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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 170, de 15/04/1994
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 170
ECONOMIA, COMERCIO Y HACIENDA
PRESIDENTE: DON ANGEL MARTINEZ SANJUAN
Sesión núm. 18
celebrada el viernes, 15 de abril de 1994



ORDEN DEL DIA:
--Comparecencia del señor Ex-Gobernador del Banco de España (Rubio
Jiménez), para informar de sus posibles conexiones con operaciones de
dinero opaco a Hacienda, así como con operaciones de tráfico de
influencias. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular. (Número de
expediente 219/000151.)



Se abre la sesión a las cuatro y treinta minutos de la tarde.




El señor PRESIDENTE: Señorías, buenas tardes.

Se abre la sesión de la Comisión de Economía, con la comparecencia del
excelentísimo señor don Mariano Rubio, en su condición de ex Gobernador
del Banco de España, para informar de sus posibles conexiones con
operaciones de dinero opaco a Hacienda, así como de operaciones de
tráfico de influencias.

La petición de comparecencia ha sido realizada por dos grupos
parlamentarios de esta Cámara, el Grupo Parlamentario Popular y el Grupo
Parlamentario de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya. De acuerdo con
la reunión mantenida ayer por la Mesa de la Comisión y la Junta de
Portavoces el procedimiento que vamos a seguir a lo largo



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de la tarde de hoy es el habitual con el que se desarrollan los trabajos
parlamentarios de esta Comisión de Economía, Comercio y Hacienda del
Congreso de los Diputados, dando la Presidencia, en primer lugar, la
palabra a los grupos parlamentarios que han solicitado la comparecencia
del señor Rubio para fijar, en un tiempo que no quiero determinar, pero
que SS. SS. conocen que suele ser relativamente breve, los términos por
los que se ha solicitado la comparecencia.

En segundo lugar, tomará la palabra el señor Rubio dando su punto de
vista, su opinión respecto a la información que los grupos parlamentarios
que han solicitado la comparecencia solicitan del señor Rubio y,
posteriormente, daré la palabra, como es habitual en la Comisión de
Economía y Hacienda, a los grupos parlamentarios que han solicitado la
comparecencia, junto con los grupos parlamentarios que deseen fijar su
posición, cerrando posteriormente el señor Rubio el turno de
intervenciones. Sólo en el caso de que sea absolutamente necesario y de
acuerdo con los portavoces, a interpretación de esta Presidencia,
concedería un brevísimo último turno de réplica a los diferentes grupos
parlamentarios que han fijado su posición.

Los turnos son los habituales que SS. SS. conocen y que esta Presidencia
tratará de administrar con coherencia y prudencia, dejando siempre muy
claro que el objetivo en la administración de los tiempos de esta
Presidencia no es tanto desde el punto de vista reglamentario y estricto
de reloj, sino que los grupos parlamentarios puedan fijar expresa, y
sucintamente, a la vez, los términos que deseen conocer a lo largo de la
comparecencia del día de hoy.

Esta Presidencia, como suele ser habitual, no desea ni quiere ser, en
ningún momento, protagonista del desarrollo de la Comisión. Los
protagonistas son los grupos parlamentarios y el señor compareciente.

Hago esta reflexión que creo no debiera realizar, en tanto no me gustaría
tener que intervenir por cuanto el desarrollo de la sesión espero que sea
en los términos en que habitualmente se producen las comparecencias
parlamentarias en esta Comisión de Economía y que todos los que estamos
conocemos del buen uso y del buen juicio político y terminológico de los
diferentes comisionados que forman parte de esta Comisión.

Sin más preámbulos, quiero agradecer al señor Rubio su presencia en la
Comisión, representando el sentir de la Mesa y el conjunto de la Cámara,
por cuanto ante la rapidez con que se ha producido esta comparecencia, el
señor Rubio, se encuentra hoy en esta Comisión al día siguiente del que
formalmente ha sido citado de acuerdo con la Mesa y la Junta de
Portavoces.

Para formular los términos de la comparecencia por los que ha sido
solicitado el señor Rubio en la Comisión de Economía y Hacienda, por
parte del Grupo Parlamentario Popular, la señora Rudi Ubeda tiene la
palabra. (El señor López Garrido pide la palabra.)
Perdón, señora Rudi.

Señor López Garrido.




El señor LOPEZ GARRIDO: Para una cuestión de orden.

El Grupo Parlamentario de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya fue el
primer grupo parlamentario de la Cámara que presentó ante la misma
solicitud de comparecencia del señor Rubio. No entendemos por qué se
concede la palabra en este momento antes a otro grupo parlamentario.

Solicitamos que sea el Grupo Parlamentario de Izquierda Unida-Iniciativa
per Catalunya, quien consuma el primer turno de palabra.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor López Garrido.

Señora Rudi.




La señora RUDI UBEDA: Gracias, señor Presidente.

Aunque me imagino que el señor Presidente conoce alguna circunstancia
habida en relación a estas solicitudes de comparecencia, por si puede ser
ilustrativo a los miembros de esta Comisión debo decirle que la Mesa de
la Cámara, en su reunión del martes pasado, el único escrito de solicitud
de comparecencia del señor Rubio que entró, y que calificó, fue el del
Grupo Popular; el de Izquierda Unida quedó condicionado --y así figura en
el acta de la sesión de la Mesa de la Cámara-- a una rectificación sobre
su redacción, que el propio grupo tenía que hacer.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señora Rudi.

Señor López Garrido, me permite intervenir brevemente, sin perjuicio de
que posteriormente dé la palabra a S. S.

En la reunión mantenida ayer entre la Mesa y la Junta de Portavoces, en
la que se tomaron formalmente los acuerdos de calificación de los
escritos que los grupos parlamentarios habían realizado en torno al tema
en cuestión, a la que asistió la Mesa de la Comisión, junto con los
portavoces de los diferentes grupos parlamentarios de la misma, se tomó
el acuerdo formal de ordenación del debate en los términos en que la
Presidencia ha indicado se iba a producir dicho debate.

La Mesa, esta Presidencia y los Portavoces creo que en la reunión
mantenida ayer fuimos suficientemente flexibles, suficientemente
coherentes, en la calificación de los escritos del Grupo Parlamentario de
Izquierda Unida, a reserva incluso, sin conocer definitivamente el texto,
de cómo pudieran ser subsanados los textos que en su momento,
concretamente el día 5 de abril, el Grupo Parlamentario Federal de
Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya había realizado ante la Mesa de
la Cámara y, como bien decía la señora Rudi, quedaron pendientes de su
calificación definitiva hasta el conocimiento de la subsanación de los
errores.

Este es el momento todavía, señor López Garrido, en el que la Mesa de la
Comisión formalmente no conoce esa subsanación de errores, pero, de
conformidad con el acuerdo tomado ayer entre la Mesa y los Portavoces, ha
permitido calificar la solicitud del Grupo Parlamentario de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya, de la presencia del señor Rubio.

Clarificado el tema en cuanto al orden en que fueron presentadas en el
Registro del Congreso las solicitudes de comparecencia, pero explicado
también por parte de esta



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Presidencia el acuerdo de la Mesa y Junta de Portavoces de ayer, por el
que se ha podido celebrar esta reunión y la inclusión de la comparecencia
del señor Rubio en el orden del día, le rogaría pudiéramos dar por
zanjada esta cuestión reglamentaria y entrar en el tema de fondo, que es
la comparecencia del señor Rubio, sin perjuicio de dar la palabra al
señor López Garrido.




El señor LOPEZ GARRIDO: Gracias, señor Presidente.

No queremos convertir este comienzo de la sesión en una discusión
reglamentaria, pero nos vemos obligados a señalar que la Mesa del
Congreso admitió a trámite --tenemos entendido que admitió a trámite--
esta petición de comparecencia. Todo el mundo la conoce y todo el mundo
sabe que ha sido la primera a salvo de una subsanación, que evidentemente
no cambia la fecha de entrada, que es el 5 de abril; la subsanación no
cambia nunca la fecha que se tiene en cuenta de entrada de un escrito en
la Cámara.

Por ello reiteramos la solicitud y, para el caso de que no se acceda,
queremos que conste en acta nuestro desacuerdo con esa decisión.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor López Garrido.

Constará en acta pero digo a S. S. que la actuación de la Mesa del
Congreso de los Diputados estaba hecha a reserva, podríamos decir, de la
finalización de un expediente en la solicitud de comparecencia. Se podía
dar la circunstancia de que hubiese comparecido esta tarde el señor Rubio
y la petición de la Mesa del Congreso para la subsanación no se hubiese
podido realizar, con lo cual no hubiese tenido validez en absoluto la
petición de comparecencia del Grupo Federal de Izquierda Unida.

Creo que hemos hecho una interpretación bastante flexible, bastante
coherente, tanto la Mesa como los Portavoces, para poder incluir en el
orden del día la petición de comparecencia del Grupo Parlamentario
Federal de Izquierda Unida. Si es a efectos puramente de conocimiento de
la Comisión y de la opinión pública de quién presentó antes en el
Registro la petición de comparecencia, con las palabras del señor López
Garrido ha quedado clara la petición de comparecencia, pero no formulada
desde una perspectiva legal absoluta.

Sin más dilación, doy la palabra a la señora Rudi para que formule los
términos de la comparecencia.




La señora RUDI UBEDA: Gracias, señor Presidente.

Señorías, señor Rubio, podíamos comenzar esta intervención diciendo, como
Fray Luis de León: decíamos ayer, aunque este ayer sea de dos años.

Todos ustedes recordarán --y la opinión pública lo recuerda
perfectamente-- que en febrero de 1992 tuvimos la comparecencia del señor
Rubio ante esta Comisión cuando los primeros datos del llamado escándalo
Ibercorp salen a la luz. El trámite de ese proceso en esta Cámara duró
hasta el día 10 de junio del mismo año, en el cual, si mal no recuerdo,
tuvo lugar la última comparecencia del entonces Gobernador del Banco de
España. Debo decir también, aunque tiempo habrá para ello quizá en la
segunda intervención, que en el mes de marzo de ese mismo año, mi grupo
solicitó ante el Pleno de la Cámara la creación de una comisión de
investigación que nos hubiera permitido tener más datos--nosotros
entendimos entonces que era estrictamente necesario-- sobre lo que hemos
denominado en nuestra petición de comparecencia posible tráfico de
influencias y uso de información privilegiada.

Quiero recordar a SS. SS. que en aquellos momentos el resto de los grupos
de la Cámara apoyaron la petición del Grupo Popular, salvo el grupo
mayoritario en aquellos momentos que contaba con mayoría absoluta
--estamos hablando de la pasada legislatura--, el Grupo Socialista, que
adujo que no sólo no había motivos suficientes, sino que ni tan siquiera
había motivos. Parece ser que el tiempo es tozudo, los hechos también, y,
al final, nos vienen a dar la razón.

Señor Presidente, de manera breve, porque conozco el funcionamiento de
esta Comisión, me voy a remontar, para intentar centrar el punto de
partida, al origen de los hechos. Son unos hechos que han sido ya
utilizados en distintas intervenciones por esta Diputada en el pasado. Me
voy a remontar de manera muy rápida, no se asusten SS. SS., al año 1983,
en el cual el señor Rubio no era todavía Gobernador del Banco de España,
pero si no estoy mal informada sí era Subgobernador. Estamos hablando de
la época de ciertas dificultades en el sector financiero español, sobre
todo, con los bancos pequeños, y hay que recordar que el Banco Urquijo
estaba en serias dificultades. No vamos a decir por decisión, pero sí por
consejo del Banco de España y del señor Rubio este banco entró en
reconversión y fue comprado por el Banco Hispano Americano. Son datos
conocidos y publicados que, por otra parte, jamás han sido desmentidos y
circulan en distintos libros editados en fechas recientes.

Como decía, es comprado por el Banco Hispano Americano, el Banco Urquijo
se convierte después en Banco Urquijo-Unión y recibe ayudas públicas del
orden de 60.000 millones de pesetas, si cuantificamos los intereses no
cobrados por préstamos que se le hacen por parte del Banco de España y
algunas otras cuestiones.

Debemos decir que con esta situación nos encontramos en el período
1985-1986, en el cual, por indicación del Banco de España que por algo
tiene potestad supervisora, la supervisión financiera de las entidades de
crédito de nuestro país, se cambia el equipo dirigente del banco
fusionado Urquijo-Unión. En el anterior consejo aparece ya un nombre con
el cual nos vamos a encontrar muy a menudo a lo largo de todo este
proceso, señor Rubio, es el del señor Soto. Pues bien, el señor Soto, que
había sido consejero del Banco Urquijo, sale entonces y en julio de 1986
el nuevo Consejo de Administración decide vender algunas de las
sociedades que tenía su cartera industrial. Entre ellas vende las
sociedades Sistemas AF, antecedente del conocido Sistemas Financieros
posteriores y la sociedad IB Mei. Se la vende a una sociedad de la cual
forman parte el señor Soto, anteriormente referenciado, y al señor De la
Concha, también de actualidad en las últimas fechas. Debemos decir que la
sociedad AF es vendida por 1.200 millones de pesetas y la sociedad IB Mei
por 550 millones. Quizá sea ilustrativo recordar que



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el propio Banco Urquijo-Unión concede créditos a estas personas para que
compren esas sociedades.

En noviembre de 1986, es decir, tres meses después, sale a bolsa Sistemas
AF, al 575 por ciento y genera una plusvalía de 2.150 millones de
pesetas. En marzo de 1987, sale a bolsa IB Mei, al 800 por ciento,
generando una plusvalía de 4.210 millones de pesetas.

Empezaba mi intervención diciendo: decíamos ayer. Esta Diputada decía
hace dos años que al final de este proceso nos encontramos como
accionistas de Sistemas Financieros al señor Boyer, Ministro de Economía
en el año 1984, y al señor Rubio, en aquellos momentos Gobernador del
Banco de España. Estoy refiriéndome al año 1992. Nos los encontramos como
accionistas de Sistemas Financieros formando parte de una lista con
nombre supuesto, o cuando menos con nombre retocado, ya que figuraba la
inicial del nombre y el segundo apellido de ambos, en una lista como
vendedores de acciones de Sistemas Financieros, tras una práctica
presuntamente fraudulenta --este tema está todavía en los juzgados-- de
haber maquinado para mantener el precio de esas acciones y a través de la
cual los accionistas minoritarios de Sistemas Financieros salieron
perdiendo a favor de algunos accionistas.

Recuerdo, para evitar que lo haga el señor Rubio después en su
intervención, que él mismo ante esta Comisión dijo que no había ganado
dinero. Nos recordó que tenía una pequeña cartera de valores y que con
esta operación él le había entregado su cartera de valores al señor De la
Concha para que se la administrara con una sola orden --si mal no
recuerdo y me imagino que el señor Rubio si lo digo mal me rectificará--,
la orden era que no quería saber nada del funcionamiento de su cartera de
valores y que no le invirtiera en bancos. Pues bien, parece ser que la
orden no se la cumplieron muy bien, como le decíamos entonces, y usted
apareció con nombre supuesto, insisto --alguien se lo hizo--, en la lista
de accionistas vendedores de Sistemas Financieros, a su vez relacionada
con el Banco Ibercorp.

¿Cuál es el origen del Banco Ibercorp? También lo recordábamos entonces.

El Banco Ibercorp fue comprado por don Jaime Soto, don Benito Tamayo, don
Manuel de la Concha, que compraron el Banco de Trelles, al Banco Español
de Crédito y posteriormente lo convirtieron en Banco Ibercorp.

En aquellos momentos le preguntaba, y sigo insistiendo, señor Rubio,
usted como Gobernador supongo que tuvo algo que ver o alguna opinión que
emitir, aunque legalmente no estuviera obligado a ello, sobre la venta de
una ficha bancaria, es una de las funciones que tiene el Gobernador del
Banco de España con el actual Estatuto. ¿Emitió usted opinión? ¿A favor o
en contra? ¿Usted sabía que el Banco de Trelles quien lo estaba comprando
era don Jaime Soto, don Benito Tamayo y don Manuel de la Concha, que a su
vez era el administrador de su cartera de valores? Aunque ya lo dijo hace
dos años, creo será ilustrativo que usted nos lo siga diciendo.

Pero es que hay más. Cuando yo hablaba de la salida a Bolsa de Sistemas
AF y de quién lo compra aparece también como compradora una sociedad que
se llama Traya, S. A., que fue fundada en 1977 y el Presidente de esa
sociedad, en aquellos momentos, según los registros oficiales, era don
André Laurent-Atthalin que creo tiene algún vínculo familiar con usted,
señor Rubio.

Esta sociedad el día 4 de noviembre de 1986 cambió el objeto social, se
dedicaba a cuestiones de transportes y de esa actividad de transportes
pasó a tener un objeto social que acogía todas las posibles operaciones
de transmisión de acciones, y precisamente Traya apareció también
comprando 600 millones en valor nominal de Sistemas AF, por precio de
1.688 millones, de los cuales 244 los pagó la sociedad Traya y 1.443
fueron financiados con un crédito del propio banco vendedor. Sigo
insistiendo, si usted no hubiera sido en ese momento Gobernador del Banco
de España y el señor Laurent no fuera su cuñado quizá esto no tendría
ninguna importancia, pero cuando menos, como usted reconocerá, es una
mala coincidencia.

Pues bien, éstos eran los datos que teníamos en 1992. Hago gracia a
SS.SS. de explicarles algunos más, porque creo que con esto queda
centrado más o menos el tema.

Nosotros en aquellos momentos dijimos, y ahora repito, que eran
demasiadas coincidencias y que por el bien tanto de las personas
presuntamente involucradas, por el bien del sistema financiero español
que estaba siendo portada de periódicos extranjeros, de la misma manera
que lo está siendo hoy, señor Presidente, señor Rubio; por el bien,
incluso, de la propia sociedad española, era necesario crear una comisión
de investigación. En aquellos momentos se nos acusó de alarmistas, se nos
acusó de basarnos en infundios y en hechos que no estaban probados.

Señor Rubio, no le acuso a usted de eso. Usted tenía una responsabilidad,
la que tenía en ese momento como Gobernador del Banco de España. Quien
impidió que estos hechos se investigaran en 1992 no fue usted, fue el
Grupo Parlamentario Socialista, fue el entonces Ministro de Economía,
señor Solchaga, que repitió una vez más que mientras él fuera Ministro no
se crearía una comisión de investigación en esta Cámara y, en última
instancia, fue el Presidente del Gobierno que le mantuvo a usted como
Gobernador del Banco de España desde el 20 de febrero, fecha en la que
salió de esta misma casa, de la Comisión de Economía, según usted nos
contó, se fue a La Moncloa a hablar con el Presidente González y a
presentar la dimisión y según consta en el «Diario de Sesiones» dicho por
usted ante esta Comisión, el señor González le dijo que no era necesario
que dimitiera.

Pues bien, sigo insistiendo, el Grupo Popular cree que nos hubiéramos
ahorrado muchos pasos; que la sociedad española nos estaría mucho más
agradecida o les estaría mucho más agradecida a los señores socialistas,
que fueron los que en aquellos momentos pusieron trabas para crear la
comisión de investigación, si con su voto hubieran permitido que, en
lugar de estar dos años con este asunto, como el Guadiana, que aparece y
desaparece bajo tierra, se hubieran hecho realmente las investigaciones
que el señor Solchaga prometió en el Pleno de la Cámara y no estaríamos
donde estamos.

Pero, he aquí, señor Rubio, que en estos momentos, cuando usted ya no
tiene ninguna responsabilidad política (y quiero decirlo aquí, para que
quede claro tanto en el «Diario de Sesiones» como ante los medios de
comunicación); usted



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ha sido personaje público en España probablemente durante veintitantos
años y ejercido cargos de mucha responsabilidad: fue Subgobernador
durante muchos años y fue Gobernador --si mal no recuerdo-- desde el año
1984 hasta el año 1992, es decir, fue la máxima autoridad financiera en
este país. Yo le decía un día que el Gobernador --no usted, la figura del
Gobernador--, con la legislación vigente y utilizando un lenguaje feudal,
era señor de vidas y haciendas porque usted, desde su cargo, podía
decidir, si no imponiendo, pero sí sugiriendo, qué bancos daban
dividendos, cuáles no; qué equipos directivos de bancos había que
cambiar, cuáles no; qué bancos se podían fusionar o era conveniente que
se fusionaran, cuáles no, y, por tanto, eso le daba a usted, o daba a la
figura del Gobernador del Banco de España, tal caudal de poder que era
necesario que se administrara con muchísima cutela. Podríamos aplicar
aquí, señor Rubio, señor Presidente, el dicho popular de que la mujer del
César no solamente debe ser honrada, sino parecerlo.

Pues bien, estamos en el mes de abril de 1994, dos años después de los
hechos que yo he relatado, y nos encontramos con unos documentos
publicados en los medios de comunicación, documentos que no sabemos si
son ciertos o no; y yo, señor Rubio, mucho agradeceré que usted, esta
tarde, aquí, nos diga si, en su opinión, estos documentos son ciertos o
falsos. Esta es la primera premisa y la primera pregunta que yo le
planteo. Me imagino que usted habrá leído los documentos publicados y
fotocopiados en los medios de comunicación y creo que nos ayudará mucho
que usted diga esta tarde aquí, en la sede del Parlamento, sede de la
soberanía popular, para que ya de una vez por todas lo aclaremos, si
estos documentos son o no son ciertos.

En mi mano tengo una fotocopia que no sé, sigo insistiendo, yo no digo
que sea auténtica, espero que usted me lo diga; es la fotocopia de una
cuenta que lleva membrete de don Manuel de la Concha y López Isla, Agente
de Cambio y Bolsa; Velázquez 150, teléfono, tal; télex, tal. Titular: RU.

envío a: en blanco.

Las fotocopias que tengo delante comprenden un período: desde el 3 de
enero de 1986 hasta 17 de marzo de 1987. Hay varias cosas que a mí, en
estas fotocopias, me llaman la atención, y agradeceré al señor Rubio que
me las aclare.

En primer lugar, ya le he dicho: si son ciertas estas fotocopias, si son
auténticas, si existe esta cuenta y si el titular, que está escondido
bajo las iniciales RU, es don Mariano Rubio Jiménez o no lo es.

Esta cuenta, sea quien sea el titular, lo que refleja es un conjunto de
operaciones especulativas en Bolsa. Digo especulativas, porque, señor
Rubio, si esta cuenta fuera suya, sería muy grave que se hubiera dedicado
a especular en Bolsa. Usted nos dijo --y lo manifestaba yo antes-- que su
cartera de valores era de 12 millones de pesetas y que solamente le había
dado la orden de que no quería conocerla y de que no quería que le
invirtieran en bancos. Que el Gobernador del Banco de España se dedique a
tener una cartera de valores especulativa, puede que no sea ilegal --y no
lo es--, pero, cuando menos, no es ético; porque, como le decía antes,
usted tiene acceso, el Gobernador del Banco de España --usted en su
época-- tuvo acceso a una información privilegiada.

Aquí solamente voy a poner un ejemplo de una operación. El 17 de enero de
1986 se compran 2.000 títulos de Dragados, a 171 por ciento, por valor de
1.716.000 pesetas y, tres días más tarde, se venden esos mismos títulos
de Dragados a 176 y hay una plusvalía, en cuatro días, de unos cuantos
miles de pesetas. De éstas hay muchas operaciones, señor Rubio, pero no
me voy a parar en ellas. Sí me voy a parar en la página 6 de esta
fotocopia que yo tengo aquí, en la cual hay una anotación que por figurar
un nombre propio llama la atención. Usted puede decirme que es vida
privada y que no me lo va a contestar, pero sí quiero que conste.

Aquí aparece, con fecha 6 de marzo de 1986, un abono en esa cuenta por
7.800.000 que dice: De cuenta de don Justino Azcárate. Yo no sé si este
señor tiene o tenía en aquellos momentos alguna vinculación familiar con
usted, porque se repite más adelante también algún otro abono por otra
cifra que pone lo mismo: De cuenta de don Justino Azcárate. Son
demasiadas coincidencias, señor Rubio. Es posible que sea todo un
montaje, pero usted entenderá que lo preguntemos. Y le voy a decir una
cosa: no estoy realizando esta intervención a gusto esta tarde; en esta
Cámara me gusta debatir de política, no me gusta hacer de investigadora.

Sigo con la intervención. Hay otro apunte en el cual también figura un
nombre propio que yo agradecería que nos aclarara si conoce o no. Hay un
cargo en esta cuenta que dice: Mi entrega talón Banco Central, con fecha
25 de marzo de 1986, a doctor Varela, 3.900.000.

Continuando con esta misma ficha, señor Presidente, otra pregunta para el
señor Rubio. El 10 de septiembre de 1986 aparece un cargo en su cuenta
que dice: Mi entrega a Traya, S. A. Los datos empiezan a mezclarse y las
piezas del rompecabezas parece que quieren encajar, porque, por otra
parte, en la fotocopia de una cuenta también de Traya aparecía este mismo
apunte. Como le recordaba antes, Traya es una sociedad que participa en
la compra de Sistemas AF y, además, en aquellos momentos, aparecía como
Presidente su cuñado. En esa misma ficha, con fecha 14 de noviembre de
1986, señor Rubio, aparecen dos apuntes cargados en el debe de esa
cuenta: Mi entrega, talón Banco Central, por 768.996 pesetas, y mi
entrega, talón Banco Central, por 850.000 pesetas.

Ha habido un medio de comunicación, concretamente el diario «El Mundo»,
que ha publicado una nota, que dicen es de su puño y letra --tenía la
fotocopia por algún sitio, pero recuerdo de memoria el texto-- en la cual
dice: Manolo, envíame dos talones --que coinciden con estos dos
importes--; mandaré a alguien a recogerlos, y citaba un nombre que ahora
no recuerdo.

Son demasiadas las piezas, señor Rubio, para ser falsas. Puede que lo
sean; yo le ruego que usted lo aclare. En este momento le estoy
preguntando: primero, si el titular de la que aparece bajo el epígrafe RU
es usted; si don Justino Azcárate, cuyo nombre aparece en estas fichas,
tenía en aquellos momentos relación familiar o personal con usted; si el
documento que ha publicado el diario «El Mundo» diciendo que es de su
puño y letra, en el cual pide a Manolo



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--es lo que pone, no sabemos quién es-- dos talones que a su vez aparecen
apuntados en esta cuenta, es cierto.

Siguiendo con esta misma ficha, señor Rubio, en la página 21 llegamos al
mes de diciembre del año 1986. Aquí ya aparecen dos cantidades: una, a la
que ya he hecho referencia antes, y otra de un importe superior. Con
fecha 4 de diciembre de 1986 hay un apunte que dice: Mi abono:
115.873.998 pesetas. Inmediatamente después, el 10 de diciembre de 1986,
su entrega: 19.555.000 pesetas. Coincide con la anotada en la cuenta de
Traya. ¿A qué respondían estos apuntes? ¿Cómo de un saldo de una cuenta
que, efectivamente, en ese momento estaba en 13.000.000, es decir, la
cuenta se estaba moviendo más o menos en las cifras que usted nos dijo
que había tenido, los 12.000.000; sin embargo, aquí ya salta a más de
100.000.000 de pesetas?
Señor Rubio, ya no me voy a parar más que en otro apunte posterior que
está basado en una fotocopia que tengo también en mi poder y que me
gustaría saber si es cierta o no. Esto no es de una cuenta manuscrita; es
una póliza de operaciones al contado: la liquidación del Impuesto sobre
Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, de fecha 4 de
septiembre de 1987, que dice: Por la presente póliza intransferible a
favor de Mariano Rubio Jiménez, se le reconocerá la legítima propiedad de
los títulos que se relacionan que ha adquirido con mi intervención: 1.000
acciones del Banco Español de Crédito, pesetas nominales 500.000; al
cambio de 1.115, pesetas efectivas 5.575.000, más los derechos, más los
impuestos. Total de la compra: 5.595.476 pesetas. Esta fotocopia de
póliza aparece intervenida por el Agente de Cambio y Bolsa --según dice
el texto, Ilustre Colegio de Agentes de Cambio y Bolsa-- Manuel de la
Concha y López Isla, y el domicilio Velázquez, 150.

Tiene importancia que esto responda a una póliza cierta y que usted el 4
de septiembre de 1987 hubiera comprado acciones del Banco Español de
Crédito. Y tiene importancia por dos circunstancias, señor Rubio. En
primer lugar, porque en la misma cuenta de la que yo le estaba hablando
antes, y cuyo titular aparece bajo las siglas R. U., aparece un apunte
con esa misma fecha, 4/9/87, que dice: C/ --es decir, compra-- 1.000,
Banco Español de Crédito, a 1.115, 5.595.476. No hace falta ser Sherlock
Holmes para entender que si esta compra se realizó, si esta póliza es
cierta, es mucha casualidad que haya un mismo apunte, con la misma fecha
y el mismo importe, en una cuenta de la que usted no fuera su titular.

Pero es que hay otro aspecto que ya no está relacionado con la cuenta y
que tiene importancia, señor Rubio. Usted seguramente recordará la OPA
del Banco Bilbao a Banesto, una OPA que tuvo un final no previsto, que
fracasó indudablemente y que, además, supuso la llegada a la presidencia
de Banesto del señor Conde, de actualidad últimamente también por otras
circunstancias que no voy a traer aquí. Pero si usted compra estas
acciones, la importancia es la siguiente.

Siendo usted Gobernador del Banco de España, en el mes de septiembre de
1987, el Banco Bilbao toma la decisión de presentar la OPA, en una
reunión de su consejo --si yo no recuerdo mal-- que se celebra en
Barcelona en el mes de noviembre de 1987 y, según la información que
tenemos, durante varios meses antes el Banco de Bilbao estudia
detenidamente la operación y al final toma la decisión. Si usted el día 4
de septiembre, cuando se está estudiando la decisión de la OPA del Banco
Bilbao sobre Banesto, usted, señor Rubio, Gobernador del Banco de España,
compra acciones de Banesto que posteriormente parece ser que vende, usted
está especulando, haciendo uso aparentemente de una información que por
su cargo era privilegiada. Las Bolsas españolas no conocían --y usted lo
sabe-- que se iba a realizar esa OPA. Y es más, la legislación sobre las
OPA exige que se lleve el máximo sigilo precisamente para no producir
movimientos en las cotizaciones de los valores. Por eso, señor Rubio, si
esta fotocopia de póliza de operación al contado es cierta, nos parece
muy grave, por un lado, porque a nuestro modo de ver probaría que usted
es el titular o sería una prueba --no voy a decir que concluyente ni la
única, pero sí una prueba-- de que usted era titular de la cuenta bajo el
epígrafe R. U. y, además, señor Rubio, porque usted estaba comprando
acciones de Banesto, siendo Gobernador del Banco de España, cuando estaba
en estudio una OPA de otro gran banco español y parece ser que aconsejado
por el propio Banco de España.

Señor Presidente, espero y deseo que el señor Rubio, durante un largo
período de tiempo autoridad financiera y económica de este país muy
importante, pueda contestar a esta serie de preguntas. La verdad es que
podría decir que como los diez mandamientos todas se encierran en dos: si
es cierta esta documentación o es falsa y, si es falsa, por qué, señor
Rubio, no se ha querellado contra los medios de comunicación que han
publicado toda esta documentación. Creo que es necesario que nos lo
explique usted esta tarde aquí.

Quiero terminar, aunque luego tendré otro turno, como empecé. Decíamos
ayer, y siento que tengamos que repetir esto, que si el 3 de marzo de
1992 don Felipe González Márquez, Presidente del Gobierno entonces y
ahora, hubiera permitido que su grupo parlamentario votara sí a la
creación de una comisión de investigación no nos encontraríamos en la
situación en que nos encontramos. El Grupo Popular sigue manteniendo que
en aquel momento no solamente había pruebas suficientes sino demasiadas
para obligar a la creación de esa comisión. La sociedad española está
pagando muy duro el desprestigio de sus instituciones y nos encontramos
en el año 1994 como nos encontramos. Alguien tiene la responsabilidad
política de ello. No es el señor Rubio. En este momento no es cargo
político, no tiene ninguna responsabilidad política. Y tampoco la tiene
en estos momentos quien fue Ministro de Economía; tiene su parte de
responsabilidad. Pero a efectos de «Diario de Sesiones», a efectos de
medios de comunicación y a efectos de la sociedad española, quede
constancia de que el Grupo Parlamentario Popular a quien hace responsable
de la actual situación de desgaste que está viviendo el sistema
financiero y la sociedad española, de cara al exterior es a don Felipe
González Márquez.

Muchas gracias. (Varios señores Diputados: muy bien, muy bien.)



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Rudi.

Tiene la palabra, por el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida,
el señor Frutos.




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El señor FRUTOS GRAS: Gracias, señor Presidente.

Nos encontramos, de nuevo, con uno de los escándalos más sonados no
únicamente a nivel de la ya sufrida piel de toro, al menos en este último
período, sino incluso a nivel internacional, a nivel europeo. Es
necesario echar simplemente una breve ojeada a lo que dice la prensa
extranjera estas semanas para darse cuenta de lo que está ocurriendo.

Pudiera parecer que por la cuantía que se baraja de lo que estamos
analizando y criticando no tiene tanta importancia, pero la cuantía, con
ser importante, va unida a un grave problema político y de credibilidad
del conjunto del sistema. Yo no sería reduccionista al decir que del
sistema financiero y dejarlo aquí. No, no. Del sistema financiero
también, pero del sistema económico también, y del sistema político,
también.

Hay cuatro acusaciones muy graves que rondan la cabeza de los ciudadanos.

¿Hay o no hay información privilegiada que enriquece de forma fácil a una
serie de ciudadanos españoles? ¿Hay o no hay cuentas secretas que,
además, pertenecen a otros cargos de la Administración con
responsabilidad administrativa pero también política? ¿Hay o no hay
defraudación grave a Hacienda? ¿Y hay o no hay un ocultamiento de la
verdad, para utilizar palabras suaves, al Parlamento como depositario de
la soberanía popular? Todo ello, que sería grave si afectara a un
ciudadano con menores responsabilidades de las que tenía el señor Rubio
en su momento, es mucho más grave si afecta al entonces Gobernador del
Banco de España. Por varias razones. En primer lugar, porque esto se une
a Renfe. ¿Qué ha pasado con Renfe? No lo sé, no lo sabemos. ¿Qué ha
pasado con Filesa? Tampoco. ¿Qué había detrás del caso Juan Guerra? ¿Por
qué se produce esa crisis económica tan fuerte en España con estas
consecuencias y secuelas tan graves a nivel social? ¿Por qué hay este
paro tan fuerte? En segundo lugar, porque el Gobernador del Banco de
España es, no únicamente él, es o ha sido de forma importante un artífice
de las políticas financieras, con la repercusión que éstas tienen en el
conjunto de la economía. Por tanto, afecta directamente a la credibilidad
democrática, naturalmente a la credibilidad económica, a la credibilidad
del sistema financiero. Y luego porque --utilizando un lenguaje
seguramente de la calle-- la gente no sabe si salir de su casa por la
mañana con la mano en la cartera, o si va a encontrar trabajo donde lo
dejó el día anterior. Digo esto porque mientras muchos trabajadores no
tienen trabajo o lo tienen precario, o lo tienen con salarios de 80.000 ó
90.000 pesetas en este país, aunque a veces nos cueste trabajo
entenderlo, leen y escuchan que el autor de la frase de que el sistema
económico necesita un 14 por ciento de paro estructural no tiene
suficiente con veinte millones de pesetas de salario bruto, sino que
necesita pelotazos de más de cien millones de pesetas en tres meses.

Todo esto, unido al conjunto de lo que está ocurriendo, genera una alarma
social, un escándalo, produce en determinados sectores que sólo tienen,
hasta ahora, derecho al pataleo, algunos niveles de ira contenida,
visceralidad, berlusconización, y no voy a utilizar la palabra porque
sería maldita, todo el mundo me miraría y la tacharía de maldita,
utilizaré pujadismo o poujadisme, para no utilizar otra palabra más
moderna que se está poniendo de moda en Italia, es decir, fascistización
de la sociedad. Nos parece que un acto concreto en un momento determinado
no tiene importancia, pero este acto, sumado a otra serie de actos, sí
que tiene importancia y está incidiendo en el quebrando democrático en el
conjunto de la sociedad española.

Izquierda Unida no prejuzga nada, simplemente constata. En su
comparecencia de 10 de junio de 1992, señor Rubio, decía usted entre
otras cosas: No soy beneficiado; he perdido (se entendía de su
participación en acciones de Ibercorp), no tengo ninguna mala conciencia
de pérdida de prestigio por mi comportamiento (se refería natural y
fundamentalmente al sistema financiero). Decía que la misma noche de su
comparecencia, el 20 de febrero de 1992, se entrevistaba con el señor don
Felipe González y con el señor don Carlos Solchaga, y que el Presidente
le decía que respetaba su decisión (parece que usted le comunicó que
quería dimitir) pero la consideraba un craso error, error y craso error.

El Presidente respetaba por tanto la decisión, pero consideraba que era
un craso error. Y había algunos datos acumulados encima de la mesa,
algunos datos que debían haber permitido que el instrumental que tiene
cualquier Gobierno en el Estado se hubiese puesto en marcha para intentar
investigar si era un craso error o había algunos datos fehacientes. Y
decía aquí, en esta Cámara, en esta Comisión de Economía y Hacienda: Se
me coloca en difícil situación si tengo que demostrar mi buena fe. Decía
que la buena fe se supone. De verdad, me gustaría que afirmara hoy lo
mismo, que estuviera usted en condiciones de afirmar lo mismo, que
disipáramos esta nube que hay en torno a la situación político-económica
española y que esto hubiera sido un mal sueño, junto a otros malos sueños
que ha habido durante este período, como el caso Roldán, etcétera.

En torno a Ibercorp se estableció un núcleo de conspiración para
enriquecerse burlando la ley, estafando, manipulando nombres, entre ellos
el suyo, señor Rubio. Esto lo dicen las actas e informes del Banco de
España y los expedientes consultados de la propia Comisión de Valores, es
decir, documentación que existe desde hace bastante tiempo. El 20 de
febrero de 1992 le pedimos desde el Grupo de Izquierda Unida-Iniciativa
per Catalunya que dimitiera por todos estos datos, y el 10 de junio le
reiteramos que esta dimisión sería positiva. Ello hubiera permitido
clarificar algunas de estas cuestiones, depurando en otro momento las
responsabilidades que hubiera habido a nivel administrativo, a nivel
político, entendiendo, señor Rubio, que mi Grupo no tiene intención de
ensañarse personalmente ni con usted ni con nadie, pues tenemos un
profundo respeto por cualquier persona, aunque en un momento determinado
esta persona tenga que ser duramente enjuiciada, no por el Parlamento
sino por el conjunto de la sociedad.

Quizá en aquel momento su dimisión hubiera sido un ejemplo aleccionador.

Ahora ya no puede dimitir. Y siento incluso, valoro, veo que a lo mejor
le quieren echar a los tiburones para intentar sacar la responsabilidad
política del asunto que estamos analizando. La responsabilidad sobre la
cultura del pelotazo no es suya; no es exclusivamente



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suya toda la responsabilidad que existía, que lo enmarañaba todo, que
erosionaba gravemente las conciencias de las personas, que decía que en
este país había ciudadanos de una clase y ciudadanos de otra. La cultura
del pelotazo. La responsabilidad sobre la utilización o no de los
mecanismos del Estado, analizar a partir de los datos concretos que había
que podía haber irregularidades corresponde administrativamente a quien
corresponde y políticamente también a quien corresponde. No voy a
referirme a lo ocurrido en los años 86-87, años dorados, para mí
nefastos, francamente, desde el punto de vista de la consolidación
democrática de este país, de la consolidación económica, desde un punto
de vista de la producción socialmente útil, valorando el papel del
trabajo y no el papel del pelotazo, de enriquecerse pronto y fácilmente,
como dijo un Ministro en su momento; fueron años de especulación y de
creación por tanto de falsa riqueza.

Se ha hablado ya de la empresa Traya S. A. con la participación de don
Jaime Soto, don Manuel de la Concha y la intervención en la compra de
Sistemas AF a través de dicha empresa, en la que participaban el señor
Soto con 122 millones, don Manuel de la Concha con 64, don Juan Antonio
Ruiz de Alda con 38,8 y don Mariano Rubio con 19,5. Total, 240 millones;
el resto, hasta 1.688 millones, se hace a través de un crédito del Banco
Urquijo. Su aportación desde la cuenta B 4310 7MM asciende a 19 millones,
que a los tres meses se convierten en 102 millones. Además, como éste no
era un beneficio suficiente por la inversión de 19 millones, por parte de
los señores De la Concha y Soto hay un regalo porque los 19 millones de
aportación se devuelven e ingresan en la cuenta 7MM antes citada. Por
tanto, hay unas ganancias de 102 millones que suponen, en definitiva,
señoras y señores Diputados, multiplicar por seis la inversión. Es una
inversión que me gustaría hacer. Tengo poquito dinero pero me gustaría
invertirlo porque tendría ganas, en algún momento determinado, de
descansar de esta ajetreada vida política y de la ajetreada vida de
cualquier ciudadano de este país, pero seguramente no lo haré y no lo
haré tampoco porque no tendré nunca ganas de hacerlo.

En marzo de 1992 don Mariano Rubio dijo --más o menos cuando hacía las
afirmaciones de que la economía de este país, una economía moderna,
necesitaba un 14 por ciento de paro estructural-- que no tenía ninguna
relación con sociedad instrumental o patrimonial alguna relacionada con
Ibercorp. Aprovecho para preguntar si ya hay o no un desmentido sobre
todos los documentos que se han hecho públicos y a los que se ha referido
la representante del Partido Popular. Ha llegado el momento, señor Rubio,
de rectificar públicamente. Nunca es tarde, siempre se puede hacer.

Siempre es mejor rectificar aunque sea tarde, pero rectificar
públicamente para que sirva; servirá políticamente, también éticamente e
incluso humanamente.

Hasta aquí una crónica de hechos y noticias que ya son públicos. Ahora le
toca a usted el protagonismo y debe dar la secuencia --desde la anterior
que he intentado explicar muy brevemente-- de todo lo que ha acontecido,
porque a mi entender y al entender de mi Grupo, Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya, se desprenden varias cuestiones. Y
empiezo ya a enumerar una tanda de preguntas que sí puntualizo, sí
concreto, quiero ser incluso exhaustivo.

Pregunta número cero: ¿Son reales los datos que han publicado
determinados medios de comunicación?
Pregunta número uno: ¿Usted tiene una cuenta secreta bajo el cargo de
Manuel de la Concha, necesitando de este señor para sacar o ingresar
dinero, la cuenta 7MM? ¿Pasaba dinero de una cuenta A a una cuenta B?
Segunda pregunta: ¿Se especuló en Bolsa, con el agravante de información
privilegiada? ¿Sí o no?
Tercera pregunta: ¿Se defraudó gravemente a Hacienda? Usted estaba en una
sociedad con Jaime Soto, Manuel de la Concha y Benito Tamayo, después de
la inspección que acaba de levantar acta de la existencia de deudas por
más de 500 millones para las sociedades y 100 millones para las personas
físicas, según ha manifestado el otro día el señor Solbes, Ministro de
Economía y Hacienda.

Cuarta pregunta: ¿Decía usted la verdad al Parlamento al afirmar que no
obtenía beneficios de ninguna empresa de Ibercorp?
Quinta pregunta: Usted declaraba un saldo medio de 8 millones de pesetas,
pero interviene con 19 millones en la empresa Traya para la compra de
Sistemas AF y luego obtiene estos beneficios.

¿Cuál era entonces --y entronco directamente con la sexta cuestión--, año
1987, su patrimonio mobiliario e inmobiliario? ¿Y en 1992?
Séptima cuestión: ¿Cuál es en la actualidad su patrimonio dentro y fuera
de España?
Octava: ¿Tiene usted alguna relación con sociedades estilo Schaff
Investments, situadas en paraísos fiscales? Para ser más concretos, ¿hay
más trayas?
Novena cuestión. ¿Considera legítimo que el Gobernador del Banco de
España juegue en Bolsa? ¿Lo sabían el señor Solchaga y el señor don
Felipe González?
Termino ya. Señor Rubio, señores Diputados, señoras Diputadas, hemos
pasado del modernismo al postmodernismo y de éste a los picaportes
bruñidos del siglo dorado, que fue un siglo cortito, duró más o menos de
1985 a 1992 --a partir de 1992 se cae todo-- y desde el año 1992 hemos
pasado a la época del Cura Merino, del Empecinado o de Luis Candelas;
esto depende del periódico o del medio de comunicación que se consulte
diariamente. Es decir, del gran arquitecto Boyer a «Derribos 94». Vivimos
en el país una situación que está generando --y quiero que me entienda,
voy a intentar matizarlo-- un motín social, al menos en las conciencias.

No sé si habrá otro affaire Esquilache en esta situación, pero por lo que
se detecta en la opinión pública --antes lo comentaba con mi compañero
Diego López Garrido-- estoy preocupado.

La señora Rudi ha dicho que no le gustaba venir a una Comisión para
asuntos como el que hoy vamos a tratar. A mí tampoco, francamente, desde
ningún punto de vista. Me gusta hacer política y no me gusta que una
sesión de éstas pueda parecer que se convierta en un ensañamiento
personal con una persona, pero debe usted contribuir hoy a clarificar. No
lo ha hecho en otras ocasiones, hoy debe hacerlo. Debe haber un
esclarecimiento total de las responsabilidades administrativas y
políticas a fondo, de las suyas y



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de las de todo el mundo. El que una persona haya dicho que el 14 por
ciento de paro era necesario en nuestra sociedad, que en su momento hizo
algunos escritos demonizando los salarios de los trabajadores mientras
ganaba millones de una forma que no era --vamos a decirlo así--
absolutamente ética, enseña no sólo su carácter, que ya es algo, que yo
respeto, pero enseña también la perversidad de un sistema, el que hemos
vivido durante estos años. Alerto ya a esta Cámara y a la opinión pública
sobre lo que puede pasar si no hay un control exhaustivo con la autonomía
del Banco de España: más desregulación todavía, además de la que estamos
sufriendo ya en el terreno del mercado de trabajo y en todos los
terrenos. Alerto a un tratamiento a fondo de todo el sistema financiero,
además de este caso. Este caso es una situación concreta que debemos
analizar de forma concreta, pero ya apelo a la necesidad de realizar un
tratamiento a fondo, un análisis a fondo, un debate a fondo sobre el
conjunto del sistema financiero para que no haya muchas más sorpresas.

Señor Rubio, usted ha dicho en su nota de prensa que había un
linchamiento moral y que las imputaciones de carácter fiscal no se
corresponden con la realidad. Yo estoy convencido de que no hay,
desgraciadamente, linchamiento moral; estoy convencido también de que las
imputaciones fiscales se corresponden con una dura realidad, más dura
para usted, claro, pero una dura realidad para el conjunto del país, para
el sistema democrático, para el sistema financiero. Ahora tiene la
ocasión de explicarse y evitar que el señor Solchaga y don Felipe
González estén dolidos y el señor Solbes defraudado por su actuación.

Tiene la ocasión porque desde este momento es notorio que las
responsabilidades administrativas, por un lado, y las políticas, por
otro, tienen que depurarse en el mínimo espacio de tiempo. Este país, en
el terreno político, en el terreno democrático y en el terreno social no
puede continuar viviendo con estos sobresaltos un día tras otro. (El
señor Zabalía Lezamiz pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Señor Zabalía.




El señor ZABALIA LEZAMIZ: Señor Presidente, me atrevo a sugerir que, para
una mayor agilidad y mejor funcionamiento de la Comisión, sería más
interesante que intervinieran todos los grupos parlamentarios y que
posteriormente el señor Rubio contestara a todas las cuestiones que se
planteen, dado que luego va a haber otra posibilidad de intervenir por
parte de los grupos parlamentarios. Repito que con esto creo que
podríamos introducir una mayor agilidad y mejor funcionamiento de la
Comisión. Es una petición que le solicito en nombre del Grupo
Parlamentario Vasco y que solicito también al resto de los grupos
parlamentarios. (El señor Sánchez i Llibre pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Señor Sánchez i Llibre.




El señor SANCHEZ I LLIBRE: Lo mismo que ha comentado el señor Zabalía,
del Grupo Parlamentario Vasco, el Grupo Parlamentario de Convergència i
Unió apela a la sensibilidad de la Mesa para que puedan intervenir los
grupos que no han pedido la comparecencia de don Mariano Rubio y que
después éste proceda a la réplica, para así tener las mismas
posibilidades que los demás grupos.




El señor PRESIDENTE: El orden del debate fue fijado ayer en la reunión de
la Mesa y Junta de Portavoces, de la que este Presidente es un fiel
exponente a la hora de transmitir a la Comisión el procedimiento habitual
de su funcionamiento, que ha sido el que se ha comunicado a todos los
grupos parlamentarios, a los señores comisionados y a los medios de
comunicación. Esta es una comparecencia que, dadas las circunstancias,
quizá tenga un cierto aire extraordinario por la expectación que ha
podido desarrollar. Sin embargo, es una sesión ordinaria de la Comisión
de Economía, Comercio y Hacienda del Congreso de los Diputados, y no por
la excepcionalidad del acontecimiento y la personalidad del compareciente
se va a alterar el procedimiento habitual de la Comisión, que es el que
SS. SS. conocen y han aceptado.

El procedimiento habitual de la Comisión es que sean los grupos
parlamentarios que han pedido la comparecencia los que fijen, en primer
lugar, los términos de la misma para que el compareciente pueda fijar su
posición. Posteriormente los grupos parlamentarios que no han solicitado
la comparecencia pueden fijar su posición sobre el tema. Sus señorías
tienen que coincidir con la Presidencia en que este funcionamiento normal
de la Comisión trata de dar un cierto plus no en cuanto a protagonismo,
sino en cuanto a tiempo a emplear por los grupos parlamentarios que han
solicitado la comparecencia. Por eso lo han citado; si no, no habría
diferencia entre grupos parlamentarios que asumen la responsabilidad
política de pedir una comparecencia con los grupos parlamentarios que no
la han solicitado. Es por eso por lo que no voy a cambiar el
procedimiento habitual que SS. SS. conocen y que creo que ha dado buenos
resultados en el funcionamiento de la Comisión. (El señor Albistur Marín
pide la palabra.)
El señor Albistur tiene la palabra.




El señor ALBISTUR MARIN: Señor Presidente, me remito a la liberalidad que
usted demuestra en otras ocasiones. Precisamente por ese carácter
extraordinario que usted ha citado, considero que en este caso, habiendo
expuesto los dos grupos que han solicitado la comparecencia su posición,
sería importante que la toma de posición del resto de los grupos
parlamentarios (que en este caso no es una toma de posición ordinaria
sino que tiene un carácter extraordinario, aunque también participamos
todos, como ayer se vio en la Mesa y Junta de Portavoces, de este
espíritu de solicitar la presencia del señor ex gobernador del Banco de
España) se efectuara ahora. Creo que debería reconsiderar su posición y
atender la propuesta del señor Zabalía.




El señor PRESIDENTE: Esta Presidencia en la intervención anterior había
tomado ya una decisión, que no es mía personal. Creo que en el fondo
estoy asumiendo el criterio de funcionamiento normal de esta Comisión que
todos juntos, señores portavoces y miembros de la Mesa, nos



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hemos dotado habitualmente. Insisto en que ésta es una comparecencia y
una sesión ordinaria, habitual, quizá con otro rango, dada la expectación
que ha suscitado, pero voy a seguir el procedimiento habitual. Siento que
SS. SS. se sientan frustrados respecto a la interpretación literal en
sentido positivo --espero-- de la palabra de esta Presidencia, pero
repito que no voy a alterar el procedimiento de la Comisión.

Tiene la palabra el señor Rubio Jiménez.




El señor RUBIO JIMENEZ: A pesar del corto espacio de tiempo con que se me
ha convocado y al hecho de que, como saben ustedes, hace unos días he
sido citado para comparecer el lunes ante el Fiscal de la Audiencia
abriendo, de alguna manera, unas diligencias judiciales, he decidido
aceptar la petición del Presidente de la Comisión de venir hoy aquí por
dos razones. En primer lugar, evidentemente, por respeto a la Comisión,
pero sobre todo para intentar, en la medida de mis fuerzas, aclarar o
limpiar el aire de aquellos problemas que se refieren a mi actuación como
Gobernador del Banco de España.

Como he dicho públicamente, he dedicado gran parte de mi vida profesional
a esta Institución. Creo que he servido a los distintos Gobiernos con
eficacia y con lealtad y quisiera, con independencia de las opiniones
sobre otros puntos, que quedara claro que en el momento en que el
Presidente del Gobierno, en el año 1992, me manifiesta que sería un error
presentar la dimisión y llevarla a la práctica, no comete un error en el
sentido de que la conducta del Banco de España hubiera sido distinta,
hubiera sido más eficaz.

Evidentemente, también pesa en mi ánimo, al acudir hoy a esta Comisión,
el deseo de evitar cualquier duda, en la medida de mis fuerzas, cualquier
crítica frente al ex Ministro de Hacienda don Carlos Solchaga, que
depositó en reiteradas ocasiones su confianza en mí.

Me van a permitir que, con independencia de las preguntas concretas, haga
unos comentarios sobre la introducción hecha por la señora Rudi y por el
señor Frutos.

La señora Rudi ha hablado de temas muy diversos al comienzo de su
intervención: de las dificultades del Urquijo y de la compra por el
Hispano; del coste de 60.000 millones; de la aparición, posteriormente,
del señor Soto, que creo que un momento determinado fue Vicepresidente
del Hispano, si no recuerdo mal; de la compra de AF con créditos del
Urquijo Unión y de otra serie de cuestiones. Aunque comprendo que esto no
es el fondo de la cuestión, cuando los ha expuesto la señora Rudi es
porque, de alguna manera, considera que son elementos importantes para
enmarcar el problema.

Yo tendré que hacer algunas observaciones a este enmarcamiento del
problema.

Que existieron dificultades en el Banco Urquijo, son obvias; que el Banco
de España exigiera al Banco Hispano que comprara el Urquijo, no. No fue
así. El Banco de España sí presionó sobre el Banco Hispano (y no lo digo
porque estemos ahora reunidos, sino que lo he manifestado en más de una
ocasión públicamente) porque era un accionista fundamental del Banco
Urquijo, desde el año 1940, con representantes de su Consejo de
Administración en este Banco; por tanto, de alguna manera era responsable
de la gestión. Lo que sí hubo que hacer entonces, como la propia
situación del Banco Hispano en aquel momento no era boyante, fue conceder
una serie de ayudas, y lo que se evitó con ello es que hubiera que
absorber por parte del Estado enteramente las dificultades del Banco
Urquijo.

Sobre el tema de la aparición del señor Soto, debo decir que el
mencionarlo en este contexto es curioso. Dado que la señora Rudi se ha
referido a él, yo tengo que mencionar un hecho que me parece que se ha
publicado o se ha comentado, y es que el señor Soto, en el momento en que
se produce posteriormente el cambio de la Presidencia del Hispano
--entonces estaba presidido por el señor Albert--, si no recuerdo mal,
era Vicepresidente y, lógicamente, con aspiraciones a ser Presidente.

Debo decir que fue una de las primeras batallas o problemas, por lo que
se refiere a los medios de información, porque lógicamente había una
lucha. El Banco de España ha considerado, por una serie de razones, que
hacía falta una persona nueva, no digo con una mayor experiencia, debido
a las dificultades que había. En cualquier caso, si al Banco de España de
algo se le puede tachar --no había nada personal contra el señor Soto--
es que consideraba que debía venir una persona ajena al Consejo de
Administración del Banco Hispano. Quiere decir que la situación es
distinta de la que de alguna manera se puede deducir de los comentarios
iniciales de la señora Rudi.

Por lo que se refiere a la compra de AF con crédito del Urquijo Unión,
debo decir que fue una operación en la que yo no tuve ninguna
participación. El hecho de que tengan créditos del Banco que vende es un
fenómeno bastante corriente, no es único. El Banco Hispano en aquel
momento lo que estaba intentando era deshacerse de su cartera. Por tanto,
ahí tampoco hay ninguna cosa que de alguna forma prejuzgue nada turbio.

No digo yo que lo haya hecho con esa intención, pero como lo ha
mencionado la señora Rudi, yo sí quiero salir al paso para evitar
cualquier mala interpretación.

Al final habla de los accionistas señores Boyer y Rubio. Ustedes
imagínense porque Sistemas Financieros estaba en Bolsa. Me parece que de
esto ya hemos hablado y no me voy a extender. El agente de cambio y bolsa
de la sociedad de valores que administraba nuestro patrimonio compró
Sistemas Financieros por cantidades muy pequeñas y, por tanto, no me
parece que forme parte de ninguna gran conspiración.

Pide a continuación una opinión sobre la compra del Banco Trelles. El
sistema en aquel momento era que cuando un banco grande vendía un banco
pequeño, el Banco de España tenía que decir si había algún obstáculo o
alguna oposición. En principio todo el mundo tenía derecho a hacer esa
operación, pero el Banco de España sí podía manifestar reservas. En este
caso no las manifestó porque no había en aquel momento ninguna razón para
pensar en las reservas.

A continuación habla de un tema más directamente relacionado con lo que
nos ocupa, que es la aparición de la Sociedad Traya, presidida por el
señor Laurent Atthalin,



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cuñado mío. Realmente éstas son unas coincidencias de la vida, pero la
verdad es que en este caso son bien claras. El señor Laurent Atthalin,
que trabajaba en un grupo, tenía varias empresas entre las cuales estaba
la sociedad Traya, sociedad que no tenía prácticamente actividad; era
Presidente de esta sociedad precisamente hasta el momento en que fue
comprada y se nombró un nuevo administrador. Quiere decir que nada en
absoluto tiene que ver, es una coincidencia; alguien podrá extrañarse,
pero ésa es la absoluta realidad sobre el momento en que la sociedad
Traya entra a formar parte de operaciones relacionadas con el Grupo
Ibercorp. Me parece, además, que esto ha sido también publicado o
rectificado a continuación de una noticia que apareció en la prensa.

Ha hablado después de la presentación de la dimisión en el año 1992. No
merece la pena volver sobre ese tema. Ha hecho usted una mención en el
sentido de que el Banco de España decidía sobre los presidentes, los
dividendos, etcétera. Sobre los dividendos, la verdad es que hace mucho
tiempo que no decidía. Había libertad. Sobre los presidentes, me parece
que la historia reciente demuestra que esto es una cierta fábula porque
hay casos bien claros y notorios en que no ha sido así.

Entramos ahora en el tema de las preguntas concretas sobre los documentos
que tiene la señora Rudi. Yo no dispongo de esos documentos. Por toda
información dispongo de lo que se ha publicado en el diario «El Mundo» y
no conozco la naturaleza exacta de esa información. Lo que sí conozco,
evidentemente, es que hay cosas que no son ciertas, como las
implicaciones de mi participación en la sociedad Traya. Es una cuenta en
la que aparecen cosas muy extrañas; aparece como una cuenta opaca,
digamos, y, sin embargo, es una cuenta que se nutre de una forma
absolutamente anómala. En algunas ocasiones se nutre de cantidades
pequeñas por cheques emitidos contra mi cuenta, cheques nominativos,
incluso cheques cruzados. Verdaderamente hay que pensar que, o hay
errores crasos, o hay una cierta intencionalidad. Porque a nadie se le va
a ocurrir ingresar en una cuenta opaca un cheque cruzado que solamente se
puede cobrar a través de otra cuenta bancaria. Eso no tiene más que dos
explicaciones: o es un error craso o es una pura trampa.

Ha mencionado algunas personas, como don Justino Azcárate, padre de mi
primera mujer. También se ha referido a algunas operaciones. No recuerdo
en absoluto esta operación. Sería una operación normal. No sé tampoco por
qué puede estar en una cuenta de este tipo. He dicho que en la operación
Traya, que en ella aparece, yo no he participado en absoluto, y esto lo
afirmo categóricamente.

Sobre la póliza de Banesto, tenía dada orden a la persona que llevaba mi
cartera de que no comprara acciones de bancos. Ha aparecido una compra, y
yo la he visto también en los periódicos, pero no tengo ninguna idea
sobre ella, ni cómo se ha podido producir esta compra.

En resumen, en este momento no conozco la naturaleza de esos documentos.

Espero conocerlos. Dudo de la naturaleza final y de lo que ha pasado en
toda esta situación realmente extraña en que aparecen operaciones
disparatadas u operaciones tendentes a crear una situación similar a la
que nos encontramos. Me temo que esto no se aclarará más que por los
trámites que, en último término, tenemos en un Estado de Derecho, que son
los judiciales, y por las diligencias que iniciará el Fiscal del Estado.

Pero sí niego, evidentemente, las operaciones a que antes me he referido.

Me ha preguntado por qué no me he querellado. Quizás por muchas razones,
pero hay una fundamental. Hace dos años, precisamente al hilo de otra de
las numerosas campañas de que he sido objeto, se han publicado documentos
referidos a mí, referidos a mi mujer, de créditos dados por Ibercorp;
documentos que se publican en una revista y que se dice que tienen un
soporte y se hacen las fotocopias, luego resulta que llegado el momento,
cuando se aportan estos documentos totalmente falsos, lo único que se
presenta es simplemente lo que había aparecido en la revista, prueba,
evidentemente, de que los documentos eran falsos. No quisiera hacer aquí
una enumeración muy larga, porque no me acordaría en estos momentos y me
olvidaría algunas de las querellas que he presentado frente a fenómenos
no digo de esta importancia, pero que realmente no han tenido mucho
éxito, por lo menos por el momento.

Paso a contestar al señor Frutos. Manifiesta que yo he dicho que hace
falta el 14 por ciento de paro. No he dicho nunca que haga falta el 14
por ciento de paro; en absoluto. No recuerdo exactamente, pero lo que
habré dicho es que las condiciones en que estaba organizada la economía
española hacía que si el paro era inferior al 14 por ciento se producía
la inflación, pero en absoluto he dicho que fuera bueno y conveniente que
hubiera un 14 por ciento de paro. Eso es un disparate. No vamos a entrar
aquí en discusiones económicas, pero ésa es una tesis que mantienen
muchos economistas. Por tanto, le rogaría que interpretara bien mis
palabras, que no apareciera yo ante la opinión pública diciendo que lo
bueno es que haya un 14 por ciento de paro; no. Lo malísimo es que haya
paro y el problema es cómo evitar que haya ese paro.

Me he referido ya a la participación en Traya y, por tanto, doy por
contestado lo que usted ha mencionado.

No soy consciente de tener una cuenta secreta; no soy consciente de haber
defraudado a Hacienda; no he tenido beneficios relacionados con Ibercorp.

Ya he dicho que no he participado en Traya. Sobre mi patrimonio actual,
la verdad es que lo tendría que calcular ahora, pero no creo que sea un
tema que tenga que declarar ante esta comisión, pues figura en las
declaraciones de renta. No tengo ninguna relación con la sociedad Schaff.

Sobre el tema de si puede el Gobernador jugar en Bolsa o no, creo que
comenté en su día que para evitar cualquier problema en el futuro,
evidentemente, no lo haría; digo que no hay ninguna norma en ningún país
--y eso lo he consultado-- que lo impida, siempre que sean,
evidentemente, operaciones ciegas, sin dar instrucciones, y también no
operaciones que se refieran a bancos.

Sí quería hacer un comentario relacionado con lo que ha dicho tanto el
señor Frutos como la señora Rudi, y sobre lo que me interesa mucho
insistir. Como he dicho al comienzo de mi intervención, quería dejar muy
claro cuál ha sido mi actitud en los actos públicos que he realizado como
Gobernador del Banco de España. En estos actos



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creo que no ha habido nunca el menor trato privilegiado. Lamento no haber
convencido a la Comisión; lo expliqué en repetidas ocasiones, mejor
dicho, en dos ocasiones, con motivo de la crisis de Ibercorp.

Hay tres puntos que me parecen muy claros. Del análisis que se hizo en su
día, sobre el que se informó a la Comisión y del que han tenido ustedes
conocimiento, el Grupo Ibercorp fue de los más supervisados y vigilados
por parte de la inspección del Banco de España sin ninguna cortapisa por
mi parte. Me pueden ustedes decir: pues, a pesar de todo, y viendo las
cosas que ocurrieron, el Grupo Ibercorp entró en crisis. Es verdad. No
voy a entrar aquí en las circunstancias que acompañaron a la crisis del
Grupo Ibercorp y que ya expuse en su día, cuando informé sobre ello. Pero
lo que sí voy a decir es que el hecho de que una inspección no pueda
actuar a tiempo, no significa que no sea eficaz. Me parece que no es un
tema en el que merezca la pena insistir mucho. Hemos tenido también un
ejemplo reciente; no es un ejemplo en el cual yo haya jugado ningún papel
y, sin embargo, desgraciadamente también, las cosas se descubren siempre
demasiado tarde, por lo menos no tan pronto como se quisiera. Pero, una
vez descubierto, se actuó con todo rigor. Se abrió expediente y,
posteriormente --ya no era yo Gobernador--, como consecuencia de él se
impusieron sanciones.

Ya lo he mencionado recientemente en alguna intervención pública, pero me
parece que es un dato que demuestra que no hubo ningún trato de
favoritismo con el Grupo Ibercorp; si lo hubo, fue más bien de mayor
dureza que frente a otros. Lo cierto es que los aproximadamente 50 bancos
españoles que han tenido problemas todos ellos, incluido el último y el
más grande, le ha costado mucho dinero al Estado, ha costado mucho dinero
al Fondo de Garantía. El Banco Ibercorp, evidentemente, era muy
pequeñito; por tanto, no le podía costar mucho al Fondo de Garantía. Se
pudo vender el Banco Ibercorp, ya que sé que el Banco de España forzó y
consiguió que se cubrieran las pérdidas. Por tanto, no hubo ningún trato
de favor. Lo único que hubo fue, eso sí, un crédito a la Caja de
Cantabria, cuando lo compró, que no recuerdo si eran a 18 meses, dos años
o algo por el estilo. Pero me parece que, si hubiera habido un trato de
favor, hubiera habido una connivencia con el grupo promotor,
evidentemente; muchos Bancos le hubieran costado dinero al Estado, porque
han costado muchos miles de millones.

Volviendo al tema inicial de mi intervención, honestamente creo que nadie
puede decir que la gestión del Grupo Ibercorp hubiera sido distinta si el
Presidente del Gobierno hubiera aceptado mi dimisión. Más bien me inclino
a pensar, y tengo derecho a pensar, que, precisamente, por esas
relaciones que existían en el pasado, el trato fue mucho más exigente, y
en este aspecto, que me parece que es un punto crucial de la discusión
sobre si se debió o no se debió aceptar mi dimisión, me parece que este
ejemplo que pongo es bastante claro y contundente, aunque, a pesar de
todo, comprendo que, en la dialéctica política, sea una pequeña gota.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Rubio.

Concluido este primer turno de intervenciones, ¿qué Grupos desean fijar
su posición? (Pausa.)
Antes de dar la palabra a la señora Rudi, portavoz del Grupo
Parlamentario Popular, he de señalar, como ya he dicho al comienzo de mi
intervención, que esta Presidencia no quería ser protagonista en ningún
momento del desarrollo de la sesión. Pero quiero que los señores
portavoces de los Grupos parlamentarios tengan en cuenta que el tiempo
normal de fijación de posiciones o de intervenciones es de 10 minutos y
voy a conceder 15 minutos. No me obliguen a hacer una interpretación más
restrictiva del Reglamento. Ya que las primeras intervenciones han sido
un poco más largas de lo habitual, espero que se puedan atener a los
tiempos que marca esta Presidencia.

Tiene la palabra la señora Rudi.




La señora RUDI UBEDA: Espero que no me tenga que llamar la atención
porque me exceda en el tiempo que me concede por cuanto la intervención
del señor Rubio no ha sido tan larga ni tan contradictoria con lo
expuesto por esta Diputada aquí. Por ello, pienso que no voy a hacer un
uso excesivo del tiempo.

En primer lugar, señor Rubio, agradezco sus buenas palabras en cuanto al
respeto a la Comisión. Usted dice que ha venido aquí por dos razones.

Primero, por respeto a la Comisión y, segundo, para intentar aclarar la
situación. La primera se la admito, que haya venido por respeto a la
Comisión. En cuanto a la segunda, tengo que decirle que no ha conseguido
su objetivo, señor Rubio.

Tras haberle escuchado, no sé la opinión, el estado de ánimo que tendrán
en este momento el resto de los Diputados miembros de esta Cámara y los
medios de comunicación que nos están siguiendo. La opinión de esta
Diputada que está en el uso de la palabra es que poco o nada ha aclarado,
señor Rubio; que poco o nada nuevo nos ha dicho sobre lo que manifestó
hace dos años en sus comparecencias de febrero y de junio de 1992 y,
desde luego, que prácticamente nada ha dicho sobre los nuevos datos que
han aparecido publicados en los medios de comunicación.

Ya hablamos en su momento del proceso del Banco Hispano y del Banco
Urquijo. Ya le contesté en aquel momento, señor Rubio. Lo que pasa es que
quizá tengo dificultad al expresarme o no consigo que usted me entienda
con claridad; seguramente es dificultad por mi parte, no por la suya. La
referencia que yo he hecho al Banco Hispano Americano era como punto de
arranque. Pero donde yo me centraba --y donde me centré ya en el año
1992-- fue en el cambio de equipo dirigente en el Banco Urquijo tras su
fusión con el Banco Urquijo Unión (que al fin y a la postre es ese equipo
dirigente nuevo puesto ahí, según se dijo en aquellos momentos, con la
anuencia del Banco de España), que es quien decide vender a los señores
Soto y De la Concha una empresa que había sido saneada, que después
aparecen relacionados con usted; que da unos pingües beneficios y genera
unas importantes plusvalías en tres y ocho meses y que se convierte en
otra sociedad que se llama Sistemas Financieros. Al final de la película,
señor Rubio --lo



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tengo que volver a repetir y no querría ser pesada--, aparecen como
accionistas beneficiados, poco o mucho, no lo sé (me remito a las
palabras del señor Croissier, Presidente de la Comisión Nacional del
Mercado de Valores, ante esta misma Comisión en el año 1992), a costa de
otros muchos, los señores Boyer y Rubio. El señor Boyer, ex Ministro de
Economía, ex Presidente del Banco Exterior, que algún crédito había
concedido al Banco Ibercorp, y el señor Rubio, en aquellos momentos
Gobernador del Banco de España.

Eso es lo que yo he querido poner de manifiesto. ¿Que son coincidencias
de la vida? Pues, señor Rubio, permítame que le diga que tiene usted muy
mala suerte, que son muchas coincidencias. Qué casualidad que cuando
aparece la sociedad Traya el presidente era su cuñado. Y qué casualidad
que cuando aparece una sociedad domiciliada en Luxemburgo de una cierta
opacidad (usted estaba en la Comisión cuando el señor Croissier nos dijo
que no sabía quién estaba detrás de esa sociedad porque estaba
domiciliada en Luxemburgo), que es Schaff Investments, cuando se sigue el
hilo de la investigación figuran también detrás, como miembros del
Consejo de Administración, su hermana y su cuñado. Se dan muchas
coincidencias, señor Rubio. Permítame que le digamos, lo mismo que
entonces, que tiene usted mala suerte respecto a las coincidencias.

¿Una gran conspiración? Yo no he hablado de gran conspiración. Solamente
le he preguntado, con el ánimo de tener más conocimiento del tema, que si
usted, como Gobernador del Banco de España, había emitido opinión en el
momento en que el Banco Trelles es vendido por Banesto a los señores Soto
y De la Concha. Es un dato que quería tener porque normalmente, señor
Rubio, el «Diario de Sesiones» en esta Casa sirve para mucho. Quizá a los
que no son diputados les extraña un poco la insistencia de los
parlamentarios en este asunto, pero le aseguro a usted que el Cuerpo de
Taquígrafos de esta Casa, que da fe de lo que se dice en cada una de las
reuniones, es uno de los mejores servicios que se pueden tener, y en el
debate político tiene muchísima utilidad.

Me dice que las decisiones del Banco de España sobre los bancos no se
tomaban. Estamos hablando aquí, señor Rubio, de los años 1985, 1986,
1987.

Yo sé que los bancos pueden indudablemente repartirse dividendos porque
eso es decisión de su consejo de administración, que lo propone a la
junta general de accionistas. Pero todos sabemos, señor Rubio, que los
bancos están sometidos a una férrea supervisión de la Inspección del
Banco de España y, además, sujetos a unas normas también muy férreas en
cuanto a coeficientes. Y normalmente, antes de que un consejo de
administración de un banco apruebe si reparte o no reparte dividendos o
si toma tal o cual decisión, se suele consultar con el banco emisor. ¿Por
qué? Porque está así establecido, porque el banco emisor tiene muchísimo
poder en el diseño del sistema financiero y en el funcionamiento del
sistema financiero. La persona que está al frente del banco central, del
Banco de España, tiene ese mismo problema.

Ya termino, señor Presidente.

En cuanto al punto de referencia o al enmarque que yo he querido hacer
aquí, señor Rubio, sigo insistiendo. No ha conseguido o no ha logrado
desmontar los datos que ya utilizamos en el año 1992 y de momento
permanecen vivos.

Entro a hablar ya sobre los documentos que yo le preguntaba. Me dice
usted que no conoce los documentos que yo utilizo. Sí le puedo decir que
son los que han aparecido publicados; es decir, no tengo otra fuente de
información nada más que los que han aparecido publicados en el diario
«El Mundo».

Señor Rubio, estamos a día 15 de abril. Yo creo que la primera
información apareció el día 4 ó el 5. Llevamos diez días en los cuales
usted, por suerte o por desgracia --seguramente más por lo segundo que
por lo primero--, está siendo protagonista en los medios de comunicación
--usted está muy acostumbrado a serlo; indudablemente, ha ocupado
puestos, se lo dije antes, de responsabilidad--, pero yo creo que está
siendo protagonista de una manera un tanto incómoda. Entonces permítame
que le diga que a mí me sorprende que usted venga a una comparecencia hoy
viernes --y el lunes está citado ante el Fiscal General de la Comunidad
de Madrid, en la que se va a hablar básicamente de lo que se ha publicado
en los medios de comunicación-- y no conozca todavía si eso que se ha
publicado responde a la realidad o no. Permítame que le diga que no
entiendo cómo usted no puede saber si tenía una cuenta bajo las siglas R.

U. en el despacho del señor De la Concha o no. Eso es algo muy sencillo.

Luego ya empezaremos a averiguar si la que ha aparecido publicada
responde a la cuenta que usted tenía, pero tendrá que saberlo, creo yo.

Me sorprende que diga que no conoce la naturaleza de esos documentos. Y
me sorprende también, señor Rubio, cuando habla de cheques cruzados. Yo
no he hablado en mi intervención, en absoluto, de cheques cruzados. Yo he
hecho referencia a unos apuntes contables en los cuales aparecían nombres
de personas. Después le he hecho referencia a otro apunte contable en el
cual aparecía la sociedad Traya. Pero yo no he hablado para nada de
cheques cruzados. Yo no sé si en esta cuenta se han ingresado o no
cheques cruzados. Lo que le estoy preguntando es si usted tenía una
cuenta --yo no la voy a denominar secreta-- bajo el epígrafe R. U. en el
despacho del señor De la Concha. Yo, desde luego, le puedo decir, aunque
seguramente mi volumen económico no tiene comparación con el suyo, que sé
las cuentas que tengo abiertas en las entidades bancarias y le aseguro
que no me hace falta hacer un excesivo esfuerzo de memoria. Para quien
tiene actividades económicas indudablemente mucho más amplias que las de
esta Diputada que les habla, hay ordenadores, hay contabilidades, es
decir, hay sistemas para conocerlo y venir aquí con el dato de decir sí o
no.

Por último, señor Rubio --y sigo con los apuntes--, dice que no recuerda
si invirtió en Banesto o no. Usted lo habrá visto publicado el jueves de
la semana pasada en el periódico «El Mundo». ¿Usted no ha ido al despacho
de su agente de bolsa a preguntarle si en este momento me compró esto o
no, cuando además son unas acciones que tienen su importancia? Son de un
banco, son de una entidad financiera --y usted, según dijo hace dos años,
le tenía prohibido al señor De la Concha que le invirtiera en entidades
financieras--, y, además, casualidad de las casualidades, señor Rubio, es
que le debe perseguir la mala suerte: es una



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inversión que se realiza el 3 de septiembre de 1987, justo dos meses
antes a la OPA del Banco Bilbao sobre Banesto.

Sin ser experto en Bolsa, todo el mundo sabe que ahí se producen
movimientos en las cotizaciones de las acciones. ¿Y usted viene a la
Comisión de Economía del Congreso, que le agradecemos su presencia por la
rapidez que lo ha hecho, sin haber comprobado que esto que se ha
publicado el jueves de la semana pasada es cierto o no? Está usted en su
derecho, señor Rubio, ya no es autoridad --se lo decía antes--, pero
permítame que le diga que, como ciudadana, no lo entiendo: ya no como
Diputada, sino como ciudadana de a pie.

Al final me dice que en sus actos públicos como Gobernador en ningún caso
ha autorizado el tráfico de influencias. Yo no voy a hacer aquí
acusaciones en vano. No me gusta ni tengo por costumbre el hacerlas y el
grupo Ibercorp fue inspeccionado y buena prueba de ello --no siempre las
inspecciones son efectivas-- es que no le ha costado dinero al Estado la
venta del Banco Ibercorp. ¡Hombre!, señor Rubio, permítame que le diga
que ¡hasta ahí podíamos haber llegado! Porque cuando se descubre el
escándalo del Banco Ibercorp es como consecuencia de la aparición de su
nombre, simulado, en una lista de venta de acciones de Sistemas AF que se
manda a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. A partir de ahí es
cuando estalla todo el escándalo, es cuando ya no se puede fusionar el
Banco Ibercorp con el resto de las acciones del grupo financiero que
tenía; y a partir de ahí --y usted recordará que yo se lo dije-- es
cuando usted intenta vender el Banco Ibercorp. Recordará que en aquellos
momentos yo le pregunté si usted lo estaba intentando vender seguramente
con el mismo interés con que pocas fechas antes había intentado vender el
BCCI. Pero permítanos que le digamos que el BCCI, que se sepa, usted no
era accionista ni tenía relaciones económicas y, sin embargo, con el
Banco Ibercorp, sí, señor Rubio. Hasta ahí podía haber llegado que en el
mes de julio de 1992, si no recuerdo mal, o junio, que es cuando se vende
el Banco Ibercorp, que ya ha estallado todo el escándalo, que encima nos
hubiera costado dinero a los contribuyentes españoles, que al fin y a la
postre somos los paganos de las aportaciones del 50 por ciento, para
decirlo con exactitud, al Fondo de Garantía de Depósitos. Señor Rubio,
creo que su argumentación en ese sentido no es demasiado sólida.

En cuanto a aceptar o no su dimisión por parte de don Felipe González el
día 20 de febrero, creo que me he explicado mal, señor Rubio. Nosotros le
pedimos la dimisión aquí, y se la pedimos porque creemos que en política
hay veces... Ayer le oí unas declaraciones a algún miembro del Partido
Socialista diciendo que muchas veces la política es injusta y es dura; es
cierto, y usted, aunque no estaba directamente en política --no era cargo
electo--, sin embargo sí era cargo de la Administración pública, y hay
circunstancias que obligan a dimitir.

Yo le aseguro, señor Rubio, que en democracia es una sana práctica poco
utilizada en España, en el uso de nuestra democracia la de la dimisión.

En aquellos momentos, si usted hubiera dimitido el día 20 de febrero de
1992, hasta el mes de julio que usted cesa por finalización de su
mandato, seguramente nos hubiéramos ahorrado unas cuantas portadas en los
medios económicos extranjeros, nos hubiéramos ahorrado también el que se
estuviera haciendo daño --estaba intentando buscar la palabra-- a nuestro
sistema financiero, y, aunque usted no lo crea y aunque fueran sólo cinco
meses, yo le aseguro a usted que hubiera resultado mucho mejor.

Cuando yo, al final de mi primera intervención, he hablado aquí, señor
Rubio, de la responsabilidad política le he dicho que usted no la tiene.

Yo sé que usted, en un comunicado público, ha dicho que asumía toda la
responsabilidad, y también aquí ha vuelto a hacer referencia al ex
Ministro de Economía. Yo sé --y lo sé porque el señor Solchaga lo dijo
aquí en el hemiciclo-- que ustedes eran buenos amigos. No sé, e iba a
decir que ni me importa ni creo que venga al caso en este momento, si lo
siguen siendo. Lo digo porque el señor Solchaga lo puso de manifiesto en
el hemiciclo contestando a una interpelación del Grupo Popular. Dijo: Soy
amigo de mis amigos y mis amigos son el señor Rubio y el señor Boyer.

Indudablemente, en el uso de esa amistad, en estos momentos usted ha
querido asumir la responsabilidad política que hacía pública en su
comunicado y aquí hace un momento también nos ha dicho que en nada se le
impute al ex Ministro de Economía. Sin embargo, señor Rubio, nosotros no
le estamos imputando al ex Ministro de Economía que aceptara o no su
dimisión solamente; lo que le estamos imputando es que en este país,
desde el año 1984 o desde el año 1983, hay demasiados movimientos
financieros extraños y se ha establecido, como decía antes el
representante de Izquierda Unida, lo que se ha venido en llamar, yo creo
que con poco acierto gramatical, «la cultura del pelotazo». Además, eso
ha calado en la sociedad española y por desgracia ha sido un uso que ha
hecho que mucha gente joven nuestra valore más en estos momentos a la
persona que ha sido capaz de hacer dinero rápido y aparece con un yate o
ganando miles de millones que al trabajo bien hecho. Eso, para una
sociedad, señor Rubio, es muy negativo.

Nosotros creemos que con los distintos acontecimientos que han venido
sucediéndose a lo largo de estos años se ha dado esa sensación y ha
habido mucha gente que ha hecho dinero a la sombra del poder. Esa es la
responsabilidad política que nosotros estamos pidiendo. Seguramente,
señor Rubio, a usted le ha cogido en medio. Inocente o culpable. Puede
que inocente. La presunción de inocencia existe siempre en nuestro
ordenamiento legal, pero le ha cogido en medio. Le digo lo mismo de la
mala suerte de sus circunstancias. Ahí es donde hay que poner remedio. Y
cuando estas situaciones se crean, si se permite investigar hasta el
final, resplandece la luz, y entonces, seguramente, usted --se lo dije ya
la pasada legislatura--, usted no hubiera pasado la comparecencia del 20
de junio de 1992, que me supongo que no fue agradable, ni estaría pasando
lo que está pasando en este momento, que me supongo que, como ser humano,
tampoco es agradable, ni lo que ha aparecido en los medios de
comunicación, ni estar sentado ahí. Pero eso se lo tiene que agradecer
usted a sus amigos el señor Solchaga y el señor González, que no
permitieron que se investigase en su momento. Y ésa es la



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responsabilidad política que nosotros estamos poniendo sobre la mesa en
este momento, hoy.

Lamento, señor Rubio, que las esperanzas que teníamos con su
comparecencia en esta Comisión hoy no se hayan visto colmadas, no ha
servido para aclarar las cosas, no ha traído los deberes hechos, no ha
traído sus papeles estudiados, señor Rubio, quizá porque ha entendido que
no era conveniente, y yo le aseguro que, como ciudadana de a pie y como
Diputada, se lo hubiera agradecido.

Sigo insistiendo: no asuma responsabilidades políticas que ya no son
suyas en este momento y que esta Cámara se las demandará a don Felipe
González.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Federal de Izquierda Unida, tiene la
palabra el señor Frutos.




El señor FRUTOS GRAS: Bueno, yo parto de una base, de un presupuesto, y
es que en este país, desde que yo conozco, desde que tengo uso de razón,
siempre ha habido movimientos financieros no extraños, sino absolutamente
claros; no vayamos ahora a establecer el retablo de la corrupción frente
al retablo de la virtud que era el anterior régimen. Tampoco sería justo.

En este país ha habido movimientos, lo que pasa es que, a partir de unos
años, los años 84-85, a partir de que empezamos a convertirnos en los más
ricos, más cultos y más atletas de Europa, en este país se generó otra
cultura, que yo no he inventado el término, el concepto de «pelotazo»,
«cultura del pelotazo», pero una cultura que venía muy aliada, venía muy
unida a la facilidad del enriquecimiento frente a lo que yo sí considero
y continuaré considerando, porque soy así, no clásico, ya casi una
antigualla, al trabajo bien hecho, a la laboriosidad, al desarrollo
científico, técnico, a la preparación profesional, etcétera, y parecía
que todo eso no servía para nada, no valía, no valía. En la sociedad, con
poco esfuerzo, se podía conseguir mucho, eso que se ha dicho el
«pelotazo», y hacerse rico. Y claro, aquí se tienen que depurar
responsabilidades. Cada uno tiene las suyas. Yo no me dejé ver con la
«beautiful people» por Marbella en aquellos momentos hasta que llegó la
ocasión que, desde el Gobierno, desde las altas direcciones del Partido
en el Gobierno se tuvo que llamar la atención a algunos que pasaban muy
frecuentemente por Marbella. Claro, a partir de aquí, cuando las
necesidades van creciendo y van creciendo, yo, que he pasado con un
modestito sueldo toda la vida, reconozco que estas necesidades se van
agrandando y, finalmente, no es suficiente con lo que gana uno.

Esto es lo que yo he intentado decir antes, cuando hablaba de la
filosofía que se ha impuesto en este país en los últimos años, pero es la
filosofía que ya venía también de antes; lo que pasa es que se ha
exagerado, sobre todo en la «década prodigiosa», lo que he llamado yo el
«siglo dorado».

Yo debo reconocer, y lamento decirlo, que estoy decepcionado por su
intervención, señor Rubio, y debo decir que tengo la convicción moral, y
no me congratulo de ello, de que todo o gran parte de lo que ha salido en
los medios de comunicación es real. Lo siento. Pero es más: usted ha
dicho que no conoce la naturaleza de los documentos, en ningún momento ha
dicho que los documentos son falsos, que no conoce la naturaleza de los
documentos, que tendrá que investigarlo. Yo creo que ha habido tiempo, ha
tenido tiempo para investigarlo. Permítame decirle con todo respeto que
para mí esto es una aceptación de un determinado grado de culpabilidad en
relación a la veracidad de estos documentos.

No me ha aclarado nada --tomo nota de lo que ha dicho--, no ha aclarado
nada, porque ahora se abre otro proceso. Nosotros, el Grupo Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya, tenemos pedidas otras comparecencias en
esta Comisión. Yo no he dicho exactamente que usted creía o decía que era
bueno el 14 por ciento de paro para el sistema económico, he dicho, señor
Rubio, que era la aceptación por su parte de una política económica
laboral social que tenía unos resultados concretos. Y esto, en un país en
el que hay salarios de 70, 80, 90 y más también, pero hay muchos salarios
de éstos, aunque les parezca a SS. SS. una cosa casi esperpéntica, era
casi una bofetada en el rostro social de este país. Entendí que en lo que
decía usted había una aceptación de una política y de unos resultados, de
unas secuelas sociales de esta política.

No ha tenido una cuenta secreta. Yo le pregunto o repregunto: ¿tenía
usted una cuenta con don Manuel de la Concha, tal y como figura en los
documentos que se han publicado en los medios de comunicación? ¿Sí o no?
Tomo nota de que usted dice que no ha defraudado a Hacienda, que no ha
tenido beneficios con Ibercorp, que no tenía relación con Schaff. Schaff
ha sido la empresa que me ha permitido ir a un concepto más amplio,
hablar de paraísos fiscales, posibilidades de paraísos fiscales y otras
empresas llamadas TRAYA o no llamadas TRAYA. Esto es lo que le he
preguntado.

Me hubiera gustado --no le he entendido bien, porque se oye muy mal en
esta bendita sala-- saber si ha contestado claramente a si un gobernador
tiene que jugar o no en Bolsa. Todo el mundo puede jugar en Bolsa, pero
la pregunta que yo le he formulado es otra. ¿Debe jugar en Bolsa o no
debe jugar en Bolsa? ¿Es políticamente aceptable para el Gobierno que le
da la confianza? ¿Es aceptable desde el punto de vista de la ética
personal ser Gobernador, participar en el diseño de forma fundamental de
la política económica-financiera y luego jugar en Bolsa? Estas son las
cuestiones que hemos planteado. Desbordaban ampliamente la respuesta
--escueta y parca-- que usted ha dado.

Es verdad que, como dice usted, posiblemente la situación de Ibercorp no
hubiera sido distinta si el Presidente hubiese aceptado su dimisión las
dos veces que usted se la presentó. Es verdad. Pero hubiera sido
seguramente un elemento político y moral también --pero no quiero caer
únicamente en la moralidad, en la ética--, político también que hubiera
ayudado, a lo mejor, a clarificar algunas cosas en este país si la
hubiera aceptado. Naturalmente, esta responsabilidad no le corresponde a
usted; en todo caso, a usted le correspondía la responsabilidad, desde el
primer momento, de la dimisión irrevocable; irrevocable es que no tiene
marcha atrás y no que la propongo, pero luego la retiro de encima de la
mesa.




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Usted, señor Rubio, ha tenido una tercera ocasión --ésta--; yo creo,
pienso --a lo mejor me equivoco, ojalá me equivoque-- que ha tenido una
tercera ocasión. El problema ahora ya pertenece a otro ámbito; al de la
depuración de las responsabilidades administrativas o
administrativas-políticas, sólo administrativas-políticas, para ser más
concretos en el término político y no en el jurídico; ése es el camino
judicial. Existe la posibilidad de una comisión de investigación en este
Parlamento, que deberemos ver en su momento, después del conjunto de las
comparecencias. El problema afecta ya ahora a un debate de fondo --y está
en cuestión-- para el conjunto de este Parlamento, que es el coherente,
honesto y eficaz funcionamiento del instrumental del Estado que,
naturalmente, depende de la responsabilidad del Gobierno que haya en cada
momento; por lo tanto, este caso pertenece a la responsabilidad del
Gobierno que había en aquel momento: el Gobierno del Partido Socialista
Obrero Español, con un Presidente y con un Ministro de Economía.

El próximo capítulo continuará la próxima semana. Quizá deberíamos darnos
prisa. Debería usted todavía pensar si tiene que hacer alguna reflexión
más a fondo de las que ha hecho hoy en esta Comisión y poder decir algo
más, oralmente o por escrito, para poder ayudarnos a identificar los
verdaderos problemas y a encontrar una solución, pero ya hoy me temo que
no van a tener credibilidad sus palabras en el momento en que esta noche,
ahora mismo, mañana, sean conocidas por la sociedad. A estas alturas del
siglo es posible todo, señor Rubio, pero tanto retorcimiento con usted,
con estas campañas de difamación, de intoxicación, que dice que le han
montado por parte del periódico «El Mundo» y de otros medios de
comunicación, no me parece creíble, francamente. Me da la impresión de
que son demasiado apabullantes los datos que hay encima de la mesa para
que realmente sea creíble que se trata únicamente de un montaje de
diversos medios de comunicación para no se sabe qué. En todo caso, sería
para desestabilizar la democracia, el sistema económico, el sistema
financiero, y entonces entraríamos en otro debate que no es el que
tenemos hoy. En este momento concreto, francamente, señor Rubio, no me
parece creíble que haya sido ninguna campaña de intoxicación, de
persecución hacia usted, sino que refleja, me temo, una realidad, de la
cual, en estos momentos conocemos, quizá, la punta del iceberg y no el
conjunto.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Mixto, tiene la palabra el señor
Albistur.




El señor ALBISTUR MARIN: Intentaré ceñirme al tiempo previsto.

Quiero comenzar como ya algún otro parlamentario, o parlamentaria, que me
ha precedido en el uso de la palabra, ha iniciado su intervención.

Lamento estar esta tarde en esta Comisión porque considero que el tiempo
nuestro, el tiempo de los parlamentarios y el de este Parlamento tiene
que ser para legislar y controlar. De alguna forma, perder el tiempo en
situaciones como ésta, en presuntas situaciones como ésta y en los
presuntos hechos que nos trae, no favorece en absoluto a los políticos,
porque de aquí todos los políticos somos descalificados o calificados de
una manera un tanto vergonzosa.

También quiero decir a continuación, y además lo quiero dejar bien claro,
que se debe presumir la limpieza de cualquier político o cargo público,
insisto en que se debe presumir la limpieza de cualquier político o cargo
público y que, si hay cualquier asomo de delito, se deben exigir la
actuación judicial y las responsabilidades políticas, casi diría que por
este orden, pero sobre todo lo que no se debe es contribuir a confundir,
a confundir a los propios políticos, a los propios ciudadanos, sino que
hay que volver a insistir en todo tipo de acciones que presuman la
inocencia.

También quiero iniciar con estas palabras la reivindicación, para la
persona y la clase políticas, del derecho a la honradez, la limpieza y la
laboriosidad, que desde luego no son palabras que tienen que ver mucho
con los términos económicos, pero me parece que vienen muy bien al caso.

Además, los quiero diferenciar claramente de quienes, con su ambición, su
afán de figurar, su intención de marcar una nueva clase social, poderosa
social y económicamente, han llevado a este país a la grave crisis social
y política en que nos estamos encontrando. Diré algo más, porque después
voy a insistir en ello; además, han contribuido a empeorar la crisis
económica que estamos padeciendo. Creo que han llevado a perder la
cultura industrial, que en muchas zonas de nuestra tierra era muy
importante y la base de su desarrollo económico, y que se ha encumbrado,
como ya se ha insistido aquí suficientemente, la especulación que nos
está impidiendo salir más rápidamente que otros países de la Comunidad
Europea de la crisis en la que estamos.

Dicho esto, quiero fijar posiciones. Creo que aquí tiene que actuar quien
tiene que actuar, y diré a continuación quién es el que tiene que actuar.

En principio, no me voy a definir por una comisión de investigación;
respeto las peticiones que se han hecho y las apoyaré si hay una mayoría
y un consenso entre todos los grupos políticos.

Como usted mismo ha citado, señor Rubio, respecto a su comparecencia ante
el Poder judicial próximamente, creo que ha dicho el próximo lunes, creo
que esta Comisión está condicionada precisamente por esa presencia ante
el juez y que, de alguna forma, no nos vamos a enterar ni vamos a poder
aclarar mucho más hasta que, bajo el consejo del abogado correspondiente,
primero comparezca hasta el juez y, después, continúe apareciendo ante
esta Comisión. Creo que, de alguna forma, nos quedamos en ser de segunda
división. Por eso considero que quienes tienen que actuar directamente
son el fiscal y los jueces, por si ha habido fraude fiscal,
enriquecimiento indebido, utilización de información privilegiada e
incluso prevaricación. Pero creo que aquí se debe actuar con diligencia y
prontitud. Tiene que haber agilidad judicial para que se produzca una
sentencia rápida, a favor o en contra, no prejuzgo, y que el tiempo no
tape hechos y responsabilidades. Antes no se llegaba a conocer ni
siquiera la corrupción. Hoy se destapan los hechos, pero deben ser
resueltos para ganar credibilidad ante los ciudadanos, porque el



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ciudadano cree que el tiempo tapa todo. Esto creo que no debe suceder.

También considero que Hacienda tiene que actuar a través de la
Inspección. Si es verdad que han prescrito algunos temas de los aquí
planteados, que hoy estamos tratando como delitos fiscales, habrá que
investigar en los sucesivos los que todavía no han prescrito. Y sería una
grave negligencia, por falta de diligencia, el permitir que prescribiera
el ejercicio del año 1988 y siguientes.

Desde aquí, y atribuyendo responsabilidades, exijo la actuación de la
Inspección fiscal sobre las declaraciones de renta efectuadas por usted,
su esposa y sus familiares, allegados presuntamente vinculados a las
empresas que figuran citadas en torno a Ibercorp y todo el problema que
se suscitó en su momento.

Pero también se han hecho preguntas. Yo le quiero hacer una concreta. Una
relacionada, fundamentalmente, con la actividad que aquí nos trae y que
está basada, en principio, en la gestión de sus propios ingresos;
ingresos que pueden ser provenientes de su sueldo en la Administración y
de la gestión de su patrimonio. Quisiera que se nos aclarara si todas las
operaciones han partido precisamente de esos ingresos provenientes de
ambos casos y, si no, si se han tenido que obtener por actuaciones con
información privilegiada o por acciones que pudieran ser calificadas, en
algún caso, de prevaricación. Pudieran, digo. Solamente digo que quien
tiene que actuar lo tiene que demostrar. Creo que es muy importante que
se justifique ante esta Comisión y ante los ciudadanos en general, a
quienes representamos, de dónde procede todo ese tipo de actuaciones, más
en una figura pública y de la enorme responsabilidad que en la economía
española usted ha tenido.

En tercer lugar, quisiera hacer una valoración de la gestión pública y
política. No me atreveré a hacerla de la profesional. No sería capaz de
hacerla, aunque, de alguna forma, en mi vida profesional he sido sufridor
de su rigurosidad, controles y avisos que me han parecido, en muchos
casos, muy oportunos y muy acertados. Además, de alguna forma tengo que
decir que creo que ésa era la misión de un gobernador de una institución
como el Banco de España.

Oyéndole, uno se queda sorprendido de que en sus contestaciones, cuando
usted ha sido administrador de las finanzas públicas y privadas del
Estado, manifieste un descuido y una ignorancia en sus propias cuentas
domésticas. Eso no lo entiendo. En eso me quedan muchas lagunas por una
explicación que no me satisface.

He insistido en que sus rigores como Gobernador me parecen bien. Creo
que, efectivamente, su actuación ha sido rigurosa. He sido testigo de
expedientes planteados a presidentes y directores de cajas de ahorro por
las irregularidades y estafas provocadas por algún agente de cambio y
bolsa en tiempos pasados, prácticamente los tiempos de los que estamos
ahora juzgando los hechos. Me parece que está bien hecho. Todos hemos
creído en la garantía que desde el Banco de España se aportaba sobre el
buen funcionamiento del sistema financiero. Aun así, y usted mismo lo ha
reconocido, los escándalos --y pongo esta palabra porque, quizá, es la
más gráfica--, los 50 escándalos o los 50 problemas bancarios graves que
usted mismo ha citado y ha reconocido ya han costado demasiado dinero a
los ciudadanos. Quizá se debería haber previsto mejor. Pero mientras que
estas reglas han sido aplicadas para unos, que incluso han costado la
dirección de bancos a personas determinadas, la desaparición del sistema
financiero, los expedientes, las actuaciones, las, de alguna forma,
intervenciones del Banco de España, se producía el hecho intolerable de
que el Subgobernador y Gobernador del Banco de España hayan actuado
especulando, tal y como se ha definido, y hasta ahora no se ha demostrado
que no, en Bolsa, con una información privilegiada. Digo que todo esto,
que es una presunta actuación, tiene que ser comprobado, pero, realmente,
hoy nos trae a esta Comisión.

Yo creo que su rigor, que antes se lo he reconocido, ha contribuido a
endurecer la política de apoyo financiero también a la empresa
industrial. No le hago responsable, desde luego, de los cierres,
suspensiones de pagos, quiebras, expedientes de regulación de empleo y
despidos, numerosísimos todos, que han surgido durante estos cinco o diez
últimos años en las crisis sucesivas que hemos pasado. Pero sí tengo que
hacerle responsable de un abandono en la política industrial que ha
resultado desastroso para incorporarnos, de alguna forma, a la Unión
Europea y para continuar con el despegue de los países del resto de
Europa. Yo creo que gracias a esa política, que se ha llamado monetarista
y que usted propició desde el Banco de España, de alguna forma somos un
poco furgón de cola de Europa.

Desde luego que hay otras responsabilidades. He pedido la actuación del
Fiscal, de los jueces, de Hacienda y, además, esperaré a estas
actuaciones para emitir los juicios definitivos, pero exijo que sean
rápidas, debe exigirse en esta Comisión que sean rápidas para tomar
posturas sobre la petición de las responsabilidades políticas. Aquí hay
que adelantar que si los hechos se probaran cabe todo, desde la dimisión
de un Presidente del Gobierno, hasta la de quienes sostuvieron y avalaron
su actuación. Digo que cabe todo porque, de hecho, en Europa y en otros
países desarrollados estamos viendo que por minucias menores que la que
estamos hoy estudiando estos ejemplos se producen.

Para finalizar voy a hacer cuatro preguntas nada más que quisiera que se
me contestasen, que han sido en parte ya expuestas y de alguna forma son
reiterativas con las que han manifestado quienes me han precedido en la
palabra, pero yo quiero insistir en ellas y que se respondan clara y
directamente, porque considero que eso es uno de los objetivos de esta
Comisión.

La primera pregunta, sin entrar en otros matices es: ¿Es cierto que usted
tenía una cuenta con dinero B en el despacho de Manuel de la Concha?
Segunda pregunta: ¿Es cierto que el 10 de septiembre de 1986 se produce
un pago a Traya, S. A., de 19.555.000 pesetas desde la cuenta 4.310 7MM
de la que supuestamente usted era titular?



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Tercera pregunta, siempre en esta línea: Como resultado de la operación
citada, tres meses después de haber aportado 19,5 millones a Traya, la
cuenta, que supuestamente es suya, contabilizó un abono de 115 millones
de pesetas. Si todo esto no es cierto, ¿por qué no se ha querellado de
inmediato contra sus calumniadores? Como de alguna forma usted aquí nos
lo ha puesto en duda, esta pregunta creo que viene a cuento.

También le preguntaré: ¿Es cierto que Manuel de la Concha, que fue
síndico durante siete años siendo usted Gobernador del Banco de España,
realizaba operaciones en Bolsa de compra y venta para usted, ocultando la
titularidad, como es preceptivo?
No le preguntaré, porque ya se ha hecho suficientemente, sobre sus
cuñados, etcétera, pero sí quisiera terminar con una pregunta dividida en
dos. En los momentos de la crisis anterior, donde usted comparece ante
este propio Parlamento, ¿alguien del Gobierno le pidió información sobre
las primeras acusaciones públicas por sus relaciones con Ibercorp y
distintos medios de su familia? ¿Qué informes, documentos y argumentos
aportó usted entonces que podían ser esclarecedores del caso y bien
interesantes por su contenido para esta Comisión?
Finalmente, lo que quiero que sea el espíritu de mi intervención y de mi
pregunta, ¿le parece a usted éticamente correcto que del Gobernador del
Banco de España, sea quien sea, se pueda decir, y en su caso probar, que
su operativa en Bolsa durante el ejercicio de su cargo ha sido constante
y altamente especulativa? ¿No le corresponde al Gobernador, de alguna
forma, el estar incluido en un registro de bienes sus ingresos, su
patrimonio, en el momento de ocupar su cargo y, en el hecho posterior, al
abandonarlo? ¿No le corresponden incompatibilidades que afectan a quienes
tienen menores responsabilidades, que deben abandonar sus cargos en la
empresa pública y sus poderes también para actuaciones de gestión y
administración de bienes?
Yo quisiera que todo esto quedara clarificado sin ningún ánimo de
persecución personal, sino, como he dicho al principio, por dejar bien
claro que se debe presumir la inocencia, que se debe presumir el
reconocimiento de buena actuación de cualquier político y de cualquier
cargo público.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Albistur.

Por el Grupo Parlamentario Coalición Canaria, tiene la palabra el señor
Olarte.




El señor OLARTE CULLEN: Señor Presidente, señorías, hoy, señor Rubio, que
debía haber tenido usted la mejor y más convincente intervención de su
existencia, ha tenido, con toda seguridad, la intervención más pobre de
su vida.

Yo, que a lo largo de estos años he seguido, con el interés que suscita
en cualquier ciudadano, y como un ciudadano que se dedica a las tareas
políticas mucho más, la actuación de un Gobernador del Banco de España,
he podido constatar lo penosa que ha resultado su intervención. Y ha sido
una intervención penosa en un doble sentido: primero, intrínsecamente
pobre, sin contenido, pero, al mismo tiempo, a mí al menos me ha
producido una lástima profunda, porque, en definitiva, yo veía que
después de haberse desparramado noticias, copias de documentos,
información y comentarios a lo largo de todas estas fechas, acaso el
ciudadano que menos sabía lo que tenía que responder era el que
lógicamente tenía que tener mayor conocimiento de causa de la cuestión.

He aquí que hoy, con su intervención, hemos visto que el drama lo
conocemos todos mejor que el autor, y esto parece imposible a lo largo de
tantas fechas, como digo, en que se han producido reproducciones,
representaciones y comentarios sobre la obra.

Es lo cierto, señor Presidente, y es lo grave también, que hay que
reconocer que los españoles asisten tristemente, y yo ya no diría que
atónitos ni perplejos, sino escandalizados, cada vez más escandalizados,
a la avalancha de noticias tremendas que se vienen produciendo
últimamente a propósito de comportamientos éticos reprobables, y que,
desde luego, enmarcados entre el vasto concepto de la corrupción,
desbordan todo lo imaginable, y nos exigen que pongamos un dique urgente
a esta riada de tristeza que se viene produciendo permanentemente y que
amenaza con arrasar la confianza en las personas que han recibido el
respaldo ciudadano tras la apertura de las urnas, en las instituciones
que nos gobiernan, e incluso, por qué no decirlo (algún interviniente lo
decía así también y nosotros lo corroboramos), en el propio sistema
democrático.

Este Parlamento, señor Presidente, no puede ser una vez más una mera y
pura caja de resonancia de palabras y palabras, palabras en tantas
ocasiones vacías y que no comportan una actividad en que precisamente el
resultado sea el mínimamente eficaz o mínimamente aceptable. Por eso es
preciso que con la máxima urgencia ofrezcamos claridad a la opinión
pública, voluntad política de corregir las conductas torcidas y las
normas legales insuficientes, y capacidad también para depurar las
responsabilidades políticas en que se haya podido incurrir.

Hoy hemos podido confirmar, en grado máximo, una sospecha inicial sobre
la existencia de indicios más que racionales relativos a la veracidad de
lo que medios de comunicación, como «El Mundo» en primer lugar y a la
cabeza, han venido manifestando en los últimos días. Por eso hoy, señor
Rubio, cuando ha sido incapaz de dar respuesta cumplida y cabal a las
preguntas que se le han formulado por otros intervinientes que me han
precedido en el uso de la palabra, tenemos que añadir, con la
ratificación de esa duda que han formulado los señores parlamentarios
anteriormente intervinientes, algunas dudas más a las anteriores.

Respecto a esa cuenta que usted ha calificado como muy rara y que la
atribuye a un error craso, según sus palabras, o a una trampa, ¿quién
cree que le ha puesto esa trampa? ¿Por qué cree que se ha puesto esa
trampa? ¿Figuran o no los saldos de dicha cuenta, así como sus
rendimientos financieros desde las operaciones bursátiles que haya podido
realizar, en sus declaraciones de renta y patrimonio en los años
correspondientes?



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Cuando en junio de 1992, y según manifestó usted en esta misma Comisión,
informó al Presidente del Gobierno, don Felipe González, y al entonces
Ministro de Economía, señor Solchaga, de su voluntad de dimitir por
razones personales, ¿puso en su conocimiento que entre tales razones
personales se encontraba la evolución de sus ingresos y de su patrimonio
privado, o la necesidad de atender a ello con absoluta libertad, sin
necesidad de hacerlo mediante el conocimiento privilegiado que comportaba
su importante función y que, en definitiva, esto constituía uno de los
motivos de su decisión? ¿Cuáles eran, en otro caso, tales razones? Porque
aquí no se han expuesto y no se ha profundizado mínimamente en ellas. Es
importante que esta Cámara política conozca tales razones que el señor
Rubio formuló en su día.

Puesto que no ha habido ninguna respuesta convincente a estas y otras
preguntas, Coalición Canaria tiene que hacer necesariamente la siguiente
valoración. La conducta de don Mariano Rubio, al margen de las
responsabilidades fiscales o penales en que pudiera haber incurrido, ha
causado un daño grave, gravísimo a la credibilidad del Banco de España,
al sistema financiero y desde luego al Estado español, a esa credibilidad
esencial que el señor Rubio definía como pieza básica de su
funcionamiento y a la cual presumía haber contribuido a acrecentar.

Por el contrario, ha habido falta de contundencia en las respuestas a las
graves acusaciones que se han formulado en estas fechas, como si tal
falta de contundencia estuviese justificada por el breve plazo
transcurrido de veinticuatro horas entre su situación y su comparecencia
aquí. ¿Pero quién más que usted tenía que haber profundizado en algo que
lógicamente le tendría que haber perturbado?
Su conducta, señor Rubio, ha causado un gravísimo daño a la credibilidad
de España en el exterior en unos momentos tan delicados como los
actuales. Por eso, en pleno proceso de construcción de la Unión Europea,
cuando España pretende no quedarse atrás en la puesta en marcha de la
Unión Monetaria, ¿con qué credibilidad podemos presentarnos delante de
nuestros socios europeos si quien ha sido durante tantos años nuestra
máxima autoridad monetaria y representante en el Comité de Gobernadores
de bancos centrales ha tenido un comportamiento que es más que dudoso, y
que en el mejor de los casos no tiene respuesta para deshacer esa duda?
Su conducta, sus omisiones, su falta de respuesta estos días, amén del
resto de las cuestiones que se le imputan y de los hechos que se le
atribuyen, ha causado un grave daño, además, a la credibilidad de
instituciones básicas de nuestro sistema democrático. No nos diga, señor
Rubio, que callaba y hoy ha callado porque tenía derecho a hacerlo y que
el que calla no otorga, sino que el que calla no dice nada. Precisamente
por el ejercicio de funciones públicas tan importantes a lo largo de años
precedentes, tenía la obligación de contestar. Usted no se podía hoy
sustraer a esa carga que en su personalidad tiene que conformar el
ejercicio de tales funciones, sino que hoy tenía la obligación de dar
cumplida respuesta a tantas preguntas y a las dudas que se ha planteado a
lo largo de estos días toda la ciudadanía merced a la actividad de los
medios de comunicación. Usted ha causado un grave daño a la credibilidad
del Gobierno que le respaldó, respaldo producido y reiterado en varias
ocasiones por el propio Presidente del Ejecutivo, señor González, y por
el señor Solchaga, y que trae causa desde la época del señor Boyer, que
también ejerció sus funciones bajo la Presidencia de quien hoy la sigue
ostentando.

Usted, evidentemente, hoy ante este Parlamento tenía que haber adoptado
una actitud más contundente si era capaz de ello, y si no era capaz usted
que en tantas ocasiones se ha acreditado como un hombre seguro de sí
mismo y hoy la inseguridad es lo que ha privado, por algo será, al menos
Coalición Canaria considera que por algo habrá sido.

Su conducta, señor Rubio, sólo tiene un aspecto positivo. Sin haberlo
pretendido, usted ha provocado la catarsis que era imprescindible. Ha
puesto de manifiesto las grandes limitaciones que tiene nuestro sistema
legal para detectar o erradicar, o ambas cosas a la vez, conductas
torcidas y conductas de quienes actúan o han actuado bajo sospecha e
incluso han sido censurados en la últimas horas por quienes compartieron
unos principios de amistad con usted mismo.

El Gobierno y el Grupo Socialista han quedado en evidencia. No pretendo
incrementar aún más la vergüenza que deben sentir al recordar un
comportamiento de hace dos años, cuando proclamaban que iban a investigar
hasta el final el caso Ibercorp, asegurando que no era precisa una
comisión de investigación y que el Gobierno y Hacienda se bastaban para
esclarecerlo todo. Al final, ha tenido que ser la prensa quien
descubriera lo que ha sido incapaz de desvelar el Gobierno con todo su
aparato administrativo y lo que la mayoría socialista impidió investigar
al Parlamento.

Es por ello por lo que Coalición Canaria considera que existen, en
principio, graves responsabilidades políticas que hay que depurar y que
es preciso asumir por quienes tengan que asumirlas, responsabilidades que
no emanan de una pretendida ingenuidad y de una buena fe traicionada o de
una culpa «in eligendo», esto es, de un error al depositar la confianza
en una persona que no la merecía, sino que evidentemente tienen unas
bases que hacen que se acreciente esa exigencia, ese sentido y esa
obligación de responder.

En este caso no quiero yo profundizar y hurgar en la herida de los
responsables políticos, pero sí tengo que hacer hincapié en que esa
responsabilidad política emana de que no se quiso o no se supo investigar
las irregularidades del anterior Gobernador del Banco de España y de los
administradores de Ibercorp en contra de lo que se anunció en este
Parlamento. Y frente a esa pasividad, frente a esa negligencia, frente a
ese pasotismo se rebela Coalición Canaria, y se rebela de la única manera
que puede hacerlo, exponiendo aquí, en este momento, su contrariedad como
integrante de una fuerza política del arco parlamentario del Estado
español y solicitando que se apure el interés en erradicar estas cosas;
en definitiva, transmitir algo más, mucho más de confianza a la
ciudadanía.

Es indiscutible que en cualquier caso este Parlamento necesita poner en
marcha, a nuestro juicio con urgencia,



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una comisión de investigación con plenos poderes para revisar la conducta
del señor Rubio al frente del Banco de España. Es imprescindible para
restablecer la confianza en todo el Estado, la confianza internacional
también en nuestra autoridad monetaria, y para poder certificar, si ello
es así, que las irregularidades han sido limitadas y no se han extendido
a otros ámbitos en su quehacer como Gobernador.

Termino ya, señorías, diciendo que para nosotros existen indicios más que
suficientes para respaldar la decisión de la puesta en marcha de la
comisión de investigación. No necesitamos más, no necesitamos ni siquiera
de ulteriores comparecencias que serán importantes, sin duda, pero en el
seno de la comisión de investigación, y nosotros estamos
indestructiblemente en esta línea.

Lo único que sí lamentamos es que esta Cámara, una Cámara que,
fundamentalmente, tiene que controlar y que legislar, tenga que ir
abandonando la dedicación de una parte importante del tiempo de quienes
la conformamos a sus tareas de control y legislativas, para sumirnos, un
día sí y otro también, y así continuamente, en esta riada y en este
continuo quehacer de las comisiones de investigación.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Olarte.

Por el Grupo Parlamentario Vasco (PNV), tiene la palabra el señor
Zabalía.




El señor ZABALIA LEZAMIZ: Señor Presidente, nuestro Grupo Parlamentario
quiere dar las gracias también a don Mariano Rubio por la comparecencia.

Y paso a exponer nuestras reflexiones sobre los acontecimientos que
estamos viviendo en este caso.

Señor Rubio, los grupos parlamentarios queríamos su comparecencia porque
nuestra sociedad necesita conocer la verdad de las imputaciones que se
están haciendo contra usted por presuntas irregularidades realizadas en
su etapa como Gobernador del Banco de España.

Estamos viviendo en los últimos tiempos continuos sobresaltos ante
actuaciones de personas de la máxima responsabilidad y representatividad
de la vida pública y privada. Empieza a ser desgraciadamente habitual
levantarnos cada mañana con una noticia en primera página de los
periódicos, y en los demás medios de comunicación, denunciando algún
hecho de corrupción, en el que, directa o indirectamente, está
involucrada alguna persona de la vida pública. Esto, señor Rubio, es muy
preocupante. Y es preocupante porque, al final, se está poniendo en
entredicho por la sociedad al Gobierno, a toda la clase política e
incluso al propio sistema. Por eso era necesaria su comparecencia ante
los representantes del Parlamento, en este caso los miembros de la
Comisión de Economía, y ante la propia sociedad.

Usted ha ocupado durante ocho años, desde 1984 hasta 1992, el puesto de
Gobernador del Banco de España, lo que significa que ha sido la máxima
autoridad en la ejecución de la política monetaria y financiera dentro
del sistema financiero español. Por esto, sus actuaciones, personales o
profesionales, en esta época tienen una trascendencia especial.

Señor Rubio, las explicaciones que nos ha dado hoy hasta este momento han
sido muy pobres, muy opacas, haciendo un símil con sus cuentas bancarias,
totalmente esquivas. En definitiva, creo que a todos los grupos
parlamentarios, y a la sociedad en general, nos está defraudando.

Somos defensores de la presunción de inocencia para todas las personas, y
no quiero emitir ningún juicio de valor antes de demostrarse la
culpabilidad de nadie, en este caso la suya, pero los hechos que se le
imputan son muy graves y necesitan un esclarecimiento de inmediato. Y
debo decirle que su actitud de silencio hasta hoy no ha beneficiado en
nada su defensa, pudiendo llegar al principio jurídico contrario, es
decir, a reconocer la presunción de culpabilidad. ¿Por qué ha tardado
usted tanto en presentarse ante la opinión pública y responder de las
acusaciones que se han vertido? Porque, al final, parece que comparece
empujado por esa opinión pública, empujado por declaraciones de ciertas
autoridades y empujado por esta Comisión que le ha solicitado que venga;
pero en ningún caso parece que usted tenía excesivo interés en hacerlo.

Es normal que, ante situaciones como ésta, el sentimiento de inocencia
provoque una reacción inmediata de defensa y de indignación si uno es
verdaderamente inocente. Esto no se ha dado en su caso. Y, por si fuera
poco, el comunicado que ha emitido a los medios de comunicación, más que
rebajar las sospechas de culpabilidad, yo creo que está claro que,
después de las declaraciones de hoy, todavía esas sospechas son mayores.

¿Por qué dice que asume toda la responsabilidad política de su actuación
teniendo en cuenta que ya no tiene cargo político?
Hay muchos puntos oscuros en su nota y en sus declaraciones. Dice que las
imputaciones fiscales contra usted no corresponden a la realidad. ¿Cuál
es la realidad, entonces, de sus actuaciones fiscales?
Voy a repetir algunas preguntas que han hecho ya otros portavoces de los
distintos grupos, pero eso demuestra una cosa, y es la unanimidad en la
preocupación por algunos aspectos de sus declaraciones y de las denuncias
que contra usted existen. Diga de una vez, señor Rubio: ¿Era suya la
cuenta RU 7MM? ¿Tiene alguna otra cuenta B o cuenta opaca o, como
vulgarmente se conoce, cuenta con dinero negro? ¿Cuál ha sido la relación
con don Manuel de la Concha, en su momento síndico de la Bolsa de Madrid
y al parecer asesor financiero suyo? ¿Tuvo usted en esa época relación
con la firma Ibercorp Bosa? Y, si es así, ¿cuál fue esta relación
personal e institucionalmente?
Señor Rubio, nuestro Grupo Parlamentario está seriamente preocupado con
los casos de corrupción que están aflorando día a día, espontánea o
intencionadamente. Es una cuestión sobre la que habrá que reflexionar
también, pero que manifiesta la posible existencia de un iceberg del que,
de momento, sólo estamos viendo la parte flotante.

Estamos preocupados, y lo hemos denunciado en repetidas ocasiones, por
las formas de hacer negocio fácil en este Estado, por esa ya famosa frase
de la cultura del



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pelotazo; la última vez que la pronuncié creo que fue en la comparecencia
con motivo del caso Banesto.

Hemos denunciado la política monetarista frente a la política productiva,
pero no creo que sea el momento de volver a defender una manera de hacer
empresa, de hacer negocio que nuestro Partido y nuestro Grupo
Parlamentario están continuamente propugnando. Por ello, desde el Grupo
Parlamentario Vasco (PNV) solicitamos el esclarecimiento, en este caso,
de todas y cada una de las acusaciones que se le imputan. Si hoy no nos
satisfacen sus explicaciones, solicitaremos el establecimiento de
aquellos instrumentos parlamentarios necesarios para llegar al fondo de
esta cuestión.

Señor Rubio, se ha abierto contra usted un proceso judicial, creo saber.

Tendrá, en su momento, que responder por ello ante los tribunales y
convencer, en su caso, de su inocencia. Pero sea consciente de que hoy
está ante un jurado mucho más importante: está ante toda la ciudadanía,
está ante el pueblo. Y permítame el atrevimiento de darle un consejo;
aunque suele decirse que, si no te piden, no des consejos, yo sí me
atrevo a dárselo. Señor Rubio, mire a la cámara de televisión y convenza
al pueblo de su inocencia; al menos inténtelo. Si verdaderamente no es
culpable de los cargos que se le imputan, demuéstrelo. Ahora tiene la
oportunidad. Nada más.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Catalán (Convergència i Unió), tiene la
palabra el señor Homs.




El señor HOMS I FERRET: Quiero también iniciar esta intervención para
fijar la posición del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió),
que represento, expresando a todos los miembros de la Comisión que
participo en este debate desde la indignación personal al observar la
existencia de denuncias muy graves sobre actos y comportamientos del ex
gobernador del Banco de España, que a mi juicio, y a juicio de nuestro
Grupo, dañan la imagen del país, quiebran el principio de confianza en el
Estado y en una institución tan fundamental para la credibilidad y el
buen funcionamiento del sistema económico como es el Banco de España.

Ante denuncias de esta magnitud, creo que es nuestra obligación hoy
exigir, por supuesto como ciudadanos pero sobre todo como diputados, que
en primer lugar se sepa con seguridad si estas denuncias aparecidas en
los medios de comunicación son verdaderas o son falsas; no permitir que
la duda sea el resultado final de estos hechos.

En segundo lugar, una vez aprobada la veracidad de estas denuncias y
hechos, exigir con contundencia las máximas responsabilidades
administrativas, penales y políticas aplicables a las personas afectadas
que correspondiere.

Aquí alguien no dice la verdad, señor Presidente, o los medios de
comunicación o el ex Gobernador y personas implicadas en las denuncias.

Por consiguiente, esclarecer esta duda es urgente a nuestro juicio, y
alguna de ambas partes debería pagar por ello puesto que el daño
colectivo que se está haciendo es muy importante.

Señor Mariano Rubio, desde el día 5 de este mes, en que apareció la
denuncia en los medios de comunicación, hasta la fecha ha tenido usted, a
nuestro juicio, tiempo suficiente para esclarecer plenamente los hechos
que se le imputan. Su actitud de silencio, totalmente reprobable a
nuestro juicio, no podemos aceptarla.

Para dar crédito a lo que hoy nos ha manifestado, entendemos que debía
usted haber reaccionado mucho antes. Debería usted haber interpuesto
querellas para defenderse de las acusaciones que se le estaban
planteando. Tiene o tenía usted, a nuestro juicio, la obligación de
manifestar, de expresar si todo ello es falso o es cierto, de desmentir
con rotundidad y públicamente las acusaciones, a la vez que probar que
eran falsas totalmente, y lo intenta hacer usted tarde y de forma
totalmente insuficiente a nuestro juicio.

Su comunicado el pasado día 13 de abril es intrascendente, no dice nada y
con ello coloca la credibilidad del Estado en una situación muy delicada.

Estas acusaciones sobre que acumuló 130 millones de pesetas, en 1987, en
operaciones especulativas en la Bolsa y que ocultó sus beneficios a
Hacienda es lo que nosotros en estos momentos le planteamos que diga
usted a la Comisión si es o no es verdad.

Abandonemos los tecnicismos, abandonemos las precisiones técnicas. No se
trata de discutir si conocía o no un documento, si ese documento, si esa
cuenta, si la denominación es así, si es asá. Se trata de que usted nos
diga simplemente si son o no son verdad las acusaciones que se le imputan
en relación con que usted acumuló 130 millones de pesetas en operaciones
especulativas en Bolsa, en dinero negro, y que ello lo ocultó a Hacienda.

Creo que es urgente, ante las explicaciones que hemos tenido hasta la
fecha de la convocatoria de esta Comisión, haber instado por parte de
todos los grupos parlamentarios la convocatoria de la reunión de esta
tarde. Era necesario. A la luz de la información y de la escasa reacción
que usted había tomado creo que se justificaba la convocatoria de la
sesión de esta tarde. Pero, precisamente por ello, creo que usted tiene
ocasión para poder manifestar, probar y expresar la certeza o la
inexactitud de las acusaciones que se le vierten.

No nos satisfacen, señor ex Gobernador, señor Mariano Rubio, sus
explicaciones; no nos han dado satisfacción sus explicaciones de hoy. A
mi juicio, debería usted haber preparado mejor esta comparecencia,
incluso le diría que quien le ha aconsejado lo ha hecho mal, le ha
perjudicado. Creo que usted desaprovecha una gran, importante y única
oportunidad de poder declarar, manifestar y justificar la veracidad o la
falsedad de las imputaciones que se le están haciendo desde los medios de
comunicación.

Tenga usted presenta cómo deberían juzgarle los espectadores que puedan
estar escuchando siguiendo esta sesión de esta tarde, cómo podrían
juzgarle aquellas personas que se han visto implicadas o han estado
relacionadas con crisis bancarias o con intervenciones en el sistema
financiero instadas por el Banco de España durante el mandato que usted
ha dirigido. ¿Cuál es la credibilidad que se pone en duda en estos
momentos si no se esclarece o se pone claramente de manifiesto la validez
y la certeza de las acusaciones o la falsedad de las mismas?



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Usted, señor Mariano Rubio, gozó en esta Cámara de prestigio, he de
decirlo. En muchas intervenciones que nosotros tuvimos ocasión de seguir,
los distintos portavoces reconocimos su competencia y su capacidad para
el ejercicio del cargo que usted ejecutaba de Gobernador del Banco de
España, incluso de aprobación de su gestión. Recuerdo que con motivo de
las dos últimas comparecencias en esta Comisión de Economía a raíz del
caso Ibercorp contó usted con el reconocimiento incluso de la presunción
de inocencia de la mayoría de los grupos de esta Cámara.

Por la información que teníamos entonces, le dije en aquellas
comparecencias que no podíamos emitir otro juicio de valor que el de
respetar la presunción de inocencia. Hoy le digo que tengo la sensación
de haber sido engañado porque si no se explica a esta Comisión, a sus
miembros y a los ciudadanos del país, si tenía usted conocimiento o no de
las acusaciones que se le vierten, creo que estamos ahí falseando la
verdad y debería usted, en todo caso, asumir las consecuencias y las
responsabilidades de ello.

No nos confunda, no entre usted en tecnicismos, no entre usted en
detalles de si conocía o no conocía documentos. Díganos, demuéstrenos,
manifieste usted si conocía o no conocía la existencia, tenía o no tenía
usted esa suma de dinero negro y si defraudó o no defraudó usted a
Hacienda en relación a esas cuantías.

Quiero recordarle que mientras no se demuestre toda la veracidad o
falsedad de las acusaciones de que es objeto, se va disipando su
credibilidad y van creciendo las dudas sobre su honorabilidad.

Simplemente deseo hacer un recordatorio repasando algunas de sus últimas
intervenciones, las más recientes del 20 de febrero. Decía usted en
relación con la discusión que teníamos sobre la adjudicación del Banco de
Trelles que no parecía hubiera ninguna razón que impidiese la asignación
y la autorización de la venta del Banco de Trelles al Grupo Ibercorp; es
decir, lo que he hecho ha sido no poner reparos a la compra del Banco de
Trelles, y como uno de sus miembros más relevantes fue síndico de la
Bolsa entre los años 1980 y 1985, no hubiéramos podido aducir falta de
competencia. Estas declaraciones se quiebran si usted no nos convence y
declara sobre la veracidad o la falsedad de las acusaciones que se le
están imputando por los medios de comunicación. Es necesario clarificar
esta cuestión.

También quiero indicar que tras esta situación --y nuestro grupo no
quiere extender su posición-- es necesario actuar. Es necesario actuar;
la finalidad de esta Comisión esta tarde es esclarecer la verdad, pero a
la vez también, por parte de los grupos parlamentarios, comprometernos a
impulsar actuaciones concretas para evitar en un futuro los efectos que
puede tener este caso y los que pudieran todavía aparecer.

Instamos hoy al Gobierno para que actúe con rapidez, que exija a la
Fiscalía, a la Sección de Delitos Económicos de la Fiscalía del Tribunal
Superior de Justicia de Madrid, que acelere al máximo la investigación
iniciada; con todos los medios necesarios para que resuelva el expediente
de inmediato; que resuelva si procede interponer la denuncia en los
tribunales de justicia, pero aceleradamente.

En segundo lugar, que esta Cámara asuma o decida constituir una comisión
de investigación sobre estos hechos y en torno a las personas o hechos
relacionados con la actuación de que es objeto y que se le denuncian al
ex Gobernador del Banco de España; que esta comisión se constituya en un
plazo urgente; que se dote a sí misma de un plazo muy breve para emitir
dictamen, a lo sumo no más de treinta días, para que no iniciemos un
proceso dilatador de comisión de investigación que no se sabe cuándo
termina; que esta comisión no sea secreta, y que a la luz de las
conclusiones se convoque otra vez, en esta Cámara, esta Comisión para que
resuelva políticamente las decisiones que estime oportuno.

Deseo también manifestar que por parte de mi grupo, en la tramitación que
está en estos momentos abierta en el Senado sobre el proyecto de ley de
autonomía del Banco de España, vamos a proponer que se incorporen unas
modificaciones en dicho proyecto de ley, para evitar en un futuro algo
que nosotros quisiéramos que no volviera a suceder nunca más.

El entonces señor Gobernador del Banco de España, el día 20 de febrero,
se manifestaba ante esta Comisión diciendo: Yo tengo encargada la gestión
de mi paquete de acciones a don Manuel de la Concha desde el año 1965 o
1967. No sé si entonces tenía un paquete de acciones --decía--, pero en
fin, desde el primer momento en que lo tuve y simplemente porque soy
compañero suyo de facultad y muy amigo suyo. Cuando se cotizó Ibercorp en
Bolsa siguió gestionando el paquete con dos condiciones: una, no hacer
ninguna inversión en bancos, por razones obvias, porque yo estaba en el
Banco de España --decía-- y con la libertad de hacer lo que le pareciera
oportuno sin consulta por su parte, cosa que consta en los propios
documentos.

Para que esto no se pueda hacer, cuando un ciudadano español asuma la
responsabilidad de dirigir y gobernar el Banco de España, por obligación
de ley debería poner su patrimonio bajo la tutela y la orientación de una
institución del Estado, de la Comisión Nacional del Mercado de Valores.

Cuando un alto cargo asume las responsabilidades que asume el Gobernador
del Banco de España su patrimonio debe poder continuar siendo gestionado
pero por una institución y con garantías de neutralidad para que no pueda
suceder a lo mejor, involuntariamente o con conocimiento, lo que hoy
estamos discutiendo.

Vamos, pues, a proponer modificaciones para endurecer esas exigencias de
rigor y de transparencia que deben acompañar a toda la actuación del
Gobernador del Banco de España y, por supuesto, vamos a tener también que
reflexionar sobre las consecuencias de este hecho que estamos en estos
momentos considerando en esta comisión como también continuamos
introduciendo en nuestra normativa mayores exigencias de transparencia y
de control en relación con estos casos que estamos discutiendo en esta
Comisión y en esta Cámara.

En suma, señor Presidente --y termino-- lamento que hoy no se haya
aprovechado esta sesión, señor Rubio, creo y vuelvo al núcleo de nuestra
cuestión, creo que es necesario que usted en estos momentos diga y
esclarezca la



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verdad o la falsedad de las imputaciones y las acusaciones que se le
están haciendo.

Creo, señor Presidente, que ésta es la función de la sesión de esta
tarde; éste es el sentido y la finalidad que tiene esta sesión hoy, y por
esta razón esta sesión tiene su importancia; conocer de sus declaraciones
sobre la veracidad o la no veracidad, si existe o no existe dicha cuantía
y si usted ha hecho o no ha hecho las correspondientes declaraciones ante
Hacienda.

A esta Cámara sólo le queda una opción, señorías, exigir hasta el final
saber esta verdad. Esta es la función que hemos de perseguir. Alguien no
la dice, y, por tanto, o usted o los medios de comunicación que han
instado estas denuncias están incurriendo en falsedad. Esta Comisión va a
insistir y exigir hasta el final conocer la verdad,



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, el señor
Hernández Moltó tiene la palabra.




El señor HERNANDEZ MOLTO: Señor Rubio, ¡míreme a la cara! ¡De frente! Me
recuerda, ¿no? ¿Recuerda a muchos de los diputados y diputadas de este
Grupo Socialista? Hace dos años, con motivo de lo que se dio en llamar el
asunto Ibercorp, estábamos discutiendo también en esta Comisión.

Hace dos años, el Grupo Parlamentario Socialista vino en mantener la
honestidad del entonces Gobernador del Banco de España y la conveniencia
de que acabara el mandato por el que había sido elegido. Lo hicimos por
tres razones fundamentalmente: una de ellas, por cumplir las leyes de
este país, el Derecho, por estar convencidos que a usted, en aquel
momento, le asistía el derecho a la inocencia; no había en aquel momento
motivos, pruebas, ni denuncias sobre la mesa que pudiera haber llevado a
este grupo a tomar una decisión distinta de la que en aquel momento
adoptó. Lo hicimos por razones de buena fe; lo hicimos también por
razones de responsabilidad, de responsabilidad de Gobierno, de
responsabilidad institucional, de responsabilidad política.

Pero no fuimos nosotros solos, no fue sólo el Grupo Parlamentario
Socialista, hubo mucha gente en este país, hubo muchos ciudadanos que sin
duda alguna apoyaron el gesto político que un grupo parlamentario con
independencia de criterio y manteniendo su posición adoptó en aquel
momento. Hubo muchos profesionales del sector que usted entonces dirigía
y cuya responsabilidad afectaba en su trabajo diario. Quiero recordar las
declaraciones del Presidente de la Asociación Española de Banca en aquel
momento, que vino a avalar con sus declaraciones y su pronunciamiento la
posición de este grupo. Hubo muchos medios de comunicación que también
coincidieron en que aquello era oportuno; hubo incluso planteamientos,
que es justo reconocer dos años después, de grupos parlamentarios que hoy
están adoptando una posición distinta y que han sido los proponentes de
esta Comisión. Quiero recordar las intervenciones de los portavoces de
los Grupos Popular e Izquierda Unida, calificando entonces de legal y
legítima su actuación. Evidentemente, ante aquellas razones probablemente
no había otra salida que la decisión que nosotros adoptamos, en la que
tampoco estuvimos solos.

Quiero recordar también un debate del Pleno de la Cámara del Congreso de
los Diputados en el que, a petición del Grupo Popular, para que usted
dimitiera --algo que en este momento está saliendo con mucha frecuencia--
cinco grupos de la Cámara, el 66 por ciento de los diputados que entonces
componían el Pleno del Congreso de los Diputados, dijeron que usted no
dimitiera. Fuimos muchos, señor Rubio, los que adoptamos aquella
posición. ¿Nos engañó entonces, señor Rubio? Es evidente que alguien hoy
nos está engañando. O nos está engañando usted con sus declaraciones, con
su posición, con sus ambigüedades, o nos están engañando, a este
Parlamento y a la sociedad española, los medios de comunicación que
imputan acusaciones graves contra usted.

Si quiere que le diga la verdad, señor Rubio, mi grupo tiene la sensación
de haber sido sorprendido y traicionado en aquella buena fe. Es un
momento importante para que algunas dudas se puedan despejar. Por ello,
nosotros instamos al Presidente de esta Comisión con la Junta de
Portavoces la urgencia de la convocatoria de esta sesión, porque
queríamos hablar en esta sede, en el Parlamento, ante los ciudadanos
españoles de lo que hoy está preocupando a este país, de sus
responsabilidades políticas, aunque usted hoy no sea gobernador del Banco
de España, de sus responsabilidades políticas ciudadanas, las suyas. Yo
sé que, por la lógica de la política, algunos grupos parlamentarios
tienen siempre, es posible que la obligación, pero desde luego el deseo,
de buscar otras responsabilidades. Dejen a cada grupo parlamentario que
analice y estudie las suyas, pero nosotros hoy queremos aquí estudiar y
clarificar las suyas, señor Rubio.

Porque, ¿usted es consciente, señor Rubio, de las consecuencias que está
generando en la sociedad española su proceder, su pasividad, su falta de
respuesta? ¿Es usted consciente de ello? Haga un esfuerzo; haga un
esfuerzo una vez, no sé si lo ha hecho en otras ocasiones: no piense en
sí mismo. Piense en los ciudadanos y las ciudadanas españolas que están
viviendo momentos difíciles; piense en el inmenso número de ciudadanos y
ciudadanas, de funcionarios públicos, de políticos, de representantes de
la sociedad española que, siendo limpios, honrados, honestos, hoy se
sienten, una vez más, señalados. Haga usted un esfuerzo, porque sin duda
alguna si hace ese esfuerzo, yo estoy convencido de que su conclusión no
podrá ser otra que la de que tendrá que hacer algo. Tiene usted la
obligación moral ante esta Cámara, como representante de la voluntad
popular, y ante los ciudadanos, de hacer algo; algo para demostrar su
inocencia o para confesar su responsabilidad. Tenga la hombría de bien,
la valentía de asumir la responsabilidad que usted durante tantos años,
con orgullo, sin duda alguna, ha desempeñado y que precisamente por ese
motivo hoy convierte este debate y su propia situación personal en algo
más que una anécdota de un ciudadano más.

Para hacer algo, señor Rubio, usted tiene que responder y demostrar la
falsedad o la veracidad de las acusaciones que se le están imputando,
usted tendrá que decir, al margen de justificar su frágil memoria para
algunas



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cuestiones, si es cierto o no que usted ha sido, o es, titular o
partícipe de una cuenta opaca denominada con las siglas 7MM.

Usted, señor Rubio, tiene que hacer el esfuerzo de contestar y demostrar
ante esta Comisión si ha cometido algún fraude fiscal en los últimos
años. Usted tiene que demostrar ante esta Comisión --responder y
demostrar--, si ha ocultado patrimonio o intereses, si tiene patrimonio,
no sólo dentro sino fuera de España, que pudiera aparecer en las próximas
fechas, puesto que uno tiene la sensación de que éste es un episodio que
nunca acaba. Usted tiene la obligación, señor Rubio, de decir ante esta
Comisión, si mantiene su palabra de febrero y de junio de 1992. Usted,
señor Rubio, tiene que decir si entonces dijo la verdad o mintió a este
Parlamento y a los españoles. Usted tiene la obligación de querellarse
contra los que le han acusado, caso de que no sean ciertas esas
imputaciones; pero, señor Rubio, usted tiene que demostrarlo no sólo con
su palabra porque coincidirá conmigo en que esa palabra hoy, con razón,
está puesta en seria duda en este país. Usted tiene que demostrarlo con
hechos.

Usted tendría que haber demostrado ya, mostrado a los españoles, su
currículum fiscal, sus declaraciones de renta, sus declaraciones de
patrimonio, su fotocopia en el Registro de intereses de altos cargos, al
que viene obligado como ex Gobernador del Banco de España.

Señor Rubio, ayúdese a usted y ayúdenos a los que queremos que se haga
justicia de verdad en este país. Su comportamiento hasta este momento,
señor Rubio --y no sabe cuánto lamento decirlo--, ha estado más presidido
por el egoísmo y la cobardía que por lo que esperábamos de su reacción
ante esta situación. Usted está sembrando de miedos y de reservas este
debate, de dudas; por tanto, señor Rubio, usted está generando
desconfianza. Pero no es lo malo que esté generando desconfianza en usted
--creo que eso hoy ya no cuenta--, hoy está usted generando desconfianza
en la seguridad de un sistema político y financiero del que, créame, nos
sentimos muy satisfechos muchos españoles. Usted está generando
desconfianza en un sistema financiero al que, con una emoción que hoy ha
vuelto a repetir, pero de la que dudo, usted siempre ha manifestado que
ha entregado toda su vida profesional.

No sé, señor Rubio, si usted encubre sus errores o sus irregularidades,
si encubre a sus amigos o a los que maladministraron su patrimonio, pero
hoy es obligación de este Parlamento, hoy es obligación de este Grupo
Parlamentario hacer un esfuerzo por devolver confianza y seguridad a
quienes pudieran haberla perdido: a la sociedad española, al mundo
económico, a la comunidad nacional e internacional. Hoy tenemos aquí que
romper una lanza y decir en voz alta que este desagradable episodio,
obviamente, no afecta a un sistema comparable con cualquier otro sistema
europeo, internacional, moderno. Hoy tenemos que decir en voz alta que
esos comportamientos que han producido esta situación no echan por tierra
todo el trabajo y el esfuerzo que, entre todos, y especialmente este
Parlamento, han producido durante los últimos años. Hoy es un buen
momento para que el Grupo Parlamentario Socialista manifieste aquí que no
tendrá la más mínima vacilación para ser contundente en las actuaciones
que vayan a producirse en este caso. Que tenemos la máxima decisión y
firmeza para defender la honestidad y la honradez de este país; un país
que ha alcanzado la mayor cota de honestidad pública y privada, porque es
evidente que la democracia española permite, garantiza, que no haya caso
que pueda ser descubierto por la justicia, por los ciudadanos, por los
gobiernos, por los medios de comunicación, que no encuentre su réplica y
que no encuentre su castigo.

Señor Rubio, tiene usted, quizá ya, su última oportunidad. Aprovéchela
para salvar la poca dignidad que le queda. Si no es así, sepa que nos va
a encontrar enfrente. Nos va a encontrar enfrente con la indignación que
supone su comportamiento pasivo hasta este momento. Quiero manifestar, en
nombre de este grupo y en nombre de mi partido que, si es usted culpable,
así como todos aquellos cuantos hayan faltado a la honestidad, y sea
conocido, no van a quedar impunes. Se lo prometo, señor Rubio; no van a
quedar impunes. Esto no lo hacemos sólo por salvar la responsabilidad
política de este grupo parlamentario, de este Gobierno o de este partido.

Esto lo hacemos porque es nuestra obligación con los ciudadanos y con las
ciudadanas de este país. Lo hacemos, además, convencidos de que es una
manifestación compartida por el resto de los grupos parlamentarios, y de
la que yo tengo que decirle que me complace.

Señor Rubio, sé que muchos compañeros suyos del Banco de España hoy
estarán pasando también un mal momento. Creo que es una buena ocasión
para reiterar la importancia fundamental que la entidad que garantiza los
pagos, los ingresos, la estabilidad monetaria, el funcionamiento
financiero de un país, debe tener y eso hoy, por tarea de este
Parlamento, por el prestigio profesional de todos aquellos que están al
frente de esa entidad, por la talla y por la estatura moral de su actual
Gobernador, está garantizado para tranquilidad de este país, para
tranquilidad del mundo de los negocios y para tranquilidad de la
comunidad internacional.

Pero deberíamos, quizá, agotar el capítulo de iniciativas que una
Comisión como ésta debe hoy adoptar. Usted comprenderá, y comprenderán
todos los ciudadanos, que mi grupo parlamentario, ante lo
insatisfactorio, lo frustrante de sus no contestaciones, adoptará hoy,
antes de las ocho, hora en que se cierra el Registro, la iniciativa de
solicitar una comisión de investigación. Una comisión que dé tranquilidad
a quien no tenga motivos para haberla perdido, y en la que, desde luego,
pueden estar absolutamente seguros todos los españoles y las españolas
que llegaremos hasta sus últimas consecuencias de lo que ha sido su
responsabilidad en los últimos años al frente de ese cargo que hoy,
desgraciadamente, no podemos sentirnos satisfechos de que lo haya
desempeñado.




El señor PRESIDENTE: Cumplido el turno de intervenciones de los grupos
parlamentarios, tiene la palabra el señor Rubio Jiménez.




El señor RUBIO JIMENEZ: Voy a intentar ser bastante breve. Parece que al
principio de mi intervención dije que cuando el Presidente de la Comisión
me convocó para



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asistir a la reunión de hoy no estaba en situación de aclarar algunos
temas y que me parecía prematuro. De todas maneras acepté venir porque
quería dejar muy claro que nada de las acusaciones que se me están
haciendo en este momento ha influido en la conducta del Banco de España
durante la época que lo he dirigido. Aquí no ha habido nunca nadie que
haya podido decir que el Banco de España debería haber hecho otra cosa.

Se me puede objetar, se me puede criticar o se me puede acusar de otras
muchas cosas, pero nunca se me ha acusado, ni se me ha acusado esta
tarde, ni se ha podido probar, al menos para mí, que haya hecho en ningún
momento nada distinto de lo que eran los intereses del Banco de España y
los intereses del país y que, en absoluto, ninguna de las relaciones que
se han mencionado --y no vamos a volver sobre esos temas--, relaciones o
coincidencias hayan influido en ningún momento sobre la conducta del
Banco de España durante la época que yo lo he dirigido. Esa es la razón
fundamental de mi asistencia hoy aquí. Porque, por otro lado, yo podía
haber dicho perfectamente: Mire usted, se han iniciado unas diligencias
fiscales. He dicho que no estaba en posición y lo he dicho desde el
principio. Acepto que alguna de mis explicaciones pueda no ser
contundente, ya lo había advertido; pero sí he intentado, y me parece que
me lo tendrá usted que conceder, que no hay ninguna prueba, en ninguno de
los casos que se han producido en este país, de que haya habido jamás una
conducta del Banco de España que se haya debido a intereses personales,
aunque sólo sea porque he tenido la capacidad de atraerme la enemiga de
las personas y de los grupos que no hace falta ni mencionar, que me
supongo que los tendrá usted en la cabeza. Esto es lo que quiero dejar
muy claro, al lado de otras consideraciones. Esta es la razón, porque
comprendo el impacto que puede tener en la imagen pública, que he
intentado dejar muy clara.

Hemos hablado solamente de algún caso concreto porque era el más ligado a
todo el tema, pero podríamos repasarlo. Lo que sí parece que está muy
claro es que habrá habido pocas gentes en instituciones públicas que
hayan conseguido atraerse tantos enemigos y tantos enemigos poderosos.

Por tanto, yo no tengo, en absoluto, ninguna mala conciencia de haber
influido jamás, por interés personal mío, en una conducta que no fuera la
adecuada por parte del Banco de España. Eso es lo que por sentido de
responsabilidad he querido mostrar, por eso he querido venir esta tarde y
hablar como lo he hecho. Si no he sido convincente lo lamento
profundamente. A pesar de todo, si se analizan estos últimos años (la
señora Rudi ha hablado de la política del pelotazo, me parece muy bien),
veamos cuáles son los ejemplos que se han producido en el país. No me
caracterizo precisamente por haber sido blando con ninguno de ellos. Esto
es lo que para mí, a pesar de todo, tiene más importancia, porque es
verdad que se han producido muchos fenómenos de corrupción. Es verdad que
me puede usted decir: Es que usted está contribuyendo a esa lista. No
quiero en este momento criticar ni hacer ninguna alusión a nadie. Lo que
sí está claro es que en otros muchos casos parecía que la institución en
cuestión sí había actuado en función de algunos intereses que no fueran
los de la institución, y ese al menos es un mérito al que no renuncio,
con toda claridad y con la misma decisión con que usted se ha
manifestado.

Creo que extenderse sobre los otros temas, extenderse sobre lo que he
dicho sería innecesario, dada la importancia de la cuestión y la altura
de los problemas. Sí quiero, mirando a la televisión --como me pedía el
representante del PNV--, decir muy claramente que jamás he utilizado mi
cargo de Gobernador del Banco de España para aprovecharme; jamás he
tomado una decisión en el Banco de España que me favoreciera
personalmente, y me parece que la historia, con poco que se recuerde, me
da absolutamente la razón. Y no ha sido siempre fácil porque en esta
misma Cámara ha habido también muchos defensores de personas que me
atacaban y de personas que en aquel momento podrían parecer que tenían
condiciones distintas o que iban a seguir una política diferente. Y no me
estoy refiriendo al caso último que se ha producido, sino que ha habido
otros casos en el pasado. De eso es de lo que no tengo ningún
remordimiento ni ninguna mala conciencia, y miro a todas las cámaras de
televisión que haya que mirar. Analicen ustedes cuáles han sido las
actuaciones del Banco de España y si en algún momento creen que han
podido influir intereses o consideraciones personales. Me parece que si
lo hacen ustedes con objetividad me darán la razón.

Por lo que se refiere al tema de mis operaciones privadas, lo advertí al
principio, lo repito ahora, y espero que en su momento quede clara mi
inocencia en ese terreno. No he tenido esta tarde posibilidades de
aportar las pruebas concretas, pero a pesar de todo pediría a los
miembros de la Comisión que separásemos o, por lo menos, tuviéramos en
cuenta las dos facetas y que quedara muy claro en la mente de ustedes
(les ruego que hagan un ejercicio de memoria de muchos años) cuándo
realmente se ha producido una actuación en la cual los intereses privados
hayan podido predominar. Evidentemente, no sé si es adecuado decirlo,
pero ya comprenderán ustedes que ocasiones hubiera podido haber muchas, y
si en algunos momentos he tenido enemigos declarados ha sido por mantener
esas posiciones, que no siempre ha sido fácil, y que algunas veces he
tenido que mantener no digo totalmente en solitario, pero algunas veces
bastante solitario.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Rubio.

Concluido el debate, se levanta la sesión.




Eran las siete y cuarenta minutos de la tarde.