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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 155, de 26/02/1997
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL



CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1997 VI Legislatura Núm. 155



PRESUPUESTOS



PRESIDENTE: DON NARCIS SERRA I SERRA



Sesión núm. 11



celebrada el miércoles, 26 de febrero de 1997



ORDEN DEL DIA:



Comparecencia del señor Secretario de Estado de Presupuestos y Gastos
(Folgado Blanco), para:



--Explicar la ejecución presupuestaria del ejercicio de 1996 y su
incidencia sobre las perspectivas del Presupuesto para 1997. A solicitud
del Grupo Parlamentario Socialista. (Número de expediente 212/000468.)



--Informar sobre la ejecución del Presupuesto del Estado para 1996. A
petición propia. (Número de expediente 212/000469.)



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Se abre la sesión a las diez y diez minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Buenos días a todos.

Celebramos esta primera sesión de la Comisión de Presupuestos en 1997
para que se produzca la comparecencia del Secretario de Estado de
Presupuestos y Gastos. Como es habitual en la Comisión, damos la palabra
a don José Folgado. (El señor Borrell Fontelles pide la palabra.)
¿Señor Borrell?



El señor BORRELL FONTELLES: Señor Presidente, antes de que la Presidencia
dé la palabra al señor Folgado, quisiera, con su autorización, preguntar
al Secretario de Estado por qué la documentación no ha sido remitida a la
Cámara en el tiempo establecido. Este portavoz recibió la documentación a
las nueve de la noche de ayer y me gustaría conocer las razones por las
cuales, una vez más, el Ministerio de Economía y Hacienda incumple con
una obligación básica para que esta comparecencia tenga sentido: que
dispongamos de la documentación necesaria a tiempo. ¿Por qué, señor
Secretario de Estado, no pudo usted cumplir con esta obligación? (El
señor Ríos Martínez pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ríos.




El señor RIOS MARTINEZ: Voy a ser muy breve, señor Presidente. La
experiencia durante toda la legislatura pasada fue la de que siempre que
comparecía trimestralmente el Secretario de Estado --con anterioridad,
semestralmente-- para liquidar los presupuestos nos entregaban la
documentación con tiempo suficiente para estudiarla, ya que son muchos
datos. Es verdad que al principio no se entregaba esta documentación,
pero durante los últimos dos años en los que yo he participado en la
discusión presupuestaria he tenido el librito que contenía la información
con tiempo suficiente. Para esta comparecencia lo he recibido esta mañana
y mi portavoz en la Comisión de Presupuestos lo recibió anoche a las
siete de la tarde. Esto no debe hacerse así; los miembros de la Comisión
deben tener la documentación con tiempo suficiente. Para lo sucesivo,
sería bueno que esta documentación estuviera a nuestra disposición con
tiempo suficiente para poder analizarla con nuestros propios técnicos.

Eso nos ayudaría mucho en el debate de liquidación del presupuesto. Yo
anuncio ya que para nosotros este debate no va a ser profundo y que
posiblemente tengamos que repetirlo en mejores condiciones. (El señor
Martínez-Pujalte López pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Martínez-Pujalte.




El señor MARTINEZ-PUJALTE LOPEZ: Entendiendo las razones que se dan para
que la documentación esté en tiempo y forma --nos parece adecuado que se
respeten los plazos para que la documentación esté en la Cámara--, debo
decir que, a diferencia de lo que sucedía en legislaturas pasadas, que la
documentación nos llegaba la noche anterior y, además, por la mañana, al
empezar la comparecencia, nos repartían otra documentación distinta que
completaba los datos de la documentación que habíamos recibido la noche
anterior, mi grupo tiene esta documentación desde las cuatro de la tarde.

La pedimos a la Comisión y la remitieron a los grupos, como nos hizo
saber la Secretaría de la Comisión, a primera hora de la tarde. Desde
luego, ésa no fue la práctica habitual en legislaturas pasadas, puesto
que se repartía la documentación con muy pocas horas de antelación y,
como digo, por la mañana se repartían unos libritos que modificaban la
documentación que teníamos. Comprendo, que lo mejor es que la
documentación esté en la Cámara en tiempo y forma.




El señor PRESIDENTE: Señor Secretario de Estado, ¿quiere decir algo en
relación a esto?



El señor SECRETARIO DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y GASTOS (Folgado Blanco):
En primer lugar, quiero expresar mi deseo de que, en efecto, la
documentación pueda estar a su disposición en tiempo y forma, que puedan
tenerla con tiempo suficiente para poder estudiarla con detenimiento. En
lo sucesivo intentaré que venga con suficiente antelación.

Dicho esto, tengo que comunicarles que nosotros remitimos la
documentación ayer por la mañana. Tengo entendido que la hora que figura
en el registro de entrada en los distintos grupos --tenemos acreditación
de esto-- son las doce y media de la mañana de ayer. Con esto no quiero
decir que sea suficiente. Desde luego, es mi propósito que en lo sucesivo
se entregue la documentación con mayor antelación, de forma que dispongan
de más tiempo para estudiarla, pero las noticias que yo tengo en cuanto a
recepción en los grupos parlamentarios son las que les he dicho. En todo
caso, mis instrucciones fueron las de remitir la documentación aquí ayer
por la mañana. Si ha habido algún problema, no ha sido por mi culpa,
aunque está claro que pondré todos los medios para que en el futuro esto
se corrija. (El señor Ríos Martínez pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ríos, pero muy brevemente,
porque ya ha quedado constancia de las posiciones. Además, quiero decir
que, para próximas convocatorias, la Mesa y la Presidencia de la Comisión
intentarán insistir en ese aspecto, de forma que el material llegue a
tiempo. Nos ocuparemos de esto entre todos.

Señor Ríos.




El señor RIOS MARTINEZ: Voy a ser muy breve, señor Presidente.

No he entendido bien la explicación del señor Secretario de Estado, pero,
con independencia de que en los grupos se nos den criterios, avances,
etcétera, con más tiempo y antelación, lo normal es que esta
documentación se tramite por la Presidencia de la Comisión; que se
entregue aquí y que los servicios de la Cámara nos hagan llegar esta
documentación. Para lo sucesivo sería bueno que nos llegara la
documentación a través de la Presidencia con el tiempo suficiente, aunque
nos parece acertada la idea del señor Secretario de Estado de que se nos
pudiesen adelantar



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a los grupos algunas ideas de liquidación, puesto que después se
concretan en el texto. Aquí hay un trabajo que es sistemático, durante
todos los meses se va haciendo un avance y puede haber criterios con los
que podríamos ir trabajando los grupos, pero la documentación debe
enviarse a través del registro de la Cámara porque los grupos no tenemos
registro. Ahora bien, yo le puedo asegurar al señor Secretario de Estado
que nuestro portavoz recibió la documentación ayer a las siete de la
tarde, y en nuestro grupo estamos permanentemente, ni siquiera nos vamos
a comer. (Risas.--Un señor Diputado: ¡Tampoco es eso!) Hacemos turnos,
compañero. (El señor Borrell Fontelles pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Borrell.




El señor BORRELL FONTELLES: Nosotros nos vamos a comer (Risas.), pero,
para evitar que planee la duda sobre cómo han ocurrido las cosas, yo
rogaría a la Mesa, al señor letrado, que nos explique cuándo, dónde y por
quién fue recibida esta documentación, porque este portavoz, después de
haberla reclamado insistentemente, la recibió a las nueve de la noche. La
documentación tiene que llegar 48 horas antes; ni por la mañana, ni por
la tarde, ni a la hora de comer, ni a la de merendar, sino que tiene que
llegar 48 horas antes y llegó 12 horas antes, incluyendo las del sueño,
porque comemos y también dormimos.

Señor Presidente, rogaría que quedara claro cuándo llegó, no para hacer
de eso una cuestión trascendental, pero sí para, a continuación, decir:
primero, que no es la primera vez que ocurre; segundo, que agradecemos el
propósito de enmienda y, tercero, que el Secretario de Estado comprenderá
que, en estas condiciones, su comparecencia no tendrá mucha utilidad y
tendremos que recurrir a otros procedimientos parlamentarios para que un
tema tan importante como éste tenga el trato adecuado.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Homs, y con él cerraremos
el turno de intervenciones sobre el material.




El señor HOMS I FERRET: Mi grupo no tiene intención de añadir muchas
cosas más a esta polémica que se ha suscitado en la Comisión, pero sí
quiere observar que nuestro grupo está suscrito a esta información y, por
tanto, la recibimos periódicamente. No existe un documento único de
información sobre el seguimiento de los presupuestos, sino que se publica
mensualmente. Además, hay otras publicaciones mensuales que mi grupo
obtiene regularmente, cada mes; mi grupo va siguiendo la ejecución del
presupuesto por la lectura de estos documentos. La verdad es que no
necesitamos el que nos han dado para posicionarnos sobre lo que tenga que
decir el Secretario de Estado, porque el seguimiento del presupuesto mes
a mes es interesante, pero la perspectiva el mes a mes se obtiene con la
lectura de otros muchos documentos.

¿Dónde quiero ir a parar con esa observación? Yo creo, señor Presidente,
que cuando esta Comisión convoque al Secretario de Estado de Presupuestos
para las comparecencias periódicas regladas, deberíamos hacerlo cuando la
Mesa de la Comisión dispusiera de toda la documentación que estime
oportuno entregar a los Diputados. Es decir, nunca convocar antes de
tener la documentación previa. Lo procedente sería que cuando la Mesa y
los portavoces tuvieran la documentación, la distribuyeran y, entonces,
convocáramos. Con ello, lo que sucede ahora, no sucedería nunca más. Por
tanto, convoquemos a la Comisión de Presupuestos cuando la Mesa tenga ya
toda la documentación relativa al objeto de la convocatoria. Así le
evitaremos al Secretario de Estado la dificultad de saber con qué plazos,
con qué tiempos y con qué registros tiene que mandar la documentación.

Dicho eso, señor Presidente y señor Secretario de Estado, mi grupo tiene
que señalar que esa documentación la recibe cada mes, pero la información
que nos proporciona el informe mensual no nos aporta lo suficiente para
conocer la evolución que está teniendo la ejecución del presupuesto.




El señor PRESIDENTE: Señor Martínez-Pujalte, tiene la palabra. Y ahora sí
que cerramos este debate.




El señor MARTINEZ-PUJALTE LOPEZ: Voy a intervenir muy brevemente, señor
Presidente, y sin ánimo de levantar polémicas.

Mi grupo ha pedido siempre que la documentación esté en tiempo y forma,
pero debo decir también que este numerito del inicio de la Comisión, que
se repite de manera habitual cada vez que hay reunión de la Comisión, no
está acompasado con la actitud que tenía en la legislatura pasada el
grupo que hace esas manifestaciones, y mucho menos cuando el señor
Borrell era Secretario de Estado, que no se traía ninguna documentación a
esta Comisión. (Rumores.)



El señor PRESIDENTE: Señorías, damos por cerrada esta discusión. Sólo
quiero hacer una observación en relación a la intervención del señor
Homs. La Mesa, a través de la secretaría de la Comisión, a partir de
ahora, al conectar con las autoridades que comparecen y fijar las fechas
convenientes para las comparecencias, va a recordar que es conveniente
que envíen los informes o la documentación que nos permita que haya un
verdadero debate en Comisión. Y eso lo vamos a hacer para la sesión del
día 18, que ya está fijado cuál es la autoridad que va a comparecer, pero
no podemos supeditar la fecha de las convocatorias --como la que ya está
decidida para el día 18-- a que esa autoridad cumpla o no con el envío
del material necesario para el debate. A partir de ahora, siempre que
algún punto del orden del día de la sesión de la Comisión suponga la
comparecencia de alguna autoridad, cuando de acuerdo con ella se ajuste
la fecha de esa comparecencia vamos a insistir en la necesidad del envío
de la documentación necesaria.

Dicho esto, empezamos --ahora sí-- dando la palabra al Secretario de
Estado para que nos informe sobre el motivo de la comparecencia.




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El señor SECRETARIO DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y GASTOS (Folgado Blanco):
Buenos días a todos. Constituye para mí, de nuevo, un honor comparecer
ante SS. SS. para presentarles y analizar conjuntamente los resultados
del ejercicio presupuestario de 1996, en lo que se refiere al ámbito del
presupuesto del Estado. Comenzaré mi exposición, si SS. SS. me lo
permiten --como suele ser tradicional en estas comparecencias--,
abordando, en un primer apartado, los tres principales indicadores en
juego y sus niveles globales de articulación: déficit, endeudamiento y
financiación; en un segundo apartado, abordaré el análisis más detallado
de la liquidación del presupuesto del Estado desde sus dos vertientes de
ingresos y gastos, y se concluye con un breve resumen y una reflexión
sobre el comportamiento presupuestario en el inicio de 1997.

En cuanto al primer apartado, comentaré el comportamiento que ha
registrado el déficit de caja no financiero, indicador sintético básico
de los diferentes flujos de tesorería de uno y otro signo. Este indicador
ha alcanzado a final del ejercicio un nivel de 3,7 billones de pesetas,
creciendo algo más del 16 por ciento en relación al ejercicio anterior.

Este importante crecimiento tiene, no obstante, una explicación inicial,
que no dudo estará presente en el ánimo de SS. SS. En efecto, la
aplicación del Real Decreto-ley 12/1996, que habilita al Estado para
atender obligaciones de ejercicios anteriores y regularizar anticipos de
fondos, constituye el elemento central explicativo del crecimiento
observado. Por ello, si se deduce este efecto, como se puede observar en
el primer cuadro del documento que se les ha distribuido, no solamente
desaparece el importante crecimiento de este déficit comentado, sino que
se obtiene una reducción del mismo de casi un 3 por ciento, toda vez que
ha habido que imputar al ejercicio 1996 pagos por una cifra superior a
los 600.000 millones de pesetas. En términos de derechos y obligaciones,
el saldo presupuestario se sitúa, sin Real Decreto-ley 12/1996, en
2.147,1 miles de millones, cifra que supone una reducción del 21,9 por
ciento en relación a 1995.

En una primera visión global del ejercicio, se observa un crecimiento de
los ingresos, en términos de caja, del 3,9 por ciento y un incremento de
los pagos no financieros del 6,2 por ciento. El aumento de estos últimos
se sitúa en el 2,7 por ciento, descontando el efecto de la imputación del
Real Decreto-ley mencionado, quedando por ello reflejado el esfuerzo de
contención de gasto que ha tenido lugar a lo largo del pasado ejercicio.

Entre los ingresos, los impuestos, con una cifra de 12,6 billones de
pesetas, han presentado un aumento de recaudación del 4,1 por ciento en
relación a 1995, con evoluciones diferentes de los impuestos directos e
indirectos, como tendremos ocasión de ver más adelante al entrar en su
análisis detallado. En el resto de ingresos no financieros, cabe destacar
los menores ingresos por privatizaciones en relación a los previstos,
debido a la decisión de posponer al actual ejercicio el inicio del
programa privatizador.

En lo que se refiere a los pagos, excluido el Real Decreto-ley 12/1996,
ascienden a 17,7 billones, cuyo moderado crecimiento sobre el año
anterior --inferior a la tasa de inflación-- hace que descienda su
participación en el PIB en siete décimas --es decir, del 24,7 al 24 por
ciento--, y ello a pesar del comportamiento relativamente desfavorable
que han experimentado los pagos por intereses, debido básicamente a la
deuda acumulada y a la modificación del criterio de imputación.

El esfuerzo de ajuste presupuestario realizado en 1996, en orden a
reducir el déficit --por imperativo de la Unión Europea y por
racionalidad económica--, encuentra su reflejo en el llamado saldo
primario de caja, es decir, el saldo que arrojan los ingresos y gastos
públicos del ejercicio, eliminando de estos últimos la carga financiera
por intereses de la deuda acumulada. Pues bien, frente a un déficit
primario de 143.000 millones de pesetas en 1995 --0,2 por ciento del
PIB--, se alcanzó un superávit primario homogeneizado de 445.000 millones
de pesetas en 1996 --0,6 por ciento del PIB--. Este superávit primario en
1996 es un elemento diferencial que refleja la buena senda seguida para
reequilibrar el presupuesto. Es importante observar aquí que, a los
efectos de cumplimiento de los criterios de convergencia en materia de
déficit público, el déficit de caja debe ser ajustado en virtud de las
normas establecidas en el sistema europeo de cuentas integradas, para
convertirlo a necesidad de financiación en términos de contabilidad
nacional. Tales ajustes requieren pasar de ingresos y pagos a derechos y
obligaciones, eliminar de los ingresos el importe obtenido por la
enajenación de activos de empresas públicas --por ser ingresos
financieros a esos efectos-- y adicionar al déficit de caja el importe de
la amortización de deudas asumidas de empresas que tienen, según el
sistema SEC, la consideración de transferencias de capital. Pues bien,
una vez realizados esos y otros ajustes de menor entidad cuantitativa, el
déficit del Estado se ha situado en el 3,3 por ciento del PIB, cifra
ligeramente por debajo del 3,5 por ciento establecido en el programa de
convergencia. Sus señorías podrán encontrar mayor información en las
páginas 50 y siguientes del documento que se les ha entregado sobre la
conversión de déficit de caja a necesidad de financiación en términos de
contabilidad nacional.

Fijada la cifra de déficit de caja no financiero del ejercicio, para
pasar a evaluar la necesidad de endeudamiento global del Estado es
necesario añadir las operaciones de naturaleza financiera. Como pueden
observar en el documento de la Intervención General que se les ha
suministrado, la variación neta de activos financieros ha alcanzado un
montante cercano al billón y medio de pesetas, lo que supone haber
cuadruplicado la cifra del año anterior. Como consecuencia de ello, nos
encontramos a final de 1996 con una necesidad de endeudamiento algo
superior a los 5 billones de pesetas, cifra del orden de una vez y media
la del anterior ejercicio.

¿Cuáles han sido los elementos determinantes de esa variación? Dejando a
un lado la incidencia sobre el déficit de caja, ya comentado, el Real
Decreto-ley 12/1996 sobre el aumento de la necesidad de endeudamiento, el
elemento central responsable del comportamiento observado en los activos
financieros ha sido la cuenta corriente del Estado en el Banco de España,
la cual ha registrado movimientos



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netos absolutamente dispares en uno y otro ejercicio, tanto de signo como
de volumen global, pasando de una cifra negativa cercana a los 300.000
millones de pesetas en 1995, a una positiva próxima al billón en 1996. La
favorable evolución de los tipos de interés se halla detrás de esta
conducta del Tesoro, que le permite afrontar con gran serenidad los
movimientos financieros que se produzcan a lo largo de 1997.

En la vertiente de la financiación, el juego de los distintos
instrumentos financieros presenta algunos rasgos distintivos con relación
al ejercicio precedente. En primer lugar, debo resaltarles el muy
diferente panorama presentado por la financiación a corto plazo, basado
en las letras del Tesoro. Así, mientras en 1995 se cerró el ejercicio con
una desacumulación de dicho instrumento por importe cercano a los 300.000
millones de pesetas, en 1996 se invierte fuertemente el signo,
alcanzándose una cifra de 1,8 billones. Es asimismo interesante la
evolución registrada por la financiación a medio y largo plazo, cuyo
volumen se ha aproximado a los 3 billones de pesetas, casi 400.000
millones por debajo del obtenido en el ejercicio anterior.

Secundariamente cabe destacar, respecto a otros créditos en pesetas, su
importante reducción, es decir, un mayor volumen de amortizaciones
registradas en este ejercicio, procedentes en su mayor parte de créditos
del sector privado, así como también la apreciable disminución del
recurso al endeudamiento en moneda extranjera, que se sitúa por debajo de
los 200.000 millones, y el más que considerable incremento de los
depósitos de otras instituciones que ve multiplicado por dos veces y
media su volumen de 1995.

Para concluir este sucinto repaso global del resultado del ejercicio, del
endeudamiento al que hay que hacer frente y su correspondiente
financiación, cabe señalar, a guisa de resumen, los siguientes rasgos. El
déficit ha tenido que recoger la anomalía presupuestaria que supone la
correcta regularización de las cuentas del Estado. Sin ese efecto, que no
es imputable a 1996, el déficit de caja cae sobre el año anterior. En
segundo lugar, el endeudamiento recoge, además, la fuerte aportación
positiva que supone una favorable evolución de la cuenta corriente del
Tesoro en el Banco de España. Finalmente, en la vertiente financiera, la
estructura de vencimientos y emisiones ha hecho que en 1996 vuelva a
reflejarse la importancia de la financiación a corto plazo, cuyo volumen
ha intentado acercarse al de la de medio y largo plazo.

Pasemos, a continuación, si SS. SS. me lo permiten, al segundo gran
apartado de mi exposición al que aludía al principio, esto es, el
análisis detallado de la liquidación del presupuesto del Estado en el
ejercicio económico que nos ocupa. Comenzaremos, en primer lugar, por el
subapartado de los ingresos.

En términos de derechos reconocidos, los ingresos no financieros
aumentan, en 1996, el 6,7 por ciento, cifra superior en casi un punto a
la del conjunto de la economía (5,9 por ciento), cumpliéndose a
satisfacción las previsiones en términos de contabilidad nacional. Ahora
bien, en términos de caja el crecimiento ha sido del 3,9 por ciento. Esta
modesta tasa hace que los ingresos líquidos se apartasen del avance de
liquidación previsto en los presupuestos en algo por encima del medio
billón de pesetas.

Hay, sobre todo, dos razones para explicar ese desfase: por un lado, las
diferencias temporales de ingreso de conceptos tales como las retenciones
de trabajo, de Seguridad Social; y, por otro, la decisión de posponer
determinadas operaciones de privatización para comienzos de este año. Los
desfases temporales desaparecen en el cómputo por devengo y los ingresos
por privatizaciones tienen, a efectos de contabilidad nacional, el
carácter de financieros, no sirviendo, por tanto, para reducir el
déficit, aunque sí para contener, como es obvio, el endeudamiento. Por
ello se insiste en que, en términos de derechos, se han superado incluso
las previsiones contenidas en el avance de liquidación.

La imposición directa ha aportado a las arcas del Estado 6,75 billones de
pesetas, cifra en apariencia muy próxima a los 6,6 billones del ejercicio
anterior.

No obstante, este crecimiento observado del 2,3 por ciento,
convenientemente homogeneizado al tener en cuenta las retenciones todavía
no ingresadas, así como el aumento de las devoluciones, se transforma en
una tasa de incremento cercana al 6 por ciento, esto es, similar al
crecimiento nominal de la economía o, dicho de otra manera algo más
técnica, presenta una elasticidad de renta igual a la unidad.

Si se repasan las distintas figuras dentro de la imposición directa, se
puede observar el diferente comportamiento de las mismas. El Impuesto
sobre la Renta de las Personas Físicas, con 5,2 billones de pesetas, ha
aumentado, en términos de caja, el 0,8 por ciento, si bien ello ha de
matizarse al no estar contabilizadas dos liquidaciones trimestrales de la
Seguridad Social. Utilizando datos homogéneos y razonando en términos de
recaudación bruta, esto es, incluyendo las devoluciones, que aumentan en
1996 el 10 por ciento, se obtiene una tasa de crecimiento en línea con el
aumento normal nominal de la economía.

El Impuesto sobre Sociedades, con una recaudación en el ejercicio de
aproximadamente 1,4 billones de pesetas, ha tenido un comportamiento
ciertamente positivo, mostrando, como puede verse en el libro entregado,
un crecimiento cercano al 9 por ciento.

Los impuestos indirectos, por su parte, han crecido en 1996 un 6,3 por
ciento, alcanzando un volumen de 5,8 billones de pesetas. Debido a su
mayor dinamismo respecto a la evolución registrada por la imposición
directa, ha aumentado su importancia relativa respecto a ésta en unos
tres puntos, pasando a representar del 83 por ciento al 86 por ciento.

Como bien conocen SS. SS., la imposición indirecta pivota en torno a dos
grandes ejes: por un lado, el Impuesto sobre el Valor Añadido, que es la
figura principal y que representa algo más del 60 por ciento del total;
y, por otro, el conjunto de impuestos especiales que, con un 35 por
ciento del total, deja ya escaso margen para el resto, donde destaca por
su importancia el Impuesto sobre el tráfico exterior.

Pues bien, tanto el IVA, con sus 3,6 billones de pesetas logrados en
1996, como los impuestos especiales que rebasan



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los 2 billones de pesetas, aumentan en torno a 4 décimas sus
participaciones porcentuales respecto al total de impuestos indirectos,
mientras que tanto el tráfico exterior como los demás impuestos
indirectos presentan retrocesos apreciables.

El IVA que recae sobre las operaciones interiores ha mostrado un
importante dinamismo en el pasado ejercicio, creciendo a una tasa del 8,7
por ciento, que se ha visto corregida a la baja por el comportamiento más
modesto del componente que gira sobre el capítulo de importaciones. No
obstante esta corrección, se pudo cerrar el año con un crecimiento, para
el conjunto del impuesto, del 7 por ciento, superior, por tanto, al
crecimiento nominal de la economía.

También los impuestos especiales han mostrado una evolución favorable,
con crecimiento interanual moderadamente superior al 7 por ciento, lo que
les ha permitido rebasar por primera vez la barrera histórica de los 2
billones de pesetas.

Su partida más importante, ya que ella sola representa los dos tercios
del total, el Impuesto sobre hidrocarburos, ha crecido a tenor de la
economía, si bien ha cedido un punto en favor de otras figuras, entre las
que se encuentra la que le sigue en importancia, el Impuesto sobre
labores del tabaco, el cual ha crecido por encima del 17 por ciento,
ganando dos puntos en su importancia relativa en relación a 1995.

Destaca también el comportamiento que a final de ejercicio se ha
observado en los ingresos derivados del tráfico exterior, representado
básicamente por el rendimiento del arancel exterior común, cuya caída
global, superior al 18 por ciento, viene explicada, además de por la
propia evolución del comercio exterior, por el calendario de
importaciones agrícolas procedentes de los Estados Unidos.

Del resto de los capítulos de ingresos se puede decir que su
comportamiento ha resultado bastante variado: las tasas, precios públicos
y otros ingresos han superado los 400.000 millones de pesetas, creciendo
en el ejercicio por encima del 23 por ciento. Destacan los casi 120.000
millones en concepto de primas positivas de emisión de deuda pública; los
más de 86.000 millones de recargos de apremio, intereses de demora y
sanciones; y los más de 76.000 millones de tasas fiscales, de los que
52.000 millones corresponden a los procedentes de juego, cuantía bastante
estabilizada desde el inicio de la década actual en lo que se refiere a
presupuesto del Estado, pero que ha evolucionado positivamente en el
resto de las comunidades autónomas en las que en 1995 superó los 220.000
millones de pesetas.

Las transferencias corrientes han caído cerca de un 20 por ciento. Ello
en cuanto a su explicación fundamental en el no ingreso en caja de las
transferencias de la Seguridad Social, que en 1995 alcanzó los casi
95.000 millones de pesetas. Mejor comportamiento han registrado los
ingresos patrimoniales, así como la enejanación de inversiones reales;
los primeros, con un crecimiento del 7 por ciento, se han aproximado al
billón de pesetas y han estado fuertemente condicionados por el
incremento de los beneficios del Banco de España, que representan más de
la mitad de dicha cifra, así como por los ingresos procedentes de la
privatización del tercer tramo de Argentaria y siguiente tramo de Repsol
que, conjuntamente, ascendieron a unos 190.000 millones de pesetas.

Por último, con lo que provisionalmente podemos cerrar este repaso
general de la liquidación de ingresos, un breve comentario sobre las
transferencias de capital que, como SS. SS. han podido observar, caen en
torno al 9 por ciento, situándose en torno a los 335.000 millones de
pesetas. Este capítulo está constituido en su mayor parte por las
transferencias procedentes de la Unión Europa dirigidas a cofinanciarse
conjuntamente con el Estado a través de los llamados fondos estructurales
y fondo de cohesión, siendo este último el de mayor importancia
cuantitativa en el ejercicio, pues ha canalizado unos recursos superiores
a los 165.000 millones de pesetas. Debe advertirse que la caída de las
transferencias de la Unión Europea se debe a los menores ingresos
obtenidos por el Fondo Social Europeo, caída del 11 por ciento; en
cambio, la evolución positiva de los demás fondos estructurales indica el
buen aprovechamiento de tales recursos mediante la presentación de los
oportunos proyectos de inversión.

Me gustaría comenzar por recordarles, en cuanto a los gastos, siquiera
brevemente, que la situación de prórroga presupuestaria que ha
caracterizado el pasado ejercicio, comienza por presentar una situación
aparentemente anómala en las grandes cifras iniciales del gasto de las
que parte el presupuesto del Estado para 1996. Así, un análisis
comparativo como el que se les presenta a SS. SS. en el primer cuadro del
epígrafe correspondiente a la liquidación del presupuesto de gastos,
muestra, en primer lugar, una cifra de crédito inicial de 17,3 billones
de pesetas, prácticamente similar a la del ejercicio anterior, lo que era
de esperar pues está en la esencia del concepto de prórroga automática en
la que sólo hay que deducir los créditos que por su propia naturaleza no
son prorrogables por haberse extinguido en el ejercicio anterior.

Donde puede haber más dificultades para el lector no avezado --no sería
éste el caso-- es en la línea siguiente de modificaciones, donde, en
lugar de aparecer una cifra promedio del orden de medio billón de
pesetas, como en los dos ejercicios anteriores, aparecen 2,5 billones de
pesetas, resultado, como SS. SS. recordarán perfectamente por haber sido
ya objeto de debate, de los diferentes ajustes que hubo que hacer al
comienzo del ejercicio para dar cobertura a obligaciones que no quedaban
atendidas por la prórroga presupuestaria, así como de la regularización
de obligaciones pertenecientes a otros ejercicios presupuestarios, lo que
ha ocasionado que el crédito final haya crecido a un ritmo tres veces
superior al registrado un año antes.

Aquellos ajustes o modificaciones obligadas en el presupuesto prorrogado
adquieren diversas formas, especialmente la de créditos extraordinarios y
suplementarios, las ampliaciones de crédito y las incorporaciones de
remanente. Los créditos extraordinarios y suplementarios, con un importe
de 1,5 billones de pesetas, se condensan prácticamente en dos
instrumentos normativos: el Real Decreto-ley 1/1996, de 19 de enero, de
adaptación del presupuesto prorrogado, por importe de 798.100 millones de
pesetas;



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sobresalen por su cuantía en este ámbito los créditos destinados a
aumentar la financiación de la sanidad y de los entes territoriales, así
como los aumentos retributivos del personal. El otro instrumento
normativo es el Real Decreto-ley 12/1996, de 26 de julio, que da
cobertura a obligaciones de otros ejercicios y regulariza anticipo de
fondos por importe de 721.000 millones.

Como tanto el alcance de estos créditos, por importe de 721.000 millones,
como la cuantía y desglose de los mismos han sido objeto de análisis y
debate en el Congreso de los Diputados, me permitirán que pase un tanto
esquemáticamente por los mismos y sólo a efectos de recordatorio les
señalaré que del total indicado cerca de 496.000 millones se destinaron a
cubrir obligaciones de ejercicios anteriores, algo menos de 200.000
millones a formalización de anticipo de fondos y unos 28.000 millones a
obligaciones con tramitación prevista de créditos extraordinarios.

El Gobierno dará cuenta a las Cortes Generales, según lo estipulado en el
artículo 7 del Real Decreto-ley, del grado de cumplimiento de las
obligaciones que en dicha norma se establecen. Como saben SS. SS., el
importe de las obligaciones implicaba que el déficit de 1995 se situaba
en el 6,6 por ciento, claramente por encima del 5,8 por ciento
establecido en el programa de convergencia. El no haber sufrido
penalización alguna en el fondo de cohesión nos obliga a ser
especialmente cuidadosos en la ejecución presupuestaria y evitar
desviaciones de déficit que pusieran en peligro en lo sucesivo no ya unos
recursos de inversión necesarios, sino la propia capacidad de nuestro
país para optar, con el primer grupo, a la última fase de la Unión
Monetaria.

Siguiendo un orden lógico, a los créditos extraordinarios corresponde
ahora siquiera un breve comentario sobre las incorporaciones de
remanentes de crédito. Como pueden comprobar en la documentación, éstas,
aunque han disminuido en relación a 1995, mantienen el mismo orden de
magnitud y han estado destinadas básicamente a cubrir tres tipos de
necesidades: las que han incidido sobre el capítulo IV, transferencias
corrientes; el pago de indemnizaciones a los afectados por la catástrofe
de la presa de Tous; las que lo han hecho sobre el capítulo VI,
inversiones reales, en su mayor parte destinadas a inversiones militares
y, finalmente, las que se han añadido al capítulo VII, transferencias de
capital, que han tenido por objeto en su mayor parte la financiación de
proyectos del Fondo de Compensación Interterritorial.

Más llamativo resulta, sin embargo, la evolución de las ampliaciones de
crédito, cuya cifra en 1996 casi triplica la del ejercicio anterior y en
donde sobresalen los más de 350.000 millones destinados a ampliar los
casi 3 billones de crédito inicial previstos para hacer frente a los
gastos financieros, de los que, a su vez, unos 195.000 millones se han
aplicado al pago de intereses de la deuda a corto plazo. Las otras dos
ampliaciones más importantes de esta fase las han constituido los 95.000
millones destinados a transferencias corrientes, liquidaciones de la
participación en los ingresos del Estado en comunidades autónomas,
Insalud y al exterior, y los otros 70.000 millones de gastos de personal,
pensiones y cuotas sociales.

Por último, si nos fijamos en el resto de las modificaciones no
comprendidas en las categorías anteriores, veremos que también han
experimentado un apreciable crecimiento, alcanzando la cifra de 282.000
millones de pesetas, casi dos veces y media la del período anterior.

Destacan, entre ellas, las generaciones de crédito que, por un volumen
superior a los 130.000 millones de pesetas, pasan a engrosar los gastos
de personal, los gastos en bienes y servicios y las transferencias
corrientes, sobre todo en la Agencia Estatal de Administración Tributaria
y el Insalud principalmente.

Veamos ahora cómo se ha comprometido el crédito final, una vez ampliado,
con toda su gama de modificaciones, como acabamos de ver. Para ello, como
suele ser también tradicional en este tipo de análisis, realizaremos el
estudio del reconocimiento de obligaciones por operaciones de carácter no
financiero desde un doble enfoque: económico y funcional. Abordando, por
tanto, este análisis, lo primero que se observa es que en 1996
globalmente se reconocieron obligaciones por un montante de 18,3 billones
de pesetas, lo que, en comparación con la misma magnitud de 1995, supone
un incremento en torno al billón de pesetas y una tasa de variación
interanual del 6,3 por ciento; tasa que se reduce, como ya hemos visto, a
sólo el 2,2 por ciento si se eliminan los créditos del Real Decreto-ley
12/1996, que no son de imputación al pasado ejercicio.

La evolución que han experimentado los diferentes capítulos de gasto está
fuertemente condicionada por la repercusión del mencionado Real
Decreto-ley. Así, las tasas de crecimiento que se contienen en el cuadro
general de obligaciones reconocidas por capítulos de gasto, si no se
tuviese en cuenta el mencionado decreto, presentarían una configuración
muy diferente, más en consonancia con el esfuerzo que en materia de
contención del gasto se ha llevado a cabo durante el ejercicio ya
transcurrido. Por ejemplo, el crecimiento del capítulo I, gastos de
personal, en lugar de presentar un crecimiento del 6,3 por ciento, cuatro
décimas superior al registrado por el conjunto de la economía, y
coincidente con el del total de gasto no financiero, como acabamos de
ver, sería del 4,7 por ciento; los gastos en bienes y servicios, capítulo
II, en lugar de crecer un abultado 10 por ciento caerían el 3,3 por
ciento; las transferencias corrientes, en vez del 5,6 por ciento, apenas
llegarían a registrar un incremento del 2 por ciento; las inversiones
reales invertirían su signo de evolución, pasando de un crecimiento del 1
por ciento a una disminución del 1,5 por ciento; las transferencias de
capital, por último, han presentado una evolución negativa, cayendo algo
más del 13 por ciento.

También los gastos financieros son objeto de corrección, de manera que su
evolución en lugar de presentar ese casi 16 por ciento de aumento que se
ve en el cuadro mencionado, sería algo más del 10 por ciento. En este
caso, la explicación hay que buscarla en los cambios de criterio de
imputación de determinadas operaciones.

Sus señorías me permitirán que intente una cierta profundización en el
capítulo de transferencias corrientes, dado que este capítulo representa
algo más de la mitad del



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conjunto total de obligaciones reconocidas, habiéndose aproximado a los
10 billones de pesetas en 1996.

Quisiera destacar, en primer lugar, que los principales destinatarios de
las transferencias corrientes se concentran en tres agentes, a su vez
redistribuidores de las mismas. En orden de importancia, la Seguridad
Social, para quien se han reconocido obligaciones por importe de unos 3,5
billones de pesetas; las comunidades autónomas, con 2,3 billones, y las
corporaciones locales con 1,2 billones. A corta distancia de estas
últimas siguen las enviadas al exterior, con casi 900.000 millones de
pesetas.

En el caso de la Seguridad Social, de la cantidad mencionada, un 11 por
ciento mayor que en 1995, el 83 por ciento, casi 2,9 billones, van
destinados a la financiación de operaciones corrientes del Insalud,
siendo también importantes las partidas correspondientes a las
prestaciones no contributivas y pensiones mínimas. Las comunidades
autónomas han registrado un aumento aún mayor, superior al 16 por ciento,
debido básicamente a dos efectos: por un lado, la liquidación definitiva
de su participación en los ingresos del Estado correspondiente a
anteriores ejercicios, que tuvo lugar a finales de ejercicio, y la
elevación de los costes asumidos, resultado de la asunción a lo largo del
ejercicio de nuevas competencias en materia de universidades. Por su
parte, las corporaciones locales han presentado un crecimiento moderado
en relación al ejercicio anterior.

Respecto a las transferencias al exterior, el aumento registrado del 13,5
por ciento trae su causa en buena medida de las provisiones del Real
Decreto-ley 12/1996, de 26 de julio, por cuanto en dicha norma se
contemplaba un gasto próximo a los 92.000 millones de pesetas en concepto
de sanciones por sobrepasar la cuota de producción láctea, siendo el
grueso del concepto los 747.000 millones de la aportación del Estado
español al presupuesto general de las Comunidades Europeas.

Del resto de conceptos de menor importancia cuantitativa cabe destacar,
en el caso de las empresas y de otros entes públicos, la repercusión del
Real Decreto-ley de julio en lo que se refiere a las subvenciones a Renfe
relativas a los contratos-programa de 1994-1995, así como la disminución
de las transferencias destinadas a universidades por la inversa de la
razón apuntada al hablar de las comunidades autónomas. En el caso de los
organismos autónomos administrativos, éstos han visto reducidos los
fondos transferidos del Estado en nada menos que un 45,7 por ciento. La
razón se halla en la menor aportación del Estado al Inem por desempleo,
pero manteniendo las aportaciones para el fomento del empleo. En cuanto a
las transferencias a los organismos de naturaleza comercial, industrial y
financiera, cabe resaltar la cancelación de la deuda histórica con
Correos y Telégrafos, asimismo al amparo del tantas veces citado real
decreto-ley del mes de julio.

Por último, las empresas privadas han visto multiplicadas casi por seis
sus transferencias debido principalmente a los casi 88.000 millones de
pesetas destinados a subvencionar las diferencias de cambio en los
préstamos obtenidos por las entidades concesionarias de autopistas de
peaje, también en virtud del real decreto-ley. Esta visión del
reconocimiento de obligaciones se completa mucho más si se le añaden
algunas pinceladas muy breves desde la vertiente de la clasificación
funcional.

Por otra parte, la evolución temporal de las distintas funciones de gasto
permite poner mejor de manifiesto las consecuencias de las opciones
presupuestarias adoptadas constituyendo, por consiguiente, un valioso
instrumento informativo que emite señales claras dirigidas a fundamentar
la política presupuestaria de los ejercicios siguientes.

Si nos fijamos en el cuadro que presenta la clasificación funcional, se
puede arriesgar una primera valoración provisional, la cual podría
expresarse en el sentido de que las actividades de la hacienda clásica,
que, grosso modo, podríamos identificar con las tres primeras funciones,
se han mantenido. Ello se puede expresar también diciendo que el esfuerzo
de contención del gasto en estas tres funciones ha sido equivalente. En
efecto, indagando en el interior de las mismas vemos que en el grupo
funcional primero, servicios de carácter general, a pesar del crecimiento
próximo al 5 por ciento de la función de justicia, que representa más del
60 por ciento del grupo, éste se ha compensado internamente manteniendo
su peso exactamente igual al del ejercicio anterior respecto al total de
obligaciones contraídas. En el grupo segundo, defensa, protección civil y
seguridad ciudadana, la compensación se ha producido entre defensa, que
contiene su gasto, y seguridad y protección civil que lo aumentan en un
12 por ciento, reduciendo el conjunto del grupo su peso en el total.

Retroceden asimismo en importancia relativa los grupos tres, seguridad,
protección y promoción social; cuatro, producción de bienes públicos de
carácter social; y, ocho, transferencias internas, mientras que, por el
contrario, avanzan en importancia relativa el resto, en especial los
grupos seis y siete; nueve, transferencias a otras administraciones
públicas y, ni que decir tiene, el grupo cero, intereses de la deuda
pública.

En el caso del grupo tres, el retroceso de su peso en el total es de
apenas dos décimas y traduce el moderado incremento registrado tanto en
lo que se refiere a los créditos finales como a las obligaciones
reconocidas. El grupo cuatro constituye un caso algo diferente puesto que
presenta una disminución en las tasas de variación de estas últimas, tasa
que está fuertemente condicionada por la caída, superior al 5 por ciento,
de la función de educación, motivada por los traspasos en materia de
universidades ya comentados que tuvieron lugar a lo largo del ejercicio,
lo que ha hecho que se quiebre su conexión con el crédito final, que,
como se puede comprobar, presenta un crecimiento próximo al 9 por ciento.

El grupo ocho se ve fuertemente afectado por la importante reducción,
superior al 50 por ciento, operada en las transferencias a organismos
autónomos administrativos, que vimos ya, y que no se ha compensado con
los aumentos registrados en las destinadas a la Seguridad Social y a
organismos comerciales.

Los grupos que han ganado peso en 1996, grupo seis y siete, que engloban
los de regulación económica de carácter general y de sectores
productivos, que han crecido respectivamente en tasas del 22 y del 44 por
ciento respecto a



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1995, lo han hecho en buena medida al reflejarse en los mismos algunos
efectos del Real Decreto-ley 12/1996; en el primero de ellos el
reconocimiento de los más de 44.000 millones de pesetas de cuotas
sociales pendientes; y en el segundo, el incremento de la función de la
agricultura resultado del reconocimiento de casi 92.000 millones de
pesetas en concepto de sanciones de la Unión Europea por rebasar la cuota
de producción láctea. Por su parte, la participación en los ingresos del
Estado básicamente ha sido la responsable del aumento de peso del grupo
nueve, que recoge también la contribución española al presupuesto
comunitario.

Finalmente, en cuanto al grupo cero el fuerte crecimiento de casi el 16
por ciento que exhibe el mismo se debe, en buena medida, como ya les he
indicado de pasada anteriormente a SS. SS., al cambio de criterio de
contabilización de las primas de emisión en los bonos y a las diferencias
de cambio en el endeudamiento del Estado en moneda extranjera,
considerado ahora como una carga financiera más.

Con el permiso de SS. SS., me permito remitirles a las páginas 42 a 48
del documento entregado para el análisis de la evolución de los pagos.

Tal análisis está allí muy claro y creo que poco añadiría al realizado en
esta exposición en términos de gastos presupuestarios en su clasificación
económica y funcional.

En resumen, en primer lugar, la prórroga del presupuesto de 1995 en el
ejercicio de 1996 ha obligado a introducir las necesarias modificaciones
a fin de hacer frente a toda una serie de obligaciones ineludibles para
atender incrementos normales de gastos en sanidad, competencia de las
comunidades autónomas y entes locales, así como la revalorización de
salarios, pensiones y cotizaciones sociales. Por otro lado, el Real
Decreto-ley 12/1996 ha atendido a obligaciones de ejercicios anteriores
así como a la regularización de anticipos.

Dos, si no se tienen en cuenta los ajustes derivados del Real Decreto-ley
12/1996, se obtiene una reducción del déficit de caja de casi un 3 por
ciento en relación a 1995. Si, además, se deduce la carga financiera
derivada de la deuda acumulada y se homogeneizan los criterios de
imputación de la misma para hacerlo comparable con el ejercicio anterior,
el ejercicio de 1996 presenta una situación de superávit primario que
llega a los 445.000 millones de pesetas, desde una situación de déficit
primario en 1995 de 143.000 millones. Por otra parte, el déficit del
Estado, expresado en términos de contabilidad nacional, se sitúa en 1995
en el 3,3 por ciento del PIB, dos décimas por debajo de la previsión del
programa de convergencia y 2,1 puntos por debajo del resultado de 1995.

Tres, los ingresos tributarios, en términos de derechos reconocidos, se
han comportado razonablemente bien habiéndose cumplido los objetivos.

Unicamente en términos de caja, que no afecta a los datos de contabilidad
nacional, cabe resaltar menores ingresos de los previstos en 550.000
millones de pesetas por algunos retrasos en ingresos, especialmente de
IRPF y de privatizaciones.

Cuatro, los gastos en términos homogéneos, sin el real decreto-ley que no
es imputable a 1996, aumentaron en un moderado 2,2 por ciento, un punto
por debajo del IPC, a final de año, reflejando el gran esfuerzo de
contención que era exigido para el cumplimiento del objetivo de déficit.

Cinco, había que contener el gasto y el déficit intentando incluso ir más
allá de la cifra exacta del 3,5 por ciento del PIB, habida cuenta de que
el riesgo de no cumplimiento llevaba aparejada automáticamente la
penalización consistente en pérdida de fondos comunitarios de cohesión,
sobre todo una vez que se había evitado tal castigo por el no
cumplimiento del criterio de déficit excesivo de 1995.

Por otra parte, y aunque no es de la responsabilidad de esta Secretaría
de Estado, era necesario contemplar la posibilidad reconocida de alguna
desviación al alza en el déficit de la Seguridad Social, que, por tanto,
debiera ser compensada con menor déficit de otro agente del sector
público. Las estimaciones provisionales arrojan un déficit de la
Seguridad Social del 0,5 por ciento del PIB y de los entes territoriales
del 0,6 por ciento. De ser así, el déficit conjunto de las
administraciones públicas, en términos de contabilidad nacional, se
habría situado en el 4,4 por ciento. Todo ello con las cautelas
oportunas, por supuesto, pero será en estos términos en los que se
rendirán cuentas a las autoridades comunitarias el próximo 1 de marzo,
como es preceptivo. Saben ustedes que los días 1 de marzo y 1 de
septiembre se entregan a las autoridades comunitarias los datos en
relación con la evolución del presupuesto y, en particular, de déficit y
de deuda. El 1 de marzo con carácter provisional, como es obvio, y el 1
de septiembre con carácter definitivo.

Por último, parece necesaria una reflexión sobre el comportamiento
presupuestario en el inicio de 1997. En la próxima comparecencia
cuatrimestral, ya con varios meses por delante, se tendrá una idea más
certera de comportamientos y también, por qué no, posibles riesgos en la
ejecución en su caso. Quizá, lo primero que hay que advertir es que el
dato de enero no es en absoluto representativo, nunca lo ha sido, ni
cuando los gastos aumentaron el 48 por ciento, como en enero de 1994, ni
cuando cayeron el 11,5 por ciento, en enero de 1996. En concreto, en
enero del pasado año se produjo un cambio en el sistema informático que,
aunque necesario, no impidió que se produjeran algunos retrasos en pagos,
tanto de ejercicio corriente como de ejercicios cerrados. Ese dato,
conjuntamente con la situación de prórroga presupuestaria, es
determinante para explicar la mencionada caída del 11,5 por ciento en los
pagos de dicho mes. Al mismo tiempo, al ser la base de comparación,
afecta a la tasa de variación de este año, abultando los pagos
artificialmente. Por otra parte, el cambio en la fecha de algunos
ingresos por impuestos, del 20 a 30 de enero, ha hecho que, a diferencia
de años anteriores, se computen en febrero en lugar de en enero. Hay
otros motivos, como la acumulación de mayores pagos por intereses, en
enero, de lo que correspondería en una distribución homogénea a lo largo
del año. Todos esos efectos son difíciles de cuantificar con exactitud,
aunque se puede afirmar que llevarían a un déficit de caja claramente
inferior al de enero de 1996. Por supuesto que en los meses siguientes
todos esos efectos atípicos desaparecerán. De hecho, las estimaciones
preliminares en febrero arrojan un superávit



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de caja. No obstante, es deseo del Gobierno, y así lo ha comprometido el
propio Presidente, que se centren las prioridades de política económica
en el cumplimiento de los objetivos de déficit. Así lo exige Maastricht
y, sobre todo, la credibilidad de una acción de gobierno comprometida con
la creación de condiciones favorables al aumento del empleo. Los cambios
legales para hacer más difícil la desviación presupuestaria, así como la
drástica contención planteada en los gastos de funcionamiento (personal,
compra de bienes y servicios), son algunas de las señales claras de esta
voluntad política de ajuste presupuestario. La reducción de los tipos de
interés y del diferencial de riesgo con Alemania puede facilitar el
cumplimiento del objetivo de déficit, pero no lo garantiza y, por ello,
no podemos bajar la guardia en el terreno del control del gasto.




El señor PRESIDENTE: Abriremos ahora el turno de intervenciones de los
grupos, empezando por el Grupo Socialista.

El señor Borrell tiene la palabra.




El señor BORRELL FONTELLES: Señor Presidente, sin ningún ánimo de
plantear mi intervención en términos no constructivos, quisiera hacer
observar a los señores miembros de la Comisión que las cosas no pueden
desarrollarse así. No podemos venir aquí a comprobar que el señor
Secretario de Estado sabe leer, porque esto es lo que nos ha demostrado,
nos ha leído, y ciertamente lo ha leído bien, el documento que nos
remitió ayer por la tarde. También nosotros sabemos leer y, por tanto,
nos hubiésemos podio ahorrar una hora de atenta escucha. Esa no es forma
de que el Gobierno se someta al control de la Cámara. Hubiera usted
debido venir aquí en condiciones de ahorrarse la lectura del documento y
analizar algo más de lo que usted pone por escrito, para que nosotros
pudiésemos entrar, como haremos o intentaremos hacer ahora, en un
análisis pormenorizado, partiendo de un conocimiento previo que solamente
podemos tener a partir de una información, que usted no entrega a tiempo
y con cuya lectura luego nos deleita. No tenemos la capacidad de
precisión del señor Homs y necesitamos conocer los documentos para poder
opinar sobre ellos. No nos basta con tener cada mes un informe sobre la
ejecución presupuestaria para anticipar lo que será el cierre del
ejercicio y, por tanto, ya le anticipo, señor Secretario de Estado, que
entendemos que su comparecencia no ha cumplido los fines para los cuales
fue usted convocado aquí; que le agradecemos, insisto, el esfuerzo de
lectura que ha hecho, absolutamente inútil, y que tendremos que recurrir
a otros procedimientos para que el Gobierno se someta al control de la
Cámara. Tendremos que interpelar al Gobierno en el Pleno, recabar la
presencia del Vicepresidente económico, ya que la suya no pasa, como le
digo, de un mero recitar de consideraciones y de variaciones de cifras
que están en los documentos del ministerio y sobre los cuales no aporta
usted nada más. Mi grupo, por tanto, tendrá, insisto, que emplear otros
procedimientos, porque el que venimos utilizando no sirve para gran cosa.

Y no sirve porque ustedes no quieren que sirva, porque ustedes no remiten
la información a tiempo y por que convierten sus comparecencias en un
ejercicio insípido de recitar cifras, una tras otra, sin dar a la
oposición la posibilidad de conocerlas previamente para, conjuntamente
con el Gobierno, someterlas a una crítica, por supuesto, constructiva. De
todas maneras, aprovechando que está usted aquí, vamos a intentar conocer
algo más y así poder ejercitar las acciones parlamentarias que estimemos
oportunas de una forma más eficiente.

Ya le habíamos advertido, señor Secretario de Estado, a usted y a su
Ministro, que los ingresos con los cuales remitieron el proyecto de
presupuestos para 1997, en el mes de septiembre, hace tres meses, a la
Cámara, estaban hinchados. Hoy podemos constatar que el presupuesto de
ingresos, en el capítulo de impuestos directos, ustedes remitieron a la
Cámara un documento del mes de septiembre, hace tres meses, con una
previsión de ingresos en el presupuestos de 1996, en el capítulo de
impuestos directos, de 7 billones 30.000 millones de pesetas, y ahora
tienen que reconocer que esa previsión estaba hinchada, como les dijimos,
y decirnos que la recaudación sólo ha sido, en ese mismo grupo de
conceptos, de 6,75 billones de pesetas, es decir, les han faltado a
ustedes en impuestos directos, nada de privatizaciones, 280.000 millones
de pesetas. Hincharon la cifra del presupuesto de 1996 para poder ofrecer
una tasa moderada de crecimiento con respecto a sus previsiones para
1997, del 7,1 por ciento, y así evitar que figurasen incrementos de
presión fiscal. Se lo dije al señor Rato en el debate parlamentario.

Ustedes trucan todo, conceptual y cuantitativamente, para conseguir que
las tasas de variación les salgan bonitas, y para eso nada mejor que
subir los ingresos previstos del pasado, de manera que las tasas sean de
un 7,1 por ciento, porque ya más no se podían atrever a citar.

¿Dónde está la credibilidad de una previsión de ingresos, que tiene que
ser ahora corregida, cuando ya era difícilmente creíble el 7,1 por
ciento, tomando como base de comparación una cifra que ha resultado en la
práctica ser un 4 por ciento menos de la que ustedes apuntaron en su
libro amarillo? Lo que ustedes reconocen ahora es un 4 por ciento más
bajo que lo que nos contaron en septiembre; del 6,75 a 7,03, es decir, un
4 por ciento menos. Sumen a su aventurada, imaginativa, voluntarista
hipótesis de un 7,1 por ciento cuatro puntos más, de manera que ahora el
Gobierno prevé que los ingresos en el año 1997 serán, con respecto a los
realmente obtenidos en 1996, casi un 12 por ciento mayores. Enhorabuena
si lo consiguen, seremos los primeros en alegrarnos, pero comprenderá
que, sin querer causar ningún perjuicio a las perspectivas de nuestro
ingreso en la Unión Monetaria, tener que reconocer ahora --y usted de eso
ni ha hablado-- que para cumplir en 1997 tienen que sacar un 12 por
ciento más de ingresos en el capítulo de impuestos directos de los que
han obtenido en 1996 plantea al país una difícil papeleta, máxime cuando
ustedes se están dedicando a vaciar de contenido la capacidad
recaudatoria de los impuestos directos.

Les dijimos que se iban a cargar la capacidad recaudatoria de las
retenciones por rendimientos del capital, que se iba a convertir todo en
plusvalías. Las cifras que usted



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nos cuenta reflejan ya la disminución de los ingresos por este concepto,
y eso que solamente ha tenido efecto en menos de medio año, pero el año
que viene surtirá efectos todo el año a un ritmo creciente por la
emigración producida de recursos financieros desde los sometidos a
retención a los sometidos a la tributación liberatoria del 20 por ciento.

Han vaciado ustedes de contenido la capacidad recaudatoria por módulos en
una caída de más de un 5 por ciento y hace temer que lo que ha ocurrido
con el IRPF este año va a seguir ocurriendo el año que viene de una
manera ciertamente preocupante. Se lo dijimos y ustedes nos acusaron de
levantar falsos problemas. A las actas de las sesiones parlamentarias me
remito. Ustedes han incumplido su previsión de septiembre en cuatro
puntos. En el impuesto sobre la renta, casi 300.000 millones menos. Usted
nos explica ahora que es consecuencia de que no se ha ingresado lo que se
tenía que ingresar; obviamente, debe influir que no se ingrese lo que se
tenía que ingresar. Explíquenos más, por favor, de qué manera afectan a
las cuentas de la Seguridad Social estos 500.000 millones de pesetas que
tenían que haberse ingresado y no lo han hecho, porque si usted
«homogeneiza» y dice que computa lo que ha ingresado pero no ha
ingresado, quisiera saber cómo quedan las cuentas de la Seguridad Social
simétricamente afectadas por su «homogeneización». Explíqueme, si puede,
de qué manera los ingresos por retenciones en rentas del capital se han
visto afectados por las medidas tomadas en materia de tributación de
plusvalías, pormenorizando --tampoco lo cuenta su documento-- esa cifra
global en función de los distintos instrumentos financieros.

El país tiene razones para preocuparse si no consigue estar en la Unión
Monetaria, y ustedes han emprendido un camino que, a juzgar por la
comparación entre lo que ha ocurrido y lo que prevén que ocurra, no vemos
que conduzca a ello. ¿Sigue usted creyendo que es razonable su cifra de
ingresos de 1997? ¿Cree que es razonable un crecimiento del 12 por ciento
en el capítulo de impuestos directos, con todas las medidas que ustedes
han tomado para quitarles capacidad recaudatoria, con el desmantelamiento
que han provocado en la Administración tributaria y el desánimo que han
infundido con sus fábulas y cuentos sobre los 200.000 millones y los 600
amigos? ¿Se da usted cuenta de que todo su equilibrio presupuestario de
1997 se basa no en el colchón, sino en la alfombra voladora --podríamos
decir-- que se construyeron a cuenta del famoso agujero, que, una y otra
vez, usted tiene que agarrarse a los 700.000 millones que han pagado pero
que no tenían que haber pagado este año, que todo su discurso consiste en
ampararse en lo que han pagado pero no tenían que pagar y lo que no han
ingresado pero tenían que haber ingresado? Todo su discurso se atrinchera
en esos dos conceptos: hemos pagado 700.000 millones, pero, como no
teníamos que haberlos pagado, no cuentan. Claro que cuentan. Y dicen: no
hemos ingresado 500.000, pero, como teníamos que haberlos ingresado,
cuentan. Pues si cuentan aquí, no contarán allí --digo yo-- y, por tanto,
afectarán al déficit de la Seguridad Social simétricamente a como usted
los compute para calcular el suyo.

Hay razones para preocuparse, porque, el año que viene, por mucha
imaginación que ustedes le echen, y ciertamente le echan, será difícil
que se inventen otro agujero presupuestario para catapultar hacia el
pasado los gastos a los que tendrán que hacer frente en el presente. Todo
lo que ustedes han hecho ha sido eso: inventarse una historia para
catapultar hacia el pasado gastos que tenían que haberse efectuado este
año o los siguientes y que han computado contablemente en ejercicios
anteriores. Y fíjese usted que, a estas alturas de la película, ya ni nos
preocupa; se ha pagado lo que se tenía que pagar y poco importa cuándo se
compute, y si eso viene bien para que el déficit sea menor y España
cumpla mejor su examen de Maastricht, pues muy bien. ¿Qué más nos da que
ustedes computen el pago de las cuotas lecheras en 1995, en 1996 o en
1997? ¿Eso ayuda? Pues bienvenido sea, pero, por ejemplo, ¿podría
explicarme hoy cuál es la tasa de ejecución del real decreto-ley en
aquellos conceptos asociados, por ejemplo, a los pagos por expropiaciones
o por desviaciones de obras? ¿Qué tasa de realización se ha efectuado
realmente en aquellas cosas que están directamente vinculadas a la
gestión cotidiana y que no consisten pura y simplemente, como en el caso
del contrato-programa de Renfe o el pago de la multa lechera, en un mero
criterio contable de imputación de un ejercicio a otro?
Voy a redondear esta intervención de carácter general con una pregunta
muy concreta. Quizás esté equivocado, pero, si es así, me lo puede
aclarar. Usted dice que el crecimiento del IRPF, en términos homogéneos,
ha sido del 4,8 por ciento. Su homogeneización es muy sui generis, pero
se la acepto. Si esto es así, y dando por bueno un crecimiento del 6,8
por ciento en 1997, ¿cuánto recaudará usted en el 97? 5,8 billones. Pero
usted ha previsto 5,95. ¿Debo entender que usted acepta ya, en base a lo
que homogeneiza y supone --lo dice usted, no yo--, que ya hay 100.000
millones de pesetas menos en la recaudación estimada en el año 1997?
Aparte de esta pregunta muy concreta, con cuya respuesta me puede usted
ayudar a entender su explicación me gustaría que me explicara algunas
cosas más. Por ejemplo, ¿qué pasa con las corporaciones locales? ¿Por qué
las transferencias solamente crecen un 1 por ciento? ¿Cuál es el impacto
en la financiación de las comunidades autónomas de la liquidación de su
participación en el 15 por ciento de la cuota del IRPF? De las cifras que
usted da, ¿cuál es la parte que es imputable a este concepto, comunidad
por comunidad? ¿En qué medida y por qué cuantías han jugado los topes
existentes? Esta es una cuestión de la máxima importancia; su
comparecencia aquí, señor Secretario de Estado, no es solamente para
recitar estadísticas. Vamos al meollo de la cuestión. En la liquidación
de 1996, ¿cuál es el importe que figura por este concepto y de qué manera
se ha visto afectado por la existencia de unos topes en la participación?
¿Los pagos a Renfe se han hecho de acuerdo con el contrato-programa,
sacando los pagos correspondientes, según ustedes, a ejercicios
anteriores? ¿Los pagos del año son los del año? ¿Qué diferencias hay
entre lo previsto en el contrato-programa para el año 1996 y lo que han
pagado



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exactamente? Si hay diferencias, ¿de qué manera van ustedes a regularizar
la aplicación del criterio del devengo a este concepto? ¿Qué elementos de
reducción del gasto hay, distintos de los malabarismos contables y de la
reducción de las inversiones, en la cifra de ejecución del presupuesto de
1996? Quite la no ejecución de inversiones, que es muy fácil --no
ejecutar inversiones es una forma muy fácil de ajustar el déficit--,
quite los malabarismos contables del pasado y dígame qué medidas
concretas de reducción del gasto han permitido ajustar el déficit público
en el ejercicio de 1997.

También me gustaría saber cómo han evolucionado las transferencias al
Inem con respecto a las previsiones presupuestarias y de qué manera han
incidido en el equilibrio del conjunto de instituciones de la Seguridad
Social, así como por qué han dejado un billón de pesetas más de depósitos
en el Banco de España y cuál es el coste estimado de esta
sobrefinanciación, porque, naturalmente, esto ha salido de alguna parte y
esa parte no puede ser otra que recurso al mercado de capitales, que no
es gratis. ¿Cuál es el coste del incremento de financiación depositada en
el Banco de España?
En cuanto a la evolución del déficit primario, usted, señor Secretario de
Estado, una vez más se pone muy contento porque dice que tenemos
superávit primario, puesto que, naturalmente, sigue diciendo que los
700.000 millones no son de este mundo. Como no son de este mundo, le sale
un superávit de 500.000, pero, poniendo en este mundo lo que es de este
mundo, resulta que su déficit primario es mayor en 1996 que en 1995. No
ha habido reducción del déficit primario, sino aumento. Me gustaría saber
de qué manera cree usted que el déficit primario de 1997 se va a ver
afectado por la reducción de la carga de intereses en función de los
resultados obtenidos en 1996.

Creo que tiene usted una batería de preguntas suficientemente extensa
como para que pueda demostrarnos que, además de leer los documentos que
nos remite, conoce, y el Gobierno está en condiciones de explicar, lo que
ha ocurrido en las tripas del presupuesto. Por supuesto, le agradeceré
toda la información que nos pueda suministrar, pero no quiero ir más allá
en las preguntas que le deseaban formular, porque tampoco estoy en
condiciones de hacerlo, habida cuenta de que la documentación la he
recibido ayer por la tarde --la estudiaré tan pronto como tenga tiempo--
y que tampoco he sido capaz de retener de su atenta lectura elementos de
análisis más profundos. Tendremos --insisto-- que recurrir a otros
procedimientos, pero no quisiera que usted dejara de intentar responder a
las preguntas que le he formulado. (El señor Homs i Ferret pide la
palabra.) El señor PRESIDENTE: Señor Homs, ¿será para una cuestión de
orden?



El señor HOMS I FERRET: Efectivamente, señor Presidente.

A las once y media está convocada la constitución de la Comisión que debe
proceder a investigar los 200.000 millones de desfases, digamos, de
recaudación y este Diputado debe presentarse en ese momento, para dicha
constitución. Me hubiera gustado poder trasladar al Secretario de Estado
algunas observaciones sobre su intervención y me hubiera apasionado poder
contestar al señor Borrell sobre algunas otras, pero no puedo, señor
Presidente, porque a las once y media tengo que estar para poder asistir
a la constitución de esa Comisión.

Pido disculpas al Presidente y al Secretario de Estado por tener que
ausentarme y no podré realizar mi intervención. En todo caso, como el
señor Borrell nos ha anunciado otras solicitudes de comparecencia, tendré
oportunidad de hacerlo. La verdad es que me ha gustado más escuchar las
preguntas del señor Borrell que las reflexiones, porque ha sido
interesante conocer ese cómputo de planteamientos que nos hace hoy el
señor Borrell, y resulta curioso contrastarlos con los que hacía cuando
el señor Borrell se sentaba en la silla del Secretario de Estado y nos
explicaba su visión del presupuesto público en aquel momento. Es muy
interesante ver las dos, digamos, evoluciones del análisis del
presupuesto y de la política presupuestaria.

Señor Presidente, pido disculpas por tener que ausentarme, y por eso he
pedido el derecho a dejar constancia en el debate de esta mañana que no
podré aportar las reflexiones de mi grupo a ese informe que ha hecho el
Secretario de Estado.

Nada más. Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: En cualquier caso, señor Homs, al constituirse esa
Comisión, usted va a continuar vinculado a ésta, porque, aparentemente,
esa Comisión va a investigar temas de trascendencia presupuestaria.

Damos la palabra al señor Ríos.




El señor RIOS MARTINEZ: Con el objetivo de intentar conocer algo más que
los datos que se nos han aportado en la documentación y en la explicación
del señor Secretario de Estado (parte de esta información ya estaba en
algún medio de comunicación el 1 de febrero y otra más precisa el 17 de
febrero; nosotros no hemos podido profundizar mucho más), sin ánimo de
entrar en polémica con los distintos grupos parlamentarios, sino de
conocer mejor la gestión del presupuesto de 1996, en principio, voy a
intentar hacer tres precisiones. En primer lugar, solicitamos que la
información se dé de otra manera. En segundo lugar, nos gustaría disponer
de una serie de datos en función de lo que han sido medidas en un
presupuesto que --no lo podemos esconder-- fue aprobado por un Gobierno,
ha sido gestionado por otro de carácter totalmente diferente, con una
regulación que deberíamos tener en cuenta a la hora de valorarlo, porque
tenemos que valorar un año presupuestario y su gestión, de la situación
inicial a la final. Por eso le rogaría que, a ser posible, en el futuro
se nos envíe un cuadro de comparación con las previsiones iniciales de
los presupuestos, porque yo tengo un documento en el que había unas
previsiones iniciales del año 1996 y, sin embargo, en la liquidación no
las encuentro. Es verdad que fue un presupuesto devuelto, pero también es
verdad que hubo normas legales que ajustaban los ingresos y los gastos.

Por tanto, cuadraban en unas cifras, que son de las que debemos



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partir. Hacer una comparación con el año 1995 y no partir de la previsión
para el 96 nos puede llevar a engaño. En todo caso, nos sirve, porque
estamos hablando de previsión inicial de 1995 y ejecución final del mismo
año.

La tercera demanda sería que, a ser posible, la liquidación
presupuestaria se pareciera --como Pili y Mili-- a la aprobación inicial
para que podamos comparar lo que aprobamos en el Congreso y lo que nos
liquida el Gobierno, porque si no es difícil comparar. Voy a poner un
ejemplo de datos macroeconómicos. En cuanto al PIB, la previsión inicial
era 74 billones 664.000 millones. Aquí se habla de porcentajes sobre el
PIB, ¿pero cuál es el PIB que hemos tenido en la liquidación final del
ejercicio, para poder compararlo y que nosotros sepamos si los
porcentajes que se nos dan en la liquidación son los que corresponden? En
suma, necesitamos saber cómo han evolucionado los datos macroeconómicos,
porque muchas veces las previsiones iniciales no concuerdan con los
resultados finales. Por ejemplo, si hay una distribución del gasto por
ministerio, nos gustaría conocer su ejecución, porque hay que valorarla
políticamente. Sobre todo, en este presupuesto --junto a usted tendría
que estar el Secretario de Estado anterior, para que él nos explicara
cómo se han desarrollado los tres primeros meses y usted los restantes--,
quisiéramos saber cómo ha funcionado eso que el Gobierno llamaba
contención de la obligación reconocida, porque en la liquidación que
usted nos ha presentado no se ha comportado igual por funciones. No puedo
ver qué ha pasado por ministerios; sin embargo, ustedes obligaron a los
subsecretarios de cada ministerio a que mensualmente no podían pasar de
una obligación reconocida, de un porcentaje determinado. Es una medida
política para la contención del gasto que usted ha señalado, pero yo no
la puedo seguir en esta documentación. Es verdad que la liquidación me da
los datos por funciones --por lo menos, así lo he podido sacar de algunos
de los cuadros que usted nos ha aportado--, pero no podemos saber cómo ha
funcionado esa contención del gasto. Es decir, a mí me gustaría que la
liquidación presupuestaria pudiera ser comparada sobre los datos
iniciales, con la misma precisión con la que se aprueban los presupuestos
y poder entrar en discusión: si se han cumplido las previsiones o no se
han cumplido.

Me gustaría también --como demanda de información-- que usted nos
precisara la evolución de tres medidas que el Gobierno adoptó cuando se
hizo cargo de la gestión de este presupuesto prorrogado. Primera medida.

Ustedes presentaron los reales decretos-leyes 7 y 8, que fundamentalmente
iban a actualizar los balances, que reducían la situación de las
plusvalías y que, en suma, desde nuestro punto de vista, eran una medida
de desfiscalización. Quisiéramos saber cuáles han sido los efectos que
estos reales decretos han tenido en la disminución de los ingresos, de
qué manera han afectado a las previsiones iniciales, cómo se ve reflejada
en la liquidación del presupuesto esa política que ustedes han puesto en
marcha, porque imagino que son medidas que deben incidir en la realidad
de la propia gestión.

Segunda cuestión. El Real Decreto 12/1996, que significó aquella subida
de los impuestos indirectos --aquí se ve una evolución muy alta de las
tasas y otros ingresos; los impuestos indirectos evolucionan de una
manera muy positiva, mientras que los impuestos directos bajan su peso
global--, ¿de qué manera ha afectado y qué repercusión ha tenido en lo
que pudiéramos llamar redistribución de la política fiscal? Es verdad que
en ese decreto ustedes también abordaban esos 2,5 billones de pesetas que
salían de modificaciones del presupuesto, esa política de agujero o de
obligación reconocida no abordada de 700.000 millones de pesetas.

Ustedes, para ajustar lo que significó la no aprobación de los
presupuestos, hicieron el esfuerzo complementario de una serie de
créditos extraordinarios, por así decirlo, la devolución de los
presupuestos se tuvo que ajustar con una serie de créditos
extraordinarios; de ahí sale la gran modificación de créditos que ha
tenido este ejercicio, con un incremento muy alto en comparación con los
otros. Es verdad que una parte estaba aprobada por el Gobierno anterior,
para ajustar la prórroga de los presupuestos, pero otra parte fue
aprobada por ustedes, porque prefirieron cargar a esa actuación esos
700.000 millones de pesetas. Ahí metieron dineros que estaban, incluso,
en trámite de créditos extraordinarios en esta Cámara. Es decir, que no
eran sólo actuaciones por olvido del anterior Gobierno, sino de corte del
propio trámite.

Por último, ustedes han hecho una cosa buena en la presentación de los
presupuestos de este año --nosotros estábamos en contra en cuanto a la
filosofía, pero alabábamos la transparencia--, que era la explicación de
los gastos fiscales, la política de trasladar, con total nitidez, los
gastos fiscales que tiene cada impuesto: el IRPF, un 25 ó 26 por ciento;
el Impuesto de Sociedades, en torno a un 45 por ciento, etcétera. Ustedes
matizaban cada figura impositiva. A mí me gustaría conocer cuál ha sido
la evolución final de esos gastos fiscales. ¿Han cumplido los objetivos
que el Gobierno se marcó? Esa medida de los gastos fiscales iba destinada
a potenciar determinadas políticas. Por ejemplo, en el caso del Impuesto
de Sociedades, para fomentar la inversión, generar riqueza, generar
empleo. A mí me gustaría saber de qué manera ha evolucionado en la
liquidación ese incremento a 3,8 que ustedes proponían para este año; en
el año anterior había un volumen inferior de gastos fiscales, creo que
era 2,4 billones de pesetas.

A continuación, señor Presidente, a mí me gustaría hacer algunas
precisiones. El otro día decía la Ministra de Medio Ambiente que era malo
tocar de oído; yo tengo que reconocer que lo voy a hacer, si no de oído,
porque lo he leído, pues, a bote pronto. A bote pronto, a mí se me
ocurren algunas preguntas en relación al documento que usted nos ha
entregado, comparándolo con lo que fue la aprobación --insisto-- del
presupuesto inicial para 1996; insisto en que son datos, más o menos, de
referencia para nosotros.

La primera pregunta va dirigida al cuadro de la página 4 en el que usted
nos presenta el déficit de caja no financiero y a la evolución de lo que
ha sido el descenso de los ingresos no financieros. Bajo nuestro punto de
vista la relación que tiene esta reducción de los ingresos no financieros
con el PIB es bastante regresiva. El porcentaje se ha reducido en 0,4
puntos con relación al PIB. Ustedes dan



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aquí una cifra del 19,8 por ciento del PIB, me imagino que el PIB estará
en la cifra que usted después nos pueda decir, yo no la tengo ahora mismo
aquí. (El señor Secretario de Estado de Presupuestos y Gastos, Folgado
Blanco: En la página 7.) En la página 7, muy bien. Con respecto a este
PIB que figura aquí, dan una cifra del 19,8 por ciento. El peso de los
ingresos no financieros del Estado ha descendido en 0,4 puntos. Para
nosotros ése es un efecto muy regresivo. Ustedes están anunciando ahora,
en función de esta experiencia de gestión de los presupuestos y
proponiendo incluso una reducción de la presión fiscal del IRPF, o así lo
he entendido yo. Me imagino que obedecerá a unos criterios que
compensarán en cuanto a los ingresos. Me gustaría saber de qué manera va
a ir unida y acompasada esa reducción de presión fiscal en esta
experiencia, porque los gastos los han reducido ustedes poquito; sí han
reducido mucho los gastos de inversión, pero la evolución que yo tengo
aquí en la liquidación de presupuestos no va acompasada, en un paquete de
funciones sí, pero en otro quizá menos.

La segunda pregunta va dirigida a lo que pudiéramos llamar variación de
los pasivos financieros, cómo han funcionado ustedes. En la etapa
anterior hubo una filosofía de intentar derivar la deuda del Estado hacia
el medio y el largo plazo. Sin embargo, en la página 12, usted nos da una
ejecución del año 1996 y una previsión para 1997 de reducción de la deuda
a medio y largo plazo y un incremento de los valores a corto plazo, pero
un incremento altísimo. ¿Cuál es el objetivo que puede tener esta medida
de reducir los tipos de interés y, por tanto, el pago o el costo que
puedan tener los gastos financieros? ¿Cuál es la viabilidad o el
beneficio que puede tener esta actuación?
Ustedes también se plantean reducir los créditos en moneda extranjera e
incrementar los créditos internos en pesetas. Ese es un planteamiento, en
la página 12, cuando hablan de financiación de la necesidad de
endeudamiento. Yo no sé si es conclusión de la ejecución de este
presupuesto, o filosofía y orientación para el año 1997 que nos va a
marcar una actuación de la gestión. Aprovechando que estamos hablando de
esto a mí me gustaría que nos hiciera usted llegar información, si es
posible --antes por lo menos a final de año se nos podía hacer llegar--
de cuál es la deuda que tenemos al 31 de diciembre del año 1996, cuál es
su distribución, en los conceptos que ustedes tengan, y qué actuación
vamos a tener sobre ella.

La siguiente pregunta va dirigida hacia lo que es la evolución de los
ingresos del Estado. Los impuestos directos en volumen, bajo nuestro
punto de vista y según los datos que usted nos da aquí (6,7 billones de
pesetas), significan un 46 por ciento de los ingresos totales del Estado.

Sin embargo, la previsión inicial para este año es que los impuestos
directos pesaran un 47 por ciento. ¿Por qué se reduce este peso de los
impuestos directos dentro de la filosofía de la gestión presupuestaria?
Ustedes además siguen anunciando esa reducción. El papel redistribuidor
de las figuras impositivas desde luego se va a ir reduciendo. En la
liquidación del presupuesto a nosotros nos chocan algunas comparaciones.

Había una previsión inicial de tasas, que es una forma de pagar los
servicios públicos. Son volúmenes pequeños, tengo que reconocer que los
porcentajes son pequeños, pues estamos hablando de 300.000 millones de
pesetas de unos 17 billones de pesetas de previsión de ingresos en su
conjunto, pero de una previsión inicial de 300.000 millones, ustedes
presentan casi 419.000 millones de pesetas al final del ejercicio. Han
subido los ingresos por tasas, por precio de servicios públicos, es
decir, hemos derivado hacia los ciudadanos que reciben los servicios
nuestra presión para obtener ingresos. Es verdad que los impuestos
indirectos también han subido, pero nosotros creemos que ese camino
significa una filosofía impositiva cuya culminación nos gustaría que
precisara. Nosotros somos más partidarios de un mayor peso de los
impuestos directos. Usted da una explicación sobre lo que son las
aportaciones o las retenciones de la renta, dan una justificación para
ese menor ingreso del Impuesto sobre la Renta, pero a nosotros nos
preocupa la reducción fuerte que han tenido, según el cuadro que usted
nos da aquí, los ingresos por capital mobiliario. Los ingresos por IRPF
siguen manteniendo su línea, es decir, que seguimos pagando los de la
nómina, en función de su explicación, y los del capital funcionan de una
manera distinta.

En cuanto a lo que significa el gasto, nos gustaría que nos pudiera
explicar cuál es el efecto que ha tenido para que la obligación
reconocida no haya funcionado igual, por ejemplo, en los gastos de
transferencias corrientes que en las inversiones reales, o, por ejemplo,
en el capítulo 1 que en el capítulo 3. ¿Por qué hay una evolución
diferente de esa distribución del gasto? En todo caso, es verdad que
según los cuadros que ustedes nos presentan la diferencia viene dada si
se aplica el Real Decreto 12/1996 o no se aplica, y la tasa es
sustancialmente diferente.

En cuanto a la distribución de las transferencia corrientes, antes el
portavoz del Grupo Socialista ha hecho referencia a alguna de ellas, pero
a mí me gustaría hacerlo comparativamente. Voy a diferenciar las
transferencias corrientes de las transferencias de capital, porque la
evolución no es muy pareja. En cuanto a las transferencias corrientes y a
las transferencias de capital a mí me choca, no sé si obedece a alguna
política que ustedes hayan definido, por qué a familias e instituciones
sin ánimo de lucro han crecido tanto. Es el artículo cuarenta y ocho de
nuestros presupuestos, lo que se da a una asociación, a una organización.

Han pasado de 112.000 millones a 144.000. Las transferencias de capital
han subido el 28,5 por ciento; por tanto, son inversiones. Me gustaría
que se me precisara a qué obedece eso. También han crecido las
transferencias corrientes a estas instituciones y familias sin ánimo de
lucro, es verdad que muy poquito, el 3,9, palmo arriba, palmo abajo, lo
que ha crecido la inflación. Para que funcionen les han dado ustedes lo
mismo que tenían el año pasado, si es verdad que la inflación es el 3,5
por ciento.

Hay un incremento de las transferencias corrientes a las comunidades
autónomas del 16 por ciento y, sin embargo, a lo que son organismos
autónomos administrativos hay una reducción del 45 por ciento. Es verdad
que ustedes tienen planteado un proceso de reconversión de estos
organismos y también de transferencias. En los organismos comerciales han
crecido los gastos corrientes; luego ya veremos



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que en las transferencias de capital para inversiones la evolución no ha
sido así. Los organismos comerciales que han crecido en el gasto no han
crecido en la inversión, les han reducido ustedes la capacidad de
inversión en un 41 por ciento, a los organismos comerciales no a los
organismos autónomos y administrativos cuyo gasto de inversión lo han
reducido en un 50 por ciento. ¿Por qué le pregunto esto? Porque puede ser
una muestra de por dónde van a caminar las cosas. Si les dan
transferencias para que se puedan mantener en gasto corriente a los
organismos comerciales, pero no en su inversión, el año que viene
volveremos también a reducir ese peso y al siguiente también, porque
muchas de estas inversiones, más que de generación nueva, es lo que
podríamos llamar de reposición para que muchos de estos organismos puedan
funcionar; otras son para subvenciones o para distribución, como puede
ser en el caso de organismos comerciales, el papel del Icex, pero son
instrumentos de políticas activas lo que están marcando ustedes en esta
actuación.

La evolución es muy diferente, por ejemplo, en la capacidad inversora
entre comunidades autónomas y corporaciones locales, lo han señalado
antes. La diferencia es bastante alta.

En cuanto a la Seguridad Social, la reducción en cuanto a transferencias
de capital es de un 22 por ciento, pero incrementa el 11 por ciento el
gasto para prestación de servicios. Es pequeña la cifra, la inversión es
pequeña porque estamos hablando de 31.000 millones de pesetas.

Termino, señor Presidente, haciendo referencia a lo que pudiéramos llamar
distribución funcional. A mí me gustaría que aquí se precisaran los
ministerios, porque hablamos, por ejemplo, de un incremento del 5 por
ciento lo que nos hemos gastado en defensa, protección civil y seguridad
ciudadana. Hay un incremento del 5 por ciento del gasto, por lo menos en
lo que significan los créditos finales y las obligaciones reconocidas.

Sin embargo, hay una reducción en lo que significa la producción de
bienes públicos de carácter social. Yo sé que esto tendrá proyecciones a
muchos programas o a diferentes actuaciones, pero a mí me choca esa
evolución tan diferente en un caso y otro.

En todo caso, la evolución más concreta de la liquidación del presupuesto
la podremos analizar, aunque a mí me gustaría que la liquidación
definitiva del presupuesto la pudiéramos tener con mayor precisión antes
de que vayamos a analizar el vencimiento del primer trimestre de su
gestión, que es al cien por cien suya, el primer trimestre del año 1997
es responsabilidad al cien por cien de este Gobierno. Antes de que veamos
cómo han evolucionado esas previsiones --usted ya ha anticipado que el
mes de enero no debe tenerse en cuenta--, me gustaría poder conocer con
mayor profundidad qué ha pasado con este año de transición y cómo lo han
ultimado ustedes. En algunas cifras ustedes le han ganado al anterior
Gobierno en privatizaciones. Ustedes prevén ingresar 200.000 millones más
que preveía el Gobierno anterior. Le ganan en cuanto a vender. Ahora
veremos si le ganan ustedes también en cuanto a gastar menos. Son parejos
en cuanto a la filosofía, aunque no en las velocidades.

El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Vicente Martínez-Pujalte.




El señor MARTINEZ-PUJALTE LOPEZ: Señor Presidente, seré breve, porque me
pasa como al señor Homs, que tengo que estar en la Comisión cuya
constitución tiene lugar ahora.

En primer lugar, quiero agradecer la presencia del Secretario de Estado.

Creo que su comparecencia es oportuna, así como los datos que ha
aportado. Quiero hacer constar que en contra de lo que viene siendo
tradición en estas comparecencias, en que se hace una primera alegación
desde otros grupos a asuntos marginales o sobre cómo se deben exponer las
cifras y los números de la ejecución presupuestaria, el portavoz del
Grupo Socialista, quizá no conocía, porque estaba en tareas de gobierno,
las comparecencias del anterior Secretario de Estado de Hacienda hablando
de ejecución presupuestaria, pero las comparecencias del señor Martínez
Robles eran también bastante largas y densas en cuanto a la aportación de
números y más números. En cualquier caso, la comparecencia de hoy, pedida
por el Gobierno y también por el Grupo Socialista, era para explicar la
ejecución presupuestaria del ejercicio de 1996. No sé cómo se puede
explicar sin dar estadísticas o números. Luego el portavoz del Grupo
Socialista pide que le den más estadísticas y que le den más cifras sobre
financiación autonómica y sobre otras cuestiones, que me parecen
oportunas porque en sede parlamentaria los grupos tienen que pedir las
comparecencias y las informaciones que crean oportunas para realizar su
labor.

Hablar del cierre del año 1996 es hablar, como decía el portavoz del
Grupo de Izquierda Unida, de dos gestiones distintas, y no de tres meses
y siete meses, sino de seis y seis meses, y además hablar de dos
gestiones distintas o con un presupuesto prorrogado, lo cual da distintos
matices a la hora de juzgar los números. Desde mi grupo entendemos que el
cierre del presupuesto de 1996 tiene un dato clave y es el dato de
déficit y es el dato importante, en el que entiende mi grupo que es donde
hay que incidir y donde hay que poner el acento. Nosotros como Estado
tenemos un objetivo --no digo como grupo parlamentario ni como Gobierno--
que no es otro que estar desde el primer momento en la tercera fase de la
Unión Económica y Monetaria, que además es un objetivo no de mi grupo, no
de este Gobierno, sino bastante compartido en la Cámara, también por el
Grupo Socialista, y ese objetivo de estar en la tercera fase desde el
primer momento exige un cumplimiento importante respecto al déficit
público no sólo del Estado, sino también de Seguridad Social y
administraciones autonómicas. Nos parece muy importante --y hay que
reconocerlo aquí, aunque el dato ya ha salido en la prensa y está en los
medios de comunicación desde hace quizás un mes-- que el objetivo del
déficit público se haya cumplido, y lo ha hecho por debajo de las
previsiones, porque si las previsiones eran del 3,5, el objetivo se ha
cumplido en un 3,3, lo cual da margen por si cualesquiera de las otras
administraciones se han excedido algo en el dato de déficit.




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Nosotros también somos de la opinión de que el presupuesto hay que
juzgarlo no sólo por las cifras, también por los objetivos que consigue,
y quizás el presupuesto de 1996, no elaborado por este Gobierno, tiene
más dificultad para juzgar esos objetivos de crecimiento, de creación de
empleo, que sí hemos fijado para 1997. El presupuesto se ha comportado
bien, de acuerdo con las previsiones, tanto en ingresos como en gastos.

Ya en el tema de ingresos tuvimos no hace una semana una comparecencia
del Secretario de Estado en la Comisión de Economía y Hacienda y los
datos del comportamiento de los ingresos fueron objeto de debate en esta
Cámara.

Los ingresos y los gastos han hecho posible que se cumpla el objetivo de
déficit. Evidentemente, siempre que se habla del ejercicio de 1996 hay
que citar el Real Decreto-ley 12, porque son unas cifras que no son de
otro mundo, son unas cifras de otro Gobierno, de otros ejercicios, de
otros responsables. Desde luego no son las cifras de este Gobierno,
porque eran gastos que correspondían a otros ejercicios, y así se
reconoció en esta Cámara por casi todos los grupos parlamentarios, se ha
reconocido también el Bruselas y eso ha hecho posible que no computara a
efectos del déficit de 1996.

Creemos que hay que pasar página, que eso no debe pasar más, que no se
deben ir trasladando gastos de unos ejercicios a otros. Quizá si no
estuviéramos en otro Gobierno --no digo en otro mundo, sino en otro
Gobierno-- los 700.000 no serían ya 700.000 sino un billón; si seguimos
la evolución de cuándo se regularizó y de cómo se iban sumando gastos
trasladándolos de ejercicio en ejercicio, iríamos ya por un billón. Se ha
corregido y desde luego mi grupo entiende que después de la comparecencia
de hoy, en la que el Secretario de Estado se ha referido una y otra vez
al Real Decreto 12/1996 y a la estimación de unos pagos que corresponden
a ejercicios anteriores, esto no tendría que suceder en ningún año
posterior. Mi grupo además no sólo lo ha puesto de manifiesto como un
desideratum, sino que lo ha puesto en negro sobre blanco en la Ley de
disciplina presupuestaria, cuyo cumplimiento hará posible que eso no
suceda nunca más.

También queremos hacer constar que nos parece que el cumplimiento de los
gastos que ha explicado el señor Secretario de Estado sigue una evolución
correcta y que ese cumplimiento de los gastos del objetivo del déficit y
el cumplimiento de los ingresos, que también ha explicado el Secretario
de Estado de Hacienda, harán posible que 1997 sea un año donde se pueda
conseguir el gran objetivo de este Gobierno, que es situar el déficit
público, el déficit de todas las administraciones en el 3 por ciento.

Creemos que eso es lo realmente importante y desde mi grupo queremos
desearle los mejores éxitos en este año, que es más importante para la
economía española, para que en 1997 se consiga ese objetivo.

Le ruego que me disculpe, señor Presidente, pero me tengo que ausentar.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Folgado.

El señor SECRETARIO DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y GASTOS (Folgado Blanco):
Creo que son muchas las cuestiones y realmente importantes.

Comenzando por las que planteó el señor Borrell, hay una, que se ha
repetido también por el señor Ríos y que me parece que ha sido objeto
también de tratamiento en otra Comisión, en concreto en la de Hacienda
con el señor Costa, incluso creo que también con el Secretario de Estado
de Economía, que es la relacionada con el comportamiento de los ingresos
en 1996, ingresos presupuestarios, y en qué medida este comportamiento no
condiciona también la propia ejecución de los presupuestos de 1997.

Por un lado, hay que distinguir muy claramente en materia de ingresos lo
que son ingresos líquidos, que se obtienen en los doce meses, de lo que
son los derechos reconocidos, y, por otro lado, hay que tener bien en
cuenta cuáles son aquellos ingresos que son relevantes, desde el punto de
vista de contabilidad nacional, de déficit, de aquellos otros que no lo
son. En 1996 ha habido, en términos de recaudación, 550.000 millones
menos de los previstos, cierto, algo más de medio billón menos en
términos materiales de ingresos líquidos no financieros. De ellos,
300.000 millones, más de la mitad, han sido debidos a que el Gobierno
decidió posponer el inicio del proceso privatizador. Forma parte de la
tarea del Gobierno decidir, con arreglo a mercados, con arreglo a
estrategias, cuándo y cómo se realiza. Si se hubiera privatizado
Telefónica en septiembre en lugar de enero y febrero, hubiera cambiado ya
el panorama de los ingresos no financieros de manera tremenda, en más de
un 50 por ciento de la caída. Punto número uno. Punto número dos,
relevante, que planteaba convenientemente el señor Borrell, es el
Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, porque en los demás
impuestos no hablaremos de que ha habido caídas, en los demás impuestos
ha habido, tanto en término de derechos como de recaudación física, un
aumento muy importante, dinámico, incluso algo superior en todos ellos a
las previsiones iniciales. Unicamente se concentra en el IRPF, en efecto,
en términos de recaudación material, de ingresos líquidos, una caída
cercana a los 300.000 millones de pesetas. Ahí hay que distinguir tres
aspectos. El primero, el que se refiere --ya se apuntó-- a las
retenciones trimestrales de rendimiento del trabajo que realiza la
Seguridad Social y que luego tiene que transferir al Estado, y que se
había incrementado en dos trimestres en el pasado año. Se han estudiado
perfectamente las cuentas de la Seguridad Social y se tiene perfectamente
separado cuál es un problema estructural de déficit --y ya dije que
probablemente era superior al 0,3 que estaba en el programa de
convergencia, 0,5-- de lo que son problemas de tesorería, porque no sólo
en España, sino en todos los países, los problemas de tesorería siempre
se producen más en la Seguridad Social que en el Estado, y la razón es
que paga al contado todo, pensiones, salarios, etcétera, y no ingresa de
la misma manera contable, y siempre se produce una situación de algunos
desfases de tesorería. De todas maneras, por lo que yo sé, ya ha empezado
a recuperar el terreno perdido la Seguridad Social en los primeros meses
del año. Se había incrementado en dos trimestres y esto es



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importante, explica muy buena parte de esta diferencia, de este desfase.

En segundo lugar, se decidió aumentar las devoluciones en un 10 por
ciento. Este también es otro fenómeno importante, porque en términos
netos ayuda a explicar el crecimiento notablemente superior del IRPF. Con
estos dos fenómenos estaríamos hablando de un crecimiento en términos
homogéneos superior al 5 por ciento.

El tercer componente es el de rentas de capital, cuyos ingresos, en
efecto, han caído. Ahí a su vez hay dos aspectos fundamentales, uno, la
caída de los tipos de interés. Hay evoluciones en economía que nos
interesan, nos gustan muchísimo, porque entendemos que son absolutamente
esenciales para poder elevar el potencial de crecimiento. La caída de los
tipos de interés va a permitir que en las empresas haya, como está
sucediendo en la actualidad, un tratamiento financiero positivo, que la
rentabilidad sea superior al coste en recursos ajenos, que es clave para
el aumento de las inversiones y el empleo y, por consiguiente, de las
bases imponibles del IRPF. Queremos que bajen los tipos de interés, pero
esto trae consigo que baja la recaudación por renta de capital ligada a
los tipos de interés.

Hay además otro fenómeno, y es el cambio en el posicionamiento de los
distintos activos que tienen los individuos y las empresas, un cambio de
menos depósitos a más de otros activos, como pueden ser fondos de
previsión social, fondos de inversión, fondos de pensiones, seguros de
vida, otras formas de ahorro y capitalización. Este cambio está siendo
importante, pero no es un cambio de ahora, ni de mediados del año pasado,
es un cambio que se viene desarrollando ya en los últimos diez años. No
ha sido debido a un cambio en la fiscalidad del pasado verano; en todo
caso se ha notado ya un efecto sustancial desde 1991 con la Ley de
reforma del IRPF. A partir de entonces, donde con el mero transcurso del
tiempo quedan desfiscalizados los fondos de inversión, y también en
función del mercado, no sólo en función de fiscalidad, crecen
sustancialmente los fondos de inversión. Han aumentado mucho en esta
etapa, pero no más que en otras. Puedo decir que en enero de 1997 los
fondos de inversión han aumentado en un billón de pesetas. ¿Cuánto
aumentaron en enero de 1994, por citar una etapa anterior? Casi lo mismo,
casi de forma idéntica. Pienso que aquí hay unos fenómenos muy
importantes a analizar en profundidad.

¿Qué se hace con el tratamiento de las rentas de capital en un mundo
dominado por la libertad absoluta de movimientos de capitales? Esto hay
que tomarlo en consideración, porque sabemos que en muy pocos minutos un
país se puede quedar sin capitales en función del distinto tratamiento
fiscal que pueden tener las rentas de capital. De ahí que probablemente
--y ya lo han intentado y no lo han logrado-- tengan que hacer nuevos
intentos las distintas autoridades comunitarias para tratar de llegar a
un acuerdo de armonización más o menos en materia de fiscalidad de lo que
son las rentas de capital. Este es un tema muy delicado y no se puede
explicar ni mucho menos por una medida concreta, cuando la evolución
histórica contradice una explicación determinada en función de esa medida
concreta. Es un tema de libertad de movimiento de capitales, hay que
tener cuidado, es un tema de cambio histórico por parte de la sociedad
española hacia una mayor dotación de fondos de capitalización y fondos de
previsión social en un mundo probablemente cada vez más incierto,
afectado, como digo, también por la bajada de los tipos de interés. El
abanico de activos financieros que hoy día las familias domésticas están
utilizando nada tiene que ver --y esto no es del año pasado, esto ya
viene de atrás, de toda esta década--, es mucho más amplio que el
tradicional de tenerlo en depósitos bancarios con una determinada
retención. No olvidemos que de hecho una persona que pusiera dinero en un
fondo de inversión, con el transcurso del tiempo, hasta quince años no
pagaba nada por ellos, con arreglo al tratamiento fiscal que se hizo por
el Gobierno en su momento a comienzos de 1991. Estas son explicaciones
que, a mi juicio, trascienden con mucho de un análisis puramente
coyuntural y fiscal de unas determinadas rentas. Parece que esto es
importante tomarlo en consideración, y probablemente la subcomisión que
en el Parlamento en estos momentos estudia el tratamiento de los fondos
de previsión social debería tener en cuenta todos estos fenómenos, porque
sin duda ninguna afectan a la recaudación.

En cualquier caso y globalmente, cabe decir que el IRPF, quitando estos
últimos efectos, ha evolucionado razonablemente bien. De hecho, los
rendimientos de trabajo dentro del IRPF en términos homogéneos aumentaron
el 7,8 por ciento. Hicimos un esfuerzo de aumentar las devoluciones, pero
creemos que el IRPF es un impuesto que está en relación perfecta con la
realidad económica, con una elasticidad algo superior a la unidad
incluso, y que en 1997, como creemos que se va a producir el cumplimiento
de los objetivos macroeconómicos, también se cumplirán los objetivos de
recaudación. En todo caso, ahora mismo es muy aventurado decir
exactamente qué es lo que va a suceder. El Gobierno establece unos
objetivos determinados. En materia de ingresos ya sabemos las
desviaciones que ha habido históricamente, bien al alza, bien a la baja,
con el anterior Gobierno. En la segunda mitad de los años 80 hubo un
aumento de los ingresos superior a las previsiones iniciales; luego las
ha habido menores, depende mucho del ciclo económico y de las bases
imponibles. El contenido en empleo del aumento del PIB es importante;
creemos que se está produciendo una intensidad muy elevada por unidad
producto en el aumento del empleo, y esto, sin duda, es relevante a
efectos de aumento de las rentas y también de aumento del consumo, y todo
ello producirá un efecto multiplicador que hará que los ingresos aumenten
como nosotros esperamos. En todo caso, si no se produjese como esperamos,
desde luego el Gobierno ha establecido --y con esto respondo a alguna
otra cuestión-- mecanismos claros para evitar que se produzcan
desviaciones en el objetivo que el Gobierno se ha fijado con carácter
básico, que es el cumplimiento del déficit público. De hecho, el artículo
10 de la ley de presupuestos dice claramente que el Gobierno hará ese
seguimiento de la ejecución presupuestaria y, en su caso, establecerá las
medidas compensatorias oportunas.




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Es verdad que la reducción en las transferencias a organismos autónomos
administrativos se ve totalmente condicionada por la reducción de las
transferencias al Inem, pero esto hay que insertarlo en el contexto, no
ya de lo que ha realizado el actual Gobierno, sino de las medidas que
adoptó el Consejo de Ministros en diciembre de 1995 para 1996. Sabemos
--y ligo con otra cuestión que se planteaba en relación a cuál era
realmente el presupuesto de partida, el ajustado, y qué grado de
ejecución ha habido de este presupuesto, porque creo que es muy
relevante-- que había un crédito total de 17,3 billones en 1995. En 1996
hubo prórroga; por tanto, tenía que ser lo mismo, salvo pequeños ajustes
que se hacen debido a los gastos que terminan en ese ejercicio; también
había unos que sumaban y otros que restaban, pero, en definitiva, el
presupuesto inicial de 1996 también era de 17,3. Luego hubo todas las
modificaciones presupuestarias a las que hicimos referencia, a través de
los créditos extraordinarios, suplementos, ampliaciones, etcétera, pero
si incorporásemos todo ello, el crecimiento sería desorbitado.

Precisamente para evitar ese crecimiento ha habido dos acuerdos del
Consejo de Ministros: uno por importe de 850.000 millones, el 28 de
diciembre, del Gobierno anterior; ese acuerdo de no disponibilidad era
muy importante para compensar el aumento que producían en los créditos
para el ejercicio los reales decretos-ley; y luego hubo otro acuerdo, en
mayo, de no disponibilidad por otros 200.000 millones de pesetas.

Por consiguiente, tendríamos créditos disponibles por 18,77 billones, y
las obligaciones reconocidas han sido 18,3 billones, por lo que
estaríamos hablando de que ha habido un porcentaje de realización de
obligaciones en relación con los créditos realmente disponibles, después
de la no disponibilidad, del 97,5 por ciento, que sería un cumplimiento
del presupuesto realmente elevado, porque la medida de los dos años
anteriores ha sido del 96,6 por ciento. Entre ese acuerdo de no
disponibilidad de diciembre, un porcentaje muy importante fue con cargo a
las transferencias al Inem, hubo una reducción muy importante superior a
los 400.000 millones de pesetas; oportuna, por otra parte porque, habida
cuenta de cómo estaban evolucionando, de cómo era el presupuesto de
partida y cómo está evolucionando el empleo; se demostró a posteriori que
fue oportuna aquella decisión de no disponibilidad por parte del acuerdo
del Gobierno anterior. De hecho, la ejecución del presupuesto del Inem en
lo que se refiere a prestaciones por desempleo, y habida cuenta de la
evolución del empleo, ha cumplido perfectamente sus objetivos (aunque yo
no dispongo de todos los datos y supongo que el Secretario de Estado de
la Seguridad Social o el Ministro de Trabajo hablarán del tema),
habiéndose reducido de una manera importante, como digo, esa
transferencia al Inem.

En efecto, aumentó en un billón de pesetas la cuenta del Tesoro en el
Banco de España. Había caído el año anterior. Ha tenido evoluciones
cíclicas. Esto va en función, por un lado --como es obvio--, de un límite
que tiene que tener la cuenta del Tesoro, obligadamente, y, por otro, en
función de los mercados y de las cautelas que conviene tener en relación
con los mismos y con la ejecución del presupuesto. Esta es una política
que practica la Dirección General del Tesoro, incardinada en la
Secretaría de Estado de Economía, que entendemos es totalmente correcta,
habida cuenta de la enorme reducción que registraron a lo largo del
ejercicio los tipos de interés, una reducción muy importante en todos los
tramos de emisiones de deuda a corto, a medio y a largo plazo. Diría que
incluso la reducción en la segunda mitad del año se acentuó más en las
emisiones de título a medio y a largo plazo, y se redujo sustancialmente
el diferencial con Alemania, hasta tal punto que se entendía que en una
buena gestión de política monetaria era importante disponer de un colchón
muy notable en esa cuenta en previsión de las oscilaciones que pudieran
tener los mercados en un año realmente delicado como es 1997, un año
delicado por cuanto, al ser un año clave de cara a decidir si se cumplen
o no los criterios de convergencia y de cara al deseo, por parte de los
distintos países, de querer estar en el grupo de cabeza, es un año que
podía estar dominado por elementos de nerviosismo en algunos momentos y
convenía que la cuenta del Tesoro no estuviera al albur de esas
evoluciones cíclicas y de un problema de falta de liquidez para poder
actuar como colchón. La verdad es que esa decisión se está demostrando
realmente afortunada, por lo que está sucediendo en estos meses. En todo
caso, si a lo largo del ejercicio hiciera falta que esa cuenta volviera a
posiciones más normales, yo no dudo de que con su autonomía plena y su
profesionalidad la Dirección General del Tesoro lo va a hacer
fenomenalmente bien, de la mejor manera para alcanzar los objetivos de
seguridad, por un lado, de liquidez, por otro, y de cumplimiento de los
objetivos de déficit público; pero, en definitiva, yo no puedo ir más
allá en torno a este tema, y rogaría que cualquier otra ampliación la
hiciese la otra Secretaría de Estado, en concreto la Dirección General
del Tesoro, que es quien realmente lleva a cabo la gestión diaria de la
cuenta del Tesoro.

En cuanto al déficit primario que hemos tenido en 1996, y creemos que
seguirá así en lo sucesivo, es absolutamente esencial saber en qué medida
los gastos son inferiores a los ingresos si eliminamos aquellos gastos
que se derivan de compromisos de ejercicios anteriores. De hecho, señor
Borrell, en términos de caja no va a haber disminución de los pagos en
1997, la habrá en términos de obligaciones reconocidas, según los
análisis preliminares que estamos haciendo; habrá una disminución en los
gastos en términos de obligaciones y, por tanto, relevante a efectos de
Maastricht, pero no va a haber disminución en términos de caja. No
obstante eso, habrá superávit primario si los gastos se comportan --y así
lo esperamos-- como se estableció inicialmente en el presupuesto de que
no crecieran más del 1,7 por ciento.

En cuanto a los pagos a Renfe en 1996, han sido algo inferiores --aquí no
tengo las cifras-- al contrato-programa, pero no se incumple en este
supuesto el contrato-programa por cuanto que, dentro de él, se contempla
el hecho de no abonar el importe íntegro que a priori se aprueba. Los
mercados, y en concreto los tipos de interés, posibilitan esto. Los
ajustes que se han realizado están totalmente de acuerdo con el ahorro
que ha supuesto para Renfe esa evolución favorable de los tipos de
interés y de



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su endeudamiento una vez regularizada su situación de ejercicios
anteriores.

Respecto a la tasa de realización del real decreto-ley 12, con
independencia de que se enviará con detalle la información tal como
estipula el artículo 7 del real decreto-ley, puedo anticipar que las
obligaciones reconocidas a 31 de diciembre han sido de 708.685 millones,
con un porcentaje de realización del 98,3 por ciento, frente a 721,17
miles de millones de crédito inicial que había para los créditos
extraordinarios. Tenemos que darnos cuenta de que el período que se
concedió el Gobierno ha sido muy breve, sólo de cinco meses. Podíamos
compararlo, por ejemplo, con otra decisión similar en 1983, cuando se
estableció un período de año y medio y el porcentaje de realización
global fue del 98 por ciento. O sea, el porcentaje de realización ha sido
realmente muy elevado. Hasta el 31 de diciembre se han pagado 603.290
millones, por lo tanto los pagos que han quedado para el presente año y
que condicionan en parte la evolución del déficit de caja en los primeros
meses, aunque estaba ya reconocida la obligación, se elevan a 105.395
millones. A 23 de febrero estaban prácticamente ya pagados otros 95.000
millones, por tanto quedarían a esa fecha sólo 10.000 millones por
abonar, en términos líquidos. Repito, se cumplió el real decreto-ley en
un 98,3 por ciento en obligaciones contraídas y en estos momentos ya se
ha cumplido también materialmente incluso en los pagos.

Creo que era importante esta pregunta, porque también el señor Ríos la
había planteado en cuanto al real decreto-ley y en cuanto al porcentaje
de ejecución del presupuesto. El PIB lo hemos puesto en la página 7. Es
importante tomar en consideración que hay dos PIB. Está el PIB normal,
que son las estimaciones que realizan los organismos competentes en
España, como por ejemplo el INE, aunque también otros organismos hagan
sus aproximaciones, como el Banco de España o la Secretaría de Estado de
Economía o el Ministerio de Economía y Hacienda, y el PIB fiscal o el PIB
homologado en Bruselas, a efectos de establecer las ratios oportunas en
cuanto a déficit excesivo. Ahí hemos puesto la estimación nuestra del
déficit español.

En cuanto a la mayor explicación de la realización de los gastos
fiscales, yo tendría que remitirle a la Secretaría de Estado de Hacienda.

En el momento en que se disponga de la información con mucho gusto se
remitirá, para que se vea cómo se ha ejecutado. Ahora y aquí yo no
dispongo de dicha información con el detalle que nos pedía el señor Ríos.

Creo que también he respondido a la pregunta sobre el descenso de los
ingresos no financieros en porcentaje del PIB debido básicamente a esos
dos frentes, las privatizaciones y el IRPF.

En cuanto a lo que planteaba de la reducción de los créditos en moneda
extranjera, he de decir que es cierto que en los últimos años se está
reduciendo la participación relativa de los créditos en moneda
extranjera. Se emite menos en moneda extranjera, pero es que, habida
cuenta de cómo están los mercados, de la liquidez de los mercados en
nuestro país, y de las expectativas de tipos de interés y de cambio que
hay en los distintos mercados, tampoco es que haya interesado salir a
hacer emisiones en moneda extranjera en mayor proporción. Esto forma
parte de la política, de la estrategia, que está manteniendo la Dirección
General del Tesoro. La verdad es que el aumento de las tasas de ahorro en
España han sido muy importantes. Esa liquidez a un precio razonable
permite financiar el ahorro interno, las emisiones de deuda.

Es verdad que no cruzamos las dos clasificaciones, la funcional con la
orgánica; en el documento se podrá realizar en su momento. En este
instante para la realización del ejercicio no la tenemos, pero haremos
los trabajos oportunos para poderlas cruzar. Es obvio que para tener una
información lo más cabal y completa posible de los presupuestos del
Estado hay que hacer varias clasificaciones: la orgánica, la económica,
la funcional y en algunos casos hacemos los cruces de ambos criterios. En
este caso no lo hemos hecho, pero se puede realizar e intentaremos
hacerlo y transmitirlo.

Por último, en cuanto a la política de privatizaciones, el año pasado no
se privatizó nada. De hecho en los presupuestos había previstos 500.000
millones, pero el nuevo Gobierno no privatizó. Sólo se privatizó durante
los cuatro primeros meses del año. En este año se ha privatizado
Telefónica y existe un programa de privatización. Es cierto que lo que se
ha obtenido por privatización de Telefónica supera los 600.000 millones
de pesetas, habida cuenta la evolución favorable de los mercados, y el
Gobierno seguirá aplicando esa política porque entiende que, en lo que se
refiere a sectores productivos, se funciona más eficientemente por parte
del mercado que por el Estado en cuanto a productor de bienes y servicios
que puedan estar en competencia. Es una forma de pensar y de entender la
economía, porque se gana en eficiencia económica. Existe un programa ya
en curso y lo seguirá habiendo en los próximos años, no sólo porque es ya
tendencia común en la mayor parte de los países de occidente, sino porque
desde un proceso de racionalidad económica es bueno que se aumente el
mercado y, desde luego, mucho mejor cuando en ese proceso de
privatización nos encontramos con un auténtico capitalismo popular donde
son cientos y cientos de miles las personas que suscriben esas acciones y
se implican o se imbrican en el quehacer de las actividades productivas.

Esto liga también con las iniciativas de individuos a través de pequeñas
y medianas empresas, de autónomos, etcétera. En definitiva suponen ganas
de emprender. Lo que tiene que hacer el Gobierno en este sentido no es
producir él más bienes, sino crear las condiciones para que haya muchas
empresas que surjan en el mercado y en competencia.

Por último, voy a referirme a un tema importante, el tema de las tasas,
cuya recaudación ha aumentado de manera importante y se piensa que va a
aumentar en el presupuesto para el presente año, debido a las nuevas
normas establecidas por el Gobierno. En efecto, forma parte de la propia
filosofía del Gobierno. Se lo digo porque nos preguntaba qué filosofía
encerraba este aumento tan importante de las tasas. Entendemos que no es
eficiente ni justo pagar con impuestos aquellos servicios que demandan
los



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individuos a título particular para beneficiarse ellos. Da igual que sea
para tener un permiso de armas, para utilizar un aeropuerto, etcétera. En
general, el concepto de tasa llevaría a que, en justicia, y además, así
está establecido en la legislación, se establecieran de manera que
cubriesen íntegramente el coste de ese servicio, y si no estaríamos
hablando de servicios de carácter universal a pagar con impuestos entre
todos, pero ésa es otra cuestión. En lo que son servicios demandados por
los ciudadanos, el propio concepto de tasa, a nivel individual, nos
llevaría a establecer un precio que cubra el coste, no así el de precio
público, que puede superar el precio del servicio, pero sí la tasa. De
hecho, la actualización de las tasas ha ido buscando eso, aparte de
establecer otras nuevas sobre servicios concretos que realizan las
administraciones públicas y se entiende que los usuarios o demandantes de
esos servicios deben pagar ese servicio. Tampoco estamos hablando, desde
el punto de vista cuantitativo, de nada realmente extraordinario. Sabemos
que las tasas representan en este momento una cuantía muy reducida en
relación con el total de los ingresos no financieros e incluso en
relación con el total de ingresos tributarios.

Es cierto que las transferencias a las corporaciones locales han
aumentado realmente poco, el 1 por ciento, lo que pasa es que estamos
hablando en términos líquidos y ahora mismo no conozco exactamente por
qué han aumentado sólo el 1 por ciento en términos líquidos. Como hay una
norma y también una liquidación, no hay problema. Eso sí que es
totalmente transparente y conforme a norma porque, con independencia de
que se vaya pagando, se trata de un determinado porcentaje, del 95 por
ciento, que, según tengo entendido --es la Secretaría de Estado de
Hacienda la que lleva esto--, es inferior al establecido para las
comunidades autónomas, que es el 98. Luego, la liquidación definitiva
compensará las insuficiencias en el caso de que haya un ajuste que lleve
a un incremento, que me da la impresión de que tendrá que ser superior a
este 1 por ciento.

Al señor Martínez-Pujalte, aunque no está, le quisiera dar las gracias
por los comentarios que ha hecho. En relación con el real decreto-ley y
con el deseo de que no se vuelva a producir nunca más, quiero reiterar lo
que dije anteriormente sobre lo que estipula el artículo 10 de la ley
presupuestaria que, en sus puntos 1 y 4, lo deja atado perfectamente
desde el punto de vista legal, aparte de los cambios que se hicieron en
la Ley General Presupuestaria para dificultar muchísimo más, desde el
punto de vista legal, las desviaciones en el gasto y en su registro, de
manera que el Gobierno se compromete a hacer un seguimiento sistemático y
periódico, en el Consejo de Ministros, de la ejecución de los
presupuestos del Estado en su doble vertiente, para ver cuál es el saldo,
sobre todo en términos de Maastricht, que es lo que interesa y, en la
medida en que se produzcan desviaciones, establecer las correcciones
indicadas.

Respondo a la última pregunta que plantearon los señores Borrell y Ríos
sobre qué medidas se habían adoptado para cumplir los presupuestos de
1997, aunque ya están en la documentación que se ha entregado y en todos
los planteamientos formulados. Hay medidas que afectan a los salarios de
los funcionarios, que ya conocen, a la oferta de empleo público,
estableciendo una limitación de hasta el 95 por ciento en la tasa de
reposición, una nueva política de compras públicas, que está planteando
ahora el Gobierno, que en algunos de sus términos ya se fue aplicando en
1996, por lo que el capítulo II de gastos financieros creció de manera
moderada con el nuevo Gobierno. También se han tomado una serie de
medidas cuantificadas de lucha contra el fraude en determinadas
prestaciones, que ya ha hecho públicas el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social y toda una serie de medidas de control en los gastos,
día a día, tanto corrientes y de funcionamiento en general como de
inversión.

Nuestro propósito sería que no hubiera que llevar a cabo ningún acuerdo
del Consejo de Ministros de no disponibilidad. Incluso, tal y como está
planteado el presupuesto, habida cuenta que, en términos de obligaciones
reconocidas, los gastos financieros permiten un cierto margen en relación
con el planteamiento que se hizo inicialmente en los presupuestos, con la
perspectiva de la realidad económica, las previsiones de crecimiento del
producto interior bruto y las distintas variables económicas, entendemos
que no va a ser necesario un ajuste. Sin embargo, habida cuenta de que
hay un compromiso personal del Gobierno y del propio Presidente del
Consejo de Ministros respecto a que el objetivo prioritario de 1997 es
que el déficit público del conjunto de las administraciones públicas sea
del 3 por ciento, lo que llevaría al objetivo del 2,5 por ciento a nivel
de Estado, se adoptarán las medidas correspondientes para ello, por
supuesto sin abrir ningún tipo de agujero. Precisamente se han hecho para
ello los cambios legales oportunos.




El señor PRESIDENTE: Como es costumbre en la Comisión, abrimos un segundo
y breve turno para los grupos parlamentarios.

Tiene la palabra el señor Borrell.




El señor BORRELL FONTELLES: Señor Presidente, como ya es costumbre en
esta Comisión, el Secretario de Estado no ha contestado lo que se le
pregunta. (Rumores.) Comprendo que a ustedes les da igual, pero a los que
preguntamos, no; nos gustaría que nos contestaran. Usted nos explica, y
se lo agradecemos, la diferencia entre una tasa y un impuesto, y debería
suponer que no es necesario, porque se supone que ya lo sabemos; o las
diferencias entre ingresos de caja y contabilidad nacional, lo que le
agradecemos, pero tampoco es imprescindible que usted acuda aquí a
contarnos obviedades. Sí es imprescindible que usted conteste a las
preguntas que se le hacen, y esto es lo que usted, sistemáticamente, no
sabe o no quiere hacer. Se las voy a volver a formular.

Si su tasa de crecimiento homogénea del IRPF en 1996 ha sido del 4,8 por
ciento y dando por bueno un crecimiento del 6,8 en 1997 ¿se deduce de eso
que usted estima que la recaudación del IRPF será, de acuerdo con sus
homogeneizaciones y previsiones, 110.000 millones de pesetas menos de lo
previsto? Si no ¿dónde está el problema,



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en su homogeneización o en su previsión? De eso no ha dicho nada.

¿Cree sensato, y en ese caso mantiene las previsiones o las revisa, un
crecimiento de más del 11 por ciento en el capítulo de impuestos
directos? ¿Cómo afecta al presupuesto de la Seguridad Social el no
ingreso de esas retenciones no efectuadas? Porque digo yo que no las
guardarán en un calcetín en la Seguridad Social, las habrán aplicado a
algo. Por tanto, ese no ingreso genera en el presupuesto de la Seguridad
Social algún problema. ¿Cuál?
De esas tres cosas, usted no ha dicho nada. Tampoco me ha dicho nada
sobre la distribución de las retenciones del capital en el IRPF entre los
distintos productos financieros. El discurso que nos ha ofrecido lo
conoce cualquier lector de periódicos. Usted no viene aquí a decirnos
vaguedades, redundancias u obviedades de general conocimiento, sino a
contestar a preguntas concretas.

Comunidades Autónomas. Es que ni siquiera se ha molestado en hacer una
referencia a mi pregunta. Le he preguntado, sobre comunidades autónomas,
en que cuantía está determinada la financiación recibida por cada una de
ellas por la cesión del 15 por ciento del IRPF y en qué cuantía está
condicionada por la existencia de límites. Contésteme usted, aunque sólo
sea por cortesía, diciendo que no lo sabe, solamente por cortesía, para
que no me sienta demasiado imbécil preguntando cosas a las que usted ni
siquiera hace alusión. Al menos, en el caso de los ayuntamientos, ha
tenido la deferencia de decir que no me puede contestar, que no sabe por
que sólo han crecido un 1 por ciento. Ya sabemos que usted no lo sabe;
cuando lo sepa, si es tan amable, nos lo dice; pero en materia de
comunidades autónomas algo tendrá que decir, aunque sólo sea que tampoco
lo sabe.

Reconoce usted que no se han pagado las previsiones del contrato-programa
de Renfe, seguramente por alguna circunstancia prevista en dicho
contrato-programa; de igual manera que estaba previsto en el
contrato-programa que las cantidades que ustedes han catapultado hacia el
pasado no se pagaran en esos ejercicios sino a su liquidación.

Y ahora le voy a hacer otra pregunta más concreta en relación a este
tema, que no he formulado antes: ¿han pagado ustedes la multa de la cuota
de la leche de 1996? ¿La han reconocido contablemente en el presupuesto?
Si lo han hecho, ¿por qué instrumento? Porque en el presupuesto de 1996
no había crédito para ello, como supongo que usted sabe. Si no había
crédito y lo han reconocido, ¿cómo lo han hecho? Y si no lo han
reconocido, ustedes están haciendo en 1996 exactamente lo mismo que nos
reprocharon que hubiésemos hecho en 1995. O sea, que la catapulta va para
adelante o para atrás, según le convenga.

¿Me puede usted explicar cuál es el importe --se lo he preguntado y usted
ha soslayado la pregunta-- de las obligaciones pendientes a finales del
año 1996 por expropiaciones, por desviaciones de coste y por revisiones
de precio y su comparación con finales del año 1995? Porque eso es lo que
importa, a efectos de la aplicación del real decreto-ley, no la tasa de
ejecución; sino cómo han cambiado, de un año sobre el otro, las variables
objeto de ese real decreto-ley. Y ya que estamos, si fuera capaz de dotar
de algún contenido concreto el concepto de nueva política de compras...

El adjetivo «nuevo» lo van a dejar ustedes tan desgastado, a base de
usarlo, que alguna vez nos tendrán que decir en qué consiste la novedad.

Eso no se lo he preguntado, pero se lo pregunto ahora después de usted
hacer referencia a ello.

¿Es usted consciente de que los depósitos en el Banco de España cuentan,
a efectos de la deuda pública, en criterios de Maastricht? Porque es
deuda bruta. Tiene usted un billón de pesetas depositado en el Banco de
España, que habrá obtenido por algún procedimiento financiero. Eso es
deuda bruta. Me parece muy bien la prudencia, pero ¿son ustedes
conscientes de lo que impacta esto sobre los criterios de convergencia?
Me dice usted que el IRPF ha caído por las devoluciones mayores. ¿En el
mes de septiembre no lo sabían ustedes? ¿No habían tomado la decisión de
devolver, más o menos aprisa, en el mes de septiembre?
Me parece muy bien que hayan diferido privatizaciones de 1996 a 1997; por
mí, como si no las quieren hacer nunca. Eso seguramente ayuda a un mejor
déficit de 1997. Por eso, no le he preguntado nada. No hacía falta que
contestara, porque no le he preguntado nada. Ya sé que han pospuesto
privatizaciones y me parece muy bien, pero ésa no era la pregunta. La
pregunta es porque las privatizaciones no están, como usted sabe muy
bien, en el capítulo I, que es el que ha caído un cuatro y pico por
ciento. El problema sigue estando allí.

Finalmente, y también es algo nuevo que me ha sugerido su intervención,
me tiene que explicar de qué manera el aplicar parte de las
privatizaciones para disminuir deuda se relaciona con la financiación de
los gastos del ejercicio, porque la misma peseta no se puede aplicar dos
veces: o se aplica a financiar los gastos del ejercicio y se evita que se
cree nueva deuda, o se aplica a amortizar la deuda preexistente, y en ese
caso no sirve para evitar que se cree nueva. De manera que no hagan
ustedes malabarismos. ¿A que se aplica? ¿A financiar el gasto del
ejercicio y evitar la creación de nueva deuda, o a amortizar deuda
preexistente?, y en ese caso le crece deuda nueva, porque no financia el
gasto del ejercicio. Sería bueno que esas cosas las explicaran ustedes
con esa otra gran palabra, que también van a dejar desgastada, como es el
rigor.

Para terminar, me gustaría saber, en materia de revisiones de precios,
cuáles son las cuantías que se han producido y que no han sido amparadas
con los créditos del ejercicio corriente. Y tampoco me ha contestado
usted cuáles son las medidas de reducción del gasto, distintas de la no
ejecución de inversiones, que les han permitido aplicar esa famosa
política de rigor, y cuáles han sido sus consecuencias. Pero si fuera
posible que me concretara cosas en vez de un discurso genérico, del que
difícilmente podré discrepar, le estaría muy agradecido.

Quizá pueda usted ahora contestar a algunas de estas preguntas y, si no
puede, le ruego que tenga la cortesía de hacer referencia a las mismas y
decir que no las puede contestar.




El señor PRESIDENTE: El señor Ríos tiene la palabra.




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El señor RIOS MARTINEZ: La verdad es que, a la hora de profundizar en la
explicación que el señor Secretario de Estado ha dado para que pudiéramos
desgranar mejor cuál es la liquidación, el conocimiento del presupuesto,
se han ido mezclando informaciones con argumentaciones, incluso
informaciones procedentes de años que no están en debate para justificar
algunos elementos. En todo caso, a mí me gustaría, si pudiera --si no
puede hacerlo ahora, nos lo puede hacer llegar por escrito--, que nos lo
aclarara.

Yo le he hecho preguntas sobre los efectos de los reales decretos 7 y 8.

Entonces había una actualización del balance y una reducción de la
presión fiscal sobre el tema de las plusvalías. ¿Qué evaluación o qué
menores ingresos ha provocado ese real decreto del año 1996? ¿Ha tenido
efecto en esta liquidación del presupuesto, y en qué cuantía, lo que
ustedes pusieron en marcha en esos dos decretos?
En cuanto al real decreto 12, del año 1996, me ha respondido sobre lo que
ha significado, por así decirlo, la obligación reconocida de esos
créditos extraordinarios que entonces se aprobaron, pero no me ha
respondido sobre los efectos sobre la subida de los impuestos indirectos.

Es verdad que tenemos una liquidación, pero ¿qué obedece a eso y qué
obedece a la gestión y administración del propio impuesto?
Los gastos fiscales --ya nos ha dicho que nos los va a remitir-- es más o
menos importante conocerlos. Pero me va a permitir hacer algún
razonamiento en cuanto a su argumentación. Ha venido a decir que se
ingresa menos dinero en cuanto a lo que son los ingresos del impuesto de
la renta del capital mobiliario fundamentalmente por dos razonamientos:
uno, porque el Gobierno anterior en el año 1991 desfiscalizó los fondos
de inversiones o levantó esa presión, o renunció a eso. (Nosotros ya
entonces dijimos que estábamos en desacuerdo. Para mí esto no se
justifica con que en el año 1991 el Gobierno anterior lo hiciera. Le
puede servir para responder a quien antes le ha preguntado, pero a mí,
desde luego, no me sirve como argumentación.) Y luego ha dicho algo que
es importante: que estamos en un mundo en donde los capitales son libres.

Bueno, son libres, pero ¿pagan o no pagan? Porque yo también soy libre
para irme a cualquier sitio y pago mis impuestos. Lo que usted me tendría
que responder es si hay posibilidad de ingresos por las rentas de capital
o no y si vamos a mantener una evolución sobre las rentas del trabajo.

Porque usted sí que ha dicho que las rentas del trabajo se han comportado
muy bien, han crecido el 7 por ciento, pero las rentas de capital se han
comportado muy mal. Pero porque se mueven. Bueno, déjelas que se muevan,
pero que por donde vayan paguen el sello; lo digo como fórmula para poder
incrementar nuestros ingresos. Y ha hecho referencia al IRPF. Según las
cifras --y perdone que le vuelva a hacer referencia a las previsiones
iniciales para este ejercicio-- eran 5,6 billones de pesetas los ingresos
por el IRPF y, en realidad, lo que ustedes han ingresado por el IRPF es
casi medio billón de pesetas menos de lo que había como previsión. Y
usted me ha dicho: los demás se han comportado bien. ¡Toma, si ésa es la
complicación para nosotros! Es que los impuestos indirectos han crecido,
pero los impuestos directos se han reducido. Esta es la argumentación de
peso que yo le decía: ¿cómo evolucionan? ¿Han funcionado muy bien las
tasas? Claro, es pequeño, pero son ciento y pico mil millones de pesetas
más --de 300.000 millones de pesetas originarios a 419.000 millones de
pesetas--. Han evolucionado bien los impuestos indirectos. Bien, eso es
cierto, pero no me lo ponga usted como un argumento positivo, sino como
el razonamiento de derivar a imposición indirecta lo que debería ser
ingresos de imposición directa.

Usted ha hecho también un razonamiento sobre la gestión del gasto, y ha
dado el argumento siguiente que parece que todos lo podríamos conocer:
términos de caja, términos de obligación reconocida. Mire, en los
términos que sea, pero yo quiero saber lo que se han gastado y lo que van
a aplazar, por decirlo en castellano. Porque ustedes van a caer en el
mismo vicio que han criticado. Nada más entrar ustedes hicieron un
crédito extraordinario de 700.000 millones de pesetas para pagar agujeros
que no habían pagado los anteriores, según dijeron ustedes, en cualquiera
de los términos. Y ahora usted dice: en términos de caja no habrá
disminución del gasto, pero en términos de obligación reconocida, sí
habrá. Eso quiere decir que no lo pagarán y que pasará al año siguiente.

¿Qué volumen de las obligaciones reconocidas del año 1996 van a derivarse
al ejercicio de 1997? Dígame usted cuál es el volumen que va a pasar,
para yo conocer lo que ustedes van a tener que cargar.

Al final, cuando nos ha explicado la evolución del crédito extraordinario
del real decreto 12 ha dicho: había 700.000 millones de pesetas pagados;
unos 96.000 millones de pesetas hemos pagado ahora en enero y quedan
10.000 millones de pesetas pendientes. (Más o menos nos ha venido a decir
esto.) Dígamelo igual para todo lo que es la evolución. Sería bueno,
porque estos deslizamientos pueden obedecer a dos cosas: una, a pagos
plurianuales, y otra, a que ustedes, habiéndolo ejecutado y no teniendo
los cuartos, lo pagan al año siguiente, con cargo a los créditos del año
siguiente.

Usted me ha dado como argumentación de toda esta evolución unas medidas
que adoptó el Gobierno anterior en diciembre de 1995, pero eso ya
funcionó para el presupuesto de 1995 y para el presupuesto de 1996, y
entonces no solamente limitaron en 407.000 millones de pesetas las
obligaciones reconocidas, hicieron más: renunciaron a 150.000 millones de
previsiones a las que, no habiéndose reconocido, podían renunciar. Luego,
en mayo de 1995, tomaron otra medida, pero es que desde 1995 hasta ahora
ha pasado 1996. Ese razonamiento que usted ha utilizado de diciembre de
1995 está muy bien, pero es el paso de todo 1996 lo que debería explicar
y las medidas que hayan podido adoptar en cuanto a ese límite de la
propia obligación reconocida.

Respecto a la pregunta del PIB --soy un poco torpe y no me entero muy
bien--, me gustaría saber de qué PIB se trata. ¿Es el PIB del Banco de
España? ¿Es el PIB de la Secretaría de Estado de Economía? ¿Es el PIB
homologado? ¿Qué PIB es? Porque el producto interior bruto muchas veces
es más bruto que interior y no sabemos cómo cuantificarlo,



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pero, a la hora de poder sacar conclusiones, los porcentajes sí nos
sirven.

Privatizaciones. Mire usted, estoy de acuerdo con lo que ha dicho
respecto a Telefónica de que se ha vendido ahora porque está mejor, eso
me parece bien como razonamiento, pero es que la previsión inicial para
1996 en capítulo V, ingresos patrimoniales, era de 795.000 millones de
pesetas. Esto es lo que decían que iban a vender. ¿Qué nos dice usted que
se ha vendido? 930.000 millones. Ustedes, que ya habían vendido en 1996,
han gestionado 200.000 millones más de privatizaciones de lo que han
vendido en 1996. Y usted dice: ya lo habían vendido los otros. Si lo que
me dice es que no han vendido ni un duro en 1996 y que todo lo ha vendido
el Gobierno anterior en los tres meses que estuvieron, me tiene que decir
que el Gobierno anterior privatizó más de lo que dijo que había que
privatizar, porque anunció que iban a ser 700.000 millones y privatizó
900.000. Y luego ya hablamos de Telefónica, porque usted mete aquí
300.000 millones que van a ir para una cosa, 300.000 para otra y,
después, me habla de capitalismo popular. Me parece muy bien eso del
capitalismo popular, pero ¿qué me quiere decir con eso? ¿Que es verdad lo
de la propiedad o son determinadas entidades financieras las que van a
coger el 2 por ciento más de la capacidad de acción dentro de la propia
Telefónica? Porque estos productos se compran a través de entidades
financieras. Esto es, que está muy bien que yo me gaste 50.000 pesetas,
100.000 pesetas o un millón de pesetas y los meta en Telefónica, pero eso
me lo administra el banco que me lo va a representar. Es decir, que, al
final, no le demos vueltas, son poderes que van a tener determinados
sectores financieros, que van a tener un peso importante dentro de esas
entidades con el dinero o las fórmulas que hayan podido buscar, y yo,
indirectamente, podré sacar rendimiento después en función de la compra y
venta de acciones.

En suma, a mí me gustaría, en la medida de lo posible, encontrar
respuesta a todo. Yo le he hecho algunas preguntas concretas que usted no
me ha respondido. Por ejemplo, me ha respondido en relación con la
renuncia a lo que es compra en cuanto a créditos en moneda extranjera,
pero no me ha dicho por qué se incrementa la deuda a corto plazo y por
qué se reduce la deuda a medio y largo plazo, pero en porcentajes
altísimos. Es una pregunta importante, porque el Gobierno anterior
intentó precisamente reducir la deuda a corto plazo y alargar la deuda a
largo plazo para abaratar la carga que tenía el Estado. Usted dice que
así ahorran, pero me gustaría que me respondiera a esto más a fondo. Le
ruego que, si no le es posible contestar ahora, nos remita los datos
oportunos por escrito y, así, nosotros derivaremos las iniciativas
parlamentarias pertinentes. Además, le pediría que, para lo sucesivo, los
cuadros que figuran en la documentación que envían se parecieran a los
que aprobamos, porque es más fácil seguirlos. Si no lo ponen en relación
y lo mezclan todo, es difícil saber dónde han ahorrado, por qué no se ha
producido una actuación y ver ese equilibrio de gastos e ingresos que, al
final, viene a ser la cuenta que ustedes establecen, porque el déficit de
caja es el déficit de caja, el déficit público es el déficit público y la
deuda es la deuda. Yo no soy un profesional de esto, pero ustedes mezclan
argumentos saltando de un lado a otro y, luego, es un lío; hasta los
pequeños elementos básicos que tenemos se nos pueden caer en la
justificación, porque la deuda acumulada es una, el déficit que este año
se puede producir es otro, y el déficit de caja son los cuartos que no
hay porque tendremos que pagar lo que tendremos que pagar. Muchas veces
nos cuesta trabajo poder seguir su argumentación porque va saltando de un
lado a otro de una manera demasiado fácil y luego no tiene relación con
los datos que nos aportan.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Cámara.




El señor CAMARA RODRIGUEZ-VALENZUELA: Simplemente quería volver a
agradecer al Secretario de Estado la forma en que ha contestado --según
nuestra opinión, puntual y generosamente-- a las cuestiones planteadas
tanto por el señor Borrell como por el señor Ríos. El señor Borrell no va
a reconocer que eso ha sido así, como no lo ha reconocido en ninguna de
las otras comparecencias realizadas por el Secretario de Estado, pero es
así. El señor Secretario de Estado ha respondido a la mayor parte de las
cuestiones planteadas por el señor Borrell o por los portavoces
socialistas y de Izquierda Unida; es más, yo diría que en algunos casos
lo ha hecho con generosidad, porque, señor Borrell, el Secretario de
Estado, que es de un carácter menos fogoso que el suyo, ha puesto en
evidencia algunos errores de planteamiento que usted ha cometido al
exponer su argumentación. Yo quiero recordar que usted ha puesto un
énfasis troglodítico sobre cuál era la previsión de ingresos fiscales
para 1997, de qué estábamos hablando en cuanto a ingresos fiscales en el
presupuesto base para el año 1997, y en la siguiente intervención suya no
ha hecho referencia a esto porque se ha puesto en evidencia su error de
planteamiento. El Secretario de Estado, repito que con generosidad, no lo
ha querido sacar a relucir, aunque, como digo, usted ha cometido errores
de planteamiento, bien por la improvisación, bien por la insistencia en
salsear dentro de las cifras, en un juego que ya empieza a ser bastante
aburrido, si me permite la expresión, al que usted está sometiendo esta
Comisión. Usted está jugando con el Secretario de Estado al corre que te
pillo hasta que lo pille, pero eso no va a ocurrir, como está viendo, en
la tercera, en la cuarta y en la quinta comparecencia que pueda usted
solicitar del Secretario de Estado; él va a seguir contestando sin la
fogosidad a la que usted le gustaría que sometiera el debate, ya que, sin
duda, ahí es donde usted se encuentra más a gusto y relajado.

Usted ha hecho alusiones a que el Gobierno y el grupo que lo respalda se
refieren continuamente a la novedad, al nuevo sistema de financiación.

Permítame que yo critique que usted tampoco aplique el criterio de
novedad a su nueva situación como miembro de la oposición y portavoz del
grupo de la oposición en esta Comisión y renueve sus mensajes en esta
Comisión y los haga útiles, porque esta Comisión, a pesar de lo que
ustedes han planteado en su pequeño sainete del principio, ha sido todo
lo útil que el Secretario de Estado ha querido que fuera; es decir, ha
sido



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útil y a ello han contribuido las preguntas que ustedes han planteado y
que han recibido generosa contestación, insisto, como ustedes, al final,
tendrán que reconocer. De todos modos, creo que sería más útil que en las
próximas comparecencias entráramos en una dinámica de planteamiento serio
de las cuestiones relacionadas con el presupuesto y nos dejáramos de
hacer, señor Borrell, campaña electoral dentro de su partido. Yo sé que
ustedes están inmersos en un proceso electoral interno y que necesitan
buscar adhesiones personales, pero le rogaría que circunscribieran los
trabajos de la Comisión a lo que tienen que ser: dar respuesta y entrar
en discusión sobre los temas presupuestarios, dejando al margen otras
consideraciones que creo que son poco útiles y que acabarían cansando no
sólo a los comparecientes, sino a los propios Diputados, a los miembros
de la Comisión, que no están interesados en ese tipo de veleidades
personales que se podrían introducir con actitudes como la suya, señor
Borrell. Creo que favorecería mucho más el clima y el ambiente de trabajo
de esta Comisión el que las cosas fueran de otro modo.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Folgado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y GASTOS (Folgado Blanco):
Voy a tratar de responder a algunas de las cuestiones que han planteado
los distintos portavoces.

Entre los distintos temas que plantea el señor Borrell está el aumento de
los depósitos en el Banco de España y el aumento que esto representa a
nivel de endeudamiento de España. Sin duda, en 1996 aumentó de forma
considerable el volumen de endeudamiento de España en relación al PIB;
eso es cierto, pero lo que dice el Tratado de la Unión Europea en
relación con el endeudamiento --preguntaba sobre este hecho a efectos del
cumplimiento del Tratado de Maastricht-- es que la deuda, como porcentaje
del PIB, no sea superior al 60 por ciento o que se produzca un
acercamiento a esa cifra. Es decir, que se vea que se produce una
tendencia descendente. Va a ser relevante prácticamente en todos los
países europeos el comportamiento de la deuda pública en porcentaje del
PIB. En España en 1997 será, sin duda ninguna, inferior a la de 1996. De
hecho, la deuda en España no tiene especiales problemas en relación con
el conjunto de los países europeos, porque todos tienen, si utilizásemos
un sentido unilateral, el criterio del 60 por ciento. Pero el propio
tratado deja la puerta abierta a la tendencia descendente. Lo importante
es que en 1997, que es el primer ejercicio completo del actual Gobierno,
la deuda sea descendente.

El aumento de la cuenta del Banco de España, como dije anteriormente,
respondía a criterios de mercado, con tipos de interés claramente más
bajos, lo que beneficia a la estabilidad de los mercados, beneficia desde
luego a la seguridad de una financiación correcta y rentable del déficit
público y la refinanciación de la deuda en 1997.

Respondiendo a otra pregunta, las privatizaciones se van a aplicar en un
porcentaje muy importante a lo que tiene que destinarse, básicamente, que
es a reducir deuda. Los ingresos por privatizaciones en la contabilidad
presupuestaria los venimos incluyendo en el capítulo V, ingresos
patrimoniales, pero en términos de SEC (Sistema Europeo de Cuentas
Integradas), homologado internacionalmente, son ingresos financieros. Por
consiguiente, tienen que ir, en puridad, a reducir deuda, gastos
financieros, capítulo IX.

No obstante, el Gobierno ha dicho que quiere dedicar parte de los
recursos de las privatizaciones a colaborar con el sector privado en la
generación de infraestructuras, bien vía participaciones patrimoniales,
bien vía créditos reembolsables. En definitiva, es cambiar un activo
financiero por otro, entendiendo que es muy importante, desde el punto de
vista de la política económica del Gobierno, desprenderse de activos que
están en el mercado, en competencia, sean servicios telefónicos,
kilovatios, etcétera, por otros activos que significa capital
físico-social. Naturalmente que no pueden ir al capítulo VI, inversiones
reales, porque sería directamente llevar a déficit ese gasto, sin que los
ingresos pudieran computar como tales por encima de la línea, es decir,
de ingresos no financieros, a efectos de reducción de déficit.

De hecho, en los presupuestos para 1997 hay 45.000 millones en el
Ministerio de Medio Ambiente y en el Ministerio de Fomento 100.000
millones, 40.000 para carreteras y 60.000 para ferrocarril, que se van a
nutrir con recursos, por ejemplo, de esta vía. Lo que sucede es que esto
hay que hacerlo conforme a las normas vigentes. Hay que hacer los
desarrollos reglamentarios oportunos, los cambios que sean pertinentes y,
por supuesto, con total transparencia con las instituciones comunitarias.

De lo contrario, está claro que lo que haríamos sería incrementar gasto
no financiero y déficit sin que pudiesen ser computados como ingresos los
referidos a privatizaciones. Insisto, en todo caso, en que los ingresos
por privatizaciones de una forma absolutamente mayoritaria van a reducir
la deuda.

Siguen insistiendo en algunas preguntas, y no es que no desee responder,
es que me parece que ya han obtenido una respuesta en esta Cámara por
parte de otro secretario de Estado competente en la materia; son las
preguntas acerca de temas de carácter estrictamente fiscal y de
financiación autonómica, competencia de la Secretaría de Estado de
Hacienda, que creo que han sido contestadas convenientemente en esta
Cámara, en otra Comisión.

Yo no sé cuánto se va a recaudar por IRPF en 1997, porque volvemos a
1997. Realmente, nuestro planteamiento era en relación con el año 1996.

Yo no sé si va a ser menor, porque, de hecho, todos los gobiernos en
todos los países en todo momento dicen, en materia de gasto, que son los
créditos que como máximo van a poder comprometer y los ingresos que
esperan recaudar. Son estimaciones en materia de ingresos. Porque,
obviamente, el ciclo económico puede jugar malas pasadas, o buenas, como
jugó, por ejemplo, en el período 86-88. Lo que sí estamos diciendo es que
ahora no hay motivos, con nuestras previsiones actuales, para alterar
esas estimaciones que se realizaron en la elaboración de los
presupuestos. El Gobierno anterior había realizado en octubre unas
previsiones de crecimiento económico que nada tuvieron que ver con la
realidad. El



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aumento del PIB que el Gobierno anterior preveía en septiembre u octubre
para 1996 era muy superior, 3,4 frente al 2,3 que luego en mayo el
Gobierno actual estableció como previsión, y que se ha cumplido.

Nosotros creemos que la situación económica en lo que se refiere a las
variables económicas fundamentales, y esto es relevante para el
comportamiento de los ingresos, están en una posición realmente
envidiable en estos momentos. Los desequilibrios básicos que
históricamente han estrangulado los procesos de crecimiento, sea el
desequilibrio interno, precios, como el exterior, las cuentas económicas
con el resto del mundo, están en una posición inmejorable en la
actualidad. Si a eso unimos cómo se encuentra la situación
económico-financiera de la empresa, cómo está la situación de ahorro de
las economías domésticas, las expectativas que están demostrando las
últimas encuestas en cuanto a confianza de los consumidores, nosotros
creemos que en estos momentos no hay motivos para revisar nada a la baja,
ni las magnitudes macroeconómicas ni, como se deriva de ello, las
magnitudes fiscales o tributarias. Ya lo veremos a lo largo del
ejercicio, pero no se puede plantear en febrero si va a haber una menor
recaudación. Es cierto que en términos líquidos hubo una menor
recaudación en IRPF en el pasado ejercicio. De todas maneras, en el
actual las condiciones económicas, tal como las vemos, pueden ser lo
suficientemente favorables para que los objetivos se cumplan. Y si no se
cumpliesen, insisto en que el Gobierno ha arbitrado los mecanismos para
que, en todo caso, se cumpla el objetivo de déficit público.

Los impuestos indirectos subieron de manera importante en 1996, entre
otras razones, porque se adoptaron medidas el pasado verano con el real
decreto-Ley 12/1996, que supuso la subida de algunos impuestos
especiales, precisamente para poder financiar esos pagos que se
relacionaban con obligaciones generadas en ejercicios anteriores.

En cuanto a los datos de privatizaciones, creo que no estamos hablando de
las mismas cifras. Quizás es que S. S. coge todo el capítulo en el que
hay más cosas. En privatizaciones desde luego no pudo haber 900.000
millones el año pasado; en privatizaciones son 200.000 millones. (El
señor Ríos Martínez: Aquí pone 930.000.) Pero ¿qué pone el concepto? (El
señor Ríos Martínez: Ingresos patrimoniales.) Eso es; en ingresos
patrimoniales la cuenta fundamental son otros conceptos. Ahí se reflejan
fundamentalmente los beneficios y el ingreso de los mismos en el Banco de
España, mayoritariamente. Los ingresos patrimoniales es eso, naturalmente
aparte de los ingresos por privatizaciones. (Los señores Ríos Martínez y
Borrell Fontelles intercambian opiniones con el compareciente.) Bueno,
subieron algo más porque los beneficios fueron algo superiores. Pero las
privatizaciones fueron las que fueron, 200.000 millones. (El señor Ríos
Martínez: Más o menos.) Esos fueron por parte del anterior Gobierno, que
privatizó hasta el último momento. (Risas.), porque el Gobierno del
Partido Popular... (Risas.)
En cuanto a financiación de comunidades autónomas, me remito al
Secretario de Estado de Hacienda. Sobre las corporaciones locales, sí
respondí, diciendo que en el pago de la liquidación que se realiza tanto
a corporaciones locales como a comunidades autónomas todos los años se
abona lo que corresponde abonar, conforme a la legislación y los
acuerdos; es decir, que no hay ningún problema de que por ahí vaya a
haber ningún tipo de anomalía en los pagos para atender las obligaciones
contraídas.

Pregunta si no estaríamos haciendo agujero por el hecho de que haya pagos
que se hacen en otro ejercicio distinto a aquél en que se comprometió las
obligaciones. En absoluto; es normal que a 31 de diciembre haya un
determinado volumen de obligaciones contraídas y que a esa fecha esta
obligación contraída, como pasa en el tráfico mercantil, etcétera, no se
haya pagado materialmente, pero hay un reconocimiento de obligación. Lo
importante es eso, lo importante es que está contabilizado y eso ya es
gasto y déficit, a efectos de contabilidad nacional, cuando se contraen
obligaciones con independencia del efecto líquido, del efecto caja. De
hecho, en la mayor parte de los países, que yo sepa, el déficit de caja
no tiene relevancia ninguna, y me parece que ni siquiera se publica ni se
plantea. Son los saldos presupuestarios, en términos de derechos y
obligaciones, que es lo realmente relevante desde el punto de vista
económico. Simplemente tengo que decir que es obvio que se produzca que
en enero haya cosas de diciembre que no se hayan pagado. Los ejercicios
se cierran a 31 de diciembre; eso forma parte de la actividad normal,
tanto en el sector público como en el sector privado.

Hablaba de los efectos de los reales decretos-leyes 6 y 7, en cuanto a
actualización de balances, plusvalías y demás. En 1997, el efecto, en
concreto, de actualización de balances no podía tenerlo; lo tendrá este
año.

Sobre las plusvalías, ya respondí en mi primera respuesta qué es lo que
está pasando en torno a las rentas de capital en estos momentos. Decía
usted que si no se recauda nada por rentas de capitales, ni IRPF, que si
son sólo rentas de trabajo. Sí se recauda; otra cosa es que esté habiendo
una recaudación algo menor cada año y este descenso en el peso relativo
de los rendimientos de capital mobiliario está siendo histórico. De
hecho, en 1996 ha sido 845.000 millones de pesetas lo que se ha recaudado
por rendimientos de capital mobiliario. Lo que sí decimos es que está
habiendo un cambio histórico en la posesión de activos por parte de
sujetos económicos. Como la fiscalidad es diferente según los distintos
activos, eso afecta sin duda ninguna a la recaudación del IRPF y esto no
es de ahora, sino de hace muchos años.

De hecho, el planteamiento fiscal del actual Gobierno no es desfiscalizar
en absoluto los rendimientos de capital mobiliario, sino que lo que hace
es compatibilizar recaudación por los mismos y, al mismo tiempo, la
movilización de los capitales mobiliarios, estableciendo un porcentaje
determinado a partir del segundo año, a partir de dos años, mientras que
en la legislación anterior, si se mantenía sin ejecutar durante
diecisiete años, no se pagaba nada. Es otra forma de entenderlo, pero no
ha habido ningún proceso de desfiscalización, sino un cambio en el mismo.

De lo que no cabe duda es de que está habiendo, por otra parte, un cambio
por parte de los sujetos. En estos momentos, por ejemplo, están
aumentando muchísimo los fondos de pensiones, los seguros de vida, y
otras formas de previsión social,



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y los rendimientos de capital mobiliario que se tienen por ahí, o
plusvalías, tienen un tratamiento fiscal diferente a lo que es, por
ejemplo, un depósito, si eso afecta anualmente a los rendimientos de
capital mobiliario.

En todo caso --insisto--, todos los temas de ingresos fueron
convenientemente tratados por el Secretario de Estado de Hacienda en
otras comparecencias.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Folgado. (El señor Borrell Fontelles
pide la palabra.)
Muy brevemente, señor Borrell, porque hemos terminado la comparecencia.




El señor BORRELL FONTELLES: Sí, señor Presidente, hemos terminado, y por
eso me quejo. Yo creo que todo el mundo es consciente de que he hecho una
serie de preguntas a las que se hace caso omiso.

Yo comprendo que su competencia sea limitada, pero lo que no puedo
aceptar, señor Presidente, es que se haga sistemáticamente caso omiso a
las preguntas que se formulan. Una vez más, ¿han reconocido ustedes el
pago de la multa de la cuota de la leche? Mire usted qué concreta es la
pregunta. Y son 70.000 millones de pesetas. Usted puede contestarme que
sí, que no, que no lo sabe; lo que no puede hacer, por pura cortesía, es
obviar radicalmente la respuesta. Eso no es aceptable.

Este Diputado representa a electores y está aquí cumpliendo un papel, no
el que le atribuye la oposición, sino el de pretender saber cómo se
ejecuta el presupuesto, señor Secretario de Estado. Le he preguntado si
ha reconocido usted el pago de la cuota de la leche, entre otras doce
preguntas, doce, muy concretas, a las que usted no ha hecho ninguna
mención. Por favor, no pretendo crispar su comparecencia, pero tenga
usted un poco de respeto a las preguntas que se le hacen. Haga referencia
a ellas, aunque sólo sea para decir que no puede contestar, que ya lo
hará por escrito después. (El señor Cámara Rodríguez-Valenzuela pide la
palabra.)



El señor PRESIDENTE: Señor Cámara, brevemente también.




El señor CAMARA RODRIGUEZ-VALENZUELA: Muy brevemente, pero ya echábamos
de menos desde luego que el señor Borrell no quisiera finalizar la
comparecencia como habitualmente las comparecencias tienen su fin; con la
respuesta dada por el señor Folgado debería entender usted que se
finaliza la comparecencia. Era inevitable que el señor Borrell montara su
numerito de nuevo. Si quiere la oposición, tenga la confirmación absoluta
de que la única razón por la que usted interviene del modo que lo hace es
por lo que le dije anteriormente. Es así, está claro que para usted o
para su grupo no son útiles este tipo de comparecencias. Usted ha dicho
que iba a utilizar, según dice, por parte de su grupo otro tipo de
técnicas parlamentarias o métodos parlamentarios. Utilícelo, porque está
claro que para usted estas comparecencias no son útiles como lo son para
el resto.




El señor PRESIDENTE: Señorías, el señor Folgado quiere hacer uso de la
palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE PRESUPUESTOS Y GASTOS (Folgado Blanco):
Pido disculpas porque, en efecto, se me había quedado en concreto la
pregunta de la leche. (El señor Borrell Fontelles: Y muchas más.) A ésta
quiero contestar, a la pregunta de la multa de la leche. (El señor Ríos
Martínez: ¿Es buena o mala.--Risas.) Es buena.

Está tramitándose un crédito extraordinario. Se ha tenido en cuenta a
efectos de cómputo de contabilidad nacional en 1996, nosotros lo hemos
computado, a efectos de contabilidad nacional está computado. Digo, que
en ese 3,3 por ciento está computado como un gasto imputado a 1996. Se va
a tramitar ahora y va a entrar próximamente en el Congreso de los
Diputados.




El señor PRESIDENTE: Señorías, con esta respuesta damos por terminada la
comparecencia.

Gracias, señor Folgado.

Se levanta la sesión.




Era la una y diez minutos de la tarde.