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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 34, de 24/06/1996
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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 1996 VI Legislatura Núm. 34



DE CONTROL PARLAMENTARIO RTVE



PRESIDENTA: DOÑA CARMEN ALBORCH BATALLER



Sesión núm. 2



celebrada el lunes, 24 de junio de 1996



ORDEN DEL DIA:



Elección de Vicepresidente primero de la Comisión. (Número de expediente
41/000026) (Página 570)



Delegación en la Mesa y portavoces del acuerdo sobre comparecencias.

(Número de expediente 42/000004) (Página 570)



Comparecencia de la señora Directora General del Ente Público
Radiotelevisión Española (RTVE), Ridruejo Ostrowska, para informar sobre:



--Proyectos de dicha Dirección General sobre el citado Ente Público y su
futuro, solicitada por el señor Acosta Cubero (Grupo Socialista) y 13
señores Diputados más. (Número de expediente 212/000012) href='#(Página570)'>(Página 570)



--Presentar los temas de su comparecencia estatutaria sujetos a control
parlamentario, a petición propia. (Número de expediente 212/000016)
(Página 570)



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Se abre la sesión a las cuatro y veinte minutos de la tarde.




--ELECCION DE VICEPRESIDENTE PRIMERO DE LA COMISION. (Número de
expediente 41/000026.)



La señora PRESIDENTA: Buenas tardes.

El primer punto del orden del día, como saben S. S., hace referencia a la
elección de Vicepresidente primero de la Comisión, consecuencia de la
renuncia a dicho cargo de don Pablo Marcial Izquierdo Juárez.

Vamos a proceder a la votación.




(Por el señor letrado se procede a dar lectura de la lista de miembros de
la Comisión, presentes y sustituidos.)



Terminada la votación y verificado el escrutinio, dijo:



La señora PRESIDENTA: El resultado de la votación es el siguiente: votos
emitidos, 32; a favor de don Sergio Gómez-Alba, 32: Por tanto, queda
proclamado Vicepresidente primero de la Mesa don Sergio Gómez-Alba
Ruiz.

Muchas felicidades. (El señor Gómez-Alba ocupa su puesto en la Mesa.)



--DELEGACION EN LA MESA Y PORTAVOCES DEL ACUERDO SOBRE
COMPARECENCIAS.

(Número de expediente 42/000004.)



La señora PRESIDENTA: Pasamos al segundo punto del orden del día:
delegación en la Mesa y Portavoces del acuerdo sobre comparecencias.

Saben SS. SS. que en virtud del artículo 44 del Reglamento y de la
resolución interpretativa de la Presidencia del Congreso de los Diputados
sobre la delegación a que se refiere el artículo 44, se faculta a las
Comisiones para que puedan delegar en sus respectivas mesas la adopción
de los acuerdos a que se refiere el citado artículo 44 del
Reglamento.

Precisamente la autorización de la delegación a la Mesa y portavoces es
la que vengo a recabar en este momento y quisiera saber si por parte de
SS. SS. hay alguna objeción para realizar esta delegación en la Mesa y
portavoces para la selección de las comparecencias en la Comisión de
Control de Radiotelevisión Española. (Pausa.)
Si no hay ninguna objeción podemos considerar autorizada la delegación a
la Mesa y portavoces.




--COMPARECENCIA DE LA SEÑORA DIRECTORA GENERAL DEL ENTE PUBLICO
RADIOTELEVISION ESPAÑOLA (RTVE), RIDRUEJO OSTROWSKA, PARA INFORMAR DE LOS
PROYECTOS DE DICHA DIRECCION GENERAL SOBRE EL CITADO ENTE PUBLICO Y SU
FUTURO, SOLICITADA POR EL SEÑOR ACOSTA CUBER (GRUPO SOCIALISTA) Y 13
SEÑORES DIPUTADOS. (Número de expediente 212/000012.)



--COMPARECENCIA, A PETICION PROPIA, DE LA SEÑORA DIRECTORA GENERAL DE
RADIOTELEVISION ESPAÑOLA (RTVE), PARA PRESENTAR LOS TEMAS DE SU
COMPARECENCIA ESTATUTARIA SUJETOS A CONTROL PARLAMENTARIO. (Número de
expediente 212/000016.)



La señora PRESIDENTA: La primera cuestión que tendríamos que abordar
sería la aprobación de la celebración de la comparecencia de la Directora
General del Ente Público Radiotelevisión Española, dado que la Mesa y
portavoces, en su reunión del día 12, todavía no tenían autorización de
la Comisión y, por tanto, la primera cuestión sería aprobar formalmente
la comparecencia de la Directora General del Ente Público Radiotelevisión
Española. ¿Hay alguna objeción? (Pausa.)
Damos por aprobada la comparecencia. (El señor Alcaraz Masats pide la
palabra.)
Señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: El Grupo de Izquierda Unida también pidió la
comparecencia y registró el oportuno escrito en la secretaría. No sabemos
por qué no consta esta petición de comparecencia del Grupo de Izquierda
Unida.




La señora PRESIDENTA: Señor Alcaraz, yo tenía la misma duda que S. S.

esta mañana, porque precisamente en la reunión de la Mesa y portavoces oí
que S. S. también se pronunció sobre la petición de comparecencia. Parece
ser, por la información que tengo y que he recabado del señor letrado,
que en la Mesa se rechazó esta comparecencia y de momento no le puedo dar
ninguna explicación al respecto.

Vamos a proceder, a continuación, a la comparecencia de doña Mónica
Ridruejo, Directora General del Ente Público Radiotelevisión Española. Se
trata de una comparecencia solicitada, en primer lugar, por el Grupo
Socialista, por el señor Acosta Cubero y 13 Diputados más, y también es
una comparecencia a petición propia de la Dirección General de
Radiotelevisión Española. Estas dos comparecencias, evidentemente, se
acumularán.

Quisiera dar públicamente la bienvenida a doña Mónica Ridruejo y desearle
también un buen trabajo en esta Comisión y fuera de la misma.

Tiene la palabra doña Mónica Ridruejo.




La señora DIRECTORA GENERAL DEL ENTE PUBLICO RADIOTELEVISION ESPAÑOLA
(Ridruejo Ostrowska): Buenas tardes.

Señora Presidenta, señores miembros de la Mesa, señorías, es para mí un
honor comparecer hoy ante esta Comisión Parlamentaria en lo que es no
sólo mi primera intervención



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ante el Parlamento, sino también mi primera exposición pública de los
objetivos del nuevo equipo gestor de Radiotelevisión Española.

Esta Comisión, formada por los distintos grupos políticos, refleja la
riqueza en la diversidad de las creencias, sentimientos y aspiraciones de
todos los pueblos de España y de todos los españoles; es precisamente la
Radiotelevisión pública una de las instituciones con una mayor y más
clara vocación de ser reflejo de esta diversidad, así como instrumento de
promoción de la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo
político, que son los valores superiores de nuestro Estado social y
democrático de derecho.

No es obligado explicitar que como ciudadana y alto cargo de la
Administración creo en mi país, en nuestro sistema de libertades y en
nuestras instituciones, simbolizado todo ello en la figura de Su Majestad
el Rey y en nuestra Constitución. Pondré todo mi empeño en hacer que mi
gestión al frente de Radiotelevisión Española sea un instrumento real y
eficaz de servicio al pueblo español, a todos los españoles sin
excepción, y de defensa y promoción de los principios, de los derechos
fundamentales y de las libertades públicas, establecidas en nuestra
Constitución.

He asumido la Dirección General de Radiotelevisión Española con la
humildad de quien sabe que su tarea va a estar sometida al control
constante del Parlamento y de todos los ciudadanos. Soy consciente, no
obstante, de que este puesto constituye una gran responsabilidad personal
por la importante misión que la radiotelevisión pública tiene
encomendada. Sepan, señorías, que creo en la radiotelevisión pública y en
la gran valía de los profesionales de Radiotelevisión Española. Creo,
además, que Radiotelevisión Española tiene capacidad para afrontar con
éxito los nuevos retos que plantea la evolución tecnológica en el mundo
de las telecomunicaciones. Todo ello me hace confiar firmemente en el
importante papel que Radiotelevisión Española va a representar en el
sector de las telecomunicaciones a escala internacional y, en particular,
en lo que respecta a la Unión Europea y a Hispanoamérica.

No fui llamada a esta dirección general como política, porque no lo soy
ni el puesto lo requiere; fui llamada exclusivamente como profesional que
lleva ya cierto tiempo en el mundo de la gestión empresarial y, en
concreto, en el de las telecomunicaciones y que cree firmemente en el
enorme potencial que tiene la radiotelevisión pública como factor de
progreso social.

Por todo ello, pretendo acometer la tarea que se me ha encomendado con
seriedad, honradez, profesionalidad, decisión e independencia. A este
respecto, debo decir a SS. SS. que todas mis conversaciones con los
miembros del Gobierno han estado presididas por el firme convencimiento
de que mi gestión al frente de Radiotelevisión Española deberá estar
basada, y va a estar basada, en el principio de la independencia.

Decidí comparecer ante esta Comisión a petición propia para significar
con ello mi mayor y más sincera disposición a someter toda mi gestión al
frente del Ente público Radiotelevisión Española a la crítica del
Parlamento, y en concreto a su Comisión de Control. Ello sin perjuicio,
naturalmente, de mi plena disposición frente al Consejo de Administración
del Ente, el cual, además de ejercer las importantes competencias que el
Estatuto le atribuye, espero sea un órgano en el que de modo regular se
traten los asuntos más relevantes de esta nueva etapa.

Pero las dos Cámaras, y esta misma Comisión, deben ser, además de un
órgano de control, un foro creativo de reflexión pluralista y democrática
acerca de cómo debe ser la radiotelevisión pública de hoy y del futuro y
acerca de cuáles deben ser los medios y los procesos que mejor nos lleven
al modelo de Radiotelevisión Española que se considere deseable.

Quisiera contar, además, con todas las instituciones, organizaciones y
asociaciones públicas y privadas que tengan algo que decir en este asunto
de la radiotelevisión pública. Quiero contar, sobre todo, con dos
colectividades particularmente importantes: por un lado, los oyentes y
los espectadores de Radiotelevisión Española, que aspiro a que sean todos
los españoles sin excepción, porque a ellos debe su existencia la
radiotelevisión pública; y, por otro lado, los profesionales que trabajan
en la casa, porque ellos son el recurso más importante con que como
empresa cuenta Radiotelevisión Española. Mi toma de posesión en Prado del
Rey y no en otro lugar, quiso simbolizar, precisamente, este último
propósito. Así, durante el corto tiempo que llevo en Radiotelevisión
Española, me he reunido ya varias veces con los representantes de los
trabajadores de la casa, a fin de cambiar impresiones con ellos y de
manifestarles mi total disposición al diálogo permanente.

En esta exposición voy a tratar, en primer lugar, de lo que considero son
las notas esenciales de una radiotelevisión pública estatal, y a
continuación expondré mi visión de Radiotelevisión Española como empresa
y cuál es la situación en que he encontrado la casa a mi llegada.

Terminaré exponiendo algunas medidas inmediatas y objetivos que me he
marcado.

Concibo Radiotelevisión Española como un servicio público que gestiona
una empresa de titularidad pública. En este concepto se encierran, como
debe ser, dos aspectos distintos pero inseparables: por un lado, el de
servicio público gestionado por el propio sector público, aspecto al que
me referiré a continuación con la expresión de radiotelevisión pública;
por otro, el aspecto empresarial, en cuanto que Radiotelevisión Española
es una organización de recursos humanos y materiales que de modo
eficiente debe operar en el mercado de los servicios
radiotelevisivos.

Por esto, las notas esenciales de una radiotelevisión pública son algo
más que las del servicio público de radiotelevisión, porque también las
radios y las televisiones privadas gestionan este mismo servicio
público.

Los principios esenciales del servicio público de radiotelevisión son,
como saben SS. SS., los establecidos en el Estatuto de la Radio y la
Televisión, de 1980; en la Ley del Tercer Canal de Televisión, de 1983; y
en la Ley de Televisión Privada, de 1988.

Tanto las radios y las televisiones privadas como las públicas están, al
menos en teoría, obligadas a atenerse a estos principios que enuncio a
continuación: satisfacción del



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interés de los ciudadanos; contribución al pluralismo informativo, a la
formación de una opinión pública libre y a la extensión de la cultura;
objetividad, veracidad e imparcialidad de las informaciones; separación
de las informaciones y de las opiniones; respeto del pluralismo político,
religioso, social, cultural y lingüístico y del honor, de la intimidad y
de los demás derechos y libertades reconocidos por la Constitución;
protección de la infancia y de la juventud; y, por último, respeto de los
valores de igualdad recogidos en el artículo 14 de la Constitución. Con
independencia de que asuma formalmente todos estos principios,
comprometiéndome personalmente a hacer que se respeten en toda la
programación de Radiotelevisión Española, creo que la radiotelevisión
pública de ámbito estatal debe ir más allá. Este ir más allá implica, en
mi opinión, aceptar como rasgos específicos de la radiotelevisión pública
de ámbito estatal los siguientes: gratuidad de al menos algún canal para
garantizar de este modo que todos los españoles, los menos favorecidos
especialmente, dispongan de un eficaz instrumento de información, de
entretenimiento y de cultivo intelectual; generalidad de al menos algún
canal para que, sin perjuicio de la existencia de los canales temáticos a
los que la evolución tecnológica parece avocarnos ineludiblemente, todos
los españoles dispongan de una radio y una televisión públicas que cubran
toda la diversidad de la información, el entretenimiento y la cultura;
este principio está expresamente recogido, como saben SS. SS., en la
Declaración de Bruselas, de noviembre de 1993, de la Unión Europea de
Radiodifusión, Promoción de la cultura y de las lenguas de España y de
sus nacionalidades; internacionalidad para hacer que este patrimonio
cultural y lingüístico que acabo de mencionar se difunda más allá de
nuestras fronteras y llegue a todos los pueblos de la tierra,
especialmente a aquellos que como los hispanoamericanos tienen estrechos
vínculos con España. La internacionalidad permite, además, que todos los
españoles, incluso aquellos que viven fuera de nuestras tierras,
disfruten del servicio público que nos ocupa; instrumento de cohesión
social y nacional porque gracias a su inmenso poder de convocatoria puede
hacerse de Radiotelevisión Española una auténtica seña de identidad
social y cultural que ayude a vertebrar España; instrumento de formación
y de participación de todos los españoles en los asuntos de la vida
pública, aspecto este que está estrechamente ligado a los que he citado
antes de gratuidad y generalidad.

Aunque se trata de un asunto complejo, éstos son, a mi entender, los
rasgos específicos de la radiotelevisión pública y a ellos pretendo
atenerme. De estos rasgos resultan en mi opinión ciertas consecuencias
más o menos concretas. Citaré algunas. La primera consecuencia es que la
programación debe incluir información, formación y entretenimiento en
todos sus aspectos y modalidades. La programación debe dirigirse, además,
a todos; debe ponderarse la aplicación de la regla conforme a la entidad
cuantitativa y cualitativa de los contenidos y de los grupos sociales a
los que vaya dirigida.

Considero, en segundo lugar, que debe prestarse una atención primordial a
aquellos que tienen en la radiotelevisión su única y principal fuente de
información, de formación y de entretenimiento; es decir, que la
radiotelevisión pública debe esforzarse por presentar sus programas de
modo que sean accesibles y atractivos a todos los niveles sociales con
mayor o menor formación cultural. En ningún caso ha de renunciarse a
ofrecer los contenidos concretos con buen gusto y con ingenio.

Nadie parece cuestionar hoy día que la radiotelevisión pública debe
satisfacer las necesidades de todos sus oyentes y espectadores y que sólo
en la medida que se cumpla este objetivo justifica su propia
existencia.

Por ello, y en tercer lugar, la radiotelevisión pública debe crear los
mecanismos oportunos que permitan conocer lo que piensa el público en
cada momento de su programación y de sus contenidos para poder adaptar
éstos a los gustos y aspiraciones de todos los españoles. No se trata,
lógicamente, de que la radiotelevisión pública deba ofrecer siempre lo
que la mayoría de sus oyentes y espectadores pida, porque ello podría
conducir, en situaciones límite, a resultados aberrantes. Por poner un
ejemplo: una televisión pública no debe ofrecer nunca lo que se suele
llamar telebasura y ello ni siquiera en el caso hipotético de que lo pida
una abrumadora mayoría. Junto a la necesidad de satisfacer la demanda del
público está, naturalmente, el deber de promover la cultura y los valores
propios del humanismo. En el juego equilibrado de estas dos reglas está,
a mi entender, la clave de la respuesta selectiva a las demandas de los
oyentes y de los espectadores.

Saben SS. SS. que una de las medidas por la que habitualmente se han
guiado las radiotelevisiones es lo que en el argot del sector se llama
share, es decir, el porcentaje de consumo de una cadena respecto del
consumo total de radio o de televisión en cada momento dado. Pues bien,
creo que de los principios específicos que antes enuncié se desprende que
la radiotelevisión pública debe dar más importancia a otras medidas
diferentes de las del share; por ejemplo, el llamado reach. Este indica
el número de personas distintas que han visto u oído un determinado
programa o una cadena. Si Radiotelevisión Española se guiara
fundamentalmente por la share entraría de lleno en la guerra por las
audiencias, descuidando así el cumplimiento de los principios que le son
esenciales. Poniendo el acento en el reach, o en otras medidas similares,
seremos capaces, por el contrario, de ofrecer una programación variada y
de calidad. En este mismo sentido se ha pronunciado el valioso informe de
abril de 1995 de la Comisión especial sobre contenidos televisivos del
Senado.

La cuarta consecuencia es que el carácter estatal de la radiotelevisión
pública y su vocación de ser instrumento de cohesión y vertebración
social de todos los españoles nos lleva, inevitablemente, a otra
conclusión: que con independencia del coste y la rentabilidad económica
que se espere en función de las distintas densidades de población, la
radiotelevisión pública debe cubrir con su señal todos los territorios y
los pueblos de España.

La quinta consecuencia es que la radiotelevisión pública, además, tal y
como concluyó la Comisión especial sobre los contenidos televisivos del
Senado que ya he mencionado, debe promover la enseñanza y la formación



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académica y profesional, colaborando para ello con las instituciones
educativas y académicas y profundizando de este modo en algún proyecto
que ya se ha llevado a cabo con gran provecho en Radio Nacional de España
y en Televisión Española.

En sexto lugar, por lo que respecta al entretenimiento, vuelvo a
referirme al informe de la Comisión del Senado, de abril de 1995, que
aboga por unos programas de entretenimiento que, con gusto y nobleza
--cito textualmente--, se dirijan a todos los públicos, cuidando
especialmente al público infantil que es el más indefenso. Esta exigencia
nos obliga a cuestionar, entiendo, la bondad de un tipo de programación
desafortunadamente muy extendido, que se basa exclusivamente en
contenidos vertiginosos o de menos impresiones, frente a los contenidos
que incitan a la contemplación intelectual y que, por tanto, promuevan el
desarrollo de la persona. A este respecto, el psicólogo Tony Anatrella,
en un libro reciente que ha tenido cierto éxito en Francia y que se
titula No a la sociedad depresiva, ha denunciado el conformismo de los
medios de comunicación --cito textualmente-- respecto de la promoción
inquietante de un mundo imaginario primario, que no deja apenas espacio
al desarrollo de la interioridad individual.

Quiero insistir algo más en este ámbito del entretenimiento para
manifestar mi acuerdo pleno con lo que dijo el profesor Río Pereda ante
la Comisión del Senado a que antes aludí, sobre los programas de
entretenimiento, especialmente cuando van dirigidos a la infancia y a la
juventud, que deben presentar personajes y situaciones ejemplares y huir
de mensajes de hedonismo, irresponsabilidad y violencia.

En esta misma línea, como saben SS. SS., existe un convenio, de marzo de
1993, sobre principios de la autorregulación de las cadenas de televisión
para proteger a la infancia y a la juventud. Me alegró mucho saber que
recientemente se han aprobado ciertos cambios legislativos en Estados
Unidos y en Suecia, tendentes a promover el carácter educativo de las
televisiones y la defensa del público infantil frente a los programas de
contenido violento. Creo firmemente que las leyes y convenios como los
que he mencionado y declaraciones o cartas como las que aprobó el Consejo
de Administración del Ente Público Radiotelevisión Española, en julio de
1981, sobre los principios básicos y líneas generales de programación,
merecen todo nuestro apoyo, sin perjuicio, naturalmente, de su regular
adaptación a las circunstancias de cada momento.

La última consecuencia que extraigo de los principios específicos de la
radiotelevisión pública, coincidiendo también aquí con la declaración de
Bruselas de noviembre de 1993, es la necesidad de que la radiotelevisión
pública sea un instrumento de apoyo a las producciones nacionales y
europeas. Sin embargo, estas conclusiones de orden práctico pueden
revelarse ilusorias si la radiotelevisión pública no cuenta con una
financiación estable que garantice su equilibrio económico y su
independencia. Por ello, considero que, en línea con el informe de la
Comisión especial del Senado y, en cierto modo, con la resolución de la
IV Conferencia de Praga de diciembre de 1994, la radiotelevisión pública
debe financiarse, principalmente, con fondos públicos, pudiéndose
completar esta financiación con ingresos procedentes de la publicidad, de
la venta y cesión de derechos y de otras actividades comerciales. Este
es, por otro lado, el régimen previsto en el vigente Estatuto de la Radio
y la Televisión.

Empecé diciendo que Radiotelevisión Española es, además de un servicio
público gestionado por el sector público, una empresa. Una empresa que
nos cuesta muchísimo dinero a todos los españoles y que viene empleando
enormes cantidades de recursos humanos y materiales que, entiendo, no han
sido apropiadamente gestionados en el pasado, tal y como explicaré más
adelante. Esta realidad, unida a la situación que nos ha tocado vivir de
especial y grave escasez de recursos, obliga al equipo directivo de
Radiotelevisión Española a plantear el presente y el futuro de la casa en
términos empresariales. Ello quiere decir, señorías, que tras determinar
cuál es la situación real de Radiotelevisión Española en lo económico, en
lo financiero y en lo organizativo --tarea que no está siendo nada
fácil--, debemos plantearnos cómo podemos optimizar dicha situación, y
ello con criterios de gestión empresarial. Urge, por tanto, poner los
pies en el suelo, reconocer que Radiotelevisión Española no debe seguir
aumentando su déficit y endeudándose permanentemente, aunque sea con el
respaldo del Estado, eso sí, si al mismo tiempo no se gestiona con
suficiente rigor, austeridad, transparencia y eficacia. Ninguna empresa,
señorías, ni siquiera la empresa pública, debería financiarse con
recursos ajenos, si sus actividades mercantiles no generan ingresos
suficientes para poder pagar el coste de la deuda y amortizarla a su
vencimiento por sí misma y sin apoyos externos, como es este caso.

Por todo ello, señorías, creo que es mi deber acometer una profunda
racionalización empresarial y organizativa, implantando los mecanismos
correspondientes que permitan controlar y reducir el gasto, rendir
cuentas claras del empleo de los recursos y simplificar y flexibilizar la
organización. Sólo de este modo podremos tener una radiotelevisión que
sea capaz de adaptarse al tiempo, a un público y a una sociedad en
constante evolución y a un entorno como el de las telecomunicaciones en
permanente y vertiginosa transformación tecnológica. Sólo de este modo
podremos tener una radiotelevisión pública que nos cueste lo que nos debe
costar. Toda empresa debe justificarse, no tanto por la rentabilidad
económica que proporciona a sus dueños, sino más bien --en el caso de las
empresas públicas-- por el grado de satisfacción que dé a las necesidades
de su público o consumidores y por el grado de promoción personal y
profesional que ofrezca a sus trabajadores. Por ello, entiendo que dentro
de la gestión empresarial a la que antes me referí, debo tratar, de modo
particular, de poner los medios para que en la casa haya un clima laboral
satisfactorio y estimulante, y para que la calidad del servicio que
presta Radiotelevisión Española crezca de día en día.

Al referirme a la conveniencia de gestionar con criterios empresariales
los recursos con que cuenta y que consume diariamente Radiotelevisión
Española, se habrán preguntado SS. SS. cuáles son en realidad los
recursos con que se



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cuenta hoy --un análisis patrimonial-- y cuáles son realmente los
recursos de la pesada maquinaria en que se ha convertido Radiotelevisión
Española que consume diariamente --un análisis financiero.

Debo decirles con gran preocupación que al tiempo de hacerme cargo de la
dirección general del Ente intuía ya que la situación económica era
dramática. Hoy, pasados 40 días desde aquel momento, he comprobado que la
situación es mucho más grave de lo que entonces podía sospechar. Al día
siguiente de mi toma de posesión, encargué a los responsables de los
distintos departamentos un análisis urgente y profundo de la situación
del Ente y de sus sociedades y, al mismo tiempo, pedí a la Intervención
Delegada del Ministerio de Economía y Hacienda que preparara un informe
de la situación global del grupo, haciendo especial hincapié en lo
organizativo y en lo económico. Al acometer estos estudios, los cuales no
han concluido aún, encontramos que había, en primer lugar, dificultades
para llegar ordenadamente a la información y, en segundo lugar, graves
quiebras de los principios organizativos y empresariales elementales.

La situación que voy a describir no es fruto solamente de los modos y
estilos de gestionar de los anteriores equipos directivos, sino de una
falta constante de adecuación de Radiotelevisión Española desde hace al
menos una década al entorno cambiante del sector, lo que ha alterado
radicalmente las reglas y los objetivos del mercado. Por ejemplo, el
Estatuto de la Radio y la Televisión de 1980 se ha quedado desfasado por
la aparición de las televisiones autonómicas y privadas.

Les voy a dar algunos datos financieros. A 31 de diciembre de 1995, el
endeudamiento financiero del grupo era de 250.000 millones de
pesetas.

Tras la asunción de parte de deuda anterior por el Estado, se inicia el
ejercicio 1996 con un endeudamiento de 139.000 millones de pesetas, pero
a 31 de mayo de 1996 el grupo se había endeudado en otros 69.000 millones
de pesetas para financiar el déficit de tesorería desde el 1 de
enero.

Este nuevo endeudamiento se traduce en un coste financiero, en concepto
de intereses, de 55 millones de pesetas al día. En esta hora de
comparecencia se habrán devengado 2.200.000 pesetas de intereses.

De acuerdo con la información facilitada por la Intervención Delegada de
Hacienda, se ha hecho una previsión de las necesidades de tesorería que
tendrá el grupo a 31 de diciembre de 1996, derivadas de la simple gestión
de los compromisos de gasto asumidos en los primeros cuatro meses del año
y de los ingresos previstos en los presupuestos, sin considerar
necesidades normales para completar la parrilla de programación. Esta
previsión arroja un déficit adicional de tesorería, es decir, un agujero,
de 96.000 millones de pesetas y ello después de haber agotado el límite
máximo de endeudamiento del grupo, fijado para 1996 en 90.000 millones de
pesetas.

Los dos problemas anteriores --muy graves-- que afectan a la posición del
endeudamiento del grupo y a la permanente situación de déficit de
tesorería, resultan agravados por la política presupuestaria ejecutada
por el anterior equipo directivo durante los primeros meses del año.

Efectivamente, señorías, de acuerdo con el informe emitido por la
Intervención Delegada de Hacienda, a 17 de mayo de 1996 Televisión
Española había comprometido la totalidad de su presupuesto de compras,
46.478 millones de pesetas, sobrepasando así el límite presupuestario en
otros 1.071 millones de pesetas. A esa misma fecha estaba también
comprometido en su totalidad el presupuesto de compras autorizado para
todo el año 1997, habiéndose suscrito contratos por encima del límite
autorizado en 197 millones de pesetas. En los siguientes ejercicios hay
compromisos adquiridos --lo cual es normal en alguna medida en el
sector-- por valor de 70.000 millones de pesetas, significando para 1998,
el 76 por ciento del presupuesto de compras; para 1999, el 44 por ciento
del presupuesto de compras y para el año 2000, el 36 por ciento del
presupuesto de compras. Hay que resaltar que en estos datos faltan por
incluir importantes partidas, como son las Olimpiadas de Sidney del año
2000, que se deberán empezar a pagar este mismo año 1996.

A todo lo anterior hay que añadir que para tratar de sortear esta
vulneración de los límites presupuestarios, que, como SS. SS. conocen muy
bien, son límites fijados por la ley, la anterior dirección del Ente
Público decidió modificar, con fecha 9 de abril de 1996, pero con efectos
de 1 de enero, el Manual de motivos de cargo y abono, que es el plan
general de contabilidad interna del grupo, que debe ajustarse a lo
establecido en la ley General Presupuestaria y en el Plan General de
Contabilidad para traspasar los gastos comprometidos en el capítulo de
compras por encima del límite presupuestario --los 1.071 millones que
mencioné anteriormente-- al capítulo de servicios exteriores.

Por tanto, a la preocupante situación económico-financiera ya descrita
hay que añadir graves irregularidades en la ejecución de los presupuestos
y un grado de compromiso presupuestario que alcanza el cien por cien de
los presupuestos de 1996 y de 1997 y que se extiende hasta el presupuesto
del año 2000, comprometiendo muy seriamente el margen de maniobra y los
objetivos de producción del grupo durante los próximos años. Sin embargo,
este nivel de compromisos económicos no se ha traducido en mayor calidad
y cantidad de programas en existencias que permitan una adecuada
programación de la parrilla en el futuro.

Llegados a este punto, es necesario referirse al informe del Tribunal de
Cuentas sobre Radiotelevisión Española correspondiente a los ejercicios
de 1992 y 1993, así como a los informes de auditoría de los últimos años
--hasta 1995-- emitidos por la firma Coopers & Lybrand. De acuerdo con
ese informe del Tribunal de Cuentas --y cito textualmente--, «la
financiación de Televisión Española, S. A., se obtiene a través de un
precio de cesión de Televisión Española, S. A., a Radiotelevisión
Española...» --es decir, al Ente-- «... cuyo criterio de valoración
consiste en cubrir todos los costes de producción». Añade el Tribunal de
Cuentas --y sigo citando textualmente-- que «este criterio de valoración
no es admisible porque resulta contrario a las normas de contabilidad
aplicables a los grupos de sociedades e incluso a la normativa del
Impuesto de Sociedades, que contempla las operaciones entre entidades
vinculadas como realizadas



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a valor de mercado». Y sigue diciendo: «La aplicación del criterio de
valor de mercado a las ventas de programas realizadas por Televisión
Española, S. A., a Radiotelevisión Española produciría una disminución de
los ingresos contabilizados por aquélla, que provocaría que los
resultados de 1992 pasaran de 2.270 millones de pesetas de beneficios a
12.952 millones de pesetas de pérdidas. En el ejercicio de 1993, las
pérdidas registradas de 2.450 millones de pesetas pasarían a 54.467
millones de pesetas...» --es una diferencia sustancial-- «... y los
fondos propios, a 31 de diciembre de 1993, al importe negativo de 35.242
millones de pesetas, frente al positivo de 29.729 millones de pesetas que
tiene registrado en sus cuentas anuales».

Por su parte, y en esta misma línea, el informe de auditoría de
Televisión Española, S. A., correspondiente al ejercicio de 1995, emitido
por la firma Coopers & Lybrand, tiene una importante salvedad, señalando
que no es posible evaluar el efecto que supondría sobre las cuentas
anuales de Televisión Española el hecho de que la sociedad fuera
gestionada de manera independiente.

Ante esta evidente desnaturalización de la estructura del grupo,
producida durante los diez últimos años y denunciada tanto por Tribunal
de Cuentas como por la auditoría interna de Televisión Española, S. A.,
sorprende que se procediera a la aprobación de las cuentas del grupo por
el anterior equipo directivo sólo unos días antes de mi incorporación al
frente de Radiotelevisión Española, a lo que se unen los siguientes
problemas detectados en relación con la organización interna del
grupo.

No existe una contabilidad de costes en sentido estricto, por lo que es
imposible conocer el grado de eficiencia y de rentabilidad con que operan
las distintas unidades de producción y de gasto de la casa.

Los ingresos y los gastos correspondientes a una misma actividad se
generan en áreas separadas y en muchos casos estancas; por ejemplo, la
gestión comercial de los espacios publicitarios de Televisión se lleva en
el Ente por decisión del anterior equipo gestor, sin relación con las
áreas de producción, compras y programación de Televisión Española,
quienes no conocen ni vigilan los ingresos que genera su propia
actividad.

Radiotelevisión Española está organizada en centros de gasto, lo cual
implica falta de eficacia, ausencia de responsabilidad y dificultad de
gestión.

Hay un exceso de burocracia, lo que se traduce en procedimientos
redundantes, costes innecesarios en tiempo y en dinero y dilución de las
responsabilidades asignadas a las diferentes áreas o departamentos
administrativos. Para que se hagan una idea, en Televisión Española hay
unas 150 categorías laborales diferentes, 19 niveles directivos distintos
en el organigrama del Ente y un voluminoso y enmarañado conjunto de
disposiciones internas que se ha venido creando por aluvión de las
distintas etapas por las que ha ido pasando Radiotelevisión Española. Por
otro lado, hay desadecuaciones importantes entre ciertas funciones y las
personas que las desempeñan.

El flujo de la información es desordenado y disperso. Así, por ejemplo,
los datos mensuales del seguimiento presupuestario se preparan y se
presentan por tres departamentos distintos en tres documentos de unas
setenta páginas cada uno.

Por otro lado, aunque hay un ordenador central del grupo, no hay
aplicaciones adecuadas, y con el tiempo se han creado más de seis redes
de ordenadores personales incomunicadas entre sí y, a su vez, con el
ordenador central.

Como último ejemplo a este respecto les diré que los datos del
departamento comercial se trataban en Londres en un sistema costosísimo
y, al vencer el contrato, Radiotelevisión Española se ha visto
dificultada para integrar estos datos en sus aplicaciones
informáticas.

A pesar de ese panorama sombrío que les he dibujado, creo que
Radiotelevisión Española debe y puede seguir adelante. Para ello cuenta
con unos recursos humanos --su plantilla-- y con un público --sus oyentes
y sus espectadores-- con grandes potencialidades y pendientes, ambos, de
que se les proponga un proyecto sugerente y valioso. Este proyecto debe
apoyarse aquí, en el Parlamento, a través de ponencias, comisiones y
debates con todos los grupos sociales, culturales, políticos y
religiosos.

Desde Radiotelevisión Española aportaremos toda nuestra iniciativa,
prestaremos toda la ayuda que podamos. Para ello he puesto en marcha un
debate interno basado en propuestas concretas y en su análisis
global.

Espero que en este debate participen los representantes de los
trabajadores y todo el equipo directivo de la casa, con el fin de
analizar en su conjunto cuál es la situación actual del Ente y determinar
posibles esquemas de cómo debe ser y qué se puede esperar de la
radiotelevisión pública en su ámbito estatal.

Deben saber, señorías, que he pedido al Consejo de Administración de
Radiotelevisión Española y a distintos grupos políticos con
representación parlamentaria que participen en esta importante tarea.

La definición de la radiotelevisión pública de ámbito estatal permitirá
finalmente fijar la dimensión empresarial de la estructura organizativa y
funcional de Radiotelevisión Española y su tipo de financiación.

A este respecto caben dos posibilidades: una, financiación mixta, en la
que los fondos públicos constituyan la mayor parte y, el resto, el
mercado publicitario y otras fuentes de ingresos, y, dos, una
financiación enteramente pública. En todo caso, la definición de ese
nuevo modelo exigirá, a mi entender, una reforma en profundidad del
régimen jurídico vigente y, como ya he dicho, de la organización y del
marco financiero actuales de Radiotelevisión Española.

Sin perjuicio de que más adelante vuelva sobre este asunto, quiero aludir
al hecho incuestionable de que nos acercamos a la segunda gran revolución
de la industria audiovisual. Esto quiere decir que la definición del
modelo de Radiotelevisión Española, con todo lo que ello implica, es una
necesidad inaplazable.

Entre tanto llega este modelo de la radiotelevisión pública de ámbito
estatal, pretendo poner en práctica algunos estudios y medidas que resumo
a continuación: la racionalización de la estructura organizativa,
procurando aligerar



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la carga burocrática que no se considere necesaria para la adecuada
gestión de las distintas áreas; la mejora de los sistemas del tratamiento
de la información económica, financiera y de otro tipo; la implantación
de los mecanismos oportunos para garantizar que los contenidos de las
programaciones de radio y de televisión son de la mejor calidad posible y
cumplen los principios esenciales que enuncié al comienzo de mi
exposición; el reforzamiento del sistema de control del gasto; la
creación de un servicio telefónico y postal, como instrumento de conexión
permanente de Radiotelevisión Española con las necesidades y con la
crítica de todos los españoles; la consideración de la conveniencia de
colaborar con otras radios y televisiones, con la industria
cinematográfica y de producción de programas televisivos, con los
profesionales del sector y con cuantas otras instituciones ofrezcan a
Radiotelevisión Española oportunidades de optimizar sus recursos. Así se
podrán obtener condiciones más ventajosas en la producción, en la compra
y venta de derechos y en el resto de las actividades mercantiles.

El estudio y la negociación de fórmulas jurídicas y económicas que
permitan resolver el problema de la deuda acumulada del Ente, cuyo
volumen es, por sí mismo y por la carga financiera que implica,
insoportable.

En cuanto a los canales de Televisión Española y de Radio Nacional con
que contamos hoy, creo, señorías, que hasta no tener una definición del
modelo de radiotelevisión pública no conviene acometer modificación de
importancia alguna.

Voy a terminar, señorías, aludiendo a lo que, en mi opinión, es una
realidad inminente. Antes de dos años nos encontraremos en España con
entre ciento cincuenta y quinientos canales de televisión, que llegarán a
las casas de todos los españoles por distintos canales de
distribución.

Por lo tanto, la fuerza televisiva será fundamentalmente temática, lo que
producirá una segmentación de la audiencia. Esto, a su vez, dispersará a
los anunciantes, significando una menor parte de la «tarta publicitaria»
disponible para la televisión generalista; es decir, que las televisiones
generalistas tendrán una menor capacidad de ingresos, una menor capacidad
de inversión en programas y una menor audiencia.

Opino que Radiotelevisión Española debe anticiparse, tomando decisiones
estratégicas, costosas e importantes, en muy poco tiempo.

Caben dos opciones estratégicas ante la llegada de las nuevas
tecnologías: Primera, hacer únicamente una radiotelevisión pública
generalista con una sensible reducción en la cuota de mercado, lo que
requerirá un sistema de financiación exclusiva o fundamentalmente
pública. Segunda, hacer, por un lado, una gestión pública con un canal
generalista y claramente, como en el caso anterior, de servicio público,
financiado con fondos públicos, y, por otro lado, una gestión
diferenciada con algunos canales temáticos, que deberían gestionarse con
criterios estrictamente empresariales. Esta opción garantiza la presencia
de Televisión Española a medio y largo plazo, ante un momento de cambio
inminente, no sólo en la comunicación sino en la forma de ver
televisión.

Esta segunda alternativa exigiría una aportación inicial de fondos a
Radiotelevisión Española para que ésta pudiera financiar el lanzamiento
de estos canales temáticos.

Ante el reto que tenemos planteado, me gustaría que esta Comisión
trabajara de forma constructiva para ofrecer el servicio de
radiotelevisión pública que se merecen los españoles. Téngase en cuenta
que este servicio está costando a cada uno de los veinte millones de
contribuyentes unas 9.000 pesetas anuales, y ello sin tener en cuenta el
repago de la deuda.

Es responsabilidad de todos dotar al pueblo español de un servicio de
radiotelevisión pública imaginativa y digna.

Estos son, señorías, mis compromisos, mis proyectos y mis
sugerencias.

Espero que todo ello pase por el tamiz de esta Comisión, que no dudo que
en todo momento será no sólo esclarecedor sino también constructivo.

Gracias, señorías, por su paciente atención.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias.

Tras la intervención de la directora general, se va a abrir el turno de
intervenciones por parte de los portavoces de los distintos grupos.

En primer lugar, tiene la palabra el señor Leguina, Portavoz del Grupo
Socialista.




El señor LEGUINA HERRAN: Señora Presidenta, señorías, señora directora
general, su intervención, en su parte central y centrada, se ha dedicado
a describirnos la IHR, cosa que ya esperábamos, es decir, la insoportable
herencia recibida. Entonces, yo quiero proponer, en nombre del Grupo
Socialista, una comparecencia del anterior director general, porque es
evidente que no disponemos de los datos de que usted dispone, y,
naturalmente, menos para contestar en este momento, salvo algunas cosas
que he podido oír sobre la marcha y que no se corresponden completamente
con la realidad. Por ejemplo, usted dice que en los presupuestos de 1996
el anterior equipo cambió el concepto de gasto compras por el concepto de
gasto servicios exteriores. Lo que no nos ha dicho es el porqué, ¿por qué
lo cambió, señora directora general? Lo tendría que saber usted porque
está en el informe de auditoría externa.

En todo caso, insisto en que el centro de su intervención es el IHR, y el
IHR debería discutirse aquí con los responsables de esta insoportable
herencia, en este caso, con don Jordi García Candau.

Deberíamos llegar hasta el fondo de esa situación antes de pasar dentro
de unos meses a hablar de lo que tenemos claro en esta Comisión de
Control, que es del futuro de la empresa Radiotelevisión Española, a la
que usted ha dedicado muy buenas palabras. Hay que reconocerlo.

En primer lugar, como bien se sabe, dicen que el infierno está plagado de
buenas intenciones. No quisiéramos nosotros que aquí se cumpliera esa
previsión, porque lo que ha dicho tanto respecto a los objetivos, en la
primera parte de su intervención, como al futuro, en la última parte de
su intervención, estos objetivos desde una óptica de sensibilidad
democrática tienen la ventaja de que es imposible oponerse a ellos, pero
tienen el inconveniente que radica en esa imposibilidad, que es que,
puesto que es imposible



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oponerse a ellos, no tienen discusión. Entonces, cabría discutir ahora
algo más en profundidad esos objetivos y sobre lo que se pretende hacer
con la empresa Radiotelevisión Española, dados los objetivos que están en
la Constitución y en el Estatuto, en el sentido común y la sensibilidad
democrática que compartimos todos los aquí presentes y usted también.

Debo de centrar, para entrar en el debate, cuál es nuestra posición. Si
la estrategia empresarial que nos propone comporta de verdad una
financiación mixta, comporta de verdad que la televisión pública tenga
público, comporta de verdad que el Ente aproveche la existencia de dos
cadenas para diversificar el producto, comporta de verdad que el Ente y
las empresas que lo constituyen sea una bomba de inyección, entre otras,
para la industria de lo audiovisual, va a contar usted con nuestro
apoyo.

Si un plan estratégico se trae aquí con estos objetivos, lo
apoyaremos.

Sin embargo, al hilo de su discurso, señalaré dos cuestiones. En primer
lugar, lo que ha dejado caer sobre la cuota de pantalla, el share. Parece
deducirse de sus palabras una renuncia a la guerra por la audiencia. Esa
posición puede llevar a Radiotelevisión Española a entrar en un auténtico
desastre. ¿Por qué? Porque, como bien sabe, por cada punto de audiencia
que se baja, se pierden dos mil millones de ingresos. Si se busca un
objetivo, en el porcentaje que sea, que en este momento parece que está
en el 27 por ciento en la Primera Cadena y en el 10 en la Segunda; si se
busca un objetivo, cualquiera que éste sea, por debajo de esos niveles,
sabemos que se van a perder dos mil millones de pesetas de ingresos por
publicidad por cada punto que se baje. Pero esa bajada controlada depende
naturalmente de las tendencias de la audiencia, cosa que es imposible
controlar desde una sola parte. Por lo tanto, entrar en barrena no es
imposible, sino que suele ser probable, ya que todas las malas
previsiones tienden a cumplirse. Debiéramos, pues, tener muy en cuenta
que, sean cuales sean los objetivos que usted ha señalado y con los
cuales, como he dicho al principio, es imposible estar en desacuerdo, una
televisión pública debe de tener público. Si no, de poco serviría.

La segunda cuestión, que hace alusión justamente a la herencia, conviene
recordar que el Ente de Radiotelevisión Española, en sistema de monopolio
de las televisiones, perdía dinero, me parece, hasta 1981-82. Siguiendo
en régimen de monopolio, empezó a ganar dinero, y por lo tanto a no tener
subvención del Estado, prácticamente hasta 1993, cuando ya había cambiado
el mercado y Televisión Española tuvo que competir con las televisiones
privadas, incurriendo naturalmente en déficit. Es evidente que la deuda
acumulada viene de ahí. La razón de no haber entrado en un sistema mixto
pactado y fijo de financiación tiene que ver con la situación económica
general del Estado y del país. Pero en cuanto al modelo que usted ha
esbozado y a la fórmula, que no ha explicitado --y es lógico que no la
explicite--, de cobertura de la deuda acumulada, va a contar con nuestro
apoyo.

Resumo y termino. En las líneas generales de la ley, no tenemos nada que
decir que no sea apoyarlas, porque cualquiera que tenga un mínimo de
sensibilidad democrática lo apoyaría. En cuanto a la parte central de
esta intervención, nos parece que no puede quedar así, pues tiene que
contrastarse con otros datos que tiene que aportar, naturalmente, el
anterior equipo director y concretamente el director general. Respecto a
algunas cuestiones que ha dejado caer, nos anuncian una cierta
preocupación.

Sin entrar para nada en cuestiones que tienen que ver con la forma en que
ha entrado el nuevo equipo --que a un observador objetivo no le dejan de
extrañar--, en una empresa --y usted ha subrayado con frecuencia en su
intervención que ésa es una empresa-- los cambios no tienen por qué
producirse en su imagen pública con la virulencia que lo han hecho, pero
somos conscientes de que ésta es una empresa muy particular y que el
mensaje que se quería dar, no desde el Ente, sino desde el Gobierno, era
que las cosas cambian modificando las caras de los que salen en los
telediarios. Pero esto para nosotros es lo adjetivo, aunque tenga su
importancia y la tendrá cada vez más porque una empresa no sólo son sus
estrategias, sean financieras o de producto, sino también --y lo que
suele ser más difícil-- su forma de organizar el trabajo. En una empresa
que en este momento tiene más de nueve mil trabajadores supongo que no
será nada fácil.

Yo le deseo, para finalizar mi intervención, todo tipo de éxitos en su
labor y le aseguro que los datos que nos ha facilitado deberían ser
contrastados por otras fuentes.




La señora PRESIDENTA: Se abre el turno de intervenciones por parte de los
representantes de los otros grupos.




La señora DIRECTORA GENERAL DEL ENTE PUBLICO RTVE (Ridruejo Ostrowska):
¿Puedo contestar a cada uno de ellos? (Pausa.)



La señora PRESIDENTA: La directora general va a contestar al
representante del Grupo Socialista en primer lugar y luego se abrirá el
turno de intervenciones.




La señora DIRECTORA GENERAL DEL ENTE PUBLICO RTVE (Ridruejo Ostrowska):
En primer lugar quería darle las gracias al señor Leguina como portavoz
de su grupo por habernos dado su bienvenida, no sólo a mí, sino a todo el
equipo directivo, y también por habernos dado su apoyo, que creo que es
muy valioso, no tanto porque nos lo dé a nosotros como gestores de este
servicio público, sino porque se lo van a agradecer todos los españoles
que reciben este servicio público, sobre todo en la medida en que esto
signifique un incremento en la calidad del servicio y en aligerar los
problemas que tiene el grupo. De todas formas, quería hacer referencia a
alguna de las cuestiones que ha mencionado específicamente el señor
Leguina sobre esa IHR recibida de la anterior dirección general.

En cuanto a la primera cuestión, que se refería a por qué y cuándo la
reclasificación de las partidas de gasto de compras a servicios
exteriores, lo primero que quiero indicar es que aunque existen
salvedades en la auditoría de 1995, indicando algunos problemas
significativos en la gestión



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realizada en ese ejercicio, cuando he dado estos datos en este momento me
he referido a los primeros cuatro meses del año 1996. Lo que había
mencionado es que la anterior dirección del Ente Público decidió
modificar con fecha 9 de abril de 1996, pero con efectos de 1 de enero de
1996, el manual de motivos de cargo y abono, etcétera, etcétera, para
traspasar los gastos comprometidos en el capítulo de compras, por encima
del límite presupuestario, al capítulo de servicios exteriores. Me
preguntaba por qué. Personalmente no puedo contestar a esa pregunta,
excepto leyendo el informe realizado por la Inspección Delegada de
Hacienda y haciendo un seguimiento de las partidas. La razón fundamental
es que el anterior equipo directivo se había comprometido y había gastado
la totalidad del presupuesto de compras, de 46.478 millones de pesetas,
incluso sobrepasando este límite en 1.071 millones. Al sobrepasar este
límite, parece ser que no les quedó más remedio que sacarlo de otro sitio
y este otro sitio es la partida de servicios exteriores. Esa pregunta,
creo que queda contestada de esta forma.

Respecto al apoyo a la estrategia empresarial, espero recibirlo cuando
solicitemos la financiación de nuestro proyecto, que lo presentaremos en
los próximos meses, posiblemente en el mes de septiembre. Espero que se
apoye en una financiación mixta, que la televisión tenga público, puesto
que si no no se justificaría no sólo nuestro trabajo, sino tampoco la
existencia de la radio y la televisión pública, que existan dos cadenas
de televisión, porque esto significa una diversificación, y que el ente
sea una inyección para la industria, por ejemplo, de la producción.

Espero que así sea. También espero que la estructura, tanto del ente como
de sus sociedades, pueda ser reconducida, porque si no no sería posible
ni apoyar a la industria ni tan siquiera la propia existencia del
servicio público.

Esto quiere decir --y hago referencia a la cuestión del share y del
reach-- que, aunque quisiéramos mantener la audiencia en los porcentajes
actuales, la propia desnaturalización de todo el grupo no recomienda, de
hecho está próxima a impedir, que se mantenga a cualquier precio una
audiencia que se ha mantenido a cualquier precio. Quizá sea más rentable,
no sólo para el ente, sino también para los españoles, poder tener una
televisión bien estructurada que no les cueste 188.000 millones de
pesetas al año. Quizá la lucha por la audiencia sea un coste mayor del
que los españoles puedan y deban soportar.

En cuanto al sistema de monopolio y la referencia que se hacía a cuándo
empezó a perder el ente público, la aparición de las televisiones
autonómicas tiene lugar, con TB3, antes del año 1987; se implantan las
demás televisiones y en el año 1988 sale la Ley de las telecomunicaciones
y es cuando de verdad surge la competencia. Es el momento en que
Radiotelevisión Española empieza a sufrir unas pérdidas sustanciales. Lo
que es cierto es que estas pérdidas aumentan, de forma exponencial, desde
el año 1992 en adelante, no sé si por competencia o por otras cuestiones,
pero estoy de acuerdo en que la deuda viene de ahí.

No sé si la situación de Televisión Española viene de la situación del
país, que es la referencia que se hizo, o es más bien al revés, que
quizás la situación del país venía por cuestiones como, por ejemplo, la
de Televisión Española. La verdad es que tampoco puedo opinar sobre
esto.

Quiero terminar agradeciéndole verdaderamente el apoyo que nos puede
prestar para que las personas que estamos trabajando día a día en hacer
una mejor radio y una mejor televisión lo podamos hacer conjuntamente y
de la manera más productiva que a todos se nos ocurra.




La señora PRESIDENTA: Excepcionalmente se puede abrir un turno de
réplica, si la Mesa está de acuerdo. (Pausa.) Parte de la Mesa no está de
acuerdo, evidentemente.

El señor González de Txabarri, representante del Partido Nacionalista
Vasco, tiene la palabra. (El señor Mauricio Rodríguez pide la palabra.)
El señor Mauricio va después del señor González de Txabarri. Han pedido
todos la palabra.




El señor MAURICIO GONZALEZ: ¿Va de menor a mayor? Es que yo soy más
pequeño.




La señora PRESIDENTA: En el orden que yo tengo establecido está antes el
representante del Partido Nacionalista Vasco, de menor a mayor, que el
representante de Coalición Canaria. (Pausa.) Es un error de los servicios
técnicos. Por tanto, el señor Mauricio tiene la palabra.




El señor MAURICIO GONZALEZ: En realidad, me parece que tenía usted razón
respecto al orden.

En principio, quiero agradecer a la señora Ridruejo la información que
nos ha ofrecido y darle una brevísima impresión de lo que a mi grupo le
parece esa información.

Creo que su esquema, si la he entendido bien, tiene tres partes. Lo que
podríamos llamar una especie de ideario de cómo concibe usted la
televisión pública de titularidad estatal. Quiero decirle que en ese
ideario usted se ha basado fundamentalmente en el informe de la Comisión
del Senado sobre contenidos televisivos. Estoy de acuerdo y, por tanto,
en esa línea debemos trabajar porque me parece que puede haber una amplia
coincidencia de los grupos parlamentarios en lo que es el papel que debe
jugar la televisión pública de titularidad estatal.

Como segunda cuestión, usted ha hecho una exposición que me ha parecido
convincente, yo diría muy convincente. No es un problema de historias de
herencias recibidas. Tenía la intuición de que ese desastre organizativo
y financiero que es Televisión Española se estaba produciendo y los datos
que usted ha ofrecido --que supongo veraces, como es lógico-- representan
un desastre organizativo y financiero de incalculables proporciones,
mayor incluso del que yo me temía, y me temía bastante. Por eso, a no ser
que en este asunto también valga la presunción de inocencia y se traiga
al anterior director general del Ente a defenderse --porque ésta no es
una comisión de investigación--, parto de los datos que usted ha ofrecido
y me hacen pensar que si la situación es tan grave, y yo la comparto,
habría que tener una tercera parte de su informe en proporción a la
gravedad de lo expresado. Puedo entender



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que en cuarenta días --que son muy simbólicos para muchas cosas-- daba
tiempo para hacer una amplísima auditoría y una investigación de la
situación que hay, pero también, si esa situación es tan grave,
proporcionalmente hay que empezar a diseñar medidas urgentes para hacer
frente a esta grave enfermedad que padece el Ente Radiotelevisión
Española.

Ha hecho usted un excelente diagnóstico, pero me da la impresión de que
se ha reservado bastante lo que puede ser la terapéutica, las medidas de
saneamiento del enfermo. Si es verdad que en septiembre nos lo va a
presentar, y me parece que ha hablado de un gran debate, que me parece
que hace falta, no podemos remitirnos sólo a ese debate para tener lo
antes posible el programa, entre otras cosas porque habrá que incorporar
partidas presupuestarias en los presupuestos del Estado de 1997, que
según mis noticias van a estar terminados el 13 de septiembre. Por tanto,
en ese momento tenemos que saber cómo va a ser el programa y cuál es el
presupuesto de Radiotelevisión Española para el año que viene.

A mí me parece muy bien que presida el ente una persona que no sea
profesionalmente, en un sentido estricto, política, como creo que usted
se ha definido, porque eso garantiza la independencia del Ente, su
pluralidad, su neutralidad, su veracidad y su objetividad. Usted lo ha
dicho. Pero espero también que, en ese sentido de lo no político, no la
lleve a una actitud de indecisión.

La acción de tomar medidas en ese Ente es urgente y necesario y me
gustaría que en la respuesta que nos dé a los grupos parlamentarios nos
adelantara --me temo que debe tener alguna-- en qué línea va su plan
estratégico, no el ideario, sino qué medidas de carácter urgente se deben
tomar en proporción a la gravedad de la situación, por dónde deben
avanzar las cosas.

A este país no le puede costar 188.000 millones de pesetas --es evidente
y usted lo ha dicho-- las graves irregularidades a las que usted se ha
referido, ya que comprometen gravemente el futuro de Radiotelevisión.

Nosotros estamos por defender ese futuro, pero dentro de unas dimensiones
racionales que sean soportables por esta sociedad.

En esa dirección, señora Ridruejo, aunque creo que han sido muy positivas
su primera y segunda parte, me ha dado una cierta sensación de
insuficiencia en la tercera. Comprendo el límite de los cuarenta días que
ha tenido, pero como también intuyo que debe tener algo más avanzado, me
parece que debe ser un poco más atrevida y si es posible debe
adelantarnos algo en la réplica que va a tener con los grupos
parlamentarios, porque esperar hasta septiembre en esta situación de
angustia que produce su intervención es excesivo y nos va a estropear el
verano.

Señora Ridruejo, muchas gracias y espero que considere mi sugerencia.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra la Directora General.




La señora DIRECTORA GENERAL DEL ENTE PUBLICO RADIOTELEVISION ESPAÑOLA
(Ridruejo Ostrowska): Muchas gracias por su apoyo y me alegro mucho de
que le haya parecido bien el ideario de cómo se concibe la televisión de
titularidad pública y también que la exposición haya sido
convincente.

Creo que los propios datos son convincentes y dan la imagen --los datos
están ahí-- de desastre no sólo organizativo, sino financiero.

Precisamente eso y la desnaturalización a la que hace mención el Tribunal
de Cuentas en sus informes de 1992 y 1993 es lo que nos está haciendo
trabajar a toda velocidad --sin prisa, pero sin pausa-- para desenmarañar
la estructura, mejor dicho, la desestructura actual, la duplicidad de
funciones, los costes que ello implica y todas las cuestiones a las que
he hecho referencia para diseñar medidas, pero que no sean sólo medidas
de una descripción intelectual o generalista, sino medidas que se puedan
cuantificar y ordenar. Estamos trabajando en ello, aunque quizá sea hoy
demasiado pronto para poderlas expresar con la claridad y con la
definición que me gustaría, porque me parece que es algo que tenemos que
ver con toda la transparencia. Por tanto, sí se están diseñando medidas
urgentes para hacer frente a la grave enfermedad.

Decía que el diagnóstico era bueno, pero creo que todavía no lo hemos
terminado. De hecho, cuando esté terminada la auditoría de la
intervención delegada podremos tener un diagnóstico muchísimo más
definido. Sí tenemos los parámetros importantes, los generales y ahora
tenemos que componer los detalles. Pero no estamos esperando tener ese
diagnóstico definitivo para poder diseñar un programa. Va a ser un
programa que no será político. Va a garantizar la independencia y no creo
que vaya --aunque esto es siempre subjetivo-- a apoyar ninguna actitud de
indecisión. Si esto ocurriera no sería por indecisión mía ni de mi
equipo, sino por la propia indecisión de esta Comisión o quizá por lo que
al final los españoles quieran de su televisión.

Una cosa que sí he apuntado es que se prevé que a mediados de 1997 vaya a
haber una entrada de canales de televisión, entre 150 y quinientos
canales. Yo creo que todos los planteamientos que debamos hacer no se
deben centrar únicamente en el diagnóstico actual, en las dificultades
actuales, sino que se juntan, desgraciadamente, porque son dos cambios
importantes, con el cambio tecnológico y esto quiere decir que se junta
con un cambio radical en el mundo de la comunicación, con lo cual la
terapéutica que hagamos sobre la situación de Televisión tiene que tener
en cuenta estos cambios.

Si nos precipitáramos a la hora de decir que éstos son los cambios que
hay que hacer en el panorama actual, quizá habría que modificarlos dentro
de pocos meses y creo que es mejor hacer un diseño de terapéutica
general.

En todo caso, sí he apuntado dos soluciones muy generales sobre cuál
puede ser el futuro general de un canal --o canales-- de Televisión
público como es éste. Si queremos sólo una televisión pública que llegue
a todos los españoles, que sea claramente pública, interesante,
divertida, entretenida que tenga todo tipo de programación y que sea
financiada primordialmente con cargo a los presupuestos del Estado y si,
por otro lado, queremos complementar esta actividad, que se mantendría
como un núcleo separado e independiente, con otras actividades como son
los canales



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temáticos de televisión. Eso exige --y ésta va a ser una de nuestras
recomendaciones-- que se cambie el marco jurídico y legal y no sólo
tengamos en cuenta parámetros de programación y estrictamente
económicos.

Tenemos que cambiar el entorno en el que se ubica la Televisión pública
quizá afectando al Estatuto y a otras regulaciones. Por ello, creo que
merece la pena esperar unas semanas para poder ver nuestra propuesta en
su conjunto, pero no debemos esperar mucho tiempo. En este momento,
estamos en el calendario de verano y tengo entendido que esta Comisión
tiene vacaciones; por tanto, durante esas vacaciones aprovecharemos para
finalizar una propuesta que tenga en cuenta todas estas cuestiones que
hemos comentado.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor González de Txabarri.




El señor GONZALEZ DE TXABARRI MIRANDA: En primer lugar, quiero agradecer
en nombre del Grupo Parlamentario Vasco la comparecencia de la señora
Directora General y desearle éxito --antes de ninguna otra cosa-- en una
empresa tan importante como es la gestión y la dirección de este Ente de
Radiotelevisión Española.

Ha ofrecido a lo largo de su intervención la colaboración con el resto de
los grupos parlamentarios y no le quepa la menor duda, señora Directora
General, que contará con la colaboración del Grupo Parlamentario Vasco en
su conjunto, del Partido Nacionalista Vasco, en la labor de los
desarrollos de los objetivos que ha planteado hoy en esta Comisión. Y se
lo voy a ejemplificar de una forma clara y concreta para que lo entienda
y en qué medida.

Usted ha hecho una descripción de la herencia que para los que somos
veteranos en esta Comisión no es novedosa, son datos conocidos
reiteradamente, expuestos a veces con mucha mayor acritud ante esta
Comisión, y tanto esta Comisión de Control Parlamentario de
Radiotelevisión Española como los consejeros del Ente que estaban en
sintonía con el Partido Nacionalista Vasco han apoyado esa gestión. Y nos
sentimos corresponsables de la misma y así lo quisiera manifestar, aunque
la herencia recibida no sea la más agradable, ésa es.

Le quisiera indicar que intentaremos ser corresponsables en la misma
medida y usted ha tenido posibilidad de comprobar esta forma de trabajo
cuando el Consejero de Televisión Española adscrito al Partido
Nacionalista Vasco le ha dado su apoyo en la elección y ha sido el único
Consejero, no asiduo al Partido Popular, que ha dado ese apoyo en la
elección de la dirección de Radiotelevisión Española para que usted
pudiera ser su titular. Es una forma de trabajar, de poner los acentos
allí donde se entienden razonables; no vayamos a concluir que las causas
de esa herencia recibida o de esa descripción que usted ha realizado de
la actual situación del Ente Radiotelevisión Española son causas sólo
imputables al anterior director general. El anterior director general se
peleaba también en esta Comisión para obtener apoyos, para intentar que
los demás grupos parlamentarios fueran razonables, a veces con éxito y
otras veces, no. En otros foros políticos, en otros foros económicos
intentaba mostrar también la situación crítica del Ente, como se ha
podido ver, a veces con éxito y otras veces no.

No creo que sea cuestión de incidir en lo que son las herencias. Todos
somos --algunos desde la oposición-- de alguna manera responsables de
cuál es la actual situación financiera del Ente Radiotelevisión Española
y creo que haremos bien en describirla tal cual es, con la frialdad que
encierran los números o ese tipo de descripciones financieras; de
asumirla, porque todos, insisto, todos, somos responsables de la misma y
buscar las fórmulas, tal y como indicaba el señor Mauricio en su anterior
intervención, pienso que con acierto, que hagan salir este Ente de esa
situación.

En relación a los objetivos que usted ha expuesto, es difícil no
compartirlos, como también se ha dicho, porque, evidentemente, no
resistirían esa prueba del algodón en el sentido de que si se leyeran sus
propósitos en negativo, poniéndoles no por delante, casi nadie estaría de
acuerdo. Son objetivos muy genéricos ante los cuales todo el mundo tiene
que mostrar su apoyo y es normal que, en una primera comparecencia de
este estilo, la descripción de los mismos sea ésa.

Desde la situación de la herencia que ha descrito y desde esos objetivos
genéricos, lo procedente, a pesar de las vacaciones parlamentarias, lo
razonable es entrar a buscar las medidas de choque que hagan saltar esa
situación, tanto a nivel de programación como a nivel financiero.

Esperaba que usted anunciara que iba a contar con el apoyo del Partido
Popular, del Gobierno popular a efectos de que el contrato-programa entre
el Gobierno y Radiotelevisión Española pueda tener otros módulos de
financiación. Quisiera saber si entre los objetivos de la dirección
general existen esa serie de incidencias que vayan a mejorar ese
contrato-programa, a arreglar la financiación, porque, evidentemente, uno
de los ingresos habituales y más razonables para la televisión pública
tiene que venir de los propios gobiernos. Nosotros siempre hemos sido
defensores de que esa financiación mixta exista, que exista con
parámetros razonables, en las televisiones estatales. Por mucho que
puedan parecer 180.000 millones de pesetas de déficit para
Radiotelevisión Española, no es especialmente sorprendente en esos
parámetros europeos en los que nos miramos y pienso que es hora de que
dejemos de hacer demagogia en relación a todos estos temas y que se dejen
de utilizar para la lucha política como arma agresiva entre unos grupos y
otros. Creo que será usted la mayor beneficiada si consigue calmar los
ánimos de los grupos parlamentarios en relación a estos temas.

Quisiera conocer también cuál es su actitud con las demás televisiones
públicas del Estado. Me ha parecido que ha hecho muy poca incidencia en
Radio Nacional de España, los programas de la radio pública, que me
parece que tienen una gran importancia.

Participamos de su voluntad de reforma del Estatuto de Radiotelevisión
Española. Es una ponencia que lleva constituida en esta casa por lo menos
dos legislaturas, ponencia cuyos contenidos no concitan la voluntad de
los grupos de esta Cámara sobre las reformas que habría que abordar. Lo
fundamental es decir en qué sentido quisiera la dirección



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general del Ente que fuera modificado. Las posturas de los distintos
grupos parlamentarios en esta Cámara son conocidas, están en los «Diarios
de Sesiones». Es una de las carpetas más voluminosas que tengo en mi
despacho. Hay una labor de desbrozo de fijación de posiciones que ya está
realizada. Ahí tampoco está la labor que hay que realizar en el futuro,
sino que hay que decir: Después de todo esto, ¿cuáles son los pasos que
hay que dar para avanzar en ese sentido? Si los grupos mayoritarios,
antes el Partido Socialista y el Partido Popular, ahora el Partido
Popular y el Partido Socialista, se empeñan en ponerse primero de acuerdo
entre ellos, seguiremos acumulando papel en nuestros despachos y
avanzando muy poco en aquellos objetivos claros en relación a la
modernización de este Ente.

Creo que su labor será la de concitar voluntades suficientes, que no
mayoritarias, en esta Cámara, en aras de conseguir los cambios que hay
que realizar en los Estatutos de Radiotelevisión Española. Y, desde esta
perspectiva, no quisiera dejar pasar la oportunidad, señora Directora
General, de indicarle que en cuarenta días usted ha tenido la oportunidad
de juntarse con los trabajadores de la casa, con miembros del Gobierno,
incluso he podido leer en la prensa que con algún portavoz de algún grupo
parlamentario de la oposición y sin embargo no ha conseguido trabajar lo
suficiente en aras de concitar esas voluntades mayoritarias entre los
grupos parlamentarios de esta Cámara. Quisiera saber cuál es su actitud
sobre esta concitación de voluntades; si el objetivo de la dirección
general va a ser estar de acuerdo con el Grupo Socialista, desde la
modesta experiencia de este portavoz del Grupo Parlamentario Vasco le
digo que pasaremos la legislatura en ese empeño y que será bien difícil
concitar las voluntades expresadas en el programa electoral por el
Partido Popular con las de Partido Socialista y buscar un marco de
actuación que nos lleve a superar la actual situación.

Los objetivos, como le he indicado, son loables. Que usted pretenda una
programación que incite a la contemplación intelectual, considerando los
valores humanísticos, me parece maravilloso. Quisiera saber eso en
técnica de programación audiovisual cómo se puede realizar.

Comparto los criterios que ha expresado con relación a que el Ente
Radiotelevisión Española sea reflejo de la diversidad, tanto en su
programación como en los contenidos culturales, etcétera. Quisiera saber
si, desde ese anuncio, sería posible soñar hoy con que el centro
territorial de Radiotelevisión Española en Bilbao cuente con algún
programa, uno, unos minutitos, para aquellos que hemos optado por vivir
en euskera en Euskadi, si es posible que por fin, desde esos criterios
generales, se puedan avanzar pasos en ese sentido.

Contará con nuestro apoyo para la mejora del contrato-programa, como
hemos venido sosteniendo hasta ahora en los distintos presupuestos
generales del Estado, para que la televisión pública se mantenga.

Respecto a las consideraciones que hace sobre el sustantivo adjetivo
político, utilizado en distintas situaciones, no quisiera dejar pasar la
oportunidad sin indicarle que dicho sustantivo adjetivo tiene distintas
acepciones. Yo participo con usted en que diga que no se debe ser
partidista, cosa que comparto, pero no entiendo ese empeño en ubicar lo
político en algún lugar malévolo del universo semántico. Es una
concepción de la que no participo. Me enorgullezco mucho de representar a
un partido político, de actuar en sintonía con un conjunto de ciudadanos
a los cuales me honro en representar en esta Cámara y por eso le digo que
participo en que no hay que ser partidista en esas concepciones, en esas
gerencias y en esos entes. Usted ha sido nombrada por el Grupo Popular y
en la medida en que sus intenciones y objetivos coincidan o encuentren
puntos de intersección común con las del Partido Nacionalista Vasco
contará con nuestro apoyo, sin ninguna duda, desde la propia posición
política defendida con legitimidad, con transparencia y con tanta
veracidad como cualquier otro profesional.

Nos ha dado tarea para casa y esperamos aprobar esta asignatura en la
convocatoria de septiembre.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra la señora Directora General.




La señora DIRECTORA GENERAL DEL ENTE PUBLICO RTVE (Ridruejo Ostrowska):
Nuevamente, señor González de Txabarri, muchas gracias por ofrecer su
colaboración.

Como ha dicho, la herencia que hemos recibido es ésa. La referencia que
ha hecho a la demagogia queda hecha, pero quizás no deba ser yo quien
calme los ánimos. Creo que cada uno tiene, como ha dicho muy bien, sus
opiniones y representa a quien representa; cada uno tenemos nuestras
funciones y cada uno utiliza su demagogia. Mi objetivo personal es hacer
una buena gestión en Radiotelevisión Española, dentro del marco de
servicio público y de empresa que debe ser, que quizá pueda aportar algún
cambio a los hábitos y a las formas anteriores. No lo sé, yo no
estaba.

Me preguntaba que cuál es la actitud frente a las demás televisiones
públicas del Estado y yo he hecho una referencia a la colaboración no
sólo con otras televisiones públicas del Estado, sino también con
profesionales del sector de todas aquellas áreas con las que una
televisión y una radio tienen interacción. Sobre eso ha habido ya alguna
indicación, alguna demostración. Me he reunido con el presidente de la
FORTA, señor Vilajoana, hace unos días y en mi visita a Bilbao hace dos
días, para la celebración del XXV aniversario de esta casa en ese
territorio, he expresado públicamente, y también de manera privada al
presidente de la Televisión vasca, la voluntad de colaboración. Creo que
no tiene que ser sólo una voluntad, sino que se tiene que demostrar en
hechos y el tiempo dejará que esos hechos ocurran. Ya existe una
colaboración y lo que pretendo es reforzar esa colaboración y que
signifique en todo momento una mejora para ambas televisiones
públicas.

No se trata de comerse el terreno unos a otros, porque tenemos terrenos
plenamente diferenciados, también objetivos plenamente diferenciados;
tenemos uno en común, que es entretener a la gente, informar a la
audiencia. En este sentido, creo que hay mucho campo de colaboración. Por
ejemplo, en el área de la producción, en el área de la compra de producto
conjunto, podemos, como televisión y como radio



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públicas, prestar servicios no sólo a la Televisión vasca, sino también a
otras televisiones de otras regiones. En fin, que la actitud es de plena
disposición a una colaboración lo más amplia posible.

Sobre la reforma del Estatuto de Radiotelevisión Española, la verdad es
que es algo en lo que yo pienso que hay que concretar cambios, una vez
que sepamos qué tipo de modelo y qué tipo de televisión y de radio
queremos y cuánto nos va a costar. Eso no quiere decir que nos olvidemos
del Estatuto, sino que debemos saber cuáles son las reglas del juego
necesarias que podemos proponer para que luego se produzcan los cambios
en el Estatuto. Como Directora de Radiotelevisión Española, mi función es
proponer cambios, de forma que la gestión y el servicio que se aporta sea
mejor, pero no realizar los cambios. Además, como he dicho al principio,
yo no soy política y lo único que puedo hacer son propuestas; no creo que
me deba inmiscuir en las opiniones y en las voluntades mayoritarias. Haré
propuestas y estaré siempre abierta a discutirlas, pero tampoco creo que
sea mi función crear, si no es con una base técnica, las voluntades
mayoritarias. Si las propuestas son válidas, supongo que tendrán un
respaldo mayoritario, con lo cual, en cuanto a concitar voluntades,
vuelvo a decir que tiene que ser la base técnica la que lo haga. Además,
creo que también tenemos que trabajar con orden y la primera cuestión es
saber dónde estamos, conocer los aspectos más importantes y, a partir de
ahí, hacer propuestas concretas.

Las responsabilidades de las personas que estamos en esta sala son quizá
distintas. Esta es una Comisión de Control y yo estaré siempre dispuesta
a contestar a las preguntas que se me hagan con toda la profundidad que
pueda; por otro lado, también es responsabilidad de los miembros de la
Comisión, creo, trabajar de manera positiva para resolver problemas, que
no quiere decir estar siempre de acuerdo en todas las opiniones, pero por
lo menos sí hacer el esfuerzo por dar pasos adelante.

En cuanto a los valores humanos, a lo que hizo referencia, para la
programación, estoy convencida de que son posibles, nos llevará algún
tiempo, entre otras cosas, porque hay programación muy comprometida
durante varios ejercicios, pero al final se reduce a los contenidos
específicos que demos a esas horas de programación. Es mi propósito
también apoyar la actividad de centros territoriales, entre otros el de
Euskadi.

Me parece que he contestado a todas sus preguntas. De todas formas,
pienso que lo fundamental es que al final estemos de acuerdo en que hay
que trabajar sobre un modelo; ese modelo lo traeremos para que sea
discutido y analizado por esta Comisión.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra la señora Riera.




La señora RIERA I BEN: Señora Directora General del Ente Público, ante
todo, como portavoz del Grupo Parlamentario Catalán de Convergència i
Unió, quiero felicitarla y desearle toda suerte de éxitos al frente de su
gestión. Para los que como nosotros creemos en una radio y en una
televisión públicas de calidad al servicio de todos los ciudadanos, el
éxito que le deseamos no es simplemente un deseo, sino una necesidad.

Sepa, señora Directora General, que valoramos positivamente la
disposición evidenciada por usted respecto a esta Comisión de Control de
Radiotelevisión y hacia el propio Parlamento. Esta Comisión,
evidentemente, no pretende ni dirigir Radiotelevisión Española, que para
eso ya está usted, ni ser un órgano meramente receptivo de información;
pero sí que es deber de esta Comisión velar por que se cumplan las
obligaciones y valores que dimanan del Estatuto de Radiotelevisión.

A pesar de la herencia recibida, señora Directora General, nuestro grupo
parlamentario considera justo decir que, en términos generales, creemos
que la gestión del anterior director general de Radiotelevisión, don
Jordi García Candau, ha sido, reitero, en términos generales,
positiva.

Hubo algunas discrepancias, evidentemente, pero el consenso primó por
encima de estas discrepancias y el señor García Candau manifestó una
sensibilidad especial hacia un aspecto que para nosotros, como
nacionalistas, es muy importante, manifestó sensibilidad y respeto hacia
la pluralidad de las diversas nacionalidades y regiones, que son el
conjunto del Estado español.

No obstante, señora Directora General, el Grupo Catalán de Convergència i
Unió desea plantearle algunos aspectos referidos a la actuación de
Radiotelevisión Española. Convergència i Unió ha mostrado en diversas
ocasiones su preocupación por cierto desorden en el mapa audiovisual
español. La proliferación de ofertas televisivas, más las que se
producirán en un futuro inmediato, no reducen ni un ápice la importancia
o el papel que deba desempeñar Televisión Española, sino todo lo
contrario. Televisión Española debe ser, a juicio de Convergència i Unió,
la televisión de todos. La programación de la primera cadena, de la
segunda, como la de futuros canales temáticos, debe procurar satisfacer
la globalidad de los intereses de la audiencia. Pensamos que el
entretenimiento no debería estar reñido con la calidad; hay programas que
por su contenido llegan fácilmente a un mayor número de espectadores y,
por tanto, sirven para garantizar una respuesta de fidelidad para la
cadena que los emite. Pero una televisión pública debe armonizar junto a
estos programas otros de carácter informativo, divulgativo y cultural,
que son inexcusables.

Respecto a los programas informativos, no sólo debe extremarse la
imparcialidad y seriedad en el tratamiento de las noticias, sino que debe
garantizarse la posibilidad de que todas las voces sean oídas.

Lamentablemente, en otros medios, especialmente cadenas de televisión
privadas, en temas políticos difícilmente se escuchan otras voces que no
sean las de los dos partidos mayoritarios a nivel estatal. Evidentemente,
este proceder no refleja el pluralismo parlamentario. Convergència i Unió
cuidará y estará vigilante para que el respeto a la pluralidad presida
cualquier actuación de Radiotelevisión Española.

Otro aspecto que quisiéramos exponer y que nos preocupa es el de la
situación financiera, por otra parte, por usted ampliamente
comentado.




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A partir de la pérdida del monopolio de Radiotelevisión Española en el
mapa de las comunicaciones, la capacidad de generar ingresos procedentes
de la publicidad se vio ostensiblemente reducida y, por consiguiente, el
endeudamiento del ente ha ido en alza, por lo menos, en la misma
proporción. El Grupo Parlamentario Catalán de Convergència i Unió ha
pedido reiteradamente un sistema estable de financiación que permita
alcanzar el equilibrio económico de cada ejercicio. Radiotelevisión
Española debe financiarse como en nuestro entorno: mediante ingresos
publicitarios y mediante una subvención. Jamás puede subvencionarse por
la vía de la deuda, que es lo que ha sucedido hasta ahora. Nuestro grupo
considera imprescindible que entre todos decidamos qué modelo televisivo
debemos consolidar y cuánto debemos pagar por ello.

En cuanto al contenido de la programación, ya hemos expresado con
anterioridad que la batalla por la audiencia --que, sin duda, es lógica y
debe producirse-- debería servir para subir el listón de la calidad y no
a la inversa, como desgraciadamente muchas veces ha ocurrido.

Hay dos aspectos concretos que no quisiéramos obviar en esta
comparecencia, aunque por su precisión hemos decidido transformarlos en
preguntas parlamentarias; es decir, el papel de Radiotelevisión en
Cataluña y la cooperación que debe mantenerse con los organismos
autonómicos de Radiotelevisión. Sin duda, señora Directora General, en la
próxima sesión del día 26 existirá la posibilidad de concretar estos
aspectos, pero en esta declaración general no estaría de más que
despejara dudas acerca de la continuidad que CiU considera imprescindible
no sólo de la actividad en la lengua catalana de Televisión Española y de
Radio Nacional de España, sino en la participación en la programación de
toda España de estos centros, prosiguiendo y mejorando en lo que sea
posible la línea de actuación emprendida por su antecesor, don Jordi
García Candau.

Por último, señora Directora General, no dudamos de que su actuación
estará en la línea de fortalecimiento del grupo de Radiotelevisión
Española para hacer frente a los nuevos retos --digitalización, cable,
etcétera-- y que el criterio para convocar concurso de los profesionales
del medio será perfectamente objetivable, garantizando que nadie sea
excluido por razón de su ideología o posicionamiento personal. Si ésta es
su actuación, señora Directora, no dude que, como siempre, contará con el
apoyo y la colaboración de nuestro grupo parlamentario.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra la señora Directora General.




La señora DIRECTORA GENERAL DEL ENTE PUBLICO RADIOTELEVISION ESPAÑOLA
(Ridruejo Ostrowska). Yo estoy de acuerdo en muchas de las cosas que
acaba de mencionar, por ejemplo, en que el deber de la Comisión no sólo
es criticar la gestión sino velar por los valores.

En cuanto a la herencia recibida, como antes se ha mencionado, es la que
es, con lo cual, trabajaremos con ella intentando mejorar la pésima
estructura organizativa y financiera que hemos recibido. La verdad es que
yo no sé si hubo discrepancias o hubo consenso, pero ahí está la
herencia, y éste es un dato bastante frío y duro.

La sensibilidad respecto a las nacionalidades de nuestro territorio creo
que es uno de los elementos básicos y que no sólo la debe de tener la
Dirección General de Radiotelevisión Española; o creo que debe
traducirse, efectivamente, en los contenidos de programación, y en eso
trabajaremos.

El desorden del mapa televisivo español es consecuencia no sólo de la
propia legislación, y no creo que tenga mucho que ver con la Dirección
General de Radiotelevisión Española excepto que es el marco en el cual
tienen que continuar su actividades la radio y la televisión de todos los
españoles. Lo que sí es cierto es que, con la aparición de la tecnología
digital y con la posibilidad de la concesión numérica va a producirse en
el próximo año o quizás dos años una multiplicación sustancial de cadenas
de televisión que nos llegarán a todos ya sea vía satélite, a través del
DTH, vía cable e incluso, si se desarrolla la tecnología en los próximos
meses, se podrá enviar por onda hertziana, pues las ondas hertzianas
también se pueden comprimir. Por tanto, el marco en el que va a trabajar
Televisión Española es todavía más complicado que el que existe hoy en
día, porque hay un avance tecnológico. Televisión Española tiene que
ponerse al día tanto en sus contenidos, en la forma de mantenerlos, en
los contenidos que programe como en el número de canales que tenga. Eso
se añade al reto de la herencia recibida, lo cual fija un punto de
partida que, desde luego, exige mucho trabajo, y no sólo trabajo sino
también imaginación y consenso por parte de todos.

Yo estoy de acuerdo en que tenemos que garantizar que todas las voces
sean oídas, que es una de las justificaciones y además es nuestra
obligación como servicio público. La verdad es que no puedo hablar por
otros canales de televisión, pero sí es desde luego nuestra
obligación.

Estoy de acuerdo en que el contenido de los programas tiene que ser en
general variado, tiene que dar entrada a todas esas referencias que ha
hecho y que también incluyo en mi discurso, y desde luego tenemos que
estar muy vigilantes respecto a la pluralidad de todo el contenido, no
sólo de las opiniones. Tenemos que dar cabida a todas las facetas dentro
de nuestro territorio. Eso exige una planificación y exige tiempo, entre
otras cosas porque hay ya unos compromisos importantes para los próximos
años y, a medida que podamos ir aligerando esos compromisos, podremos ir
dando entrada a toda esa diversidad, sobre todo buscando una calidad muy
alta en la programación, que yo creo que, al final, es de lo que se
trata.

Yo no sé si el endeudamiento que se ha producido es exclusivamente por la
competencia. Desde luego, la competencia ha provocado un cambio en el
marco y en el mercado donde Televisión Española ha actuado, pero estoy de
acuerdo en que un servicio público no debe financiarse exclusiva o
mayoritariamente con deuda. Quizá la deuda sirva de puente si el repago
está claro --en este caso está claro porque está el Estado detrás--, pero
yo creo que en este mundo moderno no debemos basarnos exclusivamente



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en esta idea. Si la competencia nos cambia y conseguimos al mismo tiempo
dimensionar y dar un contenido y una organización a nuestro servicio
público, yo creo que sí podremos trabajar en un marco estable.

Como he mencionado en mi exposición, creo que la financiación de un
canal, dos canales o varios canales públicos puede ser mixta --con cargo
a la publicidad y con cargo a los recursos del Estado--, o directamente
con cargo a los recursos del Estado, dependerá del modelo que decidamos
acometer.

En cuanto a la batalla por la audiencia, a la que ha hecho referencia
cuando hablaba de los contenidos, yo creo que es muy importante buscar la
calidad y, como he dicho en mi exposición, a veces la audiencia no viene
dada tanto por una búsqueda de calidad, sobre todo a corto plazo, sino
por un tipo de programas que quizá no deban de tener cabida en una
televisión pública, con lo que dejamos de justificar lo que es el
servicio público.

Ha hecho referencia al centro de Televisión Española en Cataluña. Yo creo
que es un centro que no sólo debe mantener la actividad que tiene, sino
promoverla, sobre todo en lo que respecta a los contenidos y a la
producción y, a ser posible, no sólo en producción para la desconexión
territorial sino también, como es un centro importante, como una
aportación --que ya la tiene-- a la programación nacional.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Gracias, señora Directora General, por su amable
presencia. Me va a permitir, a ver si lo consigo, cambiar un poco el tono
de las intervenciones que se están produciendo porque no estoy de
acuerdo. Me gustaría ser lo suficientemente habilidoso para que no fuese
una cuestión de decibelios sino para expresar que nosotros no tenemos
hipoteca en el pasado y no la vamos a tener en el futuro, lo que nos
permite hablar bastante claro y un poco extensamente, si lo tiene a bien
la señora Presidenta. En este sentido, de la intervención que ha hecho
hoy o a través de sus comparecencias en distintos medios de comunicación
se deduce que tiene una política de comunicación respecto a
Radiotelevisión Española y un diagnóstico sobre la situación gerencial,
pero no tiene ni muchísimo menos un modelo de televisión. Usted ha dado
algunos detalles respecto a cierto enfoque de la política de programación
y ha dejado caer sobre la mesa --hablando no sé si peyorativamente de la
política, con este ataque a lo público; a lo mejor dentro de poco se
empieza a atacar a la política porque, en principio, política se refería
a lo público en general-- que al final nos deja la responsabilidad de
definir el modelo. Usted empieza a funcionar con la hipoteca de un
Gobierno que está anunciando recortes fortísimos, incluso el señor
Alvarez-Cascos ha anunciado, por ejemplo, síntesis y reducciones
tremendas que van a afectar al modelo antes de que en esta Cámara podamos
definirlo a través de un debate consecuente y en profundidad. Por tanto,
queda aquí mi primera preocupación.

Siguiendo esta política de comunicación que ha marcado respecto al Ente
público Radiotelevisión Española ha llamado a las armas --de ahí viene la
voz de alarma-- con respecto a la situación, a la herencia --ha reiterado
constantemente--, incluso utilizando ciertos adjetivos con una gran
amabilidad pero de enorme calado, tal vez buscando titulares de recio
empaque que en prensa escrita serán muy sonoros --permítame la
sinestesia-- a partir de mañana. Esta alarma que usted concitaba quizá
nos puede conducir a dos salidas: a un modelo calculado de voladura, en
el sentido de una reducción drástica del modelo televisivo --esto se veía
venir ya en las palabras de algunos de los actuales Ministros--, o si no
a una televisión pública con un modelo de gestión basado en la
austeridad. Uno de estos dos caminos pueden elegir ustedes, aunque en la
comparecencia de hoy no queda absolutamente claro. Pero permítame que
sobre la marcha --aunque me referiré al final-- deje sobre la mesa mi
opinión sobre un desajuste, y es que este modelo de austeridad, esta
alarma que usted ha evocado, estos gastos a los que usted se ha referido
a través del análisis de la gestión del señor García Candau, en principio
no coinciden con la política de salarios que se nos viene anunciando a
través de distintos medios de comunicación, alguno de los cuales pueden
superar hasta los 30 millones de pesetas. Este es el desajuste mental que
me ha provocado su primera intervención.

Hay otro desajuste mental que quiero solucionar de la forma más amable
posible. Al hablar de la herencia de la gestión anterior ha utilizado
términos bastantes duros, tales desastres, situación grave, muy grave,
situación más grave todavía; ha ido en un crescendo que no ha logrado
superar hasta ahora, pero que quizá supere en su intervención
posterior.

Ha hablado de graves quiebras, de agujero, que es un término que tiene
una consecuencia concreta. Ha hablado de pocos controles y ha dicho que
algunos de ellos se han cambiado. Yo le pregunto directamente si ustedes
ya han tenido la tentación de pasar este informe --cuando lo terminen--
que están elaborando al Ministerio Fiscal.

Entro a continuación, señora Directora General, en el tema de la deuda de
Radiotelevisión Española. Este es el mensaje que usted ha lanzado y, como
consecuencia, mañana habrá una alarma social específica y, como
consecuencia, se empezará a cuestionar la virtualidad de una televisión
pública que gasta 188.000 millones de pesetas al año, con los intereses a
los que usted ha aludido, etcétera. Desde ese punto de vista, quiero
decirle que el endeudamiento acumulado --¡ojo! que es endeudamiento, no
agujero, después hablaremos de la gestión y, si en la gestión hay
agujero, usted tiene ciertas obligaciones legales-- de Radiotelevisión
Española es una deuda del Estado, no de Radiotelevisión Española, con el
Estatuto de Radiotelevisión sobre la mesa. Es una deuda del Estado, doña
Mónica Ridruejo, no de Radiotelevisión Española. Otra cosa es que
separemos la gestión de don Jordi García Candau como una mala gestión,
sin duda; nosotros llegamos a utilizar una especie de metáfora
humorística cuando decíamos que poner al señor García Candau al frente de
una televisión pública era como poner a Jack el destripador como cirujano
de la Seguridad Social. Esto lo dijimos en el



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primer Pleno de la anterior legislatura y lo reiteramos ahora en función
de la intervención que usted ha tenido y, fundamentalmente también,
porque aparece con una constatación más firme en el informe del Tribunal
de Cuentas.

No hay un agujero de 300.000 millones, como ha dicho el señor
Alvarez-Cascos, es algo menos, según ha dicho usted, y no es agujero; es
una deuda. Si es agujero, habrá que analizarlo desde otra óptica. Se
trata de un incumplimiento por parte de los gobiernos del PSOE de la Ley
del Estatuto de Radiotelevisión a través de la falta de cumplimiento de
sus compromisos a la hora de financiar el funcionamiento de
Radiotelevisión Española tal y como legalmente está establecido. En lugar
de entregar el dinero a través de los Presupuestos Generales del Estado,
los gobiernos sucesivos del PSOE, a partir de 1983, cuando el señor
Calviño dice que no quiere la financiación pública, han permitido a
Radiotelevisión que se endeude sucesiva y acumulativamente y no han
pasado el dinero que correspondía en función de la Ley del Estatuto de
Radiotelevisión Española. Por tanto, hay que reclamar esa deuda al
Gobierno, es él el que tiene que pagarla, y después veremos cómo se ha
gestionado ese dinero o cómo se ha gestionado la autorización de deuda,
que entra dentro de la gestión del señor García Candau y es otro problema
singular y respecto del cual habrá que establecer la fiscalización que
corresponda aquí y en los demás controles que están previstos en un
Estado democrático.

Voy a decir lo que tantas veces hemos reiterado al señor Carcía Candau a
lo largo de la anterior legislatura. Todas las televisiones públicas
europeas están financiadas por el Estado y de forma considerable algunas
de ellas, las más famosas. Las plantillas y los presupuestos anuales que
tienen estas televisiones están muy por encima de los presupuestos de
Radiotelevisión Española, lo que ocurre es que el prestigio está muy por
encima también del prestigio que hasta ahora ha tenido Radiotelevisión
Española por razones de falta de pluralidad y, en algunos casos, también
--fundamentalmente la primera cadena-- de falta de calidad.

Le voy a dar algunos ejemplos, mencionando datos relativos al año
1992.

Alemania tiene un personal fijo de 28.392 y un presupuesto anual de
629.000 millones; Francia tiene un presupuesto anual de 255.000 millones;
Gran Bretaña tiene un presupuesto de 303.000 millones; Italia tiene un
presupuesto de 324.000 millones y España, en el año al que hago
referencia, 175.000 millones y ahora unos 188.000 millones. Pues bien, la
financiación de las distintas televisiones en Europa con fondos
procedentes del Estado es, respecto a la inglesa, del 98 por ciento. Es
cierto que utilizan la técnica del canon, como usted conoce. En Dinamarca
es del 97 por ciento; en Suecia, el 94 por ciento; en Francia, el 87 por
ciento; en Bélgica, el 83 por ciento; igual en Portugal y una cifra
parecida en Finlandia, etcétera. La financiación presupuestaria directa,
tal y como establece la Ley del Estatuto de Radiotelevisión Española, del
Estado para con Radiotelevisión Española ha sido del 0 por ciento. Otra
cosa es que se haya permitido endeudamiento y otra que en 1994/1995 se
empezaran a pagar 31.000 millones, pero no sólo para Televisión, sino
para Radio Nacional fundamentalmente. Y en cuanto a los endeudamientos
posteriores, se accedió en función de la autorización del Gobierno.

Por tanto, a nosotros nos interesa mucho, señora Directora, hacerle una
pregunta concreta. ¿Cómo y cuándo va a negociar con el Gobierno la
cancelación de la deuda acumulada? Y me refiero a la deuda del Gobierno,
no a la deuda de Radiotelevisión Española, porque otra cosa es la gestión
del señor García Candau u otros anteriores. Ese dinero no lo debe
Televisión Española ni Radiotelevisión Española; la gestión ha sido mala,
el prestigio ha bajado, pero, según la ley, ese dinero lo debe el Estado,
lo deben los sucesivos gobiernos y, en este caso, el Gobierno vigente en
este momento. Por tanto, ¿cómo, cuándo y en qué sentido van a negociar
ustedes la cancelación de esa deuda?
Hay otro tema al que usted ha hecho referencia de manera un poco más
magra, más insuficiente: el modelo de Radiotelevisión Española. No está
clara la situación dinámica, dialéctica, en la que enmarca la secuencia a
la hora de fijar el modelo. Nosotros pensamos que primero hay que fijar
el modelo de televisión y radio públicas en función de criterios
políticos en el sentido más noble de la palabra, en función de las
necesidades de lo que es un servicio público esencial; no sólo la Guardia
Civil, la sanidad o la enseñanza son servicios públicos esenciales.

Además, ¿cómo se puede desagregar Televisión Española del sistema
educativo, del sistema cultural? No lo entendemos; no entendemos que se
hable de Televisión Española como algo que puede dejar de ser un servicio
público esencial, aparte de ser algo que no concuerda con lo que dicen
las encuestas, ya que los españoles y españolas, en un alto porcentaje,
en un porcentaje muy por encima de la mayoría absoluta, quieren que siga
habiendo una televisión pública.

Por tanto, primero habría que fijar el modelo y, en función de ese
modelo, ir a la financiación correspondiente y necesaria, una
financiación mixta --mitad y mitad, teniendo en cuenta lo que es la tarta
publicitaria y la otra mitad del dinero presupuestario--, y como
consecuencia de esa situación, fijar la plantilla y el organigrama.

Ahora, si el camino es el contrario, el inverso a este dibujo que le
acabo de hacer, y lo que se hace primero, es ver la cuantía de la
financiación y, después, como consecuencia, fijar el modelo televisivo y
fijar el modelo de plantilla --esto es lo que hacía el señor Candau, con
una situación larvada que nunca se definió--, entonces vamos a una
situación de recorte serio, de modelo bonsai, de modelo restringido, de
modelo marginal, de modelo que no lidere la situación ética, ni estética,
etcétera. Creo que esto habría que definirlo desde el principio y, si hay
que fijar el modelo de televisión y hay que hacerlo --usted aludió en
algún momento a eso-- aquí, en la Cámara, empecemos afijarlo de una vez y
empecemos a fijar ya la reforma del Estatuto de Radiotelevisión, porque
si no antes del 13 de septiembre --el señor Mauricio tiene más datos que
yo respecto a la fecha de los presupuestos por razones obvias-- le van a
fijar a usted la cantidad y, como consecuencia de ello, usted nos va a
fijar un modelo, una programación, una plantilla y, naturalmente, todos
los recortes que supone --no me diga usted que estoy viendo visiones-- el
discurso general,



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el microclima general que ustedes han creado con distintas declaraciones
de cara al acceso a la primera velocidad de Maastricht.

Usted ha hablado de que se trataría de ir a un modelo con calidad en la
programación, con una gestión austera, con bastantes producciones
propias, con el mantenimiento de la red de emisoras de Radio Nacional y
de centros territoriales de televisión, basado en neutralidad informativa
y con un proyecto estratégico de televisión internacional por satélite y
por cable que incluso nos convierta --usted ha llegado a decir eso-- en
una CNN en castellano. Pone usted cara de extrañeza, pero esto lo debió
de decir el 23 de mayo, puesto que se publicó el 24. Yo quisiera saber si
esto es así y, por lo tanto, si el modelo va a ir antes que la petición
de financiación o al contrario.

Nosotros le queremos plantear no un seguidismo, no un acuerdo, no una
hipoteca, sino, después de una situación anquilosada, después de una
difícil situación que ahora se intenta pudrir a través del análisis más o
menos justo --ya lo veremos-- de la gestión anterior, la necesidad de un
pacto de Estado no partidista y sí político con respecto al futuro de la
radiotelevisión pública en este país; un pacto de Estado necesario para
garantizar a los ciudadanos y ciudadanas el servicio público esencial que
establece nuestra Constitución; un pacto de Estado en el que, en función
de estas premisas, todos debemos renunciar a nuestra política partidaria
si entra en contradicción con estas premisas constitucionales y, a partir
de ahí, poniendo el cuentakilómetros a cero, empezaríamos a establecer
una televisión pluralista y de calidad.

Desde ese punto de vista, nosotros creemos necesario un primer equilibrio
interno que impida el presidencialismo de la dirección general, que hasta
ahora ha sido funesto. Los contrapesos pueden situarse en el consejo de
Administración, cuyas competencias, a nuestro juicio, no deben variarse
sustancialmente, contrapesos que también deben situarse en los consejos
asesores que están relacionados con la sociedad, entre otras cosas, a
través de la representación sindical. Nosotros pensamos que el
nombramiento del director general no debe ser gubernamental, sino que
debe ser nombrado por el Parlamento, tal como se está haciendo ya en
algunos parlamentos de comunidades autónomas. En esa dirección, nosotros
creemos que ya se podrían tomar iniciativas que no cuestan dinero, pero
que mostrarían una voluntad clara de por dónde puede ir la gestión
política, el modelo, la estrategia, los planes de futuro de su
mandato.

Me refiero a la necesidad de legislar el derecho de acceso, que aún no se
ha legislado --el señor García Candau decía que no hacía falta, que no
era positivo, cuando en el Estatuto de Radiotelevisión está recogida la
necesidad de legislarlo; en el Parlamento catalán ya lo están
legislando--, junto al tema de los consejos de redacción, para proteger
la independencia y permitir la participación de los profesionales en el
pluralismo, en la calidad y en el funcionamiento normal de la casa. Al
mismo tiempo, nosotros pensamos que es necesario --usted ha citado mucho
el informe del Senado-- establecer la figura del defensor de la
audiencia. Esto no cuesta dinero, ninguna de estas tres cuestiones
--derecho de acceso, consejo de redacción y defensor de la audiencia--
cuesta dinero, pero si se enmarca la iniciativa con respecto a estos
asuntos, veríamos una buena voluntad, por dónde van los tiros a la hora
de enfocar el futuro próximo.

Le decía al principio, señora Directora General, que mentalmente no me
cuadraba la idea de una crítica furibunda, quizá justificada --nosotros
hemos hecho esa crítica en reiteradas ocasiones--, a la gestión anterior
y la serie de noticias, nunca desmentidas, que están saliendo respecto a
los salarios de los altos cargos de Radiotelevisión Española en esta
etapa. Yo le quiero preguntar, primero, cómo se van a cancelar, en los
casos que corresponda la cancelación, los 56 contratos blindados que
existían. En una pregunta que hicimos, el señor Rubalcaba nos decía que
eran 57 los contratos blindados; en la respuesta que nos dio el señor
Candau aludió a que había 56. Quizá --permítanme la broma-- quitó el
suyo. Pero mi pregunta, repito, es: ¿cómo se van a cancelar esos 56 ó 57
contratos blindados reconocidos por la Administración? De un total de 127
contratos blindados que había en todo el Estado, 56 ó 57 de ellos, casi
la mitad, pertenecían al Ente Público Radiotelevisión Española.

Segunda pregunta. Existen 295 cargos directivos de Radiotelevisión
Española en el seno de una plantilla de 10.000 trabajadores --una cabeza
excesiva--, que cobran una media de 7.500.000 pesetas
aproximadamente.

¿Cómo se va a reducir esa cabeza? ¿En función de qué criterios, de qué
participación de la gente? Concretamente son 24 contratos blindados del
Ente público, 12 en Radio Nacional de España y 20 en Televisión Española,
lo que totaliza esos 56 contratos de esta naturaleza que acabo de
citar.

Por último, sobre el tema de los salarios, convendría que en el marco de
la intervención que usted ha hecho, y para superar contradicciones y
escándalos de la conciencia --perdone que se lo diga así--, nos aclara el
tema de los salarios. ¿Es cierto que se ha constituido una especie de
gabinete técnico para estudiar cómo se pueden elevar de manera legítima y
legal --yo diría legal más que legítima-- los salarios de algunas de las
personas contratadas, como directores, jefes de informativos? ¿Se está
estudiando esta posibilidad y, si es así, puede haber salarios que
superen con mucho los treinta millones de pesetas? ¿Es simplemente un
problema de mercado? ¿El problema de mercado sólo afecta a este tema?
Por otro lado, ¿es cierto que se están desdoblando direcciones, con lo
que está aumentando esa gran cabeza de directivos, algo negativo con
respecto a todas las críticas que venimos haciendo anteriormente? En este
sentido, ¿es cierto que está accediendo al nivel más alto, al comité de
dirección, que antes estaba formado por ocho o nueve personas, mucha más
gente, o más gente, con lo que supone en salarios, en gastos y en el
aumento de esa cabeza desproporcionada que en este momento tiene
Radiotelevisión Española?
En definitiva, espero que se posible aclarar algunas de estas cuestiones
en el marco de unos titulares contra los cuales no podemos defendernos ya
los distintos portavoces y que usted lanzó en su primera intervención. En
todo



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caso, le rogaría que para la tranquilidad de conciencia de estos
Diputados constara de manera pormenorizada, si es posible, su
respuesta.




La señora PRESIDENTA: Señora directora general.




La señora DIRECTORA GENERAL DEL ENTE PUBLICO RTVE (Ridruejo Ostrowska):
Señor Alcaraz, la verdad es que me ha hecho muchas preguntas, que espero
poder contestar suficientemente.

Cuando se ha referido al tono de la política de comunicación, no me ha
quedado claro a qué se refiere, ni en cuanto a la política de
comunicación, ni en cuanto a la política de gestión. Yo creo que sí se ha
hecho referencia al diagnóstico, no sé si en la misma línea de lo que se
ha comentado anteriormente, pero en los primeros días de gestión en el
grupo Radiotelevisión Española la primera tarea fundamental ha sido de
diagnóstico, una tarea que todavía no ha quedado concluida, entre otras
cosas porque es bastante complicado no sólo obtener la información
precisa sino saber lo que significa, no porque no sepamos, porque
técnicamente no estemos preparados, sino, como he dicho anteriormente,
porque se prepara de una manera muy desordenada y, además, el grupo, como
dice el Tribunal de Cuentas, está desnaturalizado. Esto en cuanto al
diagnóstico.

En cuanto al modelo de televisión, yo creo que primero es necesario hacer
un diagnóstico y luego fijar el modelo de televisión. Mi referencia al
mismo creo que ha sido bastante clara. Yo aportaré una definición no sólo
del modelo sino de todo lo que puede ir detrás, su contenido, su
estructura y demás, que podrá ser aquí debatido. También he pedido no
sólo a los trabajadores de la casa representados por sus líderes
sindicales en el comité intercentros, sino a cada líder sindical por
separado, que participen de esta definición del modelo de servicio
público que debemos dar. También se lo he pedido al grupo que usted
representa y a otros grupos, y espero recibir la información de cómo
creen que debe ser este modelo de servicio público y poder incorporarlo
al modelo en el que ya estamos trabajando, puesto que tampoco podemos
dejar pasar mucho tiempo ya que ni los españoles se lo merecen ni la
estructura financiera, que vuelvo a decir es muy problemática, lo
permite.

Ha hecho referencia a una cierta provocación de alarma en la situación
del grupo. Personalmente la alarma me viene porque posiblemente no se
haya conocido esta situación del grupo, eso sí me resulta alarmante.

Quizás, si se ha conocido, el haberla permitido. La verdad es que yo no
he sido parte de esto y no la juzgo. Pero yo creo que el decir que la
situación financiera y estructural es complicada no debe producir alarma,
sino más bien ser un indicativo de que se conoce la situación y por lo
tanto se puede hacer algo al respecto. Yo jamás he buscado ni buscaré
titulares. Creo que mi función no es estar en los medios de comunicación
sino estar en la gestión de este medio de comunicación. Ahora bien, hay
un mundo de profesionales del sector que, como es su obligación, sí
buscan la noticia, a veces directamente y, a veces, indirectamente. Por
lo tanto, creo que es importante asumir esto, permitir que los
profesionales de los medios cumplan su trabajo y, desde luego, no
alarmarse por decir determinadas cosas que además son conocidas; y no son
conocidas porque las haya dicho yo, sino porque el propio Tribunal de
Cuentas las ha dado a conocer y también la Inspección de Hacienda.

Ha dicho que quizá esta alarma que he podido provocar por haber
comunicado algunos datos que son desde luego muy significativos y que
deben ser analizados con mucho cuidado puede significar un modelo
calculado de voladura, o una televisión pública con un modelo gerencial
de austeridad. En primer lugar, no sé muy bien lo que quiere decir
voladura, aunque me imagino que puede decir desmembramiento, reducción u
otras muchas cosas. En cuanto al modelo de televisión pública con un
modelo gerencial de austeridad, yo creo que la obligación de cualquier
gerencia, no sólo la mía sino la de cualquier empresa y, desde luego,
cuando ésta es pública y además ofrece un servicio público como la radio
y la televisión, debe ir marcada por la austeridad a que la situación
obligue en todo momento. En esta vía de austeridad he tomado algunas
decisiones en el poco tiempo que llevo que parece que se han tomado como
un mayor coste, o como un coste significativo, en lugar de austero.

También he hablado de desajuste. Efectivamente, existe un desajuste muy
grande en las cuentas Televisión Española porque se ha consumido más de
lo que se tenía, no sólo por las aportaciones del Estado sino por la
propia deuda autorizada, según los Presupuestos del Estado. Tampoco
quiero aburrir, pero puedo volver a hacer referencia a alguno de los
datos. Se han sobrepasado los presupuestos no sólo de endeudamiento sino
también de compromiso de gasto en los aspectos de compras y de
producción. Por lo tanto, creo que volver a los parámetros de austeridad
va a ser uno de los elementos en los que nos tengamos que centrar en la
gestión futura.

Usted ha afirmado que yo he pronunciado la palabra desastre en algún
medio de comunicación. Lo que sí recuerdo es que dije que era
dramático.




El señor ALCARAZ MASATS: Lo ha dicho aquí.




La señora DIRECTORA GENERAL DEL ENTE PUBLICO RTVE (Ridruejo Ostrowska):
Pero lo he dicho en un contexto al que podemos hacer referencia. Lo que
sí he dicho es que es más grave todavía y que existen graves quiebras,
que existen, y que existe agujero, que existe. El agujero viene dado
porque se han consumido más cantidades de tesorería que las que estaban
permitidas, según los Presupuestos Generales del Estado. Yo entiendo que
agujero es la diferencia entre lo que se ingresa y lo que se gasta, entre
lo que se presupuesta y lo que se consume. El agujero de 96.000 millones
adicionales es además del déficit de 90.000 millones. Ese agujero no lo
he fijado yo, porque podíamos entrar en un elemento de juicio; el
agujero, como he hecho referencia en mi exposición, lo ha marcado la
Inspección general del Estado, que depende del Ministerio de Economía y
Hacienda; lo ha marcado el mismo equipo de inspección que existía
anteriormente. Lo que ha ocurrido es que han tenido acceso a muchos datos
en los



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últimos meses; por tanto, el informe que han emitido refleja esa
situación, por lo que espero no sea considerado un elemento de juicio
mío, sino un trabajo realizado por un Cuerpo del Estado.

No creo que conocer que la televisión pública gasta 188.000 millones de
pesetas deba significar mayor alarma social de la que debía existir hace
24 horas o hace tres meses. Es un hecho que también ha quedado reflejado
en el informe de la Inspección del Estado, realizada por el área de
Hacienda. Estas cantidades también quedan apuntadas en el Informe del
Tribunal de Cuentas, lo que pasa es que se refiere a los ejercicios 1992
y 1993 y no al ejercicio de 1995.

También ha hecho referencia a que el endeudamiento no es agujero.

Efectivamente, el endeudamiento permitido hasta el final del ejercicio
1996 será de 250.000; pero, además, hay un desfase o desajuste de
tesorería de 96.000 millones, a 31 de mayo de 1996, que considera el pago
de los salarios, o sea que eso está previsto dentro de ese desfase.

Incluye todo lo que son pagos necesarios, excepto las nuevas compras y la
nueva producción, porque como he mencionado en mi exposición estos
apartados se han consumido al cien por cien, con lo cual este desfase de
tesorería es el que se produce teniendo en cuenta esos parámetros. Vuelvo
a decir que ese desfase no lo he calculado yo, sino la Inspección del
Estado.

Estoy de acuerdo en que el endeudamiento está autorizado por el Estado y
que el Ente público tiene una partida directa en los Presupuestos del
Estado, enmarcada en lo que es el sector público. Entiendo --yo no soy
jurista-- que el endeudamiento es del Ente, pero con la garantía del
Estado. La ley del estatuto lo único que apunta es eso; no dice que sea
de titularidad del Estado; el Ente sí es titularidad del Estado.

Ha hecho referencia a unas declaraciones del señor Alvarez-Cascos, que
dice hay un agujero de 300.000 millones y que ahora me dice que es
menor.

No sé a qué declaración del señor Alvarez-Cascos se refiere, pero lo
evidente es que las necesidades de tesorería del Ente para cancelar todas
sus obligaciones, sean o no de deuda, es la suma de determinados
apartados, como son las necesidades de tesorería, el endeudamiento y
otros compromisos. Aunque no la he calculado, creo que la cifra sería muy
superior y no la he calculado porque tiene sus vencimientos. Si es
necesario, la calcularé para mi próxima comparecencia.

Vuelvo a una referencia que ha hecho en el sentido de que no es agujero,
sino deuda. Creo que hay de las dos cosas. La deuda es una herencia. Yo
entiendo por herencia aquello que se recibe producido en el pasado. Estoy
de acuerdo en que la deuda viene por distintas decisiones que se han ido
tomando en el pasado. También he dicho que tenemos que hacer la mejor
gestión posible.

En cuanto a que Televisión Española recibe con cargo al Estado el cero
por ciento de sus necesidades, tampoco estoy del todo de acuerdo. Hay una
subvención fijada para el Ente Público Radiotelevisión Española, que al
comienzo del ejercicio se fijó en 26.000 millones de pesetas en los
presupuestos. Luego tengo entendido que ha habido un recorte, que ha ido
íntegramente a Radiotelevisión Española, fijando la subvención directa en
22.000 millones de pesetas. Los distintos Gobiernos que han ido
gestionando los Presupuestos del Estado, también dentro de las decisiones
que se toman entre todos en el Parlamento, han ido financiando la
televisión y la radio, el Ente, a posteriori; es decir, no dimensiona
antes el servicio, sino que lo hace después, como resultado de lo que se
ha producido en el ejercicio, haya cuadrado o no.

Si decimos que la deuda es del Gobierno, como ha hecho referencia, será
el Gobierno quien, de acuerdo con los vencimientos, vaya pagando la
deuda. De todas formas, si el Ente es del Gobierno, está clarísimo que
esa deuda se irá pagando, de acuerdo con los vencimientos, con cargo a la
financiación del Estado. Otra cosa es dónde ubiquemos la propiedad
nominal de la deuda.

También ha hecho referencia al modelo de Radiotelevisión Española que
debemos fijar y si éste va a ser como resultado de las cantidades que el
Gobierno nos dé o lo vamos a hacer previamente. He hecho bastantes
referencias a que estamos diseñando el modelo, que he pedido la
participación de todas las partes que puedan o quieran estar involucradas
en la definición de este modelo. Estoy de acuerdo en que la secuencia es
fijar el tipo de televisión que debemos tener, no mañana porque quizás
mañana no sea posible, por esos compromisos que tenemos, no sólo en
cuanto a programación, de compras y demás, sino compromisos con los
trabajadores de la casa. Por tanto, fijar un modelo óptimo para
modificarlo pasado mañana, me parecería bastante imprudente.

Estoy de acuerdo en que hay que trabajar sobre un modelo, que este modelo
lo tenemos que ubicar en el medio plazo, que habrá que ver cuál es, y
efectuar todos los trabajos necesarios para atender ese modelo. Si
queremos un tipo de programación de interés público, de gran calidad,
tendremos que ir produciendo o comprando, ya sea directamente o en
colaboración, este tipo de programación.

No he mencionado nunca --nada más lejos de mi intención-- desagregar lo
que es televisión del sistema cultural español, ni siquiera del sistema
educativo. Al revés, hay programas, dentro de Televisión Española en este
caso, que apoyan la educación y la cultura, y ésa debe ser nuestra línea,
incrementando siempre, en lo posible, la calidad de esos contenidos. Un
servicio público desde luego debe ir orientado a esas áreas, siempre sin
aburrir, porque a veces se identifica con el aburrimiento. Al revés,
tenemos que saber tratar esos temas entreteniendo al mismo tiempo.

La financiación se fijará de acuerdo con el modelo de televisión que
podamos diseñar para el medio plazo. El diseño tiene que hacerse ahora,
de forma que lo podamos implementar en el medio plazo.

Estoy de acuerdo en que una de las cuestiones que se deben decidir por el
Gobierno (no sólo por mí, porque lo máximo que yo puedo hacer son un
análisis y unas propuestas, y luego implementarlas) y por los
parlamentarios de las Cámaras, como representantes de todos los
españoles, es lo que nos debe costar nuestro servicio público de radio y
de televisión. Por tanto, me alegro mucho de que



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partamos de la idea de que hay que hacer un modelo para luego ir al
tamaño y al tipo de la financiación, así como a la estructura y la
programación que debamos tener.

Respecto al proyecto internacional por cable y por satélite y el modelo
de la CNN, desde luego apoyo el desarrollo de un proyecto internacional,
no sólo porque así lo que es la radio, a través de Radio Exterior de
España, y la televisión, a través de los distintos canales por satélite
que podamos fabricar o que podamos apoyar de los que ya existen, es un
buen servicio para todos aquellos que nos quieren conocer en el
extranjero, sino, y sobre todo, para dar a conocer la realidad de nuestro
país, nuestra diversidad de culturas, a las que hacíamos mención antes, a
aquellos que no son necesariamente españoles pero que viven fuera de
nuestro territorio. Por tanto, tener un proyecto internacional,
transmitido por el sistema que sea, porque eso es simplemente una vía a
través de la cual va la señal, me parece muy bien. Respecto al modelo de
CNN, nunca he hecho referencia directa a él --sí se ha publicado--, pero
me parece muy buena idea pensar que podamos aportar un servicio de
información de actualidad y cultura que sea tan relevante como el de la
CNN. Sería un reto muy interesante.

En cuanto a la referencia del presidencialismo o no de la Dirección
General de Radiotelevisión Española, no creo que sea mi tarea o mi labor
hacer un diseño al respecto. He llegado a la dirección dentro de un marco
que existe y no es mi labor modificarlo. Podré dar mi opinión si se me
pide en algún momento. Desde luego, respeto muchísimo a esta Comisión, al
Consejo, a los consejos asesores y a los consejos de redacción y la
necesidad de que los españoles sean oídos respecto a qué es un servicio
público y cómo lo quieren concebir.

Decía que no cuadra la idea de crítica a la gestión anterior con las
noticias no desmentidas de nombramientos. La verdad es que creo no haber
realizado ninguna crítica a la gestión anterior. He dado hoy algunos
datos, con lo cual la idea de crítica no sé de dónde viene. Y en cuanto a
las noticias no desmentidas de nombramientos, no sé qué noticias debo
desmentir, la verdad. (El señor Alcaraz Masats: Los salarios.)
Ha dicho textualmente noticias no desmentidas de nombramientos; luego ha
hecho una referencia a los salarios. Cuando he hecho ceses y
nombramientos ha sido en base a la profesionalidad de las personas que he
nombrado, sobre todo con un criterio de ahorro en todo momento en base a
la austeridad que hemos mencionado al principio. Por tanto, no tengo que
desmentir nada que no haya nombrado; otra cosa es que haya rumores y
hayan salido algunas noticias sobre nombramientos que han surgido,
repito, del rumor.

Por lo que respecta a salarios, he realizado alguna reestructuración del
organigrama, nombramientos y ceses que han significado un ahorro
sustancial. Tengo el dato. Puedo decir con toda certeza que el ahorro que
se ha producido por los ceses y nombramientos que he realizado en los
últimos cuarenta días ha sido en total de 98.613.149 pesetas. Por tanto,
creo que en todo momento la austeridad y el ahorro, junto con la
profesionalidad, han sido el criterio fundamental.

¿Se ha constituido un gabinete técnico para el incremento de los
salarios? No tengo ningún conocimiento de que se haya constituido. Quizá
sea bueno. Creo que el Estado tiene una comisión donde se toman este tipo
de decisiones; lo comentaremos más ampliamente el miércoles. De todas
formas, tengo entendido que por primera vez en muchísimos años la
dirección de Radiotelevisión Española ha solicitado de esa comisión que
supervise, autorice y conozca todos y cada uno de los salarios y, sobre
todo, las modificaciones que se produzcan en esos salarios. Con ello,
creo que la transparencia, la austeridad y la discreción son totales.

Ha comentado que se están desdoblando direcciones. No conozco que se haya
desdoblado ninguna; es más, todo lo contrario. Se ha hecho un cambio de
organigrama, se ha reducido el número de directivos, con lo que también
ahí se ha producido un ahorro. No puedo dar en este momento el dato
porque estamos en proceso. Gustosamente lo daré posiblemente el miércoles
o más adelante.

Muchas gracias.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Peñalosa Ruiz.




El señor PEÑALOSA RUIZ: Señora Presidenta, señorías, quisiera en primer
lugar, como han hecho también otros intervinientes, dar la bienvenida a
la directora general a esta Comisión de Control Parlamentario en su
primera comparecencia y desearle con toda sinceridad, felicitándola por
su nombramiento, los mayores éxitos al frente del Ente público.

Señora directora general, en nombre del Grupo Parlamentario Popular,
quisiera agradecerle la información que nos ha facilitado esta tarde, el
tono de la misma, el realismo con que ha descrito la situación y,
seguramente lo que es más importante, la decisión con que ha anunciado
las medidas más urgentes para afrontar esa situación que nosotros, como
mínimo, queremos calificar de crítica. Radiotelevisión Española atraviesa
una situación crítica desde el punto de vista económico y situación
crítica también desde el punto de vista social.

Claro que ésta es una descripción de la herencia recibida mucho más
moderada, mucho más prudente, seguramente mucho más responsable que la
que hicieron los socialistas cuando llegaron al Gobierno. Para refrescar
la memoria de SS. SS. esta tarde, voy a poner un solo ejemplo que
corresponde a la respuesta que un dirigente socialista hacía poco antes,
insisto, de alcanzar el Gobierno, a la pregunta de: ¿Se podrá al final
arreglar televisión? Responde este dirigente, que llegó a ser más tarde
fiscal General del Estado: Sin duda, se van a establecer
responsabilidades penales, personales, económicas y políticas, pero,
mientras tanto, creo que la única solución para Televisión Española sería
cerrarla, que no emitiera. Quizá los Diputados deberíamos ocuparla.

(Sic.) Esto es lo que decían los socialistas poco antes de llegar al
Gobierno; luego vendría aquello de la cueva de ladrones, las auditorías
de infarto y las querellas a la Dirección de Radiotelevisión
Española.

Efectivamente, lo que debió suceder a partir de la llegada de los
socialistas al Gobierno es que ocuparon Radiotelevisión



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Española. Por eso le parece al Grupo Popular que seguramente
Radiotelevisión Española será la actividad de la Administración general
del Estado que deba sufrir un cambio más profundo, un cambio más drástico
y un cambio más radical a partir del relevo político en el Gobierno
nacido en las urnas el pasado día 3 de marzo. Ello porque el modelo de
radiotelevisión pública o, por mejor decir, los modos con que se ha
conducido la radiotelevisión pública a lo largo de los distintos
gobiernos del Partido Socialista han fracasado estrepitosamente; han
fracasado clamorosamente.

Recurriendo tan sólo a los últimos años, recordaremos que después de
ofrecer todas las resistencias, todas las reticencias y todos los
obstáculos posibles a las televisiones privadas, una vez que éstas son
autorizadas, los gestores socialistas de Radiotelevisión Española inician
una política expansionista en el Ente público que vicia, a nuestro
juicio, el modelo desde el origen.

Se pasa así en Televisión Española de 11.500 horas de emisión, en 1988, a
17.500 horas, en 1995. De unos gastos de explotación de más de 130.000
millones de pesetas, en 1988, a más de 188.000 millones de pesetas, el
año pasado. Unos gastos de personal de 54.000 millones de pesetas, en
1988, a 63.000 millones de pesetas del año pasado. Paralelamente
comienzan las pérdidas que se incrementan año tras año hasta los últimos
datos que esta misma tarde hemos conocido y que realmente son muy
llamativos.

Esta política expansionista que lleva a cabo Radiotelevisión Española
responde a un planteamiento equivocado que no compartimos nunca. Se
pretendía situar a Televisión Española en posición de competir con las
televisiones autonómicas y también con las privadas en un intento de
mantener la cuota de mercado. Aparte de otras razones que pudiera haber
entonces, hay dos que me parece se pueden apuntar esta tarde. Algo tendrá
que ver con el mantenimiento de esa cuota de mercado el papel decisivo
que Televisión Española asume en la financiación del Ente público y sus
sociedades, toda vez que la financiación del conjunto de las sociedades
se venía haciendo hasta entonces casi exclusivamente por los ingresos
derivados de las emisiones de publicidad en Televisión Española.

Tampoco podemos olvidar entre esas razones que justifican esa decisión de
crecer, a nuestro juicio equivocada, la utilidad política que el Ente
público ha tenido siempre para los sucesivos Gobiernos socialistas y en
diferentes comparecencias en esta Cámara, a propósito fundamentalmente de
la tramitación y de los debates consiguientes de los Presupuestos
Generales del Estado hemos tenido ocasión de mostrar nuestra oposición a
esta política, de reclamar nuevas y distintas vías de financiación para
Radiotelevisión Española y creo recordar que incluso en algún momento
llegamos a apuntar que la segunda cadena entrara en el ámbito del sector
privado. Lo cierto es que la conclusión de aquella desacertada política
expansionista es la que hoy ya conocemos en términos de pérdidas, en
términos de subvenciones, en términos de deuda, en términos de
necesidades de financiación pública multimillonaria, como se apuntaba en
el Plan estratégico de Radiotelevisión Española que la dirección anterior
del Ente público fue incapaz de aprobar.

En definitiva, señorías, tenemos un modelo de televisión caro, un modelo
de televisión ruinoso, para un producto no diferenciado, que se ofrece
gratuitamente a los ciudadanos por las televisiones privadas y, para
ello, no hay más que hacer la simple comprobación de ver las horas de
televisión por géneros en Televisión Española para confirmar la semejanza
y la escasísima originalidad de la programación.

Pero hoy lo urgente, lo más inmediato para el futuro de Radiotelevisión
Española es, a nuestro juicio, garantizar su supervivencia, atender a la
situación económica y atender también a la recuperación del crédito
público. En esta doble dirección es en la que creemos se debe trabajar
--insisto-- con el carácter más inmediato; en esa doble dirección es en
la que queremos prestar todo nuestro apoyo en estos primeros compases de
la nueva dirección de Radiotelevisión Española. De un lado, en la
comprensión, en el conocimiento, en la asunción de la deuda real, del
déficit exacto, de los compromisos financieros y presupuestarios y del
horizonte temporal en el que estos compromisos se han adquirido. Hemos
obtenido hoy una información bastante precisa al respecto y son
especialmente significativos los compromisos económicos que se han
anunciado, por ejemplo de compras hasta el año 2000.

En Radiotelevisión Española se ha gastado mucho y mal, se ha gastado por
encima de lo presupuestado y se ha gastado incluso lastrando, como hemos
sabido hoy, el futuro inmediato. Se ha gastado sin tener presente que la
mayoría de los recursos tenían un origen público y eso obliga y comporta
un rigor y una transparencia que con mucha frecuencia se ha despreciado
en Radiotelevisión Española, a pesar de esos voluminosos y diversos
informes mensuales sobre la ejecución presupuestaria que esta tarde se
nos han comentado.

Si de un lado hay que trabajar a juicio del Grupo Parlamentario Popular,
en otro hay que trabajar también en la recuperación de una credibilidad,
de una independencia y de una objetividad que han sido gravemente dañadas
en anteriores etapas con un notable perjuicio para la libertad de
información y el pluralismo y con una frecuente ventaja política y
electoral para los responsables de la manipulación.

Los primeros nombramientos realizados en Radiotelevisión Española apuntan
claramente a un cambio de criterios y, por tanto, a que la independencia
y el prestigio profesional van a presidir lo que nos parece deben ser los
nombramientos más importantes del Ente público para que éste nunca pueda
volver a ser un instrumento de propaganda al servicio de los exclusivos
intereses del Gobierno de turno. Hemos podido comprobar cómo incluso
algunas personas no han podido resistir la presión de aire fresco que ha
imprimido la nueva dirección general y han preferido desistir en el
empeño. Y es que en Radiotelevisión Española se debe producir ese cambio
tan profundo y tan radical para que se convierta en un baluarte de la
libertad y del pluralismo. En Radiotelevisión Española se tiene que dejar
de oír, cómo oíamos decir, hace muy pocas fechas, a



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los directores de dos importantes medios de comunicación escritos de este
país, que llevaban ocho y diez años sin ser invitados a un programa en
Televisión Española. En Radiotelevisión Española también se tiene que
producir el cambio suficiente y profundo para que se convierta en un
baluarte de gestión eficaz y transparente, terminando con la constante y
lastimera apelación al fin del monopolio televisivo para justificarlo
todo, las pérdidas, la baja calidad, la competencia comercial,
etcétera.

Por todo ello, señora directora general, anunciamos nuestro respaldo a la
disposición que usted muestra no sólo en sus declaraciones pública que ya
conocíamos, sino también en las medidas, en la aplicación del ahorro y en
los acuerdos que usted ha adoptado ya durante este tiempo para dotar de
mayor rigor la contabilidad del Ente público. Por un lado, nuestro
respaldo a esas medidas que aplaudimos y, por otro, nuestro apoyo también
a la causa de la libertad en Radiotelevisión Española por la que también
tenemos la confianza de que hay una decidida apuesta en la dirección
general acreditada en la política de nombramientos que se ha desarrollado
hasta este momento.

Señorías, ya que se ha hablado aquí esta tarde muchas veces de
diagnóstico, una vez que se contenga la hemorragia, en una segunda fase
nosotros creemos que hay que abrir un período de reflexión que con el
concurso de todos defina un nuevo modelo de radio y un nuevo modelo de
televisión públicas. Este es el compromiso que adquirió el Presidente del
Gobierno con la Cámara, durante el debate de investidura; éste es el
compromiso que reiteró el Vicepresidente primero del Gobierno en su
primera comparecencia ante la Comisión Constitucional del Congreso, el
pasado 28 de mayo; y ése es también, a nuestro juicio, el objetivo que
nos debemos marcar los grupos parlamentarios. Para ello, deberemos contar
como es natural, con la colaboración de la Dirección General de
Radiotelevisión Española; para ello reclamaremos un especial protagonismo
de esta misma Comisión de Control; para ello estudiaremos experiencias
comparadas, tendremos en cuenta la diversidad geográfica y habremos de
tener igualmente presente, las nuevas tecnologías; pero quede patente, al
menos en esta ocasión, nuestro ofrecimiento en orden a que esas reformas
se puedan producir cuando la mayoría del Parlamento lo considere.

Por último, quisiera tan sólo decir que compartimos con carácter general
su preocupación, pero queremos reiterarle el voto de confianza de nuestro
grupo parlamentario. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Señora directora general.




La señora DIRECTORA GENERAL DEL ENTE PUBLICO RADIOTELEVISION ESPAÑOLA
(Ridruejo Ostrowska): Gracias, señor Peñalosa, portavoz del grupo al que
representa, por el respaldo, el apoyo y el voto de confianza a la
disposición que he podido expresar en mi exposición sobre las medidas
que, aunque todavía quizá pequeñas he apuntado, a los criterios de
aplicación del ahorro y a incorporar mayor rigor a la contabilidad. Creo
que son elementos necesarios y pienso que el apoyo que ha expresado el
grupo parlamentario al que representa es importante. También lo han
expresado otros y por eso doy las gracias verdaderamente.

La causa de libertad a la que ha hecho referencia desde luego es
fundamental en lo que es un servicio de carácter público de contenidos
orientados a todos los españoles y va a ser ése uno de los elementos
fundamentales a los que dedique mi gestión. Para ello cuento con
profesionales que creo que van a ser muy responsables en orientar sus
trabajos en ese sentido, el de la independencia y el de la libertad. Creo
que así conseguirá la radio y la televisión pública una credibilidad muy
importante y será respaldada en el futuro por todos los españoles.

Desde luego todos los nombramientos que he realizado se han basado en el
criterio de profesionalidad de cada una de las personas en sus
respectivas áreas de trabajo. Además estoy de acuerdo en que no hay que
resistirse a los cambios, hay cambios que son necesarios, y los hay que
se podrán hacer en el corto plazo y otros que habrá que ubicarlos en el
medio plazo, sin querer decir con ello que no se realicen en todo el
tramo que va desde el corto el medio plazo. En ese sentido, le doy las
gracias por su apoyo.

Para ello es absolutamente necesario conocer, opino, la situación en la
que estamos no sólo en cuestiones como el déficit, sino también en cuanto
a los contenidos de los compromisos que tenemos adquiridos. Es una
herencia, pero es y trabajaremos con ella. Por eso necesitamos ubicar el
desarrollo de ese modelo en el medio plazo.

Estoy de acuerdo también con que tenemos que trabajar de cara al futuro
en un modelo distinto, más claro de servicio público que puede dar lugar
a una distinta dimensión, pero que desde luego tiene que ser un producto
diferenciado para justificar su propia existencia. La lucha por la
audiencia hace que ese producto no haya sido tan claramente diferenciado
como debiera y que además no haya costado lo que debiera costar. Por
tanto, le doy las gracias.

Estoy de acuerdo también en que hay medidas urgentes y que el cambio,
dentro del modelo que se ha discutido aquí, debe ser profundo, no sé si
radical, que además permita colocar a Radiotelevisión Española en una
buena posición de cara a esa enorme competencia que va a sufrir no sólo
por las televisiones y los medios que existen hoy en día, sino por los
que van a existir muy en breve, posiblemente hasta alcanzar los
quinientos canales de televisión. Por ello es fundamental que el tipo de
servicio público que se dé, el tipo de radio y sobre todo en este caso de
televisión, sea claramente diferenciado, que sea un servicio público,
incluso a costa de una pérdida en la cuota de audiencia y, por tanto, de
los ingresos que se puedan derivar del sector publicitario, que es un
sector que, en cualquier caso, va a sufrir una reducción importante. Al
existir más canales de televisión, al existir unos canales más
diferenciados, el propio acceso de los anunciantes a esos medios se va a
segmentar y esto quiere decir que los canales generalistas, en este caso
Televisión Española, tendrán un menor acceso a los ingresos por
publicidad.

Muchas gracias a todos, señorías, por prestar atención de una manera tan
paciente.




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La señora PRESIDENTA: Quiero ser absolutamente rigurosa y por eso
pregunto a los portavoces de los diferentes grupos, para que no haya
confusión, si quieren intervenir, dado que la resolución así lo permite
cuando dice que en casos excepcionales y cuando se trate de información
sobre un asunto determinado, la presidencia de la Comisión, de acuerdo
con la Mesa y oídos los portavoces de la misma, podrá abrir un nuevo
turno para que los Diputados puedan escuetamente formular preguntas o
pedir aclaraciones sobre la información facilitada. Lo digo también para
la tranquilidad de la Presidencia y que todas las posibilidades queden
agotadas. Si hay algún portavoz que quiera intervenir, la Mesa, junto con
los portavoces, lo podría considerar.




El señor PEÑALOSA RUIZ: Señora Presidenta, considero que ésa es una
decisión que teníamos que haber tomado previamente, y de la que, por
cierto, tampoco hay ningún antecedente en la Comisión de Control, y nos
parece que es absolutamente inadecuado tomarla al final de la
comparecencia. En todo caso, para la próxima vez tomamos nota de tener la
precaución de que la Mesa y los portavoces tomen el acuerdo antes de
iniciarse la sesión.




La señora PRESIDENTA: Señor Peñalosa, no tengo ningún interés en
prolongar esta sesión, como puede comprender, pero insisto en que como
antes se ha hecho la consulta en el momento en que se ha planteado la
cuestión a la Mesa y la resolución se refiere a la Mesa y a los
portavoces, pero no dice en qué momento se debe proceder a esta consulta,
creo que así somos más rigurosos.

De todas maneras estaría muy complacida en levantar esta sesión, densa e
interesantísima, agradeciendo a todas SS. SS. y a la directora general su
presencia y sus intervenciones.

Muchísimas gracias.




Eran las siete y treinta minutos de la tarde.