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DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 127, de 21/12/1998
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DIARIO DE SESIONES DE LAS CORTES GENERALES



COMISIONES MIXTAS



Año 1998 VI Legislatura Núm. 127



PARA LA UNIÓN EUROPEA



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. PEDRO SOLBES MIRA



Sesión núm. 31



celebrada el lunes, 21 de diciembre de 1998, en el Palacio del
Congreso de los Diputados



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor Vicepresidente segundo del Gobierno y
Ministro de Economía y Hacienda (De Rato Figaredo) para informar
sobre:



- Los debates y acuerdos del Ecofín celebrados durante la presidencia
de la Unión Europea del Reino Unido y particularmente el Consejo
informa de los días 19 y 20 de marzo de 1998. A solicitud del Grupo
Socialista del Congreso (Número de expediente del Congreso 213/000600
y número de expediente del Senado 711/000180) ... (Página 2658)



- Los debates y resultados de los Consejos Ecofín, en todo aquello
que afecte a las perspectivas financieras de la Unión Europea para el
período 2000-2006. A solicitud del Grupo anterior (Número de
expediente del Congreso 213/000745 y número de expediente del Senado
711/000208) ... (Página 2658)



- Las decisiones tomadas en los últimos Ecofines y los avances
realizados en la Agenda 2000. A solicitud del Grupo Parlamentario
Popular en el Congreso (Número de expediente del Congreso 213/000774
y número de expediente del Senado 711/000217) ... (Página 2658)



- La última reunión del Ecofín. A solicitud del Grupo Parlamentario
Federal de Izquierda Unida (Número de expediente del Congreso 203/
000820 y número de expediente del Senado 111/111111) ... (Página 2658)



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Se abre la sesión a las cinco y cinco minutos de la tarde.




El señor PRESIDENTE: Buenas tardes, señorías. Iniciamos la sesión
número 31 de la Comisión Mixta para la Unión Europa, en la que si no
hay objeción por parte de los distintos portavoces acumularemos las
cuatro comparecencias que están previstas en el orden del día. Dada
esta acumulación y para ordenar el debate contarían los portavoces
con un máximo de 15 minutos en el primer turno de intervención y,
posteriormente, caso de ser necesario un segundo turno, les rogaría
que se limitaran a cinco minutos. En todo caso, les avisaré cuando se
cumplan los tiempos.

Hechos estos comentarios y si no hay objeción, tiene la palabra el
señor vicepresidente segundo del Gobierno para iniciar la
comparecencia.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y
HACIENDA (De Rato Figaredo): Gracias, señor presidente.




Señorías, buenas tardes. Para seguir las instrucciones del presidente
y cumplir los objetivos planteados por los grupos proponentes de las
distintas peticiones de comparecencia, me propongo agrupar los temas
en orden a su objeto y no tanto a las comparecencias una tras otra,
puesto que hay reiteraciones. Por tanto, señor presidente, haré un
análisis sobre el proceso de unión económica y monetaria y lo que en
él se produce; también unas reflexiones y un análisis de la situación
referida a la Agenda 2000; algunas cuestiones relacionadas con el
empleo y con las políticas de empleo que han sido planteadas a nivel
europeo; unas reflexiones sobre las grandes orientaciones de política
económica, la fiscalidad y, finalmente, alguna referencia al
presupuesto de 1999. Con esto trataré de cubrir todos los aspectos
que pueden interesar a los grupos y que se desprenden de sus
peticiones de comparecencia, sin que ello prejuzgue, como es natural,
que si después los grupos desean que amplíe algún tema o si me he
dejado alguno fuera de esta relación lo incluya.

Empezando por la unión económica y monetaria, señor presidente, los
trabajos del Ecofin en estos últimos meses se han dedicado a dar los
últimos retoques para preparar las decisiones para la entrada en la
tercera fase de la unión económica y monetaria. En ese sentido,
aunque ya es parte de la historia, las señoras y señores diputados
conocen las decisiones tomadas en el mes de mayo. Este proceso
finalizará el próximo 31 de diciembre, cuando todos los miembros del
Ecofin firmemos la resolución final en la que se deciden los tipos de
cambio bilaterales. Me gustaría mencionar algunos de los temas que
han ocupado las sesiones del Ecofin, a partir sobre todo de la
presidencia austríaca y de la presidencia inglesa. En ese sentido, la
creación del Consejo Euro X, que fue decidido incluso antes de la
presidencia inglesa, en el Consejo Europeo de Luxemburgo, con el
objetivo de una coordinación reforzada por parte de los países
miembros del euro, supone la supervisión de la evolución
macroeconómica de los Estados miembros, la supervisión también de las
situaciones y políticas presupuestarias en consonancia con el Pacto
de Estabilidad y
Crecimiento, la supervisión de las políticas estructurales de los
Estados miembros en relación con los mercados de trabajo de productos
y de servicios, así como las tendencias de los costes y de los
precios, sobre todo en el sentido de que éstas puedan influir en las
posibilidades de lograr un crecimiento no inflacionista sostenible en
el tiempo y en la creación de empleo, y también coordinar los
análisis sobre el fomento de las reformas fiscales para incrementar
la eficacia y desalentar la competencia nociva en materia fiscal. La
resolución por la que se crea el Euro 11 deja claro, sin embargo, que
el Consejo Ecofin sigue siendo el órgano central de decisión en
materia económica en el seno de la unión económica y monetaria y se
reafirma el papel de la grandes orientaciones de política económica
como elemento fundamental para instrumentar esta coordinación. El
primer Euro 11 se celebró el 4 de junio y a partir de ahí se ha
celebrado prácticamente uno en todas las reuniones que se han
producido del Ecofin, incluido el Ecofin informal de Viena del mes de
septiembre.

Dentro de las cuestiones relacionadas con la unión económica
y monetaria me gustaría también mencionar las que se refieren a la
representación institucional y exterior del Euro 11 y del euro,
puesto que compartir una moneda conlleva claramente una lógica
institucional de representación externa de la comunidad en temas de
relevancia para los países miembros y esta exigencia tiene, como SS.

SS. saben, un respaldo legal claro en el artículo 109.4 del Tratado,
que establece la necesidad de alcanzar una posición comunitaria en
estos temas relevantes, así como la representación de la moneda única
en los foros internacionales. Este tema se ha venido discutiendo
prácticamente desde el comienzo de esta tercera fase y las decisiones
que se han planteado y que han sido analizadas en el Consejo de Viena
suponen que, en cuanto a la representación externa del euro, el
Consejo establece los mecanismos de representación en tres foros
concretos: el G-7, el Fondo Monetario Internacional y terceros
países. En el G-7 se ha aceptado por los miembros no pertenecientes a
la Unión Europea, o sea, por los miembros no europeos del G-7, la
presencia del presidente del Banco Central Europeo asistiendo a sus
reuniones para temas relativos a la unión económica y monetaria. La
representación externa recaería en la Presidencia del Ecofin o en la
Presidencia del Euro 11 cuando aquélla no correspondiera a un país no
euro y este representante recibiría el apoyo de uno de los tres
Estados miembros euro en el G-7, según un turno rotatorio anual, de
una forma transitoria. La Comisión también podría participar
solicitando apoyo a la delegación comunitaria. Con respecto al Fondo
Monetario Internacional, el directorio ejecutivo ha acordado conceder
al Banco Central Europeo un puesto de observador en el mismo y el
representante en ese directorio del Estado miembro que ostente la
presidencia del Euro 11 presentaría en ese foro los temas de
particular relevancia para la unión económica y monetaria. En cuanto
a las misiones a terceros países, la composición de las delegaciones
del Ecofin se deja a la responsabilidad del presidente del Ecofin.

Desde el punto de vista español, creo que podemos manifestar
claramente nuestra satisfacción por el acuerdo alcanzado en los
términos que acabo de describir, ya que se cumplen los dos requisitos
fundamentales para España. En



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primer lugar, que el presidente del Euro 11 es quien ostenta la
representación del conjunto de los países euro en los foros
internacionales, supondrá que en nuestro caso asumiremos esa
representación cuando tengamos la presidencia de la Unión Europea y,
además, permite que todos los Estados miembros del euro estén
implicados de manera rotatoria en la representación. En segundo
lugar, queda establecido que será necesario organizar reuniones de
coordinación de los países euro previas a cualquier cita
internacional para alcanzar una posición común. De esta manera nos
aseguramos que estarán representadas las posiciones de todos y cada
uno de los Estados miembros, y al mismo tiempo de hablar con una sola
voz se potenciará nuestra relevancia frente a los demás bloques
económicos.

En cuando al procedimiento seguido para establecer la adopción de los
tipos de cambio entre el euro y las monedas participantes, además del
comunicado del 2 de mayo, se aprobó el 26 de septiembre en el Ecofin
informal de Viena y en él se anunciaba un calendario del proceso. Se
ha convocado -ya lo he recordado a la Comisión- el 31 de diciembre y
después se anunciarán los tipos de cambio. Esto en lo que se refiere
al proceso de unión económica y monetaria.

Señor presidente, paso ahora a comentar cuestiones relacionadas con
las perspectivas financieras, la Agenda 2000, que ha ocupado una gran
parte de los trabajos del Ecofin desde julio de 1997, cuando fue
presentada por la Comisión. Tengo que decir, como por otra parte es
bien conocido, que no se han producido todavía avances importantes en
la negociación y que se mantienen grandes diferencias en las
posiciones de los países miembros. Desde la presentación en julio del
año 1997 de la propuesta de la Comisión, los trabajos se han
estructurado de acuerdo a las pautas siguientes. Primero, los
consejos Ecofin, Asuntos Generales y consejos europeos se han venido
concentrando en los aspectos más generales relativos al marco
financiero para el próximo período. En este marco -como comentaré más
adelante- las discusiones en el Ecofin se han centrado en el informe
sobre recursos propios presentado por la Comisión y en una propuesta,
planteada por la Presidencia austríaca, referida a la estabilización
del gasto. Por otro lado, y creo que es importante tener esto en
cuenta por los miembros de la Comisión, los grupos de trabajo
técnicos del Consejo han estado negociando los textos concretos
referidos a los reglamentos que el propio Consejo tendrá que aprobar
cuando se llegue a un acuerdo global sobre todos los aspectos de la
Agenda 2000.

En lo que respecta a las instrucciones generales sobre el marco
financiero, con independencia del informe de la Comisión sobre la
Agenda 2000, que es la única base sobre la que entendemos nosotros
que debe plantearse la negociación, los Estados miembros han
presentado propuestas concretas sobre el sistema de financiación de
la Unión Europea. En concreto, Alemania, Holanda, Austria y Suecia
han planteado la necesidad de reducir su saldo neto positivo a la
Unión Europea, ya sea mediante el establecimiento de mecanismos
correctores, ya sea mediante una reforma del sistema de financiación
de la PAC, acudiendo a la cofinanciación de estos gastos. Por su
lado, España, Portugal y Grecia hemos planteado la necesidad de
establecer un recurso progresivo de la financiación de la Unión
Europea, basado en el producto nacional bruto, que tenga en cuenta la
riqueza relativa de los Estados miembros a la hora de calcular su
contribución a la Comunidad. En este contexto de discusión, el Ecofin
encargó a la Comisión que tuviera en cuenta estos elementos cuando
presentara el informe de recursos propios. En este informe, que como
SS. SS. saben está mandado por el artículo 10 de la decisión del
Consejo relativa al sistema de recursos propios, se analiza la
naturaleza y resultados del sistema vigente, se exploran las
posibilidades de introducir nuevos recursos propios, se examina el
mecanismo de corrección a favor del Reino Unido y se responde al
mandato de Cardiff con respecto a las posibles alternativas en cuanto
a la problemática planteada por Estados miembros en dos direcciones,
como he mencionado antes; por un lado, Alemania, Holanda, Austria y
Suecia y, por otro lado, España, Portugal y Grecia.

El contenido del informe caracteriza al actual sistema de recursos
propios como equitativo y eficaz, desde el punto de vista de haber
respondido hasta el momento a las necesidades financieras de la
Unión. Describe, sin embargo, algunos de los problemas del actual
sistema de recursos propios; en primer lugar, lo considera con
insuficiente autonomía ya que depende demasiado de las aportaciones
de los Estados miembros, mientras que los recursos que podemos
calificar como estrictamente propios para la Unión son de poca
importancia; en segundo lugar, falta de transparencia por distintas
razones, entre las que incluye el cheque británico. En cualquier caso
-y creo que es importante tener esto en cuenta- en su informe de
recursos propios la Comisión entiende que los defectos que acabo de
mencionar no justifican una modificación urgente de la decisión de
recursos propios. Sobre posibles nuevos recursos, explora las
posibilidades de corregir los defectos que antes he mencionado
estableciendo dos posibilidades. Una sería un recurso IVA,
modificado, que se descarta por la propia Comisión ya que no responde
al criterio de equidad, pues el IVAes claramente regresivo como
criterio de reparto. La segunda sería sustituir el recurso IVA por
contribuciones basadas exclusivamente en el producto nacional bruto.

La Comisión considera que, desde el punto de vista de la suficiencia
de medios, el sistema de ingresos actual puede permitir afrontar los
requerimientos financieros 2000-2006 y no se plantea que existan
urgencias para modificar el sistema vigente.

Respecto al cheque británico, el mecanismo de corrección aplicado
para el Reino Unido, según la propia Comisión, hace poco transparente
el sistema de recursos propios y no lo considera justificado en los
momentos actuales, y mucho menos de cara al futuro. No obstante, el
informe de la Comisión se cuida mucho de proponer explícitamente la
abolición del cheque británico. De lo que no cabe duda es de que el
mantenimiento de este sistema pondría al Reino Unido prácticamente al
abrigo de los costes de la ampliación.

Con respecto a la propuesta de progresividad planteada por tres
Estados miembros, entre ellos España, la descarta, en nuestra opinión
con argumentos poco consistentes, ya que dice que la propuesta de
progresividad no mejoraría la autonomía financiera ni la
transparencia y parece que alteraría la base de cálculo de las
contribuciones. En nuestra



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opinión, ninguno de estos argumentos es suficiente: el primero porque
no permitiría un aumento de la autonomía pero sí de la transparencia;
y en cuanto a la base de cálculo de las contribuciones, creo que
todos somos conscientes de que este es un argumento retórico puesto
que, utilizando los porcentajes que cada país aplica sobre la base de
cálculo, este problema quedaría completamente excluido. En cualquier
caso, la Comisión apunta que la progresividad dentro del sistema
financiero de la Unión Europea se consigue por el lado de los gastos.

En cuanto al problema de las contribuciones excesivas, hace un amplio
énfasis sobre esta cuestión, sorprendente en nuestra opinión, y la
Comisión, apoyándose en el acuerdo de Fontainebleau del año 1984 y en
la existencia del cheque británico, que antes ha considerado
injustificado, pasa a decir que puede considerar que las quejas y
reivindicaciones de Alemania, Holanda, Suecia y Austria tienen una
base jurídica. Para ello plantea opciones como la cofinanciación de
la PAC y, alternativamente, el establecimiento de mecanismos
generales de correcciones financieras.

La posición de España respecto al informe -ha sido expresada en
muchas ocasiones- es que consideramos que la Comisión no ha
respondido a las peticiones concretas del Consejo ni a las
expectativas y que, además, se ha adentrado en caminos que ni
siquiera estaban planteados por las peticiones del Consejo y mucho
menos por el artículo 10 de la resolución de recursos propios, como
es el tema de la cofinanciación de la PAC. Al mismo tiempo, hemos
puesto de relieve que prácticamente todas las opciones planteadas por
la Comisión, con excepción de la sustitución del IVA por el producto
nacional bruto, suponen menos integración europea, lo cual, desde el
punto de vista político, sorprende que se haya planteado por la
Comisión Europea. Al mismo tiempo, como ya he puesto de relieve, no
nos parece justificado que la Comisión pueda respaldar su análisis
sobre las contribuciones de los países en función de los criterios de
Fontainebleau, habida cuenta de que en el año 1984 no estaban en
marcha ni el Acta Única ni el Tratado de la Unión, por lo que nos
parece absolutamente superada esa situación.

Apartir de ahí, me gustaría hacer alguna reflexión sobre la discusión
acerca de la estabilización del gasto. En el curso de los debates
sobre la Agenda 2000, a partir del 12 de octubre, se plantea un
escenario sobre una llamada estabilización del gasto que hasta ahora
no ha sido analizada en profundidad por el Ecofin ni tampoco hemos
fijado un criterio que pueda definirla. En cualquier caso, el
presidente del Ecofin, no el Consejo -y creo que es un tema muy
importante desde todos los puntos de vista-, en su sesión del 12 de
octubre encargó a la Comisión una nota sobre un escenario de marco
financiero para el período 2000-2006 en una supuesta hipótesis de
gasto estabilizado. Esta supuesta estabilización no es tal desde un
comienzo, ya que se propone para el año 2000 una reducción del gasto
en relación con el año 1999 y se concentra muy especialmente en las
políticas de cohesión económica y social, ya que toma la media del
período 1993-1999. En ese sentido nosotros hemos rechazado esta
propuesta que, por otra parte, como SS.SS. saben, no ha tenido la
suficiente fuerza como para ser planteada posteriormente al 12 de
octubre, lo cual no quiere decir que no se plantee en el futuro.

Señor presidente, quisiera hacer alguna referencia al segundo aspecto
de la Agenda 2000, que es la negociación técnica sobre sus
reglamentos. Los grupos técnicos, llamados, como SS.SS. saben, Amigos
de la Presidencia y Grupos sobre acciones estructurales, han seguido
negociando en paralelo con las negociaciones de la Agenda 2000 en el
Consejo los textos de los reglamentos que acompañarán a la propuesta
de la Agenda en su momento, de las perspectivas financieras, que no
serán definitivamente aprobados hasta que no llegue a un acuerdo
global sobre los elementos del paquete. Estas negociaciones han
avanzado en algunos casos bastante y los textos finales, a expensas
de su aprobación que tiene que producirse con el conjunto de la
Agenda 2000, pueden estar prácticamente consensuados cuando los jefes
de Estado y de Gobierno lleguen a un acuerdo definitivo sobre la
Agenda 2000, incluso aunque se produjera en los próximos meses. En
particular, ya están perfilados el reglamento sobre grandes redes
transeuropeas, el fondo de garantía para las acciones exteriores y el
instrumento para la adhesión, donde hay una objeción española -la
única que subsiste- que se refiere a la tasa de cofinanciación que se
aplicará a los nuevos países miembros a los que el resto de los
Estados miembros pretenden aplicar una tasa de cofinanciación del 75
por ciento y nosotros queremos que sea del 85 por ciento, para
hacerla similar a la actual tasa de cofinanciación del Fondo de
Cohesión. Nos parece que los nuevos países deben tener las mismas
condiciones de cofinanciación que los países miembros y no queremos
que se plantee ningún precedente de cara a la negociación de las
tasas de cofinanciación del Fondo de Cohesión.

En lo que respecta al resto de los reglamentos sobre los fondos
estructurales, los acuerdos a los que se está llegando en los grupos
de trabajo están siendo satisfactorios para nuestros intereses en lo
que respecta a la definición de los objetivos, la gestión práctica de
los fondos y otros aspectos. Por tanto, señor presidente, y en lo que
se refiere a la Agenda 2000, tendría que decir que desde el punto de
vista político el Consejo Europeo de Viena ha reafirmado la voluntad
de los países miembros de llegar a un acuerdo en el Consejo
extraordinario de 24 y 25 de marzo. Al mismo tiempo, somos
conscientes de que las posiciones de todos los países han
evolucionado muy poco en los temas generales, por no decir nada,
desde julio de 1997, y sin embargo sí lo han hecho en los temas
técnicos de los reglamentos, que es un trabajo que ya estará
realizado para cuando finalicen los acuerdos políticos de la Agenda
2000.

Paso, señor presidente, a mencionar los temas relacionados con el
empleo. Tanto en la Presidencia británica como en la austríaca y
también en las conclusiones sobre el empleo de Luxemburgo, el empleo
ha estado presente como un elemento básico y relevante en todas las
cumbres, y nuestros trabajos se han centrado en la presentación de
análisis de los planes nacionales de empleo en un informe sobre el
empleo y en las nuevas directrices para 1999. Estos dos últimos
puntos se han presentado para su aprobación al Consejo Europeo de
Viena, que confirmó el empleo como la máxima prioridad de la Unión
Europea y de los países miembros, señalando la necesidad de
fortalecer los instrumentos existentes y darles la forma de una
estrategia coherente en pro del crecimiento, el empleo, la



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estabilidad y la reforma económica que evolucione hacia un pacto
europeo de empleo dentro del marco del proceso de Luxemburgo.

Siguiendo las acciones acordadas en Amsterdam y Luxemburgo, se han
analizado las propuestas destinadas a fomentar el empleo mediante la
promoción de las pequeñas y medianas empresas a nivel europeo con
varios instrumentos, además de una propuesta de rebajar el IVAa los
sectores intensivos en mano de obra. Como recordarán SS.SS.,
referente a los planes nacionales de empleo, el Consejo Europeo de
Luxemburgo acordó anticipar la entrada en vigor del futuro título
sobre empleo del Tratado de la Unión Europea y en la primera quincena
del mes de abril de 1998 los Estados miembros presentaron sus planes
nacionales de empleo y la Comisión aprobó el pasado mes de mayo una
comunicación sobre el contenido de éstos. La comunicación de la
Comisión presentó una valoración global de los planes nacionales de
empleo, al tiempo que incluyó una serie de referencias concretas a
los distintos Estados miembros, siendo de destacar la buena
calificación que recibieron los planes naciones de empleo presentados
por España y Francia por su identificación de problemas y
prioridades, así como la concreción de medidas para alcanzarlas.




En el caso concreto del Plan nacional de empleo español, la Comisión
destacó los siguientes aspectos. Por un lado, que junto a Francia
somos los que hemos presentado -en opinión de la Comisión- un plan
más transparente y con mejor identificación de los problemas,
prioridades y medidas, cuantificando los esfuerzos para éstas. Al
mismo tiempo, se plantean algunas de las medidas tomadas a cabo por
el Gobierno español como muy favorables. Se destacan el examen en
profundidad del sistema de impuestos, beneficios fiscales, que
estamos realizando para hacer más favorable el empleo y el trabajo de
descentralización en las políticas de empleo, así como la importancia
de desarrollar y modernizar el servicio de empleo público. En ese
sentido, quiero recordar a la Comisión que somos uno de los pocos
Estados miembros que nos hemos comprometido concretamente con el
objetivo de que al menos el 20 por ciento de los desempleados de
larga duración reciba formación u otro tipo de política y también que
el Plan nacional de empleo del Gobierno incluía el compromiso de un
millón de acciones en la dirección de la formación y de las políticas
activas. Igualmente se destaca por parte de la Comisión -y creo que
esto es relevante- frente a una relativa ignorancia general, que por
el lado español se han valorado los esfuerzos para desarrollar el
empleo en la economía social y se nos cita como uno de los pocos
países que ha prestado atención a este tema.

Desde el punto de vista del contexto macro-económico en el que va a
evolucionar el empleo en la Unión Europea en los próximos meses, la
Comisión ha revisado a la baja las previsiones de crecimiento de la
Unión Europea, cifrando el objetivo en un 2,4 por ciento del
crecimiento del producto interior bruto en el año 1999, aunque
mantiene una creación de empleo positiva con un incremento de
aproximadamente un 0,9, lo que supone 1.300.000 empleos, y un
descenso del paro de hasta el 9,5.

He mencionado ya algunas de las cosas de España que han sido
valoradas, pero me gustaría subrayar la intensidad en la creación de
empleo con una traslación del crecimiento
del 90 por ciento, con 450.000 nuevos empleos en el año 1998. Se
valora muy positivamente la participación de las autoridades
regionales y de los interlocutores sociales en la elaboración de este
Plan nacional de empleo. En cuanto a actuaciones específicas se citan
los talleres de empleo, la ventanilla única para las pymes y la
iniciativa coste cero para la sustitución de las bajas por
maternidad.

Respecto a las orientaciones de empleo para 1999, el Ecofin y el
Consejo de Asuntos Sociales, en una reunión conjunta, procedieron el
pasado 1 de diciembre a su aprobación sobre la base de un documento
preparado por la Presidencia. Estas orientaciones deberán tomarse
como base para la elaboración de los nuevos planes de empleo y en lo
que respecta al marco económico general, las nuevas orientaciones
reafirman la vigencia del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, pero
también destacan la prioridad que deben tener las inversiones
productivas en capital físico y humano. Se espera por parte de estas
orientaciones que la evolución de los salarios sea moderada y
consistente con la estabilidad de precios, según las predicciones
actuales sobre el crecimiento de la productividad, y se señala que la
negociación colectiva debía tener en cuenta los acontecimientos
económicos. También se hace un llamamiento a la prosecución de los
esfuerzos dirigidos a mejorar el funcionamiento de los mercados de
trabajo, productos y capitales, para favorecer el crecimiento
potencial europeo. Por último, se toma nota de la reciente
suavización de las condiciones monetarias y se identifican la
moderación salarial, el avance en la consolidación presupuestaria
estructural y la mejora del funcionamiento de los mercados como
precondiciones para un ulterior descenso de los tipos de interés, en
caso de deterioro adicional de la economía mundial. En lo que
respecta a las orientaciones concretas, se resalta la importancia de
disponer de indicadores y objetivos cuantitativos que permitan el
seguimiento efectivo y la evaluación de las políticas a nivel
nacional y comunitario. Por lo demás las orientaciones para 1999
presentan una línea de continuidad respecto a las de 1998, de modo
que su número pasa de diecinueve a veintiuno, al añadirse dos nuevas
y no haberse suprimido finalmente otra, la antigua doce, ahora
quince, que insta a considerar sin obligación la posibilidad de
aplicar un tipo IVAreducido a los servicios intensivos de trabajo en
los supuestos de la competencia transfronteriza.

Se mantiene, pues, la estructura consistente en agrupar las
orientaciones en cuatro pilares: empleabilidad, espíritu empresarial,
adaptabilidad e igualdad de oportunidades, como recuerdan sus
señorías. Dentro del pilar de la ampliabilidad figura la nueva
orientación cuatro, que recoge la propuesta formulada por las
delegaciones del Reino Unido y de España, por la que cada Estado
miembro revisará y en su caso reajustará su sistema de fiscabilidad y
de prestaciones sociales, y ofrecerá incentivos a las personas
desempleadas o inactivas para buscar y aceptar trabajo o medidas que
mejoren su empleabilidad y a los empresarios para crear nuevos
empleos. Además, es importante desarrollar en el contexto de una
política de envejecimiento activo medidas como mantenimiento de la
capacidad de trabajo, el aprendizaje de por vida y otros acuerdos de
trabajo flexible que impidan un abandono prematuro del mercado
laboral. En el segundo pilar se ha añadido la orientación trece,que
tiene como finalidad explotar 1as posibilidades de



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creación de empleo que ofrece el sector servicios y las industrias
relacionadas con éste. En particular se alude a la sociedad de la
información y al sector de medio ambiente. Con respecto al tercer
pilar, los cambios son mínimos y, en el caso de la orientación
dieciocho, proceden también de la iniciativa angloespañola, pues se
insta a la revisión del marco regulatorio existente además de nuevas
regulaciones. Por último, en el pilar relativo a la igualdad de
oportunidades se subraya la orientación veinte, el objetivo de
reconciliar el trabajo y la vida familiar. En este sentido, se
reclaman políticas de apoyo a la familia, incluyendo servicios de
guarderías y de atención a familiares dependientes, permisos de
maternidad-paternidad, etcétera. En lo que respecta al procedimiento
se recuerda que los Estados miembros presentarán en junio los planes
de acción nacional para el empleo, mientras que la Comisión elaborará
en primavera un documento sobre empleo basado en el artículo 127 del
Tratado de Amsterdan.

Existen otras medidas a favor del empleo que paso simplemente
a mencionar, señor presidente. A una ya me he referido, el IVA reducido
para los servicios intensivos en mano de obra. Otra es la asistencia
financiera a las pequeñas y medianas empresas creadoras de empleo,
teniendo especialmente en cuenta el capital-riesgo en empresas de
nueva creación, la subvención a empresas conjuntas transeuropeas y la
cobertura del fallido garantizado por el FEI. Otra es un plan de
acción de la Comisión para impulsar el capital-riesgo como elemento
clave para la creación de empleo, en el que se tienen en cuenta
medidas en curso, medidas a corto plazo y medidas a medio plazo.

Paso a mencionar, señor presidente, los asuntos de índole económica,
principalmente las grandes orientaciones de la política económica
para 1998 y 1999. Apartir del Consejo Europeo de Cardiff estas
grandes orientaciones de política económica toman una importancia
singular, ya que se discuten en un contexto nuevo de moneda única,
pero también estas grandes orientaciones de la política económica han
de verse a la luz de los acuerdos de Amsterdan y Luxemburgo en lo que
se refiere al mercado laboral, a las reformas estructurales. Las GOPE
recogen los distintos elementos que deberían informar las políticas
económicas de los Estados miembros. Entre estos me gustaría destacar
los objetivos de las propias políticas económicas, sus líneas
estratégicas, aspectos relativos al mercado de trabajo y a la reforma
estructural. Dentro de estos objetivos de las políticas económicas se
fijan dos principales: reforzar la recuperación económica, es decir,
la expansión económica, y trasladar la recuperación a un
autosostenido proceso de crecimiento económico no inflacionista como
requisito básico para la creación de empleo sostenido.

Con respecto a las líneas estratégicas de política macroeconómica,
las GOPE de 1998 reafirman las líneas estratégicas de las políticas
macroeconómicas de los Estados miembros en tres áreas: la política
monetaria, las finanzas públicas dentro del Pacto de Estabilidad y
Crecimiento y la evolución de los salarios nominales consistente con
el objetivo de estabilidad de precio y la evolución de los salarios
reales consistente con los incrementos de productividad. En relación
con las finanzas públicas se analizan en las GOPE especialmente tres
puntos: abundar en las razones para persistir en la consolidación
fiscal después del lanzamiento
del euro, reproducir la declaración del Ecofin del 1 de mayo
como base del compromiso de las autoridades nacionales para proseguir
ese proceso de consolidación y afirmar que el proceso de
consolidación debe regirse por los principios y ser una norma
general, la de reducir los déficit públicos vía reducción de gastos,
también una reducción de la presión fiscal global con el fin de
acelerar el dinamismo del crecimiento económico y, en los casos en
que los déficit y los endeudamientos públicos sean altos, asegurarse
de que cualquier reducción impositiva no perjudica la senda del
ajuste presupuestario. Desde el punto de vista del ajuste
presupuestario se tiene en cuenta el mejor control del consumo
público, del sistema de pensiones, de la asistencia sanitaria, de los
gastos ligados a las condiciones de los mercados laborales, así como
un mayor esfuerzo para favorecer los gastos de inversiones públicas.

En estos temas relacionados con la consolidación presupuestaria, se
pone de relieve en España la necesidad de mantener la actual política
presupuestaria, que va a permitir la reducción del déficit presente
en los próximos años, y la actual evolución de la actividad económica
y su sostenibilidad, que podría dar lugar a una más rápida
consecución de los objetivos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento.

Con respecto a las reformas estructurales, desde el punto de vista de
la política salarial se insiste en la necesidad de hacer una
evolución acompasada de los salarios y la productividad. Para ello
los convenios colectivos deben tener en cuenta las diferencias de
productividad por áreas geográficas y las derivadas de diferencias de
cualificación. Se recomiendan salarios de entrada que no dificulten
la reinserción social de los jóvenes poco cualificados o le los
desempleados de larga duración. En la zona del euro es fundamental
evitar la emulación salarial y, por tanto, la diferencia de los
niveles de productividad entre Estados miembros debe reflejarse en
diferentes niveles de retribución.




Me gustaría resaltar dos mensajes de estas orientaciones de política
económica en lo que se refiere al empleo. En primer lugar, el
cumplimiento de las orientaciones de política salarial es
especialmente importante para el área euro, en la medida en que con
la moneda única las comparaciones de precios serán más fáciles, la
competencia mayor y no se dispondrá del tipo de cambio para corregir
las diferencias en la evolución de los costes, y, en segundo lugar,
que en la unión económica y monetaria los ajustes salariales deben
jugar un papel fundamental en el proceso de adaptación a las
circunstancias económicas cambiantes, especialmente en el caso de
perturbaciones asimétricas, requiriéndose un nivel elevado de
flexibilidad en el proceso de información de los precios. Respecto a
los agentes sociales, las grandes orientaciones de política económica
resaltan su protagonismo en la determinación de los salarios,
destacando la importancia del diálogo social. Se recomienda a los
gobiernos que presten mayor interés al diálogo social y expliquen una
estrategia desarrollada en las próximas orientaciones de política
económica. Hay en estas orientaciones de política económica
referencias también a las políticas estructurales, a los mercados de
productos y capitales, a los mercados de trabajo. Respecto a las
políticas de reformaestructural, como los señores miembros de la
Comisión



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saben, los Estados miembros han presentado el 1 de diciembre de este
año sus informes sobre las reformas estructurales realizadas en cada
uno de los países.

Los programas de estabilidad y convergencia de los Estados miembros
del euro deberán presentarse antes de finales del presente año, es
decir, antes del 31 de diciembre.

Quisiera brevemente, dada la importancia del tema en estos momentos,
hacer una pequeña referencia, señor presidente, al informe del Ecofin
sobre el fortalecimiento del sistema financiero internacional. Para
los temas relacionados con la prevención de las crisis, este informe
propone mejorar la transparencia y adoptar adecuados procedimientos
de toma de decisiones tanto en el ámbito del sector privado como
respecto a la información gubernamental. En cuanto a la prevención de
las crisis se apunta el fortalecimiento de las regulaciones
internacionales. En materia de liberalización de capitales, el
documento plantea un mandato adicional al Fondo y al Banco Mundial,
que era objeto de acuerdo entre los ministros, además de los
regímenes cambiarios sostenibles en mercados emergentes, de los que
se habla en la propia recomendación. También se introduce el papel
estabilizador del euro y se apunta a la posible cooperación con
nuestros principales socios para mantener de manera sostenible estos
sistemas cambiarios en los países emergentes. Respecto a la
asistencia financiera y técnica, este informe desarrolla el papel de
las instituciones multilaterales de desarrollo, es decir, Banco
Mundial y bancos regionales, y pone de manifiesto el compromiso
europeo en materia de ayuda al desarrollo y, en particular, en lo que
respecta a la iniciativa de países pobres, altamente endeudados, es
decir, la iniciativa HIPC.

Por último, sobre las instituciones financieras internacionales con
respecto al Fondo Monetario Internacional, el informe considera que
el Consejo mantiene claramente un papel clave por el que debe mejorar
su coordinación con otras instituciones y propone la elevación del
papel del comité interino del Fondo, que debe convertirse en el foro
por excelencia de encuentro entre países desarrollados y en
desarrollo. Desde el punto de vista español, lo más interesante es
que el mecanismo de consultas se realice bajo el paraguas del Fondo
en un grupo ad hoc diferente del comité interino que tenga presente
el actual peso de las economías en los países desarrollados y en los
países emergentes.




Con respecto a los temas de prevención y resolución de la crisis, el
documento del Consejo incluye los elementos de participación del
sector privado y apunta, aunque sin especificar, mecanismos de
coordinación para la gestión de la crisis. Esta iniciativa sobre la
reforma del sistema financiero internacional debe valorarse muy
positivamente ya que es un punto de arranque de un seguimiento de
mayor alcance. Es muy probable que las iniciativas específicas sobre
la arquitectura en sus elementos más concretos vayan encajando en los
meses futuros. Desde esta perspectiva, la existencia de este
documento y de un mandato del Consejo Europeo para seguir adelante
marca un proceso dinámico de propuestas europeas que se crean por un
sistema de consenso. También se ha hecho referencia en los ecofines a
la catástrofe natural producida en Centroamérica. Ahí se ha mantenido
una propuesta dirigida a la comunidad internacional en el sentido
amplio y, en especial, a las instituciones
financieras para coordinar las ayudas. España ha sido encargada
por el comité monetario de redactar la resolución definitiva del
Consejo.

Paso ya, señor presidente, a abordar los temas relacionados con la
fiscalidad. Como saben los miembros de la Comisión, la actual
Presidencia austríaca ha otorgado una gran importancia a conseguir
progresos en la coordinación de nuestras políticas fiscales. De
hecho, se organizó en Viena un seminario de alto nivel sobre la
competencia fiscal y la coordinación de políticas fiscales en la
Unión Europea al principio del mandato de la propia Presidencia
austríaca.




Las líneas de acción que están fundamentando una mayor coordinación
de las políticas fiscales en este momento son: por un lado, la
voluntad de reequilibrar en general la carga fiscal sobre los
factores productivos en beneficio del trabajo coadyuvando a generar
una política efectiva de empleo; y, en segundo lugar, el deseo de
algunos Estados miembros de aprovechar la ocasión para introducir una
orientación medioambiental en el proceso de armonización de la
fiscalidad indirecta.

Me gustaría, señor presidente, hacer referencia en este momento al
llamado paquete Monti que fue aprobado, como sabe la Comisión, el 1
de diciembre del año 1997. Este paquete de medidas comprende: por un
lado, un código de conducta sobre tributación de las empresas para
evitar las prácticas que suponen una competencia fiscal desleal; por
otro, una propuesta para eliminar las distorsiones que se generan en
la tributación del ahorro; y, asimismo, una propuesta para eliminar
las retenciones en el pago de intereses y cánones entre empresas de
diferentes Estados miembros.

Con respecto al código de conducta, se configura como un compromiso
político que no influye en los derechos y obligaciones de los Estados
miembros, sin embargo, sí vincula moral y políticamente a los países,
por lo que garantiza su aplicación. El código atañe a la fiscalidad
de las empresas y se refiere a todas las medidas que influyen o
puedan influir de forma significativa en la erradicación de la
actividad empresarial dentro de la Comunidad. El código establece el
mantenimiento del statu quo desde su aprobación, esto es, los Estados
miembros se comprometen a no establecer nuevas medidas fiscales
perniciosas de ahora en adelante, y, más allá del statu quo, se prevé
un desmantelamiento paulatino de aquellas medidas que se consideren
perniciosas dentro de un procedimiento de evaluación que establece el
propio código. Los Estados miembros se comprometen a informar de las
medidas fiscales vigentes y de las que se proponga adoptar y que
pudieran entrar en el ámbito de aplicación del código.

Estas medidas, las vigentes y las que se pudieran adoptar, entrarán
dentro del procedimiento de evaluación establecido y todo Estado
miembro podrá solicitar que se debatan y estudien las medidas de otro
Estado miembro que pudiera entrar en el ámbito de aplicación de este
código. Así esa evaluación permitirá determinar si las medidas son
o no perniciosas y deben, por tanto, ser objeto o no de
desmantelamiento. En este punto debe subrayarse una excepción que fue
impulsada por España y objeto de un fuerte debate: cuando esas
medidas fiscales se utilicen paraimpulsar el desarrollo económico de
determinadas regiones



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se analizará hasta qué punto son proporcionadas y adecuadas a los
objetivos buscados. De esta manera se salvaguarda el régimen fiscal
especial para Canarias y la protección de nuestros objetivos para
islas y territorios que tengan una situación de ultraperificidad.

El código de conductas sobre fiscalidad de las empresas ha avanzado
considerablemente en su puesta en marcha, tal y como pudimos
comprobar en el Ecofin del pasado 1 de diciembre de 1998. En ese
Ecofin se estableció el grupo encargado del proceso de evaluación de
las medidas fiscales sospechosas de poder ser calificadas de carácter
pernicioso, que tendrá hecha su evaluación a finales de 1999; se ha
elaborado una lista de medidas fiscales a examinar; y se ha iniciado
el proceso de evaluación sobre la base de cotejar si la descripción
de las mismas se corresponde con la realidad y de efectuar una
primera comparación con los criterios contenidos en el código. Como
he dicho, este trabajo de evaluación deberá finalizar a finales de
1999, y además se plantea la necesidad por parte de los países
miembros de continuar avanzando, junto con la Comisión, en los otros
dos temas, es decir, la fiscalidad del ahorro y la fiscalidad de las
patentes y de los intereses.

En este segundo elemento del paquete Monti referido a la fiscalidad
del ahorro la propuesta se aplica a los pagos de intereses a personas
físicas residentes en un Estado miembro distinto del Estado pagador.

Se basa en el denominado modelo de coexistencia, que consiste en el
establecimiento de una opción a los Estados miembros: por un lado,
los Estados miembros pueden suministrar información al Estado miembro
de residencia del beneficiario de los intereses; y, por otro, si no
quieren dar información, deben practicar una retención mínima del 20
por ciento. Al mismo tiempo, y como consecuencia del carácter global
de la competencia por el ahorro en los sistemas financieros, se ha
plantead~ la necesidad de contactar con países terceros que puedan
incidir en la captación de ahorro europeo a través de un proceso de
deslocalización como consecuencia de medidas fiscales que atenten a
la competencia. En ese sentido, los primeros países con los que se va
a producir contacto serán Suiza, Andorra, Mónaco, Liechtenstein y San
Marino, que son los más próximos a la Unión Europea, pero esta lista
no quiere decir que vaya a limitarse a estos países la gestión de
coordinación, fuera de la Unión Europea, de la directiva sobre el
ahorro.

Con respecto a los intereses y cánones, que también formaba parte del
paquete Monti, como he dicho al principio, la propuesta de directiva
por la que se suprimen las retenciones sobre los pagos en concepto de
intereses y cánones que se efectúan entre empresas situadas en los
distintos Estados miembros pero que pertenecen a un mismo grupo; se
presentó el pasado mes de marzo y está siendo examinada por un grupo
de trabajo al objeto de que sea aprobada antes de finalizar el
próximo año.

Como saben SS.SS., ha habido, además, una comunicación de la Comisión
sobre ayudas estatales que ha sido presentada formalmente en la
última reunióndel Ecofin. Se trata de una contribución de la Comisión
Europea, ya prevista en el propio código de conducta, a este proceso
de profundización de coordinación de nuestras políticas fiscales,
cuyas implicaciones tendremos que analizar a lo largo de los próximos
meses. También ha habido una propuesta
de fiscalidad de la energía la intención de algunos Estados miembros
es que pretende contemplar la tributación de los productos
energéticos atendiendo principalmente a consideraciones de carácter
medioambiental. Nosotros no compartimos esta posición, al menos no
completamente. En la propuesta de directiva que actualmente está
siendo estudiada por el Consejo se pretende extender el marco
existente y armonizado para los hidrocarburos a otros ámbitos, que
serían el gas natural, el carbón y la electricidad, mediante la
fijación de tipos mínimos obligatorios que deben ser respetados por
todos los Estados miembros, y el compromiso político de proceder a su
revisión periódica para solventar dificultades surgidas, con el
teórico objeto de ir proporcionando una vía para acercar los tipos.

Como he dicho, España no está de acuerdo en la fijación de tipos
mínimos, por entender que no es un instrumento adecuado para unos
ámbitos en los que no existe realmente un mercado interior, como era
el caso de los productos derivados del petróleo. Efectivamente unos
tipos mínimos no proporcionales e iguales para todos los Estados
miembros no resultan un instrumento adecuado para la consecución de
los objetivos medioambientales, pues no contemplan la posición
relativa de cada uno de los Estados miembros frente a los problemas
medioambientales que se pretenden corregir, lo cual puede producir, a
su vez, la exigencia de esfuerzos desiguales para problemas
distintos. A ello también se suma el hecho de que los tipos mínimos
propuestos supondrían una notable elevación de nuestros tipos
impositivos que, como SS.SS. saben, son los más bajos de la Unión
Europea y, consecuentemente, supondrían fuertes presiones
inflacionistas en un momento en el que resulta esencial preservar la
competitividad de nuestra economía.




Como saben SS.SS., es voluntad del actual Gobierno proceder a una
rebaja general de la carga tributaria que pesa sobre la economía
nacional para dinamizarla, y no a una mera compensación entre
sectores mediante impuestos. Por todo esto, España manifestó en la
última reunión del Ecofin su disconformidad con los principios del
modelo presentado, si bien aceptamos el mandato -al objeto de que no
se nos pudiera acusar de estar impidiendo un debate- de que los
puntos sugeridos sean discutidos en profundidad por el grupo de
trabajo de cuestiones financieras y se pueda hallar una solución a
los problemas planteados por otros países y por nosotros.

En relación con estos puntos, y a propuesta de España, se incluyó en
el párrafo 16 del documento el estudio de los efectos económicos de
la propuesta, es decir, la elevación de la tributación energética, y
las consecuencias, en especial en lo que se refiere a la inflación, a
la competitividad del mercado interior y en el marco internacional,
al poder adquisitivo de los ciudadanos de cada Estado miembro y a los
costes de los transportes e idoneidad de los tipos mínimos para
conseguir objetivos medioambientales.

Han existido otras cuestiones fiscales, como es el programa Fiscalis,
el informe sobre fraude de alcohol y tabacos y la supresión de las
tiendas libres de impuestos, a las cuales haré referencia si SS.SS.

lo juzgan oportuno. También se ha planteado el régimen del
IVAaplicable al oro de inversión.




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Paso a referirme, por último, señor presidente, al presupuesto para
1999. La Comisión presentó su anteproyecto de presupuesto el pasado
mes de mayo. En una primera lectura del Consejo de presupuestos del
17 de julio se incluyeron todas las cifras que la Comisión proponía
para la cuestión económica y social. Las partidas aprobadas por el
Consejo para dicha cuestión, antes de remitirlas al Parlamento,
suponían un aumento en mecus del 16,62 por ciento para créditos de
compromiso y del 8,98 para créditos de pago. Tengo que decir que los
créditos de compromiso eran exactamente los que se desprendían de los
acuerdos de las perspectivas financieras aprobadas en Edimburgo y que
configuran el vigente acuerdo interinstitucional del año 1993.

Desde el punto de vista español, esta decisión del Consejo de julio
era totalmente satisfactoria. Sin embargo, en la primera lectura del
Parlamento se produjeron algunos hechos que han venido a modificar
esta situación, sobre todo en lo que se refiere a la enmienda 708,
que consistía en pasar 1.500 mecus de créditos de compromiso y 250 de
créditos de pago de la línea para los fondos estructurales a una
reserva, y en la reducción de 500 mecus de créditos de pago para
fondos estructurales.

La segunda lectura del Consejo sobre esta propuesta fue, a su vez,
modificar la propuesta inicial del Parlamento, especialmente gracias
a las posiciones españolas, que consideraban que estas propuestas
parlamentarias vulneraban los acuerdos de Edimburgo. Conseguimos que
la posición mantenida por nosotros lograra una mayoría cualificada a
favor de la modificación parcial de la enmienda 708, por lo que se
eliminaba la reserva y, por tanto, el correspondiente paso de los
1.500 mecus de créditos de compromiso y de los 250 mecus de créditos
de pago para fondos estructurales. Sin embargo, no eliminamos en esta
segunda lectura del Consejo la reducción de 500 mecus de créditos de
pago.

Para finalizar, tengo que decir que se produjo una votación en el
Parlamento el pasado 17 de diciembre y se anularon las reservas de
1.500 millones de euros en créditos de compromiso y 250 millones en
créditos de pago, pero sí se mantuvo la reducción de 500 millones de
euros de los créditos de pago de fondos estructurales por unas
votaciones de determinados parlamentarios europeos, ninguno de ellos
español. En cualquier caso, las consecuencias para España no son
excesivamente graves ya que, en el caso de que los créditos
eliminados los 500 millones de euros de créditos de pago de fondos
estructurales que han sido reducidos demostraran una insuficiencia,
plantearíamos la necesidad de presentar un presupuesto rectificativo
suplementario que complementase el de 1999.

Con esto, señor presidente, creo que he abordado casi todos los temas
-por no decir todos- que los grupos parlamentarios me habían
solicitado en las diversas y sucesivas comparecencias. Estoy a su
disposición para ampliar las cuestiones que SS.SS. me planteen o
aclarar alguna duda.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor
Costa.




El señor COSTA COSTA: Quiero darle las gracias, señor Rato, por su
larga exposición, que era de esperar dada la acumulación de Consejos
de Economía y Finanzas que ha habido durante este período y la
importancia de los temas tratados en los mismos. Voy a intentar
centrar mi intervención en las cuestiones que consideramos más
relevantes. Quiero asimismo pedir algunas aclaraciones sin ser
excesivamente reiterativo en cuanto a su exposición sobre las
conclusiones de los diferentes Consejos.

No quiero dejar de congratularme por los trabajos realizados en el
Ecofin y, particularmente, por la actividad desarrollada por el mismo
para implementar las normas y adoptar las decisiones relativas a la
creación del euro y a su entrada en vigor el 1 de enero de 1999. Los
gobiernos de mi partido iniciaron en su momento un trabajo serio y
riguroso para hacer posible que esta ocasión tuviera lugar. Por ello
queremos felicitarnos junto con el Gobierno, en primer lugar, por
haber logrado, las condiciones necesarias para participar y, en
segundo lugar, por que los mecanismos y las normas necesarias para su
realización se adoptaran en el tiempo adecuado, particularmente en
los ecofines de 1 y 3 de mayo celebrados para estas cuestiones. Por
otra parte, quiero pedir su opinión respecto a algunas disfunciones
que, a mi entender, se podrían dar en la representación exterior del
euro y, particularmente, en el Fondo Monetario Internacional.

Quisiera saber si en el Fondo Monetario Internacional la posición
conjunta de la Unión Europea puede tener coherencia con las sillas
que ocupa España en esa institución, y si de ello se deriva alguna
consecuencia porque es importante saber si existe alguna
contradicción en esa representación en el Fondo Monetario
Internacional.

El siguiente tema que viene centrando las preocupaciones de mi grupo
en los últimos meses es la Agenda 2000, sobre la que el ministro ha
hecho una larga exposición explicando los acuerdos del Ecofin y la
situación en unos términos muy técnicos y difícilmente comprensibles
para cualquier ciudadano que Jos estuviera escuchando. No sé si lo ha
hecho a propósito para continuar con la contusión y la opacidad de
las propuestas que están sobre la mesa, o si es simplemente el
lenguaje propio del Ecofin coincidente en ese caso con el suyo.

Ha hecho referencia S.S. a varias cuestiones que no quiero pasar por
alto, como no lo hicimos en el debate posterior al Consejo Europeo de
Cardiff ni en el posterior al Consejo Europeo de Viena, ya que no
hemos tenido otras oportunidades que hubiéramos deseado para elaborar
propuestas en común sobre las materias que se están discutiendo. He
de ser crítico aquí con la posición del Gobierno. El Gobierno no ha
querido que el Parlamento conozca su posición, formulada a través de
una comunicación del mismo para saber cuáles son las posiciones que
defiende en esta materia; sí hemos conocido la posición del Gobierno
en encuentros informales y en alguna comparecencia en la Comisión
Mixta para la Unión Europea, pero no hemos tenido esa oportunidad en
el Pleno de la Cámara, cuando estimamos que el tema que estamos
discutiendo merece, de una manera singular, la atención del Pleno de
la Cámara.De lo que estamos tratando aquí es de cuál va a ser la
participación de España para el período 2000-2006 en la financiación
de la Unión Europea, tanto en el capítulo de ingresos, de
aportaciones de los Estados miembros, como de gastos.




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Respecto a las propuestas que están sobre la mesa y que ha venido a
explicar muy correctamente, lo que no nos ha dicho es que nos
perjudican de una manera muy importante; todas las que están en
debate en estos momentos, incluidas algunas de la Comisión, aunque en
menor medida, atentan gravemente en diferentes elementos contra los
intereses de España en esta negociación, el primero de ellos,
respecto a la estabilización del gasto total de la Unión. Ya ha dicho
el señor Rato en su exposición que, a través de una solicitud del
Ecofin, la Comisión presentó un estudio para la estabilización del
gasto. Nosotros compartimos con él que no es un estudio de
estabilización del gasto, sino que es un recorte del 18 por ciento
del gasto para el próximo período y que viene a disminuir de una
manera muy relevante -en torno al 20 por ciento- los gastos previstos
para fondos estructurales para cohesión económica y social en este
período. Estamos hablando, señor Rato, de cifras muy importantes para
España en el próximo período. Quiero recordar que, según las últimas
perspectivas financieras, las cifras globales para nuestro país eran
cercanas a 7 billones de pesetas. Si hablamos sólo en ese capítulo de
una reducción global del 20 por ciento, cada uno puede hacerse su
propia composición sobre las cifras de las que estamos hablando para
el conjunto del período.

Los siguientes elementos sobre el gasto están básicamente en la
propuesta de cofinanciación de la política agrícola. Una propuesta
que en sí misma aparece como neutra pero que no lo es, y todos
sabemos que no lo es. Una propuesta presentada por la Comisión
Europea, por lo tanto, con la legitimidad que le da el que no la
defienda uno de los Estados miembros y que España, de alguna manera,
haya aceptado que las propuestas iniciales de la Comisión -en las que
no estaba ésta, naturalmente- tienen una mayor legitimidad y una
mejor base para la negociación futura de todas las perspectivas
financieras. Pero ésa también viene de la Comisión. Legitimando unas
de alguna forma estamos legitimando el conjunto.

La siguiente cuestión que está sobre la mesa es la supresión del
Fondo de Cohesión -al que S.S. no ha hecho referencia- propuesta por
algunos Estados miembros. Usted no ha hecho ninguna referencia a
ella, pero esa cuestión sigue estando sobre la mesa. Algunos Estados
miembros la están discutiendo y existe un informe jurídico de la
Comisión Europea que confirma que al Fondo de Cohesión tienen derecho
todos los Estados que cumplen las condiciones establecidas en el
mismo, pero no especifica cuál es la dotación que va a tener en el
futuro. Si me lo permite, lo trascendental, es decir, el elemento
político, queda todavía abierto, si bien es cierto que en ese
elemento aparentemente España tiene una posición más sólida que otros
países, al menos en su fundamento jurídico; ya veremos qué pasa en
cuanto al fundamento político.

Quedan también los fondos estructurales sobre los que se han
negociado ya, aparentemente sin acuerdo, elementos que también son
relevantes, aunque no tengan un contenido tan trascendental como los
otros; por ejemplo, la base de esos fondos, como ya he dicho antes,
la cantidad global disponible para todo el período, la situación
privilegiada de estos fondos en el gasto comunitario y ver si se va
a mantener o no la situación de privilegio que tiene la categoría 2 del
presupuesto de la Unión Europea para fondos
estructurales o si,tal como prevé el documento de la Comisión
Europea, existen condiciones para la cancelación de estos fondos
cuando no hayan sido gastados en determinadas condiciones. Por otro
lado, está la propuesta realizada por los cuatro países que usted ha
citado; Alemania, Austria, Holanda y Suecia, que contiene un modelo
de retornos a los países que son contribuyentes netos del presupuesto
comunitario. Un escenario sin duda complicado para nuestro país que
contiene en sí mismo una constante permanente, que es que cada una de
las propuestas que están sobre la mesa viene a perjudicar a los
países más pobres de la Unión y a ahorrar aportaciones a los países
más ricos: En cualquier caso, hay dos elementos que encontramos en
todas ellas: Alemania ahorra ingresos en su aportación comunitaria de
forma prácticamente proporcional a los que deja de percibir España en
los gastos comunitarios.

En ese escenario no estamos en la mejor de las situaciones. Usted ha
hecho una exposición que, si estuviéramos hablando de un partido de
fútbol, yo calificaría de un tanto casera, es decir, a favor del
equipo local. Usted ha dicho que cuatro países, Alemania, Austria,
Holanda y Suecia están haciendo esas propuestas, y España y otros
países están enfrente con otras que intentan básicamente parar los
disparos que vienen a puerta desde la otra orilla. Pero, si se me
permite decirlo, eso no es exactamente así. Ha habido ya reuniones,
no en el Ecofin, pero sí en el Consejo de asuntos generales, en las
que a la propuesta de los cuatro países citados se han sumado ya un
gran número de países, y sólo dos países han estado junto a España en
las propuestas de bloqueo, básicamente, de las proposiciones de otros
países. Por lo tanto, no es que se trate de propuestas equilibradas
con un similar número de apoyos en uno y otro lado; no, la realidad
no es esa y usted lo sabe. Usted sabe perfectamente que nosotros
tenemos muchos menos apoyos que las propuestas de los países que son
contribuyentes netos al presupuesto comunitario y, si bien es cierto
que el conjunto se tiene que aprobar por unanimidad, no es menos
cierto que el ejercicio del derecho de veto que asiste a España o a
cualquier otro país de la Unión Europea no conduce a mejorar la
situación o a generar propuestas positivas, sino simplemente a
bloquear las que se estén produciendo.

Una vez más, en ese contexto le quiero reiterar la posición de mi
grupo respecto a lo que entiende que debe ser la negociación del
Gobierno y su resultado. En primer lugar, que se pueda revisar el
límite del 1,27 por ciento para el gasto comunitario. En segundo
lugar, que se mantenga la plena financiación de la política agrícola
común por las instituciones comunitarias. En tercer lugar, que se
dedique a la cohesión económica y social el 0,46 por ciento del total
de gasto comunitario. Y finalmente, que se mantengan los fondos
estructurales y el Fondo de Cohesión en circunstancias similares a
las actuales. El Fondo de Cohesión ha probado particularmente su
eficacia en el contenido y en los objetivos para los que fue creado y
en las nuevas circunstancias la Unión va a precisar más que nunca de
un fondo de reequilibrio entre las rentas de los países miembros de
la Unión, hecho por el que es especialmente relevante su
mantenimiento.




El señor PRESIDENTE: Señor Costa, lleva 15 minutos, así que vaya
terminando.




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El señor COSTA COSTA: Concluyo rápidamente, señor presidente, pero no
sin antes hablar de otros dos asuntos. Le rogaría una cierta
flexibilidad con el tiempo, ya que habíamos acumulado diferentes
solicitudes de comparecencia y son muchos los temas a los que el
vicepresidente señor Rato se ha referido en su exposición inicial.




El señor PRESIDENTE: Habrá flexibilidad, pero le pido concreción en
los dos temas, por favor. Tiene tres minutos.




El señor COSTA COSTA: Respecto de las orientaciones económicas, hay
algunas cuestiones que nos preocupan; usted ya ha explicado algunas
aunque de una manera sucinta. La primera es la relativa a la nueva
fase de las orientaciones de política económica. ¿Esas orientaciones
tienen como elemento conductor el que cada uno de los Estados
miembros vaya aplicándolas a su política económica o el que la Unión
en su conjunto converja en su ciclo económico? Es un elemento
relevante del debate político y económico para la Unión, sobre todo
en la nueva fase de la unión monetaria, como usted mismo ha señalado.

No he encontrado ningún elemento que permita vislumbrar si,
efectivamente, lo que se busca es una mayor coincidencia en los
círculos económicos de la Unión Europea y, por lo tanto, una mayor
eficacia de las orientaciones económicas para el conjunto de la Unión
y no para cada uno de los países miembros.

Dentro de la política fiscal, ha citado usted la necesidad de
cooperación. Amí me llama la atención que ahora hablemos de
cooperación y no de armonización. Parece que algunos países plantean
una armonización de las políticas fiscales, de la política social y
de la política medioambiental en algunos de sus aspectos. Usted ha
citado algunos casos, pero me interesa conocer si en el futuro vamos
a hablar de una simple cooperación o coordinación o si cree que es
suficiente la coordinación y no tenemos que hablar, por lo tanto, de
la necesaria armonización de esas políticas. Esto tiene calado
político puesto que en elementos parciales de la fiscalidad que usted
mismo nos ha señalado están tomando una gran relevancia aspectos que
pueden incidir en la localización de empresas dentro de la propia
Unión Europea por razones de política fiscal, social o
medioambiental. Una simple cooperación puede mantener esas
dificultades en el futuro en un momento ya de mercado único muy
avanzado y de moneda única que jurídicamente entrará en vigor a
partir del 1 de enero de 1999.




El señor PRESIDENTE: Termine ya, señor Costa, por favor.




El señor COSTA COSTA: Concluyo rápidamente, señor presidente.

Me merece una especial atención la propuesta de Italia respecto a la
inversión y el déficit público en relación con el déficit público y
el cumplimiento de los programas de estabilidad. Como usted sabe de
qué hablo, no voy a alargarme, simplemente voy a formular las
preguntas muy rápidamente para que el señor presidente no me llame la
atención otra vez.




Usted y varios ministros de Economía y Finanzas han hablado del IVA
reducido para servicios intensos en mano de obra. Cuando uno
profundiza un poco en esa propuesta se encuentra con que se trata
realmente de una propuesta muy limitada en el tiempo, con carácter
excepcional en su base y restrictiva respecto de los servicios a los
que se puede aplicar, que tienen que tener un ámbito estrictamente
local.

Esos son los elementos más relevantes. No voy a hablar del
presupuesto de 1999, puesto que usted ya nos ha explicado muy bien la
situación en que está y que se ha salvado lo que el Gobierno entendía
como relevante, sino que quiero referirme al empleo, concretamente a
una posición del Gobierno que no termino de comprender, cual es la de
si es cierto que el Gobierno está impidiendo un acuerdo sobre grandes
empresas europeas, concretamente sobre la negociación colectiva en
grandes empresas,europeas y, si lo está haciendo, en función de qué
principios o en base a qué intereses está adoptando esa posición.

Hay muchos otros temas de los que el señor vicepresidente ha hablado
en los que me gustaría tener un intercambio de opiniones, pero el
tiempo no me lo permite. Sí quiero decir que en materia de empleo ha
habido un cambio sustancial en las orientaciones de la Unión del cual
nos felicitamos, existe una nueva sensibilidad en la Unión Europea en
todo lo que se refiere a políticas sociales y esperamos del Gobierno
de España que no pretenda instaurar modelos que han pasado ya a la
historia o defender posiciones que aparentemente muy pocos países de
la Unión Europea están dispuestos a seguir.




El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió), tiene la palabra el señor Guardans.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Señor ministro, quiero darle las gracias
por el contenido extenso y detallado de su intervención, puesto que
seguirla realmente demuestra que es útil e importante tratar de estos
temas aquí. Aunque algunos de ellos, como el último que ha mencionado
relacionado con la coordinación, la armonización fiscal, pueden haber
sido tratados ya en la Comisión de Economía, se ha hecho en ese caso
desde una perspectiva distinta y todos los demás no lo han sido. Por
tanto, le agradezco que esté aquí -quizás no estaría de más que
hubiera venido alguna otra vez antes en los últimos meses, pero, en
todo caso, ciñámonos a que hoy está aquí- y que no haya pasado por
encima prácticamente de ninguno de los temas que han sido importantes
en la agenda del Ecofin de los últimos meses, prácticamente del
último año, y los haya tratado todos con cierta profundidad. Se lo
agradezco sinceramente; como se dice en inglés, for the record; queda
reflejada en el «Diario de Sesiones» la posición del Gobierno sobre
lo que han sido prácticamente todos los problemas fundamentales que
ha habido en la mesa del Ecofin en los últimos meses.

Me voy a referir, en primer lugar, a la Agenda 2000 y el debate sobre
perspectivas financieras y después iré espigando algunas temas que
han aparecido en su intervención y que han estado en la mesa de los
consejos Ecofin de los que está informando hoy. Sobre la Agenda 2000
y las perspectivas



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financieras, no quería añadir mucho más a las palabras del portavoz
de mi grupo en el último debate después del Consejo de Viena, pero
querría hacer hincapié en alguno de los puntos. Está claro y lo sabe
el Gobierno -no hace falta que lo tenga que reiterar yo ahora- que
cuenta globalmente con el apoyo de Convergència i Unió en la defensa
del modelo actual de los fondos de cohesión y de las perspectivas
financieras en Europa que permita a España mantener los ingresos y
los flujos que recibe por distintos conceptos o que no pierda los que
recibe -como ocurriría por ejemplo con la reforma de la financiación
de la PAC- respecto del modelo actual. Por tanto, sabe que cuenta con
nuestro apoyo.

En cambio, sabe también -y lo dijimos con todas las letras y lo
reitero hoy- que no compartimos exactamente la estrategia que se está
siguiendo. Nos da miedo la estrategia de pura obstrucción, de puro
bloqueo, de puro plantarse en lugar de aceptar que hay una situación
que es problemática, que no supone darle la razón a nadie a priori,
sino saber que hay un problema sobre la mesa, dejando de intentar
buscar con una cierta capacidad de iniciativa, que hoy por hoy no
vemos, una solución que antes o después sea aceptable para todos. No
creemos que la estrategia que sigue hoy el Gobierno español sea la
única posible; no creemos que sea hoy la única aceptable en la Unión
Europea. Nos sorprende -pensando en el pasado, sin posibilidad de
plantearlo ahora, cuando es tarde- que siendo España el país que más
interés tenía en dar una determinada orientación a este debate, desde
el principio del mismo su actitud haya sido de resistencia en lugar
de poner sobre la mesa iniciativas que pudieran solucionar las
aspiraciones de otros o que, por lo menos, hubieran servido para el
debate. Es cierto que en su momento se ofreció, por su parte y por el
ministro de Asuntos Exteriores en carta al presidente de la Comisión,
para que se incorporara al documento sobre recursos propios, una
propuesta de mayor progresividad en el recurso del producto interior
bruto. Es cierto también que al día siguiente o dos días después el
propio ministro de Asuntos Exteriores deshinchó esa propuesta y a
partir, de ahí quedó como algo para ser estudiado por los expertos en
financiación comunitaria y como algo que se cita como una propuesta
que duró 48 horas. Propuestas como puede ser el informe Cecchini o
cualquier otra iniciativa por parte del Gobierno español sorprende
que no se hubieran aportado antes. Por tanto, entendemos, señor
ministro, que algo de aislamiento hay, no un aislamiento político
global, en absoluto, es evidente que no, pero algún aislamiento en
este punto lo hay. Y no sólo lo hay, sino que también hay un
planteamiento de cuáles son nuestros socios en Europa que tampoco
acabamos de entender.

Me gustaría ser más prudente, voy hilando matices, no llego a decir
que no lo compartamos, me limito a decir que no lo entendemos. Ya
sabe que en temas comunitarios las palabras tienen sus matices. Me
refiero a ese frente que se intentó formar ante el Consejo de Viena
con el Reino Unido. No acabamos de ver cuáles son nuestros intereses
en el ámbito europeo a compartir con el Reino Unido, ni siquiera en
el ámbito concreto en el que ese frente se planteó, como era el del
empleo. Quizá estéticamente en términos políticos o generacionalmente
eso tenga algún interés, pero en términos de la defensa de nuestros
intereses no acabamos
de entender -voy a mantener el punto en el que estaba- que eso
sea lo que más nos interesa. Sabe bien, y lo ha dicho expresamente el
señor ministro en su intervención, que, por ejemplo, el mantenimiento
del cheque británico -y cito literalmente su propia intervención-
significaría que el Reino Unido quedaría al margen de los costes de
la ampliación. Es algo que sabemos todos y que ha reiterado hoy en su
intervención el vicepresidente. Por tanto, ¿por qué no hacer un
esfuerzo entre todos por transmitir lo que sabemos y que se sabe,
exigiendo que sea puesto también sobre la mesa o por lo menos huir
-políticamente nos parece que es una bomba de relojería- del eventual
enfrentamiento norte-sur (Alemania-España), cuando realmente estamos
en un enfrentamiento entre países ricos?
En cuanto al fondo, pleno apoyo, ya sea al hilo de las propuestas que
han venido del grupo mayoritario de la oposición como ejes posibles
sobre los que llegar a un acuerdo o sobre otras; nosotros no vamos a
ser quienes indiguemos cuáles son los puntos en los que hay que
llegar a un consenso. Insisto, creo que ese consenso es posible, pero
no exactamente con la estrategia que hoy por hoy se sigue.

Nuestra postura coincide en cuanto al fondo del asunto con la del
Gobierno español y, por tanto, no tendría que reiterar nuestra
posición, pero las mayorías en política, y el señor vicepresidente lo
sabe bien por política interna, prevalecen incluso a veces sobre la
razón moral o la razón jurídica; en política son las mayorías las que
pesan y en Europa con la situación actual no vamos camino de tener la
mayoría.

Dejando a un lado este tema y centrándome en otros muchos, querria
empezar hablando brevemente de comercio electrónico. Es un asunto
relativamente menor sobre el total y sobre el ranking de los que ha
abordado, pero es importante en sí mismo y ha estado también en la
agenda del Ecofin, al menos de dos, en los últimos meses. Me gustaría
que nos comentara algo ya que tengo una cierta sensación de que
España está yendo un poco a remolque de las iniciativas comunitarias.

Es una sensación que se puede desmentir; sé que en su momento
apoyamos las propuestas fiscales de la Comisión para plantearlas
oportunamente en la Cumbre de la OCDE en Ottawa y sobre las que nos
pronunciamos. Tampoco compartimos al cien por cien la fiscalidad del
IVA en el comercio electrónico como prestación de servicios, aunque
se trate de entrega de bienes; es algo que tiene elementos a favor y
elementos en contra. No quiero entrar en el fondo, porque nos
llevaría muy lejos, pero querría comentarle al señor ministro nuestra
inquietud y la sensación de que en Europa se esté intentando una
armonización globalmente sobre el comercio electrónico -hay un
proyecto de directiva en este momento en curso- en aspectos muy
concretos de enorme transcendencia en el ámbito interno español, como
es el valor de la firma electrónica en los documentos jurídicos (y
entra también en su departamento en la medida que estamos hablando de
mercado interior y de comercio). Por tanto, nos gustaría que nos
dijera globalmente -insisto, no es una comparecencia para hablar de
ello específicamente- el papel activo o no que esté teniendo España
al respecto y, como mínimo, manifestarle nuestra inquietud.

Ha comentado muy de pasada el aplazamiento de lasupresión de los duty
free, las tiendas libres de impuestos, y



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sus prerrogativas fiscales. Agradecería que nos explicara un poco más
el iter de esa decisión, que estéticamente es muy fea; en política la
estética también cuenta. Que en un Consejo Europeo como es el de
Viena aparezca lo que se ve directamente como algo introducido por un
lobby de tremendo poder, teóricamente en salvaguarda de unos cuantos
puestos de trabajo, estéticamente produce una situación incomoda. La
cumbre de Viena, -no es sólo porque lo dijera el portavoz del Partido
Socialista; no es una expresión suya, sino que corre por Europa- fue
la cumbre del duty free. Querría que nos explicara un poco la
posición española sin prejuzgar las ventajas o inconvenientes que
tenga ese aplazamiento. Como precedente al menos de algo que era
firme y que tenía una fecha de caducidad, nos parece peligroso que,
por el mero hecho de la fuerza mayor o menor de las empresas en
cuestión, eso se aplace.

Ya sé que estoy tratando muchos temas, casi tantos como el propio
vicepresidente, pero nos interesaría su opinión sobre los mecanismos
de lucha contra el fraude a las arcas comunitarias. Es un asunto que
tiene unas connotaciones directas entre el Parlamento Europeo y la
Comisión Europea, por tanto, intracomunitarias, pero habrá unas
decisiones jurídicas concretas que tomar y que deberán ser adoptadas
en la sede del Consejo de Ministros. Por tanto, nos gustaría que se
pronunciase sobre eso. Aquí ya ratificamos en su momento -al menos en
el Congreso, no recuerdo bien si ha pasado por el Senado- el
pertinente convenio europeo, pero políticamente es un tema que tiene
todo su interés. Quisiéramos saber si comparte el Gobierno el
reforzamiento o la creación de una unidad antifraude exenta que
fiscalice las cuentas o no; cuál es nuestra posición.

En otro orden de cosas, que se mueven en otro plano, aparece en
distintos documentos de la agenda del Ecofin de estos meses el tema
del capital-riesgo. La coordinación de los mercados de capital-riesgo
aparece como un objetivo que es conveniente muy específicamente como
un instrumento para la creación de empleo. Nosotros le damos toda la
importancia, lo sabe el señor ministro por otros frentes abiertos en
la actividad parlamentaria, muy concretamente por el proyecto de ley
que hubo al respecto. Por tanto, en primer lugar, quisiera subrayar
la importancia que le damos. En la cumbre extraordinaria sobre el
empleo de Luxemburgo se pidió un informe a la Comisión en el que se
diseñara un plan de acción global sobre el capital-riesgo en Europa y
la coordinación del capital-riesgo. Ese plan de acción fue
presentado, y según nuestras noticias posteriormente se modificó (la
transparencia del Ecofin no llega al punto de que supiéramos
exactamente cuáles son los extremos del plan de acción original que
no fueron aceptados por el Ecofin; en todo caso, sí sabemos que no se
aceptó globalmente el plan de acción que la Comisión presentó en su
momento). Hubo un segundo plan de acción y es sobre el que el Consejo
de Viena ha reiterado la importancia que tiene en lo que es la
creación de empleo, y pide expresamente a los Estados que aclaren
cuanto antes cómo lo están aplicando. De nuevo, como en tantos otros
puntos, no pretendo que nos detengamos con detalle a hablar de la
situación del capital-riesgo en España y de la armonización, es
decir, de la situación comparativa de España respecto del resto de
los Estados de la Unión, pero sí le pediría una cierta valoración
sobre cómo está aplicando España en este
momento ese plan de acción de la Comisión en materia de capital-
riesgo y concretamente cómo se va a llevar a cabo lo que ha pedido el
Consejo de Viena, que es la información detallada de la aplicación de
ese plan de acción.

Enlazo esto con lo que son las conclusiones de la cumbre de Viena y
previamente del Consejo mixto entre ministros de Asuntos Sociales,
Trabajo y Economía y Finanzas en el ámbito del empleo. Ahí sí que
compartimos y valoramos muy positivamente la posición española, los
avances que ha habido, la satisfacción con la que se ha recibido en
su momento el plan español por la Comisión Europea. Por tanto, me
detendría sólo en cómo valoramos muy específicamente dos ideas clave
que aparecen ahí, que son: formación y pequeña y mediana empresa. No
es que minusvaloremos los demás elementos que tiene la posición
española, pero me atrevería a decir que históricamente, en el caso de
mi partido, son dos ejes básicos en lo que es nuestra visión de lo
que es la lucha contra el paro (formación y pequeña y mediana
empresa) y no podemos más que alegrarnos de que eso pase a ser
también eje en el plano europeo.

Podríamos -y así tenemos que hacerlo- exigir que eso no se quede en
papel mojado; simplemente ya se empiezan a quedar atrás quienes
decían que empleo y Europa son términos incompatibles. Es obvio que
no; es obvio que incluso sin un enorme coste económico para las arcas
comunitarias hay muchas medidas de coordinación y de impulso que se
pueden tomar a nivel europeo y que tienen eficacia a nivel europeo,
además de otras que evidentemente necesitan un respaldo financiero.

Por tanto, lo que debe saber el Gobierno es que seguirá contando con
nuestro apoyo y con nuestro exigente y cómplice impulso.

Termino valorando también, o dándole toda su importancia, ese
documento que ha destacado el ministro en su intervención, que es el
informe del Ecofin al Consejo Europeo de Viena sobre el refuerzo del
sistema financiero internacional. En su momento, el ministro francés
lanzó la idea de que efectivamente hacia falta llevar a cabo algún
tipo de sentada, por decirlo así, un think tank, un brain storming,
por ser anglosajón absolutamente, una cierta revuelta de ideas sobre
la situación del sistema financiero internacional y, por tanto, el
hecho de que todos los ministros de Economía y Finanzas de la Unión
hayan sido capaces de elaborar este documento tiene toda su
importancia política. Sin embargo, la lectura atenta de este
documento deja claro que, como suele ocurrir en economía -y esto en
el fondo es una mezcla de economía y política, no estrictamente
política económica-, es mucho más claro el diagnóstico que las
propuestas de solución. En el diagnóstico de lo que no va podemos
estar todos de acuerdo y es más fácil que se pongan de acuerdo todos
los ministros europeos; en lo que son propuestas concretas hay
algunas que tienen un aire de absoluto brindis al sol. Decir que los
sectores financieros y los regímenes de regulación y supervisión
deben tener la robustez suficiente para hacer frente a los
movimientos internacionales de capital es un deseo que todos
aplaudimos. Es necesario estudiar más a fondo -dice el documento- la
eficacia y la conveniencia de medidas para reducir la afluencia
excesiva de capital a corto plazo a los países con economías de
mercado emergentes, así como las respuestas frente a retiradas de
capital excepcionales y desestabilizadoras. ¿Qué medidas? ¿Qué
respuestas? Ésas



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son las preguntas. Decir que hacen falta medidas y hacen falta
respuestas es un primer paso, pero evidentemente no llega demasiado
lejos, pero por algún sitio se empieza.

Sobre el tema de la coordinación o armonización fiscal, no me
detengo, pero quería mencionarlo, no por que no le demos toda su
importancia...




El señor PRESIDENTE: Vaya terminando, señor Guardans.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Termino exactamente con esto.

Decía que en el tema de coordinación fiscal no me detengo no porque
no le demos su importancia, sino porque como fue objeto de una
detallada intervención en la sede de la Comisión de Economía y
Hacienda mi grupo ya fijó allí su posición al respecto y en aras a la
brevedad me detengo aquí.




El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Vasco (PNV), tiene la
palabra el señor Gangoiti.




El señor GANGOITI LLAGUNO: En primer lugar, quiero agradecer al
vicepresidente su comparecencia en la Comisión y las explicaciones
que nos ha dado, que han sido en profundidad sobre diversos temas que
en estos momentos son de interés para todos.

Dicho esto, voy a pasar a hacer una serie de preguntas y espero ser
breve y conciso. En primer lugar, Agenda 2000, perspectivas
financieras: recursos propios, estabilización de gasto, fondos
estructurales y fondos de cohesión. El vicepresidente nos ha hecho
una descripción de qué es lo que ha ocurrido en la cumbre de Viena,
pero a mí me gustaría que nos explicara qué perspectivas ve él para
el Consejo extraordinario de los días 24 y 25 de marzo bajo la
Presidencia alemana; si en estos momentos se piensa que puede haber
un acuerdo o si habría que llegar a junio.

En segundo lugar, y relacionado con esto, pedimos su opinión sobre si
existen ya algunas orientaciones sobre lo que va a ser la presidencia
alemana, respecto a todos estos aspectos financieros (fondos y de
recursos de la Agenda 2000); si existe la sensación de que ella va a
seguir con la misma postura que ha venido manteniendo hasta ahora
Alemania o la puede flexibilizar, o incluso si cree que la propia
presidencia alemana trataría de que el acuerdo se consiguiese en el
siguiente semestre bajo presidencia finlandesa, aunque todos sabemos
que el peso específico de ese país no es muy fuerte.

Otro asunto que quería plantear al señor vicepresidente, relacionado
con toda la problemática de la Agenda 2000, es la situación que se ha
producido con la Comisión Europea la semana pasada como consecuencia
de la votación del Parlamento europeo. Todos hemos escuchado que en
principio la postura de perspectivas financieras y fondos del
Gobierno español se identificaba mucho más con la de la Comisión que
con la que ha mantenido la presidencia austríaca. En este sentido, me
gustaría saber, teniendo en cuenta que en el mes de enero el
Parlamento europeo va a someter a una moción de confianza al
presidente Santer y al Colegio de Comisarios, qué es lo que piensa el
señor vicepresidente que va a ocurrir; en todo caso, aunque esta
moción de confianza sea ganada por la Comisión, si realmente ésta
puede quedar tocada para la fuerza que pueda tener en los ámbitos
económicos, financieros y de fondos en todos los temas relativos a la
Agenda 2000.

Quisiera preguntar si, de una vez por todas, la Comisión tiene
pensado presentar un informe sobre el coste de la ampliación o si no
se va a presentar por la Comisión ese documento que nosotros creemos
importante. En este sentido, compartimos la postura del Gobierno
respecto a que, antes de discutir una serie de temas, es necesario
cuantificar el coste de la ampliación.

Respecto a la fiscalidad, quisiera preguntar al señor vicepresidente
si cree que se van a dar pasos importantes al respecto. Hemos de
tener en cuenta que el euro, el mercado único, aunque había gobiernos
de diversos colores, era un tema menos delicado que el de la
fiscalidad. quería que me dijera si cree que, existiendo el abanico
que se da en estos momentos, puede haber avances; en segundo lugar,
cómo se entendería esa coordinación, en el caso de que fuese
adelante: si, en último extremo, en los diversos ámbitos impositivos
había un impuesto único o se itía a unas horquillas de impuestos en
cada uno de los ellos.

Por último, quisiera referirme a una pregunta que hizo el portavoz
socialista sobre la propuesta italiana del déficit público cuando
compareció en esta Comisión, hace más o menos un mes? el ministro
Abel Matutes, cuarenta y ocho horas después de que hubiese salido
publicada oficialmente la propuesta italiana sobre que las
inversiones en infraestructura no contabilizasen para el déficit
público. Nuestro grupo hizo esa pregunta al señor Matutes, pero
evidentemente era un tema muy reciente y sobre todo para un ministro
que acude al Ecofin más que para un ministro de Asuntos Exteriores.

Por tanto, me gustaría que el señor vicepresidente dijera qué
posibilidades tiene de discutirse ese planteamiento italiano, de ir
hacia adelante y cuál es la posición del Gobierno a este respecto.

Con esto, señor presidente, doy por concluida mi intervención.




El señor PRESIDENTE: En nombre de Coalición Canaria, tiene la palabra
el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Señor vicepresidente segundo del Gobierno
y ministro de Economía y Hacienda, quiero agradecerle la información
que nos acaba de facilitar en esta Comisión sobre los últimos
consejos Ecofin que ha habido y hacerle las siguientes preguntas.

En la cumbre de Viena, se suscitó que Europa, en la parte económica,
hablase con una sola voz en los foros económicos internacionales,
fundamentalmente en el G-7 y en el Fondo Monetario Internacional. Del
documento de Viena se deduce que puede estar el presidente del
Ecofin; si lo aceptan -quisiera saber cómo está esa situación de
aceptación- o, en caso de que la presidencia del Ecofin recaiga en un
país que no sea de la zona euro, que sea el presidente de Euro-11 el
que represente estos intereses económicos. ¿Hay ya una situación
despejada en esa representación o la van a tratar en la cumbre
extraordinaria del Ecofin de 31 de diciembre?
También quisiera saber si se ha articulado algún sistema de
reglamento interno -vamos a llamarlo así- entre el



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triángulo que pueden formar Euro 11, Ecofin y el Banco Central
Europeo para hacer las políticas de seguimiento y vigilancia del
pacto de estabilidad, que se derivaba de uno de los textos de la
Conferencia de Viena.

La tercera pregunta ya entra en el tema específico de Canarias, señor
vicepresidente. Se ha hablado aquí, creo que tanto por usted como por
el representante catalán de Convergència i Unió, de las duty free, de
las tiendas libres de impuestos, sobre las que se ha tomado una
decisión en Viena. ¿De adoptarse una medida restrictiva en el área
IVA europea, hay alguna previsión de hacer una salvedad de este tipo
de tiendas en el área de Canarias por su fiscalidad específica? Lo
pregunto porque ese tema se ha suscitado en Canarias por el tipo
distinto de fiscalidad que existe.

Finalmente, señor vicepresidente, los temas fiscales nos han venido
preocupando fundamentalmente en Canarias desde que se redactó el
último informe que conocemos de los Ecofin. Como bien recuerda, en
marzo.de este año se creó el Consejo del grupo de código de conducta
de fiscalidad de las empresas. Se acordó que al Ecofin previsto para
el 1 de diciembre de este año 1998 se presentara para su
consideración un informe inicial sobre código de conducta
y fiscalidad de las empresas.El Gobierno español al valorar el informe
del que dispongo, considera lo siguiente, y leo textualmente. Las
actividades del grupo de código de conducta no deberían, en
principio, suscitar especial preocupación en España porque el número
de medidas susceptibles de calificarse como potencialmente
perniciosas en nuestro país es comparativamente inferior al de las
vigentes en otros países. Sin embargo, la creación del grupo
constituye un obstáculo de indudable trascendencia para la puesta en
vigor del régimen especial, ZEC, de Canarias y podría originar
dificultades en relación con algunas medidas vigentes en el País
Vasco. Así termina el informe. Ésta es la preocupación que tenemos,
aunque, como bien sabe el señor vicepresidente, ya la semana pasada
se notificó a nuestro embajador el documento de la ZEC para
presentarlo en Bruselas. Quisiéramos ver si pudieran derivarse
medidas cautelares de los servicios diplomáticos, tanto del
Ministerio de Asuntos Exteriores como de su departamento ministerial.

Ya se podó el documento ZEC original canario, como usted bien sabe,
en los aspectos financieros y de la estanqueidad objetiva, quedando
únicamente los referentes a los conceptos industriales y comerciales.

Digo esto porque podría ocurrir que el grupo de código de conducta de
fiscalidad de las empresas nos pusiera alguna pega, tal como dice
este informe del Ecofin cuando hace esta reserva para el área de
Canarias.




El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario Popular, tiene
la palabra el señor Martínez Casañ.




El señor MARTÍNEZ CASAÑ: En primer lugar, quería hacer constar,
frente a las intervenciones de algún otro portavoz parlamentario que
estima que el Gobierno no mantiene debidamente informada a esta
Cámara de los asuntos objeto de esta comparecencia, que mi grupo
parlamentario, el Grupo Popular, tiene una opinión completamente
discrepante sobre este asunto. Hace tan solo unos días, la semana
pasada, el presidente del Gobierno dio cumplida cuenta de las
decisiones del Consejo de Viena y,
a tenor de las intervenciones de los distintos portavoces
parlamentarios y de la repercusión después en los medios de
comunicación, parece ser que el Gobierno convenció y explicó con
detalle los términos de la negociación que se había llevado a cabo en
Viena. Algunos días antes, como es preceptivo, en esta Comisión, el
ministro de Asuntos Exteriores obtuvo el respaldo de esta Cámara, a
través de la Comisión Mixta para la Unión Europea, respecto a las
negociaciones que se debían entablar en el Consejo de Viena.

Nuestra Comisión, así como otras comisiones de esta Cámara, señor
presidente, siempre de acuerdo con el Reglamento y con las decisiones
de la Junta de Portavoces, conoce los asuntos que se decide que debe
conocer y que no debe tratar el Pleno debido a su especificidad. A
este respecto, existe, como todas SS. SS. saben, la subcomisión de
seguimiento de la Agenda 2000 y del proceso de ampliación, que está
funcionando debidamente, y otras comisiones. Por todo ello, hay que
aclarar las cosas y decir todo como es. Entiendo el juego político y
entiendo también que, cuando no se tiene la debida capacidad de
propuesta, algunos portavoces sean reiterativos, y vivimos con ello.

En cualquier caso, quiero agradecer la presencia del vicepresidente,
y no sóloeso, sino también las reuniones informales a que nos tiene
acostumbrados en la sede del Ministerio de Economía y Hacienda. Creo
que son extremadamente útiles, que se llevan a cabo debates
importantes, que nos ponen en contacto con otros compañeros
parlamentarios de otras cámaras que también están trabajando para
defender los intereses de España, e incluso en algunos momentos
pueden ser de utilidad para alguien que no quiera mantener el debido
nivel confidencial.

Dicho esto, en primer lugar, me gustaría felicitar al vicepresidente
del Gobierno por lo que entiendo que es la última comparecencia que
hace como ministro de la peseta, puesto que a partir del 1 de enero
será el ministro del euro. Es un momento histórico y se le debe
felicitar.

A tenor de lo que ha explicado el vicepresidente del Gobierno, es
necesario mencionar que, si bien todos estos últimos Ecofines se han
dedicado a perfilar los retoques necesarios para preparar la entrada
en la tercera fase, el proceso de selección al final ha sido justo,
como no podía sa de otra manera, y se ha hecho conservando las
variables. AEspaña no le han regalado nada y ha podido estar presente
porque ha cumplido todos los criterios, cosa que era bastante difícil
pero que ha logrado hacer. Que España haya podido estar presente
cumpliendo todos los criterios se ha conseguido gracias a una buena
política económica del Gobierno, a una capacidad de liderar el pacto
social al principio del mandato y a una capacidad de motivar y contar
con el apoyo de la sociedad española para hacer frente a ciertos
esfuerzos y a ciertos cambios de gran envergadura, pero que eran
necesarios para que nuestro país se situase en la primera velocidad
de la Unión Económica y Monetaria.

Mi grupo parlamentario entiende, señor vicepresidente, que la Unión
Económica y Monetaria no es un punto de llegada sino de partida y,
por tanto, quedan problemas pendientes de resolver en el seno del
Euro 11, como es lógico, tales como una definición más exacta de-los
programas de estabilidad y convergencia, una mayor profundización en
armonización de las políticas fiscales, una política



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común de creación de empleo, que está ahora en gestación; además los
países deben seguir sus procesos de estabilidad y reformas fiscales
para aprovechar mejor las oportunidades que da el euro. Estamos
seguros, señor vicepresidente del Gobierno, de que S.S. nos seguirá
informando cumplidamente de los avances que vayamos realizando en
este campo.

Comprobamos, además, a raíz de las declaraciones del vicepresidente,
que España está predicando en Europa lo mismo que a nivel interno o
doméstico. Ello nos hace ver que cuando se actúa con rigor, lo que es
bueno para nuestro país no sólo es bueno para Europa sino que nos
dota de una gran legitimidad en la defensa de nuestros intereses. Por
ello, respecto a la política monetaria española cabria señalar que el
cumplimiento del déficit se está situando por debajo de los niveles
previstos y que las reformas estructurales, como son las
liberalizaciones, las regularizaciones, etcétera están permitiendo un
control de los precios en línea con las coordenadas europeas.

El cumplimiento de estas políticas permite que tengamos un
presupuesto para 1999, frente a todos los pronósticos de algunos
avispados, elevando los gastos sociales y a.la vez vamos consiguiendo
índices más altos de competitividad para encontrarnos cómodos dentro-
del euro, que es justo lo que todos queremos.

Respecto a la política de empleo, como ha hecho el vicepresidente del
Gobierno, me gustaría reseñar que las actuaciones del Gobierno
español han provocado un incremento de empleo progresivo, que en 1996
ya alcanzó los 160.000 empleos netos, que en 1997 superaron los
350.000 y que en 1998 va a cerrar previsiblemente con más de 450.000
puestos de trabajo. España, dentro del conjunto de los países de la
Unión, está dispuesta -como ha dicho el vicepresidente, y nuestro
grupo se congratula- a aceptar cualquier propuesta novedosa que
incida en la creación de empleo, pero somos conscientes, señor
vicepresidente, de que es necesario que España crezca más que el
resto de los países y pongamos las condiciones para conseguir que la
creación de empleo sea más intensa con el objeto de ir consiguiendo
reducir nuestro diferencial con el resto de los países de la Unión
Europea. A este respecto, creo que es muy importante la valoración
positiva que la Comisión realizó, como S.S. ha dicho, del Plan
nacional de empleo español, al decir que era el que mejor
identificaba los problemas, las prioridades, las medidas y la
cuantificación de los esfuerzos, y se nos pusiese como ejemplo de
cómo con una estrategia persistente y rigurosa durante años se puede
afrontar el problema del desempleo. Esto supone un impulso para
seguir trabajando en la misma linea que hasta ahora. Igualmente se
valora nuestra política de empleo descentralizada y otros aspectos
que han permitido a España que se sitúe en la cabeza de creación de
empleo en la Unión Europea y que nos ha hecho merecedores de una
mención especial junto con Francia en el Consejo de Viena.

Contemplamos cómo en el seno de la Unión Europea está cobrando cada
vez más fuerza la armonización fiscal, que si bien es cierto que se
reduce a una armonización de las políticas de control del fraude y a
unas políticas de transparencia, también lo es que en este momento es
lo único que se puede hacer. El establecimiento de una moneda común,
el pacto de estabilidad y la profundización continua
del mercado interior están suscitando la necesaria reflexión
sobre las diferencias de los sistemas tributarios y de cómo coordinar
las políticas fiscales. Como ha dicho el vicepresidente, se está
hablando fundamentalmente del código de conducta para tener un
impuesto para las empresas más homogéneo, especialmente un
tratamiento más similar de la fiscalía del ahorro de los no
residentes. España en este sentido ha hecho un esfuerzo muy
importante porque desde 1996 estamos homogeneizando nuestro sistema
fiscal a la media europea, preservando al mismo tiempo la
especificidad de alguno de nuestros territorios.

En segundo lugar, me gustaría hacer algunos comentarios respecto a la
Agenda 2000. Hay algunos portavoces que han dicho en su intervención
que estamos solos. A mí me gustaría repetir algo que ya se ha
expresado, pero que continúa siendo bastante explicativo, de por qué
esa supuesta soledad, que en el fondo tampoco lo es en muchos casos.

Es cierto que en as políticas de cohesión no podemos estar a 14, y
gracias a Dios que no lo estamos -antes estábamos a 4 y ahora estamos
a 3-, porque, si lo estuviésemos, no hablaríamos de las políticas de
cohesión que todos entendemos. Si estuviésemos a 14 habría menos que
repartir y estábamos todos igual, luego no habría políticas de
cohesión. Benditas las políticas de cohesión en las que estamos a 3
frente a los demás que las necesitan. Ojalá llegue un momento en que
no las necesitemos y, como es lógico, tengamos que defender otros
intereses, aunque estoy convencido de que si seguimos con este
Gobierno continuaremos siendo solidarios y defendiendo lo que
pensamos que es bueno para la Unión en general.

No es cierto que estemos solos, señor vicepresidente, como usted bien
sabe. En el caso de que estuviésemos solos, quiero recordar a algunos
de los portavoces aquí presentes que solo estuvo el señor candidato
del primer partido de la oposición en 1987, cuando tuvo que bloquear
cuatro consejos de presupuesto, y solo estuvo el anterior presidente
del Gobierno en 1988 en Edimburgo hasta que los buenos conservadores
y demócrata-cristianos tuvieron a bien sacarle de su soledad; y
bendita soledad cuando nos ayuda a conseguir lo que queremos. Estoy
por recomendárselo en ciertos momentos a algunos de los que se
sienten incómodos con ella para que se les pase el desasosiego. Los
efectos de la soledad -como explicó bien el señor presidente del
Gobierno la semana pasada en la comparecencia ante el Pleno- están
beneficiando a nuestro país y obteniendo grandes avances.

Por mencionar de pasada algunos de esos casos de pretendida soledad,
me gustaría recalcar en este momento que precisamente la propuesta
española de un impuesto progresivo que ha mencionado el
vicepresidente del Gobierno, como la de transformar el IVA en el
impuesto del PNB, el cuarto recurso propio, es una idea que, el
conocimiento que tiene este portavoz parlamentario, no desagrada en
este momento a muchos de los países europeos. Creo que puede ser del
agrado de Francia, de Alemania o de muchos países; que yo sepa, sólo
hay un país, cuyo nombre no mencionaré, al que no le conviene ese
cuarto recurso porque ha estado durante muchos años sin pagar lo que
debía a la Unión Europea y piensa defender esa pretendida soledad. De
la misma manera sucede cuando se habla de la pretendidasoledad de
nuestro país en el tema de la PAC; el país



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que más se beneficia de la PAC está acompañándonos en nuestra
soledad. Hay una postura.

Hay una postura común en la República Francesa del presidente del
Gobierno y el primer ministro, en el sentido de que no hay que
cofinanciar la PAC;o sea, tenemos una soledad bastante acompañada, en
un tema que, en términos contables, tampoco tendría una gran
incidencia en nuestro país, pero que, como principio, por que es una
política comunitaria y somos solidarios, nos empeñemos en defender.




Hasta tal punto la idea y la negativa de nuestro país, junto con
otros países, a cofinanciar la PAC ha calado hondo que creo que hay
otra propuesta en el sentido de una reducción de la línea directriz
agrícola que en ningún momento fin. nciaría la cofinanciación.

Respecto al cheque británico, a mí me tranquilizan no solamente las
declaraciones del vicepresidente del Gobierno en esta comparecencia,
sino la declaraciones reiterativas del presidente del Gobierno y del
ministro de Asuntos Exteriores, en el sentido de que tampoco hay por
que preocuparse del tema del cheque inglés, porque también es una
idea que está calando. Las últimas declaraciones del primer ministro
británico en la cumbre de Viena mostraban una cierta aceptación de
que se podía reducir el cheque inglés, porque, como ha dicho el
vicepresidente del Gobierno, Fontaineblau está muerto. En aquel
momento no había una política de gasto, en este momento sí hay una
política de gasto, hay una política de cohesión, hay una caja única,
hay un 130-A, hay un Tratado de Maastricht y hay un Acta Europea, y
desde luego a mí no me extrañaría nada que la buena negociación del
Gobierno, junto con la buena negociación de otros gobiernos, nos
llevase en un futuro no demasiado lejano a contemplar, como el cheque
inglés, va a ir disminuyendo.

En cuanto a la cohesión, respecto a la que algunos de los portavoces
se continúa manifestando inquieto, yo quiero felicitar al
vicepresidente del Gobierno por lo que creo que es una batalla
ganada. Yo creo que en este momento ya nadie piensa que se le puedan
quitar los fondos de cohesión ni a nuestro país ni a otros países que
gozan de estos fondos. Creo que la batalla por el Fondode Cohesión es
una batalla ganada, que vamos a continuar recibiendo el 55 por ciento
de los fondos de cohesión porque lo necesitamos y porque somos un
país que está por debajo de la media comunitaria, y desde luego esta
batalla no la habríamos ganado si desde el primer momento no la
hubiésemos dado y no nos hubiésemos quedado en esa soledad acompañada
de los otros países que son receptores del Fondo de Cohesión.




Por ultimo, en esta especie de comentario sobre la soledad del
Gobierno, también m e gustaría felicitar al vicepresidente por lo que
creo que es otra de las batallas que la buena negociación del
Gobierno ha ganado, que es la referente al mapa de ayudas de los
fondos estructurales, en la que creo que nuestro país es el mayor
beneficiado. Yo creo que el haber conseguido que el Objetivo 3 pueda
servir para financiar en algunos supuestos el Objetivo 1, ha
constituido una gran batalla, en la cual las tesis españolas han
calado hondo. En este momento, incluso con la reducción al 18 por
ciento de la población en esa concentración de los fondos y las
últimas correcciones de Wulf-Mathies,
creo que nuestro país se puede dar por satisfecho en esta largaa
negociación, en la que no hay nada cerrado, pero en la cual la
firmeza del Gobierno, a la que asiste el rigor, la legalidad y el
reslpaldo de los tratados, está consiguiendo que vayamos cerrando,
aunque sea provisionalmente, capítulos importantes que de inguna
manera se van a volver a abrir.

Por todo ello, señor vicepresidente del Gobierno, le agradezco su
comparecencia en esta reunión de la Comisión. Creo que el Gobierno
está negociando de una manera rigurosa y sólida y que,con el respaldo
de nuestro grupo parlamentario y de los otros grupos de esta Cámara
,previsiblemente en nos pocos meses podremos felicitarle de nuevo por
lo que habrá sido una buena negociación y un buen cierre de todas las
negociaciones de la Agenda 2000 y de las perspectivas financieras.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor vicepresidente.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y
HACIENDA (De Rato Figaredo): Gracias, señor pres dente; gracias,
señores diputados. Quiero agradecer a todos los intervinientes el
tono de sus intervenciones y también las contribuciones que han hecho
al debate, cuando las han hecho, así como sus reflexiones.

Pasaré a contestar a sus preguntas o inquietudes en el orden en que
se han ido produciendo, aunque en algunos casos haga referencias
generales puesto qu muchos de los portavoces han hecho
consideraciones similares en alguno temas.

En primer lugar, señor Costa, empezando por sus preguntas respecto a
la representación exterior del euro y las posibles disfunciones,
quisiera decir que no me parece que vayan a producirse. En el Fondo
Monetario Internacional, como sabe el señor Costa, la representación
es nacional, de modo que cada país mantendrá su representación, su
silla, en el caso de España, la compartamos con Venezuela y Méjico, y
si a lo que S.S. se refiere es a que nue tra Presidencia en la Unión
Europea podría no coincidir con nuestra presencia en el comité
interino, si ésa es la disfunción a la que se refiere, quiero decirle
que eso me parece que es un tema que puede solventarse con mucha
facilidad, habida cuenta de las magníficas relaciones que mantenemos
con los dos países, y que el orden de los países en este caso no va a
alterar el producto, si me permite la expresión.

No veo disfunciones en esa cuestión, lo que sí veo es una ventaja y
es que la coordinación de posiciones nos va a permitir a nosotros,
por ejemplo, que en este momento no formamos parte del comité
interino del Fondo Monetario Internacional, contribuir a la posición
que fijen los países euro en temas que nos afecten. En ese sentido,
como ya he manifestado en más de una ocasión, mi opinión, la opinión
del Gobierno, quiero subrayarlo, es que para nosotros en la
representación externa del euro, lo especialmente relevante no es que
exista esa representación, sino que vaya acompañada de una profunda
coordinación de posiciones en foros informales y formales, y en ese
sentido nos beneficia en momentos en los que como, por ejemplo,
ahora, en el



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Fondo Monetario Internacional podamos no estar representados en el
comité interino.

Como el señor Costa sabe, y también los miembros de la Comisión,
España lleva muchos años negociando su mejora de posiciones en el
Fondo Monetario Internacional, a la que claramente tiene derecho como
consecuencia de su contribuciones. Ese es un proceso muy difícil, es
otro de los procesos de unanimidad que existe en los organismos
internacionales, pero en este caso no con quince países sino con
ciento cincuenta o ciento setenta países. A lo largo de los años
hemos ido mejorando nuestra posición, pero todavía estamos en
situaciones como, por ejemplo, la presente en la que no formamos
parte del comité interino en un momento en que nos puede interesar y,
a través del Euro-11, podemos jugar un papel como lo podemos jugar en
el G-7, en el que seremos informados a través de la representación
del euro.

Con respecto a la Agenda 2000 no he tratado de utilizar un lenguaje
técnico por opacidad, es que creo sinceramente que este debate tiene
una gran carga política, probablemente es el debate de más carga
política, que tenemos delante de nosotros, al menos en el área
económica. Es un debate que hay que verlo desde el punto de vista
técnico, porque, si no, pueden producirse algunas intervenciones como
por ejemplo, las que se han escuchado aquí esta tarde, en el sentido
de que se construyen situaciones que son incluso más dificiles que la
realidad. En este tema no hace falta complicar la realidad, porque la
realidad ya es suficientemente complicada.

Yo quisiera decirles a que, aunque vean SS. SS. un enfrentamiento tan
profundo entre países, sin embargo, deben ser conscientes que en
temas técnicos pero de mucha relevancia, como el que ha puesto de
relieve el señor Mar tínez Casañ, en la redacción de los reglamentos,
hemos avanzado mucho más que en la discusión de la Agenda. Sus
señorías seguramente dirán: ¿de qué nos valen los reglamentos si no
hay perspectivas financieras? Desde luego, no nos valen de nada, pero
también es cierto que el día que haya perspectivas financieras los
reglamentos van a ser muy útiles, porque, al final, los reglamentos
nos van a indicar cómo se reparte ese dinero .

El hecho de que los países seamos capaces de ponernos de acuerdo en
los reglamentos indica que las posiciones, primero, no son
inamovibles y, segundo, que esos bandos que SS.SS. han creído
percibir no son bandos eternos, más bien cambian por tema. Nosotros
en los reglamentos hemos mantenido posiciones con otros países, por
ejemplo, con Alemania, con respecto a algunas de las cuestiones que
planteaba inicialmente la Comisión, que nos han parecido mucho más
útiles. En ese sentido, no creo que el debate técnico sea el que va a
sustituir al debate político, pero sí creo que es útil comprobar que
no todo es tan complejo como SS. SS. han querido plantearlo.

Ha dicho el señor Costa que todas las propuestas nos perjudican.

Primero, yo no diría que todas las propuestas nos perjudican, lo que
pasa es que nosotros tenemos unas determinadas propuestas que son las
que más nos benefician, pero no tenemos por qué pensar que todas las
propuestas nos perjudican, habida cuenta que además las propuestas de
los demás países tampoco han llegado al grado concreto en que
identifiquen los intereses de España
Cuando se habla, por ejemplo, de la estabilización del gasto, no se
ha pasado de una determinada posición; o cuando se habla, por
ejemplo, de un exceso de contribuciones de cuatro países, tampoco se
ha dicho qué sucedería, si aceptásemos el principio de ese exceso de
contribuciones a países con rentas menores de la media. Tampoco se ha
llegado a ese grado de concreción. Por tanto, no veamos en cada
propuesta que se hace una propuesta antiespañola, porque no es ése el
caso, ni muchísimo menos.

SS.SS., y hacen bien, están preocupadas por la soledad del Gobierno
español. No crean ustedes que los demás están excesivamente
acompañados. La propuesta alemana, austriaca, sueca y holandesa no la
ha respaldado nadie más. Ni Francia, ni Italia, ni Inglaterra, ni
Bélgica. La propuesta española, griega y portuguesa tampoco la ha
respaldado nadie más. No vean ustedes que existe una soledad en
nuestro caso y no existe la soledad en el de los demás, porque creo
que es una simplificación del tema que no responde a la realidad y
que nos podía dar una cierta sensación de aislamiento que nos
llevaría a equivocarnos. No creo que estemos aislados para nada. Lo
que no hay es un acuerdo. Y cuando en un tema de unanimidad, que
afecta a perspectivas financieras de seis años, no hay un acuerdo
cerrado, lo que no hay son acuerdos parciales. Todos los gobiemos
están pensando en que tiene que haber un acuerdo. Creo que hay un
consenso político que el acuerdo debe de producirse en marzo, y con
eso paso a una pregunta del señor Gangoiti. Creo que los gobiernos
somos conscientes de que, después de 18 meses de avanzar en las
cuestiones técnicas de los reglamentos y no avanzar en las cuestiones
políticas, ha llegado el momento de avanzar en las cuestiones
políticas. Y que los temas que se plantean no son necesariamente
irreconciliables, porque algunos de ellos tienen también que ver con
hechos que hoy no han mencionado SS.SS., pero que en otras
comparecencias sí han aparecido, y son, por ejemplo, los ritmos de la
ampliación. En ese sentido creo que no estamos ante una situación
irreconciliable, ni muchísimo menos, pero sí estamos ante una
situación en la que los países no hemos avanzado en los temas de
marco político, pero sí hemos avanzado en los temas técnicos de
reglamentos.

Tengo que decir que en los temas de marco político existe una
posición de cuatro países que la Unión debe considerar que a partir
de un cierto umbral de contribución presupuestaria neta se está en
una situación que debe revisarse. Ese es un concepto muy discutible,
primero, porque introduce un concepto político nuevo en la Unión, y
es que haya contribuciones netas; y segundo, porque haya
contribuciones excesivas. Las contribuciones no se producen como
consecuencia de un reparto aleatorio, se producen como consecuencia
de que se cumplen unos determinados requisitos técnicos, en este
caso, un PNB de un determinado tamaño. España hace su contribución en
función de su proporcionalidad, como la hace Alemania. Alemania no
contribuye más de lo que le corresponde. Otra cosa es que lo que le
corresponde le pueda parecer a los alemanes que es de un determinado
tamaño, pero es que la economía alemana es de un determinado tamaño.

En cualquier caso, el debate, que hasta ahora se ha mantenido en unos
niveles muy simples, en el sentido de que ha habido may pocas
matizaciones, no ha entrado todavía en



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una fase, primero, de aceptar ese principio por parte de los demás -y
cuando digo los demás, digo todos los demás, Luxemburgo, Bélgica,
Francia, Inglaterra, Italia, desde luego los países de la cohesión, e
Irlanda-, pero, en segundo lugar, no ha entrado, ni siquiera por
parte de los proponentes, en matizaciones sobre rentas, sobre qué
corrección tendría ese principio si hipotéticamente fuera aceptado.

Por tanto, creo que hay un largo camino a recorrer que todos somos
conscientes que hay que recorrerlo con una cierta velocidad.

Sí quisiera decirle, señor Costa, que ni la estabilización del gasto
es una propuesta del Ecofin -no es una propuesta del Ecofin, es una
propuesta de la Presidencia- ni la cofinanciación de la PAC es una
propuesta de la Comisión. La cofinanciación de la PAC es una
propuesta de los países, que la Comisión analiza en su documento en
el hipotético caso de que los países miembros estuviéramos dispuestos
a aceptar que existen saldos netos positivos que suponen una
contribución excesiva. En ese hipotético caso, con un título tan
largo, todas las palabras tienen su significado. Por tanto, primero,
creo que no hemos de pensar que hay una posición contra nosotros,
como tampoco creo que nuestra posición sea contra nadie, y segundo,
que cuando decimos que la posición de la Comisión sobre la Agenda
2000 es el único documento básico de análisis, creo que coincidimos
con muchos países.

Hemos de reconocer que en 18 meses ni la Presidencia inglesa, ni la
Presidencia austriaca han sido capaces de producir un consenso que
permita avanzar más allá de lo que la Comisión planteó en julio de
1997.

Después de que el señor Costa me haya dicho que los demás países no
se suman a nuestras propuestas, -argumentos que son ciertos, no se
suman, pero tampoco se suman a las de nadie más- quiero decirle que
si yo me sumara a las propuestas que me ha hecho el señor Costa no
ganaría ni un sólo adepto nuevo. O sea, que, en ese sentido, el señor
Costa, como buen miembro de la oposición, me hace dos propuestas
contradictorias: una que me sume a muchos países, y otra que acepte
lo que él me dice, en cuyo caso no me sumo a nadie.

Tengo que decir que estoy más cerca de lo que me propone el señor
Costa que de otras cosas, y que los cuatro puntos que él ha planteado
nosotros los consideramos básicos, y por eso los consideramos
imprescindibles como base de discusión: el techo del 1,27 para
nosotros no es aceptable a priori, como he dicho; la no plena
financiación de la PAC sería una nacionalización de políticas
europeas que no estaría acorde con un proceso de integración, además
probablemente las ayudas a la renta de los agricultores es una medida
discriminatoria de los países con rentas más bajas, como por cierto
pone de manifiesto el comisario de Agricultura en la propia reunión
de la Comisión; la cohesión al nivel del 0,46, como sabe S.S., está
en la propia Agenda 2000, aunque ahí introduce a los países de la
adhesión, cosa con la que nosotros no estamos de acuerdo; y los
fondos estructurales y de cohesión similares a los actuales.

Creo que los reglamentos avanzan en esa dirección. Claro que S.S. me
dirá con toda razón que antes de saber lo que los reglamentos van a
repartir tenemos que saber el monto total del reparto, y coincido con
él.

En cuanto a los temas que plantea de las GOPE, yo creo que en estos
momentos las GOPE no pretenden como objetivo una coincidencia de
ciclos económicos, sino que cada país tome decisiones que acerquen su
economía a una eficiencia y también tome decisiones que sean
similares en todos los países. Lo que pasa es que, como S.S. ha
podido comprobar, en este momento el ciclo económico europeo es una
realidad, si exceptuamos el caso inglés. La tradicional situación de
la economía española, por la cual nos alejábamos del ciclo económico
europeo y teníamos nuestro propio ciclo, más intenso en crisis y en
expansiones, ha dado paso a que hoy la economía española se mueva al
mismo ritmo que las economías europeas en el tiempo, aunque con mayor
intensidad en la creación de empleo y en el crecimiento.

Sin duda, si las economías europeas coinciden, y yo creo que
coincidimos en las políticas económicas de contención del déficit
público a través de la reducción del gasto, o de la liberalización de
mercados, o de las políticas de moderación salarial, vamos a tener
cada vez más, como es natural, ciclos económicos más coordinados,
sobre todo los Euro 11, los países que vamos a tener la misma moneda
y la misma política monetaria. En ese sentido, creo que no tenemos
demasiadas dificultades, puesto que el ciclo económico del euro es
hoy una realidad, lo cual no quiere decir que no haya zonas del euro
que estén viviendo momentos de mayor intensidad de crecimiento, como
puede ser el caso español o el holandés, frente a otros países que
van más retrasados en el ciclo, también países que pueden tener
problemas de mayores rigideces o que pueden tener otros problemas,
que no creo que sea el momento de andar enumerando.

En cuanto a la política fiscal, como S.S. sabe, hay áreas en las que
hay una armonización fiscal, por ejemplo en los productos
energéticos, y hay otras muchas áreas en las que no existe esa
armonización. En cualquier caso, la política tributaria es una
política nacional y, como muy claramente ha dicho el consejo de
Viena, cuando estamos hablando de cooperación o de armonización,
según los casos, en política tributaria, en política fiscal, no
estamos hablando de tener las mismas figuras impositivas y mucho
menos los mismos tipos, sino, en los casos sobre todo donde no hay
armonización, de no consentir la práctica de competencia desleal, y
de eso se trata en el informe del código de conducta que tendremos a
finales del año 1999.

Tengo que decir que España no practica ninguna competencia desleal.

Una cosa es que nosotros tengamos un sistema fiscal crecientemente
descentralizado, con capacidad normativa en nuestras comunidades
autónomas, con regímenes fiscales forales en el País Vasco y en
Navarra, y con el REF en Canarias, y otra cosa es que haya
competencia desleal. Cuando se definió el código de conducta -y
lamento que el señor Mardones no esté presente- ya nos preocupamos de
introducir las suficientes aclaraciones como para que los sistemas
nacionales pudieran tener situaciones regionales diferenciadas,
puesto que nuestro caso es así. También está claro que la
ultraperificidad está salvada en el código de conducta. Por tanto, yo
ahí no veo problemas. Existe un acuerdo político en el que, por un
lado, hay que avanzar en el código de conducta que se refiere a la
fiscalidad de las empresas y que tiene que analizar, de aquí a
finales del año



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1999, las prácticas de los países miembros que produzcan competencia
desleal, lo cual es distinto de la competencia, como SS.SS. saben muy
bien; y por otro lado, hay que avanzar, más o menos por las mismas
fechas, en la finalización de dos directivas muy importantes, la que
se refiere a la fiscalidad del ahorro y la que se refiere a la
fiscalidad de los intereses y de los cánones. Y a partir de ahí se
abren posibilidades, a través de grupos de estudio, de avanzar en
otros campos para los que se va a requerir unanimidad. Uno de ellos
es el debate sobre la fiscalidad medioambiental y la fiscalidad
energética, donde nosotros -y ya lo hemos dicho- somos extremadamente
reticentes. Primero, no hay un mercado único de productos
energéticos, quitando los hidrocarburos. Por tanto, no vemos ninguna
necesidad de plantear, si no hay mercado único, armonizaciones de
ningún tipo. Ysegundo, no estamos convencidos, ni mucho menos, de que
a países que tienen situaciones de partida radicalmente distintas en
temas medioambientales, se les pueda armonizar por los tipos
impositivos bajo el argumento de que hay que tomar medidas
medioambientales. Sería una injusticia porque se nos pedirían
esfuerzos similares a países que tenemos condiciones distintas, y eso
no parece que sea muy lógico.

En cuanto a las armonizaciones sociales, hasta ahora no se ha
planteado ninguna cuestión sobre armonizaciones sociales en un
territorio como el de la Unión Europea, donde hay libertad de
movimientos de personas. No hay ningún país miembro de la Unión
Europea que no cumpla con los convenios de la OIT. No hay ningún país
miembro de la Unión Europea que no cumpla con todos los derechos
sociales y no tenga todo tipo de libertades sociales, además de un
avanzado estado de bienestar. Por tanto, no veo en ese campo ninguna
realidad que pueda preacuparnos en este momento.

La propuesta italiana, que ha llamado la atención a SS.SS., no se ha
producido, esa propuesta, a efectos oficiales, yo no la he conocido
hasta ahora. Es decir, ha salido en los periódicos en un momento
dado, pero después no se ha concretado en una propuesta italiana a
ser debatida, sobre el hecho de que la inversión pública fuera un
concepto que no estuviera dentro del déficit público. Es verdad -y si
no me falla la memoria es el artículo 104- que el artículo 104 del
Tratado establece que cuando se tengan en cuenta los déficit
excesivos se pueda considerar la calidad de ese déficit, y entre esos
menciona la inversión pública. Pero nadie ha hecho ninguna propuesta
en el sentido de que la inversión pública estuviera fuera del déficit
o fuera considerada parte del déficit público para medir el
cumplimiento o no con el pacto de estabilidad y crecimiento de un
país. Si así fuera, nosotros tendríamos superavit y, por tanto, no
creo que nos creara demasiado problema, pero dudo que eso se vaya a
plantear en esos términos.

En cuanto al IVA reducido por los servicios intensivos en manos de
obra, ha sido una propuesta en las conclusiones de Viena que se
plantea en términos absolutamente voluntarios, de manera que no se
prohiba. No le veo yo mayor trascendencia a esa propuesta, pero desde
luego para nosotros, que mantenemos, por ejemplo, un IVA reducido en
servicios turísticos y hoteleros, es una filosofía con la que no
chocamos. Tampoco creo que la propuesta tenga mayor trascendencia.

Por lo que se refiere al empleo, es verdad que está en debate lo que
podría ser la concepción de una empresa europea. Estamos
refiriéndonos a empresas multinacionales europeas. Nuestra única
posición ahí es que las decisiones que afecten a los trabajadores
deben ser tomadas democráticamente por mayoría, no presuponer ninguna
posición que no acepten los trabajadores de la propia empresa. En ese
sentido, me parece que la posición del Gobierno español es
suficientemente respetuosa con la autonomía de las partes y, sobre
todo, con los derechos de los trabajadores de una determinada empresa
a tomar sus propias decisiones dentro de la protección legal que
tienen.

Paso a la intervención del señor Guardans. Con respecto a la Agenda
2000, me ha puesto tantas cautelas como el señor Costa, pero ni
siquiera me ha hecho un planteamiento propio: no compartimos la
estrategia, nos da miedo, hay que saber que hay un problemas sobre la
mesa y estamos aislados. No creo que tengamos ninguna razón para
sentir ningún temor porque tengamos una estrategia distinta a la de
otros países. Nuestra estrategia ha sido simplemente recordar a los
países miembros algo que todos saben perfectamente: que el tratado
introduce el principio de cohesión.




Problemas sobre la mesa, señor Guardans, hay varios. No vamos a
pensar que el único problema es la contribución de determinados
países ni tenemos por qué aceptar que sea ese el único problema. Es
un problema que podemos entender, pero que habría que definir y esos
países no se han molestado en hacerlo. Hay otros países que no se han
molestado tampoco en tomar posiciones sobre nuestra postura ni sobre
la de Alemania, se han limitado a escuchar el debate. Tampoco
nosotros hemos tomado posición sobre la postura de Alemania; en
ningún momento ha discutido el Gobierno español la posición alemana.

Por cierto, el Gobierno alemán tampoco ha discutido la nuestra; se ha
limitado a decir que él opina que ellos aportan demasiado -no ha
dicho respecto a quién ni cómo lo produciría-. Nosotros nos hemos
limitado a insistir, en la línea de las aportaciones del señor Costa,
que el 1,27, etcétera; son posiciones que creemos que deben ser
tenidas en cuenta. No ha habido un debate en el que todos los países
se hayan pronunciado, ni tienen por qué, sobre las propuestas de los
demás, sean alemanas, españolas, suecas o portuguesas.

En cuanto a un frente con el Reino Unido, señor Guardans, puede haber
miles de temas en los que uno no quiera tener un frente con el Reino
Unido, pero en el empleo las estadísticas son relevantes. Si hay un
mercado laboral en Europa que realmente está produciendo resultados
en los últimos años, no se puede decir que no sea el británico -con
una doble negación-. Es verdad que hay otros muy buenos, como el
holandés, pero el británico no es de los malos. Además, yo no lo
interpreto como un frente. La carta del señor Blair y del señor Aznar
no es una carta frente a nadie; es una recomendación que ha sido
tenida en cuenta por la cumbre de Viena, en el sentido de que hay que
seguir un proceso de revisión y de reforma constantes de los mercados
laborales. También la carta de los señores Schroeder y Chirac ha sido
tenida en cuenta; no creo que haya habido ningún frente.

Usted no debe interpretar que hayamos firmado una carta con el
Gobierno británico sobre el empleo, señor



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Guardans, como que compartimos el cheque inglés. En la Unión Europea
se comparte el tema que se trata en ese momento, no se comparten los
demás; si no, sería imposible. Comprenda que no hay ningún país que
coincida con otro en todos los temas ni que no coincida con ninguno
en algún asunto. En algún momento, siempre va a llegar a un acuerdo
con un país con el que tiene pocas coincidencias y va a tener
enfrentamientos con países con los que tiene muchas coincidencias.

Entra dentro de las reglas lógicas que hacen que la Unión Europea
funcione, para admiración del resto del mundo, con la eficiencia con
la que funciona.

No estamos ante una estrategia de bloqueo; SS.SS. no deben tener esa
sensación, no se ha planteado el bloqueo todavía. En la Unión
Europea, el bloqueo se ha planteado un montón de veces en el debate
parlamentario, como ha recordado el señor Martínez Casañ, y no sólo
por nuestra parte. Quiero recordar a SS.SS. que estrenamos esta
legislatura con las vacas locas y que Inglaterra planteaba el bloqueo
en todos los temas sin entrar a discutir, de eso he sido testigo; no
sólo en cuestiones que le afectasen, sino en aquéllas con las que
estaba de acuerdo incluso. Con esto no estoy tratando de defender el
bloqueo como estrategia a ultranza, ni debemos pensar que estamos
ante una situación de bloqueo.

Creo -vuelvo a insistir- que en las próximas semanas se pueden
producir avances importantes en el tema de la Agenda 2000 y que es
sintomático que los países seamos capaces de llegar a acuerdos sobre
los reglamentos, lo cual demuestra que el grado de coincidencia es
grande. Vamos a ver cómo avanzamos en la fijación de las perspectivas
financieras; creo que en ello también se puede avanzar con una cierta
flexibilidad por parte de todos. Las posiciones españolas son
conocidas -el señor Costa las ha repetido hoy aquí- ya que las he
mantenido en esta Comisión desde hace mucho tiempo, este es un debate
que tenemos desde hace 18 meses e, insisto, ningún país ha cambiado
de posición. Creo que es sintomático de lo lentamente que va
evolucionando el debate.

En cuanto al comercio electrónico, asunto que ha preocupado a S.S.,
no es que estemos a remolque, hay una propuesta comunitaria para la
reunión interministerial de Ottawa y hay un grupo de expertos en el
que estamos todos, incluidos nosotros. Puedo leerle brevemente las
posiciones españolas. Es verdad que en esta propuesta hay un par de
temas importantes que nos preocupan. Uno de ellos es la pérdida de
efectividad de las normativas y regulaciones nacionales, por lo que
reclamamos el derecho de los gobiernos a regular la actividad
económica en su territorio de la manera que juzguen conveniente y,
por otro lado, la no creación de barreras artificiales al comercio,
cosa que ya está disciplinada en los acuerdos de la Organización
Mundial de Comercio, por lo que no hay que tener ningún temor ante la
posibilidad de un exceso de regulación. Los países no podemos hacer
una regulación exhaustiva porque ya lo tenemos probibido por la
Organización Mundial de Comercio, pero no debemos abandonar la
regulación a la que tenemos derecho. Además, el comercio electrónico
plantea problemas a los que hay que dar soluciones y creemos que por
ahí debería encauzar la Comisión el debate; habría que ver cómo
evitar la transmisión de contenidos delictivos o pornográficos,
impedir la elusión
de impuestos en las operaciones realizadas a través de la red,
proteger a los consumidores de fraudes y engaños y a los propietarios
de las marcas, proteger los derechos de autor, etcétera. Y después
hay un debate que indudablemente irá creciendo, que es cuál va a ser
la relación entre el comercio electrónico y el tradicional. No se
trata de discriminar el comercio electrónico frente al tradicional,
sino más bien al contrario, y en ese sentido seguramente habrá que
avanzar en este grupo de trabajo en ver cómo se puede plantear este
hecho, que tampoco podemos negar, que se va a producir y que va a
crecer. En estos momentos el grado de introducción del comercio
electrónico en España es muy pequeño, pero es previsible que en los
próximos años tengamos un crecimiento sustancial, como en el resto de
la Unión Europea.

El señor Guardans ha hecho su contribución a que el duty free se
convierta en el eslogan de la cumbre de Viena. Yo creo que es un poco
excesivo. Tengo aquí las conclusiones de la cumbre de Viena, que es
un documento como el de las demás cumbres. Yla resolución 24 dice:
Con respecto a la decisión de 1991 sobre las ventas libres de
impuestos para viajeros dentro de la Comunidad, el Consejo Europeo
-por tanto, está hablando de una decisión, no está hablando de nada
distinto; en el año 1991 hay una decisión que nadie discute- ha
solicitado a la Comisión y al Consejo que estudien antes de marzo de
1999 los problemas que podrían surgir en relación con el empleo y
aborden a partir de las propuestas de la Comisión los posibles
métodos para atajar estos problemas, entre ellos la posibilidad de
una ampliación limitada de las disposiciones transitorias. España no
ha sido un país especialmente beligerante en este tema. Nosotros
hemos oído el debate, pero tengo que decir que países muy relevantes
han sido muy beligerantes en este asunto a favor de que la Comisión
estudie fórmulas sobre los problemas de empleo y también incluso en
la referencia que hay sobre una ampliación limitada de las
disposiciones transitorias, es el caso de países como Inglaterra,
Alemania o la propia Francia. Es decir, que estamos ante un tema que
sin duda el Ecofín va a tener que analizar antes de marzo de 1999 y
que, por los países que están interesados, va a tener una gran
presión. De ahí no se puede sacar como consecuencia que hay un lobby;
no, lo que hay es una realidad que afecta a los empleos.

Tengo que decir que desde el punto de vista español -y repito que
nosotros no hemos sido especialmente beligerantes en este asunto-
somos un país que recibe cuarenta y tantos millones de turistas, y
por lo tanto no es un tema que deba parecernos irrelevante, ni
muchísimo menos, porque no lo es, y una parte de los turistas que
recibimos no viene de mercados europeos. En ese sentido, debemos ver
qué soluciones se plantean, que seguramente no van a perjudicarnos.

Si se tienen en cuenta las soluciones del empleo, no nos van a
perjudicar, y si se tiene en cuenta una ampliación limitada de las
disposiciones transitorias tampoco nos va a perjudicar. No creo que
este sea un tema que nos vaya a perjudicar a nosotros. Por otra
parte, sobre este tema, repito, reconoce el Consejo de Viena que hay
una decisión tomada en el año 1991. Yo creo que este es un matiz
político importante, porque quiere decir que no hay una marcha atrás
en la cuestión. Lo que pued. haber es unproceso más lento de
aplicación, y sin duda S.S. puede discutir



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si eso debe ser así o no, pero repito que esta es una posición que ha
sido defendida por los países que he mencionado y por otros de manera
muy intensa en las últimas reuniones, incluso por los presidentes.

Respecto a la lucha contra el fraude, que me ha planteado S.S, quiero
decirle que existe en este momento un órgano interno, similar a
nuestra intervención, la Uclaf, que en nuestra opinión hay que
potenciar para mejorar la gestión financiera de la Unión Europea.

España también ha intervenido en todas las discusiones sobre el SEM-
2000, que también abarca cuestiones relacionadas con la calidad de la
transparencia de los fondos europeos, y no tenemos ninguna reticencia
sobre la necesidad de erradicar el fraude y garantizar a la opinión
pública que los dineros europeos se utilizan con total transparencia.

Es verdad que este es un debate que está llevando el Parlamento
Europeo de manera más intensa, lo cual tiene sa lógica. Es un debate
de control de la Comisión, y entienda S.S. que yo creo que, por las
características de control, este debate tiene un amplio margen
parlamentario y que lo que hemos pedido a la Comisión los países
miembres ha sido que nos informe de los avances en la lucha contra el
fraude, lo que hace regularmente, al menos una vez por Presidencia, a
través del SEM-2000.

Respecto al capital-riesgo, quiero recordar a S.S. -y su grupo
parlamentario además lo ha respaldado- que desde los reales decretos
de junio de 1996, este Gobierno y la mayoría parlamentaria que lo
apoya ha tratado la cuestión del capital-riesgo como una de las
básicas -creo que en esto nos hemos adelantado a un debate que se
plantea en Europa-; que el pasado jueves el Pleno del Congreso aprobó
definitivamente la Ley de capital-riesgo -por primera vez hay una ley
sustantiva del marco jurídico aplicable a esta actividad- y que se
han tomado decisiones importantes para garantizar que las
instituciones de inversión colectiva puedan dedicar fondos a las
empresas que no cotizan en Bolsa. Creo que modificaciones que
nosotros hemos introducido en las normas fiscales de plusvalías y de
las empresas familiares permiten que esta actividad pueda ser más
ágil, y yo creo que este es uno de los temás más importantes para el
futuro. La relación entre las pymes, la innovación y el empleo y la
internacionalización son custiones esenciales. En España lo hemos
abordado en esta legislatura desde el principio, con la contribución
de los grupos que apoyan al Gobierno, y en ese sentido creo que las
nuevas decisiones tomadas legalmente en España muy recientemente
deben ayudarnos a dirigirnos en esa dirección, que al final lo que se
propone es aumentar 1as posibilidades de desintermediación de la
financiación de las pequeñas y medianas empresas en Europa al nivel
de la que se produce, por ejemplo, en Estados Unidos, lo que creo que
es suficientemente elocuente.

En cuanto a las medidas y respuestas sobre el sistema financiero
internacional y al párrafo que ha leído S.S., debe entender que, por
ejemplo, las medidas que se han tomado en España, que han sido
tambien objeto de trámite parlamentario, para que pueda el Gobierno
español aportar 3.000 millones de dólares a un fondo gerenciado por
el Fondo Monetario Intemacional para atender a situaciones de
liquidez de economías emergentes o nuestra contribución de 1.000
millones de dólares al paquete de ayuda al
Brasil están en esa línea. No cabe duda de que en un sistema
financiero globalizado puede suceder -y lo estamos viendo- que
acontecimientos que se producen en una parte del mundo afecten a la
confianza del conjunto de los mercados y que una crisis de la deuda
rusa puede producir efectos muy perniciosos, por ejemplo, en
Iberoamérica, los que requiere medidas de liquidez adicionales a las
que hasta ahora existían. Creo que por ese camino se está avanzando,
como también por otros, como en una mayor transparencia del Fondo
Monetario Internacional y del Banco Mundial en sus actuaciones y al
mismo tiempo también en una mayor homogeneización y transparencia de
los sistemas financieros de las economías emergentes.

En ese sentido estamos ante un hecho muy importante, y creo que la
Unión Europea empieza a tomar conciencia del papel que debe jugar,
especialmente cuando va a ser la protagonista de la segunda moneda
del mundo. Además, todas esas cuestiones de las que antes hemos
hablado, como la representación externa del euro o la coordinación de
las posiciones de los países europeos en diversas instancias, nos van
a permitir hablar de esto más a menudo y con mucha más capacidad de
la que hasta ahora tenemos como país porque lo vamos a hacer en el
marco del euro, que para nuestros intereses y los del resto de Europa
va a ser muy relevante.

Y paso ahora, señor presidente, a la intervención del señor Gangoiti.

Su señoría me ha hecho la pregunta del millón, es decir, qué
posibilidades hay de acuerdo el 24 y 25 de marzo. Si es por nosotros,
si le dan la razón al señor Costa, firmamos mañana, pero nos va a
costar un montón que le den la razón al señor Costa inmediatamente.

Sin embargo, creo que hay posibilidades políticas de acuerdo. ¿Por
qué lo creo? Porque hay una conciencia, que se ha visto claramente en
Viena, de que quizás hemos superado el tiempo en el que nadie cambia
ni una coma de su posición en los últimos 18 meses. Hemos de abordar
el problema político se ha avanzado en los temas técnicos. La
Presidencia alemana, a lo mejor, es la única que podría resolver este
problema porque las dos anteriores han seguido estrategias que no
llevaban a su solución. Aun siendo muy distintas la inglesa de la
austriaca, ninguna de las dos han sido presidencias que nos hayan
hecho coincidir o avanzar en este tema, y el papel de la Presidencia
es muy importante porque al final el país que la ejerce no es el que
puede proponer la solución, pero si él no avanza en propuestas que
engloben a todos es muy difícil que los países se muevan si están
fuera de la Presidencia. Hemos podido ver cómo la propuesta del 12 de
octubre de la Presidencia austriaca sobre estabilización no nos ha
llevado, ni a ellos ni a nosotros, a ningún sitio. En la Presidencia
alemana hay una firme voluntad, es la impresión que me da porque se
lo he escuchado directamente tanto al canciller como a los ministros
de economía y de Asuntos Exteriores, en el sentido de que esto debe
ser solucionado y decidido en Bruselas el 24 y el 25 de marzo. Los
demás países también somos conscientes de que tenemos que llegar a
una solución que nos haga superar un debate que hay que superar. Es
decir, no será la primera vez que se entra en una situación de
doceavas partes o la primera vez en que se retrasan unas perspectivas
financieras. Pero también es cierto que mucho más de lo que hemos
discutido no tenomos que discutir, y la Presidencia puede hacer un
esfuerzo que hasta ahora, por razones



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a lo mejor perfectamente entendibles, no ha podido hacer, incluso
como consecuencia del calendario electoral interno de los países, y
creo que todos los miembros de la Comisión me entienden
perfectamente. En cualquier caso, creo que el tiempo está maduro para
un acuerdo, hay posibilidades para ello, y que las posiciones no son
tan irreconciliables cuando se baja a las cifras concretas. Bien es
cierto que no es una solución fácil ni quiero decir a SS.SS. que
estemos ante un asunto meramente cosmético, no; aquí hay intereses
muy importantes, como no podía ser de otra manera.

Respecto de lo ocurrido la semana pasada en el Parlamento Europeo, yo
no voy a entrar a matizar políticamente una decisión del Parlamento
que, por otra parte, los parlamentarios españoles no han compartido
pero que en cualquier caso se ha producido y no creo que yo
contribuyese para nada al debate haciendo un juicio o una valoración
política sobre esa cuestión. Nosatros respaldamos la gestión de la
Comisión porque creemos que realiza bien su trabajo y hay que
entenderlo en el marco del debate parlamentario. No quisiera hacer
más matizaciones sobre esta cuestión porque desde el punto de vista
del respeto institucional debo mantenerme en una posición como la que
estoy llevando en este momento.

El coste de la ampliación no está definido, y ese es uno de los
problemas. Sin embargo, sí está aceptado que el presupuesto de la
ampliación debe ser separado. Ese es un hecho en el que nosotros
hemos insistido, junto con otros países, y es una buena solución.

La ampliación tiene que tener su presupuesto. Incluso si SS.SS.

piensan en una posible solución de las perspectivas financieras, se
darán cuenta de que las posiciones de los países pueden ser muy
distintas si hablamos sólo a quince que si hablamos a dieciocho, si
el presupuesto de la ampliación se considera aparte y, además,
probablemente los ritmos también son aparte. De unas primeras
impresiones de que la ampliación podía empezar a tener consecuencias
financieras en un plazo muy corto a las impresiones que hay en este
momento, que pueden ser distintas, todo esto nos lleva
obligatoriamente a pensar que la ampliación tiene que tener su propio
presupuesto, pero no está totalmente identificado, aunque no creo que
sea demasiado difícil por parte de la Comisión el hacerlo.

Me parece que he contestado al tema de la fiscalidad. No veo para
nada el tema de los impuestos únicos, no está ahí la cuestión. No
tenemos por qué tener los mismos impuestos. Es más, en las
conclusiones de Viena se dice que debe haber una competencial fiscal.

Lo que tenemos que evitar es que haya competencias fiscales
desleales. Creo que en Europa hay algunas y que el informe del año
1999 las va a identificar. No creo que nos alecten a nosotros, sino
que hay otros países que las practican. En ese sentido espero que
podamos llegar a acuerdos para, primero, que no continúen en esta
línea y, segundo, que pueda haber una fase de disminución o de
reducción total de esas prácticas. En relación con la propuesta
italiana creo que ya he contestado.

Con respecto a Coalición Canaria, simplemente quisiera insistir en
que no existe ninguna base para considerar que el código de conducta
atecte a las competencias ni de Canarias ni de otras comunidades
autónomas. En cuanto
al duty free también he contestado ya. Con respecto a las dudas sobre
la representación externa en el caso de que el presidente del Ecofín
no sea miembro del euro, dicha representación corresponderá al
presidente del Euro-11, por tanto, un país miembro. Es verdad que
hemos remitido ya la propuesta de código de conducta, como he
explicado a los parlamentarios canarios a lo largo de la semana
pasada, en la que se incluye la necesidad de tener en cuenta la
ultraperificidad a la hora de evaluar las medidas precisas en la ZEC.

Finalmente, señor presidente, paso a comentar las palabras del
representante del Partido Popular. Es cierto totalmente que la unión
económica y monetaria es un punto de partida, un punto de partida muy
importante pero al fin y al cabo un punto de partida. Para España, en
mi opinión, es la gran oportunidad de plantearnos la convergencia
real es decir, elevar nuestro nivel de vida. Creo que incluso estamos
en condiciones de ponernos un calendario, flexible como es natural,
un calendario en el que España pueda transformarse en un país
plenamente europeo en niveles de convergencia real en un plazo
relativamente corto, del que si SS.SS. tienen éxito político y están
aquí en legislatura podrán ser protagonistas, pero eso ya no depende
del Gobierno exclusivamente.

Ratifico lo que he dicho ya, en cuanto a la armonización fiscal, No
va a perjudicar la especificidad fiscal de nuestros territorios, que
es la reconocida en el código de conducta. Respecto a la Agenda 2000,
aparte de aquello en lo que ya he insistido, está el tema del cheque
británico, que efectivamente está sobre la mesa. Todos los países son
conscientes de que esta es una situación a la que hay que
enfrentarse, y probablemente no tiene ningún sentido hacerlo de
manera agresiva porque al fin y al cabo fue un acuerdo que se tomó en
Fontainebleau por todos los países y seguramente los británicos creen
que hay que tener unas bases para defenderlo, aunque también es
cierto que en estos momentos produce una distorsión de recursos
propios que la propia Comisión reconoce en su informe. Creo que hay
que verlo en el conjunto del debate y probablemente en el conjunto de
la ampliación; habrá que ver lo que cada Gobierno exige para analizar
sus posturas. Yo tampoco quisiera avanzar en esa línea en este
momento, simplemente reiterar que España ha sostenido, desde luego
con este Gobierno y tengo la impresión de que con el anterior, que el
cheque británico era una cuestión que había que resolver y que había
que hacerlo en el sentido de terminar. Es una posición española que
creo que tiene sentido y que otros países reconocen como necesaria.

Es difícil entender que se pueda plantear, incluso hipotéticamente,
que haya un techo de contribuciones sin que antes se analice si todos
los países que tienen que contribuir lo hacen con lo que deben. Me
parece que ese es un hecho sustancial, incluso para los que creen que
hay que plantear un techo de contribuciones, que nosotros no lo
creemos ni lo hemos respaldado, pero hay unos señores que plantean
que debe haber un techo en términos de PIB de contribuciones.

Esos señores, indudablemente, también reconocen que antes de hablar
de nada más hay que hablar de los que no contribuyen lo que les
corresponde, porque en Europa todo el mundo contribuye lo que le
corresponde en función de su proporcionalidad menos un determinado
país. Es cierto



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que después, vía gastos -y ese es el argumento de la Comisión sobre
la no necesidad de un recurso progresivo-, se produce una
redistribución, pero nosotros no coincidimos tampoco en esa
matización de la Comisión. Es verdad que el nuevo mapa de ayudas a
fondos estructurales, si se acaba aprobando, todo, no creo que nos
vaya a perjudicar, pero tampoco creo que sea el momento de echar las
campanas al vuelo sobre ese tipo de cosas. Pienso que tenemos que
avanzar en la definición política de la Agenda 2000.

Señor presidente, quiero agradecer una vez más a los grupos
parlamentarios su tono y el fondo de las cuestiones. Hay temas en los
que he podido ser más categórico porque están finalizados o están
claros y hay temas en los que en estos momentos SS.SS. pueden
comprender que mi capacidad de darles una respuesta cerrada tiene sus
límites. Creo que a lo largo del próximo período de sesiones será muy
útil que podamos debatir en la Comisión las distintas opciones. Yo,
desde luego, estoy dispuesto a ello, como no podía ser de otra
manera, y a fijar calendarios con anticipación para que pueda ser
útil, cara a las posiciones de los grupos, en el debate de estas
cuestiones europeas y especialmente en el tema de la Agencia 2000.




El señor PRESIDENTE: El señor Costa tiene la palabra por dos minutos.




El señor COSTACOSTA: Intervengo para hacer algunas matizaciones y
precisiones. En primer lugar, para que conste en el 'Diario de
Sesiones' la protesta de mi grupo por la intervención del señor
Martínez Casañ, que no se refiere en toda su intervención al
vicepresidente del Gobierno, que comparece, sino a las intervenciones
de otros grupos. Amí me parece muy bien que el señor Martínez Casañ
pueda hacer de oposición, si quiere, pero se debería dar cuenta de
que ustedes están en el Gobierno. Por tanto, no voy a incidir en lo
que él ha dicho, porque ha cometido algunas contusiones notables que
creo que han quedado transcritas en el 'Diario de Sesiones'. Eso pasa
cuando se habla por carta o por interdicción y sin conocer
excesivamente los temas de que se trata. En cualquier caso, quiero
aclarar que la información del Gobierno, en la Cámara, nos parece
insuficiente. La propia sesión que estamos celebrando tiene su origen
en dos solicitudes de comparecencia de mi grupo, una de 11 de marzo y
otra de 13 de julio de 1998. Así es que juzgue el señor Martínez
Casañ como parlamentario, como miembro de esta Cámara, si eso es
suficiente. No voy a juzgar la agenda del vicepresidente, que me temo
que siempre estará ocupada, pero sí el que se tarde nueve meses en
comparecer ante la Cámara para informar de hechos que han sucedido
hace meses y meses, aunque sigan en la misma situación.

Acabando con la cuestión de orden, voy a exponer dos elementos
solamente para no alargar excesivamente el debate, ya que en el
futuro vamos a tener ocasión de seguir hablando de estos extremos. En
primer lugar, si la posición del Gobierno sobre la posible fiscalidad
de la energía es tan contundente, no entiendo cómo se permite que en
el Consejo que termina de celebrarse en Viena se pida a la Comisión
un informe para que continúe sus trabajos sobre un marco para la
imposición de la energía, según el informe
del Consejo de Ecofín, teniendo en cuenta, asimismo, las
repercusiones en el medio ambiente. Anima al Consejo a que continúe
sus trabajos. Por tanto, si la posición es de fondo, como ha
explicado el vicepresidente -y creo que la que ha explicado tiene
algunos elementos racionales-, lo que no entiendo es que después en
el Consejo se explique de esa manera. Tampoco entiendo que sobre el
sistema de fiscalidad que nos ha explicado se pida a la Comisión que
presente al Consejo un estudio sobre el impuesto sobre sociedades, no
sobre los otros que hemos hablado, de conformidad con las
conclusiones del Consejo Ecofin. No voy a incidir sobre esos dos
elementos de fiscalidad. Yo no he querido citar regiones españolas o
regímenes especiales. Me he referido en general, porque todos los
países los tienen. Efectivamente, otros lo han hecho, y creo que
tienen también fundamento los que dicen -y citan por su nombre- los
problemas que se pueden derivar de una ruptura del mercado único,
mediante el sistema fiscal o un sistema fiscal homogéneo.

La segunda cuestión a la que quería hacer referencia es la Agenda
2000 y algo que aquí se ha suscitado, pero yo no quería incidir mucho
más porque ya el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista lo hizo
con acierto en el Pleno del pasado miércoles. Yo no he hecho más que
reiterar alguna de sus manifestaciones. Pero quiero recordar que la
posición es del Gobierno, la posición de fondo la ha explicitado el
Gobierno reiteradamente, se ha conformado con decir que nos quedemos
como estamos. Básicamente es lo que han dicho el ministro de Asuntos
Exteriores y el secretario de Estado reiteradamente en esta Comisión.

Es más, detecto un cambio en la orientación y en la estrategia del
Gobierno, del que me debo felicitar, porque en la última
comparecencia del ministro de Asuntos Exteriores explicitó claramente
que la posición española era vetar todos los consejos que hiciera
falta para mantener esa posición que nosotros apoyamos, porque es la
posición del Gobierno, incluso hasta la Presidencia portuguesa. Lo
dijo así: No nos importa bloquear los consejos de la Presidencia de
Alemania, de Finlandia y llegar a la Presidencia portuguesa. Por
tanto, respecto de su intervención, sin duda, hay elementos de cambio
en la posición del Gobierno de los que yo me felicito, como sabe muy
bien el señor vicepresidente del Gobierno por cuestiones que no
vienen al caso, y creo que es una posición más acertada la que hoy
expone en esta Comisión.

No he querido entrar en la posición de fondo en la negociación, pero
me parece muy relevante y ahí está la explicación de la situación en
la que nos encontramos. Concluyo porque sé que me estoy alargando
excesivamente, como es mi tendencia en casos que son importantes. La
posición del Gobierno español básicamente -y la ha citado hoy aquí el
vicepresidente del Gobierno- es que ante cada uno de los problemas
que tenemos, encontramos un socio, el que nos convenga en cada
momento, pero no existe es una estrategia coincidente con otros
países, con los países centrales en el proceso de integración
europea, como ha habido hasta 1996, para, primero, situar la
construcción o la integración europea en un nivel diferente de cada
uno de los intereses nacionales y, segundo, para establecer que de la
integración y de la construcción todos salimos ganando, y a partir de
esa estrategia situar en cada momento los intereses de cada uno de
los Estados miembros considerando



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los problemas de los demás, que también hay que considerarlos. Creo
-sinceramente lo digo- que el Gobierno no ha hecho bien su trabajo y
no lo ha hecho porque -y me alegro, insisto, del cambio que hoy ha
explicado el vicepresidente respecto de su posición- no se puede
estar a dos meses y medio o tres del Consejo del mes de marzo en la
situación en que se encuentra España ante las diferentes propuestas
de los países miembros o de la Comisión Europea. Quiero leer al
vicepresidente -si me lo permite- lo que se acuerda en Viena.

El señor PRESIDENTE: Vaya terminando, por favor.




El señor COSTACOSTA: Concluyo. (Rumores.)
Lo que se acuerda en Viena es que existe la voluntad expresa del
Consejo de llegar a acuerdos el 24 y el 25 de marzo bajo la
Presidencia alemana. Por tanto, el tiempo de negociación es corto si
queremos llegar a acuerdos en esta fecha, y se dice en la conclusión
de la Presidencia a qué tipo de acuerdos hay que llegar. Después no
me ha explicado bien, o no he entendido yo bien, las incoherencias o
la situación en que se encontraria España compartiendo una silla en
el Fondo Monetario Internacional con otros dos países que no son de
la zona euro, no en la Presidencia española, sino en la Presidencia
del Ecofin, por tanto, la representación del euro ante el Fondo
Monetario Internacional, porque necesariamente los países con quien
comparte la silla España no tienen los mismos problemas que la zona
euro. Creo que en esta situación hay algunas incoherencias o puede
haber algunas cuestiones sobre las que deberíamos pensar. Por tanto,
España debería pensar en resituar su ubicación en el Fondo Monetario
Internacional; ya sé que es complicado, pero eso se va a escenificar
muchísimo a partir de la representación del euro.

El señor PRESIDENTE: El señor Guardans tiene la palabra.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Señor presidente, en primer lugar también
querría lamentar -así de claro y con todas las letras, lamentar- que
el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, en algo que no sé si es
una nueva estrategia parlamentaria -no sé muy bien cómo se debe
calificar-, en un debate que gira alrededor de la intervención del
vicepresidente segundo del Gobierno y no alrededor de una iniciativa
parlamentaria de un grupo, consuma su tiempo en dedicarse a enjuiciar
las intervenciones de los demás portavoces y a repartir bendiciones o
anatemas, según le parezca oportuno, porque de ser así tendríamos que
abrir un debate con el portavoz del Grupo Parlamentario Popular, que
no es a lo que hemos venido. Hemos venido a escuchar al ministro de
Economía y Hacienda, vicepresidente segundo del Gobierno, y a
comentar sus palabras, y no a debatir con el portavoz popular. Por
tanto, le ruego que en adelante no haga eso; en otro caso nos
obligará a consumir también nuestro tiempo en un debate que como
mínimo le hará perder el tiempo al vicepresidente segundo del
Gobierno, que no deja de ser su Gobierno. Tampoco es algo que
contribuya excesivamente a buscar ese consenso que se supone debe ser
su obligación buscar.

En esa línea, la única observación que haría a su intervención,
porque no puedo compartirla, es que me parece absurdo -y lo digo así-
confundir el número de países
que comparten políticas de cohesión con el número de países
beneficiarios de las políticas de cohesión. Decir que estamos solos
porque sólo somos nosotros los que recibimos fondos de cohesión me
parece un argumento que no se sostiene en pie, que no tiene pies ni
cabeza y que es absolutamente ridículo. Todos los países, los que
reciben y los que dan, han de defender políticas de cohesión y no
tiene nada que ver la solidaridad de la que podemos hablar algunos,
más o menos real, esa es otra cuestión, con el hecho de cómo va a
haber más países si sólo somos nosotros los que recibimos. Me parece
que es un argumento absolutamente insostenible.

Centrándome propiamente en lo que hemos venido a debatir, en primer
lugar le diria, señor vicepresidente, que agradezco todos los
comentarios sobre los temas concretos que plantea. Me ha parecido
entender que no tenía clara la posición CiU y decía que yo estaba
criticando la estrategia en nombre del grupo pero que no conocía
nuestra posición. No la he detallado por obvia. Nuestra posición
coincide sustancialmente con la del Gobierno, con esos cuatro puntos
del debate del otro día en el Pleno -que hoy ha vuelto a reiterar el
Partido Socialista- de los cuales destacaría especialmente dos, y no
porque no asuma los otros dos sino porque me parece que hay que
destacar dos que son los dos techos o las dos cifras. Nosotros
criticamos o negamos, que se pueda efectivamente fijar un techo del
1,27 sin conocer los costes de la ampliación, y en eso es evidente
que estamos al cien por cien con la posición del Gobierno en este
momento, y también sostenemos que ese 0,46 no puede incluir los
costes de previsión o lo que significa la cohesión o gasto
estructural respecto de los países de la ampliación. Por tanto, si
tiene alguna duda sobre la posición de CiU, detállemela y se lo
aclararé, pero creo que la debería tener bastante clara.

Efectivamente, se ha hablado de estrategias de bloqueo que no nos
parecen convincentes. Dice usted que España no está en posición de
bloqueo, pero no lo está desde hoy, señor vicepresidente; no lo está
desde esta comparecencia. Parlamentariamente yo no me he molestado
-lo he dado por hecho-, en traer el 'Diarios de Sesiones' de todas
las sesiones que hemos tenido aquí con otro Ministerio, pero hablando
sobre el mismo tema, es decir sobre esto, lo ha citado el portavoz
socialista, yo se lo reitero, y no pretendo meter cizaña dentro del
Gobierno. Lo veo como una evolución del colegio de ministros (y
utilizo la expresión colegio de ministros conscientemente y que haya
llegado a una evolución) pero aquí se ha hablado de bloqueo, caiga el
Consejo que caiga; vayan cayendo consejos uno detrás de otro. De eso
se ha hablado aquí, y ante eso es ante lo que reacciona mi grupo y a
lo que yo me refería. ¿Que ya no es la posición del Gobierno?
Bienvenido sea ese cambio. Nosotros así lo tomamos y le damos la
absoluta bienvenida. Evidentemente, la referencia hecha de pasada al
tema de las vacas locas nos da un pequeño escalofrío. Suponemos que
es simplemente un ejemplo, porque el hecho de que se pueda decir que
ya lo hicieron otros con las vacas locas, lo tengo por no puesto, que
se dice en términos coloquiales; por mí que no conste en mi acta
personal.

Salvado eso, me quedo con una de las últimas cosas que ha dicho el
señor vicepresidente: Ya no estamos en una



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situación donde nadie está dispuesto a mover ni una coma. Perfecto si
esa es la posición, si ahí es donde estamos, si hay ese aceptar que
efectivamente hay un problema; y hay más, estoy de acuerdo en que no
sólo está el problema alemán. Pero yo también he oído en rueda de
prensa al presidente del Gobierno decir con todas sus letras: Yo no
reconozco el problema alemán. Eso no lo ha dicho en un pasillo off
the record, lo ha dicho en rueda de prensa el presidente del Gobierno
de España. Ese punto nosotros no lo compartimos. No decimos que el
único problema sea el alemán, pongamos todos los problemas sobre la
mesa, pero esa afirmación no la compartimos.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Martínez Casañ.




El señor MARTÍNEZ CASAÑ: Intervengo muy brevemente, señor presidente,
para no aburrir al vicepresidente del Gobierno.

Simplemente quiero decir que frente a la cantinela -y digo esto
porque ya es una cantinela- de ciertos portavoces parlamentarios que
no desperdician oportunidad para hablar de la falta de información
por parte del Gobierno en esta Comisión y en este Parlamento en
concreto y de la pretendida descoordinación entre los miembros del
Gobierno, mi grupo parlamentario opina que no es así, que no hay
falta de infonuación y que no hay descoordinación entre los miembros
del Gobierno.

También quiero decir que lo que dijo y lo que ha dicho el ministro de
Asuntos Exteriores en anteriores comparecencias es que este Gobierno
defenderá hasta el final el interés de España, y si es necesario
estaría dispuesto a llegar hasta el veto en la defensa de los
intereses de nuestro país. Yo ahí no veo ningún cambio de estrategia,
simplemente veo que se abren los horizontes.

Finalmente, quiero decir que como es lógico no imparto bendiciones
porque no estoy consagrado, quizá alguno lo ha estado y las ha
impartido, yo desde luego no. Sí está claro que cada uno de los
portavoces parlamentarios, a tenor de las declaraciones del
vicepresidente del Gobierno, es libre, de hacer los comentarios que
considere oportunos. Mi grupo parlamentario, que comparte ampliamente
la intervención del vicepresidente del Gobierno, ha ahondado en ella
y ha hecho los comentarios que consideraba oportunos. Éste es un
debate parlamentario y yo creo que estoy legítimarnente capacitado
para hacerlo.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor vicepresidente.




El señor VICEPRESIDENTE SEGUNDO DEL GOBIERNO Y MINISTRO DE ECONOMÍA Y
HACIENDA (De Rato Figaredo): Antes de entrar en las cuestiones
concretas, quisiera aclarar a los señores Costa y Guardans que el
hecho de que las perspectivas financieras se aprueben por unanimidad
es indiscutible. Hoy en su segunda intervención han insistido en que
ven cierto matiz en las oscilaciones del Gobierno. No se equivoque,
yo no he mencionado las vacas locas porque no tenía otra cosa que
mencionar, las he mencionado como muestra de que los países bloquean,
incluso lo hacen en posiciones bastante
más irracionales de las que deberíamos nosotros considerar. Creo
que no hay que tenerle miedo ni tampoco considerar que es una
obligación nacional; dependerá de la situación.

Desde luego tengo que decir al señor Guardans, una vez que se ha
sumado a hacer propuestas concretas, que si tengo que seguir las
recomendaciones de su grupo a lo mejor tenemos que bloquear. No será
la primera vez que España lo hace y segurarnente no será la última;
todos los países lo han hecho. Creo que no hay por qué hacer el
debate sobre esas bases. Todos sabemos que es por unanimidad, por
tanto tendremos que llegar todo a un acuerdo que satisfaga a todos
los países, incluidos nosotros.

Iré ya en orden a lo que han planteado. Señor Costa, efectivamente en
el punto 22 de la declaración de Viena se hace referencia a temas
fiscales y las dos voces se hace referencia a las conclusiones del
Ecofin. ¿Por qué? Porque en esas conclusiones se recoge todo lo que
yo les he dicho ahora. En el tema energético se dice: Ha animado al
Consejo a que continúe sus trabajos sobre el marco de la doble
imposición de energía, segun el informe del Ecofin. ¿Qué dice el
inforrne del Ecofin? Que para estudiar la doble imposición de energía
hay que tener en cuenta su repercusión sobre la productividad, sobre
los precios relativos de compra, su verdadera eficacia en la lucha
contra las situaciones medioambientales diferentes; lo que yo les he
dicho. Suele hacerse esto porque si no las conclusiones serían
reiterativas sobre páginas anteriormente escritas.

Por tanto, no hay ningún cambio de nuestra posición. Hay un grupo de
trabajo en el que indudableme las decisiones van a ser complejas
porque nuestra posición es muy conecida y no tenemos en este momento
ningún elemento ni razón para cambiarla, es más creemos que nos
asiste la razón.

Respecto a la 56, que se refiere a la Agenda 2000, creo que las
recomendaciones de este Consejo no podemos decir que hayan sido
dramáticas. Ha invitado a todos los Estados miembros a que
contribuyan plenamente a la obtención de un resultado equitativo,
equilibrado y aceptable basado en la solideridad y el rigor
presupuestario, y creo que el señor Costa podría decirme que bien;
que eso está claro, las cosas están donde están. Creo que hay bases
para llegar a un acuerdo, no le quepa ninguna duda al señor Costa y
al señor Guardans que la diplomacia española sigue siendo más
diplomática que otros ministerios, no quieran ver aquí ningún tipo de
distancia, lo que pasa es que empieza una nueva Presidencia y creemos
que en esa Presidencia hay capacidades políticas para llegar a un
acuerdo.

Vuelvo a reiterarles que en la Presidencia inglesa y en la austriaca
no digo que haya habido capacidades pero desde luego no ha habido
voluntad política por parte de esas presidencias de forzar un acuerdo
y llevar las riendas para alcanzar el mismo. Si la Presidencia no
quiere llevar las riendas del acuerdo, es muy difícil que éste se
produzca por generación espontánea de 15 países. Creo que eso lo
tienen que entender; unque parezca que no es así, el papel de la
Presidencia es muy importante.

Que nuestras posiciones coincidan o no con las de los países
centrales, no estoy seguro de que en este momentose pueda hablar de
posiciones de países centrales. Primero,



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creo que en un debate sobre cualquier tema -y la cohesión es un tema
tan importante como cualquier otro- la posición de Portugal o de
Grecia nos parece tan relevante como la posición de Dinamarca, de
Finlandia o de Alemania; es decir no veo cuál es la diferencia. Es
una comunidad de tratados y todos los países miembros tienen la misma
posición. Por cierto, los países centrales no tienen la misma
posición. Si el señor Costa se refiere a países centrales, Alemania
y Francia, ésta ultima no ha aceptado el principio de saldos netos, no
ha aceptado el principio de cofinanciación de la PAC, y seguramente
no lo va a aceptar. Otra cosa es que Francia haya dicho que desea que
se solucione el problema alemán. Eso dicho sin concretar, créanme
ustedes que no es decir mucho.

En cuanto a que el Gobierno no ha hecho bien su trabajo, señor Costa,
si usted me dijera que he hecho bien mi trabajo, significaría que
estábamos en otra situación política. El señor Guardans tampoco me lo
dice, así que fíjese usted por que camino vamos. Según se van
acercando los procesos electorales, así nos vamos quedando. (Risas.)
En cualquier caso lo acepto, además creo que es útil. El Gobierno
debe recibir críticas porque es la manera de que perfilemos nuestras
estrategias de la mejor manera posible. Se las acepto no sólo
amigablemente, sino por las partes positivas que en ellas se
producen. Creo sinceramente que si no se han querido producir
acuerdos bajo las presidencias, nadie va a llegar a los mismos. Ahora
hay una decisión política por parte de la Presidencia alemana de
llegar a un acuerdo. Nosotros intentaremos ser constructivos en ese
proceso, pero como es natural hay cosas en las que no vamos a poder
cambiar nuestra posición, y SS.SS. han perfilado alguna de ellas con
bastante claridad.

Respecto al Fondo Monetario Internacional, no somos el único país
europeo que comparte su silla con países no europeos; por tanto creo
que no va a ser el problema. El problema podría ser, por ejemplo, que
nuestra Presidencia no coincidiera con nuestra silla, y eso lo
podemos arreglar entre nosotros y dentro de nuestra propia silla. Lo
importante es que el euro tenga su posición en el Fondo Monetario
Internacional, es más, lo que se va a dar ahora es que incluso en el
momento en que nosotros no ocupemos silla en el comité interino, como
nos pasa en este momento, vamos a poder defender las posiciones del
euro a través de otros países europeos, cosa que hasta ahora no
podíamos
hacer. No veo que vaya a haber ahí un problema. Por una nota que
tengo aquí, Holanda está con países del Este y con países de la ex
Unión Soviética, Irlanda está con Canadá, por tanto hay otros países
euro que están en situaciones similares. No creo que podamos prever
ahí en principio problemas aunque, como es natural, si los hay los
iremos resolviendo.

Al señor Guardans quiero reiterarle simplemente que no creo haya
ninguna duda en Europa de que España puede bloquear. Eso lo ha
demostrado en presidencias anteriores, en situaciones anteriores y es
un hecho. También es cierto que queremos se llegue a un acuerdo y
tenemos intención de contribuir políticamente a ese acuerdo, pero es
verdad que como ustedes han puesto de relieve en sus intervenciones
es muy difícil que se pretenda llegar a un acuerdo en el que no se
tenga en cuenta la riqueza relativa de los países. Para nosotros eso
es imposible de aceptar. Además, es un principio básico que, por otra
parte, creo que nadie nos ha negado, pero por si las moscas lo
estamos subrayando. A partir de ahí, creo que los próximos tres meses
van a ser muy intensos. Si la Presidencia hace un esfuerzo, creo que
va a tener grandes posibilidades de éxito porque los países lo harán;
si la Presidencia no hace un esfuerzo, volverán a pasar otros seis
meses sin llegar a un acuerdo. Sin que yo quiera decir que las
presidencias hayan tenido responsabilidades, reitero que las
presidencias juegan un papel muy importante en la consecución de
consensos. Las presidencias consiguen los consensos; en general, los
consensos no son posibles de otra manera. Creo que tanto la
Presidencia inglesa como la austriaca no han planteado estrategias
totales de llegar a consensos respecto a la Agenda 2000.

Con esto, señor presidente, termino. Una vez más, quiero agradecer a
la Comisión su amabilidad, el tono y la profundidad de los debates, y
si me lo permite felicitarles las Navidades y desearles un feliz año
1999 a todos los miembros de la Comisión.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor vicepresidente. Le
devuelvo esa felicitación en nombre propio y en el de toda la
Comisión. Gracias por su comparecencia Se levanta la sesión.




Eran las ocho y veinte minutos de la tarde.