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BOCG. Sección Cortes Generales, serie A, núm. 390, de 23/11/1999
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BOLETÍN OFICIAL DE LAS CORTES GENERALES

SECCION CORTES GENERALES

VI LEGISLATURA

Serie A: 23 de noviembre de 1999 Núm. 390 ACTIVIDADES PARLAMENTARIAS

Otros textos

COMISIONES, SUBCOMISIONES Y PONENCIAS

154/000020 (CD) 573/000005 (S) Informe aprobado por la ponencia, creada

en el seno de la Comisión Mixta para la Unión Europea, para el

estudio y discusión del proceso de ampliación de la Unión Europea y

Agenda 2000, así como voto particular.


En cumplimiento de lo dispuesto en el artículo 97 del Reglamento de

la Cámara, se ordena la publicación en el BOLETÍN OFICIAL DE LAS

CORTES GENERALES del Informe emitido por la Ponencia para el estudio

y discusión del proceso de ampliación de la Unión Europea y Agenda

2000 (núm. expte. 154/000020), así como de el voto particular

presentado al mismo.


Palacio del congreso de los Diputados, 19 de noviembre de 1999.-El

Presidente del Congreso de los Diputados, Federico Trillo-Figueroa

Martínez-Conde.


INFORME DE LA PONENCIA PARA EL ESTUDIO Y DISCUSIÓN DEL PROCESO DE

AMPLIACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA Y AGENDA 2000

ÍNDICE

DESCRIPCIÓN DE LOS TRABAJOS DE LA PONENCIA

I. ACUERDO DE CREACIÓN DE LAPONENCIA

II. COMPOSICIÓN

III. REUNIONES DE LA PONENCIA

IV. VIAJE DE LA PONECIA A LA REPÚBLICA DE HUNGRÍA Y A LA REPÚBLICA CHECA

LA AMPLIACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA

I. INTRODUCCIÓN

II. LA UNIÓN EUROPEA Y LA AMPLIACIÓN

III. LOS ESTADOS CANDIDATOS A LA ADHESIÓN

PROPUESTAS DE LA COMISIÓN MIXTA PARA LA UNIÓN EUROPEA

DESCRIPCIÓN DE LOS TRABAJOS DE LA PONENCIA

I. ACUERDO DE CREACIÓN DE LA PONENCIA

La Comisión Mixta para la Unión Europea, en su sesión del día 4 de

marzo de 1998, tras debatir acumuladamente las propuestas de creación

de una Subcomisión de seguimiento, encargada de estudiar y discutir

el proceso de ampliación de la Unión Europea (UE) hacia los países

del Este de Europa y del Mediterráneo (núm. expte. 158/32) y de una

Subcomisión para el estudio y discusión del proceso abierto por el

programa «Agenda 2000» (núm. expte. 158/33) aprobó la propuesta de

creación de una Ponencia para el estudio y discusión del proceso de

ampliación de la Unión Europea y Agenda 2000.


La Ponencia, siguiendo el modelo de la Subcomisión especial de

seguimiento, encargada de estudiar y discutir




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el proceso abierto por la Conferencia Intergubernamental, se integró

por tres parlamentarios del Grupo Popular, dos parlamentarios del

Grupo Socialista y un parlamentario de cada uno de los Grupos

restantes.


II. COMPOSICIÓN

A) La Ponencia se constituyó el día 14 de mayo de 1998 con los

siguientes miembros:


SOLBES MIRA, Pedro (GS), Presidente de la Comisión Mixta para la

Unión Europea. MARTINEZ CASAÑ, Guillermo (GP), Diputado. PASCUAL

MONZO, José Ramón (GP), Diputado. ORTIZ CLIMENT, Leopoldo (GP),

Senador. COSTA COSTA, Antonio (GS), Diputado. GONZALEZ LAXE, Fernando

Ignacio (GS), Senador. GUARDANS I CAMBO, Ignasi (GC-CiU), Diputado.


NAVAS AMORES, José (GIU), Diputado. ANASAGASTI OLABEAGA, Iñaki M.


(GV-PNV), Diputado. MARDONES SEVILLA, Luis (GCC), Diputado.


LASAGABASTER OLAZABAL, Begoña (GMx), Diputada.


Con fecha 16 de noviembre de 1998, doña Pilar Pulgar Fraile sustituyó

a don Ramón Pascual Monzó.


B) Por acuerdo adoptado por asentimiento por la Comisión Mixta para

la Unión Europea el día 26 de noviembre de 1998, se aprobó la

modificación de la composición de la Ponencia en los siguientes

términos:


«Modificar la composición de la Ponencia para el estudio y discusión

del proceso de ampliación de la Unión Europea y Agenda 2000 que en

adelante estará integrada por tres miembros de aquellos Grupos que,

entre el Congreso de los Diputados y el Senado, tengan más de cien

parlamentarios; por dos miembros de aquellos que tengan más de diez y

por un representante de aquellos que tengan menos de diez.»

La Ponencia quedó entonces integrada por los siguientes miembros:


SOLBES MIRA, Pedro (GS), Presidente de la Comisión Mixta para la

Unión Europea. MARTINEZ CASAÑ, Guillermo (GP), Diputado. PULGAR

FRAILE, Pilar (GP), Diputada. ORTIZ CLIMENT, Leopoldo (GP), Senador.


COSTA COSTA, Antonio (GS), Diputado. GONZALEZ LAXE, Fernando Ignacio

(GS), Senador. COMPANYS I SANFELIU, Ramón (GC-CiU), Diputado.


GUARDANS I CAMBO, Ignasi (GC-CiU), Diputado. ANASAGASTI OLABEAGA,

Iñaki M. (GV-PNV), Diputado. GANGOITI LLAGUNO, Jon [GV (SNV)],

Senador. NAVAS AMORES, José (GIU), Diputado. MARDONES SEVILLA, Luis

(GCC), Diputado. LASAGABASTER OLAZABAL, Begoña (GMx), Diputada.


Con fecha 9 de febrero de 1999, doña María Carme Solsona i Piñol

sustituyó a don Ramón Companys i Sanfeliú.


Con fecha 15 de septiembre de 1999 renunció al alta de Diputado don

Pedro Solbes Mira. Con fecha 22 de septiembre

de 1999 asumió la Presidencia de la Comisión Mixta para la

Unión Europea Josep Borrell Fontelles.


La lista definitiva de los parlamentarios integrantes de la Ponencia

como consecuencia de las modificaciones citadas, es la siguiente:


BORRELL FONTELLES, Josep (GS), Presidente de la Comisión Mixta para

la Unión Europea. MARTINEZ CASAÑ, Guillermo (GP), Diputado. PULGAR

FRAILE, Pilar (GP), Diputada. ORTIZ CLIMENT, Leopoldo (GP), Senador.


COSTA COSTA, Antonio (GS), Diputado. GONZALEZ LAXE, Fernando Ignacio

(GS), Senador. GUARDANS I CAMBO, Ignasi (GC-CiU), Diputado. SOLSONA I

PIÑOL, María Carme (GC-CiU), Diputada. ANASAGASTI OLABEAGA, Iñaki

(GV-PNV), Diputado. GANGOITI LLAGUNO, Jon [GV (SNV)], Senador. NAVAS

AMORES, José (GIU), Diputado. MARDONES SEVILLA, Luis (GCC), Diputado.


LASAGABASTER OLAZABAL, Begoña (GMx), Diputada.


La Ponencia ha estado asistida en sus trabajos por los Letrados de

las Cortes Generales: doña Isabel Revuelta de Rojas y don José Manuel

Bretal Vázquez.


III. REUNIONES DE LA PONENCIA

14ü

27 de mayo de 1998.-Se adopta un programa provisional de trabajo.


3 de junio de 1998.-Se celebra la comparecencia del Secretario de

Estado de Política Exterior y para la Unión Europea (212/1406).


19 de junio de 1998.-Se celebra la comparecencia del Embajador de

Polonia (219/383).


8 de octubre de 1998.-Se celebra la comparecencia del Embajador de

Hungría (219/384).


15 de octubre de 1998.-Se celebra la comparecencia del Embajador de

Chipre (219/391).


19 de noviembre de 1998.-Se celebra la comparecencia del Embajador de

la República Checa (219/385).


25 de marzo de 1999.-Se celebra la comparecencia del Embajador de la

República de Estonia (219/386). (Compareció don Andrés Rundu,

Encargado de Negocios de la Embajada.)

29 de abril de 1999.-Se celebra la comparecencia del Embajador de la

República de Eslovenia (219/383).


IV. VIAJE DE LA PONENCIA A LA REPÚBLICA DE HUNGRÍA YA LA REPÚBLICA

CHECA

Participantes:


Señores Solbes Mira, Presidente de la Comisión, don Guillermo

Martínez Casañ, don Antoni Costa Costa, don Ignasi Guardans i Cambó,

don José Navas Amores, don Jon Gangoiti Llaguno, don Jesús Gómez

Rodríguez y la Letradade las Cortes Generales doña Isabel Revuelta de

Rojas.





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Objeto:


Reuniones con las Comisiones homólogas.


Fechas del viaje:


- Días 3 y 4 de mayo de 1999: Comisión para la Unión Europea de la

Cámara de los Diputados de la República Checa.


- Días 5, 6 y 7 de mayo de 1999: Comisión de Asuntos de Integración

del Parlamento Húngaro.


LAAMPLIACIÓN DE LA UNIÓN EUROPEA

I. INTRODUCCIÓN

La construcción comunitaria europea ha tenido un fundamento inmediato

esencialmente económico: reparar las consecuencias de la II Guerra

Mundial, mejorar la capacidad económica y técnica de los países

europeos occidentales y aumentar su eficacia en las condiciones

impuestas por el mundo moderno, con el fin de procurar la prosperidad

de los pueblos europeos. Pero la cooperación en el terreno económico

conduce necesariamente a objetivos de coordinación y unión política.


Este hecho está presente en las concepciones de los Padres

fundadores, es conforme al espíritu de los Tratados y concuerda con

la lógica que liga economía y política. La Unión Europea no

constituye un conjunto de políticas, sino una política de conjunto;

ello se confirma especialmente en las situaciones de crisis (por

ejemplo, la de la energía, en los años setenta), cuya gestión sólo

puede efectuarse con eficacia con objetivos y mecanismos o

instrumentos políticos.


La prevista ampliación hacia países de Europa central y oriental

corrobora de manera inequívoca el anterior aserto: aunque la

operación haya de tener un contenido y unas implicaciones de enorme

importancia económica, tanto para los países miembros como para los

países candidatos, no puede ser esencialmente económica (en el

sentido de asignación óptima de medios para la consecución de fines),

por una razón principal: la Unión ampliada no puede ser considerada a

corto, ni probablemente a medio, plazo una zona monetaria óptima,

pues no cumplirá los requisitos que suelen considerarse necesarios

para que se dé la situación antes aludida: flexibilidad del mercado

de trabajo, movilidad de los factores productivos, diversificación de

la producción, federalismo fiscal. Aunque cabe imaginar que la

ampliación reporte un beneficio económico cierto a algunos Estados

miembros actuales (la República Federal de Alemania; quizá, en menor

medida, Francia), tal mejora, en términos estrictamente financieros,

no es evidente para otros Estados miembros, como es el caso de

España.


La justificación y los objetivos de la ampliación van, por tanto, más

allá de lo económico y tienen que ver, principalmente, con la

consecución de la estabilidad geopolítica y la consolidación de la

paz en Europa. El Imperio soviético, que supuso, en su momento, un

factor de equilibrio (armado, pero innegable) en Europa, ha dejado,

tras su colapso, una situación geopolítica inestable y

de futuro incierto. La ampliación representa un intento de

reordenación política, social y económica de una gran parte de la

antigua zona de influencia soviética. El objetivo último es la

creación de una gran área geográfica y humana que debe cumplir dos

requisitos esenciales: integración de sistemas políticos democráticos

y funcionamiento económico según las leyes del mercado.


Estas condiciones se cumplen ya en el área receptora, es decir, la

Unión actual, pero no aún, con grandes diferencias, en los países

candidatos a la integración. Las bases de partida son de una gran

complejidad. La propia Unión actual se caracteriza ya por una cierta

heterogeneidad, como muestran muchos indicadores, tanto económicos

como de otro tipo, así social, lingüístico, etc.; una de las

consecuencias de este estado de cosas es el insatisfactorio

funcionamiento del aparato institucional comunitario y la necesidad,

solo parcialmente satisfecha por el Tratado de Amsterdam, de

reformarlo. Pero la heterogeneidad se acrecienta si se considera el

estado y la situación de los países candidatos, tanto entre sí, como

en relación con los Estados miembros actuales. Los países candidatos

se encuentran, en diferentes fases, inmersos en procesos de

transición de Estados de estructura autoritaria a otros de carácter y

funcionamiento democráticos; de paso de economías planificadas y de

propiedad estatal de los medios de producción a economías de mercado

y de privatización de aquellos medios. Esos cambios exigen la

implantación, adecuación o modernización de aparatos institucionales

productiva, muy distinta de unos a otros países, se aleja también

sustancialmente de la de los actuales Estados miembros, con un gran

predominio del sector primario. La distribución de la riqueza

(heredera, paradójicamente, del pretendido igualitarismo comunista)

es bastante desigual y la presión demográfica, especialmente hacia el

Oeste de Europa, es aún fuerte.


Pero, a pesar de los factores negativos citados, es razonable

concebir esperanzas. La evolución reciente de muchos de los países

candidatos ha sido muy positiva, con resultados que habría que

calificar, en ocasiones, de sorprendentes. La explicación cabe

encontrarla, al menos, en dos tipos de elementos: una clase política

decidida, apoyada por una opinión pública, en su gran mayoría,

favorable al proceso de cambio y una educación pública generalizada y

de nivel muy estimable.


Se examina seguidamente el proceso de ampliación desde la perspectiva

de la Unión Europea actual, siguiendo, en lo esencial, el esquema de

cuestiones objeto del Tratado de Amsterdam, para continuar con el

análisis de la situación de los países candidatos a la adhesión.


II. LA UNIÓN EUROPEA Y LAAMPLIACIÓN

1. Historial de la ampliación

1.1 Decisión

La decisión de principio relativa a al ampliación de la Unión Europea

a los países de Europa central y oriental se adoptó en el Consejo

Europeo de Copenhague, en




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junio de 1993. Las conclusiones, a este respecto, fueron las

siguientes:


«El Consejo europeo acordó en el día de la fecha que los países

asociados de la Europa central y oriental que lo deseen se conviertan

en miembros de la Unión Europea. El ingreso tendrá lugar en cuanto un

país asociado pueda asumir las obligaciones de adhesión cuando cumpla

las condiciones económicas y políticas requeridas.


La adhesión requiere que el país candidato haya alcanzado una

estabilidad de instituciones que garantice la democracia, el Estado

de Derecho, los derechos humanos y el respeto y protección de las

minorías, la existencia de una economía de mercado en funcionamiento,

así como la capacidad de hacer frente a la presión competitiva y las

fuerzas del mercado dentro de la Unión. La adhesión presupone la

capacidad del candidato de asumir las obligaciones de adhesión,

incluida la observancia de los fines de la unión política, económica

y monetaria.


La capacidad de la Unión de absorber nuevos miembros, sin dejar de

mantener el impulso de la integración europea, es también una

consideración importante en el interés general tanto de la Unión como

de los países candidatos.»

De lo anterior deriva que la adhesión depende, esencialmente, del

cumplimiento por los países candidatos de los requisitos que se

establecen, pero también, en alguna medida, de un factor propio de la

Unión, su «capacidad de absorber nuevos miembros».


El Consejo Europeo de Madrid, en diciembre de 1995, confirmó y

precisó esos criterios, fijando el comienzo de las negociaciones para

seis meses tras la conclusión de la Conferencia Intergubernamental de

1996. El Consejo Europeo de Florencia, en junio de 1996, ratificó esa

decisión.


1.2 Los países candidatos

Desde 1993, fecha de la decisión, la lista de países candidatos se ha

modificado. Aparte Turquía y Chipre, cuya demanda de adhesión era

anterior a aquella fecha, tras la retirada de la candidatura de Malta

y la presentación de la de Eslovenia, permanece la candidatura de los

siguientes países: Bulgaria, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría,

Letonia, Lituania, Polonia, República Checa y Rumania. Estos países

han concluido los llamados «acuerdos europeos» con la Unión; tales

acuerdos prevén una liberalización progresiva de los intercambios, en

particular industriales, más rápida por lo que respecta a los países

de la Unión, y un programa de ayuda financiera a la reestructuración

económica (PHARE).


1.3 Procedimiento

La ampliación de la Unión está reglamentada en el artículo 49

(antiguo artículo O) del Tratado de la Unión europea, en los

siguientes términos:


«Cualquier Estado europeo que respete los principios enunciados en el

apartado 1 del artículo 6 podrá solicitar el ingreso como miembro en

la Unión. Dirigirá su solicitud

al Consejo, que se pronunciará por unanimidad después de haber

consultado a la Comisión y previo dictamen conforme del Parlamento

Europeo, el cual se pronunciará por mayoría absoluta de los miembros

que lo componen.


Las condiciones de admisión y las adaptaciones que esta admisión

supone en lo relativo a los Tratados sobre los que se funda la Unión

serán objeto de un acuerdo entre los Estados miembros y el Estado

solicitante. Dicho acuerdo se someterá a la ratificación de todos los

Estados contratantes, de conformidad con sus respectivas normas

constitucionales.»

En cumplimiento del calendario previsto, en julio de 1997, es decir,

un mes tras la conclusión de la Conferencia Intergubernamental, la

Comisión presentó sus dictámenes sobre las solicitudes de adhesión.


Anteriormente, en junio de 1993, la Comisión había emitido un

dictamen favorable sobre la elegibilidad de Chipre, aunque la

integración de este país en la Unión se ligaba a una solución

pacífica, equilibrada y duradera del conflicto chipriota. Respecto a

Turquía, que había solicitado la adhesión en abril de 1987, la

Comisión, en un dictamen publicado en febrero de 1990, concluía que

las futuras relaciones de la Unión con ese país debían desarrollarse

sobre la base del Acuerdo de Asociación existente.


Las principales conclusiones que se contienen en los dictámenes de la

Comisión sobre los países candidatos son las siguientes:


1.a Se propone la apertura de negociaciones de adhesión con cinco

países: Eslovenia, Estonia, Hungría, Polonia y República Checa.


2.a Se examinará anualmente la situación de los otros países

candidatos.


3.ª La Comisión recuerda que el Consejo Europeo ya adoptó la decisión

de abrir negociaciones de adhesión con Chipre a los seis meses de la

conclusión de la Conferencia Intergubernamental.


4.a Aun reafirmando la elegibilidad de Turquía para la adhesión, no

se propone la apertura de negociaciones a ese fin con ese país.


5.a La Comisión propone la celebración de una «Conferencia Europea»,

que reúna a los Estados miembros de la Unión y los países europeos

con vocación de integrarse en ella y ligados a la misma por acuerdos

de asociación, para proceder a consultas sobre un amplio espectro de

cuestiones en los ámbitos de la política exterior y de seguridad

común y de justicia e interior.


El Parlamento Europeo, en su Resolución de 4 de diciembre de 1997

sobre la Agenda 2000, muestra serias discrepancias con esta

estrategia de la Comisión. Así, declara que:


«La decisión tomada por la Comisión de preseleccionar los países que

estarán en condiciones de asumir a medio plazo las obligaciones

derivadas de su pertenencia a la Unión Europea no es apropiada ni

desde el punto de vista político, ya que así se crea una nueva

división entrelos países candidatos, ni desde el punto de vista

económico,




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puesto que debilita la capacidad de atraer inversiones extranjeras

directas de los países de Europa Central y Oriental no tomados en

consideración, por razones económicas, al comienzo de las

negociaciones sobre la adhesión.»

Por ello:


«Pide al Consejo Europeo que ponga en marcha el proceso de ampliación

mediante un acto común con todos los países candidatos; considera que

todos los países candidatos que satisfacen en este momento los

criterios de un orden democrático estable, respeto de los derechos

humanos y protección de las minorías, establecidos en Copenhague,

tienen derecho a iniciar los procesos de adhesión y de negociación

reforzados al mismo tiempo, y que este proceso debería iniciarse para

todos estos países a principios de 1998.


Estima, en cambio, que la duración y el ritmo del desarrollo de las

negociaciones podrá variar según los países y su capacidad para

aceptar el acervo comunitario, desarrollar una economía de mercado

capaz de hacer frente a las presiones del mercado único y disponer de

instituciones estables que respeten el Estado de derecho, la

democracia, los derechos humanos y los derechos de las minorías.»

El Consejo de Luxemburgo, en diciembre de 1997, aprobó la propuesta

de la Comisión relativa a la Conferencia Europea, cuya sesión

inaugural tuvo lugar en Londres el 12 de marzo de 1998. Turquía,

invitada, declinó su asistencia. La Conferencia debatió sobre la

delincuencia organizada internacional, el tráfico de drogas, la

protección del medio ambiente, la política exterior y de seguridad,

las políticas económicas y sociales, la cooperación regional y la

situación en Kosovo.


La celebración de esta Conferencia plantea incertidumbres sobre el

carácter de la misma, aparentemente intergubernamental, su eventual

permanencia o institucionalización y su posible interferencia con las

negociaciones de ampliación.


Estas negociaciones han comenzado el 31 de marzo de 1998 con los seis

países que la Comisión ha declarado preparados para la adhesión:


Chipre, Eslovenia, Estonia, Hungría, Polonia y la República Checa.


El Consejo Europeo de Colonia, celebrado los días 3 y 4 de junio de

1999, en sus conclusiones 57 a 61, examina la evolución del proceso

de ampliación. Se felicita de que las negociaciones «han adquirido

mayor dinamismo y van por buen camino». Reafirma, en lo esencial, las

decisiones del Consejo Europeo de Luxemburgo. Respecto de los países

de la segunda tanda, acoge favorablemente el que se haya pasado de la

fase multilateral a la fase bilateral decisiva. En un tono algo

paternalista, el Consejo Europeo declara que «ha acogido

favorablemente los progresos permanentes realizados en los Estados

candidatos a la adhesión y les anima a que perseveren en sus reformas

y en sus esfuerzos de adaptación».


Con fecha 13 de octubre de 1999, la Comisión ha adoptado una decisión

con recomendaciones que va a presentar al Consejo Europeo que se

reunirá en diciembre

de 1999 en Helsinki. Tal decisión incluye una nueva estrategia de

adhesión que, en la práctica, difumina las diferencias entre los

países candidatos de la primera y la segunda tanda de adhesiones; es

así, pues se propone comenzar en el año 2000 negociaciones de

adhesión con los países de la segunda tanda, aunque de forma

diferenciada según los progresos de cada país. Dos límites o

excepciones importantes se prevén en relación con dos concretos

países: a) Bulgaria, con quien sólo comenzarán las negociaciones de

adhesión si sus autoridades deciden, antes de finales de 1999, fechas

aceptables de cierre de las unidades 1 a 4 de la central nuclear de

Kozloduy y si se confirman progresos significativos en su proceso de

reformas económicas, y b) Rumania, respecto del cual las

negociaciones dependerán de la introducción de reformas estructurales

en las instituciones de protección de los menores y la aprobación de

los recursos presupuestarios adecuados a ese objetivo antes de

finales de 1999, e igualmente de la adopción de medidas destinadas

a enderezar la situación macroeconómica.


Además, Turquía deberá ser considerado país candidato, aunque, de

momento, no se abran negociaciones y se pretende ampliar las

relaciones con los países surgidos de la antigua Yugoslavia y

Albania, por un lado, y con Rusia, Ucrania, los países del Cáucaso y

del Magreb, por otro. Finalmente, se proponen nuevos acuerdos de

asociación (partenariats) a todos los países candidatos, Malta y

Chipre incluidos.


Respecto de los periodos de transición, se distinguen dos casos:


1. En los ámbitos relativos al mercado único, deberán adoptarse

rápidamente los reglamentos necesarios y los periodos de transición

deberán ser cortos y poco numerosos.


2. En los ámbitos que exijan adaptaciones considerables,

especialmente en términos presupuestarios (medio ambiente, energía,

infraestructuras), las disposiciones transitorias pueden alargarse,

pero por periodos predefinidos y con programas precisos, detallados y

realistas.


En cuanto a la propia Unión, se va a proponer en Helsinki que el

Consejo se comprometa a decidir la adhesión, a partir del año 2002,

de los países candidatos que satisfagan los criterios establecidos.


Para ello, en base a la hipótesis de una ampliación que se produzca

en el periodo 2002-2006, el Consejo debe aprobar los créditos

correspondientes y la reforma institucional necesaria debe entrar en

vigor el año 2002.


2. Materias de la ampliación

2.1 La Unión y los ciudadanos

2.1.1 La democracia, los derechos fundamentales y la no

discriminación

El Tratado de Amsterdam (nuevo artículo 6) consagra el principio de

que «la Unión se basa en los principios delibertad, democracia,

respeto de los derechos humanos y




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de las libertades fundamentales, así como del Estado de Derecho,

principios que son comunes a los Estados miembros». En virtud de este

precepto, se modificó el artículo O (nuevo artículo 49), para

condicionar el ingreso en la Unión Europea al respeto a los

principios contenidos en el artículo antes citado. Además, la Unión

ha incorporado a sus disposiciones constitucionales (artículo 6.2 y

46) el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y

las Libertades Fundamentales; así, esta norma, que no tiene su origen

en la propia Unión, sino en el Consejo de Europa, se convierte en la

pauta para juzgar el cumplimiento por los países candidatos de este

principal requisito.


La Comisión, en la Agenda 2000, realizó una evaluación global de la

situación en los países candidatos respecto a este criterio,

pronunciándose de la forma siguiente:


Democracia y Estado de Derecho:


«En conjunto, las Constituciones de los países candidatos garantizan

las libertades democráticas, tales como el pluralismo político, la

libertad de expresión y la libertad de culto. Dichos países han

creado instituciones democráticas y designado autoridades judiciales

y constitucionales independientes, de manera que los distintos

organismos estatales puedan funcionar con normalidad. Asimismo, se

han celebrado elecciones libres que han hecho posible la alternancia

en el poder de los distintos partidos políticos y, en general,

reconocen el papel de la oposición.


En algunos de los países candidatos las instituciones no han logrado

una estabilidad que permita un funcionamiento normal de los poderes

públicos y la consolidación de la democracia. En todos los países

aspirantes se observan deficiencias en el Estado de Derecho. No hay

bastantes jueces suficientemente cualificados y su independencia no

está garantizada. Las fuerzas policiales están escasamente

remuneradas y necesitarían una mejor formación y mayor disciplina. En

algunos casos, la autonomía de las entidades locales exige asimismo

un fundamento jurídico más sólido.


Derechos humanos:


En principio, la mayoría de los países candidatos garantizan el

respeto de los derechos humanos. Todos ellos han suscrito el Convenio

del Consejo de Europa para la Protección de los Derechos Humanos y

las Libertades Fundamentales, así como el Protocolo por el que se

autoriza a los ciudadanos a interponer demandas ante el Tribunal

Europeo de Derechos Humanos.


Aunque en todos los países solicitantes están garantizadas las

libertades de expresión y de asociación, en algunos casos es

necesario reforzar la independencia de la radio y la televisión.


Respeto de las minorías:


Varios de los países candidatos cuentan entre su población con

minorías, cuya integración en la sociedad constituye una de las

condiciones fundamentales para el

logro de la estabilidad democrática. El Convenio marco de 1993 para

la protección de la minorías nacionales del Consejo de Europa

garantiza los derechos individuales de las personas pertenecientes a

grupos minoritarios. Bulgaria aún no ha firmado dicho Convenio,

mientras que la República Checa, Letonia, Lituania, Polonia y

Eslovenia están pendientes de ratificarlo.


Salvo en el caso de la comunidad gitana, cuya situación en algunos de

los países candidatos es motivo de preocupación, puede decirse que en

general la integración de las minorías en la sociedad ha alcanzado un

nivel satisfactorio.»

Y, como juicio general, la Comisión declara:


«Aunque en varios países candidatos hay que realizar aún grandes

progresos por lo que respecta al ejercicio efectivo de la democracia

y la protección de la minorías, sólo uno de ellos, Eslovaquia, no

cumple las condiciones políticas fijadas en el Consejo Europeo de

Copenhague.»

El Tratado de Amsterdam consagra por primera vez, entre los

principios fundamentales de la Unión, la igualdad entre hombre y

mujer (artículo 2) y establece en otros preceptos diversas

consecuencias del mismo, como la eliminación de las desigualdades en

el ámbito del empleo y las acciones comunitarias (artículos 3.2, 137

orientación sexual (artículo 13).


En los países candidatos a la adhesión, el principio de la igualdad

entre el hombre y la mujer está, en general, constitucional o

legalmente, reconocido, pero su aplicación en la realidad práctica se

encuentra aun muy lejos de lo que sería deseable, en buena medida por

consecuencia de las dificultades económicas a que esos países han de

hacer frente. Estas mismas razones explican el grave problema que

supone la trata de mujeres y la prostitución, siendo aquellos países,

respecto de estos tráficos, lugar tanto de origen, como de tránsito y

de destino. La Unión contribuye a la ayuda a las víctimas en sus

programas STOP y DAPHNE, aparte la cooperación general en materia

judicial y policial.


El Parlamento Europeo, en su Resolución de 4 de diciembre de 1997

sobre la Agenda 2000, reafirma la mayoría de las tesis de la

Comisión, pero pone especial énfasis en algunos puntos como la

abolición de la pena de muerte, la abolición de la tortura y los

malos tratos, el reconocimiento del principio de objeción de

conciencia, la realización de los principios de igualdad de trato e

igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres y la lucha contra

la trata de personas, especialmente mujeres, en los países

candidatos.


Además, el Parlamento Europeo opina que la intensidad de las

negociaciones y el calendario establecido para su conclusión

dependerán de la medida en la que el país candidato cumpla los

criterios de adhesión.


El Consejo Europeo de Colonia, celebrado los días 3 y 4 de junio de

1999, ha adoptado la decisión de elaborar una Carta de Derechos

Fundamentales de la Unión Europea (conclusiones 44 y 45 y anexo IV).


El proyecto debería estar redactado para el Consejo Europeo de

diciembre




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del año 2000. Dado que en el ámbito de la Unión se aplica ya el

Convenio del Consejo de Europa para la Protección de los Derechos

Humanos y las Libertades Fundamentales, quizá el factor distintivo

principal del futuro texto sean «los derechos básicos que

corresponden únicamente a los ciudadanos de la Unión» (anexo IV). En

todo caso, ese futuro texto deberá incorporarse al acervo comunitario

y ser, por tanto, de obligatoriedad general.


2.1.2 Justicia y asuntos de interior

El Tratado de Amsterdam introduce importantes cambios en esta

materia. El nuevo título IV (antiguo título III A) establece que el

Consejo, en un plazo de cinco años a partir de la entrada en vigor

del Tratado, podrá adoptar, por unanimidad, medidas relacionadas con

la libre circulación de las personas en las siguientes materias:


- La supresión de los controles a las personas en las fronteras

interiores;

- el cruce de las fronteras exteriores;

- las condiciones aplicables a la libre circulación de nacionales de

terceros países;

- normas mínimas y Estado miembro responsable en cuestiones de asilo;

- normas mínimas para la protección de refugiados y personas

desplazadas y reparto de las cargas que ello implica;

- política de inmigración.


El Tratado incluye disposiciones sobre la cooperación policial

(ampliación de las competencias de Europol) y judicial. Integra

además el acervo de Schengen en la Unión Europea, lo que supone que,

en el momento de la adhesión, deberá establecerse la libre

circulación de personas entre los Estados candidatos y los Estados

miembros parte del acuerdo de Schengen (hoy, todos, excepto el Reino

Unido e Irlanda). Este acervo contiene también normas en materia de

visados, solicitudes de asilo, extradición; establece un sistema

informático gestionado conjuntamente por los Estados signatarios.


El análisis que hace la Comisión en la Agenda 2000 de la situación de

los países candidatos en este terreno pone de relieve los serios

problemas que se plantean. Esos países, por su situación geográfica,

deberán controlar las fronteras exteriores de la Unión y la mayoría

no disponen de los instrumentos institucionales y legales adecuados

ni de los medios técnicos y humanos preparados para desarrollar

eficazmente aquella tarea. Además de ese control exterior, será

necesaria una estructura policial y judicial eficaz y respetuosa de

la legalidad democrática para hacer frente al crimen organizado, al

terrorismo, al blanqueo de dinero y al tráfico de drogas. Los

exámenes pormenorizados de los distintos países llevan a una

conclusión, sobre la situación a medio plazo, satisfactoria respecto

de la República Checa y Hungría, y moderadamente optimista en cuanto

a Polonia y Eslovenia. Los demás candidatos no parecen estar ahora

preparados para responder a las exigencias de la Unión en este

terreno, alguno (Eslovaquia) por razones predominantemente

políticas, los demás por razones técnicas o de grado de

desarrollo institucional, social o económico. A dos de esos países

(Rumania y Bulgaria) el Consejo ha impuesto la exigencia de visado

para que sus nacionales puedan cruzar las fronteras exteriores de los

Estados miembros.


El Parlamento Europeo, en su Resolución de 4 de diciembre de 1997

sobre la Agenda 2000, propone en este ámbito:


1. Respecto de la libre circulación de personas, evitar los períodos

de transición excesivamente largos, adoptando las medidas necesarias

para llegar, cuanto antes, a la supresión de las fronteras

interiores.


2. Respecto de la libre circulación de trabajadores, acordar los

períodos de transición adecuados.


3. Colaborar con los países candidatos para desarrollar instrumentos

que limiten y castiguen la corrupción en la Administración pública.


4. Los países candidatos deben ratificar y aplicar urgentemente la

Convención de Ginebra sobre los refugiados y establecer

procedimientos de asilo conformes con el acervo comunitario.


5. La abolición, cuanto antes, de la obligación de visado para los

nacionales de algunos de los países candidatos.


El Parlamento ha propugnado además la cooperación de EUROPOL con las

autoridades policiales de los países candidatos y la formación

continuada de los funcionarios de policía y justicia de esos países.


El instrumento comunitario principal de colaboración en este ámbito

con los países candidatos es el programa PHARE, que financia varios

programas transnacionales en materia de justicia y asuntos de

interior, de lucha contra los estupefacientes, de simplificación del

tránsito y de modernización de las fronteras.


Otros programas específicos en estas materias son los siguientes:


- GROTIUS, para las profesiones relacionadas con la justicia,

- OLSIN, para las autoridades ejecutorias de la ley,

- STOP, para las personas responsables de la adopción de medidas para

combatir el tráfico de personas y la explotación sexual de los niños

y niñas,

- ODYSSEUS, en los ámbitos del asilo, la inmigración y el cruce de

las fronteras exteriores,

- FALCONE, para las personas con competencias en materia de lucha

contra la delincuencia organizada.


El Consejo Europeo celebrado los días 15 y 16 de octubre de 1999 en

Tampere ha tenido por objetivo la creación de un espacio de libertad,

seguridad y justicia en la Unión Europea. Sus 62 conclusiones dibujan

un amplio proyecto para alcanzar la meta antes citada. En primer

lugar, se prevé una política europea común en materia de asilo e

inmigración. Esta incluye la asociación con los países de origen de

los flujos migratorios, el establecimientode un régimen de asilo

europeo común, un tratamiento




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equitativo para los nacionales de los países terceros y una gestión

más eficaz de los flujos migratorios.


En segundo lugar, se describe lo que se denomina un verdadero espacio

europeo de justicia. Este incluye mecanismos para facilitar el acceso

a la justicia en Europa, el mutuo reconocimiento de las decisiones

judiciales y la aproximación en el ámbito del Derecho civil.


En tercer lugar, se describen una serie de acciones para luchar

contra la criminalidad en el ámbito de la Unión. Esto comprende la

prevención de la criminalidad en el ámbito de la Unión, la

intensificación de la lucha contra la criminalidad, reforzando a

EUROPOL, y acciones específicas contra el blanqueo de dinero.


Una acción exterior más fuerte debe potenciar las medidas antes

citadas.


Finalmente, se regula en detalle la composición y métodos de trabajo

de un órgano encargado de elaborar un proyecto de Carta de los

derechos fundamentales de la Unión Europea, previsto ya en el Consejo

de Colonia. Este órgano, de amplia composición, incluye una numerosa

representación de los Parlamentos nacionales.


2.1.3 Empleo y política social

La situación del empleo y de la política social guarda, como cabe

esperar, una estrecha relación con el estado de la economía en los

países candidatos. Es, por ello, lógico que un país como Chipre, con

una elevada renta per cápita y muy bajo desempleo, disfrute de una

favorable política social. El panorama difiere en los restantes

países candidatos. Aunque con importantes diferencias entre ellos,

sufren, en mayor o menor medida, de las limitaciones siguientes: un

elevado desempleo o subempleo, consecuencia del desmantelamiento de

numerosas instalaciones industriales obsoletas e ineficaces y de la

reducción del superabundante empleo en el sector agrícola; el aumento

de la pobreza de algunos sectores sociales; servicios sanitarios

deteriorados y graves insuficiencias de los sistemas de seguridad

social, por ineficacia administrativa, disminución de los recursos

estatales y, en ocasiones, práctica insolvencia de las

administraciones públicas; escasa seguridad e higiene en el trabajo;

dificultades o rigidez para el diálogo de los interlocutores

sociales; frecuente inaplicación en la práctica de las disposiciones

legales en materia de igualdad entre hombres y mujeres, con la

consiguiente discriminación, especialmente en materia de empleo, de

estas últimas; penosa incidencia en la política social y la calidad

de vida del deteriorado estado del medio ambiente.


En relación con la libre circulación de trabajadores, el Parlamento

Europeo pide flexibilidad en los periodos de transición, con el fin

de garantizar un proceso de integración socialmente compatible,

reducir la presión sobre el modelo social europeo y garantizar un

desarrollo social y regional creciente en los países candidatos.


De otra parte, el Parlamento Europeo considera que el proceso de

ampliación no debe realizarse en detrimento de las normas de

protección social y ambiental actualmente en vigor en los países de

la Unión Europea y que, por el contrario, debe contribuirse a la

elevación progresiva de estos indicadores en los países candidatos a

la adhesión.


La Comisión Europea, en su Programa de Acción Social 1998-2000

declara como objetivo que los ciudadanos de los países candidatos

alcancen el nivel de las condiciones de vida y trabajo de que

disfrutan los ciudadanos de los Estados miembros; ello debe ser

posible porque la adhesión aceleraría el rápido proceso de cambios

económicos y sociales en que esos países están ya inmersos. Así, la

Comisión «trabajará para garantizar la participación gradual de los

países candidatos en programas y actividades de política social, y en

particular en la estrategia de empleo, a la vez que fomenta el

diálogo social y civil como pilar esencial del modelo social europeo;

ayudará a los países candidatos a prepararse para la adhesión, en

particular, mediante las Asociaciones para la Adhesión, con el fin de

garantizar la total adopción y aplicación del acervo comunitario en

el ámbito de la política social, y contribuirá mediante asistencia

financiera, en particular a través del programa PHARE, al desarrollo

candidatos.» En cumplimiento de estos propósitos, el Programa PHARE

ha destinado, durante el periodo 1990-1997, 369,8 millones de ecus a

favorecer el desarrollo social, el empleo y la sanidad pública de los

países candidatos.


El Parlamento Europeo, en su Resolución de 4 de diciembre de 1997

sobre la Agenda 2000:


«Observa críticamente que la cuestión social sólo se menciona en la

Agenda 2000 en cuanto problemática y que al examen de la propia

dimensión social sólo se le atribuye una importancia subordinada;

pide, por ello, que ya en el marco de la estrategia de preadhesión se

elabore un Libro Blanco sobre la situación social y sobre la política

social de los países candidatos a la adhesión, en el que:


- Se tome en consideración con carácter urgente una estrategia de

empleo común sobre la base de la situación en materia de desempleo en

los Estados miembros de la UE y de los problemas de las regiones

fronterizas,

- se preste una atención particular a la importancia de la formación

inicial y continuada para la integración social,

- se adopte, además, un amplio enfoque para los planteamientos

sociales y se tomen en consideración, entre otros, también ámbitos

como las repercusiones sociales de las tendencias regionales de

desarrollo, las repercusiones socioculturales de las presiones

migratorias y las consecuencias sociales de los procesos de

transformación en las agriculturas.»

El Parlamento, además, constata «que la adaptación de los Estados

candidatos al modelo social europeo constituye una necesidad absoluta

para garantizar la paz social» y opina que «la base para una amplia

aceptación social en lo relativo a la cuestión de la ampliación

radica en un diálogo social institucionalizado entre los

interlocutores sociales autónomos».


La Cámara considera además que, antes de cualquier adhesión, los

países candidatos deben ratificar los Convenios 138 y 29 de la OIT

relativos al trabajo forzado y al trabajo de los niños. Estos países

deben también incorporar




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el acervo comunitario en materia de política de igualdad de trato y

de oportunidades entre mujeres y hombres. Finalmente, el Parlamento

expresa su preocupación por el tráfico ilícito de seres humanos,

sobre todo mujeres, oriundos de los PECO, para su explotación sexual

en los Estados de la Unión y pide la adopción de medidas urgentes por

parte de las autoridades de ambos grupos de Estados para acabar con

esa inmigración y ese comercio.


El Consejo Europeo de Colonia, del 3 y 4 de junio de 1999, ha

prestado principal atención al problema del empleo, dedicándole sus

conclusiones 5 a 17 y el anexo I. La iniciativa principal en este

ámbito es la puesta en marcha de un Pacto Europeo para el Empleo, que

los textos citados describen en detalle. Respecto de la ampliación,

el Consejo Europeo insta al Banco Europeo de Inversiones a que:


«Apoye la estrategia comunitaria en materia de preadhesión mediante

la ampliación de la concesión de créditos a los Estados candidatos.


Un desarrollo dinámico de la economía en dichos Estados tiene efectos

positivos sobre el empleo en la Unión Europea (conclusión núm. 14).»

2.1.4 Medio ambiente

La conservación o, más bien, la restauración, a unos niveles

aceptables para la vida humana y la convivencia social, del medio

ambiente, es uno de los grandes problemas del proceso de ampliación

de la Unión Europea. El problema es grande por su dimensión o

alcance, por la dificultad técnica de las soluciones y por su elevado

coste. El origen como es sabido, está en una carrera al desarrollo

económico con descuido de las consecuencias sobre la naturaleza o el

medio ambiente. El mal es, desde luego, universal, pero la evolución

política de los PECO hasta tiempos recientes (es decir, Estados

autoritarios y peso escaso de la opinión pública y de la ideología

ecologista) ha agravado considerablemente la situación. La incidencia

actual o potencial (riesgos de accidentes nucleares, por ejemplo) no

se limita al país o la zona donde tienen lugar las agresiones al

medio, sino que tiene carácter global; de ahí la preocupación y, en

alguna medida, la responsabilidad general. Los enormes costes que

implica la aproximación de las situaciones con normativas más

estrictas (así, los países nórdicos europeos) y aquellas más laxas

tienen no sólo unos efectos directos (de financiación, realización de

obras, etc.) sino también indirectos (posibles distorsiones de la

competencia).


La Unión Europea se ha dotado de un corpus de disposiciones

destinadas, esencialmente, a garantizar la calidad del aire, del agua

y del suelo: este incluye unos 300 actos jurídicos, reglamentos,

directivas, decisiones y recomendaciones. El detalle de estos

instrumentos se encuentra en la «Guía para la aproximación del

Derecho ambiental europeo», que enlaza con el Libro Blanco sobre el

mercado interior. Se distinguen los siguientes sectores: legislación

horizontal, aire, residuos, agua, protección de la naturaleza,

contaminación industrial y gestión del riesgo, productos químicos y

organismos modificados genéticamente, ruido y seguridad nuclear. El

Consejo y la Comisión han establecido como condición indispensable

para la adhesión la asunción completa de ese acervo, pero está

generalmente admitido, en primer lugar por la propia Comisión, que

ello es de imposible realización a corto plazo. Se impone, pues, la

fijación de periodos transitorios. La Comisión señala que la asunción

del acervo comunitario exige una gran inversión de capital, que está

fuera del alcance de los presupuestos nacionales de los países

candidatos.


Es especialmente delicada la situación en lo que se refiere a la

seguridad nuclear. Los países candidatos, con distintos grados, son

muy dependientes de la energía nuclear para el suministro de

electricidad. Pero, al mismo tiempo, sus centrales nucleares, en la

mayoría de los casos, incumplen los criterios internacionales de

seguridad. Por razones económicas, es imposible su sustitución

a corto plazo por fuentes alternativas de energía, lo que impone

realizar las inversiones necesarias para elevar el nivel de seguridad

de las principales instalaciones en funcionamiento y quizá proceder

al cierre de algunas cuya modernización exigiese inversiones

desproporcionadas.


En líneas generales, la Comisión estima que Hungría, Polonia y la

República Checa pueden alcanzar, a medio plazo, niveles aceptables de

protección del medio ambiente, si continúan sus actuales políticas.


El resto de los países candidatos (aparte Chipre) podrían lograr

aquel objetivo, a más largo plazo, con esfuerzos adicionales.


La cooperación de la Unión Europea en este ámbito es, como ya se

apuntó, indispensable. El instrumento esencial ha sido el Programa

PHARE, que, entre 1990 y 1996, invirtió en el sector medioambiental

600 millones de ecus. Este programa general ha sido complementado con

otros, denominados DISAE, TAIEX, IMPEL y LIFE.


El Parlamento Europeo que, en su Resolución de 4 de diciembre de

1997, se ha mostrado crítico con la decisión de separar en dos grupos

a los países candidatos de cara a la negociación de adhesión, pide a

la Comisión «aplicar criterios de adhesión realistas», estableciendo

«una lista en la que figuren las disposiciones legislativas más

importantes de la UE en materia medioambiental que deberán cumplir

los países candidatos para poder convertirse en miembros...». La

Cámara considera además «que a la hora de fijar disposiciones

transitorias, deberá prestarse especial atención a la aplicación

prioritaria de las disposiciones relativas a la mejora de la calidad

del aire, del agua y del suelo, así como a la seguridad de los

alimentos y la protección de la salud, ya que las condiciones

medioambientales de los PECO, en parte muy deficientes, ya están

acarreando daños a la salud y reduciendo la esperanza de vida de los

ciudadanos de los PECO».


Es decir, que el Parlamento reconoce la situación de partida poco

favorable de los países candidatos y admite la necesidad de una

aplicación flexible de los criterios en este ámbito. El Parlamento,

además, llama la atención sobre el sector nuclear de esos países y

pide a la Comisión que prepare, antes de la adhesión, un programa

negociado para, entre otras cosas, adecuar las instalaciones actuales

a las normas de seguridad occidentales, introducir procedimientos de

control conformes al Tratado




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Euratom y clausurar aquellas centrales nucleares que no puedan

alcanzar el necesario nivel de seguridad internacional.


El Consejo Europeo de Colonia, del 3 y 4 de junio de 1999, ha

aprobado cuatro conclusiones sobre el clima y el medio ambiente. La

principal es la voluntad de la Unión de cumplir los compromisos

contraídos en Kioto para reducir las emisiones de gases de efecto

invernadero. Pero, respecto de la ampliación, es de especial interés

la conclusión 60, según la cual «el Consejo Europeo ha subrayado la

importancia de unos elevados niveles de seguridad nuclear en Europa

central y oriental, destacando la importancia de este tema en el

contexto de la ampliación de la Unión, y ha invitado a la Comisión a

examinar en detalle esta cuestión en sus informes intermedios

periódicos sobre los países candidatos previstos para otoño de 1999».


2.2 Las instituciones comunitarias

El Tratado de Amsterdam ha reafirmado los principios que, desde su

fundación, inspiran el aparato institucional comunitario:


mantenimiento del triángulo básico que forman el Parlamento, el

Consejo y la Comisión, atribución de competencias por los Tratados y

cooperación entre los órganos citados. Siguen además en vigor dos

elementos esenciales: en cada institución debe integrarse, al menos,

un miembro por cada Estado miembro; y la adopción de decisiones se

realiza, en general, por la regla de la mayoría, excepto en el

Consejo en que, aparte un uso frecuente de la técnica del consenso,

el voto es ponderado, aunque la ponderación no sea estrictamente

proporcional al tamaño o la población de los Estados. Otro

fundamental factor que se ha mantenido a lo largo de sucesivas

ampliaciones ha sido la incorporación de las lenguas oficiales

nacionales de todos los Estados miembros. Así, el nuevo artículo 21

[antiguo 8 D)] establece que «todo ciudadano de la Unión podrá

dirigirse por escrito a cualquiera de las instituciones u organismos

contemplados en el presente artículo o en el artículo 7 (Parlamento,

Consejo, Comisión, Tribunal de Justicia, Tribunal de Cuentas, Comité

Económico y Social y Comité de las Regiones) en una de las lenguas

mencionadas en el artículo 314 (las doce actualmente oficiales)

y recibir una contestación en esa misma lengua».


Actualmente, no se discute ya que la aplicación mecánica de los

anteriores principios a sucesivas ampliaciones puede dar origen a

serios problemas o desequilibrios, como los siguientes:


a) Déficit de legitimidad, otorgando representación desproporcionada

a ciertos Estados o grupos de Estados;

b) distorsión en los procesos de toma de decisiones, como

consecuencia del fenómeno antes citado, además de la complejidad en

el funcionamiento de ciertos órganos que viesen su composición actual

sustancialmente ampliada;

c) imposibilidad de aplicación de algunas decisiones adoptadas en

Amsterdam, como la limitación a 700 del número de los miembros del

Parlamento Europeo;

d) dificultades de disposición de los medios necesarios para aplicar

las normas lingüísticas y coste, prácticamente inasumible, en el caso

de una ampliación a todos los actuales Estados candidatos.


El Consejo, en varias reuniones, ha tratado la necesidad de la

reforma institucional. A título de ejemplo, el Consejo Europeo de

Luxemburgo, en diciembre de 1997, declaró, en su conclusión número 3,

que «la ampliación de la Unión requiere de forma previa un refuerzo y

una mejora del funcionamiento de las instituciones conforme a las

disposiciones del tratado de Amsterdam sobre las instituciones».


El Tratado de Amsterdam regula la materia en su Protocolo número 7,

sobre las instituciones en la perspectiva de la ampliación de la

Unión Europea. Establece que, cuando entre en vigor la primera

ampliación que no incorpore más de cinco nuevos Estados miembros, la

Comisión comprenderá un nacional de cada uno de los Estados miembros

siempre que se haya modificado la ponderación de votos en el Consejo

de manera aceptable (es decir, a través de un acuerdo) para todos los

Estados miembros, bien mediante una nueva ponderación de los votos o

bien por doble mayoría, compensando a aquellos Estados miembros que

renuncien a la posibilidad de designar un segundo miembro en la

Comisión. Al menos un año antes de que la Unión cuente con más de

veinte miembros, se convocaría una nueva Conferencia

Intergubernamental, que ha de efectuar una revisión global de las

disposiciones de los Tratados sobre la composición y el

funcionamiento de las instituciones.


El Tratado aplaza, pues, la necesaria reforma institucional y la hace

coincidir con una nueva ampliación. El instrumento de la conferencia

intergubernamental, que ha mostrado sus límites en una Unión de

quince miembros, podría presentar mayores dificultades aún en una

Comunidad ampliada y, probablemente, más heterogénea que la actual.


La Comisión, en la Introducción a la Agenda 2000, proclama que «habrá

que proceder a tiempo al fortalecimiento de las instituciones y de su

funcionamiento», pues «todo retraso comprometería la ampliación

efectiva de la Unión». Con este objetivo, propone fijar ya una fecha

para reformar el sistema de ponderación de votos en el Consejo y la

reducción del número de miembros de la Comisión a uno por Estado

miembro. En una segunda fase, lo antes posible tras el año 2000, una

nueva Conferencia Intergubernamental debería reformar en profundidad

las disposiciones del Tratado relativas a la composición y al

funcionamiento de las instituciones, incluyendo la introducción

generalizada del voto por mayoría cualificada. La Comisión se

comprometió, en el debate plenario del 19 de noviembre de 1997 sobre

el Tratado de Amsterdam, a presentar el informe pedido por el

Parlamento Europeo para antes del Consejo Europeo de diciembre de

1998 sobre la reforma de los Tratados, en particular en el ámbito

institucional y en relación con la ampliación. Dicho informe no ha

sido, hasta la fecha, presentado y figura aún en el Programa de

trabajo de la Comisión para 1999.





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El Parlamento Europeo se ha pronunciado ya en diversas ocasiones en

favor de la reforma de las instituciones comunitarias. La mencionada

Resolución de 19 de noviembre de 1997 «lamenta la ausencia en el

Tratado de Amsterdam de las reformas institucionales necesarias para

el funcionamiento eficaz y democrático de una Unión ampliada y afirma

que tales reformas tienen que realizarse antes de la ampliación y en

el plazo más breve posible, para no retrasar las adhesiones». Ese

criterio se refuerza al pedir al Consejo Europeo «que confirme que no

entrará en vigor ninguna adhesión antes de que se concluyan

satisfactoriamente las reformas institucionales necesarias para el

buen funcionamiento de una Unión ampliada». Entrando ya en algún

detalle, la Cámara pide, en particular que, antes de toda ampliación:


- Se ajuste la ponderación de los votos en el Consejo y el número de

Miembros de la Comisión, manteniendo los Estados miembros el mismo

rango unos frente a otros;

- la decisión por mayoría cualificada en el Consejo se convierta en

norma general;

- el requisito de la unanimidad se limite a las decisiones de

carácter constitucional (modificaciones del Tratado, adhesiones,

decisiones sobre los recursos propios, procedimientos electorales,

aplicación del artículo 308 (antiguo 235) del Tratado CE);

- se adopten todas las reformas necesarias para la ampliación.


La Resolución de 4 de diciembre de 1997 sobre la Agenda 2000 incluye

la rotunda afirmación de que «el marco institucional surgido del

Tratado de Amsterdam no reúne las condiciones necesarias para

realizar la ampliación sin poner en peligro el funcionamiento de la

Unión y la eficacia de su acción». A renglón seguido, la Cámara

confirma, en sus términos, las exigencias de reforma institucional

contenidas en su Resolución de 19 de noviembre de 1997 arriba

citadas.


El Consejo Europeo de Colonia, de los días 3 y 4 de junio de 1999,

consagra sus conclusiones 47 a 54 a las cuestiones institucionales.


Lo más destacado es la intención de convocar a principios del año

2000 una nueva Conferencia Intergubernamental sobre las

modificaciones necesarias de los Tratados, pero, principalmente,

sobre los temas siguientes:


- Magnitud y composición de la Comisión Europea;

- ponderación de votos en el Consejo (nueva ponderación; introducción

de una doble mayoría; umbral para decisiones por mayoría

cualificada);

- cuestión de la posible extensión del sistema de votación por

mayoría cualificada en el Consejo.


El Grupo de expertos independientes, presidido por el Sr. Dehaene,

presentó el 18 de octubre de 1999 su Informe sobre las implicaciones

institucionales de la ampliación. Es un documento un tanto genérico,

aunque contiene algunas propuestas de importante alcance político e

institucional. Comienza declarando el carácter imperativo de la

ampliación y, a partir de ahí, se afirma la necesidad

de emprender de inmediato una reforma global de las instituciones

comunitarias. En síntesis, los principales cambios que se propugnan

son los que siguen:


- En cuanto a la Comisión, reforzar la autoridad de su Presidente e

incluir en el Tratado la responsabilidad individual de sus miembros;

- en cuanto al Consejo, clarificar la distinción entre sus funciones

legislativas y ejecutivas;

- en cuanto al Parlamento, regular la atribución de escaños a los

Estados miembros una vez alcanzado el límite máximo de los 700;

- además, se ha de establecer como norma el voto por mayoría

cualificada, no sólo en el primer pilar sino también en los otros,

así como la reponderación de votos;

- los Tratados deben ser reordenados, con una parte fundamental que,

cabe esperar, tuviese vocación de permanencia y el resto de las

disposiciones;

- teniendo en cuenta los factores de heterogeneidad que aportará la

ampliación, convendría fomentar la flexibilidad.


2.2.1 El Parlamento Europeo

El Tratado de Amsterdam ha reforzado los poderes del Parlamento

Europeo, en particular, por lo que se refiere a la extensión del

procedimiento de codecisión y la simplificación notable de éste, pero

la novedad más importante en lo que concierne a la ampliación es la

modificación de su estructura, fijando en un máximo de 700 el número

de miembros de la institución. La extrapolación matemática del

sistema actual, en el supuesto de la ampliación a diez miembros,

rebasa notablemente la cifra hoy fijada. Si se quieren evitar los

inconvenientes de una asamblea excesivamente numerosa, puede

plantearse el problema de la imposibilidad de asegurar una

representación suficiente de las fuerzas políticas, particularmente

de los Estados pequeños. Esta exigencia de representación adecuada se

formalizó en el Acta relativa a la elección de los representantes en

el Parlamento Europeo de 1976.


En todo caso, una cuestión de método, aún no resuelta, es si la

distribución de escaños ha de actualizarse cada vez que se produzca

una ampliación o si cabe imaginar una fórmula aplicable de forma

regular para todas las ampliaciones, las hoy previstas y las que aún

pudieran producirse. Respecto de la cuestión lingüística, un grupo de

trabajo examina actualmente las consecuencias que pueda tener la

ampliación.


2.2.2 Parlamentos nacionales

Bien que los Parlamentos nacionales no formen parte de la estructura

institucional comunitaria, tradicionalmente se ha cuidado de mantener

una vinculación estrecha entre las distintas instituciones de la

Unión, muy particularmente su Parlamento, y los Parlamentos de los

Estados miembros. Rechazada la pretensión de algunos Estados miembros

de crear una nueva institución comunitaria que integrase

representantes de los Parlamentosnacionales (una especie de Senado

comunitario), funciona




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desde 1989 un foro de representantes miembros de los órganos

parlamentarios que controlan la actividad comunitaria de sus

respectivos Gobiernos, la COSAC (Conferencia de Órganos

Especializados en Asuntos Comunitarios).


El Tratado de Amsterdam ha formalizado y reforzado el papel de los

Parlamentos nacionales y, en alguna medida, institucionalizado la

COSAC. Su Protocolo número 9 sobre el cometido de los Parlamentos

nacionales en la Unión Europea obliga a la Comisión a transmitir

puntualmente sus documentos de consulta a los Parlamentos nacionales

y las propuestas legislativas a los Gobiernos, para que estos las

transmitan a sus Parlamentos, señalando plazos taxativos de

cumplimiento de esas obligaciones.


A la COSAC se atribuye la facultad de dirigir a las instituciones

europeas las contribuciones que juzgue convenientes sobre las

actividades legislativas de la Unión, más amplias facultades de

iniciativa legislativa en materias que afecten a los derechos y

libertades de las personas.


Aunque la COSAC se haya dotado de un Reglamento, persiste, como

cuestión no resuelta, que tiene causa en la falta de

representatividad de sus miembros, la dificultad para tomar

decisiones o llegar a acuerdos; ello supone que, a la conclusión de

sus reuniones, se emiten (y no siempre) comunicados con simple valor

informativo y nula fuerza vinculante.


Desde la XVII reunión, celebrada en noviembre de 1997 en Luxemburgo,

han participado como observadores miembros de los Parlamentos de los

países candidatos a la adhesión. Sus intervenciones se han limitado

generalmente a los debates relativos a la ampliación de la Unión.


También, con carácter general, los parlamentarios de los países

admitidos a la primera tanda de negociaciones por la Comisión se han

mostrado favorables a este procedimiento, mientras los parlamentarios

de los otros países han expresado opiniones en favor de una

negociación conjunta con todos los países candidatos.


Los principales marcos de diálogo parlamentario con los países de

Europa central y oriental son: la COSAC y las Comisiones Mixtas

previstas en los Acuerdos de Asociación.


2.2.3 Consejo

Su reforma es una de las grandes cuestiones pendientes cara a una

Unión ampliada. Su Presidencia tiene un carácter no sólo

representativo, sino también político, por los poderes que ostenta

para la dirección e impulso de los trabajos y la conciliación de los

intereses nacionales. Los inconvenientes que se han atribuido al

actual sistema de turno semestral (mandato excesivamente corto,

diferencias entre Presidencias «débiles» y «fuertes», largos períodos

de tiempo entre presidencias para un mismo Estado, etc.) pueden verse

acentuados con la ampliación. Una propuesta española de 1995 de

presidencia de un grupo de países y alargamiento del mandato puede

ser una opción, entre otras, para resolver este problema.


La ponderación de votos es otra de las cuestiones que quedó sin

resolver en la Conferencia Intergubernamental. El problema es

mantener, tras la ampliación, el sistema de equilibrios al que sirve

la ponderación: impedir la

adopción de acuerdos contrarios a los intereses de los Estados más

poblados y también impedir que aquellos Estados sumen sus votos

contra los intereses de los Estados medianos y pequeños. Si la

ampliación se produce sin alterar las reglas en este punto, el

porcentaje de población que permite a coaliciones de Estados alcanzar

la mayoría cualificada disminuye.


El Parlamento Europeo se pronunció en favor de la reducción del

umbral (actualmente en torno al 71 por ciento), pero ni la Comisión

ni los Estados miembros han apoyado esa postura. Con el tiempo, los

sistemas discutidos han ido reduciéndose esencialmente a dos:


reponderación de votos para ajustarla a la población de los Estados y

establecimiento de una doble mayoría, la de Estados y la de un

porcentaje de la población de la Unión.


2.2.4 Comisión

El gran problema de cara a la ampliación es la reducción del número

de sus miembros para mantener su coherencia y eficacia. Un criterio

diferente, que pretende mantener una cierta legitimidad,

aceptabilidad o incluso representatividad, del órgano apoya la

presencia, cuando menos, de un nacional de cada Estado miembro. Como

se apuntó, el Tratado de Amsterdam liga esta reordenación a la

ponderación de votos del Consejo. Pero, incluso con la fórmula de

limitar el número de comisarios a uno por Estado miembro, se estima

que cuando la Unión sobrepase los veinte Estados, la Comisión podría

perder parte de sus actuales cualidades. Se han propuesto, por ello,

varias fórmulas. Una sería que sólo los Estados más poblados

tuviesen, de forma permanente, un nacional como comisario y se

estableciese un sistema de rotación para los demás Estados. Otra

posibilidad sería que algunos comisarios fuesen considerados como

procedentes de un grupo de Estados. Otra, finalmente, establece unos

comisarios con carácter pleno y otros adjuntos.


2.2.5 Tribunal de Justicia

La ampliación de la Unión, manteniendo el actual sistema de elección

de los jueces del TJ, aunque pueda reforzar su legitimidad y la

aceptación de sus decisiones, puede perjudicar su funcionamiento y,

en última instancia, su eficacia. Por ello, y desde varias

instancias, incluído el propio Tribunal, que emitió en mayo de 1995

un Informe sobre determinados aspectos de la ampliación del Tratado

de la Unión Europea, se han propuesto varias posibles fórmulas. A

título de ejemplo, cabe mencionar:


1. Mantener el principio de igualdad del número de jueces con el

número de Estados y trasladar la mayoría de los asuntos a las salas.


Esto podría dar un carácter más deliberante al pleno y afectar a la

unidad de la jurisprudencia.


2. Creación de órganos jurisdiccionales especializados o varios

tribunales de primera instancia. La unidad de jurisprudencia podría

mantenerse con un pleno que preserve la unidad de interpretación por

medio de mecanismos prejudiciales o un recurso de casación.





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3. Reducir el número de los jueces. Esto, aparte de exigir la reforma

del Tratado, encontraría la lógica oposición de los Estados que se

sintiesen perjudicados.


4. Considerar globalmente la elección de los jueces y los abogados

generales, respetando la proporción de un elegido por un Estado

miembro.


5. Alguna modalidad de rotación de los jueces.


2.2.6 Tribunal de Cuentas

La ausencia de relación directa entre los miembros del Tribunal de

Cuentas y los Estados miembros no parece plantear a priori serios

problemas de cara a la ampliación de la Unión; dado el número tasado

de sus miembros (15, según el artículo 247.1), el mecanismo de su

nombramiento (por el Consejo, por unanimidad, previa consulta al

Parlamento Europeo) puede funcionar normalmente en una Unión

ampliada. No obstante, dada la reciente institucionalización de este

órgano y el incremento de sus tareas y responsabilidades, cabe

imaginar una composición aumentada para el mismo y reformas en su

organización y funcionamiento que permitieran mantener sus actuales

cualidades.


2.2.7 Comité Económico y Social y Comité de las Regiones

Son dos órganos consultivos de 222 miembros cada uno en la

actualidad, cuyas competencia e influencia se refuerzan

progresivamente. La ampliación supondría la atribución a los nuevos

Estados de la Unión de un número de miembros conforme a los criterios

seguidos hasta ahora. Ese aumento de composición podría dar lugar a

algunos cambios en sus métodos de trabajo.


2.3 Cuestiones diversas

2.3.1 El Presupuesto

La estructura actual del presupuesto comunitario parte del Acuerdo

Interinstitucional de 1993 entre el Consejo, la Comisión y el

Parlamento Europeo, que estableció el marco financiero para el

periodo 1993-1999. Según el artículo 269 del Tratado (antiguo

artículo 201) «sin perjuicio del concurso de otros ingresos, el

presupuesto será financiado íntegramente con cargo a los recursos

propios». Las cuatro fuentes de ingresos son:


- Exacciones reguladoras agrícolas, contribuciones por azúcar e

isoglucosa;

- derechos de aduana;

- contribución por IVA;

- porcentaje fijo del PNB de los Estados miembros.


El Acuerdo antes citado cifró en el 1,27 por ciento del PNB de los

Estados miembros el límite que no deberán superar en 1999 los

ingresos de la Unión.


De cara a la ampliación, la Comisión mantiene el límite citado de

recursos propios. En la Agenda 2000 (III. Sistema de financiación) se

afirma: «Durante el período cubierto por las próximas perspectivas

financieras

será posible, sin rebasar el límite actual de los recursos

propios (1,27 por ciento del PNB), hacer frente a los desafíos que se

derivan de la reforma necesaria de algunas de las principales

políticas comunitarias, relacionadas con la primera ola de

adhesiones. Por lo tanto, no hay razones de carácter técnico o

jurídico que impongan una modificación de la decisión en que se basa

el sistema de financiación. La actual decisión de recursos propios

seguirá vigente mientras no sea modificada por una nueva decisión».


La Comisión propone también mantener con un tope del 0,46 por 100 del

PNB las intervenciones estructurales (Fondos Estructurales y Fondo de

Cohesión) y la dotación para el periodo 2000-2006 sumaría unos

275.000 millones de ecus.


A partir del criterio mencionado, son esenciales las hipótesis

económicas de la Comisión, pues los dos recursos propios más

importantes, la contribución por IVA y el porcentaje del PNB,

dependen de la evolución económica de los Estados miembros. En el

anexo de cuadros de la Agenda 2000, la Comisión estima el crecimiento

medio del PNB de los Estados miembros actuales en un 2,5 por ciento y

el de los países candidatos un 4 por ciento. Esas diferentes tasas de

crecimiento deberían reducir la distancia macroeconómica entre los

Estados miembros actuales y los países candidatos.


Estos criterios han encontrado fuerte oposición en la opinión pública

de los Estados miembros, en particular las asociaciones de

agricultores y los receptores de las acciones estructurales. Dado el

peso del sector agrícola en los países candidatos, los gastos de la

PAC deberán necesariamente repartirse entre muchos más beneficiarios.


Otro tanto cabe decir de las acciones estructurales; teniendo en

cuenta el nivel de desarrollo económico de los países candidatos, su

posible inclusión en las regiones del Objetivo 1 alteraría

sustancialmente la inclusión de otras áreas geográficas de los

actuales Estados miembros y, en consecuencia, las modalidades de

reparto de los correspondientes fondos.


El Parlamento Europeo se ha mostrado muy crítico a este respecto. Su

Comisión de Presupuestos se ha manifestado en varias ocasiones en

favor de la reforma de los gastos antes de la adhesión, en

particular, los de la PAC. El Pleno del Parlamento, en su Resolución

de 4 de diciembre de 1997, sobre el marco financiero de la Unión

2000-2006, el sistema de financiación futuro, pone abiertamente en

duda la validez de las previsiones financieras de la Comisión. Así,

sobre los fundamentos macroeconómicos:


«Manifiesta su asombro por el marco macroeconómico presentado por la

Comisión y señala a la atención del Consejo Europeo los riesgos que

se derivan de basar todo el análisis financiero en previsiones

demasiado aleatorias;

Considera que el crecimiento del 2,5 por ciento anual podría estar

sobrestimado y que podría crear falsas expectativas sobre la

posibilidad de abrir un proceso histórico de semejante envergadura

sin costes suplementarios.»




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Sobre el sistema de recursos propios:


«Observa que la Comisión en su comunicación no procedió

verdaderamente a realizar un cálculo de las necesidades para el

futuro de las políticas comunitarias para los Quince y para los

países candidatos, sino que se limitó a declarar intangible el actual

límite máximo de los recursos propios del 1,27 por ciento del PNB;

Considera que este planteamiento no está a la altura de la ambición

del proyecto presentado; considera que un análisis serio y en

profundidad de la situación lleva a la conclusión de que el hecho de

declarar desde ahora la intangibilidad del límite máximo de los

recursos propios resulta prematuro y se corre el riesgo de subestimar

los problemas reales, aun cuando ello pueda resultar ventajoso para

evitar el debate en el seno del Consejo Europeo;

Considera que el límite máximo actual de los recursos propios sólo

permitirá financiar las perspectivas financieras después de la

ampliación si el Consejo adopta las decisiones que le competen para

la reforma de las políticas existentes;

Subraya que la Agenda 2000 no propone cambio alguno en el sistema de

financiación de la Comunidad, calla en cuanto a la necesidad de

autonomía financiera de la Unión y no crea el elemento financiero de

vinculación entre el contribuyente y las instituciones europeas.


Lamenta que la Comisión haya querido evitar que se aborde la cuestión

ineludible del sistema de los recursos propios; considera que ha

llegado el momento de demostrar coraje político e imaginación para

abordar la revisión de un sistema que, si bien ha tenido el mérito de

permitir la financiación de la Unión, en la actualidad ya no parece

adaptado para garantizar un reparto equilibrado de la carga fiscal

europea;

Pide a la Comisión que presente en breve plazo una comunicación sobre

el sistema de los recursos propios, con objeto de que se abra un

debate entre las dos ramas de la Autoridad Presupuestaria y que pueda

adoptarse una decisión antes de que concluyan las próximas

negociaciones de adhesión y la posible Conferencia

Intergubernamental.»

Y sobre la financiación de la ampliación:


«Observa que la Comisión ha presentado una previsión por el importe

necesario después de la adhesión de los Estados candidatos; señala el

hecho de que dicho importe -incluidas las estimaciones de todos los

costes de cualesquiera períodos transitorios- sólo tiene carácter

indicativo y de que su dimensión real sólo podrá constatarse al final

de las negociaciones de adhesión;

Constata, asimismo, que, según la Comisión, los márgenes que deberán

liberarse para permitir la ampliación, a falta de recursos

suplementarios, sólo podrán liberarse mediante reducciones

importantes en las políticas existentes, en particular la agricultura

y los Fondos estructurales;

Considera que solamente tras la adopción de estas reformas por parte

del Consejo será posible evaluar los ahorros reales liberados y que,

por otra parte, el coste

más exacto sólo se conocerá tras la conclusión de las negociaciones;

considera que, sólo en estas circunstancias, podría tomarse

definitivamente la decisión sobre el posible mantenimiento del límite

máximo actual de los recursos propios;

Propone que el conjunto de los gastos con vistas a la adhesión se

consigne en una nueva rúbrica de las perspectivas financieras;

Pide al Consejo Europeo que tome en consideración alternativas a la

financiación de la ampliación en caso de que las decisiones del

Consejo sobre las propuestas de reforma de la Comisión den lugar a

ahorros inferiores a los previstos por la Comisión, o de que cambie

el número de países que se adhieran o incluso en el caso de que el

calendario de adhesión difiera del previsto por la Comisión.»

El Consejo Europeo de Berlín de 24 y 25 de marzo de 1999 acordó las

perspectivas financieras para el período 2000-2006, cumpliendo con

las condiciones de Cardiff de que en la presentación y ejecución del

marco financiero debe establecerse una clara distinción entre el

correspondiente a la Unión a quince y a los futuros países miembros,

antes y después de la adhesión.


Sin embargo, en su apartado 16 establece que las perspectivas

financieras de la UE de los quince se ajustarán en el momento de su

ampliación. Este ajuste se podrá realizar por una decisión

mayoritaria del Consejo.


Asimismo, en el apartado 22 insta a la Comisión a presentar al

Consejo en el año 2002 un informe sobre la evaluación del gasto

agrario así como de las propuestas y reformas adecuadas al objetivo

de la política agrícola común.


2.3.2 El control y la protección de las finanzas comunitarias

La Comisión, en la Agenda 2000, no proporciona informaciones muy

precisas sobre la capacidad de los países candidatos para gestionar

adecuadamente el gasto, controlar las finanzas públicas y prevenir y

reprimir el fraude. En los análisis referentes a cada uno de los

países candidatos, una rúbrica «capacidad administrativa y

jurisdiccional» proporciona sumarias indicaciones a ese respecto. Con

pocas variantes, de los países admitidos a la primera tanda de

negociaciones se suele decir que si el país en cuestión continúa las

reformas emprendidas en el ámbito administrativo, cabe esperar que, a

medio plazo, funcionen las estructuras administrativas necesarias

para la aplicación del acervo comunitario. Respecto de los otros

países, es frecuente la afirmación de que el país en cuestión deberá

realizar esfuerzos importantes y prolongados de reforma para poder

disponer, a medio plazo, de las estructuras que permitan aplicar

efectivamente el acervo comunitario.


El Parlamento Europeo ha mostrado su preocupación a este respecto. En

su Resolución de 4 de diciembre de 1997 sobre la Agenda 2000, se

contienen afirmaciones como las siguientes:


«(El Parlamento) opina que una administración pública eficaz y fiable

es un elemento vital de los preparativos




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de adhesión a la UE para reforzar el Estado de Derecho y la cohesión

económica y social, y que las medidas para mejorar la calidad de la

administración pública en todos los países candidatos deben incluirse

en gran medida en la estrategia de preadhesión.»

Además:


«Pide a los países candidatos que, en el marco de sus ordenamientos

constitucionales, establezcan estructuras administrativas locales,

regionales y nacionales eficaces que ayuden a los agentes no

estatales en estos ámbitos, y que mejoren los sistemas de control

financiero, de manera que, como futuros miembros, puedan utilizar de

manera eficaz los Fondos estructurales...»

Y, en unas consideraciones sectoriales, contenidas en la Resolución

de 4 de diciembre de 1997 sobre el marco financiero de la Unión 2000-

2006, el sistema de financiación futuro, la Cámara, respecto del

control presupuestario,

«Señala que, en el marco financiero propuesto, la Comisión debe

subordinar la concesión de los fondos de preadhesión y de cualquier

otro fondo comunitario a la realización por parte de cada

beneficiario, en el contexto de la «colaboración para la adhesión»,

de un programa obligatorio destinado a dotar a cada país, cuando no

cuente con ello:


- De un sistema de gestión administrativa y de control interno de

calidad, así como de sistema de control exterior autónomo y eficaz,

- de un mecanismo administrativo y jurídico adecuado de protección de

los créditos comunitarios,

- de una formación intensificada de los servicios fiscales y

aduaneros en la perspectiva de la ampliación,

- de un mecanismo de colaboración con el Tribunal de Cuentas

europeo.»

2.3.3 La política agrícola

La política agrícola constituye quizá el principal problema que

planteará la integración de los diez PECO en la Unión Europea, tanto

por el peso que tiene el sector agrícola en aquellos países, como por

la importancia de la Política agrícola común (PAC) para algunos

Estados miembros actuales y para las finanzas comunitarias.


Según cifras de la Comisión, la agricultura supone el 9 por ciento

del PIB de los países candidatos frente al 2,4 por ciento en la

Unión, dando empleo a un 22 por ciento de la mano de obra, frente al

5 por ciento en la Unión. Con la ampliación, la superficie de la

Unión dedicada a la agricultura aumentaría en 60 millones de

hectáreas, llegando a un total de 200 millones. Si se adhirieran

todos los países asociados, se añadirían 100 millones de consumidores

al mercado interior, pero con un poder adquisitivo per cápita de un

tercio del de la UE actual. En los últimos años, la producción

agraria de los países candidatos se ha visto negativamente afectada

por la caída de la demanda, al desaparecer las subvenciones al

consumo, la degradación de la situación económica general y los

desfases de precios y costes. Este sector ha experimentado además una

intensa reestructuración, consecuencia de la privatización de la

tierra y de los diferentes activos; esta reforma estructural continúa

hacia un verdadero mercado de compra y venta de tierras, pero se ve

retrasada por los conflictos sobre los derechos de propiedad. Los

precios agrarios en los países candidatos son, en general, bastante

inferiores a los de la Unión, pero existen amplias diferencias de

unos a otros países y de unos a otros productos.


De cara a la adhesión, hay que prever un incremento de la producción

agrícola de los países candidatos, consecuencia de la modernización

de las explotaciones y de la aproximación de sus precios a los

precios comunitarios. La integración, sin medidas correctoras, de la

agricultura de los países candidatos en la PAC podría provocar serias

dificultades; principalmente aumentando los excedentes de producción

que deberían venderse en los mercados exteriores, lo que haría

necesario el incremento de las restituciones a la exportación, con

una incidencia presupuestaria que se ha estimado en unos 45.000

millones de ecus. Pero esta expansión está necesariamente limitada

por los compromisos asumidos, tanto por los Estados miembros de la

Unión como por los países candidatos, en las negociaciones GATT/OMC,

de limitar las subvenciones a la exportación.


Para resolver el problema, se han imaginado diversas fórmulas:


exclusión de la agricultura del mercado interior de la Unión

ampliada, largos periodos de transición, integración completa de la

agricultura PECO en la PAC, imponiendo cuotas y sistemas de barbecho.


Las exigencias del mercado mundial han impulsado a la disminución

progresiva de los precios de apoyo para acercarlos a los precios de

los mercados mundiales para reducir los gastos de restitución,

compensando a los agricultores por medio de ayudas directas a los

ingresos.


El Parlamento Europeo censura lo que considera un enfoque

fragmentario de la materia por parte de la Comisión. En su Resolución

del 4 de diciembre de 1997 sobre la Agenda 2000, entre otras

afirmaciones, declara:


«Recuerda, sin embargo que, para que la integración decidida y

racional de los PECO sea un éxito para ambas partes, es necesario

proceder a una adaptación eficaz de la UE y llevar a cabo las

reformas estructurales, en particular, la reforma de la política

agrícola común;

Lamenta, por lo que se refiere al sector agrícola, que en la Agenda

2000 la Comisión sólo presente propuestas fragmentarias para

diferentes sectores de producción, y no una visión global que hubiera

permitido orientar a todos los sectores de producción agrícola;

Lamenta que, contrariamente a lo que se anunció en la Conferencia de

Cork, la Comisión no haya elaborado un concepto específico relativo

al mundo rural; teme que, dispersos entre diferentes objetivos y

marcos de apoyo, los medios destinados a las estructuras agrícolas no

puedan aplicarse con toda la eficacia necesaria;

Destaca que la situación económica de los países candidatos, en

particular en el ámbito agrícola, no es homogénea, por lo que

convendría tener en cuenta la situación concreta de dichos países en

el momento de establecer




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las medidas y calendarios preparatorios para la adhesión, así como

las medidas y los plazos de transición posteriores a la integración;

Considera que, debido a las diferencias notables de precios y vista

la oportunidad de favorecer una política de desarrollo rural, la

ampliación a los nuevos miembros de la política agrícola común en su

forma actual no es deseable y que, en consecuencia, tal vez

convendría reflexionar sobre la conveniencia de fijar periodos

transitorios largos en materia de aplicación de la política agrícola

común a dichos nuevos miembros.»

El Consejo Europeo de Luxemburgo, de diciembre de 1997, asumió la

estrategia para la ampliación contenida en la Agenda 2000.


La Comisión presentó en marzo de 1998 unas propuestas legislativas

desarrollando los principios contenidos en la Agenda 2000 y regulando

los instrumentos de ayuda de preadhesión. Estos últimos son:


- Un reglamento sobre la coordinación de la asistencia a los países

candidatos;

- el reglamento PHARE;

- un instrumento de preadhesión para las políticas estructurales

(IPAE), y

- un instrumento de preadhesión agrícola.


Los fondos de asistencia de preadhesión agrícola financian las

acciones destinadas a mejorar las estructuras de las explotaciones

agrícolas, la transformación y comercialización de los productos

agrícolas y la pesca y el control fitosanitario, veterinario y de

calidad de los productos alimenticios.


Los recursos del FEOGA para la ayuda agrícola de preadhesión suman

500 millones de ecus (precio constante de 1997). La asignación a cada

país candidato se hace en función de criterios como la población

agrícola, la superficie agrícola, el PIB y la situación territorial.


2.3.4 La Política Pesquera Común

En opinión del Parlamento Europeo, como política común que es, la

política de pesca no está recibiendo tanta atención en el proceso de

ampliación como debiera. La próxima ampliación de la Unión Europea

llega en un momento de incertidumbre sobre la Política Pesquera Común

(PPC). En 1991, la Comisión Europea estableció los siguientes

objetivos de la PPC: conseguir una pesca sostenible, evitar los

efectos secundarios que perjudican a las comunidades pesqueras que

dependen en gran medida de esa actividad; garantizar un suministro

estable a precios razonables para los consumidores, y contribuir a la

cohesión económica y social en el mercado único europeo.


Polonia y Estonia son los únicos países de la primera fase que

cuentan con una industria de pesca marítima relevante. Con la

adhesión de estos países, el Mar Báltico, con sus grandes reservas de

peces, se convertirá en parte integrante de las aguas de la Comunidad

Europea. Eslovenia también tiene salida al mar, pero su industria

pesquera es reducida.


2.3.5 La Política Industrial

La Comisión Europea considera que el ajuste industrial es uno de los

aspectos que requiere actuaciones más urgentes por parte de los

países candidatos para el éxito de su adhesión a la Unión Europea. El

Parlamento Europeo considera que la reestructuración industrial podrá

tener efectos secundarios negativos en regiones y sectores

específicos de estos países, y, en el caso de ciertas industrias

pesadas, comportará la pérdida de un número importante de puestos de

trabajo. Por ello, es previsible que algunos países candidatos pidan

medidas de protección para su industria durante un período de

transición.


De otra parte, aunque el sector industrial de los actuales miembros

de la UE se beneficiará globalmente de la ampliación, la industria

siderúrgica, la construcción naval y, en general, las industrias que

hacen un uso intensivo de mano de obra, como el textil, el calzado y

el juguete, podrían salir perdiendo por la ventaja que en términos de

costes laborales disfrutan los industriales de los países candidatos.


También ganarán aquellas empresas que sean capaces de encontrar

nuevos mercados de venta o nuevas bases de producción en dichos

países.


2.3.6 La Unión Económica y Monetaria

La Agenda 2000 describe la situación de los países candidatos en

relación con la UEM y recuerda las reglas que deben regir su

integración en este mecanismo monetario. Afirma que «la ampliación

tendrá lugar, con toda probabilidad, en la tercera fase de la Unión

Económica y Monetaria. Todos los Estados miembros deben asociarse al

objetivo de la UEM, y, por tanto, estar capacitados para participar

en la zona del euro. Aunque es improbable que, en el momento de la

adhesión, los nuevos Estados miembros puedan integrarse plenamente en

dicha zona, el principal reto al que se enfrentarán no será entrar en

ella o no, sino adoptar el acervo comunitario de la UEM, aun en

calidad de países no participantes.


La participación de los nuevos Estados miembros en la zona del euro

se decidirá siguiendo los criterios de convergencia fijados en el

TUE, vigentes para todos los Estados miembros sin excepción. Sin

embargo, debe observarse que no se trata de criterios de adhesión, y

un empeño excesivo en su cumplimiento puede resultar inadecuado para

unas economías en transición. De hecho, en este tipo de economías,

conceptos tales como tipos de interés a largo plazo o déficit

presupuestarios no tienen exactamente la misma dimensión que en las

economías de mercado más consolidadas.


Asimismo, es importante que los nuevos miembros emprendan las

reformas necesarias para estabilizar a largo plazo la economía. Aun

en calidad de no participantes, estos países deberían estar

capacitados para evitar fluctuaciones y variaciones bruscas de los

tipos de cambio nominales, así como desarrollar unas políticas

monetarias disciplinadas y responsables, sin arriesgar el objetivo de

la estabilidad de precios».





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La situación de los países candidatos, en relación con los criterios

para la participación en la UEM es la siguiente:


1. Criterio de inflación.-Consiste en no superar en 1,5 puntos la

media de los tres países de inflación más baja. La media de la UE, a

principios de 1998 era de 1,3 por ciento. La transición a la economía

de mercado provocó elevadas tasas de inflación en los países

candidatos, excepto Chipre y Malta. Las reformas estructurales han

hecho descender notablemente esos índices, pero están aún lejos del

criterio de convergencia y las reducciones marginales son difíciles.


2. Criterio de los tipos de interés.-Consiste en que los tipos de

interés a largo plazo no superen en 2 puntos la media de los de los

tres países de inflación más baja. Los elevados niveles de inflación,

antes comentados, de los países candidatos provocaron elevados tipos

de interés a corto y largo plazo. La aplicación de este criterio no

es fácil; al ser tipos a largo plazo que fijan los mercados y estar

estos poco desarrollados, sólo caben estimaciones provisionales. Si

se parte de una previsión de tipos a largo plazo en la zona euro de 5

ó 5,5 por ciento, Chipre, la República Checa y los Estados bálticos

quizá sean los Estados que más se aproximen, mientras que Hungría y

Rumanía sean los más alejados.


3. Criterio del déficit público.-Consiste en que aquel no supere el 3

por ciento del PIB o que tenga tendencia a acercarse a ese nivel. La

mayoría de los países han tenido bajos déficits, aunque la recesión

consecuencia de la transición política ha provocado algún aumento en

los mismos. Esto se está corrigiendo y no parece difícil, en

principio, el cumplimiento de este criterio, si las circunstancias no

se degradan, cuando llegue el momento de la adhesión.


4. Criterio de la deuda pública.-Consiste en que aquella no exceda

del 60 por ciento del PIB o tenga tendencia a acercarse a ese nivel.


La mayoría de los países candidatos cumplen este criterio, con las

excepciones de Bulgaria y Hungría.


5. Criterio de los tipos de cambio.-Consiste en que el tipo de cambio

de la moneda se haya mantenido en la banda del Mecanismo de los Tipos

de Cambio del Sistema Monetario Europeo durante dos años.


Este criterio es difícil de aplicar, ya que los países candidatos no

pertenecen al mecanismo de tipos de cambio del SME ni del SME II. En

todo caso, en tiempos recientes, los divisas de los países candidatos

se han visto afectadas por fuerte variabilidad y volatilidad, lo que,

previsiblemente, hará difícil para muchos el cumplimiento de este

criterio. Sin embargo, a medio y largo plazo, esos países tienen

intención de vincular sus divisas al euro, lo que, por otra parte, es

inevitable de cara a la adhesión.


Precisamente, el Parlamento Europeo, en su Resolución de 4 de

diciembre de 1997 sobre la Agenda 2000 estima que «los acuerdos

relativos al SME II constituyen

un marco extraordinariamente adecuado para facilitar a los PECO la

entrada en la Unión Monetaria y considera que merece examinarse la

idea de que los PECO que lo deseen y puedan hacerlo obtengan ya en el

SME II el estatuto de miembro asociado.»

Independencia de los Bancos Centrales.-La situación no es uniforme en

los países candidatos. Es general una amplia autonomía respecto del

Gobierno, pero cierta influencia de éste y la posibilidad de

financiación de los déficits públicos se producen en algunos países.


3. Acción exterior de la Unión

3.1 La política exterior y de seguridad común (PESC)

Es generalmente reconocida la falta de coherencia entre la PESC y las

relaciones económicas comunitarias; ello conlleva una limitada

influencia de la acción exterior de la Unión, en particular en sus

vertientes más específicamente política y militar, como ha puesto de

relieve la historia reciente en múltiples ocasiones. Las causas son

probablemente diversas, pero una destaca sobre las demás: la

resistencia de los Estados nacionales a ceder competencias en el

reducto más tradicional de su soberanía, que es la acción exterior.


De ahí deriva el carácter intergubernamental de la PESC y la

unanimidad como requisito para la toma de decisiones.


El Tratado de Amsterdam introdujo algunas modificaciones, aunque no

de los aspectos esenciales mencionados. Clarificó y ordenó los

instrumentos (principios y orientaciones generales, estrategias

comunes, acciones comunes, posiciones comunes, cooperación de los

Estados miembros). También es novedosa la Alta Representación de la

PESC, que se atribuye al Secretario General del Consejo y que debiera

asegurar una mayor continuidad en este ámbito. La otra principal

novedad es la Unidad de planificación de la política y de alerta

rápida. No se introdujeron cambios esenciales en los papeles de la

Comisión y del Parlamento Europeo, aunque la financiación de los

gastos administrativos y operativos de la PESC con cargo al

presupuesto comunitario amplía las competencias de la Cámara.


De cara a la ampliación de la Unión, el Tratado de Amsterdam también

introduce algunos cambios. En primer lugar, respecto de los objetivos

de la PESC, hay que señalar la cláusula de solidaridad política

contenida en el artículo 11 (antiguo J.1), aunque su eficacia parece

menor que las equivalentes de otras alianzas, como, por ejemplo, la

OTAN.


Las necesidades de la planificación debieran tener respuesta con la

nueva Unidad de planificación de la política y de alerta rápida. Su

composición (personal procedente de la Secretaría General, los

Estados miembros, la Comisión y la UEO) parece favorecer el carácter

intergubernamental. Con la incorporación de nuevos Estados miembros,

su composición deberá ampliarse, lo que puede plantear cuestiones

sobre su eficacia. La posibilidad de que la Comisión contribuya a la

planificación parece limitarse a facilitar información pertinente

(núm. 5 de la Declaración que crea la Unidad).





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Respecto de la toma de decisiones, el mecanismo principal es la

unanimidad, aunque es también posible la abstención constructiva

[artículo 23 (antiguo J.13)]. Como excepción, se prevé la adopción

por mayoría cualificada de acciones comunes, posiciones comunes o

cualquier decisión basada en una estrategia común; y cualquier

decisión por la que se aplique una acción común o una decisión común.


Esta excepción, sin embargo, no es aplicable si un Estado miembro se

opone por «motivos importantes y explícitos de política nacional», en

cuyo caso la decisión deberá tomarse por unanimidad. El aumento del

número de Estados miembros debiera, en principio, hacer más difícil

la toma de decisiones, al multiplicar las posibilidades de alegar

esos motivos importantes de interés nacional.


La ejecución de la PESC deberá en el futuro descansar en los nuevos

instrumentos establecidos por el Tratado de Amsterdam. Hasta el

presente la eficacia en este terreno ha dependido de la voluntad de

los Estados miembros, a menudo tras el acicate del Parlamento

Europeo. La ampliación plantea, obviamente, la incógnita de la

actitud que puedan adoptar, en su momento, los nuevos Estados. La

experiencia hasta ahora es que los países candidatos han compartido

con frecuencia los criterios y la estrategia de la Unión en el ámbito

analizado.


La posición de la Comisión sobre la PESC se contiene en la Agenda

2000, que incluye toda una larga y expresiva declaración de

principios sobre la necesidad de reforzar el peso y la influencia de

la Unión en el marco internacional. A título de ejemplo, la Comisión

proclama:


«Europa debe fortalecer imperativamente su actuación en el ámbito de

las relaciones exteriores. El proyecto europeo sólo será verosímil si

responde a la demanda creciente de sus ciudadanos de una mayor unidad

y de una mayor eficacia para construir y defender la paz, la

estabilidad y la prosperidad en el continente europeo y en el mundo.


Los Estados miembros de la Unión Europea tienen numerosos intereses

comunes. La Unión Europea debe aumentar su influencia en los asuntos

internacionales, fomentar valores como la paz y la seguridad, la

democracia y los derechos humanos, aportar su ayuda a los países

menos desarrollados, defender su concepción de modelo social y

afirmar su presencia en los mercados internacionales. Más allá del

mantenimiento de la integridad territorial de la Unión, los Estados

miembros deben unir sus fuerzas para luchar contra la delincuencia

organizada, el terrorismo y la proliferación nuclear, bacteriológica

garantizar un crecimiento duradero con una utilización óptima de los

recursos mundiales.


La ampliación de la Unión Europea no afectará exclusivamente al

destino de los europeos, de los Estados miembros y de los países

candidatos. Por sus repercusiones internacionales, la ampliación

también dejará sentir sus efectos allende las nuevas fronteras de una

Europa ampliada, porque aumentará el peso de Europa en el mundo,

porque dará a Europa nuevos vecinos y porque convertirá a Europa en

un espacio unido y estable. Las

repercusiones geopolíticas del proceso de ampliación ya se pusieron

de manifiesto en las conclusiones sobre la 'Agenda política de

Europa' del Consejo Europeo de Madrid.


La Europa ampliada mantendrá relaciones más ricas, pero

necesariamente más complejas, con el resto del mundo. Para ser más

eficaz y estar más presente, para prepararse lo mejor posible para

ejercer más y mayores responsabilidades, para asumir la misión que le

corresponde en la escena internacional, Europa tiene que procurar

desde ahora mismo reforzar su capacidad para tomar decisiones

políticas y garantizar la coherencia del conjunto de sus acciones.


La Unión Europea tiene interés en asumir unas responsabilidades

políticas que estén en consonancia con su poder económico. La

interdependencia de las economías modernas y la creciente importancia

de los factores internacionales hacen que una política exterior

activa y eficaz no pueda limitarse a los aspectos más tradicionales

de las relaciones internacionales. Este principio puede aplicarse en

especial a la Unión Europea, que sigue estando en gran medida

caracterizada por su dimensión económica. De hecho, la política

exterior y de seguridad común sólo podrá consolidarse si los Estados

miembros, tanto con respecto a los métodos de trabajo como al fondo,

aceptan elaborar de manera progresiva una concepción integrada de las

relaciones exteriores.


Esta concepción integrada permitirá poner al servicio de una voluntad

política común los instrumentos de la PESC, de la política comercial,

de la ayuda al desarrollo o de otras políticas comunitarias así como

la capacidad operativa de la Unión de Europa Occidental para las

misiones recientemente incluidas en el Tratado. Esa concepción

integrada deberá asimismo reforzar la complementariedad, en la

actualidad insuficiente, entre las intervenciones de la Unión y las

intervenciones de los Estados miembros.»

El Consejo ha ido, en sus diversas reuniones, preparando el camino de

la ampliación, que concluyó con la decisión definitiva, adoptada en

el Consejo de Luxemburgo, de diciembre de 1997, de iniciar el proceso

en su conjunto. Pero, en relación con la PESC, ya se habían adoptado

una serie de decisiones para ir integrando a los países candidatos.


El elemento esencial eran las llamadas «relaciones estructuradas»

entre los países asociados PECO y las instituciones comunitarias. Se

perseguía, en este ámbito, dar la posibilidad a los países PECO de

adherirse a determinadas actividades de la PESC, como declaraciones o

acciones conjuntas. Los objetivos, entre otros, eran superar la

inseguridad existente en Europa Central y Oriental y potenciar las

actividades desarrolladas en los marcos de la UEO, la OTAN, la CSCE y

el Pacto de Estabilidad.


El papel del Parlamento Europeo, poco relevante, está especificado en

el artículo 21 (antiguo J.11) en los términos siguientes:


«La Presidencia consultará con el Parlamento Europeo sobre los

aspectos principales y las opciones básicas de la política exterior y

de seguridad común y velará por




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que se tengan debidamente en cuenta las opiniones del Parlamento

Europeo. La Presidencia y la Comisión mantendrán regularmente

informado al Parlamento Europeo sobre el desarrollo de la política

exterior y de seguridad de la Unión.


El Parlamento Europeo podrá dirigir preguntas o formular

recomendaciones al Consejo. Cada año procederá a un debate sobre los

progresos realizados en el desarrollo de la política exterior y de

seguridad común.»

El Parlamento, en su Resolución de 19 de noviembre de 1997 sobre el

Tratado de Amsterdam, reivindica competencias reforzadas en este

terreno y, sobre todo, un nuevo método en la conducción de las

relaciones internacionales. Así, entre otras declaraciones, afirma

que:


«La Unidad de planificación de la política y de alerta rápida debe

realizar sus funciones desde una perspectiva común de la Unión»; «los

acuerdos internacionales importantes estén sujetos al dictamen

conforme del Parlamento Europeo»; «pide a los Estados miembros que

utilicen sólo en casos extremos la posibilidad de impedir una

decisión por mayoría invocando razones importantes de política

nacional que el Tratado de Amsterdam prevé en materia de política

exterior y en relación con la cooperación reforzada»; «observa que

con el Tratado de Amsterdam ha concluido una época histórica en la

que, con los medios de la diplomacia clásica, ha podido impulsarse

paso a paso la obra de unificación europea»; «está convencido de que,

ahora, es la política la que debe asumir la primacía en la nueva

configuración de la Unión Europea y de que en este proceso el

Parlamento Europeo y los Parlamentos de los Estados miembros deben

ejercer sus derechos.»

Posteriormente, con fecha 28 de mayo de 1998, el Parlamento Europeo

aprobó una Resolución sobre el papel de la Unión en el mundo:


desarrollo de la Política Exterior y de Seguridad Común en 1997, que

comienza con las lamentaciones siguientes:


«Señala que:


a) La opinión pública no ha percibido progresos en el desarrollo de

una política exterior europea;

b) no se ha concluido un acuerdo Interinstitucional sobre el derecho

del Parlamento a ser informado y consultado;

c) la Comisión todavía no ha hecho pleno uso de su derecho a

presentar propuestas al Consejo;

d) los progresos realizados en el desarrollo de una política de

seguridad común, en la coordinación de las políticas de defensa, en

el desarrollo de una verdadera política común en materia de armas y

en la incorporación de la UEO a la UE siguieron siendo escasos;

e) han persistido los desequilibrios entre la política exterior de la

UE y sus actividades comerciales.»

destinadas tanto a reforzar la propia PESC como a reclamar las

competencias que, estima, le corresponden en este ámbito.


Con fecha 5 de mayo de 1999, el Parlamento aprobó una Resolución

sobre el papel de la Unión Europea en el mundo: Aplicación de la

política exterior y de seguridad común en 1998; entre otras cosas:


- Afirma que, en el año del nacimiento del euro, es esencial que la

PESC funcione eficazmente;

- constata la tendencia creciente de los Gobiernos europeos a asumir

responsabilidades políticas a favor de la paz y la seguridad en el

continente;

- analiza la situación en diversas áreas y los conflictos aún en

curso, alentando la puesta en marcha de estrategias comunes;

- reafirma la importancia de los derechos humanos en la construcción

de la democracia;

- insta a la realización de una identidad europea en materia de

seguridad;

- lamenta el silencio europeo en relación con varios graves

conflictos internacionales, y

- preconiza una nueva diplomacia europea y la creación, a su

servicio, de una «Escuela Diplomática» de la Unión Europea.


El Consejo Europeo de Colonia, de los días 3 y 4 de junio de 1999,

consagra especial atención a las relaciones exteriores de la Unión,

fijando una serie de principios y líneas de actuación respecto de los

principales países y áreas geográficas donde se ejerce la acción

comunitaria o cuyos acontecimientos pueden afectar particularmente a

la UE. A título indicativo, se realizan declaraciones sobre Kosovo

(que incluye el anexo V), los Balcanes Occidentales, el Pacto de

Estabilidad para Europa sudoriental, la Estrategia común para Rusia

(que incluye el anexo II), otras estrategias comunes, Ucrania,

relaciones transatlánticas, relaciones UE-Japón, cooperación

euromediterránea, Latinoamérica y Caribe, dimensión nórdica, Cumbre

transcaucásica, Timor Oriental, Macao y Organización Mundial del

Comercio.


3.2 Seguridad y defensa

Según el artículo 13 (antiguo J.3) del Tratado «el Consejo Europeo

definirá los principios y las orientaciones generales de la política

exterior y de seguridad común, incluidos los asuntos que tengan

repercusiones en el ámbito de la defensa». Y, el artículo 17.3

(antiguo J.7) declara que «la Unión recurrirá a la UEO para que

elabore y ponga en práctica las decisiones y acciones de la Unión que

tengan repercusiones en el ámbito de la defensa».


La UEO es la organización de defensa europea; dispone de 4 estatutos

diferentes y cuenta con 28 miembros:


- Diez países son miembros activos (Alemania, Francia, Reino Unido,

Italia, Luxemburgo, Bélgica, Grecia, España, Portugal y Países

Bajos).





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- Cinco países tienen el estatuto de observadores (Irlanda, Austria,

Suecia, Finlandia y Dinamarca).


- Tres países tienen el estatuto de miembros asociados (Turquía,

Islandia y Noruega) que les confiere el derecho a participar en las

votaciones cuando se abordan cuestiones relativas a la OTAN.


- Diez países tienen el estatuto de interlocutores asociados

(partenaire associé) (Bulgaria, Eslovaquia, la República Checa,

Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia y Rumania).


La UEO tiene atribuida, como misión esencial, la defensa, pero,

además, han cobrado especial importancia en los últimos tiempos las

denominadas misiones Petersberg, enumeradas en el artículo 17.2:


misiones humanitarias y de rescate, misiones de mantenimiento de la

paz y misiones en las que intervengan fuerzas de combate para la

gestión de crisis, incluidas las misiones de restablecimiento de la

paz.


De todas formas, en la Declaración B «Relaciones entre la UEO y la

OTAN en el marco del desarrollo de una IESD (identidad europea de

seguridad y defensa) dentro de la Alianza Atlántica», contenida en la

Declaración de la Unión Europea Occidental sobre el papel de la Unión

Europea Occidental y sus relaciones con la Unión Europea y la Alianza

Atlántica, se asegura que «la Alianza Atlántica sigue siendo la base

de la defensa colectiva en virtud del Tratado del Atlántico Norte».


Los PECO, como antes se indica, tienen estatuto de interlocutores

asociados en la UEO y, por diversas vías, han sido vinculados a las

actividades de la organización; las principales son la participación

en la Asamblea de la UEO y en la recientemente creada unidad de

planificación. Además, el Consejo de la UEO, en abril de 1997, ha

abierto la posibilidad de que fuerzas de los países asociados

participen en la llamada Fuerza Operativa Combinada Conjunta.


Sin embargo, la búsqueda de la seguridad ha llevado a los países

candidatos, a partir de 1997, a solicitar su ingreso en la OTAN. Este

se ha producido, para la República Checa, Hungría y Polonia, con

fecha 12 de marzo de 1999 y el proceso no está terminado, pues la

posibilidad de ingreso sigue abierta para otros países de Europa

Central y Oriental.


El Parlamento Europeo aprobó una Resolución el 14 de mayo de 1998

sobre la instauración progresiva de una política de defensa común de

la Unión Europea; entre otras cosas:


- Distingue entre las nociones de seguridad y defensa; la primera

incluye las operaciones de tipo Petersberg, mientras que el concepto

de defensa incluye la protección del territorio y de los intereses

vitales de los Estados miembros;

- afirma que la prevención de las crisis es parte integrante de la

política de seguridad y defensa común;

- recuerda que, en virtud de los artículos 51 y 52 de la Carta de las

Naciones Unidas, la Unión Europea está capacitada para desarrollar

una política de defensa común;

- reafirma las nociones de «integridad de la Unión», solidaridad

política mutua» y «fronteras exteriores»;

- acepta que, actualmente, la seguridad de una mayoría de los Estados

miembros de la Unión está garantizada por una participación en la

OTAN;

- considera, sin embargo, que la ampliación contribuirá a la

seguridad global del continente;

- recuerda la necesidad de cooperación en el sector de los

armamentos;

- reafirma el objetivo de la integración de la UEO en la Unión

Europea, y

- afirma la utilidad, a la luz de la experiencia, de hacer posible,

en caso necesario, un rápido despliegue de fuerzas policiales.


El Consejo Europeo de Colonia, de los días 3 y 4 de junio de 1999,

trata en sus conclusiones números 55 y 56 de la política de seguridad

y defensa. Son declaraciones genéricas que reenvían al anexo III

«Declaración del Consejo Europeo sobre el refuerzo de la política

europea común de seguridad y defensa». El número 1 de este texto

contiene una declaración de principios en términos, aparentemente,

determinados y enérgicos. Así, «los miembros del Consejo Europeo

estamos decididos a que la Unión Europea desempeñe plenamente su

papel en la escena internacional. Para ello, nos proponemos dotar a

la Unión Europea de los medios y recursos necesarios para asumir sus

responsabilidades respecto de una política europea común de seguridad

y de defensa». Y «con la vista puesta en los objetivos de nuestra

política exterior y de seguridad común, y de la paulatina definición

de una política de defensa común, estamos convencidos de que el

Consejo debe tener la capacidad de tomar decisiones en toda la serie

de tareas de prevención de conflictos y gestión de crisis definidas

en el Tratado de la Unión Europea, las «misiones de Petersberg». A

tal fin, la Unión debe tener una capacidad de acción autónoma,

respaldada por unos recursos militares creíbles, los medios para

decidir emplearlos y la disposición para hacerlo, con objeto de

responder a las crisis internacionales.


El documento, que incluye un Informe de la Presidencia alemana sobre

el refuerzo de la PESC, continúa desarrollando principios y

declaraciones no muy diferentes de otros formulados en el pasado.


Quizá lo más concreto, aunque siga manteniéndose en el terreno de los

desiderata, sean los textos consagrados a la toma de decisiones, en

los siguientes términos:


«Por lo que respecta a la toma de decisiones de la UE en materia de

seguridad y defensa, deberán adoptarse las medidas necesarias para

garantizar el control político y la dirección estratégica de las

operaciones Petersberg dirigidas por la UE, de modo que la UE pueda

decidir y llevar a cabo eficazmente estas operaciones militares.


Además, la UE deberá contar con la capacidad de analizar situaciones,

de acceder a la información militar y de realizar la necesaria

planificación estratégica.





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Para ello podrán ser necesarios:


- Reuniones periódicas (o especiales) del Consejo de Asuntos

Generales, en las que participarán cuando sea necesario los Ministros

de Defensa;

- un órgano permanente situado en Bruselas (Comité Político y de

Seguridad) formado por representantes con conocimientos políticos y

militares;

- un Comité Militar de la UE integrado por Representantes Militares,

que hará recomendaciones al Comité Político y de Seguridad;

- un Estado Mayor de la UE, que incluirá un Centro de Situación;

- otros recursos, como un Centro de Satélites y un Instituto de

Estudios sobre la Seguridad.»

Pero se reconoce que «la Alianza sigue constituyendo los cimientos de

la defensa colectiva de sus Estados miembros» (núm. 5 del anexo III).


3.3 Relaciones económicas exteriores

La Unión Europea es un mercado bastante abierto, pues sus aranceles

son bajos y en su desarrollo futuro tenderá a una mayor

liberalización, como consecuencia de los Acuerdos Europeos en vigor,

otras áreas de comercio existentes y las decisiones adoptadas y

futuras en el seno de la OMC.


Desde el colapso de la Unión Soviética, el desarrollo de las

relaciones comerciales entre la UE y los PECO ha sido espectacular.


Según estimaciones aproximadas, a fines de los ochenta, mientras un

elevado porcentaje del comercio de los PECO se realizaba en el seno

del COMECON, el comercio con la UE apenas alcanzaba un 10 por ciento.


Amediados de los noventa, el comercio con la UE representaba ya el 80

por ciento, para los países de Europa central y el 65 por ciento para

los de Europa oriental. Y es de notar que esa modificación del

sentido de los intercambios se produjo, en gran medida, antes de que

se establecieran los distintos mecanismos de ayuda (acuerdos de

asociación, preadhesión) que hoy ligan los PECO a la UE. La causa

principal del fenómeno sin duda ha sido satisfacer las necesidades de

abastecimiento, defectuosamente cubiertas antes. El país europeo

occidental más beneficiado con este proceso ha sido Alemania y la

principal consecuencia es el práctico establecimiento de una zona de

librecambio industrial, aunque persistan barreras para ciertos

productos. Por contra, la liberalización es mucho más lenta para los

productos agrícolas.


La ampliación prevista de la UE no parece que vaya a suponer

profundos cambios en este ámbito. Es impensable una Unión más amplia

encerrada en sí misma, pues el proceso liberalizador, como se apuntó,

no parece tener marcha atrás. Más bien, aunque sea probablemente

imposible cuantificar el impacto de la ampliación en el comercio

mundial, cabe imaginar un incremento general de los intercambios

comerciales, tanto intracomunitarios como de la Unión con terceros

países. De una parte, las necesidades de modernización de los países

candidatos y la mejora en ellos del sector servicios deben propulsar

un incremento de la inversión exterior directa, con la consiguiente

aceleración de su desarrollo económico. Los nuevos Estados

miembros deberán adaptar sus políticas comerciales a las vigentes en

la Unión; una consecuencia será aplicar el trato preferente a

terceros países establecido en los acuerdos que obligan a la Unión

(Lomé, Sistema de Preferencias Generalizadas). La ampliación dará

origen a un mercado europeo de mayores dimensiones, pero puede

también provocar desviaciones del comercio que afecten a otros

bloques comerciales como, por ejemplo, América Latina.


En cualquier caso, será necesario garantizar que la ampliación no

obstaculice la actitud abierta y responsable de la Unión Europea

hacia el resto del mundo y, en particular, que no afecte

negativamente a los intercambios comerciales y a la cooperación con

los países mediterráneos y con América Latina.


La Agenda 2000 hace un examen del desarrollo posible de las políticas

de una UE ampliada con terceros países y regiones y con

organizaciones internacionales y advierte que se reforzará el peso y

el poder negociador de la Unión si ésta actúa de forma coherente.


Esto es especialmente relevante en las relaciones con las

organizaciones internacionales, muy en particular la OMC.


El Parlamento Europeo se ha pronunciado también en esta materia. En

su Resolución de 19 de noviembre de 1997 sobre el Tratado de

Amsterdam afirma que:


«En el ámbito de las relaciones económicas exteriores, la Comunidad

deberá ser competente para todas las cuestiones que se traten en el

marco de la Organización Mundial de Comercio; hasta la modificación

del Tratado en este sentido, la Comisión debe mostrar a los Estados

miembros, a tiempo y claramente, los perjuicios que, como

consecuencia del fraccionamiento de la competencia, amenazan a la

Comunidad en las futuras negociaciones, y proponer al Consejo las

necesarias transferencias de competencia para una urgente toma de

decisiones al respecto; estas transferencias de competencia no

deberían, sin embargo, debilitar el control democrático sobre la

actuación del Ejecutivo en cuestiones de relaciones económicas

exteriores.»

Y, en su Resolución de 4 de diciembre de 1997 sobre la Agenda 2000:


«Recuerda el balance globalmente positivo de las ampliaciones

anteriores que han mejorado la posición de la Unión en los mercados

internacionales, aumentado los intercambios entre los Estados

miembros e incrementado la dimensión internacional de la Unión,

aumentando con ello los recursos totales disponibles para los países

miembros y la Unión;

Considera que la ampliación reforzará el peso y la influencia de la

Unión Europea en el sistema económico internacional, en las

organizaciones internacionales y, muy especialmente, en la

Organización Mundial del Comercio (OMC); a este respecto, desea que

la Unión Europea y los países candidatos determinen desde ahora mismo

una estrategia coordinada en cuanto a los compromisos que se

contraerán en el marco de la OMC (asuntosde la nueva Agenda) y de la

OCDE y en cuanto a los otros




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organismos económicos y financieros multilaterales en los que es

posible realizar una actuación concertada;

Considera indispensable que la integración progresiva de los países

candidatos en el mercado interior vaya a la par con una política más

decidida de armonización de los aspectos exteriores de ese mercado y

de coordinación de las políticas comerciales de los países candidatos

a la adhesión y que ello ofrecerá numerosas ventajas, habida cuenta

de los elementos positivos de los países candidatos (posición

geográfica, recursos naturales, oportunidades de inversión), y de que

de este modo aumentará el crecimiento económico de los países

miembros, ampliándose así los ingresos totales de la Unión.»

III. LOS ESTADOS CANDIDATOS ALAADHESIÓN

1. Observaciones generales

Los países del centro y este de Europa candidatos a la adhesión a la

Unión Europea están inmersos en un proceso de transición de una

economía planificada a una economía de mercado, lo que,

simplificando, supone:


a) Modificar esencialmente el procedimiento de asignación de recursos

económicos con el fin de crear un mercado libre, mediante un sistema

realista de precios;

b) modificar el aparato institucional y jurídico para adecuarlo al

carácter democrático del Estado y a las necesidades de una economía

libre;

c) introducir cambios en el derecho de propiedad, el principal de los

cuales es la privatización de los medios de producción en manos de

entes públicos;

d) reestructurar las empresas para adaptarlas al nuevo contexto

económico y jurídico;

e) cambiar los principios de gestión pública, imponiendo equilibrios

presupuestarios ortodoxos y un estricto control monetario;

f) modificar la filosofía social, para fomentar la libre iniciativa y

la aceptación general del principio de intervención pública mínima.


Todos los países candidatos partían de una situación de estancamiento

económico en relación con los países de la Unión y de una estructura

productiva y un PNB alejados de los de los actuales Estados miembros.


Pero las diferencias entre ellos eran importantes; así, por ejemplo,

Hungría, que había introducido gradualmente en el pasado cambios

importantes en su estructura productiva, se ha encontrado en posición

de ventaja para afrontar los cambios. También Eslovenia, país pequeño

y comparativamente próspero, estaba en una buena situación de

partida. Como rasgos comunes a la mayoría de los países candidatos se

han señalado: un sector agrario desproporcionado, una estructura

industrial obsoleta y poco competitiva, una dotación en capital

(infraestructuras, servicios públicos, telecomunicaciones)

insuficiente y un aparato financiero débil e inadaptado. Como

contrapartida, hay que mencionar un capital humano bien preparado.


La vía seguida para los cambios ha sido, en líneas generales y con

variantes de país a país, los métodos de estabilización clásicos:


liberalización de precios con

acercamiento a los costes reales, liberalización del comercio

exterior, introducción de la convertibilidad, política monetaria y

fiscal antinflacionista, controles salariales, privatizaciones. Dos

factores han contribuido poderosamente a impulsar los cambios: una

opinión pública mayoritaria, aunque no unánimemente, favorable a los

mismos y la inversión extranjera.


Los resultados del proceso han sido notables: alteración en el tamaño

de las economías y en su composición interna, con fenómenos de

destrucción y regeneración selectiva del aparato de producción,

reducción de la participación del Estado y creación de nuevas

empresas; desplome, en una primera fase, de los niveles de

producción, sobre todo en la industria, y recuperación posterior más

o menos rápida, según los casos; sustanciales alteraciones en los

flujos comerciales; deterioro de las balanzas de pagos compensado por

la inversión extranjera; desarrollo de los servicios; incremento de

la productividad.


La situación actual de los países candidatos sigue siendo heterogénea

e importantes cambios serán necesarios para culminar el proceso de

adhesión, entre ellos, la consecución de ciertos objetivos:


administraciones públicas eficaces y poco costosas, un marco

institucional y legal democrático y estable, instituciones

financieras competentes, empresas bien gestionadas.


En todo caso, en el inmediato futuro, parece que esos países han de

seguir caracterizados por un peso elevado de la agricultura, y una

especialización de la producción en sectores industriales

tradicionales, como ensamblado, productos agrícolas, servicios

turísticos, etc. La apertura hacia el Oeste puede dar lugar a una

cierta colonización de determinados sectores, al nacimiento de nuevos

mercados y, quizá, al establecimiento de plataformas comerciales

enfocadas a zonas económicas exteriores a la Unión (Rusia, Asia

central, etc.).


2. Consideración específica de los Estados candidatos

Se expone seguidamente la situación de cada uno de los países

candidatos a la adhesión que han sido incluidos por la Comisión

Europea en la primera tanda de negociaciones. La mayoría de los datos

e informaciones que se transcriben proceden de las fichas temáticas

elaboradas por el grupo de trabajo «Ampliación» de la Secretaria del

Parlamento Europeo.


Tras la información relativa a cada país, se incluye un resumen de la

exposición realizada por su Embajador en España ante la Ponencia para

el estudio y discusión del proceso de ampliación de la Unión Europea

y Agenda 2000, de la Comisión Mixta para la Unión Europea.


CHIPRE

Chipre es un país insular, con una superficie de 9.251 kilómetros

cuadrados, y una población de unos 741.000 habitantes, repartidos en

una comunidad greco-chipriota (630.000 habitantes), una comunidad

turco-chipriota (89.000 habitantes) y otros 22.000 habitantes de

diferente origen.


Chipre, antigua colonia británica, alcanzó la independencia el 16 de

agosto de 1960. La Constitución de 1960




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instituyó una República presidencialista y un Estado único, en cuyo

seno la comunidad greco-chipriota (en aquella época, el 82 por ciento

de la población) y la comunidad turco-chipriota (aproximadamente, el

18 por ciento de la población) se repartían el poder en una

proporción del 70 por ciento-30 por ciento. A partir de finales de

1963 se produjeron enfrentamientos violentos entre las dos

comunidades. La ONU estimó que ello representaba una amenaza para la

seguridad internacional, por lo que su Consejo de Seguridad creó la

llamada UNFICYP, cuya misión era mantener la paz y la seguridad en la

isla. En 1974, las medidas en favor de la Enosis (unión con Grecia)

apoyadas por la Junta militar griega desembocaron en un golpe de

Estado contra el Presidente Makarios el 15 de julio de 1974. Como

consecuencia, Turquía intervino militarmente en el norte de Chipre el

20 de julio de 1974, ocupando el 37 por ciento del territorio de la

isla. El 18 de agosto de 1974 entró en vigor un alto el fuego. El

periodo subsiguiente se caracterizó por el desplazamiento de la

población greco-chipriota y la destrucción de su patrimonio cultural

en la zona norte. En esta última se proclamó en noviembre de 1983 la

República turca del norte de Chipre. El Consejo de Seguridad de la

ONU consideró ilegal esta declaración. Desde entonces, la ONU ha

realizado varios intentos para solucionar el conflicto por medios

pacíficos. No se han alcanzado resultados y hoy persiste la división

de la isla.


De conformidad con la Constitución de 1960, Chipre es una República

presidencialista. Su Presidente es elegido para un mandato de cinco

años y ejerce el poder ejecutivo por medio de un Consejo de ministros

designado por él. Las últimas elecciones presidenciales tuvieron

lugar en febrero de 1998, siendo reelegido el Presidente saliente,

señor Glafcos Clerides. El poder legislativo lo ejerce la Cámara de

Representantes; antes de la división de la isla estaba integrada por

56 miembros greco chipriotas y 24 turco-chipriotas; en la actualidad,

se compone exclusivamente de los 56 arriba citados.


La división del país ha venido causando una situación de tensión

política y militar en la zona, de enfrentamiento, latente o actual,

entre Grecia y Turquía, de transferencias de población y de

restricciones a la libertad de desplazamiento de las personas.


Situación económica

La estructura económica es la de un país moderno, con un sector

agrario que, en 1997, representaba un 4 por ciento del PIB, un sector

industrial, con el 23 por ciento, y un sector servicios que alcanzaba

el 73 por ciento. La renta per cápita se eleva, según el Banco

Mundial, a 13.000 dólares. La situación del mercado de trabajo es de

práctico pleno empleo, pues la tasa media de paro en el período 1993-

97 ha sido del 2,9 por ciento. La tasa de inflación ha pasado del 2,6

por ciento en 1995 a 3,6 por ciento en 1997, algo superior a la

comunitaria. Recientemente, el déficit presupuestario se ha

incrementado, pasando del 1 por ciento en 1995 al 5,1 por ciento en

1997. También aumentó la deuda pública, pasando del 51,9 por ciento

del PIB en 1995 al 55,5 por ciento en 1997.


La política macroeconómica pretende mantener la estabilidad

macroeconómica para lograr un crecimiento sostenido. Chipre se

compromete a cumplir los criterios de convergencia durante los

próximos cinco años para poder participar en la UEM poco después del

ingreso en la Unión. Asimismo, se desarrollan reformas estructurales

para reducir las rigideces del mercado y mejorar la asignación de

recursos. Recientemente, el Gobierno aprobó un programa

presupuestario para reducir el déficit por debajo del 3 por ciento

del PIB en los próximos cinco años, manteniendo la deuda pública por

debajo de 60 por ciento del PIB.


En el sector financiero, se están liberalizando los movimientos de

capital, pero fortaleciendo la supervisión bancaria. En cuanto a la

política cambiaria, la libra chipriota está vinculada al ecu desde

1992 y tiene un margen de fluctuación del 2,25 por ciento. Las

autoridades han anunciado que la moneda se vinculará al euro,

manteniendo la paridad.


Relaciones con la Unión Europea

Parten del Acuerdo de asociación de 1972. Un protocolo de 1978 prevé

el establecimiento de una unión aduanera. Desde el 1 de enero de 1998

sólo algunos productos agrícolas e industriales están excluidos del

régimen de libre circulación de mercancías. La UE es el principal

socio comercial de Chipre, destacando la participación del Reino

Unido. Ahora bien, el país tiene un déficit comercial con la Unión

que en 1997 ascendió a cerca de 1.560 millones de ecus. La UE ha

concedido a Chipre asistencia financiera por unos 136 millones de

ecus en forma de ayudas no reembolsables y préstamos del BEI; además

se beneficia del programa MEDA, establecido a raíz de la Conferencia

de Barcelona de 1995.


Los órganos de cooperación son el Consejo de Asociación y la Comisión

Parlamentaria Mixta.


La República de Chipre solicitó la adhesión el 4 de julio de 1990 y

la solicitud se refería a la totalidad de la isla. Los dirigentes de

la zona turco-chipriota han rehusado participar en este proceso y

amenazado con integrar la zona norte en Turquía.


La Comisión emitió el 30 de junio de 1993 un dictamen favorable a la

elegibilidad de Chipre.


En la Agenda 2000, la Comisión declara que las negociaciones de

adhesión con Chipre deberán iniciarse seis meses después de la

conclusión de la CIG. La Comisión destaca el elevado grado de

desarrollo económico y el dinamismo de Chipre, pero insiste en el

problema de la división del país. Hace referencia a los intentos de

solución del conflicto para finalizar afirmando que «si no se avanza

en este sentido (la solución política del conflicto) antes de la

fecha prevista para el inicio de las negociaciones, éstas se

iniciarían con el Gobierno de la República de Chipre, la única

autoridad que goza de reconocimiento internacional».


El Parlamento Europeo, en su Resolución de 4 de diciembre de 1997

sobre la Agenda 2000 formula una declaración del impuso político, al

proponer «que la Unión emprenda una política más activa con respecto

a Chipre, con vistas a contribuir de forma efectiva a la restauración




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de su integridad y a promover la búsqueda de una solución política».


Seguidamente, se refiere, con detalle, a la situación del país cara a

la adhesión. La Cámara:


«Confirma su posición expresada en la mencionada Resolución de 12 de

julio de 1995 y que las negociaciones de adhesión con Chipre deben

iniciarse en un plazo de seis meses tras la conclusión de la

Conferencia Intergubernamental, tal y como ya ha señalado en

distintas ocasiones el Consejo Europeo»; «insta al Consejo y a la

Comisión a que hagan todo lo posible para favorecer una solución

pacífica de la cuestión chipriota, de conformidad con las

Resoluciones de las Naciones Unidas, sin que las negociaciones de

adhesión con el Gobierno chipriota se asocien a la solución de esta

diferencia y pide a la Comisión que convenza a las dos comunidades de

la isla acerca de las ventajas que representa la adhesión a la Unión

Europea y que asocie a ambas comunidades en el proceso de

ampliación»; «insta a la Comisión y al Consejo a tener en cuenta la

óptima situación económica y financiera de la República de Chipre,

que permitiría a la isla respetar desde el principio los criterios

para la UEM, situación que facilita las negociaciones de adhesión,

las cuales no deben depender en modo alguno de la evolución de las

relaciones con Turquía y deberán terminarse en breve».


El Consejo Europeo de Luxemburgo de diciembre de 1997 decidió que el

proceso de ampliación se iniciase el 30 de marzo de 1998, mediante la

creación de un dispositivo marco único para todos los Estados

candidatos. La apertura oficial de negociaciones tuvo lugar el 30 de

marzo de 1998.


El 31 de marzo de 1998 se convocó una conferencia intergubernamental

bilateral para comenzar las negociaciones con Chipre sobre las

condiciones de su admisión en la Unión y las adaptaciones de los

Tratados que se derivan de esta admisión. Las instituciones europeas

han lamentado que la oferta de incluir a un representante de la

comunidad turco-chipriota en el equipo de negociaciones hecha por el

Presidente Clerides inmediatamente después de su reelección haya sido

rechazada por el Sr. Denktash. Esta oferta, sin embargo, se mantiene.


La situación de bloqueo actual no debería tener influencia alguna en

el proceso de negociaciones emprendido exclusivamente con la

República de Chipre.


El Consejo de los días 12 y 13 de diciembre de 1997 decidió una

estrategia de preadhesión particular para Chipre, basada en:


- La participación en distintas acciones concretas, en particular en

los ámbitos del refuerzo de la capacidad administrativa y

jurisdiccional, de la justicia y de los asuntos de interior;

- la participación en determinados programas y en distintas agencias

comunitarias (siguiendo la pauta marcada para los demás Estados

candidatos a la adhesión), como Leonardo, Sócrates, La juventud por

Europa, Ariane, Raphael, Caleidoscopio, y el Cuarto Programa Marco de

Investigación Científica y Tecnológica. El Quinto

Programa Marco de Investigación debería firmarse próximamente.


- la utilización de la asistencia técnica ofrecida por TAIEX

(Technical Assistance Information Exchange Office).


A diferencia de los países de la Europa Central y Oriental, Chipre no

necesita una colaboración de cara a la adhesión financiada en el

marco del Programa Phare. Sin embargo, Chipre debe participar con los

demás países de la Europa Central y Oriental en los aspectos de la

estrategia de preadhesión que figuran a continuación:


- La familiarización con el funcionamiento y las instituciones de la

Unión Europea,

- los programas comunitarios,

- la asistencia técnica para la adopción del acervo comunitario.


Estas actividades podrían financiarse en el marco del Cuarto

Protocolo financiero, que incluye 74 millones de ecus. La parte

chipriota desea además que se incluya a Chipre en la lista de países

beneficiarios de los Fondos estructurales y de ayudas en materia de

agricultura.


El examen analítico o screening empezó en abril de 1998 y se

prolongará hasta julio de 1999.


El informe de la Comisión, que no se puede referir al conjunto de la

isla debido a la negativa de la parte norte de participar en las

negociaciones, es muy positivo en lo que respecta a la adopción por

Chipre del acervo comunitario, sobre todo en lo relativo a la Unión

Aduanera. La Comisión indica los sectores en los que se deben llevar

a cabo esfuerzos, en particular: las actividades extraterritoriales,

el sector financiero, los transportes marítimos, las

telecomunicaciones, la justicia y los asuntos de interior. Por otra

parte, y en relación con estos mismos sectores, Chipre debe reforzar

su capacidad administrativa.


Cuatro Estados miembros (Francia, Italia, Alemania y Países Bajos)

expresaron el 9 de noviembre de 1998 reservas respecto de la adhesión

de Chipre en tanto que persista la división del país.


El Parlamento Europeo ha adoptado el 15 de abril del presente año una

Resolución sobre el Informe Periódico de la Comisión sobre los

progresos realizados por Chipre en la vía de la adhesión. El texto es

muy elogioso, aunque breve, en cuanto a los progresos realizados por

el país cara a la adhesión pero, más que entrar en detalle sobre las

cuestiones técnicas relativas a la integración, se ocupa de los

problemas políticos de la participación. Así, lamenta la declaración

de varios Estados miembros, antes mencionada, expresando reservas

sobre la adhesión y expone toda una serie de declaraciones y

propuestas dirigidas a las partes en conflicto, a las instituciones

comunitarias, a los Estados miembros de la Unión y a los órganos de

las Naciones Unidas destinadas a alcanzar una solución negociada del

contencioso.


El Informe de la Comisión de 13 de octubre de 1999 mantiene, en

general, la línea de opiniones precedentes. Se señalan, sin embargo,

ciertas insuficiencias en cuanto a la incorporación de algunas normas

comunitarias, en particular por lo que respecta al medio ambiente, la

política




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social, la justicia y los asuntos de interior. Además, han de

establecerse algunas instituciones en las áreas de

telecomunicaciones, libre circulación de mercancías, justicia

y asuntos de interior.


Resumen de la exposición del Embajador de Chipre, Excmo. Sr. D.


Christos Psilogenis, ante la Ponencia para el estudio y discusión del

proceso de ampliación de la Unión Europea y Agenda 2000, de la

Comisión Mixta para la Unión Europea

El Embajador señala que el primer Acuerdo de Asociación entre la UE y

Chipre se firmó en diciembre de 1972. La invasión turca de la isla

tuvo lugar en 1974, con repercusiones económicas muy serias y amplios

desplazamientos de población. En julio de 1990 Chipre solicitó la

adhesión a la UE y el 30 de junio de 1993 la Comisión emitió una

opinión favorable a la candidatura chipriota. En abril de 1993

comenzaron las negociaciones de adhesión. Desde 1997 se han firmado

cuatro protocolos financieros entre Chipre y la UE; el último llega

hasta 1999, con una dotación de 74 millones de ecus. Estos protocolos

se destinan a preparar la economía chipriota para la adhesión.


El Embajador alude seguidamente a los criterios de Copenhague. El

país cumple las exigencias de estabilidad política, régimen

democrático, imperio de la ley, respeto de los derechos humanos y

protección de las minorías. Ahora bien, la situación en esta materia

aparece condicionada por la partición del país. En la zona ocupada

turco-chipriota, los derechos humanos básicos, en particular, de los

refugiados griegos, han sido seriamente afectados, sobre todo, la

libertad de movimientos, la propiedad y el derecho de instalación. En

la zona greco-chipriota hay pleno respeto de los derechos humanos y

respeto de las minorías. En la zona ocupada por los turcos, en su

momento la más rica de la isla, hoy el PIB per cápita es de unos

4.000 dólares, mientras que en la zona greco-chipriota el mismo

indicador alcanza los 13.000 dólares Respecto de la economía de

mercado, Chipre está ya funcionando con un régimen similar al de la

UE y no cabe esperar cambios sustanciales. También en materia de

política exterior y de seguridad común, hay una esencial conformidad

entre la política chipriota y las decisiones comunitarias.


Los indicadores económicos principales son los siguientes: la tasa de

desempleo es de un 3,5 por ciento de la población activa; la

inflación, un 3,6 por ciento para 1997; el tipo de interés a largo

plazo, 6,8 por ciento; el déficit fiscal, único criterio de

Maastricht que no se cumple, es del 5,1 por ciento; la deuda pública,

el 56,7 por ciento del PNB; la moneda es estable y está ya vinculada

al ecu. Se han establecido veintitrés grupos de trabajo para ocuparse

de la incorporación del acervo comunitario.


La adhesión a la Unión es un gran desafío para los chipriotas. Se ha

ofrecido a los turco-chipriotas la posibilidad de participar en el

proceso y la han rechazado. No sería lógico castigar por ello a la

población chipriota,

bloqueando la adhesión: ésta no es sólo para los griegos, es también

para los chipriotas turcos, para toda la población de Chipre.


ESLOVENIA

Tiene una superficie de 20.273 kilómetros cuadrados y una población

algo inferior a dos millones de habitantes. La población está

compuesta, mayoritariamente de eslovenos (87,8 por ciento), pero hay

minorías significativas de croatas, serbios, musulmanes, húngaros,

italianos y alemanes.


El país se declaró independiente de la República Federal de

Yugoslavia el 25 de junio de 1991. La Unión Europea reconoció su

independencia en 1992. El país mantiene algunos conflictos con

Croacia y con la República Federal de Yugoslavia y no tiene

relaciones diplomáticas con esta última.


De acuerdo con la Constitución de 1993, Eslovenia es un Estado social

y democrático de Derecho. Su Parlamento es bicameral. La primera

Cámara es la Asamblea Nacional, compuesta por 90 miembros, que tienen

un mandato de cuatro años. La segunda Cámara, con funciones

esencialmente consultivas, es el Consejo Nacional, de 40 miembros;

estos tienen un mandato de cinco años y representan a municipios y

asociaciones profesionales, sociales, económicas y comerciales. El

Presidente, con funciones representativas, es actualmente el señor

Milan Kukan. El Gobierno lo ejerce una coalición de partidos, siendo

Primer Ministro el Sr. Janez Drnovsek, del Partido de la Democracia

Liberal (LDS).


Situación económica

Con un nivel de desarrollo relativamente alto, destaca respecto de

los demás países surgidos de la antigua Yugoslavia. Como los demás

países de la zona, a comienzos de los años cincuenta su estructura de

base era esencialmente agrícola. El régimen comunista desarrolló la

industria, principalmente de transformación de metales básicos,

fabricación de productos metálicos, maquinaria y equipos. A partir de

ahí, se ha producido una diversificación hacia sectores como el

químico, eléctrico, alimentario y maderero. En los últimos años, la

inversión bruta ha ido aumentando, del 18,6 por ciento del PIB en

1992 al 22,1 por ciento del PIB en 1996, pero esta tendencia debe

continuar para alcanzar los niveles de los Estados miembros actuales.


El país ha avanzado en los dos objetivos de estabilizar la economía y

reducir la inflación. Esta última se ha visto influida, a la baja por

la moderación salarial y al alza por la liberalización de los precios

de la energía; por ello, en el bienio 1996-1997, el índice de precios

al consumo ha superado el 9 por ciento. El PIB ha crecido un 3,8 por

ciento en 1997 y esto debería continuar, impulsado, en buena medida,

por las exportaciones. Este crecimiento se distribuyó de forma

equilibrada entre los diferentes sectores industriales y los

servicios. El crecimiento superior de las exportaciones respecto de

las importaciones ha permitido reducir entre 1996 y 1997 el déficit

comercial en cuatro décimas del PIB. La tasa de




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desempleo se ha mantenido estable los últimos años en torno al 14,3

por ciento. El déficit público se agravó en 1997, pero se pretende

reducirlo a un 1 por ciento del PIB. El 1º de julio de 1999 se

pretende implantar el IVA.


La reestructuración del sistema productivo sigue su curso en el

sector industrial, habiendo casi finalizado el proceso de

privatización. Por contra, se retrasa la reestructuración del sector

financiero, poco competitivo y faltan por privatizar dos bancos

públicos.


Relaciones con la Unión Europea

El 1 de septiembre de 1993 Eslovenia asumió los derechos y

obligaciones derivados del Acuerdo de cooperación de 1980 con la

antigua Yugoslavia. Este Acuerdo fue sustituido por el Acuerdo

Europeo de 10 de junio de 1996. Se puede dividir en tres partes. La

primera trata de cuestiones políticas; la segunda se refiere al

comercio entre la Unión y Eslovenia; la tercera es relativa a la

cooperación técnica y financiera. El Acuerdo prevé tres

instituciones: el Consejo de Asociación, formado por los Ministros de

Asuntos Exteriores, el Comité de Asociación, formado por altos

funcionarios, y el Comité Parlamentario Mixto, formado por miembros

del Parlamento Esloveno y miembros del Parlamento Europeo.


Eslovenia recibe ayuda técnica y financiera de la Unión en el marco

de los programas PHARE. Los créditos PHARE para Eslovenia ascendieron

entre 1992 y 1998 a 107 millones de ecus. El programa PHARE para

Eslovenia se dividió en los siguientes sectores:


- Administración e instituciones públicas.


- Formación, investigación y ciencia.


- Infraestructuras (energía, transporte, telecomunicaciones).


- Sector privado, reconstrucción y privatización.


- Programas sociales y fomento del empleo, así como programas

multidisciplinarios.


El 10 de junio de 1996, día de la firma del Acuerdo Europeo,

Eslovenia presentó su solicitud de adhesión a la UE.


La Comisión, en la Agenda 2000, recomendó la apertura de

negociaciones de adhesión con Eslovenia, al estimar que el país

cumple las garantías necesarias para un desarrollo democrático y

respetuoso de los derechos humanos y se encuentra en el camino

adecuado para cumplir el criterio económico, así como para asumir el

acervo comunitario.


El Parlamento Europeo en su Resolución de 4 de diciembre de 1997

sobre la Agenda 2000, respecto de Eslovenia:


«Reconoce el dinamismo económico que caracteriza a Eslovenia y que ha

permitido a este país alcanzar el nivel más alto de renta per cápita

de los países candidatos;

Toma nota del hecho de que este país respeta los criterios

establecidos en Copenhague y de la decisión del Parlamento esloveno

de ratificar el acuerdo europeo con la Unión y de adoptar las

modificaciones constitucionales exigidas.»

El Consejo Europeo de Luxemburgo, el 12 y 13 de diciembre de 1997,

acordó que el proceso de adhesión comenzase el 30 de marzo de 1998.


La Comisión presentó en el Consejo el 15 de marzo de 1998 las

prioridades a corto y medio plazo que debería cumplir Eslovenia.


Prioridades a corto plazo (que se deberían cumplir antes del final de

1998):


- Reforma económica (reforma de las pensiones, reconversión de

empresas y del sector bancario y financiero con una orientación al

mercado).


- Mercado interior (armonización fiscal, liberalización del mercado

de capitales).


- Reforma de las capacidades institucionales y administrativas

(mejora de la administración de justicia, mejora institucional en los

asuntos medioambientales).


- Derecho de la propiedad (aclaración de las modalidades en la

adquisición de propiedad).


- Medio ambiente (planificación y aplicación de normas).


Prioridades a medio plazo:


- Criterios políticos (mejora de la administración de justicia y de

la devolución de propiedades).


- Política económica (aproximación de la economía al nivel de la UE,

aplicación del acervo, aproximación a los criterios de convergencia

del euro).


- Reforma de las capacidades institucionales y administrativas

(supervisión del mercado de seguros, culminación de la legislación

sobre competencia, mejora del nivel de formación del personal).


- Mercado interior (liberalización del mercado de capitales y mejora

de la legislación parra inversiones extranjeras, protección del

consumidor).


- Política en el ámbito de la justicia y de los asuntos de interior

(culminación de la adaptación a los convenios internacionales, en

especial en los campos de la delincuencia, la lucha contra el crimen

organizado y la corrupción, transposición de la legislación de

inmigración, así como de procedimientos de asilo, conforme al Acuerdo

de Schengen).


- Seguridad nuclear (en lo tocante a la central nuclear de Krsko).


- Agricultura (reconversión del sector alimentario agrícola).


- Transportes (mejora de las infraestructuras en los ferrocarriles y

carreteras).


- Empleo y asuntos sociales (mejora de las estructuras del mercado

laboral, mejora de la igualdad de derechos entre hombres y mujeres).


- Medio ambiente (vigilancia de las normas de medio ambiente, mejores

controles de la contaminación industrial).


- Política regional y cohesión (garantía de un marco administrativo y

financiero para las disparidades de las diferentes regiones).





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El 30 de marzo de 1998, Eslovenia presentó su programa nacional para

la adopción del acervo comunitario (PNAA), documento en que se

identifican las prioridades que corresponden a la asociación para la

adhesión. Pero, Eslovenia se ha limitado a las prioridades a corto

plazo, que debían cumplirse antes del final de 1998.


La Comisión ha realizado un examen analítico (screening), capítulo

por capítulo, sobre el estado de integración del acervo comunitario

y, en diciembre de 1998, presentó un informe a este respecto. La

situación eslovena se caracteriza, de modo general, por la lentitud

de la armonización de la legislación con el acervo comunitario.


Para concluir, el informe de la Comisión señala que Eslovenia debe:


- Insistir en los procesos judicial y parlamentario y velar por que

se respeten las obligaciones derivadas del acuerdo europeo en materia

de adquisición de bienes inmuebles;

- en el aspecto económico, acelerar las reformas estructurales y

reforzar los mecanismos de mercado liberalizando los movimientos de

capitales, suprimiendo la indexación y limitando la intervención del

Estado en la economía;

- adecuar su legislación sobre mercados públicos, bancos, seguros,

derecho de sociedades y productos industriales (de hecho, se trata de

prioridades a corto plazo que no se han cumplido).


En cambio, Eslovenia ha demostrado su compromiso integral respecto a

los objetivos de la PESC.


El Parlamento Europeo ha adoptado el 15 de abril del presente año una

Resolución sobre los progresos realizados por Eslovenia en la vía de

la adhesión. Se refiere detalladamente tanto a los avances como a las

insuficiencias del proceso. Así, mientras «toma nota de los progresos

realizados por Eslovenia en la vía de la adhesión, en particular en

lo relativo a la convergencia de las posiciones en materia de

política exterior y de seguridad y la mejora continua de los

principales indicadores macroeconómicos», por otro lado «lamenta los

escasos progresos realizados en materia de adopción del acervo

comunitario, lo que ha valido las críticas de la Comisión,

compartidas por las propias autoridades eslovenas».


Posteriormente, en su Informe de 13 de octubre de 1999, la Comisión

reconoce que el país ha realizado considerables esfuerzos para

corregir las insuficiencias señaladas. Así, se declaran progresos en

la legislación sobre mercado interior y en materia de empleo y

asuntos sociales. Por contra, es menos satisfactoria la situación

respecto de la reforma de la Administración pública y del aparato

judicial; falta también bastante por hacer para la puesta en marcha

de numerosas instituciones creadas recientemente y para la aplicación

efectiva de muchas medidas, entre otras razones, por la insuficiencia

de las dotaciones presupuestarias.


Resumen de la exposición del Embajador de Eslovenia, Excmo. Sr. D.


Ciril Çtokelj, ante la Ponencia para el estudio y discusión del

proceso de ampliación de la Unión Europea y Agenda 2000, de la

Comisión Mixta para la Unión Europea

El Embajador comienza afirmando que Eslovenia era, en el momento de

su independencia, una de las repúblicas yugoslavas más desarrolladas

y orientadas hacia el mercado europeo y que hoy es un país

relativamente bien preparado para integrarse de pleno derecho en la

Unión, con cuyos Estados miembros comparte valores culturales,

humanísticos y sociales. Eslovenia suscribió el Acuerdo Europeo con

la Unión el 10 de junio de 1996, solicitando a la vez formar parte de

la Unión Europea como miembro de pleno derecho. El Parlamento

esloveno ratificó aquel Acuerdo el 15 de julio de 1997, tras aceptar

las enmiendas constitucionales referidas al derecho de los

extranjeros de detentar la propiedad de inmuebles. Eslovenia, como ha

confirmado la Comisión Europea en su primera opinión, está cumpliendo

en gran medida las condiciones y los objetivos fijados en Copenhague:


su sistema legal y su Administración se inspiran en los principios

democráticos fundamentales, la economía de mercado y el respeto de

los derechos humanos y el Gobierno está comprometido en una rápida

incorporación del acervo comunitario. Esto último es la tarea

prioritaria y las autoridades son conscientes de lo que falta por

hacer en varios ámbitos: reducción en la demora de los procesos

judiciales, postura más favorable hacia la inversión extranjera,

mayor transparencia en los concursos públicos y en las aportaciones a

las empresas privadas, reforma del sistema de pensiones, formación de

los empleados públicos, implantación del IVA.


Los objetivos políticos están, en gran medida, cumplidos. Las

elecciones parlamentarias de 1992 y 1996 fueron libres, transparentes

y carentes de irregularidades. Los partidos de la oposición son

respetados. Los derechos humanos son protegidos. Quizá haya que

lamentar la lentitud del sistema judicial en el proceso de devolución

de los inmuebles arrebatados a sus propietarios tras la II Guerra

Mundial.


En el terreno económico, Eslovenia ha reorientado su comercio hacia

los mercados de la Unión Europea, que supone casi un 65 por ciento de

sus intercambios. Los últimos años, las tasas de crecimiento han sido

un 5,3 por ciento en 1993, 3,9 por ciento en 1994, 3,1 por ciento en

1995 y 1996 y el año pasado un 3,8 por ciento. El PIB per cápita es

casi el 60 por ciento del promedio comunitario. La estructura del PIB

es la siguiente: la agricultura representa el 4,3 por ciento, la

industria un 38,3 por ciento y los servicios el 57 por ciento

restante. El sector agrario se compone principalmente de pequeñas

explotaciones, de productividad baja; su rama más importante es la

ganadería. El país es importador neto de productos agrícolas y no

cabe pensar que el sector agrario suponga una carga grave para la

Unión Europea.


Respecto de la economía en general, la mano de obra es altamente

cualificada y el desempleo se sitúa en un 7,1 por ciento. La

inflación ha bajado drásticamente en los últimos años: de ser un 550

por ciento en 1990, pasó




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al 20 por ciento en 1994, un 6,5 por ciento el año pasado y se espera

que este año sea el 5 ó 6 por ciento. El déficit presupuestario se

estima en un 0,8 por ciento del PIB y la deuda pública un 28,8 por

ciento.


La privatización ha concluido en gran medida, pero falta aún por

hacer en los sectores bancarios, las aseguradoras y las

telecomunicaciones. También faltan por concluir las reformas fiscal y

de la Seguridad Social.


Respecto de las negociaciones para la adhesión, desde 1997 funciona

la Oficina del Gobierno para los Asuntos Europeos y se ha nombrado un

ministro para los Asuntos Europeos, que coordina todas las

actividades del proceso negociador. En cuanto a la negociación

propiamente dicha, Eslovenia ha pasado satisfactoriamente la fase de

screening y ha presentado sus posiciones negociadoras en quince

áreas. No se prevén problemas ni se consideran necesarios períodos

transitorios en política industrial, pequeña y mediana empresa,

investigación y ciencia, formación, telecomunicaciones y tecnología

de la información, seguridad y asuntos exteriores, pesca,

estadística, protección de los consumidores y salud. Por contra, se

estima la necesidad de períodos transitorios para los sectores de

cultura y política audiovisual, unión aduanera, relaciones económicas

exteriores y ayudas al desarrollo y libre circulación de bienes.


El embajador finaliza declarando que la opinión pública eslovena es

mayoritariamente (el año pasado un 64 por ciento) favorable a la

integración en la UE y que estima que el coste del proceso para la

Unión no será elevado.


POLONIA

El país tiene una superficie de 313.895 kilómetros cuadrados y una

población de 38,8 millones de habitantes, compuesta mayoritariamente

de polacos (98 por ciento), aunque hay minorías significativas de

alemanes, ucranianos y bielorrusos; de todas formas, no hay tensiones

étnicas o nacionalistas.


Desde la caída del régimen comunista, se ha producido una cierta

alternancia política. El primer gobierno conservador fue perdiendo

apoyo por la dureza e impopularidad de las reformas, que provocaron

la contracción de la actividad económica, aumento del paro y descenso

del nivel de vida. Ello propició que, entre 1995 y 1997, gobernara la

Alianza de la Izquierda Democrática, es decir, los antiguos

comunistas. En las elecciones de septiembre de 1997, el

reagrupamiento de la derecha conquistó de nuevo el poder.


Hoy, Polonia es una República, cuya Constitución vigente data de

1997. Su Presidente es el Sr. Aleksander Kwasniewski. El Presidente

del Gobierno es el Sr. Jerzy Buzek, de la Alianza Electoral

Solidaridad (AWS). La Asamblea legislativa o SEJM tiene 460 escaños y

el Senado 100.


La situación social es razonablemente estable, aunque siguen

presentes los sacrificios del pasado, lejano y reciente. En ocasiones

se producen episodios de descontento social, como la venta de los

astilleros de Gdansk, en septiembre de 1998, con los consiguientes

despidos.


Situación económica

La participación del sector público en la economía ha ido

disminuyendo regularmente desde comienzos de los años 90, y hoy se

estima aproximadamente en un 30 por ciento. Se ha privatizado la

mayoría de las pequeñas empresas, pero queda por hacer la

privatización de las más grandes, especialmente en los sectores de

las telecomunicaciones, la banca, los seguros y la energía. En 1997,

el sector primario representaba aproximadamente un 6 por ciento del

PIB (aunque emplea casi a la cuarta parte de la población activa), la

industria un 39 por ciento y los servicios un 55 por ciento.


La tasa de crecimiento ha sido elevada los últimos años, incluso en

torno al 7 por ciento en 1995 y 1997; para 1999 se estima en un 5,2

por ciento. El crecimiento está impulsado por un sector privado muy

dinámico, una fuerte demanda interna, un elevado consumo, sobre todo

privado, y una cuantiosa inversión bruta en bienes de equipo. La

inflación ha pasado del 35,3 por ciento en 1993 al 15,9 por ciento en

1997, como consecuencia de las medidas de política económica y de

ajuste; se espera que en 1999 se sitúe en torno al 11 por ciento. El

déficit era de un 4,2 por ciento en 1997 y el Gobierno pretende

eliminarlo hacia el 2001 ó 2002. La tasa de paro, que era de un 14,3

por ciento en 1992 bajó al 10,6 por ciento en 1997; de todas formas,

las privatizaciones previstas deberán lógicamente incrementar la tasa

de paro en un próximo futuro.


El sector primario se compone principalmente de pequeñas

explotaciones, que se han modernizado y que pueden suponer un fuerte

desafío para el sector agrario de la Unión actual. El país es un

importante productor de patata y remolacha y tiene un buen potencial

exportador de cereales.


La industria se ha desarrollado rápidamente, sobre todo en el sector

privado. Destacan los transportes, los productos eléctricos y

electrónicos, los textiles y el papel.


La minería del carbón y la siderurgia, sectores tradicionalmente

básicos de la economía del país, deberán afrontar reestructuraciones

costosas, con sustanciales reducciones de empleo.


En los servicios, el turismo, que parte con unas condiciones de baja

calidad, tiene un buen futuro.


El sector financiero está en plena fase de reestructuración

y privatización.


El Gobierno se ha comprometido a una política fiscal rigurosa, a la

que deben contribuir el fuerte crecimiento económico y los beneficios

de la privatización.


El país atraviesa una situación histórica de gran interés. Tiene aún

que llevar a cabo importantes reformas y la incorporación del acervo

comunitario impone cambios sustanciales en su aparato institucional y

legal, pero el dinamismo de la sociedad polaca y la calidad de sus

dirigentes infunden confianza en los inversores occidentales.


Relaciones con la Unión Europea

El Acuerdo europeo entre Polonia y la UE se firmó en diciembre de

1991 y entró en vigor el 1 de febrero de 1994, tras un período

transitorio de dos años. Sus instituciones son el Consejo de

Asociación, un Comité de Asociación, que dirige las operaciones de

gestión interna, y la Comisión Parlamentaria Mixta.





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Polonia presentó su solicitud de adhesión a la UE el 5 de abril de

1994.


La Comisión emitió su opinión en la Agenda 2000. Constata que Polonia

reúne las características propias de una democracia dotada de

instituciones sólidamente establecidas y que garantizan la existencia

de un Estado de derecho, el respeto de los derechos humanos, así como

el respeto y la protección de las minorías. Sería deseable, a medio

plazo, una participación de pleno derecho de Polonia en el mercado

único, siempre y cuando el país asuma nuevos esfuerzos a fin de

satisfacer el acervo en materia de agricultura, medio ambiente y

transportes. Por ello, la Comisión recomienda iniciar las

negociaciones de adhesión con Polonia.


El Parlamento Europeo, en su Resolución de 4 de diciembre de 1997

sobre la Agenda 2000, respecto de Polonia:


«Es consciente de que Polonia es con ventaja el mayor de los países

candidatos y de que su adhesión tendrá un efecto muy importante en

las actuales políticas de la UE; toma nota de los enormes progresos

de reforma realizados desde 1989, pero señala que siguen siendo

necesarios nuevos cambios y medidas de reforma en sectores como las

industrias de propiedad estatal, la agricultura, el transporte, el

medio ambiente y el control de las fronteras;

Da por supuesto que una estrategia de preadhesión reforzada ayudará a

resolver a medio plazo los problemas estructurales, económicos y

medioambientales de Polonia así como a mejorar su capacidad para

controlar efectivamente sus fronteras exteriores.»

El Consejo Europeo de Luxemburgo, de diciembre de 1997, decidió que

el proceso de adhesión se iniciase el 30 de marzo de 1998. En la

primavera de 1998 se convocó una conferencia gubernamental bilateral

con Polonia (como con los otros candidatos de la primera tanda).


La estrategia de preadhesión ha supuesto la fijación de prioridades a

corto y a medio plazo. Son las siguientes:


Prioridades a corto plazo (se han de alcanzar antes del final de

1998):


- Reforma económica (reducción del déficit comercial, aceleración de

la privatización de las empresas públicas, reestructuración de la

industria del carbón y del acero y saneamiento del sector

financiero).


- Mercado interior (regulación de las ayudas estatales,

liberalización del mercado de capitales).


- Reforma de las capacidades institucionales y administrativas

(especialmente en materia de: aduanas, supervisión de ayudas

estatales, justicia, control financiero, sector veterinario,

fiscalidad ambiental y política regional).


- Política judicial y política interior (mejora de los trámites

aduaneros, de los sistemas de control y formalización de visados, en

especial en las fronteras con Bielorrusia y Ucrania).


- Medio ambiente (desarrollo y ejecución de programas y estrategias).


- Agricultura (elaboración de una política de desarrollo estructural

y rural coherente, adopción de medidas de ejecución en el sector

veterinario, sobre todo en lo que respecta a inspecciones y controles

de cara a proteger las futuras fronteras exteriores de la UE).


Prioridades a medio plazo:


- Criterios políticos (garantía constante de la libertad de prensa y

acceso con igualdad de derechos a los servicios públicos). El

Parlamento Europeo es de la opinión de que esto debería constituir

una prioridad a corto plazo.


- Política económica (adaptación de la política económica y monetaria

a los criterios de convergencia de la Unión Monetaria).


- Reforma de las capacidades institucionales y administrativas

(creación de un departamento anticorrupción y de un Tribunal de

Cuentas nacional, fortalecimiento de las capacidades de control

financiero, perfeccionamiento del sistema judicial).


- Mercado interior (mejora de la legislación sobre competencia,

mejora de las prestaciones financieras, protección del consumidor).


- Política judicial y política interior (aumento de la eficacia de la

lucha contra el crimen organizado, introducción del nuevo

procedimiento de concesión de asilo, introducción del derecho de

extranjería), puesta en marcha de la reforma.


- Agricultura (conversión del sector alimentario, mejora de los

procedimientos del sector alimentario, armonización de conjunto de

acuerdo con el acervo comunitario con vistas a una política agrícola

común (PAC)).


- Transporte (mejora de las infraestructuras del transporte con vista

a las redes transeuropeas).


- Empleo y asuntos sociales (mejora de las estructuras del mercado de

trabajo, adaptación, lo más rápida posible, de la legislación a las

normas de la UE en materia de protección del trabajo y la salud).


- Medio ambiente (creación y desarrollo de estructuras y capacidades

de control, mejora de la gestión de los recursos hídricos y de la

eliminación de residuos).


- Política regional y cohesión (creación y adaptación de las

estructuras administrativas y de las fuentes de financiación con

vistas a la participación en las medidas estructurales de la UE).


Las negociaciones bilaterales comenzaron el 31 de marzo de 1998 y a

fines de abril se inició la evaluación analítica o screening, que

continúa.


En mayo de 1998, la Comisión polaca para la integración europea (KIE)

presentó el programa nacional polaco de preparación para la adhesión

(PNAA). Este documento debe ser revisado y actualizado cada año.


La ayuda financiera obtenida por Polonia ha sido, en líneas

generales, la siguiente:


En el marco de PHARE, obtuvo 2024 millones de ecus en el período

1990-1999. El importe de 1998 fue de 178 millones de ecus.


La ayuda financiera en el marco de PHARE se repartirá de la manera

siguiente:


- 30 por ciento para la consolidación de las instituciones

democráticas, consolidación de estructuras administrativas, formación

del personal para la aplicación del acervo comunitario;




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- 70 por ciento para inversiones en sectores específicos que permitan

la adaptación al conjunto de disposiciones: agricultura, medio

ambiente, cofinanciación de proyectos de infraestructura, desarrollo

de las PYME.


En noviembre de 1998, la Comisión transmitió su informe sobre el

progreso realizado hacia la adhesión por este país. Considera que los

resultados económicos de Polonia son alentadores; a pesar del impacto

de la crisis rusa, los inversores comunitarios se mantienen en

Polonia. No obstante, algunos ámbitos exigen progresos importantes:


el sector judicial, la privatización de la economía, la continuación

de las reestructuraciones (carbón, acero) y la modernización de la

agricultura, así como el medio ambiente y las ayudas estatales.


En otro orden de cosas, Polonia se ha ajustado a la PESC, a pesar de

la divergencia sobre Bielorrusia.


El Parlamento Europeo, en su Resolución de 25 de abril de 1999 sobre

el informe periódico de la Comisión relativo a los progresos

realizados por Polonia en la vía de adhesión, distribuye tanto

elogios como advertencias sobre la marcha del proceso de adhesión.


Así, mientras «manifiesta su satisfacción por los rápidos progresos

en el screening del acervo comunitario y el comienzo del proceso de

negociaciones», declara la necesidad de profundas reestructuraciones

en sectores tan sensibles como el siderúrgico y el agrario y urge a

la pronta realización de las privatizaciones de los grandes

consorcios estatales. Insta también a la adopción de toda una serie

de medidas, de las que se pueden señalar, a título indicativo, las

relacionadas con la conservación del medio ambiente y la lucha contra

la corrupción.


El Informe de la Comisión de 13 de octubre de 1999 contiene tanto

elogios sobre los progresos realizados en algunos ámbitos como

críticas sobre la lentitud en el desarrollo de otros o las

insuficiencias que persisten para alcanzar los niveles exigibles.


Así, se consideran satisfactorios los avances en algunos sectores de

la organización administrativa, de la reestructuración industrial y

en los ámbitos de justicia y asuntos de interior. Por contra, se

estima insuficiente la incorporación de la legislación comunitaria en

lo que respecta al mercado interior, libre circulación de las

personas, ayudas estatales y medio ambiente. Una tarea especialmente

importante para la economía del país, que es la reforma de las

estructuras agrícolas, no se está desarrollando a ritmo

satisfactorio, lo que pudiera dificultar la aplicación, en su

momento, de la Política Agrícola Común.


Resumen de la exposición del Embajador de Polonia, Excmo. Sr. D.


Wladyslaw Klaczynsti, ante la Ponencia para el estudio y discusión

del proceso de ampliación de la Unión Europea y Agenda 2000, de la

Comisión Mixta para la Unión Europea

El Embajador comienza afirmando que la ampliación significa que

Europa será más estable, más democrática y más segura. Polonia quiere

ser miembro de la Unión Europea por motivos históricos, políticos y

económicos. Polonia es un país europeo, vinculado a la historia y la

cultura del continente. Además, es miembro de la OTAN

libertades democráticas de sus ciudadanos; ello debe servir también

para liquidar las tensiones étnicas y políticas. En lo económico, la

ampliación supone la apertura de nuevos mercados, 60 millones más de

consumidores en una primera fase, 100 millones, en una fase ulterior.


El precio de esta operación es difícil de calcular, pero,

probablemente hubiera sido mayor el de la continuación de la guerra

fría. Es necesario aumentar el techo de los ingresos presupuestarios

del 1,27 al 1,31.


Hoy Polonia no está todavía preparada para la ampliación, pero está

obteniendo muy buenos resultados económicos y sigue realizando los

cambios necesarios para la integración del acervo comunitario.


Polonia cumple sin duda las exigencias políticas: es un Estado

democrático y sus instituciones y sus leyes garantizan y protegen las

libertades de los ciudadanos. No hay problemas con minorías étnicas.


La prensa, radio y televisión son independientes y libres. El país

mantiene relaciones amistosas con todos los vecinos, incluida Rusia.


En cuanto al sistema económico, las tendencias son muy positivas

desde hace tres o cuatro años. En 1997, el crecimiento del PIB era un

6,9 por ciento, uno de los más altos de Europa. La tasa de inflación

pasó del 13 por ciento a menos del 10 por ciento este año,

esperándose que sea del 5 por ciento para el 2000-2001. Los últimos

ocho años, el valor de 500 inversiones extranjeras ha superado los

20.000 millones de dólares. Queda por realizar la privatización de

los sectores estratégicos: minería, siderurgia, astilleros,

combustibles, energía, pero más del 60 por ciento del PIB está creado

por el sector privado. Se prevén este año un déficit del 1,8 por

ciento del PIB y una deuda pública de menos del 50 por ciento del

PIB. El talón de Aquiles de la economía es el elevado déficit del

comercio exterior: en 1997 las importaciones de bienes de la UE

alcanzaron la cifra de 31.000 millones de dólares y las exportaciones

polacas a esa área se cifraron en 18.000 millones de dólares.


Las relaciones entre Polonia y España son muy buenas y las relaciones

bilaterales se han elevado a un nivel especial y privilegiado. Los

intereses de los dos países son comunes y apenas hay competición

seria entre ellos. La visión de las instituciones europeas es también

parecida: los dos países persiguen una unión integrada, solidaria,

social, dotada de mecanismos eficaces para la toma de decisiones y

con buenos instrumentos de control democrático.


Respecto del estado actual de las negociaciones con la Unión, no hay

serios problemas de política exterior ni en los sectores de la

ciencia, las telecomunicaciones, la educación, la cultura, la

política audiovisual, la legislación de sociedades y la política

industrial. La parte polaca tiene reservas en cuanto a la duración

del proceso de screening, que, estima, se está alargando demasiado.


No debiera ser necesario tener que esperar a que la Unión resuelva

sus problemas financieros y de reforma de las instituciones.


En cuanto a la opinión pública, esta es mayoritariamente (quizá un 70

por ciento) favorable a la integración, aunque algunos sectores

sociales, como los agricultores, tienen dudas y temores.





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El Embajador hace también observaciones sobre los problemas de

algunos sectores sensibles de la economía polaca, como la

agricultura, la minería, la siderurgia o el sector energético.


Recuerda la colaboración de las autoridades polacas con las

comunitarias en diversos ámbitos, como el policial y el control de

fronteras, y se declara convencido de que su país podrá formar parte

de la Unión Económica y Monetaria para el año 2005.


REPÚBLICA CHECA

La República Checa tiene una superficie de 78.886 kilómetros

cuadrados y una población de 10.304.302 millones de habitantes. Hay

que prestar especial atención a la existencia de la minoría de la

etnia «roma».


Nació tras la disolución de la República Federal Checoslovaca el 1 de

enero de 1993, disolución que fue aprobada por el Parlamento pero que

no contó con la aprobación mayoritaria de los ciudadanos, a tenor de

las encuestas. En 1989 la llamada «Revolución de terciopelo» había

acabado con el sistema comunista llegado al poder en 1949. El foro

cívico fue la plataforma de organizaciones aglutinadora de las

exigencias de cambio. En 1990 las elecciones fueron ganadas por el

foro cívico, del que luego derivó su escisión el Partido Democrático

Cívico (ODS) bajo la dirección del Ministro de Economía Vaclav Klaus.


El ODS ha mantenido la mayoría hasta las elecciones de junio de 1998

en que el principal partido de la oposición, Partido Socialdemócrata

Checo (CSSD) obtuvo 74 escaños mientras que el Partido Cívico

Democrático (ODS) obtuvo 63. El Gobierno actual está liderado por el

Partido Socialdemócrata Checo bajo la dirección de Milos Zeman y

cuenta con el apoyo del Partido Cívico Democrático bajo la dirección

de Vaclav Klaus.


La Constitución fue aprobada en diciembre de 1992 e instituyó un

poder judicial independiente con cinco niveles jurisdiccionales y un

Tribunal Constitucional formado por 15 jueces nombrados por el

Presidente a propuesta del Senado. Existen dos Cámaras: la Cámara

Baja tiene 200 miembros elegidos por 4 años por un sistema de

representación proporcional y un umbral del 5 por ciento para obtener

representación. La Cámara Alta o Senado tiene 81 representantes de

circunscripciones electorales que son elegidos por mayoría relativa a

dos vueltas. El Presidente es elegido por ambas Cámaras y tiene

poderes limitados. Desde 1998 ostenta la Presidencia de la República

Vaclav Havel líder del conocido documento Carta 77 que estuvo en el

origen del forum cívico.


La situación política actual está marcada por tensiones continuas

entre el Gobierno socialdemócrata y los demócratas cívicos. A pesar

de ello, sus respectivos líderes afirman que se mantendrá la

estabilidad. Además del Partido Comunista, existe una coalición

cuatripartita que se ha formado con la finalidad de oponerse a los

acuerdos entre el CSSD y el ODS. En abril de 1999 la República Checa

ingresó en la OTAN. Existe una campaña contra la corrupción generada

en los múltiples procesos de privatización de las empresas

nacionales. Hay diversos problemas en torno a la seguridad de la

construcción de la central nuclear de Temelín, problemas que han

llevado a Austria a poner de manifiesto su oposición, dado

que se construye en un lugar próximo a su frontera. También debe

resaltarse algún problema con Alemania debido a que no se ha

producido ninguna devolución a los ciudadanos alemanes que vieron

confiscadas sus propiedades en los Sudetes. Sin embargo, el Ministro

de Asuntos Exteriores alemán Joschka Fischer ha manifestado que

Alemania no pondrá reparos a la ampliación por ese motivo.


Situación económica

La herencia del sistema comunista es una economía basada en el

desarrollo de la industria pesada con un sector agrícola pequeño. En

1992 comenzó un programa de privatizaciones con participación de los

ciudadanos a través de los Fondos de Inversión para la Privatización.


Las intromisiones de los bancos han provocado diversas dificultades

que llevaron al Gobierno en abril de 1997 a introducir un «paquete de

estabilización» de la economía que hiciera frente al creciente

déficit presupuestario y a los desequilibrios en el comercio

exterior. Algunas de las medidas consistían en la reducción de la

carga fiscal de las empresas, recortes del gasto, limitación de los

salarios del sector público, depósitos obligatorios para las

importaciones y en general medidas de reforma estructural. A pesar

del paquete de medidas, en mayo de 1997 el país abandonaba el tipo de

cambio fijo optando por una flotación gestionada y medidas aún más

estrictas para la estabilización. Entre las reformas estructurales

cabe destacar la aceleración de la privatización de empresas

estratégicas, así como de los bancos, la creación de la Comisión de

Valores y Cambios en abril de 1998, la mejora de la legislación

mercantil y de prevención de la delincuencia financiera y diversos

incentivos para la inversión extranjera.


Aún no ha terminado la privatización prevista por el Gobierno de los

cuatro bancos principales, pero está muy avanzada. El sector bancario

tiene importantes puntos débiles entre los que cabe destacar la baja

calidad de los préstamos y una capitalización insuficiente. Además

existen diferencias entre las opiniones económicas del Gobierno y la

autonomía del Banco Central, que provocan roces entre ambos.


Desde 1993 hasta 1996 la tasa de desempleo fue relativamente baja.


Desde 1996 ha ido aumentado paulatinamente hasta llegar al 7,5 por

ciento de la población activa en la actualidad.


En enero de 1999 el Parlamento aprobó el Presupuesto para este año

basado en la estimulación de la economía. Se prevé un déficit del 1,7

por ciento del PIB. El Banco Central ha reducido los tipos de interés

hasta el 8,75 por ciento. En diciembre de 1998 se produjo una caída

de precios de un 0,2 por ciento que puso de relieve las dificultades

económicas. En enero de 1999 la tasa de inflación interanual era de

6,8 por ciento y el índice de inflación neta del 1,7 por ciento

anual. El Gobierno afronta en la actualidad la tarea de evitar que se

agrande el déficit por cuenta corriente así como de aumentar la

competitividad de las exportaciones para facilitar la inversión

extranjera directa que permita un reestructuración de todo el sector

de industria pesada.





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Las previsiones para 1999 no son optimistas, habiéndose reducido la

previsión del producto interno bruto del 1,5 por ciento de

crecimiento que preveía el Presupuesto a una contratación anual en

términos reales del 0,2 por ciento. El Gobierno también rebajó su

aspiración final del PIB de 1998 a una contracción del 2,6 por

ciento.


Se espera que el desempleo aumente hasta el 8,4 por ciento durante

este año y que la inflación media se rebaje del 6,9 por ciento en

1998 al 5,1 por ciento. El Banco Central ha reducido progresivamente

los tipos de interés conforme disminuye la inflación.


En resumen, se puede señalar que los problemas más importantes se

centran en la necesidad de completar la privatización de los cuatro

bancos principales (en la actualidad se ha privatizado uno y medio)

así como la reestructuración y reconversión de la industria pesada y

armamentística que permanece todavía muy obsoleta. Todo ello debería

incentivar la inversión extranjera directa que tanto se necesita.


Relaciones con la Unión Europea

El Parlamento Europeo, aprobó una Resolución el 4 de diciembre de

1997 sobre la comunicación de la Comisión: «Agenda 2000». En ella, el

Parlamento «pide a las autoridades checas que mejoren sensiblemente

el funcionamiento del sistema judicial especialmente con el fin de

garantizar juicios equitativos en períodos de tiempo aceptables y

establecer rápidamente una política global que tenga como objetivo

evitar cualquier tipo de discriminación o marginación de la minoría

roma». Además «opina que la estrategia hacia la adhesión constituye

una buena oportunidad para que la República Checa proceda a la

necesaria modernización de la Administración del Estado reformándola

según los principios de calidad y de eficacia, y para proceder a

aquellas reformas económicas que sean compatibles, por una parte, con

el funcionamiento del mercado interior de la Unión Europea (por

ejemplo sobre la estructura bancaria y financiera nacional) y, por

otra, con la construcción de un modelo social de tipo europeo que

permita una fuerte lucha contra el desempleo y el mantenimiento de un

estado social próximo a las exigencias de la población».


Las negociaciones de adhesión con la República Checa comenzaron en

mayo de 1998 después de la Conferencia de Londres. En septiembre de

1998 había finalizado el escrutinio de doce capítulos de la acervo

señalándose por la Comisión que existían claras dificultades en su

aplicación si bien no se apreciaban problemas importantes en la

adopción de la acervo. Después de haber presentado la República Checa

su posición respecto a las negociaciones sobre los primeros

capítulos, durante la Presidencia austríaca se iniciaron las

negociaciones detalladas sobre los cinco primeros.


En noviembre de 1998 la Comisión publicó su primer informe periódico.


En él señalaba que «la República Checa sigue cumpliendo los criterios

políticos establecidos en Copenhague, si bien hay que prestar

especial atención a la situación de la etnia roma en la sociedad

checa» y añadía «puede considerarse que la República Checa constituye

una economía de mercado que funciona y que

debería poder hacer frente a las presiones competitivas de las

fuerzas de mercado dentro de la Unión Europea a medio plazo, siempre

que mejore la gestión de las empresas y acelere la reestructuración

de las mismas». Finaliza indicando « la República Checa debería poder

asumir las obligaciones de la adhesión siempre que impulse con

prontitud la adopción del acervo comunitario y el fortalecimiento de

las estructuras administrativas conexas a fin de compensar la

lentitud de los avances del año precedente, en particular en los

ámbitos del mercado interior, la agricultura y la justicia y asuntos

de interior».


Durante la Presidencia alemana de la Unión Europea se iniciaron

negociaciones detalladas sobre los capítulos relativos a política

industrial, telecomunicaciones, pesca, estadísticas, protección de

consumidores, unión aduanera, relaciones exteriores, derecho de

sociedades y política de competencia. El 22 de junio de 1999 se

inició (en el marco de conferencias intergubernamentales bilaterales

entre los 15 y cada uno de los 6 candidatos) la confirmación

y aprobación formal de los resultados de las negociaciones celebradas

entre los Embajadores de los Estados Miembros ante la Unión Europea y

los Jefes Negociadores de los seis países candidatos el 19 de abril

y el 19 de mayo de 1999. Además comenzó la negociación del capítulo de

libre circulación de mercancías. Las negociaciones ya se han cerrado

de forma provisional para la República Checa en materia de protección

de consumidores, pesca, estadísticas y telecomunicaciones.


El Consejo Europeo de Colonia celebrado los días 3 y 4 de junio de

1999 acogió favorablemente los resultados positivos de la segunda

ronda de negociaciones sustanciales en el primer semestre del 99 con

la República Checa. Existió además una referencia expresa a los

niveles de seguridad nuclear en Europea central y oriental, lo que

podría interpretarse como una señal positiva para la construcción de

la central nuclear de Temelín.


Al finalizar septiembre de 1999 los capítulos de: política

industrial, investigación, pequeña y mediana empresa, así como

educación, se han considerado provisionalmente cerrados.


En octubre de 1999 la Comisión ha elaborado un nuevo informe sobre la

adhesión en el que señala que el Gobierno de la República Checa ha

tenido problemas en el campo de la legislación, al no haber obtenido

la cooperación necesaria de su Parlamento.


Los mayores problemas legislativos se localizan en: propiedad

intelectual, protección de datos, seguros, normas anti-trust, ayudas

estatales y medio ambiente.


Se reconocen sin embargo los esfuerzos en materia de política

regional y estructural, liberalización de los mercados de capitales,

y reforma de la administración y de la justicia.


Es necesario incidir en la política de transporte, agricultura,

veterinaria, salud e higiene laboral y lucha contra el crimen y la

corrupción.


En términos generales la Comisión ha considerado que la República

Checa no ha hecho todos los esfuerzos que puede y aunque va

cumpliendo en cuanto a sus reformas económicas, homologación de

standars y certificaciones, desarrollo regional y veterinaria, no

está abordando con igual eficacia la reestructuración industrial, el




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aumento de la capacidad administrativa, el mercado interno, la

justicia y el medio ambiente.


Resumen de la exposición del Embajador de la República Checa, Excmo.


Sr. D. Milos Lexa, ante la Ponencia para el estudio y discusión del

proceso de ampliación de la Unión Europea y Agenda 2000, de la

Comisión Mixta para la Unión Europea

El Embajador se refirió en primer lugar a los dos motivos principales

por los que la República Checa desea incorporarse a la Unión Europea.


El primero es un motivo político y está directamente relacionado con

la confirmación de la posición checa en Europa, en un mundo

democrático. Si bien la integración del estado checo en Europa ha

sido históricamente grande, desde el dictado de Munich se inició la

«mala suerte histórica de Chequia», pasando a ser ocupada por la

Alemania nazi y posteriormente por el imperialismo soviético. Con la

vuelta de la democracia en 1989 después de cincuenta años, la

República no quiere quedarse nunca más aislada tal y como sucedió en

los años 1938, 1948 y 1968. El segundo motivo para desear la adhesión

a la Unión Europea es la voluntad de buscar en el Mercado Único de la

Unión Europea nuevas oportunidades comerciales y económicas. Tal y

como ha reconocido la Comisión, la República Checa fue siempre un

país bastante desarrollado especialmente en el período de

entreguerras no sólo política sino también económicamente.


Tras la caída del comunismo se han producido amplios cambios sociales

y reestructuraciones difíciles. En primer lugar se llevó a cabo la

transformación del sistema económico, lo que significaba resolver la

cuestión de la propiedad, es decir, «privatizar toda la esfera de la

producción, comercio y servicios en una escala en la que en ningún

lugar se había abordado antes, y restituir la función del libre

mercado» para ello y como requisito previo, fue necesaria la creación

de una nueva legislación con estabilización de la moneda, eliminación

del sistema de subvenciones, adaptación de nuevos mecanismos

sociales, etc.


En la actualidad el sector privado participa en la producción del PIB

en casi un 80 por ciento y la privatización continúa.


A pesar de los esfuerzos realizados, el Gobierno checo considera que

se puede mejorar. En el contexto económico, el Embajador señaló que

su país ocupaba el segundo lugar entre los candidatos de primera fila

tras Eslovenia. La inflación ha variado en los últimos años entre un

8 y un 10 por ciento lo cual no cumple los criterios de Maastricht. A

pesar de todo, esta cifra es una de los mejores resultados entre los

países de Europea central y del este. Un aspecto positivo es el

funcionamiento de la agricultura. En este sector trabaja menos del 5

por ciento de los trabajadores y la cifra sigue disminuyendo;

participan un 4,5 por ciento del PIB, pudiendo considerarse como una

agricultura de buenos rendimientos. Los agricultores checos reciben

un volumen de subsidios tres veces menor del que reciben los

agricultores de la Unión, y así lo ha señalado la OCDE.


El mercado interior está ampliamente liberalizado quedando sólo

algunos sectores por privatizar por motivos sociales y que

gradualmente se irán liberalizando.


El paro se situaba en 1998 en un 6,5 por ciento siendo las

expectativas para el año 1999, de un 8 por ciento.


Parte del éxito económico de la República se basa en el crecimiento

del intercambio de mercancías con el extranjero. El comercio con la

Unión Soviética había alcanzado en los años 80 el 70 por ciento del

total del comercio exterior de Chequia, y en la actualidad ha

disminuido a un 5 por ciento mientras que los países de la Unión

acaparan hoy el 60 por ciento de las transacciones comerciales

exteriores.


En cuanto a las estructuras que preparan la adhesión, en el Gobierno

se ha creado un Comité Gubernamental para la Integración Europea

encabezado por el Viceprimer Ministro. En el Parlamento existe la

Comisión para la integración europea. Se ha elaborado un programa

nacional de preparación para la adhesión. Se calcula que será

necesaria la redacción de unas 500 leyes para la transposición del

acervo y se prepara la codificación de la superioridad de los

Convenios Internacionales de derechos humanos frente al derecho

nacional.


El apoyo de la opinión pública ha crecido en los últimos años desde

un 48 por ciento en 1996 a un 58 por ciento en 1997, cifra que se

mantuvo durante el año 98. La población contraria a la adhesión es un

22 por ciento mientras que el 20 por ciento no tiene opinión. El

Gobierno checo reconoce la importancia de las reformas

institucionales y financieras en el seno de la Unión y sólo espera

que las mismas no vayan en perjuicio de los futuros miembros. La

ratificación de dicha reforma podría realizarse junto con la

ratificación de los acuerdos de la adhesión.


Se trabaja con la fecha del año 2003 para estar preparados.


Los sectores que más necesitarán el apoyo económico de la Unión

Europea son: medio ambiente e infraestructuras.


Conclusiones del viaje realizado por una delegación de la Ponencia

para el estudio y discusión del proceso de ampliación de la Unión

Europea y Agenda 2000 a la República Checa, los días 3 a 5 de mayo de

1999

Está asegurada la estabilidad política a medio y largo plazo pese al

complejo panorama de alianzas en el Gobierno.


No existen graves problemas económicos aunque quedan diversos

sectores por privatizar, fundamentalmente el bancario, así como es

necesario continuar con la reconversión de la industria pesada y

armamentística.


Los ciudadanos alemanes cuyas tierras fueron confiscadas en los

Sudetes por el Gobierno checo después de la II Guerra Mundial, no han

visto satisfechas sus pretensiones de devolución puesto que sólo se

ha devuelto lo expropiado desde 1948. La única excepción a esta regla

es que la devolución se produce siempre a los ciudadanos de religión

judía.





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Las dos cuestiones básicas son :


- Necesidad de consolidación de las estructuras jurídicas públicas y

privadas, tanto a nivel de formación de abogados y juristas como a

nivel legislativo.


- Lenta adaptación de la mentalidad a la sociedad de mercado.


En términos generales se han producido cambios muy importantes en muy

poco tiempo, por lo que el conjunto del proceso debe valorarse de

forma positiva.


ESTONIA

Estonia tiene una superficie de 45.227 kilómetros cuadrados y una

población de 1.453.200 habitantes existiendo una importante minoría

rusa.


A lo largo de su historia sólo ha sido independiente desde el año

1918 a 1940. Desde junio de 1941 hasta 1944 permaneció ocupada por el

ejército alemán; y desde 1944 hasta 1991 se prolongó la ocupación por

las tropas soviéticas.


La evolución política desde el año 1991 se ha caracterizado por la

inestabilidad en los pactos de gobierno. Si en las elecciones

legislativas de marzo de 1995 asumió el poder una coalición de centro

izquierda, los comicios de marzo de 1999 dieron el poder a una nueva

coalición formada por tres partidos, esta vez de centro derecha.


La Constitución data de junio de 1992 y establece la existencia de un

Parlamento Nacional formado por una Asamblea unicameral con 101

escaños, cuyos Diputados son elegidos directamente con un umbral del

5 por ciento de los votos. La duración de la legislatura es de cuatro

años. El sistema electoral consagra una representación proporcional y

no permite el voto de las minorías en las elecciones generales, pero

sí pueden hacerlo en las municipales. El Jefe del Estado es en la

actualidad Lennart Meri, que ostenta su cargo desde octubre de 1992,

habiendo sido reelegido en septiembre de 1996. La Constitución

consagra la independiencia del Poder Judicial, la existencia de

Tribunales de distrito, así como de un Tribunal Nacional que es el

tribunal más alto del país.


Existe un alto grado de consenso político acerca de las reformas

económicas, jurídicas y estructurales necesarias para la adhesión a

la Unión Europea.


Algunas de las tareas más importantes que tiene que abordar el nuevo

Gobierno, según el Parlamento Europeo son: la reforma agraria, la

reorganización judicial, el descontento de ciertos sectores de la

población, el desarrollo regional y la puesta en marcha del programa

nacional de integración de los no estonianos (la minoría rusa

representa un 28,5 por ciento de la población).


Situación económica

Estonia ha sido una de las zonas más ricas de la Unión Soviética. No

obstante, la rápida transición a la economía de mercado provocó una

gravísima decadencia económica en 1991 y 1992. Apartir de 1995 se ha

producido una recuperación muy rápida debido al gran crecimiento del

sector servicios y a la recuperación de industrias tradicionales,

como la industria manufacturera y el trabajo de la madera.


En 1997 el PIB aumenta en un 11,7 por ciento siendo este índice uno

de los más elevados del mundo, y su inflación baja hasta el 11,2 por

ciento, con un nivel de desempleo del 3,6 por ciento y un aumento de

la productividad de un 14 por ciento. Sólo existen dos indicadores

preocupantes que son el déficit de la balanza comercial y la deuda

exterior, ambos con tendencia ascendente.


Algunos de los sectores que han sufrido un desarrollo más

espectacular han sido la industria papelera, la electromecánica y la

industria maderera. En el año 1998 el crecimiento se mantuvo pero no

alcanzó las cifras altísimas de 1997. Las privatizaciones se han

llevado a cabo con éxito especialmente en cuanto a los servicios

públicos y la propiedad de la tierra.


Las expectativas de crecimiento para 1999 son muy positivas y se

mantiene la tendencia alcista de los dos indicadores señalados.


Relaciones con la Unión Europea

El 11 de mayo de 1992, Estonia firmó un Acuerdo de Comercio y

Cooperación económica con la Unión Europea.


El 18 de julio de 1994 firmó otro Acuerdo con la Unión, esta vez, de

Libre Cambio.


El 12 de junio de 1995 se firmaba el Acuerdo de Asociación con la

Unión Europea, y el 24 de noviembre del mismo año, Estonia depositaba

su demanda oficial de adhesión.


El 16 de julio de 1997 la Comisión europea presentó la Agenda 2000 en

la que recomendaba admitir desde 1998, las negociaciones de adhesión

con Estonia además de con otros países.


El 4 de diciembre de 1997 el Parlamento Europeo señalaba en una

Resolución sobre la Agenda 2000 que acogía con satisfacción los

avances positivos realizados por Estonia, pero indicó que era

necesario continuar los esfuerzos para la aplicación del acervo

comunitario, la mejora de la calidad de la administración pública, la

ampliación de la ciudadanía a los miembros de los grupos

minoritarios. El 11 de marzo de 1998 el Parlamento Europeo volvió a

aprobar dos Resoluciones; la primera sobre la propuesta de Reglamento

relativo a la asistencia a favor de los países de Europea central y

oriental candidatos a la adhesión a la Unión Europea en el marco de

una estrategia de pre-adhesión, y la segunda sobre las propuestas de

decisión del Consejo relativas a los principios, prioridades,

objetivos intermedios y condiciones de las asociaciones para la

adhesión con países candidatos. Respecto a Estonia se subrayaron dos

temas importantes: reconocimiento pleno de los derechos de la minoría

rusa y de las demás minorías residentes en Estonia así como necesidad

de abolición de la pena de muerte.


El 16 de marzo de 1998 el Consejo adoptaba sin debate el Reglamento

de base por el que se establece el marco jurídico para las distintas

asociaciones de adhesión.


El 30 de marzo de 1998 la Presidencia británica del Consejo

felicitaba al Parlamento de Estonia por la ratificación del protocolo

número 6 del Convenio europeo para la protección de los derechos

humanos, por el que queda abolida la pena de muerte.





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En el marco de una Conferencia Intergubernamental Bilateral el 31 de

marzo de 1998 se abrían las negociaciones de adhesión de Estonia,

destacándose la armonización en materia de política regional, social

y de medio ambiente, como la cuestión que mayor atención requería.


La Comisión ha manifestado su opinión respecto a Estonia indicando

que es un sistema democrático eficaz en el que se debe mejorar el

funcionamiento de la justicia y prestar atención a la lucha contra la

corrupción. Debe procederse a la equiparación de los rusos con los

nativos. Las tasas de crecimiento económico interior son muy elevadas

y la inflación decreciente, pero es necesario llevar a cabo la

reforma del suelo y del sistema de pensiones. Deben realizarse

inversiones en infraestructuras, en transporte, pesca y agricultura y

no descuidar el proceso de reforma de la legislación. Un objetivo

importante debe ser la formación de la infraestructura administrativa

necesaria para la aplicación eficaz del acervo comunitario.


El 22 de junio de 1999, siempre en el marco de la Conferencia

Intergubernamental entre los quince y Estonia, se produjo una reunión

de sus respectivos Ministros de Asuntos Exteriores cuyo objetivo fue

formalizar y aprobar formalmente los resultados de las negociaciones

celebradas durante la Presidencia alemana, que afectaron a ocho

capítulos del acervo comunitario.


En los capítulos de política industrial, protección de consumidores,

estadísticas, telecomunicaciones, pequeña y mediana empresa,

educación e investigación las negociaciones entre Estonia y la Unión

Europea ya se han cerrado provisionalmente.


El 15 de abril de 1999 el Parlamento Europeo aprobó una Resolución

sobre el Informe periódico de la Comisión sobre los progresos

realizados por Estonia en la vía de la adhesión. En dicha Resolución

el Parlamento Europeo:


- Toma nota del amplio apoyo con que cuenta en Estonia la adhesión a

la Unión Europea.


- Acoge con satisfacción la abolición de la pena de muerte en Estonia

en marzo de 1998 y solicita que se realicen más mejoras en las

condiciones de detención preventiva y penitenciarias.


- Acoge con satisfacción las enmiendas a la Ley de nacionalidad

aprobadas en diciembre de 1998.


- Pide a la Comisión y al Gobierno de Estonia que compensen los

costes sociales asociados al proceso de reestructuración económica y

financiera con mayores medidas de acompañamiento sociales y

económicas, así como apoya la propuesta de la Presidencia alemana de

ampliar el ámbito del programa Phare al ámbito social.


- Subraya la necesidad de reforzar las medidas anticorrupción.


- Hace hincapié en la importancia de la construcción de fronteras

exteriores seguras.


- Pide a la Comisión que fomente al máximo la capacidad de Estonia a

participar en la política relativa a la dimensión septentrional, por

ejemplo mediante ayudas al desarrollo de sus infraestructuras y

transporte, telecomunicaciones y energía.


- Reitera su opinión de que debería juzgarse a cada país candidato

por sus propios méritos.


- Pide al Consejo y a la Comisión que en cooperación con el Gobierno

de Estonia, elaboren un calendario específico para las negociaciones

de adhesión.


- Pide que se permita a los representantes de los Parlamentos de los

países candidatos, además del intercambio de información e ideas con

las Comisiones parlamentarias mixtas, asistir a reuniones de las

Comisiones del Parlamento Europeo como observadores cuando traten

asuntos relativos a la ampliación.


El Consejo Europeo de Colonia los días 3 y 4 de junio de 1999 acogió

favorablemente los resultados positivos de la segunda ronda de

negociaciones sustanciadas en el primer semestre de 1999 con Estonia

e indicó que la Unión abrirá las negociaciones lo antes posible en

todos los capítulos de negociación durante el año próximo.


En octubre de 1999 el nuevo documento de la Comisión sobre la

ampliación ha señalado que los avances de Estonia en materia de:


veterinaria, agricultura, mercado interno, empleo, y asuntos

sociales, han sufrido una ralentización. Hay que remarcar

especialmente el área de homologación standars y certificaciones, así

como el sector clientes.


Los progresos en el ámbito de la administración y la justicia son

limitados, y faltan expertos en Derecho Comunitario; la gente más

cualificada de la administración prefiere trabajar en el sector

privado, a falta de incentivos públicos suficientes. En definitiva,

deben redoblarse los esfuerzos en cuanto a la capacidad y formación

de la administración, así como en el mercado interno.


Resumen de la comparecencia del Encargado de Negocios de Estonia

Excmo. Sr. D. Andrés Tomasberg ante la Ponencia para el estudio y

discusión del proceso de ampliación de la Unión Europea y Agenda 2000

de la Comisión Mixta para la Unión Europea

El Encargado de Negocios se refirió a cuatro asuntos:


Reformas realizadas después de la independencia en 1991: Se han

llevado a cabo dos grandes tareas que son la reconstrucción del

Estado y de las instituciones democráticas así como la creación de

una economía de mercado libre. Los primeros pasos hacia la economía

de mercado fueron difíciles. El 18 de julio de 1994 Estonia firmó un

Acuerdo de Libre Comercio con la Unión que entró en vigor en enero de

1995. Estonia fue el único país que no necesitó ningún período

transitorio. El 12 de junio de ese mismo año firmó un Acuerdo por el

que se convertía en Estado asociado de la Unión. En la actualidad

Estonia aspira a convertirse en miembro de la Organización Mundial de

Comercio y considera que puede asumir un papel relevante en lo

referente a la apertura de nuevos mercados en el Este. La política

económica estoniana tiene como característica la ausencia de cuotas,

nuevo sistema liberal de licencias, bajas tasas, impuestos seguros

y estables y la ausencia de tasación de los artículos en tránsito a

través de su territorio. Los pilares de su política




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financiera y monetaria son dos: el equilibrio del presupuesto del

Estado y el sistema monetario basado en el criterio del Comité

Monetario. En 1998 el PIB creció aproximadamente en un 6 por ciento y

se espera que en 1999 crezca alrededor de un 4 por ciento. Se ha

producido la adhesión a cerca de 200 Convenios y Acuerdos

Internacionales sobre promoción y protección de inversiones,

prevención de la doble imposición y libre comercio así como también

diversos Convenios de garantía de los derechos humanos. Con una

moneda estable, una baja inflación, mano de obra altamente

cualificada, economía aperturista y un Gobierno dedicado a la

reforma, las expectativas son favorables a la adhesión.


En segundo lugar se refirió al cumplimiento de los criterios de

Copenhague, indicando que la Comisión Europea ha considerado respecto

a su país, que se produce el cumplimiento de estos criterios. Los

asuntos que deben mejorarse son el proceso de naturalización de los

no ciudadanos, el fortalecimiento del sistema judicial, el

mantenimiento del crecimiento económico con aumento de las reservas

estatales e impulso de la reforma agraria, la mejora de la capacidad

administrativa y la protección del medio ambiente. El Parlamento

estoniano ha aprobado las enmiendas de la Ley de ciudadanía en

diciembre de 1998 para facilitar la integración de los hijos de no

ciudadanos. La estrategia de desarrollo económico de medio plazo

contiene las medidas aplicadas para el año 2002 y la reforma agraria

está acelerándose, esperando que para el año 2000 se haya producido

un 90 por ciento de la misma. Gracias a la valoración de la Comisión

Europea sobre el cumplimiento de los criterios de Copenhague, en

diciembre de 1997 los quince miembros de la Unión aprobaron en

Luxemburgo la propuesta de la Comisión Europea de iniciar las

negociaciones siguiendo el modelo de 5 + 1. Como resultado, en marzo

de 1998 comenzó el screening revisándose por capítulos la capacidad

de los aspirantes. Para abordar este proceso Estonia, creó en 1997 la

Oficina Nacional de Eurointegración bajo el control directo del

Primer Ministro que lleva a cabo la coordinación de las tareas

preparatorias. Esta Oficina ha elaborado un documento que lleva por

título «Los planes de Estonia para la futura integración en la Unión

Europea» que contiene los planes de desarrollo hasta el año 2002 para

adoptar el acervo comunitario y cumplir los criterios de Copenhague.


En septiembre de 1998 Estonia entregó a la Comisión el documento

sobre los progresos experimentados en el último año en dicho ámbito y

en octubre se presentó un anexo al documento recogiendo las

modificaciones efectuadas en el marco administrativo.


En tercer lugar se refirió a las negociaciones, la forma en la que se

han efectuado y los capítulos más problemáticos: el resultado de las

negociaciones de la Cumbre de Luxemburgo fue la creación de una

delegación encabezada por el Ministro de Asuntos Exteriores y

compuesta por 15 miembros especialistas representantes de cada uno de

los Ministerios excepto el de Defensa así como 33 grupos de trabajo.


La delegación ha preparado un proyecto con la postura estoniana que

habrá de ser aprobado por el Gobierno bajo el control de la Comisión

sobre Asuntos para la Unión Europea del Parlamento. La delegación

negociadora se subdivide en dos grandes niveles: la delegación

principal y los jefes de cada grupo de trabajo. Cada grupo se

encarga de un capítulo de la negociación preparando las negociaciones

en el marco del acervo comunitario y efectuando un análisis

comparativo de dicho acervo con la legislación estoniana, elaborando

borradores desde su posición de expertos. En septiembre de 1998

Estonia entregó a Austria su postura acerca de los 12 capítulos

revisados en Bruselas durante el proceso de screening. El 10 de

noviembre se abrieron las verdaderas negociaciones sobre los primeros

siete capítulos. El 27 de enero de 1999 Estonia ha entregado a

Alemania tres posturas más sobre unión aduanera, relaciones

exteriores y política de competitividad. El Gobierno estoniano desea

incrementar los encuentros oficiales entre las comisiones

negociadoras para tratar el mayor número de capítulos y estudiar la

experiencia vivida con anterioridad por los últimos países miembros.


Estonia quiere mantener el derecho de utilizar en su mercado interior

ciertas marcas de fábrica que puedan tener análogos en la Unión

Europea. Son necesarios esfuerzos de protección de la propiedad

intelectual y derechos de autor. Estonia quiere mantener también los

Convenios de libre comercio con Letonia y Lituania hasta que se

produzca la adhesión de ambos países, así como con Ucrania para

algunos grupos de mercancías reglamentadas. El Gobierno estoniano

quiere igualmente conservar los derechos de faenar y las cuotas que

posee actualmente en los Convenios otorgadas por los Convenios

Internacionales en vigor. En el repaso de los distintos capítulos de

la negociación destaca la voluntad de mantener ciertas restricciones

a las inversiones extranjeras en bienes inmuebles y terrenos; como

mínimo se pedirá un periodo transitorio para algunas islas y regiones

fronterizas con Rusia. En el capítulo de Unión Económica y Monetaria

Estonia ha demostrado ser el país mejor preparado y es capaz de

integrarse de forma inmediata en la Unión Monetaria salvo en su

tercera etapa, el uso del Euro. De momento Estonia cumple tres de los

cinco criterios de Maastricht (falta la tasa de inflación e

intereses). Estonia solicitará un periodo transitorio hasta el año

2010 para garantizar los ahorros depositados en las entidades

financieras, periodo transitorio que supone una excepción a la libre

circulación de servicios. También es necesario un periodo transitorio

hasta el año 2010 para poder alcanzar una reserva de combustible

líquido suficiente para 90 días en supuestos de crisis, en lo que se

refiere al capítulo de energía. Para conseguir la apertura del

mercado de producción de electricidad y gas natural se necesita un

periodo transitorio hasta el año 2006. El aspecto más complicado es

la protección del medio ambiente, que también necesita varios

periodos transitorios. Se quieren mantener los derechos de caza de

lobos, osos, linces y castores y en consecuencia se solicitarán los

correspondientes periodos transitorios.


Por último, el Encargado de Negocios se refirió a la opinión pública:


no existe ningún partido político que haya declarado oficialmente su

postura contraria a la adhesión a la Unión Europea. Hace dos años

algunos euroescépticos intentaron crear un partido propio que agrupa

a todos los ciudadanos contrarios a la adhesión alcanzando la cifra

de 200.000 militantes. Pero antes de la celebración de los últimos

comicios se disolvió. ElGobierno anterior y el actual están a favor

de solicitar




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periodos transitorios lo más cortos posibles. La Oficina de

Eurointegración ha creado una Subdirección para la información sobre

la Unión Europea que tiene oficinas en todos los municipios y ha

abierto una página web en Internet. Después de cada ronda de

negociación el Ministerio de Asuntos Exteriores está organizando una

sesión informativa. El último sondeo ponía de manifiesto que un 27

por ciento votaría a favor de la adhesión, un 12 por ciento de la

población en contra y un 40 por ciento no lo ha decidido aún.


Comparado con los resultados de 1997 el porcentaje a favor así como

el porcentaje en contra han disminuido. Entre la población de origen

no estoniano el porcentaje a favor es de un 30 por ciento.


HUNGRÍA

Tiene una superficie de 93.030 kilómetros cuadrados con una población

de 10.300.000 millones de habitantes. Existen numerosos grupos de

población de origen húngaro en los países colindantes, especialmente

en Rumanía y en Eslovaquia. Hungría y Rumanía firmaron un Tratado de

Amistad en septiembre de 1996 aunque queda sin resolver la cuestión

de la educación en lengua húngara a nivel universitario en Rumanía.


Las relaciones con Eslovaquia han mejorado desde la reunión de sus

respectivos Ministros de Asuntos Exteriores en noviembre de 1998.


Apartir de esta reunión se acordó la creación de 11 Comités conjuntos

independientes destinados a controlar la aplicación del Tratado de

Base en ámbitos específicos. La República Húngara ha recibido

favorablemente la nueva Ley sobre lenguajes minoritarios.


La Constitución vigente fue aprobada durante el periodo comunista en

1949 y sufrió importantes modificaciones en 1972. A finales de 1989

el Parlamento elegido en 1985 introdujo nuevas modificaciones, y en

el transcurso de los últimos años una Comisión multipartidista ha

estado trabajando sobre una nueva Constitución.


Existe un sistema parlamentario unicameral con una Asamblea Nacional.


De sus 386 escaños 176 se eligen en circunscripciones uninominales

por mayoría absoluta de los votos en primera vuelta o en caso de no

obtenerse la misma por mayoría simple que elija los dos o tres

candidatos más votados en la primera. El resto de escaños se atribuye

en forma proporcional de acuerdo con el número de votos obtenido por

las listas de los distintos partidos a nivel nacional y regional.


Desde 1994 el umbral para la obtención de representación es del 5 por

ciento de los votos.


El Presidente de la República es elegido por un período de cinco

años, por el Parlamento, sus funciones son de tipo protocolario y es

el responsable de gran número de nombramientos políticos.


En las elecciones de mayo de 1998 la Liga de los Jóvenes Demócratas

Partido Cívico Húngaro (FIDESZ) obtuvo 148 escaños y el Partido

Socialista Húngaro (PSH) 134. El Partido de los Pequeños Propietarios

(PPP) obtuvo 48 escaños. La Alianza de los Demócratas Libres (ADL)

24. El Foro Democrático Húngaro (FDH), que fue el partido más votado

en las elecciones legislativas de marzo 1990, obtuvo en 1998 14

escaños.


Las elecciones locales celebradas en octubre de 1998 confirmaron en

líneas generales las tendencias existentes.


Dos asuntos de interés son: la alta tasa de delincuencia organizada y

la polémica social originada en torno a la Ley del aborto de 1992.


Situación económica

A pesar de ser el país más avanzado en el proceso de transición de la

economía planificada hacia una economía de mercado, la caída del

COMECON originó una crisis importante entre 1990 y 1994. En marzo de

1995 el Gobierno estableció un programa de estabilización basado en

una política monetaria y una política presupuestaria. La política

monetaria se caracterizó por la aplicación de un sistema de paridad

con estrechos márgenes de fluctuación que permitió al forinto

mantenerse ligeramente por encima del límite inferior del margen. La

política presupuestaria se basó en una reducción drástica de los

gastos y en fuertes recortes en las transferencias presupuestarias

a las cajas de seguridad social.


Las reformas estructurales más importantes han afectado a la

privatización del sector bancario que se ha realizado en su práctica

totalidad, así como del sector de telecomunicaciones, gas, bancos e

industrias. El resultado del programa de estabilización de 1995 ha

sido una reducción del déficit de la balanza comercial, disminución

de la inflación y disminución de la tasa de paro.


El crecimiento de las exportaciones como consecuencia de la

devaluación del forinto de 1995 se ha visto acompañado por un volumen

regular de inversiones extranjeras directas.


Todo ello ha provocado una aceleración del crecimiento especialmente

en el sector industrial muy desarrollado en sectores como: maquinaria

y herramientas, telecomunicaciones, ofimática y sector del automóvil.


En 1998 el PIB sufrió un aumento del 4,7 por ciento y las inversiones

en capital aumentaron en un 12,1 por ciento.


La evolución del consumo se ha basado en el aumento continuado de los

salarios y la reducción del desempleo, la favorable evolución de la

inflación que en 1998 alcanzó un 14,2 por ciento y la progresiva

disminución de la tasa de paro.


Dos de las más importantes reformas estructurales han afectado a la

adopción de un nuevo régimen de pensiones con reducción de la

cotización patronal y a la terminación de la privatización del sector

bancario.


El Presupuesto previsto para 1999 se basa en un déficit del 4 por

ciento del PIB, y se espera que este déficit sea reducido al 3 por

ciento en el año 2001.


La previsión de crecimiento para el año 1999 es del 5 por ciento, y

la previsión de la tasa de inflación alcanzaría un 10-11 por ciento.


Los últimos análisis económicos indican que la única amenaza real

para la economía húngara consiste en una posible desaceleración del

crecimiento en la Unión Europea, y que son factores de riesgo el

crecimiento constante de los déficits sociales y la decisión del

Gobierno de incrementar las subvenciones agrícolas.





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Relaciones con la Unión Europea

Las relaciones diplomáticas entre la Comunidad Europea y Hungría

comenzaron en 1988. En diciembre de 1991 se firmó el Acuerdo europeo

que entró en vigor el 1 de febrero de 1994. Después de haberse

establecido en 1993 los criterios de Copenhague, el 31 de marzo de

1994, Hungría solicitaba la adhesión a la Unión Europea. Tras la

puesta en marcha de la estrategia de pre-adhesión del Consejo Europeo

de Hessen y la elaboración del Libro Blanco aprobado por el Consejo

Europeo de Caen, la Comisión presentó en julio de 1997 su dictamen

sobre Hungría. El 4 de diciembre de 1997 el Parlamento Europeo adoptó

una Resolución sobre la Agenda 2000 en la que respecto a Hungría

repetía la valoración realizada por la Comisión y expresaba su

confianza en que la estrategia de pre-adhesión ayudase a Hungría a

hacer frente a las obligaciones de la adhesión.


Después de la decisión de Luxemburgo el 30 de marzo de 1998 se abría

el proceso de ampliación y el 31 de marzo se iniciaban las

negociaciones.


En noviembre de 1998 la Comisión publicó su primer informe periódico

sobre el progreso realizado con Hungría indicando que ésta seguía

cumpliendo los principales criterios de Copenhague y señalando que

debía luchar más eficazmente contra la corrupción y mejorar la

situación de los gitanos. El Parlamento Europeo no consideró

apropiada la inclusión por parte de la Comisión de la solicitud de

que Hungría mejorase su integración de la minoría gitana. El ritmo de

la transposición se ha mantenido constante y se ha acompañado de

disposiciones institucionales y financieras adecuadas según el

criterio de la Comisión. Es necesario reforzar la transposición en el

ámbito del medio ambiente.


El 15 de abril de 1999 el Parlamento Europeo aprobó una Resolución

sobre el Informe periódico de la Comisión sobre los progresos

realizados por Hungría en la vía de la adhesión, en el que se señala

que:


- El Parlamento se complace de los enormes progresos logrados en la

verificación del acervo comunitario y en el comienzo del proceso de

negociación.


- Insta a la Comisión y al Gobierno húngaro a contrarrestar el coste

social con mayores medidas de acompañamiento y apoya la propuesta de

la Presidencia alemana de ampliar el ámbito de aplicación del

programa PHARE al sector social.


- Acoge con satisfacción la considerable mejora de las relaciones de

Hungría con sus Estados vecinos.


- Opina que el Gobierno húngaro ha realizado un gran esfuerzo desde

1997 para mejorar la calidad de vida de la etnia roma.


- Reconoce los esfuerzos de Hungría por adaptar su legislación a las

disposiciones de la Unión Europea en lo que se refiere a delincuencia

organizada.


- Lucha contra la corrupción y seguridad interior.


- Insta a la Comisión a que en la planificación y gestión de los

recursos PHARE e ISPAparticipen los responsables de la toma de

decisiones a nivel regional y local así como los interlocutores

sociales y las ONG.


- Señala a la Comisión que los recursos destinados a la cooperación

transfronteriza en el marco del programa

PHARE servirán mejor a los modelos de desarrollo mediante la

cooperación en las regiones fronterizas con la Unión Europea si se

utilizan en relación con INTERREG.


- Se refiere a los problemas todavía existentes en el ámbito del

medio ambiente aunque acoge con satisfacción el programa presentado

para los próximos seis años.


- Insta a la Comisión y al Gobierno húngaro a tener en cuenta las

consecuencias sociales de la progresiva liberalización de la compra-

venta e hipotecabilidad de bienes inmuebles y a garantizar, a imagen

de las normativas existentes ya dentro de la Unión Europea los

derechos de posesión, como la imposibilidad de comercializar reservas

naturales y el libre acceso e imposibilidad de privatizar zonas de

recreo y de vacaciones, así como facilitar la adopción de

disposiciones transitorias teniendo en cuenta las desiguales

situaciones económicas de los ciudadanos extranjeros a la hora de

adquirir inmuebles y tierras.


- Acoge con satisfacción que Hungría participe en la actualidad en la

realización de la PESC y apoya expresamente la integración de Hungría

en la OTAN que se produjo el 12 de marzo de 1999.


- Aboga porque los representantes de los Parlamentos de los países

candidatos a la adhesión puedan asistir, además del intercambio de

información y opiniones en las Comisiones interparlamentarias, a las

reuniones de las Comisiones del Parlamento Europeo que traten

cuestiones relevantes para la adhesión en calidad de observadores.


- Pide al Consejo y a la Comisión que en cooperación con el Gobierno

húngaro tras la conclusión del proceso de verificación del acervo y

una vez establecidas las plataformas de negociación y publicado el

segundo Informe periódico en otoño de 1999, establezcan un calendario

concreto para las negociaciones de adhesión y su posible conclusión.


Los Ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea se reunieron

con el Ministro de Asuntos Exteriores de Hungría el lunes 21 de junio

de 1999 para confirmar y aprobar formalmente los resultados de las

negociaciones celebradas en las reuniones de 19 de abril y 19 de mayo

del mismo año entre los Embajadores de los Estados Miembros ante la

Unión Europea y el Jefe Negociador de Hungría.


Las negociaciones ya se han cerrado provisionalmente con Hungría en

materia de pesca, estadísticas, telecomunicaciones, política

industrial, protección del consumidor, investigación, pequeña y

mediana empresa, y educación.


El Consejo de Colonia de 3 y 4 de junio de 1999 acogió favorablemente

los resultados positivos a favor en la segunda ronda de negociaciones

sustanciales en el primer semestre de 1999 con Hungría y se señaló

como objetivo la apertura de negociaciones lo antes posible en todos

los capítulos de negociación durante el año próximo.


En el último informe de la Comisión Europea sobre la ampliación, de

octubre de 1999, se ha señalado que Hungría ha realizado importantes

progresos en su adaptación legislativa, fundamentalmente en sectores

como ayudas estatales, autoempleo o propiedad intelectual. La

Comisión acoge favorablemente los esfuerzos que se han realizado por

incrementar la capacidad administrativa. Es necesario que se

refuercen tres sectores fundamentales como son la potenciación

administrativa para el desarrollo




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regional, el medio ambiente y la reestructuración del sector

metalúrgico. Otras áreas a mejorar son la audiovisual y el consumo.


Resumen de la comparecencia del Excmo. Sr. Embajador de Hungría Don

Pal Varga Koritár ante la Ponencia para el estudio y discusión del

proceso de ampliación de la Unión Europea y Agenda 2000

El Embajador estructuró su comparecencia en cuatro puntos.


En primer lugar se refirió al actual Gobierno húngaro formado por una

Coalición de tres partidos de centroderecha, e indicó que el mismo

continuaba las líneas maestras de la política exterior de Hungría

iniciadas con anterioridad. El nuevo Primer Ministro fue Presidente

durante cuatro años de la Comisión de Asuntos Europeos.


En segundo lugar se refirió al cumplimiento de las condiciones

establecidas en Copenhague. La reforma realizada a partir de 1989 por

la Constitución húngara ha permitido una transición sin tropiezos

hacia una democracia parlamentaria en la que el poder legislativo,

ejecutivo y judicial son independientes. Las elecciones se celebran

cada cuatro años y la Constitución garantiza la independencia del

Poder Judicial. El Presidente del Tribunal Supremo es nombrado por el

Parlamento a propuesta del Presidente de la República y el Fiscal

General del Estado es elegido por la Asamblea Nacional y es

responsable ante la misma.


El Tribunal Constitucional lleva a cabo el control de la

constitucionalidad de las Leyes y de los Tratados Internacionales.


Existe la figura del Defensor del Pueblo que es nombrado por el

Parlamento. En Hungría diversas normas internas garantizan el respeto

de los derechos humanos y de los derechos de las minorías. En 1993

entra en vigor la Ley sobre los Derechos de las Minorías Nacionales y

Etnicas según la cual las minorías disponen de un derecho de veto

sobre los asuntos relativos a la educación, la cultura, los medios de

comunicación locales, el desarrollo de las televisiones y el uso de

las lenguas de las minorías, para todo lo demás tiene una función

consultiva. Recientemente se puso en marcha un programa de reducción

de la desigualdad de oportunidades de los miembros de la etnia roma.


En cuanto a los criterios económicos de Copenhague las reformas se

han culminado con éxito y en la actualidad un 80 por ciento del PIB

es producido por el sector privado. Más del 65,6 por ciento del

comercio de Hungría se realiza con la Unión Europea. En 1995 se

estableció un programa de austeridad que ha resultado favorable y

como consecuencia el PIB crecerá en 1999 entre un 4,5 y un 5 por

ciento. Las exportaciones crecen y disminuye la deuda pública, la

inflación y el paro. Además Hungría se revela como un buen destino

para las inversiones extranjeras directas ya que un 4,5 por ciento

del total de inversiones directas realizadas en Europa tienen como

destino Hungría.


Respecto a la capacidad de aplicar el acervo comunitario en marzo de

1998 Hungría aprobó el Plan Nacional de la Adaptación del Acuerdo

Comunitario que abarca todos los aspectos del acervo: mercado único,

cooperación

en asuntos de interior y justicia, telecomunicaciones, asuntos

económicos, financieros, políticas sectoriales, cohesión económica y

social, medio ambiente, protección de consumidores, sistema de

aduanas, política audiovisual, etc. La armonización de la legislación

tiene dos vertientes: la modificación de la legislación vigente y las

nuevas leyes elaboradas.


En tercer lugar el Embajador se refirió a la evolución de las

negociaciones y los problemas que se plantean. Después de hacer un

repaso histórico de las relaciones entre Hungría y la Unión Europea

indicó que hasta la fecha de la comparecencia se había efectuado la

revisión de doce capítulos: ciencias de investigación,

telecomunicaciones, educación y formación profesional, cultura y

política audiovisual, industria, pymes, política exterior y de

seguridad, derecho empresarial, protección de consumidores, pesca y

estadísticas y la primera parte del capítulo sobre la libre

circulación de productos.


Se han solicitado periodos transitorios en materia de

telecomunicaciones, derecho empresarial y protección de los

consumidores.


Se aceptan los objetivos de la Unión Económica y Monetaria aunque no

vayan a ser partícipes desde el primer momento, pero sí se desea una

integración en un plazo razonablemente corto. Desde el principio

quienes forman parte de la Unión Europea Occidental así como cumplir

el acervo de Schengen y la normativa concerniente a la emigración y

extranjería y la lucha contra la emigración ilegal. Manifestó la

conformidad de su país a cooperar en todos los terrenos de

cooperación policial y en materia de justicia y asuntos penales, así

como en cualquier aspecto de lucha contra la criminalidad.


Algo que preocupa especialmente a Hungría es la fecha para la

adhesión. Todos sus planes se organizan para el 1 de enero del año

2002.


Finalmente, se refirió a la posición de la opinión pública y de los

partidos políticos. El 65 por ciento de la opinión pública está a

favor de la integración y la considera primordial desde el punto de

vista de la modernización del país, teniendo expectativas en lo que

se refiere a la mejora de su situación económica. La entrada en la

OTAN no bajará el apoyo a la adhesión a la Unión Europea. El Gobierno

ha puesto en marcha una estrategia de comunicación con el fin de

informar tanto a la opinión pública en general como a la opinión

profesional y sectorial sobre el funcionamiento de las instituciones

comunitarias y las posibilidades que se abrirían para cada segmento

de la sociedad.


Existe un consenso entre los partidos políticos sobre la necesidad de

la integración lo que no ha cambiado con ocasión del cambio de

gobierno.


Conclusiones del viaje realizado por una delegación de la Ponencia

para el estudio y discusión del proceso de ampliación de la Unión

Europea y Agenda 2000 a Hungría los días 5 a 7 de mayo de 1999

Evolución económica: en los dos últimos años la economía ha sufrido

un incremento de cinco puntos en partegracias al crecimiento de las

inversiones extranjeras




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directas; el sector más favorecido ha sido el industrial. Esta

situación ha permitido una importante estabilización de la balanza de

pagos y la reducción de la deuda externa. Las inversiones extranjeras

superaron en el último año los 20 millones de dólares. La inflación

en 1998 se aproximó a un 13 por ciento y se prevé que en 1999 sea de

un 11 por ciento. Las reservas estatales no pueden tocarse en ningún

caso. En cuanto a la situación macroeconómica, la crisis rusa y

oriental les ha afectado en sectores como farmacia o alimentación y

la crisis de Kosovo ha provocado un descenso del turismo.


Agricultura: La política agrícola tiene un peso importante en la

balanza de pagos. En el último año se decidió incrementar las

subvenciones agrícolas en 50.000 millones de forintos sobre las

cifras anteriores lo que supone un elemento de déficit

presupuestario. Otros sectores como el industrial han sufrido un

crecimiento importante siendo éste de un 11 por ciento en 1997.


También en ese año se produjo un fuerte aumento de las exportaciones

de herramientas y maquinaria pesada.


El 75 por ciento de las exportaciones industriales húngaras van

destinadas a países de la EFTA y un 8 por ciento a países en vías de

desarrollo. El Gobierno húngaro quiere mantener la productividad de

su agricultura pero centra sus esfuerzos en potenciar la industria.


Futuro del empleo: A principios de la década de los 90 había un

desempleo de un 15 por ciento mientras que en la actualidad se

aproxima a un 8 por ciento.


Privatizaciones: En 1995 se produjeron la mayor parte de las

privatizaciones en la industria, en el sector bancario y en las

telecomunicaciones. Existe un problema en cuanto a la compra de suelo

agrícola por personas jurídicas extranjeras ya que Hungría no quiere

que los bajos precios actualmente existentes en el país permitan que

su suelo caiga en manos extranjeras mayoritariamente. Posiblemente

solicitarán un período transitorio en la adhesión sobre este punto.


Déficit, sistema fiscal y seguridad social: El déficit presupuestario

en 1998 fue de un 4,8 por ciento del PIB. Las previsiones

presupuestarias estrictas para 1999 permiten augurar un déficit del 4

por ciento del PIB; en el año 2000 se espera que sea del 3,5 por

ciento del PIB; en el año 2001 las previsiones más optimistas

permiten augurar un descenso del déficit hasta llegar a constituir un

3 por ciento del PIB. Existen diversos problemas fiscales puesto que

la imposición es muy alta alcanzando un 23 por ciento las cuotas

empresariales y un 42 por ciento máximo para las personas físicas. La

evasión fiscal es bastante elevada. En cuanto al sistema de pensiones

se ha producido la adopción de un nuevo régimen que se basa en la

reducción de la cotización patronal y, además, permite elegir entre

la suscripción de una pensión privada o de una pensión pública.


Existe un importante crecimiento del déficit de la seguridad social

que en 1998 alcanzó la cifra de 77.000 millones de forintos, siendo

sufragado por el presupuesto del Estado.


Unos cuatro millones de ciudadanos de origen húngaro residen fuera de

las fronteras del país. No existe ningún riesgo de reivindicaciones

territoriales por parte de Hungría, pero sí se solicita mayor

flexibilidad con estas

minorías húngaras en países vecinos, como por ejemplo, en Serbia.


Condiciones internas de Hungría para la adhesión: En el plano

económico hubo un crecimiento del 5,1 por ciento en 1998 y se espera

que se mantenga para 1999. Ya se han hecho las principales reformas

estructurales, constituyendo el sector servicios las dos terceras

partes del PIB mientras que la agricultura supone el 7 por ciento del

PIB. Algunos cambios que todavía quedan por hacer crearán tensiones

sociales, pero son indispensables y los cambios futuros no son

excesivos. Existe un presupuesto de tres años que tiene como fecha

tope el 1 de enero del 2002, y que contempla al detalle todos los

requisitos de una planificación para la adhesión. Hungría es

consciente de que forma parte de un grupo y de hecho tiene mucho

interés en que sus países vecinos también ingresen en la UE, ya que

constituyen una unidad económica. Durante la Presidencia portuguesa

esperan que todos los temas de negociación estén ya sobre la mesa, de

forma que se pueda llegar a tomar decisiones esenciales durante la

Presidencia francesa.


PROPUESTAS DE LA COMISIÓN MIXTA PARA LA UNIÓN EUROPEA

I. La Comisión Mixta para la Unión Europea reitera su más decidido

apoyo al actual proceso de adhesión a la UE de los países candidatos

de Europa Central y Oriental, Chipre y Malta. Este apoyo debe

ampliarse procurando el mayor respaldo a este proceso por parte de la

sociedad española, sensible por su propia experiencia, a lo que para

estos países representa la perspectiva de su futura integración en la

Unión Europea. Para ello, la Comisión Mixta considera pertinente que

se continúe proporcionando a los ciudadanos y a sus organizaciones

sociales una información precisa, con el fin de facilitar el mayor

grado posible de transparencia y de participación en este proceso.


II. La ampliación se justifica, no sólo por razones de índole ética y

moral, sino que constituye por sí misma una oportunidad histórica que

sólo puede aportar a Europa grandes beneficios políticos y

económicos.


III. La integración europea, que comenzó con una dimensión económica,

ha sido sobre todo un gran proyecto político y, especialmente, una

estrategia de paz. Del mismo modo, la adhesión de los países

candidatos es también una gran tarea política. Su objetivo no es sólo

económico, sino fundamentalmente político: asegurar la paz, la

democracia y la defensa de los derechos humanos y de las minorías,

que es condición imprescindible para nuestra propia seguridad. La

experiencia de Kosovo nos ha demostrado de una forma trágica cuál

puede ser el precio de la no Europa.


IV. Desde el punto de vista económico, la futura ampliación de la

Unión Europea debe reportar importantes ventajas, tanto para los

Estados miembros actuales como para los países candidatos. La

expansión del mercado




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único y el fortalecimiento de la posición de la Unión en el mercado

mundial son dos claros ejemplos de ese beneficio mutuo.


Aunque los efectos económicos de la ampliación se harán sentir de

forma desigual entre los Estados miembros, también ésta aportará

ventajas para España. El sostenido incremento de nuestras

exportaciones hacia estos países en los últimos años demuestra ya las

oportunidades que con la ampliación se abren para nuestras empresas

en aquellos mercados cada vez más pujantes.


El estudio del impacto de la ampliación para España y sus Comunidades

Autónomas, especialmente en sectores sensibles como pueden ser la

agricultura y la industria, así como en materia de empleo, de

importaciones y de exportaciones, deberá permitir un mejor

conocimiento de estas oportunidades.


España, apartada durante largos años de esos países, tendrá la

oportunidad de incrementar y afianzar sus relaciones con ellos cuando

éstos se integren en la Unión Europea.


V. El acuerdo final alcanzado en Berlín sobre las próximas

perspectivas financieras debe servir para iniciar el camino de la

ampliación. La previsión de una financiación sustancial específica

para los países candidatos y para los futuros nuevos Estados miembros

debería hacer posible su incorporación progresiva a las políticas de

la Unión, sin que ello suponga disminuir la financiación necesaria

para el mantenimiento de tales políticas en beneficio de los Estados

miembros actuales.


La Comisión Mixta para la Unión Europea expresa su convencimiento de

que el creciente apoyo financiero que necesitan los Estados

candidatos y futuros Estados miembros no puede ser causa ni excusa

para disminuir los flujos financieros de las regiones y países de la

Unión inmersos aún en un proceso de convergencia que hoy, más que

nunca, en el tránsito a la moneda única, es necesario mantener.


Por ello, España debe velar en todo momento por el respeto del

principio de la suficiencia de medios, especialmente cuando se

aplique la cláusula de revisión de las perspectivas financieras

prevista en el marco de la Agenda 2000, en cuyo caso, el Gobierno

informará a las Cortes Generales, para su debate, de la posición de

España en esta materia.


VI. La futura convocatoria de una Conferencia Intergubernamental para

resolver las cuestiones institucionales pendientes de Amsterdam debe

permitir completar el proceso de reformas internas de la Unión

necesarias para la ampliación.


La Comisión Mixta para la Unión Europea considera que la cuestión

esencial de esta reforma institucional es la de asegurar una mayor

legitimidad democrática en la toma de decisiones por el Consejo, lo

que exige una solución basada en la reponderación del voto y/o en un

sistema de doble mayoría.


La solución que finalmente pueda acordarse debe tener en cuenta,

conforme a lo dispuesto en la Declaración número 50 de la Conferencia

que aprobó el Tratado

de Amsterdam, el caso especial de España. La Comisión Mixta para la

Unión Europea mantiene la posición de que España sólo debería

renunciar a uno de sus Comisarios si se alcanza un acuerdo

satisfactorio sobre la reforma del sistema del voto en el Consejo.


VII. La Comisión Mixta para la Unión Europea se congratula de los

notables progresos realizados desde Luxemburgo en la preparación de

la ampliación, y, en particular, por el dinamismo adquirido en las

negociaciones sustantivas iniciadas en noviembre de 1998 con seis de

los países candidatos.


VIII. La Comisión Mixta para la Unión Europea comparte plenamente los

principios acordados en Luxemburgo que consagran el carácter global,

inclusivo y evolutivo del proceso de ampliación, en el que cada

Estado candidato será juzgado con los mismos criterios y avanzará a

su propio ritmo en función de su nivel de preparación.


IX. El panorama político europeo ha sido sustancialmente modificado

tras la crisis de Kosovo. En estas circunstancias, y, teniendo

asimismo en cuenta los progresos en mayor o menor medida realizados

por aquellos países candidatos que no pertenecen al primer grupo, la

Comisión Mixta para la Unión Europea se declara favorable al inicio

de las negociaciones con este grupo de países. En consecuencia, insta

al Gobierno a que se pronuncie en dicho sentido en el próximo Consejo

Europeo de Helsinki, que deberá decidir al respecto.


Pronunciarse a favor del inicio de las negociaciones con todos los

países candidatos no significa desconocer y pretender hacer tabla

rasa de las evidentes diferencias existentes en el nivel de

preparación de los mismos, sino, por el contrario, situarlos en un

mismo punto de partida y permitir un desarrollo diferenciado de las

negociaciones y su conclusión.


X. Las características del actual proceso de la ampliación lo hacen

totalmente diferente de los anteriores. En efecto, el elevado número

de países candidatos, su menor nivel de desarrollo económico, los

procesos de transición hacia una economía de mercado en los que aún

están inmersos, unido al hecho de que la Unión Europea es hoy más

compleja y desarrollada tras la culminación del mercado único, la

transición a la moneda única y la entrada en vigor del Tratado de

Amsterdam, hacen que esta ampliación sea especialmente complicada y

difícil.


XI. Los criterios de Copenhague constituyen el baremo para valorar

los progresos de los países candidatos y para poder determinar el

momento en que estarán en condiciones de adherirse a la Unión

Europea. En estas circunstancias, las negociaciones de adhesión

deberían tener una naturaleza y finalidad doble: por un lado,

examinar y llegar a acuerdos sobre los períodos transitorios para la

aplicación del acervo comunitario solicitados tanto por los Estados

candidatos como por la propia Unión Europea y, por otro, verificar el

grado de cumplimiento de los criterios de Copenhague por los países

candidatos.





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En ese proceso de evaluación de los progresos de los candidatos, la

Comisión juega un papel fundamental, a través de los informes anuales

de progresos. El Consejo debería, asimismo, verificar dicha

evaluación en el curso de las negociaciones y sacar las conclusiones

oportunas, de forma que el ritmo de las negociaciones se incremente

o reduzca en función de los progresos realizados.


En este contexto, la Comisión Mixta para la Unión Europea considera

que en los futuros informes de progreso de los candidatos, la

Comisión debería valorar si los calendarios de adopción del acervo

comunitario por parte de dichos países son realistas y, asimismo,

poner el acento de una forma especial en la valoración de su

capacidad de aplicar correctamente dicho acervo en esa fecha.


XII. La Comisión Mixta para la Unión Europea considera que las

primeras ampliaciones deberían tener lugar tan pronto como sea

posible, aunque pueda ser conveniente establecer períodos

transitorios adecuados que respondan a las coyunturas económicas y

sociales de la Unión Europea y de cada país candidato. Ello dependerá

fundamentalmente del ritmo de progreso de los propios países

candidatos en el cumplimiento de los criterios de Copenhague y de las

reformas necesarias en el seno de la propia Unión Europea. Es

necesario mantener un equilibrio entre la velocidad y la calidad del

proceso. Una adhesión prematura, precipitada por razones políticas,

tendría consecuencias muy negativas tanto para los países candidatos

como para la propia Unión Europea.


XIII. La Comisión Mixta para la Unión Europea comparte la opinión de

la Comisión de que los países candidatos, en el momento de la

adhesión, deben haber adoptado todo el acervo comunitario relativo al

mercado interior y ser asimismo capaces de aplicarlo de una manera

efectiva. La culminación del mercado interior hace, a diferencia de

otras ampliaciones, difícil aceptar períodos transitorios en este

ámbito, salvo los que resulte necesario establecer para los productos

agrícolas. En todo caso, es necesario asegurar que todo período

transitorio que pueda finalmente aceptarse no implique una distorsión

del mercado interior. Por ello, la Comisión Mixta para la Unión

Europea insta al Gobierno a que se mantenga, de una forma especial,

vigilante en lo relativo a la adopción y aplicación por parte de los

países candidatos de la legislación comunitaria sobre la competencia.


XIV. La agricultura constituirá sin duda uno de los capítulos más

difíciles de la negociación. La Comisión Mixta para la Unión Europea

recomienda al Gobierno que defienda en este ámbito una posición que

permita conciliar, por un lado, una creciente liberalización de los

intercambios agrícolas y, por otro lado, el mantenimiento

y perfeccionamiento de los rasgos fundamentales del actual PAC en el

marco de los límites financieros establecidos por el Consejo Europeo

de Berlín, todo ello teniendo en cuenta los intereses de los

agricultores y ganaderos españoles, la vigilancia en el

establecimiento de períodos transitorios y la necesidad de

reestructurar y hacer competitivo el, por lo general,

sobredimensionado sector agrícola de los países candidatos.


Asimismo, deberá prestarse atención a las repercusiones de la

ampliación en el sector pesquero, debido a la mayor integración del

Mar Báltico en las aguas de la Comunidad Europea y a las adhesiones

de Polonia y de Estonia, únicos países que cuentan con una industria

de pesca relevante.


XV. La Comisión Mixta para la Unión Europea advierte del riesgo de

impactos negativos sobre algunos sectores industriales, como pueden

ser la siderurgia y la construcción naval.


XVI. Varios países candidatos atraviesan una difícil fase de

transición de sus economías centralizadas del pasado a la economía de

mercado. En este sentido, la Comisión Mixta para la Unión Europea

aboga por que se garantice en estos países la igualdad de trato y de

oportunidades entre hombres y mujeres.


XVII. La política de protección del medio ambiente es un gran desafío

del proceso de ampliación. Por ello, no deberían concederse

exenciones de las normas comunitarias más importantes en materia de

protección del aire, del agua y del suelo, salvo en casos

excepcionales debidamente justificados, prestándose una particular

atención a la seguridad nuclear y exigiendo el cierre de las

centrales nucleares que no puedan alcanzar las normas europeas de

seguridad.


XVIII. Los países candidatos deben aún recorrer un largo camino en el

fortalecimiento de los controles de sus fronteras exteriores. Por

ello, parece improbable que estos países, en el momento de su

adhesión, estén en condiciones de aplicar plenamente el acervo

Schengen que, además de la introducción de controles adecuados de las

fronteras exteriores, exige medidas avanzadas compensatorias antes de

hacer posible la abolición de las fronteras interiores. La Comisión

Mixta para la Unión Europea pide al Gobierno que haga gala de una

especial prudencia a la hora de abordar estas cuestiones en el marco

de las negociaciones.


XIX. La Comisión Mixta para la Unión Europea resalta la importancia

de apoyar el proceso de preparación de los países candidatos mediante

el reforzamiento de la estrategia pre-adhesión. En este contexto,

señala la importancia que en su opinión tiene el programa de

«hermanamientos» entre los Estados miembros y Estados candidatos que

se viene desarrollando en el marco de PHARE. La Comisión Mixta para

la Unión Europea se congratula de la creciente participación de la

Administración española en diversos proyectos, pero considera que

deberían intensificarse los esfuerzos para hacer posible una mayor

presencia en futuras convocatorias y, a tal efecto, hace un

llamamiento al Gobierno para que instruya a los diversos Ministerios

afectados a participar lo más posible en dichos proyectos.


XX. La Comisión Mixta para la Unión Europea considera que la

ampliación es una magnífica oportunidad para potenciar la presencia

de España en todos los




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ámbitos, y, de una forma especial, en el comercial y económico, en

los países candidatos. Por ello, se congratula de los planes puestos

en marcha por la Administración para apoyar las actividades de

nuestras empresas en aquella zona y la anima a que continúe e

intensifique sus esfuerzos en dicha dirección.


En este sentido, la Comisión Mixta para la Unión Europea considera

imprescindible intensificar nuestra presencia institucional y

actividad diplomática y comercial en aquellos países. Recomienda, por

tanto, al Gobierno que considere con carácter preferente la

posibilidad de abrir, en el período más breve posible,

representaciones diplomáticas en aquellos países candidatos que aún

carecen de ellas y que refuerce las actualmente existentes.


XXI. La Comisión Mixta para la Unión Europea suscribe plenamente la

estrategia de la Unión Europea definida en el Consejo Europeo de

Luxemburgo sobre la adhesión de Chipre, basada en el convencimiento

de que las negociaciones de ampliación pueden y deben tener un efecto

catalizador para solucionar el problema político de la isla. Por

ello, la Comisión Mixta para la Unión Europea apoya firmemente toda

iniciativa dirigida a la búsqueda de una solución justa y viable que

contribuya a lograr la paz civil y la reconciliación en toda la isla

y haga posible que la parte turcochipriota acepte participar en la

delegación de Chipre para la negociación de su adhesión a la UE.


XXII. La Comisión Mixta para la Unión Europea espera que las

circunstancias permitan que el próximo Consejo Europeo de Helsinki

avance en el reconocimiento del estatuto de candidato a Turquía, en

función de los progresos que puedan verificarse en el cumplimiento de

los llamados criterios de Copenhague, sobre todo en materia de

derechos humanos y de reconocimiento de las minorías. Por su parte,

las autoridades turcas deben utilizar sus relaciones privilegiadas

con la comunidad turco-chipriota para contribuir al logro de una

solución del problema de Chipre ajustada a las resoluciones de

Naciones Unidas. En este sentido, se congratula del nuevo clima en

las relaciones greco-turcas, que permite albergar serias expectativas

de que este reconocimiento pueda producirse.


XXIII. La Comisión Mixta para la Unión Europea espera del Gobierno

que a lo largo de todo el proceso de

ampliación continúe informándola de la forma más precisa, completa y

oportuna posible sobre la evolución de las negociaciones con los

distintos países candidatos.


Al presente Informe se ha presentado el siguiente voto particular por

el Grupo Parlamentario Socialista:


Modificación del apartado tercero del Informe en los términos que

siguen:


Al apartado VI de la parte tercera del Informe

De sustitución.


«La Conferencia Intergubernamental debe tener por objetivo un

planteamiento global de la reforma institucional, incluida la

reorganización de los actuales Tratados. El enfoque en dos fases

previsto en el Tratado de Amsterdam se ha visto superado por la

ampliación y la aceleración del proceso de adhesión. Además los

aspectos abordados en las conclusiones del Consejo Europeo de Colonia

tienen consecuencias que van mucho más allá que los asuntos

específicos a que se refieren. Finalmente existe una oportunidad

temporal, en el futuro inmediato no cabe imaginar mejor momento para

una reforma institucional como la que sin duda hace necesaria la

ampliación de la Unión.


Por ello instamos al Gobierno a aportar y negociar a lo largo del año

próximo un conjunto sustancial y global de reformas institucionales

que deben culminar antes del año 2002 en cualquier caso antes de la

próxima ampliación.


La Comisión Mixta Congreso-Senado para la Unión Europea considera,

que los debates celebrados durante las negociaciones para el Tratado

de Amsterdam, las reflexiones que desde entonces se vienen llevando a

cabo tanto en las instituciones como en el mundo académico, permiten

afrontar desde pilares sólidos una reforma institucional que combine

la ambición con el realismo.


La ampliación constituye un desafío histórico que reviste una

importancia fundamental y presenta serias dificultades, tanto para la

Unión como para los países candidatos. Este momento crucial de su

desarrollo, la Unión Europea debe reafirmar sus aspiraciones,

afrontando el ambicioso reto con los mecanismos institucionales

adecuados para el éxito de la empresa.»