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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 112, de 29/11/2000
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 2000 VII Legislatura Núm. 112



ASUNTOS EXTERIORES



PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.a ISABEL TOCINO BISCAROLASAGA



Sesión núm. 10



celebrada el miércoles, 29 de noviembre de 2000



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor ministro de Asuntos Exteriores (Piqué i
Camps) para informar sobre:



- Situación del submarino Tireless. A petición propia. (Número de
expediente 214/000029.) . . . (Página 3264)



- Las nuevas circunstancias de la reparación del submarino nuclear
Tireless en Gibraltar, cuya avería es más grave de lo previsto. A
solicitud del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida. (Número
de expediente 213/000200.) . . . (Página 3264)



- La situación generada por la presencia y reparación del submarino
Tireless en Gibraltar. A solicitud del Grupo Parlamentario
Socialista. (Número de expediente 213/000207.) . . . (Página 3264)



- La situación del submarino Tireless y la necesidad de su traslado
inmediato al Reino Unido.

A solicitud del Grupo Parlamentario Mixto. (Número de expediente 213/
000217.) . . . (Página 3264)



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Preguntas:



- Del señor Marín González (Grupo Parlamentario Socialista) sobre la
avería del submarino británico Tireless. (Número de expediente 181/
000239) . . . (Página 3264)



Se abre la sesión a las once de la mañana.




COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (PIQUÉ I
CAMPS) PARA INFORMAR SOBRE:



- SITUACIÓN DEL SUBMARINO TIRELESS. A PETICIÓN PROPIA (Número de
expediente 214/000029)



- LAS NUEVAS CIRCUNSTANCIAS DE LA REPARACIÓN DEL SUBMARINO NUCLEAR EN
GIBRALTAR, CUYA AVERÍA ES MÁS GRAVE DE LO PREVISTO. A SOLICITUD DEL
GRUPO PARLAMENTARIO FEDERAL DE IZQUIERDA UNIDA (Número de expediente
213/000200)



- LA SITUACIÓN GENERADA POR LA PRESENCIA Y REPARACIÓN DEL SUBMARINO
TIRELESS EN GIBRALTAR. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA
(Número de expediente 213/000207)



- LA SITUACIÓN DEL SUBMARINO TIRELESS Y LA NECESIDAD DE SU TRASLADO
INMEDIATO AL REINO UNIDO PARA SU REPARACIÓN. A SOLICITUD DEL GRUPO
PARLAMENTARIO MIXTO (Número de expediente 213/000217)



PREGUNTAS:



- DEL SEÑOR MARÍN GONZÁLEZ (GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA) SOBRE
AVERÍA DEL SUBMARINO BRITÁNICO TIRELESS (Número de expediente 181/
000239)



PRESIDENTA:
La señora Buenos días, señorías.

Agradecemos la presencia del señor ministro, que ha madrugado y ha
llegado antes de tiempo. En cualquier caso, parece que ya están todos
los portavoces de los distintos grupos parlamentarios y, por tanto,
antes de darle la palabra para su intervención, ya que hay una
comparecencia a petición propia, deberíamos plantearnos una cuestión
de orden.

Saben SS.SS. que hoy hay cuatro puntos del orden del día que
coinciden en cuanto a la materia, puesto que todos son peticiones de
los grupos parlamentarios de comparecencia del Gobierno, en este caso
del ministro de Asuntos Exteriores, para informar sobre la situación
del submarino Tireless. Por esa razón, pediría a SS.SS. la
acumulación de las cuatro solicitudes de comparecencia y que cada uno
de los intervinientes en su turno haga referencia a la solicitud que
haya planteado, con lo cual integraríamos los cuatro puntos del orden
del día en uno único. Luego daríamos paso al quinto punto, que es una
pregunta que realizará el portavoz del Grupo Socialista don Manuel
Marín. ¿Les parece bien esta fórmula? (El señor Marín González pide
la palabra.)
Señor Marín.




El señor MARÍN GONZÁLEZ: Para facilitar su trabajo, no me importaría
que se hiciera en la misma intervención la pregunta y las peticiones
de comparecencia, siempre que usted me acumule los tiempos. Quisiera
saber si la agrupación de las cuatro iniciativas implica acumular los
tiempos o comprimirlos.




La señora PRESIDENTA: Señor Marín, ustedes mismos van a ser
conscientes de la extensión que van a requerir para exponer sus
planteamientos. El señor ministro va a hacer una primera
intervención. A partir de ahí daré los turnos de palabra a SS.SS. y
ya les puedo anticipar que no les voy a conceder diez minutos, sino
que van a tener más tiempo. Por tanto, puesto que la materia es la
misma, le agradezco que podamos subsumir también el quinto punto del
orden del día en su intervención y el señor ministro en su
contestación hará mención a la misma.




El señor MARÍN GONZÁLEZ: Me parece correcta su decisión.




La señora PRESIDENTA: Si es así, empezamos el desarrollo de esta
sesión. En primer lugar, tiene la palabra el señor ministro de
Asuntos Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): Señorías,
comparezco con mucho gusto ante la Cámara, para exponer la situación
en que se halla el proceso de reparación del submarino nuclear
británico H.M.S. Tireless, atracado en la base



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naval de Gibraltar, y para transmitir en detalle a esta Comisión los
datos aportados por las autoridades españolas y británicas
responsables en materia de seguridad nuclear, datos que permiten al
Gobierno ratificarse en su afirmación de que no hay motivos de alarma
ni riesgo alguno para la población de la zona derivados de la avería
y de los planes de reparación en marcha. Aunque resulte una obviedad,
quiero subrayar a SS.SS. que en este asunto el Gobierno se ha regido
y se sigue rigiendo por una prioridad básica e irrenunciable que
prima sobre cualquier otra consideración, que es asegurar en todo
momento que se dan y se van a seguir dando las máximas garantías de
seguridad para toda la población española y, muy en particular, para
los habitantes del Campo de Gibraltar. Si en algún momento el
Gobierno hubiera tenido la más mínima duda sobre las citadas
garantías de seguridad presentes y futuras, la reacción como no
podría ser de otro modo, hubiera sido inmediata, tanto en términos de
adopción de todas las medidas pertinentes como en el plano de la
absoluta transparencia informativa para con la opinión pública.

Prueba de la ausencia de riesgos efectivos es que nuestras
autoridades de protección civil y de seguridad nuclear no
consideraron en su día necesaria la adopción de un plan de emergencia
sino de un mero plan de actuación, que está en marcha a plena
satisfacción, sin que la nueva naturaleza técnica de la avería
descubierta el pasado 11 de octubre haya hecho necesario reconsiderar
por parte de los técnicos en la materia dicha decisión inicial.

En un tema tan complejo como el de la energía nuclear y que suscita
fácilmente temores en la población, los responsables políticos, ya
sean del Gobierno o de la oposición, tenemos que hacer gala de una
especial responsabilidad, y la responsabilidad en un tema de estas
características se asume en los países serios apoyándose siempre en
la opinión cualificada de expertos independientes y de los organismos
de seguridad nuclear y evitando hacer pronunciamientos personales por
parte de quienes no disponen de los conocimientos necesarios para
ello.

En el caso que nos ocupa esta ha sido la línea seguida por el
Gobierno, que ha podido contar desde el principio con toda la
información técnica pertinente por parte de las autoridades nucleares
de un país aliado y socio en la Unión Europea, que conoce sus
responsabilidades internacionales en la materia, información que ha
sido minuciosamente evaluada, contrastada y precisada por parte del
Consejo de Seguridad Nuclear, creado por este Parlamento. Toda
valoración de la situación que no parta de la debida apoyatura
técnica suministrada por las autoridades británicas y españolas en la
materia resulta, pues, poco responsable, sobre todo cuando azuza la
alarma social entre nuestros ciudadanos y no responde a la verdad.

Lamento la preocupación que algunas manifestaciones están generando
en las familias del Campo de Gibraltar, a veces buscando
el fácil ataque al Gobierno, aprovechando los temores lógicos y
legítimos de nuestros ciudadanos con afirmaciones que no tienen el
debido soporte técnico y, por tanto, el necesario rigor y seriedad. A
lo largo de mi exposición voy a intentar volver a hacer un ejercicio
de responsabilidad y exponer cuál es la percepción del Gobierno sobre
la situación basándome no en criterios y opiniones personales sino en
la información detallada y autorizada de los organismos españoles y
británicos especialistas en materia nuclear. Es un ejercicio más
difícil, pero es más responsable para con la verdad y para con
nuestros ciudadanos a los que se debe el Gobierno.

Permítanme que haga una exposición de los hechos. El submarino
británico de propulsión nuclear Tireless atracó el pasado 19 de mayo
en el puerto de Gibraltar con una avería derivada de una fuga de agua
del circuito primario de refrigeración del reactor. Los expertos
británicos consideraron que se trataba de una fisura de dos
milímetros en una tubería del circuito, desecharon por razones de
seguridad el traslado del submarino al Reino Unido y consideraron que
la reparación, al no revestir dificultad técnica, podía ser llevada a
cabo con las máximas garantías de seguridad en el puerto de
Gibraltar, previo su acondicionamiento. Los trabajos de reparación
sólo pudieron iniciarse a mediados de septiembre, una vez enfriado el
reactor.

El 11 de octubre se nos explicó que los resultados de los trabajos
efectuados en la zona de la grieta que originó la fuga del
refrigerante primario habían puesto de manifiesto que el origen de la
misma era distinto al inicialmente postulado. La naturaleza de la
avería ya se encuentra identificada. Se trata de una avería más
compleja, si bien su reparación in situ en el puerto de Gibraltar
resultaría igualmente segura. De las explicaciones recibidas se
deduce que la avería consiste en dos grietas en la zona de unión de
dos tuberías del circuito de refrigeración, afectando no sólo a la
soldadura entre ambas, como inicialmente se supuso como hipótesis más
posible, sino comprometiendo también al material base de una de
ellas. Los minuciosos trabajos realizados para clarificar las causas
de la avería han permitido establecer una sólida hipótesis de que la
grieta se ha producido como consecuencia de un proceso de fatiga
térmica debido a la conjunción de dos factores, un defecto de diseño
en las características de la mecanización y las tensiones térmicas
que se producen en esa zona durante la operación normal del reactor.

Se trataría de un problema restringido a este punto concreto del
circuito de refrigeración sin que el reactor se encuentre afectado.

Dado que podría ser un problema genérico y afectar a otros submarinos
nucleares de características similares, la Armada británica
inspeccionó la totalidad de los submarinos de ataque británicos de
las series Trafalgar, como el Tireless, y Swiftsure comprobando en
algunos de ellos la existencia del mismo tipo de grieta. El hecho de
que la grieta afecte al



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material base hace que la reparación ya no pueda consistir en una
mera soldadura de las fisuras. El nuevo método consiste en cortar la
tubería, sanear mediante mecanizado la zona de la tubería agrietada y
soldar una pieza especial que permita el acoplamiento de la tubería
secundaria.

El pasado viernes 24 se procedió al corte y extracción de la parte
afectada de la tubería del circuito primario. Esta pieza se ha
trasladado a un laboratorio especializado en el Reino Unido para su
examen metalográfico, con objeto de determinar con precisión el
mecanismo que originó la grieta y ultimar los detalles del
procedimiento para su reparación. Desde el punto de vista técnico, la
reparación no presenta mayores dificultades, aunque antes de utilizar
la pieza de acoplamiento de fabricación comercial habrá que verificar
que cumple con los requisitos necesarios de calidad exigidos para los
circuitos de refrigeración de reactores nucleares. Según nos han
señalado las autoridades británicas, muy probablemente se realicen
pruebas previas antes de iniciar la reparación del Tireless en otro
de los submarinos que actualmente se encuentran varados en la base de
Devonport en el Reino Unido. Después de la reparación y antes de
proceder al arranque del reactor, que se realizará con todas las
garantías de seguridad, el correcto funcionamiento del circuito
primario deberá ser comprobado mediante la realización de ensayos no
destructivos en la zona de unión de la soldadura reparada, mediante
técnicas de radiografías y ultrasonidos y de una prueba hidrostática
que permite comprobar la integridad del circuito primario mediante un
aumento de la presión en el mismo y la verificación de la ausencia de
fuga. De momento, los trabajos en el submarino continúan detenidos
hasta que, dentro del plan de reparación en curso, la Junta de
Control Nuclear de la Armada británica apruebe el nuevo método de
reparación, el programa para realizarla y las homologaciones del
diseño y piezas. Las autoridades británicas estiman que este nuevo
proceso supondrá un alargamiento de unos tres meses sobre el
calendario inicialmente previsto, por lo que esperan finalizar los
trabajos hacia finales de marzo de 2001. El programa de reparación
provisional estaría ultimado en breve plazo y la cualificación de la
pieza de acoplamiento, en principio, a finales de enero. A partir de
ese momento empezarían los trabajos de reparación propiamente dichos
y posteriormente las pruebas de funcionamiento.

La valoración que en función de estos hechos puedo hacer en cuanto a
la permanencia y el proceso de reparación del submarino en el puerto
de Gibraltar es que obviamente se ha generado inquietud en la opinión
pública española y muy en particular en la de la zona vecina por lo
mucho que se ha dicho y escrito estas últimas semanas sobre el
submarino, en ocasiones con falta de rigor. Ante lo contradictorio de
las informaciones que continúan apareciendo, quisiera resaltar
algunos aspectos en relación con este tema. Primero, una
obviedad, a nadie le gusta tener un submarino nuclear en reparación
cerca de su casa, por muy parado que se encuentre su reactor; es
lógico y el Gobierno lo comprende y lo comparte. Como tuve ocasión de
manifestar en mi anterior comparecencia sobre este tema en esta
Comisión el 26 de septiembre, la reparación del Tireless en Gibraltar
no es el escenario que hubiéramos deseado. Ahora bien, se trata de un
buque británico en una base militar británica. Ni tenemos capacidad
para determinar lo que debe hacerse con el submarino ni podemos
impedir que atraquen en Gibraltar buques de propulsión nuclear,
británicos o de otra nacionalidad. La razón última no es otra que la
existencia misma de la colonia de Gibraltar, que constituye un
anacronismo sin paliativos cuando están próximos a cumplirse los 300
años de su ocupación. No se trata de que el Gobierno pretenda
utilizar el Tireless, como se ha dicho, para obtener mejoras en el
contencioso; tan sólo se trata de constatar lo evidente. Si por el
Tratado de Utrecht no hubiésemos cedido la soberanía sobre Gibraltar,
territorio cuya retrocesión a España es por supuesto un objetivo
irrenunciable, hoy no tendríamos el Tireless atracado en su puerto.

El segundo aspecto que quisiera resaltar es que garantizar la
seguridad de la población ha sido la preocupación y el objetivo
esencial del Gobierno. En este sentido, se han pedido y se han
obtenido del Reino Unido las máximas garantías y no hay razón
objetiva para desconfiar de las medidas de seguridad adoptadas por el
Gobierno británico y contrastadas por nuestros propios técnicos. En
ningún momento ha existido riesgo para la población española del
Campo de Gibraltar o para el medio ambiente. De la información
suministrada por el Reino Unido se deduce claramente que no se está
dando un paso en relación con el proceso de reparación sin que se
hayan adoptado previamente las máximas medidas de seguridad y sin
haberse cerciorado de la absoluta falta de riesgo de cada una de las
actuaciones que se están emprendiendo. Para el Consejo de Seguridad
Nuclear, en el contexto actual, está garantizada la seguridad del
reactor en todas las fases del proceso de reparación. El reactor
nuclear lleva ya meses apagado en condiciones seguras, con una
generación de calor residual muy pequeña y en disminución.




A pesar de que en sus partes diarios y semanales el Consejo de
Seguridad Nuclear se ha cansado de repetir una y otra vez que no hay
riesgo de fuga de radiactividad en la reparación del Tireless, al
encontrarse el reactor nuclear apagado, y que los análisis de las
muestras tomadas son normales e indican que los niveles de radiación
y contaminación de la zona son los correspondientes al fondo
radiactivo habitual en la misma, algunos medios -también autoridades
locales y representantes de colectivos de la región- siguen
especulando con la existencia de riesgos, a pesar de que la
seguridad, como digo, está garantizada.




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A veces se tergiversan informes y comunicados y se intenta
desacreditar la capacidad técnica y la credibilidad del Consejo de
Seguridad Nuclear como autoridad independiente; como SS.SS. saben, se
trata de un organismo que depende del Parlamento y no del Gobierno y
cuyo presidente fue nombrado en la legislatura previa a la anterior.

Incluso estos últimos días se ha especulado con una disminución del
turismo en la zona. Pues bien, los datos de que disponemos indican lo
contrario. Este verano ha existido un crecimiento de turismo en la
región y así, por ejemplo, en agosto cruzaron la verja en dirección a
Gibraltar un total de 539.778 personas, es decir, un 37 por ciento
más que en el año 1999, y en septiembre la cruzaron en esa misma
dirección 124.041 vehículos, es decir, un 67 por ciento más que el
año anterior. Con todo ello se está creando un clima de alarma social
que no está justificado y que carece de fundamento cuando, repito, no
ha existido y no existe riesgo para la población, y ello no porque
así lo digan los gobiernos español y británico, sino porque es el
criterio de los técnicos, incluidos nuestros expertos en temas
nucleares del Consejo de Seguridad Nuclear, órgano que, como ya he
dicho, no depende del Gobierno sino de este Parlamento. Por lo que
respecta al medio ambiente y según el Consejo, igualmente, los únicos
materiales radiactivos que se extraen en el proceso de reparación,
además de poseer un nivel de radiactividad muy débil, se manejan
siguiendo protocolos normalizados para su trasvase a recipientes
homologados para ello. Para mayor seguridad, se mantendrán las
medidas de vigilancia del medio ambiente establecidas en el plan de
actuación ante un potencial incidente durante la estancia del
submarino en Gibraltar. El plan se seguirá aplicando sin modificación
alguna desde el punto de vista de la seguridad nuclear y de la
protección radiológica.

En tercer lugar, ante la situación originada por el Tireless, lo
fácil y cómodo es, como es natural, pedir su traslado. Desaparecido
el submarino, eliminado el problema. El Gobierno español no tendría
un ápice de duda si existiera riesgo para la población, y no pediría
su traslado al Reino Unido mañana; lo hubiera exigido ya hace meses.

Todos desearíamos que el submarino no se encontrase en Gibraltar y,
presumiblemente, el propio Gobierno británico también quisiera tener
el Tireless en Devonport. Aparte de consideraciones económicas
-personal especializado in situ, instalaciones permanentes de
laboratorios y para almacenamiento, totalidad de materiales ya
homologados-, ¿qué les hubiera importado uno más cuando tienen el
resto de su flota de submarinos de ataque de propulsión nuclear allí
atracada? Pero un Gobierno debe actuar desde la racionalidad y la
responsabilidad y a la hora de considerar un posible traslado hay que
evaluar los aspectos técnicos y sopesar los riesgos asociados a la
operación. Según la información proporcionada por el Reino Unido,
pueden existir tres posibilidades para trasladar
el submarino: remolcarlo, utilizar una plataforma auxiliar o buque-
dique o realizar el trayecto por mar utilizando el motor diesel.

El sistema de propulsión eléctrica con motor diesel es un medio
secundario de generación de energía eléctrica y de propulsión en
circunstancias excepcionales cuando el generador nuclear no está
disponible. Este medio permitió al submarino llegar a Gibraltar al
ocurrir la avería. Ahora bien, es muy lento y no está concebido para
una travesía oceánica. La capacidad de combustible del sistema
diesel, sin posibilidad de reabastecimiento en alta mar, es limitada
y no sería suficiente para un trayecto desde Gibraltar al Reino
Unido. El problema es que, al no disponer de suficiente velocidad, en
caso de malas condiciones de la mar, sería muy difícil mantener la
gobernabilidad del buque y garantizar la propia seguridad del
submarino. En ocasiones se remolcan submarinos nucleares en
distancias cortas. Ahora bien, remolcar un submarino en alta mar
desde Gibraltar hasta el Reino Unido no sería algo tan sencillo,
porque exigiría fijar puntos de anclaje sobre el casco pero, sobre
todo, un tiempo atmosférico favorable. Los submarinos, dado su
diseño, no son buques cuyo remolque resulte fácil en superficie y,
como en el caso anterior con independencia de los problemas derivados
de la falta de velocidad, existe el riesgo adicional de que se rompa
el cable de remolque con mal tiempo. La tercera posibilidad es la del
traslado en una plataforma auxiliar o buque-dique, similar al Blue
Marlin de la compañía noruega Offshore Heavy Transport, que ha
transportado al destructor USS Cole. El problema es que hasta la
fecha sólo se ha realizado este tipo de transporte con submarinos
convencionales y buques de superficie. El caso del Tireless
constituiría un reto de grandes dimensiones en cuanto a ingeniería y
seguridad y requeriría una reparación previa del submarino para
restaurar su circuito primario de refrigeración, con objeto de que el
reactor permaneciera cubierto en todo momento durante el
desplazamiento, ya que ahora el circuito de refrigeración se
encuentra parcialmente vaciado. Esta operación de acondicionamiento,
que habría que realizar igualmente para los supuestos de remolque y
de utilización del sistema diesel, exigiría, según se nos informa,
varios meses de trabajo. En el caso concreto de traslado en
plataforma auxiliar o buque dique, también se necesitaría realizar
otras labores de carácter nuclear para garantizar la seguridad del
submarino durante su alzado y en alta mar. Por otra parte, según la
Marina británica, la probabilidad de accidente es superior a la que
puede admitirse como tolerable para un reactor nuclear. Nada ocurre,
con independencia del perjuicio económico, si se pierde en alta mar
una fragata, pero si fuera un submarino con un reactor nuclear frente
a nuestras costas, tendríamos un serio problema durante años. En
resumen, y aunque es una decisión que compete a las autoridades
británicas, en estos momentos nos parece a todos más seguro continuar



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con la reparación del submarino en Gibraltar, que no comporta
riesgos, que no proceder a su traslado cuando no se dan las
condiciones adecuadas para ello y que sí comportaría riesgo.

El cuarto comentario que deseo hacerles es que la información
proporcionada por el Reino Unido, aunque en ocasiones le hayamos
urgido a ello, en especial cuando se supo que la avería era de
naturaleza distinta a la identificada inicialmente, ha sido correcta
y fluida. Existe un contacto permanente entre el Consejo de Seguridad
Nuclear y la Junta de Control Nuclear de la Armada británica, gracias
al cual disponemos de información técnica y de las evaluaciones de la
seguridad necesarias para contrastar la marcha de las actividades del
programa de reparación. Con independencia de la información escrita
proporcionada, se han celebrado varios encuentros, con presentación
de videos, fotografías y diagramas suficientes para entender el
alcance de la avería y las medidas de seguridad. Se ha establecido un
grupo mixto hispano-británico para el seguimiento de la reparación
del submarino que hasta la fecha se ha reunido en tres ocasiones: el
3 y 27 de noviembre en Madrid y el 10 de noviembre en Londres. Está
previsto que se reúna con una periodicidad quincenal o cuando resulte
necesario, a criterio de cualquiera de las partes. La próxima reunión
está prevista en principio para el próximo día 13 de diciembre.

Asimismo, a petición del Consejo de Seguridad Nuclear, la Junta de
Control Nuclear de la Armada británica está proporcionando los
documentos de evaluación de la seguridad a medida que se van
produciendo y correspondientes a las etapas previstas del proceso de
reparación. El Reino Unido ya ha proporcionado esta evaluación sobre
los aspectos de seguridad relativos a las operaciones de corte y
extracción de la parte afectada de la tubería del circuito primario,
la maquinaria empleada, las previsiones actuales del método de
reparación, el estado de cualificación del mismo y sobre el plan
actualizado de gestión de los residuos. Esta transparencia
informativa permite a nuestros expertos del Consejo de Seguridad
Nuclear contrastar cada uno de los pasos que se están siguiendo en el
proceso de reparación, así como las correspondientes medidas de
seguridad adoptadas.

El 3 de noviembre dos técnicos del Consejo visitaron el Tireless.

Restricciones militares impidieron el acceso de nuestros técnicos en
esta primera visita al recinto donde se encuentra ubicado el reactor
nuclear y el panel de control del mismo. La visita fue inmediatamente
descalificada en determinados medios, que sin embargo se olvidaron de
reflejar lo esencial y es que nuestros técnicos, con los nuevos datos
obtenidos in situ, habían podido reafirmar que la seguridad estaba
garantizada. En este momento se está estudiando la posibilidad, de
nuevo difícil por restricciones militares, de que los técnicos
españoles puedan estar presentes durante la realización de las
pruebas hidrostáticas previas al arranque del submarino, una vez
finalizado el
proceso de reparación. En este sentido, quiero señalar que el
Gobierno español siempre respaldará al Consejo de Seguridad Nuclear
cuando este estime que la presencia de sus técnicos en cualquier fase
del proceso de reparación es necesaria para garantizar la seguridad
de la población española.

El quinto comentario que desearía transmitirles es que en todo este
proceso el Gobierno está actuando con la transparencia debida. Ni hay
armas nucleares a bordo del submarino, ni ha suscrito ningún pacto
con el Reino Unido, ni oculta información. Los datos sobre los
diferentes estadios del proceso de reparación proporcionados por la
Junta de Control Nuclear de la Armada británica los recibe a través
del Consejo de Seguridad Nuclear de manera simultánea al comité
asesor del plan de actuación, que incluye entre otros a los alcaldes
de la zona. Ahora bien, resulta difícil hacer llegar esta información
a nuestra opinión pública cuando se decide alimentar sin base los
temores de la población, en vez de asumir las reiteradas afirmaciones
de falta de riesgo emitidas por los técnicos y por el Consejo de
Seguridad Nuclear, creado por este Parlamento y único organismo con
autoridad para evaluar estas situaciones.




Por último, quiero hacerles una consideración adicional que no por
obvia creo menos importante. La reparación del Tireless no reviste
riesgos, pero sí ha puesto de relieve que España no puede permanecer
ajena a la existencia de una base militar cuyo funcionamiento afecta
a los legítimos intereses y responsabilidades que tiene el Gobierno
español.




La señora PRESIDENTA: Siguiendo el orden de solicitud de
comparecencias, en primer lugar, por el Grupo Parlamentario Federal
de Izquierda Unida, tiene la palabra su portavoz, don José Luis
Centella Gómez.




El señor CENTELLA GÓMEZ: Señor Piqué, permítame que empiece
señalándole que usted ha acudido a esta Cámara tarde y además, por lo
escuchado, mal. Acude tarde porque llevamos ya demasiados meses
sufriendo una situación en la que el Gobierno ha ido siempre por
detrás de los acontecimientos. No entendemos cómo usted, a estas
alturas, acude a esta Comisión casi más como portavoz del Gobierno
británico que como defensor de los intereses del Estado español. En
nuestra opinión, ustedes han sido cómplices de toda una operación
para ocultar la gravedad de la situación y sobre todo para intentar
ocultar que nos encontramos ni más ni menos que ante un
comportamiento típicamente colonial, porque usted, al igual que
nosotros, sabe que el Gobierno británico no podría haber hecho esta
reparación en ningún puerto británico. Usted imagínese qué hubiese
pasado si el submarino hubiese sido llevado directamente a un puerto
británico. Usted sabe que ni la opinión pública ni los electores
británicos lo hubiesen tolerado. Para eso están las colonias, para
asumir



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los riesgos que no quiere para sí la metrópoli. Le repito que al oír
sus explicaciones me parecía estar escuchando más al portavoz del
Gobierno británico que a un ministro del Gobierno de España.

Evidentemente, usted ha venido a ser hoy aquí cómplice de esta
situación.




También creemos que usted acude mal al Parlamento porque no viene a
tranquilizar, no ha venido a plantear realmente el problema sino a
intentar trasladarnos una serie de temas que eran conocidos, pero que
no van al fondo, es decir, la postura que ha adoptado el Gobierno
español durante todo este tiempo. Ustedes tenían que ser conscientes
que desde el primer día los afectados han estado mirando hacia esta
Cámara esperando comprensión y apoyo. Sin embargo, primero han
encontrado mucho silencio y después ven como en lugar de encontrar
amparo a su demanda lo que están encontrando es una defensa de la
postura del Gobierno británico, en vez de una defensa de la postura
que tiene que tener en estos momentos el Gobierno español. Desde esa
perspectiva es desde la que nuestro grupo quiere afrontar este
debate, en primer lugar, pidiéndole explicaciones, porque las
preguntas son muchas y usted hoy aquí no las ha contestado todas.

Usted no nos ha dado garantías suficientes sobre una serie de temas a
los que me referiré a continuación.

Nuestro grupo viene a este debate a exigirle a usted, como ministro
de Asuntos Exteriores de España, y a su Gobierno que estén a la
altura de las circunstancias, que defiendan los intereses españoles y
que exijan la salida inmediata del submarino del puerto de Gibraltar.

Sus explicaciones no nos han convencido, señor ministro; sus
explicaciones nos han preocupado todavía mucho más. La realidad,
usted lo ha dicho, es que un submarino sufrió un problema en aguas de
Sicilia, una importante avería en el reactor nuclear, que provocó una
fuga de agua radiactiva del circuito primario y parte de esa agua
radiactiva fue vertida al Mediterráneo, tal y como han reconocido los
propios británicos.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): No se oye
bien.




El señor CENTELLA GÓMEZ: ¿No se me oye? Entonces estamos igual porque
nosotros también le hemos escuchado muy dificilmente a usted.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): Eso explica
lo que está diciendo.




El señor CENTELLA GÓMEZ: Si quiere, se lo repito.




La señora PRESIDENTA: Se le escucha bien. Continúe, señor Centella.

El señor CENTELLA GÓMEZ: Más fuerte se lo podría decir pero más
claro, no.

Le decía que nosotros, junto con gran parte del movimiento
ecologista, compartimos la preocupación por la existencia de
submarinos nucleares en el fondo del mar. Problemas como éste del que
estamos hablando o como el accidente del submarino ruso vienen a
significar un anacronismo, lo que supone mantener un arsenal nuclear
en el fondo del mar. Nosotros creemos que este tema hay que
plantearlo con más contundencia en los foros internacionales.

Afortunadamente, en este caso, el accidente no llegó a más y el
submarino pudo llegar al puerto de Gibraltar, según se nos dijo, para
una parada logística antes de proseguir su viaje hacia el Reino
Unido, donde sería finalmente reparado. Este fue el primer engaño al
que no le he escuchado referirse y también fue el primer trágala de
su Gobierno. Unos días después se empieza ya a decir que se piensa
reparar el submarino en Gibraltar; eso sí, se dice que era una
reparación pequeña, corta y sin importancia. El Gobierno calla,
otorga y es cómplice de los engaños del Gobierno británico, porque
entendemos que este ha intentado confundir a la población y que el
Gobierno español nunca ha estado a la altura de las circunstancias.

Parece ser que el presidente ha estado mucho más pendiente de reírle
las gracias a su amigo Blair que de defender los intereses de este
país. Aquí también empieza una serie de anormalidades que evidencian,
repito, que o bien su Gobierno no se entera de nada o que juega un
papel bastante triste en el concierto internacional. A estas alturas,
estamos convencidos de que en ningún otro puerto de Europa hubiese
podido atracar este submarino sin una actitud más complaciente del
Gobierno del país. La población del entorno del Campo de Gibraltar ha
sido mucho más paciente de lo que usted aquí ha venido a resaltar. Ha
sido paciente porque estamos ante un problema grave y, si no, que se
nos explique el porqué no se pueden arreglar los submarinos nucleares
en cualquier puerto. El puerto de Gibraltar, como usted bien sabe, no
es un puerto clasificado para atraque ni arreglo de submarinos, sino
que es un puerto de tipo C; ha tenido que ser cambiado, eso sí, como
un buen puerto colonial que es, a puerto de clase X. En puertos de
esta clase es obligatorio que en un radio de 10 kilómetros -en el que
se encuentra la población de La Línea, de San Roque y de Algeciras,
más de 180.000 personas- exista una serie de medidas de seguridad,
medidas que en estos momentos no sabemos si existen en las
poblaciones españolas. Si hay que tener en cuenta estos elementos es
porque hay riesgo, hay peligro; por tanto, no puede usted venir aquí
a decir que no hay nada, que todo ha sido una farsa que se han
inventado cuatro grupos políticos o cuatro grupos ecologistas
alarmistas. Hay riesgo y hay que asumir esa realidad. ¿Puede usted
imaginarse lo que hubiese ocurrido si el Gobierno británico hubiese
pretendido cambiar sin más la calificación de alguno de los puertos



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ingleses para permitir la reparación del submarino? Estamos
convencidos de que la repulsa de la opinión pública lo hubiese
impedido. Eso sólo se puede hacer, señor Piqué, en un puerto colonial
y usted está siendo cómplice de esa situación.

Diversos documentos ponen de manifiesto la improvisación y la falta
de seguridad con que se está abordando la avería del submarino y se
sabe que está situado en una zona de gran peligro para la red de
suministro de agua local. Todo esto se está haciendo sin las
suficientes garantías, garantías que usted ha sido incapaz de
asegurarnos. Sabemos que el Gobierno británico está en estos momentos
intentando simplemente ganar tiempo para ver qué puede hacer, puesto
que al día de hoy no tenemos noticias de cuál va a ser al final su
propia actuación. El Gobierno español debe preocuparse de otras
cosas, en lugar de desautorizar a los vecinos, que están alarmados,
y, créame, los habitantes del Campo de Gibraltar no son gente
pusilánime ni que se preocupe fácilmente, sino que está acostumbrada
a lo difícil y a lo duro y, si están preocupados, es porque entienden
que existe peligro.

Usted ha hablado del turismo, un tema que desconoce, aunque no se lo
voy a explicar, pero le diré que los problemas relacionados con el
turismo no se van a producir este verano, sino el próximo y los
siguientes, puesto que usted sabe que los paquetes turísticos no se
compran de una semana para otra sino de un año para otro. Va a haber
repercusiones en el mercado turístico -y, si no, hable usted con los
turoperadores- precisamente del británico, que es el que más acude a
Andalucía, porque, de hecho, ha habido una feria en Londres en la que
así se ha manifestado. Por lo tanto, las repercusiones se dejarán
sentir a partir del año que viene. Para no decir lo que ha dicho aquí
no tiene más que hablar con algún representante del sector turístico.

Quiero centrarme en la exigencia de que usted defienda los intereses
de España, puesto que es su obligación como ministro de Asuntos
Exteriores y creemos que no lo está haciendo bien. Está siendo
demasiado blando con el Reino Unido y sobre todo lo está haciendo de
espaldas a los intereses que debe defender. Sus responsabilidades
como ministro de Asuntos Exteriores no han estado bien atendidas y
por eso venimos a esta Cámara a pedírselas a los que han sido
cómplices de que el Gobierno inglés haya confundido una y otra vez a
la opinión pública española, que no ha obtenido una respuesta
adecuada del Gobierno español. En definitiva, venimos a pedirle
responsabilidades a usted, que es la máxima autoridad en la gestión
de los asuntos públicos exteriores. Pedimos su dimisión, por tanto
como ministro de Asuntos Exteriores, ya que entendemos que no está a
la altura de lo que España necesita en estos momentos; pedimos su
dimisión porque creemos que está siendo cómplice de una situación en
la que no ha llevado hasta donde debía nuestros intereses, que se
resumen en pedir la salida inmediata del submarino.

Ahora bien, esta petición de dimisión no puede ocultar las
responsabilidades que tiene el presidente del Gobierno, ya que sus
chistes de mal gusto y su negativa a comparecer en este Parlamento
han evidenciado que ha jugado un triste papel en este asunto, mejor
dicho, un comportamiento frívolo e irresponsable, en connivencia con
las autoridades británicas. Ha sido cómplice de la ocultación de
información; ha sido cómplice de haber sometido a descrédito al
Consejo de Seguridad Nuclear, descrédito que no repercute
directamente en el Gobierno, sino en toda la sociedad española. La
autonomía de dicho Consejo se ha manipulado y se ha utilizado de
forma descarada. Por tanto, además de la bochornosa sumisión al
Gobierno británico, nos encontramos con que cuando no hay otras
razones usted viene a decirnos que todo esto es una cuestión de
soberanía británica, que los ingleses tienen un puerto y tienen un
submarino y que no podemos hacer otra cosa. Triste epílogo para un
ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de España.

Para terminar, señor ministro, permítame que le diga que todo lo que
ha sucedido justifica plenamente la alarma de la zona. No puede usted
venir hoy a aquí a descalificar a los miles de ciudadanos que se han
manifestado hace pocos días demandando que su Gobierno los defienda;
no puede venir aquí a descalificar a gente que lucha por lo suyo. Por
eso le exigimos, junto a los miles de andaluces que el pasado sábado
se manifestaron, que su Gobierno asuma de una vez su responsabilidad
y que exija la salida inmediata de Gibraltar del submarino y que este
se repare en una base británica, que es lo que se tenía que haber
hecho desde el primer día y lo que su Gobierno no ha querido hacer.

Usted, señor ministro, debe elegir entre defender los intereses
nacionales, aunque sea tarde y a última hora, o ser comparsa del
Gobierno británico, en cuyo caso, señor Piqué, estamos convencidos de
que los ciudadanos sabrán ponerle a usted en su sitio.




La señora PRESIDENTA: A continuación, tiene la palabra el portavoz
del Grupo Socialista, don Manuel Marín.




El señor MARÍN GONZÁLEZ: Señora presidente, quisiera iniciar mi
intervención con un comentario dirigido al señor ministro. Cuando
usted, señor ministro, se presentó en este Parlamento como titular de
Asuntos Exteriores todos los grupos le felicitamos y le señalamos
que, porque la política exterior es un ámbito de consenso, usted,
como ministro de Asuntos Exteriores, tenía una gran ventaja, ya que
la oposición se autolimita debido a los temas que usualmente tratamos
y, de esa manera, facilitamos grandemente su trabajo. A cambio, usted
recordará que todos los grupos sin excepción le hicimos ver que,
precisamente por este motivo, su comportamiento y su actitud hacia
este Parlamento debería ser impecable. Creemos, señor ministro, que
usted no



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está respetando estas reglas elementales que han regido siempre en la
vida de la Comisión de Asuntos Exteriores. Usted no puede
aprovecharse de la tranquilidad de saber que trabaja en una zona de
consenso, desairando constantemente al Parlamento y a esta Comisión
de Asuntos Exteriores, la última vez fue ayer cuando no pudimos hacer
el debate por primera vez que exigía la cumbre de Niza porque usted
no vino. Yo creo que debe cambiar y, con todos mis respetos, le diré
lo que dije en sesión plenaria cuando usted tampoco se presentó a
defender los presupuestos de su Ministerio. En una zona que es de
consenso se puede crear un área de conflicto, y no por razones
probablemente de política exterior sino por su actitud personal. Le
ruego que cambie y respete la otra parte de las reglas que tenemos
convenidas en este Parlamento cuando se trata de asuntos de política
exterior.

Entro en el tema de hoy. En nuestra opinión, en esta cuestión que
estamos hoy debatiendo hay dos dimensiones: la primera, las
relaciones globales con el Reino Unido y la segunda, la avería del
Tireless y la forma o el método con que el Gobierno español ha
gestionado este problema. En cuanto a la primera cuestión, las
relaciones con el Reino Unido, estamos de acuerdo y nos parece muy
bien mantener y ahondar en unas relaciones globales, estables,
intensas y profundas con un gran país como es el Reino Unido. El
Reino de España y el Reino Unido tienen un problema bilateral, la
colonia de Gibraltar, bien conocido y bien reflejado por usted y con
posiciones muy claras por parte del Reino de España. El Reino de
España y el Reino Unido están integrados en la Unión Europea, en la
OTAN y todos los días compartimos en diferentes ámbitos decisiones
importantes, medianas o pequeñas de orden político, económico, y
militar y hasta hemos hecho recientemente dos guerras juntos en
Yugoslavia. Señor ministro, entre dos socios que tienen un gran
número de empresas comunes, la confianza y la transparencia es la
regla de oro, la confianza y la transparencia es el código de
conducta mutuo y recíproco y en el caso del Tireless tenemos la
impresión de que la confianza y la transparencia han sufrido y mucho.

La avería del propulsor nuclear es un problema de seguridad para
miles de ciudadanos españoles y -enfatizo- también es un problema de
seguridad para los habitantes de Gibraltar. Es un problema que tiene
que ver con la seguridad de la zona y con la aplicación correcta de
un principio elemental, el principio de precaución ante un riesgo que
puede degenerar en un siniestro. Esto lo entiende todo el mundo en
España y en el Reino Unido, los andaluces del Campo de Gibraltar y
los llanitos del Peñón. Seguridad. Sí, señor ministro, esto es algo
que los ciudadanos entienden, sienten y piden constantemente
explicaciones. Seguridad en la salud pública. Ayer salió el informe
de Naciones Unidas sobre la expansión del sida, a nadie se le ocurre
que no se controlen las transfusiones de sangre,
el tema de la legionella, la seguridad alimentaria, las vacas locas,
se cierran fronteras, la seguridad aeronáutica, un avión no despega
si tiene el menor problema y en seguridad nuclear la opinión pública
y el ciudadano sabe que es un tema serio, que es un tema
fundamentalmente de seguridad y tenemos dudas de que ustedes la estén
aplicando correctamente.

No quiero basar mi intervención sobre el miedo, ni sobre la
catástrofe, ni sobre el alarmismo, lo voy a hacer sobre la seguridad.

Hablaba de relaciones globales entre el Reino de España y el Reino
Unido y si enfocamos este asunto desde la seguridad y desde la
aplicación del principio elemental de precaución en un ámbito donde
la confianza y la transparencia son las reglas de oro, el Reino
Unido, señor ministro, y no el Reino de España tiene la carga de la
prueba de este episodio. Se lo repito, el Reino Unido y no el Reino
de España tiene la carga de la prueba de este episodio y no
entendemos el comportamiento del Gobierno español, en este caso
también mi Gobierno.

El Tireless se averió el 12 de mayo. Pues bien, este submarino no
debería haber entrado en la bahía de Algeciras como lo hizo. Con
anterioridad aparentemente lo intentaron en Malta y el Gobierno
maltés dijo no, con anterioridad lo intentaron en la base de Nápoles,
en Sigonella, y el Gobierno italiano dijo no, la OTAN dijo no y el
Pentágono dijo no. Con estos precedentes, desde el momento que el
Tireless, señor ministro, entró en la zona del Estrecho en la
vertical de cabo de Palos hasta la bahía de Algeciras, navegando
-como usted ha dicho- con motores auxiliares diesel a tres nudos de
velocidad, transcurrieron varios días de navegación. Señor ministro,
¿por qué no actuaron ustedes? ¿Por qué? ¿Por qué no chequearon las
razones del no de Malta? ¿Por qué no chequearon las razones del no de
Italia? ¿Por qué no chequearon en el shape, el no de la OTAN? ¿Por
qué no chequearon en el Pentágono el no de la VI Flota? Y después de
haber chequeado, señor ministro, haber aplicado correctamente el
reglamento de seguridad marítima internacional, las directivas
Euratom y los protocolos que son muy precisos y muy claros. Dice
usted: Anadie le gusta que nos hayan metido un submarino en
Gibraltar, pero es que había que haber actuado, no en el puerto de
Gibraltar, había que haber actuado antes, durante los días de
navegación por aguas del litoral español bajo control y jurisdicción
española; así debería haber trabajado un Gobierno diligente y así se
debería haber aplicado el principio elemental de precaución.

Señor ministro, la navegación en el Estrecho es de aproximadamente
80.000 buques al año, el tráfico está perfectamente organizado, todas
las derrotas son convenidas, se trabaja como si fueran slots de
aviación. A un navío averiado de estas características se le aplica
el reglamento de seguridad marítima internacional, el derecho
internacional y las directivas comunitarias. Ustedes pudieron hacerlo
porque desde la bahía de



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Algeciras, desde Punta Carnero, donde está el centro de seguimiento
que autoriza la navegación hasta el cabo de Palos hay unas 400
millas, que equivalieron aproximadamente a cuatro o cinco días de
navegación. Ahí se debería haber actuado, ya sabemos todos que en el
puerto de Gibraltar no se podía y durante ese interregno es un
misterio saber por qué ustedes actuaron como lo hicieron. Además, el
Reino Unido sabía perfectamente que el puerto de Gibraltar no era, y
no es según la propia legislación británica, apto para reparar un
propulsor nuclear, y a pesar de ello atracó.

Señor ministro, ustedes, nosotros, todos nos hemos visto obligados a
estudiar la legislación británica, es muy severa y profundamente
respetuosa con la seguridad y la aplicación del principio de
precaución y todavía la han endurecido mucho más después del episodio
dramático para ellos de las vacas locas. En su propio territorio
sería inimaginable que un buque de propulsión nuclear se reparara en
una base que no ha sido declarada apta para tales menesteres. En su
propio territorio sería inimaginable hacerlo en contra de la
legislación británica sobre planes de emergencia y protección de la
población y sin embargo, señor ministro, el puerto de Gibraltar fue
reclasificado administrativamente, arbitrariamente, para hacer legal
lo que era ilegal, cuando se descubrió por una filtración de prensa
que la ley británica no permite tales reparaciones, sino en
determinadas bases muy específicas en territorio británico, estando
excluido Gibraltar. El Gobierno español, señor ministro, si no hizo
su trabajo durante los días de navegación donde sí tenemos control
desde la vertical de cabo de Palos hasta Punta Carnero, si no
hicieron nada para chequear algo elemental, jamás debió aceptar esta
recalificación del puerto de Gibraltar. Lo más serio y lo más
negativo para las reglas de oro de unas relaciones globales, la
confianza y la transparencia, el Gobierno británico, señor ministro,
jamás la debería haber realizado, pero lo hizo y ustedes se lo
tragaron. Se lo expresaré en psicología anglosajona. Si la seguridad
es un value a proteger, si la good government exige una aplicación
severa del principio de precaución en el Reino Unido, esta misma
lógica vale en el Reino de España para los andaluces y para los
llanitos. No comprendo, se lo digo con toda sinceridad habiendo
trabajado intensamente en este tema, y no comprende nadie por qué
siendo la carga de la prueba una obligación británica, el Gobierno
español se ha echado sobre su espalda la carga de la prueba
intentando justificar ante la opinión pública española algo que es
simplemente injustificable. ¿Por qué, señor ministro? ¿Qué intereses
superiores han pretendido proteger? Se lo plantearé en forma
negativa. De haber mantenido otra posición -que usted la mantuvo un
día y se lo voy a recordar-, que nos hubiera llevado probablemente a
una situación de tensión muy fuerte con Londres, ¿qué hubiéramos
sacrificado?
Segundo punto, gestión del Gobierno. Es un debate importante, señora
presidenta, y quiero hacerlo con mucho rigor, ya que el ministro
habló de rigor. No puede venir usted aquí, señor ministro, a leernos
en un 80 por ciento el comunicado del Consejo de Seguridad nacional
de hace un mes (El señor Robles Fraga: Nuclear.) -gracias, colega-,
del Consejo de Seguridad Nuclear, no puede usted venir aquí a leernos
tranquilamente eso. Han pasado otras cosas y no pueden borrarlo con
una goma. El Tireless entró en la bahía de Algeciras el 19 de mayo,
alrededor de las ocho de la mañana; lleva allí siete meses. Le
recuerdo que este submarino estaba en fase de prueba de navegación en
torno al mundo, después de someterse a obras de reparación
y remodelación que se prolongaron, al parecer, durante tres años. Ha
sido, pues, un submarino con problemas en el pasado. Le recuerdo que
entró en la bahía de Algeciras después de varios días de navegación
por el litoral español, sin que ustedes se acordaran que el Gobierno
español tiene la responsabilidad de aplicar en la navegación por el
Estrecho las normas internacionales en caso de avería y fallos en el
gobierno de buques y sumergibles que, insisto, son muy claras y
precisas a este respecto.

Señor ministro, no quería hacerlo pero me veo obligado por su
presentación. Yo tengo también mi secuencia cronológica de las
sucesivas tomas de posición y declaraciones de miembros, del
presidente del Gobierno, vicepresidente, varios ministros y delegados
del Gobierno en la zona. Le recordaré que en su última comparecencia
del 25 de septiembre, mi colega señor De la Encina y la señora
Romero, diputados por Cádiz, le plantearon algunas cuestiones que en
un día colérico, espero que no lo sea hoy, usted calificó de
estupideces. Vamos a reflexionar sobre este punto.

Día 12 de julio, primera toma de posición. Pío Cabanillas, nombrado a
la sazón ministro coordinador del asunto Tireless (no comprendo por
qué ustedes han nombrado ministro coordinador al ministro portavoz),
Pío Cabanillas, 12 de julio: El submarino está siendo reparado ya con
toda normalidad. Los contactos entre expertos españoles y británicos
son constantes. Falso. No necesito justificar que la reparación ni
siquiera ha comenzado. Falso lo segundo. La primera reunión entre el
Consejo de Seguridad Nuclear y los expertos británicos se produjo en
septiembre, dos meses después. Vicepresidente Rajoy, al día
siguiente: Es cosa de tres meses. El submarino sigue allí. Día 1 de
septiembre, señor Piqué, usted responde al presidente Chaves que le
había enviado una carta al respecto. Admite los argumentos
británicos, acepta en ese momento que la carga de la prueba se
desplace de Londres a Madrid y usted dice que sería deseable que la
reparación se realizara en Gibraltar. No lo entiendo. A continuación,
y porque se ha hecho público vía prensa, el Reino Unido recalifica
tranquilamente la base naval de Gibraltar, y ustedes lo aceptan. Día
9 de septiembre, vicepresidente



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Rajoy: El Tireless se irá antes de final de año. Ya matiza; no son
sólo tres meses. Confirma que el Ejecutivo, y esto es lo que me ha
parecido sustancialmente grave, cuenta con argumentos muy razonables
-enfatizo muy razonables-, para aceptar la decisión británica, y
anuncia que el 6 de septiembre se ha llegado a un acuerdo para que el
Consejo de Seguridad Nuclear finalmente sea informado por el Nuclear
Regulatory Panel. ¡Pobre Pío! ¡Cómo ha sido posible que el Gobierno
español, mi Gobierno en este caso, nuestro Gobierno en este caso,
haya considerado como muy razonable, entre otras cosas, la
recalificación arbitraria del puerto de Gibraltar. Día 27 de
septiembre. Le felicito, señor ministro. Este día usted también fue
mi ministro. Corrige usted los despropósitos del ministro coordinador
del caso Tireless y del vicepresidente, y en la carta que usted envía
a su colega, señor Cook, dice: No es admisible que decisiones que
afectan directamente a la seguridad de los españoles, como es la
presencia de buques de propulsión nuclear en el puerto de Gibraltar,
puedan ser tomadas por terceros al margen de España. ¡Bravo! Ésa era
la posición y ahí coincidimos al cien por cien. ¡Bravo, señor Piqué!
Día 18 de octubre: el drama. La avería es más seria de lo esperado.

Se retiran doce submarinos. Parece que es un tema serio y el
ministro, no usted, que no hizo nada durante los días de navegación
del Tireless por el litoral español, constata que le han salido
changaos y que se ha encontrado una fisura que es un defecto de
fábrica. Esta vez los huevos le salieron revueltos. Es bastante más
avisado que usted. Y no se ría, porque este ministro que se ha
quitado de en medio porque tenía la responsabilidad desde la vertical
de cabo de Palos hasta Punta Carnero para haber actuado, según la
legislación española internacional, ha dicho en Tele 5 que él piensa
que el submarino probablemente se deberá marchar. Hay gente que es
más hábil que ustedes. Día 25 de octubre, señor Piqué (Rumores.) Esta
vez los huevos van a salir revueltos, y no pretendo frivolizar, señor
Piqué. Usted dice: Las cosas cambian, hay que revaluar la situación y
valorar si el riesgo es asumible. Pero esto no lo decimos la
oposición, esto lo ha dicho usted en una carta a su colega, el señor
Robin Cook. Además, dice: La información es insuficiente y califica
la situación de alarmante. ¡Si quien ha calificado la situación de
alarmante es el ministro de Asuntos Exteriores del Reino de España!
¿Cómo se puede en cuestión de semanas deslizar la carga de la prueba
en su importantísima carta, que suscribimos, al señor Cook, al día
siguiente asumirla y dar explicaciones como que se le han changao?
Usted no puede pasar por alto los días 28 y 29 de octubre, señor
ministro. Es el jubiloso fin de semana: Hoy toca inmersión, Tony. Eso
pasó, señor ministro, y no debería reírse. Eran mejores aquellos
tiempos del yellow submarine. ¡Qué homenaje a Azaña! ¡Pobre Azaña!
Además, ahora nos vamos a los
Quintos de Mora de week-end, que es lo importante, ¡y que se chinche
la oposición! ¡Bendito Séneca! Vuelvo a su carta del 27 de
septiembre: No es admisible que decisiones que afectan directamente a
la seguridad de los españoles, como es la presencia de buques de
propulsión nuclear en el puerto de Gibraltar, puedan ser tomadas por
terceros al margen de España. Eso era el interés a proteger, señor
ministro; y lo que se hubiera podido ir al garete no era un fin de
semana jubiloso y cantarino.

Y le hago la pregunta final. ¿Quién ha dicho estupideces respecto a
este tema? ¿Y el rigor? Probablemente tenemos un sentido del rigor
muy diferente. ¿Qué queremos? Que el Gobierno español se reconcilie
con el Parlamento, que el Gobierno español se reconcilie con la
opinión pública española, que el Gobierno español pida formalmente al
gobierno británico que el Tireless sea trasladado y sea reparado en
bases navales apropiadas para estos casos. La carga de la prueba del
no me lo llevo no es suya, señor ministro, no es del Reino de España,
la carga de la prueba está en Londres, y si no me lo llevo o me lo
llevo y por qué no me lo llevo, le tienen que responder públicamente
y hacerse pública esta información.

No voy a entrar a discutir con usted en el tema de si es más grave,
menos grave, moverlo, meterlo en una gabarra especial o llevárselo.

Se podría discutir muchísimo, pero políticamente, y si no lo entiende
en el turno de respuesta tendré oportunidad de entrar en eso, si
ustedes no entienden que se ha producido un fenómeno en términos de
relaciones internacionales como el de asumir una carga de la prueba
que no está en nuestro país, estamos en un momento particularmente
delicado, que es el tema central. Además, quiero que se lo pida usted
públicamente al Gobierno británico y que la respuesta se haga
pública. Eso es lo que queremos para que usted, el Gobierno se
reconcilie con el Parlamento y con la opinión pública.

En el turno de respuestas tendré oportunidad de opinar, después de
escucharle en lo que he creído es señalar una serie de incógnitas y
de episodios que no deberían haberse producido. Esto se podía haber
controlado perfectamente por el Gobierno y ustedes no lo hicieron.

Coincido con usted en que los intereses superiores a defender era su
carta del 27 de septiembre. En cuanto a los episodios conexos,
permítame que se lo diga, no vuelva a plantearle en este tema a la
oposición el término estupidez y el término rigor.




La señora PRESIDENTA: Antes de dar la palabra al tercer solicitante
de la comparecencia, por el Grupo Mixto creo que va a intervenir don
José Núñez, quiero recordar al señor Marín y a todos los
intervinientes que, como saben ustedes, en este sistema de
comparecencias no existe turno de respuestas, lo cual no significa
que tengamos en cuenta alguna posibilidad de intervenciones
posteriores; pero quiero decirle -y lo sabe



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muy bien el señor Marín- que no está permitido por el reglamento
ningún turno de respuestas.




El señor MARÍN GONZÁLEZ: Pero usted es generosa.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Mixto, el señor Núñez tiene la
palabra.




El señor NÚÑEZ CASTAIN: Señor ministro, intervenir el último me va a
ahorrar el relato de muchos de los acontecimientos que tejen esta
tela del Tireless, pero me gustaría hacer referencia a algunos que me
parece son los que pueden hilar mejor el discurso.

De su lectura monocorde del informe, señor ministro, diría en primer
lugar que confianza y seguridad tienen que ir de la mano y que la
confianza no se exige, la confianza se gana. Cuando se pide fe,
cuando se nos pide confianza no se nos puede pedir fe ciega en lo que
se dice, se tiene que probar.

Cuando usted dice, señor ministro, que la intranquilidad de la
población, aparte de la lógica de este problema, proviene de
declaraciones, de posiciones, de informaciones no contrastadas, si no
estuviéramos ante un tema tan serio bastaría con seguir el hilo de
los acontecimientos para saber que esto es casi un sainete o una
novela por entregas. Parece como si escalón a escalón, semana a
semana, mes a mes fuéramos descubriendo qué pasa. Parece como si
hubiera unas personas, unos expertos que fueran desenmarañando la
madeja y cada semana descubrieran algo distinto, como si al principio
se pensara que era algo muy leve, después se ha ido agravando,
después se ve que no, después se ve que sí, después se ve que es una
grieta, después que son muchas, después que son pocas, después que
afecta a lo demás. No voy a repetir el hilo de contradicciones
respecto a la evaluación de lo que aquí hay.

Quisiera señalar una información que ha dado el portavoz socialista y
que conozco de hace no muchas horas, que es la explicación de ese
intento del Tireless, en la zona donde se produjo la avería, de ir al
puerto de Malta y ser rechazado y al puerto de Nápoles y ser
rechazado, porque eso no sólo no implica lo evidente, y es que nadie
quiere que se arregle en su puerto un submarino, y no nadie tampoco
los socios, y eso implica una gravedad de la avería.

Si estuviéramos ante un asunto de trámite, ante un asunto leve desde
el principio no hubiera habido dificultades y yo sé algo de
geografía, me pongo ante el mapa, señalo el punto donde se estropeó
el Tireless y señalo los puertos donde puede ir desde el puerto cuna,
el puerto británico de Devon donde tiene las instalaciones hasta
donde se produce y por qué extraña maniobra aleatoria de casualidades
nos tiene que tocar a nosotros. ¿Qué ha hecho en este caso la
población andaluza del Campo de Gibraltar para tener que asumir los
riesgos
-ahora veremos si son graves, leves o muy graves- de la
reparación de un submarino cuando hay puertos más próximos y cuando
hay puertos más lejos? De verdad que con el mapa delante decir que se
puede llegar a Gibraltar y no se puede llegar al Reino Unido... otro
día quedamos y tomamos unas copas.

Se habla de mareas y no mareas. Si hay que esperar otra temporada se
espera otra temporada y se sigue. De verdad que hablar aquí en el
parlamento de los planteamientos técnicos, de cómo se traslada, de
una información que no sé si usted la ha releído pero me suena que
cada vez que el Gobierno afirma algo lo hace con una frasecita muy
chica, muy corta, colada que según los informes del Gobierno
británico no pasa nada. ¿Cómo que según los informes del Gobierno
británico? ¿Desde cuando podemos tener fiabilidad de un Gobierno que
no nos ha permitido la constatación directa de nuestros técnicos, de
un Gobierno que ha tenido, como hemos dicho aquí, el problema de las
vacas locas u otros problemas que afectan gravemente a la salud
pública? ¿Desde cuándo el que tiene un riesgo potencial es el que
tiene que evaluar el riesgo y comunicárselo a los vecinos? ¿Pero
alguien se va a creer que si hay un riesgo nos lo van a decir? Bajo
el manto del secreto militar, bajo el manto del visto bueno de los
Estados Unidos, bajo el manto de todo lo que rodea a un submarino
nuclear, ¿nos vamos a creer que un papel nos diga hoy que no hay
riesgo, que tiene dos milímetros, mañana que tiene cuatro, que sólo
fueron doscientos litros, que se llevan un cachito, que no sabemos
cómo se lo llevan, que hay que construir celdas calientes, que las
construyen allí? Esto, señor ministro, de verdad que es una auténtica
tomadura de pelo.

Nosotros quisiéramos sentirnos protegidos por nuestro Gobierno. A lo
mejor no se consigue pero nos gustaría que el Gobierno español
estuviera en la tesis de decir: A mí no me toca esto. Estuviera en la
tesis de decir: se lo lleven. Por todos los argumentos, pues
empezamos siempre igual. Es que no tiene importancia, pues que se lo
lleven; es que tiene importancia, pues con más razón que se lo
lleven. ¿Por qué razón tenemos nosotros, la población del entorno de
Gibraltar, Andalucía en este caso, que asumir el más mínimo riesgo?
¿Por un uso colonial medieval de que un imperio decide en su colonia
hacer algo y si afecta a las fronteras le da igual y no pregunta?
¿Pero no estamos en la Unión Europea? ¿Pero no hay reglamentos
internacionales? ¿Pero no somos socios leales que nos pasamos la
información?
Creo, señor ministro, que no podemos tener fe ninguna en la
información que nos venga que no esté constatada. Hemos visto como
hilo argumental que cuando salen cosas no las saca el Gobierno, salen
veladas bien porque nos llegan a través del Parlamento Europeo, bien
porque nos llegan a través de la prensa británica o bien porque nos
llegan por los grupos ecologistas o porfiltraciones y ya ha habido
varias. Si no nos han avisado



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de todas estas que ha habido, ¿por qué nos van a avisar en las
próximas? ¿No se sabía nada de esto en mayo? ¿De verdad que nos vamos
a creer que vamos desgranando los problemas mes a mes?
Creo, señor ministro, que tenemos que volver a la cordura y lo que no
se puede es hacer trampa en el solitario, es la trampa más triste que
existe. Se puede perder una partida cuando uno juega con otro, pero
no hacer trampas en la misma partida de uno. Por tanto, a nosotros
nos toca aquí un rol, un papel, y es decir que se lo lleven. Es
decir, cuando yo tenga que comprobar algo y me pidan la fe, que vayan
mis técnicos. ¿Cómo puede consentirse el papel que ha desempeñado el
Consejo de Seguridad Nuclear, que es nuestra arma, desde las primeras
declaraciones diciendo que no había papeles, desde las segundas
declaraciones diciendo que había papeles, que no los confirman o
desde esa visita no sé si al camarote del capitán para tomar una copa
pero desde luego no para comprobar qué pasa en el reactor? No hay
información, ése es el problema y es la incertidumbre, es el riesgo.

No hay información clara. No sabemos qué tanto por ciento de
contaminación radiactiva tienen esos materiales, no lo sabemos. Nos
dice la nota de prensa que es baja, que es alta, que se lo llevan con
todos los reglamentos, pero no lo sabemos y ante la falta de
información y ante lo errático de la situación y ante todo lo que
está pasando creo que no nos queda más conclusión que exigir con toda
contundencia que nuestro Gobierno nos defienda, exigir que nuestro
Gobierno nos quite esta losa de encima, nos quite este riesgo de
encima.

Señor ministro, usted conoce qué hace un ciudadano cuando le ponen un
vertedero de basura cerca y qué hace un ciudadano cuando le toca
alguna de estas cosas que tiene el reciclaje de lo que contaminamos,
¿cómo no va a comprender qué hacen unos ciudadanos cuando le ponen un
submarino radiactivo en la puerta, no le dan explicación ninguna y
sólo dicen que la base es británica?



Estamos dispuestos a apoyar al Gobierno en su reivindicación de que
es inadmisible este uso absolutamente medieval del colonialismo y
estaríamos dispuestos a apoyar claramente que ese deseo que usted ha
dicho -que será sólo un deseo porque no lo he visto escrito- de que a
nadie nos gusta que esté allí no sea un deseo, sino que sea una
petición formal al Gobierno británico para que no esté allí, no se
trata de que personalmente todos compartamos que hay que ver el
marrón que nos ha tocado, se trata de decir que nuestro Gobierno
exija la retirada inmediata de ese riesgo que ahora mismo no me
atrevería a decir si es alto, bajo o medio, pero sí que es riesgo, y
es riesgo según sus palabras, dicho por todos y no tenemos ninguna
razón, en el universo de las razones, para soportarlo los andaluces.




La señora PRESIDENTA: Concluido el turno de los portavoces que habían
solicitado la comparecencia del
señor ministro, desearía saber qué otros grupos desean fijar su
posición. (Pausa.)
En primer lugar, por el Grupo de Coalición Canaria, don Luis Mardones
tiene la palabra.




El señor MARDONES SEVILLA: Señor ministro de Asuntos Exteriores,
agradezco su comparecencia hoy ante esta comisión y la información
que nos ha dado. Yo no voy a entrar en consideraciones técnicas,
porque creo que estamos ante un problema que ha desbordado la
situación de buscar justificaciones en el conocimiento académico,
científico y técnico de la energía nuclear, aplicada en este caso a
navíos, y entramos en la solución de un problema puramente político,
con una base de opinión pública, la que evidenciamos todos los días.

Lo cierto -y yo pienso que para todos, desde el Gobierno hasta la
clase política, y por supuesto los ciudadanos- es que se ha
transformado en un problema incómodo y todos desearíamos -usted mismo
lo ha expresado con una frase- que el submarino nuclear británico, el
Tireless, no se encontrase en Gibraltar ni en punto conflictivo
alguno, por solidaridad con los derechos humanos de todas las
poblaciones y el derecho internacional. Pues bien, si el deseo de
todos, de la Administración, pasando desde el Gobierno hasta la
administración local del Campo de Gibraltar, de la opinión política y
de la opinión pública, es no desear este problema allí, vamos a ver
si somos capaces de hacer desaparecer el problema. En otro caso nos
vamos a seguir enredando en una dialéctica y en una retórica, donde
la incredulidad va a estar permanentemente implantada.

Se trata un poco del problema, ya lo decía Ortega, de ideas y
creencias. Aquí hay unas creencias, la gente cree que la energía
nuclear es así, que en un submarino nuclear pueden ocurrir esas
circunstancias de riesgo y como el miedo es libre no podrá haber
discurso científico, por muy justificado que esté por todos los
organismo académicos correspondientes, que pueda quitar la duda, al
menos, de la opinión pública. Hemos llegado, señor ministro, a juicio
de mi grupo y de este diputado que le habla, a la situación de que la
justificaciones, si fueron necesarias en algún momento, son inútiles,
sobre todo si las justificaciones tratan de tener un aporte, un
sustrato, un fundamento eminentemente científico y técnico. Es
imposible cambiar la opinión pública con un razonamiento científico y
técnico. Es como creer que todo ciudadano está en posesión del título
de doctor en ciencias físicas y nucleares o marítimas para poder
entender la serie de informaciones paliativas para apagar esta
situación. Por tanto, aquí no hay nada más que extraer la pieza que
produce toda esta disconformidad, molestia y sobre todo para no
seguirnos extendiendo en la fase de pérdida de credibilidad. A medida
que nos enrollemos en este laberinto, en este jardín, la credibilidad
se va perdiendo. Flaco favor nos ha hecho aquí la marina británica y
la política exterior británica.




Página 3276




¿Por qué digo esto, señor ministro? Porque este caso tiene todas las
circunstancias concurrentes para contaminar el caso de nieblas y de
oscuridad. Oscuridades que empiezan porque se trata de un submarino,
que es un arma que está definida para operar desde el secreto, está
diseñado para operar desde el ocultación. Después nos encontramos con
una formación profesional que por el hecho en sí mismo de la
actividad que hacen los militares tiene ocultación y secretismo. Todo
es ir sumando una serie de circunstancia que siembran de humo, de
nieblas y de oscuridad la propia actuación. Fijémonos en el caso de
otro subarino, el Kursk, que siguen discutiendo técnicos, periódicos
y opinión pública sobre si tropezó con una mina, si le explotó un
torpedo, si se cruzó con un navío de la OTAN, si se dejó de cruzar
con un navío ruso. Todo son especulaciones porque están basadas en un
concepto peyorativo en el lenguaje ordinario, como es utilizar un
submarino. No se trata de un objeto físico marítimo, sino de un
submarino como similitud con lo que es una cuestión oculta, que tiene
como norma de actuación el ocultismo y la ocultación. A eso se le
está añadiendo una predisposición de la opinión pública, que va en
aumento, para entender la situación que se ha creado. En cuanto al
riesgo, es lo mismo. Volver a explicar con una serie de
justificantes, avales y garantías que no hay riesgo cuando ya está
implantada la duda y la suposición de riesgo en la opinión pública es
sociológica y psicológicamente dificilísimo, señor ministro. En
cualquier caso, es similar a lo que ha ocurrido.

Yo desearía prestar aquí -y quiero ser en esto conciso y breve en la
ocupación de mi tiempo reglamentario- el apoyo político de mi grupo,
para que esta actuación no perturbe más la situación interna
española, la opinión pública española, ni la política exterior.

Además, usted se ve obligado como ministro de Asuntos Exteriores a
ser el abogado defensor dentro de España de toda esta situación, que
puede tener todos los orígenes que se quiera, pero de cuales el
Ministerio de Asuntos Exteriores era el Ministerio que más distante
podía estar de la resolución del tema en su inicio. Ahora le toca ser
el abogado de oficio de las justificaciones y de las informaciones
paliativas en un tema que a mi juicio ya no tiene más tratamiento que
el quirúrgico excepcional que hay aquí, y esto tiene que entenderlo
el Gobierno británico. El Gobierno británico no nos puede pedir una
reciprocidad de conductas por lo que está haciendo el Gobierno
español, que puede ser hasta gravoso políticamente, dentro del
contexto que estamos viendo a lo largo de esta mañana aquí en
relación con la opinión de las fuerzas políticas parlamentarias
españolas, y encima de este desgaste, tener que hacer el trabajo de
oficio a los intereses británicos. Esto es así de claro. Yo no sé si
tiene una factura de contraprestación, pero sepamos, al menos este
portavoz no se le alcanza, que el comportamiento del almirantazgo
británico y del Gobierno británico podrá ser calificado de
peyorativo, pero le faltarían siempre los calificativos más graves
dentro de unos países que son miembros de una alianza occidental, no
solamente la Unión Europea sino la OTAN y los tratados bilaterales
que existen entre ambos países.

Señor ministro, yo no quiero seguir colocando al Consejo de Seguridad
Nuclear en situaciones que produzcan deterioro de su propia
credibilidad, de su prestigio científico, que desde el año 1980 se ha
garantizado en España. Al Consejo de Seguridad Nuclear nunca le
habíamos hecho pasar una prueba tan amarga, tan avinagrada, tan
desagradable en cuanto a su propio prestigio como la que se ha
encontrado con el caso de este submarino británico.




La señora PRESIDENTA: Señor Mardones, le ruego que termine.




El señor MARDONES SEVILLA: Termino, señora presidenta.

La ley 15/1980, de creación del Consejo de Seguridad Nuclear y el
Real Decreto 1157/1982, dan al Consejo de Seguridad Nuclear
competencias suficientes para proponer al Gobierno español las
medidas de solución radical de este problema. Si el Consejo de
Seguridad Nuclear no puede obtener las garantías informativas
precisas, como ha ocurrido hasta este momento, no tiene más solución
que elevar al Gobierno la petición de que salga y se evacúe
inmediatamente del área de Gibraltar a este submarino, porque los
técnicos de marina saben perfectamente que hay suficiente tecnología
marítima de transporte y de arrastre, tanto por remolque como por
traslado en navíos adecuados, incluido un portaaviones, para
cualquier sumergible o submarino que tengan las marinas. Hay casos, y
si no que pregunten a los norteamericanos cómo han solucionado el
traslado de estas naves. No se puede tampoco llegar a lo chusco de
decir, como han dicho algunos, que existe el riesgo de que se rompa
el cable del remolque. Del riesgo de que se rompa el cable del
remolque a que allí ocurra una catástrofe nuclear hay una escala de
riesgo, y que se me rompa el primer cable, porque no se le ocurre a
nadie que el remolcador lleve nada más que un cable de remolque, esto
no se le ocurre ni al que ha hecho el servicio de rescate marítimo.

Todos los remolcadores llevan las garantías precisas, y si la marina
de guerra está metida por medio, supongo que la marina británica
tendrá presupuesto para más de un cable de remolque, que no se rompe
en un submarino por un remolcador de altura de alta mar. Esto es lo
que quería proponer.




La señora PRESIDENTA: Señor Mardones, ha consumido su turno.

Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió), tiene la
palabra su portavoz, el señor Guardans i Cambó.




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El señor GUARDANS I CAMBÓ: Señora presidenta, yo querría empezar
compartiendo la parte inicial (probablemente compartiré más cosas,
pero claramente la parte inicial) de la intervención del portavoz del
Grupo Parlamentario Socialista, cuando recordaba el primer debate que
tuvimos en el Pleno del Congreso con el señor ministro de Asuntos
Exteriores, y en el que este mismo portavoz le recordó que ser
ministro de Asuntos Exteriores tenía una ventaja y un inconveniente
-y permítame que me cite a mí mismo, porque de lo que se trata es de
recordar algo que en ese momento dije-. Tenía una ventaja: iba usted
a gozar del consenso y, a diferencia del Ministerio del cual
provenía, no se iba a encontrar con situaciones de frontal oposición,
no sólo de este grupo -y lo dije entonces-, sino previsiblemente
tampoco de los demás. En conjunto, la política exterior es una
política de consenso; pero eso tenía un inconveniente, un precio a
pagar, que era la implicación permanente del Parlamento y, por tanto,
la obligación de acudir al Parlamento con mucha más frecuencia que la
que había acudido hasta entonces desde sus responsabilidades
ministeriales anteriores.

Por alguna razón que se me escapa, señor ministro, usted no quiere
pagar ese precio y, por tanto, está usted haciendo todo lo posible y
poniendo todos los instrumentos precisos para no obtener ese consenso
que sus predecesores, incluso en situaciones de mayoría absoluta, han
tenido. Eso vale para el ámbito de la política exterior y para el
ámbito, que también es de su responsabilidad, de la política europea.

No vamos a entrar ahora, porque no es éste el lugar ni el momento,
pero sabe usted, y supongo que habrá sido informado por su secretario
de Estado de Asuntos Europeos, de cómo se desarrolló ayer su
comparecencia y hasta qué punto todos los portavoces le dejaron claro
lo desvinculados que se sentían de la política europea que su
departamento está desarrollando, sencillamente porque usted y su
departamento están prescindiendo de la información a esta Cámara, tal
como habían hecho -insisto- sus predecesores, incluso, según me
informan, cuando han contado con mayoría absoluta; por no comparar
con situaciones en las que el resultado electoral les obligaba
a contar con los apoyos de otros grupos. Esto valga como observación
inicial. Más Parlamento, señor ministro; más respeto a esta Cámara.

En cuanto a lo que es propiamente el fondo del tema que nos motiva
esta comparecencia, mi grupo, como no podía ser menos, no puede más
que actuar con gran prudencia en cuanto a lo que es la información de
la que se dispone. Nos tenemos que fiar, tenemos que prestar nuestra
confianza a las informaciones técnicas que desde su Ministerio se
ofrecen a la opinión pública, básicamente, en esos dos puntos sobre
los cuales gira aparentemente, en términos técnicos, todo este
debate. ¿Existe o no existe riesgo para la población? ¿Puede o no
puede evitarse ese riesgo mediante el traslado del submarino? Todo,
en el fondo, depende de esas
informaciones, y este grupo, como es obvio, no tiene respuesta
directa de primera mano a ninguno de los dos interrogantes. No puede
más que escuchar y creerse o no creerse la respuesta que desde el
Ministerio o desde el Gobierno en su conjunto se dé a estas dos
preguntas. Pero lo que no queremos, y creemos que sería un grave
error, es reducir esto a un debate técnico sobre la fiabilidad mayor
o menor de las respuestas.

Usted ha hablado del Consejo de Seguridad Nuclear y me ha parecido
creer que imputaba a los medios de comunicación su pérdida de
autoridad en este asunto. Claramente, si el Consejo de Seguridad
Nuclear ha perdido algo de autoridad moral en este tema, no es por
los medios de comunicación, sino porque el propio Consejo de
Seguridad Nuclear, que, como usted mismo ha dicho, tiene su
independencia garantizada por depender de este Parlamento, no dispone
de información de primera mano. No tiene más información que aquella
que da el Gobierno y, parcialmente el Gobierno británico en una
visita que más pareció la cumplimentación de un requisito
administrativo. La información de que dispone por esa vía
absolutamente superficial y, por tanto, tampoco el Consejo de
Seguridad Nuclear es un elemento de garantía en cuanto a las posibles
respuestas a esos dos interrogantes.

Decía que nadie, al menos este portavoz no lo hará, debe reducir esto
a un debate estrictamente técnico. Esto es un debate político, y aquí
hay un problema político, por lo menos, doble. Hay un primer problema
político de respeto a la población, y ese respeto nosotros lo echamos
de menos por parte de su Gobierno, en su conjunto, y me atrevería a
decir, en algún caso y ocasión concretas, ha habido una una falta de
respeto por parte de quien encabeza ese Gobierno. Una cosa es no
azuzar la alarma social; efectivamente lo compartimos, e insisto en
mi llamada a la prudencia y a la prudencia que nos autoimponemos. No
sé, y lo digo con toda franqueza, ignoro si existe realmente o no
riesgo para la población; no sé si se puede o no trasladar con
garantías este submarino. Sencillamente, no lo sé. No tengo
información para pronunciarme sobre ello. Sí sé que ha de ser
compatible no azuzar la alarma innecesariamente con el respeto a una
inquietud, que comparaba el portavoz socialista con la inquietud por
la seguridad alimentaria, por parte de una gran parte de la
población, en conjunto española, pero muy concretamente de la zona
más próxima a donde el submarino se encuentra, y un respeto que es
incompatible con la sensación de frivolidad con la broma sencilla y
ligera y con tomarse poco en serio lo que es causa de profunda
inquietud; inquietud que sería exactamente igual, si no superior,
como también ha indicado el portavoz del Grupo Parlamentario
Socialista, en cualquier puerto británico que no reuniera las
características, porque falta un plan de emergencia y porque no está
en condiciones el puerto de Gibraltar para llevar a cabo esta
reparación. Por consiguiente, hay aquí un primer problema de comunica
ción



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y de seriedad, de responsabilidad por parte de este Gobierno y de
respeto a la población afectada, respeto que echamos de menos.

En segundo lugar, hay un problema de política exterior. Si no fuera
un problema de política exterior, ni estaría usted aquí rindiendo
cuentas como ministro de Asuntos Exteriores ni estaríamos hablando
del Tireless ante la Comisión de Asuntos Exteriores. Estaríamos en la
Comisión que se ocupara de los temas de seguridad nuclear o en
cualquier otra comisión de esta Cámara. Sin embargo, es usted quien
está dando cuenta. ¿Por qué? Porque aquí lo que hay en juego es un
auténtico problema no sobre cómo hay que leer ese trozo de informe
del Consejo de Seguridad Nuclear que nos ha leído, sino ante un
problema de política exterior y de cómo se administran las relaciones
entre el Reino de España y el Reino Unido. Ese es el tema importante
y donde realmente nosotros discrepamos de la actitud que está
llevando a cabo su Gobierno. En la situación actual de colaboración
entre el Reino Unido y España en la OTAN, en la Unión Europea e
incluso en el inicio de lo que pretende ser una cierta colaboración
en la Unión Europea en el ámbito de defensa, sin hablar de la
cooperación política en tantos otros frentes, resulta absolutamente
intolerable la falta de confianza que se ha planteado por parte del
Reino Unido respecto de España.

El argumento que hemos venido escuchando por boca de portavoces de su
Gobierno y, en algún caso, del propio Grupo Parlamentario Popular, de
que como el Reino Unido es socio, nosotros tenemos que fiarnos de las
explicaciones que nos dan, es un argumento que, si vale algo, vale
exactamente al revés: como España es socia, como el Reino de España
es socio del Reino Unido, no es admisible la desconfianza con la que
ha sido tratado, y la desconfianza con la que ha sido tratado,
impidiendo el acceso a la información de primera mano, impidiendo la
verificación in situ y teniendo que limitarse a acatar o a leer
informes preparados por la parte interesada, lo cual ha provocado las
tremendas contradicciones en las que han caído los distintos
portavoces gubernamentales durante todo este tiempo, todo eso, esa
falta de permisos de acceso, esa limitación de información, es
absolutamente intolerable y debería haber provocado una reacción
diplomática mucho más dura que esa carta firmada por usted y dirigida
al ministro de Exteriores británico y que, como ha leído el portavoz
del Grupo Socialista, duró un día. Hubo un día en que el Gobierno
mantuvo una posición, que todos compartíamos, que defendía los
intereses españoles frente al Reino Unido e iniciando lo que podría
haber sido un momento de tensión. Pero la pregunta que se formulaba
en términos de carga de la prueba el portavoz socialista, yo me la
planteo en términos idénticos. ¿Por qué está el Gobierno español
defendiendo un problema, que es un problema del Reino Unido? ¿Por qué
-y se lo diré con mayor crudeza-
hay buena parte de la opinión pública española, no sólo de la
zona, que no sabe de qué lado está este Gobierno y que acaba
sintiendo que este Gobierno está defendiendo un problema del Reino
Unido, en lugar de estar defendiendo los intereses españoles? Yo sé
que eso no es verdad, se lo digo antes de que me conteste, pero la
percepción es ésa. La percepción es que hay un Gobierno apoyando a
otro Gobierno, en lugar de un Gobierno apoyando a la población y a
los ciudadanos del Estado del que ese Gobierno es responsable.

Es evidente que el Reino Unido tiene un problema en Gibraltar. No
somos nosotros quienes tenemos que arreglar los posibles conflictos
que de este tema se deriven entre la metrópoli y su colonia. Las
tensiones que se puedan provocar entre Londres y Gibraltar en razón
de si se autoriza o no se autoriza a España a acceder a determinadas
informaciones, hasta qué punto Gibraltar considere agredida su
soberanía o no, ese es un problema que tendrá que administrar el
Reino Unido. No somos nosotros quienes, no es el Gobierno de España
-que, efectivamente, también aquí es mi Gobierno- quien tiene que
solucionar ese problema. De nuevo, da la impresión de que, por no
poner en una situación políticamente compleja al Gobierno británico,
ustedes mismos se están poniendo en una situación políticamente
compleja, y eso es algo que, incluso en términos de estricto cálculo
político, no alcanzo a comprender. ¿Qué instrumentos de presión se
han utilizado ante el Reino Unido, bilaterales -conocemos esa carta,
no conocemos nada más-, multilaterales, en la sede OTAN, en sede
Euratom? El Parlamento Europeo tomó la iniciativa instando a la
Comisión a reclamar información y la Comisión está actuando pidiendo
esa información en el marco Euratom, para saber exactamente qué es lo
que tiene previsto el Reino Unido para cada uno de los casos y
reconociendo que la información que está facilitando el Reino Unido
es incompleta. A mí me parece muy bien que la Comisión Europea esté
llevando a cabo esas actuaciones. No entiendo por qué no es el Reino
de España quien lleva a cabo esas actuaciones, quien las impulsa,
quien las anima, aunque sea a costa, efectivamente, de un
enfriamiento, de una tensión puntual, en un aspecto muy concreto, en
las relaciones entre España y el Reino Unido, que es algo que,
además, el Reino Unido entendería.




La señora PRESIDENTA: Señor Guardans, le ruego vaya terminando.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Voy terminando, señora presidenta.

Si en algún sitio se entiende que lo primero que debe hacer un
Gobierno es defender los intereses de sus ciudadanos, es en una
democracia consolidada como la del Reino Unido. Si aquí tuviéramos un
sistema de elecciones por sistema democrático mayoritario y no
proporcional de listas cerradas, le aseguro que los diputados



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de esa zona verían en juego su escaño cada día desde que este
conflicto comenzó y probablemente hace tiempo que, incluso los de su
propio grupo, habrían puesto en juego la disciplina de voto.

Termino, señora presidenta, pidiendo esas explicaciones...




La señora PRESIDENTA: Le ruego termine ya porque lleva en el uso de
la palabra más de quince minutos, y le recuerdo que ni su grupo ni
usted han pedido la comparecencia del señor ministro.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: No tiene nada que ver que yo no haya
pedido la comparecencia del señor ministro. Además, usted ha
comentado antes que no va a haber turno de réplica, cosa que
comentaremos en la próxima reunión de la Mesa y portavoces, señora
presidenta, porque contradice la práctica de esta Comisión, que le
explicaré y le acreditaré con los «Diarios de Sesiones». Por lo
tanto, habido cuenta que después no habrá otro turno, termino ya,
pero no nos limite el uso de la palabra.




La señora PRESIDENTA: Me está interpretando S.S. y le ruego que lea
después el «Diario de Sesiones», para que vea que no han sido ésas
mis palabras, señoría.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Termino, señora presidenta, dejando claro
que desde mi grupo no queremos incrementar una alarma social para la
cual nos falta información, pero sí exigimos del Gobierno una mayor
responsabilidad en este tema; un esfuerzo por suprimir cualquier tono
de frivolidad respecto de la población afectada, como se ha dado en
el pasado; un ejercicio de transparencia absoluta, que falta en este
momento, y un ejercicio de mayor exigencia en las relaciones
bilaterales con el Reino Unido, aunque sea a costa de crear un
momento de tensión. El tema lo merece.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la
palabra su portavoz, el señor Robles Fraga.




El señor ROBLES FRAGA: Permítanme que diga que las prioridades del
Grupo Popular en esta materia son tres. Una es la seguridad de los
habitantes del Campo de Gibraltar (naturalmente, tanto gibraltareños
como españoles de La Línea y de Algeciras; esa es nuestra primera
prioridad); la segunda es tratar este asunto con seriedad y rigor, y
la tercera es que todavía esperamos que este asunto sea tratado con
seriedad y rigor por la oposición, cosa que por desgracia hoy no
hemos podido presenciar. (Rumores.)
El submarino, señorías, no es nuestro (Risas.), está en una base
militar, en una colonia británica situada en un territorio
reivindicado por España, sobre el que no tenemos por desgracia mando
o control alguno. El submarino
-que está averiado, como todos ustedes saben- plantea menos
riesgos parado y en Gibraltar que dando tumbos en el Estrecho y en el
océano, a remolque o empujado a tres millas por hora por su motor
auxiliar. Incluso el Partido Socialista (y citaré -no suelo hacerlo-
al señor Caldera, portavoz de este Grupo Socialista) reconoce que el
único momento de riesgo hipotético podría existir cuando se vuelva a
encender el reactor, pero sólo entonces y sólo si no se toman las
medidas de seguridad pertinentes. ¡Claro que existe una alarma
social! Naturalmente, es lógico y evidente que exista. Pero sobre
todo en este debate, que es un debate político, un debate en una
Comisión del Congreso de los Diputados, existen en la oposición
políticos alarmistas que, sin base técnica o científica alguna,
siguen repitiendo, aunque sea a base de contradicciones y
desmentidos, que las poblaciones de Gibraltar y de Algeciras están en
peligro; más aún, en grave peligro, en un peligro inminente, y siguen
repitiéndolo reunión hispanobritánica tras reunión hispanobritánica,
Comisión de Exteriores tras Comisión de Exteriores y comunicado e
informe técnico tras comunicado e informe técnico. Y además siguen
diciendo que, a pesar de esta avalancha de informes, comunicados y
reuniones, no hay transparencia, no hay planes y no hay previsiones
para afrontar esta situación.




Señorías, permítanme que añada varias perlas a este cúmulo de
disparates, en el que, desde luego, en el Partido Socialista se salva
poca gente (yo esperaba salvar hoy al señor Marín, pero
desgraciadamente no me será posible) (Rumores.), cito especialmente
al Partido Socialista, porque son los que más han hablado de este
tema, y en este orden cronológico de grandes hitos de la historia
política de nuestros país, el Partido Socialista ha sido protagonista
de algunos momentos estelares. El portavoz del Grupo Socialista
-vuelvo a citar al señor Caldera y espero que no se transforme esto
en precedente-, el 13 de noviembre, consideraba vergonzoso
e inadmisible que este asunto fuera a debatirse antes en el Parlamento
Europeo que en el Parlamento español; el día 16 de noviembre (o sea,
habían tenido tiempo para leer las declaraciones del señor Caldera),
los eurodiputados socialistas españoles, con el señor Barón Crespo a
la cabeza, votaban a favor de retrasar la discusión de este asunto
hasta diciembre. No está mal. Señorías, entonces, ¿qué es lo
vergonzoso e inadmisible, retrasar o no retrasar?; y entonces, ¿quién
manda en el Partido Socialista en este tema, doña Trinidad Jiménez,
el señor Marín, el señor Caldera o el señor Barón Crespo? Todavía
estamos esperando saber quién y qué cosas son vergonzosas e
inadmisibles.

El Partido Socialista lleva tiempo acusando al Gobierno español de
toda suerte de males, el peor de los cuales es tener una relación de
cooperación, de diálogo (sin duda, con momentos de tensión y de
exigenciapor parte española) con el Gobierno británico.




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¿Pero saben SS.SS. con quién pactó el Grupo Socialista europeo, los
eurodiputados socialistas españoles su proyecto de resolución en el
Parlamento Europeo? No lo pactó con los eurodiputados populares
españoles, no; lo pactó con los eurodiputados laboristas británicos.

Sí, señorías. El submarino británico Tireless, el incansable, el
cansado incansable, el grave problema, el riesgo y la alarma enormes
que agitan calles, ruedas de prensa y declaraciones aquí y allá, para
los socialistas españoles, acaba siendo un asunto a pactar con los
laboristas británicos y no con quien deberían hacerlo, que es con los
populares españoles y con el Gobierno español, entre otras cosas,
para mayor tranquilidad de todos y mayor responsabilidad de todo el
mundo. Lo que no se puede hacer es criticar al Gobierno de España por
negociar, dialogar, tratar y exigir al Gobierno británico, que es un
Gobierno amigo y aliado, y también por aceptar y discutir sus
razones, y luego aceptar las razones, de estricta política
parlamentaria, de los laboristas británicos. Esa es, señorías, la
actitud que está teniendo el Partido Socialista. No entraré mucho en
algunas otras perlas que podrían dar lugar a una comparecencia más
extensa, pero no deja de ser curioso que el Grupo Socialista acuse al
Gobierno de desprestigiar al Parlamento cuando todos los días se
trata de desprestigiar los informes, los comunicados, las
declaraciones de un órgano emanado de este Parlamento, que es el
Consejo de Seguridad Nuclear, cuyos informes han probado una y otra
vez que no existe riesgo real, señorías. Una y otra vez se ha
criticado al Consejo de Seguridad Nuclear mientras se pedía respeto
al Parlamento, pero ¿este respeto no debía empezar por el respeto a
un órgano emanado de este propio Parlamento?



Señorías, esta avería sólo se puede arreglar de una forma, que es
bien y con todas las garantías de seguridad. En eso creo que estamos
todos de acuerdo, eso es lo que demandamos, lo que demanda el Grupo
Popular, lo que demanda el Gobierno y lo que creo que demandan todos.

Pero estamos hablando de otra cosa, estamos hablando de
desconocimiento y de desconocimiento que utiliza la aprensión que
suscitan cuestiones de enorme complejidad técnica como son las
nucleares en la población andaluza y española. Eso, señorías, no es
ni serio ni responsable. El escenario de cuanto peor, mejor, no es
digno de este debate ni de esta Comisión ni por supuesto en los
debates que se producen fuera de esta sala. Estoy seguro de que el
primer interesado en que todo salga bien es el Parlamento español, de
eso no me cabe ninguna duda, pero también lo estoy de que la
hipótesis de trabajo de la oposición es un puro disparate, porque
parte de la base de que el Gobierno británico se ha engañado a sí
mismo, ha engañado a su Parlamento y está interesado en tener a su
flota de submarinos de ataque inmovilizada e inservible, y que
prefiere tener un submarino en Gibraltar a tenerlo en una base
británica, donde le es más fácil y barato arreglar la avería
y donde por cierto ya tiene varios submarinos que están siendo
arreglados con los mismos procedimientos, o sea, que no añadiría
ningún riesgo.

Señorías, Gibraltar no es Malta ni Nápoles, por desgracia para
nosotros. Es una colonia británica en territorio reivindicado por
España. Quien olvide este pequeño detalle hará lo que hizo en la otra
reunión de la Comisión, que es decir qué pasaría si lo hubieran
llevado a Barcelona o a Mallorca. Naturalmente, allí no podrían
llevarlo porque no es una colonia británica. Además, sobre esas
supuestas negativas de Nápoles, de Malta, de Italia y de la NATO, no
existe al día de hoy constatación alguna. Quizás haya alguna
especulación en prensa, pero no existe -desde luego algo de la NATO
sé y algo de la NATO saben los que están aquí- ninguna negativa de la
NATO ningún comunicado, ninguna nota, ningún documento que dé por
ciertas las afirmaciones, pronunciadas con un tono severo y
profesoral, del señor Marín. Eso es una pura especulación. Si no
llevaron el submarino a Malta o a Nápoles es porque no son colonias
británicas, afortunadamente para ellos.

Pasaré muy por encima por la curiosa interpretación del derecho
internacional y del derecho español sobre aguas internacionales que
ha hecho el señor Marín, pero poco menos que nos ha exigido que
hubiéramos realizado un acto de guerra. Señor Marín, permítame que me
dirija a usted. ¿Cómo se detiene un submarino de una armada
extranjera, amiga y aliada pero extranjera, en aguas internacionales?
¿¿Cómo se incauta o como se aborda ese submarino? (El señor Marín
González: No, no. Eso no lo he dicho yo.) ¿Cómo se traslada un
submarino con una avería que ahora sabemos que es sería por el
Estrecho y el océano, sin riesgo mayor para la seguridad de las
costas españolas? (Rumores.) Perdón, con las costas españolas a
sotavento, y permítame que cite a lord Nelson, que decía líbrennos de
la costa a sotavento. En primer lugar, con las costas andaluzas, por
supuesto portuguesas, gallegas, cántabras, asturianas y vascas a
sotavento. Esta es la cuestión. Parece que a usted estas cuestiones
náuticas sólo le interesan a algunos efectos, pero a mí esta también
me interesa. Pretende usted ir trasladando el riesgo comunidad
autónoma tras comunidad autónoma, de Estrecho a mar, y de mar a
océano, y eso yo creo que no es serio. Esta es una cuestión que no es
ténica, es una cuestión política.

Además, ¿con quién tenemos que acordar este asunto? ¿Con quién
debería la oposición acordar este asunto? ¿Con el Grupo Popular y el
Gobierno de España, o con el grupo laboralista? (Rumores.) Al
parecer, es mucho más fiable lo que digan los laboristas británicos
que lo que pueda decir un diputado del Partido Popular en este tema.

Es mucho más fiable, al parecer. (El señor de la Encina Ortega: Por
supuesto.- El señor Marín González: Por supuesto) Eso sí, no es
fiable loque diga el Gobierno español, es mucho más fiable lo



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que diga el Gobierno británico, con esa lógica. Ustedes dicen que por
supuesto, no, señorías, por supuesto, no; si de verdad está en juego
el interés nacional, el interés de España, acuérdenlo ustedes con los
grupos de la Cámara, con los grupos españoles, no vayan a buscar
aliados fuera, señorías, que es lo que ustedes están haciendo por una
cuestión, que, repito, es de muy corto vuelo y que les dará muy pocos
réditos, porque en política, en política exterior, aquí se ha hablado
de política de Estado, se pueden hacer dos cosas: o alarmar y agitar
o resolver y solucionar. Yo estoy por resolver y solucionar, los que
estén por alarmar y agitar, ya sabemos quienes son, pero desde luego
no me parece a mí que sea la mejor y la más seria y la más
responsable de las políticas posibles, si uno aspira algún día,
espero que lejano, a gobernar este país.

Repito las prioridades del Grupo Popular, y termino, señora
presidenta. En primer lugar, la seguridad de los ciudadanos del Campo
de Gibraltar. Esa es nuestra principal motivación y preocupación, que
está al día de hoy garantizada, lo que avalan los informes técnicos
de toda naturaleza, que ustedes desconocen e ignoran, porque para
ustedes los datos son discutibles, lo único que es indiscutible es
que la culpa la tiene el Gobierno español y que con quien hay que
tratar este tema es con los laboristas británicos, que son sus fieles
aliados en el Parlamento Europeo en este asunto, con una sola
finalidad, que es echarle la pelota al Gobierno español y no al
Gobierno británico. En segundo lugar, seriedad y rigor, por parte
nuestra, por parte de todo el Partido Popular de España, y, en tercer
lugar, seriedad y rigor en la oposición. Ya sé que ésta es una
esperanza inútil, y la esperanza inútil lleva a la melancolía,
señorías, pero quizás este día me estoy poniendo melancólico.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra, para responder a las
intervenciones de los distintos portavoces, el señor ministro de
Asuntos Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): Muchas
gracias, señora presidenta, muchas gracias a todas las señorías que
han intervenido. Contestaré en orden inverso a las propias
intervenciones, entre otras cosas porque la intervención del
representante del Grupo Popular, que comparto, me ahorra muchísimos
de los argumentos que iba a utilizar con relación a puntos concretos
que él mismo ha mencionado. De todas maneras, todavía hay cosas que
añadir, y voy a intentar hacer un esfuerzo de síntesis en este
sentido.

Con relación a los comentarios que ha hecho el portavoz del Grupo de
Convergència y Unió, señor Guardans, no he acabado de entender muy
bien lo que estaba pidiendo al Gobierno español, porque al final ha
pedido transparencia, cuando la transparencia es evidente, porque
estamos contando en cada momento lo que sabemos, lo que conocemos,
que creemos que es
muy amplio. Nos ha pedido una actitud exigente respecto al Reino
Unido, y desde el punto de vista de garantizar la seguridad de los
ciudadanos y de obtener la información la hemos tenido, es cierto que
no ha sido difícil, porque el Reino Unido ha respondido a esos
requerimientos como es natural en un Gobierno amigo con fluidez,
dando toda la información necesaria. Se ha referido también a una
expresión, que después también comentaré, que ha utilizado mucho el
portavoz del Partido Socialista, como lo de la carga de la prueba, y
es que es verdad, la carga de la prueba la tiene el Reino Unido. Por
eso el Gobierno español ha hecho lo que podía hacer en ese terreno,
que es pedir desde el principio toda la información, recibirla de
forma satisfactoria, como se deduce de todos los comunicados que
permanentemente se están transmitiendo a la opinión pública y creando
incluso un grupo de trabajo técnico entre los dos países. Tengo que
decirle algo que a algunos les parecerá mejor y a otros peor, porque
es muy fácil a veces intentar incitar sentimientos atávicos, pero el
Gobierno español no tiene ningún motivo para dudar de la información
que suministra el Reino Unido, que, insisto, es muy fluida y muy
completa. Otra cosa es que, después, asumamos entre todos las
responsabilidades que tenemos que asumir. Me las ha pedido de una
manera muy amplia el representante de Izquierda Unida, que ha estado
a punto incluso de pedir la dimisión del primer ministro británico,
como me ha parecido entender. (El señor Alcaraz Masats: La tuya) La
mía, ya lo sé, esto ha quedado muy claro. (Rumores.) (El señor Yáñez-
Barnuevo García: La de los dos.) He dicho que ha estado usted a
punto. Ha habido un momento en que creía que iba a pedir la dimisión
del presidente del Gobierno español y del primer ministro británico,
y no sé si de la reina de Inglaterra. Claro que asumimos las
responsabilidades todos los días. El señor Marín, veladamente e
implícitamente pero de una manera también muy clara, en algún momento
ha dicho que estoy asumiendo mis responsabilidades incluso en exceso.

Yo suelo hacerlo así y a estas alturas no pienso cambiar. Eso
comporta decir lo que uno piensa en cada momento y hacerlo con
seriedad, con rigor y con responsabilidad.




Estamos hablando de cosas que comprendo que son aburridas. El señor
Núñez decía que había hecho una lectura monocorde. Claro, es que
estamos hablando de un tema técnico, de un tema serio y hay que
hablar en estos términos; después habrá ocasión de buscar opiniones
más o menos espectaculares o incendiarias, pero no le pidan ustedes
eso al Gobierno. El Gobierno tiene que explicar lo que hay, tiene que
ser consecuente, tiene que ser serio, tiene que hacer lo que tiene
que hacer y tiene que decir lo que tiene que decir. Por ejmplo, señor
Guardans, el Ministerio de Asuntos Exteriores no emite información
técnica porque no puede, no está en condiciones de hacerlo; se limita
a transmitir a la opinión pública, en algunos casos, las
informaciones



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técnicas de quien tiene la responsabilidad de emitirlas, que en este
caso son los expertos españoles, los técnicos y el Consejo de
Seguridad Nuclear. Eso es lo que hay. Usted puede decir que no se
creen lo que dicen los técnicos. Muy bien. El Gobierno, sí, porque no
tiene alternativa a eso, no tiene alternativa seria a eso. Dice que
hay que ser más transparentes. Muy bien. Hay un punto de contacto
permanente entre los dos gobiernos y un esquema de comunicación
también permanente, creado ad hoc, que da toda la información
necesaria en cada momento. Pero es que hay más; los informes que
recibimos respecto a las aplicaciones de los planes se transmiten en
tiempo real a los responsables de la zona, entre los cuales,
evidentemente, se encuentran los alcaldes de la comarca. Por tanto,
no se confundan ustedes; no hay nada que esconder, no hay nada raro,
no hay acuerdos bajo mesa, sino que lo que hay es una relación buena,
correcta y suficiente que nos permite estar completamente tranquilos
y que nos permite evitar expresiones que en una persona moderada,
como es el señor Guardans, chocan un poco. Utilizar expresiones como
es absolutamente intolerable la falta de confianza del Reino Unido,
es absolutamente inadmisible... No sé a dónde lleva este tipo de
expresiones, desde luego no a mantener ese clima de confianza entre
dos gobiernos que no se la han perdido nunca, por tanto tengo que
negarle su afirmación. No comparto en absoluto la afirmación de que
en algún momento se haya perdido la confianza del gobierno británico
respecto al español o viceversa. Hubo un momento, tanto el portavoz
del Grupo Socialista como usted lo han mencionado, en que yo escribo
esa carta al ministro Cook, a quien por otra parte veo casi todos los
días y hablo con él de este tema y de muchos otros, como han hablado
los dos ministerios de Asuntos Exteriores y los dos ministerios de
Defensa, que siguen hablando todos los días porque, como es lógico,
somos gobiernos serios, somos gobiernos responsables y somos
gobiernos amigos, y en ella le planteo algo que me inquieta y es que
en ese momento se sabe que la naturaleza de la avería no es la que se
había previsto al principio. Ya sé que eso se puede interpretar en
términos de contradicción pero, si me permiten una expresión quizá
impropia, se puede hacer el pequeño truco de realizar una secuencia
temporal e ir describiendo como contradicciones lo que son
informaciones adicionales que se van teniendo respecto a las cosas.

Es como si alguien dijera que había ido al médico porque le dolía un
poco la cabeza y el médico le dice que van a ver que es pero que no
se preocupe, si bien tendrá que hacerse unos análisis; se hace esos
análisis y se descubre que tiene un problema. Usted dice que hay una
contradicción ahí porque está diciendo cosas distintas. Por favor,
estamos diciendo lo que ha ido sucediendo en términos que creo que
son absolutamente razonables, en términos que son absolutamente
comprensibles haciendo un cierto esfuerzo de racionalidad como
personas que tenemos un cierto nivel
de formación y que por tanto podemos comprender unas determinadas
explicaciones porque, como decía el señor Mardones, aquí no somos
técnicos en ingeniería nuclear ninguno de nosotros, al menos que yo
sepa.

A partir de ahí, creo que vale la pena hacer una referencia al papel
del Consejo de Seguridad Nuclear, porque algunos de forma muy
correcta y otros de forma más desabrida han calificado su papel como
de poco brillante, para entendernos. Se ha llegado a decir que el
Consejo de Seguridad Nuclear sólo tiene la información que recibe del
Gobierno; si no recuerdo mal, lo ha dicho el señor Guardans. Pues no
es verdad. El Gobierno no le da información al Consejo de Seguridad
Nuclear sino que éste la recaba y la obtiene de la Comisión mixta
hispano británica, de los técnicos británicos y del Consejo de
Seguridad Nuclear de la Armada Británica, que es lo que tiene hacer
porque el Gobierno español no tiene nada que decirle sobre estas
cuestiones al Consejo de Seguridad Nuclear. El Gobierno español lo
que tiene que hacer es garantizar la seguridad de los ciudadanos, por
eso se preocupa de poner en marcha los planes para que se den todas
las garantías. Ya he dicho en mi intervención, aunque a lo mejor por
problemas de megafonía el señor Centella no lo ha escuchado, que los
responsables de prevención civil y los responsables de seguridad
nuclear pensaron que no era necesario adoptar un plan de emergencia,
repito, literalmente, sino que bastaba con un mero plan de aplicación
que está en marcha a plena satisfacción, sin que la nueva naturaleza
técnica de la avería descubierta el pasado 11 de octubre haya hecho
necesario reconsiderar por parte de los técnicos en la materia dicha
decisión inicial.

Ese plan de actuación supone también un interfase con los planes que
tiene Gibraltar y supone la puesta en marcha de las garantías obvias
en este tipo de temas. Y eso está ahí. Decir: ustedes deberían haber
hecho un plan de emergencia y deberían de haber evacuado la zona... No
sé muy bien qué se pretende cuando se dicen cosas como éstas. Se
aplican los planes que hay que aplicar, adoptados y decididos por
quien tiene la capacidad para adoptarlos y decirlos, con criterios
lógicos y objetivos razonables y no con criterios pretendidamente
políticos, y a partir de ahí lo que se tiene que pretender es
transmitir la verdad a los afectados, que yo, en ningún momento, ahí
está el «Diario de Sesiones» para comprobarlo, he intentado ni
desautorizar, como ha dicho el señor Centella, ni he intentado
minusvalorar porque ésa es la máxima preocupación que ha tenido el
Gobierno desde el primer día y lo ha ratificado también el portavoz
del Grupo Popular. Nosotros no podemos desautorizar a ciudadanos que
tienen una inquietud que yo comprendo y que el Gobierno puede
compartir en la medida en que, como hemos dicho desde el primer día,
a nadie le gusta tener un submarino de propulsión nuclear en
reparación cerca de su casa. Pero precisamente por respeto a los
vecinos, por respeto a los ciudadanos, por quienes tenemos el máximo



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respeto, lo que hay que hacer es seguir informando, seguir pidiendo
seriedad, seguir pidiendo responsabilidad, atender a los criterios
técnicos y procurar no politizar una cuestión técnica para el
desgaste del Gobierno. Yo ya sé que la oposición puede hacer eso, y
es legítimo que lo haga, pero ustedes acéptenme que el Gobierno tiene
que resistirse a esa politización y estar dispuesto a hablar de los
temas políticos allí donde corresponda y en los términos en que
corresponde.

Estoy dispuesto a hablar de Gibraltar y de las relaciones con Gran
Bretaña las veces que sea necesario. Además, lo cual celebro, me ha
parecido que el portavoz del Grupo Socialista, como persona
inteligente que sin duda es, ha huido del debate técnico porque sabe
que ahí no hay nada que discutir porque está todo muy claro y se ha
centrado en un discurso político. Ha hablado de la relación global
con el Reino Unido, la necesidad de la confianza y la transparencia y
ha dicho que en el caso del Tireless eso ha sufrido. Bueno, ésa será
su impresión, que por supuesto yo respeto, pero no es mi impresión
personal. No creo que en ningún momento haya sufrido la relación de
confianza y de transparencia entre España y el Reino Unido. De la
misma manera le digo que la carga de la prueba la tiene el Reino
Unido desde el primer momento; lo que hace el Gobierno español es
transmitir esos argumentos de la carga de la prueba porque, si no lo
hiciéramos, se nos diría que el Gobierno español no asume sus
responsabilidades, no actúa con transparencia, no informa a los
ciudadanos y se limita a escuchar lo que está diciendo el Gobierno
del Reino Unido y de nuevo, como es natural, nos criticarían
precisamente por lo contrario de lo que nos han podido criticar hoy.

Todo ello mezclado con referencias a Malta, Nápoles y a la OTAN.

Yo tengo que decirle que al Gobierno español no le consta que hayan
existido estas negativas -por lo tanto son meras especulaciones-,
pero tengo que decirle también que las podríamos llegar a entender,
porque probablemente el Gobierno español, a través del Ministerio de
Defensa, también hubiera mostrado resistencia y hubiera podido
plantearse la negativa a que un submarino británico averiado recalara
en el puerto de Cartagena o de Valencia, pongamos por caso, porque
son puertos nuestros. Ahora, si mezclamos las cosas ... Es como los
argumentos que he leído algunas veces en el sentido de que qué
pasaría si un submarino nuclear español se hubiera averiado en las
costas británicas. Depende. Porque si España tuviera un colonia en
las costas británicas, a lo mejor lo hubiéramos amarrado en ese
puerto. Claro. Pero resulta que no es así. Por eso las comparaciones
hay que hacerlas en términos homologables, señor Marín. No me compare
peras con manzanas, porque ya en la escuela primaria se enseña que
hay que comparar cosas homologables, a partir de ahí se puede ver qué
decisiones tomar.

Las responsabilidades internacionales. El Gobierno del Reino Unido
las conoce perfectamente y las cumple.

Está dando la información que responde a esas directivas que
usted ha mencionado, por ejemplo la de Euratom. ¿Que también hay unas
directivas comunitarias que permiten a la Comisión Europea pedir
información? Bien. ¿Que puede pedir ampliar esa información? Muy
bien. Pero es un tema entre el Gobierno británico y la Comisión
Europea. ¿O es que tiene que ser el Gobierno español el que le diga
al Gobierno británico que informe a la Comisión Europea, asumiendo
precisamente la carga de la prueba que usted dice que tiene que ser
del Gobierno británico? A partir de ahí, lo que sí le digo es que
toda la información que ha pedido la Comisión Europea el Gobierno
español ya la tiene desde hace mucho tiempo. Por tanto, desde ese
punto de vista, también estamos tranquilos.

Quiero decirle asimismo que el puerto de Gibraltar ha sido
acondicionado para la reparación sólo temporalmente, y no para más
tiempo, y hemos instado al Gobierno británico a que eso no suponga
que se pueda volver a repetir la situación. Es algo que nos ha
planteado el Gobierno británico, que nos ha parecido razonable, como
los argumentos que le parecían razonables, y que yo comparto, al
vicepresidente primero en una de las citas que usted ha hecho, porque
lógicamente nos tenemos que mover por el discurso de la razón y no
por el discurso de la sinrazón.

Un tema importante. Ustedes dicen: pidan formalmente la retirada del
Tireless. Si en algún momento llegamos a la convicción de que puede
existir algún riesgo serio para la población, lo haremos, no tenga
ninguna duda. Si en algún momento hubiéramos tenido la convicción de
que había algún tipo de riesgo serio para la población, ya lo
habríamos hecho. Pero ahora estamos ante un planteamiento, insisto,
razonable y contrastado por los técnicos, que nos lleva a plantear
que es preferible, y con menos riesgos para todos, desde cualquier
punto de vista, reparar el submarino en Gibraltar. Si al final se
llega a algún tipo de conclusión distinta, ya se verá. Pero sólo
llegaríamos a esa conclusión distinta si tuviéramos alguna duda
respecto a la existencia de riesgos reales.

Por todo ello, yo no puedo hacer otra cosa, y dispénsenme, que
reiterarme en el contenido de mi intervención. He explicado la
cronología de los hechos, he explicado los hechos, he explicado la
posición del Gobierno español, he explicado lo que entendemos que
debemos seguir haciendo y lo único que puedo hacer en estos momentos,
señorías, es reiterarles que así va a seguir siendo si no cambian los
parámetros de este tema. Dicho de paso.

Esa insistencia en que los británicos no quieren un submarino
averiado y que prefieren tenerlo en Gibraltar, lejos de sus costas,
piénsensela dos veces los que la utilizan. ¿Hay submarinos averiados
en Devonport? Los hay. Qué más les dará uno de más y, además, podrían
hacerlo con todas las garantías de unas instalacionespermanentes y
con muchísimas ventajas. Por tanto, no



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es un capricho ni una arbitrariedad del Gobierno británico que el
submarino permanezca en Gibraltar, sino que los británicos han
llegado a la conclusión, y nuestros técnicos lo han contrastado, de
que tiene muchísimos menos riesgos. Es más, no tiene riesgos el
repararlo en Gibraltar y no precisamente trasladarlo a Devonport. Es
otra cosa que a mí me parece incontestable, pero todo se puede poner
en duda, como es natural, hasta incluso lo que dice absolutamente
todo el mundo menos, por ejemplo, el señor Centella. Señor Centella,
por favor, no lo vuelva a repetir: el reactor no está averiado. Es un
problema del sistema primario de refrigeración. No lo vuelva a
repetir, por favor. Y no diga que no hay medidas de seguridad, porque
las hay, y hay unos planes que son conocidos. No lo vuelva a decir,
porque entonces seguimos transmitiendo cosas que no son ciertas a la
opinión pública. Pueden seguir diciendo: usted viene aquí, señor
ministro, explíquese. Yo me explico. Y usted después lee una
intervención que tiene previamente preparada diciendo: sus
explicaciones son insuficientes; diciendo cosas que yo no he dicho.

Bien, pero de ese ejercicio no sacaremos grandes cosas. Yo lo que
quiero es que de este ejercicio salgan cosas, porque le aseguro que
al Gobierno esta situación, como es natural, no le gusta. Preferiría
que no hubiera sucedido. Pero frente a eso se tiene que comportar
como cualquier Gobierno de un país serio y, desde luego, España lo
es.

Quiero referirme en último lugar, señor presidente, porque se han
referido a ello dos portavoces, a lo que tiene que ser la relación
entre el Parlamento y el Ministerio de Asuntos Exteriores. Comparto
plenamente la necesidad de que la política exterior, como política de
Estado que es, sea un ámbito de consenso. En ese sentido celebro que,
en general, todas las intervenciones estén presididas por ese
espíritu, dentro de la lógica crítica que la oposición debe hacerle
al Gobierno en cualquier circunstancia; pero también comparto, como
no puede ser de otra manera, que eso supone una serie de obligaciones
y de actitudes por parte del Ministerio en su conjunto y del
ministro. Es cierto también que ustedes comprenderán que el ministro
de Asuntos Exteriores tiene que viajar mucho, por definición, y si no
lo hiciera le criticarían, con razón, y eso limita muchos sus
posibilidades. He hecho un pequeño recordatorio de lo que ha pasado
en estos meses, desde que ha empezado la legislatura. Ha habido,
apenas, cuatro meses de actividad parlamentaria, he comparecido ya
cinco veces en Comisión, además de preguntas orales en el Pleno, y
tengo pendiente una sexta que he pedido a la Comisión de Asuntos
Exteriores del Senado y que, por una serie de circunstancias no
imputables a este ministro, no hay manera de celebrarla. Pues bien,
seis comparecencias, en apenas cuatro meses de sesión real, no me
parece que sea ejemplo de no atención al Parlamento. Pero es que no
sólo es lo que está haciendo el Ministro, sino que depende de la
actitud de los grupos parlamentarios.

Yo mostré mi disponibilidad a venir después de la cumbre
de Biarritz, y no se encontró el momento adecuado, no por mi
responsabilidad. Pero es que además, están las comparecencias de los
secretarios de Estado. Yo, por una razón de calendario, previamente
conocida y por un compromiso internacional muy importante, no tuve
ocasión de poder presentar el proyecto de presupuestos, pero lo han
presentado los tres secretarios de Estado y el subsecretario del
departamento con todo detalle. Por tanto, el respeto al Parlamento en
ese terreno existe totalmente. Pero es que los secretarios de Estado
y el propio subsecretario han comparecido ante la Comisión de Asuntos
Exteriores de la Cámara también en varias ocasiones, insisto, en
apenas cuatro meses de sesiones.

Por tanto, yo les pediría, por favor, que me sigan demandando la
máxima sensibilidad sobre este punto, porque está bien, siempre se
puede tener más sensibilidad que la que uno tiene. Pero permítanme
también que les diga que no les acepto que no haya habido
sensibilidad, sino una clara voluntad de seguir por ese camino. Por
tanto, me comprometo a seguir por ese camino de la presentación en
paralelo de la voluntad de consenso y la expresión de la máxima
voluntad de información, de cooperación y de debate. A eso me
comprometí el primer día y me voy a seguir comprometiendo durante mi
responsabilidad como ministro de Asuntos Exteriores.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor ministro, por sus
explicaciones, incluyendo esta última que hace referencia a lo que
esta Presidencia considera ha sido siempre de cooperación y abierto
al debate y a las explicaciones en cualquiera de los temas que le
fueran solicitados. Entendemos que, no sólo el señor ministro, sino
los secretarios y subsecretarios de Estado contestan al conjunto de
explicaciones que le son solicitadas al Gobierno reiteradamente.

Saben SS.SS. que la sesión informativa que estamos celebrando, podría
finalizar en este momento. Pero, habida cuenta de que algunas de SS.

SS. han mostrado interés por una segunda intervención, quiero
recordarles que está reglado el procedimiento de funcionamiento
y que, de una manera absolutamente escueta, tal como dice el
Reglamento, voy a concederles la palabra, teniendo en cuenta que no
es para reabrir el debate, sino, tal y como está especificado en el
Reglamento de esta Cámara, para solicitar alguna aclaración o hacer
alguna pregunta que quieran formular ahora al señor ministro. Dicho
esto, voy a conceder cuatro minutos a cada grupo. Seré algo más
flexible con el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, en la
medida en que tenía una serie de preguntas que él mismo ha dicho que
daba por defendidas en el mismo turno de intervención. Por tanto,
ocho minutos, tasados en esta ocasión, y los demás grupos que quieran
intervenir tendrán el uso dela palabra por no más de cuatro minutos.




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En primer lugar, tiene la palabra el portavoz del Grupo Parlamentario
Federal de Izquierda Unida, el señor Centella.




El señor CENTELLAGÓMEZ: Señor Piqué, yo no he pedido la dimisión del
primer ministro británico, lo que sí he dicho es que usted quería
hacer méritos para ser nombrado portavoz del Gobierno británico, y se
lo repito en esta segunda intervención. Una pregunta, señor Piqué. Si
todo está tan seguro y tan claro ¿por qué el Ayuntamiento de Cádiz
pide la salida del submarino de Gibraltar? ¿Es que doña Teófila
Martínez es una política alarmista, como han acusado algunos? Señor
Piqué, si todo está tan seguro y tan claro ¿por qué la Unión Europea
considera insuficiente la información facilitada por el Gobierno
británico? La gente piensa que la Unión Europea está más pendiente de
defender nuestros intereses que el propio Gobierno español. No es de
recibo que diga que la culpa la tienen los políticos alarmistas, que
somos los que estamos creando alarma, porque eso es meter en el mismo
saco a gente como a doña Teófila Martínez. Además, es algo que va en
detrimento de la inteligencia de quienes llevan meses defendiendo
este tema en el campo de Gibraltar, y no políticos, sino ecologistas
que creo que son bastante difíciles de manipular por nadie para que
digamos, como en otros tiempos, que no hay que hacer política. Es
bastante alarmista oír eso en boca de un ministro. Estamos haciendo
política y vamos a seguir haciéndola, porque estamos en un sistema
democrático que se basa precisamente en que hagamos política, no sólo
los políticos sino todos los ciudadanos.

Para terminar, señor Piqué, usted debería haber venido aquí a mostrar
impotencia ante una actuación colonial del Reino Unido y a pedir
ayuda a los grupos políticos para exigirle al Gobierno británico la
salida del submarino. Estaríamos todos en el mismo barco. Usted ha
venido aquí a justificar, una vez más, al Gobierno británico, a hacer
méritos, como digo, para ser nombrado portavoz del Gobierno
británico. En definitiva, ha venido a intentar justificar algo que no
tiene justificación, y es por qué usted no está ejerciendo como
ministro de Asuntos Exteriores.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la
palabra el señor Marín.




El señor MARÍN GONZÁLEZ: En cuanto a su declaración final, esperemos
que sea cierto, porque, señor ministro, arrepentidos los quiere Dios.

Rigor y seriedad. La opinión pública, querido colega, sacará sus
propias conclusiones.

El tema de la interpretación del Parlamento Europeo, francamente, no
la entiendo.

Lo que allí pasó fue simplemente entre dos familias políticas; en el
Grupo Socialista está el SPD, el Labour Party, el Partido Socialista
Francés y el PSOE, y en la
familia del PP están los conservadores británicos, querido amigo; y
la decisión que tomaron fue simplemente la de no discutir una
resolución en esa sesión para hacer un debate general el mes que
viene en sesión plenaria, con la participación del Consejo y de la
Comisión; eso es lo que pasó. No tiene nada que ver con lo que usted
refirió, querido colega. Si tan malo es hablar y estar con el Labour
Party, explíqueme usted el week end jacarandoso en Los Quintos de
Mora; ¡venga hombre! (Rumores.- El señor Robles Fraga: No es tan
malo.)
Intervención; esto sí que quiero dejarlo muy claro. Yo no he pedido
realizar un acto de guerra cuando he dicho que no entiendo -que no se
nos ha explicado, que el ministro no nos lo ha explicado y el
ministro de Defensa no quiere oír ni hablar de ello- por qué, antes,
desde el Cabo de Palos hasta Punta Carnero, no se hizo lo que se
debería haber hecho. El reglamento de seguridad marítima
internacional da derecho a intervenir en la mediana española y en la
mediana marroquí sin que sea un acto de guerra -seamos serios- cuando
hay un buque averiado que lleve petróleo o sustancias peligrosas;
cuando está averiado y con falta de gobierno, hay una normativa
clarísima que hubiera facultado al Gobierno español para hacer su
trabajo, señor ministro, y porque iba a sotavento y navegando a
diesel, ese buque tuvo que navegar ¡y ustedes no se atreven a traer
al Parlamento la derrota del buque! (El señor Robles Fraga: Tráela
tu.) No es mi obligación. ¡No se atreven a traerla al Parlamento!
(Rumores.)
Señora presidenta, le ruego que me proteja en el uso de la palabra,
caramba.

Habló usted de Cartagena. Pues, señor ministro, Cartagena, Rota y
Palma de Mallorca son los tres puntos españoles donde actúa el
sistema Govra, y me gustaría que nos enviaran aquí la derrota del
submarino y cómo actuó el sistema Govra. No me obligue usted a hacer
comparecer aquí al ministro de Defensa, aunque sea en sesión
reservada, porque harían el más espantoso de los ridículos; un
ejemplo de cómo la oposición se autolimita. Yo no he pedido aquí un
acto de guerra, ¡protesto!
El Consejo de Seguridad Nuclear tiene que recuperar la credibilidad,
por supuesto. Recuerde la verificación in situ: hubo dos comunicados,
lo decía toda la prensa; uno, primero, que dejaba las cosas claras, y
otro, segundo, corregido. Todos los editoriales de los periódicos
-los de los más amigos y los de los menos amigos, léalos-
coincidieron. ¿Cuál es la diferencia entre el primer comunicado y el
segundo? Que el primero era del Consejo de Seguridad Nuclear y el
segundo fue el corregido en La Moncloa. Vamos a buscar la
independencia, pero que no se corrijan los comunicados del Consejo de
Seguridad Nuclear en La Moncloa.

Le daré el último detalle: la reunión de anteayer entre la parte
británica y la parte española. Le voy a leer lo que decían los
periódicos: mutismo total. Sin embargo, el muro de silencio ayer era
total. Defensa se declaró -qué listo es- portavoz no apto y Asuntos



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Exteriores dijo no tener información. El Consejo de Seguridad
Nuclear, principal experto del Gobierno, desviaba las peticiones a
Protección Civil, alegando que era la sede de la reunión; en este
organismo se remitía a La Moncloa. ¡Bravo! ¡Para un documento que se
encuentra en Internet y que es de fecha 22 de noviembre, ministro!
Ya lo que no termino de entender es que venga usted a explicarnos hoy
una serie de datos que se encuentran perfectamente en Internet. Lo
que se han llevado al Reino Unido, señor ministro, mírelo, no tengo
espías en La Moncloa ni en su Ministerio ni en la reunión; pero,
¡puñetas!, si es que el mapa de lo que hay que hacer está desde el
día 22 en Internet. Y nos piden ustedes que respetemos al Consejo de
Seguridad Nuclear. ¡No lo censuren ustedes y no alteren desde Moncloa
sus comunicados y sus conclusiones! ¡Caramba!
Responsabilidad en exceso. Yo no le he pedido hoy la dimisión. No se
la he pedido porque tenemos sentido del límite, claro; pero le he
dicho, señor ministro, que está usted tomando una responsabilidad en
exceso. Si en su lógica, después del análisis metalográfico que se va
a hacer en el Reino Unido de la pieza que se va a cortar, ese
análisis metalográfico -no quiero alarmar- dice lo que dice,
estaríamos en el supuesto de que la primera reparación no se podría
producir en los términos en que ha sido concebida. No lo digo yo, lo
dice el Ministerio de Defensa. Señor ministro, si esto ocurre en el
mes de enero, su responsabilidad ya va a ser gravísima, porque no va
a venir al Parlamento a contarnos la historia del enfermo que va al
médico. ¿Lo entiende ahora? Somos prudentes, nos estamos
autolimitando, no queremos manejar en el día de hoy información
clasificada porque usted, mi querido colega, me acusaría de ser un
irresponsable, por eso no lo voy a hacer, y no entro al trapo
hablando de su pretendida habilidad de no haber utilizado hoy cierto
soporte técnico. Es que no hemos querido, es que nos estamos
autolimitando, claro que sí. Pero, si fracasa, el paso que ustedes
han dado, señor Piqué -no lo tome como nada personal, yo le respeto-
en términos políticos usted, en enero, lo tendrá muy difícil, aunque
comprendo que el otro responsable ha sido, al menos en este caso,
bastante más hábil que usted.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Mixto, tiene la palabra el señor
Núñez Castain.




El señor NÚÑEZ CASTAIN: Señor ministro, no sé si puede entender, creo
que sí, la sensación de angustia, de impotencia, incluso de rabia que
tengo como andaluz ante la prepotencia colonialista británica con el
asunto del Tireless. Además de esta sensación de impotencia ante la
prepotencia británica tengo una sensación de indefensión ante mi
Gobierno. Usted ha dicho en su intervención, señor ministro: en
Cartagena no, naturalmente, el puerto es nuestro. Vamos a ver, de
modo que usted ve muy lógico que Nápoles diga que no, usted ve muy
lógico que Malta diga que no, no sólo lo ve lógico, lo entiende.

Usted dice que si el puerto fuera español diría que no. ¿Por qué
diría usted que no, porque sí o porque implica riesgos? Porque
evidentemente si alguien dice que no es que implica riesgos. ¿Riesgos
para quién? Para una población. Si usted diría que no a un puerto
español es porque implica riesgo para la población española
circundante. Pues la población española circundante de Gibraltar es
la andaluza. Es una especie de ciudad donde usted es dueño de unos
almacenes y en sus almacenes no autoriza poner polvorines ni pólvora
por defensa de la población que vive al lado, y ahora hay un almacén
que es propiedad de otro señor, los británicos, y dice: ahí no puedo
hacer nada, que pongan el polvorín. Pues la población que está al
lado de ese polvorín es la andaluza.

Yo siento indefensión, porque el riesgo no es del muelle, ese no es
el riesgo, el riesgo es para la población. Usted ha reconocido que si
le preguntaran en sus puertos diría que no, que entiende que haya
puertos que hayan dicho que no y que aquí, como es colonia, ¡qué
vamos a hacer! Pero es que usted no dice que qué vamos a hacerle y
protesta, es que usted dice que no hay riesgos, que está bien, que es
mejor aquí. Yo veo dónde se ha estropeado el submarino, me cojo mi
mapa y lo mejor es aquí, al lado del Campo de Gibraltar, ahí es donde
hay que arreglarlo, y si algún día hay riesgo, ya hablaremos.

¡Hombre, si hay riesgo lo pedimos! No, señor ministro, hay riesgo ya,
desde el primer día, desde antes de llegar. Y no quiero alarmar
diciendo si el riesgo es muy pequeño, mediano, mayor, pero es riesgo.

Por tanto, ese riesgo exige de mi Gobierno que diga que aquí no
asumimos ningún riesgo. Que lo diga. Otra cosa es que lo consiga. A
lo mejor admitiría que no lo consiguiera y que en sus relaciones con
el Reino Unido pusieran pegas, dijeran que no, ¡pero por lo menos
pedirlo! Ver que tu Gobierno no sólo no lo pide, sino que justifica
que ahí está muy bien, produce desolación y eso no estamos dispuestos
a admitirlo.




La señora PRESIDENTA: Señor Núñez, han pasado sus cuatro minutos.




El señor NÚÑEZ CASTAIN: Termino, señora presidenta.




Rogaría al señor ministro que coja el toro por los cuernos y que pida
la devolución inmediata a donde tiene que repararse, a su taller de
reparaciones.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo de Coalición Canaria, tiene la
palabra el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Quiero dejar clara ante el señor ministro
la posición de mi grupo, que ha venido aquí, en un orden de
prioridades, no a pedir responsabilidades, como habrá podido apreciar



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en mi intervención, sino a solucionar o a hacer unas modestas
aportaciones al problema.

El problema tiene una causa, la causa es la que es y está
permanentemente ahí. Para que no nos sigan enredando en los próximos
meses y complicando más quitemos la causa. Esa sería la aportación.

Usted sabe, señor ministro, que, aparte de lo que nosotros pensemos
aquí, el conocimiento que usted tiene, el que tenemos los portavoces
y los grupos políticos con un gran asesoramiento y acceso a la
información, con la opinión pública en general pasa en política como
en sociología, que la mayoría de las cosas no son lo que son, sino lo
que la gente o la opinión pública cree que son. Si creen en una cosa
todas las justificaciones van por ahí cayendo prácticamente en saco
roto.

Con nuestra aportación lo que queríamos era utilizar todos los
instrumentos que tengamos a nuestro alcance para contribuir a la
solución del problema, desde las garantías del no riesgo para la
desaparición ante la opinión pública de cualquier sombra de duda que
nos está incomodando a todos y creando al Gobierno un coste político
muy alto en todos estos extremos.

Señor ministro, mi grupo entiende que hay soluciones técnicas. Si lo
que se está deduciendo de intervenciones que ha habido esta mañana
aquí es que hay datos reservados o secretos, las fuerzas políticas
parlamentarias podemos cooperar también a ese sosiego utilizando un
instrumento que tiene esta Cámara, que es la Comisión de Secretos
Oficiales. Que nadie se tenga que cortar en poder analizar, juzgar y
sopesar una información clasificada en materia tan delicada como es
la tecnología militar de energía nuclear en sumergibles de alta
capacidad tecnológica, porque para eso está la Comisión de Secretos
Oficiales.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo de Convergència i Unió, tiene la
palabra el señor Guardans.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Muy brevemente, señora presidenta.

Señor ministro, reconozco que no alcanzo a entender el tono de su
intervención. No entiendo -y en esto voy a sintonizar por una vez, y
sin que sirva de precedente, muy claramente con uno de los portavoces
que me ha precedido, el de Izquierda Unida- por qué comparece usted
en esta Cámara, en lugar de hacerlo buscando la complicidad de las
fuerzas políticas, intentando justificar la actuación de un gobierno
que le está poniendo en una situación política complicada.

Sencillamente no alcanzo a comprenderlo. No creo que usted esté
diciendo que tiene toda la información que querría tener, porque eso
contradiría lo que ha venido diciendo hasta hoy. No creo que esté
diciendo que el Reino Unido está cooperando de la forma que usted
desearía. No alcanzo a comprender por qué usted y su Gobierno, en
lugar de ponerse de este lado, con el apoyo unánime de todas las
fuerzas representadas en este Parlamento, incluida
la que yo represento en este momento, no se presenta ante el Reino
Unido diciendo: mi Parlamento me exige esto, mi Parlamento me pide
tal, cosa que un gobierno inglés le entenderá muy bien; y, en lugar
de eso, comparece usted aquí como portavoz del Gobierno británico,
transmitiendo lo que éste le dice. Usted dice que se fía porque es
socio, nos da la información que el Gobierno británico le ha dado y
nos pide que, a través de ustedes, hagamos un acto de confianza en el
Gobierno británico. Sencillamente es una posición política que no
alcanzo a comprender y que, como tal, no la puedo compartir.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la
palabra el señor Robles Fraga.




El señor ROBLES FRAGA: En primer lugar, cuando un día se dice que es
vergonzoso e inadmisible que se retrase un debate y a los tres días
se vota a favor de retrasar el debate, pregúntele usted al señor
Barón Crespo lo que hace en el Parlamento Europeo y pregúntele con
quién negocia los textos y los proyectos de recomendación y de
resolución, si lo hace con los laboristas británicos. Esa es la
verdad de los hechos en el Parlamento Europeo.

En segundo lugar, cuando un submarino va a tres nudos por hora no ha
perdido el gobierno, cuando entra con su motor auxiliar en un puerto
no ha perdido el gobierno, por tanto, salvo que usted esté exigiendo,
pidiendo o demandando un acto tan grave como ese, no existe
posibilidad de abordar un buque, ni siquiera en las cercanías de
aguas españolas. Si usted está seguro y ha afirmado aquí que ese
buque ha atravesado aguas españolas, dígalo, porque no tiene usted
prueba alguna y no se ha dicho en ninguna parte, es la primera vez
que se escucha semejante cosa.

En último lugar, me parece que en esto como en todo no se trata sólo
de resolver problemas políticos complicados, sino de resolver
problemas. Aquí se ha llegado a decir de todo. El predecesor del
señor Marín, el señor de la Encina, que asiste sonriendo como siempre
a estos debates, dijo que el Consejo de Seguridad Nuclear no había
sido capaz de hacer informe alguno. Bueno, pues aquí está el informe,
léaselo, y no solamente lea el párrafo que le interesa, léaselo
entero, y ya verá lo que dice sobre el riesgo. Porque usted acto
seguido -después de decir que no había informe, que no había
capacidad española de hacer informe alguno y, por tanto,
desprestigiar al Consejo de Seguridad Nuclear-, dice que estamos ante
un riesgo de seguridad. Va más allá: dice usted un riesgo de
supervivencia. Usted dice que será mayor o menor. Mire usted, hay
supervivencia mayor o menor. Lo decía el portavoz del Grupo
Socialista en el anterior debate, señor Marín, el señor de la Encina.

Pónganse ustedes de acuerdo en si hay un riesgo de supervivencia o
no, si los buques están donde están, si los debates en el Parlamento
Europeo se retrasan



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o no, pero no vengan aquí pidiendo cosas que luego desmienten en
otros foros, concretamente en el Parlamento Europeo.




La señora PRESIDENTA: Señor ministro, para responder a estas últimas
intervenciones, tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): Con
muchísima brevedad, para hacer unos pocos comentarios. Quiero hacer
una referencia a algo que ha dicho el señor Mardones, que -si me
permite utilizar una expresión muy coloquial, que creo que define muy
bien su aproximación al problema- ha venido a ser algo así como que
muerto el perro, muerta la rabia. Claro, es verdad, y a todos nos
gustaría que eso pudiera suceder. Yo he dicho desde el primer momento
y desde el primer día que estamos ante una situación no deseada. A
partir de ahí, insisto, lo que tenemos que hacer es actuar con
responsabilidad, sin ir por la vía fácil. Y la vía fácil, señores
Guardans y Centella, es decir: vengan al Parlamento, hagan una
soflama y pidan ante el Reino Unido algo que el Reino Unido nos está
diciendo que no ve razonable y que puede ser mucho más arriesgado que
la reparación en Gibraltar que, insisto, con los datos que tenemos,
no ofrece ningún riesgo. Eso se podría hacer, eso es lo que haría un
gobierno, si me permiten la expresión, populista.

Yo he venido a pedir la complicidad de la Cámara, como es natural,
para que entre todos, entre todos los grupos parlamentarios, ayudemos
a introducir racionalidad y no a introducir la irracionalidad o a
alimentar la irracionalidad mediante la reproducción de rumores, el
falseamiento de la realidad, la tergiversación de informes, creerse
lo que dicen los periódicos sensacionalistas británicos, a pesar de
que eso está desmentido por el máximo responsable de la Armada
británica. Esa es la complicidad que yo pido, que dejemos de hacer
estas cosas y que las afrontemos con el rigor necesario. Por tanto,
no me pidan que solicite complicidad para hacer cosas que pienso que
no debemos hacer. Voy a pedir complicidad para hacer las cosas que
creo que debemos hacer y yo les solicito esa complicidad en los
términos que les acabo de decir y no en otros.

Estamos ante un tema serio. El señor Marín se ha referido a algunas
cuestiones y él sabe que son cuestiones serias, pero sabe también que
tienen respuesta y que la transparencia que estamos teniendo todos en
este
terreno es muy alta. Fíjese si es alta que la información que tiene
el señor Marín está en Internet. ¿No habíamos quedado en que no
sabíamos nada? No, todos sabemos lo que tenemos que saber y sabemos
que ahora se va a producir un análisis metalográfico de la parte
averiada. Muy bien, se hace un análisis para saber lo que hay y,
cuando sepamos lo que hay, ya veremos qué se puede hacer. Pero sin
esos análisis no podemos saber exactamente la naturaleza de la
avería, aunque puede haber una hipótesis muy plausible. Lo que no
acierto a comprender es por qué del resultado de esos análisis tiene
que derivarse una responsabilidad política cuando se ha estado
diciendo en cada momento lo que los técnicos dicen; no lo acierto a
comprender. Me ha dicho usted que en el mes de enero hablaremos si el
análisis da no sé qué resultados; hablaremos. Yo vendré aquí y diré
que nos informan los técnicos que el análisis metalográfico da estas
conclusiones. Les informaré y seguiremos informando, que es lo que
tenemos que hacer. (El señor Marín González pronuncia palabras que no
se perciben.)



La señora PRESIDENTA: Señor Marín, le ruego mantenga silencio. No es
su turno en este momento. Respete la intervención del señor ministro.




El señor El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): Por
tanto, permítame que yo insista en mis argumentos. Lo lamento, no
tengo más imaginación para poner más argumentos encima de la mesa que
los que ya he puesto esta mañana. Lo que puedan hacer otros
responsables políticos no es responsabilidad del Gobierno, sino que
es responsabilidad de esos responsables políticos, incluida la
Comisión Europea. Ya he dicho -y se lo recuerdo al señor Centella-
que todo lo que pide la Comisión Europea es una información que
nosotros ya tenemos desde hace tiempo.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor ministro, por su
comparecencia esta mañana, por sus explicaciones, por la
transparencia y la actitud que indica y expresa hacia este
Parlamento.

Se levanta la sesión.




Era la una y cuarenta minutos de la tarde.