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DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 4, de 26/09/2023
cve: DSCD-15-PL-4 PDF



CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


PLENO Y DIPUTACIÓN PERMANENTE


Año 2023 XV LEGISLATURA Núm. 4

PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.ª FRANCINA ARMENGOL SOCIAS

Sesión plenaria núm. 4

celebrada el martes,

26 de septiembre de 2023



ORDEN DEL DÍA:


Debate sobre la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno. 'BOCG. Congreso de los Diputados', serie D, número 7, de 8 de septiembre de 2023. (Número de expediente 080/000001) ... (Página5)



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SUMARIO


Se abre la sesión a las doce del mediodía.


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Debate sobre la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno ... (Página5)


El señor secretario (Pisarello Prados) da lectura de la propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno.


El señor Núñez Feijóo, candidato a la Presidencia del Gobierno, comparece ante la Cámara para solicitar la confianza de la misma, según lo establecido en el artículo 99.1 de la Constitución.


Comienza su intervención adelantando que en el proyecto que viene a presentar no figura la amnistía ni figura la autodeterminación de parte de la nación ni fórmulas análogas o equivalentes. Afirma que tiene principios, límites y palabra y
un deber con sus votantes y con los votantes de otras formaciones que han confirmado su apoyo a la investidura. Se presenta a la investidura por haber ganado las elecciones, porque en la ronda de contactos con el jefe del Estado presentó un apoyo
de 172 escaños y ha aceptado la propuesta que este le hizo en ejercicio de sus funciones constitucionales, y porque quiere ofrecer al país una alternativa que reponga la concordia, la igualdad y la ambición colectiva como país.


Manifiesta que viene a reivindicar la Transición y a reclamar su vigencia, afirmando que el independentismo es un ataque directo a los valores democráticos esenciales de nuestro país. Por tanto, considera que se han de reforzar los
instrumentos para proteger la dignidad del Estado y anuncia dos medidas: incorporar al Código Penal un delito de deslealtad constitucional y volver a incrementar las penas por malversación de fondos públicos.


Propone levantar un futuro en común de crecimiento y bienestar a partir de lo que nos une. Por eso ofrece un gobierno que se haga cargo de tres objetivos: dejar atrás los bloques y los bloqueos, garantizar la estabilidad del país y abordar
un programa de reformas a través de grandes acuerdos en el conjunto y comunidad por comunidad, es decir, que todos los españoles sigan ganando con independencia de dónde vivan o a quién voten.


A continuación enumera algunos principios que, en su opinión, representan a la mayoría de españoles y que cree imprescindible recuperar para la política: no engañar y gobernar para todos.


Pide la confianza de la Cámara para impulsar conjuntamente seis pactos de Estado: un pacto institucional y por la regeneración democrática, un pacto por el saneamiento de la economía, un pacto por las familias, un pacto por el Estado del
bienestar, un pacto nacional por el agua y un pacto territorial.


En cuanto al pacto institucional y por la regeneración democrática expresa que quiere gobernar velando por la independencia de las instituciones y sin abusar del real decreto ley; respetar la autoridad de las fuerzas y cuerpos de seguridad
del Estado; respetar la separación de poderes y recuperar el consenso en la política exterior de España.


En cuanto a afrontar la mejora de la economía manifiesta que hay que asumir con más responsabilidad las fragilidades de la economía española: el paro estructural, la competitividad y la deuda pública. Propone impulsar un pacto por el
saneamiento de la economía que afronte en primer lugar lo más urgente, para, a continuación, trazar una estrategia que garantice un crecimiento más sano y sostenible. Ambas cosas se han de hacer, en su opinión, integrando a los agentes sociales y
económicos, a trabajadores y empleadores.


Propone reducir el impuesto de la renta a las rentas bajas y medias y medias con ingresos de hasta 40 000 euros; extender temporalmente la rebaja del IVA de los alimentos como la carne, el pescado y la conserva; mantener el resto de
medidas vigentes contra la inflación: el tipo reducido del IVA de electricidad y gas, la ayuda de 200 euros para los más vulnerables y la gratuidad del transporte público¸ acordar con las entidades que los recursos que destinan al impuesto de la
banca se inyecten automáticamente a las



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familias que no pueden afrontar la subida hipotecaria; cambiar el procedimiento del ingreso mínimo vital, y aprobar en el seno del diálogo social en el primer año de legislatura un calendario de subida del salario mínimo interprofesional
con criterios objetivos para alcanzar el 60 % del salario medio.


Además afirma que hay que centrarse en el objetivo de un crecimiento real medio del 2,5 % cada año en la próxima década, y propone acometer tres reformas: una Administración más accesible y más económica, una reforma en el ámbito fiscal y
una reforma para dar mayor facilidad a los empleadores. A continuación desarrolla cada una de ellas.


Asimismo plantea reflexionar sobre la conveniencia de concentrar recursos y propone que los pequeños emprendedores no paguen impuestos en los dos primeros años de su actividad; en segundo lugar, conocer la situación real del paro y trazar
una estrategia nacional de formación con las comunidades en una conferencia de presidentes específica con todos los centros de formación que pueden implicarse en esta tarea y con las empresas, concentrando en una plataforma nacional de obligada
adhesión todas las vacantes laborales para casar adecuadamente oferta y demanda; y, en tercer lugar, acompañar a los inversores. En este sentido propone crear una oficina de proyectos industriales estratégicos y un fondo de inversión para
consolidar el crecimiento de las startups; la reducción temporal de las cotizaciones para paliar la subida de los costes laborales; la desgravación fiscal para las nuevas inversiones, especialmente para la adaptación al cambio climático y la
digitalización, y para inversiones en innovación; una fiscalidad para captar grandes patrimonios, que nos acerque al resto de Europa y no atente contra las competencias autonómicas del sistema, y, sobre todo, seguridad jurídica.


Seguidamente se refiere al tercer gran acuerdo, el pacto de Estado por las familias. Describe la situación y va realizando propuestas. Respecto a la realidad demográfica propone una aportación extraordinaria de 6000 millones de euros para
reforzar las ayudas a las familias numerosas, a las monoparentales y a las más vulnerables para facilitar su acceso a la vivienda y para incrementar las ayudas a la conciliación, así como la gratuidad de las escuelas infantiles de 0 a 3 años;
defiende la conciliación de la vida laboral y familiar, y propone convocar a los agentes sociales y económicos para trabajar en pro de la semana laboral flexible y banco de horas; y, por último, se centra en el tiempo que los menores dedican a las
redes sociales y en los problemas de violencia sexual, suicidios y depresión.


A continuación se refiere al pacto por el Estado del bienestar, señalando que hay que disfrutarlo hoy y a la vez garantizarlo para el futuro. Habla de la importancia de la educación y de su voluntad de negociar con las fuerzas políticas, la
comunidad educativa y la sociedad civil hasta garantizar una ley de educación estable. Manifiesta su compromiso, en caso de obtener la confianza de la Cámara, de que el Gobierno firmará contratos-programa con las comunidades autónomas para
garantizar la igualdad de oportunidades, impulsará un plan de tutorías para dar apoyo individualizado a los alumnos que lo precisen fuera del horario lectivo, aprobará un plan para renovar los centros educativos con una edad media de cuarenta y
cinco años y respetará la educación especial para las familias que lo deseen.


Afirma que es imprescindible acometer el debate en profundidad que se requiere para garantizar la sostenibilidad y la viabilidad del Sistema Nacional de Salud, y expresa que las dos primeras decisiones serán un plan de choque de atención
primaria que permita convocar un MIR extraordinario para médicos de familia y primar a aquellos que decidan ejercer su actividad en el medio rural, y dotar de más médicos a la salud mental en la sanidad pública, centrándose en la atención temprana.


Refiriéndose a la vivienda se remite a su programa electoral señalando el dar total prioridad a los jóvenes y a los vulnerables, incrementar la oferta aprovechando suelos públicos y ociosos, y dar seguridad jurídica a los propietarios que la
han perdido.


En cuanto a los mayores, propone devolver las pensiones al Pacto de Toledo, garantizar siempre y en cualquier circunstancia su revalorización y blindar su suficiencia hoy y en el futuro.


Seguidamente se refiere al pacto por el agua y pide que sea constructivo, reflexivo y pragmático promoviendo un gran acuerdo nacional que incluya, primero, un plan de acción de 40 000 millones de inversión en los próximos seis años;
segundo, la definición de una red nacional estratégica del agua para avanzar en una mejor gestión integrada, así como una gobernanza adaptada al siglo XXI; tercero, un plan de modernización de infraestructuras, presas y canales para adaptarlo a las
necesidades



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actuales; cuarto, un plan de actuación para un uso más eficiente del agua en el regadío, y, quinto, abordar este tema en la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que se celebrará de la próxima semana en Granada.
También se refiere a la economía verde considerándola como una oportunidad para ser una mejor sociedad y también para que las actividades relacionadas con el agua, la energía, la gestión forestal y los residuos, la agricultura, la ganadería y la
industria alimentaria generen empleo y riqueza, apoyados en la ciencia y la tecnología.


Por último, se refiere al pacto territorial. Manifiesta que su concepción de la política territorial consiste en dar respuesta a las diferentes necesidades -que previamente ha ido enumerando- para que con las mejoras de una parte progrese
el conjunto. Expresa su compromiso con la reforma del Senado para que sea una verdadera Cámara territorial, así como iniciar la reforma del sistema de financiación autonómico en el primer semestre del próximo año y un nuevo modelo de financiación
local para garantizar que todos los españoles, con independencia de dónde vivan, tengan los mismos servicios.


Recuerda de nuevo que tiene 172 apoyos y se dirige a los partidos que no le van a apoyar haciéndoles diferentes reflexiones.


Para finalizar su intervención pide que se recupere una política integradora y no excluyente; la política que abre la conversación, la que se asienta en la ley, que atiende a problemas reales y que escucha y que comparte; la política que
dice la verdad, la que no oculta la realidad, sino la que la afronta y la gestiona; la política que se debe en primer término a la gente y, en definitiva, la política que combate la desconfianza. Afirma que para ello ha ofrecido un Gobierno que
responda a su responsabilidad y a la cogobernanza de este Parlamento a través de seis pactos de Estado y un nuevo proceso de entendimiento, y ofrece ser un presidente de fiar para el pueblo y para esta Cámara.


Se suspende la sesión a la una y cincuenta y cinco minutos de la tarde.


Se reanuda la sesión a las tres y treinta minutos de la tarde.


Interviene el señor Puente Santiago, en nombre del Grupo Parlamentario Socialista.


Contesta el señor Núñez Feijóo, candidato a la Presidencia del Gobierno.


Vuelve a hacer uso de la palabra el señor Puente Santiago.


Interviene el señor Abascal Conde, en nombre del Grupo Parlamentario VOX.


Contesta el señor Núñez Feijóo, candidato a la Presidencia del Gobierno.


Vuelven a hacer uso de la palabra los señores Abascal Conde y Núñez Feijóo.


Interviene la señora Lois González, del Grupo Parlamentario Plurinacional SUMAR.


Contesta el señor Núñez Feijóo, candidato a la Presidencia del Gobierno.


Intervienen el señor Santiago Romero y la señora Vidal Sáez, del Grupo Parlamentario Plurinacional SUMAR.


Contesta el señor Núñez Feijóo, candidato a la Presidencia del Gobierno.


Intervienen el señor Rufián Romero, del Grupo Parlamentario Republicano, y la señora Nogueras i Camero, del Grupo Parlamentario Junts per Catalunya.


Contesta el señor Núñez Feijóo, candidato a la Presidencia del Gobierno.


Vuelven a hacer uso de la palabra el señor Rufián Romero y la señora Nogueras i Camero, y el señor Núñez Feijóo.


Se suspende la sesión a las nueve y quince minutos de la noche.



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Se abre la sesión a las doce del mediodía.


DEBATE SOBRE LA INVESTIDURA DEL CANDIDATO A LA PRESIDENCIA DEL GOBIERNO. (Número de expediente 080/000001).


La señora PRESIDENTA: Buenos días a todos y a todas. Bos días, bon dia, buenos días, egun on.


Señorías, miembros del Gobierno en funciones, bienvenidos todos y todas. Permítanme que primero salude a los invitados que hoy nos acompañan en las tribunas, también a los representantes de los medios de comunicación y a todos los
trabajadores y trabajadoras de la casa.


Sin más preámbulos, se abre la sesión, con un único punto del orden del día, que es el debate sobre la investidura del candidato a la Presidencia del Gobierno.


Por el señor secretario primero de la Cámara se procede a la lectura de la propuesta de candidato a la Presidencia del Gobierno. Señor secretario.


El señor SECRETARIO (Pisarello Prados): De acuerdo con lo establecido en el artículo 99.1 de la Constitución, tras celebrar consultas con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, vengo en
proponer al excelentísimo señor don Alberto Núñez Feijóo como candidato a la Presidencia del Gobierno. Lo que comunico a vuestra excelencia para que se formule al Congreso de los Diputados la oportuna propuesta. Palacio de la Zarzuela, 22 de
agosto de 2023. Felipe, rey. La presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol Socias.


La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, señor Pisarello.


El señor Núñez Feijóo, candidato propuesto a la Presidencia del Gobierno, tiene la palabra. (Prolongados aplausos).


El señor NÚÑEZ FEIJÓO (candidato a la Presidencia del Gobierno): Muchas gracias, señorías. Muchas gracias, señora presidenta. (Continúan los aplausos). Muchas gracias. Muchas gracias, señorías.


Señoras y señores diputados, señor presidente y miembros del Gobierno en funciones, permítanme que salude antes de empezar al presidente del Senado y a los senadores que nos acompañan hoy, a buena parte -a la mayoría- de los presidentes
autonómicos, al alcalde de Madrid y al resto de regidores presentes, a la presidenta de la Federación Española de Municipios y Provincias y alcaldesa de Jerez, al conjunto de asistentes en la tribuna y, sobre todo, a los españoles que nos siguen
desde sus casas. Gracias a todos por su interés en un debate de investidura que, en mi opinión, es determinante para España. Imaginarán que también lo es para mí, en el ámbito personal. Es un honor intervenir por primera vez en esta tribuna y es
un honor doble hacerlo como candidato a la Presidencia del Gobierno de mi país, designado por su majestad el rey.


Sin más preámbulos, señorías. La amnistía o cualquier fórmula equivalente o análoga es un instrumento adecuado para superar el conflicto catalán. Igualmente, este conflicto no se resolverá de manera definitiva si no contemplamos el derecho
a decidir del pueblo de Cataluña mediante un referéndum o cualquier fórmula equivalente o análoga. Con esto bastaría, ¿no? Repito: La amnistía o cualquier fórmula equivalente o análoga es un instrumento adecuado para superar el conflicto catalán.
Igualmente, ese conflicto no se resolverá de manera definitiva si no contemplamos el derecho a decidir del pueblo de Cataluña mediante un referéndum o cualquier fórmula equivalente o análoga. Con esto bastaría, ¿no? Pues no, no voy a defender eso.
Tengo principios, límites y palabra. (Aplausos).


Señorías, digo que no voy a defender eso porque tengo principios, límites y palabra y, sobre todo, tengo un deber que no voy a eludir. En primer lugar, me debo a más de ocho millones de compatriotas que le dieron la victoria al Partido
Popular en las pasadas elecciones generales, y no voy a abusar de la confianza de los votantes, yo no. En segundo lugar, tienen mi respeto más de tres millones de españoles que respaldaron a otras formaciones que no son la mía y que me han
confirmado su apoyo a esta investidura. Finalmente, me siento representante de la inmensa mayoría de españoles que el 23 de julio votaron a partidos que tampoco llevaban en su programa electoral ni amnistía ni autodeterminación ni ninguna fórmula
equivalente o análoga. (Aplausos). Me debo a todos ellos. Me debo a quienes clamaron igualdad este domingo en las calles de Madrid; me debo, en definitiva, a la mayoría de los españoles y de las españolas.



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Por otro lado, preservo en mi diario las reiteradas ocasiones en que a lo largo de mi vida prometí guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado. Jamás lo hice por imperativo legal. (Aplausos). Soy consciente
de que nuestra carta magna es el acta de nacimiento de la España democrática, así como el fundamento de nuestro progreso a través de la España de las autonomías. Por eso no comparto que este texto pueda ser burlado mediante subterfugios que
desprecien el esfuerzo de nuestros constituyentes, y mucho menos acepto que la carta magna sea directamente controvertida con decisiones que eliminen de un plumazo la igualdad de todos los españoles. Por esta convicción, ya les adelanto que en el
proyecto que vengo a presentarles no figura la amnistía, no figura la autodeterminación de parte de la nación ni fórmulas análogas o equivalentes. Ante la deriva de las peticiones oídas en las últimas semanas, entiendo que alguien que aspira a ser
presidente de todos los españoles, de todos, debe dejar esto claro desde el primer momento. Yo lo hago. Para mí ni jurídica ni éticamente es aceptable. Fuera de la Constitución no hay democracia. (Aplausos).


Señorías, ningún fin, ni siquiera la Presidencia del Gobierno, justifica los medios. Por eso, por donde otros ya han pasado y parecen dispuestos a pasar, yo no. No paso por renunciar a la igualdad de los españoles y a todo lo que
compartimos para ser presidente del Gobierno; no paso por ningún aro que me impongan en contra del interés general para ser presidente del Gobierno, y no paso por traicionar la confianza de los españoles que me votaron para ser presidente del
Gobierno, porque, además, defendiendo todo esto, mi partido ganó las elecciones. Sí, ganó las elecciones. (Aplausos). Mi partido ganó las elecciones, como, por cierto, viene ocurriendo en todos los comicios desde que tuve el honor de asumir la
presidencia de mi partido hace algo menos de dieciocho meses. Ganamos en Andalucía, en las municipales, en las autonómicas y también, por más que algunos de ustedes no hayan querido reconocerlo ni con la más mínima cortesía, ganamos las elecciones
generales el 23 de julio. Sí, ganamos las elecciones de forma incontestable, con dieciséis escaños más que la segunda fuerza, con mayoría absoluta en el Senado y con más diputados, 137, de los que nunca ha alcanzado el actual presidente en
funciones en las cinco elecciones a las que se presentó. (Aplausos).


Señorías, si haber ganado las elecciones es la primera razón por la que hoy estoy aquí, la segunda razón es que en la ronda de contactos con el jefe del Estado me presenté con un número de apoyos -172- que a día de hoy, salvo que lo oculten
a los españoles, ninguna de sus señorías ha superado. Pretendo decir con ello que este debate es la consecuencia lógica del resultado electoral, para que la legislatura arranque, para que, como mínimo, el contador se active y para que todos
tratemos de elegir una salida para España tras unas elecciones en las que ningún partido ha conseguido la mayoría absoluta. Es la normalidad democrática. Luego, ¿por qué algunos de los presentes no quieren que yo esté aquí?


En las últimas semanas, los españoles han tenido que escuchar expresiones de desprecio al voto que ejercieron libremente, interpretaciones insólitas de los resultados e incluso descalificaciones a la coherente propuesta de su majestad el
rey. A todos, especialmente a la segunda fuerza, la que parece más ofuscada, les pregunto: ¿Qué se debería haber hecho, según ustedes? ¿Modificar la inalterada práctica democrática porque le conviene al actual líder del Partido Socialista?
¿Tendría que haber considerado el rey las publicaciones en redes sociales de los partidos que se negaron a acudir a la Zarzuela, como establece la Constitución? ¿O quizá tendría que haber esperado a que se convocase una rueda de prensa en Bruselas
para que también al rey se le pusiesen condiciones? La respuesta es obvia. Por eso, añado: ¿Cómo es posible que, si tan satisfechos se muestran ahora por el que suponen que será el resultado de esta sesión, estuviesen tan empeñados en que esta
sesión no se celebrase? ¿Cómo puede ser que quisieran renunciar altruistamente a esta oportunidad de regocijo? Insisto, ¿por qué no quieren que estemos aquí? (Aplausos). Le diré por qué: No quieren que estemos aquí porque esta sesión de
investidura trunca su relato y les recuerda el resultado del que han renegado desde la misma noche electoral; porque esta sesión de investidura dificulta el aterrizaje en la opinión pública del precio que otros se plantean pagar para seguir en el
poder, y porque, al fin y al cabo, esta sesión de investidura nos retrata a todos, nos retrata hoy y nos retratará en el futuro, en el que todos volveremos a responder a los españoles. Retrata a quien acude como un candidato libre para cumplir su
palabra con los electores y a quien no lo hizo ni lo hará; retrata a quien ha llegado a acuerdos con diferentes partidos sin renunciar ni a sus convicciones ni a sus compromisos y a quien no lo hizo ni lo hará, y retrata a quien antepone el interés
general a la ambición personal y a quien no lo hizo ni lo hará. (Aplausos). Señorías, me retrata a mí y le retrata a usted, señor Sánchez.


Señorías, les he dicho que estoy aquí porque he ganado y porque acepté la propuesta que el jefe del Estado hizo en ejercicio de sus funciones constitucionales, pero también porque confluye una tercera



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razón muy importante: quiero ofrecerle a mi país una alternativa que reponga la concordia, la igualdad y la ambición colectiva que nuestro país ha perdido, como en los principales momentos de nuestra democracia, como se requiere, sin duda,
todavía más en esta etapa. El futuro de España no está descontado. No hay un único camino predeterminado, depende de todos nosotros; depende de que escojamos una ruta que consiste en aceptar lo que impone una minoría, a sabiendas de que supone
seguir dividiendo España en dos, o de que elijamos otra en la que mayoritariamente nos hagamos conscientes del momento crucial que vive la nación y obremos en consecuencia, impulsando, sin duda, los amplios consensos que España necesita.


Señorías, lo queramos reconocer o no, España vive un deterioro institucional sin precedentes y con riesgo de agravarse todavía más. Las familias soportan cada vez más cargas. Tenemos importantes fragilidades económicas que hemos de
afrontar y el reto de fortalecer el Estado del bienestar para que las próximas generaciones dispongan de él con la calidad con la que lo estamos disfrutando nosotros. Y por si nuestros propios retos internos fuesen pocos, el entorno internacional
es el más impredecible en las últimas décadas, especialmente aventurado por el futuro de Europa con la guerra de Ucrania a kilómetros de nuestras fronteras. Ante este contexto, ¿de verdad no creen que hay motivos de sobra para que fortalezcamos
vínculos en vez de perseverar en romperlos? Formúlense la pregunta con un mínimo de perspectiva histórica. ¿De verdad no lo creen?


Tampoco estaríamos inventando nada sobre lo reeditado; es el mismo método que hizo nuestra mejor historia, el que aplicaron Miquel Roca y Jordi Solé Tura, el que hizo posible el abrazo de Fraga con Carrillo y el que permitió también la
mayor prosperidad económica y social de la historia de España. Hay quien reniega de la Transición; yo vengo a reivindicarla y a reclamar su vigencia. (Aplausos). Señorías, la Transición es lo mejor que hemos hecho, porque lo hicimos juntos.
Divididos nunca lograremos algo mejor, jamás. Lo que hay detrás de esta investidura es precisamente esto, una elección determinante entre preservar lo que nos es común o seguir cavando en un frentismo motivado por intereses personales que acabará
por no beneficiar absolutamente a nadie, ni siquiera a sus principales promotores, créanme. Señorías, se trata de aceptar o no, como he dicho al inicio, que quien tiene como objetivo principal desmembrar España ponga todas las condiciones al
próximo presidente del Gobierno de España. Hablemos claro de la oferta actual del señor Puigdemont. Quiere un presidente aliado a su empeño personal y partidista. Le da igual si ese presidente es del PP o es del PSOE; a los dos nos ha ofrecido
exactamente lo mismo. La única diferencia, por tanto, solo puede radicar en la integridad de los dos candidatos posibles que pueden responderle (aplausos), usted o yo, señor Sánchez. Es así, señorías.


Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno. (Rumores.-Risas). Lo reitero porque creo que hay una bancada que no me ha oído con perfección. (Risas). Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno, pero no
acepto pagar el precio que me piden para serlo. (Aplausos.-El señor López Álvarez, señalando los escaños situados en la parte derecha del hemiciclo: VOX). La honestidad con uno mismo y la responsabilidad con los demás son un valor, aunque haya
muchos que lo subestimen. (Aplausos.-Rumores.-El señor López Álvarez pronuncia palabras que no se perciben). Agradezco a sus señorías socialistas que me vean incapaz de pactar lo que ustedes van a pactar; se lo agradezco mucho, señorías.
(Aplausos.-Un señor diputado: ¡Muy bien!).


Ahora bien, lo que acabo de responder no es porque lo diga yo (un señor diputado: ¡No!); es la misma respuesta que habrían dado desde esta tribuna el presidente Suárez, el presidente González, el presidente Aznar, el presidente Rajoy
(rumores.-Aplausos) e incluso, si me apuran, el presidente Zapatero en su momento, que nos pidió los votos del Partido Popular para decir no al plan Ibarretxe. (Aplausos). Señorías, esta misma respuesta es la que habrían apoyado todos los
secretarios generales que ha tenido el Partido Socialista Obrero Español, del primero (la señora ministra de Hacienda y Función Pública en funciones, Montero Cuadrado: Al último) a su antecesor, el señor Rubalcaba. Todos, señorías. Y esta misma
respuesta es la que le falta por verbalizar a usted. Todos nuestros predecesores habrían respondido lo mismo. Lo habrían hecho porque lo que el independentismo plantea, además de ser una aberración jurídica y moral -de eso no hay duda-, es sobre
todo un ataque directo a los valores democráticos esenciales de nuestro país. (Aplausos). Señorías, otorgar a quienes pusieron en grave riesgo nuestra convivencia privilegios que se les negarían al resto de los españoles quiebra el principio de
igualdad. Privar de todo efecto las resoluciones judiciales que castigaron esas graves conductas rompe la separación de poderes; desautorizar la defensa de la legalidad quebrantada que llevaron a cabo las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado
las debilita; reducir a meras soflamas posiciones firmes en estas Cortes cuando se aprobó el artículo 155 cuestiona las Cortes, y quedaría



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también discutida la intervención del rey en el año 2017. (Aplausos). Todo ello se haría sin que hubiera detrás ninguna convicción profunda, tan solo el estado de necesidad parlamentaria de una sola persona; todo ello se haría sin una
sola contrapartida para el conjunto de los españoles. Se cedería a cambio de nada, no en pro de ninguna convivencia. Falso. Sucedería a pesar de que los partidos secesionistas proclaman que volverán a repetir su desafío. ¿Qué demócrata puede
defender servírselo en bandeja? Desde luego, yo no. Creo que, al revés, debemos reforzar los instrumentos para proteger la dignidad del Estado con dos decisiones que les anuncio: la primera, incorporando al Código Penal un delito de deslealtad
constitucional, como ocurre en la mayoría de los países de nuestro entorno (aplausos), y la segunda, señorías, volviendo a incrementar las penas por malversación de fondos públicos.


En realidad, todo esto parte de la gran falacia de que la investidura del próximo presidente del Gobierno tiene que pasar irremediablemente por aceptar todas las exigencias del independentismo. No es cierto. Incluso debería ser al revés,
porque los españoles no votaron que fueran decisivos al otorgarles tan solo el 5,5 % de la totalidad de los votos; es más, para lo que demandan no se pidió consentimiento a los españoles y, en consecuencia, los españoles no lo concedieron.
(Aplausos). Por tanto, ni el independentismo puede pretender ni el PSOE permitir que decida por todos los españoles Bildu, que hace menos de seis meses llevaba a más de cuarenta condenados por terrorismo en sus listas. (Aplausos). No se puede
permitir que decida por todos los españoles Esquerra, que se jacta de obligar al socialismo a hacer siempre lo contrario a lo que promete, y que decida por todos los españoles Junts, menos aun después de escuchar todo lo que ha exigido. También es
mentira que no exista otra alternativa. Es mentira el 'somos más' que el candidato socialista proclamó la noche electoral para tapar que era el primer presidente en ejercicio que no ganaba unas elecciones generales desde hace veintisiete años.
(Aplausos). Señorías, dejar sin efecto la justicia en función de quien delinca y promover iniciativas anticonstitucionales o inmorales no reúne ninguna mayoría de ciudadanos en España, es falso; ni siquiera representa a la mayoría de catalanes.
Tampoco es verdad. Los votantes no independentistas son casi el triple de los que lo son.


Por supuesto, hay otro camino. Yo mismo lo demostré hace solo tres meses. Cuando el PSOE necesitó el apoyo de mi partido para obtener la Alcaldía de Barcelona, lo obtuvo. Cuando volvimos a hacer lo mismo en la capital de Euskadi, en
Vitoria, lo obtuvo. Y el PNV obtuvo la Diputación Foral de Guipúzcoa gracias a mi partido, para evitar que gobernara Bildu. (Aplausos). Señores del Partido Socialista y del Partido Nacionalista Vasco, si creen que me arrepiento de darles el apoyo
a cambio de nada, la respuesta es: No, no me arrepiento. (Aplausos). ¿Los que pregonaron que era peligrosísimo que el independentismo gobernase la capital de Cataluña o que Bildu se hiciese con importantes instituciones vascas ahora pretenden
convencernos de que lo mejor es que esos partidos nos gobiernen a todos y a cada uno de los españoles? Sorprendente, quizás. (Aplausos).


Señorías, somos más, infinitamente más los que seguimos comprometidos con la democracia y el Estado de derecho. Es lo que votamos, y por esa mayoría real estoy aquí. Por ello os presento hoy mi candidatura, la pongo a disposición de todos
los españoles y, también, la someto a la valoración de esta Cámara. Vengo a proponerles que levantemos un futuro en común de crecimiento y de bienestar a partir de lo que nos une, en lugar de que sigamos excavando por separado hasta descubrir el
nuevo fondo que podemos tocar como nación. Les propongo que tomemos el ejemplo que está vivo fuera del hemiciclo. La política de bloques no nace de la sociedad española, se está pretendiendo imponer a la sociedad española desde arriba, y no lo
comparto. No vamos a ser un mejor país con un nuevo proceso de división, ni unilateral ni bilateral, lo seremos a través de un nuevo proceso de entendimiento, y les puedo asegurar que, a estas alturas de mi vida, es el servicio que quiero prestar a
mi país como presidente. (Aplausos). Quiero contribuir a recuperar una España que, como dijeron los constituyentes de Cádiz, no es ni puede ser patrimonio de una persona o de una familia, de ninguna. Por eso, lo que vengo a ofrecer es un gobierno
que se haga cargo de tres objetivos tan difíciles como exigentes: dejar atrás los bloques y los bloqueos, garantizar la estabilidad del país y abordar un programa de reformas a través de grandes acuerdos en el conjunto y comunidad por comunidad, es
decir, que todos los españoles sigamos ganando con independencia de dónde vivan o a quién voten. Pido su apoyo para un Ejecutivo del Partido Popular que asumiría esta responsabilidad en solitario como primera fuerza de las elecciones. Pero no
pretendo gobernar en soledad, mi planteamiento es apoyarme en un trabajo colectivo que se desarrolle en esta Cámara y también con la sociedad, tomando como ejemplo la Transición, sí, y también sus objetivos: garantizar la estabilidad de la nación
para las próximas décadas y asegurar la igualdad de todos los españoles mediante el impulso de seis grandes áreas de trabajo en común, que desarrollaré más adelante.



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Señorías, me he esforzado en tener un diálogo constructivo con casi todas las fuerzas políticas, incluso con las que tenemos mayor distancia y los desacuerdos más predecibles. De inicio, solo renuncié a hablar con el partido que acoge en
sus listas a condenados por terrorismo y les organiza homenajes, porque nada me parece comparable a esa inmoralidad, que deberíamos de prohibir por ley. (Aplausos). Sí, señorías, los homenajes a condenados por terrorismo deberíamos de prohibirlos
por ley, por el respeto que merecen y tendrán todas las víctimas, fueren del partido que fueren. Con todos los demás que han querido me he hecho oír, los he escuchado y he recabado apoyos. En primer lugar, el de los treinta y tres diputados de
VOX, a los que agradezco su respaldo responsable y generoso. (Aplausos). A pesar de todas nuestras discrepancias y a pesar de ser la tercera fuerza electoral del país, no lo han condicionado a su presencia en el Gobierno. Igualmente, he obtenido
el apoyo de Coalición Canaria y de Unión del Pueblo Navarro, garantizado sin más contrapartidas que las expuestas públicamente. (Aplausos). Les agradezco a todos ellos su confianza y mantengo mis expectativas. Así he llegado, pues, con la
expectativa de 172 apoyos y así y solo así es como aspiro a lograr la mayoría necesaria para ser investido, dejando atrás coaliciones e intereses para beneficio de unos pocos y abriendo una nueva etapa de pactos de Estado que sirvan a todos. De
otro modo, no. Así, sí. (Aplausos).


Señorías, en aras de promover una última reflexión por su parte, expondré a continuación algunos principios que, en mi opinión, representan a la mayoría de españoles y que creo imprescindible recuperar para la política. El primero es que no
he venido aquí a engañar a nadie, ni a los españoles que confiaron en mí ni a ninguno de los partidos con los que llegue a acuerdos hoy o en el futuro. La política no puede normalizar el engaño sistemático. Debemos recuperar el valor que tiene la
palabra dada y también el valor de las palabras. (Aplausos). Yo no voy a disfrazar nunca cambios de opinión con lo que, simple y llanamente, son mentiras continuadas que la gente no merece. (Aplausos). El segundo principio, señorías, es gobernar
para todos, no a gusto de todos, porque eso es imposible, pero sí sin provocar rupturas sociales absurdas por razones ideológicas, por origen, por lengua, por edad, por raza, por género, por religión u orientación sexual; por nada de esto. El
cambio que defiendo no consiste en sustituir un sectarismo por otro, en modificar una ley caprichosa por otra que lo sea más aún. No acepto la tutela moral de nadie ni pretendo imponer la mía a los demás. Creo en la libertad. (Aplausos).


Por otro lado, señorías, les confieso que ser gallego es mi forma de ser español, y sé perfectamente que hay otras, por procedencia y por experiencia. Nadie tiene que explicarme que hay diferentes sensibilidades ideológicas o territoriales.
Nadie tiene que explicarme que hay varios idiomas, porque yo tengo dos y valoro todos los idiomas de España. Sé que España es diversa, se lo aseguro, pero con igual claridad digo que estoy harto de etiquetas de buen y mal español, de buen y mal
gallego, de buen y mal catalán. (Rumores.-Aplausos). Estoy harto de imposiciones de todo tipo, lingüísticas, de libertad de opinión, hasta de moral. En lo que de mí dependa, España será siempre una nación de ciudadanos libres e iguales.
(Aplausos). Jamás apoyaré que un español de una ideología tenga más derechos que otro. Yo no. La política no cumple con su deber si, cuando interviene, resulta un trato distinto entre ciudadanos que deben ser iguales y, menos aún, si esas
diferencias son tan inmorales como las que ya he comentado al inicio del discurso.


Lo que les planteo no es ahondar en la división de España en dos, sino trabajar en una sociedad más inclusiva desde todos los puntos de vista, y hay un amplio margen, sin necesidad de generar nuevas desigualdades. Les pondré algún ejemplo.
La igualdad de oportunidades no está blindada si más de una cuarta parte de la población vive en riesgo de pobreza. Este Gobierno ha traído más de quinientos mil nuevos pobres a España. La igualdad entre hombres y mujeres no mejora si la violencia
machista es creciente y, por desgracia, en su forma más extrema, como lo está siendo este año. La igualdad intergeneracional no existe si los jóvenes tienen peores expectativas que sus padres, como ocurre en la actualidad. La igualdad de acceso a
una atención sanitaria de calidad no está garantizada -no- si faltan médicos, y solo el Gobierno central puede convocarlos. La igualdad en materia de educación se resiente si seguimos manteniendo diecisiete pruebas distintas para entrar en las
universidades españolas. (Aplausos). Tampoco, señorías, hay igualdad de servicios públicos si nacer en el entorno rural merma las posibilidades respecto a hacerlo en una gran ciudad o si se privan inversiones en función de qué partido gobierna en
una autonomía. La igualdad lingüística es una etiqueta si se discriminan unos idiomas o si indirectamente se proscribe la lengua común o cualquier otra. Todo esto ocurre en España. Esto sí que son injusticias. Me pregunto cuál de ellas
solucionaríamos hablando de amnistía o de autodeterminación. ¿Cuál? Ninguna.



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Señorías, expreso mi convicción profunda de que ninguna de las desigualdades que sufren los españoles pueden solucionarse sin un cambio radical de actitudes en el conjunto de la política. Nada se podrá mejorar si una mitad de España, sea la
que sea, intenta imponer su forma de entender las cosas a la otra. España debe afrontar reformas y, para que sean sólidas, solo cabe un camino a la vista del resultado electoral. Es el que hizo posible los Pactos de la Moncloa, los pactos
antiterroristas, el Pacto de Toledo, el Pacto contra la Violencia de Género y, espero, el pacto para reformar el artículo 49 de la Constitución, una deuda con las personas con discapacidad que yo me comprometo a saldar a la mayor brevedad.
(Aplausos).


Les pido su confianza para que impulsemos conjuntamente seis pactos de Estado: un pacto institucional y por la regeneración democrática, un pacto por el saneamiento de la economía, un pacto por las familias, un pacto por el Estado del
bienestar, un pacto nacional por el agua y un pacto territorial. Me referiré a ellos apuntando que, si bien el programa con el que ganamos las elecciones debe ser la base, entiendo que el resultado final dependerá de la aportación de todos. Lo que
vamos a decidir esta semana no es únicamente la estabilidad de un Gobierno o de un gobernante. España se juega la estabilidad de sus instituciones, que innegablemente viven en crisis de confianza, una crisis de confianza histórica. Por eso para mí
el pacto institucional es uno de los más urgentes e importantes.


Señorías, este documento (lo muestra), el pacto de calidad institucional y regeneración democrática, fue escrito con el único fin de abordar una verdadera regeneración democrática, y creo que sería una buena base para impulsar este acuerdo.
Permítanme que les proponga o que les comente algún ejemplo. Yo quiero gobernar velando por la independencia de las instituciones. La Fiscalía, el CIS, el CNI no son el coto privado de nadie. (Aplausos). Creo que debemos garantizar su
independencia. Otro ejemplo. Quiero gobernar sin abusar del real decreto ley. Creo que debemos devolver el protagonismo legislativo a las Cortes y utilizar la vía de urgencia solo para lo que no puede esperar, por ejemplo, la ley de los enfermos
de ELA. Para eso sí deberíamos utilizar el real decreto ley. (Aplausos).


Amigos, quiero gobernar sin laminar a nadie en las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado por razones discrecionales. Creo que debemos respetar su autoridad, poniendo al frente de la Dirección General de la Guardia Civil y de la
Dirección General de la Policía a mandos profesionales (aplausos), garantizando que la Guardia Civil de Tráfico no tenga que salir de Navarra y, por supuesto, cumpliendo con la equiparación salarial de la Policía Nacional y la Guardia Civil, así
como con las mejores acordadas con los funcionarios de prisiones. (Aplausos). Señorías, quiero gobernar con contrapesos y, por supuesto, respetando la separación de poderes, y por eso creo que debemos darle a la justicia los efectivos que
necesita, unos mil jueces y magistrados extra en los próximos cinco años (aplausos), y sobre todo su normal funcionamiento y su crédito, que se han visto erosionados en los últimos. No comparto que se les llamen fachas con toga a los jueces por
aplicar una ley mal hecha. (Aplausos). No comparto, insisto, que se les llamen fachas con toga, y menos aún que lo haga el Gobierno de la nación y que lo haga el Grupo Parlamentario Socialista desde esta tribuna. (Aplausos). Señorías, no
comparto señalamientos a magistrados, no. No entiendo que se impulsen leyes para anular por esa vía sentencias judiciales, no. No acepto que se nombren a ministros y a altos cargos magistrados del Tribunal Constitucional, no. (Aplausos). No
respaldo haber cambiado la ley para impedir que se cubran las vacantes del Tribunal Supremo, no. Y, por descontado, no comparto controlar la justicia, no. (Rumores.-Aplausos). Por eso, señorías, propongo aprobar la renovación del Consejo General
del Poder Judicial (rumores) a la vez que se registre en esta Cámara una ley de reforma del modelo de elección en la que los jueces elijan a los jueces y los juristas de reconocido prestigio se elijan en las Cortes Generales. (Aplausos). Aún hay
más. Defiendo que en el nuevo consejo no haya ningún político en sus listas. Creo que no cabe negociar entre partidos la presidencia del Supremo, le corresponde al Consejo, y deben cumplirse todas y cada una de las condiciones de elegibilidad que
ya defendimos en la negociación trucada. En la nueva ley debemos asumir el cierre total de las puertas giratorias entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial. (Aplausos). Señorías, no puede haber un ministro por la mañana y un fiscal general por
la tarde. Por tanto, defiendo la absoluta independencia de la Fiscalía General del Estado. Ambas cosas, los nuevos vocales y la nueva ley, deberían votarse y aprobarse el mismo día, una a continuación de la otra. Por resumir, garanticemos que la
justicia esté al servicio de los españoles y que no pueda estar al servicio de los políticos. Ese es el régimen, señorías. (Aplausos).


Señorías, todas estas propuestas tienen como único fin garantizar que España siga siendo una democracia plena, en lugar de seguir profundizando en una deriva iliberal que nos acerque a comportamientos propios de las autocracias. Y les
pondré otro ejemplo, que comprenderán bien, en el



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ámbito de la política exterior. Llevamos tres meses sin ejercer con plenas facultades la Presidencia rotatoria del Consejo de la Unión Europea que nos corresponde hasta diciembre, y todos sabemos por qué. La irresponsabilidad no ha sido
solo malgastar esta oportunidad en lo que a la imagen que deberíamos estar proyectando se refiere, además estamos privando a esta Cámara de ser debidamente informada de cuestiones clave para nuestro futuro, como el pacto de migración y asilo que se
está negociando. Es un debate de primera magnitud para España, primera interesada en que se encuentre el equilibrio entre la solidaridad y el control de fronteras, más aún a la vista de lo ocurrido en las últimas semanas en Lampedusa, y que ocurre
con distinta intensidad prácticamente todos los días en las islas Canarias, en el levante o en el sur. Por eso, una de las prioridades inmediatas de mi propuesta a esta Cámara incluye reactivar la actividad y la dirección de la Presidencia
española, con este asunto como prioridad, para lo que queda de año. Asimismo, defiendo que esta Cámara sea informada, con la debida prudencia, de las decisiones presentes y pasadas en materia de política exterior. Las Cortes conocerán las razones
del cambio de posición en el Sáhara Occidental con una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados. (Aplausos). Sí, señorías, estoy convencido de que las diputadas de Sumar votarían a favor.


Con carácter general, mi compromiso es inequívoco: recuperar el consenso en la política exterior de España; la construcción europea; el compromiso atlántico, que nadie debe cuestionar; la relación de respeto y libertad con nuestros
vecinos; lo relativo a la soberanía de Gibraltar, pensando sobre todo en los más de diez mil españoles que entran y salen todos los días; nuestro papel como puente con Latinoamérica, o, por supuesto, apoyar a todas las democracias del mundo que se
vean amenazadas frente a cualquier tentación de condescendencia con regímenes totalitarios. Todo esto nos corresponde defenderlo juntos, como lo hemos venido haciendo hasta hace cinco años. (Aplausos).


Señorías, el segundo gran reto colectivo que tenemos que afrontar es la mejora de la economía. Somos un gran país que ha progresado de forma excepcional en la etapa democrática, es indudable, pero esto no debe hacernos ignorar que ese
progreso se ha ralentizado, sobre todo en comparación con nuestro principal marco de referencia, los países de la Unión y los países de la eurozona. España es el país europeo en el que más se han empobrecido sus ciudadanos, y el Banco de España
apunta a una nueva subida de la inflación el año que viene. Estamos a la cola de la recuperación del producto interior bruto de Europa. El crecimiento de las quiebras empresariales se ha disparado un 200 % en los últimos cuatro años y los
ciudadanos han retirado en lo que va de ejercicio casi el 2 % de sus ahorros bancarios, una cifra que no se alcanzaba desde el año 2011. Es sencillo, señorías: a los españoles les cuesta más llegar a fin de mes porque sus salarios no han subido
tanto como los alimentos, como la luz, como la energía, como las hipotecas o como la vivienda. Este sí es el país que tenemos que gobernar, estos sí son los problemas que tenemos que afrontar, eso es lo que les preocupa a las mujeres y a los
hombres de España. (Aplausos).


Adicionalmente, deberíamos asumir con más responsabilidad las fragilidades de la economía española. El paro estructural es la más importante: tenemos el doble de desempleo que el resto de Europa, encabezamos el desempleo general y el
desempleo juvenil y registramos el segundo mayor desempleo femenino de Europa. La competitividad es también mejorable. Desde 2019 hemos retrocedido dos puestos en Europa en materia de producto interior bruto y la productividad cayó, mientras que
en el resto de la eurozona aumentó. Y lo más lamentable e irresponsable es que tenemos una deuda pública desorbitada. Es lamentable porque la flexibilidad de Europa, que además ha inyectado una cantidad de fondos histórica, no debió corresponderse
con un aumento de la deuda de más de 360 000 millones de euros en los últimos cuatro años, más del doble que la media de la Unión Europea. Y es irresponsable porque nos hace muy vulnerables en el contexto europeo de recuperación de las reglas
fiscales. Por todo ello, les propongo impulsar un pacto por el saneamiento de la economía que afronte en primer lugar lo más urgente, para, a continuación, trazar una estrategia que garantice un crecimiento más sano y sostenible. Ambas cosas
debemos hacerlas, en mi opinión, integrando, sin duda, a los agentes sociales y económicos, a trabajadores y empleadores; a los dos tenemos que reconocerles su papel institucional y socioeconómico histórico y también para el futuro. (Aplausos).


De manera inmediata, señorías, y atendiendo a las recomendaciones del tercer sector, propongo tomar las siguientes decisiones en favor de las familias con más dificultades -son la prioridad-. Reducir el impuesto de la renta a las rentas
bajas y medias con ingresos de hasta 40 000 euros para compensar la carga adicional que la inflación ha provocado en este impuesto durante estos años. Extender temporalmente la rebaja del IVA de los alimentos como la carne, el pescado y la conserva
y, hasta que no se controlen los precios, mantener el resto de medidas vigentes contra la inflación: el tipo reducido del IVA de electricidad



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y gas, la ayuda de 200 euros para los más vulnerables y la gratuidad del transporte público, eso sí, de acuerdo con la renta de los usuarios del transporte público, señorías. (Rumores.-Aplausos). Además, acordar con las entidades que los
recursos que destinan al impuesto de la banca se inyecten automáticamente a las familias que no pueden afrontar la subida hipotecaria. Cambiar el procedimiento del ingreso mínimo vital, que hoy deja fuera a dos de cada tres potenciales
beneficiarios, y aprobar en el seno del diálogo social en el primer año de legislatura un calendario de subida del salario mínimo interprofesional con criterios objetivos para alcanzar el 60 % del salario medio, tal y como hemos comprometido con la
Unión Europea. (Rumores.-Risas y aplausos). Comprendo su sonrisa, señorías. (Rumores). Con ustedes, el incremento del salario mínimo está por debajo del incremento de los precios y con nosotros el incremento del salario mínimo supera el
incremento de los precios. (Rumores.-Aplausos). Lo comprendo.


Señorías, atendido lo más urgente, propongo centrarnos en el objetivo de un crecimiento real medio del 2,5 % cada año en la próxima década. Por ello, propongo acometer tres reformas: una Administración más accesible y más económica, una
reforma en el ámbito fiscal y una reforma para dar mayor facilidad a los empleadores. La reforma administrativa es necesaria, es la mejor manera de liberar el gasto superfluo que nos permita atender otras prioridades, pero además debemos
desarrollar un plan de facilidades administrativas. ¿Saben ustedes cuánto hemos legislado de media anualmente, cuántas normas se han publicado en el Boletín Oficial del Estado anualmente? Fueron 140 766 folios. Esto supone 385 páginas de nuevas
normas cada día desde que el Partido Socialista y sus socios gobiernan España. En mi opinión, esto no es razonable, y además Europa nos insta a trabajar de una forma distinta. En mi opinión, es posible hacerlo, por ejemplo, ampliando el
procedimiento de declaración responsable, generalizando el silencio administrativo positivo o asumiendo el compromiso de eliminar tres normas vigentes por cada una nueva que aprobemos. (Rumores). Ya sé que les parece poco, se puede hacer más.
(Aplausos).


En segundo lugar, señorías, creo que debe afrontarse una reforma fiscal. En la última legislatura, los españoles, sobre todo los de menos renta, han tenido que soportar cuarenta y dos subidas fiscales, 42 655 millones más de impuestos han
pagado los españoles desde el año 2019, con un PIB similar al del año 2019. (Aplausos.-El señor López Álvarez hace gestos afirmativos). Le agradezco que lo ratifique. Así gobierna cualquiera, señorías. También han tenido que aguantar la moralina
de que se hizo exclusivamente para proteger a los que menos tienen. ¿Qué bien se hace creando un nuevo impuesto a los plásticos, antes que nuestros socios europeos y que encarece aún más los alimentos en plena escalada de precios, si después ese
dinero se utiliza para financiar el cine o los viajes de las rentas más altas? No deja de ser curioso tener que recordarlo, señorías, pero el gratis total no hace ningún bien. Cuando se hace para mercadear electoralmente es lamentable. Pensar que
a los jóvenes o a los mayores se les puede comprar y conseguir su voto es inmoral, es tenerlos muy poca consideración. Por eso pretendo que les garanticemos respeto. (Aplausos). Creo que podemos hacerlo con una reforma fiscal con la que, sobre la
base de los trabajos del comité de expertos, que parece ser ya han abordado este asunto, garantizando no poner en peligro la sostenibilidad del sistema y tomando como ejemplo las comunidades donde se han aplicado rebajas selectivas -están aquí los
presidentes que han rebajado los impuestos en las comunidades autónomas de España-, lograremos tres objetivos. Primero, contribuir a la actividad económica y a la creación de empleo con captación de nuevas inversiones y patrimonios extranjeros.
Segundo, hacer más atractiva la vida en el rural, con una política de impuestos cero en estos entornos. Y, tercero, mejorar la equidad de las cargas tributarias, sobre todo buscando el alivio de las familias con menos recursos y de las clases
medias. Proteger las rentas más modestas y recuperar las clases medias, cada vez más afectadas en España, es un objetivo esencial para una sociedad igualitaria.


Por último, en el ámbito económico someto a su consideración garantizar más facilidades a los empleadores. Y antes de que algunos de ustedes proclamen las soflamas, mi intención no dista mucho de lo que se hace en otros lugares de Europa,
por ejemplo, en Portugal o Alemania. En primer lugar, creo que esta tiene que ser la legislatura de las pymes y los autónomos: son el alma de nuestra economía, el 99 % del tejido productivo, y, lamentablemente, han sufrido enormemente en los
últimos años. Pongo a su disposición el plan que para ellos prevé el programa electoral con el que mi partido se presentó a las elecciones y que, como saben, contempla facilidades de todo orden para este colectivo.


Adicionalmente, les planteo reflexionar sobre la conveniencia de concentrar recursos de manera excepcional. Propongo que los pequeños emprendedores que empiecen no paguen impuestos en los dos primeros años de su actividad. (Aplausos).
Sería, sin duda, una apuesta estratégica por el emprendimiento, considerando que somos el país de Europa con mayor paro juvenil, y también para reactivar la economía con más intensidad, frente a la incertidumbre social.



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Por otro lado, un país como el nuestro, que ha vuelto a liderar el paro en Europa, cuando había dejado de hacerlo, no puede aceptar el desempleo estructural. La gente quiere desarrollar su vida con un trabajo digno y las empresas quieren
poder disponer de personal cualificado. Con independencia de lo que figure en los datos oficiales del paro, la economía acusa la falta de casi un millón de trabajadores, y también, pese a destinarse 6000 millones de euros a políticas activas de
empleo, la ratio de colocación es de uno cada cien, de acuerdo con la AIReF.


Para intentar dar la vuelta a esta situación, les propongo primero conocer la situación real. Por ejemplo, hagamos público de una vez el número de fijos discontinuos inactivos en nuestro país. (Aplausos). Y después, cuando sepamos los que
realmente están en paro, tracemos una estrategia nacional de formación con las comunidades en una conferencia de presidentes específica con todos los centros de formación que pueden implicarse en esta tarea y con las empresas, concentrando en una
plataforma nacional de obligada adhesión todas las vacantes laborales para casar adecuadamente oferta y demanda.


Por último, el deber de un Gobierno responsable es acompañar a los inversores; no hostigarles, no ahuyentarles, que es lo que está pasando. En general, la inversión está en un 1,8 por debajo de la de hace cuatro años. En la gran mayoría
de países de la Unión la inversión subió, pero es que la inversión extranjera se ha desplomado un 74 % en el segundo trimestre del año 2023 respecto del mismo trimestre del año anterior. ¿Qué se podía esperar? ¿Insultarles y que pusieran la otra
mejilla?


Señorías, propongo, en primer lugar, crear una oficina de proyectos industriales estratégicos y un fondo de inversión para consolidar el crecimiento de las startups; en segundo lugar, la reducción temporal de las cotizaciones para paliar la
subida de los costes laborales; en tercer lugar, la desgravación fiscal para las nuevas inversiones, especialmente para la adaptación al cambio climático y la digitalización, y para inversiones en innovación; una fiscalidad para captar grandes
patrimonios, que nos acerque al resto de Europa y no atente contra las competencias autonómicas del sistema, y, sobre todo, seguridad jurídica. Es así como vamos a conseguir mucho más para la economía y el empleo, no sembrando la incertidumbre y
promoviendo el desprestigio contra quien tenga la pretensión de invertir en nuestro país (aplausos), porque, además, señorías, estamos desaprovechando una oportunidad de oro para eso, como son los fondos europeos. ¿Sabemos qué hay de esto? La
verdad es que nadie sabe a ciencia cierta ni en qué se invierte lo poco que se invierte. Se puede formular la pregunta a cualquiera de los sectores productivos estratégicos de la economía. La industria, la agricultura, el mar, el turismo, todos
coinciden: no está impactando en la economía lo previsto, ni siquiera con los PERTE. Se están inyectando a un ritmo mucho más lento del deseado y se está dejando al margen a las pymes, y la propia Unión ya ha sugerido refuerzos, a la vista de la
pésima ejecución.


Señorías, mi planteamiento en este punto es hacer todo lo que no se ha hecho: primero, transparencia, los españoles sabrán en qué se ha invertido o gastado hasta el último céntimo; segundo, una renegociación, renegociar mecanismos para
inyectar fondos más ágilmente, por ejemplo, con deducciones fiscales en nuestros sectores clave, como la industria, el sector primario o el turismo, y, tercero, la cogobernanza de verdad, la cogobernanza con las comunidades autónomas. (Aplausos).
Señorías, los fondos no son del Gobierno, son del Estado, y, por tanto, en su planificación deben participar las comunidades autónomas -que no participan-, los agentes sociales -que tampoco lo hacen-, los agentes económicos -que tampoco lo hacen- y
también este Parlamento -que tampoco lo hace-. (Aplausos).


El tercer gran acuerdo, señorías, es el pacto de Estado por las familias. El papel de la política no es juzgar a nadie, sino defender a todas las familias españolas. Es la respuesta adecuada a nuestra realidad demográfica, con una caída de
la natalidad cada vez más acusada, y es lo justo ante la situación de la mayoría de padres y madres, que viven con la lengua fuera -muchos abuelos, también-. España debe convertirse en el mejor lugar para vivir y para formar una familia. De ello
depende nuestro futuro, el de todos, y el deber de la política es dedicar más recursos y dar más facilidades para que así sea. Sugiero una política decidida como país en este sentido, con una aportación extraordinaria de 6000 millones de euros para
reforzar las ayudas a las familias numerosas, a las monoparentales y a las más vulnerables para facilitar su acceso a la vivienda y para incrementar las ayudas a la conciliación. En lo que de mí dependa, las escuelas infantiles de 0 a 3 años en
España serán gratuitas. (Aplausos).


En este ámbito también tenemos que abordar dos realidades vinculadas a la gestión del tiempo, en primer lugar el tiempo de trabajo. De acuerdo con los datos más recientes, el 80 % de los empleados en España afirman no tener poder de
decisión sobre la organización de sus horarios laborales. Esta cifra contrasta con la de otros países: en Suecia y Finlandia el porcentaje es de poco más del 30 %, en Dinamarca y Alemania alrededor del 50 % y en Bélgica y Francia ligeramente
superior al 60 %. Las



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limitaciones en la autonomía horaria complican la conciliación, dificultando dedicar a los hijos el tiempo que precisan, e inciden en la productividad y la salud mental. Propongo afrontar este reto, pero que no lo hagamos de cualquier
manera; por supuesto, no a golpe de real decreto, como hace el Gobierno.


El tejido económico es lo suficientemente complejo, y hay vida inteligente en él para que este tema se resuelva con la precisión quirúrgica que cada empresa precisa. En este sentido, convoco a los agentes sociales y económicos a trabajar
para que en el plazo de un año podamos disponer de un marco general, que luego pueda desarrollarse vía convenios colectivos en cada centro de trabajo, con dos fórmulas prioritarias: semana laboral flexible y banco de horas para que los trabajadores
puedan disponer de ellas, por ejemplo, en los períodos no lectivos. Señorías, a menudo se dice que los niños y los jóvenes de hoy son la generación con más oportunidades, pero no es cierto: les está faltando lo más importante, sus padres y su
familia, y todos tenemos que contribuir a devolvérselos. (Aplausos).


El otro gran asunto al que me refería, vinculado en buena medida con el problema anterior, es el tiempo que los menores dedican a las redes sociales. Este también es un problema de primera magnitud, lo saben bien las familias. Sus efectos,
como violencia sexual, suicidios y depresión, nos convocan como sociedad. Desde hace meses hemos establecido contactos con las tecnológicas para que se lo tomen más en serio, y les planteo garantizar por ley mayores barreras en el acceso a los
contenidos tecnológicos por parte de los menores. Es responsabilidad de todos protegerles más. (Aplausos).


Señorías, en general, el Estado del bienestar requiere también un análisis más riguroso, que permita llegar a planteamientos duraderos y sostenibles. Tenemos que disfrutarlo hoy, sí, pero tenemos que garantizarlo para nuestros hijos y para
nuestros nietos mañana. Solo garantizaremos el Estado del bienestar si trabajamos en él mirando la pirámide de población. Este es el objetivo del cuarto pacto de Estado, quizás el más importante para alcanzar una verdadera sociedad de ciudadanos
libres e iguales. Me he referido antes a ello: la igualdad empieza en la educación; solo existe si hay oportunidad e igualdad de oportunidades desde el principio. Por eso, rechazo tajantemente que la educación sea un arma de enfrentamiento
político. Es el futuro de nuestra gente la que ponemos en juego. Es eso lo que hemos dañado con ocho reformas educativas desde el inicio de la democracia. Mi voluntad es la de negociar con las fuerzas políticas, la comunidad educativa y la
sociedad civil hasta garantizar una ley de educación que no cambie con el Gobierno siguiente. También creo que debemos rebelarnos -yo, desde luego, lo hago- contra el hecho de asumir como normal que casi el 30 % de nuestros jóvenes no terminen los
estudios posteriores a la ESO -es casi el doble de la media de la OCDE-. Y en tasa de abandono educativo temprano, solo nos supera Rumanía.


Si obtengo su confianza, tienen el compromiso de que el Gobierno firmará contratos-programa con las comunidades autónomas para garantizar la igualdad de oportunidades, impulsará un plan de tutorías para dar apoyo individualizado a los
alumnos que lo precisen fuera del horario lectivo, aprobará un plan para renovar los centros educativos con una edad media de cuarenta y cinco años y, por supuesto, respetará la educación especial para las familias que lo deseen. (Aplausos). Y
asumo la garantía de que no habrá imposiciones ni adoctrinamientos en las aulas. (Aplausos). La política está para garantizar las enseñanzas, a las que tienen derecho los alumnos y las alumnas, y está para asegurar la libertad de las familias;
para nada más, insisto, para nada más.


Es imprescindible acometer el debate en profundidad que se requiere para garantizar la sostenibilidad y la viabilidad del Sistema Nacional de Salud. (Aplausos). Les garantizo que con cinco ministros en cinco años es imposible. (Risas).
Es imposible, sobre todo, además, nombrando a ministros que no saben nada de Sanidad. (Risas y aplausos). El peso sanitario es cada vez mayor en los presupuestos autonómicos, aunque la mayoría del Gobierno no lo sepa, y nada más por nuevos
tratamientos, que debemos implementar de forma cada vez más personalizada, y por la gran noticia del incremento de la esperanza media de vida de las mujeres y los hombres españoles. Además, debemos tener presente que en menos de diez años España
contará con más de trece millones de mayores de sesenta y cinco años, con lo que incrementaremos la cronicidad, la pluripatología y el incremento del consumo de fármacos. Les planteo reunir a un verdadero comité de expertos -este que exista- para
que los aborde de forma sosegada. (Aplausos). Y, antes de reunir al comité de expertos, el ministro o la ministra de Sanidad tomará dos decisiones: la primera, un plan de choque de atención primaria que permita convocar un MIR extraordinario para
médicos de familia y primar a aquellos que decidan ejercer su actividad en el medio rural (aplausos), y otro para dotar también de más médicos a la salud mental en la sanidad pública, centrándonos en la atención temprana. Ni las cifras de suicidio
ni los consumos de ansiolíticos son razonables. Es evidente que esto no puede aplazarse ni un minuto más. (Aplausos).



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Señorías, en la pasada legislatura no se consiguió que acceder a una vivienda resulte más sencillo -bien al contrario- y el precio del alquiler no ha dejado de crecer, lo que muestra el fracaso de la decisión de intervenir el mercado. Si
obtengo la confianza de la Cámara, les propongo tomar como base el plan de vivienda comprometido en mi programa electoral, que no propone soluciones mágicas ni modelos intervencionistas que no funcionan, sino una apuesta útil, que dé total prioridad
a los jóvenes y a los vulnerables y que necesariamente pasa por incrementar históricamente la oferta, aprovechando suelos públicos y ociosos, y por dar seguridad jurídica a los propietarios que la han perdido, porque, señorías, las okupaciones de
inmuebles no paran de incrementarse, y no se puede ser indolentes ante esto. No se puede presumir de compromiso social y luego ignorar situaciones como las que leo (muestra algunos artículos de periódico): 'Denuncia la okupación de la casa de su
madre, que tiene alzhéimer'. 'Okupas gastan 319 000 litros en llenar la piscina'. 'Una anciana de 98 años encuentra su casa okupada tras regresar del hospital'. ¿Esto no existe? Cuarenta y seis okupaciones diarias, señorías. Esto existe.
(Aplausos). Por eso es inaceptable, y hay que cambiar la ley para desokupar en veinticuatro horas.


El último gran pilar del pacto por el estado del bienestar exige que miremos a nuestros mayores con respeto y a nuestros hijos con responsabilidad, y eso implica huir de bulos: en primer lugar, que el PP nunca congeló las pensiones, como
hizo el Partido Socialista Obrero Español. (Aplausos). Por cierto, con el voto de algunas señorías que se sientan aquí se congelaron las pensiones. (Aplausos). En segundo lugar, implica dejar fuera de la refriega política esta cuestión, que
nunca debió salir del acuerdo colectivo que teníamos consolidado y que conviene reactivar por el bien de los mayores, de las viudas de hoy y de las de mañana. Mi propuesta es devolver las pensiones al Pacto de Toledo, garantizar siempre y en
cualquier circunstancia su revalorización -ni congelar ni reducir- y blindar su suficiencia hoy y en el futuro. Esta es mi propuesta. (Aplausos).


Señorías, tenemos que recuperar el significado de la política como el mejor ejercicio del servicio público, sin olvidar ningún bien básico, y el agua, sin duda, lo es. Esta materia exige también un pacto de Estado, y le pido encarecidamente
que sea constructivo, reflexivo y pragmático. Promovamos un gran acuerdo nacional del agua, que incluya, primero, un plan de acción de 40 000 millones de inversión en los próximos seis años; segundo, la definición de una red nacional estratégica
del agua para avanzar en una mejor gestión integrada, así como una gobernanza adaptada al siglo XXI; tercero, un plan de modernización de infraestructuras, presas y canales para adaptarlo a las necesidades actuales; cuarto, un plan de actuación
para un uso más eficiente del agua en el regadío, y, quinto, debo apuntar que en la próxima semana Granada acoge la reunión de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, y sería un fracaso, en mi opinión, que la cuestión del agua no
estuviese en la agenda del encuentro.


Señorías, abordar la sequía no es una elección política; no puede serlo, es inaplazable, y es imprudente hacer partidismo de ello. No voy a contribuir al enfrentamiento que otros promueven. Los hombres y mujeres que trabajan en el campo
son los primeros guardianes del territorio y, desde ese punto de vista, los mejores ambientalistas. (Aplausos). Tampoco voy a contribuir al enfrentamiento entre territorios; contribuiré en todo lo que esté en mi mano a que abordemos la falta de
agua como lo que es, una cuestión de Estado. Les avanzo igualmente que no voy a perder ni un segundo en discutir sobre el cambio climático, por muchos esfuerzos que hagan cualesquiera de ustedes. Me propongo afrontar este asunto con las evidencias
que la ciencia nos aporta, con los instrumentos que la tecnología ofrezca en cada momento y con el sentido común de la mayoría de los españoles, que, sencillamente, reclaman una economía más verde, por supuesto, a la que nos acercamos sin visiones
apocalípticas sino con el equilibrio entre la sostenibilidad ambiental y el desarrollo económico y social. (Aplausos).


En efecto, la economía verde es una oportunidad para ser una mejor sociedad y también para que las actividades relacionadas con el agua, la energía, la gestión forestal y los residuos, la agricultura, la ganadería y la industria alimentaria
generen empleo y riqueza, apoyados en la ciencia y la tecnología. Adicionalmente, la energía es un recurso estratégico y no tener garantizado el acceso a una energía limpia, barata y segura limita nuestra competitividad. Necesitamos, por tanto, un
mapa energético seguro, que reduzca nuestra dependencia de un gas y un petróleo que no tenemos. Cuando el año pasado Europa buscaba desligarse del gas, aquí, en España, se consumió más gas que nunca, y, cuando debíamos avanzar en la
descarbonización, aquí, en España, se incrementaron las emisiones de CO2 para generar electricidad. Creo que este no es el camino. Transición ecológica, sí; dictadura activista, en ningún caso, señorías. (Aplausos).


Señorías, nada nuevo se consigue con el enfrentamiento. Por eso lo rechazo, también para impulsar el sexto y último pacto de Estado, el territorial. Debemos partir de que el Estado de las autonomías fue un



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compromiso de convivencia. No fue la primera fase de un proceso de descomposición del Estado. En tiempo récord pasamos de un país unitario a otro que es uno de los más descentralizados del mundo, y tenemos que valorar que así sea. Por
supuesto, hay deficiencias -en mi opinión, no son achacables al modelo que nos dimos, sino a gobernantes concretos de territorios concretos-; por supuesto, se pueden hacer ajustes, pero dentro del límite constitucional que todos acatamos, y, por
supuesto, el buen desarrollo autonómico es fundamental para el bien común. Por eso, además de hablar durante estas últimas semanas con los partidos, también he querido hacerlo con los presidentes de las comunidades autónomas que quisieron aportar
ideas a este pacto territorial. He hablado con el lehendakari vasco, con los trece presidentes del Partido Popular, con el presidente del Gobierno de Canarias, de Coalición Canaria, y con el presidente de Castilla-La Mancha, del Partido Socialista.
Lamento no haber podido hacerlo con todos los que, simplemente, o no han querido hablar o no les han dejado hablar. (Aplausos).


En cualquier caso, señorías, he podido conocer de primera mano la mayoría de las necesidades específicas de cada autonomía, y el próximo Gobierno debe afrontarlas. Mi compromiso es que los ciudadanos de Ceuta avancen en políticas de
vivienda y ayudas al transporte, que los ciudadanos de Melilla cuenten con la ayuda de un gobierno para impulsar conectividad, empleo y digital (aplausos), que los habitantes de Castilla y León tengan la certeza de que habrá una estrategia para
apoyar más y mejor el medio rural, que a la Comunidad de Madrid -igual que al resto- se le reponga su autonomía fiscal e -igual que en el resto- se incrementen los médicos, para un sistema sanitario absolutamente imprescindible. Baleares quiere una
justa compensación por su insularidad y yo lo apoyo. Extremadura quiere una alta velocidad de verdad (aplausos), y yo creo que hay que trabajar por eso, ¿no? Navarra quiere completar el canal de Navarra y una educación de calidad y de libertad.
Mi compromiso, por supuesto, es impulsar la agenda canaria, para eso la firmé; defender una negociación justa de la PAC, de acuerdo con las necesidades de los ciudadanos de Castilla-La Mancha; aprobar para Aragón un plan Pirineos y ayudar con un
programa concreto de despoblación, que se puede extender al resto. La Comunidad Valenciana quiere un modelo de financiación justo y coincido en que hay que afrontar este debate. (Aplausos). La Región de Murcia necesita un compromiso serio con el
Mar Menor y acepto suscribirlo desde el Gobierno. Los vecinos de La Rioja quieren una mejora de sus conexiones ferroviarias, y tienen derecho. Cantabria quiere acabar con su aislamiento en materia de infraestructuras y debemos ayudarle en esta
justa reivindicación (aplausos), como tenemos que ayudar a Asturias y al noroeste a defender el corredor atlántico, y, en el caso de Asturias, a frenar su declive industrial. (Aplausos). En el caso de Andalucía, en su defensa del pacto del agua,
que se le permita mantener su pujanza como la comunidad más poblada de España. (Aplausos). Señorías, supongo que aceptarán que conozco razonablemente bien los compromisos con Galicia; por tanto, los doy por reiterados. (Aplausos). Están todos
igual de incumplidos desde que me fui. Recuperar pujanza empresarial e industrial es una de las materias pendientes de Euskadi y, desde luego, mi mano está tendida para eso. Y Cataluña. Más allá del España sí o del España no, lo que quiere esta
gran tierra es recuperar su prestigio, su calidad de vida, las empresas que se han ido y lograr que sus esfuerzos fiscales, sobre todo en el pago de los impuestos que establece la Generalitat, sean reconocidos por un país que les quiere dentro, y no
fuera, y también ese es mi compromiso. (Aplausos).


Mi concepción de la política territorial consiste en esto, en dar respuesta a las diferentes necesidades para que con las mejoras de una parte progresemos el conjunto. También aspiro a que afrontemos en común las áreas que son comunes.
Especialmente quiero comprometerme con la reforma del Senado como, por fin, una verdadera Cámara territorial, así como iniciar la reforma del sistema de financiación autonómico en el primer semestre del próximo año y un nuevo modelo de financiación
local para garantizar que todos los españoles, con independencia de dónde vivan, tengan los mismos servicios. (Aplausos). Y en lo que no estoy de acuerdo -y lo digo claramente- es en que se pretendan sustituir los derechos que corresponden a las
personas por derechos de territorios. (Aplausos), como tampoco comparto, señorías, convertir negociaciones que deben ser multilaterales en conversaciones secretas a dos, utilizar los presupuestos generales del Estado para satisfacer exigencias
particulares en contra de la igualdad o utilizar las lenguas cooficiales para la incomunicación entre los españoles. No creo que sea más gallego, más vasco o más catalán por ponerme un pinganillo o ver las cámaras del karaoke, señorías.
(Aplausos).


Con estas propuestas y estas convicciones he llegado hasta aquí, como les he dicho, con la expectativa -espero que asegurada, al menos- de 172 apoyos. Fíjense, los apoyos de un partido nacional reformista, autonomista y europeísta como el
mío. Los apoyos de una formación unitaria como VOX. (Risas). Señorías, no sé por qué se ríen ustedes de los estatutos de la tercera fuerza política. Quizá es porque hay algunos partidos que están en la Cámara que no tienen estatutos.
(Aplausos). Agradezco también los



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apoyos de una fuerza foralista, Unión del Pueblo Navarro, y de otra nacionalista, Coalición Canaria. (Aplausos). Por lo tanto, queda demostrado que es posible el acuerdo entre posiciones diferentes sin que unas nos sometamos a las otras.
Que sea posible ampliar esta mayoría hasta que sea suficiente no depende solo de mí, sino del sentido del voto del resto de partidos.


Me veo en el deber de dirigirme a ellos, no tanto por esperar un cambio de opinión -o sí- como por la convicción de que alguien que aspira a la Presidencia del Gobierno debe tener también un mensaje claro en su relación con el resto de las
sensibilidades políticas. Me dirijo, en primer lugar, a los partidos nacionalistas o a los abierta y activamente declarados independentistas. No quiero un país de pensamiento único y acepto con normalidad la sociedad plural que enriquece España.
De hecho, creo que no será sencillo encontrar en la política nacional presente o pasada otro presidente tan sensible con la España autonómica, con la importancia de las lenguas cooficiales y con las particularidades territoriales. (Aplausos). He
sido presidente autonómico durante muchos años hablando uno de los idiomas de Galicia, el gallego, y defiendo que los matices de cada autonomía son una riqueza, no son un problema. Pero sí les pido que no se arroguen en exclusiva la representación
de los territorios que representan; tampoco yo lo hago. (Aplausos). Igualmente, no se olviden de que están ustedes en esta Cámara con el derecho que les confiere el sistema democrático español. Pero, esa misma democracia la invoco, lógicamente,
para que cualquier postulado que tengan lo defiendan por las vías legales y el marco constitucional. (Aplausos). La ley y su cumplimiento, la acción de los tribunales y la exigencia de responsabilidad son la condición necesaria para la convivencia
en una sociedad libre y democrática de ciudadanos iguales en derechos y obligaciones. La ley, señores independentistas, es una garantía. (Aplausos). Es sorprendente, señorías, que esto haya que reafirmarlo aquí cuarenta y cinco años después de
aprobar la Constitución española. Por cierto, la democracia empezó en 1978 y, por tanto, nuestra memoria democrática también.


Por otro lado, creo que debo afirmar ante ustedes que soy un presidente de fiar; soy un presidente de fiar. (Aplausos). Créanme, no llegué ayer. Jamás les diré que sí a todo, pero no tengo ninguna duda de que a Cataluña o al País Vasco
les vendría bien un presidente del Gobierno que no vaya a engañar a sus ciudadanos. (Aplausos). Porque, señorías, ¿qué les hace pensar que todo lo que hoy se usa para satisfacer sus exigencias no se utilizará contra ustedes cuando ya no los
necesiten? (Aplausos.-Varios señores diputados: ¡Muy bien!). Háganme caso, señorías, especialmente las señorías de Junts y del PNV, háganme caso. (Aplausos).


Finalmente, les solicito que no quieran más a sus deseos que a toda la gente que tenemos que representar, compartan o no lo que ustedes piensen. No me recrearé en las consecuencias electorales de sus alianzas; está a la vista que
electoralmente no han sido muy rentables (rumores), pero, allá ustedes. Han reducido casi en exclusiva su razón de ser a la cuestión identitaria. Y, directamente, señores del PNV y de Junts, a mí no me han votado para entregarles la
autodeterminación o la amnistía. ¿Les han votado a ustedes para que se aplique la política económica de Podemos? (Aplausos.-Varios señores diputados: ¡Bravo!).


Señorías, quiero dirigirme, para finalizar, al segundo partido de la Cámara, al Partido Socialista. (Rumores). ¿No es el segundo? (Rumores). Es el segundo. A mí me parece una anomalía la incomunicación entre el Partido Popular y el
Partido Socialista. Lo digo abiertamente, es lo que he pensado siempre. Sería lógico en democracia para los grandes acuerdos que los dos partidos que se han alternado en el Gobierno de España se entiendan. Además, una conversación fluida y una
ancha capacidad de entendimiento entre el Gobierno central, el Gobierno de las comunidades autónomas y los poderes locales son requisito inexcusable para presidir el Gobierno de España. Y les recuerdo que mi partido no solo es la primera fuerza en
este Congreso de Diputados, sino que tiene la mayoría absoluta en el Senado; gobierna en doce comunidades autónomas y en las dos ciudades autónomas, es decir, en más de dos terceras partes de la población española; cuenta con la presidenta de la
Federación Española de Municipios y Provincias; gobierna en más de 3200 municipios, entre ellos, 30 de las 50 capitales de provincia, y en 27 diputaciones provinciales. (Aplausos). Les aseguro, señorías, que no menciono estas cifras para
vanagloriarme de nada, sino para formularles una simple pregunta. ¿Puede nadie aspirar a gobernar España desconociendo y dando la espalda al partido que sostiene toda esta presencia territorial? (Varios señores diputados: Sí, sí.-Rumores).


Adicionalmente, debo advertirles de un profundo error o una profunda mentira, sería una más. El independentismo, pese a tener menos votos, se arroga la mayor influencia de la historia, porque los constitucionalistas hemos estado más
desunidos que nunca. Sí, es verdad que hay menos protestas, pero ¿para qué se van a movilizar si obtienen de ustedes todo lo que quieren sin levantarse del sofá?



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(Aplausos.-Risas). Y ¿para qué van a salir a la calle si hasta, vicepresidenta mediante, van a buscarlos a su casa? (Risas.-Aplausos).


Señorías, resulta lamentable que el Partido Socialista haya llegado a todo esto, y que lo haga, además, sobrepasando barreras antes infranqueables, como acusar de golpismo a todo el que se salga de la supuesta línea oficial, o arrinconando
incluso y purgando a socialistas discrepantes por, simplemente, recordar lo que ustedes decían hace dos meses. (Risas). Aquellos que claman contra la deriva actual de su partido no son nostálgicos de un tiempo perdido para siempre, no idealizan el
pasado, sino que se sienten orgullosos de la Transición y de la democracia que construimos entre todos, y piensan que hay valores, principios y bases que evolucionan, pero que no deben ser destruidos por nadie. ¿Saben lo que pienso? Que estos
socialistas tienen toda la razón y, por lo tanto, tienen todo nuestro reconocimiento. (Aplausos). Amigos, a la vista de los insultos que han recibido, puede que tengan la sensación de que ya claman en el desierto, pero no es así. No, no; ningún
español moderado y progresista de verdad, vote al partido que vote, estará solo. Su esfuerzo no será en vano, porque el momento en el que volvamos a entendernos en lo importante, como quiere la inmensa mayoría de los españoles, llegará.


Señor Sánchez, su actitud nunca cambiará la mía, ni sus desprecios. (Aplausos.-Varios señores diputados: ¡Muy bien!). Repito, su actitud nunca cambiará la mía, ni sus desprecios ni los desprecios de los suyos. Jamás. Los españoles no
esperan de nosotros enfrentamientos, insultos o egocentrismos; en lo que de mí dependa, desde luego no los tendrán. Yo no vengo aquí como líder de ningún bloque. El único que hay es el suyo, en el que no tienen espacio la mitad de los españoles.
Seguiré tendiendo la mano hasta que llegue alguien en su partido con la determinación y el sentido de Estado suficientes para acogerla; se lo aseguro, señor Sánchez, se lo aseguro. (Aplausos).


Señorías, España nunca debió llegar a este punto de decadencia moral en la política, pero persistir en ella con una versión agravada de lo ya visto en los últimos años sería un error histórico del que yo no voy a participar. Yo he venido a
ofrecerles otra cosa, y la responsabilidad ahora es aceptarla o rechazarla. Demasiadas familias afrontan sus obligaciones diarias y su fin de mes con temor; demasiados jóvenes limitan sus aspiraciones cuando están en edad de comerse el mundo;
demasiados inversores nacionales e internacionales se lo piensan más de dos, tres o infinitas veces a la hora de invertir aquí, por más empleo que puedan llegar a crear. La respuesta a la desconfianza no puede ser más desconfianza. Si les dice a
los ciudadanos en forma de impuestos que el Gobierno sabrá administrar mejor que ellos mismos el fruto de su propio esfuerzo, desde luego no lo demuestra. Se les dice que está mal que a alguien le vaya bien, en lugar de buscar que a todos nos vaya
mejor. (Aplausos). Se les dice constantemente cuál es el bien, cuál es el mal, qué han de pensar, qué deben hacer, qué deben sentir y se les fuerza a adherirse a un bloque político uniforme, cuando la sociedad es mucho más heterogénea. Se les
dice demasiadas veces que se hará lo contrario de lo que finalmente se hace. Los que estamos aquí, que somos sus representantes, en lugar de decir tanto, deberíamos obrar con el ejemplo; al fin y al cabo, a la decadencia política española
contribuye que la aportación de soluciones se sustituya por la generación de nuevos conflictos, para que los ciudadanos tengan que posicionarse con unos o con otros. No se busca el apoyo a quien mejor resuelve, sino a quien mayor habilidad tiene
para persuadir o combatir al adversario político. Sucedió con la intensificación del activismo independentista -al que me he referido en muchas ocasiones en esta intervención-, sucede también cuando un partido político se apropia de la cultura,
cuando nuestra función es únicamente contribuir con más recursos a la creatividad, cualesquiera que sean sus formas, pero sin injerencias, señorías. Lamento no poder decírselo al ministro de Cultura en funciones.


Sucede también, señorías, con la violencia machista. No para de crecer porque no hay una respuesta suficiente y porque la situación se agrava (rumores), además, con una ley que ha reducido la pena ya a más de 1205 agresores y ha puesto a
121 agresores en la calle. (Aplausos). Señorías, en lo que llevamos de año, con la de ayer han sido 49 mujeres asesinadas, dejando a 48 huérfanos. ¿Qué se está resolviendo al señalar como culpable a uno u otro partido o directamente a todos los
hombres?, ¿partidistamente una salida? Efectivamente, nada. Si todo lo reducimos al partidismo, entonces poco queda del verdadero significado de la política y, desde luego, que nadie cuente conmigo para eso. Pertenezco a una generación de
españoles que ha tenido la fortuna de experimentar a lo largo de su vida el valor de la democracia. Yo no pude votar en las elecciones generales y voté en las elecciones de 1982. No le diré a quién voté, señor Sánchez, pero viví en mi adolescencia
lo que significaba el tránsito a un régimen democrático. Pude ver y vivir sus frutos en progreso, en bienestar y en convivencia, y lo que hoy les propongo es que recuperemos aquel mismo impulso. Si en circunstancias mucho más difíciles ellos
fueron capaces, ¿qué o quién nos impide que lo seamos nosotros ahora? (Aplausos.-Varios señores diputados: ¡Muy bien!).



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Recuperemos la grandeza del honor del que somos depositarios con una política integradora y no excluyente. La política que abre la conversación y no se encierra en la propia cámara de eco con los que piensan lo mismo; la política que se
asienta en la ley, que atiende a problemas reales y que escucha y que comparte; la política que dice la verdad, la que no oculta la realidad, sino la que la afronta y la gestiona; la política que se debe en primer término a la gente y, en
definitiva, la política que combate la desconfianza. Para ello les he ofrecido un Gobierno que responda a su responsabilidad y a la cogobernanza de este Parlamento a través de seis pactos de Estado y un nuevo proceso de entendimiento y, en lo que a
mi candidatura personal corresponde, ofrezco ser un presidente de fiar para el pueblo y para esta Cámara. Yo sí. (Aplausos).


Señorías, esta misma tarde podemos iniciar un diálogo honesto -y espero que sincero- y espero que todos, sin excepción. Los ciudadanos votaron y en las manos de sus señorías estará después si soy presidente o no; en las mías está hacer
aquello para lo que me comprometí, desde el Gobierno o desde la oposición, lo haré. Yo sí. Sé para lo que me han votado el 23 de julio, sé para lo que estoy aquí y sé cuál es mi deber con su no o con su sí. Es España, es la libertad, es la
igualdad, es la dignidad de todos los españoles.


Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Núñez Feijóo.


Se suspende la sesión hasta las 15:30 horas.


Era la una y cincuenta y cinco minutos de la tarde.


Se reanuda la sesión a las tres y treinta minutos de la tarde.


La señora PRESIDENTA: Muy buenas tardes a todos y a todas.


Si les parece, reanudamos la sesión. (Rumores). Un poquito de silencio, por favor.


Comenzamos con los turnos de intervención de los grupos parlamentarios. Como saben todos ustedes, intervendrán en orden de mayor a menor, tomando la palabra en último lugar el grupo parlamentario al que pertenece el candidato a la
Presidencia del Gobierno.


Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor Puente, por un tiempo de treinta minutos. (Rumores.-Aplausos).


El señor PUENTE SANTIAGO: Veo que los parlamentarios del Grupo Popular me reciben con alegría. (Aplausos). Espero que la conserven los próximos treinta minutos. (Aplausos).


Buenas tardes, señora presidenta, señorías.


Señor candidato a jefe de la oposición (rumores), ha trufado usted su discurso de unas cuantas frases revestidas de solemnidad. Una, para mí, ha destacado sobremanera: fuera de la Constitución no hay democracia. Pues, señor Feijóo, si
fuera de la Constitución no hay democracia, llevan ustedes camino de cinco años fuera de la democracia en este país. (Aplausos). Tantos años como llevan negándose a renovar el Consejo General del Poder Judicial, tal y como prevé nuestra
Constitución. Luego, entre frase y frase solemne, se ha venido usted arriba y ha anunciado que va a crear un delito de deslealtad constitucional. Si no he tomado mal nota, eso es lo que ha dicho usted. Tenga cuidado, señor Feijóo, porque si ese
delito llegara a crearse en las actuales circunstancias, igual el primer imputado sería usted. (Aplausos).


Ha hablado también el señor Feijóo de agravar el delito de malversación. Tenga cuidado, señor Feijóo, no vayan a sufrir ustedes unas cuantas bajas en sus filas con ese agravante. (Aplausos). Tengan cuidado, tengan cuidado.


Permítame, señor candidato, que, en primer lugar, le pida que me explique cómo es eso de ganador de las elecciones, lo de la lista más votada (rumores.-Protestas), porque, mire, no acabamos de cogerlo. Lleva usted más de dos meses apelando
a su condición de cabeza de lista más votado como argumento casi único para exigir la Presidencia del Gobierno. A mí, fíjese, me ha sucedido igual que a usted. Yo fui el candidato más votado en las últimas elecciones municipales en Valladolid y,
sin embargo, una coalición formada por su partido y el partido de la ultraderecha española, VOX, me relegó a la oposición. ¡Fíjese! (Aplausos). Eso que ustedes han venido a llamar una coalición de perdedores, una expresión que acuñaron en el año
2015, pero que ya en el año 2019 empezaron a abandonar, tan pronto como las coaliciones de perdedores las empezaron a protagonizar ustedes.



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A lomos de una coalición de perdedores llegó al Gobierno -no sé si está por ahí arriba- (señalando la tribuna de invitados) de Andalucía el señor Moreno Bonilla, Juanma, y llegó la señora Díaz Ayuso al Gobierno de Madrid. (Aplausos). No
los veo; estaban esta mañana. Llegó el señor Martínez-Almeida a la Alcaldía de Madrid. Ahí está el señor Mañueco -a él sí le puedo saludar-, que llegó en el año 2019 a lomos de una coalición de perdedores, precursor de las coaliciones de
perdedores y de los pactos con la ultraderecha, un auténtico pionero. (Aplausos). Saludos, señor Fernández Mañueco.


Era enternecedor escucharles a todos ellos, estos largos dos meses y pico que hemos vivido desde el 23 de julio, reclamar respeto para el ganador de las elecciones; el mismo que tuvo la señora Díaz Ayuso con el señor Gabilondo, el mismo que
tuvo el señor Mañueco con el señor Tudanca, el mismo que tuvo el señor Moreno Bonilla con la señora Susana Díaz, el mismo que han tenido ustedes con todos los ganadores de las elecciones que eran socialistas. Respeto.


Ahora, explíqueme, señor Feijóo, de ganador a ganador. (Protestas.-Rumores.-Aplausos). Ya que estamos en igualdad de condiciones, explíqueme por qué tiene usted mejor derecho a ser presidente del Gobierno que yo a ser alcalde de mi ciudad,
o Milagros Tolón a ser alcaldesa de Toledo o Emilio Sáez a ser alcalde de Albacete o Guillermo Fernández Vara a ser presidente de Extremadura o Ángel Víctor a ser presidente de Canarias. (Aplausos). ¿Pero qué le hace a usted tener mejor derecho
que a mí? Explíquenoslo a mí y al largo listado de alcaldes y alcaldesas socialistas que dejaron de serlo a pesar de encabezar la lista más votada. Lo cierto, señor Feijóo, es que su argumento decae, ya que es abiertamente inconstitucional.
(Rumores). Sí, inconstitucional, señor Feijóo. Ahora que surgen intérpretes de la Constitución en cada esquina, se echa de menos que alguno de ellos le haya recordado a usted el artículo 99 de la Constitución, un artículo que no necesita ningún
tipo de interpretación: Será presidente quien obtenga la mayoría absoluta de los votos de esta Cámara en primera votación o mayoría simple en segunda. Fin, señor Feijoo.


Por tanto, en todas aquellas ocasiones en las que su partido ha podido gobernar a base de alianzas postelectorales, a pesar de no haber sido el partido más votado, en todas ellas sin excepción ustedes han formado Gobierno desplazando al
partido más votado e integrando sin rubor alguno a la ultraderecha. Eso es lo que ha hecho usted, señor Feijóo. No venga usted aquí a reclamar lo que usted nunca ha dado. Es más, hay casos como el de la comunidad canaria en la que ni siquiera
ustedes gobiernan, sino que han otorgado el Gobierno al que quedó en segundo lugar. (Aplausos). Recordará usted, señor Feijóo, porque es su tierra, porque viene de allí, que en el municipio de Ourense gobierna Democracia Ourensana desde el año
2019, siendo la tercera fuerza, con el apoyo del Partido Popular (aplausos), con tal de que no gobierne el Partido Socialista, que es el que ganó las elecciones.


Pero, en fin, no vengo aquí a pasarle ninguna factura. (Risas.-Algunos señores diputados: ¡Nooo!). Quiero dejarle claro que no hay nada ilegítimo ni reprochable en ello, es la aplicación de la Constitución y de la ley. Sin embargo, su
posición, consistente en defender una idea y practicar la contraria, lo que demuestra es que ustedes, en el fondo, la única ley que defienden es la única que respetan a rajatabla, la del embudo: lo ancho para ustedes y lo estrecho para los demás.
(Aplausos). Ustedes tienen que gobernar cuando son la lista más votada y cuando no lo son, también. (Aplausos).


Señor Feijóo, ni usted ni yo hemos ganado las elecciones. A mí no me costó nada reconocerlo la noche electoral -está por ahí el alcalde que me sustituyó-, reconocí mi derrota, a pesar de ser el más votado. (Risas). Sí, ¿sabe por qué?
(Rumores.-Risas). Un saludo al señor Carnero. (Aplausos). En una democracia parlamentaria encabezar la lista más votada no es ganar las elecciones. (Rumores). En una democracia parlamentaria gana quien logra formar Gobierno, y usted sabe, señor
Feijóo, que hoy no va a ser investido presidente y, por tanto, no está en condiciones de formar Gobierno. Lo sabe usted y lo sabemos todos desde la misma noche electoral. Usted fue plenamente consciente de que había perdido las elecciones cuando
salió de blanco inmaculado al balcón de Génova. Salieron todos de blanco menos una, que salió de rojo. Qué sentido de la oportunidad, ¿eh? (Aplausos). Sentido de la oportunidad. ¿Lo recuerda? No escuchó usted gritar: ¡Alberto, Alberto, Núñez,
Núñez, Feijóo, Feijóo, presidente, presidente! No. Escuchó usted gritar: ¡Ayuso, Ayuso! ¿Se acuerda? (Risas). Lo escuchó usted a sus votantes y a sus simpatizantes. (Rumores). A sus votantes y a sus simpatizantes. Oiga, si usted ganó las
elecciones, ¡qué injustos fueron los suyos con usted aquella noche, señor Feijóo! (Aplausos.-Risas). Aquella noche ganó el rojo, señor Feijóo. Se lo dejaron bien claro aquella noche: una, en el balcón de Génova, y todos los que le rodeaban.


Ha dicho usted que nosotros renegamos del resultado electoral. No, los que renegaron del resultado electoral aquella noche fueron ustedes. Nosotros estamos encantados con el resultado electoral, señor



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Feijóo, encantados. (Rumores.-Aplausos). La propuesta de dejar gobernar a la lista más votada por el solo hecho de serlo es simple y llanamente absurda, porque parte de un principio que es confundir conceptos muy diferentes. Una cosa es
formar Gobierno y otra cosa es gobernar. ¿De qué sirve dejar formar Gobierno a quien luego no se puede permitir gobernar? Ustedes y nosotros somos antagonistas. Seguramente a lo largo del debate habrá oportunidad de comprobarlo. Ustedes son
partidarios de bajar los impuestos a las grandes fortunas y nosotros de subírselos. Si nosotros le permitimos gobernar y usted decide que hay que bajarles los impuestos a las grandes fortunas, ¿qué hacemos, señor candidato? ¿También le tenemos que
apoyar para eso? ¿No lo entiende? Si lo que usted nos va a decir es que le apoyemos, que no nos preocupemos que ya hace usted lo que haríamos nosotros, no se preocupe que para eso ya gobernamos nosotros, que lo hacemos mucho mejor y somos mucho
más coherentes. No se preocupe. (Aplausos).


Señor Feijóo, todo el mundo sabe que usted no tiene los apoyos para ser presidente del Gobierno y que muy pronto tampoco los tendrá para seguir presidiendo su partido. (Protestas). Porque la ciudadanía española, toda ella... (Rumores).


Espero que se aplique el correspondiente descuento al final, señoría.


La señora PRESIDENTA: Seré generosa y pido por favor que no haya interrupciones, como no las ha habido con el candidato Núñez Feijóo. (Rumores.-Aplausos).


El señor PUENTE SANTIAGO: Pues si están ustedes enfadados...


La ciudadanía española, toda ella, es muy consciente de que en este país en este momento hay dos opciones: o un gobierno progresista o un gobierno ultraconservador; o un gobierno que sabe sumar o uno que solo sabe dividir. Esa es la
realidad y esa no la va a cambiar usted, señor Feijóo. De nada le sirvió disponer de todo un año sin tener mayor ocupación que la de prepararse como candidato y programar su campaña electoral, como de nada le ha servido a España tampoco que se
dedicase a perder y hacer perder el tiempo a todos este último mes. Haber empleado más de la mitad del tiempo del que disponía para fraguar los apoyos precisos para ser investido en hacer oposición a otro candidato que aún no está en proceso de
serlo es una falta de respeto, en primer lugar, al rey, que es quien le hizo el encargo; en segundo lugar, a esta Cámara, a la que usted ha ninguneado; en tercer lugar, al pueblo español y, en cuarto, a nuestra democracia. Usted ha convertido
este trámite en una auténtica farsa. (Aplausos). Una auténtica farsa cuyo acto final vivimos hoy, pero que viene precedido de una convocatoria a solo cuarenta y ocho horas de este Pleno de una manifestación, o lo que fuere, en la que básicamente
se pretendía usted oponer a la investidura de otro candidato que aún no ha tenido lugar. Así es como agradece usted al rey el encargo que le hizo. La mayor descalificación a la propuesta del rey la han hecho ustedes con su comportamiento, porque
ustedes no honran ni respetan los símbolos de la nación. (Protestas). Solo los utilizan a su conveniencia, en la mayoría de las ocasiones como arma arrojadiza y de enfrentamiento, sin ser conscientes de que de este modo lo único que hacen es
debilitarlos. Esa es probablemente su mayor irresponsabilidad.


La otra mitad del tiempo del que disponía lo ha empleado usted en buscar, de forma desesperada y en ocasiones patética, la manera de cambiar a cualquier precio los designios de los electores expresados en las urnas. La mayor parte de su
actividad ha consistido en intentar provocar una rebelión dentro del Partido Socialista, y con ello un nuevo 'tamayazo', esta vez en esta Cámara. Una advertencia a usted, señor Feijóo, y a toda la derecha de este país, la política, la mediática y
la económica, si es que pudiera establecerse algún distingo entre ellas: pierdan toda esperanza de quebrar a este Partido Socialista Obrero Español. (Aplausos). Pierdan toda esperanza de quebrar a este PSOE que tanto les molesta. (Rumores).
Puede que no sea el mismo PSOE que el de hace treinta años, pero no se pongan nostálgicos: ¡si al de hace treinta años le decían y le hacían exactamente lo mismo! Lo mismo. (Aplausos). Le hacían lo mismo, aunque a alguno de los que lo dirigía
entonces parezca habérsele olvidado. Puede que tampoco este PSOE sea el mismo que el de dentro de treinta años, entre otras razones, porque para vivir más de ciento cincuenta años hay que evolucionar. Lo que es seguro es que el PSOE es, ha sido y
será; estén ustedes tranquilos. No pierdan tiempo buscando disidentes, desertores o traidores para pasearles por las tertulias, por los medios que comparten su estrategia. Ninguno es ya representativo de este PSOE. (Risas). ¿Y saben por qué?
Porque este PSOE, este PSOE (rumores) ya se blindó hace años contra cualquier injerencia externa en sus procesos de toma de decisiones. Este PSOE ya no es de sus dirigentes, ni de los actuales ni de los históricos. (Risas). Este PSOE es de sus
militantes y, por consiguiente, ¡del pueblo! (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario



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Socialista y de algunos miembros del Gobierno, puestos en pie). Y, por consiguiente -lo repito-, del pueblo, de los hombres y mujeres progresistas de este país. Esa es una de las grandes contribuciones al PSOE que la historia le reconocerá
a su actual secretario general, no lo duden. (Rumores.-Aplausos). Así que no malgasten sus energías, empléenlas en algo que sea más provechoso para ustedes, pero sobre todo para el país. A más a más, los dos últimos diputados que estaban en venta
en esta Cámara ya los compraron ustedes. (Risas). Se trataba entonces con aquella compra de impedir que dignificásemos la situación laboral de millones de trabajadores acabando con su precariedad. Ustedes siempre con las causas más nobles,
señores del Partido Popular. (Risas). Aquello, por cierto, tampoco les sirvió de mucho. Alberto Casero -Dios le guarde muchos años (risas)- ya se encargó de desbaratarles el plan. Así que, dado que ya no quedan diputados a la venta, preocúpense
por los que ocupan sus filas. Hay ya quien se postula, y no llevamos ni dos sesiones, en suceder por suceder al señor Alberto Casero. Así que presten ustedes atención a sus filas y menos a las del Partido Socialista. (Aplausos).


Señor Feijóo -veo que el señor Hernando se ríe; me entiende bien (Risas)-, el guion de este penúltimo episodio de su verano azul no será el previsto por ustedes ni tampoco por sus acompañantes mediáticos ni económicos. Usted y el señor
Abascal no van a formar Gobierno. La clave, señor Feijóo, está en el porqué. ¿Por qué su partido, por quinta legislatura consecutiva, no cuenta con los apoyos necesarios para formar Gobierno? Responder a esa pregunta y, sobre todo, responderla
como partido político con toda la honestidad que exige, es hoy por hoy el mayor favor que le pueden hacer ustedes no solo a su propia organización sino a nuestra democracia, que es más importante porque son un instrumento a su servicio. Por otro
lado, dar respuesta a la pregunta requiere de un análisis que vaya más allá de las circunstancias actuales que condicionan esta investidura fallida. Sin examinar los antecedentes es imposible entender el contexto, poder asumir la realidad y dar el
primer paso en pos de una solución. Reflexionemos, señorías, sobre el verdadero origen y dimensión de su problema. En primer lugar, señor Feijóo, deben aceptar ya, de una vez por todas, que la culpa de sus males no la tiene el presidente Sánchez.
No la tenemos tampoco ninguna de las demás formaciones políticas y, desde luego, no la tienen los españoles porque voten mal. Su problema, señorías, no está fuera sino dentro del Partido Popular.


En segundo lugar, han de reconocer que ese problema no es coyuntural sino estructural. Tanto es así que la última vez que un candidato del Partido Popular se sometió a un debate de investidura habiendo logrado un pacto necesario con otras
fuerzas políticas fue en el año 1996, hace veintisiete años de eso, señor Feijóo; se dice pronto. Desde entonces, si no es con mayoría absoluta, es decir, sin necesidad de hacer política como la que tuvieron que hacer ustedes entonces (rumores),
son incapaces de gobernar este país. Esta es la realidad, señorías. Entiendo que les duela. Porque si en el año 2016 el señor Rajoy pudo ser investido no fue por el apoyo de los grupos cuyo respaldo han suplicado estas semanas y que le dan la
espalda, sino únicamente por la abstención de quince diputados socialistas. (La señora Vázquez Blanco: ¿Qué dice? ¡Si fueron sesenta y ocho!). Si pudieron gobernar -no lo olviden- fue gracias al Partido Socialista Obrero Español (rumores),
mediante un acto de buena fe -ni agradecido ni pagado- del que solo ustedes se beneficiaron apropiándose de él para variar y estrenándolo como si fuera un derecho exclusivo, otro más que incorporaron a esa ley única que cumplen a rajatabla, la del
embudo. Una ley, la del embudo, que aplicaron sin ningún pudor tres años después, cuando fue el PSOE el partido más votado por dos veces en las elecciones generales, y el PP, al que le tocaba corresponder como partido de Estado, se negó. Contó
entonces con el silencio cómplice de quienes se rasgan las vestiduras de tertulia en tertulia para presionar al Partido Socialista. No recuerdo ninguno entonces alertando de ningún riesgo que conjurar ni animándoles a ustedes a apoyarnos por el
bien de España. Silencio. Y aun así nos reclaman ustedes hoy que nos abstengamos.


No nos han votado para hacer presidente a Sánchez, decía el señor Casado. ¿No creerán ustedes que a nosotros nos han votado para hacerle presidente a usted? ¿No, señor Feijóo? (Risas y aplausos). Eso sí sería un monumental fraude
electoral: los que votaron a Sánchez haciendo presidente al que se presentaba con una única propuesta, que era derogar a Sánchez. ¡Hombre, pero cómo se atreven ustedes a pedirnos la abstención, señores del Partido Popular! Ese es su gran problema,
su obsesión por Sánchez. Un presidente al que han negado el pan y la sal hasta el mismo día de hoy (rumores), llegando a estar dispuestos a quedarse ciegos con tal de dejarle a él tuerto. Una fijación traducida en una estrategia de acoso
deshonesta y destructiva que no solo no les ha servido para alcanzar sus objetivos -a la vista está-, sino que además ha embarrado el terreno de juego del que todos participamos. Miren, usar la palabra sanchismo para referirse a la causa de sus
males puede que les desahogue, que les alivie de la frustración, pero han de admitir que es un autoengaño, como lo del domingo y como lo de hoy.



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No fue el sanchismo, señor Feijóo, el que se llevó por delante al señor Rajoy ni tampoco al señor Casado. No es el sanchismo el que le va a hacer caer a usted. La raíz de sus problemas está en las entrañas del Partido Popular, en su propio
sistema tan degradado que ha acabado siendo parasitado por la extrema derecha de este país. (Aplausos). Un sistema, señoría, operativo desde el mismo momento de su fundación, sobre los cimientos de Alianza Popular y estos, a su vez, sobre los del
franquismo. (Rumores). Un sistema basado en la contabilidad y la financiación ilegal, así como en la corrupción institucional (protestas), a través de la manipulación de la contratación pública a todos los niveles: central, autonómico y local.
(Aplausos). Es la maquinaria del PP, señor Feijóo, no Sánchez, la fuente de sus males. El modus operandi del método Gürtel, de la policía patriótica, del 'tamayazo' -al que sin el menor pudor, han venido ustedes apelando en este largo mes de
espera- o el de los sobresueldos, señor Feijóo. Sobresueldos que cobró toda la cúpula del PP, incluido su vicepresidente interruptus, el señor Abascal. Y sobresueldos que tanto el señor Abascal como usted mismo, señor Feijóo, siguen cobrando, él
en VOX y usted en el Partido Popular. Es esa misma maquinaria, señoría, y no lo que llaman sanchismo, lo que también va a acabar con usted. (Rumores).


Por cierto, señor Feijóo, hablando de sobresueldos, ¡hace falta tener cuajo para erigirse en defensor de la igualdad siendo alguien que no tiene suficiente con ¿cuánto?, ¿5000?, ¿6000?, que tiene que complementarlos con otros ¿2000?,
¿3000?, mientras se opone a que un trabajador que hace cuarenta horas a la semana cobre, al menos, 1000 euros! (Aplausos). ¿Es que tiene que conformarse con 700? (Aplausos). Cuando hablan ustedes de que son los defensores de la igualdad no digo
que no sé cómo no se les cae la cara de vergüenza porque de eso no gastan. (Protestas). Lo que no entiendo es cómo aguantan ustedes la risa, es que no lo entiendo. Por cierto, señor Feijóo, el salario mínimo interprofesional con este Gobierno
subió un 47 % al tiempo que el IPC subió un 16 %. Es uno de los bulos que ha soltado usted en su discurso esta mañana. (Aplausos).


Hay otro elemento imprescindible que explica su fracaso, el fracaso del Partido Popular, y su deterioro como interlocutor político, señoría, y tiene que ver con la actitud: es la soberbia, instaurada como marca de la casa (risas) desde hace
ya demasiados años. (Rumores). La hemos visto en toda su dimensión esta mañana. Porque ganar siempre se les ha dado muy bien, señorías, pero, después de cuarenta y cinco años desde la restauración de la democracia, a perder aún no han aprendido.
Es en la derrota, es en la oposición, donde se demuestra el talante democrático y se da la talla política. A ustedes, señorías, les bastó un solo mandato para pasar de la política a la soberbia. Ustedes fueron capaces de hablar catalán, aunque
fuera en la intimidad; de cerrar pactos con partidos nacionalistas de Euskadi y de Cataluña incluso cuando no necesitaban sus votos; de dialogar con la banda terrorista ETA, señor Feijóo, a la que llamaron Movimiento Nacional de Liberación Vasco,
y a cuyos asesinos en activo llegaron a ofrecer públicamente perdón y generosidad, espíritu abierto y mano tendida. ¿Estaba eso en el programa con el concurrió el señor Aznar a las elecciones en el año 96, señor Feijóo? Yo no lo recuerdo. En todo
caso, lo hicieron ustedes por la paz; había que intentarlo, y lo intentaron. Fíjense si les fue bien hacer política, tras esos intentos, que los españoles les recompensaron con la mayoría absoluta. Ahora, conseguida la mayoría absoluta, se
abonaron a la soberbia, señorías; y hasta hoy. Y se propusieron no volver a meterse en política. Donde sí se metieron, y nos metieron a todos más bien, fue en una guerra sin escuchar a la calle (protestas), sobre la base de mentiras, mentiras
sostenidas por el mismo que le marca a usted el paso hoy, que instigó los peores atentados terroristas de nuestra historia, y los llevó a fabricar la mayor y más repugnante mentira jamás contada al pueblo español, por la que siguen sin pedir perdón.
(Prolongados aplausos).


Señorías, es la misma soberbia que les condujo a cuestionar la legitimidad de su derrota electoral y a fomentar una crispación, inédita hasta entonces, contra el presidente Zapatero, quien la soportó con una entereza y una dignidad
ejemplares, como hoy le toca hacer al señor Sánchez. (Protestas.-Varios señores diputados: ¡Buenooo!-Aplausos). Señor Feijóo, es la misma soberbia que les cegó, que les impulsó a torpedear un estatuto de autonomía en Cataluña que había sido
respaldado por el 73,2 % de los catalanes y bendecido por estas Cortes Generales con 193 votos a favor; 193 votos entre los que -cómo no- no se encontraban los suyos. ¡Quién pillara hoy esos 193 votos!, ¿verdad, señor Feijóo?, para casi cualquier
cosa.


Y de aquellos polvos los consiguientes lodos en forma de carísima factura en el año 2017, por no saber perder y por renunciar a la política; porque la desidia también es una forma de soberbia. Es cierto que los independentistas se
equivocaron y cometieron una grave irresponsabilidad, pero la suya, su irresponsabilidad, fue la falta de respeto a lo que votó el pueblo catalán; y su dejadez posterior fue el principal combustible del procés. Pasaron ustedes de firmar el Pacto
del Majestic, suprimir los gobernadores



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civiles, ceder el 30 % del IRPF, transferir la gestión de puertos, la ley de normalización lingüística, hacer desaparecer a la Guardia Civil de Tráfico de Cataluña -esto también lo llevaba el señor Aznar en su programa- a tener que firmar la
intervención de la autonomía de Cataluña -casi nada-. Y ahí estuvo el PSOE, cuando las cosas pintaban mal, para ayudarles. Jamás hemos tenido ese gesto por su parte a la recíproca, ¡ni en la pandemia, ni contra el terrorismo, ni para buscar fondos
en Europa! ¡Nunca han estado a la altura de la historia de este país; nunca! (Prolongados aplausos).


No hay nada más caro para un país que un Gobierno que no hace política. Su actitud, cerrada hoy a cualquier salida pactada que mejore la convivencia en nuestro país, demuestra que no han aprendido nada; la soberbia se lo impide. Ustedes
quieren seguir en Cataluña con el doble papel de pirómano y de don Tancredo al mismo tiempo, exacerbando el enfrentamiento, para que cuando llegue a extremos inasumibles mirar para otro lado. En fin, señor Feijóo, para enderezar la barca, la
maquinaria del PP -a la que antes le aludía-, que no su militancia, impuso al señor Casado, quien fue fulminado por plantar cara a quienes hoy en día aún manejan la barca. Es curioso que hablen ustedes de purgas en el PSOE cuando ejecutaron en la
plaza pública, en cuarenta y ocho horas, a su último presidente por tan solo denunciar las prácticas de una de sus presidentas de autonomía. (Aplausos). ¡Es curioso!


Es evidente dónde están las causas de su problema y la respuesta a la pregunta formulada de por qué su partido, por quinta legislatura consecutiva, no cuenta con los apoyos necesarios para formar Gobierno. (Un señor diputado: ¡ETA!).
Desde hace demasiado tiempo, esta Cámara, que representa a toda la ciudadanía española -a toda ella, insistimos- necesita que abandonen ustedes la soberbia y que acometan, de una vez por todas, su regeneración y regresen a la política. Para eso se
supone que le pusieron a usted al frente, señor Feijóo, para dar ese golpe de efecto y devolver al partido a la centralidad. Lo llamaron el efecto Feijóo, que ha resultado ser más bien un efecto invernadero para su partido. (Risas). Decían que
era usted Feijóo el moderado, para vender la idea de que iba a recuperar esa senda de la política, del diálogo y de la mano tendida del señor Aznar hace veinticinco años. Puro marketing, visto lo visto. Porque si algo ha quedado demostrado durante
estos meses, señor Feijóo, para sorpresa de casi nadie, es que la maquinaria de su partido no le quería a usted para ningún otro viaje al centro, sino para ampliar la trinchera. Y hay que reconocer que eso lo ha conseguido, ha ampliado la trinchera
del Partido Popular, aunque de nada le haya servido eso ni a usted ni a nuestro país. Porque no es ya que usted no vaya a gobernar España, es que en su partido llevan un mes preparándole el finiquito, señor Feijóo. (Rumores). Y, con su derribo se
va a esfumar ese atisbo de esperanza que algunos teníamos, no solo militantes, simpatizantes y votantes del Partido Popular, porque muy pronto se vio que iba a ser imposible que acometiera usted esa regeneración por tres razones, señor Feijóo. La
primera, y la más importante, (protestas)... por su falta de voluntad...


La señora PRESIDENTA: Silencio, por favor.


Señor Puente, vaya terminando.


El señor PUENTE SANTIAGO: El señor Casado, en la última investidura del señor Sánchez, creo que estuvo treinta y siete minutos y nadie le interrumpió; así que, en fin, si me dejan ustedes, voy terminando. (Protestas).


La primera razón es su falta de voluntad. Todos pensábamos, después de que usted se hizo tanto de rogar, señor Feijóo, de que le costó tanto aceptar el liderazgo del PP, que pondría sus condiciones. No me refiero al sobresueldo, señor
Feijóo, eso ya sé que se lo aseguró usted; me refiero a condiciones políticas. Pronto vimos que no, que usted no venía a cambiar nada, que usted no venía a mandar; pronto quedó claro que a lo que usted venía era a obedecer: unos días a Moreno
Bonilla, otros días a Ayuso, otros días a Aznar como anteayer; y siempre, siempre, a las cabeceras de algún periódico, que son las que le marcan a usted el rumbo a seguir. (Rumores). Ha sido usted incapaz de conseguir que ninguno de esos que he
mencionado le obedezca o al menos le respete. Le han llamado bisoño en sus mismas narices y en público; bisoño. Esto se lo ha dicho alguien que es veintiséis años más joven usted. Ese es el nivel de deterioro de su liderazgo, señor Feijóo.


La segunda razón ha sido su falta de capacidad, evidenciada en toda su dimensión... (Rumores). Entiendo que se les haga largo; en su lugar, a mí también se me haría. (Protestas.-Aplausos.-Un señor diputado: ¡Lleva cuatro minutos de
más!).


La segunda razón está en su falta de capacidad, evidenciada durante toda la campaña electoral: que si Huelva en el Mediterráneo, que si Badajoz en Andalucía, que si el sol dilata las pupilas, que si Palma es La Palma, que si Picasso era
catalán, que si 'Bruce Sprinter', que si la Champions, la Liga, el brexit, que si esas plataformas tan bonitas que son las Canarias... En fin.



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Y la tercera, su propio perfil, señor Feijóo. Porque, al fin y al cabo, por mucho voto de confianza que se le quisiera conceder a usted, no se podía esperar otra cosa siendo, como es, un pata negra de este PP, del PP más rancio de su
historia, que ya es decir. Usted forma parte del PP de Galicia, esa gran familia retratada en Fariña. (Protestas.-Varios señores diputados: ¡Hala! No, no.-Aplausos).


Intentó usted esconder...


La señora PRESIDENTA: Silencio, por favor. Señores diputados y señoras diputadas, guarden silencio. (Continúan las protestas). Señores diputados, guarden silencio. La gente que nos está escuchando se merece que estemos a la altura de
las circunstancias. (Varios señores diputados: ¡Eso!-Nuevas protestas). Guarden silencio. El señor Puente está en el uso de la palabra (un señor diputado: ¡Se ha pasado cinco minutos!), y como ha habido muchas interrupciones... (Continúan las
protestas). Señores diputados, por favor, guarden silencio. El señor Puente está en el uso de la palabra.


Vaya terminando, señor Puente. (Rumores). Silencio.


El señor PUENTE SANTIAGO: Intentó usted esconder su estrecha amistad con un narcotraficante (rumores y pataleos) cultivada durante ocho años -que se sepa- en los que usted ostentaba responsabilidades públicas al mismo tiempo. Después,
cuando esa amistad quedó al descubierto (pataleos), trató de hacer creer a toda España que usted no sabía en 1995 lo que se sabía en toda Galicia y buena parte de España desde 1990. La verdad, sorprende pensar que a alguien se le ocurrió que era
buena idea promoverle a usted como candidato a la Presidencia del Gobierno de España con semejante baldón en su expediente. (Rumores y pataleos.-Una señora diputada: ¡El tiempo!). Pero ese vínculo no es lo único que ha querido ocultar usted,
también ha querido ocultar sus ingresos y su patrimonio, de cuyo gran crecimiento seguimos esperando explicaciones. (Rumores). En eso también le ha emulado su vicepresidente interruptus, por lo que hemos podido saber. (Continúan los rumores).


Señora presidenta, no sé el tiempo que seguiré aquí, pero así es imposible hablar. (Protestas.-Varios señores diputados: ¡Fuera!).


La señora PRESIDENTA: Señores diputados y señoras diputadas, por favor, no se puede patalear en el Congreso. (Rumores). Hay que tener respeto a la ciudadanía.


Mi Presidencia está siendo generosa con los tiempos. (Rumores). Lo fuimos la semana pasada, lo estamos siendo ahora. Al señor Núñez Feijóo no se le ha interrumpido. (Protestas.-Un señor diputado: ¡Decoro parlamentario!-Aplausos). Les
ruego a todos y a todas silencio.


Señor Puente, tiene que ir terminando, por favor. Tiene un minuto. Termine la intervención. (Un señor diputado: ¡Fuera!).


El señor PUENTE SANTIAGO: Señor Feijóo, usted sabrá lo que quiso decir cuando afirmó que 'la verdad y la mentira es aquello en lo que merece la pena dedicar una vida [...] para que la verdad venza a la mentira y no la mentira venza a la
verdad', porque la única verdad es que las mentiras han sido el denominador de su corta etapa al frente del Partido Popular. Usted vive instalado en la mentira y, además, persiste en ella (risas); la última, en una entrevista a un diario regional
donde vuelve a insistir en que el PSOE subió, con un acuerdo del PP, las pensiones un 8,5 %. Señor Feijóo, ustedes votaron en contra de la ley que subía las pensiones con arreglo al IPC (aplausos), presentaron una enmienda a la totalidad de la ley,
votaron en contra de los presupuestos generales del Estado. ¿Pero cuándo han apoyado ustedes esa subida?


Voy a terminar. (Rumores). Señor Feijóo, dicen que para mentir bien hay que tener buena memoria (continúan los rumores.-Un señor diputado: ¡El tiempo!), y usted tiene la misma memoria que Dory, la pez cirujano de la película de dibujos
animados Buscando a Nemo. (Persisten los rumores). No es ya que no se acuerde de lo que su propia formación vota, es que no se acuerda de lo que usted mismo dice. ¿Ha olvidado que su partido y usted mismo se negaron a comprometer en campaña
electoral una subida de las pensiones conforme al IPC? Ha propuesto usted una reforma del artículo 49 de la Constitución esta mañana. ¿Se ha olvidado de que votaron ustedes en contra de esa reforma en esta misma Cámara? (Aplausos). En fin...


La señora PRESIDENTA: Señor Puente, por favor, tiene que acabar.


El señor PUENTE SANTIAGO: Hay una réplica, después seguiremos.


Mire, por todo esto no va a ser usted investido, señor Feijóo. Decía el gran cantaor Paco Toronjo: Quien dice 'yo soy' es porque no tiene quien le diga 'tú eres'. Usted ha dicho esta mañana que es un



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presidente de fiar, pues ya que no tiene usted quien se lo diga, se lo digo yo: ni es usted presidente, ni es de fiar (aplausos), y por eso el Partido Socialista no le va a apoyar en esta investidura. (Prolongados aplausos de las señoras y
los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista, puestos en pie.-Aplausos de los miembros del Gobierno en funciones, algunos puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el candidato a la Presidencia del Gobierno. Señor Feijóo, ¿quiere intervenir? (Asentimiento.-Aplausos).


El señor NÚÑEZ FEIJÓO (candidato a la Presidencia del Gobierno): Anticipo, señorías, que voy a utilizar un turno muy breve porque no voy a participar en el Club de la Comedia. (Aplausos.-Varios señores diputados: ¡Bravo!). Ver a un
primer ministro europeo en funciones y a todo el Gobierno poniéndose de pie después de este discurso es lamentable. (Aplausos). Señor Sánchez, usted me pedía seis debates durante la campaña electoral y ¿ahora no es capaz de hacer el segundo?
(Risas.-Aplausos.-Las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, puestos en pie: ¡Cobarde, cobarde, cobarde...!).


La señora PRESIDENTA: Un momento, señor... ¡Silencio, por favor, silencio! Esto no es un patio de colegio. (Risas.-Rumores). No voy a permitir... (Continúan los rumores). Señores diputados, silencio. ¡Silencio! (El señor Ábalos Meco:
¡Aquí no hay cobardes!).


Señores diputados y señoras diputadas, aquí venimos a debatir, venimos a escucharnos, venimos a escuchar un programa que está presentando el candidato Feijóo y estamos en un debate. No aceptaré ningún insulto (rumores) y he oído insultos al
presidente del Gobierno en funciones. (Risas). En democracia se respetan las instituciones. Por tanto, les pido silencio y respeto a todas las instituciones democráticas, también al Gobierno de España. (Rumores). Por tanto, silencio. Respeten
esta Cámara, respeten la soberanía nacional (continúan los rumores), respeten el derecho de los ciudadanos.


El señor Feijóo tiene la palabra.


El señor NÚÑEZ FEIJÓO (candidato a la Presidencia del Gobierno): Ya hubiese acabado, señorías, si no hubiera habido interrupciones.


Señor Sánchez, ha venido usted a constatar la anomalía democrática que vive nuestro país desde que usted es presidente. Es usted el primer presidente en ejercicio en veintisiete años que pierde las elecciones. Es usted el primer presidente
derrotado tras un mandato completo. Es usted el primer presidente perdedor de unas elecciones que aspira a volver a ser presidente. Y es usted el primer presidente en funciones que no interviene en el debate de investidura del candidato
alternativo. (Aplausos). Es lamentable, señoría. Es lamentable el nivel de deterioro de las instituciones que usted protagoniza. (Rumores). Su liderazgo en el Partido Socialista ha supuesto investiduras fallidas, repeticiones electorales,
gobierno de perdedores y la voladura de las relaciones con el otro partido de Estado. Ese es su legado, señor Sánchez. Le dije por la mañana que, a pesar de sus desprecios, yo no iba a cambiar de actitud; que a pesar de su soberbia, yo no iba a
cambiar mi mensaje, y lo reitero hoy: me debo a los españoles, señoría, no al señor Sánchez ni a diputados como usted. (Aplausos).


Señorías, insisto en que no merece contestarse un discurso que no lo es, sino que es una intervención de El club de la comedia, y lamentablemente creo que hoy el Partido Socialista ha llegado al cénit de su desprestigio como partido
histórico de la democracia española. (Aplausos). Pensábamos, señor Sánchez, que su soberbia le iba a impedir debatir con el que le ganó las elecciones. Pensábamos que su soberbia le iba a impedir debatir con el que sacó más diputados que todas
las veces que se presentó usted como candidato a la Presidencia del Gobierno. Jamás sacó usted 137 escaños; jamás, señor Sánchez. (Rumores.-Risas del señor presidente del Gobierno en funciones, Sánchez Pérez-Castejón). Y nada más... ¡Y se ríe!
(Aplausos y risas). Si ya lo sé, si yo ya sé que esto de perder y ganar ya no se lleva. Pensábamos que quizás el señor Patxi López podría sustituir al señor Sánchez. Pero ¡ojo!, es que el señor Patxi López el único cargo que ha tenido en su vida
ha sido porque el Partido Popular le ha votado después de perder las elecciones. (Aplausos). No era la persona adecuada; no era la persona adecuada. En todo caso, señor López, tal como acaban los secretarios generales del Partido Socialista
Obrero Español de Euskadi, tenga usted cuidado. (Risas).


Y ahora resulta que a todos los purgados del sanchismo les llega su hora. Señor Puente, enhorabuena, creo que usted ya ha purgado lo suficiente desde que le cesaron como portavoz del comité ejecutivo federal. (Aplausos). Quizás es que
usted está proporcionando ahora méritos para proseguir. Pero, señor



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Puente, de verdad, yo creo que los ciudadanos de Valladolid no merecen este nivel; no merecen este nivel, señor Puente, se lo aseguro. (Rumores). No merecen este nivel y además que haga usted jueguecitos con perder y ganar. ¡Si la
primera vez que usted fue alcalde fue después de perder las elecciones, señoría! Pero ¿qué me dice usted? (Aplausos). En las municipales del año 2015, el Partido Popular sacó doce concejales; el señor Puente, ocho, y ahora viene a dar lecciones
de ganar y perder. Es una cosa absolutamente sorprendente. (Aplausos). El señor Puente es alcalde después de perder y ahora dice: 'De ganador a ganador'. (Risas). Señoría, yo nunca he perdido unas elecciones, y no asumiré ningún cargo después
de perder las elecciones. Usted sí, el señor Sánchez también y el señor Patxi López también. ¡Yo, no! (Aplausos). Y, además, con una diferencia sustancial: en el año 2015, el señor Puente perdió las elecciones por 20 000 votos, y en el año 2023
hemos empatado a concejales: 11-11. Pero, señor Puente, ¿quién le hizo el discurso? Yo creo que usted, ¿no? (Risas y aplausos).


Señor Puente, insisto, es que usted no habla de nada. Ha venido a insidiarme, ha venido a calumniarme; ha venido a insidiarme, ha venido a calumniarme, y comprenderá que después de treinta años de servicio público, no necesito su aprobado.
(Aplausos). 'Hemos mantenido el tipo, pero la dinámica nacional nos ha arrollado'. Señor Sánchez, esto es lo que decía el señor Puente después de las elecciones municipales: que por su culpa había perdido la Alcaldía de Valladolid. (Aplausos).
Hombre, la verdad es que es la única cosa cierta que le he escuchado al señor Puente; pero bueno, allá él. Insisto, de verdad, créanme, yo no vengo a esto (rumores.-Varios señores diputados: ¡Nooo!), yo no vengo a santificar una anomalía
democrática como esta.


Señorías, a ver si después de la portavoz de SUMAR tengo posibilidad de hacer alguna réplica al Gobierno, porque después de la intervención del Partido Socialista Obrero Español me he dado cuenta de que este Gobierno en funciones no
merecería ser una semana Gobierno de España.


Muchas gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, puestos en pie.-Varios señores diputados: ¡Muy bien!).


La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor Puente por un tiempo de diez minutos. (Rumores).


Silencio, por favor. Guarden silencio.


El señor PUENTE SANTIAGO: Señor Feijóo, ya sé que no necesita usted mi aprobación, necesita usted la aprobación de Aznar, de la señora Ayuso... En fin, ahí es donde tiene usted que aprobar, y lo tiene difícil. Pero sí quiero decirle una
cosa al señor Sánchez. Es la primera vez que yo estoy en esta Cámara, y la verdad es que escuchar a parlamentarios gritarle cobarde, cobarde, al presidente del Gobierno es algo que no esperaba escuchar de ustedes (rumores), de ustedes, que están
liderados por un parlamentario que eludió acudir a los debates en la campaña electoral porque le entró una lumbalgia. ¿Se acuerdan ustedes? (Risas). El valiente, este es el valiente. (Aplausos).


Mire, señor Feijóo, como político, como presidente del Partido Popular, no le ha ido a usted muy bien en los últimos meses, pero como profeta la verdad es que se ha cubierto de gloria. Pronosticó usted una profundísima crisis económica que,
según usted, iba a sacudir España el año pasado. Pues ya ve, nunca ha habido más gente trabajando en nuestro país que ahora y somos la economía que más crece y más se prevé que crezca de la Unión Europea, a pesar de la pandemia y a pesar de la
guerra de Ucrania. Señor Feijóo, otro bulo: no hay otro medio millón de pobres en España, como dice usted, lo que hay es un millón y medio de personas que, gracias al escudo social que puso en marcha este Gobierno durante la pandemia, no han caído
en la pobreza. Eso es lo que ha pasado en este país. (Aplausos). España no sufre una crisis de confianza, señor Feijóo, la crisis de confianza la sufre usted. También pronosticó usted que la excepción ibérica iba a ser un timo ibérico. En fin,
y por supuesto pronosticó el inminente final del señor Sánchez. Pues aquí le tiene, el muerto al que usted mata goza de buena salud, señor Feijóo. Lo que sí puede profetizar hoy España sin ningún miedo a equivocarse es su inminente final al frente
del Partido Popular. Vino usted a derogar el sanchismo y acabará siendo usted el derogador derogado, señor Feijóo (aplausos); eso es lo que le va a pasar a usted.


Y si hay una cosa por la que pasará usted a la historia es por haber resuelto el dilema que le dejó pendiente el señor Casado. Del señor Casado heredó usted el gran dilema que tenía que afrontar la derecha democrática española: asociarse
con la extrema derecha o aislarla. La misma extrema derecha que reconoció en campaña que en un gobierno de coalición con el PP la tensión aumentaría en Cataluña hasta provocar situaciones peores que en 2017. Y a usted no le costó ningún esfuerzo
decidirse. Se estrenó como presidente del PP aprobando por primera vez en la historia de la democracia la entrada de



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la ultraderecha en un gobierno autonómico: en la Junta de Castilla y León. Eso sí, le dio vergüenza ir a la investidura, pero pronto se le pasó. Detrás de Castilla y León han venido: Aragón, Baleares, la Comunidad Valenciana,
Extremadura, Murcia, ciento cuarenta ayuntamientos con sus respectivos sainetes para anunciar unos acuerdos que estaban cantados tras recibir sus bendiciones. Aunque está muy reñido, mención especial sobre todos ellos merece el esperpento de
Extremadura. ¡Y dice usted que renuncia a la investidura por dignidad! Pero si la dignidad, su dignidad, ya la pusieron ustedes en manos de la extrema derecha en los últimos meses, señor Feijóo. Gracias a usted y a su falta de valentía política,
hay 11,4 millones de españoles con gobiernos autonómicos parasitados por la ultraderecha, que no cree en las comunidades autónomas ni cree en la Unión Europea ni cree en la democracia. Ese va a ser su legado, señor Feijóo, blanquear -a estos sí- a
los enemigos de nuestra democracia.


Algunos dijeron que iba a ser el heredero de la señora Merkel, pero a usted le ha faltado la mitad del coraje, del sentido de Estado y también de la inteligencia que demostró la señora Merkel para mantener a raya a los fascistas; porque a
ella no le tembló el pulso y triunfó, a usted le ha temblado y ha fracasado. Se ha asociado usted con los herederos de quienes secuestraron y abusaron de España durante cuarenta años y, lo que es peor, reivindican a día de hoy esa etapa infame de
nuestra historia con orgullo. (Rumores). Usted, señor Feijóo, ha logrado que no se distinga al Partido Popular de VOX por lo de pagar sobresueldos y por todo lo demás, y todo por falta de coraje; lo que le ha llevado al mismo tiempo a terminar
suplicando el apoyo de Junts y a implorar dos años de gobierno al señor Sánchez es su falta de coraje, señor Feijóo.


Pero hablemos de las diferencias que nos hacen incompatibles, de las diferencias de política, señor Feijóo. Nosotros en las ciudades donde gobernamos ponemos carriles bici, ustedes los destruyen; incluso aunque con ellos pierdan fondos
europeos, como en Logroño, en Valladolid o en Elche. (Rumores). Ustedes suprimen el impuesto sobre el patrimonio y, al mismo tiempo, la gratuidad universal de los comedores escolares que nosotros implantamos, como en Extremadura (La señora
Carballedo Berlanga: ¡Mentira!); esa es una de sus medidas en favor de la igualdad que defienden. Nosotros promulgamos leyes de memoria democrática, ustedes las derogan, como acaban de hacer en Cantabria de la mano de la ultraderecha. Ustedes
fomentan la destrucción del Mar Menor, nosotros defendemos su protección. Ustedes pretenden legalizar regadíos en Doñana a costa de cargarse el entorno natural, nosotros queremos preservarlo. (La señora Carballedo Berlanga: ¡Eso no es
verdad!-Rumores). Pero claro, señor Feijóo, nosotros ni somos negacionistas del cambio climático ni gobernamos con ellos, ustedes sí. Su política ambiental, señor Feijóo, sigue siendo la del primo de Rajoy.


Nosotros pretendemos que las pensiones suban con el IPC, ustedes quieren congelarlas, que es lo que en la práctica equivale a subirlas un 0,25 %. (Rumores). Nosotros queremos que el salario mínimo interprofesional suba hasta que sea al
menos el 60 % del salario medio, y lo hemos conseguido; ustedes se opusieron a ello y movilizaron sus terminales mediáticos para sembrar dudas sobre nuestra economía si se adoptaba esa medida. Ustedes defienden la libertad de tomar cañas en
pandemia. (Risas.-Protestas). Nosotros defendemos la libertad de ser lo que cada cual quiera ser (protestas), de amar a quien cada cual quiera amar y como quiera, de formar una familia con quien quiera si así lo desea. (Rumores.-Aplausos).
Defendemos la libertad de ser madre o de no serlo. (Aplausos). En fin, cosas modestas al lado de tomarse una caña, pero -¡qué le vamos a hacer!- somos distintos, señor Feijóo. (Rumores). Ustedes defienden que el Estado no se inmiscuya gravemente
en la vida de las personas. ¡Cuánto les molestó a ustedes que les mandaran un simple aviso a su móvil para proteger a la población de un evento climatológico que iba a acontecer! (Rumores). Nosotros defendemos que el Estado preserve la seguridad y
la salud de la gente. (Rumores). Ustedes defienden los privilegios, nosotros defendemos los derechos.


Por eso, señores del Partido Popular, no podemos gobernar juntos, se lo he dicho antes; no podemos hacerlo porque somos antagonistas. ¿Podemos acordar medidas concretas en algunos casos? Claro, lo hemos hecho en el pasado y seguro que lo
seguiremos haciendo en el futuro, aunque cada vez sea más complicado entenderse con quien permite que le parasite la extrema derecha. (Rumores). Dice usted, señor Feijóo, que es una anomalía eso de no poder entenderse con el Partido Socialista.
(Rumores). Y eso lo dice usted, que hizo caso omiso a las víctimas del terrorismo cuando le pidieron que no utilizara el eslogan infame que tuvimos que escuchar los socialistas durante la campaña electoral. Señor Feijóo, para entenderse con el
Partido Socialista lo primero que tienen que hacer ustedes es respetarlo. Yo les reclamo respeto. (Aplausos).


Pero, en fin, hay buenas consecuencias de que usted no vaya a ser investido. Este país, que ustedes siempre auguran que se romperá si no lo gobiernan, va a seguir adelante y no les espera, señores del



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Partido Popular. Cuando ustedes dicen que España se rompe, solo piensan en los territorios, y la realidad es que España ni se ha roto ni se va a romper territorialmente. Cuando nosotros pensamos en que España se rompe, pensamos en quienes
viven en ella, y ahí es donde están los riesgos reales de ruptura; ruptura de la cohesión social en un mundo en el que los ricos son cada vez más ricos y las diferencias de renta son cada vez mayores (rumores); ruptura de la convivencia, nosotros
trabajamos para evitar esa ruptura, la posible, la real, la que a ustedes ni parece preocuparles ni incumbirles. España se rompe si no se suben los salarios más bajos, cosa a la que ustedes se han opuesto. España se rompe si no se dignifican las
pensiones, cosa que ustedes no quieren. España se rompe cuando unos ciudadanos esperan meses para ser atendidos ante una enfermedad, mientras otros disponen de los medios para evitar esas esperas, y ustedes allá donde gobiernan ignoran esta
ruptura. España se rompe cuando sus mujeres mueren a manos del machismo criminal. (Rumores). España se rompe cuando una persona es despreciada por su tendencia sexual. Esa es la España que se rompe si no actuamos, pero hace mucho que no se
esfuerzan en comprenderla. Ni la escuchan ni les interesan sus problemas, solo quieren gobernarla y quieren que España los quiera y les obedezca, porque dicen que nadie la quiere más que ustedes. La quieren mucho, pero suya; o suya o de nadie, y,
no, señorías, eso se acabó. El pasado no va a volver. La España de 2023 no es la de 1993 ni la de 2003 ni la de 2013. El conjunto de la sociedad española no vive en la nostalgia, piensa en el año 2050, igual que la mayoría de los grupos
parlamentarios de esta Cámara. No debería escocerles que este país sea hoy más fuerte que el que dejaron ustedes en el año 2018. Es la verdad. A pesar de la pandemia, a pesar de los efectos de la guerra de Ucrania y a pesar de sus palos en las
ruedas, este país es mejor.


Nos dijeron que el Gobierno progresista tendría muy corto recorrido, que no podría aprobar presupuestos y que no soportaría su acoso y derribo desde la oposición, especialmente durante una pandemia atroz que no habíamos sufrido en más de un
siglo. Sin embargo, sin su apoyo, lo hemos sacado adelante en medio de todas las dificultades. (Aplausos). Revalorizamos las pensiones; conseguimos 140 000 millones de la Unión Europea para el plan de recuperación, mientras ustedes viajaban a
Europa para impedir que llegaran; ampliamos las libertades con una ley de eutanasia, y hemos profundizado en nuestra memoria democrática. Este no es más que otro episodio de la misma historia de siempre, señorías. Se autoproclaman
constitucionalistas quienes no apoyan realmente la Constitución y se les llena la boca de libertad a quienes se han opuesto a cada avance en esa materia en nuestro país. Estamos acostumbrados, pero no vamos a aflojar, porque nosotros sí escuchamos
a España, a toda ella, a todos sus pueblos; porque sí nos interesan sus problemas, cuando ganamos y cuando perdemos.


La señora PRESIDENTA: Señor Puente, tiene que terminar.


El señor PUENTE SANTIAGO: Porque sí sabemos perder, cosa que no va a suceder hoy, señor Feijóo. Queremos a España como es y confiamos en ella. España siempre tiene hambre de futuro y ustedes están empachados de pasado.


España tendrá pronto un Gobierno, señor Feijóo, y el PP tendrá de nuevo ante sí un dilema, seguir ampliando la trinchera o regenerarse, profundizar en el bloqueo o cumplir la Constitución, instrumentalizar las comunidades autónomas y los
ayuntamientos que gobiernan con la ultraderecha contra el Gobierno de España o romper con ella y abrir un tiempo nuevo en la política española. La política o la antipolítica. De su elección serán responsables ustedes, no el PSOE ni el señor
Sánchez. Suerte y valor, señoría, porque le hacen falta. La mejor España solo será posible con un mejor PP.


Muchas gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista y de la mayoría de los miembros del Gobierno en funciones, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el candidato a la Presidencia del Gobierno. (Denegación). ¿No va a hacer uso de ella? (Denegación).


Por el Grupo Parlamentario VOX, tiene la palabra el señor Abascal, por un tiempo de treinta minutos. (Aplausos).


El señor ABASCAL CONDE: Muchas gracias, señora presidenta.


Señorías y gentes sin ningún señorío -que ya los hemos visto incluso en la tribuna-, señor candidato a la Presidencia del Gobierno, señor Feijóo, cuenta usted con los votos del Grupo Parlamentario VOX, aunque me temo que no van a ser
suficientes. Yo podría decirles hoy, a modo de reproche, aquello de que hay que saber sumar, que no dan los números para esta investidura o que es una investidura ociosa, incluso



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que es un balón de oxígeno para el Partido Socialista, un inexplicable regalo al PSOE o simple propaganda; pero no lo voy a decir porque, además, no lo creo. Yo creo que esta es una buena ocasión para retratar al peor Gobierno de la
historia de España. (Aplausos). Pero sí he de recordar que todo eso y cosas peores dijeron desde su bancada cuando hicimos lo mismo que usted pretende hoy, cuando utilizamos esta tribuna para mostrar a los españoles que el proyecto del señor
Sánchez nos lleva a la destrucción de la convivencia nacional -lo hemos visto por el tono inaceptable en esta tribuna- a través de la propia ruptura del Estado de derecho. No es distinto el señor Sánchez del presidente al que nosotros presentamos
dos mociones de censura que su partido, señor Feijóo, no apoyó. En realidad, era el mismo señor Sánchez que había beneficiado a golpistas y malversadores, a terroristas y violadores e incluso a las mafias de la inmigración ilegal (aplausos); el
mismo que había pisoteado las libertades fundamentales de los españoles con dos decretos inconstitucionales de estado de alarma y, en definitiva, el mismo capaz de cualquier cosa con tal de mantenerse un rato más en el poder. Sin embargo, nada de
todo aquello les pareció suficiente como para apoyar nuestras mociones de censura o siquiera para presentar ustedes una alternativa.


Pero hoy VOX no va a hacer lo mismo que el Partido Popular en aquellas mociones de censura contra el autócrata Sánchez. Nosotros votaremos afirmativamente a su investidura, señor Feijóo. Nosotros no vamos a incrementar la desesperanza de
millones de españoles, tal y como le trasladé a su majestad el rey en la ronda de consultas. También le trasladé -y lo hice, además, públicamente a todos los españoles- las condiciones que poníamos para esta votación, que son muy simples y creo que
muy aceptables para la inmensa mayoría de los españoles: el compromiso de defender la igualdad de los españoles -como usted ha hecho en esta tribuna-, el compromiso de recuperar la neutralidad de las instituciones, hoy secuestradas por la mayoría
socialista -cosa que usted también ha hecho hoy en esta tribuna-, y el compromiso de no colaborar con quienes pretenden un apartheid a los votantes de VOX -es decir, a tres millones de españoles-, cosa que ha hecho también usted hoy en esta tribuna.
Por último, como consecuencia de todo lo demás, la ratificación de nuestros acuerdos a nivel autonómico y a nivel local, a pesar de las amenazas y de las insidias de los socialistas, que pactan con todos los enemigos de España y de la Constitución.


Si al señor Sánchez le hiciera falta el voto de un partido de ladrones, directamente prohibiría las cerraduras. (Risas). Si al señor Sánchez le hiciera falta el voto de un partido de traficantes de órganos, le daría la dirección del
Instituto Anatómico Forense. Y no hace falta decir que si al señor Sánchez le hiciera falta el voto de un partido de violadores y pederastas, hoy directamente tendría su voto en agradecimiento a la ley del sí es sí, que tanto les ha beneficiado.
(Aplausos). Por eso, cuando al señor Sánchez le hace falta el voto de un partido golpista, el señor Sánchez negocia una amnistía que allane el camino para el posterior golpe contra el Estado de derecho, contra la convivencia nacional y contra el
fundamento de nuestra Constitución, que es la unidad indisoluble de nuestra patria. Sin ese fundamento, señor Feijóo, señorías -luego volveré sobre ello-, ni hay Constitución, ni hay pacto, ni hay convivencia, ni hay abrazo, ni hay debate posible.
Ese es el peligro que hoy enfrentamos todos. Ese es el peligro que hay que denunciar y esa es la verdadera razón de ser de nuestro sí a su investidura en el día de hoy. Sí a un Gobierno que recupere la normalidad democrática, sí a un Gobierno que
recupere la neutralidad de las instituciones, sí a un Gobierno que defienda la unidad nacional y sí a un Gobierno que acabe con el cordón sanitario que desde partidos y medios se ha puesto a millones de españoles que, tal y como dije en esta tribuna
hace cuatro años, tienen derecho a disentir y a oponerse al pensamiento único que se dicta desde los despachos de algunos poderosos. (Aplausos).


Pero antes de ese voto afirmativo, señor Feijóo, me veo en la obligación de recordar por qué hemos llegado a esta situación, y ustedes, señor Feijóo -lamento decirlo-, tienen gran parte de la responsabilidad. Lamento decírselo, pero creo
que es la verdad. Creo que es una verdad que usted mismo conoce y resultaría hipócrita que yo la oculte en el día de hoy en esta tribuna únicamente porque vamos a votar favorablemente a su investidura. Además, usted ha tenido la amabilidad de
pedirnos en su intervención que tengamos un diálogo sincero y honesto en esta tribuna. Yo, desde luego, lo voy a hacer, ya que otros no están de ninguna manera dispuestos a hacerlo. Creemos que su obsesión por no depender de VOX, en ese Gobierno
que algunos aduladores y encuestadores les prometían, los llevó a cometer el gravísimo error de alimentar en algunos casos y de tolerar en otros una campaña de demonización de VOX que venía impulsada desde la izquierda. Se lo advertimos durante
toda la campaña en público y en privado. Les dijimos con rotundidad, en primer lugar, que la victoria no estaba hecha y, en segundo lugar, que nosotros no éramos el adversario. Pero ustedes, empujados por esas oligarquías nostálgicas del
bipartidismo y por los odiadores de VOX -que los hay en todos los partidos y en todos los medios-, se



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dejaron llevar a una campaña desastrosa. Nos llegaron a decir que dábamos más miedo que Bildu, que los terroristas; que somos homófobos, racistas, sectarios, machistas y todo el listado de descalificaciones que la extrema izquierda, hoy
representada en el Partido Socialista, lanza contra VOX permanentemente sin otro objetivo más que justificar las agresiones que luego se producen contra nuestros candidatos. Yo le pido, señor Feijóo, que tome usted distancia, distancia definitiva e
inequívoca, con todos aquellos que todavía hoy desde sus filas siguen despreciando a tres millones de españoles y que quizá no creen en su discurso de hoy. Yo he visto cómo le han aplaudido y cómo su mesura les hace pedir que no le aplaudan.
Aplaudían igual al señor Casado, que dijo exactamente lo contrario que usted (risas), porque -no se lo digo como un reproche, señor Feijóo- los partidos son así. (Rumores).


Señor Feijóo, vamos a gobernar juntos en muchas autonomías, en muchos municipios, en muchas diputaciones y en diferentes entes de nivel local, y yo creo que no es lógico, ni es comprensible, ni es aceptable, que desde el mismo partido se
ataque a los gobiernos de coalición. Por eso, creo que esta sesión debe servir, además de para mostrarle nuestro apoyo a su investidura, para la ratificación de nuestros acuerdos autonómicos y locales y para la adquisición por las dos partes del
compromiso de trabajar juntos para detener cada paso con el que amenace el separatismo golpista a través de su cómplice en la Moncloa. (Aplausos). Debemos dar esperanza, en definitiva, a todos los españoles que quieren ver con claridad una
alternativa de gobierno y una alternativa de gobiernos que tengan el compromiso de recuperar las instituciones y de defender la Constitución. He de decir con claridad que exactamente en eso consiste nuestro voto a su investidura: en ese compromiso
y en esa colaboración sin remilgos y sin complejos. Esa es nuestra propuesta para aplicar a partir de hoy mismo.


Cumplamos con lealtad todo lo pactado. Reduzcamos los impuestos junto con el gasto político destinado a partidos, a sindicatos y a patronales. Desterremos el adoctrinamiento en los colegios para que los padres puedan recuperar el derecho
constitucional a educar a sus hijos según sus creencias y en su propia lengua. Enfrentémonos a la Agenda 2030 o, si lo prefiere, combatamos juntos al menos los aspectos más lesivos de esa agenda sobre nuestra industria, nuestra libertad, nuestro
campo y, en definitiva, sobre nuestro progreso; hoy usted se quejaba de los impuestos al plástico de este Gobierno, que vienen exactamente de la implementación de ese tipo de agenda. Luchemos enérgicamente contra las mafias de la inmigración
ilegal que trafican con seres humanos y que a veces son directamente financiadas por las administraciones públicas. Incluso, si quiere, comprometámonos a preguntar a los españoles sobre aspectos y problemas concretos para acabar de una vez con
todas con esa lejanía entre los partidos políticos y la sociedad española por culpa de los viejos pactos; muchas veces a los españoles se les ha hurtado la posibilidad de decidir sobre asuntos que afectan a su vida diaria y no han podido decidir en
un referéndum durante cuarenta años. Y denunciemos, aprovechando nuestros respectivos aliados en Europa y en el mundo, la usurpación de las instituciones que padecemos, desmontando la propaganda internacional del separatismo y de quienes hoy se
convierten una vez más en los aliados de ese separatismo. Es decir, desmontemos la alianza y la ambición del señor Sánchez y de sus cómplices.


Muchas de estas cuestiones que hasta ahora habían sido defendidas únicamente por VOX han sido defendidas por usted hoy en la tribuna -he de reconocerlo- y yo se lo agradezco. Por ejemplo, se ha referido usted a aumentar el sentido positivo
del silencio administrativo o a derogar tres por cada norma que sea promulgada; nosotros planteábamos algunas más ya en nuestros documentos de hace unos años. Le agradezco que critique también el hecho de que existan diecisiete pruebas distintas
de acceso a la universidad, porque ponen en tela de juicio la igualdad de los españoles. Pero ¿no les parece absurdo que haya diecisiete tarjetas sanitarias, diecisiete licencias de caza y tantas y tantas desigualdades autonómicas que dificultan la
vida diaria de los españoles y que ponen en tela de juicio la igualdad de todos los ciudadanos ante las administraciones? (Aplausos). Celebro también que se atreva a denunciar la dictadura activista -creo que se ha referido a ella como
apocalíptica y alarmista- y que pretenda usted defender el progreso de nuestra sociedad frente a esas agendas que lo ponen en tela de juicio. Hasta ahora solo nosotros decíamos esas mismas cosas y, por ello, directamente y sin ningún tipo de
debate, se nos calificaba de negacionistas. Celebro también que quiera acabar con las imposiciones y con el adoctrinamiento en las aulas, aunque le invito a que revisemos conjuntamente el material escolar en aquellas comunidades autónomas en las
que gobiernan en solitario y también en las que gobernamos conjuntamente; porque también es adoctrinamiento la Ley de Memoria Histórica y la Agenda 2030, que han terminado en los materiales escolares, que están en los currículos que se enseñan a
los alumnos más pequeños. Lo digo porque, por ejemplo, la Ley de Memoria Histórica -no sé si por ahí está el señor Moreno- iba a ser derogada en Andalucía por un acuerdo con VOX, y ese es un acuerdo aún incumplido en estos momentos.



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Por lo tanto, ratifiquemos hoy la validez de nuestros acuerdos y su cumplimiento íntegro y legal. Y, si me lo permite, le pediría que aplique las medidas pactadas con nosotros también en las regiones en que han decidido gobernar en
solitario, porque creo que lo que es bueno para castellanos y leoneses, para valencianos, para murcianos, para aragoneses o baleares, sin duda, puede ser bueno también para andaluces, para gallegos, para ceutíes o madrileños, entre otros. Por eso,
creo que debemos apremiar a la señora Ayuso a que acabe con el adoctrinamiento en los colegios y con las subvenciones a la Agenda 2030 en la Comunidad de Madrid; o que puede indicar a su partido en Galicia que elimine los requisitos del gallego,
que están expulsando talento, y que se proteja la libertad de los residentes en esa comunidad para poder escolarizar a sus hijos en la lengua materna y en la lengua común. (Aplausos).


Y, por favor -y este tema creo que sí es importante y verdaderamente grave-, pida al señor Juanma Moreno -se lo pido yo desde aquí- que rectifique sus lamentables palabras ante las declaraciones del señor Urkullu, que dijo que cabía una
interpretación flexible de la Constitución sobre la cuestión territorial, sin necesidad de modificarla, para avanzar en el carácter plurinacional del Estado y en la bilateralidad -es decir, en la ruptura de la soberanía-; declaraciones que el señor
Juanma Moreno saludó con total normalidad. Lo digo porque hoy usted ha dicho una cosa que yo comparto plenamente, y que es que no hay ningún subterfugio para burlar el espíritu de los padres de la Constitución. No es verdad que exista una puerta
de atrás en la Constitución para reducir España a un engendro plurinacional, tal y como decía su compañero de partido. Otros igualmente equivocados lo llaman pomposamente Estado compuesto. Es otro camino sin salida. La solución al desafío
separatista, señorías, no pasa por la adecuación a las aspiraciones ilegítimas, a construcciones creativas o a eufemismos políticos. Ya sé que con el asalto a los tribunales -en especial, al Tribunal Constitucional- esa amenaza del derecho creativo
está muy presente. Quizá veamos sentencias dictadas desde la Moncloa y aderezadas por comisarios vestidos con toga que se atreven a deconstruir nuestro ordenamiento jurídico para justificar la amnistía y la autodeterminación, pero da igual cómo las
disfracen. No puede haber puerta de atrás en la Constitución para socavar el fundamento de la Constitución misma y, si lo hiciesen, habrían recorrido el último tramo para liquidar el Estado de derecho, y los españoles no vamos a permitirlo.
(Aplausos). Sí le pediría que mantengan en este tema, señor Feijóo, una firmeza extraordinaria y que, desde nuestras diferencias -algunas verdaderamente grandes-, sepamos que no existe bajo ningún concepto la tentación de un nuevo encaje
territorial, de un Estado compuesto, de una España multinivel o de cualquier otra ocurrencia que limite o que cercene la soberanía nacional del pueblo español.


Por eso, señor Sémper, no se trata de hacerse el simpático ni el equidistante, como hace usted en ocasiones, porque nos llamaba extremistas en el día de ayer; no se trata de hacerse el moderado. Se lo puedo decir también en euskera, pero
creo que usted lo entiende mucho mejor en castellano. (Aplausos). Por eso, señor González Pons, se equivoca usted al tratar de normalizar como un partido democrático a una fuerza política como Junts. Ni tampoco en Europa es conveniente tomar el
camino del socialismo, a pesar de que voten ustedes mayoritariamente con los socialistas en el Parlamento Europeo; los mismos socialistas cuyos corruptos negocios en la Unión Europea con las compañías del gas ruso han servido para traicionar a
Ucrania y a Polonia y han puesto en peligro nuestra seguridad y nuestro abastecimiento energético.


Por otro lado, señor Feijóo, tengo que celebrar que en su partido haya gente razonable que desde un primer momento aceptó el resultado electoral y entendió que debíamos estrecharnos la mano. Tengo que agradecerles a esas personas y a esos
líderes autonómicos y locales de su partido que se mantuvieran firmes y serenos en su actitud de dialogar y de pactar cuando se trataba de alcanzar una mayoría, a pesar de que desde muchos satélites mediáticos se les cuestionaba o directamente se
les atacaba. ¡Cuánto cambia su partido, señorías, de una región a otra! Aunque, si me permiten decirlo, esas actitudes contradictorias son bastante comprensibles; y no es ningún tipo de ironía, porque, señor Feijóo, el Partido Popular Europeo se
encuentra en la misma disyuntiva que tiene usted ahora: llegar a acuerdos con los socios de VOX o colaborar con el cordón totalitario de socialistas y extremistas. En Suecia, en Italia y en otros muchos sitios han entendido que era necesario el
camino de la colaboración, respetando las diferencias entre nosotros. Se lo dijo a todos ustedes la señora Meloni en alguno de sus actos en los que ha participado en España, cuando afirmó que el Partido Popular tenía que recuperar sus raíces. Y,
para ello, creo que debe reencontrar su identidad, tiene que soltar la mano de los socialistas -ya hemos visto en el día de hoy cómo se comportan en esta Cámara- y de las izquierdas más radicales para empezar a construir alternativas de gobierno en
las distintas naciones (aplausos) y, en último término, en la propia Unión Europea para la protección de nuestras fronteras, de nuestras libertades y de nuestra economía.



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Yo tengo el convencimiento de que más pronto que tarde será así, señor Feijóo. Por supuesto que seguiremos teniendo grandes diferencias y muchos desacuerdos, pero creo que podemos colaborar sensatamente contra quienes están llevando a
nuestra nación a un auténtico callejón sin salida empeñados en mantener el rumbo del multiculturalismo, del globalismo y de la sumisión a poderes ajenos a la voluntad de las soberanías nacionales.


Pero regresemos a nuestra patria, porque les decía a algunos de sus colaboradores que no es el camino ni el momento de coquetear con los nacionalismos ni el momento de la equidistancia. De hecho, si VOX no existiera -como quizá algunos de
ustedes sueñan melancólicamente-, inmediatamente serían todos ustedes el fascismo a batir. Ya hemos visto cómo se las gasta el Partido Socialista y sus aliados, y muchos de los epítetos que nos dirigen ahora a nosotros a ustedes solo les cogen de
perfil. ¿Cuál es el camino entonces? Creo que ya lo he dicho con claridad durante esta intervención, el que hemos comenzado a construir con nuestros acuerdos de Gobierno, aunque el ruido mediático orquestado por el Gobierno de Sánchez, y creo que
estúpidamente amplificado por las cabeceras más cercanas a su partido, ha ocultado las muy positivas propuestas que hemos alcanzado en muchas autonomías y en muchos municipios y que van a favorecer a los españoles residentes en ellas. Por ahí es
por donde debemos comenzar y por donde debemos seguir. Es un principio para la construcción de la alternativa y nuestro voto conjunto hoy no debe significar otra cosa.


Por supuesto que nosotros querríamos ir mucho más allá de lo acordado, pero es un comienzo que aceptamos y es un comienzo para una alternativa nacional que tenemos el deber de construir, porque es nuestra responsabilidad histórica a la que
nosotros no vamos a fallar de ninguna manera.


Le voy a poner un ejemplo práctico de cómo podríamos empezar a mostrar unidad de acción frente a los chantajes y los disparates del señor Sánchez y de sus cómplices. Ya hemos visto cómo han convertido esta Cámara en un esperpento, con
pinganillos para fingir que no nos entendemos en una lengua común. Señor Feijóo, puede dar instrucciones hoy mismo para que en el Senado se acabe ese disparate. Ni siquiera tiene que darnos la razón a los representantes de VOX, basta con que lean
ustedes el Diario de Sesiones y con que recojan allí los argumentos que ya emitieron por parte de su partido para oponerse durante los años del zapaterismo a esa imposición de los socialistas en la Cámara Alta. Simplemente mantengan la posición que
tuvieron, digan que ya lo dijeron ustedes y que lo dijeron antes de que nosotros existiéramos y demuestren que su Gobierno sí está dispuesto a rectificar los disparates de la mayoría de la izquierda en todos los terrenos, sin campañas orquestadas
mediáticamente. Suya es la decisión y por ahora tiene nuestro sí a esta investidura. Creo que podemos seguir por ese camino, señor Feijóo, buscar puntos en común y dejar para más adelante diferencias hasta que despejemos la gravísima amenaza de la
autocracia del señor Sánchez. (Aplausos). Lo digo porque sé que es una disyuntiva. Puede hacer eso o usted puede volver, a partir del día de hoy, y de los aplausos recibidos después de una investidura probablemente infructuosa, a abrir la puerta
de su despacho a los que le van a susurrar, con toda seguridad, que regrese al plan de acabar con VOX.


Señores separatistas, españoles renegados, comunistas más o menos disfrazados y demás cómplices del señor Sánchez, ustedes podrán durante algún tiempo disfrutar del espejismo plasmado en sus pactos públicos y en sus pactos secretos, pero,
hágannos caso, no es real, lo que están viviendo es un espejismo. (Aplausos). Sé que ahora ustedes están muy ufanos y satisfechos chantajeando a España porque un político sin escrúpulos se la quiere entregar a cambio de un sillón. Se sienten
ustedes protagonistas porque un personaje ridículo, que vive fugado en un chalé en Waterloo, presume de poner y quitar presidentes, olvidando que fue España entera quien le desalojó del sillón cuando se atrevió a desafiarla. Ahora creen ustedes que
las tornas han cambiado y que la aritmética parlamentaria les da una nueva oportunidad para sus aventuras ilegales. Por supuesto, su coalición con el señor Sánchez hará un grave daño a las instituciones españolas, el daño que ustedes quieren hacer,
y hará un grave daño a la convivencia, el daño que ustedes quieren hacer, y un grave daño a la economía española, a la que ustedes quieren dañar, pero sus últimos objetivos y sus repúblicas soñadas jamás llegarán. El cheque que les va a entregar el
señor Sánchez no tiene fondos. Por supuesto que habrá que ocuparse luego de la responsabilidad de los socialistas por promover la ruptura de la legalidad pactando con delincuentes, pero antes sepan ustedes que ni siquiera con ese aliado en la
Moncloa van a ser capaces de destruir nuestra nación. (Aplausos).


Señores separatistas, yo quiero hacer un esfuerzo para que ustedes me entiendan -creo que me van a entender sin necesidad de traductores-: desistan de forzar las estructuras políticas para dedicarlas a seguir promoviendo el enfrentamiento
entre los españoles; respeten las leyes, como las respetamos



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todos, incluso cuando las leyes no nos gustan y respeten el fundamento de la Constitución, que es la unidad de nuestra patria común. En definitiva, no se les ocurra decir a los españoles que aquí lo que vale es la ley del más fuerte. No se
les ocurra, porque va a ser un error del que jamás van a regresar. Pregúntenles a sus antecesores y pregúntenles a sus mayores. Nos tenemos que ir únicamente al año 2017, año en el que vimos huir de manera vil y miserable al presidente de la
Generalidad metido en el maletero de un coche. (Aplausos).


Señorías, viendo las actitudes del señor Sánchez, que reniega ahora del apoyo a las medidas legales para sofocar el golpe, a mí me crece una sospecha que hace tiempo que llevaba barruntando con la aplicación de aquel 155 tan débil. Aquella
respuesta débil, acomplejada y tardía que dio el Gobierno no tenía como objetivo en realidad proteger a los españoles, sino proteger el separatismo de los españoles, y no tenía como objetivo combatir el separatismo, sino protegerles de la reacción
del pueblo español. Señores separatistas, se hizo para protegerles a ustedes. Se les permitió convocar elecciones y obtuvieron el poder inmediatamente. Aún recordamos, como si fuera ayer, la frase del señor Borrell, en aquellas movilizaciones
masivas en Barcelona, insultando y llamando turbas del circo romano desde la tribuna de la propia manifestación a los manifestantes que decían Puigdemont a prisión. (Aplausos). Y por eso estoy cada vez más convencido de que aquel clamor de las
calles, de las plazas y de los balcones fue el que decidió a intervenir al Gobierno que vio que, por primera vez, debían entender los políticos españoles qué es la ira del pueblo español cuando se le traiciona, la ira cuando se intenta destruir -y
lo he dicho varias veces durante esta intervención- el fundamento de la Constitución, que no es otra cosa que la unidad misma de la patria y que es anterior y superior a la Constitución misma. (Aplausos).


En cuanto a usted, señor Sánchez, he de decirle, aunque usted hoy no tiene ganas de debates, que va a responder usted tarde o temprano por cada uno de los cheques sin fondos que ha entregado a los enemigos de España para permanecer en el
poder. Usted pasará a la historia, que es lo que quiere, sin ninguna duda, por tratar de deslegitimar a nuestros tribunales, nuestras leyes y a nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Creo que fue usted el que después del golpe
separatista de 2017 acudió a un hospital a visitar a alguno de los policías gravemente heridos por los golpistas. ¿Iría ahora de nuevo a visitarles? ¿Iría a decir a esos policías que, según usted, esas heridas son fruto de un conflicto político y
que sus agresores deben ser amnistiados? Ninguna de sus maquinaciones nos resulta ya ni novedosa ni desconocida. Aunque muchos antes que ustedes han intentado retorcer las leyes a su antojo, yo creo que hay que reconocerle a usted que nadie ha
llegado a tal límite de desvergüenza. En eso hay que reconocer que usted tiene un gigantesco liderazgo. (Aplausos).


También es líder en violaciones, señor Sánchez. Bajo su Gobierno España ha batido el récord de ese crimen abyecto. Nunca en España se habían producido tantas agresiones a mujeres, y ya sabemos lo que hizo usted al respecto durante los
cuatro años de Gobierno: soltar violadores a la calle. Este año, por lo tanto, usted volverá a batir su propio récord y lo sufrirán -y le reconozco que me produce una rabia inmensa- mujeres inocentes. Le deseo que algún día se encuentre usted
cara a cara con ellas, con sus maridos, con sus padres o con sus hijos.


También es el líder de la ruina. España en 2022 está a la cabeza de las grandes economías en reducción de salarios reales, es decir, a la cabeza en rebajar sueldos. Eso lo ha conseguido usted gracias a un numeroso equipo que conforma el
Gobierno más caro de la historia de España. Por lo tanto, líder en gastar más para rellenar el bolsillo de los suyos, mientras los españoles tienen cada vez menos. Por cierto, que ustedes han soltado hoy a una señoría y señorío a esta tribuna que
se ha atrevido a acusarme públicamente, aprovechando la tribuna claro está y aprovechando la inmunidad parlamentaria, de cobrar sobresueldos del Partido Popular. Señor Puente o, mejor dicho, Puente, diga cuándo y dónde, rectifique o simplemente
deje de mentir y suba a la tribuna y explique por qué se va usted de vacaciones con el coche de lujo pagado por una empresa adjudicataria del Ayuntamiento de Valladolid y cómo se atreve usted a subir a esta tribuna y a seguir en la política.
(Aplausos).


También es usted campeón, señor Sánchez, en la reducción de la renta por habitante, en contraste con nuestros socios europeos, y lo mismo en el esfuerzo fiscal que tienen que hacer los españoles para pagarle sus asesores y sus vuelos en
avión, un 53 % más que la media europea y es de auténtico récord el entusiasmo que usted ha desarrollado en implementar los aspectos más lesivos de cualquier agenda internacional o globalista, yendo incluso más allá de las peticiones de los más
extremistas. Usted destruye presas cuando hay sequía, dinamita centrales energéticas (el señor presidente del Gobierno en funciones, Sánchez Pérez-Castejón, hace gestos negativos), sí, cuando hay escasez de energía y dificulta la llegada de agua e
impide cualquier tipo de plan hidrológico nacional para que llegue el agua a



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nuestros campos cuando, precisamente, la cesta de la compra se está encareciendo para las familias. Eso sí, con su Gobierno también se baten récords de importaciones de productos extranjeros que compiten de manera desleal con nuestros
productores nacionales, bien sea en el campo o en la industria.


Usted, señor Sánchez, no ha sido un presidente para España, ha sido una auténtica calamidad y, a pesar de haber perdido las elecciones, se empeña en ocupar el palacio de la Moncloa e incluso ofrece su sede de Gobierno para que desde la misma
se perpetre el próximo golpe a la legalidad constitucional. No funcionará, señor Sánchez, y causará usted un gravísimo daño a las instituciones, a la soberanía, a la economía de las familias y a nuestra imagen internacional. Es posible que incluso
usted consiga aguantar un ratito más en ese sillón, pero tenga la convicción de que su legado de ruina, de inseguridad y de ruptura de la convivencia no tardará mucho en convertirse en un horroroso recuerdo para usted y para muchos españoles de una
época oscura, de la época en la que un autócrata quiso destruir para su propio beneficio el edificio que compartimos más de cuarenta millones de españoles.


Señor Feijóo, ahí está (señala al señor presidente del Gobierno en funciones, Sánchez Pérez-Castejón) el enemigo del progreso y de la prosperidad de los españoles. Ahí está (lo señala de nuevo) el enemigo del sentido común y del respeto a
las leyes. Ahí está (lo vuelve a señalar) el autócrata que se aferra a su sillón sin importarle el sufrimiento de las familias, de las mujeres, de los policías, de los trabajadores y de todos, en fin, los españoles que simplemente quieren vivir en
paz y prosperar y que aspiran a que los políticos no les roben el fruto de su esfuerzo ni su libertad ni sus derechos ni la herencia material e inmaterial que han recibido, que es España. Por eso yo le ruego, señor Feijóo, que, ni usted ni su
partido, nunca más se olviden de que VOX no es el enemigo y de que, además, VOX no va a desaparecer. Acepten la realidad y regresen a la distancia infinita con los enemigos de España y de la convivencia. Nos tendrán al lado.


Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario VOX, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Abascal.


Tiene la palabra el candidato a la Presidencia del Gobierno.


El señor NÚÑEZ FEIJÓO (candidato a la Presidencia del Gobierno): Muchas gracias, señora presidenta.


Señorías, creo que lo mejor que podemos hacer esta tarde, a pesar de que el Partido Socialista haya dinamitado o intentado dinamitar esta sesión de investidura, es proseguir con normalidad el debate y acreditar, de una vez por todas, el
nivel de deterioro institucional que sufre hoy el Partido Socialista. (Aplausos).


Señorías, fíjense en la diferencia de nivel de un Partido Socialista que el único aplauso que arrancó y en el que todos se pusieron de pie fue para criticar a los antiguos dirigentes del Partido Socialista Obrero Español, y de una forma muy
especial al que fue presidente, Felipe González, durante catorce años. (Aplausos). Fíjense en el nivel institucional que ha conseguido el Partido Socialista o bien comparen la intervención del señor Puente con las intervenciones del señor
PecesBarba. Los dos eran diputados por Valladolid. Recuerden por un instante el nivel del señor PecesBarba y el nivel del señor Puente. ¡Este es el Partido Socialista Obrero Español en la actualidad! (Aplausos).


Señorías, ha intentado dinamitar la sesión de investidura y ya sabemos por qué, pero la culpa no la tiene el señor Puente. El señor Puente vino aquí a ver si le rehabilitan y a ver si no se enteran de que en el Ayuntamiento de Valladolid ha
dicho que ha perdido por culpa de Sánchez, lo cual es verdad. (Rumores.-Aplausos). El señor Puente ha venido aquí a cumplir su función, dado que ni el señor Sánchez ni el señor Patxi López podrían hacerlo. (Rumores). Pero es evidente, señorías,
que el señor Sánchez no puede hacerlo. El señor Puente ha dado un discurso sobre la soberbia -¿recuerdan ustedes?- en la parte final y yo pensaba para mí que quiere un expediente disciplinario el próximo lunes. ¿Cómo puede usted hablar de la
soberbia en presencia del señor Sánchez? (Risas). ¿Cómo puede usted llamar soberbio a algún diputado de esta Cámara en presencia del señor Sánchez? Señor Puente, ya le echaron una vez y le van a volver a echar otra. (Risas.-Aplausos).


Señoría, el señor Sánchez no soporta hablar en esta tribuna porque no soporta haber perdido las elecciones. (El señor vicepresidente, Rodríguez Gómez de Celis, ocupa la Presidencia). No soporta hablar en esta tribuna porque no soporta que,
después de presentarse cinco veces a las elecciones para la Presidencia del Gobierno de España, nunca haya conseguido el número de diputados que yo conseguí la única vez que me he presentado. (Aplausos). Además, no soporta una cosa, no soporta
que, si va a



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ser presidente o no del Gobierno, no dependerá solo de esta Cámara, sino de lo que el señor Puigdemont quiera. Si el señor Puigdemont dice no, el señor Sánchez no será presidente del Gobierno de España. Esto jamás había pasado en la
historia de nuestro país. Comprendo que a lo mejor a ustedes les da igual, pero a mí no. (Rumores). Señorías, que el señor Puigdemont decida si el señor Sánchez es o no presidente del Gobierno de España es una anomalía democrática sin
precedentes. (Aplausos). Además, ya no es solo con el señor Puigdemont, sin los diputados de Bildu el señor Sánchez no es nadie y sin los diputados de Esquerra el señor Sánchez no es nadie. (El señor López Águeda: Y tú sin los de VOX). Por
consiguiente, comprendo que no venga aquí porque no tiene cuajo para presentar a España su proyecto político. (Aplausos.-Un señor diputado: ¡Te toca a ti!). Señorías, el proyecto político de un dirigente es derrotar al candidato a la investidura
que gana las elecciones, no solamente presentarse con los votos del señor Puigdemont. (Rumores).


Señor Abascal, vamos a proseguir el debate de investidura con normalidad e intentaré contestarle. (Rumores). ¡Fíjense en cómo se soliviantan los partidos políticos que tienen menos votos que el señor Abascal (risas y aplausos), algunos de
ellos en el banco azul del Gobierno! Decía que vamos a proseguir este debate porque creo que debemos de respetar la Cámara y aunque el Partido Socialista, especialmente el señor Sánchez, no la respete, nosotros sí la respetaremos porque les debemos
mucho a los que nos han puesto aquí y porque no estamos aquí para las gracietas ni para el Club de la Comedia del actual Partido Socialista. No sé si VOX va a desaparecer o no, no se lo puedo asegurar, pero lo que sí le aseguro es que entre el
Partido Popular y VOX hemos sacado 600 000 votos más que entre el Partido Socialista y SUMAR y lo que sí le aseguro es que, si la centroderecha en España no se hubiese fraccionado, hoy tendríamos más de 190 escaños. Eso no se lo aseguro yo, se lo
asegura simplemente la ley D'Hondt. Es evidente, señor Abascal, que, una vez que me ha confirmado el voto favorable a la investidura, no se molestará por algunas cosas que le voy a decir. (Rumores.-Risas). Lo primero que quiero decirle es que le
agradezco su apoyo porque, fíjese, usted ha hecho una cosa muy distinta de SUMAR. Primero, ganar a SUMAR y, segundo, aceptar no entrar en el Gobierno. ¿Qué sería de los de SUMAR si no estuvieran en el Gobierno? (Risas.-Aplausos.-Un señor diputado
pronuncia palabras que no se perciben). Señorías, no sé si todos los de SUMAR caben o no caben en un cohete. (Risas). En todo caso, lo que estoy planteando, señorías, es un tema lo suficientemente serio como para dejarme hablar. (Aplausos).


Le quiero agradecer el voto favorable, el voto sin condiciones ni contrapartidas y el voto de sumarse a los pactos de Estado, porque esta tarde hemos podido ver que el Partido Socialista ha pasado a la clandestinidad desde el punto de vista
de los pactos de Estado. Ha planteado que nunca va a hablar con el Partido Popular e incluso, lamentablemente, ha hecho referencias al presidente fundador de nuestro partido. (Varios señores diputados: ¡Oooh!). Es lamentable. (Risas). No sé de
qué se ríen, señorías. Nosotros no hemos hecho referencias a ninguno de sus anteriores fundadores. (Varios señores diputados: ¡Nooo!). ¿A ustedes les molesta que yo haga referencias a Felipe González? (Rumores). ¿Entonces? Insisto en que las
diferencias entre VOX y el Partido Popular son notorias. Nunca he ocultado que mi intención era alcanzar una mayoría suficiente para gobernar y siempre he creído que lo ideal para ello era un Gobierno del Partido Popular y es la opción por la que
he trabajado toda mi vida, desde el punto de vista político, lo he conseguido cuatro veces y esta no, y tampoco he ocultado que muchas veces he creído que, con ustedes, sin duda de manera involuntaria, no le ha ido mal al Gobierno socialista, y se
lo digo desde el más absoluto respeto. Lo que es evidente es que el señor Sánchez puso las elecciones el 23 de julio por algo. Lo primero, por no tener que dar cuentas a su partido de la derrota electoral sin paliativos en las comunidades
autónomas y en los ayuntamientos de España. (Aplausos). Ha liquidado al Partido Socialista en el ámbito territorial. Una de las razones por las que el diputado de Valladolid ha hablado es porque, gracias a Sánchez, hoy está aquí. (Risas). Pues,
en fin, a estas alturas a nadie se le escapa que 11 millones de españoles han votado cambio, 600 000 más que al Gobierno de España. Veremos cómo finaliza esta investidura, pero, desde luego, tengo la tranquilidad de hablar con VOX, pedirle su apoyo
sin entrar en el Gobierno y haberlo conseguido y eso, evidentemente, requiere por parte del Partido Popular, por la primera fuerza de esta Cámara, un reconocimiento expreso. Y entiendo yo que las señorías de VOX han tomado esta decisión porque
saben que podemos estar ante la reedición del peor Gobierno de la democracia española en cuarenta y cinco años, con la agravante de que ampliará las mayores deficiencias que ha tenido en los últimos años. ¿Por qué? Porque tiene más debilidad
parlamentaria que nunca, porque tiene más división que nunca y porque tiene más dependencia del independentismo con los menores apoyos del independentismo que nunca. Por tanto, cuando el señor Sánchez no ha querido comparecer, con una enorme
descortesía para el Congreso de los Diputados esta tarde, será porque no



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puede contestar. Aragonès dice que si Sánchez quiere ser presidente debe comprometerse con un referéndum en Cataluña. Hace dos horas, dos horas. (Muestra un artículo). Y Sánchez no ha querido venir a esta tribuna porque la presidenta del
Parlament de Catalunya ha dicho que lo volverán a hacer y que no les temblarán las piernas. Por eso el señor Sánchez ni a usted ni a mí ni a nadie nos quiere contestar sobre lo que va a hacer con la amnistía. Por eso no ha venido o, dicho de otra
forma, por eso ha venido y no se ha atrevido a hablar. (Aplausos).


Estoy de acuerdo, señor Abascal, en que hemos de buscar soluciones y no intentar agravar los problemas y estoy de acuerdo en que hemos de buscar cambios y no insistir y persistir en un Gobierno atenazado por su debilidad parlamentaria. Y
cuando hablo de lo que nos une, no hablo de su partido ni del mío, hablo de lo que nos une a la mayoría de esta Cámara o al menos de lo que une a los programas electorales que hemos sometido a las urnas. Porque dentro del fraude sanchista hay uno
más, que es hacer exactamente lo contrario de lo que prometió en su programa electoral y de lo que dijo setenta y dos horas antes de votar. Por eso creo que cuando lo que nos une es nuestro país, cuando lo que nos une es defender los intereses de
España y cuando lo que nos une es la necesidad de defender los intereses de esa mayoría -también de los que votaron al Partido Socialista-, hablo de usar con respeto los votos de la gente y, evidentemente, de no cometer ilegalidades o fraudes,
empezando ya por la configuración de los grupos parlamentarios. Hablo de una política que sirva a la gente y no a un ciudadano que se sirve de la gente. Llevo treinta años sirviendo a mi país -es verdad que desde una Administración autonómica- sin
olvidar nunca que he sido representante ordinario del Estado en esa comunidad autónoma, también he tenido la ocasión de ser líder de la oposición en Galicia durante tres años y he sido presidente de las dos empresas públicas más grandes que tiene la
Administración del Estado, una de ellas ya transferida, y la otra con mil millones de pérdidas acumuladas gracias a la excelente gestión sanchista. No le oculto que aspiro a ser presidente del Gobierno ni que, si la política fuese mucho de lo que
se ha visto en el día de hoy, yo no me hubiese dedicado a la política, se lo aseguro. Si hubiera visto a un presidente en funciones de mi país con esta soberbia, jamás me hubiese interesado la política. (Aplausos). Señorías, resulta difícil...
(Rumores). Sí, sí, yo he visto aquí, cuando se plantearon mociones de censura al señor Suárez, subir a la tribuna al señor González. ¡Fíjense en la gran diferencia! Y he visto aquí cómo siempre contestaba en las sesiones de investidura el líder
del otro partido, siempre ha sido así. (Rumores). Resulta difícil explicar a los ciudadanos que el presidente, que tiene a su país con más paro de la Unión Europea, cuyas familias se empobrecen más cada día, que destruye empresas y empleo -sobre
todo empleo industrial y empleo del sector primario- y a un país en el que el precio de los carburantes, de la energía y del alquiler estrangula las economías familiares, se queda en su escaño para no dar la cara.


Señoría, por eso creo que vale la pena pasar página de este dislate. (Un señor diputado: ¡Qué vergüenza!). He venido a esta investidura a ofrecer pactos de Estado, también al partido del señor Sánchez y, por supuesto, a usted. Y por eso
yo le agradezco que esté de acuerdo en que se pueden hacer pactos de Estado, ofrecer un Gobierno mejor, ofrecer reformas y ofrecer soluciones para los problemas reales de la gente. He venido a debatir propuestas sobre el agua -parece ser que en
Valladolid no hay problemas al respecto (risas)-; he venido a poner encima de la mesa un marco fiscal que favorezca la competitividad; he venido a proponer medidas para mejorar los servicios públicos; he venido a hablar de la España real, la que
cuenta para la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles y que merecen, al menos, un poco de respeto por sus políticos -usted, señor Abascal, en su intervención ha respetado a los ciudadanos españoles. ¿Por qué? Simplemente, porque ha dicho lo
que piensa y porque ha defendido sus ideas y sus principios-, y he venido a hablar de retos que nos unen y que nos interpelan a todos, para ver si podíamos comprometernos en alguno de ellos, pero resulta que no. Y después hablan de que esto parece
una moción de censura. ¿Una moción de censura al señor Feijóo, se refieren ustedes? He venido a hablar de retos, más allá de ideologías, de táctica política y de enfrentamientos.


Un presidente es algo más que un líder de la oposición. La Presidencia lleva aparejada trascender a los intereses personales, a los partidistas y, si me apuran, a los intereses territoriales. He intentado defender durante catorce años los
intereses de los gallegos -creo que sus abuelos son gallegos- y estoy seguro de que antes de que existiera VOX incluso tendríamos su confianza, digo la de sus abuelos o la de su abuela, no lo sé. La Presidencia también lleva aparejado defender los
intereses de todos los españoles, porque cuando defendemos desde una comunidad autónoma la agricultura y la pesca estamos defendiendo a los agricultores y a los pescadores de toda España; cuando defendemos la industria electrointensiva, ante una
absoluta falta de interés del Partido Socialista, estamos defendiendo los intereses de Asturias, los intereses de Santander, los intereses de Cantabria, los intereses del País Vasco



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y los intereses de Galicia; y cuando participamos en varias reuniones y cumbres de presidentes autonómicos de distintos partidos políticos estamos defendiendo los intereses de España. Creo que en esto consiste ser representante ordinario
del Estado en Galicia y en Cataluña, en Galicia y en Euskadi. Por eso, creo que un presidente digno de tal nombre, y un Gobierno que merezca el puesto que ostenta, debería ir a las instituciones europeas a defender la PAC, sí -en los territorios en
los que VOX está en el Gobierno con el Partido Popular se sabe bien-; a defender una reforma de la política pesquera común, y a defender que no se desmantele la industria en nuestro país. ¿Cuántos miles de puestos de trabajo hemos perdido en el
sector industrial? El portavoz del Partido Socialista no lo sabe, por eso, la industria no le interesa. ¿Y este Gobierno a qué ha ido a Bruselas? Pues a hacer guiños al señor Puigdemont, a humillar a todos aquellos que han defendido la postura de
España, incluidos los eurodiputados socialistas. ¿Y qué les van a decir a los eurodiputados socialistas?, ¿que han defendido la aplicación del 155, la euroorden? ¿Qué les van a decir?, ¿que han cambiado de opinión? ¿Les van a decir eso?
(Aplausos). Cada semana, el presidente en funciones ha aprovechado las intervenciones internacionales para criticar al candidato a la Presidencia del Gobierno, para avanzar, de manera más o menos clara, su intención de validar el discurso de que
España no es una democracia plena, en la que hay que amnistiar a las personas que han conculcado la Constitución, el Código Penal y el ordenamiento jurídico, y que este es un país con barra libre para la corrupción. ¿Por qué? Porque aquí se
disminuyen las penas por malversación de fondos públicos. El diputado de Valladolid nos ha venido a dar clases de honestidad. ¿Usted cree que yo voy aquí a relatar el elenco de personas que tienen ustedes en su partido? Se equivocan, se
equivocan, señoría. Yo vengo a representar a los españoles en esta tribuna, no vengo a enfangar ningún debate parlamentario. (Aplausos.-La señora presidenta ocupa la Presidencia).


Señor Abascal, concuerdo con usted en que decir que un conflicto político no puede ser tratado desde el punto de vista judicial es una declaración de extraordinaria gravedad de un representante público, y mucho más si ostenta el cargo de
presidente en funciones. No vuelvo a entrar en las contradicciones del Partido Socialista, porque son tantas que este no es el objetivo. Yo no aspiro a que el Partido Popular y VOX sean lo mismo, ni a que defiendan lo mismo, porque nunca lo hemos
sido, señor Abascal, y porque el Partido Popular jamás ha defendido algunos de los postulados que defiende VOX y ustedes no han defendido postulados que defiende el Partido Popular; y usted, sin duda, lo sabe muy bien.


El Partido Popular es un partido decididamente europeísta, cuyos principios se inspiran en la misma creación de la Unión Europea; que ha liderado y desarrollado la mayor época y el mayor espacio de paz, prosperidad y estabilidad de la
historia del continente, y que siempre ha creído que las debilidades del proyecto europeo se tratan y se mejoran reformándolo, pero no rompiéndolo. El Partido Popular es un partido autonomista; lo hemos sido siempre. Yo no podría y no querría ser
otra cosa, por trayectoria, por conocimiento y por convencimiento. No concibo -y lo digo con toda cordialidad- presentarme a las elecciones y aspirar a gobernar una comunidad autónoma si no creo en la comunidad autónoma. Le he reprochado siempre a
los nacionalistas que predican en el Congreso contra el Congreso; así lo seguiré haciendo. Además, creo sinceramente que si el proyecto de ruptura del señor Sánchez sale adelante, lo mejor que tienen los españoles son las presidencias de las
comunidades autónomas (aplausos); lo mejor, con independencia del partido político, Partido Popular o Partido Socialista, que esté al frente de la institución; lo mejor. ¡Si no, nos queda mucho más!


El Partido Popular es un partido de gestión, señor Abascal. Nuestros errores, los ha habido, pero sobre todo nuestros aciertos se basan en haber gestionado las principales épocas de crisis económicas de España: la crisis pos-González, la
crisis a punto de la intervención del señor Zapatero; las hemos gestionado, y las hemos gestionado, desde el punto de vista de los servicios públicos, las comunidades autónomas. Por eso, escuchar al diputado de Valladolid mofándose de la pandemia
y diciendo aquí que, gracias al Gobierno, se había gestionado la pandemia, cuando el Gobierno no ha gestionado nada en la pandemia, que han sido los presidentes de las comunidades autónomas, es curioso, señoría. (Aplausos). Es curioso que vengan a
presumir de la logística de la distribución de vacunas compradas por la Unión Europea. Y lo que es ya el colmo es escuchar al diputado por Valladolid criticar a la presidenta de la Comunidad de Madrid por sus decisiones en materia de restricción de
aforos, cuando él reclamó y denunció a la Junta de Castilla y León por las restricciones de aforo en la ciudad de Valladolid, y perdió el pleito. (Aplausos). Señorías, ¿cómo se puede venir a esta tribuna a decir un disparate tras otro y volverse a
su escaño aplaudido en pie por sus señorías? De verdad que esto no tiene un pase. Insisto: si Gregorio Peces-Barba levantase la cabeza, probablemente, señorías, se hubiese ido del hemiciclo, porque esto no lo he visto en mi vida.



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Señor Abascal, usted sabe que yo defiendo las lenguas cooficiales, y que tenemos un punto de discrepancia. Yo he hecho de la cordialidad lingüística una bandera en mi vida política, porque he crecido y me he relacionado en los dos idiomas
de forma indistinta, en mi casa, en mi pueblo y, por supuesto, en las calles de Galicia. He visto y he vivido la libertad, la cordialidad y la amabilidad con la que hablamos castellano, español o gallego en todos los lugares de Galicia, y mi
experiencia es parecida a la que ocurre en otras partes de España, pese a los gobiernos autonómicos que en algunos lugares intentan lo contrario. Por supuesto, esto me ha valido críticas de los nacionalistas, a los que se asimilaron los
socialistas, porque, realmente, en Galicia el Partido Socialista ya es un partido testimonial. ¿Pero recuerda usted como también su partido me criticaba de forma constante y continua, sobre todo algunas de las personas que usted mandaba a los
mítines en Galicia? Me llamaban Feijóo-Castelao. Bueno, desde la cordialidad le digo que no me importa que me llamen esto. Pero, hombre, estoy convencido de que su abuela le hablaba a usted en gallego muchas veces, seguro que sí. Por tanto,
comprenderá usted que no estemos de acuerdo en la política lingüística, pero sí estamos de acuerdo en que podemos hablar aquí el mismo idioma que utilizamos en el pasillo o en la cafetería, y que al Congreso uno viene a entenderse, no a traducirse.
(Aplausos). Por tanto, señoría, estamos de acuerdo en eso, pero no estamos de acuerdo en lo anterior. Algún día se estudiará en las facultades de Derecho cómo puede entrar una ley en vigor antes de ser aprobada. Esto también es made in el Partido
Socialista actual. (Aplausos).


Señor Abascal, yo aspiro a ser presidente de todos los españoles, vivan donde vivan, sean cuales sean sus condiciones, piensen lo que piensen y también voten lo que voten, y le puedo asegurar que seré un presidente que hable con todos los
presidentes autonómicos, incluido el señor Moreno. El señor Moreno dice lo que piensa y piensa lo que dice. Le puedo asegurar que en mi partido no utilizamos la purga que se utiliza en el Partido Socialista cuando hay algún presidente que dice lo
que considere oportuno. (Aplausos). Pues sí, señor Abascal, yo seguiré hablando con VOX, aunque le moleste al partido sanchista; hablaré con los que quieran del Partido Socialista, aunque a lo mejor le moleste a VOX; incluso hablaré con los que
quieran del Partido Socialista, aunque le moleste a Sánchez. No se crea usted, que si hablo con alguien del Partido Socialista igual le molesta a Sánchez, de ahí la situación en la que vivimos. En fin, yo creo que hoy hemos acreditado que VOX
entiende que España está en una situación comprometida, que el presidente del Gobierno de España no puede depender de los votos del independentismo y ahora va a depender exclusivamente de eso (un señor diputado: O de VOX), y que el presidente del
Gobierno de España no lo puede nombrar, con todos los respetos hacia el expresidente de la Generalitat, el señor Puigdemont. No puede, no puede someterse el presidente del Gobierno de España a eso, y yo no voy a ser presidente del Gobierno de
España probablemente porque ya he dicho desde el primer instante que no me voy a someter a eso. (Aplausos).


Hablaremos de los idiomas en la Cámara del Senado, señor Abascal, pero si hay una Cámara donde se debería poder utilizar idiomas en determinados momentos sería el Senado, en eso estamos de acuerdo. (Rumores). Bueno, no estamos de acuerdo.
Para que vean ustedes que no estamos de acuerdo en eso, pero para que vean que estamos de acuerdo en lo importante.


Muchas gracias, señor Abascal. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, algunos de ellos puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Núñez Feijóo.


Tiene la palabra el señor Abascal por un tiempo de diez minutos. (Aplausos).


El señor ABASCAL CONDE: Muchas gracias, señora presidenta.


Señor Feijóo, con mucha brevedad y sin ánimo de polemizar mucho más. No tenía usted que preocuparse por ofenderme durante su intervención o por decir algo que nos hubiese molestado porque nuestro sí era una declaración solemne ante el
momento que está viviendo España. Es una decisión muy meditada, es la única decisión que hoy se podía tomar ante la amenaza que representa la mayoría golpista que quiere utilizar el Palacio de la Moncloa para subvertir el orden constitucional.
(Aplausos). Dicho lo cual, podría usted haber ido un poco más allá diciéndonos algunas cosas, que no habría habido problema. Nosotros tenemos la lengua un poco larga, pero tenemos la piel gruesa, y creo que lo hemos demostrado durante todo este
tiempo. Sí le he visto algo afectado por el hecho de que el señor Sánchez no haya subido a la tribuna a contestarle. No le haga caso. Es porque usted todavía no le conoce muy bien y, de hecho, creo que por eso cometieron ustedes algunos errores
durante la campaña.


Como usted ha hecho una referencia al fraccionamiento del centro derecha, permítame que haga una breve reflexión en público. Ha dicho que si el centro derecha no estuviese fraccionado, tendrían 190 escaños



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-tendrían, tendríamos, no sé cómo plantearlo-. ¿Eso quién se lo ha dicho, las encuestadoras que les habían dicho que iban a tener la mayoría absoluta? (Risas.-Aplausos). El fraccionamiento del centro derecha, señorías, ha sido la
demonización de VOX alentada por la izquierda y amplificada por las cabeceras mediáticas del centro derecha y por algunos de sus portavoces. El fraccionamiento del centro derecha se vivió durante el Gobierno de Rajoy, cuando el Partido Popular
obtuvo una mayoría absoluta. Usted ha dicho aquí en la tribuna que en ocasiones, sin tratar de ofendernos, yo también lo voy a decir sin tratar de ofenderles, al Partido Socialista no le ha ido mal con VOX. Hombre, al Partido Socialista de
Zapatero no le fue mal con el señor Rajoy, porque todo lo que prometieron en la oposición que iban a derogar, lo mantuvieron durante los gobiernos del señor Rajoy con mayoría absoluta en el Gobierno y en todas las comunidades autónomas. (Aplausos).
En realidad, el Gobierno de Rajoy explica en parte la existencia de VOX, aunque VOX no es simplemente -aunque muchos lo vean así, equivocadamente- una escisión del Partido Popular. VOX defiende principios y planteamientos que nunca el Partido
Popular había defendido. (Aplausos). Es verdad, tiene usted razón, VOX y el Partido Popular no son lo mismo, representamos ideas distintas, tenemos posiciones muy diferentes sobre la organización territorial del Estado, ambas respetando la
Constitución. Usted decía amablemente que veía cierta contradicción en nuestra concurrencia a las elecciones autonómicas teniendo en cuenta nuestra posición contraria al Estado de las autonomías, y comparaba esa posición con la contradicción de los
nacionalistas. La diferencia es que nosotros respetamos la legalidad, que nosotros no buscamos subterfugios ni puertas de atrás a la Constitución; nosotros somos legalistas, creemos que hay que respetar la democracia, creemos que hay que respetar
las leyes y nos presentamos a cada institución legal que hay en España para representar a los españoles que piensan como nosotros, y todos saben -los que nos votan en un ayuntamiento, en una región o a nivel nacional- cuáles son nuestros
planteamientos sobre el Estado autonómico y no hay ninguna contradicción en ello. (Aplausos).


También decía que no somos lo mismo porque el Partido Popular es un partido europeísta. El problema de las etiquetas, señor Feijóo, es que no tienen contenido, que pueden tener varios contenidos. ¿Es usted europeísta al estilo de algunos
eurodiputados suyos federalistas, que quieren entregar más y más poder soberano a la Unión Europea, o es usted europeísta al estilo de los padres fundadores?, ¿es usted europeísta al estilo del Tratado de Niza? ¿Cuál es el momento de la Unión
Europea en el que uno deja de ser europeísta? Porque nosotros podemos identificarnos con una posición cercana a la del Tratado de Niza, pero, desde luego, de ninguna manera con la deriva de la actual Unión Europea. (Aplausos). Este pequeño debate
que estamos teniendo aquí acredita que somos fuerzas políticas distintas, con visiones distintas y con sensibilidades distintas, pero que podemos colaborar.


Sobre la referencia que ha hecho usted a las lenguas oficiales y a la cordialidad lingüística que ha dado sentido a su vida, y decía usted que mi abuela en alguna ocasión me habrá hablado en gallego, el otro día, cada vez que hablo con ella
me habla en gallego, me canta en gallego; es más, abandoné el otro día mi escaño precisamente cuando un diputado utilizaba la lengua de mis afectos, que es también la lengua gallega, como herramienta para no comunicarse en el Congreso de los
Diputados. Todo el respeto a las lenguas regionales, a las lenguas vernáculas, por supuesto a la lengua común, pero no es muy cordial que, por ejemplo, en Galicia una profesora de violín con la máxima calificación no obtenga la plaza porque no
tiene el nivel adecuado de gallego. (Aplausos). ¡Una profesora de violín! Y eso ha pasado en toda España con los médicos. Dice usted que nuestras posiciones en materia lingüística son distintas. Bueno, en algunos sitios hemos conseguido que sea
la misma. Hemos conseguido avanzar en Baleares, en la Comunidad Valenciana. Yo aspiro a que podamos hacerlo en alguna ocasión en Galicia, desde el respeto a las lenguas regionales y a la posibilidad de los padres de escolarizar a sus hijos en la
lengua materna, sea esa la que sea, pero eso es algo que hoy está cercenado en muchos sitios de España, tanto en Cataluña como en Galicia y, por supuesto, en mi tierra.


Decía usted que al Congreso se viene a entenderse, no a traducirse; bueno, yo creo que al Senado también. En cualquier caso, señor Feijóo, tiene nuestro sí.


Muchas gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario VOX, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Abascal.


Si quiere, tiene la palabra el señor Núñez Feijóo.


El señor NÚÑEZ FEIJÓO (candidato a la Presidencia del Gobierno): Gracias, señor Abascal. Muy brevemente.


Yo voy a insistir, aunque a usted le parezca una ingenuidad, en intentar entenderme con el Partido Socialista, porque el Partido Socialista tiene que ser mucho más que el actual conjunto de relaciones de



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puestos de trabajo que lo conforman, y porque, además, al Partido Socialista le debe mucho la democracia española. Por tanto, el hecho de que un partido en este momento esté secuestrado no significa en ningún caso que no debamos tener
respeto por lo que han hecho los anteriores dirigentes, militantes y simpatizantes del Partido Socialista. Es verdad que siempre que lo he intentado nunca lo he conseguido, pero entiendo que ese no es el problema del que lo intenta, sino el
problema del que lo niega. Y conozco a muchos dirigentes del Partido Socialista que no están de acuerdo con este Partido Socialista, muchos, muchísimos. Y conozco, por supuesto, a muchos militantes y simpatizantes que ya no reconocen a su partido.
Y cuando acabe todo esto, cuando acabe este período, nos daremos cuenta realmente de lo que ha quedado y lo que ha merecido la pena de esta obsesión, esta neurosis obsesiva por el poder, por el poder perdiendo, por el poder a toda costa, por el
poder sin principios, por el poder sin condiciones. No merece la pena tener el poder así, señor Abascal, es mucho mejor ser jefe de la oposición con más votos, que ser el presidente del Gobierno con menos, se lo aseguro. (Aplausos). Yo sería
incapaz de sentarme en un banco azul si el jefe de la oposición me ha ganado las elecciones. Pero cada uno tiene su manual de estilo, y además los del Partido Socialista están encantados de gobernar perdiendo. Por eso les molesta esta sesión de
investidura, y por esto no dan respuesta, porque cuando alguien pierde la noción de la realidad, cuando alguien cree que bien vale la pena a cambio de cualquier cesión estar unos años más en Moncloa, se equivoca profundamente. Pero, insisto, esto
lo dará la historia, y esto lo veremos.


Usted me ha hecho una invitación para ver si solventamos la política lingüística en Galicia conjuntamente. Yo espero que en las elecciones gallegas no haga falta hacerlo conjuntamente, señor Abascal, se lo digo con cordialidad. Pero usted
sabe igual que yo que once millones y pico de votos dan lugar a 190 escaños, no porque lo diga una casa demoscópica, sino porque lo dice la ley D'Hondt, y usted sabe perfectamente que provincias donde VOX no podía sacar ningún diputado es una de las
razones por las que usted y yo estamos en este momento hablando en estas condiciones. Es evidente que usted tiene derecho a hacer lo que considere oportuno y así lo ha hecho, y usted tiene derecho a que cualquier persona que quiera votar a VOX
tenga una candidatura en cualquier provincia, pero usted sabe perfectamente que una de las razones por las que estamos aquí es por eso.


Dicho esto, señor Abascal, yo no puedo hoy más que agradecerle su nivel de patriotismo y también su compromiso con alguien con quien usted tiene serias discrepancias, pero que cree que es mejor un cambio de Gobierno en España que seguir
gobernados por aquellos que -como diría Otegi- se quieren ir de España. Creo que todos los diputados que estamos aquí -evidentemente, salvo los de Bildu y otros- no deberíamos estar de acuerdo con esto. Pero ¿qué sería el señor Sánchez sin los
seis diputados de Bildu? Pues nada. (Aplausos). Por eso, señor Abascal, yo le agradezco su apoyo, porque hemos sido capaces de buscar puntos de encuentro para aquellos que creen en la libertad, para los que creen que las instituciones están por
encima de los políticos efímeros, para aquellos que creen que la política ha de servir a las instituciones y a su país y no al revés, y para todos los que creen que nuestro país merece y necesita un cambio. Yo seguiré trabajando para unir a los
españoles, para unir lo que estaba unido, y siempre trabajaré desde donde los españoles quieran para defender la unidad y la igualdad de todas los hombres y mujeres de nuestro país.


Muchas gracias, señor Abascal. (Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Núñez Feijóo.


Por el Grupo Parlamentario Plurinacional SUMAR, tiene la palabra la señora Marta Lois, por un tiempo de treinta minutos. (Aplausos).


La señora LOIS GONZÁLEZ: Presidenta, señorías, buenas tardes, boas tardes.


Quisiera decir, antes de iniciar propiamente mi discurso, que tengo la sensación de que esta tarde aquí propiamente no estamos teniendo un debate de investidura, y creo que hay mucha gente que nos está escuchando fuera que no se merece esto.
Tengo la sensación de que de lo que se está hablando aquí no es de la política útil que necesita la gente, sino de la política como ruido y como problema. Me ha escrito mucha gente ahora diciendo que siente cierta vergüenza ajena por algunos tonos,
por algunas reflexiones que tienen que ver con todo aquello que se aleja de la política que le importa a la gente. (Aplausos). Pero hoy aquí no venimos a celebrar una investidura, sino que venimos a celebrar el final de un viaje, un viaje que
empezó el 23 de julio y que ha sido un viaje gris, errático, triste y, por supuesto, lleno de mentiras por parte del señor Feijóo. Un viaje lleno de bandazos, un viaje a ninguna parte, un viaje en el que el señor Feijóo ha hecho perder mucho el
tiempo a nuestro país. Un viaje en el que un día insistía -como sigue insistiendo hoy aquí en esta Cámara- en que había ganado las elecciones, pero



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al mismo tiempo comprobábamos que se perdía la Mesa del Congreso. Un viaje en el que usted mencionaba la necesidad del encaje para Cataluña y solicitaba al presidente en funciones que lo dejara gobernar por dos años. Un viaje en el que
usted ponía el grito en el cielo por habernos reunido con Puigdemont y poco después sabíamos que ustedes hacían lo propio con Junts, pero de tapadillo, sin transparencia. Un viaje en el que quiso impedir que en el Congreso hablásemos en las lenguas
oficiales. Por cierto, señor Feijóo, non lle escoitei ningunha soa palabra en galego nesta tarde no Congreso. Foi presidente da Xunta de Galicia.


No le he escuchado ninguna palabra en el Congreso esta tarde, señor Feijóo. Al presidente de la Xunta de Galicia.


Un viaje en el que votaron en contra de la utilización de las lenguas oficiales al tiempo que uno de sus diputados subía al estrado para hablar en euskera. Un viaje en el que también usted se puso al frente de una movilización para envolver
de calle su fracaso. Porque usted, señor Feijóo, no puede convertir su fracaso en el fracaso de las instituciones de todos y de todas. Hoy, como hemos comprobado en su intervención, viene aquí envuelto de constitucionalismo. Y yo quisiera
preguntarle respecto al mandato constitucional: ¿por qué ha venido a esta investidura sabiendo que no lo iba a conseguir? ¿Por qué ha usado usted el procedimiento de la investidura y en parte de ese procedimiento ha hecho solamente oposición?
¿Por qué ha abdicado de la investidura? ¿Ese es su respeto por las instituciones, señor Feijóo? Hoy votamos realmente su paso a la oposición porque usted ha sido incapaz de asumir el lugar que le dieron las urnas. Tanto es así, que ha tenido que
convocar -como le decía antes- una movilización en la calle para hacer pasar por supuesta fuerza lo que no es más que un síntoma de su completa derrota. Usted ha venido hoy aquí a hacernos creer que no será presidente por no ceder a ninguna
presión, pero eso no es cierto, señor Feijóo, usted no será presidente porque su alianza con la extrema derecha le separa del país real que dice representar. (Aplausos).


Ha venido usted estos días hablando de la Constitución y de que son los únicos que defienden la Constitución, señor Feijóo. Con respecto a su partido, el Partido Popular, y la Constitución, permítanme mostrarles una foto, pero no se pongan
nerviosos, es una foto de invierno. ¿Recuerdan esta foto? (Muestra una foto). Es la fotografía que representa, como ustedes saben, el acuerdo constitucional. Esta es la fotografía con la que ustedes han hecho encabezar su documento político, que
lleva por título Acuerdo por la igualdad y bienestar de todos los españoles. En realidad, esta fotografía representa más bien la soledad institucional que ustedes tienen, y le voy a explicar por qué. Ustedes utilizan esta foto en este documento
que muchas de las fuerzas políticas en este momento tienen no para abrir una discusión sobre la propia Constitución ni para abrir un debate o una discusión con las diferentes fuerzas políticas sobre el futuro de nuestro país, sino que ustedes
utilizan esta foto para intentar llegar a la Presidencia del Gobierno. Pero esta foto, señor Feijóo, que está en su documento político, no va de crear un gobierno. Esta foto es del mandato constitucional, no iba de un gobierno. Usted, utilizando
esta foto, minusvalora y rebaja el acuerdo constitucional.


Pero esta foto nos permite decirle más cosas a usted. Fíjese bien, señor Feijóo, en esta foto. Si le echa un vistazo a la mesa y a los representantes políticos que hay en ella, aquí usted puede ver a representantes nacionalistas, usted
puede ver aquí a representantes socialdemócratas o democristianos, y usted puede ver aquí a representantes comunistas; es decir, un amplio espectro político. Ese conjunto de fuerzas que salen en esta fotografía, señor Feijóo, son las fuerzas con
las que usted no puede hablar. Son las fuerzas con las que usted no puede hablar (aplausos), son las fuerzas políticas que le sobran a usted en su idea de España. ¿Cómo puede defender un mandato constitucional contra la mayoría de sus firmantes,
señor Feijóo? Le voy a decir por qué. Porque usted ha sido el primero en el enfrentamiento, y por eso se ha quedado el último en el diálogo. Por eso no tiene un solo voto más después de todas estas semanas. (Aplausos). No tiene un solo voto más
porque usted ha iniciado el enfrentamiento.


Esta foto, que reitero que es la que ustedes han utilizado, tiene un detalle importante que no quiero dejar pasar. Esta foto recoge un momento congelado del tiempo. Esta foto recoge un momento de la memoria histórica de nuestro país. Esta
foto recoge un momento en el que ya no podemos hablar de la realidad de la España real, la de los millones de hombres y mujeres de carne y hueso que votaron el 23 de julio. No se ha fijado bien, señor Feijóo, en esta foto. Estamos en el año 2023.
¿Qué falta aquí? ¿Nota alguna ausencia? Porque en el Grupo SUMAR encontramos muchas ausencias. Esta fotografía enmarca su propuesta, en la que no hay ni una sola mujer. (Aplausos). No hay una sola mujer. ¿Se puede imaginar el presente de
nuestro país, señor Feijóo, sin una sola mujer? Yo, no.



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Para cerrar esta imagen condensada, quiero decirle que precisamente esta es la distancia que hace que usted no pueda ser presidente hoy, porque en esta foto hablamos de un tiempo que ya ha pasado, es una foto en contra del país lleno de luz,
diverso y de color que tenemos hoy. Pero es que, además, su partido político, el Partido Popular, incumple de forma manifiesta el texto constitucional y muestra, día sí y día también, una auténtica rebeldía e incumplimiento constitucional. Y esta
mañana nos ha salido con la ley de deslealtad constitucional, que suena casi a una medida inquisitorial, una medida que parece que se construye no con base en una conducta positiva, sino intencional. Parece que la sospecha en esa ley se va a
instalar de manera permanente.


Ustedes no respetan el mandato constitucional, y no solo en la instrumentalización a partir del artículo 99, que establece el mecanismo de la investidura; es que ustedes, como saben, porque lo repetimos muchas veces, se niegan a renovar el
Consejo General del Poder Judicial, que se establece en el artículo 122. (Aplausos). Esta misma semana les hemos visto renegar del mandato constitucional. Le hemos visto renegar del artículo 3, que reconoce la oficialidad de las lenguas. Y aquí
quiero detenerme ya no en una foto fija, sino que quiero recordarle una secuencia un tanto escandalosa. En estas tres últimas décadas han pasado de que el señor Aznar pactase con el señor Pujol hablando catalán en la intimidad a que usted, señor
Feijóo, que fue el presidente de la Xunta de Galicia durante muchos años, votase en contra para que os deputados e deputadas non poidamos falar galego nesta cámara. Esa é a secuencia do Partido Popular.


... los diputados y diputadas no podamos hablar gallego en esta Cámara. Esa es la secuencia del Partido Popular.


¡Qué vergüenza!


En general, ustedes hablan de la unidad de España, pero se olvidan de que España es un Estado social, es un Estado democrático y es un Estado de derecho, y lo cierto es que allí donde gobiernan el PP realmente es una fábrica de desigualdad.
Voy a ponerle algunos ejemplos. Lo hemos visto, como saben, en Extremadura recientemente, en su coalición con la extrema derecha. Recortan las ayudas de comedor para los niños y las niñas al tiempo que suprimen el impuesto sobre el patrimonio para
que paguen mucho menos los ricos. Lo hemos visto en Galicia durante años, señor Feijóo, recuerde que yo vengo de Galicia y conozco muy bien su trayectoria. Lo hemos visto durante años en su política sanitaria, que se puede resumir en tres
palabras: nepotismo, recortes y privatizaciones. (Rumores.-Aplausos). La atención sanitaria está a punto de colapsar y el sistema de urgencias está en desborde permanente.


Más ejemplos de los efectos de las relaciones de sus gobiernos con la extrema derecha. Lo hemos visto estos días en Cantabria, donde el Partido Popular y VOX van a derogar la Ley de la Memoria Histórica. Pero es que lo han demostrado en la
pasada legislatura con las pensiones y con las mentiras que ha dicho usted esta mañana. Se opusieron a revalorizar las pensiones con el IPC y se opusieron a un acuerdo social que suponía aumentar los ingresos para garantizar la sostenibilidad del
gasto. Y no solo eso, maniobraron también en Europa para hacerlo descarrilar.


Lo vivimos día sí y día también con la vivienda. Tenemos un grave problema en nuestro país, y es un problema que lo sufre mucha gente, una inmensa mayoría social, especialmente las personas jóvenes y las familias trabajadoras. ¿Cuál es su
propuesta, señor Feijóo? Su propuesta es la nada, como dijo el señor Almeida. Su propuesta es rebelarse entre una ley de vivienda del Gobierno y no regular los precios de un mercado que está lejos de ser competitivo y eficiente.


Lo hemos visto cada vez que gobiernan en España: recortes en los servicios públicos esenciales, como la educación y la sanidad, grandes contratos millonarios para empresas amigas y privilegios fiscales para quienes más tienen, para los más
ricos. Esa, señor Feijóo, es la desigualdad que rompe España (aplausos), la desigualdad que asfixia lentamente a las personas de nuestro país, la desigualdad que es marca de la casa del Partido Popular.


Durante los últimos años, el Gobierno de coalición progresista ha estado trabajando para proteger a las personas, para ensanchar la democracia y para aplicar más y mejor la Constitución española, porque la Constitución española tiene
principios y valores democráticos irrenunciables, pero también ha tenido lo que en el contexto jurídico se llaman las sombras de la Constitución, y también ahí es nuestro deber ir arrojando luz sobre esas sombras. Por eso queremos seguir avanzando,
aplicando más y mejor la Constitución. Aplicar más y mejor la Constitución significa que los derechos sociales, como por ejemplo la vivienda, en el artículo 47, sean una realidad. Eso es compromiso constitucional, señor Feijóo. Aplicar más y
mejor la Constitución significa que los derechos medioambientales sean fortalecidos, ya que ahora



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comprendemos mucho mejor su importancia que en el año 1978. Aplicar más y mejor la Constitución significa que debe adaptarse a la realidad de nuestro país para seguir cumpliendo su objetivo fundamental: garantizar los derechos para las
personas y también la convivencia democrática. (Rumores).


La señora PRESIDENTA: Un momentito, señora Lois.


Ruego a los diputados y diputadas que entran y salen que lo hagan en silencio porque es muy molesto para la persona que está en el uso de la palabra, como todos ustedes saben perfectamente.


La señora LOIS GONZÁLEZ: Gracias, señora presidenta.


Decía que aplicar más y mejor la Constitución significa cumplir más artículos que los que he mencionado. Significa también cumplir el artículo 20, donde se reconoce el derecho a recibir información libre y veraz, algo que no pasa en
Galicia, señor Feijóo, donde los trabajadores y trabajadoras de la Corporación Radio y Televisión de Galicia llevan casi trescientas semanas, llevan muchos anos denunciando y protestando en los llamados venres negros.


... llevan muchos años protestando en los llamados viernes negros. (Aplausos).


Llevan muchos años protestando contra la manipulación, llevan muchos años protestando por la utilización de los medios públicos como un medio de propaganda del Partido Popular, case trescentos venres negros.


... casi trescientos viernes negros.


Nosotras nos sentimos orgullosas de todas las personas que lucharon dejándose la vida y la libertad para traer la democracia. La lucha de las personas trabajadoras, la lucha del movimiento estudiantil, la lucha del movimiento feminista...
No solamente fueron los políticos, las élites políticas y los partidos, quienes trajeron la democracia, señor Feijóo. Nosotras nos sentimos orgullosas de las mujeres y de los hombres que defendieron conquistas para los derechos de las mujeres, como
el divorcio, la interrupción voluntaria del embarazo o la anticoncepción. Nosotras nos sentimos orgullosas de la ley de eutanasia, que permite que los españoles y las españolas puedan tener una muerte digna. Nos sentimos orgullosas de la ley del
matrimonio igualitario, que aprobó el presidente Zapatero. Nosotras nos sentimos orgullosas de que ustedes y sus votantes ejerzan cada uno de esos derechos. De eso se trata, independientemente de que hayan votado en contra. Esa es la fortaleza de
la democracia, que los avances son para el conjunto de la ciudadanía.


Pero ahora permítame que me refiera brevemente a la hipotética ley de amnistía. Ustedes, señorías, no están en contra de esa hipotética ley, ustedes están en contra de todo aquello que entienden que pueda evitar que lleguen al poder.
Ustedes están desesperados porque consideran que el Gobierno les corresponde por derecho propio, pero es que el Gobierno no les corresponde por derecho propio. Vamos a recordar un poco. Cuando usted habla de la mayoría, de que usted ganó las
elecciones, yo le voy a preguntar: ¿usted sabe cuánto suman los votos que se llevaron a cabo el 23 de julio, que hoy en día son votos que no quieren que usted gane esta investidura y que no van a votar a favor? ¿Sabe cuántos votos son? Se lo voy
a decir yo: son 12 494 575 votos. Usted ha presumido esta mañana y esta tarde de los más de once millones de votos que apoyarán eventualmente esta investidura. ¿Sabe cuál es la diferencia? Porque muchas veces usted dice: nos han robado el
Gobierno por el juego parlamentario, por unos pocos diputados. ¿Sabe cuántos españoles y españolas han votado el 23 de julio para que usted no gane hoy esta investidura? Se lo digo yo (muestra un documento en el que se lee: 1 180 188), casi 1 200
000 personas en nuestro país (aplausos), 1 180 188 votos. No mienta, señor Feijóo, no quiera engañarnos con su escenografía de las mayorías y del juego parlamentario. Ustedes no ganaron las elecciones. No vale todo, señor Feijóo. No vale abdicar
de la política y jugar a la desestabilización. No vale tensionar la sociedad. No vale hacer llamadas indecentes al transfuguismo. ¿Pero qué se han creído, señorías del Partido Popular? Señorías, no se rompe España, lo que se descompone es la
derecha. Las derechas creen muchas veces que su única manera de dominar España es incendiando Cataluña, como reconoció el propio señor Abascal durante la campaña del 23 de julio. Pero esta no es una idea nueva, ni del señor Abascal ni del señor
Feijóo; esto se lleva haciendo en la derecha española desde hace casi un siglo, también con el Estatut de Catalunya en 2006 y con la sentencia del Tribunal Constitucional. La fórmula siempre es la misma, por mucho juego de palabras que usted haya
querido expresar esta mañana. La fórmula de ustedes siempre es confrontar territorios de nuestro país y enfrentar a los españoles. El problema



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es que en una democracia madura como la nuestra esto ya no funciona. Ustedes deberían empezar por reconocer democráticamente los resultados del 23-J y respetarlos. Esto significa que hay una única mayoría (muestra un documento en el que se
lee: 12 494 575 y 11 386 388), la de los doce millones y pico de los que le hablaba antes (aplausos), la de aquí arriba, señor Feijóo, la de aquí arriba (señala el número 12 494 575). Hay una única mayoría parlamentaria y hay una única coalición
progresista. En ese caso ustedes deberían pasar cuanto antes a la oposición y no hacernos perder el tiempo.


Ahora me gustaría dirigirme también a aquellas personas que sé que tal vez tienen dudas y que no tienen claro qué pensar sobre una posible ley de amnistía. Lo primero de todo es que la amnistía no es para las élites políticas, sino para
cientos de personas anónimas que se vieron envueltas en un conflicto político. (Aplausos). La amnistía es un paso más después de los indultos para avanzar en una solución dialogada del conflicto político con Cataluña. La amnistía es una
oportunidad para pasar página, señor Feijóo, para poder concentrar nuestras energías en los retos compartidos que tenemos por delante. España es una democracia madura, como lo es el Reino Unido, como lo es Francia y como lo es Portugal. Todas
ellas cuentan con instrumentos para resolver conflictos políticos en momentos extraordinarios. Es evidente que en los últimos años hemos vivido situaciones excepcionales en nuestro país y de lo que se trata es de abordar estas situaciones para
reforzar la convivencia democrática. Esto no es una condena a nadie, señoría. En todo caso, parece que es una desgracia de quienes quieren seguir viviendo del conflicto y sacar rédito de él. Por eso nos preguntamos cuál es su miedo, señor Feijóo,
por qué no es capaz de mirar hacia el futuro, por qué el señor Feijóo se empeña en darse la mano por casi todo el territorio español con una extrema derecha que le acorrala y que muchas veces le avergüenza incluso delante de sus votantes.


Nosotros, señorías, el Grupo SUMAR, está entregado a una sola y única causa: hacernos cargo y estar a la altura de la España del 23 de julio de 2023. Hacernos cargo de sus preocupaciones, hacernos cargo de sus miedos, de sus
vulnerabilidades, de todo lo que le angustia, pero también fundamentalmente de lo que desea, de su futuro y de su horizonte. Por cierto, usted daba unos datos apocalípticos y falsos esta mañana. Quiero recordarle, señor Feijóo, que el nivel de
pobreza y desigualdad en España en el año 2022 está por debajo de lo que había antes de la pandemia. Es la primera vez que tras una crisis no se genera más desigualdad y pobreza en España, y lo ha hecho este Gobierno de coalición, señor Feijóo.
(Aplausos).


Señor Feijóo, tome nota si quiere, pero no ha dado un solo dato correcto, como siempre, ni por casualidad. Usted también ha hablado de la industria. Hoy hay más empleos industriales que en 2018, cuando gobernaba el Partido Popular. Ahora
bien, entiendo que igual usted se confunde porque, efectivamente, en Galicia hay 33 000 empleos industriales menos que cuando ocupó usted la Presidencia de la Xunta de Galicia. (Aplausos). Ustedes han ido a las elecciones y vienen hoy aquí con el
no en mayúsculas, el no por delante en su campaña y en su investidura, todo rechazo, el no por el no, pero en las elecciones -reitero- se han expresado millones de personas, millones de síes que quieren construir, que quieren entenderse, todo un
país que quiere futuro. La mayoría del 23 de julio le dirá hoy no a usted, señor Feijóo, y con ello abrirá la posibilidad de decir ya, cuanto antes, que sí a un gobierno progresista. La España del 23 de julio no está por venir, es la España que ya
está aquí, es la España que la noche del 23 de julio durmió más tranquila.


Le quiero preguntar si usted en algún momento se ha sentado a hablar con las personas que hacen día a día nuestro país. ¿Ha escuchado con atención, por ejemplo, a las personas jóvenes, que tienen clarísimas cuáles son sus prioridades? Yo
creo que no, porque si usted lo hubiera hecho sería incapaz de compartir gobiernos con esa extrema derecha que niega el cambio climático; sería incapaz de hacerlo si los hubiera escuchado. (Aplausos). Porque, señor Feijóo, las y los jóvenes de
nuestro país están extremadamente preocupados por el mundo que les estamos dejando, y eso también es política, y eso también depende de nuestras decisiones.


Por otro lado, quisiera saber si usted ha escuchado a esa España de las mujeres que está diciendo, día sí y día también, se acabó; se acabó al machismo, se acabó al acoso, se acabó a la prepotencia, se acabó a todos aquellos que demuestran
que el machismo no tiene lugar ya en nuestro país. Quisiera saber si ha escuchado bien a las futbolistas que han dicho que se acabó. Quisiera saber si ha escuchado bien a Alexia Putellas y a Jenni Hermoso. Todas las jugadoras de la selección son
las campeonas del mundo y son las jugadoras del presente que miran al futuro, señor Feijóo; ellas y su ejemplo, que ya es parte del sentir de este país.



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También lo dijo hace poco otro futbolista, Xabi Alonso, que no se asusta, sino que celebra los cambios y la evolución y dice: Mis hijas recordarán en el futuro por lo que lucharon estas mujeres. La España del 23 de julio es también la
España de los hombres que ya no quieren formar parte de ese mundo estrecho y machista, hombres que quieren relaciones igualitarias y libertad, que quieren escapar de la trampa del machismo, que también está preparada para los hombres. Es la España
que también quiere resolver la cuestión territorial y hacerlo con las herramientas de la política, con el diálogo, con el encuentro y el entendimiento. Porque, señor Feijóo, esto no va de Cataluña y los demás; no va de dos Españas, señor Feijóo.
Hay muchas españas, hay muchas cataluñas y hay muchas galicias, y dentro de todas hay una España olvidada, una España abandonada durante décadas de la que nadie se acuerda, y usted tampoco. España es, por más que no lo comprenda, señor Feijóo,
plurinacional y por eso también ahora es posible falar galego en esta Cámara, es posible falar catalán, euskera, aragonés, asturiano, si algunos diputados y diputadas lo desean.


... es posible hablar gallego en esta Cámara, hablar catalán, euskera, aragonés, asturiano, y algunos diputados lo desean.


Lo celebramos, por supuesto. Se trata de libertad y de entendimiento y sí, también de igualdad entre españoles. La igualdad no es uniformidad, señor Feijóo, tiene que leer un poquito más.


De igual modo, la lucha contra el cambio climático está en el centro de nuestro proyecto de futuro. Señor Feijóo, las catástrofes se suceden y la ciencia lleva décadas advirtiendo de lo que ocurre, y a usted solo se le ocurre abrir la
puerta a los negacionistas. Estamos ante una urgencia que requerirá de una gran altura de miras para acometer todas las transformaciones que este país necesita y hacerlo, además, sin dejar a nadie atrás. Desde SUMAR creemos y apostamos por una
transición justa, y esa transición no lo ha sido para muchas gentes del país hasta ahora. La transición justa debe ir acompañada de una estrategia conjunta, en la que los ganadores y perdedores no sean los de siempre. En esa España olvidada de la
que le hablo, esta receta es un insulto, porque las sequías son un problema serio para los agricultores y para los ganaderos y las ganaderas, que sufren mucho y llevan mucho tiempo sufriendo. (Aplausos).


Señor Feijóo, para todo esto hace falta inteligencia, hace falta audacia, hace falta valentía, hace falta dar la cara y no esconderse y, por supuesto, hace falta no mentir, como miente usted sobre cantidad de datos y de políticas que no
tienen nada que ver con la realidad que usted retrata. Discúlpeme, pero dudo de que alguien que lleva semanas girando en falso y dando vueltas sobre su propio fracaso, que lleva semanas arrastrando los pies, sea capaz de acometer semejante desafío
con éxito. Su tiempo, señor Feijóo, se acaba. Usted termina hoy su viaje aquí, un viaje a ninguna parte, porque usted, señor Feijóo, no puede gobernar un país que no comprende.


Señor Feijóo, en Galicia coñecémolo moi ben. Non nos engana cos seus embustes. Vostede non é que sexa un moderado ou radical: é que vostede é unha mentira permanente. Vostede non é que sexa un autonomista ou centralista, que sexa un
liberal ou un conservador. Vostede, simplemente, señor Feijóo, é pasado. Vostede veu aquí ser presidente de España e hoxe asistimos ao seu fracaso, á súa viaxe a ningunha parte. Moitas grazas.


Señor Feijóo, en Galicia lo conocemos muy bien, no nos engaña con sus mentiras. Usted no es que sea moderado o radical, es que usted es una mentira permanente. No es que sea un autonomista o un centralista, que sea liberal o conservador;
usted es, sencillamente, pasado, señor Feijóo. Usted ha venido aquí a ser presidente de España, y hoy asistimos a su fracaso, a su viaje a ninguna parte.


Muchas gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Plurinacional SUMAR y algunos miembros del Gobierno en funciones, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Lois.


Tiene la palabra el candidato a la Presidencia del Gobierno.


El señor NÚÑEZ FEIJÓO (candidato a la Presidencia del Gobierno): Gracias, señora presidenta.


Señora portavoz del Grupo SUMAR, ha dicho usted que no veníamos aquí a la sesión de investidura -parece que todo se contagia-, sino que veníamos a un viaje a ninguna parte; es decir, al espacio, me imagino. (Risas y aplausos). Señoría, un
viaje a ninguna parte. ¿Hemos votado para hacer un viaje a ninguna parte, señoría? ¿Sí? (La señora Lois González: Usted, usted). Ah, nosotros solo. Esto de ganar las elecciones resulta que en SUMAR se ve muy mal. (Risas y aplausos). Señoría,
yo comprendo que para venir aquí a hablar de resultados electorales en nombre y representación de SUMAR hay que hacer



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muchos viajes a ninguna parte. Lo cierto y verdad es que, además, se ha pasado usted mucho tiempo hablando de una fotografía congelada en el tiempo. Oiga, no está mal ¿no? Ahora, para estar ustedes haciendo viajes a ninguna parte, dedicar
la mitad de su exposición a intentar hacer oposición con una fotografía de 1977, realmente no sé exactamente a dónde van, pero sí les recuerdo que aquí está la primera mujer que fue presidenta del Congreso de los Diputados (aplausos), en esa bancada
del Partido Popular. Señora Rudi, buenas tardes. Aquí no está, pero me imagino que estará en Sevilla, la primera ministra de un gobierno democrático, la señora Soledad Becerril. (Aplausos). Quizá usted no se acuerda o no la conoce. En
definitiva, en aquel Congreso de 1977 había diputadas gallegas. Desde luego, de su conformación política -y mire que ustedes son muchos ¿eh?, no muchos en votos, sino muchos en partidos- no había ninguna. Por lo tanto, ese viaje a ninguna parte
deberían ustedes recalcularlo, porque -insisto- una vez que están ustedes tan interesados por el futuro, deberían conocer un poco mejor el pasado. (Aplausos).


Señoría, ha dicho usted que no había oído nunca al señor Feijóo hablar en gallego. Yo no tengo culpa de que usted no sea capaz de entrar en el Parlamento de Galicia y conseguir un acta de diputada. (Aplausos.-Varios señores diputados:
¡Oooh!). Qué le voy a hacer. Yo no soy responsable, señoría, de que hayan desaparecido de la faz del Parlamento autonómico después de ser la segunda fuerza, con catorce escaños, y quedar a cero. Por eso, hay una diputada intrépida que se dio
cuenta y se vino para Madrid inmediatamente. (Risas y aplausos). Eso sí, se vino de la mano de un político que ahora aborrece, y ese político fue el que la trajo aquí. Eso también forma parte de la historia que ustedes no quieren recordar, pero
yo me acuerdo muy bien.


Señorías, nos han dado una clase de voto impresionante. La verdad es que yo pensaba: Pero no puede ser. ¿Será en nombre de SUMAR que hablan de votos? Ustedes tienen cinco millones de votos menos que el Partido Popular y 106 escaños menos
que el Grupo Parlamentario Popular, y nos llaman perdedores y fracasados. (Aplausos). Pues bien, estos debates se producen en el estado de la política española en tiempos de Sánchez: el que gana es un perdedor; todos los que pierden son
ganadores; un presidente democrático, como el señor Aznar, es un golpista y personas condenadas por dar un golpe de Estado a la Constitución son los interlocutores válidos de la democracia española. (Aplausos). En todo caso, señoría, hablando de
votos, permítame que la felicite por su gran éxito. Lo haré. Ustedes han sacado 31 escaños, 4 menos de los que tenía Unidas Podemos y 7 menos si le sumamos Más País y Compromís; gran resultado. Pero es que este resultado ya era malo, porque
Unidas Podemos venía de 42 escaños en las primeras elecciones generales de 2019, 11 más que usted, y ese resultado también era malo, porque Unidas Podemos llegó a sacar 71 escaños y 5 millones de votos en 2016, es decir, el doble que usted, y viene
aquí a hablar de votos y de apoyo electoral. (Aplausos). La felicito por su gran triunfo. Con esta proyección, en las próximas elecciones generales ustedes se irán al espacio. (Risas y aplausos).


Señorías, ustedes son una parte muy importante de la anomalía democrática a que me refería del Partido Socialista y, en ocasiones, lo más grave es que sirve para tapar lo más grave a continuación. El señor Sánchez se ha convertido en un
auténtico maestro de esto. Tapa el escándalo de hoy -el no comparecer en el discurso de investidura- con el escándalo de mañana, y así hemos vivido toda una legislatura; varios episodios que, aislados, servirían para hacer caer a cualquier
Gobierno, pero a este no.


Decía que la grave anomalía de hacer descansar la gobernabilidad de un país en aquellos que quieren romperlo -y no lo cito yo, sino ellos-, en aquellos que ya lo han intentado romper y en aquellos que siguen sin condenar a los que lo han
querido romper mediante el uso de la violencia resulta, señorías, que es normal y puede hacer tapar la grave anomalía que supone en Europa que forme parte de un Gobierno un partido de extrema izquierda -yo no conozco en Europa partidos de extrema
izquierda, como el Partido Comunista de España, formando parte de los Gobiernos- que compadrea con los regímenes autocráticos latinoamericanos. Por si acaso ustedes no lo han visto, les diré que yo esto lo vi en el Parlamento gallego, señora Díaz.
(Muestra una fotografía). Su jefa, la de Izquierda Unida -no se preocupe, señora Calviño, que se lo traduzco- sale a la tribuna y exhibe una camiseta que pone: Chávez, te lo juro, votaremos a Maduro. Este es su partido, señoría; esto es SUMAR.
(Aplausos). Pero bueno, ya sé que ustedes compadrean con esto, compadrean con Putin; ustedes compadrean con todo demócrata de reconocido prestigio. (Risas).


Su sentido institucional ha quedado claro en esta semana, si era necesario aclararlo. ¿Por qué? Porque la vicepresidenta -de momento- del Gobierno se ha negado a reunirse con el candidato a la investidura propuesto por su majestad el rey y
acudió a Bruselas a negociar la investidura de un candidato no propuesto por su majestad el rey explícitamente. Pero esto es normal. ¡Y viene aquí a dar lecciones de



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los Pactos de la Moncloa! ¡Y viene a dar lecciones de democracia y lecciones en relación con el Parlamento gallego! Hombre, no aburran ustedes con la oposición en el Parlamento gallego porque son ustedes extraparlamentarios, señoría.
(Aplausos). ¿Qué culpa tengo yo de que ustedes no puedan hacer oposición en el Parlamento de Galicia?


He visto durante estas semanas que SUMAR nos ha llamado perdedores y fracasados; lo ha vuelto a decir. Nos ha dicho que estamos solos y un montón de lindezas. Es verdad que menos que el portavoz del Partido Socialista, y yo se lo
agradezco, pero SUMAR, después de este repaso a los datos de las elecciones, no debería dar lecciones de esto. Ya sé que se han puesto SUMAR, pero..., en fin, el resultado ha sido restar. (Aplausos). El señor Errejón lo sabe muy bien.


Otra de las lecciones es la pluralidad. Otra matraca más. Recibimos lecciones sobre pluralidad. Resulta que Más Madrid piensa que no debemos de entender Madrid en el Partido Popular. Por eso gobernamos con mayoría absoluta en la
comunidad y con mayoría absoluta en el ayuntamiento, señor Errejón. ¿Cómo que no somos capaces de entender Madrid? Y en Compromís lo han hecho tan bien que los han echado de la Generalitat Valenciana. (Aplausos). En cuanto a la Chunta
Aragonesista, tampoco debemos de conocer Aragón, por eso ganamos allí. Y en cuanto a Més, tampoco conocemos Illes Balears y por eso ganamos allí. Y me sorprende que no haya acudido a las elecciones con Anova. ¿Se acuerda de su partido anterior?
(Risas). Algo les ha debido de pasar a ustedes con los de Anova. Yo no lo sé, pero algo les ha pasado. Si no fuese intelectual y políticamente insultante, este ejercicio resultaría enternecedor. Miren, ustedes no son una muestra de pluralidad en
España; en todo caso, son la muestra de la división y de la degradación de la izquierda en España. (Aplausos).


¿Cuál ha sido realmente su papel en el Gobierno? Repasémoslo. Ya sé que la vicepresidenta no ha querido comparecer, todo se contagia (risas), pero como ministra de la cuota de Unidas Podemos y sucesora del señor Pablo Iglesias o como líder
de SUMAR, que debe de ser algo distinto a todo lo anterior, ¿qué han aportado ustedes desde el Gobierno? A lo mejor han aportado estabilidad y cohesión en el Gobierno. Por ejemplo, en el ámbito internacional, mientras una parte del Gobierno
organizaba la cumbre de la OTAN, ustedes se manifestaban en contra de la OTAN. Mientras una parte del Gobierno promovía una subida en el gasto de defensa, la otra parte del Gobierno se manifestaba radicalmente en contra. Mientras el señor Sánchez
se presentaba ante el mundo como líder del mundo libre en Ucrania, la otra parte del Gobierno coqueteaba con Putin. España nunca llegó a traer a este Congreso la ayuda a Ucrania. ¿Sabe por qué? Porque en el Gobierno no había acuerdo. Y mientras
una parte del Gobierno giraba en relación con la política del Sáhara Occidental, la otra se mantenía en contra del giro y no acudió a las reuniones con Marruecos. Creo que disfrutamos de la presencia de una diputada de SUMAR del pueblo saharaui.
¿Podrían ustedes explicarme realmente cómo se puede gobernar así? (La señora Lois González pronuncia palabras que no se perciben). Si la tiene usted al lado. ¿Cómo se puede gobernar así? ¿A usted le da igual? Pues se lo digo: de ridículo en
ridículo en el ámbito internacional y en el ámbito nacional. (Aplausos).


Señoría, analicemos las aportaciones en materia económica. La parte socialista se pasó la campaña diciendo que la economía va como una moto, pero la señora Díaz reclamaba que era gracias a la reforma laboral y la vicepresidenta Calviño dice
que Podemos no ha influido en la política económica del Gobierno. Oiga, ¿esto cómo es? Se enfrentaron ustedes -¿no lo recuerdan?- por el tope de la cesta de la compra, por los alquileres, por las hipotecas, y no me atrevo ya a preguntarles si los
señores del Partido Socialista están de acuerdo con la herencia universal de 20 000 euros.


Yo creo que tampoco en materia social ustedes han acertado con la ley de vivienda, con la ley de bienestar animal, con la ley audiovisual, con la reforma de las pensiones o con las medidas para atender a las familias ante la inflación.
Consiguieron dividir al PSOE en la ley trans. Votaron separados la ley del solo sí es sí, cuyos errores, según la señora Montero, ahora han resultado ser culpa del PSOE. ¿Y sabe una cosa? Que tiene razón. (Aplausos). Porque ¿cómo es posible
modificar el Código Penal en contra del Ministerio de Justicia? Explíquenlo. ¿Cómo es posible modificar el Código Penal pasando el texto por la Comisión de subsecretarios y secretarios de Estado? Explíquenlo. ¿Y cómo es posible echarle la culpa
a una ministra de lo que aprueba colegiadamente el Gobierno? (Aplausos). Señorías, ¿cómo es posible tanto cinismo con la ley del solo sí es sí? (Aplausos).


Ustedes, estabilidad internacional no han aportado, propuestas económicas tampoco, pero a lo mejor han aportado ustedes gestión. Creo que lo más recordado de ustedes es lo de la huelga de juguetes del señor Garzón, la aplicación de la
señora Montero -una app para las tareas de la casa- y el día en que la señora Díaz y la señora Montero modificaron dos veces el BOE porque no sabíamos realmente qué



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era lo que había entrado en vigor. (Risas). Esto es todo lo que ha ocurrido en el Gobierno de nuestro país, no crean que exageramos. Los señores del Partido Socialista igual no lo saben, porque de esto no se puede hablar.


Pero descartada la estabilidad y los grandes proyectos, quizás ustedes han aportado resultados. Le voy a dar dos datos. Su Gobierno ha beneficiado a más de 1200 agresores sexuales por la ley del solo sí es sí; si no recuerdo mal, hoy uno
más, alguien condenado por violación. Y España sigue siendo líder de desempleo en Europa. Sí, señorías, duplicamos el paro en la Unión Europea, somos líderes en paro juvenil y el segundo país con mayor paro femenino. ¿Sabe qué dato no puedo
darle? El de fijos discontinuos, señoría, porque eso lo omiten ustedes de forma constante y continua. (Aplausos).


Ustedes lo han hecho tan bien, están tan contentos de su papel en el Gobierno y tan orgullosos de sus ministros que han proscrito a la ministra Montero, han retirado al ministro Garzón, nadie se atreve a decir si la ministra Belarra va a
seguir o no en el Gobierno y del ministro Subirats llevamos tiempo sin saber mucho. Pero no pasa nada, señor ministro, usted va por otra cuota, no se preocupe. (Risas y aplausos).


Si yo aprovechase esta intervención para pronunciar esta frase 'les comunico que, en el caso de que obtenga la Presidencia del Gobierno, en este Gobierno será ministra la señora Montero', al principio habría alguna risa -por lo que veo, hay
bastante silencio-, pero, si siguiese mi discurso con naturalidad, alguna sonrisa se helaría rápidamente, se cruzarían miradas, mensajes, wasaps: ¡uy, los cinco votos de Podemos! (Risas). ¿Qué ocurriría, señorías? En fin, no voy a seguir porque
no tardarían mucho tiempo en tomárselo en serio. (Aplausos). Lo que sí les aseguro es que sería un presidente de fiar y no le echaría la culpa a una ministra de mi Gobierno de la responsabilidad del presidente ni intentaría decirle a una ministra
del Gobierno que la responsabilidad es suya cuando se modifica el Código Penal. Es lamentable lo que han hecho ustedes. (Aplausos). En fin, a esto hemos llegado. Mercadean ustedes con cualquier cosa, han dado toda la importancia a sus intereses
particulares y comprenderán que no debería usted salir aquí a decir las cosas que me ha dicho simplemente por ganar las elecciones, señoría. Ustedes llegaron a la política para combatir la casta privilegiada, pero llevan años promoviendo y
justificando beneficios de la casta de los políticos: indultos a los políticos, rebaja de las penas de malversación a los políticos, Código Penal a la carta a los políticos. Ustedes llegaron supuestamente para luchar contra la corrupción y ahora
rebajan los delitos de malversación de fondos públicos. Ustedes llegaron a la política para aportar transparencia y la señora Díaz todavía no ha dicho nada de lo que ha hablado con el señor Puigdemont. Y ustedes llegaron a la política contra los
políticos profesionales que se aferraban a los cargos, pero, señorías, ¡si no han hablado ustedes más que de cargos durante toda la campaña electoral! (Aplausos). No han hablado más que de eso, de las listas, de quién va, de quién no va, de quién
se queda fuera. (Aplausos). Ya sé que cuando nació Podemos la señora Díaz llevaba muchos años perdiendo las elecciones. Yo creo que no las ganó nunca. Perdóneme, señora Díaz, si no recuerdo alguna cosa que usted haya ganado (risas), pero de lo
único que se habló en la campaña es de quiénes iban y quiénes no iban en las listas, de cómo se repartían los puestos, y ahora siguen hablando de mantener o no el puesto de una ministra porque había que buscar una culpable para eximir de la
responsabilidad colegiada al Gobierno, y le ha tocado a la señora Montero. Tengan ustedes cuidado.


Termino. La verdad es que hoy he oído cosas que... Comprenderán ustedes que al Partido Socialista no he podido contestarle ese tipo de cuestiones porque no vamos a rebajar el debate parlamentario. Por lo menos usted ha hecho un debate
parlamentario y no ha venido aquí a difamar ni a insultar ni a faltar al respeto al grupo mayoritario de la Cámara, pero cuando usted habla y dice que doy datos es que la mayor tasa de paro -el doble de la Unión Europea- es la española, sí; la
mayor tasa de paro juvenil es la española, sí; la segunda mayor tasa de desempleo femenino es la española, sí; el ritmo de creación de empleo público es un 20,4 % y duplica la del empleo privado, el 8,9 %. (La señora vicepresidenta segunda y
ministra de Trabajo y Economía Social en funciones, Díaz Pérez, hace gestos negativos). ¿Ah, no? Bueno, si es que da igual. (Risas). Das datos del ministerio y no están de acuerdo. (Risas). Si es que les da igual. (Aplausos).


Dicen que este es un Gobierno feminista cuando con la ley trans se invisibiliza a las mujeres y desprotege a los menores y cuando tienen ustedes la segunda mayor tasa de paro femenino, insisto, de la Unión Europea, 13,2 % versus 6,2 %.
Además, hablan ustedes de que también falseamos los datos de pobreza: 12,4 millones en riesgo de pobreza o de exclusión social, uno de cada cuatro, el 26 %. Es el cuarto más alto de la Unión Europea. En pobreza solo nos superan Rumanía, Bulgaria
y Grecia. Después estamos nosotros, con 3,65 millones en carencia material severa. Son 3 650 000 españoles, el 8,1 versus el 7,1 en 2008. De aquí salen los 550 000 pobres más que en la crisis del año 2008. (Aplausos). Y si lo



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quieren ustedes comparar con el año 2018, en el año 2022 tenemos 1,3 millones más en situación de pobreza frente a 2018. El 47,8 % de los hogares tienen dificultad para llegar a fin de mes. Estos son datos de ustedes. ¿Pero también me van
a llamar mentiroso por dar sus propios datos? ¿Los elaboran ustedes con tantas mentiras? Señoría, yo sé que a ustedes les dan igual los datos. Si total, después de estudiarlos, después de examinarlos vienen aquí y dicen que es mentira y ya está,
y se van a su escaño, como si una mentira tapase una verdad.


Finalizo. Señorías, le voy a dar las gracias a la portavoz de SUMAR porque al menos he podido tener una conversación con usted. Seguro que a usted no le ha gustado lo que yo le he dicho; a mí tampoco me ha gustado mucho lo que usted me ha
dicho, pero reconozco que usted me ha dicho lo que ha considerado oportuno y yo le he contestado, con la misma cordialidad, lo que he considerado oportuno.


Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Feijóo.


Por el Grupo Parlamentario Plurinacional SUMAR, tiene la palabra el señor Santiago, por un tiempo de siete minutos. (Rumores).


Ruego silencio, por favor.


El señor SANTIAGO ROMERO: Presidenta, señorías, tras este espectáculo machirulo digno de un bar (rumores.-Aplausos), digno de un bar, pido, en primer lugar, excusas a los españoles y españolas y quiero mandarles un mensaje de tranquilidad:
el señor Feijóo no va a ser presidente del Gobierno de España. (Aplausos). Y además todavía no se ha enterado de quién fue la primera mujer ministra de un Gobierno en España, fue la señora Federica Montseny en el Gobierno de la Segunda República.
(Aplausos).


Señor Feijóo, seamos rigurosos, el Partido Popular no tiene demasiada autoridad para darnos lecciones de democracia o de constitucionalismo. (Protestas). La democracia y la Constitución llegaron a España a pesar de Alianza Popular.
(Aplausos). El Partido Popular fue fundado por siete ministros de la dictadura franquista y uno de ellos incluso firmó la condena a muerte de Julián Grimau. Han votado en contra de todas las iniciativas para condenar el franquismo presentadas en
el Pleno del Congreso. No aceptan las reglas de la democracia, no reconocen legitimidad a los gobiernos de izquierda y constantemente llaman al transfuguismo. Ustedes son la anomalía democrática. (Aplausos). El PP no puede erigirse en guardián o
intérprete de la Constitución, entre otras cosas porque en 1978, cuando este Congreso votó la Constitución, la mitad de sus diputados no votaron a favor. Para el PP España siempre está rompiéndose: con el tripartito en Cataluña, con el Gobierno de
Zapatero, con la aprobación del Estatut, con la moción de censura a Rajoy, por la formación del Gobierno de progresistas... Pero la verdad es que España solo está en riesgo de romperse cuando gobierna el PP, que sube la temperatura y genera
conflictos por todas partes. (Aplausos). Hablan de concordia, de igualdad, a la vez que se oponen a cualquier diálogo entre el Estado y Cataluña. El PP sí puede hablar con Junts con normalidad, ¿verdad, señor González Pons?, pero si lo hace
SUMAR entonces está rompiendo España. Aznar indultó a quince miembros de Terra Lliure y Rajoy, con buen criterio, ofreció amnistiar para bajar la tensión en Cataluña. (Muestra un recorte de prensa.-Aplausos). Pero cuando otras fuerzas dialogan
sobre una hipotética amnistía, el PP trae a miles de personas a Madrid gritando que va a romperse España. El indulto, la renuncia a la acción penal o la amnistía se han utilizado en España y en otros países con absoluta normalidad. De hecho, en
Portugal se aprobó una amnistía para jóvenes el pasado julio por la visita del Papa. La amnistía es una institución recogida en tratados internacionales en vigor en España. (El señor Núñez Feijóo, candidato a la Presidencia del Gobierno, hace
gestos negativos). Sí, señor, en la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Es una figura vigente en nuestro ordenamiento jurídico interno. (Aplausos). Y tiene un límite: no puede aplicarse a delitos de genocidio, de lesa humanidad y de guerra. Los
objetivos de las amnistías en el derecho internacional son alentar la reconciliación y ayudar a restablecer las relaciones normales en la vida de un país. La amnistía siempre es el final de un proceso de normalización y en este caso lo va a ser
tras un gran acuerdo de entendimiento entre Cataluña y el resto del Estado. Y no pueden decir que la amnistía no es constitucional porque no se menciona expresamente en la Constitución. ¿No son constitucionales entonces los desahucios, los
despidos, los permisos de maternidad o las becas? Tampoco se mencionan en la Constitución. La Constitución no prohíbe la amnistía, es una facultad del Legislativo que opera sobre una conducta, mientras que el indulto es facultad del Ejecutivo y
opera sobre las condenas penales, y ninguno afecta a las facultades del Poder Judicial. Sí prohíbe la Constitución el indulto general,



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lo que no impidió que en un solo Consejo de Ministros el señor Aznar aprobara 1443 indultos. (Aplausos). ¿El motivo de este indulto general? Hombre, terminaba el milenio en año jubilar. Un motivo arbitrario, sin interés general alguno e
impropio de un Estado aconfesional. Si este indulto cuasi general no rompió la separación de poderes, ¿por qué, según el PP, una hipotética amnistía sería un ataque al Poder Judicial? En nuestro sistema constitucional sí está prohibida la
impunidad de las conductas que pudieran cometerse posteriormente al indulto o la amnistía. Porque la amnistía no despenaliza ninguna conducta, solo es una institución que se aplica excepcionalmente para normalizar una situación conflictiva.


Miren, los constituyentes del 78 abordaron la cuestión de la amnistía y concluyeron, por lo que se refiere a la amnistía, literalmente: Se acuerda no constitucionalizar este tema. Se decidió no limitarla constitucionalmente -algo muy
diferente a prohibirla- para dejar que el legislador la abordase cuando fuera preciso. En democracia, lo que no está expresamente prohibido es susceptible de desarrollo legislativo. Y el proceso de distensión y diálogo con los partidos catalanes
llevado a cabo por el Gobierno progresista está normalizando la situación en Cataluña. Y en España nos ha traído el descenso del apoyo a la ultraderecha, quizás por eso no quieren ustedes distender la situación en Cataluña. Porque la concesión de
medidas excepcionales para cientos de personas que participaron en el referéndum del 1 de octubre -por ejemplo, los responsables de centros educativos donde se instalaron las urnas- es un sencillo e imprescindible paso para la normalización. Hechos
más graves, como la toma militar de este Congreso, el secuestro de todos los diputados y las diputadas y de todo el Gobierno fueron indultados en 1988 con el acuerdo del Partido Popular. Los gobiernos del Partido Popular dieron cuatro amnistías por
delitos económicos. Solo Rajoy benefició a más de 30 000 infractores, que evitaron condenas de hasta cinco años de cárcel, entre ellos Rato, Bárcenas, la familia Franco o Diego Torres. (Aplausos).


Señor Feijóo, no se opongan a una nueva fase de encuentro y diálogo entre la sociedad catalana y la del resto de España. Sus políticas han sido una fábrica de independentismo, han provocado fracturas sociales y políticas cuando gobiernan.
No utilicen la crispación y el odio para obtener votos; sean patriotas, trabajen por la concordia, por el diálogo y la cohesión territorial. Por no hacerlo y por su permanente doble rasero, por tanto desprecio a la democracia y a los trabajadores
y a las trabajadoras usted no va a tener el apoyo de SUMAR ni de esta Cámara para ser presidente del Gobierno de España.


Muchas gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Plurinacional SUMAR, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Santiago.


Para terminar este turno de réplica del Grupo Parlamentarios SUMAR, tiene la palabra la señora Vidal.


La señora VIDAL SÁEZ: Señor Feijóo, la ley trans se queda. Dejen en paz a las personas trans; déjenlas en paz. (Aplausos).


Hoy aquí usted no ha venido a hacer política, ha venido a hacer ilusionismo, una suerte de ilusionismo. La primera ilusión, fallida -eso lo tiene usted que reconocer-, es hacer creer que ustedes ganaron las elecciones. (Risas). Eso jamás
pasó. Usted quedó primero en votos, eso es una verdad, pero en el parlamentarismo -léanse bien la Constitución- gana quien puede formar Gobierno. (Aplausos). Esa es la verdad, y ustedes no tienen ningún apoyo, cero.


El programa de Gobierno fantasma es la segunda ilusión que nos trae hoy el Partido Popular. Todos sabemos lo que rechaza el Partido Popular, que es el diálogo y que la mayoría del país pueda vivir mejor. Ustedes representan la mentira, la
corrupción, la pobreza, la desigualdad y la confrontación. Eso es el Partido Popular. Han subido aquí a hacer una especie de borrado de memoria colectiva. Eso es lo que ha intentado usted hoy aquí, señor Feijóo. Por suerte, hoy se han dejado el
martillo en casa, es una suerte.


El Partido Popular pasó por encima de las pensiones, pasó por encima del Pacto de Toledo. (El señor Núñez Feijóo, candidato a la Presidencia del Gobierno, hace gestos negativos). Y tanto, yo estaba ahí y muchas otras diputadas también.
Ustedes pasaron por encima de las pensiones, destrozaron el litoral de España y también el interior, y siguen ahí con Doñana y con el Mar Menor. (Aplausos). Ustedes aprobaron una amnistía fiscal, sí. A ustedes les encantan las amnistías; a
ustedes les encantan, pero para sus colegas. Eso es lo que hicieron ustedes con la amnistía fiscal.


Vostès van incendiar Catalunya l'any 2012 portant el nostre Estatut al Tribunal Constitucional. Són vostès qui van començar el conflicte. I l'independentisme i el nacionalisme, i no només ells, tot Catalunya a vostès els han censurat. Per
això van perdre les eleccions, perquè vam votar majoritàriament diàleg, avenç i, per descomptat, prou confrontació.



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Mirin, 1700 dies amb el Consell General del Poder Judicial absolutament caducat i bloquejat per vostès. I té gràcia perquè vostès volen crear un nou delicte que es diu 'deslleialtat constitucional', és adorable el terme. Perquè el PP, sens
dubte, seria el primer de la llista que li apliquessin aquest nou delicte que vostès també ens han d'explicar de què va.


Però la il*lusió més divertida -al meu entendre- és la tercera, perquè vostè ha dit que...


Ustedes incendiaron Cataluña en 2012 llevando nuestro Estatuto al Tribunal Constitucional. Son ustedes los que empezaron el conflicto. El independentismo y el nacionalismo, y no tan solo ellos, toda Cataluña, a ustedes los han censurado.
Y por eso perdieron las elecciones, porque votamos mayoritariamente diálogo, adelanto y, por supuesto, basta de confrontación.


Llevamos 1700 días con el Consejo General del Poder Judicial absolutamente caducado y bloqueado por ustedes. Tiene gracia, porque ustedes quieren crear un nuevo delito: deslealtad constitucional. Es adorable el término, porque el Partido
Popular, sin duda, sería el primero de la lista para que le aplicaran este nuevo delito, que ustedes también tendrán que explicarnos de qué va.


Pero la ilusión más divertida, a mi entender, es la tercera, porque usted ha dicho que...


... podrían tener los votos, pero que no los quieren. Genial eso. Es más, que renuncian a ellos, señor Feijóo. Creo que tiene usted que tener más respeto -y creo que, a veces, es capaz de demostrarlo-, no solo a las que estamos en esta
Cámara, también a las que les escuchan fuera. Usted, como cualquier otro candidato a presidente de este país, aprovecharía cualquier oportunidad que tuviera para ser presidente (varios señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el
Congreso: ¡No, no!), el problema es que no tiene los apoyos, señor Feijóo; no tiene los apoyos. (Aplausos). Claro, su único apoyo es el de VOX, es su único apoyo, que gobiernan gracias a ustedes en comunidades autónomas y también en ciudades,
por ejemplo, en Cantabria, donde esta semana nos han sorprendido, o no, poniendo en cuestión y diciendo que van a derogar la ley de memoria histórica cántabra, sí.


Esto no es una investidura, señor Feijóo, no lo es. En una investidura se negocian los apoyos y, además, se presenta un programa. Usted no ha renunciado a nada porque no tienen nada; esa es la verdad, esa es la verdad. Una renuncia es,
por ejemplo, la que las mujeres protagonizan cuando tienen que interrumpir su trabajo para hacer los cuidados en su casa. Eso es renunciar a una carrera profesional, eso es una renuncia, y no lo que ustedes hacen. Ustedes están utilizando el
Congreso de los Diputados para defender su posición, como gato panza arriba. Eso se lo reconozco, señor Feijóo.


Todas sabemos que usted va a pasar por la suerte de Pablo Casado, todas. Le recuerdo que este grupo parlamentario (señalando los escaños del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso) le aplaudía tanto como a usted le ha aplaudido hoy; se
lo recuerdo. (Aplausos). El soldado Ryan no es usted, se llama Moreno Bonilla, y usted le va a aguantar, de momento, la vela en 'el mientras tanto'. Esos son los planes que tiene para usted el Partido Popular. Claro, duele, ¿verdad? Yo lo
entiendo.


La señora PRESIDENTA: Señora Vidal, tiene que terminar.


La señora VIDAL SÁEZ: Por eso, convocaron una manifestación el domingo, por intentar disimular, en este caso, el fracaso que van a tener esta semana. (Rumores).


La señora PRESIDENTA: Silencio, por favor.


Termine, señora Vidal.


La señora VIDAL SÁEZ: Termino.


El diálogo acaba con la confrontación. Las ilusiones del señor Feijóo, del Partido Popular, van a terminar hoy. Y la alegría está de nuestra parte porque vamos a construir un Gobierno plurinacional, decente y a la altura de este país.


Gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Plurinacional SUMAR y de varios miembros del Gobierno en funciones, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Vidal.


Tiene la palabra el señor Núñez Feijóo.



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El señor NÚÑEZ FEIJÓO (candidato a la Presidencia del Gobierno): Muchas gracias, señorías.


Señor secretario general del Partido Comunista de España, con lo de este tono machirulo, ¿exactamente a quién se refería? ¿A mí? ¿Usted sabe el tono que ha tenido desde la tribuna? (Aplausos). Está grabado, lo puede usted observar esta
noche en su casa, si quiere.


En todo caso, quiero agradecer a todos los portavoces del Grupo Mixto plus, que es el grupo de SUMAR, por sus intervenciones, por sus aportaciones y por demostrarnos, una vez más, qué es SUMAR: es una amalgama de partidos para disfrazar
que, cuanto más se les conoce, menos gente les vota. (Risas). Pero allá ustedes, allá ustedes.


Señorías, yo no tengo la culpa de que a usted le hayan cesado, señor Enrique Santiago. Yo no tengo la culpa de eso; no debería usted enfadarse conmigo. Pues, entonces, tranquilidad. A usted le han cesado porque parece ser que usted se
manifestaba en contra del presidente del Gobierno cuando invitó a celebrar la cumbre de la OTAN aquí. (Varios señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso: ¡Sí, sí!). Eso se llama coherencia. Hay que reconocerlo, en el
Partido Comunista todavía hay gente con coherencia. Pero no se crea, es usted y pocos más. Si usted se fija en algunas líderes que tiene, olvídese de la coherencia.


Yo no voy a defender las amnistías de nadie, pero voy a defender la memoria, si a usted no le importa. Usted sabe que el Partido Socialista hizo tres amnistías, y el Partido Popular, una. ¿No lo sabe usted? ¿A que sí? La primera amnistía
del Partido Socialista fue en 1984, la segunda en 1991, y la tercera, encubierta, en 2010.


El PSOE nos dejó unas cuentas públicas en el año 2012, como usted sabe, a punto de la intervención, y nosotros hicimos algo bastante distinto a lo del Partido Socialista. Siendo ministro Miguel Boyer, en el año 84, aprobó una amnistía
fiscal que permitía a los defraudadores adquirir unos pagarés opacos del Tesoro -¿se acuerda de aquello de los pagarés Borrell? Eran esos- que permitían regularizar dinero negro sin investigación alguna y sin ninguna sanción. ¿Qué le parece a un
comunista de reconocido prestigio como usted? (Risas.-Rumores). ¿Sabe qué paso? Se colocaron 18 000 millones de euros al cambio.


La segunda. Partido Socialista Obrero Español, Carlos Solchaga, 1991: canjear pagarés del Tesoro que gozaban de opacidad fiscal, por lo que se denominó deuda pública especial -buscando nombres ya eran buenos en el 84-, que estaba
retribuida con un interés inferior al del mercado, pero sin ningún tipo de penalización fiscal. No pasa nada, no pasa nada. Estas son las dos. ¿Sabe cuánto recaudaron? 10 000 millones, sin ninguna penalización fiscal, y con interés.


Después, tenemos la otra. ¿Recuerda usted aquello de la lista Falciani? En 2010, el señor Zapatero, en lugar de abrir inspecciones fiscales, invitó a los contribuyentes que estaban en la lista a presentar una declaración complementaria
espontánea, sin recibir ninguna sanción.


Señor Enrique, ¿se refería usted a estas amnistías, a las del Partido Socialista Obrero Español, su socio?


La regularización fiscal del PP fue una medida extraordinaria. (Varios señores diputados del Grupo Parlamentario Socialista hacen gestos negativos). Hombre, después de estas lecciones del Partido Socialista, comprenderán que lo único que
podíamos hacer era perder. Tres a uno es perder. Ya sé que ustedes entre perder y ganar no distinguen, pero tres a uno es perder. (Aplausos).


¿Sabe la diferencia entre las tres amnistías del Partido Socialista y una del Partido Popular? Que aquí no se pagaban intereses, aquí tenían que pagar el 10 % de lo que regularizaban, el 10 %. Con ustedes, el Tesoro Público pagaba
intereses a los defraudadores; con nosotros, pagaron el 10 %. Esa es una gran diferencia, señor Santiago. (Aplausos).


Después de eso, aprobamos la ley antifraude y la reforma del Código Penal, agravando las penas por delitos fiscales y ampliando a diez años los plazos de prescripción. Ustedes ahora rebajan las penas por malversación de fondos públicos.
Señor Santiago, ¿a que son distintas las amnistías?


Yo ya sé por qué usted ha venido aquí; y se lo agradezco, porque, oiga, yo me puedo entender con usted. ¿Sabe por qué? Porque usted no miente. Usted ha venido aquí a defender, claramente, la amnistía en favor del independentismo catalán.
¿Sí o no? Sí. (Aplausos). Sin embargo, el diputado en silencio no para de mirar hacia su móvil mientras hablaba usted y mientras hablo yo. (Risas). ¿Sabe por qué? Porque usted ha venido a concretar exactamente de qué va esta sesión de
investidura, señoría, usted ha venido claramente a acreditar de qué va la sesión de investidura. (Prolongados aplausos). Es verdad que la Constitución no habla nada de la amnistía. Tampoco habla nada de la esclavitud. (Risas). No habla nada de
la esclavitud, ¿verdad que no? No aparece el término esclavitud. No sé si usted es un gran constitucionalista o no, pero le puedo asegurar que los constitucionalistas que escriben, incluso



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constitucionalistas propuestos por el Partido Socialista en el Tribunal Constitucional, lo tienen claro. Por tanto, dejémonos de hacer reflexiones tan burdas sobre si es constitucional o no. Usted sabe perfectamente que no es ético ni es
moral que unos señores por el hecho de ser políticos puedan modificar el Código Penal con su bolígrafo y puedan dejar de cumplir las sentencias del Tribunal Supremo. (Aplausos). Es una cacicada, señorías, que un comunista no debería aceptar.


Usted habla de nuestro sentido institucional. ¿No le da apuro dar lecciones a nadie de sentido institucional? Sus diputados estaban con aquello de Rodea el Congreso. ¿No se acuerdan ustedes, señor Errejón? (Varios señores diputados:
¡Sí!). Podemos eran los de la 'alerta antifascista' en Andalucía. ¿No se acuerdan? Cuando el señor Moreno estaba tomando posesión, montaron ustedes un lío en las puertas del Parlamento de Andalucía, la 'alerta antifascista'. Y eran ustedes los
de los escraches. ¿Por qué? Porque eran jarabe democrático. ¿No recuerdan ustedes el nivel de institucionalidad que han mantenido durante los últimos tiempos? ¿Ha reprendido ya usted a Joan Baldoví por esa expresión que ha hecho a una diputada
de VOX en el Parlamento de Valencia?, ¿lo han hecho? No. ¿No lo van a hacer? ¿Hay alguna expresión de más machismo parlamentario que esa, señoría? (Aplausos).


Mire, señoría, usted colideraba un grupo en Galicia -no usted, sino la señora Díaz, la que tampoco ha hablado- que decía que había que echar a Feijóo a votos o a pedradas. Perdóneme que la cite, señora Díaz, literalmente. También decía que
el presidente de la Xunta mataba a más gente que cualquier terrorista. Comprendo la cara de perplejidad de algún ministro del Gobierno. Esto es lo que decía la señora Díaz, una experta en relaciones institucionales. (Risas). Y usted mismo me
dedicaba día a día insultos y alusiones personales que me da vergüenza repetir en esta Cámara, pero están todas grabadas, están en el Diario de Sesiones. Deseo que ningún rival se acerque a decirle lo que me han dicho a mí. (Aplausos).


Permítame que le cite -creo que es su líder, aunque no lo sé; lideresa, perdón-: Si fuese una mujer educada y políticamente correcta tendría que darle mis felicitaciones a ese señor que parece que ha ganado, pero no se las voy a dar porque
desde mañana mismo vamos a luchar contra esa troika interna llamada Feijóo. Así es como me recibieron en una de las sesiones de investidura después de haberme votado presidente de Galicia. Comprenderá la señora Díaz que muchas lecciones de
institucionalidad, no, ¿verdad? Pero bueno, esto era en octubre de 2012. Hay cosas que han pasado mucho, como, por ejemplo, ver que el único que no ha hablado aquí es el portavoz de Podemos. Han hablado los minoritarios, pero aquel movimiento que
consiguió que ustedes tuviesen millones de votos, ese lo tiene prohibido. (Aplausos). Ese no puede hablar. Está claro, señoría, que las purgas en la izquierda son muy dolorosas.


Yo termino dándole las gracias a este grupo porque hemos podido mantener un animado debate con tres portavoces -dos 'portavozas' y un portavoz-, y yo les doy las gracias a todos ellos, y permítame que les cite, porque no es justo que
solamente aparezcan tres cuando son muchos. Yo le doy las gracias a Izquierda Unida, a Catalunya en Comú, a Más Madrid, a Compromís, a la Chunta, a Més, a Verdes Equo, a Alianza Verde, a Batzarre, a Proyecto Drago, a Izquierda Asturiana, al
Movimiento por la Dignidad y la Ciudadanía, a Iniciativa del Pueblo Andaluz y a Podemos, que no se me olvide. (Aplausos). A todos ellos les doy las gracias por este planteamiento tan interesante. Yo ya sé que ustedes no se han acordado de todos,
pero para esto estoy yo, para acordarme de todos. (Risas). Por cierto, señora Aina, ¿de verdad que usted no me ha escuchado? Yo le puedo mandar exactamente lo que he dicho en materia de pensiones. Usted dice que yo no me he referido a las
pensiones. ¿Usted sabe que la primera ley por la que se obliga a actualizar las pensiones de acuerdo con el IPC es una ley del Partido Popular? (Aplausos.-Una señora diputada: ¡Muy bien!). ¿No lo sabe? Bueno, se la tendré que mandar. Le mando
el texto de lo que dije y esa ley.


Por cierto, señoría, comprendo que está bien que desde Cataluña uno se fije en lo que ocurre en Cantabria, eso está bien, pero debería saber usted que nosotros en Cantabria no gobernamos con VOX. (Una señora diputada: ¡Sí!-Varios señores
diputados: ¡Nooo!). Ahora, si usted también me quiere llamar mentiroso por decir que no gobernamos con VOX, hágalo. No, señoría. En Cantabria se abstuvo el partido regionalista cántabro y gobernamos en solitario. Debería saberlo, señoría.
(Aplausos).


Señoría, ¿por qué es importante recordar los quince partidos, si es que no se me ha olvidado ninguno? Quince partidos para obtener un solo apoyo a una futura investidura de Sánchez. Son más de veinte porque, si todo va bien y cuentan
ustedes con Bildu, con Junts, con Esquerra, con el BNG... ¿A ustedes les cuesta gobernar sus propios partidos y creen que van a poder gobernar con veinte? Sé que no les preocupa porque han demostrado que su país es lo de menos, pero seguirán
celebrando su derrota y repartiéndose los cargos hasta la derrota final.


Muchas gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, puestos en pie).



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La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Feijóo. (Rumores). Un momento de silencio.


Continuamos el debate. Por el Grupo Parlamentario Republicano, tiene la palabra el señor Rufián por un tiempo de treinta minutos.


El señor RUFIÁN ROMERO: Señor Feijóo, què tal? Com està?


Moltes gràcies per convidar-nos a aquesta mena de moció de censura que ha muntat avui aquí el señor Sánchez. L'han aplaudit a vostè més que a la mani que li van muntar l'altre dia. L'han aplaudit molt els seus, bàsicament fins quan ha dit
que recuperaria el delicte de malversació, quan allà no l'han aplaudit tant pel que sigui, principalment la señora Ayuso.


Però jo aquí avui li vull fer tres comentaris i una proposta. El primer comentari, señor Feijóo, és que a vostè se li està posant cara de Pablo Casado. O pitjor encara, d'Albert Rivera. Bàsicament cara d'algú que encara no sap, que encara
no entén el que està passant. I el que està passant, señor Feijóo, és que per molt que vostè aquí repeteixi que ha guanyat les eleccions, que només li falta fer una cançó amb Bizarrap, per molt que vostè aquí repeteixi 150 vegades que ha guanyat
les eleccions, no canviarà la realitat. I la realitat és que vostè no pot governar, perquè això és un sistema representatiu. Ni és Pasapalabra, ni és la Champions, ni és Roland Garros. És a dir, no guanya qui guanya, guanya qui pot sumar per
governar. I vostè, señor Feijóo, simplement no pot. I la pregunta que s'hauria de fer, no només vostè, señor Feijóo, sinó la resta de diputats i diputades del Partido Popular és com és possible que vostès hagin pogut passar de pactar amb
Convergència i amb el PNB, és a dir, amb Arzalluz o amb Pujol, a només poder pactar amb Ortega Smith i amb Abascal.


I també, señor Feijóo, el que està passant és que a vostè -no vostè, a vostè- li van muntar fa 48 hores una mani, una mani per anar en contra d'unes negociacions que desconeix per una investidura que encara no existeix. señor Feijóo, la
realitat, el que està passant, és que vostè abans ni tan sols de ser present ni molt menys de ser futur ja és passat. Tan passat que ni tan sols els seus s'han après correctament el seu cognom per escriure'l en un cartell a una manifestació. Per
cert, m'han d'explicar, señorías del Partido Popular, señorías de Vox, per què una manifestació a favor de l'autodeterminació de Catalunya amb 150 000 persones és un fracàs i per què una manifestació seva a favor de la unitat d'Espanya amb 65 000 és
un èxit. Per què?


El segon comentari que li vull fer, señor Feijóo, és que vostè en aquesta investidura només li donen suport els seus. señor Feijóo, en aquesta investidura, en aquesta aventura d'avui només, li donen suport els seus fins que la señora Ayuso
vulgui. En aquesta investidura, señor Feijóo, en aquesta aventura, només li dona suport Vox. I és normal perquè la meitat o venen o acabaran al seu partit. I señor Feijóo, en aquesta investidura, en aquesta aventura d'avui, només li donen suport
socialistes rebotats i tot el dia cal al sol, com Felipe González, Alfonso Guerra o Corcuera. I també suposo que estadistes com Bertín Osborne, José Manuel Soto, i suposo que també Rubiales. señor Feijóo, la pregunta que s'ha de fer vostè -calma,
calma, tranquils, tranquil·les-, la pregunta que s'ha de fer vostè, señor Feijóo, és com és possible que amb aquest to d'home d'estat que vostè posa, també alimentat per una maquinària mediàtica brutal, però com és possible que amb aquest to d'home
d'estat que vostè posa només li donin suport reaccionaris, trànsfugues rebotats, egòlatres, masclistes i cunyats. Com és possible? señor Feijóo, almenys Tamames sabia a què venia.


Señor Feijóo, i tot això li passa, la resposta a tot això que li passa és molt simple, és perquè vostè representa una dreta, les dretes volen governar aquest país odiant la meitat d'aquest país. I això és simplement impossible. Els
diputats i diputades de partits que estan aquí i que no li agraden són tan legítims i tan legítimes i representen tanta gent pràcticament com vostè, i mereixen exactament el mateix respecte que vostè. La pregunta que s'ha de fer, señor Feijóo, és
com és possible que vostè representi un espai polític que li molesti avui molt més que entrin pinganillos en aquest Congreso que guardias civiles. Això sí, señor Feijóo, estic d'acord amb vostè en una cosa, en això que diu que no vol una élite
política que no se someta a la ley. Estic d'acord. A mi també em fa molta vergonya Juan Carlos I.


I el tercer i últim comentari que li vull fer, señor Feijóo. Amnistia. Sospito que no li agrada, pel que sigui. De fet, ha dit literalment que és un fraude electoral continuado, una mentira a los españoles y una aberración moral.
Aberración moral. I ho diu perquè vostè sosté que no es pot fer res que no es digués abans que es faria. És més, que en política no es pot fer res que abans es digués que no es faria. És així, señor Feijóo? Molt bé. señor Feijóo, vostès van
dir: 'No tocaremos las pensiones', i les van retallar en 33 000 milions d'euros. Vostès van dir: 'No tocaremos la sanidad y la educación', i les van retallar en 10 000 milions d'euros. Vostès van dir: 'No al copago sanitario', i van deixar
sense targeta



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sanitària 900 000 persones. Vostès van dir: 'Lucharemos contra la corrupción', i van muntar una caixa B al seu partit. Vostès van dir: 'Independencia judicial sí', i van canviar el jutge de la Gürtel. Vostès van dir: 'No abarataremos
el despido', i el va rebaixar en 20 dies. Vostès van dir: 'No tocaremos el sueldo de los funcionarios', i els van deixar sense paga extra. Vostès van dir: 'Bajaremos los impuestos', i van apujar l'IVA. Vostès van dir: 'Hay armas, créanme, hay
armas de destrucción masiva', i no n'hi havia. Vostès van dir: 'Ha sido ETA', i no va ser ETA. Vostè mateix, señor Feijóo, ha passat de dir que vol derogar el sanchismo a rogar al sanchismo, i que vol presó per a l'independentisme a demanar cita
per parlar al menys amb la dreta independentista. I de fet, señor Feijóo, vostè mateix ha dit avui que vol apujar el salari mínim i va votar en contra; que vol mantenir l'impost a la banca, i van votar en contra; que vol una escola gratuïta de 0
a 3 anys, i Ayuso se la va carregar a Madrid; que vostè respecta les llengües oficials, i una mica més i foten fora a Borja Sémper per parlar euskera aquí l'altre dia; que vostè no vol comprar a ningú, i porta dos mesos intentant comprar a un
diputat del PSOE; i que vostè és de fiar, que se lo digan a Marcial Dorado. señor Feijóo, qui és aquí el fraude electoral continuado? Qui és aquí la mentira a los españoles? I qui és aquí la aberración moral? señor Feijóo, té sort que no
estigui avui aquí la señora Silvia Intxaurrondo. Però no pateixi, no pateixi perquè jo tot això ja m'ho sé. Si ho fa la dreta, si la dreta parla, si la dreta negocia, si la dreta, tingui la bandera que tingui, faci el que faci, és negociació i és
d'estadista -vostè és un estadista quan va intentar parlar amb Junts. Però si ho fa l'esquerra és traïció de mil homes. Ja m'ho sé. Moltes gràcies.


Fets els comentaris, ara li vull fer una proposta, señor Feijóo. La proposta és fer-li unes preguntes, unes preguntes que estic absolutament convençut que molta gent que ens està veient, fins i tot votants seus, voldria saber la seva
resposta. Són preguntes per saber si vostè seria un bon o no president del Govern. I li proposo una cosa: si me les contesta -adequadament i decentment- jo aquí li voto la investidura. Li sembla bé? Tracte fet? Sí? Després no riuran tant.
Vinga va, comencem.


Señor Feijóo, si vostè és president i un vaixell carregat de petroli s'accidenta davant de la costa es farà càrrec de la situació o l'intentarà amagar? señor Feijóo, si vostè és president i un avió militar s'estavella, identificarà
correctament les víctimes o entregarà les seves restes malament els seus familiars? señor Feijóo, si vostè és president i hi ha un accident de metro per falta de recursos, ho reconeixerà o ho negarà? señor Feijóo, si vostè és president i Estats
Units envaeix il·legalment un país, vostè ho reconeixerà, els ajudarà o ho denunciarà? señor Feijóo, si vostè és president i hi ha un atemptat gihadista, vostè dirà la veritat o mentirà per interessos polítics? señor Feijóo, si vostè és president
i hi ha una crisi financera, li donarà als bancs 60 000 milions d'euros a fons perdut o ajudarà la gent? señor Feijóo, si vostè és president i no li agrada un altre partit polític, dirà que els finança Veneçuela, Iran, o el respectarà? señor
Feijóo, si vostè és president i empresonen el seu tresorer, ho dirà, ho investigarà, o crearà un grup parapolicial per tapar proves? señor Feijóo, si vostè és president i el 70 % d'una comunitat autònoma vol votar el seu estatus polític, ho
reconeixerà, o espiarà, manipularà, pegarà i empresonarà? señor Feijóo, si vostè és president i un company de partit denuncia que el familiar -jo que sé- d'una presidenta d'una comunitat autònoma s'ha enriquit il·legalment, el fotrà fora o
simplement l'ajudarà? señor Feijóo, si vostè és president i hi ha un assassinat masclista i els seus socis de govern ho neguen, els donarà suport o callarà? Si em contesta aquestes preguntes adequadament i decentment, li prometo que jo aquí avui
li dono el meu vot i només li'n faltaran tres.


Senyories, aquí s'ha dit que una amnistia és una amenaça. Aquí avui s'ha dit que una amnistia és un desafiament. De fet, s'ha dit que una amnistia és la major amenaça i el més gran desafiament a la democràcia en la historia d'aquest país.
Això s'ha dit. Que ni ETA, ni la ultradreta, ni el 23F, ni la inflació, ni l'11M, ni l'atur, ni la Troika, ni el rescat, ni la corrupció, ni les clavegueres de l'Estat, ni les corrupteles del rei, ni les hipoteques, ni els preus, ni la crisi
climàtica, ni els assassinats masclistes, que en portem tants com l'any passat... No, no. Que el més gran desafiament a la democràcia, a la història d'aquest país és una amnistia. Aquells que van crear, que van propulsar, que van protegir i que
van defensar un referèndum a Catalunya. Estrany, perquè no van dir res de tot això quan van amnistiar 30 000 defraudadors. Estany. Ni tan sols van dir això quan van amnistiar colpistes de veritat.


Però en qualsevol cas, senyories, què és una amnistia? Què és? És allò que diu la dreta, la ultradreta? És allò que diu el señor X? És allò que diu el senyor de la guerra, el señor Aznar? El primer era Felipe González, per si hi ha
algun dubte. Què és una amnistia? Senyories, agradi més o agradi menys una amnistia és una eina, un mecanisme polític històricament utilitzat per resoldre conflictes polítics i bloquejos institucionals. Ho torno a dir: una amnistia agradi més o
agradi menys és una eina, és un mecanisme per resoldre conflictes polítics i bloquejos institucionals. I diria que el conflicte polític que viu actualment des de fa molt de temps Catalunya i l'Estat espanyol és un conflicte polític. I diria que
l'actual investidura, amb



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els números que hi ha, és un bloqueig institucional. Exactament igual que eren conflictes polítics mantenir la presència del líder de la Revolució dels Clavells, que va solucionar l'amnistia de l'any 96 a Portugal; exactament igual que era
un conflicte polític les condemnes a líders sindicals que va solucionar l'amnistia de l'any 2002 a França; exactament igual que eren conflicte polític les sentències encara vigents que existien dels nazis a Alemanya i que es va solucionar amb
l'amnistia l'any 2009; i el limbe dels crims a Irlanda del Nord que va solucionar l'amnistia de fa menys d'un mes al Regne Unit. I senyories, els puc assegurar que aquests països ni s'han trencat ni la seva democràcia està amenaçada.


Així que l'amnistia és una solució -repeteixo- agradi més o agradi menys, una solució que pot -repeteixo- no agradar, però alguna persona aquí avui té una idea millor? No em diguin la llei, perquè això és una resposta d'un estudiant de
dret, no és la resposta d'un estadista. Aquí avui algú té una idea millor? Una idea millor que judicialitzar, deshumanitzar, reprimir, empresonar, pegar, inventar-se conceptes jurídics com violencia ambiental, alzamiento tumultuario, o cridar al
transfuguisme, a la corrupció moral, com ha fet el cap de l'oposició aquí avui? Avui aquí algú té una solució millor a l'amnistia? Ho dic perquè nosaltres no desapareixerem. I evidentment, la gent que està en contra de la independència de
Catalunya o que li és igual tampoc. I totes aquestes idees que he relatat és que no han servit. No hi ha ningú a Catalunya, literalment ningú a Catalunya, que hagi deixat de ser independentista per ficar a la presó a Oriol Junqueras i companyia.
Ningú. Així que, què fem? Què fem? Jo ho dic clarament, i no és la primera vegada que ho diem, ni una autonomia es pot imposar a Catalunya amb el 50 % de la població en contra, ni una república es pot proclamar a Catalunya amb el 50 % de la
població en contra. Ergo, hem de fer la nostra feina, senyories.


I senyories, potser ara esclata algun cap però el primer beneficiat d'aquesta amnistia serà aquest Estat. Repeteixo, el primer beneficiat d'aquesta amnistia serà aquest Estat, i per extensió aquesta democràcia. Perquè, senyories, la
democràcia espanyola no està en destrucció, la democràcia espanyola, en tot cas, està en construcció. I els puc assegurar que si aquesta democràcia ha suportat que s'amnistiïn corruptes i colpistes de veritat, també aquesta democràcia, per molt
feble que sigui, també aguantarà que s'amnistiïn activistes i demòcrates de veritat. Perquè, senyories, les democràcies, per molt fortes que siguin, també s'equivoquen. També s'equivoquen. A més, pensin una cosa, tampoc li tinguin tanta mania a
l'amnistia perquè quan vingui la sentència del Tribunal Europeu de Drets Humans no passaran tanta vergonya.


Però un advertiment, no es poden amnistiar les conseqüències d'un conflicte sense preveure una solució per a aquest conflicte. I aquesta solució té noms i cognoms: votar. O l'amnistia preveu una sortida perquè el poble de Catalunya voti
el seu estatus polític o servirà de molt poc. Al Quebec hi va haver dos referèndums, no reconeguts, il·legals, que diuen vostès, i no només ningú va anar a la presó, sinó que el govern canadenc va fer una llei de claredat. L'amnistia, senyories,
no és el final, és el retorn a la política i principalment una amnistia no pacifica, una amnistia, en tot cas -repeteixo-, reforça la seva democràcia. I seré encara més clar, una amnistia pels fets de l'1 d'octubre ha de posar les bases perquè hi
hagi un nou 1 d'octubre, perquè es torni a votar. Primer, perquè no parlem de drets nacionals, o no parlem només de drets nacionals, parlem principalment de drets universals. Segon, perquè la política no només es basa, senyories, en la glòria,
també es basa en el sacrifici. Tercer, perquè la solució -atenció, que este es un hit de vostès, els importa molt més a vostès que a nosaltres- és multilateral. La solució serà multilateral perquè el conflicte és tan enorme que la solució només
podrà ser internacional, europea i estatal. De fet, l'únic unilateral és pegar la gent en un col·legi electoral. I quart, perquè la resolució del conflicte territorial en aquest país hauria de ser una raó d'estat, hauria de ser una raó d'estat
unànime. I no és normal que només en aquest país les raons d'estat les entenguin aquells que no tenim estat.


Senyories, hi hauria d'haver una màxima en política, un lema: negociamos, luego existimos. I ara que vostès, senyories del PSOE i de Sumar, necessiten negociar més que mai, i ara que a Catalunya no reparteixen carnets de puresa per
negociar, fins i tot la dreta catalana independentista diu obertament que negocia o que pot arribar a negociar amb la dreta espanyola, i la dreta espanyola diu obertament que pot negociar amb la dreta independentista catalana -està molt bé,
nosaltres no ho farem-, però ara que no reparteixen carnets de puresa per negociar a Catalunya i que vostès necessiten negociar més que mai, tenim una oportunitat històrica per fer-ho. Històrica. Una oportunitat enorme per fer-ho. Enorme,
històrica, no per solucionar, molt respectable, però no per solucionar conflictes dinàstics o monàrquics de fa 300 anys, per solucionar conflictes civils de fa sis. Perquè es puguin millorar les condicions de vida de molta gent, visquin on visquin;
perquè es puguin apujar els salaris; perquè es puguin dignificar les pensions; perquè es puguin topar les hipoteques; perquè es puguin gravar els beneficis empresarials abusius; perquè es puguin millorar polítiques laborals, ecologistes i
feministes; i perquè es pugui acabar amb un règim fiscal autonòmic absolutament desfasat. Aquesta és la veritable oportunitat històrica que tenim.



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Senyories, i també vull ser molt clar, si s'ha passat en aquest país de voler detenir independentistes a l'exili a voler negociar amb independentistes a l'exili ha estat, un, perquè el PSOE no té pla B, Ciutadans no existeix -ha passat
durant quatre anys, si no ho diem nosaltres, no ho diu ningú. I dos, perquè hi ha un partit independentista que és el meu, Esquerra Republicana, que s'ha trencat la cara perquè així sigui. Benvinguts siguin, doncs, aquells que ara s'apropien de
lluites passades que mai van defensar. Senyories, el problema no era negociar, el problema era que no negociaven tots. I vull recordar una cosa que no es recorda gaire al meu país, i jo me n'alegro molt i dono la benvinguda que molta gent avui
negociï conceptes, termes, drets que nosaltres vam defensar fa quatre anys. Són aquests. Nosaltres ens vam presentar a unes eleccions amb aquests cartells. Benvinguts siguin aquells que ara ens ajuden.


Acabo. La democràcia en un país, senyories, es mesura pel grau de tolerància de les seves dretes i pel grau de valentia de les seves esquerres. I el primer ho coneixem i ho patim, i el segon també. L'acció de les esquerres, senyories del
PSOE, senyories de Sumar, senyories del Govern en funcions, l'acció del govern de les esquerres no pot ser de transició. I vostès massa vegades s'han comportat com un govern de transició. L'acció de govern de les esquerres ha de ser transformació.
Ni pot ser que els problemes de Feijóo sempre siguin la seva salvació, ni pot ser que tot costi tant, ni pot ser que només frenem, que només frenin retrocessos i costi tant impulsar avenços. Saben per què tanta gent sense res, de fet, saben per què
tanta gent sense drets vota a Feijóo, a Ayuso, a Abascal o a Mirei(?)? Perquè quan no tens res, perquè quan no tens drets has de tenir molta consciència de classe, és molt difícil que t'importi que algú digui que ningú tindrà res, que ningú tindrà
drets. I aquesta gent que per a molts de nosaltres sonen com una amenaça, simplement sonen com gent sincera. Aquest és el drama. I si no, fixin-se en què ha passat a Grècia, 13 hores diàries, sis dies a la setmana, jubilació als 74 i sis mesos de
presó per qui convoqui una vaga. Señorías del PSOE y de Sumar, cuando vean las barbas de Grecia arder, pongan las suyas a remojar.


Nosaltres avui aquí els tornem a dir: siguin valents perquè els insultaran, ens insultaran igual. Tota la dreta, repeteixo, tingui la bandera que tingui, perquè totes les dretes són iguals, totes les dretes diuen el mateix: 'El país soc
jo. Espanya -el que sigui- soc jo i tu ets un impur.' Bé, si defensar una feina i un habitatge digna per a tothom, si defensar una educació i una sanitat públiques i dignes per a tothom, si defensar una redistribució de la riquesa digna per a
tothom em fa menys pur, jo estic profundament orgullós de ser impur. A Salem era molt millor que et cremessin que cremar o mirar i callar. Per cert, hauria estat molt bonic sentir aquí avui a Unidas Podemos, señora Díaz. Moltes gràcies.


Señor Feijóo, ¿cómo está? Muchas gracias por invitarnos a esta suerte de moción de censura que ha montado aquí al señor Sánchez. Le han aplaudido a usted más que en la manifestación que organizó el otro día. Le han aplaudido mucho los
suyos, básicamente hasta que ha dicho que recuperaría el delito de malversación; allí ya no le han aplaudido tanto por lo que sea, principalmente la señora Ayuso. Pero hoy aquí me gustaría hacer tres comentarios y una propuesta.


El primer comentario, señor Feijóo, es que a usted se le está poniendo cara de Pablo Casado o, peor aún, de Albert Rivera. Básicamente, cara de alguien que aún no sabe y aún no entiende lo que está ocurriendo. Y lo que está ocurriendo,
señor Feijóo, es que por mucho que usted aquí repita que ha ganado las elecciones -que tan solo le falta hacer una canción con Bizarrap-, por mucho que usted aquí repita 150 veces que ha ganado las elecciones, eso no va a cambiar la realidad, y la
realidad es que usted no puede gobernar, porque esto es un sistema representativo, ni es Pasapalabra, ni es la Champions, ni es el Roland Garros. Es decir, no gana quien gana, gana quien puede sumar para gobernar, y usted, señor Feijóo, simplemente
no puede. Y la pregunta que deberían plantearse no tan solo usted, señor Feijóo, sino también los demás diputados y diputadas del Partido Popular, es cómo es posible que ustedes hayan podido pasar de pactar con Convergència y el PNV, es decir, con
Arzalluz o con Pujol, a tan solo poder pactar con Ortega Smith y con Abascal. Y también, señor Feijóo, lo que está ocurriendo es que a usted le organizaron hace cuarenta y ocho horas una manifestación para ir en contra de unas negociaciones que
desconoce para una investidura que aún no existe. Señor Feijóo, la realidad, lo que está ocurriendo, es que usted antes siquiera de ser presente o de ser futuro, ya es pasado, tan pasado que ni tan solo los suyos se han aprendido correctamente su
apellido para escribirlo en una pancarta en una manifestación. Por cierto, tendrán que explicarme, señorías del Partido Popular, señorías de VOX, por qué una manifestación a favor de la autodeterminación de Cataluña con 150 000 personas es un
fracaso, y por qué una manifestación suya a favor de la unidad de España con 65 000 es un éxito. ¿Por qué?



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El segundo comentario que me gustaría hacerle, señor Feijóo, es que a usted en esta investidura tan solo le apoyan los suyos. Señor Feijóo, en esta investidura, en esta aventura de hoy tan solo tiene el apoyo de los suyos, hasta que la
señora Ayuso quiera. En esta investidura, señor Feijóo, en esta aventura, tan solo lo apoya VOX, y es normal, porque la mitad o vienen o acabarán en su partido. Señor Feijóo, en esta investidura, en esta aventura de hoy, tan solo le apoyan
socialistas rebotados y todo el día 'cal' al sol con Felipe González, Corcuera o Alfonso Guerra; y también supongo que estadistas como Bertín Osborne, José Manuel Soto, y supongo que también Rubiales. (Rumores). Señor Feijóo, la pregunta que debe
usted plantearse... Calma, tranquilos y tranquilas. La pregunta que debería hacerse usted, señor Feijóo, es cómo es posible que con este tono de hombre de Estado que usted muestra, alimentado también por una maquinaria mediática brutal, cómo es
posible que con este tono de hombre de Estado que nos ofrece usted tan solo le apoyen reaccionarios, tránsfugas, rebotados, ególatras, machistas y cuñados. ¿Cómo es posible, señor Feijóo? Al menos Tamames sabía a lo que venía.


Señor Feijóo, la respuesta a todo esto que a usted le ocurre es muy sencilla, es porque usted representa a la derecha o a las derechas que quieren gobernar este país odiando a la mitad de ese mismo país, y esto simplemente es imposible. Los
diputados y diputadas de partidos que están aquí y que no le gustan son legítimos, están legitimados y representan prácticamente a tanta gente como usted, y merecen exactamente el mismo respeto que usted. La pregunta que debería hacerse, señor
Feijóo, es: ¿cómo es posible que usted represente un espacio político que le moleste hoy mucho más que entren pinganillos a este Congreso que guardias civiles? Eso sí, señor Feijóo, estoy de acuerdo con usted en una cosa, en esto que dice de que
no quiere una élite política que no se someta a la ley. Estoy de acuerdo, a mí también me da mucha vergüenza Juan Carlos I.


Y el tercer y último comentario que me gustaría hacerle, señor Feijóo: amnistía. Sospecho que a usted no le gusta por lo que sea. De hecho, ha dicho literalmente que es un fraude electoral continuado, una mentira a los españoles y una
aberración moral. Y lo dice porque usted sostiene que no se puede hacer nada que no se hubiera dicho antes que se iba a hacer. Es más, que en política no se puede hacer nada que antes se dijera que no se iba a hacer. ¿Es así, no, señor Feijóo?
Muy bien. Señor Feijóo, ustedes dijeron: No tocaremos las pensiones. Y las recortaron en 33 000 millones de euros. Ustedes dijeron: No tocaremos la sanidad y la educación. Y las recortaron en 10 000 millones de euros. Ustedes dijeron: No al
copago sanitario. Y dejaron sin tarjeta sanitaria a novecientas mil personas. Ustedes dijeron: Lucharemos contra la corrupción. Y montaron una caja B en su partido. Ustedes dijeron: Independencia judicial, sí. Y cambiaron al juez de la
Gürtel. Ustedes dijeron: No abarataremos el despido. Y lo rebajaron a veinte días. Ustedes dijeron: No tocaremos el sueldo de los funcionarios. Y los dejaron sin paga extra. Ustedes dijeron: Bajaremos los impuestos. Y subieron el IVA.
Ustedes dijeron: Hay armas, créanme, hay armas de destrucción masiva. Y no las había. Ustedes dijeron: Ha sido ETA. Y no fue ETA. Usted mismo, señor Feijóo, ha pasado de decir que quiere derogar el sanchismo, a rogar al sanchismo, y de querer
prisión para el independentismo, a pedir cita para hablar al menos con la derecha independentista. De hecho, señor Feijóo, usted mismo ha dicho hoy que quiere incrementar el salario mínimo, y votaron en contra; que quiere mantener el impuesto a la
banca, y votaron en contra; que quiere una escuela gratuita de 0 a 3 años, y Ayuso se la cargó en Madrid; que usted respeta las lenguas oficiales, y un poco más y echan al señor Sémper por hablar en euskera aquí el otro día; que usted no quiere
comprar a nadie, y lleva dos meses intentando comprar a un diputado del PSOE. Y usted ha dicho que es de fiar. Que se lo digan a Marcial Dorado.


Señor Feijóo, ¿quién es aquí el fraude electoral continuado? ¿Quién es aquí la mentira a los españoles y quién es aquí la aberración moral? Señor Feijóo, tiene suerte de que no esté hoy aquí la señora Silvia Intxaurrondo. Pero no se
preocupe, no se preocupe que yo todo esto ya me lo sé: si lo hace la derecha, si la derecha habla, si la derecha negocia, tenga la bandera que tenga, haga lo que haga, eso es negociación y es de estadista. Usted era un estadista cuando intentó
hablar con Junts, pero, si lo hace la izquierda, es traición de milhombres. Ya me lo sé. Muchas gracias.


Hechos los comentarios, a continuación, me gustaría hacerle una propuesta, señor Feijóo. La propuesta es plantearle unas preguntas, unas preguntas cuyas respuestas estoy absolutamente convencido de que a mucha gente que nos está viendo,
incluso a votantes suyos, les interesarán. Son preguntas para saber si usted sería un buen presidente o no del Gobierno. Le propongo una cosa: si me las contesta de forma adecuada y decente, yo aquí le voto la investidura. ¿Le parece bien?
¿Trato hecho? ¿Sí? (Risas). Luego no se van a reír tanto.



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Empezamos. Señor Feijóo, si usted es presidente y un barco cargado de petróleo se accidenta delante de la costa, ¿se hará cargo de la situación o intentará esconderlo? Señor Feijóo, si usted es presidente y un avión militar se estrella,
¿identificará correctamente a las víctimas o les entregará sus restos de mala manera a sus familiares? Señor Feijóo, si hay un accidente de metro por falta de recursos y usted es presidente, ¿lo reconocerá o lo negará? Señor Feijóo, si usted es
presidente y los Estados Unidos invaden ilegalmente otro país, ¿usted lo reconocerá, les ayudará, lo denunciará? Señor Feijóo, si usted es presidente y se produce un atentado yihadista, ¿usted dirá la verdad o mentirá por intereses políticos?
Señor Feijóo, si usted es presidente y se produce una crisis financiera, ¿dará a los bancos 60 000 millones de euros a fondo perdido o ayudará a la gente? Señor Feijóo, si usted es presidente y no le gusta otro partido político, ¿dirá que lo
financia Venezuela e Irán o lo respetará? Señor Feijóo, si usted es presidente y encarcelan a su tesorero, ¿lo dirá, lo investigará o creará un grupo parapolicial para esconder pruebas? Señor Feijóo, si usted es presidente y el 70 % de una
comunidad autónoma desea votar su estatus político, ¿lo reconocerá o espiará, manipulará, pegará y encarcelará? Señor Feijóo, si usted es presidente y un compañero de partido denuncia que el familiar -yo qué sé- de una presidenta de una comunidad
autónoma se ha enriquecido ilegalmente, ¿lo echará o, sencillamente, lo ayudará? Señor Feijóo, si usted es presidente y se produce un asesinato machista y sus socios de Gobierno lo niegan, ¿los apoyará o callará? Si me responde a estas preguntas
de forma adecuada y decente, le prometo que yo aquí hoy le doy mi voto y tan solo le van a faltar tres. (Risas.-Rumores).


Señorías, aquí se ha dicho que una amnistía es una amenaza. Aquí, hoy se ha dicho que una amnistía es un desafío. De hecho, se ha dicho que una amnistía es la mayor amenaza y el más grande desafío a la democracia de la historia de este
país; esto se ha dicho. Ni ETA, ni la ultraderecha, ni el 23F, ni la inflación, ni el 11M, ni el desempleo, ni la troika, ni el rescate, ni la corrupción, ni las cloacas del Estado, ni las corruptelas del rey, ni las hipotecas, ni los precios, ni
la crisis climática, ni los asesinatos machistas -que llevamos tantos como el año pasado-, no, no, no. Que el principal desafío a la democracia en la historia de este país es una amnistía a aquellos que crearon, propulsaron, protegieron y
defendieron un referéndum en Cataluña. Raro. ¿Por qué no dijeron nada de ello cuando amnistiaron a 30 000 defraudadores? Raro. Ni tan solo dijeron estas palabras cuando amnistiaron a golpistas de verdad.


Sea como fuere, señorías, ¿qué es una amnistía? ¿Es lo que dice la derecha, la ultraderecha, el señor equis? ¿Es lo que dice el señor de la guerra, el señor Aznar? El primero era Felipe González, por si hubiera alguna duda. ¿Qué es una
amnistía? Señorías, les guste más o menos, una amnistía es una herramienta, un mecanismo político históricamente utilizado para resolver conflictos políticos y bloqueos institucionales. Lo repito: una amnistía, guste más o menos, es una
herramienta, es un mecanismo para resolver conflictos políticos y bloqueos institucionales. Diría que el conflicto político que viven actualmente desde hace ya mucho tiempo Cataluña y el Estado español es un conflicto político. (Aplausos). Y
diría que la actual investidura, con los números que tenemos, es un bloqueo institucional. Exactamente igual que era un conflicto político mantener la presencia del líder de la Revolución de los Claveles que solucionó la amnistía del año 1996 en
Portugal. Exactamente igual que eran un conflicto político las condenas a líderes sindicales que resolvió la amnistía del año 2002 en Francia. Exactamente igual que eran un conflicto político las sentencias aún vigentes que existían de los nazis
en Alemania, que se solucionó con una amnistía en 2009. Y el limbo de los crímenes en Irlanda del Norte, que solucionó la amnistía de hace menos de un mes en el Reino Unido. Señorías, les puedo asegurar que estos países no se han roto y que su
democracia tampoco está amenazada.


Así que la amnistía es una solución. Repito, guste más o guste menos. Una solución que, repito, puede no gustar, pero ¿hay alguna persona aquí hoy que tenga una idea mejor? No me digan la ley, que esta es una respuesta de estudiante de
Derecho, no la respuesta de un estadista. Aquí, hoy, ¿tiene alguien una idea mejor que judicializar, deshumanizar, reprimir, encarcelar, pegar, inventarse conceptos jurídicos como violencia ambiental o alzamiento tumultuario, o llamar al
transfuguismo corrupción moral, como ha hecho el jefe de la oposición aquí hoy? Hoy, aquí ¿tiene alguien una idea mejor que la amnistía? Lo digo porque nosotros no vamos a desaparecer y, evidentemente, la gente que está en contra de la
independencia de Cataluña o que le da igual, tampoco. Y todas estas ideas que les he relatado no han servido. No hay nadie en Cataluña -literalmente, nadie en Cataluña- que haya dejado de ser independentista por haber encarcelado a Oriol Junqueras
y compañía, nadie. Así que, ¿qué hacemos? ¿Qué hacemos? Lo digo claramente, y no es la primera vez que lo decimos, ninguna autonomía puede imponerse en Cataluña con el 50 % de la población en contra, ni una república se puede proclamar en
Cataluña con el 50 % de la población en contra. Ergo, tenemos que hacer nuestro trabajo, señorías.



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Señorías, quizá a alguien le estalla la cabeza en estos momentos, pero el primer beneficiado de esta amnistía será este Estado. Repito, el primer beneficiado de esta amnistía será este Estado y, por extensión, esta democracia. Porque,
señorías, la democracia española no está en destrucción; en todo caso, la democracia española está en construcción, y les puedo asegurar que si esta democracia ha soportado que se amnistiara a corruptos y a golpistas de verdad, por muy débil que
sea, también aguantará que se amnistíe a activistas y a demócratas de verdad. Porque, señorías, las democracias, por muy fuertes que sean, también se equivocan; también se equivocan. Además, piensen una cosa, no le tengan tanta manía a la
amnistía, porque cuando llegue la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, no pasarán tanta vergüenza. (Aplausos).


Una advertencia: no se pueden amnistiar las consecuencias de un conflicto sin contemplar una solución para dicho conflicto, y esta solución tiene nombre y apellidos: votar; votar. O la amnistía contempla una salida para que el pueblo de
Cataluña vote su estatus político o servirá de muy poco. En Quebec se convocaron dos referéndums no reconocidos, ilegales que dicen ustedes, y no tan solo nadie fue a la cárcel, sino que el Gobierno canadiense creó una ley de claridad. Señorías,
la amnistía no es el final, es el retorno a la política y, principalmente, una amnistía no pacifica; en todo caso, una amnistía, repito, refuerza su democracia. Seré aún más claro. Una amnistía por los hechos del 1 de octubre debe sentar las
bases para que se produzca un nuevo 1 de octubre, para que se pueda votar. Primero, porque no estamos hablando de derechos nacionales, o no tan solo de derechos nacionales, hablamos principalmente de derechos universales. Segundo, porque la
política no se basa tan solo, señorías, en la gloria, también se basa en el sacrificio. Tercero, porque la solución -atención, que esto es un hit suyo; les importa mucho más a ustedes que a nosotros- es multilateral. La solución será multilateral
porque el conflicto es tan enorme que la solución tan solo va a poder ser internacional, europea y estatal. De hecho, lo único unilateral es pegar a la gente en un colegio electoral. Y cuarto, porque la resolución del conflicto territorial en este
país debería ser una razón de Estado, debería ser una razón de Estado unánime. No es normal que tan solo en este país las razones de Estado las entiendan aquellos que no tenemos Estado.


Señorías, tendría que existir una máxima en política, un lema: negociamos, luego existimos. Ahora que ustedes, señorías del PSOE y de SUMAR, necesitan negociar más que nunca, ahora que en Cataluña no se reparten carnés de pureza para
negociar y que incluso la derecha catalana independentista dice abiertamente que negocia o puede llegar a negociar con la derecha española, y la derecha española dice abiertamente que puede negociar con la derecha independentista catalana -que está
muy bien, nosotros no vamos a hacerlo-, ahora que no se están repartiendo carnés de pureza para negociar en Cataluña y que ustedes necesitan negociar más que nunca, tenemos una oportunidad histórica para hacerlo, histórica. Una oportunidad enorme
para hacerlo, enorme e histórica, pero no para solucionar -aunque respetable- conflictos dinásticos o monárquicos de hace trescientos años, sino para solucionar conflictos civiles de hace seis; para que se puedan mejorar las condiciones de vida de
mucha gente, vivan donde vivan; para que se puedan incrementar los salarios; para que se puedan dignificar las pensiones; para que también se puedan poner topes a las hipotecas; para que se puedan gravar los beneficios empresariales abusivos;
para que se puedan mejorar políticas laborales, ecologistas y feministas, y para que se pueda acabar con un régimen fiscal autonómico absolutamente desfasado. Esa es la verdadera oportunidad histórica que tenemos.


Señorías, también quisiera ser muy claro. Si se ha pasado en este país de querer detener a independentistas en el exilio a querer negociar con independentistas en el exilio ha sido, en primer lugar, porque el PSOE no tiene plan B y
Ciudadanos no existe. Ha pasado durante cuatro años. Si no lo decimos nosotros, no lo dice nadie. Y, en segundo lugar, porque hay un partido independentista que es el mío, Esquerra Republicana, que se ha roto la cara para que esto sea así.
Bienvenidos sean, por lo tanto, aquellos que ahora se apropian de luchas pasadas que nunca defendieron. Señorías, el problema no era negociar, el problema era que no negociaban todos.


Me gustaría recordar algo que en mi país no se recuerda mucho. Yo me alegro y doy la bienvenida a que hoy haya gente negociando conceptos, términos, derechos, que nosotros defendimos hace cuatro años. Son estos. (Muestra dos carteles en
los que se lee: Amnistia y Autodeterminació). Nosotros nos presentamos a unas elecciones con estos carteles. Bienvenidos sean aquellos que ahora nos ayudan.


Termino. La democracia de un país, señorías, se mide por el grado de tolerancia de sus derechas y por el grado de valentía de sus izquierdas. Lo primero ya lo conocemos y lo sufrimos y lo segundo también. La acción de las izquierdas,
señorías del PSOE y de SUMAR, del Gobierno en funciones, la acción del Gobierno de las izquierdas no puede ser de transición, y ustedes demasiadas veces se han comportado como un Gobierno de transición. La acción de gobierno de las izquierdas debe
ser de



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transformación. Ni puede ser que los problemas de Feijóo sean siempre su salvación, ni puede ser que todo cueste tanto o que tan solo frenemos o frenen ustedes retrocesos y sea tan difícil impulsar adelantos. ¿Saben por qué tanta gente sin
derechos vota a Feijóo, a Ayuso, a Abascal o a Milei? Porque cuando no tienes nada, cuando no tienes derechos, tienes que tener una gran conciencia de clase, y es muy difícil que te importe que alguien diga que nadie va a tener derechos. Esta
gente, que para muchos son una amenaza, sencillamente nos suenan como gente sincera, y este es el drama. Si no, fíjense en lo que ha ocurrido en Grecia: trece horas diarias, seis días a la semana, jubilación a los setenta y cuatro, y seis meses de
cárcel para quien convoque una huelga. Señorías del PSOE y de SUMAR, cuando vean las barbas de Grecia arder, pongan las suyas a remojar.


Nosotros, hoy aquí, volvemos a decir: sean valientes, porque les insultarán y nos insultarán igual todas las derechas, repito, tengan la bandera que tengan, porque todas las derechas son iguales, todas dicen lo mismo: el país soy yo,
España -o lo que sea- soy yo y tú eres un impuro. Bueno, yo creo que si defender un trabajo y una vivienda digna para todos, si defender una educación y una sanidad pública dignas para todos, si defender una redistribución de la riqueza digna para
todos me hace menos puro, pues estoy profundamente orgulloso de ser impuro. En Salem era mucho mejor que te quemaran que quemar o mirar y callar.


Por cierto, hubiera sido muy bonito escuchar a Unidas Podemos, señora Díaz.


Muchas gracias. (Aplausos).


La señora PRESIDENTA: Moltes gràcies, senyor Rufián.


¿Señor Núñez Feijóo? (Denegación).


Pasamos la palabra entonces al Grup Parlamentari de Junts per Catalunya. Señora Nogueras, tiene la palabra por un tiempo de treinta minutos. (Rumores). Ruego silencio. La gente que entra y sale, por favor, que lo haga en silencio.
Señora Nogueras.


La señora NOGUERAS I CAMERO:


Gràcies, presidenta.


Diputats, diputades, president en funcions, candidat.


Avui assistim al segon discurs del debat d'investidura del señor Feijóo, el primer el vam escoltar el diumenge davant de força gent. Però sí que deixi'm fer un apunt: no era ni la quarta part de la manifestació menys concorreguda de
l'independentisme. Però el seu missatge, això sí, va ser, i ha estat avui, nítid, bàsicament una y no cincuenta y una i Puigdemont a prisión. Ho poden dir amb més o menys convicció, señor Feijóo, i això dependrà de si té gaire a prop Aznar o
Ayuso, però no es pot dir que vostès no parlin clar. Nosaltres també parlem clar: no rebrà cap vot nostre. Però no són només els vots que li falten a vostè, señor Feijóo, el que sobretot li falta a vostè i al seu partit -i encara més als socis
que s'ha buscat que són d'allò més impresentable-, el que sobretot li falta és entendre que la realitat és força més complexa i diferent de la que vostès escolten a les seves ràdios de capçalera o llegeixen en els seus diaris de referència.


Començo per la qüestió més important de totes. La majoria de vostès venen pregonant que el reconeixement del dret a l'autodeterminació suposaria la liquidació d'Espanya. Aquests dies ho hem tornat a escoltar amb intensitat. señor Feijóo,
vostè va esmentar diumenge les Corts i la Constitució de Cadis per defensar l'espanyolitat de la seva posició i establir un lligam amb un moment modernitzador que hauria pogut canviar la història d'Espanya. I es va oblidar d'explicar que aquest
intent va acabar liquidat pel rei Ferran VII, confirmant el que la història ha demostrat des de Felip V: sempre hi ha un Borbó que espatlla la festa. Però el que sobretot es va oblidar d'explicar és que el territori espanyol de la Constitució de
Cadis no té res a veure amb el territori espanyol de la Constitució postfranquista que hi ha avui. I tanmateix, Espanya ni ha desaparegut ni s'ha liquidat. Si per als constituents de Cadis eren territoris espanyols llocs com el Perú, Veneçuela,
Guatemala, la península de Yucatán o Cuba, avui tots aquests territoris pertanyen a estats que es van declarar independents d'Espanya, van deixar de ser espanyols. I Espanya, señor Feijóo, va continuar existint. I perquè en prenguin nota tots els
apocalíptics de la independència de Catalunya, si cap d'aquests estats no ha demanat el reingrés a Espanya deu ser perquè la independència no és cosa tan dolenta i que hi pot haver vida -vida intel·ligent- fora d'Espanya.


Existeix la idea que són les institucions polítiques i també les institucions econòmiques d'un territori, i més concretament la qualitat i la proximitat d'aquestes institucions, el que determina la prosperitat i també el benestar d'un país.
Les societats fracassen quan no tenen institucions que proporcionen les eines, la inversió i la innovació que generin un marc en el qual la majoria dels seus ciutadans i territoris puguin desenvolupar les seves capacitats i també el seu talent, que
puguin ser el resultat del seu propi esforç i de



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la seva pròpia voluntat. Si aquestes societats tenen elits extractives que, aliades amb el poder institucional, s'apropien de forma injusta dels recursos i de les riqueses que generen, el país acaba fracassant. I a Espanya ja fa molts
segles que es va imposar un sistema institucional de tipus extractiu en què unes elits econòmiques, polítiques, aristocràtiques, judicials i funcionarials espremen els territoris perifèrics, molt particularment Catalunya, per mantenir els seus
privilegis. Tocar aquest sistema, diputats i diputades, promoure'n el canvi, és l'autèntic tabú de la política espanyola, que sota el concepte trampós de la unidad de España acaba fent que l'esquerra espanyola sigui l'ostatge i la col·laboradora de
la dreta. Per a nosaltres la independència és una qüestió de supervivència de la nostra nació. Supervivència cultural, lingüística, econòmica, també de benestar i de justícia social, de model de societat forjat a través de generacions, malgrat les
incomprensions i les hostilitats de tots els règims polítics espanyols des de 1714.


Diumenge vostè, señor Feijóo, i el seu partit -un partit que ha governat i que voldria tornar a governar- es va manifestar juntament amb altres contra un territori que encara forma part del país que vostè vol governar, igual com ja vam fer
contra l'Estatut en aquella vergonyosa campanya de recollida de firmes: Eche una firmita aquí contra Cataluña. Se'n recorden vostès d'això? En cap lloc d'Europa s'és vist que un partit d'Estat es manifesti en contra d'una de les zones més
poblades i que genera més riquesa, on hi ha el PIB industrial més potent; on el 16 % de la població genera més del 20 % dels ingressos tributaris de tot l'Estat; on es concentra el 25 % de les exportacions de tot l'Estat. Potser a alguns els
hauria de fer reflexionar que la proposta estructural dels partits espanyols per incrementar el suport electoral sigui sempre anar en contra de Catalunya, anar contra Catalunya. Perquè voler perjudicar la seva economia, com fa el Govern espanyol
per exemple, amb el Reial decret de mesures urgents per incentivar el canvi de seu social de les empreses catalanes, això és un atac indigne i indecent a tots i cada un dels ciutadans de Catalunya. Un atac que té conseqüències en la nostra
competitivitat, també en els nostres llocs de treball i en el finançament del nostre país. Aquest model espanyol que vostè ens proposa, señor Feijóo, no és el nostre. Molts no ens hi sentim representats. Vostès encara viuen en la cultura del a
por ellos contra Catalunya, perquè no es confonguin, vostès no van en contra dels independentistes, van des de fa segles en contra de Catalunya i tot allò que representa la nostra nació. I l'independentisme és una conseqüència de tot això. És una
defensa legítima que no deixarem d'exercir.


Avui -ja els ho he dit- el nostre vot a aquesta investidura és no. Set nos que faran impossible -a no ser que hi hagi un tamayazo- que vostè avui sigui president del Govern del Reino. Mentre depengui de nosaltres els nostàlgics que tornen
a ocupar les portades com Aznar, com Ayuso, com Felipe González o com Guerra, no decidiran el futur de Catalunya. Per tant, no és només un no a vostè, señor Feijóo, és un no rotund a Aznar, a Rajoy, als Felipes -González i VI-, a Guerra i a tots
els zombis de la transició que surten de cacera cada cop que es pensen que la seva pàtria està en perill. I l'anomalia democràtica, señor Feijóo, és que vostè faci al·lusió permanent a una persona que avui no està a l'hemicicle i no se li respecti
la immunitat que tots els països de la Unió Europea, excepte el Reino de España, li respecta.


En tot cas, la singularitat del debat d'investidura d'avui obliga a recordar, des de la perspectiva de Junts, algunes coses. Espanya es veu confrontada ara mateix a un dels seus dilemes, que no sempre resol bé: o viu en el bloqueig, cosa
que podria cronificar la confrontació entre els dos blocs ideològics espanyols, o pacte. Cal recordar també que l'aritmètica actual, que no és un caprici dels déus ni de l'atzar, sinó que és fruit d'allò més sagrat en democràcia, que és el vot
directe dels ciutadans, aquesta aritmètica esdevé el seu pitjor malson: que Junts sigui una força decisiva i imprescindible en una hipotètica investidura. Junts, com saben, no forma part de cap bloc polític, ni en formava, ni en forma, ni en
formarà, hi hagi o no hi hagi investidura. I el fet de no formar part de cap bloc espanyol ens situa com una força acostumada a rebre retrets i menysteniments d'una banda i de l'altra. I sabem que seguirà sent així. Sabem que el marc polític
espanyol és binari: o ets dels vermells o ets dels blaus, o ets d'un bloc o ets d'un altre. Un marc on el dissident és tractat amb menyspreu i amb agror. Per això els diem a uns i altres que estem endurits davant dels seus retrets i davant del
seu menysteniment. Tenim ben present aquell refrán espanyol que diu: Menea la cola el can, no por ti sino por el pan. No els pretenem canviar, però sí que els volem deixar clar que tampoc ens canviaran a nosaltres.


I com recorda el president Puigdemont, i cito literal: 'Que ningú no conclogui que ens inspira l'ànim de revenja personal o partidista. Si fos per això no hauríem pactat ni la Mesa del Congrés. Ho dic per explicar, perquè tots entenguin
la distància profunda que ens separa, perquè la distància entre els nostres projectes nacionals respectius també ho és, i perquè es prengui consciència de l'enorme dificultat d'intentar encarrilar, partint d'aquesta distància i només en unes
setmanes, una negociació que s'ha negligit o que s'ha considerat innecessària durant sis anys. Perquè no estem parlant, o almenys nosaltres no en parlem, d'un pedaç per



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tirar endavant la legislatura i barrar el pas a la dreta. Estem parlant que si hi ha acord aquest ha de ser un acord històric, un compromís històric com el que cap règim ni govern espanyol no ha estat capaç de fer realitat des de la caiguda
de Barcelona l'11 de setembre de 1714 i el Decret de Nova Planta que va abolir les institucions i les constitucions catalanes i va iniciar la persecució de la llengua catalana. Per això no sorprendrà ningú que digui que avui no existeixen les
condicions per arribar a aquest gran acord. Si hi ha interès a arribar-hi, si hi ha voluntat real d'encarar un acord d'aquesta naturalesa, aquestes condicions s'haurien de crear, encara que d'entrada siguin forçades per la necessitat i no per la
convicció.'


I les condicions per començar a parlar d'aquest gran acord també les va exposar el president Puigdemont, i són les següents: 'La primera de les condicions és identificar adequadament els elements del conflicte. Fer veure que no existeixen
o ignorar-los no permet en cap cas resoldre el conflicte. El reconeixement i respecte a la legitimitat democràtica de l'independentisme i de l'1 d'octubre. L'abandonament complet i efectiu de la via judicial contra l'independentisme i contra els
independentistes. La creació d'un mecanisme de mediació i de verificació que aporti les garanties del compliment i seguiment dels acords que els dos grans partits espanyols no estan en condicions de donar-nos. Fixar com a únics límits els definits
pels acords i els tractats internacionals que fan referència a drets humans, individuals i col·lectius, i a llibertats fonamentals, tractats i acords ratificats per Espanya.' Per cert, el diputat socialista, el diputat de Valladolid -que ara no el
veig- si es creu que invocant l'esperit del 155, que va provocar uns danys gravíssims a tot Catalunya, es resoldrà el conflicte polític és que vostè no ha entès absolutament res de res.


Durant la campanya vam repetir que el nostre objectiu no era investir presidents espanyols, no era reformar Espanya, i vam repetir que nosaltres no formàvem part de cap bloc espanyol. El nostre bloc era i és Catalunya. De fet, vam dir que
res tornaria a ser igual aquí si depenia de Junts per Catalunya, i tothom és conscient que des que Junts és a l'equació res aquí ha tornat a ser igual. I ara pot semblar una obvietat, però hi ha moltes raons per votar que no al Partir Popular. No
és la nostra prioritat recordar-les cada dia, però avui l'ocasió ho exigeix.


Un primer motiu és que el PP és un partit anticatalà. El PP es caracteritza per combatre totes les propostes que a Catalunya generen un consens ampli, polític i social: la llengua catalana, la immersió lingüística, la cultura catalana, la
voluntat d'autogovern i un llarguíssim etcètera. Volem la independència perquè no volem seguir retrocedint amb Espanya, el que volem és avançar amb Catalunya. Un altre motiu és perquè el PP és un partit que ha volgut com a soci l'extrema dreta de
Vox, i aquesta és una ratlla vermella aquí i arreu d'Europa. Un altre motiu és perquè el PP és un partit contrari a millorar els drets de les persones. De manera sistemàtica i continuada han estat en contra de qualsevol millora amb relació al
reconeixement de drets efectius a favor de ciutadans en infinitat d'àmbits i supòsits. Poden vostès recuperar tots els recursos que vostès han presentat en contra de les lleis socials que s'han aprovat al Parlament de Catalunya. Un altre motiu,
perquè el PP és un partit contrari a l'economia productiva. La visió econòmica i social del PP no és la d'un partit liberal europeu, señor Feijóo, al contrari, és la visió d'un partit estatalista que, malgrat el discurs que ha fet avui, es
posiciona sempre al costat de l'estat i del poder funcionarial abans d'apostar per la petita i la mitjana empresa, el que configura a Catalunya i també arreu d'Europa el teixit de l'economia productiva. Per al PP la paraula empresa és només sinònim
de llotja del Bernabéu. Per tant, a Catalunya el PP no és capaç de connectar amb normalitat amb el món empresarial.


El que els llegiré ara els pot ajudar a entendre fins a quin punt arriba la discrepància amb vostès. I el diputat de Valladolid que estigui atent. De la conferència del president Puigdemont del 5 de setembre: 'Catalunya és un país ric
però de ciutadans amb moltes necessitats i amb unes institucions sense recursos per atendre-les. Amb un dèficit fiscal de més de 20 000 milions d'euros per any. Una cosa tan bàsica per la vida de la gent com són els trens no funciona. Tenim la
taxa d'immigració més alta de tota la península, 16,2, més de dos punts per damunt de la de Madrid, i no tenim competències ni recursos per gestionar-ho. No formem prou metges i no els podem pagar com es mereixen. El nostre salari mínim és injust
tenint en compte el cost de vida. Els joves no poden accedir a habitatges, ja no de compra sinó tampoc de lloguer, a preus assequibles per poder estudiar, emprendre un projecte de vida o professional. El Govern espanyol no executa mai els
pressupostos aprovats a Catalunya.' La llista és molt llarga i no és ara el moment de reiterar-la. Només ho esmento per constatar que totes aquestes mancances materials no les ha resolt l'autonomisme ni el constitucionalisme. És una evidència, no
és una opinió.


Per tant, que ningú s'enganyi. Amb això, tampoc amb l'amnistia, no es resoldrà el problema de fons. No hi ha una recepta autonòmica per resoldre els problemes de Catalunya. Allò determinant és el reconeixement nacional de Catalunya i, per
tant, del seu dret a l'autodeterminació. El poble català té dret a fer realitat de manera democràtica la decisió que va prendre en el referèndum de l'1 d'octubre del 2017



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d'esdevenir un estat independent en forma de república. I només un referèndum acordat amb l'Estat espanyol podria substituir el mandat polític de l'1 d'octubre, tal com hem recalcat des de fa anys. No existeixen impediments constitucionals
per organitzar i celebrar aquest referèndum, només cal recordar l'article 92 de la Constitució. El que hi ha és manca de voluntat política. I en democràcia no hi ha cap altre mecanisme millor que el de posar en mans dels ciutadans les decisions de
gran transcendència, com és aquesta. És la combinació d'aquestes dues grans carpetes i el progrés simultani en totes dues que determinarà la viabilitat i l'èxit d'una negociació. Una negociació que avui mateix no hi és, però se l'espera.


Les condicions de Junts no han canviat, són públiques i són les mateixes per a tothom. Veurem si algú està disposat a acceptar-les i a complir-les. No som aquí per recordar-li la història, señor Feijóo, som aquí per canviar-la. Visca
Catalunya lliure.


Gracias, presidenta.


Diputados, diputadas, presidente en funciones, candidato, hoy asistimos al primer discurso del debate de investidura del señor Feijóo. El primero lo oímos el domingo, pero quiero hacer un apunte: no era ni una cuarta parte de la
manifestación más concurrida del independentismo, pero su mensaje, eso sí, fue y ha sido hoy nítido. Básicamente: una y no cincuenta y una, y Puigdemont a prisión. Lo pueden decir con más o menos convicción, señor Feijóo, eso dependerá de si
tiene cerca a Aznar o a Ayuso, pero no se puede decir que ustedes no hablen claro. Nosotros también hablamos claro: no va a recibir ningún voto nuestro. Pero no son solo los votos lo que le falta a usted, señor Feijóo; lo que sobre todo le falta
a usted y a su partido, y, aún más a los socios que se ha buscado, que son de lo más impresentable, lo que sobre todo le falta es entender que la realidad es bastante más compleja y distinta de lo que ustedes escuchan en sus radios de cabecera o
leen en sus periódicos de referencia.


Empiezo por la cuestión más importante de todas. La mayoría de ustedes viene pregonando que el reconocimiento del derecho a la autodeterminación supondría la liquidación de España. Estos días lo hemos vuelto a oír con intensidad. Señor
Feijóo, usted comentó el domingo las Cortes y la Constitución de Cádiz para defender la españolidad de su posición y establecer un lazo con un momento modernizador que habría podido cambiar la historia de España, y se olvidó de contar que ese
intento acabó liquidado por el rey Fernando VII, confirmando lo que la historia ha demostrado desde Felipe V, que siempre hay un Borbón que agua la fiesta. Pero, lo que sobre todo se olvidó de contar es que el territorio español de la Constitución
de Cádiz no tiene nada que ver con el territorio español de la Constitución posfranquista que tenemos hoy. Sin embargo, España ni ha desaparecido ni se ha liquidado. Si para los constituyentes de Cádiz eran territorios españoles lugares como Perú,
Venezuela, Guatemala, la península de Yucatán o Cuba, hoy todos esos territorios pertenecen a Estados que se declararon independientes de España, dejaron de ser españoles, y España, señor Feijóo, siguió... Y para que tomen nota de ello todos los
apocalípticos de la independencia de Cataluña, si ninguno de esos Estados ha pedido el reingreso en España debe ser porque la independencia no es algo tan malo y porque puede haber vida inteligente fuera de España.


Existe la idea de que son las instituciones políticas y también las instituciones económicas de un territorio, y más concretamente la calidad y la proximidad de esas instituciones, lo que determina la prosperidad y también el bienestar de un
país. Las sociedades fracasan cuando no tienen instituciones que proporcionen las herramientas, la inversión y la innovación que generen un marco en el que la mayoría de sus ciudadanos y territorios puedan desarrollar sus capacidades y también su
talento, que puedan ser el resultado de su propio esfuerzo y de su propia voluntad. Si estas sociedades tienen élites extractivas que, aliadas con el poder institucional, se apropian de forma injusta de los recursos y de las riquezas que se
generan, el país acaba fracasando. En España hace ya muchos siglos que se impuso un sistema institucional de tipo extractivo en el que unas élites económicas, políticas, aristocráticas, judiciales y funcionariales exprimían a los territorios
periféricos, y muy particularmente a Cataluña, para mantener sus privilegios. Tocar este sistema, diputados y diputadas, promover el cambio de ese sistema es el auténtico tabú de la política española, que, bajo el concepto tramposo de la unidad de
España, acaba haciendo que la izquierda española sea el rehén y colaboradora de la derecha. Para nosotros, la independencia es una cuestión de supervivencia de nuestra nación: supervivencia cultural, lingüística, económica, también de bienestar y
justicia social, de modelo de sociedad forjado a través de generaciones, a pesar de las incomprensiones y las hostilidades de todos los regímenes políticos españoles desde 1714.


El domingo, usted, señor Feijóo, y su partido, un partido que ha gobernado y que querría volver a gobernar, se manifestó, junto con otros, contra un territorio que aún forma parte del país que usted quiere gobernar, igual que ya hicieron
contra el estatuto en aquella vergonzosa campaña de recogida de firmas.



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'Eche una firmita aquí contra Cataluña', ¿se acuerdan de eso? En ningún lugar de Europa se ha visto que un partido de Estado se manifieste en contra de una de las zonas más pobladas y que genera más riqueza, donde está el PIB industrial más
potente, donde el 16 % de la población genera más del 20 % de los ingresos tributarios de todo el Estado; donde se concentra el 25 % de las exportaciones de todo el Estado. Quizá a algunos debería hacerles reflexionar que la propuesta estructural
de los partidos españoles para incrementar el apoyo electoral sea siempre ir en contra de Cataluña, ir contra Cataluña. Porque querer perjudicar su economía, como hace el Gobierno español, por ejemplo, con el real decreto de medidas urgentes para
incentivar el cambio de sede social de las empresas catalanas, eso es un ataque indigno e indecente a todos y cada uno de los ciudadanos de Cataluña; un ataque que tiene consecuencias en nuestra competitividad, también en nuestros puestos de
trabajo y en la financiación de nuestro país. Ese modelo español que usted nos propone, señor Feijóo, no es el nuestro. Muchos no nos sentimos representados en él.


Ustedes viven aún en la cultura del 'a por ello' contra Cataluña. Para que no se confundan, ustedes no van en contra de los independentistas; van desde hace siglos en contra de Cataluña y de todo lo que representa nuestra nación. Y el
independentismo es una consecuencia de todo eso; es una defensa legítima que no vamos a dejar de ejercer. Hoy, como ya les he dicho, nuestro voto a esta investidura es no, siete noes que van a hacer imposible, a no ser que haya un 'tamayazo', que
usted sea hoy presidente del Gobierno del Reino. Mientras dependa de nosotros, los nostálgicos que vuelven a llenar portadas como Aznar, Ayuso, Felipe González o Guerra, no van a decidir el futuro de Cataluña. Por lo tanto, no es solo un no a
usted, señor Feijóo; es un no rotundo a Aznar; a Rajoy; a los felipes, González y VI; a Guerra y a todos los zombis de la Transición que salen de caza cada vez que creen que su patria corre peligro.


La anomalía democrática, señor Feijóo, es que usted haga alusión permanente a una persona que hoy no está en el hemiciclo y que no se le respete la inmunidad que todos los países de la Unión Europea, excepto el Reino de España, le respetan.
En cualquier caso, la singularidad del debate de investidura de hoy obliga a recordar, desde la perspectiva de Junts, algunas cosas. España se ve confrontada ahora mismo a uno de sus dilemas, que no siempre resuelve bien: o bien vive en el
bloqueo, cosa que podría cronificar la confrontación entre los dos bloques ideológicos españoles, o bien pacta.


Hay que recordar también que la aritmética actual, que no es un capricho de los dioses ni del azar, sino que es fruto de lo más sagrado en la democracia, que son los votos directos de los ciudadanos, esa aritmética se convierte en su peor
pesadilla, que Junts sea una fuerza decisiva e imprescindible en una hipotética investidura. Junts, como saben, no forma parte de ningún bloque político; ni formaba parte, ni forma parte, ni va a formar parte de ningún bloque político español,
haya o no haya investidura, y el hecho de no formar parte de ningún bloque español nos sitúa como fuerza acostumbrada a recibir reproches y desprecios de un lado y del otro, y sabemos que va a seguir siendo así. Sabemos que el marco político
español es binario: o eres rojo o eres azul, o eres de un bloque o eres del otro, un marco en que el disidente es tratado con menosprecio y acritud.


Por eso les decimos a unos y a otros que nos hemos endurecido frente a sus reproches y frente a su desprecio. Tenemos muy presente aquel refrán español que dice: 'Menea la cola el can, no por ti sino por el pan'. No pretendemos
cambiarles, pero sí queremos dejarles claro que tampoco nos van a cambiar a nosotros. Y, como recuerda el presidente Puigdemont, y cito literalmente: Que nadie llegue a la conclusión de que nos inspira el ánimo de venganza personal o partidista.
Si fuera por eso, no habríamos pactado ni la Mesa del Congreso.


Lo digo para que todos entiendan la distancia profunda que nos separa, porque la distancia entre nuestros proyectos nacionales respectivos también lo es, y para que se tome conciencia de la enorme dificultad de intentar encarrilar, partiendo
de esa distancia y en solo unas semanas, una negociación que se ha olvidado o que se ha considerado innecesaria durante seis años. Porque no estamos hablando -o, al menos, nosotros no hablamos- de un parche para sacar adelante la legislatura y
cerrar el paso a la derecha. Estamos hablando de que, si hay acuerdo, este debe ser un acuerdo histórico, un compromiso histórico como el que ningún régimen ni Gobierno español ha sido capaz de hacer realidad desde la caída de Barcelona el 11 de
septiembre de 1714 y el Decreto de Nueva Planta, que abolió las instituciones y las constituciones catalanas e inició la persecución de la lengua catalana.


Por eso, no sorprenderá a nadie que diga que hoy no existen las condiciones para llegar a ese gran acuerdo. Si hay interés en llegar, si hay voluntad real de afrontar un acuerdo de esta naturaleza, esas condiciones deberían crearse, aunque
de partida sean forzadas por la necesidad y no por la convicción. Y las condiciones para empezar a hablar de ese gran acuerdo también las expuso el presidente Puigdemont, y son las siguientes. La primera de las condiciones es identificar
adecuadamente los elementos del



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conflicto -hacer ver que no existen o ignorarlos no permite en ningún caso resolver el conflicto-; el reconocimiento y respeto a la legitimidad democrática del independentismo y del 1 de octubre; el abandono completo y efectivo de la vía
judicial contra el independentismo y contra los independentistas; la creación de un mecanismo de mediación y de verificación que aporte las garantías de cumplimiento y seguimiento de los acuerdos que los dos grandes partidos españoles no están en
condiciones de darnos; fijar como únicos límites los definidos por los acuerdos y tratados internacionales que hacen referencia a derechos humanos, individuales y colectivos, y a libertades fundamentales, tratados y acuerdos ratificados por España.
Por cierto, el diputado socialista, el diputado de Valladolid -ahora no lo veo-, si cree que invocando el espíritu del 155, que provocó unos daños gravísimos a toda Cataluña, se va a resolver el conflicto político, es que usted no ha entendido
absolutamente nada.


Durante la campaña repetimos que nuestro objetivo no era investir a presidentes españoles, que no era reformar España, y que nosotros no formábamos parte de ningún bloque español. Nuestro bloque era y es Cataluña. De hecho, dijimos que
nada volvería a ser igual aquí sí dependía de Junts per Catalunya, y todo el mundo es consciente de que desde Junts está en la ecuación nada aquí ha vuelto a ser igual. Ahora puede parecer una obviedad, pero hay muchas razones para votar que no al
Partido Popular. No es nuestra prioridad recordarlas cada día, pero hoy la ocasión lo exige. Un primer motivo es que el PP es un partido anticatalán. El PP se caracteriza por combatir todas las propuestas que en Cataluña generan un consenso
amplio, político y social: la lengua catalana, la inmersión lingüística, la cultura catalana, la voluntad de autogobierno y un larguísimo etcétera. Queremos la independencia porque no queremos seguir retrocediendo con España, lo que queremos es
avanzar con Cataluña. Otro motivo es porque el PP es un partido que ha querido como socio a la extrema derecha de VOX y esa es una línea roja aquí y en toda Europa. Otro motivo es porque el PP es un partido contrario a mejorar los derechos de las
personas. De forma sistemática y continuada han estado en contra de cualquier mejora relacionada con el reconocimiento de derechos efectivos a favor de los ciudadanos en una infinidad de ámbitos y supuestos. Pueden ustedes recuperar todos los
recursos que han presentado en contra de las leyes sociales que se han aprobado en el Parlamento de Cataluña. Otro motivo es porque el PP es un partido contrario a la economía productiva. La visión económica y social del PP no es la de un partido
liberal europeo, señor Feijóo; al contrario, es la visión de un partido estatalista que, pese a su discurso de hoy, se posiciona siempre al lado del Estado y del poder funcionarial antes que apostar por la pequeña y mediana empresa que configura en
Cataluña -y también en toda Europa- el tejido de la economía productiva. Para el PP la palabra empresa es solo sinónimo de palco del Bernabéu. Por tanto, en Cataluña el PP no es capaz de conectar con normalidad con el mundo empresarial.


Lo que les voy a leer ahora puede ayudarles a entender hasta qué punto llega la discrepancia con ustedes; y el diputado de Valladolid que esté atento. Esto forma parte de la conferencia del presidente Puigdemont del 5 de septiembre:
'Cataluña es un país rico, pero de ciudadanos con muchas necesidades y con unas instituciones sin recursos para atenderlas, con un déficit fiscal de más de 20 000 millones de euros al año. Una cosa tan básica para la vida de la gente, como son los
trenes, no funciona. Tenemos la tasa de inmigración más alta de toda la península, 16,2 %, más de 2 puntos por encima de la de Madrid, y no tenemos competencias ni recursos para gestionarla. No formamos a suficientes médicos ni podemos pagarles
cómo se merecen. Nuestro salario mínimo es injusto, teniendo en cuenta el coste de la vida. Los jóvenes no pueden acceder a viviendas -ya no de compra, sino tampoco de alquiler- a precios asequibles, para poder estudiar o emprender un proyecto de
vida. El Gobierno español no ejecuta nunca los presupuestos aprobados en Cataluña'. La lista es muy larga y no es ahora el momento de reiterarla. Solo lo menciono para constatar que todas estas carencias materiales no las ha resuelto el
autonomismo ni el constitucionalismo; es una evidencia, no una opinión.


Por tanto, que nadie se lleve a engaño, ni con esto ni tampoco con la amnistía se va a resolver el problema de fondo. No hay una receta autonómica para resolver los problemas de Cataluña. Lo determinante es el reconocimiento nacional de
Cataluña y, por tanto, de su derecho a la autodeterminación. El pueblo catalán tiene derecho a hacer realidad de manera democrática la decisión que tomó en el referéndum del 1 de octubre de 2017 de convertirse en un Estado independiente en forma de
república, y solo un referéndum acordado con el Estado español podría sustituir el mandato político del 1 de octubre, tal como hemos recalcado desde hace años. No existen impedimentos constitucionales para organizar y celebrar ese referéndum.
Basta con recordar el artículo 92 de la Constitución. Lo que hay es una falta de voluntad política y en democracia no hay otro mecanismo mejor que el de poner en manos de los ciudadanos las decisiones de gran transcendencia, como son estas. Es la
combinación de esas dos grandes carpetas y el



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progreso simultáneo en ambas lo que determinará la viabilidad y el éxito de una negociación; una negociación que hoy mismo no está, pero se espera. Las condiciones de Junts no han cambiado, son públicas y son las mismas para todos.
Veremos si alguien está dispuesto a aceptarlas y a cumplirlas.


No estamos aquí para recordarle la historia, señor Feijóo, estamos aquí para cambiarla. Viva Cataluña libre.


La señora PRESIDENTA: Moltes gràcies, señora Nogueras.


Señor candidato a la Presidencia del Gobierno, tiene la palabra.


El señor NÚÑEZ FEIJÓO (candidato a la Presidencia del Gobierno): Muchas gracias, señora presidenta.


Muchas gracias, señor Rufián. Muchas gracias, señora Nogueras. Quiero decirle, señor Rufián, que yo me alegro mucho de que siga usted por aquí, porque todavía era presidente Rajoy y usted ya se estaba yendo. (Risas). Pero he tenido
tiempo de conocerle y de poder debatir con usted, es toda una oportunidad. Me alegro porque, de hecho, yo quería hacerlo en campaña, pero el señor Sánchez no ha querido que tuviésemos un debate de todos los partidos. No, no podían ser todos, solo
podían ser tres o cuatro, no más. A ustedes no les dejaron debatir y a los señores de Junts tampoco, no, ustedes no podían entrar en ese debate. Y lo lamento porque me gustaría haber ido y poder haber debatido con usted, porque usted habla
bastante claro, igual que la señora Nogueras. Cada vez más vamos entendiendo, según va discurriendo la tarde, por qué el señor Sánchez no quiere hablar, porque, después de escucharlos, señor Rufián, señora Nogueras, está clarísimo. El señor
Sánchez no quiere hablar porque no quiere responder. De hecho, creo que todos los catalanes independentistas se han dado cuenta de que o miente Sánchez o mienten ustedes. ¿Quién es el que miente, señor Rufián, señora Nogueras? ¿Ustedes o Sánchez?
Lo vamos a descubrir en los próximos días, pero lo que es evidente es que este Diario de Sesiones acreditará que, o bien Esquerra, o bien Junts, o bien el señor Sánchez, han mentido a la Cámara. No hay otra posibilidad. (Aplausos). Ahora ya
entiendo, señor Rufián, señora Nogueras, por qué ustedes no pueden ir a los debates: porque les dan vergüenza los pactos que tienen con ustedes. Y ustedes, sin embargo, siguen agarrados al señor Sánchez. Ustedes sabrán.


Pocos políticos más distintos que usted y yo, señor Rufián, se me ocurren, por nuestras ideas, por su estilismo y, sobre todo, por su trayectoria. A mí desde luego no se me ocurriría nunca entrar al Parlamento con una impresora -he de
reconocer que no tengo tanta capacidad como usted- y me encuentro más cómodo entre presupuestos y leyes que entre los platós y Twitter. Usted ahí gana clarísimamente. De presupuestos y leyes no sé si sabe, pero de Twitter y de platós he de
reconocer, señor Rufián, que usted es un campeón. Sé que esto en la política actual es un déficit, pero yo soy como soy. Y hay algo más que nos diferencia. Yo llevo gestionando administraciones públicas treinta años; usted sienta cátedra de
resolver todos los problemas sin haber resuelto ni uno. (Aplausos). Usted sabe que yo me he presentado a cinco elecciones y la verdad es que las hemos ganado todas. Usted en su pueblo, donde le conocen bien, no deja de perder, señoría. ¿Cómo es
posible que en su pueblo no le voten? ¿Se imagina usted que yo viniera aquí a hablar como gallego después de perder todas las elecciones en Galicia? Eso se lo dejo a los candidatos del Partido Socialista, señoría. (Aplausos). Como usted pierde
todas las elecciones a las que se presenta en su ciudad, entiendo que empatice tanto con el señor Sánchez, y no entiendo que se lleve tan mal con la señora Díaz, porque en lo de dar lecciones a los que ganan usted y la señora Díaz se parecen mucho.


Señora Nogueras y señor Rufián, quisiera hacer un apunte que considero necesario y que haré cuantas veces sea oportuno, aunque les resulte una realidad incómoda. Señora Nogueras, no es justo que usted diga que el Partido Popular es un
partido antiCataluña. No es justo. Porque eso no es insultar al Partido Popular, es insultar a los catalanes. (Aplausos). Si el Partido Popular en estas elecciones del 23 de julio sacó más votos que Esquerra y que Junts, ¿por qué insulta usted a
los catalanes, señoría? (Aplausos). ¿Por qué? Lo siento, pero durante los meses o el tiempo que dure esta legislatura voy a seguir hablando de esto, señora Nogueras. Por eso, yo le propongo que no vuelva a decir usted que el Partido Popular es
un partido antiCataluña, porque no es verdad y porque además es una falta de respeto a los votantes. (Aplausos). Siento si les importuna que diga esto, pero la verdad es lo único que puede molestar, la mentira ¿qué más da?


Hecho este descargo, les voy a explicar brevemente, si les parece, por qué creo que debo agrupar las réplicas a la diputada de Junts y al diputado de Esquerra. El primero es un motivo de índole técnica y el segundo es un motivo mucho más
práctico. ¿Cuál es el motivo de índole técnica? Creo que sus grupos parlamentarios no están correctamente constituidos. Y ustedes, que son demócratas, ya lo saben; es que



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no cumplen un solo requisito. Claro, así después se consigue la Mesa del Congreso. Pero yo creo que ustedes no deberían entrar en este trapicheo, no lo necesitan. No necesitan trapichear con la constitución de los grupos que no cumplen
los requisitos, señora Nogueras. (El señor De Olano Vela: ¡Muy bien!). Creo que la historia de Convergencia i Unió no va por ahí o, al menos, no iba. Por tanto, ha sido el Partido Socialista el que una vez más ha retorcido el Reglamento para
obtener la Presidencia de la Mesa del Congreso y ha utilizado votos constitucionalistas catalanes -entiendo yo que de momento ustedes están con la Constitución (dirigiéndose a los escaños del Grupo Parlamentario Socialista)- para dar una
visibilidad, para dar recursos y una mayor financiación a los dos grupos. Usted sabe que no han ganado la constitución del grupo en las urnas y lo que no se gana en las urnas no se puede ganar en los despachos. (Aplausos). Señorías, ustedes han
venido a hablar aquí de sentimientos, y los sentimientos, como es natural, son muy difíciles de discutir o criticar. Yo entiendo lo que ustedes sienten, pero desde luego ustedes saben que lo que han hecho en la constitución de los grupos es una
gran cacicada y deberían ustedes renunciar a eso. Señor Rufián, señora Nogueras, renuncien ustedes a un grupo que no ha conseguido los resultados para ser tal. (Aplausos).


El segundo motivo, señorías, es uno práctico. En la práctica -y lamento decirlo- ustedes cada día se parecen más. Hace unos años que han decidido darse la mano y compartir objetivos. Sorprendente. Me dirán que se han enfrentado a sus
respectivos problemas personales de forma distinta, y es verdad; me dirán que son rivales electorales, y eso es verdad, y me dirán que incluso han roto en la Generalitat de Catalunya, y también es verdad. Pero ¿quizás sea esta una táctica? Yo
entiendo que Esquerra y Convergència i Unió eran en su día partidos con ideas, con objetivos y con estrategias distintas. Hoy no hay diferencia y me sorprende. He conocido a bastantes dirigentes de Convergència i Unió; he trabajado incluso con
ellos en la VI Legislatura 19962000. ¿Ya no queda nada de aquella Convergència i Unió? Es una pregunta, no una afirmación. La pregunta la tendrán que contestar ustedes. En la práctica, durante los últimos años sus discursos se han vuelto
intercambiables. ¡Quién ha visto y quién ve intercambiar un discurso entre Esquerra Republicana y Junts! Han compartido objetivos, a saber, la erosión de las instituciones del Estado que Converègncia i Unió siempre respetó -al menos durante buena
parte de su andadura- y la consecución de los pasos hacia un referéndum de autodeterminación y de independencia de Cataluña, los han compartido. No es una crítica, señorías, es una crónica. Por supuesto que un partido independentista aboga por la
independencia de su territorio, claro. ¡Qué suerte tienen ustedes de que en la Constitución española sea legal que un partido independentista se presente a las elecciones! Si ustedes fuesen ese partido en Portugal lo tendrían difícil; si lo fuesen
en Alemania también; si lo fuesen en Francia también. En España, no. ¡Qué buena es la Constitución española de 1978! (El señor Iñarritu García hace gestos negativos.-Aplausos.-Rumores).


Por supuesto, señorías, yo entiendo que ustedes piensan distinto que yo; habría que ver si ustedes aceptan que yo pueda pensar distinto que ustedes. Incluso entiendo que haya personas y partidos que quieren romper mi país, aunque esté en
las antípodas ideológicas y lo combata con todas mis fuerzas. Lo que no entiendo y no comparto es que para llegar a sus objetivos incumplan la ley, que pretendan que la justicia no opere con ustedes y que un presidente del Gobierno se apoye en
quienes quieren romper el país para gobernar, mercadeando con la justicia y el Estado de Derecho. Eso es lo que no acepto y no aceptaré nunca. Sus postulados son suyos, pero romper la ley no. ¿Y que tengan ustedes un diputado socialista que
quiere volver a ser presidente del Gobierno aceptando sus requisitos? ¿Habrá que felicitarles a ustedes y dar el pésame al conjunto de los españoles? (Aplausos).


Señorías, se reparten entre los tres -entre el Partido Socialista y los dos suyos- tres de las cuatro diputaciones catalanas, tienen pactos en más de cien ayuntamientos y a veces se unen uno con el otro para desbancar al tercero. ¿Y quién
gana siempre? El Partido Socialista. ¿Quién gobierna? ¿Quién tiene más pactos con Esquerra y con Junts? El Partido Socialista; más que los que tienen Esquerra y Junts. Hay que reconocer que inteligentes son. Sí, sí, hay que reconocerlo, ¿no?
Qué casualidad, ¿no? La pregunta es: ¿y esto por qué ocurre? Por un motivo sencillo: porque el Partido Socialista utiliza a Junts y a Esquerra para gobernar en los ayuntamientos catalanes, en las diputaciones catalanas y en el Gobierno de
España. ¿Importa que un president de la Generalitat llamase bestias taradas a los españoles? ¿Verdad que no, señores del Partido Socialista? ¿Importa que Trias haya dicho que el Partido Socialista está detrás del 23F? ¿Verdad que no, señores
socialistas? ¿Importa que Sánchez en su día votase el 155? ¿Verdad que no, señores independentistas? ¿Y que dijese que en Cataluña había habido claramente una rebelión? Subía el grado del Tribunal Supremo, una rebelión, no una sedición.
Estarían todos en la cárcel todavía si el jurista Sánchez hubiese tenido razón. Y que prometiese traer poco menos que a rastras al señor



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Puigdemont, ¿les importa a ustedes, señorías independentistas? ¿Les importa que Sánchez dijera que el señor Torra era el Le Pen de la política española? ¿Les importa, señores independentistas? A decir verdad, me da la sensación de que con
Sánchez nada importa demasiado. (Aplausos).


Señorías, yo les diré lo que a mí me importa como tercera fuerza política en Cataluña en estas últimas elecciones -y les agradezco a los catalanes que hayan apoyado mi candidatura-: lo que me importa son los catalanes. Esto es lo que a mí
me importa. Y esta matraca de que vamos bien... ¿En qué? Vamos a hablar de los catalanes, ¿les parece a ustedes? ¿Está la economía catalana mejor ahora que antes? No. (Varias señoras y señores diputados: ¡No!). Entre el año 2013 y el año
2017 el PIB de Cataluña y de Madrid era similar, aproximadamente, 220 000 millones de euros. El procés puso un punto de inflexión y desde entonces Cataluña ha pasado de ser el primer motor económico de España a crecer por debajo de la media
nacional, 5 puntos menos en PIB desde 2017 -5 puntos menos- y la Comunidad de Madrid ha tomado el relevo. En 2016 Cataluña recibía el 30 % de la inversión extranjera en España, 8000 millones de euros, siendo la segunda comunidad que más atraía. Y
en 2017 la inversión extranjera en Cataluña cayó el 58 %, pasando de 8300 millones a 3400. Esto es lo que importa a los catalanes. Esta desconfianza en Cataluña no se ha recuperado desde entonces. La inversión extranjera sigue hoy un 53 % por
debajo de la del año 2016. En 2022 Cataluña solo recibió el 10 % de la inversión extranjera en España y Madrid un 50 %. De hecho, en 2022 el País Vasco recibió más inversión extranjera que Cataluña. Y antes de que saquen el argumento del dumping
fiscal, les diré que se trata de que la estabilidad, la credibilidad y las certezas siempre son valores atractivos. Un ejemplo: con la llegada del Partido Popular y del presidente Juanma Moreno a Andalucía se triplicaron las inversiones
extranjeras.


¿Por qué no hablamos de impuestos? ¿Qué impuestos pagan los ciudadanos de Cataluña? Cataluña tiene en 2023 un total de quince impuestos propios, el triple -el triple- de la media del resto de comunidades autónomas: impuesto sobre grandes
establecimientos comerciales, impuesto sobre las estancias en establecimientos turísticos, impuesto sobre las viviendas vacías, impuestos sobre los activos no productivos de las personas jurídicas... Si me permiten la broma, en la lógica de la
izquierda, no hay nadie tan patriota en España como los catalanes, no lo hay. Esto es lo que interesa a los ciudadanos de Cataluña, señor Rufián, señora Nogueras; seguro que también las cuestiones identitarias, pero esto les interesa mucho.


Hablemos de financiación. Es la segunda comunidad que más recursos recibe a través de financiación autonómica en términos homogéneos, fuente: Ministerio de Hacienda. Si me permiten, contaré una vivencia personal. Año 2010, presidente
Zapatero, Gobierno tripartito en la Generalitat, president Montilla, vicepresidente Rovira y Joan Saura de Iniciativa per Catalunya. Sistema de financiación: O lo quieres o lo dejas. Yo estaba en la antesala de la ministra Salgado y el señor
Rovira estaba en la anterior. El titular a cuatro columnas de un periódico nacional al día siguiente fue: Esquerra consigue 1000 millones más. Es el sistema de financiación que ustedes han votado, el Partido Socialista de Cataluña, Esquerra
Republicana de Catalunya e Iniciativa per Catalunya. ¿Ustedes creen que negociaron mal? ¿Ustedes creen que el señor Rovira era un antipatriota? ¿Ustedes creen, señoría, que el señor Montilla se entregó al Partido Socialista Obrero Español? Eso
puede ser. Pero yo era presidente de la Comunidad Autónoma de Galicia y esto era lo que había para todos los presidentes; no se crean que para mí solo, también para el presidente de la Junta de Andalucía y el presidente de las Castillas, para
todos. ¿Por qué? Porque ustedes bilateralmente pactaron un sistema de financiación que es el que está en vigor, que es el que está en vigor. Y no lo podrán negar porque saben perfectamente que estoy diciendo exactamente lo que ocurrió.


Pero, si son los que más impuestos propios tienen y cuentan con un razonable sistema de financiación pactado por ustedes, cuando revisamos la deuda pública, ¿qué ha pasado? ¿Por qué tienen ustedes 85 456 millones de euros de deuda pública?
Tienen la deuda per cápita más alta y Cataluña es la comunidad autónoma más endeudada. Cada catalán debe 10 800 millones de euros, el doble de lo que debe un madrileño o 2,5 veces más de lo que debe un andaluz. (Rumores). En términos de deudaPIB,
Cataluña tiene el 33 % de deuda, es la segunda comunidad -insisto- más endeudada después de Valencia. ¿Ustedes no creen que a los catalanes les interesa esto? Estoy convencido de que sí. Las dificultades de Cataluña para financiarse han hecho que
el 84 % de la deuda la tenga que asumir el Tesoro público. ¿Recuerdan ustedes los bonos del señor Montilla al 6 % de tipo de interés porque no era capaz de colocarla en ningún sistema bancario?


Señorías, yo creo que a los catalanes les preocupa esto, igual que la sanidad. ¿Ustedes saben que han bajado en el ranking de satisfacción sanitaria en la Generalitat de Catalunya? ¿Ustedes saben que en el año 2018 los catalanes soportaban
una lista de espera para operarse de 132 días? Es la segunda



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comunidad con los peores datos de España. ¿Y ustedes saben que en 2018 Cataluña contaba con cuatro hospitales entre los veinte mejores, según el Monitor Empresarial de Reputación Corporativa, y que en 2022 habían bajado? ¿Por qué no
hablamos de la integración social? ¿Qué tal va Cataluña en renta? ¿Qué tal va Cataluña en integración social? La situación de Cataluña hoy es peor que en 2015 y en 2008. El porcentaje de hogares cuyos ingresos están bajo el umbral de la pobreza
y en los que se padece una privación material severa ha subido; la tasa de integración plena de Cataluña está al 9,1 %, por debajo de España, cuando en 2018 era prácticamente similar y la situación mayoritaria en Cataluña es de una integración
precaria, cuando en España sigue siendo mayoritaria la integración plena. En 2018, en Cataluña tuvieron unos niveles de exclusión moderada y severa menores que en España y en 2021 los tienen mayores. Proporcionalmente, las situaciones de exclusión
social en Cataluña han aumentado más que la media de España. Si comparamos los hogares, la fotografía es muy parecida: en 2018 había menos porcentaje de hogares excluidos que la media de España y hoy hay más. La media de España fue del 13,9 % y
la media de Cataluña del 24,9 %. En vivienda y en transportes -si les parece, no seguimos-, según la Conselleria d'Interior de la Generalitat, las denuncias por ocupaciones ilegales en Cataluña han aumentado un 82 % en los últimos seis años; la
cifra del año pasado es el 42 % del total de España. Después me dirán que no es verdad, pero estos son los datos de la Conselleria d'Interior de la Generalitat. Según los datos de ADIF, relativos a la red de Rodalies de Cataluña 2022, es el
segundo año con más incidencias de la década. Creo que de esto es de lo que, al menos yo, les propongo hablar porque nos podríamos poner de acuerdo en muchas cosas. En Cataluña estamos perdiendo posiciones en atractivo turístico, no hemos
revertido la fuga de empresas, la universidad catalana está perdiendo alumnos en relación con el resto de España y su acción exterior solo sirve para tener una imagen de marca, en mi opinión, cada vez peor. Entonces, si la economía, la situación
social, la vivienda y los servicios públicos están hoy peor que en 2017, ¿que está mejor? Lo único que está mejor es la relación con Esquerra y el PSOE. Eso es verdad. Eso he de reconocerlo. Señorías, yo no soy nadie para dar lecciones a otro
partido sobre cómo debe gestionarse, pero, desde luego, si militase en un partido que ha bajado el 47 % de apoyo electoral, como le ha pasado a Esquerra, como dicen ustedes, me lo haría mirar; un 47 %. (Aplausos).


Señora Nogueras, le decía que yo tampoco soy nadie para dar lecciones a su partido, pero he sido colega de presidentes de la Generalitat, desde Artur Mas hasta el actual y las comparaciones son odiosas. Como he trabajado con gente de
Convergència i Unió durante varios años, recuerdo que en el año 2010 Convergència i Unió obtuvo el 38,4 % de los votos, 62 escaños y en 2021, Junts, con la señora Borràs, bajó al 20 %, 32 escaños. En 2009, en Galicia, el Partido Popular obtuvo el
46,6 % de los votos y en 2020, el 47,9 %. Creo que ustedes no lo han hecho muy bien.


Somos nacionalidades históricas, tenemos lengua propia, y espero que no les moleste que compare Galicia con Cataluña, pero la principal conclusión que saco es que los ciudadanos suelen premiar a los políticos que creen en solucionar
problemas y castigar a los que los crean. (Aplausos). Los ciudadanos suelen premiar a los partidos que sienten, defienden sus intereses y trabajan por ellos y castigar a los que creen que solo trabajan por sus intereses políticos, partidarios e
incluso personales. Los ciudadanos suelen premiar la política útil y a los políticos útiles. Ustedes ganaban cuando hacían política útil. Creo que si Junts quisiera volver a ser un partido útil y de Gobierno debería poner encima de la mesa los
problemas reales de la Cataluña real y dejar de intentar ser más útiles a los intereses del PSC y de Esquerra. Eso creo yo, pero esa es una decisión suya, evidentemente. Lo que está claro, y hoy lo hemos visto una vez más, es por qué el señor
Sánchez no quiso hablar.


Señor Rufián, no confunda usted una manifestación con un mitin, son cosas distintas. Ha dicho usted que nosotros salimos en manifestación; nosotros hemos hecho un mitin en la calle y podía haber venido usted porque no pedimos el DNI para
entrar. (Risas.-Aplausos). Eso se lo piden en el PSOE, aquí no. Hemos hecho un mitin, una concentración del Partido Popular en la calle y no hemos hecho una manifestación, al menos de momento.


Ustedes querían hablar con nosotros antes de las elecciones, ¿qué pasó después? ¿Ya no quieren hablar con nosotros? (El señor Rufián Romero hace gestos negativos). Sí, sí, señor Rufián. ¿Usted no lo sabe? ¿Usted tampoco? Muy bien, no
diré quién pues. (Risas). Nosotros tampoco estamos muy preocupados por eso -ya sé que el PSOE no les deja hablar-, lo que es curioso es que vayan ustedes de independentistas y, al final, no puedan hablar con el Partido Popular porque el PSOE no
les deja hablar. (Aplausos). Es una cosa sorprendente, ¿no?


Señor Rufián, usted nunca decepciona. Usted pregunta desde la tribuna qué es una amnistía y le responderé con dos fuentes autorizadas. Primera fuente: Es aquello que no cabe en la Constitución. El



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presidente del Gobierno dixit. Segunda fuente: Es aquello que destroza y anula el Poder Judicial. La vicepresidenta primera del Gobierno dixit. (Una señora diputada del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso: ¡Olé! ¡Toma ya!). ¿Le
parecen a usted pocas las respuestas? (Aplausos).


Señoría, no hay ningún problema ni ningún conflicto de los pueblos que conformamos España con Cataluña, hay un conflicto de una parte de la población catalana con otra parte de la población catalana. (La señora Vallugera Balañà hace gestos
negativos). Sí, sí. (Aplausos). Los que no votan independentismo no tienen ningún conflicto con el resto de los españoles, los que votan independentismo parece ser que sí. Ustedes tienen un conflicto con el resto de los catalanes, no con el
resto de los españoles y nunca van a conseguir una sola palabra en contra de Cataluña de este portavoz, ni una.


¿Ustedes se creen que representan a Cataluña y que el resto de diputados y diputadas no representamos a Cataluña? (Varias señoras y señores diputados del Grupo Parlamentario Republicano hacen gestos negativos). Menos mal, porque eso sería
peligrosísimo. ¿Cómo es posible que el Partido Popular le haya ganado a Esquerra? ¿Ustedes se lo han preguntado? Me lo preguntaría todos los días.


El señor Rufián ha dicho que la amnistía es el primer paso para otro 1 de octubre. Señor Sánchez, lo ha dicho el señor Rufián, yo no. ¿Y qué va a hacer usted? ¿Nos miente el señor Rufián o nos miente usted? Porque, si no, no hay
investidura, señor Sánchez. Ya sé que a mí el señor Rufián no me va a votar, ya me lo ha dicho. Es más, yo no le voy a tener en cuenta todo lo que yo tengo que hacer para que usted me vote. ¿Cómo voy a consentir yo que usted sea un tránsfuga,
señor Rufián? (Risas.-Aplausos). En ningún caso, en ningún caso, señoría. He visto que los diputados del PSOE no han estado atentos a lo que usted me ha propuesto, pero usted me ha propuesto que si decía que sí a una relación de asuntos, algunos
del siglo XX, podría usted romper la disciplina de voto y votar mi investidura, y entonces solo quedaban tres. (La señora ministra de Hacienda y Función Pública en funciones, Montero Cuadrado, pronuncia palabras que no se perciben). Sí, señora
Montero. Si Hacienda no se entera, qué le voy a hacer, pero esto es lo que hay. (Aplausos).


Señor Sánchez, después de escuchar al señor Rufián, ¿amnistía sí o no? ¿Referéndum sí o no? ¿Volver a declarar la independencia de Cataluña sí o no? El señor Rufián lo ha dicho claramente y la señora Nogueras con una claridad que
francamente es indiscutible. Señora Nogueras, la hemos entendido. A pesar de no conocer la lengua suya con exactitud, la he entendido muy bien. Dice usted que la realidad es muy compleja y es verdad. Fíjense ustedes si son complejos que, cuando
pienso en Convergència i Unió y en ustedes, no entiendo nada. (Risas.-Aplausos). No entiendo nada. Usted ha dicho que está en contra de todas las personas de la Transición, y empezó a enumerarlas: González, Guerra, Rajoy y Aznar. ¿Usted mete
dentro de estas al señor Roca? ¿Usted está en contra del señor Roca? ¿Usted también está en contra del señor Molins? Les he conocido y con el señor Molins he trabajado bastante. ¿Usted está en contra el señor Roca y del señor Molins, señoría?
¿A que no? Por tanto, está en contra de la Transición, salvo si son catalanes; en eso está a favor. ¿Usted está en contra del señor Jordi Solé Tura también? Hombre, yo creo que usted no debería estar en contra de usted misma (risas), pero, si
usted está en contra de su propio partido, es evidente que la realidad es muy compleja, señora Nogueras. (Risas.-Aplausos).


Usted me ha dicho, señora Nogueras, que la amnistía es una cuestión de supervivencia lingüística y económica. Lo ha dicho. (La señora Nogueras i Camero hace gestos negativos). ¿No la he traducido bien? Perdone usted. Creo que lo ha
dicho, no pasa nada. Le vuelvo a insistir en que usted debería retirar que el Partido Popular es un partido anticatalanista. Se lo ruego, porque creo que es la única forma de respetar al conjunto de los ciudadanos de Cataluña, que entiendo que
usted quiere respetar. ¿Por qué tenemos que trocear, dividir, enfrentar, tensionar y empobrecer a la sociedad catalana? ¿No cree usted que hay fórmulas para no trocear, sino para unir, para no dividir, sino para sumar, para no enfrentar, sino para
juntar y para no tensionar, sino destensionar? ¿No cree usted que hay fórmulas para esto? Convergència i Unió ha sido el partido que más veces votó sí a los presupuestos generales del Estado. ¿Qué pasa, que todos sus antecesores estaban en contra
de Cataluña? ¿A que no? Señoría, ¿de verdad que han cambiado tanto en tan poco tiempo?


Los acuerdos, incluidos los históricos, tienen que ser legales, porque, si no, no son acuerdos. Para ser legal hay que atenerse a las leyes y, si no nos gustan, tendremos que votar para ver si se cambian. Desde luego, los acuerdos ilegales
no son acuerdos y tenga usted cuidado con hacer acuerdos ilegales porque al final descubrirá que la han engañado. (Aplausos).


Señor Rufián y señora Nogueras, les agradezco mucho este debate enriquecedor y les sugiero que hablemos en serio porque Cataluña es una tierra que merece que nos la tomemos en serio.



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Nada más y muchas gracias. (Aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, puestos en pie).


La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Feijóo.


Por el Grupo Parlamentario Republicano, tiene la palabra por un tiempo de diez minutos el señor Rufián.


El señor RUFIÁN ROMERO: Señor Feijóo, ¿cuántas veces ha dicho hoy aquí que ha ganado las elecciones? ¿Cuántas veces lo ha dicho ya? (Risas.-Rumores.-Una señora diputada: ¡Habla en catalán!). Y no voy a entrar en la, para mí, falta de
respeto de, en un debate en el que usted ha replicado de forma individual, juntar la réplica de dos grupos parlamentarios. (Rumores). Es como si yo les juntara con VOX y empezara aquí a hablar del señor Abascal y del señor Feijóo, a decirle a
Abascal que Leonor tiene más mili aún que él y a decirle a usted que su estilismo era mucho peor que el mío hoy cuando tenía un pegote de crema en un yate con un narco, pero no lo voy a hacer. (El señor De Olano Vela pronuncia palabras que no se
perciben). Le voy a intentar respetar mucho más de lo que usted nos ha respetado hoy aquí.


Primero, datos. Y repito, tiene usted mucha suerte de que hoy no esté aquí Silvia Intxaurrondo. A usted, que se ha metido conmigo porque nos presentamos a la alcaldía de Santa Coloma contra un partido que gobierna desde hace más de treinta
años con mayoría absoluta, le tengo que decir que sus datos están mal. Nosotros pasamos de ser el último partido a ser el principal partido de la oposición. De últimos a segundos. De hecho, ustedes tienen menos diputados que nosotros. De hecho,
ustedes tienen tantos diputados y alcaldes en Cataluña como cabe gente en una furgoneta. Así que, no nos dé tantas lecciones de representatividad electoral, por lo menos en nuestro país.


Usted ha presumido de gestión en Galicia, cuando usted triplicó la deuda en Galicia, 7400 millones de euros, y cuando se tuvieron que rescatar las cajas gallegas por la nefasta gestión que usted hizo. (Rumores). De hecho, cuando usted
marchó después de matar políticamente de forma miserable al señor Casado, la diferencia entre las cotizaciones y las pensiones en Galicia que usted dejó es del 73 %. Así que hoy aquí a usted yo no le admito ni una sola lección de gestión.


Es más, ha mentido para con Cataluña. Cataluña en muchas ocasiones con un Estado en contra -sí, repito, con un Estado en contra- tiene el 20 % de las empresas de todo el Estado siendo un desastre, un páramo como dice usted, y Madrid el 16
%. Cataluña realiza el 30 % de las exportaciones y en Cataluña hay un 8 % de paro respecto al 12 aproximadamente que hay en el Estado. Así que deje de hacer el 'cuñao' y deje de decir que Cataluña va muy mal simplemente porque se vota a partidos
independentistas.


Usted presume aquí de constitucionalista. No voy a entrar en el argumento facilón -que es real- de que usted se acuerda de la Constitución para reprimir y no para reconocer derechos ni en que tan inconstitucional es un desahucio o robar,
que quizás le suena, sobre todo por la Gürtel, por algunas decisiones que se han tomado en otras comunidades autónomas, pero es que me parece vergonzoso que ustedes aquí de forma abierta pongan en duda una decisión de la Mesa del Congreso y del
Senado. Se lo digo yo como portavoz de un partido independentista. Es vergonzoso que un partido de Estado -lo dicen ustedes- ponga en duda una decisión de la Mesa. (Rumores).


Usted, señor Feijóo, mete aquí mucha caña a Junts. Señor Feijóo, estoy convencido de que, si Junts hoy aquí le llega a hacer presidente, sale usted con una barretina (risas); estoy absolutamente convencido. Lo único que le tengo que decir
es que intente respetarse un poco más. Muchas y muchos de los que estamos hoy aquí sabemos perfectamente que lo que está sucediendo hoy aquí es un epílogo de su vida política. Le voy a decir algo que le dije al señor Casado bastante antes de que
le echaran. Tenga usted cuidado porque a usted le marca la agenda la señora Ayuso. (Risas). Se rieron igual, ¿eh? Igual. (Risas y aplausos). Tenga usted cuidado porque le marca la agenda la señora Ayuso y tenga usted cuidado porque es bastante
probable, al menos posible, que veamos a la señora Ayuso dándole a usted el mismo jarabe que le dio usted a Cayetana Álvarez de Toledo. (Un señor diputado: ¡Qué personaje!). Eso le dije al señor Casado. Y a usted hoy aquí le digo que le marca la
agenda la señora Ayuso y que tenga usted cuidado, porque es bastante probable, al menos posible, que veamos a la señora Ayuso dándole el mismo jarabe que ustedes le han dado al señor Casado. Y ahora seguramente le aplaudan, pero yo aquí he visto
aplaudir con las orejas al señor Casado (rumores), con las orejas, y cuando le echaron se fue con tres personas, cuatro quizás, exactamente los mismos que le faltan a usted para ser presidente.


Muchas gracias. (Aplausos.-Rumores).



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La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Rufián.


¡Silencio! Por el Grupo Parlamentario Junts per Catalunya, tiene la palabra la señora Nogueras.


La señora NOGUERAS I CAMERO: Gràcies, presidenta.


Señor Feijóo, vostès van recollir firmes en contra de Catalunya i encara no han demanat perdó. Si això no és ser anticatalà, ja m'explicarà. Vostès van pressionar empreses i empresaris amb l'ajuda del rei perquè canviessin les seus. Antes
alemana que catalana. I si això no és ser anticatalà, ja m'explicarà.


Señor Feijóo, miri, l'hi explicaré de manera molt senzilla. Jo vull que Nacho Martín Blanco pugui votar que no. I Nacho Martín Blanco no vol que jo voti. Aquesta és la diferència entre vosts i nosaltres. No ens doni lliçons de
democràcia. I tampoc ens doni lliçons de dades. Constitució de Portugal, article 7, punt 3: Portugal reconeix el dret a l'autodeterminació dels pobles i a la independència. I a l'Assemblea corsa hi ha també partits independentistes. I per cert,
on ha estat vostè tots aquests anys? Ja sap que CiU s'ha dissolt?


Miri, els observem avui i constatem que no ens sentim part. Els escoltem i tenim clar que nosaltres no som d'aquest país. El president Puigdemont és el 130 president de la Generalitat de Catalunya, i Catalunya no neix amb la Constitució
del règim del 78. El president no és el primer que ha patit exili. I no van ser les urnes, per tant, no van ser els ciutadans que els van apartar. Perquè vostès sempre tenen el comodí de la cúpula judicial.


Veig que amb dades i amb números va vostè una mica perdut. Voldria donar-n'hi algunes. Acabem de conèixer la xifra del deute històric acumulat d'Espanya amb Catalunya: 456 000 milions d'euros. La dada surt d'una comissió d'experts
impulsada al Parlament de Catalunya a petició de Junts el 2021. És un deute que s'ha anat acumulant al llarg de trenta anys de governs socialistes i del Partit Popular. Perquè als catalans, independentistes o no, ens han deixat de pagar 51 000
milions en infraestructures, 375 000 milions en partides socials, i 30 000 milions en pensions. I això, señor Feijóo, va en contra de Catalunya. De fet, en el temps que vostè ens ha contestat 1 250 000 euros pagats amb els impostos de tots els
catalans, independentistes i no independentistes, han volat a Madrid i ja no tornaran. No és dumping, señor Feijóo, és espoli fiscal. Més de 20 000 milions d'euros l'any.


Nosaltres estem molt lluny del seu projecte de país. Catalunya, señor Feijóo, malgrat tots vostès, és líder en exportacions a l'estranger, bat rècords d'inversió estrangera. És de les regions d'Europa amb més projectes vinculats al sector
de l'automoció, malgrat no s'ha acabat el Corredor Mediterrani després de 26 anys. Catalunya és el major hub químic del sud d'Europa. És també líder en assaigs químics. El nostre model, en definitiva, señor Feijóo, no és ni s'assembla al seu. De
fet, l'Espanya que defensa vostè queda molt ben reflectida en algun dels titulars que van sortir a la premsa internacional l'1 d'octubre del 2017. Li recordaré algun d'ells. A França llegíem: 'Catalunya, el cop de força'. A Alemanya: 'La
policia ataca brutament Catalunya'. A Itàlia: 'La policia contra els votants'. A Estats Units: 'Els catalans voten sí, Espanya diu no'. I a Escòcia: 'El dia de la vergonya d'Espanya'.


Catalunya no és Espanya, señor Feijóo, però sí que marca l'agenda d'Espanya. De fet, ha parlat tant de Catalunya i del president Puigdemont que si els traiem del seu discurs vostè es queda sense discurs. I no només es queda sense discurs,
es queda sense presidència. Visca Catalunya lliure. Moltes gràcies.


Gracias, presidenta.


Señor Feijóo, ustedes recogieron firmas en contra de Cataluña y todavía no han pedido perdón. Si esto no es ser anticatalán, ya me contará. Ustedes presionaron a empresas y a empresarios con la ayuda del Rey para que cambiaran las sedes,
antes alemana que catalana. Y si esto no es ser anticatalán, ya me contará.


Señor Feijóo, mire usted, le voy a explicar algo de una manera muy simple. Yo quiero que Nacho Martín Blanco pueda votar que no, y Nacho Martín Blanco no quiere que yo vote. Esta es la diferencia entre ustedes y nosotros. No nos dé
lecciones de democracia y tampoco nos dé lecciones de datos. Constitución de Portugal, artículo 7.3: Portugal reconoce el derecho a la autodeterminación de los pueblos y a la independencia. Y en la asamblea de Córcega también hay partidos
independentistas. Por cierto, ¿dónde ha estado usted todos estos años? ¿Sabe usted que CiU se ha disuelto? Mire, les observamos hoy y constatamos que no nos formamos parte y les escuchamos y tenemos claro que nosotros no somos de este país. El
presidente Puigdemont es el presidente número 130 de Cataluña y Cataluña no nace con la Constitución del régimen del 78, el presidente no es el primero que ha sufrido el exilio, y no fueron las urnas y no fueron los ciudadanos los que los apartaron,
porque ustedes siempre tienen el comodín de la cúpula judicial.



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Veo que en cifras y números va usted un poco perdido. Acabamos de reconocer la cifra de la deuda histórica acumulada de España con Cataluña, 456 000 millones de euros, dato que sale de una comisión de expertos impulsada por el Parlamento de
Cataluña. Es una deuda que se ha ido acumulando a lo largo de treinta años de gobiernos socialistas y del Partido Popular, porque a los catalanes, independentistas o no, nos han dejado de pagar 51 000 millones en infraestructuras, 375 000 millones
en partidas sociales y 30 000 millones en pensiones. Y esto, señor Feijóo, va en contra de Cataluña. De hecho, en el tiempo que usted nos ha contestado, 1 250 000 euros pagados con los impuestos de todos los catalanes, independentistas o no
independentistas, han volado a Madrid y ya no volverán. No es dumping, señor Feijóo, es expolio fiscal, más de 20 000 millones de euros al año.


Nosotros estamos muy lejos de su proyecto de país. Cataluña, señor Feijóo, a pesar de todos ustedes, es líder en exportaciones al extranjero, bate récords de inversión extranjera, es de las regiones de Europa con más proyectos vinculados
con el sector de la automoción, a pesar de que no se ha terminado el corredor mediterráneo después de veintiséis años, es el mayor hub químico del sur de Europa y Cataluña es líder en ensayos químicos. Nuestro modelo, señor Feijóo, por
consiguiente, no es ni se parece al suyo.


La España que usted defiende se ve muy bien reflejada en algunos de los titulares de la prensa internacional del 1 de octubre de 2017, y le voy a recordar algunos de ellos. En Francia leíamos: Cataluña, el golpe de fuerza. Alemania: La
Policía ataca brutalmente a Cataluña. Italia: La Policía contra los votantes. Estados Unidos: Los catalanes votan sí, España dice no. Y Escocia: El día de la vergüenza en España.


Cataluña no es España, señor Feijóo, pero sí marca la agenda de España. De hecho, ha hablado tanto de Cataluña y del presidente Puigdemont que, si lo sacamos de su discurso, usted se queda sin discurso y no solo se queda sin discurso, se
queda sin presidencia. ¡Viva Cataluña libre!


Muchas Gracias.


La señora PRESIDENTA: Moltes gràcies, señora Nogueras.


Señor candidato a la Presidencia del Gobierno, tiene la palabra cuando quiera.


El señor NÚÑEZ FEIJÓO (candidato a la Presidencia del Gobierno): Muchas gracias, señora presidenta.


Señor Rufián, le agradezco mucho que haga usted el cómputo de los concejales que usted ha subido, porque no está mal subir dos concejales e incluso no está mal ser la segunda fuerza política. ¿Verdad que es importante esto de subir y de
ganar? ¿Verdad que sí, señor Rufián? Imagínese que usted hubiese ganado como alcalde de su ciudad. ¡¿Quién le aguantaría, señor Rufián?! (Aplausos.-El señor Rufián Romero pronuncia palabras que no se perciben).


Me dice usted que he dicho varias veces esta tarde que he ganado. ¡Es que si no no estaría aquí! Y usted, que no ha ganado, ha vuelto a perder, sube dos concejales y yo me lo he apuntado, ¿eh? ¡Muy bien! He visto también que a usted, a
pesar de ser independentista, le interesan otros lugares de España. Me parece bien. Ahora bien, debería estudiar un poco más, porque esto de coger apuntes incompletos... -igual se los pasa el Gobierno-, y debería saber usted que la deuda en la
comunidad autónoma gallega es la que menos se ha incrementado desde el año 2009 hasta el año 2022 de toda España. (Aplausos). Es una pena, señoría, que usted no lo sepa. Lamentablemente, no puedo decir lo mismo de la gestión del independentismo
en Cataluña en relación con el endeudamiento masivo al pueblo catalán, sobre todo Esquerra. No son ustedes un ejemplo de manual de gestión de las cosas públicas, no lo son.


Y además usted se ha atrevido a hablar aquí de las cajas gallegas como si supiese algo de esto. (Rumores). Usted habla de las cajas gallegas con una tranquilidad pasmosa. Usted sabe que yo soy presidente de Galicia desde el año 2009. La
fusión de las cajas se hace en el año 2010 con Rodríguez Zapatero. ¿También soy responsable de eso? ¿Soy responsable durante el tiempo que estaba en la oposición de los millones y millones de euros defraudados con las preferentes gracias al
Partido Socialista Obrero Español? (Aplausos). ¿También, señoría? El Banco de España mirando para otro lado, colocando preferentes a los depositarios de una cartilla de ahorro, donde les ponían valores como si fuese un depósito, engañándoles.
¡Mirando para otro lado el Banco de España del Partido Socialista! ¿Y viene usted a hablarme a mí de las cajas de ahorros y de las preferentes?-Señor Rufián, un poco de respeto por la historia, que también a los catalanes les timaron con las
preferentes. (Aplausos.-El señor Rufián Romero hace gestos negativos). También, sus socios.


Me dice que no soy demócrata porque pongo en cuestión un acuerdo de la Mesa, pero usted sabe igual que yo que usted no cumple los requisitos para ser grupo parlamentario, no los cumple. Yo no soy el culpable de que usted no los cumpla.
Usted dice que cómo pongo yo en cuestión un acuerdo de la Mesa,



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¿pero usted no lo ponía en cuestión cuando la señora Batet se negaba a modificar el Reglamento de la Cámara para hablar en catalán, en euskera y en gallego durante toda la legislatura porque el Partido Socialista no necesitaba sus votos para
ello? (Aplausos.-Una señora diputada: ¡Ole!). ¿Acaso ya no se acuerda, señor Rufián? ¿Usted estaba conforme con el acuerdo de la Mesa? ¿Y usted estaba conforme con el acuerdo de la Mesa cuando la Mesa, con la señora Batet -por tanto, Partido
Socialista-, se negó a calificar el proyecto de ley de Junts y de Esquerra pidiendo la amnistía por considerarlo ilegal? (Rumores). ¿Es que no se acuerda usted de esto? Si solamente hace semanas de esto, señor Rufián, y ahora viene usted a hablar
de la Mesa. Señor Rufián, hombre, debería ser usted un poco más revolucionario (risas), para no venir a hablarnos aquí de los acuerdos de la Mesa, que usted sabe que no son acuerdos, son necesidades de la Mesa. (Aplausos.-Risas.-Una señora
diputada: ¡Muy bien!).


Señoría, es usted uno de los autores intelectuales de la famosa ley de vivienda, y eso pasará a la historia, desde luego. Bildu y Esquerra Republicana de Catalunya hacen una ley de vivienda en contra de las comunidades autónomas, menos mal
que son independentistas, y resulta que cuando esa ley de vivienda la tienen que aplicar los que saben de vivienda, que son los presidentes y las comunidades autónomas, Esquerra hace el paripé y la impugna en el Parlament de Catalunya. (Risas).
Aquí la aprueba y en el Parlament de Catalunya la impugna. Señor Rufián, la verdad es que lleva usted un récord fantástico de coherencia legislativa. (Risas). ¿Entonces, qué ocurre? ¿Que el Partido Nacionalista Vasco recurre la ley de vivienda
con una consejera del Partido Socialista de vivienda en el Gobierno vasco (risas), coherencia pura, y el autor de la ley de vivienda, Esquerra Republicana, impugna la ley de vivienda en el Parlament de Catalunya, porque Junts se da cuenta de que es
una invasión de competencias? ¿Esto es proteger o defender a Cataluña? ¿Verdad que sí, señor Rufián? ¡Qué coherencia, señor Rufián! Eso de la ley de vivienda de Bildu y de Esquerra pasará a los anales de la autonomía política de Cataluña y del
País Vasco. (Aplausos).


En todo caso, yo le agradezco que me advierta usted de los riesgos de ser presidente del Partido Popular, porque me voy de esta Cámara sabiendo que tengo un aliado. (Risas). Usted me irá advirtiendo cada vez que vea un riesgo superior, y
eso está bien, porque una póliza de seguro siempre es importante. (Risas). Pero fíjese, este grupo tiene cuarenta y ocho diputados más y usted tiene la mitad. Esta es la diferencia entre el Partido Popular y Esquerra Republicana ahora.
(Aplausos). Este grupo tiene mayoría absoluta en el Senado y este partido político le ha ganado a usted las elecciones en Cataluña, no está mal. (Rumores). Es evidente que se puede hacer mejor, pero la verdad es que yo no estoy preocupado por
eso. De verdad, créame, señor Rufián, yo estoy mucho más preocupado por la sanidad en Cataluña o por la deuda que tiene la Generalitat. Estoy mucho más preocupado por el funcionamiento de las rodalies. Estoy mucho más preocupado por la
universidad en Cataluña. Y estoy mucho más preocupado por los ciudadanos de Cataluña que por su amnistía, la suya. Ahora, usted no. Bueno, es evidente que no tenemos las mismas prioridades.


Señora Nogueras, le vuelvo a insistir -y se lo he rogado- en que no diga que el Partido Popular es un partido anticatalanista. Creo que no es mucho pedir. Y debería de leer usted bien la Constitución de Portugal, porque venir aquí a decir
lo que ha dicho... ¿Qué dice la Constitución de Portugal? Que se reconoce el derecho a la autodeterminación ante supuestos de colonialismo o imperialismo. Entiendo yo que en Portugal no hay colonialismo ni imperialismo, ¿verdad? (La señora
Nogueras i Camero hace gestos afirmativos). ¿Usted cree que en España sí? (Risas). ¿Usted cree que el señor Sánchez es el presidente del imperio español? (Risas.-Aplausos). No me digan que no defiendo yo al señor Sánchez. (Risas).


Aquí, la cuestión es que los temas que han venido a decir el señor Rufián y la señora Nogueras, que todos hemos entendido, es si el señor Sánchez dice sí o no a la amnistía, si dice sí o no al referéndum y si dice sí o no a hacer
internacional el conflicto y buscar una solución internacional al conflicto. De esto se trata. No se trata de que venga nuestro querido diputado, exalcalde de Valladolid, a insultarme. (Rumores.-Protestas). Eso es muy fácil, eso es muy sencillo.
Pero si esto es todo lo que tiene que ofrecer el Partido Socialista Obrero Español... Menos mal que el señor Mañueco le ganó a usted el pleito para abrir las fiestas que quería hacer usted en Valladolid durante la pandemia
(risas.-Rumores.-Aplausos), porque, si no, señoría... La verdad es que venir aquí a presumir de que él gana las elecciones y de que no le dejan gobernar, cuando la primera vez que es alcalde es después de ser derrotado en las elecciones, es una
cosa francamente muy sanchista. (Aplausos.-Rumores).


Termino ya. Los ciudadanos de Cataluña, señora Nogueras, tienen mi palabra de que, en la medida de mis responsabilidades, voy a trabajar siempre por esa parte de España y voy a trabajar siempre por



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una de las comunidades autónomas a las que durante mucho tiempo he admirado, aunque lamentablemente ahora a sus políticos no. Cataluña, como toda España, tendrá al Partido Popular. ¿Por qué? Porque es un partido que defiende la libertad y
que defiende la igualdad de los ciudadanos. Porque es un partido que defiende los intereses generales y, por lo tanto, los intereses de Cataluña. Porque es un partido que trabaja por los servicios públicos y, por lo tanto, por los servicios
públicos catalanes. Y porque es un partido que trabajará siempre por la buena gestión, y hubo momentos en Cataluña donde se hacía una muy buena gestión. Desde que tengo el honor de ser presidente del Partido Popular, lo tengo claro y lo mantengo.
Después del 23 de julio, uno de mis mayores anhelos sería colaborar para que en Cataluña cambiásemos la conversación pública y en la política volver a hablar de lo importante en Cataluña, discrepando en lo que ustedes quieran, pero hablar de otras
cosas. Estoy convencido de que hay una mayoría de catalanes que creen que se debe de hablar de otras cosas, porque llevamos dos horas hablando solo de una y no del conjunto. ¿A los que no votan al independentismo quién les defiende, quién les
representa? (Rumores.-El señor Cerdán León: El PSC). Dicen por aquí que el PSC. (Risas). Hombre, no está mal, menudo negocio hace el PSC, ¿verdad? Gobierna con Junts y con Esquerra indistintamente y después dice que defiende la Constitución.
(Risas). Es una cosa francamente para estudiarla, pero bueno. (Aplausos). Sigo insistiendo en que iré todas las veces que pueda a Cataluña, seguiré yendo, es la comunidad a la que más he acudido. Hay una mayoría de catalanes que prefieren hablar
más de cómo hacer un buen uso del dinero público y menos de despenalizar el mal uso del dinero público. Hay una mayoría de catalanes a los que les gusta más hablar de crear empleo, de atraer inversión, de generar seguridad jurídica y crecimiento
que seguir ensimismados preguntándonos quiénes somos. Estoy convencido de que hay una inmensa mayoría de catalanes que prefieren que hablemos de economía, de infraestructuras, de vivienda, de okupación, de sanidad y de seguridad y que dejemos de
hablar de algunos problemas que afectan básicamente a algunos políticos. Yo desde luego lo he hecho y lo seguiré haciendo, porque creo que es lo que se merecen y lo que necesitan los siete millones de catalanes. Si quieren hablar de impuestos, de
crear empleo, de mejorar la sanidad, de una educación más eficiente y de impulsar las infraestructuras, aquí estaré. Si quieren hablar de amnistías y de referéndums, su hombre es el señor Sánchez. (Aplausos). Yo les pido hablar de todo esto.
Creo que no está mal hablar de todo esto, porque es hablar de los problemas que tienen los ciudadanos de Cataluña. No les digo que renuncien ustedes a su forma de entender Cataluña y a su forma de defenderla, pero les pido que hablemos de los
ciudadanos de Cataluña. Conmigo no cuenten para la amnistía y el referéndum. ¿Saben por qué? Porque no es legal, porque no es ético, porque no hay nadie que esté por encima de la ley y porque no hay ningún presidente de ninguna comunidad de
España que esté por encima de la ley. Cuenten conmigo, por tanto, para todas estas cosas que les he dicho, pero aunque ganase la investidura, si yo les digo que sí, perdería el país, y no quiero ser presidente del Gobierno así. (Aplausos). Ya sé
qué se ríen los señores del Partido Socialista, pero prefiero retrasar mi victoria para que sea la victoria también de todos los españoles, incluyendo a los catalanes.


Muchas gracias. (Prolongados aplausos de las señoras y los señores diputados del Grupo Parlamentario Popular, puestos en pie.-Varios señores diputados: ¡Bravo! ¡Bravo!).


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Feijóo.


Señorías, se suspende esta sesión hasta mañana a las nueve horas. Empezaremos con la intervención del Grupo Parlamentario Euskal Herria Bildu. Muchísimas gracias a todos y a todas por todo.


Se suspende la sesión.


Eran las nueve y quince minutos de la noche.


En el caso de las intervenciones realizadas en las lenguas españolas distintas del castellano que son también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos, el Diario de Sesiones refleja la interpretación al
castellano y la transcripción de la intervención en dichas lenguas, facilitadas por los servicios de interpretación y transcripción.