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Leyes de circulación fiduciaria conservadas en el Congreso de los Diputados

El origen del papel moneda surge como consecuencia de la expansión comercial e industrial de los Estados, del alto costo de los metales preciosos y las necesidades recaudatorias y de crédito para las grandes operaciones financieras, por lo que se plantea la búsqueda de un medio alternativo de pago que pueda corresponderse con la moneda metálica. El papel moneda o billete, se caracterizaba por ser un dinero de curso legal que cubriría los valores más altos, canjeable por su equivalencia en oro y que no debía superar en valor nominal al metal disponible para su redención. Es por ello que los primeros bancos emisores de billetes nacen como una iniciativa privada para apoyar a los Estados en sus crisis financieras y en el caso de España, como un medio para hacer frente a los gastos que originó la Guerra de los Siete Años contra Inglaterra, oscilando el papel moneda entre valores de 200 y 1.000 reales de vellón.

Durante la Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902), se produjeron grandes cambios culturales y económicos que supusieron una modernización en el ámbito político. Resaltaron reformas legislativas como la redacción de un código civil, la legalización de sindicatos y asociaciones obreras, la construcción de edificios destinados a actividades industriales o la celebración de exposiciones universales. Sin embargo, se llevó a cabo una política proteccionista que atrasó económicamente al país, ocasionando la decadencia del sector industrial, una reforma arancelaria con el consecuente aumento de los precios por las exportaciones, un intervencionismo de mercado abusivo y un alejamiento del sistema monetario español de los patrones internacionales.

El volumen de la circulación fiduciaria, se vio incrementado constantemente durante el último cuarto del siglo XIX debido a una fuerte demanda de crédito por parte del Gobierno para hacer frente al déficit presupuestario, generando una menor circulación de la moneda metálica.

La incapacidad económica española para absorber la producción de azúcar y otros productos cubanos, la provisión de manufacturas y la represión del gobierno español, provocaron un fuerte nacionalismo en Cuba y Filipinas que Estados Unidos aprovechó para declararle la guerra a España si no le vendía Cuba, maniobra para hacerse con el control de la isla y el Caribe.

Con la pérdida de las colonias tras el desastre de 1898, la situación obliga a muchos españoles comerciantes y adinerados de las islas a liquidar sus negocios allí y traer esos fondos a España. Esta llegada de capital al país produce a finales de siglo una gran euforia económica que será destinada al desarrollo industrial y financiero, así como a impulsar nuevas tecnologías como la automoción, la electricidad y el teléfono.

Billete de un peso del Banco Español de la Isla de Cuba
Billete de un peso del Banco Español de la Isla de Cuba

Es en este momento cuando Raimundo Fernández Villaverde, ministro de Hacienda, inicia una política económica para paliar el incremento de deuda pública que supuso el costo de la guerra de Cuba con una reforma tributaria que lograría establecer un equilibrio presupuestario reduciendo los intereses y atrasando los pagos, manteniendo un control del gasto público con arreglo a la deuda y una sistematización de los tributos sin grandes innovaciones.

En enero de 1902, el entonces ministro de Hacienda Ángel Urzaiz, presentó un proyecto de ley regulando y restringiendo la circulación fiduciaria porque se dio cuenta que, con la autorización de emisión de billetes al portador de las precedentes leyes de 1891 y 1899 que beneficiaban al Tesoro Público, había generado junto al déficit presupuestario, una depreciación de la unidad monetaria española debido a la excesiva acuñación de plata y que traería consigo un desequilibrio en los cambios y transacciones en el extranjero. Se pretendía reducir el límite de circulación fiduciaria; es decir, el exceso de billetes en circulación sobre el metálico existente en cajas del Banco, con la creación de un "Departamento de Emisión" que se encargaría exclusivamente de todo lo referente a la emisión y cancelación de billetes al portador con independencia de las demás operaciones bancarias. El ministro Urzaiz también defendió la idea de incrementar el respaldo oro de los billetes.

El proyecto no logró convertirse en ley por oposición del Banco de España y porque no fue bien acogido por los expertos de las distintas Cámaras de Comercio. El Banco de España defendía que el respaldo de billetes fuese con los títulos de la deuda que tenía en cartera y no en oro, mientras que las Cámaras de Comercio expresaban su acuerdo por la reducción de la circulación fiduciaria y la garantía de las reservas oro. Aun así, mostraban su preocupación por la drástica modificación del Régimen del Banco de España, que podría fomentar la pérdida de poder adquisitivo y desfavorecer la producción nacional y la expansión económica.

Ángel Urzaiz dimitió de su cartera de ministro tras el fracaso de este proyecto, aunque se recuerdan otras labores durante su cargo, como la reforma de la organización de los servicios económicos, la prohibición de adquisición de barras de plata y la acuñación de monedas de cinco pesetas o el pago en oro de los derechos de Aduanas. El Banco de España finalmente acordó con el nuevo ministro, Tirso Rodrigáñez Sagasta, la modificación o creación de un nuevo proyecto de ley, que resultó exitoso pues fue aprobado por las Cortes en mayo de 1902.

El ministro de Hacienda, D. Ángel Urzaiz y Cuesta. Extraído de: El Cuerpo de Abogados del Estado: 10 de marzo de 1881-10 de marzo de 1931.  Madrid: Imprenta de Jesús López, [ca. 1931]. 263, VIEl ministro de Hacienda, D. Ángel Urzaiz y Cuesta. Extraído de: El Cuerpo de Abogados del Estado: 10 de marzo de 1881-10 de marzo de 1931. Madrid: Imprenta de Jesús López, [ca. 1931]. 263, VI
El ministro de Hacienda D. Tirso Rodrigáñez. Extraído de: La Ilustración Española y Americana 30 de marzo de 1902, nº XII, pág. 184El ministro de Hacienda D. Tirso Rodrigáñez. Extraído de: La Ilustración Española y Americana 30 de marzo de 1902, nº XII, pág. 184

En el año 1950 durante la Dictadura Franquista, se elaboró otro proyecto de ley fijando el límite de circulación fiduciaria. Cabe resaltar que cuando finalizó la Guerra Civil, se llevó a cabo en España un proceso de reconstrucción en todos los órdenes y se sentaron las bases para regularizar y unificar la circulación monetaria encargando la fabricación de una nueva emisión de reserva a la casa italiana "Calcografía e Cartevalori". Había una falta de materias primas provocada por la Segunda Guerra Mundial para poder acuñar moneda metálica, lo que produjo sucesivas emisiones de billetes divisionarios con series inferiores a 25 pesetas en grandes cantidades debido a la demanda. Finalmente, para no depender de casas extranjeras en la fabricación de billetes, el Ministerio de Hacienda estableció por Decreto en 1940 y 1941, que fuera la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre la responsable del proceso de producción de billetes a nivel nacional. A partir de ese momento se inicia un proceso de modernización constante, alcanzando un nivel equiparable al resto de países europeos en técnicas, calidad artística y medidas de seguridad.

La reconstrucción económica después de la Guerra Civil no fue tan rápida como la europea tras la Segunda Guerra Mundial. La política de industrialización española se caracterizaba por ser deficiente, motivada por la falta de compromiso presupuestario e incapacidad social para aprovechar las nuevas tecnologías que beneficiarían sobre el desarrollo del sector privado, la falta de inversión en infraestructuras y la aplicación de una política intervencionista rígida en la reglamentación de los precios, mercados y procesos productivos. Es cierto que la economía española resistió mejor la crisis que los países más industrializados gracias al mayor peso en la agricultura; no obstante, España estuvo aislada de los organismos internacionales y no recibió ayudas financieras ni presiones favorables para su liberalización. El aislamiento comercial retrajo la inversión pública y el alejamiento del sistema monetario español de los patrones internacionales, llevó consigo a una política monetaria muy inflacionista, obligada por la financiación del déficit presupuestario.

En el propio proyecto de ley, el Consejo de Ministros reconoce la rigidez del sistema de producción. A fin de abastecer la necesaria cantidad de dinero a los distintos mercados, consideran necesario modificar el límite fijado legalmente a la circulación fiduciaria que imposibilita la adecuada flexibilidad del sistema monetario y así, tratar de aumentar la riqueza en el país. Esta cuestión permitiría la expansión económica, mejorando en sectores como la industria, la agricultura, puertos o ferrocarriles.   

En la actualidad, el dinero fiduciario se define como un medio de intercambio que no tiene un valor intrínseco, como la garantía de un metal como el oro o la plata, sino que su valor está respaldado por la confianza que inspira su emisor y que la sociedad deposita en él, para comprar bienes y servicios, liquidar deudas y realizar transacciones comerciales y de curso legal en todo el territorio. 

Información actualizada en octubre 2024