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DS. Senado, Comisiones, núm. 279, de 04/05/1998
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL



SENADO



Año 1998 VI Legislatura
Comisiones. Núm. 279



COMISION GENERAL DE LAS COMUNIDADES AUTONOMAS



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JOAQUIN ESPERT PEREZ-CABALLERO



Sesión Informativa



celebrada el lunes, 4 de mayo de 1998



ORDEN DEL DIA:



--Designación de la Ponencia encargada de informar la Proposición de ley
orgánica de reforma de la Ley orgánica 4/1982, de 9 de junio, de Estatuto
de Autonomía para la Región de Murcia (Número de expediente 605/000004).




--Comparecencia del Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Excmo. Sr. D.

Javier Arenas Bocanegra, a petición propia, para que informe sobre la
elaboración del Plan de Acción para el Empleo del Reino de España (Número
de expediente 711/000165).




Se abre la sesión a las dieciséis horas y quince minutos.




El señor PRESIDENTE: Señorías, se abre la sesión.

Punto primero del orden del día, lectura y aprobación, si procede, del
acta de la sesión anterior, celebrada el pasado día 16 de abril de 1998.

La copia del acta figura en poder de los señores portavoces. Si no hay
observación alguna por parte de sus señorías, ¿puede entenderse aprobada
por asentimiento? (Pausa.)
Así consta.




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--DESIGNACION DE LA PONENCIA ENCARGADA DE INFORMAR LA PROPOSICION DE LEY
ORGANICA DE REFORMA DE LA LEY ORGANICA 4/1982, DE 9 DE JUNIO, DE ESTATUTO
DE AUTONOMIA PARA LA REGION DE MURCIA (605/000004).




El señor PRESIDENTE: Punto segundo, designación de la Ponencia encargada
de informar la proposición de ley orgánica de reforma de la Ley Orgánica
4/1982, de 9 de junio, de Estatuto de Autonomía para la Región de Murcia.

La Ponencia estará constituida por dos miembros del Grupo Parlamentario
Popular, dos miembros del Grupo Parlamentario Socialista y un miembro por
cada uno de los otros grupos. Si los señores portavoces son tan amables,
les pido que nos proporcionen los nombres.

Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor Garzarán
García.




El señor GARZARAN GARCIA: Muchas gracias, señor Presidente.

Proponemos al Senador Joaquín Bascuñana y yo mismo.




El señor PRESIDENTE: Por tanto, Joaquín Bascuñana y Gregorio Garzarán.

Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el Senador Armet.




El señor ARMET I COMA: Proponemos a los Senadores don Joan Lerma y María
Antonia Martínez.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

Por el Grupo Parlamentario Catalán en el Senado de Convergència i Unió,
tiene la palabra el Senador Cardona i Vila.




El señor CARDONA I VILA: Proponemos al Senador Joaquim Ferrer.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

Por el Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos, tiene la
palabra el Senador Gangoiti.




El señor GANGOITI LLAGUNO: Proponemos al Senador Zubia.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias. Por el Grupo Parlamentario Mixto,
tiene la palabra el Senador Ríos Pérez.




El señor RIOS PEREZ: Proponemos al Senador don José Fermín Román
Clemente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias.

Quisiera advertir al Grupo Parlamentario Mixto que el Senador Román
Clemente no es miembro de la Comisión, ha sido designado por Comunidad
Autónoma y, entonces, no puede formar parte de la Ponencia, salvo que se
haga un cambio en la constitución de la Comisión.




El señor RIOS PEREZ: Lo tendremos en cuenta, señor Presidente. A estos
efectos, ya se le comunicará la decisión definitiva.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Ríos.




--COMPARECENCIA DEL MINISTRO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES, A PETICION
PROPIA, PARA QUE INFORME SOBRE LA ELABORACION DEL PLAN DE ACCION PARA EL
EMPLEO DEL REINO DE ESPAÑA (711/000165).




El señor PRESIDENTE: Punto tercero del orden del día, comparecencia del
Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, don Javier Arenas Bocanegra, a
petición propia, para que informe sobre la elaboración del Plan de Acción
para el Empleo del Reino de España.

El señor Ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES (Arenas Bocanegra):
Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Presidente, señoras y señores Senadores, Consejeras y Consejeros
representantes de las Comunidades Autónomas, quiero empezar mi
intervención diciendo ante sus señorías que es para mí un honor
comparecer ante la Comisión General de las Comunidades Autónomas para
exponer el Plan de Acción para el Empleo del Reino de España para 1998.

Como es lógico, no es la primera vez que comparezco en sede parlamentaria
para explicar con detalle este Plan de Acción para el Empleo para 1998,
ya que tuve ocasión de hacerlo al amparo de una petición de comparecencia
formulada por los Senadores socialistas sobre el Programa Plurianual de
Empleo, que luego convertimos, un poco sobre la marcha y a instancias del
Senador Rodríguez de la Borbolla, en una explicación de los preparativos
del Plan Nacional de Acción para el Empleo 1998. También he tenido
ocasión de comparecer en el Congreso de los Diputados para explicar con
todo detalle los contenidos del Plan. Finalmente, he tenido también
ocasión de comparecer, de discutir, de hablar en profundidad del Plan
Nacional de Empleo 1998 en la sede de la Conferencia Sectorial de Asuntos
Laborales en la que, como saben, participan la Administración General del
Estado y los distintos Gobiernos autonómicos.

De todas maneras, he considerado, y por eso solicité mi comparecencia
ante esta Comisión, que por el esfuerzo extraordinario de cooperación que
se ha hecho por parte de la Administración General del Estado y de las
Administraciones de las Comunidades Autónomas sería positivo comparecer
ante esta Comisión General de las Comunidades Autónomas.

En consecuencia,



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empezaré resaltando que, si bien es cierto que el Gobierno tenía la
obligación --obligación que cumple gustoso-- de presentar ante las
instancias europeas para su discusión en la Cumbre de Cardiff un Plan de
Empleo 1998, tenía también la intención de que se intensificara la
coordinación, a efectos de registro de datos, a efectos, básicamente, del
primer pilar de esa Cumbre de Luxemburgo, con las Comunidades Autónomas,
y que la misma ha sido muy fructífera.

En mi opinión, hay un dato importante y es que a la hora de presentar
este Plan Nacional de Empleo se presenta por el Reino de España, porque
somos extraordinariamente conscientes de que no podríamos haber cumplido
los requisitos y las conclusiones que se establecen en la Cumbre de
Luxemburgo, muy especialmente respecto del primer pilar, si no hubiéramos
contado en todo momento con la colaboración de las Comunidades Autónomas.

Este esfuerzo ha sido reconocido por parte de las mismas, así como por
parte de la Administración General del Estado, aunque siempre con las
naturales discrepancias. Así, en el seno de la Conferencia Sectorial de
Asuntos Laborales discutimos a fondo el Plan de Acción para el Empleo
1998, que, básicamente, tuvo una consideración positiva, sin perjuicio de
que todas las Comunidades Autónomas pusieron de manifiesto que algunos
aspectos del Plan no resultaban coincidentes con sus propuestas o que
entendían que otros asuntos tratados también en el mismo podían haber
sido objeto de mayor profundidad o detalle en su exposición.

Quiero decirles que a lo largo de estos meses de preparación del Plan
Nacional de Empleo se han celebrado por las Comunidades Autónomas 22
reuniones de trabajo, que muchas de ellas han contado con la presencia de
sus propios Consejeros y que he tenido el honor de visitar a todos los
Presidentes de Comunidades Autónomas para exponerles el Plan y recoger
sus sugerencias. Merece la pena resaltar especialmente el trabajo que se
ha llevado a cabo por el equipo del Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales, por los Subsecretarios, por los Secretarios Generales, por los
distintos Viceconsejeros, por los Subsecretarios, por los Directores
Generales de las distintas Comunidades Autónomas, que han llevado a cabo
una tarea de integración del conjunto de acciones por el empleo que
veníamos desarrollando en España y, muy especialmente, del conjunto de
acciones que se venían desarrollando en torno a la formación, de manera
global, y en torno a la formación profesional ocupacional, de manera
singular.

Este Plan Nacional de Empleo también ha sido analizado en la Conferencia
de Asuntos Sociales --no olvidemos que plantea un paquete de medidas muy
importantes vinculadas a las personas con discapacidad y a la dificultad
que las mismas tienen para acceder al mercado de trabajo--, de la misma
forma que también ha sido estudiado en el seno de la Conferencia
Sectorial de Igualdad de Oportunidades, porque, básicamente, el pilar
cuarto se ocupa de las discriminaciones que todavía en este momento hay
en la Unión Europea, especialmente en algunos países, a la hora de
acceder al marcado de trabajo entre el hombre y la mujer.

Por eso, creo que éste es un plan profundamente participativo. Creo que,
de los que se han elaborado en la Unión Europea, es uno de los planes que
ha contado con más discusión previa, y también se ha debatido dentro del
propio Gobierno. De esta forma, se constituyó una Comisión
Interministerial, en la que participaron el Ministerio de la Presidencia,
el Ministerio de Economía y Hacienda, el Ministerio de Educación y el
Ministerio de Asuntos Exteriores y fue coordinada por el Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales. También hemos tenido ocasión de presentar el
Plan de Empleo a los distintos grupos parlamentarios, que han recibido,
en primer lugar, el índice del Plan, y, posteriormente, su desarrollo.

Asimismo, hemos tenido ocasión de reconocer y estudiar en profundidad
algunas alternativas que nos han presentado los distintos grupos
parlamentarios y algunos documentos de los partidos que tienen
representación parlamentaria elaborados como alternativas en los últimos
tiempos y en sus propios órganos máximos de partido.

Nos gustaría poder decir en el día de hoy que el Plan Nacional de Empleo
para 1998 cuenta con el total respaldo de los sindicatos y de las
organizaciones empresariales. El plan ha merecido una consideración
positiva por parte de las organizaciones empresariales, pero no ha sido
avalado en su conjunto por las organizaciones sindicales, si bien es
cierto que uno de los grandes contenidos del Plan de Empleo es el que se
refiere al nuevo Plan Nacional de Formación Profesional. Ese Plan
Nacional de Formación Profesional sí ha sido consensuado previamente con
sindicatos, con empresarios y tiene el visto bueno del conjunto de las
Comunidades Autónomas. De todas formas, nos hubiera gustado que no sólo
el Plan Nacional de Formación Profesional, sino que el conjunto de Plan
de Empleo hubiera tenido el aval de los sindicatos. No ha sido así y
quiero anticipar a sus señorías que es deseo del Gobierno seguir
proponiendo el marco del diálogo social como el mejor de los posibles
para desarrollar el Plan de Empleo.

En este sentido, vamos a proponer a sindicatos y a empresarios cuatro
ámbitos para desarrollar el Plan Nacional de Empleo: el primero de ellos
es el que se refiere a la reorganización de tiempo de trabajo. Como saben
sus señorías, el año pasado se firmó un acuerdo para fomentar el empleo
estable con resultados, en mi opinión, francamente positivos, en el que
también se hacía la consideración de la correspondencia de la
reorganización de tiempo de trabajo con el diálogo de sindicatos y
empresarios. El Gobierno quiere impulsar ese diálogo de sindicatos y
empresarios en torno a la modernización, a la reorganización de tiempo de
trabajo. En ese sentido, nos proponemos convocarles en los próximos días
para impulsar ese diálogo que ellos mismos previamente habían suscrito
como imprescindible para intensificar la creación de empleo.

En segundo lugar, creemos que también sería muy positivo e iría en la
mejor línea de la Cumbre de Luxemburgo abrir un diálogo social intenso
sobre el conjunto de las políticas activas y las políticas pasivas.

En tercer lugar, creemos que hay que estudiar de cara al futuro los
incentivos al empleo estable. Se abre como uno de los objetivos de este
Plan de Empleo el fomento del



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tiempo parcial estable. Saben que en este momento hay incentivos muy
significativos en torno a los contratos a tiempo completo estables, que
vencen en principio en mayo de 1999, segundo año después de la aplicación
de la reforma que contó con el apoyo parlamentario de la inmensa mayoría
de los miembros de ambas cámaras, y en este sentido creemos que es bueno
considerar el conjunto de los incentivos, manteniendo el Gobierno su
posición de no incentivar más que aquellos empleos estables, empleos de
calidad.

Finalmente, creemos que todo lo que es la posible nueva regulación del
tiempo parcial estable --en España en este momento tenemos un porcentaje
del 8 por ciento en contratos a tiempo parcial estable, en la Unión
Europea el 16 por ciento, hay países como Holanda que tienen el 38, otros
países como el Reino Unido o Suecia tienen más del 25 por ciento-- cuenta
ya con un apoyo de los sindicatos europeos, de la patronal europea como
sustento, y también debe ser objeto de diálogo con las organizaciones
sindicales, con las organizaciones empresariales. Por tanto, no hemos
conseguido el aval completo de los sindicatos, pero sí quiero decirles
que se han desarrollado con estas organizaciones al menos veinte
reuniones que nos han servido para perfilar y concretar las posiciones
del Gobierno y de las organizaciones empresariales y sindicales.

En cualquier orientación de futuro en la política común europea de empleo
parece imprescindible el papel de las Corporaciones Locales, el papel de
las Diputaciones Provinciales. Es difícil afrontar hoy políticas activas
de empleo eficaces que no tengan en cuenta el mercado de trabajo en los
ámbitos locales, comarcales y provinciales. Por eso también hemos tenido
un proceso de conversaciones muy intenso con la Federación Española de
Municipios y Provincias, que esperamos que en los próximos días pueda
convertirse en un convenio para llevar adelante el desarrollo del Plan de
Empleo.

Finalmente, señorías, en el marco de elaboración previa, hemos tenido
diversas reuniones con organizaciones intermedias de nuestra sociedad,
con un abanico muy amplio que puede ir desde las Cajas de Ahorro a las
Cámaras de Comercio, Banca privada, organizaciones no gubernamentales,
colegios profesionales, en la idea de que podamos cerrar convenios de
colaboración para dar cumplimiento en años futuros al pilar primero de la
Cumbre de Luxemburgo y que espero que puedan delimitarse en los próximos
días, en concreto el primero de ellos a partir del día de mañana con las
Cámaras de Comercio.

Por tanto, creemos, y así se ha reconocido en instancias comunitarias,
que el Plan Nacional de Empleo en España cuenta con la cooperación previa
de las Comunidades Autónomas con su intenso trabajo. Creemos que a la
hora de hablar de desempleo especialmente hay que apartar las posiciones
sectarias, los posibles planteamientos dogmáticos, porque en materia de
desempleo todo el esfuerzo conjunto que se pueda hacer aportando
soluciones siempre va a tener un gran reconocimiento por parte de la
sociedad.

También quiero indicarles que de los documentos que nos han remitido los
Grupos parlamentarios, de los documentos que conocemos de otras
formaciones políticas, de todos ellos se han recogido incorporaciones que
probablemente se puedan explicar en este debate.

Señorías, el Plan de Empleo no recoge exactamente el conjunto de la
política de empleo del Gobierno. El Plan de Empleo está reducido al
formato de las exigencias de la Cumbre de Luxemburgo. Por tanto, quiero
afirmar aquí que el Plan de Empleo es coherente con la política económica
y la política de empleo que ha venido poniendo en marcha el Gobierno, y
que el Plan de Empleo es coherente con el programa plurianual de empleo
que presentamos el año pasado ante la Unión Europea. Pero sí quiero
insistir mucho en que el Plan de Empleo se circunscribe por decisión
comunitaria al cumplimiento de las resoluciones de la Cumbre de
Luxemburgo. Digo esto porque en ocasiones también se han hecho
planteamientos al Gobierno para que determinadas cuestiones figuraran en
el Plan de Empleo, y una de las respuestas del Gobierno ha sido que,
incluso estando o pudiendo estar de acuerdo con algunas de esas
propuestas, éstas se hallaban fuera de lo que significan las exigencias
de la Cumbre de Luxemburgo. Sin embargo, creemos que el Plan de Empleo es
plenamente coincidente y coherente con la política del Gobierno en los
últimos años, y que consiste, sobre todo, en identificar política
económica y política de empleo. Estamos absolutamente convencidos de que,
en gran parte, la creación de empleo depende del crecimiento económico y
del acierto en las políticas económicas, pero eso no es incompatible en
absoluto con la necesidad de una política de empleo que mejore nuestra
formación profesional, que mejore los servicios públicos de empleo, que
plantee una orientación individual hacia las personas en el desempleo y,
sobre todo, que tenga como objetivo global que el crecimiento económico
se convierta en creación de empleo. Creemos que es un error enfrentar las
políticas económicas y las políticas de empleo, porque nos parecen
absolutamente complementarias y necesarias.

El Gobierno --y así lo planteamos en la introducción del Plan de Empleo--
seguirá con su política de corrección de desequilibrios y aspirando a que
nuestro crecimiento económico sea estable y sostenido.

El Gobierno --y así lo planteamos en la introducción del Plan de Empleo--
va a continuar con su política de reformas estructurales, de procesos de
liberalización porque estamos convencidos de que va a ser positiva para
el empleo. Al final, señorías, en nuestra opinión, la mejor política
social es aquella que conlleva la creación de empleo. Al final, señorías,
el papel de la creación de empleo es del conjunto de la sociedad, de los
creadores de empleo, de las pequeñas y medianas empresas. Pero es cierto
y riguroso que también hay un papel de las Administraciones públicas, del
Gobierno. Y, desde luego, en lo que significan los éxitos y consecuencias
de la política económica en cuanto al comportamiento excepcional de la
inflación, a la reducción de tipos de interés y al control del déficit
público, creemos que ese tipo de resultados en materia de política
económica son una contribución clara a la creación de empleo, sin que eso
signifique que sea lo único que tengamos que hacer en materia de
políticas de empleo.




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Hay una política de empleo, definida en su instrumento de ejecución por
lo que es el diálogo social, que nos parece que está dando resultados
positivos, que no está afectando en absoluto al mantenimiento y a la
mejora de la protección social, que está consiguiendo en este momento más
empleo estable y que se reduzcan los índices de temporalidad y de
rotación tan alarmante que teníamos en España. Pero también es una
política de empleo en la que debe profundizarse porque, aunque los
resultados de creación de empleo y en creación de empleo estable, en mi
opinión, sean muy positivos, sin embargo, en España no caben
planteamientos triunfalistas en esa materia, sobre todo si se observan
los datos de desempleo que todavía tenemos encima de la mesa. En
consecuencia, nos queda mucho por hacer y, en este caso, el mucho por
hacer se ha concretado en la Cumbre de Luxemburgo, que creo que ha sido
una oportunidad muy ventajosa para España por lo que supone en cuanto a
incentivos para una política europea común de empleo. No tiene sentido
que, cuando se camina hacia una mayor unión política, cuando se cierran
acuerdos en el terreno económico y monetario, no se avance en una
política común de empleo; y no tiene sentido cuando la primera
preocupación, a mucha distancia del conjunto de las europeas y los
europeos, es precisamente la situación del empleo, la situación del paro.

Esa es la oportunidad que nos brinda la Cumbre de Luxemburgo, y que yo
creo que va a ser eficaz porque no se trata, señorías, de cumplir un
trámite, se trata de hacer un plan de empleo que cumpla con las
exigencias de Luxemburgo, pero que, además, sea eficaz en nuestros
mercados de trabajo y suponga más consecuencias para las oportunidades de
empleo que tenemos que ofrecer. Si me dijeran que hiciera un resumen de
los tres grandes temas, de las ideas clave de este Plan de Empleo,
empezaría diciendo que supone la aplicación de más de un millón de
acciones de empleo y de empleabilidad sobre los colectivos más
desfavorecidos de nuestro mercado de trabajo; que supone también un
impulso a la contratación a tiempo parcial estable y que también quiere
ser eficaz en el apoyo al primer empleo.

En España hay más de dos millones de empresarios que no tienen ningún
asalariado, y este plan quiere plantear medidas para hacer posible
incentivos fiscales y de Seguridad Social para la contratación del primer
empleado por parte de esos empresarios.

Creo que el plan favorece al conjunto de los trabajadores y muy
especialmente a los desempleados. Si tuviéramos que hacer una
segmentación de la dirección específica del plan habría que hablar,
primero, de una orientación general en todo el plan hacia el empleo y la
mujer. Señorías, el problema del desempleo en nuestra sociedad es del
conjunto de la misma, pero es específica y singularmente un problema
dramático en el caso del desempleo femenino.

En España hay en este momento, en términos de la Encuesta de Población
Activa, 20 provincias en las que la media de desempleo de los hombres
está por debajo de la Unión Europea. Si atendemos a todos los datos
globales de España, el diferencial en paro masculino respecto al paro
masculino en la Unión Europea está en torno a cinco puntos. Sin embargo,
si atendemos al diferencial en desempleo femenino la distancia supera los
16 puntos.

Hay un hecho definitivo, y es que, desgraciadamente, en España la
incorporación de la mujer al mercado de trabajo se produce con 30 años de
retraso en relación con otros países de la Unión Europea. Esa sigue
siendo nuestra gran asignatura pendiente. Creo que el plan es osado en
cuanto a lo que significan las medidas que plantea para acabar con las
discriminaciones de la mujer en el mercado de trabajo, y toda la
orientación genérica del plan, transversalmente, está dirigida a apoyar
la incorporación de la mujer al mercado de trabajo.

Hay bloques de medidas que se refieren a los jóvenes, a los parados de
larga duración, a las personas con discapacidad, a la pequeña y mediana
empresa, a los autónomos y a los profesionales. En conjunto, el millón
doscientas mil acciones a las que hacía referencia afectarán a cerca de
un millón de personas.

Para cubrir los objetivos cuantificados del plan, especificados en el
primer pilar --que, como saben sus señorías, se trata de ofrecer empleo,
formación profesional u orientación profesional individual a los jóvenes
que llevan cinco meses en el desempleo o a los parados adultos que lleven
11 meses en el desempleo--, se destinan 305.000 millones de pesetas, de
los que 238.000 son aportados por el Ministerio de Trabajo y 67.000 son
consecuencia del marco de cooperación con las Comunidades Autónomas.

Es importante señalar que en 1997 teníamos un presupuesto de 178.000
millones y que para este año de 1998, teniendo en cuenta los incrementos
que se habían producido en el presupuesto de 1998, los incrementos que se
acordaron en el pasado Consejo de Ministros que aprobó el plan y el
esfuerzo de las Comunidades Autónomas, estamos hablando de 305.000
millones de pesetas. Con estos 305.000 millones de pesetas el plan
atiende a todas las personas que puedan encontrarse en la situación que
he referido, cinco meses en desempleo u 11 meses en desempleo, según sean
jóvenes o adultos, y también atiende al 20 por ciento de los desempleados
que ya estuvieran en esa situación a 31 de diciembre de 1997.

La verdad es que se ha decidido esta cifra en contacto y colaboración con
las Comunidades Autónomas teniendo en cuenta que, aunque el Plan de
Empleo es para 1998, el grado de cumplimiento que pide la Cumbre de
Luxemburgo --lo saben sus señorías-- y que han reflejado todos los países
en sus planes está relacionado con cinco años plurianualmente hablando.

En 1998 queremos atender al cien por cien de los jóvenes que tengan la
desgracia de estar cinco meses en el desempleo, a los parados adultos que
lleven 11 meses y al 20 por ciento de aquellos que ya estaban en esa
situación a 31 de diciembre de 1997.

Por tanto, el plan permite pasar de las 593.000 acciones realizadas en
1997 a las que nos permitirán atender a 992.000 beneficiarios del mismo
en 1998. De los 305.000 millones del pilar primero, 192.000 se destinan a
formación, plan FIP y Comunidades Autónomas, escuelas taller y casas de
oficio, 103.000 millones a empleo, a iniciativas locales de empleo, a
apoyar el autoempleo, a acciones de empleo y discapacidad, al fomento de
empleo y al interés



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social, 5.338 millones a orientación y 5.216 a promoción. Además de estos
305.000 millones de pesetas que acabo de desglosar, el plan incluye
45.000 millones de pesetas más, aparte de los 99.103 millones ya
aprobados para 1998 destinados a bonificar determinados contratos en la
Seguridad Social. Como digo, la bonificación prevista para 1998 era de
99.000 millones, pero, también por acuerdo del Consejo de Ministros, que
aprobó el plan, dicha cantidad se incrementa en 45.000 millones.

El resto de los recursos del plan para 1998 se concentra en las
siguientes partidas: Programa Nacional de Formación Profesional, 467.000
millones; acciones de fomento de la economía social, 1.890 millones;
medidas fiscales de apoyo a la pequeña y mediana empresa, 25.000
millones; acción de reincorporación a la vida laboral, 798 millones;
acciones de empleo y discapacidad, 11.000 millones, y el total de los
recursos del plan asciende, como saben sus señorías, a 955.000 millones.

Si tuviera que hacer un relato muy rápido, solamente descriptivo de las
principales novedades que aporta el Plan de Empleo en mi opinión éstas
serían las siguientes: en primer lugar, se encuentra el conjunto de
acciones para actuar sobre un millón de desempleados. En segundo lugar,
creo que es una importante novedad el que por primera vez hayamos hecho
--sobre todo, por parte de las Comunidades Autónomas-- un esfuerzo para
el conocimiento de los compromisos presupuestarios existentes respecto de
las políticas de empleo y de formación, tanto de las Comunidades
Autónomas, como de las del propio Gobierno.

El plan da prioridad a las políticas activas de empleo, plantea una
renovación en profundidad del Programa Nacional de Formación Profesional,
y modifica legislativamente medidas relativas a políticas activas de
empleo para vincularlas a los grupos más desfavorecidos y a los nuevos
yacimientos de empleo. En este sentido, propone una nueva figura, como es
la de los talleres de empleo. El anterior Gobierno tuvo el acierto de
poner en marcha un programa de escuelas-taller y de casas de oficio, que
tiene la mejor consideración por parte de este Ministerio. A este
respecto, ha sido muy exitoso el balance relativo a la inserción laboral
que se ha conseguido gracias a esos programas --que está en torno al 60
por ciento de los chicos que estudian trabajando, o que trabajan
estudiando--, aunque hasta ahora éstos estaban limitados a los jóvenes y
fundamentalmente vinculados a la restauración monumental. Sin embargo,
nosotros tenemos la idea de incrementar los compromisos presupuestarios
destinados a los mismos y de abrir la figura del taller de empleo, que se
ofrecerá a los parados adultos y especialmente a las mujeres en
desempleo, y no tendrá que estar necesariamente vinculado a la
restauración monumental.

Por otro lado, se propone un plan de choque para los municipios más
afectados por el desempleo, que ya ha empezado a concertarse con la
Federación Española de Municipios y Provincias. Asimismo, el plan plantea
la necesidad de llegar a un acuerdo de gestión con las Comunidades
Autónomas para orientar todas nuestras políticas hacia lo que en el argot
de las autoridades laborales se califica como «Colectivos Luxemburgo».

También recoge un nuevo modelo de orientación profesional individual, y
en ese sentido les anticipo que nuestro compromiso es llevar a cabo
durante 1998 dos millones de entrevistas individuales con personas que se
encuentren en el desempleo y hacer un seguimiento de las mismas para
conocer su situación individual, su grado de formación profesional y sus
posibilidades para la inserción en el mercado de trabajo.

El plan también contempla el incentivo de los costes no salariales, pero
de forma discriminada. Así, ofrece la reducción selectiva de cotizaciones
sociales en el empleo estable a tiempo completo, en el empleo estable a
tiempo parcial, y respecto de la conversión de contratos temporales en
indefinidos. Por otra parte, plantea incentivos de Seguridad Social para
los primeros empleados de un empresario que no tuviera ninguno, así como
--y esto me parece una novedad muy importante, que responde a una moción
que en su día sus señorías aprobaron por unanimidad en el Senado-- el
coste cero en los contratos de sustitución cuando se haya concedido un
permiso por maternidad o adopción.

En este sentido, hay que señalar que en estos momentos tenemos un
problema que bloquea el acceso de las mujeres al mercado de trabajo, y
que consiste en que el empresario es consciente de que si contrata a una
mujer que posteriormente tiene un permiso por maternidad o adopción, al
contratar a una sustituta tiene que sufragar tanto la cotización de la
contratada, como la de la sustituta. Pues bien, en el plan se propone que
en estos supuestos el coste de la Seguridad Social de la sustitución sea
de cero pesetas, con lo que estamos convencidos de que se dará
cumplimiento a la moción que en su día aprobaron sus señorías en el
Senado y, por otro lado, se eliminará, como digo, un importante bloqueo
para el acceso de la mujer al mercado de trabajo.

También plantea una nueva fiscalidad para la pequeña y mediana empresa
vinculada al primer empleo; líneas de créditos de 300.000 millones de
pesetas en torno al ICO, para apoyar a las pequeñas y medianas empresas;
pretende desarrollar los mercados de capital-riesgo; dispone de la
elaboración de una nueva ley de cooperativas, ofrece --y en este punto es
importante el diálogo social con las Organizaciones no Gubernamentales--
la regulación de las empresas de inserción social; mejora --esto también
es relevante-- la protección social de los contratos de formación y los
de tiempo parcial, ya que los primeros hasta ahora carecían de ella, y,
en el marco de 1998, ya tienen la prestación por incapacidad temporal, y
los contratos a tiempo parcial ya tienen la prestación por I. T. y por
desempleo.

Señorías, es importante este capítulo porque si pretendemos fortalecer e
incrementar los contratos a tiempo parcial estable en la mejor línea de
los acuerdos de sindicatos y empresarios en Europa, tenemos que resolver
las prestaciones sociales, así como la situación --asunto complejo-- en
cuanto a nuestro sistema de pensiones de protección social de los
contratos a tiempo parcial, pero ya se han dado los dos pasos en la
dirección que indicaba: en primer lugar, protección social por I. T. y,
en segundo lugar, prestación por desempleo.

El plan también modifica la Orden Ministerial para mujeres en sectores en
que estén subrepresentadas --en este



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momento está completamente obsoleta e impide que podamos dar incentivos a
las mujeres que trabajan en sectores donde hay poca representación
femenina--; cambia todo el sistema de centros especiales de empleo y
ofrece para 1998 empleo o formación profesional a todas las personas con
discapacidad que están registradas en el INEM. Sus señoría saben que en
España hay un millón de personas discapacitadas en edad de trabajar y,
sin embargo, en los registros públicos de empleo sólo están registradas
40.000 de estas personas, probablemente porque algunos de ellos piensan
que al declarar la minusvalía o la discapacidad que tienen no van a ser
llamados al mercado de trabajo. Pues bien, el plan, a través de un
presupuesto, dentro del que ya he citado, de 23.000 millones de pesetas,
plantea específicamente que a estas 40.000 personas se les pueda ofrecer
formación especializada para acceder al mercado de trabajo o empleo en
1998.

El plan hace una llamada desincentivadora a las horas extraordinarias y
se plantea apoyar la conversión de dichas horas en contratos a tiempo
parcial.

Básicamente, señorías, y pidiendo perdón por la rapidez de mi
intervención, éste es el resumen del Plan de Empleo para 1998, pero sería
profundamente injusto si no hiciera algún comentario sobre los planes de
las Comunidades Autónomas porque, incluso en la Unión Europea, el plan
del Reino de España se compone del Plan de Acción para el Empleo, que es
compromiso del Gobierno, y de los planes de las Comunidades Autónomas,
que también han sido presentados en las instancias comunitarias.

En el caso de Andalucía hemos tenido diversas reuniones, ha habido siete
propuestas presentadas por Andalucía que han sido incorporadas al Plan de
Empleo, algunas propuestas que no lo han sido y, en principio, no ha
habido objeción alguna por parte de las autoridades andaluzas a que el
pacto andaluz por el empleo, fruto de la concertación en Andalucía, pueda
incorporarse dentro del Plan de Acción para el Empleo del Reino de
España.

En Aragón, donde hemos tenido también estas conversaciones y ha habido,
especialmente, identificación en los incentivos al empleo autónomo, en la
formación continua para autónomas, se han hecho dos grandes aportaciones
con el Plan Emprender y el Plan de Inserción Juvenil.

En el caso de Asturias, donde también ha habido varias iniciativas que
han sido acordadas con la Comunidad Autónoma, en este momento se está
abordando la elaboración del Plan Regional de Empleo y hemos encontrado
una absoluta coincidencia en lo que han sido propuestas referidas a las
pequeñas y medianas empresas.

En el caso de Baleares se ha producido la incorporación al Plan de Acción
para el Empleo del Reino de España del Plan Producir, que básicamente se
dirige a la pequeña y mediana empresa, y muy especialmente del Plan de
Jóvenes, dentro del Plan estratégico global para la formación del empleo.

En cuanto a Canarias, como saben sus señorías, hay un plan de empleo
compartido por las administraciones autonómicas, y, con el acuerdo del
Gobierno de Canarias, nos ha llevado también a introducir el PIEC dentro
de lo que significa el Plan Nacional para el Empleo.

En el caso de Cantabria ha habido un acuerdo general en lo que significa
el tratamiento personalizado de los desempleados, se ha producido mucho
acuerdo en los incentivos a la contratación estable y, concretamente, se
han hecho aportaciones al Plan de Empleo positivas y singulares como las
referidas al medio ambiente, teniendo en cuenta que los nuevos
yacimientos de empleo tienen un marco de aplicación muy vinculado al
mismo. En este sentido, consideramos que los planes de playa, los planes
de río, las patrullas verdes y azules han sido también una aportación
importante.

En el caso de Castilla-La Mancha ha habido algunos puntos donde no ha
existido una sintonía total. Reflejaré dos que fueron puestos de
manifiesto por parte de su Consejero en la reunión de Barcelona:
reordenación del tiempo de trabajo y también el referido a la
implantación de un IVA especial. Sin embargo, ha habido acuerdo en la
incorporación del Acuerdo Regional por el Empleo de Castilla-La Mancha y
también en una serie de acciones puntuales que se refieren a contratos
para la formación, formación continua, apoyo al autoempleo, etcétera.

Respecto a Castilla y León, también se ha producido la incorporación del
Plan de Empleo, que contiene, además, un desarrollo a través de 18 tipos
de acciones distintas, y se han hecho grandes aportaciones en materia de
integración laboral de personas con discapacidad, de contratos en
prácticas, formación y nuevos yacimientos de empleo, así como mejora de
los programas de escuelas-taller y casas de oficio.

En lo que se refiere a Cataluña se han hecho aportaciones vinculadas casi
todas ellas al Plan de Ocupación para el trienio 1998-2000, y ha habido
especial acuerdo en materias tales como prácticas laborales en empresas,
contratos en prácticas, nuevos yacimientos de empleo.

Por lo que respecta a la Comunidad Valenciana se han recogido los cinco
ejes fundamentales de las iniciativas de empleo de Valencia que se
refieren a incentivos a contratos estables, atención personalizada,
mejora de la formación profesional y, muy especialmente, los planes de
empleo rural.

En el caso de Extremadura hemos tenido una colaboración muy intensa.

Saben ustedes que se está poniendo en marcha el Plan de Empleo para
Extremadura hasta el año 2000, y hay aspectos muy importantes dentro de
la colaboración de Extremadura como son las prácticas, como es todo el
empleo vinculado a las nuevas tecnologías de la información, y como es
también incrementar los acuerdos INEM-Corporaciones Locales, que han
merecido, asimismo, nuestra atención y nuestra inclusión, sin perjuicio
de que la Comunidad Extremeña hizo, a su vez, algunas observaciones en la
reunión que mantuvimos en Barcelona y en las reuniones que ha habido en
ámbitos de viceconsejeros, directores generales, etcétera.

Respecto a Galicia se incorpora el Plan de Crecimiento de Empleo de
Galicia 1998-2001, y ha habido especial coincidencia en los costes cero
de bajas por sustitución; bajas por maternidad y adopción; en fomento de
los contratos indefinidos; apoyos a iniciativas empresariales; primer
empleo, que también era una de las ofertas que había



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hecho el Gobierno gallego; mejoras en la financiación de las PYMES y
prácticas en empresas. También se ha solicitado expresamente un impulso
del programa de escuelas-taller y casas de oficio.

En Madrid ha habido también un respaldo al Plan de Empleo; coincidencia
en los incentivos de contratos a tiempo parcial; fomento a la capacidad
empresarial, etcétera.

En el caso de Murcia se han hecho aportaciones importantes, la mayoría de
ellas en el Acuerdo para la Formación, las relaciones laborales y la
actividad económica de 1995 y el plan más reciente, Plan de Empleo
Juvenil de 1997.

Respecto a La Rioja tendría que hacer las mismas afirmaciones referidas
al pacto por el empleo en esta Comunidad con especial coincidencia en las
acciones de formación para desempleados, en el apoyo de las cooperativas
de trabajo asociado y en la integración de discapacitados en empleos
ordinarios y en centros especiales de empleo.

En lo que se refiere al País Vasco hemos tenido también un proceso de
colaboración y de contacto. Creo que ahí vamos a madurar mucho en lo que
son las posiciones de esa Comunidad, en lo que significan los contratos
de sustitución de las personas mayores que se encuentran en el mercado de
trabajo, pero también es cierto que en las conversaciones con el País
Vasco ha habido un asunto latente y muy importante como es el de las
transferencias de las políticas activas de empleo, que han estado en todo
momento encima de la mesa en las conversaciones que hemos tenido. También
desde esta Comunidad se nos pedía la implantación de un IVA especial y,
como decía, también se solicitó desde la Comunidad de Castilla-La Mancha.

Ha sido, quizá, una de las pocas propuestas que hemos estudiado y que no
hemos considerado positiva su inclusión.

En definitiva, señor Presidente, pido perdón si no he cumplido con el
tiempo, pero me parecía importante señalar las aportaciones que habían
hecho las Comunidades Autónomas. Ciertamente, no he citado todas, habrá
algunas que he omitido porque me he limitado a resumir, y, en cualquier
caso, hemos quedado con las distintas Comunidades Autónomas en seguir
trabajando, en celebrar una reunión específica de la Conferencia
Sectorial de Asuntos Laborales para hablar de las transferencias de
políticas activas de empleo, reunión que está comprometida, ya ha habido
algunas Comunidades Autónomas que han insistido especialmente en su
celebración en este primer semestre, y así lo cumpliremos.

Igualmente, quiero poner de manifiesto por parte de nuestro Departamento
el agradecimiento, la leal cooperación del conjunto de las
Administraciones Públicas para elaborar el Plan que, sin duda, tendrá
imperfecciones, como toda decisión que se adopta, pero que está hecho con
la firme voluntad y el propósito de que, aunque las cosas van bien, en
nuestra opinión, en lo que se refiere a la creación de empleo, en materia
de empleo queda mucho por hacer. Desde luego, creo que cualquier
gobierno, sea del signo que sea, pensando en el problema del desempleo,
siempre asumiría una propuesta que considerase sobre todo eficaz para
luchar contra ese drama social que se vive no solamente en España, sino
en el conjunto de la Unión Europea.

Estamos viviendo días de éxito en la Europa económica, en la Europa
monetaria; yo soy de los convencidos de que si, al final, Europa no
significa empleo a medio plazo, no será un éxito, sino que puede ser un
fracaso.

Muchas gracias, señor Presidente. (Aplausos en los escaños del Grupo
Parlamentario Popular.)



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.

Seguidamente, se abre un turno para los representantes de las Comunidades
Autónomas que quieran hacer uso de la palabra. Dispondrá cada uno de un
tiempo de diez minutos.

En representación de la Junta de Galicia, tiene la palabra su Consejera,
doña Manuela López Besteiro.




La señora CONSEJERA DE FAMILIA Y PROMOCION DEL EMPLEO, MUJER Y JUVENTUD
DE LA XUNTA DE GALICIA (López Besteiro): Muchas gracias, señor
Presidente.

Señorías, señor Ministro, yo querría aprovechar esta mi primera
intervención en la Cámara territorial para saludar muy especialmente a
todos ustedes y mostrar mi satisfacción por estar aquí, al igual que mi
respeto.

Como responsable de las políticas de promoción de empleo de la Xunta de
Galicia quisiera hacer algunas consideraciones en relación con el Plan de
Empleo del Reino de España. En primer lugar, en este momento el Plan de
Empleo es ya, ha sido un instrumento importante y útil que ha servido
para aunar voluntades y esfuerzos del Ministerio de Trabajo y de todas
las Comunidades Autónomas. Ha sido y está siendo un esfuerzo importante
de diálogo y de colaboración por parte del Ministerio con todos los
agentes sociales y también con todas las Comunidades Autónomas desde el
respeto a sus competencias. Ha sido, está siendo un esfuerzo de diálogo
importante para ser cumplido entre todos, y en ese sentido quizá podemos
decir que también ha sido un estímulo para las Comunidades Autónomas para
cumplir con el objetivo de la Cumbre de Luxemburgo, que nos lleva a
impartir formación y acciones de orientación, de prácticas no laborales o
de empleo a un número importante de desempleados de las distintas
Comunidades Autónomas. Este plan pretende, por un lado, dar respuesta al
compromiso adquirido en la Cumbre de Luxemburgo y, por otro, dar
respuesta a los problemas específicos de cada Comunidad Autónoma.

Por parte de Galicia hemos diseñado un plan de crecimiento y empleo que,
adaptándose a los objetivos de la Cumbre de Luxemburgo, pretende ir un
poco más allá: cubrir y dar respuesta a las necesidades específicas que
tiene Galicia. De ahí ese tratamiento de plan de crecimiento y empleo de
los sectores productivos en Galicia.

También se ha hecho con este plan un esfuerzo importante de diálogo y
presupuestario sin precedentes en Galicia. Piénsese que este año se
destinan, dentro del presupuesto de la Comunidad, al plan de crecimiento
y empleo 66.000 millones de pesetas, de los que 42.000 se dedican al



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fomento del crecimiento de los sectores productivos, y 24.000 a lo que
conocemos todos como políticas activas de empleo.

Centrándome en estas políticas activas de empleo, hemos diseñado medidas
--como reconoció el señor Ministro-- en colaboración y en coordinación
con el Ministerio, y algunas son o pretenden ser una respuesta específica
para Galicia. Hablaría en concreto de los esfuerzos presupuestarios
destinados a incentivar la contratación estable, el primer contrato, dado
que en Galicia el tejido autónomo es muy importante, y el estímulo a los
contratos en prácticas, porque pensamos que es uno de los aspectos de la
reforma laboral que todavía tiene que ser estimulado e incentivado.

Por supuesto, el coste cero es fundamental en Galicia porque nos parece
que puede dar respuesta a dos necesidades diferentes: una, abrir las
puertas del trabajo a muchas mujeres jóvenes; y, dos, ayudar a fomentar
la natalidad, que en Galicia es hoy un problema importante al que
queremos dar respuesta.

El esfuerzo en fomento de autoempleo, de autónomos, de cooperativas y
sociedades anónimas laborales y el estímulo a los programas de
cooperación, especialmente destinados para la zona rural, son otros de
los aspectos que yo destacaría del plan de crecimiento y empleo de
Galicia.

Por último, hemos intentado diseñar medidas que diesen respuesta a
colectivos específicos --los colectivos de la Cumbre de Luxemburgo--, que
nos van a permitir atender este año a 71.000 desempleados gallegos, el 40
por ciento de la tasa de paro registrado en Galicia. Los colectivos a los
que hemos destinado mayores esfuerzos son, por un lado, las mujeres, a
las que van especialmente diseñadas las medidas del coste cero, la
modificación hecha por el Ministerio de la Orden Ministerial en lo que se
refiere a sectores en los que están subrepresentadas, como reconocía el
señor Ministro, reforzar todos los incentivos de la contratación estable
y primarlos cuando se trata de contratar a mujeres, y una ayuda
específica, que en Galicia conocemos como el programa EMEGA, que son
incentivos complementarios a los de autónomos o a los de cualquier otro
colectivo para toda aquella empresa que esté liderada por mujeres.

Por otro lado, hemos hecho un gran esfuerzo dirigido al colectivo de los
jóvenes y hemos diseñado medidas que estimulen los contratos en
prácticas, así como el primer contrato estable, se refuerzan todos los
incentivos cuando se dirigen a jóvenes y el programa de jóvenes
emprendedores.

Por lo que se refiere al colectivo de discapacitados, estamos en
colaboración con sus asociaciones. En este sentido, es importante señalar
que el mérito no es sólo de la Administración sino también de ellos, que
han tomado la decisión de afrontar seriamente su incorporación al mundo
del trabajo. Si entre los años 1995 y 1997 se duplicó el número de
empleos de discapacitados, este año esperamos incrementarlo en un 50 por
ciento.

Especial dificultad tienen en la Comunidad de Galicia --y yo creo que en
todas las demás-- los parados de larga duración. Estamos diseñando
medidas específicas con el Colectivo de Xuntos 40, que en Galicia están
organizados en el sentido de buscar salidas para ellos mismos.

En Galicia se ha hecho un esfuerzo importante para consensuar todas estas
medidas con los distintos agentes sociales y en este momento estamos en
mesas de diálogo. Un sindicato ha decidido romper el diálogo, pero con
Comisiones Obreras, con UGT y, por supuesto, con los empresarios
esperamos llegar a acuerdos puntuales que nos parecen importantes.

En lo que se refiere a políticas activas de empleo hay un consenso
básico, y seguiremos dialogando en las distintas mesas de fomento del
crecimiento productivo.

En resumen, y para terminar, destinamos este año a formación y
orientación 7.499 millones, a la contratación por cuenta ajena 5.871
millones, a emprendedores, autoempleo y economía social 3.284 millones, a
programas de cooperación 7.146 millones y exclusivamente para políticas
activas, y hasta el año 2001, llegaremos a los 99.990 millones.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Consejera.

En representación de la Comunidad Autónoma de La Rioja, tiene la palabra
su Consejero de Hacienda y Promoción Económica, don Juan José Muñoz
Ortega.




El señor CONSEJERO DE HACIENDA Y PROMOCION ECONOMICA DE LA COMUNIDAD
AUTONOMA DE LA RIOJA (Muñoz Ortega): Señor Ministro, señor Presidente de
la Comisión, Consejeros, señorías, sin el menor género de dudas la
creación de empleo ha sido y sigue siendo el objetivo prioritario del
Gobierno de La Rioja, convirtiéndose en eje fundamental de la política de
nuestro Gobierno. Los logros obtenidos en este campo son palpables.

Conscientes de que la creación de empleo no es responsabilidad exclusiva
de los Gobiernos nacional y regionales, desde el Gobierno de La Rioja se
ha impulsado, desde el momento de su constitución, el diálogo con los
agentes económicos y sociales, con el fin de lograr un elevado grado de
compromiso y de corresponsabilidad de éstos en el objetivo de la creación
de empleo. Fruto de este clima de concertación fue la firma, el 6 de
junio de 1996, del Pacto por el Empleo, en el que se establecen unas
claras directrices de acción coordinadas por parte de las distintas
consejerías del Gobierno y con los agentes económicos y sociales, con el
fin de incidir positivamente y de la manera más eficaz en el objetivo del
empleo.

Como resultado de este pacto se han ido desarrollando otra serie de
compromisos y acuerdos entre el Gobierno y los agentes económicos y
sociales, como son la creación del Tribunal Laboral o la firma del
Acuerdo para la Formación Integral de La Rioja, en abril de 1997, que
será elemento fundamental en la creación de empleo en nuestra comunidad,
de modo que en el mercado de trabajo se encuentre el adecuado punto de
equilibrio entre oferta y demanda, y un firme compromiso de participación
de forma activa y eficaz en el Plan de Empleo del Reino de España, de
acuerdo con los compromisos del Consejo Europeo sobre el empleo de
noviembre de 1997.




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Por otra parte, es evidente que, aun siendo muy importante el
extraordinario clima de acuerdo y corresponsabilidad conseguido entre los
diferentes agentes y el Gobierno, esto no es suficiente. Es necesaria la
dotación de instrumentos que permitan canalizar los acuerdos y objetivos
a resultados tangibles para el cumplimiento de las diferentes políticas.

En este sentido y como principal instrumento para lograra el objetivo de
creación de empleo, se ha creado recientemente en La Rioja la Agencia de
Desarrollo Económico Regional, fruto también de los acuerdos del Pacto
por el Empleo. Esta Agencia se caracteriza por su carácter integral,
comprendiendo el tratamiento global de las políticas activas de promoción
económica, los programas de carácter competitivo, la línea de ayudas a la
inversión y a la creación de empleo y los planes de formación, de acuerdo
con las directrices del Plan de Formación Integral. La Agencia tiene
asimismo un carácter ejecutivo por el elevado grado de delegación
competencial que asume, introduciendo la agilidad en los procesos que
demanda el mundo empresarial.

Es importante destacar el extraordinario esfuerzo presupuestario del
Gobierno de La Rioja, especialmente la evolución de las partidas
destinadas a programas de apoyo directo al empleo y a promoción, con un
crecimiento sin precedentes del 408 por ciento respecto al presupuesto de
1995, esfuerzo que podría ser imitado por comunidades que critican el
Plan nacional del Gobierno del Reino de España.

Las acciones en materia de formación se plantean con carácter práctico,
innovador y, en muchos casos, transnacional, lo que incorpora un
importante valor añadido a la empresa riojana. Las actuaciones del
Gobierno de La Rioja se orientan de acuerdo con los perfiles laborales
demandados por las empresas, y se dirigen a cubrir las necesidades de
adecuación de la demanda a la oferta de empleo por las empresas,
priorizando las acciones hacia colectivos con mayores dificultades de
inserción laboral mediante programas formativos, de empleo y de
asistencia técnica dirigidos a la mejora de la ocupabilidad. La reciente
creación de una red telemática para el control y seguimiento de estas
acciones formativas entre el Gobierno de La Rioja y sus entidades
colaboradoras supone la génesis de una futura red de captación de ofertas
y demandas de empleo, una vez asumidas las transferencias de las
políticas activas del INEM por el Gobierno de La Rioja.

El funcionamiento del Tribunal Laboral de La Rioja, creado por los
principales agentes sociales con apoyo del Gobierno, supone un marco
idóneo para desarrollar las relaciones laborales entre trabajadores y
empresarios, así como la solución extrajudicial de los conflictos
laborales.

Las directrices que el Gobierno de La Rioja va a asumir a partir de
ahora, dirigidas a la creación y mejora de la calidad en el empleo,
responden a una serie de objetivos o pilares que el Plan de Empleo del
Reino de España establece.

Con el objetivo de mejorar la capacidad de inserción profesional, se
complementarán las acciones del Gobierno de La Rioja y las del INEM en
materia de formación a desempleados. Este pilar se verá potenciado --como
he dicho-- una vez se realice la transferencia de las políticas activas
de empleo, desarrollando un tratamiento individualizado, ajustado a las
ofertas de empleo y correlacionado con las acciones formativas. El
Gobierno de La Rioja seguirá apoyando la creación directa de empleo
mediante ayudas a la contratación, autoempleo, cooperativismo y centros
especiales de empleo para trabajadores discapacitados. A estas acciones
hay que añadir las de formación, orientación e información, tanto a
trabajadores desempleados como a trabajadores en activo. La cooperación
con los interlocutores sociales que se ha plasmado --como he dicho-- en
el Pacto por el Empleo y en el Acuerdo para la Formación Integral de La
Rioja, garantiza un marco idóneo para la realización óptima de acciones
formativas. Los resultados de inserción laboral, hasta la fecha, han sido
elevados, destacando los proyectos de formación práctica para
desempleados dentro de las propias empresas. Es destacable la acción
promovida por el Gobierno de La Rioja dirigida a jóvenes menores de
veinte años, que han abandonado prematuramente la escolaridad, que ha
supuesto la reinserción social y laboral de un importante número de
jóvenes.

En segundo lugar, con el fin de desarrollar el espíritu de empresa,
reconociendo que la principal fuente generadora de empleo es la propia
empresa y que el potencial de creación de empleo futuro está supeditado
--casi de forma exclusiva-- al desarrollo empresarial, el Gobierno de La
Rioja considera de vital importancia el diseño de políticas activas
dirigidas al desarrollo de dicho espíritu de empresa, con el objetivo de
la creación de microempresas, muchas veces vinculadas a la figura del
empleo autónomo o de cooperativas que permiten, en un principio, la
inserción laboral a través de la autocontratación, pero que son también
el embrión de futuras contrataciones; así lo recoge también el Plan
Nacional bajo la fórmula del primer empleo. Se apoya directamente en la
creación de pequeñas empresas vinculando la financiación del Gobierno de
La Rioja, del Estado y del Fondo Social Europeo a la creación de empleo
de calidad.

A través de actuaciones formativas y de apoyo a las cooperativas de
trabajo asociado y al desarrollo del pequeño negocio, fundamentalmente en
zona rural, se incentivan nuevas actividades a nivel local; actividades
que se integran dentro de la negociación del pacto local.

En tercer lugar, es importante a su vez fomentar la capacidad de
adaptación de los trabajadores y de las empresas a los nuevos retos,
fomentando y apoyando la creación de puestos de trabajo a tiempo parcial
mediante ayudas a la contratación estable, con un tiempo de trabajo no
inferior al 50 por ciento de la jornada laboral.

Para reforzar la política de igualdad de oportunidades se apoya de forma
especial la incorporación laboral de la mujer, constatándose que hay más
mujeres que hombres beneficiados de las ayudas del Gobierno de La Rioja a
la creación del propio empleo.

La incorporación laboral de trabajadores discapacitados, a través de
centros especiales de empleo, está registrando un importante crecimiento,
casi espectacular, siendo el número de trabajadores incorporados a estos
centros



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más del doble de los que figuraban a final de 1995. Se desarrollarán
asimismo medidas adicionales para fomentar y apoyar el paso de los
trabajadores discapacitados desde los centros especiales de empleo a
empresas normalizadas.

Para finalizar, quisiera hacer unas últimas consideraciones. El Gobierno
de La Rioja promoverá actuaciones con un criterio de calidad y de
vinculación directa al empleo. Así se conseguirá una mejor valoración por
las empresas y por los trabajadores, tanto en activo como en desempleo, y
ello porque entendemos que la estabilidad del empleo está garantizada
fundamentalmente por la adecuada cualificación de los trabajadores para
los puestos de trabajo que desempeñan, incluso con mayor grado de
estabilidad que la que se deriva del propio tipo de contrato de que
disponen.

Estamos convencidos de que el cumplimiento, e incluso superación, de los
compromisos en materia de empleo que España ha asumido, se conseguirán en
La Rioja a corto plazo mediante el complemento de las medidas del
Gobierno de La Rioja y del Estado en materia de formación y empleo.

La incorporación del plan de la Comunidad Autónoma de La Rioja y su
integración en el plan del Reino de España, y el clima de entendimiento
habido en todo el proceso son, sin duda, una garantía de su éxito.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Consejero.

En representación de la Región de Murcia, tiene la palabra su Consejero
de Industria, Trabajo y Turismo, don José Pablo Ruiz Abellán.




El señor CONSEJERO DE INDUSTRIA, TRABAJO Y TURISMO DE LA REGION DE MURCIA
(Ruiz Abellán): Muchas gracias, señor Presidente.

Señorías, quiero que mis primeras palabras sean de saludo a los miembros
de la Cámara, en esta mi primera intervención en la misma.

En primer lugar, querría destacar el esfuerzo del Gobierno para obtener
el consenso de todos los agentes sociales y de todas las Comunidades
Autónomas en este Plan Nacional de Empleo, aceptando la colaboración de
las mismas y --lo que es más importante-- las políticas de empleo
consensuadas en las mismas, dentro del respeto a la autonomía de cada
Comunidad Autónoma, que está orientada a resolver sus propios problemas
específicos de empleo.

Quiero también destacar la oportunidad de establecer las medidas
adecuadas que aprovechen la buena situación económica existente para
consolidar políticas dirigidas a solucionar el grave problema del
desempleo. Como ha dicho el propio señor Ministro, la creación de empleo
depende, en gran parte, del crecimiento económico, pero no cabe duda que
las políticas activas que configuren --por parte de las Comunidades
Autónomas y del propio Gobierno-- el marco adecuado, colaborarán de forma
importante a la creación de este empleo que todos necesitamos.

Desde la Comunidad Autónoma de Murcia recibimos con agrado la aceptación
e incorporación al Plan Nacional de Empleo de nuestro Plan para la
promoción de la formación, de las relaciones laborales, el empleo y la
actividad económica, que fue consensuado y firmado por todos los agentes
sociales en mayo del año 1996 y que incorporaba políticas de formación,
orientación profesional, cultura empresarial, seguridad y salud laboral,
resolución extrajudicial de conflictos colectivos, fomento y ayudas al
empleo y política industrial de la Comunidad Autónoma de Murcia.

Este año se han añadido a las medidas para incentivar la contratación de
jóvenes, parados de larga duración y de mujeres subrepresentadas que
recoge el Plan de Empleo, prácticamente terminado en la mayoría de sus
puntos, ayudas para el fomento del empleo de minusválidos e incluso
ayudas para la reinserción al trabajo de los drogodependientes. Este Plan
de Empleo que --como he dicho antes-- se firmó en el año 1996 con el
consenso de todos los agentes sociales, ha dado fruto en la Comunidad
Autónoma de Murcia con la creación de 45.000 puestos de trabajo netos en
el año 1997, pasando a ser en cuanto a creación de empleo la segunda
comunidad autónoma en valores absolutos y la primera en valores
relativos. También hemos de congratularnos de que el Plan Nacional de
Empleo incorpore medidas de nuestro Plan de Empleo Juvenil, asimismo
consensuado con los agentes sociales en febrero de este año, 1998, que
incorpora una serie de medidas de Formación Profesional Ocupacional,
prácticas en empresas, formación de tipo técnico y cultura empresarial
para los jóvenes, autoempleo y creación de empresas, ayudas al empleo en
cooperativas y sociedades laborales y fomento del empleo por cuenta
ajena.

Recordamos al señor Ministro el compromiso de incorporar el estudio de
las posibles soluciones al problema que plantean los trabajadores fijos
discontinuos dentro de esta cuarta propuesta de regulación de tiempo
parcial estable y dentro del nuevo impulso de diálogo con los sindicatos
respecto a las cuatro propuestas que el señor Ministro nos ha sugerido.

Por mi parte nada más. Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Consejero.

En representación de la Generalitat Valenciana, tiene la palabra su
Consejero de Empleo e Industria, don Diego Such Pérez.




El señor CONSEJERO DE EMPLEO E INDUSTRIA DE LA GENERALITAT VALENCIANA
(Such Pérez): Señor Presidente, señorías, señor Ministro, representantes
de otras Comunidades Autónomas. En primer lugar, desearía agradecer la
invitación que se ha realizado a la Generalitat Valenciana, la
oportunidad de intervenir en esta Cámara de representación territorial,
en la que adquiere una especial relevancia los asuntos de interés general
para todas las Comunidades Autónomas, ofrece a la Comunidad Valenciana
una plataforma de gran valor para dar a conocer sus deseos y aspiraciones
colectivas.

El Plan de Acción para el Empleo del Reino de España que hoy se debate en
esta Comisión es un gran reto para la



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sociedad y la economía española. El empleo y su otra cara, la más
negativa, el paro, nos deben hacer reflexionar colectivamente. Como
personas con responsabilidades públicas y de gobierno, nos obliga a
proponer y gestionar planes de actuación que corrijan y mitiguen una
situación que es percibida como no deseable por la mayoría de la
población española.

El Plan que hoy debatimos es, sin lugar a dudas, un proyecto ambicioso,
correctamente articulado y con buen método en cuanto a diagnóstico de una
realidad. Los objetivos y medidas a implantar deben de impulsar nuestros
mercados de trabajo por sendas más practicables de progreso económico y
solidaridad social. A fin de cuentas, los resultados de la Cumbre de
Luxemburgo fueron claros respecto a los objetivos de las nuevas políticas
económicas a implementar. Se trataba, y hoy tenemos la gran
responsabilidad de convertir aquellos principios en planes de gestión
operativos, de reorientar y armonizar los objetivos de convergencia
nominal de la Unión Económica y Monetaria con un sentido más social y
menos tecnocrático respecto a criterios de ortodoxia fiscal y monetaria.

En suma, más atentos a la creación de empleo, con una preocupación más
popular, más de la calle y, por lo tanto, más prioritaria que otros
criterios económicos. No obstante, aquellos criterios de convergencia
nominal son condiciones necesarias, pero no suficientes, para hacer
crecer el empleo y disminuir el paro.

Desde la perspectiva de las Comunidades Autónomas, la gran novedad que
representa este Plan es la presencia y participación en él de las
administraciones territoriales. Estas no sólo saben de las necesidades
concretas que se producen a ras de calle, ciudad y comarca, sino que al
mismo tiempo administran recursos económicos y materiales en su lucha
diaria contra el paro. Las Comunidades Autónomas, como administraciones
más próximas a los ciudadanos, perciben mejor y de forma más inmediata
los impulsos de la realidad circundante. Por ello se pueden mostrar más
eficaces en la batalla contra el desempleo.

No obstante, el éxito en la política económica general, en la estabilidad
macroeconómica y en la corrección de los principales desequilibrios
constituye también un requisito imprescindible para el éxito final de
estas políticas públicas.

La eficacia en los resultados finales de la actuación de esa realidad
plural y compleja, que son las distintas administraciones públicas, hace
que la cooperación entre ellas resulte un principio activo no sólo
deseable sino indispensable en su funcionamiento.

Esta necesaria cooperación institucional entre administraciones públicas
podrá permitir, en el marco de la modernización de sus estructuras, la
simplificación de todas ellas y, por lo tanto, acortar el tiempo en el
que una profunda racionalización nos permita disfrutar de las ventajas de
un modelo que se aproxime a la Administración única.

Por ello, con este Plan de Acción para el Empleo, y dentro de aquella
filosofía, pretendemos una mayor unidad de esfuerzos, un nuevo impulso en
la cooperación institucional con el fin último de mejorar los resultados
operativos concretos que son, no hay que olvidarlo, el objetivo de
cualquier política pública.

Debemos unir nuestras fuerzas en un objetivo común y ambicioso com es el
de reducir el desempleo. Es pues un orgullo y un gran motivo de
satisfacción para una Comunidad como la Valenciana, posicionada en el
centro del arco mediterráneo, que ha sabido tradicionalmente resolver
satisfactoriamente su futuro en escenarios presididos por el bienestar
económico y el progreso social, incorporarse con su experiencia singular
en la lucha contra el paro al Plan de Acción para el Empleo de la
Administración General del Estado.

En definitiva, quisiera decir que este plan permite a muchos valencianos
ver con mayor optimismo el futuro. Permite que cada día que pasa podamos
crear casi 150 empleos diarios. Permite también que 50.000 valencianos
puedan tener una asistencia técnica, puedan tener una orientación uno a
uno para poder recoger mejor sus aspiraciones, sus necesidades y sus
objetivos. Permite también posibilitar una inversión de más de 12.000
millones de pesetas en formación para adecuar la demanda y la oferta de
trabajo. En definitiva, como decía a sus señorías, permite a la Comunidad
Valenciana ver con mayor tranquilidad el futuro, y por ello nuestro
agradecimiento al Gobierno de la nación.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Consejero.

En representación de la Diputación General de Aragón, tiene la palabra su
Consejero de Sanidad, Bienestar Social y Trabajo, don Fernando Labena
Gallizo.




El señor CONSEJERO DE SANIDAD, BIENESTAR SOCIAL Y TRABAJO DE LA
DIPUTACION GENERAL DE ARAGON (Labena Gallizo): Señor Presidente,
señorías, señor Ministro, en primer lugar, queremos aprovechar esta
oportunidad para dar las gracias por la amabilidad que han tenido al
invitarnos, lo que nos permite estar hoy aquí con ustedes en el Senado.

Tras escuchar atentamente al Ministro y a los Consejeros de Galicia, La
Rioja, Murcia y Canarias, creo que, al menos en algo estamos todos de
acuerdo, y es que el punto de partida está muy claro: la envergadura y la
gravedad que reviste el problema del desempleo en la actual sociedad, en
esta sociedad de finales de siglo. Un problema para el que, desde luego,
o al menos por ahora, no existen ni se han encontrado fórmulas mágicas de
solución definitiva, fórmulas que, además, tardaremos aún bastante en
encontrar.

Sin embargo, todos hemos coincidido en que debemos hacer cuantos
esfuerzos sean posibles y aportar todas las medidas que estén a nuestro
alcance para intentar reducir las tasas de desempleo. Y para ello sería
deseable alcanzar el mayor nivel de acuerdo posible entre todas las
Comunidades Autónomas dado que todos convenimos en que no deben primar
posiciones partidistas sino el interés de esos cientos de miles de
ciudadanos con nombres y apellidos que se encuentran a la espera de un
puesto de trabajo.

Estamos hablando de una preocupación de primer nivel y, por tanto,
insisto en la conveniencia de alcanzar realmente



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un pacto por el empleo; creo que no es momento de que nos perdamos en
retóricas. Además, estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo
movimiento social que agrupa en toda Europa a diversos sectores de
desempleados. Ese movimiento parece una llamada de atención a las
instituciones, y es un reflejo del desencanto, es un reflejo de
desconfianza --por qué no decirlo-- que se ha ido generando a través de
multitud de mensajes esperanzadores, pero que hasta ahora no ha dado en
la práctica los resultados esperados.

Por eso, y antes de entrar a valorarlo, considero que es un punto de
partida importante el que tengamos un plan, el que exista un plan. Ese
es, sin duda, un paso adelante. Claro que también es necesario que se le
dote del contenido que lo haga operativo, y para ello consideramos desde
Aragón que han de ir introduciéndose algunos aspectos que, sobrepasando
el ámbito de lo general, lleguen también a lo particular siempre en
sintonía con las peculiaridades de cada una de las Comunidades Autónomas.

Me refiero concretamente a que habrá programas o medidas que podrán dar
resultados óptimos en algunos lugares en tanto que en otros no.

Naturalmente, un plan de estas características en amplitud e innovaciones
es siempre susceptible de ser mejorado, y en esta línea, señor Ministro,
y de cara a la elaboración del plan de 1999, me permito sugerir dos
ideas. La primera de ellas se refiere a los incentivos al empleo estable.

Reformar los incentivos a la contratación por una sola vez en
bonificaciones de cuotas de la Seguridad Social creo que ha sido un
acierto del Acuerdo Interconfederal para la Estabilidad en el Empleo. La
bonificación mensual de las cuotas de la Seguridad Social supone dos
ventajas importantes sobre la subvención actual a tanto alzado: es más
valorada por los empresarios puesto que se perciben los beneficios de
forma constante, es decir, mes a mes, y, por otra parte, facilita el
control del buen uso de la subvención. Pues bien, entiendo que este
sistema establecido en el ámbito estatal debería ser implantado en el
resto de las Comunidades Autónomas. Al menos en Aragón, señor Ministro,
lo deseamos.

Así pues, solicitamos que para el plan de empleo de 1999 se estudie, a
través del oportuno convenio con la Tesorería General de la Seguridad
Social, la posibilidad de que las Comunidades Autónomas puedan conceder
estos incentivos al empleo en forma de bonificaciones de cuota de la
Seguridad Social.

La segunda idea que quiero sugerir, que afecta directamente a nuestra
Comunidad Autónoma, es la necesidad de considerar como criterio de
reparto de fondos estatales otras variables que no sean exclusivamente la
tasa de paro registrado. Y me refiero concretamente a la densidad de
población y a su distribución en el territorio.

Si me permite un ejemplo significativo, señor Ministro, es evidente que
realizar acciones de formación profesional en comarcas aragonesas con
densidades de población de cuatro o cinco habitantes por kilómetro
cuadrado --a veces incluso inferiores a las de países Objetivo 6--
resulta mucho más costoso que realizar estas mismas acciones en áreas
urbanas. Estamos hablando, además, de zonas donde es más necesario
incentivar el empleo para evitar la total despoblación. Naturalmente, en
la distribución de recursos de formación el criterio del paro debe ser el
prioritario
--aunque en el seno de nuestra Comunidad Autónoma no nos
favorezca--, pero considerarlo como criterio único conduce a la
progresiva acentuación de los desequilibrios territoriales. Repito:
considerar este criterio como criterio único conduce a la progresiva
acentuación de los desequilibrios territoriales.

¿Saben ustedes que en Aragón en el año 1998 somos 2.000 habitantes menos
que en 1997 y que en el año 1997 fuimos 1.800 habitantes menos que en
1996?
Señorías, el crecimiento vegetativo de nuestra Comunidad es negativo, y
la creación de empleo, entre otras medidas, puede ser un factor
corrector. Hemos de introducir acciones innovadoras en la creación de
empleo y que, además, sean capaces de dar respuesta a situaciones
particulares de cada área geográfica.

Como un ejemplo de innovación y de búsqueda de soluciones a problemáticas
peculiares, quiero citar aquí algunas actuaciones en zonas despobladas de
Aragón. Me refiero, en particular, a aquellas fórmulas de empleo
relacionadas con la conservación medioambiental y con la explotación
sostenible de recursos naturales, sin olvidar tampoco la obligada
orientación solidaria que deben tener las políticas de empleo para paliar
las situaciones de desigualdad que se producen en el mercado laboral
ordinario. Citaré un dato muy significativo: en Aragón la mujer soporta
una tasa de desempleo que duplica justo la de los hombres, 64 por ciento
frente al 34 por ciento.

Estas son circunstancias que deben tenerse en cuenta en el diseño de las
políticas redistributivas. Sin duda, la planificación sobre el empleo es
una de las más importantes. Por ello, señorías, desde la Comunidad
Autónoma de Aragón estamos dispuestos a seguir trabajando y
perfeccionando este Plan de Empleo.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Consejero.

En representación de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, tiene
la palabra su Consejero de Industria y Trabajo, don José Fernando Sánchez
Bodalao.




El señor CONSEJERO DE INDUSTRIA Y TRABAJO DE LA JUNTA DE COMUNIDADES DE
CASTILLA-LA MANCHA (Sánchez Bodalao): Mucha gracias, señor Presidente.

Señorías, señor Ministro, en primer lugar, creo que no hay que agradecer
el hecho de que estemos aquí compareciendo los Consejeros de las
Comunidades Autónomas, porque es lógico que en esta Comisión de las
Comunidades Autónomas, precisamente, nos expresemos los que representamos
a los poderes territoriales.

Circunscribiéndonos al tema, yo lamentaría que hoy no podamos hablar de
un acuerdo, sino de un Plan, señor Ministro, porque no ha habido un
acuerdo con quien habitualemente y en las sociedades democráticas se
suscriben este tipo de acuerdos, que es con las organizaciones sindicales



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y también con la patronal. Por tanto, éste es un día relativamente
importante, en el sentido de que no estamos hablando de un acuerdo, sino
de un Plan que es responsabilidad del Gobierno de España y que cuenta,
eso sí, con el compromiso de todas las Comunidades Autónomas --incluida
la del que suscribe-- de colaborar en su buen fin.

Y digo que no es un acuerdo, no podría ser de otra manera, porque es
simplemente un plan contable. Yo creo que a este Plan de Acción para el
Empleo del Reino de España le falta ambición y, sobre todo, creencia en
la eficacia de las políticas activas para generar empleo. Pienso que,
puestos a creer que el mercado es suficiente para crear empleo, hemos
olvidado la posibilidad de maximizar mediante las políticas activas de
empleo la capacidad del mercado para generar empleo. Y, por tanto, acaba
siendo un sumatorio de medidas, en muchos casos ya existentes, y de
beneficiarios, hasta el punto de que uno de los principales problemas que
se trasluce leyendo este documento es cómo evitar la repetición de
acciones sobre un mismo beneficiario. Por tanto, cuando algunos lo hemos
calificado de plan contable estamos hablando de que ésa es una de las
preocupaciones que tiene y, por ello, no define ni concreta objetivos en
materia de empleo, sino en materia de actuaciones, de beneficiarios, pero
no objetivos en cuanto a reducción de tasa de empleo, de incremento de
las coberturas de prestación por subsidio de desempleo, etcétera. Es
decir, no plantea objetivos concretos en materia de empleo, sino de
actuaciones. De ahí, que digamos algunos que éste es más un pan contable
que un plan de empleo, con independencia de que algunas de las medidas o
que el sumatorio de las medidas nos parezca correcto. Nos parecen
correctas medidas como, por ejemplo, el coste cero de la sustitución de
las bajas por maternidad; nos parece correcto que se siga insistiendo en
la formación ocupacional. Es decir, el sumatorio de las medidas nos puede
parecer bien; ahora bien, le falta concreción en objetivos de empleo y,
sobre todo, desde mi punto de vista, le falta creencia en que las
políticas activas en materia de generación de empleo pueden ser eficaces
a la hora de generar puestos de trabajo.

Ha señalado el señor Ministro, y es correcto, que hay algunos problemas
puntuales desde el punto de vista de las actuaciones, que nos parece que
se deberían haber abordado. Se debería haber abordado con mayor
intensidad, y aprovechando este flujo de fuerza social que hay en materia
del empleo y este flujo de crecimiento económico, el tema de los nuevos
yacimientos de empleo de una manera más decidida desde el punto de vista
de la innovación metodológica y más decidida desde el punto de vista
presupuestario. Y nos parece que, vinculado a los nuevos yacimientos de
empleo, habría que haber tomado una decisión concreta sobre la reducción
del IVA para este tipo de actividades, cuestión que, literalmente, se ha
descartado del Plan.

Igualmente, creemos --y ya se lo dijimos al señor Ministro en la reunión
de Barcelona-- que era importante
--y es una ocasión perdida en 1998, esperemos que no para 1999-- el
haber planteado un auténtico y efectivo plan de choque contra el
desempleo de los jóvenes y las mujeres, uno de los principales problemas
que en materia de desempleo tiene en estos momentos la sociedad española.

Por otra parte, éste es un Plan al que, desde el punto de vista de los
problemas puntuales, le falta dotación y definición para el programa de
autoempleo. No aborda ni modifica la capitalización de las prestaciones
por desempleo y éste es un programa definido en magnitudes del año 1985,
fecha desde la que ya ha llovido mucho y por lo que creo que hace falta
una corrección al alza de las cantidades, tanto para el beneficiario,
como respecto de la dotación global del mismo. En definitiva, es un
programa con una dotación económica global escasa. De hecho, mucho me
temo que no se cubrirían los objetivos nominales de Luxemburgo sin sumar
los compromisos presupuestarios y de número de actuaciones de las
Comunidades Autónomas.

En definitiva, es un Plan acertado y hay que agradecer el esfuerzo de
diálogo mantenido con las Comunidades Autónomas. También es acertado
--aunque a veces de la necesidad se hace virtud-- el sumar los planes
regionales. Estos creo que son una manera de pegar al territorio cada una
de las actuaciones del Gobierno de la nación en materia de empleo. No
obstante, eso hay que hacerlo efectivo y mucho nos tememos que todavía en
algunas Comunidades Autónomas no sabemos, por ejemplo, ni cómo vamos a
contar a los beneficiarios, cómo vamos a sumar los esfuerzos, si los
acuerdos --los acuerdos, subrayo, frente a los planes nacionales-- van a
tener prioridad sobre el Plan Nacional, o en qué medida se van a
financiar con los fondos adicionales del Plan Nacional.

Por tanto, lo mismo que hacíamos en Barcelona, al Ministro, al Gobierno
de España les ofrecemos nuestra colaboración con el acuerdo que hemos
podido suscribir con los sindicatos y empresarios de mi Comunidad
Autónoma, un acuerdo que supone una dotación considerable
--aproximadamente, 20.000 millones de pesetas para dos años--, que
pretende acercarse al 50 por ciento de la población desocupada, que,
fundamentalmente, incide en los factores de competitividad de la economía
y de la empresa regional y que, sobre todo, tiene una filosofía que a lo
mejor es, desde mi punto de vista, la que diferencia este acuerdo del
Plan Nacional, esto es, que intenta maximizar la capacidad de generar
empleo en un momento de crecimiento económico como el que estamos
viviendo.

Por lo demás, creemos que es fundamental --y lo ha señalado el señor
Ministro-- que se defina de una vez por todas el servicio público de
empleo, así como el calendario de las transferencias a las Comunidades
Autónomas. No creo que se pueda seguir en un escenario en el que
exactamente no se sabe hacia dónde vamos por lo que se refiere al
servicio público de empleo, en el que cada vez es más notorio y patente
que los funcionarios del INEM no saben muy bien hacia dónde van y a qué
modelo es al que se tienen que referir. Por otra parte, creo que todas
las Comunidades Autónomas, incluida la de Castilla-La Mancha, por
supuesto, estamos deseando que esto se defina, estamos deseando poder
asumir los compromisos en la intermediación y en las políticas activas
del empleo. En definitiva, creemos que no sólo hay que considerar el Plan
FIP, que ya



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se ha transferido a la mayor parte de las Comunidades Autónomas o
comprometido su transferencia al resto, sino aprovechando el Plan
Nacional debería establecerse un calendario cierto y definido para la
modificación del modelo del INEM y la transferencia y asunción de las
competencias por parte de las Comunidades Autónomas.

Nada más. Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Consejero.

En representación de la Junta de Extremadura, tiene la palabra su
Consejero de Presidencia y Trabajo, don Victorino Mayoral Cortés.




El señor CONSEJERO DE PRESIDENCIA Y TRABAJO DE LA JUNTA DE EXTREMADURA
(Mayoral Cortés): Señor Presidente, señorías, señor Ministro de Trabajo,
señores Consejeros de otras Comunidades Autónomas, yo me uno también a
aquellos que han manifestado su agradecimiento por la comparecencia del
señor Ministro de Trabajo para explicar ante esta Comisión General de las
Comunidades Autónomas el Plan de Empleo.

Una vez más se plantea este tema puesto que en conferencia sectorial ya
tuvimos ocasión de hablar con el señor Ministro de Trabajo con más
detenimiento de estas cuestiones. Pero no viene mal plantearlo nuevamente
ya que en el poco tiempo transcurrido desde que el señor Ministro nos
expuso en la Conferencia Sectorial el contenido del Plan de Empleo han
pasado ciertas cosas y hemos tenido tiempo para valorar determinadas
consecuencias.

En todo caso también quisiera agradecerle al señor Ministro la valoración
que hace de los planes de las Comunidades Autónomas, porque, al margen
del esfuerzo que ahora inicia el Estado, ya algunas Comunidades Autónomas
habíamos iniciado un camino largo, con la Comunidad Autónoma de
Extremadura que ha desarrollado en este momento su III Plan de Empleo e
Industria.

También tengo que subrayar el talante tolerante, dialogante y de consenso
que ha reflejado el señor Ministro en el diálogo que hemos mantenido a lo
largo de estos meses que creo que ha permitido aproximar posiciones y
llegar a ciertos entendimientos que son constructivos y necesarios para
desarrollar una política como la de empleo, en la que el margen de
demagogia, al menos en el plano institucional, tiene que ser lo más
reducido posible.

El señor Ministro sabe también cuál es la posición de nuestra Comunidad
Autónoma acerca del Plan Nacional de Empleo. De la misma manera que a él
le hemos escuchado en reiteradas ocasiones, él también ha tenido la
posibilidad de oír nuestros planteamientos acerca del Plan Nacional de
Acción por el Empleo. Conoce nuestras críticas ya expuestas en sede de
Conferencia Sectorial, que es el ámbito específico de nuestro trabajo.

Empezaría diciendo que la primera quizá no sea ni una crítica porque
cuando después de la Conferencia Sectorial nos preguntaron a nosotros si
habíamos votado que sí o que no al Plan de Empleo en la Conferencia
Sectorial naturalmente yo tuve una reacción de cierta sorpresa y dije: en
primer lugar, en las conferencias sectoriales habitualmente no se vota.

Las conferencias sectoriales son ámbitos de engarce del ejercicio de
competencias que cada cual tiene asumidas: el Estado tiene las suyas y
las Comunidades Autónomas tenemos las nuestras. Obviamente en Conferencia
Sectorial realizamos el proceso de coordinación de nuestras respectivas
políticas que pueden ser distintas. Yo les decía también que la
inteligencia del señor Ministro de Trabajo era suficientemente preclara
como para no pedirnos a los que gestionamos Comunidades Autónomas
socialistas un sí, una especie de carta de adhesión a un plan de empleo
que evidentemente está concebido, estructurado e insertado en un conjunto
de valoraciones políticas de política económica que no son las nuestras.

Por lo tanto, para nosotros se trata de un engarce de políticas de
empleo, la que cada cual desarrolla y al nivel que lo desarrolla. No se
trataba, repito, ni de votar que sí ni de votar que no, y el señor
Ministro lo sabía.

En segundo lugar, le dijimos que nos parecía que este Plan se había hecho
con excesivo apresuramiento. También lo comprendemos ya que el
apresuramiento deriva de cuando se tomó el acuerdo de Luxemburgo y
también de las dudas que se reflejan por parte del Gobierno, del Estado
en Luxemburgo, y luego rectificadas. En consecuencia, yo creo que cuando
se ponen a trabajar en el Ministerio evidentemente han surgido algunas
insuficiencias y lagunas que evidentemente están en el I Plan de Empleo,
porque evidentemente el del año próximo será mejor que el actual.

Y le digo lo que le decía mi compañero de Castilla-La Mancha, nos
preocupa que este Plan de Empleo surja sin el suficiente consenso
sindical o social. Luxemburgo marca una de las directrices precisamente
en la búsqueda del consenso en distintos planos: en el de la ejecución de
los planes y en el de la definición de los propios planes. Evidentemente
es un matiz muy importante la carencia de ese consenso sindical.

Finalmente, quiero expresar un matiz también que tampoco se puede dejar
escapar porque forma parte de lo que es consustancial a cualquier tipo de
plan, sea de empleo, de desarrollo o sea de lo que sea: un plan marca
objetivos; no solamente se cuantifican las acciones, sino marca el
resultado final que se espera conseguir en términos de objetivos
cuantificados en relación a un plan determinado.

A pesar de lo dicho que repito son críticas constructivas que el señor
Ministro conoce, él sabe perfectamente que nuestra decisión fue aportar
nuestras medidas a este Plan de Empleo. En su visita a Extremadura, en
Mérida, tuvimos ocasión de constatar el conjunto de coincidencias que
existen entre las medidas del Gobierno y las de nuestras Comunidades
Autónomas y, por lo tanto, planteamos nuestra colaboración para la
ejecución del Plan, exigencia, por otra parte, y desde mi punto de vista,
no sólo política sino fundamentalmente institucional, como mencionaba
antes, y ahora abundaré un poco más en esta cuestión, que me parece la
más crucial de todas, al menos en el barco de esta Comisión del Senado.

Por otra parte, mi Comunidad Autónoma también se ha adelantado y ha
iniciado una acción tendente a la implantación de las treinta y cinco
horas. Hemos empezado a trabajar



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sobre esta cuestión en términos de negociación, no de imposición ni de
determinación legal previa. Vamos a negociar en el ámbito de la función
pública, y esperemos que toda la función pública de todas las
instituciones regionales comprendan la necesidad y la conveniencia de
crear espacios de empleo, de repartirlos mediante una negociación en la
que los interlocutores sociales, en este caso los sindicatos, tienen que
colaborar, no sólo a percibir o a recibir
--digamos-- la idea de las treinta y cinco horas, que por sí misma
no tendría valor --y no me refiero únicamente a la Administración, sino a
cualquier ámbito-- si no fuese acompañada de un reparto del tiempo de
trabajo, de un fondo que hay que constituir con las horas más allá de las
treinta y cinco y de las extraordinarias.

Estamos en la Comisión General de las Comunidades Autónomas, señoría, y
yo creo que podríamos hacer aquí dos cosas. Yo podría relatar también
nuestro III Plan de Empleo Industrial, pero voy a renunciar a esa tarea.

Yo pediría al señor Presidente del Senado, y particularmente al señor
Presidente de esta Comisión, que nos convocara para que hiciéramos una
valoración, una aportación que fuera muy constructiva, un ensamblaje o
una comprobación en términos comparativos de lo que cada uno hace en su
región en función del esfuerzo que cada cual realiza, teniendo en cuenta
los medios de los que dispone. Pero yo creo que ésta no es la cuestión;
yo creo que la cuestión es hablar aquí en términos autonómicos del Plan
Nacional de Acción para el Empleo. Por lo tanto, mi intervención, que
espero que ya sea breve, la quiero hacer sobre todo --es lo que quiero
decir aquí-- en clave puramente institucional respecto a acontecimientos
que derivan de la aplicación de este Plan.

En primer lugar, la aplicación de un plan de acción para el empleo no se
puede llevar a cabo, señor Ministro --y me va a permitir que mi crítica
eleve su tono--, estando el Instituto Nacional de Empleo en la situación
en que se encuentra. Creo que su señoría debería resolver cuanto antes
esta situación, en la línea y en la dirección que sea --como es natural,
no exactamente en la que sea, pues habría que ver luego los contenidos--,
pero me parece que no es bueno iniciar la trayectoria y el trabajo de un
plan de empleo con un Instituto Nacional de Empleo que en este momento no
tiene una definición precisa de hacia dónde se encamina, aunque --yo lo
sé-- haya elementos consensuados con su señoría y otros interlocutores
sociales, pero no trasladados en términos legislativos. En este momento
tenemos un INEM, en parte transferido, en parte pendiente de
transferencias, y que no tiene un modelo preciso de hacia dónde va en
términos de definición legal; no digo que no haya ideas sobre el
particular, ya que «haberlas, haylas», y yo creo que algunas acertadas y
sobre las cuales pienso que estaríamos de acuerdo, pero me parece que el
INEM, en la situación en que está, debe ser reformado cuanto antes y
transferido, porque si se va a una nueva definición competencial de este
asunto, el desarrollo del Plan de Empleo por parte del Ministerio de
Trabajo, del Estado, y por nuestra parte, no puede realizarse careciendo
de un instrumento tan esencial como éste. Es fundamentalísimo que el
INEM, o el Servicio de Empleo, sea de verdad un instrumento al servicio
de la política de empleo. No hay otro más definido. El resto de las
políticas de empleo se hacen de una manera más o menos indirecta,
incentivando medidas de industria, medidas relativas a la empresa
privada, etcétera, pero las políticas activas de empleo, señor Ministro
--lo sabe usted mejor que yo--, no se pueden hacer si no hay un servicio
público de empleo con una definición precisa que, a estas alturas, ya
esté transferido. No se puede crear esa diferencia, que en este momento
existe, entre Comunidades Autónomas que tienen mayor plenitud de
desarrollo de políticas de empleo en función al traspaso del empleo, y
otras que tenemos necesidad de entrar ahí y que, en este momento, no
podemos hacerlo.




El señor PRESIDENTE: Señor Consejero, le ruego que vaya terminando.




El señor CONSEJERO DE PRESIDENCIA Y TRABAJO DE LA JUNTA DE EXTREMADURA
(Mayoral Cortés): Es preciso, señor Ministro, que engarcemos realmente
las competencias del Estado con las de las Comunidades Autónomas y el
Plan Nacional de Empleo con las actuaciones de las Comunidades Autónomas,
pero no mediante planes superpuestos. El engarce se tiene que desarrollar
mediante la aplicación, desde nuestro punto de vista, de planes
específicos de actuación que tengan en cuenta las situaciones de cada
territorio. Por eso, tiene que existir un desarrollo territorial del Plan
Nacional que, a mi juicio, está por definir.

El señor Ministro ha hablando de acuerdos de gestión. Estamos de acuerdo
en hablar de ello. Pero yo creo que tenemos que ir más allá. Tenemos que
llegar a la definición de planes específicos de actuación que nos
permitan --como dijo antes un Consejero que me precedió en el uso de la
palabra, creo que fue el de Aragón-- ajustar sobre el territorio el
conjunto de medidas que su señoría define en el Plan Nacional. Ese será
para nosotros el factor fundamental de credibilidad para el desarrollo
del Plan Nacional de Acción sobre el Empleo: palpar los hechos concretos,
las actuaciones efectivas, las inversiones y los incrementos reales de
políticas activas.

Aún no sabemos, señor Ministro, cuál es la cantidad que se va a invertir
en nuestra región. Se ha dado una cifra y hemos tenido una cierta
polémica en la región sobre si esa cifra eran millones de pesetas o miles
de actuaciones. Creo que sería conveniente deshacer esos equívocos y
concretar lo que se va a gastar y de lo que se va a invertir porque
Extremadura es una región --lo sabe su señoría-- en la que venimos
haciendo desde hace tiempo un esfuerzo singular sobre el particular y
esperamos que este esfuerzo se siga manteniendo con la colaboración del
Estado.

Se acerca 1999 y creo que dentro de poco, señor Ministro, se nos va a
olvidar el plan de 1998 y tendremos que abordar el de 1999 donde
esperamos que cosas que ahora quedan muy cogidas con alfileres, políticas
que ahora se definen de una manera muy indiferenciada, se concreten.

Pongo solamente un ejemplo. No se puede hacer un sumatorio donde tenga
tanto valor la creación de empleo como la orientación o la formación
ocupacional. Tendremos que



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saber cuál es el empleo que queremos crear y cuáles son los instrumentos
que queremos desarrollar.

Su señoría sabe que goza de la comprensión de mi Comunidad Autónoma
teniendo en cuenta que esperamos que su actuación implique el desarrollo
conjunto en un plano institucional de políticas específicas, de planes
complementarios o, como algunos los llaman, de choque en nuestra región
para atajar un problema que, como sabe todo el mundo, es matizadamente
superior al de otras regiones. En todo caso, creo que sería injusto,
finalmente, que un Plan de empleo implicara, al hacer la suma de los
esfuerzos que cada cual realiza, un cierto tratamiento injusto de fondo
en la medida en que aquellos que más nos ayudamos a nosotros mismos no
recibamos la contrapartida de la solidaridad del Estado.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Consejero.

En representación de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares, tiene
la palabra su Consejero de Trabajo y Formación, don Guillermo Camps Coll.




El señor CONSEJERO DE TRABAJO Y FORMACION DE LA COMUNIDAD AUTONOMA DE LAS
ISLAS BALEARES (Camps Coll): Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Ministro, señorías, Consejera y Consejeros de las Comunidades
Autónomas, el Gobierno de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares, el
Govern Balear, apoyará de forma decidida el Plan Nacional de Acción para
el Empleo que ha presentado el Ministerio de Trabajo. Existe una clara
sintonía con las propuestas que el Gobierno y el Estado realizan y los
elementos de intervención que han hecho de la economía balear uno de los
ejemplos de adaptación, crecimiento y generación de empleo en nuestro
país y en Europa. Nuestra economía y nuestro mercado de trabajo están en
una situación favorable para poder afrontar con optimismo la parte que
nos corresponde y el compromiso español en el desarrollo de la Unión
Económica y Monetaria.

Las Islas Baleares tuvieron en 1997 un crecimiento del PIB del 4,7; un
crecimiento del empleo por encima del 4,5 y una tasa media del paro del
8,35 por ciento.

El tejido productivo de nuestra Comunidad Autónoma está formado en un 99
por ciento por pequeñas y medianas empresas, que han sabido trabajar por
la competitividad con actitudes flexibles, mediante la innovación y su
adaptación a las necesidades del mercado. Sin ninguna duda, en nuestro
contexto social y económico son este tipo de empresas las que podrán
afrontar el reto del crecimiento y la generación de puestos de trabajo
que esperamos del Plan Nacional de Empleo.

Desde comienzos de 1997, el Gobierno balear ha mantenido un esfuerzo para
el fomento de las pequeñas y medianas empresas a través del Plan Produi,
que se ha incorporado al Plan Nacional de Empleo y que está estructurado
en dos grandes líneas de actuación. Una de ellas se refiere a
Proindustria, un programa dirigido a las empresas industriales mediante
ayudas destinadas a la inversión, modernización y apoyo a la
comercialización e internacionalización de nuestros productos. Y la otra
es la correspondiente a Procomerç, un programa que está orientado a la
modernización y competitividad de la estructura comercial. El Govern
balear destina a estos dos grandes programas más de 3.000 millones de
pesetas anuales.

El segundo eje de actuación del Govern balear se refiere a un plan de
formación para el empleo que nosotros hemos denominado Plan Astral, y
que, en breve --tras la incorporación el pasado 1.º de mayo de las
competencias de formación que desarrollaba el INEM--, se integrará en un
proyecto global denominado Plan Estratégico de Formación para el Empleo,
que en el futuro incluirá los correspondientes a los subsistemas de
formación, es decir, la formación reglada --que incorporará el II Plan de
FP--, la ocupacional, y la formación continuada. El Plan Astral se inició
como tal en la misma fecha que el Plan Produi, y desde entonces ha
proporcionado una formación de calidad y orientación para el empleo a más
de 15.000 personas. El Govern balear ha destinado a este Plan fondos por
un valor superior a los 4.200 millones de pesetas anuales. Evidentemente,
la elaboración de estos planes se ha consensuado con los agentes
sociales.

Al día de hoy, con los proyectos propios del Govern balear podemos
cumplir en toda su extensión las Directrices I y II del Pilar I. Por otro
lado, haremos un esfuerzo suplementario para dotarnos de nuevos
instrumentos que permitan un seguimiento personalizado del proceso de
formación e inserción laboral de los grupos con riesgo de exclusión
laboral, de forma que consigamos una mayor efectividad respecto de las
actuaciones correspondientes a la Directriz III.

Por lo que respecta al Pilar II, continuaremos con el esfuerzo de apoyo a
las PYME contemplado en el Plan Produi, porque estamos seguros de que
dicho apoyo a las pequeñas y medianas empresas dará como resultado un
aumento del empleo. En este sentido, para el último semestre de 1998
hemos habilitado una partida de 400 millones de pesetas destinada a la
subvención de nuevos contratos estables, de acuerdo con lo establecido en
el Plan Nacional de Empleo.

Un problema que todavía está sin resolver en el mercado de trabajo de
Baleares es el relativo a la estacionalidad. Nuestra economía,
íntimamente ligada al sector servicios, tiene durante seis meses al año
su punta máxima de actividad, produciéndose un descenso en los otros
seis. La prueba fehaciente de esta peculiaridad de nuestro mercado de
trabajo es la variación a lo largo del año de la tasa de desempleo. Así,
durante 1997 este indicador pasó del 11 por ciento en el mes de enero al
5 por ciento en agosto, para volverse a situar en un 10,8 por ciento a
finales de diciembre. Asociada a esa característica de nuestra economía,
la figura contractual del fijo-discontinuo es una muestra de adaptación
que permite a las empresas la creación de nuevos puestos de trabajo
estables y que, pese a su coste en cargas sociales, estamos dispuestos a
defender y a apoyar con el ánimo, siempre positivo, de consensuar la
mejor solución posible buscando fórmulas alternativas y complementarias.




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Por último, quiero reiterar que desde Baleares respaldamos firmemente el
Plan de Acción para el Empleo que ha elaborado el Gobierno, porque
estamos seguros de que constituye una excelente herramienta para crear
empleo y riqueza, y que permitirá el desarrollo de nuestra capacidad de
competencia en igualdad de condiciones con el resto de las regiones
europeas y así llevar a cabo desde nuestra Comunidad Autónoma una
aportación más sólida al conjunto de la economía española.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Consejero.

Tiene la palabra, en representación de la ciudad Autónoma de Ceuta, su
Consejero de Presidencia y Gobernación, don Isidoro Bernabé Hurtado de
Mendoza y López.




El CONSEJERO DE PRESIDENCIA Y GOBERNACION DE LA CIUDAD AUTONOMA DE CEUTA
(Bernabé Hurtado de Mendoza y López): Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Ministro, señorías, representantes, Consejeros de las Comunidades
Autónomas, desde la humildad territorial y humana que representa la
Ciudad Autónoma de Ceuta, se apoya plenamente el Plan Nacional de Acción
para el Empleo del Reino de España.

Para Ceuta, que cuenta con la tasa de desempleo más alta de España y, por
tanto, muy por encima de la tasa media de Europa, este Plan representa un
instrumento decisivo a la hora de combatir el paro, el desempleo. Tengan
sus señorías en cuenta las peculiaridades sociales que representa la
ciudad de Ceuta en cuanto a su propia Constitución.

Señor Ministro, señorías, este Plan de Empleo, que nace con una
metodología importante, donde se ha dado participación a las Comunidades
Autónomas, donde se ha dado participación, consenso y diálogo a los
agentes sociales, empresarios, sindicatos, donde confluyen las
Comunidades Autónomas con cada uno de sus propios planes, no puede nacer
mal ni tener un mal desenlace, sino todo lo contrario, entendemos que la
bondad del Plan es por sí misma importante en cuanto a llevarse a efecto
y desde la participación, el diálogo y el consenso todos podemos aportar
nuestras iniciativas y peculiaridades, así como las peculiaridades
generales que nacen de la propia Cumbre de Luxemburgo.

Hablar de desempleo es hablar de un drama humano que afecta a una
persona, a un conjunto de personas, a una familia y, desde luego, lo aquí
oído --con todo el respeto-- en algunos momentos me ha recordado a
aquella fábula que hablaban de los galgos o podencos. Yo creo, señor
Ministro, que tenemos que pasar a lo que el mismo Plan denomina «acción»
en una de sus acepciones. Efectivamente, señor Ministro, tenemos que dar
respuesta a muchos de los problemas que actualmente plantea el drama del
desempleo y debemos pasar a la acción.

Desde la Ciudad Autónoma de Ceuta el Gobierno tendrá la total
colaboración para la puesta en marcha del Plan, el seguimiento y, sobre
todo, para su gestión. Estas tres premisas que he desarrollado al final
de esta intervención son muy importantes y muchos de nosotros las hemos
pasado por alto. Son, repito, la puesta en marcha del Plan, el
seguimiento y la gestión del mismo.

Por tanto, señor Ministro, señor Presidente, reafirmo una vez más el
total apoyo de la Ciudad Autónoma de Ceuta a este Plan Nacional de Acción
para el Empleo del Reino de España.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Consejero.

Tiene la palabra el señor Ministro de Trabajo y Asuntos Sociales.




El señor MINISTRO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES (Arenas Bocanegra): Señor
Presidente, señoras y señores Senadores, Consejeros de las Comunidades
Autónomas, mi intervención pretende ser breve y estoy seguro de que los
señores Consejeros no van a entender como de réplica, porque no quiere
serlo, sino que más bien es de cortesía parlamentaria, razón por la que
he solicitado subir de nuevo a la tribuna.

En primer lugar, quiero agradecer todas las intervenciones producidas
desde todos los ámbitos de las Comunidades Autónomas: las que han
suscrito la totalidad del Plan de Empleo, y las que han planteado algunas
cuestiones de dicho Plan que no les convencen. Pero me gustaría destacar
dos elementos fundamentales: Primero, el ánimo de cooperación que inspira
a las Comunidades Autónomas y el Gobierno, Administración General del
Estado, en materia de lucha contra el desempleo. Y ha habido una
afirmación, que quisiera matizar muy puntualmente, en el sentido de decir
que en el diálogo entre las administraciones debe haber un margen muy
reducido a lo que significa la demagogia. Creo que ni siquiera debería
existir ese margen porque me parece que hay dos diálogos imprescindibles,
complementarios y distintos. Hay un diálogo Gobierno-oposición; hay un
diálogo Administraciones Públicas-instituciones. Y son diálogos
necesarios en el sistema democrático, complementarios, pero también
necesariamente distintos porque no es la finalidad de una Comunidad
Autónoma el desgaste del Gobierno ni tampoco es la finalidad del Gobierno
el desgaste de los gobiernos de las Comunidades Autónomas. Creo que en el
diálogo institucional debemos tener la capacidad para que cada uno de
nosotros, representando y teniendo nuestro sustrato ideológico, que lo
tenemos --en esta Tribuna hemos intervenido en el día de hoy personas que
pertenecemos a tres formaciones políticas distintas, a tres inspiraciones
ideológicas distintas--, intentemos lo que estamos haciendo: engarzar
políticas sin que ello nos lleve a dar ningún cheque en blanco a un
gobernante de otro ámbito que piense de forma distinta a la nuestra. Por
tanto, quiero resaltar, primero, el esfuerzo que se ha hecho para
alcanzar acuerdos que existen y, segundo, el esfuerzo realizado también y
de manera muy significativa para engarzar políticas que tienen una
inspiración ideológica distinta. No pretende el Gobierno de la Nación, el
Gobierno de España, suplantar las competencias autonómicas



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en política de empleo. Pretende que en el marco de la cooperación puedan
engarzarse esas políticas en beneficio de los desempleados, no en
beneficio de los gobiernos.

En segundo lugar, quiero resaltar que es la primera vez en España que se
desarrolla un Plan de Empleo con estas características de participación.

Es completamente innovador que en un Plan de Empleo se puedan engarzar
los planes de empleo de las Comunidades Autónomas con el de los
responsables de la Administración General del Estado. Es la primera vez.

Y estoy seguro de que ello marca un camino ya para los futuros planes de
empleo. Por cierto, quiero decir que el Plan del año 1999 tendremos que
empezar a prepararlo en septiembre de 1998 porque, tanto en el ámbito de
las Comunidades Autónomas como en el del Estado, nuestros compromisos
presupuestarios empezarán a surtir efectos en la preparación en ese
cuatrimestre y se verán certificados el 1.º de enero de 1999. Por tanto,
aprovecho esta intervención para hacer una invitación formal de discusión
del Plan de Empleo para 1999 en el mes de septiembre de 1998.

Ha habido toda la comprensión hacia las prisas. El primero que hubiera
deseado mucho más tiempo hubiera sido el Ministro de Trabajo. En el plazo
de tres meses se han celebrado 16 reuniones con sindicatos y empresarios;
22 reuniones con Comunidades Autónomas; visitas a 17 Presidentes de
Comunidades Autónomas; 5 con la Federación Española de Municipios y
Provincias; reuniones con los sectores empresariales; con sindicatos que
no son los más representativos; 18 reuniones con organizaciones
intermedias. Todo ello en un plazo de tres meses. Desgraciadamente, los
plazos venían marcados por la Unión Europea. En noviembre se aprueban las
conclusiones de la Cumbre de Luxemburgo y antes del 15 de abril debía
estar presentado el Plan de Empleo para 1998 por parte de todos los
países. La inmensa mayoría lo presentó antes y algunos tuvieron problemas
para hacerlo, pero espero que todos los solventen. También quiero
transmitir que en la primera instancia comunitaria se ha hecho una
valoración muy positiva del proceso de participación y de los contenidos
del plan que, insisto, se ciñen a la Cumbre de Luxemburgo.

Los objetivos del Plan, señorías, los planteé en la Conferencia Sectorial
de Barcelona que, por cierto, ha sido en esta legislatura y creo que para
el futuro será muy positivo fortalecerla cuando se haya constituido la
Conferencia Sectorial de Asuntos Laborales. Pero es un importantísimo
cauce para un futuro, independientemente de quién esté en el Gobierno de
acuerdo con la voluntad mayoritaria de los españoles. En la primera
evaluación realizada en Barcelona, el objetivo del Plan --lo quiero decir
muy concretamente porque lo tiene-- fue la creación de 318.000 empleos. Y
la segunda estimación que se ha efectuado, de acuerdo con el crecimiento
económico del primer trimestre de 1998, ha sido de 370.000 empleos.

Ese es el objetivo cuantificado del Plan que, trasladado a otras dos
cantidades, me permite decirles que es posible que terminemos el año 1998
claramente por debajo del 20 por ciento en términos de desempleo, según
la Encuesta de Población Activa, y que es posible que terminemos el año
1998 por debajo de los dos millones de desempleados, en términos de
registro INEM; es más, creo --y se lo transmito-- que, aunque los datos
son provisionales, el mes de abril de 1998 va a ser muy bueno para el
empleo, y es posible que tengamos un balance final por debajo de los dos
millones de desempleados, en términos INEM. ¿Eso quiere decir
triunfalismo? No, porque queda mucho por hacer, y porque dos millones de
desempleados en términos INEM, aunque hemos llegado a tener tres
millones, sigue siendo un problema extraordinariamente importante. Pero
los objetivos están ahí: 370.000 empleos; que se mantenga el incremento
espectacular de los contratos indefinidos
--otro objetivo del plan--; que se incremente el contrato a tiempo
parcial estable, ya que el Gobierno no está dispuesto a fomentar el
empleo temporal, y mucho menos el de tiempo parcial temporal, y que se
incremente espectacularmente la tasa de empleo femenino, que ya se ha
incrementado en el año 1997. Por tanto, yo creo que hay objetivos
concretos.

¿Incrementos de políticas activas? Los ha habido extraordinariamente
importantes, en base a dos cantidades: los incrementos del propio
Gobierno y Presupuestos Generales del Estado y, por qué no decirlo, los
67.000 millones de pesetas que se incorporan desde las Comunidades
Autónomas. Es cierto que para el año 1999 necesitamos un debate sobre los
criterios de reparto del Plan de 1999, porque cuando hemos aprobado los
criterios de reparto para el Plan de 1998 ha habido Comunidades Autónomas
que han planteado la necesidad de este debate para 1999.

¿Qué tendremos que discutir? Habrá que discutir de población, como se ha
dicho, habrá que discutir del compromiso de inversión en formación en
cada Comunidad Autónoma, y habrá que discutir también sobre la evaluación
de la eficacia de los sistemas de formación, porque los sistemas de
formación hay que medirlos en eficacia, es decir, qué sistema de
formación realmente está significando inserción en el mercado de trabajo
y cuál no lo está. Todo el Plan de Empleo es un plan de choque para
mujeres y jóvenes, porque el 90 por ciento de las acciones del Plan de
Empleo están concentradas en mujer y jóvenes, ya que son realmente
quienes tienen un gran problema de empleo en España.

Les quiero hacer una consideración muy breve. En España había un 43 por
ciento de desempleo en jóvenes; en este momento hay un 37 por ciento. Se
han multiplicado los contratos indefinidos de los jóvenes: en 1997 se
hicieron 368.000; en 1996, 168.000. La reforma que pactaron sindicatos y
empresarios en su día lleva ya suscritos, a estas alturas, más de 600.000
nuevos contratos indefinidos, y de ellos, más de 400.000 son primeros
contratos de jóvenes o transformación de temporales en indefinidos. Pero
seguimos teniendo un problema importante, aunque personalmente lo que más
me preocupa, con mucha diferencia, son los parados mayores de 45 años,
porque, en primer lugar, muchos de ellos tienen cargas familiares que no
tienen los jóvenes; y, en segundo lugar, porque muchos de ellos,
desgraciadamente, tienen baja cualificación para el empleo. Cuando un
joven solicita empleo en el INEM, normalmente al cuarto, quinto o sexto
mes estamos llamándole ante alguna oferta; sin embargo, y
desgraciadamente,



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las personas mayores y sin cualificación son las que pueden eternizarse
en el Instituto Nacional de Empleo sin que les ofrezcamos soluciones.

Termino esta intervención diciendo que espero haber contestado a las
nuevas cuestiones que se han planteado en la ronda de intervenciones y
que me parece absolutamente imprescindible que cerremos un acuerdo final
sobre la configuración de los servicios públicos de empleo. ¿Qué se ha
hecho en esta etapa? Se han intentado cerrar conversaciones sobre
transferencias que ya estaban abiertas en la etapa anterior,
transferencias del conjunto de políticas activas, así como homologar a
todas las Comunidades Autónomas, al menos en formación profesional
ocupacional, porque sus señorías saben que había Comunidades Autónomas
que no tenían ninguna competencia. Nos queda ahora otra fase, que es la
final: convenios de colaboración y transferencias del conjunto de
políticas activas. Por eso espero que en el mes de septiembre, como aquí
se ha reconocido, tengamos una conferencia sectorial para meternos en
profundidad en ese asunto, que ya cuenta con un documento inicial pactado
con los sindicatos y con los empresarios, pero que se ha dicho muy bien
que ese documento inicial todavía no se ha convertido en norma, y
efectivamente es así, entre otras cosas, porque cuando planteemos esa
norma en ámbito parlamentario o en Consejo de Ministros queremos que
tenga previamente el acuerdo de todas las Comunidades Autónomas.

Termino diciendo que algunos de ustedes han puesto de manifiesto que les
habría gustado que el Plan de Empleo hubiera tenido el respaldo pleno de
los sindicatos. Yo les confieso que a mí también me hubiera gustado, y no
voy a ocultarlo. Después de dos años de experiencia de diálogo social en
los que se han firmado siete acuerdos importantes con sindicatos y
empresarios, a mí también me hubiera gustado ir a la Unión Europea, en
este caso, con el aval total de los sindicatos. Digo total porque una de
las partes del Plan de Empleo sí cuenta con el aval de los sindicatos,
que es el Plan Nacional de Formación Profesional. ¿Por qué no se ha
podido producir? Porque había dos cuestiones encima de la mesa que el
Gobierno, aunque estuviera convencido, que no lo está, no podía plantear
ante la Cumbre de Luxemburgo: La primera es la reducción de jornada
planteada desde ámbitos legales y generalizados; en la Cumbre de
Luxemburgo se dice que la reducción o reorganización de jornada se
circunscribe al ámbito de discusión de sindicatos y empresarios, y ésa es
la posición del Gobierno y figura en el documento de conclusiones. La
segunda cuestión es que expresamente planteemos el incremento de las
prestaciones por desempleo. Tengo que afirmar aquí que desde luego a este
Gobierno nadie puede decirle que haya planteado la reducción del derecho
de ningún desempleado, pero también la Cumbre de Luxemburgo nos dice no
que incrementemos las prestaciones en desempleo, sino que progresivamente
las políticas pasivas se sustituyan por políticas activas, y he ofrecido
también en ese marco una oferta de diálogo social para hablar de
políticas activas y políticas pasivas, pero les soy muy sincero, a mí
también me hubiera gustado llegar esta tarde al Senado diciendo que el
Plan tiene el respaldo al cien por cien, que lo tiene, de los
empresarios, según han dicho públicamente, pero no lo tiene al cien por
cien de los sindicatos. Me hubiera gustado que lo tuviera también al cien
por cien.

Muchas gracias, señor Presidente. (Aplausos.)



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro.

Se suspende la sesión por tiempo de cinco minutos. (Pausa.)



Se reanuda la sesión.




El señor PRESIDENTE: A continuación, se abre un turno de Senadores
inscritos en el Registro de oradores, que intervendrán por un tiempo de
tres minutos.

El Senador Nieto Cicuéndez tiene la palabra.




El señor NIETO CICUENDEZ: Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Ministro, señores representantes de las Comunidades Autónomas, con
la brevedad que caracteriza una intervención de tres minutos, me voy a
detener solamente en un tema de desgraciada actualidad, aunque lo haré de
forma constructiva. Me voy a referir a la construcción, que es un sector
importante y que podría ser una fuente de creación de empleo. Estamos
ante un sector que afecta a todas las Comunidades Autónomas, al Gobierno
y a todo el mundo, y en el que curiosamente tenemos los índices de
siniestralidad y de precariedad más altos de Europa. En definitiva, es un
sector que puede y debe de ser generador de empleo, pero en el que, al
mismo tiempo, hay que regular y evitar los desmadres que existen.

Más del 80 por ciento de la actividad de este sector viene a través de la
actividad pública. Es decir, las obras que se contratan a través de la
Administración Central, administraciones autonómicas y administraciones
locales suponen más del 80 por ciento. Si habláramos de la vivienda, que
tiene también algún régimen de protección oficial y, por tanto, está
determinada por dinero público, nos encontraríamos con que la actividad
del sector que tiene que ver con la cuestión pública supera el 90 por
ciento.

Sin embargo, este sector no se puede dejar al albur del mercado puro y
duro, hay que hacer una intervención para regularlo y también para que
sea fuente generadora de empleo. Por tanto, yo insto al Gobierno de la
nación y a los representantes de las Comunidades Autónomas porque es una
necesidad imperiosa dar a este sector una regulación específica. Como
decía el representante de la Comunidad de Madrid, señor Blázquez, no se
puede permitir que a los empresarios haya que pararles las obras para que
la inseguridad y la precariedad desaparezcan.

Se necesita hacer un plan específico, e igual que se prima y se incentiva
a aquellos empresarios que hacen contrataciones indefinidas, también la
Administración pública, a todos los niveles, tiene que establecer una
normativa que puntualice, adjudique las obras y ponga un tope a la
subcontratación. No se puede permitir que la subcontratación



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en la construcción supere el 90 por ciento, porque eso es fuente de
infinidad de horas extraordinarias, jornadas de trabajo de diez y doce
horas y no se respetan los sábados, ni los domingos, ni los festivos. Es
decir, se está en un auténtico desmadre ante el que hay que tomar medidas
y legislar, ya que se podrían generar muchos empleos en la construcción
y, al mismo tiempo, evitar la gran siniestralidad laboral.

En definitiva, estoy planteando de manera constructiva que eso no se deje
al albur y que se haga una normativa específica en todos los ámbitos para
que la construcción sea también una fuente generadora de empleo, de
reparto de trabajo y, al mismo tiempo, evitar la gran siniestralidad en
la que, desgraciadamente, estamos a la cabeza de Europa.

Nada más y muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Nieto.

Tiene la palabra la Senadora De Boneta y Piedra.




La señora DE BONETA Y PIEDRA: Gracias, señor Presidente.

Señor Ministro, señores Consejeros, señorías, voy a centrarme en alguna
de las cuestiones que el señor Ministro ha planteado, puesto que tres
minutos no dan para mucho.

En primer lugar, quiero plantear una cuestión que es, quizá, la más
importante desde el punto de vista de esta Senadora por la Comunidad
Autónoma del País Vasco. El señor Ministro ha hablando de dificultades
con la Comunidad Autónoma del País Vasco, de un proceso de maduración que
mejoraría --creo que ha dicho textualmente-- ese proceso de entendimiento
con el País Vasco. A juicio de esta Senadora de Eusko Alkartasuna, señor
Ministro, mientras no se produzcan unas transferencias de empleo que, por
otra parte, vienen planteadas y directamente atribuidas por el Estatuto
de Gernika, tanto políticas pasivas como activas, y mientras estemos
encallados con el tema del INEM, yo creo que no puede o no debe mejorar
la situación.

En todo caso, señor Ministro, usted ha mencionado como un asunto latente
algo que en todas las conversaciones se ha mantenido por detrás: este
problema que acabo de plantear y sobre el que le he expuesto claramente
mi posición y la de Eusko Alkartasuna, y debo decirle que nuestra
posición es un tanto crítica con algunas cuestiones que entendemos no han
sido abordadas de forma decidida, al margen del problema de fondo y del
problema de las transferencias en el Plan de Empleo.

Decía el señor Ministro que las cosas van bien en relación a la creación
de empleo, pero que queda mucho por hacer. Nosotros nos quedamos con esta
segunda parte. Nos parece que no se aprovecha del todo la favorable
coyuntura económica y que se podría hacer más. Con las medidas que se
proponen, la creación de ese millón de puestos de trabajo en esos
sectores --y estamos de acuerdo en que hay que incidir más en la
juventud, en los desempleados de larga duración, en las mujeres,
etcétera-- puede quedar en el cuento de la lechera. Y se deberá, entre
otras cosas, a que no se adopta una posición decidida y apoyada en el
Estatuto de los Trabajadores para combatir con mayor rigor las horas
extraordinarias, que privan a muchos desempleados al acceso a un puesto
de trabajo. También creemos que el Gobierno se queda totalmente al margen
de la regulación del mercado de empleo en cuanto a la reducción de la
jornada de trabajo. Es verdad que los agentes sociales tienen que
dialogar y que es positivo que empresas y sindicatos dialoguen, pero si
ese difícil acuerdo no se cumple, compete a los poderes públicos
intervenir para que se produzca esa reducción que, desde nuestro punto de
vista, va a mejorar la situación de los desempleados en general.

Valoramos positivamente que se hayan recogido algunas cuestiones
planteadas por el País Vasco y por otras Comunidades, así como que se
haya tenido en cuenta en esa integración de la posición del Estado la
presentación del Plan de Empleo en Luxemburgo, y me refiero al tema del
contrato de sustitución. No se ha considerado, y aunque el Ministro no ha
dado las razones de fondo sí ha hecho referencia a ello, nuestra posición
en la reducción del IVA, sobre todo en las empresas de servicios.

En definitiva, nuestra posición es de crítica, y lo es fundamentalmente
desde el punto de vista político por el incumplimiento de las
obligaciones del Gobierno en relación a las transferencias recogidas en
el Estatuto de Gernika, que es una ley de Cortes Generales, además de
estar refrendada por el pueblo vasco --y esto es algo que no me cansaré
de repetir--, por la falta de transferencias de empleo y de políticas
activas y pasivas; y porque algunas medidas, como las que ha hecho
referencia, no se contemplan con la suficiente contundencia en el Plan de
Empleo que nos ha presentado el señor Ministro.




El señor PRESIDENTE: Senadora De Boneta, vaya terminando.




La señora DE BONETA Y PIEDRA: Termino.

Me gustaría que se cumpliesen sus optimistas planteamientos respecto a la
creación de empleo. Pero, sobre todo, esperamos que se cumpla con esa
materia a la que ha hecho referencia: las transferencias; que mejoren y
maduren las relaciones de forma que se produzcan esas transferencias que
desde hace mucho tiempo venimos solicitando desde la Comunidad Autónoma
Vasca.

Nada más. Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senadora De Boneta.

Tiene la palabra el Senador Román Clemente.




El señor ROMAN CLEMENTE: Gracias, señor Presidente.

Señor Ministro, señora Consejera, señores Consejeros, señorías, Izquierda
Unida considera que las medidas que contempla el Plan de Empleo son
inadecuadas e insuficientes. Estamos en un momento en que una situación
de moderado crecimiento económico convive con una situación de 3.356.000
desempleados, con tasas de precariedad insostenibles y con una protección
social muy por debajo



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de la media comunitaria, y esto provoca nuestro desacuerdo con el Plan de
Acción presentado por el Gobierno. Me centraré en cinco ejes que, desde
nuestro punto de vista, se deberían rectificar.

En primer lugar, el Plan se ciñe estrictamente a los compromisos de la
Cumbre de Luxemburgo. Nosotros entendemos, señorías, que la situación de
desempleo en España es especialmente grave y por ello consideramos que es
necesario que el Plan de Empleo que tratamos de desarrollar no se quede
reducido a las definiciones de la Cumbre de Luxemburgo. Entendemos que en
la Cumbre se fijan unos objetivos mínimos, pero que no limitan la
soberanía de España para superarlos.

En segundo lugar, hay que insistir en la necesidad de flexibilizar y
reducir los costes no salariales. Consideramos que antes de hablar de
reducir los costes de las cotizaciones sociales deben proponerse medidas
específicas que incentiven la reinversión de los beneficios.

En tercer lugar, hay que dar una nueva orientación a las políticas
activas de empleo. Desde nuestro punto de vista, deben considerarse como
una contribución a la consolidación y a la expansión de un sector
productivo no mercantil. El Plan se mantiene en la vieja filosofía de
subsidiariedad y las transferencias a las distintas Comunidades Autónomas
no deben servir para eludir la responsabilidad directa del Gobierno.

Desde estos puntos de vista, el Estado debe definir los medios impulsando
la regulación del marco normativo, ya sea en el ámbito parlamentario, ya
sea a través de la propia capacidad normativa del Gobierno. Se deben
diseñar, regular, innovar para acercarse a la realidad concreta:
ayuntamientos, comarcas y, por otra parte, a la personalización de los
proyectos de inserción y de búsqueda de empleo. Asimismo, se deben crear
los medios financieros adecuados.

Estimamos que el Estado debe mantener el control de la eficacia de las
medidas adoptadas, reforzando el carácter de servicio público de estas
políticas y creando un servicio público de empleo. Por lo tanto, no debe
limitarse a gestionar las políticas residuales no transferidas, debe
asumir el papel que le corresponde a tres niveles: definición del plan,
gestión de las políticas de empleo que son competencia del Estado y
coordinación de los planes autonómicos. Al mismo tiempo, debe propiciarse
una coordinación y articulación de carácter horizontal que garantice una
mayor eficacia en la consolidación del empleo creado y en la optimización
de los recursos empleados.

En cuarto lugar, el plan renuncia al papel de las administraciones
públicas como creadoras directas de empleo. Estamos en total desacuerdo
con la congelación de la Oferta de Empleo Público para ofrecer a los
ciudadanos unos servicios públicos de calidad y con las políticas de
privatización de las empresas en el sector público, ya que con ello se
está contribuyendo a que en la Función Pública no sólo no se cree empleo,
sino que se destruya, que además se incremente la jornada laboral y el
volumen de las horas extraordinarias que, por otra parte, es coherente
con la política de reducción del déficit público que practican sus
señorías y con el recorte de los gastos de personal que se refleja en los
Presupuestos Generales del Estado.

El señor PRESIDENTE: Señor Senador, vaya terminando.




El señor ROMAN CLEMENTE: Voy terminando, señor Presidente.

En quinto lugar, la inhibición respecto a las medidas estructurales de
reparto del trabajo, transfiriendo la competencia política a esa
autonomía negociadora entre los agentes sociales y económicos en lo que
se refiere a la reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales y en
la limitación de las horas extraordinarias, asumiendo, en contraposición,
la iniciativa de reforzar la contratación a tiempo parcial.

Para concluir, señorías, nosotros planteamos la crítica con un plan
social de empleo alternativo, que centro también en cinco ejes. Un primer
eje serían las medidas de reparto de trabajo: ley de reducción de la
jornada semanal a 35 horas sin reducción salarial; un segundo eje,
medidas de democracia económica y de políticas activas; un tercer eje,
potenciación del sector público como creador directo e indirecto de
empleo; un cuarto eje, la estabilidad del empleo y recuperación de los
derechos sociales; un quinto eje, un código de derechos de las personas
desempleadas y cobertura del desempleo.

Gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Senador.

Tiene la palabra el señor Rodríguez de la Borbolla.




El señor RODRIGUEZ DE LA BORBOLLA CAMOYAN: Muchas gracias, señor
Presidente.

Señor Ministro, representantes de las Comunidades Autónomas, señorías, ya
tuve ocasión en Comisión de decirle al Ministro que, según opinión del
Profesor Fuentes Quintana, desde 1994 España está instalada en un círculo
virtuoso del crecimiento, círculo que supone baja inflación, bajos
déficit, crecimiento económico sostenido y crecimiento del empleo en
mayor proporción del que se producía antes. Esto, desde 1994.

Desde 1994 el empleo ha ido evolucionando positivamente. Sin embargo, ha
ido evolucionando de un modo peor del que podría haberlo hecho puesto
que, habiendo cambiado las circunstancias, habiendo mejorado las
circunstancias, habiéndose producido una nueva realidad, este Gobierno no
se ha adaptado a esa realidad. Y la grandeza de la política consiste en
que no se actúa en un terreno estático, no se actúa en el vacío. Las
circunstancias cambian, y la grandeza de los políticos consiste en
adaptar el discurso y las medidas a los cambios de circunstancias.

Pues bien, han cambiado las circunstancias, pero el Gobierno del PP no ha
cambiado ni el discurso ni las medidas. Claro está que para paliar este
no cambio ni de discurso ni de medidas siempre cabe la posibilidad de que
se cuente con políticos campeones, como es el caso del Ministro de
Trabajo, quien, sin cambiar el discurso, sin cambiar las medidas, vende
todos los días el mismo producto como si se tratara de un producto
totalmente nuevo. Pero



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frente a eso hay que decir, sin demagogia alguna, algunas verdades.

Han cambiado las circunstancias en Europa. La Europa de hoy no es la
Europa de hace tres años ni la de hace dos años. Es una Europa más
social, más inclinada a lo social, aunque tan sólo sea por la composición
política de los Gobiernos europeos. Pero esa mayor orientación hacia lo
social no es bien recibida por el Gobierno español del PP, que sigue
manteniendo --y lo ha dicho aquí el Ministro-- que el Plan de Empleo es
el mismo que reflejaban las directrices del Programa plurianual de empleo
que se había presentado incluso antes de que en Europa se hubiera
producido la concienciación de que había una necesidad de una nueva
política de empleo antes de que se pensara en convocar la Cumbre de
Luxemburgo.

Pero tampoco el discurso ha cambiado puesto que se sigue hablando siempre
de lo mismo: a), de política de diálogo social; b), de que el empleo se
deriva del crecimiento económico. Pues bien, el diálogo social tiene que
ir dirigido al acuerdo social puesto que el diálogo por el diálogo, señor
Ministro --dicho con todos los respetos--, sólo puede conducir a dos
cosas: a mantener entretenidos a los que dialogan o a aburrirles
totalmente. Y, desde nuestro punto de vista, después de no sé cuántas
decenas, después de cientos de miles de reuniones que se han mantenido
con los sindicatos, con las Comunidades Autónomas, con los representantes
empresariales, con todo el mundo, resulta que la verdad pura y escueta es
que el Plan de Empleo sólo cuenta con el siguiente acuerdo: a), con el de
la patronal; b), con el de las Comunidades Autónomas gobernadas por el
PP. Con lo cual, resulta que el Plan de Empleo del PP, después de todos
los diálogos sociales, sólo cuenta con el acuerdo de los que apoyan al
Gobierno del PP, pero no cuenta con el acuerdo --lo que para nosotros es
absolutamente significativo-- de la contraparte social, de los
principales beneficiarios o pagamos de una buena o de una mala política
de empleo.

En conclusión, señor Ministro, consideramos que, en las circunstancias
actuales, este Plan de Empleo es alicorto y timorato puesto que en
políticas activas sólo se dan algunos pasos cortos en desarrollo de
algunas que ya estaban en marcha con anterioridad. Y, desde luego, como
han dicho algunos otros representantes, concretamente los de Izquierda
Unida, ni hay políticas de inversión pública dirigidas a la creación de
empleo, ni tampoco existe eso que parece fundamental en la España de las
Autonomías y en la España cada vez más descentralizada: un plan de choque
municipal para la creación de empleo desde los poderes locales.

Nos parece --lo hemos dicho en otras ocasiones-- que este Plan de Empleo
revela, por una parte, una excesiva aprensión hacia el papel de lo
público en la creación de empleo y, por otra parte, una insuficiente
coordinación de las políticas públicas y de las políticas económicas de
todo el Gobierno, al servicio del empleo.

Tenemos un Vicepresidente Segundo del Gobierno que parece que está
exclusivamente preocupado por la reordenación de la fiscalidad, pero sin
tener en cuenta en qué medida esa reordenación de la fiscalidad...

El señor PRESIDENTE: Vaya terminando.




El señor RODRIGUEZ DE LA BORBOLLA CAMOYAN: Medio minuto, señor
Presidente.

Como decía, sin tener en cuenta en qué medida esa reordenación de la
fiscalidad puede incidir más o menos en la creación de empleo. Tenemos un
Ministro de Industria que está preocupado sólo de privatizar y vender sin
medir las consecuencias de las privatizaciones y las ventas. Y un
Ministro de Trabajo que está dedicado, fundamentalmente, a gestionar su
parcela, sin lograr orientar decisivamente la labor del conjunto del
Gobierno en un sentido determinado.

Y de la misma manera que el éxito en la incorporación al euro ha derivado
de que todo el Gobierno y todos los poderes públicos de España estaban
orientados en un mismo sentido, la solución de los problemas de empleo en
España sólo podrá derivar de la coordinación de todas las políticas
económicas hacia la creación de empleo y de la efectiva orientación de
todos los políticos españoles en ese sentido. De otra manera, no
seguiremos a peor, pero, desde luego, iremos mucho menos bien de lo que
se podría ir. (Aplausos en los escaños del Grupo Parlamentario
Socialista.)
Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Rodríguez de la Borbolla.

El Senador Armet tiene la palabra.




El señor ARMET I COMA: Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Presidente, señores Consejeros, señor Ministro, señorías, en esta
breve intervención me gustaría señalar un tema de fondo y algunas
cuestiones de articulación, que creo son trascendentales desde el punto
de vista de una política de ocupación. En primer lugar, una esperanza: la
reunión de Luxemburgo significa un cambio de orientación importante.

Antes se decía: sólo con políticas económicas correctas, con crecimiento
estable y sostenido se va a crear empleo. Esta verdad se iba afirmando en
el panorama político y, evidentemente, formaba parte del cuerpo doctrinal
de los partidos conservadores en Europa y del cuerpo doctrinal de su
programa electoral. Curiosamente, Luxemburgo señala una verdad
complementaria, pero importante, y dice con toda claridad: debemos hacer
políticas complementarias y específicas de lucha contra la desocupación.

Todo el mundo ha de entregar unos programas y éstos han de plantearse a
medio plazo y en función del grado de desocupación de un país y de la
voluntad de llegar a unas cotas razonables, lo cual quiere decir una
convergencia social efectiva en Europa.

Esto es un hecho absolutamente revolucionario. Pasamos del pensamiento
único económico o de lo que podríamos denominar aspectos realmente
importantes, como que sólo el crecimiento sostenido permite garantizar
lógicamente unas tasas de ocupación razonables o un crecimiento, pero,
complementariamente, debemos hacer políticas significativas y
específicas. Creo que éste es un elemento clave y fundamental que obliga
a una reflexión. Es



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decir, no vale un voluntarismo situado en unos presupuestos regresivos;
es necesario señalar precisamente que un cierto peso del sector público
es la precondición complementaria para conseguir los acuerdos de
Luxemburgo y para lograr resultados efectivos.

El Gobierno está planteando una renovación del Impuesto sobre la Renta de
las Personas Físicas que dice que va a suponer una baja del 11 por ciento
de una de las líneas de ingresos fundamentales de su presupuesto, y ello
significa, lógicamente, que estamos hablando de presupuestos regresivos,
en este caso, no con un sector público poco potente. Y estos presupuestos
regresivos decidirán en presupuestos regresivos en las Comunidades
Autónomas y también en el ámbito local, lo cual comporta, lógicamente,
una baja del peso específico que se puede dedicar a los esfuerzos en
políticas complementarias en favor de la ocupación.

Creo que éste es un elemento básico de reflexión por parte de su
Ministerio, el cual debería pedir un mínimo máximo de esfuerzo concreto
en relación con las políticas de ocupación. Este objetivo para mí es
claro, porque no es un objetivo que forma parte de la evolución del
presupuesto, sino que debe formar parte de uno de los elementos o nortes
básicos de la política en favor de la ocupación.

La segunda consideración pasa por entender que lo autonómico es diverso,
que la estructura económica y social de las distintas nacionalidades y
regiones de España es diferente, que el mundo local en España es muy
distinto y que esto requiere unas políticas positivas no de canalización
contable de los esfuerzos de cada uno de los ámbitos de actuación, sino
de observación muy directa de los resultados operativos que se obtienen
de cada una de las actuaciones, lo que nos permitiría lanzar --insisto--
políticas muy positivas.

En este sentido, señores Senadores, para mí es una auténtica vergüenza
nacional que todos los fondos europeos que se destinan a actuaciones
concretas en el territorio no sean objeto ni de debate parlamentario en
este país. Van entrando, se van colocando, se van adicionando, se van
resituando. En el momento en que estamos hablando de un cambio de
políticas estructurales en Europa, que vamos a simplificar a tres
objetivos --y algunos de ellos tienen una relación estrechísima con los
temas de ocupación--, esto no da lugar a ningún debate importante cuando
es un tema absolutamente transcendental de cara al futuro. Y digo esto
porque me parece realmente importante y seguramente es una
responsabilidad colectiva y de todos. Pero es lógico que el Gobierno
encuentra vías de apoyo que canaliza adecuadamente donde le interesa sin
que se produzca el debate necesario, absolutamente necesario en estas
materias. Afirmo esto porque creo sinceramente que deberíamos entrar en
el campo del conocimiento de nuestras potencialidades de futuro: qué
pensamos en relación con la simplificación de objetivos de fondos
estructurales de Europa, cómo vamos a jugar en los objetivos 2 y 3
pensando en el aumento del paro en algunas zonas, cómo vamos a actuar
desde el punto de vista territorial sabiendo que las estructuras
económicas y sociales son tan distintas en nuestro país y cómo vamos a
seguir de forma constante lo que seguramente ha sido una de las
experiencias importantes en nuestro país, esto es, la que se ha
desarrollado en el mundo local.

Y aquí nace otro principio. Desde la proximidad es desde donde se conoce
la realidad. Desde las actuaciones de proximidad es desde donde se ven
determinados tipos de problemas. Desde la proximidad podemos encontrar
políticas complementarias positivas que realmente nos permitan avanzar en
campos muy importantes como, por ejemplo, el descubrir nuevos yacimientos
de ocupación, todo lo que sería el terciario, del terciario con toda su
complejidad...




El señor PRESIDENTE: Senador Armet, vaya terminando, por favor.




El señor ARMET I COMA: Acabo enseguida, señor Presidente.

También nos permitirían avanzar en todo lo que serían políticas de
autoocupación, con toda la potencialidad que realmente puedan comportar,
es decir, todo ese tipo de micropolíticas desarrolladas en el territorio
dan unos resultados muy operativos y, desde el punto de vista de la
política de ocupación, realmente permiten un cambio importante.

Para acabar, señor Presidente --y agradeciendo siempre su benevolencia y
buen sentido en la organización de este debate--, simplemente diré que,
con un marco de referencia de un Gobierno conservador que sólo pensaba en
tasas de crecimiento para hacer políticas de ocupación, no podemos tener
políticas operativas si realmente no situamos las cuestiones sobre
ocupación y coordinación y efectividad de esas políticas en cada uno de
los ámbitos territoriales de la forma más adecuada e inteligente posible.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Armet.

Tiene la palabra el Senador Garzarán.




El señor GARZARAN GARCIA: Señor Presidente, señor Ministro, señores
Consejeros de las Comunidades Autónomas, señoras y señores Senadores, me
es muy grato subir a la tribuna en el día de hoy respondiendo a una
atención evidente del señor Ministro de Trabajo, que ha tenido la
sensibilidad de venir a esta Cámara a comparecer ante nosotros para
exponer la política de empleo del país.

Efectivamente, es necesario que esta política de empleo sea coordinada y
cuente con la necesaria cooperación de las Comunidades Autónomas a fin de
que sea eficaz y efectiva, porque es evidente que, interviniendo las
Comunidades Autónomas --parte de las competencias ya están transferidas y
hay otra parte que se les va a transferir--, la política de empleo del
país tiene que ser corresponsabilidad de todos. Y el Gobierno, a través
de esa sensibilidad, está dispuesto a dialogar, a pactar, a llevar a
límites increíbles la coordinación y la cooperación, y no sólo con las
Comunidades Autónomas, sino con los agentes sociales y con los
empresarios.

No obstante, esto no es una cuestión de uno. Si alguien no quiere pactar,
indudablemente no se puede pactar con



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él. Puede que haya determinadas formaciones sindicales, políticas, o
Comunidades Autónomas que, por su naturaleza, se opongan. Y, en este
sentido, le tendría que recordar al señor Rodríguez de la Borbolla
algunas cuestiones que me parecen fundamentales puesto que en su Gobierno
fueron un desastre. Usted dice: el diálogo social lleva al acuerdo
social. ¿Qué acuerdo social llevaron ustedes a cabo? ¿Dos huelgas
generales en este país? (Rumores en los escaños del Grupo Parlamentario
Socialista.) ¡Por lo visto, hace mucho tiempo de eso y esto se olvida!
Pero lo que sí es cierto es que ustedes que pregonan ahora el diálogo
social como forma de conseguir el acuerdo, ustedes no llegaron a ningún
acuerdo y se les echaron los trabajadores a la calle; y a nosotros
todavía no nos ha ocurrido esto. (Rumores en los escaños del Grupo
Parlamentario Socialista.)
Ustedes tampoco han cambiado el discurso. Usted dice: no han cambiado
ustedes el discurso. Yo le digo que ustedes, tampoco. Además, sus medidas
han sido ineficaces; no han sido eficaces. Nosotros estamos creando
empleo. Ustedes crearon desempleo; aumentaron el paro de forma dramática
en este país.

Y dicen ustedes que una política económica no es suficiente.

Efectivamente, no es suficiente porque hay que crearla con políticas
activas y direccionales de empleo. Por supuesto, que es cierto esto,
señor Rodríguez de la Borbolla, por supuesto. Pero resulta que ustedes
tampoco lo hicieron. No hicieron nada. ¡Y vienen ustedes aquí a decirnos
estas cosas, y yo no lo entiendo! ¡No lo entiendo!
Se dice que sólo las Comunidades del Partido Popular son las que han
accedido a este pacto. Indudablemente, ello demuestra la sensibilidad de
las Comunidades del Partido Popular, y se lo digo así de claro. ¿Qué me
están ustedes diciendo? Si los demás no quieren pactar, la sensibilidad
será de quien pacta, no de quien no pacta.

Señor Ministro, en el breve tiempo del que dispongo yo quiero agradecerle
a usted que hoy haya venido aquí precisamente a poner sobre la mesa este
pacto social que creo que es beneficioso para todos los españoles, y creo
que todos debemos contribuir de forma ilusionada a conseguir precisamente
este bien social que hoy en día es el más importante, el tener un puesto
de trabajo, y, si es estable, muchísimo mejor, y esos dos parámetros los
estamos consiguiendo. Repito, le agradezco que haya venido usted, señor
Ministro, a poner sobre la mesa y a exponernos este Plan de Empleo.

Muchas gracias, señor Presidente. (Aplausos en los escaños del Grupo
Parlamentario Popular.)



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Garzarán. (El señor
Rodríguez de la Borbolla Camoyán pide la palabra.)
Senador Rodríguez de la Borbolla, aunque no aplicamos el artículo 87,
tiene la palabra por tiempo de un minuto.




El señor RODRIGUEZ DE LA BORBOLLA CAMOYAN: Muchas gracias, señor
Presidente.

Simplemente intervengo para decir una cosa. He dicho antes que lo bonito
que tiene la política es que las cosas cambian y se crean nuevas
circunstancias, y el discurso del señor Garzarán es un ejemplo de cómo no
se adapta uno a las nuevas circunstancias. Siguen mirando hacia atrás y
nosotros estamos mirando hacia adelante. Y ya está. (Varios señores
Senadores: ¡Muy bien! ¡Muy bien!)



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Rodríguez de la Borbolla.

(El señor Garzarán García pide la palabra.)
Por el mismo tiempo, tiene la palabra el Senador Garzarán.




El señor GARZARAN GARCIA: Muchas gracias, señor Presidente.

¡Claro que sí, señor Rodríguez de la Borbolla! Lo que pasa es que yo
opino que los que han mirado hacia atrás siempre son ustedes; siguen
haciendo el mismo discurso que hacían hace cincuenta años; el mismo;
exactamente igual. (Rumores.) Y, claro, eso también es importante.

Nosotros estamos haciendo cosas concretas, palpables, con datos, con
cifras, con disminución del paro, y ustedes siguen en el problema de la
demagogia, de lo de siempre, de lo mismo de siempre. ¡Y eso no puede ser!
Porque ese discurso también se ha terminado hace ya mucho tiempo, señor
Rodríguez de la Borbolla.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Garzarán.

Abrimos un turno de portavoces.

Por el Grupo Parlamentario Mixto, tiene la palabra el Senador Ríos.




El señor RIOS PEREZ: Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Ministro, señores representantes de las Comunidades Autónomas,
señorías, a estas alturas de no sé si llamarlo debate o simplemente
intercambio de información, y con ocasión de que compañeros míos del
Grupo Parlamentario Mixto han tenido oportunidad hoy --no es frecuente en
otras comisiones sí en ésta-- de poder intervenir directamente sin pasar
por el tamiz del portavoz, me van a permitir que hoy hable de mi
Comunidad Autónoma y, por tanto, que hable de Canarias y en
representación de mi Partido, Coalición Canaria.

Desde la Antigüedad se ha dicho siempre que el archipiélago canario es
afortunado, y yo le puedo decir que en el tema del que estamos hablando
hoy no es afortunado, y no lo es porque arrastramos, como todas sus
señorías saben, un alto índice de paro del que no logramos despegarnos.

El señor Ministro conoce en profundidad los aspectos muy particulares y
peculiares del paro en Canarias, y yo quisiera hacer extensible este
conocimiento a todos los miembros de la Cámara en el sentido de la
trascendental importancia que tiene este problema en el archipiélago
canario.




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En líneas generales, ustedes saben que las islas Canarias tienen una
demografía tres veces más alta que la media del Estado español, que no
tienen ningún tipo de materia prima, que no tienen energías importantes
y, por tanto, en estos momentos se está viviendo fundamentalmente del
turismo, un turismo que no nos conviene que aumente porque ya llegamos a
la cota de 10 millones de turistas al año, lo cual significa que, con una
pernocta de ocho a diez jornadas, del millón seiscientos mil habitantes
que tenemos se pase prácticamente a doscientos o doscientos y pico mil
más, que están permanentemente en las islas. El empleo que eso demanda ha
alcanzado su techo y no es conveniente, ni mucho menos, seguir esta
carrera loca en busca de esto. Además, no es estacional sino permanente,
y, a pesar de eso, tenemos el 20 por ciento en la tasa de desempleo.

Todos los gobiernos que se han ido sucediendo en Canarias, desde que
comenzó la autonomía, han intentado por todos los medios luchar contra
esta lacra importantísima que tiene el archipiélago canario. Ultimamente,
a pesar de la creación de empleo, aumenta el desempleo. Existe una
cantidad de jóvenes que llegan por primera vez al trabajo, existen
también circunstancias especiales --demográficas, de personas foráneas,
etcétera--, de tal manera que, por muchos puestos de trabajo que se
creen, hasta ahora no hemos logrado estabilizar esos puestos.

En consecuencia, tenemos que hacer un esfuerzo entre todos, y Coalición
Canaria agradece al señor Ministro la posibilidad que se ha dado de
llegar a un acuerdo con el Plan Insular del Empleo de Canarias, el PIEC,
en el que todas las fuerzas políticas en Canarias estamos realizando un
esfuerzo para lograr que sea una realidad. Estamos llevando a cabo un
esfuerzo en la formación ocupacional, en el planteamiento de problemas
nuevos y futuros --sobre todo porque existe una dificultad grave en la
movilidad laboral, ya que las personas que están en una isla tienen
dificultades para ir a trabajar a otra--, en la carestía de los
transportes, en la falta de viviendas y colegios, etcétera. Todo esto
plantea unos problemas realmente importantes.

A mí me agrada muchísimo, y lo digo en nombre de Coalición Canaria, la
posibilidad de que el Ministerio de Trabajo, en colaboración con la
Consejería de Empleo, haga una labor conjunta, y estamos esperanzados,
porque si de aquí a un año no se ve una realidad objetiva, tendremos que
plantearnos en serio otros problemas, lo cual no sería de nuestro agrado.

Muchas gracias, señor Ministro. Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Ríos.

Por el Grupo Parlamentario de Senadores Nacionalistas Vascos, tiene la
palabra el Senador Gangoiti.




El señor GANGOITI LLAGUNO: Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Ministro, señores Consejeros de las Comunidades Autónomas que
asistan a este debate, el Plan de Empleo que se presenta está marcado, a
nuestro juicio, por tres características: la primera es su carácter
generalista y de inconcreción, lo cual no le da realmente un carácter
novedoso puesto que integra actuaciones que vienen desarrollándose,
incorpora nuevos compromisos, evidentemente, pero no demasiados. El Plan
más bien nos parece que es el cumplir un compromiso con vistas a lo que
exigió la Cumbre de Luxemburgo y presentar un programa al respecto con
vistas a la Cumbre de Cardiff. Y en este sentido de que el planteamiento
es generalista, me voy a referir a algunos temas.

En general, diré que las propuestas, por ejemplo, en lo referente a las
725.000 acciones de formación, trabajo u orientación individualizadas, o
las 227 acciones que se ofertan a los parados de larga duración son
inconcretas, no hay concreción, valga la redundancia. Lo mismo ocurre de
cara a las propuestas para menores o mayores de 25 años.

En el plan que se presenta se afirma también que hay un problema de
desajuste entre la oferta y la demanda de trabajo en relación con las
exigencias de capacitación, pero no se proponen, desde nuestro punto de
vista, soluciones concretas o medidas para solucionar este problema. En
el nuevo programa de talleres de empleo y yacimiento de empleo no se
especifica bien qué acciones se desarrollarán a ese respecto.

Otro tema inconcreto es la referencia a la nueva regulación del contrato
para la formación, puesto que se incurre en el tradicional defecto de no
precisar quién ha de desarrollar el 15 por ciento de la formación teórica
de los aprendices en su caso, en qué centros formativos se ha de impartir
la formación o si ha de impartirla el propio empresario y con qué
cualificación se debe contar. Tampoco se cuantifica el volumen de
bonificaciones fiscales y la reducción de cuotas a la Seguridad Social
que beneficiará a los empresarios que concierten contratos para la
formación.

El plan insiste en enfatizar la conexión entre empresas y formación, pero
sin especificar ningún tipo de medidas concretas que garanticen dicho
objetivo. El plan pretende desarrollar un sistema integrado de
orientación en información profesional destinado a las pequeñas y
medianas empresas, pero nada dice sobre quién lo hará, con qué medios y
con qué objetivos.

Pretende también programar acciones formativas para determinados grupos
con necesidades específicas, pero nada concreta sobre la naturaleza y las
entidades a las que concierne realizar estas actividades que, por otra
parte, no se saben de qué tipo son. Igualmente, no se concretan los
procedimientos rápidos y ágiles para los procesos de cierre o
reestructuración de empresas. En resumen, éstos son algunos de los
ejemplos en los que nosotros basamos la inconcreción que hay en este plan
que se ha presentado.

El segundo punto que nosotros analizamos es que no se abordan en
profundidad los problemas estructurales que están en el origen del
importante desempleo que tenemos en estos momentos. Básicamente, se
confía en que la actual coyuntura expansiva servirá «per se» para crear
empleo. Pero, señorías, tengamos en cuenta que si no hay reformas
estructurales, cuando venga el ciclo depresivo o una desaceleración de la
economía sufriremos, otra vez, un importante descenso en el índice de
empleo.




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Esto no lo dice sólo el Partido Nacionalista Vasco, sino que lo dice
también la OCDE en sus informes, en los que felicita al Gobierno español
por el esfuerzo que se ha hecho para acceder al euro, para acceder a la
convergencia nominal, pero advierte que el gran problema y la asignatura
pendiente es la convergencia nominal y que eso exige, de alguna forma, un
cambio importante en las reformas estructurales.

Nosotros no queremos sólo criticar el plan, sino que queremos dar algunas
ideas. Consideramos, por ejemplo, que es necesario poner fin a la actual
situación de duplicidad y difuminación de responsabilidades. Hacer de las
empresas y de los trabajadores el centro de nuestra preocupación ha de
constituir uno de los pilares del plan actual.

Por otro lado, para conseguir una formación adaptada a la realidad es
preciso disponer de una red de centros públicos y privados que esté en
condiciones de asumir las necesidades de formación reglada y no reglada
en los diferentes tipos de colectivos que existen en la sociedad.

En el aspecto de la elaboración de planes de formación que atienden a la
demanda y a la evaluación permanente de los programas, nosotros
consideramos que la Formación Profesional, en especial la continua, tiene
que ser de demanda y no genérica, elaborada una vez realizado un
diagnóstico de las necesidades de formación en los centros de trabajo y
de las posibilidades de empleo. Asimismo, es necesario asumir una cultura
de la evaluación a este respecto.

Por lo que se refiere a la formación compartida y a la relación entre los
centros de formación y la empresa, consideramos fundamental que se
profundice en la colaboración entre los centros de educación y los
centros de trabajo. Igualmente, es preciso que se establezcan los
requisitos mínimos para que la formación en los centros de trabajo se
imparta en condiciones adecuadas, algo que no ocurre en estos momentos en
la mayoría de los casos o, al menos, en un porcentaje importante. Para
ello, proponemos que se establezcan ayudas para las empresas que se
incorporen a estos programas. Por otro lado, creemos que es necesario
incentivar una mayor implicación de las empresas en la formación. En el
caso de las PYME, creemos que todavía debe prestarse un mayor apoyo en
este aspecto y que, por otro lado, debe producirse una simplificación y
racionalización de los trámites administrativos --un problema que existe
en toda Europa-- de cara a la puesta en marcha de nuevos proyectos
empresariales.

En cuanto a las medidas para el reparto del trabajo, somos partidarios de
la derogación del artículo 40 de la Ley de medidas de acompañamiento de
la Ley de Presupuestos Generales del Estado para 1998, ya que conlleva la
imposibilidad de acceder al derecho al desempleo parcial en caso de la
conversión de un contrato a tiempo completo indefinido en un contrato a
tiempo parcial indefinido. Igualmente, apoyamos el fomento de los
contratos de sustitución de trabajadores mayores de 60 años por
trabajadores menores de 25 años, así como la incorporación a la actual
Ley de la Función Pública de disposiciones que faciliten el reparto del
trabajo en ese ámbito. En último extremo, es necesario un importante
fomento de la economía social.

La tercera cuestión que quiero destacar de este Plan es el aspecto
autonómico. En este sentido, consideramos que de alguna forma el Plan no
respeta el bloque constitucional, es decir, el reparto de competencias
entre las Comunidades Autónomas y el Estado de acuerdo con la
Constitución y los Estatutos de Autonomía. Por ejemplo, en el diálogo
social y en los acuerdos interconferenciales se ha marginado a sindicatos
no estatales que, en cambio, pueden ser mayoritarios en sus Comunidades
Autónomas. Las alusiones a futuros acuerdos interconfederales se hacen en
referencia al marco único del Estado, ignorando la regla de concurrencia
de acuerdos establecida en los artículos 83 y 84 del Estatuto de los
Trabajadores. Asimismo, existe una falta de consideración respecto de las
competencias autonómicas en diversos aspectos. Por ejemplo, en lo que se
refiere al nuevo Programa de Formación Profesional; a la educación
obligatoria y a los programas de adaptación y diversificación curricular;
a la revisión del actual catálogo de titulaciones de Formación
Profesional; a los programas de garantía social, a los de formación
profesional continua y, desde luego, en lo referente al INEM, así como en
lo relativo a las políticas activas de empleo.

Por otra parte, comprobamos que se produce una duplicidad de servicios, y
creemos que esta invasión competencial quizá no sea fruto de la voluntad
del Gobierno, aunque, al final, a éste se le haya impuesto por los
agentes sociales, tanto sindicales como empresariales, a nivel estatal.

En ese sentido, se trata de vigilar el proceso y de que lo controlen.

Nosotros creemos, desde luego, que ante todo y sobre todo, por encima de
los acuerdos a los que lleguen la patronal y los sindicatos, aunque sean
de ámbito estatal --que nos parece muy bien--, hay que respetar el
reparto competencial que recogen la Constitución y los Estatutos de
Autonomía.

En definitiva, señorías, en estos momentos nuestra postura es crítica con
el Plan de Empleo. Yo estuve en el debate que se celebró en abril en el
Congreso de los Diputados, al que asistió el señor Ministro, y nuestro
portavoz, se centró en algunas discrepancias profundas con el Plan,
básicamente en temas competenciales, como decía el señor Ministro, y
también en discrepancias con planteamientos de fondo y en la falta de
concreción, tal y como he explicado.

Vuelvo a insistir en que nos da la sensación de que este Plan es para
cumplir un expediente de cara a la Cumbre de Cardiff.

De todas formas, señor Ministro, yo siempre pienso de forma positiva. Hay
una frase de su exposición con la que yo me he quedado cuando ha hablado
de los acuerdos y desacuerdos con las Comunidades Autónomas. Al referirse
a la Comunidad Autónoma del País Vasco, creo que el señor Ministro ha
dicho textualmente: Vamos a madurar. Yo quiero quedarme con esa frase.

Actualmente las discrepancias son fuertes, importantes, en temas
competenciales y en otros, como he explicado aquí, pero nuestra postura
de oposición no lo es «per se», sino que estamos abiertos a acuerdos
políticos. Creemos que éste es un tema político. Como se ha dicho aquí en
esta



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tribuna, la Unión Económica y Monetaria, el euro, será un fracaso si no
conseguimos hacer una Europa del empleo.

Por tanto, señor Ministro, nuestras discrepancias son profundas en este
momento, pero estamos abiertos a la posibilidad de un diálogo y de un
acuerdo político, que sería bueno para todas las partes.

Nada más y muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Gangoiti.

Por el Grupo Parlamentario Catalán en el Senado de Convergència i Unió,
tiene la palabra el señor Vidal.




El señor VIDAL I PERPIÑA: Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Ministro, señores Consejeros de las Comunidades Autónomas, en
primer lugar, querría remarcar las aportaciones, la colaboración y el
grado de participación que ha habido por parte de las Comunidades
Autónomas y de sus representantes en la elaboración de este Plan de
Acción de Empleo para 1998, aunque no todas las propuestas que ustedes
han planteado hayan sido incluidas en él.

Por todo ello, este Plan debe ser bienvenido, pero, a pesar de ello, no
debe ser valorado en demasía antes de ponerlo en marcha. No podemos decir
que ya tenemos un plan y que ya tenemos los deberes hechos. No debemos
decir que ya está resuelto el problema del desempleo y que a partir de
junio ya funciona el mecanismo de la creación de empleo y que lo hace a
toda vela, sino que más bien se trata de un marco genérico que fija unas
pautas, en el cual debemos de trabajar aún mucho, sobre todo el Gobierno,
las Comunidades Autónomas, las corporaciones locales, las organizaciones
empresariales, los sindicatos, las entidades sociales y los grupos
políticos.

Este es un Plan de Empleo que recoge aquello que se acordó en Luxemburgo,
pero que necesita de más concreción en cuanto a las medidas que
contempla, sobre todo en el cómo y en el cuándo. Me estoy refiriendo a lo
que el Gobierno piensa desarrollar a partir de ahora.

Es evidente que este Plan está desarrollando estrictamente las
conclusiones de la Cumbre de Luxemburgo y debe suponer un complemento
necesario para profundizar en las políticas del Gobierno, en la creación
de empleo y en la lucha contra el paro.

Es evidente que este Plan está basado en cuatro pilares, que ahora no voy
a repetir, pero que, en palabras del señor Ministro, va dirigido a
jóvenes, mujeres y discapacitados en un 90 por ciento. No obstante,
nuestra preocupación
--también lo ha dicho el señor Ministro-- está en las personas de
más de 45 años que se encuentran en situación de paro mucho tiempo y, en
especial, en las pequeñas empresas que son las que realmente crean empleo
en nuestro país. Muchas de estas pequeñas empresas tienen solamente al
empresario al frente y, como ha dicho el señor Ministro, estamos hablando
de más de dos millones de autónomos que en este momento no tienen ningún
asalariado y que pueden responder a esta expectativa de empleo.

A pesar de estas consideraciones, nuestro Grupo cree que el Plan
contempla una serie de medidas que, a nuestro parecer, contribuirán de
manera positiva a la generación de empleo. Sin embargo, desearíamos que
fueran más concretas.

Coincidimos en la necesidad de promover un plan de apoyo al primer
empleo, el estímulo a la contratación del primer o del segundo empleo por
parte de los trabajadores autónomos mediante la reducción de las
cotizaciones sociales en los primeros años y un mejor trato fiscal en el
sistema de módulos. Es una medida que fue planteada en su día por nuestro
Grupo Parlamentario sin que fuera considerada por el Gobierno. Hoy
podemos decir que celebramos este cambio de opinión, lo que se deberá
traducir en unas mayores oportunidades para la creación de empleo en el
ámbito de estas pequeñas empresas.

Sin embargo, en el Plan no se concreta cuál será el alcance y cuándo se
aplicarán las bonificaciones a las cotizaciones empresariales a la
Seguridad Social, para la creación del primer empleo y lo que se refiere
al tratamiento fiscal. Nada se dice sobre si se establecerán incentivos
adicionales a los vigentes con excepción del cómputo de módulo personal
asalariado durante dos años si se contrata a menores de 30 años o mayores
de 45 años que lleven más de un año en paro o, por el contrario, se
mantendrán aquéllos. Creemos que en este punto sería necesaria una mayor
concreción.

En el Plan de Empleo también se hace referencia a la incentivación de la
contratación estable y a la reducción de los costes laborales no
salariales, básicamente las cotizaciones sociales, al objeto de facilitar
la creación intensiva de empleo en aquellos colectivos de menor
cualificación y salario y con mayores dificultades de inserción. Está
siendo ésta una medida positiva. En el Plan sólo se anuncia con carácter
genérico sin que se proceda a una concreción posterior en relación a la
cuantía de las bonificaciones, al alcance de las mismas y a los
colectivos sobre los cuales se aplicará. Esta es una concreción muy
importante que agradecería al señor Ministro nos explicara.

Otro de los aspectos prioritarios y positivos que se contemplan en el
Plan es la potenciación de la contratación indefinida y estable a tiempo
parcial mediante la posibilidad de que este tipo de contratación pueda
beneficiarse de las subvenciones que incentivan la contratación
indefinida a jornada completa y mejorando la protección social de este
tipo de contratos, de manera especial en pensiones de jubilación. Sin
embargo, en estos momentos, desconocemos cuáles serán dichas medidas de
fomento de manera concreta puesto que el Plan deja la nueva renovación de
las mismas a un posterior diálogo entre los interlocutores sociales.

Otro tema que está muy concretado --y también lo ha anunciado el señor
Ministro-- es incentivar a las empresas que incorporen a una persona
desempleada en sustitución de otro trabajador en situación de permiso por
maternidad o paternidad. Este sí que es un aspecto muy positivo
contemplado en el Plan y, como decía anteriormente, uno de los más
concretos. También tengo que decir que esto se aprobó a raíz de una
proposición de ley que nuestro grupo parlamentario presentó en el
Congreso.

Además de las medidas que incorpora el Plan de Acción para el Empleo, que
sin duda deberán contribuir a aumentar



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el nivel y la calidad del empleo, nuestro grupo quisiera efectuar algunas
observaciones relativas a medidas que no están contempladas en el Plan, o
bien lo están en una forma insuficiente.

De manera concreta y desde nuestro grupo parlamentario de Convergència i
Unió plantearíamos las siguientes medidas. Iniciar las conversaciones
para promover una reforma de la legislación laboral para conseguir que
ésta se adecue a las necesidades y problemáticas de las pequeñas
empresas, especialmente en las primeras etapas de su existencia. Añadiría
más: en este sentido no sería descartable la introducción de un contrato
similar al de lanzamiento de nueva actividad, hoy extinguido, y que sería
conveniente aplicar a las empresas de nueva creación.

Uno de los aspectos en que más insiste el Plan de Acción para el Empleo
es el de integrar en mayor medida la formación profesional reglada en el
ámbito educativo, la formación profesional ocupacional para los
trabajadores desempleados y la formación continua para trabajadores
ocupados. En este ámbito sin embargo se produce una situación paradójica:
mientras que determinadas Comunidades Autónomas tienen competencias sobre
la formación profesional reglada y la ocupacional, en el caso de la
formación continua hemos quedado al margen, debido al sistema vigente
actualmente de gestión y financiación de la misma. Por tanto, sería
necesario modificar el actual sistema de formación continua, impulsando
de manera consensuada la participación activa en la gestión y control de
esta rama de la formación de todas las administraciones con competencias
en materia de políticas activas del mercado de trabajo y de formación
profesional.

Quisiera tratar aquí el tema relativo al FORCEM, y muy brevemente diría
que no es normal que hoy las autonomías no tengamos ningún tipo de
participación en los importantes recursos que gestiona este organismo. No
es normal que sólo los agentes sociales puedan participar en el diseño de
las prioridades de los mismos. Es un tema pendiente y deberíamos darle
una pronta solución.

Para terminar, en el Plan se habla de la necesidad de fomentar el
autoempleo, pero para que fuera más viable se debería posibilitar la
capitalización de las prestaciones por desempleo a aquellas trabajadores
desempleados que deseen establecerse como autónomos o deseen constituir
una pequeña empresa, con independencia de la figura societaria elegida,
no sólo cooperativas o sociedades laborales, y con todas las condiciones
y precauciones que se consideren oportunas.

Nada más y muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Vidal.

Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el Senador Lerma.




El señor LERMA BLASCO: Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Ministro, señores Consejeros, Senadores, quiero empezar
naturalmente, como todos ustedes, agradeciendo la presencia del Ministro
aquí, para informarnos sobre el Plan de Empleo que el Gobierno ha
aprobado, y que ha presentado ya en Bruselas, el pasado día 15, creo
recordar. Basta, por tanto, con este anuncio para decir que este debate
tampoco tiene más sentido que el de dialogar al estilo que lo ha
entendido el Ministro en esta última ocasión, es decir, escuchar lo que
dicen los demás pero hacer lo suyo. Parece esto lo evidente desde el
punto de vista de lo que se viene haciendo habitualmente no sólo con el
Plan de Empleo, sino también con el origen, que es el Plan plurianual.

Esto naturalmente que trae consecuencias. Es evidente que el Plan de
Empleo del Reino de España lo es, fundamentalmente, porque lo presenta el
Gobierno, que tiene esa facultad, pero no lo es claramente en el sentido
que recomienda Luxemburgo que dice, también con toda claridad, que no
sólo hay que hablar, sino que también hay que seguir, con todo el proceso
en marcha, consensuando. Consensuar quiere decir escuchar la opinión y,
por lo menos, hacer mínimamente caso, y ciertamente no habla únicamente
de una ocasión sólo al pactar el Plan, sino también, a continuación, de
hacer un seguimiento, que no solamente lo realizará la Comisión o, en
definitiva, los demás Estados miembros, sino también los interlocutores
sociales que han tenido que participar en su elaboración, precisamente
porque los gobiernos europeos entendieron que el problema del empleo no
era un problema de partido o de gobierno, sino algo más, un problema de
sociedad --como también le gusta decir al Ministro en muchas ocasiones--,
y como tal no puede resolverlo sólo el Gobierno --y mucho menos un
Gobierno como éste--, sino que hay que contar con mucha más gente, y
mirar al pasado tradicionalmente --incluso comentar, como ha hecho un
Senador, que ya lo decían ustedes hace 50 años-- no quiere decir más que
enfocar la solución desde una óptica partidista --y al senador, por
supuesto, los 13 años cortos de Gobierno se le hicieron muy largos,
porque nada menos que los confundió con 50--. La verdad es que aquí hay
que abordar con seriedad los problemas, creo yo, y con seriedad no se
puede decir que un debate como éste sólo se desarrolla a los efectos de
escuchar la opinión, porque es un debate que racionalmente debería seguir
--sigue-- la sociedad, si tuviera intermediación para ello, con mucho
interés y atención, porque hay más de tres millones largos de parados.

Esta cifra no se la achaco al Gobierno, como solía hacer él
habitualmente, sino a muchas dificultades de la economía española y del
proceso de evolución de muchos años y, por qué no, al Gobierno anterior
también. Si le achaco al Gobierno anterior esas consecuencias también le
tendré que decir algo a éste, porque racionalmente si este Gobierno tiene
la maravillosa culpa de la situación de la economía también tendrá la
culpa de no actuar algo más. Y ciertamente éste es el problema que
tenemos los ciudadanos españoles, que tiene la sociedad española, que
tiene la sociedad europea en su conjunto y que tienen muchas otras
economías desarrolladas y, por supuesto, las subdesarrolladas mucho más,
pero desde luego el problema español es casi el doble que el europeo y el
esfuerzo tiene que ser mayor. A nosotros se nos criticará y se volverá a
decir seguramente que tuvimos la osadía de fijar objetivos, que después
no se cumplieron, pero yo estoy seguro de que a pesar



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de su mucha publicidad en esa materia, los ciudadanos nos agradecieron,
por lo menos, la intención y después, con algunos años de retraso,
también la creación de empleo, al que tuvimos una dedicación y un
esfuerzo muy importante y que queremos tener ahora también. El Gobierno
no lo quiere tener porque tiene una concepción que ya no es racional,
porque está bastante superada por los hechos y porque todos los gobiernos
conservadores han decidido que ésa ya no era la solución. El Gobierno no
puede decir ni en esta ni en otras ocasiones que primero el objetivo eran
317 ó 318.000 empleos --no lo recuerdo bien-- y a continuación decir que
ha subido a 370 o a 380, incluso el señor Presidente del Gobierno ya dijo
que 400.000, porque eso es tanto como decir que el Gobierno no tiene
ninguna responsabilidad en esa actuación. El Gobierno hace un simple
cálculo, para lo cual le recomiendo al señor Pulido San Román, que tiene
mucha autoridad en esa materia, y que, además, seguro que es el que está
utilizando para hacerlo. Usted dice: como el PIB no va a crecer el 3,2
sino que va a crecer el 3,4 ó el 3,5, yo readapto mis cifras y nada más.

Pero ése no es el objetivo del Gobierno, ése es el cálculo que hace el
Gobierno de los empleos que otros crearán en función de cómo está
creciendo la economía, de la que tampoco tiene demasiada responsabilidad,
porque resulta que los tipos de interés han bajado a veces en otros
países con políticas no iguales y la inflación ha bajado igual o más.

Hemos estado y estamos todavía --espero que para mucho tiempo, incluso
para bien del Gobierno-- en un ciclo positivo de crecimiento de la
economía. Ese ciclo positivo es el que hay que aprovechar, y aquí es
donde estamos fallando. Está fallando, en primer lugar, el Gobierno,
porque es el que tiene la máxima responsabilidad, y está fallando,
después, todo el conjunto, porque no somos capaces de imponer una
política de solidaridad que haga posible la creación de empleo, una
política que es necesaria y una política que, además, la gente está
dispuesta a hacer. Estoy seguro que si preguntamos a la gente si está
dispuesta a invertir lo que quieren ustedes rebajar de impuestos para
crear empleo --fíjese, con una intención finalista-- va a decir que sí
con toda seguridad. Además, estoy convencido de que hay recursos
suficientes para hacer una política de solidaridad eficaz, para disminuir
el desempleo sustancialmente. Según los cálculos menos favorables o menos
desfavorables para usted, según lo digan, 400.000 millones al año, por
cinco años, que son los de vigencia del plan, en teoría, aunque ustedes
no lo asumieran inicialmente, dan para mucha política de solidaridad,
para mucha capacidad, sin incremento del déficit público. Además, se
podría cumplir uno de sus objetivos que era la consolidación fiscal. De
hecho, ustedes dicen que lo están cumpliendo, pero ya veremos las cuentas
realmente, porque esa consolidación fiscal me da la impresión de que
tienen algún truco contable que otro. En cualquier caso, si ése es el
objetivo que ustedes dicen que están cumpliendo, y si eso puede mejorar
además la situación de la economía, tenemos un margen de actuación más
que suficiente: más de 400.000 millones al año, nada menos, para poder
hacer una política de solidaridad con los desempleados españoles, que son
muchos, son más de 3.300.000.

El Ministro y todos ustedes saben perfectamente que la situación real del
mercado laboral español es muy mala, porque tenemos unas tasas muy bajas
de actividad. Estas tasas han bajado últimamente y, razonablemente, si
hay una política de creación de empleo real, todavía se incrementará más
el paro, porque habrá más gente que se apuntará a demandar un nuevo
empleo.

Por tanto, tenemos la necesidad y la oportunidad de hacer una política de
reducción sustancial del desempleo. Discutamos el cómo y no lo que
estamos discutiendo, que es en definitiva la posición ideológica del
Partido Popular y del Gobierno. Es decir, sólo se puede crear empleo con
la economía en crecimiento, como está. Lo demás será hacer políticas de
empleabilidad. Abarataremos el coste de la contratación, pero eso no crea
empleo; lo que crea empleo es la necesidad de producir más o de dar mejor
servicio. Aquí lo que está necesitando la gente, aunque haya mucha
necesidad de formación, es mucha creación de empleo. Hace falta que a la
gente le demos la formación adecuada, naturalmente, pero son muchos los
que ya la tienen y no encuentran la posibilidad de tener un empleo. Por
tanto, nosotros hemos propuesto un plan de choque para reducir
substancialmente el desempleo, del que no les reclamaremos la paternidad
si ustedes están dispuestos a llevarlo a cabo porque para nosotros lo
importante es que hagamos el esfuerzo de solidaridad, de creación de
empleo --que además será bueno para el crecimiento de la economía--
porque así aumentaremos las posibilidades de gasto o la demanda interna,
con toda claridad, y sin ninguna tensión inflacionista, con toda
seguridad.

Económicamente tenemos posibilidades de que las cosas vayan mejor,
tenemos margen para poder actuar en esas políticas de solidaridad y,
además, tenemos la necesidad clara de actuar porque son más de tres
millones las personas que no encuentran su oportunidad y, naturalmente,
hay además muchas regulaciones del mercado laboral que todavía están
pendientes.

Yo acabaría diciendo que un plan de empleo que no contempla como política
fundamental la creación de empleo no se puede llamar tal. Y, por lo
demás, el Plan de Empleo contiene inconcreción de compromisos para la
disminución del desempleo --como ya han repetido otros--; contiene
compromisos presupuestarios insuficientes para cumplir las previsiones
que hay contenidas en la Cumbre de Luxemburgo; contiene una
indeterminación de los cambios legales en materia de relaciones laborales
--quizá por compromisos con la CEOE--; contiene una carencia de
propuestas sólidas para coordinar las actuaciones de las diversas
administraciones públicas que han de intervenir; contiene un claro
fracaso del diálogo social y no habla para nada de muchas de las
posibilidades que podrían contribuir a reducir substancialmente el
desempleo, como puede ser que el Gobierno no se desentienda una vez más,
en favor del diálogo social, de la reducción de la jornada laboral porque
no cabe duda que son muchos los incrementos de productividad que tienen
un solo destinatario, que no van a contribuir a la creación de empleo y,
por tanto, también ahí habrá que insistir.




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Cada año son necesarias 200.000 personas menos para producir lo mismo que
el año anterior, por incrementos de productividad. El incremento de
productividad español es más del doble que el europeo lo que explica
muchas de las cosas que ocurren en este mercado laboral y la verdad es
que nosotros tenemos ahora la oportunidad de actuar.

Además el Gobierno habla de 300.000 o de 370.000 empleos; si son 370.000
ya es menos que el año anterior, menos que el anterior y menos, a su vez,
que en 1995, por tanto, el objetivo que se fija el Gobierno es muy poco
ambicioso de acuerdo con la evolución del mercado laboral anterior. Si
son más, desde luego tanto mejor, pero en cualquier caso es evidente que
una parte importante de esa actuación también corresponde al Fondo Social
Europeo y a las políticas europeas porque de los puestos de trabajo
creados la Comisión se hace responsable con su intervención, al menos, de
200 ó 250.000 anuales, con los fondos comunitarios. Por tanto, ¡qué poca
actuación le queda ya!
Le quiero decir para terminar, porque veo que algunos señores Senadores
se ponen nerviosos, que yo de este Plan de Empleo destacaría lo
fundamental, que lo lea mucho la sociedad para darse cuenta de que
contiene muy poquitas medidas que realmente creen empleo y sí muchas
otras que pueden ayudar, pero poco empleo se va a crear con este plan.

Nada más y gracias. (Aplausos en los escaños del Grupo Parlamentario
Socialista.)



El señor PRESIDENTE: Gracias, Senador Lerma.

Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el Senador Utrera.




El señor UTRERA MORA: Muchas gracias, señor Presidente.

Como portavoz del Grupo Parlamentario Popular quiero agradecer, como es
de rigor y de justicia, al Ministro de Trabajo y también a los Consejeros
y a la Consejera de Empleo de las Comunidades Autónomas, que nos hayan
hecho aportaciones originales, en unos casos novedosas, en otros no
tanto, sobre las grandes cuestiones que sobre el empleo se plantean en
nuestro país, concretamente para 1998.

Hemos echado en falta, y no entiendan esto como crítica sino
sencillamente como perplejidad o extrañeza, la intervención desde
Andalucía. Y es que, a diferencia de lo que ha dicho el Senador inscrito
para intervenir en esta Comisión procedente de allí, no han sido tres
Comunidades Autónomas las que han votado en contra o no han estado de
acuerdo con los criterios de este Plan de Empleo, sino sólo una:
Andalucía. Hemos echado en falta que justo esa Comunidad Autónoma no nos
explicase en una sesión pública del Senado de la nación por qué no se ha
adaptado a los criterios que incorpora el Plan de Acción de Empleo
elaborado por el Gobierno para 1998 o por qué se han considerado
inadecuadas desde Andalucía. (Varios señores Senadores del Grupo
Parlamentario Popular: ¡Muy bien!; ¡muy bien!)
Para el Grupo Popular es especialmente grato poder constatar que las
acciones del Gobierno están aportando resultados, tanto en términos de
empleo como de cumplimiento de los compromisos de las fechas que desde
Europa se nos vienen imponiendo, en unos casos, y acordadas allí, en
otros. Fue en noviembre de 1997, hace muy poco tiempo, cuando en la
Cumbre de Luxemburgo se llegaba a acuerdos que fijaban los parámetros,
las variables y las grandes cuestiones sobre las que debían gravitar las
políticas de empleo de los países de la Unión Europea. Tan sólo cuatro
meses más tarde, el Gobierno de la nación ya tenía preparado el borrador.

Además, dicho borrador ha sido consensuado, acordado, debatido y
discutido no sólo con el resto de las fuerzas políticas sino también con
todas las fuerzas sindicales y con multitud de diferentes organizaciones
económicas y sociales, como cajas de ahorros, cámaras de comercio,
asociaciones no gubernamentales, etcétera, y ha sido objeto de múltiples
debates y grupos de trabajo. Por todo ello, podemos decir y afirmar con
orgullo que hasta la fecha éste, el Plan de Empleo del Reino de España,
es el plan más participativo de todos los elaborados y remitidos a la
Comisión Europea.

En cuanto a su contenido quiero dejar constancia de esa diferencia entre
diálogo y acuerdo a la que se han referido algunos portavoces. He de
decir que en algunos casos concretos lo han hecho de forma muy injusta
porque son comentarios que proceden de Senadores que lo dialogaron y
acordaron mantenerlo en sombra durante mucho tiempo; poco diálogo y
acuerdo hubo en aquella materia. Creo que todos los que aquí estamos
sabemos cómo se están desarrollando los acontecimientos en el último año
y medio y, en particular, en esta Comisión, en la Comisión General de
Comunidades Autónomas. Asimismo, todos los aquí presentes sabemos que hay
una minoría que sistemáticamente se opone al acuerdo al tiempo que afirma
que es esencial para respaldar las políticas; son aquellos que
desarrollan una labor de auténtica demagogia política o, si quieren, de
puro funambulismo en su acción política. No nos detengamos en ese detalle
y vamos a lo importante: los contenidos del Plan de Empleo.

¿Se profundiza en el diálogo social? De todo lo que se ha dicho esta
tarde hay una cosa que ha llamado mi atención más que ninguna otra, y es
una teoría que a mí me ha resultado nueva y me ha dejado sorprendido,
quizá porque no soy un lector de todos los medios de comunicación e
incluso hay algunos que en absoluto los leo. La resumiría en el término
de la caída del caballo de 1994 o, como se ha dicho aquí, de la teoría
del círculo virtuoso o vicioso, no sé qué término se ha utilizado, del
empleo. Básicamente, si no he entendido mal, la teoría consiste en que
las cosas van bien porque el mundo va bien y por eso se está creando
empleo. El Gobierno de la nación y el Partido Popular, el grupo
parlamentario que da cobertura a este Gobierno, entendía que el
crecimiento económico y la creación de empleo eran dos cuestiones
íntimamente unidas. Ahora resulta que el mundo ha cambiado violentamente
en dos años y ocurre que eso no es suficiente, sino que hacen falta otras
políticas --que, por cierto, en España nunca se aplicaron-- y que, de
repente, desde hace dos años, por lo que hemos oído, según esta nueva
teoría, son necesarias nuevas políticas específicamente orientadas a la
creación de



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empleo. Todo lo que no sea eso sería --habría que aceptarlo como
corolario-- un aprovechamiento mezquino de un crecimiento económico
internacional que nos está impulsando como si fueran las velas de un gran
velero que nos hace pasear por Europa, en estos momentos con una gran
satisfacción, puesto que es verdad que España está dentro de Europa, no
solamente por la entrada --con todo pronunciamiento favorable-- en el
euro, sino también por el cumplimiento que se está haciendo de todos los
compromisos suscritos por Europa, cuando quienes los firmaron en su
momento pensaban que ni siquiera se podrían aproximar a su cumplimiento.

Toda esa teoría indica que, de repente, a partir de 1994 ó 1996 han
ocurrido estas cosas además de forma sobrevenida; es decir, el mundo ha
cambiado y el Gobierno, el Grupo Popular, y el Partido en su conjunto y
los Grupos que apoyamos al Gobierno, estamos aprovechando el crecimiento.

Parece como si nunca se hubiera hecho nada, como si en los dos últimos
años no se hubiera hecho absolutamente nada. Y como los hechos refutan
las teorías tormentosas --yo diría tempestuosas-- que sobre la nada
simplemente son elucubraciones mentales sustentadas en el vacío,
entendemos que así es, que precisamente en los dos últimos años lo que no
se ha parado es de hacer cosas; cosas que, por mucho que algunos
Senadores aquí presentes o miembros de gobiernos autonómicos no hayan
entendido o no estén de acuerdo con ellas, alguna razón tienen y alguna
explicación generan de por qué se está creando empleo en España a la tasa
en que se está haciendo.

Se está creando empleo, entre otras cosas, porque ha habido un
intercambio, un diálogo social muy intenso que, además, España
necesitaba. Habría que referirse al Acuerdo Social sobre consolidación
del sistema público de pensiones; salud y riesgos laborales; solución
extrajudicial de conflictos laborales; empleo y protección social
agrarios y formación continua, que son acuerdos muy importantes; a los
acuerdos interconfederales sobre estabilidad en el empleo, negociación
colectiva y cobertura de vacíos, y ahora al gran acuerdo nacional sobre
el nuevo Programa Nacional de Formación Profesional, con agentes sociales
y en este caso ya con todas las Comunidades Autónomas. También nos
hubiera gustado que Andalucía nos hubiera explicado por qué está de
acuerdo con esto y no con el programa de empleo en su conjunto.

La cuestión principal es que, en materia de diálogo social, se venían
haciendo muchas cosas antes de ese descubrimiento de que era el mundo el
que nos estaba impulsando hacia adelante. A los pocos días de tomar el
Gobierno las riendas de la gobernación del país, se decidió tomar medidas
de liberalización de ciertos sectores productivos: medidas de reforma
tributaria, medidas para potenciar el empleo en las pequeñas y medianas
empresas, y ahora medidas para reducir impuestos de la forma en que
nosotros proponemos. Ya hemos oído en este debate que ustedes proponen
que hay que subir los impuestos. Muy bien, nosotros lo repetiremos:
ustedes proponen subir los impuestos y nosotros queremos bajarlos y,
además, de la forma en que lo estamos planteando.

En definitiva, son muchas las decisiones de gobierno que se han venido
sucediendo en los últimos dos años para que ustedes mismos --cuando digo
ustedes mismos estoy señalando a los que han intervenido como portavoces
o cuasiportavoces de esta Comisión por parte del Grupo Parlamentario
Socialista-- puedan siquiera creerse esa construcción temeraria
conceptual que han diseñado; es decir, no se sustenta en los hechos. Se
ha venido gobernando, se han venido tomando decisiones de muy amplio
espectro y el conjunto de todas esas decisiones, más la bonanza económica
internacional, da como resultado el producto que tenemos.

Segunda cuestión precipitada. Voy a hacer una reflexión rápida sobre lo
que aquí se ha dicho. Se dice que los resultados de empleo desde el año
1995 hasta 1998 son positivos pero cada vez lo son menos en una alusión
que prácticamente todos los anteriores portavoces del Grupo Socialista
han venido utilizando como sinónimo del desastre final de su propia
teoría. Es decir, se dice que se crea empleo pero también se dice: esto
se acaba, señores. Claro, es que si no se acabara, entonces todos
tendríamos que aceptar que deberíamos seguir así. Pero no; es que,
además, nos advierten que esto se va a acabar porque cada año vamos a
peor en términos de empleo.

Pues bien, de nuevo los datos refutan también esa explicación, y yo
siempre he aceptado el razonamiento de que sobre los datos sólo discuten
los necios. Y es que, precisamente en 1997, el primer año que corresponde
íntegro a la gestión de este Gobierno y, por tanto, el primero en que se
aplican unos Presupuestos Generales del Estado desde el 1.º de enero
hasta el 31 de diciembre aprobados por este Gobierno, vemos cómo la
proximidad, cómo la cercanía entre la tasa de crecimiento económico --del
orden de 3,4 por ciento-- y la tasa de creación de empleo --del orden del
3 por ciento-- nos dan un resultado sorprendente en España en comparación
con los últimos veinte años --resultado sorprendente sobre el que quiero
llamar la atención de todas sus señorías--, y es que en este ejercicio,
esa proximidad, esa cercanía, sugieren que el crecimiento económico del
que estamos disfrutando en España ahora --aunque tal y como algunos han
señalado, de forma exógena y porque nos empuja el resto del mundo-- es
preferente y fundamentalmente creador de empleo.

Y esto no se está disipando en productividad, como ocurría en el pasado,
y mucho menos se está disipando, como en legislaturas pasadas que
recordarán ustedes, en promesas concretas de creación de 800.000 puestos
de trabajo. Y les voy a recordar el pasado, ya que decían ustedes que
teníamos que hablar del pasado, y cómo se prometieron 800.000 puestos de
trabajo. Pero, claro, las previsiones --otro de los conceptos más
fallidos de los que aquí se han desarrollado-- son previsiones, y como
tales pueden fallar. Por eso a nadie puede extrañar que el Gobierno,
vista la evolución de la economía y de la creación de empleo en 1998,
haya decidido aumentar su previsión de empleo. Es que ahora es más
probable que a final de año se hayan creado en España 370.000 empleos que
no 317.000. Está claro. Esta es la previsión actual, cosa que nada tiene
que ver con la voluntad del Gobierno. La voluntad del Gobierno



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es poner los medios para la creación de empleo, pero se creará empleo en
función de cómo vayan evolucionando las variables que determinan el
empleo. Y si éstas evolucionan de una manera concreta, obtendremos
370.000 nuevos empleos o quizá más, ojalá sean más.




El señor PRESIDENTE: Senador Utrera, vaya terminando.




El señor UTRERA MORA: Termino, señor Presidente, afirmando que lo que no
es de recibo son esas previsiones y esos objetivos numéricos que ahora se
le exigen a este programa, objetivos que ya se han mencionado cuando se
ha dicho: para el programa de 1998, el objetivo es crear 370.000 nuevos
puestos de trabajo. Es decir, ésas son las previsiones que el Gobierno
hace para este ejercicio. Pero en épocas anteriores pasábamos de
previsiones de crecimiento positivo a destrucciones de empleo del orden
de un millón, es decir, pasábamos a un millón de nuevos parados, del
mismo modo que veíamos cómo no solamente no se creaba empleo sino que se
destruía. Es decir, después de toda una legislatura, el número total de
población activa ocupada era inferior al que había al comienzo de la
misma.

Pues bien, esos son errores de bulto que esperemos no se repitan. Qué
duda cabe que todos hemos aprendido mucha economía desde entonces y,
sobre todo, también hemos aprendido a hacer política con algo menos de
demagogia. Yo lo que ruego a todos los aquí presentes es que abandonen
ésos tintes demagógicos que un Consejero pedía para que influyera lo
menos posible en las cuestiones del empleo, que abramos la puerta a la
razón, a la argumentación y, sobre todo, a los hechos, tal y como éstos
se producen, para que no construyamos teorías absurdas que lo único que
pueden hacer es crear inquietud social --lo mismo que otras teorías que
hubo en el pasado que no quiero recordar ahora-- en un momento en el que
--y esto es lo más importante y lo que avala precisamente este programa
de empleo-- las expectativas, la credibilidad que ha ganado la política
española --política con mayúsculas: política económica, política social y
política de empleo-- van a permitir que España en 1998 cree muchísimos
empleos, desde luego más de mil diarios, y que en los años 1999 y 2000
podamos mantener esta senda expansiva. Y eso lo podremos hacer gracias a
este programa de empleo, al de 1999, y queremos agradecer que el
Ministro, precisamente en esta sede, haya realizado la invitación para
que se empiece ya a confeccionar el programa de 1999, porque estamos
convencidos de que será mejor que el de 1998 y ni el Gobierno, ni
nosotros tendremos empacho en reconocer aquellas cuestiones que son
mejorables ahora, que se mejorarán en 1999 y en el 2000.

Muchas gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, Senador Utrera. (Aplausos en los
escaños del Grupo Parlamentario Popular.)
Tiene la palabra el señor Ministro.

El señor MINISTRO DE TRABAJO Y ASUNTOS SOCIALES (Arenas Bocanegra):
Muchas gracias, señor Presidente.

Señor Presidente, señoras y señores Senadores, representantes de
Comunidades Autónomas que todavía nos acompañan, en primer lugar, quiero
agradecer todas las intervenciones que se han producido en nombre de
todos los grupos parlamentarios. En segundo lugar, según el concepto que
tengo yo del Plan de Empleo que he venido a defender en el día de hoy,
será siempre y permanentemente un Plan de Empleo abierto. Nos queda la
fase de discusión en el plano comunitario y en septiembre tenemos que
abordar la discusión del Plan de empleo de 1999. Hago esta afirmación de
Plan de Empleo abierto para que ninguno de ustedes tenga la sensación de
que este debate, como ningún otro, es estéril. En cualquier momento de un
debate puede surgir una idea, una aportación y, desde luego, rayaría en
la memez aquel gobernante que no asumiera como propia una idea buena, que
esté convencido de que es buena para luchar contra el desempleo,
independientemente de quien la proponga y, por supuesto, yo no estoy en
esa situación. Les garantizo que, como a sus señorías, me interesa sobre
todo que en España se cree más empleo, se reduzca el paro, especialmente
cuando uno tiene la responsabilidad de Gobierno. En ese sentido, ante
cualquier aportación o idea que se pueda producir en el transcurso de la
discusión del Plan de Empleo, éste siempre estará abierto para
incorporarla.

Porque, señorías, yo soy de los que cree en el diálogo por el diálogo y,
además, si se consiguen acuerdos, mejor que mejor, pero difícilmente
consigue acuerdos quien no cree en el diálogo por el diálogo, quien no
dialoga hasta la extenuación y quien no está convencido de que no hay
absolutamente ningún diálogo del que no se aprenda algo. Esta, al menos,
es mi experiencia personal.

Por otra parte, observarán ustedes que este debate es completamente
distinto, y es lógico, al debate que se ha producido hace una hora u hora
y media. El tono es distinto, las afirmaciones quizá sean más
contundentes y las críticas superiores; en cualquier caso, creo que es
bueno combinar los planos de los dos debates en un ambiente de
colaboración con las Comunidades Autónomas. Ciertamente, cuando se
discute la aprobación de los criterios de ejecución del Plan de Empleo,
solamente una Comunidad --y son testigos los señores Consejeros-- hace
constar su voto en contra de los criterios de ejecución del Plan de
Empleo. Ese es un hecho cierto, pero les quiero decir que mi objetivo,
aunque su representante no haya comparecido en el día de hoy, es que
pronto se pueda llegar a un acuerdo con la Comunidad Autónoma de
Andalucía, que está bastante pendiente de la inversión nueva con la que
el Gobierno ha conseguido dotar a este Plan de Empleo para la Comunidad
andaluza, y que tiene un mayor coste en función de los desempleados
jóvenes y adultos que hay en nuestra Comunidad. Así que yo tengo el
deseo, y espero colmarles a ustedes con esa satisfacción, de que también
Andalucía se incorpore al desarrollo del Plan de Empleo.

El Senador Nieto ha puesto de manifiesto su preocupación por la evolución
de la construcción y también por la



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vinculación de ésta con las tasas de siniestralidad. Quiero reconocer que
en un ambiente de creación de empleo, de incremento espectacular de
afiliaciones a la Seguridad Social, de incremento de los contratos
estables, todavía hoy la siniestralidad laboral sigue siendo una
asignatura pendiente en la sociedad española y es el problema
cualitativamente más importante que afecta a nuestro mercado de trabajo.

Es cierto que se están produciendo incorporaciones de normativas
europeas, trasposiciones --yo prefiero decir incorporaciones a nuestro
ordenamiento jurídico--, es cierto que se ha hecho un plan de choque con
las mutuas de accidentes laborales, es cierto que se ha hecho una campaña
importante con sindicatos y empresarios sobre concienciación, pero
también es cierto que todavía no estamos teniendo consecuencias positivas
en la lucha contra la siniestralidad laboral.

Sí quiero decir al señor Senador que los primeros meses de 1998 han
significado una evolución espectacular del incremento del empleo en la
construcción y que esos primeros meses tienen como anticipo la evolución
de la construcción en el último trimestre de 1997. Es rigurosamente
cierto --y quiero hacer hincapié en ello-- que la siniestralidad laboral
está muy vinculada al tipo de contrato y a la precariedad laboral, porque
las tasas de siniestralidad laboral son exactamente el doble cuando
hablamos de empleo estable e indefinido en relación con los empleos
temporales.

Por tanto, estamos abiertos a cualquier aportación que ustedes hagan, y
no tomaré ninguna decisión en materia de siniestralidad laboral sin
contar con las Comunidades Autónomas, que ya son competentes a esos
efectos. Y no eludo ninguna responsabilidad del Gobierno. Lo que sí le
digo es que tenemos que trabajar todos juntos: sindicatos, empresarios,
Comunidades Autónomas y que, desde luego, acepto su idea de que haya un
plan de choque específico para la construcción.

No obstante, tendríamos que hablar mucho sobre la siniestralidad. Habría
que distinguir accidentes con resultado de muerte y sin ella. También
tendríamos que discutir su afirmación de que tenemos la tasa de
siniestralidad más alta de Europa, porque, como su señoría sabe, en este
momento no hay en Europa una estadística homologada sobre siniestros
laborales. Por ejemplo, hay países, como es el caso de España, que
consideran accidente laboral los accidentes «in itinere», y hay otros
países de Europa que no los consideran. Pero es rigurosamente cierto que
nuestra tasa es francamente alta. No sé si la más alta de Europa, pero sí
una de las más altas de Europa. Y, desde luego, pondremos en marcha y
propondremos a sindicatos y empresarios el plan específico en el sector
de la construcción.

La Senadora De Boneta ha planteado algunos temas y me gustaría
contestarlos. El primero de ellos es el relativo a la formación continua,
asunto sobre el que también ha versado una parte de la intervención del
Senador Gangoiti y sobre el que hemos avanzado mucho. ¿Por qué creo que
hemos avanzado mucho en formación continua? Porque por primera vez y
durante tres años consecutivos se produce la financiación específica del
acuerdo sobre formación interprofesional del País Vasco a través de
Hobetuz. Y eso responde a la realidad, aunque con muchas incomprensiones,
que ustedes conocen, de dentro y de fuera. Pero por primera vez
--insisto-- hemos financiado durante tres años consecutivos el acuerdo de
formación interprofesional en el País Vasco a través de la fundación
Hobetuz.

¿Que es rigurosamente cierto que nos quedan cuestiones pendientes? No
quiero ocultarlo, en absoluto. ¿Qué nos queda pendiente? El asunto
transcendental de las cuotas: qué interpretación tenemos de las cuotas de
formación continua y Seguridad Social. Pero el traspaso de las políticas
activas está resuelto, al igual que el traspaso de la formación
profesional ocupacional, y hay que reconocer que nos encontramos ante un
debate en el que estamos haciendo un esfuerzo tal que, al final, puede no
quedar en diálogo por diálogo, sino en diálogo diálogo y en acuerdo. Y
ésa es la cuestión central de este asunto.

En políticas activas, cero problemas. Y le quiero decir más: en las
reuniones que he mantenido con el Consejero del País Vasco, señor Egea, y
las que he tenido con el Lehendakari para hablar de esta cuestión ha
habido un ambiente de cooperación, si bien poniendo de manifiesto que el
País Vasco no iba a financiar políticas de empleo cuya competencia es del
Estado en este momento y que consideran que son competencia de la
Comunidad Autónoma. ¿Y esa posición es razonable vista desde su ángulo?
Sí, me parece razonable. Lo que sucede es que tenemos un debate abierto,
muchas horas de trabajo realizadas con la Vicelehendakari y con otros
responsables del Gobierno vasco y ustedes saben que en el seno del
Ministerio de Administraciones Públicas continúa hablándose y espero que
se pueda alcanzar un acuerdo --ése es mi deseo-- que sea satisfactorio
para ambas partes. Se ha planteado también que esto puede ser el cuento
de la lechera. A ello me referiré en la defensa que voy a hacer respecto
de que en este momento se está creando mucho empleo en España.

En cuanto a las horas extras, este Gobierno ya las ha penalizado. Ha
incrementado las cotizaciones de las horas extras en el presupuesto para
1998 y ya no se cuentan para las prestaciones por desempleo. Además,
expresamente, en el Plan se dice que vamos a incentivar la conversión de
horas extras en tiempo parcial estable. Pero también les quiero decir
otra cosa: la negociación colectiva es fundamental. Me pueden cuestionar
ustedes por qué no estudio una reducción de las horas extras, a lo que
les contestaría que estoy dispuesto. No obstante, les advierto que en
este momento tenemos en España una limitación de 80 horas extras y que
somos uno de los países de la Unión Europea que tiene una limitación más
alta a este respecto. Y la clave de las horas extras, como la dificultad
de eliminarlas --y aquí hay personas con experiencia sindical que lo
saben--, está en la negociación colectiva. Yo estoy al cien por cien de
acuerdo en controlar horas extras, penalizar horas extras y convertir en
tiempo parcial estable horas extras. Pero les anticipo que fracasaremos
si eso no se traslada desde los poderes públicos al ámbito de la
negociación colectiva.

Sobre el optimismo en la creación de empleo le diré que ciertamente lo
hay y no triunfalismo; creo que ahí hay una raya divisoria fundamental.

En el empleo y en la economía el optimismo es un compañero de viaje
excelente, y el



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triunfalismo es un compañero de viaje que le lleva a uno a la posibilidad
de morir de éxito, que siempre es muy complicada, sobre todo en materia
de empleo. Por tanto, optimismo en la creación de empleo hay, en la
evolución económica también lo hay, y no observamos, como diré después,
necesidad de cambiar nuestra política económica.

Me ha preguntado por qué no aplicamos el IVA social. Le quiero decir:
primero, hay muy pocos países de la Unión Europea que estén planteando la
reducción del IVA social; segundo, en el estudio que hemos hecho el
impacto presupuestario es extraordinario; tercero, en el estudio que
hemos hecho no observamos que la reducción del IVA social vaya a producir
en determinados sectores incrementos de empleo; si lo hubiéramos
observado, defenderíamos el IVA social. Esos han sido los estudios que
han hecho los técnicos de economía del Ministerio de Trabajo y que nos
han llevado a descartar esa reducción del IVA social. Podré decirle en
una pregunta parlamentaria o cuando lo estime oportuno cuántos países de
la Unión Europea lo van a aplicar, aunque creo que son pocos.

El Senador Román me ha presentado su cuadro alternativo. ¿Qué quiere que
le diga? Es verdad que es una alternativa. Por cierto, quiero dejar bien
claro también, señorías, que en España se han presentado otros planes de
empleo y nunca se han discutido en el Parlamento. A mí se me puede decir
que cojo más o menos ideas, pero este plan se ha discutido en decenas de
reuniones. Lo digo sin exageración andaluza, porque de lo contrario diría
que en centenares o miles de reuniones, además la exageración andaluza es
propia de días de postferia que lo justifican todo y el Senador Rodríguez
de la Borbolla ha sido testigo, ya que ha pasado una buena feria, por
cierto, mejor que la mía. Pero, al final este Plan es el único que se
está discutiendo: en el Congreso ya se ha discutido y en el Senado por
segunda vez. Yo comparecí con retraso --tuvimos el problema de las
fechas-- para explicar el Programa plurianual de empleo. Me pidió el
señor Rodríguez de la Borbolla: deje usted «aparcaíto» lo del Plan
plurianual de empleo y ya que estamos en lo de Luxemburgo, métase ahí.

Nos metimos. Hoy lo estamos discutiendo aquí. Es un Plan muy discutido.

Luego se puede decir: usted ha cogido o no mi idea. Pero hemos dado un
paso previo de que el Plan es muy discutido.

En la reunión que tuvimos con Izquierda Unida --hemos tenido reuniones
con todos los Grupos Parlamentarios-- al principio se me dijo: su plan no
nos gusta; ¿sabe usted por qué? Porque se ciñe estrictamente a la Cumbre
de Luxemburgo. Ustedes, con razón --lo dicen siempre--, son los únicos
que están discutiendo muy a menudo el consenso nacional sobre lo que
significa la Unión Económica y Monetaria, Luxemburgo y la política
europea. Pero, lógicamente, si yo estoy aplicando la política europea
común y ustedes están cuestionando, legítimamente, algunas consecuencias
de la política comunitaria, yo estoy en Luxemburgo y comprendo que me
critiquen porque ustedes estén fuera de Luxemburgo. Yo creo que si al
final tenemos usted y yo una disputa, legítima, de quién está en
Luxemburgo, yo estoy más que usted. Pero es que, además, ustedes dicen a
diario lo del monetarismo europeo, el economicismo europeo, la
tecnocracia europea. Este Plan está en Luxemburgo. Esa es la crítica
fundamental que ha hecho Izquierda Unida.

Luego, usted ha hecho críticas puntuales. Respecto a la primera, que nos
ceñimos a Luxemburgo, ya le he contestado.

La segunda es que no están de acuerdo con la reducción de costes no
salariales. Nosotros estamos al cien por cien convencidos de que la
reducción de costes no salariales en empleo que apoyemos y que merezca la
pena defender es profundamente eficaz. La prueba es que se han
multiplicado los contratos indefinidos en un año con la reforma de
sindicatos y empresarios y con reducción de costes no salariales.

Reconozco que ahí no estamos de acuerdo. Ahora, yo no estoy aplicando
reducciones de costes no salariales más que al empleo estable, al empleo
de la mujer, al primer empleo y al tiempo parcial estable. En España ha
habido etapas en las que se ha bonificado y subvencionado el empleo
temporal. Aparte de eso, es que lo dice Luxemburgo, que hace una
invitación expresa a la reducción de costes no salariales.

La tercera crítica es que hace falta un servicio público de empleo de
España aparte de las transferencias. Estoy de acuerdo con usted en ese
tercer punto. ¿Por qué? Porque, independientemente de las transferencias,
el servicio público de empleo de Europa exige a los Estados miembros que
tengan su propio servicio público de empleo. ¿Dónde estará el problema y
la discusión? Pues en discutir cuáles son las funciones de ese servicio
de empleo. Me parece que usted ha hablado de las capacidades normativas y
de coordinación. Yo prefiero ampararme en el concepto cooperación, porque
tiene más salidas.

La cuarta crítica se refiere a que las Administraciones públicas creen
empleo. Tenemos que analizar los países del mundo donde hay menos tasa de
paro y se crea más empleo, y analícenme en esos países el porcentaje de
empleo público que hay. Créame, ése no es el camino. El camino no es
mantener empleo público ficticio; el camino es tener una Administración
pública cada día más eficaz y tener un sector privado competitivo y
fuerte, y cada vez es más necesario ese planteamiento en una economía
globalizada en la que ya vamos a tener que renunciar a nuestra capacidad
respecto a la política monetaria: la renuncia importante del euro, que
luego tiene muchos beneficios. Pero, con sinceridad, yo no creo que el
problema del desempleo en España se vaya a resolver a base de que las
Administraciones públicas creen empleo, y me parece que no puede citarse
un solo país, en el que haya tasas de desempleo bajas, que pueda
ofrecerse como ejemplo de ello.

Finalmente, me habla de la inhibición respecto a la reducción de jornada,
que me parece que ha citado como quinto punto. Ustedes se tienen que
poner de acuerdo. A mí me harían un favor si dijeran al Gobierno qué es
lo que tiene que hacer. La primera cuestión importante es saber si,
cuando hablan de organizaciones sociales, ¿se refieren a sindicatos y a
empresarios o sólo a sindicatos? Ese es un asunto importante. Porque a
este Gobierno se le dice: No cambie una coma de la legislación laboral
sin acuerdo de los sindicatos y de los empresarios. Y lo hace por
convicción.




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La reforma la plantean sindicatos y empresarios. Piden que se respete
siempre a los agentes sociales, y ahora me dicen que el Gobierno tome una
decisión en materia de jornada del mercado de trabajo sin esperar al
diálogo de los sindicatos y empresarios. No, señores. Los sindicatos y
los empresarios, en el año 1997, firman un acuerdo y dicen: Esta es
nuestra reorganización de tiempo de trabajo. Está firmado. Y el Gobierno
respalda eso. El Gobierno no puede decir que hoy respalda el diálogo
social y que mañana impone. Cuidado con lo de imponer políticas, y se ha
dicho textualmente que hace falta imponer una política de solidaridad.

Todo lo que sea imponer en las sociedades democráticas tiene menos
efectos positivos que lo que venga a través del diálogo. Por lo tanto, el
Gobierno no se inhibe en la reorganización de tiempo de trabajo. Apoya un
acuerdo de sindicatos y empresarios y, además, señoría, apoya lo que se
acuerda en la Cumbre de Luxemburgo, que dice: Reorganización, reducción
de tiempo de trabajo, por diálogo de sindicatos y empresarios. Y saben
ustedes igual que yo que solamente dos países de la Unión Europea han
planteado una decisión de ley de treinta y cinco horas: en el caso de
Francia, en la frontera del año 2002, y en el caso de Italia, en la
frontera del año 2001, y el resto de los países de la Unión Europea están
articulando el tiempo de trabajo a través del diálogo de sindicatos y
empresarios, y en muchos de esos países hay gobiernos socialdemócratas.

El señor Blair y su Gobierno se negaron por completo a aceptar una
decisión legal sobre jornada de trabajo. Yo he estado el lunes en Suecia
estudiando los programas de igualdad de oportunidades, y allí se ha
acudido al diálogo social para reorganizar los tiempos de trabajo, y no
son precisamente gobiernos calificados como liberales, conservadores o
centristas, sino gobiernos que han estado siempre situados en la
izquierda, en el centro de la izquierda, sobre lo que ahora tanto se
discute.

El Senador Rodríguez de la Borbolla plantea una serie de cuestiones, y ya
he contestado algunas. La más llamativa es la del círculo virtuoso,
aparte de las que hemos hablado antes. Deseo decirle simplemente que creo
en el diálogo por el diálogo. Ha hablado de un plan de choque en los
municipios, y como sé que se ha leído el Plan de empleo, sabe que dicho
plan de choque está dentro de éste. Pero, además, en ese caso está con
las mismas letras que en el Plan de empleo del Partido Socialista, y me
gustaría que lo estudiaran ustedes, aunque si les parece que tienen poco
tamaño, podemos estudiar ahora ampliarlo un poco más.

También quiero decirle: Pongámonos de acuerdo. No se puede soplar y
sorber a la vez. Eso es complicado. En nuestra tierra se diría: O dentro,
o fuera, y usted ya me entiende. El problema es el siguiente. Lo que no
se puede decir es que España va muy bien desde el año 1994 hasta ahora y,
además, que nosotros lo estamos haciendo fatal. No. Si va muy bien desde
1994 hasta ahora, lo estamos haciendo, por lo menos, igual de bien que
ustedes. Lo que no se puede decir es: Qué bien lo hicimos nosotros en
1994, en 1995 y en 1996; ustedes lo han hecho fatal en 1996 y 1997, y que
esto vaya igual de bien. Pónganse de acuerdo en cierta coherencia. Y como
estamos cerca de fiestas taurinas, si me lo permite, le voy a contar una
anécdota. Usted sabe que, normalmente, se discute sobre las grandes
anécdotas taurinas atribuyéndolas a varios matadores, y con esta que voy
a contar también ocurre lo mismo. Usted recordará a aquel matador que
recibió una cornada impresionante y que cuando toda la cuadrilla le
llevaba para los servicios médicos, el mozo de espadas, que le quería
mucho --no sé si se acuerdan--, le dijo: ¡Maestro, qué corná nos han dao!
Y el maestro le contestó: ¡Hombre, mayormente a mí!, ¿no?
Pues permítame que le diga, Senador Rodríguez de la Borbolla, que estamos
en la Unión Europea, que todo el pueblo español ha hecho muchas cosas y
ustedes también, pero mayormente nosotros. ¿Por qué? Porque cuando
accedimos a la responsabilidad de gobierno en el año 1996 en este país
había, señoría, quien pensaba que España iba a estar en la Unión
Económica y Monetaria, pero a través de un acuerdo político y sin cumplir
los requisitos de la Unión Económica y Monetaria. Se pensaba que, al
final, la política impondría la presencia de España, de los mediterráneos
en la Unión Económica y Monetaria.

Hay un hecho cierto, y es que no se puede negar que todos hemos
contribuido al éxito que se ha producido, mayormente los que han tenido
la responsabilidad de gobierno cuando se ha pasado de una etapa de no
cumplir los requisitos a cumplirlos todos. A mí me parece que hay países
de la Unión Europea en los que en este momento el primero y el segundo
Partido no han adquirido el nivel de consenso básico que hay en España
respecto de la Unión Económica y Monetaria europea. Creo que es positivo
que en España hayamos tenido ese nivel de consenso y que, al margen de
otras escaramuzas, como algunas de las de hoy, lo importante es que se
mantenga el consenso básico sobre la Unión Económica y Monetaria.

El Senador Armet ha tocado un asunto de mucha importancia y
trascendencia: el debate de los fondos estructurales y de cohesión. Este
debate se va a plantear cuando se discuta la Agenda 2000 que tendrá dos
temas centrales, la ampliación, como bien sabe, y la nueva estructura
financiera. Todos los vientos europeos caminan, sin ningún tipo de duda,
hacia una mayor vinculación de los fondos estructurales y de cohesión a
las políticas de empleo.

Usted decía que era una vergüenza nacional que ese debate no se hubiera
abierto. En lo que hace referencia a nuestro Ministerio, yo tengo que
decirle que estamos a disposición de su señoría para comparecer aquí y
explicarles cuál es nuestra visión sobre los fondos que fundamentalmente
nos afectan. Como usted sabe, en nuestro caso, el Fondo Social Europeo es
el más vinculado a nuestro Departamento.

El Senador ha hecho también una referencia al cuerpo doctrinal. Lo cierto
y verdad es que en este momento en Europa --pueden releer la introducción
de la Cumbre de Luxemburgo-- hay un consenso absoluto sobre el hecho de
que el mantenimiento de los equilibrios macroeconómicos es definitivo
para la creación de empleo.

Si analiza los documentos de la Cumbre de Luxemburgo verá que hay 10 ó 12
páginas dedicadas a ese tema exactamente. Nadie cuestiona con un
excelente comportamiento de la inflación, mayormente ahora, con una
reducción



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de tipos de interés, mayormente ahora, con un control del déficit
público, mayormente ahora, que eso es imprescindible para la creación de
empleo.

Yo creo que el debate que enfrenta la política económica con la política
de empleo está superado. Ambas son necesarias y ambas son
complementarias. A mí me parece que doctrinariamente está superado,
porque nadie discute que las políticas de empleo son imprescindibles para
que el crecimiento económico se convierta en empleo.

Tengo que decirles también, aunque no coincidirán conmigo, que formación
no significa empleo. Formación sí significa empleabilidad. Me explico.

Que este Gobierno o el anterior aporten medio billón de pesetas más para
formación no significa que al día siguiente se han creado 500.000
empleos. Ahora bien, lo que sí significa es que en los países donde hay
formación el paro de larga duración es infinitamente menor que en los que
no hay una buena potencia formativa, porque el trabajador que haya
asumido la formación permanente, si el Estado le da las posibilidades,
será empleable siempre. Quien tenga hoy 30 años y considere que su
formación terminó a los 25 es viejo para el mercado de trabajo, y quien
tenga 48 y considere que toda su vida ha estado formándose para el empleo
es profundamente joven para el mercado de trabajo.

El Senador Ríos ha hecho una intervención que yo comparto. Quiero decirle
que seguiremos profundizando en el PIEC, que es un instrumento
fundamental y que tiene el pleno respaldo de las fuerzas sociales y
políticas en Canarias. Era una asignatura pendiente, tenía una dotación
importante para 1997, dotación que va a verse incrementada para 1998,
después de la Cumbre de Luxemburgo. Creo que estos asuntos están cerrados
con las autoridades laborales de Canarias, lo cual se puso de manifiesto
en el acuerdo adoptado en la reunión que tuvimos en Barcelona.

El Senador Gangoiti nos ha acusado, con toda elegancia, de ser
generalistas, nos ha dicho que no cuantificamos las bonificaciones. Mire
usted, las bonificaciones previstas en su cuantía global para el año 1997
ascendían a 99.000 millones de pesetas. Pero como el Gobierno quiere
ampliar las bonificaciones, ha decidido que haya un incremento de 45.000
millones; luego esa partida presupuestaria es ya de 145.000 millones de
pesetas.

Voy a ser lo más concreto posible, aunque también le explicaré por qué no
puedo serlo en mayor medida. Por lo que se refiere a la decisión de
incentivar, en estos momentos se plantea un coste cero para los contratos
de sustitución por paternidad, maternidad, o adopción. Esa medida ya está
decidida.

En cuanto a los temas que nos quedan por concretar se encuentran los
incentivos al primer empleo y los incentivos al contrato a tiempo parcial
estable. Y si en estos momentos no hablo de cinco, seis, o siete puntos
es porque en mayo de 1999 finaliza el período de dos años de bonificación
del contrato a tiempo completo indefinido, y tenemos que hacer una
previsión de los contratos de ese tipo que vamos a bonificar durante 1998
y 1999 para que no haya un agujero presupuestario en esa partida. Digo
esto porque en 1997 hubo en España 700.000 contratos indefinidos
--mientras que en 1996 se produjeron 343.000--, y mi previsión para 1998
es de un millón. Por tanto, tenemos que calcular la acumulación de
contratos correspondiente a la reforma de 1997 y de 1998. Queremos que la
sociedad conozca el bloque de incentivos existente, pero, repito, sin que
se produzca ningún agujero presupuestario. No se trata, pues, de que no
hayamos estudiado este tema --y ya existen dos o tres documentos al
respecto elaborados por el Ministerio--, sino de adoptar una decisión de
conjunto, y sólo vamos a incentivar los contratos a los que me he
referido.

Respecto a quién impartirá la formación profesional, lo hará el INEM
donde tiene competencias, mientras que las Comunidades Autónomas también
lo llevarán a cabo en su ámbito de competencias. En este sentido, la
inmensa mayoría de las Comunidades Autónomas en estos momentos tienen
transferida la formación profesional ocupacional, de la que
fundamentalmente trata el Plan de Empleo.

Por otro lado, su señoría nos invita a seguir haciendo reformas
estructurales. Por supuesto, tendremos que seguir haciéndolas. En este
sentido, en el informe de la OCDE que usted ha citado se aplaude la
reforma del mercado de trabajo y la reforma de las pensiones. Asimismo,
se ha acometido una reforma fiscal --a la que posteriormente me
referiré-- y se ha llevado a cabo una reforma de todo el control
presupuestario. No sé lo que pensará su señoría, pero creo que es difícil
que se puedan hacer más reformas en dos años. En cualquier caso, en el
futuro podremos analizar otros bienios; por ejemplo, la segunda parte de
esta Legislatura, así como las legislaturas que puedan venir.

También es cierto que la OCDE nos recomienda que acometamos otra reforma
del mercado de trabajo, pero yo no soy partidario de esta medida porque,
en mi opinión, hay que dejar que las reformas del mercado de trabajo
tengan vida, que produzcan sus efectos, porque no se pueden plantear cada
tres meses. Y como se ha producido una muy recientemente, creo que hay
que profundizar en todos los aspectos de la misma que están pendientes.

Por tanto, no está en los planes del Gobierno el que haya una segunda
reforma del mercado de trabajo en esta Legislatura.

En cuanto a la simplificación administrativa, también encontrará esa
medida en el Plan. A este respecto hay que decir que en España muchas de
las empresas se aburren y acaban por no invertir y crear empleo ante el
aluvión de trámites administrativos. Pero para conseguir eficacia en ese
terreno tiene que haber un acuerdo entre los ayuntamientos, las
Comunidades Autónomas y la Administración General del Estado. Y yo, que,
afortunadamente, vengo del ayuntamiento --donde comenzó mi actividad
política--, creo que es en el ámbito municipal en el que más hay que
hacer en este sentido, porque es donde se exige el mayor número de
documentos y expedientes. Y precisamente el segundo pilar del Plan se
concentra en la reducción de trámites administrativos.

Por otra parte, dice su señoría que le inquieta la prestación por
desempleo en los contratos a tiempo parcial, pero esa medida también se
contempla en el Plan. El Gobierno ya ha tomado una decisión al respecto,
por lo que 258.000 personas van a tener una prestación por desempleo en
los contratos a tiempo parcial. Por otro lado, hay que modificar



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el artículo al que usted ha hecho referencia de la Ley de medidas de
acompañamiento de los Presupuestos Generales para 1998. En este sentido,
recientemente ha habido un acuerdo del Consejo de Ministros dotando de
protección social a los contratos a tiempo parcial; medida que se ha
adoptado en el Consejo de Ministros porque teníamos una habilitación
legal hasta el 30 de marzo --también dada por la Ley de medidas de
acompañamiento-- para resolver esa cuestión. En cuanto al fomento de los
contratos de sustitución, también está contemplando en el Plan, al igual
que el importante fomento de la economía social, aunque se podría
discutir si se considera importante o no, pero figura en el Plan con
mucha contundencia.

El Senador Vidal ha planteado una serie de cuestiones. Coincido con él en
que lo importante es llevar a cabo el plan, que éste sea eficaz, y no un
puro trámite. Y la única oportunidad que tenemos para crear más de
400.000 ó 425.000 empleos es que en España consigamos que se incrementen
los contratos a tiempo parcial estable.

En mi opinión, los contratos a tiempo parcial estable es un aspecto
central del plan. La bonificación en los contratos de sustitución es un
aspecto central del plan. El apoyo al primer empleo también es un aspecto
central del plan. La orientación individualizada de los parados es una
cuestión central del plan. El que tengamos talleres de empleo para
personas mayores es, igualmente, un aspecto central del plan. Pero lo
importante es llevarlo a cabo. ¿Tiene que haber mayor concreción? Yo creo
que sí. Lo que sucede es que en la medida en que concretemos más en el
Plan de Empleo que hemos presentado, estamos cerrando las puertas al
diálogo con sindicatos y empresarios y con las Comunidades Autónomas.

El plan ha querido ser concreto, pero no es muy preciso en algunas
cuestiones porque está haciendo a la vez una oferta de diálogo social en
cuatro ámbitos, a los sindicatos y empresarios y porque ofrece a las
Comunidades Autónomas pactar su desarrollo.

Conozco desde hace mucho tiempo la pretensión de su señoría de llevar a
cabo reformas en el mercado de trabajo vinculadas a la pequeña y mediana
empresa. A mí me parece que si no planteamos una reforma global del
mercado de trabajo, hay algunas de las propuestas que han planteado sus
señorías que, desde luego, merecen ser estudiadas.

La FORCEM ha sido planteada tanto por el Senador Gangoiti como por el
Senador Vidal. En eso no estamos de acuerdo. Hay un acuerdo interfederal
entre sindicatos y organizaciones empresariales. Hasta ahora se ha
producido la financiación del acuerdo vasco a través de Hobetuz. Creo que
hace falta que hablemos mucho sobre cuestión, creo que hay cuestiones que
hay que corregir y que, en mi opinión, los próximos meses serán
definitivos. Yo no tenía la intención de abrir aquí hoy ese debate --lo
han hecho ustedes--, pero creo que hay muchas cuestiones de las que
hablar sobre ese asunto. Ha tenido algunos resultados positivos y algunos
inconvenientes de funcionamiento y de índole práctica.

En cuanto a las capitalizaciones de prestaciones por desempleo, yo estoy
al 100 por cien de acuerdo, pero me tiene que demostrar cómo controlo el
fraude, porque en este país ha habido capitalización de prestación por
desempleo y el fraude ha sido espectacular. También lo ha habido en las
subvenciones a tanto alzado, a las que se refería el Consejero de Aragón.

Es mucho más eficaz la bonificación de Seguridad Social que la subvención
a tanto alzado porque el empleo está controlado y mantenido. En la
capitalización por desempleo el que un trabajador nos diga que quiere la
capitalización para una cooperativa, para un autónomo, lo veo una idea
excelente, pero ayúdenme a buscar mecanismos de lucha contra el fraude.

En esta cuestión yo recojo las experiencias de anteriores gobiernos. Me
gustaría ponerlo en marcha, pero ayúdenme a buscar esos mecanismos.

Senador Lerma, yo creo que lo más complicado es que no se reconozcan las
cifras. Yo le quiero decir con toda honestidad que no he observado en su
intervención ni una sola idea, nada más que una descalificación.

En España se han hecho tres reformas, en el año 1984 sin consenso, en el
año 1994 sin consenso, en el año 1997 con consenso. Yo creo que el
Gobierno actual --se lo digo con modestia-- no tiene un mal balance del
diálogo social en dos años.

Pero también hay que hablar de sindicatos y empresarios. Cuando nos
critican ustedes que venimos sin el apoyo de los sindicatos habría que
preguntarles si harían la misma crítica si viniéramos sin el de los
empresarios. Porque agentes sociales son los dos. Es un tema que también
hay que discutir. El plan lo han apoyado los empresarios y ustedes
respetarán igual --han sido hasta hace muy poco un partido de Gobierno--
a los empresarios que a los sindicatos.

Nosotros, desde luego, estamos muy tranquilos en nuestra experiencia de
diálogo social. Vamos a dialogar por dialogar y si, además, conseguimos
acuerdos, infinitamente mejor.

Hay cuestiones que es difícil poner en duda. Decir en que en este momento
se está creando menos empleo que en años anteriores, es imposible. No
pueden señalar sus señorías ni un solo año de nuestra historia económica
y de empleo que, creciendo al 3,4 nuestra economía, el empleo lo haga al
2,96. ¿Que a algunos economistas les preocupa esa relación tan cercana?
Pero ahí se cae en dos discursos: el primero, que con los beneficios
empresariales no se está creando empleo, lo que es imposible con estos
datos. Y el segundo, que se está poniendo en cuestión si crece o no el
empleo. Yo me pregunto: ¿por qué si no crece el empleo las rentas
salariales en el Producto Interior Bruto en 1997 han crecido? Y han
crecido en el año 1997.

En el año 1997 el crecimiento económico ha sido de 3,4. El crecimiento de
empleo ha sido de 2,96. La media en la Unión Europea de crecimiento de
empleo es de 0,5.

En el año 1996, con la corrección del sesgo de la EPA --y en el INE están
los mismos que estaban antes: los técnicos--, la creación de empleo era
de 178.000. ¿Cómo es posible, señoría, sostener que en 1997 se ha creado
menos empleo que en 1996 si dice el INE que se han creado 178.000
empleos, lo que supone 370.000 en términos interanuales? Luego dice que
cambiamos la cifra. ¡No! En términos interanuales, y según los datos de
la EPA, se han



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creado, repito, 370.000, y en términos de Contabilidad Nacional, que no
la hacemos ni usted ni yo sino los técnicos que saben de ello, hay un
crecimiento promedio de 350.000. Y en 1995 se creó mucho menos empleo que
en 1997. Eso no se puede sostener en ningún sitio. ¿Cómo se va a crear
más empleo un año en el que se han producido 178.000 que en otro en el
que se han creado 370.000? Es imposible. Usted ha hablado de 1997. En el
INEM se registraron 346.000 contratos indefinidos en 1996 y 707.000 en
1997. Sólo se puede llamar al INEM y decirles que cambien las cifras para
que lleve usted razón. Pero es que ésas son las cifras. Y le voy a decir
una cosa que también le alegrará, porque todos nos alegramos de los
bienes que se producen en España: el primer cuatrimestre de 1998 ha sido
mucho mejor que el de 1997. Lo tiene usted en los datos de enero, febrero
y marzo. Ahora conocerá usted --y le voy a dar otra alegría-- el dato de
abril, que va a ser muy bueno, y probablemente bajaremos de dos millones
de parados, cifra en la que no estábamos en INEM desde el año 1981 y
1982. Y se va a alegrar porque lo hace de los bienes que suceden a la
sociedad española. Y no me va a criticar porque en el mes de abril
bajemos de dos millones de parados. Pero creo que no es positivo
cuestionar las evidencias o las cifras. ¿Qué me va usted a decir cuando
crezcamos en empleo al 2,1 por ciento? Como me diga lo mismo que ahora,
que crecemos al 2,9, o no tiene usted crédito ahora o no lo va a tener
después. Si me permite una sugerencia, critíquenos por la no creación de
empleo cuando no se esté creando, pero si se está haciendo, critíquenos
por otras cosas.

En materia de incrementos de políticas activas dicen ustedes que hagamos
un esfuerzo. El coste medio por parado en 1997 fue de 85.000 pesetas; en
1998 es de 116.000 pesetas; en bonificaciones de Seguridad Social como
políticas activas de empleo, en 1997 fue de 23.000 pesetas, en 1998 es de
152.000 pesetas. Se pueden criticar las reformas fiscales, pero le diré
que soy partidario de que se reduzca la presión fiscal sobre la empresa y
sobre los salarios. Y desde que hemos llegado al Gobierno se ha producido
una reducción de impuestos en la pequeña y mediana empresa. Tendremos que
seguir mejorando el sistema de módulos, ya lo hemos hecho en dos
ocasiones. Esta reforma fiscal que se pretende ahora va a levantar
imposición sobre los salarios, y millones de españoles no van a tener
siquiera que declarar a Hacienda. Creo que eso va a tener consecuencias
positivas para el empleo, porque todo lo que signifique incremento de la
presión fiscal sobre la empresa o sobre los salarios, que afecte a la
renta disponible de las familias, al final tiene consecuencias negativas
para el empleo, en la evolución del consumo, en la inversión, etcétera;
tiene consecuencias negativas para el empleo y, desde luego, no
encontraremos ninguna persona especialista en economía y en empleo que no
defienda que una menor presión fiscal sobre las empresas tiene
consecuencias positivas para el empleo.

Les quiero decir una cosa --y lo van a creer porque es verdad-- y es que
muchos de los temas del Plan de Empleo son compartidos con ustedes. ¿Por
qué no lo reconocen? En su Plan de Empleo dicen: penalizar las horas
extraordinarias; lo hemos hecho. Rebajar las cotizaciones selectivamente;
rebajamos las cotizaciones selectivamente. Reservar para los parados de
larga duración cursos de formación, ampliar los programas de
escuelas-taller y casas de oficio a los mayores de 45 años; lo hemos
hecho. Elaboración de un plan de empleo juvenil: cada año el 40 por
ciento de los jóvenes en paro que lleven cinco meses en desempleo
recibirán asesoramiento y orientación profesional; lo van a recibir el
100 por cien, no el 40. En su plan que presentaron públicamente dicen:
negociación colectiva como marco adecuado para la reducción del tiempo de
trabajo, cuidando siempre los costes laborales unitarios; estamos al 100
por cien de acuerdo. Potenciación del tiempo parcial; estamos igualmente
de acuerdo. Luego dicen una cosa que ya está borrada: especialmente para
mujeres. Me alegro de que se haya borrado porque el tiempo parcial tiene
que ser para hombres y mujeres, no vayamos a crear una sociedad en el
futuro en la que los hombres trabajen a tiempo completo y las mujeres a
tiempo parcial. Reducción y control de las horas extraordinarias;
totalmente de acuerdo. Vinculación reducción jornada-moderación salarial.

No hay nadie a quien se le meta en la cabeza que se pueda plantear una
reducción de jornada sin tener en cuenta los salarios. Completamente de
acuerdo. Simplificación de trámites burocráticos tanto para sustitución
como para la gestión diaria; totalmente de acuerdo. Fomentar la
contratación del primer trabajador --esto figura en su plan--; totalmente
de acuerdo. Apoyo a colectivos específicos: jóvenes, parados de larga
duración, mujeres; totalmente de acuerdo. Plan de choque --y aquí hay una
diferencia y yo se la reconozco--. Como 1998 está casi acabado, ustedes
dicen: para mil municipios; y yo he dicho: como 1998 está casi acabado,
la mitad, cien municipios. Le reconozco que nosotros ahí hemos estado un
poco más endebles. Todas éstas son las medidas fundamentales de su plan
de empleo. Por eso hoy no me puede usted presentar un elenco nuevo de
medidas, y hay dos que no he citado en las que no estamos de acuerdo. La
primera de ellas: establecimiento de unos impuestos nuevos sobre
beneficios extraordinarios en las empresas privatizadas. No estamos de
acuerdo con un nuevo impuesto. La segunda: implantación de impuestos
ecológicos. No estamos de acuerdo. En lo que significa incremento de
presión fiscal no estamos de acuerdo, y lo ha explicado también el
portavoz del Grupo Popular. En los demás casos sí estamos de acuerdo.

Yo quiero, señor Presidente, terminar esta intervención como la empecé,
agradeciendo el tono de todos los intervinientes; diciendo que, sin duda,
en el debate de hoy habrá ideas nuevas, y planteando también que siempre
estará en mi filosofía personal equivocarnos en las previsiones de
creación de empleo, pero si podemos por abajo. Ustedes tienen que
compartir conmigo que si se le dice a la sociedad española que se van a
crear 300.000 empleos, si hay equivocación, que sean 400.000, porque eso
sería lo importante.

¿Qué ha pasado? Lo voy a explicar. Que en el año 1998 nosotros pensamos
que el crecimiento económico iba a ser del 3,4, y pensamos que con la
intensidad de la potencialidad



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de creación de empleo en 1997 tendríamos en torno a 318.000 empleos. Esa
previsión la hicimos en septiembre del año pasado, a la hora de presentar
los Presupuestos, pero hemos visto que en el último trimestre de 1997 se
ha crecido con una intensidad espectacular, y que en el primer
cuatrimestre de 1998 estamos creciendo al 3,6 y al 3,7.

Aquí se ha hecho una pregunta --y termino-- que es la más delicada. El
señor Lerma ha preguntado textualmente si no hay otra forma de crear
empleo sin crecimiento económico. Efectivamente, si no hay crecimiento
económico, no se crea empleo; es imposible, y este Gobierno cuando
observa que hay mayor crecimiento económico y que se mantiene un
crecimiento espectacular de la construcción, el mantenimiento de la
industria, y que están empezando a trabajar los jóvenes sin empleo
anterior, modifica su previsión y dice: en lugar de 318.000, 370.000.

También le digo una cosa: yo estaba más tranquilo con los 318.000, porque
hay más posibilidades de que, si uno se equivoca, se quede por debajo,
pero hemos cambiado la previsión porque en todos los informes económicos
que tenemos --y yo no los hago, porque yo llevo en esto sólo dos años--
se dice que se va a producir una creación de empleo de 370.000.

Ojalá, señorías, y no tengo dudas de que todos esperan lo mismo que yo,
cerremos el año 1998 con 400.000 empleos. Eso sería muy bueno para la
sociedad española.

Muchas gracias, señor Presidente. (Aplausos en los escaños del Grupo
Parlamentario Popular.)



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Ministro. (El señor Lerma
Blasco pide la palabra.) Lo siento, señor Lerma.

Se levanta la sesión.




Eran las veinte horas y cincuenta y cinco minutos.