsa más contundente de toda la Unión Europea y, por qué no,
cuando se habla de incomodidades ciudadanas queremos recordar aquí de forma agradecida las tareas eficaces de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que, con su acción preventiva y eficaz, han garantizado la seguridad y los trabajos de esta
cumbre.



Señor presidente del Gobierno, el programa de la presidencia española que S.S. presentó ante esta Cámara hace ya algunos meses planteaba seis prioridades básicas: la lucha contra el terrorismo, el éxito de la puesta en circulación del
euro, el impulso al proceso de Lisboa, la ampliación de la Unión Europea, el desarrollo de las relaciones exteriores de la Unión y el debate sobre el futuro de Europa. Bajo el lema de Más Europa, la presidencia española perseguía la consolidación y
el impulso del actual proyecto europeo en continuidad con el esfuerzo de presidencias anteriores. Pues bien, señor presidente, yo hago mías las palabras del alto representante para la Política Exterior de la Unión: felicitarte por el espléndido
trabajo realizado, teniendo en cuenta los momentos especialmente difíciles no sólo para la historia europea sino para la de todo el mundo. Hasta aquí las palabras del señor Solana, don Javier.



España ha cumplido con su semestre de presidencia y lo ha hecho bien, y todo lo demás no son sino artificiosas maneras de justificar discursos de mal agüero de aquellos que incluso antes de comenzar la presidencia española presagiaban
funestas consecuencias y han estado intentando hasta el final boicotear la cumbre. Pues bien, señorías, quiero que sepan los que han mantenido esa actitud que afortunadamente no lo han conseguido y que deberán ir acostumbrándose a tratar con la


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responsabilidad propia de partidos políticos serios asuntos que incumben al futuro de España, al futuro de Europa y al futuro de todos los ciudadanos.



El señor Zapatero en la tarde de hoy ha mezclado, como lo hizo el 19 y el 20, la huelga y la cumbre europea y ha hablado de una cierta pérdida de credibilidad del Gobierno. Mire, señor Zapatero, nosotros creemos que si alguien en estos días
ha perdido credibilidad ha sido su señoría.
(Aplausos.) Ha perdido credibilidad por tres razones, a nuestro juicio: la primera porque no le hemos escuchado ni una sola palabra en defensa del derecho al trabajo; la segunda porque no le hemos
escuchado la más mínima observación de lo ilegítimo que puede ser emplear la coacción y la violencia, aunque sea defendiendo un derecho como el de la huelga; la tercera porque su actitud, supuestamente moderada, ha pasado a la de la política de
pancarta. Por tanto, ese es el crédito que S.S. tendrá que volver a ganar porque en estos días, a nuestro juicio, lo ha perdido.



Señorías, en el marco de las decisiones tomadas en Sevilla permítanme expresar mi satisfacción por el acuerdo alcanzado en el tema de la ampliación. Gracias a la magnífica labor desarrollada durante este semestre se han realizado progresos
decisivos en las negociaciones de adhesión y se ha respetado el plan de trabajo adoptado en Niza. España puede estar satisfecha de haber cerrado los capítulos más difíciles de la negociación y hacer posible que ahora se encuentre en la fase final.
Ello permitirá que, de mantenerse el actual ritmo de negociaciones y reformas, la Unión Europea pueda concluir las negociaciones con los distintos países siguiendo el principio de diferenciación y que el tratado de adhesión pueda firmarse en la
primavera del año 2003 para aquellos que cumplan las condiciones. Creo, señorías, porque así lo han manifestado los distintos responsables políticos de los países de la ampliación en los últimos meses, que la presidencia española será recordada por
todos ellos con especial gratitud. Quiero felicitar especialmente al presidente del Gobierno por su incansable labor a favor de la ampliación y las sucesivas visitas que con la finalidad de impulsar el proceso ha desarrollado tanto S.S. como los
demás miembros de su Gobierno.



Señora presidenta, señorías, me gustaría expresar ahora algunas consideraciones sobre los acuerdos referentes a las políticas de asilo e inmigración, dentro del marco impulsado desde siempre por los distintos gobiernos de España de crear un
espacio de libertad, seguridad y justicia. El día 10 de diciembre de 2001 el presidente del Gobierno decía en esta Cámara: España también trabajará por avanzar decididamente hacia una política de asilo e inmigración común en el marco de la Unión
Europea. Sí estaba en los planes, señor Zapatero, sí estaba en los compromisos expresados por el presidente del Gobierno en esta Cámara.
(Aplausos.) Señorías, nuestras sociedades y nuestros sistemas productivos tienen una deuda de gratitud y
solidaridad con todos aquellos ciudadanos de otros países que hacen posible nuestro desarrollo económico y el buen funcionamiento de nuestras políticas sociales. La primera obligación de nuestras sociedades debe ser la integración de los emigrantes
que legalmente manifiestan su deseo de incorporarse a éstas. Sólo una sociedad perfectamente integrada, justa y solidaria con todos sus componentes puede garantizar la seguridad, la estabilidad y el progreso.
Las personas no son simples
mercaderías con las que se pueda traficar y enriquecerse impunemente, sumiéndolas después en la más absoluta postración e indignidad. Creo por ello, tal como ha expresado el presidente del Gobierno, que es imprescindible luchar contra las mafias
que trafican con los seres humanos. No podemos permitir que haya mafias lucrándose y traficando con la vida de las personas. Creo también, y de acuerdo con el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, que debemos ser inflexibles en la
batalla contra la inmigración ilegal. Pues bien, señorías, estoy absolutamente convencido de que los acuerdos tomados en materia de asilo e inmigración favorecerán a partir de ahora que la gestión de los flujos migratorios se realice dentro del
respeto al derecho. Pero lo fundamental de los acuerdos que se han tomado en Sevilla es que marcan medidas concretas con fechas concretas para su consecución, medidas que van desde armonizar el marco penal de todos los Estados miembros para
permitir la entrada, el tránsito y la residencia no autorizada, la revisión antes de fin de año de la lista de países a cuyos ciudadanos se les pide el visado para entrar en la Unión y la puesta en marcha de un sistema común de identificación de
datos de los visados, entre otras cosas. Ahora sí podemos decir que en Sevilla se ha dado el visto bueno a la construcción de una política común sobre inmigración.
Esta deberá respetar el equilibrio necesario entre, por una parte, una política de
integración de los inmigrantes legalmente establecidos y una política de asilo que respete los convenios internacionales y, por otra, la lucha decidida contra la inmigración ilegal y la trata de seres humanos. Evidentemente, existen aspectos que
requerirán negociaciones ulteriores tendentes a perfilar los acuerdos. Tal es el caso de la iniciativa española de la gestión integrada y controlada de las fronteras exteriores, tema en el cual se ha decidido la puesta en práctica de operaciones
conjuntas, proyectos piloto y otras acciones comunes de estudio, formación y coordinación.



Señor presidente del Gobierno, mi grupo parlamentario quiere felicitarle por su iniciativa de integrar la política de inmigración en las relaciones de la Unión con terceros países. Sólo mediante la colaboración con los países de origen y
tránsito de los inmigrantes podrá la Unión Europea garantizar que la gestión de los flujos migratorios se realice dentro del respeto estricto al derecho. En este sentido, estoy convencido de que la decisión del Consejo Europeo de inclusión de una
cláusula de control de los flujos migratorios y de readmisión obligatoria en caso de inmigración legal en todo futuro acuerdo, cuyo no cumplimiento podría en casos extremos llevar a un replanteamiento de los compromisos


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contraídos por la Unión, tiene una importancia trascendental.
Evidentemente habrá quien piense que el acuerdo es insuficiente, pero nosotros estimamos que se trata de un resultado equilibrado, que favorecerá el diálogo y la concertación.



Señora presidenta, señorías, el Consejo de Sevilla también ha adoptado decisiones importantes respecto a temas que fueron objeto de estudio pormenorizado en la cumbre de Barcelona. Me refiero a algunas medidas referentes al crecimiento y
competitividad como medio para alcanzar el pleno empleo. Nos satisface que se haya reafirmado la adhesión al Pacto de Estabilidad y Crecimiento sobre la base del acuerdo del Consejo Ecofin, celebrado en Madrid el viernes pasado. Y aunque el
reciente descenso de la actividad económica haya llegado a su fin, se deberá sostener la reactivación del crecimiento ya iniciada y las reformas que lo consoliden.



Permítame, señora presidenta, que, al margen del Consejo de Sevilla, felicite también al presidente del Gobierno por la intensa actividad que la presidencia ha llevado a cabo en el terreno de la política exterior de la Unión y que comente
los excelentes resultados obtenidos por la presidencia española en asuntos como la V conferencia euromediterránea de Valencia, en la que en plena crisis de Oriente Medio se logró sentar ante una misma mesa a representantes del mundo árabe y de
Israel; la firma del acuerdo de asociación entre la Unión Europea y Argelia; la cumbre Unión Europea Estados Unidos, celebrada el 2 de mayo en Washington; la cumbre con Canadá, celebrada el 8 de mayo en Toledo; la II cumbre entre la Unión Europa
y los países de América Latina y Caribe; el acuerdo de asociación entre la Unión Europea y Chile; la cumbre con la Federación Rusa, celebrada en Moscú los días 28 y 29 de mayo, así como la valiosa aportación de la presidencia española en el
desarrollo de la relación de la Unión Europea con la Alianza Atlántica y la crisis de Afganistán, entre otras cosas. (Aplausos.)


Señorías, en el mes de diciembre pasado el presidente del Gobierno presentaba ante esta Cámara los objetivos de la presidencia española. Nos tocó coordinar la entrada en funcionamiento del euro, acontecimiento sin precedentes que hoy es
toda una realidad; iniciar los trabajos de la Convención, cuyo informe de etapa hizo el presidente de la misma, Valéry Giscard d'Estaing en el Consejo de Sevilla, y liderar un proceso de recuperación económica en un clima difícil, influido por los
efectos del 11 de septiembre y la crisis en Afganistán y en Oriente Medio. El presidente del Gobierno, consciente de la dificultad de los objetivos y de la necesidad de contar con el apoyo de este Parlamento, quiso desde el principio asociarlo a
tan importante reto. Nunca en la historia de las presidencias españolas de la Unión ha estado la Comisión Mixta para la Unión Europea tan íntimamente asociada al Gobierno en el desarrollo de ésta. Los distintos ministros competentes comparecieron
ante la Comisión Mixta a lo largo de los últimos meses para expresar las prioridades de sus respectivos departamentos y escuchar la opinión de los portavoces de los diferentes grupos parlamentarios. Al final de ésta y tras esta comparecencia del
presidente del Gobierno, volverán los distintos ministros a comparecer para dar cumplida cuenta de los logros y de las carencias de su ejecución, sometiéndose democráticamente al control de este Parlamento. Quiero reconocer al Gobierno este deseo
de colaboración sin precedentes que no sólo enaltece la función de nuestra Cámara, sino del propio Gobierno que se somete a su control. Espero, señorías, que los distintos grupos parlamentarios sabrán aprovechar la ocasión que se nos brinda como
broche de oro antes de iniciar nuestro período estival.



Señor presidente del Gobierno -termino-, grandes eran los objetivos que nos presentó y no pocas las dificultades. Todos somos conscientes de que los resultados son siempre consecuencia de la voluntad y del diálogo de todos, de la
negociación. Permítame que le diga, sin paliativos, que el Grupo Popular, y los ciudadanos a los que representa, se encuentra profundamente satisfecho de sus esfuerzos, de los resultados y de la excelente reputación que ha conseguido para España a
lo largo de toda la presidencia de la Unión.



Nada más. Muchas gracias. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor De Grandes.



Señor presidente del Gobierno.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señora presidenta, señorías, agradezco a los grupos parlamentarios que se hayan centrado en el análisis de lo que ha sido la presidencia española y el Consejo Europeo de Sevilla y, muy
especialmente, a los que han apoyado y considerado positiva la acción del Gobierno.



Señor Rodríguez Zapatero, los efectismos dialécticos o las frases hechas, puestas unas detrás de otra, no ocultan la vaciedad de los discursos.
(Aplausos.) No la ocultan; más bien, realzan el profundo desconocimiento que usted ha exhibido
a la hora de tratar algunas materias en esta Cámara, por no decir que no tiene usted los conocimientos mínimos que se pueden tener a la hora de dirigirse a esta Cámara sobre algunos asuntos que se refieren a la política europea.
(Aplausos.-Protestas.) No me extraña que en esas condiciones, su grupo parlamentario y su propio partido le exijan ideas y proyectos y no la vaciedad y las frases hechas que repite mecánicamente todos los días. (Aplausos.)


Señoría, usted ha apostado por el éxito de la huelga y por el fracaso del Gobierno y de la presidencia española y se ha equivocado. Ese error es grave. El error de querer ganar en la calle lo que las urnas no dan o tardan en dar, el error
de caer en un radicalismo estéril, es grave, señoría. Eso ni se olvida ni se evita ni impide que se haga una valoración de que uno se desliza por un radicalismo estéril. No ha estado usted al lado de ninguna esperanza en contra de las reformas del
Gobierno, lo


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más que ha estado es acompañando al señor Llamazares que, a juicio de los españoles, es una esperanza todavía afortunadamente bastante limitada para el futuro de nuestro país. (Aplausos.)


Respecto a la confusión de algunas cuestiones, quiero aclararle algunos conceptos: Preferiría pensar que esta no era una huelga contra la presidencia española porque, en definitiva, perjudicaría a España y no a mi partido. La huelga
general afectará a la imagen de España. Una cosa es negociar y otra cosa es que se crea con derecho a imponer o, dicho más gráficamente, el régimen no es nacional sindicalista sino democrático. La respuesta de los sindicatos ha sido levantarse de
la mesa sin negociar hasta que el Gobierno retire su plan, a continuación se convoca una huelga general. Aunque los actos sean producidos por una minoría de piquetes, los convocantes tienen que asumir sus responsabilidades. Este deslizamiento rojo
no es fácilmente explicable, es la manifestación de una irracionalidad. Una huelga general se convoca cuando un país está en una situación límite y España no está en esa situación; por eso, si se convoca, tengo que pensar que es para eso
precisamente, para llevar a España a una situación límite. El resultado de la huelga en ningún caso puede hacer que el Gobierno no se sienta tan legitimado como antes, tal cosa no puede ocurrir por una jornada de protesta. El Gobierno sólo
entendería que ha perdido la confianza si las urnas, en su caso, lo demostrasen.



Estas son especialmente interesantes, señorías: Este país no se puede argentinizar, es decir, no se puede convertir en un lugar donde los sindicatos cada dos por tres amenazan con una huelga general. Pido que a todos los trabajadores se
les deje decidir libre y democráticamente su participación sin la utilización de ningún tipo de coacción, de piquetes o de presiones. Sería romper las reglas del juego si los trabajadores no aceptan los servicios mínimos. El Gobierno, lo que tiene
es la obligación de garantizar el mantenimiento de los servicios mínimos, porque es también responsable de los intereses y derechos del resto de los ciudadanos que no participen en la huelga.



Todos estos son conocidos y muy notables compañeros de S.S., pero hay alguno al cual conocerá muy especialmente. Es aquel que dijo: La izquierda española no puede caer en viejos errores. Y recordando, nada menos, que al señor Pablo
Iglesias, decía que no se debe apelar a la huelga general más que en casos muy extremados y en condiciones excepcionales. Este era el ponente de la Ley de Huelga, en 1992. Creo que usted le conoce muy bien, señor Rodríguez Zapatero. (Prolongados
aplausos.-Protestas.) De sus errores responderá usted en las urnas, por supuesto, y los ciudadanos lo juzgarán; yo no me voy a quejar de eso.
Pero sí le quiero decir que, después de lo que acaba de escuchar esta Cámara, apoyar, convocar e instar a
una huelga, no un mes antes de que se convoque en España una huelga general, un mes antes de la presidencia española, sino el día en que se celebra en España un Consejo Europeo, es una perfecta irresponsabilidad, que es exactamente lo que S.S. es.

(Aplausos.-Protestas.)


Por lo demás, el Gobierno está comprometido con un paquete de reformas de la Unión Europea con el objetivo del pleno empleo, pleno empleo marcado en Barcelona, pleno empleo marcado en nuestros objetivos, y ese es nuestro deseo para el final
de esta legislatura. Afortunadamente, sabemos -y nos ha costado mucho- poner en superávit a la Seguridad Social; nos ha costado mucho tener equilibrio presupuestario; nos ha costado mucho tener 3.500.000 de nuevos ocupados; y nos ha costado
mucho rebajar la tasa de paro del 24 por ciento, del cual la encontramos y la recogimos, para que ahora se vaya a plantear ningún tipo de política frívola o irresponsable que ponga en peligro la prosperidad y el bienestar de España durante estos
años y para el futuro. (Nuevos aplausos.)


Ya he mencionado lo que significan los objetivos de la presidencia española. Agradezco mucho las expresiones que ha habido, en líneas generales, de los dirigentes europeos, de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea hacia la
presidencia española, y he agradecido también mucho la del secretario general del Consejo, señor Solana, que usted conoce, el cual, efectivamente, como se ha dicho aquí, felicitó al Gobierno y a la presidencia por el espléndido trabajo realizado, y
añadió la siguiente frase: teniendo en cuenta los momentos difíciles no solamente de Europa en la historia europea, sino en la historia del mundo. Yo me he limitado a afirmar -hago esta aclaración porque yo no he dicho eso; se lo agradezco mucho
al señor Solana, claro que el señor Solana tiene el defecto de entender algunas de las cosas de las cuales se ocupa, como es natural- que los objetivos de la presidencia española se han cumplido razonablemente, como creo que se han cumplido también
los objetivos de la Unión Europea en Sevilla. Pues bien, la Comisión Europea acaba de calificar, por medio de su portavoz oficial, de excelente Consejo la reunión de Sevilla. Bruselas considera que se han realizado grandes progresos. En este
caso, el portavoz oficial de la Comisión Europea ha dicho que, por primera vez, un Consejo Europeo pone plazos e impone resultados al Consejo de justicia e interior. En el mismo sentido se manifiesta el comisario europeo, Antonio Vitorino, por no
mencionar las expresiones que pronunció el presidente de la Comisión, Romano Prodi.



Los objetivos de la presidencia española han sido razonablemente cumplidos, señoría, y basta con referirse a ellos en el programa de la presidencia, sin ningún tipo de demagogia; basta con salvar un principio básico, que es ver estudiarse
los papeles antes de emitir juicio alguno.
Lo quiero decir también especialmente respecto de la política de inmigración. El señor Rodríguez Zapatero ha dicho aquí literalmente que no se había mencionado la política de asilo e inmigración común el
10 de diciembre, en mi discurso en el Congreso de los Diputados. Aquí tiene usted la sesión parlamentaria; aquí la tiene usted (mostrando un documento en la tribuna.-Rumores.).



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Usted ha dicho que no antes, señoría, y usted dice que no ahora. S.S. ha dicho en esta tribuna que ni siquiera se había mencionado ese asunto.
(Rumores.) Aquí está mencionado ese tema. No solamente ha dicho que no se había mencionado ese
tema, la inmigración, sino que, además, ha afirmado que eso no viene en el programa de la presidencia. Este es el programa de la presidencia española que dice, literalmente, que en lo relativo al espacio de libertad, España pondrá especial interés
en hacer avanzar las cuestiones en las que ha habido menores progresos para la creación de una política común en materia de asilo e inmigración. En particular, las propuestas de directiva sobre normas de acogida, definición del término refugiado y
formas de protección subsidiaria, así como la propuesta de reglamento para aplicar más eficazmente el convenio de Dublín, serán tareas prioritarias en el ámbito del asilo. En el campo de la inmigración, la presidencia se esforzará por aprobar la
propuesta de directiva de reunificación familiar e impulsará un plan de acción basado en la comunicación de la Comisión sobre inmigración ilegal. España dará un impulso especial a una mejora en la gestión del control de las fronteras exteriores. Y
ahora S.S. si quiere, en esta tribuna o donde quiera, dice que esto no figuraba en el programa de la presidencia española. Si quiere, lo dice. (Aplausos.) Sólo hay que dedicar un poco menos de entusiasmo a jalear o convocar huelgas y un poco más
de entusiasmo a estudiar, trabajar y leerse los papeles y los documentos oficiales. (Nuevos aplausos.)


Quiero recordar también que el llamado tercer pilar, el espíritu de Tampere, que nace en Finlandia bajo presidencia finlandesa, surge estrictamente de una propuesta española. Es difícil que la presidencia española pueda improvisar sobre
estas cuestiones porque, como muy pronto, viene trabajando en eso desde el Consejo Europeo de Tampere, donde se definieron, a propuesta española -vuelvo a insistir-, los elementos de desarrollo de una política común de inmigración y asilo. El
resultado de Sevilla, a propuesta de la presidencia, es, en mi opinión, equilibrado y justo en virtud del cual se dan unos pasos muy concretos y específicos para una política de inmigración y asilo común. Se trata de resolver asuntos difíciles,
asuntos que tienen que ser debatidos y, evidentemente, que se pueden afrontar de cualquier manera, excepto con una carga demagógica o mirando hacia otro lado.



Quiero recordarles, señorías, que en la legislatura pasada el Gobierno de entonces y su grupo parlamentario, que no tenía mayoría, sufrió una derrota parlamentaria. Los grupos de la oposición, en el ejercicio legítimo de su libertad
-¡faltaría más!-, se unieron y votaron en contra del Gobierno ante una propuesta de inmigración. El Gobierno aceptó esa derrota. Cuatro meses después fuimos a las elecciones con una propuesta de reforma de esa ley y con una nueva Ley de
inmigración. Ya me contará usted cuál fue el resultado de las elecciones. ¿Por qué? Porque, al final, en estos asuntos se paga la demagogia y lo que no queremos pagar los dirigentes europeos es la demagogia ni la irresponsabilidad de alguien que
prefiere no afrontar los problemas a afrontarlos y tomar decisiones, por difíciles que sean, para intentar mejorar la convivencia en nuestro país. (Aplausos.)


En Tampere se dijo que la inmigración tenía que basarse en la legalidad y aquí, hasta hace poco, se hacían discursos en virtud de los cuales se decía que no había que distinguir entre legalidad e ilegalidad. En Tampere se dijo que la
política de inmigración tenía que venir condicionada por la capacidad de acogida, y aquí se dijo que eso de la capacidad de acogida no tenía ninguna importancia porque era absolutamente ilimitada y que papeles para todos. En Tampere se dijo que la
orientación de la inmigración tenía que ir destinada a la integración en nuestro mercado laboral y en nuestro sistema de convivencia. Ahora se dice que nosotros, el conjunto de la Unión Europea, no puede decir a los Estados que son tránsito de
inmigración ilegal que tienen unas responsabilidades mínimas que cumplir. Señoría, nosotros apoyamos técnica y financieramente a esos Estados. Además de eso, queremos que haya una cooperación activa de ayuda al desarrollo. Además de eso,
brindamos cooperación, como digo, desde el punto de vista de medios materiales.
Además de eso, queremos hacer una evaluación de la inmigración ilegal.
Además de eso, queremos que haya acuerdos de readmisión. Además de eso, cuando se incumpla, lo
menos que puede hacer la Unión Europea es reservarse el derecho a que los incumplimientos mantenidos de las obligaciones elementales de combatir a mafias ilegales que ganan mucho dinero traficando con seres humanos -y debe usted saber que, en muchas
ocasiones, están vinculadas a tráfico de drogas grave y muy rentable para quien lo hace-, sean objeto de un estudio y de consecuencias por parte de la Unión Europea. Eso es lo que hemos dicho y eso es lo que hemos acordado. Por primera vez, como
ocurre con otros temas, la inmigración ilegal formará parte de las cláusulas que la Unión Europea introducirá en los acuerdos de futuro que desarrolle con cualquier país. Estas cuestiones que se han desarrollado en Sevilla son las más importantes.

Naturalmente desde la legalidad, desde la integración, desde la ordenación de los flujos y desde combatir la inmigración basada en tráfico ilegal de seres humanos, eso es lo que tenemos que mantener hacia el futuro. Eso es lo que se le puede pedir
y se le debe pedir a un gobierno responsable y esas son las conclusiones de la Unión Europea en el Consejo Europeo de Sevilla.



Por lo que se refiere a los temas relativos a la reforma institucional, se puede decir, como en casi todo, que se requiere más eficacia, que tienen que ser más abiertos, que tienen que ser mejores, que tienen que ser más bonitos, como se
quiera, y, al final, hay que preguntar si sobre lo hecho hay alguna propuesta más o no, si hay alguna propuesta más o no hay ninguna. Además de que tienen que ser mejores o más abiertos o más bonitos,


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¿se tiene algo que decir o no se tiene nada que decir? Porque el Consejo Europeo de Sevilla no puede modificar los tratados -y esto lo sabe cualquiera que se dedique a estudiar estos temas- y, por lo tanto, no puede reformar las
presidencias; puede estudiar las reformas de las presidencias y hacer que la Conferencia Intergubernamental decida en el año 2004; todo eso sin interferir en los trabajos de la Convención. El Consejo Europeo puede introducir mejoras en su
funcionamiento sin reformar los tratados, puede reformar su propio funcionamiento, y eso es exactamente lo que ha hecho. En esta presidencia se ha puesto en marcha una Convención que no va ni deprisa ni despacio, va como tiene que ir, ha cerrado el
periodo de escucha, de reflexión y va a empezar el trabajo de propuestas a partir del próximo mes de septiembre. El Consejo Europeo ha decidido que durante la próxima presidencia, la danesa, a partir del próximo mes de julio, se apliquen todas las
medidas aprobadas en Sevilla para la reforma del Consejo Europeo. Esto es trabajar con celeridad. Y si luego hay algunas iniciativas para que mejore el trabajo del Consejo Europeo, naturalmente con mucho gusto se analizará.



Por lo que se refiere a la ampliación, hay que tener en cuenta varias circunstancias, algunas de SS.SS. lo ha mencionado. Las presidencias se desarrollan en unas circunstancias determinadas. En la Europa de hoy ha habido multiplicidad de
procesos electorales que han afectado no solamente a esos países, afectan naturalmente a la lógica del sentido común político, a las presidencias, si ha habido crisis internacionales, etcétera. Lo importante era saber si la presidencia española
cumplía el calendario establecido por la Comisión para la ampliación. Me remito a que se vea el estado de las negociaciones de ampliación. Cuando todo el mundo, incluidos los países candidatos, ha reconocido el esfuerzo hecho por España que nos
puede permitir tomar las decisiones, no en Copenhague, que no se va a tomar allí, sino antes, sobre los países que pueden ingresar en la Unión para finalizar sus negociaciones, en ese parece un poco extraño que se niegue el esfuerzo que se ha
realizado. Pero que además se diga que lo bueno para que se haga la ampliación, incluso para España, es mezclar la política de ampliación con la reforma de las políticas comunes o, más aún, debatir sobre la financiación que hay que discutir al
final del año 2006, debatir sobre las perspectivas financieras ahora, es sencillamente no darse cuenta de nada. Porque si hay algo que no le conviene a la ampliación, si hay algo que no le conviene a la Unión Europea y si hay algo que no le
conviene a España es que se mezcle la ampliación con las reformas de las políticas y las reformas de las políticas con la financiación. (Aplausos.) Es incomprensible. Eso solamente cabe explicarlo y entenderlo porque hay procesos electorales que
afectan y porque la tarea de las presidencias es, además de lograr posiciones comunes, forjar consensos para que se pueda llegar a conclusiones en el futuro inmediato. Naturalmente, el conocimiento mínimo de esto desde el respeto del acervo
comunitario y desde las propuestas de la Comisión, me parece un condicionante indispensable.



Me alegro mucho de que hayamos podido tratar el régimen de las regiones ultraperiféricas (ya se sabe que eso se introdujo en el Tratado de la Unión Europea y figura en él) y todos los pasos en ese sentido son especialmente importantes. Pero
mezclar en Sevilla las regiones ultraperiféricas con los debates de fondos estructurales, es, sencillamente, de aurora boreal.



Señorías, lo que hace falta es seguir construyendo de un modo activo, no sólo hasta que termine la presidencia española, sino también en el futuro, los retos fundamentales que tenemos por delante. Se han dado pasos importantes en el tercer
pilar en el ámbito de justicia y seguridad. Tenemos una moneda única. Se han dado pasos decisivos en la lucha contra el terrorismo. Estamos en condiciones de terminar la ampliación. Tenemos un Pacto de Estabilidad que debemos cumplir y tenemos
que seguir avanzando en ese proceso de reformas con nuestro objetivo del pleno empleo. Tenemos muchas razones para trabajar mucho y tenemos buenas razones para pensar que podemos conseguir nuestros objetivos. De hecho, para tranquilidad de muchos
- yo, desde luego, la tengo-, España va avanzando bien en el cumplimiento de muchos de esos objetivos y cuanto más avancemos más podremos servir de un modo efectivo a la construcción europea. Es una opción real y positiva, pero, sobre todo, es una
de las mejores opciones que puede tener la España del futuro.



Muchas gracias, señora presidenta. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente.



Se levanta la sesión.



Eran las siete y treinta minutos de la tarde.