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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 79, de 11/10/2000
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 2000 VII Legislatura Núm. 79



ASUNTOS EXTERIORES



PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.a ISABEL TOCINO BISCAROLASAGA



Sesión núm. 6



celebrada el miércoles, 11 de octubre de 2000



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencias de personalidades y funcionarios de la Administración
del Estado, al objeto de informar sobre temas relativos al Proyecto
de Ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 2001
(continuación). (Número de expediente 121/000016.) . . . (Página 2142)



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Se abre la sesión a las cinco y cuarenta y cinco minutos de la tarde.




COMPARECENCIAS DE PERSONALIDADES Y FUNCIONARIOS DE LA ADMINISTRACIÓN
DEL ESTADO, AL OBJETO DE INFORMAR SOBRE TEMAS RELATIVOS AL PROYECTO
DE LEY DE PRESUPUESTOS GENERALES DEL ESTADO PARA EL AÑO 2001
(continuación). (Número de expediente 121/000016)



- DEL SEÑOR SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL
Y PARA IBEROAMÉRICA (CORTÉS MARTÍN). A PETICIÓN DE LOS GRUPOS
PARLAMENTARIOS FEDERAL DE IZQUIERDA UNIDA (número de expediente 212/
000206) Y SOCIALISTA (número de expediente 212/000217)



La señora PRESIDENTA: Señorías, se abre la sesión.

Agradecemos la presencia del secretario de Estado de Cooperación
Internacional y para Iberoamérica, que no habiendo podido asistir
ayer a la comparecencia por motivos de su agenda, ha intentado, no
sin cierta dificultad, adaptarla, y por eso comparece esta tarde a
solicitud de los grupos de Izquierda Unida y Socialista. Al no estar
presente ningún portavoz del Grupo Federal de Izquierda Unida, voy a
dar la palabra, en primer lugar, al portavoz del Grupo Socialista,
que va a ser el señor Pérez Casado. Tiene la palabra.




El señor PÉREZ CASADO: Gracias, secretario de Estado, porque me
consta personalmente el esfuerzo que ha hecho y el deseo que tenía y
tiene de comparecer en la Comisión de Asuntos Exteriores para
explicarnos un tema, a mi juicio, central de la política exterior de
España, cual es el de la cooperación internacional al desarrollo.

Mi condición física está algo disminuida, por lo que les ruego
paciencia si me viene un acceso de tos o cualquier circunstancia
derivada de los cambios climáticos en nuestro país o de la diferencia
de clima dentro de nuestro propio país. Gracias, pues, por este
esfuerzo. Y quisiera precisarle, antes de entrar en el tema
estrictamente presupuestario para el 2001, algunas consideraciones
que mi grupo y yo mismo nos hemos hecho a la vista de los datos y de
la dirección que parece deducirse de ese escenario presupuestario.

Debemos decir, secretario de Estado, con toda amabilidad, y lo
pretendemos ser siempre, que seguimos sin ver claros los objetivos,
seguimos pensando que no hay una estrategia integral y que los
recursos son escasos para la ambición que con frecuencia el Gobierno
proclama y que todos los ciudadanos desde luego deseamos. Necesitamos
una vez más un plan director,
pero no solamente un plan director, sino, como hemos escuchado
recientemente, un plan estratégico de la política exterior de España.

Y de eso podremos discutir, debatir cuanto sea menester, y tendrán
nuestra contribución, como en tantas otras cosas. Pero para que ese
plan merezca tal nombre no nos lo pueden entregar en porciones, poco
a poco y sin contemplar íntegramente lo que debe ser, a nuestro
juicio, esa política exterior de España, sino además centrada en el
tema de la cooperación.




Una segunda línea argumental que nos preocupa, a la vista del
escenario que se nos propone para el 2001 y por las sucesivas
declaraciones de responsables del Gobierno, es lo que podríamos
llamar y llamamos el incumplimiento recurrente de compromisos
internacionales o internos en esta materia. Es decir, no se trata ya
sólo de decir que, salvo que se me desmienta, se ha renunciado al 0,7
del PIB, sino que también se está renunciando al 0,35, que era ya un
compromiso interno. Y sigue bajando en apariencia, quizá nos lo pueda
explicar el secretario de Estado, lo que es la contribución de un
pueblo solidario, el pueblo español, a la creación de mejoras en los
países de destino.

Tercer elemento, el de la deuda externa: su configuración, su
tratamiento, el abordaje, en definitiva, de una cuestión que pesa
como una losa sobre los ciudadanos de los países más pobres o de los
países que tienen dificultades para el desarrollo.

Finalmente, también en esta primera intervención de carácter global,
en algunos casos las cifras pueden indicar un crecimiento
espectacular, pero cuando analizamos a dónde van a ir destinadas, por
ejemplo las transferencias al exterior, entre la inflación interna
-las previsiones del propio Gobierno- o las políticas cambiarias,
pueden llegar a hacernos pensar que puede haber un descenso neto de
las transferencias a estos países.

Nosotros, como Grupo Socialista en el Congreso de los Diputados y
como partido político, hemos ofrecido un amplio acuerdo en materia de
inmigración. Yo quiero subrayar este aspecto porque sí que tiene una
relación directísima vinculada estrechamente con la acción de la
política de la ayuda oficial al desarrollo o, en definitiva, con la
política de cooperación internacional de España hacia esos otros
países. Como país de emigrantes que hemos sido y recipiendario de
ayudas exteriores, qué duda cabe de que este mensaje nos lo
entendería, al Gobierno y a la oposición, la totalidad de nuestros
conciudadanos si les dijéramos que los programas de codesarrollo son
fundamentales para orientar una política migratoria en términos de
sensatez, de corrección y de respeto a los derechos de los
ciudadanos. Ahí, pues, nos asalta no alguna duda, sino que ya
formulamos alguna pregunta. Por ejemplo, de la cuantía de la ayuda
oficial al desarrollo de España que se propone para el año 2001,
¿cuánto irá al África subsahariana? Si es de lo que hemos tenido
noticia respecto



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del año pasado, son cuantías indignas (por calificarlo de una manera
suave) de un país que tiene una época de bonanza económica, de
crecimiento del PIB y un interés estratégico indudable en atender a
esos elementos de codesarrollo en origen.

No nos cabe la menor duda de que la ayuda oficial al desarrollo ha de
ir vinculada -le gastaré una broma lingüística, si me lo permite el
señor secretario de Estado, y la presidenta, por supuesto-, pero ha
de ir vinculada a los intereses estratégicos de este país y de sus
ciudadanos, de tal suerte que (no solamente pensamos que podría ser
una buena contribución desde los bancos de la oposición) sería
deseable que esos objetivos fueran tan compartidos que el Gobierno de
España los defendiera también en los organismos multilaterales en los
que participa y tiene participación directa, sin olvidar por supuesto
los legítimos intereses de las empresas españolas en el exterior
(nunca lo hemos rechazado), pero sí situando en sus justos términos
cuál es la cooperación que hace el pueblo, la ciudadanía de España,
hacia los países en desarrollo.

Tras estas consideraciones (soy nuevo en esta materia, como recordará
la presidenta y el señor secretario de Estado, en este trámite de
comparecencia presupuestaria), sí que tenemos algunas preguntas que
formular para que en la medida de lo posible nos ayuden a formar
nuestra opinión, que diremos en el momento procesal oportuno dentro
del Congreso de los Diputados.

Y a este respecto, presidenta, me permito la libertad de hacer una
consulta de un compañero que se ha preparado muy bien los temas
presupuestarios: si cabe en este momento que él pueda formular
algunas preguntas; si no, lo haría yo, con menor conocimiento pero
con la misma convicción. Depende de la señora presidenta, si así lo
estima oportuno, si puedo compartir mi turno con un compañero de
grupo o sigo.




La señora PRESIDENTA: Puede compartir su tiempo, pero escaso tiempo
ya.




El señor PÉREZ CASADO: Sigo yo mismo. Por ejemplo, el programa a
nuestro juicio viene determinado fundamentalmente por un aumento de
la partida de microcréditos, casi un 50 por ciento. Esto es un hecho
que parece cierto. Pero la primera pregunta es qué cantidad
o porcentaje de los 8.000 millones consignados en el año 2000, en el
ejercicio que concluye ahora, han sido ya comprometidos. Esta sería
una pregunta. ¿Cuál fue el resultado, en porcentaje o en cifras
absolutas, de los 12.000 millones que estaban previstos en el año
1999? Es decir, ¿la senda de los microcréditos lleva un resultado
positivo creciente o no? Le hemos de preguntar también cuándo nos
enviará el Gobierno a la Cámara la información oficial a que obliga
el artículo 57 de la Ley de Presupuestos de 2000, incluido también el
informe que elabora el Ministerio junto con la propuesta de
presupuesto. La cooperación no reembolsable nos
parece que está atascada en términos reales por una razón que aduje
antes, es decir, el doble impacto negativo de un repunte de
inflación, no previsto, aunque el Gobierno sí ha reajustado las
cifras en el interior, y el problema cambiario, porque en el momento
en que hagamos transferencias exteriores en dólares evidentemente no
será la misma posición que hace doce o catorce meses.

No sé si es oportuno o no, porque concierne a los partidos aquí
representados, pero la partida asignada a fundaciones dependientes de
los partidos políticos no crece, y tengo entendido que creció en el
tránsito entre el Congreso y el Senado, y en la devolución
efectivamente se incrementó el año pasado. No sé si es que se nos
está indicando un camino semejante, de dejar las cosas como están y
en el trámite Senado y vuelta a esta Casa crecerá. Hay una
proposición no de ley del Grupo Socialista, aprobada por la Cámara el
29 de septiembre de 1999, que instaba al Gobierno a declarar como
objetivos prioritarios y urgentes el 20 por ciento, el 8,25, estas
cifras mágicas sobre las que solemos volver muchas veces, dedicados
al desarrollo social, a educación básica y a educación. ¿En qué
medida este presupuesto viene a recoger lo que es un mandato, una
instancia de la Cámara al Gobierno? (La señora Vicepresidenta, García
Arias, ocupa la Presidencia.)
Hay dos elementos que nos hacen formular pregunta, que son los 2.678
millones para proyectos especiales, que se reproducen en otra partida
también para proyectos especiales. ¿En qué medida el proyecto
especial escapa a la consideración de los mecanismos previstos en la
Ley de cooperación y estatuidos más o menos por la práctica en los
últimos años? Nos gustaría saber también qué créditos presupuestarios
y en qué cuantía van a destinarse, según la descripción del programa,
a Colombia para el apoyo al proceso de paz.

Para ir concluyendo, tenemos el temor que subrayaba al principio del
decrecimiento; es decir, el Comité de Ayuda al Desarrollo informa
-datos provisionales, como es de rigor- de un decrecimiento respecto
del PIB, y a esto la situación económica, la situación del país, el
deseo de las organizaciones sociales puede poner remedio si el
Gobierno modifica, pero al alza, por supuesto, las dotaciones
presupuestarias de la AOD. No entro en el detalle de los elementos
que siguen preocupándonos, como es la existencia de diversos puntos
de acción gubernamental, que no siempre nos dan la impresión de estar
bien coordinados por el Ministerio de Asuntos Exteriores,
representado en este caso por el secretario de Estado en este
momento.

Y yo concluyo así esta primera intervención.




La señora VICEPRESIDENTA (García Arias): Ahora tiene la palabra el
señor secretario de Estado para contestar al grupo que ha solicitado
su comparecencia.




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El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y
PARA IBEROAMÉRICA (Cortés Martín): Quiero empezar agradeciendo a la
Presidencia y a la Comisión el que se me haya permitido comparecer en
la tarde de hoy. Como efectivamente ha dicho el señor Pérez Casado,
tenía especial interés en comparecer. Fui miembro de esta Comisión en
el año 1996, tengo un gran recuerdo de ella y todo lo que sea la
participación en las labores parlamentarias saben que es de las cosas
que verdaderamente añoro en el paso al Ejecutivo, habiendo tenido que
abandonar el Legislativo. Por lo tanto, soy yo el que tiene que
agradecer esta flexibilidad por parte de la Comisión. He llegado esta
misma mañana de Buenos Aires y ahora teníamos la reunión del
Patronato del Instituto Cervantes, cuyo consejo de administración
presido, en La Granja, y ésta es la razón por la que insistí en
comparecer, si podía ser, en la tarde de hoy.

Comparto plenamente con el señor Pérez Casado que es un tema central
la cooperación dentro de lo que es la política exterior. Aquí hay ya
un primer punto de acuerdo grande, y es que la cooperación forma
parte de la política exterior, forma parte de la acción exterior de
España. Inmediatamente entramos en una diferencia de apreciaciones,
pero que también es natural en el juego del Gobierno y la oposición:
se siguen sin ver claros los objetivos o no hay una estrategia
general. Lo que se hace en los Presupuestos, lo que se ha presentado
en el borrador de plan director es la concreción de la Ley de
Cooperación, que fue aprobada por unanimidad en la Cámara. Por lo
tanto, los objetivos, la estrategia general está marcada por el
Parlamento y entramos en la concreción presupuestaria o
administrativa de las acciones que se tienen que hacer. Comparto
plenamente con S.S. que necesitamos un plan director, borrador que se
remitió no sólo a los distintos portavoces parlamentarios y a los
miembros de la Comisión sino también a todas las organizaciones
sociales que tienen una participación, no sólo en el Consejo de
Cooperación, sino en lo que podemos llamar genéricamente la
cooperación. A lo que ha dicho el señor Pérez Casado calificando de
una entrega del plan en porciones, le tengo que contestar que según
cómo se entiendan las porciones. Se ha entregado un borrador de Plan
director completo, salvo unos puntos suspensivos en determinados
epígrafes, porque en el mes de julio no se sabía la concreción
presupuestaria de lo que iban a ser los presupuestos para este año y
la proyección que puedan tener en los venideros. Por lo tanto, faltan
sólo los datos presupuestarios, que en estos momentos ya tenemos. Ya
los tenemos y los han ido presentando por aquí los distintos
ministerios. Puedo decir que en esta misma semana se los enviarán
porque los tenemos ya. Había algunas cuestiones que eran puros
ajustes, muy pocas cantidades, pero si luego no salen exactamente las
cifras inducen a confusión sobre el compromiso o la obligación que
tiene el Gobierno por la propia Ley de
Cooperación de remitir, junto con los presupuestos, todo lo que
significa el compromiso de todo el Gobierno y no sólo del Ministerio
de Asuntos Exteriores respecto de la ayuda exterior. El viernes se
podrá remitir (digo el viernes simplemente porque mañana es fiesta)
a través de la Presidencia de la Comisión a todos los miembros de la
Comisión, a todos los portavoces.

Hay dos cuestiones en lo que es la comparecencia de presupuestos de
mi Secretaría de Estado sobre las que no puedo extenderme mucho más,
que es la de la deuda externa o la cuestión de inmigración, porque
depende administrativamente de otros departamentos. Lo que sí puedo
decir es algo que ya planteé en la anterior comparencia que tuve en
esta misma Comisión. España, y el Gobierno como responsable de esta
gestión, está haciendo un esfuerzo grande en la condonación de deuda
externa. Pero tampoco conviene poner en riesgo el propio instrumento.

Es decir, no se trata de decir que la deuda externa porque exista es
mala. La deuda externa existe porque hay unos países que han pedido
un crédito porque han pensado que les convenía tenerlo para realizar
unas inversiones que podían hacer en un momento dado y les permitía
crear unas infraestructuras, una base de desarrollo futuro. A la
deuda, al crédito, externo o interno, recurren todos los países, los
desarrollados y los no desarrollados. Es verdad que hay muchos países
que se ven agobiados por una deuda que fue mal administrada, porque
había problemas de corrupción o porque ha habido a veces problemas de
mala gestión, sin necesidad de que entremos a hablar de corrupción, o
porque han ocurrido desgracias que han impedido que esta deuda se
utilice para lo que serviría, para lo que la usamos también los
países desarrollados que recurrimos al crédito, para inversiones en
infraestructuras o para situaciones coyunturales en que se necesita
este crédito. Y son muchos los países no desarrollados con gobiernos
decentes que acuden al crédito internacional, o al nacional si es que
hubiese ahorro nacional para ello, para poder acometer de una manera
más rápida inversiones que, si no, sería imposible acometer si
tuvieran que financiarse con un presupuesto rigurosamente equilibrado
y en el que no haya apelación al crédito. Por lo tanto, España, y
además coordinadamente con otros países europeos, en el marco del
Club de París, y en todas estas instancias, que conoce mucho mejor
que yo el señor Pérez Casado, está haciendo un esfuerzo, igual al que
estamos haciendo en otros terrenos de la cooperación, incluso un poco
mayor, porque eventualmente, en algunos casos, con países que están
en dificultades mayores o que han dado señales positivas de un mejor
uso, se está reconvirtiendo la deuda en ayuda al desarrollo. Éste es
el camino que se debe seguir y esto, como bien conoce el señor Pérez
Casado, es responsabilidad administrativa de la Secretaría de Estado
de Comercio, en el Ministerio de Economía. No es que esté echando
balones fuera, sino simplemente es la explicación del presupuesto



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que depende de la Secretaría de Estado para la Cooperación
Internacional y para Iberoamérica, y lo demás no entra en las cifras
que yo puedo comentarle.

Igualmente, ha planteado la cuestión de la inmigración y ha recordado
algo que ya se conoce, el ofrecimiento del Grupo Socialista de llegar
a un amplio acuerdo en materia de inmigración, ofrecimiento que, como
bien conoce S.S. y la opinión pública, ha sido aceptado, y hay unas
conversaciones, unos contactos también con el Gobierno. De hecho ya
ha habido expresiones parlamentarias de esa voluntad de acuerdo por
las dos partes en la propia tramitación de la ley. Es algo que se
está coordinando dentro del gabinete, en la Secretaría de Estado
creada al efecto. Creo que son siete los ministerios que tienen que
ver con la inmigración, y desde luego lo que se hace a través de la
Agencia de Cooperación o en toda la Secretaría de la que soy titular
está muy relacionado y en estrecha coordinación también, y se
establece como una de las prioridades en el Plan director de la
cooperación y en la acción política y diplomática del día a día esta
atención a lo que son los problemas de la inmigración a España. El
hecho de que Marruecos sea el primer país receptor de ayuda al
desarrollo de España no es ajeno a esta realidad, como tampoco lo es
la atención a Iberoamérica y que se haya puesto el énfasis en países
como Ecuador y otros, así como que estemos hablando de atender de una
manera más intensa allí programas, a uno de los cuales se refería S.

S. (terreno educativo, la formación profesional), de acuerdo también
con los gobiernos de allí y con las propias empresas. Y en este
terreno, y conozco bien la posición del señor Pérez Casado y del
Grupo Socialista en general (y lo ha reiterado en su intervención),
las empresas son también un elemento que incide en esta política. El
hecho de que haya inversiones de empresas en países terceros ayuda a
la creación de puestos de trabajo en aquellos países y a que la
presión interna de personas que buscan una salida de una vida mejor
que no encuentran en sus propios países se vea mitigada. Por lo tanto
(en este punto, lo es en cualquiera en todo lo que tenga que ver con
el desarrollo de países que están en vías de conseguirlo; pero muy
especialmente en esta cuestión de la inmigración), la coordinación
con las empresas y también con los sindicatos en la formación
profesional es una de las cuestiones a la que estamos atendiendo de
una manera más destacada.

Hablaba el señor Pérez Casado de que las cifras brutas podían hacer
creer que había un crecimiento espectacular. No es esa la
calificación que se debería dar; creo que lo que hay es un
crecimiento responsable e importante. El presupuesto total de la
Agencia Española de Cooperación, que comprende los programas 134.A,
cooperación para el desarrollo; 134.B, cooperación, promoción y
difusión cultura en el exterior, y 800.X, transferencias entre
subsectores, asciende a 40.519 millones de pesetas, lo que supone un
4,11 por ciento de incremento respecto del presupuesto del presente
ejercicio de 2000; es decir, crece por encima de la media del
presupuesto.

Somos muy conscientes en el Ministerio de Asuntos Exteriores de lo
que ha supuesto el cambio en la cotización del dólar. Son muy
conscientes de ello los funcionarios españoles que tienen que
trabajar en países donde tienen que pagar la renta de su casa, el
colegio de sus hijos o su propia manutención en dólares y reciben una
retribución en pesetas que se procura ir actualizando pero siempre
con retraso, como bien conoce.

De lo que tenemos que hablar en esta casa es del esfuerzo que hacen
los españoles en la ayuda al desarrollo y del coste oportunidad al
dedicar 40.000 millones de pesetas a la ayuda al desarrollo a través
de la Agencia de Cooperación más lo que va por otras secciones del
presupuesto español. Ese coste oportunidad son cantidades que se
podrían dedicar a construir escuelas, hospitales o carreteras o a
cubrir tantas necesidades genéricas que tiene España y especialmente
muchos sectores de la población española que están también
necesitados de inversiones. Sin embargo, los españoles globalmente
-porque al final es el esfuerzo de los españoles- podemos sentirnos
satisfechos no sólo de la evolución de la ayuda al desarrollo sino
del esfuerzo objetivo que hacemos cada año; el conjunto de los
españoles, el conjunto de las administraciones públicas y la
generosidad privada, que también es muy notable.

He estado recientemente en Nueva York con ocasión de la Asamblea de
Naciones Unidas participando en la Asamblea ministerial del PNUD y en
muchos de los organismos internaciones, y hay cuestiones que conviene
tener muy en cuenta. En cuanto a Unicef, por ejemplo, el Gobierno
español está situado en la zona media baja de la lista de
contribuyentes a la Unicef, pero en aportaciones particulares de los
españoles -las de socios de la Unicef, amigos de la Unicef, los que
contribuyen en cuestaciones o en actos de recaudación de fondos
específicos para la ayuda a la infancia en el mundo- España es el
tercer país del mundo. Hay que considerar cuál es el esfuerzo que
hacemos los españoles en conjunto porque, al final, lo que va vía
presupuestos también sale de los impuestos que pagan los españoles, o
lo que hacen las administraciones públicas no estatales -una cantidad
en torno a los 25.000 millones de pesetas y que va creciendo cada vez
más-; en muchas de las organizaciones no gubernamentales se están
consiguiendo cantidades muy importantes en ayuda al desarrollo. Creo
que es bueno que se cree esta percepción de la realidad: España es un
país que contribuye generosamente, que contribuye en su conjunto a
ayudar a los países que lo necesitan con dinero, con entrega
personal, con capacidad de organización y con muchas cosas que hacen
que España haya pasado de ser un país receptor de ayuda al desarrollo
hasta 1981 a ser el duodécimo contribuyente mundial ala misma. Es
verdad que debemos ir a más; que quien



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les habla piensa que, si tuviésemos un presupuesto mayor, seríamos
capaces de ejecutarlo y lo haríamos muy bien; sin duda, como
cualquiera que tuviese esa responsabilidad. Pero hay que tener en
cuenta que el Ministerio de Hacienda, a la hora de elaborar un
proyecto de presupuestos, lo hace con el objetivo exigente de que sea
un presupuesto equilibrado, y que hayan crecido las partidas de ayuda
al desarrollo por encima de la media del presupuesto demuestra que
también en la ayuda pública estatal al desarrollo se hace un esfuerzo
considerable.

Entiendo que el debate sobre los porcentajes suena bien en la
dialéctica Gobierno-oposición y, además, todos los que empiezan por
cero parecen siempre muy poco; pero creo que es más importante que
veamos cuál es el esfuerzo que se está haciendo y que sepamos que en
un presupuesto necesariamente equilibrado cualquier partida que
aumente tiene que ser a causa de la disminución de otras. Creo que se
está manteniendo una buena tendencia. El plan director incluye, tal
como se comprometió el ministro de Asuntos Exteriores en su
comparecencia ante el Congreso de los Diputados, un crecimiento de la
ayuda al desarrollo por encima de la media del crecimiento del
presupuesto; pero hay un crecimiento mucho más importante que éste:
el de todos los demás agentes de cooperación y, muy particularmente,
la generosidad y la entrega de los españoles, porque no se trata sólo
de cantidades evaluables en pesetas; son muchos los cooperantes, son
muchas las organizaciones no gubernamentales, son muchas las
universidades, ayuntamientos, comunidades autónomas y entidades
sociales que están haciendo un enorme esfuerzo que debe ser alentado
y reconocido.

El Gobierno, en el marco del plan director 2001-2004, que es el que
corresponde a esta legislatura, y sincrónico con su vigencia, espera
incrementar gradualmente la ayuda oficial al desarrollo hasta
alcanzar la cifra de 300.000 millones de pesetas, si hablamos de la
ayuda que sale de los Presupuestos Generales del Estado. Se ha
planteado ya que las aportaciones privadas a la ayuda al desarrollo
puedan ser objeto de estímulos fiscales en la legislación del
mecenazgo, igual que se hace con los recursos privados que van a
favorecer la restauración del patrimonio, recuperaciones
medioambientales, exposiciones o actuaciones culturales. Creemos que
son parte de las actividades de interés general y que están en la
línea de lo que antes llamaba intereses permanentes de España, porque
han sido reflejados en el frontis de nuestra Constitución y porque
han sido renovados por todos los grupos políticos: ya estén en el
Gobierno, ya en la oposición, todos los grupos han renovado que
España, a medida que tiene mayores posibilidades, debe asumir mayores
responsabilidades en esos objetivos generales que son la paz en el
mundo, el desarrollo de aquellos que lo necesitan y algo que
planteaba el señor Pérez Casado de otra manera. Sin embargo, al señor
Pérez Casado quiero contestarle.

No sé si le satisfará la respuesta, pero estoy seguro de que,
en aproximaciones sucesivas, podremos estar de acuerdo o muy cerca
del acuerdo.

Preguntaba, en concreto, por la ayuda al África subsahariana. Como
bien conoce el señor Pérez Casado, en los presupuestos de la Agencia
que se remiten a la Cámara no figuran detalles de las actividades que
se van a llevar a cabo. Eso figura genéricamente en el plan director
y, específicamente, en el plan anual de cooperación, proyecto que
está ya elaborado pero las cosas tienen que seguir su trámite.

Ciertamente, la Ley de cooperación contó con un gran acuerdo, pero no
permite una gran agilidad. El hecho de que el plan director tenga que
ser informado por la Comisión Interministerial, el Consejo de
Cooperación, el Consejo Interterritorial, de nuevo por la Comisión
Interministerial, ir al Consejo de Ministros, etcétera, termina en
una tramitación prolija. Ya ha sido tratado por primera vez en la
Comisión Interministerial porque había que tener esos datos
económicos a los que se refería el señor Pérez Casado que faltaban en
el documento que se había remitido a la Comisión y a todos los
agentes de cooperación. El Consejo de Cooperación está convocado para
el día 18, ha habido ya contactos con la Coordinadora de
organizaciones no gubernamentales, con las representaciones médicas y
empresariales y con las asociaciones sobre derechos humanos, ya que
todas ellas están pendientes de dicho Consejo. Cuando se tenga el
plan director, y sólo cuando se tenga, se podrá aprobar el plan
anual, que también requiere la misma tramitación. Ahí se entrará en
detalle en cuanto al África subsahariana y en los programas Paif que
va teniendo cada una de las actividades. La cifra que ha dado el
señor Pérez Casado de 8.000 millones dedicada a estos programas no
corresponde a ninguna que yo tenga de los proyectos especiales. Con
una mayor precisión lo podríamos contestar por escrito que
facilitaría a través de la Presidencia, pero pienso que se refiere a
la cantidad que va en la convocatoria de las organizaciones no
gubernamentales. Es otra la cifra. Aquí figuran 9.000 millones de la
convocatoria y luego son en torno a otros 4.000 más, provenientes del
impuesto sobre la renta de las personas físicas, que viene en la
siguiente convocatoria. Allí se analizan los distintos proyectos y
sólo ex post se puede saber cuál es la cantidad que ha ido a
cualquiera de las zonas. No obstante, estoy seguro de que lo que va a
ir destinado al África subsahariana va a ser mucho menos de lo que va
a ir destinado a Iberoamérica o de lo que va a ir destinado al sur
del Mediterráneo o al norte de África, según donde se ponga el
observador. En cualquier caso, al norte del Sahara. Esto por dos
razones. Primero, por razones evidentes de vínculos culturales,
históricos, afectivos de esa migración a la que antes se refería el
señor Pérez Casado y sobre lo que he dicho algunas palabras en mi
intervención. Pero, además, hay otrarazón muy importante. Y es que en
estos momentos



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-y es una tendencia reciente, pero que está tomando una mayor
intensidad últimamente- en los organismos multilaterales y en muchos
países que tienen unas relaciones bilaterales con otras zonas del
mundo mucho menos intensas -por ejemplo, los países nórdicos u otros
que son muy activos y muy generosos en la cooperación, no tienen
ninguna relación especial, como tenemos nosotros, con Iberoamérica,
con el Magreb, con los territorios palestinos, etcétera- está tomando
cada vez más fuerza la idea de que debe de haber una atención,
algunos dicen que mucho más intensa, otros dicen que exclusiva, a los
países más pobres. Con los países más pobres se establece luego una
línea donde cada uno quiere, pero básicamente ya sean 50, ya sean 70
estos países, no estaría ninguno de los iberoamericanos y ninguno de
los países magrebíes. Todos ellos tienen una renta per cápita
superior a los 500, a los 700, a los 1.000 dólares, según donde se
quiera poner el límite. Es verdad que un país que tiene 100 dólares
de renta per cápita al año o 150 ó 300 está mucho peor que otro que
tiene 1.000, 1.500 ó 2.000. Pero una de las batallas que está
planteando España, con el acuerdo de toda la Cámara, en el marco de
la Unión Europea, y hay personas que conocen especialmente esta
batalla tenaz, es que Iberoamérica no puede quedar fuera de la ayuda
al desarrollo por el hecho de que Nicaragua tenga 1.000 dólares de
renta per cápita cuando se plantea desde países que tienen 26.000. Es
verdad que hay otros países que sólo tienen 150, pero esto no puede
hacer que los desatendamos. De hecho, se está planteado en la Unión
Europea -se consiguió que quedase explícitamenterecogido en la cumbre
de Berlín- que la ayuda de la Unión Europea al desarrollo debía
atender los compromisos que ya tenía la Unión Europea, a un
equilibrio geográfico y, en tercer lugar, la atención a los más
pobres; pero no sólo la atención a los más pobres. Esto lo ha
planteado España en el PNUD, donde se pedía por parte de muchas de
las personas directivas de la organización, incluso del propio
secretario general de Naciones Unidas, que debía haber una atención
-no llegaron a decir exclusiva, pero sí prioritaria- a los países más
pobres, con lo que -insisto- quedaron excluidos todos. La República
Dominicana ya ha salido de ese límite en que antes estaba allí
incluido.

La contribución a organismos multilaterales que hace España, que es
una partida muy importante de nuestra ayuda a la cooperación, ya
tiene esa orientación hacia países del África subsahariana. Nosotros
los consideramos en las relaciones bilaterales como la tercera zona,
después de Iberoamérica, del Magreb y toda la ribera sur del
Mediterráneo, toda el África subsahariana, con Guinea, con los países
lusófonos, con Namibia y Sudáfrica, como ayuda a los procesos en
transición. Están incluidos como la tercera preferencia de la acción
bilateral española. Son otros países, que no tienen esas
vinculaciones que tiene España, los que están atendiendo.

Siendo un esfuerzo importante el que hace la sociedad española, pues
son unos recursos escasos y son muchas más las necesidades de ayuda
que tiene el mundo en desarrollo, tal y como dice la Ley de
cooperación, debemos concentrarnos territorialmente en actividades en
las que España y su cooperación puedan aportar un valor añadido
comparativamente superior al que puedan plantear otros.

No le puedo dar ningún dato sobre lo que va a ser la ayuda oficial al
desarrollo en el África subsahariana, pero sí le adelanto que es
seguro que va a ser menor que la que vaya a Iberoamérica, que andará
en torno al 50 ó 55 por ciento de lo que es el monto total de nuestra
ayuda, o lo que vaya al Magreb o la ribera sur del Mediterráneo, que
estará en torno al 25 por ciento de esta ayuda, con actuaciones muy
concentradas en algunos países, muy singularmente el caso de
Marruecos.

Respecto del programa de microcréditos, creo que hay algún dato
confundido. El programa de microcréditos figura este año con 8.000
millones y lo que se plantea para el año que viene es que crezca un
25 por ciento, no un 50, porque va a 10.000 millones. Lo que está
comprometido hasta ahora -le facilitaré los datos con precisión- está
en torno a la mitad de lo posible, pero tenemos la esperanza de poder
llegar a acuerdos antes de fin de año para estar en torno al 80 por
ciento de las posibilidades. Ha habido algunas dificultades en
algunos países en los que no se ha encontrado la contraparte que
pueda actuar en lo que es la banca de primer nivel, la que actúa
directamente como contraparte. Parece que se va a poder firmar un
acuerdo para Bangla- Desh con 1.000 millones de dólares. Había
algunas dificultades de la Intervención, por exigencias de la
legislación española respecto de la contraparte; era una cuestión de
formalidades, pero que muchas veces hacen que las operaciones se
retrasen. En Colombia se ha encontrado la entidad que podía llevarlo
a cabo, será algo más de 1.000 millones de pesetas, además de lo que
ya estaba comprometido. A través de la Presidencia facilitaremos un
estado actual, así como las cuestiones que se están tramitando,
explicando que no están comprometidas, pero que esperamos que puedan
estarlo antes de fin de año. Insisto, las cifras son 8.000 millones
en el año 2000, y es el primer año, y 10.000 en el año 2001, en el
que sí parece que va a poder haber proyectos para cubrir los 10.000
en microcrédito. Me ha preguntado que cuándo enviará el Gobierno a la
Cámara el informe, podría ser incluso esta misma tarde, pero con
seguridad el viernes.

Respecto a que la cooperación no es reembolsable y que está atascada
por el problema cambiario, vuelvo a decir lo mismo. De lo que estamos
hablando aquí es del esfuerzo que hacen los españoles. Los
presupuestos generales del Estado reflejan un esfuerzo en pesetas;
que luego en la conversión en dólares haga que disminuya, es verdad.

Los ingresos se tienen en pesetas y los gastos no se pueden tener
contablemente en otra moneda.




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Me importa mucho lo que ha planteado respecto de las fundaciones
vinculadas a partidos políticos y la cooperación que pueden hacer.

Hay una partida de 75 millones que figura en la propia Secretaría, no
en la Agencia, sino en mi gabinete. Hemos hablado con los
responsables de los partidos políticos y con los sindicatos. La
convocatoria general de la Agencia, tanto la general como la del
impuesto sobre la renta de las personas físicas, es una convocatoria
continua y abierta. Simplemente son cuestiones que no se han
ejecutado de la parte que tenía el programa y que se pueden ir
actuando a lo largo del año. Nos encontramos con que hay una cantidad
año tras año bastante importante dedicada a fundaciones que tienen
una relación directa con partidos políticos. Ha habido años que ha
llegado a ser de 900 millones de pesetas, otros años de 600 o de 500,
son cantidades variables. Estas fundaciones están especializadas en
la formación política y hacen formación política en España en
cualquiera de los partidos del arco parlamentario. Sin embargo, a lo
que se dedica esta cantidad es a hacer fuera -no con los 75 millones
que decía al principio, que era la partida que figura- ayuda al
desarrollo convencional: instalaciones escolares en determinada
barriada, suministro de agua potable en un poblado o capacitación
agraria en no sé qué zona. Seguro que lo hacen de manera
satisfactoria y, desde luego, a los efectos de lo que son los
controles internos o externos de la Agencia, a plena satisfacción.

Sin embargo, me pregunto -y lo digo aquí en la Comisión, pero lo he
hablado con responsables de distintos partidos políticos-, hemos
detectado, y también hay acuerdo en esto, que uno de los problemas
más graves que tienen los países en vías de desarrollo y
particularmente los del área cultural, lingüística y afectivamente
más afín a nosotros es el problema de la institucionalidad. Se está
haciendo, por propio mandato de la Ley de cooperación y por acuerdo
de todos los partidos, un esfuerzo grande para ayudar a estos países
en el poder judicial, la policía, en los gobiernos municipales, en la
ayuda a la elaboración de catastros, igual que ocurrió en España
durante nuestra transición y hasta tiempos relativamente recientes,
en que fundaciones vinculadas a otros partidos, muy singularmente
alemanes, contribuyeron tanto a la formación de políticos en nuestros
países. Yo estaba entonces en las juventudes de UCD y fui
beneficiarlo de muchos de estos programas y creo que a muchas
personas de mi generación o de generaciones anteriores les ayudó
mucho esta colaboración y lo mismo podemos decir de las
organizaciones sindicales. En estos momentos, los representantes de
las dos organizaciones sindicales con quienes estuve hablando están
en Panamá, en las reuniones que tienen organizaciones previas a la
cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, y me plantearon que si
podían decir allí que querían proponer programas de cooperación en el
terreno sindical, no que organizaciones no gubernamentales o que
fundaciones vinculadas a sindicatos se
dedicasen a hacer las cosas que hacen satisfactoriamente otras
fundaciones que no tienen esa especialidad. Es muy difícil que
organizaciones dedicadas a actividades sanitarias o educativas o de
infraestructura hagan tan bien como lo podrían hacer las fundaciones
asociadas o vinculadas directamente a partidos políticos o a
organizaciones sindicales lo que es la estricta formación política en
el terreno de la ayuda al reforzamiento de la institucionalidad.




Éste puede ser otro de los terrenos. Lo planteo aquí pero, insisto,
está hablado con algunos de los responsables de una manera más
informal. Si esto fuese así -y no se trata de ninguna artimaña para
plantearlo aquí y luego hacerlo en una enmienda en el tránsito del
Congreso al Senado-, el esfuerzo que está haciendo la cooperación
española -a través de organizaciones no gubernamentales o fundaciones
vinculadas a partidos políticos en la convocatoria general que, como
bien conoce, son nueve mil y pico millones, sin detallar cuáles son
las actividades ni territorial ni sectorialmente, sino que tendrán
que encajar en las líneas de lo que prescriba el plan director y el
plan anual- sí podría ser mayor en el terreno de la estricta
formación política y de la colaboración entre partidos políticos,
como se hace también en España con una partida que va a la ayuda a
las fundaciones vinculadas a partidos políticos, que al menos en mi
anterior vida estaba en la Secretaría de Estado de Cultura. Era una
cantidad que ha ayudado mucho a que esa labor fundamental de la
formación política pueda realizarse con unas ayudas perfectamente
transparentes, que figuran en los Presupuestos Generales del Estado y
se hace mediante convocatoria pública y con una parte proporcional a
la representación parlamentaria, con unas variables para corregir y
garantizar unos mínimos a todas ellas. Ellos están de acuerdo en eso
con los sindicatos. Querían plantearlo en la reunión que tienen en
Panamá para ver si encuentra acogida en sus contrapartes. Todos los
países con los que he tenido contacto en estos apenas cuatro meses,
de todas las tendencias, han valorado muy positivamente esto porque
hay una necesidad de reforzar la institucionalidad en estos países.

Se está haciendo, y muy satisfactoriamente, como decía antes, en el
terreno judicial, en el policial, en el municipal, en el de servicios
públicos, en el de asistencia, etcétera. Creo que podríamos dar este
paso y así lo quiero plantear ante la Comisión, sabiendo que tenemos
la tramitación del presupuesto y que, en cualquier caso, siempre es
algo que podría figurar.

Hay una última cuestión sobre la que querría informar a la Comisión.

Tras la aprobación del plan director estaremos en condiciones de
tener programas marco de colaboración con organizaciones no
gubernamentales para que no tengan que estar pendientes de las
convocatorias año tras año y dos convocatorias, que pueda haber una
mejor previsión sobre la ayuda que van a tener de los fondos de los
Presupuestos Generales del



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Estado y que puedan desarrollar actividades con una previsión de dos,
tres o cuatro años, dentro de las prioridades geográficas y
sectoriales o transversales que marque el plan director. Esto es algo
que ha sido trasladado a la Coordinadora de organizaciones no
gubernamentales, que lo ha acogido muy favorablemente, y que nos
permitiría, en lo que es la política de cooperación -termino por
donde empecé-, que forma parte central de la política exterior de
España, que se pueda ayudar a aquellos países colaborando con ellos y
planteando acciones coordinadas. Se trata de que en el terreno
educativo, que era una de las cuestiones que le preocupaba al señor
Pérez Casado y que claramente es el área al que se atiende de una
manera más importante cuantitativamente en la ayuda a la cooperación,
a través de organizaciones que quieran actuar en alguna zona en
formación profesional o en educación de niños marginales o en
educación de adultos o en formación de mujeres, se pueda plantear un
programa a tres o cuatro años que permita llegar a acuerdos con el
gobierno local. Cabría decir: vamos a hacer esto, en tu planificación
tenlo también presente, porque se pueden hacer muchas cosas sumando
esfuerzos; pero además, dado que se va a hacer esto en el terreno
infantil, por ejemplo, que es una cuestión que va a ser tratada en la
cumbre de Panamá del próximo mes de noviembre, este esfuerzo que se
hace aquí y que se va a hacer sostenido durante cuatro años debería
ir acompañado de algunas reformas legislativas sobre la
obligatoriedad de la escolarización y la efectiva vigilancia de que
se mantiene o sobre la prohibición del trabajo infantil en
determinadas edades o determinadas actividades. Es decir, todas estas
medidas pueden tener un efecto multiplicador en los objetivos que se
están persiguiendo con la política de cooperación.

Había dos cuestiones que se harán llegar a toda la Comisión a través
de la Presidencia. No sé si he contestado de una forma mínimamente
satisfactoria al señor Pérez Casado que, aunque esté griposo,
conserva su capacidad y su agudeza intactas.




La señora VICEPRESIDENTA (García Arias): ¿El señor Pérez Casado
quiere contestar o hacer alguna pregunta más?



El señor PÉREZ CASADO: Haría dos preguntas adicionales, una quizá de
carácter muy técnico pero que preocupa a muchas organizaciones
sociales, que es el tratamiento fiscal del IRPF en relación con el
tratamiento fiscal que puede tener una confesión religiosa. Dicho de
otro modo, con mucha suavidad, que tenga el mismo tratamiento fiscal
una ONG laica que una organización eclesiástica, como es la Iglesia
católica. Quería saber si tienen contemplado esto, pero no sería un
tema central.

Hay algo que me inquieta, y por ello le pregunto: si con los
microcréditos, aun con un esfuerzo tremendo,
se puede alcanzar -yo lo deseo así y creo que mi grupo también- un 80
por ciento de realización, ¿por qué este salto? Decimos que hemos
tenido dificultades para gastarnos lo previsto, que seguirá siendo
poco en la consideración global que hemos hecho, pero si hemos
comprobado que, efectivamente, en la cantidad equis hemos llegado al
80, ¿por qué ponemos equis más el 20 por ciento, y no lo dedicamos a
otras áreas? Y que conste que no estoy dando ninguna pista para
ninguna enmienda, señor Maldonado.

Por otro lado, quizá haya sido una confusión mía, pero el delegado
del Gobierno para la Inmigración dijo que el codesarrollo en relación
con la inmigración estaría en la Secretaría de Estado que ostenta S.

S. De ser esto así, tendríamos un objetivo cubierto y creo que
compartido por todos, que es que cada vez más, desde el Ministerio de
Exteriores, se concentre todo el esfuerzo de la política de
cooperación internacional de España como elemento central de la
política exterior de nuestro país. Y si no es así, nosotros
seguiremos insistiendo en el liderazgo del Ministerio de Exteriores
en esta materia.




La señora VICEPRESIDENTA (García Arias): Vamos a conceder un turno de
palabra a los grupos que no habían solicitado su comparecencia,
porque quizá quieran preguntarle algo, señor secretario de Estado, y
usted puede cerrar contestando a todos.

Tiene la palabra el señor Maldonado, por el Grupo Parlamentario
Catalán (Convergència i Unió).




El señor MALDONADO GILI: He entendido que la Presidencia ha pedido
brevedad, y mi intervención, más que breve, será brevísima, por
varias razones. Primera, atendiendo la petición de la Presidencia y,
segunda, porque no es a mí a quien concierne intervenir sobre los
presupuestos, sino que lo está haciendo el portavoz de mi grupo, hoy
ausente, persona que conoce muy bien las cuestiones que estamos
tratando.

Más que preguntar, voy a intervenir para opinar sobre una cuestión
que se ha mencionado y que al grupo que yo represento y a mí nos ha
preocupado. Me ha preocupado lo que he oído explicar sobre terceras
zonas. Por ello, supongo que entenderá, señor secretario de Estado,
que mi intervención irá dirigida a la ayuda a la zona subsahariana.

Ya en otra intervención hicimos hincapié en este aspecto, y por tanto
será una intervención monográfica. A medida que le iba escuchando me
iba preocupando cada vez más, no porque denotara falta de
sensibilidad, sin duda, ni falta de interés, porque realmente de sus
palabras se deduce sensibilidad en todos los aspectos, pero sí quizá
por criterios o por política de Gobierno.

Usted ha hablado de crecimiento responsable, más que espectacular. No
sé si ha traducido la palabra espectacular y, muy ponderadamente,
como diríamos en catalán, con mucho seny, intentó introducir la expre
sión



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crecimiento responsable. Nosotros, Convergència i Unió, le pediríamos
reparto responsable, porque entender que los países subsaharianos
forman parte de la tercera zona quiere decir, como usted ha dicho,
con mucha honestidad, que de los miles de millones de los que hablaba
-inicialmente usted hablaba de 40.000 millones de ayuda exterior al
desarrollo-, la parte que correspondiera a la tercera zona sería
mucho menor incluso de este segmento, porque hablaba de países del
Magreb y de Sudamérica. ¿Cuál es nuestra petición, nuestro deseo, más
que nuestra pregunta? Pues nuestro deseo es que el objetivo sea
cambiar estas zonas. Hay que ir hacia un reparto responsable; hay que
ir hacia un reparto diferente. Entiendo que hay que seguir ayudando,
cómo no, a países del Magreb, a países de Sudamérica de habla
hispana, pero en un momento en que vemos que a España están llegando
inmensas cantidades de gente que viene de los países subsaharianos
por haber vivido una vida dramática en sus países que no les permite
seguir allí, me preocupa que este segmento de países esté situado en
tercera zona, porque esto significa no priorizar. Incluso podríamos
entender que no se priorizara, quizá no pedimos pasar por encima de
países del Magreb o países sudamericanos, pero sí equiparar reparto
responsable y poner en el mismo nivel a estos países, cuando vemos
que hay gente que muere para llegar a Europa porque allí no tienen
las mínimas condiciones de vida. Sorprende y no deja de ser una
cierta injusticia social ver que países que pueden tener 1.000
dólares de renta estén en la zona uno o en la zona dos, cuando
necesitan mucha más ayuda y que, como usted bien ha dicho, esta ayuda
sea menor y que, como decía el buen amigo y experto en estas
cuestiones, y que da además pistas para hacer proposiciones no de ley
(Risas.), estos países puedan llegar a no recibir los porcentajes que
podíamos intuir haciendo un vaciado de los presupuestos que ustedes
van a presentar al Congreso para ser aprobados en esta Cámara. ¿Qué
es lo que le pedimos? Pues, si no priorizar, sí equiparar; si no
favorecer, no desfavorecer. Ya sé que usted me dirá: es que el
esfuerzo que hace España es importante. Seguro. No sé si fue el
ministro quien dijo que España estaba entre los doce primeros países
del mundo en cuanto a ayuda, que hemos pasado de ser un país receptor
a ser un país que da ayuda exterior para el desarrollo. Es cierto,
pero también es cierto que, por suerte, España está pasando por una
situación económica muy buena, que nos permite ser un país solidario.

Y esta solidaridad necesita, señor secretario de Estado, que los
países subsaharianos reciban una ayuda superior. Yo no digo
priorizar, pero acojo el crecimiento responsable y lo traduzco en
reparto responsable. Este debe ser un objetivo de la política
exterior de España, porque si queremos luchar contra una inmigración
injusta, que hace salir gente de estos países, gente que llega a
perecer en el intento y que sale por desesperación, desde la ayuda a
la cooperación, desde la ayuda
al desarrollo exterior se puede ayudar a que esta gente deje de
malvivir. Ya sé que en las zonas primera y segunda también hay gente
que tiene que venir a otros lares, a Europa, para poder encontrar
trabajo, pero quizá desde una miseria no tan ínfima.

Por tanto, mi grupo, Convergència i Unió, pone un especial énfasis en
pedir un cambio de criterio, no de priorizar pero sí de repartir más
responsablemente, para que los país subsaharianos sean equiparados.

Dividamos por tres, no restemos por tres.




La señora VICEPRESIDENTA (García Arias): Tiene la palabra don Pablo
Izquierdo, por el Grupo Popular.




El señor IZQUIERDO JUÁREZ: Señorías, el Grupo Parlamentario Popular
agradece la oportunidad que nos brinda la Presidencia, ya que, al
igual que el Grupo de Convergència i Unió, no somos un grupo que haya
pedido la comparecencia del Gobierno en este trámite, que es un
trámite presupuestario. Hago un paréntesis para agradecer, como lo
han hecho todos los grupos, la presencia del secretario de Estado,
después de su viaje a Argentina, así como el interés que realmente
tiene en comparecer en esta Comisión para hacer, él en persona, el
trámite parlamentario de la aclaración de los presupuestos del
Estado. Por supuesto, también agradecemos el tono de las
intervenciones y el consenso que siempre se produce en estos temas.

En esta intervención, que tiene que ser necesariamente muy breve, no
queremos hacer un resumen de lo que aquí se ha dicho, pero
compartimos la oportunidad de los debates generales que se han
planteado sobre la cuestión de la deuda externa. Sobre el particular
quiero hacer un apunte. Nosotros entendemos que el esfuerzo de
condonación de deuda externa que se está haciendo en los últimos años
es extraordinariamente importante. España no va a rastras de las
iniciativas de otros países sino que la posición de España en el seno
de los organismos internacionales, tanto en el Club de Londres como
en el Club de París o en el Fondo Monetario Internacional es
extraordinariamente de vanguardia. Hoy nadie duda de que el crédito
bien utilizado es un elemento útil al desarrollo porque desarrolla
-valga la redundancia- uno de los principios fundamentales de la
cooperación que es la corresponsabilidad en el desarrollo. ¡Cuántas
operaciones de condonación de deuda se han hecho en el pasado que han
servido para enriquecer a dirigentes políticos! La deuda la contraen
los gobiernos, las sufren los pueblos, y cuando se les perdona se les
perdona a los gobiernos y raras veces se perdona a los pueblos.

España lanzó hace años la iniciativa de la conversión de deuda por
desarrollo en los organismos internacionales. Por cierto, la
iniciativa fue muy bien aceptada por nuestros socios de la Unión y
por otros países.




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Sin la menor duda, el Grupo Popular comparte el debate sobre la
inmigración. Es de extraordinaria importancia en estos momentos, pero
no tiene una importancia recurrente, una importancia solamente
coyuntural. España orienta su cooperación al desarrollo desde hace
muchos años, desde el consenso parlamentario, pero también desde el
empuje de la propia sociedad, y hace una cooperación al desarrollo a
los países a los que está orientada. Es todavía más significativa la
desproporción que existe entre la cooperación al desarrollo que hace
la sociedad civil con Iberoamérica y la que hacen las propias
administraciones, que intentan equilibrar esa presión de la propia
sociedad española.

Hoy nos dice y nos lo dijo el CAD, el Comité de Ayuda al Desarrollo
cuando evaluó la cooperación española en 1994, y cuando lo volvió a
hacer en 1998, y fuimos los parlamentarios parte importante de esa
evaluación de la ayuda, puesto que el Comité de Ayuda al Desarrollo
estuvo en esta casa, que España, como el resto de los países, tiene
que concentrar sus esfuerzos desde los puntos de vista geográfico y
sectorial, para que dichos esfuerzos de cooperación al desarrollo
puedan ser eficaces. Los debates podrán ser todo lo recurrentes que
queramos. La importancia mediática y de impacto de los problemas del
África subsahariana o de las continuas hambrunas en Sudán y en
Etiopía son de extraordinaria importancia, y a todos nos conmueven,
pero España tiene que hacer su cooperación, como ha dicho el
secretario de Estado, y así la hace, a través fundamentalmente de una
cooperación multilateral, a través de los organismos internacionales
y sobre todo de la Unión Europea, que participa de una manera muy
importante en los acuerdos de Lomé, donde España tiene una
contribución, también de extraordinaria importancia, con los
presupuestos de ayuda al desarrollo para el espacio Lomé, que
fundamentalmente van a África, Caribe y Pacífico y a los países del
África subsahariana.




El debate sobre la inmigración -y con ello voy a acotar esta
cuestión- es efectivamente de extraordinaria importancia. Creo que el
hecho de que la cooperación española se vuelque en países como Perú,
como Colombia, como la República Dominicana o como Marruecos, que es
desde donde se produce principalmente la inmigración hacia España,
constituye una medida inteligente, que demanda la propia sociedad y
en la que todos los grupos parlamentarios estamos de acuerdo desde
hace mucho tiempo, no es sólo de ahora. Probablemente habrá que
introducir, no diré técnicas, pero sí nuevas medidas y nuevos
instrumentos de codesarrollo para trabajar, tanto aquí como allí, en
la formación, la integración y la capacitación, en definitiva en la
lucha contra la pobreza, porque la inmigración es fundamentalmente
económica, señor Maldonado. Por tanto, la labor de España en América
Latina, en Iberoamérica, en estos países donde se producen unas
corrientes y un flujo de inmigración sobre todo en Marruecos, es algo
que se está haciendo. El debate de las cifras puede ser recurrente
porque siempre todos queremos más, pero compartimos la línea
anunciada en estos presupuestos -y anunciada también a través de la
intervención del secretario de Estado, que será objeto de debate, del
Plan director, del Plan anual, etcétera, de los debates de política
de cooperación al desarrollo- y, por supuesto, la apoyamos.

No es nuestro ánimo hacer ahora un resumen de lo dicho, pero sí
queremos destacar algunos de los datos que nos parecen notables y que
figuran en lo que llamamos el libro amarillo de los presupuestos, que
ha sido entregado hace unos cuantos días a la Cámara, y en la propia
intervención del secretario de Estado. El hecho de que España pueda
llegar a los 300.000 millones de pesetas de ayuda oficial al
desarrollo, como se ha dicho, en el horizonte 2001-2004, de alguna
manera es avanzar de modo muy notable en la consecución de ese
compromiso que todos asumimos un año, el pacto por la solidaridad,
del 0,35 por ciento. Estamos hablando de un producto interior bruto
en este año del orden de los 100 billones de pesetas, con lo que
estaríamos en el 0,30 por ciento. Es verdad que estamos lejos del 0,7
y también lejos del 1 por ciento, que es lo que nos pide Naciones
Unidas desde el año 1967. Compartimos, apoyamos y saludamos las
medidas que anuncia el secretario de Estado en cuanto a la
incentivación fiscal, a través de las reformas consiguientes de la
Ley de Mecenazgo, para que el esfuerzo de la sociedad civil, que ya
es muy importante, vaya in crescendo. Porque de lo que hablaba
Naciones Unidas, en el recurrente debate del 0,7, es del 0,7 de
aportaciones públicas. España es un país descentralizado, donde el
principal esfuerzo corresponde a la Administración central, y el
esfuerzo, aunque muy importante en los últimos años, no se
corresponde en proporción con el esfuerzo que hacen las
administraciones autonómicas y las administraciones locales, que no
olvidemos que van a gestionar aproximadamente un 57 por ciento del
gasto público. Creo que en este sentido todos tenemos que hacer un
gran esfuerzo de responsabilidad y repartir el 0,7 en la medida en
que se da, señor Maldonado, la distribución del gasto, en un país
fuertemente centralizado como el nuestro.

Por supuesto celebramos el incremento del 4,11 por ciento que nos
señala el secretario de Estado sobre los incrementos de la Agencia y
destacamos el dato. Efectivamente está por encima de la media del
crecimiento, pero es que llevamos unos años por encima del propio
crecimiento del producto interior bruto, con lo cual España podrá
hacer más o menos esfuerzo, pero está haciendo un esfuerzo superior
-las comparaciones quizá no nos consuelen- al del resto de los países
de nuestro entorno, sobre todo los de la Unión. Mientras en otros
países desciende, en España sube, y esto es consecuencia de la
generosidad y del impulso solidario



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de nuestra sociedad, pero también del esfuerzo de las
administraciones, fundamentalmente del Gobierno central, y esto es
preciso señalarlo.

Nos parece muy significativo el incremento del apoyo -en torno a los
500 millones de pesetas- que se produce en los presupuestos del año
2001 a las organizaciones no gubernamentales de desarrollo, y también
el esfuerzo tan importante que se ha señalado del 25 por ciento en el
fondo de microcréditos, un fondo que nace en la Ley de cooperación y
en el que la comunidad internacional y España tienen depositadas
enormes esperanzas, precisamente porque cambia de alguna manera una
cooperación subsidiada, una cooperación basada en la ayuda, por una
cooperación basada en la corresponsabilidad y la participación de los
países del sur en su propio desarrollo, lo cual queremos señalar como
de extraordinaria importancia.




La señora VICEPRESIDENTA (García Arias): Tiene la palabra el señor
secretario de Estado para contestar a las distintas intervenciones y
para concluir este debate que ha resultado muy interesante.




El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y
PARA IBEROAMÉRICA (Cortés Martín): El señor Pérez Casado se ha
referido en su intervención a tres cuestiones que calificaba de
técnicas. Respecto al tratamiento fiscal de las organizaciones, en
este momento las fundaciones tienen unas ventajas fiscales respecto
de las societarias y mercantiles, pero tanto en este terreno como en
otros hay una aspiración de que estas circunstancias se puedan
mejorar. Es decir, que aquellas contribuciones a actividades que se
consideran de interés general y que en buena medida son atendidas por
los propios Presupuestos Generales del Estado, lo puedan ser con
minoración de ingresos del Estado en vez de con un aumento de gastos
del Estado, incentivando así la participación social y el efecto
multiplicador que tienen estos incentivos. Se está hablando -bien
sabe el señor Pérez Casado que ese es otro negociado distinto del
mío- de esta modificación en la normativa fiscal, y lo que se ha
planteado es que, igual que se contemplan otras actividades para ser
incentivadas, la ayuda al desarrollo tenga este mismo tratamiento.

¿Que por qué crecen los microcréditos si la ejecución no ha sido del
cien por cien? Porque hay un compromiso de 40.000 millones en cuatro
años; o sea, que es una cosa que está prevista de antes. Como bien
sabe, esta no es de las partidas que si no se ejecutan en el año se
pierde o se queda disponible. Lo que sí ha habido es un programa
nuevo, en el que ha habido una dificultad a la hora de encontrar la
entidad local que pudiera ser ese primer nivel, ese nivel de base.

También hay una diferencia entre los países. Hay países como
BanglaDesh donde el microcrédito es de 100 o de 200 dólares, y con
esto se está funcionando de una manera muy
dinámica y cumpliendo un gran papel. Cuando estamos hablando -y esto
entra en el terreno de lo que apuntaba el señor Maldonado- de países
como los iberoamericanos o como Marruecos, con 100 dólares se hace
poco. Si de lo que se trata es de poder ayudar a personas que tienen
voluntad y vocación emprendedora a establecer una microempresa -por
utilizar el mismo prefijo que en el crédito-, un pequeño negocio, un
pequeño taller, un invernadero, este tipo de actividades cuesta entre
1.000 y 5.000 dólares; son otras cantidades y otra forma de proceder.

En muchos de estos países se está buscando la posibilidad de hacerlo
con banca convencional, porque, dicho de una manera vulgar, se
matarían dos pájaros de un tiro. En muchos de estos países uno de los
problemas más graves que existen son los amplísimos sectores de
actividad económica informal y la bajísima fiscalidad, no en el
sentido de que los tipos sean bajos, sino del porcentaje tan reducido
de población que es contribuyente directo. Uno de los aspectos en los
que está ayudando España a estos países, en esta institucionalidad de
la que hablaba en mi anterior intervención, es precisamente en
ayudarles a que tengan un sistema fiscal que permita que sean Estados
solventes, capaces de atender las necesidades sociales de la
población. Hay países en los que los propios acuerdos de paz se han
vinculado a que haya un pacto fiscal. Estoy hablando de Guatemala o
de Colombia, donde hay que conseguir que haya una mayor y mejor
contribución a las cargas generales por quienes más tienen, sin duda
de una manera progresiva, como ocurre en todos los países que tienen
estos niveles de desarrollo, pero también incorporando a la
formalidad a sectores que hoy viven al margen. Se puede ayudar
también con unos créditos más atractivos para personas emprendedoras,
pero con escasos recursos, sin necesidad de entrar en un sistema de
garantías tan fuerte como sería el crédito convencional, pero que sí
pueda utilizar los instrumentos convencionales, cuando hay bancos que
ya tienen una red de sucursales que pueden desarrollar esta
actividad. Desde hace dos años está previsto que se pueda disponer de
10.000 millones, junto con los que no se haya dispuesto de este año,
por tanto la impresión que tenemos es que este año se podrá cubrir
plena y satisfactoriamente esta línea.

Respecto al codesarrollo en materia de inmigración, tiene razón, y he
procurado decir lo mismo que ha dicho el señor Fernández-Miranda.

Desde la Secretaría de Estado para la Cooperación vamos a realizar un
esfuerzo especial en estos países de donde vienen flujos migratorios,
en la línea de lo que decía antes, de la formación profesional o de
los microcréditos, es decir, de intentar crear un tejido industrial y
comercial, que cree también puestos de trabajo en la zona y una
política de ayuda educativa al desarrollo en estos países. No en vano
Marruecos es el primer país destinatario de ayuda al desarrollo
español, y países iberoamericanos, singularmente Ecuador o Perú, son
objeto de una atención



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especial dentro de la acción exterior de España, que tiene que ver
también con la inmigración.

Aquí enlazo con la cuestión que ha planteado el señor Maldonado.

Cuando he hablado de terceras zonas me he limitado a describir una
situación de porcentajes, no tenía ningún elemento valorativo
distinto. He dado una explicación del porqué España concentra su
esfuerzo en unas zonas, y a la hora de establecer los números sale
como tercera zona la zona subsahariana. Tengo los datos del año 1999,
los datos del año 2000, como es lógico, no estarán hasta el año que
viene. Para Iberoamérica, tanto la convocatoria ordinaria como el
impuesto sobre la renta de las personas físicas fueron 6.439
millones; para el Mediterráneo y países árabes, ribera sur del
Mediterráneo, 2.114; para el África subsahariana, 2.099 millones.

Luego hay otros países como Asia, 678 millones, y 672 para el resto
de los países. Queda al margen la actuación en los Balcanes, porque
iba con una partida especial. La información detallada se va a
remitir a la Cámara, pero todo ello hace una cantidad global en torno
a 250.000 millones, incluyendo la actuación en los Balcanes, donde no
sólo es ayuda al desarrollo, sino ayuda a la pacificación de esa
zona, que evidentemente también computa a la hora de valorar el
esfuerzo que hace España en el exterior ayudando a otros en aquello
que necesitan; evidentemente, lo primero que necesitan es no estarse
matando entre ellos.

Explicaba antes por qué era así. Primero, porque es el propio
desarrollo de la Ley de cooperación. La Ley de cooperación ya ha
fijado que Iberoamérica es la prioridad. No sé si es bueno hablar de
primera prioridad, segunda prioridad y tercera prioridad, yo creo que
sólo hay una. Bien, pues en la ordenación por volumen de recursos
asignados, el primer lugar lo ocupa Iberoamérica, y lo va a seguir
ocupando, además con una distancia considerable de los demás. Eso es
lo que dice también la Ley de cooperación. El Mediterráneo y los
países árabes ocupan el segundo lugar, y me parece que ha habido una
modificación al alza en el porcentaje dedicado a la ribera sur del
Mediterráneo. África subsahariana sería el tercer grupo de países con
los que le mencioné antes, Guinea Ecuatorial, los países luxófonos,
Namibia y Sudáfrica y el Senegal.

Lo que sí conviene dejar muy claro, y lo ha recordado el señor
Izquierdo, es que de donde son mayores los flujos migratorios es de
Iberoamérica y del Magreb. Es verdad que también hay flujos
migratorios del África subsahariana, pero los más importantes
coinciden con las prioridades de esta jerarquización que ha señalado
la Ley de cooperación y se ha ido desarrollando en las distintas
ejecuciones presupuestarias desde hace mucho tiempo, que está
consolidada precisamente por esta tradición, y adelanto que tanto en
el plan director como, sobre todo, en el plan anual se mantiene esta
tendencia.

Estamos hablando de la ayuda bilateral, porque en la multilateral hay
un claro desequilibrio, mucho mayor que éste, en las proporciones de
ayuda de la Unión Europea, donde España contribuye con varias decenas
de miles de millones de pesetas. Ahí sí que hay una clara
discriminación a zonas como Iberoamérica. Ésta es una de las
cuestiones sobre las que estamos planteando resistencia y una acción
más tenaz en defensa del equilibrio en la ayuda europea al
desarrollo, pensando que países con los niveles de desarrollo que
tienen los países iberoamericanos siguen necesitando esa cooperación,
pero de otra forma. No se trata de una asistencia puramente de
supervivencia, pero necesitan esta ayuda al desarrollo, sobre todo en
una zona que es especialmente relevante dentro de los países en
desarrollo. El hecho de que pueda haber, con muy pocas y tenaces
excepciones, democracia en todos esos países, que se pueda consolidar
un Estado de derecho con la colaboración institucional de las
organizaciones sociales y de los partidos políticos, hará que puedan
estar en condiciones de dar ese salto cualitativo y pasar de ser
países en desarrollo a ser países desarrollados, con unos niveles de
renta distintos, como los tenemos en los países desarrollados. España
tiene unos niveles de renta inferiores a los que pueda tener Holanda
o Noruega, pero estamos en las mismas condiciones que esos países
desarrollados, y hay muchos países iberoamericanos que tienen
dificultades y que necesitan esta cooperación y esta asistencia.

Termino refiriéndome a la cooperación que hace la Generalidad de
Cataluña, con quien tenemos unas relaciones muy fluidas y estamos
buscando terrenos para sumar esfuerzos. He estado con el señor Durán
Lleida y tenemos pendiente una próxima visita a Barcelona para
hablar, entre otros, con el instituto encargado de la cooperación en
América latina y, o mucho me equivoco, o los porcentajes coinciden
bastante con los que estoy dando aquí en cuanto a la cooperación
bilateral, no en la multilateral, donde claramente están
discriminados favorablemente los países más pobres. Por eso pensamos
que la acción española debe tener también ese carácter de suplencia
allí donde hace falta, al margen de que el valor añadido de la
cooperación española en Guatemala o en Honduras sea muy superior al
de nuestra colaboración en Malawi o Sri Lanka, sin que esto
signifique que no lo necesiten, pero hay otros países que les están
atendiendo, hay una especialización y un cierto reparto de funciones
dentro de la Unión Europea, con una coordinación muy estrecha. Hay
muchos países que han pedido, y estamos planteándolo ahora, que
España tenga actividades conjuntas con otro país en Iberoamérica.

Creo que esto es algo muy positivo que les puede ayudar. Hay algunos
que dicen que les interesa porque así, además de la cooperación,
aprenden español de las personas que van allí en el voluntariado. Así
se suman ventajas, y el atractivo que tiene la lengua hace que haya
personas que quieran ir a restaurar las ruinas de Tikal o



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estar prestando asistencia sanitaria en el llano boliviano. Por ello
estamos buscando la coordinación con determinados países europeos.

Quiero agradecer al señor Izquierdo sus palabras y manifestarle mi
plena coincidencia con su posición -la ha explicado con mucho más
detalle que yo y mucha más experiencia, que la tiene- sobre la deuda,
la inmigración y sobre la ayuda multilateral que realiza España. Más
de un 30 por ciento de nuestra ayuda se presta vía multilateral que,
insisto, tiene una clara discriminación positiva a favor de los
países más pobres.

Con el permiso de la presidenta, querría emplear un segundo en
apuntarles una cuestión que, si bien es puramente organizativa,
tendrá una incidencia presupuestaria no en cuanto a las cantidades
sino en cuanto a la ubicación. La Ley de cooperación ordena que la
Agencia Española de Cooperación Iberoamericana tenga un nuevo
estatuto. Se ha elaborado el proyecto de decreto, y está siguiendo la
tramitación administrativa ordinaria, que también tiene sus
lentitudes. Hay una novedad organizativa, y es que la Dirección
General de Relaciones Culturales y Científicas estará dentro de la
Agencia. Con lo cual las actividades culturales que se realizan en
los dos institutos que están en la Agencia, tanto el de cooperación
iberoamericana como el del mundo árabe, que cuentan con centros
culturales, becas, o programas de restauración del patrimonio,
estarán gestionados por la Dirección General de Relaciones Culturales
y Científicas. Hay que tener en cuenta, por un lado, que más del 80
por ciento de la acción cultural exterior del Ministerio de Asuntos
Exteriores se realiza en países de actuación de la Agencia y, al
mismo tiempo, que dado ese salto cualitativo que se ha
producido por efecto de las cumbres iberoamericanas y de la
integración iberoamericana en la cultura española, instituciones como
la Academia de Roma se quiere abrir también a artistas o a estudiosos
iberoamericanos. Por tanto, primero, porque las acciones directas se
realizan en un porcentaje elevadísimo, más del 80 por ciento, con
países de acción de la Agencia (iberoamericanos, magrebíes, de África
subsahariana, de Asía, básicamente de Filipinas, y ahora de China y
Vietnam, y de la Europa oriental, de la Europa en desarrollo), y
segundo, porque las pocas actividades culturales que tenía la
Dirección General de Relaciones Culturales y Científicas en países
desarrollados, básicamente la Academia de Roma, la Bienal de Venecia,
se pretenden abrir a aquéllos que forman parte de nuestra comunidad
histórica.

Insisto, no habrá ninguna modificación presupuestaria, pero sí una
reubicación de una partida que ahora figura con un epígrafe aparte y
que será parte de la Agencia y luego ésta tendrá que reestructurarse
internamente, pero a nivel de subdirecciones.




La señora VICEPRESIDENTA (García Arias): Gracias, secretario de
Estado, por su información, solicitada por los grupos políticos.

No habiendo más asuntos que tratar, se levanta la sesión.




Eran las siete y veinte minutos de la tarde.




Nota.-El presente «Diario de Sesiones», de la Comisión de Asuntos
Exteriores, del miércoles, 11 de octubre de 2000, no guarda la
relación cronológica habitual, con el fin de no retrasar la
publicación de los «Diarios de Sesiones» ya elaborados.