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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 391, de 12/12/2001
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 2001 VII Legislatura Núm. 391



COOPERACIÓN INTERNACIONAL PARA EL DESARROLLO



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JESÚS LÓPEZ-MEDEL BÁSCONES



Sesión núm. 15



celebrada el miércoles, 12 de diciembre de 2001



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor secretario de Estado para la Cooperación
Internacional y para Iberoamérica (Cortés Martín) para informar
sobre:



- Posición del Gobierno español en materia de cooperación
internacional durante la presidencia española de la Unión Europea en
el primer semestre del año 2002. A solicitud del Grupo Parlamentario
Catalán (Convergència i Unió) (Número de expediente 212/000660) . . .

(Página 12788)



- Previsiones respecto de la política europea de cooperación y
desarrollo durante la próxima presidencia española de la Unión
Europea. A solicitud del Grupo Parlamentario Socialista. (Número de
expediente 213/000335) . . . (Página 12788)



Página 12788




- La política europea de cooperación y desarrollo y de las
previsiones del Gobierno ante la próxima presidencia española de la
Unión Europea. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular en el
Congreso. (Número de expediente 213/000345) . . . (Página 12788)



- Las previsibles prioridades a desarrollar en la política europea de
cooperación y desarrollo en relación con el fenómeno de la
inmigración, durante la próxima presidencia española de la Unión
Europea. A solicitud del Grupo Parlamentario de Coalición Canaria.

(Número de expediente 213/000412) . . . (Página 12788)



Preguntas:



- De la señora Blanco Terán (Grupo Parlamentario Socialista), sobre
explicación de la contribución establecida para ayuda a la crisis
humanitaria afgana. (Número de expediente 181/001144)
. . . (Página 12816)



- Del señor Pérez Casado (Grupo Parlamentario Socialista), sobre
mantenimiento por el Gobierno de las afirmaciones realizadas el día
10 de octubre de 2001 ante la Comisión de Asuntos Exteriores del
Congreso de los Diputados por el secretario de Estado para la
Cooperación Internacional acerca de que España había aportado
cuatrocientos millones de pesetas ante el llamamiento realizado por
ACNUR para responder a las primeras necesidades de los refugiados
afganos. (Número de expediente 181/001145) . . . (Página 12821)



Se abre la sesión a las nueve y cuarenta y cinco - LAS PREVISIBLES
PRIORIDADES A DESARROLLAR minutos de la mañana. EN LA POLÍTICA
EUROPEA DE COOPERACIÓN Y DESARROLLO EN COMPARECENCIA DEL SEÑOR
SECRETARIO RELACIÓN CON EL FENÓMENO DE LA DE ESTADO PARA LA
COOPERACIÓN INTERNACIONAL INMIGRACIÓN, DURANTE LA PRÓXIMA Y PARA
IBEROAMÉRICA (CORTÉS PRESIDENCIA ESPAÑOLA DE LA UNIÓN MARTÍN) PARA
INFORMAR SOBRE: EUROPEA. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO



- POSICIÓN DEL GOBIERNO ESPAÑOL EN DE COALICIÓN CANARIA.




MATERIA DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL (Número de expediente 213/
000412)



DURANTE LA PRESIDENCIA El señor PRESIDENTE: Señoras y señores
diputados, ESPAÑOLA DE LA UNIÓN EUROPEA EN EL vamos a comenzar la
sesión. El orden del día de PRIMER SEMESTRE DEL AÑO 2002. A hoy tiene
como objeto fundamental la comparecencia SOLICITUD DEL GRUPO
PARLAMENTARIO del secretario de Estado para la Cooperación
Internacional CATALÁN (CONVERGÈNCIA I UNIÓ) y para Iberoamérica para
informar sobre cuatro (Número de expediente 212/000660) iniciativas
presentadas por distintos grupos parlamentarios



- PREVISIONES RESPECTO DE LA y seguidamente la contestación a dos
preguntas



POLÍTICA EUROPEA DE COOPERACIÓN Y concretas. Los cuatro primeros
puntos, que se van a tratar



DESARROLLO DURANTE LA PRÓXIMA conjuntamente, consisten en la petición
de información



PRESIDENCIA ESPAÑOLA DE LA UNIÓN que presentaron el Grupo de
Coalición Canaria, el



EUROPEA. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO Grupo Parlamentario
Catalán (Convergència i Unió), el



SOCIALISTA. (Número de Grupo Parlamentario Socialista y el Grupo
Parlamentario



expediente 213/000335) Popular sobre temas relacionados con las
orientaciones y las previsiones con motivo de la presidencia - LA
POLÍTICA EUROPEA DE COOPERACIÓN española de la Unión Europea en el
primer semestre Y DESARROLLO Y DE LAS PREVISIONES del próximo año.

Damos la bienvenida al señor secretario DEL GOBIERNO ANTE LA PRÓXIMA
de Estado, que comparece a efectos de informar PRESIDENCIA ESPAÑOLA
DE LA UNIÓN sobre lo solicitado por los cuatro grupos parlamentarios
EUROPEA. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO anteriormente
mencionados y que tomarán la palabra POPULAR EN EL CONGRESO. de menor
a mayor. Quiero recordar previamente a (Número de expediente 213/
000345) los portavoces de los distintos grupos y a los miembros



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de la Mesa que, según lo acordado en la reunión de hace quince días,
al finalizar esta sesión se celebrará una reunión de Mesa y
portavoces, circunstancia que les recuerdo a efectos de que
permanezcan en la sala después de concluir la sesión.

Sin más preámbulos, doy ya la palabra al señor secretario de Estado,
agradeciendo su presencia para informar de una cuestión que yo creo
que tiene gran interés no sólo para esta Cámara sino también para el
Gobierno, en definitiva, para nuestro país.




El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y
PARA IBEROAMÉRICA (Cortés Martín): Señor presidente, comparezco a
tres semanas del inicio de la presidencia española de la Unión
Europea para dar cumplimiento, como ha dicho el señor presidente, a
cuatro peticiones de otros tantos grupos parlamentarios relativas
todas ellas, con distintos matices, a la política de cooperación
durante la citada presidencia española de la Unión Europea. Creo que
el hecho de que se hayan acumulado las peticiones facilita el debate,
sin perjuicio de que después de mi presentación podamos entrar en
cuestiones de mayor interés concreto para cada uno de los grupos
solicitantes. Quiero adelantar a la Cámara que igualmente voy a
comparecer ante la Comisión de Cooperación del Parlamento Europeo, el
próximo día 22 de enero, para informar de las actuaciones y de los
objetivos de la presidencia española.

La presidencia española de la Unión Europea en materia de cooperación
al desarrollo va a tener ante sí cometidos importantes, como se
manifiesta en el calado de los temas que serán objeto de la agenda y
en la celebración de algunos acontecimientos y encuentros
internacionales que serán decisivos en el diseño de lo que se quiere
que sea la cooperación en los próximos años, y que por ello suscitan
una enorme expectación en los países en vías de desarrollo y en los
propios países donantes. Estamos en momentos de inflexión en la
política de cooperación, de replanteamiento de la política de
cooperación, que ya venía siguiendo una línea de evolución pero que
quizá los acontecimientos del 11 de septiembre han acelerado. Todo
ello confiere a nuestra labor como presidencia una especial
responsabilidad. Sin embargo, hay que partir de la base de que uno de
los principios de actuación que deben inspirar el ejercicio de una
presidencia es el de la continuidad, pues ésta se desempeña, y sólo
semestralmente, para impulsar la acción de los Quince en beneficio de
los intereses generales de la Unión. La presidencia, por tanto, tiene
una labor coordinadora, armonizadora de posiciones y de asumir la
representación del conjunto de la Unión. El grado de libertad de
acción está condicionado en este sentido e implica que algunos de los
temas que habrá que tratar proceden de las dinámicas institucionales
internas de la propia Unión, que es quien fija los objetivos finales
que se pretenden alcanzar.

Pero junto a este principio, cada país que ejerce la
presidencia, además de aspirar a hacerlo lo mejor posible, tiene
también una capacidad de iniciativa tanto para introducir temas de
discusión como para poner en marcha actuaciones concretas. En este
sentido, el marco de nuestra actuación como presidencia viene fijado
por el criterio que establece el artículo 6.2 de la Ley de
cooperación, que reza así: España impulsará la coherencia de las
políticas comunitarias, la progresiva construcción de la política de
cooperación al desarrollo de la Unión Europea y contribuirá a su
eficaz aplicación y ejecución con especial atención a los países y
áreas mencionados en el apartado anterior, el referido a las
prioridades geográficas, que como bien conoce la Comisión son dos y
sólo dos: países iberoamericanos y países árabes del norte de África.

La política comunitaria de cooperación al desarrollo debe ser uno de
los pilares sobre los que se asienta la acción exterior de la Unión
Europea. Este también es un punto importante. La política de
cooperación no es algo autónomo dentro de las políticas de la Unión
Europea, sino que es una parte esencial de la política exterior de la
misma. Ese es un punto en el que quizá la posición española tiene las
ideas mucho más claras, mucho más firmes que otros países que
consideran la política de cooperación como algo con un mayor grado de
autonomía, incluso tienen unas estructuras administrativas que les
permiten actuar al margen de los criterios generales de la
orientación exterior. Sin embargo, desde luego la posición española
pero en estos momentos también la posición comunitaria, acordada
básicamente en el Consejo de Asuntos Generales, es que la política de
cooperación debe ir en sintonía con la política exterior y de
seguridad común y con la política comercial para permitir una
conjunción de esfuerzos a favor de nuestros socios en desarrollo.

Quien es el primer donante y el primer inversor en muchas regiones no
puede ser considerado responsable de buena parte de los problemas y
dificultades de esas zonas por su política comercial, por ejemplo con
Iberoamérica, en donde las políticas comunitarias condenan al
subcontinente latinoamericano a la relación unilateral con los
Estados Unidos que ellos mismos no quieren. (El señor vicepresidente,
Merino López, ocupa la presidencia.) Lo que se denomina la agenda del
desarrollo, que se ha situado en un plano muy importante dentro de
las prioridades políticas de la Unión Europea, lo ha sido por dos
razones. La primera está ligada a las consecuencias de los atentados
criminales del 11 de septiembre y, la segunda, a la convicción
internacional de que los problemas de desarrollo en un mundo global
requieren atención integral, inmediata y urgente. Respecto al primero
de los puntos cabe recordar que tras los atentados de Nueva York y
Washington el Consejo Europeo, reunido en sesión extraordinaria el 21
de septiembre de 2001, adoptó unas conclusiones en las que se
establecíaque la lucha contra el terrorismo pasaba a ser más



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que nunca un objetivo prioritario de la Unión Europea y, por tanto,
de todas las políticas de la misma, incluida la política de
cooperación. En el Consejo de Ministros de Desarrollo, que se celebró
el día 8 de noviembre pasado (hubo una reunión previa, pero ya sin
rango ministerial, inmediatamente después de los atentados criminales
en los Estados Unidos) se reafirmó la convicción de que la política
de cooperación al desarrollo de la Unión Europea podía y debía tener
una aportación positiva al nuevo contexto internacional. Además de la
reconstrucción de Afganistán, que se nos plantea a corto plazo,
resulta más evidente que nunca que la política de desarrollo tiene un
papel de gran importancia para colaborar en el establecimiento de un
mundo más seguro y más estable. La pobreza, no pocas veces, es uno de
los elementos que encontramos en la base de algunos conflictos. Por
ello el Gobierno español considera -y esta Cámara también se ha
manifestado en el mismo sentido en muy diversas ocasiones- que las
acciones de lucha contra la pobreza deben tener incorporados otros
elementos muy importantes como la prevención y resolución de
conflictos, y sobre todo debe tener como prerrequisito la democracia,
el Estado de derecho, la protección de los derechos humanos, la
igualdad entre hombres y mujeres, el buen gobierno y el reforzamiento
de las capacidades institucionales de esos países a los que va
dirigida nuestra ayuda. Este es el tema al que queremos asignar
especial énfasis durante nuestra presidencia. Democracia y educación
serán los dos ejes en los que queremos dar un impulso mayor durante
nuestra presidencia. De esta manera queremos llevar el papel y las
condiciones de la cooperación comunitaria al debate sobre orientación
de la acción exterior de la Unión Europea, que tendrá lugar en el mes
de febrero en el seno del Consejo de Asuntos Generales.

Señor presidente, democracia y desarrollo sintetizan uno de los
puntos que el Gobierno español considera capital a la hora de sentar
las bases y de ejecutar la ayuda al desarrollo (sobre ello hemos
tenido ocasión de debatir en esta Cámara en esta legislatura cuando
se han dictaminado el plan director y el plan anual para 2001), y,
aplicando la máxima de que no queremos para otros cosa distinta de lo
que queremos para nosotros mismos, el Gobierno español entiende que
debe serlo también de la cooperación de la Unión Europea. El respeto
de los derechos humanos, la democracia, el Estado de derecho y la
buena gestión de los asuntos públicos deben ser también parte
integrante de la política comunitaria de cooperación al desarrollo.

Queremos que en los países en desarrollo se establezca un sistema de
democracia, el Estado de derecho, la responsabilidad de los poderes
públicos ante el Parlamento y ante la opinión pública, un sistema
judicial independiente, la igualdad de sexos, la libertad de mercado,
la libertad de expresión garantizada por unos medios de comunicación
plurales y libres, la extensión universal de la educación y la sanidad,
la libertad religiosa plena y sin limitaciones, en definitiva,
el respeto universal de los derechos humanos. Como sabemos por propia
experiencia, la democracia y la participación política, una justicia
eficaz e imparcial, un marco legislativo estable y la transparencia
en la elaboración de las normas jurídicas tienen un efecto altamente
favorable sobre el desarrollo económico. Por tanto, la promoción de
las democracias y de las instituciones que permiten el funcionamiento
de la interacción humana son puntos claves de la cooperación. Se ha
comprobado en numerosas ocasiones que la inestabilidad política y la
debilidad e inadecuación del marco institucional jurídico y político,
así como la corrupción entre los gobernantes y el alejamiento de lo
que deben ser las reglas del buen gobierno, impiden la eficacia de la
cooperación y que las reformas benefician al conjunto de la sociedad,
especialmente a los más desfavorecidos. Por eso, la cooperación de la
Unión Europea no puede ser neutral ante regímenes de gobiernos que no
respetan los principios mencionados y cuyas políticas van contra los
derechos humanos y la dignidad de la persona. La cláusula
democrática, iniciativa en la que España puso especial empeño para su
establecimiento y lo ha mantenido para la exigencia constante de su
respeto, será algo permanente durante nuestra presidencia. La
declaración sobre política de desarrollo del Consejo y la Comisión,
que se aprobó en el mes de noviembre del año 2000, resalta esta idea
de la dimensión cualitativa de la ayuda. Lo que necesitamos es llevar
a la práctica estos planteamientos e incentivar que la asistencia
comunitaria invierta más en lo que se llama institucionalidad, pues
es claro que un país no se desarrolla sólo con la construcción de
infraestructuras sino con la edificación de elementos favorecedores
del Estado de derecho, tales como democracia, respeto de los derechos
humanos, reforma judicial y legal, reforma de la Administración,
fortalecimiento de las entidades locales, reforma de las Fuerzas
Armadas y de Seguridad, reforma fiscal y de la Administración
financiera, etcétera. Por todas estas razones, el Gobierno español
pretende que democracia y desarrollo sean uno de los temas
principales de la agenda del Consejo de Ministros de Desarrollo que
tendrá lugar en el mes de mayo. Por ese mismo motivo y con la
finalidad de reflexionar sobre estos temas, la presidencia española
va a organizar un seminario internacional con ese mismo título,
democracia y desarrollo, que tendrá lugar en el mes de marzo en
Valladolid. Pretendemos que sea una cita a la que asistan
representantes políticos y expertos y de la que esperamos que surjan
recomendaciones y líneas de acción que ilustren el debate posterior
de los ministros.

Otro de los temas a los que me he referido anteriormente y en el que
se pondrá especial énfasis durante el semestre español es el del de
educación y desarrollo. España ha insistido siempre en las distintas
instanciascomunitarias en la necesidad de destinar una importante



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porción de nuestra ayuda al desarrollo a los sectores sociales
básicos y, dentro de ellos, al capítulo de educación en todos sus
niveles. Tenemos una serie de compromisos como consecuencia de la
cumbre de Copenhague sobre desarrollo social, del Foro educación para
todos, de Dakar, y de los objetivos del milenio. Por otro lado, la
Comisión tiene previsto difundir su comunicación sobre educación y
desarrollo coincidiendo con nuestro semestre, lo que hará que debamos
prestar una atención prioritaria a ese documento que está llamado a
contener las líneas directrices de la política sectorial. Pero además
se da la circunstancia de que España ha venido trabajando muy
activamente con la Comisión para poner en marcha iniciativas
importantes en materia de educación superior y cooperación
interuniversitaria, ámbito de la educación que a menudo se olvida o
no se contempla dentro de la cooperación y que nos parece de vital
importancia para el desarrollo de estos países. La Comisión va en
camino de dotarse de un marco único para su programa de becas y es
posible -ojalá así sea- que coincidiendo con nuestro semestre se
encuentre madura una vieja aspiración sobre la que nuestro país ha
insistido mucho, un programa de intercambio universitario específico
para Iberoamérica de toda la Unión Europea. Este programa permitirá a
estudiantes iberoamericanos el acceso a las universidades europeas y
superar la dependencia en exclusividad del modelo educativo
norteamericano. No oculto a SS.SS. que el modelo español de becas
dirigidas a Iberoamérica, que se ha modificado en los últimos años,
tanto con la creación de la Fundación Carolina con becas de especial
calidad, como con la reforma de las becas del Ministerio de Asuntos
Exteriores, incrementando su dotación y modificando los sistemas de
selección y de solicitud de estas becas, está siendo tenido en cuenta
por la Comisión Europea como un programa modelo que se puede seguir
para toda Europa. Este es un punto claro. España quiere que la Unión
Europea preste una especial atención a Iberoamérica, pero en modo
alguno queremos la exclusividad en las relaciones con Iberoamérica;
queremos ofrecer la oportunidad a los estudiantes iberoamericanos de
que no sólo vengan a las universidades españolas sino también a las
universidades suecas, alemanas, francesas, británicas o italianas,
con becas de la Unión Europea, y que exista esta movilidad dentro de
lo que es la idea que está en la base de todo nuestro planteamiento:
América y Europa son parte común de la comunidad occidental. En la
América de habla española había universidades en el siglo XVI, había
universidades cien años antes que Harvard, en algunos casos. Por
tanto, esta comunidad interuniversitaria a los dos lados del
Atlántico tiene que tener ahora ese fortalecimiento, ese refuerzo,
porque parte de unas bases muy sólidas en las que España sin duda es
pionera y tiene una experiencia mayor pero que queremos compartir con
los demás países. Por estas razones queremos que la educación sea
también tema de atención preferente en el Consejo de
Ministros de desarrollo y así lo incluiremos en la agenda. Será
entonces la primera vez que los ministros discutan, tras la
aprobación de la declaración del Consejo y la Comisión sobre política
de desarrollo antes citada, sobre un tema con tanta incidencia para
la erradicación de la pobreza y las posibilidades de desarrollo de
los países. Con ello se completa el binomio sobre el que este
Gobierno pretende que se debe centrar la cooperación con los países
en vías de desarrollo: educación en todos sus niveles, no sólo
educación básica, y fortalecimiento institucional.

Paso, señor presidente, a cuestiones parciales, por así decirlo,
dentro del planteamiento general y como introducción al debate que
seguirá a esta primera intervención mía. La atención al Mediterráneo,
y el desarrollo e inmigración se han planteado con especial atención
por el Grupo de Coalición Canaria. Durante la presidencia española es
también objetivo del Gobierno continuar con la discusión sobre las
orientaciones regionales de la ayuda comunitaria. En este debate
incide, además de otras cuestiones a las que a continuación me
referiré, en un área vital para Europa y para España, que es el
Mediterráneo y el norte de África, la relación entre política de
cooperación e inmigración. Una de las lecciones que se pueden extraer
de las consecuencias de los atentados del 11 de septiembre en los
Estados Unidos es que existe un riesgo claro de que se comience
a producir una fractura entre el mundo árabe islámico y el mundo
occidental. Superar este enfoque basado en el choque de
civilizaciones y progresar en un horizonte de intereses compartidos
exigirá que consagremos voluntad política, iniciativas de diálogo y
recursos económicos hacia esos países. Para ello, la Unión Europea
debe continuar con más vigor que en el pasado el diálogo con los
países árabes del Mediterráneo y de Oriente Próximo, con vistas a
llegar a un consenso al más alto nivel en torno a la agenda política,
económica, social, comercial y de cooperación al desarrollo que les
afecta. El proceso de Barcelona debe dar un salto cualitativo para
lograr este objetivo. La distribución de recursos destinados a la
cooperación al desarrollo debe reflejar esa prioridad de la acción
exterior europea. Su eficacia (tema sobre el que luego volveré)
también debe dar ese salto cualitativo. Este es un tema de especial
preocupación pues hasta ahora la Comisión sólo ha logrado unas tasas
de ejecución muy bajas. En el año 2000 sólo se pudo ejecutar el 22
por ciento de los fondos comprometidos, lo que genera la comprensible
inquietud y descontento entre nuestros socios del sur del
Mediterráneo, destinatarios de la ayuda comunitaria. España desearía
que la Conferencia Euromediterránea de Valencia, prevista para los
días 22 y 23 de abril de 2002, pudiera suponer el punto de partida de
relanzamiento de las relaciones euromediterráneas.

Otro punto sobre el que quisiera apuntar algunas ideas es el de la
geografía de la pobreza. En relación con el debate de la orientación
de la ayuda al desarrollo,



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el Consejo de Asuntos Generales de febrero será el marco
institucional en el que pondremos sobre la mesa de los responsables
de los departamentos ministeriales una cuestión que interesa
especialmente a España: la concentración de la ayuda en ciertas
categorías de países. Tomando el argumento de concentrarse en los
países más pobres, algunos países e instituciones multilaterales
están tratando de orientar toda la cooperación hacia los países menos
avanzados, los llamados PMA, de África subsahariana y de Asia. Esta
tendencia, motivada en gran parte por intereses históricos, políticos
y económicos de ciertos países europeos, pretende que se asimile
pobreza con África y en especial con los PMA. Si bien resulta
evidente la situación de pobreza y subdesarrollo en la que se
encuentran estos países, no lo es menos que algunos países de
Iberoamérica y el norte de África, que no son países PMA, necesitan
la ayuda internacional para superar los procesos de pobreza en los
que viven gran parte de sus sociedades. Los hechos nos demuestran que
debemos poner en marcha acciones de cooperación efectiva no sólo con
los países más pobres del planeta, sino también con aquellos otros
que con apenas una renta levemente mayor albergan en su seno grandes
bolsas de pobreza y desigualdades sociales que no sólo frenan su
desarrollo sino que pueden ser potencial fuente de graves conflictos.

Consideramos que es necesario luchar contra la pobreza donde quiera
que ésta se produzca y no podemos ni debemos concentrar toda la ayuda
sólo en unos determinados países. En este sentido, no se debe
concentrar la lucha contra la pobreza en los países menos avanzados
porque se están utilizando indicadores que dibujan un mapa de la
pobreza discutible. Se tienen en cuenta cifras macroeconómicas de los
países, renta per cápita, por ejemplo, y no la situación de las
personas que padecen la pobreza. Hay importantes masas de población
en países de renta baja o incluso intermedia cuyos ingresos son tan
bajos como los de los PMA. Por eso los recursos destinados al alivio
de la pobreza deben dar prioridad no sólo a los países de rentas más
bajas, sino también a los países con gran proporción de gente pobre.

El Gobierno está en contra de que la ayuda se dirija a los PMA. Esta
es una opinión compartida por todos los grupos parlamentarios y que
ha tenido su expresión en la Ley de cooperación. España está en
contra de que se pretenda dar en exclusiva esta ayuda a los países
menos avanzados; además, esta concentración sería incorrecta desde el
punto de vista metodológico. Hay estudios y evidencias que demuestran
las limitaciones del enfoque basado sólo en los PMA. Por dar un dato
revelador, de seguir estrictamente este criterio, Nicaragua y
Honduras quedarían excluidos de la cooperación por no ser PMA y, sin
embargo, nos encontramos con que hay 10 países PMA que tienen una
renta per cápita más alta que Honduras y 15 que tienen más renta que
Nicaragua. También el Banco Mundial en su informe sobre la pobreza
alude a que más de la mitad de los pobres del mundo viven en
países de renta intermedia. En la reciente cumbre iberoamericana de
jefes de Estado y de Gobierno, que se ha celebrado en Lima los días
23 y 24 de noviembre, esta cuestión fue uno de los asuntos que se
trataron en el encuentro político al más alto nivel. Los presidentes
iberoamericanos mostraron su preocupación por esta tendencia que se
quiere implantar en la comunidad donante internacional y manifestaron
su apoyo a España. Asimismo decidieron que es preciso que la
comunidad iberoamericana de naciones actúe unida y coordinadamente en
los foros internacionales, especialmente en la próxima cumbre de
desarrollo de Monterrey. A tal fin se ha convocado para el mes de
febrero en Madrid una reunión de ministros de Asuntos Exteriores y de
Economía de todos los países iberoamericanos para coordinar
posiciones; algo parecido, probablemente no con este mismo nivel, se
hará con los países árabes del norte de África. Por otra parte, esa
orientación que tiende a privilegiar prácticamente en régimen de
exclusividad a los países menos avanzados choca radical y
frontalmente con los mandatos establecidos por el Parlamento español
para nuestra cooperación al desarrollo. En efecto, la Ley de
Cooperación Internacional para el Desarrollo, aprobada con el apoyo
unánime de todos los grupos parlamentarios, al determinar las
prioridades geográficas que ha de seguir la cooperación española
señala que nuestra ayuda debe dirigirse hacia Iberoamérica, la
totalidad de los países iberoamericanos, el norte de África y Oriente
Medio, regiones compuestas en su mayoría por países que no se
encuadran en esa categoría de los PMA. La Ley de cooperación no
señala otras prioridades más que estas dos. En el último Consejo de
Ministros de Desarrollo, celebrado en Bruselas el pasado 8 de
noviembre, se reconoció que era necesario una nueva aproximación
hacia el problema de las bolsas de pobreza en los países de renta
intermedia. Quiero señalar que fueron precisamente las delegaciones
británica y holandesa las que apoyaron la posición española en este
punto. De esta manera, España, que tal y como figura en la Ley de
cooperación hace de la erradicación de la pobreza el objetivo
principal de su ayuda, pretende organizar este debate, que puede
constituirse en una de las aportaciones más constructivas e
innovadoras de nuestra presidencia. Para ello, el Gobierno, a la vez
que transmite esta preocupación a la Cámara, reclama también su apoyo
y el de los grupos parlamentarios; reclama en el fondo la
reafirmación de los principios y valores consagrados en la Ley de
cooperación aprobada por unanimidad en esta Cámara. Quien les habla
está convencido de que al término de esta sesión parlamentaria,
cuando se vuelva a plantear la cuestión tanto en la Unión Europea
como en el seno de otros organismos internacionales, la posición que
defiende el Gobierno español no será sólo la del Gobierno, como no lo
ha sido hasta ahora, sino también la del Parlamento, renovada
expresamente en esta sesión. Asimismo, en el seno del Consejo de
Cooperación se ha constituido un grupo de



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trabajo sobre la cooperación de la Unión Europea. Igualmente se ha
transmitido al Gobierno la necesidad de combatir esta tendencia en
los distintos foros internacionales, y a tal efecto se nos ha
manifestado el apoyo del Consejo de Cooperación y de los que integran
este grupo de trabajo.

Paso a hablar del replanteamiento de la ayuda al desarrollo, las
citas de Doha, Monterrey y Johannesburgo. Si bien es cierto que los
problemas de desarrollo son hoy más acuciantes que nunca -baste el
dato de que 1.200 millones de personas viven hoy con menos de un
dólar al día y 1.600 viven con menos de dos-, no lo es menos que hay
también una mayor sensibilización entre nuestras sociedades, y como
consecuencia de ello en las administraciones públicas y en los medios
de comunicación, sobre los problemas del desarrollo en la era global.

Son problemas que nos afectan a todos y que requieren soluciones
integradoras. Esto ha favorecido un cierto consenso en torno a la
necesidad de replantearse o refundar de alguna manera la cooperación
al desarrollo. Existe en estos momentos un debate de gran calado
sobre los instrumentos, los mecanismos y las orientaciones de la
ayuda al desarrollo que va a estar presente en nuestra presidencia.

La oportunidad para reflexionar sobre estas cuestiones y para
introducir cambios en el sistema de cooperación al desarrollo viene
también motivada por la celebración de unos encuentros
internacionales que van a tener lugar en los próximos meses y sobre
los que es posible establecer una misma línea de continuidad. Me
refiero, señor presidente, señorías, a la reunión de la Organización
Mundial del Comercio en Doha, a la conferencia de financiación al
desarrollo de Monterrey y a la cumbre sobre el desarrollo sostenible,
Río + 10, de Johannesburgo. Voy a hacer una breve referencia a cada
una de estas citas.

La reunión de Doha puede ser el punto de partida para una
liberalización comercial que integre las preocupaciones de los países
en desarrollo, algo que es especialmente importante para todos
aquellos que creemos que no hay mejor medida que favorezca el
desarrollo que la libertad del comercio entre los países. Como dijo
el comisario Lamy, de la Unión Europea, la conferencia ministerial ha
dado luz verde a una ronda de negociaciones comerciales globales que
merece calificarse de ronda de desarrollo, en la que los intereses de
los países en vías de desarrollo y de los países menos avanzados
serán tenidos especialmente en consideración habida cuenta de que se
han recogido sus propuestas en términos generales en los capítulos de
agricultura, textiles y medicamentos, que eran especialmente
sensibles para sus intereses.

La Conferencia de Naciones Unidas sobre financiación del desarrollo,
que se celebrará en Monterrey los días 18 al 22 de marzo de 2002, va
a ser sin duda uno de los hitos más importantes de nuestra
presidencia en materia de cooperación. Como es sabido, el objetivo de
la conferencia es discutir de qué modo se allegan los
recursos necesarios para poder cumplir con los objetivos del milenio.

El reto es de gran envergadura y más aún teniendo en cuenta el
presente momento de contracción económica, en el que se ven afectadas
tanto las posibilidades de crecimiento de los países en desarrollo
como los flujos de inversión procedentes de los países desarrollados.

España tiene la gran responsabilidad de coordinar en calidad de
presidencia los trabajos del grupo europeo. Será necesario que la
Unión Europea acuda con una voz unida en la medida de lo posible a
esta importante cita, y esto sólo lo podremos lograr si adoptamos un
enfoque pragmático y realista. Debemos huir de programas de máximos
que no harán sino comprometer el éxito de la conferencia. Durban es
precisamente el ejemplo de lo que no se debe hacer en Monterrey, y no
digamos ya los ejemplos de Seattle, de Praga y de tantos otros sitios
donde algunas bienintencionadas bandas de alborotadores cuando no
perfectos delincuentes se dedicaron a sabotear estas reuniones que
pretendían el avance en las reglas del comercio mundial que favorecía
precisamente a los países menos desarrollados. Debemos huir de
programas de máximos que no harán sino comprometer el éxito de la
conferencia. La Unión Europea desea tener un papel de liderazgo, con
iniciativas concretas y positivas que demuestren su capacidad de
compromiso solidario. En la fase preparatoria están teniendo lugar
intensas discusiones sobre cuáles son los temas en los que la Unión
Europea puede tener un mayor valor añadido: compromisos para
incrementar la ayuda oficial al desarrollo, para desvincular la
ayuda, para buscar fuentes alternativas de financiación, etcétera.

Como es lógico, este es un trabajo de negociación y ajuste entre
socios con intereses y visiones muy distintas. España mantiene una
actitud muy constructiva y participa activamente en el debate en
todos los frentes y le preocupa especialmente que la asistencia de la
comunidad internacional sea antes que nada eficaz. Por ello se haría
necesario entrar en paralelo en un debate sobre las condiciones de
eficacia de la cooperación al desarrollo, pues sólo con una
cooperación eficaz podremos convencer a nuestra opinión pública de
que destine más recursos a la cooperación al desarrollo. Para que
haya más recursos ha de haber más eficacia tangible, cosa que hasta
ahora no existe. El Gobierno español va a desarrollar un intenso
trabajo para que la conferencia de Monterrey sea un éxito y para que
sus conclusiones sean fruto de un amplio consenso, pues sin él no
podrán llevarse a la práctica. Por eso, además de buscar la
coordinación interna con los socios comunitarios, debemos establecer
cauces de diálogo y comunicación con el resto de los participantes,
con el denominado grupo JUSCAZ, que agrupa a Japón, Estados Unidos,
Canadá, Australia y Nueva Zelanda, y especialmente importante se hace
la concertación con Estados Unidos. En las reuniones preparatorias
las diferencias han sido muy grandes tanto respecto de los
compromisos de ayuda oficial al



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desarrollo, entendiéndola en el sentido estricto en que se entiende
por el Comité de Ayuda al Desarrollo, como en la falta de insistencia
en cuestiones como la democracia, el respeto a los derechos humanos,
el buen gobierno o la lucha contra la corrupción, posición esta de
los Estados Unidos que España comparte plenamente y que hemos
trasladado también a la Unión Europea para poder hacer frente común
en esto que consideramos no sólo una exigencia ética, sino un
prerrequisito esencial del desarrollo. Debemos concertar nuestra
posición con el Grupo de los 77 y, desde luego, con los países de la
comunidad iberoamericana de naciones, que -como dije antes- han
tomado conciencia de lo que se juegan en ello, especialmente tras la
última cumbre de jefes de Estado y de Gobierno en Lima; asimismo se
hará con los países árabes del norte de África, en general con los
países de renta intermedia.

Finalmente, la conferencia sobre desarrollo sostenible de
Johannesburgo, o Río + 10, se celebrará en otoño del 2002, por
consiguiente no durante la presidencia española de la Unión Europea,
pero España tendrá que aportar durante su presidencia los trabajos de
preparación, que ya están en marcha, y de coordinación necesaria para
asegurar que una vez que entremos en la recta final, ya bajo la
presidencia danesa, la Unión Europea disponga de una voz coherente y
unificada. Hay que tener en cuenta que el propio concepto de
desarrollo sostenible desdibuja las fronteras entre los aspectos de
desarrollo y los medioambientales. De esta manera se manifiesta lo
que antes apuntaba como una línea de continuidad: lo que ocurra en
Monterrey condicionará más que probablemente la reunión de
Johannesburgo.




Paso, señor presidente, a hablar a continuación de un tema
especialmente importante y sensible como es el de la eficacia de la
cooperación comunitaria. De todo lo que he comentado anteriormente se
desprende que la política comunitaria de cooperación al desarrollo
tiene ante sí grandes retos que se sustancian bajo la presidencia
española. Ahora bien, la cuestión radica en saber si la Unión Europea
dispone de los mecanismos para poner en marcha una cooperación
eficaz. Para España, como para cualquier país miembro, esta es una
cuestión de enorme importancia, en primer lugar, porque afecta al
objetivo principal de nuestra cooperación: la erradicación de la
pobreza. No podemos olvidar que la Unión Europea es el primer donante
mundial y que la aportación española a la Unión Europea constituye el
70 por ciento de la contribución multilateral, que a su vez es casi
un tercio de la ayuda oficial al desarrollo español. Por otra parte,
al interesarnos por la eficacia de la ayuda comunitaria no hacemos
sino cumplir el mandato legal que nos impone el artículo 6.2 de
nuestra Ley de cooperación, que en relación con la política de
cooperación de la Unión Europea prescribe que España contribuirá a su
eficaz aplicación y ejecución con especial atención a los países y
áreas mencionadas
en el apartado anterior, referido a las prioridades geográficas. La
política de cooperación al desarrollo de la Unión Europea supone el
25 por ciento del total de la ayuda oficial al desarrollo mundial. Si
adjuntamos las contribuciones de los Estados miembros, la Unión
Europea es -como he señalado hace un momento- el primer donante
mundial con el 55 por ciento del total de ayuda oficial al
desarrollo. Sin embargo, de todos es conocido que la ejecución de la
política de desarrollo presenta notables deficiencias y dista mucho
de ser eficaz. Es verdad que la Comisión ha emprendido un proceso de
reforma tanto de las orientaciones como de la gestión de la ayuda
comunitaria desde el año 1999 y que la declaración sobre política de
desarrollo suscrita por la Comisión y el Consejo en noviembre supone
un avance, pero las cifras de ejecución hablan de una disparidad
grande entre los compromisos y los desembolsos. La ayuda tarda en
llegar mucho más de lo razonable. Los datos de ejecución referidos al
año 2000 no nos pueden dejar satisfechos, pues se acumulan retrasos
por valor de casi 24.000 millones de euros. (El señor presidente
ocupa la presidencia.) Si tomamos el ejemplo de la ayuda a
Centroamérica por el huracán Mitch, la conclusión a la que se llega
es que, en dos años y medio, sobre un total de 250 millones de euros
comprometidos sólo se habían licitado algunas asistencias técnicas y
financiado algunas pocas iniciativas locales. Esperamos que dentro de
poco tengamos informaciones referidas al año 2001, pero mucho nos
tememos que las tasas de ejecución en ciertas regiones estarán
todavía bastante por debajo de las necesidades de una cooperación
creíble. El grado de eficacia de la ayuda comunitaria sigue siendo un
tema de gran preocupación para los gobiernos, desde luego para el
Gobierno español y para nuestra opinión pública. Sabemos que el
esfuerzo que ha emprendido la Comisión es importante. La creación de
Europeaid y la progresiva desconcentración de funciones a favor de
las delegaciones de la Comisión sobre el terreno deberían ayudar
a una mejora de la gestión. No obstante, esta es una tarea que aún
tardará un tiempo en completarse, al menos dos años, y es necesario
arbitrar mecanismos para evitar que esos dos años se conviertan en
una acumulación de compromisos que no van a poder ser ejecutados. Hay
excesiva lentitud en la ejecución de proyectos, falta de objetivos
estratégicos y de impacto y visibilidad y gran dispersión de
esfuerzos. Todo esto debe superarse con una nueva forma de cooperar
centrada en un pequeño número de objetivos, rápida, flexible, eficaz
y orientada a conseguir resultados inmediatos. Es preciso que la
cooperación europea esté mejor coordinada con la de los Estados
miembros y que sea complementaria con la que ellos realizan con
enorme eficacia, infinitamente mayor desde luego de la de la propia
Comisión Europea. Ahora bien, la eficacia de la cooperación
comunitaria no se mide solamente por sus tasas de ejecución. Este
aspecto es el primero, pero hay



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otros. En primer lugar es esencial el impacto sobre el desarrollo,
esto es, los resultados obtenidos. Cuando se piden nuevos esfuerzos
en el volumen de ayuda oficial al desarrollo hay que tener en cuenta
que nuestras opiniones públicas pueden sufrir de cierta fatiga ante
la falta de resultados y van a empezar a exigir pruebas de impactos
tangibles. En segundo lugar, también es necesario hablar de las
responsabilidades de los países receptores de los fondos. Ellos deben
poner las condiciones necesarias para que la ayuda sea eficaz y, en
consecuencia, para que genere desarrollo. Insisto en que no podemos
hablar de aumento de recursos en general e indiscriminadamente sin ir
haciendo una lectura atenta y cada vez más exigente de los avances en
materia de democracia, buen gobierno y transparencia de los países en
vías de desarrollo. Será imposible incrementar la ayuda oficial al
desarrollo sin esta contrapartida, especialmente en estos momentos de
dificultades económicas e incrementos del paro en nuestros países y
de legítima preocupación internacional por los valores democráticos y
el Estado de derecho. De ahí que la presidencia española quiera
centrar, por una parte, los esfuerzos del Consejo de Ministros de
Desarrollo en reflexionar en profundidad sobre la vinculación entre
democracia, cooperación al desarrollo y lucha contra la pobreza. Es
hora de extraer conclusiones prácticas para nuestra cooperación de la
supuesta prioridad que otorgamos a la gobernabilidad, al buen
gobierno, a la transparencia, al Estado de derecho, al respeto a los
derechos humanos y a la igualdad entre hombres y mujeres.

Por último, señor presidente, quisiera referirme a citas
internacionales de relieve que, sin ser específicamente de
cooperación, tienen un componente importante de cooperación y que se
desarrollarán durante el periodo de nuestra presidencia. En primer
lugar, la Conferencia Euromediterránea que se celebrará los días 22 y
23 de abril en Valencia y que he mencionado ya. Nos encontramos en un
momento en el que todos los actores internacionales son plenamente
conscientes de la necesidad de revitalizar el proceso de Barcelona.

Antes me he referido a la posición de España en relación con el mundo
árabe. Hay enormes responsabilidades en todos los frentes. En el
político y de seguridad quedan pendientes, si la situación política y
el proceso de paz en Oriente Medio lo permiten, los trabajos para la
consecución de la carta para la paz y la estabilidad en el
Mediterráneo. En el capítulo económico, comercial y financiero hay
que completar el mapa de los acuerdos de asociación, analizar la
manera de incentivar la inversión privada y favorecer la integración
subregional. En el apartado social, cultural y humano, España se
encuentra trabajando junto con Suecia en un programa de diálogo de
civilizaciones, que presentaremos a la Comisión, que comprendería en
sustancia tres capítulos: educación, juventud y medios de
comunicación. Por otro lado, y por las preocupaciones antes
explicadas nos interesa mucho determinar qué mecanismos podemos
aplicar para mejorar la eficacia de la cooperación comunitaria, que
en el año 2000 sólo logró desembolsar el 26 por ciento de los fondos
MEDA comprometidos.

La segunda cumbre Unión Europea-América LatinaCaribe tendrá lugar en
Madrid los días 17 y 18 de mayo, y constituye uno de los momentos
centrales -si se me permite la expresión- de la presidencia española
en su conjunto. Como SS.SS. recordarán, la primera cumbre celebrada
en junio de 1999 en Brasil en Río de Janeiro, sirvió para definir el
concepto de asociación birregional estratégica. Esta voluntad de
reforzar las relaciones europeas con América Latina y el Caribe se
materializaba en la declaración de Río, que establecía los principios
generales de la asociación y las prioridades de acción,
identificándose 55 acciones, luego reformuladas en 11, en los
diversos campos: político, económico, social, cultural, humano,
científico, tecnológico, etcétera. La segunda cumbre constituye ahora
un paso muy importante para reforzar esa asociación. El gran valor de
este encuentro es la posibilidad de mantener un diálogo franco y
directo, identificar vías de cooperación sobre los problemas
relacionados con la globalización y la asociación. Temas como el
libre comercio, el desarrollo, la inestabilidad financiera, la
pobreza, la educación, la democracia o la protección de los derechos
humanos estarán presentes en la agenda de la cumbre. Será también el
momento de pasar revista a los avances realizados en los diferentes
campos: importantes progresos en el ámbito comercial, con un acuerdo
vigente con México y negociaciones muy avanzadas con Chile y
avanzadas con Mercosur; trabajos por realizar para examinar el estado
de las relaciones comerciales de la Comunidad Andina de Naciones
y con centroamérica; mantenimiento del diálogo político en todos los
niveles regionales e intensificación de las acciones de cooperación
en ciencia y tecnología, drogas, educación, derechos humanos, medio
ambiente y prevención de desastres, etcétera. Por otro lado, se
espera que la cumbre identifique nuevas acciones birregionales,
entendiendo por éstas las que tienden a fortalecer la integración de
las dos zonas, de manera que podamos disponer de un programa de
avance para el futuro. La segunda cumbre se verá acompañada de otras
reuniones al margen: un foro institucional sobre derechos humanos,
que reunirá a los defensores del Pueblo de Europa y de América, y un
foro cultural en el que participarán las más prestigiosas e
importantes fundaciones culturales del mundo iberoamericano. Habrá
asimismo el foro empresarial, que ya se inició en Brasil, pero que se
celebrará en México.

Por último, el Consejo de Ministros Unión Europeapaíses de África-
Caribe y Pacífico (ACP) se celebrará a finales de junio en la
República Dominicana. Este es el órgano rector de la asociación con
los 77 países ACP y el gran foro de discusión política. Tendrá que
ocuparse



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de dos elementos de primera importancia. En primer término, es de
esperar que el Consejo pueda celebrar ya la entrada en vigor, al
haberse alcanzado el número de ratificaciones necesarias del Convenio
de Cotonu. La aceleración de la ratificación del acuerdo, que había
sido una demanda reiterada de los países ACP, debería verse cumplida
en junio. En segundo lugar, las partes deberían acudir al Consejo de
Ministros con todos los instrumentos listos y a punto para comenzar
las negociaciones, a partir de septiembre, de los acuerdos de
asociación económica que prevé la convención. En este campo quedan
todavía muchos temas y aspectos por cerrar, que van a ocupar, como es
lógico, buena parte de nuestro semestre de presidencia. Los países
ACP deberán progresar en la definición de sus configuraciones
regionales para negociar con la Unión Europea, mientas que España, en
su calidad de presidencia, deberá esforzarse para lograr que los
consensos que permitan definir el mandato negociador para la Comisión
sean una realidad.

En relación con el Consejo de Ministros de Desarrollo, que se
celebrará durante la presidencia española, el 30 de mayo de 2002 en
Bruselas, España tendrá ante sí una lista extraordinariamente larga
de expedientes, sobre los que deberá trabajar en los meses previos
para que estén listos para la aprobación del Consejo de Ministros.

Además de los temas antes mencionados, esto es democratización y
desarrollo y educación y desarrollo introducidos por España, nuestro
país habrá de trabajar coordinando a la Comisión y a los Estados
miembros entre otros asuntos en los siguientes: la definición de las
orientaciones para las intervenciones en el sector salud, ya que la
Comisión presentará una comunicación al respecto que habrá de ser
abordada en el Consejo con vistas a la adopción de unas conclusiones;
en un asunto tan importante y que va a tener gran incidencia en las
discusiones de Monterrey, como es la participación del sector privado
en los procesos de desarrollo, y lo mismo cabe decir respecto de las
orientaciones comunitarias sobre el papel de las tecnologías de la
información en las posibilidades de desarrollo, tema de evidente
relevancia en la era de la globalización. También trataremos la
dimensión externa del desarrollo sostenible, con vistas a la
preparación de la cumbre Río +10 en Johannesburgo. Luego el Consejo
deberá ocuparse de una serie de nuevos instrumentos legislativos. Así
está pendiente la elaboración de un nuevo reglamento para la lucha
contra las enfermedades transmisibles, que ha de abordar cuestiones
de gran importancia, como las contribuciones de la Unión Europea al
Fondo de salud global, en el que nuestro país participará de manera
generosa. También es previsible que tengamos que concentrarnos en una
actualización y reforma del reglamento que rige la cooperación con
los países en desarrollo de América Latina y Asia, que tiene ya diez
años de antigüedad y que precisa
de adaptación al nuevo marco de relaciones de la Unión Europea con
esas dos zonas geográficas.

Como se aprecia, señor presidente, el volumen de trabajo que espera a
nuestra presidencia es intenso. Lo cargado de la agenda es reconocido
tanto por la Comisión como por los Estados miembros, pero sabemos que
ello no exime de la necesidad de movilizar muchos esfuerzos para
sacar adelante tantos temas y tantos frentes. Ese es entre otros el
motivo de mi comparecencia ante la Cámara. Con ella además de
informar sobre la posición del Gobierno en estas cuestiones y sobre
los objetivos de la presidencia española que nos hemos marcado en el
campo de la cooperación, el Gobierno pide también el respaldo y el
aporte de opiniones del Parlamento para acometerlos, sabiendo que por
tratarse de cuestiones que son política de Estado requieren con mayor
motivo del acuerdo lo más amplio posible y del apoyo de los distintos
grupos parlamentarios.




El señor PRESIDENTE: Los grupos que habían presentado iniciativas
solicitando la presencia del secretario de Estado de Cooperación
fueron cuatro. En primer lugar, para intervenir por su iniciativa y
en nombre de Coalición Canaria tiene la palabra la señora Julios.




La señora JULIOS REYES: Buenos días.

Quiero agradecer al señor secretario su comparecencia y las
informaciones que nos ha dado en su intervención. Haciendo referencia
al debate que el lunes tuvimos en la Cámara con motivo de la
comparecencia del presidente, señor Aznar, él reseñaba que uno de los
temas objeto de atención preferente iba a ser el de la inmigración
ilegal. También comentó la realización de una cumbre que iba a
realizarse en Lanzarote. A continuación, también comentó la
celebración durante el próximo semestre de una cumbre mundial sobre
la financiación del desarrollo. El señor presidente expresaba el
deseo de que esta cumbre marcase un hito en el establecimiento de
nuevos mecanismos que ayuden a paliar el problema de la pobreza, que
afecta a extensas regiones del mundo.

El interés de mi grupo al pedir la comparecencia es poder debatir la
relación entre cooperación para el desarrollo e inmigración que debe
ser un tema, no exclusivo, sobre el que cada vez debemos profundizar
más, de forma que estemos en mejores condiciones de aportar ideas
para la presidencia europea. En el establecimiento de estos
mecanismos que ayuden a paliar la pobreza y a combatir esta lacra en
todos los países del mundo en que existe es importante que España,
que liderará la Unión Europea en los próximos seis meses, aporte
propuestas concretas. Se ha comentado la priorización de aspectos que
me parecen correctos en cuanto a la relación de la cooperación con la
responsabilidad política en defensa de la democracia en el desarrollo
detodos los contenidos ligados a educación, pero quiero



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hacer una reseña que me parece relevante: no debemos olvidar los
aspectos de sanidad. Así conecto con uno de los comentarios que usted
hizo en su intervención, sin ánimo de establecer una polémica en este
punto. No debemos ver como un debate de contrarios o incompatible el
apoyo a los países PMA con que se abra el abanico de apoyo a otros
países, y ahí resalto el tema de la sanidad o de los indicadores de
salud, porque no es una cuestión de establecer un ranking para ver
quien es el más pobre entre los pobres, con indicadores
exclusivamente económicos. Hoy somos conscientes de que la epidemia
del sida afecta muy particularmente al continente africano y lo está
asolando. Con independencia de los indicadores económicos que podamos
encontrar hoy o mañana, no va a haber lugar a que se mueran de hambre
si es que se mueren antes por otras causas. No lo digo en tono de
broma, sino con un sentido realista de la situación del continente
africano que es muy grave respecto a la epidemia del sida, que va a
afectar de forma irreversible al desarrollo de ese continente y de
sus futuras generaciones.

Al hilo de la oportunidad que recientemente tuvimos algunos de los
diputados que estamos hoy aquí sentados de participar en algunos
debates con parlamentarios italianos sobre la cooperación y la
inmigración, en cuanto a la aportación y propuestas concretas que
España pudiera hacer en el contexto de su presidencia, tuvimos la
oportunidad de debatir y comprobar que España ha dado pasos
importantes en cuanto al desarrollo a la cooperación, a la
interiorización en nuestra legislación, por ejemplo, la Ley de
Cooperación para el Desarrollo y en sistematizar los contenidos de la
ayuda al desarrollo. Son elementos importantes que España tiene que
aportar en la próxima presidencia europea, aunque muchos de los que
estamos aquí sentados ejerzamos nuestro papel, porque así lo debemos
hacer, de control del Gobierno, podamos discrepar en muchos aspectos
del contenido, desarrollo de los programas, tanto en términos
cuantitativos económicos como en otros. Lo cierto es que nos hemos
dotado de mecanismos de control en los que participa el Parlamento en
cuanto a la ayuda al desarrollo. En el contexto europeo relativo a
los temas que usted había comentado hay que reforzar los mecanismos
que cambien el panorama actual de la eficacia, de la ayuda a la
cooperación para el desarrollo -no me refiero sólo a la nuestra, sino
a la ayuda europea- que deja bastante que desear. En ese sentido, es
importante que unifiquemos objetivos en Europa; objetivos de áreas
estratégicas ya no sólo geográficas, sino del contenido a desarrollar
dentro de la cooperación y reforzar el papel de las estructuras
institucionales de la Unión Europea, para burocratizarlas en cuanto
al desarrollo eficaz de la ayuda al desarrollo -valga la redundancia-
y también de reforzar el papel del Parlamento Europeo, y por supuesto
de los parlamentos nacionales, en su participación en la ayuda de
Europa al desarrollo. Es importante elaborar propuestas que
avancen en desburocratizar el complejo entramado de la ayuda a la
cooperación por parte de la Unión Europea. Ligándolo un poco con uno
de los temas que veía en la comparecencia, que es la relación con la
inmigración, después del 11 de septiembre con más razón, es
importante avanzar en un espacio común de seguridad y justicia en el
conjunto de Europa. Cuando hablamos de esto, manifestamos que
queremos que haya más Europa, pero haciendo énfasis en que queremos
que haya más espacio de seguridad. Hablando de inmigración hay que
unificar políticas en lo que se refiere al control de flujos
migratorios, unificar políticas sobre el control de fronteras y sobre
todo lo que se había propuesto en la cumbre de Tampere, hablar de más
políticas comunes con relación al asilo, por supuesto ligándolo con
la inmigración, a más políticas comunes de un espacio abierto de
seguridad y de justicia en el interior de Europa, que sea similar en
el contexto europeo. También se debe hablar de políticas comunes
respecto a la solidaridad para unificar criterios en torno a los
refugiados y hacer un esfuerzo de reconvertir los flujos migratorios
en flujos de inmigración legal.

Todos somos conscientes de que por mucho que unifiquemos esfuerzos en
Europa, que lo haremos, no vamos a ser capaces de levantar muros lo
suficientemente altos y fuertes para evitar los flujos migratorios de
inmigración ilegal. Por muchas restricciones que establezcamos en las
legislaciones y derechos la inmigración ilegal no va a dejar de
existir. Con ocasión de ejercer la presidencia europea hay que
apostar por hacer un esfuerzo en armonizar criterios para tener un
tratamiento común en la inmigración ilegal no sólo de puertas adentro
de las fronteras europeas, sino en la colaboración con los países
emisores de la inmigración. Debemos aprovechar la presidencia europea
en cuanto a la nueva fase en que se encontrará la Unión ante sus
posibles expectativas de ampliación para adquirir un fuerte
compromiso en el contexto de la estabilidad internacional y (más aún
después del 11 de septiembre) relacionar la marginación y la pobreza,
desgraciadamente, con las situaciones potenciales que engendran
inseguridad en el ámbito internacional. Europa debe destacar y jugar
un papel más activo en el contexto internacional aportando una forma
distinta de entender la cooperación internacional y relacionándola
también con una conexión directa con lo que es la inmigración ilegal.

España, por su posición dentro de la presidencia europea y en el
contexto europeo, habría de proyectar la necesidad de unir la ayuda a
la cooperación a mecanismos que palien la situación de origen de los
países que generan la inmigración ilegal, a través de proyectos que
como se ha comentado fomenten el respeto a la pluralidad, la defensa
de los derechos humanos, todo esto proyectado dentro de una política
exterior europea, dentro de la política de cooperación. Además de



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hablar de una necesidad de globalizar aspectos de seguridad y de
justicia en lo que se refiere al interior de Europa, también tenemos
que hacerlo en la política exterior de Europa, en el contexto
internacional. Hay que introducir sesgos que den una globalización a
una mayor justicia social en el contexto internacional, utilizando
-por qué no decirlo- la ayuda a la cooperación para el desarrollo
para fomentar la democratización de los países que están en vías de
desarrollo, como papel y como mecanismo imprescindible para el
desenvolvimiento económico y social de estos países.

En ese sentido -concluyo, señor presidente-, enlazando con un
comentario que hacía al principio, dentro de las prioridades que
existen en el contexto internacional, en la próxima presidencia
europea no debemos olvidarnos de dar importancia al continente
africano, puesto que dentro de Europa es España la frontera con él.

Hay que hacer valer esa importancia dentro de Europa, dando prioridad
al continente africano, al sur de Europa, pero sin dejar atrás a
otros muchos países, del África subsahariana.

Olvidaba un comentario. En este periodo de la presidencia europea
todos esperamos, por supuesto, el mayor de los éxitos para España en
general, pero en concreto en los temas de los que estamos tratando en
esta Comisión; que se dé un impulso a la ayuda a la cooperación,
ligado a la inmigración y sobre todo que se establezca quizá una
mayor conexión en el seno de Europa, una mayor participación de los
parlamentos, incluido el Parlamento Europeo en estas tareas.




El señor PRESIDENTE: El señor secretario de Estado me solicita poder
contestar separadamente a cada uno de los intervinientes. El orden
del día de la sesión de hoy posibilita que esto sea así. Por
consiguiente, para contestar a la intervención de la portavoz de
Coalición Canaria tiene la palabra el señor secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y PARA
IBEROAMÉRICA (Cortés Martín): Señor presidente, agradezco mucho la
intervención de la señora Julios que ha aportado además una visión
global de los asuntos de los que se va a tener que ocupar la
presidencia española, y como tal visión global lo que tiene que ver
con la cooperación forma parte de todo el conjunto de la acción
exterior que va a tener que desarrollar la Unión Europea; nunca
olvidemos que a España le toca una presidencia rotatoria pero es la
Unión Europea el agente que realiza toda esta acción de la que
estamos hablando.

Como bien ha recordado la señora Julios el presidente del Gobierno en
su reciente comparecencia ya se refirió a que todas las cuestiones
que tienen que ver con el desarrollo van a ser un hilo conductor de
las distintas actuaciones dentro de esa misma visión integral que
S.S. planteaba. No es posible separar los aspectos de la seguridad,
de la inmigración, de la cooperación al desarrollo y de la salud,
porque con la inmigración también pueden venir enfermedades que a lo
mejor estaban erradicadas o controladas en España o en Europa.

Hablamos de España, pero España también es puerta de paso para
Europa, que fue la preocupación que tuvo la Unión Europea cuando se
establecieron los acuerdos de Schengen, es decir, todo lo que tiene
que ver con la inmigración ilegal. Todo esto debe enfocarse desde un
punto de vista global y coordinado, sin perjuicio de que en esta
Comisión pongamos el énfasis en los aspectos que tienen que ver con
la cooperación al desarrollo.

Se va a hablar sobre inmigración en Lanzarote planteándolo como un
fenómeno complejo y que tiene que ver con el desarrollo, pero no sólo
con eso. Aquí hay razones muy diversas que conoce mucho mejor que yo
la señora Julios, que se ha especializado en estas cuestiones de la
inmigración. Las personas no sólo emigran porque haya una situación
de pobreza extrema en sus países, sino también porque hay una
situación política que les expulsa de ellos (por corrupción, por
represión política, por represión religiosa) y porque hay un enorme
atractivo por occidente y porque desde occidente, desde los países
desarrollados hay una demanda de mano de obra, de ofertas de trabajo
en condiciones mucho más atractivas que las que pueden encontrar en
sus países de origen; no obstante todo esto, hay que tomar medidas en
esa dirección. Hay un aspecto que no ha mencionado la señora Julios y
en el que yo quiero insistir como elemento decisivo para afrontar
todos estos problemas, que es la liberalización del comercio. A la
hora de que las poblaciones de los países menos desarrollados puedan
encontrar trabajo, una vida digna en sus países, ayudados por la
cooperación de los países desarrollados, que les ayude a producir y a
comercializar esos productos, es imprescindible que existan unas
reglas de comercio que les permitan exportar eso que ya saben o
pueden producir, lo único que pueden producir. Aquí entramos muy
directamente en las cuestiones agrícolas. Yo comprendo que la señora
Julios no tenga especial interés en hablar del plátano, pero si
hablásemos de las relaciones de la Unión Europea con Centroamérica o
del desarrollo de Centroamérica veríamos que esta pasa a ser una
cuestión crucial del desarrollo de estos países y de todo lo que
tiene que ver con la política de inmigración, de seguridad, de
relaciones económicas y comerciales entre nuestros países. Si
hablamos de otras zonas iberoamericanas podemos hablar de lo mismo;
si hablamos de Marruecos o del norte de África -ya lo he comentado en
esta Comisión-, llegará un momento en que habrá que plantearse en
serio si lo que se prefiere son tomates y productos agrícolas o
pateras.

Esa es una opción que comprendo que no es fácil, pero, puesto que
queremos que se hable de todo, háblese de todo en esta reunión.




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No puedo estar más de acuerdo con la señora Julios en la eficacia de
la cooperación. La señora Julios y el resto de los miembros de la
Comisión habrán podido observar que a tres semanas de la asunción de
la presidencia comunitaria el diapasón de las críticas o de los
calificativos a la eficacia de la Comisión Europea en política de
cooperación ha bajado mucho; la presidencia está obligada a tener una
posición conciliadora. Ha bajado el diapasón de la crítica pero,
desgraciadamente, no ha subido un milímetro la eficacia de la
cooperación de la Unión Europea. La señora Julios tiene toda la
razón: es escandaloso que sólo se haya ejecutado un 26 por ciento de
las previsiones presupuestarias del programa MEDA. De todos modos,
aunque estas cosas tienen que ver, es responsable que no
establezcamos una relación directa entre la pobreza y el terrorismo,
que en estos momentos ha pasado a ser un fenómeno internacional. El
terrorismo como fenómeno internacional tiene mucho más que ver con el
fanatismo, con el fundamentalismo o con nacionalismos fanáticos que
con situaciones de pobreza. De la misma manera acerca de la
inmigración -debemos hacerlo y que es bueno que en todas las
reuniones de la Unión Europea se plantee; la presidencia española ha
querido prestarle especial atención, significativamente en Lanzarote,
donde hay una especial sensibilidad- hay que identificar cuál es su
origen; esto quiero relacionarlo con lo que decía en mi intervención
anterior. La inmigración procede de países de renta intermedia. Esta
es una razón añadida, por si fuera poco que por ley España sólo pueda
tener como zonas prioritarias Iberoamérica y los países árabes del
norte de África, al hecho de que nos preocupe la inmigración. No digo
que no haya también inmigrantes que vengan de países de rentas más
bajas, pero el grueso de la inmigración proviene de países
iberoamericanos y de países árabes del norte de África, países de
renta intermedia. A la hora de vincular política de cooperación
e inmigración debemos tener en cuenta este aspecto.

Me he referido someramente -no podía ser de otra manera en una
intervención general- a la salud. Comparto plenamente con la señora
Julios su preocupación por lo que está apareciendo como una novedad:
comienzan a aparecer en nuestros países enfermedades que creíamos
erradicadas. No vienen sólo por la inmigración, vienen también por el
turismo. Hay turistas europeos u occidentales que sin las debidas
vacunas visitan países donde existen estas enfermedades, quedan
contagiados y de vuelta en sus países de origen pasan a ser
transmisores de enfermedades. Ahora llega una fiebre amarilla a un
hospital y le diagnostican cualquier otra cosa porque no se piensa
que puede haber fiebre amarilla; están empezando a darse casos, que
vienen por las dos vías. El mundo más abierto, en que las
comunicaciones son más fáciles, el mundo global -por utilizar la
palabra al uso- tiene enormes ventajas, pero también acarrea
complejidades a las que hay
que hacer frente. De esto nos vamos a ocupar durante la presidencia,
impulsando los trabajos que ya viene realizando la Comisión. La
Comisión ha estado realizando durante más de un año el estudio sobre
salud y será durante nuestra presidencia cuando se presente el
informe, y continuará trabajando.

Créame, señora Julios, que comparto casi todos los puntos que ha
planteado. Sobre todo, he apreciado en su intervención esa visión
global de los asuntos, sin entrar en eso que Ortega definió -para
otros asuntos, pero permítaseme el parafraseo- como la barbarie del
especialista. Estos asuntos tienen una gran complejidad y están
relacionados entre sí; son aproximaciones como la suya las que pueden
ayudar a que se les haga frente de una manera más satisfactoria.




El señor PRESIDENTE: Señora Julios, con brevedad, por favor.




La señora JULIOS REYES: Seré muy breve. Es la segunda vez que le oigo
poner en relación el plátano, el tomate y las pateras con Canarias, y
no quiero dejar de hacer un comentario -perdóneme, señor presidente-.

No debe hacerse esa comparación con Canarias, y lo digo desde una
posición absolutamente prudente. No tengo ningún problema en hablar
de ello, pero no me parece que esta sea la Comisión apropiada ni que
usted ni yo seamos las personas más adecuadas -por nuestras
respectivas especialidades- para hablar de esto en profundidad.

Diferente es que Canarias se preocupe de diversificar su economía,
para que esta no se base exclusivamente en el turismo; y ahí están el
tomate y el plátano, defendidos hasta por la Unión Europea al
considerar a Canarias como región ultraperiférica. Es diferente, como
digo, de la comparación con la desgraciada situación de las pateras
que llegan a nuestra tierra, a Andalucía o a cualquier otra parte. En
Canarias no hacemos esa comparación; no la hace Coalición Canaria
y no la hace el Gobierno de Canarias que, como usted sabe, tiene una
Dirección General de Relaciones con África, dedicada fundamentalmente
a potenciar el comercio de España, Canarias y el resto de Europa con
el continente africano; allí no vemos que este sea un elemento de
enfrentamiento. Canarias no es ni mucho menos culpable de la
desgraciada situación que vive África; en todo caso, por ser la parte
de Europa más próxima, la padece ella misma e intenta contribuir
solidariamente al desarrollo del continente africano y, por supuesto,
a su propio desarrollo.




El señor PRESIDENTE: Señor secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y PARA
IBEROAMÉRICA (Cortés Martín): Señor presidente, no hice la
comparación del plátano con Marruecos, sino con Centroamérica. Lo
mencionaba sólo a título de ejemplo y dentro del contexto de la
complejidad de este



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asunto. Es muy difícil sectorializar y separar los problemas que
tienen que ver con el desarrollo. Hoy cualquier país centroamericano,
o cualquier país productor de plátanos reclama la apertura de los
mercados mundiales para poder exportar aquello que produce. Estos
países no producen microchips, producen plátanos; de la misma manera
que hay otros países que producen tomates, naranjas u otros productos
agrícolas. Es precisamente el elemento agrícola el que crea más
dificultades a la hora de avanzar en la liberalización del comercio.

Se ha planteado y ha hecho fracasar anteriores rondas
liberalizadoras. Ahora en Doha ha habido una posición de compromiso a
medio plazo, pero seamos conscientes de la complejidad del fenómeno.

No he tomado posición sobre cuál es la actitud que se debe tener, lo
que sí he dicho es -sólo referido al caso de Marruecos- que en algún
momento tendremos que plantearnos que, si hay programas de
cooperación que ayudan a cultivar campos donde se producen frutos tan
diversos como flores, tomates, fresas, naranjas, etcétera, y una vez
que han aprendido a cultivarlos se establecen barreras comerciales,
es muy difícil que esos productos generen empleo en esos países. Por
tanto, las personas que no encuentran empleo allí tendrán que
emigrar; por ello planteaba en una simplificación, que como toda
simplificación tiene inexactitudes, que habrá que elegir en algún
momento entre tomates o pateras. La parte del plátano la refería a
Centroamérica, pero tampoco tomaba posición. Digo que seamos
conscientes de la complejidad de estas relaciones, porque todos
estamos defendiendo intereses perfectamente legítimos. Estamos
hablando sobre agricultura. Podíamos hablar del textil. Podíamos
hablar de los medicamentos. Se ha avanzado en los medicamentos. No se
ha hecho tanto en el textil. Se ha hecho mucho menos en el sector
agrario. Seamos conscientes de que, dentro de esta visión global de
lo que tiene que ser un mundo en el que se puedan equilibrar mejor
las diferencias que hay entre los distintos países, la liberalización
del comercio sin excepciones, es un requisito básico. Unos dirán que
hay que liberalizar el comercio para todo menos para lo que yo
produzco; otros dirán: liberalicemos todo menos cierta tecnología en
la que soy especialista. Esas son las negociaciones que se llevan a
cabo en el seno de la Organización Mundial de Comercio. La Ronda
Uruguay duró cuatro años. La Ronda de Qatar, que afortunadamente se
ha puesto en marcha, tendrá cuatro o cinco años por delante. En una
Comisión en la que se debe hablar en serio debemos ser conscientes de
todo esto, simplemente ser conscientes. No se ha planteado tomar
posición y mucho menos acusar a nadie de tener responsabilidad de la
situación de dificultad en el desarrollo de determinadas zonas
geográficas. Seamos conscientes de que las restricciones al comercio,
a quien más perjudican es a los menos desarrollados y que los países
menos desarrollados, lo que dicen a gritos es: dennos ustedes más
libertad de
comercio y dennos menos donaciones, mándennos menos ONG, mándennos
menos transferencias financieras y permítannos la libertad de
comercio que nos niegan. Eso es lo que dicen los países menos
avanzados. Nosotros también tendremos que defender nuestros
intereses, y por eso se celebran las conferencias internacionales,
como la de Monterrey, donde habrá que procurar aunar posiciones y
conciliar intereses que siempre son divergentes. Esto lo he planteado
como una ampliación a una intervención en la que reitero la
valoración que hago sobre la misma, precisamente por su visión
integral de un problema de enorme complejidad y que no se puede
tratar de forma sectorial sin tener en cuenta las otras relaciones
que tiene con otros sectores que también nos afectan.




El señor PRESIDENTE: En segundo lugar, por el Grupo Parlamentario
Catalán (Convergència i Unió) el señor Campuzano tiene el uso de la
palabra.




El señor CAMPUZANO I CANADÉS: Señor presidente, quiero agradecer la
comparecencia del señor Cortés y el contenido de su intervención,
porque ha sido amplio y nos permite generar una discusión profunda en
esta Comisión especialmente además si en la forma de desarrollar la
Comisión se produce este diálogo entre el secretario de Estado y los
diversos portavoces. Va a ser instructivo, formativo e interesante
para todos.

Es evidente que a nadie se le escapa la trascendencia de este
semestre español, especialmente en el ámbito de la cooperación al
desarrollo. Es bueno recordar que el conjunto de los Estados de la
Unión Europea, además de la propia Unión, destina cerca de 30.000
millones de dólares a la cooperación al desarrollo, alrededor del
0,53 por ciento del producto nacional bruto del conjunto de la Unión
y que la Unión Europea y los Estados miembros de la Unión
constituyen, sin lugar a dudas, el principal donante mundial en estos
momentos. De esos 30.000 millones de dólares anuales la cooperación
en manos de la propia Unión Europea representa alrededor del 15 por
ciento de estos recursos. Por tanto, estamos hablando sobre algo
importante. La propia Unión Europea, en sus últimas reflexiones sobre
esta materia, está insistiendo en la necesidad de avanzar hacia la
coordinación del conjunto de instrumentos de la Unión y la
coordinación con el conjunto de instrumentos de los diversos Estados;
en la complementariedad del conjunto de las políticas de la propia
Unión y de las políticas de los propios Estados; en la coherencia de
las políticas de la Unión y en las políticas de la Comisión, de las
políticas de la propia Unión, con las políticas del conjunto del
Estado. De entrada sería bueno que este semestre español se
caracterizase por un esfuerzo para avanzar en estos tres objetivos:
coordinación, complementariedad y coherencia. Me ha chocado que en la



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intervención del secretario de Estado no se ha hecho referencia a
estos tres grandes objetivos.

Tercera cuestión que le querría comentar. Efectivamente, los
objetivos de democracia y educación son perfectamente asumibles y nos
parece correcto que la presidencia española pretenda priorizar estos
dos conceptos; vamos a esperar que tenga una incorporación decisiva
en las iniciativas que se puedan ir planteando en los próximos meses.

Me ha parecido una referencia escasa (me gustaría que el secretario
de Estado profundizase y estoy seguro de que puede ser perfectamente
posible que se marcase como una gran prioridad, quizás la más
importante de este semestre) todo lo relacionado con el proceso de
diálogo alrededor del ámbito mediterráneo, el desarrollo de las
previsiones del proceso de Barcelona, de la relación de Barcelona.

El año 1995 la anterior presidencia española supuso un desafío muy
importante para la puesta en marcha de este proceso. Fue un proceso
impulsado por el Gobierno socialista, que además contó con el apoyo
la complicidad y el entusiasmo del Gobierno catalán de Convergència
i Unió, el Gobierno de mi país, el Gobierno de Cataluña; generó
importantes expectativas, pero hemos comprobado cómo ese proceso en
términos políticos y concretos ha fracasado. Desde esa involución,
que el propio señor Cortés lamenta, de los programas MEDA hasta los
episodios deplorables que se han producido a escasas semanas de la
presidencia española, como es este alejamiento de España con
Marruecos y de Marruecos con España, nos preocupa profundamente que a
escasas semanas de esta presidencia el principal eje del diálogo
Mediterráneo, que debería ser las relaciones con Marruecos, estén
como están. Ya he manifestado en su día que me chocó que el Gobierno
mostrase sorpresa por esa ruptura de relaciones. Nos parece que es
triste que a pocos días del inicio de la presidencia nuestra
principal referencia en el ámbito de relaciones con Marruecos termine
sin encontrar solución. Son muchas las cuestiones a tratar, y algunas
de ellas las ha mencionado el señor secretario de Estado: desde el
ámbito de la emigración hasta los problemas de pesca. Se podría
profundizar en estas reflexiones tan sugerentes que realiza el
secretario de Estado de cómo somos capaces de combinar el desarrollo
sostenible en estos países en áreas económicas importantes con los
intereses de sectores productivos españoles -el caso de la pesca es
especialmente significativo-; incluso profundizar en la cuestión de
los tomates y de las pateras. Expreso mi opinión personal. Es
imposible mantener el modelo económico en Almería, el modelo de
economía intensiva, de agricultura intensiva, de utilización masiva
de mano de obra en pésimas condiciones, pretendiendo que Marruecos se
pueda desarrollar en el terreno agrícola. Por tanto, si el señor
Cortés va a liderar un proceso de reconversión de la agricultura en
Almería, va a encontrar el apoyo de Convergència i Unió, entre otras
cosas porque el presidente de mi
nación, el señor Jordi Pujol, ya hace tiempo que manifestaba en esta
misma línea que el debate en serio era el debate entre tomates y
pateras, y estamos hablando de Marruecos. Es evidente que es difícil
compatibilizar esta pretensión de disminuir el flujo migratorio de
Marruecos hacia España con modelos económicos como el de Almería. Nos
parece que esta presidencia española debe recuperar el diálogo en el
ámbito del Mediterráneo, especialmente con Marruecos. Debemos ir
hacia un cambio global del enfoque de las relaciones con Marruecos y
poner el acento en aspectos de asociación y prosperidad compartida. A
medio y largo plazo España analiza sus relaciones con Marruecos desde
esta lógica o va a ser muy difícil que esa agenda compleja que
tenemos las dos sociedades -pesca, agricultura, inmigración, Ceuta y
Melilla, Sáhara Occidental, tráfico de drogas, contrabando entre
Ceuta y Melilla y el norte de África- pueda resolverse. Por tanto,
debe haber un cambio de enfoque global. Ojalá la presidencia española
sirva para este proceso. Por ejemplo, nos parece muy interesante este
programa de intercambio de estudiantes universitarios con
Iberoamérica, pero ¿por qué no también avanzar en el intercambio de
estudiantes universitarios con los países del norte de África y muy
especialmente con Marruecos? ¿Va a tener allí el Gobierno alguna
iniciativa? Si fuese así, podría contar con el entusiasta apoyo de
Convergència i Unió.

Quinta cuestión que también le quería comentar, que enlaza con esa
voluntad de promocionar la democracia en los países en vías de
desarrollo, es que nos parece muy importante que la presidencia
española ponga el énfasis en los derechos humanos, en las cláusulas
democráticas y en la implementación de cláusulas de derechos humanos
en nuestra política de cooperación al desarrollo. Nos gustaría saber
si el Gobierno español va a impulsar actuaciones específicas con
relación a la situación de los derechos humanos en Colombia, en
Indonesia, en los países del África negra, cuestión que nos parece
que en ese ámbito de apoyo a la democracia debería ser fundamental
para poder desarrollar una política importante. En este mismo sentido
existen dos cuestiones que responden al mandato de coherencia que le
decía al principio de mi intervención que debería enmarcar no tan
sólo la política europea, sino la propia política española, que han
tenido sendos pronunciamientos parlamentarios por unanimidad y que
deberían también enmarcar la presidencia española. Por un lado, hace
quince días a propuesta del Grupo Socialista se aprobó una resolución
del Pleno de la Cámara que mandata a la presidencia española
priorizar el desarrollo de los acuerdos de Doha en materia de
fármacos baratos para los países en vías de desarrollo e impulsar el
plan de acción que en este sentido ha aprobado la Unión Europea. Me
ha chocado la escasa referencia del señor Cortés a esta cuestión, que
es esencial en todo el proceso y con un compromiso explícito del
Gobierno. Nos gustaría saber en esa materia en concreto qué va a



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impulsar el Gobierno en desarrollo de ese mandato parlamentario,
especialmente en aquellas políticas que España ha podido desarrollar
por ejemplo en todo el estímulo al compromiso de la industria
farmacéutica para crear vacunas que puedan servir para hacer frente
a la pandemia del sida. En este mismo sentido de coherencia ayer mismo
el Pleno de la Cámara aprobó con un acuerdo parlamentario amplio,
propuesto en este caso por Convergència i Unió, la transparencia y el
control del comercio de armas y el material de doble uso. Nos parece
que una política española coherente en este ámbito también debería
saber priorizar este esfuerzo de la Unión Europea, para que su
política de venta de armas, de venta de material de defensa, de venta
de material de doble uso no estuviese en contradicción con los
objetivos de erradicación de la pobreza, extensión de los derechos
humanos, extensión de la democracia. Ahí queda también un importante
campo en el que trabajar. En este mismo sentido de la lógica del
comercio de armas nos gustaría saber cuáles van a ser las previsiones
del Gobierno en el ámbito de la prevención de conflictos. Señor
Cortés, hay algunos países que son calificados como PMA por parte de
las Naciones Unidas, y que viven conflictos bélicos importantes, como
Angola, y que son prioridades de la cooperación española en la medida
en que son países por los que se ha optado por esa condición de
países donde la presencia ibérica ha sido determinante. Por tanto,
nos gustaría conocer que previsiones tiene el Gobierno en estas
materias, en prevención de conflictos y en Angola.

Otra cuestión que le querría comentar (nos ha chocado que en su
intervención no se hiciese referencia) fue la posición que el
Gobierno español mantuvo en el último Consejo de Ministros de
Desarrollo de la Unión Europea el 8 de noviembre de este año, donde
España junto con Portugal fueron los dos únicos Estados de la Unión
que se opusieron a que la Unión Europea avanzase a través de algún
mecanismo que le permitiese marcar plazos para alcanzar el 0,7 por
ciento de la ayuda al desarrollo. Nos gustaría conocer si
efectivamente España se negó a fijar plazos para llegar a este 0,7
por ciento y, si fue así, qué razones justificaban este
incumplimiento de nuevo de los mandatos de Naciones Unidas y de los
compromisos asumidos por el propio Gobierno en diversas cumbres
internacionales, algunas de ellas de muy reciente celebración. Nos
parece que ahí las cosas no terminan de ir suficientemente bien. En
esta misma línea de compromisos internacionales vuelve a aparecer un
tema de debate sugerente, como es el esfuerzo español respecto a los
países menos adelantados. Lógicamente la definición de países menos
adelantados no es simplemente una cuestión de cálculo macroeconómico.

La última definición de PMA responde a tres tipos de criterios, dos
de ellos que introducen muchísimas más matizaciones relacionadas con
el desarrollo de las economías, el desarrollo de la sociedad de esos
países; pero lo inteligente es superar esa dicotomía entre países
menos adelantados y países de desarrollo
intermedio y entender que el objetivo de la liquidación de la
pobreza está orientada a la población del conjunto de los PMA y a los
sectores menos favorecidos de esos países de desarrollo intermedio.

Es ahí donde no tan sólo la cooperación española, sino el conjunto de
la cooperación europea, esos 30.000 millones de dólares anuales, ese
0,53 del PNB del conjunto de los Estados de la Unión Europea,
deberían ir enfocados, para los PMA y para las poblaciones menos
favorecidas de los países de desarrollo intermedio. Desde la
perspectiva española la cuestión de los PMA en los últimos tres años
ha alcanzado una dimensión estratégica diferente, cuestión a la que
también se ha referido la señora Julios. El desarrollo actual del
fenómeno migratorio y las perspectivas a medio plazo de su desarrollo
en España nos indican que donde debemos ser capaces de garantizar la
implementación de sociedades que hagan posible que sus gentes tengan
posibilidades de desarrollar sus proyectos personales es en el
continente africano. Lo es porque una parte del territorio español,
al menos hasta ahora, Canarias, está a escasísimos kilómetros; lo es
porque dos ciudades aún, que yo sepa, de soberanía española, como son
Ceuta y Melilla, forman parte del continente africano; y porque
además buena parte de la inmigración de carácter irregular que está
siendo objeto de difícil gestión por parte del conjunto de las
administraciones públicas españolas es de origen africano. Por tanto,
África, si me permite (no ya porque sean países PMA, sino por el
egoísmo sobre cómo van a gestionar el fenómeno migratorio) debería
ser objeto de más atención por parte del Gobierno español. Superemos
esa dicotomía entre los PMA y países de desarrollo intermedio. Seamos
inteligentes y sepamos orientar esos 30.000 millones de dólares
anuales hacia esas poblaciones de esos países, tanto PMA como
población menos favorecida de los países de desarrollo intermedio.

Ahí nos parece que el Gobierno español podría ser más inteligente,
más ambicioso, con mayor capacidad de gestión.

Un último comentario. Por lo que sabemos -y si estamos equivocados
agradeceríamos al señor Cortés que nos corrigiese-, España contribuye
al Fondo Europeo de Desarrollo con alrededor del 8,85 por ciento del
conjunto de los recursos de uno de los principales instrumentos de la
Unión, y la participación de empresas españolas en proyectos
financiados por el FED responde al 1,40. Esto nos preocupa. Creemos
que esa contribución española en esos recursos debería ir acompañada
de una mayor presencia de empresas españolas, que debería haber más
empresas españolas beneficiándose de estos proyectos. ¿Hay propuestas
del Gobierno durante su presidencia de la Unión Europea? Entiendo, y
sería correcto, que quizá no toca hacerlo durante la presidencia
española, pero, ¿está en el objetivo del Gobierno incrementar esta
participación? Nos parecería especialmente interesante.

Termino como lo hacía la señora Julios: deseándole éxito en este
semestre. En aquello que compartimos va a encontrar nuestro apoyo y en
lo que discrepamos,



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nuestra crítica, que haremos desde la más estricta lealtad
institucional, convencidos de que este semestre puede ser una buena
oportunidad para que España, bajo la lógica de la coordinación, de la
complementariedad y de la coherencia, mejore el conjunto de
instrumentos de la Unión Europea en este ámbito.




El señor PRESIDENTE: Siguiendo la dinámica que hemos instaurado en
esta sesión, tiene la palabra el señor Cortés.




El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y
PARA IBEROAMÉRICA (Cortés Martín): Agradezco al señor Campuzano su
pleno apoyo en los dos ejes centrales en que se va a apoyar el
Gobierno español durante la presidencia europea: la democracia y la
educación. Le agradezco sus deseos de éxito finales, pero no puedo
compartir algunas de las cuestiones planteadas en su intervención,
sobre todo los varios epígrafes en que -ha dicho- le han chocado las
lagunas habidas en mi intervención. Probablemente esto sea
consecuencia de pasar las tres cuartas partes de la intervención
hablando con el compañero, en vez de escuchar al orador, pero eso
forma parte de la libertad en los usos parlamentarios que tiene cada
uno. (Risas.) Si tiene tiempo para la lectura del 'Diario de
Sesiones', podrá comprobar que muchas de las cuestiones que le han
chocado que no se hayan planteado lo han sido y con bastante
atención. Por ejemplo, lo relativo a Doha y los medicamentos. Me he
referido a esto en dos ocasiones y, además, he dicho que es en lo que
más se ha avanzado. Me he referido a esto en mi primera intervención
y, luego, en la respuesta a la señora Julios. He dicho también que se
ha avanzado, aunque de manera no plenamente satisfactoria, en los
textiles y que se ha avanzado de una manera muy poco satisfactoria,
pero que abre un camino, en el terreno de la agricultura. Eso figura
en el 'Diario de Sesiones'. Además, he dicho que, en el caso de los
medicamentos, el vicepresidente segundo del Gobierno, precisamente en
Doha, ofreció una contribución de nada menos que 50 millones de
dólares para la creación por Naciones Unidas de ese fondo para luchar
contra las grandes pandemias, básicamente sida, malaria y
tuberculosis. No he entrado en el detalle, pero sí he calificado de
extremadamente generosa la contribución española. Ése sería otro de
los momentos en que S.S. estaba hablando con su compañero, sin duda
de cuestiones mucho más relevantes que ésta. Por tanto, podemos
hablar más, pero de este asunto se ha hablado.

Mucho más me ha sorprendido que le choque que no haya prestado
atención a las cuestiones mediterráneas. He dedicado a esto
aproximadamente la tercera parte de mi intervención. He hecho pocas
referencias a las cuestiones iberoamericanas -simplemente, me he
referido a la cumbre Unión Europea-América Latina-Caribe-, pero en
varias ocasiones me he referido a la reunión ministerial que habrá en
Valencia, a las posibilidades que allí se nos
plantean, al impulso del programa que se empezó en Barcelona, a la
plena insatisfacción con los programas europeos, en concreto con el
MEDA, y en dos ocasiones me he referido a los niveles de ejecución
que tenía este programa, sólo un 26 por ciento, por lo que debería
impulsarse esto. Luego, en el debate con la señora Julios, hemos
tenido ocasión de profundizar todavía más en estos aspectos. Por
tanto, es posible que S.S desee mayores aclaraciones, pero no ha
habido falta de atención, ya que ésta es una de las cuestiones que
más me preocupa. Digamos que la parte iberoamericana ya ha sido
tratada en otras ocasiones, está mucho mejor encauzada y ésta la
queremos impulsar porque nos preocupa y está directamente relacionada
con la cuestión de la inmigración. Su señoría ha mezclado con esto
algo que no he logrado entender y, sin embargo, he procurado prestar
atención: que hay que superar la diferencia entre los PMA y los otros
países. Ojalá se superase y se mantuviese lo que ha sido una
constante en la intervención del Gobierno español durante este tiempo
y en etapas anteriores: que la política de cooperación española debe
dedicarse a combatir la pobreza allá donde se produzca y no teniendo
en cuenta cifras estadísticas o realidades macroeconómicas. El señor
Campuzano ha dicho que la inmigración viene de países menos
avanzados. De ahí viene una parte muy pequeña; el grueso de la
inmigración viene de países del norte de África, que son países de
renta intermedia. En la lista de países menos avanzados -entre 50 y
60 dólares de renta per cápita- no hay ninguno del Magreb. Unos
hablan de los que tienen menos de 500 dólares de renta per cápita,
otros fijan el umbral en 700 dólares, pero los países del Magreb
están todos entre los países de renta intermedia. La cuestión que nos
preocupa, y por la que estamos buscando acuerdos internacionales con
todos los bloques a los que me he referido -para no reiterarlos otra
vez, porque algunos sí han prestado atención a mi intervención, puede
acudir S.S. al 'Diario de Sesiones'- es conseguir que la cooperación
tenga como objetivos las bolsas de pobreza allá donde se produzcan,
pero vinculadas a la eficacia de la cooperación, precisamente por
exigencias de democracia, Estado de derecho, respeto a los derechos
humanos, avance en institucionalidad, libertad económica, libertad
religiosa, libertad de expresión, etcétera. El problema que se
plantea en el seno del Consejo de Desarrollo, sobre el que S.S. tiene
no una mala información, sino una información pésima, es que había
países, en concreto Dinamarca -el anterior Gobierno, que ahora ha
sido sustituido por voluntad de los daneses-, apoyado por Suecia y
Holanda, que mantuvo una inicial postura que apoyaba la escandinava,
aunque luego cambió -he señalado en mi intervención que fue muy
significativo el apoyo del Reino Unido y de Holanda a la posición
española a favor de la ayuda a aquellos lugares donde existiese la
pobreza-, que planteaban que la ayuda a los PMA se debía producir en
exclusiva a los países del África Subsahariana y a algunos países
asiáticos. España apoya a muchos países PMA en el África
Subsahariana, y desde luego lo hace multilateralmente,



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porque un tercio de nuestra cooperación se hace de forma multilateral
y por tanto ahí va esa cooperación. Sin embargo, vuelvo a insistir,
nosotros, aunque quisiéramos, que no queremos, no podríamos hacerlo
por que estamos obligados por ley a tener como únicas zonas
prioritarias de nuestra cooperación todos los países iberoamericanos,
sin que marque la ley ninguna excepción, y los países árabes del
norte de África. Pues bien, en ese consejo a que se ha referido S.S.,
lejos de producirse una posición en la que España y Portugal
bloqueasen este avance en el acuerdo que ya se había adoptado en
Gotemburgo por parte de los jefes de Estado y de Gobierno de alcanzar
el 0,7 por ciento sin fijar calendario, la propuesta danesa,
secundada por Holanda, fue que además de tener este objetivo se
estableciese un calendario. Hubo un debate muy importante tanto en la
cena previa como sobre todo durante la sesión y se fueron acercando
posiciones. Dentro de esas posiciones me cumple decir que Portugal
fue de los países más entusiastas en la calendarización sin ninguna
limitación. La información que tiene S.S. es radicalmente equivocada
y ha sido publicada, por tanto debe revisar sus fuentes porque si no
le seguirán chocando cosas que como no son verdad producen ese
contraste con la realidad. La posición española no fue la misma que
la de Portugal, sin embargo llegamos a un compromiso con los
holandeses, con los alemanes, con los británicos y con los franceses.

Ese compromiso, con reticencias grandes de Dinamarca y de Suecia, fue
aprobado por unanimidad. Si tal y como ha dicho S.S. hubiese habido
oposición de España y Portugal, no hubiese habido acuerdo, porque
como bien debería conocer S.S., y seguro que conoce, se exige
unanimidad para este tipo de acuerdos. Por tanto, no hubo ninguna
oposición de Portugal ni de España. El acuerdo a que se llegó se hizo
en los siguientes términos, y lamento abrumar al resto de los
miembros de la Comisión con cosas que sin duda conocen simplemente
porque se han leído los acuerdos de la Comisión, cosa que no ha hecho
el señor Campuzano, a lo que parece. Lo que se acordó fue que los
ministros de Desarrollo, en el Consejo de Desarrollo, apoyen que en
el objetivo ya establecido de alcanzar el 0,7 por ciento en la cumbre
de Gotemburgo se avance en la calendarización, si es que sirve el
palabro, en la fijación de un calendario para el mismo, y que ese
calendario lo fije el Consejo. Se produjeron distintas
intervenciones, en las que se vio que los responsables de desarrollo
no somos competentes para fijar compromisos políticos que acarreen
consecuencias económicas. A sugerencia del ministro francés,
Josselin, se pidió que fuese no sólo el Consejo sino que hubiese una
intervención previa del ECOFIN, intervención que ya se ha producido y
en la que se ha considerado que en estos momentos de coyuntura
económica no es posible fijar un calendario hasta que no se aclaren
las condiciones económicas y las perspectivas de la economía europea.

No obstante, el ECOFIN remite al Consejo que se celebrará en Laeken
en los próximos días la toma de una decisión, pero la posición del
Consejo de Desarrollo, por unanimidad de todos los países, fue que
valorábamos positivamente que
se pudiese presentar un calendario libre de cada país a la hora de
conseguir este objetivo marcado por los jefes de Estado y de Gobierno
en la reunión de Gotemburgo. Junto con esto - ésta fue la parte del
compromiso, por así decirlo, en la que la mediación holandesa resultó
de enorme utilidad y creo que hay que prestarle el debido
reconocimiento y gratitud - se acordó que la Unión Europea, en el
seno del Consejo de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, plantearía que se
abriese un debate para que se pudiese computar, dentro de la ayuda
oficial al desarrollo, las cantidades que se desgravan de las
donaciones privadas que van a ayuda al desarrollo. Esto fue
consecuencia de una intervención de quien les habla, que dijo que
como en España habíamos llegado a un acuerdo con el Ministerio de
Hacienda por el cual la ayuda oficial al desarrollo subía por encima
de la media del presupuesto -y además, algo todavía mucho más
importante, se incluían las donaciones a la ayuda al desarrollo en la
futura ley de mecenazgo y que por tanto se aminoraban los ingresos
del Estado en tanto que se podían deducir aquellas donaciones que se
hiciesen a través de esa futura ley del mecenazgo, que va a alcanzar
los niveles más altos de deducción de la Unión Europea-, a cambio de
esto no podíamos pedir que se aumentase la ayuda al desarrollo
oficial en porcentajes que supusiesen alcanzar de manera inmediata
los objetivos que se habían fijado en Gotemburgo. Su señoría, que
tiene también la misión de intervenir en los debates presupuestarios
y de aprobar los presupuestos, estando como estamos sujetos, con el
apoyo del grupo de S.S., al acuerdo de estabilidad presupuestaria,
podrá quizá explicar a la Comisión cómo es posible triplicar la ayuda
oficial al desarrollo directamente desde los Presupuestos Generales
del Estado manteniendo las limitaciones a que nos obliga nuestra
pertenencia al sistema monetario europeo, particularmente en un
momento de dificultades económicas. Otros países plantearon lo mismo,
salvo los escandinavos, Irlanda y Portugal, que dijo que lo apoyaba
expresamente, a pesar de que tienen unos porcentajes inferiores a los
españoles y a que tienen unas dificultades económicas, pero el
ministro portugués dijo que ellos lo apoyaban plenamente, planteando
que en estos momentos, cuando estaba creciendo el desempleo en sus
países y cuando se aventuraban ventarrones (nadie quería hablar de la
palabra recesión) de dificultades económicas, era imposible plantear
ante su opinión pública un incremento radical de la ayuda oficial al
desarrollo porcentual cuando además la ineficacia de la Comisión en
la ejecución de esa ayuda era tan escandalosa. De ahí que se pusiese
el énfasis en que antes habrá que hablar de la eficacia de lo que ya
hay, que pedir nuevos recursos. No tiene sentido pedir nuevos
recursos cuando estamos en la ejecución del plan MEDA. Aunque a S.S.

le haya chocado que no haya hablado de dicho plan -porque ya lo he
comentado en cuatro ocasiones-, su ejecución en el área mediterránea
ha sido sólo del 26 por ciento, por no hablar de las ejecuciones en
otras áreas. Esto respecto de las cuestiones que le habían



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chocado a S.S. y estoy seguro que una lectura atenta de la
transcripción de mi intervención podrá aliviar su sorpresa.

Me ha planteado algo más. Ha hablado en tono recriminatorio del
alejamiento con Marruecos. Aquí sólo ha habido una acción marroquí
que ha sido la retirada del embajador en España sin mayores
explicaciones. Sobre esto se han producido bastantes debates en la
Cámara, por lo que S.S. debería tener información al respecto. Ha
querido mezclar la pesca con este asunto, quizás ignorando que la
pesca no es competencia de la negociación española sino que es
competencia comunitaria. Si se trata de echar la culpa al Gobierno de
lo que no la tiene, allá la libertad de expresión de S.S. en el seno
de esta Comisión, pero eso, que tiene que ver con la libertad, tiene
poco que ver con el rigor. A pesar de esta actuación España sigue
manteniendo íntegramente todos los programas de cooperación con
Marruecos, salvo uno, que es el programa de cooperación
interuniversitaria, por el que se ha interesado S.S., porque
convocada como estaba la comisión binacional para los programas de
cooperación interuniversitaria y después de reiterados llamamientos,
la parte marroquí no ha comparecido. Teniendo en cuenta que por los
problemas presupuestarios y de adaptación al euro tenían que estar
comprometidas todas las partidas presupuestarias a ejecutar con
anterioridad al 2 de diciembre, ha habido que suspender el programa
de cooperación interuniversitaria con Marruecos -aunque estaba
convocado en el boletín y estaba efectuada la dotación
presupuestaria-, simplemente por que ha habido una incomparecencia de
la parte marroquí. Esta información probablemente le lleve a
rectificar a S.S. a la hora de querer atribuir responsabilidades.

Estoy muy de acuerdo con que el Gobierno español -es una afirmación
de S.S.- siempre puede ser más inteligente. Estoy de acuerdo, por lo
que no voy a hacer ninguna valoración sobre su grado de inteligencia,
porque estoy convencido que todo se puede mejorar. Nos gustaría
poderlo hacer con la ayuda de la Comisión, sobre todo con la ayuda de
personas con experiencia como la suya, que si además de experiencia
tuviesen mejor información probablemente nos ayudarían a que
pudiésemos procesar mejor los datos que se nos suministran
y pudiésemos tomar mejores decisiones.

Finalmente, señor presidente, es verdad que el retorno que obtiene
España de los programas europeos es escaso con respecto a su
contribución. Si se habla aquí de coherencia, le puedo aclarar que se
ha pedido con insistencia que haya una desvinculación de la ayuda,
que haya una no condicionalidad de la ayuda. En otras ocasiones S.S.

ha sido más crítico con los créditos FAD, créditos que garantizan que
haya un cien por cien de garantía de los proyectos de desarrollo con
destino a las empresas españolas. Aquí también falta que S.S. nos
aclare y nos ilustre lo que a lo mejor nos permitirá ser más
inteligentes en nuestras actuaciones. Desde luego, nos queda mucho
por hacer a la hora de que las empresas españolas sean más
competitivas o tengan
una mayor habilidad a la hora de moverse de la manera en que
funcionan los lobbies en Bruselas, para conseguir mayores retornos de
una aportación, porque en todo se puede avanzar. Este es el único
dato, tanto en la aportación que hacemos como en los retornos que
tenemos, en que ha acertado y ha sido preciso, por lo que en este
caso le felicito por haber acudido a fuentes ciertas para precisarnos
este dato que nos ha suministrado, aunque en todo lo demás no puedo
felicitarle.

Termino como empecé, agradeciéndole mucho la coincidencia en que los
dos ejes, tanto la democracia como la educación, deben ser centrales
en la presidencia española y sus deseos de éxito, para algo que nos
afecta a todos y que -como siempre hemos dicho- va en el interés de
todos los españoles, por lo que debe ir guiado por una continuidad
que viene de muy atrás y que debe proseguir. (El señor Campuzano i
Canadés pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: ¿Desea intervenir el Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió)?
Tiene la palabra el señor Campuzano.




El señor CAMPUZANO I CANADÈS: Con mucha brevedad, señor presidente.

Quiero agradecer el contenido de la información que nos ha dado el
señor Cortés. Sobre algunas cuestiones ha profundizado, en particular
lo que ha mencionado en su primera comparecencia sobre la reunión del
pasado 8 de noviembre. Lamento que crea que no he escuchado sus
palabras, pero las he escuchado. Precisamente he planteado esos
puntos al hilo de sus intervenciones. Estoy insatisfecho por sus
respuestas al menos en tres cuestiones. En cuanto se refiere a Doha,
la cuestión no es valorar como avance positivo el anuncio que se
produjo en esa reunión -además me quedó grabada de su intervención la
cuestión de la ayuda generosa- sino saber en qué se van a concretar
esos compromisos de desarrollo de los acuerdos de Doha. En su
intervención de ahora tampoco me ha respondido, por lo que me
continúa chocando que no se me conteste, o es que simplemente ese
compromiso generoso es simplemente la única concreción de los
acuerdos de Doha y de los acuerdos parlamentarios de hace 15 días.

Efectivamente, se ha hablado del Mediterráneo, pero no me han quedado
claros ni en su primera ni en su segunda intervención las medidas
concretas que va a impulsar el Gobierno en ese ámbito. Seguramente no
he debido entender su explicación. En su primera intervención ha
hecho referencias genéricas al Mediterráneo, pero he tenido la
sensación de que esa era una actividad que no estaba concretada en
determinadas actuaciones de la presidencia española, por lo que voy a
insistirle en ello y le ruego que sea más flexible en su
interpretación de la ley y más flexible en lo que le estoy
planteando. Nadie ha dicho aquí que el principal flujo migratorio
provenga de los países PMA, ni mucho menos. Todos sabemos que en
estos momentos los tres



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principales países de origen de la inmigración en España son:
Marruecos, Colombia y Ecuador. Todos sabemos -si no pregúnteselo a la
señora Julios o a la delegada del Gobierno en Barcelona- que buena
parte de la gestión más complicada y difícil del fenómeno
inmigratorio hoy nos está sucediendo con los países del África negra.

Por tanto, superemos esta dicotomía de los PMA y de los países
intermedios, seamos más inteligentes y démonos cuenta de una vez por
todas, señor Cortés, que, en términos egoístas, África nos interesa.

En este debate nuestro grupo le va a insistir -sin acritud y sin
enfadarnos, cuando usted habla con el señor presidente de la Comisión
o con el señor vicepresidente, porque al final nos ha demostrado que
puede escuchar con una oreja a un presidente y con otra a un
diputado. Es fantástico. Continuemos trabajando en esta
compatibilidad, porque nos parece que es lo inteligente- que en esa
reflexión sobre cómo podemos vincular de verdad políticas de
inmigración y políticas de desarrollo, los países PMA deben ser
objeto de atención estratégica. Si quiere algún día con más calma e
incluso en alguna reunión con los portavoces de los diversos grupos,
sin necesidad del debate parlamentario, podemos profundizar sobre
eso. Estoy seguro que podremos llegar a acuerdos inteligentes para el
conjunto de la cooperación española. Último comentario y termino. Nos
hubiese gustado que ese esfuerzo para establecer el calendario -que
parece ser que se ha acordado en esta reunión de los países de
desarrollo- lo pudiésemos concretar a nivel del Estado español. Como
sabe, nosotros somos críticos. En este planteamiento de calendario
que se marca en el plan director usted apela al debate
presupuestario, pero yo le podría recordar las diversas enmiendas que
sobre esta materia su grupo ha rechazado al nuestro, en el ámbito del
Sida, en el ámbito de ACNUR, en el ámbito del incremento de la
política de condonación a los países en desarrollo. Es evidente que
en esta materia presupuestariamente su grupo y el mío tienen
discrepancias, pero creo que todos somos conscientes de que en este
escenario internacional, de profunda inseguridad, un mayor compromiso
para un mundo más seguro pasa, a medio y largo plazo, por un
incremento de los recursos que los países desarrollados destinemos
a los países en vías de desarrollo.

Usted sabe que el Banco Mundial, en sus últimas reflexiones, supera
una visión excluyente entre el libre comercio, la gobernabilidad -o
el gobierno-, la democracia y las políticas de ayuda pública a los
sectores sociales. El Banco Mundial y el conjunto de los organismos
internacionales que trabajan en este ámbito entienden que es una
conjunción de estos diversos aspectos lo que nos va a permitir el
desarrollo. Por tanto, señoría, tengo que señalar lo que nos
recordaban los miembros del GATT hace una semana, el martes pasado en
su sesión de evaluación con los portavoces de los grupos
parlamentarios. Nos decían que España, que ha sido de los Estados de
la Unión el que ha tenido
un mayor crecimiento económico, también debería ser quien aprovechase
este mayor crecimiento económico para incrementar sus recursos en
AOD. Nos lo decían los miembros del GATT y creo que esa reflexión,
que se hacía desde la felicitación por ese crecimiento económico, es
la que debería haber marcado la posición española en la reunión del 8
de noviembre de 2001, pero la sensación que tengo es que no la ha
marcado suficientemente. Espero que mi intervención le sirva al señor
Cortés para reflexionar, y si puede incorporar alguna de estas
reflexiones a su actuación en este semestre mi grupo y yo estaríamos
absolutamente encantados.

Nada más. Gracias, señor presidente, por su amabilidad.




El señor PRESIDENTE: En todo caso, este presidente ha hablado apenas
20 segundos a lo largo de toda la sesión, de dos horas y media, con
el compareciente, como se puede hacer con cualquier otra persona,
pero creo que lo que importa aquí es escuchar a los portavoces y,
evidentemente, al compareciente, señor secretario de Estado, que
tiene de nuevo el uso de la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y
PARA IBEROAMÉRICA (Cortés Martín): He profundizado sobre la reunión
del Consejo de Desarrollo porque me ha preguntado S.S. Hice una
referencia inicial, pero para eso está el debate, precisamente para
profundizar. Lo que ocurre es que sobre esa reunión del 8 de
noviembre S.S. ha dado dos datos manifiestamente equivocados o
falsos. Uno, que España y Portugal se habían opuesto, y no se había
opuesto ninguno de los dos, pero mucho menos los pobres portugueses
que, además, son los que habían ido en delantera. Eso he querido
dejarlo bien claro.

Además, el acuerdo que adopta el Consejo de Desarrollo sólo se puede
adoptar por unanimidad, por lo que, como el acuerdo valora, reclama
que se establezca un calendario, España ha tenido que votar
favorablemente dicho acuerdo. No cabe, por tanto, que exista ninguna
crítica al efecto. Cuestión distinta es que este calendario no
corresponda hacerlo a los responsables de desarrollo ni corresponda
hacerlo en esta Comisión, corresponde a los ministerios de Hacienda y
a los debates de presupuestos. Ahí se pueden hacer, y se pueden hacer
aquí o en cualquier otra instancia, porque ese objetivo del 0,7
también se puede enmarcar, por ejemplo, en otras instancias que están
en niveles mucho más bajos de lo que es la ayuda oficial estatal al
desarrollo. Por no irnos demasiado lejos en los ejemplos, podía ir
abriendo camino la Generalidad de Cataluña, marcando el calendario
para lograr el 0,7 del producto interior bruto de Cataluña, que está
muy por debajo del porcentaje estatal, cosa que, insisto, no
recrimino y no planteo; simplemente describo que hay dificultades en



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todas partes y que, al final, hay que elegir, porque estamos sujetos
a un plan de estabilidad que no nos permite tener déficit. La única
manera de incrementar los gastos es reduciendo otros o aumentando los
ingresos, y eso es lo que se hace en los debates de presupuestos.

Es verdad que España es uno de los países que ha tenido un mayor
crecimiento económico, en general, pero no es menos cierto que España
es también de los países que ha tenido un mayor crecimiento en la
ayuda oficial al desarrollo. En el año 1981 España era un país
receptor de ayuda al desarrollo y, en estos momentos, somos el
duodécimo país donante. Pero hay algo más. Cuando se habla de la
ayuda oficial al desarrollo, estamos hablando de unos porcentajes que
ha establecido alguien, con una influencia muy grande, de los países
escandinavos, de países con un altísimo nivel de fiscalización.

Cuando un país tiene unas tasas de fiscalización del 55 por ciento,
pongamos por caso, dedicar el 0,7 por ciento del producto interior
bruto -no del presupuesto sino del producto interior bruto-, teniendo
en cuenta que más del 55 por ciento del producto está en el
presupuesto, es mucho más fácil que en países con unos niveles de
fiscalidad como el español que, gracias a Dios, estamos sólo en el 35
por ciento, más o menos. Por tanto, es más difícil alcanzar el 0,7
del producto interior bruto, no del presupuesto. Si hablásemos del
presupuesto sería mucho más fácil conseguirlo. Y esto es algo que se
quiere cambiar en el seno del comité de ayuda al desarrollo de la
OCDE. Pero se quiere dar un paso más. Porque, a los efectos de lo que
es la ayuda al desarrollo, la ayuda oficial, tanto da que ésta venga
de los Presupuestos Generales del Estado vía gastos como de los
Presupuestos Generales del Estado vía merma de ingresos por las
desgravaciones que obtienen los particulares que hacen donaciones. Y
resulta que hay países con altísimos niveles de fiscalidad, o con
otro tipo de cultura, que consideran que una vez que pagan sus
impuestos no tienen nada más que hacer, pero hay países, como España,
que son enormemente generosos en lo privado y que, a lo mejor porque
pagan menos impuestos o porque son muy generosos, hacen donaciones
muy importantes, tan importantes como en el caso de los terremotos
recientes de El Salvador, que ha donado más que toda la Unión Europea
junta y más que los Estados Unidos, y eso no computa como ayuda al
desarrollo. Esto es absurdo, porque de lo que se trata con la ayuda
al desarrollo es de algo instrumental, es que llegue a su destino y
que mejore el nivel de vida de los receptores; que esta ayuda sea
oficial o privada es absolutamente irrelevante a los efectos de los
destinatarios, y en ese debate estamos. En Doha ha habido claramente
un avance, ha habido una posición muy generosa de España. Doha se
acaba de celebrar y la concreción de lo que va a hacer España la ha
dado el vicepresidente del Gobierno, diciendo, además, cómo se va a
hacer. Se va a hacer como contribución al fondo de Naciones Unidas
que se ha creado para esto. En cuanto a en qué se concreta ese fondo
podría extenderme, pero debería saberlo S.S., porque es algo bastante
conocido.

No hay ninguna concreción más. Es algo que es conocido y lo que
se ha dicho es que la aportación española va a ser de 50 millones de
dólares para ese fondo que ha establecido Naciones Unidas para
luchar, conjuntamente, contra tres enfermedades: el sida, la malaria
y la tuberculosis, y, repito, ese es un fondo que ya existe.

Respecto al Mediterráneo, he hablado de la reunión de Valencia, he
hablado del seguimiento del proceso de Barcelona, he hablado de la
necesidad de avanzar en la eficacia de la ejecución de los fondos
MEDA. Esas son las iniciativas que tiene la presidencia. En cuanto a
lo que salga de esas reuniones tendremos que esperar a que se hayan
celebrado, porque si entre las virtudes de S.S. está la de poder
escuchar y hablar con otro y, al mismo tiempo, escuchar al
compareciente, lamento que entre las muy pocas virtudes que me
adornan no esté la de don de la profecía. Por tanto, no estoy en
condiciones de facilitar a S.S. mayor información sobre lo que va a
surgir de todas estas reuniones sobre el Mediterráneo que -insisto-
va a ser uno de los ejes de atención principal, pero desde luego que
ha sido el principal de esta comparecencia, porque toda la cuestión
iberoamericana la daba por suficientemente explicada en esta Comisión
en la que hemos tenido bastantes reuniones, así como en la Comisión
específica de asuntos iberoamericanos del Senado, sobre la que no
tengo ninguna duda de que S.S. leerá con fruición los debates que
allí se celebran.

Respecto de los flujos migratorios, ojalá se superase la división
entre los países PMA y países no PMA. El problema no es nuestro, el
problema es que hay otros que los quieren dividir. Queremos que la
ayuda se dirija exclusivamente a aquellos lugares donde haya pobreza
y a aquellas personas que sufran pobreza, pero hay otros que quieren
dividirlos, y vinculando esto con la inmigración, el dato cierto es
que estadísticamente, la inmensa mayoría de los inmigrantes que
vienen de esa zona vienen de países de renta intermedia. Es verdad
que hay otros que vienen de países menos avanzados, pero no es menos
cierto que la cooperación española dedica en torno a un 15 por ciento
de la bilateral, la multilateral mucho más, a países que considera
prioritarios y que son países PMA: Guinea Ecuatorial, Guinea- Bissau,
Angola, Mozambique, Santo Tomé, Puerto Príncipe, Vietnam, Senegal.

Por tanto, hay una atención a los países menos avanzados -creo que
Mauritania figura en la lista de los países menos avanzados y no lo
he citado-. En el caso de Senegal, que no es un país ni de habla
hispana ni lusófono, es una atención especial a Canarias, pedido
precisamente por el Gobierno de Canarias, por las vinculaciones que
existen. Por tanto, hay una atención a los PMA.

Esto es todo, señor presidente.




El señor PRESIDENTE: A continuación tiene el uso de la palabra, por
el Grupo Socialista, el señorPérez Casado.




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El señor PÉREZ CASADO: Señor presidente, señor secretario de Estado,
espero que no se me advierta sobre la duración de mi intervención,
vista la extensión de las precedentes y que no se me regañe, porque
yo he prestado atención, como todos mis compañeros de grupo.

Señor presidente, desde la lealtad institucional a la acción exterior
de España, que preciso subrayar en este momento cuando ha habido
algún que otro cuestionamiento, desde la atención estricta que mi
grupo, y yo mismo como portavoz, hemos prestado a su intervención
y desde la atención que prestamos, asimismo, a la intervención del
Presidente del Gobierno en el Pleno de la Cámara, queremos hacer
algunas consideraciones. La primera, retener que en la intervención
del presidente del Gobierno de España, del Gobierno de la nación, el
pasado lunes, no hubo una referencia expresa, cosa que nos inquietó,
a la política de cooperación que se pensaba desarrollar desde la
presidencia de la Unión Europea. Esta comparecencia, solicitada por
nosotros al ministro de Asuntos Exteriores, pero que por supuesto
asumimos con gratitud, rigor y serenidad su exposición, la suple. Qué
duda cabe que desde antes ya, mucho antes del 11 de septiembre, hemos
insistido y creo que ha habido consenso en esa insistencia, en que la
cooperación al desarrollo es uno de los pilares de la acción
exterior. Lo decíamos a propósito de España y del Gobierno de España,
pero sin duda lo tenemos que decir respecto de la Unión Europea.

Nosotros, junto con otros compañeros y compañeras de la Unión
Europea, sostenemos que es una prioridad, tanto más cuanto desde el
11 de septiembre se ha visto la necesidad, se ha puesto de manifiesto
la necesidad de acciones de cooperación al desarrollo que coadyuven a
la mejora, en la lucha contra la pobreza, de alguna, no digo todas,
de las causas de la violencia.

Entendemos y agradecemos la información, lo digo con toda seriedad,
pero reclamar al mismo tiempo la complicidad nos llevaría a otro tipo
de debate, debate que es necesario. Creo recordar que en algún
momento en esta Cámara, desde luego soy diputado bisoño, y entonces
no formaba parte de ella, sí se discutieron opciones acerca de la
presidencia española de la Unión Europea y se dio la oportunidad a
los grupos de que manifestaran sus opiniones. Nosotros, entendiendo
que hoy no era el día, estamos en una comparecencia, hemos presentado
una proposición no de ley en la que invitamos al Gobierno y, por
supuesto, a todos los grupos de esta Cámara, a sumarse a algunas
iniciativas que no son otra cosa que buscar la complicidad de la
oposición con el Gobierno, complicidad, además, como SS.SS. tendrán
oportunidad de ver cuando debatamos esta proposición no de ley, que
extendemos a la sociedad civil en un hábito común a nuestro entorno
dentro de los países miembros de la Unión Europea. Dicho de otro
modo, insistimos también en la presencia en los temas de debate de
las organizaciones no gubernamentales, ya que aunque las decisiones
corresponden, las ejecutivas al
Gobierno y, las legislativas, a la Cámara, qué duda cabe de que estar
acompañados de la voz de la expresión de las organizaciones no
gubernamentales en sus diversas y plurales manifestaciones, es algo
bueno, es buscar la complicidad en la complicidad, si me permiten la
expresión. Complicidad parlamentaria pues, complicidad también de la
sociedad civil organizada.

Hemos ido proponiendo a lo largo de este periodo de sesiones algunas
iniciativas. Nos congratula especialmente e hicimos público el
agradecimiento y lo hicimos saber al vicepresidente del Gobierno que
estuvo en la Conferencia de la Organización Mundial de Comercio en
Doha, pero no podemos hurtarnos la felicidad de que en primavera se
nos dijera que no a una propuesta y que sí en el mes de noviembre, en
el Pleno de la Cámara. Nos complace enormemente ¿Qué nos hace eso?
Ratificarnos en que nuestras propuestas, desde la lealtad y desde la
complicidad, iban en un camino acertado. De la misma manera que
también nos alegra, y lo recordaba el portavoz de Convergència i
Unió, Carles Campuzano, aunque no es un acuerdo que nos satisfaga
plenamente, el acuerdo del Pleno de la Cámara de ayer, sobre el
comercio y transparencia de las armas y el doble uso que se puede dar
a las armas, porque significa perseverar en una línea que es común.

Señor presidente, señor secretario de Estado, quisiera centrarme ante
todo en la política europea. Ocasión hemos tenido, ocasión vamos a
seguir teniendo de debatir sobre la política española interna, de
cooperación al desarrollo, pero aquí hay elementos que confluyen, de
política nacional, de política de Estado, y de política de la Unión
Europea y, uno de ellos, bajo presidencia española a la que
corresponderá coordinar, limar asperezas, hacer confluir voluntades
va a ser la conferencia de Monterrey y uno de los temas de la
financiación va a ser cuál es el esfuerzo y en qué medida se traduce
ese esfuerzo en un calendario. En el sistema de debate que hemos
escogido hoy, y he prestado atención a los diversos intervinientes
y no quisiera reiterarme, es necesario decir que ya desde el Consejo de
Laeken, pasado mañana, y después bajo presidencia española, tanto en
el consejo de cooperación como en el ECOFIN, qué duda cabe de que
seguiremos insistiendo en que esta senda hacia ese objetivo que marcó
la comunidad internacional, y que solemnemente se ha ratificado en
los parlamentos nacionales de nuestros Estados miembros o en
compromisos políticos en nuestro propio país, debe tener una
traducción. Sin duda vamos a coincidir, naturalmente, con la defensa
como eje de la acción de la presidencia de la Unión Europea en este
semestre sobre los derechos humanos; ahí nos tienen absolutamente
convencidos. Vamos a coincidir también en la educación a todos los
niveles, por supuesto, pero permítanme, sin embargo, que haga una
pequeña broma, siempre que esa educación no sea exactamente la que
estamos proponiendo desde España a través de la LOU o a través de
dejar a algunos becarios a las puertas de nuestras instituciones, lo
digo de forma



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distendida. Entendemos, sigue entendiendo este portavoz, sigue
entendiendo mi grupo, que los alborotadores de las conferencias
internacionales no son necesariamente delincuentes, aunque puede
haber algunos violentos que deben ser aislados, marginados, frente a
lo que es un movimiento emergente que debiera ser motivo y objeto de
atención por parte de todos los responsables políticos antes de
descalificarlos.

Cierro el paréntesis para ir a aquello que nos interesaba más. Desde
luego, aquí no hay duda ninguna. Bajo la presidencia española -lo ha
dicho el Gobierno- Europa es más Europa. Soy de los europeos que
tengo ciertos temores; tengo el temor a la renacionalización de las
políticas y esto nos lleva a ser más insolidarios entre los Estados
miembros y nos lleva a ser más ineficaces en la acción exterior. Si
admitimos además que la cooperación al desarrollo es un pilar de la
acción exterior, como lo es la defensa, como es la seguridad, sobre
el que se pone mucho más énfasis, podríamos estar de acuerdo en que
más Europa significa mayor compromiso en el funcionamiento de todas y
cada una de las instituciones. En consecuencia, el Gobierno de
España, que va a presidir este semestre la Unión Europea, tiene una
magnífica ocasión de relanzar una política realmente común, no sólo
en el ámbito del terrorismo -en el que, como saben, estamos de
acuerdo- sino en todos los ámbitos que permitan que la debilidad
europea -entre comillas-, de la que somos acusados con mucha
frecuencia, no sea una realidad sino que se transforme en lo
contrario, en fortaleza europea. Fortaleza europea, por tanto, en lo
que concierne a nuestro tema, que es la cooperación internacional al
desarrollo, y a algunos elementos a los que voy a referirme con
brevedad.

En primer lugar, el énfasis, señor presidente, que hace el secretario
de Estado en la libertad de comercio. Qué duda cabe que yo comparto
-lo hemos dicho en público desde, si me permiten la vanidad, mi
primera intervención como portavoz en esta Comisión o en el Pleno de
la Cámara- que este es un elemento importantísimo pero que va
acompañado de consecuencias con frecuencia perversas no sólo porque
tengamos que poner encima de la mesa los tomates, las naranjas, los
textiles o el calzado y la piel, por hablar de mi región de origen,
donde podemos tener algún que otro problema, o modelos de ocupación
agrícola, turística o de ocio, que son grandes consumidores
medioambientales y grandes consumidores de mano de obra, sino que,
además, hay otros elementos que en la OMC -España forma parte de la
OMC y ha tenido un papel importante en algún tema- deberían también
ponerse sobre la mesa. Qué me dicen si abrimos, por ejemplo, el
debate del dumping social. Cuando estamos hablando de libertad de
comercio estoy de acuerdo, ¿pero qué ocurre con la industria naval de
Corea respecto de la industria naval española o de la Unión Europea?
Estamos ante problemas que tienen su curso, su camino y sin duda
desde la presidencia de la Unión Europea España está obligada a
dar ese impulso para traducir el 'Más Europa' no en un slogan sino en
unos contenidos.

He escuchado con mucha atención las intervenciones de mis colegas,
así como las intervenciones inicial y posterior a cada intervención
del secretario de Estado, pero me quedan todavía algunos elementos
por comentar. Los países mediterráneos de la Unión Europea tienen la
obligación de dar un nuevo impulso al diálogo intercultural, además
del diálogo económico, además del diálogo de las migraciones, de no
traducir los movimientos migratorios a políticas de seguridad y de
orden público, de hacer que esos fenómenos nos lleven -con la
complicidad, insisto, de los gobiernos, en este caso presididos por
el Gobierno de España, con la complicidad de los parlamentos
nacionales, del propio Parlamento Europeo y con la complicidad de las
organizaciones sociales, incluyo ahora también a los sindicatos- a
plantearnos qué relación existe, que la hay, entre la ayuda oficial
al desarrollo, las políticas de desarrollo, las políticas de libertad
comercial y las políticas de movimiento de las personas. Es un hecho
indudable, y nuestro país lo ha vivido -quien les habla lo ha sido-,
que la emigración no siempre es por desesperación, es por mejora y
que en el caso de nuestro país tiene consecuencias muy bien
estudiadas. Las remesas de los emigrantes, junto con la afluencia de
turistas, fueron el motor del cambio económico, incluso del cambio
demográfico y de los desequilibrios demográficos en nuestro país en
los años sesenta. Qué duda cabe, pues, de que no solamente es la
marginación, la desesperación y la persecución, que también, sino que
además hay una voluntad, un deseo de mejora de las condiciones de
vida de las personas. Hay que prestar atención a ese diálogo
intercultural al que me refería hace un instante.

Barcelona 95 fue una invitación, hemos de insistir en ello. Desde la
presidencia de la Unión, con varias legitimidades adicionales, si se
me permite la expresión, de ser país fronterizo, como se recordaba
aquí, de ser en este momento país receptor de emigraciones y de ser
un país que avanza, junto con Francia -mucho más Francia- hacia la
multiculturalidad y la multiconfesionalidad. De ahí que podría hacer
excursiones a otros temas, pero voy a renunciar a ello, simplemente
saber de qué modo se ayuda a que esa multiculturalidad y esa
multiconfesionalidad se apliquen cuando se beneficia con frecuencia
sólo a una parte y no a la parte más débil, que es la que viene. Sin
entrar en eso, sí tengo que decir que hemos discutido sobre
Iberoamérica -no me voy a reiterar-, sobre las prioridades, que ya no
serían territoriales porque lo marca la ley, lo dicta no sólo el
sentido común -como hacía alusión el señor Campuzano hacia otros
países en el África Subsahariana- sino también los propios intereses.

En consecuencia, ahí vamos a estar de acuerdo.

El Mediterráneo en este momento es un mar fracturado, cubierto de
violencia en algunos puntos y la acción exterior de la Unión, vía la
cooperación para el desarrollo, es singularmente importante en
algunos



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puntos críticos donde la violencia es especialmente manifiesta. Es la
hora de la apuesta por Palestina y por el proceso de paz entre Israel
y Palestina, es la hora del gran impulso. Ahí tenemos la ventaja de
no despertar aprensiones, como en otros lugares del Mediterráneo, en
los que el conflicto está quizá más adormecido desde el punto de
vista mediático. Y voy a referirme a ellos con una pincelada de 15
segundos, diciendo el nombre nada más: los Balcanes. Se sigue
necesitando ese esfuerzo que haga de la Unión Europea y de sus
instituciones un punto de referencia, un punto de querer llegar a
estar con nosotros, siendo al tiempo elemento de respeto y no de
debilidad, como subrayan. En definitiva, nuestros primos de allende
el Atlántico - los del norte, quiero decir- no dejan de entender que
estos conflictos son la trastienda europea y que la debilidad europea
es una de las causas que contribuyen a que no se resuelvan o no se
hayan resuelto.

Concluyo mi intervención, que ha sido menos extensa de lo que tenía
previsto en virtud de las explicaciones que han dado los colegas que
me han precedido en el uso de la palabra y de la intervención del
secretario de Estado. Deseo éxito para la presidencia española porque
ese éxito será el de mi país y el de mis conciudadanos; pero deseo
que ese éxito sea compartido por el Gobierno, asumido de manera
cómplice y expresa por el Parlamento y que tenga la enorme virtud
además de movilizar a las organizaciones de todo tipo de la sociedad
civil -ONG, sindicatos, etcétera- en torno de la aceptación, uno, de
que Europa debe ser una fortaleza; dos, que Europa, sede de los
derechos humanos y de la democracia, de la educación y de la
igualdad, de la capacidad de iniciativa, debe proyectarse en los
países receptores de su ayuda, que tiene que traducirse en acciones
que eviten tener que decir que el grado de ejecución de un programa
de la Unión es del 26 por ciento y no del 110 por ciento, y ahí tiene
mucho que ver la acción y el impulso de una presidencia. Quien les
habla lo hace como portavoz y representante del Grupo Socialista y
saben bien SS.SS. que no estamos por la Ley de estabilidad
presupuestaria; en consecuencia, no mereceré el reproche que se ha
ganado mi colega Campuzano. En nuestro caso hemos votado siempre que
no y más aún después de la situación que ya se detectaba -conviene
decirlo- antes del 11 de septiembre; sin duda ninguna, después del 11
de septiembre nos reafirmamos en nuestra convicción de que poner
corsés a las necesidades, ser tozudos y obstinarse en mantener un
equilibrio que la realidad va a desequilibrar a muy corto plazo
podría ser objeto de una rectificación. Dicen en castellano que
rectificar es de sabios; espero que la sabiduría alcance al Gobierno
y que este haga las rectificaciones que convienen.




El señor PRESIDENTE: Como habrá podido observar, señor Pérez Casado,
no ha sido necesario -como no lo es nunca- que esta presidencia apele
al tiempo
que le corresponde a S.S. Quién mejor que usted para disciplinarse
siempre en el uso que se concede. Para mayor detalle, le puedo decir
que ha utilizado exactamente el mismo tiempo que la señora Julios y
dos minutos más que el señor Campuzano.

Tiene la palabra, para contestar a su intervención, el señor
secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y
PARA IBEROAMÉRICA (Cortés Martín): Señor presidente, agradezco
especialmente la intervención del señor Pérez Casado por su seriedad,
por su rigor y al mismo tiempo por su sentido del humor. No es
contrario al sentido del humor lo serio, sino lo aburrido. La
intervención del señor Pérez Casado ha sido una intervención bien
fundada, rigurosa y, como todas las suyas, profundamente leal;
profundamente leal a los principios que compartimos en el marco
institucional español y en una trayectoria de la acción exterior
española, y profundamente leal desde luego a las propias creencias,
esas ya privativas de él y de su grupo, dentro de una representación
plural en la que hay diferencias que pueden confrontar pero saliendo
de tal confrontación avances y ventajas para todos. No puedo estar
más de acuerdo y valen todas las reiteraciones que se hagan en cada
una de las sesiones que celebremos de esta Comisión. Tanto el señor
Pérez Casado como yo mismo reiteramos que la cooperación al
desarrollo es uno de los pilares básicos de la política exterior. Hoy
lo hemos ampliado y hemos dicho que no lo es sólo de la política
exterior de España, sino que debe serlo de la política exterior
europea, donde desgraciadamente no hay una vinculación tan fielmente
estrecha como la que hemos logrado en España a lo largo de muchos
años de política de cooperación y de política exterior basadas en
principios y en valores coherentes y constantes.

He dicho al principio de mi intervención, señor Pérez Casado, que
tenía especialísimo interés en hacerla semanas antes del inicio de la
presidencia para que esta sesión no fuese sólo informativa y de
debate, sino que fuese también para recibir aportaciones, críticas y
sugerencias productivas para la presidencia. No es que la posibilidad
de hacer aportaciones termine el 1 de enero; son seis meses y durante
todo ese tiempo se podrá intercambiar información, ya sea por la vía
formal reglamentaria, de una proposición no de ley, o de un debate
parlamentario, o por las vías más fluidas e informales que existen
entre los grupos parlamentarios, para servir mejor a los objetivos
que tenemos. Hay algo que me importa que tengamos muy claro -y lo
repetiré también al final-: la Unión Europea tiene unas políticas
propias y la función de la presidencia no es marcar la política de la
Unión, sino presidirla semestralmente. Esa presidencia le concede
unas responsabilidades y la posibilidad de impulsar y poner el
énfasis, de incluir en la agenda y de realizar gestiones tanto dentro
de la Unión como en su representación



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exterior. Ahora bien, la Unión Europea tiene su Comisión, sus
comisarios y sus estructuras -y cada vez más en la medida en que se
va consolidando el proceso institucional- que desarrollan su propia
política. Es un planteamiento equivocado considerar que durante la
presidencia en un semestre se pueden cambiar cosas que no
corresponden a la presidencia sino a la marcha de la Comisión. De
todos modos, quiero insistir en que sí hay cosas que se pueden hacer.

Compartir posiciones y reforzar la posición nacional en el debate
europeo es algo fundamental. Gracias a Dios, hasta ahora, en casi
todos los momentos, con algunas excepciones que todos tenemos en la
cabeza, unas más felices que otras y llevadas a cabo por unos y por
otros -todos hemos hecho cosas mejores y peores a lo largo de nuestra
trayectoria personal y colectiva-, ha habido un consenso muy fuerte
en la posición española en la Unión Europea, lo que ha proporcionado
enormes ventajas a España a la hora de tener una posición en su seno.

En suma, bienvenidos sean estos debates, estas aportaciones, y
cualquier otra iniciativa que se pueda plantear; una proposición no
de ley o cualquier cuestión que ayude. Incluso gestiones personales;
bien sabe S.S. que los contactos personales son muy eficaces y que
han funcionado. Reitero la expresión lealtad dirigida muy
personalmente a S.S., pero también a otros miembros de esta Comisión
o a parlamentarios que no están en esta Comisión, a los que el
Gobierno de turno, unas veces éste y otras, otros anteriores, han
pedido, porque hay contactos personales específicos: necesitamos tal
gestión con tal persona en el Parlamento Europeo o en tal Gobierno
Europeo, nos interesa que se nos introduzca, se nos presente, se nos
acerque la posición. Y eso ha tenido una enorme utilidad y estoy
seguro de que continuará así. Y eso continuará así porque, además,
las posiciones dogmáticas son muy pocas y, como bien ha podido
reconocer S.S., ahora, en Doha, se ha adoptado una posición que
antes, por razones coyunturales, no se podía decir. No era quizá el
mejor momento, cuando se estaba hablando de rigor presupuestario y de
no poder atender algunas otras necesidades sociales nacionales,
plantear que se iban a dedicar 50 millones de dólares a cuestiones
que a lo mejor a algunos sectores de la población española les
pillaba demasiado alejados, cuando había necesidades mucho más
cercanas. Esta también es una posición responsable que debemos
mantener todos. Yo creo que hoy la política de cooperación cuenta con
un amplio respaldo social. No ocurría siempre lo mismo, pero hoy no
está cuestionado; no hay actitudes en España, como las hay en otros
países, recientemente en Dinamarca, hace un poco más en Austria o en
otros países enormemente desarrollados, civilizados, etcétera, donde
hay movimientos populares que cuentan con un enorme respaldo, incluso
electoral, y que llegan a condicionar las políticas de esos países,
de critica, diciendo: con las necesidades que tenemos en casa, por
qué tenemos que estar dando fuera. No es éste el caso en España,
gracias a Dios, pero creo que es también responsabilidad de todos
que manejemos estas cosas con cuidado, no vaya a ser que surjan
personas con menos sentido de la responsabilidad que utilicen estas
cuestiones para manejos indeseables dentro de lo que es la posición
española, que en estos momentos es muy amplia.

La Cumbre de Monterrey tiene una importancia extraordinaria. En el
propio Consejo de Desarrollo, que se celebró en Bruselas el día 8 de
noviembre, se habló mucho de ella. Había posiciones encontradas y muy
diferentes. En la reunión preparatoria que hubo en Nueva York, la
posición de este grupo de países a los que me he referido
anteriormente, los Estados Unidos, Canadá, Japón, Nueva Zelanda y
Australia, fue muy hostil al planteamiento que se llevaba por parte
de Naciones Unidas a esta reunión, muy hostil, y la posición europea
estaba dividida. Había quienes buscaban una posición europea propia,
incluso en confrontación con los Estados Unidos, como cabeza de todo
ese bloque, pero hubo también posiciones, a mi juicio más sensatas
-desde luego, entre ellas, la española-, que hicimos ver que después
del 11 de septiembre no podíamos permitirnos el lujo de que la
primera gran reunión internacional sobre el desarrollo terminase en
un fracaso. Y podía terminar en un fracaso bien porque se planteasen
posiciones maximalistas o posiciones muy cerradas, como fue el caso
de Durban, que creo que fue un desastre que no hubiese la suficiente
flexibilidad para llegar a acuerdos, o porque hubiese acontecimientos
como los de Seattle, los de Praga, los de Génova, donde -acudo a las
actas como testimonio de mis palabras- una mayoría de personas que
van de buena fe y una minoría de alborotadores, algunos de los cuales
delincuentes, lo reitero, pero una mayoría de persona bien
intencionadas, a mi juicio equivocadas pero bien intencionadas,
pueden dar al traste con iniciativas que no son sino beneficiosas.

Porque cuando se habla de la globalización sin ley y sin normas,
estas conferencias precisamente lo que intentan es, dado que existe
la globalización, por los avances tecnológicos, por las
comunicaciones, etcétera, pongamos reglas al comercio, pongamos
reglas al tratamiento del medio ambiente, pongamos reglas a los
flujos migratorios o a la cuestión social.

Monterrey fue una preocupación central en el Consejo de Desarrollo y
ahí se planteó, como he tenido ocasión de explicar antes, un debate
largo sobre si los responsables de Desarrollo debíamos dar un paso
más del que habían dado los jefes de Estado y de Gobierno en
Gotemburgo y fijar un calendario. Ya no voy a reiterar lo que dije.

Se acordó que se valoraba positivamente que hubiese un calendario,
pero que era a otros a quienes correspondía. El ECOFIN no ha entrado
en ello en la reunión que ya ha celebrado. No sabemos lo que pasará
en Laeken, pero el ECOFIN no ha entrado en ello. Y ahí no se trata de
un país o de cuál sea la posición de un país. Me imagino que habrá
habido posiciones diferentes pero no tengo información de detalle
pues he estado cinco días fuera de España mientras se ha celebrado
esta reunión;



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sólo tengo las conclusiones y he visto que no se ha entrado en ello.

Espero tener mayor información sobre cómo se ha tratado esto. En
Laeken no sé si se tratará o si se dará prioridad a otros asuntos.

Desde luego no es fácil que se plantee, porque hay una disparidad muy
grande de sistemas y no es lo mismo decir un calendario para llegar
al 0,7 en un país que hoy tiene el 0,9 que decir un calendario para
llegar al 0,7 en un país que hoy tiene el 0,1; no es lo mismo. Tiene,
además, dificultades económicas y está sujeto, como lo está España,
con el voto en contra del grupo de la oposición, pero que le obliga
tanto como al resto de los países a unos acuerdos de estabilidad
presupuestaria que nos impiden hacer algunas cosas, que a algunos les
gustaría y que otros estamos muy contentos de que no se puedan
producir, porque pensamos que es muy bueno que haya una ortodoxia
presupuestaria, que haya un rigor presupuestario, que es lo que
permite que haya un desarrollo en el país para poder ser más
generosos en la colaboración con los otros países que están en una
situación menos desarrollada.

Celebro, como no podía ser menos, la coincidencia plena en democracia
y en educación. Estamos hablando de la educación en el exterior.

Sería bueno también que mejorásemos la educación en el interior y
creo que estamos por el buen camino a la hora de mejorar la educación
en el interior, pero esto, como bien decía S.S., no hacía al caso.

Sin democracia y sin educación no es posible el desarrollo de los
países. Por tanto, estos ejes es importante que se tengan. Soy tan
europeo como S.S., porque me imagino que no establecerá grados de
europeidad en todos los que estamos en este continente. Se podrán
establecer grados de intensidad en la voluntad de aceleración del
proceso de integración europea, pero la condición europea la tenemos
todos. Comparto con S.S. el temor a la renacionalización de algunas
políticas, muy particularmente a la de la política de cooperación al
desarrollo. Esto ha sido objeto de debates, tanto en consejos de
Desarrollo como en reuniones académicas. Y el principal peligro a la
tentación de renacionalización de la política de cooperación al
desarrollo es la ineficacia extrema de la cooperación al desarrollo.

Es bastante razonable que haya muchos países, muchos contribuyentes
que piensen: si nosotros, España, estamos contribuyendo con 80.000
millones de pesetas a la política de cooperación de la Unión Europea
y sólo es capaz de ejecutar el 26 por ciento de los presupuestos que
ponemos a su disposición, mientras que de los 60.000 millones de que
dispone la Agencia Española de Cooperación Internacional ejecuta el
cien por cien, tiene sentido que sea España quien gaste 140.000
millones y que no transfiera nada a estos señores que son tan
incompetentes en la ejecución. Como quiera que esta eficacia en la
ejecución es igual en las agencias alemana, holandesa, austríaca,
sueca, se está planteando el problema de la renacionalización. Todos
los que tendemos a que haya una mayor eficacia en la política de
cooperación, lo que estamos intentando evitar es precisamente
esta renacionalización y que la Unión Europea, principal
donante del mundo, ella sola, -si además sumamos la que hacen los
Estados miembros, pasamos a tener más de la mitad de toda la ayuda al
desarrollo del mundo- pueda usar esta política de cooperación como un
instrumento de su acción exterior y de su contribución al desarrollo,
a la paz y a la libertad en el mundo, cosa que, mientras lo haga con
esta ineficacia, va a ser muy difícil. Efectivamente, comparto esta
preocupación, el remedio es aumentar la eficacia, y eso depende de la
Comisión, eso no depende de la presidencia. Es más, la presidencia
puede hacer un poco menos que los que no son presidencia. Cuando no
se es presidencia se puede ser mucho más crítico con el comisario
responsable y se pueden hacer declaraciones como las que yo he podido
hacer en sede parlamentaria o en medios de comunicación; sin embargo,
cuando se es presidencia hay que ser un poco más contemporizador.

Lo que ha dicho el señor Pérez Casado sobre la libertad de comercio,
el dumping social, devuelve el debate a la seriedad y al rigor con
que lo ha planteado la señora Julios. Una visión integral de un
problema enormemente complejo, y algo donde si se toca aquí tiene
consecuencias allí. Los que creemos en la libertad de comercio
sabemos que tiene unos problemas sociales, económicos, en otros
países. Cuando se habla de protección medioambiental, eso en los
países más desarrollados tiene ventajas, pero establece problemas
graves en aquellos países que tienen unos niveles de desarrollo
menor. Otra cuestión, que no ha planteado S.S., pero que estoy seguro
que comparte conmigo. Si hablamos de una apertura mayor de los flujos
migratorios, si ésta fuese excesiva y no controlada podríamos estar
poniendo en peligro la propia sociedad de bienestar de la que
disfrutamos. Si abrimos a todos los que quieran venir y exigimos,
como no puede ser de otra manera, que los que estén en nuestro país
disfruten de los mismos derechos sociales -no estoy hablando de los
políticos- de los que disfrutamos los españoles, probablemente habría
avalanchas incontrolables de personas que querrían venir a tener la
atención sanitaria, la atención educativa o la vivienda que no pueden
tener en sus países, y eso sería inabordable presupuestariamente. Por
tanto, esto se tiene que tratar de una manera integral, responsable,
seria, como ha sido el planteamiento que ha formulado S.S. o el de la
señora Julios.

En cuanto al impulso del diálogo intercultural, el debate cultural en
la presidencia vamos a procurar impulsarlo tanto con Iberoamérica,
como he anunciado en el foro cultural que allí se va a celebrar, como
con el Mediterráneo. Me he extendido más y he hablado en tres
ocasiones de este diálogo, siguiendo la senda que marcó Barcelona, en
el ámbito cultural, precisamente porque las diferencias son mayores,
por así decirlo, y es más importante la mutua comprensión, el mutuo
diálogo.Ya he apuntado que es la hora de la apuesta por Palestina.

Tengo la intención de desplazarme allí en los próximos días. Como
bienconoce S.S., el Gobierno ha destinado una aportación



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especial de 200 millones de pesetas, extraordinaria sobre lo que ya
estaba presupuestado, por las consecuencias que para los territorios
palestinos ha tenido la crisis generada a raíz del 11 de septiembre.

Los Balcanes también forman parte de nuestra atención. Pero, dentro
de lo que es la presidencia, es la tramitación normal de la Comisión.

Porque, concluyo como empecé, la Unión Europea, ya fuertemente
institucionalizada, lleva su propio ritmo y lo que le corresponde a
la presidencia es impulsar algunos sectores, algunas áreas. Lo que es
razonable es que cada país se marque en su presidencia dos, tres,
cuatro objetivos, en los que poner el énfasis y no tratar de todo,
por aquello de que el que mucho abarca poco aprieta y además porque
no se tienen los instrumentos. Porque la Unión Europea está ya
institucionalizada, hay una Comisión, hay un Consejo, hay un
Parlamento Europeo, y son ellos los que tienen que seguir las
políticas que ya han sido establecidas. La presidencia puede sin duda
introducir en la agenda algunas cuestiones, pero conviene centrarse.

La experiencia nos muestra que aquellas presidencias, sobre todo en
el caso de las presidencias precedentes españolas, que han tenido
éxito es precisamente porque se fijaron objetivos muy acotados y
pusieron todo el empeño en ello, y en los dos casos contaron con el
respaldo unánime, no sé si hubo alguna excepción en algún momento,
pero desde luego con el respaldo mayoritario de todas las fuerzas
políticas, lo cual refuerza enormemente la posición del Gobierno, que
tiene que actuar negociando, y refuerza sobre todo la imagen, la
solidez y la seriedad del país en el conjunto de las naciones que
formamos parte de la Unión Europea.

Agradezco mucho al señor Pérez Casado su intervención y sus deseos
finales de éxito. Estoy convencido de que si se tiene se deberá a la
continuidad del trabajo que se ha venido haciendo durante muchos años
y a las aportaciones de muchos y muy singularmente de esta Comisión,
no sólo en esta sesión sino en las que la han precedido y en las que
puedan continuar.




El señor PRESIDENTE: Señor Pérez Casado.




El señor PÉREZ CASADO: Seré brevísimo. Cuando hablaba de la
renacionalización, si me permite señor secretario de Estado, me
refería no solamente en cooperación. Hemos asistido recientemente a
la renacioalización en las políticas de defensa y de seguridad. Eso
me causa inquietud. Mi intervención iba en el sentido de que no se
siga ese proceso de renacionalización en el tema que nos ocupa, que
es la cooperación internacional . Desde luego, en el sentido de
mantener la bilateralidad yo creo que es bueno. También tenemos
nuestros intereses como país. Decía que hoy prefería hablar, si me
permiten la expresión coloquial, con el sombrero de ciudadano
europeo, pero insistiendo en el carácter multilateral o de la propia
acción exterior en materia de cooperación al desarrollo de la Unión.

Lo que sí quiero enfatizar -recojo sus palabras- es que soy
consciente de que una presidencia semestral no
puede hacer de todo, por supuesto, ni puede intervenir en el sistema
institucional, quizá demasiado complejo, del que se ha dotado la
Unión, pero sí que tiene una tarea que puede hacer, que es impulsar
determinados compromisos. En definitiva, dirigir ese sistema
institucional complejo; personalmente -aquí no quiero comprometer a
mi grupo-, creo que excesivamente complejo. Quizá uno de los
elementos de posible ineficacia consista en la complejidad de que se
han dotado, en los resortes de control, etcétera, que yo mismo he
sufrido, en los inconvenientes de esa institucionalización. Si el
impulso es compartido, como decía al principio, tanto mejor. No es el
momento de reabrir un debate acerca de las posibles consecuencias de
la avalancha migratoria. Sí apunto una cosa: sin nuestras acciones
allí, las avalanchas se producirán con muros y sin muros. De todos
modos, insisto en que no me gusta entrar ahora en este debate; quizá
lo tengamos que hacer en otro ámbito o en otro momento. Yo, por mi
parte, renuncio a abrirlo ahora.




El señor PRESIDENTE: Señor secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y
PARA IBEROAMÉRICA (Cortés Martín): Entendí perfectamente lo de la
renacionalización; hablé sólo de cooperación porque lo otro no es de
mi negociado. Y, efectivamente, la presidencia no es una reina madre,
la presidencia tiene responsabilidades, puede hacer mucho en el
impulso, en la inclusión en la agenda de cuestiones, puede hacer
mucho en el acercamiento de posiciones encontradas, en la
conciliación de posiciones dentro de este entramado complejo, sobre
todo cuando ya entramos en las codecisiones entre la Comisión, el
Consejo, el Parlamento y demás galimatías jurídicos, que S.S. conoce
mucho mejor que yo, y tiene una responsabilidad importante como
portavoz -ésta sí que se le reconoce- y como interlocutor de países
terceros. Esto es especialmente importante en el terreno de la
cooperación, lo será en Monterrey, en la reunión de ACP en la
República Dominicana y en la preparación de la cumbre de
Johannesburgo. Ahí sí que hay una responsabilidad. No intentaba
eludir responsabilidades, pero sí quería dejar bien claro que la
Unión tiene sus propios mecanismos y que tampoco conviene pensar que
la presidencia puede tocarlo todo, ser responsable de todo, para bien
o para mal. Sería injusto echar la culpa a la presidencia de todas
las cosas que no saliesen, como también sería injusto adornarse con
plumas que no le corresponden porque son cosas que lleva la propia
Comisión y que ocurren en el momento de la presidencia de alguien. De
todos modos, comparto plenamente la dos apreciaciones del señor Pérez
Casado.




El señor PRESIDENTE: También había solicitado la comparecencia del
secretario de Estado, a los efectos



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de informar sobre la próxima presidencia española, el Grupo
Parlamentario Popular.

Tiene la palabra el señor Izquierdo Juárez.




El señor IZQUIERDO JUÁREZ: Después de tres horas de intenso e
interesante debate poco podemos nosotros aportar, porque
prácticamente está todo dicho, pero vamos a aprovechar esta
oportunidad, ya que hace meses que hicimos esta petición de
comparecencia, dada la importancia que tiene la presidencia española,
importancia que nuestro grupo parlamentario considera, si me permite
que lo diga así, en grado superlativo.

Desde la estricta responsabilidad parlamentaria, exclusivamente desde
esta posición, consideramos muy importante que este Gobierno, este y
cualquier otro, tenga el apoyo del Parlamento. De ahí nuestra
petición de comparecencia. ¿Por qué es importante que tenga el apoyo
del Parlamento? Porque, en política exterior -y la política de
cooperación es una parte fundamental de la política exterior de
España, de la acción exterior de nuestro país, sancionada en la ley,
y de la política exterior de la Unión Europea-, la fortaleza de la
Unión, la fortaleza de España, radica en el acuerdo, en que no
tengamos posiciones contradictorias; podemos tener posiciones
diferentes, pero no contradictorias. Me interesa señalar esto porque
nuestro grupo parlamentario tiene que agradecer, como lo ha hecho el
secretario de Estado, la posición de los grupos parlamentarios de
esta Cámara, fundamentalmente del grupo parlamentario que representa
a la minoría mayoritaria, al grupo parlamentario de la oposición.

Nosotros, desde la responsabilidad de representar a la mayoría
parlamentaria, tenemos que agradecer su posición. El esfuerzo que ha
hecho y está haciendo el presidente del Gobierno, que están haciendo
todos los ministros, que está haciendo el secretario de Estado para
la Cooperación hoy aquí, no tiene precedentes parlamentarios. Quizá
estemos creando un precedente importante. Cuando nos tocaron las
tareas de oposición parlamentaria, entendíamos que la posición de
España siempre era más fuerte con el apoyo sin fisuras de la
oposición. En consecuencia, compartimos el programa, la intensa
agenda que hoy ha manifestado aquí el secretario de Estado de lo que
va a ser la presidencia española de la Unión Europea.

Repito que creo que está dicho casi todo, pero me voy a permitir
hacer tres reflexiones. La intervención de los distintos portavoces y
del secretario de Estado han girado en torno a una fecha fundamental:
el 11 de septiembre. El Grupo Parlamentario Popular piensa que el
terrorismo es una de las prioridades fundamentales de la política de
cooperación de la Unión Europea -del conjunto de las políticas, pero
también de la política de cooperación- en los próximos años. ¿Por
qué? Porque el terrorismo no tiene base en la cultura, no tiene base
en las diferencias culturales, en las diferencias políticas
legítimas, en las diferencias ideológicas. El terrorismo es algo que
se produce contra el sistema, contra las democracias.

Lo hemos visto claramente el 11 de septiembre y lo sufrimos
en España. Por tanto, que sea la democracia el eje fundamental de
impulso de la presidencia española de la Unión Europea nos parece
singularmente importante. Los europeos tenemos la obligación de
revitalizar la cláusula democrática, cláusula democrática que fue
extraordinariamente eficaz en los procesos de desarrollo en América
Latina, por ejemplo, en la década de los noventa, superada la década
de los ochenta, calificada como década ominosa por las dictaduras que
entonces imperaban. Precisamente esa posición europea, muy clara y
contundente, posibilitó la transición democrática en Chile y en
tantos otros países. España no ha sido ajena a esa posición europea y
el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE nos decía, por escrito,
en 1998 -no hace muchos años- que la contribución de España a la paz,
la estabilidad y la gobernabilidad en Centroamérica y en África es
muy importante; ha sido y es muy importante. (El señor
vicepresidente, Fariñas Sobrino, ocupa la presidencia.) Por tanto,
que los europeos intentemos revitalizar la democracia y el respeto a
los derechos humanos como eje fundamental de nuestra política de
cooperación no me parece un discurso vano. No me parece ni siquiera
un gran discurso. Me parece en estos momentos un discurso importante
porque, en mi opinión, se está produciendo una justificación
pretendidamente intelectual sobre algunos movimientos
antiglobalización, pero en el fondo, superada la buena voluntad de la
mayoría de las personas que puedan apoyar a quienes los conducen, las
bases intelectuales de estas manifestaciones son preocupantemente
bases antisistema.

Y esto no lo digo por decirlo, lo digo porque lo acabo de leer.

Cuando hablamos del Mediterráneo y decimos que el proceso de
Barcelona ha fracasado, tenemos que preguntarnos por qué ha
fracasado. Si vemos las conclusiones de Med Forum, que es una
actividad paralela al proceso de Barcelona, financiada con fondos
públicos, y observamos su página web, que radica en Barcelona,
podemos leer que la democracia y el bienestar no han contribuido a
superar la barrera entre ricos y pobres sino que en los últimos años
las desigualdades han aumentado. Nos sorprende que estas cosas se
digan en el curso de lo que ha dado en llamarse el proceso de
Barcelona y que se critique la legitimidad de los gobiernos de los
países europeos y su representación ante los organismos
internacionales porque no existe -se dice por escrito- una auténtica
democracia participativa en nuestras propias sociedades. Que se ponga
en contraposición la democracia participativa y la representativa,
sin saber que sin democracia representativa no puede haber
participación democrática. No quiero extenderme en esta cuestión,
pero consideramos extraordinariamente acertado y muy importante que
revitalicemos entre todos la cláusula democrática. Además la cláusula
democrática sugiere un planteamiento extraordinariamente novedosoen
la cooperación internacional o en el sistema de relaciones



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internacionales, que es la corresponsabilidad de los países en vías
de desarrollo en su propio desarrollo.

De esta manera podemos entender (estamos siempre hablando de
coherencia y de políticas coherentes) sobre qué acciones y sobre qué
objetivos concretos pueden estar enfocadas las políticas de
desarrollo o las políticas de inmigración. Considerar a las personas
como un único y exclusivo factor económico de desarrollo es un poco
excesivo. Yo comparto lo que el secretario de Estado ha dicho sobre
que las personas emigran por muchas razones, no sólo las económicas;
emigran también por falta de libertad, porque la falta de libertad,
la ausencia de democracia es la que provoca pobreza y la pobreza es
la que provoca desigualdades y no al revés. Por tanto, deberíamos
establecer en nuestro discurso un orden de prioridades. Así lo vieron
incluso los países del PMA, que se reunieron en Bruselas hace bien
poco, en conferencia auspiciada por Naciones Unidas, y que en una
conferencia paralela hablaban de inmigración. Los propios países PMA,
60 países, pedían a la comunidad internacional que fomentara la
inmigración legal y combatiera la ilegal. Estas posiciones,
desgraciadamente, no se ven reflejadas a veces en las manifestaciones
políticas de grupos parlamentarios o de organizaciones sociales. Como
decía anteriormente, esa cuestión tiene que orientar también las
políticas de defensa, las educativas y culturales, las agrícolas, las
medioambientales o las sanitarias. Creo que de todo ello se ha
hablado.

Voy a terminar hablando muy brevemente de la eficacia de la ayuda y
las reformas de la política de cooperación de la Unión Europea. El
tema de la eficacia parece siempre un tema recurrente pero, en mi
opinión, tenemos que hablar en conjunto de tres cuestiones a las que
se ha aludido, que son el debate sobre la distribución geográfica o
la concentración geográfica de los recursos, el debate sobre la
posición europea ante el permanente debate que existe en la comunidad
internacional sobre el sistema de cooperación internacional y la
cuestión de los recursos. Pongo en tercer lugar los recursos, puesto
que no es el aspecto más significativo para hablar del recurrente
debate de la eficacia de la ayuda; ni siquiera la Unión Europea, en
sus documentos, que hace muchos, lo pone en primer lugar, porque la
pobreza no es una cuestión equivalente a la falta de transferencia de
recursos de los países pobres a los países ricos. No es una cuestión
equivalente. No por que tengan más recursos van a tener más
desarrollo; eso sería volver a hacer profesión de fe de doctrinas
malthusianas, que yo les puedo asegurar que están bastante superadas,
no ya desde el punto de vista ideológico sino desde el punto de vista
científico. La riqueza del mundo es 100 y unos tienen 80 y otros sólo
tienen 20. Está perfectamente demostrado que la riqueza puede ser
100, 150 ó 200. Si no que se lo pregunten a países con escasos
recursos económicos y con un potencial extraordinario en recursos
humanos, países pequeños europeos, como por
ejemplo Suiza. La cantidad de recursos no es el principal factor; sí
la aplicación de esos recursos.

Desde ese punto de vista, tiene sentido pedir a la comunidad
internacional, puesto que tampoco los recursos públicos para la ayuda
al desarrollo son ilimitados, que concentre sus recursos en
determinadas áreas. Lo que a España le pide la comunidad
internacional es que concentre sus recursos en determinadas áreas
geográficas para que esos recursos sean eficaces. La dispersión de
los recursos, por muchos que sean, provocará como ha provocado, y así
ha sido señalado por muchos expertos, efectos perversos sobre el
desarrollo. En ese sentido, si existe el debate sobre la eficacia de
la política de cooperación europea -y hacemos siempre la crítica
recurrente a la excesiva burocracia, crítica que es justa-, el
peligro de la renacionalización de las políticas, en opinión de
nuestro grupo parlamentario, es cierto pero puede y debe tener un
efecto positivo, sobre todo desde el punto de vista de la posición
española, que es que los estados miembros tienen que participar más
activamente en las políticas comunitarias. Y esto no está sucediendo.

Todos los estados miembros no participan de manera proporcional en la
definición de las políticas comunitarias y en la ejecución de las
políticas comunitarias de desarrollo. Y no es algo que reclamemos
nosotros, es algo que incluso nos reclama la propia sociedad civil,
cuando se constata que las organizaciones sociales españolas o los
actores privados de la cooperación española, como pueden ser
organizaciones sociales, sindicatos y empresas, tienen una escasísima
participación en comparación con otros actores sociales y privados de
la cooperación en el resto de Europa y sobre todo en función de los
recursos que España aporta. Es el mismo debate. Nosotros pensamos que
los estados miembros tienen que participar más en la definición de
las políticas comunitarias de desarrollo y los actores privados de la
cooperación también. Quizá el problema es que España no llegó en el
primer momento a la Unión Europea, tampoco llegamos en el primer
momento a Naciones Unidas. En ese sentido, señorías, la posición del
Parlamento tiene que ser de apoyo unánime al Gobierno porque, si no,
no podrá ser eficaz. Difícilmente podremos criticarle falta de
eficacia a nuestro Gobierno cuando nosotros, por no apoyar una
posición, estamos provocando esos resultados. Un ejemplo ilustrativo
es la cuestión de Marruecos. Si un presidente de una comunidad
autónoma se dedica a decir tonterías, en Marruecos no le ven como un
presidente de una comunidad autónoma, le ven como un español. Y no he
dicho quién. Estas cosas crean dificultades y son situaciones
insólitas que mejorarán con el ejercicio leal de la oposición.

Voy a terminar, señor secretario de Estado y señor presidente,
diciendo que las citas internacionales que tiene la Unión Europea y
que coinciden, nosotros pensamos que afortunadamente con la
presidencia española -la cumbre del Mediterráneo, la cumbre de la



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Unión Europea América Latina, la cumbre con los ACP o el Consejo de
Ministros de Desarrollo, al que ha hecho referencia el secretario de
Estado- son una extraordinaria oportunidad para revitalizar las
políticas de cooperación de la Unión Europea.




El señor VICEPRESIDENTE (Fariñas Sobrino): Muchas gracias, señor
Izquierdo, por su brevedad y su concisión.

Para contestarle, tiene la palabra el secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y
PARA IBEROAMÉRICA (Cortés Martín): Señor presidente, comparto
plenamente las posiciones que ha expresado el portavoz del Grupo
Parlamentario Popular tanto en lo que son los análisis históricos,
fruto de una experiencia grande como la que él tiene de lo que es la
cooperación en el ámbito nacional y en el internacional, como en la
visión de la necesidad de que la política que mantenga España en los
foros internacionales -en este caso, en la Unión Europea, pero que se
puede extender a otros foros internacionales- sea técnicamente la
posición de España. El hecho de que cuente con el respaldo más amplio
posible del Parlamento no significa que el Gobierno tenga una
posición más sólida sino que significa que la posición de España en
esos foros es más creíble, porque los demás saben que, si en el
avatar normal de la evolución democrática se produce un cambio de
Gobierno, la posición de España va a seguir siendo la misma. Esta es
la gran importancia de poder acordar grandes líneas en la política
exterior, como ha sido, y de manera tan positiva para España, que
haya unas grandes líneas acordadas en el marco institucional en torno
a la Constitución o, en el marco económico, en torno a las grandes
líneas de la política económica. No se trata de fortalecer al
Gobierno. En la dialéctica democrática es lo contrario. Lo que tiene
que hacer la oposición es debilitar al Gobierno para intentar
sustituirle. A la hora de plantear las cuestiones frente al exterior,
de lo que se trata es de transmitir el mensaje de que esa posición
-que hoy le toca defender a quien coyunturalmente ha tenido la
mayoría parlamentaria o electoral- es la posición del país y que
mañana, si son otros los que tienen las responsabilidades, mantendrán
esa misma posición. Eso da una solidez muy grande a la posición
española. Es importante destacar este punto así como el contexto en
el que ha envuelto su exposición, para no reiterar cuestiones que se
habían planteado en otros lados. Comparto plenamente que la posición
que hoy tenemos nosotros y los demás países viene claramente
condicionada por una realidad internacional. Qué duda cabe de que hay
un antes y un después del 11 de septiembre.

Hay algo muy importante que el señor Izquierdo ha añadido en su
intervención y es que España, a la hora de actuar en foros
internacionales o en la ayuda al desarrollo
con otros países, tiene un plus añadido a una posición
económica sólida, a ser el duodécimo donante internacional en ayuda
oficial al desarrollo, a ser uno de los países más generosos del
mundo -según algunas estadísticas, el segundo más generoso después de
los Estados Unidos-. Además de estos datos, tiene un plus añadido,
que es el hecho de que hemos tenido un tránsito de ser un país no
desarrollado a ser desarrollado. Nuestra propia experiencia tiene una
enorme valía para los países que se encuentran en estas mismas
circunstancias. Por tanto, comparto su intervención. Como quiera que
a estas alturas la redundancia podía alargar en exceso la sesión,
quiero que el señor Izquierdo entienda que el hecho de que no me
extienda en la contestación no significa que no comparta de la cruz
al punto las posiciones que ha expresado y que agradezca y valore muy
especialmente su intervención.




El señor VICEPRESIDENTE (Fariñas Sobrino): Señor Izquierdo, ¿desea
intervenir?
En nombre de la Mesa, también quiero agradecer, de nuevo, y ahora al
final con mayor motivo, al señor secretario de Estado su exposición y
el esfuerzo por la precisión en su exposición de la definición de lo
que será la política española de cooperación durante la presidencia
europea. Asimismo quiero agradecer a los grupos parlamentarios sus
intervenciones y su disposición. Como ejemplo, que lo es siempre esta
Comisión, del buen hacer de los distintos grupos en aras del
consenso, reitero estas gracias.




PREGUNTAS:



- DE LA SEÑORA BLANCO TERÁN, (GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA), SOBRE
EXPLICACIÓN DE LA CONTRIBUCIÓN ESTABLECIDA PARA AYUDA A LA CRISIS
HUMANITARIA AFGANA. (Número de expediente 181/001144.)



El señor VICEPRESIDENTE (Fariñas Sobrino):A continuación pasamos a
las preguntas. En primer lugar, por el Grupo Parlamentario
Socialista, tiene la palabra la señora Blanco.




La señora BLANCO TERÁN: Señor secretario de Estado, hacemos esta
pregunta para que nos pudiera usted explicar con un poco más de
detalle la contribución establecida por parte del Gobierno español
para ayudar a la crisis humanitaria en Afganistán.




El señor VICEPRESIDENTE (Fariñas Sobrino): Para contestar, tiene la
palabra el señor secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y
PARAIBEROAMÉRICA (Cortés Martín): Señor presidente,



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desde el principio el Gobierno ha tenido una especial sensibilidad y
preocupación por la situación que está atravesando la población
afgana. En especial, por la de miles de refugiados de dicho país que
están huyendo hacia otros países limítrofes, sobre todo a Pakistán.

Esta posición tiene una característica especial y es que Pakistán y
Afganistán no son países prioritarios de la cooperación española no
tenemos oficina técnica de cooperación y por lo tanto ha sido una
acción absolutamente extraordinaria, como extraordinarios han sido
los acontecimientos que la han motivado. Desde el primer momento,
España ha ofrecido su ayuda y colaboración en esta crisis humanitaria
y ha manifestado su disponibilidad para hacer llegar ayuda de
emergencia lo antes posible y al mismo tiempo hemos ofrecido
cerradamente nuestro apoyo y nuestro respaldo a todas las acciones
militares que ha acometido la comunidad internacional liderada por
los Estados Unidos en el frente afgano, en la lucha universal contra
el terrorismo, pero muy particularmente en esa zona.

La contribución española hasta la fecha se ha articulado en dos
fases: una primera de actuación inmediata y una segunda fase de
actuaciones posteriores. En la primera fase, siguiendo directrices
del presidente del Gobierno, la Agencia Española de Cooperación
Internacional financió un avión con un primer envío de ayuda
humanitaria a los refugiados afganos. El primer avión de ayuda
humanitaria, que sale desde España hacia Pakistán. El avión despega
el día 3 de octubre, a las 22,30 horas, desde la base aérea de
Torrejón de Ardoz y fue el primer avión con ayuda humanitaria que
llegó a la zona. La carga que transportaba era la siguiente: 3.384
bidones plegables de agua, 250 tiendas familiares, 1.000 kits de
cocina, 4.500 toldos de plástico, 1.000 raciones de galletas
proteínicas BP5 -que confieso que no sé qué significa-, un vehículo
4x4 y medicamentos en cuantía muy considerable. El coste del avión
fue 18 millones de pesetas y el flete del avión 35 millones de
pesetas. La citada carga iba destinada a la Federación Internacional
de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja, en Peshawar.

Esta acción con un coste aproximado de 53 millones de pesetas supuso
la primera actuación humanitaria en esta crisis que llevó a cabo la
Agencia en colaboración con la Cruz Roja Española y para la que en un
primer momento se disponía de un presupuesto total de 150 millones de
pesetas para todos estos objetos que se enviaron. Con anterioridad al
envío aéreo desde España, el día 1 de octubre, la Agencia comunicó al
programa mundial de alimentos -el sistema de Naciones Unidas- que
procedía a la aplicación por un importe de medio millón de dólares de
los Estados Unidos -92 millones de pesetas aproximadamente- con cargo
a su contribución a la reserva alimentaria internacional de
emergencia, en concepto de fondos españoles para apoyo a las
actuaciones que el programa mundial de alimentos ya estaba
desarrollando en favor de los refugiados. En la misma fecha, fue
aprobada también la financiación,
por valor de 50 millones de pesetas, de un proyecto de ayuda
humanitaria a realizar por la Fundación CEAR, el Consejo de Apoyo a
Refugiados. Dicho proyecto ha sido ejecutado en coordinación con el
Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR en
Pakistán. Nosotros no tenemos oficina de cooperación y todo lo
teníamos que hacer con organizaciones que tuviesen presencia allí. Se
hizo con la Cruz Roja, por la Media Luna Roja, se hizo con el
programa mundial de alimentos de Naciones Unidas y con la Fundación
CEAR, que tenía representación con ACNUR.

El total de la primera fase, el conjunto de las acciones descritas,
constituye un primer paquete de medidas adoptadas por el Gobierno
español, por un importe de 292 millones de pesetas.

La segunda fase, una vez pasados los momentos iniciales, ha estado
constituida hasta la fecha por el envío de otros dos aviones y
aportaciones a entidades y organizaciones no gubernamentales. El día
6 de noviembre de 2001 despegó del aeropuerto de Madrid-Barajas un
segundo avión con ayuda humanitaria, que se había enviado y costeado
enteramente por el Gobierno español para asistir a los refugiados en
Afganistán. Pude acudir personalmente a la supervisión de la salida y
los datos del envío son los siguientes: Airbus 300, contratado por la
Agencia Española, con 40 toneladas de carga, 230 metros cúbicos, de
la Cruz Roja y de Médicos del Mundo. El coste total de la operación,
incluidos los gastos de transporte, fue de 85 millones de pesetas. La
composición de la carga de Cruz Roja era: dos vehículos todo terreno,
1.475 mantas, 3.384 bidones de agua, cuatro tiendas de 12x24, 130
tiendas de campaña familiares, 1.000 sets de cocina, 100 botiquines
de primeros auxilios, motobombas, tuberías, etcétera. La composición
de la carga de Médicos del Mundo fue de 512 kits higiénicos, 2.660
mantas, seis botiquines de emergencia, 700.000 pastillas de cloro,
1.200 kilos de cloro en polvo, 1.610 bidones de agua, dos motobombas,
cuatro rampas de distribución, mangueras y bladers de agua y 800
kilos de papillas infantiles.

El secretario general de la Agencia de Cooperación Internacional, don
Rafael Rodríguez-Ponga, al frente de una delegación de la agencia,
viajó a Pakistán para hacer la entrega de la carga y entrevistarse
con las autoridades de aquel país. El avión llegó a Islamabad el 7 de
noviembre. El secretario general de la agencia fue recibido por la
embajadora de España en Pakistán, y el viaje lo hizo en vuelo
comercial porque éste era un vuelo puramente de carga, al igual que
los representantes de ambas organizaciones no gubernamentales, Cruz
Roja y Médicos del Mundo. La carga fue inmediatamente destinada, de
una parte, a los almacenes de Creciente Rojo en Islamabad y, de otra,
a Peshawar, donde Médicos del Mundo España trabaja en colaboración
con Médicos del Mundo Francia.

El pasado 30 de noviembre se fletó un tercer vuelohumanitario con
destino a Islamabad, Pakistán. La carga,



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organizada en colaboración con las organizaciones no gubernamentales
Médicos del Mundo y Sesemundi -no sé que significa- alcanzaba las 40
toneladas de peso y tenía un valor, incluidos los gastos de
transporte, de 60 millones de pesetas aproximadamente. Está siendo
distribuida en la región por Médicos del Mundo, con presencia en la
zona, y por la organización femenina afgana HAWCA, que corresponde a
Humanitarian assistance for the women and children of Afganistán.

Con destino a Médicos del Mundo se enviaron 2.480 kits higiénicos,
1.000 kits higiénicos infantiles, 12.000 frascos de gel, 1.200
kilogramos de pastillas infantiles, 4.000 depósitos de agua de 20
litros, seis kits para abastecimiento de agua, 25 neveras, tres
motobombas, tres generadores de 4.000 vatios, tres generadores de
2.200 y un nuevo vehículo 4x4. Con destino a la organización femenina
que les he dicho antes se enviaron 2.000 kilogramos en medicamentos y
material sanitario fungible.

Esta segunda fase de medidas incluyó, además, las siguientes
acciones: La segunda subvención a Cruz Roja Española de 150 millones
de pesetas directamente en dinero, porque se podía adquirir en el
mercado local por estas cantidades; subvención al Alto Comisionado
para las Naciones Unidas para los Refugiados de 90 millones de
pesetas, en el marco del llamamiento interagencias de Naciones
Unidas; subvención a Médicos del Mundo de 90 millones de pesetas para
la distribución de ayuda humanitaria a desplazados internos y a los
refugiados en países limítrofes, especialmente Pakistán e Irán, ya
que ésta era la única organización que tenía presencia en Irán, y
flete de dos aviones, 60 millones de pesetas; subvenciones para
acciones de apoyo a minorías vulnerables en Pakistán por valor de 76
millones de pesetas y subvención a Intermón, Cáritas España y Acción
Solidaria-IGMAN, con destino a la atención de refugiados y
desplazados afganos de 80, 55,7 y 9, 5 millones de pesetas
respectivamente. Se trata de tres organizaciones que tienen presencia
en Afganistán. El coste de las actuaciones comprendidas en esta
segunda fase ascendió a 611 millones de pesetas. En consecuencia,
hasta ahora la contribución total de la agencia a la crisis de los
refugiados y desplazados afganos ha sido de 903 millones de pesetas.

Por otra parte, al agravarse la situación de los territorios
palestinos como consecuencia de diversas actuaciones ocurridas a
causa de los acontecimientos sucedidos a partir de los atentados del
11 de septiembre, se han otorgado 200 millones de pesetas
suplementarios de ayuda humanitaria a los palestinos, al margen de la
cooperación que ya se hace. Así pues, sumando la ayuda humanitaria de
emergencia enviada en un primer momento a los refugiados afganos, 292
millones, las aportaciones de la segunda fase, 611 millones, y los
200 millones de pesetas entregados a los palestinos, se llega a la
conclusión de que el Gobierno, a través de la Agencia Española de
Cooperación Internacional, ha destinado ya 1.103 millones de pesetas
a paliar las consecuencias
de las crisis humanitaria de Afganistán, que se han
distribuido entre diversas organizaciones: Cruz Roja Española, 360
millones de pesetas; Médicos del Mundo, 90 millones; Intermón Oxfam,
80 millones; ACNUR, 90 millones; Programa Mundial de Alimentos de
Naciones Unidas, 90 millones; Fundación CEAR, 50 millones, y
Transporte de Carga y otras entidades, 143 millones. En función de
los acontecimientos futuros el Gobierno podría decidir nuevas
contribuciones si la evolución de la situación de los refugiados
y desplazados afganos lo aconseja, pero tendría que ser ya a partir de
enero porque en estos momentos están absolutamente agotadas todas las
reservas que tenía el Gobierno para actuaciones de emergencia.

Por último, es importante señalar que los gobiernos de algunas
comunidades autónomas están también contribuyendo a paliar los
efectos de esta crisis y, según las informaciones que se han
facilitado al Ministerio de Asuntos Exteriores, han realizado
aportaciones las siguientes comunidades autónomas: Cataluña ha
concedido una subvención de 44 millones de pesetas a Cruz Roja
Española; Andalucía, 75 millones a ACNUR; el País Vasco, 62 millones
de pesetas; La Rioja, 11 millones de pesetas a Cruz Roja Española;
Castilla y León, 8 millones a Médicos del Mundo, y Aragón, 4 millones
a Cruz Roja Española. Todo esto eleva la contribución oficial de
España a la crisis humanitaria en territorio de Afganistán y Pakistán
a 1.107 millones de pesetas, más los 200 suplementarios de los
territorios palestinos.




El señor VICEPRESIDENTE (Fariñas Sobrino): Señora Blanco.




La señora BLANCO TERÁN: Por fin tenemos cifras que no conocíamos
hasta el momento, porque nuestro grupo parlamentario se había quedado
en los 291 millones de las tres organizaciones que usted ha
mencionado: Cruz Roja-Media Luna Roja, Médicos del Mundo y Fundación
CEAR, que no trabaja allí con ACNUR porque no podía operar sino con
Unicef. Se lo digo porque es importante saber esto, ya que estaban
desbordados y hubo un consorcio con Unicef. También sabíamos de la
contribución de las comunidades autónomas, lo que nos sorprende son
estas cuentas finales, a mí me salen unos 903 millones de aportación
del Gobierno español, porque no podemos meter ahí, por ejemplo, los
200 millones a Palestina, ya que estamos hablando de la crisis afgana
y creo que hay que diferenciarlo bien, tampoco debemos meter las
contribuciones de las comunidades autónomas porque van por otra vía
de cooperación descentralizada. (El señor presidente ocupa la
presidencia.) Por fin tenemos unas cifras, que son alrededor de 900
millones. Nuestro grupo parlamentario, como el señor secretario de
Estado sabe, ha venido proponiendo insistentemente en esta Cámara al
grupo mayoritario enel Gobierno y al propio Gobierno que se
incrementara la



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ayuda. No me voy a remontar muy lejos, pero fue en febrero, mucho
antes de los atentados del 11 de septiembre y mucho antes de la
crisis afgana, cuando nuestro grupo parlamentario presentó una
proposición no de ley sobre los refugiados afganos en los campos de
Pakistán. Situación que venía de muy lejos, como el señor secretario
de Estado sabe, y que no se remonta sólo a la crisis del 11 de
septiembre y a los posteriores bombardeos y ataques a Afganistán por
parte de la coalición internacional. Mucha gente de la población
afgana se encontraba en estos campos desde hacía 10 y 15 años de
media en unas condiciones como usted muy bien sabe infrahumanas.

Lamentablemente esa proposición no de ley fue rechazada en Comisión.

Fue rechazada también una proposición no de ley que nuestro grupo
parlamentario presentó en Pleno el 30 de octubre instando al Gobierno
a incrementar la ayuda, que posteriormente hemos visto, si es que es
así -y no tenemos por qué pensar que no sea así-, que el Gobierno ha
incrementado. Sin embargo, fue rechazada también en Pleno.

Yo creo que, en aras de la ayuda humanitaria y de emergencia en la
crisis internacional que estamos viviendo, sería conveniente -y no
soy la más indicada para dar consejos- que nos pusiéramos de acuerdo
en determinadas líneas de actuación que convendría llevar
consensuadas, porque esta Cámara saldría más favorecida y los grupos
más reforzados, y sobre todo ante la opinión pública este Parlamento
y esta Casa tendrían una fuerza de la que a veces carecen. Eso era
sólo una pequeña introducción, aunque mi intervención va a ser breve
en general, para constatar que nos alegramos de que la ayuda se haya
incrementado por parte del Gobierno, aun siendo rechazadas las
proposiciones no de ley que reiteradamente veníamos planteando.

A partir de ahí nos ha preocupado una cosa, aunque compartimos la
mayor. Todos estamos preocupados por el terrorismo internacional,
todos hemos sido golpeados por los atentados del 11 de septiembre,
todos nos hemos sentido de alguna forma más frágiles, pero España
forma parte de la coalición internacional que está hoy en Afganistán
y, como usted muy bien decía, igual que los distintos portavoces
-desde luego el de mi propio partido-, consideramos que la
cooperación internacional al desarrollo, la cooperación de emergencia
y la ayuda humanitaria forman parte también de la acción exterior,
así que nos vamos a referir muy brevemente a algo que es
extremadamente importante. Si todos nos sentimos golpeados por el
terrorismo y todos, blandiendo la frase de legítima defensa, hemos
entrado en Afganistán, todos somos responsables también de lo que se
está produciendo como tragedia humanitaria en Afganistán. La
comunidad internacional no puede tener un doble rasero para tratar a
las víctimas de uno u otro lado de forma diferente, así que, aun
compartiendo nuestra lucha global contra el terrorismo, compartimos
también la responsabilidad que conlleva esa lucha de los efectos que
causamos a veces en las poblaciones
civiles, en este caso la afgana, y esperemos que posteriormente no se
dé en otros muchos países.

Si esto es así, la ayuda que España tiene que proporcionar tiene que
ser más transparente, más clara y ser consensuada. Todos tenemos la
responsabilidad de las víctimas, de las nuestras y de las del otro
lado; sí, es así para nosotros, aunque para ustedes no sea así. El
comité internacional de la Cruz Roja, que no es sospechoso de nada,
afirma que de cada diez víctimas que se producen en un conflicto
nueve son población civil, nueve no intervienen en el conflicto, son
normalmente la masa de refugiados y desplazados internos que se
encuentran en esos países. Si esto es así y lo vemos por los campos
de refugiados y por los millones de personas desplazadas dentro del
propio Afganistán con motivo de la guerra y también con motivo de sus
propias guerras internas, anteriores al propio conflicto, nosotros
también tenemos algo que decir en todo eso.

La Unión Europea marcó el establecimiento de un montante a los países
donantes, y ese montante era muy alto en millones de euros, era
exactamente, si no recuerdo mal, 316 millones de euros, a los que
España en un primer momento -ahora ha ascendido esa cantidad- acudió
con 1,75 millones de euros, más todas las cifras que usted nos ha
proporcionado, incluida la aportación al ACNUR de 90 millones después
de la visita del alto comisionado Rudd Lubbers. Nos parece poco,
sabemos que muchas veces la opinión pública no comparte la ayuda que
España en su acción exterior puede establecer hacia otros países.

Pero es el compromiso de los grupos parlamentarios, de los partidos
políticos y del Gobierno hacer llegar también a la opinión pública un
mensaje que sea inteligible. Siempre hemos considerado que la opinión
pública española es generosa atendiendo a los llamamientos de la
sociedad civil y del propio Gobierno ante las tragedias humanitarias.

Eso también lo podrá entender la opinión pública española, sobre todo
en un país donde las encuestas vierten ciertas dudas sobre las
operaciones militares, no en el fondo de la cuestión sino a veces en
la forma en que se llevan a cabo. Que estemos de acuerdo en el fondo
de la cuestión de la lucha contra el terrorismo no significa un
cierre total de filas en cuanto a la forma en que se llevan a cabo
determinadas acciones. Eso lo comparte mucha parte de la opinión
pública española.

Les conminaríamos a que estuviéramos a la altura de las
circunstancias. Creo que a veces determinadas actuaciones la opinión
pública las entiende mejor de lo que nosotros pensamos.




El señor PRESIDENTE: Señora Blanco, le ruego que concluya.




La señora BLANCO TERÁN: Termino, señor presidente.




La crisis de Afganistán, con motivo de los dramáticos atentados del
11 de septiembre, ha marcado un hito histórico,



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un antes y un después y el mundo desarrollado, el primer mundo, tiene
responsabilidades muy importantes en la resolución de esa crisis. El
ministro de Defensa español ya ha dicho cuáles son las
responsabilidades en términos de defensa y pedimos que en ayuda
humanitaria esa información sea más transparente.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y
PARA IBEROAMÉRICA (Cortés Martín): La información que hoy he
transmitido a la Comisión se ha facilitado a la prensa. La despedida
de los aviones ha sido cubierta por los medios de comunicación, por
todos los medios de comunicación, sin excepción. Hay notas de la
Oficina de Información Diplomática que se pueden hacer llegar a S.S.

donde viene detallada exactamente toda la información que aquí he
dado. Por tanto, bajo ningún concepto puedo aceptar lo de la falta de
transparencia en esta ayuda. Otra cosa es que la comparecencia
parlamentaria se haya producido hoy por cuestiones de agenda, pero la
información se ha dado a la prensa. Tanto en la salida de los aviones
como en notas de prensa que han salido de la Oficina de Información
Diplomática se ha dado la información. Yo mismo di una rueda de
prensa a mediados de octubre donde expliqué con todo detalle todas
las actividades que allí se habían realizado.

Con ocasión de la visita del responsable de ACNUR hubo otra rueda de
prensa en la que se explicó lo que se estaba haciendo y en otra rueda
de prensa posterior tuve la ocasión -porque había un debate sobre si
se tenía que dar a ACNUR o no- de presentar sendas cartas de los
presidentes de Médicos del Mundo y de Intermón Oxfam en las que se
decía que la ayuda que destinase España a Afganistán se debía dar a
las organizaciones no gubernamentales españolas que estuviesen
actuando sobre la zona. Por otra parte, el embajador de Pakistán
pidió que la ayuda no se diese a ACNUR sino a la Cruz Roja
Internacional, a la Media Luna Roja, porque era la que precisamente
tenía conexión con la población afgana, y no se trataba de atraer más
refugiados afganos a Pakistán, sino de poder atender a los afganos en
su propio territorio. Tiene usted razón en la corrección que ha hecho
sobre lo de ACNUR, pero esto no es porque no se quisiera hacer, sino
porque estaban saturados y porque no podían actuar en Afganistán y lo
que nosotros pretendíamos era que se actuase allí.

La ayuda a ACNUR se produjo después de la visita del señor Lubbers
con dos matizaciones. España contribuye a ACNUR con 400 millones de
pesetas al año, primera cuestión. Por tanto, ACNUR, que sólo se
dedica a los refugiados, dedicará ese dinero a refugiados, espero que
no lo dedique a mantener sede, estructuras
y burocracia. Por otro lado, quedaba pendiente el que hubiese una
aclaración por parte de los responsables de ACNUR sobre si mantenían
la posición que mantuvo ACNUR en el sentido de apoyar la posición del
Gobierno belga hace cinco años de considerar a terroristas etarras
como refugiados dignos de protección política. Eso lo dijo ACNUR en
dos ocasiones en 1993, pero lo volvió a repetir en 1998. Por lo
tanto, hacía falta esta aclaración por parte de ACNUR, que el señor
Lubbers dio, no con toda la contundencia que hubiésemos querido, pero
la dio. En ese momento se produjo una contribución extraordinaria a
los 400 millones que recibe como contribución voluntaria ACNUR.

A partir de aquí entramos en otra cuestión que ya no es la de los
datos, sino una cuestión más subjetiva. Comparto plenamente con usted
que todos nos sentimos golpeados con el terrorismo. Discrepo
radicalmente de S.S. en que seamos responsables de lo que pasa en
Afganistán. De lo que pasa en Afganistán es responsable un gobierno
de criminales, unos personajes criminales que han estado en
Afganistán como Osama Bin Laden y sus secuaces, el Gobierno talibán y
todos aquellos que han apoyado a un gobierno de criminales. Las
mujeres afganas, los niños afganos, los torturados afganos no han
sido ni torturados, ni discriminados, ni excluidos de la escuela, ni
excluidos de la sanidad por la comunidad internacional. En modo
alguno acepto que haya ninguna responsabilidad en lo que ha ocurrido
en Afganistán. Lo que ocurre a partir del 11 de septiembre es que hay
evidencias que nos ofrece una nación aliada, decente y amiga, de que
en Afganistán se está apoyando y se está dando cobertura al
instigador de la acción criminal más terrible que se ha sufrido en
los últimos años en el mundo libre. Ha habido otras cosas más atroces
en el mundo no libre. Por lo tanto, toda la comunidad internacional
libre, por unanimidad, todos los países de la Alianza Atlántica, de
la alianza de los países libres, respalda esa acción militar y no se
siente responsable de las consecuencias de esas acciones militares.

Hay un único responsable que es el Gobierno talibán y hay otros
responsables que son los que apoyan al Gobierno talibán, sean o no
afganos. Es verdad que toda acción bélica tiene efectos no deseados,
pero esos efectos no deseados no son responsabilidad de quienes
acometen la acción militar en legítima defensa, respaldada por toda
la comunidad internacional. Esta cuestión de las responsabilidades-
estoy seguro que S.S. también tiene conciencia- es algo muy
importante. Yo no quiero tener sobre mi conciencia que haya personas
que hayan muerto o que hayan sufrido como consecuencia de una acción
legítima. El gobierno que estaba allí usa muchas veces escudos
humanos y elementos de distracción. Evidentemente también se cometen
fallos humanos, pero una cosa es el fallo humano y otra es la
responsabilidad. Una cosa es que una bomba que iba dirigida contra un
objetivo militar por errores técnicos o errores humanos se desvíe y



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alcance otros objetivos de población, y otra cosa es que eso
signifique que hay una responsabilidad moral. Sobre este punto, bajo
ningún concepto estoy de acuerdo con S.S. en que tengamos
responsabilidad.

Estoy de acuerdo con S.S. en que tenemos algo que decir, pero no
responsabilidad. Tenemos algo que decir y lo que estamos diciendo es
que vamos a ayudar a la reconstrucción de Afganistán. El tercer avión
español que ha ido a Pakistán quisimos que fuese a Afganistán; no
pudo hacerlo por imposibilidades logísticas, porque no podía llegar;
fue a Pakistán y se trasladó la ayuda a Afganistán. De la
contribución europea, de los 316 millones de euros, ha habido una
contribución suplementaria de 1.750.000 euros; pero de esos 316
millones un 8,75 por ciento, como antes se nos recordaba, es
contribución española. Por tanto, tampoco entremos en el
nacionalmasoquismo de decir que contribuimos poco. Cuando estuvimos
hablando con el representante de ACNUR, al ver las aportaciones que
habían hecho a ACNUR y a la situación afgana todos los países de la
Unión Europea, España estaba en la media alta y después todavía se
han hecho nuevas aportaciones.

Me importa principalmente decir que las ONG españolas pidieron que se
hiciera a través de los españoles; lo pidieron, según ellos nos
dijeron, al secretario general del Partido Socialista en una
entrevista que tuvieron con él; nos lo pidieron a nosotros y cuando
apareció una noticia en la que una portavoz de Amnistía Internacional
decía -al mismo tiempo que pedían el cese de las hostilidades- que se
tenía que ayudar a ACNUR, yo pedí una confirmación escrita para la
rueda de prensa que tenía dos días después. Tengo dos cartas -que
puedo enviar a su señoría- del presidente de Intermón Oxfam y del
presidente de Médicos del Mundo diciendo que la actuación del
Gobierno español era la correcta, la de hacerlo a través de las
organizaciones no gubernamentales españolas que tenían presencia
allí.

El Gobierno español, desde luego, respalda plenamente la acción
militar y el combate contra el terrorismo. El mundo occidental, el
mundo que respeta las libertades, el mundo que garantiza la igualdad
entre hombres y mujeres, el mundo en el que existe la democracia no
tiene la responsabilidad de que haya países que hayan tenido la
desgracia de caer en manos de gobiernos criminales y que hoy todavía
estén en manos de dictaduras que son terroristas y que protegen y
amparan a terroristas. Frente a eso la comunidad internacional,
gracias a Dios, ha tomado conciencia y ha tomado la firme decisión de
combatirles por todos los medios en el marco de las reglas del Estado
de derecho de cada uno de nuestros países. Esto también ha sido
respaldado por el Partido Socialista Obrero Español en los debates
parlamentarios que se han planteado en esta Cámara. Por tanto,
responsabilidades nuestras, ninguna, porque eso afectaría a nuestra
conciencia. Podríamos hacer peor o mejor las cosas y eso es una
cuestión discutible. Podríamos dedicar más o menos
dinero -he dicho que se han acabado los fondos que teníamos- junto
con estos más de 1.000 millones que se han dedicado. Tiene razón en
separar, yo lo he hecho, los 200 millones extraordinarios de los
territorios palestinos que se han visto afectados y de manera
dramática por esta situación. He querido apuntar los de las
comunidades autónomas diciendo quién los ha dado para que se sepa que
no ha sido una respuesta sólo del Gobierno sino que ha habido también
una cooperación descentralizada. No tenemos información sobre las
aportaciones privadas de las cuentas que se han abierto en distintas
oficinas y por distintas organizaciones no gubernamentales, pero en
el último mes y medio ha habido que atender también por ayuda de
emergencia situaciones de hambre extrema en Centroamérica,
inundaciones en Filipinas, en Cuba y en Argelia. Al final, los
recursos son los que son y comprendo que es más fácil pedir que haya
más recursos que tener la responsabilidad de administrar los que hay,
pero esto es lo que ha hecho el Gobierno en todo momento con plena
transparencia. Se ha informado a los medios de comunicación y, desde
luego, si se demora la comparecencia parlamentaria por razones del
calendario parlamentario, bien sabe S.S., como lo conocen todos los
miembros de esta Comisión, que el Ministerio de Asuntos Exteriores es
un ministerio plenamente transparente en todo lo que tiene que ver
con el destino de los dineros públicos.

Muchas gracias, señor presidente. (La señora Blanco Terán pide la
palabra.)



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor secretario de Estado.

Señora Blanco, usted conoce muy bien el reglamento y sabe que en las
preguntas hay trámite de réplica y dúplica, pero no más. Creo que es
conocido por todos y comprendo que esto puede dar lugar a debates
sucesivos, pero no procede.




- DEL SEÑOR PÉREZ CASADO (GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA), SOBRE
MANTENIMIENTO POR EL GOBIERNO DE LAS AFIRMACIONES REALIZADAS EL DÍA
10 DE DICIEMBRE DE 2001 ANTE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS POR EL SECRETARIO DE ESTADO PARA LA
COOPERACIÓN INTERNACIONAL ACERCA DE QUE ESPAÑA HABÍA APORTADO
CUATROCIENTOS MILLONES DE PESETAS ANTE EL LLAMAMIENTO REALIZADO POR
ACNUR PARA RESPONDER A LAS PRIMERAS NECESIDADES DE LOS REFUGIADOS
AFGANOS. (Número de expediente 181/001145)



El señor PRESIDENTE: Pasamos a sustanciar el punto número 6 del orden
del día, que es la pregunta que formula el diputado don Ricard Pérez
Casado.




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Tiene el uso de la palabra. la ayuda española de emergencia, por
razones logísticas -he escuchado alguna hace un instante-, no se El
señor PÉREZ CASADO: Señor presidente, tomo puede producir, se recurre
al ámbito multilateral; en la palabra para formular la pregunta en el
siguiente este caso, ACNUR podría ser el ámbito multilateral.

contexto. Querría que nos aclarara el señor secretario de Estado,
Nadie de mi grupo ha entendido que se responsabilizaba si lo tiene a
bien, qué cosas han sucedido para que de la violencia en Afganistán
al Gobierno. Estamos este baile de cifras nos haya conducido a cierta
perplejidad del lado de las víctimas, cualquiera que sea el origen y
la y, desde luego, a cierto estupor por parte de la opinión causa que
las producen. En la intervención anterior mi pública. compañera
hablaba de las víctimas. Creo que ha quedado clarísimo que estábamos
hablando de las víctimas y El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el
señor de la ayuda a las víctimas, responsabilidad, esa sí, de la
secretario de Estado. comunidad internacional y la nuestra es ayudar
a las víctimas. (El señor secretario de Estado para la Cooperación El
señor SECRETARIO DE ESTADO PARA LA



Internacional y para Iberoamérica, Cortés COOPERACIÓN INTERNACIONAL Y
PARA



Martín: Responsabilidad de las ayudas, pero no de IBEROAMÉRICA
(Cortés Martín): Señoría, es evidente



que sean víctimas.) Ese era el sentido que tenía la intervención, que
ha habido errores, pero me parece que la



señor presidente, de mi compañera. palabra estupor en la opinión
pública internacional sea



Aclarado esto y admitido a trámite, mi pregunta es un poco excesiva.

Cada uno maneja el vocabulario



más sencilla. Queremos resolver unas pequeñas contradicciones como
quiere.




que se han producido en el ámbito parlamentario. La contribución
extraordinaria, después de la visita



El 10 de octubre, ante un llamamiento de ACNUR del señor Lubbers, es
de medio millón de dólares, no



en el mes de septiembre, se nos dice que habrá una dotación de un
millón de dólares, que corresponde a 92 millones



adicional al Fondo de las Naciones Unidas para los de pesetas. La
contribución de España a ACNUR, como



Refugiados por 400 millones de pesetas y unos días más contribución
voluntaria, aprobada el 21 de septiembre,



tarde, en ámbito parlamentario también y en boca del es de 340
millones de pesetas, que yo he redondeado



portavoz del Partido Popular señor Arístegui, se nos en 400 millones
de pesetas, por la sencilla razón de



habla de que habrá un millón de dólares. Entiendo poco, que, desde
1997 hasta el año 2000, las contribuciones



como todos, de los cambios y fluctuaciones monetarios, voluntarias de
España a ACNUR han sido de 676 millones



pero es que después de la entrevista de Ruud Lubbers de pesetas y
había unos remanentes que todavía no



con el presidente del Gobierno, el resultado final de la se habían
entregado. Por lo tanto, el redondeo son 400 millones de pesetas, un
poquito más, aunque lo aprobado aportación extraordinaria es de 90
millones de pesetas. por el Consejo de Ministros es de 340 millones
de Cierto que puede haber recesión y puede haber fluctuaciones
pesetas. Esto son los datos ciertos. monetarias, pero nos gustaría
saber simplemente cuál es el camino que se ha seguido para estas El
señor PRESIDENTE: Señor Pérez Casado (Pausa.) aportaciones
extraordinarias, que en un momento era No habiendo más asuntos que
tratar y agradeciendo de 400 millones de pesetas, en otro de un
millón de a los servicios de la Cámara y a los diputados su presencia
dólares y después de 90 millones de pesetas, y qué es hoy aquí, y de
nuevo al secretario de Estado, se lo que ha ocurrido como respuesta a
ese llamamiento levanta la sesión. de ACNUR. Somos muy conscientes,
lo dijo el secretario de Estado en la otra comparecencia, de que,
cuando Eran las dos y diez minutos de la tarde.