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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 170, de 17/03/1997
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL



CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1997 VI Legislatura Núm. 170



JUSTICIA E INTERIOR



PRESIDENTE: DON JULIO PADILLA CARBALLADA



Sesión núm. 18



celebrada el lunes, 17 de marzo de 1997



ORDEN DEL DIA:



Comparecencia del señor Ministro del Interior (Mayor Oreja), para:



--Informar de las circunstancias que han originado el ingreso de Fernando
Elejalde Tapia, el día 13 de marzo, en el Hospital Nuestra Señora de
Aránzazu de San Sebastián. A petición propia. (Número de expediente
214/000035.)



--Explicar las circunstancias que han concurrido en la comisaría de la
Policía Nacional de San Sebastián a partir de la detención de Fernando
Elejalde Tapia y su obligado ingreso en los servicios hospitalarios de
Osakidetza. A solicitud del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV). (Número
de expediente 213/000245.)



--Explicar las circunstancias por las que Fernando Elejalde Tapia fue
hospitalizado el día 13 de marzo con fractura de las primeras cuatro
vértebras lumbares, tras haber permanecido desde su detención en
dependencias de la Policía Nacional en San Sebastián. A solicitud del
Grupo Parlamentario Mixto (EA). (Número de expediente 213/000246.)



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Se abre la sesión a las cuatro y treinta y cinco minutos de la tarde.




El señor PRESIDENTE: Señorías, comienza esta sesión de la Comisión de
Justicia e Interior para sustanciar la comparecencia del Gobierno,
solicitada para informar de las circunstancias que han originado el
ingreso de Fernando Elejalde Tapia, el día 13 de marzo, en el hospital de
Nuestra Señora de Aránzazu de San Sebastián.

Les significo que la Mesa de la Comisión ha acordado incorporar también,
por el orden en que fueron formuladas, las solicitudes de comparecencia
del Grupo Vasco (PNV), para explicar ante el Congreso las circunstancias
que han concurrido en la comisaría de la Policía Nacional de San
Sebastián, a partir de la detención de Fernando Elejalde Tapia, y su
obligado ingreso en los servicios hospitalarios de Osakidetza, que iban
dirigidas también, naturalmente, para comparecencia del Ministro del
Interior. Y, a su vez, para dar cumplimiento a la solicitud de
comparecencia formulada por el Grupo Parlamentario Mixto, y, dentro de
él, de la Diputada de Eusko Alkartasuna señora Lasagabáster, para que el
Ministro del Interior explicara las circunstancias por las que Fernando
Elejalde Tapia fue hospitalizado el día 13 de marzo con fractura de las
primeras cuatro vértebras lumbares, tras haber permanecido desde su
detención en dependencias de la Policía Nacional en San Sebastián.

Con arreglo a lo que dispone el Reglamento, para la intervención
pertinente, tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE INTERIOR (Mayor Oreja): Señor Presidente, señorías,
no es la primera vez que la democracia española tiene que afrontar una
situación como la que hoy vivimos. De ahí que la primera consideración
que quiero trasladarles es que es un reto de todos, de todas las
instituciones democráticas, evidentemente empezando por el Gobierno, pero
también del Parlamento, del Poder Judicial, de los medios de comunicación
social y de la sociedad española en su conjunto.

Cuando una sociedad como la española tiene que afrontar un fenómeno tan
continuado como es el del terrorismo, probablemente como ninguna otra
sociedad en Europa occidental, se producen, en diferentes ocasiones y de
modo recurrente, situaciones como éstas. No hay duda de que es la primera
vez que el Gobierno emanado de la voluntad de todos los españoles el 3 de
marzo tiene que afrontar una situación de estas características.

La respuesta que hay que dar, veinte años después del comienzo de la
transición y de la democracia española, en opinión del Ministerio del
Interior, no puede ser, no debe ser la misma que la que caracterizó
acontecimientos y sucesos de esta índole, porque sin duda ninguna se
tiene que notar que llevamos veinte años de democracia y que somos
capaces de perfeccionarla y de construirla día a día. Yo me atrevo a
decir que el Gobierno debe ser más exigente que nunca cuando se producen
circunstancias de esta naturaleza. También me atrevo a decir que, de la
misma forma que hay que pedir más exigencia del Gobierno para afrontar
estas situaciones, hay que pedir también más responsabilidad, más
prudencia a quienes, desde fuera del Gobierno, sin duda también viven,
siguen y valoran fenómenos de estas características. Pongamos, por ello,
el acento en la exigencia a la hora de valorar la acción del Gobierno y
también en la prudencia y en la responsabilidad de quienes no están en el
Gobierno y que sea el cumplimiento de la ley el referente que nos debe
preocupar de modo continuo y común a unos o a otros, estemos en el
Gobierno o en la propia oposición, a la hora de afrontar situaciones como
la que actualmente afrontamos.

Creo que no hace falta insistir en que todos nos jugamos mucho en esta
circunstancia. Insisto, no sólo el Gobierno, todos, porque en muchas
ocasiones tenemos que recordar que hay un sector que está alrededor de
una organización terrorista que, sin duda ninguna, hagamos lo que
hagamos, digamos lo que digamos, quiere destruir todos los días nuestra
convivencia democrática. Como hoy mismo decía su órgano oficial en un
medio de comunicación, quiere aislar España de Europa en lo que viene a
significar un contexto de democracia y de libertad. De ahí que nos
juguemos todos un poco, bastante o mucho, a la hora de saber afrontar, de
esta forma y manera, un acontecimiento veinte años después del comienzo
de la democracia. Especialmente nos lo jugamos también en la propia
sociedad vasca donde, insisto, por unas razones o por otras, por el
pasado lejano o por el pasado reciente, la credibilidad de la democracia
se pone demasiado en entredicho en excesivas ocasiones y donde, como
antes decía, ya sabemos que hay un sector que tiene como única estrategia
y como único referente destruirla.

Señorías, empezaré sintéticamente explicando qué es lo que ha hecho el
Gobierno el mismo día 13, jueves, cuando la opinión pública española
conoce la situación que afecta a Fernando Elejalde. La primera reacción
del Gobierno es solicitar una comparecencia urgente, voluntaria e
inmediata en el Congreso; solicita que sea de modo inmediato, el primer
día posible, que se viene a decidir por la Mesa o por el Presidente del
Congreso en el día de hoy.

Simultáneamente anuncié la constitución de una comisión de investigación
interna, con un plazo máximo de 72 horas, que finalizaba ayer domingo,
día 16, de modo y manera que emitiera un informe de los hechos acaecidos,
informe que, traslado a SS. SS., ha sido presentado y que, dentro de la
premura del plazo, dentro de las limitaciones lógicas que una
investigación de esas características conlleva, permite extraer una serie
de conclusiones; conclusiones que además serán completadas, matizadas,
enriquecidas o rectificadas en su caso por la investigación judicial que
de forma paralela está en marcha. Además, como SS. SS. saben, estoy en
disposición de dar a conocer las primeras conclusiones que sobre estos
hechos se precisan en el auto de procesamiento dictado en la mañana de
hoy sobre el miembro de ETA Fernando Elejalde, que ha sido dictado por el
Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, como
juez de guardia en aquel momento. De ahí que, antes de pasar a la
cronología de los hechos, me van a permitir que les traslade un conjunto
de conclusiones que, en mi opinión, se derivan de forma paralela de las
dos investigaciones --de la primera investigación,



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que sin duda ninguna ha sido concluida, que es la interna, y de las
conclusiones que se derivan del auto de procesamiento al que antes me
refería--, esperando obviamente las conclusiones definitivas que se
derivarán de la investigación judicial que se ha puesto en marcha.

Empezaré por las conclusiones que se derivan del informe de investigación
interna en el seno del Ministerio del Interior. Yo destacaría tres
grandes conclusiones. En primer lugar, no se torturó a Fernando Elejalde
y no hubo malos tratos en la comisaría de San Sebastián. En segundo
lugar, los partes clínicos que han sido emitidos por la casa de socorro
de San Sebastián, por Nuestra Señora de Aránzazu en San Sebastián y
finalmente por los forenses que han examinado a Fernando Elejalde en el
Hospital Gregorio Marañón y que de alguna forma se recogen en el auto de
procesamiento al que antes me refería, que en modo alguno se contradicen,
sino que tienen una clara línea de continuidad a la hora de la evolución
de las lesiones que en todos ellos se describen. Y la tercera conclusión
es que existe una clara concordancia entre los hechos relatados que
afectan al detenido, esto es, atropello por un vehículo y un violento
forcejeo con los miembros del Cuerpo Nacional de Policía, con las
lesiones producidas a Fernando Elejalde.

Respecto de las conclusiones que se relatan en paralelo en el auto de
procesamiento quiero, esencialmente, resumir lo que en mi opinión tiene
una inequívoca repercusión en este suceso. En ese sentido, les leeré
textualmente lo que emite este auto de procesamiento. Dice así: Por lo
que se refiere a las lesiones producidas por el procesado Fernando
Elejalde Tapia que se detectaron en su primera asistencia en la casa de
socorro, a las diez horas del día 11 de marzo, y de las que sigue siendo
atendido, a salvo, natural y claro está, de lo que puede resultar y
decidirse en el foro judicial competente, esto es, el Juzgado de
Instrucción número 1 de San Sebastián, a los solos efectos de valoración
de la incidencia de esas heridas en esta causa, y sin perjuicio de las
ampliaciones y declaraciones que procedan, el informe conjunto que ayer
tarde emitieron los dos médicos forenses de este juzgado permite pensar
que las diligencias en la comisaría de San Sebastián se practicaron sin
vulneración del derecho fundamental a la integridad física del procesado
mientras permaneció detenido. No otra cosa es posible deducir de las
siguientes conclusiones del dictamen: Primero, que las lesiones que
presenta el informado Elejalde descritas en los partes que obran (casa de
socorro, día 11 de marzo de 1997; Nuestra Señora de Aránzazu, 13 de marzo
de 1997) y en los informes emitidos por nosotros son concordantes.

Segundo, que las características de dichas lesiones implican una similar
cronología. Tercero, que las lesiones son compatibles y perfectamente
explicables con las causadas por la colisión con la parte lateral trasera
de un vehículo, las caídas posteriores y las maniobras de reducción en la
detención. Cuarto, que cuando se disponga de toda la documentación
médica, así como de los informes médico-forenses emitidos, antes de su
traslado a Madrid, se podrá ampliar el presente informe. Y, quinto, que
por el momento el informado deberá guardar reposo en cama.

Señorías, éstas son las conclusiones que, en lo que se refiere a la
detención de Elejalde, han sido producidas por la comisión interna de
investigación y que, de alguna forma, también son confirmadas en este
auto de procesamiento.

De ahí que pase, en estos momentos, a hacer un relato cronológico, y me
van a perdonar lo exhaustiva que pueda ser mi explicación, pero me parece
que la sociedad española sin duda ninguna exige que, con detenimiento y
con profundidad, analicemos todas y cada una de las circunstancias que se
han ido produciendo en estos días.

Fernando Elejalde y Oihane Errazquin se reúnen a las siete de la mañana
del día 11 de marzo de 1997. Cada uno va en su propio vehículo y desde
allí se dirigen a una zona donde estacionan los automóviles, con el fin
de poder huir en uno de los coches, pues en el otro abandonarían las
armas una vez cometida la acción.

A las ocho menos cuarto de la mañana de ese día 11 es cuando Fernando
Elejalde y Oihane Errazquin llegan a la calle José María Soroa de San
Sebastián, donde vive don Francisco Javier Gómez Elósegui, psicólogo de
prisiones, con destino en el centro penitenciario de Martutene. Fernando
Elejalde se sitúa frente al portal del domicilio del señor Gómez
Elósegui. Ella en una esquina para cubrir el atentado. Los dos llevan su
pistola montada. A los pocos minutos, don Francisco Javier Gómez
Elósegui, como todos los días, sale de su casa, sita en el número 17 de
la calle José María Soroa, camino de su trabajo. En ese momento,
Elejalde, que lo tenía perfectamente identificado, tras taparse la cabeza
con la capucha de la sudadera que llevaba puesta y colocarse unas gafas
de sol, cruza la calle y, por la espalda, a muy corta distancia, sin
pronunciar palabra y sin darle la mínima oportunidad de reacción y
defensa, dispara un tiro sobre la cabeza de su víctima, a la que mata de
modo instantáneo.

Entre las 7,45 y 8 de la mañana del día 11 de marzo, cuando se
encontraban realizando labores propias de su servicio en el barrio de
Gros, miembros del Cuerpo Nacional de Policía observaron que un hombre
cubierto con capucha y gafas de sol disparaba sobre la cabeza de otro
hombre que caminaba por aquella zona. Inmediatamente comienza la
persecución policial, dándole el alto policial en varias ocasiones,
momento en el que se producen una serie de disparos. Tras la persecución,
y en su huida por las calles José María Soroa y José Arana, Fernando
Elejalde choca con un vehículo en movimiento, cayendo al suelo.

Posteriormente, volvería a caer al suelo; un vehículo de color blanco,
tal y como lo afirmó el detenido en sucesivas declaraciones. Esta
circunstancia no es observada por los miembros del Cuerpo Nacional de
Policía, y reitero que es el propio Elejalde quien lo declara
posteriormente.

Al doblar una esquina, el perseguido es perdido de vista durante unos
momentos por los funcionarios, volviendo a verle cuando se encontraba,
pistola en mano, entre dos coches aparcados en el lateral de la calle
José Arana. Ante esa situación de grave e inminente riesgo, el otro
funcionario que procedía de la acera contraria de la calle se abalanzó
sobre dicho individuo para reducirlo y desarmarlo y así evitar que
disparase sobre su compañero. Tras un violento



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forcejeo, los dos funcionarios consiguieron reducir a este individuo, que
opuso una fuerte resistencia, tanto al ser desarmado como al ser
esposado, entre otras razones por su corpulencia física. En ese momento
le es intervenida una pistola calibre 9 milímetros Parabellum, con una
bala en la recámara, con un cargador y con un cargador suplementario y
con un número de fabricación que estaba borrado.

Señorías, como pueden ustedes apreciar, se trataba de un individuo armado
y peligroso que acababa de cometer un cruel asesinato. El uso de la
fuerza para detener al presunto terrorista era perfectamente
proporcionado y legítimo ante el evidente riesgo que corrían los
funcionarios policiales. Tengan en cuenta SS. SS. que en el transcurso
del forcejeo el detenido provocó lesiones a los dos funcionarios y,
aunque salte el relato cronológico de los hechos, les recuerdo que a las
11,20 de la mañana de aquel día eran atendidos los funcionarios del
Cuerpo Nacional de Policía en la casa de socorro de San Sebastián y a uno
de ellos, por cierto, el único de los tres, se le recomendó estudio de
rayos X para descartar lesiones óseas.

A las 8,30 horas de la mañana se traslada al detenido a comisaría, donde
es custodiado en la primera planta del edificio. A las 8,40 horas se
formalizan las diligencias de información de derechos al detenido, de los
que ya había sido informado verbalmente, y se cumplimentaron los trámites
pertinentes, como la comparecencia de los funcionarios, la redacción del
acta, la toma de filiación, la reseña dactilar y las fotografías del
detenido, trámites, señorías, que requieren sin duda ninguna tiempo. Y,
simultáneamente, a las 8,45 horas se procede a la comunicación de la
detención y solicitud de incomunicación por vía de urgencia al Juzgado
Central de Instrucción en funciones de guardia de la Audiencia Nacional,
así como de los mandamientos de entrada y registro de los domicilios
habitual y familiar del detenido.

A las 9,45 horas se procedió al traslado del detenido a la casa de
socorro, para practicarle el reconocimiento médico al que tiene derecho,
de conformidad con el artículo 520, f) de la Ley de Enjuiciamiento
Criminal. A las diez horas comienza el reconocimiento y examen médico del
detenido, concluyendo este reconocimiento aproximadamente a las 10,20
horas, expidiéndose el primer parte médico por el facultativo de aquel
centro en el que se señala que el detenido presenta diversas erosiones en
la cara y hematomas diversos así como rotura del tímpano derecho. El
parte señala igualmente que el detenido manifiesta dolor en la fosa nasal
izquierda. Se le administró Nolotil y se prescribió una cápsula cada seis
horas, concluyendo el parte médico que si aparecía otra sintomatología se
volviese a dicho centro. No se recomendó tratamiento adicional de ningún
tipo. Este parte médico se comunica a la comisaría. A continuación se
vuelve a trasladar al detenido a comisaría, llegando aproximadamente a
las 10,30 horas.

A las 12,33 horas se reciben los mandamientos de entrada y registros
solicitados a la Audiencia Nacional. A las 12,45 horas, a petición de la
comisión judicial que interviene en el registro de uno de los pisos, se
procede al traslado del detenido a dicho domicilio para la práctica del
referido registro. A esta diligencia, en la que está presente, como acabo
de decir, el detenido, asiste también el oficial del juzgado de guardia
de San Sebastián, en funciones de secretaria judicial. A las 14,50 horas
se recibe un fax de la Audiencia Nacional en el que el señor magistrado
juez decreta la incomunicación del detenido Elejalde.

A las 16,20 horas vuelve el detenido a dependencias policiales con los
funcionarios de la unidad territorial de información, que hacen entrega
del acta realizada por la secretaria del Juzgado de Instrucción número 1
una vez finalizado el registro.

A las 16,25 horas se le comunica al detenido la ratificación de la
incomunicación decretada por el Juzgado Central número 1 del Juzgado de
Instrucción. Y, por último, a las 23,15 horas se da cuenta al Juzgado
Central de Instrucción antes mencionado del resultado de todos los
registros efectuados.

El día 12 de marzo, a las 11,30 horas de la mañana, se solicita del
ilustre Colegio de Abogados de San Sebastián la presencia del letrado de
oficio en las dependencias policiales, como corresponde al tratarse de un
detenido incomunicado. A las 14 horas se produce la visita a la comisaría
de la comisión judicial integrada por el secretario judicial, el juez y
el forense. El forense en esta primera visita no aprecia síntoma alguno
en el detenido que justifique su ingreso en el hospital y, a las 19,15
horas, se comienza a tomar declaración con asistencia letrada.

El día 13 de marzo, a partir de las 12 horas, el detenido empezó a
quejarse de intensos dolores a los funcionarios policiales. Por este
motivo los funcionarios se pusieron en contacto con el médico del
ayuntamiento y se estudia su posible traslado al servicio médico. En
torno a las 13,30 horas se persona la comisión judicial en las
dependencias policiales, al objeto de visitar y reconocer al detenido.

Tras esta visita, la comisión judicial decide que el detenido sea
trasladado a la residencia sanitaria Nuestra Señora de Aránzazu, a fin de
practicarle un reconocimiento médico más exhaustivo. A las 14,50 horas se
traslada al detenido a este centro hospitalario, porque se considera que
es más rápido el ingreso en esta residencia sanitaria, Nuestra Señora de
Aránzazu, que dar cumplimiento a la gestión iniciada en la casa de
socorro de San Sebastián. A las 16,40 horas se recibe en la comisaría una
llamada de uno de los funcionarios policiales que acompañaron al
detenido, manifestando que efectuado el reconocimiento médico se aconseja
el ingreso en dicho centro.

A las 17,15 horas del 13 de marzo se comunica telefónicamente a la
Audiencia Nacional la decisión de ingreso del detenido en el hospital. Se
acuerda la comparecencia en este centro del forense del juzgado de
guardia para informar a la Audiencia Nacional acerca de la situación
médica del detenido. Una hora después se facilita a un funcionario
policial parte médico elaborado en el hospital sobre la situación del
enfermo. Y a las 18,15 horas este parte médico señala un cuadro similar
en su origen al presentado. El juez de guardia comunica a las 19 horas a
la comisaría que la comisión judicial se ha trasladado a la residencia
sanitaria para verificar el ingreso del detenido. Tras la visita se
comunica tal extremo a la Audiencia Nacional.




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Señorías, éste ha sido el relato exhaustivo de hechos y, antes de
proceder a unas consideraciones finales, quisiera insistir en dos
cuestiones que a través de los medios de comunicación en determinados
ambientes han suscitado alguna preocupación.

En primer lugar, quiero hacer una reflexión sobre el período de tiempo
que va desde la llegada a comisaría del detenido a las 8,30 horas de la
mañana hasta su traslado a la casa de socorro, adonde llega a las 10 de
la mañana. Por lo tanto, no se trata de dos horas, como algunos han
manifestado, se trata de algo menos de hora y media, que fue empleada en
todo lo que significa la práctica de las diligencias policiales
habituales en estos casos, tales como --antes lo he señalado-- la
redacción del acta de comparecencia de los funcionarios policiales, la
elaboración del informe para comunicar a la Audiencia Nacional el
atentado y la detención de uno de los presuntos autores y la toma de
filiación, la reseña dactilar y las correspondientes fotografías. Por
otro lado, también se procedió, como ya se indicó al principio de esta
comparecencia, a la instrucción del detenido en sus derechos
constitucionales. Durante todo este tiempo el detenido permaneció en la
primera planta, sin que en ningún momento hubiese ingresado en los
calabozos. Ese es el período entre las 8,30 horas de la mañana y las 10
horas de la mañana.

En segundo lugar, y esto afecta al período que va entre las 10 de la
mañana de aquel día hasta que es ingresado en la residencia Nuestra
Señora de Aránzazu, quiero insistir en que existe una identidad
manifiesta entre las lesiones que aparecen reflejadas en el primer parte
de la casa de socorro y que son consecuencia del atropello y detención y
las que constan en el parte de la residencia Nuestra Señora de Aránzazu,
como se desprende de informes médicos independientes, de toda solvencia,
recabados por este departamento. Esos son sin duda ninguna los dos puntos
esenciales que en mi opinión determinan no sólo el resultado de nuestra
investigación interna, sino lo que significan las conclusiones que se
omiten en este auto de procesamiento.

Señorías, de ahí que ratifique una vez más que no hay torturas y no hay
malos tratos. Y la pregunta que cabe hacerse es: si no hay torturas y no
hay malos tratos, ¿por qué el Gobierno va a asumir responsabilidades
políticas? Permítanme que sin duda alguna recupere ese concepto inicial
al que antes hacía referencia, que es el criterio de la exigencia
democrática. Veinte años después del comienzo de la democracia, un
Gobierno tiene, sin duda ninguna, que ser más exigente en sus
comportamientos, para que se desvanezcan teorías y planteamientos que
quieren sostener como balón de oxígeno quienes están sosteniendo la
violencia terrorista hoy todavía en el País Vasco. Y un suceso de la
relevancia indudable como el que se produjo aquel martes día 11, que fue
fruto y resultado, y lo diré una vez más, de una actuación ejemplar de
los tres miembros, de los tres policías jóvenes del Cuerpo Nacional de
Policía, en el que se jugaron sus propias vidas, un acto que significaba
una actuación enorme de repercusión social, exigía una proximidad, un
seguimiento puntual, un conocimiento directo de todos, todos los
responsables políticos, empezando por los responsables políticos
territoriales más próximos del suceso. Exigía, sin duda ninguna, más
proximidad y, sin duda ninguna, más canales de información para que se
siguiera con la importancia y trascendencia necesaria un suceso que tenía
relevancia política y social inequívoca e indudable. Exigía más
información a los máximos responsables policiales, a los máximos
responsables políticos del Ministerio del Interior, empezando por lo que
significaba la transmisión ya del primer parte médico.

Por todo ello, y pese a un trabajo y a una dedicación que sin duda
ninguna han sido y son ejemplares, que ha realizado el gobernador civil
de Guipúzcoa, yo he decidido aceptar la dimisión que me ha presentado
esta mañana en el propio Ministerio, de la misma forma que, ante unas
declaraciones inaceptables en un momento extraordinariamente delicado
para todos, el director general de la Policía ha dispuesto el cese en sus
funciones del comisario provincial de San Sebastián; además de otros
errores procedimentales que pudieran advertirse en investigaciones
posteriores.

Señorías, la responsabilidad política no exige ni implica culpabilidad, y
yo he querido poner el acento en términos de responsabilidad política a
la hora de analizar, enjuiciar y valorar la actuación del Gobierno. Por
ello, son destinatarios de esta asunción responsables políticos,
convencidos de que, con sus limitaciones, la democracia es un régimen de
opinión y la democracia no puede permanecer impasible cuando se creen
situaciones de alarma social como las que hoy y en estos días hemos
vivido y todos hemos sentido y padecido, entre otras razones porque,
además, creo que es muy importante que en la asunción de
responsabilidades políticas también hay un mensaje de respaldo a esos
policías, a esos policías jóvenes que, sin duda ninguna, tienen una
actuación ejemplar y que, evidentemente, no deben ser el centro, nunca,
en modo alguno, de lo que significa una primera exigencia; la primera
exigencia empieza por las responsabilidades políticas. Insistiré una vez
más, señorías, en que la democracia, en la alternancia, no estamos ante
una carrera de permanencia, estamos ante una carrera de exigencia y el
listón de exigencia cada día tiene que ser un poco más alto, empezando en
primer término por los responsables políticos.

Señorías, yo creo que sería muy importante que, al margen de la alarma
que se ha creado en estos días, fuésemos todos capaces de conseguir
trasladar a la sociedad española en el terreno político y social un
mensaje de madurez y de capacidad de respuesta ante situaciones de esta
naturaleza. El tema no está en la fortaleza, en la credibilidad de un
Gobierno, sino que, sin duda ninguna, de lo que tenemos que ser capaces
es de fortalecer la democracia española, tenemos que fortalecer el
prestigio de la misma, y lo importante es que, al final de lo sucedido,
con las reacciones desde el Gobierno y desde la oposición, desde los
medios de comunicación y desde el conjunto de la sociedad, la democracia
española salga fortalecida, salga prestigiada en el conjunto del País
Vasco, en el conjunto de España y en cualquier dimensión internacional;
que el examen final del comportamiento de todos los poderes supere con
claridad y con nitidez ese listón que debemos ponernos todos a la hora de
afrontar situaciones de esta naturaleza.




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Y termino, porque me gustaría que ellos fuesen los destinatarios finales,
quienes están luchando y combatiendo el terrorismo, que se ponen muchas
veces en riesgo a la hora de afrontar un fenómeno de esas
características, esto es, las Fuerzas de Seguridad del Estado, la Policía
autónoma vasca, todos los que están afrontando una acción de esta
naturaleza, que sepan que cuentan con el apoyo y con el respaldo de la
sociedad, que cuentan con el apoyo y el respaldo del Gobierno, que
cuentan con el respaldo y apoyo de todos los que quieren erradicar esta
plaga, que tanto daño nos hace a todos.

Muchas gracias, señorías.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Ministro.

El orden de intervenciones comenzará por los grupos que solicitaron esta
comparecencia, que el Gobierno a su vez había interesado. Y, por el orden
de presentación de las iniciativas de comparecencia, tiene, en primer
lugar, la palabra, por el Grupo Vasco (PNV), el señor González de
Txabarri.




El señor GONZALEZ DE TXABARRI MIRANDA: Gracias, señor Presidente.

Quisiéramos agradecer, en primer lugar, la rápida comparecencia del
Ministro del Interior para informar sobre los hechos que nos ocupan y
subrayar también la diligencia de la dirección de esta Cámara por haber
acumulado las solicitudes de comparecencia realizadas por otros grupos,
por haber ordenado el Presidente y la Mesa el debate de una forma
rigurosa. Es una primera constatación para manifestar la rápida reacción
de las instituciones democráticas ante un suceso o ante sucesos tan
lamentables como los que nos ocupan.

Participamos de la voluntad del Ministerio del Interior por realizar una
análisis de madurez, un análisis frío. Entendemos, señor Presidente, que
no son temas para jugar y lamentamos muy mucho que de la intervención del
señor Ministro no se haya desprendido un solo dato nuevo que
desconociéramos. He querido subrayar, señor Ministro, la importancia de
que las instituciones democráticas sepan reaccionar ante aquellos datos
que son evidentes y ahí están, y siento mucho tener que comunicarle que
al conocer hora a hora, minuto a minuto, a través de distintos medios de
comunicación, las informaciones que provienen del Ministerio, hace flaco
servicio a ese comportamiento que usted ha indicado.

A lo largo de las últimas jornadas ha habido que hacer un ejercicio
importante de seguimiento de los medios de comunicación para conocer las
distintas versiones que, a veces a través de notas oficiales, a veces a
través de filtraciones, el Ministerio ha ido produciendo. Si usted mismo
solicitó 72 horas para la investigación, convendrá conmigo que la versión
de datos que ahora ofrece es exactamente la misma que conocimos en el
momento en que el jueves por la noche se dio a conocer por parte del
Ministerio la noticia de que se abría una investigación oficial.

Entrando en el fondo del asunto, hace escasamente una semana, en esta
misma Comisión de Justicia e Interior, con ocasión de otro debate y otro
análisis, el Grupo Parlamentario Vasco le pedía, señor Ministro, un
análisis riguroso sobre el cómo y el cuándo de la política de su
Ministerio, en una comparecencia un tanto tensa. La política informativa
del Ministerio del Interior fue objeto de un serio análisis en esta misma
Comisión. Los hechos que en aquellas mismas horas sucedían en
Donostia-San Sebastián, han resultado la mejor corroboración del análisis
realizado por el Grupo Parlamentario Vasco la semana pasada.

El ingreso del terrorista Elejalde en la residencia de Donostia-San
Sebastián ha provocado una fuerte conmoción, una convulsión social en la
opinión pública. El retraso en recibirse la información oficial sobre los
hechos, los dilatados silencios a los que ha sometido el Ministerio del
Interior a la opinión pública y las interesadas filtraciones realizadas
en paralelo han resultado piezas de un lamentable puzzle que pone de
manifiesto el estilo de trabajo dominante en el Ministerio del Interior.

Ha quedado bien claro, señor Ministro, que es el Ministro del Interior
quien no se entera de lo que sucede. Sus propias manifestaciones lo han
dejado en evidencia. Desconocía, cuando compareció aquí, a posteriori,
hasta el jueves por la tarde, que el etarra hubiera sufrido un accidente.

No sabía que había sido trasladado a la casa de socorro de Donostia-San
Sebastián; no sabía que había un parte médico con diagnóstico grave. La
propia versión que relató aquí, en el Congreso de los Diputados, es la
versión que ahora acaba de desmentir. Entonces, la pregunta es: ¿cuándo
la versión es la oficial, cuando la semana pasada comunicó aquí la
detención del etarra Elejalde o ahora, que corrobora otra serie de datos?
Entendemos, señor Ministro, que el Ministerio del Interior ha convertido
un éxito policial en un fiasco social. Nos ha tenido en vela permanente
durante cuatro días para poder analizar y conocer con exactitud lo que ha
sucedido en todos estos días. Compartimos con usted que superar estas
convulsiones constituye un reto fundamental para los demócratas que
queremos construir la paz cimentada en el estricto cumplimiento de los
derechos humanos, y estas situaciones, señor Ministro, no son de recibo.

Quisiéramos esperar que del contraste de datos, de opiniones, y de los
análisis que a lo largo de esta comparecencia se puedan realizar en su
segunda intervención, podamos dar cumplida respuesta a las interrogantes
que siguen pendientes y que la opinión pública exige conocer.

Señor Ministro, amplias capas de ciudadanos se encuentran vacunadas de
versiones oficiales. Estamos acostumbrados en el Grupo Parlamentario
Vasco (PNV) a sentir la soledad parlamentaria al analizar situaciones
como las que nos ocupa. Pero no es la primera vez; tampoco hay que
remontarse hasta la transición. La última vez fue con Gurutze Yanci, en
esta misma Comisión; antes, con Zabalza; anteriormente, con Lasa y
Zabala. Yo le invito, señor Ministro, a leer el «Diario de Sesiones» de
esas mismas comparecencias, donde el correspondiente Ministro del
Interior da la versión oficial de los hechos.

Por cierto, aprovechando la ocasión, dado que en la rueda de prensa que
ofreció usted mismo después del Consejo de Ministro del viernes calificó
de asesinato los sucesos en torno a Gurutze Yanci --y tengo la
transcripción exacta de esa cinta del Consejo de Ministros-- habría que



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leer, señor Ministro, cerrando el paréntesis, el «Diario de Sesiones» de
esta misma Comisión en relación a sucesos de esas épocas y de esas
circunstancias. El tiempo pone las cosas en su sitio y evidencia que las
mayorías parlamentarias en estas situaciones --me estoy refiriendo a
cuatro casos-- prefieren mirar a otro lado cuando se producen
circunstancias trágicas como las que se detallan.

El dato real es que la semana pasada un Estado como Portugal ha negado la
extradición a España de Telletxea, argumentando que aquí se sigue
torturando. La semana pasada. Ha existido silencio oficial. El dato real
es que el informe de Amnistía Internacional del año pasado indica que
siguen existiendo situaciones puntuales de tortura en el Estado español.

La misma referencia podríamos hacer en relación al Comité Europeo para la
Prevención de la Tortura.

Hay, pues, una experiencia acumulada, que hace de alguna forma mantenerse
en alerta a personas que son más o menos sensibles a este tipo de
actuaciones. Por ello, es fundamental, señor Ministro, abordar con rigor
el análisis de lo que sucedió el martes por la mañana fundamentalmente.

Usted ha hecho una descripción rápida de esa persecución policial a
través de unas calles del barrio de Gros, en San Sebastián, y nosotros
seguimos manteniendo preguntas sin respuesta a los acontecimientos
sucedidos en ese tramo horario de la primera hora de la mañana del
martes. (Rumores.)
Se habla de un choque con un vehículo en marcha, el único dato que ha
aportado es que era de color blanco, no sabemos si había atestado en
relación a ese accidente, si la Policía municipal de San Sebastián, la
Ertzaintza, en su caso, haya podido levantar algún atestado en relación a
este accidente, si tiene testigos... (Rumores.)
Es difícil, señor Presidente, seguir una intervención en estas
condiciones.




El señor PRESIDENTE: Señorías, guarden silencio.

Señora Almeida, guarde silencio, por favor. (Pausa.)
Cuando quiera, señor González de Txabarri.




El señor GONZALEZ DE TXABARRI MIRANDA: Gracias, señor Presidente.

De la información de que dispone este grupo parlamentario, es cierto que,
en el cruce de las calles Segundo Izpizua y José Arana, de San Sebastián,
concretamente en la esquina de la calle Segundo Izpizua, el etarra
Elejalde choca contra un coche, contra un coche blanco que está aparcado,
señor Ministro, cae al suelo y se refugia entre dos coches aparcados en
batería en la calle José Arana. Esa misma mañana, aquí mismo, en la
Comisión de Justicia e Interior, se nos hizo conocer que la detención
había sido sin ningún forcejeo. Existe también la grabación del portavoz
del Ministerio, que así lo dice en la mañana del martes: que ha sido una
detención limpia, sin forcejeo alguno. Ahora, se altera esa versión.

Conociendo, como conoce usted, San Sebastián, entenderá que es razonable
pensar por qué una persona en esas condiciones médicas es trasladada a la
casa de socorro y no a la zona hospitalaria de San Sebastián. Si un
familiar o uno mismo tuviera un accidente en San Sebastián, difícilmente
sería trasladado a la casa de socorro; lo normal es trasladarse a la
residencia, a la policlínica, a la zona hospitalaria de San Sebastián.

Del informe de la casa de socorro se vería también que los facultativos
adscritos a ese centro aconsejaron a la policía hacer un chequeo más
profundo de la situación del detenido, cosa que de su descripción parece
que no ha sucedido.

Un accidente de la magnitud que puede llevar a las graves lesiones que
tenía el etarra Elejalde debería haber tenido, señor Ministro, una
constatación administrativa de algún orden que usted no ha puesto de
manifiesto.

Dejando la mañana del martes con esa incógnita abierta, y son las
respuestas que esperamos pueda contestar el señor Ministro en su segundo
turno, porque son indudablemente respuestas básicas, si hubo accidente o
no, cuál es el coche, dónde está el atestado, cuál es la magnitud de ese
accidente, etcétera, hay un segundo bloque que es importante hacer
constatar también. Si en este momento y en la casa de socorro se tiene
constancia de esas lesiones, tal y como indican los distintos partes
médicos, todos homogéneos, como usted bien ha manifestado, es importante
constatar cómo es posible que haya sido sometido a duros interrogatorios
durante cincuenta y cinco horas de permanencia en comisaría un individuo
con el cuadro de lesiones diagnosticado. Si es posible realizar eso así,
cómo se realiza, quién permitió que el etarra Elejalde continuara siendo
interrogado con lesiones tan graves. Entendemos, señor Ministro, que aquí
hay un segundo bloque fundamental de consideraciones. Cómo es posible, si
la gravedad de las lesiones es tal, que se permita un timing de
interrogatorios tan alargado y tan prolongado.

Saltaré al jueves por la tarde, donde se produce un prolongado silencio
por parte del Ministerio del Interior, desde el momento en que se conoce
el ingreso del etarra Elejalde en la residencia de Donostia-San
Sebastián, hasta las nueve y media de la noche en que se divulga la nota
oficial. La nota oficial abre la investigación en 72 horas --hemos
manifestado al principio que estamos de acuerdo--, a la vez que se pone
en evidencia que el Ministerio no se había enterado de lo sucedido entre
las ocho de la mañana del martes y las quince horas del jueves, dato que
nos parece importante subrayar. Simultáneamente comienzan a filtrarse
versiones interesadas de los hechos. Hemos conocido, como he dicho al
principio de la intervención, un largo fin de semana sembrado de
filtraciones. Se ve que el plazo era para los demás, señor Ministro.

Usted debe estar exento de las propias normas que usted mismo se da.

Quisiéramos conocer cómo se enteró el señor Ministro de lo que estaba
sucediendo al mediodía del jueves.

Pretendemos, señor Ministro, que la versión real coincida con la versión
oficial. Este es el objetivo que nos mueve al levantar nuestra voz en
relación con los hechos que nos ocupan.

¿Cómo se justifica el interrogatorio de una persona con ese diagnóstico
médico? ¿Cómo es posible que la policía, primero, y la forense, después,
no decidieran el traslado del etarra a un centro médico? Son las
preguntas fundamentales que quedan pendientes. Esperamos obtener las



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respuestas en su intervención, porque, como he indicado, en la primera
exposición que ha realizado no ha aportado dato alguno que no
conociéramos a través de los medios de comunicación.

Ha anunciado la admisión de la dimisión del gobernador civil de Guipúzcoa
y el cese del comisario de policía de San Sebastián. Creemos que ése no
es el objeto del debate. El objeto del debate, desde nuestra perspectiva,
es, en primer lugar, si ha habido torturas. Es en segundo lugar, si el
trato recibido por el etarra Elejalde se ajusta a la legalidad, si se le
ha dispensado la atención médica adecuada y si los interrogatorios se han
realizado en condiciones. Y, en tercer lugar, la política de comunicación
del Ministerio, que en vez de ayudar a la transparencia, desde nuestra
perspectiva, reconocemos, señor Ministro, que nos marea.

Ha indicado usted la importancia de depurar responsabilidades políticas
con el anuncio del ceso del comisario, que ha roto una doctrina clásica
en esta casa por las cuales los funcionarios no asumen responsabilidades
políticas. Entendemos que es una forma de salir al paso de la situación,
pero no está ahí el objeto de debate.

Desde nuestra perspectiva, quien ha seguido sobre el terreno con mando en
plazo todas estas situaciones ha sido el delegado del Gobierno en
Euskadi. Basta con seguir las imágenes de los medios de comunicación,
basta contrastar las opiniones de los que asistían a la capilla ardiente
del funcionario Gómez Elósegui. Las famosas afirmaciones sobre este chico
se le pueden adjudicar al delegado del Gobierno, que, ante quien le
quisiera oír y de forma manifiesta, indicaba en la capilla ardiente de
Gómez Elósegui, a las diez de la mañana del martes, que este chico, el
etarra, había cantado, que habían localizado el piso familiar, el piso de
Urnieta, y la huida de la novia.

Entendemos que las responsabilidades políticas hay que dirimirlas en el
plano político. En primer lugar, hemos conocido, cosa que tampoco nos
extraña, unas actuaciones lamentables en toda esta situación por parte
del delegado del Gobierno en Euskadi y, formalmente, señor Ministro, en
nombre del Grupo Parlamentario Vasco, vengo a solicitarle el cese
fulminante del delegado del Gobierno en Euskadi, porque a él hay que
adscribirle las responsabilidades políticas sobre los temas que nos
ocupan. En segundo lugar, entendemos que habría que abrir un expediente
administrativo en relación a la actuación de la médico forense, que es
quien, desde la información de que disponemos, ha autorizado
sistemáticamente la prórroga de los interrogatorios en unas condiciones
graves de salud del etarra. En tercer lugar, insistiendo en lo mismo que
intenté trasladarle la semana pasada, entendemos que existe una
desorientación llamativa en los servicios de prensa del Ministerio y que
es más que razonable cortar con el tipo de prácticas a las que nos vienen
acostumbrando sus responsables de prensa y que también ahí existen
responsabilidades políticas por desorientar a la opinión pública y por ir
ofreciendo minuto a minuto la versión política que más conviene al
Ministerio en cada situación.

El señor PRESIDENTE: Señor Ministro.




El señor MINISTRO DEL INTERIOR (Mayor Oreja): Señor Presidente, en la
democracia tiene que haber unas reglas y, escuchándole a usted..., entre
otras cosas, me pide a mí incluso hasta responsabilidades por el médico
forense. Es evidente que usted no mantiene unas reglas. A mí me podrá
pedir sobre la política informativa, un cambio, una modificación. Pero
usted tiene que decir qué es la versión oficial de los hechos, cuáles son
las reglas y lo que se puede pedir o no a un Ministerio del Interior.

El problema, señor González de Txabarri, es que usted, a lo largo de su
intervención, ha dicho cosas extremadamente graves. Voy a empezar,
descendiendo de las más graves a las menos graves, por las que afectan al
prestigio de la democracia española, que es lo que más me importa, y a lo
que puede afectar políticamente al Ministro de Interior. En ese sentido,
quiero decirle que usted ha dicho, primero, que Portugal ha devuelto una
extradición exclusivamente porque se tortura en España. Eso no lo ha
dicho nadie. No lo ha dicho nadie. No se puede jugar con el crédito de la
democracia española de la forma en la que usted ha enumerado una serie de
hechos, hechos que incluso se refieren al Gobierno anterior respecto al
asesinato de Yanci. Y jamás he podido utilizar esa expresión, jamás, para
valorarla, y menos en reseña del Consejo de Ministros, como usted puede
comprender.

Hay una serie de afirmaciones que usted hace sobre la democracia española
que no se las puedo aceptar. En España no se tortura, en España no hay
malos tratos. Portugal no ha resuelto la extradición porque se torture en
España. Eso es lo más grave que usted ha dicho en toda su intervención y
en modo alguno puedo asumirlo y en modo alguno estoy dispuesto a
aceptarlo.

El problema es que su intervención es una continuación y una prolongación
de las declaraciones que 24 horas después de los hechos protagoniza el
portavoz de su partido. La credibilidad y el crédito no solamente están
en el Gobierno; la credibilidad también se la tiene que ganar la
oposición y el único que está siendo desmentido en este tema tajantemente
por la única versión oficial, o la más significativa, entre otras cosas,
que es la investigación judicial, y esta mañana es el auto de
procesamiento de la Audiencia Nacional. Eso a quien les desmiente es a
ustedes, a quienes les desautoriza es a ustedes. Porque ustedes han
dicho: se ha practicado la tortura y este chico se les iba. Ustedes han
dicho: el parte médico completo desvelará muchos datos. Ustedes han
dicho: estamos ante un caso de maltratos y de práctica de torturas, y
ustedes han dicho, el portavoz asegura que le torturaron hasta el borde
de la muerte.

Eso es lo que exige hoy la rectificación. Eso es lo que hoy hay que
rectificar. Pero lo tienen que hacer ustedes, porque la única versión
oficial, y debe haber algunas reglas en ese sentido, y es una decisión
judicial a través del auto de procesamiento, determina exactamente que no
hubo torturas y no hubo malos tratos. ¿Que hubo errores procedimentales
por parte del Ministerio o por parte de los responsables políticos o
policiales? Ese es otro debate. Pero el tema esencial de la tortura o no
tortura lo que exige es una



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rectificación suya, no de la versión que ha dado el Ministerio del
Interior, no de la versión de la comisión de investigación que ha dado el
Ministerio del Interior. De ahí que ustedes tienen que asumir la
responsabilidad política de haber lanzado una calumnia a la sociedad
vasca y a la sociedad española. Ustedes tienen que explicar por qué han
sustituido al juez y por qué, antes de que el juez dictaminara, ustedes
ya han dicho que se estaban produciendo torturas. Eso es lo que en estos
momentos y en este terreno, que es lo más grave, quiero poner de
manifiesto.

En lo que puede significar el tono y la discusión sobre la política
informativa y sobre todo lo demás, será otro debate, porque en ese
terreno usted tiene el perfecto derecho y la legitimidad plena de poder
enjuiciar y valorar lo que ustedes consideren oportuno.

Quiero trasladarle una preocupación. Examinen ustedes su crédito desde la
oposición cuando hacen esas calumnias, examinen el sentido de la
proporcionalidad ante los hechos. ¿Se imaginan ustedes al Partido Popular
y al Partido Socialista que, ante los difíciles sucesos que tuvo la
Ertzantza hace pocos meses, hubiésemos tenido una actitud similar? ¿Se
imagina que hubiésemos sembrado dudas desde otras instancias, nunca desde
el Gobierno, pero sí desde los partidos políticos democráticos? ¿Por qué
esa falta de proporcionalidad? ¿Por qué hay tanta exigencia hacia unas
fuerzas y por qué no se dice nada respecto de otras? Yo apoyo exactamente
igual a la policía autonómica vasca que a las fuerzas de seguridad del
Estado. (Aplausos.) Exactamente igual. Pero proporcionen su respuesta. No
pueden actuar tan desequilibradamente, porque perderán crédito en la
sociedad vasca, y ustedes tienen que explicar a la sociedad vasca su
comportamiento y las declaraciones que han producido a lo largo de esta
semana.

Le remito al debate posterior. Hacen falta reglas y, de momento, la única
regla de los partidos ha sido que un juez ya ha determinado un auto de
procesamiento, que coincide con la versión policial y con la que han dado
algunos partidos desde la prudencia, pero no coincide con la suya. Si
ustedes creen en las reglas tendrán que decir por qué no han esperado a
que el Poder Judicial dictara su posición en un momento determinado.

En la política informativa no ha habido versiones distintas del
Ministerio del Interior. Las críticas legítimas que me hicieron en la
versión anterior fue exactamente la contraria de la que usted ha hecho
ahora: que permanecimos callados esperando el dictamen judicial; que no
hubo absolutamente ninguna respuesta del Ministerio. Eso significó
básicamente la descalificación de la política informativa, que es
exactamente todo lo contrario de lo que usted nos dice en estos momentos.

No ha habido versiones contradictorias del Ministerio del Interior.

Ninguna. En primer lugar, el jueves por la noche ha habido una decisión,
que antes he explicado, de petición de comparecencia voluntaria. En
segundo lugar, de apertura de una investigación interna. Y, en tercer
lugar, que se tomarían las medidas en función de la investigación
interna. Esa fue la posición del Ministerio.

La segunda toma de posición, después del referido Consejo de Ministros,
fue exclusiva y estrictamente para reiterar mi confianza en la fuerzas de
seguridad del Estado, y que estaba convencido de que en nuestro informe
interno y en el informe judicial que posteriormente se iba a hacer se iba
a esclarecer absolutamente la verdad. No hubo ninguna toma de posición.

De lo que se ha tratado permanentemente ha sido no de hacer filtraciones,
sino de, como teníamos una investigación en paralelo, determinar algunas
posiciones a la opinión pública para que disminuyera una alarma social
que se estaba instalando exageradamente en el seno de la sociedad
española.

La política informativa me la descalifican en una dirección o en otra,
pero no es posible que, cuando se habla, se descalifica porque se habla,
y cuando se plantea el respeto a la actuación judicial, se plantea la
acusación del silencio. Eso no es serio. Eso no son reglas. Ese no es un
debate parlamentario constructivo, porque uno se vuelve loco para tratar
de extraer las consecuencias que desde instancias parlamentarias se le
pueden producir.

Ya le he aclarado la responsabilidad política del Ministerio. Mientras no
exista un cambio de la Lofage, el responsable político, el responsable de
las fuerzas de seguridad es el gobernador civil, con lo cual puede pedir
la dimisión del Secretario de Estado, la del Ministro o la de quien
ustedes quieran, pero tiene su lógica que sea el gobernador civil de
Guipúzcoa el que asuma esa responsabilidad política. Antes de cualquier
cuestión a valorar por efecto de error de procedimiento, he querido
asumir políticamente lo sucedido, y lo he dicho antes. No se trata de que
haya cesado al comisario más que por lo que han significado unas
declaraciones inaceptables en un momento delicadísimo, cuando no se puede
hacer una declaración pública donde se vierten un conjunto de acusaciones
o un conjunto de análisis que únicamente perturban una dificilísima
situación política. Esa es la razón. No ha sido descargar la
responsabilidad en un funcionario del cuerpo nacional. Todo nuestro
espíritu ha sido el contrario: responsabilidades políticas en
responsables políticos. Otras cosa es que algunos hayan querido
introducirse en la opinión pública como políticos, cuando no les
correspondía, y han tratado de decir cosas que no debían en un momento
determinado. Y evidentemente me permitirá que yo mantenga una línea de
disciplina en esa dirección en el seno del Ministerio.

Yo estuve en San Sebastián el día 11 por la noche y estuve felicitando a
los tres miembros del Cuerpo Nacional de Policía que habían participado
en esa detención. Es verdad que no me dijeron nada del parte de la casa
de socorro de San Sebastián. Es verdad que por eso estamos asumiendo
responsabilidades políticas en estos momentos. Es verdad que estoy seguro
que ellos obraron de buena fe, creyendo que el conjunto de lesiones no
podían significar un fenómeno tan complejo como el que hemos tenido que
padecer políticamente después.

Insisto y reitero: no hay preguntas sin respuestas. Pocas veces una
situación ha quedado tan claramente respondida desde una actuación
policial, tanto por el juez, como, simultáneamente, por una comisión de
investigación interna. Debíamos estar todos satisfechos de que se haya
producido una coincidencia de la mayoría de los poderes



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en esa dirección. Eso es positivo y tiene que hablar del prestigio de
nuestra democracia.

Los detalles del coche blanco. El coche blanco no se vio por los
funcionarios del cuerpo nacional. Precisamente en las declaraciones
sucesivas que hace el detenido es donde se confirma que se ha producido
una actuación de esas características, que hay una colisión, y donde se
ve claramente que los policías no lo sabían, porque no lo vieron. Pero el
que lo ha confirmado es el detenido en su interrogatorio. Por cierto, no
se produce en dos días, se produce solamente desde la 7,15 hasta la 9 de
la noche, en presencia del abogado de oficio. No se produce, como usted
dice, más que en ese período de tiempo. Es muy importante significar que
ese coche blanco, al que usted se refiere, ha sido precisamente el
terrorista el que lo ha dado a conocer.

¿Por qué vamos a la casa de socorro y no vamos a Nuestra Señora de
Aránzazu? La policía decide ir a la casa de socorro. La pregunta es ¿por
qué nos tenemos que plantear eso también? Lo grave es que hubiera ido a
un centro privado, porque eso es lo que no está en la ley. Pero yo no me
voy a poner a criticar por qué va a la casa de socorro en vez de a
Nuestra Señora de Aránzazu de San Sebastián. Es un argumento que no se
sostiene.

Respecto del médico forense, ¿qué tengo yo que hacer con un médico
forense? ¿Qué tiene que ver con el Ministro del Interior?
Vuelvo a reiterarle una consideración adicional. Lo terrible es que
tenemos que ser exigentes cuando se detiene y tenemos que ser
implacablemente exigentes cuando no se detiene, porque la función de la
policía es detener. Lo que tiene que provocar más escándalo es cuando no
hay detenciones, cuando no se produce desarticulación de ETA. Eso no
significa que no haya que ser exigente cuando haya detenciones, pero hay
que ser implacablemente exigentes en lo que significa la eficacia
policial.

Tres miembros del Cuerpo Nacional de Policía, que en estos momentos
pueden haber comenzado su quehacer, no pueden sacar la conclusión de que
es mejor no detener a un terrorista que detenerle; que cuando se producen
problemas es cuando se le detiene; que cuando no hay ningún problema es
cuando no se le detiene. Esa cultura es la que nosotros no podemos
aceptar ni admitir, porque pierde sentido el significado final de la
actuación de un cuerpo policial. Reitero: me parece bien que seamos
exigentes cuando se detiene, pero seamos más exigentes cuando no se
detiene, cuando no se produce lo que es el objetivo esencial de un cuerpo
de esas características.

Señor González de Txabarri, quiero decirle que lamento
extraordinariamente que, por razones políticas, por la encrucijada
política que sea, estemos últimamente derivando en las relaciones con
ustedes a esta situación. Quiero decirles que les deseo que esa
encrucijada en la que están, la duda en la que están, la resuelvan lo
mejor posible para la sociedad vasca y para la sociedad española, pero le
ruego a usted que, en algunas consideraciones, en estos momentos, no se
deslicen a la radicalidad, porque de esta forma ustedes están produciendo
hoy un daño al prestigio y al funcionamiento de la democracia española.

En ese sentido, le reitero que, si hay una cierta rectificación será
bueno para todos, porque estamos todos deseando recobrar un clima
político que nos devuelva el sentido común. Pero sepan ustedes que aquí
no ha cambiado nadie; aquí todos estamos diciendo y haciendo las mismas
cosas que hemos dicho y hemos hecho. Son otros los que en estos momentos
tienen que rectificar, sin duda ninguna, porque es malo para la sociedad
vasca y es malo para la sociedad española.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor González de Txabarri por
cinco minutos.




El señor GONZALEZ DE TXABARRI MIRANDA: No sé si he entendido bien, señor
Ministro yo; he hablado en mi calidad de portavoz del Grupo Nacionalista
Vasco en esta Comisión. Las alusiones que haya podido hacer a otros
portavoces o a otros grupos las doy por no escuchadas.

He tratado de venir esta tarde, y así lo he dicho a los medios de
comunicación que han solicitado mi opinión al mediodía, queriendo ser
convencido por el señor Ministro y que, en principio, el Ministerio nos
ofrecía credibilidad y que esperaba en su primera intervención los datos
suficientes para poder realizar la rectificación que usted solicita, y me
encuentro decepcionado, señor Ministro: no ha aportado ni un solo dato en
esta comparecencia y ése no es el respeto que debe a esta Cámara. Todos y
cada uno de los datos que ha ofrecido los conocíamos a través de los
medios de comunicación social y no coinciden con la versión real, señor
Ministro. Nosotros no estamos en disposición de poder afirmar gran cosa
en relación a los hechos, pero sí aquello que podemos afirmar, ni un poco
más ni un poco menos, pero aquello que estamos dispuestos a afirmar sí, y
ésas son las dudas que usted tiene obligación de resolver como Ministro
del Interior.

Le vuelvo a insistir: hemos venido esta tarde con la voluntad de ser
convencidos por el Ministro del Interior. Esperábamos que la versión real
de los acontecimientos del martes por la mañana coincidiera en el tiempo
con datos que más o menos los testigos presenciales han podido aportar a
lo largo de estos días. Usted no ha hablado en su intervención en ningún
momento de testigos presenciales. Muchas personas vieron lo que pasó en
San Sebastián en la confluencia de las calles José María Soroa y Segundo
Izpizua. Muchas personas han podido contrastar lo que es cierto o no; lo
que vieron o no vieron los policías ciertamente es así, porque ahí hay un
ángulo ciego en un momento determinado; pero hay ciudadanos que indican
que el coche estaba aparcado, que evidentemente en la huida chocó, pero
que difícilmente todas esas circunstancias pueden llevar a un diagnóstico
médico de las características del que presentan los servicios
facultativos. Esperábamos noticias en dicha dirección para poder
rectificar si hay que rectificar. ¿Usted se cree que alguien tiene empeño
en mantener una serie de datos en relación a estos temas?
Usted lleva el agua a su molino, señor Ministro. Las tentaciones son
legítimas hasta en el cristianismo más ortodoxo, pero en relación al uso
de la violencia no tenga la



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más mínima duda de que el Partido Nacionalista Vasco jamás, señor
Ministro, jamás, ha tenido esas tentaciones. No insista, se lo dije
también la semana pasada, en meter el dedo en una herida que usted debe
ser el primer interesado en no abrir, porque esa tentación, señor
Ministro, el Partido Nacionalista Vasco no la ha tenido jamás a lo largo
de 101 años de historia, y allá cada uno con su historia, señor Ministro,
¡allá cada uno con su historia!, la nuestra es limpia y legítima,
democrática, aunque nos quedemos solos en esta Comisión, al igual que
pasó con Gurutze Yanzi, al igual que pasó con Lasa y Zabala, al igual que
pasó con Zabalza; nosotros seguiremos levantando la voz si entendemos que
las versiones son cuentos chinos. Ese es el problema, señor Ministro. Si
la versión de los hechos no coincide, nosotros seguiremos preguntando,
señor Ministro; preguntamos, ¿se puede preguntar? También en el caso de
Zabalza, también en el caso de Gurutze Yanzi los informes forenses
coincidían con la versión oficial. ¿Está usted en condiciones, señor
Ministro, de afirmar ahora que esas versiones, lo que consta en el
«Diario de Sesiones» de esta Cámara, eran las versiones reales? Después
del transcurso del tiempo y de la investigación periodística y la
judicial, ¿está usted en condiciones de afirmar que ésas eran las
versiones reales?
En relación a la política informativa, tengo aquí la transcripción de la
grabación de su portavoz en distintas cadenas el martes, que decía: Una
detención limpia y sin forcejeo alguno. No se cansó de repetirlo en todos
los medios de comunicación a lo largo de toda la mañana del martes.

Entiendo que puede ser un lapsus lo que usted manifestó en la rueda de
prensa tras el Consejo de Ministros, pero dijo usted textualmente --se lo
voy a leer, porque es una transcripción textual; ni quito ni pongo, abro
comillas--: El portavoz del Partido Nacionalista Vasco no necesita
información; nosotros necesitamos información e investigación. Hay una
predeterminación ya que marca el portavoz del Partido Nacionalista Vasco
y nosotros necesitamos un tiempo, unas horas para, evidentemente, obtener
unas conclusiones y unas consecuencias. Y afirma ahora: El ha actuado ya
de juez, ha dicho ya que son malos tratos, torturas; él ha asimilado esta
actividad o este acto a lo que significó hace dos años el asesinato de
Yanzi. Cierro comillas.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE INTERIOR (Mayor Oreja): En cuanto a la referencia
que usted hace al asesinato de Yanzi, exclusivamente es porque decía el
portavoz del Partido Nacionalista Vasco que había sido asesinado Yanzi,
porque puede usted comprender qué significado tiene el que pudiese haber
utilizado ese concepto, cuando evidentemente quiero decir que si está eso
transcrito lo desmiento absoluta y categóricamente.

Señor González de Txabarri, por tono prudente que se utilice, usted no
puede dejar de aceptar que ha habido una serie de acusaciones de extrema
gravedad que usted ha vertido en su momento, con lo cual no se extrañe
que la respuesta que le he dado en este terreno sea de mayor gravedad a
menor gravedad.

Estoy en condiciones de asegurar que al final el Estado de Derecho
esclarece todos y cada uno de los sucesos que se producen. Usted me ha
preguntado por una serie de sucesos. Mire usted, mi confianza es que al
final se van a esclarecer todos los sucesos, todos. Lo que es evidente es
que, en estos momento, en el día de hoy, el Poder Judicial, no solamente
la mayoría de esta Cámara, ya ha tomado posición. Todavía tendrá que ser
la Audiencia de San Sebastián la que tendrá que determinar los malos
tratos o no, la tortura o no, y es el órgano que definitivamente tomará
una determinación; pero hoy ya hay algo más que esta Cámara; hoy hay un
auto de procesamiento y hay unas conclusiones y en ellas, hasta el
momento, sabiendo que tendrá que ser completada esa información y esas
conclusiones, lo que se desautoriza es la posición del mal trato y de la
tortura. Y si, en un momento determinado, la Audiencia dijese lo
contrario o, mejor dicho, la Audiencia de San Sebastián, yo tendría que
aceptar esa versión; pero tiene que haber unas reglas y, de momento, en
la primera determinación del Poder Judicial, aunque sea en auto de
procesamiento, fuera del secreto del sumario, lo que es evidente es que
ya ha determinado que no hubo malos tratos y que no hubo torturas, de ahí
que haya que extremar la posición especialmente de quienes han dicho que
hubo malos tratos y hubo torturas y, evidentemente, yo creo que en ese
terreno se exige, sin duda ninguna, esa rectificación, a la que yo antes
me refería, que es la primera rectificación a la que en este momento se
tiene que proceder por aquellos que han estado diciendo que ha habido
torturas y malos tratos.

Insisto, la investigación policial que nosotros hacemos no es completa,
es en 72 horas y se refiere estricta y esencialmente a lo que significa
la actuación de los policías. Los testigos presenciales claro que
formarán parte de esa investigación judicial puesta en marcha y que
determinará también, sin duda alguna, la necesidad de saber qué testigos
presenciales existen. Pero lo que es evidente es que nosotros, en ese
terreno, hemos cumplido estrictamente con nuestra obligación que, además,
insisto y reitero, coincide con el auto de procesamiento.

Lo último que le quería reiterar, señor González de Txabarri, es que el
Gobierno, en estos momentos, respecto de las decisiones que ha adoptado,
quiere repetirlas con claridad en esta Cámara. Habrá gente que no
entienda que se haya cesado al gobernador de Guipúzcoa, que le parezca
injusto, y algo de injusto siempre tiene en política una dimisión, un
cese... Pero tenemos la conciencia enormemente tranquila. ¿Por qué no
pensamos que es, probablemente, un nivel de exigencia que no se había
producido ante hechos de esta naturaleza? ¿Por qué no vemos la parte de
mayor exigencia que se produce? ¿Por qué, cuando se avanza en esa
dirección, en vez de descalificar porque queda corta e insuficiente, no
se sabe apreciar razonablemente que hay un avance en ese nivel de
exigencia? ¿Por qué se ve el vaso siempre medio vacío en vez de verlo
siempre medio lleno, que, en el fondo, debe ser una actitud mucho más
razonable y mucho más constructiva?



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Por lo demás, señor González de Txabarri, le reiteraré una vez más: el
Gobierno en estos momentos ha tomado una decisión. Hay una investigación.

Se ha cerrado esa investigación interna y ya estamos a la espera,
exclusivamente, de lo que la investigación judicial determine
definitivamente.




El señor PRESIDENTE: Como ya ha indicado la Presidencia, en primer lugar,
vamos a ordenar las intervenciones de los grupos que, además del
Gobierno, habían solicitado esta comparecencia. En consecuencia, tiene la
palabra, por el Grupo Mixto, la Diputada doña Begoña Lasagabaster.




La señora LASAGABASTER OLAZABAL: Muchas gracias, señor Ministro, por
haber comparecido a la mayor brevedad, a petición propia, pero también a
petición de dos grupos más.

Entendemos que temas y asuntos de esta naturaleza, por su propia
idiosincrasia, por lo que pueden afectar a derechos y a libertades
fundamentales, y por lo que pueden afectar también a las circunstancias y
a la situación política, se deben producir, como se ha realizado hoy, con
la mayor brevedad y urgencia posible.

Quiero decir, en primer lugar, que nada nos agradaría más, nada
desearíamos más que, en este momento o a posteriori, llegar a sus mismas
conclusiones: que no ha habido ni malos tratos ni ha habido torturas, y
lo digo para que nadie, ningún medio de comunicación, ningún partido ni
nadie en general pueda tener una interpretación que permita decir,
sugerir o indicar que tenemos alguna alegría, ánimo o que nos encanta
este tipo de situaciones. Lo niego total y absolutamente y, en ese
sentido, mantendré la más firme actitud, porque nada de esto nos agrada.

Y no nos agrada porque sabemos perfectamente en dónde estamos y cómo
estamos, y sabemos perfectamente qué circunstancias hay de crueles
asesinatos, como ha dicho el señor Ministro, que, desde luego, hemos
condenado siempre. Nosotros tenemos un principio clarísimo, lo he dicho
siempre y a demás de forma reiterada en estas comparecencias: el
cumplimiento de la ley, la transparencia y la credibilidad. Pero de ahí a
firmar cheques en blanco, no lo haremos jamás ni respecto de unos, ni de
otros ni de los de más allá; jamás firmaremos cheques en blanco y, en ese
sentido, nosotros consideramos que, si se producen circunstancias,
circunstancias que además en este momento son de responsabilidad propia
de un Gobierno, quien tiene que responder y quien tiene que realizar las
pruebas es el Gobierno. Cuando se producen una serie de circunstancias en
las cuales, dos días después de su detención, una persona, un detenido
que está bajo la custodia del Ministerio del Interior, de la Consejería
del Interior o de quien sea, sufre un serie de daños en su integridad
física, nosotros nos preocupamos y nos preocuparemos siempre y, muy al
contrario, creemos que dejar de lado esa preocupación supondría no estar
realizando de manera correcta nuestra actividad de control. En este
sentido, nosotros lo que hemos visto el jueves, día 13, es que una
persona que fue detenida, que aparentemente no hubo ningún problema en su
detención, dos días después llega a una residencia, a un hospital, con
una serie de daños en su integridad física. A nosotros no nos corresponde
la carga de la prueba; a los demás les corresponderá, a los que tengan la
responsabilidad no a nosotros. Lo único que hemos constatado es eso, y lo
que pedimos es que se esclarezcan todos y cada uno de los puntos que
existen respecto de esa materia.

Ha llegado usted a tres conclusiones. La primera conclusión, que no ha
habido malos tratos ni torturas. La segunda conclusión, que los partes,
el de la casa de socorro, el de la residencia y el de los forenses,
concuerdan, no se contradicen. Y la tercera conclusión, que hay una clara
concordancia con lo que ha pasado, derivada de un atropello y de un
violento forcejeo. Muy bien. Lo que nos gustaría saber es cómo llega a
esas conclusiones; es decir, cómo puede usted decir toda esa serie de
cosas que yo, en este momento, no valoro; digo simplemente que cómo llega
usted a esas conclusiones. En este sentido, en primer lugar, supongo,
como bien ha dicho usted, que me podrá dar la información derivada de la
investigación interna, de aquellas informaciones que haya podido tener y
otras que puedan ser matizadas en función de lo que se vaya produciendo
en las diligencias sumariales correspondientes, pero en estos tres
ámbitos, y como ha señalado usted en otra ocasión, el hecho de que el
Congreso de los Diputados, que representa a los ciudadanos, el hecho de
que ustedes tienen una investigación interna, que presupongo, y así me lo
imagino, se habrá hecho sobre casos y datos concretos, y el hecho de que
determinadas informaciones no puedan afectar al contenido intrínseco y de
fondo de unas diligencias sumariales respecto al fondo de la cuestión, de
los asesinatos; entiendo me podrá dar más detalles de los que hasta ahora
ha dado.

Tengo unas treinta preguntas que, no se preocupen, voy a tratar de
resumir, porque algunas ya se han realizado, pero que me parecen muy
importantes, porque, en cualquier caso, desde Eusko Alkartasuna, creemos
que cualquier interrogante que quedara en el aire, cualquier zona
claroscura que no quedara suficientemente aclarada o conocida, podría
suponer graves efectos en las circunstancias y en la situación política;
y todos los que sabemos las circunstancias políticas, desde luego estamos
de acuerdo en ese tema.

En primer lugar, como ya se ha dicho, por qué se le lleva a la casa de
socorro. Ha dicho usted que no sabe por qué hacemos esta pregunta.

Primero, la hacemos porque no es frecuente que ningún detenido de esta
naturaleza sea atendido en la casa de socorro. Eso lo podrán certificar
en las casas de socorro. Eso, normalmente, no se suele realizar. En
segundo lugar, porque de todos es conocido que en esas casas de socorro
apenas tienen medios para realizar unos análisis y unos reconocimientos
en profundidad. En tercer lugar, porque desde donde quedó detenido al
primer hospital importante hay la misma distancia, si no menor, que a la
casa de socorro. Y, en cuarto lugar, porque una persona que llega
sangrando por nariz y oídos desde hacía hora y media y no estaba
coagulada, significa que, cuando menos, puede haber una lesión
importante. Esa es la primera pregunta. Todos los que tratamos este tema
y desde



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luego los que llevaban a cabo esa serie de informaciones y de
diligencias, son tan conocedores como usted y como yo de esas
circunstancias.

En segundo lugar, el médico de la casa de socorro recomienda que a las
seis horas se le practiquen nuevos análisis. ¿Por qué no se hace? En
tercer lugar, desde el propio cuarto de socorro se llama a la comisaría
para decir qué es lo que han dicho y se atienden instrucciones. ¿Por qué
se decide llevarle otra vez a la comisaría o por qué, mejor dicho, se le
llama al comisario si no había ningún problema? En cuarto lugar, ¿por qué
no se acepta la posibilidad de que, para evitar traslados innecesarios y
cualquier otra cuestión, el médico de la casa de socorro pudiera asistir
al detenido en cualquier momento en dependencias policiales? En quinto
lugar, ¿por qué no se comunican en el informe o en la notificación que se
realiza al magistrado juez de guardia de la Audiencia Nacional todos los
informes en relación a la persona detenida? ¿Por qué no se menciona la
visita al cuarto de socorro? ¿Cuándo se produce --ya lo ha dicho-- el
interrogatorio al detenido? ¿Por qué se produce casi día y medio después
el interrogatorio del detenido? ¿Cuándo se comunica, en concreto por
parte de responsables políticos, los posibles resultados de los
interrogatorios que se realizan al detenido? En sexto lugar, ¿qué datos
figuran en la declaración policial del detenido en relación a la manera
de producirse la detención? ¿Qué datos figuran en el informe que
obligatoriamente todos los abogados tenemos que remitir al Colegio de
Abogados, en el cual, en uno de los párrafos, aparece lo que el detenido
manifiesta en relación al trato recibido a la hora de la detención y en
las comisarías. En esa información es obligatorio ese parte y queremos
saber qué es lo que aparece en el mismo. ¿Por qué requirieron --o si
requirieron de oficio en la comisaría-- la visita por dos veces de la
forense? ¿O fue la propia forense la que decidió visitarle con el resto
de la comisión judicial en dos ocasiones?
Respecto de las lesiones, usted ha dicho que había concordancia. Es
verdad que en algunas puede haber concordancia, yo no soy médico, pero en
lo que no hay concordancia es en las contusiones. Cuando se le ingresa en
la residencia, en el parte escueto, que, por otra parte, no suele ser tan
escueto, suele tener mayores datos y, además, suele tener un pronóstico
--no es éste el caso--, se habla de contusiones múltiples en brazos,
tronco y extremidades. Aspectos estos que en ningún momento aparecieron
en la hoja que dio la casa de socorro a la policía.

¿Por qué el comisario, don Emilio Monge, señala que no tenía nada, que
estaba muy bien y que además hubo de atársele de pies y manos para que no
escapara? Supuestamente él era el responsable --independientemente que
fueran oportunas o no las declaraciones en el momento-- de la operación y
él fue la persona a la que se le comunicó desde el primer momento cuáles
eran los partes médicos que se habían realizado. ¿Por qué no informó el
comisario Monge de que la detención había sido violenta? No sé si es que
tiene que aparecer o no el coche, pero si nos basamos en las
declaraciones del detenido, como ustedes han dicho y como ha dicho la
policía --y yo parto de la base de que es la única que lo vio--, también
es verdad que el detenido señalaba que iba a muy poca velocidad. ¿Puede
un golpe a muy poca velocidad producir esa serie de lesiones? No lo sé.

¿Puede romperse un tímpano normalmente cuando hay un movimiento? Cuando
menos, hay médicos que lo consideran dudoso. Suele ser normalmente cuando
se produce un vacío o una sujeción.

Toda esta serie de preguntas son las que nos podrían dar la absoluta
seguridad. No prejuzgo sus conclusiones. Trato de llegar a las mismas
conclusiones a las que ha llegado usted, sólo que a mí me faltan los
datos. Por eso, advirtiendo que ya ayer había señalado las conclusiones
porque entendió, quizá, que era oportuno de cara a la sociedad y de cara
a los ciudadanos, yo no voy a entrar a valorar ese tema. Lo que sí entro
a valorar es que en esta comparecencia lo que mi grupo pretende es poder
llegar a sus mismas conclusiones, pero eso sí, con los datos, con la
documentación que existe, que tiene usted o pueda tener en su mano. Todos
esos datos cuando se produce una detención, gracias a Dios --y digo
gracias a Dios porque son logros que se han ido adquiriendo a lo largo de
la democracia--, tienen un registro. Todo tiene un registro y hasta los
abogados tenemos que recoger manifestaciones de los detenidos. Existe un
registro de muchos temas, pero simplemente queremos que nos lea el
historial clínico que realmente aparece de este señor en la Residencia
Nuestra Señora de Aránzazu, además del escueto parte médico que apenas
supera tres líneas. ¿Qué dice ese historial clínico, qué dicen los
médicos, cuál era su pronóstico y cuáles creían que eran las causas?
Gracias.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE INTERIOR (Mayor Oreja): Señora Lasagabaster, la
verdad es que son muchas cuestiones, es muy exhaustiva su intervención y
trataré de ser muy sintético en cada una de las reflexiones. Pero haré
una consideración inicial a su intervención.

Nosotros hemos querido tener una primera investigación con unos
resultados inmediatos y, evidentemente, con las limitaciones que de ellos
se derivan. Pero si estuviésemos esperando a que se produjese, en
circunstancias como las actuales, el total esclarecimiento de todos y
cada uno de los detalles de los procedimientos, lo que es evidente es que
se produciría lo que ustedes me criticaban en la anterior sesión
parlamentaria en el sentido de que se aprovechan quienes tratan desde el
mundo de ETA de deformar lo sucedido y no habría ninguna capacidad de las
instituciones democráticas de responder en el terreno de los medios y de
la comunicación a versiones interesadas del mundo de ETA. Y lo que es
evidente es que eso exige, con sus limitaciones, que haya una capacidad
de respuesta en los medios de comunicación, que se produzca antes de la
definitiva investigación judicial correspondiente.

Yo creo que hay una cuestión importante y significativa. Se trata de que
haya un margen de confianza en el conjunto de las instituciones. Si
evidentemente hay situaciones que aparecen y que hacen que la
irregularidad sea



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la nota dominante, entenderé a quienes hagan, previamente al
esclarecimiento de los hechos, una determinada denuncia. En este caso
--yo no sé si ustedes no lo valoran adecuadamente--, además de la
investigación que el Ejecutivo en un momento determinado decide, hay un
auto de procesamiento y una decisión judicial, que en ese terreno lo que
está apuntando, sin duda alguna, es la confirmación de los hechos, tal y
como lo define y lo determina el Ministerio de Interior. Y si no hay
confianza y si no hay presunción de inocencia, es evidente que muy poco
vamos a avanzar en ese terreno. ¿Quiere usted decir que usted no tiene
que dar ningún cheque en blanco? Sin duda alguna, nadie se lo ha pedido.

¿Que usted no tiene que tener una actitud exigente? ¡Claro que usted
tiene que ser exigente y especialmente desde la oposición! Pero también
es evidente que cuando se produce en determinada situación una posición
de una comisión de investigación, que coincide con otra definición por
parte de un juez, no tiene por qué en estos momentos acrecentarse la
desconfianza, sino todo lo contrario, habrá alguna valoración de que el
Ministerio de Interior está aportando unos datos que coinciden con
quienes desde el Poder Judicial determinan exactamente lo mismo. Y
exactamente determinan lo mismo; hay una cronología que interpreta
correctamente lo sucedido, hay una coincidencia entre las lesiones que se
determinan en la casa de socorro y las que se determinan en la residencia
sanitaria y hay una coherencia entre la versión del golpe del vehículo,
de las caídas y de la detención violenta que se produce en el forcejeo
con lo que son las lesiones producidas. Esas tres cosas son, hoy por hoy,
las que nos permite a nosotros seguir plenamente respaldando y confiando
que no hubo malos tratos ni torturas.

Respecto al primer momento, que usted plantea, hay que pensar en el
momento que vive un policía a las ocho de la mañana cuando se produce una
situación de esa naturaleza. Nosotros tenemos que ser exigentes, pero,
¿no estaremos, en ocasiones, exigiendo en un momento determinado una
escrupulosidad y unas capacidades humanas que nosotros mismos no nos
podemos exigir en nuestras actividades? El momento del asesinato del
señor Gómez Elósegui tenía que estar lleno de tensión. Pensar en estos
momentos en si había una decisión de enviarlo a un centro o a otro
probablemente es hacer una interpretación excesivamente sofisticada de
decisiones que son mucho más sencillas y mucho más elementales. Son
momentos de máxima tensión. Son momentos en los que se ha asesinado a una
persona y se ha producido un forcejeo violento; forcejeo violento que no
se ha escondido nunca. En la primera versión que se da lo que se dice es
que en el tiroteo no ha habido heridos de bala o de proyectil. Pero el
forcejeo yo lo conozco inmediatamente, porque la noche del martes estoy
felicitando a los tres miembros del Cuerpo Nacional que han participado
en el mismo. Repito, yo sabía que había habido un forcejeo. Otra cosa muy
distinta es que no había una comunicación del parte médico de la casa de
socorro, pero que había habido un forcejeo yo lo sabía, porque, repito,
hablé esa misma noche con los funcionarios del Cuerpo Nacional de
Policía.

Usted dice que en el parte de la casa de socorro se dijo que se le
volviese a ver a las seis horas. No dice exactamente eso. Lo que se dice
es que se le administre un Nolotil cada seis horas, y que si hay una
sintomatología distinta se determine la posibilidad de otra visita o de
ingreso en un centro. No se determina que en seis horas vuelva al centro,
como usted ha dicho. Es la administración de seis horas del Nolotil lo
que se define como el período que usted misma ha determinado. El parte
médico dice: Observaciones. Se administra un Nolotil cápsulas. Deberá
administrarse una cápsula cada seis horas. Si aparece otra sintomatología
volverá a este centro. Fíjese que no es exactamente la versión que usted
ha dado hace unos minutos.

¿Por qué se decide llevarle otra vez a la comisaría y no ingresarle,
después de la casa de socorro, en la residencia sanitaria? Pues porque en
ese momento los funcionarios de policía determinan que no encuentran
síntomas lo suficientemente preocupantes como para ingresarle de
inmediato en la residencia sanitaria. No saben que ha sido arrollado por
un vehículo y sí saben que ha habido unos golpes, con serias
magulladuras, pero consideran que en ese momento no se producen las
condiciones para el ingreso.

Es verdad que no solamente es ratificado por esos funcionarios. La
comisión judicial que visita las dependencias policiales tampoco hace
ninguna observación. Es verdad que lo hace a puerta cerrada. Es verdad
que lo hace esa misma tarde. Pero tampoco hay informe de esa comisión
judicial que pida urgentemente el ingreso en Nuestra Señora de Aránzazu o
en otro centro hospitalario. Es el día 13, por vez primera, en función de
lo que ha sido un agravamiento, que tiene una coherencia por la lesión
sufrida y el desarrollo del hematoma (que no se producen, por cierto,
unas fracturas de vértebras, lo que tiene rotas son las apófisis), lo que
es normal y natural, se produce un proceso evolutivo de mayores dolores,
de mayores quejas, y en un momento determinado se decide el ingreso en
Nuestra Señora de Aránzazu.

Le vuelvo a decir lo mismo. En ese terreno pudo haber un error de
procedimiento no enviando simultáneamente ese parte médico al juez de
guardia. Esa es una de las razones de las responsabilidades políticas que
hay que asumir. Pero insisto, estamos ante cuestiones procedimentales que
se irán determinando con el paso del tiempo. El núcleo del debate es si
hubo torturas o malos tratos. Luego hay otro debate de cuestiones
procedimentales donde, evidentemente, todos tenemos que exigirnos más y
perfeccionarnos.

En el parte médico al que usted se refiere supongo que el médico lo que
hace es una definición de lo que considera más llamativo. Evidentemente
lo llamativo es lo que viene a significar luego la rotura de la apófisis
y el tímpano, y es posible que en algún extremo no se determine con toda
precisión. Pero lo que está muy claro es que en ese terreno lo que hay es
lo que dice el parte médico, que me pedía. Dice el parte de la casa
socorro: Erosiones en cara; hematoma periorbitario ojo izquierdo;
epistaxis bilateral; hematoma en tercio medio brazo izquierdo --con lo
cual aparece hematoma en el brazo izquierdo--; refiere dolor fosa nasal
izquierda y rotura tímpano derecho. Absolutamente



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todo lo que aparece como síntomas en ese parte coincide con la evolución
clínica y que se aprecia con más claridad en Nuestra Señora de Aránzazu,
de San Sebastián.

Lo que es evidente es que la comisión de investigación se persona en las
dependencias policiales en una hora determinada en la tarde del día 11, y
lo que es evidente también es que habrá sido con seguridad una decisión
de la Audiencia Nacional que, en un momento determinado, al llevar esa
investigación, decide que sea la comisión la que aparezca en esa
dependencia policial. Con ello está claro que la soberanía reside en el
juez que está instruyendo esta investigación que en este caso, reitero,
es el de la Audiencia Nacional.

Respecto a las declaraciones del comisario, ya sabe mi opinión sobre
ellas, con lo cual lo que pueda decir de esas declaraciones no es algo
que en estos momentos corresponde determinar ni valorar al Ministerio de
Interior. Ya hemos determinado lo que ha significado una declaración que,
en mi opinión, no la puede hacer en ciertos momentos una persona que
tiene responsabilidades tan significativas al frente de la policía en
Guipúzcoa.

¿Por qué no se ha informado sobre actuaciones violentas? Ya le he dicho
que no hubo absolutamente ninguna falta de transparencia en el
conocimiento de los hechos de que había habido una actuación de estas
características por parte de los policías. Quiero decir que hubo tres
partes en la casa de socorro. El primero, el que corresponde al detenido,
pero luego otros dos que corresponden a los dos policías. Y, como antes
recordaba, en uno de ellos es en el único en el que se indica con
claridad que, por si hubiera fracturas, roturas o lesiones óseas, sería
conveniente una sesión de rayos X, cosa que no se produce ni siquiera con
el detenido. La conveniencia de rayos X se determina por parte del médico
al policía, con lo cual no se esconde nada. Insisto y reitero en que lo
que desconocen los funcionarios hasta ese momento es que ha sido
arrollado por un vehículo, hecho que se conoce cuando el detenido hace la
primera declaración, que se produce, como le he dicho a usted, en
presencia del abogado de oficio.

Respecto del Colegio de Abogados de San Sebastián, nosotros no tenemos
ninguna información. Evidentemente, eso formará parte de la investigación
judicial correspondiente, que supongo que se pondrá en contacto con el
Colegio de Abogados de San Sebastián.

Respecto al vehículo, lo que parece es que un golpe de un vehículo de
esas características, a la velocidad que fuese, evidentemente provoca un
nivel de contusiones. Debió ser lo suficientemente significativo como
para que cayera otra vez, probablemente fruto del aturdimiento del primer
golpe según, insisto y reitero, declaró el detenido en el interrogatorio
correspondiente.

En cuanto a por qué no se le ingresa urgentemente en la residencia
sanitaria, le reitero que fue porque en ese momento se valoró que no era
especialmente urgente; se consideró que se podían seguir las diligencias
policiales y judiciales para tratar de actuar policial y judicialmente en
lo que podía significar la detención de nuevos miembros del comando
Donosti que, como bien sabe por experiencia, tiene sin duda alguna un
historial enormemente sangriento en la ciudad de San Sebastián. Esas son
algunas de las cuestiones que he tratado de responder. Debo seguir
insistiendo en que el debate esencial debe sustanciarse, en mi opinión,
en si hubo malos tratos y torturas; ése es el debate esencial hoy.

En función, además, de otras decisiones y de otra toma de posición, en
ese terreno lo que me importa dejar muy claro es que tengo el
convencimiento de que no hubo ni torturas ni malos tratos. En todo lo que
signifique defectos de forma, errores procedimentales, modificaciones que
se pueden ir produciendo respecto a la legislación, en el fondo una
participación más inmediata del Ministerio Fiscal cuando se producen
detenciones de esa naturaleza, en ese terreno seguimos abiertos a que se
produzca el diálogo necesario para que esa exigencia, en un Estado de
Derecho, todavía funcione mejor. Pero el margen de confianza inicial en
el funcionamiento de un Estado de Derecho sin duda alguna es un principio
que queremos dejar meridianamente claro en esta intervención ante su
posición.




El señor PRESIDENTE: La señora Lasagabaster tiene la palabra.




La señora LASAGABASTER OLAZABAL: En primer lugar, me he remitido al
principio de mi intervención, a decirle que no le voy a exigir más de lo
que usted puede hacer. Y de forma además concreta he venido a recordar lo
mismo que dijo usted la semana pasada: que podría y podía informarnos de
aquellos aspectos o extremos que le eran factibles. He dicho que
efectivamente podrá haber investigaciones judiciales posteriores dentro
de los procedimientos que nos permitan, quizá, mayor luz. No lo dudo y
por eso no se lo estaba ni se lo estoy exigiendo. Lo que trato de
preguntarle --no sé si me he expresado correctamente-- es cómo ha llegado
a las conclusiones, porque a mí, esos mismos datos, que tengo, me dejaban
aspectos no demasiado clarificados. Eso es lo que yo le he pedido en este
momento sin más.

Por otra parte, quiero dejar claro que aquí no estamos «o conmigo o
contra mí», que me da la sensación que se está traduciendo. Aquí, en cada
momento y en cada circunstancia, estamos buscando lo que ha pasado,
independientemente de cualquier otro aspecto. Es decir, tratar de
intervenir, tratar de buscar las circunstancias y las cuestiones que
afectan a un hecho o a un acontecimiento concreto no debe prejuzgar si
debe determinar una posición o postura. Eso no significa, o al menos
pretendo que no se traduzca --cosa que a veces no parece que nos sea
fácil-- en descrédito de nada ni en un descrédito genérico ni nada de
nada de nada. Lo que queremos es que todos los acontecimientos, eventos y
extremos que tengan la más mínima duda del ejercicio correcto de cada una
de las facultades y competencias que cada uno tenga queden perfectamente
clarificados. No es ni conmigo ni contra mí. En ese sentido actuaremos
siempre. Y si no tenemos las perfectas convicciones o todos los datos
encima de la mesa seguiremos exigiéndolos, sea en este foro o en el que
sea. En ese sentido me limitaré simplemente a otras investigaciones o a
otras circunstancias, como también lo dice el magistrado-juez



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señor Gómez de Liaño, que no prejuzga la manera y que dice que también
estará a la expectativa de lo que en su momento el juez de instrucción
número 1 de San Sebastián determine en este momento. No nos olvidemos
tampoco de este tema. En cualquier caso, creo que hay algunos extremos en
los que quizá podríamos haber profundizado más en este momento, así como
tener un mayor conocimiento. No sé si será o no secreto del sumario un
historial clínico, es posible; en cualquier caso, desde mi punto de
vista, hubiera sido perfectamente clarificador para conocer la causa, las
lesiones, la descripción y el pronóstico.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE INTERIOR (Mayor Oreja): Agradezco el tono de Begoña
Lasagabaster en esa intervención.

Hasta que se produzca el esclarecimiento judicial no es suficiente decir
no estoy contigo ni contra ti. ¿Qué mensaje se traslada a la sociedad
española? ¿Que hay dudas de que hay torturas? ¿Que hay dudas de que hay
malos tratos? ¿Permaneceremos callados diciendo: ya lo esclarecerán los
jueces? Esa es la diferencia entre su posición y la mía en este tema. Es
muy importante que la sociedad española tenga confianza en sus
instituciones, y hasta que no se demuestre lo contrario no se tortura,
hasta que no se demuestre lo contrario no hay malos tratos, hasta que no
se demuestre lo contrario las instituciones democráticas funcionan,
porque si no hay confianza no habrá nunca democracia. La democracia se
basa en la mutua confianza de unas instituciones respecto de otras, y ésa
es la diferencia: que yo apuesto claramente por la confianza. Y si hay
una investigación judicial que me determine la dirección contraria de lo
que hoy estoy diciendo aquí tendré que venir aquí y decir: tenían razón.

Pero hasta que no se produzca esa contradicción, confianza en las Fuerzas
de Seguridad del Estado, confianza en el Poder Judicial, en el auto de
procesamiento del juez Gómez de Liaño y en lo que significa un
comportamiento de todas y cada una de las instituciones democráticas.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos que desean intervenir? (Pausa.)
Por el Grupo de Coalición Canaria, tiene la palabra el señor Gómez
Rodríguez.




El señor GOMEZ RODRIGUEZ: Muchas gracias, señor Ministro, por su
comparecencia.

Comprendo, señor Presidente, señor Ministro, señorías, el estado de ánimo
de los partidos vascos que integran esta Cámara por la continua situación
de inseguridad en que se encuentran los ciudadanos y por las
consecuencias que se están produciendo. Alabo el tono utilizado por la
señorita Begoña Lasagabaster, de Eusko Alkartasuna, con sus inquietudes,
con sus problemas y sus preguntas. Pero aquí la realidad es que se ha
cometido un hecho antisocial que ha supuesto que una persona ya no viva.

Y aquí también la realidad es que tenemos que averiguar si se ha
producido una vulneración de los derechos humanos a un detenido. Aquí la
realidad es que nos preguntamos si hubo o no hubo colisión con un
vehículo, pero que lo descartamos por cuanto que el propio detenido así
lo dice, y él es la fuente de información. En segundo lugar, si hubo
forcejeo o no hubo forcejeo. No me cabe en la cabeza un forcejeo
versallesco. El forcejeo tiene que ser siempre con dureza y acción,
porque la gente policial tiene que velar por la detención y el éxito de
su labor y de su misión.

Por los informes que se han alegado aquí, por los dictámenes médicos y,
sobre todo, porque yo soy respetuoso con la democracia y tengo que creer
en la democracia y tengo que creer en la autoridad judicial y tengo que
creer también que el señor Ministro no viene aquí a inventarse algo
cuando ha tomado decisiones duras con sus subordinados; tengo que creer
en principio que la información que se ha dado aquí elimina por completo
el que se hayan producido nuevos forcejeos. Pero cabe la posibilidad de
que en el proceso judicial se dictamine o se aclaren otras cosas.

Por tanto, termino ya diciendo, señorías, que Coalición Canaria admite y
acepta inicialmente el informe del señor Ministro y le agradece su
comparecencia. Hacemos votos para que, como decía la señora viuda del
psicólogo, sin odios, pero con tristeza, la paz vuelva a la hermosa
tierra de Euskadi.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Catalán (Convergència i Unió) tiene la
palabra el señor Silva Sánchez.




El señor SILVA SANCHEZ: Muchas gracias al señor Ministro por la celeridad
con la que solicitó la comparecencia ante esta Comisión de Justicia e
Interior, celeridad e iniciativa propia que ponen de manifiesto que el
ministerio compartía la preocupación que hemos sentido todas las fuerzas
políticas y sociales por los hechos que se produjeron los días de la
semana pasada en relación con el asesino señor Elejalde. Lo digo porque
en la última comparecencia el señor Ministro también manifestó una cierta
distinción entre aquellos casos claros, meridianos, en los que la
comparecencia podía esperar al transcurso de un determinado período de
tiempo, de aquellos otros en que la propia confusión en que se sentía la
opinión pública demandaba una intervención pero mucho más rápida.

Tenemos que decir al señor Ministro que respaldamos su actuación en un
doble sentido, por un lado, cuando manifestaba que hay que subir los
niveles de exigencia democrática ante todas estas cuestiones, que el
Estado de Derecho que lleva ya casi veinte años vigente en España no
puede permitirse determinados lujos y también en lo que hace referencia a
la exigencia de responsabilidades en concreto, que aquí nos ha
manifestado a través de la aceptación de una dimisión, la del gobernador
civil de Guipúzcoa, así como también ante la exigencia o el acuerdo de un
cese, el del comisario jefe de San Sebastián.

También, como nuestro compañero señor González de Txabarri, veníamos con
ganas de que el Ministro del Interior nos convenciera, y tenemos que
decir que, en principio, o no en principio, hasta que la autoridad
judicial diga otra cosas, si es que ha de decirla, sus expresiones las
admitimos



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como verdad inicial y provisional, pero como verdad. En estos días nos
resonaba en la cabeza --y parece ser que no sólo a nosotros, también a
algún editorialista o a algún columnista de diario-- aquella frase, creo
recordar, de Talleyrand sobre el asesinato del Príncipe de Condé, esto es
más que un crimen o es peor que un crimen; es una estupidez. Nosotros no
compartimos este cinismo, y, desde luego, cuando veníamos hacia aquí esta
tarde preferíamos que los hechos pudiesen calificarse de estupidez que no
de crimen y que, por tanto, la moralidad y los principios básicos del
Estado de Derecho aquí hubiesen sido salvados. Esa es la idea que tenemos
en estos momentos. Sin embargo, no podemos por menos de calificar como de
poco inteligentes esos comportamientos, imputables, también, seguro, a
personas concretas, que han permitido que lo que fue y ha sido un gran
éxito policial --y desde aquí también trasladamos la felicitación a las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que llevaron a cabo la
detención del señor Elejalde-- después ha sido motivo de división en la
opinión pública y ha suscitado una alarma social. Sin embargo, reitero,
no es lo mismo un crimen, no es lo mismo una infracción tipificada en el
Código Penal, no es lo mismo este delito que podría manchar y obviamente
mancharía y se traspasaría a nuestro Estado de Derecho en su conjunto,
que ese comportamiento poco inteligente al que me he referido
anteriormente y por el que ha manifestado el señor Ministro que ya se han
exigido responsabilidades.

Decíamos que admitimos sus palabras como la verdad que en estos momentos
podemos ofrecer. Tengo que decir que mi grupo presta una especial
atención a un factor clave, entendemos, en esta detención, que es el
control judicial. Para nosotros el hecho de que a lo largo de los días
11, 12 y 13 hubiese tenido acceso al detenido la comisión judicial
correspondiente --y le rogaríamos al señor Ministro que nos concretase la
composición de estas comisiones, incluso los horarios, las horas en las
que se produjo este acceso-- es algo que nos da garantías, porque creo
recordar que en el día 11 la comisión judicial tuvo acceso al detenido
cuando se le llevó, por lo que se ve, al registro de un domicilio; el día
12, al parecer, también compareció la comisión judicial integrada por el
secretario, el juez y la forense, y el día 13 volvía a comparecer en el
lugar de la detención, y fue a partir, al parecer, de aquella visita
cuando se acuerda el internamiento o el traslado a un centro
hospitalario.

Para nosotros esta intervención del Poder Judicial respecto de las
condiciones de la detención nos resulta sumamente importante, del mismo
modo que nos resulta sumamente interesante el auto de procesamiento al
que ha hecho referencia el señor Ministro, cuyo contenido tampoco
conocemos con plena exactitud, pero que parece ser que salva inicialmente
las condiciones en las que prestó declaración el detenido y, por tanto,
entiende que las declaraciones se produjeron con libertad, obviamente a
salvo de lo que pueda decir el Juzgado de Instrucción de San Sebastián y
a salvo de otras consideraciones. A nosotros esto nos permite creer y
atribuir a esta versión que aquí se nos ha manifestado una presunción de
veracidad que, como ha dicho también el señor Ministro, es la que
prevalece para nosotros hasta que por el Poder Judicial se diga, si es
que tiene que decirse, otra cosa.

Tengo que decir que sus explicaciones nos han tranquilizado. También nos
venía a la mente aquella frase, creo recordar, de un político
tardofranquista, que decía que las cosas habían llegado a tal punto que
él no sabía si era de los nuestros. Yo creo que aquí las explicaciones
que ha formulado el señor Ministro nos permiten que todos podamos decir
que seguimos siendo de los nuestros, que lo de los nuestros no pretende
ninguna exclusión. Lo que pretende es que nos convirtamos en defensores y
garantes del Estado de Derecho, que es absolutamente de todos nosotros;
un Estado de Derecho que no se contrapone o no debe situarse en el
extremo de una balanza, sino que precisamente constituye el fiel de esa
balanza y que, obviamente, admite comportamientos desviados; hace una
semana veíamos cómo un órgano del Poder Judicial, integrado perfectamente
en este Estado de Derecho, dictaba una sentencia que entendíamos que
suponía absolver a un asesino, y hoy hubiésemos estado dispuestos a
aceptar --a aceptar con las consecuencias correspondientes, faltaría
más-- que se hubiese producido un comportamiento hasta delictivo de
algunos funcionarios. Sin embargo, si por algo se caracteriza el Estado
de Derecho es por la reacción ante esos comportamientos desviados. Por
tanto, entendemos que todos tenemos que estar vigilantes para que ni los
tribunales dejen sueltos a los asesinos, ni los funcionarios o los
servidores del Estado de Derecho cometan delitos que no puedan ser
corregidos penalmente --y para eso está en el Código Penal la
tipificación del delito de torturas y malos tratos-- o
disciplinariamente. Hasta ahora, lo que nos ha manifestado el señor
Ministro nos permite entender que ese comportamiento, que antes he
calificado de estúpido, de poco inteligente, ha sido inicialmente
corregido a través de las dimisiones y de los ceses oportunos, y eso es
de agradecer, porque ya el propio filósofo Fernando Savater en su
Política para Amador, cuando trataba de la irresponsabilidad situaba al
lado de los fanáticos a la irresponsabilidad burocrática, esto es, a
aquel poder público que se niega absolutamente a admitir que se ha
equivocado y a obrar en consecuencia. Entendemos que en este caso la
actuación del ministerio ha sido diligente y ha dado una satisfacción a
la sociedad, ha hecho algo que estaban esperando todos los ciudadanos.

Por tanto, señor Ministro, lo que tenemos que hacer en estos momentos es
agradecerle su rapidez, agradecerle la transparencia, porque, como se ha
dicho muchas veces, sin transparencia no hay Estado de Derecho, y no hay
mejor control de los poderes públicos que el hecho de que ninguna de sus
actividades pueda permanecer al margen de la luz y al margen del control.

Entendemos que si más que errores, más que comportamientos poco
inteligentes, hubiese habido infracciones o vulneraciones de derechos
fundamentales el Estado de Derecho es lo bastante fuerte para responder a
las mismas, y ese Estado de Derecho que tiene como uno de sus principios
básicos la división de poderes es el que permite que hoy aquí esté S. S.

sometiendo al Gobierno al control del Parlamento. Es obviamente el que
permite que el Defensor del Pueblo pueda actuar según



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lo estime conveniente. Es lo que permite que el Poder Judicial, a través
del principio de legalidad, pueda controlar la actuación de la
Administración, como al parecer han hecho las comisiones judiciales que
durante esos días tuvieron acceso al detenido y como ha podido hacer el
juez instructor de la Audiencia Nacional a través del auto de
procesamiento de esta mañana.

En consecuencia, señor Ministro, ratificamos nuestra confianza en el
Estado de Derecho y reiteramos que sus manifestaciones constituyen para
nosotros la verdad --hasta ahora y hasta que se corrija judicialmente, la
verdad-- de los hechos que han ocurrido, solicitando, obviamente, la
exigencia de la elevación de ese nivel democrático, de ese nivel de
responsabilidad a que se hacía referencia anteriormente. Por otro lado,
quizás entendiendo algo de lo que ha manifestado respecto de la política
informativa del ministerio, también le tengo que reconocer que por parte
de mi grupo se ha tenido la impresión de que los plazos valían para todos
menos para su ministerio. Sus razones ha tenido y puede que sean lo
suficientemente importantes como para justificar ese comportamiento, pero
como a los grupos parlamentarios no nos gusta enterarnos de las cosas por
la prensa, como seguro que a usted tampoco, lo tengo que manifestar así.

Por lo demás, muchas gracias, señor Ministro.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario de Izquierda
Unida-Iniciativa per Catalunya, tiene la palabra el señor Navas.




El señor NAVAS AMORES: Gracias por su comparecencia, señor Ministro. Lo
primero que deseo es hacer mención al aparente nerviosismo que a mí me ha
parecido notar entre los señores Diputados miembros de esta Comisión ante
alguna de las intervenciones habida con anterioridad, que me ha
preocupado porque nos lleva a una situación de dos bandos, el de aquellos
que pueden interpretar que sus explicaciones o los sucesos que conocemos
hasta este momento no satisfacen lógicamente las demandas de algunos
grupos y el de aquellos otros que se sienten satisfechos con esas
explicaciones, lo que parece ser que supone un mayor afianzamiento en el
apoyo al trabajo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Nosotros queremos constatar, en primer término, nuestro apoyo a esas
fuerzas. No queremos que los matices que podamos tener como grupo
parlamentario en cuanto a sus explicaciones sobre los acontecimientos
habidos se puedan interpretar en ningún momento como ningún tipo de
ataque o acoso moral a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

Queremos poner de relieve que hemos pasado, desde el martes, de una
profunda satisfacción, de un momento brillante al conocer que la Policía
Nacional había conseguido atrapar al terrorista que había dado muerte al
señor Francisco Javier Gómez Elósegui, a la zozobra, a la tristeza y al
abatimiento posterior después de conocer los hechos. Pretendíamos de
alguna forma superar esa sensación a lo largo del día de hoy con sus
explicaciones, y en su comparecencia creemos que ha introducido una serie
de elementos genéricos sobre aspectos relacionados con la política de
Interior, incluso de anteriores gobiernos, de que esto suele ocurrir, que
ya había ocurrido, que el entorno del MLNV siempre utiliza cualquier tipo
de actuación del Ministerio del Interior para sus intereses. Yo aquí debo
matizar que si cometemos errores desde este lado de la raya, como usted
suele decir, más y mejores argumentos tendrá para actuar en defensa de
sus intereses.

Después de esta introducción genérica, como digo, para cualquier tipo de
acontecimiento, usted ha intentado concretar los sucesos acontecidos
sobre la detención de Elejalde. Primero, ha hecho mención a su solicitud
de comparecencia urgente, una vez que conoció su petición de
comparecencia, se abstuvo de solicitarla ya que no hubiera sido más que
un acto meramente formal; si no hubiera partido de usted, sabe que
inmediatamente la hubiéramos solicitado. Usted anuncia en ese mismo
momento la iniciación de una investigación interna y propone un plazo de
setenta y dos horas para darla por terminada. Los tres elementos que más
ha destacado de las conclusiones de ese informe, que eran los que nos
podían aclarar algunas de las dudas que pudiésemos tener los que estamos
aquí o afianzarnos en algunos de los principios o criterios sobre la base
de lo que hasta ahora se había conocido, son, primero, que no se torturó
ni hubo malos tratos; segundo, que los partes médicos no se contradicen
--estoy esquematizando básicamente--, y tercero, que los hechos relatados
son coherentes con las lesiones que en un primer momento se produjo el
señor Elejalde. Al final, ha hecho una referencia a alguno de los
apartados del auto del juez de la Audiencia Nacional, señor Gómez de
Liaño, haciendo mención a que existe una gran coherencia entre los
distintos informes médicos habidos desde el primer reconocimiento en la
casa de socorro de San Sebastián, hasta el último que se hace en la
residencia sanitaria de Madrid. Su disertación ha terminado prácticamente
con algún elemento más reincidente, como que no ha habido torturas ni
malos tratos y que a pesar de eso, va a haber una serie de medidas, que
usted ha concretado en la aceptación de la dimisión del gobernador civil
y el cese del comisario. Menos la formalización de las dos dimisiones, el
resto de las cuestiones eran un reflejo de los dossieres de prensa que
hasta ahora se han podido recopilar en los distintos medios informativos.

Nosotros no hemos encontrado ningún hecho ni ninguna observación
relevante. Lo que es peculiar es que a pesar de que no haya habido malos
tratos, de que no haya habido ninguna autocrítica y de que usted no haya
introducido ningún elemento de reflexión sobre el comportamiento de los
responsables políticos ni de los responsables policiales, tome usted
medidas de índole disciplinaria.

Usted sabe que estos acontecimientos han producido una gran convulsión
política y social, y sólo hay que mirar a esta Cámara para ver la demanda
de información y las ganas de participar de los Diputados en una Comisión
de Justicia e Interior como yo no recuerdo desde que se constituyó esta
legislatura. Lógicamente, no sólo ha trascendido a los medios
informativos y a los grupos parlamentarios. Sabe usted que hay una gran
alarma social por acontecimientos de estas características, por el
recuerdo fresco



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que nos trae de algunos comportamientos del pasado, de las circunstancias
que lo originaron y de las consecuencias que todavía hoy estamos pagando.

Pensábamos que usted iba a referirse a dos cuestiones que creemos que se
sacan de una observación rápida de los acontecimientos. En primer lugar,
nos hemos dado cuenta de que hay altos responsables del Ministerio del
Interior que gozan de una gran autonomía para maniobrar, para actuar,
cosa que desconocíamos; en segundo lugar, está la falta de control de la
situación por parte de los máximos responsables políticos. Son dos
cuestiones sobre las que entendíamos que usted, a los largo de su
disertación, debería de habernos tranquilizado, primero, porque es
constatable la falta de entendimiento entre el máximo responsable
político, el gobernador civil, y el máximo responsable policial, el
comisario de policía. Parece ser que hay una falta de sintonía desde hace
tiempo, cuestión ésta que sabe usted que afecta tarde o temprano al
funcionamiento eficaz de la seguridad en esa provincia y estamos hablando
además de una provincia que padece la mayor tasa de actividad terrorista
del conjunto del Estado.

Sobre los responsables políticos, usted mismo ha dicho que no se ha
enterado de ninguna de las circunstancias de las lesiones hasta que no le
llaman el mismo jueves y se lo comunican. De alguna forma, usted estaba
muy mal informado. Yo no quiero retrotraerme a la comparecencia de la
semana anterior, en la cual le hablábamos de los graves errores de
información que habíamos detectado en el seguimiento informativo del caso
del señor José María Aranzamendi, ahorcado en la cárcel de Madrid. Aquí
ya hablamos de una falta de comunicación interna dentro del propio
ministerio, sobre todo en asuntos tan sensibles como son los del
terrorismo. Es poco verosímil de todas formas que el ministerio
desconociera el estado médico en el que se encontraba Elejalde, porque si
usted se sigue reafirmando en eso, tenemos que hablar de que usted está
siendo puenteado por altos mandos policiales y que hay información
relevante que a usted no se le proporciona, y esa falta de información le
supone situarse al mismo nivel que cualquier otro ciudadano, que suele
atender a los medios informativos escritos u orales. La fiabilidad del
ministerio está profundamente cuestionada por toda esa serie de errores
que usted se empecina en no reconocer. No ha reflejado, como ya le he
dicho anteriormente, ningún elemento de autocrítica en su exposición. Ha
pedido, eso sí, responsabilidad y prudencia a los partidos y a los
responsables políticos, que crean también estado de opinión al valorar
los acontecimientos que se producen, pero no ha hecho mención a que todos
hemos tenido acceso a valoraciones de este suceso que tenían su origen en
responsables de su propio ministerio. Le estoy hablando del director
general de la Guardia Civil y del director general de la Policía
Nacional, que hicieron valoraciones antes de la conclusión de la
investigación y sacaron su conclusión particular de estos sucesos. Yo
creo que el elemento de la responsabilidad no es ajeno a ninguno de
nosotros y todos intentamos dosificarlo, en mayor o menor medida, con
arreglo a los argumentos que tenemos y a la interpretación que sacamos de
ellos.

En su comparecencia ha dado un carpetazo a la posibilidad de que haya
habido malos tratos. Según su interpretación, cuando afirmaba
taxativamente que no ha habido torturas ni malos tratos estaba haciendo
hincapié en que el señor Elejalde, desde que llega a la casa de socorro,
hasta que le ingresan el jueves en el hospital de San Sebastián, no ha
sufrido ningún tipo de maltrato ni de tortura evidentemente. Nosotros
valoramos otra circunstancia que usted no ha tenido en cuenta para nada y
es el hecho de que la policía interrogue durante más de 50 horas a una
persona que tiene un cuadro clínico como el detectado en la revisión
médica celebrada en la misma casa de socorro, sabiendo a priori que el
relato de los hechos es cuestionable, más allá de la premura de tiempo o
del nerviosismo producido por la detención de un terrorista, y que no se
tenían los medios suficientes para conocer el alcance de las lesiones
internas. Es también altamente sospechoso el hecho de que el señor
Elejalde estuviese en la comisaría hora y media, como usted ha
concretado--no las dos horas de las que se hablaba anteriormente--, para
trámites burocráticos (sacarse una foto y rellenar el impreso
correspondiente) con el cuadro clínico con el que compareció en la casa
de socorro: sangrando por la boca y por el oído. Esa fue la forma en la
que se presentó en la casa de socorro. Me gustaría conocer, si es que se
puede, si esta persona tiene algún problema de coagulación, porque, si lo
tuviera, después de ese tiempo, ese cuadro clínico hubiese sido distinto.

Usted debe demostrar a la sociedad que tiene la suficiente información y
control del ministerio para serenar la alarma social que ha generado una
causa como ésta.

Voy a hacerle una serie de preguntas que intentaré reducir al máximo para
no alargarme mucho el tiempo, centrándolas en si fue verdad que las
lesiones que padece Fernando Elejalde se produjeron en el transcurso de
la detención. ¿Quién y por qué decide trasladar al presunto miembro de
ETA a la casa de socorro, dos horas después de que fuera reducido por la
policía y no inmediatamente? ¿Es interrogado en este tiempo por
responsables policiales? ¿Es cierto que la operación policial llevada a
cabo esa misma mañana, registro de pisos, etcétera, es fruto de las
declaraciones de Elejalde Tapia, realizadas antes de ser atendido en la
casa de socorro? ¿Fue o no fue interrogado, por tanto, en ese espacio de
tiempo anterior a la visita a la casa de socorro? ¿Quién y a qué hora del
martes día 11 informa de los hechos al gobernador civil de Guipúzcoa, al
delegado del Gobierno en Euskadi y al Ministro del Interior? ¿Cuándo
tienen conocimiento esas tres mismas instancias de las lesiones que sufre
Fernando Elejalde? ¿En qué momento concreto conoce el Ministro del
Interior el alcance de las lesiones que presenta el presunto etarra?
¿Quién se lo comunica y qué postura adopta? ¿Se ha mentido u ocultado
datos deliberadamente al Ministro del Interior? ¿Por qué no se interesó
el Ministro por los sucesos que rodearon la detención de Elejalde Tapia?
¿Es cierto o no que al llegar a la casa de socorro la sangre de las
heridas aún no había coagulado? ¿Qué tratamiento médico recibe en
comisaría Fernando Elejalde, hasta ser ingresado en el centro sanitario
Nuestra Señora de Aránzazu? ¿No cree el Ministro, en cualquier caso, que
interrogar y mantener encerrado



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en un calabozo a un detenido con las lesiones de Elejalde Tapia ya es un
caso claro de malos tratos?
Las explicaciones que usted ha dado, señor Ministro, no resultan
convincentes ni creíbles, porque no despejan todas las dudas que se
ciernen sobre el caso Elejalde. La opinión de los ciudadanos de Euskadi
en este caso es tajante. Sea por acción o por omisión; Elejalde Tapia ha
sido víctima de torturas y malos tratos. El Ministerio se niega, sin
argumentos, a la voluntad de asumir las responsabilidades últimas que se
derivan de un suceso que atenta contra el Estado de Derecho. Los ceses de
Emilio Monge y Angel Moya no son suficientes. Constituyen un mero intento
de correr un tupido velo sobre algo tan grave como una situación como la
descrita; sin más, son dos cabezas de turco.

En cualquier caso, y con esto termino, la sociedad, que repudia y condena
la violencia, no se merece estas actuaciones. Las torturas y los malos
tratos alejan las expectativas de paz y defraudan a miles y miles de
ciudadanos que, día a día, se movilizan contra la violencia, venga de
donde venga. La credibilidad del Ministro y del Ministerio ha quedado
gravemente dañada, e insisto en este punto, el informe presentado no
despeja las incógnitas del caso. Ha habido omisión del deber de socorro.

Las condiciones físicas en las que esta persona estaba le supusieron un
mayor sufrimiento. Declarar bajo dolor es tortura.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la
palabra el señor Belloch.




El señor BELLOCH JULBE: Muchas gracias, señor Ministro, por su
comparecencia.

El Grupo Parlamentario Socialista lo primero que quiere destacar en este
momento es su felicitación a los funcionarios del Cuerpo Nacional de
Policía que lograron la detención de un asesino. Ese es un éxito policial
evidente que el Grupo Parlamentario Socialista quiere subrayar y también,
en alguna medida, un éxito de los responsables políticos y, por tanto, de
usted como Ministro del Interior. Un despliegue policial nunca obedece al
azar, sino que es fruto de una determinada política. Por consiguiente, al
principio de la intervención quiero destacar esa felicitación.

La segunda observación es de lamento. El Grupo Parlamentario Socialista
lamenta, como también lo ha hecho algún otro grupo parlamentario, que un
éxito policial tan evidente haya quedado parcialmente apagado en la
opinión pública, como consecuencia, en opinión del Grupo Parlamentario
Socialista, de unas falsas acusaciones de torturas y malos tratos.

Lamentamos también que haya quedado hasta en segundo plano la propia
tragedia de la víctima y de su familia y que globalmente se esté dando
una proyección social, como el acontecimiento más importante de los
ocurridos, a las sospechas, por lo que el Ministro ha informado
infundadas, de malos tratos. Entretanto, los dos acontecimientos que
realmente son más importantes en opinión del Grupo Parlamentario
Socialista, una tragedia y un éxito, queden empañados. Eso tampoco lo
entiende mucha gente. Eso también genera alarma social. A mucha gente, al
menos entre nuestros votantes --y me parece que no es el único caso-- le
alarma el exceso de atención que entre todos estamos dedicando al que, de
los tres, es el tema, en nuestra opinión, de menor calado, y todo ello
sobre la base, además, de una inexistencia de elemento racional alguno
que permita sostener, siquiera en grado de probabilidad, que han existido
malos tratos o torturas. Esa circunstancia no hace más que agravar
todavía más la forma en que algunos responsables han asumido un
acontecimiento como éste.

Para el Grupo Parlamentario Socialista es evidente que el tratamiento
dado a esta cuestión, generando un clima de sospecha sin fundamento
alguno, produce graves repercusiones internas en la lucha contra el
terrorismo e incluso algo mucho más grave, posibles repercusiones
internacionales en el contexto de la necesaria cooperación judicial y
policial de ámbito internacional. Porque lo que puede contribuir a
perjudicar esa cooperación es que desde fuerzas políticas democráticas y
legítimas se pueda cuestionar, sin datos suficientes, la actuación de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad con arreglo a las pautas deontológicas que
deben observar. Nos parece que quienes han lanzado ese tipo de
acusaciones sin fundamento tienen que asumir su responsabilidad. No sólo
la responsabilidad política que usted, Ministro, en este acto ha
reconocido en el nivel concreto que ha considerado procedente, sino que
también tienen responsabilidad quienes han acusado sin pruebas y sin dato
alguno que lo posibilite. Eso es grave. Se causa un perjuicio cierto en
el ámbito internacional e incluso en el ámbito interno, pudiendo llegar a
crear climas de desmoralización entre responsables de la lucha contra el
terrorismo. Este segundo aspecto sé que tiene menor entidad porque,
afortunadamente, quienes llevan la responsabilidad de este tipo de
actuaciones están también, desgraciadamente, acostumbrados a recibir
falsas acusaciones, y anteponen a cualquier otra consideración su deber
de luchar contra los terroristas.

No es normal que el dato que ha merecido mayor interés propagandístico
sean esas falsas acusaciones; no es razonable desde la óptica de las
pretensiones del terrorismo, que no me cansaré de decir en nombre de mi
grupo que persigue siempre finalidades de propaganda armada, y no es
razonable que estemos sobredimensionando el efecto propagandístico cuando
además no tenemos datos que lo avalen.

Nuestra posición, señor Ministro, la conoce perfectamente. No sólo
sostenemos y sostendremos la presunción de inocencia de todos y cada uno
de los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado,
incluida la Policía autónoma, sino que, además, sostenemos la necesidad
de un criterio; esta vez no ya por exigencias directamente
constitucionales, pero sí, en nuestra opinión, por exigencias de una
razonable política antiterrorista, sostenemos la necesidad de aceptar la
presunción de veracidad de las informaciones emanadas de los órganos
legítimos, en este caso del Ministerio del Interior.

Naturalmente que la carga de la prueba corresponde única y exclusivamente
a quien acusa de la comisión de un delito. ¿A quién va a corresponder si
no? No le vamos a pedir nunca, señor Ministro, que pruebe hechos
negativos



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porque lo impide el sentido común y los preceptos constitucionales. Desde
ese punto de vista, señor Ministro, habrá escuchado algo poco frecuente
en esta Cámara, y es que los miembros de mi grupo han aplaudido la parte
de su intervención que se correspondía a este tipo de planteamientos.

Puede tener la completa seguridad de que nos va a encontrar siempre
apoyando el trabajo de quien ostenta la máxima responsabilidad de la
política antiterrorista. A partir de ahí, entraremos en el segundo
aspecto, en lo que el señor Ministro ha designado como los temas de
procedimiento.

Aquí ha habido un error, y la mejor prueba es que el propio Ministro ha
considerado oportuno aceptar la dimisión del Gobernador Civil de
Guipúzcoa. Es evidente que ello se corresponde a un error. Es cierto que
una información tan relevante tenía que haber sido conocida por el
Ministro del Interior con anterioridad. Ese es el núcleo fundamental. El
hecho de que esa información no haya sido conocida en tiempo real por el
Ministro del Interior implica un fallo en alguno de los circuitos de
comunicación, ya sea el circuito de comunicación profesional a través de
la policía (jefatura superior, Dirección General de Policía), ya sea el
circuito estrictamente político (Gobernador Civil, autoridades del
Ministerio). En uno de los dos circuitos tradicionales de comunicación de
la información, normalmente simultáneos, algo ha fallado. El señor
Ministro parece que centra el error en una actuación por omisión de quien
es, o quien era, Gobernador Civil. Sobre este punto, dentro de lo que
permita la discreción de una investigación de ese tipo, sí le gustaría
saber al Grupo Parlamentario Socialista en qué centra el error del
Gobernador Civil.

En cuanto al funcionario policial, ya ha explicado las razones que le han
llevado a esa conclusión. Por cierto, esa segunda conclusión el Grupo
Parlamentario Socialista no puede por menos que respetarla, porque es el
ejercicio de una facultad disciplinaria, pero está menos convencido de su
procedencia que la primera. De la primera parece evidente que ha habido
un error de naturaleza política que sitúa el Ministerio en ese circuito
de comunicación política entre Gobernador Civil y autoridades centrales
del Ministerio del Interior.

Me permitirá una digresión. Señor Ministro, no consienta que el
Gobernador Civil sea nunca un funcionario, mantengamos su carácter
político; si no, ¿quién estaría respondiendo ahora, señor Ministro?
Naturalmente que el Gobernador Civil es un cargo político, tan político
que es mucho más importante en muchas ocasiones, sobre todo cuando se
trata del País Vasco, que numerosas direcciones generales. Es una
digresión, repito, que no procede en el ámbito de esta Comisión, pero que
subraya lo delicado que es tocar cualquier pieza del entramado
institucional.

Señor Ministro, tenga la seguridad de que vamos a atender, como todos, al
funcionamiento ordinario de las instituciones y que, por tanto, vamos a
ver qué hacen los tribunales. Sí le diré una cuestión, que a lo mejor es
un matiz. Se ha utilizado por algún otro grupo como elemento
complementario de la legitimación de la información el que lo haya dicho
el Poder Judicial. En su caso me ha parecido que planteaba un nivel de
igualdad. Por fijar claramente la postura del Grupo Parlamentario
Socialista, para nosotros merece exactamente la misma legitimidad y
veracidad el Poder Ejecutivo, y en particular los funcionarios de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, que los jueces. Exactamente el mismo. No
aceptamos ningún plus de legitimidad del Poder Judicial sobre el
Ejecutivo, en ningún ámbito. Incluso le diría que para nosotros es
bastante más significativo el informe interno ordenado por usted y
concluido, cuyas conclusiones aceptamos mientras no sea probado lo
contrario, que afirmaciones realizadas en otros ámbitos. Pero no voy a
entrar en este tema porque quizá es menor. Sólo es un planteamiento
filosófico. Nos parece muy negativa la concepción que de manera
permanente coloca al Poder Ejecutivo en una situación de presunción de
sospecha. La configuración del Estado como sospechoso de delito --sobre
todo cuando el Estado, de manera científica, por cierto muy poco
correcta, se identifica con el Poder Ejecutivo-- nos parece un
planteamiento muy negativo que perjudica nuestra posición global como
nación y, desde luego, nuestro papel en la necesaria relación de
cooperación con otros países.

El Grupo Parlamentario Socialista, y con esto acabo, considera que, dadas
las circunstancias, usted ha gestionado correctamente la crisis. Era una
crisis, sin ninguna duda, difícil de reaccionar. No vamos a criticar el
que se haya dado información a los medios de comunicación con antelación
a esta Cámara, porque no nos parecería coherente. Cuando se tiene
información que puede contribuir a generar un clima de confianza o
recuperarla, la obligación del Ministro del Interior es darla. Ese es
nuestro punto de vista, aunque ello suponga hacer destinatarios
prioritarios al conjunto de los ciudadanos antes que a los miembros de
esta Comisión. Eso nos parece razonable, repito, porque, en definitiva,
gobernamos para los ciudadanos. Esta Cámara está para que las
explicaciones sean más detalladas, como las ha dado usted, señor
Ministro, y que se pueda realizar el debate político sobre qué opinamos
cada grupo sobre esta crisis o la forma de realizarse y sobre las medidas
que ha adoptado.

Por otro lado, se han manifestado algunas deficiencias que, sin duda, el
señor Ministro va a corregir. Sólo le puedo decir, señor Ministro, hágalo
sin complejos, porque el Grupo Parlamentario Socialista le va a apoyar.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra
el señor Gil Lázaro.




El señor GIL LAZARO: Hace apenas unos días esta Comisión se reunía para
ser informada y debatir las circunstancias concurrentes en el
ahorcamiento, en el suicidio de José María Aranzamendi. Yo, en nombre del
Grupo Parlamentario Popular, concluía haciendo, no una admonición a
nadie, sino estableciendo un compromiso de autoexigencia por parte de
todos, y señalaba la necesidad de que estuviéramos a la altura de las
circunstancias. La verdad es que los hechos, con la escasa mediación de
unas horas, han demostrado que aquella apelación o que aquel compromiso a
la responsabilidad de todos no resultaba en modo alguno ociosa.




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Nosotros, en atención a las circunstancias concurrentes en el asunto
objeto de la comparecencia de hoy, en primer lugar, podemos celebrar que
el Ministerio del Interior ha estado a la altura de su responsabilidad;
lo ha estado ordenando una investigación interna inmediata; lo ha estado
suscitando una comparecencia igualmente de forma inmediata ante esta
Cámara y a petición propia, y lo ha estado, finalmente, sustanciando
aquellas responsabilidades que ha estimado pertinentes en virtud,
precisamente, de lo apuntado por el señor Ministro, es decir, que ante
determinados supuestos no cabe género alguno de inmovilidad.

En segundo lugar, podemos apreciar --y nos congratulamos enormemente de
ello-- que todos o casi todos los grupos políticos han estado a la altura
de la prudencia que los hechos en sí reclamaban, lo cual acredita,
evidentemente, que no puede existir mejor nexo que el de la cohesión
democrática cuando se trata de responder, sin género alguno de tapujos,
sin género alguno de falsas complicidades, sino desde la exigencia del
cumplimiento de la ley, a hechos de esta naturaleza.

Pues bien, nosotros, como Grupo Parlamentario Popular, queremos hoy
quedarnos con una idea suficientemente clara y transmitirla desde aquí a
la opinión pública: que el relato de hechos presentado esta tarde por el
señor Ministro del Interior, como consecuencia de las investigaciones
internas llevadas a cabo, queda suficientemente claro, a nuestro juicio,
que ni por acción ni por omisión hubo supuesto de tortura o de malos
tratos, y que tres circunstancias básicas, tres acreditaciones esenciales
vienen a dar cuerpo a lo dicho: en primer lugar, que se da una proporción
contrastada y directa entre las lesiones apreciadas en el detenido y las
vicisitudes producidas durante la detención; en segundo lugar, que no hay
desproporción en el tiempo mediado entre la detención en sí y su primer
reconocimiento médico; en tercer lugar, que hay una identidad plena entre
las lesiones apreciadas en ese primer reconocimiento y las apreciadas en
el momento de ingreso del detenido en la clínica.

Pero nos importa subrayar, junto con esa primera expresión de que no ha
habido, ni por acción ni por omisión, supuesto alguno de malos tratos o
de tortura, nos importa subrayar, decía, algo que es esencial y que ha
estado presente en toda la intervención del señor Ministro, como lo ha
estado también en la intervención del señor portavoz del Grupo Socialista
y de otros portavoces, es decir, que nos encontramos, como contexto
esencial de lo sucedido, ante una operación policial ejemplar, ante una
operación policial en la que tres funcionarios se juegan su vida al
servicio de la colectividad y de la libertad de todos para poder detener
a un criminal que en ese mismo momento acababa de perpetrar un asesinato.

Nos parece importante subrayar lo dicho para ponerlo en relación
precisamente con otras polémicas tangenciales, no sabemos si en unos
casos frívolamente bien intencionadas, pero en otros, desde luego, en el
contexto del autodenominado MLNV, plenamente conscientes de lo que
hacían, digo en el contexto de otras polémicas tangenciales que están por
completo fuera de lugar.

Lo que ha acreditado el Ministerio del Interior, a juicio del Grupo
Parlamentario Popular, con su actuación en esta crisis, es que el Estado
de Derecho no se puede permitir jamás el lujo de la impasibilidad frente
a sucesos que puedan, aunque sea de manera torticera, de manera
interesada o inducida, siquiera abrir una comilla de duda o de sombra en
la actuación misma de ese Estado de Derecho y de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad. Y ésa es la principal contribución que en esta crisis, sin
lugar a duda, ha aportado el Ministerio del Interior: que se ha actuado
con prontitud, con rigor y con valentía; que se ha asumido la carga de
reconocer, como hoy lo ha hecho el señor Ministro del Interior, que algún
matiz de lo sucedido debe ser corregido para que en el futuro no vuelva a
suceder.

Además, creo que es importante señalar que en el contexto de ese, sin
lugar a duda, claro componente de respaldo a la actuación de las Fuerzas
y Cuerpos de Seguridad del Estado que hoy han expresado prácticamente
todos los grupos parlamentarios, y que día a día con su política concreta
lo hacen el Ministro y el Ministerio del Interior, es importante también
señalar, decía, que en la resolución, en las medidas consecuentes
adoptadas en orden a esta crisis, el Ministerio del Interior también ha
sentado un principio que es esencial: el principio de la disciplina, de
la sujeción, como no puede ser de otra forma, a la estructura política
legítima de todos aquellos magníficos profesionales que prestan su
servicio en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Que no se
confunda, por tanto --y el señor Ministro del Interior ha sido muy claro
al respecto--, como ha pretendido hacer algún grupo parlamentario, lo que
es la asunción de una responsabilidad política concreta que se ubica en
la aceptación de la dimisión presentada por el Gobernador Civil de
Guipúzcoa, con lo que son otras medidas que afectan a un funcionario
policial adoptadas por el Ministerio en virtud de hechos de naturaleza
absolutamente distinta a ésta.

Pero nos parece oportuno, señor Ministro, recordar algo que no está de
más, a la vista de la actuación y de los pronunciamientos de algún grupo
parlamentario, y es que a este Gobierno y al conjunto de las fuerzas
democráticas representadas en esta Cámara nadie les tiene que recordar
que la tortura, que los malos tratos no pueden ser compatibles en modo
alguno con el sentido y la profundidad del Estado de Derecho. Este
Gobierno, el Ministro del Interior en su primera comparecencia ante esta
Comisión, dejó sobradamente claro que no había posibilidad de atajo
alguno en la lucha contra el terrorismo, y que desde el Ministerio del
Interior se realizarían aquellos esfuerzos imprescindibles para que todos
entendieran efectivamente que no había posibilidad de atajo alguno y que,
por tanto, cualquier acción, por pequeña, por reducida que fuera, que
pudiera plantear la más mínima sombra de duda, sería respondida, como ha
sido en este caso por parte del Ministro del Interior, con el nivel de
exigencia, con la claridad y con la prontitud que los hechos en sí
requerían.

Pero igual que decíamos hace muy pocas horas que el sistema penitenciario
español se atenía en su día a día al cumplimiento estricto de la
Constitución y del ordenamiento vigente como expresión de eso que se
denomina



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también la cultura de los derechos humanos, hoy conviene recordar, a la
vista de lo que han sido las actuaciones de algunos, que también la
presunción de inocencia forma parte de ese equipaje ineludible de
exigencia democrática, y que la presunción de inocencia --como bien
señalaba el señor portavoz del Grupo Socialista-- alcanza, sin lugar a
dudas, siempre y en todo caso a los funcionarios de las Fuerzas y Cuerpos
de Seguridad del Estado, sea cual sea la naturaleza de esas fuerzas y
cuerpos de seguridad, sea cual sea su sujeción administrativa.

Por tanto, sin tener que ahondar tampoco en un margen que pudiera
pensarse que invita a un recrudecimiento de la crispación, nosotros
tenemos que recordar igualmente que desde la óptica del Grupo
Parlamentario Popular la claridad de expresión es también una exigencia
democrática, y lo es mucho más frente al terrorismo, y lo es mucho más
frente a aquellos que a través de las bombas y de las pistolas intentan
sojuzgar la libertad de todos para convivir en pluralismo y en paz.

La claridad de expresión, la claridad del lenguaje, no permite situarse
en tierra de nadie, no permite tener una pierna a un lado o a otro de no
se sabe qué frontera; obliga en todo momento y en todo punto a actuar con
rigor y con claridad expositiva, sin menoscabo alguno, como es natural,
en ningún momento de exigir las explicaciones y de expresar las
posiciones propias en los términos que se consideren pertinentes.

Señor Ministro, hoy a usted aquí le han dicho algunas cosas, y frente a
esas cosas, el Grupo Parlamentario Popular quiere decirle también alguna
otra. Le han dicho que es el Ministro del Interior quien no se entera de
lo que sucede, y probablemente, señor Ministro del Interior, muchos
ciudadanos, y desde luego el Grupo Parlamentario Popular, entienden que
quizá no se entera quien es capaz de referirse a un asesino en los
términos coloquiales de «ese chico». Y le han dicho a usted, señor
Ministro del Interior, que con su actuación había conseguido levantar un
fiasco social de lo que era una brillante operación policial, y nosotros
tenemos que decirle, señor Ministro del Interior, que no se preocupe de
esas afirmaciones, porque muchos ciudadanos piensan, y desde luego piensa
el Grupo Parlamentario Popular, que ese fiasco lo han cometido o han
incurrido en él quienes han tratado de convertir la presunción de
inocencia, quienes han tratado de prejuzgar los hechos, quienes han
tratado de crear una especie de verdad sospechosa como elementos de
primacía frente a la auténtica realidad de lo sucedido, que era la que,
como muy bien señalaba el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en
su intervención, no se puede más que concretar en dos términos: la de un
éxito policial evidente y la de una enorme tragedia humana.

Finalmente, le han dicho, señor Ministro del Interior, que incurre en
exceso en la apelación de eso que se llaman las verdades oficiales y,
probablemente muchos ciudadanos, y sin lugar a duda el Grupo
Parlamentario Popular, le decimos que en democracia preferimos mejor las
versiones oficiales, que son, porque no pueden ser de otra forma, las que
se construyen con atenimiento a la ley, con rigor y búsqueda de la verdad
conforme a ese atenimiento a la ley, y al Estado de Derecho, mucho mejor
que las espúreas y puramente voluntaristas, sobre todo cuando esas
versiones espúreas y puramente voluntaristas pueden ir navegando en la
frontera de eso que se denomina la verdad sospechosa.

Señor Ministro del Interior, este grupo parlamentario no va a insistir en
algo que usted ha contestado con contundencia y a lo que también se han
referido otros portavoces, y singularmente el portavoz del Grupo
Parlamentario Socialista. Pero traer, en el contexto de los hechos que
hoy se debaten, el caso Portugal, en la acepción que se ha querido
construir desde algún grupo parlamentario como tal caso, como tal
argumento de autoridad, nos parece una temeridad francamente
irresponsable.

Nosotros le decimos, porque también se lo han dicho desde algún grupo
parlamentario, que no hay en el Grupo Popular ni zozobra ni abatimiento.

Creemos que el Estado de Derecho, a través de la actuación del Ministerio
del Interior y también de la solidaridad en la verdad y en la exigencia
del cumplimiento de la ley, acreditada por la gran mayoría de los grupos
parlamentarios, ha respondido bien para cerrar cualquier sombra o laguna,
si es que pudiera existir. Sí que ha habido autocrítica, aunque le han
dicho que no, señor Ministro. ¿Y qué es esta comparecencia sino también
parte de esa autocrítica? Sin embargo, no hemos escuchado ninguna
reflexión autocrítica, señor Ministro, de portavoces de algún grupo
parlamentario que no tuvieron inconveniente alguno en aseverar que
estábamos ante un claro supuesto de malos tratos y de torturas, sin saber
exactamente en fundamentación de qué aseguraban esa tesis, y que hoy han
querido revalidar también diciendo que declarar bajo el dolor es una
forma de tortura. Pero nosotros insistimos, señor Ministro, en que los
hechos acreditan que no se produjo ni ese supuesto de malos tratos ni ese
supuesto de torturas, e insistimos, por tanto, en no comprender el
empecinamiento de quienes quieren perseverar en esa verdad sospechosa.

Le ha dicho --y concluyo, señor Presidente-- algún grupo parlamentario
que estaban hartos de cuentos chinos, en expresión literal, referida
precisamente a la argumentación de hechos que S. S. había planteado ante
esta Comisión, y nos gustaría, en ese sentido, saber si es que algún
grupo parlamentario interpreta que el contenido del auto judicial no
coincide con la versión real de los hechos, si es que algún grupo
parlamentario interpreta que la autoridad judicial ha construido un auto
falso en el relato de hechos; si es que algún grupo parlamentario, al
afirmar que está harto de cuentos chinos, se atreve a decir que ese auto
de procesamiento, por utilizar su propia expresión, es simplemente un
cuento chino.

Termino, señor Ministro, haciéndome la misma pregunta que planteaba S. S.

hoy aquí: por qué algunos no quieren ver lo que el asunto supone de
avance en el nivel de autoexigencia acreditado por el Gobierno y
acreditado también por todas las fuerzas políticas democráticas. Por eso
me quiero quedar con un gesto, al que también hacía referencia el señor
portavoz del Grupo Parlamentario Socialista en su intervención, con ese
aplauso que ha recibido S. S. al expresar una idea muy clara: al expresar
la solidaridad,



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el apoyo, la confianza, la presunción permanente de veracidad, tanto en
las versiones que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado como la
Ertzaintza pueden dar ante un hecho concreto, y en tanto en cuanto no se
demuestre lo contrario. Yo creo que ese aplauso que hoy ha cosechado esa
mención de S. S., expresa, sin lugar a duda, la cohesión interna de todos
los demócratas frente al crimen. Yo creo que ese aplauso viene a ser un
gran respaldo moral a la acción de todos los funcionarios que prestan
servicios en tareas de seguridad, sea cual sea el cuerpo en el que lo
presten. Pero ese aplauso significa también que esos funcionarios y las
fuerzas políticas democráticas somos y seremos siempre los primeros en
exigirse, ellos en su caso, en exigirnos nosotros, que la acción de
defensa de la libertad y del Estado de Derecho se realice siempre, sin
género alguno de sombra, desde el propio Estado de Derecho y conforme a
las previsiones del ordenamiento vigente.

Señoría, nos quedamos con una idea fundamental: tres policías arriesgaron
su vida para detener a un criminal que acababa de asesinar. Nos quedamos
con una segunda idea fundamental: hoy se cumplen 14 meses de secuestro de
Ortega Lara; es decir, está muy claro quiénes son los que matan, los que
torturan y los que secuestran y los que quieren seguir haciéndolo.

Mientras tanto, otros pueden seguir en disquisiciones que no conducen a
ninguna parte.

El Ministerio del Interior y la mayor parte de las fuerzas políticas
democráticas seguiremos trabajando codo a codo en defensa de la
legalidad.




El señor PRESIDENTE: El señor Ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE INTERIOR (Mayor Oreja): Señor Presidente, voy a
contestar ya con brevedad, porque me parece que, si no, estaría en la
reiteración de argumentos y justificaciones. Pido perdón a algún grupo
que, en este conjunto final, a lo mejor no tenga la respuesta tan
exhaustiva que de alguna forma y manera demandaba. Voy a hacer, repito,
unas brevísimas consideraciones antes de responder puntualmente a algunas
cuestiones.

En primer lugar, yo creo que este debate, el final del mismo, dentro de
que haya habido intervenciones que yo no comparto o intervenciones mías
no compartidas por algunos grupos, quienes vivimos aquellos años, en
sucesos similares que lamentablemente se producen, porque, cuando una
nación tiene 20 ó 25 años de terrorismo, de forma recurrente aparecen
estas situaciones, nos guste o no nos guste, y no nos gusta nada; pero
recordando, decía, determinadas situaciones que se han vivido, a mí me
parece, y es el balance que me importa hacer, que se fortalece la
democracia española, que debe ser el objetivo de todos, desde el Gobierno
y desde la oposición, para esa cooperación internacional que planteaba
antes don Juan Alberto Belloch, básica para luchar contra un fenómeno de
estas características. Me gustaría trasladar el mensaje, porque yo me voy
con la impresión, más allá de los debates, de que la democracia española,
en su conjunto, ha respondido con más madurez a una situación que se
había presentado hace años en determinadas circunstancias y que respondió
peor, y no sólo en esta Cámara, sino en el conjunto de la sociedad, en el
conjunto de los medios de comunicación. Me parece que la democracia
española en ese terreno se está fortaleciendo y que, en ese sentido, hay
un avance, sin duda ninguna, en la respuesta ante un fenómeno de estas
características. A mí eso es lo que más me importa, más que la imagen del
Gobierno, mucho más que la imagen del Ministerio de Interior. Que todos
los pasos, que los desarrollos que se vayan produciendo, las decisiones
de unos y de otros al final trasladen la impresión y la realidad de una
mayor madurez en la democracia española. A mí me parece que en ese
sentido --al menos yo tengo la tranquilidad-- en este debate se confirma
que ese proceso continúa.

Yo quiero poner algunos ejemplos. Yo creo que la intervención del ex
Ministro de Justicia e Interior es una demostración de esperanza de la
forma en que se puede afrontar desde un partido como el Partido
Socialista un fenómeno tan grave como el terrorismo. Sin duda ninguna, en
ese sentido y ante una cuestión que él planteaba, respecto de la
prevalencia de nuestro informe o del informe del Poder Judicial, a mí me
parece que lo importante es que vayan en la misma dirección, que sean
coincidentes, que el Poder Judicial, la Audiencia, el Ministerio de
Interior, las instituciones democráticas vayan en la misma dirección. Que
hasta que no entendamos que la debilidad de los demócratas frente al
terrorismo es que, frente a la cohesión y la unidad de la metralleta, que
cohesiona ese entramado, nuestra debilidad es la dispersión, bien porque
hay poderes distintos, bien porque hay formaciones políticas distintas,
bien porque hay una voluntad en ocasiones de diferenciar posiciones, que
ésa es nuestra debilidad. Qué duda cabe que intervenciones de otros
grupos sin duda ninguna a mí me parece que marcan esa dirección de una
madurez real para afrontar un problema que, lamentablemente, aunque sea
por una vivencia personal, he tenido la tragedia de tener que vivirlo muy
de cerca muchos años.

Quiero insistir y reiterar que --como decía el portavoz de Convergència i
Unió, a quien agradezco su intervención, de la misma forma que agradezco
la intervención del representante de Coalición Canaria-- a mí también me
satisface poder trasladar una participación muy activa del Poder Judicial
absolutamente todos los días que han significado un conflicto de estas
características. Desde el día 11 que, por resolución expresa de la juez
en funciones del Juzgado de Instrucción número 1 de guardia de San
Sebastián, el detenido acompaña a la secretaría de dicho juzgado y al
agente judicial a realizar un registro domiciliario en la calle Lizarri,
número 1, de San Sebastián. El día 12, que, sin previo aviso --como antes
le decía a la Diputada Begoña Lasagabaster--, se presentara en la
comisaría una comisión judicial integrada por el juez de guardia y la
secretaría judicial, que le entrevistasen de forma reservada durante
veinte minutos, así como un forense que le explora y que emite su primer
parte médico que, como es lógico, no se conoce y no hay copia en
comisaría, pero que, según determinadas informaciones, la impresión es
que se sigue siendo coincidente con el parte de la casa de socorro del
día antes. Y el día 13, que a las 13,45 nuevamente la comisión



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judicial, integrada por las mismas personas, vuelve a la comisaría,
entrevista y reconoce otra vez al detenido, y al referirles que tiene
dolores, el forense ordena su traslado al Hospital de Nuestra Señora de
Aránzazu para una exploración radiológica, todo eso es un avance en el
fortalecimiento del Estado de Derecho. De la misma manera que hoy hay una
coincidencia en el auto de procesamiento y las conclusiones que emite la
comisión de investigación interna del Ministerio del Interior. De la
misma forma que, aunque al señor Navas le he convencido poco, me parece
que sigue siendo un avance que haya decisiones políticas que hayan
significado un esfuerzo, a lo mejor tan importante para el Ministro como
para el gobernador. Porque es evidente que muchas veces uno prefiere
estar en el pellejo de quien abandona determinadas responsabilidades, por
comodidad, pero quiero decirles que me parece que es un avance
significativo que desde el punto de vista político se haya respondido de
esta forma. Esa ha sido la aportación del Gobierno, como ha podido ser la
aportación del señor Belloch con su intervención a la democracia
española, como ha sido la aportación tan diligente del auto de
procesamiento de hoy para la democracia española. Todo camino en la buena
dirección significa entender la forma en la que hay que trabajar frente
al terrorismo, más que en buscar diferencias en ese terreno, más que en
buscar siempre colocarse justamente en la diferencia respecto de la
actuación del Gobierno en esta cuestión. Insisto y reitero que yo creo
que es la única clave para poder afrontar este dramático problema que a
todos, sin duda, nos preocupa.

Yo le quiero decir al señor Navas que no hay carpetazo. Lo que ha habido
es un cumplimiento en la instancia correspondiente en la investigación
del Ministerio del Interior. Que hubiese sido muy malo que hubiésemos
tardado una semana y media; hubiésemos tenido más detalles, como lo
solicitaba la Diputada Begoña Lasagabaster, pero la inmediatez en la
respuesta era importante. Era importante también --y a lo mejor es
injusto en determinados ámbitos o ante determinados razonamientos-- la
dimisión o el cese de lo que puede significar el gobernador civil de
Guipúzcoa, pero es un avance que, sin duda ninguna, es importante saberlo
interpretar de esta forma. No se trata de unas operaciones cara a la
galería. Se trata, en definitiva, de ir avanzando en la exigencia en la
respuesta del Gobierno y, como ustedes han demostrado, en líneas
generales, en la madurez en la respuesta desde esta Cámara y desde este
Parlamento.

Quiero volver a reiterarles que en estos momentos lo más importante es
que yo vuelva a confirmar que no se tortura y no hay malos tratos en la
democracia española. Eso es lo más importante. Eso no es una anécdota, no
es algo que se pueda demorar a que se concluya la investigación judicial,
es una afirmación en la confianza y en la seguridad de que no se tortura
y que no hay malos tratos. Y muchas cosas de las que están pasando en
España --y me parece positivo-- es precisamente porque tenemos un sistema
exigente en el Estado de Derecho, que sin duda ninguna es perfectamente
comparable con todos los Estados de Derecho de Europa occidental, pero
probablemente superado. Y en ese terreno hemos de tener la tranquilidad
de la fortaleza de nuestro Estado democrático. Y si pasan todas estas
cosas es precisamente por lo exigente que es nuestro Estado de Derecho,
en términos comparativos y relativos, que es en el fondo como hay que
medir muchas veces la fortaleza de un Estado de Derecho de esta
naturaleza. Y no tengamos ningún complejo ante ningún país de occidente
ni de Europa occidental. Tenemos unas instituciones que funcionan, se ha
demostrado hoy capacidad de respuesta, algunos no estarán convencidos,
ojalá en la siguiente intervención, en la siguiente toma de posición ante
cuestiones de esta naturaleza podamos tener, no desde el Gobierno, sino
todos, la unanimidad en la solución de estas situaciones tan difíciles.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Ministro. Gracias, señorías.

Se levanta la sesión.




Eran las siete y cuarenta minutos de la tarde.