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DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 44, de 05/06/2001
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DIARIO DE SESIONES DE LAS CORTES GENERALES



COMISIONES MIXTAS



Año 2001 VII Legislatura Núm. 44



PARA LA UNIÓN EUROPEA



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JOSEP BORRELL FONTELLES



Sesión núm. 13



celebrada el martes, 5 de junio de 2001, en el Palacio del Senado



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia, a petición propia, del Ministro de Asuntos Exteriores,
Excmo. Sr. D. Josep Piqué i Camps:



- Para informar sobre el próximo Consejo de Ministros de la Unión
Europea en Gotemburgo. (Número de expediente del Senado 711/000118 y
número de expediente del Congreso 214/000059.) ... href='#(Página978)'>(Página 978)



- Para informar sobre el Consejo de Gotemburgo. (Número de expediente
del Senado 711/000132 y número de expediente del Congreso 214/
000065.) ... (Página 978)



(Por acuerdo de la Mesa de la Comisión, comparecerá el Secretario de
Estado de Asuntos Europeos, Excmo. Sr. D. Ramón de Miguel y Egea.)



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- Comparecencia, a petición del Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió), del Secretario de Estado de Asuntos Europeos,
Excmo. Sr. D. Ramón de Miguel y Egea, para informar con carácter
previo a la cumbre de Gotemburgo. (Número de expediente del Senado
713/000238 y número de expediente del Congreso 212/000526)
... (Página 978)



Se abre la sesión a las doce horas veinticinco minutos.




El señor VICEPRESIDENTE (Soravilla Fernández): Buenos días, señorías,
se abre la sesión.

Quiero comenzar pidiendo excusas al señor compareciente y a todos los
miembros de la Comisión por el retraso de media hora que hemos
sufrido con motivo del acto que ha habido de ambas Cámaras con el
Presidente de la República de Chile en esta casa, y nunca mejor
dicho, porque existe una fórmula que es «la media hora chilena», es
decir, que estamos iniciando la sesión a las doce y media, que es la
media hora chilena apropiada.

Como saben sus señorías, tenemos tres puntos en el orden del día, dos
a petición del Ministro. Por un acuerdo de la Mesa se llegó a la
conclusión de que el Secretario de Estado de Asuntos Europeos vendría
a sustituirle, acuerdo que agradezco muy efusivamente a todos los
Grupos porque fue un poco laborioso alcanzarlo. El tercer punto, a
petición de Convergència i Unió, es la comparecencia del Secretario
de Estado para informar sobre el mismo asunto. Supongo que no hay
ningún inconveniente en que se acumulen los tres puntos del orden del
día en uno solo.

Como llevamos media hora de retraso, doy la bienvenida, en nombre de
la Comisión, al señor compareciente, que ha venido para informarnos
sobre el próximo Consejo de Ministros de la Unión Europea en
Gotemburgo.

Tiene la palabra el señor Secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
Gracias, señor Presidente.

Señorías, esta comparecencia, que tiene como finalidad informar a la
Comisión Mixta sobre el orden del día y el desarrollo previsible del
Consejo Europeo que se celebrará en Gotemburgo los próximos días 15 y
16, quiere ser cumplimiento del compromiso del Gobierno de informar
puntual y cabalmente a la Comisión Mixta en relación con los
principales acontecimientos de la Unión Europea.

No obstante, a nadie se le oculta el hecho de que la fecha de esta
comparecencia para algunas cosas puede
resultar un poco prematura, dado que todavía nos separan diez días
para la celebración del Consejo Europeo, y en el transcurrir de la
vida de la Unión Europea diez días suponen un lapso de tiempo más que
suficiente para que en el curso de este tiempo se produzcan cambios,
se alcancen consensos o, por el contrario, se manifiesten
divergencias que hagan que la información que hoy pueda facilitarles
no se vea totalmente confirmada por los hechos o reflejada en las
conclusiones de la Cumbre.

A título de ejemplo, quisiera recordarles que el Primer Ministro
sueco, señor Persson, en su calidad de Presidente de la Unión, está
realizando en estos días una gira por todas las capitales de los
Estados miembros, con el fin de recabar la opinión de los miembros
del Consejo Europeo acerca de los distintos puntos de la agenda.

Precisamente en el marco de esta ronda, la visita del señor Persson a
España tiene lugar mañana por la noche, es decir, que la consulta con
el Presidente del Gobierno español tendrá lugar en la cena de mañana.


Hecha esta salvedad inicial, que no es más que por un pundonor
profesional -aunque no creo que haya grandes cambios-, puede decirse
que los puntos básicos del Consejo Europeo de Gotemburgo fueron
anunciados ya por la Presidencia sueca y cubren los temas de
ampliación, el debate sobre el futuro de Europa, las cuestiones
socioeconómicas ligadas al seguimiento del Consejo Europeo de
Estocolmo, la política europea de seguridad y defensa, las relaciones
entre Europa y Estados Unidos y el desarrollo sostenible, que es
quizá el único tema al que la Presidencia sueca concede más
importancia y sobre el que ha insistido más.

Naturalmente, todos estos tema ya están encauzados, ya están
planteados y están siendo objeto de estudio en todos los consejos
sectoriales, pero, como decía, hoy hay un Ecofin, los días 7 y 8
tendrá lugar un Consejo de Medio Ambiente y el día 11 un Consejo de
Asuntos Sociales y un Consejo de Asuntos Generales. Por lo tanto,
parte de estos asuntos están en elaboración, aunque no parece que en
el tema del desarrollo sostenible el Consejo pueda tomar decisiones
operativas -sí programáticas, sí de orientación-, porque el trabajo
en el Consejo todavía no se ha terminado.

Al margen del Consejo Europeo, además del temario al que me he
referido, el Presidente de Estados Unidos,



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señor Bush, tendrá un encuentro con todos los Jefes de Estado y de
Gobierno presentes para examinar algunos puntos importantes de la
Agenda Transatlántica y contrastar opiniones acerca de la situación
en zonas geográficas más conflictivas. También el Secretario de
Estado, Ministro de Asuntos Exteriores de Estados Unidos, señor Colin
Powell, tendrá reuniones paralelas con el Ministro de Asuntos
Exteriores.

Como señalé la última vez que comparecí en la Comisión Mixta, este
encuentro es importante y tiene carácter de primicia, porque es la
primera vez que la Cumbre semestral que se tiene con Estados Unidos
se va a celebrar a nivel de Consejo Europeo y, por lo tanto, no será
la cumbre clásica Presidente/Comisión, Presidente/ Consejo con
Presidente de Estados Unidos, sino que habrá un Presidente de
Comisión y todo el Consejo Europeo junto. Hay que interpretarlo como
una muestra del Presidente americano de expresar un interés por
Europa, en un momento en el que no faltan críticas hacia la actitud
americana, un poco despegada de los asuntos europeos e
internacionales en general, porque se acusa a la nueva administración
de cierto unilateralismo y aislacionismo.

Empezando por los asuntos que son materia del orden del día, el
primero es la ampliación. En esta materia, recordarán que el Consejo
Europeo de Niza reiteró la trascendencia histórica del proceso de
ampliación de la Unión Europea y la primacía política que atribuye a
su éxito, al tiempo que suscribía las conclusiones del Consejo de
Asuntos Generales de 4 de diciembre, en las que se confirmaban las
líneas de la estrategia propuesta de la Comisión y el plan de trabajo
para los siguientes dieciocho meses.

Por lo tanto, el Consejo Europeo de Gotemburgo tiene el encargo de
evaluar los avances logrados en este verdadero despegue de las
negociaciones de ampliación después de Niza y ver cuál ha sido el
resultado de la aplicación de esta estrategia, con el fin de dar las
orientaciones necesarias para impulsar y concluir con éxito el
proceso. Se trata ya de horquillar de manera cada vez más concreta
cómo va a ser la evolución de las negociaciones teniendo en cuenta un
horizonte temporal.

Como no podía ser de otra forma, la Presidencia sueca incluyó desde
el principio la ampliación entre sus prioridades e indicó claramente
su intención no sólo de apoyar las negociaciones, sino de acelerarlas
más allá, incluso, del calendario impuesto por la Comisión.




Las conferencias de adhesión de los días 29 y 30 de marzo, del 17 de
mayo y del 1 de junio confirman esta voluntad de Suecia y han puesto
de manifiesto la capacidad de países como Eslovaquia, Malta y
Lituania, que son países del segundo grupo, de recuperar los dos años
de retraso con que empezaron las negociaciones.

Todavía es pronto para hacer un pronóstico sobre el número de
capítulos que podrán cerrarse de aquí al final de la Presidencia
sueca. En cualquier caso, las
negociaciones avanzan a buen ritmo y los países más adelantados en
ellas retiran o reducen sus peticiones de períodos transitorios. No
es sorprendente que los países bálticos, a los que la Presidencia ha
concedido una atención particular, figuren entre los que han
progresado más deprisa. Por otra parte, el nuevo método de trabajo
instalado para la Comisión, consistente en la preparación del debate
sobre posiciones comunes mediante documentos de información y
posibles opciones, está facilitando el proceso de la negociación.

Posiblemente, la meta fundamental de la Presidencia será intentar
fijar una fecha objetivo para la adhesión de al menos algunos
candidatos. Como sus señoríassaben, este tema no es nuevo y desde
hace tiempo, sobre todo desde el pasado año, reaparece de forma
periódica y recurrente. Pero, hasta ahora, el Consejo no ha
considerado prudente ir más allá de lo recogido en las conclusiones
de Niza, trasunto de otras anteriores, en las que se decía que la
Unión estaría preparada a partir del año 2003. Y recuerdo a sus
señorías que en Niza se afirmó que el calendario de trabajo permitirá
que la Unión, de conformidad con el objetivo fijado por el Consejo
Europeo de Helsinki, se encuentre en condiciones de acoger, a partir
de finales de 2002, a los nuevos Estados miembros que se encuentren
preparados, con la esperanza de que puedan participar en las próximas
elecciones del Parlamento europeo. Según el debate hoy, parece que
estas conclusiones siguen siendo válidas y que no hay excesiva
voluntad de modificarlas.

España comprende plenamente el sentido y el valor de señal política
de la fijación de una fecha objetivo, porque naturalmente podría
servir de estímulo y aliento para los esfuerzos que los países
candidatos han de realizar en su adhesión. Pero también es cierto que
la definición de esa fecha puede que no responda todavía a la
realidad del proceso de negociación en curso. Quedan aún bastantes
capítulos de negociación que no han sido abordados y en los que el
consenso para lograr una posición común entre los países miembros
puede ser difícil, como también puede serlo la aceptación de ésta por
los países candidatos. A pesar de ello, está claro que la fecha tiene
un valor político y que desde luego no será España la que se oponga a
la definición de unas fechas si existe un claro consenso, ya sea a
falta de posición activa o ya sea una mayoría suficiente de países
miembros que deseen dar esta señal adicional. Nosotros queremos
mantener la misma posición coherente que hemos mantenido desde el
principio para favorecer en la medida de lo posible este difícil
proceso de la negociación y las negociaciones de ampliación y, por
tanto, España estará a favor si hay una mayoría suficiente, para
conceder una nueva señal con respecto a la fijación de la fecha si
éste es un elemento que puede ayudar a conseguir una mejor conclusión
de las negociaciones y una mayor confianza por parte de los países
candidatos en el difícil proceso en el que se encuentran inmersos.




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El pasado 30 de mayo, en la primera reunión conjunta de la
Subcomisión de Seguimiento de Ampliación y de la Conferencia
Intergubernamental de 2004, tuve ocasión de exponer las razones que
motivaban las reservas españolas a la propuesta alemana de diferir
durante siete años la libre circulación de personas y el libre
establecimiento de algunos servicios en el marco de ampliación. Este
tema ha sido objeto de atención por parte de los medios de
comunicación y, pese a las razones que España considera justificadas
en el planteamiento de estas reservas que tuvimos en un principio,
y en razón a la importancia que reviste mantener el curso previsto en
las negociaciones de ampliación, España decidió no oponerse a la toma
de posición común cuando se planteó en el Comité de Representantes
Permanentes el día 30 de mayo. Por tanto, con ello no hay ningún
obstáculo a que las negociaciones sigan su curso y, naturalmente, es
una cuestión que despeja el último problema que existía encima de la
mesa sobre la continuación de las negociaciones en este difícil
capitulo de libre circulación de personas. Es verdad que el tema de
una posición común ha sido planteado ya a los países candidatos y
recibido con cierta frialdad por éstos, como era de esperar, incluso
con cautela de las propuestas por su parte, pero ello no supone una
paralización de las negociaciones.

Por consiguiente, el Consejo Europeo va a reafirmar el compromiso del
itinerario; va a tratar de comprobar si es posible adelantarse sobre
éste; tratará también -como va a proponer el Presidente Persson- de
ser más preciso con respecto a la fecha, de tal forma que puedan
horquillarse las negociaciones con más precisión.

El segundo tema, el debate sobre el futuro de Europa, está en
relación con la declaración relativa al futuro de la Unión que figura
aneja al Tratado de Niza y que constituye el inicio de un proceso de
reflexión con vistas a la Conferencia Intergubernamental del año
2004. En la propia Declaración de Niza se apunta que en el Consejo
Europeo de Gotemburgo se presentará un informe por la Presidencia y
que posteriormente en el de Laeken del mes de diciembre se aprobará
una declaración con iniciativas y con un mandato concreto para
continuar el proceso de reflexión y debate.

Por tanto, y de conformidad con esta Declaración de Niza, la
Presidencia sueca tiene previsto presentar un informe sobre el futuro
de la Unión que recoja las contribuciones al debate aportadas por los
países miembros, así como aquellas iniciativas que parezcan más
maduras en relación con las instituciones comunitarias. Como es
lógico, no puedo informar a sus señorías acerca de un informe cuyo
contenido aún no conozco -y no lo conoceremos hasta el último día-,
pero posiblemente en él se incluirán ideas sobre la interacción entre
el debate con la llamada sociedad civil y la organización para la
preparación de una conferencia intergubernamental. Quizá puedan
figurar también
reflexiones sobre los métodos de trabajo de las instituciones sobre
la base del informe que el Secretario general del Consejo debe
preparar.

Al margen de las propuestas de carácter general y de las posiciones
de algunos responsables políticos de los países miembros, el debate
se encuentra en un estado muy preliminar. Por ello, es previsible que
la Presidencia incluya en su proyecto de conclusiones algunas ideas
para el seguimiento del proceso y para facilitar la preparación de la
Declaración de Laeken, pero hay que descartar que se propongan
conclusiones de carácter sustantivo. Quizá entre los elementos en los
que se abre paso más claramente un consenso figura el órgano
encargado de preparar la revisión de los Tratados. Como hablamos en
la inauguración de nuestra Subcomisión sobre el futuro de Europa, la
experiencia de la Convención utilizada en la redacción de la Carta de
Derechos Fundamentales podría ser utilizada también en este caso, con
las debidas matizaciones o cambios y con las adaptaciones necesarias,
para afrontar los cuatro puntos establecidos en Niza o cualquier otro
que se va a desgajar, como ya hemos debatido en otras ocasiones.




Ya tuve ocasión de manifestar anteriormente, en el marco de la
Subcomisión de Seguimiento en la Conferencia Intergubernamental de
2004, que España apoyará la constitución de este tipo de órgano cuya
naturaleza, composición y funciones tienen y deben ser precisadas. A
partir del Consejo Europeo de Gotemburgo, corresponderá a la
Presidencia belga preparar la Declaración que se aprobará en el
Consejo Europeo de Laeken y definir el tipo de órgano encargado de
esa preparación. Ya he comentado -y reitero- que España no tiene
preferencias definidas al respecto, pero para nosotros es fundamental
que se garantice la participación adecuada de todos los Estados
miembros y que se incluyan todos los debates nacionales en el
resultado de este órgano.

Sus señorías saben muy bien que el pasado día 30 iniciaron sus
trabajos las Subcomisiones de Seguimiento relativas a la Ampliación y
a la Conferencia Intergubernamental 2004, que es la forma de centrar
el debate en el Parlamento, y puedo confirmar hoy que el día 7, es
decir, pasado mañana, se efectuará por parte del Presidente del
Gobierno la presentación del Consejo para el debate sobre el futuro
de Europa, presidido por el doctor Rodríguez Bereijo, en un acto
público en el cual se presentarán también los miembros del Consejo y
expondrán las ideas sobre los trabajos que pretenden realizar para
llevar a cabo el debate público.

Otro punto importante del Consejo Europeo de Gotemburgo -y ya he
dicho que es un punto al que la Presidencia da particular énfasis- es
el relativo al desarrollo sostenible. A este respecto, con vistas a
este Consejo, la Presidencia sueca presentó a los Estados miembros un
proyecto de informe sobre la integración de la dimensión
medioambiental en las políticas sectoriales,



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y casi al mismo tiempo, el 16 de mayo, la Comisión presentó una
comunicación sobre una estrategia de la Unión Europea para el
desarrollo sostenible.

El objetivo de la Presidencia es el de lograr que el Consejo de
Gotemburgo fije metas y objetivos concretos sobre la base de la
comunicación de la Comisión. Asimismo, la Presidencia ha expresado su
deseo de que el Consejo de Gotemburgo apruebe la idea de que los
Consejos de primavera se conviertan en Consejos de desarrollo
sostenible, una vez que se acepte la integración de la dimensión
medioambiental en los sectores y actividades económico-sociales
definidos en Lisboa.

Así pues, la base de la discusión del Consejo Europeo de Gotemburgo
será el informe de la Presidencia que resume las estrategias
acordadas por las diferentes formaciones del Consejo en relación con
la integración de la dimensión medioambiental, que evalúa los logros
alcanzados y formula recomendaciones y conclusiones. Por su parte, la
Comisión presenta una estrategia de desarrollo sostenible a largo
plazo, centrada en las principales amenazas para dicho desarrollo en
materias como el cambio climático, los grandes problemas de salud
pública, la gestión de recursos naturales o la planificación de los
sistemas de transportes. La Comisión espera que el Consejo Europeo de
Gotemburgo facilite un mandato para elaborar todas las propuestas
anteriores.

La posición española en esta materia es, naturalmente, la de espera,
por lo menos en lo que se refiere a algunos aspectos de las
propuestas de la Presidencia y la Comisión, y no precisamente con
respecto al concepto de desarrollo sostenible, que nosotros apoyamos
plenamente. En este sentido, es cierto que entre las propuestas de la
Comisión hay algunos temas que afectan de manera muy importante a
España. Por ejemplo, en materia de impuestos energéticos, España se
opone al compromiso de la fecha del año 2002 y a la indexacción. En
nuestra opinión, ni el tema está lo suficientemente maduro ni tampoco
está probado que el elemento fiscal pueda ser fundamental para
influir en la eliminación del CO2. Por otra parte, la eliminación de
subvenciones a la producción y el consumo de combustibles fósiles
afectaría al sector del carbón español, para el cual el mantenimiento
de las ayudas a la reestructuración y a la reactivación son vitales,
como también son importantes las ayudas establecidas en la
organización común del mercado agrícola del tabaco para un país como
España, que es el tercer productor de tabaco de la Unión, y en
especial para regiones pobres, como Extremadura, en las que el tabaco
supone el 25 por ciento de la producción final agraria.

En resumen, en nuestra opinión, y a la espera de los debates que
vayamos a mantener en los Consejos de medio ambiente, de Ecofin, de
asuntos sociales y de asuntos generales, el tema del desarrollo
sostenible es una dimensión irrenunciable del desarrollo económico,
pero no debe sustituir al proceso de Lisboa, sino ser
una pata más de éste. Recordemos que el proceso de Lisboa tiene tres
patas: el empleo; el paso a la sociedad de la información, y la
liberalización, la apertura de mercados y la mejora de las
condiciones macroeconómicas. Y nosotros pensamos que el desarrollo
sostenible tendría que ser una pata más de lo que ahora es un
trípode, que condicionara y pudiera informar al resto.

Ahora bien, en nuestra opinión, en el momento actual el Consejo
Europeo de Gotemburgo no puede sino tomar nota de la comunicación de
la Comisión y pedirle a ésta un análisis y un informe sectorial sobre
el impacto de todas las medidas propuestas con vistas al Consejo
Europeo de Barcelona. Es decir, todo esto tiene que introducirse en
el proceso para que desde estos momentos hasta la celebración del
Consejo de Barcelona podamos hacer una evaluación de todas las
medidas que se proponen y presentar medidas concretas. Naturalmente,
el Consejo Europeo de Gotemburgo también puede llevar a cabo una
evaluación de los trabajos hechos hasta ahora y además aprobar una
serie de objetivos que son irrenunciables en el tema del desarrollo
sostenible. Pero, como ya he dicho, la propuesta de convertir los
Consejos de primavera en Consejos de desarrollo sostenible
significaría desnaturalizar la estrategia y los objetivos acordados
en Lisboa en relación con una temática mucho más amplia, relativa al
crecimiento económico, al empleo, a la reforma económica y a la
innovación. Por tanto, repito, mantenemos que este tema debe ser una
pata más y no que todo el proceso de Lisboa sea subsumido en el tema
del desarrollo sostenible.

Entre todos estos temas económicos se encuentran las cuestiones
socioeconómicas y el seguimiento de Estocolmo. El Consejo de
Gotemburgo tiene previsto aprobar el informe del Consejo sobre las
orientaciones generales de política económica, conocidas con las
siglas GOPES, para 2001. Las orientaciones no sólo se refieren al
conjunto de la Unión, sino a cada uno de los Estados miembros, y se
sitúan en el centro del proceso de coordinación de la política
económica de la Unión Europea. Se trata, como sus señorías saben, de
un marco para la definición de los objetivos de política económica y
para la asignación de responsabilidades a la Comisión y a los Estados
miembros.

El Consejo Ecofin del día de hoy va a aprobar las orientaciones que
habrán de ser presentadas al Consejo Europeo de Gotemburgo y que se
basan en las previsiones económicas de la Comisión, que señalan una
cierta ralentización del crecimiento en el año 2001, algo que, como
es lógico, preocupa a los Estados miembros y que sin duda la
Presidencia no dejará de apuntar. Las orientaciones de 2001 responden
al mandato del Consejo de Estocolmo, en el sentido de evaluar
periódicamente la sostenibilidad de las finanzas públicas, incentivar
el aumento de la oferta laboral, fomentar la investigación y el
desarrollo, especialmente en la nueva economía, y promover el
desarrollo sostenible.




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En lo que se refiere a España, las orientaciones recomiendan alcanzar
el equilibrio presupuestario en el año 2001, estudiar la viabilidad
futura del sistema público de pensiones, mejorar las políticas
activas del mercado de trabajo, potenciar el uso de las tecnologías
de la información y de las comunicaciones, desarrollar el mercado del
capital riesgo y establecer un marco fiscal más favorable a la
inversión y a las pequeñas y medianas empresas. La posición española
-que ya se expresó en el Ecofin del pasado mes de mayo, y que volverá
a reiterarse hoy- va en el sentido de una mejor selectividad en las
recomendaciones generales de las orientaciones y una convergencia, o
incluso coincidencia, entre las orientaciones y los programas
derivados del Pacto de Estabilidad.

Posiblemente la Presidencia intentará también que se realicen
progresos en algunas otras cuestiones. Quedaron pendientes dos temas,
uno de los cuales es el del cielo único, en el que no ha habido
ningún progreso, porque el Consejo Europeo hizo un encargo al Reino
Unido y a Gran Bretaña para que bilateralmente trataran de buscar una
solución al problema de Gibraltar -la exclusión o la aplicación de
las famosas «cláusulas Gibraltar»-, y hasta el momento, precisamente
por el retraso de las elecciones en el Reino Unido, no ha habido
posibilidad de mantener ninguna reunión bilateral.

En cualquier caso, los británicos, a quienes nos hemos dirigido en
diferentes ocasiones para poder celebrar una reunión, nos manifiestan
su voluntad de encontrar una solución en el plazo más breve posible y
proponen que las delegaciones del Reino Unido y España planteen al
Consejo que una solución a este tema puede encontrarse a través de
una negociación bilateral antes del próximo día 28 de junio, en que
se celebrará el Consejo de Transportes de la Unión. Por tanto, de
alguna manera se cumpliría el compromiso de buscar una solución a
este problema durante el semestre de la Presidencia sueca.

Otro tema que quedó colgando fue el de la patente europea. Tengo la
satisfacción de informar a esta Comisión que hubo acuerdo en el
último Consejo de Mercado Interior, que tuvo lugar el día 31 de mayo,
y digo que hubo acuerdo satisfactorio, por lo que se refiere a
España, porque quedan salvaguardados los dos temas que para nosotros
eran vitales: la continuidad del funcionamiento de nuestra Oficina
Nacional y el mantenimiento de la lengua española, tanto en el
proceso de información y de búsqueda para establecer la patente como
en la transmisión de los datos fundamentales de la patente, una vez
que está concedida por la Oficina de Munich, que han de publicarse en
español para que sean conocidos también por los usuarios españoles o
hispanohablantes del mundo.

Sé que me estoy alargando, señor Presidente, pero es un tema muy
extenso.

Las relaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos es un tema del
que hablamos largamente en la
Comisión Mixta el otro día, y quizá lo podría obviar, porque no voy
más que a repetir temas que ya fueron objeto de un debate
interesante; en cualquier caso, si sus señorías lo desean, yo puedo
volver sobre él en el turno de preguntas.

Para terminar, me referiré brevemente al último gran tema, que no
puedo obviar, y es la Política Europea Común de Seguridad y Defensa.

Sus señorías recordarán que en el Consejo Europeo de Niza se dio un
importante y amplio mandato a la Presidencia en materia de Política
Europea Común de Seguridad y Defensa. El objetivo era avanzar todo lo
posible durante la Presidencia sueca -y tiene mérito porque esta
Presidencia ocupa una posición muy particular en el tema de defensa,
todo el mundo sabe que no es miembro de la OTAN, que es un país
neutral- hacia una rápida operatividad de los nuevos medios y
capacidades de la Unión Europea en materia de gestión de crisis, e
igualmente lograr el consenso del Consejo Europeo durante el año en
curso. Se solicitaba de Suecia que adoptase las medidas necesarias
para la puesta a punto y comprobación de los dispositivos de gestión
de crisis, así como la negociación y puesta en práctica de los
mecanismos de consulta y cooperación entre la Unión Europea y la
OTAN, a los que también me referí en mi pasada comparecencia del día
30 de mayo.

En lo que se refiere a las capacidades militares, es previsible que
las conclusiones de Gotemburgo recojan las decisiones sobre
estructuras como el Comité Político de Seguridad, el Comité Militar y
el Estado Mayor. Entre tanto, han sido ya designados el Presidente
del Comité Militar y el Director general del Estado Mayor. Las
conclusiones recogerán también la revisión de los procedimientos de
gestión de crisis y sendos documentos sobre el programa de ejercicios
para los años 2001 y 2002. Se someterán también al Consejo tres
catálogos o documentos relativos a las capacidades militares, en los
que se determinan las necesidades, las capacidades y las
disponibilidades actuales.

Sin duda, el tema de mayor importancia será el acceso asegurado de la
Unión Europea al planeamiento operativo de la OTAN, y la presunción
de disponibilidad por parte de la Unión Europea de ciertos medios y
capacidades militares de la Alianza. Las discusiones del Consejo
Ministerial del Atlántico Norte, que tuvieron lugar el otro día en
Budapest, podían haber abierto una vía para facilitar un acuerdo
sobre este tema, que sigue condicionado por Turquía. La impresión que
tenemos todos es que Turquía está teniendo ahora una actitud mucho
más favorable, y que es muy posible que con anterioridad al Consejo
Europeo de Gotemburgo, y con ocasión de la cumbre del Consejo
Atlántico que va a tener lugar el día 13 en Bruselas, se anuncie ya
el acuerdo definitivo sobre este tema y la aquiescencia de Turquía.

En lo que respecta a la gestión civil de crisis, el Consejo de
Gotemburgo analizará una serie de propuestas



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determinando objetivos concretos sobre el fortalecimiento del Estado
de Derecho y de la Administración civil, la protección civil en caso
de gestión de crisis, las contribuciones de países terceros, así como
los resultados de la Conferencia de Directores de Policía, del pasado
10 de mayo, en la que se alcanzó la cifra objetivo de 5.000 policías
disponibles.

La Presidencia sueca ha dado una especial importancia al desarrollo
de la cooperación con organismos internacionales, y en especial con
Naciones Unidas, y el Consejo Europeo de Gotemburgo respaldará un
documento sobre este tema en casos de gestión de crisis. Está claro
que la complejidad de estos casos exige un despliegue importante de
un entramado de medios civiles, entre los que se incluyen no
solamente fuerzas de policía, efectivos de Administración de justicia
y Administración civil, sino también programas de ayuda en muy
diversos sectores. Nuestra actitud ha sido en todo momento de apoyo a
la Presidencia sueca, tanto más en cuanto que durante el período de
la Presidencia española se deberán llevar a cabo actividades
importantes de seguimiento de algunos de estos procesos impulsados
por la Presidencia de Suecia. A título de ejemplo, recuerdo que en el
Consejo Europeo de Sevilla se deberá presentar el primer informe
sobre la puesta en práctica del Programa europeo de prevención de
conflictos.

Voy a concluir. Queda un último tema que está en el orden del día,
aunque no parece que sea posible encontrar un acuerdo, a pesar de que
es un tema que importa, porque tiene trascendencia política y también
porque España tiene un interés muy especial. Se trata de la decisión
de las sedes de diferentes organismos o agencias europeas. De estas
agencias europeas, la más importante es la Agencia para la Seguridad
Alimentaria, a la cual hay presentada una candidatura española
objetivamente imbatible, desde el punto de vista de sus méritos
propios, porque es la mejor presentada, junto con Parma, Lille,
Helsinki y Luxemburgo. También hay otras candidaturas para la Agencia
Europea de Transporte Marítimo y de Aviación Civil, pero las
españolas no entran en liza; igualmente debe decidirse la candidatura
para el Centro Europeo de Satélites, que en el fondo tiene ya su sede
en España, en Torrejón de Ardoz, y lo mismo ocurre con la Escuela
Europea de Policía, para la cual hay también una candidatura
española, aunque en honor a la verdad no es muy fuerte, porque las
hay más importantes. Como todo el mundo sabe, este tema es
extraordinariamente político, en el cual, además de los méritos, van
a entrar no sólo las presiones políticas habituales, sino el hecho de
que naturalmente a nosotros no nos favorece que la última vez que se
decidieron las sedes fue en el año 1993, cuando había tres países de
la Unión que aún no eran miembros: Austria, Suecia y Finlandia; por
tanto, al no recibir ellos una parte del pastel, desean, de acuerdo
con el sacrosanto principio del equilibrio geográfico,
recibir ahora una parte. Eso, de alguna manera, compromete nuestra
candidatura de Barcelona, porque hay una presión muy fuerte para dar
a Helsinki, a Finlandia, esa agencia que no tiene, teniendo en cuenta
que España tiene dos, una en Alicante y otra en Bilbao.

En cualquier caso, Helsinki objetivamente no reúne las
características de Barcelona, y por tanto el Gobierno español ha
luchado, sigue luchando y luchará hasta el final para defender esa
candidatura, que nos parece que es imbatible por méritos propios; por
ello, en el equilibrio que tenga que hacerse, no hemos perdido la
esperanza de poder compensar a Finlandia con alguna otra cosa y que
Barcelona luzca por sus méritos propios, porque lo cierto es que en
la ronda de información de países, que estamos llevando a cabo
conjuntamente con la Generalidad de Cataluña, el Ayuntamiento de
Barcelona y el Ministerio de Asuntos Exteriores, se está probando que
es una candidatura que tiene fuerza y valores propios. Pero se trata
de un tema que los suecos van a querer resolver, aunque hay quien
dice que no se dan todavía las condiciones para ello. En cualquier
caso, tendrán que dejar el tema horquillado, porque la decisión tiene
que ser tomada este año. Naturalmente, algunas agencias pueden
esperar, pero, por razones obvias, pueden comprender que existe
cierta presión política para que, de una vez por todas, se establezca
una agencia de seguridad alimentaria, máxime con motivo de las
últimas epizootias y demás acontecimientos.




Éste es el contenido de la agenda del Consejo Europeo de Gotemburgo.

He explicado a sus señorías con cierta extensión -y lo siento, pero
no se puede resumir más- la mayoría de los temas, pero quedo a
disposición de los grupos para contestar a las preguntas que
procedan. Quizá haya ciertos aspectos que no he mencionado, pero
prácticamente todo lo que va a estar en Gotemburgo ha sido expuesto
aquí.

Muchas gracias.




El señor VICEPRESIDENTE (Soravilla Fernández): Muchas gracias, señor
Secretario de Estado, por la información que nos ha dado y el
esfuerzo de síntesis que ha hecho.

Habida cuenta de que hay una petición específica de un grupo
parlamentario, lo normal y habitual -si no hay inconveniente- sería
comenzar con dicho grupo. El tiempo previsto para los portavoces es
de diez minutos, pero aplicaremos el criterio de la pasada reunión y
daremos un total de quince minutos.

Por el Grupo Parlamentario Catalán en el Senado de Convergència i
Unió, tiene la palabra el señor Guardans.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Muchas gracias, señor Presidente.

Intentaré ser breve, señor Secretario de Estado, aunque resulta obvia
la importancia de que la comparecencia



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de hoy se celebrara tan cerca como fuera posible de la reunión del
Consejo de Gotemburgo y es sabido que ha habido distintas vicisitudes
alrededor de esta convocatoria, pero todo ello queda olvidado a
partir del momento en que viene aquí a darnos explicaciones. Sin
embargo, para los muchos Consejos europeos que tenemos por delante,
quiero subrayar sus palabras sobre la importancia de que este tipo de
comparecencias informativas previas al Consejo tengan lugar, en la
medida en que sea posible, lo más cerca de la fecha de la reunión; si
no, pierden todo su sentido. Sería bueno que a todos, al Gobierno, a
la Mesa y a los portavoces, se nos quedara grabado esto en letras de
molde de cara a Consejos europeos futuros.

Hecha esa aclaración, he de decirle que le agradezco sus
explicaciones. Efectivamente, alguna de las cosas que ha mencionado
no son más que un complemento a lo que ya ha dicho en las últimas
semanas en otras comparecencias celebradas a puerta cerrada o con luz
y taquígrafos. De todos modos y dado que ésta se celebra con luz y
taquígrafos, me parece importante volver a tratar alguno de los
temas.

Entrando en materia, cabe decir que se ha producido un cambio de
posición importante por parte del Gobierno español desde la última
vez que se informó de esto de manera pública y formal, que no fue en
la Subcomisión, donde ya se presentó el asunto en la línea de lo
mantenido en la reunión reservada, sino en una tristemente recordada
comparecencia del Vicepresidente económico del Gobierno. Realmente,
creo que alguien le debió de informar mal o que no tuvo un buen día,
pero no deja de ser una de esas comparecencias que este portavoz
intentará olvidar tan pronto como pueda, no tanto por el conjunto de
su intervención, lamentable en muchos puntos, sino por la realidad de
los hechos del Gobierno y por lo que ha hecho después,
independientemente de lo que su Vicepresidente dijera en esa ocasión.


La realidad es que el Gobierno ha hecho lo que más de un portavoz le
pidió en dicha comparecencia, que era separar los dos debates: el del
período transitorio pedido para la libre circulación de trabajadores
por parte de algunos países y el de la reclamación por parte de
España del reconocimiento del efecto estadístico en la percepción de
los Fondos estructurales, algo que podría afectar a medio plazo a
algunas regiones. El Gobierno sabe que en este último caso siempre ha
tenido el apoyo de nuestro grupo parlamentario, aunque algunos no
quisieran entenderlo así, pero nos parecía importante separar ambos
debates y no hacer rehén al conjunto de la ampliación de este tema.

Finalmente, así ha sido y ha prevalecido una postura más sensata
frente a lo que, desde nuestro punto de vista, era una estrategia
errónea.

Lo que ocurre es que se ha creado una sensación de desconcierto, y no
sólo en la opinión pública. Por cierto, a veces da la impresión de
que al Gobierno cada día
le interesa menos, porque cuando se cita a la opinión pública europea
parece que la cosa se toma -permítanme la expresión- a chirigota;
argüyen que la opinión pública siempre es igual y que está
manipulada: «ladran, Sancho, luego cabalgamos». Con ese tipo de
argumentación uno puede ignorar no ya la opinión pública de sus
propios votantes, sino la europea. Pero resulta que el problema no es
sólo la opinión pública, sino que las propias cancillerías,
parlamentos y todos los que poco a poco vamos construyendo Europa nos
hemos quedado un tanto desconcertados por el cambio español, que ni
fue explicado en su momento ni lo ha sido ahora. Insisto en que yo no
tengo nada en contra del cambio; es más, me parece espléndido el
cambio de posición y el Gobierno sabe que cuenta con el apoyo de mi
Grupo. Pero pensamos que había que haberlo explicado antes y ahora, y
una de las dos cosas o ambas han quedado muy mal explicadas.

Por tanto, señor Secretario de Estado, quien queda mal no es este
Gobierno, no es este Presidente de Gobierno, no es este Ministro de
Asuntos Exteriores, ni siquiera es este Secretario de Estado, que es
quien puede verse obligado a dar la cara, sino España y el papel que
juega en el conjunto de Europa. Ésa es la grave responsabilidad que
llevan ustedes entre manos, porque quien está actuando con
desconcierto y dando la sensación de que no sabe a dónde va en el
ámbito europeo es el Reino de España, representado, efectivamente,
por un Gobierno que tiene mayoría absoluta en la Cámara y que, por
tanto, puede hacer de su capa un sayo. Pero la realidad es ésa: da la
impresión de que no sabe a dónde va.

En relación con todo esto, cabe situar el debate de Niza 2004, porque
realmente ambas cosas están estrechamente ligadas: la cumbre pos-Niza
y la conferencia intergubernamental de 2004. Usted ha dicho que el
Consejo de Gotemburgo tiene que preparar un informe del que saldrá el
borrador de la Declaración de Laeken para la Presidencia belga y cuyo
contenido recoja -lo ha dicho usted literalmente y así sale
entrecomillado de las conclusiones de Niza- las contribuciones al
debate aportadas por los países miembros. Eso es lo que Gotemburgo,
la Presidencia sueca, tiene que incorporar. Para ello, tiene que
hacer un informe con las contribuciones presentadas en el debate por
los países miembros con el que se elaborará un borrador sobre el que
trabajar para convertirlo en la Declaración de Laeken.

Sea eso un requerimiento jurídico-político o no, la realidad es que
muchos de los países miembros están aportando contribuciones al
debate, sobre todo por parte de todos aquellos con los cuales nos
queremos igualar. Todavía resuenan en nuestros oídos las expresiones
que tanto sonaron en el marco de la Cumbre de Niza: queremos estar
entre los cinco grandes; ya estamos entre los cinco grandes; vamos a
ser de los cinco grandes. Ésa era la moto -perdón por el tono
coloquial de esta mañana- que nos vendían. Es decir, el



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gran leitmotiv que nos transmitía el Gobierno antes, durante y
después de Niza era: queremos estar entre los cinco grandes. Sin
embargo, después y a la hora de la verdad, los grandes son los que
tienen ideas propias y los que aportan propuestas. Por supuesto, sus
iniciativas están moduladas conforme a sus propios intereses
y ninguna es virginal, límpida e intelectualmente pura. Todas ellas
están impregnadas de los intereses de cada uno de los responsables
políticos que las han puesto sobre la mesa, llámese Blair, Schröeder,
Jospin; en el caso italiano, por razones obvias, preferimos esperar y
ver hacia dónde van los tiros. Una cosa es que eso sea así y otra que
desde España sólo se oiga un silencio espectacular. Yo entiendo el
comentario que en algún caso ha hecho el Secretario de Estado, en el
sentido de que no hay prisa por poner fórmulas sobre la mesa, por
poner propuestas concretas sobre la mesa, y esto es algo en lo que mi
Grupo le ha dado un cierto apoyo hasta ahora. Podía no haber prisa,
pero ya no es del todo así, porque a veces el tempo de los debates no
lo puede medir ni el Secretario de Estado, ni siquiera el Presidente
del Gobierno. El tempo de un debate lo da la sociedad, y en este
momento la sociedad, incluida la española, quiere saber qué piensa su
Gobierno de Europa. Por supuesto, lo quieren saber también los demás,
pero es la propia sociedad española la que ve que en el resto de
Europa hay un debate y demanda esa respuesta; una sociedad española
que, afortunadamente, cada vez es menos elitista, en la que por fin
estamos consiguiendo romper el cascarón y que este debate llegue un
poco más allá, no sé si al último pueblo de España, ciertamente no,
pero está empezando a salir del ámbito reducido de los intelectuales,
de esta Cámara, del Congreso o de los cuatro o cinco que llevamos
años en estos asuntos. Por fin la cosa está empezando a llegar a los
debates en la radio, a los oyentes que llaman, a los artículos, a los
colegios, a los institutos, a las universidades, a muchos más foros
en los que la gente lo que tiene que hacer es posicionarse sobre dos
propuestas básicamente -pueden ser varias, pero está planteado entre
dos-, ninguna de ellas atribuible al Gobierno de España y sobre las
cuales el Gobierno de España no se sabe qué dice.

Por tanto, me dirijo a usted como representante del Gobierno -en esta
Comisión acaba siendo usted el único que viene y da la cara, a veces
por razones de agenda, sin duda, pero la realidad es ésta; por lo
tanto, tómese esto como una referencia directa al Gobierno que usted
está representando hoy aquí- para preguntarle qué piensa España de
todo esto, dónde está el Gobierno. Y lo primero que queríamos saber
es, por lo menos, que quieren ustedes algo, que ya sería un avance.

Nosotros nos conformaríamos, por lo menos durante un tiempo, con
tener la impresión -y que así se nos transmitiera por parte del
Gobierno- de que el Gobierno sabe dónde va, lo que pasa es que por
razones de discreción o de estrategia todavía no lo quiere decir.

Eso sería por lo menos algo: hay un modelo, tenemos unas propuestas,
pero no nos parece oportuno, por las razones que sea, incluso
negociadoras, plantear ese modelo en este momento y abrirlo ante la
sociedad. No compartiríamos del todo que ésa sea la mejor estrategia,
pero por lo menos nos tranquilizaría un poco.

La realidad es que poco a poco empieza a calar en todos -y no somos
excepción- que lo que ocurre no es que se esté preservando en el
frasco de las esencias un modelo ya pensado, unas ideas, unas
propuestas que no se quieren difundir, sino que no existe tal modelo,
y que España en este momento está en el marco europeo dando
bastonazos de ciego, sin saber exactamente a dónde va más allá de lo
que son los intereses particulares, concretos, unos más legítimos,
otros menos: desde la defensa de la soberanía en Gibraltar en el caso
del cielo abierto, a la defensa del castellano en el tema de la
patente, a la defensa de los fondos estructurales en otro caso, y así
vamos, uno tras otro, poniendo pequeñas picas en Flandes creyendo que
con eso vamos a andar preservando y construyendo algo que no sea un
enorme esperpento. Esas defensas de parcelas de interés son legítimas
-insisto, la mayoría de ellas- siempre y cuando del otro lado del
tapiz haya una idea global de cuál es la Europa que queremos, de cuál
es el peso de los Estados, de cuál es el peso de las regiones, de
cuál es el peso del Parlamento Europeo, de cuál es el peso de la
Comisión, de cuál es el diseño a medio y largo plazo hacia el cual
nos dirigimos, de cómo ha de ser la Europa a 25 ó 27. Y no se nos
diga que ya se ha dicho, porque la realidad es que, si se ha dicho,
nosotros no nos hemos enterado, y me temo que son millones y millones
de personas las que tampoco se han enterado exactamente de dónde
estamos. Ésta ha sido la parte más importante de esta intervención,
esto es, transmitirle la necesidad de que el Gobierno se pronuncie.

Hay muchas formas para hacerlo, pero en todo caso queremos saber
dónde van y querríamos no vivir sólo al rebufo de iniciativas ajenas
que, insisto, todas ellas o ninguna de ellas nos interesan al cien
por cien porque, efectivamente, cada una de las iniciativas ajenas
está inspirada -como es lógico- en modelos que interesan en un caso a
la grandeur, en otro caso al federalismo y a la propia estructura
federal, en otro caso a una cierta disolución del Ejecutivo
comunitario -que es como se ve la cosa en las islas-, etcétera. Pues
bien, España ha de tener un modelo que se pueda aportar a ese debate
más amplio.

En cuanto al propio papel de cara a la Conferencia Intergubernamental
y la posición española, hemos debatido sobre eso largamente en la
Subcomisión y no me voy a extender mucho. Sólo quiero subrayar dos
cosas: la primera que, efectivamente, como usted sabe -supongo-, hay
un debate creciente para introducir de alguna forma en ese documento
de Laeken -y, por tanto, quizá en Gotemburgo, si no en todo caso ya
en el debate, aunque no en el propio informe- el papel que



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tienen que tener en Europa lo que ahora se ha dado en llamar -en una
terminología que veremos si se consolida a no; como todas las
terminologías tiene inconvenientes- las regiones constitucionales,
que serían todas las españolas -lo digo de entrada-, pero no todas
las europeas; es decir, aquellas regiones que tienen una soberanía
propia, cuyos Gobiernos responden ante sus propias ciudadanos
directamente por vía de elecciones en sufragio universal, directo,
libre y secreto, que tienen competencias legislativas en una serie de
ámbitos, regiones todas que en Europa tienen un determinado papel.

Sabe usted que ha habido una reunión hace poco de algunas de esas
regiones sobre este tema en la que han aprobado un documento. Hay
varias propuestas al Gobierno belga para que eso se incorpore, es más
que probable que el Gobierno alemán dé apoyo a este tipo de
planteamientos y ya empezamos a temernos que el Gobierno español,
como siempre, renegando puertas afuera del modelo constitucional que
tenemos puertas adentro, acabe siendo el último o incluso acabe
poniendo algún tipo de bastones a las ruedas a que esto sea parte
también del debate. ¿Cuál es el papel de esas regiones
constitucionales -insisto en la terminología, que vale en lo que
valga-?
Le subrayo también -y me alegra que lo haya vuelto a decir- la
importancia que le da mi Grupo a que se incluya a los países que
todavía no son miembros -los futuros países miembros de la Unión
Europea, hoy candidatos- en todo ese conjunto del debate del 2004, y
que eso quede articulado de alguna manera, no sé si ya desde el
propio informe que se apruebe en Gotemburgo o tenga que trabajarse
más durante la presidencia belga, pero nos parece que políticamente
tiene toda la importancia que todos los futuros países miembros, hoy
candidatos, queden implicados desde el primer momento en todo el
proceso de la Conferencia Intergubernamental.

Termino ya, señor Presidente, con dos puntos muy concretos, uno de
los cuales tiene que ver también con su exposición. En la prensa
internacional de hoy que he tenido ocasión de leer en el avión -es el
único sitio donde lo he visto- se informa de un principio de acuerdo
con Turquía, con la mediación del Reino Unido, en el tema del acceso
a la planificación conjunta. Pensaba preguntarle específicamente
sobre eso, veo que ha pasado usted un poco por encima, lo ha
comentado solamente, y aunque no sé si tiene usted algo más de
información o si simplemente se mantiene en esa sensación de que se
llegará a algún acuerdo, le agradecería que nos diera más detalles.

La pregunta sería a cambio de qué. por qué Turquía ha suavizado su
posición. Si finalmente hay acuerdo, está claro que habrá suavizado
su posición, pero hace cuatro días el Ministro de Asuntos Exteriores
de Turquía publicaba un artículo en la prensa europea fijando
posición en distintos medios indicados entre sí, en el cual dejaba
muy clara la oposición frontal de Turquía y que eso no lo
cederían a cambio de nada. Por tanto, quisiera saber si ha sido
simplemente la presión norteamericana o es que algo va a tener
Turquía que por el momento no sepamos y lo podamos descubrir algún
día.

En ese contexto, e intentando no mezclar las cosas, quisiera saber
también dónde estamos en un punto concreto que afecta a la ampliación
y que de alguna forma supongo que se tratará en la Cumbre de
Gotemburgo, y es la situación de Chipre. Porque cada vez que hablamos
de ampliación estamos hablando en todos los casos de los criterios de
Copenhague, requisitos económicos, etcétera, y el Estado de cada uno
de los candidatos; pero en el caso concreto de Chipre hay un salto
cualitativo: hay un problema político de primerísimo nivel sobre el
cual no sabemos exactamente dónde estamos y que si no se resuelve
difícilmente podrá entrar, o si entra lo que hará es tensionar la
situación con Turquía de una forma que puede ser dura de soportar
para todos nosotros.

Lo peor que puede ocurrir con un problema es ignorarlo o irlo
aplazando y aplazando -cosa que Europa ha hecho con bastante
frecuencia en otros casos- hasta que sea ineludible. No sé si todavía
se considera ineludible pronunciarse sobre Chipre, si simplemente el
Consejo Europeo se va a permitir el lujo de ignorar las cosas o es
que hay algún tipo de acuerdo del cual este portavoz no tenga en este
momento conocimiento, que también podría ser.




El señor VICEPRESIDENTE (Soravilla Fernández): Señor Guardans, vaya
terminando.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Ya sólo me quedan los agradecimientos.

Le agradezco sinceramente sus palabras sobre la candidatura de
Barcelona. Me consta el compromiso del Gobierno y la buena relación
con la que está llevando este tema tanto con la Generalitat de
Cataluña como con el Ayuntamiento de Barcelona de cara a promover esa
candidatura para la Agencia Alimentaria. Vamos a ver qué ocurre.

Entendemos perfectamente que, en términos objetivos, la candidatura
cumple con todos los requisitos para ser designada pero, en último
término, también somos conscientes de ese equilibrio geográfico en
Europa y sabemos la situación en la que está Helsinki.




Nada más y muchas gracias.




El señor VICEPRESIDENTE (Soravilla Fernández): Muchas gracias, señor
Guardans.

Por lo que respecta a esta Presidencia, tomaremos nota de su petición
en cuanto a la proximidad de las fechas de las comparecencias y los
Consejos.

En ausencia de otros Grupos, tiene la palabra el portavoz del Grupo
Parlamentario Socialista, el Senador Castro.




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El señor CASTRO RABADÁN: Prácticamente no hay ninguna ausencia, señor
Presidente.




El señor VICEPRESIDENTE (Soravilla Fernández): Me estaba refiriendo a
los otros Grupos.




El señor CASTRO RABADÁN: Perdone, le había entendido mal. Señor
Secretario de Estado, la comparecencia de hoy tiene la importancia
que se merece y viene a cumplir con el ruego que se hizo en su
momento respecto de que hubiese comparecencias previas a la
celebración de los Consejos de Ministros.

Si no recuerdo mal, creo que el portavoz socialista, en su momento,
también solicitó que se nos presentase un documento en el que se
detallara la posición que España iba mantener en los distintos puntos
del orden del día, para saber con claridad cuál es la postura
española en cada uno de ellos. No hemos tenido esa oportunidad;
únicamente lo conocemos de palabra, ya que no disponemos de ese
documento que, en su día, pensé que nos iban a facilitar.

La cuestión que nos preocupa principalmente es que éste es el primer
Consejo de Ministros que se va a celebrar después de los tropiezos
que hemos tenido en los meses de marzo y abril, que ya han sido
denunciados por los distintos portavoces, tanto hoy como en días
anteriores. Nosotros pensamos que, durante este tiempo, España se ha
ganado una cierta reputación de intransigente por su forma de
negociar en Europa y que el hecho de presionar sobre la libertad de
movimientos de los trabajadores de los futuros países miembros, para
conseguir que se reconociesen las demandas españolas sobre los fondos
estructurales, ha sido -y así lo han entendido la opinión pública y
distintos medios- un mal negocio; se generaron tensiones con Alemania
y se dio una imagen negativa a los futuros socios de la Unión
Europea. Es cierto que se ha rectificado la postura a posteriori,
pero España debió dar previamente alternativas coherentes y no seguir
la política de un paso adelante y dos pasos atrás.

Indudablemente, la ampliación va a suponer que España va a ser
estadísticamente más rica -eso ya lo hemos visto en los últimos
días-; muchas regiones van a quedar fuera de los fondos estructurales
y de los fondos de cohesión porque van a pasar a un nivel superior de
PIB y la convergencia real, de la que se habla, se va a ver
perjudicada por la convergencia estadística pero, hasta hoy, los
baremos han sido útiles y por ello se han repartido fondos hasta el
año 2006. Al llegar a este punto, podríamos entrar en una cuestión
que no se ha discutido nunca -o por lo menos, yo no he asistido nunca
a su debate-, porque se ha dicho que la ampliación no es negativa en
sí misma, que los fondos que recibe España están destinados a
equilibrar y hacer que la convergencia sea real dentro del país -no
sólo con Europa- y, sin embargo, estamos viendo que hay distintas
regiones que se están cayendo en el PIB estadísticamente
-porque son más ricas ya, o lo van a ser-, y aunque esto
sea cierto estadísticamente, no lo es realmente. El problema que se
plantea de cara a la postura global de Europa respecto a España está
teniendo lugar dentro de España porque el Gobierno no se ha
preocupado de impulsar o de trasladar a los Gobiernos -sobre todo a
aquellos en los que tiene incidencia y en los que tiene poder para
ello- la necesidad de igualar y reequilibrar las distintas regiones.


Por ejemplo, Castilla y León -que es el caso que más me afecta a mí-
está a punto de salir del PIB en el 75 por ciento cuando dentro de la
región hay provincias con el 58 por ciento, otras tres que están por
debajo del 70 por ciento y el resto están todas por encima del 70 e
incluso del 90 por ciento. ¿Qué es lo que quiere decir esto? Desde
nuestro punto de vista, que se han utilizado mal los fondos y si se
han repartido mal los fondos entre las distintas regiones, Europa
tomará nota para saber qué es lo que tiene que hacer con el concepto
global de España. Por ello, creo que no hay que echar la culpa a la
ampliación sino que será necesario hacer una serie de análisis
internos de cómo se han repartido los fondos y si han servido para
reequilibrar y conseguir la convergencia dentro del país y no la
divergencia, como está ocurriendo hoy, puesto que hay más divergencia
hoy entre las regiones españolas de la que había hace unos años; hace
unos años convergían y hoy divergen entre ellas. De esta cuestión
también tendrán que hablar en Europa y tendrán que tomar nota.

Por otra parte, el famoso déficit cero que el Gobierno está
pretendiendo alcanzar continuamente tiene una mala venta en el resto
de los países europeos, porque puede resultar un agravio comparativo
y, por tanto, puede ser bastante negativo siendo, como somos,
receptores netos de transferencias. El hecho de reclamar fondos de
ayuda directa sin una visión global de lo que debe ser una política
de cohesión económica y social ha sido un tropiezo -digámoslo así-
que se ha traducido en un mal servicio para nuestros intereses.

Rectificar es de sabios, y esperemos que próximamente la postura
española sea más nítida, más transparente y más diáfana al efecto de
resolver esos malos entendidos porque, señor Secretario de Estado, la
política pequeña y mezquina que se hace a veces es muy inoportuna
y no beneficia en nada a España. Usted, que ha sido el representante de
España en las negociaciones con Europa, durante muchísimos años,
conoce bien el tema y sabe cuándo España estaba en la cabeza de la
parrilla de salida, de forma puntera, y cuándo España está temblando
ante las posturas europeas y con ciertas debilidades. Esperemos que
en Gotemburgo España salga de la complaciente frustración en la que
hemos vivido este año y consiga el respeto que, por la solidaridad,
hasta hace unos años teníamos.

No se ha hablado nada sobre la postura que va a mantener España,
frente a Estados Unidos, en cuanto aldesarrollo sostenible. Al Grupo
Parlamentario Socialista



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le gustaría que España plantease que la postura de Estados Unidos
respecto al Protocolo de Kioto es negativa y que forzase o presionase
lo que fuera necesario para que el futuro de Europa y del planeta no
lo sea igualmente. La postura de Estados Unidos sobre el Protocolo de
Kioto es muy negativa para la política europea y, en general, para el
desarrollo sostenible. Por tanto, me gustaría que nos aclarase algo
sobre esta cuestión, ya que no se ha dicho nada sobre la misma.

Respecto a las sedes, he de decir que estamos de acuerdo en la
política que está siguiendo para intentar traer a España el mayor
número de organismos y en esa política contarán con todo nuestro
apoyo.

En relación con los problemas pendientes he de decir que España tiene
un grave problema con la pesca y no se ha hablado nada sobre él.

Desde mi punto de vista, sería bueno que se plantease en el Consejo
para saber cómo va a quedar la cuestión definitivamente, si se va a
intentar o no alcanzar un acuerdo y estudiar si el modelo de España
respecto de Europa se plantea de forma global, como hemos planteado
el señor Guardans y yo mismo, al principio de mi intervención. Sería
interesante aclarar cuál es el modelo que tenemos de Europa porque
ahora hay posturas más o menos divergentes o convergentes con
Alemania, Francia, etcétera, y nosotros deberemos tener nuestra
propia postura y decidir qué es lo que queremos que sea Europa, para
buscar un futuro en el que nosotros seamos uno de los países grandes
que decidan.

Quedo a la espera de su respuesta.

Muchas gracias.




El señor VICEPRESIDENTE (Soravilla Fernández): Muchas gracias,
Senador Castro.

Quiero aclarar que estaba hablando de la ausencia de otros Grupos
menores.

Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor
Martínez Casañ.




El señor MARTÍNEZ CASAÑ: Gracias, señor Presidente.




En primer lugar, quiero agradecer al señor Secretario de Estado su
presencia en esta reunión de la Comisión Mixta para la Unión Europea.


También me gustaría decir que en mi grupo parlamentario somos
conscientes de que las fechas en que se ha celebrado esta
comparecencia han venido dadas tanto por la incapacidad de nuestra
propia Comisión para disponer de otras fechas como por el hecho de
que la semana pasada tuviese una agenda cargadísima, por la presencia
del Presidente Bush en Europa. En mi opinión, este acontecimiento,
lejos de ser un problema, debería llenarnos de satisfacción porque
estoy convencido de que para Europa será extremadamente importante
que los miembros del Consejo Europeo tengan ocasión de entrevistarse
con el Presidente de Estados Unidos de América y discutir de
problemas conjuntos,
en la seguridad de que será para mejorar las relaciones de Estados
Unidos y Europa.

Por otra parte, tanto el señor Ministro como el señor Secretario de
Estado han ofrecido distintas fechas de comparecencia y, por tanto,
creemos que no se puede pedir más y que se cumple con el trámite
parlamentario.




Paso a comentar algunos de los aspectos de la intervención del señor
Secretario de Estado.

Como es lógico, mi grupo parlamentario apoya la postura del Gobierno
respecto al proceso de ampliación. Creemos que el Gobierno de España
siempre ha sido exquisitamente prudente y sensato cuando ha defendido
la ampliación. Y, al mismo tiempo que ha defendido la ampliación, ha
señalado las preocupaciones que le ocasionaban algunos de los
aspectos de la negociación.

Tal como nos ha informado el señor Secretario de Estado, el hecho de
que algunos países que hace algunos años habían sido situados por el
resto de los países miembros de la Unión Europea en el segundo nivel
de negociaciones hayan podido, mediante una evolución positiva de su
economía y respecto a los capítulos que les concernían, acceder al
primer nivel demuestra lo acertado que ha estado siempre el Gobierno
en defender ese método regata, en defender de forma abierta y expresa
una ampliación para todos en la medida en que lo facilitasen sus
propios sistemas de acercamiento a la Unión Europea.

Por ello, creo que el mensaje político es muy importante. Considero
que lo expuesto por el señor Secretario de Estado referente a que
España no se opondrá nunca señala la buena disposición del Gobierno
para afrontar el proceso de ampliación con optimismo y demuestra la
disposición de España a apoyar a todos y cada uno de estos países en
la medida en que lo necesiten y sean capaces de cumplir con los
requisitos.

Creo que España ha sido coherente a lo largo de los últimos meses,
incluso respecto al último suceso referente a los fondos de cohesión
y el período transitorio pedido por Alemania para la libre
circulación de personas y de servicios. Mi grupo parlamentario no
cree, en absoluto, que haya habido un cambio de posición del
Gobierno. Y me remito -y remito a los demás portavoces
parlamentarios- a las distintas declaraciones que en diversos medios
de comunicación hicieron durante las pasadas semanas tanto el propio
Presidente del Gobierno como el Vicepresidente Segundo, así como a su
comparecencia hace aproximadamente diez días en esta misma Comisión
para la Unión Europea, o como el mismo Ministro de Asuntos Exteriores
ha manifestado en repetidas ocasiones y también ayer mismo, así como
el propio señor Secretario de Estado.

Creo que el Gobierno siempre ha dado el mismo mensaje y me remito a
lo que ha dicho el señor Ministro en los últimos días. En ningún caso
España ha planteado discutir las actuales perspectivas financieras ni



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anticipar el debate sobre los recursos de la Unión Europea en el año
2006, así como, menos aún, anticipar un debate sobre política
regional tras la ampliación. Simplemente, lo que ha dicho el
Gobierno, como opina mi grupo parlamentario, es que se ha querido
poner de manifiesto que hay un efecto derivado de la ampliación que
debe corregirse y que el hecho de que se incorporen a la Unión
Europea países más pobres no quiere decir que España o sus regiones,
por arte de magia, sean de un día para otro más ricas en términos
reales.

Y, en el mismo orden de cosas, el Gobierno dijo y sigue diciendo,
según entiende mi grupo parlamentario, que su posición respecto a la
circulación de trabajadores es muy clara, es decir, seguimos sin
compartir las preocupaciones de Alemania y de Austria en cuanto a la
necesidad de disponer de libre circulación de capitales y de
mercancías con los nuevos socios del Este desde el primer día y que,
sin embargo, se retrase en siete años la libre circulación de
personas, pero que, debido a que algunos países de la Unión Europea
tienen una sensibilidad especial respecto a este tema, España,
después de haber planteado su opinión y su posición, como es lógico,
no va a retrasar de ninguna manera el proceso de ampliación.

Simplemente quiere que se conozca de manera pública cuáles son sus
preocupaciones para que todos sepan qué es lo que defiende el
Gobierno de España. Y no entendemos en mi grupo parlamentario que la
defensa del Gobierno de ese esfuerzo de solidaridad que estamos
haciendo no haya de tener los efectos que se esperan para todos y que
habrán de ser precisamente los que más se esfuerzan en su solidaridad
los que al final paguen el espacio de libre cambio, que, sobre todo,
beneficia a los países más ricos.

Por tanto, señor Secretario de Estado, mi grupo parlamentario está
con el Gobierno, como lo ha estado a lo largo de todo este proceso, y
no entiende que haya habido ningún cambio de posición, sino,
simplemente, una defensa y exposición de los problemas de España, que
en ningún caso han supuesto ni han querido suponer un freno al
proceso de ampliación, como lo ha demostrado la sabia negociación
llevada a cabo durante los últimos días.

Respecto al futuro de Europa, tampoco estima mi grupo parlamentario
que el Gobierno pueda estar en falta. Como ha dicho el señor
Secretario de Estado, creo que aún es muy temprano en cuanto a ese
proceso de reflexión hacia el año 2004. Incluso, a nivel europeo, los
distintos partidos todavía están fijando posturas. Por otra parte,
también debemos ser prudentes. El mismo informe de sabios de la
Comisión Europea, del Primer Ministro Dehaene entre otros, señala que
efectivamente hay que aprovechar la experiencia de la Convención pero
que indudablemente habrá que matizarlo y adaptarlo a esta gran
reforma prevista para el año 2004, que no sólo se centra en un
aspecto como el que supuso la Carta de Derechos Fundamentales, sino
que tiene mayor envergadura y, por lo tanto, necesita un mandato
claro y preciso.

Lo que está claro, como defendemos desde este grupo parlamentario,
como ha dicho el señor Secretario de Estado, es que hay que asegurar
la participación de todos los Estados, de todos los Parlamentos
nacionales, la sociedad civil, etcétera, en esta reflexión. Y en eso
estamos. Y la prueba de ello es precisamente la constitución de este
Consejo Nacional para la reforma del 2004, que seguro que contribuirá
a dar un impulso al debate en España en todos los niveles.

También quiero felicitar al señor Secretario de Estado por la
solución que se ha dado a una cuestión que preocupó en fechas pasadas
a algunos de los miembros de esta Comisión, cual fue la referente a
las patentes europeas. Si no recuerdo mal, en aquel momento se
criticó mucho la postura negociadora del Gobierno respecto a esas dos
cuestiones esenciales para nosotros: La continuidad del
funcionamiento de la Oficina Nacional y el uso del español en las
distintas fases procesales. Sin embargo, el resultado anunciado por
el Secretario de Estado demuestra que el Gobierno estaba en lo cierto
y que este grupo parlamentario hizo bien en apoyarlo, porque al final
se han conseguido los dos extremos importantes para España y para las
pequeñas y medianas empresas españolas, lo que, por otra parte, no ha
impedido llegar a una solución final, como ya se anunciaba en
aquellos momentos por parte del Gobierno cuando compareció en esta
Comisión.

El señor Secretario de Estado se ha referido a un tema importante que
queda sobre la mesa, el tema de la ecotasa. Nosotros queremos decir
al señor Secretario de Estado y al Gobierno en su conjunto que
nuestro grupo parlamentario entiende también la postura que se está
siguiendo en esta negociación, como lo dijimos ya con motivo de la
comparecencia del Vicepresidente Segundo del Gobierno. Creemos que
una ecotasa penalizaría más a nuestras empresas, lo que sería un
contrasentido, ya que en la Unión Europea se deben adoptar medidas
que nos ayuden a mejorar y ser más competitivos, al tiempo que, por
otra parte, las fórmulas propuestas hasta ahora no son válidas porque
no garantizan la protección del medio ambiente. Se propone penalizar
a las industrias que contaminan con un impuesto cuya recaudación no
se utiliza en la protección del medio ambiente, razón por la que la
ecotasa pierde su objetivo inicial y se convierte en un impuesto más
sobre determinadas industrias, lo que agrava el problema de la
inflación y penaliza más a Estados que, como en el caso de España,
han sido a lo largo de la historia mucho más respetuosos con el medio
ambiente que otros.

Por lo tanto, le pedimos al Secretario de Estado que continúe en esa
negociación acertada de un tema que para España es importante, y
estoy seguro que en fechas próximas vendrá a comunicarnos que se ha
llegado a un acuerdo satisfactorio al respecto.




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Quiero finalizar mi intervención diciendo que nosotros también
compartimos la preocupación del señor Guardans respecto al papel de
las regiones constitucionales en la Unión Europea; sabemos que es un
tema complicado; es un debate que será largo; la naturaleza misma del
Comité de las Regiones vendrá determinada por el avance o el
desarrollo de las discusiones en ese tema; es un tema que no se
centra solamente en el Comité de las Regiones en la Unión Europea, ya
que es un tema que también preocupa en el Congreso de Poderes Locales
y Regionales del Consejo de Europa; lo llevan discutiendo durante
muchos años, y es lógico que sea así; a alguna solución se llegará,
pero sabemos que es un debate largo y lo que podemos y debemos hacer
todos es tener sangre fría, tener buena voluntad, ser cooperativos y
contribuir a que se alcance una solución final que sea del agrado de
todos.

Quiero decir en este sentido que precisamente uno de los Presidentes
de Comunidades Autónomas de España, el Presidente Zaplana, asistió la
semana pasada al debate que se originó al respecto por la Asamblea de
los Poderes Regionales del Consejo de Europa, y anticipó que la
postura del Gobierno sería en cualquier caso constructiva y que
serviría para allanar las diferencias y encontrar la solución final.


Sin nada más que decir, quiero de nuevo agradecer al Secretario de
Estado su presencia en esta Comisión en el día de hoy.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor VICEPRESIDENTE (Soravilla Fernández): Muchas gracias,
Senador Martínez Casañ.

Para responder a los portavoces, tiene la palabra el señor Secretario
de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE ASUNTOS EUROPEOS (De Miguel y Egea):
Muchas gracias, señor Presidente.

Trataré de ser conciso, sobre todo, porque dos de los temas que se
han planteado con mayor énfasis fueron tratados ya en profundidad el
pasado día 30, cuando inauguramos las dos Subcomisiones sobre
ampliación y el futuro de Europa.

Lo primero que quería responder es con respecto a las fechas de la
comparecencia. No siempre los Consejos Europeos vienen precedidos de
las convocatorias ministeriales que han coincidido en esta ocasión.

El día 11 y 12 hay un Consejo de Asuntos Generales; el 13 y 14 hay un
Consejo Atlántico a nivel de jefes de Gobierno, y el 15 empieza el
Consejo -el día 14 hay que estar ya ahí-. Por lo tanto, esa semana la
Presidencia sueca y la OTAN han programado reuniones -la Presidencia
sueca ha hecho una reunión previa, el Consejo de Asuntos Generales-.

Lo lógico es que el Consejo de Asuntos Generales hubiera tenido lugar
esta semana, y no tan cerca del Consejo Europeo. La reunión de la
OTAN ha sido condicionada por el hecho
de que el Presidente Bush venía a Europa y han querido hacerlo todo
al mismo tiempo. Todo esto hace que tanto el Ministro de Asuntos
Exteriores como yo mismo hayamos estado sujetos a esas
responsabilidades de presencia en esos sitios y que no haya sido
posible concertar una fecha en la propia semana del Consejo Europeo,
cosa en la que yo coincido con todos los portavoces, en que hubiera
sido lo propio.

Con respecto al tema planteado sobre las negociaciones de ampliación
y de la llamada rectificación de la posición española y toda la serie
de descalificaciones sobre tropiezos, quedar mal, no quedar mal,
simplemente recuerdo a los señores Diputados y Senadores que el
planteamiento de un problema de este tipo no es nada que en ningún
momento no vaya a producir una reacción dura como la que se ha
producido. Yo entregué este memorándum a los señores Diputados y
Senadores y presumo que lo han leído y creo que el texto del
documento es suficientemente explicativo de la posición del Gobierno
español de favorecer el proceso de ampliación, de apoyar el
itinerario y las decisiones de Niza. En ningún sitio aparece una cosa
que luego se ha interpretado como que hubo un quid pro quo o una
negociación de un capítulo contra otro.

El tema del problema de la convergencia estadística planteada por el
memorándum español se puso encima de la mesa en ese momento por dos
razones fundamentales: Una, por la que lo único que pedía el Gobierno
español era el reconocimiento de un problema que ha de tratarse en
las negociaciones de ampliación y se pedía que se solicitara a la
Comisión un papel de opciones sobre las posibles soluciones que se le
podían dar. Por lo tanto eso hay que hacerlo en tiempo y forma antes
de que se discuta la posición común sobre el capítulo de política
regional, porque el capítulo de política regional se tiene que
negociar en Presidencia española y hay que adoptar la posición común
antes de final de año. Si se desea que la Comisión Europea pueda
expresarse al respecto, hay que ponerlo en tiempo y forma para que la
Comisión pudiera expresar su opinión y dar sus propuestas como muy
tarde el mes de octubre para que en los meses de noviembre y
diciembre pueda discutirse la posición común e incorporar la
consideración de este tema al acervo de la posición común porque, si
no se hace entonces, ya no se incorpora. En segundo lugar, la
coincidencia con el hecho de que se estaba forzando y se ha forzado a
la Unión Europea a adoptar una posición realmente dura con respecto a
la libre circulación de trabajadores era una manera de poner encima
de la mesa lo que yo llamo la solidaridad recíproca. De la misma
manera que los alemanes piden solidaridad para un problema que tiene
una cierta sensibilidad política para sus opiniones públicas, sería
legítimo que esa sensibilidad también se tuviera en cuenta para
países que tienen otro tipo de problemas. Por cierto, el problema
español no es tal problema español; es un problema que afecta a
muchas regiones, no solamente en España,



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sino en Portugal, en Grecia, en Italia y en Alemania, donde hay cinco
länder que están en Objetivo 1.

Por lo tanto, repito que éste no es un problema español, sino el de
las regiones desfavorecidas de la Unión. Si plantear el problema de
las regiones desfavorecidas de la Unión lleva a una reacción
absolutamente desmesurada de acusación a España de bloquear la
adhesión, precisamente por eso, entonces mal vamos. El bloqueo no
estaba más que en la intención de los que querían desprestigiar la
consideración de ese problema, porque España nunca dijo que iba a
bloquear la libre circulación de personas. Nosotros expresamos
reservas no en relación a los períodos transitorios, sino al método
que se estaba adoptando en el capítulo para imponer los períodos
transitorios. Nosotros pensábamos entonces y seguimos pensando ahora
que la introducción de medidas nacionales en lugar de mecanismos
comunitarios, ignorar el principio de diferenciación, es decir,
tratar a Eslovenia igual que a Lituania, es contrario también a los
principios consagrados en las negociaciones de adhesión, y reabrir el
capítulo de libertad de establecimiento e introducir más
restricciones a la libertad de establecimiento es particularmente
triste en una negociación en la que no hay restricciones para la
libre circulación de capitales y mercancías y sí se ponen
restricciones para la libre circulación de trabajadores y libertad de
establecimiento.

Cuando esto se debatió en el Consejo nos pareció que la propuesta del
período transitorio para la libre circulación de trabajadores, que
aunque responde a un problema más imaginario que real sí responde a
una sensibilidad política, era susceptible de mejora. La verdad es
que no hemos obtenido otra respuesta que la intransigencia, la
cerrazón y el mantenimiento de la proposición tal y como estaba. En
vista de esto, hemos decidido no apoyarla pero no oponernos a su
adopción.

El otro asunto asociado con éste es el llamado efecto estadístico.

Estamos satisfechos de haberlo puesto encima de la mesa y lamentamos
que haya producido un revuelo de estas características. Nunca
esperamos que hacerlo fuera pacífico, porque es evidente que en la
Unión Europea los temas de dinero nunca son pacíficos. Sin embargo
-como dije en una ocasión-, tener saldos netos por tener regiones
pobres y desfavorecidas supone un problema y en cambio, parece
perfecto que países tan ricos como Dinamarca, con 35.000 dólares per
cápita, tengan saldos netos por aplicación de la PAC.

Si revisáramos los temas de financiación tendríamos que empezar por
los mecanismos que no sólo son de política regional. Yo no sé por qué
las regiones desfavorecidas de la Unión Europea son las que tienen
que pagar la factura del coste adicional de la ampliación, pero ese
es otro tema. Guste o no, el asunto está encima de la mesa, y hoy es
del total conocimiento de la opinión pública europea y del Consejo.

Todo el mundo sabe que ese problema es inseparable de la ampliación,
ese era nuestro objetivo y la Comisión va a hacer unas propuestas
para que en su momento se vea. Esto era lo que pretendía el
memorándum, si hay alguien que lo lee, el reconocimiento del problema
y la formulación de propuestas al mismo. ¿Que esto ha producido un
revuelo a lo mejor innecesario? Quizá, pero yo sostengo que se
hubiera producido en cualquier momento en que se hubiese planteado y
que es mejor hacerlo ahora, al principio, que al final de la
negociación. Porque espero que sus señorías estén de acuerdo en que
un Gobierno responsable que tiene regiones desfavorecidas en su
territorio no puede soslayar el asunto diciendo: Ya lo arreglaremos.

Por lo menos, hay que ponerlo encima de la mesa y pedir soluciones.

No voy a seguir abundando en este asunto, la riqueza de la democracia
consiste en tener opiniones.

El Gobierno español asume sus responsabilidades y ha tomado las
decisiones que cree más oportunas para el bien del país en una
negociación durísima en la que ha mostrado la actitud más abierta, y
lo ha dicho siempre, entre otras cosas porque tiene el apoyo de las
fuerzas políticas y de la opinión pública. El Gobierno no sólo asume
sus responsabilidades sino también las críticas, de las que toma nota
cuando son justificadas y cuando no, son parte habitual de la lucha
política. Lo que sea aprovechable y lo que sea parte de la lucha
política queda al criterio de cada uno. Me parece muy lógico que cada
uno exprese su opinión. Cuando algunas de las fuerzas que critican
esto tengan la responsabilidad de gobierno y deban tomar decisiones
también se arriesgarán a que en algún momento les digan que no han
hecho lo oportuno. En cualquier caso, el Gobierno sabe asumir su
responsabilidad.

Respecto al asunto del debate de Europa, yo quisiera recordar que el
debate de Niza no es las declaraciones del Presidente Schröeder, ni
las del Ministro Yoschka Fischer, ni las del Presidente Chirac, ni
las del Primer Ministro Jospin. El Ministro Yoschka Fischer se
pronunció en la Universidad de Humboldt antes de que Niza se reuniera
y el Presidente Chirac se confió en el Reichstag antes de que el
Consejo Europeo lanzara este debate. Por tanto, el debate de Niza es
otra cosa. El debate de Niza sobre el futuro de Europa se centra en
cuatro puntos, que son los que el Consejo Europeo ha definido, y no
se puede reprochar a un Gobierno que no siga el debate de Niza por no
posicionarse sobre los temas de los que han hablado franceses y
alemanes, que, naturalmente, conciernen al futuro de Europa pero no
son precisamente el debate post Niza. El debate post Niza son los
cuatro puntos que hemos recordado y que no voy a repetir. ¿Hay alguna
obligación de pronunciarse de manera inmediata por el hecho de que
franceses y alemanes, en su sempiterna rivalidad por condicionar el
mundo de la Unión Europea, estén lanzando mensajes al mundo que en el
fondo no son más que visiones puramente nacionales de concebir la
Unión Europea? Es curioso comprobar



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cómo el discurso alemán coincide casi totalmente con el modelo
constitucional del Estado alemán y cómo el modelo lanzado por los
señores Chirac y Jospin coincide prácticamente con el modelo de la V
República. Estas aportaciones son muy interesantes y creo que
enriquecen el debate, pero no tienen porqué ser vistas como una
carrera para ver quién da la idea más genial, o si su concepción
coincide o no, o si es diferente, o si está más cerca de Alemania o
lo está de Francia.

No me cabe duda de que el Presidente del Gobierno español en algún
momento dirá lo que piensa, pero tenemos que empezar a pensar que hay
que huir de los debates nominalistas y teóricos, y que la Unión
Europea lo que necesita es un compromiso muy firme de los Gobiernos
en lo que existe, porque la Unión Europea no está por inventar, es
una realidad que vivimos hoy todos, es como el aire que respiramos,
que nos enteraremos de que no hay el día que nos falte. Nosotros
vivimos en un mundo, el de la Unión Europea, perfectamente
organizado, con un derecho primario, que es el Tratado de Roma y los
tratados subsiguientes; con un derecho secundario, que se hace todos
los días, esa es la Constitución de la Unión Europea; con un sistema
institucional; con una Comisión independiente que tiene el poder de
iniciativa; con un Parlamento que trabaja todos los días, y con un
Consejo Europeo que se reúne dentro de una semana. No hay que pensar
que tenemos que hacer tábula rasa de todo lo que existe y que un país
que no expresa nuevas ideas sobre cómo podría organizarse la Unión
está vacío de contenido, como expresiones que he oído hoy aquí, y no
se dedica más que a defender problemas puntuales de aquí y allá.

Quisiera decirle al portavoz que ha dicho esto que en general todos
los países miembros de la Unión Europea, y España muy en particular,
está preocupada por el continente, que puede ser modificado, pero el
que existe está bien y permite que la Unión Europea funcione, pero
está fundamentalmente preocupada por el contenido. Y nadie puede
reprochar a España el no estar a la cabeza de todas las cooperaciones
reforzadas: en la moneda única; en la defensa común; en el espacio de
seguridad y justicia, que ha sido una iniciativa nuestra, Tampere,
que es de inspiración española; en el proceso más importante que ha
iniciado la Unión en los últimos años que es el de Lisboa, de
crecimiento económico, empleo y sociedad de la información, inspirado
directamente por España; está a la cabeza del mercado interior, es el
primer país en trasposición de directivas y en mercado interior; está
a la cabeza en la liberalización, es el primer país en apertura de
mercados de la Unión, y está a la cabeza en las condiciones
macroeconómicas y en el pacto de estabilidad. Y yo quisiera recordar
que hay algunos países muy importantes de los que dicen que
construyen el futuro de Europa que no van a cumplir el pacto de
estabilidad este año y España lo va a cumplir, incluso el déficit
cero, que tanto preocupa al Senador Castro Rabadán, pero que es
muestra del rigor en la aplicación de las políticas comunitarias y en
la determinación de un país a sanear su economía.

Por consiguiente, no puedo estar de acuerdo en que el Gobierno
español está en falta porque no ha anunciado sus ideas. Primero, no
hay prisa alguna por anunciarlas; segundo, lo que tenemos funciona;
tercero, tenemos mucho debate por delante y los gobiernos europeos no
tienen porqué estar continuamente respondiéndose a una especie de
debate que, de momento, no es más que un debate bilateral franco-
alemán.

Por lo tanto, lo que tenemos que hacer ahora es dedicarnos a lo que
hay que dedicarse, a la ampliación, que es el gran objetivo de
solidaridad -y España está a la cabeza-, al debate del futuro de
Europa -para eso hemos constituido las Subcomisiones y el día 7 se va
a abrir el Consejo y va a entrar en el debate-, y dedicarnos
a consolidar todo lo que es el espacio en seguridad, justicia y
libertad y la prosperidad de los ciudadanos de la Unión. Todo ello es
tarea más que suficiente y eso es compromiso con la construcción
europea, eso es compromiso con la construcción europea. Porque aquí
hay mucho doble lenguaje, en la Unión Europea escuchamos muchos
discursos, pero a la hora del trabajo de todos los días observamos
muchas fallas, y no mencionaré casos concretos porque no quisiera que
pudieran ser interpretados como ataques o deméritos que España quiere
hacer a otros países; que cada uno haga lo que quiera, nosotros
sabemos lo que tenemos que hacer y España sigue con la muy buena
tradición, que debo decir que no es nueva, que está consolidada desde
el año 1986, de mantenerse siempre en la construcción europea con una
vocación y determinación claras, y estando donde hay que estar,
cumpliendo con el acervo comunitario, con el derecho primario y
haciendo lo que hay que hacer. Nuestra política de contenido es más
importante que la política del continente.

Con respecto a ese debate y al de las regiones, sí es el debate de
ahora; el debate del catálogo de las competencias es un debate de
ahora. Vamos a iniciarlo, esta Comisión tiene la oportunidad de citar
a todas las personas de las Comunidades Autónomas para que se
expresen sobre el papel de las regiones en Europa de cara a ese
capítulo de Niza y en ese debate el Gobierno está abierto.

He señalado en diferentes ocasiones que en ese debate nosotros no
tenemos más que dos topes, uno, que el catálogo de competencias de la
Unión no suponga ponerle un corsé a la Unión que impida todo
desarrollo futuro de cesión de competencias hacia arriba; dos, que el
debate sobre las regiones no suponga un movimiento encubierto para
racionalizar políticas comunitarias. Por lo tanto, mientras estemos
en esos dos límites estamos abiertos a hablar de lo que sea
necesario.




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Con respecto a la situación en Chipre, lamento que el Diputado señor
Guardans no pudiera permanecer en la Subcomisión el último día que
comparecí, porque contesté a una pregunta del señor Martínez Casañ en
donde hablé largamente sobre la situación de Chipre. De todas
maneras, quiero señalar que efectivamente es un problema, que tiene
que verse dentro del contexto de la ampliación y que la idea siempre
es acompañar las conversaciones bilaterales, dentro del marco de
entendimiento entre el señor Denktash y el señor Clerides, con la
negociación, de tal manera que no pueda existir el bloqueo de la
negociación por falta de progreso en las conversaciones bilaterales,
pero al mismo tiempo que el avance en la negociación empuje los
acuerdos bizonales, bicomunales, etcétera, en el marco de las
Naciones Unidas, y todo parece indicar que en la segunda parte de
este año se renuevan con más fuerza estas conversaciones y con una
actitud más positiva de Turquía, elemento fundamental en esta
ecuación, como el señor Guardans conoce.

Con respecto a Kioto, sobre lo que preguntaba el Senador Castro
Rabadán, la posición española es inequívoca, pero es la posición de
la Unión. Nuestra posición es la de la Unión, y es que el Protocolo
de Kioto hay que ratificarlo y respetarlo. Con respecto a Estados
Unidos, se le va a decir que sobre esto no cabe negociación, porque
sería reabrir el tema ad calendas graecas y, por lo tanto, ya que
Kioto es un compromiso de mínimos, debemos ir adelante con ello
puesto que la Comunidad entera nos está mirando y está esperando a
que los países industrializados hagan un gesto. Por eso la posición
de Estados Unidos es tan peligrosa, porque destruye lo poco que se ha
avanzado, porque todos sabemos que Kioto, al fin y al cabo, es un
compromiso de mínimos, que podía haber sido mejor, pero por lo menos
debemos respetar eso.

En cuanto a la pesca, el Senador Castro Rabadán tiene razón en citar
este tema porque es parte de la propuesta de la Comisión del
Desarrollo Sostenible. A nosotros nos parece bien que la pesca esté
en el desarrollo sostenible porque, al fin y al cabo, la preservación
de las poblaciones de pesca es fundamental para un país de pesca y
consumidor como es España. Naturalmente,
esa propuesta la vamos a tener que ver en su perspectiva,
porque habrá que estudiar cómo se aplica no sólo a las aguas
comunitarias sino a las aguas de terceros países donde España también
tiene intereses importantes. Todo esto seguramente va a ligarse con
la reforma de la política pesquera común que, como el señor Castro
Rabadán conoce, tiene que hacerse en el semestre de la Presidencia
española. En el año 2003 se cumplen los veinte años de la política
pesquera común, y en el 2002, en nuestra Presidencia, va a empezarse
la revisión de esa política común para hacer una nueva adaptación a
los tiempos modernos que corren.

El acuerdo de Marruecos es otra dimensión; en estos momentos, como el
Senador conoce, estamos tratando de negociar con la Comisión la
elaboración de un plan de reestructuración para aquellas flotas que
no hayan podido ubicarse en otros caladeros internacionales. La
posibilidad de negociar con Marruecos no depende de nosotros, es una
negociación de la Unión. Si se dieran las circunstancias y en las
condiciones en que estaba prevista la negociación se pudiera reabrir,
España no se opondría, pero la realidad es que no ha habido acuerdo y
nosotros tenemos que enfrentar el futuro y el de esas poblaciones
pesqueras que necesitan reestructurar sus flotas. Por lo tanto, en
este momento es un afán, ya que de aquí al final del año tiene que
estar el plan de reestructuración funcionando y siendo efectivas las
transferencias de dinero comunitario.

Espero, señor Presidente, no haberme dejado ninguna cuestión
fundamental encima de la mesa. Agradezco mucho las preguntas que me
han formulado y quedo a disposición de sus señorías.

Gracias.




El señor VICEPRESIDENTE (Soravilla Fernández): Muchas gracias, señor
Secretario de Estado. Agradecemos mucho su presencia y la información
que nos ha proporcionado.

No habiendo otros asuntos que tratar, se levanta la sesión.




Eran las catorce horas y veinte minutos.