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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 417, de 31/03/1998
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL



CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1998 VI Legislatura Núm. 417



ECONOMIA, COMERCIO Y HACIENDA



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. FERNANDO FERNANDEZ DE TROCONIZ MARCOS



Sesión núm. 37



celebrada el martes, 31 de marzo de 1998



ORDEN DEL DIA:



Comparecencia del señor Gobernador del Banco de España (Rojo Duque) para
informar de la política monetaria que se desarrolla, así como la
evolución de sus principales magnitudes, previa remisión del informe
correspondiente. Comparecencia cuatrimestral (Número de expediente
212/001310).




Se abre la sesión a las diez y cinco minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Buenos días, señoras y señores diputados. Vamos a
comenzar esta sesión de la Comisión de Economía, Comercio y Hacienda con
la comparecencia de don Luis Angel Rojo, gobernador del Banco de España,
a los efectos de informar al Congreso de los Diputados sobre el
cumplimiento por España de los criterios de convergencia, de acuerdo con
el informe que ha sido remitido con anterioridad.

Sin más, y tras darle la bienvenida, tiene la palabra don Luis Angel
Rojo.




El señor GOBERNADOR DEL BANCO DE ESPAÑA (Rojo Duque): Señor presidente,
señorías, me complace



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atender la solicitud de comparecencia ante esta Comisión de Economía,
Comercio y Hacienda del Congreso de los Diputados para valorar el estado
de la convergencia, una vez transcurrido el plazo establecido para el
examen de la misma. Tanto la Comisión Europea como el Instituto Monetario
Europeo han publicado ya los informes preceptivos que, junto con la
opinión del Parlamento Europeo, han de servir de base a la recomendación
del Ecofin y a la decisión final del Consejo Europeo sobre los países que
iniciarán la Unión Monetaria el próximo día 1 de enero de 1999.

El Banco de España, por su parte, les ha remitido el informe que nos
había sido solicitado, en el que, de una manera más general y concisa, se
resume toda la información relevante sobre el cumplimiento de los
criterios de convergencia. El informe se ha elaborado contemporáneamente
a los de la Comisión y del Instituto Monetario Europeo y presenta, como
no podía ser de otra forma, un alto grado de coincidencia con ellos, que
son los relevantes para las decisiones del Consejo Europeo. Tanto el
informe de la Comisión como el del IME tienen la finalidad de analizar
con detalle el cumplimiento de los requisitos establecidos en el Tratado
de la Unión Europea, para comprobar si se dan en cada país miembro las
condiciones de convergencia sostenibles necesarias para integrarse en la
Unión Monetaria. No es de extrañar que las similitudes y coincidencia
sean reiteradas y manifiestas. Sin embargo, me parece interesante
destacar, en esta breve introducción a las preguntas y cuestiones que
deseen SS. SS. suscitar, algunos matices específicos de cada uno de estos
informes.

El informe de la Comisión, a diferencia del del IME, hace una
recomendación explícita, de acuerdo con lo establecido en el Tratado, de
los países que deben formar parte de la Unión Monetaria desde el 1 de
enero de 1999. Como es sabido, esa recomendación se refiere a los once
países siguientes: Bélgica, Alemania, España, Francia, Irlanda, Italia,
Luxemburgo, Países Bajos, Austria, Portugal y Finlandia. Por otra parte,
el criterio de convergencia sobre las finanzas públicas está definido en
unos términos que se refieren expresamente a la ausencia de déficit
excesivo, según un procedimiento en el que corresponde a la propia
Comisión formular las recomendaciones para adoptar las decisiones
pertinentes respecto a la situación de los diferentes países en relación
con las condiciones establecidas en el Tratado. En consecuencia, la
valoración que realiza la Comisión en su informe sobre la sostenibilidad
de las finanzas públicas en los distintos países está estrechamente
vinculada a sus propias recomendaciones de levantar el procedimiento de
déficit excesivo, de acuerdo con las pautas seguidas en decisiones
anteriores a la hora de aplicar lo establecido en el Tratado a este
respecto que, como se sabe, deja cierto margen a la interpretación. En
concreto, la Comisión recomienda declarar superada la situación de
déficit excesivo en los siguientes países: Bélgica, Alemania, España,
Francia, Italia, Austria, Portugal, Suecia y el Reino Unido.

En cambio, el informe del IME no tiene como objeto formular
recomendaciones ni podía tener en cuenta, a la hora de valorar los
criterios fiscales, la situación de los diversos países en relación al
procedimiento de déficit excesivo para el año 1997, que correspondía
iniciar a la Comisión en el momento de la publicación simultánea de ambos
informes. El informe del IME está más centrado, por lo tanto, en el
análisis de los progresos realizados por los Estados miembros en el
cumplimiento de sus compromisos en relación con la Unión Monetaria, a fin
de aportar el punto de vista de los bancos centrales a la decisión que
han de tomar los jefes de Estado y de Gobierno del Consejo Europeo el
próximo día 2 de mayo. El carácter menos formal del informe del IME a la
hora de formular sus conclusiones o recomendaciones le permite
profundizar más allá del examen del cumplimiento de los criterios de
convergencia, para valorar especialmente las condiciones en las que los
países potencialmente participantes van a afrontar su integración en la
Unión Monetaria.

Aunque lógicamente los resultados a los que llegue el IME en el análisis
del progreso realizado en la convergencia son coincidentes en lo
fundamental con el contenido de las recomendaciones formales formuladas
por la Comisión, su informe está profundamente impregnado por una
constante preocupación por la sostenibilidad de las cotas de estabilidad
y convergencia alcanzadas, como condición imprescindible para asegurar el
buen funcionamiento de la política monetaria única y la solidez de la
nueva moneda.

Una lectura cuidadosa del informe revela la presencia de un mensaje
reiterado, y dirigido de manera universal a todos los países
participantes en la Unión Monetaria, sobre la necesidad de prolongar y
profundizar las políticas que han hecho posible la convergencia. Este
mensaje se hace especialmente insistente en relación con la necesidad de
mejorar el funcionamiento de los mercados de bienes, servicios y de
trabajo y de continuar avanzando en los procesos de consolidación fiscal.

Desde esta óptica, el análisis de la convergencia fiscal que hace el IME
pone especial énfasis en la dimensión de los esfuerzos pendientes para
asegurar la continuidad, al ritmo necesario, en la reducción del peso de
la deuda en relación al producto interior bruto, esfuerzos que son
especialmente importantes en aquellos países en los que dicha relación es
superior al cien por cien; es decir, Bélgica, Italia y Grecia.

Esta preocupación se traduce en un llamamiento generalizado al
cumplimiento estricto del pacto de estabilidad y de crecimiento desde
1999 con el objetivo de anticipar, en la medida de lo posible, el logro
de unas finanzas públicas equilibradas o en superávit, aprovechando la
fase actual de recuperación y expansión cíclicas.

En cualquier caso, antes de ahondar en las cautelas frente al futuro que
señala el IME, y que comparto plenamente, es necesario subrayar la gran
trascendencia de los logros alcanzados --certificados por ambos
informes--, tanto para el proceso de integración europea como para la
economía y la sociedad españolas. A pesar de todas las vicisitudes y la
gran incertidumbre que han rodeado al proyecto de la Unión Monetaria
desde antes de que el propio Tratado fuera ratificado por los países
miembros de la Unión Europea, finalmente va a convertirse en una realidad
en la fecha prevista y con un número amplio de participantes, en línea
con la concepción original del proyecto.




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Cabe, incluso, congratularse de que los estadios finales del difícil
proceso de transición estén transcurriendo en un clima de tranquilidad y
ausencia de tensiones, que está facilitando grandemente su desarrollo.

Estamos, pues, ante la culminación de un proceso de gran trascendencia
para el futuro de la integración europea.

Para nuestro país, el cumplimiento holgado y anticipado de los criterios
de convergencia constituye un éxito importante de las políticas
económicas aplicadas, que revela la eficacia de las mismas cuando se
definen de manera coherente y articulada, con el fin de conseguir unas
metas que gozan de un amplio respaldo en la sociedad.

La lógica satisfacción por la confortable superación del examen de la
convergencia no debería, sin embargo, hacer olvidar los grandes retos que
plantea la futura integración de la economía española en la Unión
Monetaria. La sostenibilidad de la convergencia es crucial para mantener
ritmos de crecimiento suficientes y creadores de empleo en un contexto en
el que no existirá autonomía alguna para la política monetaria nacional,
no se podrán corregir las pérdidas de competitividad acumuladas mediante
ajustes del tipo de cambio y los márgenes de actuación en la política
presupuestaria se verán seriamente limitados por las exigencias del pacto
de estabilidad y crecimiento.

La sostenibilidad de los resultados requiere la continuidad y
profundización de las políticas aplicadas de estabilidad y de
convergencia. En los dos últimos años se ha hecho un considerable
esfuerzo por reducir el desequilibrio de las cuentas públicas, que no
sólo ha permitido satisfacer un criterio de convergencia cuyo
cumplimiento se enfrentaba a grandes dificultades, sino que también ha
contribuido de manera muy efectiva a que la política monetaria pudiese
alcanzar sus también difíciles objetivos en materia de inflación. Ahora
bien, el camino que queda por recorrer para reducir de forma permanente
el déficit y para mantener la senda de progresiva disminución de la
proporción de la deuda en relación al PIB es todavía muy importante.

Por otra parte, la convergencia en las tasas de crecimiento de los costes
y de los precios todavía es incompleta y heterogénea, manteniéndose en
algunos sectores de la economía diferenciales de inflación que no
permitirían, si se mantuvieran, sostener el nivel de competitividad
necesario para asegurar la producción y el empleo de esos sectores a
medio y largo plazo. Para completar la convergencia y proyectarla hacia
el futuro, son imprescindibles reformas estructurales orientadas a
profundizar y a ampliar el funcionamiento competitivo de aquellos
mercados que todavía adolecen de la flexibilidad y de la regulación
apropiadas.

Si esta orientación se mantiene con perseverancia y se aprovecha la
actual bonanza económica para acometer los ajustes pendientes --no
cayendo en el espejismo de confundir el aprobado en el examen de entrada
con la llegada a la meta--, la economía española puede obtener grandes
beneficios de la participación en la Unión Monetaria y desplegar toda su
capacidad competitiva y su potencial de crecimiento, lo que ayudará sin
duda a resolver el grave problema del desempleo y a aumentar el bienestar
de los ciudadanos.

Muchas gracias, señor presidente.

El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor gobernador.

A continuación realizaremos los turnos de intervención de los grupos
parlamentarios en el orden que es habitual en esta Comisión.

Por parte del Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor
Martínez Noval.




El señor MARTINEZ NOVAL: Comparto en su práctica totalidad las palabras
que el señor gobernador del Banco de España nos ha dirigido al inicio de
esta sesión en relación con lo que significa para nuestro país, en estos
momentos, haber alcanzado todos los criterios de convergencia exigidos
por el Tratado de Maastricht y, sobre todo, compartimos también desde mi
grupo parlamentario las enormes expectativas que, casi por primera vez en
la historia, abre para nuestro país un proceso de esta envergadura y de
esta naturaleza.

Quiero añadir que nuestra satisfacción por el logro de estos cuatro
objetivos --tipos de interés, inflación, tipos de cambio y déficit
público-- es, evidentemente y como él ha dicho, la consecuencia de una
política perseverante llevada a cabo en nuestro país desde hace unos
cuantos años, en particular desde que un gobierno, en el año 1992,
decidió ser no sólo acompañante en el nacimiento de ese proceso, sino
incluso importante impulsor del proceso de la Unión Monetaria. Quiero
recordar que el Tratado de Maastricht se firmó en el año 1992. Desde
entonces, si uno observa la evolución de las variables que se relacionan
con esos cuatro objetivos, claramente se pone de manifiesto que hay una
nítida tendencia a la consecución de esos objetivos, que en algunos
momentos se ha intensificado y ha alcanzado mayores niveles de
acercamiento a los niveles medios del conjunto de la Unión Europea como
consecuencia, sin duda alguna, de las distintas fases cíclicas que estaba
viviendo la economía española. Así, por ejemplo, el descenso de los tipos
de interés a largo plazo tiene un claro perfil evolutivo a partir del año
1990, que tiene un paréntesis --es cierto-- a comienzos del año 1994 y en
parte del año 1995, como consecuencia de las turbulencias monetarias
ocurridas en el sistema monetario europeo, en el mecanismo de cambios, y
como consecuencia de la crisis en el mercado de bonos en los Estados
Unidos, que dio lugar a un incremento de los tipos de interés también en
Europa. Pero --insisto-- si se observa la evolución a partir del año 1990
(más estricto y más riguroso sería observarla a partir del año 1992, que
es cuando los países europeos explícitamente se propusieron la
consecución de esos cuatro objetivos macroeconómicos), se tendrá que
convenir --porque las cifras y los perfiles son lo que son-- que la
economía española, afortunadamente, viene evolucionando desde entonces
hacia lo que en estos días ha llegado a convertirse en una feliz
realidad. Sin duda, los logros alcanzados tienen una importantísima
trascendencia, más todavía en un país que, con una tasa de paro
desgraciadamente tan elevada, tiene que plantearse objetivos mucho más
radicales que los que se ha planteado hasta el presente para tratar de
conseguir la solución de ese problema del empleo y del desempleo, en el
que desgraciadamente --insisto-- no se ha



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sido capaz todavía de alcanzar un acercamiento a los niveles medios del
conjunto de la Unión.

Compartimos también con el señor gobernador la idea de que es crucial la
sostenibilidad de la consolidación fiscal y, como el señor gobernador
subrayaba, vemos que el informe del Instituto Monetario Europeo cifra en
tres los peligros que puede tener este objetivo de la sostenibilidad. Sin
duda tendremos oportunidad de discutir más detalladamente qué
posibilidades hay de que las pretensiones del Instituto Monetario Europeo
y de quien le sucede --es decir, del Banco Central Europeo-- puedan
hacerse realidad. Es cierto, señor gobernador, que la sostenibilidad
fiscal no forma parte estrictamente de sus compromisos, de sus
obligaciones y de su función --corresponde más bien al Gobierno--, pero
en el informe del Instituto Monetario Europeo hay también ciertos apuntes
respecto de cuáles pueden ser los peligros no en la sostenibilidad de la
consolidación fiscal, sino en el mantenimiento de la estabilidad de los
precios, que sí que tiene que ver más con sus específicas funciones, de
acuerdo con el estatuto de autonomía del Banco de España. Por lo tanto,
yo le agradecería, señor gobernador, que en su intervención posterior
hiciera algún comentario sobre las posibilidades que en estos momentos
tiene nuestro país, cuyas previsiones de inflación para los años 1998 y
1999 son todavía superiores a la media del conjunto de la Unión Europea,
y en particular respecto a la de los tres países que han servido para la
determinación del criterio de inflación. Aunque las cifras del mes de
febrero han conducido a una reducción del índice de precios al consumo,
sin embargo también han revelado un aumento de la inflación tendencial en
la economía española que, como se sabe, tiende a converger a medio o a
largo plazo con el índice de precios al consumo. Le agradecería nos
comentara cómo ve usted la evolución del índice de precios al consumo y
la inflación tendencial a lo largo de 1998 y 1999 en nuestro país, así
como un somero comentario de esos tres peligros que cifra el Instituto
Monetario Europeo como actuantes en el caso de la inflación, no sólo en
nuestro país sino en el conjunto de países de la Unión Europea.

Señor Gobernador, tenemos mucho interés en discutir las cuestiones que
van a operar en la economía española a raíz de la consecución de los
objetivos y de la existencia de una moneda única. Por eso hemos
propuesto, y el resto de grupos han aceptado de muy buen grado, la
constitución de una subcomisión o ponencia dentro de esta Comisión de
Economía, Comercio y Hacienda, para ir analizando todas las consecuencias
y derivaciones que tienen la existencia de la moneda única para la
economía española. Tendremos oportunidad de insistir y profundizar en
todas esas cuestiones en cuanto al cumplimiento de los criterios de
convergencia y no tanto sobre el pasado, que en estos momentos tiene
menos interés que el futuro. Al Grupo Parlamentario Socialista le
interesa más el porvenir. Por tanto, señor Gobernador, poco más hay que
decir en estos momentos. Mañana tenemos en Pleno una discusión con el
Ministro de Economía y Hacienda sobre lo relativo al logro de esos cuatro
objetivos, al proceso que ha conducido hacia la existencia de la moneda
única y tiempo tendremos para valorar esas circunstancias.

Quiero concluir esta intervención en nombre de mi grupo y mostrar nuestra
enorme satisfacción porque aquel objetivo que los países de la Unión
Europea se plantearon en 1992 en Maastricht haya podido llegar a buen
puerto y se haya hecho realidad en las mejores condiciones posibles, es
decir, con la participación de un número de países que cumplen las
condiciones en unas circunstancias favorables en los últimos años para el
cumplimiento desde el punto de vista del entorno económico europeo e
internacional, pero en todo caso en cumplimiento de unos objetivos que
significan la apertura de unas perspectivas para la sociedad española que
los socialistas imaginamos de modo muy ilusionado en 1992.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda
Unida, tiene la palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Señor gobernador del Banco de España, no
compartimos su discurso por razones de fondo, porque nos basamos en una
alternativa diferente. Al mismo tiempo, y hablando en términos de
coyuntura, hay cuestiones nuevas sobre el tapete, ha empezado una nueva
fase en torno a uno de los elementos que aducen ustedes como principal
factor a la hora de conseguir este grado de convergencia relatado en los
informes de la Comisión y del Instituto Monetario; me refiero al consenso
social e incluso al político. Se ha iniciado una nueva fase de la que se
detectan síntomas, pero también en políticas alternativas y en llamadas a
una respuesta social que ya está cobrando cuerpo en ciertos países y en
España lo va a hacer en función de las consecuencias de estas políticas.

No hay que olvidar el último congreso de un sindicato que criticaba
fuertemente las consecuencias de este tipo de política económica que
implica la convergencia actual. Al mismo tiempo que la Comisión y el
Instituto Monetario hablaban de ciertas excelencias con respecto a la
convergencia operada desde los parámetros españoles, los parados
aparecieron en la Bolsa de Madrid --todavía débilmente-- tirando
octavillas y protestando sobre una situación que empieza a consolidar una
respuesta sería.

En su brevísima intervención de hoy ha matizado los términos del informe
sobre la convergencia, donde no figura el problema del paro. A la vez hay
que recordar que las respuestas sociales que se están dando en torno a la
organización de los parados y desde los sindicatos --sigo hablando del
consenso social que ha servido de motor a esa convergencia-- en Alemania,
en Francia, en Italia empiezan a matizar la valoración que se hace de la
política económica y de las consecuencias de la convergencia europea que
se está realizando en términos nominales monetarios, pero no en términos
de cohesión económica y social.

Al mismo tiempo, señor Rojo, no hay que olvidar el rechazo por ahora de
ciertos países a esta convergencia, por no querer ceder su soberanía
nacional, de acuerdo, pero también porque no quieren hacer el ajuste
presupuestario con la dureza que se derivaría de los pactos de
estabilidad y de las presiones del sistema europeo de bancos centrales.

Me refiero a países como Dinamarca, Suecia o Inglaterra.




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Inglaterra y Dinamarca incluso cumplían los indicadores de convergencia,
aunque Suecia no porque desde el principio se marcó una estrategia que no
le llevaba a cumplirlo y, por tanto, no se atenía al ajuste duro que se
derivaba de las condiciones del pacto de estabilidad. Hay otros países
como Italia y Bélgica que no han cumplido con los términos estrictos de
la política de convergencia, lo que quiere decir que esa convergencia de
once países se ha realizado más en términos políticos de lo que se
esperaba en principio; solamente Grecia ha quedado al margen por razones
de bulto, pero otros países que tampoco cumplían los indicadores como
Italia o Bélgica se han incorporado en función de esta lectura política
de la situación. Todo esto en el momento en que se está detectando un
enorme déficit democrático en el Parlamento Europeo. No hay que ir más
allá de la OCM del olivar para ver que el Parlamento Europeo va por una
parte y el Colegio de Comisarios por otra, en una política que va a traer
gravísimas consecuencias para este país, que se va a reproducir en los
temas de la leche, del algodón, del vino, etcétera, y que se está
expresando de hecho diariamente en los ajustes de plantillas.

Al mismo tiempo --ustedes lo han publicado con respecto a los tres
primeros trimestres del año 1997 en relación a los de 1996-- los
beneficios empresariales se han disparado por encima de lo previsto, lo
que quiere decir que esta política económica conduce a un reparto
crecientemente desigual de la renta a favor del excedente empresarial y
en contra de los salarios, que en los últimos veinte años han perdido un
20 por ciento con respecto al aumento de la productividad, a la vez que
se anuncia una bajada de ingresos en función de una reforma del IRPF y no
se dice aún qué gastos se van a recortar en función de esta bajada de
ingresos, que puede estar en torno a 400 ó 500.000 millones de pesetas.

Quiero decirle con esto que son una serie de síntomas que se han visto de
manera muy organizada en el último congreso de la UGT, que muestran que
ese consenso social que se había dinamizado y conseguido en torno a la
necesidad del examen del 2 de mayo empieza a resquebrajarse de manera
clara en función de las consecuencias con respecto a la situación social
y a la política de empleo e incluso a nivel político, con independencia
del discurso que acabamos de oír hoy aquí por parte de un partido de la
oposición; los partidos políticos de izquierdas empiezan a convocarse de
cara a orquestar medidas políticas que den salida a esta situación que si
es grave en el resto de Europa, con un 10 por ciento de media con
respecto al paro, en España es dramática, con un 20 por ciento de paro y
un 33 por ciento de empleo precario. Es una situación donde más del 60
por ciento de los parados no percibe ninguna ayuda económica y tan sólo
el 16 por ciento recibe una prestación contributiva, una situación en la
que el porcentaje que en España representan los gastos de protección
social es de cinco puntos menos con respecto al PIB que la media de la
Unión Europea, en un país, el nuestro, donde la presión fiscal es seis
puntos inferior a la media comunitaria y donde el proceso de
privatizaciones al que se está sometiendo al sector público español
--ayer mismo participábamos en Andalucía en manifestaciones contra la
privatización de Tabacalera-- no tiene parangón con el que está afectando
al resto de los países de la Unión. Aquí se está reproduciendo la etapa
Thatcher, pero en dos años se quiere hacer lo que la señora Thatcher
realizó a lo largo de siete u ocho años. Al mismo tiempo, en España el
coste laboral mensual medio por trabajador es el 78,3 por ciento de la
media europea.

Por tanto, la situación es dura, y no lo digo sólo yo, señor Rojo, hay
ahí indicadores que hacen ver que ese consenso social, se hubiera votado
sí o no a Maastricht, se hubiera dado un voto crítico o no a Maastricht,
empieza a tener un nuevo sentido y empieza a reagruparse de una manera
absolutamente diferente, como sin duda va a pasar en el terreno de lo
político; las cosas se reagruparán de una manera diferente en función de
la situación del paro en este país, y ya hay indicaciones en el sentido
de que no es aceptable esa política económica que ahora se va a agudizar
de cara a redistribuir muy mal la renta aumentando muchísimo el excedente
empresarial, y de otra parte en el sentido de quitarle al sector público
todo el protagonismo, hacer que pierda absolutamente todo el terreno en
beneficio del privado, tanto desde el punto de vista cuantitativo como
del cualitativo, promoviendo así un proceso privatizador y debilitando, y
a menudo anulando, las facultades normativas de los poderes públicos en
el ámbito económico.

En esta situación estamos, con una independencia absoluta del sistema
europeo de bancos centrales que no permite ningún tipo de control
democrático, ni siquiera con respecto a los salarios de los trabajadores
de los bancos centrales; ya no marcamos siquiera en los Presupuestos
Generales del Estado la subida de los salarios de los trabajadores del
banco central de cada uno de los países, o singularmente del caso
español, como vamos a ver mañana en el debate en comisión con respecto a
los matices que hay que introducir, según el partido mayoritario, a la
autonomía del Banco de España. Pensamos que la situación es difícil, y no
se debiera incidir en el camino que se recoge en el informe sobre el
futuro de la convergencia. Ustedes aquí dicen que hay que seguir por esta
vía y profundizar en las reformas que se han iniciado, reformas que
afectan a todos los niveles y que se configuran en cuanto políticas
estructurales: objetivos de eficiencia de los mercados de bienes y
servicios, del mercado de trabajo y del funcionamiento del sector
público, así como en lo que atañe a la competitividad de las empresas;
políticas estructurales, en fin, orientadas a garantizar una adecuada
flexibilidad de la economía de las zonas del euro.

Si seguimos por este camino, a nuestro juicio, señor Rojo, el problema
del paro no tiene solución, es un paro endémico, estructural, que se
rozará no en sus aspectos más duros, sino en sus aspectos más
superficiales, con políticas de empleo precario, de empleo parcial, y
reduciendo la desprotección con respecto a los parados, pero que en
absoluto se abordará de una manera seria de cara al futuro. Yo creo que
hasta cierto punto se está aprovechando la nueva situación en función de
esta enorme ofensiva de la estrategia neoliberal y se está aprovechando
también la fase alcista para, creando una pompa eufórica, intentar --y
conseguir, a nuestro juicio-- un retroceso histórico de la



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situación social y de los trabajadores. Todo esto, además, se está
haciendo en una situación alcista de la economía, aprovechando esta
situación alcista que ustedes --hablo muy en general-- están convirtiendo
en un ciclo eufórico; más que un ciclo alcista y evolutivo, un ciclo
eufórico que nos va a llevar a una situación estructural tal que cuando
llegue el ciclo decreciente, el ciclo recesivo, y cuando la situación en
Europa emerja hacia otro futuro diferente, va a suscitar una
confrontación muy seria que ya se empieza a ventear en muchos países
--repito, Alemania, Francia, Italia y ahora en España ha empezado--, con
una nueva perspectiva de consenso social no en torno a esta política
económica, no en torno a esta sacralización del euro, de un euro no
democrático, sino en torno a otras perspectivas. ¿Qué otras perspectivas?
Pues sí, hay otras perspectivas posibles que aparecen en los debates que
se han tenido últimamente en ciertos congresos sindicales o en los
contactos que están teniendo los partidos de izquierda a ciertos niveles.

Nosotros pensamos que es necesaria otra política de empleo, en la que sin
duda el reparto del trabajo, la reducción de la jornada laboral, es un
punto muy importante a tener en cuenta, como se ha hecho en Francia y en
Italia, y como parcial o totalmente se está discutiendo en muchos otros
países y aplicando de alguna manera en algún otro país donde todavía no
tienen una ley o un decreto al respecto. El tema de la reducción de
jornada es de una enorme importancia y aquí se rechaza con una virulencia
realmente digna de otros menesteres; no se tiene en absoluto en cuenta,
como si fuese un debate frívolo, en un país con un 20 por ciento de paro
y con territorios donde el paro estructural supera el 30 por ciento,
cifra que desde luego en Europa yo creo que puede empezar a poner los
pelos de punta.

Desde ese punto de vista, nosotros pensamos también que hay que hablar ya
por fin de qué medidas políticas, en el marco de la Constitución, se
pueden operar de cara a una reinversión de los beneficios. Los excedentes
empresariales son tremendos, se han disparado de una manera inesperada,
por lo menos para nosotros, y habría que tender a una reinversión a
través de fondos de inversión obligatorios para crear empleo en este país
--pensamos que eso es así--, al mismo tiempo que empezar a plantear la
necesidad de un código de los parados de cara a su protección, que hasta
ahora es muy escasa en cuanto a porcentaje y en cuanto a la cantidad
misma que reciben y que habrá que proteger de manera suficiente y hacer
que emerja, con posibilidades muy serias de aplicación, la idea de un
salario social para el próximo futuro.

Por tanto, existe la posibilidad de otra política económica que no parta
de esas flexibilizaciones y de esa profundización en las reformas
estructurales que ustedes anuncian en el marco del ciclo eufórico que
estamos viviendo, y esta otra política económica que nosotros venimos
defendiendo desde hace muchos años, no porque nosotros la hayamos
defendido, sino porque las razones objetivas son muy poderosas y los
hechos son muy tozudos, empieza a abrirse paso de cara a la consecución
de un nuevo consenso social, un consenso social que incluso va a
criticar, a nuestro juicio, la falta de democracia con la que se está
construyendo el euro. Nosotros pensamos que hay que exigir más
presupuesto, más protagonismo de los presupuestos nacionales, y que
consecuentemente hay que romper con las restricciones que se imponen a
los presupuestos. Yo creo que también es una forma de devolverle
funciones a los parlamentos y de fortalecer el órgano de representación
popular por excelencia, que en España es el Congreso y el Senado. Se
trataría, a nuestro juicio, de la necesidad de luchar en el próximo
futuro por la politización de la economía en cuanto asunto general que
debe incumbirnos a todos y a todas y no sólo a un pequeño grupo, imbuido
de una estrategia fundamentalmente tecnócrata y, a nuestro juicio, con
intereses económicos muy definidos, que configuran la política económica
que he descrito brevísimamente con anterioridad. A nuestro juicio, es
necesaria esta acción política de cara a la construcción democrática del
euro para que sea un euro de todos, para que a partir de ahora empiece a
ser de verdad un euro de todos, que hasta ahora no lo es, en función de
las consecuencias que se desprenden de la política que estamos empezando
a sufrir.

En definitiva, señor Rojo, yo le preguntaría, puesto que en la
intervención que ha hecho aquí ha tocado más de lleno el tema del empleo
como consecuencia de esta política económica --que nosotros creemos que
no es una consecuencia, sino que, tal como se plantea, es más bien una
excrecencia de la política económica en la estrategia que venimos
criticando--, qué tipo de reforma laboral hay que acometer, ¿la que viene
dibujando la OCDE y en su último informe vuelve a reproducir de manera
directa y concreta, es decir, despido más barato, flexibilización a todos
los niveles de los contratos laborales o, como dice...?



El señor PRESIDENTE: Señor Alcaraz, le ruego vaya concluyendo.




El señor ALCARAZ MASATS: Termino, señor presidente.

O, como dice aquí el círculo de empresarios, ¿se trataría de una reforma
laboral que implicara la no intervención del Poder Judicial en la
resolución de contratos y otros niveles que afectan a los trabajadores?
¿En qué sentido, por tanto, se enfoca la reforma estructural del mercado
laboral que ustedes aquí anuncian que es necesaria de cara a la
sostenibilidad de la situación en el próximo futuro?
Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Quiero decirle al señor gobernador del Banco de
España que la pregunta que le ha formulado el señor Alcaraz evidentemente
excede de las competencias tanto del Banco de España cuanto del objeto de
esta comparecencia, y si el señor gobernador lo tiene a bien, queda
relevado de su respuesta.




El señor ALCARAZ MASATS: Señor presidente, en el informe de convergencia
habla de la necesidad de profundizar en las reformas estructurales del
mercado de trabajo. Yo me he permito hacer esta pregunta por si el señor
gobernador quiere contestarla. Por tanto, le ruego que no



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me enmiende ningún tipo de plana porque estoy en mi absoluto derecho de
hacerlo.




El señor PRESIDENTE: Señor Alcaraz, esta Presidencia ha sido enormemente
generosa con usted, en el sentido de soportar, tolerar y, por supuesto,
permitirle el uso de la palabra habiéndose salido completamente de lo que
significa la cuestión que es objeto de debate en esta comparecencia, sin
perjuicio de lo cual le quiero hacer esta observación al gobernador del
Banco de España en función de las competencias que tiene esta
Presidencia.




El señor ALCARAZ MASATS: Señor presidente, parece que aquí no sirven las
críticas que molestan.




El señor PRESIDENTE: Señor Alcaraz, no tiene usted la palabra.




El señor ALCARAZ MASATS: Lo siento, señor presidente, pero voy a seguir
igual. Esto es el Parlamento de la señorita Pepis.




El señor PRESIDENTE: Por parte del Grupo Parlamentario Catalán, tiene la
palabra el señor Homs.




El señor HOMS I FERRET: Quiero dar la bienvenida en nombre de mi grupo y
agradecer la presencia del gobernador del Banco de España en la Comisión.

Hemos tenido conocimiento del informe que ha hecho el Banco de España
sobre la convergencia, hemos podido conocer el análisis que desde la
institución monetaria se está haciendo de la evolución de las magnitudes
económicas de la economía española y desde la perspectiva del
cumplimiento de los criterios de convergencia, para concluir sobre el
análisis de nuestro momento para incorporarnos en la tercera fase de la
Unión Económica y Monetaria, y en nombre de mi grupo lo que deseo
transmitirle, señor gobernador, es que, en términos generales,
coincidimos con el análisis que se hace desde la institución que usted
preside, que, por otra parte, es riguroso, como viene siendo costumbre.

En esencia coincidimos con los matices, los calificativos, las
observaciones que se incorporan en la lectura del informe que se hace
sobre la convergencia de la economía española y de la evolución de los
distintos criterios, tanto el de inflación como el de control del déficit
público, el de estabilidad monetaria o cambiaria y la evolución de los
tipos de interés; coincidimos básicamente con todo el análisis que se
describe.

El grupo que represento, señor gobernador, quiere oír una vez más y
constatar que se está desarrollando la política económica necesaria para
cumplir el objetivo político de incorporar la economía a la tercera fase
de la Unión Económica y Monetaria. Es decir, estando todos de acuerdo en
el propósito de incorporar la peseta en el euro, si se está desarrollando
la política económica necesaria para conseguir ese objetivo. Creemos que
desde esta óptica la política económica que se está aplicando es la
adecuada, es la correcta, pero hay matices, siempre en economía hay
matices y siempre hay observaciones a hacer y consideraciones a plantear,
pensando ya no tanto en el presente como en el medio y el largo plazo.

Desde esta perspectiva quisiera separar dos reflexiones: una dirigida a
las observaciones a plantear en esa fase todavía previa a la plena
incorporación de la peseta en el euro; y una segunda reflexión dirigida a
la fase posteuro, a la fase posterior a la aplicación plena en nuestra
economía de la incorporación de la peseta al euro.

En el primero conjunto de observaciones nuestro grupo teme por algunas
posibles evoluciones que pueda tener nuestra economía, y quisiera
compartirlas con usted, señor gobernador, y si es posible conocer su
opinión al respecto. Nosotros consideramos que la economía española esta
todavía en una fase descendente de evolución de los tipos de interés. Es
cierto que esta fase va cada vez más reduciendo sus límites, va cada vez
más reduciendo el campo de fluctuación, cierto, pero todavía estamos en
un proceso descendente. Cierto es también que esa evolución está siempre
condicionada por la estabilidad general de nuestra economía y, es más,
por el control que se pueda ejercer sobre la evolución de la inflación y
sobre la evolución del déficit público, pero parece ser, señor
gobernador, y usted conoce perfectamente las variables, que tanto por lo
que hace referencia al control del déficit público como a la previsible
evolución de la inflación todos los datos apuntan que nuestra economía
está dando signos suficientes de estabilidad y de control como para poder
prever a lo largo de 1998 una etapa de reducción de los tipos de interés,
marginal, pero todavía reducción de los tipos de interés. Creo que no me
equivoco al hacer este análisis, y en ese sentido creo coincidir con las
opiniones más generales que pueda haber en estos momentos en la propia
institución. Me gustaría saber si usted comparte esa misma previsión,
aunque no le planteo que me responda a ninguna cuestión puntual en
relación con la previsible evolución de los tipos de interés, pero lo
cierto es que todavía estamos en una etapa descendente.

Una segunda observación que nos preocupa en ese proceso previo es la
presión que está ejerciendo la evolución de nuestra economía sobre los
mercados financieros y sobre el mercado bursátil, los mercados oficiales.

Nos preocupa que la evolución que está teniendo el ahorro y el proceso de
colocación de nuestro ahorro en la economía se está canalizando, no digo
de una forma preferente, pero sí de una forma muy importante, a través de
unos mercados que están dando muestras de su estrechez en cuanto a
características y tipologías de productos. Yo creo, señor gobernador, que
es importante que desde varias instancias públicas y oficiales empiece a
afrontarse de una forma más decidida la innovación de nuevos mercados, la
promoción de nuevos servicios y nuevos productos en la economía española
dentro del ámbito financiero para dar más opciones a la canalización del
ahorro hacia la inversión, y revisar todo nuestro marco normativo para
poder ampliar el marco general de canalización del ahorro hacia la
inversión productiva en nuestra sociedad.

Creo que este elemento, que ha sido también expresado, juzgado y valorado
por el Banco de España en alguna ocasión, hoy prácticamente pasa a ser
uno de los retos más importantes



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que tiene nuestra economía, y no es necesario esperar mucho tiempo ni
esperar a entrar plenamente en la fase de incorporación de la peseta al
euro para tomar esas decisiones. Estas decisiones son múltiples, son
legales, son normativas, son de mercado, pero también el gobernador del
Banco de España y la propia institución del Banco de España podría
ejercer una acción de promoción de esta reforma o de esta posible
extensión de los productos y de los mercados oficiales dentro de nuestra
economía para poder dar simplemente mayor salida, mayor expansión y
despresionar al alza, como está ocurriendo en estos momentos, la
penetración del ahorro dentro de los mercados oficiales, que está
generando una revalorización excesiva de nuestro mercado oficial. Esta es
una de las cuestiones claves, básicas, que deberíamos poder materializar.

Cualquier opinión al respecto yo creo que sería bien recibida, y se trata
ya de empezar a priorizar innovaciones, priorizar productos, priorizar
nueva características de mercados, para poder ampliar esa cuestión.

Próximamente, yo creo que esta misma semana, vamos a debatir la ley que
regula los fondos de inversión inmobiliaria. Es ésta una de las posibles
novedades que se pueden incorporar, pero podrían incorporarse muchas más.

En ese sentido creo que ésta es una cuestión importante.

Otra de las cuestiones que queremos abordar es el mercado laboral, que en
estos momentos pasa a ser otro de los elementos clave de la evolución de
la economía española. Próximamente vamos a debatir en esta Cámara las
propuestas que España va a formalizar en la Unión Europea, para poder
afrontar compromisos de mayor efectividad en la lucha contra el paro y de
eficacia en la generación de empleo. En este sentido, la posición
política del Gobierno, que mi grupo también suscribe, es dejar descansar
las innovaciones y apoyar el diálogo social para constituir un gran marco
de apoyo, tanto en el ámbito sindical como en el empresarial, para poder
comprometer acciones de gobierno en el campo de la reforma de las medidas
a aplicar en el mercado laboral. Es una buena dirección. No obstante,
este aspecto, que va a ser clave en los próximos doce meses, requiere
también un análisis y algún juicio de valor por parte del Banco de
España. Me gustaría conocer la opinión del Banco de España sobre hacia
dónde debe evolucionar el mercado laboral y qué aspectos hay que abordar
de la revisión del marco legal existente. Quisiéramos conocer la opinión
de la institución que preside.

En cuanto a la fase posterior de la penetración de nuestra peseta al
euro, es decir la etapa posteuro, nuestro grupo cree que próximamente va
a imponerse la necesidad de revisar todos los elementos de la política
económica. En la etapa posteuro la política económica va a someterse a
una revisión total. Entraremos progresivamente en una etapa en que
prácticamente se va a poner todo en cuestión, porque el mercado habrá
cambiado plenamente, las reglas del juego serán otras y las necesidades
para poder intervenir en el mercado van a estar sometidas a unas
consideraciones distintas de las actuales. Es cierto que el marco general
de la economía está decidido, pero la política económica, las
prioridades, las medidas y las actuaciones a adoptar van a someterse a
una plena revisión en los próximos tres, cuatro y cinco años. En materia
económica, la etapa posteuro va a ser distinta y va a haber cada vez
mayor número de elementos que van a visualizar un marco general de
evolución de la economía cada vez distinto. Es cierto que hoy no se
vislumbran las características de esa etapa, todavía no hay conocimiento
exacto de cómo van a desvelarse las soluciones a los retos y a las
incertidumbres de la situación económica, pero mi grupo es consciente de
que la fase posteuro va a ser distinta de todo lo que hemos conocido
hasta la fecha en el ámbito económico. Nuestra economía se integra
plenamente en un mercado interior, en un mercado globalizado
internacional, pero no sólo en el ámbito europeo, sino también en el
mundial. A partir de ahí, las reglas de juego económico, los elementos
que van a operar en ese mercado, tanto interno como globalizado, van a
ser distintas cada vez. Creemos que la etapa posteuro nos va a obligar a
una revisión global de todos los instrumentos de la política económica y
va a poner en cuestión prioridades, decisiones, mecanismos e
instituciones, que va a abrir una fase muy distinta de la que conocemos
hasta la fecha. Y cuando digo muy distinta, señorías, no les estoy
descubriendo nada radicalmente distinto, pero en economía lo que es
marginalmente distinto es realmente distinto. Porque en economía ya no se
trabaja en parámetros de radical confrontación de actuaciones ni de
estrategias, sino que las marginalidades, los matices y las prioridades
son las que definen claramente las opciones alternativas y las
estrategias en materia económica. En ese campo de reflexión, señor
gobernador, el Banco de España puede ser una institución líder en la
reflexión de la política económica, no tanto del análisis de la evolución
de la política económica ni del análisis de las magnitudes
macroeconómicas como del análisis de lo que hay que hacer y las
decisiones que se tienen que tomar en la fase posteuro; el análisis del
debate ideológico y de la confrontación de planteamientos de la fase
posteuro. Hay que innovar mucho, hay que cambiar muchos esquemas y hay
que transformar algunas áreas de actuación dentro de la política
económica. Quisiera invitar al Banco de España a abrir esa fase, a
empezar a hablar de la fase posteuro, que es la que debe garantizar que
la economía española sea capaz de ser competitiva en un mercado global,
en un mercado internacional. Esto ya supone una serie de exigencias, de
cambios y de preferencias, pero la política económica que debe garantizar
el crecimiento en un marco de competitividad en la fase posteuro debe
garantizar también la distribución del beneficio de ese crecimiento. Hay
que hablar también de cómo se distribuye socialmente el crecimiento
económico, hay que hablar de cómo se opera en la política económica para
distribuir el crecimiento económico.

Creo, señor gobernador, que esa segunda reflexión nos llevaría a hablar
de muchas cuestiones, pero le invito a hablar desde su institución de lo
que hay que hacer a partir de la fase posteuro. Ya sé que su institución
está hoy más presionada por el día a día y por lo que hay que hacer a
corto plazo para la integración plena del Banco de España en una
institución a nivel europeo, pero también es importante empezar a
incorporar en el ámbito de la discusión, de la reflexión



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y en el debate político elementos sobre el más allá, y éste ya es muy a
corto plazo y muy inmediato.

Hoy algún medio de comunicación ponía de relieve la existencia de algo
sobre lo que parece que siempre procuramos evitar hablar y discutir
políticamente, y es la existencia de la economía sumergida. Hay un cierto
recelo en reconocer o debatir la realidad y el alcance de esa cuestión;
cómo se resuelve el problema, cómo se integra...




El señor PRESIDENTE: Señor Homs, le ruego vaya concluyendo.




El señor HOMS I FERRET: Cómo se integra en la economía legal, cómo se
penalizan esos comportamientos y cómo va a jugar el proceso de la
construcción del euro frente a la problemática y la dimensión de esa
economía sumergida. Esa es otra de las cuestiones que hay que abordar a
medio y largo plazo.

Señor presidente, termino puesto que su invitación me estimula a ello.

Simplemente debo agradecer la presencia del gobernador en nuestra
Comisión, reiterar que, en términos generales, coincidimos con su
análisis macroeconómico del momento y le invito a reflexionar sobre la
fase posterior al euro, que es la que empieza a inquietar a nuestro grupo
parlamentario.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario de Coalición Canaria,
tiene la palabra el señor Mauricio.




El señor MAURICIO RODRIGUEZ: En primer lugar, quiero agradecer las
informaciones que ha aportado el gobernador del Banco de España que
vienen a explicarnos el informe de la Comisión. Por fin España es uno de
los once países que forman parte de la Unión Monetaria desde el 1 de
enero de 1999. Ese objetivo que ha sido en general de las fuerzas
parlamentarias, un objetivo nacional que ha sido alcanzado con notable
éxito, ha sido ya ampliamente festejado, porque desde hace meses los
datos hacían prever este resultado. Pero hemos llegado al momento en el
que lo que hay que hacer es acabar con la fiesta y empezar a hablar de
eso que el gobernador en los informes de la Comisión y el IME llaman la
constante preocupación de la sostenibilidad. La impresión que tiene mi
grupo es que el exceso de euforia y de éxito pudiera empezar a relajar la
disciplina presupuestaria o los objetivos que nos tenemos que marcar para
alcanzar la meta. Porque, como ha dicho muy bien el gobernador, no es lo
mismo entrar que alcanzar la meta. Esa es la clave de la etapa política
en la que prácticamente ya estamos y que se abre a partir del 2 de mayo.

Después de la primera introducción de carácter formal que ha hecho el
gobernador, y dentro del límite de sus competencias y sus posibilidades,
me interesaría que nos diera su impresión y sus previsiones sobre cómo
lograr que este saneamiento de las cuentas públicas, esta lucha eficaz
que hemos tenido contra el desequilibrio de las cuentas públicas se
consiga manteniendo unas finanzas públicas equilibradas y, como ha dicho,
en un período de expansión con superávit, mientras dure. No olvidemos que
España, aunque se ha entendido que la deuda, por su carácter decreciente,
cumplía los criterios de convergencia, está muy por encima del 60 por
ciento mínimamente razonable y he leído que con las previsiones que hay,
si las cosas no cambian, podríamos bajar del 60 por ciento en la relación
deuda-PIB hacia el año 2015, objetivo que me parece que no es bueno para
la sociedad española. En ese sentido, cómo conseguir unas finanzas
públicas equilibradas y con superávit durante el período de expansión me
plantea un conjunto de dudas. Por ejemplo, si se habla de reformas
estructurales, una excesiva alegría en la reforma fiscal unida a un
descenso progresivo en los ingresos por privatizaciones puede producir un
desequilibrio por la política de ingresos en los próximos años, con lo
cual empezaríamos a caminar en dirección contraria del gran objetivo
alcanzado de lograr un equilibrio. ¿O es que eso se pretende resolver,
como han insinuado ya los organismos europeos, con recortes en el Estado
de bienestar, por ejemplo, en dos temas que han sido básicos para el
consenso social y el equilibrio político en este país como son el acuerdo
de pensiones y el de sanidad? Habría que plantearse entonces en qué
medida el éxito que hemos tenido en estos años es también producto del
equilibrio y del pacto social y de los acuerdos que se han alcanzado
entre toda la sociedad española. Esto se puede poner en peligro con
reformas del mercado de trabajo hechas con excesiva alegría y sin que
estén en el marco de un acuerdo entre sindicatos y empresarios, hechas
unilateralmente, o con recortes en el acuerdo de pensiones o en el
acuerdo de sanidad; si al mismo tiempo se hace una reforma fiscal con
mala previsión, mal estudiada, de manera que reduzca sustancialmente los
ingresos públicos u otro tipo de cuestiones como los ingresos por
privatizaciones, podríamos empezar a encontrar determinados
desequilibrios de nuevo. Ha dicho que estos dos primeros años eran muy
importantes pero que los próximos cuatro van a ser los difíciles, ahí es
donde está el problema. La euforia política, el intento de valorar el
éxito político indudable que ha tenido la sociedad española con respecto
a este cumplimiento de criterios de convergencia se puede volver en
contra si se crea una excesiva euforia, una mala previsión y, por tanto,
una situación de falta de control y de disciplina en los objetivos
planteados.

Por eso yo le preguntaba al señor Rojo, en el marco de sus posibilidades,
cuáles son sus previsiones en los tipos de interés, en la inflación,
naturalmente; cuál es el punto de convergencia de los tipos de interés
previstos con los demás países europeos, la evolución del déficit
público; y esto que llama reformas estructurales, en particular la
reforma fiscal, qué impacto pueden tener sobre el equilibrio de las
finanzas públicas. Me parece que eso es lo que nos situaría ya en al fase
posterior a los días de la celebración, que yo creo que ya han pasado, y
empezaríamos a plantearnos los nuevos objetivos de cara a los próximos
cuatro años, básicos para colocar a España en un nivel de competitividad
y de progreso necesario en la integración europea.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor
Aguirre.




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El señor AGUIRRE RODRIGUEZ: Bienvenido, señor gobernador y gracias por el
informe que nos ha enviado y por la exposición que hoy ha protagonizado
en esta Comisión.

Mi grupo considera que, por primera vez en el siglo XX, España no pierde
el tren de la historia. Mi grupo considera también que este hecho
histórico que significa que España esté al mismo ritmo que el resto de
los países europeos, cosa que no era habitual ni en lo político ni en lo
económico, ha sido gracias a que en España, durante estos últimos años y
en relación en concreto con toda la política de convergencia y de
integración europea, ha habido una política que se ha apoyado en un
consenso social amplio. En esta Cámara se ha reflejado cómo sobre los
objetivos de la integración europea ha habido un amplísimo respaldo
parlamentario. Probablemente, hemos podido discutir sobre si eran o no
las medidas aplicadas por este o aquel otro Gobierno las más adecuadas;
de hecho, si hoy podemos estar celebrando que España ha superado el
primer escollo del examen de la integración europea tendrá que ser
porque, una vez cumplidos los objetivos, aquellas medidas que se
adoptaron para alcanzar esos objetivos eran buenas. Es cierto que España
partía de una situación distinta. Curiosamente, tengo que subrayar esto
porque el informe que nos ha enviado el Banco de España es en este punto
bastante claro. España partía de una situación de desequilibrios
acumulados, España partía de una situación de inestabilidad, de cambio.

España partía de una situación de inflación elevada y España partía de
una situación de déficit público ampliado. Son palabras que figuran en el
informe que ha remitido el Congreso el Banco de España. Por tanto,
nosotros podemos estar subrayando hoy que España partía desde una
distancia diferencial más aguda que el resto de los países de Europa y
que nos acompañan en este momento en esa tercera fase de integración
europea. Esto vendría a decirnos que, en estos últimos años, España ha
hecho un esfuerzo doble que algunos países de la Unión Económica y
Monetaria. Creo que también es de resaltar que ese punto de partida más
alejado y esos esfuerzos dobles han dado sus resultados beneficiosos.

Los resultados beneficioso han sido que hoy, en la economía española,
estamos ante una situación en la que podemos hablar de la concatenación
de los efectos de las políticas económicas. Esa concatenación vendría
señalada fundamentalmente por la suma que significa la estabilidad de
precios y la consolidación fiscal, a mi entender uno de los dos grandes
elementos que han jugado para poder luego derivar en una reducción de
tipos de interés, en una estabilidad de cambios, en resultados fiscales
eficaces y, por qué no decirlo, en la menor inflación que se ha dado en
la economía española en los últimos años. Nos recomienda el Banco de
España, y mi grupo también coincide con ellos, que hay que insistir de
manera permanente en el futuro en esa concatenación de efectos, a través
de lo que es el saneamiento de las cuentas públicas y las reformas
estructurales, para poder preservar y hacer si cabe más fuerte la
presencia de España en la Unión Económica y Monetaria.

España accede a esta tercera fase con un elevado grado de convergencia y,
si me apuran, a parte de elevado, con bastantes signos de holgura en
relación con los umbrales de convergencia que también tienen que
llenarnos de satisfacción. Por tanto, mi grupo considera que España
inicia esta tercera fase con bases sólidas para hacer sostenible su
permanencia en la misma. Así como hace tiempo podríamos estar discutiendo
qué países iban a entrar o no entrar, qué criterios se iban a cumplir o
no se iban a cumplir --exactamente eso era así hace un año, hay que
recordarlo--, hoy probablemente lo que todos queremos discutir es cuáles
tienen que ser las medidas que hagan sostenible la permanencia de España
en la Unión Económica y Monetaria. Qué distinto el debate de hace dos
años al que hoy estamos teniendo. Porque, en efecto, cuando repasamos uno
a uno los criterios de convergencia y vemos, en relación a la inflación,
que España tenía en este dato uno de sus grandes desequilibrios,
comprobamos cómo ha cumplido con bastante holgura el criterio de
convergencia en los últimos años y, lo que es más importante, el propio
informe del Banco de España así lo subraya. De esta manera, me gustaría
que el gobernador hiciera hincapié en por qué este informe que hoy
estamos valorando subraya en una de sus páginas que está garantizado el
cumplimiento del objetivo de inflación para el año 1998. Ese anticipo que
hoy figura en el informe del Banco de España sale al paso de algunas
otras dudas que pueden residir en otros portavoces y que aquí se han
expresado.

Cuando nos acercamos a los criterios de finanzas públicas, podemos
observar que en materia de déficit cumplimos de manera holgada la
referencia marcada por el Tratado de la Unión y estamos en la tendencia
correcta en lo que a deudas se refiere, inclusive en posición mejorable
en relación a otros países y en posición inmejorable en relación con
algunos muy concretos. Pero lo que a mi grupo le interesa en materia de
criterios de finanzas públicas es fundamentalmente la evolución de uno de
los indicadores que consideramos que nos puede anticipar la
sostenibilidad o no de España en la Unión Económica y Monetaria. Y es por
esta razón por la que le hago la segunda pregunta al gobernador del Banco
de España. Es cierto que el cumplimiento del criterio de déficit ha
tenido fundamentalmente su origen en el recorte del peso del gasto
público en relación con el PIB. Eso es así de cierto. Pero lo que le
gustaría conocer al Grupo Popular es la opinión del gobernador del Banco
de España sobre la serie histórica que marca ese recorte del peso del
gasto público en relación con el PIB, cuándo adquiere realmente verdadera
intensidad y a partir de qué momento se produce la corrección real de
este desequilibrio del déficit. Y también nos gustaría saber --porque
creemos que el de finanzas públicas es uno de los criterios más
importantes-- la opinión que le merece al gobernador que el recorte tenga
su mayor intensidad en un componente primario, hasta el punto de haber
alcanzado en este concepto un superávit.

Cuando pasamos al criterio de convergencia relativo al tipo de cambio,
quisiera pedirle una reflexión al señor gobernador. Considero que a lo
mejor no le resulta excesivamente



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fácil, porque es una reflexión que le voy a pedir sobre un Estado
miembro. Concretamente me gustaría saber qué opinión le merece la
situación de la libra esterlina y el horizonte que tiene la libra
esterlina en el marco de convergencia y de su futura integración. Todos
los países hemos cumplido lo que se ha conocido como el quinto criterio,
que muchas veces no se ha barajado, que es la previa permanencia durante
dos años en el sistema monetario de cambios. Me gustaría conocer, de las
conversaciones que regularmente usted mantiene con nuestros socios
europeos y con sus colegas de la autoridad monetaria de otros países, qué
valoración se hace respecto al cumplimiento de este criterio por todos
los países y muy concretamente por Gran Bretaña.

Por último, también le interesa a este grupo preguntar al gobernador el
criterio sobre tipos de interés. Es cierto que se produce toda una senda
de caída de tipos de interés. Si comenzaban a estabilizarse los precios y
se empezaba a lograr unos buenos grados de consolidación fiscal, la
derivada directa es que España iniciara una caída de tipos de interés.

Aquí también le interesa al grupo Parlamentario Popular preguntar cuándo
se alcanza realmente esa estabilidad de precios y esa consolidación
fiscal que hace creíble y estable la caída de los tipos de interés. Es
primordial saber en qué puntos y ante qué políticas se puede estar
ocasionando este tipo de efectos de lo que yo llamo concatenación de
efectos beneficiosos.

Tendría, por último, que ser riguroso en la exposición y expresar mi
agradecimiento como grupo parlamentario por la contribución que le ha
correspondido al Banco de España, desde la autonomía con la que se le
dotó desde 1994, en el logro de todos estos objetivos y en la puesta en
marcha de las políticas más adecuadas.

Y una última consideración que no es para el señor gobernador y sí para
el señor Martínez Noval, con todo afecto. Es cierto que tendremos que
estar muy atentos al período posteuro; es cierto que este Congrego de los
Diputados puso en marcha una subcomisión dentro de la Comisión de
Economía para estudiar los efectos de la implantación del euro, pero no
es cierto que esta subcomisión se pusiera en marcha a través de una
iniciativa del Grupo Socialista, sino a través de una iniciativa del
Grupo Popular y del Grupo de Convergència i Unió, y sí es cierto, cuando
se sometió a votación la puesta en marcha de esta Comisión, que ustedes
dijeron cosas tan descriptivas como que todo el mundo conoce en esta
Cámara la existencia de una Comisión Mixta Congreso-Senado para estudiar
el proceso de la Unión Monetaria, que podría ser un elemento donde estas
cuestiones se discutieran. «Por eso», insisten ustedes en su
intervención, y estoy leyendo el «Diario de Sesiones» del 22 de octubre
de 1996, «creemos» --habla el portavoz socialista-- «que es innecesaria»
--se están refiriendo a la subcomisión del euro-- «es ociosa, es una
centrifugación de responsabilidades de los órganos o de las instituciones
necesarias para llevar adelante la preparación del país en el proceso de
convergencia». Puntos suspensivos.

La votación, como se puede imaginar, señor Martínez Noval, salió adelante
gracias a los votos del PP y de Convergència i Unió y con los votos en
contra del Grupo Socialista.

Muchas gracias, señor gobernador. (El señor Martínez Noval: ¿Qué es lo
último que ha decidido el Pleno? ¿Qué ha decidido el Pleno la semana
pasada?)



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, señor Martínez Noval.




El señor MARTINEZ NOVAL: Habitualmente, señor presidente, el portavoz del
Partido Popular convierte sus intervenciones en réplicas al portavoz
socialista. Por lo tanto, hemos de cambiar el procedimiento y el
entendimiento del Reglamento de esta Comisión. De otra manera, el Grupo
Socialista planteará esta cuestión en otras instancias, porque
repetidamente las intervenciones del portavoz del Grupo Popular son
contradicciones a las intervenciones del portavoz del Grupo Socialista. Y
ése, señor presidente, no es el espíritu del Reglamento en lo que tiene
que ver con estas comparecencias.




El señor PRESIDENTE: Señor Martínez Noval, sepa usted que en el
Reglamento no está especificada de manera exhaustiva la celebración de
las comparecencias y que venimos realizando de forma consensuada la forma
de establecerlas. Es cierto que en muchísimas ocasiones los portavoces de
los diferentes grupos parlamentarios aluden a otros portavoces de grupos
parlamentario, se aluden entre sí y, lógicamente, posteriormente se
concede un turno de réplica. Si usted se considera aludido, podrá
intervenir por alusiones. Pero tenga usted en cuenta, señor Martínez
Noval, que las comparecencias deben formularse exclusivamente entre el
portavoz de cada grupo parlamentario y el compareciente. Evidentemente, y
como consecuencia de lo que significa el debate parlamentario, se
producen alusiones, discrepancias y réplicas. Por supuesto, esta
Presidencia --y las presidencias que me han precedido-- siempre ha tenido
el criterio de que si se producen este tipo de discrepancias o alusiones,
sean también contestadas. En muchísimas ocasiones se ha dado la palabra
para contestar simplemente porque se mencionaba el nombre del portavoz, y
no quiero recordar este caso, pero está presente en su memoria. Si quiere
hacer uno de un turno de alusiones, tiene derecho a hacerlo ahora o con
posterioridad a la intervención del señor gobernador del Banco de España,
como usted desee.




El señor MARTINEZ NOVAL: Señor presidente, le agradezco mucho que me dé
la oportunidad, al menos, de contestar a las palabras del portavoz del
Grupo Parlamentario Popular. Son suficientes 30 segundos.

Se ha olvidado el portavoz del Grupo Parlamentario Popular de que la
semana pasada en Pleno se ha aprobado la creacción de una subcomisión o
una ponencia, como la quiera llamar, para estudiar todas las perspectivas
de la economía española en relación con el euro, que fue apoyada por
todos los grupos parlamentarios. Es una iniciativa que surgió del Grupo
Parlamentario Socialista. Lamento haberme expresado con alguna vehemencia
en relación



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con esta cuestión, pero, señor presidente, comprenda que es la enésima
vez en que las intervenciones del portavoz del Grupo Parlamentario
Popular no se atienen a lo que el Reglamento previene en estas
cuestiones: un intercambio de opiniones entre el compareciente y los
grupos parlamentarios.




El señor PRESIDENTE: Señor Martínez Noval, tan legítima es la vehemencia
como la laxitud en las intervenciones parlamentarias, de modo que no
tiene, en absoluto, que pedir disculpas a ese respecto.

Tiene la palabra el señor Aguirre.




El señor AGUIRRE RODRIGUEZ: Tomo nota de la intervención del señor
Martínez Noval, pero rechazo que mis intervenciones tengan carácter
arreglamentario o antirreglamentario. En este caso me limito a seguir el
informe del Banco de España sobre la convergencia y a plantear cuestiones
que me parece adecuado plantear precisamente en el terreno del debate
abierto con motivo de este informe. Lamento que el señor Martínez Noval
vea algún tipo de sutileza, de referencia sutil a su posición en las
cuestiones sobre las que pregunto al señor gobernador. (El señor Martínez
Noval: ¿Sutileza? Pero si me ha nombrado.) No ha estado atento a la
intervención y por eso hablo de sutileza.




El señor PRESIDENTE: Si le parece bien, les va a contestar el gobernador
del Banco de España.




El señor GOBERNADOR DEL BANCO DE ESPAÑA (Rojo Duque): Muchas gracias,
señorías, por sus intervenciones, por sus observaciones y por las
preguntas que han hecho, que trataré de responder en la medida de mis
conocimientos y de mis competencias.

Al pedirse al Banco de España la elaboración de este informe sobre la
convergencia, lo que hemos hecho --puesto que no podíamos sustituir
ninguno de los dos informes, que eran los básicos e importantes: el de la
Comisión y el del Instituto Monetario Europeo-- ha sido tratar de ofrecer
a SS. SS., en un documento relativamente breve, una visión general de la
situación de la convergencia que les permitiera hacerse idea de los
problemas con más facilidad y, de algún modo, seguir lo que eran los dos
voluminosos informes de las dos instituciones, la Comisión y el Instituto
Monetario Europeo. Naturalmente, el Banco de España no ha participado del
mismo modo en uno y otro informe y yo concretamente tampoco lo he hecho
de modo similar en uno y otro caso, sino que durante los últimos meses
hemos estado absolutamente implicados en la elaboración del informe del
Instituto Monetario Europeo, en el cual hemos defendido las posiciones y
puntos de vista españoles, pero, al mismo tiempo, como era deseable desde
el punto de vista de todos los bancos centrales, hemos tratado de llegar
a un resultado de consenso que se ha conseguido en casi todo, aunque han
quedado algunos puntos en los que ha sido imposible alcanzar un pleno
consenso, como verán si han leído el informe con algún detalle. Por
consiguiente, yo puedo hablar con especial conocimiento de causa de cuál
es el contenido, de cuáles son las líneas básicas y las intenciones
fundamentales del informe de convergencia del Instituto Monetario
Europeo; y he decir que, desde el punto de vista de los bancos centrales,
la preocupación fundamental ha sido insistir, como ya indiqué
anteriormente y algunos de ustedes han recogido en sus intervenciones, en
la necesidad de la sostenibilidad. ¿Por qué? Porque a lo largo de los
tres o cuatro últimos años, el proceso de convergencia se ha
caracterizado en todos los países del área por la generación de una serie
grande de tensiones para conseguir el cumplimiento de los criterios de
convergencia en los plazos previstos. Naturalmente, esto siempre da lugar
a elementos normales de cansancio en los ajustes y a que de algún modo
siempre queden puntos débiles que hay que consolidar. Además, los
criterios de convergencia representan el final de unos procesos que
mantengan la estabilidad en las economías del área de un modo permanente.

Por tanto, el Instituto Monetario Europeo ha tratado, ante todo, de
señalar la necesidad de sostenibilidad y, al mismo tiempo, cuáles eran
las vías a través de las cuales creía que era necesario avanzar para
alcanzar esta sostenibilidad.

Una de esas líneas es la consolidación fiscal. Si han leído ustedes el
informe, habrán observado que esto plantea dificultades en casi todos los
países del área por las razones que he señalado. Se han hecho esfuerzos
muy grandes que ahora hay que tratar de hacer permanentes, y hay que
tratar de hacer permanentes en los resultados finales, para conseguir una
evolución permanente por esos cauces y no porque haya que mantener las
mismas líneas de actuación en el futuro por renglones. España, como
señalaba anteriormente el señor Aguirre, es uno de los casos, como el de
Italia, el de Portugal o el de Finlandia, en los que el esfuerzo es
importante; hay un gráfico en la página ocho en el que el señor Aguirre
puede ver cómo evoluciona la relación gasto/producto, a la cual él se ha
referido, y que especialmente a partir de 1996/1997, desciende. Esto
sucede también en otros países y exige tener un gran cuidado respecto a
la evolución del déficit público en los próximos años.

Ha habido una gran insistencia --mucho mayor que por parte de la
Comisión-- respecto a la relación deuda/producto. Desde luego, la línea
del 60 por ciento tiene un carácter convencional básico. Sin embargo, se
han hecho una serie de ejercicios, basados en unos modelos relativamente
sencillos, respecto de cuáles eran las previsiones más razonables del
número de años en los cuales cada país podría reducir la relación
deuda/producto hasta el 60 por ciento y cuáles eran las implicaciones que
en ese horizonte de tiempo, supondría el cumplimiento de ese criterio
para los déficit públicos y para el déficit primario. Debo señalar al
señor Mauricio que, en el caso de España, ese ejercicio no lleva a
señalar que España cumpliría en el 2015 el criterio del 60 por ciento si
se mantuvieran los déficit total y primario actuales, que en este momento
en el caso primario es un superávit, sino que lo que dice el informe del
Instituto Monetario Europeo es que España cerraría la brecha hasta el 60
por ciento en un período máximo de diez años si se mantuviera el déficit
global del año 1997, pero en el año



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1998 el déficit ya va a ser menor y sin duda también lo será en el año
1999, de modo que el horizonte de tiempo para llegar al 60 por ciento en
la relación deuda/producto va a ser inferior a diez años. Por otra parte,
tanto el Instituto Monetario Europeo como otras instituciones han
utilizado para esas previsiones unos supuestos que son bastante modestos,
ya que suponen que en los próximos 10 ó 15 años la economía española va a
crecer a una tasa tendencial del 2,9 por ciento, cuando seguramente vamos
a crecer más. Nosotros hemos conseguido relevar la tasa de crecimiento
prevista hasta el 2,9 por ciento, desde niveles más bajos que se estaban
proponiendo. E1 informe del Bundesbank preveía el 2,5 por ciento y
nosotros hubiéramos sido partidarios de subirlo al 3,2 por ciento, pero
no ha sido posible. Aun así, el período que se obtiene es claramente
inferior a los diez años.

En todo caso, el tema fiscal parece efectivamente importante. Hay que
consolidar lo realizado porque con grados diversos de intensidad (y en el
caso español, como habrán visto ustedes en el informe del Instituto, se
trata de uno de los países que menos han utilizado las medidas llamadas
de una sola vez y de efectos quizá reversibles en el tiempo; somos uno de
los países que en menor grado han utilizado esas medidas) en todos los
países, en general, de un modo inevitable se han utilizado esas medidas
y, por tanto, los efectos hay que consolidarlos.

Por otra parte, no se trata sólo de problemas que generen preocupación en
la consolidación en el muy corto plazo, sino que el Instituto se refiere
también a problemas a plazo más largo. Por ejemplo, los efectos
demográficos sobre los gastos en sanidad y en pensiones. Especialmente en
este último caso, los problemas surgen en horizontes bastante alejados,
pero se trata de problemas en los cuales para que las reformas sean
efectivas hay que empezar a tomarlas con bastantes años de anticipación.

Por tanto, el Instituto insiste en que esas reformas empiecen a ser
introducidas lo antes posible para que, cuando alcancen los horizontes
problemáticos los temas estén claramente en vías de solución.

El Instituto señala también, en la línea de la sostenibilidad, hasta qué
punto es importante la creciente flexibilización de las economías. El
señor Alcaraz habrá leído el informe desde su punto de vista, que, como
es bien sabido, no es muy favorable a la Unión Monetaria, y seguramente
ello le ha llevado a obtener una interpretación sesgada de lo que dice el
informe, porque no es cierto que éste no hable de los temas de
flexibilización de la economía y de reforma del mercado laboral, sino que
se refiere a ellos en muchos apartados y, además, manteniendo unas
posiciones que seguramente el señor Alcaraz no comparte pero que son las
que mantiene el conjunto de los bancos centrales del área, cualquiera que
sea el calificativo que el señor Alcaraz dedique a esa opinión de los
bancos centrales.

Efectivamente, los bancos centrales opinan que lo que necesitan los
mercados laborales del área es un mayor grado de flexibilidad. Los bancos
centrales no creen que haya que copiar ningún modelo al estilo americano.

Piensan que esto en Europa es imposible, y no debe intentar acometerse
porque generaría unos problemas sociales muy importantes y porque, además
tampoco es necesario; pero sí piensan que hay una vía intermedia entre la
situación actual, de enorme rigidez en los mercados laborales, y la
situación que podríamos denominar americana. Y ese camino intermedio es
el tipo de reformas que habría que abordar, junto con lo que se llama la
política de empleo activa, que tiene un campo muy amplio porque va desde
la formación profesional, la enseñanza y la investigación hasta otros
muchos temas, todos ellos ligados con un problema fundamental, el de los
factores tecnológicos que están afectando al empleo en todo el mundo, muy
concretamente en Europa, y a los cuales es imposible intentar buscar una
respuesta y una solución si no es con grados suficientes de flexibilidad
y con un esfuerzo muy importante por la formación de los trabajadores de
las nuevas generaciones, pero también los de mayor edad, para conseguir
readaptaciones del sistema que, si no se facilitan, ciertamente sólo
llevan a la generación de paro.

El Instituto Monetario piensa que hay medidas que no conducen a nada
desde el punto de vista macroeconómico; no conducen a nada en términos de
empleo ni las políticas monetarias expansivas ni las políticas fiscales
de grandes déficit. Esas políticas, desde el punto de vista de la mejora
del empleo, ni al Instituto Monetario ni a los bancos centrales ni al
Banco de España, ni a mí nos parece que tengan futuro en la lucha contra
el desempleo. Pero el Instituto Monetario piensa que la reforma de los
mercados en un sentido razonable, y no en un sentido radical liberal como
el cartel que siempre se quiere colgar a todo lo que sean reformas de los
mercados de trabajo, es importante, es muy importante, para mejorar la
situación del empleo y del paro en los países europeos que, insisto,
están siendo afectados por un problema muy importante de avance
tecnológico que está generando unas situaciones tremendamente
desagradables desde todos los puntos de vista. Todo ello, además, inserto
en lo que se llama la globalización de la economía, que quiere decir que
ha aumentado muy notablemente el grado de competencia, simplemente porque
queríamos que los países que vivían en el subdesarrollo mejorasen su
situación, y cuando algunos han mejorado su situación económica, cuando
han empezado a mejorar su nivel de vida, lo han hecho compitiendo con
nosotros. Por consiguiente, la competencia de esos países más el avance
tecnológico a unos ritmos muy fuertes desde el punto de vista de la
sustituibilidad del trabajo son los que determinan la necesidad de
mercados más flexibles que sean capaces de reajustarse con rapidez a los
retos que todo ello supone. Y los bancos centrales, el Banco de España y
yo --porque en este punto estoy de acuerdo con lo que dice al respecto
este informe-- opinamos que si esto no se hace, sólo llevará a aumento
del desempleo.

Por lo que se refiere al aspecto de los diferentes criterios --dejo para
el final el que es más propio de mi ámbito, el problema de los precios y
su futuro--, he de señalar que uno de los puntos en los que se ha
producido en el Instituto Monetario Europeo esa falta de consenso, a la
que antes me refería, es el criterio del tipo de cambio. Efectivamente,
ha surgido al final una disparidad de criterios entre la mayoría de los
países, que opina que el tratado dice que hay



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que estar dos años en el mecanismo de cambio del Sistema Monetario
Europeo, e Inglaterra, que opina que eso ya no tiene sentido puesto que
ellos consideran que de algún modo ese mecanismo de cambios explotó en el
año 1993 cuando se ampliaron la bandas al más/menos 15 por ciento y que,
por otra parte, el nuevo mecanismo de cambios, el denominado mecanismo de
cambios 2, que va a empezar a funcionar a partir del 1 de enero de 1999,
nada tiene que ver con el antiguo. Inglaterra opina que es inútil
pretender aferrarse al criterio de tipo de cambio tal y como estaba
claramente defendido en el Tratado de la Unión Europea. Considera que
cuando un país intente acceder a la Unión hay que tomar los dos años
anteriores y ver si los fundamentos económicos han sido sanos y, por
consiguiente, sostienen adecuadamente una estabilidad suficiente del tipo
de cambio del país solicitante. En este punto no ha sido posible ponerse
de acuerdo. Es un tema en el que España ha sido neutral, pero ha sido
necesario que en la parte de criterios metodológicos del informe, en la
caja número 3, que es la que recoge la interpretación del criterio del
tipo de cambio, se ponga un nota a pie de página diciendo que hay algunos
países, encabezados por Inglaterra, que no están de acuerdo con la
interpretación más bien rigurosa que se hace del criterio de convergencia
relativo al tipo de cambio.

En todos los otros criterios la interpretación no ha presentado grandes
dificultades y lo que ha sucedido es que, como aquí se ha indicado, hay
algunos países que tienen una relaciones deuda-producto muy elevadas y en
ellos hace falta un esfuerzo fiscal muy fuerte para reducir dichas
relaciones deuda-producto al 60 por ciento en plazos relativamente
breves. Naturalmente esto ha determinado los puntos de más tensión y en
los cuales el informe es relativamente más duro, estando referida la
dureza a la desconfianza respecto de la política fiscal de estos países.

El resultado de esas dudas ha sido, por un lado, que el informe proponga
que el Pacto de estabilidad y crecimiento tienda a ponerse en
funcionamiento con una cierta rapidez para que de algún modo se consolide
lo que se ha alcanzado hasta el año 1997 y, por otro, que se continúe en
una senda de estabilidad fiscal que acabe por despejar esas dudas y esas
incertidumbres que todavía existen especialmente respecto de algunos
países.

En cuanto al problema de los precios --respecto al que en el informe no
se plantean problemas en ningún país, salvo Grecia, que es, como saben
ustedes, el único país que no cumple el criterio de inflación--, quiero
hacer referencia a la situación y las expectativas en este momento en la
economía española. La publicación por nuestra parte del Informe de
inflación es inmediata. De hecho, este informe estaba preparado para
presentarlo en estos días ante ustedes. Ha sucedido que como se nos
encargó el informe de convergencia hemos tenido que alterar el orden,
pero tendrán el de inflación en sus manos dentro de pocos días.

¿Qué puede decirse de la situación de los precios en los últimos meses y
de la evolución de los mismos que cabe prever para el próximo futuro?
Nuestro último informe de inflación se publicó en el mes de septiembre
del pasado año. Desde entonces a aquí, la evolución de los precios ha
sido mejor que la que inicialmente se preveía. Recuerden que en mi última
intervención en relación con el anterior informe de inflación señalé que
era muy posible que, como una reacción puramente mecánica de lo que
habían sido las caídas de algunos precios, especialmente de algunos
productos alimenticios, en los últimos meses del año 1996 y en el primer
semestre del año 1997, habría que esperar un cierto repunte de precios en
la última parte de 1997 y en el comienzo de 1998. Ese repunte no se ha
producido de hecho, puesto que nuestra tasa de inflación se ha situado en
la zona del 2 por ciento, concretamente en el mes de febrero en el 1,8
por ciento y en el 1,7 por ciento en términos de precios armonizados de
la Comunidad.

Los alimentos han tendido a subir en este período reciente. Algunos
alimentos no elaborados como frutas, hortalizas y pescado, sin embargo,
después del otoño del año 1997 han moderado su ritmo de crecimiento. Ha
sido más paulatina pero persistente la subida de los alimentos
elaborados, donde efectivamente hay un efecto mecánico del aceite de
oliva como consecuencia de la caída tan fuerte del año pasado. Son caídas
que es imposible pensar que se vuelvan a repetir ahora. De modo que ha
habido un incremento paulatino en el índice de precios de alimentos
elaborados que está situado en un 2 por ciento interanual en este
momento.

Si los alimentos han sido los renglones que han tenido a forzar un cierto
movimiento alcista del índice global de precios de consumo, por el
contrario, la energía ha sido el renglón en el cual se han registrado los
resultados más favorables, pasando de tasas interanuales del 3,7 por
ciento desde el verano pasado hasta tasas algo inferiores al 2 por ciento
en febrero. Esto ha sido el resultado de la baja reciente en los precios
internacionales, que ha compensado subidas del dólar, aumento de
impuestos sobre hidrocarburos en enero, etcétera. De modo que ese renglón
ha sido el que se ha comportado de modo más favorable. Entre esos dos
grupos, alimentos al alza y energía a la baja, aparecen los bienes
industriales no energéticos, que mantienen una tasa de crecimiento
estable, en torno al 1,3 por ciento, y los servicios, que
desgraciadamente permanecen anclados en tasas de crecimiento altas, que
no han subido pero tampoco muestran signos de bajar, están en la zona del
3,5 por ciento, especialmente en aquellos renglones que se han visto más
afectados por el incremento de la demanda en los últimos meses,
concretamente en el área de esparcimiento y ocio, aunque también en
seguros médicos y enseñanza.

El resultado de todo esto ha sido una notoria estabilidad de los precios
de consumo en los últimos meses. Ha sido una evolución algo más favorable
que la inicialmente esperada. Hay que señalar también que es un período
en el cual los índices de precios al consumo de los otros países del área
han tendido a mantenerse estables o a desacelerarse, salvo en los casos
de Finlandia y de Irlanda, donde ha habido repuntes importantes de
precios en los últimos meses.

¿Qué es lo que ha afectado a este comportamiento de los precios en el
pasado reciente, con un sentido generalmente moderador? En primer lugar,
la situación internacional, que se ha caracterizado en los últimos meses
por



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que los precios internacionales de las materias primas, de los productos
intermedios e incluso de los bienes industriales han tendido a caer con
alguna intensidad. A ello, naturalmente, se ha sumado la fuerte caída en
los precios del petróleo e incluso la moderación en la evolución del
dólar después de una rápida subida hasta aproximadamente finales del año
pasado. De modo que ha habido un componente exterior favorable que en
alguna medida se ha visto determinado por la crisis asiática. En
definitiva, esto ha favorecido la evolución de los precios en toda
Europa.

En cuanto a la evolución de la demanda y el producto en España hay que
decir que el período desde el verano pasado se ha caracterizado por un
crecimiento continuo del producto a tasas reales cada vez más altas. Como
saben ustedes, el crecimiento del PIB para el conjunto del año fue del
3,4 por ciento, pero en el segundo semestre fue del 3,5 por ciento y en
el cuarto trimestre del año fue del 3,6 por ciento. Este crecimiento del
producto a ritmos cada vez más fuertes, aunque de un modo paulatino, ha
tenido su origen básico en la demanda interna, de hecho en todos los
componentes de la demanda interna. La demanda interna estaba creciendo a
tasas del 2 por ciento en el primer trimestre del año 1997 y ha acabado
el año creciendo a tasas del 3,7 por ciento. Por el contrario, el saldo
exterior, teniendo todavía un efecto positivo sobre el producto, ha ido
reduciendo ese efecto positivo, comportándose no tanto porque las
exportaciones hayan ido mal, porque han seguido yendo muy bien, como
porque las importaciones se han recuperado rápidamente como consecuencia
de la evolución de la demanda interna.

El crecimiento de la demanda interna, como decía, ha afectado a todos los
componentes de la misma ha afectado al consumo, a la inversión, ha
seguido siendo muy fuerte la inversión en bienes de equipo, pero a ella
se ha sumado una recuperación notable de la inversión en construcción. En
la medida en la cual todos los componentes de la demanda interna avanzan,
y con ellos el consumo, esto es menos favorable para la estabilidad de
los precios, puesto que la mayor presión de la demanda hace que sea más
difícil mantener la estabilidad de los precios. Sin embargo, en el caso
del consumo lo que ha sucedido es que, después de unas tasas de
recuperación muy fuertes, ha tendido a mantenerse, con los datos que
tenemos hasta los primeros meses del año, en una tasa del orden del 3,3
por ciento de crecimiento. Esto, sin duda ha favorecido a la evolución
del índice de precios de consumo, especialmente porque en algunos
renglones del consumo, sobre todo el alimenticio, la situación sigue
siendo de relativa atonía, lo que ha permitido que no resulten
especialmente afectados los precios de los alimentos como consecuencia de
una presión grande de la demanda.

Además de la evolución de estos componentes de la demanda interna, la
consolidación fiscal también ha tenido un efecto favorable sobre la
evolución de los precios.

Por otra parte, por el lado de la oferta, como resultado del fuerte
proceso de inversión que está viviendo el país, se han registrado
ampliaciones importantes de la capacidad instalada. Esto, naturalmente,
tiende a favorecer la evolución de los precios. Además, los costes de
producción, los costes de las materias primas y de los productos
intermedios han tendido a moderarse como consecuencia fundamentalmente de
la evolución a la baja de los precios de los mercados internacionales. Ha
mejorado, por otra parte, el coste unitario del trabajo, fundamentalmente
en los meses más recientes, como consecuencia del aumento de la
productividad, porque la reducción de los pagos ordinarios por trabajador
ha tendido a moderarse en los últimos meses. De todas maneras, la
situación es muy variada según los sectores. Por ejemplo, en el caso de
la industria, lo que está sucediendo es que la retribución por trabajador
está subiendo con fuerza y los márgenes están simplemente manteniéndose
como consecuencia de las posibilidades que ofrece a su mantenimiento en
esas condiciones de evolución de los costes laborales la reducción de los
precios de los bienes intermedios y de las materias primas. Otra cosa es
que los beneficios aumenten, pero los beneficios aumentan
fundamentalmente como consecuencia del descenso de los tipos de interés y
de la mejor situación --de más holgura-- de la financiación de las
empresas. En el caso de los servicios, los costes del trabajo han tendido
a reducirse y los precios se han mantenido con ritmos elevados de
crecimiento, dando lugar a aumentos muy importantes en los márgenes. En
muchos sectores de los servicios, los márgenes están aumentando con
fuerza como consecuencia del incremento de la demanda y, además, son los
sectores menos sometidos a la competencia los que registran los
crecimientos de precios más altos. Lo cual me lleva a insistir en la
necesidad de las reformas de mercados y de intentar aumentar la
competencia para impedir que esto suceda.

La expectativa respecto de los precios, en este momento, es de un aumento
del índice del coste de la vida en los meses muy próximos, pero un
aumento suave que después tenderá a ceder y que, en nuestra opinión,
permitirá mantener para el conjunto del año los objetivos de precios que
el Banco de España señaló para el año 1998; es decir, una tasa de
inflación que esté situada muy cerca del 2 por ciento. Creemos que esto
es posible de conseguir. Naturalmente, no se conseguiría si la economía
española tuviera tasas de crecimiento mucho más fuertes que las que están
en este momento previstas y que, como saben ustedes, dependiendo de las
previsiones están situadas entre el 3,5 y el 3,7 por ciento. Si realmente
--por así decirlo-- no se nos va la economía de las manos --que sería
malo desde todos los puntos de vista--, la verdad es que no hay ninguna
razón para pensar que vayan a producirse aumentos importantes de precios
en los años 1998 y 1999. La previsión del 2,4 por ciento --me parece que
es la que da la OCDE-- es la más alta en toda la gama de previsiones. La
mayor parte de ellas está más bien en la zona del 2,2 por ciento. Desde
el punto de vista del Banco de España, nuestra preocupación es lo que
pudiéramos llamar el ocaso de la autonomía de la política monetaria
nacional, puesto que la autonomía de nuestra política monetaria ya está
muy mermada y, a medida que transcurre el año, va a verse cada vez más
mermada. Es un proceso absolutamente previsto, deseado y por otra parte
inevitable.




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Nuestros tipos de interés han bajado, desde el mes de septiembre hasta
este momento --como saben ustedes--, en 75 puntos básicos y nuestro tipo
de intervención está situado en el 4,50 por ciento. Esta evolución del
tipo básico ha ido acompañada de un descenso de los tipos de interés en
toda la gama de plazos. Desde septiembre, la deuda a 10 y 15 años ha
registrado descensos de entre 80 y 90 puntos básicos. Los bonos a tres y
cinco años han registrado descensos en torno a 65 puntos básicos. En la
deuda a 10 años --que es la que toma como referencia fundamental en las
comparaciones--, nuestro diferencial con los bonos alemanes está en este
momento por debajo de los 20 puntos básicos, ha estado estos días entre
15 y 17 puntos básicos. Los tipos bancarios han descendido también. Los
tipos activos, en promedio, han descendido en 46 puntos básicos y los
pasivos lo han hecho en 37 puntos básicos; es decir, los activos se han
reducido más que los pasivos. De modo que ha habido un descenso general
de tipos que naturalmente continúa lo que ha sido el descenso, muy
fuerte, de tipos de interés que el país ha vivido, teniendo en cuenta que
el proceso de ajuste ha tenido un ritmo muy rápido en los dos últimos
años. Este descenso de los tipos de interés ha sido fundamental en la
reanimación de la economía, al tiempo que mejoraban las expectativas.

Los agregados monetarios han reflejado las consecuencias de ese descenso
de los tipos. Nuestros famosos y tradicionales ALP en este momento apenas
significan nada. Están creciendo hasta febrero al 3 por ciento. M3, que
incorpora prácticamente todos los pasivos bancarios, está creciendo al
2,9 por ciento. Pero éstas son cifras que ya tienen poca significación
porque uno de los resultados básicos de este descenso tan fuerte de tipos
ha sido una reacción del público que ha tendido a desplazarse,
beneficiándose además del tratamiento fiscal, hacia posiciones en fondos
que a su vez han determinado compras en los mercados de renta fija y de
renta variable.

Naturalmente, las compras en renta fija han contribuido a bajar los tipos
de interés a medio y largo plazo y la compra de renta variable ha llevado
a una subida muy fuerte de las cotizaciones. Se me ha preguntado: ¿Es
excesiva o no esa subida? Esto es muy difícil de decir porque, de hecho,
una baja de tipos tan importante como la que se ha producido lleva
simplemente a descontar a tipos de interés mucho más bajos las
expectativas de beneficio de las empresas, y eso explica las subidas muy
fuertes que se han producido en los mercados bursátiles. Aunque no puedo
asegurarlo (creo que nadie puede asegurarlo), la mejora de las
expectativas de beneficios de las empresas y los tipos de interés más
bajos no explican totalmente lo que son algunas llamaradas especulativas
de períodos más cercanos.

En definitiva, lo que le pasa a la Bolsa española es que ha sido
tradicionalmente una bolsa muy estrecha. Ha aumentado la demanda de un
modo muy fuerte y muy rápido, pero la oferta no está aumentando a ritmo
adecuado y, por tanto, el resultado es una tendencia a la subida de las
cotizaciones a ritmos muy rápidos. Todo lo que sea tratar de mejorar el
mercado bursátil, dar entrada a nuevas empresas y dar entrada a la
adquisición por parte de los fondos de inversión de activos que ofrezcan
conveniente y adecuada seguridad es importante. Fíjense ustedes que lo
que está sucediendo es que se está drenando recursos de los bancos
--hablo de los bancos en general, que incluyen también las cajas de
ahorro-- en cuantías muy importantes, sobre todo en los depósitos a
plazo. El resultado es una reducción de los recursos de los bancos --por
lo tanto, de los recursos que los bancos tienen para prestar-- y, por
otra parte, un desplazamiento de los recursos hacia mercados básicamente
de deuda pública y también de renta variable. Como consecuencia de la
subida de nuestras cotizaciones y de la libertad de movimiento de
capitales, los fondos han tendido también a hacer apuestas --por así
decirlo-- en bolsas extranjeras; pero, por otra parte, los bancos, a
falta de recursos ante una demanda muy fuerte de créditos, están
endeudándose en el extranjero en cantidades muy importantes para poder
atender una demanda de crédito que, por ciento, hacia el sector privado
ha experimentado un aumento del orden del 13 por ciento.

De modo que estamos en una situación monetaria holgada que incorpora
diferentes niveles de problemas. Por una parte, problemas de mercados (a
los que se refería el señor Homs; estoy totalmente de acuerdo en que hay
que tratar de ver cómo se pueden ampliar y reforzar estos mercados); por
otra, problemas de política monetaria, puesto que en definitiva hay una
cierta holgura monetaria y, al mismo tiempo, estamos abocados a una
conjunción con los tipos de interés que van a llevar al tipo de interés
común en el Banco Central Europeo. Cuál vaya a ser ese tipo de interés
todavía es imposible de decir. Las que eran expectativas de subidas
importantes hace aproximadamente cuatro o cinco meses han sido revisadas
a la baja como resultado fundamentalmente de la crisis asiática. La
crisis asiática general incertidumbres, dudas y ha llevado a que tanto en
Estados Unidos como en Europa se revise la conveniencia de subidas de
tipos en los países centrales del área europea; pero cuál vaya a ser la
evolución de los tipos de intervención básicos de Alemania, a los cuales
haya que converger, es algo que todavía no está despejado.

Yo no veo problemas en ese proceso de convergencia. Creo que estamos
situados en unos niveles muy cómodos y muy razonables. Al mismo tiempo,
creemos que, dado que la situación monetaria es de holgura, no debemos
tratar de forzar la reducción de los tipos mientras no sea necesario. La
economía española en este momento no necesita más bajas de tipos porque
está creciendo muy bien. Debemos esperar a ver hacia dónde se van
colocando los países del Grupo de los Once, liderados hasta el día 1 de
enero del año 1999 por los tipos de interés alemanes, que constituyen la
referencia básica, puesto que el deutsche mark es también la moneda
básica de referencia en el área.

Esto es lo que puedo decir respecto al comportamiento de los precios.

Ninguna razón especial hay para la alarma. Como es lógico, nosotros
deseamos no ya de que se nos escape de las manos paulatinamente y de modo
inevitable la política monetaria, sino que pretendemos que este ajuste se
produzca de modo razonable y con una economía que está funcionando a
tasas de crecimiento sostenible.




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Como recordarán ustedes, vengo insistiendo desde hace meses en que todo
lo que sea, a partir de esa pérdida de autonomía de la política
monetaria, tratar de modular también la política fiscal de acuerdo con
las necesidades de la economía a corto plazo, que no es tarea fácil pero
que es importante, será bienvenido, y todo lo que sea aprovechar los
márgenes de actuación, que sean resultado de una coyuntura alcista como
la que estamos viviendo, me parece realmente positivo desde el punto de
vista del corto plazo y desde el punto de vista del medio y largo plazo.

En este sentido yo también soy partidario, como señala el informe del
Instituto Monetario Europeo, de que se aproveche esta fase de auge de las
economías del área para tratar de profundizar en la mejora del
saneamiento de las cuentas públicas.

Creo que he tratado de responder a todas sus preguntas. Me limitaré
simplemente a recordar al señor Alcaraz que el Banco de España está
sometido, por una parte, a la oferta pública de empleo y, por otra, a los
límites de salarios fijados por el Gobierno. Esos límites se aplican en
el Banco de España como en cualquier otra institución, por lo que la
referencia que ha hecho a la subida de salarios del Banco de España creo
que está basada en muy mala información.

El señor PRESIDENTE: ¿Los señores portavoces necesitan hacer algún tipo
de aclaraciones? (Pausa.)
Tiene la palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Simplemente, para aclarar al señor Gobernador
que la ley que vamos a discutir mañana, que matiza la anterior sobre la
autonomía del Banco de España, establece que el punto de referencia
esencial para ciertos niveles de salarios del Banco de España no los va a
marcar el Gobierno, sino la propia institución.




El señor GOBERNADOR DEL BANCO DE ESPAÑA (Rojo Duque): Perdóneme usted, no
conozco esa enmienda. No lo sé. A lo mejor es verdad, pero no la conozco.




El señor PRESIDENTE: No ha lugar a porfiar sobre aquello que se puede
comprobar de manera inmediata.

Señor Gobernador, muchas gracias por su presencia.

Se levanta la sesión.




Eran las doce y diez minutos del mediodía.