Ruta de navegación

Publicaciones

DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 498, de 18/05/1995
PDF





CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1995 V Legislatura Núm. 498
ASUNTOS EXTERIORES
PRESIDENTE: DON JORDI SOLE TURA
Sesión núm. 38
celebrada el jueves, 18 de mayo de 1995



ORDEN DEL DIA:
Comparecencias:
--Urgente y conjunta de los señores Ministros de Asuntos Exteriores
(Solana Madariaga) y de Defensa (García Vargas), para informar sobre los
objetivos y prioridades de la presidencia de la Unión Europea Occidental
(UEO), que España ejercerá simultáneamente con la de la Unión Europea
(UE) en el segundo semestre de 1995. A petición propia. (Número de
expediente 214/000105). (Página 15128)
--Del señor Ministro de Asuntos Exteriores (Solana Madariaga), para
informar sobre las prioridades de la presidencia de la Unión Europea
Occidental (UEO) que España ocupará en el segundo semestre del presente
año. A solicitud de Grupo Parlamentario Popular. (Número de expediente
213/000538). (Página 15128)
--Conjunta de los señores Ministros de Defensa (García Vargas) y de
Asuntos Exteriores (Solana Madariaga), para informar sobre los últimos
acontecimientos en el conflicto que afecta a la ex república yugoslava de
Bosnia-Herzegovina y, en particular, del recrudecimiento de las acciones
bélicas y de las consecuencias que pudieran tener para el mantenimiento
de las tropas pacificadoras de las Naciones Unidas (ONU) en los
territorios afectados. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular.

(Número de expediente 213/000593). (Página 15147)



Página 15128




--Del señor Ministro de Defensa (García Vargas), para informar de las
declaraciones realizadas por altos funcionarios de la Organización del
Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sobre España como país «consumidor de
seguridad», así como diversos aspectos relativos a la seguridad en el
Mediterráneo en líneas divergentes con los planteamientos del Gobierno
español. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular. (Número de
expediente 213/000541). (Página 15164)
--Del señor Ministro de Asuntos Exteriores (Solana Madariaga), para
informar de las declaraciones realizadas por altos funcionarios de la
Organización del Tratado de Atlántico Norte (OTAN) sobre España como país
«consumidor de seguridad», así como sobre diversos aspectos relativos a
la seguridad en el Mediterráneo en líneas divergentes con los
planteamientos del Gobierno Español. A solicitud del Grupo Parlamentario
Popular. (Número de expediente 213/000540). (Página 15164)
Dictámenes sobre:
--Protocolo por el que se modifica el Convenio entre el Reino de España y
la República de Austria para evitar la doble imposición con respecto a
los Impuestos sobre la Renta y sobre el Patrimonio de 20 de diciembre de
1966, firmado en Viena el 24 de febrero de 1995. (BOCG serie C, número
189-1, del 10-4-95. (Número de expediente 110/000154). (Página 15171)
--Acuerdo de transporte aéreo entre el Reino de España y la República de
Ghana, hecho en Accra el 30 de diciembre de 1994. (BOCG serie C, número
190-1, de 10-4-95. Número de expediente 110/000155). (Página 15172)



Se abre la sesión a las nueve y cinco minutos de la mañana.




CELEBRACION DE LAS SIGUIENTES COMPARECENCIAS:



--URGENTE Y CONJUNTA, DE LOS MINISTROS DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE DEFENSA
(SOLANA MADARIAGA Y GARCIA VARGAS), PARA INFORMAR SOBRE LOS OBJETIVOS Y
PRIORIDADES DE LA PRESIDENCIA DE LA UNION EUROPEA OCCIDENTAL (UEO), QUE
ESPAÑA EJERCERA SIMULTANEAMENTE CON LA DE LA UNION EUROPEA (UE) EN EL
SEGUNDO SEMESTRE DE 1995. A PETICION PROPIA. (Número de expediente
214/000105.)



--DEL SEÑOR MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (SOLANA MADARIAGA), PARA QUE
INFORME SOBRE LAS PRIORIDADES DE LA PRESIDENCIA DE LA UNION EUROPEA
OCCIDENTAL (UEO), QUE ESPAÑA OCUPARA EN EL SEGUNDO SEMESTRE DEL PRESENTE
AÑO. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR EN EL CONGRESO. (Número
de expediente 213/000538.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, vamos a dar comienzo a la sesión.

Quiero empezar saludando a los Ministros de Asuntos Exteriores y de
Defensa, que saben que están, como les digo siempre --y además es
verdad--, en su propia casa, en su propia Comisión, aunque ésta no sea la
específica del Ministro de Defensa.

Vamos a comenzar con el punto 1 del orden del día, al que acumularemos el
punto 3, puesto que los dos se refieren exactamente a la misma situación.

Como ustedes saben, el punto 1 es la comparecencia conjunta, a petición
propia, de los Ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa, para
informar sobre los objetivos y prioridades de la presidencia de la Unión
Europea Occidental, que España ejercerá simultáneamente con la de la
Unión Europea en el segundo semestre de 1995, y el punto 3 es una
comparecencia, solicitada por el Grupo Parlamentario Popular, en este
caso sólo del Ministro de Asuntos Exteriores, para que informe sobre las
prioridades de la presidencia de la Unión Europea Occidental, que España
ocupará en el segundo semestre del año. Por consiguiente, el tema es el
mismo y creo que podemos proceder a su acumulación, si los grupos están
de acuerdo. (Asentimiento.)
Estando, pues, de acuerdo, entramos en el punto 1 del orden del día y le
doy la palabra al señor Ministro de Asuntos Exteriores para que
introduzca el tema y, a continuación, se la daré al señor Ministro de
Defensa.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Muchas
gracias, señor Presidente.

Como SS. SS. saben, el día 2 de marzo, ante la Comisión Mixta
Congreso-Senado, tuve ya ocasión de hacer una referencia, en una
comparecencia sobre la presidencia española en el segundo semestre de
1995, a alguno de los objetivos de nuestra presidencia de la Unión
Europea Occidental. Por tanto, señor Presidente, señorías, celebro la
oportunidad que hoy se nos ofrece, al Ministro de Defensa y a mí, para
detallar de forma ya más precisa, a la altura del



Página 15129




tiempo en que estamos, las prioridades y la acción que España desea
llevar a cabo en el ámbito de la presidencia de la Unión Europea
Occidental.

Ante todo, señor Presidente, quisiera subrayar el hecho novedoso que
supone que, además de la presidencia de la Unión Europea, a España le
corresponda presidir simultáneamente la Unión Europea Occidental. No les
extrañará que les diga, señorías, que esta coincidencia implica un
esfuerzo mayor, un esfuerzo extraordinario para España y la necesidad de
una preparación cuidadosa, que ya hemos iniciado desde hace varios meses,
para el buen éxito de esta empresa. Debemos, en efecto, asegurar una
doble coordinación. Por una parte, la coordinación entre los organismos
españoles encargados de desempeñar la acción presidencial, lógicamente de
forma más importante entre el Ministerio de Defensa y el Ministerio de
Asuntos Exteriores; por otra, coordinarnos también con nuestros aliados
de la Unión Europea Occidental, particularmente con el país que ostenta
la presidencia en este momento, Portugal, y con el país que la ostentará
en el primer semestre de 1996, el Reino Unido. Como antes señalé, señor
Presidente, una buena parte de los esfuerzos que hasta el momento venimos
desarrollando en preparación de nuestra presidencia están dirigidos
precisamente a generar la mejor coordinación en lo que le acabo de decir.

La reunión ministerial de la Unión Europea Occidental que se ha celebrado
el pasado lunes, día 15 --día de San Isidro--, en Lisboa, nos ha
permitido ya dar un paso en esa dirección, con contactos que tanto el
Ministro de Defensa como yo tuvimos, aparte de la reunión formal,
bilateralmente con un buen número de los ministros de Asuntos Exteriores
y de Defensa de los países miembros. Sin perjuicio de ello, los objetivos
y las prioridades que España pueda fijarse para su presidencia de la
Unión Europea Occidental derivarán, lógicamente, de aplicar a la
situación actual de desarrollo de la organización nuestra propia
concepción política sobre la naturaleza y las funciones de la Unión
Europea Occidental. Como SS. SS. conocen bien --he tenido ocasión de
desarrollar este tema en algunas otras comparecencias--, nuestra
concepción se fundamenta básicamente en dos principios. El primero es que
el proceso de integración europea no quedará completo hasta que cuente
con una auténtica dimensión de seguridad y de defensa --saben ustedes que
ése es el primer principio que defendemos--; el segundo es que, por todo
ello, debemos trabajar para que esta organización, la Unión Europea
Occidental, se convierta en el verdadero componente de defensa de la
Unión Europea. De esta forma, facilitaremos el logro del objetivo que
está contenido en el Tratado de Maastricht, en el Tratado de la Unión
Europea, y en la declaración aneja relativa a la Unión Europea Occidental
que, como SS. SS. recuerdan, contempla el desarrollo gradual --y cito
textualmente-- de una genuina identidad europea de seguridad y defensa, a
través de la definición en el futuro de una política de defensa común que
pudiera conducir en su momento a una defensa común --y cierro aquí la
cita-- compatible con la Alianza Atlántica. Por tanto, nuestra
presidencia de la Unión Europea Occidental estará guiada por esa
concepción política.

Permítanme muy brevemente que les dé unas pinceladas sobre la situación
actual de la Unión Europea Occidental para saber desde dónde tenemos que
construir. Saben SS. SS. que Maastricht representa, en materia de
seguridad y de defensa, un compromiso entre dos tendencias: de una parte,
la tendencia que propugnaba dotar a la Unión Europea de una verdadera
dimensión de defensa y, en consecuencia, la fusión de la Unión Europea
Occidental con la Unión Europea; y la otra, la que entendía que el
énfasis de la defensa europea debía seguir recayendo sobre la Alianza
Atlántica prácticamente en exclusividad. Según este compromiso, las
cuestiones relativas a la seguridad de la Unión Europea corresponden al
ámbito de la PESC, de la política exterior y de seguridad común, y, por
contra, las decisiones y acciones de la Unión que puedan tener
repercusiones en el ámbito de la defensa, es decir, las que impliquen
recursos o medios militares, serán puestas en práctica por la Unión
Europea Occidental. La Unión Europea Occidental se confiere así como una
organización autónoma, a la que, además, se le da una naturaleza dual por
su doble carácter de componente de defensa de la Unión Europea y de medio
para reforzar lo que damos en llamar el pilar europeo de la Alianza
Atlántica. Para poder realizar estas funciones, el Tratado de Maastricht
acuerda también el refuerzo de las capacidades operativas de la propia
Unión Europea Occidental.

Hasta el momento, el programa contenido en el Tratado de Maastricht, en
el Tratado de la Unión, ha tenido --y creo que hay que reconocerlo así--
una aplicación irregular. Se ha avanzado menos quizás en los aspectos
institucionales que en los aspectos operativos. En el aspecto operativo
hay que señalar que los logros que suponen la creación y el desarrollo,
aunque sea todavía limitado, de la célula de planteamiento, la
celebración periódica de reuniones de los Jefes de Estado Mayor de la
Defensa, la definición de posibles misiones y la identificación de las
unidades militares que cada país pondría, llegado el caso, a disposición
de la Unión Europea Occidental para realizar dichas misiones.

Quiero recordar que las operaciones de la Unión Europea Occidental en el
Adriático y en el Danubio, para vigilar el embargo decretado por el
Consejo de Seguridad, son evidentemente consecuencia de estos avances.

También lo es --y me importa subrayarlo-- la contribución de la Unión
Europea Occidental a la administración de la ciudad de Mostar, donde
tenemos nuestro batallón desplegado a través de lo que es el elemento de
policía internacional. Les recordaré que hemos adoptado en el Consejo que
acaba de tener lugar en Lisboa algunas decisiones importantes que suponen
un nuevo avance en este ámbito operativo. Entiendo que SS. SS. lo conocen
y, por tanto, no hago referencia a ello. A pesar de todo esto, todavía
queda pendiente el desarrollo de importantes aspectos operativos, a los
que haré referencia después para poner de manifiesto cuáles pueden ser
los temas sobre los cuales pueda discurrir la presidencia española.

Para resumir, antes de pasar a describir las prioridades de la
presidencia española, les diré que nos encontramos en este momento con
una Unión Europea Occidental que



Página 15130




continúa siendo una organización autónoma, a la que se están aproximando
el resto de los países europeos no miembros, pendientes de definir con
precisión y en lo fundamental sus relaciones institucionales y
funcionales con la Unión Europea y las relaciones operativas con la
Alianza Atlántica y con un grado relevante, pero desgraciadamente
insuficiente, de desarrollo operacional.

¿Cuáles son en este contexto las prioridades de nuestra presidencia?
Partiendo de lo que les acabo de decir, les indicaré que las prioridades
de nuestra presidencia cabría agruparlas en dos bloques: unos objetivos
de naturaleza política y unos objetivos de carácter operativo y
funcional. Paso a definirles los primeros: objetivos de naturaleza
política. El sistema diseñado en Maastricht --al que me he referido
anteriormente-- está contenido básicamente en el artículo J4 del Tratado
y en la declaración relativa a la Unión Europea Occidental --a la que
antes he hecho referencia-- aneja al mismo. En ambos documentos se
recogen sendos mandatos para la revisión con vistas a la Conferencia
Intergubernamental de 1996. En consecuencia, señorías, señor Presidente,
el primer gran objetivo de naturaleza política que se plantea a la
presidencia española es preparar la contribución de la Unión Europea
Occidental a la Conferencia de 1996 sobre la base --insisto-- de revisar
la aplicación hasta el momento de lo dispuesto en el Tratado de la Unión
y, en particular, la declaración a la que antes he hecho mención.

En el Consejo ministerial, que se celebró el pasado lunes en Lisboa, los
miembros de la Unión Europea Occidental hemos mantenido un primer
intercambio de opiniones sobre esta materia. En este contexto les puedo
decir que todos los Ministros decidieron, de común acuerdo, que el debate
interno de la Unión Europea Occidental respecto a esta cuestión, a la
contribución a la Conferencia de 1996, se hará sobre la base de un
documento que presente España, en su calidad de presidencia, en los
primeros días del próximo mes de julio, de manera tal que se pueda
debatir, y aprobar en su caso, en la reunión ministerial que tendrá lugar
en Madrid en el mes de noviembre. Este documento servirá, por tanto, de
punto de partida y de base de discusión para los trabajos que realizará
la Unión Europea Occidental hasta --insisto-- la Cumbre ministerial, que
tendrá lugar en el mes de noviembre.

La contribución española debe partir del análisis en profundidad de tres
capítulos fundamentales en que se estructura la declaración: relaciones
de la Unión Europea Occidental con la Unión Europea, primero; relaciones
de la Unión Europea Occidental con la Alianza Atlántica, segundo; y
funciones operativas de la propia Unión Europea Occidental, tercero. Este
análisis tendrá por objeto evaluar los progresos y las experiencias
adquiridas desde 1991 hasta ahora y considerar, en función de dicha
evaluación, cuáles son las opciones de futuro en cada uno de dichos
capítulos. Con todo ello, señor Presidente, señorías, no cabe duda de
que, con vistas a la Conferencia Intergubernamental, el aspecto más
relevante de la evaluación afectará a las relaciones entre la Unión
Europea y la Unión Europea Occidental, toda vez que la Conferencia tiene
como elemento central la consideración de posibles modificaciones a
aportar al Tratado de la Unión y, en particular, al artículo J4 del mismo
--al que he hecho anteriormente referencia-- por lo que concierne a la
identidad europea de seguridad y de defensa. En definitiva, señor
Presidente, señorías, resultará esencial plantear el futuro de las
relaciones institucionales entre las dos organizaciones y, en
consecuencia, será necesario estudiar las opciones posibles al respecto.

En esencia, sobre las opciones posibles cabría destacar tres, que paso a
relatar a SS. SS.: una primera podría ser la de incluir la defensa como
parte integrante del Tratado de la Unión Europea mediante la fusión de la
Unión Europea y la Unión Europea Occidental. Ello implicaría,
lógicamente, incluir en el nuevo Tratado de la Unión los artículos que
establecieran un sistema de defensa colectivo y unas garantías de
seguridad similares a las que ya contempla el artículo 5 del Tratado de
Washington y el propio artículo 5 del Tratado de Bruselas modificado,
actualmente vigente para la Unión Europea Occidental. Sería --por ponerlo
en otras palabras-- la opción de crear lo que pudiéramos denominar un
cuarto pilar de la Unión Europea. Este sería un extremo.

El extremo opuesto a esta opción se situaría en el mantenimiento del
«statu quo» a ultranza, la posición actual, es decir, la ratificación del
mismo sistema que está contenido en el Tratado de Maastricht. El
planteamiento hacia el futuro, por tanto, se limitaría en este caso a
tratar de mejorar las relaciones de cooperación entre la Unión Europea
Occidental y la Unión Europea con medidas que favorezcan la interacción
entre ambas, así como continuar desarrollando las capacidades operativas
de la misma. Estas son las dos opciones que pudiéramos llamar extremas:
una más audaz, la otra más conservadora, y entre ambas opciones cabe toda
una serie de posibilidades intermedias que consistirían en mantener, por
ahora, la personalidad autónoma de cada organización, pero propiciando a
la vez la convergencia gradual entre ellas mediante esquemas de
interacción creciente de la defensa de aquellos países que en cada
momento tuvieran la voluntad política de hacerlo, quedando como
posibilidad abierta al futuro, que un día tendrá que llegar, la
posibilidad de una fusión de la Unión Europea Occidental en la Unión
Europea. En todo caso, entiendo, señor Presidente, que España deberá
procurar en este punto alcanzar un equilibrio, que no va a ser fácil,
entre la función de armonización de posiciones y la necesidad de avanzar
en el proyecto incontestado de la identidad de seguridad y defensa
europea. Hasta aquí nuestro primer objetivo de carácter político.

El segundo es culminar la reflexión iniciada en la Unión Europea
Occidental sobre las nuevas condiciones de seguridad en Europa, incluida
en la propuesta francesa de elaborar el Libro Blanco sobre la materia.

Como SS. SS. recordarán, porque tuvimos ocasión de expresarlo en esta
Cámara, en la declaración ministerial, en la reunión de Norwich,
acordamos que el Consejo permanente iniciara ya su reflexión con
participación de los países observadores y asociados sobre las nuevas
condiciones de seguridad en Europa. Esta reflexión es importante, no sólo
por la oportunidad indudable en la nueva situación del continente,



Página 15131




sino también por tomar parte activa en ella los países de Europa central
y oriental asociados con la Unión Europea Occidental. Les recordaré que
en la última reunión de Lisboa, de la tarde, donde estaban todos estos
miembros, nos reuníamos veintisiete ministros de Asuntos Exteriores y
veintisiete ministros de Defensa. Estamos ya hablando, por tanto, de
reuniones con un número de miembros, observadores o asociados, importante
para la Unión Europea Occidental.

La primera parte de dicha reflexión se ha realizado bajo presidencia
portuguesa y se ha plasmado en el análisis de los intereses de seguridad
comunes entre los participantes. En el Consejo ministerial de Lisboa
acabamos de aprobar un documento que contiene los resultados de esta
reflexión. Nos corresponderá, por tanto, a nosotros durante nuestra
presidencia proponer las posibles respuestas a los problemas que se han
identificado en este análisis. La aportación de la presidencia española
deberá permitir la conclusión de este ejercicio, como si culmina con
éxito, determinará la elaboración de ese Libro Blanco sobre la seguridad
sugerido hace ya tiempo con Francia.

Paso al segundo bloque de prioridades, que lo encabezaría bajo el
epígrafe «objetivos operativos y objetivos funcionales». Junto a los tres
grandes objetivos políticos a que me acabo de referir, nuestra
presidencia debe atender a objetivos importantes de carácter operativo y
funcional. El Ministro de Defensa expondrá a SS. SS. todo lo que se
refiere a los de carácter operativo.

En cuanto a los de carácter funcional, señalaré cuatro prioritarios.

Primero, entendemos que es necesario mejorar el funcionamiento del
Consejo permanente mediante un apoyo más eficaz, más frecuente, por parte
de los órganos que preparan sus debates y sus decisiones: el
secretariado, la célula de planeamiento y los diversos grupos de trabajo,
en los que estimamos necesaria una participación creciente del personal
de las representaciones permanentes. El Ministro de Defensa se referirá
más adelante a todo ello también.

El segundo objetivo funcional es la mejora de la estructura y
operatividad de los propios consejos ministeriales. Los consejos resultan
cada vez de una operatividad menor debido quizás al creciente número de
participantes --les acabo de decir los que nos reunimos en Lisboa,
veintisiete ministros de Asuntos Exteriores y el mismo número de
ministros de Defensa y, por tanto, nos gustaría hacer alguna aportación a
la eficacia de las reuniones y de la toma de decisiones. España se
propone iniciar la reflexión mediante la presentación de un documento en
el que ofrezcamos diversas posibilidades de mejora.

En siguiente lugar, nos proponemos impulsar el proceso de transformación
gradual del Instituto de Estudios de Seguridad en una especie de academia
europea de seguridad y defensa. La presidencia portuguesa ya está
trabajando en este ámbito y está prevista la celebración en París, en el
próximo otoño, de una conferencia con participación de los responsables
de instituciones nacionales de carácter similar al instituto que acabo de
mencionar.

Como cuarto objetivo funcional quiero señalar la mejora del desarrollo de
las relaciones del Consejo con la Asamblea parlamentaria de la Unión
Europea Occidental, que les interesará a SS. SS. España tiene el
propósito firme de prestar una atención especial a la dimensión
parlamentaria de la Unión Europea Occidental, lo que resulta
especialmente oportuno teniendo en cuenta que nuestra presencia
coincidirá con un período tan importante del desarrollo de las
instituciones europeas. En particular, la presidencia española trabajará
por mejorar la relación entre el Consejo y la Asamblea, y para ello nos
proponemos también agilizar los medios de comunicación entre ambas
instituciones, hacerlos más fluidos, facilitar la consulta entre esos
órganos y tratar de incorporar al máximo en la actividad diaria del
Consejo las recomendaciones de la Asamblea. Junto a ello, la presidencia
española iniciará una reflexión sobre la posibilidad de establecer un
mecanismo periódico de información a la Asamblea y regularizar las
consultas de la Asamblea con los órganos del Consejo.

Señor Presidente, señorías, trato de concluir esta primera parte de la
intervención para que la pueda completar el Ministro de Defensa. Diría
como resumen de cuanto he manifestado a SS. SS., señor presidente, que la
presidencia europea de la Unión Europea Occidental debe atender
fundamentalmente al compromiso de que la organización tenga una
aportación sustancial, y a la vez pragmática, a la conferencia de 1996 y
a la reflexión sobre la seguridad europea. Les diré, señorías, que esto
ha sido, desde nuestro punto de vista, un éxito de la posición que hemos
mantenido con otros países, pero no todos, por parte de España. Había,
como posición alternativa, que la propia organización, la Unión Europea
Occidental, no tuviera una posición en la conferencia intergubernamental,
sino que fueran posiciones estrictamente de cada uno de los países. A
nosotros nos parecía que una reflexión en el marco de la Unión Europea
Occidental y el compromiso de tratar de aportar, como el Tratado de
Maastricht nos demanda, una posición común de la propia organización, era
un buen paso. Por tanto, nos hemos esforzado en ello, hemos conseguido
que fuera así y nos corresponderá durante nuestra presidencia, como les
decía al inicio de mi intervención, presentar a debate ese documento. Lo
haremos a finales de junio o principios de julio para que pueda ser
aprobado durante el mes de noviembre.

Nos esforzaremos también en mejorar los aspectos funcionales, como acabo
de decir, del Consejo permanente, y todo ello sin descuidar la gestión de
los asuntos que están en curso, con especial atención al diálogo con los
países terceros y particularmente con aquellos países de nuestro entorno.

Saben SS. SS. que hay algunas iniciativas ya de diálogo con los países
del Mediterráneo en los que pondremos especial interés a lo largo de
nuestra presidencia ya que coinciden también con la reunión que tendrá
lugar en España, la Cumbre Euromediterránea.

Para conseguir estos objetivos, el Gobierno espera contar con la
cooperación de todas las fuerzas parlamentarias, por cuanto entiende que
nuestra presidencia de la Unión Europea Occidental debe constituir una
acción que se inscriba en el ámbito de la política de Estado. Estoy
seguro de que así será y, por tanto, me ofrezco, una vez más, a
comparecer ante SS. SS. cuantas veces estimen oportuno para



Página 15132




que vayamos avanzando en la construcción de una posición común en
relación con la presidencia que España va a tener, durante el segundo
semestre de 1995, de la Unión Europea Occidental.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro de Defensa tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): El Ministro de Asuntos
Exteriores ha hecho una exposición pormenorizada de los objetivos y
prioridades de la presidencia española de la Unión Europea Occidental,
exposición que ha abarcado no sólo materias de política exterior, sino
también las propias de seguridad y defensa, que son difícilmente
separales en el conjunto. Ello me permite centrar mi intervención sobre
aquellos aspectos que más directamente afectan a la defensa.

El Tratado de la Unión Europea, firmado en Maastricht en febrero de 1992,
como se sabe, incluye los objetivos de la Unión, y entre ellos figura el
de afirmar su identidad en el ámbito internacional, en particular
mediante la realización de una política exterior y de seguridad común.

Esta política exterior y de seguridad común abarcará todas las cuestiones
relativas a la seguridad de la Unión Europea, incluida la definición en
el futuro de una política de defensa común que pudiera conducir en su
momento a una defensa común.

Nos encontramos, por tanto, con tres niveles de objetivos diferentes que
afectan al área de la defensa: el propio de la política exterior y de
seguridad común, que constituye el segundo pilar de la política
comunitaria y que ha comenzado a andar recientemente; el futuro
desarrollo de una política de defensa común y, en tercer lugar, la
defensa común vista como un objetivo a largo plazo.

Permítanme, señorías, hacer algunas consideraciones sobre las
posibilidades de progresar en la consecución de estos objetivos,
especialmente en lo que se refiere a los dos últimos. En el momento
actual del proceso de integración europea, los Estados son renuentes a
ceder más cotas de su soberanía nacional. Un análisis realista de esta
situación nos permite afirmar que la defensa es considerada como una
cuestión de competencia nacional y que este criterio se mantendrá, estoy
seguro, durante bastante tiempo. Aunque en las declaraciones de
principios todos los países de la Unión Europea y de la Unión Europea
Occidental estemos de acuerdo en la conveniencia de una misión común en
materia de defensa, existe un consenso limitado para la realización de
acciones concretas. Ello deriva de la diferente valoración que cada
Estado otorga a los acontecimientos, así como la firme voluntad de
salvaguardar la soberanía nacional y de preservar el carácter nacional de
las Fuerzas Armadas. Ello significa que la defensa está desarrollándose
en el marco intergubernamental y que no conviene proponer que se eleve
esta cuestión al nivel de competencia comunitaria supranacional durante
el período de presidencia española.

En este mismo orden de ideas se puede afirmar que la intervención de las
Fuerzas Armadas, aunque estén encuadradas en fuerzas multinacionales
ofrecidas formalmente a organizaciones de seguridad, requiere en la
actualidad, y seguirá requiriendo en un futuro próximo, la aprobación de
los gobiernos nacionales y, como consecuencia, la regla del consenso
continuará siendo necesaria para llevar a cabo operaciones en el marco de
la UEO o de la Unión Europea.

Poniendo un ejemplo evidente resulta cuando menos dudoso pensar que, por
virtud de la Conferencia Intergubernamental y subsiguientes acuerdos,
pueda lograrse un mayor grado de integración en el aspecto operativo de
la UEO que el alcanzado por la OTAN en sus cerca de 50 años de
existencia.

En cualquier caso, aunque el panorama pueda parecer limitado, existen
grandes posibilidades de progreso en la dirección de los objetivos de
Maastricht. Veamos, por tanto, cuál es el estado actual de desarrollo de
los objetivos de defensa común y de política común de defensa en el marco
de la Unión Europea y de la Unión Europea Occidental y qué acciones
concretas se pretenden acometer durante la presidencia española para
avanzar en los mismos.

La defensa común, es decir, unas fuerzas armadas europeas, puede
considerarse como el objetivo más lejano.

La fórmula de aproximación al mismo ya quedó enunciada en Petersberg, y
no es otra que continuar trabajando en el desarrollo progresivo de la
capacidad operativa de la UEO al convertirla en un instrumento eficaz al
servicio de la seguridad europea.

Hemos dado pasos importantes en esta dirección, tanto en los aspectos
institucionales y de organización, como en la creación de medios y
capacidades operativas. Pero estos avances llevan aparejados unos riesgos
que es preciso tener en cuenta. La existencia de diferentes
organizaciones de defensa y seguridad ha llevado a nuevos modelos de
asignación de fuerzas a las mismas. Conceptos tales como el de doble o
triple sombrero, o los grados de priorización, están siendo utilizados
profusamente. Todo ello entraña el riesgo de incrementar el número de
estructuras paralelas sin que, por ello, se mejore la operatividad de
dichas organizaciones, sobre todo si tenemos en cuenta la reducción de
unidades y medios en las fuerzas armadas de los países europeos durante
los últimos años.

Consideramos poco lógico, por ejemplo, duplicar las estructuras, las
capacidades y las fuerzas que los países miembros de la UEO han puesto ya
a disposición de la OTAN y que están financiadas por estos países o son
de su propiedad. Por ello, pretendemos progresar en dos vías paralelas,
por una parte, acordar con la Alianza los mecanismos para poner sus
medios y capacidades a disposición de la UEO cuando ésta los necesite y,
por otra, determinar las necesidades propias de la UEO y desarrollarlas
para mantener una autonomía política y una eficacia operativa en la
seguridad europea. Dentro de esta línea estamos trabajando con la Alianza
para avanzar, por la primera de estas vías, con el desarrollo del
concepto de fuerzas operativas combinadas conjuntas, sin que su
aplicación suponga una subordinación de una organización a otra.

Para avanzar por la segunda vía, el Consejo de Ministros de la UEO acaba
de aprobar en Lisboa una serie de medidas que permitirán aumentar la
eficacia de la Organización,



Página 15133




mejorando el funcionamiento interno de las estructuras político-militares
en la gestión de crisis. El Ministro de Asuntos Exteriores las ha
enumerado. Se trata de la cédula de Planeamiento, el centro de situación
y la sección de inteligencia, junto a la celebración periódica de
reuniones de los Jefes de Estado Mayor, la definición de misiones y la
identificación previa de unidades militares disponibles.

Hemos acordado en Lisboa una fórmula para la financiación de unas
operaciones. Según la misma, la participación que corresponde a nuestro
país coincide con la fórmula empleada en el presupuesto ordinario de la
UEO. Esta será utilizada, con carácter experimental, durante dos años y
posteriormente será revisada. Se ha adoptado también la decisión de dar
un carácter definitivo al Centro de Satélites de Torrejón que, hasta
ahora, tenía carácter experimental y hemos ampliado el número de unidades
multinacionales europeas.

Como es sabido, Lisboa, España, Francia e Italia, han suscrito el acuerdo
de creación de la Eurofuerza Operativa Rápida (Eurofor) y la Fuerza
Marítima Europea (Euromarfor). Estas fuerzas estarán abiertas a la
participación de todos los Estados miembros de la UEO. En este contexto
ya se ha aprobado la participación de Portugal en estas fuerzas
multinacionales desde el momento de su establecimiento.

Estas unidades multinacionales pasan a incrementar las ya existentes,
como son el Eurocuerpo, la División Multinacional Central y la Fuerza
Anfibia Anglo-holandesa. Evidentemente, no son todavía las fuerzas
armadas europeas, pero son pasos en la buena dirección compatibles con la
soberanía nacional en cuestiones de defensa.

Durante nuestra presidencia trataremos de impulsar tres objetivos de
carácter operativo para seguir mejorando la eficacia de la UEO. En primer
lugar, entendemos que la presidencia española debe profundizar las
relaciones permanentes entre la UEO y las unidades multinacionales y
nacionales puestas a su disposición, definiendo con más claridad las
modalidades de su empleo. Para ello estableceremos los sistemas que
faciliten la asignación de estas nuevas unidades multinacionales a los
distintos planes que determine la cédula de planeamiento de la UEO y
diseñaremos los sistemas de mando y control, así como las relaciones de
dependencia de estas unidades.

En segundo lugar, se consolidará el centro de satélites con el pleno
aprovechamiento de sus capacidades, lo que, unido a la decisión de crear
una sección de inteligencia en la cédula de planeamiento (que, por
cierto, dentro de unos días empezará a dirigir un almirante español) y un
centro de situación para el seguimiento de crisis, permitirá aumentar la
autonomía de la UEO en el campo de la inteligencia estratégica.

En tercer lugar, nuestra presidencia impulsará los trabajos para la
coordinación de los medios de transportes nacionales existentes, lo que
permitirá disponer de un concepto común de transporte estratégico,
imprescindible para el despliegue de nuestras fuerzas allí donde sean
necesarias.

En cuanto a los objetivos funcionales mencionados por el señor Ministro
de Asuntos Exteriores, permítanme, señorías, anunciar que durante nuestra
presidencia se iniciará el planeamiento de un ejercicio del Eurocuerpo en
tres fases, la primera de las cuales pretendemos que se convierta en un
ejercicio de alto nivel, que permita comprobar el funcionamiento de las
estructuras político-militares de la UEO, en particular, las relaciones
del Consejo con las autoridades militares, los procedimientos de mando y
control y la asignación de unidades. Así podremos comprobar el
funcionamiento de los mecanismos que hemos aprobado en Lisboa y corregir
sus posibles deficiencias.

La política de defensa común, objetivo intermedio del Tratado de
Maastricht, es considerada también por algunos países competencia
nacional. Sin embargo, aunque pueda ser cierto en el más estricto sentido
del término, considero que es posible coordinar y armonizar muchos
elementos de nuestras políticas nacionales de defensa para configurar
progresivamente una política europea en un sentido amplio.

Las opciones que se discuten se diferencian en el grado de integración de
esta política común de defensa en la estructura de la Unión Europea, y
van desde la creación de un cuarto pilar hasta el mantenimiento de la
independencia y autonomía de la UEO. En todo caso, el Tratado de Bruselas
tendrá que sufrir algún tipo de modificación para adecuarlo a los nuevos
equilibrios europeos y a la nueva realidad de la Unión Europea. Mientras
tanto, durante nuestra presidencia vamos a elaborar la segunda parte del
Libro Blanco sobre seguridad en Europa, cuya primera parte, dedicada a
definir los intereses comunes europeos y los riesgos a los que están
expuestos, hemos aprobado en Lisboa.

En esta segunda parte del documento tendremos que acordar las formas de
defender estos intereses comunes, frente a los riesgos existentes. Es un
trabajo en el que están participando también los miembros asociados, los
observadores y los socios asociados; es decir, un total de 27 países
europeos.

Enunciados los objetivos relacionados con la defensa permítanme, por
último, hacer algunas reflexiones sobre las relaciones entre la defensa
europea y la Alianza Atlántica. Como conocen SS. SS., éste es uno de los
puntos incluidos en la declaración de los países UEO en Maastricht. El
objetivo que se estableció entonces fue el de fortalecer el pilar europeo
de la Alianza Atlántica, identificándolo con la UEO. Considero que estas
relaciones deben ser reexaminadas a la luz del desarrollo del proceso de
integración europeo y de la nueva situación a la que se enfrenta la
Alianza. Hay que adaptar las estructuras político-militares de las dos
organizaciones para que su relación sea más equilibrada y que el pilar
europeo de la Alianza deje de ser un término más bien retórico y se
materialice en estructuras concretas.

En este proceso la Conferencia Intergubernamental presenta una buena
oportunidad, y España debe intervenir activamente para impulsar las
acciones en este sentido. Los criterios de transparencia y
complementariedad deben presidir estos esfuerzos.




Página 15134




Pero el futuro de las relaciones UEO-OTAN dependerá de la solución que se
adopte para las relaciones UEO-Unión Europea. Intuyo que, de algún modo,
habrá que institucionalizar las relaciones Unión Europea-Alianza
Atlántica y que, en este largo y complejo proceso, la posición de España
tendrá que irse adaptando a las nuevas realidades geoestratégicas e
institucionales de la posguerra fría y del proceso de integración
europea.




El señor PRESIDENTE: Terminado este primer turno, tiene la palabra el
representante del Grupo Parlamentario Popular, que ha presentado una
petición de comparecencia en el mismo sentido.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Quiero iniciar mi intervención destacando la
importancia que tiene la coincidencia de la Presidencia de la Unión
Europea con la de la Unión Europea Occidental y subrayando también la
existencia de muchas coincidencias entre las posiciones del Gobierno y
del Partido Popular en relación a la presidencia española de la Unión
Europea Occidental, de la que en este momento estamos hablando.

El solapamiento de ambas presidencias tiene aspectos positivos, sin
ninguna duda, lo reconozco y me uno a los que ha señalado el señor
Ministro de Asuntos Exteriores, pero supone, a su vez, el riesgo de que
la presidencia de menor rango, por decirlo de alguna forma, pudiese
quedar eclipsada por la de mayor trascendencia. De hecho, a nuestro
juicio, el Gobierno español ha centrado más, hasta el momento, sus
esfuerzos en la presidencia de la Unión Europea y en la preparación de la
Conferencia Intergubernamental de 1996, de la que también se ha hablado,
marginando quizá la reflexión que debe anteceder a una presidencia como
la de la UEO, en un momento especialmente importante para el desarrollo
de una futura política de seguridad europea. Es posible que esa sensación
que hemos tenido se borre a partir de ahora y veamos que efectivamente
hay tanto interés en una presidencia como en la otra.

La UEO adolece hoy, a nuestro juicio, como institución de seguridad
europea, de tres problemas fundamentales: en primer lugar, una falta de
definición institucional sobre su naturaleza, sus objetivos, sus
capacidades y sus relaciones con el resto de las instituciones que
componen el entramado de la seguridad en Europa; en segundo término, y en
buena medida y a consecuencia de lo dicho, una impotencia política para
adoptar decisiones comunes sobre los grandes retos que se presentan sobre
esa seguridad europea, y, por último, una estrechez mental que la
incapacita de hecho para cualquier situación que no cuente con el apoyo
de la Alianza Atlántica o simplemente de los Estados Unidos.

Consideramos, pues, que la presidencia europea, que va a corresponder a
España en el segundo semestre, va a obligar a nuestro país a hacer frente
de forma decidida e imaginativa a estos tres retos: redefinir el papel
que la UEO representa en el seno de la defensa europea, reconstruir el
consenso político entre los diferentes socios sobre la famosa
arquitectura de seguridad en el continente y potenciar esa mínima o
diminuta capacidad militar europea. Somos conscientes de que estos tres
objetivos sobrepasan con mucho las capacidades nacionales y el marco
temporal de un semestre de presidencia, pero por ello España no puede
dejar de realizar, durante este semestre, una contribución significativa
para el avance en esta dirección y la consecución de estos tres objetivos
a los que me he referido.

Nosotros hemos presentado una proposición no de ley que contiene lo que
consideramos que podrían ser los objetivos a conseguir en este semestre.

He empezado por decir que hay muchas coincidencias entre la posición
expuesta por el Gobierno y la que nosotros reflejamos en nuestra
proposición no de ley y quiero hacer referencia a algunos aspectos, sobre
todo aquellos que, aunque no sean muy divergentes, tienen algunas
diferencias de matiz, aunque, en otros, insisto, las posiciones son muy
coincidentes.

Uno de los objetivos es la necesidad de acercamiento estructural de la
UEO a la Unión Europea. Somos conscientes de las enormes dificultades
prácticas y de la falta de un mínimo consenso político entre los socios,
necesario para hacer posible en 1996 una integración de la UEO en la
Unión Europea. Era la propuesta más audaz que planteó aquí el Ministro de
Asuntos Exteriores. Sin embargo, creemos que esto no es un obstáculo para
que la doble presidencia impulse especialmente el acercamiento entre
ambas estructuras; ciertamente, hasta donde se pueda, porque creo que no
se deben asumir posiciones radicales; hay que hacerlo con realismo, con
pragmatismo y evitando que, en este caso, lo mejor se pueda convertir en
enemigo de lo bueno. Sabemos las dificultades que plantea esa
integración, ese acercamiento estructural de la UEO a la Unión Europea,
por los problemas que hay, y coincido con el Ministro en que hay que
llegar hasta donde se pueda en ese acercamiento y en esa estructuración.

Sobre este bloque de acercamiento estructural, quiero repetir que la
Unión Europea Occidental es, y debe seguir siendo, el pilar europeo de la
Alianza. Ya sé que esto no es nada original, pero creo que es bueno que
insistamos en ello. Por tanto, resulta imprescindible asegurar que el
desarrollo de esa capacidad autónoma de actuación que en su momento pueda
tener la UEO y su reforma institucional se realicen siempre asegurando la
necesaria complementariedad con la OTAN. También creo que habrá que
refrendar mucho el concepto de complementariedad durante estos seis
meses.

Cuestión importante es que la política de seguridad y de defensa europea
difícilmente podrá seguir avanzando si no cuenta con el apoyo de las
opiniones públicas de los países socios, de los países miembros e
involucrados. Por eso, creemos que lograr un mayor sustento popular a las
iniciativas de defensa europea será muy importante, y la presidencia
española debería tomar algunas iniciativas en ese sentido. Se requerirá
para ello dos elementos esenciales, la creación de una política de
opinión pública europea en materia de seguridad y un mayor control
parlamentario de las instituciones y de las políticas de defensa y
seguridad.

Otro objetivo importante a conseguir, que realmente es la continuación de
algo ya iniciado, es que durante nuestra presidencia se debería de
culminar la elaboración del Libro Blanco de la defensa europea. Creo que
el Libro Blanco,



Página 15135




propuesto en primera instancia por Francia y en el que trabaja la
presidencia portuguesa, es importante porque debe ser el resultado de una
reflexión de todos los miembros de la Unión Europea para tener el
horizonte real de lo que deseamos y sobre lo que podemos llegar a
conseguir.

Insisto en que voy saltándome aquellos aspectos en los que hay más
coincidencia. Consideramos que sería importante promover la creación de
una alianza euromediterránea para la paz. En contra de lo que creemos que
viene siendo la posición tradicional del Gobierno español, estimamos que
el diálogo político puesto en marcha por la UEO con países de la ribera
sur del Mediterráneo ha quedado superado por los acontecimientos. Así,
creemos que la alianza euromediterránea lanzada por la Unión Europea en
el terreno de las relaciones económicas pudiera ser complementada con una
alianza euromediterránea para la paz en el terreno de la seguridad. Esta
alianza podría tener como modelo la alianza para la paz, puesta en marcha
por la OTAN para conseguir un acercamiento a los países miembros del
antiguo Pacto de Varsovia, aunque naturalmente con algunos matices
diferenciales, como el hecho de que entre los objetivos de esta alianza
no estuviese inicialmente la integración de los terceros países
mediterráneos en la UEO. Creemos que la iniciativa podría ser planteada y
estudiada.

Hay otros aspectos que nos parecen muy importantes en el proceso de
construcción de esa política de defensa europea, tan llena de
dificultades, para conseguir llevar adelante a medio y largo plazo porque
el proceso va a ser inevitablemente lento, pero que podrían y deberían
ser impulsados desde la presidencia española. Se nos ha hablado de
profundización en el proceso de creación de unidades multinacionales y de
integración de las unidades multinacionales que van surgiendo y
construyendo el esqueleto de lo que podrían ser unas fuerzas armadas
europeas, con todos los matices que esa expresión pueda tener. Cuando
descendemos del mundo de las ideas, de los deseos, de las intenciones, a
la dura realidad, cuando nos vamos a poner manos a la obra, una de las
dificultades con las que nos encontramos es la falta de homogeneidad, la
diversidad existente en muchos aspectos, en políticas y en doctrinas, en
los medios y en las posibilidades reales --y hablo de posibilidades
militares-- de los deferentes socios. Por eso, una de nuestras propuestas
es que se impulse el establecimiento de una serie de criterios, de
condiciones, que tengan que ser asumidas tanto por los países miembros
como por los que aspiren a serlo. La presidencia española debería avanzar
en la definición de algunos de estos criterios, como podrían ser, y lo
digo sólo a título de ejemplo, qué niveles mínimos de gasto militar
serían necesarios y exigibles, niveles mínimos de efectivos, definiendo
entidades y características de la fuerza en cuanto a, por ejemplo, nivel
o grado deseable de formación, de profesionalización u otros;
operatividad y disponibilidad de las distintas fuerzas armadas; aspectos
como puede ser el número de compromisos o misiones multinacionales que
podrían ser asumibles por cada unidad, y otros asuntos en relación con
esto, estableciendo una serie de plazos en los que estos requisitos
deberían ser cumplidos. Dicho en otras palabras, se trataría de
establecer unos criterios de convergencia, también en materia de defensa,
por supuesto salvando las distancias y los matices que la naturaleza de
la cuestión plantea, al modo de los criterios de convergencia en materia
económica de la Unión Europea. Esto sabemos que no se podrá hacer en seis
meses, pero es algo que se podría impulsar durante nuestra presidencia.

Por otro lado, aunque muy ligado a lo dicho, me parece imprescindible la
creación de una agencia europea de armamento, con una doble finalidad:
por un lado, propiciar una mayor concentración y cooperación del sector
industrial europeo de defensa, único medio a nuestro juicio, para
competir con la poderosa industria militar existente y las que puedan
emerger o de hecho están emergiendo en otros sitios; y como segunda
finalidad, conseguir un mayor grado de compatibilidad y de
interoperatividad de los distintos sistemas de armas de los diferentes
países miembros, que redundaría tanto en una mayor capacidad de actuación
conjunta, como en una simplificación de la logística en casos de
actuaciones conjuntas.

Dos reflexiones más. El debate sobre la defensa europea seguirá siendo
artificial --algo se ha dicho-- mientras no se dote a la Unión Europea
Occidental de una mayor capacidad operativa. Es imposible que podamos
desarrollar una política de seguridad propia mientras se carezca de los
instrumentos militares imprescindibles para hacer creíble esa política y
la UEO siga siendo incapaz por falta de medios --no es un ataque o una
crítica a la UEO, pero hoy es incapaz, por falta de medios-- de poner en
marcha por sí sola una operación militar de una mínima dimensión o
importancia. Desde ese punto de vista, al margen de las iniciativas que
ya están en marcha, nos parece prioritario y muy importante dotarnos, por
ejemplo, de una capacidad balística de antimisiles, de un sistema de
alerta aérea temprana o, como ha dicho el señor Ministro de Defensa, de
una capacidad de transporte aeroestratégico. Esto lo digo también a
título de ejemplo, porque, repito, no son más que reflexiones sobre
cuestiones que se deberían de iniciar bajo nuestra presidencia.

Finalmente, señor Presidente, a pesar de la coincidencia en el
planteamiento que hoy se hace aquí y que estoy exponiendo en nombre del
Grupo Parlamentario Popular, yo no soy optimista. No lo soy, primero,
porque creemos que será difícil que España pueda poner en marcha este
conjunto de iniciativas y pueda transmitir un impulso y dinamismo a la
política de defensa europea durante su presidencia, si observamos que la
política de defensa del Gobierno lo que provoca es precisamente lo
contrario, y siendo el aliado europeo que menos esfuerzo hace en materia
de defensa, tenemos muy poca legitimidad para pedir a nuestros socios
esfuerzos adicionales. Ahora bien, también podríamos aprovechar esta
presidencia para que el Gobierno reflexione y corrija la contradicción
que supone, y que muchas veces hemos puesto de manifiesto, el tener una
política europea y de seguridad ambiciosa y expansiva y, al mismo tiempo,
una política de defensa interna raquítica y depauperada, señor Ministro
de Defensa. Tendríamos que aprovechar esta presidencia de la Unión
Europea Occidental para llevar a cabo una reflexión sobre el futuro



Página 15136




de nuestra política de defensa, porque una política de defensa nacional
fuerte, racional y consistente sería, sin ninguna duda, nuestra mejor
contribución a una defensa europea eficaz, que es lo que todos deseamos.

Quiero terminar coincidiendo con el Ministro de Asuntos Exteriores en el
sentido de que estamos ante una presidencia española. Esto no es la
presidencia del Gobierno, ni la presidencia del PSOE, ni la presidencia
del señor González; es una presidencia española, es, por tanto, una
cuestión de Estado, y sabe el señor Presidente y SS. SS. que cuando los
asuntos de Estado han sido tratados y enfocados como tales, siempre han
tenido el apoyo y las aportaciones que el Partido Popular ha podido hacer
para el buen fin de esa cuestión de Estado que a todos nos afecta y nos
interesa.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que deseen hacer uso de la palabra?
(Pausa.).

Por el Grupo de Coalición Canaria, tiene la palabra el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: En primer lugar, quiero expresar en nombre de
Coalición Canaria nuestro agradecimiento a los dos señores Ministros por
venir a esta convocatoria de la Comisión de Asuntos Exteriores para
informarnos fundamentalmente de las líneas y prioridades de la futura
presidencia de España de la Unión Europea Occidental.

Quiero comenzar diciendo, señores Ministros, que a partir del documento
que se ha promulgado, el pasado día 15 de los corrientes, en Lisboa, la
declaración de Lisboa de la Unión Europea Occidental, empiezo a ser más
optimista. Yo sí creo en el optimismo porque los países signatarios de
esta declaración de Lisboa, sobre todo Francia, Italia, españa y
adicionalmente Portugal, se han dado cuenta de que la doctrina de
instituciones de defensa, y me estoy refiriendo a la OTAN, como
consecuencia de la desaparición de la Unión Soviética y por tanto de la
guerra fría, tiene que plantear otro pragmatismo. La defensa de Europa
tiene que estar en manos europeas y en órganos de decisión europeos,
sobre todo cuando el pragmatismo al que ustedes se han visto obligados, y
ésa es la realidad de la política, hace que las situaciones de crisis ya
no afecten a una guerra fría o una gran política de bloques, sino a los
países inmediatamente convecinos a esa situación de crisis. Es decir, si
hay fuego en una parte del territorio donde Europa tiene la inmediatez de
sus intereses, lo lógico es que el extintor lo tenga el vecino que está
al lado. Esta política la apoyará Coalición Canaria porque estamos viendo
los puntos fundamentales, en lo político, a que se ha referido el señor
Ministro de Asuntos Exteriores, con los que coincidimos plenamente. Hay
que sacar de la obsolescencia a la UEO, que es ahora el instrumento que
nos va a ser útil, y por eso empiezo a ser optimista. Hay que dotarle de
contenido político, de estructura, de órganos operacionales, porque va a
ser el único instrumento con que podemos resolver las situaciones de
crisis de los peligros inmediatos que están ahí, en el Magreb. No están
en Sebastopol o en el Pacífico, en este momento están en nuestra
inmediatez. Por tanto, me felicito de toda línea que vaya en este
sentido, que nosotros apoyamos.

Sé que quedan suspicacias. Es fundamental para mi optimismo que hayan
tomado el acuerdo en el documento de Lisboa de dotar a la UEO de nuevos
mecanismos de decisión y de nuevas estructuras, porque ése es el
instrumento que lo tiene que hacer operativo, que nos sirva, para evacuar
poblaciones que se encuentren en el Mediterráneo en situación de crisis y
producir los efectos disuasorios pertinentes. También quiero señalar otra
cosa que está en el documento de Lisboa y que no podemos olvidar. La
armonización con el pacto de estabilidad en Europa. Me parece que tienen
que ser países de la UEO, sin conflictos internos, sin situaciones de
inestabilidad política en todos los órdenes, los que tienen que
constituir estas unidades. Si todos los Ministros han dado el paso de
concretar este pragmatismo en unidades operativas, como es la creación de
la Eurofuerza Operativa Rápida y de la Fuerza Marítima Europea, aunque
esta segunda no tenga carácter permanente (ya veremos en qué consiste
tener Estados mayores embarcados, pero eso no me preocupa porque lo
decidirá la situación inmediata de crisis), es muy importante porque se
ha creado el modelo institucional para tener disponible y de forma
inmediata la Eurofuerza Operativa Rápida, porque son estos países
precisamente, Portugal, Francia, Italia y España, los que están
cumpliendo en este momento y se encuentran afortunadamente con que no
están señalados por la gran preocupación que señala el pacto de
estabilidad en Europa. Me estoy refiriendo a que nadie vaya a ingresar
importando conflictos internos, como nacionalismos internos, minorías
nacionalistas que no acaban de acoplarse, ya sea en poblaciones magiares
húngaras, ya sea en poblaciones yugoslavas, ya sea en poblaciones
greco-turcas, y esto es importante. En la medida en que no tengamos una
contaminación con países que puedan importar un problema, como el
chipriota, por ejemplo, estaremos en mejores condiciones de hacer frente
a estas posibles amenazas. Si esto se puede circunscribir al Mediterráneo
occidental, mejor que mejor, porque va a permitir a la UEO ir avanzando
programáticamente por escalones.

Estoy totalmente de acuerdo en que hay que dotarle de mecanismos de
decisión y de estructuras en los problemas de relaciones que ha señalado
el señor Ministro de Asuntos Exteriores. Si el dramatismo actual hace que
nos situemos en la tercera medida, la intermedia, de mantener la
autonomía actual de cada país pero ir a una línea de convergencia, señor
Ministro, cuente con nuestro apoyo para hacer la convergencia en el punto
primero, en la primera cuestión de las que ha expuesto. Por supuesto,
rechazamos mantener el «statu quo» actual, reconocido el Tratado de
Maastricht, por supuesto. Quiero decir que lo importante es que la
defensa forme parte integrante, implícita y explícitamente, del nuevo
Tratado de la Unión Europea en los aspectos de defensa y que la Unión
Europea sepa tener la inteligencia y el sentido común de
instrumentalizar, en el mejor sentido positivo de la palabra, la UEO como
el órgano idóneo de defensa. Por tanto, todo lo que sea armonizar las
relaciones UEO con la Unión Europea, que vaya adelante, incluidas las
funciones operativas, por supuesto.




Página 15137




Sé que cuando han redactado el punto 5 de la declaración de Lisboa y los
posteriores, que hacen referencia explícita a las relaciones con la OTAN
--capítulo III de la declaración de Lisboa--, han querido tranquilizar a
Washington, y yo lo comprendo. Hay que evitar suspicacias y hay que
introducir una retórica en el párrafo que habla de estas fuerzas que
ahora pone en marcha la Unión Europea con la decisión de Francia, de
Italia y de España, el Eurofor, para resolver con inmediatez las
circunstancias de crisis que pueda haber ahí, cuando se dice que
igualmente se van a emplear en el cuadro de la OTAN para reforzar el
pilar europeo de la Alianza. Bueno, vamos a leer esto diplomáticamente,
pero sabemos lo que quiere decir: que el Pentágono o Washington no se
alarme de que los pupilos se le hayan hecho mayores. Esta es la realidad
de la posguerra fría, ésta es la realidad de la Europa Occidental, la
vecina del Magreb, la que puede encontrarse en situaciones de crisis
tremendas por la inestabilidad que pueda venir del integrismo islámico en
estos países y en cualquiera donde el integrismo islámico pueda plantear
esas situaciones. Se ponen estos párrafos, pero ya entendemos que no va a
ocurrir que en circunstancias de crisis tenga que responder la UEO y vaya
a estar al mismo tiempo implicada la OTAN en no sé qué operaciones de no
sé qué país extraño que ya está fuera del contexto de la guerra fría y de
la situación de Ucrania o de la situación de la ex Unión Soviética.

Entendemos que esto también hay que superarlo aquí, y así opina Coalición
Canaria, que quiere sentirse profundamente vinculada con estas
decisiones, porque al haber señalado ustedes en el capítulo V del
documento las relaciones con los países terceros y al citar expresamente
en el párrafo 38 a Argelia, Egipto, Marruecos, Túnez y Mauritania, sitúan
a Canarias como un valor geoestratégico de primerísima importancia,
porque se transforma al Archipiélago canario en el punto geográfico del
territorio UEO, en el paralelo más meridional de todas estas posibles
zonas de conflicto. Esto es importante. Queremos ser solidarios y
consecuentes, porque nos encontramos enfrente de Mauritania. No hemos
venido a dar ninguna lección, porque no soy especialista en ello, de
teoría, de doctrina militar en zona geoestratégica, pero ahí está la
realidad y ése es nuestro compromiso. Por tanto, en Canarias queremos
tener una UEO fuerte, bien estructurada, con claridad en sus
planteamientos políticos, vinculada a la Unión Europea, porque si estamos
tratando de defender nuestras producciones agrícolas, turísticas, los
modelos culturales, el modelo europeo, etcétera, también tenemos que ser
solidarios y consecuentes con que esto requiere, no sé si el sombrero o
el paraguas a que se refería el señor Ministro, pero sí la institución
defensiva para mantener estos objetivos.

Por tanto, está clara la línea manifestada aquí por Coalición Canaria. No
entro en mayores detalles analíticos de los aspectos de planificación,
etcétera, porque necesitan una estructura para que se puedan realizar
ahí. Por supuesto, vuelvo a decir que todo lo que sea mantenimiento de
buenas relaciones con las instituciones que existen ahora, sea la
Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, sea el pacto de
estabilidad de Europa, que antes ya he citado, creo que serán buenas para
que vaya creciendo este incipiente optimismo de que la UEO, por fin,
empieza a ser útil y va a servir para unos fines en que la dignidad de
todos los principios políticos europeos, garantizados por la defensa, se
van a ver reflejados en el realismo de las posibles situaciones de crisis
que puedan ocurrir ahí, porque, lamentablemente, no nos va a servir ni el
marco OTAN ni el marco de Naciones Unidas. Por eso, Europa tiene que
crear fuerzas de intervención rápidas, porque los cascos azules de
Naciones Unidas no van a llegar a tiempo. Es decir, que si éste fuera el
caso de la política que venimos defendiendo de lucha contra los incendios
forestales, llegarían cuando el bosque esté quemado. Creemos que la
prevención es precisamente la mejor garantía de esta política.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Izquierda Unida, tiene la palabra el
señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: Ambos Ministros, el señor Solana y el señor
García Vargas, nos han señalado en sus exposiciones la voluntad española
de situarse en una situación intermedia entre las dos posiciones extremas
que en el problema que estamos tratando se dibujan en el panorama de los
Estados miembros de la Unión Europea. Una posición sería, en el terreno
político primero, en el terreno militar y operativo después, avanzar
decididamente hacia la plena comunitarización de la política de
exteriores, de seguridad y defensa, la PESC, y, por lo tanto, de la UEO.

Otra posición sería mantener el «statu quo» o incluso, siendo más
radicales, y algún país lo es en el seno de la Unión Europea --me estoy
refiriendo al Reino Unido, fundamentalmente, y también a Holanda--,
mantener las cosas como están o incluso, si se pudiera, girar la moviola
hacia atrás y encargar las cuestiones de defensa de la Unión Europea sólo
a la Alianza Atlántica. En esta tensión bipolar, nuestros Ministros de
Defensa y de Exteriores proponen como política española una situación
intermedia entre las dos, como parece ser es la voluntad política del
Gobierno español, de avanzar más en la línea de la comunitarización y no
quedarse simplemente a medio camino. Esta es al menos la interpretación
que sacamos nosotros de ambas explicaciones.

Quisiera señalar que nuestro Grupo Parlamentario, Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya, está claramente posicionado en la primera
de las direcciones. Es decir, nuestra voluntad es avanzar en lo posible
en la plena comunitarización de la política exterior y de seguridad común
y también en la política exterior y de seguridad común y también en la
plena comunitarización de la política de defensa, dependiendo de esta
primera opción política. Nos gusta coincidir --nuestra posición ya ha
sido expresada repetidamente en esta Comisión-- con lo que fue la
votación, creo que ayer mismo, del Parlamento Europeo, que como saben,
señores Ministros, por 289 votos a favor, 103 en contra y 74
abstenciones, se pronunció claramente en esta línea. Es decir, de la
tensión bipolar que ustedes nos plantean, la mayoría del Parlamento
apuesta claramente por la primera de las direcciones. Sé que es difícil
realizarla,



Página 15138




sé que puede parecer una posición irrealizable o utópica, pero ésta es la
voluntad política de la mayoría de los parlamentarios europeos, señorías,
y ésta es la propuesta política que, quizá no en todos sus extremos,
nuestro Grupo Parlamentario sí comparte: plena comunitarización de la
política exterior y de seguridad común, plena comunitarización de sus
instrumentos de defensa, por lo tanto, conversión de la UEO en la defensa
europea, extinción del Tratado de París de 1954, modificado por el de
Bruselas. Esta fijación de posición política -- no para mañana, no para
pasado mañana-- es una opción clara, rotunda de nuestro Grupo
Parlamentario.

Ustedes nos han explicado cómo hay que avanzar --y compartimos este
criterio-- de forma equilibrada, en hacer propuestas operativas. De todas
formas lo,que está sucediendo --y no lo imputo a la voluntad ni del
Gobierno español ni de los Ministros que nos han hecho la exposición-- es
que, debido a la poca clarificación y a la poca unidad de los Quince en
una dirección política, están proliferando pequeñas acciones operativas
--positivas quizá cada una de ellas aisladamente-- que en el fondo están
contribuyendo, en nuestra opinión, a dificultar más la definición del
objetivo político. Para decirlo claramente, en los avances operativos que
se están dando y que se propone seguir dando, las unidades
multinacionales, los dos o tres sombreros con los que pueden actuar las
instituciones hoy existentes --UEO, OTAN-- y los mecanismos de decisión y
asignación son elementos, como se ha dicho muy bien, de tipo operativo
que pueden ensombrecer o dificultar la clarificación de los objetivos
políticos. Nosotros preferiríamos --ya que estamos definiendo políticas
de Estado para la contribución española a la Conferencia
Intergubernamental de 1996-- que los aspectos políticos fuesen más
claramente definidos y que de esta definición clara, de este avance
político en la propuesta se dedujesen después los avances operativos.

Insisto en que la posición política de nuestro Grupo Parlamentario viene
a coincidir hoy con una votación mayoritaria del Parlamento Europeo --lo
he dicho al inicio de mi intervención-- a favor de comunitarizar al
máximo las políticas de defensa y las políticas de justicia e interior,
pero, sobre todo, como estamos hoy debatiendo sobre política de defensa y
sobre política exterior y de seguridad común, ésta ha sido la voluntad
del Parlamento Europeo, una voluntad reforzada, además, con un signo de
importante europeísmo, que es la apuesta difícil que hace el Parlamento
Europeo por un referéndum europeo --no en cada Estado-- para la
ratificación de las modificaciones que se puedan introducir en el Tratado
de Maastricht después de la Conferencia Intergubernamental. Es una
apuesta fuerte, es una apuesta clara, es una apuesta política del
Parlamento Europeo que tiene las atribuciones que tiene, y todos lo
sabemos, y que quiere ganar más competencias --y en esta votación está
también incluida la reclamación de la presencia mayor del Parlamento
Europeo en todas las políticas de la Unión pero, sobre todo, en las
políticas exterior y de seguridad común y en las políticas de justicia e
interior--. Esto ha formado el paquete de la votación que ha realizado el
Parlamento Europeo.

Hecho este preámbulo para enmarcar nuestra posición, quisiera señalar que
nosotros apoyaremos al Gobierno y apoyaremos la posición española de
Estado en la Unión Europea en todo lo que sea avanzar en estas
direcciones. Por lo tanto, nosotros apoyaremos todo lo que sea avanzar
para convertir a la Unión Europea en un sujeto único de política
internacional. Apoyaremos todo lo que sea avanzar en la línea de que las
acciones comunes en materia de política exterior y de seguridad puedan
ser adoptadas en el futuro por mayoría cualificada y no por unanimidad.

Entendemos que pueda haber un descuelgue, no entendido como opting out
sino como aviso previo a la no posibilidad, por razones constitucionales,
de participar en una acción común, pero es necesario avanzar en la línea
de que las acciones comunes en política exterior y de seguridad puedan
ser tomadas por la mayoría cualificada, con la colaboración del
Parlamento Europeo en un dictámen conforme y, en la medida de lo posible,
con la asociación de los parlamentos nacionales.

Naturalmente llevar a cabo una política exterior y de seguridad común de
la Unión Europea como sujeto político internacional parece ocioso
decirlo, puesto que si cada uno de los Estados miembros así lo practica,
lo debería realizar la Unión, enmarcada en las grandes directrices de
Naciones Unidas, de la OSCE y de la política de diplomacia preventiva. En
este gran marco, en este gran esquema nosotros apoyaríamos y apoyaremos
todo lo que sea avanzar en la línea de convertir la Unión Europea en un
sujeto político, en la línea de comunitarizar más la política exterior y
de seguridad común, y para dar una muestra o un ejemplo concreto de lo
que sería nuestra voluntad política, que las acciones comunes en materia
de seguridad puedan ser tomadas por mayorías cualificadas y que sólo
exista la posibilidad de --entre comillas-- «descuelgue» por razones
constitucionales previas, evidentemente, de posibles Estados miembros que
no estén en condiciones de participar, naturalmente excluyendo
descuelgues presupuestarios y de cualquier otro tipo, entendiendo
simplemente la dificultad nueva y quizá positiva que representan las
situaciones constitucionales de algunos nuevos miembros de la Unión
Europea. Saben perfectamente que me refiero a Austria y a Suecia.

En materia de defensa, y desde el criterio de esta política exterior y de
seguridad común que acabo de definir, naturalmente nuestra opción sería
avanzar --y ahí también apoyaremos al Gobierno y a España como sujeto de
la Unión Europea-- en todo lo que sea comunitarizar la política de
defensa como una cuarto pilar, por lo tanto, todo lo que sea ir
paulatinamente a integrar plenamente la Unión Europea Occidental en el
elemento de defensa de la Unión Europea. Para ser más claro, sustituir el
consejo de la UEO por un consejo extraordinario de la Unión Europea,
asociando a este último los ministros de Exteriores y de Defensa. Somos
partidarios de trasladar las responsabilidades de la Asamblea
Parlamentaria de la UEO al Parlamento Europeo --y, por tanto, de la
extinción paulatina, en su momento, cuando haya suficiente grado de
acuerdo posible, del Tratado de París modificado por el de Bruselas--, y,
repito, de integrar plenamente la Unión Europea Occidental como brazo
armado de la Unión Europea, sujeto político



Página 15139




único en materia de política internacional y en materia de política de
seguridad y defensas, para realizar acciones siempre en el marco de
mandatos de Naciones Unidas o de la OSCE --la Carta de Naciones Unidas y
la Carta de París-- y entender que en la relación Unión Europea
Occidental-Tratado del Atlántico Norte quien debe tomar el relevo es la
propia Unión Europea. No estamos por posiciones antagónicas, pero sí que
de la emergencia del nuevo sujeto político que creemos que debe ser la
Unión Europea se redefinan las relaciones de la Unión Europea con la
Alianza del Tratado del Atlántico Norte.

Estas son posiciones muy rotundas, muy claras, no realizables
inmediatamente, no realizables sin consenso de otros Estados, lo sabemos
perfectamente, pero creemos que en una reunión como la nuestra en la
Comisión de Asuntos Exteriores para debatir cuál debe ser la política
exterior de España en su período de doble presidencia de la Unión Europea
y de la Unión Europea Occidental, es bueno que se conozcan claramente las
posiciones de las distintas fuerzas políticas y después ver qué grado de
posiciones comunes podemos adoptar en función de las posiciones de
principio de cada uno de los grupos parlamentarios. Las nuestras son las
que acabo de señalar. En lo que pueda ser o en lo que veamos que son
propuestas políticas que van en esta dirección apoyaremos las acciones
del Gobierno; en lo que creamos que son propuestas que van en dirección
contraria no podremos hacerlo.

Lo que nos han propuesto, lo que nos han relatado ambos Ministros está en
una tibia zona intermedia entre Escila y Caribdis; es difícil
pronunciarse claramente sobre lo que proponen ambos Ministros, y, por lo
tanto, en función de la temperatura del agua --si es más fría o es más
caliente-- podremos ir diciendo qué vamos a hacer. Lo que hoy nos han
propuesto ambos ministros está en un endulcorado término medio, tan
endulcorado que es difícil saber exactamente cuál es la posición de ambos
de Ministros o del Gobierno. Parece que tienden más a la posición primera
de las dos que ambos nos han mostrado --es decir, a la voluntad de
avanzar hacia la comunitarización, con muchas prevenciones, con mucho
cuidado--, pero no estamos seguros de que ésta sea la voluntad
definitiva. En todo caso, tendremos ocasión de debatir y continuar
debatiendo estos complejos temas, porque una cosa es fijar objetivos y
otra señalar propuestas y medidas intermedias para llegar a estos
objetivos. Quizá en la definición más precisa de estas medidas y
objetivos intermedios podamos encontrar algún punto de coincidencia. No
duden de que, si existe, nosotros no tendremos ningún inconveniente en
manifestar nuestra posición favorable pero, insisto, quería hoy señalar
claramente cuáles son los objetivos finales y cuáles son los que van a
inspirar nuestra posición en todo este íter de la Conferencia
Intergubernamental y de la Presidencia española para el próximo semestre.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la
palabra el señor De Puig.




El señor DE PUIG I OLIVE: Decía un viejo profesor de Historia mío que
todos los momentos son históricos y todas las coyunturas son
coyunturales. Es verdad que el momento presente es coyuntural, pero sin
duda, es también histórico. Estamos ante una presidencia que llega en un
momento especial, como ha dicho el señor Ministro de Asuntos Exteriores,
porque se da el caso de la doble presidencia, caso único en la historia
hasta este momento, de la Unión Europea y de la UEO. No sólo se trata de
la doble presidencia, sino que esta presidencia llega en un momento en
que lo que vamos a tratar es qué se hace en la Unión Europea y en la
Unión Europea Occidental con un tema, sin duda, el más delicado de la
política europea, qué se hace con el proyecto de una defensa común.

La responsabilidad es enorme y desde luego la coyuntura parece algo más
que coyuntural. Hay un reto para este Gobierno y para el Grupo político
que yo represento y que apoya al Gobierno que yo creo que se va a saldar
positivamente, sobre todo a juzgar por lo que hemos oído ya a los dos
ministros, que nos han expuesto unas prioridades para la presidencia de
la UEO --conocemos también más o menos las prioridades de la Unión
Europea-- que van a significar un paso adelante en la construcción
europea.

Para mí es absolutamente inequívoco que el planteamiento que hace nuestro
Gobierno está en la línea de la construcción de la integración europea y
el compromiso de Maastricht. Lo decía el señor Solana. Nosotros estamos
con Maastricht y lo que dice Maastricht en relación con avanzar hacia una
integración, también en el ámbito de la defensa. En este sentido, me
parece que no solamente con la intervención de los ministros sino con las
de los demás grupos se ha dibujado aquí un consenso que a mí me parece
primordial y muy importante, aunque los discursos hayan sido distintos y
algunos hayan hablado más de objetivos estratégicos, como decíamos antes,
y otros de objetivos tácticos. La diferencia está en que el Gobierno
tiene que plantear cuestiones muy concretas a los demás gobiernos,
durante la Presidencia tiene que avanzar con propuestas que puedan tener
salida, aunque los objetivos estratégicos finales vayan mucho más allá de
lo que sea posible hoy día avanzar, habida cuenta de las dificultades de
las distintas posiciones.

Yo creo que está clara la voluntad de nuestro Gobierno de avanzar hacia
una integración paulatina y progresiva de la defensa también en el marco
del proyecto de unidad europea. Lo dice la declaración de Lisboa cuando
habla de que no se entendería la construcción europea sin el elemento de
la defensa; que no habría una verdadera integración sin este elemento. Me
parece que las cosas están claras y nadie debería tener ninguna duda al
respecto.

El diseño que nos han hecho los dos ministros se compadece mucho con las
posibilidades reales de lo que puede salir de esta presidencia y de lo
que se puede preparar en relación a la Conferencia Intergubernamental.

Visto el resultado de la presidencia portuguesa, que yo tengo que decir
aquí que me parece que ha sido una presidencia notable, por no decir
sobresaliente, yo creo que en relación a los objetivos que se fijaron a
sus prioridades se ha avanzado muy claramente, más en el terreno
operativo, sin ninguna duda, pero también abriendo vías, como se ha dicho
aquí, en el campo institucional y en el de la reflexión



Página 15140




para la redefinición del papel de la UEO y, en general, de la política
común.

Pienso que los planteamientos que nos hacen los ministros no sólo son
asumibles sino extraordinariamente realistas e incluso a mí me parecen
valientes, porque cuando hablamos de este tema lo que no podemos hacer es
desconocer las dificultades. Todos podemos hacer aquí un discurso
voluntarista, idealista, no diré ya utópico, simplemente de proponer lo
mejor, lo que sería estupendo y fantástico. Luego está la realidad, la
tremenda geometría variable, por no decir también geografía variable, de
esta cuestión. Nos decía el Ministro de Asuntos Exteriores que la UEO
está haciendo reuniones a veintisiete, pero son veintisiete escalonados,
porque no todos tienen exactamente el mismo nivel de integración, no
todos coinciden en otras instituciones y, si empezamos a mirar cuál es la
situación de cada país, de los veintisiete que están en la UEO en
relación a su vinculación con la Unión Europea, con la Alianza Atlántica,
con una situación de neutralidad, por ejemplo, y todas las variables que
se dan, el panorama es ciertamente complejo y las posiciones de los
gobiernos apuntan a un avance complicado y difícil que no puede, digamos,
resolverse con el mayor de los voluntarismos. De ahí que, dadas las
dificultades, nos parece muy pertinente lo que se nos ha planteado como
prioridades.

Esperamos ese documento de finales de junio, principios de julio,
documento que viene señalado en la declaración de Lisboa, y no
estrictamente en relación al documento, sino a la afirmación que se hace
en dicha declaración de Lisboa de que durante la presidencia española
puede darse la posibilidad de una cumbre para acordar la contribución de
la UEO a la Conferencia Intergubernamental, yo quisiera preguntar a
nuestros Ministros sobre la posibilidad de esa cumbre, como dice la
declaración de Lisboa, para adoptar una posición en relación a la
Conferencia Intergubernamental, cómo la preparan, si es que en realidad
se va a dar.

No tengo más que señalar que estamos de acuerdo con las prioridades
políticas. Preparar la contribución a la Conferencia Intergubernamental
es básico. El Ministro de Asuntos Exteriores nos ha hablado de las tres
grandes opciones. Quizás ha habido una que ha señalado reiteradamente el
señor Espasa que no estaba entre las tres exactamente, la
comunitarización. En realidad, la comunitarización total, tal como la
señala el señor Espasa, que puede ser evidentemente un objetivo
estratégico, es aquélla que planteaba, yo no conozco el último documento
del Parlamento Europeo pero sí el penúltimo, en el que se hablaba de una
comunitarización inmediata con decisiones por mayoría. Esto es de todo
punto imposible en este momento; es evidente. Visto como un proceso es
otra cuestión.

No es lo mismo la comunitarización que el cuarto pilar, que es un proceso
de integración de la UEO a la Unión Europea, pero manteniéndose en la
zona intergubernamental. No es exactamente lo mismo. Es una opción mucho
más posible, la más próxima a la comunitarización total, pero, sin
embargo, quizás en este momento la que se plantea ciertamente, porque
creo que la comunitarización, al margen de estos discursos, más o menos
idealistas, no se plantea hoy por hoy.

Por otra parte, conocemos ya la posición de algunos gobiernos que
estarían exactamente al otro lado y va a ser muy difícil vencer la
resistencia de quienes están contra todo proceso de integración de la UEO
a la Unión Europea. No nos hagamos ilusiones; hay gobiernos y
parlamentarios --los hemos oído en la Asamblea Parlamentaria de la UEO
que dicen que su país no va a aceptar nunca una fusión de la UEO con la
Unión Europea. Es decir, que no va a ser fácil, sino muy difícil, avanzar
en este sentido; de ahí que una posición que plante un nivel de autonomía
pero al mismo tiempo de integración, de autonomía pero al mismo tiempo de
articulación, como un proceso en una situación transitoria, que habrá que
ver --porque esto dependerá de la voluntad de los Gobiernos-- cuánto
tiempo puede durar, me parece la más realista y alcanzable y, al mismo
tiempo, la pragmáticamente europeísta, porque uno no es más europeísta
porque jure tres veces al día que es el más europeísta de todos, sino
porque realmente hace propuestas que es posible realizar.

Estamos totalmente de acuerdo, señores Ministros, con que se haga el
esfuerzo de terminar el libro blanco, que va a ser el primer gran
documento definiendo, orientando una política de defensa común, con la
identificación de los problemas.

Creo que aquí --me dirijo ahora al señor Solana-- hay un tema muy
importante, el papel de los Pecos, los países de Europa central. Porque
es verdad que S. S. nos ha señalado que los progresos en la UEO han sido
más en el ámbito operativo que en el ámbito institucional, pero no hay
que olvidar que en el ámbito institucional hubo una especie de
revolución, porque aquí había unos países miembros que eran nueve --ahora
con Grecia son 10--, algunos observadores y poca cosa más, y ahora las
reuniones, como se decía antes, son a 27 y hay unos asociados, unos
socios asociados y unos observadores y, sobre todo, hay una insistencia,
una presión enorme de los países de Europa central y oriental para
participar, y no sólo hay una presión, sino que hay participación. Si uno
piensa en cuestiones operativas ya realizadas, como, por ejemplo, el
embargo en el Danubio, donde, por cierto, ha participado la Guardia Civil
del Mar haciendo un gran papel; participamos con Hungría, con Bulgaria y
con Rumania, países que incluso en el operativo ya están ofreciendo su
participación. A estos países habrá que darles una respuesta. Cuál es el
proceso de integración --no digo ya en la UEO--, su acercamiento a la
política común, al margen del otro problema, paralelo pero muy
importante, que es la cuestión de la ampliación o no de la Alianza
Atlántica, que es un problema que no está tan alejado de la cuestión como
podría parecer, es uno de los grandes temas del futuro de la Alianza
Atlántica y de la Alianza Atlántica en Europa en relación con la
política, con una identidad europea de defensa.

En cuanto a los aspectos más funcionales, estamos absolutamente de
acuerdo, en particular con la atención especial que nos promete S. S. en
relación a la Asamblea. Más allá de que algunos de nosotros estemos en la
Asamblea y seamos especialmente sensibles respecto a esto, más



Página 15141




allá de esta cuestión, creemos que el control parlamentario, el control
democrático de la futura defensa común va a ser uno de los grandes temas
a discutir. El representante de Izquierda Unida nos ha hablado, por
ejemplo, de traspasar las competencias de la Asamblea al Parlamento
Europeo. Esto se puede decir en abstracto, pero no hay que olvidar que no
hay coincidencia entre los países miembros de la UEO y los países
miembros del Parlamento Europeo. ¿Cómo van a tomar una decisión aquellos
que no son miembros, que no participan, que no contribuyen, en relación a
cuestiones de defensa? Eso es muy complicado y habrá que resolverlo. Por
otra parte, por ahí andan otras propuestas. No olvidemos que habrá
presión --la hay ya-- para que, en la cuestión de defensa, estén más
implicados los parlamentos nacionales que las propias asambleas
internacionales, sea la Asamblea de la UEO o sea la del Parlamento
Europeo. De ahí que a mí me parezca muy importante que haya un buen
funcionamiento en relación a la Asamblea. Tengo que decir que la
presidencia portuguesa ha hecho un esfuerzo enorme y, por primera vez,
anteayer, en Lisboa, los que estábamos reunidos con ella hemos oído a los
parlamentarios de la UEO agradecer a la presidencia portuguesa el
esfuerzo que había hecho de comunicación, de relación, de disposición con
respecto a la Asamblea.

La Asamblea, como toda asamblea parlamentaria, produce sus papeles,
adopta sus resoluciones. Precisamente esta semana, en Lisboa, la Comisión
Política ha adoptado un «rapport», un informe, y un proyecto de
recomendación al Consejo sobre el futuro de la seguridad y la defensa
europea en relación a Maastricht 2. Es un documento un poco atrevido, en
el sentido de que ha avanzado muchas posiciones que los parlamentarios
habíamos considerado oportunas, pero no sé si todas van a ser dirigibles
para los gobiernos. Es verdad que se ha intentado un equilibrio entre lo
que podría ser la defensa del papel que tiene que seguir jugando la UEO y
la voluntad de articulación e integración europea, equilibrio que es muy
difícil, habida cuenta de que los parlamentarios son de gobiernos y de
mayorías que opinan de distinta manera sobre ese tema; creo que éste es
un buen documento, que puede también servir de base a la presidencia
española en el momento de elaborar su papel en la Conferencia
Intergubernamental.

Quiero decir también que nuestro Grupo Parlamentario juega fuerte en la
Asamblea. Diré más, el Congreso de los Diputados y el Senado juegan
fuerte en la Asamblea. Cabe decir que hay tres españoles en el Comité de
Presidentes de la UEO: el señor López Henares, del PP; el señor Martínez,
que es el presidente de la delegación española, y yo mismo, como
presidente de la Comisión Política. Por esa razón, porque estamos jugando
fuerte al papel parlamentario, deseamos también que sea un éxito la
relación entre la presidencia española y la Asamblea.

Señor Presidente, he de manifestar al Ministro de Defensa que, en
general, estamos totalmente de acuerdo con los planteamientos iniciales
de su intervención, cuando nos comentaba la idea de la defensa europea,
la idea de la soberanía y la voluntad de muchos países de mantener el
ámbito de la defensa con un grado de control nacional por parte de los
Estados. Este es, sin ninguna duda, uno de los grandes asuntos y no será
fácil avanzar en la Unión Europea en esa materia, como se puede avanzar,
por ejemplo, en materia de defensa de los consumidores, ya que estamos
hablando de soberanía, del último punto de la existencia y de la
presencia de los Estados y de las políticas nacionales. El panorama es
delicado, pero hay que hacer un esfuerzo en el ámbito operativo. Yo estoy
de acuerdo con el señor Ministro de Defensa en que durante esta
presidencia debemos avanzar en la consolidación de las iniciativas ya
presentes --y señalo la importancia de la iniciativa del comunicado común
entre Francia, España e Italia en Lisboa sobre la Eurofuerza y el
Euromarfor, que es un compromiso importante-- y, como señalaba el señor
Ministro, en reforzar, en dar ya vigencia al Eurocuerpo. Si se planifica
un ejercicio, estaremos ya en ello.

Esta mañana ha habido una intervención en la que, a mi juicio, se
minimizaba, por una parte, el papel operativo, lo que se ha hecho ya en
el operativo de la UEO y, por otra parte, el papel de España. Se puede
minimizar si se quiere, pero cuando uno sale de España y habla con los
demás y se valora cuál es el papel de España en actuaciones de
coordinación UEO, sea en el Adriático, sea en el Danubio, sea en Mostar o
sea en otras operaciones, la valoración es extraordinaria, es
extraordinariamente positiva, el prestigio está ahí, de forma que me
parece que no cabe minimización alguna.

¿Es posible coordinar mucho más las defensas europeas? Sin ninguna duda y
en ello estamos, y el primer paso para una defensa común va a ser ése, el
de tratar de coordinar, a pesar de las dificultades, de continuar el
esfuerzo de crear un operativo y coordinar todas las defensas europeas.

Naturalmente, no quiero dejar de señalar que habrá que hacer un esfuerzo
de entendimiento con la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Para muchos europeos, la Organización del Tratado del Atlántico Norte
forma parte también de la identidad europea de defensa, y yo creo que si
hubiera hoy un gobierno o un país que quisiera crear una defensa común, o
un sistema europeo de defensa, al margen o contra de lo que es y
representa la OTAN, se iba a quedar absolutamente solo, no tendría
ninguna posibilidad; en este momento, haría el ridículo.

Por lo tanto, valoremos las cosas tal y como son, constatemos las
realidades, las voluntades de las mayorías de los países, y veamos que,
en el caso de la Alianza Atlántica, lo que hay en este momento es que un
grupo muy importante de países europeos no desea otra cosa que ser
miembros de la Alianza Atlántica, y, en cualquier caso, quienes están
frenando no son precisamente los europeos. Esta es la realidad y habrá
que acordar el proceso de institucionalización de una política de defensa
común con la futura OTAN, que evidentemente ha cambiado mucho y está en
vías de transformación todavía mucho mayor.

Señor Presidente, señor Ministro, creo --y con esto termino-- que hay que
trabajar en esta presidencia y en el futuro pensando no sólo en la Europa
de nuestros días, ésta es la Europa de los Quince, de los Diez de los
Dieciséis o de los Veintisiete, según las instituciones y la ubicación de
cada país, pero, dentro de diez años, esto habrá cambiado.




Página 15142




Hemos de programar y diseñar una defensa común para ese futuro en el que
la Unión Europea serán veinte o veinticinco Estados, en que la UEO serán
muchos más Estados de los que son y habrá que ver este futuro, desde hoy
hasta este mañana, como un proceso de integración, de armonización, que a
mí me parece que viene señalado con las prioridades que los ministros nos
han planteado de la presidencia española.




El señor PRESIDENTE: Terminadas las intervenciones, voy a dar la palabra
a los señores Ministros.

Señor Ministro de Asuntos Exteriores, tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Voy a tratar
de responder, aunque sea brevemente, a algunas de las sugerencias y
reflexiones que han realizado los grupos parlamentarios. Pero, antes de
contestar uno a uno a los distintos portavoces, sí me gustaría hacer una
reflexión de carácter general y que entiendo que es constructiva. En el
debate que estamos teniendo esta mañana, sobre un tema de importancia, no
solamente para España sino para la construcción europea, muy
concretamente para el ámbito de la seguridad y de la defensa, a través de
las intervenciones de los distintos grupos parlamentarios, creo que no
sería muy difícil, a poca buena voluntad que pusiéramos todos, encontrar
un territorio común para que la presidencia española fuera un éxito y, lo
que es más importante, para que avanzáramos de verdad en el proceso y en
el modelo de construcción europea; al menos en el ámbito de la seguridad
y de la defensa, parece que hay un suficiente territorio común entre los
distintos grupos parlamentarios. Primera afirmación, que me parece que es
positiva y que puede ser quizás el resumen más sucinto de lo que haya
podido tener lugar aquí esta mañana.

Paso a contestar y a hacer algunas referencias a las intervenciones de
los distintos grupos parlamentarios. En primer lugar, el Diputado señor
López Valdivielso, que ha sido esta mañana el portavoz del Grupo
Parlamentario Popular, mostraba una preocupación básicamente que es que,
coincidiendo, como va a coincidir por primera vez, la doble presencia, de
Unión Europea y Unión Europea Occidental, que la institución más grande
pueda comerse a la más chica, o que la prioridad que pueda ponerse por
parte del Gobierno, no sólo del Gobierno, de los demás países miembros de
la Unión Europea, pueda estar más encaminada hacia la Unión Europea que
hacia la Unión Europea Occidental.

Yo quisiera decirle con toda franqueza y con toda claridad que eso no va
a ser así. Y no va a ser así no solamente por un acto de voluntad
política del Gobierno y de la Cámara, sino porque las condiciones en las
cuales se va a producir esta doble presidencia van a hacer inexorable que
se dé importancia a los dos temas en paralelo y en igualdad de
condiciones. ¿Por qué lo digo? Porque uno de los temas más importantes
que la Conferencia de 1996 tiene que resolver, o por lo menos tiene que
plantearse con apertura de miras, es todo lo que hace referencia a la
estructura de política exterior de la Unión Europea, de seguridad y de
defensa. Si S. S. sigue, como estoy seguro que sigue, el debate que está
teniendo lugar en este momento ya de cara hacia la Conferencia
Intergubernamental de 1996, comprobará S. S. que esta afirmación que
acabo de hacer es veraz. Seguramente, de las reformas institucionales que
en este momento se están planteando o sobre la que los países y los
parlamentos nacionales están reflexionando más es sobre la política
exterior de seguridad, y por tanto, como objetivo final, de defensa. Por
lo tanto, el objetivo número uno que debe tener nuestra presidencia, que
es definir la posición de la Unión Europea Occidental de cara a la
Conferencia de 1996, coincide básicamente con la preocupación de la
preparación de la Conferencia de 1996. En consecuencia, ahí no debe haber
preocupación, porque seguramente será el semestre en el cual la relación
de peso o de energía que se dedique a la presidencia de la Unión Europea
Occidental será más parecido, más similar, más alto, por tanto, y del
mismo tenor que el que se dedique a la Unión Europea. Por consiguiente,
por ahí, no deberíamos preocuparnos más allá de lo natural que nos
debemos preocupar para que hagamos bien las dos cosas.

A la segunda reflexión que hacía S. S., ya no en términos de preocupación
sino de afirmar algunas posiciones del Grupo Parlamentario Popular, sí
que le quisiera decir lo siguiente. La Unión Europea Occidental es una
organización muy singular, muy particular. Como S. S. sabe bien, la Unión
Europea Occidental desde Lisboa está compuesta por diez miembros, nueve
más Grecia, que se incorpora en Lisboa. Permítame que le recuerde que es
tan singular esta organización que jamás se ha reunido, en el ámbito de
los Ministros, a diez; nunca se han reunido solos los miembros que
componen la Unión Europea Occidental. Los diez. Le recuerdo que ayer por
la mañana nos reuníamos a diez y tantos y por la tarde a veintisiete. En
Lisboa nunca nos reunimos a diez. A diez sólo se reúnen los embajadores.

Por tanto, es una organización que se puede mirar como positivo o como
negativo. Permítame que yo lo considere como positivo. Es una
organización enormemente generosa, tan generosa que a los países
asociados y a los países observadores siempre los tiene en su seno y
siempre se reúne con ellos. De ahí, algunas de las dificultades que
algunas de SS. SS. que nos han hablado en la mañana de hoy plantean y que
son razonables. ¿Por qué lo son? Porque esos veintisiete miembros que se
reúnen en la jornada de tarde de la reunión de nivel ministerial tienen
condiciones o situaciones muy distintas; no hace falta pasar revista a
todas ellas, pero hay quienes son miembros de la Unión Europea y no son
miembros de la Unión Europea Occidental; por el contrario, hay quienes
son miembros de la Unión Europea Occidental, observadores, invitados, y
no lo son de la Unión Europea; hay quienes son miembros de las dos, pero
no son de la Alianza Atlántica; hay quien es miembro de la Alianza
Atlántica, pero no es miembro de ninguna de las otras dos. Por lo tanto,
estamos ante una situación de geometría, ciertamente variable. Creo que
hay que subrayar que es la generosidad de la Unión Europea Occidental la
que permite todo esto, para seguir arropando a todos aquellos países que
puedan tener una preocupación doble en materia de construcción europea y
en materia de construcción de la seguridad y de la defensa europea,



Página 15143




siempre se les acoge, pero esto tiene también, como contrapartida,
algunas dificultades institucionales. ¿Las podemos superar? Sí. ¿Las
debemos superar? También. Y las debemos superar, en este momento, en la
reflexión que encabezamos o que abrimos a partir del segundo semestre de
1995, y que el año 1996 seguirá siendo un motivo de preocupación
fundamental para todos.

Por lo tanto, de las cuatro cuestiones que S. S. ha planteado y de las
que he tomado nota, en las cuatro, tenemos una posición, con matices
quizá, pero, como línea general, como línea maestra, muy parecida o muy
similar prácticamente todos los intervinientes que esta mañana han hecho
uso de la palabra.

La primera preocupación de S. S. es cómo se relaciona la Unión Europea
con la Unión Europea Occidental, cómo se aproximan. Si he entendido bien
--por eso me gustaría expresar lo que yo he entendido de la intervención
del Diputado señor López Valdivielso, para que me corrija si no lo he
entendido bien--, S. S. creo que ha afirmado que está en disposición de
defender, en nombre de su Grupo, la incorporación de la política de
seguridad a la Unión Europea. Por lo tanto, que la posición de su Grupo
es tendente a que la Unión Europea Occidental se subsuma en la Unión
Europea. Me alegra mucho escuchar eso, si ésa es la posición del Grupo
Parlamentario Popular, porque a partir de este momento sí creo que
podremos encontrar una posición que avance hacia una posición común.

Reitero, señorías, que el Grupo Popular europeo tiene a veces una
posición diferente. Por eso quería clarificarlo, porque me satisface
saber que ésta es la posición de su Grupo, a menos que la corrija en su
réplica. Por consiguiente, la cuestión no es tanto el objetivo; la
cuestión es el ritmo, la velocidad con que nos aproximamos hacia ese
objetivo que entiendo que todos compartimos.

La segunda preocupación de S. S. es sobre el papel que la UEO debe jugar
en relación con la Alianza Atlántica. Creo que ahí todos estamos de
acuerdo --quiero decir ahora los miembros, no sé si en la Cámara
encontraremos alguien que no lo esté, pero creo que también lo estarán
--en que hay una relación estrecha o que debe haber una relación de
complementariedad entre la Unión Europea Occidental y la Alianza
Atlántica. ¿En qué sentido lo digo? En el de que no tiene sentido alguno
duplicar esfuerzos; no tiene sentido alguno no cooperar; cooperar es lo
que yo creo que es importante, no duplicar.

De ahí que lo que aprobamos en la Cumbre de Bruselas, con la presencia de
los jefes de gobierno, es lo que hay que subrayar y mantener. Ahí se
aprobó el CJTF y me parece que es un paso importante en esa coaligación y
ese concepto, tan fácil de entender para todos, que es fuerzas separables
pero no separadas, que creo que es un concepto que podemos todos entender
de una manera muy plástica y en el que, por tanto, no haría falta
insistir mucho más.

La tercera preocupación de S. S. es sobre el papel de las opiniones
públicas; ahí creo que encontrará el apoyo de todos. Que Europa tenga un
claro concepto de la responsabilidad de defensa que tiene, de defensa de
su propio territorio pero también de las responsabilidades que tiene
Europa como instrumento de paz fuera de su territorio, creo que es algo
en lo que todos estaremos de acuerdo, y las generaciones de hoy y las que
vengan detrás no pueden olvidar o no deben hacerlo que tenemos unas
responsabilidades con nosotros mismos y también unas responsabilidades
con terceros países. Por tanto, política de opinión pública, hagámosla.

El Parlamento, en este caso el Parlamento nacional, las asambleas de
parlamentarios de las instancias de defensa y de seguridad, creo que lo
deben hacer, y ahí siempre encontrarán una posición positiva en nosotros
y creo que en todos los grupos de la Cámara.

Yo creo que estando donde estamos en el transcurrir de nuestra historia,
en estos días, que estamos celebrando acontecimientos históricos
dramáticos que tuvieron lugar en nuestro suelo, en el suelo europeo, hace
50 años, a lo mejor es buen momento para recordar, no por el placer de
recordar o de evocar, sino por el deseo de que no se repitan, que esta
guerra que estamos estos días conmemorando, cuando decimos que es la
última guerra lo sea en todas las acepciones del término último, la
última cronológicamente y la última porque nunca más vuelva a existir una
guerra que asole el continente europeo. Lo que podamos hacer ahí, tenga
S. S. la seguridad de que tanto por parte del Gobierno como por parte de
todos los grupos, estoy seguro de que lo haremos.

La cuarta preocupación de S. S. era sobre el libro blanco de la defensa
europea. Reitero que el libro blanco es un libro que se hace a 27; por
tanto, tiene ya una concepción, como decía el Diputado señor Puig, no
sólo de la Europa de hoy, institucionalmente en la Unión Europea, sino
que tiene una vocación de contemplar la Europa potencialmente. Y no sólo
potencialmente sino entiendo que más allá de potencialmente; será a
finales de siglo, entiendo, la Europa institucional por la que estamos
tratando de trabajar.

Por último, pregunta S. S. sobre el tema Mediterráneo. Quiero decirle que
de las prioridades que la presidencia española va a tener es fundamental
el diálogo con terceros países, más allá de los 27; por tanto, tiene que
ser un diálogo con países como Ucrania, o como Rusia, que parece que es
importante que la Unión Europea Occidental los tenga como tal; pero, sin
duda ninguna --lo he señalado como prioridad y lo dije el otro día en la
intervención que, en nombre del Gobierno, hice en Lisboa--, los temas
relativos al Mediterráneo deben seguir siendo un motivo de preocupación,
en el sentido positivo del término, de la Unión Europea Occidental.

Señoría, 1995, y seguramente también el último semestre de 1994, fueron
tiempos de comprensión, por parte de las instancias europeas, todas
ellas, de la importancia que tiene el Mediterráneo. Le reitero o le
recuerdo que tanto la Alianza Atlántica como la Unión Europea Occidental,
como la OSCE, como la Unión Europea, han tomado iniciativas o están
reflexionando sobre iniciativas de carácter mediterráneo, para que se
lleven a cabo a lo largo de 1995 o de 1996. Por tanto, ahí estaremos.

Una asociación para la paz. No sé si S. S. pretendía algo de ese tenor,
porque, como S. S. decía bien, es distinto a aquellos países que tienen
una opción de incorporarse a la Unión Europea de los que no la tienen. Yo
le reitero que



Página 15144




Rusia ha estado en el Partnership for Peace y no parece que en el corto
lapso que podamos imaginar, a partir de esta mañana, la veamos en las
instancias de la Unión Europea.

Y voy a decirle una pequeña maldad, señor López Valdivielso, contestando
a otra pequeña maldad suya. Maldad que en ningún caso va a llegar a la
gran maldad que el portavoz de su Grupo hizo ayer instrumentalizando la
sesión de control parlamentario por motivos electorales. Pero sí le diré,
insisto, una pequeña maldad. Señoría, gobernar es saber decir no, por lo
menos saber decir no alguna vez. Decir siempre sí no es gobernar, es
hacer demagogia. Señoría, decir ustedes que van a bajar los impuestos,
reducir el déficit, aumentar los gastos sociales y aumentar los gastos de
defensa es simplemente imposible y, por tanto, se acerca más a la falta
de claridad, a la falta de verdad y a la demagogia.

Señoría, estoy muy satisfecho de la sesión de esta mañana. Me parece que
ha habido la posibilidad de encontrar un territorio común en lo que es la
reflexión sobre algo tan importante como es la Unión Europea Occidental
y, por tanto, el ámbito de seguridad y de defensa en Europa. Creo
honestamente que podremos seguir trabajando conjuntamente en la
elaboración de un proyecto común que pueda llevarnos hacia un éxito de
todos durante la presidencia de la Unión Europea.

Al Diputado señor Mardones, que ha intervenido en nombre del Grupo Mixto,
de Coalición Canaria, le agradezco el estado de ánimo con que ha iniciado
su intervención. Da gusto oír que se viene con optimismo, pero no un
optimismo que nace de Lisboa, señoría; es un optimismo que nace de más
allá. Si me permite, en Lisboa quizá se ratifica ese optimismo, pero creo
que nace de antes.

Sólo le quería hacer una reflexión, porque sobre los otros temas
prácticamente ya he contestado y me parece que hay una posición bastante
común entre todos nosotros. Su preocupación sobre el Mediterráneo es una
preocupación que comparto y con mucha intensidad. Lo que sí me gustaría
--y no es ningún reproche, señoría, no se lo tome como reproche, en
absoluto-- es que fuéramos muy cuidadosos con el lenguaje, muy cuidadosos
con la semántica. No hagamos lo que podría ser una ecuación, a mi juicio,
falsa, o, más que una ecuación, una identidad falsa: Mediterráneo,
Magreb, fundamentalismo, islamismo, terrorismo y, por tanto, defensa. Me
parece que es una identidad donde tendríamos que ser especialmente
cuidadosos.

Hemos tenido ya problemas --seguramente lo veremos a lo largo de la
sesión-- por declaraciones no afortunadas de responsables europeos que no
han sido capaces de ser lo suficientemente matizados y lo suficientemente
sutiles con la terminología. Estamos hablando de países que tienen
orgullo, que tienen sensibilidad muy a flor de piel sobre estas
cuestiones. Seamos cuidadosos. No digo que S. S. haya cometido ningún
desliz intencionado, estoy absolutamente cierto de que no, pero --y lo
dije el otro día en la reunión de Lisboa-- tenemos que ser todos muy
cuidadosos con el lenguaje. El lenguaje puede hacer mucho daño en las
relaciones de la Unión Europea con los países de la ribera sur del
Mediterráneo y teniendo, como tenemos, el deseo de cooperar, de ayudar,
de conseguir incorporarles a una tendencia de estabilidad común, no
cometamos ningún error. Y yo asumo la responsabilidad que he podido tener
en algún momento de no utilizar bien la terminología y equivocar las
cosas.

Por lo demás, señoría, estoy de acuerdo con su preocupación sobre cómo se
debe avanzar; en eso no diría que estamos en un 100 por cien de acuerdo
pero sí en un grado muy importante de aproximación de la Unión Europea
Occidental a la Unión Europea, también S. S. lo ha dicho, y me alegra
mucho escuchar de su boca estas palabras, porque son parecidas a las que
estamos diciendo los miembros del Gobierno.

El señor Espasa, en nombre de Izquierda Unida, ha hecho algunas
reflexiones y, como objetivo final, estoy de acuerdo. Lo que quizá
tendríamos que debatir es sobre el ritmo y la velocidad de cómo se
produce esta consecución de objetivos. Pero, tomando las palabras del
Diputado Luis María de Puig, sí le quiero decir que no confundamos los
términos. Comunitarización es una cosa e intergubernamentalidad es otra.

El tratado de la Unión, el Tratado de Maastricht, es un tratado que tiene
tres pilares en este momento. Un pilar estrictamente comunitarizado y dos
pilares que no están comunitarizados, aunque forman parte de la misma
institución, Unión Europea. Yo no sé si S. S. está pensando que el ámbito
de la defensa se comunitarice, como ha dicho, entendiendo por
comunitarización que no sea intergubernamental. Desde ahora, le quiero
anunciar que, si ése es su sueño, es un sueño que entiendo que no lo va a
ver convertido en realidad en la larga vida que le queda todavía por
delante a S. S... Si S. S. está pensando en, quizá, comunitarizar en el
sentido de hacer un cuarto pilar; mejor dicho, institucionalizar en un
solo ámbito la defensa europea, es decir, hacer que la Unión Europea
Occidental se subsuma en la Unión Europea, yo creo que en su larga v vida
y en la mía, que no sé cuán larga será, lo podremos ver. En este momento,
creo que la posición de un buen número de países de la Unión Europea
Occidental es ésa; pero tengo que decirle también, con toda franqueza,
que no es la de todos. Y no es la posición de todos por un argumento que
algunos países utilizan, para arrimar el ascua a su sardina, que es el
que señalaba al contestar a la intervención del Diputado señor López
Valdivielso. Si me permite S. S. un término técnico que conocerá bien, la
intersección de todos los subconjuntos de la Unión Europea Occidental
empieza a ser muy próxima a cero y, por lo tanto, es muy difícil
convertir ese operativo en operativo institucional. No pierdo la
esperanza, pero sí es verdad que algún país, muy concretamente el Reino
Unido, argumenta que teniendo un conjunto tan difícil, con intersecciones
tan variadas, cómo se va a poder subsumir eso en la Unión Europea si
muchos de ellos no forman parte de la Unión Europea. Es un argumento que
hay que escucharlo porque tiene un ingrediente real. Lo que pasa es que
seguramente la solución a este problema no es decir no, sino es decir:
como muchos de estos países, o todos, se van a incorporar a la Unión
Europea más tarde o más temprano, ese objetivo permanece vivo. Y a
algunos miembros de la Unión Europea, que no forman parte de la Unión
Europea Occidental y que permanecen todavía



Página 15145




como neutrales, hay que hacerles ver que eso tiene escaso sentido en el
momento en que vivimos y convencerles de que tienen que dar el paso hacia
la Unión Europea Occidental. Por la geometría tan incierta y tan variable
en la que la institución vive, creo que no es honesto decir no a esta
posibilidad, porque se pueden superar todas esas dificultades con tiempo.

Sobre la posibilidad que S. S. apunta de asociar al Consejo Europeo a los
ministros de Defensa y de Asuntos Exteriores, le diré que eso va a ser un
poco más complicado hasta que no se dé ese paso. Lo que sí se puede hacer
y no será difícil conseguir es que haya una cumbre de jefes de Gobierno,
al margen del Consejo Europeo de cada presidencia; o una cumbre de la
UEO, si me permite decirlo así, al calor de la cumbre de la Unión
Europea. Yo creo que eso sí puede pasar y que no está muy lejos el
momento en que eso ocurra; incluso hay una sugerencia de la Gran Bretaña
en ese sentido.

Por fin, señoría, quiero decirle que el avanzar en los temas operativos
no es contradictorio con avanzar también en los temas institucionales y
políticos, y que a veces el plantearse como objetivo la resolución del
infinito, de todo el conjunto y olvidar la resolución de los ingredientes
que ese conjunto tiene, es la mejor manera de no hacer ni lo uno ni lo
otro. Cuando la complejidad es tal, yo creo que es mejor plantearse los
problemas como una sucesión de problemas finitos y numerables, uno, dos,
tres, cuatro, intentando resolverlos. Porque a veces el plantearse el
conjunto es la mejor manera de no resolver ninguno de ellos. Por tanto,
creo que esta posición de ir avanzando también en los temas operativos no
es mala.

En cuanto al Diputado señor De Puig, que ha hablado en nombre del Partido
Socialista, debo subrayar lo que ha dicho, que es un momento idóneo y no
solamente porque coinciden las dos presidencias, sino porque
objetivamente hay una necesidad de enfrentarse con este problema de la
seguridad y de la defensa, que está en el compromiso de Maastricht. El
tratado de Maastricht nos abre un camino, nos abre una posibilidad,
algunos países quieren avanzar por ese camino y hacer realidad esa
posibilidad; nosotros estamos entre ellos. En Lisboa dije claramente que
España no va a renunciar a que esa posibilidad se convierta en realidad
y, por lo tanto, trabajaremos en esa dirección. También quiero decirle
que el papel de los Pecos como decía S. S., es un papel de futuro, desde
la perspectiva institucional de la Unión Europea, y en el libro blanco
están asociados. Creo que fue una buena decisión el hacer esta reflexión
sobre la arquitectura de seguridad europea del mañana, de un mañana muy
cercano, e incorporarles ya a la elaboración del libro blanco.

Respecto a la asamblea parlamentaria estoy totalmente de acuerdo. Creo
que será muy difícil que todos los temas de la Unión Europea Occidental
pasen a incorporarse al Parlamento Europeo. No sé lo que será en el
futuro, pero en este momento será muy difícil. En cambio, creo que
potenciar la asamblea parlamentaria también será una forma, como decían
algunos otros intervinientes, de iniciar ese debate, que debe ser un
debate sobre la seguridad europea, en el que se debe incorporar a la
ciudadanía y, por tanto, a sus representantes, que son los miembros de la
Asamblea de la Unión Europea Occidental.

No sé si me he dejado alguna cosa en el tintero, pero acabo como inicié
la intervención. Me parece que podemos pensar que hay mimbres suficientes
para construir una posición española que impulse el debate sobre estas
materias, tanto en la Unión Europea Occidental como en la Unión Europea.




El señor PRESIDENTE: Señor Ministro de Defensa, tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Señor Presidente, me sumo
al agradecimiento por el consenso en las líneas básicas de las
intervenciones y me congratulo, más aún, porque estamos ante un debate
novedoso. Nunca habíamos tenido un debate tan largo sobre la política de
defensa europea hecha por los europeos, un debate que ha incluido la
relación entre la política de defensa en Europa y la Unión Europea y todo
ello sin que desaparezca la relación entre la Unión Europea Occidental y
la OTAN, y sin discrepancias serias. Esto es algo de lo que todos debemos
estar satisfechos.

Quiero hacer algunos comentarios respondiendo a algunas sugerencias que
se han hecho sobre cuestiones específicas de defensa o militares.

Concretamente, el señor López Valdivielso ha hablado de la diversidad de
las fuerzas armadas como obstáculo para construir una defensa europea.

Esa diversidad es fruto de la evolución histórico-nacional de los países
miembros de la Unión Europea y de la Unión Europea Occidental y, por lo
tanto, es muy difícil que en un período corto de tiempo podamos
superarla. Es una diversidad que viene dada no sólo por las últimas
décadas de historia político-militar europea, sino por los últimos
siglos, probablemente. En concreto, decía que los niveles de gasto
militar deberían tratar de acomodarse a unos mínimos. Es probable que eso
ocurra a largo plazo, es una tendencia que tendremos que asumir todos los
países miembros, pero el punto de partida, de momento, es
extraordinariamente divergente. Hablaba S. S. de que, en la composición
de las fuerzas armadas, debería también tender a converger el número de
efectivos y su organización. Este es un asunto de la máxima delicadeza
porque entra en el concepto de soberanía, pero sí quiero mencionar a SS.

SS. que ya hay una cierta convergencia en estas materias entre Alemania,
Italia, Francia y España, sobre todo en lo que se refiere al modelo de
fuerzas armadas, habiendo elegido el tipo de fuerzas armadas mixtas,
profesionales y de reemplazo. De manera que hay una convicción entre los
responsables militares de estos cuatro países en cuanto a que lo que haga
cualquiera de los otros tres afecta al conjunto. Y esto tiene que ver con
el debate que a veces, como SS. SS. conocen bien, surge, desaparece y
vuelve a surgir sobre el modelo de fuerzas armadas y el carácter mixto
que se ha elegido para España.

Por último, decía también S. S. que dificulta el avance hacia una defensa
común el que no haya compromisos proporcionales para las misiones que
pudiera llevar a cabo la Unión Europea Occidental. Aquí también aparecen
las realidades



Página 15146




histórico-nacionales que se deben superar, y me estoy refiriendo sobre
todo al ejemplo de Alemania, que tiene unas limitaciones que otros países
no tienen. En cualquier caso, las constituciones nacionales o las leyes
específicas establecen mecanismos diferentes para tomar la decisión de
participar o no en una misión internacional, y esto es algo que también
se tendrá que resolver con el tiempo.

Se refirió a la necesidad de que exista una agencia europea de
armamentos, que ya está creada por iniciativa de la Unión Europea
Occidental. Otra cosa es que funcione, no estamos muy satisfechos con la
marcha de esta agencia y sobre todo con el riesgo que vemos de que se
convierta en una agencia completamente dominada por la industria
franco-alemana, con la cual existen las mejores relaciones, pero en los
aspectos comerciales no siempre tiene que coincidir con los intereses de
la industria española o de otros miembros de la Unión Europea Occidental.

Se refirió también a la necesidad de que se le diera más operatividad a
la UEO, mencionando un sistema de alerta aérea temprano. Este sistema de
alerta aérea ya existe o está en construcción, en nuestro caso es el
programa Simca del Ejército del Aire. Los datos de este sistema de alerta
aérea temprana, que es similar en todos los países miembros, los coordina
en este momento la Alianza. No habrá ninguna dificultad para que los
datos puedan ponerse a disposición de la Unión Europea Occidental cuando
ésta tenga los medios para procesarlos, y quiero decir que, vista la
necesidad de este sistema de alerta aérea temprana, hay que ser
consecuente con ello, sobre todo cuando pensamos en las dificultades que
tiene el Ejército del Aire en muchas comunidades autónomas españolas para
poner a punto e instalar el sistema de radares, que es la base de todo el
sistema de control aéreo, y además este sistema de alerta temprana no
solamente sirve para esta finalidad, sino que también proporciona datos
en una secuencia ininterrumpida en tiempo real a la seguridad aérea, al
contro aéreo civil.

Por último, cuando S. S. ha hablado de la política de defensa nacional,
raquítica, que pudiera parecer un obstáculo para las propuestas
españolas, he de recordarle que, como la política es siempre elegir y
sobre todo establecer un sistema de prioridades, esto pasa también a
nivel europeo, y hay un pequeño detalle, y es que ya hay un compromiso
por parte de todos los países europeos para que exista una convergencia
económica, que incluye el objetivo del déficit, y por tanto incluso el
Partido Popular tendrá que someterse a las prioridades ya establecidas
por la política europea decidida por todos y, por consiguiente, habrá que
atender antes la convergencia económica con el objetivo del déficit que
otras propuestas que a S. S. le preocupan supongo que, por lo menos, en
la misma medida que a mí.




El señor PRESIDENTE: ¿Algún Grupo desea intervenir?
Tiene la palabra el señor López Valdivielso, con mucha brevedad.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Lamento la ausencia del Ministro de Asuntos
Exteriores. Simplemente quería decirle que me ha entendido bien con
respecto a lo que he planteado de la integración de la Unión Europea con
la Unión Europea Occidental. No sé por qué se sorprende porque no es un
mensaje nuevo, nosotros siempre hemos planteado lo mismo en los términos
del Tratado de Maastricht.

Respecto a su pequeña maldad, que ni siquiera la he considerado una
pequeña maldad, sino simplemente un comentario inoportuno y que no venía
a cuento, decirle que ciertamente no es fácil no subir los impuestos y
reducir el déficit, pero respecto a si es posible hacerlo cabe el
beneficio de la duda. Lo que ya han demostrado los actuales responsables
de la economía es que sí es posible, y lo han hecho, aumentar mucho los
impuestos y además aumentar mucho el déficit.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Lamento la ausencia del señor Ministro de
Asuntos Exteriores, pero le dirigiré la pregunta al señor Ministro de
Defensa. En el documento de la declaración de Lisboa, en el punto 28,
acordaron celebrar un seminario, a propuesta de la presidencia
portuguesa, en Sintra, los días 3 y 4 de junio, sobre la contribución de
la UEO a la futura arquitectura europea de seguridad y de defensa, y en
el punto 19 ustedes se felicitan de la iniciativa francesa relativa a la
organización en otoño de 1995, de una sesión europea de reflexión sobre
una política de seguridad europea, que traerá a los representantes de los
veintisiete países de la UEO. La pregunta, señor Ministro, es: ¿quiénes
van a asistir a este seminario, a estas sesiones de reflexión? ¿Es
personal militar, es personal diplomático? Porque yo creo que el papel de
los parlamentos --y lo han dicho varios de los Diputados que han
intervenido-- nacionales y europeos es muy importante --y el portavoz
socialista se refirió incluso a eso--, tanto a nivel europeo como a nivel
nacional. Que no haya una ausencia de invitaciones a los parlamentarios
para que, junto a diplomáticos y expertos militares, catedráticos o
cualquier persona llamada a reflexionar sobre la seguridad europea, los
representantes de la soberanía popular tengan algún asiento.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro de Defensa tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): La representación por parte
de España está previsto que se haga a nivel de director general: Director
General de Política de Seguridad y Desarme del Ministerio de Asuntos
Exteriores y Director General de Política de Defensa del Ministerio de
Defensa. No obstante, suscita una duda que en este momento no le puedo
responder, porque no sé si los organizadores han previsto la asistencia o
no de representantes populares, es algo que se puede gestionar con ellos,
se puede preguntar.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Espasa.




Página 15147




El señor ESPASA OLIVER: Simplemente para hacer una precisión muy breve
sobre una de las respuestas del señor Solana, que lamento que no esté en
este momento aquí, pero supongo que el señor García Vargas se la podrá
trasladar. Manifestaba el señor Solana como muestra de buena voluntad, y
parecía que a él le complacía extraordinariamente, un mecanismo de
funcionamiento de la UEO con el que yo quisiera señalar nuestra
disconformidad. Dice: nunca nos hemos reunido a diez los Ministros de
Asuntos Exteriores de la UEO, estamos siempre en reuniones mucho más
amplias. Yo creo que, sin entrar en contradicción con estas reuniones
mucho más amplias, sería bueno que la UEO se reuniese a diez, sería bueno
que la UEO tuviera identidad propia y que, si hay mayoría en esta
identidad propia de convergencia hacia un cuarto pilar, hacia la plena
comunitarización o hacia un circuito que pase primero por el cuarto pilar
para llegar a la comunitarización, se hable entre los que realmente
tienen interés en avanzar hacia ahí, no se vaya a dar el caso de aquel
matrimonio que era tan generoso con sus amigos que los introducía incluso
en el propio tálamo nupcial y entonces no cumplía la función para la que
había sido creado el contrato, fuese éste civil o religioso.

Por tanto, bien está la generosidad del señor Solana, bien está la
generosidad de la UEO, pero quizá sería bueno que los miembros de la UEO
y los miembros de los Quince, si de verdad quieren avanzar en esa
comunitarización de la defensa, se reuniesen alguna vez en función de sus
intereses y no de este «melting pot» que se les ha asociado, que quizá
funciona más en interés de la OTAN que de la propia identidad de defensa
europea, que todos decimos compartir pero en la que cuesta tanto avanzar
por mecanismos peculiares de reunión, pero también porque hay una pugna
--el señor De Puig la ha denunciado levemente-- por quién es la identidad
europea de defensa, OTAN, UEO o Unión Europea, para nosotros Unión
Europea.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Señoría, no sé si somos
conscientes de que la UEO se ha revilatizado hace solamente cuatro o
cinco años y en un contexto ciertamente complicado, en el momento en que
precisamente se relanzaba el proyecto europeo a través del Acta Unica y
posteriormente a través del Tratado de la Unión. En algún momento ha
habido reuniones solamente a diez, pero ha sido en el contexto del otro
grupo, el de la Alianza, de manera que los países europeos dentro de la
Alianza, los que formamos parte de la Unión Europea Occidental, con
frecuencia sí tenemos claro lo que tenemos que hacer y lo discutimos,
pero en cualquier caso, la vocación de la Unión Europea Occidental no es
quedarse donde está, sino que su vocación ineludible es extenderse a los
países que forman parte de la Unión Europea y, en todo caso, coordinarse,
incluso en los pequeños detalles, con los países que, no siendo miembros
de la Unión Europea, sí son miembros de la Alianza y siguen siendo
europeos; por tanto, es muy difícil. Si se quiere atraer a los que no son
miembros porque son observadores o a los que en el futuro podrán
convertirse en miembros porque pueden ser algo más que asociados, los
tenemos que tener presentes en nuestras reuniones. Esa ha sido la
filosofía que, desde el principio, ha inspirado que nos reuniéramos
siempre con más países de los que realmente constituimos la Unión Europea
Occidental en este momento, porque no queremos ser diez, queremos ser
más, por lo menos los quince.




El señor PRESIDENTE: Damos por concluido este primer punto del orden del
día en el que, como hemos dicho al principio, hemos subsumido los puntos
1 y 3.




--CONJUNTA DE LOS MINISTROS DE DEFENSA Y ASUNTOS EXTERIORES, PARA QUE
INFORMEN SOBRE LOS ULTIMOS ACONTECIMIENTOS EN EL CONFLICTO QUE AFECTA A
LA EX REPUBLICA YUGOSLAVA DE BOSNIA-HERZEGOVINA Y, EN PARTICULAR, DEL
RECRUDECIMIENTO DE LAS ACCIONES BELICAS Y DE LAS CONSECUENCIAS QUE
PUDIERAN TENER PARA EL MANTENIMIENTO DE LAS TROPAS PACIFICADORAS DE
NACIONES UNIDAS (ONU) EN LOS TERRITORIOS AFECTADOS. A SOLICITUD DEL GRUPO
PARLAMENTARIO POPULAR EN EL CONGRESO. (Número de expediente 213/000593.)



El señor PRESIDENTE: Debo decirles a SS. SS. que, en la sustanciación de
este primer punto, hemos invertido exactamente dos horas y cuarto. Si
seguimos el mismo ritmo para los restantes puntos del orden del día,
vamos a tener una sesión extraordinariamente larga. Por consiguiente, les
ruego que en los próximos turnos de intervención se ciñan todos al tiempo
establecido. Ya les avanzo que, como Presidente, intentaré aplicar el
Reglamento en esta ocasión de la manera más estricta. Este era un tema de
gran trascendencia y, por consiguiente, no he aplicado el Reglamento en
sus estrictos términos, pero creo que será necesario hacerlo en los
próximos turnos de intervención.

Sin más, pasamos al punto número 2. Comparecencia conjunta de los
ministros de Defensa y Asuntos Exteriores para que informen sobre los
últimos acontecimientos en el conflicto que afecta a la ex república
yugoslava de Bosnia-Herzegovina y, en particular, del recrudecimiento de
las acciones bélicas y de las consecuencias que pudieran tener para el
mantenimiento de las tropas pacificadoras de las Naciones Unidas en los
territorios afectados. La comparecencia se celebra a petición del Grupo
Parlamentario Popular, al que pregunto si quiere introducir el tema o
prefiere que sean los propios señores ministros los que empiecen.

(Pausa.)
Tiene la palabra el señor Ministro de Asuntos Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES): (Solana Madariaga): Señorías,
en primer lugar,



Página 15148




quiero agradecer la oportunidad que se me brinda de comparecer ante esta
Comisión e informarles sobre la situación en la ex Yugoslavia.

En todas mis intervenciones ante la Comisión, he intentando siempre no
caer en dos tentaciones, una de optimismo, que desgraciadamente ha estado
siempre fuera de mis reflexiones, y dos, de desánimo, porque de nada
sirven estas actitudes en un conflicto de esta complejidad en el que el
ánimo negociador se ve a menudo confrontado con una realidad cruda de los
hechos. Sin ir más lejos, la reciente ofensiva croata de Eslovenia
Occidental, los bombardeos serbios sobre Zagreb y los ataques deleznables
de los últimos días contra Sarajevo son buenos ejemplos de lo que les
acabo de decir.

Desde esta perspectiva, permítanme que centre mi intervención en cuatro
apartados. El primero sería el desarrollo de las negociaciones de paz
para Bosnia-Herzegovina; el segundo, la evaluación de la situación en
Croacia; el tercero, los instrumentos políticos y diplomáticos con los
que contamos en este momento, y cuarto, las perspectivas que, desde un
punto de vista político-diplomático, se abren ante la responsabilidad
española en el segundo semestre de 1995. El señor Ministro de Defensa
describirá y analizará con más detalle la situación desde la perspectiva
militar y los escenarios previsibles, especialmente todos aquellos que
tengan especial importancia para nuestro estudio.

Por tanto, paso al primero, el conflicto en Bosnia-Herzegovina. Como
saben SS. SS., la mediación internacional ha perseguido dos objetivos
básicos: primero, la renovación del acuerdo de alto el fuego de 31 de
diciembre de 1994 y, segundo, el relanzamiento del proceso de negociación
a partir del plan de paz y mediante fórmulas que pudieran impulsar el
reconocimiento mutuo entre las repúblicas --les reitero que ésa fue la
última posición-- y la suspensión, como contrapartida, de las sanciones
sobre Belgrado. El Grupo de Contacto ha seguido formulando las propuestas
negociadoras, ha mantenido su cohesión, es verdad que en algunos casos un
poquito más agilizadas, y la actuación coordinada de la Unión Europea, la
Federación Rusa y los Estados Unidos constituye todavía, a nuestro
juicio, un requisito básico para ejercer una presión creíble sobre las
partes.

En relación con la prolongación del acuerdo del cese global de
hostilidades de 31 de diciembre de 1994, tenemos que reconocer que los
esfuerzos de la comunidad internacional han fracasado por el momento. El
acuerdo se mantuvo en vigor, aunque con violaciones varias, los cuatro
meses previstos, pero ni serbios ni bosnios musulmanes han dado muestras
de querer renovarlo. Tanto el representante especial del Secretario
General, señor Akashi, como los mandos de Unprofor y el propio Grupo de
Contacto hicieron, y siguen haciendo, continuos intentos para alcanzar un
acuerdo de alto el fuego. Desgraciadamente, señorías, señor Presidente,
hay pocas esperanzas de que lo consigan si antes no se producen avances
sustanciales en el proceso negociador.

En lo que se refiere al proceso de negociaciones, ante el rechazo
reiterado del plan de paz por los serbios de Pale, el Grupo de Contacto
diseñó una estrategia dirigida a obtener el reconocimiento mutuo de las
repúblicas, considerando uno de los puntos centrales la dimensión
política del conflicto. En el llamado plan B, que SS. SS. conocen,
elaborado a finales del año pasado, se ofrecía a Belgrado la suspensión
de las sanciones, en uno o varios tramos, a cambio del reconocimiento de
Croacia y de Bosnia-Herzegovina, del mantenimiento del cierre de la
frontera con la parte de Bosnia controlada por los serbios, del apoyo al
plan de paz y de la aceptación del denominado plan-Z para Croacia como
base de futuras negociaciones.

En este primer plan, se han ido introduciendo algunas variaciones. En
estos momentos, se estudia la posibilidad del reconocimiento de
Bosnia-Herzegovina --reitero, sólo de Bosnia-Herzegovina-- por Belgrado a
cambio de la suavización de las sanciones sobre la República de
Yugoslavia. El reconocimiento de Croacia se dejaría para más tarde. En
las últimas reuniones del Grupo de Contacto, se ha avanzado en temas como
la fórmula de reconocimiento de Bosnia-Herzegovina por parte de Belgrado
y en cuanto al régimen de suspensión de sanciones.

Segundo. Quisiera hablar, como les he dicho al inicio de mi intervención,
de la situación de los territorios croatas controlados por los serbios.

Señorías, señor Presidente, a partir del acuerdo de alto el fuego de 29
de marzo de 1994, se puede iniciar un proceso de negociación en tres
fases. La primera, dirigida a crear medidas de confianza; la segunda, a
aprobar y desarrollar un acuerdo económico en las Krajinas y, la tercera,
centrada en la búsqueda de una solución política que respete la
integridad territorial plena de Croacia y, al mismo tiempo, arbitre un
estatuto de autonomía para las regiones de mayoría serbia. En la segunda
fase se consiguió la firma de un acuerdo económico el 2 de diciembre de
1994, y para la tercera se elaboró un plan, que conocen SS. SS. bajo el
nombre de plan Z-4, que establecía una solución política global para los
territorios de cada una de las UNPA, es decir, las zonas donde están los
cascos azules de Naciones Unidas.

La crisis de Bihac a finales del año pasado y la colaboración entre los
serbios de la Krajina y los de Bosnia colocaron al Gobierno de Zagreb en
una posición muy delicada, que ha marcado su actitud desde entonces. Las
presiones que generalmente ejercía Croacia en la renovación del mandato
de Unprofor en cada vencimiento cobraron una nueva dimensión al pedirse
la no renovación y la retirada de Unprofor a partir del 31 de marzo,
fecha en que, como recordarán SS. SS., expiraba el anterior mandato. Un
plazo más que pendía sobre los negociadores y que planteaba problemas de
solución muy difícil. Se pensaba entonces, como se piensa ahora, que sin
una fuerza de interposición en las UNPA no se podía mantener el acuerdo
económico de 2 de diciembre de 1994 entre Knin y Zagreb y no habría
elementos para plantear las negociaciones sobre una solución política en
un marco adecuado. Además, el propio mantenimiento de Unprofor en Bosnia
podría verse condicionado por la retirada de las fuerzas de Naciones
Unidas en Croacia. Por ello, cuando el Consejo de Seguridad consiguió, al
final, la aprobación de la Resolución 981 el 31 de marzo, casi a las doce
de la noche, previendo



Página 15149




la sustitución de Unprofor por una nueva fuerza de Naciones Unidas, todos
sentimos un cierto alivio. Sin embargo, el texto de la Resolución recogía
principios que debían desarrollarse con posterioridad. Salvaba el plazo
de vencimiento, pero no bastaba por sí misma para garantizar una
evolución estable en la zona.

Como el propio Secretario General señaló en su informe del 18 de abril,
la situación podría empeorar rápidamente si no mediaba el necesario
sentido de la responsabilidad de todos los interesados. Lamentablemente,
tengo que reconocerlo así, esta advertencia casi resultó premonitoria. La
ofensiva de Croacia en Eslavonia Occidental ha supuesto, sin duda
ninguna, un paso atrás muy importante en la estrategia de paz. La
respuesta de los serbios bombardeando a la población civil de Zagreb y
Sarajevo ha venido a demostrar que, de hecho, cualquier acción bélica
pone en marcha una dinámica peligrosísima.

España, como la Unión Europea, se ha mostrado siempre comprensiva con la
especial situación de Croacia, que no puede, como Estado soberano, hacer
valer su integridad dentro de sus fronteras internacionales. Hemos
valorado la actitud prudente de Zagreb en momentos críticos y su ánimo
negociador, pero no podemos, y creo que no debemos, sino mostrar nuestra
condena por la última acción bélica, en la línea de las declaraciones
formuladas por la Unión Europea, por la UEO y por el Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas.

Cierro aquí el punto segundo de mi intervención para pasar al siguiente,
el punto tercero. En estos últimos meses, tanto la Unión Europea cuanto
el Grupo de Contacto han intentado aumentar la presión sobre los serbios
de Bosnia y ampliar los márgenes de flexibilidad de las otras partes. Se
ha buscado asentar paulatinamente los pilares de una paz viable,
manteniendo la lógica de la negociación por encima de la lógica de la
guerra.

En este sentido, quisiera, en tercer lugar, referirme a esos instrumentos
con los que contamos, cuya importancia no debemos desdeñar. ¿Cuáles son?
Primero, el plan de paz del Grupo de Contacto, basado en el plan de
acción de la Unión Europea, que sigue siendo, a nuestro juicio, la
respuesta más razonable a los problemas planteados en Bosnia-Herzegovina.

Para conseguir su aceptación por las partes es necesario prolongar el
alto el fuego --desgraciadamente, en este momento no existe-- y explorar
las combinaciones en ese binomio al que antes he hecho referencia, el
binomio reconocimiento y suspensión de sanciones. El aislamiento y la
presión sobre Pale pasan necesariamente por una actitud de colaboración
plena de Belgrado en el proceso de paz. A veces se tiene y a veces no se
tiene. Creo que tenemos que valorar la actitud de Belgrado en relación
con la reciente crisis de Eslavonia Occidental, pero hay que confiar
también en que otras acciones militares podrían modificar esta posición.

Por tanto, las partes deben actuar con prudencia, y éste es el mensaje
que la Unión Europea viene transmitiendo en sus contactos y en sus
declaraciones. Si consiguiéramos un reconocimiento de Bosnia-Herzegovina
por parte de Belgrado, entendemos que se habría dado un paso razonable en
la dirección adecuada, pero este reconocimiento debe implicar también por
parte del Gobierno de Bosnia el abandono de cualquier iniciativa militar.

Resultan alentadoras algunas de las noticias de ayer y anteayer sobre el
planteamiento que tanto Estados Unidos como Rusia están haciendo en estos
momentos, acercando sus posiciones a las mantenidas por la Unión Europea,
que las ha mantenido con tenacidad, en relación con el tema de las
sanciones a la antigua República Federal de Yugoslavia como elemento de
negociación. Tenemos que fijar las etapas de suspensión y el alcance de
la misma. Como les decía, las informaciones de las últimas horas parecen
abrir una pequeña rendija de esperanza; rendija que sigue siendo muy
estrecha y que, desgraciadamente, como tantas otras veces, corre el
riesgo de cerrarse sin que haya ninguna posibilidad de paz.

Permítame una palabra sobre el acuerdo económico entre Croacia y los
serbios de las krajinas y el denominado plan Z-4 para la solución
política en el marco de la integridad territorial de Croacia. A pesar de
la tensión existente entre serbios y croatas en Croacia, creemos que hay
que buscar cauces para intentar un reencuentro de los representantes de
ambas partes en la mesa de negociación, lo vamos a intentar con la máxima
tenacidad. El acuerdo económico, como saben, había abierto algunas
expectativas importantes entre las que se podría citar la reapertura de
la autopista, conversaciones sobre la utilización del gasoducto y otros
proyectos de cooperación en temas tan sensibles como la distribución de
agua. Todo eso se puede venir abajo y puede caer en saco roto si no se
restablece una atmósfera de cooperación.

Permítame una palabra también sobre la Federación bosnio-croata, que
constituye, a nuestro juicio, otro elemento de estabilidad básico que
todos tenemos que hacer el esfuerzo de consolidar. Eso haría una
estructura flexible, poco sólida, desgraciadamente, pero debería ser una
estructura a consolidar. Todavía surgen y se mantienen reticencias y
heridas que hay que intentar restañar, pero hay que avanzar en el
desarrollo de la Constitución para que se puedan abordar temas
pendientes, como el de los refugiados y desplazados. Los acuerdos que se
alcanzaron en Munich, en febrero, con la creación de comisiones conjuntas
y el nombramiento de árbitros para resolver conflictos de intereses
supusieron un primer paso en ese refuerzo institucional que todavía,
desgraciadamente, es muy poco sólido.

Igualmente, los acuerdos de Petesberg, de marzo de 1995, como saben SS.

SS., pretenden poner en marcha las previsiones constitucionales sobre la
división cantonal de la ciudad. Me gustaría destacar, señor Presidente,
que Estados Unidos y la Unión Europea están copatrocinando o han
copatrocinado la iniciativa de Amigos de la Federación, que canaliza
fondos y organiza la cooperación internacional con esta nueva entidad
que, entiendo, debiéramos tratar todos de que se consolidara.

Permítanme una palabra sobre la administración de la Unión Europea en
Mostar, que va a cumplir un año dentro de poco, el 23 de julio. Creo que
el trabajo llevado a cabo por el Administrador, señor Koschnik, y su
equipo, merece por todos nosotros la más alta valoración. Qué duda cabe
que no se ha podido avanzar todo lo que hubiéramos querido.




Página 15150




La organización de la policía unificada, como saben SS. SS., ha planteado
muchos problemas; subsisten todavía reticencias entre las partes, que a
veces no colaboran de manera suficientemente generosa con el
Administrador, pero entiendo que se puede decir que es bastante, que es
mucho lo conseguido. Una ciudad que, desgraciadamente, aún está dividida,
pero una ciudad que vive en paz, en la que se va logrando poco a poco
garantizar la libertad de movimientos, en la que se vuelve a enseñar en
las escuelas y se emprenden programas de reconstrucción básicos. Decir
que todo esto no hubiera sido posible sin la participación de nuestras
fuerzas, de las fuerzas españolas desplegadas en Mostar, es para todos
nosotros solamente una afirmación de lo obvio. El papel que están
realizando nuestras fuerzas en Mostar es extraordinario, y así ha sido
reconocido por todos, por el Administrador en primer lugar, así como por
el Secretario General de Naciones Unidas en este momento. Es claro que
toda esta parte positiva que se está realizando en Mostar no hubiera sido
posible, en ningún caso, sin la presencia de nuestras fuerzas desplegadas
en esa desgraciada ciudad.

Señorías, he repasado la evolución reciente del conflicto y de los
instrumentos que podemos asentar para la acción futura y convendrá
conmigo que, con los brotes de violencia, tras el aumento de la tensión,
tenemos que ser capaces de aislar estos hechos y frenar su influencia.

Contamos con instrumentos que creemos que siguen siendo útiles, algunos
de ellos se han desgastado, pero que tenemos que aprovechar, pero
dependemos, en última instancia, de la voluntad política de las partes.

Sin ella, difícilmente podremos alcanzar lo que es el deseo de todos, una
paz sólida y una paz duradera.

Señor Presidente, señorías, nos corresponderá a nosotros, a España, a
partir de julio, dirigir la Presidencia del Consejo de la Unión Europea y
la política de la Unión Europea en todo lo que se refiere a la antigua
Yugoslavia. Implicará, por tanto, responsabilidades para nosotros en la
gestión del conflicto. Quisiera brevemente referirme a las prioridades
que creo que debiéramos tener durante ese período de tiempo.

Primero, y ante todo, mantener vivo el proceso político de negociaciones.

Debe ser nuestro objetivo y nuestra obsesión evitar que las armas se
impongan y que el conflicto se extienda. Eso debe ser nuestra prioridad.

El Gobierno español apoyará y seguirá apoyando al Grupo de Contacto. Nos
va a corresponder seguramente gestionar el proceso gradual de suspensión
de sanciones a Belgrado, si se acuerda el reconocimiento de
Bosnia-Herzegovina por parte de Belgrado. Entendemos que sería un paso
importante, ya que equivaldría a la renuncia de la creación de una gran
Serbia por la fuerza, y lo quiero subrayar. Trabajaremos, por tanto, en
ese sentido.

En segundo lugar, y si antes no se ha producido la aceptación del plan de
paz por los serbios de Bosnia, continuaremos esforzándonos por aislar a
Pale. Sigo pensando que es un elemento crucial de nuestra estrategia. Nos
exigirá, sin duda, reforzar la misión de observación de la frontera de la
antigua Yugoslavia con Bosnia.

En tercer lugar, procuraremos que las partes respeten un acuerdo de cese
de hostilidades o de alto el fuego. No se trata de congelar el «statu
quo» territorial, que es inaceptable desde todo punto de vista, sino de
intentar facilitar la vía de la negociación, evitar sufrimientos a la
población civil y permitir que Unprofor y las organizaciones humanitarias
puedan continuar realizando su labor.

En cuarto lugar, señor Presidente, nos corresponderá muy probablemente el
intentar establecer un mínimo de confianza entre Zagreb y Knin, con
objeto de ir reconstruyendo el entramado de relaciones económicas
destruido tras la ofensiva croata de la Eslavonia, pero que, a nuestro
juicio, es indispensable para lograr una solución global en las zonas
croatas controladas por los serbios. Pondremos, por tanto, en ello
nuestro mejor empeño.

En quinto lugar, España prestará una atención especial a las cuestiones
humanitarias, pilar básico del compromiso de nuestro país en los
Balcanes. Especialmente en estos momentos es preocupante la situación en
Bihac y la situación en Sarajevo, pero también es grave en los enclaves
orientales y en otros puntos dispersos de Bosnia.

En sexto lugar, procuraremos consolidar la Federación croata-musulmana en
las líneas que antes he apuntado, porque es la última y la única
alternativa a la fuerza para croatas y musulmanes, pero también porque la
estabilidad tiene un significado especial para nosotros al encontrarse
nuestras propias Fuerzas en su territorio.

Puedo informar que durante nuestra presidencia se celebrará en España la
reunión semestral de seguimiento de los denominados Países Amigos de la
Federación, y entiendo que será una buena ocasión para pasar revista a
los logros y a los problemas que todavía se mantienen y para establecer
nuevos objetivos con ambas comunidades.

En séptimo lugar, España hará un esfuerzo especial para fortalecer la
Administración de Mostar. Estamos muy involucrados en este proyecto, lo
he mencionado anteriormente. Nuestras tropas, como he dicho, apoyan de
manera directa y eficaz esa Administración, en la que se integran el
Asesor Militar de la Administración y diversos expertos. Todos ellos
--vuelvo a reiterar-- realizan un magnífico trabajo, que esperamos
potenciar en los próximos meses.

En octavo lugar, España asumirá también en el próximo semestre la
Presidencia de la Misión de Observación de la Unión Europea en la ex
Yugoslavia, compuesta por unos 300 militares y diplomáticos. La
importancia de la misión ha vuelto a ponerse de manifiesto en las últimas
semanas en la Eslovenia occidental. La presencia de observadores sobre el
terreno ha permitido una labor de prevención y de mediación entre las
partes que entiendo es de valor inestimable. Lógicamente, procuraremos en
esta línea que no se descuide la atención hacia otros focos potenciales
de conflicto que afortunadamente en este momento no pasan de ser eso,
potencialidades. Recuerden SS. SS. Kósovo y recuerden SS. SS. también la
ex República yugoslava de Macedonia. Todo lo que hagamos en el terreno de
la diplomacia preventiva creo que será de enorme eficacia y de enorme
rentabilidad para el futuro.

Señorías, sin perjuicio del análisis que el Ministro de Defensa va a
realizar sobre la situación de Unprofor y de



Página 15151




nuestras propias tropas en concreto, no puedo terminar mi intervención
sin expresar mi preocupación por las dificultades que las Fuerzas de
Naciones Unidas están encontrando en el desempeño de sus misiones, tanto
en Croacia cuanto en Bosnia central y en los enclaves orientales.

Aunque de hecho las tropas españolas están desplegadas en una zona
relativamente estable, como el señor Ministro de Defensa dirá, deseo
mostrar aquí una vez más la solidaridad con los contingentes de todos los
países que en este momento tienen tropas desplegadas sobre el terreno y
han sido cobardemente atacadas en las últimas horas. Quizá convenga, por
ello, estudiar un redespliegue de las Fuerzas y considerar quizá la
modificación de las reglas de enfrentamiento.

Como saben SS. SS., se ha abierto un proceso de reflexión sobre ello en
el ámbito de Naciones Unidas, y es perfectamente lógico. Esperamos con la
máxima atención el informe del Secretario General de Naciones Unidas
sobre medidas que puedan adoptarse para prevenir los ataques contra los
cascos azules y para posibilitar el cumplimiento efectivo de su mandato.

Por último, señor Presidente, debo reiterar lo que ya he venido
subrayando en todas mis intervenciones anteriores: nuestras tropas están
dando un ejemplo excepcional de profesionalidad, y su labor, como ya he
dicho, en Mostar y sus alrededores resulta esencial para seguir
manteniendo el avance pacífico en esa zona.

Señorías, señor Presidente, se avecinan meses difíciles, se avecinan
meses complicados. España va a asumir la Presidencia en un momento
especialmente delicado en esta crisis. Todos los esfuerzos serán pocos,
todas las ayudas serán bienvenidas. Les pido, por tanto, su comprensión,
su apoyo de forma constructiva para intentar que el papel que podamos
desarrollar durante estos meses conduzca a una paz duradera que todos
ansiamos, que todos deseamos y que, desgraciadamente, tarda demasiado
tiempo en llegar.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro de Defensa.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Señorías, el Ministro de
Asuntos Exteriores ha realizado una amplia exposición sobre los
principales aspectos del proceso de paz en la antigua Yugoslavia.

Yo me centraré en los aspectos militares del conflicto que tienen más
relación con el ámbito del Ministerio de Defensa.

En cuanto al desarrollo de los acontecimientos bélicos acaecidos durante
el último mes en la antigua Yugoslavia, hay que decir que tienen relación
con los dos conflictos actualmente abiertos en la zona: el que enfrenta
al Gobierno de Croacia con los rebeldes de origen serbio y de las
Krajinas y el que opone a la Federación bosnio-croata con los
serbo-bosnios en Bosnia-Herzegovina.

En Croacia, desde marzo de 1994 hasta principios de este mes de mayo,
como ya se ha mencionado, se ha mantenido un alto el fuego con la
República Serbia de Krajina --llamada a sí misma así--, con la
interposición de las tropas de Unprofor. Sin embargo, la falta de un
acuerdo sobre el retorno de los refugiados croatas a los territorios que
habitaban en las Krajinas --pretensión razonable por parte de esos
refugiados-- impulsó al presidente Tudjman a anunciar, a principios de
año, la no renovación de la autorización para la permanencia de Unprofor
en Croacia. De haberse llevado a cabo esta medida podría haber supuesto
la activación en toda regla del enfrentamiento serbo-croata.

Tras múltiples negociaciones, el presidente croata accedió a prorrogar la
presencia de Naciones Unidas, lo que se tradujo en la aprobación por
parte del Consejo de Seguridad de la Resolución 981, que creó la
Operación de Naciones Unidas para el Restablecimiento de la Confianza en
Croacia (Uncro) y decidió la finalización de Unprofor en dicho país.

Esta resolución supone, desde una perspectiva militar, no sólo el cambio
de nombre de la misión, sino también las siguientes modificaciones en la
misma: los efectivos de las tropas se reducirán de trece a nueve
batallones y sus misiones se limitarán al control del cese de
hostilidades y a la supervisión del cruce de personas y material a través
de las fronteras de Croacia con Bosnia-Herzegovina y con
Serbia-Montenegro.

El día 21 de abril, los serbios de Krajina cortaron la autovía
Zagreb-Belgrado como reacción a la prohibición croata de paso a un
convoy. El día 29 del mismo mes, un civil serbio es tiroteado en esa
autovía. Como reacción, varios automóviles croatas fueron posteriormente
tiroteados con víctimas mortales. Justificándose en estos hechos, los
croatas desencadenaron el día 1 de mayo una importante ofensiva militar
sobre el territorio de Eslovenia occidental, en la que emplearon unidades
acorazadas, mecanizadas, de artillería y aviación que les ha permitido el
control casi total de dicho territorio.

Este éxito militar provocó en los serbios de Krajina la decisión de
bombardear, con misiles superficie-superficie Orkan de 50 kilómetros de
alcance y cabezas de fragmentación, la capital croata Zagreb y su
aeropuerto de Pleso junto a otras localidades. A consecuencia de esta
acción, en Zagreb resultaron muertos al menos seis civiles y se
produjeron unos 140 heridos.

A pesar de lo delicado de la situación, las autoridades croatas de Zagreb
y las serbias de Knin aceptaron una propuesta del representante especial
del Secretario General de Naciones Unidas, señor Akashi, para cesar las
hostilidades en Eslovenia occidental y el resto del territorio croata a
partir de las 16,00 horas del día 3 de mayo y para permitir que los
civiles y militares que lo desearan pudieran abandonar la zona bajo
supervisión de Acnur y de Cruz Roja.

Hasta el momento, el Gobierno croata ha respetado el acuerdo y el éxodo
de refugiados serbo-krajinos hacia Bosnia continúa bajo la supervisión de
las Fuerzas de Naciones Unidas, pero se mantiene una cierta tensión entre
los cascos azules y las partes en conflicto. Lo más probable en un futuro
próximo es que en Croacia se mantenga la situación actual de relativa
calma, aunque continúe el riesgo de que se produzcan nuevos bombardeos
sobre sus ciudades, con la consiguiente respuesta por parte del ejército
regular croata.




Página 15152




En Bosnia-Herzegovina, los serbo-bosnios y la Federación croata-musulmana
firmaron un acuerdo para el cese de las hostilidades a partir del 1 de
enero de 1995 por un período de cuatro meses. La realidad es que el
acuerdo no tenía muchos visos de prolongarse más allá de la fecha de
finalización, puesto que de sus condiciones sólo se había respectado el
intercambio parcial de prisioneros. El sensible descenso en el nivel de
enfrentamientos parece haberse debido más a la presencia del invierno y
al cansancio que a la voluntad negociadora de los contendientes. Una vez
finalizado este período, desde el pasado 1 de mayo la actividad militar
se ha reanudado con una intensidad relativamente moderada. Hasta la
pasada semana podía afirmarse que la situación en Bosnia había pasado a
un segundo plano respecto a los acontecimientos ocurridos a primeros de
mes en Croacia. Sin embargo, a partir del pasado fin de semana la
situación en algunas zonas de Bosnia ha empezado a deteriorarse
seriamente.

En Sarajevo, la situación se ha agravado de forma muy preocupante, con
violaciones de la zona de exclusión, ocupaciones de depósitos de control
de armas pesadas, un elevado número de incidentes con armas ligeras y,
sobre todo, bombardeos sobre el centro de la ciudad, que desde hace
cuatro días han alcanzado cifras desconocidas desde hace dos años, con
más de 1.500 disparos al día, causando más de 30 muertos y 80 heridos
entre la población civil. Además, se ha producido un aumento en las
acciones contra las fuerzas de paz de Naciones Unidas, especialmente las
dirigidas por francotiradores contra observatorios de la línea de
confrontación, que, entre otras, han provocado la muerte de cuatro
soldados franceses durante las últimas semanas.

Se espera que la situación continúe muy tensa en Sarajevo y que el
ejército serbo-bosnio continúe sus bombardeos como alternativa a su
fracaso en el corredor de Posavina frente a las fuerzas bosnias.

Se ha registrado una notable actividad en el sector nordeste,
especialmente en la zona de Orasje, donde el ejército serbo-bosnio ha
llevado a cabo ataques con infantería, carros de combate y artillería
para ampliar el corredor de Posavina, ya que, con la acción en Eslovenia,
los croatas han cortado una de las dos vías de comunicación entre los
serbo-bosnios y Serbia.

Para oponerse al ataque, la milicia croata, el HVO, ha lanzado varios
cohetes contra la ciudad de Brcko, que no han producido ninguna pérdida o
ganancia importante de terreno en esta zona. No obstante, desde hace tres
días el nivel de enfrentamientos ha disminuido significativamente en esa
zona, y las facciones parecen estar reabasteciéndose para reiniciar
próximos combates. Cuando éstos se reanuden cabe la posibilidad de que se
desencadenen ofensivas serbias en el ya citado corredor de Posavina y de
que se incremente su presión sobre los enclaves orientales de Zepa,
Gorzde y Sbrenica --que hasta ahora han permanecido bastante tranquilos--
como represalia a las acciones de bosnios y croatas en otras zonas, con
el consiguiente riesgo de escalada.

En la bolsa de Bihac, a principios de este mes se produjeron pequeños
ataques por parte de aviones serbios procedentes del aeropuerto de
Ubdina, situado al norte de la Krajina meridional. Los aviones de la OTAN
actuaron inmediatamente e impidieron nuevos ataques, pero no fue posible
derribar ningún avión atacante. La situación terrestre puede resumirse
diciendo que el enclave ha experimentado un significativo nivel de
actividad, con bombardeos en la ciudad de Bihac y contraataques por parte
del Quinto Cuerpo de Ejército Musulmán, que en los últimos días se han
reducido porque dicha unidad parece estar reorganizándose para emprender
nuevas operaciones.

El sector suroeste, donde despliegan nuestros soldados, permanece en
general en relativa calma, aunque se percibe un alto estado de alerta
entre los contendientes y se ven importantes movimientos de tropas en la
zona de responsabilidad de los cascos azules británicos.

La zona de responsabilidad del batallón español se mantiene bastante
tranquila. Se ha registrado un ligero incremento de la actividad con
armas ligeras y algunas explosiones en la línea de confrontación entre la
federación croato-musulmana y el ejército serbo-bosnio, especialmente al
norte de Baglaj. Se mantienen algunas restricciones al movimiento por
parte de elementos locales y en los últimos días éstos han provocado
algunos incidentes de escasa importancia en los puntos de control.

A corto plazo no se prevén cambios importantes en la zona de Mostar,
aunque, si la situación continuara deteriorándose en otras áreas, no se
pueden descartar acciones de represalia serbia sobre la ciudad.

Como resumen, lo más probable para los próximo días es que en Croacia se
mantenga la situación sin variaciones y que en Bosnia el ejército
serbo-bosnio continúe sus bombardeos sobre Sarajevo, como réplica a sus
fracasos en Posavina; se estima que en Bihac las tropas del Quinto Cuerpo
del Ejército Musulmán proseguirán con su actividad y que el bombardeo de
la ciudad por los serbios continuará. En la zona de responsabilidad del
batallón español, a corto plazo se espera que la situación se mantenga
como hasta ahora.

En general, se percibe la sensación entre todos los contendientes de que
se pueden lograr más beneficios a través de acciones militares que en la
mesa de negociaciones, lo que puede llevar a una escalada militar del
conflicto en los próximos meses.

La evaluación de los acontecimientos es que la actuación de los cascos
azules en el conflicto, en particular en Bosnia-Herzegovina, ha sido
indispensable para reducir el sufrimiento del pueblo bosnio y ha salvado
un considerable número de vidas humanas. El Gobierno español estima que
sin la presencia de los soldados de Naciones Unidas las consecuencias de
este conflicto hubieran sido mucho más dolorosas y la posibilidad de la
extensión del mismo muy superior, con lo que se hubiera incrementado el
riesgo de escalada regional.

Inicialmente, los cascos azules se empeñaron en misiones de protección de
minorías étnicas y poblaciones aisladas, de escolta y de apertura de
rutas. Sin dejar estas funciones, posteriormente se ampliaron a la
vigilancia del



Página 15153




cumplimiento de acuerdos de desmilitarización, control del armamento
entregado por las partes, coordinación del tránsito de personas y la
supervisión del cumplimiento del alto el fuego, incluso la interposición
de fuerzas. Ultimamente también se realizan tareas de reconstrucción de
servicios públicos y de reasentamiento de civiles desplazados.

Naciones Unidas ha realizado un gran esfuerzo al mantener en la zona un
elevado contingente de cascos azules que, en la actualidad, sobrepasa las
43.500 personas. España, que no tiene en este conflicto otro interés que
el humanitario, ha realizado un gran esfuerzo en personal y medios.

Desde hace ya casi tres años hemos mantenido permanentemente una
presencia en tierra de cerca de 1.500 soldados, una participación naval
de dos buques en las operaciones del Adriático y el apoyo de un avión de
transporte. Desde hace cinco meses la presencia aérea se ha incrementado
con la participación en la operación «Deny flight» de ocho aviones de
combate y dos aviones cisterna.

Este esfuerzo ha requerido una inversión de 21.115 millones de pesetas
hasta finales del pasado año, el 87 por ciento de todos los gastos
españoles en misiones de paz de Naciones Unidas que como saben SS. SS. se
iniciaron a partir de 1988.

A pesar de todos estos esfuerzos y de las reiteradas iniciativas
políticas y diplomáticas para alcanzar una solución negociada del
conflicto, hemos de reconocer que la situación en la antigua Yugoslavia
no ha mejorado en los últimos tiempos.

Lamentablemente, a pesar del tiempo transcurrido, no se ha alcanzado un
compromiso político sobre el futuro de Bosnia-Herzegovina. Por el
contrario, parece que los dirigentes políticos confían más en un
hipotético triunfo militar, que es imposible que llegue a producirse dado
el equilibrio relativo de fuerzas. Ello genera una sensación de desánimo
en las opiniones públicas, en los parlamentos y en los gobiernos de las
naciones que empeñan fuerzas en la zona y que comprueban la desproporción
entre el esfuerzo realizado y los resultados obtenidos.

Reitero que el Gobierno español está convencido de que la ayuda
humanitaria prestada por los cascos azules ha conseguido paliar los
sufrimientos de la población, pero es evidente que de mantener las partes
implicadas en el conflicto la misma actitud que hasta ahora de no avanzar
en el proceso negociador, el esfuerzo no podrá mantenerse
indefinidamente. En estas condiciones, la comunidad internacional, además
de mantener los esfuerzos en favor de la negociación, comienza a
plantearse su permanencia en la antigua Yugoslavia. Si las partes eligen
la vía bélica, la actuación de los cascos azules podría hacerse
imposible.

En consecuencia, según los propios mensajes del Secretario General de
Naciones Unidas al Consejo de Seguridad, debería estudiarse una reducción
de efectivos de cascos azules o bien un nuevo mandato que permitiera una
respuesta militar más robusta por parte de éstos. Tampoco excluye el
Secretario General una retirada completa de Unprofor. El Gobierno español
no está a favor de esta opción, por el momento, aunque no deja de
considerarla posible.

El desarrollo ya descrito de los acontecimientos durante los últimos
meses ha obligado a algunos países que aportan fuerzas, entre ellos
España, a prever su eventual repliegue. El Gobierno y los mandos
militares españoles han dedicado una especial atención a la seguridad de
nuestros soldados. Por ello, y desde un principio, se elaboraron varios
planes que contemplaban tanto la retirada de carácter nacional como la
que pudiera llevarse a cabo en el marco de Naciones Unidas, previendo en
ambos casos que la ejecución de la misma se realizara bien sin oposición
o bajo presión. De las líneas generales de esa operación ha dado cuenta
el Gobierno en esta misma Comisión parlamentaria.

La complejidad de las acciones que se pueden prever y las dificultades
que pueden surgir, han aconsejado que fuera una organización con
acreditada capacidad militar la que apoyara y asegurara una eventual
retirada en las mejores condiciones posibles. La ONU confió esta misión a
la Alianza Atlántica, que así asume la protección del repliegue de las
fuerzas de paz en la antigua Yugoslavia.

La Alianza Atlántica ha elaborado el plan de contingencia
correspondiente, que ya ha sido aprobado por el Consejo Atlántico. Esto
ha obligado a adaptar los planes que se habían elaborado dentro del
ámbito nacional.

El Estado Mayor de la Defensa ha llegado a la conclusión de que, desde el
punto de vista operativo, el plan de contingencia elaborado por la
Alianza Atlántica es el que ofrece las mayores garantías de éxito por
apoyarse en un consolidado sistema de mando, control y comunicaciones,
así como por verse respaldado por una importante infraestructura.

La participación de España en dicho plan debería hacerse con una
aportación de fuerzas de entidad proporcionada a la de nuestro
contingente desplegado en la zona actualmente. Por ello, el Gobierno
aprobó, mediante acuerdo de Consejo de Ministros del pasado día 12, la
participación española en el plan de contingencia de la OTAN para el
repliegue de las fuerzas de paz de Naciones Unidas desplegadas en la
antigua Yugoslavia.

La contribución española aprobada en dicho acuerdo se puede resumir en lo
siguiente: una fuerza terrestre, que contaría con unos efectivos de 1.100
personas aproximadamente, con un cuartel general de brigada, un batallón
mecanizado, una unidad de helicópteros de transporte, una compañía de
reserva y diversas unidades de apoyo, entre las que se incluye una
sección de la Guardia Civil para misiones de control de tráfico u otras
de contenido más policial que militar; una fuerza naval, compuesta por el
portaaviones Príncipe de Asturias, con dos escoltas, dos buques de
transporte y desembarco y un batallón de desembarco anfibio de Infantería
de Marina compuesto por unas 900 personas; por último, una fuerza aérea,
compuesta por ocho aviones F-18, dos aviones de transporte y dos de
reabastecimiento en vuelo.

Con esta explicación detallada de las fuerzas que se aportarían a la
operación de retirada de Unprofor planificada por la Alianza, cuya
entidad y composición ya ha sido



Página 15154




comunicada al Cuartel General de la OTAN, se cumple con la obligación
prevista en nuestras leyes de informar formalmente al Parlamento.

Todos compartimos el deseo de que el conflicto en la ex Yugoslavia se
oriente por la vía negociadora y estos planes de retirada no tengan que
ejecutarse.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, autor de la
petición de comparecencia, tiene la palabra el señor López Valdivielso.




El señor LOPEZ VALDIVIELSO: Voy a intentar, con la mayor brevedad, hacer,
en principio, una serie de comentarios generales.

El primero es que desgraciadamente, como se ha lamentado desde la
tribuna, cuatro años después de comenzada la guerra lo único cierto es
que continúa y, lo que es peor, se intensifica. Todos nuestros esfuerzos
por alcanzar una paz justa y duradera entre los contendientes han
fracasado y los cascos azules desplegados en la zona asisten impotentes a
esta nueva reactivación de la guerra, que pone en cuestión no sólo la
viabilidad de sus misiones, sino también su propia seguridad. Nadie podrá
negarnos que España ha realizado un esfuerzo importante, extraordinario,
en la pacificación de la antigua Yugoslavia, sobre todo si tenemos en
cuenta, como hemos dicho en otras ocasiones, las limitaciones de nuestras
capacidades militares y el interés estratégico nacional que tenemos en la
zona.

Ha habido, sin duda, éxitos parciales, pero que no pueden ocultar el
fracaso global que ha cosechado la política de presencia europea en ese
conflicto. Ya sé que no es culpa nuestra --o sólo nuestra--, que quizá
hemos hecho todo lo posible, o quizá no, y ya sé que esto lo hemos dicho
muchas veces, pero es necesario, mientras no cambie la situación, seguir
repitiéndolo.

La verdad es que hemos pagado un elevado precio en Bosnia, y ese elevado
precio hace especialmente amargo el fracaso político que supondría una
retirada de nuestras tropas y la consecuente generalización de la guerra.

Por lo que se refiere a España, hemos tenido 14 muertos, más de 60
heridos y veintitantos mil millones de costo, aunque eso sería lo menos;
muchos podrían pensar que ése es un excesivo coste para tan pobre
resultado.

Ahora se plantea la posible retirada de los cascos azules, que es también
un problema de responsabilidad política y moral que debemos asumir. Si,
al final, todo se va a reducir a la asunción de lo que digan los más
fuertes, ¿de qué habrán servido los tres años de guerra y los 200.000
muertos? ¿Por qué el reconocimiento precipitado de la República de
Bosnia-Herzegovina? ¿En qué quedaron tantas declaraciones de principios
altisonantes? ¿Qué credibilidad tendrá una Europa que hizo del Sarajevo
plural su gran símbolo? Yo no tengo las respuestas, pero, como decía
antes, son preguntas que tendremos que seguir haciéndonoslas durante
mucho tiempo y, naturalmente, el Gobierno español difícilmente podrá
sustraerse a ese cúmulo de preguntas y responsabilidades. Nosotros
creemos --lo he dicho más veces-- que hemos asistido, que nuestro
Gobierno ha asistido al complejo juego político y diplomático generado en
torno a este conflicto sin demasiado protagonismo y sin interés y sin
criterio propio. Ahí pensamos que quizá hubiese sido exigible una actitud
distinta, haber tenido más peso y más criterio propio, teniendo en cuenta
la contribución importante que estamos haciendo.

Nuestras tropas, con su valor reconocido y su profesionalidad --todos nos
hemos manifestado en ese sentido en muchas ocasiones--, han aliviado
mucho sufrimiento, han evitado muchas muertes, pero honestamente cabe
preguntarse si la política europea, de la que nuestras agrupaciones han
sido un simple eslabón, ha servido más para proteger la vida de los
débiles que para salvaguardar los intereses de los fuertes.

Como consecuencia de todo esto y de la duración del conflicto, creemos
que ha llegado el momento de hacer un planteamiento concreto del futuro y
de clarificar la posición del Gobierno sobre la conveniencia de mantener
o retirar nuestras tropas. El señor Ministro de Defensa ya ha dicho que,
por el momento, no somos partidarios de una retirada, pero, si pudiese, a
mí me gustaría que nos concretase qué condiciones tendrían que darse, a
su juicio, para que se tomase esa decisión, y nos gustaría también oír
algún comentario --creo que no lo ha hecho-- sobre qué le parece la
propuesta de reducción del contingente planteada por el Secretario
General de las Naciones Unidas, porque cuando ha surgido este asunto en
más de una ocasión se ha dicho que el contingente que allí había
desplegado, los contingentes de las distintas naciones que allí estaban
desplegados, eran los necesarios para poder cumplir las misiones que
tenían asignadas.

Quiero referirme también a algunas cuestiones directamente relacionadas
con el desarrollo de las operaciones militares propiamente dichas. Ese ha
sido, junto a otros muchos, uno de los aspectos que nos ha preocupado
durante el desarrollo de la misión, por la misión en sí, pero también por
las condiciones de seguridad de nuestras tropas. Estamos ante dos
posibilidades: quedarnos o retirarnos. Si nos quedamos, ¿cómo cree el
señor Ministro que afectaría a las misiones y a la seguridad de nuestras
tropas la intensificación de los combates? Este ha sido un interrogante
permanente. ¿Están nuestras unidades allí desplegadas equipadas y
adiestradas para cualquier eventualidad? Y al decir esto no lo planteo en
términos de crítica, sino porque nuestras tropas no han ido allí a
combatir y quizá no estén equipadas y preparadas para ello, pero,
teniendo en cuenta la evolución de la situación, si tuviesen que hacerlo,
¿cuáles son los comentarios del señor Ministro de Defensa al respecto?
Si la decisión fuese la retirada, aunque el señor Ministro ya ha dicho
que no cree que sea el momento más acertado para hacerlo, ¿cuál es la
previsión sobre la reacción de la población civil ante el anuncio de esa
retirada o ante la retirada en sí misma? Se lo pregunto porque si hubiera
una reacción contraria, una actitud de impedir la evacuación, ciertamente
la dificultaría y la haría mucho más complicada. Sabemos que la presencia
de los cascos azules no ha sido igualmente aceptada por todos los
sectores de la población, por el conjunto de la población civil. Sabemos,
aunque hasta ahora nadie lo haya dicho, que algunos no



Página 15155




aprobaban esa presencia, y que los cascos azules, no solamente los
españoles, sino todos, han sido insultados e incluso escupidos y
apedreados por algunos sectores de la población que no veían con buenos
ojos una presencia extranjera allí, intentando intervenir en un conflicto
que consideraban que debía ser resuelto por ellos mismos. Pero, a pesar
de eso, es posible que, conocida la decisión de retirada, haya una fuerte
oposición a que se produzca, y podría darse el caso de un intento de
secuestro o retención. ¿Tenemos las ideas claras, señor Ministro, con
respecto hasta dónde podemos llegar si estos se produce así?
Nos preocupa también que, por el lugar en que están nuestros soldados,
tengan que ser los últimos en salir. Estamos seguros de que todo estará
previsto, pero quiero que el señor Ministro, aunque ya lo ha dicho,
ratifique claramente que él confía en que los planes previstos serán los
mejores posibles y que no hay ningún peligro más allá del que supone la
situación y las circunstancias.

Nos ha dicho que está previsto el envío, en caso de que se tomase la
decisión, de tropas para reforzar las que allí están desplegadas en la
operación de evacuación. Por lo que me ha parecido es una fuerza de una
entidad relativamente importante, posiblemente ésa sea la misión a
cumplir más importante que se haya producido en los últimos tiempos. Yo
confío en que, al final, esté todo previsto, pero me cabe una pregunta:
en ese contingente de 1.100 hombres no he entendido bien si serían 1.100
hombres del Ejército de Tierra y luego habría Infantería de Marina
aparte; quería que me aclarase si va a haber soldados de reemplazo o van
a estar constituidos única y exclusivamente por profesionales, o, en todo
caso, por soldados de reemplazo voluntarios. Es decir, ¿van a enviarse
soldados de reemplazo no voluntarios formando parte de este contingente?
Nos ha dicho que está previsto el envío para apoyar y proteger el
repliegue, de ocho aviones de combate, ocho F-18, ¿son ocho más o son los
ocho que ya tenemos destacados en la base de Aviano?
Una última cuestión. Después de agradecer las informaciones que nos ha
dado, ya que ha dicho novedades con respecto a lo que ya sabíamos, es
nuestro deseo que, por la vía que considere oportuno, hagan llegar a
nuestras Fuerzas, una vez más (se queden o se vengan, porque en todo caso
las cosas se pueden complicar), el apoyo y el reconocimiento de nuestro
Grupo Parlamentario.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario de Coalición Canaria
tiene la palabra el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Respecto a la exposición que ha hecho el señor
Ministro de Exteriores, voy a exponer las siguientes reflexiones.

En primer lugar, señor Ministro, voy a referirme a los objetivos que ha
señalado en el reto que se plantea en un ambiente prácticamente de
pesimismo y de resignación ante el conflicto de la ex-Yugoslavia. La
enumeración de objetivos para esta Presidencia española que ha expuesto
el señor Ministro nosotros la compartimos. Pero sí hacemos énfasis
fundamentalmente, por una vía de dramatismo y de plena justificación de
lo injustificable, en el envío del contingente español para cascos azules
de Unprofor en razones morales de ayuda humanitaria. En esto todos los
esfuerzos. No debe caber duda, en un principio, en la defensa de los
derechos humanos, y por supuesto se deben realizar todas las acciones
humanitarias de tipo sanitario, alimentario, de protección, etcétera, que
sea posible.

Lo que son principios generales, aunque sean abstractos, pero dentro de
una concreción de un programa de trabajo, de objetivos, debe mantener
vivo el apoyo a la negociación hasta el último día que hagamos la
retirada, que ya tiene el plan hasta preparado, como ha dicho el señor
Ministro de Defensa; por supuesto, hacer líneas congruentes en apoyo al
grupo de contacto, que también tiene que ser una postura inequívoca de la
Presidencia española, porque, si no, todo esto se vendría abajo. En su
Presidencia deseo el mayor acierto, por un principio de prestigio
español, ya que se va a gestionar, ni más ni menos, que el proceso de
sanciones a Belgrado, ¿Cómo se administra ese catálogo de penalizaciones
a Belgrado? Sobre todo hay que tener en cuenta que nos encontramos con el
Tribunal Internacional para la persecución de crímenes de guerra,
encartando ahí a personajes en la cúpula del Gobierno serbio. Vamos a ver
si el sentido común, de alguna manera, puede encontrarse en alguno de los
protagonistas del conflicto yugoslavo, sobre todo en el reto para
administrar, como digo, gradualmente, o retirar sanciones, si es que
Belgrado se aviene a lo que aquí se ha señalado para el reconocimiento de
Bosnia-Herzegovina.

Lo que sí quisiera saber --y empiezo aquí con el Ministro de Defensa--,
como le va a tocar también a España presidir la misión de observación con
observadores sobre el terreno, qué grado de dispersión o de ubicación
sobre el territorio de la ex-Yugoslavia van a tener esos observadores
militares españoles.

Quisiera también hacerle, señor Ministro de Defensa, otra pregunta. En
las operaciones croatas sobre Eslovenia, se empleó aviación. Si las
restricciones que mantienen las fuerzas aéreas de la OTAN, incluso con la
participación de los F-18 españoles, y el control a la aviación Servia,
¿es que el control a la aviación croata no existe?, ¿qué pudo ocurrir?
Porque, en cualquier caso, si los croatas emplearon la aviación sería por
bombardeo indiscriminado sobre zonas o por apoyo táctico a unidades de
infantería o de blindados del ejército croata que estaba penetrando allí.

Señor Ministro de Asuntos Exteriores, así como antes hice la observación
de que había entrado en el punto anterior con gran optimismo a partir de
lo oído, aquí, desde luego, tengo que entrar con cara de pesimismo y de
desánimo. Estaba leyendo el informe de la reunión que la semana pasada
tuvo en París el señor Butros Gali, Secretario de Naciones Unidas, con
los responsables civiles, diplomáticos y militares de esa organización.

Las declaraciones del señor Butros Gali casi serían una apología del
pesimismo, porque vino incluso a descartar la entrada de refuerzos nuevos
y definió la situación en Yugoslavia como un punto sin retorno. Yo no sé
la cara de resignación que tendría en esas declaraciones el señor Butros
Gali, pero debería ser de patetismo, fundamentalmente, sobre todo, cuando
dijo que el objetivo de las fuerzas de Unprofor es



Página 15156




el mantenimiento de la paz, pero no se puede mantener algo que no existe.

La situación es patética y lamentable, es verdaderamente enloquecedora,
porque con lo que se ha informado aquí de la reducción de fuerzas de
Unprofor en Croacia, pasando de trece a nueve batallones --son los datos
del señor Ministro de Defensa-- llegamos a lo que exponía el señor
Ministro de Exteriores: que se descompone todo el cuadro de armonización
de la retirada en Croacia, con la presencia de fuerzas de Unprofor en
Bosnia-Herzegovina; eso es reducirle láminas al chaleco de blindaje. No
me extraña que los ministros de la OTAN hayan tenido que redactar y
aprobar el plan de contingencia.

Yo coincido con ese dictamen técnico del Estado Mayor de la Defensa de
que es el plan que más garantías ofrece. No sé si el señor Ministro de
Defensa ha hecho esta observación, no quiero aquí traer a colación el
referéndum OTAN en España y las condiciones de la pregunta, pero ¿el
señor Ministro se ha basado en este dictamen técnico del Estado Mayor de
la Defensa para decir que este plan de contingencia OTAN es el que más
garantías ofrece? ¿Es que hay otros planes de garantía redactados, otros
planes de contingencia redactados por otras instituciones que no sean
OTAN, de los que hayan tenido ustedes conocimiento, y el Estado Mayor de
la Defensa ha dicho que éste es el que más garantía ofrece, por supuesto,
con una estructura operativa y organizativa de la OTAN? Desde luego,
usted tiene todo el entramado de cuadros profesionales militares para
redactar con mejor conocimiento de causa, pero le hacía esta pregunta.

A fin de cuentas, ese plan de contingencia OTAN es para efectuar el
posible repliegue de Unprofor, que la retirada sea de una manera
organizada, ordenada y con seguridad, que no sea un reembarque del
ejército inglés en Dunkerque y tengamos todas las garantías
institucionales para poderlo realizar. El señor Ministro dice que ojalá
no tenga que realizarse dentro del mandato español. Yo, señor Ministro,
también lo desearía.

De todas formas, quisiera hacer una observación ante esta situación de
resignación y de desánimo: que no sea España una de las partes que vaya a
abandonar aquello unilateralmente. Siempre hemos estado de acuerdo aquí,
en los debates, en no hacer un abandono unilateral, sino que, si se tiene
que retirar, que lo haga consensuadamente con todos. Pero en las mesas de
reunión ustedes planteen ese tema, porque si tenemos que basarnos en el
diagnóstico que ha hecho Butros Gali, hay que empezar ya a ponerle fechas
a ese calendario de aplicación del plan de contingencia OTAN. Como se han
hecho por el anterior portavoz del PP algunas observaciones sobre la
composición del contingente español que entraría a operar dentro de ese
plan de contingencia OTAN, espero la respuesta del señor Ministro al
respecto.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Izquierda Unida, tiene la palabra el
señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: Estamos de nuevo, señorías, señores Ministros,
ante un tema importante de política exterior y de defensa. Un tema
importante en el que hemos de saludar la mayor riqueza de precisión de
ambos Ministros al identificar los agentes y los responsables en este
complejo conflicto de Yugoslavia. Recordarán que varias veces este
portavoz ha recriminado a los Ministros de Asuntos Exteriores y de
Defensa --y hoy tiene que saludar que finalmente se hayan pronunciado de
forma más precisa-- que identificaban de forma demasiado genérica a los
agresores y a los responsables en el conflicto de la ex Yugoslavia, de
una forma casi étnico-metafísica. Hoy, en cambio, hemos visto cómo se
habla de serbios de Krajina, serbios de Bosnia, de Belgrado, Zagreb,
etcétera. Es decir, se reconoce la enorme complejidad de los agentes
sociales, de los agentes bélicos y de los responsables, en definitiva, de
la locura desatada en el territorio de la ex Yugoslavia, como hemos dicho
repetidamente desde nuestro Grupo Parlamentario, por un reconocimiento
prematuro por parte de la República Federal de Alemania y del Vaticano
que desencadena el reconocimiento internacional de unas repúblicas que
veremos lo viables que acaban siendo, y estamos asistiendo ya a un
proceso de agruparlas en confederaciones como una salida política,
realista y posible al desbarajuste al que, a nuestro entender, la locura
local y la precipitación internacional en el reconocimiento de unas
entidades o unos sujetos de derecho público internacional nos han
llevado.

Por tanto, en este preámbulo nos felicitamos de que también desde el
Gobierno se empiece a nombrar con precisión a cada uno de los agentes y a
cada uno de los responsables. Todos son responsables, ha sido siempre
nuestra teoría. No había buenos y malos. Todos eran malos en la ex
Yugoslavia; quizá pueda haber grados en esta maldad, pero todos eran
malos. En cambio, hemos estado sometidos, y no sólo por el Gobierno sino
por los otros grupos parlamentarios de esta Comisión, a un análisis en
períodos anteriores --y ahí están los «Diarios de Sesiones» que no me
desmentirán--, a una simplificación un poco infantil sobre malos --los
serbios-- y buenos --el resto-- que después la realidad ha demostrado que
no era así, y no estoy defendiendo a ningún serbio. Repito solemnemente
que la responsabilidad ha estado siempre compartida y éste es un primer
elemento político fundamental para avanzar en soluciones de futuro.

Dicho esto como preámbulo, de la exposición del señor Ministro de Asuntos
Exteriores he de decir que, en líneas generales, estamos de acuerdo en lo
que es el análisis, así como en las propuestas concretas para el período
de presidencia española. Simplemente quiero señalar que me faltaba oír de
sus labios el reconocimiento de --¿cómo expresarlo?-- un requisito
político que él conoce tan bien como yo y que no veo formulado en sus
análisis ni en sus propuestas de solución política. Se habla de reforzar
la confederación croato-bosnia, perfectamente de acuerdo; se habla en el
llamado plan B, respecto del plan del Grupo de Contacto enmarcado en el
plan de paz, de avanzar en el levantamiento parcial de las sanciones a
Belgrado si se produce un reconocimiento de Bosnia-Herzegovina por parte
de Belgrado, y también nos parece positivo. Pero nos falta --o nosotros
quisiéramos añadirlo-- otro elemento político. Y lo sabe el señor
Ministro, lo saben los otros grupos



Página 15157




parlamentarios, lo sabemos nosotros, puesto que nos lo han comunicado
repetidamente diputados de todo el arco --no sé si llamarle
parlamentario-- político del Parlamento de Belgrado. Belgrado, los
serbios de Bosnia y los serbios de la Krajina piden como requisito
político para incorporar al plan de paz la posibilidad de que las
confederaciones no queden limitadas a las confederaciones croato-bosnias,
y ésta es, para nosotros, la llave política de la solución. No tengo yo
la clave de cómo conseguir eso, pero introducir este elemento en la mesa
de negociación creo que desbloquearía --o ayudaría a desbloquear-- el
proceso de la negociación política, que es al que nosotros
fundamentalmente nos apuntamos: pacificación sobre el terreno,
interposición de acción humanitaria y negociación política con presión,
sobre todo sobre Belgrado, sobre Pale, sobre Zagreb, sobre todos; también
sobre las Krajinas, sobre las bolsas en Bihac, sobre todos. Pero esta
idea reconocida y explicitada de que también sería posible --si así lo
deciden, por las vías complejas desde luego que se pudiesen acordar-- la
apertura de una posible confederación Bosnia-Belgrado, para entendernos,
dicho de forma esquemática y simplificada, creo que sería un elemento
importante que deberíamos poner sobre la mesa como punto de solución
política al terrible problema de la compartimentación geográfico-militar
que hoy tienen los territorios de la antigua Yugoslavia.

Respecto a la implementación que la presidencia española de los próximos
seis meses puede producir, estamos de acuerdo en los seis puntos que ha
planteado el Ministro de Asuntos Exteriores. A este proceso de suspensión
parcial y progresiva de sanciones a Belgrado, en función del
reconocimiento, le añadiríamos el tema de la apertura de posibilidades y
de miras a la posible confederación, es decir, que se dejara abierto el
marco de las dos posibles confederaciones que están ya en el ánimo de
todos los contendientes, que están en el terreno, que están en sus
pronunciamientos, y es un poco absurdo que no las contemplemos como un
elemento más del problema y como un elemento de la posible solución. Me
gustaría oír una opinión más precisa sobre este extremo --que creemos
humildemente que es quizás el más importante en el terreno político-- de
ambos Ministros, pero especialmente del Ministro de Asuntos Exteriores.

Respecto a los demás objetivos, nos parecen positivos. Nos parecen tan
positivos que queremos afirmar solemnemente que estamos por el
mantenimiento de las fuerzas españolas dentro de Unprofor y por que
España actúe activamente para que Unprofor no se retire de Yugoslavia.

Creo que esto debe decirse con todo el énfasis --y nosotros así lo
decimos-- y quisiéramos haberlo oído u oírlo después, de forma más
enfática por parte de ambos Ministros. Se podrá hablar del número de
víctimas civiles y militares, se podrá hablar de los desastres de la
guerra, y es cierto, pero nosotros somos de la opinión de que sin la
presencia de Naciones Unidas, de Unprofor, esto hubiese sido mucho peor.

Y no creemos --y todos los analistas internacionales coinciden en ello--
que una solución militar sea posible en aquel territorio, de ninguna de
las maneras. Por tanto, si no es posible una solución militar impuesta
desde fuera, ¿cómo va a ser más benigna una solución militar conseguida
desde dentro y mirando el resto de la comunidad internacional desde
fuera, desde la barrera, cómo lo solucionan ellos militarmente? Por
reducción al absurdo es evidente que no hay otra salida que el
mantenimiento y la presión política. Dentro de este mantenimiento, ¿se
puede aceptar una reconsideración de las misiones y una reconsideración
de las fuerzas? Por supuesto que sí. No estamos en condiciones de
analizar en detalle cuál sería este nuevo mandato --para eso está
Naciones Unidas y el Consejo de Seguridad-- y cuál debería ser la posible
reducción de fuerzas y delimitación de funciones, pero lo políticamente
esencial es que la comunidad internacional, en opinión de nuestro Grupo
Parlamentario, debe mantenerse en la antigua Yugoslavia.

Para ser breve, no quiero insistir más en estas cuestiones; creo que lo
esencial políticamente está dicho. Al hilo de estas afirmaciones
políticas, he de manifestar nuestra absoluta discrepancia, nuestra
sorpresa y perplejidad con la dicotomía que se ha producido esta mañana
aquí entre lo que ha dicho el señor Solana y lo que ha dicho el señor
García Vargas. No se compadece muy bien, si entiendo la posición del
Gobierno español, que en este caso compartiría, de mantenimiento de las
fuerzas españolas y de Unprofor en Yugoslavia, posición activa de España
para que este mantenimiento no sea sólo preconizado por nosotros sino por
la comunidad internacional, por los países que tienen fuerzas sobre el
terreno, con esta aceptación explícita española del plan de contingencia
de OTAN para la retirada y, más grave aún, con la aceptación española de
proporcionar fuerzas terrestres, navales y aéreas para este plan de
contingencia. A eso decimos rotundamente que no, por dos razones: por la
razón política de fondo que he dicho antes al señalar cuál es nuestro
análisis del problema y cuál es nuestra propuesta de solución política, y
porque además se incumplirían no ya los famosos requisitos o
precondiciones del más famoso todavía referéndum de la OTAN, sino
promesas fundamentales del Presidente del Gobierno sobre la no
participación de fuerzas armadas españolas en escenarios bélicos fuera de
España, en el marco de la OTAN. Y lo que se produciría, caso de tenerse
que aplicar el plan de contingencia --y no lo deseamos--, aunque fuese
una retirada, señor García Vargas, sería una acción bélica. Por lo tanto,
se produciría un clamoroso incumplimiento de la palabra dada por el,
entonces y ahora, Presidente del Gobierno, no de una precondición escrita
en las famosas condiciones del referéndum, pero sí de un elemento
fundamental de lo que fue y de lo que seguramente inclinó la decisión
positiva del pueblo español sobre la pertenencia de España a la OTAN;
decisión que no compartimos pero que acatamos, como saben perfectamente
sus señorías. Por lo tanto, éste es un elemento clave, un elemento
nuclear duro de la cuestión. Un plan de contingencia de retirada sería un
plan bélico, y con participación de fuerzas españolas, aéreas, terrestres
y navales, nos parece, repito, además de un gravísimo error político, un
incumplimiento clamoroso de promesas mantenidas con toda solemnidad ante
el pueblo español. Además --para terminar--, sería un reconocimiento del
triunfo de una política



Página 15158




errática, que hasta ahora ha sido contenido por el mejor sentido común de
los países europeos, de la Administración americana. La retirada de
fuerzas por parte de la OTAN y el dejar sobre el terreno la solución
militar con apoyo, como se está viendo, de la Administración Clinton, que
tiene una actitud errática sobre si facilitar o no el suministro de armas
al Gobierno de Bosnia-Herzegovina, es decir, propiciar una solución
militar interna al grave problema militar, político, étnico, religioso,
etcétera, que es el estallido en la antigua Yugoslavia, sería un triunfo
de la política de Estados Unidos o un fracaso de una política europea, de
sentido común y de nueva multipolaridad internacional, que es la que
nosotros preconizamos.

Por todas estas razones, estando de acuerdo con la exposición política en
lo que afecta a la intervención del Ministro de Asuntos Exteriores, con
los matices que he señalado, no podemos estar de acuerdo con el último
extremo de la intervención del señor García Vargas. Creemos que no
debemos retirarnos ni participar en absoluto en un plan de contingencia
para retirar las fuerzas de Unprofor por parte de la OTAN y creemos que
es un grave incumplimiento de promesas dadas que soldados españoles, de
tierra, mar y aire, deban participar en una acción bélica fuera del
territorio español, en el marco de una acción dirigida por la OTAN.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Martínez.




El señor MARTINEZ MARTINEZ (don Miguel Angel): Señor Presidente, en
primer lugar, quiero manifestar, naturalmente, una coincidencia y un
acuerdo totales con las intervenciones, en particular con la intervención
política del Ministro de Asuntos Exteriores, y naturalmente el apoyo de
nuestro Grupo a esta política, con la que nos sentimos identificados.

Además, contra lo que parece planear --por eso yo quiero destacarlo--,
debo decir que, en la intervención del Ministro, he sentido algo que a mí
me complace mucho y es que no hay pesimismo y, sobre todo, no hay, en
todas las palabras que hemos oído, un ápice de entrega ni de darse por
vencidos. Creo que es muy importante que eso se destaque aquí porque en
el análisis político que ha hecho el Ministro yo veo una dosis importante
de esperanza, de compromiso y, desde luego, de sentido de la obligación
por parte del Gobierno.

Tengo un par de matices que no quiero dejar de señalar porque me parece
que enriquecerán el debate. En primer lugar, yo sería un poco menos
severo que el Gobierno en la crítica a la actuación de Croacia en el caso
de Eslovenia, porque creo que hay elementos que podrían justificarla,
pero lo digo de una manera muy matizada. En segundo lugar, desde luego,
yo soy menos entusiasta y tengo menos confianza en el futuro de la
confederación bosnio-croata. Creo que éste fue un invento con una cierta
importancia coyuntural, para ir parando, digamos, una parte del
conflicto, pero no le veo yo una gran efectividad en la articulación
futura, entre otras cosas porque lo que yo no veo en la práctica es el
montaje a que se refería el señor Espasa, de varias confederaciones, en
que los mismos Estados se confederan, a veces, según determinadas
regiones de tales Estados. Yo veo esto con un gran escepticismo y creo
que esa confederación bosnio-croata es percibida como un elemento de
aislamiento y de hostilidad respecto de Serbia, de la nueva Yugoslavia, y
veo problemas. En fin, me parecía oportuno señalarle al Gobierno estos
dos matices.

Por lo demás, creo que es absolutamente correcto y muy importante la
necesidad de contar con la complicidad de Belgrado, de tomar la palabra
de Belgrado, no para disimular responsabilidades, que están donde están y
estuvieron donde estuvieron, pero sí, fundamentalmente, para romper una
solidaridad entre Belgrado y Pale, que cada vez está más «fragilizada» y
que yo creo que tenemos todo el interés del mundo en «fragilizarla» del
todo, para aislar a quienes son, entiendo yo, los principales
responsables de que se mantenga el conflicto, que son Karadzic y la gente
que le rodea, que incluso está amenazando la estabilidad y la continuidad
de los dirigentes de Belgrado, es decir, del propio Milosevic.

Quiero agradecer muy especialmente al Ministro Solana el compromiso, en
nueve puntos, de lo que va a ser, en nuestra responsabilidad de
presidencia europea, la proyección de esa presidencia en el caso de la ex
Yugoslavia. Quiero darle las gracias y decirle al Ministro que, como él
sabe, yo tengo mañana, durante toda la mañana, una reunión con el
canciller Kohl, y uno de los puntos que figuran en el orden del día es
éste y yo me voy a servir de este catálogo de nueve puntos, porque creo
que es la posición europea en este momento, una posición digna. Por lo
tanto, desde antes de nacer, esta política de nuestra presidencia, señor
Ministro, va a tener una proyección mañana mismo.

Por otra parte, quiero decir, porque me parece importante señalarlo aquí,
que España ha jugado un papel muy notable en esto.

Me parece peligroso, desde posturas a veces de la oposición política y a
veces sencillamente del editorialismo y del juicio, disminuir un papel
que además no es identificable con el Gobierno ni con determinada fuerza,
porque es uno de los temas en los que mayor consenso y mayor política de
Estado hemos demostrado. La política de España se ha visualizado mucho.

No es correcto decir que no hemos tenido criterio. Hemos estado forjando
el criterio de la Unión Europea, en la UEO, en el Consejo de Europa y
ciertamente en la Unión Europea. Por tanto, somos partícipes muy notorios
de lo que ha sido la línea política, pero además lo somos mucho más que
otros, entre los muy primeros en la concreción de esa actuación sobre el
terreno.

Los que nos hemos encontrado allí hemos visto lo importante que era el
juego de nuestros hombres sobre el terreno, y desde una experiencia larga
en otros terrenos, tengo que decir que yo no me he sentido nunca tan
orgulloso de la bandera española como viéndola en la bocamanga de alguno
de los oficiales con los que me he encontrado, que han estado guiando a
delegaciones europeas en las que había españoles, pero también gente de
otros ocho, diez o quince países, y eran estos españolitos los que
estaban allí dando la cara, y desde luego con un respeto y un cariño
tremendamente generalizado por parte de la población civil --y nunca
mejor dicho--, que les identificaba



Página 15159




como la protección de su vida y del llegar hasta mañana, en una situación
en la que no es evidente lo de llegar hasta mañana.

Lo de Mostar me parece un hecho muy destacado y no lo estamos destacando
suficientemente. Cuando hacemos los balances tan pesimistas no estamos
haciendo balance de lo que ha supuesto Mostar, y sin embargo lo hemos
visto en la televisión nacional y en todas las televisiones del mundo.

Hemos visto el puente abierto con la bandera española a la cabeza y hemos
visto a la gente pasando, besándose y reencontrándose, y eso
probablemente no tiene precio.

También querría decir a los señores Ministros de una manera muy puntual
que me alegra que entre esos puntos se cite a Kosovo y sobre todo a la ex
República yugoslava de Macedonia, y dentro de los esfuerzos que estamos
realizando en otros ámbitos vemos muy firmemente la posibilidad de que
antes de final de año Skopje sea miembro de pleno derecho del Consejo de
Europa, con lo que yo creo que se conseguirá también un paso de
estabilización. Por otra parte, nosotros entendemos que el conflicto sí
tiene solución en el reconocimiento de las actuales fronteras sin
artificios y en la aplicación de los derechos de las minorías, cada vez
más articulados y normalizados en cada uno de los Estados que ahí surjan,
es decir, aplicándoseles a los albaneses de Kosovo, ciudadanos de la
nueva Yugoslavia, a los serbios de la Krajina, ciudadanos de Croacia,
etcétera.

Entro en el último punto de mi intervención, éste quizá más dirigido al
Ministro García Vargas, y querría hablar muy brevemente del tema de los
cascos azules. Es muy fácil hablar del fracaso europeo. El fracaso
depende de en relación con qué se pone la actuación. Si se mide en
relación con el éxito obtenido en la pacificación y en la terminación del
conflicto, claro que hay fracaso; pero si la actuación se mide con los
cientos de miles de vidas que siguen siendo vidas en lugar de ser
muertes, entonces ese fracaso ya no lo es, y yo afirmo que no son unos
cuantos, ni unas docenas, ni unas centenas, ni unos miles, sino
probablemente muchos centenares de miles de vidas los que estos cascos
azules han contribuido a mantener. Ahí ya no hay fracaso. Yo no quiero
especular como otros, diciendo que son 800.000, 700.000 ó 1.500.000. Yo
creo que es muy importante mantener ese concepto para entender que no
cabe, más allá de la irritación que produce, cómo no, el hecho de que
vemos a los responsables de uno, otro y otro bando aprovechar la
presencia de los cascos azules no para avanzar hacia el entendimiento,
sino para rearmarse, para mejor prepararse para el próximo asalto, para
el próximo round de una pelea que, como muy bien ha dicho el Ministro, no
tiene fin, no tiene salida militar. Ante esa situación, esa irritación no
puede llevarnos al cansancio ni a la resignación, que no cabe. Me parece
que la retirada de las tropas, la retirada de los cascos azules sería un
disparate, pero además sería una colosal irresponsabilidad histórica de
la que nos arrepentiríamos al día suguiente. Me parece bien que haya un
plan de contingencia. Tenemos planes de contingencia hasta para los
terremotos. ¿Cómo no lo va a haber? Lo que a mí me extraña es que no lo
hubiera ya, porque yo entiendo que cuando se hace una operación como la
que allí se ha hecho está previsto también el repliegue, y también me
parece normal que se busquen mecanismos para dar mayor protección y mayor
eficacia, pero retirada, yo creo que de ninguna manera.

Yo no me siento responsable hacia los cascos azules que nuestro país
tiene, que nos están costando hasta vidas, yo no me siento responsable
hacia los dirigentes políticos de uno y otro bando; me siento responsable
hacia los miles de mujeres, de hombres y de niños que están --nunca mejor
dicho-- entre dos fuegos o a veces entre treinta fuegos y para los que el
hecho de nuestra presencia es lo que está manteniendo un futuro por
delante, dure un poco o dure un poco más. Hay algo que yo no sé si es muy
oportuno, pero lo voy a compartir con ustedes, porque es algo que yo he
pensado muchas veces. Aquello es una guerra civil con muchos frentes y
muchas complicaciones, y yo siempre he pensado que si en nuestra guerra
civil hubiera habido cascos azules no hubiera habido un millón de muertos
ni hubiera habido probablemente cuarenta años de dictadura. Ahí hay una
responsabilidad nuestra también de memoria. ¿Cómo negarnos a estar ahí
aportando y contribuyendo a que esa guerra civil entre unos responsables
y otros no la paguen miles y miles de hombres, mujeres y niños que tienen
derecho a seguir viviendo y a una esperanza de paz? Por eso creo
realmente que nuestro esfuerzo debe ir en la línea que señala este
decálogo, un decálogo un poquito recortado, porque es un decálogo de
nueve puntos, un decálogo menos el 10 por ciento. Yo creo que tiene que
ir en esa línea, y me alegro mucho de que en este decálogo no se mencione
siquiera... (El señor Milián Mestre: Un «nonólogo».) Un «nonólogo». Pues
que no se mencione la eventualidad, que sólo tiene que considerarse como
una eventualidad. Me parece que, como todo hay que tenerlo previsto, está
bien que se tenga previsto eso también, pero de ninguna manera como una
alternativa política a lo que allí estamos haciendo, que yo creo que, si
mantenemos nuestra presión, nuestra voluntad, llegará el éxito. Por otra
parte, si no fuera así, no podemos olvidar que hay otros países, incluso
sobre territorio europeo, donde las Naciones Unidas llevan muchos años
--no digamos en el Oriente Medio-- contribuyendo también a estabilizar y
a mantener una situación de esperanza de vida, sin que por eso hayamos
pensado que lo que había que hacer era retirarse y que se maten. Esta es
la reacción de mucha gente de los que dicen que nos vengamos de allí: si
no quieren ceder, que se maten. Eso no se puede hacer con responsabilidad
en un orden internacional moderno del que nosotros queremos no sólo ser
partícipes sino ser protagonistas. Por tanto, que no se maten en la
medida en que nosotros podamos impedir que siga matándose uno solo en
aquel territorio, como en cualquier otro punto.

Gracias de nuevo a los Ministros por su contribución, que yo creo que nos
ilustra y nos permite mantener el tono y, si me lo permiten, mantener el
tipo.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias al señor Martínez y también al señor
Milián por su contribución al rigor terminológico. (Risas.)



Página 15160




Tiene la palabra el señor Ministro de Asuntos Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Señorías,
igual que inicié mi intervención anterior sobre el punto primero del
orden del día de la sesión, quiero agradecer a los distintos portavoces
de los grupos parlamentarios la posición constructiva, en términos
generales, con algunos matices de interpretación, incluso quizá de acción
en el futuro cercano, pero entiendo que sobre la base de un consenso
básico, respecto a lo que supone el conflicto desgraciado de la antigua
Yugoslavia y también la presencia de España con sus fuerzas desplegadas
sobre el terreno.

Contestaré brevemente a los portavoces de los distintos grupos
parlamentarios, en primer lugar, al portavoz del Grupo Parlamentario
Popular, señor López Valdivielso. Sobre sus primeras afirmaciones, estoy
totalmente de acuerdo: desgraciadamente, la guerra continúa. Es verdad
que hay preguntas que todos nos formulamos y para las que no encontramos
todas las respuestas. Creo que ésa es una posición que todos compartimos.

Con lo que no estaría de acuerdo es con esa implícita crítica a la
posición española con relación al criterio propio. El Diputado Martínez
lo ha dicho bien, pero permítame que añada otra cosa. España ha sido
miembro del Consejo de Seguridad durante todo el año 1994 y ha formado
parte del grupo de los cuatro países que han estado durante todo el año
1994 definiendo la política de Naciones Unidas sobre la antigua
Yugoslavia. Creo que lo hemos hecho bien, lo podemos decir con
satisfacción y con la cabeza bien alta. Por lo tanto, no sé si me parecen
no correctas las afirmaciones que S. S. ha hecho sobre esa materia.

Permítame que clarifique la posición del Gobierno en este momento sobre
la pregunta que algunos portavoces de los grupos parlamentarios se han
formulado.

El Gobierno español no contempla en este momento la retirada de las
Fuerzas españolas desplegadas sobre el terreno y no contempla, en ningún
caso, una retirada unilateral. Fuimos con un acuerdo de Naciones Unidas y
saldremos con otro acuerdo de Naciones Unidas, pero no contempla la
retirada en este momento.

¿Cuáles serían las condiciones para considerar una retirada? Las
condiciones serían que nuestras Fuerzas no pudieran cumplir la misión y
tengo que decir, con toda claridad, que nuestras Fuerzas están cumpliendo
la misión en Mostar extraordinariamente bien. En Mostar había guerra y
hay paz, en Mostar había ruptura y hay reconciliación y, en una parte muy
importante, se debe a la presencia de los cascos azules españoles. Así ha
sido reconocido por Naciones Unidas, así ha sido reconocido por el
administrador en este momento en nombre de la Unión Europea que está en
Mostar. Si las tropas españolas no estuvieran en Mostar, permítanme SS.

SS. que pueda afirmar que habría guerra en Mostar; y en este momento hay
paz en Mostar, reconciliación en Mostar, y en una parte muy importante,
en un 90 por ciento, se debe a la presencia de nuestros cascos azules,
que, con generosidad y magnífica profesionalidad, están realizando esta
misión de paz en la ciudad de Mostar.

Le contestaré, sobre el futuro --luego contestaré con mayor precisión al
Diputado señor Espasa--, que es cierto que todas las perspectivas hay que
hacerlas en la dirección que S. S. apuntaba, hay que tener previsiones
realizadas. Desde ese punto de vista, me parece que a la intervención que
ha tenido el Gobierno, por boca del Ministro de Defensa y por la mía
misma esta mañana, de lo único que se la puede calificar es de prudente,
prudente en el sentido de que no conduce a nada no contemplar escenarios
no deseables pero posibles, y no contemplarlo sería una ligereza por
nuestra parte, una irresponsabilidad cuando se trata fundamentalmente de
vidas de soldados españoles. Por tanto, está dentro no sólo de la
prudencia, sino de la obligación de un Gobierno responsable tener
contemplados esos posibles escenarios no deseados, insisto, pero que
desgraciadamente a lo mejor se convierten en realidad.

Al Diputado señor Mardones, que, por cierto, no se encuentra en la sala,
para que conste en el «Diario de Sesiones», le diré que es verdad que su
afirmación ha sido más pesimista que en la intervención anterior en
relación con la Unión Europea Occidental, pero creo que ha sido más una
intervención realista, como todos hemos tratado de hacer. Por lo tanto,
le agradezco sus palabras.

Al portavoz responsable del Grupo Parlamentario de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya, señor Espasa, le contestaré a las tres
cuestiones que ha planteado en su reflexión.

En la primera, ha puesto mucho énfasis en la identificación de los
agresores. Ha dedicado una buena parte de su intervención a poner de
manifiesto la justeza de sus afirmaciones anteriores sobre la complejidad
del asunto. No le voy a quitar los méritos de haber dicho algo
ciertamente obvio, que el problema es muy complejo; si no, no lo
estaríamos discutiendo aquí. Si hay que poner medallas por haber definido
el proceso como complejo, pongamos medallas, yo se las dejo todas con
sumo gusto, pero me parece algo que todos hemos compartido desde el
principio. Que es un proceso complejo, donde hay responsabilidades en
todas las partes. También hay que decir que hubo un inicio donde había
unas responsabilidades mayores en una parte que en otra. El señor
Diputado lo ha reconocido también en su intervención, quizá con voz más
tenue, pero lo ha reconocido, como es lógico, porque puede haber matices
en el análisis, podemos poner más énfasis en las decisiones quizá
equivocadas de la propia Unión Europea con el reconocimiento precipitado
de las repúblicas, pero sí creo que el análisis, por lo menos en sus
grandes rasgos, es compartido por todos. Por tanto, totalmente de
acuerdo, situación muy compleja, responsabilidades compartidas, pero no
en igual grado por unos y por otros.

Segunda cuestión, sobre la confederación que, si me lo permite S. S., la
llamaría confederación serbio-serbia. Su señoría lo que pide es que haya
una confederación serbio-serbia. Permítame que le diga que eso está sobre
la mesa. No crea S. S. que eso no ha estado sobre la mesa, ha estado,
está y muy probablemente estará. La pregunta no es ésa; la pregunta es
cuál será la dimensión del territorio que los serbios proclaman que es
suyo para confederarse, para federarse. Ahí volvemos al inicio del
problema: el mapa.




Página 15161




Volvemos al inicio del problema, la distribución de territorios, y de
nada vale poner sobre la mesa esa posibilidad si no llegamos primero a un
acuerdo de cuánto territorio corresponde a los serbios de Bosnia. Este es
el meollo de la cuestión y llevamos muchos meses sin ser capaces de que
Pale, los serbios de Bosnia, acepten un mapa que la comunidad
internacional ha aceptado y ha puesto sobre la mesa y que Belgrado ha
aceptado. Por lo tanto, difícilmente podemos avanzar en esa confederación
serbio-serbia si no llegamos previamente a un acuerdo sobre el mapa.

La tercera cuestión sobre prevenir la salida, respecto a la que S. S. ha
puesto gran énfasis, le puedo decir que la posición que el Ministerio de
Defensa tiene en este momento es exactamente la misma que tengo yo y,
lógicamente, la que tiene el Gobierno, como decía anteriormente, por
sentido de la responsabilidad, por coherencia y porque, señoría, de nada
vale el voluntarismo. Su señoría se aferra al voluntarismo. No nos iremos
nunca y, si nos vamos, nos iremos en son de paz y sin dificultades, sin
tensiones. Ojalá sea así, pero si S. S. estuviera en esta mesa, estaría
pensando exactamente igual que pienso yo, que esa previsión, ese
escenario, hay que contemplarlo y no contemplarlo significa un
voluntarismo y una irresponsabilidad por parte del Gobierno. Por tanto,
lo estamos contemplando, lo contemplamos con nuestros socios y aliados,
porque estamos allí con socios y aliados y difícilmente se podrían hacer
unos planes de contingencia de salida solos, lo tenemos que hacer en
colaboración con los demás países que están allí, con los que tenemos
unas relaciones no sólo conceptuales, sino estratégicas y tácticas, muy
importantes desde el punto de vista militar. Creo que lo contrario, no
tener prevista una posibilidad o un escenario de salida, incluso en las
condiciones más difíciles imaginables, sería una irresponsabilidad. Nadie
lo desea, pero, si se produce, sería tremendo y usted y su Grupo
Parlamentario serían los primeros en acusar al Gobierno de no haber
previsto esa contingencia. Por tanto, creo que es nuestra obligación
hacerlo así.

Al Diputado señor Martínez, que ha hablado en nombre del Grupo
Parlamentario Socialista, quiero decirle que estoy totalmente de acuerdo.

Creo que no nos tenemos que dar por vencidos, la comunidad internacional
no se debe dar por vencida. Es verdad que al hablar sobre la solidez de
la Federación croato-bosnia yo he sido muy matizado. Es una estructura
frágil todavía, con una componente superestructural quizás mayor que la
auténticamente estructural, pero que ha sido muy útil para conseguir la
paz en una parte muy importante del antiguo territorio. ¿Cuánto va a
durar? ¿Va a ser capaz de solidificarse, de generar realmente futuro? Ya
no se lo puedo decir.

Le agradezco la visita a Alemania, al Canciller Kohl, para que todas
estas ideas que estamos defendiendo en este momento de verdad sean
compartidas por los demás socios, y entiendo que lo son o que lo van a
ser.

Por último, sobre el decálogo, soy enormemente cuidadoso con los
numerales y con los cardinales. Me costó mucho disgusto usar uno mal. Por
lo tanto, no quisiera volver a caer en ello, pero sí le brindo la
posibilidad de que el número 9 lo convirtamos en el número 10; es muy
fácil. Le sugiero un número 10 para formar el decálogo, que podría ser el
compromiso de los parlamentarios españoles de esta Comisión, por ejemplo,
de visitar Mostar. Podría ser un magnífico número 10 para completar el
decálogo durante la presidencia española.




El señor PRESIDENTE: Le tomo la palabra. Es un problema que vamos a tener
que estudiar y, además, creo que la Comisión lo asumiría con muchísimo
gusto.

Tiene la palabra el señor Ministro de Defensa.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Quiero agradecer el tono
general de las intervenciones que, una vez más, ha demostrado que sobre
este asunto hay un consenso muy amplio entre todos los grupos
parlamentarios, como no podría ser menos, dada la naturaleza de la
cuestión.

Hay sobre la mesa algunas preguntas del portavoz del Grupo Parlamentario
Popular, señor Valdivielso. La primera era: ¿qué condiciones deberían
darse para la retirada?, que ya la ha contestado el Ministro de Asuntos
Exteriores.

En cuanto a la opinión del Secretario General de Naciones Unidas sobre la
reducción de contingentes, el Secretario en varias ocasiones ha expresado
su preocupación por el hecho de que la antigua Yugoslavia no es el único
conflicto abierto en el mundo y, sin embargo, se lleva la enorme mayoría
de los recursos disponibles por Naciones Unidas. Ha hecho referencia no
solamente al coste, sino también al volumen de «cascos azules» que, de
ser menos numerosos, podrían estar participando en la resolución de otros
conflictos del globo. En alguna ocasión ha hecho referencia a que ese
número, superior a 40.000, 43.500 exactamente, es muy elevado y que es
posible que no pueda mantenerse indefinidamente porque va a necesitar
parte de esos «cascos azules» para enviarlos a otros lugares de Africa o
de Asia en algunos casos concretos en los que hay compromiso y donde
hemos visto, además, la dificultad para enviarlos, como es el caso de
Ruanda y Burundi.

En algún momento ha encargado a la Secretaría que estudiara la
posibilidad de concentrar los «cascos azules» en las zonas donde los
enfrentamientos son mayores y que, por tanto, pudiera reducirse el
número, pero también atender las necesidades más perentorias de
interposición. Incluso ha mencionado la posibilidad de que algunas de las
tareas que realizan en estos momentos los «cascos azules» las pudieran
hacer cooperantes, es decir, organizaciones civiles.

En cuanto a la pregunta de si están las tropas españolas equipadas para
defenderse, depende de con respecto a qué. Esto ya lo hemos mencionado en
algunas otras ocasiones, en comparecencias en esta Comisión o en la de
Defensa. Hay una evaluación de la inteligencia de la Alianza de cuál es
el riesgo en el caso de una posible retirada y lo concentra en la
posibilidad de que bandas armadas pudieran realizar sabotajes o
agresiones a los convoyes. No hace falta mucha capacidad de fuego para
eso. En todo caso, no se deben dar muchos detalles en este terreno,
porque si se va



Página 15162




a tener que confrontar en un ambiente hostil, no parece que sea prudente
decir con qué medios se hace.

Respecto a la reacción de la población civil y las dificultades, ya he
mencionado precisamente que en el Plan de la Alianza se incluye la
aportación de contingentes de policías de institutos armados, con
funciones policiales y por eso se incorpora una compañía de la Guardia
Civil, para tratar de solucionar problemas de tráfico y problemas que
pudieran tener carácter de orden público, carácter policial y no militar.

Ese es quizá el obstáculo más grave que se evalúa siempre que hemos hecho
planes sobre la salida de los cascos azules.

Es muy humano. La población civil allí lo que quiere es que se le
resuelvan sus problemas --exigen más a los «cascos azules» que a sus
propios dirigentes políticos-- o que se le ayude a conseguir sus
objetivos. Por eso en algún momento --incluso hoy lo he leído en el
periódico-- algunas personas dicen espontáneamente que se marchen los
«cascos azules», pero que dejen aquí todo el material. Es decir, que nos
armen para resolverlo nosotros, resolverlo militarmente.

En cuanto a esa eventualidad que algunas veces ya hemos tratado en esta
Comisión de si el contingente español sería el último en salir, diré que
será el último en salir de su zona, según los planes que se establecieron
con carácter nacional, que ahora se coordinan a través de la OTAN. Me
refiero a la zona en la que desemboca el Neretva y que es una de las vías
de penetración hacia Sarajevo.

En cuanto a la composición del contingente que he mencionado y la
aportación de soldados de reemplazo, ya tenemos experiencia en ese
terreno y hasta ahora hemos mantenido un criterio que ha funcionado muy
bien, que es que en todas aquellas operaciones donde pueda haber un
riesgo la voluntariedad o la profesionalidad es el criterio a emplear.

Por tanto, aquí se utilizaría el mismo principio. Podría haber soldados
de reemplazo, pero voluntarios. Estoy seguro de que encontraríamos un
número más que suficiente para las necesidades que tenemos. En todos los
batallones que se van relevando el porcentaje de soldados de reemplazo
voluntarios es ciertamente bajo, pero no porque no haya personas que se
ofrezcan, sino porque hay profesionales que se supone que tienen una
prioridad. En todo caso, esto produce cierta frustración, incluso algunas
pequeñas tensiones.

Los F-18 que se ofrecen son los ocho que tenemos ahora, que se tendrían
que volver a mediados de junio. La misión española, si no recuerdo mal,
termina en la segunda mitad de junio. Por tanto, cuando termine ese
período esos ocho aviones de Aviano vuelven a Torrejón. Si los planes de
contingencia --ojalá no se tengan que aplicar para la retirada-- se
activaran, enviaríamos el equivalente a ese escuadrón de ocho aviones,
que incorpora dos o tres aviones de transporte y dos de reabastecimiento
en vuelo.

El señor Mardones hacía una pregunta sobre los observadores españoles. En
este momento hay 45 dispersos por todo el territorio y su retirada se
contempla junto con la de los «cascos azules». Hay distintas fases de
concentración previa de efectivos y los primeros que se deberían
concentrar, porque son los que están más alejados, son los observadores.

En cuanto al uso de la aviación, las últimas dos o tres semanas se han
utilizado aviones serbios que despegaron de Krajina para atacar Bihac. No
es la primera vez que sucede. Cada cierto tiempo se hacen pequeños
ataques. Son aviones muy ligeros, relativamente difíciles de detectar
desde los aviones de la Alianza, que vuelan a gran altura. Por eso he
dicho antes que fue imposible actuar contra ellos, porque realizan
acciones muy limitadas y vuelven a su base de Udbina.

Los croatas utilizaron helicópteros de transporte que volaron sobre
Krajina, sobre la cual también hay vigilancia, pero el perfil de
vigilancia es un poco más bajo que sobre Bosnia-Herzegovina. No entraron
en Bosnia, no penetraron en el espacio aéreo de Bosnia-Herzegovina.

Ya tuve ocasión de explicar los planes de retirada anteriores en sesión
conjunta también con el Ministro de Asuntos Exteriores en esta Comisión
el año pasado. Eran de carácter nacional y los que elaboró cada
contingente nacional los coordinó después el monto de Naciones Unidas
para Bosnia Herzegovina. Ese era el plan que yo describí someramente en
una comparecencia similar a la de hoy.

Los riesgos a los que ha hecho referencia S. S. ya los he mencionado
antes. Se evalúan en posibles sabotajes o ataques muy limitados por
bandas armadas. No se piensa en un riesgo de confrontación con unidades
organizadas y bien armadas.

Pienso que el señor Espasa ha sido excesivamente rotundo y yo le ruego
que reconsidere ese no tan tajante. O yo no me he explicado o el señor
Espasa no lo ha entendido, porque hay dos elementos en su argumentación
que son aplastantes. El primero es de carácter militar. Cualquier
autoridad militar --y yo lo soy circunstancialmente-- tiene que velar por
la integridad de sus tropas como primer criterio de su actuación. Por lo
tanto, tiene que tener previstas todas las eventualidades posibles,
incluidas las peores, y tiene que tratar de que esas eventualidades se
cubran con el plan más eficaz. Esto es lo que sucede con la Alianza, que
sí que es capaz de hacer estas cosas, faltaría más. Ha estado
planificando durante décadas enteras.

Quiero decirle que es imposible además que un contingente como el español
quede al margen del plan de retirada aceptado por el resto de los países
europeos y que nosotros hagamos un plan de retirada específico sin contar
con ellos aumentaría sensiblemente nuestro riesgo y el de ellos, y esto
es lo que no parece tolerable por ninguna de las dos partes.

Señoría, hay acuerdo para ir entre los países europeos y tiene que haber
acuerdo para volver, y se tiene que mantener el acuerdo mientras que
estamos allí. Por lo tanto, no podemos decir: en esto sí estoy de
acuerdo, en esto no lo estoy.

Y hay un aspecto político. Su señoría ha dicho que se produciría un
incumplimiento del marco de pertenencia de España a la Alianza. No es
verdad, señoría. Esta es una operación de Naciones Unidas que se encarga
a la Alianza en su preparación y después, en su mando y control, pero



Página 15163




sigue siendo una operación de Naciones Unidas. Por lo tanto, nosotros
bajo el paraguas político que estamos trabajando es el de Naciones
Unidas.

Insisto, señoría. Creo que debe reconsiderar ese no tan tajante; si no,
se pueden dar explicaciones adicionales.

Por último, quiero agradecer los elogios que ha hecho el Diputado señor
Martínez sobre el contingente español en Mostar y sus consideraciones.

Efectivamente, aquí sí que hay un cierto grado de voluntarismo político
sobre el futuro de nuestro continente, sobre las posibilidades de que
nuestro continente se mantenga en paz. La apuesta ya está hecha desde
hace tres años; ya va para tres años que estamos allí.




El señor PRESIDENTE: ¿Algún grupo desea hacer uso de la palabra?
Señor Espasa, muy brevemente.




El señor ESPASA OLIVER: Muy brevemente, señor Presidente. Voy a realizar
sólo tres precisiones, dos al Ministro Solana y una al Ministro García
Vargas.

El Ministro Solana, desde una simpatía personal que todos le reconocemos,
lo quiere trasladar a la simpatía política y a veces frivoliza las
posiciones de otros para confirmar las suyas. Señor Solana, yo no
pretendo arrogarme ningún mérito en describir la complejidad de la
situación. Yo lo que digo --y está en el «Diario de Sesiones» y no me
desmiente-- es que ustedes, el Gobierno y usted, al inicio del conflicto,
lo presentaban como una agresión de un país sobre otro y ahora están
reconociendo que se trata de una guerra civil, étnica, cultural,
religiosa, etcétera. No quiero discutir más. Simplemente, no me frivolice
la posición, repásese usted los «Diarios de Sesiones» de tres años que
venimos discutiendo esta cuestión y verá que quien tiene razón en este
pequeño extremo soy yo y no usted. Estamos ahora de acuerdo en lo mismo,
por lo tanto, bienvenido sea el acuerdo sobre el análisis de la cuestión.

Segunda precisión. La federación serbio-serbia y croato-bosnia.

Evidentemente, no soy partidario ni de una ni de otra; soy partidario de
la solución política. Pero ha hecho usted una pequeña petición de
principio, porque me dice usted: De lo que usted plantea, lo importante
es el territorio. ¿Y de la federación croato-bosnia no es también lo
importante el territorio? Por lo tanto, estamos en el mismo plano. Al
menos lo que ha recogido mi grupo parlamentario y yo mismo, en
conversaciones con representantes delegados que se han desplazado a
España y han hablado con todos los grupos parlamentarios, es que la
opción política de la otra confederación, de la serbio-serbia, es menos
aceptada que la ya existente. Yo planteaba un reconocimiento político al
mismo nivel. El problema del territorio no me lo impute a mí, lo tienen
las dos federaciones. Todos movemos la posición del interlocutor para
mejorar la nuestra. Por lo tanto, ha hecho aquí una petición de
principio.

Tercera precisión al Ministro García Vargas. Por supuesto, que un
representante militar tiene que velar como primer objetivo por la
integridad de sus fuerzas y en esto estaría comprendido un plan de
contingencia que incluya la retirada. Por supuesto que sí. Lo que yo he
criticado y me ha parecido entender que otros portavoces de grupos más
numerosos que el mío y situados en el mismo hemisferio del hemiciclo han
dicho, coincidiendo con mi posición es que lo que nos ha parecido, a mí
me ha parecido un disparate político es que aparezca ahora, como solución
sobre el terreno política, la retirada patrocinada por OTAN. En primer
lugar. En segundo lugar, yo he insistido, y usted no me ha contestado a
eso, en el tema de la participación de soldados españoles de tierra, mar
y aire en una eventual acción militar de la OTAN. Esto es lo que sería un
incumplimiento de una promesa política, no de los tres requisitos de la
pregunta del referéndum, de una promesa política hecha por don Felipe
González, y ahí habría otras salidas políticas. No soy yo el que las
tiene que encontrar. Son ustedes los que preconizaron el sí. Yo preconicé
el no y no tuve un resultado significativo, aunque insisto en que el
resultado es el que es y lo acatamos, pero el problema lo tienen ustedes,
no me lo imputen a mí. Sin embargo, le doy una posible solución: El Plan
de Contingencia está ahí, mejor que estuviese previsto de siempre y que
no aparezca ahora como solución política, y España podría no participar
con elementos materiales en el Plan de Contingencia.

En definitiva, la solución es usted quien la debe buscar, no me la impute
a mí.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro de Asuntos Exteriores tiene la
palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Muy
brevemente para clarificar una parte de los dos extremos de la pregunta
que S. S. me ha hecho.

Le agradezco la primera parte de su intervención. Lo de la frivolización
no lo comparto porque, por el mismo rasero, le podría decir yo ahora
mismo que acaba usted de frivolizar algunos de los extremos sobre
Croacia. Y no es el caso. No frivoliza S. S. con cosas serias como de las
que estamos hablando y yo también intento no hacerlo.

Su señoría debe hacer referencia --yo suelo leer después los «Diarios de
Sesiones»-- a un debate que tuvimos entre los dos un día, un poco más
intenso, pero no al inicio del conflicto. Al inicio del conflicto yo creo
que todos estábamos de acuerdo en cómo se estaba planteando la situación.

A mediados del conflicto sí tuvimos un debate, pero estábamos básicamente
de acuerdo sobre la complejidad, uno, y, dos, sobre que había
responsabilidades en todas las partes, pero, como S. S. ha dicho hoy
también, y al «Diario de Sesiones» me remito, había algunos que tenían un
poco más de culpa que otros.

En cuanto a la federación, sí le quiero decir que no es una posición de
principio, señoría. La federación bosnio-croata se forma con dos
entidades que reconocen el mapa. Que lo reconocen. Aquí sólo hay una
parte que hasta este momento no ha reconocido la distribución
territorial, que son los serbios de Bosnia. Por tanto, la federación
croata-bosnia no es una posición de principio, es que ellos sí aceptan el
mapa y, por tanto, es más lógico que se pueda llegar a una articulación
política que con aquellos que no han aceptado el mapa y que se ponga
siempre como condición



Página 15164




para dar ese paso que está sobre la mesa --el de la nueva federación
serbio-serbia que primero se acepte el mapa. No es una posición de
principio, tiene una cierta lógica.




El señor PRESIDENTE: ¿El señor Ministro de Defensa desea hacer alguna
precisión?
Tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Creo que en esta
intervención el señor Espasa ha matizado un poco la rotundidad que tuvo
en la primera. Quiero agradecerle las precisiones que ha hecho, que
moderan esa impresión que yo tuve en la primera de sus intervenciones.

Señoría, le voy a volver a leer lo que dije antes, lo que dije en mi
primera intervención: Tampoco excluye el Secretario General una retirada
completa de Unprofor. El Gobierno español no está a favor de esta opción.

Parece que en eso coincidimos, señoría.

Si su señoría también coincide en que la obligación no ya del responsable
de la política militar, sino de la política-política, es cuidar de la
integridad de las tropas que envía fuera de su territorio, parece que no
tenemos muy claro de qué estamos discutiendo, porque si, por otra parte,
ésta no es una operación de la OTAN, sino que es una operación de
Naciones Unidas, señoría, yo no entiendo bien cuál es el punto de
discrepancia. Sinceramente, no lo entiendo.

Sí le quiero decir que un plan de contingencia, cuando hay una guerra
abierta, obviamente prevé acciones en fuerza y por eso se envían tropas
adicionales, para proteger a las propias que se retiran y que pueden ser
agredidas. Parece una obviedad. Si alguien te ataca, te tienes que
defender no sólo en la vida privada, sino incluso en las operaciones
internacionales, incluidas las de paz.




--DEL MINISTRO DE DEFENSA PARA QUE INFORME DE LAS DECLARACIONES
REALIZADAS POR ALTOS FUNCIONARIOS DE LA ORGANIZACION DEL TRATADO DEL
ATLANTICO NORTE (OTAN) SOBRE ESPAÑA COMO PAIS «CONSUMIDOR DE SEGURIDAD»,
ASI COMO SOBRE DIVERSOS ASPECTOS RELATIVOS A LA SEGURIDAD EN EL
MEDITERRANEO EN LINEAS DIVERGENTES CON LOS PLANTEAMIENTOS DEL GOBIERNO
ESPAÑOL. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR EN EL CONGRESO.

(Número de expediente 213/000541.)



--DEL SEÑOR MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES PARA QUE INFORME DE LAS
DECLARACIONES REALIZADAS POR ALTOS FUNCIONARIOS DE LA ORGANIZACION DEL
TRATADO DEL ATLANTICO NORTE (OTAN) SOBRE ESPAÑA COMO PAIS «CONSUMIDOR DE
SEGURIDAD», ASI COMO SOBRE DIVERSOS ASPECTOS RELATIVOS A LA SEGURIDAD EN
EL MEDITERRANEO EN LINEAS DIVERGENTES CON LOS PLANTEAMIENTOS DEL GOBIERNO
ESPAÑOL. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR EN EL CONGRESO.

(Número de expediente 213/000540.)



El señor PRESIDENTE: Concluido este segundo punto del orden del día
pasamos al tercero, que comprende los puntos 4 y 5 del orden del día
previamente establecido y que vamos a discutir en un solo turno. Se trata
de dos peticiones de comparecencia realizadas por el Grupo parlamentario
Popular. En la primera se pide la comparecencia del señor Ministro de
Defensa y en la segunda del señor Ministro de Asuntos Exteriores para que
ambos informen de las declaraciones realizadas por altos funcionarios de
la Organización del Tratado del Atlántico Norte sobre España como país
«consumidor de seguridad», así como diversos aspectos relativos a la
seguridad en el Mediterráneo en líneas divergentes con los planteamientos
del Gobierno español.

Vamos a sustanciar estas dos comparecencias en un solo turno.

¿El Grupo parlamentario proponente desea hacer uso de la palabra
previamente? (Asentimiento.)
Tiene la palabra el señor Muñoz-Alonso.




El señor MUÑOZ-ALONSO LEDO: Si le parece, señor Presidente, yo hago una
brevísima explicación sobre cuál es el sentido de las comparecencias y
después espero a que los señores Ministros me den su información y sus
explicaciones.

Cuando el Grupo parlamentario Popular planteó estas dos comparecencias
nos encontrábamos a mediados de febrero. Se trataba de pedirle al
Gobierno información y la explicación de su postura sobre una
declaraciones que se habían hecho unos días antes. Las sintetizo. Son, en
primer lugar, unas declaraciones del Secretario General de la Alianza, el
señor Claes, sobre países miembros de la Alianza consumidores de
seguridad; es decir que estarían, de alguna manera, en una situación de
pasividad dentro de la Alianza.

En segundo lugar, hay unas declaraciones de un funcionario anónimo de la
OTAN, pero ampliamente reflejadas en la prensa internacional, en las que
ya se cita expresamente a España, es verdad que con otros tres países, en
el mismo contexto en que había hablado el Secretario General.

En tercer lugar, y realmente ya en otro orden de cosas, hay unas
declaraciones también del señor Claes, en relación con la actuación de la
OTAN cara al planteamiento de los temas del Mediterráneo, donde se
compara al fundamentalismo islámico con el comunismo, que también
suscitaron una serie de comentarios e incluso un malestar en ámbitos
próximos a la Alianza.

Yo quiero pedir a los señores ministros, en primer lugar, que completaran
mi información sobre estas declaraciones. En segundo lugar, que nos
explicaran cuál es la posición del Gobierno ante la misma e incluso si
eso ha dado pie a alguna reflexión por parte del Gobierno y cuál es el
sentido de la misma.




Página 15165




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro de Asuntos
Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): En la
intervención de su señoría pide clarificación sobre dos extremos, uno que
me parece ciertamente menor y el segundo que sí me parece de importancia
y de gran calado.

Con respecto al primero, lo único que yo conozco en este momento es la
página correspondiente del «International Herald Tribune», que trae un
artículo, firmado por Steven Egber, que dice lo siguiente: El señor Claes
dijo --traduzco-- no necesitamos consumidores de seguridad. Y hace
referencia inmediatamente después a los requerimientos de los miembros
que incluyen: democracia política sistema constitucional, Ministerio de
Defensa civil y respeto a los derechos humanos, etcétera. Esto es lo que
interpreto de lo que el señor Claes dice en el párrafo siguiente, y entre
medias hay una frase que dice: Un oficial dijo, de manera brutal, no
necesitamos más Francias, Españas, más Grecias o Turquías. Esta es la
única reflexión que yo he visto en toda la prensa internacional. No sé si
requiere una clarificación lo que diga un funcionario anónimo de la OTAN
que no tiene ninguna relación con el párrafo anterior que si lo lee bien
S. S., con el buen inglés que sé que tiene, donde dice mister Claes
dice... y explica después lo que significa esos requerimientos; entiendo
claramente que son: democracia política, que creo que España la tiene; un
Ministro de Defensa civil, no creo que haya duda de que el señor García
Vargas lo es. Por lo tanto, no veo realmente ese tipo de relación. Lo
único es que un funcionario dijo eso. No creo que sea una cuestión
parlamentaria el hablar sobre declaraciones de funcionarios de altas
instituciones. En cualquier caso, si siguiera S. S. leyendo el Herald
Tribune, como estoy seguro que lo hace, verá que el día 14 salió una nota
de rectificación del propio Secretario General e inmediatamente tanto el
embajador español como el francés hicieron la consabida protesta. Las dos
cartas obran en mi poder y si S. S. las quiere se las puedo facilitar,
pero sí le quiero decir que en la edición del Herald Tribune del día 14
sale la rectificación del propio Secretario General sobre las
declaraciones de un supuesto funcionario.

Me parece mucho más serio in al segundo tema, que sí me parece
importante. Son unas declaraciones, a mi juicio desafortunadas, del
Secretario General con ocasión de la Conferencia sobre Política de
Seguridad que se celebró en Múnich, en las que se refirió al
fundamentalismo islámico como la mayor amenaza para la Alianza y la
seguridad occidental desde el colapso del comunismo. Yo creo que haber
dado publicidad a estas declaraciones sí nos ha traído algún problema y
alguna dificultad. Además, tales manifestaciones --como fueron aireadas
por diversos medios de comunicación los días siguientes-- coincidieron a
la vez en el tiempo con la probación del Consejo Atlántico de la apertura
del diálogo de la Alianza Atlántica y ciertos países mediterráneos,
diciendo que había sido la iniciativa específicamente española, dando la
impresión de que dicho diálogo tenía como objetivo hacer frente al
fundamentalismo. Nada más lejos de la verdad y, por lo tanto, como SS.

SS. saben bien, las intervenciones que he tenido yo en esta Cámara, y el
señor Ministro de Defensa las ha tenido aquí y también en otros foros, la
iniciativa para establecer ese diálogo es de origen español y se remonta
a la Cumbre aliada de enero de 1994. No hace falta explicar que no es ésa
la posición española y que no es ésa la posición de los socios de la
Alianza Atlántica. El Secretario General escribió varios artículos
clarificando estos extremos y yo mismo he tenido la ocasión de dar las
aclaraciones, entiendo que suficientes --así me lo han hecho saber--, a
los países de la ribera sur del Mediterráneo para clarificar, que nada
tiene que ver con la voluntad ni de España ni de la Alianza Atlántica
esas frases, quizá no especialmente cuidadas, del Secretario General.

Contestando a lagunas reflexiones del Diputado señor Mardones, ya he
hecho referencia al especial cuidado que todos tenemos que tener en la
semántica, en la forma de utilizar el lenguaje en relación con la
seguridad y los países del Mediterráneo para que no parezca que hay una
identidad entre términos que, a nuestro juicio, no tienen ningún común
denominador y, por lo tanto, quiero pedir que no se repitan este tipo de
planteamientos que entiendo que no son muy afortunados desde el punto de
vista del lenguaje.

Conoce bien S. S. cuál es nuestra posición, que comparte --entiendo que
así sea-- su Grupo Parlamentario, en relación con las iniciativas de
seguridad y de defensa en el Mediterráneo. Esa idea, como S. S. sabe, se
contiene en un artículo firmado por el Secretario General de la Alianza
Atlántica posteriormente, el día 23 de febrero, titulado «Los retos de la
seguridad de Europa» y que fue publicado en un periódico español, a la
vez que en otros periódicos europeos. Creo que ahí se expresa con
claridad cuál es la posición del Secretario General y, por tanto, también
la de los países miembros.




El señor PRESIDENTE: ¿Desea añadir algo el señor Ministro de Defensa?



El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Señor Presidente, suscribo
plenamente la intervención del Ministro de Asuntos Exteriores, y no tengo
ninguna precisión que añadir.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Muñoz Alonso.




El señor MUÑOZ ALONSO Y LEDO: Señor Ministro de Asuntos Exteriores, no
vamos a entrar en el análisis o interpretación del mismo artículo
periodístico, pero yo quisiera señalarle que las declaraciones del señor
Claes, donde habla de consumidores de seguridad, insiste en países que
puedan llevar el peso pleno incluyendo los riesgos de ser miembros. Donde
se refiere a los requerimientos para ser miembros, yo creo que esto no se
puede poner en boca del Secretario General; parece que es más bien un
comentario del propio periodista, pero el hecho de que coincidan en el
tiempo e incluso en el uso que hacen de ella los



Página 15166




comentaristas políticos, las declaraciones, si se quiere un poco difusas,
del Secretario General y ya mucho más precisas de ese funcionario
anónimo, no cabe duda de que introducen una cierta preocupación acerca de
cómo se ve nuestro papel en la Alianza Atlántica.

En el mismo artículo que estamos comentando y en un párrafo anterior a
las declaraciones del señor Claes, se dice que el último país en entrar
en la Alianza, que fue precisamente España, su candidatura fue presionada
desde planteamientos políticos y ha sido retrasada en cuanto a su
contribución militar. Vuelvo a leer esta misma información, que me parece
realmente preocupante porque expresa una opinión --por lo que se ve
bastante extendida en medios de la Alianza-- que me hace pensar que la
brevísima rectificación que salió de Bruselas, del Cuartel General de la
OTAN, es absolutamente insuficiente. No se puede decir menos ni de una
manera más vaga, utilizando ese lenguaje que todos conocemos de tipo
diplomático, que es para quedar bien en la pura fachada, pero, en el
fondo, no hay una negativa contundente. En suma, nos encontramos con que
podría ser un dudoso alivio, que yo creo que no comparte ninguno de los
señores Ministros presentes, el que, cuando se habla de esos países, se
nos incluya con otros tres países; en concreto, el artículo cita Francia,
Grecia y Turquía.

No vamos a utilizar ese método del mal de muchos, etcétera, porque no
sería adecuado para este momento, pero yo creo, señores Ministros, que en
medios de la Alianza, e incluso en medios europeos en general, existe una
imagen cada vez más extendida de creciente irrelevancia militar de España
en el ámbito de la seguridad colectiva. Se está produciendo un doble
fenómeno: por una parte, somos cada vez más dependientes de la OTAN,
pero, por otra parte y al mismo tiempo, cada vez somos más vulnerables.

Esto, en principio, podría ser una imagen, y ya me preocuparía mucho. La
imagen, la apariencia, que decían los autores clásicos, en política tiene
una enorme importancia. Maquiavelo decía aquello de «todos ven lo que
pareces, pocos tocan lo que eres» y, al final, decía que lo importante es
parecer, y nuestro Gracián, algún tiempo después, decía algo parecido.

Decía: «Las cosas pasan por lo que parece.» La apariencia siempre es muy
importante y resulta que nosotros, por las razones que sean, estamos
dando esa imagen, estamos proyectando esa apariencia. Parecemos débiles y
vulnerables, y yo creo, y quizá me dirigiría especialmente al señor
Ministro de Defensa, que no solamente parecemos débiles y vulnerables, es
que somos débiles y vulnerables y, a partir de ahí, no puede extrañarnos
que se nos considere como consumidores de seguridad.

Expertos competentes --y no voy a detenerme en un análisis detallado,
sino simplemente a dar algunas informaciones que, por otra parte, todos
conocemos ya-- han dicho no hace mucho que el sistema español de defensa
se encuentra al borde de la quiebra técnica y han aportado distintos
datos. Me voy a referir a uno, porque esta mañana hemos estado hablando
aquí de ello: la formación. Las agrupaciones que se han enviado a Bosnia
se han formado utilizando personal y material procedente de más de 20
unidades distintas. Creo que esto es bastante expresivo en sí mismo.

Estos expertos a los que me refiero utilizan la expresión
«canibalización» para referirse al procedimiento de formación de las
agrupaciones, agrupaciones a las que --quiero decirlo-- yo deseo aquí
hacer un homenaje; deseo hacer un homenaje a la tarea que están haciendo
nuestros soldados de todas las armas en el conflicto de la antigua
Yugoslavia.

Eso no impide el que tengamos que insistir en que nos hallamos en lo que
esos mismos expertos, y algunos otros en la misma línea, han llamado
profunda crisis militar: falta de recursos y medios, caída general de la
operatividad, merma del entrenamiento, pobreza del pensamiento militar;
aspectos todos ellos que me parecen dignos de ser tenidos en cuenta y de
reflexionar sobre ellos.

Sé que el señor Ministro de Exteriores me va a decir: Ustedes siempre
piden que se gaste más en ciertos aspectos y luego dicen que van a bajar
los impuestos, como ya ha dicho esta mañana, pero yo quisiera subrayar
algo que creo que conocemos todos: España es el país aliado que realiza
un menor esfuerzo en defensa, si exceptuamos a Luxemburgo. El presupuesto
de Defensa de 1993, los gastos de defensa en general de 1993, según
estimaciones de la OTAN, estarían en el 1,5 del PIB y la media de la UEO
es el 2,42, y, por otra parte, habría que recordar que aquí, en el
Congreso de los Diputados, en la legislatura pasada, cuando se aprobó el
modelo de Fuerzas Armadas, la reducción de personal se compensaba con un
presupuesto que tenía que llegar al 2 por ciento. Eso se dijo entonces
aquí. Evidentemente, nos hallamos muy lejos de esa meta y, sin ninguna
duda, eso tiene consecuencias.

La cuestión es, por tanto, si España podrá mantener sus ambiciosos
compromisos políticos adquiridos en el ámbito de la seguridad aliada, de
la seguridad colectiva --y nosotros estamos a favor de que esos
compromisos se mantengan y se honren--, o si nuestro país será
considerado progresivamente como un mero consumidor de seguridad como
consecuencia de esa irrelevancia militar de la que hablábamos. No se
trata, por tanto, de minimizar nuestra presencia, como algún portavoz
decía esta mañana hablando también de la presencia de España en los
ámbitos de la seguridad colectiva, en concreto dela UEO; no se trata de
minimizar, nosotros no queremos minimizar nuestra presencia, lo que sí
queremos es hacerla más sólida, más coherente, con más apoyo.

Por todo ello, señores Ministros, nosotros estimamos que es el momento de
revisar el pensamiento, o, si se quiere, las bases sobre las que el
Gobierno ha asentado nuestra presencia y nuestra pertenencia a la Alianza
Atlántica. Creo que vale la pena que hagamos una reflexión sobre muchas
cuestiones, sobre muchos aspectos. Quisiera señalar, por ejemplo, que, en
su momento --ya queda muy atrás, cuando el referéndum, cuyos resultados
todos aceptamos y seguimos aceptando--, se presentó nuestra no
integración militar como aportadora de ventajas y prácticamente sin
ningún inconveniente. Pero vamos viendo que esos inconvenientes sí
existen, por lo menos en ese plano de la imagen que, insisto, me parece
extraordinariamente relevante y que, al mismo tiempo, tiene su
contrapartida en el ámbito de la realidad. Cada vez se percibe más que



Página 15167




puede ser un factor generador de consecuencias negativas la situación en
la que en este momento se encuentra España y que, quizá, ha fomentado
nuestro abandono interior en materia de defensa.

En el horizonte de la ampliación de la OTAN, con futuros miembros que me
parece que están dispuestos, de acuerdo con las palabras de Claes, a
asumir todo el peso y todos los riesgos de su pertenencia a la Alianza,
España podría verse relegada a un papel periférico, a pesar de los
esfuerzos que sin duda está haciendo.

También quisiera aludir a un aspecto al que se ha hecho referencia esta
mañana y que para mí es muy importante, y es que no se ha sabido explicar
suficientemente a la opinión pública las exigencias de defensa ni las
exigencias de nuestra colaboración en los ámbitos de la seguridad
colectiva. Este es un aspecto que a todos nos debe importar y, desde
luego, antes que a nadie al Gobierno.

Pasando al segundo aspecto de la comparecencia, el que hace referencia al
diálogo con el Mediterráneo, yo estoy plenamente de acuerdo con lo que ha
dicho el señor Ministro de Asuntos Exteriores. Es conveniente, y nosotros
lo apoyamos, la apertura de ese diálogo iniciado con cinco países del
Mediterráneo, pero creemos --y ése era el sentido de nuestra petición de
comparecencia-- que las frases que pronunció el señor Claes, comparando
al comunismo y al fundamentalismo islámico y considerando a éste como el
mayor desafío, realmente eran equívocas, han creado malestar, a pesar,
efectivamente, de que se ha producido una posterior rectificación, como
he podido leer en un artículo del señor Claes en el «Financial Times».

Esas frases del señor Claes con relación al Mediterráneo a mí me
preocupan porque, aunque hayan sido rectificadas posteriormente, a mí me
parece que reflejan una mala definición del problema, una mala concepción
del problema por parte del señor Claes, lo cual me parece bastante grave
y, al mismo tiempo, un mal diseño estratégico de cómo él ve la acción de
la OTAN, cara al Mediterráneo; un mal diseño ante una realidad que está
ahí, que nosotros entendemos y comprendemos, pero que también sabemos que
no se puede presentar de forma distorsionada, y había elementos de
distorsión en las afirmaciones que hizo el señor Claes.

Y ya que estoy refiriéndome a este tema, permítanme que les diga, señores
Ministros, que existe un caso Claes, que el papel y la función del
Secretario General de la Alianza Atlántica está planteado y no vale la
pena disimularlo. Las implicaciones, aunque sean pasivas, del señor Claes
en el llamado «escándalo Augusta» y en la crisis que compromete al
Partido Socialista flamenco son evidentes, y ahí están sus 12 horas de
comparecencia ante el tribunal correspondiente hace sólo 48 horas. Parece
claro que no se mezcló en el asunto, pero también parece claro que estaba
enterado, y quisiera recordar de pasada que su sucesor en el Ministerio
de Asuntos Exteriores precisamente ha dimitido por estar enterado de esas
operaciones fraudulentas o corruptas.

El señor Claes, como consecuencia de todo esto, está huyendo de la
prensa. Yo tengo algunos recortes de prensa que señalan la cantidad de
comparecencias que ha evitado ya, porque no quiere enfrentarse a la
realidad. El señor Claes parece que es un espléndido director de
orquesta; ni siquiera le llaman aficionado, sino que dicen que es un
director semiprofesional, lo cual quiere decir que su competencia como
director de orquesta se sitúa en los niveles de la excelencia; sin
embargo, parece cada vez más evidente que no es un buen director de esa
organización que es la OTAN y que está mostrándose incapaz de dirigirla.

Su papel y su posición, en este momento, está afectando a la propia
imagen de la Alianza, y yo creo que no sólo a su imagen, sino también a
su capacidad a la hora de tomar decisiones adecuadas. Pero quisiera
recordar que esto tampoco es nuevo. Cuando se nombró al señor Claes ya
hubo algunos comentarios; yo tengo recogido por ahí alguno que decía que
había sido designado en virtud del principio Bagins. El principio Bagins
--lo decía «The Economist»-- es el de que te nombramos porque ahora te
toca a ti, no por ninguna otra razón de competencias o merecimientos
especiales. Y, en algún otro momento, alguna publicación ha llegado a
calificarlo de «Wrongman», el hombre erróneo, el hombre inadecuado para
el papel que se le ha asignado.

Esto yo creo que nos interesa como miembros de la Alianza, y entonces a
mí me parece que el Gobierno debiera de alguna manera plantearse ese
problema. Yo no sé si se lo ha planteado, pero quisiera simplemente que
los señores Ministros me dijeran algo al respecto, que deberían explorar
ese panorama posible, yo creo que casi seguro de la sucesión, a juzgar
por las informaciones que tenemos, y que deberían pensar quiénes serían
las personas adecuadas para sucederle y también quiénes serían las
personas absolutamente inadecuadas. Yo pienso, por ejemplo, señores
Ministros, que algunos de los nombres británicos que ya han sido
sugeridos como posibles sucesores del señor Claes no serían en absoluto
adecuados por muchísimas razones para nuestro país.

Finalmente, para terminar, yéndome a otro plano --si me lo permite, señor
Presidente--, señor Ministro de Asuntos Exteriores, en ese torneo de
pequeñas maldades de las que usted ha hablado esta mañana aquí, nos ha
hablado de la instrumentalización electoral de una sesión de control
parlamentario. Eso siempre es muy discutible; en el control parlamentario
el controlado siempre se siente incómodo, y eso es lógico y natural. Y en
cuanto a la instrumentalización, cualquier acto político siempre puede
tener una consecuencia electoral, máxime cuando nos encontramos en un
período como el que estamos, en vísperas de unas elecciones muy
importantes. Pero quisiera decir una cosa: en el magisterio de la
oposición, ustedes han sido los primeros que durante mucho tiempo lo han
ejercido, y lo han ejercido con un nivel y con una contundencia
extraordinarias (ahí están las hemerotecas, casi diría que ahí está
incluso la Historia), y todos hemos aprendido mucho de ese magisterio de
la oposición. Pero quisiera añadir otra cosa: no hemos llegado todavía,
ni muchísimo menos, a los niveles que ustedes alcanzaron cuando estaban
en la oposición. Y le digo más: a ciertos niveles no vamos a llegar
porque creemos que no se debe llegar.




El señor PRESIDENTE: ¿Algún grupo desea hacer uso de la palabra? (Pausa.)



Página 15168




El señor Mardones, por Coalición Canaria, tiene la palabra.




El señor MARDONES SEVILLA: Muy brevemente, señor Presidente, con respecto
a la alusión afectuosa del señor Ministro de Asuntos Exteriores a mi
primera intervención, y no es para pedir una respuesta, sino para dejar
clara mi posición, que se basa siempre en un respeto de un principio de
soberanía nacional y tratar siempre en el grado de importancia, pequeña,
que pueden tener las palabras de un modesto Portavoz de un Grupo
minoritario de la oposición, con mayor o menor trascendencia.

Por supuesto, yo coincido, señor Ministro, en que hay que tener cuidado
con el lenguaje. Indudablemente, en esto estamos de acuerdo. Posiblemente
el señor Claes en su artículo resalta el subconsciente. Yo comprendo que
hay que buscar un equilibrio entre el lenguaje diplomático, que no hiera
suspicacias ni levante susceptibilidades en terceros países, pero, claro,
los estados mayores tienen que diseñar y salirse del concepto abstracto
de potenciales amenazas. Yo comprendo que, cuando hablamos en abstracto,
las potenciales amenazas --eso es el lenguaje propio y responsable de un
político, de un Ministro--, el estado mayor, en la caja fuerte tiene que
diseñar el plan correspondiente, como la Directiva de Defensa Nacional,
que se aprobó en 1992, al comprometer nuestra Directiva de Defensa
Nacional con la seguridad europea, el estado mayor tiene que tener
diseñado, con nombres y apellidos, el objetivo de fuerza donde puede
estar la potencialidad. Yo lo comprendo perfectamente en este tema.

Propio de ello es que, a veces, en el lenguaje periodístico, se ha
calificado el acuerdo de nuestro Consejo de Ministros del 5 de este mes
para ratificar ya como un hecho fehaciente la declaración de UEO de
Lisboa de crear esta fuerza operativa rápida. ¿Cómo le ha llamado la
prensa? El euroejército del sur. Eso es para los que estaban, por
ejemplo, a ras de tierra, para entendernos de qué estamos hablando.

Por todo lo demás, señor Ministro, plenamente de acuerdo en este sentido,
pero nosotros, los que estamos tan al sur de ese euroejército del sur, a
veces tenemos que utilizar de puntero el propio dedo sobre los mapas
geográficos de donde puede estar el núcleo del conflicto.

También le quiero decir una cosa: en todos los contactos que he tenido
con parlamentarios o representantes políticos de estos países del Magreb,
les he dicho que nuestra política no va contra ellos, sino para prevenir
lo que les puede costar (la cabeza), en caso de una desestabilización
política de los países que normalmente la practican. También deben ver en
esta posición europea una garantía para mantener la paz en el
Mediterráneo, que no es un instrumento colonial o de neocolonialismo
europeo para dominar esos países, sino para mantener entre todos la paz y
evitar que los que son perturbadores de la misma se pudieran crecer más
frente a la debilidad de los gobiernos legítimos existentes en estos
momentos en estos países.

Simplemente deseaba aclarar esto, señor Presidente, y en concordancia con
suscribir la intencionalidad de fondo de las palabras de nuestro Ministro
de Exteriores.

Nada más.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Moya.




El señor MOYA MILANES: También yo voy a ser breve, porque me parece que
el tema está exactamente debatido. Tengo la impresión de que de las
declaraciones, en parte apócrifas, en parte atribuidas al señor Claes, se
ha hecho un debate, a mi juicio, un tanto sobredimensionado. El señor
Claes no podía imaginar que en los diferentes parlamentos, al menos en un
parlamento nacional como éste, iba a tener tal grado de repercusión un
artículo periodístico de esta naturaleza.

En cualquier caso, me parece --y coincido con el Gobierno-- que la
primera de las declaraciones tiene una menor entidad, porque de las
referidas a los países «consumidores de seguridad», en buena parte se ha
producido ya un desmentido y porque la mayor parte de esas declaraciones,
o por lo menos los aspectos más explícitamente referidos a países
concretos, no son del señor Claes, sino de un funcionario desconocido.

Por lo tanto, no cabe ni siquiera hacer debates sobre declaraciones de
personas que no se conoce su identidad.

Por otra parte, si el tema en sí mismo ya está situado en sus justos
términos, por una parte con los desmentidos que se han producido y, por
otra, con la reacción de los gobiernos afectados y, en cualquier caso,
con la reacción del Gobierno español, mediante la nota de protesta que se
cursó a través del embajador, el tema ya no tiene mayor trascendencia,
por lo que me parece un incidente de entidad menor.

Sí me ha extrañado que al hilo de este menor incidente, de poca
relevancia, se haya pretendido, por parte del Grupo Popular, iniciar un
debate. En todo caso, el debate tiene otro ámbito. Este debate lo hemos
realizado y estamos dispuestos a seguir realizando sobre el sentido de la
defensa, los presupuestos de defensa, etcétera. Yo creo que si no es de
una manera muy forzada no da pie a que de las declaraciones del señor
Claes se pueda extraer la necesidad de abrir ahora un debate sobre todo
el entramado, el sentido, la orientación, la calidad, etcétera, de la
contribución, de la defensa de España a la Alianza Atlántica, que, por
otra parte, como saben muy bien todos los grupos, es una relación de
contribución inequívoca. Por tanto, el tema no merece mayores
comentarios.

Sí coincidimos con el Gobierno en que la segunda de las declaraciones sí
tiene una mayor trascendencia, por varias razones. Primero, porque las
declaraciones son realmente del señor Claes, son más o menos equívocas y,
sin duda, me parecen poco afortunadas y poco matizadas. Poco matizadas
porque al haber colocado de manera explícita al fundamentalismo como la
nueva amenaza, tras el colapso del comunismo, se hace una afirmación
excesivamente rotunda, que no es cierta y que, por otra parte, no forma
parte del interés primordial y prioritario de la OTAN, de ninguna manera,
de enfrentarse al fundamentalismo islámico. Eso, dicho de esa manera, sin
ninguna matización, y en boca del Secretario General, es, sin duda, un
desliz y un desliz importante.

Por eso, en consecuencia con la importancia del desliz, me parece muy
oportuna la reacción que ha tenido el Gobierno español en este tema, y es
ejercer la diplomacia activa



Página 15169




mediante una protesta y mediante una solicitud de aclaraciones explícitas
para deshacer ese entuerto, ese malentendido. En ese sentido, España
tenía y tiene un especial interés en que el Gobierno español haya dejado
claras las cosas, precisamente por la prioridad que para España significa
la política mediterránea, la apertura de la Alianza Atlántica al diálogo
con los países mediterráneos y para no frustrar lo que en ese momento ya
se estaba iniciando, que era el diálogo de la Alianza Atlántica con cinco
países del Norte de Africa. Aparte de ser poco afortunadas las
declaraciones, tuvieron la desgracia de coincidir con el inicio de ese
diálogo.

Pero si el incidente es de mayor entidad, la tranquilidad para mi Grupo
viene del hecho de que la rapidez en la reacción del Gobierno español y
los reflejos demostrados para encauzar y reorientar ese malentendido se
hayan saldado con una rectificación, rotunda y clara, por parte del
Secretario General.

Nada más.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro de Asuntos Exteriores tiene la
palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Señor
Presidente, para decir dos cosas, porque la sustancia de lo que tenía que
decir ya lo he dicho en mi primera intervención. Solamente quiero decir
al Diputado, señor Muñoz-Alonso, que la carta que escribe el Secretario
General de la Alianza Atlántica dice textualmente --está escrita en
francés--: Comparto todos vuestros sentimientos. Se lo dice al Embajador
español y le dice que tal declaración es «tout à fait inadmissible». No
sé si se pueden decir más duramente en francés las cosas. Entiendo que es
el lenguaje más duro que se puede encontrar desde el punto de vista de la
lengua francesa para negar una afirmación o para responder.

La segunda cosa que le quería decir es que S. S. ha hablado mucho de las
imágenes y creo que no debería dejarse llevar en demasía por las imágenes
que se pueden generar en algunos medios de comunicación internacionales,
porque no siempre son ingenuas, y algunas veces, como S. S. sabe bien,
barren «pro domo» de un determinado país que está intoxicando o que está
tratando de generar un cierto clima, y me voy a referir a la última
afirmación que S. S. ha hecho. Su señoría ha hecho una afirmación
diciendo que circulan nombres sobre posibles sucesores, en el caso
hipotético de que el Secretario General de la Alianza Atlántica abandone
el puesto. Dice muy concretamente el señor Muñoz-Alonso de uno de los
nombres que circulan --para ponerle más apellidos y nombre dice que de
Gran Bretaña-- no se nos ocurrirá que sea ése. Quiero decirle, señorías,
que en la primera parte, cuando al señor Claes se le nombró Secretario de
la Alianza Atlántica, la persona que S. S. tiene en mente fue la que
indujo todos los artículos que se escribieron en la prensa británica. Por
tanto, no nos dejemos llevar por imágenes que pueden ser muy equivocadas
para conseguir los objetivos que entiendo que
S. S. desea; la utilización del mismo argumento en A y en B es
completamente contradictoria, señoría.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro de Defensa.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Debo confesar que me han
sorprendido algunos puntos de su intervención. Sinceramente, no los he
comprendido bien, sobre todo los referidos a dos asuntos --aparte de las
consideraciones sobre el señor Claes, que ya ha contestado el Ministro de
Asuntos Exteriores-- sobre el sistema de pertenencia de España a la OTAN
y sobre el gasto de Defensa español global.

Sobre el sistema de pertenencia de España a la OTAN no sé qué fuentes
consulta S. S., porque le puedo decir que el ambiente que hay en la OTAN
con respecto a la pertenencia española, con las especificidades que
tiene, es de lo más correcto, de lo más cordial e incluso ha ido «in
crescendo» en cuanto a su apreciación por el resto de los miembros. Todo
el mundo pensaba que España, debido a esas especificidades, aplicaría un
modelo extraño que perturbaría al resto de la Alianza, pero nada más
lejos de la realidad. A lo largo de los últimos años se ha producido una
perfecta puesta a punto de los acuerdos de coordinación: España participa
en los trabajos del Comité Militar, del Comité de Planes de Defensa, del
Comité de Planes Nucleares y acaba de firmar su pertenencia a la
infraestructura OTAN. En ese sentido, señoría, reina un clima de lo más
satisfactorio sobre el funcionamiento del sistema de pertenencia española
a la Alianza.

Respecto al gasto en defensa, señoría, el debate ya está muy gastado y ha
sido muy repetido en la Comisión de Defensa. Ustedes --el Grupo Popular--
dijeron en su momento --y por ahí debe estar también el «Diario de
Sesiones»-- que no seríamos capaces de enviar más de dos o tres
contingentes a Yugoslavia, porque no teníamos personas preparados y no
teníamos profesionales, pero vamos ya por el sexto y tengo la impresión
de que habrá un séptimo. Ustedes nos han acusado de que no volaban los
F-18 porque no tenían los equipos necesarios, y resulta que llevan
operando ya cinco meses en Aviano con los aviones norteamericanos, porque
son los únicos que tienen los equipos de visión nocturna o de guerra
electrónica que permiten operar en igualdad de circunstancias con los
aviones de la Navy o con los de la Air Force. Ustedes nos han preguntado
en algunas ocasiones sobre las averías de las fragatas y nos han
anunciado que no seríamos capaces de mantener los Tow permanentemente en
el Adriático, en las misiones de la UEO y de la OTAN, y llevamos casi
tres años con esa misión, sin que se haya producido ninguna contingencia.

En fin, nos han anunciado todo tipo de males que no se han confirmado,
señorías. Ese debate de los expertos se está repitiendo en Italia, en
Alemania, incluso en el Reino Unido. Si miran ustedes los debates que ha
habido incluso en el Parlamento verán que en el grupo conservador ha
habido diferencias de opinión y se ha llegado a acusar al Gobierno de
Major de estar desarmando a Gran Bretaña.

Es verdad, señoría, que gastamos poco en Defensa, pero no me lo tiene que
decir a mí. Yo lo digo públicamente, lo digo, además, sin ningún complejo
y hago unas



Página 15170




consideraciones triples: en primer lugar, tenemos que gastar algo más en
el futuro --éste era el objetivo que nos fijamos en el año 1991-- por
razones de compromisos internacionales, pero no porque estemos
incumpliendo los compromisos que tenemos actualmente. En esta sesión
hemos hablado de que la defensa europea se está haciendo cada vez más
europea, por tanto, menos aliancista, es decir, hay una menor
participación de Estados Unidos, y es justo que pase así, los tiempos han
cambiado y los Estados Unidos quieran gastar menos en defensa en el
continente europeo. Por tanto, los europeos nos tenemos que hacer cargo
de una mayor proporción del presupuesto de nuestra propia defensa
--parece razonable-- y, lógicamente, en ese contexto, cada uno tiene que
participar según sus medios y según sus recursos. España está algo por
debajo de esa media y, por tanto, yo insisto mucho en que para poder
cumplir dentro de diez, quince años los compromisos europeos que ahora
estamos preparando y que vamos a ir aprobando, tendremos que gastar algo
más. He dicho también que tenemos que aumentarlo incluso por razones de
propia soberanía; es decir, nuestro país no puede tener un ejército
sensiblemente menor, en proporción a la población, que el que tienen,
sumando todos los recursos civiles y militares que trabajan para las
Fuerzas Armadas, el Reino Unido, Italia o Alemania. Y he dicho que lo
tenemos que hacer también por razones industriales, y he hablado muchas
veces del desempleo que se ha producido en este terreno.

Y yo, señoría, quiero decirle algo, y es que, por eso, hay que evitar
debates que no conducen a ninguna parte o conducen a la contradicción, y
ustedes, a lo largo de los últimos dos o tres meses, han tenido algunas
tentaciones, por mimetismo con la campaña presidencial francesa y con
algunas sugerencias no muy claras que llegó a hacer el hoy Presidente de
la República Francesa, señor Chirac, sobre el servicio militar, de
introducir algunas dudas sobre la aplicación del modelo del año 1991, que
ustedes saben perfectamente que es el único posible, y lo introdujeron
porque pensaron que les venía bien, y lo hicieron a través de las
personas más representativas de su propio partido. Así que, ándense con
cuidado, aplique el discurso que usted ha dicho hoy a los más altos
dirigentes de su partido y mantengamos la orientación muy sensata que
hasta ahora hemos llevado al unísono, con pequeños matices, el Grupo
Popular y el Grupo Socialista. Tenemos la doctrina militar adecuada, en
eso estamos todos de acuerdo; también tenemos el planeamiento adecuado,
materializado a través de la Directiva de Defensa Nacional, del Objetivo
de Fuerza y del Plan Estratégico Conjunto, y lo tenemos un poco retrasado
debido a las circunstancias económicas de todos conocidas que se han
mencionado esta mañana. Antes que esto está el Plan de Convergencia,
después de él tendrá que estar necesariamente el incremento paulatino,
poco a poco, de nuestro gasto en Defensa, pero hasta ahora todo está
funcionando correctamente. No hay ese ambiente que usted dice, señoría, y
tengo la impresión de que alguien le ha transmitido esas imágenes, a
través del cristal equivocado, distorsionadas intencionadamente. (El
señor Muñoz-Alonso pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: El señor Muñoz-Alonso tiene la palabra.




El señor MUÑOZ-ALONSO LEDO: Señor Presidente, voy a ser muy breve con el
fin de contestar a los señores Ministros.

Señor Ministro de Asuntos Exteriores, ya sé que en ocasiones ciertas
cosas que aparecen en los medios responden a determinados intereses, pero
no me reduzca todo a aquello que se ha llamado en alguna ocasión campañas
orquestadas. Sería negar el papel de la prensa independiente en el debate
político tanto nacional como internacional. Cuando ese tipo de
informaciones, que no son ocasionales sino que de una u otra manera se
repiten, aunque sea con diferencias en el tiempo, creo que es conveniente
tenerlo presente.

Por otra parte, señor Ministro de Defensa, tampoco se pueden negar los
análisis de los expertos que están ahí y están diciendo lo que dicen. No
se pueden negar porque también están ahí los datos comparados de nuestro
país con otros países, pero le voy a decir una cosa, y es que me basta
con lo que ha dicho, que gastamos poco. Al final todo proviene de ahí y,
realmente, no hay que añadir nada más, porque los fallos que yo pueda
haber señalado, todos proceden de un gasto insuficiente. Esa era la razón
de mi intervención.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro de Defensa desea hacer uso de la
palabra. La tiene su señoría.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (García Vargas): Muchas gracias, señor
Presidente. Lo que voy a decir no tiene que ver con los asuntos para los
que se ha convocado hoy a la Comisión. Deseo hacer una invitación a esta
Comisión conjunta, de Exteriores que cuenta también con la presencia de
miembros de la Comisión de Defensa. Estamos en el mes de mayo de 1995, se
está celebrando el quincuagésimo aniversario del fin de la Segunda Guerra
Mundial y España no se está sumando a estas celebraciones porque no formó
parte de la Alianza que venció en esta guerra a favor de la libertad y
repuso la libertad en el continente. Pero hubo españoles que sí
participaron en los ejércitos aliados que contribuyeron a traer la
libertad a nuestro continente y, en reconocimiento a esos españoles que
combatieron en las resistencias, francesas o de otros países, y que
combatieron en los ejércitos aliados, ha sido construido un pequeño
monumento en el cementerio de Fuencarral, aquí en Madrid, y se procederá
a su inauguración el próximo sábado, a la una de la tarde. A este acto,
que va a ser sencillo, un homenaje a españoles ya de cierta edad, que van
a estar presentes, quedan invitados todos los miembros de las comisiones
de Asuntos Exteriores y de Defensa y todos los miembros de esta Cámara
que quieran asistir. Por cierto, esta Cámara se pronunció muy
recientemente en homenaje a esos españoles y, por lo tanto, esta
iniciativa del Ministerio de Defensa va en la línea de la ya adoptada
previamente por este Parlamento.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.




Página 15171




Los siguientes puntos del orden del día, números 5, 6 y 7, referidos a
otras tantas preguntas, se encuentran todos ante la misma situación. Por
diversos motivos, se ha pedido su aplazamiento. Las dos preguntas
presentadas por el señor Rupérez, del Grupo Popular, lo ha sido por
ausencia imperativa del señor Rupérez por motivos familiares; la pregunta
número 6, su autor ha pedido que sea aplazada por otros motivos. Si la
Comisión no tiene inconveniente, esas preguntas serán aplazadas hasta una
próxima ocasión. (Asentimiento.)
Por consiguiente, los señores Ministros que nos han acompañado hasta
ahora quedan liberados. Les despedimos con toda cordialidad.




DICTAMEN SOBRE:



--PROTOCOLO POR EL QUE SE MODIFICA EL CONVENIO ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y
LA REPUBLICA DE AUSTRIA PARA EVITAR LA DOBLE IMPOSICION CON RESPECTO A
LOS IMPUESTOS SOBRE LA RENTA Y SOBRE EL PATRIMONIO DE 20-12-66, FIRMADO
EN VIENA EL 24-2-95. (Número de expediente 110/000154.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, entramos en el punto número 9 del orden
del día: Dictamen sobre el Protocolo por el que se modifica el Convenio
entre el Reino de España y la República de Austria para evitar la doble
imposición con respecto a los impuestos sobre la Renta y sobre el
Patrimonio, de 20 de diciembre de 1966, firmado en Viena el 24 de febrero
de 1995.

¿Grupos que desean hacer uso de la palabra?
Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor Martín Mesa.




El señor MARTIN MESA: Señor Presidente, el Protocolo que vamos a aprobar
en estos momentos afecta a diversos elementos, alguno de ellos
importante, del convenio para evitar la doble imposición con respecto a
los impuestos sobre la Renta de las Personas Físicas y sobre el
Patrimonio, que se suscribió hace casi treinta años entre Austria y
España. Los elementos a los que hacía referencia son la identificación de
los impuestos a los que se aplica el convenio, el método a aplicar por
ambos países para evitar la doble imposición o, incluso, la tributación
de los intereses, bien sean de deuda pública, de bonos y obligaciones, de
créditos de cualquier clase o de rentas asimilables. Puesto que el
convenio data de 1966 --como decía antes, ya hace casi 30 años--, es
evidente que se han producido cambios sustanciales en los sistemas
impositivos, tanto de Austria como de España, lo cual aconsejaba que se
fuera a la suscripción de un nuevo convenio; sin embargo, el objetivo no
se pudo cumplir. En tres reuniones, tanto en Viena como en Madrid, hubo
que optar por firmar un protocolo que modificara parcialmente el convenio
vigente; concretamente, los artículos 2, 3, 11 y 24 del convenio vigente.

Lo que se pretende, en definitiva, no es más que, en primer lugar,
adaptar el convenio a la situación actual y, en segundo lugar, eliminar,
que quizás sea lo más importante, ciertas prácticas de evasión que se
producían amparándose en la redacción originaria del artículo 11 del
convenio. Concretamente, en la redacción originaria se decía que los
intereses de la deuda pública de un Estado sólo podían someterse a
imposición en ese Estado, al amparo de lo cual había detentadores
españoles de deuda pública austriaca que venían evadiendo sus
obligaciones fiscales a la Hacienda española. Al eliminar el párrafo, tal
y como se hace con este protocolo, se elude la posibilidad de
defraudación preexistente, y ello sencillamente porque los detentadores
de deuda pública austriaca deben de pagar al Fisco austriaco y, además,
el diferencial correspondiente al español. Sirva esto a título de
ejemplo.

En definitiva, señorías, el protocolo viene a adaptar el acuerdo vigente
al tenor literal de los acuerdos suscritos más o menos recientemente con
otros países de nuestro entorno, con Francia, con Alemania, con Bélgica e
incluso, muy recientemente se trajo a esta Comisión, hace apenas un par
de meses, el convenio suscrito con Irlanda, y viene, desde luego, a
cubrir los vacios legales que la evolución, como decía antes, de los
sistemas impositivos de los respectivos países han experimentado durante
los tres últimos decenios.

Por consiguiente, el Grupo Socialista, como es lógico, dará su voto
favorable para la autorización preceptiva por las Cortes Generales.

Es todo, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Izquierdo, por el Grupo
Popular.




El señor IZQUIERDO JUAREZ: Señor Presidente, estamos ante un convenio que
se ha resumido, de alguna manera, por el portavoz socialista. Lo que
sucede es que este convenio no es tan inocuo como parece deducirse de la
exposición cortés y ciertamente elegante del portavoz del Grupo
Socialista.

Efectivamente, estamos ante un convenio de la España franquista, porque
tiene una vigencia de 29 años, que ha sido mantenido por el Partido
Socialista durante todo este tiempo. Estamos hablando, señorías --y
permítanme la reflexión--, de los famosos bonos austriacos; unos famosos
bonos austriacos que son conocidos o muy conocidos en cualquier despacho
fiscal, no solamente de Madrid, sino de Barcelona o de cualquier ciudad
de España.

Por el sistema famoso del truco de los bonos austriacos --y ha sido una
cuestión ampliamente debatida incluso en libros de investigación
económica, en prensa diaria, etcétera--, se han evadido sumas importantes
de capital español a Austria, y lo que es más grave, se ha defraudado,
desde un punto de vista legal, al Fisco español. Recordarán SS. SS. que
cuando se inician las conversaciones entre España y Austria para intentar
modificar este convenio, estábamos en febrero de 1993, y un mes después,
el señor González disolvió las Cortes Generales y convocó elecciones. El
nuevo Gobierno no contaba ya, afortunadamente,



Página 15172




con aquel Ministro de Economía y Hacienda todopoderoso, señor Solchaga,
aquel ministro del milagro, milagro que luego se ha tornado realmente
escandaloso, milagro de especulación, de corrupción, de economía
especulativa, de privilegios, etcétera, no formaba parte,
afortunadamente, parte de ese nuevo Gobierno. Meses después, el señor
Solchaga tenía que dimitir por un nuevo escándalo gravísimo, el escándalo
de Ibercorp, en enero de 1994. Es curioso que tuviera que desaparecer el
señor Solchaga como Ministro de Economía y Hacienda para que el Gobierno
español se tomara en serio denunciar un convenio con Austria que era
enormemente lesivo para los intereses de España. Les recuerdo a SS. SS.

que el Gobierno español, de modo unilateral, pudo haber denunciado en
1982 el citado convenio y haber establecido una observación grave sobre
determinadas partes de dicho convenio, en concreto el artículo 11, que
posibilitaba la evasión de capitales y, lo que es más grave, la
defraudación legal al Fisco español. Realmente de lo que estamos
discutiendo es de esto.

La pregunta que debemos hacernos es: ¿cuánto dinero se ha defraudado al
Fisco durante todos estos años?
Una segunda pregunta evidente es por qué el Gobierno del Partido
Socialista ha tardado trece años en darse cuenta de que ésta es una
manera muy importante de conseguir ingresos: gravar a los que realmente
tienen.

En cuanto al montante de los pequeños inversores, el monto del fraude
legal probablemente no sea significativo, pero ¿y si nos preguntamos
ahora qué ha pasado con todas esas sociedades interpuestas que están por
delante de otro tipo de entidades especulativas? ¿Cuánto dinero se ha
defraudado realmente al Fisco español por este sistema? ¿O cuánto dinero
se va a recaudar en el futuro al denunciar el artículo 11 del citado
convenio? Yo creo que ésa es la cuestión.

Nosotros nos congratulamos, y por tanto vamos a apoyar el protocolo que
suprime o da una nueva redacción a cuatro artículos, tres de los cuales
son meramente expositivos, siendo lo fundamental el artículo 11, por el
cual se suprime este apartado número 3, en el que se va a impedir que
haya exenciones fiscales para inversores españoles en Austria. Eso es lo
realmente importante.

También es importante hacer esta reflexión: ¿por qué se hace ahora y no
se ha hecho antes? Está bien que se haga, porque esto se tenía que haber
hecho, señorías, hace mucho tiempo. Hemos tenido problemas de quórum, a
lo mejor el señor Solana, nuestro Ministro de Exteriores, que es
Diputado, debería haberse quedado para ayudarnos, pero le hubiera gustado
escucharme --voy a terminar, señorías-- lo que ahora mismo voy a decir.

Es muy posible --se lo hemos dicho muchas veces, llevamos muchos años
diciéndoselo-- que pagando todos, todos paguemos menos, y ésta es una
buena prueba de ello. La receta es bien sencilla, eliminar los
privilegios y las exenciones que suponen privilegios para los de siempre.




El señor PRESIDENTE: ¿Algún otro Grupo desea hacer uso de la palabra?
Vamos a proceder a la votación.

Efectuada la votación, dijo:



El señor PRESIDENTE: Queda aprobado por unanimidad.




--ACUERDO DE TRANSPORTE AEREO ENTRE EL REINO DE ESPAÑA Y LA REPUBLICA DE
GHANA, HECHO EN ACCRA EL 30-12-94. (Número de expediente 110/000155.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto número 10 y último del orden del
día, Dictamen sobre el Acuerdo de transporte aéreo entre el Reino de
España y la República de Ghana, hecho en Accra el 30 de diciembre de
1994.

¿Grupos que desean hacer uso de la palabra?
Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor Durán.




El señor DURAN NUÑEZ: El texto del Acuerdo de transporte aéreo entre
España y Ghana sigue la fórmula de este tipo de acuerdos al cumplir las
recomendaciones del Convenio IATA, del que hará cincuenta años el próximo
7 de diciembre; define conceptos, autorizaciones sobre vuelo, las escalas
para fines comerciales, etcétera, y en este caso voy a volar sobre el
acuerdo dando nuestra aprobación, similar a la de cualquier otro acuerdo
parecido a éste.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Fuentes.




El señor FUENTES GALLARDO: Poco quiero añadir a la intervención del
portavoz del Grupo Popular, al cual no voy a echar la culpa de si podemos
volar con Ghana o sin Ghana. Unicamente resaltar que el texto de este
acuerdo es el habitual en acuerdos de este tipo y que está conforme con
las recomendaciones del Convenio de Aviación Civil de 1994; que es verdad
que determina las normas para la utilización de las empresas aéreas, que
regula las tarifas y los títulos de aptitud y licencia y, por último,
establece las normas para la solución de las controversias introduciendo
enmiendas al acuerdo anexo.

Sin más, por todos estos motivos, que coinciden, repito, con los que ha
expuesto el portavoz del Grupo Popular, vamos a votar favorablemente este
convenio.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Coalición Canaria, tiene la palabra
el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: También Coalición Canaria va a votar
favorablemente en este trámite de Comisión la ratificación de este
Acuerdo. Fundamentalmente, porque trata de aplicar a un país más
--después diré el caso singular-- los acuerdos de 1994 de la OACI y dar
el marco jurídico adecuado al soporte técnico al que deben someterse las
compañías aeronáuticas de ambos países.

Quiero destacar, señor Presidente, una referencia explícita muy positiva
dado que, como se señala en su anexo, en el cuadro de rutas, la política
que actualmente se viene siguiendo



Página 15173




en los aspectos comerciales de relaciones exteriores, etcétera, de
España, con respecto a países del área africana, sobre todo alrededor del
Golfo de Guinea, se ve aquí reflejado en la ruta señalada para operar la
Compañía ghanesa en el archipiélago canario. Se especifica concretamente,
supongo que se está refiriendo al ámbito de la provincia, a Las Palmas,
con lo cual podríamos operar incluso en los aeropuertos circundantes,
aparte del que existe en Gran Canaria que es el de Gando, como aeropuerto
internacional. Creo que esto tiene un sentido muy positivo, que contempla
específicamente a España, y dentro de ella al archipiélago canario, para
aprovechar su estratégica situación en las comunicaciones entre el
territorio peninsular español y el continente centroafricano y el Golfo
de Guinea.




El señor PRESIDENTE: Antes de proceder a la votación debo hacer una
comunicación que tenía que haber hecho antes de la votación anterior.

El Grupo Socialista, que tiene en este momento presentes en la sala 15 de
sus miembros, plantea cuatro sustituciones. La señora García Manzanares
sustituye al señor Barrionuevo Peña, el señor Neira León sustituye al
señor Curiel Alonso, el señor García Rico sustituye al señor Palacios
Alonso y el señor Cuevas Delgado sustituye al señor Santos Jurado.

El Grupo Popular, que tiene presentes en la sala siete miembros, plantea
la sustitución del señor Rupérez Rubio por el señor López Valdivielso.

Los Grupos de Coalición Canaria e Izquierda Unida, que tienen un miembro
cada uno en la sala, no han planteado ninguna sustitución.

Vamos a proceder, por consiguiente, a la votación del último punto del
orden del día.




Efectuada la votación, dijo:



El señor PRESIDENTE: Se aprueba por unanimidad.

Señorías, damos por terminado el orden del día.

Se levanta la sesión.




Eran las dos y treinta minutos de la tarde.