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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 17, de 21/09/1993
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1993 V Legislatura Núm. 17
EDUCACION Y CULTURA
PRESIDENTE: DON JOSE LUIS MARTINEZ BLASCO
Sesión núm. 2
celebrada el martes, 21 de septiembre de 1993



ORDEN DEL DIA:
-- Aprobación, en su caso, de la delegación en favor de la Mesa, a la que
hace referencia la Resolución de la Presidencia de la Cámara de 2 de
noviembre de 1983, en relación con el artículo 44 del Reglamento del
Congreso de los Diputados. (Número de expediente 42/000007.) (Página 66)
-- Aprobación de la celebración de las comparecencias de la señora
Ministra de Cultura. A propuesta de la Mesa y Portavoces de la Comisión,
acordada en su reunión del día 16 de septiembre de 1993. (Número de
expediente 213/000008 y 213/000029.) (Página 68)
Comparecencia de la señora Ministra de Cultura (Alborch Bataller), para
informar:
-- De las previsiones y líneas generales a desarrollar por la Ministra en
su Departamento en este mandato. A solicitud del Grupo Parlamentario
Federal IU-IC. (Número de expediente 213/000008.) (Página 68)
-- Sobre el programa a desarrollar al frente de su Departamento. A
solicitud del Grupo Parlamentario Popular. (Número de expediente
213/000029.) (Página 68)
-- De las previsiones y líneas generales a desarrollar en su
Departamento. A petición propia. (Número de expediente 214/000006.)
(Página 68)



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Se abre la sesión a las once y cinco minutos de la mañana.




- APROBACION, EN SU CASO, DE LA DELEGACION EN FAVOR DE LA MESA, A LA QUE
HACE REFERENCIA LA RESOLUCION DE LA PRESIDENCIA DE LA CAMARA DE 2 DE
NOVIEMBRE DE 1983, EN RELACION CON EL ARTICULO 44 DEL REGLAMENTO DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS. (Número de expediente 42/000007.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, buenos días. Comenzamos la sesión.

El primer punto del orden del día trata de la aprobación, en su caso, de
una delegación en favor de la Mesa.

Como SS. SS. conocen, el Reglamento establece, en el artículo 44, que ha
de ser la Comisión la que decida la oportunidad o no de las
comparecencias de los miembros del Gobierno. Para dar mayor agilidad al
funcionamiento de esta Comisión, que yo creo que es objetivo y propósito
de todos sus miembros, la Mesa acordó proponer a la Comisión que exista
una delegación permanente en favor de la misma para poder resolver sobre
las comparecencias de los miembros del Gobierno. Por tanto, formalmente
proponemos a la Comisión que exista esta delegación en favor de la Mesa,
en virtud de lo que señala el artículo 44 en relación a las
comparecencias del Gobierno.

¿Algún Grupo quiere opinar sobre esta delegación? (Pausa.)
Tiene la palabra el señor Cortés.




El señor CORTES MARTIN: Señor Presidente, simplemente para decir que
nuestro Grupo está de acuerdo, tal y como expresamos, siempre que exista
unanimidad en la Mesa. En el supuesto en que en ésta no haya unanimidad,
entonces vendría la cuestión como un punto de debate en la Comisión para
que fuese ésta quien decidiese.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Nieto.




El señor NIETO GONZALEZ: Nosotros estamos de acuerdo también en que esta
delegación la tenga la Mesa, pero teniendo en cuenta una cosa muy
sencilla, y lo digo para aclarar algo que ha expresado el Presidente, que
es la delegación permanente; es permanente en tanto no se acuerde lo
contrario por parte de la Comisión. Este es el sentido que va a apoyar
con nuestro voto el Grupo Socialista.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Izquierda Unida piensa que toda delegación es un
recorte democrático. Ahora bien, si es para aligerar trámites se puede
entender que esa delegación es justa, pero si en un momento determinado
la Mesa niega una comparecencia o cualquier tipo de documentación, sólo
en ese momento, y no por razones de unanimidad, la Mesa puede decidir por
mayoría siempre a favor. Ahora bien, cuando se decida por mayoría o
unanimidad en contra de una comparecencia, pensamos que debe pasarse el
debate a la Comisión para que públicamente se exponga el criterio a favor
o en contra de una determinada comparecencia. Por tanto, sólo pasaría al
pleno de la Comisión cuando la Mesa denegase una comparecencia o una
documentación singular.




El señor PRESIDENTE: ¿Alguna opinión más?
Tiene la palabra el señor Baltá.




El señor BALTA I LLOPART: Simplemente, señor Presidente, para manifestar,
en nombre de mi Grupo, la opinión de que, salvo que exista unanimidad,
esta delegación vuelva a la Comisión.




El señor PRESIDENTE: Entiendo que hay dos propuestas diferentes: la que
se ha hecho por parte del Grupo Popular, a la que se ha adherido ahora el
Grupo Catalán, de la unanimidad, y la propuesta que hace Izquierda Unida
de que, en caso de negativa de una comparecencia, aunque sea por
unanimidad, la negativa vuelva a la Comisión. ¿Es posible establecer
algún acuerdo?
Tiene la palabra el señor Nieto.




El señor NIETO GONZALEZ: Yo creo que esto es mucho más simple. Siempre
que haya una petición de un Grupo parlamentario de los representados en
la Comisión para que el debate se haga en la misma y la decisión se tome
por votación de la Comisión, debe ser así. No tenemos que hablar de
unanimidades ni de otro tipo de cuestiones, sino que cuando se llegue a
una unanimidad por parte de la Mesa y ningún grupo plantee nada, esa
petición de comparecencia saldrá adelante. En el caso contrario, cuando
algún miembro de la Mesa o algún grupo de los presentes en la Comisión
planteen objeciones, eso se trae al pleno de la Comisión, se vota y
punto. La cuestión es bastante simple.




El señor PRESIDENTE: La única objeción a esa posición es que todos los
grupos no están en la Mesa; ése es el único problema que existe. Por
tanto, se establecía la posibilidad de que, cuando sea en sentido
negativo, vuelva, porque podía suceder que, habiendo unanimidad, esta
unanimidad sea contra un Grupo que no está en la Mesa.




El señor NIETO GONZALEZ: Lo que pasa es que estas cosas tienen que
funcionar con mayorías y minorías. Cuando haya mayoría en la Comisión que
así lo decide, se producirá esa comparecencia. Esa mayoría se produce
siempre que haya unanimidad en la Mesa, teniendo en cuenta que los tres
grupos que la componen tienen mayoría suficiente. Puede darse el caso de
que dos grupos de los presentes en la Mesa tengan mayoría en la



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Comisión. En ese caso, se somete a votación en la Comisión y saldrá
adelante la propuesta. Puede darse el caso también que dos grupos
presentes en la Mesa no tengan mayoría suficiente en la Comisión y un
Grupo, presente o no en la Mesa, planteara que se vote en el pleno de la
Comisión para tomar la decisión. La situación es compleja debido a la
composición de fuerzas de esta Comisión.

Por tanto, yo creo que lo normal es que exista una delegación -ése es el
planteamiento del Grupo Socialista- a favor de la Mesa, para que la Mesa
sea la que decida las comparecencias en esta Comisión. En algún momento
determinado algún grupo -un grupo, dos grupos, un grupo presente en la
Mesa, un grupo no presente en la Mesa- planteará que esa delegación deje
de tener efecto y que sea la Comisión la que decida. En ese caso se
debate en la Comisión, se vota y, como consecuencia del resultado de esa
votación, se producirá o no la comparecencia. Yo creo que eso debe ser la
dinámica normal del funcionamiento de la Comisión.




El señor PRESIDENTE: Por ordenar un poco el debate, ¿entiendo que ésta
podría ser otra tercera fórmula en el sentido de que, en cualquier caso,
haya unanimidad o no en la Mesa, e independientemente de lo que acuerde
la Mesa, cualquiera de los grupos de la Comisión podría pedir la
avocación del debate a la Comisión? ¿Entiendo que ésa es una tercera
propuesta? Pregunto al Grupo Socialista.




El señor CORTES MARTIN: Yo creo que todos estamos diciendo más o menos lo
mismo, lo que pasa es que convendría precisar alguna cosa. La Mesa no
representa a los grupos ni quienes están en la Mesa están en
representación de ningún grupo; a los grupos les representan los
portavoces. La Mesa representa a la Comisión, defiende los intereses
generales de la Comisión y vela por el procedimiento en la Comisión, pero
se podría introducir alguna confusión si se dice que hay grupos que están
representados en la Mesa, que otros tienen dos y que otros tienen uno. No
es ésa la misión de la Mesa. Por tanto, me parece que de todas las
intervenciones se puede deducir lo mismo; es decir, la Mesa tiene una
delegación de la Comisión para facilitar las cosas y proveer el
funcionamiento normal de la Comisión en las comparecencias. En el caso de
que alguno de los grupos, no en la Mesa, considere que hay algún asunto
sobre el que discrepa, puede pedir que el asunto se debata en la Comisión
plenariamente. Eso se podía entender que bastaba con la unanimidad de la
Mesa y que, si había unanimidad de la Mesa, la Comisión, que no los
grupos, se sentía representada suficientemente, pero si hay quien objeta
que no, que sean los grupos, por nuestra parte no hay ningún
inconveniente. Es decir, de lo que se trata es de que la delegación en la
Mesa sea para facilitar las cosas y que en el caso de que haya cualquier
diferencia, bien entre los miembros de la Mesa o bien en los grupos, en
los portavoces, que el asunto se discuta en la Comisión, porque no se
trata sólo de votarlo, sino de discutirlo en la Comisión y que se puedan
conocer las razones por las que unos grupos están a favor de que se
celebre tal comparecencia o las razones por las que otros están en
contra, independientemente de cuál sea el resultado aritmético luego de
la votación, pero sí hay que dejar claro que la Mesa no representa a los
grupos, sino que son los portavoces los que representan a los grupos en
los debates en la Comisión.




El señor PRESIDENTE: El señor Nieto González tiene la palabra.




El señor NIETO GONZALEZ: No quisiera alargar en exceso este punto. Quizás
esto se pueda resolver -y en otras comisiones se resuelve así- por el
procedimiento que voy a explicar ahora, aunque la tradición en esta
Comisión es que se ha reunido la Mesa por un lado y en algunas ocasiones
se reunía la Mesa y portavoces. Yo creo que se puede resolver si las
reuniones son conjuntas de Mesa y portavoces. Si siempre que se reúna la
Mesa se convoca también a los portavoces, que es lo que habitualmente
hacen la mayoría de las comisiones de esta Casa, en esa reunión conjunta
se puede solventar todo tipo de problemas. En caso de que haya algún
problema insalvable en esa reunión de Mesa y portavoces, es cuando se
traería al Pleno de la Comisión y aquí se decidiría. Por tanto, yo
sugiero que, aparte de que aprobemos el punto 1 tal como viene marcado en
el orden del día, la tradición o la práctica a partir de ahora de esta
Comisión sea que las reuniones de Mesa y de portavoces se celebren de
forma conjunta, y que siempre que haya una reunión de la Mesa se convoque
también a los portavoces.




El señor PRESIDENTE: El señor Alcaraz Masats tiene la palabra.




El señor ALCARAZ MASATS: Nos vamos acercando a la solución, pero es un
problema de transparencia, no solamente de eficacia. Es decir, si por
mayoría la Mesa decide que no haya una comparecencia, esa decisión se
hace a puerta cerrada sin cruzarse los debates correspondientes. Por
tanto, si hay una decisión en contra -y nosotros siempre vamos a votar a
favor de cualquier tipo de comparecencia- debe debatirse públicamente por
qué se niega una mayoría. Ese es el problema de fondo, no que los
portavoces solucionen positivamente todos los casos, que en eso estamos
de acuerdo; pero, en caso de que haya una solución negativa, es cuando
nosotros exigimos un debate público de por qué se niega una
comparecencia. Es un problema de tipo democrático, no de tipo
procedimental.




El señor PRESIDENTE: El señor Baltá tiene la palabra.




El señor BALTA I LLOPART: Simplemente quiero decir que mi Grupo ha
abogado por una posición determinada en este caso, porque responde a un
criterio de un grupo que no está representado en la Mesa. Si el criterio
se traspasara a que la reunión fuera de Mesa y portavoces,



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mi Grupo simplemente se adheriría a esta propuesta porque se resolvería
el problema que se planteaba desde nuestra posición.




El señor PRESIDENTE: Voy a hacer una propuesta que creo que incluye las
diferentes formulaciones, para ver si tiene el acuerdo de todos los
grupos.

En primer lugar, que, al menos cuando se traten temas de comparecencias,
se convoque la Mesa y los portavoces. En segundo lugar, si hay acuerdo de
todos, no va a haber ningún problema; si el acuerdo de todos por mayoría,
que, evidentemente, será en este caso, es contrario a algún tipo de
comparecencia, el grupo que la haya solicitado tiene derecho a pedir la
avocación de la Comisión, independientemente de que tenga votos
suficientes para forzar que en el orden del día figure, pero tiene ese
derecho. ¿Estamos todos de acuerdo con esta formulación? Primero, asisten
la Mesa y los portavoces a las reuniones, al menos en las que se trate de
comparecencias, pero aunque la Mesa y los portavoces -se supone que por
mayoría, no por unanimidad- acuerden que no se celebre una determinada
comparecencia, el grupo afectado tiene derecho a pedir la avocación en la
Comisión, aunque no tenga mayoría suficiente para imponerlo en el orden
del día. ¿Estamos todos de acuerdo en esta formulación? (Asentimiento.)
Entonces, se acuerda unanimidad esta delegación, evidentemente con el
carácter que tiene toda delegación, que en cualquier momento la Comisión
puede acordar lo contrario, con estas características de que se hace a la
Mesa y a la Junta de Portavoces, y que cualquier grupo que no esté
conforme con una resolución contraria de esta Mesa y Junta de Portavoces,
tiene derecho a pedir la avocación del debate por lo menos, y la
votación, por supuesto, en la Comisión.




- APROBACION DE LA CELEBRACION DE LAS COMPARECENCIAS DE LA SEÑORA
MINISTRA DE CULTURA. (Números de expediente 213/000008 y 213/000029.) A
PROPUESTA DE LA MESA Y PORTAVOCES DE LA COMISION, ACORDADA EN SU REUNION
DEL DIA 16 DE SEPTIEMBRE DE 1993.




- COMPARECENCIA DE LA SEÑORA MINISTRA DE CULTURA (ALBORCH BATALLER) PARA
INFORMAR: DE LAS PREVISIONES Y LINEAS GENERALES A DESARROLLAR POR LA
MINISTRA EN SU DEPARTAMENTO EN ESTE MANDATO. A SOLICITUD DEL GRUPO
PARLAMENTARIO IU-IC. (Número de expediente 213/000008.)



- SOBRE EL PROGRAMA A DESARROLLAR AL FRENTE DE SU DEPARTAMENTO. A
SOLICITUD DEL G. P. POPULAR. (Número de expediente 213/000029.)



- DE LAS PREVISIONES Y LINEAS GENERALES A DESARROLLAR EN SU DEPARTAMENTO.

A PETICION PROPIA. (Número de expediente 214/000006.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos al segundo punto del orden del día. Dos
grupos de esta Cámara, en concreto el Grupo Federal de Izquierda Unida y
el Grupo Popular, y el Gobierno pidieron la comparecencia de la
excelentísima señora Ministra de Cultura, pero cuando se tomó la decisión
en la Mesa de esta comparecencia, que inicialmente la tenemos prevista
para hoy, no teníamos la delegación que acabamos de acordar. Por tanto,
la Mesa entiende que ahora, formalmente, por parte de la Comisión se
debería tomar el acuerdo de que comparezca la señora Ministra de Cultura.

Quiero advertir que ya está aquí. Lo digo para que nadie vote en contra,
con la presunción de que sería un enorme problema el citar ahora a la
señora Ministra de Cultura y que estuviera aquí dentro de unos minutos.

La señora Ministra ya está aquí. ¿Le parece bien a la Comisión y acuerda
así que comparezca la excelentísima señora Ministra de Cultura, para
responder a los dos grupos que han hecho la petición y la propia petición
del Gobierno? ¿Lo acuerda la Comisión? (Asentimiento.) Queda acordado por
unanimidad.

Acordada la comparecencia de la señora Ministra de Cultura, y como somos
muy eficientes, ya está aquí la señora Ministra, a la que en unos
momentos vamos a llamar. (Pausa.)
Como se ha podido comprobar, la eficacia preside todo el trayecto de esta
Comisión.

La comparecencia de la señora Ministra de Cultura se producirá, de
acuerdo con lo establecido por la Mesa, de la siguiente forma: en primer
lugar, tendrá la palabra la señora Ministra de Cultura para exponer, por
el tiempo que considere oportuno, las previsiones y las líneas generales
a desarrollar por su Ministerio. A continuación tendrán la palabra los
diferentes grupos. En primer lugar, los que han pedido la comparecencia,
en este caso también de la señora Ministra y por el orden de la
presentación en el Registro, de donde se deduce que primero será el Grupo
Federal de Izquierda Unida y después el Grupo Popular. A continuación
podrá intervenir el resto de grupos de menor a mayor, es decir, el Grupo
Mixto, el Grupo Canario, el Grupo Vasco, el Grupo Catalán y el Grupo
Socialista.

La intervención de los grupos está prevista en el Reglamento, en
principio, en unos diez minutos.

Si no hay objeciones al método, tiene entonces la palabra la señora
Ministra de Cultura para informar de las previsiones y líneas generales a
desarrollar en su Departamento en este momento.




La señora MINISTRA DE CULTURA (Alborch Bataller): Señor Presidente,
señorías, quiero agradecer las palabras de bienvenida del señor
Presidente y saludar muy cordialmente a SS. SS.

La comparecencia en esta Comisión es para mí un honor, que espero se
prodigue con regularidad a lo largo de la legislatura, permitiéndome
someter a su consideración



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la política del Ministerio de Cultura y recibiendo de ustedes
sugerencias, que estoy segura harán posible un gran consenso de los
grupos parlamentarios sobre política cultural.

Quiero dedicar mi primera comparecencia ante la Comisión a exponerles mi
visión de conjunto del Ministerio, expresándoles mi intención de
comparecer en breve para abordar monográficamente temas puntuales. Parto
de la consideración de que España tiene una riqueza patrimonial y de
manifestaciones culturales que la capacita para ser una gran potencia,
que atravesamos una crisis económica que no tiene precedentes inmediatos
y que existe un cuestionamiento del papel de Estado en la sociedad. Estas
premisas enmarcarán, con carácter general, la política del Ministerio en
esta legislatura.

La primera de las consideraciones es una constante que ni es ni debe
verse alterada por las vicisitudes por las que atraviesa nuestra
economía. La cultura española, lejos de estar en crisis, goza de una
salud y vitalidad extraordinarias, acrecentadas en el plural Estado de
las autonomías, que espero seamos capaces de preservar y estimular.

La austeridad que solidariamente debemos practicar exigirá redefinir
objetivos, abandonar algunas líneas de actuación y acordar, con prudencia
y sensatez, dónde deben concentrarse nuestros esfuerzos, pero debo
señalar que algunos de los cambios de rumbo que hay que introducir en la
política cultural española no dependen exclusivamente de la crisis
económica, sino que vienen exigidos por la experiencia que se ha
acumulado en los últimos años y por la conveniencia de iniciar nuevos
caminos capaces de superar la crisis del llamado estado de bienestar.

Desde esta óptica será preciso plantear nuevos modelos y nuevos modos de
gestión.

Quiero manifestarles que desearía que la política cultural del Ministerio
fuera del resultado de un gran consenso y para obtenerlo considero que me
corresponde tomar la iniciativa de exponerles las grandes líneas de
actuación del Ministerio de Cultura y señalar que con la misma convicción
y energía con que defenderé dichas líneas de actuación mantendré una
política de diálogo que conduzca al acuerdo.

Considero que las instituciones culturales en general, y en particular
los museos, auditorios, teatros y demás organismos dependientes del
Ministerio de Cultura, deben ser más activas, deben contagiarse de la
sociedad y contagiar a ésta de ideas; debe, en definitiva, establecerse
un flujo continuo entre las instituciones y la sociedad, de modo que
aquéllas sirvan realmente para lo que fueron creadas, haciendo posible
que los ciudadanos se acerquen y puedan conocer y comprender su pasado y
presente culturales y sean plataforma para la manifestación de las nuevas
sensibilidades en todos los órdenes. Bajo ningún concepto podría
admitirse que nuestras instituciones culturales, por muy brillantes que
sean, queden aisladas de la sociedad, dejen de servirla y se sirvan a
ellas mismas. Para lograr los objetivos indicados atribuyo una
importancia fundamental a los medios de comunicación, como transmisores y
creadores de cultura.

Por otra parte, considero que es posible obtener una mayor eficacia en la
gestión de nuestros recursos y para ello someteré a revisión la
organización del Ministerio y de los organismos dependientes del mismo,
sin que, por supuesto, comporte aumento de gasto.

En segundo lugar, sería deseable un nuevo equilibrio entre el
protagonismo de la sociedad civil y el de las instituciones públicas en
el desarrollo de los proyectos culturales. A mi juicio, el protagonismo
público debe consistir fundamentalmente en coordinar, favorecer e
impulsar iniciativas sociales. Ha llegado el momento de establecer un
nuevo marco de relación en que lo sustantivo, el protagonista, sea la
cultura y lo adjetivo el Ministerio.

Nuestras específicas condiciones históricas hicieron necesaria una
intervención potente del Ministerio con objeto de dotarnos de
infraestructurales y generalizar el acceso de los ciudadanos a los bienes
culturales. La solidaridad interterritorial seguirá exigiendo la
intervención de las Administraciones públicas en la preservación de
nuestro patrimonio cultural, pero esto no debe impedir, sino, por el
contrario, propiciar, una mayor implicación de particulares e
instituciones privadas en la cultura.

En este nuevo equilibrio, el Ministerio de Cultura tendrá que continuar e
incluso iniciar alguna línea de intervención proteccionista. Me gustaría
que fuéramos proteccionistas del talento, proteccionistas en aquellos
casos en que de la imparcialidad o la pasividad del Ministerio se
derivara la pérdida dramática de nuestro patrimonio o energías
culturales, como, por ejemplo, ocurriría en el cine español.

Considero que la asociación tradicional y mecánica entre cultura y dinero
debe romperse. Hay que desplegar grandes dosis de imaginación y reflexión
para suplir las carencias económicas, porque los retos que enfrentamos
tienen respuesta fundamentalmente desde las ideas. A partir de la
seguridad y confianza, desde la autoestima, es desde donde podemos
ofrecer las soluciones brillantes que merecemos.

Quiero prestar una especial atención al proyecto exterior del Ministerio
de Cultura. Ahora quiero significar que nuestra política cultural
exterior debe atender objetivos fundamentales, debe ser capaz de expresar
nuestra pluralidad cultural, ser instrumento de cohesión y servir al
conjunto de nuestros intereses. Iberoamérica y Europa son prioritarias.

No es necesario extenderse sobre nuestros intereses en Iberoamérica, que
siempre ha estado en el centro de nuestra atención, y más adelante
referiré, en líneas generales, nuestro programa exterior.

En las relaciones entre el Ministerio y las comunidades autónomas, la
fluidez no es sólo una condición necesaria para la mejora de la gestión,
sino que debe ser el símbolo de la cultura de la tolerancia y del respeto
a la libertad y a la solidaridad y propiciar la sustitución de la tensión
por el enriquecimiento mutuo. Considero que resulta imprescindible, en
este punto de desarrollo económico en que, como ustedes saben, se han
transferido a las comunidades autónomas considerables competencias en el
marco de la cultura, constituir órganos que tengan por objeto la
coordinación de las mismas.




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Es mi intención, siguiendo la iniciativa de mi antecesor, convocar a los
consejeros autonómicos para trazar las líneas de coordinación y
cooperación entre el Ministerio de Cultura y las comunidades autónomas.

Estoy segura que desde esta plataforma se pueden obtener efectos muy
positivos en todos los órdenes. Pero además considero imprescindible
completar las tareas de la mencionada conferencia sectorial con
comisiones mixtas integradas por el Ministerio de Cultura y cada una de
las comunidades autónomas, estableciendo un contacto más singularizado,
sistemático y directo. Del mismo modo, me preocupa la coordinación de la
política cultural del Ministerio con las corporaciones locales. En esta
línea, tengo intención de reunirme con la Federación de Municipios y
Provincias para elaborar un programa de actuación. La finalidad de dichos
encuentros es alcanzar un grado más alto de efectividad de las políticas
públicas culturales. Tengo, además, un especial empeño en que las
mencionadas conferencias y comisiones sirvan para obtener un mayor
equilibrio interterritorial y a la postre sean instrumentos para la
solidaridad y cohesión interiores.

Es igualmente trascendental la coordinación de los esfuerzos de la
Administración general del Estado en lo que a cultura se refiere. Por eso
considero necesaria una más intensa colaboración interdepartamental, en
especial con los ministerios de Asuntos Exteriores y Educación y Ciencia.

Con el primero, para dotar de mayor eficacia la política exterior
española, y con el de Educación y Ciencia, con objeto de que se produzca
una mejor utilización de las infraestructuras culturales con fines
educativos y para afrontar conjuntamente programas de formación
destinados a los profesionales de la cultura. En esta línea de
coordinación interdepartamental no quiero dejar de mencionar las
estrechas relaciones que la cultura tiene con el ocio y el desarrollo.

Por ello, y junto al Ministerio de Comercio y Turismo, vamos a elaborar
un plan estratégico para incrementar los beneficios inducidos de nuestras
dotaciones culturales. Estoy persuadida de que las inversiones en el
ámbito de la cultura son, en general, inversiones rentables. Muy
probablemente no estemos explotando ni adecuada ni suficientemente
nuestras infraestructuras culturales, pero estoy segura de que, a través
de una política coordinada entre ambos ministerios y los operadores
españoles del turismo, podremos obtener resultados satisfactorios.

Consideramos, igualmente, de gran interés promover programas conjuntos
con el Ministerio de Asuntos Sociales dirigidos y/o protagonizados por
jóvenes. Por otra parte, entiendo del mayor interés que la inversión del
1 por cien cultural atienda las prioridades que sugiera el Ministerio de
Cultura, a cuyo objeto solicitaré del Gobierno las medidas que procedan.

Como ejemplo de adecuada aplicación podríamos referirnos al plan de
rehabilitación de teatros. En definitiva, la coordinación
interdepartamental se hace imprescindible para la obtención de una mayor
eficacia.

La consolidación de la comunidad iberoamericana exige que concentremos en
ella nuestros esfuerzos. Debe distinguirse entre las presencias puntuales
mediante semanas españolas, asistencia a festivales, coproducciones
cinematográficas, etcétera, y los programas a largo plazo, que suponen
una colaboración más profunda e intensa. Queremos combinar los destellos
de intervenciones fugaces con programas que generen lazos más duraderos y
fecundos. Por ello me propongo establecer un esquema de colaboración
permanente presidido por el intercambio de tecnología cultural.

Por lo demás, seguiremos realizando actuaciones de gran calado
estratégico en la parte que nos corresponde, como en el caso del
Instituto Cervantes u otras puntuales en Europa. Ejemplo de esto último
es el Festival Español de las Artes en Londres, que tendrá lugar en la
primavera de 1994, continuando así el largo ciclo de festivales en
Europa, iniciado en Europalia en 1984 y que finalizará en Lisboa en 1995.

En el ámbito legislativo, retomaremos una serie de proyectos que en el
período anterior fueron presentados y decayeron como consecuencia de la
disolución de las Cortes Generales, que son de suma importancia para
nuestra cultura. En primer lugar, quiero destacar la reforma de la Ley
30/1980, de Regulación de Cuotas de Pantalla y Distribución
Cinematográfica. Como saben SS. SS., este proyecto de ley se publicó en
el Boletín del Congreso de los Diputados el pasado 20 de enero y había
cumplimentado el trámite de enmiendas cuando fueron disueltas las Cortes
Generales. En este momento estamos estudiando las enmiendas presentadas
durante la tramitación parlamentaria en la legislatura anterior, con
objeto de enviar a las Cortes Generales un proyecto consensuado. La
importancia de la modificación que ustedes conocen es fundamental para la
supervivencia del cine español, y debo decirles que estoy desplegando una
considerable actividad en el ámbito europeo a los efectos de conseguir
para el cine, en el marco del GATT, la cláusula de excepción cultural.

Si bien no corresponde al Ministerio de Cultura la iniciativa
parlamentaria, que, como ustedes saben, corresponde a los ministerios de
Economía y Hacienda y Justicia, impulsaré, junto con otros ministerios
igualmente interesados, los proyectos de ley de fundaciones y de
incentivos fiscales a la participación privada en entidades de interés
general, conocida esta última como Ley de Mecenazgo. Ambas leyes son
fundamentales para el Ministerio de Cultura; la de fundaciones, en la
medida en que al Ministerio le corresponde el protectorado de un
considerable número de éstas que soportan en la actualidad una normativa
obsoleta que precisa una importante actualización. Por otra parte, la de
fundaciones sin ánimo de lucro, junto a las asociaciones sin ánimo de
lucro del Estado, comunidades autónomas, entes y órganos públicos, son
las beneficiarias de los incentivos fiscales regulados por el referido
proyecto de ley. Por eso resulta conveniente que simultáneamente se
tramiten ambas leyes.

A mi juicio, no cabe la menor duda de que el proyecto de ley de
incentivos fiscales, con las sugerencias que puedan introducir SS. SS.,
se puede convertir en un elemento



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capital para lograr un mayor protagonismo de la sociedad en la cultura.

Los antecedentes internacionales que conocemos nos indican que a través
de una ley de esta naturaleza se obtiene una reacción muy favorable de la
sociedad en su conjunto.

Por lo que se refiere a proyectos reglamentarios, quiero destacar la
reforma del artículo 22 del Reglamento de Museos de titularidad estatal y
del sistema español de museos, adaptando esta normativa al Derecho
comunitario, lo que supone la igualdad de trato para los españoles y
ciudadanos de los demás Estados miembros de la Comunidad Europea.

Me propongo también modificar parcialmente el Real Decreto-ley 111/1986,
de desarrollo parcial de la Ley del Patrimonio Histórico Español de 1985,
adaptando dicho Reglamento a la doctrina del Tribunal constitucional, que
se deriva de la sentencia de 31 de enero de 1991. Por otra parte, estamos
estudiando la conveniencia de actualizar la normativa reglamentaria que
regula museos y archivos.

El Ministerio de Cultura está interesado, además, en concurrencia con
otros ministerios, en la trasposición de las directivas relativas a la
televisión sin fronteras y a la de protección de programas de ordenador,
así como en la elaboración de las directivas sobre el plazo de duración
de protección de derechos, la de protección de obras de difusión por
cable y satélite y la referida al régimen jurídico de bases de datos.

Es pronto para enunciar aquí otros proyectos de ley, pero no les quepa la
menor duda que nos proponemos acometer una tarea normativa, que con mucho
gusto iré presentando a SS. SS.

Desde la instauración del régimen democrático, el Ministerio de Cultura
ha tenido entre sus programas básicos la dotación, mantenimiento y
dignificación de infraestructuras culturales para facilitar a los
ciudadanos el acceso a la cultura en todas sus manifestaciones. Este
ambicioso plan no ha culminado, y debo decir que se está viendo afectado
en los últimos años por la minoración de las partidas correspondientes a
inversiones. Trataré de enunciar lo que considero puede afrontarse en lo
que queda de 1993 y durante 1994, años en que cumpliremos los compromisos
asumidos.

En materia de archivos, y a pesar de las enormes dificultades
presupuestarias, se liquidarán en 1994 las obras correspondientes al
nuevo edificio del Archivo de la Corona de Aragón y del Archivo Histórico
Provincial de Pontevedra; se continuarán las obras del Archivo Histórico
Provincial de Salamanca y Segovia, y se confeccionará el proyecto de
Archivo Histórico de Guipúzcoa. El plan de informatización de archivos
continuará particularmente en el Archivo General de Indias, que ha
recibido un importante patrocinio, y que tenemos previsto culminar el año
1994. Asimismo, vamos a continuar la informatización del Archivo de
Simancas y del Archivo Histórico Nacional.

Los museos, cuya función básica es conservar y atesorar nuestra mejor
tradición y memoria culturales, suponen una diversidad de modelos cuya
complejidad es obligado clarificar desde el punto de vista competencial
para el mantenimiento adecuado de los mismos, en colaboración, en algunos
casos, con las comunidades autónomas.

Por otra parte, las estimaciones más optimistas indican que un programa
de mantenimiento, actualización y reforma de museos y archivos debe
abarcar diez años y un costo de aproximadamente 25.000 millones de
pesetas, por lo que será necesario replantear los criterios en algunos
casos de financiación de los mismos. Sin embargo, puedo anunciarles que
en la primavera de 1994 se inaugurará el Museo de América, finalizarán
las obras del Museo de Albacete y continuarán las obras de reforma y
rehabilitación en los Museos de Huesca, Zamora, Tiermes, Tarragona,
Nacional de Antropología, de Madrid, Nacional de Cerámica, de Valencia e
instalación museográfica del Museo de Bellas Artes de La Coruña.

Iniciaremos los proyectos de los museos de León, el montaje museográfico
de Huesca y Palencia, la conclusión de la reforma del Museo de Menorca,
así como su montaje museográfico y, finalmente, se iniciará la primera
fase de la reforma del Palacio de Villena, como ampliación del Museo
Nacional de Escultura de Valladolid.

He dejado para este momento un breve comentario sobre el proyecto nuevas
áreas del Museo del Prado. No es necesario extenderme ni sobre la
importancia de nuestra primera pinacoteca ni sobre el interés que el
Ministerio tiene en que sus instalaciones y recursos estén a la altura de
su contenido. Además, les confieso que le estoy prestando una atención
personal y directa. Me gustaría encontrar la solución más adecuada y
definitiva a los problemas de espacio, modernización, etcétera, y por
ello considero que no debe adoptarse una solución insatisfactoria, pero a
la vez pongo de manifiesto la intención de adoptar una solución dentro de
1994, propuesta que con mucho gusto traeré a esta Comisión.

Quiero, por último, hacer referencia a la política de adquisiciones del
Centro de Arte Reina Sofía, un museo que constituye la memoria del
presente. Con nuestros recursos actuales será difícil llenar algunas
lagunas del arte del Siglo XX, pero sería imperdonable que no estuviera
representado en el Reina Sofía nuestro arte contemporáneo. Por ello
continuaré nuestra política de adquisiciones, con una especial atención a
la plástica española contemporánea, integrándola en el contexto
internacional. Tengo intención de mantener una absoluta transparencia en
este campo.

En lo relativo a las bibliotecas, el plan de construcción de bibliotecas
públicas del Estado puede verse igualmente afectado por las restricciones
presupuestarias, pero, en todo caso, en 1994 finalizarán las obras de la
Biblioteca de Murcia, se equipará la Biblioteca de La Coruña,
recientemente finalizada, y se continuarán las obras de las de Lérida y
Mérida.

Especial referencia hay que hacer a la Biblioteca Nacional, cabecera del
sistema bibliotecario español, en la que se han llevado a cabo
importantes obras de modernización, que se encuentran en la actualidad en
la tercera fase. La Biblioteca Nacional debe continuar sus proyectos de
modernización y, en especial, sus planes de



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microfilmación y digitalización que permitan una más fácil y eficaz
consulta de sus fondos.

Por otra parte, considero conveniente que la Biblioteca Nacional siga
desarrollando un moderado plan de exposiciones de sus fondos que sirva
para acercar esta importante institución a los ciudadanos, sin olvidar su
principal función de centro bibliográfico.

Por lo que se refiere a los auditorios, seguiremos ejecutando el plan
iniciado en 1984, de acuerdo con el que se han inaugurado cuatro grandes
auditorios: Valencia, Santander, Santiago de Compostela y Sevilla,
estando en la actualidad en obras los de Cuenca, Murcia, Lérida y el
auditorio de Barcelona, mientras que en un plazo medio nos propondremos
iniciar nuevas colaboraciones en San Sebastián, Salamanca, Zaragoza,
Mérida, Málaga y León.

Mención aparte merece el Teatro Real. Como ustedes saben mejor que yo,
las obras de reconversión del Teatro Real en un teatro de la ópera se
conciben en 1985 y se inician en 1988. Técnicamente, el estado de las
obras permite sostener que la finalización de las mismas podría tener
lugar a principios de 1995. Sin embargo, desde la perspectiva
presupuestaria las dificultades son mayores. Créanme que éste es uno de
los temas que centran mi preocupación, no sólo por el volumen de
inversión necesario para la conclusión de las obras, sino por los
elevados costos que conlleva el funcionamiento de este tipo de
infraestructuras.

Desde los planteamientos actuales europeos, es decir, considerando que
los presupuestos públicos soportan entre un 40 por ciento, en el caso del
Covent Garden, y el 75 por ciento, en el del Teatro de la Opera de
Munich, del coste total del mantenimiento de estas infraestructuras, los
presupuestos de que disponemos serían claramente insuficientes para
atender al Teatro Real, Teatro de la Zarzuela y Teatro del Liceo.

A mi juicio -y esta reflexión es aplicable con carácter general al resto
de las unidades de producción del Instituto Nacional de las Artes
Escénicas y de la Música-, o bien se incrementan las dotaciones
presupuestarias para el adecuado funcionamiento de estas infraestructuras
culturales o será necesario modificar, seria y rigurosamente, los
planteamientos que rigen en la actualidad.

La Orquesta y Coro nacionales de España, los ballets y nuestras compañías
de teatro desarrollan programas que trataremos de mantener al nivel de
temporadas anteriores. Contamos con profesionales de muy alto nivel, pero
me propongo revisar la organización de nuestras unidades de producción,
con objeto de dar mayor racionalidad y eficacia a su funcionamiento, sin
merma alguna de la dignidad del producto que se ofrezca. Por otra parte,
es mi intención que los espectáculos generados por las mencionadas
unidades de producción adquieran una mayor difusión en el territorio
español.

Sus Señorías saben que nuestro cine atraviesa una crisis profunda, aunque
no puede negarse la calidad de directores, actores y demás profesionales
del cine. De acuerdo con los últimos datos, la participación del cine
español en el conjunto de la recaudación en taquilla supone tan sólo un
siete por ciento. Nuestra industria cinematográfica no es lo sólida que
quisiéramos y la distribución está monopolizada por multinacionales de
capital norteamericano, pero adviertan que esta situación tiene lugar en
un marco legislativo decididamente proteccionista, a través de cuotas de
pantalla, de las licencias de doblaje, de las subvenciones a la
producción cinematográfica y de las ayudas que en otro orden se producen,
apoyo de festivales, etcétera.

Pues bien -y lo digo asumiendo todos los riesgos y costes de esta
afirmación-, será necesario continuar dicha política proteccionista si no
queremos la desaparición del cine español. Sin duda tendremos que
modificar a medio plazo el tipo de intervencionismo introducido por la
Ley 3/1980, pero de modo inmediato habrá que seguir su línea y será
preciso crear un marco de medidas, no sólo legislativas, sino económicas
y fiscales, que equiparen el sector empresarial del cine a cualquier otro
sector industrial, de modo que las empresas de producción puedan estar en
condiciones de ser competitivas al máximo nivel.

En definitiva, debemos acelerar la finalización y puesta en marcha del
plan de protección integral al cine que permita a medio plazo su
recuperación, de modo que pueda competir, en condiciones, sino de
igualdad, casi, con el resto del cine europeo y norteamericano. Nuestra
política cinematográfica tendrá, además, que proyectarse en el ámbito
europeo. No es suficiente afrontar los problemas del cine a nivel
nacional, sino que habrá que obtener una toma de posición de nuestros
socios comunitarios en la línea indicada.

Lo que está en juego, señorías, es una manifestación muy importante de la
cultura y lo está, curiosamente, por la debilidad del sector industrial
que la soporta, hacia el que debemos dirigir nuestra protección. Es
decir, para garantizar la expresión del talento de nuestros directores,
actores y demás profesionales -del que no tengo la menor duda- será
necesario proteger la industria del sector, en la línea de una mayor
racionalidad y efectividad del mismo. Nuestro programa en relación con la
cinematografía se concentrará en las subvenciones anticipadas para la
producción de largometrajes, fondo de protección, intentando que no se
produzca reducción en el nivel de películas subvencionadas. Mantendremos
las ayudas a las películas de especial calidad, aunque tendremos que
minorar el volumen de las mismas. Por otra parte, se continuará
financiando la producción de películas a través del Fondo de Garantía.

Es nuestro compromiso también revisar la composición y las funciones de
la Comisión Asesora. Por otra parte, se continuarán los múltiples
programas de promoción cinematográfica, a través de subvenciones a
festivales y mercados nacionales e internacionales, tratando de asistir a
los de mayor relevancia en el ámbito internacional y nacional.

Aunque con una breve mención, debo citar las actividades de la Filmoteca
Española, que viene realizando una notable labor en lo que a la
conservación y difusión de la cinematografía española se refiere.

El Ministerio ha venido desarrollando un conjunto de



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programas en torno al fomento de la lectura y el libro que de modo
directo o indirecto inciden muy positivamente en un sector que goza de
buena salud. En la medida de nuestras posibilidades, mantendremos
nuestros programas de ayudas y, en particular, la promoción exterior del
libro en las ferias internacionales, la representación en el exterior del
panorama más completo de nuestras letras y el apoyo a las pequeñas y
medianas empresas, con programas de ayuda a la edición. Considero que
debemos prestar una mayor atención y apoyo a la distribución y
particularmente a los libreros, ayudándoles a modernizar tanto los
sistemas de distribución como las librerías en cuanto a sus puntos de
venta. En esta línea, la generalización del telepedido me parece capital.

Consideramos conveniente la redefinición del Centro Nacional de
Exposiciones, que debe centrar sus actividades en la investigación y
difusión de los hitos básicos de nuestro pasado cultural y que puede ser
instrumento de coordinación con las comunidades autónomas en este ámbito.

Por otro lado, la relevancia de las artes plásticas en el patriminio
cultural español se corresponde con la programación de los grandes museos
nacionales: el Museo Nacional El Prado, que el próximo año cumple el 175
aniversario de su fundación, acontecimiento éste alrededor del que vamos
a organizar las exposiciones temporales y actividades, y el Centro de
Arte Reina Sofía, con su propuesta de revisión de la Historia del siglo
XX.

Volviendo al comienzo de esta intervención, quisiera ir concluyendo, no
sin antes reiterarles mi decidida voluntad para trabajar con SS. SS. en
este proyecto suprapartidario que a grandes rasgos les he ido mostrando,
de desarrollar una identidad cultural para nuestro país potente, abierta,
integradora y plural, así como optimista y segura de sí misma en su
proyección externa. Es precisamente en el marco de este gran objetivo que
pretendo anime e informe toda la política cultural del Departamento,
donde, a mi modo de ver, cobra su pleno sentido el establecimiento y la
definición consensuada de un órgano estable de cooperación con las
comunidades autónomas. El principio animador de la integración cultural
que les estoy proponiendo puede resumirse con la frase propuesta por uno
de los creadores del Grupo Carta del 77, Jean Patoque, dicho en sus
propias palabras: el principio que permite ordenar una unidad plural
-como el proyecto cultural que les he venido proponiendo- es el principio
de la solidaridad de los estremecidos. Comparto este criterio ordenador y
estoy segura de que contamos en estos momentos con los elementos de orden
político que lo pueden hacer viable.

Si SS. SS. repasan sus respectivos programas electorales verán que hay
una coincidencia en todos ellos por asegurar mecanismos de colaboración
cultural entre el Estado y las comunidades autónomas, lo que espero nos
permitirá encontrar un soporte institucional que haga posible optimizar
los recursos escasos, a veces, y la posibilidad de ser copartícipes en un
proyecto de identidad cultural desde la coexistencia de las diferentes
singularidades y sustentado en valores como la tolerancia, la solidaridad
y la libertad.

El otro eje que, a modo de gran objetivo, va a informar también las
actuaciones del Ministerio, tal y como les he ido indicando en diferentes
momentos de mi intervención, es el de reequilibrar la actuación de los
poderes públicos y la iniciativa privada a la hora de impulsar o promover
determinados programas culturales. Sintetizando ahora lo que ha de ser el
papel de las instituciones públicas, y más concretamente el Ministerio de
Cultura, querría decirles que éste no se limitará a ser un mero
dispensador cuantitativo de una serie de bienes culturales. Creo, por el
contrario, como habrán podido deducir de mis palabras anteriores, en su
papel educador y positivamente tutelar del patrimonio artístico y
cultural sobre el que descansa toda convivencia cívica que se pretende
solidaria y responsable. En este sentido, participo de la tradición
ilustrada y de la concepción de la democracia como el ejercicio de la
libertad por ciudadanos dotados de juicio crítico. Es, por consiguiente,
a este reforzamiento de una ciudadanía activa, capaz de sintonizar con lo
que mañana ha de ser el ciudadano europeo, a la que fundamentalmente se
orientarán los distintos proyectos culturales de los que les he hablado y
los nuevos que se planteen en el futuro.

Como se ha dicho, sólo una ciudadanía democrática que no se cierre en un
sentido particularista puede preparar el camino para un estatuto
cosmopolita que ya hoy empieza a configurarse. Contribuir modestamente a
esta tarea será, por consiguiente, otro de nuestros criterios básicos a
la hora de impulsar los diferentes programas del Ministerio.

Como habrán podido observar, transcurridos apenas 70 días de Gobierno,
les he informado de las nuevas ideas-fuerza que van a servir de base para
el desarrollo de las políticas culturales de futuro y también les he
mostrado cómo concibo la relación del Ministerio de Cultura con otros
Departamentos, en orden a potenciar un proyecto cultural con mayor
fluidez en el juego de las relaciones de la sociedad con las
instituciones culturales. Entretanto, estoy receptiva a las sugerencias
que quieran plantearme, así como a las críticas que puedan hacer al
diseño del proyecto cultural que les he propuesto.

Señor Presidente, señorías, me siento orgullosa de nuestra cultura, la
del pasado y la del presente, y estoy convencida de que será un valioso
instrumento de solidaridad y cohesión que nos servirá para superar
ciertos elementos de pesimismo que toda situación económica difícil
conlleva, para lo que espero contar con su colaboración.




El señor PRESIDENTE: Es el momento ahora de la intervención de los
diferentes Grupos, por un tiempo inicial de diez minutos, para fijar
posiciones, formular preguntas, propuestas, lo que deseen los diferentes
Grupos.

En primer lugar, por el Grupo Federal de Izquierda Unida, tiene la
palabra el señor Alcaraz.




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El señor ALCARAZ MASATS: Que la realidad no te estropee una bella
historia. Esta frase es resumen de una vieja estrategia metafísica sobre
la que después volveré.

Quiero saludar, en principio, la rápida comparecencia de la Ministra,
felicitar a una mujer Ministra por su nombramiento y saludar en esta
felicitación el gesto constituyente de las mujeres en pugna por abrirse
paso al espacio público; pugna muy difícil por los codazos que damos los
hombres. Quiero saludarla también porque no es ministra por ser ex
comunista, sino que tiene méritos suficientes para no ser simplemente una
ex. (Risas.) Los dos anteriores eran ex comunistas.

Desde el punto de vista democrático -ya entro en el asunto, señora
Ministra-, los objetivos del Ministerio de Cultura en la política
cultural deberían ser -y coincido mucho con usted en los objetivos, en la
bella historia- la cultura como factor democratizador, como estrategia
permanente para articular la sociedad sobre el impulso crítico al que
usted aludía, es decir, en base a la libertad, al debate constante, a la
crítica, a la crítica del juicio. También, como usted citaba, el impulso
de los servicios públicos, porque en el mercado hay una serie de
cuestiones, de iniciativas que nunca abordaría. En este aspecto, habría
que empezar a distinguir, a no confundir nunca entre privatización e
independencia, como hace muchas veces la derecha cultural.

Estoy de acuerdo en la necesidad de defender las diferencias culturales;
por lo tanto, la coordinación es la otra cara de la moneda de las
culturas territoriales, y también los rasgos invariantes de la cultura
española. Por lo tanto, política de promoción hacia el exterior de la
cultura española, de esos rasgos estructurales invariantes. Esto nos
lleva a una primera conclusión: la necesidad de un peso real del
Ministerio de Cultura en los Presupuestos Generales del Estado, y
empezamos a aterrizar en la cruda, en la dura realidad. Nosotros le
decimos sí a la existencia del Ministerio de Cultura, por descontado, en
función de estas estrategias que acabo de nombrar, pero, naturalmente, un
Ministerio de Cultura presupuestariamente dotado, porque si no es
imposible convertir en realidad esta serie de proyectos, de presupuestos,
de objetivos, de estrategias que usted ha enumerado.

Creo que si alguno interpretamos bien aquel eslogan del cambio sobre el
cambio, al que usted parece que se acoge, lógicamente tendríamos que
empezar a ver que se está superando la década anterior con respecto a las
dinámicas culturales; dinámica culturales bastante horteras en la década
anterior. Primaba el tema de la «movida» como expresión máxima de la
cultura, más bien de la «cultureta», durante esta década anterior. Desde
el punto de vista de la modernidad, una idea que se ha ido desplomando
conforme se ha ido viendo que era un simple disfraz para mamar de la ubre
del Estado. El tema de la política de imagen, mensaje al medio en su peor
versión: la mentira bien dicha equivale a la verdad. Creo que esto se
empieza a superar, pero esta etapa, sin duda, ha devastado, en cierto
grado, la conciencia crítica y el debate, llevando a los intelectuales a
un rincón gris, a esa ética chata de la prepotencia de la élite y la
bodeguilla como expresión más acabada de esta política cultural que no
puede mantenerse en el próximo período. Esperemos que los intelectuales
en este país recuperen su filo crítico que han perdido en gran parte
durante «la década prodigiosa» y que reinventen su debate permanente
contra el poder y la burocracia. Esperemos que este Ministerio sea la
dinamo de una nueva situación y no una especie de «holding» de
bodeguilla, como se podría convertir si no andamos todos diligentes, como
la señora Ministra ha dicho, convocándonos a una labor conjunta,
suprapartidaria, de acuerdo.

¿Por qué hablaba al principio de una situación que podría empezar a ser
metafísica, es decir, de una diferencia ante la bella historia, el
objetivo y la realidad más concreta, material y directa?
Señora Ministra, yo la sigo fervientemente, sigo sus declaraciones de
prensa que para mí son compromisos, son comparecencias responsables ante
lo público, ante los que estamos en el espacio de lo público, que es
mucho más amplio que lo político, pero en lo político y en lo público las
palabras son categorías, son tomas de posición que tienen que ir
cuadrando con los hechos o nos encontraremos ante una situación bastante
desesperada, y creo que puede empezar a haber una cierta ruptura,
distancia entre la realidad de la política del Partido Socialista y la
bella historia de algunas de sus declaraciones, que analizo
brevísimamente y que considero que también son preguntas para usted.

Por ejemplo, al despedirse del IVAM, usted dijo el 8 de septiembre de
1993: El 17 de septiembre presentaré un primer borrador de presupuesto,
del que todavía no se puede decir que vaya a sufrir un recorte o que en
él se incluya el presupuesto de la Fundación Thyssen. Bien dicho. Bella
historia que empieza a chocar con la realidad. El presupuesto actual
ronda los 55.000 millones de pesetas, un presupuesto guineano el del 93.

Se anuncia un recorte del 10 por ciento más 9.000 millones anuales,
durante cuatro años, del pago por la colección Thyssen. La señora
Ministra ha empleado una cautela tremenda, muy inteligente en su
manifestación, porque traslada la responsabilidad a Economía cuando ha
dicho: Todavía no se puede decir que haya recortes en lo que yo presento.

A partir de lo que usted presenta podemos ver que ese recorte no depende
de su voluntad. En todo caso, ojalá, o, si no, que los Presupuestos la
pillen confesada, señora Ministra.

Usted también ha dicho: Me gustaría que hubiese más programas culturales
en la televisión pública, ya he hablado con Candau. Y ¿qué le ha dicho?
Porque Candau acaba de quitar la cultura y la ha mandado al espacio de la
segunda cadena, no sigue la renovación cultural de otros países europeos
como, por ejemlo, Italia, donde a través de una renovación cultural se
está introduciendo la cultura en espacios de máxima audiencia e incluso
las televisiones privadas están siguiendo y copiando la hegemonía de la
televisión pública. Aquí está ocurriendo a la inversa: la televisión
pública cada vez imita más a la privada y nos encontramos con que estamos
todos en una carrera de captación de audiencia a través de las tres ces:



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culebrones, concursos y crímenes. Si usted ha hablado con Candau, ¿qué le
ha dicho? Porque está haciendo lo contrario de lo que usted le ha
recomendado, como Solbes hará lo contrario en los Presupuestos.

También ha dicho usted: Los europeos tenemos que unirnos para frenar el
impulso absolutamente avasallador del cine norteamericano. Entonces,
supongo que harán como en Francia: no votar los acuerdos del GATT si
incluyen la propuesta norteamericana sobre el cine. Eso ha dicho
Balladur. Usted viene y plantea eso y después dirá: no, no, la culpa es
de Solana que ha votado al GATT a pesar de lo que yo dije. Usted no dice:
la protección al cine, aunque suene antiguo. No es antiguo. Clinton está
protegiendo hasta la mecedora de su abuela y nosotros aquí no protegemos
nada, pero si al final se votan los acuerdos del GATT de los que sólo se
critica hasta ahora la agricultura, no el cine, como si el cine o los
medios audiovisuales no tuvieran importancia, nos encontraremos con que
no se establece ni una sola crítica oficial, excepto las que usted hace
ante los medios de comunicación, que me parecen inteligentes, con
respecto al cine y a la liberalización salvaje que va a invadir -aunque
ya los tiene invadidos- todos los mercados de cine europeo y, sobre todo,
el de España. Por cierto, usted en su asistencia -es usted una Ministra
bastante viajera- al Festival de San Sebastián ha dicho que el panorama
del cine español le parece fantástico. Será si se aprueba el plan
integral sobre el cine y toda esa serie de protecciones y ayudas a las
que usted aludía, o quizá le parece fantástico con respecto a la calidad
de los actores y directores, supongo que será eso más bien, porque, en
principio, no entendía bien su aseveración en San Sebastián.

También ha dicho: Hay que meter el libro en la vida cotidiana. Usted me
dirá cómo cuando el presupuesto para potenciar la Ley de bibliotecas este
año es de 1.600 millones de pesetas. Si este año se le recorta el 10 por
ciento ¿qué va a psar con esta idea magnífica de meter el libro en la
vida cotiana cuando a la vez están desapareciendo los programas
culturales de los medios públicos, fundamentalmente de Televisión
Española? Eso sí, por lo menos usted se atreverá a quitar el programa del
mono, el que anuncia que hay que leer más en este país y hay un mono que
se pone un libro en la cabeza; por cierto, usted también lo ha criticado.

Entre las bibliotecas que no nombra pero que está prácticamente
construida y falta inaugurarla es la Biblioteca Andaluza en Granada,
tiene problemas. Es una referencia territorial que si usted quiere
contestar se lo agradezco, y, si no, más adelante.

El quinto lugar, ha dicho usted: el Museo del Prado hay que ampliarlo
hasta el Ministerio de Agricultura. Sí, «ABC», 14 de julio de 1993, tengo
todos los recortes aquí por si los quiere usted ver. ¿Cuándo hay que
ampliarlo? ¿Cómo? ¿En función de qué presupuesto? ¿Se va a seguir el
proyecto Partearroyo o éste que usted dice? ¿O los dos a la vez, el tema
de los subterráneos de Partearroyo más el Ministerio de Agricultura? ¿Va
a haber presupuesto para todo y para la Thyssen? ¿Sabe usted que en
Sevilla se están protegiendo o adoptando cuadros como si fueran
personajes del Tercer Mundo? Me refiero a los dondos del Museo de
Sevilla. Por tanto, cuándo, cómo, a través de qué presupuesto, a través
de qué proyecto o si se va a convocar un concurso internacional, se va a
ampliar y se van a sacar a la luz los importantísimos fondos del Museo
del Prado, que me parece que van a tener problemas serios y van a seguir
viviendo en la clandestinidad. En todo caso, este objetivo básico parece
tener peligro de legislatura.

También ha dicho -como ve, conozco todas sus obras completas-: Hay que
dinamizar la proyección exterior de la cultura española; es un objetivo
básico sobre todo con respecto a Iberoamérica. Por lo menos ya nos ha
anunciado que para noviembre de 1994 se abre el Museo de América. Lleva
doce años cerrado, usted lo sabe, doce años cerrado. Se abre en noviembre
de 1994. Esperemos que no se posponga de nuevo la inauguraicón. Dice
usted que hay que dinamizar la proyección exterior de la cultura mientras
agoniza el Instituto Cervantes. Ahí está el anuncio -hay responsabilidad
compartida con el Ministerio de Asuntos Exteriores- del peligro de
clausura de varios centros, y, en todo caso, hay unos presupuestos para
el Instituto Cervantes de 4.000 millones de pesetas, que naturalmente son
bastante escasos.

Finalmente, usted ha dicho también que existe el gran reto de coordinar
las comunidades autónomas en el marco general de una estrategia de
Estado, etcétera. Desde luego, el señor Solé Tura no hizo absolutamente
nada en este aspecto excepto reunir formalmente, y no mucho, a los
consejeros territoriales. Yo comprendo que hay un proyecto de Estado
desde ese punto de vista, pero a nuestro juicio ese proyecto de Estado
está sufriendo un peligro desequilibrador que, por las noticias que daba
la prensa y la radio ayer, se puede traspasar a los Presupuestos
Generales del Estado. Me refiero a los acuerdos legítimos, etcétera, como
se suele decir, con Convergència i Unió y el PNV. Aquí podemos ir a una
realidad donde se confedere el Norte excepto Asturias, y se provincialice
el resto de las comunidades autónomas -recuerde usted que «provincia»
viene del latín, «las vencidas»- y se provincialice, por tanto, el tema
de la cultura. En consecuencia, vamos a estar muy pendientes de esos
presupuestos que pueden afectar o están afectando de hecho al mismo
concepto de Estado de cara a la construcción del Estado de las autonomías
y, a nuevo jucicio, de la necesidad de la construcción de un Estado
federal.

Termino, señora Ministra. Usted también está teniendo una gran cautela de
futuro y ha dicho: Es muy difícil que yo dimita. Sólo lo haría si tuviese
una sensación de impotencia absoluta. Otra cosa es que me destituyan. Yo
creo que esta idea de la dimisión hoy no nos resulta agradable. Yo creo
que todos tenemos que luchar desde esta Comisión y usted con nosotros,
suprapartidariamente, para que no se dé esta impotencia. Por tanto, habrá
que hacer un debate serio con respecto a los Presupuestos Generales del
Estado en el tema del GATT y respecto a otros que usted ha anunciado
aquí, y casi, casi le propongo que creemos un «lobby» en esta Comisión,
un «lobby» que usted encabece de cara a estas luchas para que no haya
recortes presupuestarios; es decir, que usted no



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encabece aquí los recortes presupuestarios sino que encabece en el
Consejo de Ministros, el viernes, lo que se persigue en esta Comisión, ya
que en ella se va a protestar de que haya recortes presupuestarios, de
que no se sigue ayudando al libro, de que no se proteste sobre el tema
del GATT y que, por tanto, esta Comisión no sea simplemente el centro de
la imagen y la movida, como he dicho anteriormente. En todo caso, si a
usted la destituyen en función de estas protestas, yo casi plantearía que
esta Comisión se pusiera en huelga de hambre. (Risas.) Pero lo que sería
difícil de entender es que se produjeran los recortes del 10 por ciento
sobre 55.000 millones de un monto tan ampliado como el de los
Presupuestos Generales del Estado -no llegamos a los niveles medios
europeos ni con mucho- y que siguiéramos viendo todo desde el punto de
vista de una bella historia que choca frontal y crudamente con la
realidad.




El señor PRESIDENTE: A continuación, tiene la palabra, por el Grupo
Popular, el señor Cortés.




El señor CORTES MARTIN: Señor Presidente, mis primeras palabras han de
ser de bienvenida a la señora Ministra deseándole los mejores éxitos en
su gestión. Queremos felicitarnos, además, por la disposición que ha
mostrado para venir aquí cuantas veces sea necesario y conveniente, no
sólo puntualmente, es decir, a la hora, sino también para tratar en
profundidad cuestiones concretas en las que en intervenciones generales
como ésta probablemente no podamos profundizar suficientemente.

Y quiero también, señor Presidente, agradecer a la Mesa de la Comisión y
a la buena disposición de la señora Ministra el que esta comparecencia
haya podido celebrarse tan pronto, haya sido de las primeras que se haya
celebrado. Algo que, personalmente, como bien sabe la Mesa, agradezco de
una manera muy especial.

La comparecencia se celebra cuando estamos próximos a esa fecha de los
100 primeros días de Gobierno, período que se suele considerar como aquel
que aprovechan los gobernantes para hacerse cargo de la situación y tomar
las primeras medidas. En el Ministerio de Cultura, de momento, se han
tomado pocas, por no decir ninguna, y no creemos que estemos para perder
el tiempo, pero pensamos (porque bien saben la Comisión y la señora
Ministra que somos gente bien pensada) que habrá dedicado todos estos
meses, sin vacaciones, a conocer a fondo los problemas con los que se
tiene que enfrentar su Ministerio y a estudiar cómo lo va a hacer.

Probablemente, después de escuchar su intervención, señora Ministra, da
la sensación (sobre todo después de conocer no sé si a fondo o
superficialmente, pero basta simplemente con dar un vistazo- de que la
señora Ministra se ha quedado estremecida con la situación que tiene, y
ahora reclama la solidaridad de los estremecidos para que la acompañemos
en estas tribulaciones que va a tener. Mala herencia tiene, desde luego,
la señora Ministra en su Departamento, pero este turno de mi
intervención, señor Presidente, no tendrá carácter polémico. La señora
Ministra, aunque sea solidaria con la gestión de sus inmediatos
antecesores, y estoy seguro de que lo es, no tiene por qué responder en
este momento de lo que otros hicieron o dejaron de hacer. Y, a lo que
parece, la señora Ministra está decidida a hacer una revisión profunda,
casi, casi, parece que plantea una enmienda de totalidad a la política
cultural de los años anteriores. Motivos tiene para ello. Ojalá pueda y
ojalá la dejen, porque las principales dificultades, señora Ministra, no
las va a tener en esta Comisión en los grupos de la oposición; sus
antecesores las han tenido más cerca y, desde luego, en el propio Consejo
de Ministros.

Parece obligado, sin embargo, señora Ministra, que, después de haber
tenido tiempo para conocer lo que se va a traer entre manos, haga algunas
precisiones mayores, sobre todo teniendo en cuenta que esta Comisión ha
escuchado en legislaturas pasadas muchas buenas intenciones e incluso
compromisos muy solemnes que figuran en el «Diario de Sesiones» y que han
quedado en agua de borrajas. Hasta ahora, a los ministros socialistas de
Cultura les han faltado básicamente tres cosas: un proyecto nacional que
inspire sus actuaciones, un peso político en el Gabinete, que sólo tuvo a
título personal don Javier Solana, y una capacidad de gestión que no ha
tenido ninguno.

La señora Ministra viene con una capacidad de gestión acreditada, aunque
sea en un área limitada, y me imagino que alguno de sus colaboradores le
habrá pasado copia de Diarios de Sesiones de esta Comisión en donde yo
mismo he puesto el IVAM como ejemplo de museo bien concebido y bien
llevado. Ojalá esta capacidad acreditada, ya digo, para algo tan limitado
pueda extenderse también a un dominio mucho más amplio como el que tiene
ahora entre manos S. S. En cuanto al peso político suficiente, vamos a
suponérselo, como el valor de las cartillas militares. Y sobre el
proyecto nacional nos tendrá que decir algo más en su próxima
intervención, porque en la primera no hemos podido percibirlo. Entre la
tolerancia interior y la promoción exterior de que ha hablado, hay un
terreno que debería ser su principal responsabilidad: aquellos bienes
culturales que son las señas de identidad de la cultura española, más
allá del sumatorio de 17 culturas regionales, y que es la misión que
tiene el Ministerio de Cultura, emanada de la Constitución y del propio
buen sentido; estoy seguro de que la señora Ministra comparte esta
posición.

Ha dicho la señora Ministra que le parecía imprescindible la coordinación
dentro del Gabinete. Es algo en lo que hemos insistido muchas veces -y
así consta en el «Diario de Sesiones»- en anteriores legislaturas, porque
son muchas las áreas del Gobierno que tienen que ver con la política
cultural de todo el Gobierno y no sólo la encomendada al Ministerio de
Cultura. La verdad es que cuando empezó a hablar la señora Ministra, la
escuchamos con gran alegría; luego, cuando empezó a concretar, fue un
poco más decepcionante, porque a la hora de hablar de la coordinación con
el Ministerio de Educación se ha limitado, si no he oído mal, a hablar de
las



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infraestructuras y formación de algunos agentes culturales. Yo creo que
es mucho más lo que se tiene que hacer.

En España nunca hemos tenido unos planes de estudio con un nivel cultural
más bajo y, mientras eso no se remedie, gran parte del esfuerzo que se
pueda hacer desde el Ministerio de Cultura será tan inútil como echar
agua a un cesto. Para la música, para el teatro, para el conocimiento y
aprecio del arte, para la lectura es fundamental que los planes
educativos tengan un nivel cultural adecuado, del que hoy carecen. De
nada sirve que se puedan visitar, y se visiten, los museos si no se
entiende lo que se tiene delante, porque no se tienen las referencias de
la mitología, de la historia sagrada, de la historia de España, de la
geografía, incluso de las enseñanzas clásicas. De nada serviría esto. Yo
pensaba que la señora Ministra iba a ir por ahí, pero, tal vez,
simplemente tenía más interés en lo de las infraestructuras, aunque estoy
seguro de que la señora Ministra comparte esta apreciación, y ojalá tenga
suficiente audiencia dentro del Gabinete como para que pueda -también
aquí, no sólo en su Departamento- corregir un rumbo profundamente
equivocado.

A la hora de la necesaria coordinación entre áreas que dependen del
Gabinete, la gran ausencia en la primera intervención de la señora
Ministra ha sido la de la televisión pública. Pensamos que en estos
momentos, a finales del siglo XX, el éxito de una política cultural tiene
mucho que ver con el uso que se haga de la televisión y la radio
públicas. El cine, el teatro, la música y la danza, la animación a la
lectura y el dar a conocer nuestro patrimonio pueden recibir una gran
ayuda de una adecuada programación, de la que, desde luego, la televisión
pública está muy alejada en estos momentos. Lo mismo cabría decir, y algo
ha dicho la señora Ministra, de la política turística, de la de urbanismo
-muy importante-, que lleva mucho tiempo haciéndose sin tener en cuenta
consideraciones culturales, y sin ello será muy difícil dar un adecuado
tratamiento a nuestro patrimonio histórico.

Sobre la relación con las comunidades autónomas se ha extendido un poco
más la señora Ministra. Ha dicho que piensa poner en marcha la
Conferencia Sectorial, tal y como está previsto en los pactos
autonómicos, e incluso con comisiones mixtas. Tomamos buena nota de este
compromiso. Antecesores suyos lo han intentado; no lo han logrado, ojalá
usted lo logre, y nos parece que sería una buena línea de actuación, si
es que la mantiene cuando salga de esta Comisión. Nos gustaría que nos
dijese algo sobre las medidas que va a tomar para garantizar la
comunicación cultural entre las comunidades autónomas, más allá de la
convocatoria de la Conferencia Sectorial, tal y como prevé la
Constitución Española.

Y, finalmente, hay un aspecto general que la señora Ministra, quizá por
las fechas en que estamos, ha preferido evitar, y me refiero, claro está,
al presupuesto. Yo comprendo que estas cosas son difíciles, pero cuando
se nombra a gente para los ministerios se les nombra porque se considera
que son suficientemente capaces incluso de lidiar con cosas difíciles, y
en esta Comisión estamos para ayudar, también a los ministros, pero no
para ponerles las cosas más fáciles de lo que son en sí. Sus antecesores
aspiraban a que el presupuesto de cultura llegase al 1 por ciento de los
Presupuestos Generales del Estado; nunca se logró, pero S. S. ya ni se lo
plantea. Creo que es obligado que algo nos diga, puesto que, en las
fechas en que estamos, muy pronto se va a presentar el proyecto de
Presupuestos. Por tanto, en esta comparecencia general con la que abre
usted su mandato, algo nos tendrá que decir al respecto, aunque sea para
conseguir la ayuda de la Comisión a la hora de constituirse en el «lobby»
del que hablaba el anterior portavoz, en ayuda de sus propuestas, porque
ya digo que las principales dificultades las va a tener en casa.

Ahora le voy a hacer una pregunta concreta, y es si el pago de las
anualidades de la adquisición de la colección Thyssen se va a hacer con
cargo y a costa de las previsiones de su Ministerio. Nos alegra oír (pero
también se lo hemos oído a sus antecesores en el cargo) su compromiso con
la ley de fundaciones y la ley de mecenazgo. La verdad es que lo tienen
bastante fácil, les bastaría con apoyar alguno de los proyectos o
proposiciones que están ya en la Cámara. Hasta ahora, si en España no hay
una ley de mecenazgo o de fundaciones es porque la mayoría socialista lo
ha impedido tenazmente durante diez años, pese a constantes iniciativas
de otros grupos parlamentarios.

Ha habido algo en lo que he percibido una pequeña contradicción entre lo
que ha dicho aquí la señora Ministra y lo que ha declarado en algún medio
de comunicación. Ha hablado aquí de la tramitación simultánea de ambos
proyectos, y en otro momento ha dicho que era partidaria de fusionar
ambos en un mismo texto. Sería bueno que nos pudiese precisar. Vamos
mejorando, porque lo que se hizo en la legislatura pasada fue algo tan
disparatado como poner la Ley de Incentivos Fiscales delante de la de
fundaciones, es decir, poner el carro delante de los bueyes. Lo que
nosotros pedimos en la legislatura pasada fue la tramitación simultánea.

Fusionar ambos textos en uno solo es difícil, porque los incentivos
fiscales a las actividades sin ánimo de lucro afectan no sólo a las
fundaciones, sino también a otro tipo de entidades, pero nos gustaría
tener alguna previsión, aunque ya digo que lo más fácil que se puede
hacer es apoyar simplemente los textos que ya están en la Cámara (así
podríamos ir ganando tiempo) y, luego, por supuesto, abrir el período de
enmiendas por todos los grupos parlamentarios.

Por lo que respecta, señor Presidente, a las grandes áreas de actuación
del Departamento, si a S. S. le parece bien, podemos hablar de tres
bloques: patrimonio, artes escénicas y música e industrias culturales,
audiovisuales y libros. Salimos con la sensación de que el patrimonio
histórico ha sido uno de los grandes olvidos de su intervención, y
debería ser una de sus prioridades porque es un mandato expreso de la
Constitución y porque el buen sentido dice también que hay que atender
prioritariamente a lo que corre el peligro de desaparecer para siempre.

Si de algo han pecado los mandos anteriores en el Ministerio del que hoy
es titular S. S. ha sido de una gran preocupación por una
política-espectáculo y no por



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aquellas cosas quizá menos lucidas pero que están en la base de lo que es
el patrimonio cultural de una nación.

Creo que estamos en condiciones de hacer un balance de la Ley del
Patrimonio Histórico, una Ley que fue aprobada por consenso pero que,
después de ocho años, presenta deficiencias en su redacción y, mucho más
graves, en su aplicación y desarrollo. La Ley del Patrimonio Histórico
contempla una serie de medidas de fomento sobre las que casi nada se ha
hecho. Ha hablado la señora Ministra de que tiene intención de que en el
destino del 1 por ciento la opinión del Ministerio de Cultura tenga cada
vez más peso. La tendencia desde que se aprobó la Ley del Patrimonio
hasta la fecha ha sido exactamente la inversa: los ministerios, sin
llegar a cumplir el 1 por ciento, gastaban ese menos del 1 por ciento en
lo que ellos consideraban, sin tener en cuenta las prioridades culturales
que se pudiesen marcar por su Ministerio. Y tampoco se ha hecho nada en
cuanto a otras medidas de fomento que contempla la Ley de créditos
preferentes: ayudas para restauración, para rehabilitación, etcétera, que
son cuestiones esenciales.

Creo que es hora también de revisar y hacer un balance de lo que ha sido
el inventario de bienes de interés cultural o del catálogo de bienes
declarados. No ha funcionado satisfactoriamente, y probablemente no
porque la Ley del Patrimonio estuviese mal, sino porque el resto del
marco fiscal y legal disuade a los coleccionistas o a los propietarios de
inventariar estos bienes, lo cual dificulta enormemente -otra laguna en
su intervención- que España pueda estar en una posición ventajosa a la
hora de afrontar la libre circulación de bienes culturales en el seno de
la Comunidad Europea. Esto está íntimamente relacionado con las
dificultades y los elementos disuasorios para el inventario de bienes de
interés cultural, dificultades que residen básicamente en el marco
fiscal. Hubo el gran susto de la Ley del Impuesto sobre el Patrimonio,
eso se corrigió parcialmente, pero siguen el Impuesto sobre Sucesiones y
Donaciones y algunos otros impuestos que no animan a que en España los
coleccionistas, que tienen sus obras y que no tendrían mayor
inconveniente en que estuviesen inventariadas, lo hagan. Esto también
preocupa mucho a otros sectores, a artistas, galeristas y anticuarios, y
creo que es una de las cuestiones que deberían estar en el centro de la
atención del Ministerio.

Por lo que respecta a los museos, parece que lo único que ha dicho la
señora Ministra es que vamos a posponer lo del Prado y vamos a pensarlo.

En esta Comisión, en la pasada legislatura, hubo un ofrecimiento por
parte de mi Grupo que hoy, al inicio de esta legislatura, reitero.

Nosotros ofrecimos dejar fuera de la pendencia política los museos de
titularidad estatal, a condición de que se abriese un gran debate
nacional, en sede parlamentaria, sobre las grandes cuestiones que afectan
a los museos, para llegar a un acuerdo estable, que podía ser propuesto
por el Gobierno después de haber escuchado a todos los grupos
parlamentarios que considerasen que tenían algo que decir aquí; que lo
remita el Gobierno y que se apruebe para que tenga la estabilidad del
acuerdo y del consenso al que ha apelado la señora Ministra, en este caso
concreto de los museos, y para que estas grandes instituciones culturales
no estén sometidas a los inevitables vaivenes políticos o
administrativos.

Reiteramos este ofrecimiento. En anteriores ocasiones, quien ocupaba su
puesto lo aceptó en la Comisión, pero cuando salió de aquí, el Grupo que
le soporta le debió decir que de eso nada y, por tanto, no fue posible y
cuando se trajo una iniciativa, el Grupo Socialista impidió este acuerdo.

Lo que sí parece evidente es que hay que dar también una solución
transitoria. Al Reina Sofía le sobra espacio, aunque le falte colección,
y el problema del XIX español podía tener una solución transitoria si se
habilitase, lo antes que fuese posible, el antiguo Ministerio de Fomento,
u otra ampliación (para lo que me parece muy sensato que la señora
Ministra se tome un tiempo de reflexión), pero en la que no participase
sólo el Ministerio, sino que se diera audiencia a todos aquellos que en
España y fuera de España -porque éste es un patrimonio de interés
internacional- tuvieran algo que decir.

He oído que el Museo de América se va a inaugurar en la primavera de
1994, no en noviembre. ¡Ojalá! Este es un asunto sobre el que cabe añadir
poco más, pero verdaderamente es una muestra clara de cuál ha sido la
incapacidad de la gestión de los antecesores de su Gobierno. El Museo de
América no ha estado inaugurado en el año 1992 y empezaron las obras en
el año 1984.

Hay una cuestión esencial sobre la que deberíamos reflexionar, y creo que
también sería un buen ámbito este debate nacional en sede parlamentaria
que hemos ofrecido. Se trata de la titularidad y la gestión en museos de
titularidad estatal y de gestión autonómica o provincial, porque, al
final, lo que está ocurriendo es que, unos por otros, la casa sin barrer,
y como uno es el que tiene que hacer las obras y otro el que tiene que
poner los vigilantes, nadie reteja y hay museos que están con goteras o
sin condiciones elementales de seguridad. Sobre esto hay que tomar una
decisión también estable, bien pensada y que tenga en cuenta que hay unos
bienes culturales que son bienes esenciales para las señas de identidad
colectivas y, por tanto, pueden requerir una presencia común, y otros en
que se puede llegar a un buen entendimiento en el ámbito de la
Conferencia Sectorial y en esta Comisión, porque en la medida en que son
bienes nacionales tiene que ser el Parlamento el que disponga sobre su
uso.




El señor PRESIDENTE: Señor Cortés, lleva S. S. diecinueve minutos.




El señor CORTES MARTIN: Procuraré terminar enseguida, señor Presidente.

Esto mismo que digo de la titularidad y la gestión sería de aplicación -y
ya voy abreviando- para los archivos y para las bibliotecas, donde nos
encontramos con las mismas dificultades y donde es especialmente
importante garantizar la comunicación cultural.

En cuanto al teatro, nos gustaría conocer algo sobre la política teatral
del Ministerio, sobre la competencia desleal que compañías nacionales
están teniendo con



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empresas de compañías, y la falta de coordinación entre restauración y
programación. Se ha hecho un gran esfuerzo para restaurar teatros en
provincias y ahora resulta que están vacíos o que no tienen programación
y se utilizan para otras cosas. Parece que este esfuerzo no está
proporcionado al uso que se les da y que sería bueno que existiese una
mayor coordinación.

En la intervención de la señora Ministra, al igual que en las
declaraciones con que se ha venido prodigando, se ve una afición y una
preocupación cinematográfica que no puede sino ser bienvenida. Esta
afición es compartida dentro y fuera de la Cámara, lo que ocurre es que
al Gobierno, además de afición y preocupación, le es exigible que adopte
medidas, y hasta ahora no se ha hecho. No se ha hecho nada para cambiar
el sistema de subvenciones anticipadas. Ha dicho la señora Ministra que
se va a mantener. Este sistema sólo favorece el clientelismo, no tiene en
cuenta el gusto de los espectadores y propicia casos anecdóticos, pero
muy significativos, como el del director Bajo Ulloa, del que se han hecho
eco los medios de comunicación.

Ha hablado de sus preocupaciones para conseguir que en el GATT se
mantenga la excepción cultural, pero nos gustaría alguna precisión mayor
sobre qué es lo que piensa hacer en los foros internacionales europeos y
mundiales para defender lo audiovisual como una industria cultural,
conociendo y respetando los legítimos intereses de productores,
distribuidores y exhibidores españoles. Y en este punto hay que volver a
la necesaria coordinación en el Gobierno. Nos gustaría tener una fecha de
remisión del plan integral de cine, si se ha acordado, ya con el resto de
los ministerios implicados, con Industria y Energía y, especialmente, con
Economía y Hacienda. Ha anunciado que está por ahí, pero nos gustaría
tener una mayor precisión. Y mucho más fácil que conseguir todo este
acuerdo sería conseguir la colaboración de la televisión pública, pero
quienes le han precedido no lo han hecho, porque los intereses culturales
de la nación y los electorales del Partido Socialista no coinciden. Sería
preocupante que la señora Ministra diese de antemano la batalla por
perdida.

En cuanto al libro, no podemos compartir la apreciación que ha hecho la
señora Ministra de que es un sector que goza de buena salud, pero sus
motivos tendrá la señora Ministra y, por eso, será objeto de esas
comparecencias más detalladas a las que se ha prestado tan amablemente la
señora Ministra.

Y termino ya, señor Presidente. Nosotros, señora Ministra, estamos
convencidos -como probablemente también lo estará S. S.- de que la
cultura española, tanto la recibida de la historia como la creada por
nuestros contemporáneos, es una de las grandes culturas de la humanidad.

Probablemente, es el único campo en que España figura destacadamente
entre las cuatro o cinco grandes naciones de la tierra. Es nuestra
principal seña de identidad como nación y uno de nuestros activos más
importantes a la hora de jugar nuestras bazas en el mundo. Por eso nos ha
sorprendido tanto que la señora Ministra no haya dicho apenas nada sobre
la promoción exterior de la cultura española, más allá de decir que
Iberoamérica y Europa son las prioridades y que en Iberoamérica debe
haber un intercambio de tecnología cultural -términos que no conocemos
adecuadamente, probablemente porque no hemos tenido tanto tiempo como la
señora Ministra para ponernos al día-, no haya dicho ni una sola palabra
sobre la lengua española, el bien cultural más importante que poseemos
los españoles, tanto dentro de nuestro territorio como en nuestra
posición en el mundo.

Agradezco, señor Presidente, la amabilidad y la generosidad en el tiempo,
y le reitero a la señora Ministra que puede contar con nuestra
colaboración, siempre atenta y vigilante, y le advierto, porque ya uno
tiene experiencia con anteriores ministros, que el adversario le tiene en
casa.




El señor PRESIDENTE: Finalizado el turno de los grupos que habían
solicitado también la comparecencia de la señora Ministra, corresponde
ahora el turno del resto de los grupos que quieran hacer uso de la
palabra. En primer lugar, el Grupo Mixto. (Pausa.) En segundo lugar, el
Grupo Canario. (Pausa.) En tercer lugar, el Grupo Vasco. (Pausa.) En
cuarto lugar, el Grupo Catalán. (Pausa.) El señor Baltá tiene la palabra.




El señor BALTA I LLOPART: Señora Ministra, al igual que los restantes
grupos, el mío no puede hacer más que darle la bienvenida a esta
Comisión, agradecerle la rápida exposición que ha hecho de sus proyectos
y saludar también el hecho de su condición de mujer, que, desde nuestra
perspectiva, viene a enriquecer y a llenar vacíos que tenía la política a
nivel de Estado. He tomado nota de su intervención, que, lógicamente, es
una relación de proyectos que usted misma está asumiendo aceleradamente
después de 70 días de Gobierno, por lo que, para este Diputado, se hace
imprescindible la improvisación en el momento de comentar cada uno de los
aspectos que nos ha planteado.

Lógicamente, ha surgido en su intervención la dificultad de hacerse cargo
de la cultura en tiempos de crisis económica. Las personas que provenimos
y que hemos trabajado históricamente, a nivel personal, en el mundo de la
cultura, sabemos que el primer recorte se produce, precisamente, en estas
competencias. Usted ya ha avanzado que ante estas dificultades, que sin
duda se producirán, es necesario la aportación de una cierta imaginación
y una mejor gestión de los recursos de que dispone su Departamento. Creo
que ya nos está planteando, por lo menos en el nivel de los enunciados,
nuevos modelos de gestión y nuevas sensibilidades; también nos ha hablado
de la palabra consenso; cuestión que desde la perspectiva de quienes
representamos a comunidades que tienen otra cultura, como es el caso de
la propia Ministra de Cultura, nos parece una aportación importante,
intención que ya debió haber producido en el anterior Ministerio y que
seguramente no se produjo porque las circunstancias no lo hicieron
posible, no porque el Ministro no tuviera esta sensibilidad.

He tomado buena nota de sus propósitos de



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dinamización de las grandes estructuras culturales del Estado,
especialmente en lo que se refiere a la incidencia en su presupuesto en
Cataluña, mi Comunidad Autónoma: Archivo de la Corona de Aragón, Museo de
Tarragona, Auditorios de Lleida y de Barcelona. Para ello demandamos el
rigor del cumplimiento de los plazos y quisiéramos, lógicamente, que la
crisis económica incidiera lo menos posible sobre este particular y sobre
el resto de las culturas, de los proyectos que existen para el conjunto
del Estado, y lo decimos desde la perspectiva de estimación de la
cultura, que es algo que tiene que tener un sentido universal, y desde
esa solidaridad a la que usted se ha referido repetidamente al
plantearnos su problema.

Compartimos su preocupación por el cine y la necesidad de ayudarlo desde
el proteccionismo.

La animamos hacia la mejora de los mecanismos de distribución del libro,
otro de los aspectos en el que nos ha mostrado su preocupación, y
esperamos que en los debates que se vayan produciendo se vayan
concretando estas propuestas.

También hemos anotado sus proyectos respecto a la televisión sin
fronteras y a la incidencia de la cultura en el mundo uniformador de la
informática.

Hay otras áreas a las que hemos prestado especial atención. Concretamente
la relación Ministerio -comunidades autónomas-. Mi Grupo es sinceramente
partidario, señora Ministra -y lo debo decir porque forma parte de
nuestro programa-, de la supresión de su Ministerio. Lo hemos dicho en
toda nuestra campaña electoral y es un acto de sinceridad planteárselo
cuando usted está aquí y acaba de exponernos la base de su programa.

Hemos de decir que nuestro Grupo tiene un gran pragmatismo, es conocido,
y lógicamente saluda especialmente sus propósitos de coordinación, que en
el fondo serían los propósitos del organismo de alto nivel que nosotros
demandamos en nuestro programa en el ámbito concreto de la cultura. Sin
embargo, en su exposición y en sus declaraciones previas parece
consciente del papel de coordinación a desarrollar en una comunidad
cultural, lo cual saludamos. Deseamos que el consenso sea el resultado de
las comisiones mixtas que pretende crear, especialmente para la creación
del órgano estable de coordinación con las comunidades autónomas que nos
ha anunciado. Estamos seguros de que, cada vez más, el Ministerio de
Cultura asumirá este papel de coordinación de las diversas comunidades
autónomas, de las diversas culturas que existen en este Estado.

Ha hablado usted de asegurar los mecanismos de tolerancia, de solidaridad
y libertad. Nosotros compartimos plenamente este criterio desde la
presión y la falta de libertad que históricamente ha sufrido la cultura
que en cierto sentido aquí represento y la cultura en la que, como quien
dice, usted tuvo su base de convivencia. Lo dice sintiéndose orgullosa
desde la perspectiva de nuestras culturas, así en plural, la del pasado y
la del presente, y añado que sé que ha venido a hacer su política desde
el orgullo de la cultura históricamente asumida por el Estado, que es la
que normalmente aquí se ha defendido, y de las culturas diferenciales de
algunas de las comunidades que lo integran, entre ellos, como decía, la
suya propia, que también es la mía.

También nos ha hablado de una acción necesaria hacia los municipios, cosa
que debe hacerse, pero sería honesto, constitucionalmente hablando, que
no fuera, como ha sido hasta ahora, un camino para burlar las
competencias transferidas, además de los Estatutos autonómicos y la
propia Constitución. Creemos que en esa Comisión que se creará para la
coordinación, se pondrá sobre la Mesa la participación y la relación
Estado-municipios de las comunidades autónomas, y que existirá un
mecanismo de colaboración y una capacidad de decisión conjunta sobre ese
particular.

Nos ha hablado de una coordinación con los organismos de Turismo,
saliendo del tema estricto de la cultura. Le animamos a sugerirles que
superen los estereotipos del pasado y muestren a nuestros posibles
visitantes la España real y plural. Estamos hartos de visitar el
extranjero y darnos cuenta de que se sigue vendiendo la misma imagen de
España que vendía el franquismo. Nos parece lamentable que las campañas
de promoción comercial de nuestro país para aumentar el número de
visitantes sigan vendiendo aquella imagen de la España de los toros y la
pandereta, que es una parte de España, pero no es el conjunto de este
país.

Esta misma petición, sin querer alargarnos en este sentido, la hemos
hecho repetidamente en los debates que se han producido en el Hemiciclo
respecto al Instituto Cervantes. Hemos comprobado que en el Instituto ya
se han producido intentos serios de llevarlo a cabo, pero tiene que poner
más énfasis en divulgar la España culturalmente plural, que es la que nos
tiene que hacer sentirnos orgullosos a todos, porque entre otras cosas,
si somos capaces de divulgar esta realidad nacional, también lo seremos
de divulgar el buen ejemplo -nosotros somos optimistas- que paso a paso
se está produciendo como consecuencia de la creación real del llamado
Estado de las autonomías.

Por fin nos sentimos complacidos -ya hemos hecho una referencia al cine-
de que pretenda consensuar la Ley 30/1980, de cuadros de pantalla,
asumiendo enmiendas presentadas al proyecto. Creemos que es una buena
noticia y que no será difícil llevarla a cabo.

Por otra parte, existen dos grandes leyes -y voy acabando- que para
nuestro Grupo tienen una importancia extraordinaria. La ley de
fundaciones, que se quedó pendiente en la anterior legislatura, y pedimos
que se impulse desde el respeto a las iniciativas legislativas que las
distintas comunidades autónomas ya han desarrollado. Concretamente, el
Parlamento catalán aprobó en 1982 su propia Ley de Fundaciones y estamos
seguros de que esta voluntad de solidaridad y respeto llevará a que, como
en otros casos ha sucedido anteriormente, no se produzca una invasión de
competencias. Por el contrario, nuestro Grupo está dispuesto a aportar la
experiencia asumida, como se hizo para el desarrollo de otras leyes de
fundaciones promulgadas por otras comunidades.

Finalmente, nuestro Grupo cree que es difícil llevar a la práctica una
ley de fundaciones sin esa Ley del



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Mecenazgo o sin la ley de incentivos fiscales, para la cual usted ha
anunciado su voluntad de tirar adelante. Nosotros hemos insistido desde
1982 presentando diferentes borradores y aprobando más tarde algunos de
los textos que han surgido desde otros grupos parlamentarios, en la
necesidad de modernizar y aportar al mundo de nuestro cultura una ley que
permita que lleguen fondos desde la iniciativa privada. Por ello rogamos,
señora Ministra -esto es un ruego e incluso una aportación que se
producirá durante una etapa importantísima de su vida, como será la de
Ministra de Cultura- que ese texto tan importante para el mundo de la
cultura no se haga desde la perspectiva exclusiva de economía y finanzas.

Desde mi Grupo podemos afirmar y afirmamos -diríamos, rubricando alguna
intervención parlamentaria del pasado- que el texto planteado a esta
Cámara fue un verdadero secuestro de la cultura, y de los otros sectores
interesados en que se tirara adelante con esa ley de incentivos fiscales,
por parte de los sectores económicos del Gobierno que consideraron esa
ley desde una perspectiva de desconfianza. Hemos llegado a escuchar la
palabra desconfianza en los debates del Hemiciclo. Desde el mundo de la
cultura y de los restantes sectores de la sociedad que demandan que esa
ley vaya adelante, pedimos que se haga, lógicamente, con el sentido común
de hacerla lo mejor posible (de nada serviría un borrador que no pudiera
llevarse a cabo económicamente), pero que no sea la mentalidad de un
inspector de Hacienda, con todo el respeto para los inspectores de
Hacienda, la que realmente impregne una ley que es necesaria para nuestra
cultura. Desde esta perspectiva, nuestra colaboración será total.

Nada más, señora Ministra. Saludarla nuevamente, agradecer que esté usted
aquí, que nos haya expuesto tan rápidamente su programa y desearle suerte
en su gestión, lógicamente en la línea de los intereses de mi Grupo
Parlamentario, que son los de mi Comunidad y los del resto del país.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Clotas.




El señor CLOTAS CIERCO: El Grupo Socialista, como lo han hecho los grupos
que han intervenido hasta ahora, da la más calurosa bienvenida a la
Ministra de Cultura.

La Ministra de Cultura no es una persona desconocida ni para el Grupo
Socialista ni para ningún Grupo. Viene precedida de una gestión en uno de
los sectores más sensibles de la cultura que creo que ha merecido el
aplauso de todos, y eso hace que sus palabras tengan una doble o triple
credibilidad.

Agradecemos su discurso, que valoramos muy positivamente por la claridad
y la sinceridad con que ha expresado sus proyectos, así como las
dificultades que rodean algunos de ellos, que creo que comprendemos
todos. Agradecemos su talante de diálogo y su buena disposición a
convertir esta Comisión en lo que yo llamaría un diálogo permanente.

Agradecemos y compartimos su confianza en la cultura española, como
también lo han dicho otros portavoces. Yo no puedo discrepar en absoluto
de esa idea. España es una potencia cultural y tenemos la voluntad de
seguir siéndolo y de acrecentar nuestra riqueza, nuestro patrimonio y
nuestra promoción exterior.

El Grupo Socialista, en esta nueva etapa que se inicia, quiere reiterar
su voluntad de colaboración con el resto de los grupos y llegar a ese
consenso que solicitaba la señora Ministra. Quisiera que estas palabras,
que a veces parecen obligadas o de protocolo, tuvieran la carga de
sinceridad y seriedad que tienen en mi mente. El apoyo que el Grupo
Socialista dará a la Ministra quiere verse unido al apoyo de los otros
grupos, y para ello estamos dispuestos a buscar las necesarias
coincidencias. Creo que si entre todos intentamos ver lo que nos une más
que lo que nos separa, será muy fácil que en esta Comisión se alcance ese
pleno consenso, ese apoyo de todos los grupos, a la gestión de un
Ministerio que nos es especialmente significativo y que creo que para
España tiene una importancia que va mucho más allá de las cifras, que
desgraciadamente no son las que deseamos, que le acompañan en los
Presupuestos del Estado.

Señora Ministra, no voy a repetir muchos de los temas que en su breve
pero completísima intervención ha tocado porque sería excesivamente largo
y quiero manifestarle un apoyo global, pero sí quiero referirme a algunos
aspectos que al Grupo Socialista le satisfacen de una manea muy especial.

En primer lugar, la voluntad de colaboración con las comunidades
autónomas, también con los municipios y con otros departamentos
ministeriales, sobre todo el de Educación, el de Asuntos Exteriores y
también el de Comercio y Turismo; creemos que eso es absolutamente
necesario porque la cultura vive mal constreñida en un solo Departamento
y necesita, evidentemente, ese tipo de colaboraciones, pero sobre todo
porque el ordenamiento constitucional que nos hemos dado obliga a que el
Ministerio de Cultura tenga ese papel junto a las comunidades autónomas;
no es un Ministerio que puede actuar de espaldas a lo que representan las
competencias plenas que tienen las distintas comunidades autónomas en
materia de cultura.

Nos satisface también la ambición que ha mostrado la señora Ministra en
materia de política exterior. No se ha alargado mucho en explicarlo y
sabemos todos que hay algunas dificultades presupuestarias, pero desde
luego es uno de los aspectos que más plenamente justifican la existencia
del Ministerio, y uno de los aspectos que la cultura española puede
desarrollar muchísimo más de lo que se ha hecho hasta ahora, aunque
valoro muy positivamente lo que se ha hecho hasta ahora.

También quiero resaltar el esfuerzo que ha prometido para que las
producciones que se realizan desde el Ministerio de Cultura puedan ser
conocidas por un mayor número de ciudadanos; significa que puedan verse a
lo largo y a lo ancho de toda España.

En otro terreno no puedo dejar de unirme a las voces



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que han pedido un esfuerzo en la protección de nuestro patrimonio, uno de
los patrimonios más ricos del mundo, y manifestarle nuestro pleno acuerdo
en lo que se refiere a la política de infraestructura y a la política
legislativa, especialmente en lo que hace referencia a la televisión sin
fronteras, que es un tema pendiente.

Señora Ministra, para todo esto tendrá todo el apoyo del Grupo
Socialista, y lo tendrá también para algunos temas, si quiere más
difíciles, que ha mencionado y que yo no quiero dejar de resaltar. Por
ejemplo, el 1 por ciento cultural y el distinto papel que el Ministerio
de Cultura debería tener en la gestión de ese 1 por ciento cultural. No
es la primera vez que el Partido Socialista, que este portavoz, se
expresan en ese sentido. He entendido claramente cuál era la intención
que cubría las palabras de la señora Ministra; creo que está plenamente
justificado, y para esa nueva forma de gestionar el 1 por ciento cultural
tendrá también todo nuestro apoyo, como lo tendrá para esa política
proteccionista hacia lo audiovisual y hacia el cine, y para que lo que se
ha venido en llamar la excepción cultural sea, por fin, una realidad. No
es el audiovisual hoy un tema menor, seguramente la proyección de las
culturas está hoy ligada -nos guste o no, a algunos nos gustaría más,
quizá, que el libro tuviera todavía el papel hegemónico que tuvo en otro
tiempo- a la de su sector audiovisual, a una industria que tiene muchos
peligros por unas competencias que, como mínimo, podemos llamar
desleales. Por tanto, también tendrá nuestro apoyo en esa difícil
negociación de lo que se ha llamado la excepción cultural y en su
voluntad de proteger -ha empleado una palabra que me parece muy correcta-
al cine español y a todo el sector audiovisual.

No quiero dejar de citar que su política del libro y de la lectura nos
produce mucha satisfacción; sabemos que es una política que requiere unas
dosis de voluntarismo muy grande, y para esta política voluntarista
también quiero reiterarle nuestro apoyo.

El Grupo Socialista quiere transmitir la preocupación que existe en
muchos sectores de la cultura, por no decir en todos, y en los
profesionales, por el hecho de que la crisis que el Ministerio de Cultura
debe soportar solidariamente, como otros departamentos, no afecte en
exceso a sectores que son ya muy sensibles, a profesiones que están ya
perjudicadas o que tienen una gran debilidad. Yo quiero manifestar esta
preocupación y la confianza en que el presupuesto del Ministerio de
Cultura tendrá las condiciones que obligan en un período de crisis, pero
no más, y que no se producirán algunos efectos no deseados y que hoy
preocupan mucho a los sectores.

Señora Ministra, en nuestro programa electoral, programa que ha tenido el
apoyo de la mayoría de los ciudadanos y que estamos dispuestos a poner
sobre la mesa para buscar, como decía antes, los puntos de coincidencia,
hablamos de que en esta nueva etapa queremos, sobre todo, que la cultura
se vea desde los valores que proporciona la sociedad, que la cultura es
un elemento fundamental para la convivencia. Y apelamos a esa cultura de
la tolerancia, de la libertad, de los valores que hacen mejor la vida de
las personas y de los ciudadanos.

Quiero acabar con esto y con una sola palabra que es -lo ha dicho también
la señora Ministra- fundamental para los socialistas y creo que para
todos: que el fin último de su labor en el Ministerio es que cada día los
españoles puedan tener una vida cultural más digna y más rica, porque eso
no es algo objetivo, no es algo secundario, es hablar del futuro de
nuestra sociedad en profundidad, de la sociedad que queremos, que es una
sociedad cada día mejor, más culta, más competitiva y más solidaria.




El señor PRESIDENTE: Terminado el turno de los grupos, en el que, como ha
podido ver la señora Ministra, por lo menos en esta primera sesión, no ha
habido agrios enfrentamientos, más bien al contrario, las loas han sido
constantes, así como los deseos hacia el futuro, estoy seguro de que la
señora Ministra querrá contestar a las preguntas y observaciones que se
le han hecho.

Tiene la palabra la señora Ministra.




La señora MINISTRA DE CULTURA (Alborch Bataller): Señor Presidente,
señorías, tengo un pequeño problema de inexperiencia; voy a intentar
responder a la mayoría de las cuestiones que me han plantedo y, desde
luego, agradecer a todos ustedes el apoyo y las palabras de confianza que
me han dirigido en esta primera intervención que para mí era, y sigue
siendo, preocupante por la responsabilidad que ello conlleva.

Hay algunos temas en los que se ha insistido por parte de los diferentes
portavoces de los grupos parlamentarios a los que voy a contestar
encantada, siendo además mi obligación. Si hubiera algún tema al que no
aludo, estaría muy complacida, insisto, además de obligada, a contestar
en una segunda intervención, si a ustedes esto les parece lo mejor.

Comparto, por supuesto, la preocupación de las personas que me han
precedido en el uso de la palabra sobre los Presupuestos Generales del
Estado. En este tema les querría decir que, incesantemente -incluso creo
que a veces me pongo un poco pesada-, hablo de la importancia de la
cultura, que yo digo siempre que es un alimento del espíritu, y lo hago
en todos los foros donde puedo y, por supuestso, en el Consejo de
Ministros. Obviamente, la receptividad es muy amplia, lo que ocurre es
que creo que estamos viviendo -como ya se ha dicho aquí- en un momento de
crisis económica, que espero que se resuelva lo más rápidamente posible,
y en esa medida creo que debemos ser solidarios, lo que nos obliga a
tener que establecer toda una serie de prioridades y además, como ya he
dicho en mi presentación, a ser lo más rigurosos, sin dejar de ser
ambiciosos, e intentar ser lo más eficaces posibles en nuestra gestión.

Les puedo decir que el Ministro de Economía, tras una intervención mía en
el Consejo de Ministros, dijo que estaba claro que para la Ministra de
Cultura lo más importante es la cultura. Obviamente, pero no podemos
dejar de ser solidarios.

Respecto a la pregunta en concreto que me ha hecho el señor Cortés,
portavoz del Grupo Popular, sobre la



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inclusión o no en los presupuestos de Cultura de la anualidad del pago de
la Fundación Thyssen, por las noticias que tengo, se incluiría en el
presupuesto de Cultura, pero ello supondría un aumento de dicho
presupuesto. De momento no tengo más noticias, pero creo que es la línea
que se va a establecer en los presupuestos.

También ha habido varias intervenciones referidas al papel de la
televisión pública. Yo, como necesariamente he tenido que sintetizar toda
la problemática que afecta al Ministerio de Cultura, he hablado, en
general, de la importancia de los medios de comunicación en cuanto a
transmisión de los valores culturales. Se han citado algunas
declaraciones públicas a medios de comunicación que están basadas en un
cierto optimismo porque se refieren a unas conversaciones muy informales
que he tenido con el señor García Candau. El me ha hecho ver su buena
predisposición, la cual se concretaría en algunos planes que abarcarían
desde una dotación para apoyar los programas audiovisuales, en el sentido
de participar en coproducciones de cine español, hasta, por supuesto -y
esto sería más concreto- en lo que sería la retransmisión por Televisión
Española de algunas producciones que se hagan desde el Ministerio de
Cultura. También he tenido unos contactos muy informales -estoy hablando
todo el tiempo de contactos informales, pues los plazos de tiempo no nos
han permitido todavía hablar de los temas- con algunos representantes de
las televisiones autonómicas, dado que obviamente tienen la
responsabilidad de una televisión pública, aunque las relaciones,
naturalmente, sean de otra índole. Por lo tanto, el papel que la
televisión tiene es clarísimo. En cuanto al apoyo a la difusión de la
cultura, vamos a seguir en la línea de mantener conversaciones y de
adquirir el mayor y mejor número de compromisos para elevar el nivel
cultural y potenciar la presencia de la cultura en los medios de
comunicación y concretamente en las televisiones, porque obviamente, los
programas audiovisuales no se deben vivir como la competencia, por
ejemplo, de la lectura, porque muchas veces, desde la televisión, se
puede impulsar hacia la lectura y hacia otros hábitos culturales muy
favorables.

También ha habido una serie de intervenciones sobre el tema del cine. Voy
a intentar referirme a cada una de ellas. Evidentemente, como SS. SS. han
apuntado y yo también lo he dicho, el planteamiento del cine como
excepción cultural es una batalla que estamos librando, yo indirectamente
porque, como ustedes han dicho, no tengo una presencia directa en las
comisiones que llevan a cabo el estudio de este tema, pero lo que sí les
puedo decir es que a los ministros más directamente implicados les he
hecho llegar una declaración formal sobre cuál sería nuestra intención,
y, por supuesto, yo creo que sería muy beneficioso para el cine español y
para toda nuestra cultura que el cine fuera considerado como una
excepción cultural y que, por tanto, no entrara en los acuerdos. También
he tenido unos contactos, siempre a través de terceras personas, de
momento, por el poco tiempo que llevo al frente del Ministerio, con el
Ministro francés del ramo, que se manifiesta, por lo menos ante los
medios de comunicación, con muchísima rotundidad respecto a este tema.

Cuando dije en San Sebastián que el cine español me parecía fantástico,
tengo que aclarar que a veces tengo una cierta tendencia a la exageración
en lo positivo, pero evidentemente me parece muy buen cine, en el sentido
de que estamos en un buen momento, tenemos muy buenos profesionales, a
nivel de directores, actores, actrices, etcétera, y me parece que esto es
lo que tenemos que potenciar y proteger, porque además creo que lo
debemos hacer, pues este es un ámbito de la cultura en el que
evidentemente tenemos que mostrar nuestra preocupación.

Otra de las cuestiones importantes que se han planteado también, aunque
todas ellas lo han sido, pero de una mayor presencia a lo largo de todos
estos años anteriores, ha sido la ampliación del Prado. La primera
noticia que tuve sobre el proyecto de Partearroyo, recientemente fue a
través de los medios de comunicación, cuando no era Ministra de Cultura.

La verdad es que, con todos los respetos, me parecía que era una solución
no plenamente satisfactoria, por decirlo de alguna manera. Y desde el
momento en que asumí la responsabilidad de este Ministerio me pareció que
debíamos de buscar soluciones más satisfactorias, no sólo para un plazo
inmediato sino para el futuro. Sobre este tema, como sobre tantos otros,
creo que va a ser muy importante su colaboración, porque tendríamos que
buscar, obviamente, la mejor ampliación del Prado. Por otra parte, como
pude comprobar en su momento y he vuelto a constatar ahora, este proyecto
de ampliación era un proyecto debatido, se podía considerar bastante
conflictivo. Por eso me he referido a él diciendo que tenemos que
encontrar la solución más satisfactoria posible y, como he dicho en mi
intervención, si en algún momento, espero que sea pronto, tenemos una
solución o una propuesta, la traeré con mucho gusto a la Comisión. A
ustedes no se les escapa que no se trata sólo de encontrar el espacio más
adecuado por proximidad, sino que además hay que ver si el edificio que
se puede proponer va a ser capaz para albergar un museo, con las debidas
rehabilitaciones pero que no sean muy costosas, y que el gasto de
mantenimiento de ese edificio no vuelva a gravar los presupuestos de una
manera que no sea asumible. Intentaremos entre todos -y espero su
colaboración- encontrar la mejor solución posible y que además no se
demore mucho. Tenemos un tiempo de reflexión y espero que ese tiempo sea
lo más fecundo posible.

También ha habido referencias al Instituto Cervantes y a nuestra lengua.

El portavoz del Grupo Popular ha echado de menos el que no hablara de la
lengua española. Le puedo decir que, como muy bien sabe, el tema de la
defensa y de la proyección de nuestra lengua se canaliza a través del
Instituto Cervantes, en el que están implicados otros ministerios, además
del de Cultura. Yo ya he tenido un encuentro con don Nicolás
Sánchez-Albornoz y ya hemos establecido unas primeras intenciones de
colaboración. Es decir, que desde el Ministerio de Cultura en las sedes
de los Institutos Cervantes, haya una colaboración más estrecha y que,
además, se aproveche cualquier acontecimiento propuesto y organizado por
el



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Ministerio de Cultura para que haya una mayor conexión y pueda tener
repercusiones muy favorables en el Instituto Cervantes.

Respecto a la propuesta del portavoz del Grupo Catalán, he de decir que
también estuve hablando con don Nicolás Sánchez-Albornoz sobre el tema
del catalán y sobre las posibilidades de que se acogiera su enseñanza,
porque eran sugerencias que había escuchado y quería preguntarle cuál era
su opinión sobre el tema, y me dijo que, tal y como se había manifestado
él públicamente en otras ocasiones, en el momento en que hubiera una
demanda del catalán, no tendría inconveniente, desde su posición, en
asumir desde el Instituto Cervantes, la enseñanza del catalán. Esta es la
contestación que me dio.

Respecto a la preocupación, que compartimos todos, sobre el fomento de la
lectura y el apoyo al libro, creo que vamos a estar bastante de acuerdo.

Respecto a algunas de las intervenciones del portavoz del Grupo Popular,
contestaré muy gustosamente. Creo que ya me he referido a la televisión
pública. En cuanto al patrimonio, creo que está en la base de todo mi
discurso, aunque a lo mejor no me he referido específicamente a la
conservación del patrimonio. Creo que, desde el momento en que hablo de
la conservación de nuestra Historia y de nuestra tradición, obviamente
estoy pensando en la mejor conservación de nuestro patrimonio público
monumental.

Por otra parte, yo también quiero una mayor y mejor conexión con el
Ministerio de Educación en el ámbito educativo. Me refería a que los
planes de enseñanza también se pueden completar con la formación de las
personas que están en edad escolar, formación cultural que
afortunadamente no se acaba a lo largo de toda una vida, pero que
tuvieran la posibilidad de utilizar las infraestructuras culturales para
completar esa formación cultural. Me parece que los museos, y no sólo
ellos sino también otros organismo públicos dedicados a la difusión de la
música clásica, de la danza o del ballet, deben tener unos programas
didácticos que apoyen los planes elaborados desde el Ministerio de
Educación. Esa es una de las líneas que me parece importantísima y que no
quisiera abandonar en ningún momento, porque creo que un país más culto
es siempre un país también más rico.

Respecto a la política urbanística, comparto su preocupación y es otro de
los temas que tendrá presente.

En relación con distintas intervenciones, la última la del portavoz del
Grupo Socialista, sobre la aplicación del 1 por ciento cultural, también
va a ser uno de los temas en los que me voy a poner pesada, porque me
parece importantísimo lograr la coordinación, la conexión y la
colaboración entre los distintos departamentos. Me gustaría muchísimo que
nuestro país tuviera el 1 por ciento del presupuesto en inversión en
cultura y saber lo que estamos invirtiendo ahora mismo, porque tenemos
que tener en cuenta que en cultura no sólo invierte el Ministerio de
Cultura, sino que, como todos sabemos perfectamente, invierten también
las comunidades autónomas y los municipios. Tengo una gran curiosidad por
conocer la suma de todas las inversiones públicas en materia cultural.

Insisto, siempre dentro del espíritu de la solidaridad, me gustaría que
tuviéramos los presupuestos más adecuados para la realización de nuestro
proyecto.

Respecto a la ley de fundaciones y de mecenazgo, les puedo asegurar que
estamos trabajando en ello y hemos leído gran parte tanto de las
enmiendas a la totalidad o de los textos alternativos como de las
enmiendas planteadas por los distintos grupos parlamentarios. Respecto a
si va a ser una fusión o una presentación conjunta, todavía no hay una
decisión firme. Cuando se me formuló una pregunta por un medio de
comunicación o una agencia, las noticias que tenía en ese momento era que
había posibilidades de que se presentaran en un único cuerpo legal, pero
no puedo asegurar que la solución de ambos proyectos sea o no un proyecto
conjunto. Me reitero en mi insistencia y por eso me he comprometido,
aunque no sea competencia del Ministerio de Cultura, a impulsar ambas
leyes por la importancia y las repercusiones que van a tener, espero que
pronto, en el mundo de la cultura.

Creo que ya hemos aclarado que la fecha de inauguración del Museo de
América es la primavera de 1994. En mi intervención ha habido una frase
que quería destacar. Al hablar de la complejidad de modelos que existen
en los museos españoles, quería insistir fundamentalmente en los museos
que tienen titularidad estatal y gestión autonómica y en otros modelo
diferentes. Creo que hay que clarificar este tema. He vivido bastante de
cerca los problemas del Museo de Bellas Artes, en San Pío V, de Valencia,
e incluso en estos últimos días he tenido algunas noticias al respecto.

Es muy importante clarificar la situación, saber primero en qué situación
estamos, y creo que podemos ir teniendo un panorama cada vez más claro,
y, por otra parte, intentar ver en qué momentos y con qué requisitos se
pueden establecer unas medidas que impulsen una mejor gestión y un mejor
mantenimiento de los museos. Cuando tengamos todo el panorama claro,
intentaremos establecer unas líneas generales, pero obviamente habrá que
ver caso por caso y deberemos adoptar con las distintas administraciones,
insisto, las soluciones mejores para el mantenimiento, conservación y
difusión de nuestro patrimonio.

Respecto al teatro, no he insistido demasiado en el tema, pero he hecho
referencia a aquello que me ha parecido más importante: por un lado, que
desde la Administración se mantuvieran unas ciertas producciones, pero
que por lo menos gran parte de esas producciones fueran aptas para
poderlas exhibir en los centros que existen en otras comunidades
autónomas y, por tanto, rentabilizar al máximo la rehabilitación de los
teatros. Por otra parte, creo que hay que seguir en la línea -quizás
habría que revisar en algunos casos posiciones o criterios- de las ayudas
que se realizan en el ámbito teatral a los empresarios privados.

Otro de los temas al que se ha aludido también -perdón porque ahora
resulta un poco desordenado, pues antes ya se había hablado de cine- es
el plan integral del cine. Por supuesto, voy a instar a los otros
ministerios implicados a tener reuniones lo más frecuentemente



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posible, con la mayor intensidad, para poder poner en marcha este plan
integral del cine.

Respecto a Iberoamérica, he hecho referencia a dos líneas de trabajo; por
un lado, serían las prestaciones más puntuales y, por otra parte,
colaboraciones más profundas. Creo que ambas medidas no son excluyentes.

Ejemplo de lo que puede ser una colaboración puntual pero resultado de
intercambios es el Festival España-Méjico que se está presentando estos
días en Méjico. Esto va ligado a la intervención del portavoz del Grupo
Catalán sobre lo que es la imagen, única o no. En absoluto creo que
estemos ofreciendo al exterior una imagen de pandereta, porque todas las
manifestaciones que se han hecho en los últimos años han pretendido
presentar nuestro mejor teatro, tanto clásico como contemporáneo,
nuestras mejores artes plásticas, etcétera.

Supongo que me habré dejado algún tema. No logro tampoco descifrar muy
bien mi letra. (Risas.) Lo que sí me gustaría es agradecer su talante y
decirles que tantas veces como se considere necesario, por la importancia
de los temas que vamos a tener que ir abordando, me gustaría tener una
relación fluida con la Comisión de Educación y Cultura del Congreso.




El señor PRESIDENTE: Esta Presidencia entiende que no ha habido
confrontación suficiente para abrir un turno de réplica, pero por la
razón expuesta por la señora Ministra, o por lo menos sugerida, si algún
Grupo encuentra que alguna de sus preguntas no ha sido contestada y
quiere volver a hacer la pregunta, puede hacerlo en este momento. ¿Algún
Grupo cree que alguna de las preguntas no ha sido contestada? (Pausa.)
Por el Grupo de Izquierda Unida, el señor Alcaraz tiene la palabra.




El señor ALCARAZ MASATS: Me gustaría hacer un comentario complementario
en función de la intervención de la señora Ministra, con alguna
referencia concreta a respuestas acerca de preguntas previas que quizás
habría que matizar un poco en alguno de los puntos.

En principio, aunque en este sentido no estoy en plan
batallador, como ha visto la señora Ministra, quiero decirle que no
atienda aquellas recomendaciones políticas que le puedan hacer en el
sentido de alimentar cierto bipartidismo en la Cámara con una
confrontación exclusiva con el Partido Popular. Tendrá ocasión de ver que
la competencia y la oposición es muy plural y que desde Izquierda Unida
vamos a dar una batalla fuerte en este tema cultural. (Risas.) Tendrán
ocasión de comprobarlo. Desde ese punto de vista, quisiera señalarle que
me parece muy bien su talante ante los medios de comunicación, pero hay
una cierta distancia, un cierto hiato entre sus declaraciones ante los
medios de comunicación y su exposición de hoy aquí, en la que ha rebajado
el tono. Ha rebajado el tono con respecto al Gatt, con respecto a la
televisión, con respecto a la inclusión del libro en la vida cotidiana.

Ha bajado el tono quizá porque todos nos hemos dado cuenta de que los
presupuestos no llegan ni a la media de la que habla la Unesco y otros
organismos internacionales y de que posiblemente la reducción este año va
a ser drástica, apelando como siempre al tema de la crisis económica, y
algo que usted ha dicho también a los medios de comunicación:
Constantemente me recuerdan que Cultura (no pone artículo) no sirve para
nada. Conecte usted esto con el tema de los presupuestos y quizás estemos
aterrizando en la cruda realidad en estos momentos. Yo lo que le
recomiendo a la Ministra es que no se deje engullir, porque con el
tran-tran del tiempo puede entrar sin darse cuenta en el continuismo con
respecto a la política del Gobierno anterior, y sería fatal al cabo de
dos o tres meses descubrir que seguimos en el continuismo, con
independencia de que se hayan dado objetivos muy brillantes en los
primeros setenta días de presencia pública.

Yo voy a hacerle dos o tres matizaciones brevísimas, con su permiso,
señor Presidente.

Nueve mil millones durante cuatro años para pagar a la Fundación Thyssen.

¿A la vez los presupuestos van a subir 9.000 millones?
Segundo: retransmisión de producciones del Ministerio de Cultura en
televisión. ¿Son convenios, producciones, programas que ustedes van a
patrocinar desde el Ministerio de Cultura?, porque si eso fuera así, ser
juez y parte es complicado. ¿Son convenios para producciones patrocinadas
por el Ministerio de Cultura?
En el tema del cine yo creo que no basta con que usted haga una
recomendación a diversos Ministerios, entre ellos al señor Solana,
diciéndoles que usted tiene una posición, con respecto a la excepción
cultural, en el debate de los acuerdos del Gatt. Yo creo que no basta con
eso, puesto que si se aprueba la propuesta norteamericana, me parece que
vamos a sufrir un retroceso (usted misma lo ha dicho con un adjetivo
determinado) avasallador.

Y, para terminar, los temas del Museo del Prado y de la lengua española,
de la lengua castellana («español» se dice fuera; «castellana» se dice en
nuestra Constitución). Usted dice que el proyecto Partearroyo no vale o
que por lo menos no es satisfactorio, y alude a la ampliación a través de
otro edificio. Pero esto me hace pensar que en esta legislatura no vamos
a contemplar la ampliación del Museo del Prado. Yo se lo advierto hoy, 21
de septiembre de 1993 y se lo recordaré el 21 de septiembre de 1997,
porque me da la impresión, en este marco presupuestario, que no es
posible sacar de la clandestinidad los fondos del Museo del Prado.

Y termino: la lengua española. Con el presupuesto del Instituto Cervantes
y la política tanto de la Real Academia cuanto del Instituto Cervantes,
ni en Filipinas ni en los Estados Unidos ni en la República Arabe
Saharaui Democrática -donde los textos de castellano que llegan no llegan
de España ni de la política española, sino que llegan de Bélgica o de
otros sitios-, ni siquiera en la defensa de la eñe, que no se ha hecho en
los ordenadores nacionales, deja ver que haya una política en defensa del
castellano. Por tanto, depende mucho, sí, de la incentivación de la
dinámica política que usted va a emprender, pero si eso no se corresponde
con presupuestos, si no se suben los 4.000 millones del Instituto
Cervantes, habrá que ir a una reconversión que posiblemente acaba con



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diez, doce, quince de los centros que actualmente integran en el
extranjero el Instituto Cervantes.




El señor PRESIDENTE: El señor Cortés tiene la palabra.




El señor CORTES MARTIN: Señor Presidente, decía que este turno era para
ver si había alguna cuestión concreta que no había quedado contestada. La
verdad es que de las cuestiones concretas, la señora Ministra ha
contestado más bien pocas, pero aceptamos que en la primera intervención
de cualquier persona en esta Cámara se pueda tener este talante un poco
más relajado. Ciertamente, nosotros hemos planteado algunas cuestiones,
como plazos, cuándo se va a presentar el plan integral del cine, si la
ley de fundaciones y de mecenazgo se va a tramitar conjuntamente,
simultáneamente o en un único texto, cuestiones concretas respecto de
televisión y del Instituto Cervantes. La señora Ministra nos ha dicho que
hasta ahora ha dedicado este tiempo a estudiar y a ver la pesada herencia
recibida, y me imagino que a negociar también los presupuestos, aunque no
ha habido demasiada precisión tampoco, y luego, eso sí, a tener toda
suerte de conversaciones, unas informales, otras formales, en el Consejo
de Ministros, fuera del Consejo de Ministros, con el director del
Instituto Cervantes... Dice que aquí ahora quiere tener reuniones
frecuentes con la mayor intensidad posible. No hemos salido, ciertamente,
de estos buenos deseos. Nosotros estamos seguros de que eso se debe sólo
a que es la primera comparecencia de la señora Ministra y al
estremecimiento ése con el que se ha encontrado con lo que se le ha caído
encima, que lo comprendemos, y en eso cuenta usted con toda nuestra
solidaridad, aunque nosotros llevásemos ya bastante tiempo estremecidos
viendo lo que se estaba haciendo por allí.

Vamos a tener próximas ocasiones de hablar; yo me imagino que la señora
Ministra presentará también los presupuestos de su Ministerio ante la
Comisión, y ahí ya no habrá más remedio que concretar, y habrá números y
estará negro sobre blanco. Esta primera comparecencia ha estado llena de
buenos deseos. Créame que queremos que esos buenos deseos puedan
cumplirse y que aquellas cuestiones en las que la señora Ministra no ha
querido o no ha podido hacer una mayor precisión se resuelvan en la mejor
dirección posible.

Reiteramos nuestra buena disposición para llegar a acuerdos. No he tenido
respuesta al ofrecimiento de dejar fuera de la pendencia política el
asunto de los museos de titularidad estatal, siempre y cuando haya un
compromiso del Gobierno de presentar un plan o un documento que pueda ser
debatido y aprobado en sede parlamentaria, después de un debate, también
en sede parlamentaria, sobre el que los grupos tengan posibilidad de
solicitar la comparecencia de cuantas personas consideren que tienen
relevancia para decir algo. Nuestra mano, señora Ministra, está tendida,
pero también nuestra responsabilidad lo va a estar y vamos a estar
vigilantes para que estas cuestiones, muchas de las cuales consideramos
esenciales y para las que España se juega muchas cosas, entre otras su
propia identidad, se orienten por buen camino, y créame que hay que dar
un golpe de timón severo.




El señor PRESIDENTE: La señora Ministra de Cultura tiene la palabra.




La señora MINISTRA DE CULTURA (Alborch Bataller): Muchas gracias. Ya sé
que en otros momentos serán más agresivos y, además, creo que en muchas
ocasiones es absolutamente necesario, porque todos soportamos (soportamos
no negativamente) nuestra parte de responsabilidad, obviamente.

Lamento mucho tener que decir que son conversaciones informales, pero es
que a mí me gusta ser muy prudente. Lo que sí puedo decir es que voy a
fijar unos calendarios. Yo también tengo muchísimo interés en establecer
fechas y calendarios y, también, en poder asumir los compromisos que
adquiero, por respeto a ustedes mismos, a la cultura y al trabajo que yo
tengo que desempeñar.

Me ha dicho el portavoz de Izquierda Unida que hay una cierta
indeterminación o una falta de rotundidad en algunas de mis declaraciones
que han reproducido los medios de comunicación. El tema del Gatt lo tengo
clarísimo. Tengo muy claro que el cine tiene que ser una excepción
cultural. Lo único que pasa es que yo tengo que utilizar todas las vías
que estén en mi mano; pero no puedo decir, porque, además, me parecería
una imprudencia por mi parte y una falta de seriedad, que el Gobierno
español no firme los acuerdos Gatt, porque todavía no hay ninguna
declaración del Gobierno en este sentido. Lo que sí que les puedo
asegurar es que estoy desplegando una actividad lo más intensa posible
para que el tema de la excepción cultural en materia de cine se lleve
adelante. Soy muy rotunda en cuanto a mi convicción y en cuanto al
despliegue de la actividad. Un mayor compromiso como pronunciamiento del
Gobierno no lo puedo dar ahora mismo porque no sería real. Por otra
parte, insisto, he estado hablando, no sólo con el Ministro de Asuntos
Exteriores, sino con el Ministro de Comercio y Turismo sobre el tema, e
incluso otros colaboradores míos han tenido conversaciones también, en
las que se ha puesto de manifiesto nuestra clara posición, con aquellos
representantes que van a tomar parte directamente en las negociaciones.

Respecto al Museo del Prado tengo que decir que un proyecto no se va a
hacer o dejar de hacer por el gusto de la Ministra. No es un problema de
gusto; es un problema de adecuación y de viabilidad de un proyecto. En
cuanto al otro edificio, yo he estado leyendo no sólo las propuestas de
esta Comisión y las sugerencias sobre este tema y los debates, sino
también las de otras instituciones o asociaciones, como, por ejemplo, el
informe que hizo en su momento, y lo pongo como ejemplo, la Asociación de
Amigos del Museo del Prado, a la que le parecía que la ampliación más
natural y más adecuada podía ser por medio del Museo del Ejército; otras
propuestas indicaban



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que fuera a expensas del Ministerio de Agricultura. Lo que quiero decir
en este momento es que hay que hacer unos estudios de esos edificios, de
sus condiciones, de la titularidad de los mismos, de la viabilidad,
etcétera, para que el proyecto sea el más adecuado. Por otra parte,
coincidiendo ahora con el 175 aniversario, no sé si he hecho referencia
expresa a ello en mi intervención, se va a publicar el tercer volumen del
inventario de las obras de arte que forman parte de las colecciones del
Prado. Esto es un medio que nos puede dar un mayor conocimiento de lo que
hemos llamado el Prado oculto y ver realmente qué es de todo ello lo que
hay que exhibir, en qué condiciones, con qué sistemática, etcétera. Todos
ustedes saben también que en la mayoría de los museos, como pueda ser el
Metropolitan o el Louvre, el porcentaje de obras de arte exhibidas al
público permanentemente es incluso más bajo que el que está en el Museo
del Prado. Esto no lo digo porque esté oculto y se tenga que quedar
oculto, es absoluto, sino porque tenemos que ver cuáles son las
instalaciones más adecuadas para cumplir de la mejor manera la función de
difusión y conservación de nuestro mejor patrimonio.

Respecto a la difusión del libro, del libro y de la lectura, ya que a mí
me gusta hablar primero de la potenciación de la lectura y luego de la
difusión del libro, que son temas que van absolutamente conectados -y
esto enlazaría con el tema de Iberoamérica-, creo que es importante que
nosotros podamos ofrecer nuestra experiencia y en este sentido me refería
al asesoramiento en materia de tecnologías a las bibliotecas
iberoamericanas. Es evidente que la difusión del libro y de la lectura va
a hacer posible también una difusión del castellano, preocupación que han
manifestado muchos de los miembros de esta Comisión. Si difundimos
nuestra literatura, obviamente servirá para potenciar nuestra lengua
oficial, el castellano. Por ejemplo, como muestra de colaboración, les
diré que el día 30 de este mes voy a tener un primer encuentro con todos
los directores iberoamericanos a los que vamos a entregar una
recopilación de todas las publicaciones que se han realizado en lengua
castellana hasta el siglo XIX, en un soporte CD-Rom; aunque les parezca
sólo un gesto, creo que es un gesto importante en defensa de nuestra
literatura y de nuestra producción cultural como conexión y colaboración
con Iberoamérica. Aunque cada uno tengamos que defender ideas a veces
diferentes, espero que la colaboración entre todos nosotros sea lo más
intensa y mejor posible, insisto, para llevar el proyecto cultural que
nuestro país y nuestra cultura se merecen.

Por último, señor Cortés, creo que tenemos toda una serie de buques
insignia, como se dice habitualmente, y de patrimonio que forma parte de
todos los españoles, que es nuestro patrimonio nacional y que, sea cual
sea la solución, nunca se debe ver alterado ni debe sufrir por las
vicisitudes políticas. Yo conozco en concreto la postura de su Grupo en
profundidad, pero me parece que el Estado debe mantener un papel tutelar
de manera que ningún cambio político haga sufrir a nuestras máximas
instituciones.

Yo creo que sería muy oportuno, en cuanto tengamos los presupuestos,
realizar otra comparecencia ante esta Comisión para poder analizarlos con
detalle.

Muchas gracias otra vez, señor Presidente, señorías.




El señor PRESIDENTE: La Presidencia de esta Comisión quiere agradecer muy
sinceramente a la señora Ministra la celeridad para atender esta primera
comparecencia. Ya ha señalado antes el señor Cortés que una parte de la
culpa la tenía una votación que tiene mañana muy importante -hoy no se va
a votar-, pero en esta línea de buenos deseos, nos permitirá que la
Presidencia y la Comisión transmita los buenos deseos también para el
señor Cortés.

Quiero anunciar a la Comisión que el próximo martes día 28, también a las
once, está prevista la comparecencia del señor Ministro de Educación. (El
señor Cortés Martín pide la palabra.)
¿El señor Cortés quiere plantear alguna cuestión de orden?



El señor CORTES MARTIN: Señor Presidente, quería decir que según el
Reglamento, en el turno de comparecencias, después de las intervenciones
de los portavoces, hay un turno de preguntas de los Diputados. Yo no sé
si el señor Presidente, en la ordenación que haya hecho la Mesa de este
debate, contempla esta posibilidad.




El señor PRESIDENTE: Efectivamente, señor Cortés, hay un supuesto
excepcional de apertura de un turno de preguntas de los señores
Diputados. ¿Se pide formalmente que se abra ese turno?



El señor CORTES MARTIN: Señor Presidente, el señor Gomez Alba querría
formular una pregunta, si la Presidencia lo tiene así previsto en la
ordenación del debate; si no, podría quedar para otro momento.




El señor PRESIDENTE: Estamos suficientemente holgados de tiempo. ¿La Mesa
piensa que se debe abrir el turno? (Pausa.) Si es una sola pregunta, la
Mesa considera que sí.

El señor Gómez tiene la palabra.




El señor GOMEZ ALBA RUIZ: Señora Ministra, ha hablado hace un rato,
cuando exponía su programa, de las obras de reconversión del Teatro Real
en Teatro de la Opera. Este es un tema de fondo, más bien de un pozo sin
fondo. En esta línea, yo quisiera preguntarle cuánto dinero se lleva
gastado hasta la fecha en las obras de reconversión, en primer lugar. En
segundo lugar, me ha parecido entender que la fecha que daba de
terminación de las obras era el año 1995. Me gustaría que me lo
concretase. Asimismo, qué cantidad se estima que habrá que destinarse en
el futuro a la terminación de estas obras, y, finalmente, qué previsión
presupuestaria de funcionamiento está calculada para el Teatro Real.




El señor PRESIDENTE: La señora Ministra de Cultura tiene la palabra.




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La señora MINISTRA DE CULTURA (Alborch Bataller): He dicho que las obras
se podrían terminar en 1995, aunque según nuestras previsiones a lo mejor
se podrían terminar en 1994 para inaugurarlo en 1995, pero, precisamente,
tratándose de obras siempre es mejor ser más realistas, incluso
pesimistas, que no andar posponiendo los plazos que se han anunciado
previamente. Además, ya he dicho y es verdad que es uno de los temas que
más me preocupan, precisamente por la financiación y por el
mantenimiento. Respecto a lo que se ha invertido hasta el momento, si mi
memoria no me falla, han sido alrededor de 6.000 millones de pesetas y
faltan por invertir alrededor de 9.000 millones de pesetas, con lo cual
la inversión total sería de alrededor de los 15.000 millones de pesetas.

Respecto a los gastos de mantenimiento, ahí tendríamos que incluir la
programación y siendo realistas tendríamos que hacer una programación que
tuviera el nivel debido. Ya se está trabajando en el tema de la
programación, pero ahora mismo no le podría dar una cifra anual que se
aproximara bastante a la realidad. Lo que sí le puedo decir es que éste
será uno de los temas en que va a ser muy necesaria la colaboración de la
iniciativa privada y sería un buen ejemplo en el que podríamos aplicar,
ojalá, la Ley de Incentivos Fiscales, porque sería una buena ocasión para
iniciar ya toda una programación con una colaboración más o menos estable
de la iniciativa privada.




El señor PRESIDENTE: ¿Alguna señora o señor Diputado quiere hacer uso de
este turno excepcional de preguntas? (Pausa.)
Muchas gracias a todos. Hasta el próximo martes. Se levanta la sesión.




Era la una y cuarenta y cinco minutos de la tarde.