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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 297, de 09/06/2009
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


COMISIONES


Año 2009 IX Legislatura Núm. 297

CULTURA

PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.ª CLEMENTINA DÍEZ DE BALDEÓN GARCÍA

Sesión núm. 12 celebrada el martes 9 de junio de 2009



ORDEN DEL DÍA:


Nombramiento de miembros. Creación de una subcomisión sobre la reforma de la Ley 23/2006, de 7 de julio, por la que se modifica el texto refundido de la Ley de Propiedad Intelectual. (Número de expediente 154/000010.)...
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Celebración de las siguientes comparecencias:


- De la señora directora general de la Biblioteca Nacional (Del Corral Beltrán), para explicar las líneas de trabajo de su departamento. A petición del Grupo Parlamentario Socialista. (Número de expediente 212/000111.) ... href='#(Página2)'>(Página 2)


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Del señor director del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Borja-Villel), para informar sobre el balance de un año de gestión y las líneas de actuación previstas para el resto de legislatura en el contexto de la actual crisis
económica. A petición del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso. (Número de expediente 212/000586.)... (Página 15)


Se abre la sesión a las diez y treinta y cinco minutos de la mañana.



NOMBRAMIENTO DE MIEMBROS. CREACIÓN DE UNA SUBCOMISIÓN SOBRE LA REFORMA DE LA LEY 23/2006, DE 7 DE JULIO, POR LA QUE SE MODIFICA EL TEXTO REFUNDIDO DE LA LEY DE PROPIEDAD INTELECTUAL. (Número de expediente 154/000010.)


La señora PRESIDENTA: Comenzamos esta Comisión de Cultura, tal como está estipulado en el orden del día, procediendo al nombramiento de los miembros propuestos por los distintos partidos políticos para la subcomisión de reforma de la Ley de
Propiedad Intelectual. Los nombres de los miembros de la subcomisión son los siguientes: doña María Gràcia Muñoz Salvà, del Grupo Parlamentario Socialista; don Àlex Sáez Jubero, del Grupo Parlamentario Socialista; don José Andrés Torres Mora,
también del Grupo Parlamentario Socialista; don José María Lassalle Ruiz, del Grupo Parlamentario Popular; doña María Jesús Bonilla Domínguez, del Grupo Parlamentario Popular; la señora Surroca i Comas, de Convergència i Unió; don Aitor Esteban
Bravo, del PNV; don Joan Tardà i Coma, de Esquerra Republicana, y doña Ana María Oramas González-Moro, del Grupo Mixto, Coalición Canaria. Les propongo la ratificación de estos nombres, puesto que son los propios grupos parlamentarios los que
tienen la capacidad de hacer los nombramientos que estimen oportunos. ¿Hay alguna objeción a los nombres propuestos? (Pausa.) En ese caso, quedan ratificados.



CELEBRACIÓN DE LAS SIGUIENTES COMPARECENCIAS:


- DE LA SEÑORA DIRECTORA GENERAL DE LA BIBLIOTECA NACIONAL (DEL CORRAL BELTRÁN), PARA EXPLICAR LAS LÍNEAS DE TRABAJO DE SU DEPARTAMENTO. A PETICIÓN DEL GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA. (Número de expediente 212/000111.)


La señora PRESIDENTA: A continuación, procedemos a tratar el orden del día propuesto. (El señor Esteban Bravo pide la palabra.)


Señor Esteban.



El señor ESTEBAN BRAVO: Antes de comenzar con el orden del día, ¿hay alguna previsión, antes de acabar el periodo de sesiones, de poder celebrar alguna sesión de la subcomisión para fijar cuál va a ser la mecánica y la dinámica de la misma?


La señora PRESIDENTA: Desde el momento en que está constituida esta subcomisión, tiene capacidad operativa para convocarse. Si ustedes desean hoy mismo reunirse para establecer la mecánica, al acabar esta Comisión puede constituirse la
subcomisión y proceder con el calendario que estimen oportuno. Por tanto, así lo acordamos, al acabar esta Comisión se constituirá la subcomisión; tendremos que fijar una sala, supongo que no habrá ningún problema para que sea en esta misma. Al
acabar esta Comisión se constituirá en esta sala la subcomisión, que establecerá el calendario y la mecánica que estimen oportunos.



Seguimos con el orden del día. En primer lugar, damos la bienvenida a la directora de la Biblioteca Nacional, doña Milagros del Corral. Es un placer tenerla con nosotros; puede usted decirnos lo que estime oportuno, también durante el
tiempo que estime conveniente. Tiene la palabra.



La señora DIRECTORA GENERAL DE LA BIBLIOTECA NACIONAL (Del Corral Beltrán): En primer lugar, quisiera dar las gracias a la Comisión por brindarme esta primera oportunidad, que espero que no sea la última, de reunirme con SS.SS. para hablar
de lo que a mí más me gusta, la Biblioteca Nacional, de sus realizaciones, de sus proyectos, y compartir con ustedes nuestras realidades, pero también nuestros sueños.



Debo decir que el tiempo transcurrido desde mi toma de posesión el 13 de septiembre de 2007, es decir, no hace todavía ni dos años, ha sido particularmente intenso en la vida de la institución. Mi llegada sucedió poco después de la
detección del famoso expolio que tanto ruido hizo y que tanto apenó a toda la biblioteca. Se trataba, en primer lugar, de trabajar con las fuerzas de seguridad, en este caso con la Guardia Civil, que llevaba el caso, con vistas a recuperar cuanto
antes las piezas expoliadas, pero también había que normalizar la vida institucional y darle de nuevo esperanza y remotivación a su personal, que estaba muy traumatizado con lo que había sucedido. En definitiva, me pareció que había que soñar un
futuro para la biblioteca, hacerlo compartir por todos, esto es muy importante, si no se


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forma equipo las cosas no salen, se trata de una organización de una gran envergadura y muy compleja y era necesario crear un espíritu de equipo, que no encontré. Había que proyectar una nueva imagen de la biblioteca en el interior, es
decir, en España, pero también fuera de España; partiendo del respeto a sus esencias, que son invariables porque su misión siempre es la misma, preservar el patrimonio bibliográfico y documental de nuestro país y difundirlo de la forma más amplia
posible. En estas épocas que vivimos había que apostar fuertemente por las tecnologías para poder hacerlo cabalmente. En definitiva, había que sentar las bases de la Biblioteca Nacional del siglo XXI.



Llegué sintiéndome casi extranjera en mi país, después de dieciséis años de vivir fuera de España, en París, sede de la Unesco. Conocía a muy poca gente, o creía conocer a muy poca gente, luego descubrí que conocía a mucha más, pero tenía
que establecer muchos vínculos y tenía que tomarle el pulso a la institución. Como se trataba de normalizar la vida institucional, pensé que debía hacer varias cosas. Lo primero de todo, no frustrar las expectativas de mis colegas porque,
traumatizados como estaban, había generado ciertas expectativas el que fuera nombrada una bibliotecaria por primera vez en muchos años, y había que armar un esquema de trabajo basado en la confianza, en la colaboración y la corresponsabilidad. Yo
dije en mi discurso de toma de posesión que los éxitos de cada uno serían de cada uno, y así se les serían reconocidos, y que los errores de cualquiera serían mis errores y yo los asumiría como propios. Siempre lo he hecho así y la verdad es que
siempre me ha dado buen resultado a la hora de generar un espíritu de equipo. Pero también había que gestionar este cambio que necesariamente había que abordar con serenidad y sin brusquedades. La Biblioteca Nacional había sufrido bastantes
brusquedades, el expolio había sido ya la guinda de las brusquedades y me parecía que eso era muy importante. Opté en lo inmediato por no hacer ningún cambio de personas y juntos, con ese equipo, abordamos, primero, la reconstrucción de la
confianza creando un sistema de generación de equipo que yo llamo de círculos concéntricos, es decir, soldando el equipo directivo, haciéndolo extensivo al consejo de dirección, que es un órgano estatutario que no se había reunido en muchos años,
ampliándolo a los jefes de departamento, yendo por este camino de círculos concéntricos y, por supuesto, asociando muy directamente al Real Patronato.



Como les decía, la misión estatutaria de la biblioteca es perenne, siempre es la misma, pero había que hacer cambios sustanciales en los métodos de trabajo y había que ponerse también al ritmo de la revolución tecnológica. La Biblioteca
Nacional se había dotado con anterioridad de un plan estratégico que más que un plan estratégico era un catálogo de intenciones, una orientación, un texto orientativo que en sí mismo era una buena iniciativa, pero había algunos aspectos que convenía
definir con mayor nitidez. Nos pareció que había un énfasis muy importante en la acción cultural de la biblioteca y llegamos a la conclusión de que la Biblioteca Nacional no era un centro cultural que tangencialmente ejerciera funciones de
biblioteca. Era al contrario, era la Biblioteca Nacional que debía desarrollar una acción cultural potente, pero con el objetivo de acercar el patrimonio que conserva la Biblioteca Nacional a los ciudadanos, captar nuevos públicos y abrir pistas
para nuevas vocaciones investigadoras sobre fondos que probablemente eran muy desconocidos para la mayor parte de los ciudadanos. Otra de las cosas que nos pareció muy importante era alinear la Biblioteca Nacional con el Plan Nacional de
Investigación. Era extraño que la Biblioteca hubiera vivido siempre como aparte de las orientaciones estratégicas del Plan Nacional de Investigación y era algo que también teníamos que abordar. Luego, por supuesto, había que desarrollar relaciones
de confianza con el Ministerio de Cultura que estaban bastante deterioradas, y con el resto del sistema bibliotecario que tendía a ver la Biblioteca Nacional como algo ensimismado, con unos aires un poco arrogantes que no favorecían las buenas
relaciones. Por otra parte, creímos que la Biblioteca Nacional, dada su función y su vocación de perennidad, debía vivir por encima o alejada de cualquier partidismo político y dedicarse a trabajar en interés de todos los ciudadanos. Había que
hacer la política de la Biblioteca Nacional, eso sí, pero no otro tipo de acciones.



Con estas ideas que fueron surgiendo de nuestro trabajo colectivo hablé con muchos patronos, con investigadores, con usuarios, con colegas de muy distinta adscripción dentro de la casa, con profesionales de las asociaciones de bibliotecarios
y documentalistas, y la verdad es que fue bastante fácil compartir la visión con todos ellos. Por otra parte, el ministro Molina -debo decirlo en su honor- me otorgó un muy amplio margen de libertad para trabajar, y lo que realmente me pidió fue
que ordenara la casa y que buscáramos siempre la excelencia en todas nuestras actividades. La catarsis que hay que hacer en estos casos, cuando se producen estos cambios, generalmente se hace muy bien a través del trabajo y así fue como lo hicimos.



El 13 de noviembre, justamente dos meses después de mi llegada -es para mí un día bastante inolvidable-, salía a la web nuestro catálogo en la aplicación unicom, lo que había supuesto migrar algo así como más de quince millones de registros.
Si alguna vez ustedes han utilizado PDA y han tenido que migrar de un modelo a otro sus contactos de teléfono saben lo que sucede y la cantidad de errores y males ubicaciones que hay que corregir a mano. Esto supuso cientos de miles de correcciones
manuales, así que es un trabajo que no resulta nada lucido pero había que hacerlo.
En dos meses este catálogo estaba hecho, costó digerirlo pero se sacó adelante. Hoy debo decir que este catálogo también es accesible en OCLC, que es el gran
repositorio de todos los catálogos importantes de bibliotecas que hay en el mundo, es un centro muy famoso en Palo Alto, en


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Estados Unidos. Ese mismo día que salía en unicom estábamos organizando una multitudinaria rueda de prensa con los ministros de Interior y Cultura para comunicar que la biblioteca recuperaba las primeras diez láminas que se habían
encontrado tras el expolio, y poco después todas las demás piezas fueron recuperadas. Intentamos sacar a este terrible incidente el mejor partido posible, positivar este asunto en términos de comunicación -otra de las asignaturas que la Biblioteca
Nacional tenía que abordar de urgencia-, y las obras fueron expuestas al público con sus correspondientes libros de los que habían sido arrancadas. Aquello duró una semana, pero fue multitudinario. Ahí nos dimos cuenta de que el mensaje de que el
patrimonio que la Biblioteca Nacional custodia es de todos los españoles había calado, la gente sentía aquello como algo propio. Eso también nos dio ánimos y muchas pistas para trabajar. Unos meses más tarde, organizamos una rueda de prensa en la
que presentamos a los medios el modo en el que estas obras iban a ser restauradas una vez que se habían recuperado. Tras una serie de debates técnicos entre restauradores habíamos llegado a la conclusión de que debía quedar patente en la
restauración la herida que este desgraciado evento había causado en los materiales afectados pero que, por supuesto, tenían que volver a sus libros.



Ese mismo día anunciábamos que haríamos un recuento general de nuestros fondos, un recuento que no se había hecho en veinte años. Desde entonces, debo decirles que es una práctica anual habitual, una rutina, de nuevo lo hemos hecho. Pero
aquel primer año era particularmente simbólico, porque realmente no sabíamos qué nuevas malas sorpresas podíamos encontrarnos.
Esto movilizó a toda la casa y debo decir que fue la verdadera auditoría que estábamos necesitando. El presupuesto que
gestiona la Biblioteca Nacional no es nada -aunque está sometido, por supuesto, a todas las auditorías del caso- al lado del valor de las colecciones que custodiamos; por tanto, esa era la auditoría más importante. Así lo hicimos y la verdad es
que cuando vimos que la integridad de nuestras colecciones estaba salvada y que ya podíamos trabajar con tranquilidad, se generó mucha confianza y, diría, hasta una sonrisa; a partir de ese día las caras de todos nosotros de alguna manera habían
cambiado.



Lo más espectacular de cara al exterior sin duda no son estas cosas, que son de índole casera -aunque es muy importante que se hayan hecho y la cocina es fundamental cuando después se quiere comer bien en el salón-, sino la apuesta
tecnológica que la biblioteca ha llevado adelante en este relativamente breve espacio de tiempo, porque no han sido ni dos años. La biblioteca venía digitalizando la prensa diaria por razones de preservación desde 1999, pero obviamente esa
digitalización no podía salir fuera porque la prensa diaria está protegida y por tanto perseguía únicamente unos fines de preservación. También estaba adelantado el embrión de una hemeroteca digital histórica, una aplicación de desarrollo propio
que tenía el pequeño inconveniente de no ser compatible con las otras bibliotecas del mundo ni con los grandes megaproyectos que después poco a poco se han ido desarrollando. La idea y el nombre de una biblioteca digital hispánica estaba acuñada
pero realmente no había proyecto, no había desarrollo del concepto sobre cómo sería esa biblioteca digital ni tampoco había un presupuesto suficiente para poder hacerlo. Porque digitalizar se puede hacer de muchas maneras, se puede hacer a la pèle,
como dicen los franceses, que es el sistema Google, es decir se agarra una estantería y por fila india se va digitalizando todo lo que se ve. Esto tiene la ventaja de que se corre mucho pero tiene la desventaja de que la resultante puede ser
bastante caótica porque, como seguramente saben, las bibliotecas nacionales no ordenamos los libros por materias. Nosotros tenemos un problema fundamental y eterno de espacio y por tanto para aprovechar al máximo el espacio los libros se ordenan
por tamaños, con lo cual la resultante puede ser bastante caótica si uno sigue este sistema. Otro sistema muy generalizado es digitalizar por un soporte, por ejemplo, toda la prensa, todos los mapas, etcétera. Nosotros pensamos que, ya que
llegábamos tarde -éramos la última Biblioteca Nacional de Europa en incorporarse al club de los digitalizadores-, teníamos que hacer algo que fuera distinto y sobre todo que fuera mejor, y optamos por algo que yo llamo la biblioteca espejo; una
especie de espejo digital de lo que es la biblioteca real. Para eso teníamos que basarnos en una selección cuidadosa de los fondos, en una combinación de todos los soportes que se conservan y además quisimos aportar algo que normalmente las
bibliotecas digitales no tienen y que es la configuración de colecciones virtuales que ayudan, sobre todo, al usuario poco avezado en manejarse en estos temas. Por supuesto, hay un buscador en el que los avezados pueden encontrar lo que necesitan
pero para la gente de a pie es muy fácil si hay unas colecciones virtuales con su nombrecito, de modo que si uno busca libros del Siglo de Oro está muy bien encontrar una colección que se llame así.



Este lanzamiento se produjo el 13 de enero -nosotros vamos de 13 en 13, por lo que he observado; es casualidad pero es así-; el 13 de enero salía al aire el embrión de la biblioteca digital hispánica, que pudimos hacer porque tuvimos una
asesoría y una ayuda económica de 500.000 euros de Red.es, del Ministerio de Industria, que nunca olvidaremos porque, aunque ahora ya hayamos podido empezar a volar con alas propias, sin ellos no estaríamos aquí. Este lanzamiento creó muchas
expectativas, tuvo una estupenda cobertura de los medios, y esto, unido a la implicación personal del ministro Molina en pro de este tema en el que él creía muchísimo, permitió que quince días más tarde se estuviera suscribiendo un acuerdo
estratégico entre el presidente de Telefónica y el ministro Molina para la digitalización de fondos de la Biblioteca Nacional por importe de 10 millones de euros en un programa a cinco años. Es un proyecto inusitado que nos ha dado muchas
posibilidades. Nada


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de todo lo que a continuación les cuente hubiera sido posible sin este proyecto.



En la actualidad la biblioteca digital hispánica cuenta con 18.000 obras digitales, siempre seleccionadas según el mismo principio que les he dicho, con la ayuda de especialistas y de comisiones interdisciplinarias.
En 2012, ahora que ya
hemos alcanzado la velocidad de crucero para esta digitalización, que es masiva, contaremos con unas 600.000 obras digitalizadas. Como se imaginan, se ha trabajado mucho, y el último aporte se ha producido en el mes de mayo, en coincidencia con la
inauguración de nuestra nueva web, una web que es más profesional y está más adaptada a las necesidades de los internautas hoy, y por tanto, que incorpora blogs, agenda diaria, noticias y muchas más cosas que antes no eran posibles con el esquema de
la web anterior. En esta ocasión -como les digo, ha sido en mayo- salió la nueva web con nuevos contenidos y en particular quiero referirme al portal de teatro del Siglo de Oro, que hemos hecho en cooperación con la biblioteca virtual Cervantes y
que ha tenido un gran éxito entre nuestros usuarios. El portal tiene además la particularidad de incluir no solamente nuestras obras del Siglo de Oro que, como saben, es la mejor colección del mundo en este tema, sino también estudios e
investigaciones al respecto que, por supuesto, son obras protegidas, pero para las que hemos obtenido la oportuna autorización. Es la primera vez que contextualizamos esto así y creo que será una línea en la que vamos a seguir ahondando en el
futuro para nuestras colecciones. Además, también presentamos otra novedad, que es un servicio de valor añadido de impresión bajo demanda. La impresión bajo demanda es la primera vez que se aplica en Europa en cualquier tipo de biblioteca. En
Estados Unidos solamente hay una biblioteca que lo implantó hace dos meses, la Cornell University Library, donde ha causado bastante impacto y ha llamado mucho la atención. Esto ha sido en mayo y todavía no tenemos unas estadísticas que puedan
darnos pistas. En todo caso, no cabe duda, tiene mucho futuro, porque no es lo mismo el imprimir página a página -algo que habíamos observado que hacían muchos usuarios con el consiguiente gasto de línea, ocupación de banda, etcétera, encontrándose
después con un tocho de páginas sueltas que, de alguna manera, han de unificar y que a veces no encuentran en el estante- que este método que les permite obtener un facsímil de calidad-trabajo -por supuesto, no de bibliófilo, pero de
calidad-trabajo- a un coste muy razonable y además enviado a su casa en el transcurso máximo de dos semanas, si bien generalmente es en torno a una semana. Esto lo hemos hecho con una empresa española, una empresa joven, innovadora, que se llama
Bubok, que ha ganado el premio de innovación del Ministerio de Industria, y con la que estamos trabajando muy a gusto y muy bien, pero es un contrato no exclusivo. Este mercado de la impresión bajo demanda todavía no está maduro y no queremos
casarnos definitivamente con nadie, y por eso estamos negociando con Amazon para firmar otro contrato no exclusivo en la misma dirección. ¿Por qué? Porque los fondos de la Biblioteca Nacional no solo son accesibles e imprimibles de este modo por
nuestros usuarios, sino que también pasan a formar parte de la librería virtual de estas grandes y potentes plataformas, y muchos usuarios de todo el mundo los van a conocer a lo mejor antes por allá que a través de nuestra biblioteca digital, cuya
existencia, incluso, puede que hasta ignoren. Esto da una nueva vida al catálogo y una nueva presencia en la red. También estamos a punto de suscribir un convenio con Google para que nuestros libros aparezcan en el programa Google Books, que hoy
por hoy es un referente para la búsqueda bibliográfica que, estoy segura, muchos de nosotros y de ustedes utilizan con mucha frecuencia. Allí estarán nuestros libros, no en texto completo porque vamos con la misma consideración que un editor, no
que una biblioteca porque nosotros no digitalizamos con Google, digitalizamos por nuestros medios con el apoyo de Telefónica, pero sí como un editor, llamémoslo así, dentro del esquema Google. Es decir, en ese sitio un número de páginas determinado
va a poder ser visualizado por el usuario que lo encuentra allí y si quiere conocerlo todo tendrá que clickar y venir a nuestra biblioteca, donde gratuitamente va a encontrar el texto completo. Esto para evitar que esta presencia no reste tráfico a
nuestro portal que, como comprenderán muy bien, es algo que no queremos.



Los fondos totales de la biblioteca digital europea son accesibles también a través de TEL, The European Library, la biblioteca digital que crearon los bibliotecarios y los directores de las bibliotecas nacionales a principios de este siglo
y que es también el núcleo duro de Europeana.
Por supuesto, nuestros fondos son accesibles desde Europeana y esto se produce por una recolección automática que hacen los robots y que permite que a través de unos metadatos estándar y un protocolo de
interoperabilidad estos fondos puedan llegar en unos momentos a ser cargados. Por fin, nuestra hemeroteca digital -aquella que como les digo ya encontré iniciada- ofrece hoy 477 colecciones completas -o casi todas completas- de revistas españolas
de los siglos XVIII, XIX y principios del XX. Ahora nuestro reto, que esperamos haber cumplido antes de fin de año, es hacerla compatible con el protocolo OAI para que pueda llegar también a TEL y a Europeana.



Nuestra presencia en la red realmente no se acaba ahí, porque además de esta web renovada que les he dicho -con estos nuevos contenidos, nuevos servicios, nuevos funcionalidades-, en noviembre de 2008 abrimos nuestro canal en YouTube con un
gran éxito, conseguimos en seguida los primeros mil fans -como dicen ellos en su terminología de la web 2.0, de las redes sociales-, hicimos incluso una visita especial a la biblioteca para nuestros fans que fue muy seguida por la prensa. También
hemos abierto mucho más recientemente, en mayo, un canal en YouTube con una colección de una docena de vídeos nuestros que está también teniendo bastante aceptación. Esta apuesta por las redes sociales se basa en nuestra determinación de difundir
de verdad al máximo toda la información y los contenidos que genera la Biblioteca Nacional para nuevos públicos,


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desde esta vocación de apertura de la casa utilizando todos los medios a disposición. Es importante también señalar que paralelamente a este esfuerzo -las cosas no se hacen solas, evidentemente, detrás hay siempre mucho trabajo y mucho
esfuerzo- propusimos a la Federación de Gremios de Editores de España que por qué no hacíamos un proyecto conjunto para crear una plataforma de libros protegidos por el derecho de autor en el seno de la biblioteca digital hispánica que bajo
determinadas condiciones -que por supuesto pactamos- permitiera acceder a este tipo de obras que hoy por hoy, como ustedes saben, no circulan legalmente en la red, si circulan lo hacen de manera ilegal. Este proyecto lo presentamos al Plan Avanza y
conseguimos una ayuda de 900.000 euros porque es un proyecto I+D+i, tiene todas las características, no solamente facilita un nuevo servicio a los usuarios de la biblioteca digital hispánica, sino que además abre una vía a la explotación legal de
contenidos digitales en línea y también creemos que va a permitir ayudar a desarrollar el mercado de contenidos digitales protegidos y también la creación de un nuevo subsector -que hoy por hoy en España prácticamente no existe- que es el de la
distribución de estos contenidos digitales. Este proyecto, que naturalmente nos ha llevado un tiempito armar su arquitectura tecnológica, su arquitectura jurídica, etcétera, ahora ya se lanza y vamos a hacerlo con editores voluntarios. Queremos
reunir a unos cincuenta editores voluntarios, armar una plataforma de unos 2.000 ó 3.000 libros y observar -es un centro del conocimiento en realidad- el impacto que esta explotación tiene en el comercio del libro convencional y si tira o no de la
creación de nuevas empresas en esta área de la nueva economía. El primer prototipo lo vamos a presentar en Liber 2009, que es este otoño aquí en Madrid, así que quienes estén interesados allí podrán tener una muestra de lo que esto va a ser.



Como les digo, el acuerdo estratégico con Telefónica nos dio una notoriedad europea indudable y la verdad es que la biblioteca digital hispánica, como oferta digital de la Biblioteca Nacional, diría que se ha convertido en una especie de
caso de estudio en Europa en este momento.
No paran de invitarnos a que presentemos este caso, cómo ha sido, en qué fases, cómo lo hemos hecho. Hace una semana he estado en Praga haciendo lo propio, invitada por el Gobierno checo con motivo de la
Presidencia europea de la República Checa, ayer estaba presentando esto mismo en París por invitación de la Biblioteca Nacional de Francia. Mis colegas están también haciendo lo mismo y hay muchos sitios a los que no podemos ir porque solo vamos si
nos pagan todo, por descontado, solo faltaría tal y como están las cosas. Pero no cabe duda de que es una gran satisfacción haber llegado los últimos y de repente tener esta notoriedad. También el hecho de ser un partenariado público-privado tan
limpio, tan de caballeros, es realmente modélico, por lo que todo el mundo nos admira mucho. Esto no solo ha tenido reflejo en el ámbito europeo, sino en general en el ámbito internacional.



Dentro del ámbito europeo, también pensamos que, por este proyecto que habíamos realizado con los editores, estábamos en condiciones de abordar otro gran tema que a nivel europeo es otra gran asignatura pendiente, que es la incorporación a
las bibliotecas digitales de las llamadas obras huérfanas. No sé si ustedes saben qué son las obras huérfanas, pero las obras, al igual que las personas, pueden ser huérfanas. ¿En qué consiste esto? Son obras que sabemos protegidas, porque el
plazo de protección del derecho de autor está vigente, pero que no tienen ni padre ni madre: el autor falleció; ha habido una, dos o hasta tres transacciones de transmisión de la herencia; el editor ya no existe; la obra no está en el mercado;
nosotros la tenemos, pero nadie más la tiene. Esto afecta a varios cientos de miles de obras en Europa. Con otros colegas pensamos que debíamos promover la creación de un proyecto europeo nuevo, que por fin se creó y se llama Arrow -los europeos
siempre ponen un nombre glamuroso a los proyectos-, y consiguió una ayuda de la Comisión Europea de 2.500.000 euros. En este momento estamos trabajando en Arrow dieciséis instituciones de diez países europeos. Estas instituciones son, como se
pueden imaginar, un mixto de bibliotecas nacionales, sociedades de gestión de derechos y editores, de manera que entre todos queremos armar una base de datos europea que nos permita identificar el estatus de derecho de autor de las obras y, por
exclusión, las que son huérfanas poderlas identificar, facilitando así su incorporación a bibliotecas digitales.



Como consecuencia de toda esta gran movida digital en la que nos hemos embarcado, hemos pasado en lo internacional de ser un socio más, muy formal, que pagaba sus cuotas puntualmente, que asistían puntualmente a las reuniones, pero que poco
aportaba al debate, a entrar en los círculos en los que se deciden las cosas en estos niveles. Así, estamos en el órgano de gobierno de Europeana; con la Biblioteca Nacional de Francia somos las dos únicas bibliotecas que estamos con derecho
propio y no representadas a través de asociaciones; estamos en el comité ejecutivo del CERL, que es el Consorcio Europeo de Bibliotecas de Investigación.
Ayer mismo he tenido la gran alegría de saber que he sido elegida vicepresidenta de la
biblioteca digital europea. Una de mis colegas acaba de ser elegida al comité ejecutivo de bibliotecas nacionales dentro de IFLA, que es la asociación paraguas que reagrupa a todas las bibliotecas de todo tipo del mundo; tiene una comisión muy
potente de bibliotecas nacionales, y allí está nuestra colega, la coordinadora de la biblioteca digital hispánica. Vamos a recibir en septiembre en Madrid a la Conferencia anual de directores de bibliotecas nacionales europeas. Vamos a organizar
la reunión final de Enrich, que es un proyecto que reagrupa todos los manuscritos de Europa digitalizados; este es un proyecto que acaba y que la Comisión ya deja en manos de los Estados miembros, no ayudará más. Por tanto, quiero decirles que nos
hemos movido.



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A nivel iberoamericano, también hemos intentado por todos los medios dinamizar Abinia, que es la red que agrupa a todos las bibliotecas nacionales de Iberoamérica. Es una red que hemos encontrado un poco parada y estamos tratando de armar
-espero que lo hayamos conseguido antes de fin de año- una oferta digital común de los fondos de las bibliotecas nacionales, que están animadas, pero les faltan recursos y en muchas ocasiones también formación. Queremos hacer especial énfasis en
este portal en los recursos relativos a los bicentenarios de América. Es una excusa de cara a la conmemoración, pero creemos que de las conmemoraciones debe quedar siempre algo, porque si no se acaban en fuegos de artificio y poco queda para el
futuro.



Esta actividad multilateral que ha supuestos aprender a forjar alianzas, a llevar iniciativas y capacidad propositiva, también ha tenido su eco en lo que pudiéramos llamar relaciones internacionales bilaterales, entre bibliotecas. Nosotros
no queremos tener muchos convenios de colaboración con muchas bibliotecas. De hecho, tenemos una lista de gente que quiere hacer un convenio con nosotros que es verdaderamente espectacular, pero solo vamos avanzando cuando vemos exactamente qué
podemos hacer o en qué podemos ayudar -no solamente es recibir, también es ayudar- y cuando los convenios son de largo alcance, no puntuales para hacer solo una cosita y que ahí se acaba. Así, tenemos convenios con Francia, con Australia, con
Marruecos y con Colombia, que están vivos y mediante los que estamos haciendo muchas cosas. Con Francia es fraternal. Hasta al comité científico de la Biblioteca Nacional he llegado yo nombrada, pero eso es lo de menos. Es un símbolo; eso no se
hace si detrás no ha habido un trabajo técnico muy importante de todo el equipo. Con Colombia estamos asesorándoles en materia de normativa porque van a cambiar su ley de depósito legal y porque tienen que cambiar su estatuto. Con Marruecos
estamos trabajando en términos de preservación de los fondos antiguos.
Con Australia nos asesoramos en digitalización -ellos son unos avanzados en esto-, pero también vamos a llevar allí una exposición de nuestra colección de grabados de Goya de
los desastres de la guerra que formó parte de la exposición Miradas sobre la Guerra de la Independencia. En fin, estamos haciendo cosas con cada uno de ellos y hay una lista inmensa -la Biblioteca Nacional de Egipto, la de Alejandría, la de Serbia,
la de China-Taiwan, la de Corea, la de Azerbayán- en la que poco a poco, cuando vayamos identificando qué es lo que vamos a hacer con ellos, iremos avanzando.



En el ámbito español todo esto también ha tenido cierto reflejo. En noviembre de 2008 la subsecretaria nos delegó la presidencia de una comisión, que se había creado en abril pero que nunca se había constituido, que se llama Cedalmac y que
es la comisión encargada de elaborar el Plan Nacional de Digitalización, que presidía la subsecretaria y de la que podía delegar. Nos la delegó en noviembre, en unos plazos ya verdaderamente angustiosos, porque había que presentar la estrategia de
digitalización española y también un retrato de la situación -por así decirlo- del estado del arte -como dicen por ahí- en febrero. Estábamos a últimos de noviembre, se estaba constituyendo la comisión y teníamos las navidades por medio. Gracias
al dinamismo de mis colegas que presidieron las sesiones y gracias a que toda Cedalmac se volcó -Cedalmac está compuesta por representantes de las autonomías que más digitalizan y también por empresas y fundaciones privadas que digitalizan-, pudimos
hacer el documento como la comisión quería y lo tuvimos a tiempo. En febrero lo estábamos presentando a tiempo en inglés.
Todo esto nos dio mayor crédito ante nuestros colegas de las bibliotecas.
También trabajamos en muchos otros aspectos con
ellos. Tenemos un acuerdo con el Consorcio Madroño del que somos parte. Hemos creado lo que se llama el pasaporte Madroño, de forma que todos los investigadores que tengan carné de investigador pueden acudir y utilizar los fondos de cualquiera de
las bibliotecas universitarias y de investigación que forman parte de este consorcio sin más trabas. Nuestra colaboración con las asociaciones profesionales la verdad es que es excelente. Hasta le acaban de dar a la Biblioteca Nacional la medalla
de oro de Anabad con motivo del aniversario de esta organización. Como ven, en este tema la verdad es que se ha avanzado.



Antes me referí al asunto de las actividades culturales y de la captación de nuevos públicos, que era nuestro objetivo. Son muy visibles y bastantes publicitadas y ya saben que hemos hecho grandes exposiciones que han tenido una estupenda
acogida y siempre con nuestros fondos contextualizados en un tema. Destacaría las exposiciones Obras Maestras de la Biblioteca Nacional, Miradas sobre la Guerra de la Independencia, Lecturas de Bizancio y Amadis de Gaula, que fue la del otoño
pasado y que tuvo un gran éxito. Ahora tenemos Malaria, que es nuestro primer guiño hacia la comunidad científica que es una comunidad de usuarios potenciales. Pocos usan nuestros fondos y nuestros recursos electrónicos y queremos a toda costa
captar su interés. También destacaría La Copla, que ha tenido un éxito inusitado. Eran fondos que nadie sabía que los teníamos. De repente, solo La Copla ha tenido casi 30.000 visitantes.
Hemos hecho once exposiciones. No voy a insistir mucho
más, pero les quiero decir que hemos conseguido un aumento del 25,6 por ciento de visitantes en nuestras exposiciones, y eso que no hemos hecho concesiones a temas más o menos populares del exterior, sino que nos hemos basado en nuestras
condiciones, con algunos préstamos fundamentales para el proyecto expositivo.



La otra apuesta de este departamento de acción cultural ha sido asociarse al sistema educativo. Nada se puede hacer si no es con la educación, y nosotros hemos centrado nuestro esfuerzo en el sistema de la educación secundaria, que es donde
nos parece que se pueden aprovechar más nuestros fondos y nuestras actividades. Hemos empezado una línea de guías pedagógicas, ya llevamos tres. Son productos derivados del catálogo de


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nuestras exposiciones, pero son también temas complementarios al pensum de la enseñanza media. Los profesores tienen su libro, están las fichas de los alumnos y se complementa con las visitas guiadas a las exposiciones.
También está
EducaRed, y nosotros pensamos que esta línea tiene un gran futuro, porque es una manera de aprender más ligada a los modos en los que hoy se accede al conocimiento, mucho más contextuales, mucho más interdisciplinares, que complementan muy bien el
sistema tradicional, más cronológico y más ordenado, que se suele adelantar en el proceso escolar.



Este año 2008 hemos realizado un total de 488 actividades culturales de distinto tipo, lo cual no es poco, entre ellas ciclos y 112 talleres para niños, con temas tan sugestivos como acunar un incunable, haz tu propio libro, taller
Dislibris, etcétera, cosas de este tipo que no pueden aprender en ningún otro lugar. Somos los únicos que hacemos este tipo de oferta. Tenemos una responsabilidad por acercar a los niños y a los jóvenes al universo de lo impreso, es decir, hacer
que no pasen directamente de la nada a lo digital. Aunque estamos también presentes en lo digital, el universo de lo impreso es maravilloso, normalmente seductor, y prueba de ello es el éxito de los talleres. Quiero decirles que en la Biblioteca
Nacional absolutamente todo es gratuito. En nuestro país esto parece una obviedad, pero no lo es, ya que no es el caso de otras bibliotecas nacionales, incluso dentro de nuestro entorno europeo.



También tenemos muchas carencias que hemos ido abordando como hemos podido, porque no todo son realizaciones, sino proyectos en curso. Desde mi punto de vista existían dos graves carencias. En primer lugar, lo que yo llamo la deuda
histórica, fondo antiguo que teníamos sin catalogar, solo inventariado. La Biblioteca Nacional tiene 30.000 manuscritos, y había 12.000 sin catalogar. Esto es histórico, porque vamos a cumplir 300 años y se viene arrastrando esa deuda. Además,
resulta que la cosa era más grave, porque las jóvenes generaciones de bibliotecarios provenientes de las facultades de biblioteconomía y documentación salen estupendamente formados para manejarse en el mundo de la información y de la tecnología,
pero no han estudiado latín, no han estudiado paleografía, no saben nada del tratamiento de fondos antiguos, etcétera. La verdad es que todas nuestras bibliotecas españolas tienen un fondo patrimonial importantísimo generalmente pendiente de
tratamiento. Tuvimos que crear primero, en este caso con la Universidad Autónoma de Madrid, un título propio de tratamiento de fondos antiguos que ya va por su segunda edición y que ha creado una pequeña cantera de jóvenes investigadores
especializados en este tratamiento. Hemos firmado además un convenio -al que yo llamo la operación manuscritos para entenderme- que tiene con la Universidad Autónoma varios equipos de investigadores jóvenes tutelados por sus profesores, que son en
gran parte profesores de la Biblioteca Nacional y que desarrollan su trabajo en ella. Llevamos ya 1.200 manuscritos catalogados, que están ya directamente accesibles en el catálogo OPAC. El catálogo de incunables completo está terminado, ahora
solo nos falta conseguir los fondos para poderlo publicar, porque claro está que los recortes presupuestarios pasaron por ahí, como se pueden imaginar muy bien.



La segunda carencia es la falta de sensibilidad por las lenguas cooficiales. Todas nuestras ofertas digitales, el catálogo, estaban en español y en inglés y casualmente no había absolutamente nada en las demás lenguas oficiales. Ya que
somos la Biblioteca Nacional de España, había que resolver este tema. Desde hace ya varios meses, casi un año, nuestros sitios están accesibles en todas las lenguas del Estado, por supuesto también en inglés. También introdujimos esa novedad -que
no debía haberlo sido- en las colecciones de referencia que los lectores de la Biblioteca Nacional tienen a su disposición en todas las salas. Era curioso ver que había obras de referencia como diccionarios, tesauro, enciclopedias y todo tipo de
obras de referencia, por supuesto, en castellano, pero también en alemán, en hebreo, en latín y en griego, y no había ni en catalán ni en gallego ni en euskera. Todo esto ya está subsanado y podemos atender a cada quién en su lengua.



Señora presidenta, le prometo que ya estoy terminando. La otra novedad este año, desde el punto de vista de la institucionalidad, ha sido la renovación prácticamente íntegra del Real Patronato, que se ha constituido el día 2 de junio, este
año, excepcionalmente, bajo la presidencia de Su Majestad el Rey, formando parte de él conocidísimas personalidades. En esa reunión se ha aprobado la memoria consolidada de 2008. Ya la habíamos hecho en 2007; antes no se hacía una memoria
consolidada. Anteriormente, la memoria de la Biblioteca Nacional eran unas pilas ingentes de materiales separados por cada departamento. Ahora tenemos un documento como este que, por supuesto, si la presidenta me lo permite, dejaré para la
Comisión. Es una memoria legible que cualquiera puede leer y entender qué es lo que ha pasado durante un año en la Biblioteca Nacional. Algo mucho más importante todavía es la aprobación del Plan estratégico trienal de la biblioteca, que nos lleva
desde 2009 hasta 2011. Este plan estratégico también es un documento muy simple. Los planes estratégicos no tienen que ser muy largos; lo que tienen que ser es muy claros y servir de hoja de ruta a lo que se va a hacer, así como conllevar
compromisos dimensionables y demostrables. Ya ensayamos en 2008 la introducción de objetivos anuales para todos los departamentos de la biblioteca -cada uno los suyos-, con indicadores de rendimiento ISO. La verdad es que fue un acuerdo del CNL, y
todos nos fuimos diciendo: hay que poner los indicadores. Pero a la hora de la verdad, los únicos que los hemos puesto hemos sido nosotros, y ahora tenemos que hacer presentaciones de cómo ha sido la experiencia. Es muy conmovedor ver que, tras
haber sido negociados los indicadores con los departamentos, estos se han cumplido, en algunos casos, en más del 90 por ciento, en otros en torno al 80 por ciento, y es verdad que en


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otros al 70 por ciento -no nos engañemos-, pero hemos ganado en productividad un poco más del 20 por ciento, lo cual demuestra que hemos podido hacer todas estas cosas con la misma gente. Por lo tanto, el plan estratégico fue aprobado y muy
apoyado por el patronato, así como los eventos que preparamos para el tricentenario de la Biblioteca Nacional, que es nuestro horizonte temporal. Lo celebraremos el cuarto trimestre de 2011, y existe la coincidencia de que la orden de creación de
la Biblioteca Nacional la firmó el rey Felipe V el 29 de diciembre de 1711.
Nosotros lo queremos celebrar todo un trimestre porque queremos llegar a todos los posibles segmentos de la sociedad. Va a tener dos vertientes: la que yo llamo el legado
-el tricentenario tiene que dejar un legado a la biblioteca para el futuro- y la biblioteca sale fuera. No desarrollo mucho esto porque casi sería objeto de otra intervención, pero va a ser una manera distinta de celebrar un tricentenario y espero
que tenga su éxito. Nos hace falta -es un pequeño detalle pero esperamos que funcione- encontrar 1.500.000 euros, porque a toda esta juerga nosotros le podemos poner 200.000 en los dos años, no más; pero creo que lo conseguiremos porque estamos a
punto de constituir este mismo mes la fundación de amigos de la Biblioteca Nacional, algo que tampoco existía, con unos socios fundadores muy prestigiosos y muy amigos, que es lo importante, y creo que eso nos va a ayudar. Por tanto, como ya les he
dicho, tenemos muchos temas entre manos de aquí a finales de este año, que no les voy a detallar porque de alguna manera han ido surgiendo.Esperamos que nuestra incorporación a la Comisión que estudia la ley de patrimonio cultural sea también útil
para asegurarnos que se incluya la preservación del patrimonio digital. En otoño empezaremos el archivo de Internet, justamente con este propósito. Seremos la sexta o la séptima biblioteca europea que lo aborda, es decir, tampoco vamos a ir de
pioneros, pero hay que hacerlo ya porque si no vamos a perder una parte muy importante de recursos. Cuando los investigadores del siglo XXVII, por decirles algo, quieran saber qué pasaba y cómo eran los modos de vida, los comportamientos sociales y
la creatividad digital, y todo lo que ustedes quieran, en el siglo XXI, si esto no está preservado no habrá modo de saberlo, porque este patrimonio nace digital y es efímero, se está constantemente actualizando y desaparecen los materiales de allá.
Así que esto requiere un peinado que haremos trimestralmente de todo el dominio.es a partir de este otoño.



Tenemos que consolidar nuestro posicionamiento internacional porque aunque ya nos hemos situado muy bien, todo es mejorable y hacia allí queremos caminar. Queremos perseverar en la captación de nuevos públicos, terminar nuestra catalogación
de manuscritos y algunos otros temas de este calibre, como ven todo chiquito, porque en nuestra casa todo adquiere unas dimensiones inmensas. Tenemos como horizonte temporal el bicentenario. Es un símbolo como otro cualquiera, pero queremos llegar
con los deberes hechos porque ese será nuestro regalo a la Biblioteca Nacional. Ahí quería yo hacerles una propuesta a ustedes. ¿Qué le va a regalar el Congreso a la Biblioteca Nacional con motivo de su 300 cumpleaños, que no es cualquier cosa? A
mí se me ocurre que podríamos pensar -no es que lo vayamos a pensar aquí, pero lo dejo caer- en crear un convenio de colaboración que nos permitiera contar en nuestra biblioteca digital con recursos que estudiaran la historia de la democracia
española a través de la acción parlamentaria. En ningún sitio van a estar más accesibles ni más visibles ni más estudiables que en la Biblioteca Nacional a través de toda esta oferta. Lo dejo caer por si se animan. También contribuiría en lo
inmediato a una mejor visibilidad de la tarea que se hace en el Parlamento, que muchas veces queda ocultada ante la opinión pública por dimes y diretes y cuestiones de menor importancia y se olvida lo sustantivo que es cómo ha ido avanzando España
gracias a sus leyes, gracias al trabajo de todos ustedes. Voy pensando en un regalo para cada quien, pero luego ustedes pueden decirme que quieren regalarme otra cosa, cualquier regalo es bueno.



Con todo esto me hago eco de lo que dijo la ministra de Cultura cuando compareció ante ustedes hace tan solo unos días. Fijó cuatro objetivos de política cultural en esta legislatura. Habló de un nuevo impulso a la cultura como derecho, de
un nuevo impulso a la cultura como motor económico, de un nuevo impulso a su proyección global y también de una apuesta por la diversidad cultural y lingüística. Modestamente creo que la Biblioteca Nacional contribuye a estos cuatro objetivos.
Primero, la cultura como derecho. Todos nuestros recursos están accesibles, cada vez en más lugares y, por supuesto, todos gratuitos. La verdad es que la Biblioteca Nacional conserva 26 millones de piezas, de todo tipo, así que es un instrumento
de primer orden. Segundo, como motor económico. No lo hubiéramos sido, pero ahora, a través del proyecto Enclave, del que les hablé, con los editores para la inclusión de obras protegidas, sí lo vamos a ser si este proyecto da los frutos que tanto
los editores como nosotros esperamos. Tercero, la proyección global está bastante garantizada dada la presencia BDH en todos esos grandes proyectos.
También nos vamos a incorporar a la biblioteca digital mundial dentro de poco. Fíjense que la
biblioteca digital hispánica ya ha sido visitada en mayo por más de 36.000 usuarios de 98 países, algunos tan exóticos como Etiopía, Trinidad-Tobago, Nueva Caledonia o Malasia. Me gustaría saber adónde llegamos con nuestras culturas por otros
caminos que no sean los que propone la Biblioteca Nacional. Y el cuarto, el impulso a la diversidad cultural se refiere a que todos nuestros fondos son múltiples porque no en vano recibimos todo el depósito legal de todo el territorio y están
accesibles también en todas las lenguas del Estado.



Así que, si la presidencia me lo permite, aquí me paro hoy, no sin antes invitar a esta Comisión a que venga a ver la Biblioteca Nacional.
Hágannos una visita, vean lo que es aquello, conózcannos con nuestras virtudes y nuestros defectos,
porque tenemos dos asignaturas pendientes


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en las que necesitamos su ayuda. Primero, dignificar los salarios del personal de la Biblioteca Nacional, que ha hecho un gran esfuerzo. No es el momento, lo sabemos, pero queremos que les quede que es un equipo que ha trabajado muy bien,
que no ha tenido ningún reconocimiento y que algún día habrá que dárselo. Y segundo, salvar las actividades culturales de la obsolescencia de la Ley General Presupuestaria, que las coloca como si fueran gastos corrientes cuando en realidad son una
inversión en servicios intangibles, en la captación de nuevos públicos, en el cumplimiento consustancial de nuestra misión. Si esto no se considera una inversión, a mí me gustaría saber de qué clase de inversiones podemos estar hablando en una
biblioteca nacional. El hecho de que el capítulo de inversiones sea que nosotros compremos un maravilloso manuscrito que cueste, por ejemplo, 200.000 euros, no crea puestos de trabajo, pero nuestro capítulo 2 sí crea puestos de trabajo, porque
están en él no solamente las actividades culturales sino todas las contratas de servicios de limpieza, de mantenimiento, de seguridad, etcétera; son muchos puestos de trabajo que, si nosotros tenemos que discontinuarlos, se irán a incrementar el
desempleo y harán todavía la situación más terrible. Así que, por favor, cuando quieran cortar no piensen inmediatamente en el capítulo 2, o al menos no para la Biblioteca Nacional. Vengan a vernos, conozcan nuestras miserias, nuestras virtudes,
conozcan lo que estamos haciendo y lo que vamos a ser; allí les esperamos.



Termino rindiendo un público homenaje a todos mis colegas. Ya que no podemos mejorar su situación, les tengo que agradecer este esfuerzo y este trabajo voluntario que hacen para venir a las jornadas de puertas abiertas y a la noche en
blanco. Todo esto sin gratificación, cero gratificaciones, por vocación y por amor al arte. Por supuesto, agradezco a la ministra de Cultura que me haya dado su confianza, y espero no decepcionarla. A esta Comisión, gracias por recibirnos y por
interesarse por nuestra vida. Les invito a que vengan y estoy a su disposición para dar respuestas.



La señora PRESIDENTA: Enhorabuena por tantas iniciativas, por tanta actividad en el tiempo que lleva desempeñando su tarea. Por supuesto -creo que hablo en nombre de toda la Comisión- estaremos encantados de visitar la Biblioteca Nacional
y podremos fijar una fecha para el otoño.
En cuanto al regalo de cumpleaños, espero que no sea el único estudiar la democracia en España a través de la actividad parlamentaria y que sea posible incluso que alguna de SS.SS. tenga alguna otra idea
para poder completar el regalo de cumpleaños por esos 300 años de la Biblioteca Nacional.



Señorías -como siempre-, vamos un poco mal de tiempo, son las doce menos veinte. Tenemos luego la comparecencia del director del Museo Reina Sofía, que no debería empezar más allá de las doce y media, si queremos cumplir los tiempos. Como
saben, a las cuatro tenemos sesión de Pleno y tenemos que darnos tiempo para la comida. Por tanto, en la medida de lo posible, les rogaría brevedad, teniendo en cuenta cuál es la situación.



Tiene la palabra en primer lugar por el grupo solicitante de esta comparecencia, el Grupo Socialista, doña Gràcia Muñoz.



La señora MUÑOZ SALVÀ: En primer lugar muchas gracias por su intervención, señora del Corral, y bienvenida a esta Comisión en nombre del Grupo Parlamentario Socialista. Como grupo parlamentario que ha solicitado su comparecencia no puedo
empezar mi intervención sin una felicitación extensa a la tarea realizada por usted y su equipo en la Biblioteca Nacional; es una felicitación para todos, ya que podemos disfrutar y estar orgullosos de esta institución casi tricentenaria y que
contiene muchos elementos de una gran biblioteca del siglo XXI. De su intervención, que ha expuesto con mucha claridad y rigor, deduzco que la Biblioteca Nacional ha progresado poniéndose al día, es decir, se ha modernizado, se ha contemporanizado
y se ha socializado, fruto del trabajo realizado en las últimas etapas, de lo cual nos alegramos profundamente.



Me gustaría comentar algunos aspectos de su exposición que considero muy importantes porque dan forma a la institución de manera global, establecen el concepto general de la Biblioteca Nacional como institución patrimonio de todos, y me
gustaría que nos pudiera precisar algunas cuestiones. Saber de lo que disponemos es importantísimo para desarrollar cualquier actividad -me refiero al recuento de fondos al que usted hacía referencia-; conocer las diferentes oportunidades que nos
brinda la sociedad moderna, aplicarlas a la institución para avanzar, progresar y poner a disposición nuestro patrimonio desde los diferentes accesos es lo que la biblioteca nos posibilita. Comentaba antes que la Biblioteca Nacional se ha
modernizado y creo que realmente es así desde el momento en que contamos con una biblioteca digital hispánica con accesibilidad desde diferentes portales, como Europeana, y a la vez ampliándolos a otros con las correlaciones pertinentes, como la
biblioteca digital mundial. Sin duda Europeana supone una ventana abierta al exterior con la participación de nuestra biblioteca en diversos grupos de trabajo. Lo que me ha llamado mucho la atención ha sido la impresión bajo demanda. Me gustaría
que nos comentara alguna cosa más sobre este concepto, qué ejemplares, qué obras se pueden imprimir, quién lo puede solicitar, qué significa eso exactamente. Comentaba también que la Biblioteca Nacional se ha socializado. La incorporación de estas
redes sociales sin duda es un gran avance, supone acercar la Biblioteca Nacional a la ciudadanía, al igual que también supone socializarse con la utilización de las técnicas más modernas en el momento en que se decide participar en un proyecto de
I+D+i utilizando recursos públicos, el Plan Avanza concretamente. No podía ser de otra manera, se tenía que legalizar la reproducción de la oferta digital de los libros protegidos en línea, lo que


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le agradezco profundamente desde el Grupo Parlamentario Socialista, ya que consideramos que cualquier actividad tiene que basarse en la legislación vigente y cumplirla. Sin duda la creación del centro de conocimiento sobre el impacto de la
oferta digital de libros protegidos en línea y sobre el comercio del libro supone un estudio que puede ser de mucha utilidad, es decir, conocer los cambios que se producen en la sociedad sobre los hábitos de lectura a través de la oferta digital y/o
a través del comercio tradicional. Me gustaría saber si tienen algún dato en relación con estos hábitos sociales o si está proyectado algún tipo de estudio sobre este conocimiento que usted ha mencionado.



Que la Biblioteca Nacional se encargue también de las obras huérfanas y descatalogadas, como comentaba, facilitando la incorporación de estas a las ofertas digitales nacionales y a Europeana, es sin duda de admirar, porque también son
patrimonio y representan nuestra historia. Tanto la representatividad de la Biblioteca Nacional en diferentes foros como el préstamo interbibliotecario nacional -con el resto de bibliotecas repartidas a lo largo de nuestra geografía- e
internacional supone poner la biblioteca en el centro de la actuación y promover el liderazgo que se merece. En estos momentos, en que acabamos de elegir a nuestros representantes en el Parlamento Europeo el domingo pasado, nos encontramos con otra
de las influencias de Europa en nuestro patrimonio, que es la solicitud de la Comisión Europea de elaborar el plan de digitalización que usted comentaba. Como no podía ser de otra manera, la Biblioteca Nacional tenía que cumplir con el precepto, y
debo felicitarle por haberlo cumplido en el tiempo establecido.



Es bueno conocer las carencias, como usted comentaba, aunque esto sucede cuando se tiene claro hacia dónde se dirige la institución, qué es lo que se persigue, cuáles son los objetivos, en definitiva, cuándo se establece un servicio a la
ciudadanía de acuerdo con los retos sociales que se plantean en este momento, y conociendo las carencias podremos modificar las actuaciones y dar el servicio acorde con los instrumentos y con los retos. Creo que usted lo ha percibido perfectamente
y ha actuado en consecuencia. Si tuviéramos que definir la cultura de España en cualquiera de sus aspectos o ámbitos, el Grupo Socialista la definiría como plural y diversa, que es el reflejo de nuestra sociedad. Una parte de esta pluralidad son
las lenguas cooficiales que tenemos, y nos satisface que preste atención a esta pluralidad en una institución que es de todos. Establecer contactos y estudiar la manera de que los jóvenes puedan llegar a ser expertos profesionales para seguir
cuidando nuestro patrimonio es sin duda un reto, al igual que, como comentaba usted, también lo es establecer el rendimiento por departamentos, con lo que el personal se siente mucho más partícipe de un proyecto común y la productividad suele
aumentar.



Todos estos aspectos y ámbitos que reflejan las cuestiones que aborda la Biblioteca Nacional son un compendio de funciones y objetivos que le dan entidad y prestigio a la biblioteca. Con esta visión global, pero pormenorizada, de las
diferentes funciones, le animo desde el Grupo Parlamentario Socialista a seguir trabajando en ese sentido. Además, le reitero el agradecimiento y la felicitación en nombre de mi grupo.
También me uno a la propuesta del regalo del tricentenario de
la Biblioteca Nacional como grupo parlamentario y a la visita porque creo que puede ser muy interesante para toda la Comisión y para nuestro grupo parlamentario.



La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra la señora Oramas, del Grupo Mixto.



La señor ORAMAS GONZÁLEZ-MORO: En primer lugar, quiero agradecer a doña Milagros del Corral su presencia en esta Comisión y decirle (esta portavoz no suele echar flores, ni ser una persona expresiva) que me ha producido una magnífica
impresión su intervención, su entusiasmo y su hablar en plural de equipos, cosa que no suele ser normal en los responsables políticos que vienen al Congreso de los Diputados. Después de la experiencia que vivimos del desgraciado incidente que fue
el que provocó su entrada, uno puede pensar que la Biblioteca Nacional, a partir de ese momento, se convertía en la Reserva Federal Americana. Iban a cerrar las puertas, con esa imagen de abrir una caja fuerte, se iban a encerrar en sí mismos, iban
a estar años mirando si había más documentos, como usted dijo. Yo creo que usted ha hecho -y se lo digo sinceramente- una magnífica intervención. Se hizo lo que se tenía que hacer, se hizo un inventario con tranquilidad, seguridad y con gran
satisfacción, pero se empezó a abrir esa reserva federal que era la Biblioteca Nacional que, para el común de los ciudadanos, sin esa apertura que nos permiten las nuevas comunicaciones, seguiría siendo un gran edificio donde uno se imagina el
polvo, los documentos, al señor viejito que pide un permiso, con un señor al fondo que está vigilando. Y, de pronto, uno se da cuenta de que con entusiasmo, con pocos recursos, con imaginación se puede abrir al mundo una de las grandes joyas que
tiene el mundo cultural europeo.



Me parecen interesantísimos cuatro temas de los que voy a hablar: Primero, la impresión bajo demanda. Creo que esta experiencia -que la podríamos ver cuando vayamos a hacer la visita- es importantísima para los archivos
históricos-documentales de este país. Tuve la experiencia en mi ciudad de La Laguna, donde el archivo histórico de Canarias más importante es un archivo municipal, que es el archivo de los antiguos cabildos de toda la colonización de Canarias, y
uno de los grandes retos era el poder facilitar el estudio a los investigadores con los documentos originales in situ. Y creo que esa experiencia se debería poder trasladar desde la Biblioteca Nacional a todos los archivos históricos de este país
porque es un tema interesantísimo, desde temas familiares a temas de conocimiento. Nosotros tuvimos la experiencia de mucha gente de Cuba, América, Venezuela que quería tener la fotocopia, el documento original


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donde decía que su bisabuelo se embarcó con veinte familias con la famosa deuda de sangre de América. Es interesante tanto para esos temas como para los investigadores que necesitan el documento original o impreso.
Esto me parece
magnífico, pero creo que eso no se debe quedar solo en la Biblioteca Nacional, y con ese espíritu que tiene usted, estoy segura que podría ser maravilloso que el Ministerio de Cultura pudiera impulsar la transferencia de ese sistema a los archivos
históricos de este país.



Segundo, me parece que en el tema de la biblioteca digital hispánica, con esos 36.000 usuarios que ha dicho, merece toda la felicitación; el tema de las obras protegidas, y le voy a hablar de las obras huérfanas, me parece absolutamente
excepcional, ya que en este país, al tener ediciones agotadas de determinadas obras magníficas, al final, tienes que funcionar con fotocopia. Lo quiero decir porque, en relación con las guías de ciudades históricas, me pasó durante mi experiencia
como alcaldesa. Hay una guía magnífica de Alejandro Cioranescu de la ciudad de La Laguna, una joya, y teníamos que funcionar con las fotocopias de un ejemplar que había en la biblioteca de mi abuelo o de una persona de La Laguna para poderlo leer,
para poderlo usar porque al final tienes o un pleito de herencia o de incapacidades o desconocimiento o de luchas fratricidas o de desaparición y no hay capacidad de investigación jurídica. Hace falta mucha unión para poder dar salida a que esas
obras puedan seguir existiendo, puedan seguir consultándose. Tampoco son grandes obras de culto en sí; es la obra intelectual la que es una maravilla y una joya y, a lo mejor, no tiene ese valor económico que permita un acuerdo de herederos para
su edición. Creo que la solución de obras huérfanas va a dar salida a verdaderas joyas intelectuales -no a joyas económicas de edición- que este país no se puede permitir perder.



Quiero terminar diciéndole que me parece que esa creación de amigos de la biblioteca puede ser lo que permita dar actividades culturales. También la posibilidad de la fundación puede hacer que, efectivamente, las actividades culturales no
sean exclusivamente un tema del capítulo 2, de presupuesto de la biblioteca, sino que pueda atraer patronazgo, actividad privada y cofinanciación en proyectos, unos ingresos independientes y la distribución. Me interesa mucho lo que ha dicho porque
soy de las que cree que no se pueden hacer números en una exposición con visitas de colegios. Creo que hay que ir a ese tipo de visita, como dice usted.
Estamos hablando de secundaria, de jóvenes a los que debemos introducir en el valor real de la
Biblioteca Nacional. El tema de colegios es una cosa y otra -a la que creo que hay que ir- un tipo de público, un tipo de evento cultural que efectivamente tenga categoría cultural. Esto no quiere decir que no sea de masas, con el éxito que han
tenido esas exposiciones magníficas de fondos desconocidos para el común de la sociedad. Esperamos que su equipo siga con ese entusiasmo y quiero decirle, de verdad, que es un aire fresco en este Congreso donde la gente viene mortecina y sin
entusiasmo. Usted denota entusiasmo, habla en plural de equipo y, desde luego, está abriendo al futuro una casa que es historia. A mí me parece magnífica su actuación, sobre todo después del momento en el que entró.



La señora PRESIDENTA: A continuación tiene la palabra el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, señor Lassalle.



El señor LASSALLE RUIZ: Voy a ser muy breve y así podremos ajustarnos a los tiempos más o menos convenidos.



Doña Milagros, gracias por estar aquí. Le doy mi más sincera felicitación y enhorabuena tanto por la exposición que nos ha hecho en su comparecencia y en la que ha expuesto las líneas estratégicas de actuación de la biblioteca como, sobre
todo, por la actitud y la puesta en escena que tan bien ha ejemplificado ante los miembros de esta Comisión. La mejor noticia que nos puede ofrecer la Biblioteca Nacional es que no hay noticias. Después de la acumulación desgraciada de malas
impresiones que en un determinado momento fue capaz de aglutinar la institución que usted dirige, hay que darle la más sincera enhorabuena tanto por el esfuerzo de gestión como por el diseño institucional que en estos momentos usted supervisa,
impulsa y dirige. Considero que ha logrado dar un giro a la institución después, como digo, de la mala experiencia vivida con anterioridad; un giro en la imagen, en la reformulación de la confianza que desprende la institución y también en el
prestigio institucional, tras las brusquedades mediáticas generadas en épocas anteriores. En ese sentido creo que la sociedad española -y aquí se ha puesto de manifiesto a lo largo de las intervenciones que me han precedido- se siente muy orgullosa
en estos momentos de su Biblioteca Nacional como depósito patrimonial de nuestra cultura, como soporte de nuestra memoria colectiva y como centro de alta investigación. Hoy la Biblioteca Nacional tiene una hoja de ruta estratégica, se ha puesto a
andar, ha superado la mismidad decimonónica y el escenario de bronca del pasado y nos ofrece un diseño ambicioso y atractivo, un diseño de renovación y actualización que todos los que estamos aquí aplaudimos y en el que deseamos que se profundice.



Asociada a esa profundización del diseño, que está claramente ligada a la autonomía que en estos momentos tiene la institución y a la profesionalidad de usted y del equipo que le acompaña, creo que haría falta incidir aún más en esa
profundización porque, en mi opinión, las grandes instituciones nacionales adolecen de una cierta debilidad estructural por su propensión a los cambios políticos que en determinados momentos pueden producirse al frente de los gobiernos. En este
sentido, nuestra opinión, que ya hemos manifestado con respecto a otras instituciones, empezando por el Museo Reina Sofía y que en su caso es la Biblioteca Nacional, sería clarísimamente propugnar una autonomía plena, introduciendo


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también un nuevo soporte institucional para la casa que usted dirige con una ley equiparable a la Ley del Prado, que asegure, primero, la presencia de un patrocinio y una apertura a la sociedad civil mucho mayor de la que en estos momentos
existe; segundo, la eliminación de debates estériles que en términos políticos muchas veces pueden complicar la labor de las instituciones, y que además protege frente a los cambios estratégicos que en un determinado momento pueda también asumir un
cambio ministerial de Gobierno; y tercero, que fortalezca también la idea de un icono de continuidad cultural desde el que se puede irradiar un simbolismo y un prestigio que en términos generales siempre nos agradecerá la sociedad española.



Le agradezco el regalo que nos ofrece, que secundo como el resto de mis compañeros, la visita, de la que tenga completa seguridad que daremos cumplida respuesta. Le pediría un mayor esfuerzo -ya sé que por desgracia la imagen que es capaz
de proyectar la Comisión con tan pocos diputados aquí presentes se suple en determinados momentos, y seguro que en esa visita institucional que usted nos ha propuesto estaremos todos a una, y nunca mejor dicho, utilizando la imagen literaria-, le
agradecería un mayor recabamiento de presencia institucional de los miembros de esta Comisión en los actos que organiza la Biblioteca Nacional. Sentí muchísimo no poder haber asistido al homenaje a don Francisco Ayala, al que cualquiera de los
miembros de esta Comisión hubiéramos estado encantados de poder asistir para compartirlo con usted y con el ministro César Antonio Molina. Personalmente, lo sentí mucho porque hacia don Francisco tengo una admiración política, intelectual y
personal. Me apenó no poder haber brindado con nuestra presencia el merecido homenaje a su figura.



Poco más tengo que añadir. Espero que sigamos así, que todas las noticias que usted nos dé sean como las de hoy, es decir un aturdimiento a base de propuestas de acción estratégica y de trabajo y de superación -como digo- de la mismidad
entristecida que presentó la Biblioteca Nacional en otros momentos.



La señora PRESIDENTA: Señora del Corral, puede contestar si lo estima oportuno.



La señora DIRECTORA GENERAL DE LA BIBLIOTECA NACIONAL (Del Corral Beltrán): Ante todo, quiero agradecer a todos los grupos parlamentarios que se han expresado acá el apoyo y hasta los elogios que ha merecido esta intervención, que en última
instancia no son solo referidos a ella sino a lo que se ha hecho y a lo que está por hacer. De verdad que escuchar estos comentarios, viniendo de quienes vienen, de SS.SS., de los representantes del pueblo español, es para nosotros un estímulo
adicional y falta hace cuando otros no se dan. Yo creo mucho en los estímulos intangibles, no crean. Sé que funcionan, pero las cosas siempre son de agradecer cuando vienen de personas tan cualificadas como ustedes.



Respondiendo a las cuestiones que unos y otros han suscitado, empezaré por la última, por la intervención del portavoz del Grupo Popular, señor Lassalle. Leo mucho sus trabajos en prensa y sé que usted es una persona muy interesada por
estos temas de las nuevas tecnologías y las arquitecturas institucionales de la cultura, etcétera, así que puedo imaginarme fácilmente cuáles son los temas que le atraen más. Es inútil decirles que para la Biblioteca Nacional la situación de El
Prado, institucionalmente hablando, es un objetivo a conseguir. Quizás no pueda serlo en lo inmediato porque - yo creo que nosotros somos como El Prado de los libros y ellos son como la biblioteca de los cuadros- donde está la diferencia es en que
en los museos cobran la entrada y a nadie le extraña, pero en la biblioteca todo es gratuito. Este tipo de estatus que el ministerio tiene -podríamos decir que es una agencia estatal- requiere un compromiso de cofinanciación por parte de la
institución. Nosotros, aunque en este momento tengamos mucho mecenazgo -casi todas nuestras actividades culturales tienen un apoyo de mecenazgo muy potente-, no sabemos si podemos garantizar el compromiso del porcentaje que se exigiría. Por ese
motivo creemos que tenemos desarrollar nuevos servicios. He hablado relativamente poco de ello, y me da mucha rabia, porque una de nuestras grandes preocupaciones son los usuarios, atender a los usuarios y a sus necesidades. De hecho, estamos a
punto de terminar un macroestudio de las necesidades de los usuarios que hemos hecho con la Pricewaterhouse Coopers -una entidad seria, no nosotros opinando y consultando a unos cuantos amigos-, de los usuarios reales y de los no usuarios porque
necesitamos saber por qué no lo son. ¿Por qué hacemos todo esto? Porque tenemos que desarrollar nuevos servicios de valor añadido, que tienen que poder representar algún tipo de ingreso a la Biblioteca Nacional que nos permita contar con un
sustrato como lo hacen las reproducciones de materiales que se nos solicitan y por las que ingresamos al año en torno a unos 100.000 euros. Pero, ¿qué son 100.000 euros frente a un 30 por ciento del presupuesto a cubrir por cofinanciación? Todo
esto hay que levantarlo muy cuidadosamente, y por eso no es objetivo dentro de este plan estratégico hasta el año 2011.
Quizá nos situemos en condiciones de empezar a dar la lata y poder hacerlo antes, pero a lo mejor tenemos que esperar al
siguiente plan estratégico para plantearlo con seriedad.



En cuanto a las invitaciones a nuestros actos, entono el mea culpa si ustedes no están en la lista. Es un fallo enorme que se subsanará de inmediato. Debo decirle que el homenaje a Ayala le hubiera encantado. Fue el acto más entrañable
que se puede hacer como homenaje a una personalidad de esa talla. Quiero decirle que somos bastante sensibles, o por lo menos lo intentamos, a las propuestas que nos hacen SS.SS. En octubre tuve el honor de comparecer también ante el Senado y allí
el


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portavoz de Esquerra Republicana me hizo una propuesta concreta.
Manifestaba que todo estaba muy bien, pero decía: Ustedes que tienen una larga trayectoria y experiencia de adquirir fondo antiguo -nosotros adquirimos fondo antiguo por un
millón y medio de dólares cada año-, compran todo lo bueno que sale y algunas de esas adquisiciones son patrimonio de nuestras comunidades, que no podemos comprar porque ya las compraron ustedes, por tanto ¿qué podemos hacer ahí? Me parece
sensatísimo. La verdad, no se nos había ocurrido; nosotros tenemos una vocación universal, pero no se nos había ocurrido. Hemos establecido un mecanismo de alerta por el cual cada vez que vemos aparecer una obra en el mercado, en anticuarios,
subastas, etcétera -que seguimos muy de cerca, tengo un equipo solo para eso-, les avisamos; pero, eso sí, tienen que tomar la decisión muy rápidamente, porque estas cosas no son para eternizarse porque se las lleva otro, que incluso puede que no
sea español y esto no nos interesa. Si esto lo venimos haciendo de forma rutinaria, en cuanto al tema de las invitaciones, que es mucho más fácil, cuente con ello.



En cuanto a la intervención de la representante del Grupo Mixto, y en particular de Coalición Canaria, de la señora Oramas, estoy totalmente de acuerdo con que la inversión bajo demanda debe y puede extenderse a otro tipo de obras y de
centros, incluyendo muy en particular a los archivos; de hecho, colegas nuestros de archivos ya se han acercado a nosotros para hablarnos de este tema. Nosotros estamos recién instalados, hoy es 9 de junio y esto lo lanzamos -¿no sería el 13 de
mayo? Ah, fue el 4 de mayo, es que como siempre todo es el 13- el 4 de mayo, es decir que hace escasamente un mes. Sabemos que ya se han pedido y servido más de cincuenta peticiones, pero todavía esto no es sintomático; hay cositas que afinar
todavía con Bubok, no cabe la menor duda, pero esta tecnología tiene un gran potencial. Lo que no me explico es cómo eso que nació para ayudar a la autoedición -porque nació para eso, para que el autor que no encuentra editor o que no quiere
buscarlo autoedite un ejemplar o diez para sus amigos o los que quiera, los vaya comprando poquito a poco, como quiera-; no me explico cómo a nadie se le había ocurrido que una biblioteca digital podía hacerlo igualmente, porque solo hace falta
tener el objeto digital y pasárselo a estos señores, negociar con ellos las condiciones de precio para que no se salga del mercado y ya está. La cosa es muy fácil. La biblioteca no vende nada, la biblioteca facilita una tarea. Esto es un tipo de
servicio de valor añadido al que me refiero, pero hay muchos más; tenemos pensadas muchas cosas, entre ellas servicios personalizados a la medida de empresas -que podrían ser perfectamente de pago-, a las necesidades de determinados dosieres, a las
necesidades de los individuos sobre investigaciones genealógicas, sobre cuestiones de tasación de fondos antiguos -quieren saber lo que vale el libro que heredaron del abuelito, no lo quieren vender quieren saberlo solamente-.
Hay muchas cosas así
que la Biblioteca Nacional está en condiciones de poder hacer y que a lo mejor iremos poco a poco desarrollando, pero muchas pistas nos dará el estudio de usuarios.



También, en cuanto a las obras huérfanas -evidentemente, es una operación fundamental- es una operación muy pesada porque son 27 Estados haciendo una base de datos común, a partir de bases de datos dispares que todos tenemos. El proyecto
son tres años de trabajo, pero como soy siempre una optimista, realista pero optimista, creo que esto se podrá hacer. Desde luego, en España se podrá hacer y espero que lo podamos ver prontito. Por otra parte, quería decirle a la señora
representante de Coalición Canaria que no he hablado de eso, de las cooperaciones con las autonomías, pero con Canarias y con Andalucía, a petición de parte, estamos haciendo unos proyectos de digitalización ad hoc a partir de las obras que forman
parte del patrimonio histórico y bibliográfico de estas comunidades y que ellas mismas han identificado para, justamente, darles una copia clon del máster y que ellas puedan reconstruir digitalmente su propia memoria.
Cada vez importa menos dónde
estén los originales, porque ya las colecciones no son las competitivas, ya todo el mundo trabaja sobre el objeto digital; lo que importa es tenerlo, tenerlo recogido, tenerlo dimensionado. En eso estamos también para ayudar y colaborar.



En cuanto a las intervenciones tan animosas, y tan cariñosas debo decir, de la portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, efectivamente nosotros creemos que tenemos un papel que hacer en el Plan Nacional de Digitalización, lo demostramos
en esta Comisión. Pensamos que cuando la Comisión Europea vuelva a pedir un estudio -no lo hace todos los años, sino cada dos o tres- esta Comisión volverá a ser activa. Nos ha creado relaciones que mantenemos fluidas; de todo lo que nos
enteramos que pasa por el mundo -como vamos a tantos foros- lo hacemos circular por todo el mundo para, por lo menos, mantener informados a los miembros de la Comisión de lo que anda pasando. Desde luego España está dando grandes pasos en
digitalización en todas partes; además, se quiera o no, la sacudida de Google con su famoso proyecto y luego con la reacción europea para construir Europeana han servido para que todas las bibliotecas estén poniéndose las pilas, y en esto el
Ministerio de Cultura ha tenido un papel muy relevante con sus repositorios de fondos digitalizados de todas partes de España. En cuanto a la legalización de la reproducción digital, yo creo en el derecho de autor, creo profundamente en él. He
trabajado en ese territorio casi veinte años de mi vida. Hasta me tocó ser uno de los seis expertos europeos en Estados Unidos. Mi primer hearing en un foro no ha sido en España fue en Estados Unidos, tenía 27 años y era uno de los seis expertos
que la OMPI, -ahora, como somos más anglófonos que antes, se llama WIPO pero es lo mismo- designó para convencer al Congreso de los Estados Unidos de entrar en la Unión de Berna -entonces no eran miembros, luego se convirtieron en los adalides
porque entraron-. Estuvimos


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un año yendo a hearings al Senado, al Judiciary; así que quiero decirles que soy una creyente. Por eso cuando llegué a la Biblioteca Nacional suscribimos una licencia con Cedro para legalizar las fotocopias de autoservicio. Tenemos una
batería de equipos allá con tarjeta prepagada y no tenía sentido que no estuvieran legalizadas. Creo que este proyecto va en la línea de colaborar con una de las grandes preocupaciones de la ministra -y con toda razón-, conciliar el acceso y el
derecho a la cultura con el respeto de la creación, de los creadores y de quienes invierten también en hacer estas obras posibles. Así, la verdad, comparto todo lo que ustedes han dicho y me anima mucho. Como esta aquí mi equipo directivo me
alegra que lo hayan oído y que hayan podido también alegrarse de la impresión que nuestro trabajo causa fuera.



En cuanto a la comunicación -a la que varios se han referido- y a la imagen, creo que la biblioteca no comunicaba bien porque no tenía nada o poco que comunicar. Cuando uno tiene mensajes que comunicar y los mensajes son coherentes y se
nota una vertebración del proyecto, la verdad es que los medios reaccionan estupendamente. Aquí está nuestra amiga la representante de la Agencia EFE, Ana Mendoza, que nos tiene marcados casi cada semana. La verdad es que tenemos un seguimiento
estupendo y un estímulo en ellos, porque siempre les explicamos lo siguiente que vamos a hacer y se lo apuntan, porque vuelven a preguntar diciendo: Aquello que me dijiste ¿va a salir o no va a salir? Nos ayudan a respetar nuestra propia agenda.
Por tanto, les damos las gracias a ellos. Nosotros gastamos cero en publicidad; cero no es lo mismo que otras instituciones que invierten un montón en publicidad. Nuestra publicidad es mejor porque son ellos quienes cuentan nuestras cosas, y eso
tiene mucha más fuerza en el lector que una publicidad pagada, por eso les debemos mucho.



Muchísimas gracias de verdad a todos, nos vamos con la moral remontada; la traíamos bien (Risas.), pero nos vamos más animados todavía y esperamos que en la próxima intervención podamos contarles muchas más cosas, pero antes los esperamos
en la Biblioteca Nacional este otoño.



La señora PRESIDENTA: Doña Milagros del Corral, ha sido un placer de verdad tenerla con nosotros. Gracias por su entusiasmo que es contagioso, creo. Siga por esta línea que es la correcta y acertadísima. Enhorabuena también a todo su
equipo, aquí presente, por un trabajo tan bien hecho.
Creo que es una opinión unánime de todos los grupos políticos que está haciendo una magnífica gestión, por tanto le trasladamos nuestro agradecimiento. La Biblioteca Nacional es el buque
insignia de la cultura española, junto con el Museo del Prado y otros museos, pero sin duda la Biblioteca Nacional lo es. Enhorabuena nuevamente por su gestión.
Esperamos vernos en otoño en su territorio. (La señora directora de la Biblioteca
Nacional, Del Corral Beltrán: ¿A quién tengo que llamar para asegurarme?) A mí, directamente. (La señora directora de la Biblioteca Nacional, Del Corral Beltrán: Así será, así será.) Muy bien, muchísimas gracias y buenos días. (Pausa.)


- DEL SEÑOR DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA (BORJA-VILLEL), PARA INFORMAR SOBRE EL BALANCE DE UN AÑO DE GESTIÓN Y LAS LÍNEAS DE ACTUACIÓN PREVISTAS PARA EL RESTO DE LEGISLATURA EN EL CONTEXTO DE LA ACTUAL CRISIS
ECONÓMICA. A PETICIÓN DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR EN EL CONGRESO. (Número de expediente 212/000586.)


La señora PRESIDENTA: Damos la bienvenida al siguiente compareciente, el director del Museo Reina Sofía, don Manuel Borja-Villel. Es un placer tenerle hoy con nosotros. Le deseamos mucha suerte en la gestión que está haciendo, y muy bien,
pero ahora tendrá que explicarla detenidamente a SS.SS., que también tendrán la palabra. Esta comparecencia ha sido solicitada por el Grupo Parlamentario Popular, pero supongo que su portavoz, el señor Lassalle, no tendrá ningún inconveniente en
que en primer lugar tomar la palabra el director del Museo Reina Sofía.
(Asentimiento.)


El señor Borja-Villel tiene la palabra.



El señor DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA (Borja-Villel): Señorías, es un placer estar aquí. Ante todo quiero manifestar mi agradecimiento por permitirme comparecer en esta Cámara y explicar la situación actual del
Museo Reina Sofía, que es privilegiada -ya explicaré por qué- y, al mismo tiempo, también de una cierta fragilidad, porque no deja de ser una institución joven. Como saben, esta es una institución que se creó hace once años, mientras que los museos
equivalentes al Reina Sofía a nivel internacional, como son la Tate Gallery en Londres o el MOMA en Estados Unidos, se crearon a finales del siglo XIX o a principios del siglo XX. Por tanto, es una institución joven, que tiene un futuro increíble,
que entre todos debemos potenciarlo para que sea realmente lo que queremos, y es que sea la institución de referencia del siglo XXI, y estamos en condiciones de hacerlo.



Antes de entrar en detalle sobre qué creemos que es el Reina Sofía, por qué puede ser el museo de referencia del siglo XXI y por qué puede estar estableciendo un nuevo paradigma, permítanme que haga una pequeña reflexión sobre qué es un
museo, qué tipo de museos tenemos y qué tipologías de museos nos encontramos. A grandes rasgos, hay dos tipos de museos: uno, que empezó a partir de los años veinte y treinta, tuvo su momento de esplendor en los años cuarenta y cincuenta y entró
en crisis en los sesenta y setenta, cuando empezaron a cambiar los paradigmas artísticos, y que podíamos denominar a falta de otra palabra museo moderno; y otro, que podíamos denominar museo posmoderno, que


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empezó a conformarse durante los ochenta y noventa, en una época globalizada, en una época de espectacularización de la cultura.
Gráficamente se podría reflejar con un triángulo equilátero, en el que hay tres puntos: el punto a) es
básicamente qué relatos, qué historias se cuentan; el punto c) es a qué público nos dirigimos y el punto b) se refiere a qué estructuras de intermediación, qué dispositivos creamos para que estas historias lleguen a la gente.



Básicamente, el museo moderno tenía la visión de que la historia era lineal, hegemónica, evolucionista, darwiniana, una historia en la que había un centro y una periferia, y todo aquello que no se adecuaba a los cánones que marcaba el centro
era considerado derivativo, literalmente retrasado; era una historia formalizante, basada meramente en lo visual y en la que una gran parte de la producción artística no tiene ningún sentido, que iba dirigida a un público genérico, que básicamente
lo único que hacía era pasear delante de las obras y verlas, sin ningún elemento de contemplación y de discusión. En este esquema, la estructura de intermediación era lo que se ha denominado el cubo blanco, era básicamente una sala blanca donde se
ponen solamente cuadros o esculturas, solamente aquello que puede ser percibido visualmente, y donde no hay ningún elemento histórico, ningún elemento contextual de la obra. Se suponía que, si estamos ante verdades universales que eran únicas
siempre, no había elementos para la diversidad, obviamente con que la gente tuviese acceso a estas verdades alcanzaría esta verdad única y universal. Hoy en día esto no tiene ningún sentido porque estamos en un mundo global, en un mundo plural,
ante otro tipo de artistas. Este modelo de museo entró en decadencia a partir de los ochenta y, del mismo modo que el posfordismo es una continuación y una superación en cierto modo del fordismo, fue sustituido por otro que a falta de una palabra
mejor podemos denominar, para entendernos, posmoderno, en la que ya no hay una historia excluyente, una historia en la que aquel que no entra en el canon es considerado periférico, sino que estamos ante una historia inclusiva. Es una inclusividad
falsa, que denominamos multiculturalismo -utilizo en este caso la palabra en una acepción negativa-, en el que la diferencia de hecho no existe, donde todo vale, donde todo queda unificado en el gran contenedor, siendo las diferencias meramente
formales sin un antagonismo entre ellas. En ese modelo ya no se habla de público sino de audiencias, por tanto los parámetros para medir a este público son meramente economicistas, y se ha pasado de la idea de cubo blanco, de esta idea de pura
visualizad, al márquetin, a utilizar grandes nombres que llegarán a grandes audiencias. De hecho, estamos ante una visión espectacular, una visión del museo que tiene bastante que ver con el centro comercial.



Ante esta situación, ante un pasado en el que no nos reconocemos, que no tiene sentido, y un presente que no nos gusta, ¿cuál es la alternativa? ¿Cuál es el plan museográfico del Reina Sofía de acuerdo con esta estructura? Por un lado,
existe otro tipo de narraciones. Ya no creemos en esta historia lineal, en esta historia excluyente en la que nosotros éramos los excluidos, en la que este país, y no solo este país sino Latinoamérica y el Mediterráneo eran lugares derivativos de
lo que ocurría en el centro -París y Nueva York fundamentalmente-. Ya no hay una historia única, sino que existe una pluralidad de historias, una pluralidad de relatos que denominamos micronarraciones, que implican no solo la pluralidad sino que el
otro tiene voz, implica no solo que nosotros contamos la multiplicidad de historias que hay en el mundo sino que el otro tiene voz propia. El hecho de que el otro tenga su propia voz es algo fundamental.



Por otro lado, entramos en una historia que ya no es lineal -ya no pasa necesariamente por París y Nueva York-, que no pasa necesariamente por la relación centro/periferia, siendo la periferia siempre derivativa de un centro -sabemos que uno
presupone el otro-, sino que pasa por una relación local/global, pasa por una situación en la que hay múltiples localidades, y ellas se refieren a un mundo global, donde ya no hay un centro sino una multiplicidad de centros. Si gráficamente
podríamos definir que la historia moderna o la historia -entre comillas- posmoderna era una historia lineal, esta historia sería como esas cosmologías que Miró hacía en los años cuarenta, en las que existen diversos núcleos y todos se relacionan, o,
por utilizar las palabras de Édouard Glissant, en la que ya no estamos ante un gran continente, ante una gran narración que es excluyente, de lo que le provoca miedo, sino ante un archipiélago en el cual cada isla tiene sentido por sí misma, pero en
relación con las demás. Esto implica una nueva cartografía en la que el arte moderno no pase necesariamente por París o Nueva York, como decía. Ya no se puede decir que Nueva York le robó el arte moderno a París, sino que hay otros centros como
pueden ser Amsterdam, Sao Paulo, Barcelona, Madrid o Milano, en diversos momentos.



Si esto es así, si estamos hablando de una pluralidad, lógicamente esta pluralidad, esta diversidad, esta complejidad, esta multiplicidad de voces se tiene que reflejar también en cómo entendemos al público. Ya no lo vemos como un ente casi
ontológico, que es el ser occidental, hombre blanco; tampoco lo entendemos como un sistema de audiencias sino como múltiples minorías, como una multiplicidad de colectivos y de individuos, en la que cada uno tiene su background, cada uno tiene su
idiosincrasia, cada uno entra con unas ideas determinadas al museo. Esto significa que también tenemos que repensar en qué consisten las estructuras de intermediación. Ya no estamos meramente ante este cubo blanco, ante el que automáticamente la
gente debería entender qué es lo que se presenta, y si no lo entiende es porque no sabe y, si no sabe, hay que ayudar a la gente, pero recortando lo que es fundamental en el conocimiento, que es el conocimiento. Lo que hacen frecuentemente los
museos con algunos programas pedagógicos es recortar la pedagogía, es explicar, para que la gente -entre comillas- lo


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entienda, aquello que de algún modo no siempre es explicable de estas formas. Por tanto, hay que buscar otros modos de intermediación, hay que buscar otras estructuras. Estas otras estructuras están dirigidas a que el público sea agente en
el sentido literal de la palabra, de agenciárselo, de hacer propio aquello que se presenta, y esto implica una diversidad de parámetros. Implica una estructura de intermediación, que estaría entre el archivo -he puesto el exhibition hall- y el
teatro.
Ahora explico qué quiero decir. Cuando hablo de archivo me refiero al sentido derridiano de la palabra. No hablo meramente de un lugar de acumulación de documentos, sino que hablo de un archivo en el sentido de cómo la gente navega hoy en
Internet; un museo nos puede ofrecer una multiplicidad de historias y el espectador puede navegar por estas historias, puede leer la historia que el museo privilegia, pero al mismo tiempo puede construir sus propias historias, sus propias
navegaciones.
El archivo también implica algo que no es reducido meramente a un espacio, a un museo, sino que se puede trabajar en red, con otros archivos. Implica también la teatralidad o lo que algunos pensadores llaman oralidad. ¿En qué
sentido utilizo estos términos? Mientras que el museo tradicional hablaba siempre en términos casi de propaganda, de que hay que convencer, de que hay que explicar, ahora hablamos en el sentido de la oralidad, casi en el de los contadores de
historias en la Edad Media, que narraban las historias de un pueblo a otro, pero al mismo tiempo la gente que las recogía las hacía suyas; haciéndolas suyas, las modificaba y, modificándolas, iban enriqueciendo una historia que era compleja. He
dicho varias veces en la prensa que la diferencia entre un modelo y otro sería, tal vez, Guerra y Paz, donde hay una historia lineal, unívoca, donde si vas sacando algún capítulo pierdes elementos del argumento, y, por otro lado, la historia de este
otro museo estaría más cercana a Las mil y una noches o a Rayuela, de Cortázar, donde puedes seguir una historia pero puedes seguir otra pluralidad de historias y en la cual el espectador no es pasivo sino activo. Que sea activo no quiere decir que
el museo vaya a hacerle un examen de grado cuando salgan de él.
Que sea activo simplemente quiere decir que haga propias estas historias.
Y este modelo es, en cierto modo, una alternativa a los modelos que existen. En cierto modo implica una
revolución respecto a los modelos de museos ya establecidos. El Reina Sofía, precisamente porque es un museo joven, porque no tiene las camisas de fuerza que de algún modo comprimen a otros museos ya existentes, está en una situación privilegiada
para ser el gran referente del siglo XXI, que está en estos parámetros.



Esto es a nivel teórico. ¿Cómo se concreta todo esto a nivel práctico? ¿Qué hemos hecho durante este año para que esta realidad teórica se concrete en elementos prácticos? Por un lado, la colección. Ha pasado de estar establecida en esta
colección lineal, como decía, a ser una colección que tiene múltiples relatos, narraciones, donde esta pluralidad de relatos tiene que ver con la pluralidad de lugares -ya no es necesariamente Madrid, ya no es necesariamente un centro, sino que hay
muchos centros, como Canarias, Cataluña, Andalucía, diversos lugares- y con una pluralidad de disciplinas. Ya no es meramente el museo de las pinturas, una pinacoteca sino, sobre todo, un museo del siglo XX; un museo donde el cine, la fotografía,
el documento, la danza tienen que tener el peso que realmente han tenido durante el siglo XX, y que continúan teniendo. Este entrecruzamiento, esta transversalidad de disciplinas está en la historia. Finalmente, es un museo donde existe la
separación entre el documento y los elementos poéticos, y está articulada. En estos tres aspectos el Museo Reina Sofía está construyendo una historia que de algún modo es única, una historia que parte de lo local, pero que no es localista, que
cuenta la historia del siglo XX desde nuestro punto de vista, pero que no es meramente nuestra propia historia. El museo puede encabezar lo que Enrique Dussel denominaba el sur; puede encabezar este mundo que tiene que ver con Latinoamérica, con
el Mediterráneo, con los múltiples sures que hay en el norte y que de algún modo nos pone en una situación privilegiada.



Vuelvo al caso concreto de la colección. La colección tiene un núcleo que está situado en donde aparecen estas obras de Picasso y de Medardo Rosso, en el cual a través del real decreto queda establecido que empieza la colección del Reina
Sofía. Empieza con el simbolismo, con Picasso, también en este caso con una obra de Medardo Rosso que es táctil, una obra que tiene que ser percibida con el cuerpo y no meramente ya con los ojos. Eso sitúa al Reina Sofía en una situación muy
distinta a la de otros museos. Por otro lado, este es el lugar donde hemos colocado los Goya, las obras, las estampas que hemos pedido prestadas al Prado, porque esto implica también la pluralidad de principios, que no hay un único origen de la
modernidad. La modernidad puede empezar con Picasso, con Medardo Rosso, con Monet, con Manet, con Baduelaire, pero puede empezar y empieza en este país con Goya, con todo lo que significa de inversión lingüística de Goya, con todo lo que implica de
reflejo y de reacción a una crisis sistémica, que es parecida a la que nos encontramos en la actualidad. A partir de ahí hay dos posibilidades de lecturas que son complementarias y que el espectador puede escoger. Una tiene que ver con los
aspectos más lingüísticos del arte, que va por la izquierda. Iría con las pinturas de los campos magnéticos de Miró, con las pinturas del método paranoico-crítico de Dalí. Otra iría por la derecha, que tiene más que ver con la danza, con el
espacio, en donde hemos situado micronarraciones, como en este caso en el que vemos una serie de obras africanas. Detrás de los espectadores no se ve, pero hay una obra muy importante de Picasso. Por tanto, vemos el cubismo. El cubismo no podría
ser entendido sin el arte primitivo, pero, por otro lado, el arte primitivo no tendría sentido sin el cubismo. El cubismo es la intención de incluir el cine, el tiempo, las dos dimensiones de la pintura, por tanto es muy importante que se vea el
cine. Pero, por otro lado, esta película es de Buster Keaton, que se llama One Week,


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que no tendría sentido si no hubiera existido antes el cubismo. Llegamos al núcleo de esta primera historia, que son los años treinta. Los años treinta es un momento muy importante en España en que la historia local deviene claramente
global. Es el momento de separación, de ruptura entre la vanguardia y la modernidad. La vanguardia había creído que iba a cambiar a la sociedad, pero sin la sociedad. Esto genera una serie de monstruos, una serie de fantasmas que no era lo que
los artistas de vanguardia habían imaginado. Ante la guerra civil, la Segunda Guerra Mundial, el Holocausto, los artistas reaccionan de un modo muy concreto.
Este es uno de los núcleos de la colección. Hay pocos museos que tengan los años treinta
tan desarrollados como el Reina Sofía y solo con esta planta, con elementos importantes como es el Miró de los años veinte, Dalí, las nuevas objetividades y, sobre todo, con el elemento de los años treinta, ya situarían al Reina Sofía como uno de
los tres o cuatro museos más importantes del mundo. A continuación, hay un momento de transición, que está situado en otra planta, que son los años cincuenta y sesenta, donde se ha hecho también un esfuerzo por recrear la visión de la época.
La
visión no era meramente la pintura de los grafitis de las paredes de un Tàpies, de un Saura, de las texturas de un Oteiza, sino que era al mismo tiempo la fotografía. La fotografía ha sido considerada siempre como obra de autores no profesionales,
pero en los años cuarenta y cincuenta el neorrealismo de la fotografía y el cine iba a la par con la pintura, y es importante que un museo como el Reina Sofía refleje estas complejidades.



Pasamos al cambio de paradigma. La colección está situada en tres momentos importantes: años treinta, años sesenta y setenta. Los años setenta son un momento local importante -se produce la transición democrática-, pero también son un
momento global a destacar. Es mayo del 68, la crisis de los setenta, aparece el feminismo, la crítica institucional; es cuando los artistas empiezan a pensar que después de Picasso y Miró ya no es posible pintar, que es necesario empezar de cero.
Hay algunos artistas, como vemos al fondo, la obra Un neón, dos neones, tres neones de Dan Flavin, que empiezan de cero. Uno, dos y tres, voluntariamente, es empezar de un alfabeto totalmente nuevo. Este es otro núcleo importante de la colección,
no solamente a nivel internacional sino por lo que refleja este momento muy importante de la transición democrática española. Esto implica otra cosa también: que este museo tiene la necesidad y la voluntad de reescribir la historia. Reescribir la
historia no solamente quiere decir poner una serie de nombres en una historia global, sino también inventar nuestros propios conceptos. Aquí tenemos una obra de Arroyo, junto a unas películas de Javier Aguirre, también alrededor hay obras de
Broodthaers o de Hains. Estas obras, según los términos tradicionales, pop, nuevo realismo, son secundarias. Ahora bien, si empezamos a pensar que existe la posibilidad de encontrar otros términos, unos términos donde la imagen tiene un papel
distinto en la obra, donde el texto es fundamental, resulta que no son secundarias sino que son realmente muy importantes y nosotros no somos un país derivativo, sino que somos un país central. Esta voluntad de encontrar nuestro propio vocabulario
es también una de las voluntades del Museo Reina Sofía.



Finalmente, no podemos olvidarnos de lo que está ocurriendo hoy en día. En la planta cuarta están los años ochenta y los artistas más jóvenes que están experimentando hacia nuevas direcciones. Obviamente hay una apuesta por aquello que se
está creando. El museo es un museo nacional, pero también es un centro de arte abierto a aquello que está ocurriendo. Al tiempo que hemos hecho todo esto, se ha adecuado el espacio del Reina Sofía que ya no tiene que ver con el cubo blanco. Son
espacios plurales donde se reivindica la historia del propio edificio y permiten la creación de un espacio público. Todo esto son renovaciones que hemos hecho este año con los presupuestos ordinarios del museo. La mayoría de estas plantas estaban
cerradas como almacenes o estaban totalmente cerradas como las de Richard Serra.



A continuación, para concretar esta teoría de adquisiciones, me referiré a las cifras de 2008 y 2009. En 2008, como fue el año en el que me incorporé, tuvimos un presupuesto extraordinario de compras de unos 16 millones. Este año tendremos
menos porque utilizamos en 2008 algún dinero que había para inversiones. Como no se podían utilizar porque yo acababa de llegar, ese dinero se utilizó para compras. Más o menos lo que tenemos cada año para compras son entre 9 y 10 millones. El
resto del capítulo 6 es para inversiones, para acabar los espacios, los almacenes -que es fundamental-, para acabar el Palacio Velázquez, etcétera. Es un presupuesto que puede parecer elevado, pero no lo es. No solo no lo es, sino que me gustaría
remarcar que el MOMA, el gran museo del siglo XX, se fundó en 1929, en plena crisis. En este momento de crisis, cuando están apareciendo obras, es cuando realmente podemos construir este museo que todos queremos. Es un presupuesto que vamos a
batallar para que se mantenga, es una partida que queremos aumentar no solamente con el presupuesto sino a nivel de donaciones, de préstamos a largo plazo, de relación con otros museos.



En cuanto a las compras, pueden ver que el núcleo más importante, porque son las obras más baratas, son obras desde los ochenta hasta ahora porque el museo no puede dejar de comprar lo que está ocurriendo. La zona amarilla corresponde a los
artistas de los años sesenta y setenta, que todavía se pueden comprar. Las vanguardias históricas ocupa la zona verde, sobre todo porque los años treinta, que es una época fundamental, todavía está relativamente por descubrir; y la parte que
tenemos más floja es la parte de los años cuarenta, cincuenta, que son los Pollock, los Rothko, que básicamente ya están en otros museos. Ahí tendremos que buscar otras fórmulas para que este museo tenga alguna de estas obras.



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En cuanto a la colección del museo, el museo trabaja en red. Estamos convencidos de que si no hay esta relación de centro a periferia el museo tiene que trabajar en red con otros centros, que pueden ser desde centros monográficos como la
Fundación Oteiza, la Fundación Calder o la Fundación Tàpies a centros que tienen otro tipo de especificidades, como pueden ser el Centro de Arte Contemporáneo de Sevilla o el Macba de Barcelona. Es importante tanto por concepto como porque los
recursos son limitados que no dupliquemos esfuerzo, que sepamos que somos un museo público y que lo que esté en el Reina Sofía puede estar a disposición de otros museos y viceversa. Pueden ver una serie de préstamos que hemos hecho tanto a nivel
internacional como nacional por países y comunidades. Estos son los préstamos que hemos realizado en 2009. Este trabajo en red, este trabajo discursivo, esta voluntad de que el Museo Reina Sofía sea un lugar de opinión, un lugar de debate y de
conocimiento también se centra en cómo hemos organizado las exposiciones temporales. Muy a menudo los museos organizan exposiciones temporales meramente como si fuesen un reclamo para buscar visitantes, sin ninguna ordenación. Es muy importante,
especialmente en un país como el nuestro, que un museo como el Reina Sofía sea un lugar de conocimiento, un lugar de I+D+i, un lugar puntero, un lugar donde realmente se estén innovando ideas. Si esto es así, quiere decir que las exposiciones
tienen que están articuladas y lo están del mismo modo que la colección a través de una serie de cosmologías. Vemos que las exposiciones de este año están ordenadas con relación a una serie de temas, por ejemplo, Juan Muñoz que está ahora abierta
está relacionada con Los esquizos de Madrid, que son artistas que de algún modo superan la crisis, el cambio que hay en los años setenta y quieren volver a la tradición pero sin renunciar a la modernidad. Quieren volver a la pintura, al métier,
pero sin olvidarse de los cambios que ha habido durante los años sesenta y setenta. Esto tiene una serie de conexiones, como puede ser una exposición que realizaremos precisamente durante el periodo 78-82, que es fundamental para nosotros. Tiene
ramificaciones, ya que eran artistas que de algún modo querían estar al margen con este otro tipo de marginalidades como las latinoamericanas, artistas como León Ferrari y Mira Schendel, o la exposición que se llamará La modernidad interpelada, que
es justamente la visión de la modernidad desde nuestro punto de vista, desde el punto de vista iberoamericano. Estas son las exposiciones por espacios de 2008-2009. Por otro lado, está la voluntad de que estas exposiciones viajen. Aquí pueden ver
SS.SS. como prácticamente todas las exposiciones que hacemos viajan tanto por el Estado como por Europa, Estados Unidos o Iberoamérica. Esto es importante porque primero implica la coproducción y colaboración, porque significa que no solamente
contamos la historia, sino que oímos las historias que los demás cuentan, porque implica que se ahorran recursos. De hecho, en el capítulo 2, gastos corrientes, ahorraremos 2 millones de euros y, sin embargo, las actividades se han duplicado
respecto a las que había en 2007. Se hacían unas quince exposiciones, ahora hacemos más de treinta.
Esto se hace a partir de la coproducción de la cofinanciación.



Esto no significa que el Reina Sofía sea un museo elitista, de unos cuantos escogidos. La sorpresa -que no es una sorpresa, sino que es algo pensado- es que este museo de múltiples minorías es capaz de atraer a más gente que los museos
tradicionales. Lo que vemos en la evolución de los tres años -obviamente la de 2009 es prospectiva- es que a base de crear este programa de diversidad de exposiciones -no solamente de investigación, también de conocimiento- no solo no baja el
número de visitantes, sino que está aumentando. En 2008 tuvimos un aumento del 15 por ciento y en 2009 esperamos el mismo aumento, según las perspectivas que tenemos en estos momentos. Esto implica que este visitante no es pasivo, que viene, hace
una foto y se va, no sucede como con el visitante famoso del Louvre que es capaz de visitarlo en un minuto y medio -está reconocido en las estadísticas-, sino que es un visitante que el museo fideliza, que hace que venga una y otra vez. También es
muy importante que en momentos de crisis el museo siga creciendo no solo con el público normal turista sino, sobre todo, con el público del Estado español.



En cuanto a gastos, hemos aumentado un poco los gastos del capítulo 1, personal, en primer lugar, porque se han incorporado algunas vacantes que había y, en segundo lugar, básicamente porque hay más vigilantes debido a que hay más
actividades. Sin embargo, los gastos corrientes disminuyen y los gastos de inversiones, que básicamente son actuaciones en los edificios y compras, se mantienen. En cuanto a ingresos, en estos momentos el gran ingreso son las transferencias del
Estado y estamos trabajando para que aumenten los recursos generados por el propio museo.
Los recursos que hemos generado en 2009 ya son superiores a los que generamos en 2008 y la idea es que esto aumente mediante un proyecto, del cual les iba a
hablar, que es la agencia estatal. Si el Reina Sofía tiene que ser el gran museo del siglo XXI, lo tiene que ser no solamente por los contenidos sino también por su funcionamiento. No puede ser que sea una estructura anclada, burocratizada, donde
la gente funcione todavía según parámetros no ya del siglo XX sino casi del siglo XVIII. El instrumento que nos ofrece la Administración sea la agencia estatal, que será recogida en su versión más amplia, más abierta, que será casi un traje a la
medida que nos permita realmente trabajar en aquello en lo que queremos potenciar el museo.



Hay tres ventajas sustanciales para este cambio. Por un lado, el personal.
El personal burocratizado trabaja por normas no por objetivos, cuando estamos en un museo del siglo XXI, de artistas vivos, donde las normas se cambian
continuamente por los propios artistas, con lo cual hay una disfunción entre un personal que quiere cumplir unas normas y unos contenidos que continuamente


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van cambiando. Es importante crear objetivos y exigir responsabilidad. Al mismo tiempo, la agencia nos permitiría hacer una nueva RPT que se adecue más a la función y a las características del museo en estos momentos. Por otro lado,
permitiría generar recursos propios a través de la reducción del gasto público y de los ingresos. Una de las cosas que queremos hacer es crear una fundación privada dentro del museo con patrones que contribuyan dando dinero al museo, pero al mismo
tiempo que impliquen a la sociedad civil. Siempre he dicho que el MOMA, que es el gran museo del siglo XX, tenía tres cosas: un gran director, Alfred Barr; unos grandes artistas -algunos nacionales como Pollock, De Kooning y Rothko y otros que no
eran nacionales pero que adoptaron como propios como Picasso, Miró, etcétera- y una sociedad que estaba detrás del MOMA. Es importante que el Reina Sofía tenga a la Administración, a los entes públicos, pero también a la sociedad civil, respaldando
este proyecto. En segundo lugar, mayor autonomía de funcionamiento. Esto permite mayor flexibilidad presupuestaria, que se puedan pasar partidas del capítulo 1 al capítulo 2, mayor autonomía en estos momentos. Para que lo entiendan claramente, a
veces, como no podemos comprar las películas de los programas de cine que hace el propio museo nos toca contratar a una agencia externa que paga y se queda el 20 por ciento, por supuesto, y ejecuta el programa que de hecho hacemos nosotros. Los
viajes del Reina Sofía son carísimos porque no podemos hacer viajes low-cost, a través de Internet, etcétera., con lo cual ahorraríamos bastante dinero. Finalmente, control gerencial permanente. Esto quiere decir no una auditoría a priori como hay
en estos momentos, que es una contradicción cuando estamos hablando de artistas vivos, sino un control, una auditoría permanente a posteriori.



Esto básicamente es la utopía y la realidad del Reina Sofía en estos momentos, es el trabajo que se ha hecho durante un año. En un año hemos conseguido pasar de un museo que no encontraba su norte a un museo que francamente se sitúa en
términos absolutos en el tercer o cuarto museo del mundo por su colección. Primero, el MOMA, obviamente, y, segundo, el Pompidou. Está por delante de la Tate, porque es un museo puntero que puede ser el gran referente del siglo XX en cuanto a las
historias que expone, al público, a la opinión y a la excelencia de conocimiento. El museo no puede caminar solo obviamente, sino que necesita la complicidad de la sociedad, y de ahí que de nuevo acabe como he empezado, dándoles las gracias por
permitirme exponer qué estamos haciendo y en qué consiste esta aventura maravillosa que se llama Reina Sofía.



La señora PRESIDENTA: Le agradecemos su entusiasmo. No sé cómo harán S.S.
la valoración de su trabajo -no cabe ninguna duda de que realmente le entusiasma y le apasiona-, pero, desde mi punto de vista, lo ha expuesto con gran éxito,
aunque ahora tienen la palabra SS.SS. Como esta comparecencia ha sido solicitada por el Grupo Parlamentario Popular tiene la palabra, en primer lugar, su portavoz el señor Lassalle.



El señor LASSALLE RUIZ: También voy a ser breve en mi exposición porque la utopía y la realidad se dan la mano al escuchar la exposición brillante que ha hecho el director del Museo Reina Sofía sobre la entidad que dirige y el diseño que ha
querido dar a la misma. Querría expresarle al director, en primer lugar, nuestro agradecimiento por estar hoy aquí y, en segundo lugar, también le damos la enhorabuena por el enorme esfuerzo de gestión y la gran calidad del diseño narrativo que ha
sido capaz de ofrecernos hoy.



La razón de esta comparecencia era que los miembros de la Comisión de Cultura y este Congreso de los Diputados pudieran asomarse a la aventura del relato con el que está tratando de perfilar el diseño definitivo de este museo en crecimiento,
en contacto con la vanguardia, que está articulando al mismo tiempo un solapamiento de micronarraciones, como ha explicado perfectamente, con una multiplicidad estratégica, con un funcionamiento en el que se combinan relatos y elementos de análisis,
fragmentado todo ello dentro de una misma unidad que plantea la necesidad de un escenario institucional lo más flexible, lo más autónomo, lo más capaz de adaptarse a los hábitos y a los cambios que está manejando en los registros en los que se mueve
y el diseño que está impulsando desde su dirección. En ese sentido lo que más deseaba, con la posibilidad que hemos visto hoy satisfecha, es que los miembros de esta Comisión se asomaran de bruces con la constatación de que a día de hoy la
vanguardia española necesita algo más que una agencia estatal, que es lo que el ministerio le ofrece para gestionar este museo. El agravio comparativo que se genera con respecto al Museo del Prado, que es indudablemente una institución tan
emblemática como ha de serlo el Museo Reina Sofía, pone de manifiesto la urgencia y la necesidad, -aceptando la agencia, porque todo lo que suponga mejorar el estatus jurídico que en estos momentos tiene el Museo del Reina Sofía está bien- de
incidir aún más en la urgencia de que a este museo se le dé todo el apoyo institucional que sea posible y que le permita desarrollar todas las oportunidades de crecimiento, de expansión, de autorregulación, de proyección, de capacidad de análisis,
de generación de reflexión autocrítica y crítica también para la propia sociedad que en estos momentos está necesitando y demanda con urgencia. Esto no lo va a decir el director ni el cuadro institucional que está a su servicio, porque su gestión
no le corresponde abordarla en esos términos, pero es evidente que la opinión pública española no entiende por qué existe este décalage o este desajuste institucional entre dos piezas básicas del funcionamiento del arte en el seno de la creación y
de la cultura española, como son el Museo del Prado y el Museo de Arte Reina Sofía. Si estamos manejando la necesidad de cambiar paradigmas, es evidente que uno ha de ser el restablecimiento de una paridad discursiva e institucional que en estos
momentos no se da entre la colección clásica del Museo del Prado y


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la colección del Reina Sofía. ¿Por qué la vanguardia tiene que soportar este estatus? Esta es una respuesta que todavía no nos ha dado el ministerio, que nosotros hemos planteado desde el comienzo de la legislatura, que planteamos al
ministro César Antonio Molina infructuosamente, que hemos vuelto a realizar a la ministra González-Sinde, también infructuosamente porque tampoco nos respondió cuando se lo preguntamos el otro día durante su comparecencia. Este es un arcano que
probablemente ni siquiera los complejos flujos y la liquidez de la posmodernidad es capaz de responder. En cualquier caso, esperemos que con la comparecencia de hoy, del señor director del museo, el no con el que la Administración española dice no
a la ley haga que surja la famosa cita de Janson de que todo lo sólido se desvanece en el aire, y que, a la vista de los hechos argumentativos y del relato que nos ha descrito hoy, el no de la Administración se fragmente como la solidez de la que
habla la posmodernidad.



La señora PRESIDENTA: ¿Señora Oramas, desea intervenir? (Asentimiento.) Tiene la palabra la señora Oramas por el Grupo Parlamentario Mixto.



La señora ORAMAS GONZÁLEZ-MORO: Quiero agradecer al director del Reina Sofía su comparecencia y decirle que, desde nuestro punto de vista, el museo está en buenas manos, con un equipo y una cabeza ilusionados, que saben y tienen un
proyecto. Sencillamente quiero desear que el Gobierno y el ministerio se den cuenta de que este país no solamente es canon digital o el cine; al revés, que hay un gran museo y un gran proyecto para este país que es vanguardia en el mundo. Como
muy bien decía el director, estamos, tenemos que mantenernos, pero podemos avanzar en otra línea. Yo le felicito sobre todo por el trabajo que está realizando a lo largo de este año tan difícil.



Quiero hacer una pequeña corrección. Creo que hubo un error en su intervención cuando dijo que había tenido un presupuesto en el año 2008 de 16 millones de pesetas para inversiones. Creo que se refería a 16 millones de euros. Lo digo, por
si acaso.



La señora PRESIDENTA: Creo que quedará reflejado en el 'Diario de Sesiones' porque la diferencia entre una cosa y otra no es una cantidad pequeña.



Finalmente, en este turno de intervenciones, tiene la palabra el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, señor Ferrán Bono.



El señor BONO ARA: Gracias, señor Borja-Villel por su brillante comparecencia. Antes que nada debemos felicitarle desde el Grupo Socialista por el trabajo que está realizando en el buque insignia del arte moderno y contemporáneo español
que atesora una de las obras más populares y reconocidas en la historia del arte, el Guernica. Felicidades por la nueva ordenación de la colección permanente del Reina Sofía, cuya botadura tuvo lugar hace apenas dos semanas y felicidades por llevar
a cabo una apuesta arriesgada; arriesgada por innovadora y rompedora que se ha traducido en un recorrido expositivo inspirador, enriquecedor y fecundo. Es una apuesta que orilla los cánones historicistas y lineales y la banalización de las
posmodernidad, que han guiado y guían la representación del arte surgido precisamente para poner en entredicho esos mismos cánones. El tiempo no es el del pasado sino el de la memoria, dice usted para explicar la nueva ordenación de la colección,
que empieza con las obras de Goya y concluye con un final abierto en nuestros días.
La historia que proponemos se materializa en un entramado de micronarraciones -ha añadido-. Sus palabras me recuerdan la respuesta que dio un conocido escritor
cuando le preguntaron qué era la literatura contemporánea y respondió: Son las preguntas que un niño hace cuando le cuentan un cuento; preguntas que interrumpen continuamente al narrador, obligándole a bucear en el pasado de la protagonista, a
adelantarse a los acontecimientos o a detenerse en el supuesto monólogo interior de Caperucita, cuando camina por el bosque. También los historiadores han formulado una nueva historia, en la que la microhistoria de un hecho, de un personaje puede
proporcionar claves de interpretación de la evolución posterior. Incluso un siglo, como el siglo XX, puede que no tenga cien años, sino 75, el tiempo que va desde la Revolución de Octubre hasta la caída del muro, según sostiene Hobsbawm. El Reina
Sofía ha iniciado una etapa en la que el espectador puede crear sus propias asociaciones y microrrelatos de la historia del arte a través de las agrupaciones del millar de obras distribuidas en 7.500 metros cuadrados.



En lugar de centrar la colección en un paseo por la mera sucesión de movimientos artísticos o genios, el nuevo enfoque privilegia la contextualización de los momentos en que fueron creadas las obras. El Guernica, así pues, está rodeado por
obras de otros artistas que compartieron espacio con Picasso en el famoso pabellón de la República de 1937 de París. De modo que el grito del artista malagueño contra la guerra y el fascismo es amplificado por el coro formado por Miró, Calder,
Renau y Alberto Sánchez. Los trece grabados de los desastre de la guerra de Goya se exponen junto a la pintura Garrote vil, de Ramón Casas, las fotografías de Alfonso y la proyección de Salida de la fábrica, de los hermanos Lumière. La fotografía
y el cine tienen un peso notable en la colección, como corresponde a dos disciplinas artísticas más representativas del siglo XX y que más han contribuido a fijar la memoria colectiva. El arranque con Goya rompe con el tradicional inicio de la
historia del arte moderno en 1981, año en que nació Picasso. Su inclusión ha provocado un intenso debate y también la perplejidad de algunos que ven el arte y la vida en general como compartimentos estancos. Goya es un referente de buena parte de
los artistas contemporáneos y un visionario de los monstruos que puede producir el sueño de la razón, como quedó bien patente en el siglo XX. Lo cierto es que la inclusión de Goya pone de manifiesto el buen entendimiento y el fructífero diálogo
entre el Reina Sofía y el


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Museo del Prado, dos instituciones del Estado que guardan uno de los patrimonios más valiosos de España. Tener al alcance de un corto paseo Las Meninas de Velázquez, que tanto inspiraron a Picasso, y el Guernica es un auténtico privilegio.



Con la reordenación del Reina Sofía el museo nacional ha emprendido un nuevo rumbo de la mano del director, que es por cierto natural de mi tierra, de la población castellonense de Burriana, al igual que el incomparable monseñor Tarancón
(Risas.); un camino que empezó con la puesta en marcha del manual de buenas prácticas, en virtud del cual fue nombrado director Manuel Borja-Villel y que debe llegar hasta la máxima optimización en el funcionamiento del museo. Ese camino pasa
también por una mayor flexibilidad en la gestión del centro, como contempla el Ministerio de Cultura, una cuestión que hay que estudiar con mucho detenimiento. Mientras se acometen todos estos cambios lo verdaderamente importante es que el Reina
Sofía empieza a remontar el vuelo y a alejarse definitivamente de los obstáculos que han dificultado su camino.



Gracias, señor Villel, por sus explicaciones y tan solo le preguntaría por las reacciones que le han llegado de esta nueva e innovadora ordenación de la colección.



La señora PRESIDENTA: Señor director, si quiere contestar a lo que le ha sido preguntado o hacer algún comentario adicional, tiene la palabra.



El señor DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA (Borja-Villel): Muchas gracias por la recepción de mi exposición.



Respecto a las reacciones francamente creo que han sido muy positivas.
Normalmente, si miran los modos de hacer de la mayoría de los museos, siempre esperan al final para presentar la colección permanente, porque acaba siendo una especie de
espejo en el cual nunca nos queremos reconocer. Siempre acaban generando muchas críticas y reacciones muy diversas; las ha generado el Reina Sofía en las dos presentaciones anteriores que se han hecho y las han generado otros museos. Sin embargo
en este caso, a pesar del elemento de ruptura de modelos tradicionales que tenía la colección, a pesar de la complejidad de la presentación, en general los comentarios han sido muy positivos tanto a nivel del Estado como a nivel internacional. De
hecho la experiencia que estoy teniendo, los e-mails que estamos recibiendo de fuera son de sorpresa ante unas historias que no conocían, ante un mundo que no conocían, ante un tipo de terminología, un tipo de artistas que no se adecuan a las
terminologías tradicionales y ante la necesidad de buscar nuevos parámetros, nuevos paradigmas que al fin y al cabo creo que esa una de las funciones del Reina Sofía. La verdad es que en general estamos bastante contentos de la reacción que ha
habido en estos momentos respecto a la colección, como decía, no solamente a nivel cualitativo sino cuantitativo, que es uno de los elementos que parece que, cuando se explican determinadas cosas, siempre son tabú. Desde que se empezó a reordenar
la colección y a estar abierto el museo, los visitantes han aumentado exponencialmente.
Realmente en estos dos últimos meses ha habido un incremento de visitantes que no había tenido nunca el Reina Sofía.



La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, señor Borja-Villel por hacer este esfuerzo extraordinario, pedagógico también y de comprensión de las vanguardias que siempre son complejas, y sobre todo hacerlo además no de una forma lineal, como
ha explicado, sino mostrándolas en toda su complejidad, con recorridos de todo índole y de toda condición. Al mismo tiempo hay que hacer ese esfuerzo grande para que sea comprensible y hacer una narrativa de un periodo de nuestro pasado inmediato y
de nuestro presente que nos define y que es absolutamente imprescindible.



Muchas gracias por su tarea y le deseamos todo el éxito del mundo.



También, por favor, invítenos a toda la Comisión a visitar de forma pormenorizada esos nuevos recorridos y que no los veamos solamente en la pantalla ni en los monitores sino in situ.



El señor DIRECTOR DEL MUSEO NACIONAL CENTRO DE ARTE REINA SOFÍA (Borja-Villel): La invitación está sobre la mesa. Será un placer poderles explicar la colección y los nuevos espacios del museo.



La señora PRESIDENTA: Vamos a necesitar, señorías, mucho tiempo extra porque tenemos mucha tarea por delante. Les aseguro que por mi parte y por la de todos los comparecientes vamos recogiendo guante de visitas.
Creo que todos
aprenderemos mucho y nada tan útil para esta Comisión como ver de cerca y en el propio terreno todos estos museos y la Biblioteca Nacional. Repito, vamos a aprender mucho y creo sobre todo que va a ser útil para nuestra tarea.



Muchas gracias, señor Borja-Villel y también gracias por su trabajo.



Se levanta la sesión.



Era la una y quince minutos de la tarde.