Ruta de navegación

Publicaciones

DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 225, de 19/05/1997
PDF





CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL



CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1997 VI Legislatura Núm. 225



POLITICA SOCIAL Y EMPLEO



PRESIDENTE: DON JERONIMO SAAVEDRA ACEVEDO



Sesión núm. 16



celebrada el lunes, 19 de mayo de 1997



ORDEN DEL DIA:



Comparecencia de los señores que se relacionan a continuación para
informar del Acuerdo Interconfederal para la Estabilidad en el Empleo,
alcanzado entre la Patronal y los sindicatos. A solicitud de los grupos
parlamentarios Popular, Socialista, Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, Catalán (Convergència i Unió), Mixto Vasco (EAJ-PNV) y
Coalición Canaria.




--Secretario General de la Unión General de Trabajadores (UGT), señor
Méndez Rodríguez. (Número de expediente 219/000152.)



--Secretario General de Comisiones Obreras (CC. OO.), señor Gutiérrez
Vegara. (Número de expediente 219/000153.)



--Presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales
(CEOE), señor Cuevas Salvador. (Número de expediente 219/000154.)



Página 6468




Se abre la sesión a las cinco y cinco minutos de la tarde.




El señor VICEPRESIDENTE (Peralta Ortega): Señorías, vamos a dar comienzo
a la sesión de esta Comisión de Política Social y Empleo cuyo orden del
día, como todos ustedes saben, viene constituido por la comparecencia de
don Cándido Méndez, Secretario General de la Unión General de
Trabajadores; don Antonio Gutiérrez, Secretario General de la
Confederación Sindical de Comisiones Obreras, y don José María Cuevas,
Presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales,
con el objeto de informar de los recientes acuerdos suscritos por los
mismos. Tengo que informarles que el representante de Cepyme ha
agradecido la invitación que le fue formulada por todos los grupos
parlamentarios pero, como no puede comparecer, delega su representación
hoy en esta sesión en don José María Cuevas, Presidente de la CEOE.

Antes de entrar en el orden del día permítanme, señorías, que en nombre
de la Comisión dé la más cordial bienvenida a quienes hoy comparecen en
su calidad de protagonistas principales y cotidianos de algo tan
importante en la vida de todos los ciudadanos como es el mundo laboral.

Sin duda esta bienvenida es especialmente cordial cuando tiene como
contenido informarnos de un acuerdo que, con independencia de otras
valoraciones, todos podemos considerar que es muy importante. Creo que
expreso la opinión de todos los miembros de esta Comisión si manifiesto
nuestro deseo de que los objetivos que se persiguen en este acuerdo de
mayor y mejor empleo puedan ser realidad. De acuerdo con los
comparecientes, les recuerdo que va a intervenir en primer lugar don
Cándido Méndez, a continuación don José María Cuevas y finalmente don
Antonio Gutiérrez. Terminada la intervención de los comparecientes tendrá
lugar un turno de portavoces por orden de menor a mayor. Finalmente, en
la medida en que lo estimen oportuno y haya sido formulada alguna
pregunta o consideración, cualquiera de los comparecientes podrá
intervenir. Quiero recordar asimismo a todas SS. SS. y a los medios de
comunicación que en el día de mañana está prevista otra sesión de la
Comisión de Política Social y Empleo en la que comparecerá el Ministro de
Trabajo con el objeto de, aparte de tocar otros temas, hacer una
valoración desde la perspectiva del Gobierno de este reciente acuerdo
suscrito por las organizaciones sindicales y empresariales.

Dicho esto, en primer lugar tiene la palabra don Cándido Méndez.




El señor SECRETARIO GENERAL DE LA UNION GENERAL DE TRABAJADORES (Méndez
Rodríguez): En primer término quiero, lógicamente, agradecer el interés y
la cortesía del Parlamento a la hora de solicitar que comparezcamos ante
la Comisión los que hemos conseguido el acuerdo para la estabilidad en el
empleo en la negociación colectiva, en este horizonte de tramitación
parlamentaria y traducción legislativa del contenido del mismo.

Quiero empezar mi intervención manifestando ante la Comisión las razones
por las cuales hemos decidido iniciar este proceso de negociación y al
final hemos alcanzado el acuerdo que venimos aquí a presentar. Tres
objetivos concretos se han perseguido con estos acuerdos: dar estabilidad
al empleo, reformar y racionalizar la estructura de la negociación
colectiva y resolver los vacíos de cobertura provocados por la derogación
de las ordenanzas y reglamentaciones franquistas, extendiendo la
negociación colectiva hasta sus últimos niveles. En un plano más general
hay, sin embargo, otras razones de índole más esencial que a mi juicio
han estado en todo momento en la mente de los que tenemos la
responsabilidad de realizar negociaciones como la que con éxito hemos
desarrollado.

Primero, recuperar para el terreno de la autonomía de los agentes
sociales (empresarios y sindicatos) la capacidad reguladora de las
relaciones laborales. Quiero resaltar en este aspecto que hemos dado
pruebas suficientes de esa capacidad, no sólo por la importancia
intrínseca de los temas acordados y por la enorme complejidad de llegar a
un acuerdo entre sindicatos y empresarios sobre materias tan difíciles y
vidriosas, sino sobre todo porque estos acuerdos tienen una dimensión más
amplia y profunda que los obtenidos durante la etapa de concertación
social desarrollada en los años ochenta. Me refiero a que materias que
habían quedado apuntadas y estaban pendientes desde los primeros acuerdos
de 1978 y 1979, como la racionalización de la estructura de la
negociación colectiva y la sustitución de las obsoletas ordenanzas y
reglamentaciones de trabajo, han sido abordadas de forma decisiva en
estos acuerdos. Otras cuestiones como la reducción de la temporalidad del
empleo y el funcionamiento de la institución del despido por causas
objetivas estaban pendientes desde hace más de diez años. Estos acuerdos,
por tanto, tienen un contenido más estructural y profundo y abarcan
terrenos más amplios que los desarrollados en la década de los ochenta La
segunda de las grandes razones de estos acuerdos ha sido dotar a la
sociedad española de un marco de relaciones laborales que esté a la
altura de los desafíos que se derivan de nuestra mayor integración
económica y nuestra pertenencia a la Unión Económica y Monetaria. Quiero
resaltar que en mi opinión, además de cumplir plenamente con los
criterios de convergencia, la economía española tiene que demostrar la
capacidad para resolver cuestiones estructurales que van a tener una gran
trascendencia para garantizar nuestras posibilidades de permanecer con
éxito dentro del entorno de la Unión Monetaria. Es en este sentido en el
que considero que los acuerdos recientes entre los interlocutores
sociales pueden tener un valor más estructural que el cumplimiento de los
criterios de convergencia en una fecha concreta. Sin ser un pacto de
rentas ni hablar de las mismas, estos acuerdos ponen las bases para
asegurar que los agentes sociales tienen en España suficiente capacidad
como para establecer pautas que permitan adaptarse a las reglas de juego
dentro de la Unión Monetaria. Este mensaje ha sido recibido creo que con
interés en toda Europa.

El acuerdo interconfederal para la estabilidad en el empleo, por
referirme al primer bloque de los contenidos de este acuerdo, contiene
tres grupos de cuestiones. En primer lugar, una reforma del vigente marco
de contratación laboral



Página 6469




con la finalidad de devolver la estabilidad al empleo. Para ello se
establece el nuevo contrato para el fomento de la contratación
indefinida, se mejoran las definiciones y reglas de utilización de los
contratos temporales causales (obra y eventual), se recupera el contrato
fijo discontinuo, se promueve el estudio tripartito del funcionamiento de
las empresas de trabajo temporal, se reforman los contratos formativos,
prácticas y sobre todo formación, se mejora la protección social del
trabajo a tiempo parcial y de los jóvenes en formación, se modifica la
definición legal y con ello el funcionamiento de la extinción por causas
objetivas, y se compromete la negociación entre las partes de los temas
relacionados con la duración y organización del tiempo de trabajo. Este
acuerdo, en consecuencia, contiene compromisos de diferente naturaleza.

Por una parte, propuestas al Gobierno y al legislador para que realice
modificaciones legales en el marco normativo de contratación y en la
extinción por causas objetivas; por otra, compromisos entre las partes de
remisión a la negociación colectiva de aspectos concretos de regulación
de estas materias; por último, compromisos para una negociación
subsiguiente en materias como la utilización de las empresas de trabajo
temporal y el tiempo de trabajo. Los otros dos acuerdos no tienen
repercusión legislativa. Creo, no obstante, que es muy importante que los
legisladores y las fuerzas políticas conozcan sus contenidos.

El acuerdo interconfederal sobre negociación colectiva establece un
compromiso de naturaleza obligacional entre las partes para reformar la
estructura de la negociación colectiva. Las materias esenciales de este
acuerdo son: un compromiso para impulsar por las confederaciones una
estructura sectorial más vertebrada y articulada; el diseño o definición
orientativa de los contenidos a regular en la negociación colectiva de
ámbito sectorial estatal; un esquema que define el modelo de articulación
de la negociación colectiva, normas de negociación que ordenan las
materias en los diferentes niveles dentro del ámbito sectorial, algo así
como los músculos que dan fuerza y cohesión al esqueleto; y por último,
una previsión de modificaciones normativas en el caso en que fueran
necesarias para sustentar el esquema ordenado de negociación colectiva
que se pretende.

En suma, estamos ante un instrumento que va a configurar la nueva
estructura de la negociación colectiva, una herramienta que permite
plasmar de forma compatible la centralización necesaria para movernos en
el marco de la Unión Monetaria con la descentralización igualmente
necesaria para hacer posible la adaptación de las empresas. Creo que con
este acuerdo y sobre todo con su posterior desarrollo se superan debates
muy antiguos entre centralización y descentralización de la negociación
colectiva, estableciendo de manera consensuada el modelo más coherente y
eficaz para permitir la adaptación de las empresas, la mejora de las
condiciones de trabajo y la compatibilidad con los objetivos
macroeconómicos.

El acuerdo para la cobertura de vacío, por último, tiene la naturaleza de
un convenio colectivo de eficacia general y directa en su ámbito de
aplicación. El acuerdo cubre, como he mencionado antes, los vacíos de
cobertura de regulación provocados por la derogación de ordenanzas y
reglamentaciones en aquellos sectores en los que aún no hay contraparte
empresarial legalmente constituida para poder negociar convenios
estatales que sustituyen esas antiguas regulaciones. Este acuerdo, cuya
importancia social no es despreciable (da cobertura convencional a más de
800.000 trabajadores), regula cuatro aspectos básicos: la estructura
salarial, las clasificaciones profesionales, la promoción de los
trabajadores y el régimen disciplinario. Es un acuerdo que tiene vocación
de convertirse en regulación subsidiaria, siendo sustituido por convenios
específicos en los más de veinte sectores a los que afecta, mediante un
esfuerzo de las confederaciones firmantes para promover la constitución
de partes legitimadas para negociar. Se prevé, por tanto, un
procedimiento para que al final de su vigencia, cinco años, todos estos
sectores tengan convenios colectivos propios o de aplicación.

Quiero referirme a continuación a la tramitación parlamentaria de los
acuerdos en las materias de los mismos en que corresponde. Comenzaré
destacando la gran importancia política que atribuyo a esta cuestión y,
al mismo tiempo, celebrando el alto grado de consenso alcanzado por las
fuerzas políticas para acordar la forma de tramitación de los mismos.

Creo que estamos ante una gran oportunidad para que las fuerzas
políticas, los grupos parlamentarios, den un espaldarazo definitivo en
nuestro país a la autonomía de las organizaciones sociales en las
materias que les competen. Considero en este aspecto que no hay menoscabo
alguno de la capacidad política del Parlamento si la mayoría más amplia
posible respalda los textos legales que provienen de los acuerdos en su
integridad y en su literalidad. Al contrario, veo en ellos dos activos
políticos de primer orden. Por un lado, esto serviría para consolidar un
marco de entendimiento y de articulación entre organizaciones sociales y
fuerzas políticas. Ambos son ámbitos propios y legítimos de
representación democrática de los intereses colectivos que conviven en
nuestra sociedad. El respaldo parlamentario a lo pactado por las
organizaciones sociales es probablemente una de las mayores muestras de
madurez democrática y de estabilidad política y social que puede dar
nuestro sistema de representación. Por otro lado, el respeto a lo pactado
supone el reconocimiento del esfuerzo ímprobo realizado por las partes
sociales para alcanzar un acuerdo en materia enormemente complicada. A
nadie se le escapa que modificaciones en algunos aspectos sensibles de lo
acordado romperían el difícil equilibrio de los compromisos, lo que
sembraría de dudas las posibilidades de alcanzar nuevos acuerdos cuando
de ellos se deriven necesarias reformas normativas. No sería, en
consecuencia, un resultado positivo que modificaciones de lo pactado a lo
largo del trámite parlamentario pudieran producir una quiebra en la buena
vía que desde hace algún tiempo ha tomado el diálogo social para resolver
equilibradamente los problemas. Reafirmo, en suma, que los acuerdos
sociales constituyen un método para mejorar claramente la eficacia
económica y la eficacia social de lo que todos, fuerzas políticas y
organizaciones sociales, somos plenamente conscientes.




Página 6470




Como complemento necesario a las medidas y modificaciones acordadas en
nuestro sistema de contratación para fomentar la estabilidad del empleo y
la incorporación laboral de los colectivos con mayores dificultades de
acceso al empleo se ha negociado, entre las partes firmantes y el
Ministerio de Trabajo, un conjunto de medidas de apoyo económico a la
contratación indefinida. Para ello se ha elegido un mecanismo eficaz,
transparente y de fácil gestión: la bonificación de las cotizaciones a la
Seguridad Social; una medida que tiene un carácter excepcional tanto por
su duración y por las situaciones que contempla como por la intensidad de
la misma. No se nos escapa que, además de lo acertado de las fórmulas
pactadas para estabilizar el empleo, es importante establecer un apoyo
contundente a la conversión de centenares de miles de empleos que hoy
están cubiertos por contratos temporales para que pasen a estabilizar su
relación contractual mediante la forma de contratos indefinidos. La
excepcionalidad de la medida, su duración acotada y el hecho de que se
dirija solamente a nuevos empleos o a la conversión de los contratos
temporales actualmente en vigor, y no a los que se realicen después,
refuerza la eficacia de la medida para lograr, en un período breve, la
racionalización más profunda posible del empleo en nuestro país. Cuanto
más pase el tiempo sin reducir la temporalidad, mayores son los problemas
económicos y sociales que se provocan sobre el consumo familiar, sobre
las perspectivas vitales y profesionales de los trabajadores, sobre la
competitividad de las empresas tan importante hoy en puertas de nuestra
incorporación a la Unión Monetaria.

Quisiera finalizar mi exposición apuntando algunas cuestiones en relación
con las perspectivas después de la firma y entrada en vigor de los
acuerdos. Me referiré en concreto a dos aspectos: por una parte, la
creación de empleo y, por otra, la estabilidad del mismo. Sobre la
creación de empleo considero que estos acuerdos configuran un clima muy
favorable para ello. Desde el ámbito de las relaciones laborales hemos
puesto las condiciones más apropiadas para invertir y crear empleo. Los
acuerdos, no obstante, no pueden crear empleo no sólo porque las reformas
normativas van encaminadas sobre todo a su estabilidad, sino porque la
regulación del mercado de trabajo puede tan sólo crear un marco adecuado
pero el protagonismo corresponde a la política económica y a las
decisiones de las empresas. En este aspecto es cada vez más urgente e
imperioso que a nivel europeo se aborde con decisión el desarrollo de
políticas económicas coordinadas para el crecimiento y la creación de
empleo. Despejar lo antes posible las incertidumbres sobre la realización
de la Unión Monetaria es, en este sentido, una cuestión esencial pero no
la única. Cada vez más cosas se pueden y se deben hacer desde el nivel
europeo y es preocupante la falta de voluntad política que se observa a
este respecto. Por una parte, creo que hay que reflexionar sobre los
márgenes de compatibilidad entre la estabilidad macroeconómica y la
reducción del desempleo porque la respuesta no puede ser todo de lo
primero y nada de lo segundo. Este debate es especialmente importante
para nuestro país, que es el que presenta el problema más grave en la
Unión Europea. Por otra parte, hay que desarrollar iniciativas de nuestra
época y de gran importancia para el futuro del empleo. Retomar en versión
revisada y con mucha más voluntad política un pacto europeo por el empleo
creo que es imprescindible. Todas las propuestas del Libro Blanco de
Delors deben ser reactivadas, muy en particular las propuestas para
desarrollar un cuarto sector para el empleo en terrenos como los
servicios de proximidad, la mejora de las condiciones de vida, la
protección del medio ambiente y los servicios de ocio y cultura; asimismo
desarrollar mucho más la reflexión sobre la disminución del tiempo de
trabajo que provoca el progreso técnico y sobre lo que vamos a hacer con
nuestro tiempo libre.

Todas estas cuestiones deben ser abordadas en nuestro país. El Gobierno
debe definir mejor cuál es la política macroeconómica que va a combinar
crecimiento y estabilidad, y sobre todo cuáles son las medidas de
política económica que van a permitir la reducción del desempleo y cómo
desarrollar en España políticas para crear nuevos empleos. Las respuestas
hasta ahora, a nuestro juicio, son inexistentes o decepcionantes. Las
empresas españolas, por su parte, deben desarrollar su competitividad
para asegurar un buen desenvolvimiento en el marco de un espacio
monetario único y deben asumir su responsabilidad en materia de creación
de empleo. En este aspecto la mejora de la competitividad no puede seguir
recayendo sobre la reducción continua de las plantillas y debe
reorientarse hacia aspectos productivos, intangibles, de calidad de
diseño, de complejidad, etcétera.

En cuanto a la segunda cuestión, la estabilidad del empleo, tampoco los
acuerdos la agotan. Y en este aspecto quiero referirme a dos temas. Por
una parte, la estabilidad del empleo debe ser un objetivo social de
primer orden, por lo que es preciso que todos los agentes y
administraciones se impliquen en el mismo. Para ello deben desarrollarse
campañas institucionales con participación de los agentes sociales, desde
las diferentes administraciones públicas, que fortalezcan la idea de que
la norma debe ser la estabilidad del empleo y que el uso excepcional de
la contratación temporal debe estar justificado y causalizado. (El señor
Presidente ocupa la Presidencia.) Igualmente en este aspecto deben
acompañarse de un uso más amplio y eficaz de los instrumentos de
vigilancia de las administraciones públicas. Por otra parte, las
empresas, últimas destinatarias de lo pactado, deben cumplir con los
acuerdos haciendo un buen uso de los mismos y aprovechar esta oportunidad
para incorporar el necesario cambio cultural, desde el uso masivo de la
temporalidad a la implantación de la estabilidad de las plantillas. A
partir de ahora socialmente se debería considerar buen empresario a aquel
que se comprometa con la estabilidad del empleo y repudiar
comportamientos basados en la temporalidad injustificada y en la rotación
injustificada de contratos.

Confederaciones empresariales y sindicales hemos asumido nuestra
responsabilidad y hemos hecho nuestro trabajo. Ahora corresponde que
todos participen en su desarrollo y aplicación.

Nada más. Muchas gracias.




Página 6471




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Méndez.

Perdonen SS. SS. que antes de dar la palabra a don José María Cuevas
manifieste mi pesar por el retraso debido a causas ajenas a mi voluntad,
más bien propias de Iberia o de la tecnología.




El señor PRESIDENTE DE LA CONFEDERACION ESPAÑOLA DE ORGANIZACIONES
EMPRESARIALES (Cuevas Salvador): Tú tienes contrato temporal. (Risas.) El
señor PRESIDENTE: Tengo puesto fijo en los vuelos.

Tiene la palabra don José María Cuevas.




El señor PRESIDENTE DE LA CONFEDERACION ESPAÑOLA DE ORGANIZACIONES
EMPRESARIALES (Cuevas Salvador): Muchas gracias, señor Presidente, por su
amabilidad, y también muchas gracias a los señores Diputados que forman
esta Comisión o que están aquí presentes esta tarde. La detallada
intervención de Cándido Méndez, en el punto concreto de explicar el
contenido y la justificación o motivación de estos acuerdos que hemos
negociado y que se han suscrito, creo que me ahorra el redundar
justamente en la explicación de estos acuerdos. Suscribo íntegramente lo
que él ha expuesto en cuanto al sentido y al alcance de dichos acuerdos.

Yo simplemente quería dar alguna explicación de cuáles son las
principales motivaciones que la comunidad empresarial y sus
organizaciones representativas han tenido muy presentes para llegar a
esta negociación y sobre todo para desarrollarla con éxito. Quiero
expresar, al mismo tiempo que mi agradecimiento por esta convocatoria a
comparecer en esta Comisión, al impulso, al respaldo o al compromiso que
hemos percibido y que espero que seguirá percibiéndose de los grupos
parlamentarios en apoyo de las decisiones, de las iniciativas o de los
compromisos que libremente hemos asumido.

Creo que debemos situar este acuerdo en una proyección más amplia. Quiero
decir que no es un acuerdo individual, no es un acuerdo tampoco
esporádico y, por tanto, no debiera ser un acuerdo que sorprenda por su
individualidad, por su espontaneidad o por su oportunidad. Y digo esto
porque creo que es bueno que recordemos a los miembros de la Comisión que
tanto las centrales sindicales como nosotros mismos, desde hace bastantes
meses, venimos actuando en un compromiso firme de desarrollar con la
mayor eficacia posible lo que se llama el diálogo social y establecer
acuerdos concretos. Quiero recordar que antes de este acuerdo se ha ido
llegando a acuerdos también muy significativos y de trascendencia, sin
duda, como pueden ser los de formación permanente o de formación
continua, los acuerdos sobre la mejora de toda la regulación de los
sistemas de prevención de riesgos o de salud laboral, o como puede ser el
acuerdo de solución extrajudicial de los conflictos. Todo esto ha sido
una serie, en los últimos meses, que demuestra --también lo ha explicado
Cándido Méndez-- un cierto grado de responsabilidad y de madurez de las
organizaciones sociales justamente en la aplicación de este compromiso.

Ciertamente habíamos asumido hace bastantes meses el compromiso de
abordar --en una fase primero de análisis o diagnóstico para ver si por
ahí venían las coincidencias más importantes-- cuál era la situación de
lo que se llama vulgarmente el mercado de trabajo español. Quizá eso es
lo que más tiempo nos ha ocupado: hacer el esfuerzo para desarrollar ese
diagnóstico y sobre todo para lograr la coincidencia en ese diagnóstico,
del que estábamos seguros de que podrían salir las mejores soluciones
también comprometidas. Afortunadamente en el análisis de ese diagnóstico
ha habido un compromiso importante; no sólo un compromiso que se dé hoy
por finalizado sino un compromiso que creo que se va a mantener en el
futuro de una forma también muy eficaz. Hicimos el diagnóstico o el
análisis de que ni a la comunidad de empresarios ni a las organizaciones
sindicales les resultaba cómoda la situación de nuestro mercado de
trabajo. Conseguida esa coincidencia sabíamos dónde teníamos que centrar
nuestra negociación, con todas las dificultades que comportaba. No
estábamos cómodos --y en eso había coincidencia-- con los resultados que
se estaban produciendo: la propia situación de nuestro mercado laboral.

Por un lado, se generaba excesivo desempleo; por otro lado, la mayor
parte del desempleo se centraba justamente sobre los jóvenes; y por otro
lado, iba creciendo año tras año la excesiva relación entre lo que se
pueden llamar contratos temporales (y otros llaman contratos precarios) y
lo que podemos llamar contratos estables, indefinidos o fijos. Creo que
ahí fue donde se logró la primera coincidencia: no estábamos satisfechos
con esa situación. Además de no estar satisfechos creíamos que, de
prolongarse esa situación, realmente la evolución de nuestro mercado
laboral iba a alcanzar cotas importantes de degradación y de ineficacia,
tanto para los empresarios como para los propios trabajadores y en su
conjunto para la sociedad española. Cuando en una sociedad se llega a
datos preocupantes como que más del 40 por ciento del desempleo está
residenciado en jóvenes, o cuando se llega a una relación de un 65 por
ciento de contratos fijos y un 35 por ciento creciente y rampante de
contratos no fijos o contratos precarios, creo que es el momento en que
las organizaciones responsables del mundo empresarial y del mundo
sindical deben de poner pies en pared. Ahí es donde ha habido, como
decía, la primera coincidencia.

Una vez que hemos fijado esa coincidencia, lógicamente la discusión es
decir cuáles son los mecanismos que se deben utilizar para equilibrar esa
situación o, por lo menos, para impedir que esa situación siga
progresando. Nuestra coincidencia también se estableció en que había que
introducir ciertas modificaciones en nuestra legislación, pero sobre todo
que habría que hacer un esfuerzo conjunto. Por eso es muy valioso y muy
importante no sólo nuestro compromiso social, sino fundamentalmente el
consenso y el compromiso político que con gran satisfacción vemos que se
ha logrado en poco tiempo entre las fuerzas y entre los grupos
parlamentarios para hacer ese esfuerzo de cambiar una cierta cultura, una
cierta cultura



Página 6472




empresarial y laboral que se iba fijando cada día con más intensidad. Esa
cultura, por decirlo en pocas palabras, no era más que la convicción
creciente del mundo empresarial de que la única posibilidad de
flexibilidad que podía utilizarse ante situaciones duras y cambiantes de
las exigencias de los mercados, en los momentos que nos toca vivir y en
el futuro sin duda, la única flexibilidad creíble y palpable residía
exclusivamente en los contratos temporales, en los contratos precarios.

Se puede empezar con una política de contratos temporales, y yo no voy a
ser el que demonice los contratos temporales. Creo que tienen una
aplicación y una explicación muy importante en las nuevas economías, y
así sucede en toda Europa. Pero el problema es cuando se generaliza esa
cultura, porque el convencimiento social y el convencimiento empresarial
llevan a la conclusión de que el único margen de flexibilidad y de costos
soportables en las necesidades de adaptación es justamente la
contratación temporal. Al final se acaba en un proceso de esos
porcentajes, pero sobre todo se acaba en una reducción paulatina de la
temporalidad de los contratos temporales, que quizá es el proceso de
deterioro que hemos percibido en los últimos tiempos con más intensidad.

Todo eso no favorece, en absoluto, la capacidad de competir de las
empresas; todo eso no favorece la motivación y la formación permanente de
los trabajadores; y además todo eso lo tiene que soportar la sociedad con
mayores costos en los sistemas de protección social, no sólo en los del
sistema de desempleo, donde la rotación es mayor y más evidente, sino en
otro tipo de prestaciones. Al mismo tiempo se abre cada vez más una sima
mayor entre aquellas empresas que, por las razones que sean, tienen el
mayor porcentaje de sus trabajadores en contratos permanentes y aquellas
otras que, también por las razones que sean, tienen el mayor porcentaje
de sus trabajadores en contratos temporales o precarios. Es algo que
cualquier organización que sea sensible y que viva los problemas o las
necesidades del mundo empresarial tiene que percibir y tiene que
esforzarse por corregir. Quizá ésa ha sido un poco la justificación o la
explicación de que hayamos abordado este proceso. Este proceso y los
acuerdos correspondientes --los ha explicado muy bien Cándido Méndez--
tienen esa fundamental y casi, diría, exclusiva finalidad de conseguir,
en el más corto plazo posible, ese cambio de cultura; el cambio de
cultura con un convencimiento empresarial sincero de que la flexibilidad
y los costes adecuados de adaptación de las plantillas a las situaciones
de mercado no se residencian exclusivamente en la contratación temporal,
sino que pueden pervivir --y de hecho estoy seguro de que lo van a
hacer-- las decisiones lógicas de flexibilidad con las obligaciones de
estabilidad. A eso responde que se haya aceptado, por las centrales
sindicales y nosotros mismos, tratar dos temas muy complicados y muy
sensibles: la nueva definición de los sistemas de contratación, poniendo
--creo yo-- con una regulación ajustada y equilibrada a los contratos
temporales en su propia razón de ser o en su propia finalidad y, por otro
lado, abriendo la expectativa de un contrato estable o indefinido en que
el sistema de contratación y sobre todo las circunstancias o las causas
de adaptación, cuando sean necesarias, según causa lícita o causa
justificada que seguirán teniendo que apreciar los órganos judiciales,
así lo aconsejen. Eso es lo que explica, en definitiva, las
modificaciones legales que se derivan de estos acuerdos y que han sido
asumidos hasta el momento, en cuanto al procedimiento, y confiamos que en
el trámite parlamentario ordinario que venga a continuación sea asumido
por la inmensa mayoría de los grupos parlamentarios, por lo que reitero
nuestro reconocimiento y nuestro agradecimiento.

Hay otra parte muy importante --que también ha citado Cándido Méndez-- y
que quizá ha pasado más desapercibida para la opinión pública, por dos
razones, primera, porque de ese compromiso o de ese acuerdo no se
necesita una traducción legal inmediata y, segunda, porque seguramente
son temas menos sensibles para la opinión pública en general aunque
nosotros estamos convencidos de que son cruciales o muy importantes, y es
un esfuerzo por modernizar y racionalizar los procesos de negociación de
los convenios colectivos, en un momento en que es indudable que el
proceso que ya se viene desarrollando desde la última legislación de 1994
está estableciendo, claramente, que cada vez son más las materias que se
deben incluir o regular en las decisiones administrativas o en las
decisiones legales y, sin embargo, son más las materias que se deben
tratar en los procesos de negociación colectiva. Ese es un principio que
reconocemos y que también lo hemos defendido. Una prueba importante de
que hemos defendido que ése es el mejor método es justamente haber
suscrito este compromiso o este acuerdo.

Ante esta situación de mayor peso del contenido de la negociación
colectiva no cabe duda de que era necesario que la menos entre las
organizaciones que han firmado este acuerdo hubiera también un análisis o
un diagnóstico coincidente y una obligación mutua de qué recomendamos o
qué explicamos a los negociadores de los miles de convenios colectivos
que existen en España, respetándoles, por supuesto, su capacidad de
decisión, su libertad y su autonomía, porque al final los dueños de esos
convenios colectivos son las partes que lo negocian, tanto en
representación de los trabajadores como en representación de los
empresarios; pero no cabe duda de que nuestra propia responsabilidad es
ponerles a reflexión cuál es la situación actual de la negociación
colectiva, en qué aspectos nos parece que está generando disfunciones o
defectos y, por tanto, en qué aspectos se deberían introducir, en uso de
esa libertad y de ese respeto exquisito a la autonomía, las
modificaciones correspondientes. Eso explica que hayamos establecido un
poco entre nosotros la obligación de iniciar hasta, si se quiere, ese
cierto proceso de pedagogía que hoy por hoy no requiere ninguna norma
legal. Lo único a lo que aspiramos es a que no se vayan a introducir
normas legales que impidan ese proceso o que incluso lo hagan imposible o
lo hagan más negativo. Creo que ése es un tema en el cual tenemos también
que apelar a la especial sensibilidad de los grupos parlamentarios y,
sobre todo, de sus representantes en una Comisión tan especial como ésta.

¿Cuál es el panorama con el que nosotros vemos que progresa la
negociación colectiva, sobre la base de ese impulso que le está dando la
propia legislación para enriquecer



Página 6473




el contenido de esos convenios al mismo tiempo que se reduce la
competencia desde el plano de la legalidad o desde el plano de las
decisiones administrativas? Nos encontramos con que la negociación
colectiva, que ha sido muy variada y muy rica en estos últimos años, se
está concretando hoy en cerca de 5.000 convenios colectivos de todo tipo:
convenios de empresa, convenios provinciales, sectoriales, estatales,
como se quieran llamar. Además, casi en todos ellos se produce la misma
situación. Todos y cada uno de esos convenios, sea cual sea su dimensión
o su ámbito, resulta que vienen a tratar prácticamente las mismas
cuestiones, y todas las mismas cuestiones se tratan en cada uno de los
procesos de la negociación colectiva. A nosotros eso nos parece un
elemento de confusión y de perturbación y así lo suscribimos como
organizaciones empresariales. Hemos apostado por cómo se abre un proceso
de mayor coordinación y un proceso sobre todo de mayor especialización en
lo que es el juego de cada uno de los convenios colectivos en sus
respectivos ámbitos. Creemos que una función importante de los convenios
sectoriales de carácter nacional se debe reconocer en unos temas muy
concretos, y en ese acuerdo explicamos cuáles son e incluso hacemos esa
labor de pedagogía; y, sin embargo, las materias que se tocan en esos
convenios seguramente no tienen por qué volverse a tocar en los
convenios, por así decirlo, de otros ámbitos o de ámbitos inferiores.

En definitiva, creemos que ésa es la mayor contribución que podemos hacer
para explicar a los empresarios y a los trabajadores, que van a seguir
siendo los responsables de la negociación, que la mejor manera de
orientar todo el sentido de la negociación colectiva, por un lado es
darle más contenido, enriquecerles en función de las propias
disposiciones legales, y por otro lado darle un carácter de mayor
especialización, de menor duplicidad en el tratamiento de cada uno de los
convenios y fijar las responsabilidades de los diferentes ámbitos de cada
uno de esos convenios. Insisto, y termino, con el máximo respeto, con
respeto exquisito, diría, a las decisiones que tengan que tomar los
dueños de esos convenios colectivos que no somos los secretarios
generales de las centrales sindicales ni, por supuesto, el Presidente de
la CEOE, entre otras cosas, porque no nos sentamos a negociar ninguno de
esos convenios colectivos, y su poder o su capacidad está residenciada
donde está residenciada. Esa es la responsabilidad que en ese acuerdo
hemos asumido todas y cada una de las organizaciones. Por tanto, es un
trabajo interno y nosotros asumimos el compromiso de explicar y de abrir
el correspondiente debate en el seno de cada una de nuestras propias
organizaciones para buscar esa objetividad, esa finalidad y objeto.

Creo que de esta forma también contribuimos a la modernización de las
relaciones laborales. Cada vez más la regulación de las relaciones
laborales, insisto, no tanto estará ni está ya en el marco de las
legislaciones, en el marco de las decisiones administrativas, sino
justamente estará cada vez más en el marco de la negociación de los
convenios colectivos. En el acuerdo sobre estabilidad de empleo y uso de
los contratos temporales se ha respetado e incluso se ha dado más
eficacia y se ha dado más amplitud a las decisiones que tengan que tomar
los convenios colectivos, en cada uno de los ámbitos, porque así les
autoriza la propia legislación o las modificaciones legales que hemos
propiciado.

A partir de aquí queda, como se ha dicho ya, el trámite parlamentario, el
trámite político. Nosotros creemos que el esfuerzo que hemos hecho ha
sido un esfuerzo para un objetivo muy definido. Valoramos y agradecemos
el apoyo y el respaldo, tanto del Gobierno como de los grupos
parlamentarios, y la celeridad con que han respondido justamente a las
consecuencias de este acuerdo. Algunas veces hasta podríamos ciertamente
avergonzarnos, tanto Cándido, como Antonio y como yo, de que algo que nos
ha costado muchos meses negociar, los grupos parlamentarios y el Gobierno
ha sido capaz de ponerlo en el Boletín Oficial del Estado en menos de un
mes. Realmente es un récord muy importante que requiere o exige ese
reconocimiento que, vuelvo a insistir, deseo que nos sigan impulsando en
todo este proceso.

Este proceso que hemos abierto y que he explicado no es un proceso
cerrado en sí mismo. Es un proceso que nos hemos obligado a ir
revisándolo periódicamente y que sin duda se tendrá que abrir en el
momento oportuno, cuando ese cambio de cultura veamos que se está
produciendo, pues seguramente habrá que corregir algunas discusiones o
algunas negociaciones sobre estos mismos temas, o sobre otras cuestiones
que no hemos tenido ocasión o que no nos han parecido tan urgentes como
éstas discutir o negociar en este momento.

Si a los miembros de esta Comisión y al Parlamento de la nación hoy le
podemos transmitir algo, creo que debemos transmitirles la confianza que
podemos ofrecer a los representantes del pueblo español de que tanto las
organizaciones de los trabajadores como las organizaciones de los
empresarios están dispuestas a seguir asumiendo el ejercicio de su propia
responsabilidad, discutiendo, negociando y logrando los acuerdos que en
cada momento sean necesarios para perfeccionar la regulación de nuestro
mercado de trabajo.

Estoy convencido de que la reacción de los empresarios, sobre todo de la
enorme masa de pequeños y medianos empresarios, va a ser una reacción muy
positiva, por muchas razones. Primero, porque la situación económica del
país está ya en unos márgenes de estabilidad y de crecimiento
importantes, y eso sin duda va a generar empleo, de hecho, se está
generando empleo. Nuestra preocupación es qué tipo, qué calidad o qué
carácter de empleo se genera. Yo creo que con los compromisos y la
regulación legal de esos compromisos, los empresarios no tardarán en
percibir que tienen un margen más amplio para suscribir contratos
indefinidos, porque van a contar con mayor flexibilidad para utilizar los
mecanismos de la ley, cuando con causa justificada tengan que explicar
que es necesario adaptar sus plantillas a las exigencias de la evolución
de la competitividad en el mercado o incluso a la evolución de la
demanda. Por otro lado van a percibir que los costes de la indemnización
(aunque fueran despidos improcedentes, en estos casos) van a ser unos
costes no equiparables cien por cien a los costes que podemos
encontrarnos a algunos países



Página 6474




europeos, pero van a ser unos costes en los que se ha producido una
reducción muy significativa; y por otro lado, van a percibir que los
incentivos a esas contrataciones indefinidas, sobre todo en el
tratamiento de los costes de la Seguridad Social, van a tener también un
peso muy importante, como el tratamiento de algunas medidas fiscales
dirigidas fundamentalmente a las pequeñas empresas.

Creo que esto es lo que yo hoy puedo transmitir. Sí me puedo comprometer
a que desde la confederación que presido y de todas las organizaciones
empresariales vamos a hacer un esfuerzo muy importante para conseguir
modificar esa cultura a que antes me refería, y para conseguir convencer
a los empresarios que se puede conjugar perfectamente la necesaria
flexibilidad con la también necesaria y deseable estabilidad en el
empleo. Todo eso va a redundar en una mejor organización del trabajo, en
un más justo tratamiento, sobre todo de los jóvenes de este país, y a la
postre en un mejor funcionamiento de la propia capacidad de competir de
las empresas.

Muchas gracias, y estoy a su disposición.




El señor PRESIDENTE: Tiene a continuación la palabra el Secretario
General de Comisiones Obreras, don Antonio Gutiérrez.




El señor SECRETARIO GENERAL DE COMISIONES OBRERAS (Gutiérrez Vegara):
También me sumo al agradecimiento por la invitación a comparecer aquí que
ya han expresado el Secretario General de la UGT y el Presidente de la
CEOE.

Ellos ya han explicado, por un lado Cándido lo hacía muy bien, los
detalles, los distintos aspectos concretos de estos acuerdos. José María
Cuevas nos ha expuesto más las reflexiones sobre los distintos problemas
que tenemos que afrontar en estas negociaciones. Tratando de complementar
estos enfoques yo me referiré a algo que creo les dotan de cierta
singularidad en el proceso de concertación social en España a estos
acuerdos.

Si nos quedamos solamente en las cuestiones más materiales o más
tangibles, podría parecer que estamos ante un acuerdo más que sintetiza
puntualmente el conflicto de intereses entre quienes nos sentamos a
negociar (empresarios y sindicatos). Ciertamente no habría acuerdo, nunca
es posible un acuerdo si no hay un intercambio de esta naturaleza, como
es una tautología también decir que el acuerdo es equilibrado; es decir,
si este intercambio de concesiones o contrapartidas, como se las quiera
denominar, no fuese equilibrado no habría sido posible alcanzar un
acuerdo.

Pero es que además de este intercambio o además de esta síntesis puntual
en intereses concretos, yo creo que por primera vez hemos logrado también
una síntesis de algunas ideas por las que hemos venido manteniendo
posiciones, a veces contrapuestas, siendo incapaces de superarlas para
alcanzar acuerdos de esta envergadura en ocasiones anteriores. Estas
ideas, pocas ideas no anulan ni muchísimo menos la personalidad de cada
cual, las diferencias que no obstante se mantienen en muchos otros
campos, así como también hay que decir que el intercambio de
contrapartidas no supone nunca la renuncia de ninguna de las partes a
aspiraciones de otro nivel o con otra perspectiva más amplia.

En esta ocasión, decía, creo que hemos logrado sintetizar algunas ideas
imprescindibles para acometer los retos que tenemos en el campo del
empleo. En primer lugar, es una ocasión en la que hemos logrado un mayor
equilibrio entre el desarrollo de la democracia industrial, entre el
ejercicio de la autonomía de las partes, y el ordenamiento
jurídico-político de nuestras relaciones laborales, algo con lo que hemos
querido aproximarnos al funcionamiento de estos dos parámetros en los
países centrales europeos.

Nosotros hemos tenido un peculiar proceso de transición del que todos nos
tenemos que sentir orgullosos, porque lo fundamental, que era consolidar
la democracia, lo hemos conseguido; pero ha tenido también algunos
desequilibrios internos, uno de ellos se ha dejado notar precisamente en
los procesos de concertación social. Más mediatizados por este gran
interés general de tipo político, aunque con el tiempo las necesidades
que se convierten en virtudes son las que más pronto degeneran, hemos
podido encontrarnos los últimos procesos, las últimas experiencias de
negociación casi todas frustradas y derivando en conflictos muy
enconados, como consecuencia tal vez de una excesiva distorsión política
de la concertación social.

Estos días que proliferan, como es absolutamente normal, todo tipo de
valoraciones acerca de estos acuerdos (las hay para todos los gustos, hay
valoraciones muy elogiosas, tal vez excesivamente elogiosas), nosotros
preferimos aquellas más equilibradas que nos alientan con algunos
aspectos críticos para seguir trabajando y desarrollando estas ideas
sobre las que empezamos a trabajar en común. Hay también
descalificaciones puras y duras, pero no me referiré a ninguna de ellas.

Me interesa más, para explicar lo que quiero decir, detenerme en una
consideración que se formula a modo de pregunta. ¿Por qué ha sido posible
este acuerdo con el Gobierno del PP, y no lo fue con gobiernos
anteriores?
La respuesta es casi obvia, y es que por una vez estamos haciendo un
acuerdo sin el Gobierno; no hemos hecho el acuerdo con el Gobierno del
PP. Como también nos recordaba José María Cuevas, este proceso de diálogo
y de negociación lo iniciamos en enero de 1995, tras una iniciativa
conjunta que, como todas las iniciativas novedosas, es también normal que
fuese una iniciativa controvertida. En general fue bien recibida por el
Gobierno de entonces, del Partido Socialista, por la mayoría de los
grupos políticos, pero, en fin, también cosechó algunas críticas. Aquel
proceso empezó con un Gobierno distinto y con independencia de conflictos
anteriores que hubiéramos tenido, pues también hay que reconocer hoy aquí
honestamente que fue un proceso respetado por el entonces Gobierno del
Partido Socialista y en la medida que se pudo y por lo que quedaba de
legislatura, también encontramos algunas facilidades para que, por
ejemplo, el proceso de derogación de ordenanzas laborales o el
encauzamiento de renovación de los acuerdos de formación continua o de
solución extrajudicial de conflictos no tuviesen ninguna interferencia
negativa



Página 6475




desde el campo de la política, sino si acaso comprensión, respeto y algún
apoyo.

Quiero insistir mucho en la idea de que ésta es por primera vez, no sé si
puedo ser exagerado en esto, una contribución de los agentes sociales al
equilibrio en el funcionamiento mismo de la democracia en todos los
órdenes, en todos los campos, de tal manera que también por primera vez
nos adelantamos con el acuerdo social a la tarea legislativa.

Comprenderán que no lo digo para minusvalorar en absoluto las tareas de
esta Cámara y la soberanía del Parlamento, sino si acaso, vuelvo a
repetir, como contribución positiva a estas tareas, y, como podrán ver,
tampoco estos acuerdos vienen en su totalidad al Parlamento. Los aspectos
tal vez más importantes con una perspectiva más amplia en el tiempo de
carácter estratégico (o como queramos llamarla y caracterizarla) son
aquellos que nos competen casi exclusivamente a los agentes sociales y no
necesitarán de una traducción normativa. Me estoy refiriendo sobre todo a
los acuerdos que se refieren a las modificaciones o modernización y
desarrollo futuro de la negociación colectiva. Creo que estos acuerdos
son incluso más importantes que aquellos que están referidos a la
modificación del Estatuto de los Trabajadores, y que tienen que ser
objeto de tramitación parlamentaria.

Otra idea muy importante que ya se ha señalado también es haber
compartido por fin que el empleo precario no solamente dañaba a los
trabajadores y trabajadoras que lo sufrían directamente, sino que era
perjudicial para el propio desarrollo de nuestras economía. Es decir, el
empleo precario ha terminado dañando nuestra estructura de oferta, que a
su vez ha distorsionado el comportamiento de la productividad,
presionando sobre ella a la baja y también haciéndola más ineficiente que
si hubiéramos tenido un empleo más estable. Al mismo tiempo, yo creo que
ha inducido un comportamiento de la economía a mantenerse en sectores del
mercado menos competitivos, aquellos que tienen una demanda más rígida,
que se orientan fundamentalmente a productos con menos valor añadido y
que cambian con menos celeridad de la que están cambiando los hábitos de
consumo. En definitiva, es posible que, acuciados por distintas
circunstancias (que no hay por qué remover ahora), de nuestro ingreso en
el Mercado Común, de nuestra alta tasa de paro, etcétera, distintas
ocurrencias acerca de la evolución del mercado laboral, introduciendo
muchas modalidades de contratación temporal, aun hechas con la pretensión
de mejorar la competitividad de nuestra economía, creo que ha terminado
dañándola al menos en los parámetros de competitividad por los que ha de
regirse un país europeo.

Lograr el desplazamiento del empleo precario del centro de nuestro
mercado laboral para sustituirlo por empleo estable es una tarea
ciertamente muy complicada, después de tantos años y de la disgregación
que ha sufrido nuestro mercado laboral. Sin embargo, ésta es la idea
central sobre la que hemos trabajado para esta parte de los acuerdos
conocida como reforma laboral.

He comentado en alguna ocasión y no tengo ningún problema en repetirlo
ante ustedes, que para el movimiento sindical era normal, era nuestra
obligación y también nuestra convicción, estar combatiendo esta
precariedad laboral, denunciándola como una injusticia social, pero, pese
a nuestras denuncias y nuestros esfuerzos para luchar contra la
precariedad laboral, no era suficiente, no podíamos nosotros solos
convertir en realidad este desplazamiento del empleo precario para
sustituirlo por empleo estable. También había estado muy bien que los
diferentes gobiernos hubiesen ayudado en esta dirección, y aún así habría
sido insuficiente, porque en esta materia hay algo que ningún Gobierno
podía dar al movimiento sindical, y hay algo que, como decía el propio
movimiento sindical por sí solo no podría haber conseguido sin el
concurso de los empresarios, que son a fin de cuentas los que contratan.

Por esta razón valoro mucho que en estas negociaciones haya sido la
CEOE-Cepyme quien haya planteado o haya asumido el reto de inducir un
cambio cultural y de comportamiento, entre los propios empresarios
diciendo que era necesario superar aquella página de la economía
financiera o de la cultura del pelotazo y, al mismo tiempo, pasar la
página de la precariedad laboral, dos fenómenos que yo creo tienen o han
guardado una estrecha relación; es decir, la minusvaloración de la mano
de obra, de la calidad en el empleo, era una derivada también de lo que
se conoció como optimización financiera, despreciando el desarrollo de la
economía productiva.

Decía también que no es posible un acuerdo sin equilibrio y sin avances
igualmente en la cultura sindical. Por nuestra parte yo creo que también
hemos conseguido abrir un nuevo horizonte a la materialización de algo
que ha sido objeto de tantos debates, polémicas y conflictos: la
flexibilidad laboral, las más de las veces asociada a desregulación
laboral pura y dura y materializada después como inestabilidad o
precariedad en el empleo.

En mi opinión los esfuerzos realizados antes de este acuerdo, sobre todo
en el campo de la formación profesional de los trabajadores y las
trabajadoras, hoy nos permite, en el marco de estos acuerdos, estar mejor
situados para traducir flexibilidad de manera más positiva, asociarla por
el contrario con estabilidad en el empleo y recurrir a esta formación
permanente de los trabajadores y trabajadoras para una mejor adecuación a
los cambios que se operan cada vez con más celeridad en los propios
procesos productivos.

Hemos aportado lo que pudieran entenderse contrapartidas; es decir, para
el nuevo contrato indefinido, como bien se sabe, se establece una menor
indemnización de la que venía rigiendo para los anteriores contratos
fijos. Ahora bien, en este campo o en este punto concreto yo adelantaré
que nos sentiremos muy satisfechos si esta contrapartida la pagamos en
cientos de miles de ocasiones y aun en millones de ocasiones, pues será
el síntoma o la demostración de que el acuerdo ha funcionado y de que
precisamente aquellas personas que hoy carecen de empleo o que trabajan
con un contrato temporal y tienen cero pesetas de indemnización pasan a
tener un contrato indefinido con esta cantidad indemnizatoria que no ha
sido el resultado cabalístico de unas negociaciones ni una cantidad
caprichosa o arbitrariamente elegida por quienes hemos negociado, sino
que viene a coincidir con lo que en términos



Página 6476




reales están cobrando por término medio las personas, los trabajadores y
trabajadoras que ya tienen un contrato indefinido. El proceso de
sustitución y desplazamiento del empleo indefinido en nuestro país ha
sido tan intensivo y prolongado durante años que la media de antigüedad
ha caído por debajo de los nueve años y, a la hora de la verdad, para
cobrar la máxima indemnización que teóricamente establece el Estatuto de
los Trabajadores se requieren 28 años de antigüedad. Vienen a ser 32,3
días aproximadamente lo que cobran los trabajadores y trabajadoras que,
teniendo un puesto de trabajo o un contrato indefinido, se ven abocados
al despido. También es una cantidad que viene a coincidir, como se ha
dicho, no con la media europea exactamente (está por encima de la media
europea), pero sí con las cantidades que se vienen cobrando en los países
centrales europeos.

En cuanto al artículo 52 c), nuestra opinión y sobre todo, como
comprenderán en un tema tan sensible, buscando el mejor asesoramiento
posible por parte del movimiento sindical veíamos que, por ambigüedades
anteriores en la ley, se pueden producir modificaciones a base de
diversas sentencias, sentándose una nueva jurisprudencia y, por tanto,
sin que los agentes sociales pudiéramos gobernar la evolución de estas
situaciones, de estos procesos en los casos de despidos individuales. Con
esta nueva redacción, en la que no obstante tienen que acreditarse las
causas objetivas del despido, que siguen siendo las mismas cuatro que ya
se contemplaban en la reforma de 1994, los empresarios tendrán unos
parámetros más claros a los que atenerse; también la jurisprudencia
tendrá un texto legal más preciso al que atenerse, así como los
trabajadores a la hora de argumentar su defensa en aquellos supuestos que
consideren su despido injusto y que debe ser declarado improcedente.

Creemos, por otra parte, que una empresa que no pueda funcionar, porque
es incapaz de atender a su demanda, o porque está perdiendo claramente
posiciones competitivas en su sector, es una empresa no viable y, por
tanto, pone en grave riesgo al conjunto del empleo de esa empresa.

Hemos compartido también la necesidad de modificar el entramado de
negociación colectiva en nuestro país. Se han hecho distintas reformas
laborales en el transcurso de estos años de democracia, pero sin embargo
no habíamos podido acometer todavía la modificación de una estructura de
negociación colectiva que hunde sus raíces en la época del vertical, y
que después hemos tenido que ramificar de manera muy desordenada e
inconexa, hasta encontrarnos con este mapa tan atomizado e ingobernable
de convenios colectivos que tenemos en nuestro país.

Las confederaciones hemos tenido también un comportamiento un tanto
errático. De aquellos acuerdos fuertemente centralizados en los que
establecíamos una banda salarial y poco más hemos pasado en los últimos
años a una pretendida descentralización: digo pretendida
descentralización, porque es irracional e ingobernable no se puede
descentralizar obtener resultados positivos, sino que veíamos cómo al
final de la negociación colectiva, centralizada o no, seguía las mismas
pautas de empobrecimiento paulatino año tras año. Hemos asumido esa
responsabilidad las confederaciones sindicales y empresariales, de tal
forma que en lugar de concentrar el poder contractual en las cúpulas
confederales hemos querido ejercer el papel de distribución más ordenada
y racional del poder contractual de las respectivas organizaciones
sectoriales (empresariales y sindicales). Es un acuerdo obligacional, no
imperativo, porque efectivamente de nada valdría que desde el ámbito
confederal hubiéramos querido ahormar e imponer a las distintas
realidades productivas, a los distintos sectores de nuestro país, lo que
hubiéramos querido acordar nosotros. Como he dicho, ha sido comprometer
estas orientaciones confederales con ese carácter obligacional para que
en el ejercicio de la autonomía, cada uno de los representantes o de los
distintos sectores (sindicales y empresariales), vayan ordenando y
racionalizando sus ámbitos de negociación colectiva de acuerdo con las
directrices que hemos marcado. Como ya se ha comentado también, hemos
querido asumir más allá de nuestras estrictas competencias la negociación
de un convenio. En realidad, el acuerdo para cubrir los vacíos generados
por la desaparición de las ordenanzas laborales que afectaban a más de
800.000 personas, es el establecimiento de un convenio colectivo para 5
años, pero con el interés de traspasar esta responsabilidad cuanto antes
a aquellos sectores que, estando hoy desarticulados y muchas veces sin
organizar siquiera en el seno de las patronales o de las organizaciones
sindicales, puedan cuanto antes vertebrarse y asumir sus propias
responsabilidades en este campo.

En definitiva yo creo que se está en lo cierto cuando se afirma que el
acuerdo no es el ungüento milagroso para crear empleo, pero sí una
poderosa contribución para una mejor evolución del empleo, para mejorar
las condiciones que conduzcan a una más vigorosa creación de empleo y
para que éste sea de mayor calidad.Yo creo que el empleo no es la
consecuencia de la acción unilateral de nadie; pero, sin embargo, en
nuestro país, en cualquier país industrializado, sí tiene que ser el
corolario, la derivada de la acción combinada de todos de agentes
sociales --cada cual en su ámbito de responsabilidad--, de los inversores
que ahora deben acometer este proceso con más empeño y con menos reservas
que en el pasado, y desde luego por parte del Gobierno, cuya política
económica, compartiendo las críticas que hacía Cándido Méndez, en mí
opinión no están bien orientadas para aprovechar al máximo la buena
coyuntura económica en que nos encontramos.

Creo que es urgente corregir aquellos aspectos de la política económica,
por ejemplo en materia de desarrollo industrial, preservarse de cualquier
veleidad de jugar con la política fiscal, dado que en la recta final
hacia la Unión Económica y Monetaria, y esperando y deseando que nuestro
país ingrese en esta tercera fase de la Unión Europea, no podremos, no
deberíamos encontrarnos con una situación económica como la que hasta
ahora hemos tenido, capaz de destruir mucho empleo en períodos recesivos
y muy incapaz de reponer aquellos empleos en los procesos expansivos o de
crecimiento de nuestra economía. En esto ha jugado mucho la propia
vulnerabilidad del empleo existente y las altas tasas de precariedad. Yo
creo que con vistas



Página 6477




a la Unión Económica y Monetaria deberíamos acometer cuanto antes la
aplicación y desarrollo de estos acuerdos para que ciertamente el empleo
que se vaya generando sea de mayor calidad, más estable y, por tanto, en
mejores condiciones de asegurar una solvente permanencia de nuestro país
en la Unión Económica y Monetaria.

Nada más y muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Concluido el turno de comparecencias, corresponde
intervenir a los distintos grupos parlamentarios, siguiendo el acuerdo de
la Mesa de que tuvieron conocimiento al inicio de esta sesión, de menor a
mayor, y dado que no están presentes el Grupo Mixto ni el Grupo de
Coalición Canaria, comenzando por el Grupo Vasco, PNV, tiene la palabra
la señora Aguirre.




La señora AGUIRRE URIBE: En primer lugar y en nombre del Grupo Vasco
quiero agradecer la comparecencia del señor Méndez, del señor Cuevas y
del señor Gutiérrez en esta Comisión de Política Social, y también en
nombre del Grupo Vasco, del Partido Nacionalista Vasco, quiero
felicitarles por el acuerdo. Quiero felicitarles porque este acuerdo
persigue, como han manifestado ustedes, la creación de nuevos empleos y
sobre todo la estabilidad en el empleo, y porque persigue y da respuesta
al problema número uno de nuestra sociedad que es el desempleo.

Decía el señor Gutiérrez que no era la panacea, creo que ha utilizado
otra palabra; es cierto, pero sí puede ayudar precisamente para dar
estabilidad al empleo, y también para dar estabilidad a esa nueva parte
que se ha abierto y que ha anunciado por lo menos el señor Méndez, en
cuanto a los nuevos yacimientos de empleo, en cuanto a los 17 ámbitos de
los nuevos yacimientos de empleo que apuntaba el señor Delors en su
informe.

Como vamos a tener ocasión de debatir en esta Cámara las reformas
legislativas o las medidas urgentes que presentará el Gobierno en breve,
no voy a entrar en ningún debate. Solamente quería plantearles una
cuestión, cuestión que se refiere al acuerdo interconfederal sobre
negociación colectiva: ¿cuál es el ámbito funcional de este acuerdo?, ¿a
quién afecta el acuerdo?
Nada más.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Catalán Convergència i Unió, tiene la
palabra don Carlos Campuzano.




El señor CAMPUZANO I CANADES: Agradecer también en nombre del Grupo
Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) su comparecencia esta tarde,
presentando el conjunto de acuerdos. Como ha hecho mi compañera la señora
Aguirre y tal vez hará el resto de portavoces, felicitarles por el
contenido de los mismos. Este acto de hoy, que no dejara de tener su
carga simbólica, es un acto importante. Los agentes sociales más
representativos del Estado comparecen en esta Comisión del Congreso, que
es la encargada de hacer el seguimiento y el impulso de la política
laboral del Gobierno, para presentar este acuerdo que va a iniciar un
trámite parlamentario en las próximas semanas.

Es evidente que este acuerdo incide sobre una de las cuestiones que más
preocupa al conjunto de ciudadanos, como es la creación de la ocupación,
como es la superación de los problemas de precariedad en el ámbito
laboral, y como es también, en definitiva y usted lo ha mencionado, la
definición de un marco determinado de relaciones laborales.

Entendemos, y ustedes en sus intervenciones lo han dicho, incluso se ha
hablado de cambio de mentalidad, que en estos momentos y en el ámbito del
mundo del trabajo nos estamos situando en una larga ola de cambios
estructurales profundísimos, y este acuerdo insinúa algunas de las
cuestiones que seguramente en los próximos años nos vamos a tener que
plantear. El mismo acuerdo ya prevé su carácter flexible y abierto. Todos
somos conscientes de que en los próximos años vamos a tener que afrontar
reformas importantísimas en este terreno. El concepto de trabajo tal y
como lo hemos entendido a lo largo de estos últimos años va a cambiar.

Todos entendemos también que es necesaria una movilización masiva de los
recursos, públicos y privados, para crear empleo y para garantizar un
futuro para el conjunto de generaciones próximas. Ese llamamiento a la
movilización masiva de los recursos implica también un llamamiento a la
movilización de sus recursos personales como agentes sociales, y que
además se haga desde la perspectiva de la solidaridad, solidaridad con
aquellos que no tienen trabajo (me parece a mí que cualquier política de
empleo hoy ha de tener esa perspectiva), y solidaridad con aquellos que
tienen un trabajo precario. Yo creo que ese acuerdo y las posteriores
modificaciones legislativas que vamos a tener que aplicar inciden sobre
esta cuestión.

Evidentemente, a mí me gustaría hacer un par de consideraciones un poco
más concretas. En primer lugar esta reforma consolida la del año 1994 (a
mí me parece que éste es un dato que no podemos obviar); una reforma que
fue polémica y que fue combatida por algunos de ustedes. Yo diría que la
diferencia sustancial que sitúa esta reforma en relación con la reforma
del año 1994, y creo que ha sido el señor Gutiérrez quien lo ha dicho, es
que ésta ha sido una reforma donde el Gobierno no ha intervenido; ha sido
una reforma sustancialmente pactada por los sindicatos. El Gobierno y
todos los grupos políticos tenemos el mérito de haber apostado por el
diálogo social, haber tenido la confianza en que ustedes podrían llegar a
ese acuerdo, y hemos pasado unos largos meses en los que desde los grupos
políticos y desde el Gobierno pedíamos a los agentes sociales ese
esfuerzo para concretar, el esfuerzo para llegar al verano del año 1997
con una reforma pactada, y ustedes lo han conseguido. Eso da un carácter
especial a este acuerdo y seguramente es el que lo valida, pero, al mismo
tiempo, yo creo que el hecho de que ustedes hayan conseguido el acuerdo
es el que también les va a hacer especialmente responsables a la hora de
su concreción. El Gobierno, en paralelo a la aplicación legislativa del
mismo, pone en marcha también otras medidas de incitación de la creación
de ocupación, pero es evidente, y creo que el señor Cuevas ha insistido
varias veces en este concepto, en la necesaria pedagogía en relación a
los contenidos del mismo desde las



Página 6478




inmediatas horas posteriores a la firma de ese acuerdo, tanto en el
ámbito sindical como en el ámbito empresarial se han cuestionado
muchísimos aspectos de ese mismo acuerdo.

El Gobierno va a tener ahí una responsabilidad y también la tenemos los
grupos parlamentarios. Seguramente nuestra responsabilidad va a ser
procurar que en el trámite parlamentario se respete lo esencial del
mismo. Evidentemente, tal como ya hemos dicho desde el primer momento,
nuestro grupo parlamentario no va a presentar enmiendas que varíen en
nada esencial lo ya pactado, pero es evidente que en la creación de la
confianza en relación a este acuerdo ustedes tienen mucho que jugar. El
hecho de que en sus ámbitos se continúen levantando voces críticas,
entendiendo que el ámbito empresarial y sindical son extremadamente
plurales, no creemos que contribuya a crear la confianza que necesita
este acuerdo para poder desarrollarse; por tanto, nosotros les pedimos
que sean conscientes del papel que ustedes deben jugar en esta materia.

Les hemos dado la confianza para que lleguen a ese acuerdo, les pedimos
la confianza también para que, en sus ámbitos respectivos, éste sea un
acuerdo creíble, entendiendo además, y especialmente desde muchas
perspectivas, que existen otros agentes sociales con capacidad de
representación importante que no han firmado ese acuerdo, que existen
ámbitos nacionales concretos en el marco del Estado español donde existen
organizaciones empresariales y sindicales que son especialmente
representativas en esos ámbitos y que, por tanto, también deberán crear
los mecanismos de diálogo social para que el acuerdo, en esos ámbitos,
sea posible.

Decirles también o plantearles tres cuestiones concretas. Una, en el
acuerdo no se hace excesiva reflexión sobre la necesidad de crear empleo
en el ámbito de las minusvalías; luego en la aplicación el Gobierno ha
hecho cuestión de las medidas que desde hacía tiempo teníamos en este
ámbito para crear empleo y que en el ámbito de los minusválidos se
mantienen, pero ustedes deben conocer que existe un debate importante en
el sector que trabaja en esta materia, y es en relación a la creación de
un contrato específico de formación para el mundo del minusválido
psíquico. Nos gustaría saber si ustedes en su diálogo han afrontado esa
cuestión, o tienen previsto afrontarla. Igualmente todo el debate que hay
abierto en relación a los fondos de cobertura para aquellas empresas que
no tienen cubierto el tanto por ciento mínimo de minusválidos a
contratar, si ésa va a ser una prioridad en los próximos tiempos de ese
diálogo social entre ustedes.

En segundo lugar esta reforma ha sido cuestionada desde la perspectiva de
la pequeña y mediana empresa. Ustedes saben que en Cataluña las
asociaciones empresariales vinculadas a ese ámbito lo cuestionan, y que
los representantes directos de la pequeña y mediana empresa no hayan
comparecido hoy, no me parece demasiado acertado estéticamente. Estoy
seguro que el señor Cuevas ha defendido a la perfección sus
planteamientos, pero conociendo la problemática que existe en Cataluña,
yo también les impelo a esa pedagogía en el ámbito de la pequeña y
mediana empresa, especialmente en Cataluña, para hacer creíble este
acuerdo.

También les quiero alertar --aunque lo entiendo-- sobre el discurso que
se ha hecho respecto a la necesaria racionalización del sistema de la
negociación colectiva, pero la negociación colectiva debe tener también
en cuenta dos referencias más. Una es la existencia de marcos nacionales
propios dentro del Estado español, que seguramente van a requerir de
marcos sociolaborales propios. No sería bueno que esa voluntad de
racionalización de la negociación colectiva obviase esas realidades.

Incluso en Cataluña hay la experiencia, hace un año escaso, de un diálogo
entre los agentes sociales que permitía configurar un espacio de
relaciones sociolaborales propias. Y la negociación colectiva debe tener
muy en cuenta la realidad que representan las pequeñas y medianas
empresas. También les pido que lo tengan en cuenta.

Y para terminar, es evidente que esto no es la panacea, no es el ungüento
mágico, creo que decía el señor Gutiérrez. Es un instrumento que puede
servir para crear ocupación, para estabilizar la ocupación ya existente,
pero evidentemente de ello van a depender las políticas económicas que
desarrolle el Gobierno y que impulsen los grupos parlamentarios y
también, cómo no, que los grupos parlamentarios seamos capaces de crear
un clima político suficientemente favorable para no entretenernos en
aquello que es anecdótico y centrarnos en aquello que es importante. Es
evidente que a lo largo de estas últimas semanas la exagerada crispación
política que se ha podido generar puede distraer al conjunto de los
ciudadanos de aquello que es importante. Y lo importante seguramente es
esta sesión de hoy, la que vamos a tener de convalidación de los decretos
leyes y el consiguiente trámite parlamentario. Eso es lo que realmente
hace que la acción política pueda servir para resolver los problemas de
los ciudadanos. Esperamos por tanto que, de la responsabilidad de todos,
su acuerdo sirva para el beneficio del conjunto de la sociedad.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Federal Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya, tiene la palabra don Pedro Vaquero.




El señor VAQUERO DEL POZO: Mi grupo quiere sumarse a la bienvenida que a
los representantes de los sindicatos Comisiones Obreras y UGT y de la
patronal CEOE le han dado otros grupos parlamentarios. Lamento que tenga
que ser yo quien de alguna forma agrie las mieles de esa luna que alumbra
el acuerdo recientemente firmado por ustedes. En cualquier caso, el
respeto absoluto a su autonomía y a los resultados de ese acuerdo y de su
debate debe entenderse siempre --desde luego en mi grupo así lo
entendemos y lo practicamos-- no en base a la uniformidad de criterios
sino a la lealtad de quien transmite a veces acuerdos y a veces
discrepancias. Por tanto, leales a lo que ustedes representan, me animo a
transmitirles algunas opiniones que Izquierda Unida ha concluido en el
análisis de lo que han sido sus acuerdos y, más allá incluso, la
traslación al real decreto-ley que ya ha sido aprobado por el Gobierno



Página 6479




y cuya tramitación próximamente tendremos en esta Cámara la ocasión de
discutir, de debatir.

Comparto los objetivos de la creación de empleo --la creación de empleo
de calidad, de empleo estable-- y, por tanto, en parte también los
diagnósticos que al hilo de su reflexión y de sus acuerdos se han
realizado, en la medida en que no sólo era una perspectiva social de
derechos sociales y laborales de los sujetos de los contratos precarios,
sino también el punto de vista de la economía misma el que pedía a gritos
acabar con la precariedad --por lo menos paliarla, tamizarla-- pero sobre
todo con la rotación, que es uno de los elementos fundamentales que
nosotros creemos que se persigue en los acuerdos. Porque permítannos que
manifestemos nuestro escepticismo respecto a la creencia --no por muchas
veces repetida por los tertulianos, por los columnistas, por los
defensores en último término, todos y cada uno, múltiples de estos
acuerdos y de esta reforma-- de que por fin con estos acuerdos y con los
parámetros de la acción legislativa y económico-social que van a generar
se vaya a crear empleo. Me satisface haber oído aquí a alguno de ustedes
que efectivamente esto no va a crear empleo, sino que en todo caso creará
un clima, pero yo quiero decir que si ese clima no va acompañado de una
política económica distinta ciertamente no va a haber creación de empleo.

¿Y cómo se va a crear un cambio de la política económica si no es a
través de un cambio de correlación de fuerzas? Ese elemento que aquí se
ha señalado también por alguno de ustedes como importante para la
consecución del acuerdo, que es un cierto apoliticismo en el
procedimiento, de alguna forma es contradictorio con uno de los elementos
absolutamente necesario e imprescindible en la dinámica social, y es que
haya una base social dinamizada, movilizada, una preocupación social que
dé un impulso para que se vaya generando ese cambio de correlación de
fuerzas que incite a una política económica distinta. En cualquier caso,
como es lógico, tendremos que estar a los resultados. Nos gustaría, qué
duda cabe, que en nuestro escepticismo tuviésemos un mentís a través del
tiempo (si es antes mejor que después), pero a fuer de lealtad tenemos
que manifestar ese escepticismo y ese preanuncio de que la creación de
empleo, la estabilidad, necesitan, efectivamente, otro tipo de política
económica.

Nosotros entendemos que la bonificación de los contratos indefenidos más
el abaratamiento del despido, que en último término fueron los dos
ingredientes en función de los cuales se basa la esperanza de creación de
empleo estable, no van a evitar que un segmento importante del
empresariado siga utilizando la contratación temporal, máxime cuando ya
el Gobierno, a pesar de alguna recomendación que ustedes hacían en el
acuerdo, ha anunciado su renuncia a penalizar la contratación temporal.

Nosotros creemos que más allá de nuestra discrepancia con cualquier tipo
de desgravación fiscal, el uso y abuso de ese tipo de medidas y de
bonificaciones, sin la penalización de los contratos temporales no se va
a conseguir que ese nuevo contrato indefinido vaya a ser el que sustituya
en buena parte a la contratación temporal. No entendemos la lógica en
función de la cual la contratación temporal vaya a ser sustituida por ese
nuevo contrato indefinido. En todo caso, quisiéramos decir que es a todas
luces excesiva esa contrapartida del abaratamiento del despido, que sin
duda alguna es un elemento de derechos sociales conquistados a lo largo
del tiempo y que entendemos que debería haber sido respetado. Podemos
comprender la lógica en función de la cual los acuerdos son acuerdos y
llegan a un punto final, pero nosotros queremos manifestar --a fuer,
insisto, de lealtad-- nuestra discrepancia con respecto a este tema.

Entendemos que no tiene ni tendría nada que ver el mantenimiento de los
derechos sociales con el abundamiento en medidas que generasen la
estabilidad en el empleo y, por tanto, la sustitución de la contratación
temporal.

En todo caso, respetamos la acción, el tiempo y la fase en que los
agentes sociales y económicos han desarrollado su autonomía, pero al
mismo tiempo reivindicamos para este Parlamento que no debe ceder a nadie
aquella soberanía de más elevado rango constitucional que lo sustenta.

Por tanto, nosotros entendemos que la traslación de esos acuerdos no debe
ser mimética, sí prudente en todo caso, en función de que el equilibrio
no se rompa, pero la realización de enmiendas, que pueden ser de uno u
otro signo, también en el conjunto de la correlación parlamentaria se
compensará y se equilibrará. No les quepa la menor duda. Por ello
nosotros manifestamos que en base a las discrepancias que hemos
enunciado, y también algunas otras, en último término nuestra
disconformidad con la línea de una nueva flexibilización del mercado de
trabajo, no compensada por los logros en la contratación, es decir, la
adquisición para algún tipo de contrato --de formación, a tiempo
parcial-- de algunos de los derechos sociales que la reforma de 1994
erradicó, ese tipo de filosofía que consiste en esa flexibilización, en
ese abaratamiento de los costes perseguido a través de una nueva
flexibilización del despido, como digo, en función de todas estas
discrepancias nosotros vamos a presentar una enmienda a la totalidad con
texto alternativo, sin perjuicio de que después del debate que llevará
consigo acometeremos con el mismo entusiasmo la mejora del texto
propuesto por el Gobierno y en el caso de que como es de esperar, en
función de la matemática parlamentaria en esta Cámara se rechace nuestra
enmienda, acometeremos, digo, con el mismo entusiasmo la mejora del texto
de aquellos aspectos concretos que nosotros consideramos negativos o
regresivos a través de nuestras enmiendas parciales.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la
palabra don José Antonio Griñán.




El señor GRIÑAN MARTINEZ: Señor Gutiérrez, señor Cuevas, señor Méndez,
quiero agradecerles en nombre del Grupo Socialista su comparecencia hoy
en esta Comisión de Política Social y felicitarles también por el
acuerdo. Se trata de tres acuerdos, por lo tanto se refiere a bastantes
más temas que aquellos que han sido trasladados por la literatura
periodística. Al mismo tiempo se trata de un acuerdo río, de un acuerdo
que se está haciendo, que no ha dejado de hacerse, que se ha de seguir
haciendo en próximas negociaciones porque tiene algunos aspectos de la
máxima importancia que están todavía pendientes. Por



Página 6480




consiguiente, otro de los elementos enormemente positivos que tiene este
acuerdo es que mantiene el diálogo social de forma abierta y permanente.

El Grupo Socialista ha apoyado desde el comienzo el proceso de
negociación bilateral, sin interferencias, ha apoyado los acuerdos cuando
se han producido y en la medida en que la norma, de la que tenemos
conocimiento, que va a traducir en literatura jurídica lo que es el
acuerdo vamos a apoyarla también. Bien es cierto que nos hubiera gustado
más un proyecto de ley tramitado urgentemente. En todo caso, no hacemos
cuestión de esta materia y vamos a apoyar también el decreto-ley que
recoge fielmente, lealmente, lo que ustedes acordaron.

El acuerdo en sí --lo han dicho ustedes-- es una manifestación más de la
autorregulación, de una forma de entender las relaciones laborales y
considerar que es el compromiso entre las partes el que tiene que adaptar
el terreno de juego, las reglas de juego, a la realidad cambiante de los
mercados. Yo creo que ustedes han adquirido el compromiso, empresarios y
sindicatos, de conducir sus relaciones por un camino que ustedes mismos
han escogido. Por tanto, en ese sentido sólo tengo que felicitarles
porque me parece que es lo más adecuado en estas circunstancias. Estamos
viviendo mercados que cambian radicalmente de un día a otro y creemos que
la mejor manera de adaptarlos a esa realidad es precisamente dejar en las
manos de los agentes sociales el protagonismo en la regulación.

Decía el señor Gutiérrez que un acuerdo es siempre una transacción, un
intercambio de contrapartidas. Esto siempre es positivo en la medida en
que las dos partes lo que hacen es elevar a la mayor los puntos de
coincidencia y hacer que las diferencias cedan ante estos puntos de
coincidencia. Pero en este caso, añadía el señor Gutiérrez, más que esto,
no solamente es un acuerdo por transacción, sino que es un acuerdo por
unanimidad sobre una materia que me parece particularmente importante,
que es el empleo y el empleo estable. Es decir, se trata no sólo de
transigir en algunas partes (una y otra habrán tenido que transigir en
sus posiciones), fundamentalmente se trata de convenir unos y otros en un
bien común que yo creo que pertenece a ambas organizaciones, como es el
empleo, y tratar de conseguir que camine por una senda de más
estabilidad. Pues en ese sentido me parece también admirable.

Decía que los acuerdos se refieren a muchos ámbitos, pero yo insisto en
que lo más destacable es que se refieren al aspecto fundamental, a la
prioridad común que tenemos todos los españoles, que es crear más empleo,
y empleo además de calidad en nuestra sociedad. Es verdad que soy
bastante laico cuando contemplo cualquier tipo de acuerdos. A mí me
parece que incluso las críticas son saludables. Por tanto, los acuerdos
pueden tener las reflexiones que quieran hacerse. A mí me gusta sin
embargo quedarme en lo más importante, en que es un acuerdo. Lo
importante del acuerdo precisamente es que está pactado entre ustedes.

¿Su contenido? Pues ya digo que puede ser opinado de forma variable según
quién sea el que se acerque al acuerdo. Yo creo que el acuerdo en sí
mismo lo que cambia, insisto, son las reglas del juego para hacerlas más
vigorosas; pero no crean empleo las reglas del juego. Sabemos todos que
las reglas del juego del mercado de trabajo no son las encargadas de
crear empleo, sino en todo caso de hacer más fácil su creación o, como
decía el señor Gutiérrez, de crear unas condiciones más vigorosas para
que los crecimientos de riqueza tengan un efecto redistributivo a través
del empleo, que es de lo que se trata.

Dicho esto, hay que anunciar un riesgo, y es que esperemos todo del
acuerdo. El acuerdo es positivo, y si no se crea empleo estable seguirá
siendo positivo. El acuerdo es positivo ocurra lo que ocurra porque no
dependerá del mismo el futuro del empleo. El acuerdo es, ni más ni menos,
que la voluntad que han expresado empresarios y sindicatos de facilitar
que, a través de las políticas económicas que se quieran desarrollar,
pueda crearse empleo de mejor calidad. Por tanto, en sí mismo es bueno
hoy y lo será mañana. No creo que sea bueno que simplemente nos pongamos
a hacer valoraciones estadísticas permanentes de los resultados que pueda
tener este acuerdo y pensar que las estadísticas van a convalidarlo o van
a rectificarlo. A mí eso me parecería un error de enorme magnitud.

Insisto en que el acuerdo es bueno y los resultados ya no van a depender
tanto de aquellos que lo han formalizado sobre las reglas de juego, sino
de quienes tienen la responsabilidad de traducir los crecimientos
económicos en creación de empleo; y eso no es la responsabilidad desde
luego de los sindicatos, algo más de los empresarios y fundamentalmente
de la política económica del Gobierno.

Estamos viviendo en la sociedad española desde hace ya años, desde 1994,
un proceso de creación de empleo. Hoy conocíamos la encuesta de población
activa del primer trimestre de este año y, si hiciéramos caso simplemente
a lo numérico, hablaríamos de que desde 1994 hasta ahora se han creado
cerca de 850.000 empleos y han aumentado los indefinidos en 587.000. Bien
es cierto que hagamos las matizaciones que hagamos a los datos de la
encuesta de población activa, lo que nos va a resultar es siempre lo
mismo: con menores crecimientos económicos desde 1994 se está creando
empleo. Es decir, ha habido una reducción del umbral de creación de
empleo de nuestra economía, y esto es enormemente positivo. Ahora bien,
el empleo está cambiando. Se crea empleo pero el empleo está cambiando. Y
cuando digo que el empleo está cambiando no digo que sea consecuencia de
unas u otras reglas de juego del mercado de trabajo; el empleo está
cambiando en todo el mundo.

Haríamos bien en leernos el informe de la Comisión Europea sobre la
evolución del empleo en 1996 que nos dice textualmente: «La naturaleza
del trabajo está cambiando. El número de personas que trabajan de noche y
los fines de semana ha aumentado en todas partes. La mayoría de los
nuevos empleos creados en la década de los noventa son a tiempo parcial.

El empleo temporal ha supuesto la totalidad del incremento del empleo
masculino en la Unión.» Eso lo dice la Unión Europea no de España; es un
diagnóstico de 15 países que componen la Unión Europea. Por tanto, es
verdad que se está creando empleo. Si echamos la vista atrás veremos que
España es el país que más empleo ha creado, desde que se incorpora a la
Unión Europea, en términos relativos. Estamos hablando de que con la
excepción de Holanda, que varía sus estadísticas a mediados de



Página 6481




los noventa para incorporar el empleo a tiempo parcial, España es el país
donde más empleo se ha creado. Pero tan importante como saber cuánto
empleo se ha creado es conocer dónde y quién ha creado ese empleo. Y si
miramos un poco también los datos que están detrás de los números veremos
que cuando nos incorporamos a la Unión Europea teníamos un 17 por ciento
de la gente ocupada en el sector agrario y hoy tenemos el 8,5 por ciento;
teníamos entonces un 24,2 por ciento de empleo en la industria y hoy
tenemos un 20 por ciento; y teníamos un 50 por ciento de empleo en los
servicios y hoy tenemos casi el 62 por ciento. Pero no es una realidad
que afecte a España; afecta a todos los países de la Unión Europea.

Tenemos un 61,8 por ciento de empleo en el sector servicios y somos uno
de los países de la Unión Europea con menos empleo en el sector
servicios. Por tanto, esta evolución va a continuar, sin duda. Es verdad
que se está produciendo una nueva realidad de aquellos sectores que son
capaces de crear empleo y una pérdida de empleo en los sectores más
productivos. ¿Y quién crea empleo? Pues la pequeña y la mediana empresa.

Las grandes empresas no están creando empleo en ningún país de la Unión
Europa; crean empleo las pequeñas y medianas empresas. Fíjense ustedes,
desde 1990, si no me equivoco (me he preocupado de mirar en qué
subsectores se ha creado empleo y en cuáles se ha perdido), se ha perdido
empleo en química, alimentación, bebida, tabaco, textil, confección,
calzado, madera, corcho, artes gráficas, fabricación de productos
metálicos, construcción de maquinaria, fabricación de automóviles. En
todos esos subsectores se ha perdido empleo. ¿Y dónde se ha creado
empleo? En comercio al mayor y al detall, en hostelería, transportes,
instituciones financieras y seguros, inmobiliarias y alquileres,
educación, servicios sanitarios, veterinarios, sociales, recreativos,
culturales, personales, etcétera.

Por tanto, ésta es la realidad que hay detrás. Y eso requiere no
solamente un cambio en las reglas de juego, requiere también una serie de
políticas concretas que puedan permitir una mayor distribución de la
productividad. Porque es cierto que lo que puede estar ocurriendo es que
vivamos que los sectores más productivos están obteniendo altas tasas de
productividad con menor empleo y los sectores con menos productividad son
aquellos que están creando más empleo con peores condiciones de trabajo.

Esa es una realidad que ya vive el mercado de trabajo americano, ese que
tantos añoran y que sin embargo crea unas condiciones bastante
infradotadas en muchos empleos y que puede estar ya llegando también a
Europa.

Hace falta que la productividad cree empleo; hace falta que los
incrementos de la productividad no solamente vayan a rentas y vayan a la
creación de empleo; hace falta, señor Cuevas, el cambio de cultura al que
usted se refería. Y para eso hace falta apoyos con políticas concretas,
políticas activas. Fíjese usted en el cambio de cultura. Se suprimen los
contratos temporales no causales y no disminuyen. El número de contratos
temporales se mantiene y aumenta, pero no porque haya una amplia gama de
contratos temporales; sencillamente porque el contrato para obra o
servicio determinado, que era un 29 por ciento, ahora es un 41 por
ciento; o el contrato eventual, que era un 27 por ciento, ahora es un 39
por ciento. Hay que hacer un cambio de cultura, y es verdad que las
reglas del juego apoyan también ese cambio de cultura.

Yo les pediría que siguieran trabajando en esta dirección y que no
dejaran en la cuneta una reflexión (no mucho más que reflexión, se puede
decir, lo que ustedes han pintado en el acuerdo), que es la del tiempo de
trabajo. Me parece que todo lo relativo al tiempo de trabajo merece una
reflexión honesta desde el punto de vista intelectual. Hay una relación,
queramos o no, absolutamente nítida entre tiempo de trabajo,
productividad y empleo. La hay, y hay que investigarla. Fíjense que,
según los datos de negociación colectiva en España, la jornada pactada en
convenio colectivo no ha bajado ni ha subido, prácticamente se ha
mantenido estable entre el año 1990 y el año 1996: estamos en las 1.769
horas desde 1990. Pero es verdad que ha bajado un poquito en la
industria, muy poquito, 10 horas en esos años, y un poquito más en la
construcción, 32 horas, y sin embargo en el sector servicios ha aumentado
en 13 horas. Puede ocurrir que el conflicto histórico de clases se vea en
el futuro sustituido por un conflicto entre las personas, cada vez menos,
que trabajan en los sectores de alta productividad con mejores
condiciones de trabajo y las personas, cada vez más, que trabajan en
sectores de baja productividad con pésimas condiciones de trabajo. Eso
requiere un esfuerzo de redistribución de la productividad, un esfuerzo,
sin duda, de que ustedes sigan negociando y de poner a disposición de la
negociación colectiva muchos temas que no son solamente los que han
tratado sino los que en el futuro han de seguir trabajando.

Termino como empecé. Yo sigo pensando que lo grande del acuerdo es que es
precisamente un punto de entendimiento en un momento sin que agote la
negociación; que ustedes van a seguir negociando y que se van a seguir
corresponsabilizando del futuro del mercado de trabajo. Vamos a apoyar el
decreto-ley porque entendemos que traduce prácticamente de forma literal
lo que ustedes han pactado en la negociación. Tenemos que ver todavía,
dentro de las medidas de apoyo, aquellas que se refieren a las
reducciones de cotizaciones sociales. No lo hemos estudiado, lo veremos
con buen ánimo, pero creo que el Grupo Socialista coincidirá con los
agentes sociales en expresar sencillamente el convencimiento de que
ninguna medida puede deteriorar la estructura financiera del sistema de
la Seguridad Social ni servir para que se reduzcan políticas activas
dirigidas a la creación de empleo. Con estos principios nosotros vamos a
analizar esas medidas en el entendimiento de que no sólo nos preocupa
incentivar la contratación estable, sino que esa incentivación no suponga
merma de la estructura financiera de un sistema, el contributivo, que en
el año 2000 ha de estar financiado exclusivamente por cotizaciones
sociales, y que tendremos que pensar que estas medidas no van a ponerlo
de ninguna de las maneras en riesgo de estabilidad financiera.

Dicho esto, insisto, termino como empecé. Analizamos en lo que vale el
acuerdo, les felicitamos por haberlo conseguido y les exhortamos a que
sigan en el proceso de negociación porque tienen todavía mucho tajo por
delante.

Muchas gracias.




Página 6482




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el portavoz del Grupo Popular don
Rafael Antonio Hernando.




El señor HERNANDO FRAILE: Señor Presidente, quiero agradecer la presencia
de los representantes de los agentes sociales, sindicatos y empresarios,
en una tarde importante para la Cámara, importante porque en este acto se
ha venido a proceder a que ustedes den cuenta de un acuerdo de
trascendencia que nosotros hemos definido histórica --creo que este
acuerdo la tiene-- y sobre todo a posibilitar que muchos ciudadanos de
este país puedan, en virtud de ese acuerdo y desde el pasado sábado --y
por tanto desde hoy lunes--, acceder a un nuevo sistema de relaciones
laborales y a unas nuevas modalidades de contratos que, a nuestro juicio,
van a reforzar la estabilidad, van a limitar la inseguridad en el trabajo
y van a crear empleo de mayor calidad.

Generalmente los españoles tendemos mucho a valorar aquellas iniciativas
que nos vienen del exterior y a ser en algunas ocasiones demasiado
despreciativos con aquellas cuestiones que se desarrollan en el interior.

Yo creo que el modelo de negociación y el acuerdo al que ustedes han
llegado en estos momentos no sólo cuenta con el apoyo de los distintos
grupos parlamentarios que aquí lo han manifestado, no sólo cuenta con un
gran apoyo de la sociedad española, sino que además cuenta con la
admiración de muchos gobiernos europeos que han asistido ciertamente
interesados a ese proceso de negociación que ha traído como consecuencia
esa declaración que ustedes firmaban el 28 de abril y que, como se ha
dicho antes, no sólo se refiere al acuerdo que todos los medios de
comunicación han tratado con mayor intensidad sino que afecta a tres
acuerdos interconfederales de gran importancia. Eso ha sido lo que ha
posibilitado indudablemente que el Gobierno presentara o acordara en
Consejo de Ministros el pasado viernes estos dos reales decretos-leyes:
un real decreto-ley en el que se contemplan esas medidas urgentes para la
mejora del mercado de trabajo y fomento de la contratación indefinida,
que ha venido reforzado por otro real decreto-ley sobre incentivos en
materia de Seguridad Social y de carácter fiscal para el fomento de la
contratación indefinida y la estabilidad en el empleo. Los distintos
agentes sociales agradecemos en este caso que el señor Méndez haya
valorado como positivo en su configuración, porque desde el Grupo
Parlamentario Popular y desde el Gobierno hemos querido que este gran
acuerdo social marcado por el consenso fuera respaldado también por un
gran acuerdo político.

Este acuerdo marca una nueva etapa en las relaciones laborales, ya lo han
expuesto ustedes; fomenta la calidad y la estabilidad; apuesta por el
empleo fijo; modifica los contratos de formación haciéndolos más
adecuados a lo que es la realidad de la formación y su vinculación con la
formación profesional; va a limitar a nuestro juicio la rotación en los
contratos que, en estos momentos existía al eliminar esa figura que había
sido importada precisamente de otras relaciones laborales en el exterior,
como era el contrato de lanzamiento de nueva actividad; refuerza la
negociación colectiva como base del entendimiento entre los agentes
sociales; y de alguna forma en ese sentido supera el carácter que se
había dado a las relaciones laborales, reforzando o considerando que
solamente éstas podían realizarse mediante el carácter exclusivamente
tuitivo y protector del derecho laboral. Creo que abre una nueva etapa
precisamente en esas relaciones laborales y, como se ha dicho antes,
sirve para que el marco de las relaciones laborales sea cada vez más
fijado por los agentes sociales y no por las reglamentaciones elaboradas
por los distintos gobiernos. Además y sobre todo en la figura del nuevo
contrato indefinido para colectivos más afectados por el desempleo, como
son los jóvenes, o por la precariedad y las dificultades para encontrar
un nuevo puesto de trabajo, como son los mayores de 45 años, o aquellos
sectores en que las mujeres y los minusválidos, se encontraban
subrepresentados también nos parece positivo, y nos parece positivo
porque puede afectar a cerca de cinco millones y medio de trabajadores y
desempleados.

Este acuerdo me van a permitir les diga que es el claro exponente de una
nueva forma de considerar las relaciones laborales por parte del
Gobierno, una nueva forma que se basa en el diálogo y en el consenso, y
ha sido puesto en evidencia por algunos de los comparecientes que
precisamente ese progreso de diálogo social ha permitido otros acuerdos
entre ustedes y ha sido el que ha favorecido indudablemente que se
pudiera llegar al final a este acuerdo. Es indudable que el mérito es
exclusivamente de ustedes, y nadie pretende colocarse medallas que no le
corresponden. No sé si eso en una situación distinta hubiera sido igual;
sí recuerdo que anteriores reformas laborales acabaron en una huelga
general y que ésta va a ser posible que acabe no en una huelga general,
sino en un consenso general.

Además, el Gobierno, intentando mantener ese acuerdo y ese consenso,
antes de aprobar los dos reales decretos-leyes, ha pretendido que los
agentes sociales opinaran también sobre el texto, y yo creo que eso es
indudablemente importante. Los agentes sociales firmantes del acuerdo han
opinado sobre el mismo y han participado en su laboración importantes
expertos en materia laboral de este país. Además se ha consultado
previamente a los grupos parlamentarios sobre el texto y sobre la
modalidad de tramitación parlamentaria, y se ha consultado también y
presentado el texto al Consejo Económico y Social. En definitiva, creemos
que estos reales decretos-leyes, sobre todo el primero, ha tenido un
proceso de diálogo como no se había tenido en ocasiones anteriores.

A mí me parece además que en el acuerdo existe un elemento al que ustedes
no han hecho referencia pero que a mí sí me ha parecido importante e
interesante destacar, y es el establecimiento de la comisión mixta de
seguimiento. Si hay un elemento que ha favorecido una excesiva
precarización en el empleo, disparar precisamente esa situación de
precarización y temporalidad en el empleo en virtud de la última reforma
de 1994, y extender sus efectos durante varios años, ha sido precisamente
que no se realizó un seguimiento continuo y constante sobre el impacto de
esa reforma. Es indudable que si se hubiera hecho ese seguimiento
seguramente esas conclusiones que ustedes nos han manifestado hoy,
conclusiones relativas a la necesidad de un cambio de cultura por parte
de los



Página 6483




empresarios, reflexiones acerca del acuerdo entre los distintos agentes
sociales de que esta precarización no sólo perjudica a los trabajadores,
sino que perjudica también a los empresarios, podría haberse decidido
antes. (Risas.) No estoy buscando culpables, simplemente estoy
analizando, aunque esto les suene a risa, asuntos interesantes de este
acuerdo, acuerdo que parece no satisface o que produce risa a algunos. Yo
pediría respeto para este portavoz, al igual que nosotros hemos tenido
respeto para los otros portavoces. No sé si eso va a ser posible
mantenerlo a lo largo de mi intervención.

Como les decía antes, creo que la virtud de este acuerdo social es que
tiene y va a tener en esta Cámara un gran consenso político. Han existido
diferencias en cómo se procedía a la tramitación, y que al final todos
hayamos conseguido un acuerdo también sobre la tramitación que permita
que desde hoy ya estén en vigor estas materias, son positivas, no para el
ego de los grupos parlamentarios ni de ningún portavoz, sino
fundamentalmente para muchos desempleados y muchos jóvenes que padecen
esa situación de temporalidad.

El paro es la obsesión no sólo de este Gobierno sino de la sociedad
española y de los agentes sociales, y es un asunto prioritario para
todos. Indudablemente las medidas legislativas y fiscales que se han
adoptado y que se han presentado no van a servir exclusivamente para
atajar este problema o este fenómeno del paro pero, como se ha dicho, yo
sí creo que generan confianza. Generan confianza, incrementan el marco de
estabilidad política, económica y social que posibilita a cualquier
empleador confiar en el futuro de su país, en el futuro de su empresa, en
el futuro de su negocio, y, además, la situación económica que en estos
momentos tenemos, en algunas ocasiones debida a medidas económicas que se
habían adoptado con anterioridad pero en su mayor parte a medidas
económicas adoptadas por este Gobierno, favoreciendo el control,
disminuyendo el gasto público, disminuyendo el déficit público,
reduciendo los tipos de interés y marcando una situación de contención de
la inflación para llevarla a datos históricos, va a contribuir
indudablemente a dinamizar nuestra economía, a fortalecer nuestra
economía productiva y a hacer algo tan importante como que, con el fin de
conseguir lo que todos deseamos, la convergencia europea, no se realice
sólo esa convergencia europea en cuestiones o elementos macroeconómicos,
sino que esa cuestión o ese tema de la convergencia europea se produzca
también en una convergencia europea en materia de empleo. Esa es la forma
a nuestro juicio más solidaria de converger con el resto de Europa; eso
es lo que va a marcar en el futuro la posibilidad de mantener políticas
de solidaridad entre el resto de europeos y los españoles.

En estos momentos es indudable que existen indicios económicos o indicios
positivos en materia de empleo. El dato de la EPA del primer trimestre
publicado esta misma mañana, con una reducción de 50.000 parados en el
primer trimestre, y el hecho de que además las dos terceras partes se
haya producido entre mujeres, nos parece un dato importante. El récord
que se ha batido en altas en la Seguridad Social, o el hecho de que se
haya incrementado en punto y medio la cobertura a los desempleados en el
mes de abril, son datos a nuestro juicio positivos.

Coincido con alguno de los ponentes en una de sus reflexiones: hay que
pasar página de la cultura del pelotazo financiero como método de crear
estabilidad económica y hay que pasar página al sistema de precarización
de empleo y la contratación temporal como sistema de flexibilización del
mercado laboral. Ustedes han demostrado que existen otras fórmulas.

Quiero agradecérselo en nombre de mi grupo parlamentario, y se lo
agradezco en nombre de mi grupo parlamentario porque creo que también se
lo agradece la mayoría de la sociedad española.

Indudablemente esto no es un punto y final, es un punto y seguido;
existen indudablemente cuestiones que aún quedan por desarrollar y por
resolver, y es necesario que vayamos adaptando nuestra política económica
en el futuro a nuestra realidad social y a la evolución de nuestra
situación como país. Este acuerdo, como decía al principio, es un acuerdo
histórico y la sociedad española ya se lo agradece. Confío en que también
muchos españoles que puedan acceder a estos nuevos tipos de contratación
sepan que ha sido por el esfuerzo de los agentes sociales.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Los comparecientes tienen a continuación la
posibilidad de responder o comentar algunas de las intervenciones de los
portavoces de los grupos parlamentarios y lo van a hacer en el mismo
orden de actuación anterior.

Don Cándido Méndez tiene la palabra.




El señor SECRETARIO GENERAL DE LA UNION GENERAL DE TRABAJADORES (Méndez
Rodríguez): En primer lugar, quiero agradecer el sentido de las palabras
de los representantes de los distintos grupos parlamentarios, tanto las
que se han significado en términos de felicitación o agradecimiento por
la comparecencia como también a aquellos grupos parlamentarios que han
hecho consideraciones críticas o claramente discrepantes con el contenido
del acuerdo.

En ese sentido quisiera manifestar que para nosotros las críticas que se
pueden plantear en relación con el contenido del acuerdo y los
compromisos que de él se derivan, si nos infunden algo es ánimo; es ánimo
y nos sirven de acicate. Siendo críticas minoritarias pero absolutamente
legítimas, nos impulsan precisamente a un mayor compromiso en términos de
responsabilidad para que a lo largo del período de vigencia del acuerdo,
a lo largo de los próximos cuatro años, ese objetivo fundamental, que es
darle más dignidad al empleo, al trabajo en nuestro país, que es darle
mayor racionalidad, modernizándolo y articulándolo adecuadamente,
defendiendo menor número de convenios pero mejor articulados y con mejor
contenido, podamos llegar precisamente a buen puerto en estos objetivos y
presentar un balance digno ante el conjunto de la sociedad y
específicamente ante la clase trabajadora, en lo que al sindicato le
corresponde, en relación con el contenido de este acuerdo.




Página 6484




Es un acuerdo sobre el que, en primer lugar, tendría que manifestar, para
que quede meridianamente claro, que en ningún caso hemos definido ningún
tipo de exclusión. Es decir, hay organizaciones sindicales de ámbito
nacionalista que han podido participar en este y en otros procesos de
negociación y sin embargo --es algo que a nosotros nos preocupa--, se
mantienen en cierto nivel de automarginación a la hora de resolver los
problemas reales que afectan a las trabajadoras y a los trabajadores de
nuestro país. Eso en ningún caso nos satisface sino más bien, por el
contrario, nos preocupa, y ya nos gustaría a nosotros que esas
expresiones sindicales hubieran participado en este proceso de
negociación y en todo lo que define este proceso de negociación.

Quisiera asimismo hacer alguna reflexión sobre lo que se puede establecer
como vinculación de este acuerdo respecto a la reforma laboral del año
1994. A mi juicio la diferencia de procedimiento es tan abultada que a
partir de ahí se establece una singularidad de calibre por el propio
procedimiento: ésta es la expresión libre de un proceso de negociación
entre las patronales y los sindicatos, y a partir de ahí creo que hay
diferencias de cierta sustancialidad.

En cualquier caso yo creo que en este momento lo interesante es mirar
sobre todo y fundamentalmente al futuro; precisamente mirando al futuro
asentar la estabilidad en el empleo como cultura predominante en el
mercado laboral en nuestro país, y reforzar la democracia industrial a
través de una mayor racionalización y modernización de la negociación
colectiva.

El acuerdo sobre negociación colectiva, por ser de carácter obligacional,
afecta naturalmente a aquellos que lo hemos firmado, pero no es menos
cierto que el acuerdo para la negociación colectiva va a significar un
impulso que tienen que asumir libremente (lo hemos dejado también claro a
través de nuestras intervenciones) los protagonistas directos de la
negociación colectiva que son las sectoriales de la patronal, que son las
federaciones sindicales, que son los empresarios, que son los
trabajadores que, al final, lógicamente tendrán traducción de eficacia
general. Serán convenios que se podrán establecer a partir de este
impulso inicial desde las confederaciones que lo firmamos, pero tendrá
lógicamente, y así lo deseamos, eficacia general y directa en nuestro
mercado laboral. Pretendemos desde luego definir una estructura de
negociación colectiva que tenga suficientes niveles de articulación como
para que se puedan conjugar, como yo decía en mi intervención, la
necesidad de establecer cierta centralización en las relaciones laborales
y en las condiciones de trabajo en nuestro país en el marco de la Unión
Monetaria, con la deseable y más que deseable descentralización, para que
pueda servir la negociación colectiva a la realidad de los ámbitos
territoriales de las empresas en el conjunto del Estado.

En otro orden de cosas, tendría que manifestar que de nuestras palabras
se tiene que deducir necesariamente que éste no es el acuerdo para la
generación de más empleo. Sobre este particular no se trata de tener más
ni menos escepticismo, sino que simplemente el acuerdo, sobre todo y
fundamentalmente en el apartado del empleo, persigue precisamente
fomentar la contratación indefinida. En la misma introducción del acuerdo
queda meridianamente claro que sobre todo y fundamentalmente el
crecimiento económico, la existencia de una política económica
comprometida con la generación de empleo, el compromiso de los inversores
a favor de la economía productiva, el reforzamiento del tejido
empresarial, van a ser elementos determinantes para contribuir a la
generación de más empleo. Nosotros con el acuerdo pretendemos asegurar
que sea un empleo de calidad a lo largo de los próximos meses, a lo largo
de los próximos años, aunque bien es cierto que hay algunos elementos que
creo que no se deben desdeñar. Nosotros incorporamos en el acuerdo una
discusión sobre todo lo referido al tiempo de trabajo, a la
redistribución del tiempo de trabajo, y yo creo que es de interés y de
significación en primer lugar constatar dónde se incorpora dentro de los
tres bloques de este acuerdo lo relacionado con el tiempo de trabajo: lo
hemos incorporado precisamente en el primer apartado, en el apartado que
tiene directa relación con el empleo, porque consideramos que ésta es una
discusión que se vincula a la generación de empleo, vinculándose también
de manera simultánea al buen funcionamiento de las empresas. Es una
discusión que no tiene en este momento ninguna conclusión predeterminada,
pero el mero hecho de que hayamos podido suscribir este acuerdo y
discutir a lo largo del próximo año, o en el primer año de vigencia del
acuerdo, todo lo relacionado con la duración, redistribución del tiempo
de trabajo, ya es un síntoma que creo que hay que valorar como positivo,
al margen de que tenga para nosotros la deseable conclusión de que se
tomen determinaciones en esta materia que podamos trasladar lógicamente
al conjunto de la sociedad, también a los grupos parlamentarios y al
Gobierno si tuvieran traducción legislativa.

Ahora bien, estimo que en cierta medida hay que darle relevancia, porque
la tiene, a ese compromiso que se incorpora precisamente también en este
apartado de recabar la apertura de conversaciones con carácter inmediato
con el Gobierno, en el objetivo de que se eliminen o reduzcan horas
extraordinarias con carácter general, en ámbitos territoriales
determinados o a nivel sectorial, precisamente para mejorar las
posibilidades de colocación de los trabajadores en paro. Ese es un
compromiso que existe y lógicamente tendremos que aplicar con carácter
inmediato, tal y como se refleja en el acuerdo.

Respecto al debate general, yo creo que son en cierta medida exponentes
positivos y significativos, que en convenios importantes en nuestro país,
como puede ser el convenio del metal de Vizcaya o como puede ser el
propio convenio de la construcción, ya se han tomado determinaciones
precisamente en el horizonte de ir reduciendo de manera paulatina pero
tangible el tiempo de trabajo en ambas actividades, en un caso a nivel
provincial, en otro caso a nivel estatal, como es el caso del convenio
general de la construcción.

En otro orden de cosas, también querría manifestar que no compartimos en
absoluto que este acuerdo se pueda calificar como el acuerdo de
abaratamiento del despido. Es más, yo creo que una lectura rigurosa y
sobre todo vinculando



Página 6485




la lectura rigurosa del acuerdo a los colectivos a que va dirigido, se
llega a la conclusión a mi juicio radicalmente contraria, yo diría que
incluso opuesta, porque si algo significa este acuerdo es precisamente la
mejora de las garantías judiciales, de las garantías indemnizatorias o de
las cuantías indemnizatorias, que brillan por su ausencia hacia los
colectivos que se dirige y además, a mi juicio lo más importante,
significa definir un horizonte de mayor dignidad, de mayor estabilidad en
la relación laboral, frente a la desazonante realidad que en estos
momentos padecen seis millones de trabajadoras y trabajadores en nuestro
país que bien no tienen empleo, o bien tienen un empleo en precario, un
empleo temporal que en el 70 por ciento de los casos tiene una duración
de menos de tres meses y que en el 40 por ciento de los casos, como creo
que ustedes conocen perfectamente, tiene una duración de menos de un mes.

Quisiera asimismo significar que todo lo que se pueda referir a medidas
disuasorias del uso inadecuado de la contratación temporal está
lógicamente pendiente de los propios plazos que el acuerdo marca. El
acuerdo establece que a lo largo de los seis primeros meses de vigencia
habrá que hacer un análisis, una evaluación de la evolución de la
contratación temporal, y a partir de esa evaluación habría que tomar las
medidas pertinentes, o proponer los firmantes las medidas pertinentes al
Gobierno. Por tanto, yo en este momento en ningún caso puedo considerar
una renuncia explícita a penalizar la contratación temporal o a
establecer medidas disuasorias --me parece más adecuado ese término--
respecto a la contratación temporal, porque los firmantes del acuerdo no
hemos hecho en ese sentido ninguna indicación, ninguna solicitud al
Gobierno, puesto que hay que esperar lógicamente a que se cumplan los
plazos previstos en el acuerdo.

Quiero manifestar que a nosotros nos preocupa también de manera
extraordinaria todo lo relacionado con la evolución de los ingresos de la
Seguridad Social. Cuando se nos planteó buscar un mecanismo de
incentivación de la contratación indefinida que tuviera como elemento
básico la reducción de las cotizaciones sociales de las empresas, tuvimos
muy presente advertir al Gobierno, por un lado, que eso no podía
significar ninguna merma de los ingresos actuales de la Seguridad Social;
en ese sentido el Gobierno explícitamente nos ha manifestado que habrá un
mecanismo de compensación interna, y esa compensación interna por tanto
tendrá que venir a amortiguar o eliminar la eventual merma que pudiera
haber en los ingresos de la Seguridad Social. En segundo lugar
manifestamos que la compensación interna no podía tener como instrumento
precisamente el gasto en las partidas de políticas activas de fomento del
empleo, y en ese sentido también se nos han dado garantías verbales que
considerábamos y consideramos suficientes. Es más, a mi juicio, si
pudiéramos conseguir en plazo de tiempo razonablemente corto una mejora
sustancial de la contratación indefinida en nuestro país, no sólo no se
produciría una merma en los ingresos de la Seguridad Social, sino que
razonablemente eso en cierta medida debía traducirse a medio plazo en una
mejora de los ingresos de la Seguridad Social.

Simplemente para terminar, decir que efectivamente ahora la gran
aportación a este compromiso se tiene que derivar de una política
económica comprometida con la generación de empleo, y en ese sentido
tenemos que constatar que el Gobierno tiene sólo y exclusivamente como
elementos de referencia las políticas macroeconómicas o, lo que es lo
mismo, el cumplimiento de los criterios de convergencia, pero sin embargo
hay elementos de política que brillan por su ausencia, como puede ser la
no existencia de una política industrial, u orientaciones en la política
del Gobierno, como puede ser lo relacionado con los cambios en la
fiscalidad de nuestro país que, lamentablemente, nosotros tenemos que
manifestar no contribuye a la generación de más empleo. Es más, a mi
juicio, algunos cambios en la fiscalidad en este momento precisamente
siguen alimentando la búsqueda del dinero fácil, y de una u otra manera
podríamos estar ante la evidencia de que felizmente pudiera haber
fenecido la cultura del pelotazo, pero con otra expresión la cultura del
pelotazo por los cauces de la fiscalidad vuelve precisamente a estar
presente en la economía de nuestro país.

Y nada más. Simplemente reiterar mi agradecimiento por la oportunidad que
nos han brindado de compartir estos minutos con ustedes.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el Presidente de la CEOE, José
María Cuevas.




El señor PRESIDENTE DE LA CONFEDERACION ESPAÑOLA DE ORGANIZACIONES
EMPRESARIALES (Cuevas Salvador): Con la brevedad posible, primero, para
agradecer todas las intervenciones de los diferentes portavoces de los
grupos parlamentarios en su expresión general de apoyo y aliento al
proceso que realmente hemos abierto y que no ha terminado. Puedo asegurar
que no ha terminado, para la tranquilidad sobre todo del señor Griñán; es
un proceso muy rico, es un proceso muy importante, y creo, por lo menos
ésa es la voluntad de las organizaciones empresariales y estoy convencido
que también de las organizaciones sindicales, que lo continuaremos con
toda la intensidad y con todo el interés que hemos demostrado.

La señora Aguirre y el señor Campuzano han expresado motivos de
preocupación que realmente se han visto en las páginas de los periódicos,
y uno es a quién afecta el acuerdo sobre la negociación colectiva. Creo
que lo ha dicho Cándido Méndez: nos afecta a nosotros, afecta
exclusivamente a las confederaciones, y está dicho en el propio acuerdo.

¿Qué se tiene que hacer a continuación? Una valoración o un diagnóstico
lo más amplio posible, con la intervención de todos los que tienen la
responsabilidad actual de negociar los convenios colectivos, para poder
dibujar el mapa actual de la negociación colectiva. Ese es el primer
compromiso que hemos asumido. Segundo compromiso que hemos asumido:
respetar escrupulosamente las decisiones que tomen los empresarios junto
con los trabajadores en cada uno de los ámbitos, a los cuales, por
supuesto, explicaremos nuestros propios puntos de vista, que están
contenidos en este compromiso, y ellos tendrán que hacer su debate.




Página 6486




Es bueno, yo creo que es bueno que se respete escrupulosamente la
voluntad que decidan después de este debate tanto los representantes de
los trabajadores como los representantes de los empresarios en cada uno
de los ámbitos de la negociación, y pido a las diferentes
administraciones que no sean beligerantes con lo que se ha llamado los
marcos nacionales propios. Eso tendrán que decidirlo los propios
empresarios y los propios trabajadores, y lo que viene a continuación es
la obligación de respetar cuanto decidan. Si en Cataluña los empresarios
del metal o de la química deciden que quieren que en su convenio
sectorial se traten determinados temas y que en los convenios
territoriales, provinciales o de empresa de Cataluña se traten otros, yo
pido a los dirigentes políticos y administrativos del Gobierno de
Cataluña que respeten la decisión que tomen los empresarios y los
trabajadores. Y punto, no pido más. Cualquier injerencia o cualquier
beligerancia respecto de formas concretas de negociación colectiva
analizadas desde el punto de vista político, creo que constituirán un
enorme retraso en el proceso de modernización de la negociación
colectiva. No quiero que se vea en estas palabras mías la más mínima
crítica, sino simplemente una valoración.

Hemos tratado de establecer que ese compromiso afecta exclusivamente a
las organizaciones que lo han firmado, y nos afecta en el doble sentido,
primero, de saber qué está pasando; segundo, de saber qué quieren
empresarios y trabajadores respecto de sus unidades de negociación; y
tercero, explicarles lo que en este momento nos parece más coherente para
lograr una negociación colectiva, como antes decía, más especializada y
más rica en los diferentes temas. Después serán los representantes de los
trabajadores y de los empresarios los que tomen su decisión. Les puedo
asegurar que en la información que ya tenemos, en contacto con todos los
ámbitos empresariales, éste es un tema tan variado y tan rico que le
puedo decir que hay empresas grandes que desean que haya convenios
colectivos sectoriales y hay empresas grandes que desean que no los haya,
que haya sólo su convenio de empresa, y lo mismo le puedo decir de
empresas pequeñas y de empresas medianas, unas desean que les cubra su
convenio sectorial y otras desean que les cubra su convenio principal.

Casi siempre desean que les cubra un convenio superior al de empresa. Esa
es la realidad que tenemos, y no creo que estemos en condiciones de
forzar esa realidad sino de convencer esa realidad. Por tanto, que no
haya ningún temor, que el compromiso que hemos asumido es respetar
justamente la voluntad que expresen tanto los representantes de los
trabajadores como de los empresarios. Donde los empresarios y los
trabajadores decidan que debe haber un convenio de carácter territorial,
sea autonómico, sea provincial, lo decidirán así, y lo decidirán también
en el ámbito de sus organizaciones sectoriales. Y punto.

Hay otro tema que me interesaba aclarar y que ha suscitado sobre todo el
señor Campuzano: determinadas críticas desde el ámbito de las pequeñas y
medianas empresas. La mayor representación de las asociaciones de
pequeñas y medianas empresas están integradas en Cepyme y en CEOE, con
una enorme amplitud. Unánime y calurosamente todas han decidido que este
acuerdo está fundamentalmente dirigido a las pequeñas y medianas
empresas, y no a las grandes empresas, que tienen otros problemas. Y si
no hubiera otras cuestiones que se implicaran en esta situación,
seguramente que alguno de estos sectores lo vería con la misma claridad.

Yo respeto la multiplicidad y la pluralidad de las organizaciones
empresariales, pero después de respetarlas, así como sus opiniones,
aunque sean contradictorias, hay que decir cuál es la realidad
representativa de las pequeñas y de las medianas empresas en el conjunto
de España. La realidad es la que es. También respeto que haya
asociaciones con la representatividad a nivel local o a nivel territorial
que tienen, que se les quiera dar, o que se les pueda dar, que tengan
unas opiniones distintas. Pero la verdad va a misa. Yo les agradecería a
ustedes, que tienen una influencia política significativa en esos
ambientes, sobre todo en Cataluña, que les explicaran cuál es la
situación en la que van a quedar las pequeñas empresas después de este
acuerdo. En indemnización por despido procedente (y la nueva redacción
del artículo 52 permite, con el tiempo necesario que sea, que haya más
despidos procedentes que los que ha habido hasta ahora), el despido
procedente para las pequeñas empresas seguirá siendo de 20 días, pero
además es que tendrán y seguirán teniendo una reducción del 40 por ciento
con cargo al Fondo de Garantía Salarial, luego su indemnización será de
12 días. El despido improcedente en las nuevas contrataciones se ha
reducido también en porcentajes importantes. Esa es la nueva situación de
los pequeños empresarios, sobre todo en empresas de menos de 25
trabajadores, después de este acuerdo en cuanto a coste de indemnización
y en cuanto a flexibilidad del despido en esas dos grandes
circunstancias. Si después añadimos lo que se ha introducido en los
mecanismos propuestos por el Gobierno y que ustedes tienen que debatir,
sabemos dónde queda el coste de la Seguridad Social para pequeñas
empresas y sabemos dónde queda el coste fiscal una vez que se quieren
aislar los efectos fiscales en los empresarios que están sujetos a
módulos de tributación. Si a eso se añaden las consecuencias de la
política económica de los últimos meses, donde la reducción del costo
financiero es importante, donde la reducción del costo fiscal es
importante y donde las ayudas para promover las acciones exteriores de
las pequeñas empresas siguen creciendo y se siguen fortaleciendo, yo en
conjunto creo que no es muy negativo el panorama y el marco en el que
tienen que actuar las pequeñas empresas --lo digo honradamente-- aunque
me gustaría que fuera mejor, qué duda cabe, y a ellos mismos también.

Pero creo que hay razones objetivas para explicar a los que hacen de la
lágrima la justificación de una asociación que los datos son los que son.

Ahora bien, si de verdad quieren seguir manteniendo la asociación a base
del pañuelo y de la lágrima, ése es otro tema y yo no quiero entrar en
ese debate. Pero ésa es la realidad de las pequeñas empresas; ésa es la
realidad con números y la realidad objetiva, y es la realidad también de
la negociación colectiva.

Respodiendo también a don Pedro Izquierdo, quiero decirle... (Risas.)
Perdón, ha sido una confusión que reconocerá



Página 6487




usted que tiene cierta explicación. Don Pedro Vaquero. Por un lado
lamento su discrepancia, pero por otro lado le agradezco la sinceridad
con la que lo ha expresado. Así veo las cosas. De todas maneras me han
parecido graves algunas de sus afirmaciones. Usted ha dicho que en todo
caso creará este acuerdo un clima mejor, pero si no se produce un cambio
de política distinta no tendrá ningún efecto. Usted ha dicho que el menor
coste del despido y de la Seguridad Social no va a evitar el uso de la
contratación temporal por los empresarios. Le puedo volver la frase por
pasiva y decir: El mayor coste del despido y la rigidez en el despido
tampoco lo ha producido, sino que ha producido la situación que en este
momento nos preocupa. Luego de sabios es decir que si ya hemos
experimentado que un mayor coste del despido produce lo que produce, y
una mayor rigidez produce lo que produce, parece que es sabio el análisis
de enorme prudencia que han hecho todos los dirigentes sindicales al
decir: Probemos otra cosa, y además probémosla con todas las cautelas;
que esto funcione durante cuatro años, que funcione bajo la lupa, vamos a
ver qué es lo que pasa, etcétera. Eso me parece que es razonable y
sensato.

Usted ha dicho otra cosa que también me preocupa mucho, que sin penalizar
la contratación temporal no se mejorará la estabilidad. Si se penaliza la
contratación temporal en la forma que deduzco de sus palabras, desde
luego no sé si se creará más estabilidad o menos estabilidad, lo que le
aseguro es que no se creará empleo sino que se generará desempleo.

Seguramente se generará desempleo ni siquiera estable, sino casi
permanente para los colectivos en los que yo estoy. Pero es mi opinión o
valoración.

También le agradezco --aunque tenga un componente de lamento creo que
también tiene un componente de esperanza-- su anuncio de enmienda a la
totalidad, porque estoy seguro de que usted es capaz de describir con
minuciosidad la política económica alternativa que quiere sostener esa
enmienda a la totalidad, y nosotros también con toda libertad tendremos
ocasión de comparar esa política económica propuesta por ustedes y los
efectos que pueda producir con las otras políticas económicas de los
países con los que tenemos que competir. Y no olvide usted que es el
destino de casi el 80 por ciento de nuestras exportaciones, que algo
tienen que ver las exportaciones y la actuación de las empresas españolas
en la creación de empleo, en la actividad o en el crecimiento de la
economía; algo tiene que ver ese fenómeno de la exportación y de la
capacidad de competir.

Al señor Griñán quiero también agradecerle de manera muy efusiva sus
explicaciones y sobre todo su apoyo. A lo mejor podrían decir algunos
malpensados que podría tener razones políticas perfectamente explicables
para no haberse expresado con la sinceridad, con el calor y con el apoyo
con que se ha expresado el señor Griñán, pero no cabe duda de que el
señor Griñán ha pasado por estas batallas y las conoce muy bien, por lo
que le agradezco su sinceridad. Es más, comparto algo que ha dicho al
final y que yo llevo diciendo hace mucho tiempo. Estamos viviendo una
etapa de nuevos conceptos del empleo y del desempleo. Y lo que él ha
dicho es verdad. Los informes de las autoridades de la Unión Europea ahí
están y dicen lo que dicen: cómo está creciendo en determinados aspectos
el empleo en los países europeos. Pero también quiero decirle que con
todo ese crecimiento de otro tipo de organización del trabajo (a tiempo
parcial, etcétera) la media de la Unión Europea en contratos de este tipo
está en el 10 o en el 11 por ciento y nosotros estamos ya en el 35 por
ciento. Ese es el dato que a nosotros más nos ha preocupado para decir
que seguramente no es por este camino por el que tenemos que ir. Pero
estoy totalmente de acuerdo en que estamos en una etapa en que los
cambios en el mundo del trabajo, en las relaciones y en la organización
del trabajo son trepidantes y fulminantes. Por eso el valor que pueda
tener este acuerdo es que aceptamos ese hecho unos y otros, y vamos a
seguir vigilando y comprobando si estas medida que hoy podemos proponer
son correctas o producen distorsiones o no son las que de verdad deberían
de suceder.

Estoy totalmente de acuerdo con el señor Griñán en que la organización
del tiempo de trabajo es un aspecto fundamental para el empleo y para la
competitividad de las empresas. Así lo hemos suscrito y lo hemos firmado.

En ese tema no hemos podido entrar con todo detalle en este momento, pero
hemos asumido el compromiso de estudiar con toda la profundidad necesaria
toda esa problemática vinculada a las dos, a la mejora de la
competitividad de las empresas y al empleo. Vamos a dedicarnos a trabajar
en los próximos meses con la parsimonia con que a lo mejor lo hemos hecho
en este tema, pero tratando de buscar la coincidencia en el análisis, en
el diagnóstico y en qué es lo mejor. Yo soy de los que creo que el tiempo
de trabajo tendrá que modificarse inevitablemente en un plazo muy corto.

Si a eso se añade mayor flexibilidad en la distribución del tiempo de
trabajo, que mejorará la competitividad de las empresas, seguramente será
más fácil. Entre los conceptos y criterios de flexibilidad y una nueva
ordenación del tiempo de trabajo seguramente tendremos que discutir en
los próximos meses; puede estar seguro de que vamos a discutir.

Yo no soy reticente. Ni quiero penalizar a las pequeñas y medianas
empresas, ni quiero penalizar a las grandes. Las grandes empresas
seguramente no crean empleo en su plantilla, pero están generando empleo
de manera indirecta; incluso me atrevería a decir en las plantillas de
las pequeñas y medianas empresas. Esa es una de las manifestaciones de
cómo la organización del trabajo va por nuevos derroteros. Qué duda cabe
que las grandes empresas de la química, de la construcción, etcétera, que
han reducido sus plantillas y que a lo mejor tienen que seguirlas
reduciendo, al final están utilizando los servicios de una multitud de
pequeñas y medianas empresas que están compensando la situación. Luego
creo que no deberíamos hacer divisiones muy tajantes entre las grandes
empresas y las pequeñas y las medianas. En todo caso, señor Griñán,
nuestro compromiso es el que está escrito. Este es un proceso de
negociación abierto, con la mejor voluntad de buscar los cambios
culturales que necesite. Nos podemos equivocar, pero ustedes nos
corregirán, que son los representantes del pueblo español; sin embargo,
nuestra mejor voluntad está asegurada.




Página 6488




Quiero también tranquilizarle en otro punto: las bonificaciones o los
incentivos a los contratos indefinidos. Los primeros que ponen pies en
pared cuando se puede generar cualquier peligro de desequilibrio
financiero de la Seguridad Social le puedo asegurar que son los
empresarios, simplemente porque saben a quién le va a tocar pagar ese
desequilibrio financiero. Luego ésa es una constante. Otra cosa es que
nosotros urjamos, con la mayor rapidez posible, lo que este Congreso ha
suscrito: cómo se logra rápidamente y se garantiza el equilibrio
financiero para conseguir el objetivo de que las cotizaciones sociales
financien exclusivamente las prestaciones contributivas, no las no
contributivas. A partir de ese momento podremos discutir si las
cotizaciones son altas o bajas y cuáles deberían ser para que, como se ha
firmado en los Pactos de Toledo, las cotizaciones sociales no fueran uno
de los condicionamientos negativos del empleo, en lo que parece que hay
también un consenso político, no en el cuándo se debe hacer eso (sí en el
cuándo, aunque con el ritmo adecuado), en cuanto a su conclusión creo que
hay un consenso político amplísimo y así está descrito en los Pactos de
Toledo.

No vamos a urgir nada que genere un desequilibrio financiero de la
Seguridad Social, por las razones que ya he dicho, pero sí vamos a urgir
que desde el Gobierno y desde los grupos parlamentarios se apoye con toda
la rapidez posible lo que se ha venido en llamar la separación de fuentes
de financiación. Entonces discutiremos cuál es el equilibrio financiero
de la Seguridad Social y cuál es el peso de las cotizaciones sociales.

Hasta ahora lo único que le hemos dicho al Gobierno es: Cojan ustedes el
importe de las bonificaciones que hoy están en vigor --que en gran parte
se están dirigiendo a las contrataciones temporales--, trasládenlo a
incentivar la contratación indefinida y no se gasten ustedes una peseta
más. Después ya veremos, en los trámites que vengan de elaboración de
presupuestos, qué es lo que tendrá que hacerse en la cotización general.

Tampoco se podrán mantener en mi opinión, durante mucho tiempo, unos
criterios de cotización social diferenciada de unos contratos respecto de
otros, porque abre consecuencias poco positivas y tendrá que llegar un
momento en que se tendrá que equilibrar. Yo no creo que sea la palabra
penalización de los contratos temporales la que se deba utilizar. Los
contratos temporales que deban existir, deben existir, y si los de obra y
servicio crecen, pues crecen porque la actividad económica está creciendo
por ahí, o si son eventuales es que está creciendo por ahí. Lo único que
nos preocupa --y está así establecido en el acuerdo y en el compromiso--
es que no se desvíen innecesariamente la naturalidad y la funcionalidad
de esos contratos. Eso es lo que vamos a tener que vigilar, como muy bien
ha dicho Cándido Méndez, en esa comisión mixta, con los datos que nos
facilite el Gobierno, y el día que comprobemos que se están produciendo
esas desviaciones sin duda haremos nuevas propuestas. Pero yo no creo que
tengamos que hablar de que hay que penalizar las cotizaciones a la
Seguridad Social de los contratos temporales causales ni que hay que
erradicar esos contraros porque, por mucho que queramos hacerlo, no lo
vamos a conseguir y se van a producir efectos distorsionantes, y somos
los principales guardianes, por razones propias, de los equilibrios
financieros necesarios de todo el sistema de la Seguridad Social, entre
otras cosas porque somos unos accionistas importantes y por ello tenemos
derecho a exigir que con ese dinero se haga lo mejor posible.

Al señor Hernando del PP también quiero agradecerle de manera entusiasta
varias cosas: primero, su apoyo y su intervención; segundo, el papel que
el Gobierno, apoyado en el Partido Popular, ha hecho en toda esta
operación, y lo decía al principio; y tercero, que a pesar de la
discrepancia política, que yo respeto y la entiendo, que transmita a su
Gobierno que siga manteniendo la política económica que está haciendo,
porque creo que los objetivos que se había propuesto, que son objetivos
de todos, en estos 12 meses se están cumpliendo plenamente. Y yo distingo
dos cosas. Una cosa es dotar de la estabilidad económica suficiente, que
es en una primera fase estabilidad macroeconómica, para a continuación
poder dar el paso --que creo que ya se está empezando a dar-- de cómo esa
estabilidad macroeconómica empieza a traducirse en dinamismo y en
estabilidad microeconómica. Creo que eso es lo que se está produciendo.

Estoy completamente seguro de que si no se distorsiona esa orientación en
los próximos meses va a haber un dinamismo de la actividad económica y de
la actividad empresarial mucho más fuerte del que hemos percibido en los
últimos tiempos, incluso en estos últimos 12 meses. Estoy absolutamente
convencido. Luego a pesar de todas las críticas y a pesar de todas las
oposiciones, por favor, señor Hernando, mantengan ustedes la política
económica de estabilidad y de equilibrio de los grandes datos
macroeconómicos. Una vez que se haya logrado la permanencia de esa
estabilidad podemos empezar a discutir qué hacemos con la misma. Yo ya le
aseguro qué es lo que van a hacer los empresarios: en ese marco de
confianza y de mayor estabilidad van a hacer mayor inversión y van a
crear más empleo. Yo eso no se lo voy a firmar, entre otras cosas --se lo
aseguro-- porque no tengo que ganar ningunas elecciones, y como no tengo
que ganar ningunas elecciones eso no se lo voy a firmar, pero quiero
decir que es el efecto coherente, es la pura coherencia de una cosa con
otra.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Señor Gutiérrez, tiene la palabra.




El señor SECRETARIO GENERAL DE COMISIONES OBRERAS (Gutiérrez Vegara):
Como ven, en todos los campos de la vida política o social cuecen habas,
y así como nosotros, a pesar de estas diferencias en otros temas sobre la
política económica, hemos sido capaces de alcanzar acuerdos, también hay
que felicitarse de que en una vida política plural, con diferencias muy
legítimas, se esté configurando un gran consenso parlamentario en torno
al acuerdo.

En relación a si el acuerdo crea o no empleo, cada vez observa uno que en
este país se utiliza mucho la brocha gorda para valorar las cosas y se
desprecian los matices, yo no quisiera, ni muchísimo menos, avalar la
idea que muchas veces se traduce en crítica caricaturesca del acuerdo



Página 6489




que dice: No, si los propios firmantes reconocen que esto no vale para
crear empleo. Tanto la letra impresa, sea en el «BOE» y hecha por el
mejor Gobierno que pudiéramos imaginar los trabajadores, como los
acuerdos son al empleo igual que el primer principio de la termodinámica
es a la energía: No lo crea, lo transforma, hasta ahora con voluntades
que yo no voy a enjuiciar en este momento. Ha sido objeto en el pasado de
críticas y de conflictos. En mi opinión, han transformado el empleo a
peor y lo han hecho más vulnerable y no se ha creado el empleo suficiente
y al menos el adecuado en la calidad que hubiéramos querido. El acuerdo
por sí mismo no creará empleo, pero yo creo que por una vez contribuye a
ir transformando empleo precario en empleo estable. Como decía muy bien
el señor Griñán, esperar a que las estadísticas legitimen o desautoricen
a los firmantes de este acuerdo, a mí me parece una actitud mala,
negativa, porque aunque así ocurriera, nosotros, que asumiríamos nuestra
responsabilidad, no vamos a echar balonces fuera ni a escurrir el bulto
de nuestras responsabilidades, pero también indicará que ha habido otras
responsabilidades que han fallado estrepitosamente. A mí me parece que el
problema del empleo en nuestro país es tan serio que tal vez sobren los
escepticismos incrédulos o aquellos que profetizan siempre la catástrofe
y que esperan a darse la razón a sí mismos cuando pasan las catástrofes.

Estos son los que en esta vida sobran, son los únicos que sobran para
construir el futuro. Me estoy refiriendo fundamentalmente no a quien hace
las críticas en esta Comisión (se pueden hacer críticas, pero
lamentablemente quienes las hacen no tienen el poder suficiente, ni
político ni económico, para intervenir en este proceso), sino a quienes
de verdad tienen ese poder en sus manos. Por tanto, yo creo que el
acuerdo sí es un factor que ha de contribuir a la creación de empleo y a
mutar en positivo la calidad del empleo.

El ámbito funcional, el ámbito del acuerdo ya se ha dicho, pero yo
quisiera subrayar algo. El ámbito es el de todo el Estado, porque es en
el que inalienablemente nosotros estamos legitimados, democráticamente
legitimados (CEOE, Cepyme, UGT y Comisiones Obreras) para actuar; una
legitimación ganada a pulso en todos los confines de las relaciones
laborales de nuestro país. Ahora bien, como ya se ha dicho y habrá que
volver a insistir en ello, es un acuerdo obligacional para quienes lo
hemos firmado, no para quienes no lo han firmado. Por ir directamente a
este grano que no acaba de supurar, con toda franqueza, nosotros, en
1994, nos inquietamos muchísimo con la reforma del artículo 84 del
Estatuto de los Trabajadores que podía dar prevalencia a aquellos que
quisieran romper el marco de las relaciones laborales en el ámbito del
Estado estableciendo otros convenios. La vida ha demostrado que ni
siquiera quienes han tenido en sus manos esta posibilidad legal han
podido configurar un entramado intermedio de negociación colectiva. ¿Por
qué? Pues porque pese a las indicaciones o tendencias políticas que
apuntasen en esa dirección hay algo que trasciende de fronteras y aun de
idiomas en el mundo actual. Si hay un lenguaje universalizado es el de la
organización del trabajo. Esto no se para en el Ebro ni en el Tajo ni en
los Pirineos y está por encima del japonés, del inglés, del alemán, del
euskera, del catalán o del castellano. Estamos en la Europa que queremos
y estamos peleándonos con estos señores, todos los días, en un proceso de
diálogo social a nivel europeo para que a partir del reconocimiento de
los comités de empresa y de nuevos derechos de información y consulta de
los trabajadores en estas empresas plurinacionales o multinacionales
podamos ir germinando espacios de negociación colectiva supranacionales
también. Nosotros, que somos en todo caso los más representativos en el
conjunto del Estado español, no tenemos ningún miedo a perder soberanía
por construir estos espacios supranacionales. Estamos deseosos de perder
esta pretendida soberanía para ganar muchísimo más en la intervención, en
el cogobierno del trabajo y de los derechos a nivel europeo. Por tanto, a
mí me ha parecido que nuestros miedos iniciales tras la reforma de 1994
han podido paliarse, han podido atemperarse cuando hemos visto que, pese
a todo, quienes podían hacerlo no han logrado establecer (no era muy
sensato) este nuevo entramado de convenios colectivos como si la
organización del trabajo en la metalurgia, en el sector de la telefonía o
en cualquier otra actividad pudiera parcelarse de manera sustancialmente
distinta entre unos ámbitos geográficos y otros. Otra cosa bien distinta,
y es lo que hemos hecho finalmente, es que conscientes de las realidades
específicas, de las características propias de cada ámbito autonómico,
vamos a indicar que la negociación colectiva a nivel estatal y por
sectores no impida, no cierre la posibilidad de enriquecer, como se ha
dicho por José María Cuevas, la negociación colectiva en estos ámbitos
inferiores. Tal vez la diferencia entre nosotros y quienes tienen otra
perspectiva tan legítima como la nuestra pero de ámbito más reducido es
que aquéllos pueden pensar que su razón de ser exige, necesariamente,
negar la razón de ser de otras legitimidades o de otros ámbitos de
actuación. Nosotros, no. Nosotros para reafirmar nuestro papel, como
hacemos en este acuerdo, no necesitamos negarle la razón de ser a nadie.

Al contrario, ofrecemos una propuesta que hace perfectamente compatible
en nuestro país, y ojalá lo consigamos pronto, el ejercicio de las
respectivas responsabilidades en los distintos ámbitos.

Un representante político muy importante de una nacionalidad histórica de
nuestro país, interesado en el transcurso de las negociaciones, ponía
especial interés en conocer cómo íbamos tratando este asunto. Creo que
advertí una cierta tranquilidad cuando le explicaba que ya nos gustaría
llegar, por ejemplo, a la situación de un Estado federal como Alemania
donde, con grandes convenios sectoriales para todo el Estado federal
alemán, no se niegan las concreciones de distintas materias en cada uno
de los Länder; como tampoco hay ninguna persona que se le ocurra la
barbaridad de romper estos convenios estatales para disgregarlos en
múltiples convenios Land a Land. Hemos trabajado por nuestra parte con
esta flexibilidad. Porque, repito, yo creo que la propia evolución de las
relaciones laborales, del desarrollo económico y productivo de nuestro
país y del conjunto de Europa va en esta dirección, no de negar sino de
alentar una mayor articulación de la negociación colectiva, y no de
parcelarla en ámbitos cada vez más pequeños, insisto, una vez más, sin
negar ni muchísimo



Página 6490




menos las posibilidades, los márgenes para que en estos ámbitos se
enriquezca la negociación colectiva.

En relación a las Pymes podíamos haber hecho dos cosas. Había quien en el
transcurso de la negociación nos mandaba mensajes para que hiciéramos
referencias explícitas continuamente a las Pymes. En mi opinión éstas
habrían sido referencias estéticas, que son las más peligrosas, porque la
superficialidad en el tratamiento de las Pymes puede estar trufada de
paternalismo pero casi siempre cargada de hipocresía, y se puede estar
haciendo referencias superficiales, genéricas a las Pymes y después, por
ejemplo, no tenerlas en cuenta a la hora de repercutir los descensos de
los tipos de interés, de favorecer la financiación de estas empresas, de
acometer sus procesos de remodelación tecnológica, etcétera. Ahora bien,
todo el acuerdo, de arriba abajo, y no solamente en el 52.c) o en los
costes del despido, todo el acuerdo, como no podía ser de otra manera, se
ha hecho pensando en la realidad que hay en este país, y es que la
inmensísima mayoría del empleo está precisamente en las pequeñas y
medianas empresas.

En cuanto a los minusválidos, nosotros recibimos unas indicaciones de la
Asociación Nacional de Discapacitados que hemos llevado a la negociación
y hemos obtenido también, después de conocerse el acuerdo, una
felicitación de estas asociaciones. Respecto a los incentivos hemos visto
con el Gobieno, antes de confeccionarse el real decreto-ley, que si había
que hacer una excepción para contratos temporales era para los mil
lamentables y escasos contratos temporales que se han hecho para
minusválidos el año pasado. Si hemos roto la norma fundamental que
comentaba antes José María Cuevas de quitar incentivos a la contratación
temporal para volcarlos en la contratación indefinida, hemos hecho la
excepción justamente con los minusválidos.

En cuanto al abaratamiento del despido, ya que se ha utilizado esta
denominación, y que con ello no se dejarán de utilizar los contratos
temporales. Bueno, pues quien no deje de utilizar contratos temporales
tampoco podrá beneficiarse de este hipotético abaratamiento del despido.

Creo que está claro, porque la nueva indemnización de 33 días se podrá
aplicar solamente a aquellos que dejan de utilizar un contrato temporal
para transformarlo en indefinido, o para aquellas empresas que cogen a
alguien que estaba en el paro y, por tanto, no tenía contrato temporal,
sueldo, indemnización, ni nada, y pasa a tener un contrato indefinido.

Recuerdo en líneas generales todos los programas electorales, todos; no
conocí ninguno que propugnase la erradicación absoluta de todos los
contratos temporales. Algunos de ámbitos políticos más próximos al
movimiento sindical decían --más o menos de memoria recuerdo--,
sustitución del contrato de aprendizaje por un auténtico contrato
formativo. Esto lo hemos hecho, incluso con más precisión de la que se
contemplaba en aquellos programas electorales. Reforzar la causalidad de
los contratos temporales, esto es lo que hemos hecho en los de obra y
servicio, en los eventuales por circunstancia de la producción, y lo
hemos hecho de la mejor manera que se podía hacer, que no es solamente
con algún requisito legal más, sino sobre todo derivando a la negociación
colectiva la identificación de aquellas actividades que de verdad pueden
ser objeto de un contrato por obra y servicio o un eventual por
circunstancias de la producción. Nos hemos cargado --es verdad-- el
contrato de lanzamiento de nueva actividad, que lo estaban utilizando
hasta empresas automovilísticas que con el pretexto de lanzar un nuevo
coche al mercado, aunque llevase muchos años ya funcionando, utilizaban
ese contrato. Tanto a las organizaciones empresariales como a nosotros
nos parecía hasta una inmoralidad seguir avalando estas prácticas, hemos
eliminado ese contrato y hemos reforzado la causalidad de los demás.

Recuerdo también alguna propuesta de dar indemnización de quince días en
los contratos temporales. Debo decir que en el inicio de la negociación
hemos rechazado una propuesta que nos daba más por parte de las
organizaciones empresariales; nos ofrecían un contrato temporal con
veinte días de indemnización, y lo rechazamos por varias razones, pero
por no extenderme mucho destacaré solamente una, la fundamental en mi
opinión, y es la situación que tenemos en nuestro país en el campo del
empleo, con una tasa de paro muy alta y una precariedad también muy alta,
como ya se ha señalado; es el lujo, el doble lujo que nos permitimos aquí
al tener a mucha gente desaprovechada porque está en el paro y no puede
producir, y después aprovechar poco y deficientemente a quienes trabajan
por estar mucho tiempo rotando con contratos temporales y a partir de los
cuarenta años encontrarse con enormes dificultades para reincorporarse a
un puesto de trabajo si es que, acaso, tienen la desgracia de caer en el
paro. Es decir, se podría afirmar que la etapa en que se aprovecha mejor
o con mayor rendimiento la fuerza productiva de nuestro país es apenas
una década del conjunto de la vida laboral de la gente, entre los 30 y
los 40 años. Digo esto también para salir al paso, aunque sea entre
paréntesis, de otra crítica que se ha hecho a veces cuando se dice:
ustedes han dejado en la cuneta del acuerdo a este colectivo entre 30 y
40 años. No, son precisamente los que tienen menos dificultades, e
incluso para aquellos que puedan tenerla por estar en el paro, hemos
reducido la consideración de paro de larga duración de dos años a un año.

En esa situación nosotros no podíamos despreciar nada y teníamos dos
posibles acuerdos a construir. El primero, que estuvimos contemplando en
las primeras sesiones de negociación, nos permitía tal vez reducir algo
la rotación en el empleo creando un nuevo contrato temporal con veinte
días de indemnización, contrato temporal que en la oferta empresarial
podía ser de hasta 10 años. Aunque nos parecía muy insuficiente,
reconozco honradamente que nada era despreciable, nada que pudiera
mejorar el funcionamiento del mercado laboral, por escasa que hubiera
sido esa mejoría era despreciable desde el punto de vista sindical, pero
nos decidimos a trabajar sobre otra hipótesis de acuerdo, que es el que
finalmente ha salido: atacar la rotación en el empleo, la alta tasa de
temporalidad, para colocar en el eje que vaya vertebrando el futuro del
mercado laboral el contrato estable, el contrato indefinido.

Entonces, yo creo que esto a nosotros, como he dicho antes, nos parece
alentador. Nada es satisfactorio en esta



Página 6491




vida, siempre las insuficiencias de lo que hacemos nos alienta a
trabajar, a seguir negociando, a seguir luchando también, etcétera,
ahora, a mí me parece que estas cosas no llueven del cielo. Hemos hecho
referencia a un proceso largo de diálogo, por no hacer referencia a los
años de conflicto que hemos tenido; si al final ambas partes hemos
concertado y acordado es también porque ambas partes, desde nuestras
respectivas trincheras, hemos luchado. Hemos luchado, hemos aprendido de
los resultados de estas luchas, como hemos aprendido también de fracasos
anteriores. Se ha hecho referencia a la reforma de 1994, nosotros no
hemos trabajado para consolidar la reforma de 1994, cosa que no hemos
hecho, pero tampoco con la obsesión de ponerla patas arriba. Se dice que
quien no pasa la página de un libro no puede seguir leyendo ese libro;
todavía es peor, hubiera sido peor si nos hubiéramos dedicado a leer
hacia atrás las páginas del libro que compendia la historia de las
relaciones laborales de nuestro país, al menos la historia más reciente.

En esta ocasión hemos querido coescribir hacia el futuro este libro de
las relaciones laborales y no esperar a que nos lo escribieran otros,
repito, por muy amigos o condescendientes que hubieran sido con las
reivindicaicones sindicales, nadie, nadie nos puede dar lo que solamente
podemos obtener mediante el compromiso con los empresarios, que es lo que
hemos hecho, es lo que, modestamente, creemos haber aportado con este
acuerdo.

Podrán observar que hay cosas que se introdujeron en 1994 que han sido
cambiadas sustancialmente; otras no, otras se han mantenido; algunas las
hemos enriquecido, etcétera, pero no ha sido nuestra obsesión
consolidarla, que desde luego no ha sido así, ni tampoco hurgar en el
pasado, porque entonces seguramente no habríamos conseguido más que un
nuevo fracaso. En mi opinión se podían hacer todo tipo de conjeturas
acerca de posibles reformas laborales hechas por el Gobierno. Se podía
pensar que la reforma laboral a realizar por un Gobierno como el actual
habría sido muy negativa; también caben las conjeturas contrarias, muy
diferentes, que tal vez por la situación política se hubieran inclinado
por una reforma menos dura, tanto en una hipótesis como en otra, de
haberse verificado se habría constatado previamente un nuevo fracaso de
los agentes sociales en este país. Esto es lo que nosotros, al menos
desde Comisiones Obreras y UGT, queremos evitar a toda costa y como,
además, lo hemos evitado no a cualquier precio, sino con precios que nos
consideramos orgullosos de haberlos dado, repito una vez más, ojalá
podamos constatar que se han dado muchos contratos con 33 días de
indemnización porque eso habrá supuesto, eso significará que
efectivamente empieza a cambiar sustancialmente la composición del
trabajo en nuestro país.

Por decirlo gráficamente, no hemos renunciado ni perdido derecho alguno.

Quienes tenían un contrato fijo con 45 días por 42 mensualidades están
tranquilos: nadie les ha tocado un pelo en sus derechos laborales, ni en
sus potenciales derechos económicos. Por decirlo gráficamente, lo que
hemos venido a hacer es lo siguiente: basta ya de culpabilizar al empleo
fijo como privilegiados, incluso a veces causantes de la precariedad y
aun del paro, y mucho menos se les podía seguir presentando como gente
insolidaria. Dejemos quieto y tranquilo a quien tiene empleo fijo porque
es bueno para la economía tener empleos de calidad, pero démosle una
oportunidad a quien no puede trabajar porque está en el paro o a quienes
trabajan pero en condiciones muy precarias, para que puedan hacerlo de
manera más estable.

En cuanto al tiempo de trabajo, también pienso que en esta materia no
valen las solucione atropelladas ni tampoco las declaraciones
rimbombantes, sino que se requiere una negociación específica. Un país,
como Alemania, que ha registrado más acuerdos sobre la reducción de la
jornada, no deja de ser hoy en Europa el país donde está creciendo más el
desempleo. Creo que hasta Cuy Aznar, que lanzó aquella frase, en su
momento feliz, de trabajar menos horas para trabajar todos, en su último
trabajo hace hasta una reconsideración autocrítica de aquella frase, por
haberla matizado poco y, sobre todo, por haber sido traducida en la
práctica de manera completamente adversa. Yo creo que el tiempo de
trabajo es otro ingrediente fundamental y decisivo para acometer una
mejor distribución del empleo e ir combatiendo el desempleo, pero
igualmente diré que no es la piedra filosofal que ha de transformar todo
el paro existente en empleo de futuro. Es necesario acometerlo con más
seriedad, con más rigor; para eso hemos comprometido una negociación
específica con un plazo, el plazo de un año, y hemos preferido avanzar en
otros campos relacionados con el tiempo de trabajo que se han celebrado
menos, que se han comentado menos, pero que son importantísimos. Por
primera vez hemos comprometido en este acuerdo un combate más eficaz
contra las horas extraordinarias, para hacerlas innecesarias, como
decimos textualmente en el acuerdo, mediante otras alternativas que se
entiende son alternativas de creación de empleo, o para compensarlas por
tiempo de descanso y desincentivar la abusiva utilización de las
extraordinarias.

En cuanto al tiempo de trabajo, aparte de lo que ha dicho Cándido, hemos
incluido este compromiso específico en el apartado del empleo, también
para lanzar un mensaje, subliminal si se quiere, de relacionar en su día
la organización y reducción del tiempo de trabajo con el empleo, pero
también hemos avanzado algo en los compromisos obligacionales que se
contemplan en el acuerdo para la negociación colectiva. He de decir
también sobre esta cuestión que nosotros pensamos que la organización del
tiempo de trabajo de manera más flexible tiene ineludiblemente que
conducir a una reducción de la jornada. Este es el espíritu con que hemos
trabajado. Comprendimos haber llegado a un límite cuando, también de
manera muy gráfica, las organizaciones empresariales nos dijeron:
nosotros no podemos firmar una declaración comprometiendo la reducción de
la jornada a las 35 horas semanales. No llegamos los sindicatos a
plantearlo así; aunque algún medio de comunicación lo informó, no lo
planteamos así. Los empresarios venían a decir algo que tiene su simetría
en el campo sindical: yo no firmo por arriba lo que los empresarios
tienen que pagar por abajo. Efectivamente nosotros, como confederaciones,
no podíamos pagar arriba lo que los sindicatos



Página 6492




en cada realidad específica, en cada empresa o en cada sector, tienen que
negociar con sus contrapartes. Las indicaciones para una nueva
organización del trabajo relacionada con la duración de la jornada están
ahí y esperemos, como ya se está demostrando en algunos convenios
colectivos, que tenga la interpretación adecuada en esta línea de ir
mejorando reduciendo la jornada.

En cuanto a la Seguridad Social, creo que ya no hay nada más que añadir,
cuando hasta el propio José María Cuevas, que no firmó el acuerdo de
pensiones, también se convierte en garante de su equilibrio financiero.

(El señor Presidente de la Confederación Española de Organizaciones
Empresariales, Cuevas Salvador: ¡Porque lo tengo que pagar yo!)
Efectivamente, como lo pagamos todos, al menos desde aquel desacuerdo hay
un punto de coincidencia que, efectivamente, nos llevará a ser muy
cuidadosos con el tema.

Como saben, los incentivos que se comprometen a modo de bonificaciones en
el coste de la Seguridad Social para las empresas que hagan contratos
indefinidos quedan compensados hasta el último céntimo con las
aportaciones presupuestarias. En todo caso ahí sí seremos muy vigilantes
y agradeceremos muchísimo a los grupos parlamentarios que, ejerciendo esa
labor de vigilancia, nos puedan alertar si acaso se nos pasa algo o se
nos cuela un gol, que también pudiera ocurrir.

Y nada más, como quienes me han precedido en el uso de la palabra,
también agradecerles a todos su interés, incluso a aquellos que
teniéndonos que hacer críticas, ellos mismo lamentan tener que hacer esas
críticas al acuerdo. (Rumores.) Lamento agriar la valoración; bueno, ya
es un dato positivo y muy constructivo. La cortesía en estas cosas es muy
de agradecer, está muy bien.




El señor PRESIDENTE: Con las palabras del señor Gutiérrez damos por
concluida la comparecencia solicitada por todos los grupos parlamentarios
de los protagonistas del acuerdo interconfederal sobre estabilidad en el
empleo, y continuaremos en próximas sesiones enriqueciendo el
conocimiento y la valoración de los distintos grupos parlamentarios.

Muchas gracias y se levanta la sesión.




Eran las ocho y cinco minutos de la tarde.




CORRECCION DE ERROR.--En el «Diario de Sesiones» número 183,
correspondiente a la sesión número 14 de la Comisión de Política Social y
Empleo celebrada el lunes, 7 de abril último, en la comparecencia del
Secretario General de Empleo figura como número de expediente el
111/000508, cuando el correcto es el 212/000508.




Nota.--El presente «Diario de Sesiones», de la Comisión de POLITICA
SOCIAL Y EMPLEO, del lunes, 19 de mayo de 1997, no guarda la relación
cronológica habitual, con el fin de no retrasar la publicación de los
«Diarios de Sesiones» ya elaborados.