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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 286, de 28/09/1994
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 286
DE ESTUDIO SOBRE LA INTERVENCION
DEL BANCO ESPAÑOL DE CREDITO
PRESIDENTE: DON JUAN MUÑOZ GARCIA
Sesión núm. 17
celebrada el miércoles, 28 de septiembre de 1994



ORDEN DEL DIA:
Comparecencia de don José María López de Letona y Núñez del Pino:
--Ex Vicepresidente de Banesto, para informar en relación con la
investigación que está realizando la Cámara sobre el citado Banco. A
solicitud del Grupo Parlamentario Socialista. (Número de expediente
219/000372) (Página 8392)
--Ex Presidente de Banesto, para informar en relación con la
investigación que está realizando la Cámara sobre el citado Banco. A
solicitud del Grupo Parlamentario Federal IU-IC. (Número de expediente
219/000392) (Página 8392)
--Ex Consejero de Banesto, para informar en relación con la investigación
que está realizando la Cámara sobre el citado Banco. A solicitud del
Grupo Parlamentario Popular. (Número de expediente 219/000412) (Página 8392)



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Comparecencia de don Aristóbulo de Juan Frutos, ex Consejero de Banesto,
para informar en relación con la investigación que está realizando la
Cámara sobre el citado Banco. A solicitud del Grupo Parlamentario
Socialista (número de expediente 219/000388), Grupo Parlamentario Federal
IU-IC (número de expediente 219/000401) y Grupo Parlamentario Popular
(número de expediente 219/000411) (Página 8406)



Se abre la sesión a las nueve y treinta y cinco minutos de la mañana.




COMPARECENCIA DE DON JOSE MARIA LOPEZ DE LETONA Y NUÑEZ DEL PINO:



--EX VICEPRESIDENTE DE BANESTO, PARA INFORMAR EN RELACION CON LA
INVESTIGACION QUE ESTA REALIZANDO LA CAMARA SOBRE EL CITADO BANCO. A
SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA. (Número de expediente
219/000372.)



--EX PRESIDENTE DE BANESTO, PARA INFORMAR EN RELACION CON LA
INVESTIGACION QUE ESTA REALIZANDO LA CAMARA SOBRE EL CITADO BANCO. A
SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO FEDERAL DE IZQUIERDA UNIDA-INICIATIVA
PER CATALUNYA. (Número de expediente 219/000392)



--EX CONSEJERO DE BANESTO, PARA INFORMAR EN RELACION CON LA INVESTIGACION
QUE ESTA REALIZANDO LA CAMARA SOBRE EL CITADO BANCO. A SOLICITUD DEL
GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR. (Número de expediente 219/000412.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, se abre la sesión.

El punto 1.º del orden del día es la comparecencia del señor López de
Letona como ex vicepresidente y consejero delegado del Banco Español de
Crédito para informar en relación con la investigación que está
realizando la Cámara sobre dicho Banco, a solicitud de los Grupos
Socialista, Federal de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya y
Popular.

Agradecemos la presencia del señor López de Letona en esta Comisión, le
damos la bienvenida y en nombre de todos, de antemano, le agradecemos su
excelente disponibilidad para con la Comisión.

En primer lugar, por orden de solicitud de su comparecencia, tiene la
palabra la portavoz del Grupo Socialista, señora Aroz.




La señora AROZ IBAÑEZ: Muchas gracias, señor López de Letona, por su
comparecencia ante esta Comisión de seguimiento de la crisis de Banesto,
que actualmente se encuentra en una fase de estudio de las causas que
originaron dicha crisis, seis años después de que don Mario Conde
accediera a la Presidencia del Banco.

Para realizar este estudio y análisis nuestro Grupo ha considerado
importante conocer cuál era el punto de partida cuando el señor Conde se
hizo cargo de la gestión del Banco. En este sentido y para este
conocimiento, entendemos que su explicación y su valoración de la
realidad del Banco en el año 1987, que fue la fecha en la que se
incorporó el señor Conde, son, sin duda, un testimonio muy valioso por su
experiencia en el sistema financiero, como Gobernador del Banco de
España, pero también por su experiencia y eficacia en la gestión en la
banca privada, primero en el Banco de Madrid y después en el Banco
Español de Crédito como vicepresidente y como consejero delegado.

Las preguntas que quisiera formularle son amplias, pero, al mismo tiempo,
concretas. En primer lugar, desearíamos conocer cuál era la situación del
Banco a finales de 1987. En segundo lugar, cuáles habían sido las líneas
del plan de saneamiento que usted había emprendido y cuáles eran las
líneas de actuación que usted tenía previsto llevar a cabo para
completarlo, entendiendo que a finales de 1987 dicho plan de saneamiento
ya se encontraba en una fase final. En tercer lugar, desearíamos conocer
en qué medida se cumplió su plan con posterioridad por los nuevos
gestores del Banco. En cuarto lugar, quisiéramos conocer también su
opinión sobre si el Banco estaba en condiciones para financiar la
fortísima expansión que se inició a partir de 1988, el primer año de la
gestión del señor Conde, la expansión crediticia, inversiones, etcétera.

En quinto lugar, quisiera preguntarle por un aspecto concreto de la
supervisión del Banco de España en aquella época.

Ha habido una cierta polémica que ha aparecido en los medios de
comunicación sobre los criterios y la normativa que existía en aquel
momento en relación con operaciones intergrupo para dar beneficio, que ha
sido uno de los aspectos concretos que han caracterizado la gestión del
señor Conde. Quisiéramos conocer cuál era la normativa contable en
relación con este tipo de operaciones a finales de los 80, teniendo
presente que conocemos que a partir de 1991 la normativa prohíbe que los
beneficios contables derivados de estas operaciones se trasladen
directamente a la cuenta pérdidas y ganancias.

Por último, quisiéramos conocer su opinión autorizada, como experto que
tuvo responsabilidades en el banco emisor y en la banca privada, sobre el
siguiente aspecto. Ante la gravedad de una crisis como la de Banesto, con
las



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características y dimensión de Banesto, con un quebranto y una necesidad
de saneamiento de 605.000 millones, ¿cree usted que era posible que el
banco pudiese afrontar por sí mismo esa situación de crisis? Y una
segunda parte de esta pregunta sería la siguiente: ¿qué credibilidad o
qué confianza podría merecer un plan de actuación de un equipo gestor que
había llevado al banco a esa situación?
Nada más, por el momento, y muchas gracias, señor López de Letona.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, tiene la palabra el señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: Señor López de Letona, es tradicional en esta
Comisión que las preguntas que han formulado otros portavoces y que
coincidan con las que va a formular el portavoz que interviene sean
asumidas por el mismo; por tanto, le señalo que me sentiré respondido en
la parte que corresponda a las preguntas que acaban de hacerle, preguntas
que, más o menos, si no en los mismos términos sí en términos muy
similares, yo pensaba plantearle para hacernos una idea más cabal de la
situación del banco en 1987 y también para escuchar la opinión de
personas que han tenido altos cargos de responsabilidad en el mismo sobre
cómo estaba el banco en 1987/1988 y, a grandes rasgos, si usted lo tiene
a bien, que nos diese su opinión sobre alguna de las evoluciones que se
han producido en el banco en el período 1988/1994. Por tanto, dando por
planteadas las preguntas que le acaba de hacer la señora Aroz, yo
quisiera insistir en algún otro tipo de preguntas, quizá más valorativas,
pero que, repito, me interesaría mucho conocer su opinión al respecto.

Antes de formular las preguntas de orden valorativo, quisiera que
explicase un poco a la Comisión cuál era el grado de saneamiento
necesario en 1986/1987 en el banco y cuál era el origen fundamental de la
necesidad de saneamiento. Si mis conocimientos son exactos,
fundamentalmente se debía al quebranto producido por la Banca Garriga
Nogués, filial de Banesto, pero quisiera que usted explicase un poco a la
Comisión si era así o si había otros elementos productores de necesidades
de un plan de saneamiento y de provisiones, cuáles eran éstas y en qué
línea estaban, como ya le han preguntado.

Cambiando de línea, quisiera preguntarle si usted, como banquero, cree
que es una política acertada plantear una expansión crediticia fuerte,
fortísima, recurriendo al dinero del interbancario, en lugar de recurrir
al dinero de los depósitos propios de clientes, si ésta es una política
lógica en términos de política bancaria o si, por el contrario, es una
política que, de alguna forma, puede llevar al desastre en la medida en
que se está comprando dinero caro y se está vendiendo dinero barato en
forma de créditos personales. Me gustaría saber su opinión al respecto.

Me gustaría también saber si cree lógico o no es señal de alarma que un
banco, como era el caso de Banesto durante los años 1988 a 1993, vaya
reduciendo, año tras año, su margen financiero, su margen ordinario y el
margen de explotación y que esto pueda presentarse como un éxito de
gestión, siendo así que los resultados finales de la cuenta de
explotación, es decir, el beneficio y el reparto de dividendos en los
últimos cuatro años de la gestión del banco por parte de don Mario Conde,
se producían siempre por vía de atípicos (venta de inmuebles, operaciones
intergrupo, e incluso, al final, artificios contables). ¿Qué opinión le
merece la evolución en descenso de estos tres márgenes tan importantes
para analizar el buen funcionamiento de una entidad bancaria?
También quisiera conocer su opinión sobre la concentración de riesgos de
una entidad bancaria en entidades participadas. Hay unos topes legales
que, por cierto, tienden cada vez a reducirse más en la normativa, pero
cada cosa hay que analizarla en el contexto de lo que era legal y posible
en cada momento. Por tanto, sería injusto hablar de los topes de hoy
refiriéndonos a años pasados. En todo caso, querría que nos dijese si le
parece acertada una política de concentración de riesgos en empresas
participadas o en lo que este Diputado llamaría en empresas más o menos
pintorescas para un banco, como puede ser medios de comunicación, hoteles
o créditos fortísimos a empresas radicadas en paraísos fiscales, empresas
que, cuando uno lee sus estatutos, ve que son empresas fiduciarias de un
solo tenedor o de dos y que reciben importantísimos créditos, como
tendremos ocasión de ver el próximo viernes.

Querría también saber su opinión sobre los mecanismos de escamotear la
posible autocartera de una entidad bancaria aparcando acciones de esa
entidad y apalancando respectivamente esas acciones entre entidades de
fuera o entidades del grupo consolidable y el propio banco, cosa que,
como hemos podido conocer los miembros de esta Comisión, era práctica
habitual en Banesto entre sus empresas participadas (La Unión y el Fénix)
o empresas con las que tenía cruce de acciones (Dorna, Oasis y tantas
otras que ya iremos viendo en esta Comisión), pero como mecanismo de
actuación quisiera saber la opinión que le merece a usted.

Por último, me gustaría conocer su opinión sobre la oportunidad y la
bondad de la creación, por parte del banco en un determinado momento, de
una corporación industrial y financiera, concentrando todas las empresas
en esa misma corporación, porque aunque ahora sea fácil decir, a la vista
del resultado, que no fue una operación brillante, desde el punto de
vista estrictamente bancario, ¿qué opinión le merece a usted la creación
de una corporación o el mantenimiento de la situación que tenía el banco
de participación en las famosas «isas» en diversas empresas industriales
en su accionariado?



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor
Sanz.




El señor SANZ PALACIO: Muchas gracias, señor López de Letona, por su
comparecencia ante esta Comisión.

Yo voy a fijar mi intervención en cuatro grandes bloques, alguno de los
cuales contendrá preguntas que ya habrán sido formuladas anteriormente
por otros grupos parlamentarios, por lo que le ruego que, en la medida
que



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usted pueda, las conteste de forma individual o colectiva, como le sea
más fácil, a su comodidad.

El primer grupo hace referencia a la situación de Banesto a finales de
1987, cuando usted deja la Vicepresidencia de Banesto. Nos interesaría
que usted nos aclarase algunos aspectos sobre la situación de Banesto y
que nos describiera el proceso de saneamiento realizado por usted, en la
amplitud que crea conveniente. A su juicio, ¿había concluido el proceso
de saneamiento a finales de 1987? También nos interesaría que nos
precisara el alcance de la necesidad de un saneamiento adicional durante
el año 1988 y siguientes. ¿Cree usted posible que se terminase el proceso
de saneamiento en el año 1988? Nos interesaría también conocer si usted
hizo saber su opinión a alguien y a quién se la hizo saber.

Un segundo bloque hace referencia a que está claro que, una vez que usted
dejó la Vicepresidencia de Banesto, no se continuó con ese proceso de
saneamiento, sino que el señor Conde optó por no hacerlo, e incluso llegó
a afirmar en las juntas generales de accionistas, las correspondientes a
1988 y 1989, que el saneamiento había terminado, aun sabiendo que no era
así; son palabras textuales del señor Mario Conde. ¿Cree usted que ello
era debido a la ignorancia que tenía el señor Conde de la naturaleza del
negocio bancario o era por cobardía, por miedo a afrontar el saneamiento?
Lo que parece claro es que se confiaba en que una fusión podía solucionar
todos los problemas de la entidad sin necesidad de continuar el
saneamiento. ¿Cree, señor López de Letona, que ésta era la postura de un
banquero profesional, de un buen gestor?
Un tercer bloque hace referencia al papel jugado por el Banco de España.

¿Cuál era la postura del Banco de España? Algún compareciente ha
declarado a esta Comisión que el maquillaje en los balances era tolerado
por el Banco de España y que la oposición que pudieran mostrar algunos
consejeros a este tipo de prácticas se veía desautorizada de algún modo
por la actitud del Banco de España, de tal modo que, al final, además de
no ejercer un control externo, desactivaba el control interno. ¿Cree
usted, señor López de Letona, que en el Banco de España se consideraba
deseable que Banesto se fusionase como alternativa a un saneamiento a
fondo llevado a cabo en solitario por la propia entidad?
Un último aspecto relacionado con el papel jugado por el Banco de España
sobre el cual usted nos podría dar su opinión como experto es la excesiva
discrecionalidad con que se trata el problema de Banesto. En 1988 y años
siguientes se consienten ciertas operaciones, como la venta por parte de
Fincas y Valores, sociedad instrumental de Banesto, de unos edificios al
propio Banco, originando unas plusvalías de 6.632 millones, y la
adquisición en agosto de 1988 de títulos del Banco por parte de La Unión
y el Fénix, con financiación en parte del propio Banesto, poniendo de
manifiesto unas plusvalías de unos 15.000 millones, aproximadamente,
siendo la única finalidad de estas operaciones mejorar el aspecto de la
cuenta de resultados, ya que carecían de un fondo económico real. En
cambio, en 1993 se lleva a cabo la intervención por el Banco de España,
el cual se apoya, entre otros argumentos, en estas y otras
irregularidades.

Señor López de Letona, esta Comisión no tiene como objetivo el encontrar
culpables ni inculpar a ninguna institución y menos todavía al Banco de
España, pero creemos que como mínimo debe aspirar a abrir un debate más
amplio y constructivo que, sin duda, ha de contemplar la eficacia del
propio sistema de supervisión prudencial para que no se repitan
situaciones como la de Banesto. Una de las conclusiones que podemos ir
avanzando y a las que hemos llegado ya como Grupo Popular es la
ineficacia que ha aprobado un sistema basado en la discrecionalidad de la
entidad supervisora frente a un sistema en el que prevalezcan las normas.

Un cuarto y último punto es el referente a la entrada de los señores
Conde y Abelló. ¿Cree que el señor Conde respondía al perfil que la
entidad, Banesto, necesitaba en las circunstancias que tenía en 1988?
¿Opina que en ese momento el señor Conde era la persona indicada para
ocupar el primer puesto del Banco? ¿Qué tipo de gestor era el señor don
Mario Conde?
Por ahora nada más.




El señor PRESIDENTE: El objeto de la Comisión es concretamente el
seguimiento de las actuaciones de los organismos e instituciones públicas
en relación con la intervención del Banco Español de Crédito por el Banco
de España, así como el conocimiento de la situación provocada por la
gestión de aquella entidad financiera, respetando el principio del
secreto bancario.

Esto hay que recordárselo de vez en cuando a los señores miembros de la
Comisión para que el Presidente no les tenga que llamar a la cuestión.

¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Por el Grupo Catalán de Convergència i Unió, tiene la palabra el señor
Sánchez i Llibre.




El señor SANCHEZ I LLIBRE: Quiero agradecer la presencia en la Comisión
de Seguimiento de Banesto del señor don José María López de Letona para
que nos pueda aclarar todas las preguntas que le hemos hecho y le vamos a
hacer todos los portavoces de los diferentes Grupos Parlamentarios.

Ciñéndome básicamente a las apreciaciones que ha hecho el Presidente de
la Comisión de ajustarnos única y exclusivamente a las causas y al
análisis de la gestión y el porqué finalmente Banesto llevó a la quiebra
económica a la primera institución financiera de España, me sumaría a las
preguntas que han hecho los demás portavoces que me han precedido en el
uso de la palabra y concluiría con cinco preguntas de opinión personal
respecto al fatídico desenlace del Banco Español de Crédito.

En primer lugar, me gustaría saber la opinión del señor don José María
López de Letona en cuanto a la ortodoxia bancaria ejercida por el
anterior Presidente de Banesto referida a los siguientes campos de
actuación. En primer lugar, me gustaría saber, en su opinión, por qué el
ex Presidente del Banco Español de Crédito llegó a una insuficiencia de
previsiones e insolvencias de créditos y procuración de valores de
400.000 millones de pesetas, según estimaciones efectuadas por el Banco
de España, así como su



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apreciación y su valoración como gestor respecto al incumplimiento de las
normas vigentes en cuanto a límites de riesgo por la concentración en
riesgos crediticios del Banco Español de Crédito sobre su grupo no
consolidado de un 64,3 por ciento al 30 de junio de 1993, cuando la
normativa vigente durante este período era solamente del 40 por ciento.

Quisiera conocer su valoración en cuanto a los actos fraudulentos y
personas interpuestas, como así lo tipifica el informe del Banco de
España, por la inversión en carteras de valores y riesgos crediticios de
personas interpuestas, que ascienden a 133.313 millones de pesetas, con
unos quebrantos posibles de 129.745 millones. También quisiera conocer la
valoración del ex Presidente del Banco Español de Crédito en cuanto a su
insuficiencia de cobertura de recursos propios, que alcanzaron la cifra
de menos 147.000 millones de pesetas, representando un desfase del menos
25,93 por ciento.

Por último, quisiera saber también su opinión respecto de la inversión
indiscriminada del Banco Español de Crédito en medios de comunicación,
que llegaron a alcanzar la astronómica cifra de 70.000 millones de
pesetas, representando un tercio del capital social de la entidad.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Coalición Canaria, tiene la palabra
el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Bienvenido a nuestra Comisión, señor López de
Letona, y le agradezco también, en nombre de mi Grupo, su amable
comparecencia aquí.

En la medida en la que libremente pueda contestar, le voy a hacer las
siguientes preguntas al hilo de unas declaraciones que el pasado día 19
de septiembre, ante esta misma Comisión, realizaba el en ese momento
compareciente don Juan Abelló. Don Juan Abelló, a respuesta de uno de los
miembros de esta Comisión, dijo textualmente, y leo literalmente del
«Diario de Sesiones»: «En Banesto ha habido un problema de gestión
anterior. El señor Letona dimitió y se fue. Me acuerdo de haber estado
hablando por teléfono con él varios días antes de tomar su decisión
porque estaba empeñado en dimitir y yo empeñado en que no dimitiera.

Usted se acordará de la OPA del Banco de Bilbao, de la dimisión del señor
Letona y de cómo vinieron los acontecimientos y se nombró Presidente al
señor Conde.» Mi primera pregunta, señor López de Letona, al hilo de esta
declaración que ha hecho don Juan Abelló --y usted podrá confirmar si es
o no cierta esta conversación telefónica-- es la siguiente: ¿es que en el
intento de don Juan Abelló, después Vicepresidente del Banesto y que más
tarde dimite, hay algún germen de planteamiento de gestión de Banesto que
hubiera servido de excusa posteriormente a don Mario Conde para decir que
ya él heredaba problemas de gestión interna dentro de Banesto o no?
Mi segunda pregunta, señor López de Letona, es que también en esa
comparecencia el señor Abelló dice que «en Banesto yo tenía personalmente
amigos que veían con buenos ojos nuestra entrada en el Banco». Se está
refiriendo a la entrada de Conde y Abelló. Esos amigos personales que
usted tenía constancia de que existieran en ese momento en el consejo de
administración, cuando se produce también todo el problema del intento de
OPA del Banco de Bilbao, ¿había en el propio consejo de administración
miembros que estaban en ese momento propiciando la entrada de los señores
Conde y Abelló y por una de esas razones usted se vio obligado o forzado
a presentar su dimisión?
Tercera pregunta. En su amplia experiencia, señor López de Letona, y
sobre todo con respecto al Banco de España, ¿encontró en esos momentos en
que se produce su dimisión que el Banco de España venía realizando una
correcta actuación sobre Banesto o le estaba dando determinadas
indicaciones o en ese proceso y en esos problemas usted se encontró en
algún momento desasistido, por llamarlo de alguna manera y en el mejor
sentido de la palabra, de la aplicación de unas garantías por parte del
Banco de España sobre Banesto? Porque esto es muy importante a los
efectos de este diputado, señor López de Letona, para hacer el
seguimiento que conduce a la fecha del 28 de diciembre del pasado año en
que se produce la intervención del Banco de España sobre el Banesto de la
presidencia de don Mario Conde.

Finalmente, señor López de Letona, en la época en que usted está al
frente de altas responsabilidades en Banesto se produce alguna operación
bancaria --caso Banca Garriga Nogués, etcétera--, cuyas consecuencias
financieras para el Banco tiene que heredar, posteriormente, el señor
Conde y que él ha utilizado y algunos de los miembros del consejo de
administración del Banesto intervenido para justificar determinadas
operaciones; es decir, que vienen de ser endosos y de resultados
anteriores, incluso, de la política de pago de dividendos o de política
de destinar a reservas determinados beneficios.

Nada más y muchas gracias, señor López de Letona, agradeciéndole su
atención y lo que pueda contestar.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Mixto, tiene la palabra el señor
Albistur.




El señor ALBISTUR MARIN: Quiero agradecer al señor López de Letona su
presencia y como ya mis compañeros tanto de Izquierda Unida como de
Convergència i Unió han hecho unas preguntas que yo iba a plantear, le
voy a resumir simplemente dos temas que me parece que puede sintetizar y
que me gustaría planteárselos para que no queden matices sin aclarar. Uno
de ellos es: en su opinión, ¿cuáles son las causas que explican la
situación a la que hemos llegado? Usted ha estado fuera del Banco desde
el año 1987 y ha podido ir observando el Banco --seguro que usted tomó
una decisión personal y valiente, en su momento--, ha sido un buen
observador externo de la situación y ha sido capaz de conocer o de hacer
una síntesis de las claves que explican o que causan la situación en la
que nos hemos encontrado en diciembre del año pasado.

En segundo lugar, también me gustaría conocer su opinión sobre el
desarrollo de la llamada Corporación Industrial, sobre el interés que
tenía para Banesto --el Banesto que usted conoció y el Banesto en que
después ha derivado-- estas inversiones y toma de participaciones y las



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consecuencias que se derivaban también de estas participaciones para
Banesto.




El señor PRESIDENTE: Para responder a las cuestiones planteadas, tiene la
palabra el señor López de Letona.




El señor EX PRESIDENTE DE BANESTO (López de Letona y Núñez del Pino):
Muchas gracias a todos los señores diputados que me han hecho preguntas,
a las que trataré de corresponder para darles mi visión sobre lo que fue
el proceso de saneamiento del Banco en los años 1986 y 1987, que es lo
que fundamentalmente me incumbe.

Debo decir que sobre este tema puedo estar hablando horas y horas. No sé
el tiempo del que ustedes disponen, por lo que probablemente voy a tener
que hacer una exposición comprimida tratando de dar respuesta a todas sus
preguntas. En el fondo, lo que desean conocer es mi versión sobre la
historia, y mi versión sobre la historia es otro libro. (Risas.)
Naturalmente, podían ser, otra vez, cuatrocientos o quinientos folios
para explicar cuál es mi punto de vista.

En segundo lugar, como ustedes pueden comprender, no quisiera entrar en
valoraciones personales sobre mis opiniones, en particular sobre mi
sucesor. No me parece elegante que sea yo el que ponga de manifiesto sus
virtudes o sus defectos. No obstante, trataré de corresponder a sus
preguntas con una opinión lo más aséptica posible de qué es lo que yo
entiendo por una gestión ortodoxa o qué es lo que yo entiendo sobre cómo
se debe llevar un banco en esas situaciones. En esa medida, ustedes sacan
las conclusiones de si van o no en el buen camino o no se va en el buen
camino, pero hay que reconocer que no hay una pauta única para gestionar
ni un banco, ni una empresa ni nada. La gestión es algo muy personal y
todo el mundo sabe --igual que en política-- que cuando se cambia al
jefe, cuando se cambia al director, cuando se cambia al presidente se
cambian los estilos, se cambia la manera de llevar la gestión y cada uno
lo hace a su manera. Lo cual no quiere decir que sea ni mejor ni peor. Lo
que ocurre es que es diferente. Cada uno lo hace a su manera.

La mayor parte de ustedes han concentrado sus preguntas en conocer cómo
estaba el Banco a finales de 1987 y cuáles habían sido las causas por las
que se había llegado a esa situación y en qué medida el saneamiento
estaba o no terminado, para después pasar, en opinión del señor Mardones,
a cuáles fueron algunas circunstancias o cuál era mi opinión sobre el
momento en que los señores Conde y Abelló entran en el Banco. Hay un
bloque posterior de preguntas que se refiere a cuál es mi opinión sobre
las causas que a partir del año 1988 tuvieron como consecuencia que el
Banco se encontrara en una situación que obligó a intervenir al Banco de
España en el mes de diciembre pasado.

Yo llego al Banco en enero de 1986, después de llevar seis años
trabajando dentro del grupo Banesto, como Presidente del Banco de Madrid,
saneando los Bancos de Madrid y el Catalán de Desarrollo, que eran bancos
filiales de Banesto que tenían serios problemas. Quiero decir que a lo
largo de seis años fui un hombre del grupo, era un hombre de Banesto. En
el año 1986 no había aterrizado en Banesto por casualidad, no se me había
buscado a mí por concomitancias ni con el poder político ni con la
autoridad monetaria, sino fundamentalmente porque yo llevaba seis años
trabajando en el grupo a su satisfacción, cosa que continuamente me
hacían llegar los responsables de Banesto y algunos de los consejeros más
significativos. De manera que cuando el Banco de España puso de
manifiesto a finales de 1985 sus preocupaciones por la situación de
Banesto y la necesidad de un giro en su gestión, los propios consejeros
de Banesto se fijaron en mí como una persona que posiblemente podía
ayudar a enderezar la situación, entre otras razones porque era alguien
que pertenecía al grupo y alguien que tenía una experiencia en el sector
bancario, primero como Gobernador, lo cual, por otra parte, aseguraba un
conocimiento y una relación con la autoridad monetaria, más fácil y más
fluida que para otras personas; segundo, porque llevaba seis años
trabajando dentro del grupo a satisfacción y conociendo perfectamente
todos los problemas. Por consiguiente, ésta fue la razón fundamental de
mi llegada a la vicepresidencia ejecutiva de Banesto. Luego, los medios
de comunicación y las opiniones interesadas de dar un sesgo diferente,
pero la realidad es que yo llego como hombre del grupo a Banesto.

La primera crisis de Banesto se origina por tres actuaciones
desafortunadas en el pasado, que, cronológicamente, fueron: la absorción
del Banco Coca; posteriormente, la toma de participación mayoritaria en
el Banco de Madrid y, por último, la crisis de Garriga Nogués. Aunque el
Banco de Madrid era un banco participado por Banesto, pero no tenía una
participación mayoritaria, Banesto, sin embargo, era el accionista más
importante y, en consecuencia, tenía una responsabilidad cierta sobre la
marcha del Banco. El caso de Garriga Nogués era distinto porque era un
banco filial al cien por cien de Banesto. Estas tres causas produjeron al
Banco en su conjunto quebrantos del orden de los 250.000 millones;
quebrantos que, a finales de 1985, en alguna medida se habían ido, por
decirlo así, compensando, tapando, podíamos decir en lenguaje coloquial,
pero que, obviamente, a finales de 1985 se hicieron ya patentes, sobre
todo por la situación del banco Garriga Nogués, que había llegado a tener
cierta gravedad.

Tan es así, que el Banco de España, a principios del año 1986, envió al
Presidente del Banesto una comunicación en la que le adjuntaba un informe
de la inspección del Banco de España sobre cuál era la insuficiencia de
dotaciones que, a juicio del Banco de España, tenía Banesto en aquel
momento. Y el Banco de España entonces cifraba los ajustes pendientes en
109.000 millones de pesetas, de los cuales los correspondientes al Banco
Garriga Nogués eran 44.000 millones. De manera que ni siquiera la mitad
de los quebrantos que entonces se cifraron por el banco se debían al tema
Garriga Nogués, en opinión de aquel informe, que era de febrero de 1986.

Consecuencia de ese informe fue la decisión de incorporarme como
ejecutivo al banco. Había sido nombrado consejero en el mes de enero y en
el mes de marzo fui nombrado vicepresidente y consejero-delegado.

Naturalmente, mi primer objetivo dentro del Banco fue tratar de conocer
con la mayor precisión cuál era su situación y en qué medida aquellas
cifras que se deducían del



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informe del Banco de España, en mi opinión, se ajustaban a la realidad o
había diferencias en relación con la opinión del propio Banesto al
respecto.

En el mes de octubre de 1986 envié, me parece, mi primera estimación de
cuáles son los quebrantos que sufre Banesto por los conceptos que
figuraban en el acta del Banco de España. Los 109.000 millones en que el
Banco de España cifraba las insuficiencias yo los elevo a 125.000
millones y los 44.000 millones del banco Garriga Nogués los elevo a
57.000. Este hecho es un poco atípico porque generalmente el banco
inspeccionado suele tender a decir que las insuficiencias son menores de
las que dice el Banco de España, y en este caso concreto soy yo el que
digo: No, no son 109.000 millones, sino que son 125.000 millones. Y a
mediados de 1987 (porque, naturalmente, el análisis de un banco tan
grande como Banesto es una operación complejísima que no se puede
resolver en muy pocos meses; a medida que uno va profundizando en el tema
va conociendo mejor el Banco y cuáles son las insuficiencias) y a
mediados de 1987, repito, vengo a decir: señores, no son 125.000
millones, sino que son 150.000 millones, que es la cifra en la que yo
estimaba que podía cuantificarse la insuficiencia de las acciones de
Banesto; repito: 150.000 millones.

¿Cuáles fueron, digamos, las líneas de saneamiento y las orientaciones de
gestión en aquel entonces, fundamentalmente en el año 1986? Primero,
llegamos a la conclusión de que el problema de Banesto lo iba a resolver
él mismo, sin pedir ayuda exterior a nadie. Cuando otros bancos han
tenido problemas al final ha habido ayudas por parte del Banco de España
y en algunas ocasiones se ha tenido que hacer cargo del saneamiento el
Fondo de Garantía de Depósitos e incluso el resto del sistema bancario ha
colaborado en ocasiones con ayudas para resolver determinadas
dificultades. Pero en nuestro caso lo que se decidió fue que el problema
de Banesto lo resolvería él con sus propios medios. Y, naturalmente, eso
sólo se podía hacer, en mi opinión, de dos maneras: introduciendo un
mayor rigor en la gestión, reduciendo al máximo los costes y generando
plusvalías por la venta de activos.

Ustedes recordarán que en el año 1986 empecé a realizar ventas de activos
en Banesto, lo que originó serias críticas dentro y fuera de la casa. Las
críticas empezaron diciendo: López de Letona está descapitalizando el
Banco; el Banco mejora, pero eso es gracias a que se están vendiendo
activos; éstos son beneficios atípicos; lo importante son los resultados
que se derivan de la gestión del Banco; hay que ver qué ocurre con los
márgenes, etcétera. Fue muy criticado, además, por la venta de activos.

Naturalmente, mi respuesta fue siempre la de decir: Ante una situación
atípica en la que hay unas pérdidas embolsadas que proceden de años
anteriores muy importantes, la única manera que tiene el Banco de
resolver ese problema por sus propios medios es haciendo aflorar las
plusvalías latentes que tiene en razón de las participaciones que ha ido
ahorrando o invirtiendo en años pasados. Esto es algo que podría
calificar de normal; es normal que se fueran haciendo plusvalías, sobre
todo en algunas sociedades en las que no estaba justificada la presencia
del Banco o en la que el Banco tenía una participación tan alta que podía
reducir su participación a porcentajes inferiores sin dejar de controlar
la sociedad y, por consiguiente, podía generar plusvalías sin perder el
control de algunas de estas sociedades.

En aquel momento, en el año 1986 el Banco generó unos resultados brutos
del orden de los 80.000 ó 90.000 millones de pesetas. La decisión que
entonces se tomó en el año 1986, decisión que también fue muy
controvertida, fue la de destinar la totalidad de los recursos que se
habían generado a cubrir parte de lo que podíamos llamar la insuficiencia
de dotaciones. Si yo había dicho ya que había 125.000 millones, parecía
imposible que hubiéramos generado ochenta y tantos mil millones de
recursos, parte de los cuales había que destinar a las dotaciones de
amortizaciones de las operaciones ordinarias del ejercicio y solamente
los excedentes podían ser destinados a cubrir atrasos anteriores. Me
pareció lógico y natural destinar todos los recursos generados al
saneamiento del Banco, dando un beneficio cero. Fue la primera vez que se
hizo una operación de este tipo. Posteriormente, alguien más la hizo;
pero aquélla fue la primera vez que se hizo una operación de este tipo
que se complementó con otra decisión, también controvertida en aquel
momento, que fue repartir el mismo dividendo del año anterior con cargo a
reservas. Esta fue una negociación dura y difícil con las autoridades
monetarias y financieras, pero que me parecía que tenía algún sentido, en
primer lugar, porque era algo que entraba dentro de la ortodoxia, pese a
lo que se decía antes, porque las reservas de libre disposición están
para eso, para poder utilizarlas libremente en un momento dado y porque
en muchas ocasiones estas reservas de libre disposición son las que
permiten garantizar un cierto nivel de remuneración al capital. No es muy
frecuente, no es extraordinario, y están ahí para algo.

En todo caso, yo me comprometí a que la disminución de reservas que se
produjesen por este hecho fueran compensadas en el año próximo. Yo me
comprometí a que a final de 1987 el nivel de reservas del Banco fuera
superior al que existía cuando yo llegué al Banco, cosa que,
efectivamente, advirtiendo los balances a finales de 1987, se puede
comprobar que fue así. De manera que en el año 1986 se decide dar
beneficio cero, aplicar todos los recursos generados al saneamiento y
todos aquellos recursos fundamentalmente empleados en el saneamiento de
la operación Garriga Nogués. En la memoria de Banesto de 1986 se detalla
con bastante precisión cuál es la operación por la cual se sanea el banco
Garriga Nogués, que se disuelve y se absorbe por Banesto y sus bancos
filiales, y el banco Garriga Nogués desaparece como tal. De parte de los
activos que tenía el banco Garriga Nogués se hace cargo de ellos el Banco
Catalán de Desarrollo, que cambia su denominación por la de Banque de
Credit Catalá.

En 1986, evidentemente, el rigor en la gestión y la evolución de costes
obliga a que el banco, por decirlo así, mantenga su actividad crediticia
dentro de los niveles existentes. No es un momento adecuado para que el
banco se expansione ni para que el banco capte más depósitos, sino que
toda la gestión se concentra, como es lógico, en el



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saneamiento. Pero ya en 1987 la situación mejora, y, como la situación
mejora, uno se puede empezar a dedicar a mejorar, como alguno de ustedes
ha dicho, los márgenes, que en el negocio estrictamente bancario son
fundamentales, que son el margen de intermediación y el margen de
explotación, y esto se va produciendo de un modo inexorable. Como ustedes
saben, generalmente se envían al Banco de España trimestralmente los
balances, se van produciendo los informes de cómo va evolucionando en el
banco, y yo les voy a decir a ustedes cómo empieza a evolucionar el
margen de intermediaciones en Banesto en 1987, trimestre a trimestre.

El margen de intermediación sobre activos totales medios, que es la
manera habitual de presentar estos resultados, en 1987, en el primer
trimestre, es de 3,49, en el segundo es de 4,09 y en el tercer trimestre
es del 4,40. ¿Cuál es el margen de intermediación a 31 de diciembre de
1992? Es el último balance, por decirlo así, normal de Banesto, puesto
que en 1993 ya el balance recoge la totalidad de los saneamientos, pero
¿cuál es el margen de intermediación que se deduce del último balance
presentado por Banesto en diciembre de 1992? Es el 3,08. Que este margen
de intermediación sea inferior al que se obtuvo en mi gestión en el año
1987 hay que decir en honor a la verdad que no se puede comparar una cosa
con otra, porque la situación de las economías es distinta y, como todo
el mundo sabe, el margen de intermediación de la banca en general en los
últimos años ha ido disminuyendo. Por consiguiente, no es que dijera que
yo tenía un margen del 4,40 y ahora se tiene el 3,08, qué mal se ha
hecho. No porque, lógicamente, hay una disminución general del margen de
intermediación que afecta a toda la banca, pero eso les da una idea de
cómo se iba recuperando el banco en cuanto a sus márgenes.

En cuanto al margen de explotación, que es el margen que recoge los
beneficios típicos de la banca, evoluciona del siguiente modo: es el 1,44
en el primer trimestre, el 2,12 el segundo trimestre y el 2,39 en el
tercer trimestre. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que el banco se
iba recuperando.

En octubre de 1987 yo doy una rueda de prensa en la que anticipo cuáles
son los resultados que espera obtener Banesto en 1987, y en esa rueda de
prensa indico que la estimación de los recursos que Banesto va a obtener
en 1987 es de 87.942 millones de pesetas. Cuando se cierra el ejercicio,
es evidente que el ejercicio ha sido producto de la gestión del equipo
anterior porque yo salgo del banco a finales de noviembre y, como es
lógico, el ejercicio estaba terminado y, naturalmente, esa gestión
corresponde al equipo anterior, pero la aprobación del balance, la
presentación del balance, el envío al Banco de España del balance con el
cierre a diciembre de 1987 ya es tarea del nuevo equipo gestor, ya que,
como todos ustedes saben, generalmente en diciembre es cuando se revisan
las operaciones, se revisa el balance, se hacen los ajustes y se cierra,
por decirlo así, el ejercicio. Los datos oficiales de la memoria de
Banesto del año 1987 indican que los recursos generados fueron de 89.377
millones, es decir, todavía algo más de lo que yo ya había avanzado en
octubre de 1987, y, a la vista de esos recursos, el nuevo equipo gestor
decide presentar un beneficio, antes de impuestos, de 30.000 millones.

He leído que en su comparecencia, el señor Abelló dijo: Nunca se debió
dar un beneficio. Yo era partidario de que todos los beneficios se
dedicaran a los saneamientos. ¿Y cómo estaba el banco a finales de 1987?
El banco había generado entre 1986 y 1987 la cantidad de 193.000 millones
de pesetas de recursos, en los que se encontraban 19.000 millones de
pesetas producto de la prima de emisión de un canje de obligaciones
convertibles que se decidió aplicar también a saneamientos. De manera que
las cantidades brutas de las que disponía el banco para compensar sus
dotaciones en los dos años de 1986 y 1987 fueron de 193.000 millones de
pesetas. Como yo había estimado los quebrantos existentes, las
insuficiencias de dotaciones en 150.000 millones, quiere decir que si se
hubieran destinado todos los recursos generados, todas las posibilidades
a cancelar la insuficiencia de dotaciones, si se hubiera repetido de
nuevo el beneficio cero, prácticamente se hubieran podido dotar los
150.000 millones y hubieran sobrado 43.000 millones, que eran los
necesarios, por decirlo así, para cubrir las dotaciones y los
saneamientos correspondientes a las operaciones ordinarias del ejercicio,
y prácticamente en esos dos años se hubiera saneado Banesto, Banesto
hubiera estado prácticamente saneado. Pero si ustedes recuerdan que a
finales de 1987 todavía figuraban en la cartera del banco participaciones
substanciales en aquellas sociedades que luego se dio en adjetivar como
«las joyas de la corona», y todavía estaban en la cartera del banco
participaciones sustanciales en Acerinox, en Petromed, en La Unión y el
Fénix, en Valenciana de Cementos, con plusvalías latentes muy
importantes, quiere decir que el banco todavía tenía recursos suficientes
para afrontar los problemas que pudieran quedar pendientes. ¿Y qué
problemas podrían quedar pendientes? Como ustedes saben, en aquellos
tiempos el Banco de España iba endureciendo poco a poco sus exigencias.

Por eso yo he dicho en alguna ocasión que al nivel de las exigencias que
el Banco de España planteaba en diciembre de 1987, a finales de ese año
el banco estaba prácticamente saneado. Esta expresión, como ustedes
saben, se utiliza con frecuencia porque realmente la estimación de las
dotaciones no es una operación matemática que se puede hacer al céntimo,
pero sí dentro de estas cifras de tan alta magnitud que se manejan
claramente se podía afirmar que el banco estaba prácticamente saneado,
puesto que todavía tenía unos recursos latentes, unas plusvalías latentes
importantes en su cartera de valores.

Por esta razón, como el banco decide dar un beneficio, antes de
impuestos, de 30.000 millones, evidentemente, por las cifras que les he
anticipado a ustedes, no se pueden cancelar la totalidad de los
quebrantos o de la insuficiencia de dotaciones existentes en aquel
momento. Por eso yo he manifestado en distintas ocasiones que, en mi
opinión, los flecos --por utilizar una expresión coloquial--, los flecos
que quedaban pendientes en insuficiencia de dotaciones podían ser a
finales de 1987 del orden de los 25.000 millones de pesetas. De manera
que era un Banco que estaba prácticamente saneado, tenía 25.000 millones
de pesetas



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todavía de insuficiencia de dotaciones, tenía plusvalías latentes
importantes en su cartera de valores y tenía también la amenaza del Banco
de España de endurecer sus exigencias, cosa que hizo el Banco de España
durante 1988, porque endureció sus exigencias en tres conceptos
importantes: uno, exigiendo la cancelación al cien por cien del riesgo
país; dos, obligando a la creación de una provisión genérica del uno por
ciento sobre la inversión crediticia y, tres, obligando a completar el
fondo de pensiones para el personal activo. Y, naturalmente, estas
exigencias, que no estaban vigentes a finales de 1987, y que el Banco de
España introduce en el año 1988, elevan el nivel de las dotaciones a las
que hay que hacer frente y, por consiguiente, en alguna medida no se
puede comparar la insuficiencia de dotaciones en el año 1988 con las de
1987, porque entonces, cuando se hizo aquella afirmación, esas exigencias
no estaban en vigor, pero a lo largo de 1988 se ponen en vigor.

Esto justifica que el nuevo equipo gestor, aprovechando estas
circunstancias, comience a decir entonces, y ha mantenido hasta nuestros
días, que la herencia recibida fue muy mala, el Banco se recibió en muy
malas condiciones. En cualquier caso, hay que reconocer que esas
insuficiencias del Banco, vuelvo a insistir, se producen por hechos muy
anteriores a mi presencia en el Banco (son los famosos Coca, Madrid,
Garriga Nogués) y, por tanto, yo lo que he hecho durante los años 1986 y
1987 ha sido, con una gestión rigurosa, generar recursos por cerca de
200.000 millones para aplicarlos a saneamientos y dejar el Banco, vuelvo
a insistir, prácticamente saneado, en la medida en que todavía tenía en
la cartera participaciones muy importantes, con plusvalías latentes muy
importantes que, en un momento dado, me podían servir, si no seguía
generando recursos, y lógicamente como ustedes han visto, por la mejora
de los márgenes, los recursos generados el año 1988 podrían volver a ser
del orden de los 100.000 millones de pesetas; por consiguiente, generando
recursos por 100.000 millones de pesetas, con la cartera de valores que
tenía todavía el Banco, podía hacer frente claramente a las nuevas
dotaciones, las nuevas exigencias del Banco de España. Por tanto, el
Banco no presentaba ningún problema a mi juicio.

Si dejo de contestar a alguna de las preguntas que ustedes han hecho, lo
haré en el turno de dúplica, porque trato de hacer una exposición un poco
cronológica de lo que fue el saneamiento del Banco.

A finales del año 1987 se produce la llegada de los señores Conde y
Abelló al Banco. Los señores Conde y Abelló hacen una operación en la que
obtienen unos beneficios importantes y muestran su deseo de entrar en el
Banco Español de Crédito. Me parece que es el señor Mardones el que ha
hecho referencia a unas observaciones del señor Abelló respecto a su
llegada al Banco, o cuál era mi postura cuando ellos llegaron al Banco.

Evidentemente, los señores Conde y Abelló, que deciden en un momento dado
invertir su dinero en acciones de Banesto, tienen todo el derecho a
hacerlo, como el señor Conde ha manifestado en algunas ocasiones, y,
naturalmente, es bastante razonable que, habiendo invertido cantidades
importantes de dinero en el Banco, desearan formar parte del consejo del
mismo. En las primeras entrevistas que tuve con ellos yo no me opuse a
que entraran en el consejo del Banco. Lo que advertí en los señores Conde
y Abelló fue un deseo de entrar con una gran prepotencia, porque
exigieron dos vicepresidencias y exigieron dos despachos en el Banco, y
entonces yo les dije: Daros cuenta de que, si sois los accionistas
principales del Banco, se os abre la puerta del Banco, exigís dos
vicepresidencias y pedís dos despachos en el Banco, eso lo que quiere
decir es que queréis mandar en el Banco, y para mandar en el Banco, sólo
se manda desde la presidencia o desde la vicepresidencia ejecutiva y
consejeros delegados; participar en el Banco se puede hacer como
Consejeros, y tenéis todo el derecho. Pero la exigencia de dos
vicepresidencias y de dos despachos en el Banco parece que indicaba
claramente cuál era su actitud.

Cuando se produce la OPA del Banco de Bilbao afloran en Banesto las
tensiones que venían existiendo en el seno del consejo de administración.

Debo decir que yo había mantenido serios enfrentamientos con el consejo
de administración, y probablemente en gran parte debido a mi propia
actitud o personalidad. Yo fui una persona que se centró absolutamente en
la gestión del Banco y dejó un poco de lado, digamos, las negociaciones
entre pasillos y el cuidado (cuidado, entre comillas) del consejo de
administración. Evidentemente, el consejo de administración estaba
preocupado por algunas de mis manifestaciones anteriores. Yo había hecho
comentarios sobre cuál era mi visión de lo que era el consejo de un
banco, que no era una monarquía hereditaria, y sobre que los puestos del
consejo tuvieran que ser heredados obligatoriamente por las familias,
etcétera..., unas manifestaciones probablemente equivocadas pero que
dieron como resultado un cierto enfrentamiento (o sin cierto), un
enfrentamiento con algunas de las familias del banco. Por otra parte, mi
opinión de que la persona más calificada entre los directivos del Banco
para llevar la gestión del día a día era Jacobo Argüelles, que era uno de
los miembros de las familias también produjo un cierto enfrentamiento
porque, dentro de aquel enfrentamiento entre grandes familias del Banco,
la familia Argüelles tenía algunos opositores importantes dentro del
consejo. Y fue todo aquello lo que, con motivo de la OPA del Banco de
Bilbao, afloró.

Cuando la OPA del Banco de Bilbao se produce, los señores Conde y Abelló
acaban de ingresar en el consejo del Banco. Recuerdo que el Banco nombra
consejeros a los señores Conde y Abelló en octubre y en el mes de
noviembre, o sea, un mes más tarde, se produce la OPA del Banco de
Bilbao. Aquella OPA del Banco de Bilbao ofrece a los accionistas de
Banesto un canje de acciones del que se deduce un valor para las acciones
de Banesto del orden de las 5.600 pesetas por acción. Naturalmente,
aunque es cierto que la operación inicial se plantea con una cierta
prepotencia por parte del Banco de Bilbao, que produce un rechazo
generalizado en el consejo de Banesto, yo hago alguna observación en el
sentido de decir: atención, que, en la situación del Banco, 5.600 pesetas
para los accionistas de Banesto, me parece que es algo que habría que
estudiar y habría que ver cuál es el interés de los accionistas de
Banesto,



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porque la responsabilidad fundamental de un gestor es atender a la marcha
de la institución y a la de sus accionistas. Pero yo advertí que la
preocupación fundamental del consejo del Banco no era la institución y
sus accionistas, sino que era el propio consejo, porque ellos decían: ¿y
qué va a ser de nosotros?
Quiero decir que se producen entonces unas reacciones muy fuertes contra
aquello. Yo hice una nota oficial al consejo sobre cuál era mi valoración
de la oferta del Banco de Bilbao (y debo decir que yo participé con Mario
Conde en las primeras conversaciones con los señores Sánchez-Asiaín e
Ybarra para tratar de encontrar una fórmula de acuerdo), pero entonces
empecé a advertir una serie de actuaciones subterráneas y el afloramiento
de aquellas divergencias que habían existido con el consejo de Banesto
que me llevaron a la decisión firme de dimitir, al advertir unas
posiciones, unas actuaciones que, en modo alguno, estaban en línea con lo
que era práctica habitual en una persona como yo, que llevaba muchos años
gestionando y dirigiendo empresas más o menos importantes. Entonces
decidí firmemente la dimisión.

Es cierto que los señores Abelló y Conde trataron de evitar mi dimisión,
pero, probablemente, no tanto porque pensaran que yo era la persona
adecuada, sino porque les parecía que en aquel momento era una
complicación adicional y se daba una imagen poco conveniente para los
intereses de la institución, en su opinión. Es cierto que trataron de que
yo no dimitiera.

Yo había dicho o había comentado previamente con Conde la conveniencia de
que, al menos, yo necesitaba un año más para terminar el saneamiento del
Banco en orden a lo que les he dicho anteriormente: quedaban flecos por
cubrir, había la amenaza de nuevas exigencias del Banco de España y me
parecía que quedaba todavía como un año para sanear el Banco y yo, en
principio, les dije: Creo que con un año más dejo el Banco saneado y, en
el futuro, si vosotros sois los accionistas principales del Banco y
tenéis 30 ó 25 años menos que yo --podríais ser mis hijos--, seréis los
gestores del Banco en el futuro. Es decir, yo, a partir de este momento,
puedo quedar como presidente no ejecutivo o me voy a mi casa. No tengo
mayor interés en seguir permanentemente aquí; pero dejarme terminar una
labor de saneamiento del Banco.

Esto no fue así. Ellos pensaron, probablemente, que si yo me quedaba en
el Banco, se podía dificultar su presencia o su actuación futura. El
hecho es que yo insistí en la dimisión y, por consiguiente, salí del
Banco. Y dejé el Banco en la situación que les he explicado a ustedes.

En mi opinión, a finales de 1987, el Banco, una vez que se decidió dar
ese beneficio de 30.000 millones, podía tener una insuficiencia de
dotaciones del orden de los 25.000 millones, a los que habría que añadir,
en su caso, las insuficiencias que pudieran producirse por las nuevas
exigencias del Banco de España.

Debo decir que un informe interno de la Inspección del Banco de España,
hecho a mediados de 1988, cifraba las insuficiencias de Banesto a
mediados de 1988 en 88.000 millones de pesetas. Esos 88.000 millones de
pesetas incluían ya las exigencias de las nuevas dotaciones. De manera
que, como ustedes ven, si a los 25.000 que yo había dicho, se les suman
las nuevas exigencias, pues si no se llegaba a 88.000 millones, se podía
llegar a cerca de los 78.000 millones. Naturalmente, ustedes también
saben que siempre han existido discrepancias entre la Inspección del
Banco de España y los gestores de un Banco cuando se ha tratado de
valorar las insuficiencias de dotaciones, porque se producen diferencias
muy apreciables, sobre todo, cuando se trata de valorar o bien activos
inmobiliarios en los que se dice: este edificio vale 1.000 millones, y el
otro dice: yo no doy por él más que 700, y uno aporta lo que sea, pero
ahí hay siempre una diferencia difícil) o cuando se trata de la
valoración de sociedades no cotizadas en Bolsa. Para las sociedades
cotizadas en Bolsa hay un valor que resalta de un mercado organizado, y
tiene un cierto valor, pero cuando la sociedad no cotiza en Bolsa,
evidentemente, se producen diferencias importantes. No tan importantes
como la que se ha producido en el caso de la sociedad Oil Dor, que, como
ustedes habrán oído, es una sociedad de 400 millones que se valora en
12.000, basándose en beneficios futuros. Bueno, ustedes habrán sacado las
consecuencias oportunas de esa valoración, pero quiero decir que eso
justifica que, evidentemente, existen siempre diferencias en una sociedad
no cotizada en Bolsa. Yo digo que eso vale 400; no, yo digo que vale
12.000... Dejémoslo en 700. Pero, de 400 a 12.000 hay una diferencia.

Por consiguiente, quiero decir que me parece que trata de insistir en que
la situación del Banco está originada fundamentalmente por la herencia
recibida, son ganas de desvirtuar las situaciones y de no reconocer cuál
es la realidad de los hechos.

Yo no sé si he dejado de contestar alguna de sus preguntas respecto a la
situación del Banco a diciembre de 1987. Ustedes me lo recordarán en su
nuevo turno de preguntas, pero me parece que debo terminar con la
información, porque está siendo demasiado larga, tratando de decir qué es
lo que ha ocurrido en los años 1988 y siguientes.

Insisto en que la nueva gestión del Banco introduce unos nuevos esquemas.

En la nueva actuación del Banco, uno de los temas que introduce,
fundamentalmente, y que el nuevo presidente defiende en ocasiones, es que
establece una nueva estrategia basada en el crecimiento. Y esa nueva
estrategia basada en el crecimiento, que se implanta a partir de enero de
1988, es la que, a mi juicio, lleva en su origen un riesgo importante.

En los años 1988 y 1989, la economía española está atravesando una época
boyante; son años de esta expansión que ha sufrido la economía entre 1984
y 1990, y, naturalmente, la expansión crediticia es más fácil, porque la
economía está creciendo y la demanda de crédito es importante. Si en este
momento se adopta una estrategia basada en el crecimiento, de ahí se
derivan dos riesgos: uno, que hay que financiarla; generalmente, el Banco
puede crecer en la medida que crecen sus recursos ajenos, es decir, sus
depósitos, y dos, si el crecimiento de sus depósitos no permite financiar
la expansión, tiene que recurrir al mercado interbancario. Si el mercado
interbancario en ese momento tiene tipos de interés muy altos,
evidentemente, está financiándose a un coste muy caro. Pero es que,



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además, el mercado interbancario, generalmente, es un mercado a corto
plazo y, a lo mejor, las operaciones crediticias son operaciones a más
largo plazo y, por consiguiente, hay ahí un desfase de plazos entre el
plazo al que se toma el dinero y el plazo a que se presta el dinero, que
puede ser origen de serios conflictos o serias preocupaciones en el
futuro.

El nuevo equipo gestor basa su estrategia en el crecimiento, y la
defiende. Por ejemplo, en declaraciones hechas en aquellos momentos por
el nuevo equipo gestor, se dicen cosas como: La clave es la cuota de
mercado. O lo que se manifestó en la Junta del año 1991, donde se dice
textualmente: El crecimiento de balance respecto a 31 de diciembre de
1988 ha sido casi de un 40 por ciento, lo que demuestra el éxito de la
estrategia de crecimiento iniciado en enero de 1988. Es decir, la
estrategia se basa en el crecimiento, con los riesgos que ello tiene.

Cuando a una red comercial se le incrementan sus facultades para dar
créditos y se les fijan objetivos, diciendo: Ustedes tienen que dar
crédito hasta tanto, y eso sirve para premiar la gestión del director de
la red comercial, el riesgo de que los directores de las sucursales y de
las agencias concedan créditos «fáciles» --entre comillas--, con riesgo
de que no sean devueltos, son altísimos. Si además de esto, al poco
tiempo cambia la coyuntura y de una coyuntura expansiva se pasa a una
recesiva y las empresas empiezan a tener preocupaciones, el incremento de
morosos es inevitable y, entonces, los éxitos, los apuntes que han
generado beneficios en los años de las vacas gordas, se traducen en la
necesidad de dotaciones importantes en los años de las vacas flacas, por
los que esa morosidad es un «boomerang» que se vuelve contra la
estrategia del crecimiento. Si a esto se le añaden una serie de
operaciones discutibles, no sólo ya la venta de activos (insisto en que
yo inicié la venta de activos y los demás han tenido que seguir
haciéndolo, porque era una estrategia inevitable en una situación como la
de Banesto, y yo eso no lo critico), pero, naturalmente, si lo que se
hace es vender activos rentables (rentables como lo son los activos, que
tienen tipos de rentabilidad menores que los que se pueden obtener en el
mercado), si lo que se vende son Valenciana de Cementos, Petromed o La
Unión y El Fénix, para emplear el dinero en Oasis y en Dorna, uno no
puede por menos de sorprenderse. Si con sociedades como Dorna y Oasis,
que son sociedades modernas, nuevas, con poca tradición, se aceptan
riesgos de decenas de miles de millones de pesetas, esto va en contra de
la ortodoxia bancaria. No se dan créditos a sociedades tan importantes
cuando el desfase entre los recursos crediticios ajenos y los fondos
propios de las sociedades es tan alto. Por consiguiente, ahí hay un
riesgo implícito muy importante.

¿Que se han hecho luego operaciones intergrupo? Es evidente que se han
hecho. ¿Cuál es la opinión del Banco de España sobre las operaciones
intergrupo? Evidentemente, desaconsejarlas. Es decir, obtener beneficios
en el banco sobre la base de vender parte de una cartera a una sociedad
del grupo, aunque no esté consolidada, es desaconsejable. Pero no sólo es
desaconsejable, es, a mi juicio, muy grave que se coloquen, por ejemplo,
acciones del banco en otras sociedades cuyo interés no es ése, sobre todo
cuando en esas sociedades hay participaciones minoritarias distintas de
las del banco muy importantes. En una sociedad en la que el banco tenga
el 40 por ciento del capital y haya un 60 por ciento de accionistas
minoritarios, si usted coloca unos activos que le interesan al banco a un
precio que interesa al banco pero que no interesa ni a la sociedad ni a
los accionistas minoritarios, se está llevando a cabo una actuación, a mi
juicio, fuera de las reglas.

Este tipo de actuaciones y esta manera de utilizar las sociedades del
Grupo fueron, en parte, las que motivaron, en alguna medida, mi dimisión,
al ver que se iniciaban unas prácticas con las que yo no podía estar, en
absoluto, de acuerdo. Me parecía que en aquel momento me faltaba la
confianza y no tenía el poder suficiente para imponer mis reglas. Es
cierto que una parte de los consejeros del Banco se mostraron satisfechos
con la llegada de los señores Conde y Abelló, pero probablemente se
mostraron satisfechos con su llegada en la medida en que eso podía
facilitar mi salida, porque, evidentemente, los señores que eran
partidarios de la llegada de Conde y Abelló eran simultáneamente
partidarios de mi salida y, por consiguiente, de mi sustitución por una
nueva gestión que implantara otras normas.

Creo que he contestado a todo, pero voy a ver si me dejo algo. Por
ejemplo, se ha hablado de los mecanismos para ocultar autocartera.

Evidentemente, esto se ha producido. Inicialmente, la autocartera se
produce en aquellas operaciones que se dieron en calificar de
aparcamientos. Es decir, operaciones de venta con pacto de recompra, para
colocar las acciones en un momento dado dentro o fuera del país. Sin
embargo, en un momento dado, cuando fue patente la utilización de los
aparcamientos, se buscan operaciones más sofisticadas, en las que se
trata de hacer operaciones con grupos importantes, donde como
contrapartida se les obliga a comprar un paquete de acciones. Es lo que
ha ocurrido, por ejemplo, con el Grupo Oasis. Se les dice: en todo este
mare mágnum de riesgos que aceptamos, de 80.000 millones, me compráis el
dos por ciento de acciones de Banesto, que se valoran a lo que usted
quiera. Luego será muy difícil saber si hay o no pacto de recompra. En
cualquier caso, es una operación que busca fundamentalmente la colocación
de una parte de las autocarteras sobre la base de dar unas facilidades
crediticias o unos intercambios de activos que les puedan convenir a unos
o a otros. Estas operaciones se han hecho, y de un modo muy claro y
patente, y ahí están. Y ese tipo de operaciones no puede ser bien visto
por la autoridad monetaria ni puede ser bien visto por nadie que tenga
una cierta preocupación por la ortodoxia de las operaciones. Y no digo yo
que no se haga por otros. Otra cosa que se suele decir es que si se mira
lo que hacen otros bancos todos han hecho lo mismo. No digo yo que no se
hayan hecho cosas parecidas en otros sitios, pero, en mi opinión, no se
han hecho en la medida y con la profusión con que se hicieron en una
determinada época en Banesto.

El debate sobre la intervención del Banco de España versus la
discrecionalidad es un debate complicado. Porque si se entra en la
discusión de si el Banco de España



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interviene, cuándo debe intervenir y cómo, y por qué trata los temas unas
veces de un modo y otras de otro, es un asunto muy complicado. Creo que
es inevitable que el Banco de España tenga una cierta discrecionalidad.

Otra cosa es que se llegue a la conclusión de que los gobernadores del
Banco de España no son las personas adecuadas, en cuyo caso hay que hacer
lo posible por cambiarlos, como sea. Es un tema complicado. No puede
haber una norma rígida en base a la cual se diga cómo hay que actuar
siempre. Creo que la discrecionalidad es inevitable en una gran parte,
pero esto responde también a cuál sea la personalidad del Gobernador y de
los servicios del Banco.

En cualquier caso, debo decir que el Banco de España no es una
institución muy personalista. El gobernador no hace lo que quiere. El
gobernador no se puede saltar a la torera al consejo rector; ni el
gobernador se salta a la torera al subgobernador y a los directores
generales. El Banco de España, en la experiencia que yo tengo, es una
institución seria, que generalmente ha trabajado muy bien, en la que la
opinión del consejo de directores y la opinión del consejo ejecutivo del
Banco pesa mucho y el gobernador no hace siempre lo que quiere, no puede
hacerlo. Por consiguiente, se trata de una responsabilidad más colectiva.

No se puede decir: es que aquí tenemos un gobernador de determinadas
características y esto es un pandemónium porque el gobernador hace lo que
quiere. No, esto es muy difícil, porque el Banco de España no es una
institución presidencialista en la cual el gobernador puede hacer lo que
se le antoja sin conocimiento y sin control de nadie más.

Alguien me ha preguntado sobre el tema de la Corporación Industrial.

Desde el primer momento de la llegada de los señores Conde y Abelló,
Mario Conde, antes de entrar en el Banco, me dijo: a mí lo que me
interesa son las empresas. (sic) A mí lo que me interesan son las
empresas. Me habló de su proyecto de una corporación y me dijo ¿qué
piensas de eso? Yo le dije: Me parece que eso está ya inventado, porque
te recuerdo que el Banco de Bilbao creó en su momento la Corporación
Industrial Bancobao y poco tiempo después la tuvo que absorber. De manera
que este invento de las corporaciones industriales está ya inventado. Y
no me parece que esto sea necesario ni bueno para el Banco.

Evidentemente, nosotros tenemos una serie de participaciones que son muy
heterogéneas. Hay un problema, además, con las sociedades porque los
consejeros del Banco están a la cabeza de cada una de las sociedades. Uno
de los problemas que tenía Banesto en las sociedades es que cada
consejero que era responsable de una sociedad trataba de vivir su vida y
no era fácil el control y, por consiguiente, era un problema que podía
producir muchas dificultades. ¿Y desde el punto de vista de Banesto?
Desde el punto de vista de Banesto la operación era clara, porque,
naturalmente, si se agrupan las sociedades en un «holding», se valora ese
«holding» y se coloca en el mercado un 30 o un 40 por ciento y el control
sigue en manos de Banesto y además, como en su día se previó, se colocan
las acciones de la Corporación a 7.500 pesetas, eso hubiera sido para el
Banco una buena operación. Hubiera sido una operación horrible para los
accionistas que hubieran caído en la tentación de comprar acciones de la
Corporación, porque se las hubieran colocado a 7.500 pesetas pero hoy
están a 1.000 o a 1.200 pesetas, de modo que habría señores por la calle
con una garrota dispuestos a hundirle la cabeza a alguien, porque aquello
hubiera sido tremendo. Sin embargo, de lo que no cabe duda es de que,
desde el punto de vista del Banco, si se hubieran colocado aquellas
acciones en el mercado, se hubiera seguido controlando un grupo y hubiera
entrado en el Banco una masa de dinero que, colocada en los activos
crediticios, hubiera dado unas rentabilidades muy superiores y
probablemente eso para el Banco hubiera sido muy bueno desde su punto de
vista. Desde el punto de vista de colocar una sociedad a unos señores, es
como si usted coloca en el mercado una sociedad que vale cien a mil. Si
consigue colocarla --y se han hecho cosas parecidas en el mercado-- se
pone uno contentísimo, pero los que se ponen tristísimos son los señores
a los que se les ha colocado. Esto ha ocurrido recientemente en más de
una ocasión.

De manera que yo no era partidario de la Corporación y así lo dije desde
el primer momento. Creo que hubiera creado nuevos problemas, aunque no
cabe duda de que, si se hubiera conseguido colocar a aquellos precios,
aquello hubiera representado, sin duda, desde el punto de vista del
Banco, un cierto alivio en aquellos momentos.

Esa estrategia de crecimiento, ese crecimiento disparatado de los gastos
de explotación, el doble o el triple de la media de la Banca,
crecimientos en los patrocinios, costes de patrocinios altísimos, costes
de gabinetes de asesoramiento de todo tipo, incremento de gastos
generales por todos los conceptos que se quiera, esto iba en contra de
una gestión rigurosa en un momento determinado y, por consiguiente, yo
creo que el Gobernador del Banco de España, en su comparecencia en esta
Casa, explicó claramente cuáles eran las causas por las que Banesto se
había encontrado en la situación en que estaba. Yo tengo poco que
corregir a aquella intervención del señor Gobernador. Me parece que está
bastante claro cuáles han sido las causas.

Otro problema es el decidir ante esas causas qué se debió hacer, cómo y
cuándo. Y el cómo y el cuándo de esto es un tema que queda aquí y ustedes
opinarán sobre él cuanto les parezca oportuno y en su momento.

Espero haber contestado a todo y si me he dejado algo en el tintero, por
favor, ustedes me lo hacen ver y trataré de completar mi exposición.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor López de Letona. Yo creo que
explícita e implícitamente ha respondido a todas las cuestiones
planteadas.

Teníamos previsto que la comparecencia acabara a las once, pero también
estoy muy cierto de que esta comparecencia ha sido muy provechosa para
los miembros de la Comisión, como estoy también convencido de que
desearían que escribiera ese libro, y yo le animaría a ello, porque
efectivamente en las comparecencias nunca acabamos de planificar
adecuadamente y estoy seguro de que todos los miembros de la Comisión
desearían tener un turno amplio para preguntar. Por eso, en función de
que todavía tenemos algún tiempo, ya que el próximo compareciente no ha



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llegado, podemos utilizarlo para que realicen algunas preguntas.

¿Miembros de la Comisión que quieran hacer preguntas concretas? Les ruego
que, pese a todo, sean breves. (Pausa.)
La señora Aroz tiene la palabra.




La señora AROZ IBAÑEZ: Muchísimas gracias, señor López de Letona. Tengo
que decirle que su exposición ha superado ampliamente las expectativas de
nuestro Grupo en cuanto a que sus explicaciones iban a ser --ya lo
preveíamos-- una contribución importantísima en su valoración y en los
datos que nos ha aportado para el trabajo de esta Comisión.

De su intervención se deducen para nosotros dos ideas muy claras. En
primer lugar, que en relación a la gestión, a la generación de la crisis
de Banesto, no hubo un componente de herencia del pasado. En segundo
lugar, que de haberse seguido el plan de saneamiento que usted estaba
llevando a cabo, en dos años el Banco hubiera estado totalmente saneado.

Esto es fundamental para el análisis de las causas, en el que ha entrado
usted después.

Yo quisiera volver a insistir en un aspecto que nos parece importante.

Frente a la política de no repartir dividendos que usted preconizaba para
el plan de saneamiento, se mantuvo a ultranza la política de don Mario
Conde. Incluso en las últimas comparecencias públicas se vanagloriaba de
que él había repartido dividendos cada año. No sólo no se aplicaban las
líneas de su plan de saneamiento, sino que el reparto de dividendos se
hacía con cargo a unos beneficios que tenían un componente muy importante
de beneficios ficticios. Ya en el año 1988 hubo un 50 por ciento de la
composición de los beneficios que era de carácter contable. Yo quisiera
volver a insistir sobre esta cuestión y preguntarle qué efecto producía
en el Banco este reparto de dividendos con cargo a unos beneficios que no
eran reales.




El señor PRESIDENTE: Le ruego que sean más concretos y precisos en este
tipo de preguntas e intervenciones, porque algunas más que preguntas son
conclusiones, señora Aroz.

El señor López de Letona tiene la palabra.




El señor EX PRESIDENTE DE BANESTO (López de Letona y Núñez del Pino): Yo
creo que la señora Aroz ha recogido realmente bien cuál es el fondo de mi
intervención y obviamente estoy de acuerdo con ella.

En cuanto a la política de dividendos, yo creo que hay que reconocer que
para un banco el reparto de dividendos es algo muy esencial. De hecho,
una de las armas claves que el Banco de España ha tenido siempre en
relación con el banco es la autorización o no para repartir dividendos.

Como ustedes saben, el Banco de España puede no autorizar el reparto de
dividendos cuando los bancos tienen una insuficiencia de fondos propios,
en opinión del Banco de España, pero, naturalmente, el campanazo que
supone para el mercado el que se conozca que el Banco de España no
autoriza a un banco a repartir un dividendo, crea unas expectativas sobre
ese banco realmente muy serias y naturalmente el Banco de España se
tienta la ropa antes de tomar una medida de ese tipo. Por otra parte,
como es lógico, los responsables de las gestiones del Banco tratan de
presentar una situación probablemente mejor que la real y uno de los
elementos clave de la mejoría de esa situación es el dividendo. Por
consiguiente, es comprensible el esfuerzo de los responsables de un banco
para dar dividendos.

Cuando a finales de 1987 se decidió no aplicar todos los recursos a
terminar con el saneamiento y dar un beneficio de 30.000 millones, me
pareció comprensible. En la mente de un gestor que llega al banco, se
encuentra con esa situación y ve que, efectivamente, tiene todavía los
márgenes que tiene y que a él le interesa dar una imagen buena del banco
y congraciarse con los accionistas, etcétera, me parece comprensible la
decisión de haber repartido un dividendo.

Otro caso es el que se insinúa de que a medida que el Banco empeora sus
resultados y tiene que dar resultados ficticios para dar dividendos se
produce un empobrecimiento claro, porque eso sí que es una
descapitalización. Es decir, haber operaciones ficticias para aparentar
unos dividendos que producen una salida de caja, evidentemente produce
una descapitalización del Banco que es muy inconveniente.




La señora AROZ IBAÑEZ: En relación a la política que usted también había
llevado a cabo de enajenación de activos para aflorar plusvalías, también
se llevó a cabo posteriormente con otros criterios quizá menos rigurosos.

Sin embargo, usted ha señalado un aspecto que desde nuestro punto de
vista es muy importante: que esta enajenación no se aplicó a saneamiento,
sino que se produjo la reinversión de los resultados de esas ventas y
usted apuntaba la falta de rentabilidad en las decisiones.

Yo quisiera ir un poco más lejos, señor López de Letona, porque había una
desproporción tan grande entre el riesgo que tomaba Banesto y el
contenido económico de las sociedades en las que tomaba este riesgo, como
es el caso de Oasis o de Dorna, que la pregunta que queda en el aire es
qué móviles pudo haber para la toma de esas decisiones. Porque desde el
punto de vista bancario, realmente parece que no existían.




El señor PRESIDENTE: Señor López de Letona.




El señor EX PRESIDENTE DE BANESTO (López de Letona y Núñez del Pino): Los
móviles, señora Aroz, son muy claros, porque los móviles perseguían dos
objetivos: Uno, aflorar resultados, mediante la venta de activos y tal.

Dos, colocar autocartera. Estos eran dos móviles clarísimos a los que
obedecían estas operaciones.

Se me ha quedado en el tintero hacer un comentario sobre inversiones en
medios de comunicación, pero respecto a ello el propio Presidente del
Banco lo dijo, no hay más que ir a las hemerotecas. ¿Por qué invertía en
medios de comunicación? Porque éste era un objetivo que no era
estrictamente bancario. Hay una frase, publicada en una entrevista en «El
Mundo», en el mes de junio, en la que se



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viene a decir que en torno a Banesto se estaba gestando una estructura de
poder más compleja de lo que es simplemente un banco. «Estábamos en
medios de comunicación social, teníamos un grupo de empresas, habíamos
impartido doctrina económica distinta a la oficial y se estaba creando
algo que no era exactamente un banco.» Eso está dicho por él. Pues si se
crea algo que no es exactamente un banco, eso a los banqueros les tiene
que estremecer. (Risas.)



La señora AROZ IBAÑEZ: Quisiera volver a repetirle una pregunta que le
hice inicialmente, que quizá le ha pasado por alto. Es en relación a la
normativa contable y a los criterios del Banco de España en relación a
las operaciones intergrupo en aquel momento, teniendo presente que a
partir del 91 se estableció una normativa concreta a la que antes me he
referido.

En aquellos primeros años, Banesto hizo estas operaciones de manera
abierta. Posteriormente, se oscurecieron totalmente a través de
operaciones de ingeniería financiera que dificultaban clarísimamente la
inspección y el seguimiento por parte del Banco de España. Pero, en
cualquier caso, mi pregunta concreta es cuál era la normativa y el
criterio en relación a estas operaciones en los años 86-88
aproximadamente.




El señor EX PRESIDENTE DE BANESTO (López de Letona y Núñez del Pino):
Como ya he dicho, en aquel momento, en la medida que no había normativa
estricta, lo único que había eran recomendaciones, diciendo esto no nos
gusta, esto no se debe hacer. Tú lo haces, si lo haces en contra
específicamente de la recomendación del Banco de España, el Banco de
España tomaría nota y ya vería lo que haría en el futuro. Pero si la
normativa no le permitía hacer otra cosa...




La señora AROZ IBAÑEZ: Finalmente, una pregunta que también insisto en
relacionar con mi primera intervención, que quizás ha quedado contestada
implícitamente a lo largo de su intervención, pero que quisiera volver a
formulársela directamente.

Si, a finales del 93, con una dimensión de la crisis de 600.000 millones
de quebranto y de necesidades de saneamiento para restablecer la
solvencia del Banco, la pregunta es, señor López de Letona, si el Banco
Español de Crédito estaba capacitado para resolver por sí mismo esta
situación, o requería la ayuda que, a través de la intervención del Banco
de España, se produjo.




El señor EX PRESIDENTE DE BANESTO (López de Letona y Núñez del Pino): Eso
entra dentro de lo opinable. No es una operación matemática de la que se
puede deducir que esto se puede hacer así o se puede hacer asá. No
obstante, a mí lo que me parece es que el volumen de la insuficiencia de
dotaciones era tan importante que razonablemente podía llegarse a la
conclusión de que superaba las posibilidades del Banco, tal como se
encontraba en aquel momento, para hacerlo por sí solo. Eso parece
razonable pensarlo. Pero de ahí a decidir categóricamente que no había
otras soluciones, no me atrevería a decirlo.




El señor ESPASA OLIVER: Señor López de Letona he de manifestarle que la
máxima clásica de instruir deleitando la ha cumplido usted hoy con un más
que sobresaliente, al menos para nuestro Grupo y creo que para todos los
comisionados. Ha sido una exposición la suya que nos ha instruido y que
nos ha deleitado, por lo clara, por lo concisa y por lo esclarecedora
que, a juicio de este Diputado, ha sido para la Comisión.

Queriéndole poner las cosas fáciles y no situarle donde no debemos
--usted lo decía a su inicio--, yo le haré una sola pregunta que pretende
resumir, no sé si lo conseguiré, lo que ha sido su exposición. Tres
elementos básicos: la expansión crediticia cara en el interbancario, no
en los depósitos, era un riesgo potencial enorme; la venta de joyas
--digamos, en el lenguaje coloquial-- para comprar --palabras mías--
basura, otro elemento grave de riesgo; y las operaciones intergrupo como
mecanismo de aparcamiento con posibles pactos de recompra. Creo que estos
tres elementos podrían resumir, desde la óptica del Diputado que les
habla, lo que ha sido la parte valorativa de su exposición.

Para añadir algo más a este principio de juicio, yo le quisiera hacer una
pregunta. Usted ha dicho que cuando se dice que estamos haciendo algo más
que un banco, los banqueros deben estremecerse y lógicamente se
estremecen, y comparto con usted este criterio; usted ha dicho también
que esta colocación de acciones y estas ventas a entidades fuera del
grupo buscaban dos objetivos fundamentales, aflorar resultados y colocar
autocartera. Si, además de eso, se da el caso, como se ha dado, señor
López de Letona, como ha quedado probado en esta Comisión, que en una
operación de compra de una compañía externa al banco, a la que se la
obliga a comprar acciones del banco, un consejero del banco está de
consejero del banco y está en la compañía que se compra, concretamente
una que vale 400 millones y se compra a 12.000 millones, ¿usted se
sentaría con este consejero, señor López de Letona, en un mismo consejo
de administración?



El señor EX PRESIDENTE DE BANESTO (López de Letona y Núñez del Pino): Yo
estoy seguro que haría lo que haría usted.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Sanz.




El señor SANZ PALACIO: Muchas gracias, señor López de Letona, por su
magnífica exposición.

Usted se ha basado en hechos objetivos y a nosotros, como grupo político
nos corresponde alguna valoración política muy breve, y luego le haré una
pregunta concreta.

De su exposición, se pone de manifiesto que don Mario Conde es culpable
de la crisis de Banesto que obliga al Banco de España a intervenir; es
culpable por renunciar a un verdadero saneamiento de la entidad y
renunciar al trabajo que usted había emprendido de saneamiento; es



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culpable por no reconocer su fracaso al haber convertido su gestión en
una continua huida hacia adelante. Allí todo era válido con tal de que no
se pusiera de manifiesto su falta de profesionalidad, su ignorancia del
negocio bancario y su incapacidad como gestor de una gran empresa. Y, en
tercer lugar, es culpable por olvidar que la prioridad de un gestor en la
gestión de la empresa es hacer correctamente esta gestión y de forma
ortodoxa y no utilizar el Banco Español de Crédito como plataforma para
conseguir una serie de objetivos personales. Hasta aquí la valoración
política.

En lo que sí nos gustaría insistir es en el tema de la discrecionalidad
de la entidad supervisora o el prevalecimiento de normas estrictas con un
cierto margen para la discrecionalidad. ¿Cree usted, señor López de
Letona, que de no haber consentido desde un primer momento ciertas
actitudes de las instituciones implicadas en la supervisión prudencial de
entidades de crédito y ahorro, quizás no habría sido necesaria la
intervención?



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Sanz. La valoración política es la
conclusión y usted es muy legítimo de tener conclusiones ya, pero yo creo
que el momento procesal todavía no es exactamente ése, y la pregunta muy
breve y concisa es la que realizó en último término.

Tiene la palabra el señor López de Letona.




El señor EX PRESIDENTE DE BANESTO (López de Letona y Núñez del Pino): No
quisiera contestar directamente a esta pregunta, en primer término, por
razones históricas y porque me gusta siempre abstenerme de opinar sobre
las actuaciones del Banco de España. Creo que es una cosa, como he dicho
en alguna ocasión, opinable. Es decir, si el Banco de España lo ha hecho
bien o no lo ha hecho bien, lo ha hecho en su momento o no lo ha hecho en
su momento, debería haber hecho esto o debería haber hecho lo otro,
entiendo que eso entra dentro de lo opinable. Es muy difícil, y yo creo
que el Banco de España debe tener suficientes conocimientos para saber
qué es lo que debe hacer en cada momento, y a mí no me toca juzgar
realmente si la actuación del Banco de España ha sido la adecuada o no ha
sido la adecuada, por lo que, en este tema concreto, me gustaría
abstenerme.

Le ruego que me perdone, y comprenda que, por razones históricas de mi
paso por el Banco de España, no me guste juzgar la actuación de mis
sucesores.




El señor PRESIDENTE: Señor López de Letona, no solamente usted debe
abstenerse, sino, en principio, entiendo que la Comisión también debe
abstenerse, porque no está en el mandato que tiene encomendado.

Tiene la palabra el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Muy brevemente.

Señor López de Letona le agradezco muy sinceramente la información que
nos ha facilitado, sobre todo en aquellos aspectos que han respondido las
preguntas que le había hecho. Solamente entiendo que ha quedado una
faceta que me gustaría rematar, y no es opinión sobre la actuación del
Banco de España sino hecho concreto de la inspección del Banco de España.

Como efectivamente usted bien ha dicho, cuestiones de absorción bancaria
o de compra de los activos, como el caso Garriga-Nogués, el caso Coca y
Banco de Madrid, estando ya sus sucesores en Banesto, se han achacado a
esta herencia, a esta mala herencia gravosa y de lastre. Yo le pregunto
si en estas operaciones Garriga-Nogués, Coca y Banco de Madrid, la
Inspección del Banco de España dio su visto bueno, si las conocía
perfectamente y si aceptó la gestión que había hecho Banesto en su época.




El señor PRESIDENTE: El señor López de Letona tiene la palabra.




El señor EX PRESIDENTE DE BANESTO (López de Letona y Núñez del Pino): No
entiendo muy bien, señor Mardones, su pregunta. No sé muy bien cómo
contestarla. El Banco de España, cuando se produjo la absorción del Banco
Coca y aparecieron posteriormente toda una serie de actuaciones, de
fallos, de insuficiencias, las puso de manifiesto, y hubo muchas
discusiones entre Banesto y el Banco de España sobre ese tema. Sobre el
tema Garriga Nogués, va a comparecer detrás de mí Aristóbulo de Juan, que
era Jefe de los Servicios de Inspección del Banco de España, que fue el
primero que llamó la atención a Banesto diciendo: señores, vean ustedes
lo que pasa en Garriga-Nogués; nuestra impresión y nuestra información es
que se está creando ahí una pelota importante. Y esto era sabido y se
comunicó. A continuación, viene la discusión con el Banco de España
diciendo: pues no es tanto, es menos, pues esto es una exageración, en
esto no tiene razón. Hay una distinta valoración entre los dos, pero eran
temas que estaban sobre la mesa, que el Banco de España los conocía, que
el Banco de España llamaba la atención sobre ellos, que el Banco de
España creía razonablemente que había una insuficiencia de dotaciones en
relación con esos activos, y el --al que yo he hecho referencia como
origen de mi investigación sobre la situación del Banco a mi llegada a
Banesto en enero de 1986--, el famoso informe de la Inspección del Banco
de España, ya incluía, por ejemplo, en febrero de 1986, que de los
riesgos del Banco Coca había 14.000 millones sin cubrir todavía. Es
decir, que todavía en febrero de 1986 el Banco de España decía: ¡oiga!,
del Banco Coca arrastra usted 14.000 millones. Y dentro de una partida
--que yo no tengo aquí desglosada, pero en la que aparecen también
problemas del Banco Madrid, del Banco Catalá, había 51.000 millones en
otros activos sin cubrir. De manera que el Banco de España decía: ¡ojo!,
está sin cubrir completamente el Banco Coca, está sin cubrir
completamente el Banco de Madrid, hay otros activos dañados que no son ni
Coca ni Madrid ni Garriga, y además existe todo esto, y la suma de todo
esto son 109.000 millones. (El señor Albistur Marín pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Señor Albistur, siempre que abro un segundo turno
pregunto los portavoces que desean intervenir...




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El señor ALBISTUR MARIN: He sido el primero que ha levantado la mano.




El señor PRESIDENTE: Pues ha sido una inadvertencia de la Presidencia,
que no tiene inconveniente en darle la palabra.




El señor ALBISTUR MARIN: Muchas gracias.

Voy a ser muy breve, señor López de Letona. He deducido de la respuesta
que usted le da al señor Conde en relación al comentario sobre la
Corporación Industrial sus criterios de ortodoxia del sector respecto a
«zapatero a tus zapatos», es decir, uno es banquero y otros son
industriales o empresarios. ¿Podría deducir que de haber seguido usted al
frente de Banesto, y dentro de su estrategia de saneamiento, se hubiera
producido la venta o, por lo menos, la separación total de la
participación de Banesto en los negocios industriales?



El señor PRESIDENTE: El señor López de Letona tiene la palabra.




El señor EX PRESIDENTE DE BANESTO (López de Letona y Núñez del Pino): El
tema de la participación de la banca en la industria es un tema cuasi
filosófico. Banca universal, banca más o menos industrial, zapatero a tus
zapatos, en esto no hay ninguna regla estricta que diga esto es lo bueno
y esto es lo malo. De hecho, como usted sabe, hay banca como la inglesa
que no tiene participación en negocios industriales y hay banca como la
alemana que tiene participaciones importantes en negocios industriales, y
tanto en Alemania como en Inglaterra hay bancos muy serios, muy
importantes, muy buenos y muy solventes. Por consiguiente, esto no es ni
bueno ni malo, todo depende de cómo se maneje, y Banesto, durante mucho
tiempo, con participaciones importantes en el sector industrial, ha sido
un Banco que ha actuado correctamente y que ha actuado bien. De manera
que yo creo que no cabe decir que esto es bueno o es malo simplemente
porque el grado de participación en el negocio industrial sea mayor o
menor. Lo único que me parece evidente es que las participaciones
industriales de Banesto suponían unas plusvalías implícitas muy
importantes, y que cuando hay un quebranto extraordinario, hay que
producir también unos beneficios extraordinarios, por una sola vez. Si yo
he perdido 50.000 millones en unas operaciones mal planteadas y tengo
unas sociedades que dan unas plusvalías en torno a los 50.000 millones,
pues tengo que decir: lo uno por lo otro. Yo tapo esta pérdida con la
venta de esta sociedad. Me quedo sin esta sociedad, pero el banco queda
saneado. He perdido esta sociedad como consecuencia de una mala operación
que me ha producido este quebranto, y compenso este quebranto con esta
plusvalía que tengo aquí. Y en alguna medida, estas plusvalías o, por
decirlo así, estos activos valorados a bajo precio en la cartera de un
banco, representan unas reservas ocultas, unas reservas implícitas, una
mayor seguridad del banco que los accionistas valoran. Por eso, hay
bancos que tienen unas cotizaciones más altas que otros, porque hay unas
plusvalías implícitas en sus carteras de valores que tienen sentido y que
tienen --perdón por la redundancia-- mucho valor, y en alguna medida
están para eso. ¿Se produce una pérdida extraordinaria?, pues aquí tengo
un beneficio extraordinario. Esta es una pérdida atípica y éste es un
beneficio atípico, y compenso esta pérdida atípica con este beneficio
atípico, y punto, y el banco está saneado. Lo cual no quiere decir que yo
fuera partidario de decir: me quedo sin una sola participación
industrial, no. Yo fui vendiendo participaciones, inicié esa política
que, inexorablemente, se ha seguido por el señor Conde y se ha seguido
por el señor Sáenz, y tiene que seguirse hasta que el banco esté saneado,
sin duda ninguna. El señor Sáenz venderá activos en la medida en que le
haga falta para cubrir su pérdida, y cuando llegue un momento en que ya o
le haga falta, le aseguro a usted que no los va a vender, se va a quedar
con ellos. Ahora, si le hace falta venderlos, los tendrá que vender. Eso
depende de cuál sea la situación del Banco.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor López de Letona. Se suspende
la sesión por unos minutos. (Pausa.)



--COMPARECENCIA DE DON ARISTOBULO DE JUAN FRUTOS, EX CONSEJERO DE
BANESTO, PARA INFORMAR EN RELACION CON LA INVESTIGACION QUE ESTA
REALIZANDO LA CAMARA SOBRE EL CITADO BANCO. A PETICION DEL GRUPO
PARLAMENTARIO SOCIALISTA (Número de expediente 219/000388), DEL GRUPO
PARLAMENTARIO FEDERAL DE IZQUIERDA UNIDA-INICIATIVA PER CATALUNYA (Número
de expediente 219/000401) Y DEL GRUPO POPULAR (número de expediente
219/000411).




El señor PRESIDENTE: Señorías, se reanuda la sesión con el segundo punto
del orden del día, que es la comparecencia de don Aristóbulo de Juan
Frutos, ex Consejero del Banco Español de Crédito, para informar en
relación con la investigación que está siguiendo esta Cámara sobre este
Banco. Esta comparecencia ha sido solicitada por los grupos Socialista,
Federal de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya y Popular.

En nombre de la Comisión, en nombre de la Mesa y en el mío propio le
damos la bienvenida y le agradecemos su excelente disponibilidad para
estar en esta Comisión y enriquecerla con sus conocimientos.

En primer lugar, y por el orden de los grupos solicitantes, tiene la
palabra, por el Grupo Socialista, el señor Moreno Monrove.




El señor MORENO MONROVE: Quiero, en primer lugar, agradecer al señor De
Juan su presencia en esta Comisión, como no podía ser menos. Hemos
solicitado su comparecencia como consejero que fue de Banesto por un
período de tiempo que, aunque corto, a la vista de lo sucedido
posteriormente fue un período importante para



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comprender la gestión del antiguo equipo de Banesto, presidido por don
Mario Conde. En esta Comisión lo que nos preocupa fundamental, señor De
Juan, es el conocimiento de la situación provocada por los antiguos
gestores de Banesto, para poder extraer conclusiones de cara al futuro,
con objeto de reforzar la confianza, la competencia y la eficacia del
sistema bancario español.

Señor De Juan, aunque su permanencia en el consejo fue --según la
información que obra en mi poder--, hasta abril de 1989, su gran
experiencia en la gestión en el sector financiero y, permítame que se lo
diga coloquialmente, sus intervenciones, sus famosas 20 preguntas
formuladas en el consejo de administración del Banco a finales de 1988
nos da, creo yo, una buena ocasión para escuchar con el máximo interés
sus opiniones sobre la gestión de aquel tiempo que, sin duda, pudo marcar
las tendencias de los años sucesivos y que concluyeron con la
intervención del Banco el 28 de diciembre de 1993, con un necesario plan
de saneamiento posterior de 605.000 millones de pesetas.

Brevemente, porque lo más importante es escuchar sus informaciones y sus
opiniones, señor De Juan, nuestro Grupo quisiera conocer concretamente su
opinión sobre varios aspectos de ese período y de la gestión global. En
primer lugar, sobre la expansión fortísima de la inversión crediticia.

Según nuestra información, en el ejercicio de 1988 creció un 32,9 por
ciento de media frente a un 17,5 que lo hizo el conjunto de los otros
grandes bancos de nuestro país. Pero no solamente nos interesa ese año
1988 específicamente, al que me he referido con cifras. El equipo
presidido por el señor Conde estableció como objetivo prioritario la
expansión crediticia, por tanto el crecimiento, y más tarde, al final del
proceso, el servicio de Inspección del Banco de España tuvo que cifrar en
casi 250.000 millones de pesetas el déficit de provisión para
insolvencias, como consecuencia de la morosidad detectada en tan corto
espacio de tiempo. La gestión del señor Conde ha tenido, por tanto, unas
líneas definidas que se iniciaron desde el primer ejercicio de su
permanencia al frente del Banco y que parece que habían de conducir, de
manera inexorable, a la crisis que finalmente se desató. ¿Señor De Juan,
denunció en sus intervenciones, en sus 20 preguntas formuladas al consejo
de administración, la política de expansión crediticia específica y las
irregularidades contables? ¿Estaba Banesto en condiciones de acometer
esta política crediticia en el momento de la casi finalización de un plan
de saneamiento emprendido en los últimos años? ¿Fue prudente la decisión
estratégica de crecimiento a ultranza? ¿Se estaba siguiendo una política
rigurosa para la calificación de la morosidad?
En segundo lugar, señor De Juan, frente a una política austera de gastos,
tradicional en el Banco, este período también se caracteriza por una
expansión fuerte de los mismos, tanto gastos generales como de personal.

¿Nos podría dar su opinión sobre este tema, que ya fue objeto también de
sus intervenciones en el consejo del Banco?
Finalmente, señor De Juan, la acción social de responsabilidad de la
demanda dice que los administradores de Banesto utilizaron sociedades
controladas, vinculadas o financiadas para manejar altos porcentajes del
capital social, para evitar formalmente la consideración de autocartera.

Usted también se refirió de manera exclusiva a este tema de la
autocartera en su tiempo de consejero. Nos gustaría conocer su opinión
global sobre este asunto, que creo que se sitúa en uno de los ejes
fundamentales de la gestión del antiguo equipo dirigente de Banesto y,
por supuesto, se sitúa en uno de los ejes de lo que ha venido siendo el
diagnóstico que se está elaborando durante todo este tiempo por todas las
instituciones y personas que están interviniendo en este asunto. Y en
especial, señor De Juan, su opinión sobre las operaciones de
aparcamiento, lógicamente en sociedades del mismo grupo, con financiación
de Banesto. Nada más por el momento.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, tiene la palabra el señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: Señor De Juan, como verá, muchas de las preguntas
van a ser coincidentes, puesto que el objeto que nos ocupa y el
esclarecimiento que queremos lograr sigue siempre una misma dirección,
esto es, poner de manifiesto si ha existido mala práctica o mala gestión,
estrictamente bancaria, en sus distintos aspectos, desde tener un banco
con insuficiencia de saneamientos y recurrir excesivamente a los atípicos
o a los beneficios ficticios, a tener un banco con excesiva concentración
de riesgos, sea en empresas propias, participadas y consolidables, sea en
empresas de fuera del grupo, de poca rentabilidad o de poca expectativa
de rentabilidad para un banco y, por tanto, esta concentración de riesgos
resulta explicativa de lo que después sucede. Por tanto, todas las
preguntas, como verá usted, van por ahí.

Quisiera, abundando en las preguntas que le hacía el portavoz del Grupo
Socialista, señalar, ahondar o reiterar algunos aspectos. Por ejemplo, en
sus manifestaciones en el consejo de administración, cuando --como
después se ve-- acaba usted votando negativamente la propuesta de cuentas
de resultados, usted señala que no le parece adecuado que se contabilice
como beneficios en aquellas cuentas del año 1987, pero que se aprueban en
1988, la venta de La Unión y El Fénix, que no le parece ajustado a una
buena práctica bancaria la revalorización que se produce en las carteras
de valores de las «isas», para así no tener que dotar el fondo de
fluctuación de valores, que no le parece adecuada la no provisión de los
fondos de pensiones y se pregunta si las sociedades transparentes pagan o
no pagan intereses al Banco. Estas observaciones que usted hace, después
le llevan a no aceptar las cuentas de resultados y, por tanto, en
beneficio acordado y el dividendo distribuido. No voy a insistir más en
el balance de 1987 y en sus famosas 24 preguntas que después son
contestadas por el señor Belloso, sino más bien a hacerle algunas
preguntas sobre si lo que usted señalaba en aquellas sus observaciones,
que le llevan a votar negativamente la cuenta de resultados, se ha ido
manteniendo en lo que usted conoce desde fuera, por supuesto, en la
práctica de la gestión de Banesto. Es decir, ¿han continuado existiendo,
en su opinión, operaciones intergrupos, o incluso han



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aumentado esas operaciones de forma sensible para alterar los resultados
lógicos de una cuenta de resultados anual? ¿Ha habido más aparcamiento de
acciones en otras sociedades, bien del grupo consolidable, bien de fuera
del grupo consolidable? ¿El descenso constante en la cotización de las
acciones de Banesto, desde la época en que usted está en él hasta ahora,
en su opinión se debe sólo a la dilución que puede producir la continua
ampliación de capital social o también a la pérdida de valor del mismo?
Porque el descenso, tanto en las acciones de Banesto como de la
Corporación Industrial, ha sido una constante en estos últimos años,
hasta llegar a diciembre de 1993.

Como pregunta específica, porque si no repetiría muchas de las que ya se
han hecho, querría saber si en su experiencia de gestor bancario y de
supervisor de entidades bancarias es lógico prestar cantidades
importantes de dinero a sociedades instrumentales o patrimoniales
radicadas en paraísos fiscales; si ésta es una práctica habitual en la
banca o es una práctica realmente extemporánea y peligrosa. Le digo eso
porque tenemos noticias de algunos créditos que se han producido a
instrumentales en paraísos fiscales en las que es imposible saber la
solvencia de aquella instrumental, quién está detrás de la instrumental,
y en cambio el volumen del crédito es realmente muy importante. ¿Qué
criterio le merece a usted esta práctica?



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular tiene la palabra el señor Sanz.




El señor SANZ PALACIO: Muchas gracias, señor De Juan, por su
comparecencia en esta Comisión. Quisiéramos aprovechar su gran
experiencia bancaria, que le ha llevado, dentro del Banco de España, a
dirigir la función inspectora, aunque usted comparece como miembro que
fue del consejo de administración de Banesto, en nombre de Cartera
Central, sociedad que tuvo cinco consejeros en el Banco, si mal no
recuerdo, durante un período de transición hasta que se frustró la fusión
con el Banco Central. Ustedes se negaron a firmar las cuentas en el
ejercicio 1989, debido a que las plusvalías latentes puestas de
manifiesto en dos operaciones intergrupos significaban el cincuenta por
ciento de los resultados de 1988, tengo entendido. Quisiéramos aprovechar
su comparecencia para plantearle una serie de cuestiones que le
agradeceríamos nos respondiera.

En primer lugar, quisiéramos que hiciera referencia a la situación de
Banesto en el momento de su llegada y de su salida del Consejo. ¿Cree
usted que era necesario un mayor saneamiento de la entidad, y por qué no
se acometió este mayor saneamiento de la entidad por parte del equipo de
don Mario Conde? En segundo lugar, en la medida en que usted lo quiera y
lo pueda juzgar, nos gustaría que analizara la gestión de don Mario Conde
al frente de Banesto. En tercer lugar, y como pregunta abierta, las
prácticas irregulares detectadas. En cuarto lugar, en relación con la
fusión con el Banco Central, ¿qué ventajas ofrecía la fusión frente a la
posibilidad de no fusionarse?
Referente a la actuación del Banco de España, y aprovechando su
experiencia, nos gustaría también conocer su opinión de por qué el Banco
de España no puso reparos a las operaciones intergrupos llevadas a cabo
por Banesto en el ejercicio 1988, cuya única finalidad era mejorar el
aspecto de la cuenta de resultados. Por otra parte, un tema que nos
preocupa es la eficacia del sistema de supervisión prudencial de las
entidades. ¿No cree usted que sería necesaria una menor discrecionalidad
de la entidad supervisora y que hubiera un sistema en el que
prevalecieran las normas? Nada más por el momento.




El señor PRESIDENTE: Señor Sánchez i Llibre, por el Grupo Catalán, tiene
la palabra.




El señor SANCHEZ I LLIBRE: Queremos saludar y agradecer, desde el Grupo
Catalán de Convergència i Unió, la presencia de don Aristóbulo de Juan en
su comparecencia ante la Comisión de Banesto.

En nuestro Grupo pensamos que esta comparecencia es privilegiada, ya que
el señor De Juan ha ostentado en determinadas ocasiones, dentro de su
vida profesional, un cargo importante en la Inspección del Banco de
España y también ha desempeñado una función importante como consejero del
Banco Español de Crédito, que es el asunto que aquí nos concierne
básicamente. Por tanto, sumándome a la formulación de las preguntas que
han hecho los anteriores portavoces, le plantearía cinco cuestiones
básicas, fundamentalmente orientadas a saber su opinión, desde el punto
de vista de la ortodoxia bancaria y financiera y de su experiencia como
profesional dentro del sistema financiero español y de la banca, respecto
a las situaciones que desembocaron finalmente en la intervención del
Banco de España en el Banco Español de Crédito.

Nos gustaría saber cuál es su valoración, como profesional en este campo,
de que los anteriores gestores del Banco Español de Crédito,
concretamente su ex presidente, pudieran llegar a 30 de diciembre de 1993
con unas insuficiencias, en cuanto a provisiones de insolvencias
crediticias y fluctuación de valores, de 400.000 millones de pesetas
aproximadamente, según los datos que ha incoado el Banco de España en el
expediente sancionador. Cuál es su valoración, como profesional en
asuntos financieros, de que los anteriores gestores del Banco Español de
Crédito incumplieran las normas vigentes sobre límites de riesgo,
concentrando hasta un 64,3 por ciento de riesgos importantes de Banesto
en el grupo no consolidado de sus empresas, cuando legalmente, durante el
año 1993, sólo se podían concentrar hasta un 40 por ciento. Cuál es su
opinión respecto a la realización de actos fraudulentos y la utilización
de personas interpuestas en determinados grupos de empresas en las que
Banesto realizó operaciones por valor de 133.000 millones de pesetas, de
las cuales la Inspección ha detectado irregularidades y quebrantos
financieros importantes en 129.000 millones de pesetas. Cuál es su
valoración respecto a la insuficiencia de la cobertura de recursos
propios. A 30 de diciembre de 1993, sobre los recursos propios, había un
déficit de 147.000 millones de pesetas. Por último, cuál es su valoración
personal respecto a las inversiones que los anteriores gestores de
Banesto hicieron en medios de comunicación con unas cantidades



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importantes que ascendieron a 70.000 millones de pesetas, alcanzando un
tercio del capital social de dicha entidad.




El señor PRESIDENTE: Para responder a las cuestiones planteadas, tiene la
palabra el señor De Juan Frutos.




El señor EX CONSEJERO DE BANESTO (De Juan Frutos): He preparado un par de
páginas como pequeña introducción que sitúa casi todas las preguntas que
me han hecho ustedes y luego seguiré las notas que acabo de tomar. Como
he dicho, he tratado de hacer un ejercicio de preparación del examen
imaginando alguna de las preguntas, que si son suficientemente complejas
me remitiré a mis notas y, si no, responderé espontáneamente.

Como introducción quería decir, aunque veo que lo saben ustedes
perfectamente, que fui consejero de Banesto tres meses y medio, hasta
abril de 1989. Por tanto, hace cinco años y medio que dejé aquella época
no muy grata. Con mucho gusto les voy a informar de cuanto me han
preguntado, siempre que me lo permita la brevedad de mi paso por Banesto,
y por tanto la evidencia del conocimiento de las realidades, y las
limitaciones que pueda suponer en algunos casos el secreto profesional,
que puede que no sean muchas.

Cuando yo llegué a Banesto el equipo anterior de gestión, que cesó hace
unos cuantos meses, llevaba ya en el Banco un año aproximadamente. Yo me
incorporé al consejo para representar los intereses de Cartera Central,
que era uno de los primeros accionistas y de quien yo era asesor. No
formé parte de ninguna comisión delegada del consejo y participé sólo en
cuatro sesiones del mismo. Esa fue mi experiencia en Banesto y la
información que recibíamos. Cesé en mi cargo al desinvertir Cartera
Central su participación en el Banco y por voluntad propia,
contrariamente a lo que ha dicho alguno de mis predecesores en la
comparecencia. Esta fue mi vida en el Banco. Termina en abril de 1989,
después de tres meses y medio. A partir de ahí, cualquier información o
juicio de valor que yo pueda formularles, con mucho gusto, será como
ciudadano de a pie más o menos experto en la materia y buen lector de
prensa.

Voy a hablar un poco de las preguntas que hice porque muchas de las de
ustedes se refieren a ellas y para que vean un poco el panorama y qué es
lo que llevó luego a la no aprobación de las cuentas. Recién llegado al
Banco y con la información que proporcionaba el consejo, que era
superabundante pero no siempre coincidente, yo quise manifestar en nombre
de los inversores que representaba, una serie de inquietudes sobre la
contabilidad y la gestión referida al año 1988. En la medida en que la
prensa se apresuró a publicar tanto las preguntas como las respuestas, no
tengo inconveniente en darles un resumen de lo que pregunté para que
tengan el mapa un poco global. Yo hice preguntas sobre la gestión, sobre
la aceleración de la inversión, sobre el fuerte volumen de mercado
interbancario obligado por dicha aceleración, sobre el estrechamiento de
los márgenes financieros que estaban produciendo y sobre el fuerte
incremento de los gastos generales fundamentalmente. En materias
contables formulé preguntas sobre la contabilización de los beneficios
por operaciones intergrupo, sobre insuficiencia posible de provisiones y
ajustes, sobre autocartera, sobre insuficiencia de fondos de pensiones
como insuficiencia posible de fondos propios y sobre la contabilización
de intereses en sociedades que podrían no estar pagándolos. Estas
preguntas, junto con sus respuestas, fueron publicadas literalmente en la
prensa, si no recuerdo mal, en «La Actualidad Económica» a finales de
enero. Las respuestas no nos dieron satisfacción, fundamentalmente, a
beneficios indebidamente contabilizados y otros interrogantes sobre
criterios contables y gestión. En todo caso, los representantes de
Cartera Central decidimos no aprobar las cuentas y a continuación
desinvertir; si no me equivoco, en abril o mayo Cartera Central
desinvierte su participación en el capital de Banesto. Fue la famosa
votación de las cuentas en la que sobre 28 consejeros diez votan en
contra o se abstienen; es decir, un 35 por ciento de la totalidad del
consejo, entre ellos dos vicepresidentes de los tres que había. Votación,
por tanto, significativa. Esta sería mi historia en las cuatro sesiones
de Banesto y en los tres meses y medio.

Dicho esto, voy a seguir el orden en que me han hecho las preguntas y a
tratar de responderlas satisfactoriamente.

Expansión del crédito. Voy a mezclar, y no debiera hacerlo, pero
puntualizando siempre lo que es mi conocimiento de Banesto en aquellos
tres meses y lo que es luego mi experiencia o mi cultura aparte de ello.

La primera vez que asistí en el Banco Mundial a un seminario
internacional, al Presidente del FDIC, lo que sería el fondo de garantía
americano, le preguntó uno de los comensales (era una intervención en el
seno de un almuerzo): ¿Para usted cuál es la causa principal, con la
experiencia que tiene desde esa atalaya, que lleva a un banco a la
insolvencia? Y contestó telegráficamente así: El crecimiento acelerado. A
mí esa frase, que oí en septiembre del año 1986, se me quedó muy grabada
por lo sintética y porque coincidía con mi propia experiencia.

En efecto, nosotros denunciamos en aquellas preguntas, y luego al
formular los motivos del voto contrario, nuestra preocupación por el
intensísimo ritmo de crecimiento de la inversión crediticia. La inversión
crediticia, con mucha frecuencia, cuando se produce y se acelera lleva
consigo otros problemas, que son: para alimentar esa inversión tú tienes
que captar depósitos muy caros porque, si no, no vas al ritmo necesario
(estrechamiento de márgenes). Para alimentar esa inversión, como los
depósitos no te llegan, tienes que allegar cantidades ingentes de dinero
interbancario, que desequilibra posiblemente el balance si es en
cantidades excesivas, y lleva muchas veces a que dinero que tomas a corto
lo prestas a largo; otra de las causas de los males de la banca. Y luego,
cuando el objetivo es invertir e invertir, con cierta frecuencia se corre
el peligro de que descuides los criterios de selección de la calidad de
la inversión. Esto dice la experiencia internacional. En aquellos
momentos aquel síntoma se estaba produciendo y era de temer que las
consecuencias vinieran después, aunque no se pueden captar al día
siguiente o al mes siguiente, pero ya el accionista inversor, que se está
jugando el valor de su inversión, dice: Si esto se está dando así, puede



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ocurrir lo otro y, por tanto, yo me voy a tentar la ropa. Por
consiguiente, en las preguntas se denunció la expansión acelerada.

Se hicieron preguntas sobre lo que usted califica de irregularidades
contables. La mejor manera de demostrar si estábamos de acuerdo con ello
es que votamos en contra y luego nos marchamos rápidamente. Las
operaciones que se han mencionado de las sociedades instrumentales, El
Fénix, Fivasa y Castellana 7, nos parecía claramente que se
contabilizaban como beneficios de operaciones intergrupo, a veces con
valoración no necesariamente acertada de los precios de compra de los
valores que se compraban y que estaban contabilizados por precio inferior
en Banesto y afloraban beneficios. En ese sentido, y al mismo tiempo que
la contabilización de intereses que posiblemente no se estuvieran
pagando, la discrepancia sobre los criterios contables era clara, y dimos
testimonio de ello con la votación y la marcha del Banco.

¿Era prudente una política tan agresiva de aceleración del riesgo? Es
cierto que Banesto quería salir en aquellos momentos de un período muy
largo en que había sido un banco muy conservador en inversión en materia
de volúmenes y que los otros bancos le iban ganando puestos en el ranking
de la inversión. Pero de ahí a acelerar de la forma en cómo se hizo, yo
creo que no fue prudente. También pasa una cosa, que cuando aceleras
tanto la inversión, si es que has descuidado los criterios de selección
--y contesto a su pregunta--, con cierta frecuencia puede ocurrir que los
criterios para calificar la morosidad no sean los más rigurosos, sobre
todo cuando se trata de inversión concentrada en empresas del propio
grupo. ¿Cómo vas a decir que tus propias empresas son morosas? ¿Cómo vas
a decir que no te pagan intereses? Nadie dice delante de los amigos que
su hijo es tonto. (Risas.) Esas cosas no se dicen.

Los gastos generales y de personal también fueron objeto de las
preguntas, pues parecía muy llamativo el crecimiento que se estaba
produciendo. En el contexto de una renovación de una serie de temas como
la informática, etcétera, hubiera justificado posiblemente una parte de
estos incrementos, pero el volumen total de esos gastos parecía, a todas
luces, desproporcionado.

La autocartera es uno de los males de la Banca española y las autoridades
velan, en la medida de la información de que disponen, por limitarla al
mínimo, siendo autorizada hasta el 5 por ciento por la Ley de Sociedades
Anónimas, si no me equivoco. Una de las preguntas que formulamos en aquel
momento se refería a la autocartera. Entre sociedades instrumentales, el
propio Banco, sociedades del grupo no instrumentales pero que podían ser
consolidables o no --y aquí estoy mezclando también otra de las
preguntas, las famosas acciones que tenía de Banesto El Fénix, que como
es una compañía de seguros no es consolidable--, qué duda cabe que si
tienes el 51 por ciento en el capital y, además, la presidencia poco
después pasó a ser común, porque la ocupó el mismo presidente de Banesto,
lo estrecho de las relaciones de unas con otras es evidente y la unidad
de decisión también es evidente, aunque contablemente es cierto que no
son consolidables. Todas estas operaciones hacían pensar que el volumen
de autocartera era muy grande, y alguno de los consejeros que ha pasado
por esta sala utilizó en aquellos momentos la palabra --creo que por
primera vez aunque luego se ha hecho muy frecuente-- «aparcamiento».

Cuando vendes acciones a un tercer inversor y te comprometes a
recomprárselas se llama aparcamiento. Esos compromisos son siempre
secretos. En el tiempo en que yo estuve no tuvimos evidencia de que estos
aparcamientos se produjeran. Lo que sí es cierto es que, en aquellos
momentos, de las declaraciones que hacía el Banco al consejo de acciones
en su grupo, de acciones en su grupo no consolidado, de acciones al
personal y de acciones a clientes de crédito, la suma que salía de todo
lo que el consejo decía era el 16 por ciento. No necesito comentar más.

Me parece que he respondido a las preguntas del señor Moreno y paso a
contestar las del señor Espasa.

Las razones principales para la votación en contra fueron las operaciones
que usted ha mencionado, una por una, sin excluir la sensación de
incertidumbre que prevalecía sobre otras de temas preguntados también que
no eran sólo la gestión.

Sobre si en los años siguientes se mantenían operaciones intergrupo o
había más aparcamiento con sociedades consolidadas o no, yo, como usted
muy bien ha dicho, sólo puedo opinar desde fuera, y aquí como lector de
los periódicos. Casi tengo la misma cultura que pueda tener usted sobre
el asunto. Cuando vemos los resultados de la Inspección del Banco de
España, y los leemos todos con mucha minuciosidad y con el lápiz en la
mano para subrayar, se deduce que sí se mantenían estas prácticas. Pero
yo no lo afirmaría con voz propia, sino por las referencias, muy
autorizadas por otra parte, de la Inspección del Banco de España.

Respecto al descenso en la cotización, es evidente que Banesto, desde
hace seis años, ha estado en los periódicos para cantar grandes proezas,
para cantar temas discutibles o para cantar problemas, y el mercado es
sensible y lo nota. Es decir, que la reacción del mercado es para mí
también un indicio de que no sólo se debía a la dilución del capital y su
valor por las ampliaciones sucesivas. No tenemos más que pensar que en la
época en que yo estaba en Banesto, creo recordar, la acción se cotizaba
entre 4.000 y 5.000 pesetas, y todos sabemos cómo ha ido evolucionando
hasta antes de la intervención, que estaba en torno a 2.000 pesetas. No
creo que fuera solamente por el impacto de las ampliaciones de capital.

En cuanto a si en mi experiencia es frecuente y lógico prestar cantidades
importantes de dinero a sociedades en paraísos fiscales, le diré que si
son en paraísos fiscales, si son instrumentales, si no tienen objeto
social propio, si tienen un capital pequeño y las sumas prestadas son
grandes, da mucho que pensar.

Seguidamente respondo a las preguntas del señor Sanz. Usted ha recordado
que no firmamos las cuentas, que votamos en contra de su aprobación.

Me ha preguntado si al llegar y salir de Banesto había suficiente
saneamiento y por qué no se hizo más. Al llegar a Banesto, de las
preguntas que hicimos y las respuestas que obtuvimos sacamos la
conclusión de que no se había producido el suficiente saneamiento y que
parte del



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saneamiento que se producía era con beneficios cuya calidad
cuestionábamos; por tanto, se hace con beneficios que pueden no serlo.

Ese aparente aprovisionamiento no se ha hecho; está pendiente de hacerse.

¿Por qué no se hizo más? Porque el Banco, de haberse hecho más, habría
entrado en pérdidas y era una medida que los gestores del Banco en modo
alguno querían decidir. Recordemos que todo esto está en el contexto de
la fusión con el Banco Central, que ya se había pactado un canje --no sé
si eran dos por tres-- y que aquel canje de alguna manera había que
honrarle, no por mi parte sino por parte de los gestores de uno y otro
Banco. Eso dio lugar, probablemente, a bastantes de los criterios
contables que se aplicaron entonces. Posteriormente ¿había suficiente
saneamiento o no? Yo diría que si me remonto a las fechas actuales desde
la época que conocí, si tomamos por buenas, como las tomo yo, las cifras
del Banco de España, si faltan 600.000 millones de pesetas de ajuste es
que faltan 600.000 millones de provisiones.

Opinar sobre la gestión de Mario Conde es delicado. Yo diría del equipo
gestor y expresaría una distinción entre lo que vi y lo que he leído en
la prensa. Lo que yo vi fue una gestión con la que discrepaba
fundamentalmente y en la que los criterios contables estaban supeditados
a hacer buenos los criterios de acuerdo a los que se había llegado en los
pactos de fusión, de manera importante. En la posterioridad, si hemos de
juzgar la gestión del presidente anterior en el Banco a la luz de las
cifras de pérdidas, es evidente que se puede decir que la gestión fue
deficiente. No se incurre en unas pérdidas de ese volumen siendo un
excelente gestor.

Respecto a si había y han seguido existiendo prácticas irregulares,
nuevamente yo me atendría a las denunciadas en los escritos del Banco de
España que se han hecho públicos y que son bastante expresivos y ricos en
su detalle y en la identificación de entidades y temas concretos.

En cuanto a la fusión y sus ventajas, en la etapa en que a mí me
correspondió llevar, junto con otros, la crisis bancaria anterior, yo
tenía muy clara una cosa, que una fusión era buena cuando uno de los
bancos no iba bien y el otro iba muy bien, porque el que iba muy bien es
el que se hacía cargo de la gestión y así resolvía los problemas del
banco que no iba muy bien. En este caso yo no estoy seguro de que las
sinergias de la fusión fueran claramente conducentes a dictaminar que era
buena la fusión. Era una operación en un momento determinado y las
motivaciones que inspiran las fusiones todos sabemos cuáles son: una es
el tamaño, otra es la conjunción de los equipos industriales, otra es la
teoría de la mejora de la rentabilidad por economías de escala. Sin
embargo, todos sabemos que hasta las buenas fusiones tardan cuatro,
cinco, seis o siete años en digerirse y que mientras el banco se apelmaza
en el mejor de los casos, cuando no se complican las cosas, y se complica
también la manera de poder detectar los problemas debido a que hay una
gran confusión en la unión de sistemas, en la unión de equipos, peleas de
éstos, etcétera. Yo no creo que fuera muy acertada la fusión.

¿Por qué no puso reparos a las operaciones de intergrupos el Banco de
España? A mí no me consta que no los pusiera y me cuesta trabajo pensar
que no pusiera ningún reparo. Pienso que alguna reacción hubo de tener.

No conozco esto para nada porque no estaba yo en esa relación, era un
consejero de a pie y punto, pero yo pienso que alguna reacción tuvo que
tener, aunque posiblemente enmarcada en algún acuerdo para llevar a cabo
medidas de saneamiento concretas que pudieran subsanar las deficiencias
no afloradas con aquellas operaciones o incluso, y muy en particular, en
espera de la fusión ya acordada y que se habría de producir, porque en
esa fusión afloraban cantidades ingentes de plusvalías. Si podemos
provisionar esto que no está provisionado ahora, estos beneficios más o
menos ortodoxos, con esas plusvalías fruto de la fusión, hemos conseguido
llevar a buen puerto la fusión y hemos estado esperando dos, tres o
cuatro meses que a la comunidad no le van a trastornar fundamentalmente
sus criterios contables. Me cabe pensar que pudo haber una reacción así,
pero no me consta para nada.

Respecto a la eficacia del sistema de supervisión, la menor
discrecionalidad y que prevalezca más la norma es una preocupación
importantísima, por supuesto, y legítima. Yo puedo decir --y a estas
alturas de mi vida me he paseado y he estudiado los sistemas de
supervisión de una veintena de países, incluyendo el de los Estados
Unidos-- que éste es un debate eterno y que se plantea en todos los
países. Es decir, que junto con la aplicación de la norma hay un cierto
grado de discrecionalidad. Yo puedo mencionar dos casos muy llamativos
que están en la prensa americana, los de Citibank y Bank of America.

Citibank y Bank of America tenían problemas muy importantes. Durante
cuatro, cinco o seis años las autoridades americanas han estado dentro de
estos bancos. Citibank tuvo cien inspectores dentro durante cuatro o
cinco años, tratando de poner en evidencia los problemas, de apretar los
tornillos para inducir una mejora, y así sucesivamente. También hubieran
podido dar el puñetazo en la mesa cuatro años antes y decir que se
suspendía la cotización pero imaginemos lo que hubiera sido suspender la
cotización del Citibank y del Bank of America en los mercados
internacionales. En estos dos casos, después de unos esfuerzos tremendos
de cuatro o cinco años, estos bancos han salido a flote. Hay otros casos
semejantes en que, a pesar de ello, los bancos no salen a flote y se
producen intervenciones de hecho, de derecho o medidas de excepción. Yo
diría que cuanto más estrecho sea el margen de discrecionalidad y más se
pueda atener al cumplimiento de la norma, mejor, pero siempre hay un
margen de discrecionalidad en todos los sistemas del mundo.

En cuanto a mi opinión sobre cómo se puede llegar a 400.000 millones de
pérdidas por necesidades de dotación de provisiones por créditos y
valores, y cómo se puede exceder los límites del riesgo y en vez del 40
por ciento máximo se llegue al 64, yo diría que esto es como la vida
misma, que decía algún autor de novelas radiofónicas. La inspección es
una tarea difícil y es más o menos fácil según el grado de colaboración
que tenga la parte contraria. Si es grande, es más rápida y más eficaz.

Si es menos grande, es más difícil y más lenta. El ir desvelando la
realidad es un problema que lleva tiempo, sobre todo porque desvelar la
realidad requiere comprobarla y tener los fundamentos



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jurídicos para, si tomas una medida, que sea inapelable. Eso desde el
punto de vista del supervisor. Desde el punto de vista del gestor, es
evidente que una política enmarcada por esos dos grandes principios,
expansión acelerada y concentración de nuestras empresas del grupo porque
no van bien y hay que seguirlas financiando sistemáticamente, puede
llevar a esas cifras y a otras. Lo importante es cogerlas lo antes
posible, pero cogerlas lo antes posible, además de una tarea
jurídico-administrativa, es un arte que no siempre se perfila en los
términos de prontitud que uno quisiera.

En cuanto a los límites del riesgo, no olvidemos que la política inicial
de Banesto en los años 1989 y 1990 se basa en: «Somos el primer grupo
industrial del país, desarrollemos y potenciemos este primer grupo
industrial, constituyamos una corporación industrial, vendamos en el
mercado, con lo que saquemos de plusvalía en el mercado capitalizamos lo
que queda de Banesto y santas pascuas.» Después esto se desbarata
totalmente, incluso se ve que por la coyuntura o la propia gestión del
grupo Banesto estas empresas empiezan a ir mal y muchas de ellas tienen
problemas muy serios. Tienen problemas muy serios, pero hay que tener en
cuenta un pequeño detalle, y es que a fin de mes hay que pagar la nómina.

Convencionalmente, el proceso de incremento nocivo de los riesgos por
encima de ciertos límites está establecido por la normativa en un 40 por
ciento, aunque podría ser mayor o menor. Es evidente que ahí hay un
cierto corrimiento irresistible que, probablemente, forma parte también
de las discusiones que tendrían que estar teniendo en sus relaciones
bilaterales con el Banco de España, y la duda sería cuándo se para la
bicicleta; en qué momento paramos la bicicleta sin que el remedio sea
peor que la enfermedad.

En cuanto a la realización de actos fraudulentos debo decir que no me
consta y no puedo afirmar más que lo que he leído, esa imputación
genérica que aparece en los escritos del Banco de España. Yo creo que el
expediente abierto depurará si esto ha sido así y quiénes son
responsables o no. Yo, igual que ustedes, he leído con curiosidad las
noticias publicadas en los periódicos en relación con este tema.

Respecto a insuficiencias de recursos de los fondos propios, en efecto,
el Gobernador del Banco de España, en su primera comparecencia en el
Congreso, nos dio las cifras que salieron en las inspecciones que
habíamos efectuado hasta primeros de 1993, pero luego intensificamos el
trabajo, la maquinaria se volcó, descendimos en los créditos hasta
niveles mucho más bajos y han salido cifras muy superiores a las que nos
temíamos. Esas cifras salen con todos sus componentes: insolvencias,
valores, sociedades interpuestas, créditos que se han dado para comprar
acciones y que luego, al valer las acciones mucho menos, esa parte de
diferencia entre el precio de compra y el precio de venta se ha perdido;
si ha habido operaciones de aparcamiento, a la hora de devolver el dinero
que costó un bien, que retomo con un valor muy inferior, ahí enjugo otra
pérdida. Es decir, hay toda una panoplia de casilleros en los cuales se
identifican esas pérdidas y se dice: 600.000 millones de pérdidas
detectadas, y proclamadas por la autoridad monetaria, menos cuatrocientos
y pico mil de capital que pudiera tener da una insuficiencia de recursos
propios de 146.000, fruto de la inspección.

En cuanto a la inversión en medios de comunicación no soy experto en este
tema. Yo, antes de estar en el Banco de España, fui banquero de la banca
comercial privada y el lema que mejor nos parecía para un banquero era:
zapatero a tus zapatos. Era realizar operaciones rabiosas de banca: tomar
dinero, pagar, prestar dinero, cobrar, diferenciar gastos generales,
fisco, dividendos y reservas. Por tanto, personalmente, no como consejero
de Banesto ni como antiguo directivo del Banco de España, no entiendo muy
bien ningún tipo de operación que no sea rentable en sí con carácter
directo para un banco.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean de nuevo intervenir? (Pausa.)
Tiene la palabra el señor Moreno.




El señor MORENO MONROVE: Una sola cuestión, muy brevemente.

Aunque comprendo, señor De Juan, que su permanencia fue corta en Banesto,
como ya nos ha dicho, quisiera saber si usted cree que las decisiones
estratégicas tomadas por el equipo de don Mario Conde durante el año 1988
y principios de 1989 --cuando usted era consejero-- respecto a la
política crediticia, respecto a la política de actos de explotación,
respecto a la política de autocartera, respecto a la política de
operaciones intergrupos y concentración de riesgos y respecto a la
política de creación de resultados atípicos o artificiales marcaron ya la
tendencia general que conduciría, por el contenido de esas mismas
políticas, a la crisis posterior de una manera inexorable. Me gustaría
que nos hiciese una valoración global sobre ello.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor De Juan.




El señor EX CONSEJERO DE BANESTO (De Juan Frutos): Yo diría que sí.

Cuando el Banco de España proclamó los males que había en Banesto, yo vi
allí reconocido el desarrollo de unas medidas, de unas políticas, cuyo
germen ya estaba entonces.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: Quisiera hacerle un par de repreguntas más
concretas sobre algunas de las afirmaciones que usted ha hecho. Como
resumen, creo que su respuesta a la pregunta que le hacía ahora el señor
Moreno es paradigmática de los cuatro elementos que usted ha señalado:
expansión del crédito no controlado, operaciones intergrupo, incremento
de gastos generales y recurso continuado a la autocartera y al
aparcamiento de las acciones.

En este tema, y en relación con la pregunta parcial que le ha hecho sobre
criterios para prestar dinero, quisiera volver a precisar dos cosas.

Usted nos ha dicho que, en el tema de la autocartera y en el tema del
aparcamiento, los compromisos de recompra son siempre secretos. Mi



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pregunta sería si son compromisos no escritos y pactados verbalmente, de
los cuales esta Comisión solamente va a poder tener indicios indirectos,
pero no va a encontrar nada. Creo que siempre es así, pero me gustaría
conocer su opinión para corroborar lo que nos tememos que es una dura
realidad con la que tendremos que enfrentarnos en esta Comisión a la hora
de pretender probar hechos difícilmente probables.

Mi segunda pregunta vuelve a la genérica que le hacía antes sobre el
valor de un crédito a una sociedad instrumental situada en un paraíso
fiscal o en cualquier punto del globo. Hoy día, con la libertad de
circulación de capitales, esto podría no ser óbice para hacer este tipo
de préstamos, pero, claro, uno se sorprende --y me gustaría conocer su
opinión al respecto-- ante dos tipos de préstamo. El concedido a una
sociedad instrumental en la que en prenda queda parte del activo que se
va a comprar con el préstamo, por ejemplo la compra de un avión para el
que se da un crédito, que al menos está la realidad tangible del avión
que la susodicha empresa pretende comprar con el crédito de Banesto; y el
concedido a una fundación, sin que se sepa quién está detrás, cuyos
estatutos son de lo más esotéricos y que si uno los lee se le pone la
piel de gallina, pero que en cambio ve cómo el banco le puede llegar a
prestar 9.000 millones de pesetas. ¿Cuál es su opinión en los dos casos?
¿Hay una gradación en cuanto a mayor riesgo? ¿Qué se puede hacer, o qué
puede deducir un observador externo ante este tipo de operaciones?
¿Alguien del consejo o el presidente, para personalizar, sabía de verdad
quién está detrás de la instrumental? ¿Cómo podríamos saber los miembros
de la Comisión quién está detrás de la instrumental? ¿Sólo lo sabe el
presidente, el consejero delegado o el que hace el crédito? Porque
después sucede que, en esta instrumental que el viernes se verá con más
detenimiento, las prendas sobre el crédito resultan ser acciones de
Banesto que la instrumental tiene, con lo cual el círculo se cierra
completamente. Me gustaría conocer su experta opinión sobre esos temas,
en términos generales, porque puede ayudar a esta Comisión y a este
Diputado.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor De Juan.




El señor EX CONSEJERO DE BANESTO (De Juan Frutos): Yo creo que, en
efecto, en los compromisos de recompra, como por su propia existencia
suponen insuficiencia de capital, ese capital no es de verdad, lo tiene
otro, pero de verdad va a volver a ser mío porque tengo un compromiso de
recompra y, además, con toda probabilidad, al ejercer esos compromisos de
recompra, voy a incurrir en pérdidas porque le he garantizado al
comprador ficticio que él no va a tener ninguna pérdida y que
probablemente va a obtener beneficios: una prima por haberme ayudado a
hacer la operación, los intereses corrientes y lo que sea. Normalmente,
es más de lo que pagó, porque si no no es una inversión buena para el
comprador. Entonces, dada la importancia que tiene en la inefectividad
del capital en el momento en que se hace y la que va a tener por la mayor
pérdida en el momento en que se deshace el compromiso, yo diría que
tienen ustedes una tarea muy ardua, porque resulta muy difícil
comprobarlo.

Cuando el nuevo Banesto ha dado a conocer las cifras de su autocartera,
todos hemos podido comprobar que esas cifras eran bajas, lo cual ha
sorprendido a muchos especialistas. Podría ocurrir que lo que en un
momento fue autocartera o cartera aparcada, se haya deshecho con
operaciones en las que yo, por ejemplo, a tal empresa le compro una parte
de sus acciones por un precio suficientemente importante para que él me
compre mis acciones, y ya sin necesidad de recompras, ya estaría enjugada
la operación; entonces ya no hay autocartera, pero en ese precio
importante puede haber pérdidas. Yo diría que es una explicación teórica,
no necesariamente aplicable en este caso, pero que a lo mejor les puede
ilustrar.

En cuanto a las operaciones a sociedades instrumentales en paraísos
fiscales, usted ha descrito dos prototipos de acción muy diferentes. Yo
diría que las que se hacen --como decía antes-- con una sociedad en
paraíso fiscal, con capital muy pequeño, sin objeto social claro, por
volúmenes importantes, etcétera, en principio dan que pensar; no es la
que un buen banquero quisiera que constituyeran el 90 por ciento de su
cartera de créditos. Añadiría que si a pesar de esas circunstancias la
instrumentación es buena, las garantías son buenas, el interés es bueno,
pudiera no ser mala en sí. Otra cosa es el tipo de operación que usted me
ha descrito, que realmente es muy diferente, las de la fundación con
estatutos esotéricos, en las que no se sabe quién hay detrás, etcétera.

Yo creo que aquí también ustedes van a tener un problema difícil para
saber quién está detrás, porque normalmente, cuando se hacen, es por
algo, y se guarda mayor de las discreciones en la casa en que se formula.

Yo creo, insisto, que lo tienen difícil.




El señor ESPASA OLIVER: Perdón, señor De Juan, en el Banco ¿quién decide
y quién tiene la confianza para tomar una decisión tan arriesgada?



El señor EX CONSEJERO DE BANESTO (De Juan Frutos): Normalmente, si es por
volúmenes importantes, la máxima autoridad; eso es lo normal. No
olvidemos que todos los bancos tienen una cascada de facultades que van
delegando, desde la máxima instancia hasta la sucursal de Tortosa. Todas
las operaciones superiores a equis las decide, repito, la última
instancia. Si, además, reúnen características especiales, razón de más.




El señor PRESIDENTE: El señor Sanz tiene la palabra.




El señor SANZ PALACIO: Gracias, señor De Juan, por las explicaciones a
las preguntas que le hemos planteado. Quisiera hacerle algunas preguntas
complementarias.

Es evidente que usted, aunque solamente estuvo tres meses y medio en el
Consejo de Banesto, llevó a cabo una revisión exhaustiva de los balances,
cuentas de resultados, etcétera, hasta el punto de negarse a firmar las
cuentas del año 1989 y de afirmar que ha habido una gestión poco



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ortodoxa. Ha dicho que el capítulo de gastos era uno de los factores de
crisis. Nos gustaría, si es posible, que detallara lo percibido por el
anterior equipo gestor de Banesto, de don Mario Conde y su entorno, por
todos los conceptos, salario, seguridad, etcétera.




El señor EX CONSEJERO DE BANESTO (De Juan Frutos): Por suerte o por
desgracia no pude hacer una revisión exhaustiva de las cuentas. Hice
algunas preguntas, unas se me contestaron y otras no. De las
contestaciones que tuve y de los datos sucesivos que nos iban
proporcionando en las reuniones que se daba información, cruzando unas
con otras saqué mi propia composición de lugar, pero no tuve acceso a
ningún «dossier» de crédito, ni al detalle de los gastos generales y de
personal, mucho menos uno a uno. Por tanto, de las remuneraciones del
presidente y de su principal equipo no tengo la menor idea. Esa
información no se daba en el Consejo en las cuatro sesiones a las que yo
asistí, y no estaba tampoco en la información complementaria que se
proporcionaba al Consejo. Omisión total. Ahí no le puedo ayudar.




El señor SANZ PALACIO: Una última pregunta. A usted, como experto en
supervisión de entidades y, desde un punto de vista de inspección, como
miembro, aunque sea en un corto período de tiempo, del consejo de
administración de un banco, ¿le parece que una crisis de este tipo se
gesta fríamente, sin una cierta complicidad por omisión de las
autoridades competentes en la materia?



El señor EX CONSEJERO DE BANESTO (De Juan Frutos): Yo eso lo he pensado
mucho y creo que puedo darles una respuesta que les pueda ilustrar a
ustedes.

Cuando digo que el accionista Cartera Central se marcha en la primavera
de 1989, se podría decir que ya había indicios de que las cosas no
estaban bien, y cabe preguntarse cómo es posible que el Banco de España
no se diera cuenta. Yo digo que, primero, las políticas --que me ha
preguntado alguno de ustedes-- ya estaban ahí. Las cifras, evidentemente,
no eran las mismas. Las cifras de ajustes evolucionan con el paso del
tiempo. Segundo, no olvidemos que la visión del inversor es muy diferente
de la visión del supervisor. El inversor recoge la información que le
dan, apoya la gestión, la crítica, decide mantener su inversión, decide
marcharse --como hicimos nosotros-- y eso lo hace a su leal saber y
entender porque está defendiendo su bolsillo, y si se equivoca se ha
equivocado, pero no necesita más que una apreciación. Problemas que son
muy importantes para el inversos, hasta llegar al punto de aconsejarle
que se marche, pueden producirse mucho antes de que haya hechos para una
intervención. Es decir, con estos bultos que se manejaban entonces se
podía pensar que la inversión iba a perder valor y convenía marcharse.

Eso se produce mucho antes de que haya motivo suficiente para una
intervención.

¿Cuál es la visión, por el contrario, del supervisor? Tengo que ir
comprobando la cuantía de las pérdidas para ver cómo se erosiona el
capital --una de las bases de la supervisión bancaria--, tengo que ir
viendo en qué medida se infringe la normativa vigente y en qué medida
puede y debe desencadenarse la actuación formal del Banco de España, y
luego debo velar, sobre todo por dos cosas: primero, que todo esto, las
pérdidas o los incumplimientos, sea comprobable y demostrable, y,
segundo, que sea base jurídica suficiente para que mis actuaciones sean
inapelables y no me vea metido en complicaciones mayores.

El paso de una visión del inversor a una visión del supervisor lleva
tiempo, pero añadamos algunos elementos que concurrieron en ese período
que yo creo que han tenido que ver mucho también, como decía antes, y es
que son como la vida misma.

Pensemos en un primer año o dos en que está el tema de la fusión. La
fusión, como objetivo global de política bancaria del país, en aquel
momento era un bien deseable. Cualesquiera que fueran las peripecias de
cada una de las dos unidades y si contabilizaban de una u otra forma, era
un bien que las autoridades deseaban. En ese momento, en la espera de las
plusvalías, pudo haber también un marco importante a considerar. Luego
vinieron varios planes de saneamiento, y cuando a un banco como al City
Bank o Bank of America le incitas o le induces a que haga planes de
saneamiento, le estás dando un compás de espera. Después vino el apoyo de
la Banca Morgan, cuando las cifras del Banco de España todavía no eran
tan espectaculares como han sido después. Esos temas de contexto creo que
han podido tener que ver también con el paso del tiempo.

Esa sería mi respuesta.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor De Juan. Su comparecencia ha
sido muy útil para la Comisión.

Se levanta la sesión.




Eran las doce y cuarenta minutos del mediodía.