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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 320, de 03/11/1997
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL



CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1997 VI Legislatura Núm. 320



SOBRE COOPERACION Y AYUDA AL DESARROLLO



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. GABINO PUCHE RODRIGUEZ-ACOSTA



Sesión núm. 8



celebrada el lunes, 3 de noviembre de 1997



ORDEN DEL DIA:



Comparecencia del señor Secretario de Estado de Cooperación Internacional
y para Iberoamérica (Villalonga Campos), para informar sobre la
participación del Estado español en la reconstrucción de
Bosnia-Herzegovina. A solicitud del Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió). (Número de expediente 212/000795) (Página 9392)



Preguntas:



--Del señor Fuentes Gallardo (Grupo Socialista del Congreso), sobre
situación de cofinanciación de los proyectos presentados por las
Organizaciones no gubernamentales (ONG) en los países de la Unión Europea
(UE). (Número de expediente 181/000889) (Página 9400)



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Se abre la sesión a las cuatro y treinta y cinco minutos de la tarde.




COMPARECENCIA DEL SEÑOR SECRETARIO DE ESTADO DE COOPERACION INTERNACIONAL
Y PARA IBEROAMERICA (VILLALONGA CAMPOS), PARA INFORMAR SOBRE LA
PARTICIPACION DEL ESTADO ESPAÑOL EN LA RECONSTRUCCION DE
BOSNIA-HERZEGOVINA. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO CATALAN
(CONVERGéNCIA I UNIO) (Número de expediente 212/000795).




El señor PRESIDENTE: Señorías, se abre la sesión.

Quiero anunciarles, en primer lugar, que se ha recibido en la Comisión un
escrito del Gobierno solicitando el aplazamiento de la comparecencia del
secretario de Estado de Comercio, Turismo y de la Pequeña y Mediana
Empresa, por motivos de un viaje.

En consecuencia, pasamos al segundo punto del orden del día,
comparecencia del secretario de Estado de Cooperación Internacional y
para Iberoamérica, don Fernando María Villalonga Campos, para informar
sobre la participación del Estado español en la reconstrucción de
Bosnia-Herzegovina.

Para su exposición, tiene la palabra el señor Villalonga, a quien, como
siempre, agradecemos su presencia y damos la bienvenida.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COOPERACION INTERNACIONAL Y PARA
IBEROAMERICA (Villalonga Campos): Muchas gracias, presidente.

Ante todo, quiero decirles que me alegro de comparecer hoy ante esta
Comisión para informar sobre la participación de España en el complejo
proceso de la reconstrucción de Bosnia-Herzegovina y sobre los criterios
con los que hemos actuado en estos últimos años.

Como SS. SS. saben, el proceso de desintegración de la antigua
Yugoslavia, que tuvo lugar en 1991 y que terminó en un conflicto bélico,
dio lugar a un enfrentamiento entre tres comunidades; tres comunidades
que realmente sólo se distinguen por su religión y a veces ni siquiera
por ello, dado el elevado grado de laicidad de la antigua sociedad
yugoslava.

A raíz de la caída del muro de Berlín en 1989 se produjo una fuerte
conmoción en los países de la Europa central y oriental. Puede decirse
que tuvo entonces lugar una auténtica revolución política, social y
económica en la región, pero la caída de los regímenes comunistas puso de
manifiesto también que, tras una fachada monolítica propia de un Estado
totalitario, no había sino un profundo vacío. En el caso yugoslavo, ese
vacío sería sustituido por unos nacionalismos radicales y excluyentes que
utilizaron los antiguos dirigentes comunistas para perpetuarse en el
poder. El resultado fue, primero, un deterioro considerable del nivel de
vida de la población y, finalmente, el estallido de un conflicto, que
produjo centenares de miles de muertos y heridos, millones de refugiados
y pérdidas económicas incalculables. Si bien la reacción internacional no
fue del todo rápida o todo lo rápida y firme que hubiese sido de desear,
fue gracias a la Alianza Atlántica como se consiguió el fin de las
hostilidades, se obligó a las partes a sentarse en la mesa de
negociaciones y se logró la firma de los acuerdos denominados de Dayton
el 21 de noviembre de 1995.

En Dayton se constituye Bosnia-Herzegovina como un único Estado
reconocido internacionalmente y formado por dos entidades --la Federación
bosniocroata y la República Sprska--, cada una con capacidad para
desarrollar una relación especial con Croacia y con Serbia.

Los acuerdos de Dayton incluyen una solución política y una solución
territorial. En el aspecto político se dibujan unas instituciones comunes
dentro de un sistema extremadamente descentralizado, en el que el poder
está concentrado en las dos entidades mencionadas. Por lo que respecta al
territorio, el Estado se divide en un 51 por ciento para los bosnios y
croatas y un 49 por ciento para los serbios. Además, y esto es lo más
relevante desde el punto de vista de mi intervención de hoy, los acuerdos
conceden a la comunidad internacional un papel que casi no tiene
precedentes en la solución de conflictos y que va mucho más allá del
simple envío de unas fuerzas sobre el terreno para asegurar el
cumplimiento de un plan de paz. Así, la intervención internacional llega
a todos y cada uno de los aspectos de la reconstrucción política de
Bosnia. En cada caso --justicia, policía, organización de las elecciones,
derechos humanos, refugiados, etcétera--, se da un papel a una
organización internacional determinada y en ocasiones se coloca a
ciudadanos extranjeros al frente de instituciones claves como el Tribunal
Constitucional o el Banco central. En todo caso, el plan de paz adoptado
en Dayton no estuvo exento de contradicciones que explican muchas veces
las dificultades para su puesta en marcha. Si bien se trata de una paz
impuesta, al mismo tiempo deja a la voluntad de las partes la acción
política y la acción constitucional necesaria para que este plan sea
viable tras la retirada de la presencia militar internacional. En este
sentido subrayaría que desde la firma de los acuerdos lo que ha faltado,
casi siempre, ha sido esa voluntad política de las partes.

Respecto a sus aspectos militares, la aplicación del acuerdo ha sido un
éxito completo al haberse alcanzado los objetivos previstos, sin apenas
incidentes. Este éxito debe atribuirse al esfuerzo de la Alianza
Atlántica. Por el contrario, por lo que se refiere a los aspectos
civiles, la aplicación de los acuerdos ha sufrido retrasos con respecto a
las previsiones iniciales, aunque gracias a la presión de la comunidad
internacional, también aquí se han producido progresos. Así, poco a poco,
los órganos centrales se han ido constituyendo, incluso en cuestiones tan
delicadas como los acusados de crímenes de guerra. También aquí ha habido
avances.

Las recientes elecciones municipales son, a la vez, muestra del progreso
conseguido y del largo camino que queda por recorrer. En este sentido,
sigue sin solucionarse el problema del regreso de 2.300.000 personas
aproximadamente que se encuentran desplazadas dentro de Bosnia o



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refugiadas fuera de sus fronteras. Se estima que unas 250.000 personas
han regresado a sus hogares, aunque es ínfimo el número de ellas que han
vuelto a su lugar de origen, cuando éste está controlado por autoridades
de otra comunidad. Surgen así los denominados ayuntamientos en el exilio,
cuyo funcionamiento presenta un nuevo reto para toda la comunidad
internacional.

La firma de los acuerdos de Dayton por todas las partes permitió a la
comunidad internacional abrigar una esperanza real en la viabilidad de la
convivencia pacífica entre las diferentes entidades que componían el
Estado de Bosnia-Herzegovina. Pero ante una situación de destrucción como
la que en esa fecha conocía Bosnia, tan generalizada y meticulosa como
pocas de las que hemos conocido en nuestro siglo, en la que el causante
de la aniquilación no era un enemigo exterior, sino, en buena medida, el
mismo compatriota y vecino, o bien el proceso de paz se sustentaba en una
inmediata y generosa puesta en marcha de la reconstrucción del país, o
bien la frustración ocuparía en breve plazo el lugar de la esperanza y el
enfrentamiento surgiría de nuevo con carácter poco menos que inevitable.

Por ello, sólo un mes después de los acuerdos de Dayton, tenía lugar en
Bruselas una primera conferencia de donantes, convocada por la Unión
Europea y el Banco Mundial, con el objetivo de presentar a la comunidad
internacional el panorama general y el detalle de las acciones
prioritarias y demandar a los diferentes Estados y organismos
internacionales la asunción de compromisos precisos en el proceso de
reconstrucción.

Una primera valoración de los estragos causados por la guerra, estimados
en más de 80.000 millones de dólares, condujo al Banco Mundial a evaluar
que el programa prioritario de reconstrucción requería un aporte
financiero de unos 5.100 millones de dólares para los primeros cuatro
años. Además, Bosnia-Herzegovina debía renegociar la situación de su
deuda externa que, entre atrasos y obligaciones derivadas del servicio de
la deuda, ascendía a 3.600 millones de dólares, todo ello sin contar las
necesidades inmediatas en materia de ayuda humanitaria que se revelaban
de una cuantía y urgencia extraordinarias. De esta forma si, por un lado,
había que tener en cuenta la dureza del invierno en una región en la que
450.000 viviendas habían quedado destruidas por el conflicto, por otro,
no había que olvidar que 2.700.000 personas dependían únicamente de la
ayuda alimentaria para sobrevivir y que habría que encontrar formas de
subsistencia inmediata para los cerca de 300.000 soldados que iban a ser
desmovilizados en breves meses.

Por todo ello, unos meses después, en abril de 1996, la Unión Europea y
el Banco Mundial convocarían en Bruselas una segunda conferencia, esta
vez a nivel ministerial, con el fin de reforzar el proceso y enviar a los
representantes del Estado de Bosnia-Herzegovina, y de las diferentes
entidades que lo componen, un claro mensaje de apoyo, pero también un
recordatorio sobre la obligación de respetar en todos sus términos los
compromisos asumidos en Dayton. Como señalaba el entonces alto
representante de las Naciones Unidas para Bosnia, señor Calr Bildt, había
una clara relación entre la ayuda que la comunidad internacional estaba
dispuesta a dar y el pleno respeto que se pedía para los acuerdos de paz.

Como resultado de las dos conferencias, surgió un compromiso firme por
parte de los países e instituciones donantes de conceder ayudas a Bosnia
por casi 2.000 millones de dólares durante 1996, con lo que se superaron
los objetivos planteados para ese primer año. Ante la magnitud de la
catástrofe en la que se encontraba Bosnia, fue difícil establecer
prioridades en el listado de necesidades presentado por las instituciones
internacionales. Había que reconstruir vías férreas, carreteras cortadas
y puentes destruidos, poner en marcha las redes de telecomunicaciones,
recuperar la producción agrícola y establecer nuevos mecanismos de
distribución, restaurar el suministro de agua y de gas y rehabilitar las
plantas generadoras de energía, tanto hidráulica como de calefacción,
reconstruir escuelas y viviendas, desminar zonas enteras del país,
etcétera. Sólo poco a poco --y ya se era consciente entonces-- sería
posible acometer la reconstrucción del país.

Como bien saben SS. SS., frente a este conflicto España ha realizado
desde el principio un esfuerzo político, militar y económico muy superior
al que hubiera hecho suponer la historia de nuestras relaciones con esta
región. Esta reacción se explica, por un lado, por el deseo de actuar
como un país europeo que ayuda a un vecino europeo, aunque parezca
lejano, pero también por la importante corriente de solidaridad que se ha
suscitado en esta sociedad y que produce la tragedia que todos los días
llevan a nuestras casas los medios de comunicación, cuya labor ha sido
imprescindible para dar a conocer tan brutal conflicto. Este generoso
deseo de la sociedad española de colaborar con Bosnia se canalizó a
través de múltiples iniciativas, tanto de carácter particular o colectivo
como de origen local o regional.

Por parte de la Administración central el principal esfuerzo ha sido
realizado a través de nuestros ejércitos y de nuestra diplomacia.

Actualmente hay allí cerca de 1.600 soldados del Ejército de Tierra,
buques de la Armada han participado continuamente en las operaciones en
el Adriático y aviones de combate patrullan los cielos de Bosnia, e
incluso en su momento intervinieron en acciones militares. También la
Guardia Civil ha realizado y sigue realizando misiones en Bosnia. Esta
presencia ha supuesto un elevado esfuerzo económico superior a los
100.000 millones de pesetas. También esfuerzo logístico y organizativo y,
desgraciadamente, ha costado la vida a 17 soldados españoles. Sin
embargo, la generosa labor de nuestras tropas ha recibido el apoyo
generalizado de la sociedad española, el respeto de los demás países de
la Alianza Atlántica y, sobre todo, de las poblaciones en las que están
presentes y a la que han sabido ayudar de forma eficaz y desinteresada.

Por su parte, durante todo este período la actividad desplegada por
nuestra diplomacia ha sido incesante. Hemos participado activamente en
todos los foros internacionales en los que se ha tratado la situación de
Bosnia, y quisiera destacar en especial nuestra contribución en la
formulación de una política común en el marco de la Unión Europea. En
buena medida es en reconocimiento a este importante papel jugado por
España, tanto por su generosa aportación



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de hombres y de medios como por su actividad diplomática, por lo que el
actual alto representante de Naciones Unidas para Bosnia es un español,
don Carlos Westendorp.

El compromiso español con el proceso de paz y el de la
institucionalización democrática en Bosnia-Herzegovina llevó también,
como recordarán SS. SS., a que un español, el señor Pérez Casado, ocupara
el cargo de administrador europeo en Mostar en un período, de abril a
julio de 1996, que era crucial para restañar heridas entre las
comunidades musulmana y croata y que dio paso a la celebración de las
primeras elecciones locales tras el estallido de la guerra.

Junto a este despliegue militar y diplomático, quiero destacar el
esfuerzo realizado por nuestro país en el campo de la cooperación,
stricto sensu. Ya he mencionado anteriormente el movimiento solidario que
los horrores de la guerra en Bosnia suscitaron en toda España. Esta
reacción determinó el envío hacia Bosnia de un volumen importante de
recursos de cooperación española. Podríamos señalar dos etapas en este
proceso, con las conferencias de donantes como punto de separación entre
ambas.

En una primera etapa, previa a la conferencia de donantes, la acción
asistencial española, desarrollada fundamentalmente a través de la
Agencia Española de Cooperación Internacional, consistió básicamente en
la remisión de ayuda humanitaria. Así, entre 1992 y 1995 se destinaron a
Bosnia ayudas por un valor cercano a los 2.900 millones de pesetas,
alcanzando su mayor intensidad en 1993, cuando la ayuda humanitaria
ascendió a 1.230 millones de pesetas. Estas ayudas se canalizaron
esencialmente a través de organizaciones no gubernamentales españolas, o
en colaboración con organismos internacionales de asistencia en
situaciones de conflicto, como es el caso de Acnur en relación con la
población refugiada.

Posteriormente, en 1996, en el momento más crucial del proceso de
reconstrucción, conscientes del mensaje de que la comunidad internacional
debía enviar a los actores principales. España anunció en las dos
conferencias de donantes el compromiso de contribuir ese año con una
generosa aportación cifrada en 17 millones y medio de dólares, unos 2.200
millones de pesetas, como donación a fondo perdido, no reembolsable, con
destino a Bosnia. De esta cantidad, aproximadamente 600 millones de
pesetas se han destinado a financiar proyectos de carácter sanitario,
asistencial, o de rehabilitación de pequeñas infraestructuras sociales o
escolares, que son ejecutadas por organizaciones no gubernamentales
españolas.

Quisiera aprovechar esta ocasión para destacar la eficaz, inapreciable y
generosa labor que han desplegado nuestras ONG, con el objetivo de
desarrollar la cooperación española en Bosnia. En este esfuerzo habría
que incluir la mención de la pérdida de la vida de Mercedes Alonso,
miembro de Médicos del Mundo, asesinada en Mostar en mayo del año pasado,
a la que quiero rendir desde aquí un nuevo homenaje.

Por otro lado, la parte más importante de la contribución española, unos
1.200 millones de pesetas, decidimos canalizarla a través de un organismo
internacional, que había sido creado por la Unión Europea y diversos
Estados miembros, entre ellos España, al amparo estatutario de Acnur, y
que venía operando ya en Bosnia desde hace varios años: el International
Management Group, el IMG. Este organismo nos garantizó, a través del
memorándum de entendimiento que tuve ocasión de firmar con su director
general, una total flexibilidad tanto en cuanto a los sectores
prioritarios a los que se asignaría nuestra aportación, como respecto a
las empresa que ejecutarían los proyectos, que acordamos fueran todas
españolas.

Permítanme describir a continuación, aunque sea brevemente, señorías, los
proyectos actualmente en marcha en colaboración con el IMG. En primer
lugar, un proyecto de reconstrucción de los servicios de
telecomunicaciones en la municipalidad Bosnia de Ilijas, con un coste
total de aproximadamente 50 millones de pesetas. Este proyecto financiará
la compra e instalación de nuevos equipos telefónicos en sustitución de
los que fueron destruidos como consecuencia de la guerra.

Un segundo proyecto consiste en la reconstrucción del sistema de
aprovisionamiento de agua potable en la municipalidad bosnio-croata de
Zepce. Como consecuencia del conflicto, el agua que utilizan más de
20.000 personas no recibía tratamiento sanitario previo y, por tanto, no
satisfacía las condiciones mínimas de salubridad. Es necesario rehacer, y
en ello estamos, las tomas de agua, la planta de tratamiento y varios
kilómetros de tuberías, con un coste total aproximado de 300 millones de
pesetas al cambio actual.

El tercer proyecto es la reconstrucción del sistema de agua potable en la
municipalidad bosnia de Banovici. Existen problemas similares a los
mencionados en el proyecto anterior, en especial la falta de tratamiento
del agua para una población de alrededor de 35.000 personas. Es un
proyecto consistente en la reconstrucción de la planta potabilizadora,
por un coste total de 250 millones de pesetas.

Un cuarto proyecto es la rehabilitación del sistema de electricidad en el
municipio serbio-bosnio de Trebinje, por un valor aproximado de 450
millones de pesetas, que permitirá que se repare la red de electricidad
de varias decenas de pueblos, en seis municipios serbios, donde la red
quedó muy dañada como consecuencia de la guerra. Este es un proyecto
esencial para la recuperación de la economía de paz de la zona.

Se está financiando también un estudio sobre las necesidades de gas
butano, realizado tras un acuerdo con el Ministerio de Energías, Minas e
Industria de Bosnia, por una empresa española, Heymo-Ingeniería, S. A. Se
considera que la utilización de este tipo de energía puede ser muy útil
en un país caracterizado por la dispersión demográfica, en numerosos
pequeños pueblos de montaña. Este estudio tiene un coste aproximado de 65
millones de pesetas.

La puesta en marcha de todos estos proyectos ha sido laboriosa y más
lenta de lo que cabía esperar. La ausencia de embajada residente en
Sarajevo, deficiencia que el Gobierno ha solucionado ya, lo explica en
gran parte. No obstante me complace poder informar a SS. SS. que el
estudio sobre el gas butano se terminará en un plazo de tres meses; las
obras y los demás proyectos se empezarán en un plazo aproximado de seis;
algunos de ellos se han empezado ya.




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Una vez terminados los proyectos técnicos detallados, se realizarán las
contratas con las empresas que los ejecutarán.

Antes de terminar, quisiera destacar la especial atención que la
cooperación española ha dedicado a la reconstrucción en Mostar, ciudad en
la que nuestras tropas han tenido su centro de operaciones. En el marco
multilateral quisiera señalar, por un lado, que, tras un acuerdo con el
programa de Naciones Unidas para el desarrollo, nuestra cooperación ha
ayudado a que este verano se retomara el funcionamiento de la planta de
aluminio de la mencionada ciudad. Ha sido un proyecto por un valor
aproximado de 150 millones de pesetas. Por otro lado, también se ha
apoyado la labor de Acnur en esta localidad, habiéndose aportado 142
millones de pesetas en 1996 para proyectos de realojamiento de
refugiados.

En el terreno estrictamente bilateral, desearía destacar los siguientes
proyectos desarrollados por organizaciones no gubernamentales españolas:
el de rehabilitación de un centro para niños discapacitados en Mostar,
hecho gracias al esfuerzo de Arquitectos sin Fronteras, con la
financiación de la Agencia, por un valor de 135 millones de pesetas. El
centro es hoy una realidad, tras un año de trabajo, y será inaugurado en
las próximas semanas. Aunque está situado en el barrio bosnio de Mostar,
asistirán al mismo tanto niños bosnios como croatas, en uno de los pocos
ejemplos en funcionamiento de participación intercomunitaria, en una
ciudad tan dividida como Mostar. El proyecto ha incluido la formación de
personal especializado y la puesta en funcionamiento de un taller para la
fabricación e implantación de prótesis a heridos de guerra. Subrayaría,
también en Mostar, el proyecto de esa misma ONG de construcción de un
centro de salud primaria, por un valor de 70 millones de pesetas, o el de
la Cruz Roja Española para la atención domiciliaria de ancianos y
discapacitados, por un valor de 22 millones de pesetas.

Quisiera también destacar la concesión este año de un crédito FAD, por
valor de 20 millones de dólares, unos 3.000 millones de pesetas, para la
construcción de una planta hidroeléctrica en Mostar. El proyecto está,
sin embargo, pendiente de que el Gobierno de Sarajevo dé la
correspondiente e imprescindible garantía soberana.

En conclusión, señorías, si bien la situación en Bosnia-Herzegovina sigue
siendo inestable, desde la firma de los acuerdos de Dayton se han
conseguido progresos evidentes, sobre todo en el terreno de la
reconstrucción. Es cierto que queda mucho por hacer, sobre todo en la
consolidación de instituciones políticas y en la creación de una economía
de mercado. En todo caso, dentro de algunos meses los gobiernos aliados
tendremos que tomar una decisión respecto al futuro de la presencia de
las tropas de la Alianza Atlántica en aquel país.

Como he mencionado anteriormente, España ha tenido y tiene en Bosnia un
papel superior al que la historia de nuestras relaciones con los Balcanes
hubiese hecho pensar. Ello ha sido posible gracias a la solidaridad del
pueblo español y al consenso de los grupos políticos sobre la
conveniencia de demostrar tal solidaridad con hechos concretos. El
Gobierno se propone continuar con esa tarea, para la cual necesita el
consenso y el apoyo del Parlamento.

Partiendo de la base de que la acción internacional en Bosnia seguirá
siendo necesaria, la Secretaría de Estado que de mí depende tiene
previsto para 1998 realizar proyectos varios, por valor de 750 millones
de pesetas, en sectores como el energético, la salud, el educativo y el
saneamiento. Entendemos que ésta es la mejor forma de plasmar de manera
eficaz los sentimientos de solidaridad de los ciudadanos españoles, que
se han expresado reiteradamente.




El señor PRESIDENTE: Dado que el autor de la iniciativa parlamentaria es
el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió), tiene la palabra su
portavoz, el señor Campuzano i Canadès.




El señor CAMPUZANO I CANADéS: El motivo de haber pedido la comparecencia
del secretario de Estado, señor Villalonga, era conocer lo relativo a la
cooperación del Estado español en el proceso de reconstrucción de
Bosnia-Herzegovina; pero si el señor presidente me lo permite, para que
conste en acta y sin voluntad de polemizar con el secretario de Estado,
tengo que decir que nosotros no compartimos las primera aseveraciones que
ha hecho en relación al origen del conflicto. Creo que ha simplificado en
exceso un proceso profundamente complejo, cuyas causas van mucho más allá
de la simple existencia de movimientos nacionalistas radicales. Yo
intuyo, e intuye toda la comunidad, que las diferencias dentro de
Bosnia-Herzegovina van más allá de la simple aseveración que se ha hecho.

Por tanto, no compartiendo este análisis sobre los orígenes del
conflicto, voy a entrar en la materia objeto de la comparecencia.

Usted lo ha dicho en su intervención. La sociedad española en su
globalidad, y muy específicamente la sociedad catalana, se mostraron
especialmente sensibles al drama ocurrido a lo largo de estos últimos
años en todo el área de los Balcanes. En verano de 1995, Barcelona fue
escenario de una de las manifestaciones más importantes pidiendo la paz
en Bosnia, pidiendo la intervención de los aliados para poner fin a la
agresión serbia, y las instituciones catalanas, el mismo Gobierno de la
Generalitat, ayuntamientos de todos los colores políticos encabezados por
el de Barcelona o el de Sabadell, así como ONG de la más diversa índole,
se comprometieron por la causa de la paz, de la justicia, en
Bosnia-Herzegovina.

El Gobierno de entonces entendió esta demanda de la sociedad, y ejemplo
de este compromiso gubernamental fue sin duda la participación española,
a través de sus Fuerzas Armadas, en las dos fuerzas que se han desplegado
en esa zona --inicialmente IFOR y después SFOR-- y usted ha hablado de
más de 100.000 millones de pesetas, que es el esfuerzo más importante que
ha efectuado el Estado español en un proceso de paz, y 17 muertos son
también el compromiso del conjunto de la sociedad en este objetivo.

Por tanto, coincidiendo en este factor positivo --y en la Comisión de
Defensa hemos tenido oportunidad de hablar



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de la actuación española en los Balcanes--, nos podemos sentir
satisfechos. Ahora bien, desde la perspectiva del esfuerzo en el terreno
de la ayuda humanitaria y de la cooperación al desarrollo o, mejor dicho,
de la cooperación a la reconstrucción de Bosnia-Herzegovina, no nos
podemos sentir tan satisfechos. A pesar de que los proyectos que se han
citado son importantes y seguramente numerosos, entendemos que el
escenario de Bosnia-Herzegovina no ha sido prioridad de la política de
cooperación del Gobierno del Estado. Nos parece que existía una demanda
de la sociedad, de las ONG, de otras administraciones, ya sean
municipales o autonómicas, y ni el Gobierno anterior ni éste han sido
suficientemente sensibles a esta necesidad.

La reciente puesta a disposición de la Internacional Management de ocho
millones de dólares se diferencia de otras apuestas que han hecho otros
Estados de la Unión; puestas a disposición de estos objetivos y puestas a
disposición de ONG de ámbito estatal o de otras administraciones. A
nosotros nos parece que ahí existe un terreno de colaboración con el
mundo no gubernamental y con el mundo de las otras administraciones que
trabajan en la cooperación que sería bueno que se desarrollase.

Efectivamente, a lo largo de estos años organizaciones no gubernamentales
como el Movimiento por la Paz y el Desarme, SOS Balcanes, el Ayuntamiento
de Barcelona, han participado activamente en esa zona. Tengo entendido
que mañana mismo parte de Barcelona un convoy con elementos de línea
blanca por valor de casi diez millones de pesetas, resultado de una
subvención de la AECI y el ayuntamiento, y el Gobierno también tiene
previsto participar con 60 millones en el proceso de reconstrucción del
antiguo barrio olímpico de Sarajevo.

Insisto, no digo que no se hagan cosas, y he citado algunas de las
cuestiones que ha expuesto en su intervención. Lo que sí digo es que, en
función de aquello que estaba demandando nuestra sociedad y que exigía
nuestro compromiso como europeos, estamos lejos. Incluso en la
colaboración con la iniciativa privada, en el terreno de la participación
de agentes económicos en ese proceso de reconstrucción, si comparamos
nuestra actividad con la de otros Estados europeos, también quedamos
lejos. Recientemente --en el mes de mayo--, y precisamente a petición del
ayuntamiento de Barcelona, la AECI y el ICEX, junto con este
Ayuntamiento, participaron en la primera feria de muestras que se celebró
en Sarajevo. Había un stand de la AECI, uno del ICEX, pero los trece
empresarios que participaron en esta operación iban porque lo había
promovido el Ayuntamiento de Barcelona. Entendemos que ahí existe un
terreno a recorrer, porque el éxito o no de la participación de estas
iniciativas empresariales, en este caso de origen catalán, va a depender
del compromiso que exista no seguramente por el Ayuntamiento o por la
propia Generalitat, sino básicamente por la Administración central del
Estado.

Por eso, nuestro grupo parlamentario, agradeciendo al señor Villalonga la
información que nos ha dado, quiere trasladarle a su vez nuestra petición
de que en los próximos meses se incremente la capacidad de compromiso del
Gobierno español en ese proceso. A pesar del retraso en el nombramiento
del embajador en Sarajevo --mis últimas informaciones decían que el único
trámite que faltaba era el plácet del Gobierno bosnio; desconozco si se
ha producido--, supongo que dicho nombramiento ayudará a dar este mayor
énfasis a la política española en este país; hemos sido de los Estados de
la Unión que más hemos tardado en nombrar este embajador. Seguramente de
cara a las próximas convocatorias deberíamos priorizar de alguna manera
el escenario bosnio y encontrar líneas de colaboración con aquellas
administraciones que se quieren comprometer más a fondo en la
reconstrucción de Bosnia-Herzegovina.

También nos gustaría saber cuál ha sido la posición del Gobierno en todo
lo que hace referencia a los refugiados que han llegado al Estado español
provenientes de Bosnia-Herzegovina; somos de los Estados de la Unión que
ha recibido menor número de refugiados en comparación con otros. Sitúo
estos elementos encima de la mesa para hacer la siguiente reflexión. El
señor Villalonga dice: en función de nuestra historia, de nuestras
relaciones con esa realidad sociopolítica, histórica, se ha hecho
bastante. Yo creo que lo que debería motivar nuestra política en relación
a Bosnia no debería ser fundamentalmente la cuestión histórica.

Seguramente, más allá de la presencia de una importante comunidad
sefardí, pocos motivos de relación histórica podríamos encontrar, pero
nuestro compromiso como ciudadanos de Europa, que hemos sido testigos de
una terrible guerra cerquísima de nuestras fronteras, donde, como usted
mismo ha dicho, se han gastado por el Erario español más de 100.000
millones de pesetas y 17 ciudadanos de este Estado han muerto en defensa
de la paz, nos obliga a comprometernos en mayor medida en esa tarea de
reconstrucción. Existe el riesgo --según algunas informaciones que han
aparecido en los medios de comunicación hace escasas semanas-- de que el
ambiente que pueda quedar es que esa ayuda a la reconstrucción de Bosnia
es una ayuda perdida, es dinero lanzado, por todos los problemas de
corrupción que pueden existir en las entidades que hoy conforman la
política de Bosnia. Sería malo que el mensaje, la idea que quedase fuese
ésa; entre todos, deberíamos enfatizar la necesidad de nuestro compromiso
en el proceso de reconstrucción.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean intervenir? Por el Grupo
Socialista, tiene la palabra doña Belarmina Martínez.




La señora MARTINEZ GONZALEZ: Gracias, señor secretario de Estado, por su
comparecencia.

Aprovecho esta oportunidad para hacerle alguna pregunta, ampliando un
poco la intervención del diputado que me ha precedido en el uso de la
palabra. Parece que España tiene una presencia un tanto descoordinada.

Por una parte está el ejército, la Guardia Civil, las ONG, pero
curiosamente no hay una oficina diplomática y, según las organizaciones
no gubernamentales, hay una cierta descoordinación. El ejército está
asumiendo tareas humanitarias importantes, pero que, en cierto modo, no
son las que le correspondería, y si hubiera una oficina diplomática que
coordinara



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la presencia de España allí las cosas podrían irnos mejor.

Además, tengo información de que son las empresas alemanas las que, en
última instancia, están poniendo en marcha la construcción de Bosnia con
dinero de la Unión Europea, es decir, con dinero también español. Esto
dice de nosotros casi lo que de nosotros ha dicho la historia; es decir,
que, por una parte, somos un pueblo muy generoso y solidario y que, por
otra, tenemos una administración que no canaliza a tiempo, entiende mi
grupo, esa generosidad para que después tenga una repercusión en agentes
económicos españoles. Sería de desear que esa oficina diplomática, porque
en Croacia sí que existe, se abriera cuanto antes y que se aumentara la
ayuda. Según la información que yo tengo a 10 de junio de este año, la
ayuda humanitaria era cero y en la última cumbre de los países donantes
de la Unión Europea ha habido una llamada de atención a España por el
descenso de la ayuda. Esta es una información que me han dado las
organizaciones no gubernamentales y espero que tenga alguna base porque
seguramente usted debe saberlo.

Asimismo, debe saber que aún quedan dos millones de ciudadanos fuera del
territorio y nos gustaría saber también la postura de España en relación
a esa situación, si apuesta por mantenerles fuera y dejarles en los
lugares en los que están ahora o por subvencionar y apoyar una operación
de retorno.

Estas son las cosas más importantes que yo le quería plantear. Por una
parte, quería decirle que ya tenía la información de que estaban pensando
en abrir una oficina diplomática, que es algo imprescindible para quienes
están trabajando allí y, por otra parte, hacerle mucho hincapié en que la
impresión es que España ha reducido la ayuda. En este sentido me gustaría
hacerle una pregunta muy concreta: ¿Cuánto ha invertido este año España
en Bosnia, vía humanitaria o vía reconstrucción, y cuánto piensa invertir
a final de año?
Nada más. No me voy a extender más porque creo que ya se ha dicho casi
todo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor
Izquierdo.




El señor IZQUIERDO JUAREZ: Previamente diré que poco puede añadir el
Grupo Parlamentario Popular a la intervención del secretario de Estado de
Cooperación Internacional y para Iberoamérica, dada la importante
profusión de datos y conceptos; conceptos en los que, por otro lado, hay
un gran consenso que ha hecho posible, de alguna manera, esa presencia
extraordinaria de España en Bosnia. Tenemos una presencia extraordinaria
y no tendríamos por qué preocuparnos, como ha dicho el secretario de
Estado. Además, ha sido reconocida por la comunidad internacional. Este
es un principio muy justo dentro de las relaciones internacionales,
porque así como cuando hablamos de medio ambiente está universalmente
reconocido que quien contamina paga, quien crea un conflicto tiene la
obligación de ayudar a su resolución. No obstante, España --y creo que no
es una novedad de este Gobierno, sino un hecho en el conjunto de la
política exterior española desde la transición hasta ahora-- tiene una
presencia internacional de gran prestigio y por primera vez podemos decir
que la imagen oficial de España en el exterior viene a coincidir con la
imagen real; una imagen, por otro lado, de extraordinario prestigio desde
hace muchos años.

No me resisto a comentar, aunque sea de pasada y sin ánimo de polemizar,
uno de mis temas preferidos desde el punto de vista profesional, que es
el estudio del concepto de nacionalidad. Yo he entendido muy bien las
palabras del señor secretario de Estado cuando ha dicho que la caída del
muro de Berlín y el resurgir de los nacionalismos (por cierto soterrados,
ocultos y de alguna manera hasta sojuzgados, si se me permite la palabra,
por un régimen totalitario en el pasado) son unas de las razones que
explican los conflictos en los Balcanes, pero no son nuevos. Son
conflictos que originaron también importantes problemas bélicos a nivel
europeo y mundial en un pasado no demasiado lejano. ¿Es la lengua el
concepto que conforma una nacionalidad? No. Tendríamos muchos casos, como
por ejemplo España, donde conviven y deben convivir distintas lenguas y
el concepto de nacionalidad es más amplio. ¿Es la geografía? Tampoco. ¿Es
la religión? Tampoco. ¿Es la raza? Tampoco. Al final, ¿qué es la
nacionalidad? Es una voluntad permanente de vivir en común. Y eso es
precisamente lo que no fue respetado desde el poder a lo largo de la
historia en los Balcanes y lo que no ha sido respetado en muchos otros
sitios y, por lo tanto, se han originado una serie de conflictos que
desde la tolerancia, desde la convivencia, pudieran haber sido evitados
perfectamente. Yo creo que en este sentido la presencia de España en
Bosnia es de extraordinaria importancia y así ha sido reconocido por la
comunidad internacional. Cuando digo la presencia de España me refiero
--creo que eso es lo que se deduce de las palabras del secretario de
Estado-- al conjunto de la Administración del Estado y de las
administraciones públicas.

Hay un concepto de extraordinaria importancia que el señor secretario de
Estado ha desarrollado: crear las condiciones básicas en Bosnia para
sustentar una economía de paz. Todos hemos coincidido en este Parlamento
en que la paz y la seguridad son condiciones indispensables y básicas
para el desarrollo. ¿Dónde, en opinión del Grupo Parlamentario Popular,
tendría que hacerse el esfuerzo mayor para provocar la reconstrucción de
Bosnia-Herzegovina? Pues precisamente en las condiciones básicas de la
paz, de la seguridad y de la estabilidad. De ahí la extraordinaria
presencia de las Fuerzas Armadas españolas en Bosnia.

El señor secretario de Estado ha dado una cifra que yo quiero recalcar
aquí. Más de 100.000 millones de pesetas han salido del bolsillo de todos
los españoles para apoyar la presencia de nuestras Fuerzas Armadas en
Bosnia. Todos hemos visto por los medios de comunicación la
extraordinaria penetración y prestigio de nuestras Fuerzas Armadas. Este
es un término que quizá no guste. A mí personalmente, que no tengo
demasiados años, tampoco me gusta hablar ni de ejército ni de Fuerzas
Armadas. Dejémoslo en hablar, como hemos dicho en otras comisiones, de
españolas y españoles que tienen una profesión, que es una profesión para
la paz y no para la guerra --que es otro



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concepto democrático en el que creo que todos estamos de acuerdo-- y que
tienen una aportación del conjunto de la sociedad española vía impuestos,
etcétera, para sustentar esas labores. El que nuestras Fuerzas Armadas
hayan hecho todavía más, o sea, que se hayan implicado en la población,
en la reconstrucción de escuelas, de infraestructuras sociales básicas,
dice mucho --entiendo yo-- no en favor de la descoordinación, sino de la
coordinación y el auténtico interés de nuestra cooperación en Bosnia. De
ahí que el Grupo Parlamentario Popular --se lo recuerdo a sus señorías--
no hace muchos meses presentara una proposición no de ley en la Cámara a
través de esta Comisión, que además fue aprobada, en el sentido de que en
el concierto internacional se reconociera a España ese esfuerzo.

Así pues, ante esa idea de que la ayuda oficial al desarrollo puede
disminuir en determinados momentos o hay más o menos aportaciones a
organizaciones no gubernamentales, hay que recordar siempre, como le
gusta decir a este Gobierno y al anterior en repetidas ocasiones, que no
se subvencionan organizaciones no gubernamentales, que se subvencionan
proyectos, que se estudia la viabilidad de dichos proyectos, etcétera. No
es una excusa la ayuda humanitaria ni la cooperación al desarrollo para
que pervivan determinadas estructuras que a veces, desgraciadamente, nada
tienen que ver con esto. De ahí los casos de corrupción a los que se ha
referido el señor Campuzano que han sido denunciados por un español y que
me imagino están siendo objeto de estudio por parte de la comunidad
internacional.

Esa proposición no de ley --y con esto termino, señorías, esta primera
intervención-- venía a instar al Comité de Ayuda al Desarrollo para que
las aportaciones de España, de extraordinaria importancia en lo
económico, en lo humanitario y en lo social, contabilizaran como ayuda
oficial al desarrollo, porque no parece demasiado razonable que se
contabilicen ese tipo de aportaciones por la vía bilateral, que un país
que tenga intereses bilaterales en una determinada región pueda
contabilizar como ayuda oficial al desarrollo esas aportaciones a sus
Fuerzas Armadas y no sea así por vía multilateral. Es una opción que
España ha tomado, en Bosnia en concreto y en otros lugares del mundo, que
es estar muy de acuerdo y muy coordinado con el conjunto de la Unión
Europea --como ha dicho el señor secretario de Estado-- y con el conjunto
de la comunidad internacional. Estas son las mejores recetas para ser
realmente eficaces.




El señor PRESIDENTE: El señor secretario de Estado tiene la palabra para
contestar a los distintos grupos parlamentarios.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COOPERACION INTERNACIONAL Y PARA
IBEROAMERICA (Villalonga Campos): Coincido con las palabras del señor
Izquierdo en relación con el origen del conflicto de Bosnia. De todas
formas, el origen de este conflicto no es el objeto de esta
comparecencia, pero es evidente que tras la caída del comunismo, las
estructuras de convivencia desaparecen, surgen unos nacionalismos
radicales que no quieren vivir en común y que hacen de la lengua y de la
religión del pueblo su razón de ser. De ahí el estallido del conflicto.

No puedo compartir la aseveración de que Bosnia no ha sido prioritaria
para la cooperación española; sólo con las cifras superiores a los
120.000 millones de pesetas invertidos por la sociedad española en aquel
país se ha convertido en el primer recipiendario de cooperación. Por
tanto, creo que ha sido más que prioritario. Nunca he dicho que fuesen
criterios de historia, sino todo lo contrario. Precisamente por no ser
criterios históricos y sí criterios de solidaridad de la sociedad
española y un compromiso firme con Europa y con la construcción europea,
esa prioridad se ha traducido en esas cifras.

Por otro lado, es cierto que, aunque esos 100.00 millones de pesetas
invertidos en fuerzas para el mantenimiento de la paz en Bosnia no
contabilizan como ayuda oficial al desarrollo, ese esfuerzo ha sido
reconocido por la comunidad internacional, y nos encontramos entre los
cinco primeros donantes para Bosnia-Herzegovina dentro de la Unión
Europea. Ese reconocimiento del papel de España ha dado lugar al
nombramiento de altos representantes de Naciones Unidas para Bosnia,
concretamente el ex ministro Westendorp y la presencia, por ejemplo, para
monitoriar las elecciones municipales en Sarajevo del ex alcalde de
Valencia Ricardo Pérez Casado.

Además, he de decirles a SS. SS. que estén tranquilos, que las posibles
denuncias de corrupción realizadas por el señor Westendorp no afectan
para nada a la ayuda española ni a los proyectos que España tiene en
Bosnia-Herzegovina, esto lo hemos podido comprobar. Quiero decir también
que las iniciativas han sido grandes. Muy fuerte fue el movimiento
asociacionista catalán, más que la ayuda oficial dada por las
instituciones catalanas, las organizaciones no gubernamentales, el
movimiento popular, ése fue fuerte de verdad. Pero ha habido donaciones y
convoyes de numerosos ayuntamientos desde el País Vasco hasta Andalucía,
movilizaciones de escuelas, colectivos de sanitarios y organizaciones no
gubernamentales que han puesto en marcha la asistencia a
Bosnia-Herzegovina.

Para darles algunos datos les diré que las cifras previstas, tal y como
he dicho en la comparecencia, para Bosnia-Herzegovina por parte de la
Agencia este año ascienden a 2.200 millones de pesetas. En el ejercicio
pasado fueron numerosos los envíos de medicamentos a Split, en Croacia;
hemos realizado ayuda directa y a través de agencias de Naciones Unidas;
hemos enviado material logístico al campo de refugiados en Drubava, en
Croacia; hemos enviado medicamentos --contestando a la pregunta de ayuda
humanitaria-- al Instituto de Protección de la Salud de Belgrado, en
Serbia-Montenegro, por 10.170.000 pesetas; hemos reconstruido una
residencia de estudiantes en la universidad de Bitola, en
Serbia-Montenegro, por tres millones de pesetas; refinanciación del
llamamiento del Acnur para la asistencia de refugiados en
Bosnia-Herzegovina, Croacia, Serbia-Montenegro, por 70 millones de
pesetas; hemos contribuido para trabajos de reconstrucción y de
rehabilitación en el IMG por tres millones y medio de pesetas; hemos
contribuido con el Comité Internacional de



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la Cruz Roja para un programa regional con 15 millones; hemos contribuido
al llamamiento de Naciones Unidas, VNU, con 22 millones de pesetas.

Asimismo, hemos trabajado con el MPDL, con Médicos del Mundo, con Acción
internacional contra el hambre, con Cruz Roja española, y con el
Ayuntamiento de Barcelona numerosas veces, estamos contribuyendo para la
rehabilitación de un centro sanitario en Pru Jun con el MPDL; hemos
realizado envío de ayuda humanitaria con Paz ahora a Bosnia-Herzegovina
por 30 millones de pesetas; hemos contribuido con Cruz Roja española con
300 millones de pesetas; hemos realizado envíos de ayuda humanitaria por
20 millones de pesetas, también con el MPDL; hemos contribuido al Comité
nacional Unicef España para acciones en Bosnia-Herzegovina con 30
millones, por un total con ONG de cerca de 300 millones de pesetas.

También hemos trabajado con el Gobierno Vasco y sus contribuciones con
Acnur, con el Ayuntamiento de Getafe y de Coslada, con el Ayuntamiento de
Zaragoza, etcétera. De manera que puedo afirmar que es una ayuda y un
esfuerzo de cooperación que ha sido prioritario, como así nos lo
demandaba la sociedad española y no podía ser de otra forma.

He de decir a SS. SS. que espero que en la reunión que esta tarde están
manteniendo con el Comité de Ayuda al Desarrollo, que está realizando el
examen de la ayuda española tras el último del año 1994, puedan haber
expresado el justo deseo de que las contribuciones realizadas en
operaciones del mantenimiento de la paz se contabilicen como ayuda
oficial al desarrollo. En el caso de Bosnia ha sido evidente; la labor de
nuestros soldados y de la Guardia Civil ha ido más allá de lo que es una
operación de paz, pues ha realizado labores de reconstrucción de puentes,
de carreteras, labores asistenciales, etcétera.

La Administración, y yo personalmente, acabamos de tener un almuerzo de
trabajo con los representantes del CAD que vienen a hacer el examen de la
ayuda española. Les he insistido en la necesidad de que se contabilicen
esas contribuciones como AOD. Tenemos de nuestro lado a países como
Holanda, Francia y Alemania, si bien hay algunos otros de la comunidad de
donantes de la OCDE que se oponen a ello, precisamente los que no envían
ayuda con fuerzas armadas bajo cobertura de Naciones Unidas; por ejemplo,
Japón mantiene una postura firme de no querer contabilizar como AOD las
contribuciones a través de las operaciones de mantenimiento de la paz.

Creo que el CAD incluirá en la próxima reunión, como uno de los puntos a
discutir dentro del orden del día, la nueva consideración de las
operaciones de mantenimiento de la paz como ayuda oficial al desarrollo.

Ya se hizo en el año 1993 y fracasó, y espero que en esta ocasión, dada
la naturaleza de las operaciones de mantenimiento de la paz que han
tenido lugar en el mundo, decidan incluirlo como ayuda oficial al
desarrollo y contabilizarlo.

Estoy de acuerdo en que es absolutamente prioritario tener una
representación diplomática en Bosnia-Herzegovina, viene siéndolo desde
hace tiempo, desde el año 1991. Precisamente vamos a abrir la embajada en
Sarajevo, cuando concluyan los últimos trámites. Por lo demás, he de
decirles que nuestras contribuciones al IMG no son de 8 millones, eso fue
en la primera conferencia de donantes, hoy en día, entre la primera y la
segunda, contabilizan 17 millones de dólares. Estoy completamente
convencido de que es necesario animar a nuestra clase empresarial para
que participe de esos instrumentos privilegiados de créditos
concesionales en la reconstrucción de Bosnia-Herzegovina. La falta de
tradición histórica y también el hecho de que sea un territorio con una
estabilidad política incierta de cara al futuro y con una paz que está
garantizada por la presencia de fuerzas internacionales y no tanto por
esa voluntad política que faltaba y que ha hecho fracasar muchas veces
los proyectos de reconstrucción en los acuerdos de Dayton en puntos muy
concretos, quizá sea un elemento negativo para animar a nuestra clase
empresarial. Sin embargo, las condiciones son buenas y los créditos están
disponibles. Se ha utilizado parte de ellos pero queda otra parte
importante para ser empleada y, por supuesto, yo animaría a la
Administración y a nuestra clase empresarial, repito, a que participasen
activamente en la reconstrucción de Bosnia y en la de todo el este.

Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores hemos elaborado, por primera
vez en la historia de la diplomacia española, un plan de cooperación con
los países del este, que abarca las repúblicas ex soviéticas, Rusia y la
Europa del este más cercana, con especial incidencia en Bulgaria y
Rumania. Este plan espero que abra nuevas vías de acción en materia de
cooperación a nuestras organizaciones no gubernamentales y que acerque
más aquellas sociedades a las nuestras. Quizá tenemos un déficit de
acción en la Europa del este pero esperamos que con este plan, que será
modesto al principio pero realista, y para el año próximo contará con un
presupuesto de cerca de 1.700 millones de pesetas, demos el primer paso
de una acción diplomática de cooperación real en un mundo que cada día se
ve más cercano a nosotros y que, en la medida en que la ampliación de la
Unión Europea va avanzando, vamos a tener muy integrado dentro de los
esquemas de cooperación.




El señor PRESIDENTE: Señor Campuzano, tiene la palabra muy brevemente.




El señor CAMPUZANO I CANADéS: Muy brevemente, señor presidente,
simplemente para decirle al señor secretario de Estado que sería
interesante, para ilustrar la información que nos ha dado oralmente de
colaboraciones con determinadas ONG y otras administraciones, que nos la
hiciese llegar por escrito, para tener una visión más de conjunto,
porque, como decía en mi intervención, no dudo que se haya producido una
ayuda en el terreno de la cooperación en el sentido más estricto, pero la
sensación que nos queda es que seguramente nos hubiésemos podido
comprometer más. Esa es ya una valoración absolutamente política, en
función de las prioridades, pero nuestro grupo agradecería que pudiésemos
tener esta información precisa, que abarca desde que se inició el
conflicto hasta hoy mismo, respecto a cuáles han sido las subvenciones
que se han canalizado a través de ONG y ayuntamientos. Y, evidentemente,
si tenemos oportunidad de coincidir en algún debate sobre los orígenes
del conflicto de Bosnia-Herzegovina



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y en los Balcanes, podemos profundizar en estas apreciaciones, que
entiendo son diferentes.




PREGUNTAS:



--DEL SEÑOR FUENTES GALLARDO (GRUPO SOCIALISTA DEL CONGRESO), SOBRE LA
SITUACION DE COFINANCIACION DE LOS PROYECTOS PRESENTADOS POR LAS
ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES (ONG) EN LOS PAISES DE LA UNION EUROPEA
(UE) (Número de expediente 181/000889).




El señor PRESIDENTE: Pasamos al tercer punto del orden del día,
contestación a la pregunta sobre cofinanciación de los proyectos
presentados por las organizaciones no gubernamentales en los países de la
Unión Europea. Para su planteamiento, tiene la palabra el señor Fuentes
Gallardo, del Grupo Socialista.




El señor FUENTES GALLARDO: Señor presidente, veamos si este ambiente
familiar que tenemos últimamente en la Comisión sirve para relativizar
algunas de las posiciones del secretario de Estado. Ambiente familiar que
se está repitiendo, porque ya son muchas las reuniones en que al final
estamos presentes tres grupos parlamentarios, además del secretario de
Estado, que esperamos que comparezca más por esta Comisión. La verdad es
que una vez tras otra --y por lo menos hay que resaltarlo-- estamos
asistiendo tres grupos parlamentarios, y después los que menos vienen a
la Comisión parece que son los que más interés tienen en los temas de
cooperación, a veces se da esa paradoja. Pero, repito, vamos a ver si
este ambiente cuasi familiar relativiza las posiciones, porque mi
pregunta, y voy a hacer la exposición desde el principio, versa sobre un
tema controvertido en el que hay diversas posiciones, por lo que, aunque
ya conocemos la del secretario de Estado, sería bueno que se aclarase.

En nuestra opinión, el número de líneas presupuestarias que tiene la
Unión Europea para las ONG, en general, ha crecido de forma considerable
últimamente, sobre todo aquellas que son líneas presupuestarias para las
ONG vinculadas a la cooperación al desarrollo. Tanto es así que en 1989
se creó la Dirección General de Desarrollo, dentro de la Unión Europea.

En estos momentos, y según nuestros datos, en la Unión Europea hay 17
líneas de financiación, de las cuales una sola exige cofinanciación con
fondos privados, exactamente la línea B7-6.000, con un volumen de 160
millones de ecus asignados a participación comunitaria en proyectos
destinados a países en vías de desarrollo realizados por las ONG. Ahí sí
es obligatoria una cofinanciación del 15 o el 20 por ciento, pero en las
16 restantes no se exige cofinanciación. No voy a citar las 16, pero sí
algunas que son muy importantes.

Por ejemplo, en una línea de ayuda y seguridad alimentaria, con un
importe muy elevado, 530 millones de ecus, no se exige cofinanciación. O,
por señalar otra importante, la línea B7-641, para rehabilitación y
reconstrucción en los países en vías de desarrollo, con 62 millones de
ecus, tampoco necesita cofinanciación. O la línea de ayuda a poblaciones
desarraigadas en países en vías de desarrollo de América Latina y Asia,
de casi 60 millones de ecus, que no exige cofinanciación. Y hay una muy
importante
--usted la conocerá perfectamente--, la línea llamada Meda, de las
reformas estructurales, sociales y económicas en países de la cuenca
mediterránea, que no exige cofinanciación a pesar de su elevada cantidad
de 836 millones de ecus. O las acciones comunitarias vinculadas al
acuerdo de la OLP con Israel, por 50 millones de ecus, que tampoco exige
cofinanciación.

¿Qué es lo que nosotros deducimos de todo esto? En este contexto y con
estos datos --y sin pretender que no tenga argumentos el secretario de
Estado cuando ha definido en otras ocasiones sus posiciones--, parece
claro que la Unión Europea otorga una prioridad a la urgente necesidad de
financiar las actividades en los países en vías de desarrollo a través de
las ONG sobre la necesidad de anteponer criterios de cofinanciación. Así,
la obligatoriedad que tienen las ONG españolas de cofinanciación las
coloca en una situación de desventaja con respecto a otras ONG europeas.

Este es el objetivo de la pregunta. Pero después he estado releyendo su
texto y no sé si la he formulado --y entono mi mea culpa si no es así--
correctamente, porque es verdad que puede darse otra interpretación. De
todas formas, aceptaría gustosamente la respuesta a las dos posibles
interpretaciones de mi pregunta o a la que pueda ser, y a la que quede
pendiente le pediría al señor secretario de Estado que me la haga llegar
más tarde, porque, repito, es verdad que se podía interpretar en el
sentido de cómo está estableciendo cada país en concreto, con sus ONG
vinculadas al desarrollo, la necesidad o no de cofinanciación. Repito que
me he dado cuenta con posterioridad de este error y lo pongo de
manifiesto en este momento.

En todo caso, tanto esta pregunta como otras muchas que presentamos en
esta Comisión no las planteamos como un elemento de confrontación sino,
primero, para ilustrarnos y, segundo --tampoco pequemos de ingenuos--,
para, después de la información que nos dé el representante del Gobierno,
tomar las iniciativas que estimemos oportunas. Por eso, repito, como lo
que nos importa es la información, si la interpretación que ha hecho el
secretario de Estado --que está en su derecho de hacerla así, porque
reconozco que puede ser ésa-- es cuál es la situación de cada país
respecto a sus propias ONG con los presupuestos, le agradezco la
información que me dé. Si me proporciona la que le he pedido ahora
también se lo agradezco y, si no puede dármela, le rogaría que en otra
ocasión, en el futuro, me la proporcione, porque las dos cosas son
importantes: el hecho de cómo cada país establece la necesidad de
cofinanciar y también el saber que de las 17 líneas para las ONG de
desarrollo en la Unión Europea, una sola exige cofinanciación, las 16
restantes no la exigen, con lo cual hay una deducción sencilla de hacer,
que suponiendo que la cofinanciación fuera necesaria o un elemento a
discutir, la prioridad de la Unión Europea no va por ahí. Primero quiere
hacer líneas para la cooperación al



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desarrollo y, en segundo término, se plantea el discutir el tema de la
cofinanciación, que es lo que hace, repito para no reincidir más en este
tema, que de 17 líneas una sola la exige y las 16 restantes no necesitan
cofinanciación.

Nada más, señor presidente.




El señor PRESIDENTE: Para responder a la pregunta tiene la palabra el
señor Villalonga.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COOPERACION INTERNACIONAL Y PARA
IBEROAMERICA (Villalonga Campos): Señor Fuentes, yo le enviaré los datos,
si quiere, por escrito, si no, me comprometo a venir a esta Comisión para
explicar cada uno de los mecanismos de financiación bilateral puestos en
marcha por los países de la Unión respecto a las ONG nacionales, que son
variados, pero he de decirle que casi todos ellos exigen cofinanciación
bilateralmente. Ya lo he dicho muchas veces, la propia palabra
organización no gubernamental quiere decir que no se financia con fondos
públicos y que, por tanto, cofinanciación tiene que existir.

Respecto a la situación de la cofinanciación en los proyectos presentados
por ONG y las líneas de cooperación de la Unión Europea, como usted bien
ha dicho, el sistema de financiación a proyectos de la Unión Europea es
muy elaborado en función de las líneas, pero la básica es la línea de
cofinanciación de proyectos, de desarrollo en los países en vías de
desarrollo y de sensibilización en Europa, con cargo a la cual se
cofinancian todo tipo de actuaciones de las ONG comunitarias. Como usted
sabe, la contribución de la Comisión no puede exceder del 50 por ciento
del costo total del proyecto, excepcionalmente un 75 por ciento, y se
dirige a la realización de todo tipo de proyectos encaminados a elevar
las condiciones de vida, por parte de la Comisión, de las poblaciones
beneficiarias en los países en vías de desarrollo.

Una pequeña parte de los recursos de esta línea, aproximadamente un 10
por ciento, se dirige a cofinanciar actividades de formación y programas
de educación para el desarrollo en los Estados miembros, dentro de esta
gran línea, con el objetivo de sensibilizar a la opinión pública europea.

Después hay numerosas líneas sectoriales, y cada una de ellas, como usted
ha dicho, tiene su particular tramitación, que puede en algunos casos, no
siempre --la norma general no es la financiación al cien por cien--,
llegar a cubrir el cien por cien del coste de los proyectos
subvencionados. Estas son las líneas sectoriales que cubren actividades
de ayuda alimentaria --lógico--, de ayuda humanitaria, de rehabilitación
y de reconstrucción, asistencia a refugiados --no vamos a pedir
cofinanciación a una organización no gubernamental para que asista a
refugiados--, democratización y derechos humanos, el Meda --que, por
cierto, se ha utilizado poquísimo de lo presupuestado--, cooperación
descentralizada, la lucha contra el racismo, la xenofobia, acciones en
favor de emigrantes, medio ambiente, sanidad, mujer y desarrollo.

En la actualidad, la Unión está procediendo, además, a una reforma de sus
líneas de financiación a organizaciones no gubernamentales en aras a una
mayor simplificación y homogeneización de criterios. El grupo de trabajo
y desarrollo del Consejo ya ha procedido, en sucesivas lecturas, a la
discusión de un nuevo reglamento de cofinanciación de ONG elaborado por
la Comisión, que yo puedo traer también aquí para que se estudie. En el
futuro es de prever una ampliación de los fondos destinados a estas
actividades y muy posiblemente una reducción y simplificación, como
decía, del número de líneas sectoriales existentes, creando un modelo
común de expediente de tramitación. Para lo que sean proyectos de
desarrollo estrictamente seguirán exigiéndose las condiciones de
cofinanciación al 50 por ciento y excepcionalmente hasta el 75 por
ciento. Las acciones para refugiados, emigrantes, sensibilización,
posiblemente tengan la excepción de que se pueda llegar al cien por cien.

Sobre la actuación de las ONG españolas, en función de las estadísticas
de que disponemos, podría decirle que podemos constatar cierto retraso,
comprensible, por un lado, ya que nuestras ONG no tuvieron acceso a la
financiación europea hasta 1986. Así, en el período de 1976 a 1993 26
organizaciones no gubernamentales españolas, un 3,9 por ciento del total,
recibieron financiación comunitaria para 215 proyectos, es decir,
representaron sólo un 3,85 por ciento, por un montante global de 41
millones de ecus, que equivale a un 5,81 por ciento del monto total de la
Unión; todos estos datos también se los puedo facilitar. Sin embargo,
desde 1993 las ONG españolas sí están recuperando el retraso de años
anteriores, y ya en 1994, es el último año del que disponemos de
estadísticas completas, la participación había ascendido notablemente. En
ese año, sobre un total de 285 ONG subvencionadas por la Unión, 15 eran
españolas y habíamos pasado del uno al 5,26 por ciento para 38 proyectos,
un 6,34 por ciento, y con una financiación de 10.800.000 ecus. Esos casi
11 millones de ecus supusieron un 8,3 de la financiación total
comunitaria destinada a ONG frente al 5 por ciento del período anterior,
porcentaje superior a la participación española en el presupuesto total
comunitario, que, como usted sabe, ronda el 6 por ciento.

Comparando con otros países, los Estados comunitarios que alcanzan
mayores cifras son, evidentemente, los cuatro grandes, el Reino Unido,
Alemania, Italia y Francia, que va por delante, con unas cifras que
oscilan desde los 20 millones de ecus en 1994 en el caso de Italia. De
entre los Estados pequeños de la Unión, las ONG belgas son las que hacen
un uso más activo de la cofinanciación comunitaria, con un montante
global del 13 millones de ecus; por ejemplo, en 1994, según las
estadísticas de que disponemos, las ONG belgas doblaron con creces la
cantidad recibida por su más inmediato seguidor, Holanda, que no superó
los 7 millones de ecus. También quiero decirle que es como ha estado
operando la Agencia Española de Cooperación; a la hora de hacer ayuda
humanitaria, ayuda alimentaria no exigimos cofinanciación a Cruz Roja,
hacemos la ayuda directamente. No pedimos que Cruz Roja financie parte de
un proyecto, un 20 por ciento, según las bases; sí lo hacemos en
proyectos para el desarrollo. Yo creo que eso es sano y es bueno, y,
además, se está produciendo un fenómeno de concentración de las
organizaciones



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no gubernamentales españolas subvencionadas por la Agencia.

Hay una asignatura pendiente, que es la cooperación descentralizada.

También espero tener pronto ante esta Comisión una iniciativa que permita
coordinar un poco más objetivos geográficos, sectoriales y facilitar a
nuestras administraciones locales, ya sean autonómicas, provinciales o
municipales, el desarrollo de los programas de cooperación con una
metodología, con un marco lógico, con una posible evaluación anterior.

Posiblemente, antes de que finalice el año podré presentar ante esta
Comisión alguna iniciativa relativa a la cooperación descentralizada que
facilite y que racionalice esa cooperación descentralizada de nuestros
ayuntamientos, que también será bueno para la marcha de las
organizaciones no gubernamentales. Creo que ha sido buena la medida que
tomamos al principio de este Gobierno de modificar las bases y exigir una
cofinanciación para proyectos financiados con fondos públicos. Las
grandes, no por tamaño sino por tradición, organizaciones no
gubernamentales, las fuertes, lo han recibido bien, incluso nos reclaman
ahora un paso más, que yo espero que podamos dar después de que se
apruebe la ley de cooperación, que es la posibilidad de financiación
plurianual sólo para algunas organizaciones no gubernamentales, las
cinco, seis, siete grandes en cuanto a capacidad, esto lo haremos
también. Pero creo que ha sido bueno, repito, el efecto que ha tenido la
exigencia de cofinanciación. Ha habido un fenómeno de concentración de
las organizaciones no gubernamentales y, lógicamente, ha aumentado la
calidad de los proyectos financiados por parte de la Agencia.

Todo esto demuestra que la cooperación, a pesar de ser un movimiento
solidario, hoy en día es un movimiento que tiene que estar
profesionalizado, y requiere, aparte de ese impulso solidario, estudio,
preparación y conocimiento; se ha convertido en un campo en el que el
objeto de acción no es simplemente un impulso religioso y voluntarista,
sino que implica gran responsabilidad de acción, contribuir al desarrollo
de los países menos favorecidos en planes que a veces son de género de
infancia, de educación, que requieren, repito, preparación y
fortalecimiento de nuestras organizaciones no gubernamentales.

Uno de los elementos que hay que destacar es la creciente capacitación de
nuestras ONG, su inserción dentro de las grandes corrientes de
organizaciones no gubernamentales europeas u occidentales y, sobre todo,
especialización y profesionalización de la cooperación descentralizada en
lo que a organizaciones no gubernamentales se refiere. En eso también ha
tenido que ver algo, y tendrá que ver sin duda, la cofinanciación.




El señor PRESIDENTE: Señor Fuentes, tiene la palabra.




El señor FUENTES GALLARDO: Sólo treinta segundos.

Efectivamente, es razonable que la ayuda humanitaria y la ayuda de
emergencia sea al cien por cien --usted ha puesto de ejemplo la Cruz Roja
en España--, pero sabe perfectamente que las líneas B7-641, 321 y 6.200
no tienen nada que ver con ayuda humanitaria y ayuda de emergencia y no
tienen ningún tipo de cofinanciación. Dice que es lógico que la ayuda
humanitaria y la ayuda de emergencia no tengan cofinanciación y las demás
sí. Pero hay muchos programas que no son de ayuda humanitaria ni de
emergencia, programas como los que he mencionado, que no necesitan
cofinanciación.

Por último, la cofinanciación es un concepto que tiene por lo menos dos
significados. Una parte de la cofinanciación tiene que ser con fondos
públicos y no se puede restringir la otra parte que cofinancia a fondos
privados. Otra cosa es que se esté de acuerdo o no, pero cofinanciación
también puede consistir en una parte con fondos del Estado y otra parte
con fondos públicos de otra administración; eso también es
cofinanciación. Cofinanciación, insisto, no es solamente una parte
pública y otra privada; también pueden cofinanciar varias
administraciones públicas: Unión Europea, gobierno de un Estado,
comunidad autónoma o ayuntamiento. Eso también es cofinanciación. Lo digo
para ser riguroso en la expresión y no restringir el significado de la
palabra cofinanciación solamente a financiación pública complementada con
privada, también pueden cofinanciar varias administraciones públicas.




El señor PRESIDENTE: Para cerrar el debate, tiene la palabra el señor
Villalonga.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE COOPERACION INTERNACIONAL Y PARA
IBEROAMERICA (Villalonga Campos): Estoy de acuerdo con el señor Fuentes,
pero la naturaleza de lo que hacemos desde España es muy parecido.

Hacemos programas de formación de cuadros políticos, por ejemplo ahora en
Guatemala, y lo financiamos al cien por cien, pero en lo que son
estrictamente proyectos de desarrollo exigimos una cofinanciación; frente
a la Unión Europea o frente a Gran Bretaña, que exigen el 50 por ciento
de fondos privados, nosotros pedimos simplemente el 20 por ciento y, en
algunos casos excepcionales, cuando consideramos que es de alto interés
social, pedimos tan sólo el 5 por ciento.

Además, creo que es bueno, porque las organizaciones no gubernamentales
mantienen así el contacto con la sociedad civil. Si creamos mecanismos de
financiación de organizaciones no gubernamentales con fondos públicos
exclusivamente, las convertimos en dependencias oficiales con dinero
público. Esa exigencia de que sean financiadas por la sociedad civil, por
cuotas, por el movimiento de solidaridad, las pone en guardia, las
actualiza, responden mejor a la llamada de la sociedad civil, que es al
fin y al cabo la que confía en ellas. La razón de ser del nacimiento de
las organizaciones no gubernamentales era precisamente escapar de la
financiación con fondos públicos exclusivamente y confiar en la sociedad
civil, que a través del esfuerzo solidario crease sus propias
organizaciones. Ese es el motivo.

No creo que la situación aquí en España sea dramática, y estamos
exigiendo, bastante responsablemente, porcentajes de cofinanciación
privada o civil muy pequeños, que



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permiten que muchas organizaciones no gubernamentales participen de
fondos públicos para financiar sus programas. Además, sin duda esto las
conecta mejor con esa sociedad civil que dicen que representan; si no, no
veo la conexión entre organizaciones no gubernamentales y sociedad civil,
estaríamos creando funcionarios de otra naturaleza, con otro tipo de
formalización contractual, pero al fin y al cabo funcionarios. La razón
de ser de las ONG, su eficacia en el campo y su capacidad rápida de
respuesta a las exigencias de la ciudadanía vienen precisamente de salir
de la ciudadanía y no de los fondos públicos.




El señor PRESIDENTE: Agotado el orden del día, señorías y dando las
gracias de nuevo al señor Villalonga por su comparecencia, se levanta la
sesión.




Eran las cinco y cincuenta y cinco minutos de la tarde.