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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 189, de 29/01/2009
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


COMISIONES


Año 2009 IX Legislatura Núm. 189

ASUNTOS EXTERIORES

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JOSEP ANTONI DURAN I LLEIDA

Sesión núm. 11 (extraordinaria) celebrada el jueves 29 de enero de 2009



ORDEN DEL DÍA:


Comparecencia del señor ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación (Moratinos Cuyaubé), para:


- Informar sobre la evolución de la situación en Oriente Próximo. A petición propia. (Número de expediente 214/000056.)... (Página 2)


- Informar sobre la posición del Gobierno y sus iniciativas diplomáticas ante los bombardeos masivos y los ataques desproporcionados iniciados en diciembre del 2008 por el Estado de Israel en la franja de Gaza, que están provocando cientos
de muertos y heridos entre la población palestina. A petición del Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds. (Número de expediente 213/000258.)... (Página 2)


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Informar sobre la posición del Gobierno y sus iniciativas diplomáticas ante los bombardeos masivos y los ataques desproporcionados iniciados en diciembre del 2008 por el Estado de Israel en la franja de Gaza, que están provocando cientos de
muertos y heridos entre la población palestina. A petición del Grupo Parlamentario Mixto. (Número de expediente 213/000267.)... (Página 2)


Se abre la sesión a las cuatro y treinta minutos de la tarde.



El señor PRESIDENTE: Vamos a empezar la sesión de la Comisión de Asuntos Exteriores con la comparecencia del ministro de Asuntos Exteriores a petición propia y también a petición de los grupos parlamentarios de Esquerra
Republicana-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds y Mixto. Tiene la palabra el señor ministro.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Señorías, he solicitado esta comparecencia para explicar cuál ha sido el papel que ha desempeñado el Gobierno para contribuir a una solución para la crisis de
Gaza y quizá lo más importante, para discutir algunas ideas sobre la gestión de la etapa posterior a la crisis, que es de especial importancia si queremos todos contribuir a evitar que los enfrentamientos y la violencia se reproduzcan en el futuro.



El cese de las hostilidades que se alcanzó el pasado día 17 nos está permitiendo socorrer a la población afectada, que es ahora la primera prioridad. Hay muchos heridos que aún pueden salvar la vida si conseguimos que se mantengan abiertos
los pasos fronterizos y que funcionen los corredores humanitarios. Hay que reestablecer los servicios básicos para casi 2 millones de personas que viven en la franja, pero también hay que llevar a cabo una reflexión profunda sobre lo que las
partes, con la ayuda de la comunidad internacional, pueden y deben hacer para prevenir que la crisis se vuelva a producir. Los acontecimientos de Gaza han sido una verdadera tragedia que ha conmocionado a la opinión pública internacional.



Quiero empezar esta comparecencia transmitiendo las condolencias del Gobierno por las pérdidas de más de un millar de vidas humanas, por los miles de heridos que han quedado en Gaza y por la cantidad de familias rotas que deja esta crisis.
No podemos permanecer impasibles ante tanto sufrimiento, ante tanta violencia estéril que parece cebarse en Oriente Próximo y en particular sobre la población palestina de manera cíclica.
También quiero al inicio de esta comparecencia recordar de
manera especial a los españoles que quedaron atrapados por la crisis en el interior de Gaza junto a más de un millar de ciudadanos de países de la Unión Europea y norteamericanos. Es inaceptable que a pesar de los constantes esfuerzos de las
treinta cancillerías occidentales, los contendientes no hayan facilitado la salida de estas personas hasta después de alcanzarse el alto el fuego. Es una muestra más del sufrimiento al que conduce el cierre sistemático de Gaza, contra el que me he
pronunciado en tantas ocasiones y que rechazo enérgicamente. No ha habido que lamentar desgracias personales entre nuestros compatriotas, pero la angustia y la incertidumbre a la que se han visto sometidos durante los largos días de la operación
han sido para mí una fuente constante de preocupación. Quiero felicitarme por su salida finalmente de Gaza, reiterarles la disponibilidad del Gobierno para ayudarlos en todo lo que esté en nuestra mano y asegurarles que los tengo muy presentes en
mis gestiones para contribuir a que puedan retornar lo antes posible a una vida digna y normal en Gaza, si es ese su deseo.



Señorías, desde el inicio mismo de la operación Plomo Fundido del Ejército israelí el pasado 27 de diciembre me puse en contacto con las autoridades de ambas partes, israelíes y palestinos, y con otros actores regionales e internacionales
para contribuir a promover un alto el fuego y una estabilización de la situación. La operación fue presentada por las autoridades israelíes como una respuesta al lanzamiento de cohetes contra territorio israelí por parte de varias facciones
palestinas en Gaza, después de que Hamas decidiera el 19 de diciembre no renovar la tregua o calma que había comenzado en junio del pasado año gracias a las gestiones de Egipto. El Gobierno condenó inmediatamente tanto el lanzamiento de cohetes por
parte de Hamas, que considerábamos y seguimos considerando una conducta irresponsable, como la respuesta israelí, totalmente desproporcionada. Desde el primer momento hicimos un llamamiento al alto el fuego, al respeto a la legalidad internacional
y al envío de ayuda humanitaria para la población palestina, que, una vez más, quedada como rehén y víctima principal de la sinrazón política. El presidente del Gobierno hizo una declaración sobre Oriente Próximo el pasado 5 de enero en la que
formuló de manera detallada su visión de la crisis y sus ideas sobre su solución.



El envío de ayuda humanitaria ha sido una de nuestras prioridades. En estrecha coordinación con la Autoridad Nacional Palestina y con las agencias humanitarias, a las pocas horas de desencadenarse la crisis, España logró contribuir a que
entrara en Gaza un primer convoy con medicamentos. Posteriormente, hemos entregado más


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de 7,1 millones de euros a través de la Unrwa, del Comité Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja palestina y hemos enviado a estas agencias humanitarias cuatro aviones con más de 50 toneladas de material de emergencia a través
del Fondo hachemita de Jordania. Quiero aquí agradecer la colaboración de todos y felicitar a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo por la excelente labor que está realizando. Paralelamente, el Gobierno movilizó toda
su capacidad de interlocución en la región y en el seno de la Unión Europea al servicio de estos objetivos: lograr un alto el fuego, facilitar la llegada de la ayuda humanitaria a la población y, por supuesto, ayudar a los ciudadanos españoles que
habían quedado atrapados en la franja. También he mantenido informados de mis gestiones tanto a la antigua secretaria de Estado Condoleezza Rice como al equipo del presidente Obama a través de la secretaria de Estado Hillary Clinton.



Señorías, esta crisis ha sobrevenido en un momento de transición tanto para alguno de los países de la región como para Estados Unidos y creo que ello no ha sido casual. Los que no están comprometidos con la paz en la región han tratado de
aprovechar el momento para hacerse con más bazas de cara a eventuales nuevos arreglos y equilibrios de poder en la zona.
Por eso mismo, la crisis de Gaza exigía una movilización europea en coordinación con nuestros amigos en la región para contener
la crisis, para parar la violencia y para sentar las bases de una calma más duradera que permita que las negociaciones de paz se reanuden sobre bases firmes.



Señorías, a las pocas horas del estallido de la crisis, la entonces Presidencia francesa de la Unión Europea convocó una reunión urgente de los ministros de Asuntos Exteriores de la Unión en París, que se celebró el día 30 de diciembre.
Allí se identificaron los elementos básicos para la solución de la crisis, es decir alto el fuego inmediato y envío de ayuda humanitaria, reconciliación entre los palestinos, reapertura y reconstrucción de Gaza, con el objetivo último de volver a
las negociaciones de paz a las que tanto tiempo y esfuerzo habíamos dedicado en los últimos meses. Esta reunión de París fue para mí fundamental para comenzar a sentar las bases de la solución de la crisis. Quiero reiterar aquí que Francia ha
desempeñado un papel muy importante y expresar mi agradecimiento a mi homólogo Bernard Kouchner, con quien me he mantenido en contacto permanente, al igual que ha hecho el presidente del Gobierno con el presidente Sarkozy. Precisamente durante la
etapa egipcia de la gira del presidente Sarkozy, el presidente Mubarak anunció el 6 de enero una iniciativa en tres puntos, que se ha convertido en la referencia insoslayable para la salida de la crisis. Contempla que tras el alto el fuego se
pongan en marcha negociaciones con la apertura de los pasos fronterizos en Gaza y con el aseguramiento de las fronteras para evitar que la crisis se reproduzca; al mismo tiempo, subraya la importancia de la reconciliación entre los palestinos. La
iniciativa egipcia ha contado también con el respaldo de Turquía. A mi juicio, el alineamiento de Turquía con la iniciativa egipcia es una de las claves fundamentales del éxito hasta ahora de nuestros esfuerzos. Es un país con el que tenemos una
excelente relación y durante esta crisis hemos mantenido una comunicación muy fluida. Poco después del anuncio de esta iniciativa, que fue inmediatamente respaldada por España, recibimos en Madrid al presidente palestino Mahmud Abbas, que nos pidió
que España siguiera haciendo valer su capacidad de interlocución en la región en apoyo de la iniciativa egipcia.



Señorías, el día 12 comencé una intensa gira por Egipto, Siria, Israel y los territorios palestinos durante la que mantuve encuentros con los presidentes Mubarak, Al Asad, Peres y Abbas, así como con los primeros ministros israelí y
palestino, Ehud Olmert y Salam Fayad, con todos mis homólogos y con otros interlocutores centrales en la solución de la crisis, como el general egipcio Omar Suleimán o el asesor del primer ministro turco Ahmed Davudoglu. Discutí con mis
interlocutores el contenido de la iniciativa egipcia y pedí a todos nuestros amigos en la región un esfuerzo para poner fin a la violencia en Gaza. Tuve ocasión de facilitar la comunicación entre diferentes actores y de ayudar a transmitir mensajes
para acelerar la proclamación del alto el fuego. Al final de la gira, señalé que terminaba mis gestiones con algo más de optimismo y trasladé mi impresión de que el alto el fuego sobrevendría a los pocos días si todas las partes hacían esfuerzos
adicionales. En todo momento me mantuve en contacto con la Presidencia checa de la Unión Europea.



Otro aspecto importante de nuestra actividad diplomática estos días ha sido la faceta multilateral. Quiero subrayar la importancia de la Resolución 1860 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, adoptado sin ningún voto en contra, que
consagra la iniciativa egipcia como pieza central del proceso. Durante estos días, y fiel a su compromiso con el multilateralismo eficaz, España se ha mantenido muy activa en Naciones Unidas, tanto en la Asamblea General como en el Consejo de
Derechos Humanos, y durante mi gira por la región tuve ocasión de reunirme con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que luego coincidió con el presidente del Gobierno en la cumbre de Sharm el Sheij el pasado domingo. Hemos
redoblado nuestra ayuda a Naciones Unidas para prestar ayuda humanitaria a través de su Agencia para los refugiados palestinos, Unrwa, que ha desempeñado una extraordinaria labor.



Quiero también rendir un homenaje a los españoles de esta y otras agencias humanitarias que se han sacrificado por las víctimas en circunstancias muy difíciles y que en ocasiones han llegado a dejar la propia vida en el empeño. También
quiero hacer nuevamente un llamamiento al respeto escrupuloso del personal y de las instalaciones de Naciones Unidas en todas las circunstancias. El cumplimiento pleno del derecho internacional humanitario es algo que debemos exigir con igual rigor
a todos los contendientes y España apoya las investigaciones que ha puesto en marcha el secretario general de


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Naciones Unidas para deslindar responsabilidades por las violaciones que se hayan cometido en Gaza.



Inmediatamente después de la consecución del alto el fuego, he acompañado al presidente del Gobierno a la cumbre de Sharm el Sheij, junto con los jefes de Estado y de Gobierno de Francia, Reino Unido, Alemania e Italia, así como con la
Presidencia checa, y a la que el presidente Mubarak ha invitado también a Jordania y Turquía, además de al secretario general de Naciones Unidas y de la Liga Árabe. Las altas personalidades europeas, incluido nuestro presidente, también se
desplazaron a Jerusalén, donde solicitamos la inmediata retirada del Ejército israelí de Gaza. Los actores que han tenido un papel importante en la resolución de la crisis nos reuníamos así nuevamente en Egipto para discutir cuáles deben ser a
partir de ahora las prioridades para evitar que el horror de Gaza se vuelva a reproducir y para volver a las negociaciones de paz en el más breve plazo.



Permítanme que me detenga ahora en estos elementos de nuestra agenda.
Señorías, el final de los enfrentamientos nos plantea el desafío de contribuir a que el cese de hostilidades se mantenga en el tiempo. El pasado reciente nos demuestra
que la fragilidad de los periodos de tregua debe ser sustituida por esquemas duraderos y sostenibles. Sobre la base de la iniciativa egipcia, en Sharm el Sheij hemos avanzado en la identificación de una agenda común y nos hemos comprometido a
trabajar desde ahora sin descanso para llevarla a la práctica. Desde el punto de vista palestino, hay varias prioridades políticas, lo que yo llamaría las cuatro erres: reconciliación interpalestina, reapertura y reconstrucción de Gaza y retorno
al proceso de paz. Hay que saber cómo se articulan estas prioridades entre sí y qué debe hacer la comunidad internacional.



La reconciliación entre todos los palestinos bajo la legitimidad internacionalmente reconocida del pueblo palestino me parece una prioridad absoluta, pues es la base necesaria para construir sólidamente todo lo demás. Este es el mensaje
transmitido al presidente Abbas durante su visita a Madrid. A día de hoy, la reconciliación no solo es un imperativo ético, sino que es un programa político de mayor calado porque hemos cobrado conciencia de que sin ella las negociaciones sobre el
estatuto final difícilmente podrán traducirse en la práctica en el establecimiento de un estado palestino viable. El presidente Abbas ha hecho varios llamamientos al diálogo nacional y con ayuda de Egipto y toda la Liga Árabe ya se han articulado
ideas precisas al respecto.
Debemos apoyar sin dudas y sin titubeos este proyecto político y pedir que se reanuden sin demora las reuniones entre todas las facciones para restaurar la unidad del proyecto nacional palestino como plataforma para
restaurar la plena operatividad de la Autoridad Nacional Palestina sobre todo el territorio palestino.



En segundo lugar, la reconstrucción de Gaza es una necesidad evidente, pero la ausencia de una reconciliación entre todos los palestinos plantea un problema de interlocución a la comunidad internacional. Como he dicho, estamos centrándonos
por ahora en la atención a los heridos y en tareas de rehabilitación urgente de servicios esenciales como el agua o la electricidad. Egipto tiene intención de convocar una conferencia de reconstrucción en breve y esperamos que para entonces podamos
contar con un interlocutor en Gaza, que bajo la autoridad del presidente Abbas represente de nuevo la unidad del pueblo palestino en torno a la necesidad imperiosa de la reconstrucción, lejos de cualquier intento de capitalizarla políticamente, lo
cual no conduciría más que a olvidar de nuevo la prioridad central, que debe ser la atención a las necesidades de la población de Gaza. Aplicar este mismo modelo a la seguridad en Gaza, con la progresiva reintegración de las milicias en los
servicios regulares de la Autoridad Nacional Palestina será un proceso inevitablemente largo que además debe ser abordado en el marco del diálogo interpalestino. Mientras tanto, la seguridad interna en la franja puede apuntalarse en un primer
momento con observadores que vigilen para que no se reabran las hostilidades, para que llegue la ayuda humanitaria allí donde se necesita y para colaborar en las tareas de reconstrucción.
Estamos dispuestos a estudiar el envío de dichos
observadores si las partes lo solicitan.



En tercer lugar, la reapertura de Gaza al mundo exterior debe ser otra de las bases para el futuro. El cierre de Gaza no ha conducido a nada más que a sumir a los palestinos en la desesperación. La reapertura de todos los pasos fronterizos
de la mano de las autoridades legítimas y con el apoyo internacional, según los acuerdos en vigor, debe ser también entendida en beneficio de toda la población. Estamos dispuestos a trabajar con fórmulas flexibles en función de las realidades sobre
el territorio de Gaza. La Unión Europea ha manifestado su disponibilidad para reanudar la misión que se le asignó en 2005 en el puesto fronterizo de Rafah. Sin demora podemos hacer extensible esta labor a los demás pasos fronterizos. Estamos
convencidos de que otra de las tareas prioritarias para la etapa que ahora se abre es prevenir el tráfico de armas, que podría alimentar de nuevo una dinámica de ataques contra Israel. Damos la bienvenida a las disposiciones y a la iniciativa
egipcia en este punto que consideramos de la mayor importancia y hacemos un llamamiento a todas las partes para explorar todos los mecanismos que sean necesarios para hacerlas operativas. España está dispuesta a sumar su esfuerzo al de otros países
amigos con este fin siempre que las partes así nos lo requieran.



Señorías, la cuarta erre, el cuarto objetivo es el retorno al proceso de paz. Este debe ser el objetivo último de esta agenda política con vistas a su conclusión definitiva este año. Se está abriendo una nueva etapa a las relaciones
internacionales. Hay una nueva administración norteamericana que ha dejado muy claro desde el primer momento su firme voluntad de involucrarse a fondo en la búsqueda de una paz global, justa y duradera, basada en la aplicación práctica de la
solución de los dos Estados, Israel y Palestina, y de la conclusión de las negociaciones entre Israel,


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Siria y Líbano. Todo ello puede crear una nueva relación entre Israel y los países árabes sobre la base de la iniciativa árabe de paz. Esto es exactamente lo que ha estado propugnando el Gobierno español desde hace años. Ahora es el
momento de dar el paso definitivo y debemos apoyar los esfuerzos del presidente Obama y de su enviado especial para la paz en Oriente Próximo, George Mitchell, y estoy convencido de que es posible.
Pese a las dificultades aparentes, estoy
convencido de que los palestinos pueden completar su reconciliación bajo el liderazgo del presidente Abbas en un plazo breve. El fin de la división entre los palestinos es, como he dicho, un asunto cuya centralidad ya nadie puede desconocer.
Concierne ante todo a los propios palestinos y a los amigos árabes, que están haciendo los mayores esfuerzos para ayudar a superarla. Si se logra, tendrá además consecuencias positivas para la región en la medida en que supondrá un alineamiento de
todos tras un proyecto común que no puede ser otro que la paz. No debemos poner obstáculos a esta empresa. Debemos estar preparados para acoger positivamente sus resultados.



Señorías, la crisis de Gaza deja una profunda huella en la opinión pública árabe internacional. Los palestinos, en especial en Gaza, han quedado traumatizados por un nivel de violencia pocas veces visto. La comunidad internacional se ha
movilizado para detener la operación israelí, pero los palestinos saben que la mejor manera de devolver la estabilidad a Gaza es volver a la unidad entre los palestinos y respetar el alto el fuego. Los israelíes, que también se han visto sometidos
a una provocación tan peligrosa como inútil, deben entender que la fuerza no proporciona soluciones duraderas ni garantiza la seguridad. Comprendemos esta necesidad de seguridad, pero debemos reiterar que no hay una solución militar para estos
conflictos y que el respeto de la legalidad internacional es una obligación inexcusable. Todos debemos hacer un esfuerzo de diálogo para entender las necesidades de la otra parte, para tratar de buscar la manera de armonizarlas por medio de la
diplomacia y las negociaciones. Debemos pedir que el alto el fuego sea respetado en todas las circunstancias mientras se elabora, sobre la base de una iniciativa egipcia, una fórmula que combine de manera equilibrada los elementos de nuestra agenda
común: reconciliación, reapertura, reconstrucción, seguridad y retorno a las negociaciones de paz.



Quiero expresar mi condena rotunda por el atentado sufrido por una patrulla israelí el día 27 y hacer un llamamiento para que no haya violaciones del alto el fuego. De las ruinas puede surgir una nueva esperanza, una Gaza definitivamente
abierta al mundo y unida al resto de Palestina, de una Palestina que comienza a ver los frutos de la prosperidad, que quiere vislumbrar una paz justa por la que tantas generaciones de palestinos han luchado. Ello pasa por el establecimiento de un
estado palestino junto a Israel para que ambos puedan vivir en paz.
La vuelta a las negociaciones de paz es nuestro objetivo para tratar por todos los medios de completarlas en 2009. El Gobierno seguirá trabajando, fiel a este constante compromiso
de España en favor de la paz en Oriente Próximo. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds tiene la palabra el señor Tardà.



El señor TARDÀ I COMA: Señor ministro, gracias por su comparecencia. Se la agradecemos aun cuando llega con retraso y, de hecho, a remolque de los acontecimientos. Se la pedimos el día 29 de diciembre -dos días después de haberse iniciado
la operación Plomo Fundido- y la reiteramos el día 5 de enero. En todo caso, lo importante es que usted esté aquí, aun cuando, tal y como ha dicho, ha habido 1.300 víctimas palestinas, 5.450 ciudadanos han resultado heridos, en su mayoría civiles
desarmados, mujeres y niños -tal y como usted sabe mejor que nadie-; se ha producido la destrucción de escuelas gestionadas por Naciones Unidas, donde perecieron más de 40 refugiados civiles. Hablamos, en definitiva, de bombardeos indiscriminados
que han golpeado a 1.500.000 palestinos en una de las zonas más pobladas del mundo, donde el 70 por ciento -atención- de los ciudadanos son menores de 18 años. Se han bombardeado infraestructuras, servicios médicos, hospitales, escuelas y miles de
viviendas civiles y, al parecer, se ha utilizado armamento censurado por su capacidad mortífera, bombas de racimo y fósforo blanco -he aquí el informe de Amnistía Internacional-, lo cual, al margen de la capacidad destructora que implica, indicaría
que se ha producido un ataque indiscriminado sin distinción entre militares y civiles -como usted sabe, las bombas utilizadas matan a todo aquel que se encuentra en un radio de 200 metros-, y no se ha permitido a la población civil abandonar el
territorio antes de bombardearlo. (El señor vicepresidente, Benegas Haddad, ocupa la Presidencia.) Por eso hablamos de crímenes de guerra, insisto, crímenes de guerra. De hecho, el ministro de Justicia y Paz del Vaticano, Renato Martino, lo ha
dicho, habla de un gran campo de concentración llamado Gaza. También las palabras contundentes del propio relator especial de Naciones Unidas para los derechos humanos -por cierto de religión judía-, y cito textualmente, decían: La evidencia de la
violación de la ley humanitaria es tan clara que no tengo ninguna duda de la necesidad de una investigación independiente que demuestre que Israel ha cometido crímenes de guerra. Dicho, repito, por el relator de Naciones Unidas. Ha existido, pues,
una violación sistemática y organizada de la Convención de Ginebra y no han actuado como potencia ocupante, puesto que actuar como potencia ocupante hubiera obligado a proteger a la población civil.



Desde nuestra condena, una condena rotunda por parte de Izquierda Unida, Esquerra Republicana de Cataluña e Iniciativa per Catalunya Verds, a la acción terrorista de Hamas contra la población civil israelí y desde el convencimiento


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del derecho de un estado a defenderse del terrorismo, hay que denunciar a quien se otorga el derecho -esto es lo que ha llevado a cabo el Estado de Israel, máxime teniendo en cuenta su condición de Estado democrático- a tener carta blanca
para infligir un castigo colectivo a la población civil palestina violando el derecho internacional.



Por cierto, hablando de Hamas -luego le preguntaré si usted está dispuesto a trabajar para que se reconozca a Hamas como interlocutor, pero déjeme que se lo avance-, como usted sabe, es un movimiento religioso fundamentalista creado y
financiado para debilitar la posición laica y quizá moderada de la OLP. Además comparto con usted que posiblemente saldrán muy reforzados de esta crisis, con lo cual ya me dirá usted si vamos bien, aun cuando todo ello no es nuevo para el Estado de
Israel, que ha burlado sistemáticamente, que ha incumplido las resoluciones del Consejo de Seguridad, incluida la 242, que exige la retirada de los territorios ocupados y la vuelta a la frontera de 1967, y que tampoco aplica el dictamen del Tribunal
de La Haya de 2004, que obliga a la demolición del muro que trocea los enclaves palestinos y aísla a la población. Por ello entendemos que hay que sancionar de una vez por todas estas violaciones, tantas violaciones. Es más, no hacerlo significa
dejar en papel mojado el derecho internacional, y ¿con qué legitimidad va a reclamarse en un futuro el cumplimiento de las resoluciones si no lo hace hoy con Israel, si no condicionamos a Israel a que de una vez por todas lo haga, si no se toman
medidas represoras, repito, represoras al respecto? Es necesario, a nuestro entender, que se produzca una condena explícita del Consejo de Derechos Humanos de la ONU y que se inicie un juicio penal internacional. Si el Estado de Israel no tenía
ninguna pretensión de cometer crímenes de guerra, debería ser el primero en investigar y juzgar a sus militares. Por cierto, celebro que hoy mismo -permítame este paréntesis- el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu haya decidido imputar un
delito contra la humanidad al ex ministro de Defensa de Israel Benjamín Ben Eliezer, así como a seis militares israelíes por un bombardeo aéreo del año 2002. Vamos a felicitar públicamente desde esta Cámara al juez Fernando Andreu. Que se sepa,
que conste en el'Diario de Sesiones', porque es evidente que hoy día los crímenes de este tipo no pueden quedar impunes. Cierro paréntesis.



Decía que si el Estado de Israel no tenía ninguna pretensión de cometer crímenes de guerra, ellos deberían ser los primeros interesados en juzgar y el no hacerlo nos llevará a pensar que ha existido la voluntad ordenada y dirigida por el
propio Estado de Israel, y ello, para los demócratas que siempre hemos estado comprometidos -y pongo en valor la trayectoria de los republicanos catalanes, que siempre hemos estado a pie de trinchera para defender al pueblo judío y plantar cara al
antisemitismo-, precisamente porque estamos legitimados para ello, repito que hace un flaco favor a esta causa. Les reclamamos a usted y a su Gobierno que incorporen a estos militares en la lista de genocidas que deben ser requeridos para dar
cuenta a la justicia por crímenes contra la humanidad.



Respecto al Gobierno español y a usted concretamente, le digo con toda estima, si me permite otro paréntesis, que no solamente valoramos su trayectoria humana y política sino que además coincidimos mucho con usted, por ejemplo -y tengo el
orgullo de decirlo-, en todo aquello que usted ha encauzado respecto a las relaciones entre el Estado español, el Gobierno español, y Cuba. No vea en nuestras palabras ninguna acritud más allá de la legítima crítica política. Aun valorando lo que
acabo de decir respecto a su gestión, es evidente que ustedes practican una cierta equidistancia perversa y un tanto hipócrita, y permítame que se lo diga, repito, sin ninguna acritud. Ustedes han hablado estos días de conductas irresponsables y
provocadoras de Hamas -cierto, lo compartimos- y también de respuesta desproporcionada de Israel, y todo ello aderezado en un mitin electoral por el presidente del Gobierno intentando inclinar la balanza más hacia el lado de no sé qué, porque, de
hecho, el escenario no era el más adecuado, atendiendo a las pasiones que despierta históricamente este conflicto.



¿Qué desearíamos nosotros escuchar de usted? Medidas concretas y de calado. Por ejemplo, ¿van a comprometerse en una condena rotunda en la Unión Europea, en Naciones Unidas? España y, por supuesto, la Unión Europea deben reclamar al
Estado de Israel la indemnización por los daños causados en edificios, infraestructuras y equipamientos pagados con nuestros fondos. Los israelíes destruyen y pagamos nosotros. Esto no tiene ningún sentido, esto es estúpido. Si destruyen, que
paguen, porque si no, Israel, repito, mata, destruye y luego a escote -permítame la expresión popular-...



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Vaya terminando, señor Tardà.



El señor TARDÀ I COMA: Todavía que queda un poco, señor presidente.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Sí, aún tiene tiempo, pero vaya terminando pausadamente.



El señor TARDÀ I COMA: Muchas gracias por su delicadeza.



¿Qué medidas de presión piensa ejecutar? ¿Qué sanciones diplomáticas y comerciales se pueden derivar? Al hilo de la hipocresía antes mencionada, España ha vendido a Israel armas, armamento, por valor de más de 4 millones de euros entre
2007 y la primera mitad de 2008 y a lo largo de los últimos años las exportaciones de material se duplicaron. Yo creo -en todo caso, usted, que está más informado que yo, me desmentirá- que se ha incumplido el código de conducta de la venta de
armas que adoptó la Unión Europea en el año 1998, el siglo pasado, que prohíbe exportaciones a países que no


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respetan los derechos humanos o en los que haya tensiones o conflictos armados denunciados por Amnistía Internacional. No existe ninguna garantía de que el material vendido no contribuirá a más violaciones de derechos humanos y del derecho
internacional humanitario. Además, recuerde que en octubre del año 2006 se firmó un acuerdo de cooperación entre la OTAN e Israel y que militares españoles fueron allí. Voy terminando. Nos parece impúdico además que el presidente del Gobierno
haya intentado jerarquizar la maldad de las armas. Vino a decir: Nosotros no ponemos balas, vendemos gatillos. En el fondo esto fue lo que vino a decir. Según ustedes, la mayoría de las ventas de armamento a Israel han sido para las Fuerzas
Armadas. De acuerdo, fueron ellas, las Fuerzas Armadas las que masacraron al pueblo palestino. ¿Qué garantías puede tener usted? Es decir, ¿usted me puede dar su palabra de honor, puede empeñar su honor en que estas armas españolas no han sido
utilizadas para matar? Porque las balas quizá no eran españolas, pero los visores sí, y creo que los visores tienen una función, que es la de cazar a la persona a la cual hay que matar o ejecutar.



Para terminar, voy a hacerle unas cuantas preguntas. Avanzo, señor presidente, porque veo que me va a permitir solamente un minuto más.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Evidentemente, tome el tiempo que necesite, pero debe ir terminando.



El señor TARDÀ I COMA: Ha sido error mío no preguntarle previamente de cuánto tiempo dispongo.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Use el tiempo que necesite.



El señor TARDÀ I COMA: Se lo agradezco mucho.



Decía que el artículo 8, al cual me referí anteriormente, no distingue entre el tipo de material que se puede vender o no, sino que explicita que se debe denegar o suspender la venta cuando pueda ser utilizado en acciones de perturbación de
la paz. ¿Se han mantenido durante la crisis y se mantienen actualmente las autorizaciones de venta de material de defensa y de doble uso a Israel? ¿Se compromete usted, porque se lo reclamamos ahora, a exigir una investigación neutral e
independiente por parte de Naciones Unidas de los crímenes de guerra y de la violación de la Convención de Ginebra? ¿Se compromete a una investigación neutral e independiente por parte de Naciones Unidas del armamento utilizado y las circunstancias
en que se utilizaron porque puede ser constitutivo de crímenes de guerra? ¿Se compromete, porque se lo vamos a reclamar, a exigir una imposición por parte de Naciones Unidas al Estado de Israel de medidas de reparación que permitan restablecer las
infraestructuras básicas en la franja de Gaza? ¿Se compromete, porque se lo reclamamos aquí, a exigir la suspensión -atención- temporal del acuerdo de asociación de la Unión Europea-Israel, sobre la base de su artículo 2, que condiciona la
aplicación o suspensión al respeto a los derechos humanos? ¿Comparte la posición del presidente de turno de la Unión Europea de calificar, fíjese qué gordo, la agresión israelí de ataque defensivo? Antes se lo he preguntado y se lo repito otra
vez: ¿se compromete usted a trabajar a favor del reconocimiento de Hamas? Por cierto, ya hemos dicho lo que eran, pero también hay que recordar que ganaron las elecciones, entre otras cosas, debido a la corrupción de los otros. Pero esto es
colateral. ¿Se compromete, repito, a trabajar para que se reconozca sobre la base de los cuatro puntos que usted ha mencionado hace unos instantes que Hamas pueda ser interlocutor? ¿O, en cambio, van a mantener la excepcionalidad para el material
que el Gobierno considera que no mata respecto a la venta de armas? En definitiva, señor ministro, usted sabe que solo habrá paz si se abre una solución dialogada del conflicto con el cumplimiento de las resoluciones de la ONU, poniendo fin a la
ocupación de los territorios, y si se posibilita de una vez por todas la coexistencia de los dos Estados soberanos y con fronteras seguras. Para ello, señor ministro, requerimos que, de una vez por todas, haya una política clara, honrada y no
hipócrita por parte de algunas democracias, concretamente las europeas, que a veces han jugado con dos cartas, han hecho trampa, y el pueblo palestino ha sido quien ha sufrido constantemente esta situación. (El señor presidente ocupa la
Presidencia.)


El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Mixto tiene la palabra el señor Salvador.



El señor SALVADOR ARMENDÁRIZ: Señor ministro, señorías, quisiera que mis primeras palabras fueran para unirme al dolor de los familiares y los amigos de todas las víctimas inocentes de este conflicto y para mostrar mi solidaridad con
quienes han perdido a familiares, amigos o simplemente sus bienes. Igualmente, quiero unirme a todos aquellos que piden que acabe la guerra, que desaparezca el odio y cese la violencia, que cesen las provocaciones, los ataques y cese la respuesta
armada.



Señor ministro, quisiera agradecerle su presencia en esta Comisión y su disponibilidad para explicar cómo están las cosas desde su punto de vista, qué puede pasar y qué podemos hacer entre todos. Hago extensivo el agradecimiento al conjunto
del cuerpo diplomático español que está trabajando en este tema, contribuyendo con su profesionalidad, constancia y discreción a buscar una solución a este problema. No por ello, señor ministro, puedo compartir algunos de los análisis y las
valoraciones parciales y faltas de neutralidad y prudencia de algunos representantes de su partido. Simplificar el debate sobre un conflicto de naturaleza tan compleja o aprovecharlo para abrir interesados debates maniqueos en clave estrictamente
partidista no ayuda en absoluto a la comprensión de la entidad del problema al que nos


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enfrentamos. En todo caso, sí diré -otros portavoces han incidido en ello- que debemos exigir, pedir juntos a la comunidad internacional lo siguiente. Primero, que redoble los esfuerzos para evitar en el futuro nuevos enfrentamientos;
para ello debemos -cosa que no hacemos- tomarnos más en serio una política preventiva eficaz de largo alcance. Segundo, debería marcarse como objetivo eliminar las condiciones que conducen irremisiblemente a la repetición del conflicto a
perpetuidad. Tercero, debemos contribuir activamente a que la comunidad internacional se dote de los instrumentos diplomáticos necesarios para exigir a las partes en todo momento el cumplimiento de los acuerdos firmados y de la legalidad
internacional. Cuarto, la comunidad internacional debe coadyuvar a mejorar las condiciones de vida de los palestinos, garantizando el suministro y la distribución de ayuda humanitaria incluyendo alimentos, combustibles y tratamiento médico en toda
la zona. Quinto, Naciones Unidas debe ser garante de la seguridad en la zona y debe controlar la utilización perversa de los periodos de cese de la violencia que los grupos terroristas utilizan para rearmarse. Sexto, la comunidad internacional
debe animar -y si fuera necesario presionar- con toda su energía y capacidad de influencia a las partes para propiciar un acuerdo justo, estable y duradero. Séptimo, la comunidad internacional debe colaborar con los países de la zona gobernados por
opciones políticas que se enmarcan dentro de lo que se denomina el islam moderado. Octavo, la comunidad internacional debe crear, en definitiva, las condiciones necesarias para erradicar el odio, los actos de provocación y la utilización de las
armas como paso previo para conseguir la paz y la reconciliación en la zona. En todo caso, desde mi punto de vista lo más importante es que debemos condenar de forma unánime y tajante la actitud de todos aquellos, sean o no partícipes directos de
este conflicto, que precisamente lo utilizan para aprovecharse de él, bien sea obteniendo réditos políticos, legitimidad mediática, apoyos sociales, beneficios económicos o victorias electorales. En definitiva, debemos condenar a quienes utilizan
el odio y la guerra para hacer irrealizable el objetivo, hoy inalcanzable, de una paz duradera y estable en la zona. Debemos proclamar, en defensa de la legalidad internacional, el derecho de cualquier país a la legítima defensa frente a los
ataques que provienen del exterior, como dice la Resolución 1860 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.



Señor ministro, permítame que le diga que es verdad que el resultado de las elecciones de un pueblo no legitiman su voluntad de destruir al vecino, y por ello entiendo también que no se puede pedir a Israel que acepte cualquier resultado
electoral que se produzca en Palestina o que afecte a Gaza como factor legitimador de su propia destrucción. Asimismo, debemos reconocer el derecho del pueblo palestino a acceder a un régimen democrático liderado y gestionado por políticos que
hagan de la paz su máxima aspiración, rechacen la violencia como método de acción política y destierren de su ideario político la destrucción del Estado de Israel.
Para conseguir esos fines también son imprescindibles el auxilio y la ayuda
internacionales. Mi grupo, UPN, le pide al Gobierno que sea responsable en todo caso, que no aproveche el conflicto para desviar la atención de los graves problemas a los que nos enfrentamos internamente.
Para ello tengo que pedirle que obre con
neutralidad activa y que exhiba públicamente la máxima prudencia de la que sea capaz, para que su labor de mediación ayude y no perjudique a las posibles soluciones a este problema, ni tampoco perjudique el papel de mediador eficaz activo de España
en este conflicto. En todo caso, sí me atrevo a pedir a cierta parte de la izquierda política y sociológica de este país que se abstenga de realizar juicios éticos o reproches morales sobre los posicionamientos y posturas de otros grupos en
relación con este y otros conflictos.
Resulta cuando menos chocante observar a quienes pretenden dar lecciones de moralidad aplicando en este caso una vara de medir distinta a la que ellos mismos aplican en función de la afinidad partidista del
conflicto de que se trate. Quienes predican una moral flexible, poliédrica y utilitaria no deberían esforzarse tanto en absolutizar ahora su valoración y la posición política de los demás ante este conflicto, sencillamente porque no es creíble ni
coherente. Ante el mismo dolor, el mismo o peor, algunos en otras ocasiones han mirado hacia otro lado, han minimizado la gravedad de los hechos y, en el peor de los casos, han permanecido mudos de forma vergonzante. Es más, quien no ha mostrado
jamás, repito, jamás la necesidad o la valentía de acompañar públicamente a las víctimas del terrorismo de ETA en su dolor, carece de legitimidad ninguna para dar lecciones de moral a nadie; quien juzga con parámetros exclusivamente de afinidad
ideológica los actos de violencia política o las violaciones de los derechos humanos o los ataques a la libertad y acepta un relativismo absoluto sobre la moralidad de las acciones humanas, pocas lecciones puede dar sobre lo que está bien o lo que
está mal. Por lo que a mí respecta -y creo hablar en nombre de mi partido-, de estas personas o grupos de presión no recibimos ninguna lección moral, ni mucho menos nos dejamos examinar por este nuevo tipo de inquisidores.



Alguien ha escrito en estos días, señor ministro, que a distancia es fácil tomar partido en las guerras. En todo caso, ni mi grupo ni yo somos partidarios de dar mensajes contradictorios con los que se confunda o contente a todas las partes
del conflicto. Hay que afirmar claramente que el Estado de Israel es un estado democrático y que, por otro lado, los designios del pueblo palestino en esa zona del mundo están en manos de una organización terrorista reconocida así
internacionalmente cuyo objetivo prioritario es la desaparición de Israel por medio de la violencia. Es muy difícil creerse, lo digo sinceramente, y mucho menos defender, que una estructura de poder político liderada por una organización terrorista
pueda generar estabilidad en ninguna zona, ni siquiera -seamos claros- es posible asumir que el pueblo al


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que dice representar Hamas no sea un necesario rehén de sus intereses político-criminales. El pueblo palestino, salvo el que ha abrazado el fanatismo que provoca este terror, es doblemente víctima: por un lado, soporta la furia del
Ejército israelí, que, en respuesta a las provocaciones diseñadas por estos líderes radicales, ataca, con precisión o no, las posiciones utilizadas por los radicales para atacar Israel; por otro lado, porque la propia organización Hamas necesita
provocar un victimario que la legitime en sus descabellados objetivos y también, por lógica revolucionaria, servirse del dolor del pueblo de Palestina para provocar la adhesión mediático-sentimental hacia sus objetivos políticos.



Por último, señor ministro, abogamos por un Estado palestino en convivencia pacífica con el Estado de Israel, basado en los principios de aceptación mutua y cooperación en la diversidad, en el que se respete el derecho de Israel a vivir en
paz y el del pueblo palestino a tener un estado propio, con fronteras seguras internacionalmente reconocidas. Por ello, en la consecución de este objetivo el Gobierno de España, y usted, señor ministro, tendrá nuestro apoyo, así como también todos
los que de buena fe luchan por la paz en la zona tendrán nuestro apoyo, nuestra solidaridad y nuestro reconocimiento.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, por el Bloque Nacionalista Galego, Grupo Mixto, la señora Fernández.



La señora FERNÁNDEZ DAVILA: Muchas gracias, señor ministro, por esta comparecencia y por la información que nos acaba de aportar en la tarde de hoy. Quiero decirle, asimismo, que durante todo el tiempo que duró el conflicto, y en la
actualidad, seguimos pormenorizadamente la actuación de su departamento y que, por tanto, éramos conocedores de la actuación del Gobierno en el conflicto que se generó el día 22 de diciembre.
Entendemos, señor ministro, que el conflicto es largo y
complejo, pero, desde nuestro punto de vista, la actitud de la Unión Europea, de Estados Unidos y de la ONU no ha estado a la altura de la gravedad de los hechos ocurridos el día 22, cuando comenzaron los bombardeos de ese nivel, sin descanso. Lo
decimos por diferentes razones que trataré de explicar en mi corta intervención, porque pensamos que no se trata solo de la cuestión de los bombardeos que comenzaron en diciembre pasado, sino, como decía inicialmente, de un largo y complejo
conflicto.



Entendemos que se notó una falta de autoridad que ha permitido a Israel, una vez más, campar a sus anchas por el imposible camino de la violencia, de la muerte y de la destrucción. Se necesita, señor ministro, otra dimensión diplomática por
parte de las grandes potencias, menos titubeante, menos hipócrita y menos complaciente con las reacciones de Israel. Usted mismo ha dicho esta tarde en su exposición que en la zona aquellos que no están de acuerdo con la paz llevaron a cabo sus
actuaciones -en el caso de la concreción que estamos tratando hoy- intentando mejorar sus posiciones -entiendo que usted se refiere al Estado de Israel, que fue el que de manera tan desmesurada llevó a cabo esa acción bélica contra Palestina-, y
nosotros definimos estas actitudes como titubeantes y faltas de autoridad -desde nuestro punto de vista- para que Israel tuviera una actuación distinta.



El mundo entero ha observado en los medios de comunicación -por cierto, a pesar de los obstáculos e impedimentos de las autoridades israelíes- lo que pasó allí estos días, y la Unión Europea debería estar para algo más que para aprobar
ayudas una vez que Israel finaliza su devastadora tarea; debería estar para algo más que para gestionar la destrucción. ¿Cómo se entiende que después de tantos acuerdos en relación con la situación en esta zona, incluso de reiteradas condenas a
las actuaciones del Estado de Israel, aún no se haya movido un ápice el estatuto de Estado amigo, de Estado asociado europeo? A lo largo de tantos años, ni siquiera se le ha impuesto una sanción económica, ni siquiera disuasoria, sino que
simplemente exponga la disposición de la Unión Europea a sancionar al Estado de Israel por el incumplimiento reiterado de las resoluciones de Naciones Unidas. Desde luego -el BNG ya lo dijo en la Diputación Permanente del pasado 14 de enero-,
podemos esperar los frutos de las iniciativas diplomáticas iniciadas en esta tambaleante tregua, ver si se evoluciona hacia una paz cimentada en fuertes columnas, pero demandaremos sanciones y medidas contundentes contra el Estado israelí si incurre
de nuevo en la espiral de la matanza sin fin. El BNG, señor ministro, echó en falta una actitud más firme, incluso la adopción de sanciones contra Israel por los masivos bombardeos sobre la población palestina. Desde una perspectiva humanitaria,
desde la óptica de los derechos humanos, no es admisible lo que ha ocurrido.



Vuelvo a la realidad inmediata para llamar la atención sobre este escenario de arenas movedizas. Ayer mismo, señor ministro, un convoy de diplomáticos a los que usted hizo referencia fue retenido en la frontera de Erez durante seis horas,
después de que soldados israelíes dispararan a modo de aviso contra dichos vehículos. Este hecho, que en sí es una pequeña mota en comparación con los terribles bombardeos perpetrados por Israel, evidencia la libertad de movimientos de Israel, que
únicamente recibe una salva de reproches, condenas y malas caras en la órbita occidental. Nosotros nos preguntamos cómo desde Naciones Unidas y desde la Unión Europea se puede interpretar la acción de Israel de bombardear instalaciones de Naciones
Unidas en territorio de Gaza. ¿Cómo se puede entender eso, señor ministro? Se puede decir de manera vulgar, incluso de manera coloquial y de manera diferente, pero creo que lo que hizo Israel fue una demostración a la ONU de lo que hace con sus
resoluciones.
Pensamos que eso no se debería consentir. Señor ministro, a pesar de la frialdad de los datos y entendiendo que se puede decir que hay dos partes en conflicto y, por lo tanto, dos partes beligerantes, estremece


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oír el recuento: en veintidós días han muerto 1.400 palestinos -400 niños-, la gran mayoría civiles, y se contabilizaron más de 5.000 heridos; así como murieron 13 israelíes, 3 de ellos civiles, 10 militares y 200 heridos. Por lo tanto,
la diferencia entre unos contendientes y otros evidentemente no es solo una cuestión de fuerza. La cuestión es que hay un Estado que cuenta además con la legalidad de poder comprar armamento y un pueblo que quiere ejercer el derecho de tener su
propio Estado y no lo consigue y, por tanto, tampoco puede tener la fuerza que le pueda defender. De ahí que a nosotros nos gustaría incidir en algo que hizo titubear al señor presidente del Gobierno en el programa del lunes, y que concretamente es
la venta de armamento al Estado de Israel.



El señor PRESIDENTE: Ruego que vaya acabando, señora Fernández.



La señora FERNÁNDEZ DAVILA: Voy finalizando, señor presidente.



El problema no es si son un millón de euros, millón y medio o dos millones, el problema es que hay un Estado que está debidamente abastecido de armamento, y no solamente por el Estado español, puesto que en pleno conflicto se mandó desde
Estados Unidos una embarcación repleta de armas para el Estado israelí. Son cosas que tienen su importancia cuando hablamos de necesidad de trabajar por la paz. Quiero finalizar diciendo, señor presidente, que ni el Bloque Nacionalista Galego ni
de manera particular esta diputada están poniendo en cuestión al Estado de Israel. Creemos simplemente que el mismo derecho que tiene el pueblo hebreo a tener su propio Estado lo tiene el pueblo palestino. Y en este momento los que no tienen el
Estado y tienen por lo tanto el derecho de constituirlo son los palestinos, que constantemente están siendo atacados de manera beligerante por el Estado israelí, volvemos a decir, con una actitud muy permisiva por parte de las instancias
internacionales.
Reconocemos, señor ministro, el importante y gran trabajo que hizo usted durante todos estos días, incluso la iniciativa en la Unión Europea, y por iniciativa de Francia, así como los acuerdos que han tomado. En este sentido, nos
gustaría saber si usted, como representante diplomático del Estado español o como miembro del Gobierno, comparte esa alternativa de la reconciliación de los palestinos, incluyendo en la misma lo que corresponde a Hamas, porque independientemente de
lo que esa organización signifique también tiene una representación del pueblo palestino, y seguramente lo que signifique esa organización no lo significaría si el pueblo palestino pudiera resolver sus problemas de manera diferente. Si hay
oportunidad, añadiré algunas cosas más en la próxima intervención.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, por el Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), el señor Erkoreka.



El señor ERKOREKA GERVASIO: Señor ministro, quisiera comenzar mi intervención agradeciéndole su comparecencia de hoy y la información que en la misma nos ha suministrado, tanto en torno a las gestiones que usted personalmente ha venido
desarrollando el último mes como sobre las posiciones que mantiene el Gobierno del que forma parte en el conflicto que nos ocupa.



Creo, señor ministro, que nos equivocaríamos de medio a medio si nos empeñásemos en convertir la sesión de hoy en un juicio de culpas; no debería ser ese su cometido. Mi grupo parlamentario es partidario de dejar las culpas para los
moralistas y en su caso para los tribunales, que tiempo y ocasión tendrán sin duda si prosperan las iniciativas judiciales que se han anunciado ya. Es obvio que en este caso las dos partes implicadas en el conflicto son responsables de actos
ilícitos a los ojos del derecho internacional, y muy pobre sería nuestra contribución si al término de su comparecencia de hoy comprobásemos que nos hemos limitado exclusivamente a comparar la gravedad de los actos cometidos por unos y otros a lo
largo del último mes con el único objeto de determinar quién es más culpable que quién. Ni Hamas puede ampararse en el bloqueo para lanzar cohetes sobre territorio israelí, ni Israel, que tiene derecho por supuesto a su legítima defensa -quién va a
negarlo-, puede utilizar estos ataques para justificar una ofensiva tan virulenta y desmedida como la que desplegó sobre la franja, causando más de 1.300 muertos, la mayoría de ellos civiles por cierto, y dando lugar, como usted ha explicado muy
bien, a una grave crisis humanitaria.
Dejémoslo ahí por tanto. El fósforo blanco es rechazable, pero ni más ni menos que la autorización de escudos humanos, y de lo uno y de lo otro hemos visto en este conflicto a lo largo de las últimas semanas.

Dejémoslo ahí, insisto, y hagámoslo suscribiendo la condena que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas incorporó a la Resolución 1860 cuando censuraba por igual todos los actos de violencia y las hostilidades dirigidas contra civiles y todos los
actos de terrorismo.



Tampoco creo que acertaríamos si consumiésemos nuestra energía en la sesión de hoy especulando sobre las causas que han provocado la campaña militar que Israel desplegó contra Gaza o sobre los efectos que su desarrollo ha producido en las
expectativas electorales de los candidatos hebreos, en las relaciones de Israel con la nueva Administración norteamericana, a la que sin duda se quería condicionar desde el momento mismo de su toma de posesión, o en la imagen que Hamas ha llegado a
obtener ante el pueblo palestino y ante los Estados árabes del entorno.
Dejémoslo en que el ataque no ha contribuido precisamente a pacificar los ánimos en la zona y que nos deja una región más dividida, más enfrentada y más inestable que en el
momento del inicio de la operación Plomo Fundido. No puede decirse, por tanto, que haya sido un acierto. Hamas, como hiciera Hizbulá el año 2006, ha querido convertir la destrucción de Gaza en una victoria moral, porque en su lógica de resistencia
todo lo que no sea desaparición física puede ser vendido


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y de hecho es vendido como un triunfo. Su aparato militar ha quedado tocado, es cierto, incluso seriamente tocado, pero su posición política ha salido reforzada dentro de casa y fuera de ella, y esta vez la política de ojos por diente que
Israel aplica al conflicto ha provocado una airada reacción contraria en el entorno geopolítico, suscitando entre los islamistas más radicales una indignación que ha empezado a preocupar a los Estados árabes más moderados, que ven en ello un
poderoso foco de desestabilización interna. De hecho, es evidente que Hamas ha encontrado en la operación Plomo Fundido una excelente oportunidad para reforzar su posición entre los habitantes de Gaza, es decir, ha conseguido justo lo contrario de
lo que se pretendía cuando en los albores de la contienda se lanzó a los palestinos de la franja el mensaje de que no eran víctimas de Israel, sino de la represión que sobre ellos ejercía Hamas. Pero ha conseguido algo más: ha logrado también
ganar en reconocimiento y legitimidad internacional, porque lo cierto es que hoy Hamas cuenta con mayor popularidad dentro de su territorio y se encuentra menos aislada internacionalmente que en diciembre. Como ha destacado el analista Daoud
Kuttab, perdón por la cita: La ofensiva israelí ha devuelto la vida a Hamas, que atravesaba un momento muy delicado. Dejémoslo, pues, en que el recurso a la fuerza bruta se ha acreditado una vez más como una pésima solución para la resolución de
los conflictos internacionales. Con esta operación Israel solo ha conseguido deteriorar su imagen internacional, facilitando la crítica de sus más encarnizados enemigos históricos y nada, absolutamente nada, ha logrado de cara a la resolución de un
conflicto que sigue vivo en todas sus dimensiones, en toda su complejidad y con unos contendientes cuyas posiciones se encuentran igual o incluso más enconadas que antes. Sobre un trasfondo de odio creciente en Israel reemergen las actitudes más
combativas e inflexibles, y en la parte palestina se refuerzan los planteamientos más intransigentes de rechazo de toda negociación y de resistencia pura y dura.



Sí creo, señor ministro, por el contrario, que es momento de hacer autocrítica y constatar una vez más el pobre -a mi juicio- papel que la Unión Europea ha desempeñado en el conflicto. No la voy a acusar de parálisis -a la Unión, no a
usted- porque esta vez ha reaccionado, lo admito, pero se le ha visto muy poco proactiva. Sus intentos de propiciar una tregua entre Israel y Hamas no cuajaron en resultados palpables ni consiguieron detener la masacre y el sufrimiento de la
población de Gaza.
Afortunadamente, se sobrepuso la iniciativa egipcia y todo quedó subordinado a ella. Usted nos ha dado cuenta de la reunión que tuvieron en París el 30 de diciembre y de su empeño en informar puntualmente de las gestiones que
llevó a cabo, a partir del 12 de enero, al presidente de turno de la Unión Europea. No nos ha aclarado si el viaje que hizo fue en misión europea o por su cuenta; es un detalle que ha quedado oscuro en su intervención. En cualquier caso, han sido
gestiones irreprochables por nuestra parte y que son dignas de elogio y aplauso. Lo que queda evidente es que la Unión Europea tiene todavía un largo camino que recorrer para convertirse en un actor internacional decisivo en conflictos como el que
ha tenido lugar en oriente durante las últimas semanas. Señor ministro, creo que también es momento de mirar al futuro, con el fin de evitar que vuelvan a producirse dramas como el que hemos vivido durante las últimas semanas.



Una vez logrado el alto el fuego, el esfuerzo de la comunidad internacional ha de centrarse en consolidar la tregua. Este es el primer reto, el primer desafío que todavía ayer, ante el bombardeo sobre los túneles de Rafah, parecía difícil
de alcanzar. Por tanto, lo primero es afianzar la tregua, pero es que una tregua ya no es suficiente. Como decía Shlomo Ben Ami, si todo lo ocurrido en el último mes acaba con una simple tregua, nos encontraríamos ante un inmenso fracaso de la
diplomacia internacional. El auténtico reto consiste en servirse de la guerra y aprovechar la ocasión para promover un acuerdo político duradero que aborde los problemas de fondo. Ese es el desafío de la comunidad internacional, cuya implicación
es imprescindible no solo para poner fin a esta crisis, sino para reactivar las negociaciones de paz que la operación militar ha desbaratado; esto que usted en sus cuatro erres calificaba como retorno al proceso de paz.



¿Sobre qué bases puede retornarse al proceso de paz? Es evidente que sobre las recogidas en las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que apuestan por una paz amplia, basada en la visión de una región en la que dos
Estados democráticos, Israel y Palestina, vivan uno al lado del otro con fronteras seguras y reconocidas. Es reproducción literal de tantas y tantas resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que apuestan por este modelo desde
hace ya mucho tiempo.
Aunque Siria la haya rechazado recientemente, habrá que contar también con la iniciativa de paz árabe, que puede constituir una contribución eficaz para sentar las bases de lo que ha de ser la reconstrucción de la paz futura.
Ese es, sin duda, el escenario final; por ahí han de encauzarse las cosas. Pero, cómo accedemos a él, cómo accedemos a este escenario final. Señor ministro, dialogando y negociando, sin duda. No hay otra vía. Renunciando a la violencia y
negociando. Negociando bajo los auspicios de la comunidad internacional y con una mediación eficaz.
Me da igual que sea árabe, estadounidense, europea o tripartita, pero negociando con mediación eficaz, por un lado, con Israel y, por otro, con un
Gobierno de unidad palestino que cuente con la legitimidad que solo proporciona la representatividad. Eso, hoy por hoy, solo se logra reuniendo a Hamas con Fatah. Cualquier alternativa a esta se encuentra irremediablemente abocada al fracaso. Es
preciso, pues, sentar las bases y hacerlo con rapidez y buena voluntad. ¿Es esto posible a corto o medio plazo? Vamos a ver. Vamos a ver en qué acaban las gestiones del enviado especial del presidente Obama, George Mitchell. Vamos a ver también
el resultado de las elecciones israelíes del próximo 10 de


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marzo; si triunfa el Likud o si el Kadima puede reeditar el actual Gobierno de coalición. Y vamos a ver, en fin, si Hamas es capaz de renunciar a la violencia y modular su radical maximalismo. Entre tanto, señor ministro, le invitamos a
que siga explorando los cauces que puedan conducirnos a la paz duradera que Oriente Próximo necesita, en el marco multilateral en el que ha venido desarrollando su trabajo durante el último mes, y a que mantenga o acreciente -si es posible- la ayuda
humanitaria que se ha venido prestando a la población civil de Gaza. No encontramos motivo de reproche en las gestiones que usted personalmente ha llevado a cabo durante las últimas semanas. No hago valoraciones sobre el conjunto del Gobierno. Y,
sin que esto que voy a decir suponga un cheque en blanco para el futuro, le expreso el apoyo de mi grupo a la labor que ha llevado a cabo durante el último mes en relación con este tema.



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) tiene la palabra el señor Xuclà.



El señor XUCLÀ I COSTA: Muchas gracias, señor ministro, por la comparecencia y por la información que ha trasladado hoy a esta Comisión de Asuntos Exteriores, y que suscitan el debate parlamentario y la confrontación de puntos de vista y de
aportaciones sobre el conflicto árabo-israelí y su último episodio. Usted ha hablado con prudencia y con ponderación porque usted conoce muy bien este conflicto. Lo ha hecho hoy ante esta Comisión de Asuntos Exteriores y lo hizo ayer ante la
Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, donde fue requerido reiteradamente para que también fijara su posición. Usted lo ha hecho, como digo, con ponderación, no como otros políticos de primer nivel de España, que lo han hecho con
aproximaciones más maniqueas. En primer lugar, en nombre del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) no podemos hacer más que condenar -y condenar sin matices- el conflicto, y hacerlo tal como se recoge en la Resolución 1860, de 8 de
enero de 2009, del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, concretamente en su punto 5, un escueto pero claro punto 5, donde se condenan todos los actos de violencia y las hostilidades dirigidas contra civiles y todos los actos de terrorismo. A
partir de esta condena se pueden analizar en profundidad los ataques que lanzó Hamas sobre territorio israelí y se puede analizar con profundidad la respuesta militar, que también condenamos, que produjo el Estado de Israel.



A veces se habla de diplomacia preventiva, a veces de forma recurrente.
Este es un caso en el cual la diplomacia preventiva habría podido jugar un papel muy relevante. El 19 de diciembre finalizó la tregua que se habían dado las dos partes
y Hamas anunció que no quería prorrogar esta tregua. Este era un escenario previsible ante el cual la diplomacia internacional podría haber actuado en los meses de octubre y noviembre.
Cabe preguntarnos hoy si se actuó con suficiente energía
durante los últimos meses del año pasado ante la fecha límite del 19 de diciembre.
También en el ámbito de la diplomacia preventiva cabe preguntarse, quizás de forma apropiada, si la diplomacia internacional hizo todos los esfuerzos necesarios para
recomponer la autoridad -perdonen la reiteración- de la Autoridad Nacional Palestina, después de que en el mes de junio del año 2007 se produjera una ruptura de gran profundidad dentro de las estructuras políticas palestinas, iniciando a partir de
aquel golpe interno un camino en el que Hamas pasó a controlar claramente el territorio de Gaza, y en el que la parte que quedaba de la estructura de la Autoridad Nacional Palestina y Al Fatah pasó a controlar los territorios de Cisjordania.



Hablando del pasado -debemos hablar muy poco del pasado y hablar del futuro-, esta tarde no debemos hablar ni de la creación del Estado de Israel ni de por qué en aquellos años los países árabes no fueron capaces de crear algo que en aquel
momento era más posible como el Estado palestino. Sin embargo, me gustaría apuntar dos momentos de un pasado más reciente que seguramente informan e influyen sobre el conflicto de finales del año pasado y principios de este. En primer lugar,
quiero hacer referencia a las elecciones del día 25 de enero del año 2006, elecciones impulsadas por la comunidad internacional y muy claramente impulsadas por la diplomacia europea; elecciones que daban evidentemente la voz y el voto al pueblo
palestino, pero que por parte de la comunidad internacional tenían la intención de que de ellas surgiera un parlamento que fuera interlocutor para el proceso de paz y para la creación de los dos Estados que convivieran en paz. Solo en los últimos
días se intuyó la posibilidad de una victoria, y una victoria contundente, de Hamas.
Hablando de pasado, quizás la celebración de estas elecciones no fuera el momento más apropiado para la consecución de la paz y la convivencia entre los dos
pueblos. Pero una vez celebradas las elecciones, la comunidad internacional también apostó por el aislamiento de Hamas respecto a sus responsabilidades de gobierno, que se derivaban de la amplia mayoría que tenía en el Parlamento palestino aún no
roto después del golpe interno del mes de junio de 2007. Quizás aquello también fue un error.



No obstante, dejemos el pasado y hablemos de las bases para el futuro.
Evidentemente, en la reunión de París se pusieron algunas bases de cara al futuro, bases que el ministro ha apuntado. En primer lugar, hay un reto muy importante y no
tan fácil de alcanzar a la luz de los acontecimientos del mismo día de hoy: la reconciliación entre los palestinos. El objetivo es restablecer las facultades y el poder de la Autoridad Nacional Palestina, embrión en la interlocución para la
creación de un futuro Estado palestino. Debemos decir las cosas por su nombre. Existe una guerra civil larvada dentro de Palestina, larvada o muy explícita y este es un elemento que condiciona notablemente la recomposición de los poderes de la
Autoridad Nacional Palestina. En segundo lugar, el


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apoyo a la creación de un eje de autoridad y mediación en el mundo árabe.
No ha sido unánime la posición del mundo árabe ante este conflicto.
Egipto y muy especialmente también Turquía son dos actores muy relevantes en esta mediación, y no
tienen una sintonía mimética con las posiciones de Siria o de Irán, por ejemplo. Repito, apoyo a la creación de un eje de autoridad y mediación dentro del mundo árabe. En tercer lugar, solo ante un proceso democrático podemos y debemos estar a la
expectativa de las elecciones, que se celebrarán en Israel el próximo día 10 de febrero, en las que se podrá reproducir una coalición pivotada por Kadima o bien se producirá una victoria de Likud, dato también muy relevante para analizar las
expectativas de futuro. En todo caso, quiero subrayar que en Israel se celebran elecciones democráticas en un Estado de derecho.



Para enfocar la segunda parte de mi intervención, señor ministro, señorías, es difícil que al hablar del conflicto árabe-israelí de finales del año pasado y principios de este, no se caiga en el maniqueísmo. Y nada más alejado de esta
compleja realidad que el maniqueísmo. Este no es un relato de buenos y de malos. Esta es una realidad sangrante y compleja ante la cual, como apuntaba el señor Erkoreka, hay fósforo blanco, pero también ayer denunciaba el vicesecretario general de
Naciones Unidas para la Acción Humanitaria, John Holmes, que Hamas utilizó escudos humanos dentro del territorio de Gaza. Nada más lejos de la realidad que utilizar una construcción maniquea sobre una realidad muy, muy compleja. Y ante esa
realidad compleja, España debe tener también una posición que dé respuesta a dicha realidad. Los editoriales del periódico Corriere della Sera son editoriales firmados; el del miércoles pasado terminaba hablando de la vergüenza de Europa, de la
mancha de Europa. Hacía referencia a las actitudes simplistas que se han producido durante estas últimas semanas en Holanda y en España, y dentro de España hablaba de las manifestaciones en Barcelona y en Madrid. Creo que también en el debate de
esta tarde, que es un debate que debemos centrar en el conflicto árabo-israelí, nos debemos preguntar el porqué de estas situaciones maniqueas, simplistas, y no quiero ir más allá sobre las participaciones de algunos políticos en estas
manifestaciones de simplificación de un conflicto muy complejo.



Ante este conflicto se deben lanzar, por parte del Gobierno español, mensajes claros. Un primer mensaje sería el objetivo, tantas veces reiterado por parte de las resoluciones de Naciones Unidas, de la creación de la convivencia de dos
Estados en una paz duradera. Y cuando hablamos de la convivencia de dos Estados en una paz duradera, hablamos de la creación del Estado de Palestina, algo que va más allá de la tregua actual y aún frágil, en la cual se está desarrollando, en estos
momentos, la convivencia entre las dos comunidades. En segundo lugar, la necesidad de apoyar las negociaciones entre Israel, Siria y Líbano para una estabilidad regional. En este momento, el conflicto se ha centrado entre Israel y Gaza dominada
por Hamas. Pero es evidente que este es un conflicto de dimensiones regionales que por muy poco, en algunos días del conflicto, no se extendió a otras zonas. Por tanto, el apoyo a esta negociación entre Israel, Siria y Líbano es absolutamente
necesario.
También creo que después de lo vivido en estas semanas, de lo que reflejaba el editorial del Corriere della Sera, haciendo referencia a lo que ha sucedido en Holanda y en España, es muy necesario reiterar el respeto y la amistad con el
Estado de Israel. Seguramente, señor ministro, lo debe hacer usted. Y nos consta que lo hace, porque algunas voces, de una forma parcial, injusta o radical, incluso pueden confundir la parte con el todo en el análisis de esta situación.



Termino, señor presidente. Señoría, me parece apropiada la confianza que usted ha expresado ante la nueva administración norteamericana. Está bien esta confianza y este deseo de sintonía, pero desde una visión europea y europeísta nos
debemos preguntar si existe una posición común de la Unión Europea ante el conflicto árabo-israelí. La primera iniciativa de la troika comunitaria que se desplazó a la zona fue una misión frustrada, por decirlo de una forma absolutamente suave.
Existe una iniciativa conjunta de la Unión Europea. Francia ha tenido un papel relevante. La Presidencia de turno ha intentado tomar también un papel. El Parlamento Europeo, en los últimos meses ha hecho esfuerzos para tener también una voz
única, para ser un actor relevante y no confiarlo todo solo a la llegada de una nueva administración norteamericana.



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular tiene la palabra el señor De Arístegui.



El señor DE ARÍSTEGUI SAN ROMÁN: Señor ministro, muchas gracias por su comparecencia. A diferencia de otros portavoces que nos han precedido en el uso de la palabra, diremos que no estamos de acuerdo con que esta comparecencia se celebre
con retraso. Usted mismo nos llamó a través de su gabinete para decirnos que en el mismo momento en que estaba prevista la comparecencia la semana anterior, había una importante reunión con los veintisiete ministros de Asuntos Exteriores de la
Unión Europea y con la ministra de Asuntos Exteriores de Israel, reunión sin la que no hubiese tenido sentido la información que nos trae hoy aquí. Por tanto, desde la oposición es de obligada necesidad reconocer que hoy está usted aquí con una
semana de retraso pero con una justificación evidente que no puede por menos que subrayarse.



Asimismo, queremos empezar nuestra intervención en representación del Grupo Parlamentario Popular mostrando nuestro dolor y nuestra consternación por la tragedia humanitaria que se ha vivido en la franja de Gaza. Deploramos la muerte de
civiles inocentes; lo hemos hecho desde el principio del conflicto y nuestro partido fue de los primeros en reaccionar ante esta crisis, desde la prudencia y el equilibrio con artículos de prensa


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y con declaraciones en todos los medios de comunicación por parte de quien les habla hoy en esta Comisión. Dicho esto, cada vez que hablamos de esta tragedia no podemos por menos que recordar la posición del Partido Popular y de todos los
Estados de la Unión Europea sin excepción: tienen como grupo terrorista a la organización Hamas. Todo el mundo ha hablado de la provocación irresponsable, y más allá de la provocación irresponsable debo unirme al análisis que ha hecho el portavoz
del PNV, en el sentido de que Hamas está atravesando un momento muy delicado en la franja de Gaza.



Hamas dio un golpe de Estado, hay que decirlo con toda claridad y habría que recordarlo aquí, porque la autoridad competente hoy en Palestina es la Autoridad Nacional Palestina y su presidente, que tiene rango de jefe de Estado, y cuando el
equilibrio parlamentario cambia en el Parlamento palestino tiene perfecta legitimidad para designar a un nuevo primer ministro. No lo aceptó Hamas -no lo aceptó- y por eso dio un golpe de Estado en la franja de Gaza, y hasta este conflicto habrá
que recordar otra vez aquí, en sede parlamentaria, que Hamas ha causado más muertes entre palestinos que el conflicto árabe-israelí en estos últimos años.
También habrá que recordar que ahora mismo, momento que están volviendo las organizaciones
humanitarias y los periodistas internacionales, se ha podido conocer, además de la tragedia de los escudos humanos -como se ha mencionado ya en esta comparecencia-, otra que todavía no es suficientemente conocida en occidente, y que ha sido el
secuestro, la tortura y el asesinato de miembros de Al Fatah acusados de ser colaboracionistas con el Estado de Israel, y qué casualidad que todos los muertos por asesinato en esta causa han sido de Al Fatah -de ninguna otra organización- o
simplemente personas que no estaban adscritas a ninguna, lo cual me parece simple y llanamente terrible. Hemos visto como Naciones Unidas ha subrayado el hecho de la utilización de mujeres, de ancianos y de niños como escudos humanos en diferentes
instalaciones civiles a lo largo de este conflicto y, aprovechando que estaban bajo el fuego israelí, han ido a buscar a los refugios -puesto que estaban escondidos en otras partes y era mucho más fácil encontrar a sus adversarios políticos en los
refugios- a quienes se oponían legítimamente al golpe de Estado que Hamas había dado en la franja de Gaza.



Señorías, hay que ser extraordinariamente prudentes y equilibrados en las cuestiones que hacen referencia a la política exterior, pero muy especialmente a Oriente Próximo. Hoy no vamos a hacer ningún tipo de reproche político porque no es
el momento, pero sí pedimos a otros grupos políticos que recordemos en este momento que con esto no se hace política partidista. Y, por favor, no volvamos a hacerlo, porque eso no afecta al prestigio de quien lo hace, afecta al prestigio y al buen
nombre del país al que pertenecemos.



Por último, también me ha parecido acertado el paralelismo que en algún caso se ha hecho con la situación del verano del año 2006. En aquel momento parecía que la actuación militar israelí había afectado seriamente a la capacidad operativa
de Hizbulá. Hizbulá emprendió la provocación que llevó a la guerra del verano del año 2006 con dos motivos: uno, porque estaba perdiendo prestigio e influencia en su propio país, es decir, en el país en el que están instalados y no consideran
demasiado su propio país, y por otra parte, porque sus jefes de allende sus fronteras les habían ordenado una cortina de humo ante las inspecciones de la AIEA, la Agencia Internacional de la Energía Atómica.



Usted ha venido aquí a relatarnos la larga y complicada trama en la que muchos países han intervenido para tratar de lograr el alto el fuego -siempre frágil, como se ha podido ver en estas últimas horas- y la iniciativa franco-egipcia que
usted ha apoyado, y eso nos congratula y nos satisface enormemente porque, en efecto, creemos que era lo que había que hacer. No se trataba tanto de tener una iniciativa propia, como de apoyar una que en ese momento empezaba a cuajar y que al final
ha tenido éxito. Por tanto, como usted recordará -porque sin duda sus colaboradores le habrán presentado nuestras declaraciones a lo largo de este conflicto-, hemos apoyado y le hemos felicitado por las iniciativas diplomáticas, entre otras la de
haber recibido al presidente de la Autoridad Palestina aquí, en Madrid, tanto al presidente del Gobierno como a usted mismo. Y la propia gira, es verdad que teníamos preguntas sobre ella, pero usted ha venido aquí y nos las ha aclarado, y nosotros
hemos quedado razonablemente satisfechos por ello. La participación de España en la cumbre de Sharm el Sheij es también positiva, no estaban todos los europeos, estaban los europeos que tienen que ver y que tienen una relevancia especial en el
proceso de paz.



En cuanto a la agenda común que usted nos ha expuesto de sus cuatro erres, podemos estar absolutamente de acuerdo con ella. Señor ministro, además de la reconciliación palestina y empezando por ella, nos gustaría en este momento recordar a
otros actores internacionales que forman parte del cuarteto y que en algún momento han tenido iniciativas yo creo que irresponsables respecto del proceso de paz. Vuelvo a reiterar -en este caso no tiene que ver con España- que no se puede hacer
política interior con una cuestión tan delicada, histórica y dramática como es el conflicto árabe-israelí. Y por lo tanto, uno de esos cuatro miembros del cuarteto de Madrid debería pensar seriamente que cuando se nombra o se acepta como
interlocutor a Hamas, por ejemplo, hay que exigirle lo mismo que a los demás miembros del cuarteto, es decir, que renuncie al terrorismo, que acepte la existencia del Estado de Israel, y que además reconozca la legitimidad de las autoridades
palestinas que le precedieron en el Gobierno y las que todavía son hoy legítimas, y además las que el mundo entero reconoce como tales. La reconciliación es necesaria pero pasa necesariamente por que una parte importante del pueblo palestino que
está representado por Hamas por fin reconozca que hay un Estado de Israel cuya seguridad y existencia se tiene que aceptar. Y aquí


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se ha dicho la frase tantas veces repetida de un Estado de Israel con fronteras seguras e internacionalmente reconocidas, pero hemos visto cómo el número tres de Hamas, que ha muerto en estos enfrentamientos, decía que no hacía distingos
entre los territorios ocupados por Israel -decía él, no es mi cita- entre 1947 y 1948 y aquellos ocupados en 1967, lo cual no hace más que desmentir y contradecir la iniciativa árabe de la cumbre de Beirut, de marzo del año 2002, que se vuelve a
poner encima de la mesa por Arabia Saudí. Esto nos lleva a decir, señor ministro, otra cosa que nos parece fundamental: nos preocupa sobremanera, en el Grupo Parlamentario Popular, que ciertos países árabes estén empezando a pensar que es
necesario retirar esa oferta generosa e histórica, y que es la base del futuro de la región y de una paz justa global y duradera, como reza en las resoluciones de Naciones Unidas.



Nosotros esperamos de verdad que este impacto que ha tenido el conflicto en la opinión pública y los 1.400 muertos -algunos indudablemente escudos humanos; otros asesinados por Hamas; otros víctimas civiles inocentes, deploradas por todos
los que aquí hemos intervenido esta tarde; otros obviamente miembros de la organización terrorista Hamas- puedan servir como punto de inflexión por fin de un estancamiento que de verdad -usted lo sabe mejor que nadie- lleva absolutamente anclado
sin remedio desde el asesinato del primer ministro Isaac Rabin en el año 1995. Ya va siendo hora de que el mundo entero, la región y los actores esenciales entiendan por fin que la solución definitiva a este conflicto pasa indispensablemente por la
creación de un Estado palestino viable, creíble para la opinión pública palestina, árabe y del mundo islámico no árabe, que sea democrático y que sea además estable. Creemos de verdad que, de la misma manera que el Estado de Israel es una deuda
histórica que la humanidad tiene con el pueblo judío, también lo es el Estado palestino como deuda histórica que tiene la humanidad con el pueblo palestino.



Queremos concluir nuestra intervención, señor ministro, pidiendo además que se haga una reflexión profunda sobre las consecuencias de lo que aquí ha ocurrido. Es verdad que las capacidades operativas de Hamas se han visto seriamente
afectadas. Estoy seguro de que los bombardeos sobre poblaciones cercanas a las fronteras entre la franja de Gaza y el Estado de Israel serán mucho más complicadas de realizar por parte de Hamas a partir de este momento, pero, como dijo también el
señor Erkoreka hace un momento, es cierto -y no soy yo el único analista que lo dijo en su día hace ya casi un mes-, que una organización que cada vez que gobernaba una ciudad en Gaza perdía apoyo electoral en las elecciones siguientes por su
ineficacia, por su fanatismo, por su inflexibilidad y por su falta de realismo, una organización calificada como terrorista por Europa y Estados Unidos, una organización que estaba perdiendo fuerza e influencia, ha renacido, como en su día lo hizo
Hizbulá, de sus cenizas.
Lo único que cabe esperar ahora es que estas consecuencias que empiezan a verse ahora en la opinión pública del mundo árabo-musulmán, en el mundo islámico no árabe, puedan ser desactivadas con el buen hacer de la nueva
Administración de Estados Unidos y con el empeño y el esfuerzo de la Unión Europea y su compromiso inequívoco con el proceso de paz.
Concluimos diciendo que las consecuencias de haber incendiado los ánimos en la región perjudican a todos, a
palestinos, a jordanos, a israelíes, a sirios, a todos, pero desde luego las consecuencias van a ser muy graves sobre todo para el propio Estado de Israel. Que nadie se llame a engaño, nosotros hemos mantenido desde siempre una posición
equilibrada, razonable y prudente en este conflicto; lo haremos y lo seguiremos manteniendo, pero jamás dejaremos de denunciar lo que, a nuestro juicio, es un acto de terrorismo cada vez que Hamas provoque decenas, centenares o millares de muertos
en cualquier parte del territorio del Estado de Israel. ¿Pedimos paz? Sí, pero pedimos, como todos, paz justa, global y duradera en este conflicto. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Gracias, señor De Arístegui.



Vamos a suspender la sesión cinco minutos. (Pausa.)


Señorías, continuamos con la sesión. Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra la señora Valenciano.



La señora VALENCIANO MARTÍNEZ-OROZCO: Muchas gracias, señor ministro, por su comparecencia y también por sus probados esfuerzos diplomáticos durante estas últimas semanas en la región. A estas alturas de la tarde y tras la interrupción,
voy a tratar de ser lo más breve posible y voy a referirme a la situación actual del conflicto, porque hemos sabido ayer y hoy que, efectivamente, el momento sigue siendo de gran inestabilidad, que a los ataques con cohetes hacia territorio israelí
se han sucedido algunos bombardeos con víctimas, en fin, que la situación de alto el fuego que se declaró el pasado día 18 es extremadamente frágil, como por cierto acostumbra a serlo en la región, y que, por tanto, el principal y urgente objetivo
de la comunidad internacional debe ser afianzar y apuntalar esta exigua paz, porque es la única manera de avanzar en todo lo demás que ha sido expuesto tanto por el ministro como por los distintos portavoces.



Sobre la ofensiva israelí quisiera decir alguna cosa que tal vez no haya sido mencionada al menos esta tarde, aunque sí se ha dicho a lo largo de estos días, y es que el momento elegido por Israel para lanzar esta ofensiva sin duda tiene
mucho que ver con la urgente necesidad que Israel tenía de detener el lanzamiento de cohetes de Hamas contra la población civil israelí, pero también seguramente con las elecciones del próximo 10 de febrero y con el calendario de transición en
Estados Unidos. Creo que los dos partidos de la coalición de


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Gobierno, el Kadima y el Partido Laborista, querían demostrar su fuerza, su capacidad para acabar con la denominada por ellos mismos amenaza palestina y de paso recuperarse del desastre de credibilidad que para Israel supuso la guerra contra
Hizbulá en el verano de 2006. Sin embargo, ¿cuál es el resultado real de ese probable cálculo que se debió hacer en Israel? Las últimas encuestas publicadas demuestran que los únicos partidos a los que esta guerra está favoreciendo son
precisamente el Likud, de Benjamin Netanyahu, e incluso a todo aquello que está más a la derecha del Likud, por no hablar -que eso sí se ha hecho esta tarde- del creciente apoyo de la ciudadanía palestina a Hamas y no solo en la franja de Gaza, sino
también en Cisjordania, con el peligroso debilitamiento de Al Fatah y de Mahmud Abbas, que desde nuestro punto de vista también son actores decisivos y centrales para la unidad palestina y para la solución dialogada del conflicto. El uso desmedido
de la fuerza por parte de Israel y los enormes daños causados no parecen ser el mejor camino para aproximar la paz y hoy podemos hablar de rencor, desesperanza, inseguridad y un cierto militarismo desbocado en la región, que sin duda ha sido el
resultado de esta locura de los últimos meses.



Sobre la posición del Partido Socialista y del Grupo Socialista, debo decir que tanto el Partido Socialista como su grupo parlamentario, efectivamente conmocionados por los acontecimientos vistos en Gaza en las últimas semanas, ha mantenido
durante este tiempo una posición muy clara.
Desde el primer momento hemos condenado la actuación del Ejército de Israel por considerarla absolutamente desmedida y contraria al derecho internacional e humanitario. Hemos dicho que el legítimo
derecho de Israel a defender su seguridad, con la que estamos comprometidos, no debe suponer en absoluto una carta blanca para infligir un castigo colectivo a la población civil palestina en la franja de Gaza. En efecto, el Partido Socialista ha
tomado partido en este conflicto y lo ha hecho a favor de la sociedad civil y de la legalidad internacional. Hemos creído necesario decir alto y claro que el Ejército israelí estaba rebasando muchas líneas rojas. El PSOE también ha hecho un
llamamiento a Hamas para que pusiera fin a la violencia y hemos condenado constantemente -lo venimos haciendo desde hace mucho tiempo- las execrables acciones cometidas por Hamas que en nada benefician al pueblo palestino, sino más bien todo lo
contrario.
El Partido Socialista y su grupo parlamentario han sido siempre firmes valedores del derecho de Israel a defender su seguridad en todo momento frente a los ataques terroristas, pero creemos que ese legítimo derecho no puede ampararlo
todo, no solo por las bajas civiles de una ofensiva como esta y por la dramática situación humanitaria que se vivía -y se vive peor todavía en la zona-, sino porque de verdad creemos que la espiral de violencia, en lugar de conducir a la paz y a la
seguridad a Israel, conduce a la perpetuación del conflicto y a la erradicación de las esperanzas de alcanzar una solución global, justa y duradera para Oriente Medio. Como ya se ha dicho aquí, parece que la evolución histórica de la región ha
probado ya muchas veces que no existe una solución militar a este conflicto.



España, su pueblo y su Gobierno están firmemente comprometidos con la paz entre Israel y Palestina y están dispuestos a realizar todos los esfuerzos necesarios para alcanzar esa paz. Creo que es justo reconocer la labor que el Gobierno y la
diplomacia española han llevado a cabo para tratar de poner fin a este último episodio de violencia en Gaza. El presidente del Gobierno ha sido el dirigente europeo que con más contundencia se ha expresado ante la situación que se vivía en Gaza y
ante las acciones del Ejército de Israel, y lo ha hecho desde las relaciones de amistad que nos unen con ese país y de acuerdo con los valores y principios que inspiran la política exterior española. Eso no ha significado en absoluto que nuestra
credibilidad y peso en la región se hayan visto dañados. El Gobierno socialista cuenta con una probada capacidad de interlocución con absolutamente todos los actores de la región, como atestiguan los viajes a la zona y las reuniones mantenidas
tanto por el presidente Zapatero como por usted, para impulsar el cese de hostilidades y el retorno a la solución política del conflicto. Hemos visto muchas de las reuniones, hemos asistido a múltiples declaraciones del ministro Moratinos y,
seguramente, hay mucho más trabajo detrás, durante muchos otros meses, que no hemos visto pero que acaban explicando por qué luego somos interlocutores en el nivel en el que lo hemos sido.
Es más -y no lo dice el Grupo Socialista-, todas las partes
implicadas, desde el primer ministro de Israel -Olmert- a su ministra de Exteriores -Livni-, pasando por el líder de la ANP, así como el secretario general de Naciones Unidas, han reconocido y han agradecido públicamente los esfuerzos diplomáticos
españoles para forjar acuerdos y alcanzar una solución. La posición y capacidad de España para establecer vías de diálogo con todos los actores de la región es nuestro principal activo y tenemos que ser capaces de seguir manifestándolo. La
adopción de medidas diplomáticas extremas -que se han planteado esta tarde- respecto a cualquiera de las partes tendrían, desde nuestro punto de vista, un efecto contraproducente, al minar gravemente nuestra capacidad de interlocución, cerrando
puertas y vías de comunicación y poniendo trabas a nuestra capacidad de influencia en la situación para trabajar en el objetivo final que todos los grupos aquí compartimos que es, ni más ni menos, que la paz en Oriente Medio. Donde el Gobierno de
España ha contado con un papel absolutamente relevante -y el ministro ha felicitado por ello esta tarde a los responsables de la cooperación española- es en la constante atención que ha prestado a la gravísima situación humanitaria que vive la
población civil de Gaza tras el bloqueo económico al que Israel ha sometido a la franja desde hace ya más de un año y medio, la destrucción de hospitales y la falta de medicamentos. España ha respondido de manera urgente al agravamiento de las
condiciones de vida que viene padeciendo la población palestina, tal y como usted


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mismo ha detallado. Cabe destacar que con las últimas aportaciones de 5 millones de euros a Unrwa, al Comité Internacional de la Cruz Roja y a la Media Luna Roja palestina, España se convierte en el segundo país donante en los territorios
palestinos. La ayuda humanitaria española durante 2008 ha sido de 13 millones de euros y se han comprometido 249 millones de euros más para el periodo 2008-2010. No es que estemos absolutamente satisfechos, ya que mientras sea necesaria esta ayuda
es porque la población palestina la necesita urgentemente.



Desde nuestra perspectiva, ¿cuáles son los pasos a seguir? Todos somos conscientes de la fragilidad de la situación actual en la franja tras la retirada del Ejército israelí, con declaraciones de alto el fuego que no pasan de ser temporales
y varios ataques a ambos lados en los últimos días, como decía al principio. La propuesta de paz planteada por Egipto es, sin duda, el camino más viable para la consolidación de esta frágil paz y merece desde luego todo el apoyo de nuestro grupo.
Es necesario que Israel ponga fin al bloqueo que inflige sobre la franja para hacer así posible la reconstrucción y poder ofrecer una esperanza de vida digna al millón y medio de palestinos que viven en el territorio; en especial, a la juventud,
que es mayoritaria, sobre la cual esta ofensiva seguramente ha dejado secuelas muy difíciles de calcular en este momento, que anticipan un futuro muy complicado en la gestión de su dolor y su rabia.
Por otro lado, sin duda es necesario resguardar
la seguridad de Israel y evitar que a través del contrabando Hamas consiga rearmarse y se acabe reproduciendo este último episodio, que finalmente ha sido una espiral de violencia sin fin. El concurso de la Unión Europea en esta labor es sin duda
esencial, no solo en el paso de Rafah, como ha dicho el ministro, sino probablemente también en otros puntos fronterizos.



Quisiera abordar finalmente uno de los puntos de la propuesta egipcia, verdaderamente esencial, que ha sido mencionado por casi todos los portavoces. Una vez consolidado el alto el fuego -si lo conseguimos de verdad- y previamente al
reestablecimiento del proceso de paz, va a ser condición indispensable la reconciliación efectiva del pueblo palestino a través de ese diálogo interpalestino hoy reclamado por casi todos los grupos. Sin ese paso inicial no habrá cimientos sobre los
que construir nada. La comunidad internacional debe encaminar sus esfuerzos en esa dirección facilitando puentes y vías de contacto, pero son sin duda los propios palestinos quienes deben comprometerse a avanzar de forma conjunta a favor de la paz
para su pueblo. Compartimos desde el Grupo Parlamentario Socialista la necesidad de ofrecer apoyo a todos los pasos que puedan darse en esa dirección, como el proceso abierto en El Cairo con los primeros contactos entre las principales facciones
palestinas, que deben conducir al establecimiento de un gobierno de unidad y de un interlocutor estable para el ansiado proceso de paz, que también pueden facilitar enormemente en el corto plazo la apertura de los puestos fronterizos y la
reconstrucción de la devastada franja. La paz justa y duradera que todos queremos para Oriente Medio, que se concreta en la solución de dos Estados, va a exigir el concurso de todas las partes.
Todas ellas, tanto israelíes como palestinas, deben
hacer sacrificios a favor de la paz; y todos los demás tenemos, ni más ni menos, que ayudar a que así sea.



El Grupo Parlamentario Socialista invita al Gobierno a continuar en sus esfuerzos diplomáticos en la región, tanto por vías bilaterales como multilaterales, especialmente en el seno de la Unión Europea, que debe adoptar -también se ha dicho
esta tarde- el papel de liderazgo que le corresponde en la solución de esta crisis y en la estabilización de la situación de Gaza. Eso en Oriente Medio solo es posible a partir de una acción conjunta, clara y decidida. Sin duda, Estados Unidos
está también llamado a jugar un papel esencial en el futuro de un Oriente Medio en paz -a lo mejor el ministro puede darnos algunas noticias sobre ello-, en estrecha colaboración con la Unión Europea. Estamos seguros de que el cambio de
Administración en la Casa Blanca traerá un aire fresco y más eficaz sobre esta cuestión.



En definitiva, si tras la ofensiva del Ejército de Israel no nos quedan más que más muertos, más heridos y más familias rotas, más semillas de odio y rencor, el fracaso habrá sido estrepitoso y, sin embargo, no vamos a resignarnos a esa
deprimente visión de que es inevitable que se vuelva a la lucha en el futuro. Nos aferramos a la esperanza y al optimismo que usted mismo, ministro, ha transmitido en su intervención. Estamos seguros de que todos los grupos aquí presentes
coincidimos en ese punto. En nombre del Grupo Socialista y, aunque ya muchos se lo hayan dicho, señor ministro, queremos darle las gracias por su labor, expresarle nuestro total apoyo en todos los esfuerzos que está invirtiendo en la resolución de
este conflicto y transmitirle nuestra absoluta confianza de que hará todo lo que esté en sus manos para conseguir este objetivo. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor ministro.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Quiero dar las gracias a todos los portavoces por sus intervenciones. Me van a permitir que inicie el turno de contestación con el punto que une todas las
intervenciones. Creo no equivocarme al señalar que todos los portavoces han mostrado una enorme solidaridad y una posición unánime por el dolor, el sufrimiento, la violencia y lo que se ha sufrido a nivel humanitario en la franja de Gaza. Es lo
que nos debe unir para trabajar conjuntamente y alcanzar una paz definitiva en la región. Si ese es el objetivo compartido por todos los miembros de esta Comisión, por toda la clase política española, por toda la ciudadanía española, por toda la
ciudadanía internacional, a partir de ahí, lo que tenemos que hacer es volcar nuestros esfuerzos para alcanzar ese objetivo definitivo de paz.



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Me van a permitir que dé respuesta a las distintas intervenciones matizando y no compartiendo algunas de ellas, porque han sido ya muchos años personales y profesionales involucrado en buscar esa anhelada paz en Oriente Próximo. Ha habido
muchos intentos, muchas opciones, muchas posiciones que, quizás de manera intuitiva y pasional podrían llevarnos a adoptar posiciones y manifestaciones maximalistas.



Señor Tardà, así no construimos la paz. Yo sé que dentro de su propio partido hay gente que tiene otra posición en relación con este Estado llamado Israel. Pero no vengo aquí a justificar la intervención militar de Israel en Gaza, porque
no la hemos justificado, la hemos calificado desproporcionada, como todos los grupos. Yo vengo aquí para transmitirles, después de esta enorme crisis, de este drama, de esta tragedia que se ha vivido en la región, cuál es la mejor vía para volver a
reconstruir una esperanza de paz en la zona. Desde luego, con sus propuestas, en lugar de avanzar, retrocederíamos. Si he llegado tarde a esta comparecencia es precisamente porque me interesaba más alcanzar un alto el fuego que trasladarles alguna
declaración o manifestación retórica. Quizás a usted le hubiese satisfecho, pero el número de víctimas que han dejado de sufrir las bombas de Israel o la indefensión creo que preferían verme en la región a verme en el mes de diciembre o a
principios de enero compareciendo ante SS.SS. Mi responsabilidad era buscar la paz, el alto el fuego, tratar de buscar vías, caminos y convicciones para alcanzar ese objetivo y luego transmitir a todas SS.SS.
el motivo, la razón, el contenido de
esas gestiones y, sobre todo, hacer balance, como algunos de ustedes han señalado, de cuál ha sido el resultado de esta crisis y cómo podemos construir juntos una nueva iniciativa de paz a través de la Unión Europea, de los distintos actores
internacionales.



No coincido con usted, ni con sus afirmaciones maximalistas ni con sus peticiones al Gobierno. No coincido porque no alcanzaríamos ese objetivo.
Con todo mi respeto, tampoco le voy a permitir a S.S. que califique a mi Gobierno o a mi
acción de hipócrita. Porque yo no tengo hipocresía buscando la paz ni tengo hipocresía en mis conversaciones con las autoridades israelíes. Lo que busco son soluciones. Creo que mi larga trayectoria en la región me da una cierta legitimidad -no
digo total- para no aceptar que califiquen a la actuación del Gobierno de hipócrita.
No es hipocresía tener capacidad de influencia en Israel y capacidad de interlocución con las distintas partes en el conflicto. Lo siento, pero si no hay
capacidad de interlocución con todas las partes y, por lo tanto, capacidad de respeto y credibilidad, difícilmente podremos alcanzar una solución. Señor Tardà, no tenemos dificultad -y lo he dicho en mi intervención, quizá no lo ha escuchado S.S.-
en apoyar la solicitud de Naciones Unidas para abrir una investigación y asumir responsabilidades. Ahí no tenemos ninguna responsabilidad porque va dentro del marco internacional y de la actuación de Naciones Unidas. Pero todas las demás
peticiones que S.S. hace no resolverían el problema, antes al contrario agravarían la posición y, sobre todo, no buscarían un entendimiento y un diálogo que hoy día es más necesario que nunca entre los distintos actores de la región.



El Consejo de Derechos Humanos se ha reunido y ha condenado. Hay otros países europeos que se abstuvieron, pero España no es miembro del Consejo de Derechos Humanos. El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas sí ha actuado. Como
también actuó el secretario general de Naciones Unidas, y tantos otros actores. ¿Qué creen, que estábamos con los brazos cruzados, que estábamos mirando qué ocurría? No; estábamos movilizados, interviniendo para parar las hostilidades y buscar un
alto el fuego. Hay una fácil percepción, que todavía sigue muy presente en la opinión pública española y en los grupos políticos, sobre la incapacidad europea de hacer algo. Le puedo decir que el primer organismo internacional que se movilizó y
convocó el 30 de diciembre la primera reunión -sé que el 30 de diciembre no es una fecha adecuada, convocó la reunión después del 27 con el inicio los bombardeos esperando que parasen- fue la Presidencia francesa. Antes de que la propia Liga Árabe
se reuniese, los europeos nos reunimos y buscamos una solución para alcanzar ese alto el fuego. Tenemos que demostrar que lo hemos intentado. No es fácil, es complejo. En cualquier caso, lo hemos hecho con pleno compromiso y sin hipocresía
alguna.



Le voy a responder a sus dos grandes cuestiones: primera, sobre el armamento de España que vende a Israel y, segunda, sobre la posición del Gobierno de España en relación con Hamas. Respecto a esta nueva crítica que se le hace al Gobierno
sobre el suministro militar a Israel de material de defensa, lo hemos dicho en múltiples ocasiones y lo afirmé al comienzo de esta crisis. El Gobierno de España se limita a la posición común de la Unión Europea, y la Junta interministerial
reguladora del comercio exterior de material de defensa y doble uso se fija en esa posición común en la que se definen las normas comunes que rigen el control de las exportaciones de tecnología y equipos militares sobre armas pequeñas, armas
ligeras, del 24 de octubre de 2000. En ese estudio se analizan de forma muy pormenorizada especialmente los criterios de respeto a los derechos humanos, de situación regional y de riesgo del desvío del código. Teniendo en cuenta esos criterios de
la Junta interministerial reguladora del comercio exterior de material de defensa y de doble uso, España ha mantenido con Israel exportaciones en el último año que ascendieron a 1,5 millones de euros de un total de 248,8 millones de euros
exportados, lo que supone un 0,6 por ciento de la totalidad.



Dichas exportaciones obedecieron en su mayor parte a la venta de componentes de aviación en el marco de programas de cooperación con el Ministerio de Defensa español -el programa Eurofighter-, así como a tarjetas electrónicas y componentes
de pistolas deportivas. Estas son ensambladas en Israel y posteriormente reexportadas a Estados Unidos. La política seguida con este país ha


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sido enormemente escrupulosa desde enero del año 2001, adelantándose la propia junta interministerial a la mayoría de los países de la Unión Europea en el establecimiento de restricciones en las exportaciones a dicho país a raíz de la
segunda Intifada. Pues bien, desde esa fecha -desde la segunda Intifada- no se ha autorizado la exportación definitiva de ningún armamento ni equipo que resultasen letales ni pudiesen ser empleados con material antidisturbios. Las principales
partidas autorizadas han correspondido a equipos electrónicos para aeronaves, exportaciones temporales para reparación de componentes o realización de pruebas de munición, además de envíos de componentes de armas deportivas, excluyendo expresamente
el material paramilitar y antidisturbios. La mayor parte de estas operaciones son el resultado de un acuerdo entre los ministerios de Defensa de ambos países. Israel no ha estado sometido en los últimos años ni lo está en la actualidad a embargo
alguno en la exportación de material de defensa, aunque casi todos los países de la Unión Europea han aplicado durante todo este tiempo políticas muy cautas a la hora de autorizar envíos de armamento. Espero que se haya tranquilizado respecto a
nuestra relación militar y de defensa con Israel pero, en cualquier caso, sepa S.S. que durante este conflicto no ha habido armamento español que haya sido trasladado a Israel.



En segundo lugar, respecto a Hamas, me extraña de un partido como Esquerra Republicana que haga un canto elogioso sobre un movimiento político teocrático. El portavoz del Grupo Popular lo ha expresado de forma muy clara, pero no sé cuál es
su idea de una sociedad palestina, señor Tardà.
No sé si el programa político que Hamas pide para los ciudadanos palestinos es el que usted desearía para la sociedad española o catalana.
Señoría, hay mucha ignorancia sobre la posición de Hamas y
es muy fácil transmitir el mensaje del error europeo de no hablar con Hamas porque fue elegida democráticamente. La democracia no solamente son las elecciones representativas sino un comportamiento democrático; no llevar a cabo golpes de Estado
-como señalaba el señor De Arístegui- en Gaza; respetar los acuerdos suscritos por anteriores gobiernos; renunciar a la violencia o tener una visión de futuro de paz con sus vecinos.



Lo he dicho en múltiples ocasiones. Parece que las condiciones europeas son insalvables, pero ¿qué estamos pidiendo a Hamas? Estamos pidiendo que renuncie a la violencia. ¿Es algo raro? Señor Tardà, ¿usted no le pediría que renunciase a
la violencia? (El señor Tardà i Coma: Ya le contestaré.) ¿No pediría que asumiesen los acuerdos legales internacionales suscritos por la OLP y por la Autoridad Nacional Palestina en la anterior? ¿Por qué le da tanto miedo a Hamas iniciar un
proceso de paz definitivo en lugar de tratar de engañarnos con treguas parciales, temporales, sin un objetivo final de paz definitiva con el Estado de Israel? Porque, señorías, eso es el reconocimiento de Israel, iniciar un proceso de paz, una
negociación política que lleve al reconocimiento final de Israel.
Esas son las tres cuestiones que hemos pedido a Hamas. No es que tengamos que cambiar nuestra posición, es Hamas la que tiene que hacerlo. Todos estamos deseosos de que cambie, no
tenemos interés en que Hamas mantenga esa posición maximalista de violencia y de absoluto rechazo a cualquier oferta de paz que se le hace. El Gobierno no va a cambiar en su posición si Hamas no cambia, otra cosa es favorecer un diálogo
interpalestino, que me imagino que favorecerá para que las propias direcciones de Hamas cambien de posición. Pero desde luego nosotros no vamos a cambiar nuestra posición sobre Hamas porque no consideramos que eso vaya a favorecer alcanzar una paz
definitiva en la región. Esa es nuestra posición y vamos a seguir trabajando porque consideramos que eso es lo que mejor nos va a dar solución al problema.



Al señor Salvador, aunque no está presente, he de decirle que todo lo que ha señalado es obvio, lógico y razonable. Coincidimos con él y tratamos de hacerlo. Coincidimos en los seis puntos que ha mencionado, pero son puntos difíciles de
poner en marcha y por eso hace falta un compromiso definitivo de los actores involucrados en la región.



A la señora Hernández, del Bloque Nacionalista Galego, en cuanto a tener una actitud más firme y a las sanciones, he de decirle que se han intentado sanciones contra Israel pero no han dado resultado. Si hacemos una valoración de las
políticas de sanciones en el mundo, todas han fracasado, sea contra Cuba, contra Israel eventualmente, contra Irán o contra cualquiera. Las sanciones no llevan a un cambio en la política ni a la solución de los problemas; esa es mi experiencia.
Por lo tanto, ¿sancionar para qué? Para retrasar la solución, para evitar la interlocución, para cerrar los caminos de la paz y del diálogo. Lo que hace falta es crear un campo de la paz en Israel; lo que hace falta es que esa sociedad civil que
tanto reclama y tanto se manifiesta en las calles europeas, pueda acudir a Israel y convencer a nuestros amigos israelíes de que la solución militar no es la solución. Ese es el trabajo que tenemos que hacer todos los políticos europeos e
internacionales: convencerles, no sancionarles; convencerles de que el riesgo de asumir la paz, la negociación y la diplomacia es mucho más difícil que utilizar las armas. Ese es el tipo de actuación que tenemos que hacer con Israel:
trasladarles confianza, expresarles sus contradicciones, enseñarles que no hay nadie que no quiera defender la seguridad en Israel, pero que no queremos defenderla de la manera en la que ellos lo hacen. Eso es para mí lo importante. La palabra
sanciones no es ni será nunca la adecuada, porque tampoco tenemos que sancionar al pueblo palestino con el bloqueo, el embargo o el cierre. Eso no ayuda y así se lo decimos a Israel.
Estamos sancionando con una penalización colectiva al pueblo
palestino.
En ese sentido, tenemos que trabajar conjuntamente.



No estoy de acuerdo con algunas intervenciones en las que se ha dicho que Hamas ha ganado la batalla y se ha visto reforzada después de la crisis; al menos en la sociedad palestina, según las informaciones que tengo


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directas de distintos sondeos de la opinión pública palestina. Lo que se ha producido en Palestina son dos fotos, que comparándolas dan resultado.
Una foto es Cisjordania, liderada y gobernada por la Autoridad Nacional Palestina, por
Mahmud Abbas, donde ha habido una seguridad, hay avances en desarrollo económico, en la prosperidad, en la propia esperanza de paz; donde ha habido algunas manifestaciones, pero no una tercera Intifada. ¿Por qué? ¿Por la represión de la policía
palestina? ¿Por el miedo a los tanques y a las fuerzas de seguridad israelíes? No. Porque la sociedad palestina está harta de violencia, de muerte, de sangre y de perder a sus familiares y la población de Cisjordania ha comprendido. La otra foto
es Gaza, Gaza bajo los bombardeos, destruida, sin esperanzas, sin electricidad, sin agua, sufriendo. ¿Gobernada por quién? Por Hamas.
Esa es la fotografía que los palestinos tienen ante sí y justo después de la intervención israelí, después de la
retirada de Israel de Gaza, la gran mayoría hizo un sondeo, en favor de Fatah y de la Autoridad Nacional Palestina. Eso quiere decir que si la comunidad internacional no sabe actuar con rapidez y con inteligencia, Hamas va a capitalizar la
situación en Gaza, porque se volverá a encontrar con una situación de control, de falta de capitalización por parte de la ayuda internacional y de la Autoridad Nacional Palestina. En estos momentos la sociedad palestina en general está muy cansada
de la guerra, está harta de sufrimiento, quiere la paz y para conseguirla tenemos que movilizarnos todos los que creemos en ellos, los que hemos sufrido con ellos. Hay un eslogan que se ve en las manifestaciones españolas y que se refiere a mi
persona, pero no lo quiero repetir, pero ellos no han sufrido como yo he sufrido con ellos. A mí me importa la vida de los palestinos, pero no manifestándome en Madrid, sino encontrando una paz definitiva en el terreno y buscando la paz. Para eso
es para lo que tenemos que movilizarnos todos. En ese sentido, la reconciliación palestina es fundamental, pero para ello Hamas tiene que comprender que no puede convertir en rehén a toda la sociedad palestina por seguir gobernando y tener su
parcela de poder, y la comunidad internacional tiene que estar muy vigilante sobre esa manera en que Hamas se acerca, se presenta y quiere capitalizar una situación en Palestina.



Al señor Erkoreka le agradezco su posición. Estoy de acuerdo con él. Quizá la lección que hemos extraído es que la región está más dividida. Los palestinos están divididos, Israel está dividido, la comunidad árabe está dividida, la
comunidad internacional está dividida y hace falta trabajar por la unión. Por lo tanto, tenemos que trabajar para esa reunificación dentro del campo palestino, dentro de la comunidad árabe, dentro de lo que será un nuevo gobierno israelí y, en ese
sentido, buscar una actuación internacional cada vez más activa. Hay que mantener la iniciativa árabe de paz. Espero que después de las elecciones en Israel y con la nueva Administración norteamericana estemos en condiciones de renovar la
iniciativa árabe de paz y volver directamente a las negociaciones bilaterales entre israelíes y palestinos, así como entre sirios e israelíes. Creo que será una buena señal.



Señor Xuclà, hemos tratado de actuar con prudencia y ponderación. Estoy de acuerdo con S.S., nada de maniqueísmos, hace falta ir reconstruyendo la confianza entre las partes, la realidad es muy compleja y recuerdo esa cita de De Gaulle
cuando fue en su primer viaje a la región: Voy con ideas simples a una región muy compleja. A veces eso es lo que nos pasa, que estamos analizando la región con ideas simples y, por lo tanto, la complejidad nos pide un poco más de respeto y sobre
todo mayor involucración para conocer la dificultad y no tener una simple receta, que no siempre es la adecuada. La posición europea será activa y desde luego Europa estuvo muy presente en los momentos importantes con la presencia del presidente de
la República Francesa y de cuatro primeros ministros de los principales países europeos involucrados en la región.
La reunión que tuvimos en Jerusalén fue la que determinó la retirada del Ejército israelí de Gaza, porque el mismo día que llegamos
se anunció el alto el fuego, un alto el fuego frágil. Israel no estaba muy convencido de retirarse de Gaza y por la mediación europea, del presidente de la República Francesa y de cuatro primeros ministros o jefes de Gobierno, se convenció al
primer ministro israelí y a todos ellos de que era necesaria esa retirada del Ejército israelí, que permitiría consolidar el alto el fuego.



Al señor Arístegui, en esta ocasión como en otras anteriores, le agradezco su tono y su contribución. Como también es un gran experto de la región, conoce muy bien la zona y sabe de la complejidad de la misma, coincido plenamente con su
análisis. Sé que es difícil, no es lo políticamente correcto en algunos sectores, pero Hamas no debe recibir el apoyo político de los europeos salvo que cambie. Creo que es una posición que quizás en algunos sectores de la opinión pública europea
choque, pero es la real para aquellos que conocemos bien el complejo mundo de Oriente Medio. Hay que continuar trabajando con Siria para que se mantenga de forma constructiva y no abandone la iniciativa árabe.



Concluyo con su última parte. Hay que extraer conclusiones de lo ocurrido y ver cómo gestionamos este alto el fuego, cómo iniciamos políticamente la reconstrucción de Gaza para reforzar precisamente la Autoridad Nacional Palestina y crear
las condiciones para una negociación definitiva con Israel. Estamos en esa tarea, una tarea difícil, porque la Autoridad Nacional Palestina tiene sus propias contradicciones. No puede entrar en Gaza después de haber entrado los tanques israelíes,
tiene que legitimar su vuelta a Gaza y tenemos que ver cómo la comunidad internacional puede establecer un mecanismo de intervención para facilitar el retorno de estabilidad y la seguridad de Gaza.



A la portavoz socialista quiero agradecerle su apoyo y sobre todo reconocer, como ha señalado ella, que no hay solución militar y que el alto el fuego es frágil. Tenemos que seguir trabajando todos en esa tarea. Les agradezco a todos su
intervención. El Gobierno va a seguir trabajando en favor de la paz. Es otra etapa más,


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en la que se reflejan más sombras que luces, pero creo que con suerte y con determinación podremos iniciar un proceso nuevo de esperanza, siempre y cuando trabajemos con ese convencimiento de dialogar y crear las condiciones de paz en toda
la región. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el portavoz del Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds, señor Tardà.



El señor TARDÀ I COMA: Brevemente. Señor ministro, lecciones políticas, todas, y viniendo de personas tan entendidas como usted, bienvenidas, pero lecciones morales, no, porque si vamos a ese terreno, le preguntaría si no le pesa en su
conciencia formar parte de un gobierno que vende armas. Y no me diga que son armas que matan poco, me da igual. Nosotros no tenemos una posición maximalista. Usted antes ha dicho que quizás no lo había oído. Creo que ha sido usted el que no me
ha escuchado. Hemos hablado todo el rato de derechos humanos. No nos va a llevar al terreno de ser considerados o percibidos como maximalistas. Es más, ya que apelaba a los catalanes y a Esquerra Republicana de Cataluña, no nos den lecciones
desde España. Creo que la historia de España, a diferencia de la historia de Cataluña, da ejemplos de lo que han sido ustedes en la historia respecto al pueblo judío. Es decir, lecciones, ni una, señor Moratinos, y menos a los catalanes en este
ámbito. El catalanismo político ha sabido estar -cuando ustedes ni por asomo se lo planteaban- al lado de la construcción y del derecho de los judíos a tener su propio Estado y apelo a textos que me gustaría encontrar en personas e intelectuales de
su partido político. Yo puedo sacarle textos republicanos y nacionalistas catalanes que ponen, negro sobre blanco, cuál es la posición sobre el derecho de los judíos a tener su propio Estado. Es decir, lecciones, ni una, señor Moratinos, y menos
de carácter moral.



Creo que no me ha querido oír. He dicho lo que era Hamas: una organización terrorista. Lo he dicho por activa y por pasiva. Es más, he dicho y he apelado al recuerdo inmediato, hace pocos años, de quién lo creó, quién lo financió y para
qué, para sabotear qué, de manera que sabemos donde estamos porque los republicanos catalanes y el catalanismo político en general nunca nos hemos movido del mismo sitio y siempre hemos hablado -precisamente porque somos republicanos e
independentistas- del derecho de ambos pueblos, primero con el viejo sueño de en un solo Estado y luego, ciertamente aceptando la realidad de los hechos, de los dos Estados, de manera que, la verdad, no entiendo su respuesta tan burda, repito, tan
burda.



Ustedes no han hablado de terrorismo de Estado. Estamos legitimados, precisamente porque nunca, nunca, nunca hemos hecho ninguna manifestación en contra del Estado de Israel, en contra del derecho de los judíos a tener su propio Estado.
Ahora y siempre hemos defendido con gran firmeza el derecho del pueblo palestino. También, ciertamente, hablamos de terrorismo de Estado, de manera que Hamas ha ganado, por desgracia, la batalla ideológica, y usted lo sabe.



No me ha respondido a las preguntas troncales que le formulaba. Usted tiene todo el derecho de contestar lo que quiera. Es más, de hecho usted no me ha respondido sobre algunos aspectos relacionados con sanciones diplomáticas o
comerciales, con el cumplimiento de la Ley española de comercio de armas, ni respecto a la posición de la Unión Europea y la posible suspensión temporal del convenio. Otra cosa, ¿qué mensaje le envía usted a las nuevas generaciones, a los jóvenes
del Estado español? Porque usted ha dicho que estaba muy implicado, como si solamente sufriera usted. ¿Qué se cree, que solamente sufre usted? Desde la atalaya de las democracias europeas ciertamente que malgastamos calorías, de esta Europa tan
rica y tan culta, expoliadora del mundo empobrecido, por cierto, con las complicidades de los regímenes autocráticos de la región, que han convertido la causa palestina en la válvula de escape de sus contradicciones. Ya sabemos qué es la
complejidad. Por cierto, aquí se ha dicho que hacía falta descartar el maniqueísmo. Por supuesto, pero yo hoy he oído argumentos maniqueístas y creo que, por nuestra parte, no ha sido así.



No crea que estamos en contra de usted, ni mucho menos. Ahora bien, entenderá usted que la sociedad española en general y las nuevas generaciones estén muy desesperanzadas y exijan contundencia de las democracias. Si no, el discurso de la
democracia se nos funde. Lo que no puede ser es que cuando interesa prevalezcan los intereses geoestratégicos y económicos y cuando nos interesa, sobre todo en campaña electoral, los valores. No.



El señor PRESIDENTE: Ruego que vaya acabando, señor Tardà.



El señor TARDÀ I COMA: Las dos cosas tienen que ir juntas y unidas.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra por el Grupo Parlamentario Mixto la señora Fernández.



La señora FERNÁNDEZ DAVILA: Gracias, señor ministro, por la referencia que ha hecho a nuestra intervención. En la misma hay cuestiones que nos gustaría, en esta oportunidad que tenemos de hacer uso de la palabra, comentar ya que nos
parecen muy interesantes. El problema que estamos tratando hoy se centra en las diferentes intervenciones en el papel de Hamas y en lo que significa, por tanto, también justificando -o pudiendo entender que se justifica- la reacción de Israel por
la existencia de Hamas en Palestina, concretamente en Gaza. Nosotros preguntamos desde cuándo existe Hamas en Palestina y desde cuándo está gobernando en Gaza.
La decisión de Israel de no aceptar las resoluciones de Naciones Unidas para la
creación del Estado palestino y, por tanto, liberar los territorios ocupados en este


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momento ¿es anterior o posterior a Hamas? El problema no es Hamas sino Israel, que no quiere desocupar los territorios que tiene ocupados y facilitar la creación del Estado palestino. Ese es el gran problema.
Antes de Hamas hubo otras
disculpas, como por ejemplo el asesinato del primer ministro israelí, con toda la intención, porque somos conocedores de los grandes esfuerzos que desde el propio Estado israelí se han hecho para poder llegar a una solución pacífica, pero también
somos conscientes de que desde el propio Estado israelí parten actuaciones que no permiten que finalmente se logre; por supuesto, también la parte palestina juega sus bazas para que se creen problemas. Señor ministro, ¿cuándo se crea Hamas, dónde
se funda Hamas? ¿Se funda en territorio palestino o en un estado norteamericano? Las noticias que tenemos son que Hamas se fundó en la ciudad de Chicago. No quiero dar más que ese dato, que lo da la propia Autoridad Nacional Palestina.



Usted dice -y nos gustaría que fuera cierto- que Hamas quedó debilitada, que la población de Gaza no apostaría en estos momentos por Hamas. Si eso es así, señor ministro, le puedo asegurar que este último ataque a Palestina fue el gran
fracaso de Israel, porque el hecho de que Hamas saliera debilitada del papel que en este momento tiene en Palestina podría ser positivo para que de nuevo pudiera llegar a consolidarse la unidad de los palestinos y se creara el Estado.



Ha comentado que no existe ningún embargo de armas al Estado israelí.
Efectivamente, no existe -de ahí lo que nosotros decíamos de la falta de firmeza-, pero tampoco existe un estado palestino que pueda tener su derecho a armarse para
defenderse del Estado israelí, que es de quien están viniendo los ataques. Habla de que lo que debían hacer los manifestantes europeos era ir a Israel y convencerlos de que optaran por la vía de la paz. Está usted reconociendo que realmente Israel
no está optando por esa vía. ¿Qué presión podemos hacer desde la Unión Europea para que Israel opte por esa vía? No nos escudemos en disculpas de organizaciones que desde el Bloque Nacionalista Galego no compartimos. No estamos defendiendo el
derecho de Hamas a gobernar en Gaza ni absolutamente nada que tenga que ver con esta organización. Estamos defendiendo el derecho del pueblo palestino a tener su Estado y lo hacemos al mismo tiempo que defendemos que el Estado de Israel exista,
pero el que no tiene la voluntad de que el Estado palestino exista es el Estado de Israel.



Usted dice también que la palabra sanciones no es oportuna, que no sirve para nada y ha mencionado algún estado sancionado en este momento.
Evidentemente no sirve para doblegar la voluntad de esos ciudadanos, pero en este caso hay una
diferencia muy grande, y es que estamos hablando de un estado que está oprimiendo a otro pueblo, el palestino, y que sistemáticamente está buscando recursos para no resolver el problema, tal como desde Naciones Unidas se le demanda.



Señor ministro, vuelvo a reiterarle mi reconocimiento...



El señor PRESIDENTE: Le ruego que vaya terminando, señora Fernández.



La señora FERNÁNDEZ DAVILA: Termino, señor presidente.



...y el de mi grupo por su intensa labor, que en los últimos años, en lo que respecta al Gobierno del Estado español, ha sido la más intensa, incluso diríamos que la más eficaz, pero pensamos, señor ministro, que tiene que haber más
contundencia, no del Estado español sino de la Unión Europea y de la ONU, porque en este conflicto la ONU, una vez más, transmitió esa idea de debilitamiento que creemos que tiene desde hace tiempo. Señor ministro, lo que nosotros le pedimos es que
siga trabajando con el entusiasmo con que lo está haciendo, pero también que exija a la Unión Europea una contundencia que haga posible que la paz se establezca en esa parte de Oriente Medio y que el Estado o el pueblo palestino pueda vivir
definitivamente en paz. Es una tarde de emociones, empezando también por su intervención.



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV) tiene la palabra el señor Erkoreka.



El señor ERKOREKA GERVASIO: Intervendré muy brevemente, señor presidente, solamente para agradecer al señor ministro su información y sus reflexiones, así como para expresar la satisfacción de mi grupo parlamentario por la básica sintonía
que hemos alcanzado en torno a esta cuestión en su comparecencia de hoy, tanto en la valoración de la situación como en los retos que hay que abordar en el próximo futuro.



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario de Convergència i Unió tiene la palabra el señor Xuclà.



El señor XUCLÀ I COSTA: Intervengo brevemente para expresar nuestro apoyo al Gobierno por la gestión realizada y porque precisamente esta tarde el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación ha demostrado que se aproxima a una realidad
compleja desde un análisis complejo y no desde un análisis maniqueo como el que hemos podido oír en algunos momentos durante esta tarde. Esperamos que España, a través de la Unión Europea y de una política articulada de la misma, continúe teniendo
un papel relevante, porque estamos en una situación de tregua, pero tregua que podría ser frágil. Antes le hablaba de la diplomacia preventiva anterior al 19 de diciembre, que quizá no hizo todo lo que debía hacer, y continuamos en una situación de
alerta para intentar evitar que las cosas vayan a peor y para intentar conseguir que vayan a mejor, y para que esto sea posible, en este momento claramente se tiene luchar para que en Gaza no se consoliden las cosas en negativo, para evitar lo que
hoy dice un alto dirigente de Hamas en una entrevista: Al Fatah tenía 3.500 hombres en Egipto listos para entrar en la franja; claramente, aires de guerra civil.



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Debemos luchar para que esto no se consolide y para que se consolide la presencia de la Autoridad Nacional Palestina también en la franja de Gaza.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra por el Grupo Parlamentario Popular el señor Arístegui.



El señor DE ARÍSTEGUI SAN ROMÁN: Creo francamente que en días como hoy el parlamentarismo y la política de la política exterior crecen. (El señor vicepresidente, Benegas Haddad, ocupa la Presidencia.) Estamos obviamente ante una grave
tragedia que se ha producido en uno de los conflictos que más tiempo ha durado en la humanidad en los últimos años. Estamos hablando de sesenta y un años ya, hará dentro de bien poco tiempo sesenta y un años de conflicto, y es de esos conflictos
que además tiene una capacidad desestabilizadora verdaderamente notable, una capacidad de irradiación, de odio, de frustración y de inestabilidad que no pueden ser despreciadas. Creo, además sinceramente, señor ministro -como todos los portavoces
que me han precedido en el uso de la palabra-, que el análisis que se haga no es baladí. Podemos pensar que lo que digamos en esta Cámara hoy aquí, una tarde de enero, no tiene importancia, que a lo mejor la resonancia de nuestras palabras no llega
a la opinión pública española o no llega a la opinión pública del mundo árabe. Nos equivocamos. Todo lo que aquí digamos acaba siendo leído por las personas relevantes de aquella región y se nos tiene en cuenta, por una parte y por otra. Y ahora
se está haciendo historia, porque tarde o temprano el conflicto terminará. Tarde o temprano habrá un estado palestino. Tarde o temprano se acordarán de lo que aquí hemos dicho unos y otros. Y el más grave error que se puede cometer en algo tan
trascendente, tan trascendental -que no es lo mismo-, tan importante, tan profundo y de tanta proyección histórica, es equivocarse en el análisis y en el diagnóstico. Las buenas intenciones son siempre bienvenidas en política, pero nunca son
suficientes, y aquí, además de construir consensos parlamentarios imprescindibles en una cuestión tan fundamental para la política exterior española, una cuestión en la que España ha sido protagonista desde el año 1991 por lo menos, es necesario que
con la influencia, con el peso que nuestro país ha adquirido a lo largo de estos años, con diferentes actores y con diferentes motivos, contribuyamos de forma real y eficaz al fondo de la cuestión. Recuerdo -y usted lo conoce bien- que no se puede
construir un proceso de paz sobre estructuras sobre las que hay algunos expertos y muy poco fondo. Hay que concentrarse en el fondo de la cuestión. Creo que hoy razonablemente hemos estado hablando del fondo de la cuestión y no sobre las
estructuras de la cuestión.



Nuevamente -voy a terminar con esta expresión- desde mi grupo lo que pedimos es que esta tragedia sirva de cimiento fundamental para que la comunidad internacional en su conjunto, la opinión pública internacional en su conjunto, incluida la
de Oriente Próximo, consiga superar los ancestrales odios, consiga superar la facilidad con la que se incendian los ánimos y podamos todos contribuir realmente -lejos de los reproches partidistas que en un día como hoy no tenían que haber surgido, y
no miro a nadie- a una paz, a la seguridad y a la estabilidad, por el bien de la zona, por el bien de israelíes, de palestinos y de todos los demás países que se han visto afectados durante sesenta años por esta tragedia interminable, pero también,
desde un punto de vista egoísta, para la paz y la estabilidad globales.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Tiene la palabra el señor Pedret.



El señor PEDRET I GRENZNER: Con toda brevedad. Resulta absolutamente indiscutible la complejidad de la que hemos hablado a lo largo de esta tarde en una cuestión que afecta a una región con tan poca geografía y tanta historia y tantos
problemas, tanta sangre, tanto odio y tanta venganza acumulada. Hay que analizarla -esto lo hemos estado haciendo-, pero este análisis de la complejidad no es desde el punto de vista del Grupo Socialista incompatible en absoluto con el sentimiento
de horror ante la violencia, ante la pérdida de vidas humanas, ante la destrucción de las infraestructuras, ante la desproporción en los ataques. Esta complejidad y este sentimiento de horror ante la situación nos tienen que llevar creo yo a lo que
hemos estado haciendo a lo largo de esta tarde, que es, sin olvidar la historia, sin olvidar las causas, teniendo muy claro cuáles son las causas, porque sin tenerlas identificadas ningún remedio es posible, a fijar toda nuestra atención y todos
nuestros esfuerzos en la construcción de la paz, en ver qué hacemos hoy, qué hacemos esta tarde, qué hacemos mañana, qué hacemos cada día en un conflicto tan enormemente volátil y tan complejo en el que cada minuto cuenta, cada día cuenta y cada
conversación con unos u otros actores internacionales cuenta.



Creo que del conjunto de las intervenciones queda bastante claro que existe una posición matizada pero unánime en lo fundamental de todos los grupos políticos, de todo el espectro político español representado en esta Cámara a favor de la
paz. Queremos y apoyamos -desde luego nosotros- al Gobierno, que el Gobierno trabaje como está trabajando y continúe trabajando en todos los campos posibles, hablando con todos los que hay que hablar sin exclusión alguna para conseguir que la razón
impere en la región y que los fundamentos de una paz justa y duradera, del respeto absoluto y completo al derecho internacional y a las resoluciones de Naciones Unidas puedan establecerse en aquel lugar, que no es solo, siendo esto lo más
importante, el lugar donde tantas personas mueren por causas provocadas por la violencia, sino el lugar fundamental para conseguir la paz también en el Mediterráneo.



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El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Para contestar a los portavoces tiene la palabra el señor ministro.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Muy brevemente. Creo que hemos tenido un debate intenso, constructivo y sincero. El señor Tardà se ha ido. El Gobierno no da lecciones a nadie y menos este
ministro, pero no podemos aceptar manifestaciones o declaraciones cuando se trata de imputar la acción del Gobierno como acción hipócrita. Creo que si hay alguien que ha iniciado ese debate, es el representante de Esquerra Republicana de Cataluña.
En cualquier caso, me quedo con el sentimiento unánime de todos los portavoces de trabajar por la paz, de la complejidad de la tarea, de avanzar en ese Estado palestino que es quizá, como decía correctamente la señora Fernández, lo que desequilibra
la situación y la relación de poder en la región entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina. No hay ese Estado palestino que pueda contrarrestar y responder a las distintas crisis y situaciones conflictivas que viven palestinos e israelíes. A
pesar del momento dramático y trágico que hemos vivido y que estamos viviendo, hay más que nunca un llamamiento unánime a movilizar todos los esfuerzos a favor de la paz. Preguntaba la señora Fernández qué más se puede hacer en Israel, y las
encuestas son contundentes: casi un 90 por ciento de ciudadanos israelíes, en un Estado democrático que vive su proyecto nacional con toda libertad, estaba a favor de la intervención militar en Gaza. Esto es lo que nos lleva a todos a reflexionar
sobre cómo se puede mantener esa posición si al mismo tiempo se desea convivir pacíficamente con el futuro Estado palestino. Esa es una tarea que nos corresponde a toda la comunidad internacional y para alcanzarla a veces hay que mantener la
perseverancia, el diálogo y la constancia en los contactos con Israel. Por eso no creemos que las sanciones sean la medida más adecuada en estos momentos.



Ha mencionado el señor Xuclà la diplomacia preventiva. Se intentó en ese periodo del 19 al 27 de diciembre. Se hicieron gestiones a través de Turquía, Siria, Qatar y los principales actores que tenían capacidad con Hamas para que renovase
la tregua, pero, insisto, ellos utilizan la tregua políticamente. Tenían que renunciar a la tregua e iniciar las provocaciones en un periodo en el que había un contexto electoral tanto israelí como norteamericano. Por tanto, desoyeron los
esfuerzos de países amigos y de interlocutores que tienen contactos con Hamas y que son sus valedores y no les escucharon. O sea que diplomacia preventiva la hubo pero no alcanzó sus objetivos porque la dirección de Hamas tenía otros objetivos en
su plan de actuación.



No nos queda más remedio que seguir trabajando. La nueva Administración norteamericana está desde el primer momento movilizada para acompañar a los esfuerzos europeos, y concluyo con la afirmación de que no todo se va a resolver por la
intervención norteamericana. Europa es importante, es cada vez más relevante, y el esfuerzo de Europa y Estados Unidos va a ser esencial para la búsqueda de la paz en Oriente Medio. El Gobierno seguirá trabajando y, lógicamente, mantendrá su
disponibilidad para informar a esta Cámara y a esta Comisión de los avances, desarrollos e iniciativas que tengan que ver con una solución justa, duradera y definitiva en Oriente Próximo.



Muchas gracias.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Señor ministro, le agradezco su comparecencia y le deseo todo tipo de éxitos en su tenaz lucha por conseguir la paz en Oriente Medio.



Sin más asuntos que tratar, se levanta la sesión.



Eran las siete y treinta y cinco minutos de la tarde.