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DS. Cortes Generales, Comisiones Mixtas, núm. 14, de 25/11/1993
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DIARIO DE SESIONES DE LAS
CORTES GENERALES
COMISIONES MIXTAS
Año 1993 V Legislatura Núm. 14
PARA LAS COMUNIDADES EUROPEAS
PRESIDENTE: DON MARCELINO OREJA AGUIRRE
Sesión núm. 4
celebrada el jueves, 25 de noviembre de 1993, en el Palacio
del Congreso de los Diputados



ORDEN DEL DIA:
Comparecencia del señor Ministro de Asuntos Exteriores (Solana Madariaga)
para informar:
--Sobre la aprobación del nuevo marco jurídico comunitario relativo a los
fondos estructurales. A petición propia. (Número de expediente Congreso
214/000017 y número de expediente Senado 711/000010) (Página 174)
--Sobre la situación y perspectivas de la Unión Europea ante la próxima
reunión del Consejo Europeo, que tendrá lugar los días 10 y 11 de
diciembre en Bruselas. A solicitud de la Mesa y Portavoces de la
Comisión. (Número de expediente Congreso 214/000028 y número de
expediente Senado 711/000024) (Página 188)



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Se abre la sesión a las cuatro y treinta y cinco minutos de la tarde.




COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (SOLANA
MADARIAGA), PARA INFORMAR:



--SOBRE LA APROBACION DEL NUEVO MARCO JURIDICO COMUNITARIO RELATIVO A LOS
FONDOS ESTRUCTURALES. A PETICION PROPIA. (Número de expediente Congreso
214/000017 y número de expediente Senado 711/000010.)



El señor PRESIDENTE: Se abre la sesión.

Celebramos la presencia del señor Ministro, que comparece a petición
propia para informar sobre la aprobación del nuevo marco jurídico
comunitario, relativo a los fondos estructurales, y a petición de la
Comisión para tratar de la situación y perspectivas de la Unión Europea
ante la próxima reunión del Consejo Europeo, que tendrá lugar los días 10
y 11 de diciembre en Bruselas. Si les parece, como método de trabajo,
pedimos al señor Ministro que, primero, nos hable del marco jurídico
comunitario sobre los fondos estructurales.

El tema de los fondos estructurales fue tratado ayer por el Ministro de
Economía y Hacienda, en cuanto a dotación y distribución de estos fondos,
aunque quizá el orden más lógico hubiera sido empezar por el marco
jurídico y seguir por la dotación y distribución de los mismos. La
realidad es que las cosas han venido como están y hoy tendremos ocasión
de escuchar al señor Ministro, así como la posición de los grupos
parlamentarios sobre el nuevo marco jurídico comunitario relativo a los
fondos y, en la segunda parte, trataremos de la próxima reunión del
Consejo Europeo.

Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Muchas
gracias, señor Presidente, y muchas gracias, señorías.

Para mí es un honor comparecer ante la Comisión. Creo que es la primera
vez que comparezco en esta legislatura ante esta importante Comisión,
Comisión Mixta Congreso-Senado, sobre temas europeos. Espero que en
futuras ocasiones nos encontremos con una frecuencia mayor que en
legislaturas anteriores, debido a la nueva situación: la construcción
europea, la puesta en marcha de la Unión Europea, que demanda de todos
nosotros un esfuerzo mayor y, sin duda, también del Parlamento de cada
uno de los países y, concretamente, del Parlamento español. Quisiera en
ésta, mi primera intervención, ofrecer a SS. SS. mi disposición para
comparecer cuantas veces sean necesarias dentro del difícil calendario en
el que todos nos movemos. En cualquier caso, quisiera tener una
comunicación fluida con SS. SS. sobre temas que son de gran importancia
para la Unión Europea, para la construcción europea, y, por tanto, de
gran importancia para nuestro país.

En la sesión de hoy que, como bien ha dicho el Presidente, tiene,
fundamentalmente, dos puntos, empezaría por decirles unas palabras sobre
los fondos estructurales y los fondos de cohesión. Pido disculpas por
anticipado si en algún punto reitero posiciones que ya escucharon SS. SS.

ayer en boca del Ministro de Economía; comprendan que no pude estar ayer
escuchándole y a lo mejor en algún momento se solapan las informaciones.

Quisiera decirles, señor Presidente, señorías, que, como bien saben (y
decirlo aquí es una obviedad, ante personas como ustedes que conocen bien
todo lo que tiene que ver con el Tratado de la Unión, pero no está de más
repetirlo), uno de los principales logros del Tratado de la Unión
Europea, y quizá uno de los productos más destacados de la contribución
española a su gestación, ha sido precisamente el de robustecer la
componente de solidaridad interna, lo que hemos dado en llamar la
cohesión, que distingue a la construcción comunitaria de otros modelos
que en el mundo existen de interacción regional a escala mundial. Sin
duda esta componente de solidaridad interna, acuñada por la Comunidad con
la expresión a la que antes he hecho referencia, cohesión económica y
social, ha pasado, desde el Tratado de la Unión, no sólo a convertirse en
un objetivo, en un principio y una política de la Unión, sino que además
se ha beneficiado de un salto de gran envergadura, cuantitativo y
cualitativo, con el refuerzo de los fondos estructurales, el Feder, el
Fondo Social, el Feoga-Orientación y la creación del fondo de cohesión.

Este salto cuantitativo se ha materializado en una duplicación de la
dotación financiera de la Comunidad para acciones de carácter
estructural.

Estos instrumentos financieros deben permitir, sin duda, hacer efectivo
ese principio de solidaridad interna comunitaria más allá de su obligada
asunción en base al Tratado en el diseño y aplicación de todas las
políticas de la Unión. Creo que éste es un concepto importante que no nos
debemos cansar de reiterarlo aquí, y reiterarlo también en los foros
comunitarios. Quizá la mejor prueba y la mayor, del salto de carácter
cualitativo y también del salto cuantitativo que se ha dado en materia de
cohesión económica y social, la tienen SS. SS. en el aumento tan fuerte
que se ha registrado por el peso de las acciones estructurales en el
presupuesto general de la Comunidad desde la firma del Tratado de
Adhesión de España a la Comunidad hasta hoy.

Les doy algunas cifras que quizá no sean del todo conocidas. En 1985, las
acciones estructurales representaban el 13,28 por ciento del total de un
presupuesto que ascendía a 27.867 mecus, y en 1993 alcanzará el 30,75 de
un presupuesto de cerca de 70.000 mecus, con la perspectiva de situarse
en 1999 en un porcentaje superior al 35 por ciento --seguramente será el
35,6 ó 35,7-- de un presupuesto que entonces alcanzará la cifra de 84.000
mecus. Por tanto, el aumento cuantitativo es extraordinario y quizá son
cifras sobre las que no hemos reflexionado suficientemente, pero
realmente desde el año 1985, desde el momento de nuestro ingreso hasta
ahora, el salto en



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las acciones estructurales, en las acciones de cohesión, es
importantísimo.

A lo largo de 1993, la Comunidad ha sido capaz de traducir en decisiones
específicas, decisiones concretas y operativas, los compromisos
financieros que en materia de cohesión social y económica debían entrañar
la nueva etapa inaugurada con la firma del Tratado de la Unión Europea.

No les voy a comentar a SS. SS. todas las vicisitudes y todos los
esfuerzos que se desplegaron, y que se siguen desplegando por parte de
España, en la puesta en marcha de esta etapa nueva de refuerzo de la
cohesión económica y social de la Unión Europea. Por tanto, partiré en mi
exposición del Consejo de Edimburgo de diciembre de 1992, en el que se
adoptaron las decisiones quizá más importantes para extraer el fondo de
cohesión, anticipándonos a la entrada en vigor del Tratado de la Unión, y
se alcanzaron los acuerdos precisos para una dotación financiera adecuada
de los fondos estructurales --recordarán SS. SS. que se decretó entonces
la duplicación de los mismos-- en el marco de las perspectivas
financieras de la Comunidad para 1993-1999, o lo que se dio en llamar
entonces, y se sigue conociendo con ese nombre, el paquete Delors II.

Después de pocas semanas de la entrada en vigor del Tratado de la Unión,
me satisface comparecer ante SS. SS. para exponerles el panorama, a
nuestro juicio altamente satisfactorio, del cumplimiento de los
compromisos contraídos por la Unión respecto a estos instrumentos
financieros al servicio de la cohesión económica y social. Recordarán SS.

SS. que el volumen total de recursos comunitarios para acciones
estructurales comprometidos en el paquete Delors II para el período
1993-1999, según acordamos en Edimburgo, es de 176.398 millones de ecus,
lo que expresado en ecus de 1992 y a un cambio, redondeando las cifras,
de 150 pesetas por ecu, representa un total de más de 26 billones de
pesetas para el septenio del que estoy hablando.

Partiendo de esta cifra global acordada en Edimburgo, quiero subrayar a
SS. SS. que 161.248 millones de ecus se dedicarán a los llamados fondos
estructurales (Feder, Fondo Social, Feoga-Orientación), además de al
nuevo instrumento financiero de orientación pesquera que se incorporaba
en la reforma realizada en julio, cifra a la que hay que añadir los
15.150 millones de ecus asignados al nuevo fondo de cohesión. Para
España, sin duda, es de gran importancia el hecho de que en Edimburgo
consiguiéramos que se reservaran de manera absoluta 85.000 millones de
ecus para los cuatro países menos prósperos de la Comunidad en concepto
de fondos estructurales en regiones de objetivo-1 y para la aplicación
del fondo de cohesión.

Paso brevemente a decirles unas palabras sobre el propio fondo de
cohesión. Como saben SS. SS., los retrasos que han tenido lugar en la
ratificación del Tratado de la Unión dejaron a la Comunidad carente de
una base jurídica para aprobar a tiempo estos fondos de cohesión para los
cuatro países que tienen un producto nacional «per capita» inferior al 90
por ciento de la media comunitaria y con programas que conduzcan a la
convergencia, según aparece reflejado en el artículo 104.c), en tanto no
se verificara la ratificación definitiva del Tratado. Por ello, en el
Consejo celebrado en Edimburgo el 12 de diciembre de 1992 conseguimos que
se diera un mandato a la Comisión para presentar una propuesta o un
instrumento provisional, basado en el artículo 235 del Tratado, que nos
permitiera poner en marcha el fondo antes del 1 de abril de 1993.

Recordarán que, el 30 de marzo de 1993 el Consejo aprobó el Reglamento
792/93 que establece el instrumento financiero de cohesión y que permite
ya movilizar los recursos aprobados para el fondo durante el primer año.

Ese instrumento financiero puede prestar ayudas únicamente a dos tipos de
proyectos; uno, a los que podríamos denominar medioambientales; y dos, a
los llamados proyectos de infraestructura de transportes que sean de
interés común y estén financiados por los Estados miembros.

¿Cuál es la situación actual y cuáles son las perspectivas de futuro? La
cifra correspondiente al ejercicio presupuestario de 1994 (1.853 millones
de ecus ya previstos en el presupuesto) se aplicará hasta el próximo 1 de
abril, en base a ese instrumento al que acabo de hacer referencia
aprobado en marzo, y, a partir de esa fecha, su utilización deberá
hacerse o bien en base a una prórroga del reglamento de marzo de 1993 o,
por el contrario, tan pronto como los plazos procedimentales lo permitan,
en base al reglamento que debe adoptar el Consejo, instituyendo ya de
forma definitiva el fondo de cohesión, partiendo del artículo nuevo (el
130.d) del Tratado de la Unión Europea. Como quizá sepan, la Comisión ya
ha transmitido al Consejo la propuesta de reglamento por el que se
prorroga ese instrumento financiero hasta la adopción definitiva del
fondo de cohesión, a lo más tardar hasta el 31 de diciembre de 1994, con
objeto de asegurar la continuidad entre los dos instrumentos; el
instrumento inicial al que he hecho referencia y la adopción del
reglamento por el que se crea de forma ya definitiva el fondo de
cohesión. Este reglamento de prórroga, que consta de dos artículos,
debería aprobarse en breve por mayoría cualificada del Consejo.

Dos palabras sobre la reforma y la asignación de los fondos
estructurales. Sus señorías quizás recuerden que el 20 de julio el
Consejo de Asuntos Generales de la Comunidad consiguió, después de arduas
negociaciones, adoptar la segunda reforma de los fondos estructurales,
encaminada a materializar los acuerdos alcanzados acerca de su contenido
y de su dotación financiera en el Consejo Europeo de Edimburgo, de
diciembre de 1992, del que ya he hablado.

No les oculto que las negociaciones y los debates en el seno de las sedes
comunitarias que condujeron, desde nuestro punto de vista, a ese feliz
desenlace no fueron ciertamente fáciles, no fueron sencillas. La
complejidad técnica tan enorme y la complejidad jurídica de los seis
reglamentos del Consejo que reformaban los reglamentos vigentes, que
datan de 1988, así como los fuertes intereses en juego de los diferentes
países, creo que explican fácilmente las tensiones que tuvieron lugar
hasta alcanzar ese consenso necesario entre el Consejo, el Parlamento



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y la Comisión, que precisaba la adopción de este paquete tan denso de
carácter normativo.

Los textos finalmente se aprobaron por unanimidad, tras una doble lectura
y concertación con el Parlamento Europeo y fruto de un acuerdo tripartito
entre dicha Institución, el Consejo y la Comisión, como es preceptivo.

Los seis nuevos reglamentos correspondientes a los distintos fondos
entrarán en vigor el próximo 1 de enero de 1994, por un período de seis
años, 1994-1999, coincidiendo con el resto del septenio que cubre el
llamado paquete de los Doce.

Les diré dos palabras sobre los aspectos más destacados de las
negociaciones conseguidas por nuestro país, conseguidas por España. Los
aspectos más interesantes destacados por España son los siguientes:
España desempeñó una labor muy activa y, sin duda alguna, muy tenaz
--creo que nadie lo podrá poner en duda-- en el curso de la negociación
para lograr el mejor aprovechamiento por parte de España, por parte de
nuestro país, de los acuerdos consagrados en el Tratado de la Unión y en
el Consejo Europeo de Edimburgo.

Por lo que se refiere al contenido de la regulación, en primer lugar,
conseguimos que la lista española de las regiones de objetivo-1 se
ampliara. Se amplía con Cantabria, además de las ya actuales que son
Andalucía, Asturias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Canarias, Ceuta
y Melilla, Valencia, Extremadura, Galicia y Murcia. Es decir, una parte
muy significativa del territorio nacional.

En segundo lugar, dentro de las regiones citadas de objetivo-1, Canarias
pasa a beneficiarse de ese calificativo, con independencia de su producto
interior bruto «per capita», al igual que lo hacen Azores, Madeira, o los
territorios DON, en base a su calidad de región ultraperiférica de la
Comunidad, reconocida en una declaración al Tratado de la Unión. Además,
Canarias recibe por ese mismo motivo la posibilidad de obtener hasta un
85 por ciento de cofinanciación comunitaria, frente al 75 por ciento de
tope para las restantes regiones del objetivo-1.

En tercer lugar, aseguramos una acción preponderante de la Comunidad
sobre el nuevo objetivo número 3 --recordarán que corresponde al paro de
larga duración y a la inserción de jóvenes a la vida activa--, respecto
del nuevo objetivo número 4, que corresponde a la adaptación de los
trabajadores a las mutaciones industriales.

Esta preponderancia a favor de los trabajadores en paro se traduce en una
asignación del 80 por ciento del objetivo número 3, que recordarán que es
el paro, sobre el total de recursos financieros dedicados a los objetivos
números 3 y 4. El nuevo objetivo número 4 --les recuerdo que corresponde
a mutaciones y cambios en los sistemas productivos-- se volcará en su
parte mayor a los asalariados de las pequeñas y medianas empresas.

En cuarto lugar, se introduce como nueva misión del Feder el apoyo a las
inversiones en el campo de la educación --creo que esto es importante--,
con prioridad en el segmento de educación secundaria y técnica, así como
también de la enseñanza postsecundaria, es decir de la enseñanza
universitaria y también de la salud en aquellas regiones menos prósperas
del objetivo número 1.

Finalmente, se eleva el porcentaje de los fondos estructurales dedicados
a las denominadas iniciativas comunitarias de la Comisión --les recuerdo
que alcanza prácticamente al 9 por ciento del total-- y se aumenta el
control de la gestión de éstas por parte del Consejo y del Parlamento.

Señorías, con esto les quisiera decir que los resultados que España ha
alcanzado son satisfactorios, en cuanto a los objetivos que perseguíamos
de reforzar la componente de solidaridad interna en el seno comunitario
que ha consagrado el Tratado de la Unión y de mejorar de manera muy
sensible la asignación de la parte correspondiente a nuestro país en la
duplicación financiera para acciones estructurales acordadas en el
denominado paquete Delors II.

Con ser plenamente satisfactorios, yo creo, los resultados alcanzados en
cuanto al reparto financiero de las acciones estructurales de la Unión,
para España quizá lo que debe revestir una importancia más crucial, si
cabe, es el refuerzo de las señas de identidad, en términos de
solidaridad interna, que se alcanza con el Tratado de la Unión al
consagrar la cohesión económica y la cohesión social como un elemento
esencial del modelo de integración comunitaria, que es el modelo que
España ha defendido, defiende y espero que seguirá defendiendo, y que lo
distingue de los esquemas de mera zona de libre cambio por la que abogan
otros países que también son miembros de la Unión.

Señor Presidente, señorías, esta es la información breve, sucinta, que
les doy para no reiterar informaciones que SS. SS. tenían ya del día de
ayer sobre la situación actual de los reglamentos de los fondos y de la
aportación, que entiendo que ha sido de una cierta entidad, que España ha
realizado para conseguir unas dotaciones presupuestarias dignas y quizá,
como he dicho anteriormente, lo que es más significativo, más importante,
para introducir una filosofía de solidaridad, una filosofía de cohesión
en la Unión Europea. Esto, como acabo de decir, nos distingue, quizá, de
otras agregaciones regionales que, incluso en estas fechas próximas, han
tenido lugar en el campo de la superficie de nuestra tierra.

Esto es, señorías, lo que les puedo decir en este momento, y dispuesto
estoy a contestar a cuantas preguntas, aclaraciones o sugerencias me
quieran formular.

Gracias, señor Presidente, gracias, señorías.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos políticos que desean formular preguntas al
señor Ministro? (Pausa.) Por el Grupo Catalán (Convergència i Unió),
tiene la palabra don Joaquín Molins.




El señor MOLINS I AMAT: Gracias, señor Ministro, por su información.

Voy a ser muy breve porque, como ya se ha dicho, este tema ha sido
tratado en esta misma Comisión ayer por el Ministro de Economía y en
otras oportunidades incluso en Pleno. Simplemente deseo agradecer su
intervención y su información.

Sí quiero recordarle algo que ya nuestro grupo



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parlamentario intentó estructurar a través de una interpelación y de una
moción consecuencia de esa interpelación en el Pleno. Con la explicación
que dio ayer ante esta Comisión el Ministro de Economía, nuestro grupo
parlamentario sigue creyendo que no se llevará a cabo lo que creemos que
es de justicia. Me refiero muy concretamente en este momento a los fondos
de cohesión; fondos de cohesión que son, de acuerdo con el objetivo
comunitario, destinados a las infraestructuras medioambientales y de
transporte. Debido al reparto competencial que existe en España, estas
competencias están en manos de las comunidades autónomas en muchas
ocasiones. Dichas competencias no fueron repartidas en su momento tomando
como base que la estructura fuera de interés general o no y, de hecho,
existen comunidades autónomas que tienen competencias en materia de
infraestructuras del transporte que son de interés general europeo, y así
han sido catalogadas por los proyectos europeos de infraestructuras del
transporte. Por tanto, no llegamos a entender cómo ni de qué manera
podría justificarse que estas infraestructuras del transporte de interés
europeo no pueden llegar a ser receptoras de esas ayudas financieras de
hasta el 75 por ciento que los fondos de cohesión persiguen.

Probablemente no sea hoy con el Ministro de Asuntos Exteriores con quien
deba llevarse a cabo la discusión, pero al menos queremos que quede
constancia en el «Diario de Sesiones» de que insistiremos en este
concepto, que creemos que es ajustado perfectamente a los objetivos del
fondo de cohesión y que no van en contra del concepto de fondos dirigidos
al Estado, ya que como saben SS. SS. y el señor Ministro las comunidades
autónomas son también Administración del Estado y tienen competencias en
la materia.

Por lo tanto, reiteramos esta posición e insistimos en el agradecimiento
al señor Ministro por la información que nos ha brindado.




El señor PRESIDENTE: Por Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya, tiene
la palabra el señor López Garrido.




El señor LOPEZ GARRIDO: Intervendré muy brevemente, señor Ministro, para
hacerle una pregunta sobre la llamada iniciativa europea de crecimiento,
que está en estos momentos sobre la mesa de los órganos comunitarios y
que va a ser un objetivo fundamental del Consejo de Jefes de Estado y de
Gobierno de diciembre de este año.

Me gustaría saber cómo se integrará este planteamiento, toda esta serie
de decisiones sobre la organización y el empleo de los fondos
estructurales y de los fondos de cohesión, del cual se hace una
planificación --como se ha expuesto-- para los próximos años, y qué papel
va a jugar esto en relación con esta política que tiene pendiente la
Comunidad, en la que hay muchas esperanzas depositadas para que, a partir
de ahí, pueda recuperarse el pulso perdido de la economía europea.

Asimismo, cómo estos fondos pueden contribuir e integrarse en el conjunto
de medidas que se supone se tomarán en el Consejo de diciembre, en
relación con la llamada iniciativa europea de crecimiento, de la que en
este momento hay algunos planes desarrollados en la Comisión y que
protagoniza, de alguna forma, el Presidente de la Comisión, Jacques
Delors. En este sentido, me gustaría saber cuál es la posición del
Gobierno, más allá de lo que son los fondos estructurales o fondos de
cohesión, respecto de esa iniciativa europea de crecimiento, respecto de
eso que en la última reunión del Consejo Europeo se dejó para diciembre.

Por tanto, respecto de este importante esfuerzo económico que supone la
parte de cohesión económica y social del presupuesto comunitario --que
desgraciadamente no es un presupuesto muy amplio, pero se trata de una
parte cada vez más importante--, me gustaría saber cómo puede contribuir
a solucionar la preocupación fundamental en este momento en Europa, que
es la recuperación económica y, sobre todo, la recuperación del empleo.

Me gustaría que descendiese sobre todo ello, dándole una dimensión más
político-económica a esta información --que agradecemos-- que nos ha dado
sobre los fondos estructurales.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor
Martínez Casañ.




El señor MARTINEZ CASAÑ: En primer lugar, también quiero agradecer su
presencia al señor Ministro, y, aunque ayer tuvimos ocasión de plantear
al señor Ministro de Economía algunas de las preguntas de índole más
estrictamente económica, quisiera centrarme, en este momento, en aquellas
que hacen referencia a la naturaleza de las negociaciones. Me temo que no
voy a ser tan breve, pero voy a intentarlo.

Ha dicho el señor Ministro que, efectivamente, tras el ingreso de España
en las comunidades ha habido un incremento sustancial de los fondos
estructurales, así como la aparición del Fondo de Cohesión. Es cierto que
en 1985 la participación nacional en acciones estructurales del
presupuesto comunitario equivalía al 13,20 por ciento, pero también es
cierto que el incremento sustancial de los fondos estructurales, que se
prevé que en el próximo quinquenio sea de un 25 por ciento en su
participación en el presupuesto comunitario global, estaba ya, de alguna
manera, diseñado en el Acta Unica, que, como el señor Ministro sabe,
estaba ya negociada y firmada antes de que España entrase en la
Comunidad, el 1 de enero de 1986.

El objetivo de ambos instrumentos, tanto de los fondos estructurales como
del Fondo de Cohesión, aparece ligado a la necesidad de establecer un
programa de convergencia económica con vistas a la consecución de las
condiciones precisas para participar en la tercera fase de la Unión
Económica y Monetaria, con lo cual, si bien es cierto --y nadie lo ha
puesto en duda--, la capacidad negociadora del Gobierno y lo duro de las
negociaciones comunitarias, también es cierto que no podíamos, de ninguna
manera, llegar a un acuerdo general sobre el futuro de la Unión sin pedir
contrapartidas por parte de nuestros socios comunitarios.




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Señor Ministro, tras la lectura de todos los documentos concernientes a
los fondos estructurales, Fondo de Cohesión, iniciativas comunitarias y
otros instrumentos comunitarios destinados a corregir las desigualdades
entre los distintos países de la Unión, no creo que España haya sido un
país tan ganador como se pretende. Lo digo sin acritud, pero con
preocupación. Las cifras brutas de lo que España obtiene con los fondos
estructurales --hasta la fecha solamente conocemos las relativas al
Objetivo 1 y algunos otros-- no son suficientes para medir la eficacia de
la política de cohesión económica y monetaria en el ámbito comunitario.

Hay un tema que me preocupa, y es el de las iniciativas comunitarias,
porque el Fondo de Cohesión, que equivale a 15.000 millones de ecus, como
el Ministro bien sabe, y que afecta y beneficia sobre todo a nuestro
país, es una cifra similar a la que tiene en estos momentos el capítulo
de las iniciativas comunitarias. Las iniciativas comunitarias en la etapa
precedente 1988-1993, apenas representaron 4.000 millones de ecus; en
este momento se han incrementado hasta los 14.000 millones de ecus, con
lo cual es prácticamente equivalente al Fondo de Cohesión. Sin embargo,
estas iniciativas comunitarias, que antes no tenían un criterio de
flexibilidad, en este momento se ven acompañadas de una flexibilidad
geográfica que les permite financiar acciones en cualquier región de la
Comunidad y no solamente en las regiones Objetivo 1 o regiones de
cohesión, que son las que benefician a España y a los países más
atrasados de la Comunidad. En este sentido le mencionaré, por ejemplo, la
iniciativa Convert, que está destinada a la reconversión de
emplazamientos militares y de zonas dependientes de la industria militar,
que interesa enormemente y casi exclusivamente a Alemania a causa de la
antigua frontera con el Este.

El señor Ministro ha hablado de uno de los grandes logros de España en el
sentido de que ha conseguido incluir en el Objetivo 1 de los fondos
estructurales a más regiones españolas de las que había. Esto es
discutible, pero no vamos a entrar en ello. Simplemente decirle que
también los alemanes han conseguido que entren en el Objetivo 1 todos los
länder y no es baladí este tema, pues significa que se van a beneficiar
no solamente del Objetivo 1, como es lógico, sino también de muchas de
las iniciativas comunitarias.

Es necesario saber cuáles van a ser y cómo se van a distribuir los
instrumentos financieros previstos por el Tratado de Maastricht para las
redes transeuropeas. Esto no se ha mencionado y me temo que quizá como
España ya tiene Fondo de Cohesión para redes de transporte, estos
instrumentos, que son también importantes, vayan a parar a otros países o
Estados más ricos.

Es necesario conocer las previsiones en materia de investigación y
desarrollo, tema importante. Las medidas financieras en esta materia se
concentran casi siempre y casi exclusivamente en los Estados más
desarrollados y, por tanto, más ricos de la Comunidad, con lo cual se
aumenta la divergencia y no se contribuye a la cohesión económica y
social. Todo esto sin contar con los efectos a menudo perniciosos de la
PAC, que en este momento continúa en un estado latente debido, entre
otras cosas, a las negociaciones del GATT.

Con relación al tan traído Fondo de Cohesión y ese 58 por ciento del que
España puede beneficiarse --y digo que puede beneficiarse si todo va
bien, si se cumplen los requisitos, porque hay un criterio de
convergencia para la obtención de este fondo--, me gustaría, si el
Ministro me lo permite, hacer un inciso sobre la representación que en la
gestión de este fondo tiene nuestro país a nivel comunitario. Aprovecho
la ocasión para decir que muchas veces, cuando hablamos con los agentes
sociales (las Cámaras de Comercio, las comunidades autónomas, etcétera),
se nos expresa la preocupación de que España no tiene dónde acudir a la
hora de ver en qué estado se encuentran los proyectos.

Está mal representada España. Es cierto que nos vamos a beneficiar de
este fondo, pero el comisario encargado de su gestión es el comisario de
presupuestos y el órgano encargado, la Secretaría General de la Comisión,
con lo cual escapa de alguna manera a cualquiera de los comisionados. La
Dirección competente dentro de la Secretaría General es la HF, donde
están integradas dos divisiones, en las que no hay ningún jefe de unidad
que sea español. Me parece un poco raro que en la gestión de este fondo
que beneficia sobre todo a España, un 58 por ciento quizá, no haya ningún
jefe de división español cuando sí lo hay en otros sitios que quizá nos
interesan menos, como puede ser la unidad de Estadística.

Lo mismo sucede en cuanto a la gestión del fondo social, que tanto le
interesa al señor Costa y con razón, porque para 1994 tiene una dotación
de 5.766 millones de ecus. En la gestión del fondo social España empezó
bien. Teníamos un director español, el señor Crespo, que dimitió de forma
un tanto apresurada para los intereses de España el 18 de mayo pasado y
todavía no ha sido sustituido por el Gobierno español. Este es un cargo
de designación política y creo que sería importante para la gestión de
estos fondos. El Comisario me va a contestar respecto al Fondo de
Cohesión: «Sí, pero afecta sobre todo a redes en infraestructuras de
transportes. Ya tenemos un comisario muy competente, que se puede
encargar de este tema.» Es cierto, señor Ministro, que el Comisario,
señor Matutes, se encarga día a día de este tema, pero muchas veces hace
falta también un jefe de división, un director español que ayude a que
los intereses españoles estén mejor defendidos.

Otra cuestión que me gustaría preguntar al señor Ministro es la que ha
apuntado el señor López Garrido sobre las medidas de la iniciativa
europea de crecimiento --el Consejo Europeo en Edimburgo lo decía en
diciembre del año pasado--. Estas medidas consisten fundamentalmente en
una nueva línea de crédito temporal del BEI que asciende a 5.000 millones
de ecus, destinados a la financiación de proyectos de infraestructura y a
la creación del fondo europeo de inversiones para la concesión de
garantías, entre otras cosas, destinado a las pymes. En este contexto, me
gustaría saber en qué medida España puede beneficiarse, como ha dicho el
señor López Garrido, de estas medidas (porque España todavía no ha



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ratificado la modificación de los Estatutos del BEI, necesaria para poder
crear el fondo europeo de inversiones) y por qué el Ecofín no ha tomado
las medidas necesarias para dar cumplimiento a lo acordado en el Consejo
Europeo de Copenhague, especialmente en lo relativo a las pequeñas y
medianas empresas, al punto de que el Consejo Europeo de Bruselas ha
pedido expresamente al Ecofín que espabile.

Otra cuestión que a mí me interesa respecto al instrumento financiero de
cohesión es cuándo tiene previsto España que se ratifique, porque si bien
este Reglamento prevé una posible prolongación del instrumento
provisional, también es cierto que las condiciones para seguir
percibiendo los fondos de cohesión o para que se financien los diferentes
proyectos varían en razón de que esté regulado por el instrumento
provisional o por el Fondo de Cohesión en cuanto al criterio de
convergencia y otros muchos.

La última cuestión que quiero plantear al señor Ministro es sobre un tema
que nos afecta en este Parlamento y es respecto a la coordinación. El
señor Ministro sabe que el artículo 32 del Reglamento de coordinación de
los fondos estructurales prevé que los Estados miembros se esforzarán por
dar publicidad adecuada a los planes contemplados en el apartado primero
del artículo, planes de desarrollo. Esta coordinación funciona bien a
nivel Comunidades Europeas, a nivel Unión, en el sentido de que el
Parlamento Europeo está siempre asesorado y cuenta con todos los
documentos, antes, mientras y después, traducidos a las nueve lenguas
comunitarias. Nosotros en este Parlamento todavía no hemos recibido el
proyecto de desarrollo regional que ha presentado el Gobierno a la
Comisión.

Enlazando con esto, hace dos semanas, como bien sabe el señor Ministro,
se ha aprobado un acuerdo interinstitucional sobre la transparencia, en
concreto el 25 de octubre de 1993, en la reunión de Luxemburgo, que se
aprobó en el Pleno de noviembre en el Parlamento Europeo. Me gustaría
saber en qué sentido este acuerdo interinstitucional a nivel europeo
sobre la transparencia va a afectar a las relaciones entre el Gobierno y
el Congreso en cuanto se refiere a los fondos estructurales y fondos de
cohesión. Se lo digo al señor Ministro porque, si bien ayer se lo
mencioné al señor Ministro de Economía y me aseguró que haría lo posible
para que no hubiese problemas en esta comunicación entre Gobierno y
Parlamento, el señor Ministro es el responsable de la Secretaría de
Estado para las Comunidades Europeas y pienso que, de alguna manera,
puede ser un canal extraordinario y privilegiado de información con este
Parlamento.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la
palabra don Antonio Costa.




El señor COSTA COSTA: Señor Ministro, voy a ser muy breve porque este
tema ya fue objeto ayer de tratamiento por parte de la Comisión.

Recibimos, creo, una cumplida información complementada por la
comparecencia del señor Ministro de Asuntos Exteriores y, por lo tanto,
me limitaré a fijar la postura de mi Grupo en tres aspectos que considero
importantes.

En primer lugar, la cuantificación, la medida de la aportación económica
global de estos fondos, y muy especialmente para nuestro país.

Básicamente esos 176.000 millones de ecus vienen a suponer la duplicación
de los fondos que tenía la Comunidad dedicados a fondos estructurales y,
por lo tanto, incrementa hasta 25.000 millones de ecus, me parece, la
aportación de las Comunidades para estos fondos anualmente. Por lo tanto,
a lo largo de estos años en que están vigentes estos fondos, desde 1993 a
1999, la Comunidad vendrá a invertir en estos fondos una media --como ya
he dicho-- de 25.000 millones de ecus. Esto viene a ser especialmente
importante para nuestro país, unido a los cambios reglamentarios que han
sufrido estos fondos. El hecho de que se incrementen de una manera
sustancial los fondos dedicados a Objetivo 1 y que nuestro país consiga
que esté presente Cantabria en el reparto de estos fondos y que entre
Canarias como una región ultraperiférica, con unos problemas muy
específicos derivados de su situación geográfica y de su insularidad,
entiendo que es algo muy importante. Por otra parte, el que se
incrementen sustancialmente los fondos para el Objetivo 3, especialmente
en la creación de empleo, me parece que también es de resaltar por parte
de nuestro Grupo, pues creemos que es muy positivo para nuestro país, que
es el que tiene una mayor tasa de desempleo de la Comunidad Económica
Europea en estos momentos. También, los cambios en el Objetivo 4,
especialmente los dirigidos a formación profesional y a enseñanzas
universitarias, me parecen dignos de resaltar.

Dicho esto, me gustaría señalar el aspecto final que nuestro Grupo quiere
manifestar hoy una vez más; ya lo ha hecho también el Ministro y, por lo
tanto, recibe claramente el apoyo de nuestro Grupo. Es la solidaridad
interna y el modelo de integración europea que España ha venido
defendiendo, mucho más allá de una zona de libre comercio. Nosotros
entendemos que toda la política comunitaria basada en estos fondos ayuda
a los objetivos de integración comunitaria, de integración regional, y
tiene una dimensión política indudable. Por lo tanto, éste es el aspecto
que más me gustaría resaltar, señalando que la política que ha seguido
históricamente el Gobierno español en cada uno de los temas antes
descritos, ha sido una política coherente para llegar a un objetivo
final, que no es otro que el de la Unión Europea, un modelo de unión
europea coherente, integrado y capaz de producir una unión económica y
monetaria en el tiempo previsto, que es el año 1999.

Nada más. Sólo quiero señalar la posición de nuestro Grupo en estas
materias y el apoyo a la política desarrollada por el Gobierno, muy
especialmente en estas áreas de la política europea que creo que han sido
altamente positivas, tanto para los ciudadanos de nuestro país como para
la idea de Comunidad, que es, al fin y al cabo, lo que todos deseamos.




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El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Trataré de
contestar a los portavoces de los grupos parlamentarios y hacer algunas
reflexiones al hilo de las que ellos mismos han realizado.

Al Diputado señor Molins, de Convergència i Unió, yo le agradezco mucho
su intervención, en una parte al menos; en la otra, se lo agradezco
menos. En la primera parte se la agradezco y mucho. Se la agradezco
porque pone de manifiesto la comprensión hacia lo que entre todos estamos
haciendo en la construcción europea y lo que estamos haciendo para darle
un sentido, que creo que es lo que de una manera más significativa
caracteriza la política española. No se trata solamente de realizar una
política de vuelo rasante, de ver de dónde se araña, de aquí o de allá,
más o menos recursos, que sin duda es muy importante, pero no sería
suficiente para un país como el nuestro que tiene una visión particular
de lo que debe ser la Unión Europea, la construcción europea, que pasa
--como he dicho tantas veces y hoy reitero-- por construir algo más que
una zona de libre cambio.

Ciertamente, en esta hora presente existe, como no podía ser de otra
manera, tensiones hacia la dirección definitiva que la Unión Europea va a
tomar y sin duda es de agradecer que un Grupo Parlamentario como el suyo
comprenda y comparta la posición que mayoritariamente yo creo que tiene
este Parlamento y la sociedad española de lo que deseamos que sea la
construcción europea.

Le agradezco también el reconocimiento que hace del esfuerzo que se ha
realizado en todas las políticas de cohesión que va más allá --insisto--
de los denominados fondos de cohesión. Hemos dicho muchas veces que la
política de cohesión es algo que atraviesa de manera horizontal todas las
políticas comunitarias, que es un principio que debe estar presente en
todas las políticas comunitarias.

Y hasta aquí el agradecimiento por todo lo que ha dicho. La segunda parte
es un reconocimiento de la tenacidad que adorna a su señoría. Es una
tenacidad tremenda que me parece que es digna de ser considerada y de ser
tenida en cuenta para futuras ocasiones. El Diputado señor Molins siempre
que puede dice estas cosas, me parece muy legítimo que las diga. Yo no le
voy a reiterar las mías, para no ser acusado de tenaz también. Pero sabe
S. S. que lo importante es que consigamos las cantidades que tenemos en
mente, y que afortunadamente las vamos consiguiendo, en cuanto a la
política estructural y a la política de cohesión. Sé que tiene una
preocupación sobre su distribución, sobre los temas competenciales, pero
ciertamente quizá no sea éste el ámbito para discutirlas, aunque me
parece legítimo que S. S. lo ponga de manifiesto cuantas veces estime que
tiene importancia el foro donde se dicen. Por lo tanto, le agradezco la
primera parte de su intervención, en términos generales, y reconozco las
virtudes personales que le adornan, como es la perseverancia y la
tenacidad.

Al Diputado señor López Garrido, representante de Izquierda Unida, le
quisiera hacer algunas reflexiones sobre el planteamiento que ha hecho y
que yo comparto en general. Yo creo que todos somos conscientes de que el
ámbito de la Unión Europea atraviesa en estos momentos por dificultades
económicas serias, dificultades económicas que se ponen de manifiesto,
quizá, en esas dos cifras que me gusta subrayar. En el mes de febrero de
1992, cuando la entonces Comunidad Europea aprobaba el Tratado de la
Unión, había dos parámetros que merece la pena recordar: la media de
crecimiento europeo estaba por encima del 3,5; la tasa de desempleo
estaba por debajo del 4 por ciento. Sólo tuvo que pasar un año, desde el
momento de febrero de 1992 al momento en que iniciamos la ratificación
del Tratado de la Unión, para encontrarnos con cifras malas, desde el
punto de vista económico: la tasa de crecimiento medio rozaba el cero por
ciento y la tasa de desempleo se acercaba en aquellos meses (hoy
desgraciadamente ya lo supera) al 10 por ciento. Por tanto, hemos sufrido
a lo largo de un año un embate enorme, tremendo, como todos los países
industriales, debido a causas estructurales, de una parte, y también a
causas coyunturales, de otra. Yo creo que el describir la situación
económica por la que atravesamos estrictamente en razón del ciclo
coyuntural seguramente es un poco alicorto. Tenemos que pensar seriamente
que estamos atravesando por una situación de mutación estructural de una
gran envergadura, a la que tenemos que ser capaces de dar respuestas.

Respuestas que a veces no van a ser fáciles, pero que sin duda son
absolutamente imprecindibles si queremos encarar el futuro con esperanza
y con un liderazgo de lo que representa Europa como el que hemos tenido
ayer y como el que queremos seguir manteniendo el día de mañana.

¿Qué se puede hacer, qué estamos haciendo y qué debiéramos hacer para
intentar apoyar, acompañar, el resurgir de una situación económica
estructural y coyuntural mala? Yo creo que la Comunidad ha puesto en
marcha ya en el Consejo Europeo de Edimburgo algunas medidas a las que S.

S. ha hecho referencia. La iniciativa de crecimiento tiene su origen en
la reunión de Edimburgo y, a partir de ese momento, todas las mejores
energías comunitarias en la Comisión y en los Estados miembros se ponen a
trabajar para intentar resolver este problema de carácter estructural y
coyuntural en el que estamos inmersos.

La iniciativa de crecimiento, como S. S. recordará, tenía varias partes,
varios elementos, que estaban ligados, fundamentalmente, a ayudas
económicas, de una parte a los sectores públicos, de otra parte a los
sectores privados, y una parte también de ayuda a los tipos de interés
para las pequeñas y medianas empresas. Como S. S. sabe, una parte de los
recursos que estaban disponibles para acciones no han sido del todo
utilizados. Por eso, en la última reunión de Bruselas se ha ampliado el
espectro de posibilidades a temas relacionados con el transporte y la
energía, para poder sacar un mayor rendimiento a todo ello, y se ha hecho
un hincapié especial para que todos los países hagan uso de las
posibilidades que en este momento



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se presentan por parte del Banco Europeo de Inversiones.

¿España qué ha hecho? Yo creo que se puede decir, sin faltar a la verdad,
que en una parte muy significativa ha sido el país que ha tenido una
mayor utilización de estas iniciativas que etaban a nuestra disposición.

Recuerdo a SS. SS. que hace ya más de un año, cuando se puso en marcha un
primer paquete de medidas que aprobó el Presupuesto de la nación antes de
las elecciones, estaba de una manera muy significativa apoyado en una
parte muy importante de la iniciativa que se aprobó en Edimburgo.

Su señoría me pide algo más específico o quizá más ligado a la relación
que hay entre las iniciativas de crecimiento y los fondos. En esto le
quisiera hacer dos reflexiones. La primera con relación a la utilización
de los fondos. Como S. S. sabe uno de los extremos que están contenidos
en la iniciativa de crecimiento es la posibilidad de adelantamiento de
los fondos. Hay posibilidades de adelantar los fondos a aquellos países
que lo necesiten de una manera más extrema. No es ese el caso de España.

España no ha hecho uso de esa atribución porque estamos, creo yo,
teniendo unos resultados, desde el punto de vista de lo que se nos
concede o de lo que tenemos posibilidad de utilizar, suficientes. Hay
otros países, quizá Italia sería el ejemplo más significativo, que tienen
un interés mayor en hacer esa utilización del adelantamiento de los
fondos. ¿Por qué menciono a Italia? Porque tiene una componente de los
fondos menor y tiene una situación económica que, quizá, necesita o le
puede ser de utilidad el tomar este tipo de decisiones. Para nosotros no
es tan importante. Tenemos unas dotaciones de fondos grandes, amplias, y
no tenemos necesidad de pedir un adelantamiento mayor. Seguramente si
tuviéramos esa posibilidad no seríamos capaces de hacer la cofinanciación
necesaria para poderlos aprovechar. Por tanto, desde ese punto de vista,
no creo que en España podamos sacar el máximo rendimiento de esa
posibilidad que se nos brinda.

La segunda cuestión son los fondos en sí mismos. Sin duda ninguna, la
posibilidad de utilización de los fondos que ya estamos percibiendo en
este momento y que percibiremos a lo largo del septenio deben ser un
instrumento de dinamización de nuestra economía, sin duda alguna. Como S.

S. sabe bien, son recursos que están destinados a obras fundamentalmente
de infraestructuras --me estoy refiriendo a los fondos de cohesión-- que,
como sabe, son intensivas en capital y, por lo tanto, dinamizadoras de la
acción económica y del crecimiento económico.

Pero, yendo más allá, me gustaría pensar que de aquí a los días 10 y 11
de diciembre --como el Ministro de Economía estoy seguro que tuvo ocasión
de transmitirles ayer-- vamos a hacer el máximo esfuerzo posible para
conseguir encontrar en el ámbito del Ecofin, primero, y en el Consejo
Europeo, después, la posibilidad de poner en marcha medidas precisas que
nos permitan dinamizar el crecimiento económico y la generación de
empleo. ¿Sería eso suficiente? Creo que no. Creo que tenemos que ir más
allá de medidas estrictamente de tipo empréstito para dinamizar el sector
público o los sectores privados de nuestra economía a través de las obras
de infraestructura. Tendremos que tomar, como he dicho algunas medidas de
carácter estructural. Creo que S. S. comparte conmigo lo que he dicho
anteriormente, es decir, que estamos viviendo una crisis económica que va
más allá de la coyuntura, que no saldremos de ella estrictamente por la
propia dinámica coyuntural, sino que habrá que hacer reformas de carácter
estructural. Espero que en el Consejo Europeo de Bruselas, el próximo día
10, se tomarán en cuenta algunas sugerencias en cuanto a medidas de
carácter estructural. Como sabe S. S. el Libro Blanco presentado por la
Comisión no tiene un carácter de cumplimiento obligatorio, es solamente
una línea de sugerencia de lo que se debe hacer, pero sin duda ninguna,
si no queremos perder el tren de la competitividad desde una perspectiva
europea y, por lo tanto, poder ocupar el espacio económico que nos
corresponde desde la perspectiva de lo que somos, tendremos que tener en
cuenta algunas medidas de carácter estructural. En esto hay cuatro
cuestiones que me gustaría subrayar.

Primero, la iniciativa de crecimiento por vía de lo que pudieran ser unas
dotaciones presupuestarias globales a los países miembros. Segundo, una
reflexión sobre lo que pudiéramos llamar el mercado de trabajo o, más
específicamente, las relaciones industriales en cada uno de los países.

Como S. S. sabe, hay datos que nos deben hacer pensar
--independientemente de la posición ideológica que cada uno ocupemos--,
nos deben hacer pensar las cifras del desempleo, nos debe hacer pensar
muy seriamente la estructura de ese desempleo. El contemplar las tasas de
desempleo de larga duración en Europa y compararlas con las tasas de
desempleo de larga duración en Estados Unidos o con las tasas de
desempleo de larga duración del Japón, nos tiene que hacer pensar.

Estamos hablando de cifras que van del 40 por ciento en Europa,
aproximadamente, a cifras que están por encima del 10 por ciento en
Estados Unidos y cifras que están por debajo, incluso, del 10 por ciento
en Japón. Algo tenemos que hacer en nuestras propias sociedades
manteniendo y sosteniendo lo que es una seña de identidad de nuestras
propias sociedades. No me cansaré de decir que lo que tiene que ver con
el denominado Estado de bienestar o sociedad de bienestar, en las
dimensiones que hemos tenido en nuestros países después de la Segunda
Guerra Mundial, forma parte ya de la cultura europea, va más allá de lo
que es una política social o económica para formar parte de la cultura
europea.

Les voy a contar una pequeña anécdota. El otro día tuve la ocasión de
visitar una universidad muy querida para mí --y estoy seguro que muy
querida par S. S. también-- que está en las afueras de Madrid, en Getafe,
y me gustó mucho el escudo de esa universidad. Tiene un escudo bello,
pero tiene una frase que lo adorna que todavía es quizá más bella y que
tiene que ver con lo que es a mi juicio el sentimiento de Europa. Hobbes
decía que el hombre es un lobo para el hombre, pero, tal como reza en el
escudo, para clásicos más recientes el hombre ya no es un lobo para el
hombre. Y esa frase que adorna el escudo



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de la Universidad Carlos III creo que la debemos hacer nuestra en estos
momentos.

¿Qué quiere decir eso? Quiere decir, fundamentalmente, que la
solidaridad, la cohesión, lo que Europa es, y es fruto del esfuerzo no
solamente de una componente ideológica de Europa, sino, afortunadamente,
de las dos ideologías fundamentales que han construido Europa, la
ideología que está ligada al socialismo democrático y la ideología que
está ligada a la democracia cristiana, que han hecho, básicamente esa
idea y la han encarnado de tal manera en nuestras sociedades que forma
parte ya de nuestra cultura, eso lo tenemos que mantener, pero para
mantenerlo tenemos que hacer los ajustes necesarios para poder defenderla
y para poderla proteger. Dije el otro día que nuestra obligación es
proteger la protección, y lo vuelvo a repetir. Nuestra obligación es
proteger la protección. Y para proteger la protección, quizá, tenemos que
tomar algunas medidas que pueden tener dificultad para ser comprendidas
en el momento inicial, pero sin ningún género de dudas a medio plazo
serán no solamente comprendidas sino reconocidas por su valía. De ahí que
crea que una de las decisiones que tenemos que tomar en el Consejo de
Europa de Bruselas el próximo día 10 tendrá que ver con algunas
reflexiones sobre las relaciones industriales en nuestros países, de tal
manera que podamos seguir creciendo, podamos seguir manteniendo nuestras
estructuras sociales y culturales y podamos, en el futuro, conseguir que
el bloque que representamos nosotros, el bloque europeo, tenga la
incidencia mundial que todos deseamos que tenga.

La tercera cuestión que entiendo que tiene que ser de importancia capital
se refiere a todo aquello que tiene que ver con la formación. Le vuelvo a
decir, señoría, que Europa si lo analizamos, tiene muchas características
y tiene algunas lagunas importantes. Europa es un país con recursos
naturales no muy generosos, Europa tiene ahorro, pero Europa tiene,
fundamentalmente, a mi juicio, capital humano, recursos humanos. Y
estando ya como estamos dando los últimos pasos de este caminar a lo
largo del siglo XX y prácticamente teniendo la posibilidad de tocar con
la punta de los dedos el siglo XXI, sin duda ninguna lo que los europeos
tenemos que hacer es poner en valor la inteligencia de los ciudadanos,
todo aquello que tiene que ver con el saber, todo aquello que tiene que
ver con la innovación, todo aquello que tiene que ver con la formación en
sentido amplio, en definitiva, reconocer que la materia prima más
importante para nosotros es la materia gris y que el valor añadido más
importante es el valor añadido que da el saber, sin ningún género de
dudas. Todas estas cosas las tenemos que acordar en la cumbre de Bruselas
del próximo día 10 y ponerlas en marcha.

La cuarta cuestión a la que quería hacer referencia es que lo que tiene
que ver con intentar resurgir de la parte estructural de este ciclo es
todo lo relacionado con la investigación y el desarrollo tecnológico. Sé
que es algo muy querido para S. S., que algunas veces lo ha hecho público
--yo también--, me parece que lo que hagamos colectivamente en el seno de
la Comunidad, de la Unión Europea en este momento, en materia de
investigación y desarrollo tecnológico será absolutamente vital. No nos
podemos quedar en esa zona intermedia entre los países de salarios bajos
y los países de tecnologías sofisticadas, no podemos quedarnos en el
medio. Tenemos que ser un colectivo, el colectivo europeo, capaz de
competir con las tecnologías más punteras y, por lo tanto, tenemos que
tratar de desarrollar la investigación científica, la innovación y la
investigación tecnológica.

Estas son las cuestiones que, a mi juicio, debemos plantearnos con
valentía, mirando al presente y al futuro de frente, como lo hacen los
países que creen en el futuro y como lo hacen los colectivos que creen en
el futuro. Ya lo he dicho muchas veces, nosotros tenemos la capacidad de
desplegar ese vigor colectivo que cuando una sociedad quiere, para ganar
retos, para ganar desafíos, puede lograr. Estos temas son los que yo creo
que debiéramos tratar desde una perspectiva político-económico-social y
debiéramos plantearnos de aquí al día 10 de diciembre próximo, cuando se
celebre el Consejo, para intentar encauzar las dificultades que en este
momento tenemos, que --insisto-- algunas pueden ser definidas como
coyunturales y partes de una economía nueva, de un mundo nuevo,
globalizado y que, por lo tanto, tiene una componente estructural.

Al Diputado Señor Martínez Casañ le diría, en primer lugar, con
satisfacción, que agradezco mucho su intervención; es una intervención en
la que reconoce el bienhacer del Gobierno en las negociaciones con la
Comunidad Europea, algo de lo que estamos orgullosos y satisfechos, pero
no por ser el Gobierno, sino porque hemos sido la caja de resonancia del
Parlamento de la nación, donde está representada nuestra sociedad.

Quiero hacerle algunas matizaciones. Su señoría ha dicho que en el Acta
Unica estaba toda la duplicación. Podrá usted comprobar, con la formación
que tiene y si no con los documentos que estoy seguro que obran en su
poder, que eso es cierto hasta el año 1992, desde 1988 hasta 1992, pero,
lógicamente, no era cierto en el Acta Unica, no estaba contemplado ni se
pensaba contemplar lo que está contenido en el septenio que va desde 1992
hasta 1999, fecha hasta la que llegan las perspectivas financieras.

Decía S. S. que España no ha sido un país tan ganador. No es un tema que
me preocupe en demasía. Creo que lo que nos debe interesar es si hemos
obtenido lo que queríamos obtener, si se han cumplido los objetivos que
nos habíamos propuesto. En la Comunidad sería malo que España fuera
siempre ganador. Eso querría decir que la Comunidad sería una Comunidad
inestable. Los países tienen que ganar muchas veces y el nuestro debe
ganar las más posibles, pero estamos conviviendo con doce países y, si
fuéramos siempre los ganadores, eso querría decir que otros son los
perdedores y la estabilidad comunitaria seguramente no estaría
suficientemente garantizada. Hay que ganar unas veces, medio ganar otras
y alguna vez hay que estar dispuesto a que sean otros los que ganen, por
solidaridad, por sentido común y por sentido de la responsabilidad.




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Me decía S. S. que las cifras no son eficaces per se, y es verdad. Las
cifras son una condición necesaria pero a veces no una condición
suficiente. Hay que hacer una buena utilización de esas cifras para que
esta condición necesaria se convierta también en condición suficiente, y
es nuestra responsabilidad el tratar de que estas posibilidades que se
nos abren con toda la política de cohesión en sentido amplio sean unas
posibilidades que se conviertan en realidad: que las gestionemos bien,
que lleguen al bienestar de los ciudadanos, en definitiva, que seamos
capaces de hacer lo que debemos hacer y hacerlo bien.

En relación con las iniciativas comunitarias le diré que es verdad que
las iniciativas comunitarias tienen hoy un porcentaje mayor del que
tenían antes, pero una parte de esas iniciativas comunitarias también
será para España. Sería ilusorio pensar que de todos los contenidos,
aproximadamente un 15 por ciento de las iniciativas comunitarias vinieran
a engrosar las arcas españolas; sería un egoísmo que estoy seguro que S.

S. no pretende que España tenga. Por tanto, una parte de esas iniciativas
comunitarias lógicamente vendrá a España y se sumará a las posibilidades
que nos brinda ya toda la política de cohesión.

Dice S. S. que es discutible que algunas regiones se hallen incorporadas.

Puede gustarle más o menos, pero discutible no es; es una realidad. Unas
comunidades se han incorporado a un objetivo, otras a otros, y ése es un
dato de la realidad que le gustará más o menos. Veo que sonríen algunas
de las señorías que nos acompañan esta tarde porque algunas de las
circunscripciones que tan dignamente representan o que representaban más
bien son de las que se han incorporado y eso es bueno.

Dice que todos los Länder se han incorporado a los fondos de cohesión.

Señoría, le ruego que no haga esa afirmación, que es disparatada. Se
habrán incorporado los Länder que estén en una zona de prosperidad
relativa, por debajo de la que corresponde, pero, lógicamente, Länder que
tienen prosperidades relativas, renta per cápita por encima de la media
comunitaria le ruego que compruebe que no se han incorporado.

Lógicamente, el que cumple las condiciones debe incorporarse a los
objetivos: Objetivo 1, Objetivo 2, Objetivo 3 o a los objetivos que
corresponda.

Hace una reflexión sobre un tema que me es especialmente querido: la
investigación y el desarrollo tecnológico. Por razones históricas he
participado en la negociación de dos de los programas marco de la
Comunidad en I+D y sé lo que España ha hecho --por lo menos sé lo que yo
hice-- en la consecución de una política de cohesión, incluso en temas
que por sí mismos no son cohesivos, como es la investigación y el
desarrollo tecnológico. Lo que sí es verdad, y en eso tendrá que convenir
S. S. conmigo, es que no podemos exigir que la política de investigación
y desarrollo tecnológico se convierta toda ella en una política de
cohesión, seguramente sería una propuesta que no se podría sostener. Sí
tenemos que exigir que, así como en todas las políticas hemos pedido, y
hemos ganado, que estén atravesadas por el principio de cohesión, la
política de I+D lo esté también. Su señoría sabe que el programa marco
tiene varias líneas, no le voy a especificar todas ellas, pero sabe que
tiene al menos dos líneas en las que España está siendo receptor neto por
encima de la cantidad que le correspondería de ser una velocidad de
crucero. Piense usted en alguno de los programas, que estoy seguro que S.

S. conoce y conoce bien; piense usted en el programa Brite, piense usted
en el programa Euram, piense usted en alguna de las acciones
medioambientales, piense usted en algunas de las acciones de
biotecnología, donde los retornos para España están siendo enormemente
positivos. Y piense usted también en algo que pusimos en marcha desde la
perspectiva española y fue aprobado por los demás, que son todas las
acciones coordinadas entre más de un país que tienen que ver, por
ejemplo, con la formación de los nuevos científicos, con los recursos
humanos. Me dirá usted que tengo una obsesión por el tema de los recursos
humanos, y diría usted bien, porque la tengo; me parece que ahí es donde
tenemos que hacer un esfuerzo mayor, y creo que incluso en los programas
de investigación y desarrollo tecnológico lo hemos hecho.

Por tanto, hemos atravesado también de forma horizontal los programas de
I+D desde la perspectiva de la cohesión. Estamos en este momento
negociando el siguiente programa marco de I+D que tiene, como SS. SS.

conocen, unas cifras de una gran envergadura, como debe ser. Somos de los
que pensamos que hay una componente, como decía anteriormente contestando
al señor López Garrido, que hay algo en la investigación, en la
innovación, en el desarrollo tecnológico que debe distinguir a la Unión
Europea de otras zonas geográficas también importantes del mundo, y por
tanto tenemos que hacer un gran esfuerzo ahí en investigación y
desarrollo tecnológico. Sabe que en las perspectivas financieras, que van
hasta el año 1999, hay un porcentaje muy significativo que va a I+D;
quizá debiera haber ido más, es posible, algunos lo pueden decir (yo creo
que va suficiente), y lo que tenemos que hacer los españoles es tener el
receptáculo suficientemente pulido para poder recuperar en retornos, y en
retornos útiles para nuestras empresas, para nuestras universidades y
para nuestros centros de investigación, lo que podemos sacar. Sabe muy
bien que en los programas de I+D hay unas componentes que están ligadas a
grandes consorcios económicos e industriales europeos, sin duda lo hay;
hay una parte, por ejemplo, que corresponde a la línea que S. S. conoce
bien, el programa Esprit, más ligado a grandes consorcios europeos de
investigación de punta, pero sabe que hay varios programas que están
ligados con las pequeñas y medianas empresas de las cuales, como le decía
anteriormente, estamos obteniendo retornos importantes. No se ha cerrado
todavía la negociación sobre el paquete de I+D; estoy seguro que se va a
cerrar y espero que se cierre bien.

Sobre los fondos de cohesión y la necesidad de convergencia creo que S.

S. no debiera temer; no hay riesgo alguno en que los fondos de cohesión
no puedan situarse en España por razones de falta de convergencia. Le
rogaría echara un vistazo a los países que tienen en este momento
capacidad para obtener los fondos de cohesión y



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mirara un poco sus cifras macroeconómicas, microeconómicas, las que
quiera; creo que no habrá ningún riesgo en ese problema que a S. S.

parece preocupar.

No sé si he entendido bien sobre la mala representación de España en los
ámbitos comunitarios, y he entendido quizá peor todavía la falta de un
lugar para que los empresarios españoles vayan a obtener información en
el ámbito comunitario. No sé si tienen SS. SS. quejas de algunos
empresarios que quizá no conozcan todavía el camino de Bruselas, pero me
parece que el camino a Bruselas está expedito, que la Comisión abre sus
puertas, que hay ámbitos clarísimos donde uno puede no solamente obtener
información sino ayuda para la utilización de estas cuestiones.

Lógicamente no todos los miembros de la Comisión, no todos los
funcionarios de la Comisión con que los empresarios o investigadores
españoles se van a encontrar van a ser españoles; sería algo que rayaría
con el dislate solicitar semejante cuestión. Es verdad que la dirección
general a la que S. S. hacía referencia, ligada a los temas sociales, en
este momento está todavía vacante, por muy poquito tiempo, pero hay ya un
candidato presentado al ámbito comunitario y espero que en fechas no muy
lejanas esté nombrada la persona que debe ocupar ese puesto, que estoy
seguro será español. En los ámbitos a que S. S. hacía referencia, yo voy
a romper una lanza por el Comisario Matutes, puesto que creo que ha
realizado una buena labor, y si algún empresario español ha encontrado
alguna dificultad en su tratamiento con el Comisario Matutes, a ese
empresario le puede decir que el Comisario Matutes no va a estar mucho
tiempo más ya como responsable de la Comisión y que la persona que le va
a sustituir tiene capacidades más que sobradas para hacerlo incluso tan
bien como el Comisario Matutes. (Risas.)



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor López Garrido.




El señor LOPEZ GARRIDO: Me ha agradado que en su contestación, que yo
agradezco, el señor Ministro haya anticipado lo que me ha parecido
entender que sería un poco el orden del día del Consejo Europeo de
diciembre. Yo creo que difícilmente vamos a salir de la crisis En Europa
si no hay una verdadera iniciativa político-económica desde Europa. Me
parece extremadamente difícil que en este momento se pueda pensar incluso
en políticas económicas nacionales o estatales tradicionalmente
concebidas como de tipo keynesiano; por el contrario, creo que habría que
empezar a pensar seriamente en políticas, o en lo que se ha dado en
llamar el eurokeynesianismo. Estoy convencido que este Consejo Europeo de
diciembre y los que vengan después serán trascendentales para que pueda
haber unas señales que rompan este proceso económico descente en el que
estamos situados y en el que todavía no vemos bien cuál es el fondo. Yo
pienso que en el futuro va a empezar a haber serias tentaciones de decir
que la construcción comunitaria que ha servido hasta el momento empieza a
no servir y que va a ser mejor establecer relaciones bilaterales con
otros países que están saliendo de peores situaciones anteriormente en la
historia, y, por tanto, todo el esquema de construcción comunitaria puede
romperse si no se demuestra que esto sirve en un momento tan grave como
el actual. Viene a mi memoria lo que está pasando en otros países lejanos
a Europa, como es el caso de China que está creciendo al 10 por ciento en
este momento, o el caso de Chile, de Argentina o de Méjico, países
situados anteriormente en el Tercer Mundo; concepto este último que quizá
haya que revisar porque hay unos movimientos de fondo que incluso ni los
propios indicadores económicos usuales nos dejan que podamos entender.

En mi intervención anterior le preguntaba sobre la relación entre los
fondos estructurales y el fondo de cohesión y la necesidad de que se
inicie una verdadera política de recuperación económica en Europa, y no
me ha quedado claro cuál es exactamente el lugar de esos fondos. Hasta
ahora los fondos estructurales, ya que los fondos de cohesión no
existían, en la práctica han sido verdaderas transferencias de caja que
han ido a los Estados, pero que no han dado lugar a una verdadera
política europea de infraestructuras, ésa es la realidad. Sin embargo,
tienen que empezar a servir como verdaderos motores de inversión. Por eso
creo que en el Consejo Europeo deberían concebirse estos fondos como un
resorte fundamental, junto a otros, para que sirvan a ese relanzamiento
al que me refería anteriormente.

En cuanto al orden del día que usted más o menos ha pergeñado del Consejo
de diciembre me parece que, elementalmente, podríamos dividirlo...




El señor PRESIDENTE: Perdone, señor López Garrido. Le recuerdo que hay
dos puntos en el orden del día; este primero relativo al marco de los
fondos estructurales, y el segundo, al que vamos a pasar inmediatamente,
es el que trata del Consejo Europeo de diciembre. Yo no sé si quiere
referirse también ahora al tema de los fondos o si prefiere esperar y
dejarlo para su siguiente intervención en el segundo punto del orden del
día.




El señor LOPEZ GARRIDO: Agradezco su observación. Sin embargo, como el
señor Ministro nos ha hablado ya de ese Consejo Europeo de diciembre y ha
anticipado un poco el esquema de lo que podría ser es por lo que he hecho
algunas observaciones al respecto. De todas formas, ya que he empezado,
creo que es mejor que concluya mi intervención sobre este tema y luego ya
veremos en el segundo punto del orden del día.

Es muy sencillo, yo quería incidir en algunas de las cosas que ha dicho.

Usted ha hablado de empréstitos, por un lado, no los ha cuantificado (ya
veremos en qué consisten; el Presidente Delors ha hecho algunas ofertas
interesantes, ambiciosas), y, luego, usted se ha referido a medidas
estructurales: iniciativa europea de crecimiento, medidas sobre el
mercado de trabajo, formación, I+D.

Yo quisiera detenerme unos segundos solamente sobre el tema del mercado
de trabajo, las relaciones industriales y el Estado del bienestar, porque
probablemente ése sea el punto en estos momentos de más tensión y que
está



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produciendo en Europa el no consenso social, y lo estamos viendo en
movilizaciones que se han producido en toda Europa; hoy mismo hay en
España un conjunto de movilizaciones convocadas por sindicatos y unas
determinadas fuerzas sociales, y ésta va a ser una gran cuestión, y me
alegro de que sea uno de los asuntos a tratar en diciembre del Consejo
Europeo. Pero si las medidas que se van a ver ahí van en la línea de
algunas que se han apuntado últimamente por el Gobierno español de
desregulación del mercado de trabajo en el sentido de facilitar
enormemente el despido por un lado y facilitar unos contratos laborales
bastante inaceptables, creo que eso no es proteger la protección, que
usted decía que debía ser el elemento fundamental donde había que
incidir. Creo que es preocupante que determinadas medidas se quieran
trasladar en diciembre a política general de la Comunidad.

Por último, atendiendo a la observación del Presidente no quiero ir mucho
más allá en este momento, me quisiera referir a un punto que me parece
que tendría que estar en el Consejo de Europa de diciembre, que es la
dimensión social comunitaria, la dimensión humana comunitaria. Yo creo
que no es posible pensar en una recuperación real sin que haya una gran
ilusión social sobre esa recuperación y un consenso social en esa
recuperación, sin que se vea por las ciudadanas y ciudadanos europeos que
se cuenta con ellos y que hay una dimensión social y humana de esa
recuperación económica. Hay algo que usted no ha citado, que es el
ambicioso protocolo XIV del Tratado de Maastricht, muy ambicioso, con
muchas posibilidades, y que yo sugiero que debería estar en uno de los
puntos fundamentales de debate en diciembre, porque ése es un elemento
importante para desencadenar una dinámica para recuperar un consenso
social sobre el que edificar una recuperación económica en Europa.

Muchas gracias, señor Presidente, y perdone por la extensión de esta
intervención.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Molins.




El señor MOLINS I AMAT: Voy a intentar ser breve, para que además de
tenaz no me caiga el sambenito de pesado, que quizás probablemente se me
adjudicará.

Yo soy de los que recuerda con frecuencia aquella frase que nos decía
hace ya años en esta Cámara el entonces Presidente Peces-Barba de que
esfuerzos inútiles provocan melancolía. A mí me la producen realmente los
esfuerzos inútiles cuando veo que con los argumentos con que se me
contrarresta me doy cuenta de que se ha ententido lo que yo digo y que no
se me admite. Pero es que con frecuencia con este tema de los fondos de
cohesión me doy cuenta que no soy capaz de explicarme, porque lo que está
claro es que no se entiende lo que estoy diciendo. Por ejemplo, cada vez
que he hablado se oye como un rumor en el sentido de pensar: está
defendiendo los intereses de Cataluña --no digo que sea así por parte del
señor Ministro--, cosa por supuesto legítima. Señal de que no se ha
entendido nada, por lo siguiente. En infraestructuras de interés europeo,
catalogadas como tales en los diseños de las infraestructuras de
transporte europeas, tienen en este momento competencias el Gobierno de
Cataluña, por supuesto, el del País Vasco, el de Aragón, el de Valencia,
el de Castilla-León, el de Galicia y el de Extremadura. Por lo menos que
yo sepa. Y en infraestructuras de medio ambiente, de interés comunitario
la tienen todas las comunidades autónomas, e incluso los municipios. Lo
que yo estoy planteando es que si esto es así y los fondos de cohesión
van dirigidos para la construcción de infraestructuras de interés
comunitario en materia de transporte y en materia de medio ambiente, las
comunidades autónomas que son competentes en la construcción de esas
infraestructuras tienen derecho a acceder a esos fondos, y esto es lo que
reiteradamente suscita nuestro Grupo y lo va a seguir haciendo a pesar de
que sea tachado de tenaz o incluso de pesado. Por tanto, obviamente,
defendemos los intereses de Cataluña, pero también los de todas las
comunidades autónomas que tengan competencias en infraestructuras del
transporte de interés comunitario. Obviamente, las tenemos más aquellas
comunidades situadas en terreno fronterizo, porque la Comunidad Europea
mantiene dentro de sus itinerarios aquellas que proporcionan el acceso de
las comunidades más periféricas hacia el centro de la Comunidad. Por
tanto, las que estamos en la frontera con los Pirineos (Cataluña, Aragón,
País Vasco y Navarra) o las que están en la frontera con Portugal
(Extremadura, Andalucía, Castilla y Galicia), probablemente tendremos más
de las catalogadas como interés comunitario, pero es para esas y para
todas ellas para las que creemos que se debe adoptar ese criterio de
acceso a los fondos de cohesión.

Voy a intentar --y estoy seguro de que lo conseguiré-- no añadir acritud,
y menos hacia el señor Ministro de Exteriores, que no se ha hecho
merecedor de ella --algún compañero suyo de Gobierno, sí--, en lo que
ahora voy a decir. Este tema fue tratado por nuestro Grupo Parlamentario
en una interpelación ante el Pleno. Fue aprobada una moción en la que
nuestro Grupo, que era el proponente, aceptó una enmienda del Grupo
Socialista, enmienda que se nos explicó que aceptaba el fondo de la
cuestión planteada por nosotros; es decir, que aceptaba este
planteamiento de que las comunidades autónomas con competencias en
materia de infraestructuras de interés comunitario tenían derecho a
acceder a los fondos de cohesión. Y hoy se nos dice que no. Yo, en aquel
momento, tuve que escuchar por algún Grupo de la Cámara que aceptaba
aquella enmienda, aunque cambiaba el sentido, simplemente porque, como en
Cataluña hay inmersión lingüística, no entendía el castellano. A pesar de
ello, acepté esa enmienda porque estoy convencido --y sigo estándolo,
señor Ministro-- de que la buena fe existía tanto por parte del Grupo
proponente como por parte nuestra y de que, por tanto, al final se
impondrá ese criterio que creo nosotros expusimos en su momento y estoy
convencido de que fue aceptado por el Grupo mayoritario de la Cámara, e
insisto, estoy seguro de que así será en el futuro.




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El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Martínez Casañ.




El señor MARTINEZ CASAÑ: Yo me alegro, señor Ministro, de que usted
coincida con mi apreciación de que el señor Matute es uno de los mejores
garantes y uno de los mejores embajadores de España en la Comunidad
Económica Europea. Es un hombre de prestigio que siempre, en la medida en
que se lo permite la independencia de su cargo, tiene la sensibilidad
adecuada para defender los intereses de España. Y me alegro de que el
señor Ministro piense como yo. Pero de eso se trata, señor Ministro, de
que haya muchos «Matutes», si puedo utilizar la expresión, en todos los
órganos que tienen un interés especial para nuestro país, que haya los
más posibles y que España esté bien representada por funcionarios
independientes pero sensibles a los problemas de nuestro país. Yo sé que
el señor Ministro es sensible especialmente en este tema y que siempre se
ha preocupado por él. Por eso me he permitido hacerle la observación,
porque sé cuánto interés le da al asunto.

Por supuesto, señor Ministro, que en el Acta Unica solamente se preveía
el incremento de los fondos estructurales de 1988 a 1992. ¡Faltaría más
que se previese hasta el 2015! Pero entra dentro de la dinámica de la
consecución del mercado interior el que, una vez conseguido el mercado
interior, se tuviese que continuar por esa línea. España no puede ser
siempre ganador, pero de eso se trata, de intentarlo, de que ganemos lo
más posible, y para eso está usted ahí y para eso estamos nosotros aquí,
para, de vez en cuando, pedir su comparecencia y que nos explique lo bien
que lo ha hecho y nosotros pedirle que lo haga un poquito mejor o que lo
continúe haciendo.

Respecto a Alemania, yo creo que ha habido un malentendido. Ya le digo
que lo que yo estaba intentando demostrarle es que toda negociación hay
que analizarla en bloque. Es cierto que España, que ha recibido muchas
contrapartidas en unos sectores, no las ha recibido en todos, y esa
posición que se nos intenta dar de España como país ganador a lo mejor no
es correcta. Quizá no haya perdido, pero tampoco ha ganado todo lo que se
dice que ha ganado, porque Alemania ha incorporado todos los Länder de la
Alemania Oriental y con esa incorporación, como el Ministro bien sabe, se
lleva, por Objetivo 1, el equivalente a todo lo que nos vamos a llevar
los españoles en estos próximos siete años, que es un billón de pesetas,
y no es cifra baladí.

Sé que el Ministro da una importancia especial a la investigación y
desarrollo y sé que da una importancia especial al tema de la
desertización. Yo le pedía datos concretos, comprendo que el Ministro no
los tenga en su cartera en este momento, pero le agradecería que me diera
las previsiones cuando le fuera posible, de la forma que prevé el
Reglamento de esta Cámara.

Sobre que las regiones españolas hayan entrado o no en el Objetivo 1,
claro que han entrado en el Objetivo 1, señor Ministro, pero esto no nos
debería enorgullecer sino al contrario, tendríamos que pensar por qué han
entrado en ese Objetivo 1. Es mejor que no entren porque eso significa
que estas regiones o comunidades autónomas españolas no necesitan de los
fondos comunitarios.

Simplemente agradecerle de nuevo la atención con que ha contestado a mis
palabras.




El señor PRESIDENTE: Señor Ministro.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Empezaré por
lo que no tuve ocasión de hacer en el turno anterior, que es dar las
gracias al diputado, señor Costa, representante del Grupo Socialista, por
su apoyo y comprensión hacia la posición que el Gobierno está manteniendo
en estos momentos, y por algunas de las reflexiones que ha hecho respecto
al futuro; futuro cercano que --como he tenido ocasión de decir-- está
ligado al próximo Consejo Europeo, que entiendo es un Consejo muy
importante y de gran trascendencia para la construcción de la Unión
Europea. Por tanto, quiero agradecerle, repito, su apoyo, su comprensión
y su aliento.

Contestaré también muy brevemente, para no alargar este turno, puesto que
tenemos otro punto del orden del día, donde se van a mezclar algunas de
las cuestiones relevantes, empezando por el señor Molins, porque veo que
el diputado, señor López Garrido, se ha ausentado un momento. Al diputado
señor Molins le diré que, una vez más, agradezco mucho una parte de su
reflexión y, si me apura, esta vez se la voy a agradecer en su totalidad,
porque al final lo que dice es que los compromisos se cumplen, y, como
eso para S. S. y para mí es una obviedad, no tengo más que compartir ese
deseo que todos tenemos de que lo que acordamos se cumpla. Lo que pasa es
que hay que estar seguro de lo que se acuerda. Yo estoy absolutamente
seguro de que su problema no es el de la inmersión. Le escucho con
atención, le entiendo todo lo que dice y estoy seguro de que la recíproca
también es cierta, de que S. S. no sólo me entiende a mí sino también a
los demás. Espero que así sea.

Sin embargo, también sabe S. S. que hay otro punto, en el que ha hecho
hincapié, y es que muchas de las inversiones relativas a los fondos de
cohesión no son estrictamente de una comunidad. Su señoría lo sabe bien
--y lo ha mencionado-- por una parte muy importante como son algunas de
Cataluña con otras regiones comunitarias. En el seno de nuestra península
también hay distintas comunidades que deben y pueden beneficiarse de
actividades, de inversiones que sean supracomunitarias. Por tanto,
lógicamente, tiene que comprender que hay cuestiones que no están en
manos de las comunidades autónomas y que, por consiguiente, no debe
hacerse una transferencia de los fondos a las comunidades autónomas.

¿Participación? Sin duda deben participar. Sería una situación absurda
que no se participara, no se consultara, no se tomara parte en las
decisiones sobre obras de infraestructura, en muchos casos muy
significativas, muy importantes, tanto en transporte como en medio
ambiente.

Al señor Martínez Casañ, que ha hablado en nombre del PP, quiero
agradecerle sus palabras y decirle que en casi todas las afirmaciones que
ha hecho estamos



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básicamente de acuerdo, lo cual es bueno. Sólo quiero añadir una
reflexión, que dejé de hacer en mi primera contestación, sobre la
transparencia y la información. La transparencia es, sin duda, uno de los
valores que en el Tratado de la Unión están contemplados, así como la
subsidiariedad, etcétera, todos estos términos que, a veces, no tienen
una definición precisa, pero creo que en el espíritu de lo que quieren
significar estamos de acuerdo. Sí quiero decirle que hay unas
obligaciones de transparencia y de información que el Gobierno asume,
pero que una vez que el Tratado de la Unión está en vigor hay unas
responsabilidades que el Gobierno no puede asumir, porque no son de su
competencia. Hay una parte importante de la información que tiene que
venir de la Comisión y otra parte que tiene que venir de las relaciones
del Parlamento Europeo y de los parlamentos nacionales.

Por tanto, también tenemos que acostumbrarnos a que no está toda la
responsabilidad en la información, y en la documentación, sobre todo, en
manos del Gobierno --creo que será difícil que nos vayamos acostumbrando
unos y otros--; hay responsabilidades que no están en el ámbito
gubernamental sino que es del ámbito de la Comisión transmitirlas a los
distintos parlamentos o a los distintos gobiernos. Como sabe muy bien S.

S., hay un Comisario cuya obligación fundamental es ésa: estar en
contacto con los parlamentos de los distintos países miembros, transmitir
la información, agilizar los trámites y aportar la documentación, que no
corresponde hacerlo al Gobierno a partir de la entrada en vigor del
Tratado de la Unión.

Y nada más, señor Presidente, sino agradecerles a todos la forma en que
se han producido en esta intervención.

El diputado señor López Garrido, que compruebo ha regresado a la
Comisión, hacía una pregunta y una reflexión. A la pregunta, relativa al
lugar de los fondos de cohesión, contestaré de la manera más breve
posible.

Los fondos de cohesión tienen un lugar, sin duda, en el desarrollo
comunitario, pero fundamentalmente de los países miembros de la Unión. Es
decir, los fondos de cohesión, los fondos estructurales están para
dinamizar nuestras propias economías; lo que nos corresponde a nosotros
es dinamizar nuestra economía con la ayuda de esos fondos y de esa
manera, lógicamente, dinamizar el conjunto de la Comunidad.

En este momento los fondos de cohesión no van ligados a iniciativas
comunitarias. Por definición, los fondos de cohesión, la parte más
importante de esos fondos va destinada a un país y corresponde a ese país
hacer un buen uso de esos fondos.

Respecto a la reflexión, yo no he querido entrar en el índice de lo que
va a ser el Consejo Europeo del próximo día 10, porque no lo conozco
todavía. Como saben, el índice del Consejo de Ministros se fija en el
último momento. Sí es verdad que intuyo cuál va a ser, pero el índice no
va a incluir los temas que yo he expuesto. Será un punto relativo a las
iniciativas de carácter económico y social. No quiero decir que los
puntos que yo he especificado formen parte del índice, lo que sí creo es
que formarán parte del Libro Blanco, y éste será una parte de la agenda
del Consejo Europeo.

Estoy completamente de acuerdo con usted en la concepción global de lo
que es Europa, de lo que debe ser Europa, en la concepción global de lo
que es el consenso social, en la concepción global de lo que es una
Europa cohesionada y, por tanto, una Europa solidaria.

Sobre las medidas concretas para dinamizar nuestras economías y cómo
responder a los problemas de carácter estructural que nuestras economías
tienen, quizá, si tuviéramos más tiempo para discutir, estoy seguro de
que llegaríamos a un gran acuerdo. Si llegáramos a comprender los unos y
los otros las necesidades de estas cuestiones, yo creo que daríamos un
gran paso para resolver los problemas de nuestras propias economías.

En Europa hay un problema de desempleo de larga duración, el desempleo de
la juventud, y sería injusto no hacerle frente. Para hacer frente a ese
problema tenemos que modificar nuestros sistemas de relaciones
industriales. Hay mecanismos distintos, hay sugerencias, como SS. SS.

saben, que están ahora mismo en boga y que seguramente estarán contenidas
en el Libro Blanco. Para España no sé si serán las mejores desde el punto
de vista de nuestra estructura fiscal, pero sin ninguna duda una
reducción de las cotizaciones sociales para los salarios más bajos sería
una medida muy interesante que iría ligada a lo que en este momento el
Gobierno está poniendo sobre la mesa en el pacto social.

No le voy a hablar de España para no dar cifras que no me corresponde a
mí decir, pero permítame que haga la misma reflexión para Francia. Si en
Francia redujéramos las cotizaciones sociales de los salarios que van
desde el salario mínimo hasta dos veces dicho salario mínimo, sería
necesario seguramente incorporar por otras vías fiscales aproximadamente
un punto del PIB. Si hiciéramos eso y redujéramos las cotizaciones
sociales de todos los salarios proporcionalmente a lo que es el salario
mínimo, se necesitaría seguramente recaudar por otras vías fiscales
aproximadamente cuatro puntos del PIB. Estoy hablando de Francia.

¿Qué significa eso? Significa que tenemos que imaginar otros mecanismos
para no producir grandes desequilibrios en nuestro sistema de Seguridad
Social, si queremos adoptar esa medida. Yo creo que tendremos que adoptar
medidas de esas características; pero piensen los esfuerzos que hay que
hacer para equilibrar después nuestro sistema de Seguridad Social si una
operación de esas características significara aproximadamente un punto
del PIB.

¿Qué se está pensando? En la Comunidad Europea se está pensando en nuevas
fórmulas fiscales, en nuevas figuras impositivas: impuesto sobre la
energía, impuesto sobre las accisas, subida de las tasas del IVA. Esto
nos plantea algunas dificultades por las razones que S. S. conoce bien.

Pero, sin duda, modificaciones en este momento de la estructura del
mercado laboral o de las relaciones industriales son absolutamente
imprescindibles si queremos hacer lo que yo creo que generosa y
solidariamente debemos hacer: que el círculo de aquellos que



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están ocupados, que el círculo de aquellos que están establecidos en el
sistema económico-social se amplíe; que el radio de ese círculo aumente.

De nada vale decir que somos generosos y que somos solidarios si
expulsamos del círculo de los que tienen capacidad de encontrar empleo a
un porcentaje muy importante de nuestros jóvenes, por ejemplo un alto
porcentaje de aquellos que tienen menos de 24 ó 25 años. Creo que una
cosa es decir generosidad, que una cosa es decir solidaridad, que una
cosa es decir cohesión y otra cosa distinta, aunque debiera ser la misma,
es poner en práctica las medidas que permitan en la realidad hacer
efectivos los principios de solidaridad y cohesión, y, a veces, aquellos,
que dicen defender la solidaridad y la cohesión social, de hecho no están
cooperando a que esa solidaridad se dé en nuestro país cuando, por
ejemplo, se expulsa del mercado del trabajo o se impide el acceso al
mercado de trabajo a un porcentaje de cierto tamaño, de cierta dimensión
de nuestra propia población.

A mí me parecen que son temas de gran envergadura, que hay que hablarlos,
y yo lo quiero hacer desde una perspectiva de progreso, desde una
perspectiva de la ideología que yo comparto, no sé si en todo con usted,
sí en una parte, y espero que con el tiempo la comparta usted en su
totalidad conmigo, (Risas.) sobre estas cuestiones. Estoy seguro que, sin
duda alguna eso es posible por la vía del diálogo, por la vía de hablar
más. Me encanta encontrarme con S. S. en estas circunstancias, porque
estoy seguro que de comparecencias más frecuentes en esta Comisión
acabará S. S. diciendo lo mismo que yo.




--SOBRE LA SITUACION Y PERSPECTIVAS DE LA UNION EUROPEA ANTE LA PROXIMA
REUNION DEL CONSEJO EUROPEO, QUE TENDRA LUGAR LOS DIAS 10 Y 11 DE
DICIEMBRE EN BRUSELAS. A SOLICITUD DE LA MESA Y PORTAVOCES DE LA
COMISION. (Número de expediente Congreso 214/000028 y número de
expediente Senado 711/000024.)



El señor PRESIDENTE: Pasamos, si les parece, ahora al segundo punto del
orden del día, que se refiere a la situación y perspectivas de la Unión
Europea ante la próxima reunión del Consejo Europeo.

Quiero decir al señor Ministro que los miembros de la Mesa y portavoces,
al formular esta petición de comparecencia, eran conscientes de que en el
momento de esta reunión --el 25 de noviembre-- no tendría aún el Gobierno
el orden del día del próximo Consejo Europeo, y así nos lo ha dicho hace
un momento el señor Ministro. Sin embargo, hemos pedido al señor Ministro
si puede informarnos sobre la base de las noticias que se derivan del
propio Consejo Europeo extraordinario de Bruselas, donde ya quedaron
enunciados algunos temas, concretamente el Libro Blanco, también el tema
de la ampliación y aquellos otros que él crea puedan estar incluidos en
este Consejo Europeo. Eso sí, por si alguno de los miembros de la
Comisión no estuvieron presentes ayer en la comparecencia del señor
Ministro de Economía y Hacienda, quiero señalar que uno de los temas, el
Libro Blanco, a iniciativa del Consejo Económico, sí se planteó y
desarrolló muy ampliamente, incluso dedicamos creo que más de tres horas
a ese tema en la sesión de ayer. De manera que hoy, sin perjuicio
naturalmente de que el señor Ministro nos hablará de lo que él quiera en
relación con el Consejo Europeo del día 10 de diciembre, quizá le
pediríamos que se concentrase en las otras partes, es decir,
fundamentalmente en los temas institucionales, en el tema de ampliación o
en aquellos otros que él prevea pueden estar incluidos en la reunión del
día 10.

El señor Ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Una vez más,
como al inicio del primer punto del orden del día, pido disculpas por
anticipado si algunas cosas que ya se dijeron ayer las repito. En
cualquier caso, trataré de ser breve, aunque los temas que me gustaría
debatir con SS. SS. esta tarde son muchos y largos. Intentaré distribuir
el tiempo que tenemos disponible en tres temas, que son de importancia, y
en dos reflexiones o iniciativas más, de las que me gustaría informar a
SS. SS. que no sé con certeza si estarán en el orden del día de la
reunión de Bruselas, pero estarán, sin duda, en las fechas anteriores en
los Consejos de asuntos generales anteriores. Por tanto, querría decirles
dos palabras sobre lo que se pone en el Libro Blanco respecto al
crecimiento, competitividad y empleo, y diré dos palabras nada más,
entendiendo que el Ministro de Economía ayer hizo un desarrollo mayor de
este punto. En segundo lugar, les diré el estado en que se encuentran las
negociaciones del GATT, y siento que para alguno de los miembros que
estuvieron ayer en la Comisión de Asuntos Exteriores, quizá, sea una
reiteración. Tercero, les diré algunas palabras sobre la futura
ampliación de la Unión; les abordaré también algunos aspectos generales
respecto a los pilares segundo y tercero, con la brevedad que SS. SS.

estimen oportuna. El segundo, como saben SS. SS. es la PESC, que ya lo
tratamos ayer en la Comisión de Asuntos Exteriores pero, a lo mejor, les
puede interesar que se trate hoy también, y el tercer pilar, que tiene
que ver con los temas del interior y justicia.

También quisiera hacer una reflexión sobre el futuro acuerdo de la Unión
Europea con Marruecos, tema muy importante que seguramente la Comisión
tendrá un mandato negociador antes de mediados de diciembre. Por último,
quiero decirles dos palabras sobre el acuerdo de partenariazgo entre la
Unión Europea y Rusia.

Muy posiblemente por primera vez acuda el Presidente Yeltsin la víspera
del Consejo Europeo, quizá con ocasión de la firma de este acuerdo de
«partenariat».

Estos son los temas que me gustaría tratar, que son muchos, y como SS.

SS. pueden comprender a lo mejor me extiendo un poco. Trataré de hacerlo
con la mayor brevedad.

Sobre el Libro Blanco les diré que, como ya saben, la cumbre de diciembre
analizará el Libro Blanco, que está



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elaborado por la Comisión y se presentará de forma oficial por el
Presidente, señor Delors. Previamente hay todavía --creo recordar-- un
Consejo Ecofín antes de la cumbre donde se tratará de pulir, dentro de lo
que cabe, este documento.

El Consejo de Ministros de Economía y Finanzas también tendrá que
examinar las líneas directrices de la política económica para la
Comunidad y sus Estados miembros, de cara a la entrada en vigor de la
segunda fase de la unión y que serán aprobadas por mayoría cualificada
--me parece que es importante recordar esto, que a veces se nos olvida--
como indica el artículo 103 del Tratado. Les recuerdo que el artículo 103
del Tratado da unas competencias por mayoría cualificada para iniciativas
de política económica que a veces se nos olvidan.

Hoy, sin duda --como ya he dicho anteriormente--, nos vemos afectados por
una crisis profunda. Vuelvo a insistir que es una crisis que tiene al
menos un plano coyuntural ligado al ciclo económico pero que tiene una
componente que va más allá, que tiene un carácter estructural y, como
hemos dicho ya tantas veces, es importantísimo encontrar la fórmula de
que ese triángulo que va del empleo a la competitividad y al Estado del
bienestar sea un triángulo lo más equilibrado posible; no diría yo que un
triángulo equilátero, pero por lo menos que no fuera un triángulo
excesivamente deformado.

Por tanto, el próximo Consejo tendrá que dedicar una parte --yo creo que
la más significativa de su tiempo-- a estas cuestiones y, a menos que SS.

SS. quieran una información ulterior en el turno de preguntas, doy por
sentado que tienen la información más precisa y más técnica que ya les ha
dado el Ministro de Economía en la sesión de ayer. En consecuencia, me
liberan de esa obligación y pasaría a decirles unas cuantas palabras
sobre la Ronda Uruguay y el tema del GATT.

Voy a recordar algunas cosas para que SS. SS. refresquen la memoria. La
Ronda Uruguay se inicia en 1986, en Punta del Este. Es la octava Ronda
multilateral encaminada, fundamentalmente, a la reducción de los
obstáculos a los intercambios comerciales llevado a cabo en el seno del
GATT.

Sin ninguna duda esta Ronda, que es la octava, es la que tiene una
ambición mayor. La ambición de esta Ronda es una ambición sin precedentes
y obedece sin duda al deseo no solamente de profundizar en el libre
comercio, sino de extender el GATT por primera vez a temas nuevos: la
agricultura, los servicios, los textiles (objeto como saben de un acuerdo
multifibras) y de ponerle algunas limitaciones o poner coto a los
acuerdos que se ha dado en llamar «zona gris» --todo ello entre
comillas-- donde está relacionada la siderurgia, los automóviles y las
aeronaves y reforzando las reglas y las disciplinas del GATT.

La Ronda, como saben SS. SS., partió de dos principios, el principio de
«stand still» o compromiso de no aumentar el proteccionismo en ninguno de
los países y el principio que en inglés se denominaba «roll back» o
programa para ir desmantelando las barreras existentes.

Llevamos ya siete años negociando y se han logrado avances muy desiguales
en el conjunto de los capítulos. Les recuerdo que son 14 los capítulos
que están en este momento en debate y son los capítulos en los que la
Ronda se ha dividido.

Para resumir, hay tres aspectos o capítulos a mi juicio fundamentales de
la Ronda que están en este momento todavía pendientes de negociación en
profundidad. Son los siguientes: acceso al mercado, servicios y aspectos
institucionales. En este momento, lógicamente, son los tres que centran
los trabajos del Comité de negociaciones comerciales en Ginebra que, como
SS. SS. quizá sepan, está reunido ya en sesión permanente desde ahora
hasta la fecha prevista para la conclusión de la Ronda, el 15 de
diciembre de 1993. Hemos acordado tener esa fecha límite por coincidir
con el término del denominado «fast-track», la posibilidad de que el
Parlamento o el Congreso americano pueda tener una votación de totalidad
del mismo; de lo contrario, lógicamente, los retrasos serían enormes.

El capítulo agrícola en su versión del preacuerdo denominado de Blair
House está pendiente, como saben SS. SS., de aclaraciones entre la
Comunidad Europea y los Estados Unidos siguiendo el mandato que se dio a
la Comisión por el Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores y de
Agricultura, esa especie de Consejo jumbo, del pasado 20 de septiembre.

Sin duda hay otros muchos aspectos del proyecto de acta final que debe
ser objeto de precisiones ulteriores, pero creo que no reclaman el mismo
nivel de profundización o el mismo nivel de esfuerzo de aquí al día 15.

Para la terminación de esta Ronda, resulta esencial que se concluya el
proceso de presentación de las ofertas por las partes contratantes (que
es la terminología que en este caso quieren los países) en los capítulos
pendientes de negociación y, sin duda, que se avance de forma clara en la
discusión del capítulo institucional.

Desde la conclusión de la Ronda, el 15 de diciembre, hasta abril de 1994,
se hará el esfuerzo --que hay que cumplir-- de redactar el proyecto de
declaración final y, si me permiten la expresión, terminar de peinar los
textos desde el punto de vista jurídico y técnico. Como saben, son textos
de una enorme complejidad, desde el punto de vista jurídico, que
requerirán al menos ese tiempo para poderlos terminar.

En el ámbito comunitario, ante la aclaración final de las negociaciones,
el Consejo de Ministros de asuntos generales ha adoptado ya tres textos
de conclusiones básicas en las reuniones del Consejo del 20 de
septiembre, del 4 de octubre y del 8 de noviembre. En estas conclusiones,
se fijan mandatos para obtener aclaraciones sobre el capítulo agrícola,
es decir, sobre el preacuerdo de Blair House, para que la posición
comunitaria esté claramente avalada, y también darle el aval a la
posición comunitaria en materia de acceso a marcados y en los aspectos
institucionales.

Quizá lo más destacable ha sido, desde nuestro punto de vista (espero que
SS. SS. lo compartan, y no solamente que lo compartan, sino que, si puede
ser, lo interioricen y lo prediquen), la recuperación de iniciativa, y
creo que también de imagen, por parte de la Comunidad, tras el



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último Consejo de asuntos generales, del 8 de noviembre, al pasar de, lo
que pudiéramos llamar, ser acusada (desde nuestro punto de vista,
injustamente acusada), a ser, hasta cierto punto, acusadora, por la falta
de cumplimiento de los compromisos entre los Estados Unidos y Japón, y
por el retraso de estos dos países en la presentación de compromisos que
habían adquirido, fundamentalmente a partir de la reunión de Tokio, en lo
que tiene que ver con el acceso a mercados.

La Comunidad ha conseguido reforzar, yo creo, su cohesión interna y ha
conseguido también dilucidar su posición común en tres aspectos
esenciales que estaban pendientes. La Comunidad adoptará los acuerdos
resultantes de la Ronda, como saben SS. SS., por unanimidad, al abarcar
temas que no son competencia comunitaria; no todos los temas son de
competencia comunitaria.

En este sentido, la Comunidad acepta que la oferta pendiente en materia
de servicios (lo dije ayer, lo reitero hoy) se haga de manera conjunta
por la Comunidad y los Estados miembros al abarcar competencias algunas
de las cuales lógicamente no son comunitarias.

Por otra parte, la Comunidad apoya la creación de algo que, a nuestro
juicio, es muy importante, que es una organización multilateral de
comercio, la MTO, en la terminología al uso, que acabe con la legalidad
de los mecanismos unilaterales de retorsión comercial, que aceptó,
desgraciadamente a nuestro juicio, el GATT desde su origen. En caso
contrario, la Comunidad se dotará de instrumentos de defensa comercial.

Este es uno de los temas en los que la Comunidad debe hacer un esfuerzo
mayor, y es uno de los temas que España entiende debe estar en sus
reivindicaciones en el ámbito comunitario.

A la vista de los progresos que se alcancen en los próximos días en
Ginebra, gracias a la presentación de estas nuevas ofertas y posiciones
negociadoras por parte del resto de los países, de las partes
contratantes, el Consejo de Ministros de asuntos generales se volverá a
reunir, de manera extraordinaria, el día 2 de diciembre, para fijar la
posición de la Comunidad, posición que, muy probablemente, habrá de
ajustarse en el Consejo Europeo de los días 10 y 11; por tanto, ésta es
la razón por la cual lo traemos a colación en la tarde de hoy.

El voto favorable, a nuestro juicio, a la ratificación del Acuerdo de
Libre Comercio, el TLC, entre Estados Unidos, Méjico y Canadá, yo creo
que abre perspectivas nuevas, esperemos que alentadoras, de puesta en
marcha de una nueva actitud en los Estados Unidos de América favorable a
la conclusión de la Ronda.

La posición de España, que SS. SS. ya conocen, está contenida en un
memorándum presentado por nuestro país de cara al Consejo jumbo, al que
he hecho antes referencia, del 20 de septiembre, en el que figuran
prácticamente todos los temas que están hoy en discusión, exceptuando el
tema audiovisual, que todavía no había sido objeto de debate en el ámbito
comunitario.

Desde ese momento, España ha mantenido los principios que están recogidos
en ese documento, que han sido completados, como he dicho, con las
posiciones mantenidas en el aspecto audiovisual, y en los temas
institucionales, que tampoco estaban contemplados en el memorándum,
fundamentalmente la pertenencia a la MTO a que he hecho antes referencia.

El pasado 19 de octubre la Comunidad presentó en la sede del GATT, en
Ginebra --esto es muy importante--, un documento de cientos de páginas en
el que se especificaban las ofertas comunitarias para un amplio desarme
arancelario en el marco de la fase final de la Ronda Uruguay. Al estar ya
dando los últimos pasos de cara a la fecha límite, al 15 de diciembre, ha
sido la Comunidad la primera gran potencia comercial que ha puesto las
cartas encima de la mesa. La Comunidad no quiere que un posible fracaso
de la Ronda pueda ser atribuido al retraso en la presentación de su
posición. Insisto, una vez más, todas estas posiciones traen causa de la
reunión de Tokio, y tengo que decir, que aunque hemos pasado por momentos
en que parecía que la Comunidad era la gran responsable de un posible
fracaso, la Comunidad ha cumplido sus compromisos en un tema tan
importante como el acceso a mercados y que tanto Estados Unidos como
Japón hasta el momento no lo han hecho. Ciertamente, estas ofertas que la
Comunidad ha realizado son condicionales; es decir, que solamente serán
efectivas en la medida que los restantes miembros del GATT, especialmente
los dos que acabo de mencionar, Estados Unidos y Japón, hagan concesiones
del mismo tenor, concesiones equivalentes.

Les paso a decir las principales propuestas de ese documento. Esta
información no la di ayer por la mañana, así que al Diputado señor Molins
le pido en estos momentos que salga de la inmersión para hacer una nueva
inmersión en estos temas.

Primero. Supresión de aranceles para productos farmacéuticos, maquinaria
de construcción, maquinaria agrícola, equipamientos médicos, muebles,
cervezas, licores, juguetes, aceites vegetales y acero. Lógicamente, en
este caso, si se llega a un acuerdo multilateral.

Segundo. Reducción arancelaria del 28 por ciento para textiles y del 12
por ciento para la confección.

Tercero. Rebaja arancelaria armonizada del 24 por ciento para productos
químicos, lo que afectaría a un volumen de importaciones de 12.000
millones de dólares.

Cuarto. Reducciones arancelarias de más del 30 por ciento para la
electrónica industrial, para la madera, para el papel y para el
equipamiento científico.

Quinto. Reducciones del 25 al 30 por ciento para sustancias ferruginosas,
automóviles, camiones, cerámica y electrónica de gran consumo.

Sexto. En cuanto a las llamadas crestas, es decir, a los aranceles que
están por encima del 15 por ciento, la Comunidad --perdonen la
complejidad del tema-- propone una reducción del 50 por ciento para el 75
por ciento de esas crestas, en los sectores siguientes: textil, calzado y
electrónica. En los demás sectores la reducción se sitúa entre el 15 y el
20 por ciento.

Por tanto es una propuesta precisa, generosa, abierta, y que todavía no
ha encontrado contestación por parte de Estados Unidos ni de Japón.




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En la reunión del Consejo de asuntos generales, del 8 de noviembre, al
que antes he hecho referencia, el Comisario competente, señor Brittan,
presentó un documento de trabajo sobre el estado y perspectiva de las
negociaciones de la Ronda Uruguay. Les paso a decir, muy brevemente, el
contenido de ese documento, que se podría resumir en los siguientes
puntos, que son siete.

Primero. Los Estados Unidos y Japón no tienen intención de poner en
práctica los compromisos adquiridos en la Cumbre de Tokio, a los que
ahora califican de simples orientaciones. Subrayo este punto.

Segundo. En lo que respecta a las crestas arancelarias (recuerden que son
aquellas disminuciones de aranceles más altos, superiores al 15 por
ciento), Estados Unidos sólo ofrece una reducción igual o superior al 50
por ciento para 350 posiciones arancelarias, sobre un total de 887. Este
punto número dos es a comparar con la oferta europea, a la que antes he
hecho referencia. En el sector textil, que es especialmente importante
para la Comunidad, estas reducciones iguales o superiores al 50 por
ciento se aplican a 108 posiciones arancelarias sobre un total de 514.

Tercero. Japón propone esta reducción igual o superior al 50 por ciento
para 200 posiciones sobre un total de 524; un poquito más.

Cuarto. Las críticas de Estados Unidos a la insuficiencia de la oferta
comunitaria sobre productos de la pesca, y las ofertas de Estados Unidos
y Japón en materia pesquera, metales no ferruginosos, papel, madera,
equipos científicos y electrónicos tienen como objetivo desviar la
atención sobre el muy insuficiente cumplimiento de sus compromisos en
materia de crestas arancelarias. Les reitero que esto no lo digo yo, lo
dice el Comisario Brittan.

Quinto. Este informe recoge la negativa tajante de los Estados Unidos a
discutir las aclaraciones, interpretaciones y modificaciones del acuerdo
agrícola de Blair House.

Sexto. El informe del Comisario subraya que en la mayoría de las
cuestiones la inercia de nuestros socios --estoy citando textualmente--,
Estados Unidos, Japón y Canadá, contrasta con la voluntad auténtica de
llegar a un acuerdo de la mayoría de los otros participantes.

Y séptimo. A un mes apenas de la fecha prevista para la conclusión de la
Ronda es importante que la Comunidad tenga en cuenta plenamente las
realidades de la negociación, tal y como se presenta hoy. Si es
necesario, la Comunidad tiene que estar dispuesta a redimensionar sus
objetivos para concentrarse en lo indispensable.

He resumido en siete puntos un documento, que SS. SS. seguramente no
conocen, del Comisario Brittan que creo es esclarecedor sobre algunos
extremos de cómo marcha la Ronda. Tengo que decir que este documento es
anterior, lógicamente, a la reunión que el Comisario Brittan ha tenido
con el señor Kantor --creo recordar-- el lunes y el martes últimos. Luego
haré una referencia a la información que en este momento poseemos sobre
ese encuentro.

Antes de pasar al siguiente punto relativo a la ampliación, les quería
decir que la información que ahora obra en nuestro poder sobre las
reuniones del lunes y martes entre Kantor y Brittan, independientemente
de lo que en los medios de comunicación se ha reflejado, creo que nos
permite decir que un cierto optimismo puede estar apareciendo en este
momento. Matizo bien: cierto optimismo. Las posiciones que se esperaban
de Estados Unidos, tras la aprobación del NAFTA, eran dos; una, que
pudiéramos llamar de generosidad frente a la victoria de un debate
políticamente muy dificultoso que había tenido el Presidente Clinton, y
otra posibilidad, que era la contraria, la de encontrarse, tras el
debate, en una posición que pudiéramos denominar de prepotencia. ¿Cuál
será la línea de acción que tengan los Estados Unidos a partir de este
momento? No estamos todavía en posición de poderla afirmar. Sí les puedo
decir --como lo he hecho anteriormente-- que de las conversaciones entre
Kantor y Brittan no se puede desprender una posición negativa. Decir que
hay un optimismo claro quizá sería una exageración por mi parte, pero sí
quiero decirles que existe el compromiso de celebrar una nueva reunión el
día 1 de diciembre. Les recuerdo que el día 2 de diciembre, por la noche
y en la madrugada, está convocado el Consejo de Asuntos Generales
extraordinario, en el que el Comisario Brittan dará cuenta de la marcha
de esta negociación para que el Consejo de Asuntos Generales pueda tomar
posición sobre los temas que están todavía por discutir.

Lo que más nos preocupa quizá en el ámbito comunitario es que ha habido,
en algunos de los medios de comunicación internacionales más influyentes,
un deseo --espero que no sea un deseo consentido--, por lo menos una
impresión de imputar las responsabilidades máximas a la falta de
velocidad o de aceleración, incluso a la posibilidad de que la Ronda no
se acabe en plazo, sobre las espaldas de la Unión Europea. Yo creo que
eso es realmente una injusticia. Como saben bien SS. SS., la Comunidad
es, sin duda ninguna, el bloque comercial más abierto de los bloques que
existen en este momento y, por tanto, cargar la responsabilidad del
fracaso de la Ronda sobre las espaldas europeas sería una gran
injusticia. Tanto Estados Unidos como Japón --lo que representa cada uno
desde el punto de vista de bloques comerciales-- son bloques menos
abiertos, más cerrados, por tanto, que la Comunidad Europea, y en este
momento ante la opinión pública internacional puede parecer que la
responsabilidad de un fracaso de la Ronda recayere sobre las espaldas
europeas cuando sería una gran injusticia.

Vuelvo a resaltar que en este momento, sobre un capítulo tan importante
como acceso a mercados, donde se alcanzó un acuerdo en la Cumbre de
Tokio, el único bloque comercial que ha presentado una propuesta concreta
y en sintonía con lo acordado en Tokio es la Comunidad Europea y no lo
han hecho así --y cuando lo hacen está en contradicción con alguno de los
acuerdos de Tokio-- Japón y Estados Unidos.

Paso, brevemente, a decirles unas palabras sobre la ampliación. Las
negociaciones con Austria, Suecia, Finlandia y Noruega, como recordarán
SS. SS., son ya negociaciones para la adhesión no a la Comunidad Europea
sino a la Unión Europea. Se están realizando sobre la



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base del artículo 0 del Tratado de la Unión Europea. Les recuerdo que el
Consejo Europeo de Bruselas, de 29 de octubre, fijó la fecha de 1 de
marzo de 1994 para terminar la negociación y la del 1 de enero de 1995
para dar el paso definitivo de la incorporación de los cuatro países a la
Unión. La entrada en vigor del Tratado, el pasado día 1 de noviembre, ha
permitido extender la negociación a algunos capítulos nuevos que están
relacionados con el Tratado de la Unión, con lo que en estos momentos se
abarca ya la totalidad de los 29 capítulos en que se han dividido las
materias que son objeto de discusión en este momento. ¿Cuáles son las
cuestiones pendientes? Entre las cuestiones pendientes de solución
destaca --es quizá la más significativa desde la perspectiva de los que
estamos en la Unión-- la relativa a los aspectos institucionales de la
ampliación. Sus señorías saben que ha habido un cierto debate sobre esta
materia y con sumo gusto les daría la información que en este momento
tengo sobre esta cuestión. El Consejo Europeo del 29 de octubre encargó a
la Presidencia y a la Secretaría General del Consejo que prepararan una
propuesta sobre la representación de los candidatos en las instituciones
de la Unión. Se les pidió explícitamente, tanto a la Presiencia como a la
Secretaría, que dicha propuesta debería preservar los equilibrios
actuales institucionales que existen en la Comunidad a Doce,
especialmente aquellos que se refieren a los mecanismos de decisión en el
Consejo. Creo que todos entendemos lo que quiero decir y no debo ser más
explícito en este momento.

Por tanto, el Consejo Europeo del próximo mes de diciembre debería
alcanzar una solución satisfactoria en este capítulo institucional, por
lo menos en algunas de las cuestiones parciales, sin poner en peligro el
contenido ni los plazos de la negociación. Lógicamente, España participa
en estas negociaciones de adhesión con un espíritu abierto que conjugue
el respeto al calendario que nos hemos fijado con la defensa de los
intereses esenciales de nuestro país. Quedan todavía muchas cuestiones
por negociar con los candidatos, que, por otra parte, no han terminado de
poner por escrito sobre la mesa los documentos que les han sido
solicitados a finales de noviembre. Hay previstas al menos dos reuniones
de negociación a nivel de suplentes y una reunión ministerial antes de
final de año, y para esa fecha esperamos que la Comisión haya alcanzado
un acuerdo sobre los capítulos de negociación, a excepción de algunos muy
significativos: agricultura, pesca y política regional. Sus señorías
comprenderán que es un objetivo enormemente ambicioso, pero tenemos que
hacer lo posible por respetarlo, ya que son acuerdos de Consejos
Europeos. Los cuatro candidatos deben aceptar el acervo comunitario desde
el inicio de la adhesión, el acervo comunitario total, contenido en el
Tratado de la Unión, con unos mínimos para períodos transitorios, tanto
en su número como en su duración. Esto es lo que, sobre ampliación, les
puedo decir en este momento. Estoy seguro de que a lo largo del turno de
preguntas SS. SS. querrán alguna concreción, y espero hacérsela llegar en
ese momento.

La tercera cuestión de la que quería hablar es la relativa a política
exterior y seguridad común. Lo haré muy brevemente porque en la mañana de
ayer hemos tenido ocasión de hacerlo con toda extensión en la Comisión de
Exteriores del Congreso. Sólo quiero recordarles que el día 29 de
octubre, entre las muchas cosas importantes que se acordaron, se acordó
la definición de las acciones comunes de la Comunidad en materia de PESC,
política exterior y seguridad común. Les recuerdo cuáles son: primero, la
promoción de la estabilidad y la paz en Europa sobre la base del
denominado Documento Balladur; segundo, Oriente Medio; tercero,
Sudáfrica; cuarto, Rusia y, quinto, la antigua Yugoslavia. Ayer tuve
ocasión de comparecer conjuntamente con el Ministro de Defensa para dar
información sobre la iniciativa de Yugoslavia y recuerdo, a los que no
estuvieron, que el lunes que viene tendremos una reunión, a nuestro
juicio muy importante, de los Ministros de Asuntos Exteriores de los Doce
con los Presidentes de Serbia, Croacia y Bosnia y, estamos casi seguros,
también con los líderes militares correspondientes de las tres
repúblicas. La sesión de trabajo estará dividida en dos grandes bloques.

Por la mañana tendremos una sesión plenaria, a la que están invitados
también un representante de Estados Unidos y otro de Rusia, con el
conjunto de los seis representantes, si es que vienen los militares, y
por la tarde distribuiremos la sesión en reuniones bilaterales: una
reunión con los serbios, otra con los croatas y otra con los musulmanes.

Se ha repartido el liderazgo de cada una de estas reuniones y la reunión
con los serbios la presidirá el Ministro francés, la reunión con los
croatas la presidirá el Ministro alemán y la reunión con los bosnios
musulmanes la presidirá el Ministro español. Será una reunión de trabajo
larga, profunda, en la que esperamos poder encontrar algo más de luz en
este horroroso túnel en el que nos encontramos en relación con la antigua
Yugoslavia.

No especifico más, porque espero que SS. SS. conozcan más o menos los
temas, pero si en las preguntas manifiestan el deseo de conocer detalles
sobre los mismos, les contestaré con sumo gusto. Lo mismo sobre Oriente
Medio que, como saben SS. SS., la Unión Europea en este momento es el
donante mayor en relación con el desarrollo económico de los territorios
ocupados, algo que a veces no se conoce y algo que a veces no se aprecia.

Pero sin duda alguna el compromiso de la Unión Europea con el desarrollo
de los territorios ocupados es superior al de ningún otro país y muy
superior también a la suma de muchos de los países que están cooperando
en el desarrollo de esos territorios, desde el punto de vista económico,
y que desde su visibilidad aparecen a veces como más significativos y más
importantes que la Unión Europea.

Sobre Sudáfrica, si quieren, les contesto a alguna cuestión en el turno
de ruegos y preguntas.

Lo que fundamentalmente significa la acción común sobre Rusia es la
participación como observadores en las elecciones; es decir, el envío de
una misión de observadores a Rusia, la coordinación con las
organizaciones internacionales que intervengan en el proceso y la
creación en Moscú de una unidad especial de coordinación que



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actuará de enlace de las autoridades con otras organizaciones y asegurará
el despliegue de los observadores electorales. El día 31 de diciembre, es
decir, pocos días después de las elecciones, en una reunión de esta
unidad especial que se ha creado, se someterá al Consejo un informe sobre
el desarrollo de la misión relativa a las elecciones en Rusia.

La cuarta cuestión, que les expongo también muy brevemente, tiene que ver
con el tercer pilar del Tratado de la Unión, del que algo se tratará en
el Consejo Europeo. El nuevo Tratado, como saben SS. SS., considera que
son cuestiones de interés común, de acuerdo con el artículo K.1: la
política de asilo, las franteras exteriores, la política de inmigración,
la lucha contra la toxicomanía, la lucha contra el fraude internacional,
la cooperación judicial en materia civil y en materia penal, la
cooperación aduanera y la cooperación policial en la lucha contra el
terrorismo y la droga. Como ven es un paquete de envergadura que está
contenido en el artículo K.1 del Tratado. El principal objetivo es
alcanzar una política en estas materias que garantice a los ciudadanos de
nuestra Unión un espacio sin fronteras en el que puedan circular
libremente, pero un espacio también de seguridad, un especio en el que no
sufran menoscabo alguno sus libertades, sus derechos y su seguridad. A
partir de este momento, todos estos temas se tratarán en el nuevo marco
institucional, marco único en el que la Comisión y la Secretaría
desempeñarán un papel más importante, lo que debe garantizar una
coherencia mayor entre los distintos niveles de intervención, una parte
comunitaria, otra parte intergubernamental, que estamos seguros
beneficiará la eficacia global de la actuación de la Unión.

Después de exponerles estas cuestiones --tengo mucha más información pero
dada la hora si no la solicitan SS. SS. no se la doy en este momento--,
pasaré a decirles dos palabras sobre Marruecos. En diciembre de 1992,
recordarán ustedes que la Comisión presentó un proyecto muy relacionado
con alguna de las personas que ha sido mencionada al menos tres veces
esta tarde, un proyecto de mandato de negociación para un futuro acuerdo
magrebí de asociación con Marruecos. Este acuerdo se debe enmarcar en las
nuevas perspectivas de relaciones ampliadas entre la Unión y los países
del Magreb, cuyo impulso inicial debemos todos reconocer que se debió a
España, y que se vio plasmado en la Declaración del Consejo Europeo de
Lisboa en junio de 1992 sobre el Magreb. ¿Cuáles son las características
del nuevo acuerdo? El nuevo acuerdo se caracteriza por pasar de lo que
pudiéramos llamar una lógica de la cooperación a una llamada, lógica de
la asociación con Marruecos. SS. SS. deben prestar atención a los
términos que estoy utilizando. El término asociación no se utiliza con
mucha frecuencia y en este caso se quiere utilizar cuando se habla de
Marruecos. Les recuerdo que el término asociación se utiliza
fundamentalmente, hasta ahora, con países del este de Europa. Para ello
la Comunidad y sus Estados miembros deberán llegar a un acuerdo jurídico
que cubra todos los campos posibles de relaciones con Marruecos, desde la
prevista zona de libre cambio de carácter industrial hasta el diálogo
sobre los problemas como la inmigración. Les quisiera decir que para
España plantea algunas pequeñas dificultades, que estoy seguro que
podremos desbloquear, fundamentalmente relativas a temas agrícolas. Como
SS. SS. saben, en productos tales como el tomate, la patata temprana o
las flores cortadas tenemos cierta competitividad y no complementariedad
con Marruecos, pero estoy seguro de que podremos resolver ese
contencioso. El problema no radica en España, que es un gran impulsor de
este acuerdo. En la cumbre bilateral que celebramos con Francia el pasado
fin de semana hemos acordado enviar una carta conjunta franco-española o
hispano-francesa a la Presidencia para impulsar el mandato negociador del
tratado con Marruecos. Los problemas se plantean más bien con otros
países, con los países del Norte que quizá en este momento no tienen la
sensibilidad suficientemente desarrollada, y hay que hacer un esfuerzo
para que la desarrollen, en relación con la problemática de Marruecos y
la problemática de la frontera sur de la Unión Europea. Yo creo que a
España, Francia, Italia y Portugal, países que tenemos una mayor
sensibilidad, por razones morales y de intereses, de desarrollar las
relaciones de la Unión Europea, nos corresponde el tratar de promover que
este acuerdo se lleve a cabo. Hace pocas fechas estuve en Marruecos,
donde tuve ocasión de entrevistarme con S. M. el Rey y con el Ministro
Filali. Yo creo que el problema que ellos ven en la relación con la Unión
Europea lo consideran no tanto ligado a la cantidad de las cuestiones
cuanto a lo que ellos denominan la calidad del tratado. Yo creo que
alguna satisfacción en el ámbito de la calidad del tratado se les debe
dar, es de justicia. El segundo problema que nos podemos encontrar es el
relacionado con los denominados protocolos financieros. Como SS. SS.

saben, existe una posición más dura por parte de algunos países del Norte
y tenemos que hacer un esfuerzo para encontrar también una solución a
este problema. Les anuncio, aunque creo que ya lo conocen, que el día 3
de diciembre se celebrará en Madrid la Cumbre Hispano-Marroquí en la que,
lógicamente, éste será uno de los temás más significativos que estarán en
la agenda de esa reunión.

Paso muy someramente a hablarles de la reunión que tendrá lugar con el
Presidente Yeltsin el día 9, y más que de la reunión en sí, puesto que
todavía no sabemos cómo se va a producir, sí quería referirme al acuerdo
de partenariado entre la Unión y Rusia que lo más probable es que se
pueda firmar --si no ocurre nada de aquí a esa fecha-- el día 9.

Recordarán SS. SS. que, no hace muchas fechas, la Presidencia de la
Comunidad y el Presidente Delors visitaron Moscú y llegaron a una
determinación sobre una declaración de intenciones relativas al acuerdo
de partenariado, a que estoy haciendo referencia, que están negociando la
Comunidad y la Federación Rusa desde octubre del año pasado. Lo que
significa esa declaración es constatar el máximo nivel político de esas
negociaciones, desear que las mismas culminen y que ambas partes puedan
firmar ese acuerdo de partenariado en cuanto los textos correspondientes
hayan sido redactados. Como saben SS. SS., éste es un acuerdo importante



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que tiene un doble valor, político y económico. Excuso decirles, puesto
que SS. SS. lo conocen, el valor político que tiene y también el valor
económico, ya que la Unión Europea es el primer socio comercial de Rusia,
con unos intercambios comerciales, que a veces no somos conscientes de su
importancia, de 27.000 millones de dólares en 1992, 27 veces superiores a
los de Estados Unidos y nueve veces superiores a los de Japón; a veces no
somos conscientes de la magnitud de estas cifras. La Unión es también el
primer donante de Rusia, es algo que tenemos que decir alto y claro
porque también parece que a veces se olvida. Entre la Comunidad y los
Estados miembros se ha facilitado el 75 por ciento de todas las ayudas
financieras recibidas por Rusia en los últimos años. A veces, insisto, no
somos conscientes del esfuerzo que estamos haciendo entre todos para
ayudar a resolver los problemas de Rusia. Yo creo que la opinión pública
mundial no es consciente de este gran esfuerzo; las medallas aparecen en
otros pechos y normalmente no en aquellos que representan a la Unión
Europea.

Todas las ayudas recibidas por Rusia en los últimos años suman
aproximadamente 85.000 millones de dólares, en su mayor parte en forma de
créditos, garantías de préstamos, apoyo a la balanza de pagos (algo
enormemente importante) y reescalonamiento de la deuda. En este momento,
la Comisión está negociando ese nuevo acuerdo, al que antes he hecho
referencia, sobre la base de un mandato que aprobamos ya en el Consejo.

Esto es lo que les puedo decir sobre esta perspectiva de la Comunidad
Europea con Rusia. Me importaba sobre todo subrayar la importancia que
tiene este acuerdo, desde el punto de vista político es obvio, no hace
falta resaltarlo, pero sobre todo desde el punto de vista económico,
porque, insisto, a veces no somos conscientes y una de nuestras
obligaciones como ciudadanos de la Unión Europea es poner de manifiesto
el esfuerzo que la Unión está realizando, en cooperación con terceros
países, más que muchos otros países que aparecen en la opinión pública
internacional como más generosos o más solidarios.

Señor Presidente, yo me callaría aquí. Creo que he hablado ya suficiente.

Son las siete menos diez y espero no haber aburrido mucho a la
Presidencia --estoy seguro de que no--, y espero que tampoco a los
miembros de la Comisión que tan gentilmente nos acompañan hasta esta
hora.




El señor PRESIDENTE: ¿Grupos Parlamentarios que desean formular
preguntas? (Pausa.)



La señora TOCINO BISCAROLASAGA: Para una cuestión de orden, señor
Presidente.

Agradezco sinceramente la presencia del señor Ministro de Asuntos
Exteriores esta tarde, pero al comprobar lo apretado de la agenda que hoy
tenemos, quiero hacer una sugerencia a la Presidencia y a la Mesa
concretamente. Tengo la sensación de que quizás estamos duplicando,
incluso a veces triplicando, en las agendas excesivamente apretadas de
los ministros, concretamente del Ministro de Asuntos Exteriores, los
temas un día tras otro. Yo tengo constancia de que comparecencias más o
menos similares se han producido en el Senado, se ha producido una ayer
en el Congreso y se ha producido nuevamente hoy. Con esto quiero decir
que tengo la sensación, señor Presidente, de que quizás deberíamos ser
mucho más rigurosos a la hora de concretar nuestras agendas en esta
Comisión, deberíamos ser mucho más específicos en los temas que se van a
abordar en el orden del día, e incluso yo diría no abarcar temas tan
amplios que pueden parecer, al final, un «totum revolutum» que nos lleva
a tener que ir a uña de caballo absolutamente en todas las materias para
querer abarcarlo todo, abusando de la amabilidad de los ministros, y
reclamar en definitiva --sería mi sugerencia-- el protagonismo que tiene
que tener esta Comisión.

Yo comprendo que puede haber en los temas europeos temas específicos un
día de la Comisión de Economía o de la Comisión de Asuntos Exteriores
otro, pero la verdad es que si existe una Comisión Mixta que abarca al
Congreso y al Senado, por tanto a todo el Parlamento, que tiene a todos
los grupos políticos en ella representados, para hablar de un tema
fundamental que es Europa, yo creo que no debemos ceder este protagonismo
a otras comisiones y no duplicar o triplicar las complicadas agendas de
los ministros que, de esta forma, podrían concentrarse en un tema
monográfico, nos podrían informar, como vemos que es su voluntad, con
mucha más extensión, tendríamos informaciones mucho más concretas y,
desde luego, reclamaríamos, como digo, el protagonismo de esta Comisión,
pues si no se queda vacía de contenido y, al final, algunos al menos
tenemos la sensación de que tenemos que pedir al Ministro que venga para
justificar un poco la agenda de los Diputados y Senadores que estamos
trabajando para que luego nos rebajen el sueldo. Comprenda, señor
Presidente, que esto es lo que no queremos aceptar.

Por tanto, yo rogaría a la Mesa que en contacto con la otra Cámara, en
contacto con los presidentes de las distintas comisiones, reclame este
protagonismo de una Comisión que no es legislativa y que, siendo la más
importante, en este momento se queda vacía de contenido y tenemos que
obligar a los ministros a que reiterativamente vuelvan a contar lo que en
el «Diario de Sesiones» ya está de otras comisiones.




El señor PRESIDENTE: Voy a dar la palabra a todos los que la soliciten,
pero quiero decir que yo, personalmente, comparto el examen de conciencia
público que ha hecho la señora Tocino, pero pediría que estos temas los
tratáramos en una reunión de Mesa y Portavoces. Además, hasta ahora no
hemos celebrado ni una sola reunión únicamente los miembros de la Mesa,
que ha querido que se asocien siempre a sus reuniones los Portavoces, y
la Mesa ya se ha transformado en eso que en el Parlamento Europeo se
llama la Mesa ampliada y que aquí llamamos Mesa y Portavoces. Por
consiguiente, si les parece, como lleva mucho tiempo el señor Ministro,
al que todos agradecemos mucho su presencia aquí, no vamos a debatir unos
temas que son propios de nuestro negociado



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interno. Por tanto, si les parece, el día 29 de noviembre, a las diez de
la mañana, en lugar de las once, que es la hora en que tenemos la reunión
con los europarlamentarios, nos reuniremos la Mesa y los Portavoces para
tratar estos temas, y así podremos avanzar en este momento en el diálogo
con el señor Ministro.

El señor Costa tiene la palabra.




El señor COSTA COSTA: Deseo alabar la racionalización de la señora Tocino
respecto a la agenda del Ministro. Creo que efectivamente estamos
dibujando un marco realmente difícil para que el Ejecutivo realice sus
funciones. El problema no es de esta Comisión sino racionalizar el
trabajo parlamentario. No sé si ni siquiera es un problema de la Mesa y
Portavoces de la Comisión, pues creo que supera ampliamente este marco.

Yo pediría que en la racionalización del trabajo que compartimos,
expuesta por la señora Tocino, hiciésemos llegar esta preocupación a cada
uno de los grupos parlamentarios para poder llegar a un marco racional en
el tratamiento de los temas, que, efectivamente, son muy reiterados. Hoy
estamos debatiendo un orden del día en el que bastantes de los aspectos
que estamos tratando ya habían sido o discutidos en la Comisión de una
forma más amplia o tratados en otra Comisión que tiene competencias
concurrentes con ésta en algunas de las materias propias de la acción de
la Unión Europea.

Por tanto, en la nueva situación en que estamos después de la entrada en
vigor de la Unión Europea, habría que hacer un esfuerzo de
racionalización entre todos los grupos para facilitar el trabajo del
Ejecutivo y el de los parlamentarios de la Cámara, que se ven envueltos
en comparecencias reiterativas a veces y, por tanto, menos interesantes.

Nuestro Grupo está en situación de colaborar en esta racionalización y
estamos dispuestos a contribuir de la mejor manera posible a que sea
realidad.




El señor PRESIDENTE: Si les parece, y puesto que no hay más peticiones de
palabra --les agradezco mucho que no las haya, puesto que así podremos
avanzar en el orden del día--, el próximo lunes a las diez de la mañana
nos reunimos la Mesa y Portavoces y cuantas veces sea necesario. Ahora
vamos a intentar continuar el diálogo con el señor Ministro.

¿Grupos que desean formular preguntas? (Pausa.) Por Coalición Canaria
tiene la palabra el señor Brito.




El señor BRITO GONZALEZ: Voy a ser muy breve. Simplemente deseo plantear
algunas cuestiones aclaratorias al señor Ministro, en el sentido de que
nos parece muy importante el conjunto de la información que se ha
trasladado a ambas Cámaras en las sesiones anteriores, que ya se han
comentado, así como en ésta. Nos gustaría saber en qué medida en torno a
este proceso de esfuerzo de la Unión Europea --fondos, etcétera-- se está
planteando también el reto interior. Me refiero, fundamentalmente, a la
realización de un esfuerzo tendente a la coordinación interna, que se ha
plasmado en relación con la Unión Europea en torno al Comité de Regiones,
pero quizás en el ámbito interno del funcionamiento del Estado de las
autonomías sigue existiendo no ya en el mero problema de la traslación de
recursos o de fondos, sino en la coordinación de las diferentes políticas
o de los procesos de armonización y de intercambios que permitan que ese
reto interior se realice no simplemente como un debate permanente en la
queja del reparto de los fondos, sino también en un objetivo coincidente
del reto interior para afrontar los desafíos que plantea la Unión Europea
y este conjunto de políticas.

El segundo aspecto que me parece importante, por lo que solicito del
señor Ministro una aclaración, es el siguiente: En esa perspectiva de
reto interior, nos parece importantísimo el esfuerzo de la Unión Europea
en la línea de la investigación más desarrollo, pero me parece que no
existe la misma disposición, desde el punto de vista de los recursos, del
Estado español en función de aumentar las disponibilidades interiores en
inversión más desarrollo. Este es un problema sobre el que nos gustaría
saber en qué medida estamos en la perspectiva de aumentar esa media
bastante reducida, en la que nos encontramos en este momento, en I+D en
relación con el esfuerzo global de los programas comunitarios.

Un tercer aspecto, aunque hay otras cuestiones que podría ser interesante
plantear pero se escapan a la posibilidad de desarrollarlas en
profundidad, es la preocupación que existe, como a usted le consta --y el
compañero señor Mardones ha planteado en ocasiones--, relativa a que en
este momento en que se va avanzando en una línea de acuerdo y, por tanto,
de asociación, como se ha apuntado, con el Magreb y particulamente con
Marruecos, los problemas extremadamente delicados con que se encuentra el
sector agrario canario, especialmente --como usted sabe perfectamente--
el tomate, las flores, etcétera, que en este momento se hallan ante un
proceso que no contemplando estas singularidades, que son básicas dentro
del PIB canario, pueden afectar a este proceso de asociación entre la
Unión Europea y Marruecos.

Nada más, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Molins.




El señor MOLINS I AMAT: También por adelantar trabajo, creo que sobre el
Libro Blanco, ayer, el señor Homs, en representación de nuestro Grupo
Parlamentario, ya dijo prácticamente todo lo que queríamos decir.

Sobre la Ronda Uruguay --constará en el «Diario de Sesiones» de la
Comisión de Exteriores-- yo mismo intervine, como decía el señor
Ministro, y él recibía esas opiniones. También ayer --y constará en ese
«Diario de Sesiones»-- tuve ocasión de hablar en profundidad sobre el
tema. Como el propio señor Ministro nos ha dado hoy alguna información
que ayer no era conocida, quiero hacer algún comentario al respecto,
sobre la Ronda Uruguay del GATT.

Después de hablarnos del informe Brittan y de señalarnos algunos de sus
contenidos, el señor Ministro nos ha dicho que se siente optimista.

Supongo que es por lo que



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nos dijo ayer, que nos advirtió que probablemente las cosas irían mal
para que pudieran ir bien al final, porque el informe Brittan parece
señalar que las cosas no van nada bien. Insisto en que probablemente hay
que enmarcarlo en unas negociaciones que no acaban hasta el día 15 --si
es que acaban--, que no terminan mañana, por lo que no hay que ponerse
nervioso.

De todas maneras, insistiría en lo mismo que dije ayer: es muy importante
la Organización Mundial de Comercio, extremadamente importante. Unos
acuerdos de esa naturaleza sólo pueden ser gerenciados a través de la
creación de una organización de este tipo para que dejen de utilizarse
las técnicas usadas hasta ahora para los que no cumplían, con la libre
decisión bilateral de quien cumple y quien no cumple. Por tanto, debe
residenciarse en una organización de ese estilo el cumplimiento de los
acuerdos. No aceptación de acuerdos a la carta, en la firma. Simetría en
los acuerdos. Por lo que del informe Brittan puede desprenderse, hay
quien pretende que la simetría no exista y, obviamente, dentro de la
simetría hay que calibrar muy profundamente qué tipos de productos cresta
o de los que tienen aranceles cresta nos pretenden ofrecer desde Estados
Unidos, Japón o Canadá. Hay que rebajar esos aranceles y ver en qué tipo
de productos no aceptan la oferta comunitaria, porque muy probablemente
los que nos ofrecen son los que les interesan a ellos y no los que nos
interesan a nosotros. Es decir, la simetría de los acuerdos debe ser
global, no debe ir producto por producto sino ser globalmente
considerada. Todo esto es extraordinariamente importante.

Tampoco ha hablado hoy el señor Ministro del tema de la excepción o de la
especificidad cultural, que obviamente también es importante. En
cualquier caso, quiero recordar estas cosas: prohibición o no aceptación
de acuerdos a la carta y simetría de los acuerdos.

Sobre el tema de la ampliación, estoy seguro de que el señor Ministro es
consciente de que nada nos ha dicho, probablemente porque no debe
decirnos más de lo que nos ha dicho.

Sobre política exterior y seguridad común, ha hecho un repaso de todos
los temas, y sobre justicia e interior igualmente. Hemos hablado de
Marruecos, de las relaciones bilaterales con el Presidente Yeltsin.

Para acabar quiero señalar la posición política de nuestro Grupo ante
esta Cumbre Europea de los próximos días 10 y 11. Respecto a restaurar la
conciencia, señor Ministro, como tuve oportunidad de decir ante el Pleno
de la Cumbre extraordinaria, nuestra opinión es que habrá muchas
respuestas en Bruselas, los próximos días 10 y 11, lo cual dificulta
extraordinariamente el trabajo. Ayer nos hacía referencia a qué difícil
va a ser satisfacer todas las ilusiones puestas en la acción común, por
ejemplo, respecto a la ex Yugoslavia. Milagros no pueden hacerse, y el
hecho de que se haya establecido por primera vez una acción común no
quiere decir que sea sinónimo de solución del conflicto, evidentemente.

Aun así, hay que ser conscientes de que hay muchos ojos puestos, y con
mucha ilusión, en Bruselas respecto a las medidas que pueda tomar la
Unión Europea, respecto a la superación de la crisis económica y la
creación de empleo.

Ese Libro Blanco no es simplemente una discusión técnica, sino que
concierne a algunas preocupaciones actuales de los ciudadanos europeos.

Por tanto, debemos ser capaces de explicar a nuestros conciudadanos hastá
qué punto la Unión Europea como tal no es condición suficiente para salir
de la crisis, pero sí para intentar salir de ella.

No estoy seguro de que en la Unión Europea podamos superar la crisis sin
dificultades, pero sin ella España sola no sería capaz de superarla. Creo
que hay que ser capaces de explicar esto a diestro y siniestro y ser
conscientes de que en este punto concreto las preocupaciones de los
ciudadanos europeos estarán fundamentalmente centradas aquí y no en las
otras cosas, con la extraordinaria importancia política que tiene. Será
en este punto donde fundamentalmente estarán puestos los ojos de la
gente.

Indirectamente, yo creo que incluso directamente, afecta a este punto
también el acuerdo del GATT. Ciertamente, sería un gran impulso económico
la firma del acuerdo del GATT el 15 de diciembre, pero, como decíamos
ayer, la firma de un buen acuerdo. Si se firmara un mal acuerdo del GATT
sería una estocada. En un momento de crisis, los productores de bienes y
servicios se sienten proteccionistas, casi, casi por obligación, y, por
tanto, su problema no está en la amplitud del mercado --lo estará, y
nosotros sabemos que lo está en la realidad, pero pasado mañana--; el
problema en este momento para los productores de bienes y servicios es
cómo viven mañana. Por tanto, seguro que sería buena noticia una buena
finalización de los acuerdos del GATT, pero sería una mala noticia la
mala firma de un acuerdo del GATT.

Sobre la ex Yugoslavia ya hemos hablado suficientemente. Lo dije ayer y
lo repito hoy. Ciertamente tenemos todos los números para no satisfacer
las ilusiones. Yo creo que es extraordinariamente importante esta reunión
de los doce ministros de Exteriores, porque somos muchos los que nos
conformaríamos con que las divisiones internas europeas no fueran directa
o indirectamente la causa del conflicto. Como usted sabe, señor Ministro,
durante este ya largo conflicto en algunos momentos por lo menos lo ha
parecido, obviamente no por parte de España, sino por parte de otros
países.

Con el solo hecho de la reunión de los doce ministros europeos de
Exteriores con los presidentes de las tres repúblicas, creo que ya
empieza a andarse ese buen camino de acción común europea y darse esa
sensación de acción común europea. Probablemente, como recordábamos ayer,
pocas cosas nuevas y milagrosas pueden salir, seguro que ninguna
milagrosa, pero es un símbolo suficientemente importante por sí mismo, al
menos para nosotros, señor Ministro.

Justicia e interior es otro de los aspectos en los cuales los ciudadanos
europeos se puede dar cuenta de que se ha creado la Unión Europea. En
otra ocasión, en el año 1986, en mi primera época de Diputado en esta
Cámara, decía que era muy importante que desaparecieran las fronteras,
porque es un símbolo ocular de la unión europea



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más accesible a los ciudadanos. Hay muchos que no se dan cuenta de que
las mercancías pasan sin parar en frontera, pero sí de que los ciudadanos
no pasamos sin parar en frontera. Son cosas que atañen mucho a la
realidad y a la vida de cada día de las personas. Por tanto, no son
caminos difíciles de andar, sobre todo ahora que ya llevamos unos años
preparándolos, y valdría la pena que se hiciera un esfuerzo para avanzar,
ciertamente, como en la lucha contra la droga o muchas otras cosas que
están puestas sobre la mesa en los acuerdos de justicia e interior.

La ampliación también sería una buena noticia, señor Ministro. Sería una
magnífica noticia, cuando existen tantos ciudadanos europeos que no saben
bien si vale la pena el que existan cuatro países de un cierto prestigio
como Suecia, como Noruega, como Finlandia, como Austria, que quieren
entrar en la Unión Europea, que nos ayudarán a convencerles también de
que esta Unión Europea vale la pena, de que la Unión Europea nos puede
permitir caminar hacia el futuro.

Esto por lo que se refiere a la actuación de España respecto a las
acciones con la Unión Europea. Pero quisiéramos también dedicar un
momentito a las cosas en el interior. Ya sé que en este caso el señor
Ministro no es más que un componente del Gobierno y que muchas de las
cosas que ahora voy a decirle no pasan por su responsabilidad directa,
pero sí por la formación de una opinión global. El Gobierno es un órgano
conjunto y puede ayudar mucho --estoy seguro-- su opinión en el seno del
mismo. Creo que debemos hacer un gran esfuerzo en saber aprovechar
aquello que nuestros socios europeos ya llevan años sabiendo hacer y que
nosotros no sabemos hacer. Y cuando digo nosotros, me refiero tanto desde
el Gobierno y la Administración como hasta el último de los ciudadanos,
nuestros empresarios, nuestros trabajadores, todos. No sabemos
aprovecharnos de mecanismos que otros gobiernos, otros países y otros
ciudadanos nos llevan años de ventaja.

Decía el señor Ministro y exclamaba --pienso que con razón-- que no
siempre está valorado así, que nuestra ayuda --la ayuda europea a Oriente
Medio-- es la más importante en estos momentos. Ellos sí que lo saben,
señor Ministro, y lo dicen además y lo reconocen, por eso ya es
importante. Estoy seguro que nuestros ciudadanos no serán capaces de
aprovecharse --en el buen sentido de la palabra y con todo derecho-- del
enorme esfuerzo económico que España, como parte conjunta de la Unión
Europea, está haciendo para ayudar al buen desarrollo de las cosas en
Oriente Medio, y se aprovecharán mejor que nosotros los ciudadanos
franceses, los ciudadanos italianos, que ya tienen más costumbre; o con
Rusia, a la que hacía referencia su señoría. Sabemos que Alemania se está
aprovechando mucho mejor que nosotros probablemente. Lo nuestro no es
sólo un trabajo del Gobierno, lo reconozco, seguro que no, pero también
el Gobierno puede ayudar, podemos ayudar nosotros desde aquí para que los
ciudadanos puedan, sepan y conozcan hasta qué punto podemos aprovecharnos
de estas ayudas que estamos dando al desarrollo de esos pueblos y al
desarrollo de esos territorios.

Lo mismo podríamos decir de la utilización, de la que ayer hablábamos, de
mecanismos extraarancelarios, que no ponen a nuestra industria en mayor
peligro frente a las importaciones, de lo que está la industria de
Francia o la industria de Alemania, etcétera, si no se utilizan bien esos
mecanismos. Usted sabe que no somos un buen modelo en eso. Hemos de ser
capaces de avanzar también en ese terreno.

En definitiva, señor Ministro, los ojos de muchas personas estarán
puestos en Bruselas. Hay que intentar ser capaces de dar una respuesta
positiva a ese reto, así como tener esa segunda visión hacia el interior
de nuestra propia casa, en la cual creo que debemos avanzar también, en
la mejora de los mecanismos de utilización de esa acción exterior tan
importantísima de esa Unión Europea que estamos construyendo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, el Senador
Rodríguez Gómez tiene la palabra.




El señor RODRIGUEZ GOMEZ: Señorías, señor Ministro, quiero agradecer a S.

S. las explicaciones que nos ha dado sobre la situación y perspectivas de
la Unión Europea. Ha sido, en mi opinión, un largo e importante repaso de
lo decidido en la cumbre de Bruselas, pero nos ha dicho un poco más de lo
que conocía este Senador por los documentos que le llegan normalmente, en
especial las llamadas conclusiones en Presidencia, y por haber tenido la
oportunidad en un breve espacio de tiempo de escuchar algunas opiniones
al respecto al Secretario de Estado de Exteriores, al propio señor
Ministro en una Comisión de Justicia y ahora en esta Comisión. Me parece
que la petición de la portavoz Isabel Tocino es consecuente en este
momento con lo que digo.

Por otra parte, se mezcla lo político y lo económico. En cualquiera de
las intervenciones que se han producido, está claro que hemos hablado
tanto de fondos estructurales, fondos de cohesión, como del tema político
sin más. Yo creo que es una de las consecuencias importantes de
Maastricht. También debemos agradecerle que no se dedique exclusivamente
a una sola de las cosas.

El señor Ministro ha mencionado unos asuntos importantes en la puesta en
marcha del Tratado. Por mi profesión, quizá, soy persona respetuosa con
las palabras, y yo he leído con claridad que teníamos que tratar sobre la
situación y perspectivas, y he ordenado mi trabajo en relación con lo que
es la situación --es decir, un cierto estatismo de lo ya hecho-- y
despuués con las perspectivas. Voy a ser lo más rápido posible, pero dudo
que termine con cierta prontitud.

Repasando los temas que el señor Ministro ha mencionado, especialmente
una reflexión sobre la Unión Económica y Monetaria, debe preocuparnos la
mención específica de la postura particular de dos Estados, en este caso,
Inglaterra y Dinamarca. Inglaterra, que quedó fuera el 7 de febrero de
1992 en un protocolo adicional, no está



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obligada o comprometida a pasar la tercera fase pendiente de lo que
decida su Gobierno y su Parlamento.

En la Cumbre de Edimburgo del día 12 de diciembre el Consejo ha
explicado, por lo que toca a la UEM, que Dinamarca tampoco ha aceptado
participar en la tercera fase. Y el día 12 de octubre, finalmente, el
Tribunal Constitucional de Karlsruhe se ha pronunciado a favor de la
conformidad del Tratado con la Constitución alemana, pero ha decidido
también que no se admitirá el carácter automático irreversible de la UEM,
que debe retener derechos y poderes sustanciales y que las competencias
tributarias continuarán siendo del Estado alemán.

En relación con estas tres importantes excepciones de Inglaterra,
Dinamarca y Alemania, señor Ministro, que pueden ser alegadas entiendo yo
por cualquiera de los países miembros, ¿considera el señor Ministro que
los importantes contenidos económicos de la UEM en la segunda fase, que
señalan coordinación y control de todas las economías, van a poderse
llevar a efecto? ¿Cree el señor Ministro que la fecha tope de 1999 tendrá
valor obligatorio para formar parte de la moneda única? ¿Piensa que el
Instituto Monetario Europeo va a tener la fuerza necesaria para imponer
estos criterios económicos comunes?
Si hablamos de la política exterior y de seguridad común, cuyo principal
objetivo es que la Unión pueda hacerse oír con una sola voz y actuar
eficazmente al servicio de sus intereses y que está encaminada a
determinados fines, no podemos hacer otra cosa que desear que se cumplan
los objetivos. Porque, señor Ministro, no hay en este momento otro asunto
que llame más la atención en Europa que el problema de la ex-Yugoslavia.

Yo creo que podemos, de acuerdo con el Tratado, llegar a acuerdos comunes
y podemos decir que la UEO va a aplicar las decisiones previstas en
Maastricht, pero sabemos que eso es imposible hasta por lo menos 1999,
que es la fecha en que puede cambiarse el tratado de Bruselas modificado
y, por lo tanto, creo yo que la UEO va a tener poca operatividad hasta
esa fecha.

Hace poco tiempo, en una declaración aneja al texto de las conclusiones,
se pide utilizar todos los medios adecuados para sostener el envío de
ayuda humanitaria, pero la propuesta del señor Mitterrand de abrir un
corredor por la fuerza no ha sido aceptada.

Señor Ministro, a nuestro pesar yo creo que estamos muy lejos todavía de
una decidida y real política exterior y de seguridad común en la que
usted sabe también que ha quedado fuera Dinamarca. Me gustaría que
opinara a este respecto.

En cuanto a la política de justicia y asuntos exteriores, que busca no
sólo la creación del espacio seguro de fronteras, sino que la seguridad
de Europa quede afianzada en el futuro gracias a la coordinación
sistemática y organizada entre los Estados, yo no dudo que así será.

Ahora algunas dificultades tenemos, por lo menos un retraso en la
aplicación del Convenio de Schengen. Hablaré un poquito después de esto,
porque creo que los temas de justicia y exteriores son temas que han
quedado para las perspectivas que se verán en la Cumbre de los próximos
10 y 11 de diciembre.

Me parece preocupante, señor Ministro, que hayan solicitado justamente
este retraso los franceses, sobre todo porque hace aproximadamente dos
años una comisión del Senado francés publicó un documento muy interesante
sobre Schengen. Fue firmado por todos los miembros de la comisión,
manifestando los problemas y complicaciones que podía tener este
Convenio.

Sobre democracia y transparencia, quisiera referirme brevemente al
principio de subsidiariedad del que usted, señor Ministro, y yo tuvimos
ya ocasión de hablar alguna vez en el Senado.

Este principio establecido en el artículo 3.b) del Tratado tiene
actividad ahora mismo para competencias compartidas y no exclusivas, pero
parece que el Consejo de Asuntos Generales ha decidido volver a tratar el
tema y buscar un acuerdo institucional entre la posición del Parlamento
Europeo, el Consejo y la Comisión.

El Parlamento Europeo creo que ha presentado un proyecto, pero ese ensayo
de constitución europea, en el que el Presidente de esta Comisión ha
tenido una parte importante de participación, según pude escuchar en los
comentarios al señor Enterría, tiene fuerza en todo el proyecto. Por lo
tanto, a mí me gustaría saber si el Gobierno va a mantener el principio
de subsidiariedad, si sólo tiene competencias compartidas o va también a
permitir que entren competencias exclusivas. Yo creo que un pequeño
ensayo sobre lo que puede ser una revisión de propuestas del principio de
subsidiariedad, que ya hemos visto en el documento de Edimburgo, nos ha
puesto de manifiesto unos resultados enormemente interesantes, como
consta en las conclusiones de ese mismo documento.

Sobre la ciudadanía de la Unión, y próximas ya las elecciones europeas,
tengo que decirle que hace unos días se proponía en el Parlamento Europeo
una directiva comunitaria sobre las modalidades de ejercicio del derecho
a voto y elegibilidad por un artículo, el 14, que sancionaba que un
Estado podía adoptar medidas apropiadas en materia de composición de
listas; se refería a Luxemburgo. El objetivo era que Luxemburgo pudiera
limitar el número de no nacionales en las listas. No parece que sea un
buen precedente, aunque justamente la mayoría aceptó que fuera eliminada
la derogación, sobre todo en unos momentos en que la xenofobia está en
pleno auge en Europa.

Sobre aspectos institucionales, ampliación de la Comunidad, de la que
usted nos ha hablado, diré lo siguiente: una vez decidido en el Consejo
Europeo de Copenhague que el objetivo de primera ampliación de la Unión
Europea se convirtiera en realidad el 1 de enero de 1995, y verificado el
propósito de la cumbre de Bruselas, la situación posible y su dificultad
es la que sigue. Yo creo que es importante precisar los criterios que se
sigan para la incorporación institucional. Si la cuarta ampliación se
produjera ahora, los cinco Estados más grandes disminuirían en nueve el
número de votos en el Consejo.

Es importante el criterio de la ponderación de voto en



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función del peso demográfico y otras causas, y debe ser debatido, pues
podría ocasionarnos, a mi juicio, problemas graves a la hora de fijar
agendas en cada Consejo o de establecer prioridades. Que es importante,
lo han demostrado varios ejemplos franceses, que han propuesto distintos
métodos.

Es evidente que se pueden generar problemas y es necesaria una
información al Parlamento español para que debata y decida la propuesta
justa en este aspecto.

Prácticamente nada sobre sedes, salvo decir que las conseguidas,
conseguidas están, aunque sabemos que España optó a otras. Y me paro en
la primera parte.

En relación con la segunda, las perspectivas ante la próxima reunión del
Consejo, se han descrito varios puntos clave, uno de ellos es justicia y
asuntos exteriores. Como usted bien ha dicho, señor Ministro, se va a
discutir el Convenio de Europol, las medidas contra la droga y el
blanqueo de capitales, la lista de terceros países cuyos nacionales
necesitan visado, el refuerzo de la cooperación judicial y algunas
directivas sobre asilo e inmigración. Todas ellas creo que son muy
importantes.

Considera mi partido que en política de asilo y de inmigración y visados
debe Europa ser todo lo generosa que pueda. La defensa de los derechos
humanos consta, y es firme como seña de identidad, que es de países
civilizados. Es un banderín de enganche en estos tiempos en que el
racismo y la xenofobia, como he dicho antes, están resurgiendo en los
países miembros.

Junto a estas políticas de mano abierta, es indispensable, a mi juicio,
la unificación de las policías, pero, tanto como esto, también la
cooperación judicial, hasta llegar, si es posible, a un mismo resultado.

Respecto al problema de la droga, señor Ministro, hay en España un
sentimiento de que la lucha contra ella es necesaria, pero las medidas
para resolverlo se ve que son opuestas. Lo cierto es que el convenio no
entrará en vigor, como he dicho, hasta febrero de 1994, pero estimamos
que legislaciones permisivas, como la holandesa o la propia española,
deben ser claramente modificadas.

Y en relación con la UE en crecimiento y empleo, creo que ya hemos dicho
todo lo que teníamos que decir en la reunión de la Comisión de ayer, día
24.

Sin embargo, algunas notas sí quiero dejar. Cree mi partido que el
estudio de las causas del desempleo y las condiciones para rebajarlo
están bien definidas en el Libro Blanco, e igualmente los medios para
llegar a una solución: competitividad, reforma del mercado de trabajo.

Pero también entiende que lo que es bueno para Europa lo es también para
España; o, lo que es lo mismo, hay que empezar ya, sin más demoras, a
poner en acto lo que queremos que sea bueno en la Unión.

La respuesta de los países miembros en la práctica no ha sido muy
suficiente y las contribuciones nacionales han constituido más defensa de
propias políticas que visión de futuro. Recientemente, en un texto de
periódico aparecía el punto de vista alemán en el sentido de que pasaría
a pagar, de 38.000 millones de marcos a 58.000 en este largo período, y
consideran que ya es excesivo.

Las propuestas del Libro Blanco, señor Ministro, son importantes, pero
¿ha asumido España realmente estas propuestas y se han visto reflejadas
en los presupuestos españoles? ¿Se refleja positivamente la importancia
que se da en la reforma del mercado laboral a los cambios sustanciales en
educación y en formación profesional?
Como siempre, señor Ministro, yo creo que nuestro camino no es el
correcto. Hay varias propuestas muy serias en el Libro Blanco, hay que
discutirlas, razonarlas y aprobarlas en el Parlamento, y sobre estos
textos actuar en España en la medida de lo posible, y debe ser cuanto
antes.

Muy brevemente, y para terminar, sobre criterios de convergencia y
revisión de calendario. A España no le conviene que se modifiquen los
criterios establecidos, y no debe ceder en este punto. El intento
repetido del señor Delors de incluir las tasas de paro como uno de los
elementos de convergencia es perjudicial para España, pero sí deberíamos
insistir en la revisión del calendario de la UEO.

Una breve nota sobre el GATT. Está claro que preferimos luchar contra el
desempleo dentro del libre cambio que dentro del proteccionismo. Y sobre
el GATT, me refiero ya a las palabras que pronunció nuestro portavoz en
el Congreso.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el señor
Costa.




El señor COSTA COSTA: Señor Ministro, a pesar de la hora, no resisto la
tentación de hacer una intervención sobre un tema tan importante como el
que estamos tratando en estos momentos en distintos aspectos que el señor
Ministro nos ha explicado.

Respecto al Libro Blanco, sobre el que debatimos ayer ampliamente --para
seguir el orden de la intervención del Ministro--, en primer lugar,
querría compartir los criterios ya expresados por el porpio Ministro en
cuanto a que lo más importante que tiene Europa a preservar es su sistema
de cohesión social o el denominado Estado de bienestar. Digo esto para, a
continuación, manifestar que es necesario que para la preservación de
este Estado de bienestar afrontemos las reformas estructurales que sean
necesarias en materia de mercado laboral, de competitividad industrial y
de otro tipo de actuaciones, como puede ser inversiones en nuevas
tecnologías, en investigación y desarrollo y en redes transeuropeas de
transportes y de telecomunicaciones, que son también elementos muy
importantes para la competitividad futura de Europa. Dicho esto, no voy a
insistir sobre el Libro Blanco porque fue tratado ampliamente ayer en
esta misma Comisión por el Ministro de Economía y Hacienda.

Respecto de la Ronda Uruguay, me podría remitir también a la Comisión de
Asuntos Exteriores celebrada ayer y así ahorraría algunos minutos ahora,
pero no me resisto, sin entrar en los temas específicos que fueron
tratados profundamente ayer, a hacer una valoración global de lo que
significa este importante acuerdo.

Nuestro Grupo atribuye una gran importancia a la pronta conclusión de un
acuerdo global, equilibrado, justo



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y duradero en la Ronda de Uruguay, convencido de que la expansión del
comercio internacional que resulte de dicho acuerdo será un factor
importante para relanzar el crecimiento económico y reducir el paro,
tanto en la Comunidad como en nuestro país y el resto del mundo.

Nuestro Grupo quiere subrayar que una mayor liberalización del comercio
mundial debe ir acompañada de medidas de defensa comercial que permitan
corregir situaciones imprevistas o conductas desleales por parte de los
socios comerciales de la Comunidad. En esta línea, resulta esencial
mejorar las condiciones de aplicación de los productos «anti-dumping» y
antisubvención, y de la cláusula de salvaguardia, tanto en el marco de
los acuerdos de la Ronda Uruguay como en su vertiente comunitaria.

Considera importante, asimismo, la creación de una organización
multilateral de comercio, como ya ha dicho el señor Ministro que
planteaba la posición europea, que profundice en el multilateralismo
comercial. Los resultados, en términos de crecimiento económico y de
creación de empleos duraderos, de una mayor liberalización del comercio
internacional, requieren concesiones recíprocas, especialmente en los
sectores sensibles, para asegurar el carácter equilibrado del resultado
de la Ronda. La perdurabilidad de los acuerdos multilaterales requiere un
equilibrio en las garantías que se otorguen las partes contratantes
--ello es especialmente importante en el ámbito agrícola-- mediante una
mejora de la aplicación temporal de las cláusulas de paz y de
salvaguardia, cuya importancia huelga subrayar para la estabilidad del
acervo comunitario en esta materia.

También quería hacer una reflexión sobre lo que supondría la no firma de
este importante acuerdo comercial. El desenlace de una guerra comercial
seguramente significaría una crisis de dimensiones insospechadas que
aumentaría los niveles de paro en nuestra Comunidad Europea. Por tanto,
sería un factor de inestabilidad y de desequilibrio muy importante que
nuestra Comunidad no debe afrontar en estos momentos. Todo esto en el
marco de la defensa de los intereses comunitarios, pero en la convicción
de que este instrumento comercial va a permitir un mayor desarrollo del
conjunto de la economía mundial y una mayor solidaridad con países que
están en vías de desarrollo. No voy a entrar, por lo tanto, en aspectos
concretos de este Tratado, que fueron comentados en la Comisión celebrada
ayer, y voy a tratar aspectos relacionados con la ampliación que se
debatirán en la próxima cumbre.

Todos debemos felicitarnos por la profundización que supone en la Unión
Europea el hecho de que cuatro países con un alto nivel de renta, aspiren
a ser miembros de esta Unión política, económica y social. Ya ha dicho el
señor Ministro que se ha fijado una fecha para el final de la
negociación, concretamente el 1 de marzo de 1994, y que para el 1 de
enero de 1995 debería ser posible el ingreso de estos cuatro países en la
Unión Europea. También es verdad que aspectos importantes de la
negociación están aún pendientes y será necesario acelerar el ritmo de la
negociación para llegar a acuerdos en materias tan importantes como la
agrícola y otras que aún no se han empezado a negociar con estos países.

En la última cumbre extraordinaria --si no estoy equivocado-- se vio la
necesidad de llegar a un acuerdo institucional, especialmente para
preservar los actuales equilibrios institucionales que existen en la
Comunidad a Doce, y dentro de estos equilibrios institucionales, los
mecanismos de decisión del Consejo. Quisiera saber si se ha llegado ya a
un acuerdo en este sentido, si se espera un desarrollo satisfactorio de
esta propuesta que se hizo en la cumbre extraordinaria y si, por lo
tanto, esto va a ser objeto también de debate y acuerdo en la cumbre de
los días 10 y 11 del próximo mes.

Finalmente, quiero manifestar también la satisfacción de nuestro Grupo
por la marcha de las negociaciones con estos países, por lo que significa
de triunfo de la idea de unión europea y por lo que puede significar
también de ampliación del mercado, de ampliación del espacio para los
ciudadanos europeos la entrada de estos cuatro importantes países,
pequeños en su número de habitantes pero importantes en lo económico y en
sus niveles de vida. Hay una serie de capítulos --a los que me he
referido anteriormente-- que a España le interesa saber cómo se van a
cerrar para que queden contemplados también los intereses nacionales.

Nuestro Grupo, que apoya la política comunitaria de una manera muy firme,
espera que los capítulos de agricultura, pesca y política regional se
puedan cerrar con estos países considerando también los intereses de
nuesto país. Esperamos, por tanto, que este capítulo de la negociación se
cierre con éxito. Hay que resaltar que estos países serían contribuyentes
de la Comunidad por sus rentas nacionales y nos felicitamos, si eso llega
a ser realidad, por lo que supone de avance en la propia política
comunitaria.

A partir de aquí, entraré a comentar lo que es no el primer pilar de la
política comunitaria --que creo que se está desarrollando continuamente--
sino el segundo pilar, el relativo a la política exterior y de seguridad
común. Para no reiterar temas que ya han sido comentados o de los que ya
hemos sido informados en otras reuniones sobre los escenarios de
actuación de esta política exterior, me voy a referir especialmente a
cómo se están desarrollando las ayudas con Oriente Medio. Me gustaría
saber si se están produciendo en el marco previsto, si están surgiendo
dificultades o si están contribuyendo, de verdad, a que el proceso de paz
en esta zona se vaya normalizando, que se pueda detectar por los
ciudadanos palestinos e israelíes que están implicados en este área y
que, por lo tanto, empiece a surgir algún efecto que los ciudadanos de
aquella zona perciban directamente.

Nada más respecto a este pilar y paso al tercero, justicia y políticas
interiores. Nos gustaría saber si hay ya un plan de acción común para
1994, si se ha adelantado en este plan. Creo que ha hecho referencia a
seis o siete puntos concretos de este plan de acción común para 1994 y me
gustaría conocer especialmente si hay alguna dificultad, en particular
por parte de España, que impida llegar a un acuerdo sobre las fronteras
exteriores de la



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Comunidad, si se da alguna circunstancia en estos momentos que dificulte
este acuerdo.

No voy a resaltar la importancia que tienen algunas de esas políticas que
ha explicado el Ministro, y lo ha hecho mejor de lo que podría hacerlo
yo, pero sí quiero resaltar una vez más el hecho de que dentro de la
Unión Europea se dé un marco de libertades, derechos y seguridad, así
como que en este marco de seguridad tiene una especial importancia para
España el haber incluido el tema del terrorismo.

Finalmente, en cuanto a la política que respecto al Magreb está diseñando
la Unión Europea, tengo poco que añadir. Ha sido una política en la que
España ha participado de una forma fundamental, ya que es muy importante
para nuestra seguridad, para la seguridad nacional, pero lo es mucho más
para la cooperación, o asociación, como ha dicho el señor Ministro en una
nueva terminología que utiliza la Comunidad, en un área especialmente
sensible para el flanco sur de la Unión Europea. Creo que esto puede
ayudar a que esta zona viva un desarrollo importante y que, por lo tanto,
dentro del marco de solidaridad que la Comunidad establece con otros
países del ámbito geográfico universal, ésta pueda ser una política muy
importante.

En agricultura, las dificultades respecto a Marruecos no deberían ser el
obstáculo que impidiera que se llevara a cabo lo relativo a esta zona de
libre cambio de carácter industrial. Deberíamos ser flexibles,
manteniendo, naturalmente, los intereses nacionales, pero haciendo
posible este instrumento, que beneficiaría grandemente a nuestro país.

Temino, señor Ministro, diciendo que estamos aquí ejerciendo la
transparencia que se pedía en el Tratado de Maastricht, en la Declaración
de Birmingham. En los últimos días algunos miembros de esta Comisión
hemos estado presentes en la reunión que celebra semestralmente la Cosac,
esta vez en Bruselas, y hemos podido observar algunas cuestiones que a mí
me gustaría resaltar, porque a veces creo que nos autotorturamos, nos
autoflagelamos. De todos los órganos especializados que existen en los
distintos parlamentos nacionales, hemos deducido que éste es el que se
produce con mayor transparencia al hacer sus sesiones públicas y con
medios de comunicacion presentes durante todo el desarrollo de sus
debates. Esto no se da en la mayoría de los parlamentos de otros países
miembros de la Unión.

También quiero resaltar que, a iniciativa de nuestro Grupo, se está
produciendo un cambio en nuestro Grupo, y creo que en todos los de la
Cámara de una manera o de otra, en cuanto a la adaptación del instrumento
que regula esta Comisión para hacer realidad esta política de
transparencia y de control democrático de la política de la Unión
Europea. Estamos seguros de, en este marco, ser capaces de desarrollar un
sistema que permita al Gobierno hacer su trabajo de una manera racional y
a los grupos parlamentarios poder ejercer el control necesario de las
actuaciones de la política gubernamental dentro de la Unión Europea y,
por lo tanto, ejercer el control democrático y la transparencia que nos
piden nuestros ciudadanos.

Finalmente, debemos intentar dar un mensaje positivo sobre transparencia.

Creo qe la transparencia la tenemos que ejercer todos, y ejercerla
significa que muchas de las cosas que valoramos positivamente en los
debates de la Comisión o en el seno de distintos órganos comunitarios que
tratan políticas europeas, seamos capaces de trasladarlas a los
ciudadanos y no trasladarles tan sólo aquellos mensajes que tienen un
carácter eminentemente negativo. Es verdad que los problemas que vive hoy
nuestro país, que viven hoy los distintos ciudadanos de diferentes países
europeos, no tienen solución en un marco ajeno al de la Unión Europea y
que es mucho más fácil solucionar esos problemas en el marco de la Unión
--así lo han reiterado ya algunos grupos que han intervenido antes que
este portavoz--, pero quiero insistir en esta idea de que, en conjunto,
tenemos que ser capaces de trasladar ideas que ilusionen a nuestros
ciudadanos, siempre en el contexto de una política racional y
responsable, y no creando ilusiones que, después, les haga sentirse
decepcionados.




El señor PRESIDENTE: Termina así el turno de los portavoces de los grupos
parlamentarios.

Señor Ministro, ¿quiere hacer algún comentario?



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Solana Madariaga): Señor
Presidente, señorías, aunque sólo sea por cortesía parlamentaria, haré
algunas reflexiones al hilo de las intervenciones de los distintos
portavoces.

El señor Brito, de Coalición Canaria, hacía fundamentalmente tres
preguntas que paso a responder. Coordinación interior en España. Como S.

S. sabe --aunque es Senador no hace muchas fechas-- tuvimos una
interpelación en el Senado de la que tuve el honor de ser ponente, donde
traté de explicar con la máxima precisión, no sé si a satisfacción de su
Grupo Parlamentario, la forma en que el Gobierno entiende en este momento
la coordinación interior. Hay una comisión específica para ello y es
verdad que puse de manifiesto alguna de las dificultades que están
teniendo lo que podíamos denominar comisiones sectoriales. Creo que en el
ámbito de esa comisión específica para este asunto se puede trabajar,
quizá se pueda trabajar mejor y quizá desde el punto y hora en que la
Unión Europea está en vigor tengamos todos que hacer un esfuerzo mayor
para la coordinación de las políticas en el ámbito doméstico, en el
ámbito nacional, pero quiero indicarle que el deseo del Gobierno es
potenciar las comisiones sectoriales. No todas las comisiones sectoriales
han funcionado de la misma manera, quizá porque los temas a tratar en
cada una de ellas no fueran de la misma dimensión, pero espero que desde
el momento en que la Unión entra en vigor las propias comisiones
sectoriales pueden funcionar y funcionan bien. Necesitaremos un tiempo,
seguramente todos, Gobierno y grupos parlamentarios, para hacer un rodaje
eficaz, pero estoy seguro de que cuando el rodaje se realice podremos
estar en unas



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circunstancias mejores para hacer este esfuerzo, que es un esfuerzo de
coordinación interna de todos, sin duda alguna, para sacar el máximo
rendimiento a lo que supone el Tratado de la Unión.

La segunda cuestión me es muy grata, pero no sé si éste es el ámbito
específico para su debate. ¿Se puede gastar más en España en
investigación y desarrollo tecnológico? Potencialmente se puede gastar
más, en todo se puede gastar más. Es una de las prioridades, debe ser, a
mi juicio, una de las prioridades. He dicho al comienzo de esta
intervención que todo lo que tenga que ver con el saber, con la
innovación, con la inteligencia, con la mejor capacitación de nuestros
recursos humanos debe ser para los países europeos, y para el nuestro
también, una de las prioridades. Solamente le quisiera recordar --estoy
seguro que ha seguido este tema, veo que le interesa-- que en los últimos
años España ha hecho un esfuerzo extraordinario en términos relativos. Y
ya que estamos hablando de investigación y desarrollo tecnológico,
permítame que hable de función y de su derivada. Sin duda alguna, la
función tiene todavía unas cotas, pero no me negará S. S. que la derivada
de esa función es espléndida. En pocos países de la Comunidad Europea se
habrá podido ver una derivada, es decir, una tendencia al crecimiento,
tan rápida y creo que tan bien aprovachada por las instancias
investigadoras, tanto universitarias como el Consejo Superior de
Investigaciones Científicas u otras instancias de otro nivel, en los
últimos años. En este momento estamos con una función casi en horizontal,
es verdad que, desde el punto de vista presupuestario, estamos viviendo
unos momentos difíciles, y lo que tenemos que hacer es realizar un
esfuerzo en dos direcciones: el esfuerzo del sector privado, que creo que
en este país es el problema fundamental para poner en marcha nuestra
investigación, y sobre todo nuestra innovación, al nivel que nos
corresponde en Europa. Si tomamos el gasto público y el gasto privado en
I+D en España, donde encontramos realmente el agujero más grandes es en
el gasto privado (entendido por privado el gasto empresarial), puesto que
no tenemos una cultura de investigación y desarrollo tecnológico, social
y empresarial. Yo creo que sería muy bueno crear esa cultura en nuestro
tejido industrial, quizá no tanto de la I del I+D, sino de la segunda I
del I+D+I; en esa segunda I de la innovación es donde seguramente en
España podemos hacer un esfuerzo mayor, y hay que hacerlo lógicamente sin
abandonar la primera I, sin la cual no hay ni la D ni la segunda I.

La tercera cuestión planteada es la relativa a la agricultura canaria.

Soy consciente de los problemas que existen en este tema, y ya he
mencionado anteriormente los relativos a los tomates y las flores
cortadas, sin embargo, creo que S. S. estará relativamente satisfecho,
aunque no sé si del todo, con el tema del plátano, donde realmente
estamos haciendo un gran esfuerzo por compatibilizar las preocupaciones
de Canarias, y por tanto de España, con las preocupaciones de los países
amigos con los que tenemos una relación estrecha como son los países
centroamericanos o los países de las partes norte y sur de Latinoamérica.

Esta es la contestación que me provoca en este momento sus tres
reflexiones.

Al Diputado señor Molins quiero agradecerle muchísimo el tono y el
contenido de su intervención. En cuanto al tema del GATT he de insistir
una vez más en nuestra posición que S. S. conoce bien. Compartimos las
preocupaciones que tiene la Organización Mundial de Comercio, el que no
sea a la carta o la simetría del acuerdo; no he hablado de la
especificidad o de la excepción cultural puesto que ayer lo hicimos con
detenimiento y me parecía que no era necesario reiterarlo hoy con tanto
detalle, pero sí es verdad que la Organización Mundial de Comercio nos
puede librar de algunas dificultades que entraña la famosa cláusula 130
americana, que es la que, en la medida de lo posible, tenemos que
intentar que deje de estar en vigor. No va a ser fácil, se lo quiero
decir a S. S., no va a ser fácil, ya que hay una resistencia enorme por
parte de Estados Unidos a multilateralizar aquello que le está yendo
relativamente bien desde el punto de vista de sus intereses, pero si
queremos conseguir que la ronda tenga esa globalidad, ese equilibrio y
esa simetría, habría que intentar hacerlo. Desde el punto de vista
español, insisto una vez más en ello, los temas relativos a la defensa
comercial siguen siendo lo más importante, e insisto también --y me
gustaría hacerlo a través de los portavoces que quedan en la sala-- en
que no es incompatible apertura y mecanismos de defensa nacional, sino al
contrario, son el haz y el envés de la misma moneda; puesto que nos
abrimos, tenemos que tener la capacidad de instrumentos de defensa
comercial que nos permitan defendernos cuando los acuerdos que se
alcancen no se cumplan.

Es verdad que he hablado poco sobre la ampliación. No es porque no lo
quiera decir, puedo decir un poco más y voy a hacerlo. Fundamentalmente,
la posición que en este momento se abre camino en la Unión Europea es
desdramatizar un poco las reformas institucionales de cara a la
ampliación. Como S. S. sabe, algunas de las declaraciones que se han
hecho, incluso desde el propio ámbito español, han creado unas grandes
rozaduras en alguno de los denominados países más pequeños, sin querer
ofender a nadie por su tamaño, y quizá lo que tenemos que hacer es
esperar a la gran reforma institucional en la conferencia de 1996, ir
bien preparados a la misma --ya hicimos una oferta para trabajar
conjuntamente para esa conferencia y el propio presidente del Gobierno lo
hizo en el debate último que hemos tenido sobre la cumbre--, como estamos
dispuestos a hacer, y dejar para este tramo que queda, desde ahora hasta
la puesta en vigor de la ampliación en enero de 1995, sólo la tramitación
de los temas absolutamente indispensables para el buen funcionamiento de
las instituciones. Por lo tanto, hacer posible el compatibilizar mayor
eficacia y mayor legitimidad. Con mayor eficacia queremos decir que haya
un funcionamiento de la Unión y de la Comisión más rápido, más flexible,
más equilibrado y con mayor legitimidad; asociar de una u otra manera la
componente poblacional a cualquiera de las decisiones que se tomen. Como
saben, ahora mismo, el deseo sería trasponer mecánicamente la situación
institucional a la nueva



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situación con cuatro miembros más, lo cual plantea problemas de una
cierta envergadura en algunos temas. El tema fundamental es la mayoría
cualificada, la minoría de bloqueo, donde creo que, como saben SS. SS.,
una traslación mecánica nos haría pasar de veintitrés a veintisiete votos
en la minoría de bloqueo, pero creo que será posible encontrar fórmulas
que, defendiendo los intereses que España tiene en el número de votos
para el bloqueo, para poder defender sus intereses en colaboración, según
para qué casos, con según qué países, mantener ese equilibrio que hoy
tenemos.

Las otras dos cuestiones de las que se habla es la rotación de la
presidencia y no debe haber problema en esta materia. Y la tercera es la
dimensión o el tamaño de la Comisión. Quizá lo más útil en este momento y
lo que crearía menos heridas y, por lo tanto, lo más eficaz, sería el
mantener el mismo número de comisarios por país y, más adelante, según el
discurrir de la Comisión de aquí a 1996, ver cómo funciona y tomar
decisiones en ese momento.

Señorías, es absolutamente cierto que hay muchos ojos que miran a
Bruselas, y miran a Bruselas en las fechas próximas porque hay esperanza
de unas sociedades que tienen un cierto grado de frustración sobre la
crisis económica, a la espera de que de ahí salga alguna luz. Yo creo que
alguna luz saldrá, lo que sí es verdad es que la solución de todos los
problemas no va a salir de la cumbre de Bruselas. Si somos capaces de
diseñar un camino para encontrar la salida, sería enormemente importante.

Y lo que sí es verdad es que solos no saldremos --ahí comparto totalmente
la afirmación de S. S.--, en soledad no saldremos; hay que salir en
compañía, y qué mejor compañía que la de los otros once amigos de la
Unión Europea, que comparten tantas y tantas cosas con nosotros, política
y económicamente.

Si hubiera un fracaso en el GATT, sin duda sería una mala noticia. El año
1993 no ha sido pródigo en buenas noticias, más bien desde el punto de
vista económico hemos tenido casi saturación de noticias regulares y
algunas tirando a malas; alguna incluso mala y muy mala. Sería una buena
ocasión para dar una buena noticia desde el punto de vista económico a
los mercados, a los agentes sociales y, en general, a la sociedad. Es
verdad que en momentos de crisis todos tenemos una tendencia a meternos
en el caparazón --la familia, los países, las unidades comerciales más
grandes-- y, por tanto, la tentación proteccionista emerge con mayor
fuerza. Tenemos que ser capaces de racionalizar ese proceso para que, al
hilo de una situación coyuntural, no hagamos desastres que luego sean
difíciles de resolver.

En la última cuestión estoy totalmente de acuerdo y agradecería mucho que
todos asumiéramos esta reflexión como propia; hay que aprovechar para
España la cooperación que la Comunidad Europea realiza en el mundo. Somos
uno de los primeros bloques económicos en algunos temas --territorios
ocupados, Rusia, etcétera-- y uno de los primeros bloques económicos en
cooperación. Es cierto que hay países que tienen una agilidad mayor para
sacar retornos también de esa cooperación. Nosotros, a veces, no la
tenemos, pero estamos mejorando, yo creo que eso sí lo tenemos que
reconocer, y está mejorando la sociedad española, el tejido social
español y el tejido empresarial. En el viaje, por ejemplo, de SS. MM. los
Reyes a Oriente Medio, yo creo que ha sido una buena noticia el que
fueron acompañados de una sesentena de empresarios que han tomado
contacto con dirigentes políticos y económicos de Israel y de los
territorios ocupados, para que en el momento del despegue económico haya
la posibilidad de estar presentes desde el punto de vista de España y
sacar algún rendimiento al esfuerzo comunitario que en un porcentaje,
rondando el 10 por ciento, es lógicamente nuestro.

Al Senador Rodríguez Gómez, del Partido Popular, trataré de contestarle
al hilo de sus afirmaciones que han sido muchas. Sin duda alguna, el
mezclar lo político y lo económico es el signo de los tiempos. Cada vez
tenemos más necesidad de mezclar lo uno con lo otro. No hay economías sin
política y no hay política sin economía en el tiempo en el que estamos
viviendo. Cada vez más las variables económicas inciden más sobre la
política, y las variables políticas deben incidir más sobre lo económico;
quizás no inciden suficientemente en esta hora, pero lógicamente
tendremos que hablar de todas estas cosas.

Sobre la Unión Económica y Monetaria, en la parte primera de su
intervención, es decir, en la parte presente y no de perspectivas, sí le
quería hacer una matización. Entiendo, por la precisión con la que S. S.

usa las palabras y los términos --mucho mayor que la mía-- que S. S.

pertenece a esa distinguidísima rama del saber que es la Justicia o el
Derecho, aunque me puedo equivocar, pues yo no soy de esa rama del saber.

Mi lectura de la sentencia del Tribunal de Karlsruhe difiere algo de la
suya. Yo creo que una lectura apropiada de la sentencia del Tribunal de
Karlsruhe lo que dice prácticamente es que la parte dispositiva es
clarísima y la parte más literaria --si no le ofendo con esta
terminología del Derecho cogida por los pelos-- le diría que dice lo
mismo que diría cualquier Tribunal Constitucional de cualquier país de la
Unión Europea. Lo único que dice es que siempre quedará al país la
soberanía para hacer lo que crea que puede hacer según en qué momentos.

Por lo tanto, la sentencia del Tribunal no me ha chocado mucho, y creo
que tampoco les ha chocado mucho a los intérpretes alemanes más sensatos
que he visto. La parte dispositiva de la sentencia es clarísima y la
parte menos dispositiva o reflexiva incluso se puede compartir, porque lo
que viene a decir fundamentalmente es que para dar un paso más hacia una
Europa federal habrá que cambiar la Constitución. Como en este momento
nadie está pensando en dar ese salto hacia la federalización europea, no
plantea ningún problema. Digo más: si hubiera que dar ese paso, nosotros
también seguramente tendríamos que cambiar nuestra Constitución. Por lo
tanto, cualquier tribunal sensato seguramente opinaría de la misma
manera.

Sobre la segunda fase de la Unión Económica y Monetaria, creo que sí hay
capacidad para llevarla a la práctica, y tenemos la obligación de
llevarla a la práctica. Tenemos --insisto-- posibilidades de llevarla a
la práctica.




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Me pregunta si creo que en 1999 estaremos en condiciones de dar ese salto
con el número de países que puedan. Yo le voy a decir que sí. Me puede
decir que estoy haciendo una reflexión mezclando el deseo con mi
reflexión o al revés, pero me parece que es lo que debemos decir. Eso no
es voluntarismo, eso es fijarse objetivos, eso es tratar de desplegar el
vigor y la ambición colectiva de un país para ganar algunos retos y
algunos desafíos. Si no llegamos, tiempo tendremos para cambiar. Pero si
desde hoy decimos que no llegamos, seguro que no llegaremos. ¿Por qué no
hacemos el esfuerzo de prepararnos para llegar? Insisto: si no llegamos,
tiempo tendremos para cambiar y para decir que llegamos unos años
después. Pero permítame que insista, porque esto se lo he oído decir
muchas veces a su partido político. Yo creo --si me permite la
sugerencia, no la tome como un consejo ni a S. S. ni a los líderes
máximos de su partido-- que es mucho mejor ponernos a trabajar para
llegar, porque si vemos que no llegamos, tiempo tendremos para hacerlo.

En nada nos dificulta nuestra vida pelear contra el déficit público,
pelear contra una inflación desbocada y contra todas estas cosas. Nos
viene bien en general. Este es un país que tiene poca conciencia de la
dificultad que tiene esta batalla y esta lucha. Por lo tanto, el ponernos
a trabajar todos en esa dirección nos viene bien. Si al final del camino
llegamos a esa estación con un poquito de retraso, será lo mismo para
todos los países, porque si llegamos, todos lo haremos en una situación
más dificultosa, si es que se llega --en este momento no hay ningún país
que esté especialmente situado para llegar mejor, y podríamos
reconsiderar colectivamente en ese momento las fechas.

Sobre la política exterior y de seguridad común diré pocas cosas. Sí le
quiero decir que quizás hay una falta de información por mi parte o de
comprensión en los medios de comunicación. En ningún momento se ha dicho
--ni por el Presidente Mitterrand ni por nadie-- que haya que abrir los
corredores por la fuerza. Abrir los corredores humanitarios por la fuerza
no es en este momento la lógica en la que se mueve la Unión Europea ni se
ha movido nunca. Lo que sí está planteado en este momento en la acción
común es lo siguiente, de acuerdo con el general Cot y con el general
Briquemont, que son los dos generales que están sobre el terreno: la idea
es alcanzar un acuerdo para que la ayuda humanitaria llegue, haciendo ver
ante la opinión pública la responsabilidad de los mandos de los
contendientes, y actuar con la fuerza en el caso de aquellas personas que
no forman parte de los contendientes digamos normales, sino que forman
parte de francotiradores o de señores de la guerra. A ésos sí que hay que
hacerles responder de sus acciones y contra ésos sí que se puede actuar
por la fuerza. Le puedo decir que las fuerzas de Unprofor han actuado en
defensa propia en un número muy importante de veces --la cifra no la
tengo en la cabeza en este momento, pero se la puedo decir--, que se ha
actuado con gran contundencia y nunca ha habido respuesta por su parte.

Respecto a la Unión Europea Occidental, le diré que el lunes pasado
tuvimos la primera reunión de Ministros de Defensa y de Asuntos
Exteriores tras la ratificación del Tratado de la Unión, y hay un
documento --que no les he explicado en la tarde de hoy, porque creía que
lo conocían SS. SS., en otro momento lo puedo hacer-- donde se ponen de
manifiesto los compromisos y las obligaciones que la Unión Europea
Occidental tiene desde su nacimiento. Les puedo decir que, desde mi punto
de vista, la reunión fue extraordinariamente útil, que se tomó una
decisión --que puede ser importante-- de aproximación a otros países que
no forman parte de la Unión Europea Occidental pero que están deseando
aproximarse a ella, los países de Visegrad, a los que, como sabe S. S.,
en la cumbre de la Alianza Atlántica, en enero, se va a hacer una oferta
de partenariazgo --y siento tener que usar esta palabra que no me gusta
mucho, pero no encuentro otra--, y se les va a hacer alguna propuesta si
no mecánicamente calcada, de aproximación en algún sentido.

Con respecto al pilar de justicia e interior es verdad que los días 10 y
11 serán los días en que estas cuestiones se traten; no se van a tratar
en la cumbre. Y respecto al retraso de Francia en relación con el Acuerdo
de Schengen, ya conoce S. S. las razones: hay un debate constitucional
importante sobre el derecho de asilo.

Sobre la subsidiariedad, creo que el señor Presidente de esta Comisión,
que ha sido ponente en el órgano correspondiente, estará de acuerdo en
una parte de lo que ha dicho y matizará algunas otras cosas de las que S.

S. ha dicho. El dictamen del profesor García de Enterría --por el que
siento el máximo respeto--, sobre el artículo 3.B) no lo conozco y no sé,
por tanto, cuál es la interpretación que da, pero, lógicamente, el
artículo 3.B) es categórico, clarísimo, y debates hemos tenido en
Edimburgo, en los Consejos de Asuntos Generales sobre la interpretación
de dicho artículo 3.B). Si alguna luz nueva arroja el profesor García de
Enterría, sea bienvenida. Mucho me temo que, si es en la línea de lo que
S. S. ha explicado, más que luz está arrojando oscuridad.

Respecto a la ciudadanía, es verdad que Luxemburgo tiene el problema que
S. S. conoce, por el número de ciudadanos de otros países de la Unión que
viven en su seno. Ha llegado ya a un acuerdo con Portugal y creo que ese
problema se podrá resolver.

Sobre las instituciones, he contestado ya al Diputado, señor Molins,
respecto al tema de las mayorías cualificadas y minorías del bloqueo.

Creo que nos saldrá bien, estoy convencido de ello, y, por tanto,
trabajaremos en esa dirección. Lo que sí les aseguro es que les tendré
informados en los foros correspondientes, ya sea en esta Comisión, ya sea
a través de los portavoces, si alguna decisión hay que tomar con rapidez
sobre esa materia.

Sobre las perspectivas de justicia e interior, lo único que le puedo
decir es que la ley de asilo --la ley de asilo en España-- está en este
momento en trámite parlamentario, aunque no recuerdo exactamente en qué
momento procesal se encuentra. Es una buena ley --a mí me lo parece, por
lo menos-- y creo que, lógicamente, está imbuida de principios, que
espero que compartamos, de solidaridad, de respeto, de derechos humanos,
etcétera.

Respecto a la crisis económica y el Libro Blanco, S. S. plantea por qué
no se ha reflejado en el presupuesto el



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Libro Blanco. Es difícil hacerlo porque el Libro Blanco todavía no existe
y los presupuestos afortunadamente sí. Por tanto, tendríamos que ver cómo
podríamos compatibilizar algunos de los extremos. Pero sí le quiero decir
que pocas cosas del Libro Blanco se podrían haber incorporado en el
presupuesto, incluso si hubiéramos tenido tiempo útil. Como saben, el
Libro Blanco utiliza pocas cifras, es más un libro de filosofía y, por
tanto, sería muy difícil introducir en nuestros propios presupuestos
algunas de las cifras mantenidas. La filosofía que está contenida en el
Libro Blanco, en términos generales, sí creo que es compartida por la
mayor parte de los gobiernos de la Unión Europea, hasta este momento; no
sé cuál será la evolución posterior, hay todavía un par de semanas para
modificarlo, pero hasta este momento me parece que la filosofía sobre las
necesidades de modificaciones en las relaciones industriales de nuestros
países es compartida. Además, como S. S. sabe muy bien porque ha habido
una declaración formal del Gobierno, tendrá ocasión de debatir ese tema
en el próximo período de sesiones, porque el Gobierno se ha comprometido
a aprobarlo y a tenerlo en el Parlamento antes de que se inicie aquél e
irá en la línea que S. S. conoce, sobre los temas que se han puesto en la
mesa sobre el pacto social y sobre el dictamen que el Consejo Económico y
Social ha realizado ya sobre las modificaciones de las relaciones
industriales o del mercado laboral --como quieran llamarlo-- en nuestro
país.

Respecto a los criterios de convergencia ya he contestado anteriormente
y, por tanto, no me extiendo más. En cuanto al GATT comprendo la
preocupación que tiene, todos lo tenemos y nuestro deseo es que se cumpla
el fin de la Ronda en tiempo útil. Es verdad que no se acaba el mundo
porque no se apruebe el 15 de diciembre de 1993; lo que sí acaba es el
fast track, que no es el mundo pero que permite la posibilidad de que
haya una única votación para la aprobación. Si en el Congreso de los
Estados Unidos tienen que votar artículo por artículo, no sé si el
Presidente de la Comisión me dejará decir que Dios nos coja confesados.

(Risas.), pero sería dificilísimo que se aprobara en tiempo.

Respecto al Diputado señor Costa, he subrayado cuatro temas de su larga
intervención sobre los que quisiera hacer una reflexión. Si fracasa el
GATT, decía S. S., malísimo. Sin duda; he dicho que sería una mala
noticia, pero si tiene éxito el GATT tiene que ser un GATT equilibrado.

Evidentemente, en el transcurso de la negociación, como en todas, habrá
cosas que conseguiremos y otras que no. Sobre la ampliación y los
equilibrios institucionales ya he contestado. Esa es la posición que
tenemos en este momento.

Sobre la PESC pregunta S. S. si se recibe bien la cooperación en Oriente
Medio. La información que obra en nuestro poder, como S. S. sabe, es muy,
muy precisa. El problema con que en este momento nos encontramos es que
por razón de la rapidez con que se tiene que actuar, el receptáculo para
que la ayuda económica llegue de manera útil tarda en ponerse a punto.

Tenemos que ayudar incluso a poner a punto el receptáculo para que
llegue. Los plazos, los calendarios para la puesta en práctica del
Tratado de Jericó y Gaza son muy estrictos y hay que tratar de ayudar a
que exista una administración, un embrión al menos de lugar donde de una
manera útil, eficaz, pueda recibir los recursos que existen en este
momento. Existen recursos suficientes para poner en marcha algunos de los
mecanismos, pero hablando el otro día con el Presidente Arafat se da uno
cuenta de las dificultades extremas y del salto cualitativo que supone
dirigir una organización de resistencia a dirigir y poner en marcha una
organización que tiene que administrar un territorio y muchos recursos, y
estamos tratando de ayudar.

Sobre justicia e interior he pasado revista muy brevemente a lo que
pudiéramos llamar, por paralelismo, acciones comunes, aunque no es la
terminología adecuada, sobre las que va a actuar en este momento el
tercer pilar. Lo hará los días 10 y 11 de diciembre, cuando creo que es
la primera reunión para tratar estos temas.

Sobre fronteras exteriores, me pregunta si hay alguna dificultad para
España. Sí, la hay, y esa dificultad se llama Gibraltar. En tanto en
cuanto no tengamos una respuesta idónea a los problemas que plantea y,
sobre todo, el acuerdo sobre el aeropuerto, no podremos dar el paso para
que el tratado de fronteras exteriores pueda ser aprobado. Sus señorías
lo saben, la Presidencia lo sabe, la Comisión lo sabe. Esa posición va a
ser inamovible y debe serlo para España. Existe, además, una resolución
unánimemente aprobada por este Parlamento en el período de sesiones
anterior que, lógicamente, el Gobierno cumplirá.

Sobre el ejercicio de la transparencia, sin duda ninguna estoy seguro de
que lo que a la Presidencia de la Comisión le gustaría es que el
ejercicio de la transparencia se pudiera hacer con más Diputados, porque
cuanto más Diputados nos escuchen, más posibilidades hay de que esos
Diputados puedan a su vez hablar a otros, y de esa manera la sociedad
será más transparente.

Gracias, señor Presidente.




El señor PRESIDENTE: Gracias, señor Ministro, por su información, por las
respuestas a las numerosas preguntas. Recordando la cita orteguiana que
se ponía en boca del que fue Presidente del Congreso, yo creo que hoy
tenemos, los que quedamos en la sala, poca melancolía, porque hemos hecho
un trabajo útil. Le reitero muy sinceramente el agradecimiento por su
presencia, señor Ministro. Le deseo todo lo mejor en la preparación del
Consejo Europeo del día 10, del que yo no sé si saldrán soluciones
definitivas, pero al menos estoy seguro de que podremos encontrar salidas
para avanzar juntos en la buena dirección. (La señora Tocino
Biscarolasaga pide la palabra.)
¿Quiere la palabra para una cuestión de orden, señora Tocino?



La señora TOCINO BISCAROLASAGA: Casi parece de desorden, señor
Presidente.

Sin ánimo de réplica ni, desde luego, de polémica, quiero señalar que
nuestro Grupo ha considerado que no era necesario entrar en el tema
relativo a investigación y



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desarrollo, porque no era objeto de la comparecencia, pero dado que ha
habido respuesta del señor Ministro sobre el tema, a efectos
exclusivamente de que conste en acta, quiero decir que no compartimos la
afirmación que ha hecho el señor Ministro de que la culpa de que ahora no
exista la I+D la tiene la iniciativa privada, el tejido industrial, que,
desde luego, se está destruyendo por días en España, y habrá ocasión de
debatirlo. Tomamos buena nota de que el voluntarismo --lo ha dicho muy
bien el señor Ministro-- no hay que confundirlo con la fijación de
objetivos y lo que reclamamos es esa voluntad política de actuación ya
concreta en tantos y tantos temas como quedan por resolver.




El señor PRESIDENTE: Constará en el «Diario de Sesiones», señora Tocino.

Si no hay más asuntos que tratar, se levanta la sesión.




Eran las ocho horas y diez minutos de la noche.