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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 250, de 27/06/1994
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 250
DE ESTUDIO SOBRE LA INTERVENCION
DEL BANCO ESPAÑOL DE CREDITO
PRESIDENTE: DON JUAN MUÑOZ GARCIA
Sesión núm. 11
celebrada el lunes, 27 de junio de 1994



ORDEN DEL DIA:
Comparecencia del señor Presidente de La Unión y El Fénix (De la Puente
Rua), para informar sobre la situación y evolución de la sociedad. A
solicitud del Grupo Parlamentario Socialista y del Grupo Parlamentario
Federal IU-IC. (Números de expedientes 219/000375 y 219/000394.)



Se abre la sesión a las diez y cuarenta minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Buenos días. Se abre la sesión.

Antes de iniciar la sesión formalmente les voy a leer la carta que hemos
recibido de Arthur Andersen sobre la segunda comparecencia. Dice así:
«Excelentísimo señor Presidente: Hemos recibido en las oficinas de esta
sociedad su escrito de 21 de junio de 1994 en el que se indica que la
Comisión sobre la intervención de Banesto celebrará sesión el próximo
lunes 27 de junio y tiene prevista la comparecencia del socio de esta
entidad, don Carlos Giménez Lambea, el próximo lunes día 27 de junio a
las 12,30 horas, en relación con la auditoría de La Unión y El Fénix.

Lamentablemente, los



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compromisos profesionales adquiridos por el señor Giménez, antes de
recibir el mencionado escrito, le impiden estar en Madrid los días 27 y
28 de junio, por lo que le agradeceríamos le cite para comparecer en
cualquier fecha a partir de ese día. Por otro lado, el artículo 3 de la
Ley de Auditoría de Cuentas establece que el auditor de cuentas está
obligado a mantener el secreto de cuanta información conozca en el
ejercicio de su actividad, no pudiendo hacer uso de la misma para
finalidades distintas de las de la propia auditoría de cuentas.

Consecuentemente, rogamos a V. E. que se dirija a La Unión y El Fénix
Español, Compañía de Seguros y Reaseguros, S. A., con el objeto de que
releve al señor Giménez del deber de secreto profesional de modo que, el
día que comparezca ante esa Comisión, pueda responder a cuantas preguntas
se le formulen sobre la auditoría de la entidad.»
Es decir, el segundo punto del orden del día queda pospuesto.




--COMPARECENCIA DEL SEÑOR PRESIDENTE DE LA UNION Y EL FENIX (DE LA PUENTE
RUA), PARA INFORMAR SOBRE LA SITUACION Y EVOLUCION DE LA SOCIEDAD. A
PETICION DEL GRUPO SOCIALISTA (número de expediente 219/000375) Y DEL
GRUPO PARLAMENTARIO DE IZQUIERDA UNIDA-INICIATIVA PER CATALUNYA. (Número
de expediente 219/000394.)



El señor PRESIDENTE: A continuación pasamos al primer punto del orden del
día, comparecencia del Presidente de La Unión y El Fénix, don Alberto de
la Puente, a quien damos la bienvenida y nuestras gracias por su
excelente disponibilidad para acudir a esta Comisión para informar sobre
la situación y evolución de la sociedad en relación con la intervención
de Banesto, a petición del Grupo Socialista.

Por el Grupo solicitante de la comparecencia tiene la palabra, para
exponer lo que estime conveniente, la señora Aroz.




La señora AROZ IBAÑEZ: Muchas gracias, señor De la Puente, bienvenido a
esta Comisión de seguimiento de Banesto, que va a dedicar su sesión de
hoy exclusivamente a la crisis que se produjo en La Unión y El Fénix,
filial de Banesto.

Han transcurrido ya seis meses desde la intervención del banco y, en
paralelo al proceso de saneamiento y de venta, ha ido conociéndose la
gestión que se llevó a cabo por los anteriores gestores. A través de los
trabajos de esta Comisión, así como de las diferentes acciones
emprendidas por el Banco de España y el propio banco, y también y de
manera importante por la labor de los profesionales de los medios de
comunicación, han ido quedando al descubierto todos los aspectos de la
gestión que, bajo la presidencia de don Mario Conde, condujo a la mayor
crisis bancaria que se ha producido en nuestro país. Esta gestión llevó
también a una situación de quiebra a La Unión y El Fénix, que era una de
las compañías aseguradoras más importantes y sólidas de España.

Del examen de los datos y de las operaciones realizadas en esta compañía
que hemos podido conocer, parece como si en La Unión y El Fénix sus
gestores se hubieran aplicado en concentrar todo tipo de operaciones
irregulares, incluso operaciones fraudulentas que se les imputa a los
gestores del grupo, y seguramente no podría ser de otra manera, ya que la
máxima responsabilidad en la gestión de La Unión y El Fénix correspondió
de forma directa desde 1989 al señor Conde, que compatibilizó la
presidencia de Banesto y la de La Unión y El Fénix hasta su intervención
a finales de 1993.

La crisis de El Fénix es, en opinión del Grupo Socialista, sumamente
expresiva de lo que significó la manera de hacer de los responsables de
Banesto, y por ello consideramos que conocer de la manera más completa
posible lo que sucedió en esta compañía va a contribuir a clarificar la
gestión del grupo y a establecer las responsabilidades que correspondan.

En este sentido su comparecencia, señor De la Puente, tiene sin duda un
gran interés, ya que usted ha sido presidente en una etapa importante
--desde la intervención hasta la fusión el pasado día 25-- y le ha
correspondido a usted hacer frente a la clarificación de la situación
creada y a elaborar el plan de saneamiento.

Paso a continuación a formularle las preguntas que nuestro Grupo tiene
interés en conocer.

En primer lugar, en relación con la situación en 29 de diciembre de 1993,
y los costes de saneamiento, ¿cuál era la situación de la compañía y del
grupo El Fénix en el momento de la intervención por la Dirección General
de Seguros? ¿Cuáles van a ser los costes del saneamiento? ¿Qué
repercusión ha tenido la crisis en los clientes y qué perjuicios ha
supuesto para los accionistas, tanto para los pequeños como para los
mayoritarios?
Paso a otro grupo de preguntas en relación con las causas de la crisis.

En primer lugar, nos interesaría que pudiese hacer su valoración sobre
cuáles fueron las causas que condujeron a la quiebra de La Unión y El
Fénix, una pregunta general. Después, quisiera formularle algunas
preguntas con relación a operaciones concretas que fueron impuestas por
Banesto en su calidad de socio mayoritario. En primer lugar, sobre la
compra de títulos de Banesto. Concretamente en el ejercicio de 1988, en
la cuenta de resultados de Banesto, hubo una operación realizada con La
Unión y El Fénix que aportó el 40 por ciento de los beneficios de ese
año. Esta operación fue la venta de títulos por valor de 46.000 millones
de pesetas --le ruego que confirme esta cantidad--, que supuso un
beneficio contable para Banesto de entre 13.000 y 15.000 millones de
pesetas. Con esta operación se iniciaba uno de los aspectos básicos de la
política del señor Conde, lo que fue denominado operaciones especiales
intergrupos, para dar beneficios, que ya fueron cuestionadas en este
momento por algunos de los consejeros del banco; concretamente en la
aprobación de las cuentas de ese ejercicio por el consejo celebrado en
enero de 1989 ya se expresó por parte de estos consejeros --dice
textualmente el acta-- el temor a que el banco estuviese incurriendo en
responsabilidades con los



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accionistas minoritarios de El Fénix. Esta operación, al parecer, fue
financiada en parte, como después sucedió con otras operaciones
intergrupo, por créditos de Banesto por importe de 13.000 millones.

Las preguntas concretas que le formulo serían: ¿Cuál fue la posición
accionarial de El Fénix en Banesto después de esa operación y la
mantenida a lo largo de todo el período? En segundo lugar, ¿qué grado de
concentración de riesgo se produjo en el banco y en la Corporación
Industrial? En relación con los créditos a los que hacía referencia de
13.000 millones, ¿fueron cancelados o en qué situación se encuentran?
Finalmente, ¿cuáles han sido las minusvalías producidas en la cartera de
valores como consecuencia de la crisis de Banesto?
Pasaré ahora a otro capítulo que sería el de operaciones inmobiliarias.

Dentro de las abundantes operaciones inmobiliarias del grupo Banesto cuyo
objeto ha estado poco claro, una de ellas aparece incluida en el pliego
de cargos del Banco de España. Se trata de la compra por La Unión y El
Fénix del edificio de la calle Fernando el Santo, 12, de Madrid, que fue
adquirido a través de la compra de la empresa propietaria del mismo, la
empresa Promociones Hoteleras, Sociedad Anónima, al parecer por 3.218
millones de pesetas. Esta operación está considerada como una de las más
oscuras en su transfondo económico por los sucesivos cambios que se
habían producido en el accionariado de la sociedad, por la participación
en la misma de sociedades como el grupo Balyser, vinculadas al grupo
Banesto y al ex presidente de Banesto y de La Unión y El Fénix, y la
sospecha de utilización de personas interpuestas, ya que uno de los
accionistas era el señor Mariano Gómez de Liaño, abogado del señor Conde.

Quisiéramos, por una parte, que usted pudiera arrojar algo de luz sobre
esta operación oscura, y fundamentalmente sobre su repercusión para La
Unión y El Fénix y sus accionistas. Las preguntas concretas serían: ¿Cuál
fue el precio realmente pagado por este inmueble? ¿Cuál fue el coste
total de adquisición, teniendo en cuenta que, al parecer la corporación
ya había realizado desembolsos anteriores por opción de compra y
rehabilitación del edificio que podían estar en torno a los 700 u 800
millones de pesetas? La adquisición, por tanto, ¿se produjo a precios de
mercado? Y también, ¿qué beneficios produjo esta operación para las
sociedades vendedoras?
Pasando a otro capítulo nos interesaría que nos explicase algunos puntos
referidos a las relaciones laborales establecidas y a los contratos de
indemnización con directivos de la compañía. Se ha informado
recientemente que se habían concedido blindajes que podemos considerar
millonarios para directivos de la compañía, por una parte,
indemnizaciones de hasta tres anualidades, creo, y, en algunos casos
indemnizaciones a través de una renta vitalicia de hasta el 90 por ciento
del sueldo, que pueden ser incluso percibidas con la baja voluntaria. Las
preguntas concretas. ¿Son cláusulas habituales en el sector del seguro
estas que se aplican en estos contratos de indemnización? ¿Cuántos y
quiénes son los directivos que disponen de estos blindajes? ¿Qué cuantía
supondría para La Unión y El Fénix el abono de todas estas
indemnizaciones? Y, finalmente, ¿están provisionados todos estos
contratos? ¿En qué cantidad?
Hablando de provisiones, quisiera referirme también a la provisión por
primas únicas. El acta que se levantó por la Dirección General de Seguros
por las operaciones de seguro de vida de capital diferido o mixto a prima
única en noviembre de 1991 ascendía a una cantidad de 6.416 millones, de
los cuales 4.000 millones eran por sanción. Quisiéramos saber en qué
ejercicio fue provisionada esta cantidad y si ha sido ya cancelada la
deuda fiscal.

Voy acabando, señor Presidente, me quedan únicamente dos cuestiones.

Quisiera realizar dos preguntas en relación con operaciones que han sido
calificadas de trasvase patrimonial, que fue otro de los elementos
básicos de la política del ex presidente de Banesto y de La Unión y El
Fénix. Estas dos operaciones, que han sido consideradas de las más
irregulares de las realizadas por el grupo, son la venta de la
participación del 50,81 por ciento de El Fénix Español, filial de La
Unión y El Fénix a las sociedades Reve Holding y Marenma; operación en la
que se encubrió que dichas sociedades estaban vinculadas al Grupo
Banesto; a través del Grupo Pueyo se ocultó que la compra se había
financiado con créditos de Banesto, que existían operaciones de recompra
y precio acordado. En esta operación se contabilizaron 6.978 millones de
plusvalías, que no habían sido generadas realmente, y se produjo una
grave alteración en las cuentas anuales del ejercicio de 1992.

Quisiéramos conocer cuál fue en realidad el resultado que arrojó esta
operación para La Unión y El Fénix. También quiero hacer la misma
pregunta en relación con la operación con la sociedad Costa canaria de
Veneguera, sociedad que se ha hecho famosa como paradigma de operación
irregular por su utilización para generar plusvalías mediante compras y
ventas sucesivas.

Finalmente, señor Presidente, me referiré a la póliza de 10.000 millones
suscrita por Banesto para cubrir a don Mario Conde y a todo el Consejo
del Banco de los costes de una hipotética acción social de
responsabilidad, hipotética en el momento que se suscribió la póliza,
pero que se ha hecho realidad. Las preguntas serían: ¿Confirma usted la
existencia de esta póliza? ¿Conocían los accionistas de La Unión y El
Fénix, los auditores y las autoridades de control la existencia de la
misma? ¿Se han hecho provisiones para cubrir los compromisos que pudieran
derivarse de dicha póliza? ¿Cuáles son las consecuencias económicas que
podrían derivarse para La Unión y El Fénix? ¿Cuál es la fecha en que se
suscribió y el período que cubre? ¿Se dispuso de la información
suficiente sobre la situación de Banesto? Si no fue así, yo haré una
pregunta que quedará en el aire y no le pido, evidentemente, que
conteste. La pregunta lógica sería: ¿Conocía ya en ese momento don Mario
conde los riesgos del Banco y no los comunicó?



El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.) Por el Grupo
Catalán de Convergència i Unió, tiene la palabra el señor Sánchez i
Llibre.




El señor SANCHEZ I LLIBRE: En primera lugar, quiero agradecer la
presencia aquí hoy, en la Comisión de



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Banesto, del señor Alberto de la Puente para que nos dé la explicación
pertinente respecto a su gestión y cómo encontró la sociedad de La Unión
y El Fénix cuando fue intervenida por la Dirección General de Seguros.

También quisiera agradecerle desde Convergència i Unió la gestión que ha
elaborado su equipo durante estos seis meses, desde la intervención hasta
el pasado viernes, en que se produjo la culminación de la fusión de las
dos compañías de seguros, La Unión y El Fénix y la AGF francesa. Más que
preguntar, yo casi querría confirmar la mayoría de preguntas que ha hecho
la portavoz del Grupo Socialista, en un extenso detalle de preguntas que
abarcan desde la gestión de los anteriores directivos de La Unión y El
Fénix, a, también, su relación en diferentes operaciones inmobiliarias
que, finalmente, han desembocado en unas pérdidas acumuladas a finales
del año 1993 de 37.000 millones de pesetas, según informe de la auditoría
Arthur Andersen, y que posiblemente para el año 1994 alcancen los 20.000
millones de pesetas.

Quisiera hacer hincapié en dos temas a los que ha hecho mención también
la portavoz del Grupo Socialista. Estaríamos interesados en conocer con
detalle la venta del 49 por ciento de la sociedad Costa Canaria de
Veneguera, venta que se realizó en el año 1991 y que, según diversas
informaciones aparecidas en la prensa, parece ser que finalmente resultó
un quebranto para La Unión y El Fénix de 7.480 millones de pesetas.

Nos gustaría saber, respecto a la pregunta que ha formulado la portavoz
socialista sobre las rentas vitalicias de diferentes miembros de consejos
de administración, si son realmente ciertas estas afirmaciones que han
aparecido en diversos medios de comunicación. ¿Es práctica habitual en
las compañías de seguros este tipo de rentas vitalicias o este tipo de
contratos blindados? Preguntamos si, en realidad, cuando se ha producido
el despido de los anteriores gestores de la compañía de seguros han hecho
valer los contratos blindados que en un momento determinado se habían
firmado. También queremos preguntar sobre si es verdad que el ex
presidente del Banco Español de Crédito hizo una póliza de 10.000
millones de pesetas para todo su consejo en caso de que se hiciera uso de
la acción social de responsabilidad. Finalmente, me gustaría preguntar al
señor De la Puente cuáles han sido los motivos principales por los que el
último consejo de La Unión y El Fénix no decidió hacer uso de la acción
de responsabilidad social hacia los ex gestores de La Unión y El Fénix.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, el señor Espasa tiene la palabra.




El señor ESPASA OLIVER: Señor Presidente, en primer lugar, agradecer
también la presencia de don Alberto de la Puente hoy aquí en la Comisión
y pasar inmediatamente a la formulación de nuestras preguntas.

He de señalar que muchas de las preguntas que vamos a plantear han sido
ya formuladas en la exhaustiva intervención de la portavoz socialista.

Por tanto, señor De la Puente algunas de las que tenía preparadas van a
ser reiterativas y como ha sido trámite en esta Comisión puede
perfectamente acumularlas en su respuesta.

El primer bloque de preguntas se refiere a que nos haga una breve
síntesis, ampliada documentalmente si conviene a los efectos de esta
Comisión, de cuál ha sido finalmente el estado de cuentas aprobado ayer o
anteayer, el quebranto patrimonial producido, cuenta de pérdidas y
ganancias; es decir, tener una situación al día de hoy del quebranto
patrimonial, de la cuenta de resultados y de los previsibles resultados
en los próximos años. Por tanto, no voy a abundar más en esta cuestión,
pienso que usted va a contestar adecuadamente.

En segundo lugar, queríamos preguntarle sobre su opinión, en tanto que
gestor en estos meses que ha durado su gestión y, por tanto, por el
conocimiento de la compañía, de la operación de compra por parte de Reve
Holding del 49 por ciento de Efesa. Ya se ha preguntado, pero quisiéramos
saber, si nos puede contar interioridades, el mecanismo de la compra, la
opinión, como presidente de una sociedad, que le merece esta operación de
compra.

En tercer lugar --y ahí acumularía algunas de las preguntas que hacía la
señora Aroz, pero le pediría una valoración más técnica y política a la
vez--, preguntar cuáles son a su juicio las principales causas que han
llevado al quebranto patrimonial en La Unión y El Fénix. Es decir,
nosotros vemos aquí dos posibles grupos de causas: una mala gestión
estricta del negocio específico de la compañía, es decir, ¿las
provisiones técnicas eran las adecuadas? Los excesos de solvencia que
hemos leído que se suprimían en las dos auditorías --y hemos hablado
mucho de auditorías en esta Comisión--, ¿existían realmente? Parece que
no porque estos excesos de solvencia después se han fundido. ¿En los
ramos de seguro en los que se intervenía las provisiones técnicas y los
cálculos matemáticos y actuariales que se hacían sobre ellas eran los
adecuados para una buena marcha de la compañía? ¿Estaría aquí, en una
mala gestión del núcleo central de la compañía, el de seguro y reaseguro,
la causa del quebranto patrimonial o estaría en una descapitalización de
la compañía vía operaciones intergrupo, como se ha señalado, o mera
descapitalización o mero fraude o mera evasión de facilidades económicas
de la propia compañía? ¿Estaría esto en el origen del quebranto
patrimonial? Eso agrupa varias de las preguntas que se le han hecho sobre
operaciones inmobiliarias, sobre operaciones intergrupos, pero nosotros
quisiéramos tener una opinión global de usted sobre esta cuestión, sobre
todo a la luz de lo que es la lectura de las dos auditorías de los años
1991 y 92 y los informes de gestión. Por cierto, como ya se ha señalado,
el del 92 no firmado inicialmente por casi la mitad de los consejeros y
firmado por el señor Mario Conde, el señor José Antonio Segurado y «tutti
quanti», que si lo firmaron en su momento, pero no fue firmado por
determinados consejeros.

Viendo estas auditorías, realmente las salvedades que señalan los
auditores son bastante impresionantes como para producir una aprobación
tan alegre, como parece que se producía, en las dos juntas generales de
accionistas. Me gustaría saber su opinión --naturalmente, es a toro
pasado y no puede ser de otra forma; su función ha sido la de



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presidir la compañía una vez intervenida-- sobre las salvedades incluidas
en la auditoría del año 1991 y, sobre todo, en la del 92, que recoge lo
relativo a las primas únicas, las provisiones «forfait» o póliza a póliza
para los riesgos de seguros, donde se demuestra que no se habían
producido como se había prometido. Es decir, la auditoría del año 1992
grava bastante la auditoría del 91 y parece difícil entender que se
pudiese aprobar. De hecho algunos consejeros no la firmaron inicialmente,
aunque después sí lo hicieron. Me gustaría preguntarle también: ¿Por qué
no firman inicialmente? ¿Por qué firman después? ¿Cuál es su opinión
sobre esta firma dilatada y por qué los señores Conde y Segurado eran tan
entusiastas como para firmar inmediatamente?
Le preguntaba --quizá me reitero, señor De la Puente-- si las provisiones
técnicas en los distintos ramos de acción de la compañía eran las
adecuadas y era cierto este exceso en el margen de solvencia del que se
presume repetidamente en las dos auditorías. También le quisiera
preguntar --y confieso mi poco conocimiento de las interioridades de los
activos de una compañía de seguros, por lo que quizá esta pregunta sea un
tanto ingenua-- si es normal que la inversión financiera sea tan alta en
las compañías de seguros y, en segundo lugar, si la inversión financiera
de La Unión y El Fénix estaba adecuadamente contabilizada, las plusvalías
o minusvalías que se pudieran producir. Ya se ha mencionado alguna
operación intergrupo de compra de acciones del conjunto de las empresas
del Grupo, incluido el Banco Banesto, y me gustaría conocer su opinión.

Asimismo, quisiera saber si el conjunto de la inversión financiera era el
adecuado o concentraba muchos riesgos en empresas del propio Grupo al que
pertenecía La Unión y El Fénix, titular de esta cartera de inversión
financiera.

Por último, también me gustaría preguntarle por qué no se tomó anteayer
la decisión de emprender la acción social de responsabilidad por parte
del nuevo Consejo de Administración o de la Junta General de Accionistas,
que era quien podía hacerlo; y si, en su opinión, esto se va a producir,
en qué plazos o bajo qué condiciones se realizará. Ya sé que usted ahora
no puede influir en ello, pero sí será importante conocer su opinión.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor
Sanz.




El señor SANZ PALACIO: Muchas gracias, señor De la Puente, por su
presencia en esta Comisión para contestar a las preguntas que se le han
formulado y se le van a formular. Intentaré no ser reiterativo después de
la brillante exposición que ha hecho la portavoz socialista, en la que ha
hecho prácticamente todas las preguntas que hay sobre el tema, y me
centraré en una serie de asuntos que, desde nuestro punto de vista, nos
interesan.

En primer lugar, le haré una pregunta concreta, que ya Luis Herrero
formulaba en su libro y que ha sido respondida hoy por el señor Mario
Conde en los medios de comunicación, pero me gustaría saber su opinión.

La pregunta es: ¿Cuál es la razón de que se haya pagado a VS una comisión
que excede la práctica mercantil habitual en la venta de La Unión y El
Fénix a AGF?
En segundo lugar, me centraré en algunos puntos concretos, aunque ya han
sido expuestos. El primero es el de la póliza de seguro de
responsabilidad civil del anterior Consejo de Administración de Banesto.

El Consejo de Mario Conde en Banesto suscribió una póliza por la que
quedaban expresamente cubiertas las pérdidas que pudieran surgir de
reclamaciones efectuadas en virtud de la acción social de responsabilidad
hasta 10.000 millones de pesetas y esta póliza fue suscrita con fecha 14
de agosto de 1993, tan sólo unos meses antes de la intervención del Banco
y de la propia compañía aseguradora.

Dicha póliza, según las noticias que tenemos, fue rescindida el pasado
día 22 de marzo por La Unión y El Fénix, de acuerdo con otras compañías
aseguradoras con las que se había reasegurado el riesgo. La rescisión se
justifica porque el seguro fue firmado en base a las cuentas del
ejercicio de 1992 de Banesto, facilitadas por el propio Banco y que luego
se ha demostrado por la Inspección del Banco de España que eran falsas. A
su vez, los anteriores gestores han elevado una reclamación ante la
Dirección General de Seguros y han anunciado la posibilidad de demandar a
La Unión y El Fénix por rescisión unilateral de la póliza. También han
aparecido en la prensa noticias sobre el cruce de cartas y contactos
entre el antiguo Consejo de Banesto y la aseguradora con el fin de
alcanzar un acuerdo. ¿Cree usted posible, señor De la Puente, que
prospere una reclamación por parte del antiguo Consejo contra La Unión y
El Fénix por la rescisión unilateral del contrato de seguros? ¿Por qué
existe una salvedad en el informe de la auditoría correspondiente a 1993
que señala esta circunstancia? ¿Es cierto que la compañía que usted
preside ha entablado negociaciones con el antiguo equipo gestor? En caso
afirmativo, ¿puede usted señalar el contenido de dichas negociaciones?
Otro punto que nos interesa es el tema de la acción social de
responsabilidad contra el señor Conde y su Consejo. Nos gustaría que nos
informara de los resultados de la Junta General de Accionistas --aunque
ya se sabe algo por los periódicos-- y si, desde su punto de vista,
existe o no base para la acción social de responsabilidad, es decir, si
en su opinión existen indicios claros de actuaciones irregulares en la
gestión de la compañía que usted preside por parte del antiguo equipo
gestor y, en su caso, en qué consisten tales actuaciones.

Otro punto que nos interesa es el tema de las operaciones de ingeniería
financiera. Parece ser también que La Unión y El Fénix ha sido utilizada
por el anterior equipo gestor. Quizá usted recuerda que la propia venta
de una importante participación de La Unión y El Fénix a AGF se hizo a
través de un complejo mecanismo, con la intervención de empresas
residentes en paraísos fiscales, que tenía por objeto lograr un
importante ahorro fiscal. Independientemente de la adecuación o no al
ordenamiento jurídico de la operación, que no ponemos en duda, creemos
que constituye una muestra más del talante con el que los antiguos
gestores administraban la sociedad. Nos gustaría conocer su punto de
vista y que dijera a esta Comisión, en la



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medida de sus posibilidades, si se han detectado y en qué consisten otras
operaciones de las llamadas ingeniería financiera encaminadas a aflorar
plusvalías o a evitar, como en este caso, el pago de impuestos.

Finalmente, en cuanto al futuro, nos gustaría que nos comentara las
grandes líneas de futuro de la empresa en general, cómo afronta la fusión
con la compañía francesa AGF, posibles reducciones de plantilla,
etcétera.




El señor PRESIDENTE: Para contestar a las cuestiones planteadas, tiene la
palabra el señor De la Puente.




El señor PRESIDENTE DE LA UNION Y EL FENIX (De la Puente Rua): Señor
Presidente, señorías, apelo a mi falta de experiencia en este tipo de
comparecencias, aunque tampoco debe ser fácil que una persona ajena a lo
que es la mecánica parlamentaria sepa manejarla, por lo que ruego
perdonen los defectos de forma que pueda cometer. De todas formas, la
verdad es que me lo han puesto mucho más difícil que en la Junta General,
porque realmente la cantidad de preguntas es impresionante. Intentaré ser
ordenado y contestar a todas las preguntas. En cualquier caso, creo que
ustedes pueden volver a preguntar sobre las que no hayan quedado
suficientemente claras. Mi espíritu es de absoluta transparencia, como no
podía ser de otra manera. Les recuerdo que fuimos nombrados por la
Administración como técnicos independientes el 29 de diciembre pasado,
con unas tareas muy concretas, y por tanto --insisto-- nuestra posición
creo que es suficientemente clara e independiente.

Voy a empezar contando a SS. SS. --aunque es un poco complejo-- la
historia de La Unión y El Fénix, con el fin de comprender cómo hemos
llegado a este proceso final, y a continuación contestaré a las distintas
preguntas.

La Unión y El Fénix, para las personas que hemos estado más vinculadas al
sector asegurador desde el principio de nuestra vida profesional, es una
empresa mítica o emblemática puesto que en los años sesenta y setenta era
la compañía de seguros española por excelencia, a mucha distancia del
resto de las de su competencia. Ya en los años sesenta La Unión y El
Fénix tuvo tres problemas graves, piensen que esta compañía tiene más de
125 años. Como anécdota les diré que durante la guerra civil española fue
la única compañía de seguros operativa en los dos bandos; por tanto, es
una compañía curiosa, centenaria y con grandes implicaciones en la vida
no sólo económica y aseguradora española a lo largo de mucho tiempo, sino
también desde el punto de vista político, porque muchos hombres
políticos, importantes ministros del siglo pasado, ministros de ultramar
incluso, han pasado por la compañía. En estos seis meses me he preocupado
de estudiar la historia de La Unión y El Fénix y hay que reconocer que es
rica en la aportación de hombres a otras tareas que no son estrictamente
aseguradoras.

Les decía que en los años sesenta, la compañía que tenía ya una
superestructura, un gran emblema, con una riqueza patrimonial realmente
admirable empezó a tener algunos problemas derivados de su propia
gestión. La compañía tuvo tres problemas fundamentales. El primero fue
que los seguros de accidentes de trabajo se nacionalizaron; La Unión y El
Fénix era un compañía muy importante, líder en el mercado, y no supo
asumir ese primer proceso que quebró una tendencia a una vocación de La
Unión y El Fénix. El segundo problema fue la constitución de la compañía
Musini, mutualidad que agrupa los intereses del INI --como todos ustedes
saben--, que se especializó en los grandes riesgos, paradójicamente
también uno de los buques insignia dentro de los ramos de actividad de La
Unión y El Fénix, y que derivó en que su negocio tuviera que replantearse
de nuevo. En cualquier caso, la riqueza patrimonial de La Unión y El
Fénix le permitía que no tuviera problemas graves inmediatos. El tercer
problema está relacionado con el «boom» del automóvil. Todos ustedes
recordarán que en los años sesenta en España se desarrolló la industria
automovilística y nos encontramos con un parque muy importante. La
compañía de seguros, que era elitista de gerencia de grandes riesgos, de
gerencia de pólizas de seguros, con unas connotaciones no populistas, en
este caso se encontró con que la alternativa dentro de las aseguradoras
--y en ella también-- era la de desarrollar el seguro del automóvil, y
hay que reconocer que ella lo realizó de una forma bastante deficiente.

Esto ocurrió en los años sesenta.

Aparte de todo esto, la tradición de La Unión y El Fénix daba la
propiedad literal de las carteras a agentes que estaban en distintas
unidades regionales, los llamados subdirectores regionales y, por lo
tanto, la propiedad legal de las carteras de seguros de La Unión y El
Fénix no era de la propia compañía, sino de estos subdirectores. Este
proceso hizo que fuera languideciendo la compañía al final de los años
setenta y principios de los ochenta. Pero insisto en que existía una
riqueza patrimonial importante y, por lo tanto, las rentas de su
patrimonio, incluso algunas ventas, conseguían que se nivelara la cuenta
de resultados e incluso lograra unos resultados muy aceptables. Es decir,
que esta tradición, que profundizaremos después en la etapa Conde, es
antigua en La Unión y El Fénix. Más tarde llega la etapa de Abelló
primero y después de Mario Conde, durante los años 1987, 1988 y 1989, y
ahí se produce un «gap» en el cual se cambia la forma de gestionar. Yo
les pondría un ejemplo que he pensado muchas veces que se podía aplicar a
La Unión y El Fénix hasta esa época, sería el de un terrateniente muy
rico, al que deja de serle rentable su actividad fundamental y va
vendiendo pequeñas parcelas de una forma lógica, ordenada, contablemente
correcta, pero deshaciéndose de su patrimonio; yo creo que eso es lo que
ha sucedido en La Unión y El Fénix, por lo menos lo que yo he podido
intuir, desde mediados de los sesenta hasta finales de los ochenta. El
proceso de deterioro técnico y de gestión no es un hecho, quiero recalcar
esto porque hay que ser absolutamente justos, aunque luego hablaremos de
operaciones que yo considero que, al menos desde un punto de vista
contable, no son correctas; evidentemente, nos encontramos con una
compañía en la que ya el negocio técnico no le daba beneficios sino que
le daba pérdidas «in cescendo», ésa es una realidad objetiva. Esta
situación se agrava a partir de los años 1988 y 1989; puedo darles unos
datos para que se hagan una idea de ello.




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En el año 1988 los resultados técnico-financieros, si hubiéramos quitado
los resultados atípicos, hubieran supuesto una pérdida para la compañía
de 9.599 millones de pesetas; en 1989 hubiera perdido 14.725 millones; en
el año 1990, 4.680 millones; en el año 1991, 4.947 millones; en el año
1992, 9.550 millones; y por último, en el año 1993, 16.312 millones; es
decir, un ritmo de pérdidas que no puede soportar ninguna compañía del
mundo, es un problema de tener riqueza patrimonial suficiente. Imagínense
la riqueza que tendría La Unión y El Fénix cuando realmente, si quitamos
aquellas operaciones especiales, muchas de las cuales ustedes han
mencionado, por lo menos las más vigentes y de las que yo tengo
conocimiento --me ha sorprendido la exhaustiva información con que
cuentan--, la compañía se encontraba ya en una situación muy compleja,
con una dinámica de resultados de explotación bastante negativa. Aun así,
paradójicamente, aquí se ha hablado de quiebra y yo quiero hacer una
salvedad y es que, realmente, la foto que hicimos a 31 de diciembre de
1993 la situaba en una quiebra contable, pero no en una quiebra técnica
porque, evidentemente, los expertos independientes encargados de su
valoración, aun siguiendo criterios de valoración que no son tan de
mercado sino a efectos de una ecuación de canje para calcular la fusión
con la compañía que finalmente la Junta General del pasado sábado aprobó,
la han valorado en torno a los 7.000 millones de pesetas, lo cual dice
mucho de la capacidad de resistencia de la compañía en ese deterioro
patrimonial que he ido adelantando. A pesar de la situación de grave
crisis interna, con equipos encontrados, de las dificultades con la
propia Administración, el órgano de control, la Dirección General de
Seguros, y la propia polémica pública abierta por los medios de
comunicación durante todo el año pasado, hay que reconocer que La Unión y
El Fénix tenía, por un lado, una gran riqueza patrimonial y, por otro,
una estructura humana en la red comercial, no ya de gestores o del
Consejo de Administración sino de técnicos cualificados, realmente
envidiable. Cuando yo empecé a trabajar, en los años 1976 y 1977, en el
mundo del seguro poder entrar en La Unión y El Fénix era un mito y aparte
de ser un mito era un trabajo muy bien remunerado; luego hablaremos de
los contratos blindados por los que ustedes me han preguntado, pero hay
que reconocer que la contrapartida era unos profesionales muy bien
preparados dentro de la compañía, que ha sido también otro de los puntos
fuertes que le han permitido poder sobrevivir hasta ahora.

Si ustedes me preguntan por la gestión del anterior Consejo de
Administración --y con ello ya empiezo a responder a las preguntas más
concretas que me han formulado-- les diría que esta compañía necesitaba
muy buenos gestores aseguradores en los años 1988 y 1989. Es decir, había
que cambiar la tendencia del negocio técnico; un negocio que es complejo
y en el que, además, no se ven resultados inmediatos, a corto plazo. Casi
me atrevería a decirles a ustedes --y perdónenme la licencia-- que es
aburrido. Evidentemente, lo menos que puedo decir de los anteriores
gestores, ya que me han pedido mi opinión personal, es que no eran
técnicos aseguradores y, por lo tanto, no conocían el negocio asegurador
que, por otra parte, es, insisto, bastante pesado, que requiere muchas
veces mucha paciencia, mucha calma y mucho trabajo detrás de las
bambalinas. La compañía de seguros tuvo una receta que posiblemente no
era la conveniente. Bien es cierto que es fácil decirlo ahora y con los
datos actuales, no hace falta haberse licenciado en Cambridge. La gestión
de los administradores fue muy deficiente como técnicos aseguradores, no
cabe ninguna duda. Siempre he dicho una frase que no tengo inconveniente
en decírsela a ustedes, y es que si hubiera sido propietario de la
compañía hubiera producido el relevo de estos gestores mucho antes de lo
que lo hizo la propia Dirección General de Seguros, a través de la
intervención. Es cierto que no es lo mismo ser propietario que tener en
tus manos el poder de intervención del Estado, son dos cosas
absolutamente distintas.

La situación de la compañía el 29 de diciembre era muy mala, no por las
operaciones especiales que habían minado de alguna forma la riqueza
patrimonial de la compañía, sino porque sus pérdidas operativas, sus
pérdidas de gestión, la diferencia, para entendernos todos, aunque sea
dicho demasiado coloquialmente, entre lo que recibía como primas, lo que
pagaba de siniestros más sus costes le suponía un déficit patrimonial
mensual de en torno a mil millones de pesetas. Como comprenderán, la
compañía no tenía una situación cómoda, al revés, tenía una situación
absolutamente crítica, que requería y requiere unas operaciones de
cirugía, de contención de gastos y un plan de saneamiento. En definitiva,
la Dirección General de Seguros decidió intervenir la compañía en esa
fecha precisamente para darle una solución que pudiera preservarla de un
camino que ya estaba en puertas, que era la quiebra real o por lo menos
el paso a la quiebra. Aún entonces --los hechos lo han demostrado-- la
compañía tenía un valor, cotiza en Bolsa y, aunque no tengo información
de a cuánto estará cotizando en este momento, la última cotización del
viernes pasado fue en torno a 1.640 ó 1.650, es decir, que tiene un valor
que el mercado descuenta y que espero que la fusión, el saneamiento y las
explicaciones que hemos dado a los señores accionistas en la última
junta, les tranquilice y por lo menos estabilice el valor que el mercado
decida.

¿Cuál va a ser el coste de saneamiento de la compañía? Según nuestro
propio plan de rehabilitación y el plan de saneamiento y las condiciones
contempladas en el proyecto de fusión, no va a haber ningún coste para el
Erario público. La fusión presupone unas condiciones totalmente de
mercado y de normalidad mercantil. Serán los nuevos accionistas, junto
con los accionistas minoritarios que están en la compañía, los que de
alguna forma asuman la viabilidad de la compañía y, por lo tanto, sus
costes. Esta compañía tiene dos posibilidades o incluso una mezcla de las
dos para reorganizarse y reestructurarse. En términos societarios, para
conseguir una mayor inyección de capital sólo caben dos condicionantes: o
se venden activos que den suficientes plusvalías o se acude a
ampliaciones de capital. Me imagino que las dos cosas serán utilizadas y
así están previstas dentro del plan de salvación de la compañía. Insisto
en que la compañía no está en quiebra, aunque sí tenía un deterioro muy
grave que, afortunadamente, creo



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que en este momento está en un punto importante de inflexión.

Me preguntan sobre la participación en una operación de Banesto en 1988.

La compañía de seguros La Unión y El Fénix tenía tradicionalmente (esto
tampoco es del equipo del señor Conde, porque aquí se mezclan muchas
cosas, y lamentablemente yo mismo incluso, en seis meses, también
mezclaré alguna) una participación importante, histórica, en Banesto,
como compañía participada. Era uno de los principales si no el principal
accionista de Banesto durante gran parte de la historia.

Si usted me pregunta mi opinión personal sobre esto le diré que, por lo
menos, no es típico. Lamentablemente, muchas veces hay que decir: esto no
es típico, pero tampoco es ilegal. Cumplía absoluta e históricamente los
requisitos impuestos por la propia Dirección General de Seguros en cuanto
a tenencia de activos financieros. Además, estos activos financieros se
pueden vender a precio de mercado --en este caso estamos hablando de las
acciones de Banesto-- y luego volverlos a recomprar. Aquí se ejercita una
plusvalía --aquí sí que lo veo razonable desde un punto de vista
técnico-- y estamos en la historia del terrateniente que va vendiendo sus
parcelas. Ha vendido otro trocito de parcela, pero no ha hecho nada más.

Es decir, ha cogido unas acciones que las tenía valoradas a precios
históricos y, en un momento determinado, las vende en el mercado
libremente, a precio de mercado, y la recompra otra vez al precio de
mercado que haya en ese momento; por tanto, una plusvalía que tenía
latente la convierte en una plusvalía real.

Sin embargo, ése no es el problema importante. El problema importante
vendrá más tarde, ya lo iremos viendo, en las operaciones de las que
ustedes mismos han hablado, pero ésa, en principio, no es la que más me
gustaría hacer para mi empresa, porque me estoy empobreciendo, ya que una
plusvalía tácita la reconvierto en expresa y, por tanto, he utilizado un
instrumento de gestión que ya no puedo volver a utilizar de forma
inmediata. A mí me preocuparía, pero no sería grave y mucho menos
ilícito.

Operaciones inmobiliarias. Creo que ha sido la señora Aroz la que me ha
preguntado sobre Fernando el Santo. La operación sobre Fernando el Santo
ha sido muy polémica en los medios de comunicación. Yo sólo hablo desde
el punto de vista de La Unión y El Fénix, y lamentablemente le adelanto
que no puedo decirle más, porque es muy difícil desde La Unión y El Fénix
saber si cuando compra un activo hay un tercero a quien pagan una
comisión. En primer lugar, eso es una práctica habitual del mercado. Yo
trabajo en una compañía que se dedica a vender seguros y se dedica
también a la gestión inmobiliaria y cobra comisiones por comprar y vender
edificios, y no olvidemos que el concepto de comisión hay que valorarlo
dentro de un contexto de normalidad. El problema es si yo, Consejero
Delegado de Inverseguros, compro o vendo un edificio y la comisión me la
embolso yo. Entonces el tema supongo --yo no soy abogado-- que sería
delictivo; en cualquier caso, sería reprobable desde un punto de vista
ético, pero la compañía eso nunca lo puede saber. Sobre eso se puede
hacer una labor de investigación distinta al ámbito de los propios
resultados contables de una compañía.

Ahora voy a explicar la operación de Fernando el Santo. La de Fernando el
Santo es una operación que, evidentemente, es una imposición. Pero eso
también es práctica habitual entre grupos. También hay que ver lo que es
un grupo y que muchas veces cada compañía no es --reconozcámoslo, porque
es también práctica habitual y no desde luego única del grupo Banesto--
absolutamente libre para tomar sus decisiones. Las matrices toman muchas
veces las decisiones por cuenta del grupo, nos guste más o nos guste
menos. Además, se hizo a un precio realmente más alto del que podía ser
el del mercado, pero no escandalosamente alto. En el caso de Fernando el
Santo me han dado informaciones sobre el mismo, se han hecho valoraciones
a la fecha y, sobre todo, tenía un buen caramelo, con lo cual la
operación de Fernando el Santo es de las que se pueden suscribir (hemos
empezado por las que yo suscribiría más, tomada como una imposición de
grupo, evidentemente) porque también tiene un contrato a una rentabilidad
inmobiliaria muy buena, a un 17 por ciento, que es una cantidad buena y,
además, revalorizable. Es decir, no es una operación mala o muy mala para
La Unión y El Fénix, es una operación típica dentro del grupo y que a
buen seguro que intuitivamente tiene otras connotaciones. No quiero negar
esas connotaciones, sino que es una opinión personal; estoy hablando con
claridad y transparencia porque ustedes me han pedido una opinión
personal, pero a mí no me preocupa excesivamente esa operación en
concreto por el daño patrimonial a La Unión y El Fénix.

A continuación, también me han preguntado distintos miembros de esta
Comisión sobre los contratos laborales y los blindajes. Esto es muy
complejo y además yo no soy un experto. No quiero ocultarles ninguna
información. Si hay contratos laborales que tienen unas condiciones que
no son estrictamente las que marca la ordenanza laboral en su nivel más
bajo, lo cual no significa que sea algo ilegal sino que es práctica
habitual que las compañías de seguros tengan otros incentivos laborales
por bajas e incluso complementos de jubilación. Había un convenio --no me
haga mucho caso porque yo no soy un experto en esto-- hasta hace unos
años según el cual eran obligatorias unas compensaciones a los jubilados
sobre las prestaciones de la Seguridad Social. Otra cosa es que los
contratos se puedan graduar hasta llegar al infinito. Si usted se marcha
mañana porque quiere, le puedo dar 5.000 millones de pesetas (es un
ejemplo, no es que haya un contrato de 5.000 millones de pesetas).

Respecto a esto, veo que puede pasar que esté hecho conforme a Derecho,
pero desde mi punto de vista, por las prácticas que he visto, es
realmente grave.

Hay contratos blindados en La Unión y El Fénix. He visto alguno, sobre
todo antiguo, cuantioso. Personalmente, me parece que en una compañía en
crisis, dada la situación de La Unión y El Fénix, debían replantearse si
jurídicamente es posible, y así se lo he hecho saber al Consejo que ya es
operativo en La Unión y El Fénix. Creo que ellos tienen la voluntad
política de reordenar eso dentro de lo jurídicamente posible. De todas
formas, eso está provisionado y, desde el punto de vista técnico, está
resuelto.




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Otra cosa es que esas provisiones tampoco han sido un factor importante
dentro de las cantidades tan brutales de las que estamos hablando, pero
sí es un factor de más peso en los costes generales de la compañía. Por
lo tanto, en una compañía con la fotografía que les estaba hablando, no
es precisamente un lastre de los que gusten a las compañías.

Evidentemente, hoy en día es práctica habitual que los altos directivos
tengan unos contratos superiores a los que marca la legislación laboral,
por lo menos en el sector asegurador; no es siempre así, pero puede
calificarse de habitual.

Primas únicas. Las primas únicas no están canceladas, tenemos una deuda
fiscal no contabilizada que está recurrida. A pesar de este preámbulo, no
es un motivo de especial preocupación porque es una práctica habitual, es
la situación en la que están exactamente todas las compañías de seguros
en este momento. Ese recurso va por buen camino y supongo y espero que no
será a largo plazo un quebranto importante para la compañía de seguros.

Sobre lo que me han preguntado, les voy a contestar de una forma global,
si me lo permiten, y si tienen interés en algo especial lo aclararé.

Adelanto, no ya a esta Comisión, pues lo he dicho públicamente, que si
conociera algo que fuera rotundamente ilegal a mi leal saber y entender,
ya lo hubiera denunciado mucho antes que ante esta Comisión. Prefiero dar
un tratamiento global a operaciones especiales. ¿Qué entiendo por
operaciones especiales? Pues Fénix Español, Costa Canaria, 14 por ciento
que tenemos de AGF. En definitiva, son operaciones que, de alguna forma,
afloran plusvalías no reales.

¿Qué significa esto para mí? Pues significa algo que voy a intentar
explicar poniendo un ejemplo para que resulte más visual. Es como si les
digo que, estando de acuerdo en que este vaso (mostrando uno) puede valer
unas 100 pesetas, yo decido que vale 500 y consigo a un comprador que me
lo compra por 500, pero ese comprador no está en el mercado sino que mi
Grupo ha tenido la capacidad de conseguir esa venta a 500. Ahora bien,
dicha venta a 500 pesetas tiene un plazo temporal porque luego,
posiblemente, lo voy a recomprar a 700 y, si todavía no es suficiente
tener plusvalías al año siguiente, lo volveré a recomprar por 1.000, que
es el caso de Costa Canaria, que me parece que ha tenido dos o tres
vueltas en la historia. Y así podríamos seguir. Pero sigue siendo un vaso
y el valor del mercado no puede evolucionar tanto.

¿Qué creo yo que pasaba? Pues que en los felices años 80 realmente la
expectativa de plusvalías en numerosos temas de este tipo eran mucho
mayores y nosotros lo que hacíamos, de alguna forma, era anticipar
plusvalías que en definitiva eran créditos encubiertos. Es decir, de
acuerdo que yo al final esto lo daba por 700 y vale 100, pero no se
produce una pérdida de 400. Se produce una pérdida de 400 pesetas
contable cuando yo tengo que llegar al 30 de diciembre, cuando vamos a
hacer la fotografía real de la compañía. Entonces tengo que volver a
decir: Oiga, que esto vale 100, esto no vale 500. Realmente, mientras
tanto hay una minusvalía de 400. Pero es que antes ha hecho una plusvalía
de 400, con lo cual realmente, si quieren ustedes, aunque el concepto
jurídico no es ése, ni mucho menos el técnico, me da un claro crédito y
he inflado mi patrimonio de una forma artificial. Yo resumiría así las
principales operaciones que he visto. Eran las formas típicas de dar
beneficio a las compañías.

Nosotros no sabemos de nada dentro de eso. Yo he hecho la valoración
jurídica y ya hablaré del tema de la responsabilidad o de la acción
social potencial contra los consejeros. No voy a eludirlo, ni tampoco el
resultado de la junta general por el que ustedes me han preguntado.

Pero en el capítulo de operaciones he realizado una valoración jurídica
sobre la que alguno de ustedes me puede decir: Oiga, pues realmente esto
tiene esta connotación o esta otra. Posiblemente ustedes tengan razón.

Así se ha informado al Consejo actual de La Unión y El Fénix. Pero debo
decir también, para dejarlo suficientemente claro, porque muchas veces se
ha tergiversado, incluso en alguna noticia en prensa, que no es que nadie
haya cogido 400 millones y haya salido corriendo, eso no, sino que
simplemente se han valorado unas cosas muy por encima del precio de lo
que era el mercado y ha habido que volver a reconstruir, a partir del 29
de diciembre, a empezar a hacer esa foto al 31 de diciembre sobre unos
estados normales y unas evaluaciones naturales de las compañías de
seguros. Eso es lo más importante, conceptualmente, que yo creo que les
puedo decir.

Me han preguntado por la póliza de Banesto. Bueno, yo quiero anticipar
que estas pólizas son habituales en las compañías, sobre todo en consejos
de administración de instituciones importantes como es Banesto. No sé si
la tienen todos los bancos, pero imagino que muchos la tienen. Lo primero
que quiero decir es que es una póliza que tiene una cláusula que prohíbe
hablar de ella. Pero, bueno, yo les voy a comentar algo de ella. Eso
también es habitual en las pólizas; no es normal que las pólizas de este
tipo no contengan limitaciones de este tipo. Por parte de los
reaseguradores se exige que no tengan unas repercusiones públicas, parece
que por motivos obvios. Pero, bueno, como de esta póliza se habla incluso
en nuestro informe de auditoría, yo voy a informar por lo menos a SS. SS.

de lo que creo que puedo hablar, que es prácticamente lo sustantivo, lo
importante.

Esta póliza, efectivamente, tenía una cobertura de 10.000 millones de
pesetas. En efecto, el período era el que ha comentado, me parece que el
señor Sanz, que tenía fecha de 14 de agosto de 1993 y duración de un año.

Quiero decirles que sobre estas pólizas normalmente el seguro español no
hace nada más que tomar una cobertura muy pequeña de ellas. ¿Qué
significa esto? Que nosotros, La Unión y El Fénix, no asumimos ese
adelanto, no asumiríamos en ningún caso un riesgo de 10.000 millones de
pesetas; asumiría nada más que un pequeño riesgo en proporción, en
concreto 50.000 millones de pesetas; el resto haría lo que técnicamente
llamamos un frontis, es decir, una intermediación, para entendernos, en
la cual el resto se cedería a reaseguradores internacionales, como es
práctica habitual. Esta póliza, honestamente, no la veo inhabitual;
incluso técnicamente es correcta.

Veo lo que han dicho ustedes, o sea, la pregunta del millón: ¿Sabían
exactamente la situación de la compañía, en



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este caso de Banesto, y, por tanto, hubo un falseamiento de datos? Así lo
ha estimado el reaseguro. Nosotros, como somos simples gestores--según ha
anunciado la prensa y ustedes mismos han dicho, el señor Sáenz en
concreto--, efectivamente, les confirmo que la hemos recurrido y que creo
que ellos, a su vez, han recurrido nuestra decisión ante la Dirección
General de Seguros. Aunque tengo un maremágnum de preguntas y respuestas,
de todas formas les digo que se ha recurrido y que --aprovecho para
decirlo aquí--, que yo sepa (yo no sé si a nivel técnico, pero sí que ha
habido contactos, por lo menos, por escrito, con los abogados del señor
Conde y de otros consejeros sobre el asunto de esta póliza, explicando
por qué se rescindía); pero, repito, que yo sepa, no ha habido ningún
otro tipo de contacto, desde luego, no a nivel oficial ni personal, como
Presidente del Consejo de Administración, para lo bueno o para lo malo.

No tengo el gusto de conocer al señor Conde y no he hablado en este
tiempo con ningún representante directo del señor Conde sobre ningún
tema, porque no he tenido ningún tipo de relación, o sea, no sé, no
caigo. A lo mejor le conozco por haberle visto en un cóctel y le he
saludado, pero eso es todo lo más que ha podido pasar, para no mentir y
que se pueda decir luego: Te he visto en la foto hablando con éste. Puede
ser, pero quiero decir que oficialmente no ha habido ningún tipo de
relación.

Yo no sé si conocían la póliza, la verdad. Desde luego, los auditores la
han conocido ahora y han hablado de ella ahora; no sé si conocían antes
esta póliza y tampoco sé si la conocían los accionistas. Me imagino que
no, pero tampoco es práctica habitual que la conozcan por las
características de la propia póliza, como les decía anteriormente.

Hay una pregunta importante, o por lo menos importante para este Consejo
de Administración. Yo creo que --aunque la cita es personal y la asumo
personalmente-- es un trabajo muy de equipo del Consejo de
Administración, nombrado por la Dirección General de Seguros con carácter
provisional y en el que hemos estado solamente estos seis meses, y
permítanme la licencia de que muchas veces hable en plural. Como les
decía, hemos estado muy preocupados realmente por el problema de qué
hacíamos con la acción social.

Voy a intentar explicarles un poco el asunto, porque además --lo he
explicado mucho-- tengo interés en explicárselo a ustedes. Nosotros
tenemos unas prioridades importantes, porque teníamos que cerrar las
cuentas de una compañía que se estaba desangrando, de una compañía que
estaba en situación muy crítica y que tenía un puerto, tenía una luz, que
se llamaba fusión, fusión con un grupo importante que se llamaba AGF, y
nuestra prioridad estaba clara: había que salvar la compañía. Lo digo sin
ningún tipo de tinte melodramático, pero la verdad es que las
repercusiones negativas de una cercana quiebra de La Unión y El Fénix
tendría unas resonancias muy graves, no solamente, por supuesto, entre
los accionistas, entre sus empleados y entre sus asegurados, sino también
tendría grave repercusión social, nacional, internacional y de
credibilidad del sistema financiero. Creo que teníamos una grave
responsabilidad, y esa grave responsabilidad tenía que traducirse en
salvar la compañía, en propiciar rápidamente la fusión con La Unión y El
Fénix. Piensen que incluso nuestra gestión ha aportado, hasta el mes de
abril, 4.200 millones negativos, es decir, podemos colocarnos una buena
medalla; la dinámica de la compañía no estaba para otras alegrías, es
decir, la situación de la compañía. Además, vivía de la credibilidad
externa y era muy difícil, yo pienso, en esos meses. Hay que reconocer
que --por ello he hecho una alusión anteriormente a nuestra red-- se han
hecho pólizas de vida durante todo este tiempo y ha seguido funcionando
con normalidad la compañía como ente técnico, pero hay que reconocer que
ha sido un esfuerzo importante y ha sido muy difícil hacerlo.

Por un lado, teníamos que hacer la foto de la compañía, preservarla, lo
que yo he dicho coloquialmente (probablemente soy así, soy bastante
coloquial, a pesar de este foro importante): salvar los muebles. Teníamos
que dar a la compañía la credibilidad suficiente porque no podía tener
una carcasa vacía. Había que preservar la cartera de primas, había que
cerrar las cuentas, había que elaborar un proyecto de fusión, había que
hacer un plan de saneamiento, había que hacer un plan de rehabilitación y
había que hacer una ecuación de canje que no lesionara los intereses de
los pequeños accionistas. Había que hacer muchas cosas en muy poco tiempo
y, además de todo esto, había que desenmarañar el proceso que yo les he
contado tan simplemente, porque si no, estaríamos hablando hasta mañana,
de las 10 a las 500, pero había que hacerlo porque (y yo sé que he sido
excesivamente banal en este tema) había que bucear en una serie de
operaciones para saber exactamente dónde estamos. Piensen ustedes que,
por ejemplo, incluso, en algunas operaciones especiales había
implicaciones durante el año 1994 y este Consejo tuvo que tomar
decisiones sobre ellas, en concreto sobre costa canaria, y esto nos daba
una serie de prioridades, insisto, muy importantes.

Aun así, era enorme presión social y la presión en los medios de
comunicación, etcétera, que teníamos sobre el tema de la responsabilidad,
además con un acicate importante, y hay que decirlo con toda claridad,
aunque a nadie se le escapa. Dense cuenta de que esta situación era muy
compleja (no era el tema de Banesto, no quiero comparar un tema con otro,
aunque lamentablemente yo mismo me he adelantado y lo he comparado), pero
en nuestro Consejo de Administración ya estaban los accionistas de AGF.

Por tanto, una acción de responsabilidad indiscriminada también les podía
salpicar a ellos y podría ser que pagaran justos por pecadores. Hay que
ser absolutamente realistas. Era muy difícil, y perdónenme una vez más
(espero no ser tan coloquial por el respeto que les tengo que tener):
¡cómo les vamos a vender la burra a los señores de AGF si, además, les
ponemos una acción de responsabilidad indiscriminada que a mí,
objetivamente, y lo digo con absoluta seriedad, sin tener ningún
conocimiento basado en derecho, sino simplemente por sentido común y como
técnico, me parecía injusta! Porque la responsabilidad de los distintos
consejeros eran absolutamente distintas. De todas formas estaban las
razones temporales y, después, había otro tipo de razones muy
importantes.




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Hubiéramos sido precipitados al hacer un acción social de responsabilidad
porque, entre otras cosas, esto hay que prepararlo muy bien si se quiere
que prosperen. Técnicamente hay que reconocer que una acción de este
tipo, para que prospere, requiere mucho esfuerzo, mucho tiempo, muchas
horas y mucho dinero y, hay que tener en cuenta sobre todo si después no
prospera, que las costas son muy importantes. El señor Otero, que está en
esta sala, ha evaluado esas costas, y así lo ha transmitido: en torno a
mil millones de pesetas. Yo creo que ésta es una cantidad suficientemente
importante como para que la próxima Junta General lo delibere con más
espacio de tiempo.

De todas formas esto no quiere decir que hayamos cerrado los ojos en este
tema, sino que al revés, nos hemos preocupado de dejar los cauces
suficientes, y así ha constado, tanto en la Junta General que celebramos
el otro día, como incluso en el acta del último Consejo de trasvase de
poderes, a fin de que este tema fuera prioritario, y así lo ha asumido el
Consejo actual de La Unión y El Fénix. De hecho hay un mandato para
celebrar una Junta General, dentro del plazo legal (no olvidemos que hay
cuatro años para pedir responsabilidades a los administradores para que
se debata este tema. De hecho, la censura de la acción social en la Junta
General del pasado sábado 25 ha quedado abierta; es decir, hemos
propuesto a la Junta, y así lo ha aceptado, una abstención, pero con el
mandato, insisto, expreso de que este tema no solamente no caerá en el
olvido sino que hay que volverlo a llevar a una Junta. Con lo cual creo
que nuestra labor, llámenla ustedes de bombero, de salvamento, ha quedado
cubierta y la vía de las potenciales responsabilidades ha quedado abierta
a que la mesura, el tiempo y la lógica lo vayan depurando, incluso con
estudios jurídicos profundos, porque una cosa es dejarse llevar por las
impresiones personales y otra, como les decía antes, sacar adelante una
historia de este tipo.

El señor Espasa me pregunta también por las cuentas. Les daré las grandes
cuentas y luego, si quieren alguna matización y yo tengo datos, se los
doy. La foto de 1993 es que la La Unión y El Fénix tienen unas pérdidas
de 37.000 millones de pesetas y el grupo de treinta y nueve mil y pico,
cerca de 40.000 millones de pesetas, cantidad realmente brutal, pero eso
no es lo peor. Lo peor es lo que he dicho antes. A mí lo que más me
preocupa de La Unión y El Fénix no son los 40.000 millones de pesetas de
pérdidas sino que pierde mil y pico millones de pesetas al mes. Lo otro
lo asume su patrimonio, pero había que darle un plan de futuro, como he
dicho antes. Y el plan de futuro, afortunadamente, ha pasado por AGF.

Podía haber pasado por otra compañía o por alguien dispuesto a aportar
gestión y capital, que es lo que hemos encontrado. Pero la foto a 30 de
diciembre era mala, ya que 40.000 millones es un récord histórico en el
seguro español. El seguro español es pequeñito y, a veces, dicen que
cabreado.

Tengo aquí algunos datos técnico-financieros que quizá les puedan
interesar. Esos 40.000 millones de pesetas les puedo decir que provienen
de tres factores importantes, y aunque quizá no me lo han preguntado de
forma absoluta, es información y entra dentro de la foto por la que me ha
preguntado el señor Espasa. Sobre pérdidas operativas le ha hablado de
16.000 millones de pesetas. Por otro lado, ajustes de años anteriores que
hemos tenido que hacer, fundamentalmente basados en un acta de inspección
que técnicamente está muy lograda, aunque la hemos recurrido porque, como
siempre, hay alguna cosa con la que no hemos estado de acuerdo con la
propia Dirección de Seguros. Pero técnicamente nos ha servido de guía
para intentar desvelar muchas de las operaciones especiales, en las
cuales se hablaba de otros 12.000 millones de pesetas, con lo cual ya
tenemos 28.000 millones de pesetas. El resto han sido operaciones
especiales que hemos tenido que ajustar a 31 de diciembre de 1993. Unas
no son tan especiales, en el sentido al que nos referíamos antes, sino
simplemente las minusvalías producidas por las propias acciones de
Banesto. Han sido ya siete mil y pico millones de pesetas lo que hemos
tenido que provisionar por la caída tan importante de Banesto en Bolsa.

Para darles datos que me parecen significativos les diré que la
siniestralidad, que representa el 87,6 de las primas, es muchísimo. Por
ejemplo, en autos hemos llegado al 134 por ciento. ¿Qué significa esto?
Que de cada cien pesetas que nos paga un asegurado nosotros pagamos, sólo
en siniestros, 134 pesetas, sin tener en cuenta los gastos generales,
gastos de estructuras, gastos de gestión externa, etcétera. Esta
situación técnica es arrastrada, no hay un culpable. Quizá una de mis
obsesiones al llegar fue decir: busquemos al culpable. Algo que era
bastante humano. Lamentablemente, la situación de La Unión y El Fénix no
es un problema de un culpable sino de una serie de circunstancias. Yo
antes me remontaba a los años 60. En esta desmadejada información que les
estoy dando ya se han acercado un poco a que casi todas las cosas cuando
pasan no son fruto de una sola operación. Tengan en cuenta que nuestras
tarifas, y les hablaba del 87,6 por ciento o de un 134 por ciento en
autos, se refieren a que tenemos que tener como media un coste de
siniestralidad de un 68 ó 70 por ciento. Pero es que nuestros costes de
gestión, como son los comerciales y administrativos, significan un 42,9
por ciento de nuestras primas. Es decir, que de cada cien pesetas, de
nuevo un 42,9 por ciento lo gastamos sólo en costes comerciales y
administrativos. Encima, los rendimientos financieros normales en
relación con las inversiones son muy reducidos y apenas alcanzan la
rentabilidad técnica. Es decir, tenemos todos los puntos débiles posibles
desde el punto de vista contable: mala siniestralidad, altos costes y
rendimientos financieros que los compensen muy por debajo del mercado,
por tanto, no estamos en una buena situación.

Me habla el señor Espasa sobre las salvedades de los auditores. Me
pregunta lo que opino sobre su utilidad, y creo que hoy en día todos
debemos hacernos esta pregunta, es un problema de reflexión, diría que
casi de debate nacional, además importantísimo. No quiero hacer aquí ni
política ni demagogia, o sea que voy a intentar ceñirme a lo que son los
auditores dentro de nuestra compañía, aunque no puedo evitar decir,
porque hay que manifestarlo dentro del contexto, que nuestros auditores
--es mi opinión personal-- no son ni mejores ni peores que en cualquier
casa de auditorías, simplemente lo que hay que



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reordenar es su trabajo, darles instrucciones concretas y que sus notas
sean lo suficientemente claras para que el pequeño accionista tenga una
información correcta. Eso es un esfuerzo de todos y por eso devuelvo la
invitación.

En cualquier caso, los auditores de La Unión y El Fénix --Arthur Andersen
en concreto-- sí que pusieron salvedades, ésa es la verdad, pero sin
cuantificar, y posiblemente tenían razón, pero si las llegamos a
cuantificar es probable que la situación de la compañía en los temas más
importantes se hubiera acercado bastante a la realidad, con lo cual hay
una doble trampa: ellos tienen razón porque las salvedades estaban
puestas, pero creo que el señor accionista --la prueba es que no lo
descontaba en Bolsa-- no se enteraba.

Ustedes mismos tendrán que ver qué posibilidades tenemos, porque esa
solución creo que tiene que venir casi vía parlamentaria. Dicen que
tienen que ser los propios técnicos, pero los técnicos lo que queremos
son auditorías que las podamos leer y que las entendamos nosotros y el
gran público, ya que en caso contrario realmente su utilidad queda muy
infravalorada. Eso es lo que puedo opinar sobre los auditores, y me
parece que me he extendido mucho.

Me preguntaban también por qué firma y luego no firma AGF, y no quiero
eludir ninguna pregunta. Para mí también es una gran incógnita. Yo, ahora
que ya he trabajado más codo a codo con los señores de AGF, creo que
ellos no conocían la realidad patrimonial de La Unión y El Fénix cuando
compraron, y lo hicieron a un precio que consideraron muy alto. Después
creo que les dan explicaciones --y ésta no es una pregunta para mí, sino
para los señores de AGF--, les abrieron unas expectativas de arreglo
posibles y ellos, una vez más se las volvieron a creer. Esa es mi
impresión muy personal.

Nuestro margen de solvencia no recuerdo cuál es, no sé lo que ponía en
las memorias de años anteriores; posiblemente tenga usted razón cuando
manifestaba que teníamos unos márgenes de solvencia importantísimos. Pero
ese margen de solvencia y nuestra cobertura de provisiones técnicas,
sobre todo esta última, es deficitaria desde hacía tiempo. De hecho se
solicitó a la Dirección General de Seguros que nos concediera que las
filiales francesas, que teóricamente no son aptas para cobertura de
reservas técnicas, pudieran serlo. La Dirección General de Seguros así lo
hizo, dándoles un plazo para ponerse en situación normal. Ese plazo era
30 de septiembre de 1993 y después no lo cumplieron; de hecho tenemos un
déficit de coberturas técnicas --no quiero engañarle-- creo que de
veintisiete mil y pico millones, y una cobertura de márgenes de solvencia
de cinco mil y pico. Pero gustosamente si tienen interés, se lo mandaría
por escrito o incluso les daría una copia de mi discurso ante la Junta
General en el cual lo digo, porque aunque la tengo aquí delante lo
tendría que buscar y prefiero no hacerles perder el tiempo.

Pregunta el señor Sanz sobre cuál es la razón del pago a la Unión de
Bancos Suizos de una comisión tan importante. Esto sí que no lo sé, no sé
siquiera si la ha habido. Solamente puedo decir una cosa, porque pregunté
a AGF si había pagado alguna comisión fuera de lo que era el mercado y
fuera de lo que era el intermediario concreto que actuó, que fue la Unión
de Bancos Suizos, y me han asegurado rotundamente que no. La verdad es
que, después de las conversaciones que hemos mantenido con ellos, no hay
por qué tener ninguna duda de que así fuera.

Muchas de las preguntas me parece que ya están contestadas. También se
interesa S. S. por las grandes líneas de futuro. Esas están en manos de
AGF. Hay un plan de saneamiento y un plan de rehabilitación, pero creo
que el futuro de la compañía está asegurado, valga la redundancia, entre
otras cosas porque el 70 por ciento es de AGF, compañía de amplio
prestigio europeo e internacional, que va a poner aquí un equipo de
gestores realmente cualificados. Para ellos es un gran problema la Unión
y el Fénix. Su anterior Presidente, que cesó en enero, dijo públicamente
que era uno de sus grandes errores a la hora de tomar una decisión de
compra --creo que eso está dicho en los medios de comunicación y ya es
suficiente-- y, una vez que han cometido ese error --hablo de error
puesto que lo han dicho ellos--, después tuvieron la valentía --esto sí
que hay que remarcarlo-- de afrontar ese error y, al mismo tiempo, estar
en disposición de poner hombres, medios y dinero para poder hacer frente
a esa situación. En ese sentido, creo que es lo mejor que le podía pasar
a la Unión y el Fénix, aunque realmente tenga la connotación, si quieren
ustedes, menos internacionalista de que las compañías de seguros típicas
y más importantes están pasando paulatinamente a manos de capital no
español; de acuerdo. Pero haciendo esa salvedad, yo creo que era, si no
lo único, lo mejor que le podía pasar a La Unión y El Fénix. Como verán,
estoy contestando diciendo absolutamente mi opinión personal.

Al señor Sánchez i Llibre también le he contestado prácticamente a todo,
aunque insisto que Costa Canaria no significa técnicamente un quebranto,
a pesar de que lo hemos tenido que poner en la cuenta de resultados, sino
una reducción de plusvalías.

Creo que con esto acabo. Me tienen que perdonar ustedes que mi lenguaje a
veces sea demasiado coloquial, y más para este foro, pero así me siento
más cómodo y les he podido contestar con la tranquilidad que corresponde.

No sé si les habré informado suficientemente o tendrán más lagunas que
cuando empecé a hablar, pero en cualquier caso ahí están mis respuestas y
les aclararé lo que ustedes consideren necesario.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor De la Puente. Efectivamente, queremos
que se sienta absolutamente cómodo dentro de la Comisión.

¿Tienen los señores miembros de la misma alguna pregunta o aclaración que
hacer? (La señora Aroz Ibáñez pide la palabra.)
Señora Aroz, tiene la palabra.




La señora AROZ IBAÑEZ: Muy brevemente. Señor De la Puente, quisiera, ante
todo, agradecerle su amplia y tranquila explicación y formularle dos
preguntas nada más en relación con la gestión ordinaria, la gestión
relativa a la actividad propia de la empresa, que usted ha calificado



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como de muy eficiente en este ámbito propio de la actividad aseguradora.

Tengo entendido que a finales de la etapa anterior a la del señor Conde,
la etapa del señor Argüelles, a finales del año 1986 y principios de
1987, se habían emprendido reformas con el objeto de modernizar la
gestión y revitalizar la compañía. Quisiera saber si estas reformas, con
mayor o menor acierto --en todo caso sería con poco acierto, a la vista
de la calificación que usted hacía y de los resultados que nos ha
enunciado--, se continuaron o, por el contrario, se frenaron.

Después quisiera pedirle su opinión personal sobre la siguiente cuestión.

A la vista de las numerosas operaciones atípicas que se realizaron y la
importancia de las mismas en todos estos años de la gestión presidida por
el señor Conde, ¿era ésta la prioridad de los ex gestores de Banesto, en
detrimento de las operaciones y de la gestión propia de la entidad
aseguradora?
En aras de esa transparencia a la que usted hacía referencia
anteriormente quisiera pedirle también que, si es posible, nos haga
llegar por escrito los datos concretos que antes le había pedido sobre
los beneficiarios y las cuantías de los contratos blindados con
directivos de la compañía.

Finalmente, señor De la Puente, quisiera expresarle el reconocimiento de
nuestro Grupo por su labor en esta etapa, en la que ha hecho aflorar la
situación real de la compañía, clarificando, por tanto, cuál era la
crisis creada, poniendo con su gestión las bases para asegurar la
viabilidad futura de una entidad que, como usted decía antes, ha sido
emblemática en nuestro país.




El señor PRESIDENTE: El señor Espasa tiene la palabra.




El señor ESPASA OLIVER: Señor De la Puente, aunque su intervención ha
sido coloquial no por eso ha dejado de ser importante en cuanto a
aportación de datos. Sin embargo, yo le pediría, si es posible aún, que
nos aporte alguno más en aras de esta franqueza con la que usted se ha
producido, ya que quizá fuera bueno que esta franqueza se trasladase a la
emisión de algún dato de mayor relevancia para esta Comisión.

Le voy a hacer algunas preguntas, una que no le había formulado e
insistir en algunas otras que ya le había planteado, puesto que quiero
asegurarme yo mismo de que he entendido su testimonio, ya que nos a
servir de mucho para la formación de opinión final de esta Comisión sobre
Banesto y sobre La Unión y El Fénix.

La primera pregunta, que no le había hecho antes es: ¿No cree usted que
con la historia que nos ha explicado del déficit tradicional en el núcleo
de gestión y de negocio de la compañía (pienso que esto ha quedado muy
claro para esta Comisión, es decir, es una compañía que en su núcleo de
negocio no producía rentabilidad desde hacía tiempo, no únicamente desde
la entrada de los antiguos gestores); no cree usted, decía, que la
Dirección General de Seguros debería haber intervenido antes? Esta es una
pregunta difícil de contestar para usted, ya lo sé, que tendremos que
dilucidar en el seno de esta Comisión, pero no quería dejar pasar la
oportunidad de hacérsela.

Sobre el margen de solvencia, señor De la Puente, ya he dicho antes que
no soy un experto en la revisión de cuentas y menos de compañías de
seguros, pero en los dos informes de gestión que obran en mi poder del
año 1991 y del año 1992 lo que luce es que el exceso de margen de
solvencia legal era, para el año 1991, de 12.000 millones, y el balance
de gestión presume de tener un exceso de 39.000 millones. Es decir,
cuantía mínima exigida legal, 12.000 millones; exceso, 39.000 millones,
si leo bien el informe de gestión del año 1991.

El del año 1992 da un margen de solvencia de 40.000 millones; cuantía
mínima legal 11.000 millones, exceso 29.000 millones. Algo muy distinto
de lo que usted nos acaba de expresar.

Digo esto porque se refiere al famoso informe de gestión que firman y no
firman algunos. A mí me suena a muy distinto de lo que usted nos ha dicho
y me parece mucho más razonable, lógico y explicable el ítem de los
acontecimientos que usted nos ha contado. Es decir, núcleo de negocio,
operaciones especiales, que no la lectura de estos informes de gestión.

Por tanto, algo más sobre eso le vuelvo a preguntar.

No me ha contestado --seguramente se le ha olvidado-- a lo que yo le he
preguntado sobre si era normal que en el activo de las compañías de
seguros las inversiones financieras fueran algo tan importante como a mi
entender lo son en el caso de La Unión y El Fénix, y también por
extensión le decía si la cartera era buena, si estaba más o menos bien
gestionada, qué opinión le merece a usted eso.

Sobre la acción social de responsabilidad, evidentemente usted ya no es
quién para seguir opinando sobre ello, serán los nuevos gestores los que
decidan, tanto los miembros del Consejo como los accionistas. Sí le puedo
decir que, en mi opinión y en la de mi Grupo, debería ejercitarse esta
acción social de responsabilidad, pero entiendo que es una instancia que
no me compete a mí plantearla sino a los propios interesados.

Como consideración final más que como pregunta, y no tanto a usted sino
al señor Presidente de la Comisión, quisiera decir que, escuchando al
señor De la Puente y viendo lo bien que funcionan las compañías privadas
de seguros en España, uno se reafirma en la bondad de los seguros
públicos y de la Seguridad Social pública en nuestro país.




El señor PRESIDENTE: Esta es una reflexión que no va dirigida al
Presidente, evidentemente. (Risas.) De todas formas, sí le quiero
recordar que el objeto de esta Comisión no es propiamente la gestión de
La Unión y El Fénix, sino sólo en cuanto que esta compañía formaba parte
del grupo Banesto, porque el objeto de la Comisión sigue siendo la
gestión de Banesto. Sólo quería puntualizar este aspecto. (El señor Sanz
Palacio pide la palabra.)
El señor Sanz tiene la palabra.




El señor SANZ PALACIO: Señor Presidente, voy a ser muy breve.




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Solamente le voy a formular una pregunta, señor De la Puente. Después de
escucharle muy detenidamente --y agradezco profundamente cuanto ha
explicado--, me queda una duda: ¿de quién es la responsabilidad de que se
haya llegado a esta situación? Me gustaría que usted hoy me contestara.




El señor PRESIDENTE: Vuelvo a insistir que la respuesta debe realizarse
en el contexto de esta Comisión, cuyo objeto --repito-- no es La Unión y
El Fénix, sino la gestión que tuvo La Unión y El Fénix, sobre todo porque
formaba parte de una matriz --como aquí se ha hecho referencia-- que era
el Grupo Banesto. En la medida en que el Grupo Banesto impusiera
determinadas decisiones es el punto al que tenemos que referirnos. Quiero
centrar el debate y no quiero intervenir haciendo valoraciones, ni más ni
menos, puesto que la misión del Presidente no es cuestionar, sino
precisar.

Tiene la palabra el señor De la Puente.




El señor PRESIDENTE DE LA UNION Y EL FENIX (De la Puente Rua): Quiero
agradecer a todos los miembros de la comisión la deferencia que han
tenido al darme las gracias y al «alabar» --entre comillas-- mi labor,
especialmente a la señora Aroz.

Hay un tema que quizá no haya dejado del todo claro. En cuanto a la
gestión ordinaria --y esto es hablar a toro pasado, cuando es muy fácil
hacer críticas, que es lo que estoy haciendo yo, porque una cosa es tener
una compañía y otra tener que gestionarla, ese es el problema--; en
cuanto a la gestión ordinaria, decía, se tomaron dos decisiones muy
buenas, pero llevadas a cabo en el momento más inoportuno. A corto plazo
han significado un empeoramiento de esa gestión ordinaria.

Ya he hecho antes referencia a que las carteras estaban en poder de
agentes que se llamaban subdirectores generales, y una decisión buena fue
la de comprar esas carteras a partir de los años 1990-1991. Otra decisión
mala o muy mala fue el momento de comprarlas, y esto a mi juicio,
insisto, porque es fácil hacer juicios de valor sobre gestores antiguos;
hay que estar delante del toro para comprenderlo. Esta operación se
realizó con precipitación, en un momento en el que la compañía no tenía
una capacidad financiera suficiente y les suponía quebrantos y, al mismo
tiempo, no tenía los recambios humanos y técnicos. No obstante habría que
profundizar en qué consiste comprar una cartera, dónde quedan los
siniestros peores, los riesgos mayores, etcétera; no quiero aburrirles
demasiado, pero quédense con esta idea, a no ser que quieran, repito, que
profundice en ella. La operación se realizó en un mal momento, vuelvo a
decir, financieramente costosa, y desde el punto de vista técnico --a mi
juicio-- no muy bien realizada. Pero la idea fue muy buena.

Hubo otra buena idea y ocurrió lo mismo. Para arreglar la debacle --a la
que antes me he referido en relación con los seguros de automóviles-- se
creó la compañía Fénix Autos, que pretendía una gestión más directa,
ahorro de costes, una estructura mucho más ágil desde el punto de vista
comercial y que los gastos de gestión externa se redujeran
dramáticamente. Fue una muy buena idea tomada también en un mal momento.

Los motivos fueron casi iguales que en relación con el tema anterior; el
momento fue el mismo --en el año 1991-- pero era una decisión
precipitada, se improvisaron los profesionales para desarrollar este tema
y, al mismo tiempo, los costes para la compañía, que eran evidentes en un
primer plazo, fueron difícilmente asumibles entonces por la compañía,
dado el grave deterioro que ya tenía. No obstante, como todas las buenas
ideas no bien realizadas en el tiempo, han ayudado a poner en peligro a
la compañía, pero ahí están como activos, porque Fénix Autos existe, la
cartera es propiedad de la compañía y, a la larga, no cabe duda que es un
activo importante, aunque insisto en que la realización --y vuelvo a
repetir que es muy fácil decirlo ahora--, a mi juicio no fue la adecuada.

Se ha referido también a operaciones atípicas y me ha preguntado cuál es
el papel de LUFE, o al menos así lo he entendido. Yo creo que es un papel
instrumental, mi opinión personal es que LUFE no era una compañía que
entrara dentro de la estrategia global de Banesto como una proyección a
largo plazo, la prueba es que la entrada de los franceses fue voluntaria,
no fue pedida por nadie, al revés, hubo recelos entonces --no sé si lo
recordarán-- de la propia Administración por la entrada de esta compañía
y por cómo se aplicaba el tema de la fiscalidad, etcétera. Fue una
decisión soberana de los administradores y creo no equivocarme si digo
que con el ánimo final de venderla, aunque quizá no como se ha hecho
ahora, pero yo creo que no entraba dentro de su estrategia de
permanencia, sino que era un instrumento para poder realizar, a largo
plazo, una operación de este tipo. Esa es mi opinión, repito, aunque no
puedo asegurar que sea así.

Lamentablemente, ya no soy presidente de La Unión y El Fénix y, por
tanto, no voy a poder facilitarle por escrito los contratos blindados
porque no los tengo; lo único que puedo decirles es que se dirijan a la
compañía, aunque no sé si estarán dispuestos a dárselos, pero yo ahí no
puedo hacer absolutamente nada.

Como dije anteriormente, señor Espasa, es verdad que existía un margen
positivo que le permitió a la Dirección General de Seguros contabilizar
las compañías francesas como margen de solvencia, eran unos cuarenta y
tantos mil millones y por eso el desfase es brutal, pero la verdad es que
sin ello, que fue algo transitorio y especial de las compañías de
seguros, difícilmente se podría arreglar, pero ésta es una apreciación
muy personal. El déficit de margen de solvencia era de 5.127 millones y
de provisiones técnicas 26.555; éstas son las cifras reales, lo otro era
el juego de las filiales francesas.

La siguiente pregunta que me ha formulado es muy difícil de responder,
señor Espasa, y además es muy personal. Me pregunta si creo que la
Dirección General de Seguros debería de haber intervenido antes. Si yo
hubiera sido propietario de La Unión y El Fénix sí que hubiera
intervenido antes, pero las posiciones son distintas; yo no creo en las
intervenciones, pienso que tienen que producirse sólo como algo
excepcional. Lamentablemente, he tenido que ser partícipe y gerenciar una
intervención, que



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personalmente ha sido algo muy duro, aunque muy rico profesionalmente, y
reconozco que es el peor camino que debe seguir la Administración; hay
que agotar antes todos los medios. Yo apuesto por una economía en la cual
sean los propios agentes intervinientes los que tomen sus decisiones y no
tenga que ser la Administración --perdonen que haga ideología sobre algo
que no me corresponde-- la que tome esas decisiones, por tanto, es
difícil decir si la debieron tomar antes o más tarde; lo que sí es cierto
es que la tomaron con valentía en un momento determinado, y además con
una inspección muy dura y documentada. En ese sentido, creo que los
técnicos de la Dirección General de Seguros fueron realmente impecables e
implacables, es verdad. ¿Era el momento? Dice usted que si se hubiese
tomado un año antes la compañía estaría en mejor situación; es verdad,
pero a lo mejor se habría vulnerado alguno de los requisitos necesarios
para que los agentes intervinientes del mercado operen. Esa es mi
opinión. Es muy difícil decir cuándo es el momento justo; no me gustaría
ser el responsable de la Dirección General de Seguros y tener que tomar
esa decisión, para mí es muy difícil hacerlo.

Me ha formulado otra pregunta que no le he contestado de bonita que es,
porque es mi profesión, me he olvidado de contestarla precisamente porque
era más mía. Aunque mi profesión pertenece al mundo asegurador, siempre
he estado en el campo financiero de las compañías de seguros y sé que los
activos de una compañía de seguros, normalmente, son activos que tienen
que dar, en su gran mayoría, flujos de renta. Es decir, deben tener mucha
renta fija, deben tener liquidez; si tienen inmuebles deben ser
alquilados y con una renta suficiente. Deben ser compañías de las que les
decía antes, de las aburridas, de las que sus decisiones son si tienen
más o menos de un 10 por ciento de renta variable, entre un 40 o un 45
por ciento de renta fija y entre un 20 o un 25 por ciento de inmuebles.

Las decisiones técnicas dentro del ámbito asegurador, dentro de este
contexto que comentaba antes aburrido, son más o menos ésas.

La Unión y El Fénix es una compañía absolutamente atípica en sus
inversiones, con una concentración de riesgos realmente importante y,
además, con unas inversiones que no daban flujo de renta y, por tanto,
hacen que los rendimientos técnico-financieros, como les decía antes,
fueran muy escasos. ¿cómo lo solventaban? En un principio, bien, porque
tenían una gran finca con un enorme valor, y la iban vendiendo a
trocitos, como antes indicaba. Evidentemente, eso les ayudaba a mantener
unos resultados dignos, pero, al final, recogimos estas tempestades.

El señor Sanz me hace la pregunta del millón: ¿de quién es la
responsabilidad de esta situación? Antes he dicho que buscar culpables es
muy complicado. Creo que todos los que hemos pasado por la administración
de la compañía hemos puesto nuestro grano de arena para hacer algo
positivo, porque supongo que todos habremos hecho algo positivo. La
trayectoria de una compañía es algo vivo y depende de sus gestores, de
sus empleados, de muchos factores. Evidentemente, los años que van de
1988-1989 a 1993 no han sido los más felices de la compañía y, por tanto,
si hay que asumir distintas cuotas de responsabilidad, me parece que los
gestores de esos años tienen más que los de otros tiempos. Desde luego,
no hay unos únicos gestores culpables. Esa es, por lo menos, mi opinión
personal.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor De la Puente.

Se levanta la sesión.




Eran las doce y treinta minutos del mediodía.