Ruta de navegación

Publicaciones

DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 206, de 18/05/1994
PDF





CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Año 1994 V Legislatura Núm. 206
ECONOMIA, COMERCIO Y HACIENDA
PRESIDENTE: DON ANGEL MARTINEZ SANJUAN
Sesión núm. 21
celebrada el miércoles, 18 de mayo de 1994



ORDEN DEL DIA:
Comunicación del Gobierno relativa a la conclusión Ronda Uruguay del
Acuerdo General sobre los Aranceles Aduaneros y el Comercio (GATT), los
acuerdos adoptados y sus implicaciones generales para España. (Número de
expediente 200/000004.)
Comparecencia del señor Ministro de Comercio y Turismo (Gómez-Navarro
Navarrete), para informar del impacto que el Acuerdo General sobre los
Aranceles Aduaneros y el Comercio (GATT) tendrá sobre los diversos
sectores del comercio. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular.

(Número de expediente 213/000181.)



Se abre la sesión a las diez y cinco minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Se abre la sesión.

En primer lugar, tengo que comunicar que en relación al orden del día que
SS. SS. conocen, porque ha sido distribuido en casilleros, esta
Presidencia, en virtud del artículo 68, propone a SS. SS. la modificación
del orden del día en los términos siguientes.

La petición de comparecencia del Ministro de Comercio, así como en su día
la del Ministro de Economía en la Comisión de Economía para informar
sobre los acuerdos



Página 6308




del GATT y su incidencia o impacto en la economía española, fue
presentada por el Grupo Parlamentario Popular, así como otra petición de
comparecencia de ministros en toda una serie de comisiones sectoriales.

El debate sobre la interpelación del Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió) en el Pleno del Congreso de pasadas fechas dio
origen a unas propuestas de resolución en las que el Gobierno se
comprometía a enviar tres comunicaciones para informar sobre los acuerdos
del GATT en tres comisiones sectoriales: Comisión de Economía, con el
Ministro de Comercio; Comisión de Industria y en la Comisión de
Agricultura.

Sabiendo que el Gobierno podía comparecer, después de enviada la
comunicación, a lo largo de esta semana --concretamente en el día de
hoy-- de una forma oficial y formal, la comparecencia en la Comisión de
Economía de esta mañana tenía que realizarse en función de la única
«percha» jurídica que existía en la Comisión, que era la petición de
comparecencia del Ministro de Comercio por parte del Grupo Parlamentario
Popular, dado que, habiendo entrado en las Cortes la comunicación del
Gobierno, no había sido tramitada en el tiempo en que se pudo realizar el
orden del día en la Comisión de Economía. Sin embargo, esta advertencia
fue comunicada en la última reunión de Mesa y Junta de Portavoces, donde
se estableció el orden del día, y dado que ya está trasladada a los
grupos parlamentarios la información respecto a la comunicación del
Gobierno en relación al impacto del GATT, a efectos de discusión en esta
Comisión, es por lo que propongo a sus señorías la alteración del orden
del día, consistente en introducir como punto la comunicación y el debate
respecto a la incidencia del acuerdo del GATT en los diferentes sectores
del comercio a petición del Gobierno.

¿Sus señorías dan el consentimiento? (Pausa. El señor Molins i Amat pide
la palabra.)
Si les parece a sus señorías, de acuerdo con el artículo 68, una vez
aprobada la inclusión de este punto del orden del día...

Tiene la palabra el señor Molins.




El señor MOLINS I AMAT: Sobre este extremo no se le escapará a S. S. que
las peticiones de comparecencia que en este momento se acumulan en el
orden del día no sólo tienen orígenes distintos sino que se procede por
mecanismos reglamentarios diversos. Una es la petición de comparecencia
del Grupo Popular, que se produce de acuerdo con el artículo
correspondiente del Reglamento, y otra es la petición del Gobierno que,
de acuerdo --como usted explicaba muy bien-- con la interpelación del mes
de febrero ante el Pleno de la Cámara, se realiza a través del artículo
196, es decir, con una comunicación previa del Gobierno y con
presentación de resoluciones «a posteriori».

Nuestro Grupo no va a oponerse a la acumulación de los dos puntos en el
orden del día, pero sí quiere remarcar ante la Presidencia su desagrado
por la forma en que ésta se ha producido, por cuanto que es evidente que
no es lo mismo preparar un debate de comparecencia del señor Ministro que
preparar un debate tal como lo pretendía nuestro Grupo, y ese fue nuestro
interés en la interpelación realizada ante el Pleno: que pudiera
realizarse un intercambio de opiniones y que, a través de la comunicación
del Gobierno, no se hiciera tanto una valoración, digamos, general o
genérica de lo que es el acuerdo del GATT como la forma, en nuestro caso
concreto, es decir, para España, en que somos capaces de potenciar los
efectos positivos que indudablemente puede tener el acuerdo del GATT y,
sobre todo, de minimizar los posibles impactos negativos que pueda tener
el GATT. Son dos debates, entiendo, distintos y, sobre todo, quizá a los
Grupos pequeños nos pasan esas cosas, lo que no puede ser es que nos
enteremos prácticamente en este mismo momento, aunque ya sé que no es
así, señor Presidente, fue ayer, exactamente a las siete de la tarde, de
que se iban a acumular esos dos puntos del orden del día.

Insisto: nuestro Grupo no se opone a la acumulación de las dos, pero
quiere que quede constancia de nuestra queja por la forma en que ha sido
tramitado.




El señor PRESIDENTE: Esta Presidencia asume su responsabilidad en la
medida en que este procedimiento se ha producido en las circunstancias
que he explicado. Pero también insisto en que, conociéndose previamente
en la reunión de Mesa y portavoces que el Gobierno había solicitado esta
comparecencia y no habiendo una «percha» legal para poder tramitar el
orden del día con el punto propio de la comparecencia, era interés de
esta Presidencia alterarlo en el mismo momento en que lo estoy
planteando, por lo que la comparecencia del Grupo Parlamentario Popular,
que queda subsumida en la comunicación del Gobierno, se tramitará por los
artículos 196 y 197.

Dicho esto, señorías, esta Presidencia propone que el debate se realice
en atención a las circunstancias que se han producido en la
estructuración final del orden del día, con un criterio de máxima
flexibilidad en cuanto a los tiempos de los Grupos que deseen intervenir
o vayan a intervenir, dado que el Grupo Parlamentario Popular,
evidentemente, también había solicitado la comparecencia, en su turno de
fijación de posiciones y con el fin de que los grupos parlamentarios, a
la luz del Reglamento, artículos 196 y 197, en el trámite de esta
comparecencia, tengan el tiempo suficiente para estudiar, en primer
lugar, los términos en que se produce la comparecencia y, en segundo
lugar, la información que ha enviado el Gobierno y que ha sido completada
con los acuerdos del Consejo de Ministros que vienen en la revista de
Información Comercial Española, que está siendo distribuida.

Con el fin de madurar con el tiempo suficiente las propuestas de
resoluciones a que da o puede dar origen el trámite parlamentario, a la
luz de los artículos 196 y 197, esta Presidencia propone que el período
de tiempo entre la realización de este debate y la sugerencia o la
presentación de posibles propuestas de resolución con relación al debate
que se va a producir a lo largo de esta mañana haya un tiempo prudencial
y suficiente para que los Grupos Parlamentarios puedan estudiar, madurar
y proponer a esta Cámara, concretamente a esta Comisión, las propuestas
de resolución que estimen oportuno. Yo propondría que fuera hasta el día
31 de mayo. Es decir, creo que hay tiempo



Página 6309




suficiente para que los grupos parlamentarios puedan hacer un ejercicio
de maduración respecto a la información que se recibe y que se ha
recibido, a fin de que en el segundo debate tengamos el tiempo y el
sosiego suficiente para poder hacer las propuestas más eficaces por parte
de los grupos parlamentarios de esta Cámara. (El señor Aguirre pide la
palabra.)
Tiene la palabra el señor Aguirre.




El señor AGUIRRE RODRIGUEZ: He solicitado la palabra en un momento en el
que todavía no se había despejado una de las incógnitas relativas al
período y plazo necesario para presentar las propuestas de resolución,
pero en su propia exposición ha sido contestada mi interrogante.




El señor PRESIDENTE: La propuesta que ha hecho la Presidencia es una
sugerencia. Si los grupos parlamentarios estiman oportuno incluso ampliar
en una semana más, u otro tiempo, este período que yo he sugerido, que
podría ser el 31 de mayo, dado que las propuestas de resolución se
presentan a la Mesa de la Comisión y no a la Mesa del Congreso, con lo
cual evitamos un tiempo de tramitación innecesario para poder producir
este posterior debate, esta Presidencia estaría abierta a escuchar otras
propuestas de los grupos parlamentarios. (El señor Molins pide la
palabra.)
Tiene la palabra el señor Molins.




El señor MOLINS I AMAT: A nuestro Grupo Parlamentario le parecen
suficientes las fechas. Sobre todo, quisiera recordar el compromiso de la
Presidencia en cuanto a la flexibilidad en la aceptación de las
propuestas de resolución. Es decir, que mientras tengan relación con el
tema objeto de debate puedan ser admitidas, aunque no hayan sido objeto
de discusión en esta comparecencia por las razones que antes
comentábamos.




El señor PRESIDENTE: Concluido este trámite reglamentario, le doy la
palabra al señor Ministro para que haga la exposición, de acuerdo con el
artículo 196 del Reglamento.




El señor MINISTRO DE COMERCIO Y TURISMO (Gómez-Navarro Navarrete): Muchas
gracias, señor Presidente.

Yo no soy experto en el Reglamento de las Cámaras, por tanto no soy
entendido en qué Reglamento es uno y qué artículo es otro. Lo que sí
quiero decir es que estoy dispuesto a venir aquí las veces que haga falta
y, por tanto, estoy disponible para, si hoy, por los motivos que sean,
quizá por un cierto apresuramiento en la convocatoria, por lo que sea,
hay temas que no quedan suficientemente claros o que no se han podido ver
con el debido detalle, venir el día que se fije para completar esta
información.

El GATT y en lo que se va a convertir la Organización Mundial de Comercio
es un tema de extraordinaria complejidad, porque lo que intenta
establecer son las bases y la regulación de unas ciertas normas en las
que se basa el comercio mundial. Evidentemente, el comercio mundial es
uno de los elementos fundamentales del funcionamiento de la economía
productiva y, además, del bienestar de la gente. Es un comercio mundial
que ha crecido a partir de la segunda guerra mundial a tasas muy por
encima de lo que ha crecido la producción y que, por tanto, ha tenido un
papel muy importante y preponderante en el bienestar y en el desarrollo
de los años posteriores a la guerra mundial.

Voy a hacer una breve historia del GATT porque creo que tiene bastante
importancia lo que ha significado la Ronda Uruguay.

La economía keynesiana, las teorías de Keynes, hicieron ver muy
claramente que uno de los elementos fundamentales de la agudización de la
crisis de los años treinta fue el proteccionismo y las restricciones
comerciales. Por tanto, cuando termina la segunda guerra mundial, dentro
del planteamiento de las organizaciones internacionales que en el marco
de las Naciones Unidas, dependiendo de ella o independientes, planteaban
crearse, se pensó desde el primer momento en la creación de una
organización internacional del comercio y empezó a negociarse en el año
47, tanto en Ginebra como luego en la Conferencia de La Habana, lo que
fue después el GATT y lo que no fue la organización internacional de
comercio que se quería plantear en ese momento y hacer creer, que era una
organización que regulase el comercio.

El 1 de enero del 48 se firma el GATT. El GATT es un tratado que no crea
organización por la oposición norteamericana a la creación de la
organización internacional del comercio y a dotar al acuerdo de una
estructura que de verdad hiciese eficaz el tratado. Los americanos, desde
el primer momento, planteaban un conjunto de restricciones a la creación
del GATT y, por tanto, se crea el GATT, que ha cumplido un papel
importante --luego lo veremos-- fundamentalmente para eliminar
prohibiciones y restricciones al comercio y para actuar en una
consolidación a la baja de los aranceles como instrumento de defensa
comercial. El objetivo era, de alguna manera, intentar arancelizar al
máximo los instrumentos de defensa comercial, eliminando restricciones y
prohibiciones e intentar que los aranceles fuesen lo más bajos posible.

Se basó fundamentalmente en tres principios. El principio de
transparencia y publicidad de la normativa. El segundo, no discriminar
por el origen de la mercancía; por lo tanto, aplicar a todos los países
lo que se aplica al país mejor tratado, que es la cláusula de nación más
favorecida, y la no distinción entre producto nacional y producto
extranjero una vez importado, que es lo que se llama la cláusula de trato
nacional. Esos fueron los tres principios en que se basó el GATT desde su
constitución.

Lo que hubo después fue una negociación de concesiones y la consolidación
de las concesiones arancelarias para que no fuese posible cambiarlas al
alza.

Entre el año 47, en que se negocia en la Conferencia de La Habana la
creación del GATT, que entra en vigor el 1 de enero del 48, y el año 64
hay cinco rondas en que se mejora en todos estos aspectos, pero existe un
conjunto de limitaciones muy importantes.




Página 6310




En primer lugar, la exclusión del sector agropecuario. Desde el primer
momento los americanos, sobre todo allá por el año 55, excluyen
totalmente al sector agropecuario y, por lo tanto, los productos
agrícolas no entran nunca hasta esta Ronda Uruguay en el GATT. Desde el
año 46 al 64 pasa de 23 países, que son los fundacionales, a 45, por
tanto con unas determinadas limitaciones, porque en el 64 se está
produciendo la independencia, la descolonización, y todavía los países en
el mundo eran infinitamente menores de los que hay ahora.

En tercer lugar, el GATT tiene una limitación de partida y es que es
compatible con la regulación existente anteriormente en los países. Es
decir, que para el caso de que las normas del GATT no estén de acuerdo
con la regulación anterior, prima esta última y, por tanto, los países
pueden mantener su regulación actual aunque no esté conforme con el GATT.

Es lo que en términos no sólo técnicos, sino periodísticos, se llama
cláusula del abuelo. Es decir, la normativa de los abuelos se impone
sobre la normativa actual del GATT.

En cuarto lugar, que se podía entrar en el GATT a la carta. Quiere decir
que tú podías señalar en qué estabas de acuerdo, qué firmabas y qué
acordabas a la entrada del GATT y en qué no, con lo cual el conjunto de
la normativa no era asumida por todos los países y, por lo tanto, lo que
había era un caos enorme: en que qué parte le era aplicable a cada país,
qué había firmado cada uno. Y, en quinto lugar, que los Estados Unidos
desde el primer momento dijeron que su firma era un acuerdo del Ejecutivo
y no del Legislativo, con lo cual el Legislativo tenía capacidad de hacer
normativa independiente y por encima del GATT. Por tanto, mantenían
siempre la posibilidad de que el acuerdo lo había firmado el Ejecutivo
pero no el Legislativo, que no era un Tratado internacional y que, por
tanto, se encontraba libre el Legislativo para tomar las medidas de
defensa y protección comercial que considerase necesarias.

España entró en el GATT en julio de 1963, después ya como consecuencia de
todo el proceso de liberalización de final de los años cincuenta, y entre
el año 64 y 80 se negocia la Ronda Uruguay --entre el 64 y el 67--, que
es donde se da un gran impulso a la reducción de los aranceles. Hay un
importante proceso de avance en la reducción de los aranceles, pero se
mantiene que se siguen sin cubrir los productos agropecuarios. Se siguen
manteniendo crestas arancelarias muy altas, es decir, los productos
sensibles de cada país se protegen con aranceles muy altos. Se firma el
primer código «antidumping» y empieza el primer acuerdo excepcional de
textiles y algodón los años 61 y 62. Por lo tanto, empieza a desmarcarse
todo el sector textil del GATT con la firma del primer acuerdo sobre
algodón del año 61.

Del año 73 al 79 se negocia la Ronda Tokio. A principio justo se firma el
Acuerdo Multifibras, que ya segmenta y separa totalmente el textil de la
normativa del GATT. El Acuerdo Multifibras es un acuerdo muy complejo
porque es multilateral en que las concesiones que se hacen entre países
son diferentes entre cada uno y los demás; es decir, se crea un grupo de
los países que se consideran exportadores y otro de los que se consideran
importadores y hay un acuerdo de autorregulación y autolimitación en las
importaciones y, por tanto, lo que se hace es un acuerdo parcial que
retira totalmente del GATT todo el sector textil.

Siguen sin entrar los agropecuarios, sobre todo la agricultura y la
ganadería. Hay una bajada media de aranceles del 34 por ciento pero se
siguen manteniendo las crestas. Por lo tanto, sigue habiendo productos
muy sensibles que siguen extraordinariamente protegidos.

Por otro lado, ya a lo largo de estos años empieza a verse una
insuficiencia de la organización y una multiplicación de los
enfrentamientos. Con el crecimiento del comercio mundial se empieza a
vivir la experiencia de en qué medida el GATT llamado 47 es insuficiente
y en qué camino hay que ir para intentar resolver esos problemas.

Los países en desarrollo se van incorporando al GATT. Hacen un uso
extraordinariamente abusivo de la excepción por balanza de pagos. El GATT
preveía que se pudiesen limitar las importaciones cuando causaban un
perjuicio grave a la balanza de pagos y sobre todo los países en vías de
desarrollo empiezan a utilizarlo. Por ejemplo, Brasil es un país que ha
utilizado sistemáticamente ese sistema y cada vez que tenía déficit
comercial utilizaba la excepción por balanza de pagos para restringir
importaciones, con lo cual se ha hecho un uso abusivo de esta cláusula.

Por otro lado, el no funcionamiento del GATT a nivel mundial produce una
regionalización del comercio. Por ello, se aceleran las áreas de libre
comercio regionales, por tanto una intensificación de la regionalización
del comercio, y, por otra parte, el procedimiento de solución de
diferencias se convierte en insuficiente. No hay, de verdad, medios
suficientes para imponer a los países que en el sistema de solución de
diferencias resultan perjudicadores los acuerdos que puedan salir fruto
de un panel y, por lo tanto, empieza a crearse conciencia de una
insuficiencia de la organización y de los medios para la solución de
diferencias.

En el año 86 empieza en Punta del Este la negociación de la Ronda
Uruguay, y como entrada de la negociación sí que quiero hacer una
introducción sobre las condiciones de la negociación, que yo creo que es
muy importante tener en cuenta.

España se incorpora el año 86 a la Comunidad Europea y en la misma la
Comisión tiene competencias en política comercial. Por tanto, la que
negocia en nombre de los países es la Comisión. Los países no hemos sido
negociadores de la Ronda Uruguay, lo que hemos hecho es dar un mandato a
la Comisión de cuáles eran los límites de la negociación y en qué medida
y de qué forma tenía que defender los intereses de la Unión Europea como
una única institución. Por tanto ha sido el comisario Brittan
fundamentalmente el que ha sido el negociador, sobre todo en la última
fase, en nombre de la Unión Europea. Los países no hemos negociado, no
hemos estado en las reuniones negociadoras últimas de Ginebra, sino que
la posición europea se ha fijado en el Consejo de Bruselas de Asuntos
Generales.

Sí quiero resaltar que el problema que tenemos en la Unión Europea a la
hora de negociar cosas tan concretas como son las comerciales es que no
somos un país; no lo



Página 6311




somos. Estamos en un proceso de caminar hacia la Unión Europea, pero
tenemos una divergencia de intereses extraordinariamente notable. Es
decir, cualquier persona que haya asistido a un Consejo de este estilo en
Bruselas --probablemente, por lo que yo sé, de la agricultura todavía
más-- sabe que son «bofetadas limpias». Es decir, es claramente la
conciencia de que el esfuerzo que hay que recorrer para llegar a la Unión
Política y a la Unión Económica total es larguísimo; queda un enorme
esfuerzo, porque, al final, cada país defiende sus intereses particulares
y, por tanto, es: «¿Y cómo está lo mío?» Pero hay que confluir y
coincidir en mayorías que sean capaces de definir una posición de la
Unión Europea.

En ese marco hay generalmente dos bloques: los países que han elegido
como estrategia de país una posición básicamente liberal por dos motivos:
uno, porque el país ha tenido una estrategia básicamente comercial y no
productora y, por tanto, priman los intereses comerciales del país porque
la importancia del comercio en el PIB es extraordinariamente importante;
son países como Luxemburgo, Holanda, Inglaterra, donde claramente la
estrategia comercial y el comercio prima sobre los intereses del sector
productivo. Segundo, otros países que, por el «gap» tecnológico que
tienen sobre el resto de los países del mundo, defienden a ultranza
posiciones liberales, como es básicamente Alemania, cuya posición es de
fuerza porque tiene un nivel de desarrollo tecnológico más alto, no sólo
que los países subdesarrollados, sino inclusive dentro de Europa y, como
consecuencia, dentro de la Comisión Europea. Normalmente se forma un
bloque de los llamados países librecambistas a ultranza que son Alemania,
Inglaterra, Holanda y Luxemburgo, y en el cual suele participar en el
sector de productos agrícolas Dinamarca, porque a la hora de la verdad, a
pesar de ser muy librecambistas, cada uno defiende sus productos y cuando
llegan los problemas de la leche y la mantequilla los holandeses y los
daneses, que son muy liberales, se vuelven absolutamente restrictivos en
los temas en que se les toca el bolsillo. Pero, evidentemente, se crea un
margen.

Por otro lado, están los países que somos primordialmente productores,
frente a comercializadores. La cabeza es Francia, y son más los países
mediterráneos, con el apoyo en muchos casos de Bélgica, a pesar de que
éste es un país donde el comercio es muy importante, pero se mueve entre
los dos bandos. Y podíamos añadir en muchas ocasiones a Irlanda, pero
básicamente son Francia, Italia, España, Grecia y Portugal y en muchas
ocasiones Irlanda y Bélgica. Hay cinco países en un bloque, cinco en otro
y dos que se mueven entre uno y otro. Por tanto, los acuerdos y el
mandato a la Comisión han sido reuniones donde cada uno decía lo suyo,
pero para formar consensos era extraordinariamente difícil. Hasta tal
punto ha sido difícil, que eso que en muchas ocasiones ha sido imposible,
lo que ha permitido un margen de negociación mucho mayor al Comisario. Es
decir, cuando el mandato no es concreto, porque no hay manera de
concretar el mandato, porque los intereses planteados por cada país son
incompatibles con los de otros, al final hay un margen mucho mayor para
que el Comisario, que no tiene un mandato concreto, haga lo que considere
oportuno.

Esas han sido las bases y las condiciones de negociación y las
condiciones en que se está moviendo (no sólo en la negociación del GATT,
sino en todos los demás aspectos: en la firma de acuerdos preferenciales
y en todos los demás aspectos comerciales) la Comisión europea y, por
tanto, la Unión Europea. Hay claramente una diferenciación de bloques en
función de los intereses que ahí se están planteando en cada momento.

¿Cuáles son los objetivos de la posición española? España se planteó
fundamentalmente seis objetivos. El primero fue la defensa de los dos
--separémoslo en dos-- grandes seguimientos exportadores españoles que
son, por un lado, las frutas y hortalizas y, por otro lado, los coches.

Es decir, España entre esos dos productos concentra un porcentaje
altísimo de su exportación. Creo que frutas y hortalizas era un tema muy
complejo. Por otro lado, la negociación del GATT, como pasa siempre en la
Comunidad, se mezcla con las negociaciones intracomunitarias, porque al
ser un sistema de defensa comercial unificado, dentro de la Unión
Europea, no es separable lo que tú planteas al GATT. Esto es, lo que tú
planteas al GATT tiene que ser primero un tema de acuerdos
intracomunitarios. Por tanto, para poder presentar, en muchos aspectos,
unas propuestas razonables al GATT tenías que cambiar primero normativas
y planteamientos comunitarios. Por ejemplo, eso se planteaba
clarísimamente en las frutas y hortalizas. En productos básicos, las
exportaciones españolas como el tomate, el pepino y el calabacín, los
calendarios de protección que existían en la Comunidad Económica Europea
seguían siendo los anteriores a la integración de España. Eran, pues,
calendarios que fundamentalmente defendían a la producción francesa y
holandesa de la producción española. Es decir, cualquier sistema de
protección te obligaba; no valía para nada, si no se cambiaban los
calendarios. Era fundamental que los calendarios de protección que había
que presentar al GATT en Ginebra tenían que ser ya acomodados a la
realidad de los intereses españoles dentro de la propia Comunidad.

He de decir que los propios agricultores --tengo muchas reuniones con la
Federación de Exportaciones Agrícolas, con FEPEX-- eran pesimistas sobre
la posibilidad de conseguir ese objetivo porque se llevaba muchos años,
desde 1986 para acá, en una pelea sistemática que bloqueaban los países,
por decirlo de alguna manera, ligados a Holanda, que era el principal
defensor del calendario actual.

Por otro lado, en todas estas negociaciones --ello quiere decir siempre--
flotan también los acuerdos preferenciales que la Comunidad tiene que
firmar o que ha firmado ya. En los acuerdos preferenciales, que es lo que
se plantea siempre, la dinámica que se plantea siempre, los países que no
tienen producción similar con el país con el que se va a firmar el
acuerdo preferencial quieren hacer en el acuerdo, fundamentalmente,
concesiones comerciales y nada de esfuerzo financiero y económico. Los
países que compiten con esos países en productos lo que quieren hacer son
ayudas financieras y económicas y no concesiones comerciales. Nosotros
tenemos ejemplos clarísimos. Es



Página 6312




decir, en cuanto a la Europa del Este, los alemanes, que ven un futuro
competitivo en muchos de sus productos en la Europa del Este, eran
partidarios absolutos de concesiones económicas y no de concesiones
comerciales. Con Marruecos, Alemania, que no compite con los productos de
Marruecos, es partidaria de dar concesiones comerciales y ninguna
concesión económica. Nuestra posición es a la inversa. Queremos con
Marruecos un apoyo económico a su desarrollo y pocas concesiones
comerciales y, en cambio, con los países del Este estábamos en posición
diferente.

Eso es parte del debate mensual en los Consejos Europeos, donde, al
final, es una defensa de intereses contradictorios entre los países
miembros, siendo muy difícil, en muchas ocasiones, formar una mayoría
suficiente para tomar decisiones.

Los objetivos españoles fueron, por tanto, frutas y hortalizas, coches,
calzado, textiles, audiovisuales y el cambio de los instrumentos de
defensa comercial, tema que era fundamental. Es decir, en el sistema,
conforme se liberaliza más la economía europea, más necesario es tener
unos instrumentos de defensa comercial eficientes y eficaces que permitan
defenderte cuando hay un conjunto de elementos que te perjudican, bien
porque alguien no cumpla las reglas del comercio internacional, como en
caso del «dumping» a las subvenciones, o bien porque te causan,
cumpliendo las reglas como las cláusulas de salvaguardia, un daño
económico del que tú tienes que defenderte, aunque sea de forma
transitoria, durante un plazo transitorio.

El sistema de toma de decisiones comerciales dentro de la Comunidad era
por mayoría cualificada. Quiérese decir que para tomar una decisión se
requería el apoyo de 54 votos, con lo cual con 23 votos conseguías que no
se tomase ningún acuerdo. Antes era muy fácil producir una minoría de
bloqueo que impedía cualquier acuerdo de defensa comercial y cualquier
medida de defensa comercial. Por tanto, un elemento fundamental para la
posición española dentro de la Comunidad era tener una toma de decisiones
diferente, dentro de la Comisión, que permitiese la aplicación más eficaz
de instrumentos y de medidas de defensa comercial.

Esos fueron los seis objetivos fundamentales que España se planteó.

¿Quién fue nuestro aliado fundamental? Francia. Al final, España con
quien tiene intereses en común en mayor número de casos es con Francia,
sobre todo porque Francia es un país que mantiene sus posiciones. También
los tenemos muchas veces con Portugal, pero los países muy pequeños o con
poco peso, por decirlo de alguna manera en términos comunitarios, son muy
susceptibles a ofertas económicas concretas, lo que podíamos llamar en
términos vulgares --que no quiero que se utilice en términos textuales--
la compra del voto, que es claramente decir: Usted, como al final
significa muy poco, le doy tanto dinero entre ayudas de no sé qué y no sé
cuántos y cambia el voto porque el dinero que se le da compensa el
perjuicio que se le causa. En países grandes eso es muy difícil porque no
te pueden dar el dinero total del perjuicio que te causan.

En consecuencia, nuestro aliado fundamental fue Francia. Con Francia
nosotros adoptamos una posición de que ellos fundamentalmente defenderían
unas cosas y nosotros otras. Nosotros defendimos los calendarios,
defendimos los instrumentos de defensa comercial; y ellos defendieron
audiovisuales y, evidentemente, el tema de Blair House, en el cual estaba
metido el acuerdo agrícola general, en el cual teníamos intereses comunes
en un aspecto relativamente reducido: el interés común más importante
para nosotros era conseguir un acuerdo de compromiso de que se creasen
organizaciones comunes de mercado y que se aprobasen a corto plazo para
los productos mediterráneos, en que ellos nos defendían y estuvimos de
acuerdo, y, en segundo, que la cláusula de PAC del acuerdo de Blair House
no fuese sólo de seis años sino que se ampliase el plazo. El problema es
que el acuerdo de Blair House, tal como se planteó, era un acuerdo por
seis años que hacía compatible la política Agrícola Común, las PAC, y las
organizaciones comunes de mercado ya aprobadas y las por aprobar, así
como las políticas que ahí se definían y los instrumentos de apoyo que se
tenían en la agricultura, que en muchos casos en abstracto y en teoría
son incompatibles con la normativa general del GATT, no estuviesen
sometidas a posible revisión e impugnación en el plazo de seis años.

El acuerdo final elevó la cláusula del PAC a nueve años y se consiguieron
tres años más de compatibilidad absoluta entre la política agrícola de la
Comunidad y la norma general del GATT, lo cual quiere decir que dentro de
seis años hay que empezar a negociar otro acuerdo global agrícola. Aunque
la cláusula esté a nueve años tienes que prever como mínimo con tres años
de anticipación la renegociación de la política agrícola común y el
compromiso de la Comisión y del Consejo Europeo de la creación de nuevas
organizaciones comunes de mercado en todos los productos mediterráneos
que estuviesen sometidas a los mismos criterios de las otras
organizaciones comunes de mercado y tuviesen la financiación necesaria y
que, al mismo tiempo, defendiesen claramente la preferencia comunitaria.

Esos fueron los grandes objetivos.

¿Cuáles han sido los resultado de la Ronda? La Comunidad Europea es
claramente la zona más abierta del mundo, no sólo porque dentro de ella
está abierta sino porque por el sistema de preferencias generalizadas
otorgado a los países en vías de desarrollo, por la firma de acuerdos
preferenciales, con un conjunto de países cada vez más importantes, por
el sistema comercial que tiene establecido, es el mecanismo más abierto.

Por tanto, tenemos una economía abierta, no siendo viable políticamente
en este momento que pueda cambiar, sino que en la línea de la Comisión,
por impulso de los países que tienen mayor peso y por la línea de la
propia Comisión, es un proceso progresivo de liberalización. En
consecuencia, a la Unión Europea le interesaba más que a nadie la firma
de un acuerdo, porque el no acuerdo le mantenía abierto su mercado a
cambio de nada. Era absolutamente imposible de prever, en términos
políticos, que la firma del no acuerdo condujese a la creación de
restricciones comerciales en Europa.




Página 6313




Una vez que estaba planteado desde el punto de vista político y
estratégico en la mayor parte de los países de la Comunidad (entre otras
cosas por motivos muy claros: dentro de los seis principales exportadores
del mundo hay cuatro países grandes; es decir, los seis países primeros
exportadores mundiales son Estados Unidos, Japón, Alemania, Inglaterra,
Francia e Italia), la posición de esos países es bastante tendente a
tener un mercado abierto, modulado evidentemente entre franceses e
ingleses, por poner casos límites, por un lado, y en la apertura de
mercado, por otro. Europa tenía la posición clara de intentar conseguir a
toda costa que el acuerdo se firmase, porque la no firma del mismo a los
que ponía más en riesgo era a los países europeos. Los países europeos
tienen una deslocalización, una inversión internacional brutal y, por
tanto, tienen intereses ya en compañías no sólo dentro de sus propios
países sino dentro de los países del mundo, y les interesa un comercio lo
más abierto posible, introducirse donde les sea más rentable producir
para abastecer el mercado. Por tanto, la posición estratégica comunitaria
era la de firmar un acuerdo.

Los países en vías de desarrollo a toda costa querían firmar acuerdo
también. Las grandes dificultades del acuerdo han sido, en contra de lo
que ha aparecido en los medios de comunicación (porque yo creo que la
Unión Europea ha cuidado muy poco la comunicación de su posición) los
norteamericanos y los japoneses; eran los países más claramente
restrictivos a la firma del acuerdo y que más lo dificultaron hasta el
último momento. Lo que pasa es que mientras que Estados Unidos tiene una
posición común y sólo dice lo que le interesa decir, los países europeos,
que somos doce, cada uno al salir de cada reunión dice lo que a su país
le interesa, no los acuerdos que se han tomado, si es que se han tomado
acuerdos. Por tanto, la posición europea siempre está sometida a todo
tipo de conflictos internos, hasta el punto que el día 15 de abril se
firmó en Marrakech la conclusión de la Ronda Uruguay, todos los
documentos que se concluyeron, y el 14 por la noche, hasta las tantas de
la madrugada, todavía hubo una reunión europea de pelea interna con el
tema del banano y el plátano. Todavía los europeos daban el número y el
escándalo de que no teníamos una posición común porque el conjunto de
países que votaron en contra y que se oponen a la organización común de
mercado del banano querían plantear una salvedad en la firma de sus
acuerdos de la Ronda Uruguay sobre el tema del banano, tema absolutamente
inaceptable tanto legal como políticamente, porque eso lo podía hacer
cualquiera en la Comunidad que se quedase en minoría en una votación. Por
tanto, una vez tomada la decisión, y sobre todo en política comercial,
que la competencia es de la propia Comisión, era inviable absolutamente
el planteamiento de esas salvedades.

¿Qué sucede? Que eso se transmite a todo el resto de los países y todos
los países asumen, como colectivo de los países europeos, cualquier
dificultad que cualquier país miembro ponga en la apertura de sus
mercados. Al final, Europa está dando una imagen internacional de
cerrazón que no tiene de ninguna manera.

¿Qué se firma en la Ronda Uruguay? En primer lugar, la creación de la
Organización Mundial de Comercio, tema absolutamente fundamental. Los
americanos se opusieron hasta el último momento a la creación y al final
consiguieron cambiar el nombre, porque el nombre previsto no era
Organización Mundial de Comercio sino Organización Multilateral de
Comercio, donde claramente lo que se pretendía era que figurase la
palabra multilateral para dar el efecto absoluto de que se pasaba de una
relación bilateral en el campo del comercio a una multilateralización
total de las relaciones. Los americanos se opusieron absolutamente a eso
y, al final, se llegó a un acuerdo aceptable de la creación de la
Organización Mundial de Comercio que se llevaba el 95 por ciento de los
aspectos, pero que significaba un aspecto de excepción.

La Organización Mundial de Comercio tiene a partir de ahora un conjunto
de papeles importantísimos que luego mencionaré.

Se acuerda, por tanto, la creación de la Organización Mundial de
Comercio, se firma lo que se llama GATT 94, que es una renegociación de
los acuerdos generales del PAC frente a lo que se llama GATT 97 y se
firma un acuerdo general sobre comercio de servicios. Es la primera vez
que los servicios entran en una institución. Es verdad que en muchos de
los subapartados de los servicios los acuerdos concretos por subsectores
no se han firmado y que continúan negociándose, teniendo de plazo hasta
finales de 1996 para hacerlo, fundamentalmente en telecomunicaciones,
transporte marítimo, financieros y compras públicas. En esos cuatro
capítulos continúa una negociación que finalizará en 1996 para intentar
concretar acuerdos sobre esos aspectos. Lo que sí resulta muy importante
es que se aplican los principios generales del GATT a los servicios y
que, por tanto, se empieza a poner sobre la mesa este problema, que se
irá solucionando, como pasó con el comercio de mercancías, con la
experiencia a lo largo de un tiempo hasta conseguir que cada país vaya
incorporándose a lo que es acceso a mercado en condiciones competitivas.

Se firma un acuerdo sobre aspectos comerciales de derecho de propiedad
intelectual --tema importantísimo, sobre todo para países
desarrollados--, medida a la que se opusieron desde un primer momento los
países subdesarrollados, que planteaban que ya existía una organización
internacional dependiente de Naciones Unidas que trataba los derechos de
propiedad. ¿Por qué se oponen siempre a la unión de estos derechos de
propiedad intelectual con el comercio? Porque la organización de patentes
y marcas internacionales no tiene ningún instrumento coactivo para
imponer sus decisiones, mientras que lo que se aprueba ahora y lo que se
aprobó en la Ronda Uruguay del GATT establece el posible cruce de
represalias, por ejemplo de mercancías, por incumplimiento del derecho de
la propiedad intelectual. Es decir, si un país del Lejano Oriente está
sistemáticamente pirateando derechos de propiedad intelectual, tú puedes
aplicarle «retorsiones» en mercancías de su país y, por tanto, tienes una
capacidad importante de imponer los derechos de propiedad. Este es un
tema que se va a plantear de igual manera en el caso de las cláusulas
sociales. Los países en vías de desarrollo dicen que ya existe la OIT y
que, por tanto, la Organización Mundial de Comercio no tiene por qué
entrar en el tema de las cláusulas



Página 6314




sociales. El problema es el mismo: la Organización Internacional de
Trabajo no tiene ningún instrumento coactivo para obligar a cumplir esos
acuerdos porque, en primer lugar, los países pueden firmar o no firmar
los convenios y, en segundo lugar, aunque los firmen, no hay ningún
instrumento coactivo para hacer que esos países los cumplan, con lo cual
se plantea algo parecido.

Además de la firma de ese acuerdo de propiedad intelectual, que es una
novedad muy importante, se forma un entendimiento sobre el sistema
integrado de soluciones de diferencias, que es un mecanismo mucho más
potente para solucionar las diferencias y con más capacidad de presión
sobre los países miembros. Se forma un entendimiento sobre examen de
políticas comerciales de los países miembros, creándose una comisión de
políticas comerciales que, por decirlo de alguna manera, hace un examen
periódico a los países, pero sin ninguna capacidad coactiva, simplemente
como un elemento de análisis de esas políticas y para efectuar una serie
de recomendaciones sobre lo que parece lícito y no lícito --no sólo
contraviniendo al GATT, que podría ser de otro tipo-- y, al mismo tiempo,
se crea un «know-how» de la OMC que pueda transmitir esas políticas
comerciales a otros países. La periodicidad de ese examen depende del
nivel de desarrollo del país: los grandes países son examinados cada dos
años y los más subdesarrollados cada seis.

Se firman también cuatro acuerdos plurilaterales (plurilateral quiere
decir que no lo firman todos los países sino sólo los que quieren) que,
en gran medida, supone el mantenimiento de los ya existentes y que no se
han conseguido multilateralizar, como es el caso de compras públicas (al
no conseguirse multilateralizar y continuar la negociación se mantiene
como plurilateral mientras se negocia globalmente), aeronaves civiles,
lácteos y carne de bovino. Esto es lo que incluye el acta final que se ha
firmado.

El segundo aspecto que se ha firmado son las listas de compromisos de
reducciones arancelarias y eliminación de barreras no arancelarias, para
lo cual cada país ha tenido que hacer una oferta de reducción de
aranceles y de consolidación de esa reducción. Lo más importante para los
países desarrollados con respecto al avance en los países en vías de
desarrollo es que los aranceles, aunque hayan decrecido de forma
insatisfactoria en algunos aspectos para algunos países desarrollados, se
han consolidado, lo que quiere decir que no tiene vuelta atrás, o sea
que, una vez que está consolidado un arancel, no se puede subir, y que,
si se sube, hay que compensar al país perjudicado por el perjuicio
causado. El gran progreso, por ejemplo para un industrial español
--considerando a España como país desarrollado--, es que el marco se
estabiliza y sabe que no está sometido a que mañana un país en vías de
desarrollo o subdesarrollado, con el cual tiene un comercio estrecho,
considere que le está perjudicando y, como ha pasado millones de veces,
le incremente los aranceles un mil por mil, con lo cual le expulsa del
mercado porque, evidentemente, a esos precios no se puede vender. Por
tanto, la consolidación de los aranceles es un aspecto muy importante
para la estabilidad del mercado mundial.

En cuanto a las listas de compromisos de productos agropecuarios hay que
destacar la reducción de aranceles, la reducción de ayudas internas y las
subvenciones a la exportación. En el capítulo agrícola los aranceles era
algo secundario, lo que fundamentalmente se pretendía era eliminar
medidas restrictivas cuantitativas, es decir, tendencia a arancelizar
todos los productos, eliminando a su vez las subvenciones internas y
ayudas a la exportación. La gran batalla de la negociación agrícola fue
que, desde el primer momento, se estableció lo que se denominó la caja
verde, que era la que contenía las ayudas autorizadas, y la caja ámbar,
que era la que contenía las ayudas prohibidas; el debate fundamental era
qué ayudas entraban en la caja verde y qué ayudas entraban en la caja
ámbar.

A partir de ahí, la política agrícola va a tener que cambiar en todos los
países del mundo puesto que se va a pasar de una política de ayuda sobre
los precios y de garantías de precios al producto a una ayuda sobre la
hectárea, es decir, sobre la renta del agricultor. El objetivo primordial
del acuerdo agrícola era orientar por primera vez la producción agrícola
hacia el mercado, lo que significaba cambiar el sistema de precios
garantizados que hacía que un señor produjese una cosa aunque no se
vendiese y no tuviese mercado porque la subvención le permitía seguir
produciendo y generando unos recursos determinados, ya que se le
garantizaba la compra del producto, producto que nadie consumía o cuya
competitividad en el mercado mundial era absolutamente inaceptable. Lo
que se planteaba claramente era un cambio de política. Los americanos la
habían establecido ya antes que Europa y, por tanto, lo que se está
haciendo es seguir la línea americana de orientar el producto al mercado,
en la medida de lo posible, puesto que es verdad que hay muy pocos
productos agrícolas en los que la Comunidad puede ser competitiva con los
países del tercer mundo, que cuentan con una mano de obra barata, lo que
les permite establecer unos precios infinitamente inferiores. Por tanto,
lo que resultaba fundamental era que la ayuda a la hectárea (la ayuda a
la renta del agricultor) estuviese en la caja verde, cosa que aceptaba
Estados Unidos y los países europeos, si bien existían dificultades con
algunos países, entre otros el Grupo de Cairns y un conjunto de países
que no planteaban ese tema.

En segundo lugar, se planteó la reducción de las ayudas internas y las
subvenciones a la exportación. El gran debate planteado era en qué
porcentaje y en qué plazo había que reducir las exportaciones
subvencionadas; ése fue el primer acuerdo firmado con los americanos en
Blair House. Sin embargo, a algunos países europeos, sobre todo a
Francia, les parecía insuficiente, lo que significó que hubiese una
renegociación que condujo a la ampliación de la cláusula de paz de seis a
nueve años y a la interpretación del Acuerdo de Blair House en otros
aspectos, fundamentalmente en la inclusión o no de las ayudas
humanitarias y otro conjunto de medidas concretas, así como la reducción
en un porcentaje de la limitación de las exportaciones subvencionadas.

El cuarto aspecto que se firmaba eran las listas anejas de compromisos
iniciales asumidos en el sector servicios, es decir, eran las ofertas
presentadas, donde,



Página 6315




evidentemente, la sensación con respecto a las expectativas es que se ha
llegado a menos de lo que se esperaba. La verdad es que pensar que en una
primera vez que se negocian los servicios se iba a llegar a un nivel
parecido al de las mercancías, que ha tardado 46 años en avanzar, desde
el año 1947 hasta ahora, era bastante utópico. Por tanto, lo que ha
pasado con las mercancías ha sido relativamente normal. Además, los
intereses en la liberalización eran muy diferentes. Los norteamericanos
querían una liberalización absoluta del sector financiero y, en cambio,
no querían liberalizar nada el transporte marítimo, hasta el punto de
que, al final, consiguieron la concesión del resto de los países de
mantener en vigor la «Jones Act» que les permite mantener en exclusiva el
transporte de cabotaje americano para barcos construidos en los propios
Estados Unidos. Ha sido un acuerdo para un período temporal pero al final
se les han aceptado aspectos tan en contra de la línea de liberalización
de los servicios como es la «Jones Act».

¿Qué se ha cumplido de los objetivos planteados en todo esto? La creación
de la OMC; mejor acceso a mercados, de forma bastante importante; someter
el comercio a la competencia, a unas normas cada vez más estrictas en
todo el tema de subvenciones «antidumping» y de cláusula de salvaguardia;
que se integre el comercio, además, que lo han firmado 118, y, por tanto,
que el comercio, a través de la Ronda Uruguay ya es un comercio a nivel
mundial. No se trata de los 25 países del año 1947 o de los 45 países del
año 1964, sino que son prácticamente todos los países del mundo. Entre
los grandes países faltan por integrarse, pero están negociando ya su
integración, Rusia y China. Y, evidentemente, la negociación y las
condiciones de entrada de estos dos países en el GATT van a ser elementos
fundamentales en su futuro; es decir, las condiciones en que se integren
dos potencias de la importancia de Rusia y de China van a condicionar el
funcionamiento de la OMC.

Los principios en que se basa la nueva OMC son los que ya existían en el
antiguo GATT, pero, evidentemente, con la nueva creación del sistema de
resolución de diferencias, se incorpora que la solución se fuerce a que
sea pacífica y, por tanto, se eliminen los elementos de unilateralismo
que se venían aplicando.

Y no sé si al final de todo se consiguió que los americanos se obligasen
a cambiar su legislación comercial, ya que uno de los objetivos era
intentar que los americanos la reformasen, sobre todo la famosa Sección
301, que es la de medidas de retorsión. A lo que los americanos se han
comprometido es a aplicar la Sección 301 de acuerdo con las normas del
GATT. Por tanto, no tomará medida alguna si no es con la aplicación de
todos los sistemas de solución de diferencias del GATT. Pero,
evidentemente, no se han comprometido a la eliminación de su legislación
comercial independiente.

¿Cómo va a evolucionar en el futuro la OMC, que es un aspecto
fundamental? Esto depende muchísimo de la lealtad o no de la posición de
Estados Unidos. Si Estados Unidos juega lealmente a cumplir el espíritu
--no sólo lo firmado sino el espíritu-- de lo que ha sido la creación de
la Organización Mundial de Comercio, la Organización Mundial de Comercio
cumplirá sus fines y sus objetivos. Si los Estados Unidos, desde el
primer día, se vuelven renuentes y reticentes a cumplir esta filosofía,
la OMC llegará muy por debajo de los objetivos y de las ilusiones que ha
despertado. Porque, evidentemente, en la negociación cada grupo de países
ha mantenido posiciones diferentes. Desde el punto de vista de la
negociación grupo a grupo, creo que los grandes ganadores han sido los
Estados Unidos y la Unión Europea, que han obtenido muchas más
concesiones de las que ellos han hecho; y las concesiones que han hecho,
en la práctica, en la mayor parte de los sectores son poco relevantes,
mientras que han conseguido compromisos bastante importantes del resto de
los países.

Creo que les hemos entregado a todos este número del Boletín de
Información Comercial Española. Les quiero decir que nosotros hemos
estudiado todos los documentos que se han hecho en Europa y que ningún
documento tiene la extensión ni la profundidad cualitativa que tiene
éste; aquí no hay valoración cuantitativa. Pero sólo se han hecho
públicos dos informes en países de la Unión Europea, uno holandés y otro
danés. El informe holandés lo tenemos entero y, por tanto, si a alguien
le interesa se lo podemos proporcionar; del danés tenemos sólo resúmenes,
pero desde luego, tienen muy poco que ver con el nivel exhaustivo de este
informe. Quiero felicitar a todos los que lo han elaborado, porque aquel
que tenga la paciencia de leérselo entero --porque evidentemente hay
partes bastante abstrusas y técnicas que requieren estar muy interesado
en el asunto-- creo que le da una visión extraordinariamente rica de lo
que ha sido la negociación y de lo que se ha conseguido.

Desde el punto de vista de los objetivos españoles, ¿qué hemos
conseguido? Hemos conseguido que los coches se quedasen como estaban, que
era el objetivo, es decir con un arancel del 10 por ciento que no se ha
bajado. Hemos conseguido que en el calzado que produce España los
aranceles hayan bajado solamente del 20 al 17 por ciento, y, por tanto,
que no se hayan descrestado y que mantengan un arancel de lo más altos de
la Unión Europea. Hemos conseguido el cambio de los calendarios en frutas
y hortalizas y que la arancelización se mantenga en unos niveles de
protección similares a los que existían, sobre todo en tomate, pepino y
calabacín, porque algunos productos ya tenían precios de referencia y
aranceles bajos, por lo que estaban consolidados y eran intocables. Por
ejemplo, el pimiento, que era un producto que en España tenía interés,
era un tema imposible de abordar porque estaba ya consolidado; con la
lechuga pasaba lo mismo, y era otro producto interesante para España, y
en la fresa, que ya estaba arancelizada, hemos conseguido una reducción
muy pequeña de su arancel. Por tanto, los productos españoles importantes
de frutas y hortalizas han salido razonablemente bien.

Y cambiamos, no con el objetivo máximo pero sí con el objetivo
intermedio, los mecanismos de toma de decisión en los instrumentos de
defensa comercial comunitarios y una potenciación de las cláusulas de
salvaguardia, «antidumping» y antisubvención en el GATT. Es decir, en
este momento, la cláusula «antidumping» requiere minoría simple para
decidirse, y, por tanto, no hay ya minoría de



Página 6316




bloques de 23 votos, que era el problema fundamental anterior, así como
las cláusulas antisubvención. Es decir, se pueden aplicar medidas
«antidumping» y antisubvención dentro de la Comunidad por mayoría simple.

En cuanto a los audiovisuales conseguimos que no entrasen en el GATT. La
posición cambió mucho en audiovisuales. Inicialmente, a los únicos países
a quienes preocupaban eran España y Francia y luego le empezó a preocupar
a Bélgica. Y yo que he llegado a la negociación de la Ronda Uruguay en el
mes de octubre, pues a la primera ronda que he podido asistir fue en
septiembre de1 1993 y, por tanto, ya, en el último trimestre de la
negociación, observé que en septiembre de 1993 a los únicos países a
quienes interesaban los audiovisuales eran Francia y España, y los demás
países estaban al margen. A partir del desarrollo y la publicación, o la
filtración, del contenido de lo que se ha llamado el Libro Blanco de la
Comunidad, el Informe Delors, donde se planteaba que en la creación de
empleo en el futuro del sector audiovisual era uno de los grandes campos
de empleo, resulta que los países a los que no interesaba el tema de los
audiovisuales, de repente, descubrieron que era un campo fundamental. Y
el tema de los audiovisuales no ha entrado en la negociación del GATT, ha
quedado fuera. Quiere esto decir que se mantiene lo que existía en
comercio de mercancías, que eran las películas de cine, que figuraban en
el artículo 4.º del GATT, donde se permite la cuota de pantalla. Por
tanto, lo que hay que hacer es negociar para el futuro un acuerdo sobre
los audiovisuales, que en este momento no lo hay.

La posición española tiene un único tema, que puede ser débil si fuésemos
denunciados en un «panel» en el GATT, que es sobre cine: la implantación
de licencias de doblaje, en tanto en cuanto nuestra única defensa es que
la licencia de doblaje es una forma de cuota de pantalla, pero eso
tendría que aceptarlo un «panel» en el GATT y está por ver. Los demás
temas están dentro de la legalidad del GATT, al no haber entrado el de
los audiovisuales. Los americanos, que en un momento determinado parecían
dispuestos a firmar un acuerdo aceptable también para los europeos, al
final radicalizaron sus posiciones por problemas políticos internos. Es
decir, el peso del «lobby» de Hollywood en la Administración Clinton es
importantísimo y, por tanto, radicalizaron sus posiciones, lo cual
condujo a que no hubiese firma del acuerdo.

En textiles ¿qué se consiguió? En textiles se consiguió que el plazo de
entrada de los textiles se prolongase a diez años como plazo máximo. Por
lo tanto, los textiles se van a liberalizar. Entrarán de pleno en el GATT
en el plazo de 10 años. Pero se consiguió que el 49 por ciento no entrase
hasta el décimo año. Es decir, que hay un proceso progresivo: ahora entra
el 16 por ciento, el 17 por ciento dentro de tres años, el 18 por ciento
dentro de cuatro años y queda el 49 por ciento para el último año.

¿Se podía haber conseguido más en textiles? En toda negociación se gana
en unas cosas y se pierde en otras. Países que, en la lógica de esa
defensa de los intereses de cada país, tenían que haber jugado un papel
muy importante en textiles, como era Italia, al coincidir con toda la
crisis política del sistema italiano, no jugaron ningún papel en la
negociación. Italia ha sido un país ausente en la negociación del GATT.

Y, por lo tanto, países que tenían que haber apoyado una negociación más
dura en textiles no han actuado. Nosotros no teníamos más remedio que
abrir nuestro mercado, el conseguir 10 años fue una buena solución, pero
el problema es que teníamos que haber conseguido aperturas más
importantes en mercados terceros. Hemos conseguido una apertura muy
limitada en el mercado americano y todavía siguen negociando, no está
cerrada, las ofertas de Lejano Oriente. Es decir, todavía se sigue
negociando con Paquistán, con la India, con Indonesia, que son los países
fundamentales de Lejano Oriente. Por lo tanto, los textiles --si
queremos, luego hablaré-- es el sistema más afectado en la medida en que
cambia de régimen. Aquellos que simplemente tienen variación arancelaria,
ya están dentro de una libertad de mercado --hay una reducción de
aranceles; luego analizaremos cuál ha sido la reducción de aranceles y,
por tanto, cuál es el efecto que puede tener--, pero no tienen cambio de
sistema.

En la agricultura, en la que se ha avanzado sólo en una parte, y en
textiles, que ha sido en todo con un plazo de 10 años, hay un cambio de
sistema. El acuerdo multifibras era un acuerdo de contingentes y se pasa
a un sistema liberalizado. Aunque en este momento de la importación total
española de textiles sólo el 11 por ciento está contingentado, eso no
quiere decir que las importaciones sólo vayan a afectar al 11 por ciento.

Porque el sector más débil es el de la confección. Me dicen que ya se
está produciendo poca confección. Bueno, no es verdad que se esté
produciendo poca, pero, en cualquier caso, se arrastra la importación del
tejido del hilado. Es decir, que la confección viene ya con las materias
primas. Y, segundo, el que en este momento tenga sólo un 11 por ciento de
la importación es precisamente porque está contingentado, lo cual quiere
decir que cuando se eliminen los contingentes no sabremos si esa parte va
a pasar del 11 por ciento al 25 o en qué medida y de qué forma va a
crecer.

En cualquier caso, ahí estamos en un problema común como mínimo con tres
países, que yo creo que nos va a permitir hacer una política razonable
dentro del marco europeo, que son: Portugal, Francia e Italia, esos tres
países claramente, con un cambio de posición que puede ser significativo
e importante por parte inglesa, no sólo, por supuesto, si los laboristas
ganan las elecciones sino porque el «lobby» textil inglés, que ha tenido
muy poco peso en los últimos tiempos, ha empezado a movilizarse, a
dinamizarse y a darse cuenta de que su falta de presencia política le
puede y le está perjudicando gravemente. Por tanto, empresas claves en la
economía inglesa como es Mark & Spencer o un conjunto de empresas
empiezan a ejercer una presión política que dentro del propio gobierno
conservador podría tener más peso y hacerles adoptar posiciones menos
ultraliberales, por decirlo de alguna manera.

¿Cuál es el efecto cuantitativo que plantea la Ronda? Hoy les hemos
entregado un documento que hace una aproximación cuantitativa. En primer
lugar, las aproximaciones cuantitativas son extraordinariamente
difíciles, por eso nadie las hace. La que hizo la OCDE es una hipótesis
global a nivel mundial partiendo de un conjunto de



Página 6317




principios que no son aceptables ni rigurosamente científicos, por
ejemplo, que el crecimiento de la producción mundial se mantiene igual y
a los mismos precios, con independencia de la producción, cuando es
evidente que en la mayor parte de los productos, a partir de cierto
momento hay escasez de factores de producción y, por tanto, los precios
se disparan. Por tanto, todo el estudio de la OCDE crea un conjunto de
hipótesis que lo hacen inviable, pero significa una aproximación. Como
dato aproximativo, con todas hipótesis que baraja y con todos los
defectos en las hipótesis, significaba, en términos de bienestar mundial,
que la mejora que iba a suponer la Ronda Uruguay del GATT, en el caso de
una reducción del 50 por ciento de los aranceles y de que se aplicase la
liberalización al 100 por cien de los países del mundo, ascendería a
274.000 millones de dólares, que viene a ser --no me acuerdo de cuánto es
el PIB mundial-- algo por debajo del 2 por ciento del PIB mundial.

¿Qué efecto puede tener en España desde el punto de vista cuantitativo?
Nosotros hemos utilizado un instrumento de medición, que es el estudio
del arancel español y de los ingresos por aranceles. Y hemos comparado el
efecto que se produjo con la entrada de España en la Comisión Europea con
el efecto que se va a producir ahora.

En la página tercera tienen un cuadro que es muy significativo. España
importaba el año 1985, antes de la entrada en la Comisión, 5 billones de
pesetas y el año 1992 ha importado 10 billones de pesetas. Es decir, que
las importaciones han crecido un cien por cien. El arancel que teníamos
en el año 1985 era el 11,30 por ciento y después de la entrada en la
Comunidad --por lo tanto, el año 1992-- teníamos el 2,61, es decir, había
una bajada de casi 9 puntos del arancel, mientras que el arancel que
tendremos después de la Ronda Uruguay es el 1,71, lo que quiere decir que
el arancel sólo baja 0,9 puntos.

Si considerásemos, y también es una hipótesis falsa, el tope máximo del
efecto dañino que produciría la bajada de los aranceles y la apertura del
mercado, si lo que se ha producido entre 1985-91 (por tanto, como efecto
de la entrada en vigor en 1992, aunque no tenemos todavía los datos
definitivos de 1993 y no podemos hacerlo con 1992 en el que ya está el
mercado único, pues todavía en 1992 había pequeños aranceles, como por
ejemplo el del coche que estaba todavía al 2 por ciento); digo que si lo
que se produjo fue una duplicación con una bajada de 0,9, que es la
décima parte, significaría que se iría a un incremento del 10 por ciento
en las importaciones. Pero incluso la consideración que se puede hacer va
todavía más allá y está hecha en el texto que les hemos entregado. Las
restricciones cuantitativas en casi todos los productos caen entre 1985 y
1992, por lo que no es un tema sólo de bajada de aranceles, sino que hay
un proceso de eliminación de las restricciones cuantitativas, y, por lo
tanto, hay un proceso de liberalización extraordinariamente importante en
la economía española, más allá de lo que el arancel refleja.

El gran esfuerzo de España en su proceso de liberalización se ha
producido entre 1986 y 1992. Ha sido la integración en el mercado único
europeo. Ahí hemos tenido que pasar a arancel cero más del 50 por ciento
de las importaciones. Entre los productos comunitarios, los países con
los que se tienen sistemas de preferencias generalizadas y con los que se
tienen acuerdos preferenciales, bastante más del 50 por ciento de las
importaciones españolas están ya en arancel cero. Por lo tanto, no hay
ningún efecto. En la mayor parte de los productos estamos en aranceles
muy bajos. Un arancel muy bajo no elimina la importación. Un arancel del
33 por ciento lo bajas al dos por ciento y no hay una modificación
sustantiva en el comercio. Los aranceles muy altos son los
desincentivadores del comercio.

El intento de la Ronda Uruguay era el descreste de todos los aranceles
por encima del 15 por ciento y una rebaja de los aranceles, como mínimo,
del 33 por ciento. Pero el 33 por ciento no es lo mismo en un arancel del
20 por ciento que significa siete puntos, que en un arancel del dos que
significa el 0,6 por ciento. ¿Qué se ha hecho? La posición europea ha
sido la de defender los sectores sensibles y, por lo tanto, no se ha
descrestado. Los americanos no lo han hecho y los japoneses tampoco. Se
han producido descrestes pero limitados. Los productos más sensibles para
España en la mayor parte de los casos no se han descrestado. Por lo
tanto, mantenemos aranceles razonablemente defensivos en productos muy
sensibles al precio como el calzado. Los aranceles han bajado en
productos que ya eran muy bajos, con lo cual el porcentaje de bajada es
muy alto aunque a lo mejor resulta un punto, 0,5 o porcentajes similares.

Por lo tanto, la posición española creemos que es razonable y que no va a
producir efectos muy importantes, desde el punto de vista de la
importación. Dentro del estudio pueden ver que están desagregados el
sector agrícola, productos energéticos y el resto del sector industrial.

En el sector agrícola pueden ver en el cuadro que en 1992 teníamos un
arancel medio del 11,98 por ciento y pasamos al 8,15. En el tema agrícola
pasa como en el textil. El problema no van a ser los aranceles, sino la
progresiva liberalización. En el sector agrícola la liberalización que se
produce ahora es limitada, pero tenemos que tener la perspectiva de que
dentro de seis o nueve años, cuando se empiece a negociar de nuevo, ese
proceso va a ser progresivo si no hay una catástrofe mundial o algo que
en este momento no sea previsible. En productos energéticos la variación
es mínima. Teníamos un arancel de 0,36 y pasamos a 0,21. En el resto de
los productos energéticos no hay ninguna, además nosotros no somos
productores, pero sí hay un efecto de limitación a las subvenciones al
carbón y, por lo tanto, de limitaciones. En productos industriales
pasamos del 1,44 al 0,90, bajamos 0,5 por ciento el nivel medio de
aranceles. Esto quiere decir que los efectos, excepto sobre el sector
textil y algún otro como podría ser alguna parte del del juguete, van a
ser bastante poco significativos. Por lo tanto, creemos que el efecto
tanto cuantitativo como cualitativo, no es ni comparable. El cuantitativo
se mueve alrededor de un diez por ciento en lo que significó el ingreso
en la Comunidad Económica Europea y el cualitativo todavía menos. Insisto
en que pongo las excepciones del sector textil y del sector agrícola,
donde lo que se está produciendo es un cambio de sistemas.




Página 6318




En el sector agrícola se me ha olvidado citar el tema el plátano, que ya
saben ustedes que es extraordinariamente conflictivo. Lo he citado antes,
pero para que sepan cómo está les diré que la Unión Europea acordó una
organización común de mercado del plátano, con una ruptura interna
fortísima. Se consiguió porque los ingleses, frente a su situación
habitual, se cambiaron de bando. Los ingleses votaron a favor de la OCM y
eso generó la posibilidad de aprobarlo. Se opusieron a muerte alemanes,
holandeses, belgas, en este caso, daneses y luxemburgueses. Los belgas
estuvieron con el lado de los que se opusieron a la OCM del plátano. La
OCM del plátano estima que el mercado europeo del plátano se mueve entre
3.600.000 y 3.800.000 toneladas y cuantifica el mercado. Da 800.000
toneladas para el plátano comunitario, que fundamentalmente es Canarias,
que vienen a ser 400.000 toneladas, y las otras 400.000 están entre
Madeira, Guadalupe y Martinica, que son las posesiones francesas y
también las inglesas en lo que queda de territorios de ultramar. Da
800.000 toneladas a los ACP, a los países de Africa, Caribe y Pacífico,
que es lo que se hizo también en el gran apoyo francés, que no era sólo
Guadalupe y Martinica, sino el interés de la Convención de Lomé, y a los
ingleses por todo el Pacífico y Caribe. Establece un mercado libre de dos
millones de toneladas que se lo asigna entero a los países americanos.

Ese es el principio.

Pero el tema más conflictivo que se ha producido es que como eso
significaba una desconsolidación del arancel del plátano y había que
compensar a los países perjudicados, se cuotificaron por países los dos
millones de toneladas en función de las exportaciones de plátano a Europa
según las series históricas de los países. Eso genera, como cualquier
procedimiento de este tipo, una esclerosis que limita cualquier
posibilidad de acceso al mercado, por lo menos a corto plazo, a aquel que
no traficaba y no exportaba a Europa. Ha generado un agravio brutal en
algunos países, fundamentalmente en Ecuador que no es miembro del GATT.

Era el país que más crecía en la explotación de plátano, con una cuota
muy por debajo de sus exportaciones en el último año y, por lo tanto, muy
por debajo de su capacidad productiva. En este momento es el país más
competitivo y con costes de producción más bajos en el plátano. También
en Guatemala, que es un muy importante productor de plátano pero que
siempre había vendido en Estados Unidos y no había exportado a Europa y,
por tanto, le cierra el mercado. Antes tenía posibilidad de exportar y
prefería el mercado americano, pero ahora no tiene posibilidad de
hacerlo. En Méjico, que era un país que no era productor de plátano, pero
que había empezado a desarrollarlo, sobre todo en el estado de Chiapas.

Esto le genera además un problema social añadido porque le afecta a la
parte más subdesarrollada de su país.

Esta situación ha generado un conflicto enorme que ha conducido a un
«panel» en el GATT. El «panel» ha condenado a la Comisión Europea por
incumplimiento de las normas del GATT. Una parte, que es la de la
desconsolidación del arancel, se compensó con una oferta por parte de la
Comisión del crecimiento a la cuota americana de cien mil toneladas el
primer año y doscientas mil en el segundo, pero siguen pendientes de lo
que puede ser la vulneración del tratamiento de nación más favorecida,
desde el trato nacional, para el sistema de adjudicación de cuotas. Es un
tema que está en el aire. Los alemanes lo han impugnado en el Tribunal de
La Haya y hay un conflicto latente, pero no tanto porque explota cada
día. Las embajadas americanas y alemanas se han dedicado en todos los
países latinoamericanos a decir que ellos están a favor de la
liberalización y que somos los franceses y los españoles los responsables
de sus perjuicios en el plátano. Por lo tanto, es un tema que está muy
vivo. En todos los viajes a países iberoamericanos me ha salido el tema
del plátano. Es un tema muy mal explicado.

Evidentemente, la posición española es la de defensa de la producción
canaria, pero a España no le importaría tanto el cambio en el sistema de
adjudicación de licencia, aunque tiene una parte importante en la
adjudicación de licencias, porque los productores canarios tienen
licencias de casi 300.000 toneladas y, así pues, en este momento, la
renta del comercializador de plátanos y del agricultor canario, porque al
final una parte va a los agricultores, es, por un lado, la garantía de
entrada de 400.000 toneladas en el mercado y, en segundo lugar, la renta
que se produce por las licencias de comercialización, que en parte va a
los productores, en parte a los maduradores, en parte a los
comercializadores... Por tanto, es un tema extraordinariamente
conflictivo que en este momento está pendiente de la reclamación ante el
GATT, sobre todo de Méjico y Guatemala, porque Ecuador no es miembro del
GATT, aunque hay otros países que sí han firmado el acuerdo con la
Comunidad, que son: Colombia, Honduras, Costa Rica, Nicaragua y
Venezuela. Se mantienen en contra tres países importantes: Méjico, porque
es un país importante políticamente, con un peso histórico en las
instituciones internacionales importante, y aunque no es un productor
grande está en contra, y luego productores importantes como Guatemala y
Ecuador, país éste que se mueve en toda Europa, aunque no es miembro del
GATT y, por tanto, no tiene ningún derecho en el GATT.

¿Cómo valoraría el resultado global de la Ronda para Europa y para
España? Creo que es importantísima la creación del marco estable de la
OMC y del futuro hablábamos antes. Es muy importante la eliminación de
restricciones en terceros países y la consolidación de los aranceles y es
muy importante, desde el punto de vista europeo, el que se haya firmado
el acuerdo en las condiciones en que se ha firmado, esto nos parece que
es razonable.

¿Cuál es el futuro de España y qué problemas, por tanto, va a plantear
esto en España? El problema fundamental es que esto va a acrecentar el
problema que tiene ya la empresa española y que tiene que resolver que es
su competitividad internacional. El problema es que esto dice: Para el
que sea competitivo le va a ir mucho mejor, va a tener mercados más
abiertos, va a poder exportar más y, por tanto, le va a ir mucho mejor.

El problema es que al que ya no era competitivo o tenía problemas de
competitividad, aunque sólo sea un 10 por ciento en la caída del arancel
es un pasito más para su eliminación del mercado. Por



Página 6319




tanto, ¿qué es lo que hay que hacer en esto? Es fundamental crear un
marco de competitividad favorable para el funcionamiento de las empresas,
es decir, acrecentar la competitividad de las empresas. Creo que ésa es
la política, en primer lugar, fundamental. Pienso que ésa sería la
primera política que el Gobierno tiene que hacer y que está haciendo.

La competitividad al final está construida sobre un conjunto de factores.

Inciden en ella el coste del dinero, donde se ha actuado y ha habido una
rebaja espectacular en los tipos de interés; es decir, se ha cambiado de
forma radical la política de tipos de interés alto por una política de
tipos de interés bajo y, por tanto, ir conduciendo a que el coste del
dinero, que es un elemento muy importante en la competitividad de las
empresas, vaya decayendo, que haya un dinero más barato. En segundo
lugar, el mercado de trabajo. Es decir, nosotros no vamos a poder
--cuando digo nosotros digo España y Europa, los países desarrollados--
ser competitivos en productos que no sean de alta tecnología, si no
mejora significativamente la productividad. Creo que en la empresa
española, en general, hay un margen muy importante de mejora de la
productividad y, por tanto, el aspecto más resaltable de la reforma del
mercado de trabajo que se ha hecho es que la negociación colectiva hay
que llevarla al marco de la empresa para que sea ahí donde trabajadores y
empresarios se pongan de acuerdo en cómo conseguir que la empresa sea
competitiva. Creo que ese es el tema fundamental, lo que sería el
objetivo fundamental razonable por parte de empresarios y sindicatos de
negociar en el marco más próximo a la empresa los convenios colectivos y
que fuesen a los convenios colectivos los aspectos fundamentales de toda
la relación laboral y la competitividad de la empresa.

Los trabajadores, en este proceso de crisis que en este momento está
viviendo el país y que ha vivido, se han empezado a dar cuenta
clarísimamente de que una empresa perdiendo dinero es un síntoma de
despido y que, por tanto, los primeros interesados en que la empresa vaya
bien tienen que ser los trabajadores, porque son los que viven de la
empresa, y que hay que llegar a una política de negociación colectiva que
evidentemente haga partícipes a los trabajadores --y lo digo desde una
posición socialista-- de todo lo que la empresa genera, pero que al mismo
tiempo sean conscientes de que si una confrontación en el marco de la
empresa produce la desaparición de la misma, los primeros que pierden son
ellos y, por tanto, que hay que llegar no a una negociación de cúpula,
que conduce inevitablemente a una politización de la negociación
colectiva, sino a los marcos de los sectores e inclusive de sectores
provinciales y, en la medida en que sea posible, de empresas en la
negociación colectiva, porque habrá empresas en las que se puedan
conseguir subidas de salarios altos, porque tengan margen para ello y
hayan conseguido la productividad necesaria y, en el mismo sector y en la
misma provincia, probablemente haya empresas en las cuales no podrán
subir los salarios y tendrán que hacer un esfuerzo necesario, empresarios
y trabajadores, aportando cada uno lo que son sus obligaciones, para
mejorar la competitividad de la empresa.




El señor PRESIDENTE: Vaya terminando, señor Ministro.




El señor MINISTRO DE COMERCIO Y TURISMO (Gómez-Navarro Navarrete): Sí,
señor Presidente, pero tengo todavía para diez minutos, porque me queda
un aspecto importante.

Creo que hay un tema fundamental, una de las cuestiones en que España
está todavía peor, o que tiene planteamientos menos claros, que es el
desarrollo tecnológico, I+D, donde el porcentaje de sobreventas que la
empresa española dedica a I+D está muy por debajo de todos los países
desarrollados. Es decir, donde el esfuerzo más grande de I+D se sigue
haciendo desde el sector público y va dirigido fundamentalmente a
investigación básica y menos a desarrollo tecnológico. Por tanto, creo
que tenemos un «gap» importante en este tema.

Creo que hay que actuar sobre todo el tema de infraestructuras de
transportes; es decir, tenemos que tener unas infraestructuras que hagan
que las mercancías españolas puedan moverse y acceder a los mercados en
condiciones competitivas.

Creo que hay que actuar sobre la liberalización de todos los sectores
regulados que permitan que los costes de la energía en todas sus
variables y de las telecomunicaciones sean comparables a nuestros
sectores competitivos. Creo que hay que tener un tipo de cambio que
permita la mejora de nuestra competitividad; es decir, todos los países
orientales se han desarrollado sobre la base de un tipo de cambio
infravalorado y esto les ha ayudado a su desarrollo.

Luego tenemos el gran debate que está por hacer en este país en
profundidad sobre todo lo que significa la protección social, todo lo que
se incluye en los Presupuestos Generales del Estado; es decir, el
presupuesto público, todo lo que significa la protección social que un
país puede dar, debe pagar y puede hacer y el coste de la administración,
que significa un elemento más en el coste de las empresas. Creo que son
dos debates muy importantes a la hora de definir el marco de la
competitividad. Dentro de ello, evidentemente, cada empresario tiene el
papel de tener la tecnología necesaria y desarrollar su gestión de la
empresa con la eficiencia y la productividad necesarias para conducirla.

Por tanto, en primer lugar, marco general de la economía favorable a la
competitividad y, en segundo lugar, todo lo que son medidas concretas de
apoyo a la exportación. Creo que hay dos tipos de medidas concretas de
apoyo a la exportación: uno, el conjunto de medidas que aprobó el Consejo
de Ministros o las líneas de medidas de apoyo a la presencia exterior de
la empresa española. No voy a extenderme en ello, me hubiese gustado,
pero como me he enrollado demasiado sólo decir que se las hemos entregado
en el Boletín del ICE que tienen ustedes; segundo, la reforma de la
administración comercial española. Es decir, la administración comercial
española tiene que ser capaz de dar respuesta a lo que las empresas
necesitan hoy y eso significa una reforma en profundidad, tanto de la red
exterior, las oficinas comerciales en el exterior, como de la red
interior. Significa, al mismo tiempo, una necesidad básica de trabajar
conjuntamente con las comunidades autónomas y



Página 6320




con las Cámaras de Comercio. Es decir, creo que hay que potenciar al
máximo los papeles institucionales que cada una de las instituciones
tiene y coordinar el trabajo de cada una.

En el aspecto de la red exterior, en primer lugar, evidentemente la
Administración central es la que tiene la red más potente, porque no
tiene sentido que las comunidades autónomas monten redes para hacer lo
mismo que hacen las oficinas comerciales españolas del Estado. Eso no
significa que esté negando el que monten redes, además en todo caso
pueden hacer lo que quieran. Lo que quiero decir es que tiene sentido que
monten una red si los servicios que prestan son diferentes. En segundo
lugar, la red exterior tiene que ser una red coordinada que al final haga
lo que tiene que hacer.

La red exterior tiene que detectar oportunidades en los países donde esté
instalada para los productos españoles y la red interior lo que tiene que
hacer es ir a las empresas, casi a tirarles de las orejas, para animarles
a exportar, ayudarlas y asesorarlas. La cultura exportadora española es
muy baja, estamos en niveles ínfimamente bajos desde el punto de vista
exportador y, por lo tanto, tenemos que ir a que todas estas
oportunidades que se van a producir con la apertura de los mercados para
la exportación sean aprovechadas por las empresas y que no vean
simplemente el aspecto negativo de una mayor liberalización de nuestro
mercado, sino las posibilidades que tiene su apertura.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Gómez-Navarro.

¿Grupos que desean intervenir?
En primer lugar, tiene la palabra el señor Aguirre, representante del
Grupo Popular.




El señor AGUIRRE RODRIGUEZ: Mi Grupo no quiso intervenir en el turno de
los aspectos reglamentarios de esta comparecencia porque ya en su momento
entendió que no era razonable obstaculizar la acumulación de debate que
hoy se está produciendo, pero, a la vista del informe que nos acaba de
colocar el señor Ministro, tenemos que decir que el método atropellado
respeta bastante poco el debate de este Parlamento. Lo respeta bastante
poco o como mínimo pareciera que hay una intención de obstaculizar porque
sólo se nos entrega un documento a bote pronto sobre el que sólo podemos
ver, como muy bien ha dicho el Ministro: «Ustedes lo pueden ver».

Entenderá, señor Ministro, que estudiar el documento requiere, cuanto
menos, una lectura detenida, o dos lecturas. No sólo se nos entrega un
documento a bote pronto sino que el propio documento en uno de sus
párrafos, página 12, dice: «La conclusión que puede sacarse de este
análisis a vista de pájaro...» La frase lo define solito. Un documento
realizado a vista de pájaro.

No sólo se nos sorprende con este documento, sino que reconocerá conmigo
el señor Ministro que en la documentación que ha enviado a esta Cámara
bajo el título: Conclusión de la Ronda Uruguay y acuerdos adoptados y sus
implicaciones generales para España, en la parte final de este documento,
justamente en el último párrafo, se dice: «Como complemento a este
informe se adjuntan anexos I y II», en relación a la valoración de oferta
comunitaria en la Ronda Uruguay y a los análisis encargados por el
Ministerio de Comercio y Turismo sobre efectos e implicaciones de la
Ronda. Yo no sé cuántos miembros de esta Comisión han conseguido hacerse
con esos anexos, yo personalmente no los he recibido y soy miembro de
esta Comisión. Para mí esto, señor Ministro, es obstaculizar el debate de
este Parlamento.

Tengo que decirle que su exposición ha sido grata en lo cronológico,
grata en la narrativa, pero ha estado usted durante hora y media
exponiendo lo que, estoy absolutamente convencido, todos los miembros de
esta Comisión hemos podido leer. No nos ha añadido usted nada más que lo
que todavía no nos ha dado tiempo a leer detenidamente en esta
documentación. Eso sí, yo ya sabía que usted hoy nos iba a colocar o a
intentar colar dos aspectos que tienen una conexión lateral con el tema
de la Ronda Uruguay, como son el marco de competitividad y las medidas de
apoyo a la exportación. Era lógico que usted intentase hacer la mayor
propaganda que pudiera de las medidas y de sus opiniones al respecto.

Por lo tanto, señor Ministro, déjeme hacer constar la protesta formal de
mi Grupo por el sistema y el método con el que se facilita esta
documentación para el debate.

Si entramos en la materia concreta de la parte de la comparecencia que ha
solicitado el Grupo Popular, le diré que nunca hubiéramos pedido la
comparecencia para que nos leyera cuál ha sido la cronología y el
contenido de los acuerdos, porque documentos hay, y muy válidos. Sobre el
documento al que usted se refería en cuanto al contenido de los acuerdos
también tenemos que subrayar que es un documento que ilustra bastante,
pero nosotros queríamos una comparecencia, señor Ministro, donde nos
hiciera una valoración del impacto de la Ronda Uruguay en sectores
económicos, en productos y en regiones. En esta parte es evidente que
todavía no sé hasta qué detalle desciende este documento --ya lo
leeremos-- pero, también en una lectura a vista de pájaro, no me ha
parecido que se descienda a mucho detalle sobre los productos. Por lo
tanto, creo que esta comparecencia, por lo que respecta a la
cuantificación de este impacto, es una comparecencia incompleta.

Convendría, desde luego, remontarse al otoño de 1993, que, como muy bien
ha dicho usted, es su primera toma de contacto como Ministro con los
acuerdos y debates de la Ronda Uruguay, y recordar el espectáculo que
dieron en aquel otoño con las contradicciones que se contenían en las
declaraciones de tres ministros de un mismo Gobierno: Agricultura,
Exteriores y Comercio. Contradicciones que, para mí, lo único que
vinieron es a poner de manifiesto que España asistía a esta negociación
sin una estrategia en las negociaciones y, si me permite, que asistía en
algunas materias con un comportamiento remolque de otras delegaciones de
la Unión Europea.

Mi Grupo ya puso de manifiesto, en el único debate al que ha venido el
señor Serra a esta Cámara, para hablar del GATT --parece ser que esta
tarde va a venir a otro--, la satisfacción del Grupo Popular porque se
haya podido



Página 6321




alcanzar la firma de este acuerdo, aunque se haya conseguido con el
retraso que es de todos conocido, porque nosotros entendemos que todo
avance que camine hacia la liberalización del comercio internacional,
reforzando los sistemas multilatelares tiene que ser considerado
obligatoriamente de forma positiva. Pero cuando se pasa la euforia del
final del trabajo y de los esfuerzos realizados para poder sellar con una
firma el acuerdo y los logros en ámbitos significativos, también hay que
dejar señal de alguna decepción que pueda suponer el haber dejado en
suspenso temas relevantes. Entre los logros, coincidimos con el señor
Ministro en que probablemente la creación de la Organización Mundial del
Comercio sea uno de los más relevantes, pero también, entre las
decepciones, una de las más relevantes sea el escaso avance que se ha
producido en todo lo relativo al comercio de servicios.

Quisiera preguntarle, señor Ministro, si contaba el Gobierno en el
momento de las negociaciones con los estudios suficientes sobre el
impacto del GATT en los diferentes sectores y en las regiones económicas
españolas. Creo que la contestación, a la vista de lo que hemos podido
pulsar a través de iniciativas parlamentarias y a través de la propia
comparecencia del señor Serra en el Pleno, es que en ese momento el
Gobierno no contaba con esos estudios. A pesar de lo delicado de la
negociación de este Acuerdo, el Gobierno español ha acudido a estas
negociaciones a ciegas, lo que significa que la aportación a la misma ha
sido escasa y ya identifico y reitero que en algunos casos ha sido más
bien una aportación de remolque.

¿Qué cambios va a originar el acuerdo del GATT y de la Ronda Uruguay en
la estructura de las empresas españolas? ¿Qué cambios va a originar en la
producción, en la tecnología y en la innovación que necesitan nuestras
empresas? ¿Va a ser necesario, señor Ministro, después de esta Ronda que
actividades productivas que hoy se realizan en España se desplacen al
exterior? Parece desprenderse de sus palabras que para ambas preguntas
hay una contestación positiva que convendría que los sectores afectados
conocieran.

No se atenían a estudios previos del impacto. Nosotros, en aquella
ocasión, consideramos descabellada esta actitud, pero creemos que se
convierte en temeraria cuando podemos constatar que todavía, después de
la firma del Acuerdo, no se tienen estudios por sectores, por regiones,
del impacto y de las consecuencias de la firma de este Acuerdo. Le digo
que no se tienen porque el día 22 de diciembre de 1993 requerimos del
Gobierno un informe, sector por sector, de las consecuencias que para
España tiene el GATT, con el detalle del impacto regional. Han pasado los
meses que han pasado hasta mayo de 1993 y sobre esa solicitud de
información no hemos obtenido respuesta por parte del Gobierno.

Podríamos seguir detallando las informaciones que le hemos solicitado al
Gobierno con fecha 1 de febrero de 1994. Les hemos pedido información
sobre el impacto en el sector de distribución y se nos ha contestado que
en los términos de lo que les estamos pidiendo, es decir, el sector y su
impacto en productos y en regiones, no hay un informe. En el sector
turístico igualmente se nos contesta que no hay un informe. Sucesivamente
se nos contesta que no hay informes de estas características en el sector
del transporte aéreo, marítimo y terrestre, en el sector de
telecomunicaciones, en el sector del libro, en el sector bancario,
seguros y servicios financieros, sector de investigación científica y
técnica, sectores farmacéuticos y de productos sanitarios, sector textil,
automóvil, siderúrgico, químico, del vidrio, del cuero, de la pasta
papelera, de la construcción naval, de la electrónica, de la aeronáutica,
maderas, juguetes, de todo el sector agrícola, entrando en los detalles
de los cereales, los lácteos, el ovino, el porcino, el bovino, el
avícola, el pesquero, los espárragos, el vitivinícola, los frutos, los
cítricos, la horticultura y los frutos secos. Así hasta un total de 37
informes solicitados al Gobierno, a lo que se nos contesta que no hay esa
información.

Por lo tanto, si descabellado era afrontar esta negociación sin estos
informes, nos parece temeraria la actitud de, una vez firmados estos
acuerdos, no contar todavía con las consecuencias del impacto de la firma
de este Acuerdo.

Siguiendo la senda de las opiniones, señor Ministro, porque por lo que
vemos vamos a tener que estar hablando de opiniones, que no de estudios
cuantificados que por el momento brillan por su ausencia, no hemos podido
escuchar ni leer ningún pronunciamiento que niegue que la incidencia en
la agricultura y en el textil es negativa; doblemente negativa por el
beneficio o ventajas obtenidas en el extra-acuerdo para Francia en la
agricultura y para Portugal en el textil. Cierto es que quedan pendientes
los recortes y las medidas que se adopten en las nuevas organizaciones
comunes de mercado, pero, desde luego, señor Ministro, si la referencia
de nuestro planteamiento estratégico en esas negociaciones futuras tiene
que ser el resultado de las negociaciones con el GATT, creo que
tendremos, como mínimo, un mal antecedente.

Entendemos que el punto de partida nace de que nuestra economía está
sufriendo, como me parece que ha venido a decir, un «shock» de
competitividad generado, por un lado, por el proceso de apertura de los
mercados exteriores, iniciado con la adhesión de España a la Comunidad
Europea en 1986 y continuado con el Mercado Unico en 1993, el Acuerdo del
Espacio Económico Europeo, la ampliación de la Unidad Europea en 1995 y
ahora el Acuerdo GATT. Ahora bien, una política económica anterior, muy
cercana, muy próxima, que ha perjudicado claramente a los sectores
exportadores o a los sectores abiertos a la competencia exterior; una
política económica caracterizada por una fiscalidad expansiva y un
política monetaria contractiva que, unida a la ausencia de las reformas
estructurales, ha expulsado a estas empresas de los mercados, también por
los tipos de interés elevados que soportaban y por el tipo de cambio
sobreapreciado. Estos problemas de competitividad a los que usted ha
hecho mención, han quedado parcialmente ocultos por el alivio temporal
que ha supuesto la depreciación de la peseta, así como por el hundimiento
de las importaciones que ha provocado la recesión. Queremos advertir que
la corrección del desequilibrio exterior en 1933 no nos debe llevar a un
optimismo injustificado. Persisten los problemas de fondo que afectan a



Página 6322




nuestra competitividad y, no nos engañemos, gran parte de la mejora de la
competitividad que se ha podido registrar últimamente en los indicadores
es una mejora de la competitividad vía destrucción de empleo. Esa es la
razón principal por la que se ha ganado algún grado de productividad.

En definitiva, señor Ministro, creemos que seguimos sin obtener respuesta
cuantificada del impacto. Creemos que se produjo una negociación
claramente a ciegas, con actitud de remolque, tirados por los intereses
de otros países y creemos que si era descabellada esa actitud, el
continuar con la inexistencia de estos informes de impacto es una actitud
temeraria por parte del Gobierno. En cualquier caso, la Ronda Uruguay
tiene aspectos positivos que, lógicamente, tenemos que subrayar y
queremos hacer especial hincapié en la creación de la Organización
Mundial del Comercio, pero también queremos hacer especial hincapié en
que en las propias informaciones que figuran en los boletines de su
Ministerio se viene a advertir con toda nitidez --y, si me permite voy a
utilizar la lectura de algún párrafo de estas informaciones-- párrafos
tan significativos como el siguiente: Por lo que se refiere a las
repercusiones del Acuerdo en la economía española, un primer balance no
parece configurar un panorama alentador. Entre los aspectos positivos
figura, lógicamente, el de la OMC, pero entre los aspectos negativos pone
de manifiesto que el sector agrario resulta perjudicado. Lo mismo se
puede aplicar en el caso del sector textil.

Estoy leyendo el boletín económico del Icex, número 2.406, de 21 y 27 de
marzo de 1994, página 802 --si no está mal numerada--; acuerdo final de
la Ronda Uruguay, Boletín del Icex económico.

Por tanto, habla por sí solo el propio Boletín de su Ministerio. Reconoce
que, en un primer balance, no parece configurarse un panorama muy
alentador de la firma del acuerdo de la Ronda Uruguay y especialmente
menos alentador --y lo califica de perjudicial-- para el sector agrario y
para el sector textil.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo parlamentario Catalán (Convergència i
Unió), tiene la palabra el señor Molins.




El señor MOLINS I AMAT: Señor Presidente, quiero iniciar mi intervención
agradeciendo al Grupo parlamentario de Izquierda Unida-Iniciativa per
Catalunya que me ceda la palabra, porque tengo que ausentarme con toda
rapidez de la Comisión.

Yo también quisiera iniciar mi intervención expresando no una queja, sino
un lamento, en el sentido de que en la forma en que nuestro Grupo
parlamentario había planteado estos debates, a través de la interpelación
en el mes de febrero --como antes hacía referencia-- en el Pleno, lo que
pretendía precisamente era incitar al Gobierno a la realización de un
estudio muy pormenorizado sobre el impacto que estos acuerdos del GATT
--que en ese momento se daba ya por finalizada su discusión y por eso lo
hicimos a partir del 30 de abril, que era la fecha en que solicitábamos
informes para que ya estuviera incluso 15 días posteriores a la fecha
previsible de firma definitiva de los acuerdos del GATT--, para que el
Gobierno informara a la Cámara del impacto que sobre los diversos
sectores tenían la firma de esos acuerdos; es decir, no estábamos tan
interesados en la discusión y en el contenido de las discusiones, que de
ello podíamos informarnos a través de otros mecanismos, como del estudio
pormenorizado del impacto sobre los diversos sectores productivos que
esos acuerdos del GATT podían tener. Recordará el señor Ministro --porque
fue él, en nombre del Gobierno, quien respondió a nuestra interpelación--
que incluso incitábamos al Gobierno a que ese estudio del impacto --y ése
era nuestro interés-- lo pudieran realizar en contacto con los sectores
productivos del país que iban a ser los receptores de ese impacto.

Quisiera decir, precisamente por tratarse del señor Gómez-Navarro --a
quien en múltiples oportunidades he alabado la forma en que suele hacer
sus comparecencias en esta Cámara, y hoy lo voy a hacer también y después
lo oirá, que no siempre son acertadas las prácticas, que probablemente
compañeros de Gobierno le han notificado, respecto a cómo suelen hacerse
las comparecencias en esta Cámara. Yo creo que no es bueno eludir el
envío de documentación previa a la realización de la Comisión, porque,
por lo menos para los Grupos que venimos a estas comisiones con espíritu
positivo, es decir, con espíritu constructivo y no simplemente de
crítica, nos es muy útil contar con cuáles son los conocimientos del
Gobierno, que, obviamente, son siempre muy superiores a los nuestros,
para poder trabajar con ellos, por aquello de que siempre ven más dos
ojos que uno, nadie es poseedor en exclusiva de la verdad y siempre del
intercambio de opiniones podríamos salir todos beneficiados. Por ello,
siento mucho no haber recibido esta documentación, porque seguro que con
la documentación --ahora sí obra en nuestro poder--, podríamos haber
hecho, al menos por parte de nuestro Grupo parlamentario, una
intervención mucho más útil y mucho más productiva, hasta el punto de que
me permito, aceptando la propia intención del señor Ministro al inicio de
su intervención, recoger el ofrecimiento que ha hecho para realizar una
segunda comparecencia y en este sentido, quizás, cambiaría la propuesta
que hacía el señor Presidente de la Comisión al inicio de esta discusión,
que al menos para nuestro Grupo sería como útil una segunda comparecencia
del señor Ministro para entrar en los aspectos en los que hoy no ha
entrado y que a nuestro Grupo son los que más le interesan.

Y ahora voy al contenido concreto de la intervención del señor Ministro.

Le agradezco mucho la información que nos ha dado sobre el GATT, sobre la
forma en que ha evolucionado y por la forma en que lo hace. Aquí, vuelvo
a insistir, no estamos acostumbrados escuchar a Ministros a quienes les
«corte» --por usar expresiones que él también utiliza, como «enrollarse»
--y que hacen uso de un lenguaje tan diplomático que, a veces, no nos
enteramos de lo que piensan. El señor Ministro habla muy claro y yo se lo
agradezco muy particularmente. Nos ha hablado con mucha claridad de qué
es exactamente la Unión Europea y cómo se discuten las cosas a nivel de
la Unión Europea, cosa, por otra parte, bastante lógica y normal que sea
así;



Página 6323




pero no siempre se expresan los demás con esta rotundidad y con esta
claridad, y yo se lo agradezco muy particularmente.

Me hubiera gustado que en su intervención --que debería haber durado tres
horas-- haya hablado durante tanto tiempo de la información sobre el
GATT, pero, en cambio, ha liquidado en tres, cuatro o cinco minutos la
parte que a nosotros nos interesa en concreto; es decir, la parte sobre
la que usted no ha hablado es la que a nosotros nos interesa.

¿Cuál es la parte que a nosotros nos interesa? La que ha iniciado cinco
minutos antes de finalizar, probablemente también incitado por los
miembros de la propia Comisión, para que no se alargara demasiado, que
es, en definitiva, que el mundo va hacia el libre comercio --eso nos
interesa a todos--, hacia la apertura de fronteras y, por tanto, la
supervivencia de nuestro sistema económico productivo pasa por la
competitividad para, y a partir de ahí, desgranar todo lo que podemos y
debemos hacer, desde el Gobierno y desde las propias formaciones
políticas, en la sensibilización de nuestra sociedad, para que el futuro,
que puede ser mejor gracias a la firma de los acuerdos del GATT,
realmente lo sea para nosotros, para nuestra comunidad. En este sentido,
creo que hemos profundizado muy poco. Lo ha iniciado el señor Ministro:
ha hecho una referencia a la reforma laboral. Nosotros, que, como sabe el
señor Ministro, hemos sido claros y rotundos defensores de la reforma
laboral, nos sentimos con mayor capacidad para poder decir que no es todo
la reforma laboral, y que existen otras reformas, socialmente menos
conflictivas, que su impacto en beneficio de la economía productiva puede
ser superior incluso al de la reforma laboral, y que, siendo necesaria la
reforma laboral, existen otras tan o más necesarias y de menos impacto
social y, por tanto, que deberían ser emprendidas, como mínimo, con la
misma rotundidad con que se ha emprendido la reforma laboral. El señor
Ministro ha hecho referencia a algunas de ellas: desde el precio de la
energía, el coste del dinero hasta el tipo de cambio, etcétera; es decir,
son todo un conjunto de medidas que tienen impacto igualmente positivo
sobre la competitividad y que son necesarias abordar. Yo estoy de acuerdo
con el señor Ministro en que la reforma laboral era necesaria. Nuestras
reglas del juego deben ser en todos los campos, no sólo en el laboral,
idénticas a las de nuestros competidores.

No soy partidario de los que alegremente se apuntan a la deslocalización
industrial, como si fuera inevitable que, cuando los costes sociales son
superiores a los de otros países, nosotros ya no podemos ser un país
productor. Esto creo que es una falacia tremenda y de efectos
extraordinariamente negativos. Al contrario; lo que debemos hacer es
interrogarnos sobre por qué nuestros costes son superiores a los de otros
países e intentar utilizar unas reglas de juego que nos hagan
competitivos; no prescindir de esa posibilidad o hacer imposible esa
posibilidad y aceptar como inevitable la deslocalización industrial.

Voy a poner un ejemplo. Una empresa del ámbito territorial en el que me
muevo, «management-bay-out», ha pasado de pertenecer a una multinacional
a independizarse, es decir, ha sido adquirida por los gestores, a los que
yo mismo les preguntaba que por qué va a ser rentable ahora si no lo era
cuando pertenecía a la multinacional. ¿Vosotros creéis que podéis hacer
frente a la competencia --eso que nos sale casi inevitablemente-- en
costes laborales? El coste laboral, en este caso, es de un 5 por ciento;
ése no es el problema. Lo que no es capaz de soportar este producto es la
parte alícuota de los costes generales; el avión del ejecutivo, para
entendernos, me decía. Y es así. Muchas veces nos cerramos dando por
hecho que nuestra falta de competitividad deriva de los costes laborales
cuando, en muchísimos casos, los costes laborales conforman una parte del
coste del producto; pero no es eso ni la más importante ni lo más fácil
de cambiar, y a eso voy y en ello insisto.

Nuestro Grupo Parlamentario pidió, señor Ministro, y usted lo sabe muy
bien, tres debates concretos sobre el impacto del GATT: uno ante esta
Comisión en la vertiente del Comercio Exterior, otro en la Comisión de
Industria y otro en la Comisión de Agricultura. Por tanto --al menos ese
era nuestro objetivo--, en esta Comisión nuestro deseo sería hablar
fundamentalmente de aquello que desde el Ministerio cuya responsabilidad
usted ostenta, es decir, desde el Ministerio de Comercio, puede ayudar a
la globalización de nuestra economía en el sector exportador. Nuestro
interés fundamental está en el estudio de estas medidas. Es por eso que
--y aquí acabaría mi intervención-- nosotros pediremos una nueva
comparecencia. Creo que sería necesario para nosotros, antes de presentar
nuestras resoluciones, poder discutir en profundidad estas medidas, que
son las que fundamentalmente dependen de su Ministerio. Obviamente, no
dejaremos de hacer también comentarios generales, que usted, como miembro
del Gobierno, creo que puede introducir en las discusiones a nivel de
Gobierno global, pero sobre todo las más concretas de su Departamento y
de su responsabilidad, que son los instrumentos con los que debe contar
nuestra economía productiva para ir a esa realidad del mundo de hoy, que
es el mundo global, en el bien entendido de que si un producto español no
puede ser exportado, tarde o temprano dejará de poder ser vendido incluso
en el interior del país. Es decir, en un mundo abierto, un producto que
no es competitivo en el exterior, dejará de ser competitivo en el
interior, porque deberá enfrentarse exactamente a la misma competencia a
la que se enfrenta en el exterior. Como ya hoy nuestro mercado es el
mundo, nadie puede iniciar una actividad productiva pensando sólo en el
mercado interior español. Todo el mundo debe ser capaz de exportar y, por
tanto, debemos dar a nuestra economía productiva los instrumentos para
poder realizar esa función que, insisto, es la única que nos dará
garantía de que ciertamente ese producto puede existir como actividad
productiva y, por tanto, como actividad generadora de empleo, generadora
de producto interior, etcétera.

En definitiva, pues, agradecer la intervención del señor Ministro, creer
que me ha faltado la mitad de la intervención por la parte de las
medidas, que es en lo que nuestro Grupo tiene interés, y por eso ruego
una segunda comparecencia del señor Ministro, y disculparme por tener que
abandonar inmediatamente los trabajos de esta Comisión.

Muchas gracias, señor Presidente.




Página 6324




El señor PRESIDENTE: Entendería entonces esta Presidencia que la fecha
que ha dado anteriormente, de acuerdo con la propuesta que ha sugerido y
que lógicamente tiene que tener un trámite parlamentario, una fijación de
fechas, para completar esta información con las medidas recogidas como
acuerdo de Consejo de Ministros en el informe que ha sido distribuido hoy
en la revista de Información Comercial Española, que quizá la fecha que
hemos sugerido anteriormente de 12 días, es decir, el día 31 de mayo,
para la presentación de propuestas de resolución, me da la sensación de
que quedaría bastante escasa. Como yo también voy a tener que abandonar,
antes de terminar la Comisión, aunque estará dignamente presidida por el
Vicepresidente primero, me atrevo a sugerir que la fecha de 31 de mayo
que he dicho anteriormente pudiera ser ampliada al 15 de junio, para
poder tener básicamente una posibilidad de encaje de esta posible segunda
comparecencia en cuanto a la tramitación y en cuanto a encontrar una
fecha que al señor Ministro pudiera venirle bien. (El señor Molins i Amat
pide la palabra.)
Señor Molins.




El señor MOLINS I AMAT: Al menos por parte de nuestro Grupo lo que
desearíamos es, primero, que quedara fijada la comparecencia del señor
Ministro y, a partir de ahí, sería suficiente con siete o diez días de
tiempo para la presentación de resoluciones.




El señor PRESIDENTE: No fijaríamos fecha, sino que la dejaríamos abierta.

Por el Grupo Parlamentario de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya,
tiene la palabra el señor Espasa.




El señor ESPASA OLIVER: Gracias, señor Presidente.

Yo también quiero iniciar mi intervención señalando la dificultad de la
comparecencia del señor Ministro hoy y del debate en el seno de la
Comisión, por dos razones que él mismo señalaba y usted mismo, señor
Presidente: en primer lugar, la enorme importancia y complejidad del tema
que estamos abordando y, en segundo lugar, la dificultad que hemos tenido
al cambiar incluso la previsión del orden del día de la Comisión y el
arreglo que al final, por vía del consenso, estamos logrando en esta
comparecencia. Es decir considerarla una comparecencia que va a tener
continuidad y que va a tener una segunda etapa de realización, donde los
distintos Grupos podrán, además de presentar propuestas de resolución,
estudiar el conjunto de la documentación aportada por el Ministerio de
Comercio.

Yo he de decir que, aunque ha llegado tarde quizá, como algún portavoz ha
dicho, nunca es tarde si la dicha es buena. Yo quiero señalar que al
menos este Ministro nos ha aportado documentación en el momento de la
Comisión, cosa que no es frecuente que suceda en las comparecencias de
los Ministros, y quiero señalarlo y subrayarlo por si eso hace fortuna y
usted contagia a sus compañeros de Gobierno para que las comparecencias
se produzcan sobre documentos, si puede ser previamente repartidos, para
ahondar más en la calidad de la comparecencia, tanto del Ministro como de
los grupos de la oposición o de los grupos que apoyan al Gobierno.

Quiero subrayar también que a mi entender ha sido una intervención y una
información, la del señor Ministro, muy bien estructurada políticamente,
muy llana y yendo al fondo político de las cuestiones. Yo se lo
agradezco. Ha sido usted muy claro en las posiciones de la Unión Europea,
en las posiciones españolas --después le haré algunas preguntas al
respecto--, y ha sido usted tan claro como lo fue el día, creo que era la
víspera de la firma en Marrakech, cuando usted hacía unas declaraciones
que yo le agradecí, pero que quizá le puedan provocar a usted en el
futuro complicaciones. Usted decía --y después haré relato de ello en mi
intervención-- que qué suerte que íbamos a firmar el acuerdo del GATT
después de las devaluaciones de la peseta, porque si esto nos cogía antes
nos fundía. Algo así dijo usted en Marrakech. Le agradezco la franqueza
con la que hoy también se ha producido, pero mejor que sea usted franco
que no otra cosa.

Con ello quiero decir que uno de los aspectos fundamentales de la mejor
posición, que usted ha subrayado y que yo comparto, de España respecto de
la firma de la Ronda Uruguay es el cambio fundamental en dos elementos de
la política económica de los Gobiernos socialistas anteriores al que
usted ha pertenecido que parecían absolutamente inamovibles e intocables,
esto es, el alto precio del dinero, los altos tipos de interés de nuestro
país y la excesiva sobrevaloración de la peseta.

Esto se ha producido como consecuencia, no de cambios en la política del
Gobierno, sino desde fuera, al menos el cambio en el tipo de cambio --y
valga la redundancia--, y eso nos ha situado en mejor posición, y no lo
digo yo, sino que lo decía usted, si no con esas palabras que yo he
relatado, más o menos el núcleo de su declaración en Marrakech era éste:
qué suerte que ya tenemos la peseta situada donde debía estar. Hoy ha
añadido usted: Qué suerte que estamos haciendo una política de coste del
dinero mucho más realista. Yo añado: Qué fortuna que empecemos a ver que
no todo depende de los costes laborales cuando hablamos de
competitividad, sino que hay otros elementos, como el de la productividad
y otros muchos factores de producción y que no todo se agota en lo que
nosotros criticamos al anterior Ministro de Economía en lo que le
llamábamos su deriva asiática; es decir que todo dependía, y la reforma
laboral está ahí, de abaratar, al precio que sea y al coste que sea --y
nunca mejor dicho--, el coste del factor trabajo en el conjunto del
sistema productivo español. Pero después tendré ocasión de volver un poco
más sobre esto.

Sobre la información que usted nos ha dado, vamos a estudiarla para hacer
mejor nuestras propuestas de resolución, tanto la que ha comentado hoy
mismo como el boletín del Icex respecto a las medidas del Gobierno. No
podemos comentarlas ahora. Lo que voy a hacer es un comentario político y
algunas preguntas a lo que ha sido su relato y su intervención esta
mañana.

Yo estoy de acuerdo con usted, haciendo una visión a vuelo de pájaros,
sobre el acuerdo del GATT y su repercusión para nuestro país, que en el
aspecto cuantitativo no va



Página 6325




a ser muy importante; es decir que el choque importante se produce desde
1986 a 1992 y que los descrestes y las rebajas arancelarias que se van a
producir como consecuencia del GATT en el aspecto cuantitativo y, casi me
atrevería a decir, sector a sector, aunque hay algunos más sensibles
--agricultura y textil, que ya ha mencionado--, no van a ser realmente
muy importantes.

En los aspectos cuantitativos, también quisiera subrayar que la
pretendida bondad del acuerdo de la Ronda Uruguay sobre el crecimiento de
la producción mundial, usted mismo ya ha subrayado cómo los cálculos de
la OCDE eran absolutamente bastante insostenibles, por no decir
totalmente insostenibles, puesto que se basaban en hipótesis fijas y nada
hay fijo en producción y comercio internacional.

Volviendo a la mejor posición de nuestro país, está el cambio en la
situación de la balanza comercial española en el final del año anterior y
en este primer trimestre, cambios, como todos sabemos, aparejados al
cambio del valor de la peseta y al descenso del precio del dinero. Estos
son los dos factores fundamentales que han cambiado completamente el
sentido de la balanza comercial española y, por tanto, que nos sitúan
objetivamente mejor en una economía cada vez más abierta como es la
economía mundial; cambios que se han producido, al menos uno de ellos, en
contra de la voluntad política del propio Gobierno.

Antes de pasar a comentar su intervención, quisiera hacer alguna
valoración de tipo cualitativo. Sé que va a ser difícil y sé que no es
posible para un solo país ahondar en estos aspectos, pero la introducción
de la cláusula social en la Organización Mundial de Comercio, en nuestra
opinión, ha de ser un elemento fundamental de modulación de las
negociaciones cuantitativas en el ámbito del GATT, en el ámbito de los
paneles. Sabemos perfectamente la enorme complejidad que tiene la
creación de esos paneles, cómo se llega a acuerdos que puedan ser
coercitivos para otras partes, pero nos parece que un elemento
cualitativo fundamental que debe atemperar las ventajas cuantitativas del
GATT ha de ser la batalla por la cláusula social, digan lo que digan los
países en vías de desarrollo. Creo que ahí estamos ante un elemento de
tipo cualitativo que hay que defender de forma continuada.

Lo mismo diría respecto de la agricultura. Usted nos decía, como gran
beneficio, que hemos entrado en una vía de americanización de la
subvención a la agricultura, pasando de la subvención por precios a la
subvención de rentas o por hectárea. Esto, que puede ser positivo para
una visión global de la agricultura mundial, nosotros creemos (no sólo
nosotros, sino también los agricultores y el Gobierno francés, que así lo
ha defendido) que puede ser enormemente perjudicial para algo tan
importante y que forma parte de la identidad de los países como es la
propia existencia de la misma agricultura. Usted dice que si se
subvencionan precios acabamos produciendo productos no necesarios; si se
subvencionan hectáreas podemos acabar con todo el país en barbecho, toda
España, toda Francia y, al final, toda Europa. Estoy exagerando, pero es
evidente que ahí hay un peligro de tipo cualitativo, no cuantitativo, que
deberíamos atemperar con otras medidas; no nos vamos a oponer
radicalmente a que se pueda ir cambiando el sistema de subvenciones de la
caja verde de precios a hectáreas o de precios a rentas, pero ahí también
hay que valorar y buscar otros métodos que no nos lleven directamente al
barbecho por la vía de la subvención de rentas, dejando completamente al
lado la propia producción y cultivo del campo.

Respecto del descreste arancelario y la tendencia a arancelizar todos los
productos y subvención de rentas en lugar de subvención de precios a la
agricultura, habría que decir --usted lo ha citado-- cómo las otras
barreras de tipo técnico o de tipo cualitativo son y continúan siendo muy
utilizadas por muchos países; en ese punto no deberíamos ser ni
candorosos ni excesivamente hipócritas. Como diría Horacio: nada con
exceso. Ni excesiva candidez ni excesivo cinismo, porque es evidente que
lo que no está en el GATT está en otras muchas prácticas que llevan a que
no sólo países en vías de desarrollo, sino países como los seis que usted
ha citado como los más exportadores del mundo y que practican de forma
intensiva (por ejemplo, Italia) distintos mecanismos para proteger zonas
o segmentos importantes de su mercado interior, vía barreras técnicas,
vía homologación de productos; y no digamos ya Japón, que es el rey en
estas cuestiones. Usted decía que los más interesados en la Ronda eran la
Unión Europea y Estados Unidos (la Unión Europea por la forma en que lo
ha descrito, y en eso le doy la razón), pero Japón es el campeón de las
medidas técnicas y de las protecciones no defendibles desde lo que es la
lógica y la legalidad del GATT. Por tanto, mientras eso no se vaya
multilateralizando de verdad, como pretende el GATT y pretenderá la
Organización Mundial de Comercio, hemos de saber estar también en defensa
de nuestros sectores y productos (los que corresponda en cada caso), para
saber encontrar mecanismos que nos protejan. Yo creo que no será bueno
que, en nombre de la candidez, nosotros fuésemos los primeros abanderados
en defender la pureza del GATT, la multilateralidad del GATT, y eso nos
dejase desarmados en múltiples productos porque, al final, eso hunde
sectores, hunde empresas y, por tanto, crea más paro y destruye más
puestos de trabajo, cosa que ninguno de nosotros quisiéramos que
sucediese.

En cuanto a la posición de la Comunidad Europea y los países nacionales
en el GATT, me gustaría que explicase un poco más la doble posición que
tenemos. Usted ha dicho que negocia la Comunidad, pero los países
miembros son miembros del GATT en función de que eran GATT 47 y ahora son
GATT 94, y además hay que tener en cuenta, cuando estuvo el tema en su
nivel más álgido, la cuestión agrícola, la cuestión de la cláusula de
paz, Blair House, etcétera, la amenaza francesa de la silla vacía... Es
decir, aquí hay un equilibrio de tipo nacional o de estado que aún puede
ser utilizado, a pesar de que el señor Brittan fuera oficialmente el
negociador en nombre de la Comisión. Me gustaría que desgranase un poco
más qué recursos tenemos como país o como grupo de países respecto a
esta, entre comillas, «tiranía» o «no tiranía» de la Comisión Europea, y
le habla un convencido de la Unión Europea y del progreso en la
federalización y en la conversión de la Unión Europea en una sola voz,
pero en una sola voz cohesionada



Página 6326




y que respete los intereses de sus componentes. Mientras eso no sea así y
se dé esta doble presencia en el GATT, como comisión y como países
nacionales, me gustaría que explicase un poco más qué mecanismos tenemos
ahí de actuación y de defensa en estos dos polos que usted ha descrito
tan bien de países liberales y las razones por las que lo son (unos por
comercializadores, otros por productores de alta tecnología), y los
países productores.

Me gustaría también que explicase un poco más cuáles pueden ser los
mecanismos de defensa en el GATT, en la OMC, y desde Europa, de la no
extinción completa, como usted ha señalado, de la famosa 301 de Estados
Unidos. En qué medida vamos a ver qué va a pasar sobre si Estados Unidos
va a poder mantener ese doble juego de que el acuerdo lo ha firmado el
ejecutivo, pero el legislativo se reserva la posibilidad de la super 301.

En el tema de audiovisuales --quizá hoy no es el momento de insistir en
ello--, el acuerdo quedó como quedó, pero a nosotros nos pareció que
España había sido tímida en la defensa de lo que era la identidad
cultural española y europea. Usted nos ha pintado ahora un cuadro muy
bonito, si fuese cierto, cuando nos ha desvelado que habían hecho este
reparto semisecreto entre Francia y España sobre lo que defendían unos y
otros. Si fue así, bien está, aunque parece más una explicación «a
posteriori» que algo que fuese real, pero me gustaría que sobre ello nos
explicase un poco más, porque la imagen que han dado ustedes como
Gobierno ha sido que, tanto en los temas agrícolas, como en los de
audiovisuales, o como en los temas de calendarios y defensa comercial,
quien salía políticamente beneficiada ante su opinión nacional e
internacional, en la defensa de la identidad de país agrícola era Francia
y no España. Usted dice que existía un reparto de papeles. Pues bien, a
ustedes les tocó el papel del disfraz o del antifaz, porque no se les vio
tanto; sería bueno que explicase un poco más esta cuestión.

Quiero terminar, señor Presidente, puesto que me reservo, después de un
mayor estudio de todos los documentos, para la próxima sesión, con
propuestas de resolución y comparecencia del señor Ministro, volviendo
otra vez a una valoración de tipo cualitativo en el tema servicios. En el
tema servicios, el Ministro presentaba también como un gran avance el
hecho de que se haya incorporado el GATT a la firma de Marrakech. Es
verdad que la lista es aún un poco escasa; hemos tardado 40 años en
arancelizar mercancías y no vamos a hacer lo mismo con los servicios en
mucho menos tiempo, pero yo aquí añadiría también una reflexión de tipo
cualitativo y político. Creo que los servicios, en lo que respecta tanto
a la aportación al producto interior bruto de cada país como a lo que es
la conformación de su identidad cultural y nacional, tienen un aspecto
cualitativamente distinto al de las mercancías, y me gustaría saber si el
Gobierno va a tener una actitud de mera similitud a lo que ha sido el
trabajo negociador en el campo de las mercancías. Creo que hay que hacer
distingos muy claros. Se han hecho ya en el campo audiovisual, pero hay
otros, como el financiero e incluso el de los servicios, por ejemplo, las
consultorías de abogacía o de arquitectura, etcétera, que conforman la
identidad cultural de un país desarrollado o en vías de desarrollo.

Imagínense ustedes lo que puede representar una liberalización total de
servicios y que desde un despacho estupendo de arquitectos de Nueva York
se puedan proyectar todos los centros de las ciudades de Latinoamérica,
de Europa o de donde sea. Por la vía de la globalización del comercio, en
el caso de los servicios --pongo el ejemplo de los gabinetes de
arquitectura o de los jurídicos--, podemos llegar a un sin sentido
bastante considerable respecto a elementos quizá más intangibles que la
producción de mercancías, pero que también conforman la identidad de los
países. Y sé que a eso no sólo los países «viejos» --entre comillas--
europeos, sino también los países en vías de desarrollo, le prestan una
enorme atención y tienen una gran prevención sobre esta posible
uniformización de la liberalización de los servicios. Sé que esto no
figura en la agenda, que aún va para largo, pero hay que ver un poco con
qué espíritu se avanzará en esta línea.

Señor Presidente, en esta primera intervención nada más quiero añadir,
sino agradecer la exposición del señor Ministro y los documentos
aportados y comprometernos a una más pormenorizada intervención y
propuestas en la segunda comparecencia.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Vasco (PNV), tiene la palabra el señor
Gatzagaetxebarria.




El señor GATZAGAETXEBARRIA BASTIDA: En primer lugar, quiero agradecer al
señor Ministro, en nombre de mi Grupo, la extensa y densa información que
nos ha dado. Nos parecen oportunos el tono, la pedagogía y el carácter
didáctico que ha tenido su exposición, y también le agradecería la
sinceridad que en determinadas cuestiones ha dejado traslucir a los
Diputados presentes en esta Cámara. Y nuestro Grupo también le pediría,
si es posible, que para posteriores ocasiones se pudiera suministrar a
los grupos parlamentarios la información que se suministra a lo largo o
al comienzo de cada Comisión, puesto que, en definitiva, lo que
pretendemos los grupos parlamentarios es hacer una labor de formación de
opinión y, en su caso, contribuir desde una situación racional y
constructiva a que el Estado y el Gobierno tengan apoyo parlamentario
para defender un tema de tanta envergadura como el que estamos
debatiendo.

Decía el lunes pasado el Embajador de Estados Unidos en España, Richard
N. Gardner, que el GATT era un tema tan complejo que solamente siete
personas en el mundo, a su juicio, conocían, con contenido y con
profundidad, sus entresijos. Evidentemente, el señor Gardner, persona
experimentada en el asesoramiento comercial, tiene más motivos para
conocer el tema del GATT que los grupos parlamentarios que estamos en
este momento en la Cámara. Realmente es complejo y a nosotros --se lo
reitero, señor Ministro-- nos parece muy pedagógico el tono que ha
utilizado y por ello nos congratulamos.

Desde el Grupo Vasco, la valoración que haría es que el consenso o el
acuerdo alcanzados entre los Estados Unidos y la Unión Europea en un
primer escalón, y en un segundo, multilateralmente, entre el resto de los
países, nos parecen,



Página 6327




en términos generales, positivos. Creemos que ha prevalecido la sensatez
y la responsabilidad, como debía ser en un asunto de esta trascendencia,
pues es más lo que tenían en común las partes negociadoras que lo que les
separaba y, al final, se ha pactado--y nos parece apolíticamente
correcto-- dejar fuera los puntos de desacuerdo o de diferencia, como el
sector terciario audiovisual y la ampliación del calendario, para
continuar las negociaciones en sectores como la aeronáutica y los
servicios financieros.

Nos parece que la liberalización del comercio mundial va a suponer un
aumento de la actividad económica internacional y que será elemento de
consideración en la reactivación de la economía europea y mundial. Y lo
explicamos porque la Unión Europea es el primer exportador del mundo. Las
exportaciones suponen el 35 por ciento del PIB de la Unión Europea. Es
decir, algo más de un tercio de la riqueza que produce la Unión tiene en
las exportaciones su razón de ser. Por ello, al liberalizarse el comercio
mundial, los europeos creemos que consolidaremos una de nuestras
principales fuentes de riqueza.

También podemos considerar que el mundo subdesarrollado va a ser el
segundo beneficiario del acuerdo, porque las grandes áreas comerciales,
como son la Unión Europea y el espacio de libre comercio norteamericano,
creado por el Tratado de Libre Comercio, y Japón, eliminarán medidas
proteccionistas. En España --y usted también lo decía-- el acuerdo del
GATT nos parece que, con carácter general, va a ser positivo, porque
España tiene un importante volumen de exportaciones, constituyendo el
comercio exterior un 24 por ciento, aproximadamente, del PIB español y
siendo en el sector de los servicios donde se genera un beneficio mayor,
debido a que se trata de un sector competitivo.

No obstante, como le indicaré con posterioridad, hay algún aspecto
sombrío, como usted también indicaba, en el ámbito del sector primario
agrícola.

También nos parece positivo para España el acuerdo, porque puede permitir
importar en condiciones económicas más favorables aparatos electrónicos,
informática, maquinaria, etcétera. Además, se produce un efecto
indirecto, y es que, al liberalizarse el comercio en los mercados
mundiales, las economías de los Estados de la Unión tienen un mayor
abanico de actuación, que también se produce para la economía española.

Las negociaciones para el acuerdo han sido --como usted también
señalaba-- costosas, porque han prevalecido y primado intereses
sectoriales, muchas veces contradictorios, divergentes, sobre el interés
general, pero creemos que el acuerdo impulsará la economía mundial
creando las condiciones, la base y el soporte para el crecimiento
económico y las inversiones.

También puede ser pronto, desde la posición de nuestro Grupo
Parlamentario, para hacer un balance más detenido en cada uno de los
sectores, pero creemos que, al disminuir el nivel de protección exterior,
se va a facilitar el acceso a otros mercados y que, en definitiva, esto
constituye para el sistema productivo español --como usted decía-- el que
debemos progresar para una mayor competitividad. De hecho, nosotros
estamos apoyando determinadas políticas que está realizando y ejecutando
el Gobierno, como es la reforma del mercado del trabajo, la reducción de
los tipos de interés --mañana vamos a tener ocasión de batir en el Pleno
el tema de la planificación que tiene el Gobierno sobre el desarrollo de
las infraestructuras aéreas, portuarias y del transporte-- y, en
definitiva, creemos que son elementos --y uste también lo decía--
indispensables para lograr que las empresas, la industrias españolas sean
competitivas.

Por otra parte, para España, como Estado integrante de la Unión y con un
alto grado de liberalización en el comercio, en base a que tenemos un
arancel ya muy reducido, esto nos permite suponer una baja incidencia
sobre la posición de nuestra economía, mientras que, por el contrario, la
incidencia puede ser, en términos generales, más alta para Japón o para
los Estados Unidos, que tendrán que hacer algún esfuerzo mayor de
liberalización. España tiene un mercado muy abierto y lo que se debe
exigir a los restantes países y a la Unión es el cumplimiento de las
directrices que se establecen en la Unión Europea.

En ese sentido, le pediría que profundizase un poco en la explicación de
los instrumentos de defensa comercial, que usted antes ha indicado que
era uno de los aspectos importantes para España. El acuerdo también va a
ser beneficioso para los usuarios, para los consumidores --que, en
definitiva, somos todos--, puesto que al final el consumidor va a
comprobar que la reducción arancelaria devendrá en una disminución de los
precios de los diferentes productos. También creemos que la ronda de
negociaciones iniciada en 1986, y que ha durado siete años, ha sido la
más ambiciosa de todas, en el sentido geográfico, debido al récord de
participación de los países intervinientes, y en el sentido de cobertura
sectorial, al pretender dar un espíritu de liberalización y
multilateralidad a una serie de temas nuevos, como el siderúrgico, los
servicios y el sector textil.

Nosotros indicaríamos, igualmente, que, a pesar de ser la negociación de
esta Ronda la más ambiciosa en su participación y su contenido, ha
coincidido también, en el tiempo, con un avance en el proceso de
proteccionismo, así como --y se decía también por el señor Ministro-- con
la tendencia a la regionalización o la zonificación del comercio mundial,
cuyo fruto es la aparición de bloques comerciales, mediante los cuales
los países pretenden defender sus intereses de manera conjunta.

En cuanto al contenido del acuerdo, que usted ha ido desgranando, nos
parece que lo más sustancial del acuerdo va a ser el recorte arancelario,
que alcanza una media de un 33 por ciento, y la creación de la
Organización Mundial del Comercio, que vio la luz 35 años más tarde del
frustrado intento de su creación al término de la II Guerra Mundial, como
organismo encargado de velar por el cumplimiento del acuerdo global y que
servirá a nuestro juicio para reforzar la automaticidad de las decisiones
y para el establecimiento de los tribunales encargados de arbitrar las
disputas entre países miembros del GATT, lo cual contribuirá, sin duda, a
la aplicación justa de reglas comerciales.

Nos parece adecuado el acuerdo alcanzado en materia de propiedad
intelectual por la protección de los derechos



Página 6328




de autor (obras literarias, artísticas, marcas comerciales,
denominaciones de origen) por primera vez en este sector, cuya
importancia está siendo cada vez mayor entre los países desarrollados; va
a quedar cubierto en el tráfico mercantil.

Se ha avanzado también, como decía, en el sector terciario de los
servicios al reconocerse el principio general de liberalización del
sector y de dar a todos los países el trato igual al de nación más
favorecida, conocida también como cláusula de favorecimiento.

Entendemos que la regulación de los servicios es importante para la Unión
Europea, pues es esta organización el primer exportador del mundo en
servicios y su potencial de expansión es muy considerable.

Estamos de acuerdo con la exclusión del ámbito de la Ronda del GATT de
los servicios de carácter audiovisual. Nos parece acertado a la vista de
las posiciones que mantenían cada una de las partes. Creemos que Europa
tiene derecho a proteger la identidad y la pluralidad cultural, a
mantener la política de ayudas, la libre reglamentación de las nuevas
tecnologías y la figura regulada en una directiva como es la televisión
sin fronteras, que en este momento estamos debatiendo en esta Cámara y
que reserva el 51 por ciento de la producción a los europeos. Por ello
opinamos que al final ha prevalecido el arte frente a la mercantilización
de la cultura. Queremos señalar que también se incorpora la industria de
los textiles, como usted ha dicho, mediante la desaparición de un sistema
de contingentación a un sistema de libre cambio, pero, en todo caso, la
inversión de productos textiles en Europa y en otros países occidentales
se va a realizar en un período de diez años, como se decía, que también
es suficiente para dotar medidas adecuadas durante este período para las
empresas afectadas.

En materia de disciplina comercial, nos parece fundamental el consenso
alcanzado y que habilita a los países firmantes para la adopción de
medidas antidumping, en aras a impedir la importación de productos cuyo
valor en el mercado sea inferior al real y, en segundo lugar, la sujeción
en la elaboración de productos alimenticios de origen vegetal y animal a
los estándares y directrices internacionales en materia de sanidad y
control de calidad.

En cuanto al capítulo agrícola, que usted también ha concretado, tiene
algunos aspectos sombríos. Yo me voy a referir únicamente al tema
relativo a la reducción de las exportaciones subvencionadas en un 36 por
ciento y a la disminución del volumen de estas exportaciones
subvencionadas producto por producto en un 21 por ciento. Creemos que
puede tener incidencia en productos agrarios como la leche, las
oleaginosas y la carne, puesto que puede implicar un incremento de oferta
de estos productos agroalimentarios en el mercado europeo que nos va a
llevar a una reducción en la leche, en la carne, que entendemos que
tendría que ser compensada a través de ayudas directas por parte de la
Unión Europea. Por ello nos preocupa la incertidumbre y la inquietud que
en la agricultura de corte familiar española, que es la que
verdaderamente necesita del régimen de ayudas directas, puede implicar
esta reducción de las exportaciones subvenciones, y son estos
agricultores, esta pequeña agricultura familiar española, en
contraposición a los grandes cerealistas o grandes productores de leche
nórdicos, los que necesitan de las medidas previstas en la reforma de la
política agrícola común. Pero también hay que reconocer que quizá Europa
tuvo un acierto a la hora de modificar el funcionamiento y la
planificación del sector primario agrícola, en la medida en que, antes de
aprobarse o antes de entrar en la negociación política del GATT, se
diseñó la política agrícola comunitaria.

A uno le queda la duda de cómo hubiera quedado la política agrícola
comunitaria si la Unión Europea no hubiera ido con un modelo o una
voluntad de negociación ya plasmada en un sistema de organización de la
agricultura europea. ¿Hubiera salido? ¿Se hubiera consolidado la política
agrícola comunitaria mediante el cambio de la intervención en el mercado
y los excedentes que eso originaba para toda la Unión y el gran costo
presupuestario que tenía? ¿Se hubiera logrado? Yo tengo mis dudas al
respecto.

En este sentido quiero valorar que se optó por la vía oportuna, que era
el que Europa tuviera una posición política plasmada en la reforma de la
política comunitaria y, en base a eso, lograr que los Estados Unidos
reconocieran la compatibilidad en cuanto a la posibilidad de que no
existiera una concepción del dumping en la Política Agrícola Comunitaria.

Voy a terminar, señor Presidente, indicando que nosotros le
solicitaríamos también al señor Ministro información --si nos la puede
dar ahora o con posterioridad-- complementaria sobre la incidencia que en
el otro sector primario, como es el de la pesca, pueden tener los
acuerdos adoptados en la Ronda del GATT.

Finalmente, quiero señalar que otro aspecto oscuro y que nos preocupa
--también usted ha hecho referencia a ello-- es la relación entre medio
ambiente y el comercio, que no ha quedado plasmado políticamente en el
Acuerdo, y también la relación entre comercio y cohesión social,
protección social o bienestar social.

Europa, al final, lo que puede exportar es un modelo de organización, un
modelo de concebir la organización de la sociedad en el sentido de la
vida y de la protección a los trabajadores, y eso es lo que necesitamos
exportar a otros países en vías de desarrollo. Es importante que estos
países se conciencien, y nosotros, los europeos, debemos dar ejemplo de
ello, del grado de bienestar social, del avance social que se ha logrado
en los últimos años en Europa, y eso nos exige el que estos países vayan
asumiendo en sus culturas estas condiciones, estas características para
el desarrollo de las actividades económicas.

Por ello, señor Ministro, yo le pediría que nos informara en qué
situación está en este momento la negociación relativa a incluir la
protección medioambiental, esta sensibilidad hacia el medio ambiente y
esta sensibilidad a la protección de los trabajadores en el ámbito ya
vinculante y obligatorio, en su caso, de las negociaciones
complementarias que puede haber sobre el GATT.




El señor PRESIDENTE: Le recuerdo a S. S. que, sin perjuicio de la
información que pueda suministrar el señor Ministro, lo mismo que esta
comparecencia de tipo sectorial con comunicación previa se van a celebrar
dos



Página 6329




sectoriales, una en la Comisión de Agricultura, para ver la incidencia en
el sector primario, y otra en la Comisión de Industria, creo recordar que
es Industria, para ver la importancia o la incidencia del acuerdo del
GATT en el sector industrial.

Por el Grupo de Coalición Canaria, tiene la palabra el señor Mauricio.




El señor MAURICIO RODRIGUEZ: Voy a hacer un esfuerzo de síntesis para
hacer la intervención lo más corta posible porque ha sido ya muy largo el
debate que hemos tenido.

Naturalmente, quiero agradecer la información proporcionada por el señor
Ministro y, aunque yo no voy a hacer ningún tipo de valoración de las
cualidades pedagógicas del Ministro, que sin duda las tiene, sí quiera
hacer una valoración política.

Mi Grupo no espera necesariamente tener más detalles de información, que
siempre son buenos, cualquier otra comparecencia siempre sería útil, para
ya, de manera provisional, pero clara, decir que el balance de esta
negociación ha sido positivo y aceptable. Yo creo que no hay que andar
con tantas prudencias. Tenemos los suficientes datos. Quizá los datos
sectoriales que piden otros Grupos son siempre útiles, pero yo creo que
para una potencia media como España, con unas limitadas posibilidades de
actuación en el marco internacional, la estrategia adoptada de crear un
bloque de países con problemas similares al nuestro, como ha explicado el
señor Ministro y en el marco de la Unión Europea es acertada, y que fuera
de la Unión Europea la fuerza negociadora intente cohesionar a la Unión
Europea por lo menos en posiciones comunes o convergentes. Dentro de este
bloque de países del área mediterránea, capitaneados por Francia, yo creo
que es lo que podríamos hacer, es lo más inteligente que podemos hacer y
sin duda alguna los resultados son suficientes; no son los mejores, pero
en una lucha tan compleja como la que hemos vivido con potencias
internacionales de la fuerza de las que han participado, sin duda alguna
la posición del Gobierno español se puede considerar aceptable.

Porque, efectivamente, en el tema de frutas y hortalizas hemos salvado la
cara. En hortalizas hemos cambiado los calendarios, que son tan
importantes y tan difíciles. En el sector del automóvil hemos logrado
mantener la protección. En el sector de calzados también hemos logrado
mantenerla a un nivel alto, y en el sector textil, aunque hay, sin duda
alguna, la posibilidad de penetración en otros mercados, no hemos
avanzado suficientemente, el señor Ministro ya ha hecho referencia a la
debilidad de los aliados --Italia, en este caso--, y yo mantengo un poco
la idea de cómo las crisis políticas internas debilitan a los países a la
hora de negociar sus intereses estratégicos. Es una idea que luego
quisiera simplemente mencionar porque voy a ser muy breve en mi
intervención. Se lo adelanto para que nadie se asuste por las
intervenciones tan largas que ha habido.

Quiero decir que nosotros tenemos que seguir estudiando los impactos en
el sector industrial y agrícola, pero no tanto para reflexionar sobre lo
que yo creo que ya es una página escrita, sino sobre lo que hay que hacer
ahora, que es un tema vital para este país y para la economía mundial.

Sin duda alguna, a final de este siglo, de ahora al 2003, se va a
producir una aceleración política y económica en la historia y todos los
países están obligados a unos procesos, complejos y difíciles, de
reajuste y de proyección de sus políticas económicas, comerciales,
etcétera, a nivel internacional. Es un mundo distinto y, en ese mundo,
sin duda, temas como la liberalización de los servicios, qué efectos
tiene la liberalización de las telecomunicaciones, cómo tenemos que hacer
frente a eso o a la liberalización del sistema español, que yo creo que
no está muy a la altura precisamente de ese proceso acelerado que estamos
viviendo. En investigación, en lo que se refiere fundamentalmente a
desarrollo tecnológico, tenemos un retraso tremendo, o en formación --que
el Ministro no ha señalado-- y cualificación de nuestra mano de obra o,
como se quiera llamar, de nuestra fuerza de trabajo, en todos los
niveles, y ése es un tema fundamental donde la Unión Europea está
poniendo el acento principal y donde creo que nosotros tenemos que hacer
un gran debate. Las cuestiones de infraestructura han sido también
señaladas, y precisamente en estos próximos días estamos ya empezando a
debatir esas cuestiones.

Este marco que ha explicado el señor Ministro, que yo considero
razonable, sólo me lleva a algunas preguntas muy concretas, partiendo de
su valoración positiva, en la que quiero insistir. En primer lugar,
respecto a problemas que afectan a la Comunidad canaria, que yo
represento parcialmente en esta Comisión, me referiré a dos ángulos. Yo
creo que cambiar el calendario de hortalizas frente a la presión de
Holanda ha sido un gran éxito, pero le recuerdo al señor Ministro que eso
está por culminar; al menos la información que dio recientemente el ex
ministro de Agricultura es que hay una resistencia en la Comisión Europea
para la aplicación de los nuevos calendarios, concretamente el del
tomate, en relación sobre todo al tema de Marruecos. Le apunto, por otra
parte, que nos gustaría tener información más amplia, quizá en su próxima
comparecencia, de cómo va la negociación con Marruecos. El Ministro lo ha
señalado como uno de nuestros aliados, y yo estoy de acuerdo, pero es a
la vez uno de nuestros competidores y hay que buscar cómo compaginar lo
de aliado y competidor al mismo tiempo, y lo es fundamentalmente para una
Comunidad como la canaria que está al lado, que está a poco más de cien
kilómetros, cuando estamos a más de mil kilómetros del continente
europeo.

Respecto al banano o plátano, como decimos nosotros, a mí me alarma, yo
no sé si excesivamente, y por eso me gustaría que quien está mejor
informado, en este caso el señor Ministro, me conteste. Ayer leía yo en
«Le Monde» un artículo titulado «Bananas», en el que se planteaba que el
tema del plátano se ha convertido en la guerra entre el grupo alemán y
los restantes, dependiendo de la interpretación ultraliberal de unos y la
interpretación de defensa de sectores estratégicos de otros --me refiero,
para entendernos, al grupo en el que nosotros hemos coincidido y
negociado--, y la posición alemana que aparece explicada en este artículo
escrito en Francfort, por un francés, es



Página 6330




realmente preocupante. O sea, la presión enorme que están haciendo los
alemanes para romper la organización común de mercado, los reglamentos de
protección y el reparto de cuotas que se ha hecho, que, en definitiva, a
mí me parece muy justa. En cualquier caso, ¿qué consecuencias va a tener
la apelación y ese panel que se ha aprobado sobre el tema del plátano,
que han hecho los alemanes en su recurso al Tribunal de La Haya? Y no hay
que olvidar la batalla que hay que dar, sobre todo en la presión que los
países latinoamericanos van a ejercer sobre España, en particular Méjico,
que no es precisamente el que debía de ejercer mayor presión, y menos
Ecuador, que, como se ha dicho, no es miembro del GATT, pero hay otros
que están de acuerdo. Me gustaría que nos dijera en qué medida la
descentralización de las licencias de importación, a Canarias o, al
menos, la coordinación con Canarias, ayudaría a definir una estrategia
hacia el futuro del plátano.

Por último, me gustaría hacerle sólo una reflexión sobre nuestra
estrategia de apoyo en ese grupo. El Ministro ha dicho: En el tema del
plátano, lo hemos conseguido por dos cosas: porque Francia tiene sus
territorios de ultramar, porque Portugal los tiene con Madeira y porque
Inglaterra también los tiene, aunque de forma menor, en el área de los
territorios ACP y también en territorios del Caribe, que son territorios
de ultramar ingleses, y eso ha roto el otro frente, el de Alemania e
Inglaterra. Pero, claro, para ganar esa batalla nos hemos colocado, me
parece a mí que de forma preocupante, en la idea de que los canarios
somos también territorios de ultramar. No digo que el Ministro lo crea,
que supongo que no lo cree, a mí me parece clarísimo, pero el artículo de
«Le Monde», de ayer, decía que las plantaciones --utiliza este término
tan latinoamericano-- de las Antillas y de Canarias, consideradas aquí
--se refiere a Alemania-- como colonias francesa y española --si quieren,
luego les regalo el artículo de «Le Monde»--, nos ha llevado, entre otras
cosas, no a esa consideración, sino a que en los programas Regis --y a
eso voy--, en relación a todo el proceso de relanzamiento y de
modernización de la economía española y a los fondos estructurales que se
están repartiendo, los franceses han dicho: ¡Hombre! Nos meten en el
paquete, salvamos al plátano. Pero ahora el Parlamento Europeo nos ha
impedido acceder directamente a los fondos europeos, que tanto
necesitamos, y nos han metido a todos en el programa Regis, que limita el
acceso de comunidades como la canaria, la de Madeira, etcétera.

Naturalmente, a los franceses les importa muy poco que los territorios
DONT estén ahí, porque salen beneficiados, pero a nosotros, no. Sólo
quiero apuntar este problema. Yo entiendo que de lo que se trata ahora es
de ver, en el proceso abierto, con las cautelas necesarias, los peligros
que todos estos procesos negociadores tienen de cara al futuro. (El señor
Vicepresidente, Fernández de Trocóniz Marcos, ocupa la Presidencia.)
Termino diciendo que, en la línea de las resoluciones que vamos a
aprobar, yo adelanto que no las deberíamos retrasar demasiado. Me parece
que la actualidad y la fuerza de las resoluciones de esta Comisión del
Parlamento español en relación también a temas de carácter europeo, ahora
que estamos tan cerca de un debate europeo, hace necesario que en España
se haga en las próximas semanas un debate europeo. Me temo que no, y ése
es el apunte que antes inicié, en el sentido de que es necesario un
Gobierno fuerte, como ha demostrado el caso de Italia, para defender
nuestras estrategias y por eso nosotros estamos por mantener la
gobernabilidad de este país, para que empecemos a discutir de plátanos,
de tomates, de textiles, de la nueva industria, de la tecnología, y menos
de ver cuándo trincamos o no al señor Roldán, con todo lo importante que
eso pueda ser.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Trocóniz Marcos): Por el Grupo
Socialista, tiene la palabra el señor Martín Mesa.




El señor MARTIN MESA: Señor Presidente, debo comenzar agradeciendo al
señor Ministro, Gómez-Navarro, su comparecencia ante esta Comisión de
Economía, Comercio y Hacienda, al objeto de presentar el informe
gubernamental sobre la valoración de las conclusiones de la Ronda Uruguay
del GATT. Debo decir, como ya han señalado otros interpelantes que me han
precedido en el uso de la palabra, que me satisface especialmente la
densidad, la amplitud y la documentación de esta comparecencia. Desde
luego, el debate que ya hoy se está produciendo aquí, junto a los que van
a tener lugar en la Comisión de Agricultura y en la Comisión de
Industria, son unos debates que, dotados del suficiente rigor,
profundidad y documentación, van a permitir --y esto lo estimamos
enormemente positivo-- fijar la posición de los diferentes grupos
parlamentarios y, lo que yo creo que es más esencial en nombre del Grupo
Socialista, aprobar una serie de resoluciones; resoluciones que, a
nuestro juicio, deben de tener un objetivo esencial, y es el propiciar
una mayor competitividad de la economía española, sobre todo en el nuevo
marco internacional que ha auspiciado la mayor liberalización de los
intercambios consagrada en el acuerdo final de la VIII Ronda negociadora
del GATT. Como es normal, el Grupo Parlamentario Socialista presentará,
en su momento, propuestas concretas de resolución, que deben de ir
tendentes, por una parte, a favorecer la competitividad exterior de los
distintos sectores de la economía española, a aprovechar los efectos
beneficiosos que, a nuestro juicio, habrán de derivarse de la creciente
liberalización del comercio mundial y, por otra, propuestas tendentes
también --¿por qué no decirlo?-- a paliar las deficiencias que pudieran
plantearse en sectores o en productos más sensibles.

Luego, el señor Ministro, en la intervención que ha realizado, ha tocado
todos los temas que podían ser objeto de una valoración global de lo que
han supuesto y previsiblemente puedan suponer las conclusiones de la
ronda negociadora del GATT. En una intervención que pretendo que sea
corta, quiero poner de manifiesto, resaltar, aquellos aspectos que, a
juicio del Grupo Socialista, son más sobresalientes.

En primer lugar, debemos destacar las patentes dificultades habidas para
alcanzar un acuerdo aceptable por todas las partes contratantes. Habría
que recordar que en las primeras rondas negociadoras del GATT, en Turquía
y



Página 6331




Ginebra, era posible alcanzar acuerdos sobre concesiones posteriormente
multilateralizadas en una cuantía apreciable y, además, en un período
razonable. Muchas veces era cuestión de meses, uno o dos años al máximo.

Sin embargo, la complejidad de la Ronda Uruguay, el gran número de
participantes, las posiciones antagónicas entre las partes contratantes,
han hecho que haya habido, como es patente, algo más de siete años de
negociaciones, entre 1986 y el 15 de abril de 1994.

En segundo lugar, debemos destacar la importante entidad de los acuerdos
alcanzados. No voy a repasarlos todos, sencillamente voy a señalar
algunos: la creación de la Organización Mundial del Comercio nos parece
enormemente significativa; la incorporación al sistema multilateral del
GATT del comercio de productos agrícolas, arancelizando las barreras no
arancelarias que restringían los intercambios, creemos que es también de
enorme trascendencia; la reintegración del Comercio de productos
textiles, que hasta ahora estaba sometido a sustanciales restricciones.

También nos parece importante la incorporación por primera vez del
comercio de servicios --se ha dado sólo un primer paso, pero estamos
seguros de que dará lugar, en el futuro, a una mayor liberalización en
este sector-- o las reducciones arancelarias, tanto en el sector
industrial como en el agrícola, importantes en ambos sectores, y que,
desde luego, van a conducir a una gran liberalización del acceso a los
mercados, van a facilitar el comercio mundial y estamos seguros de que
generarán mayor riqueza y, en última instancia, mayor nivel de empleo.

En tercer lugar, debemos constatar que se han precisado y reforzado las
reglas y disciplinas multilaterales, mediante entendimientos, mediante
acuerdos relativos a diversos elementos, como pueden ser el «dumping»,
las subvenciones, las salvaguardias, los obstáculos técnicos, las normas
de origen, la solución de diferencias, la inspección previa, etcétera.

Todo ello mejorando, indudablemente, de forma sustancial, los resultados
de rondas negociadoras anteriores. Acuerdos que, además, van a ser
gestionados en un nuevo marco institucional, la Organización Mundial del
Comercio. Quizás, y aquí coincidimos con el señor Ministro, uno de los
mayores logros de la Ronda Uruguay y que aunque, evidentemente, con
planteamientos diferentes, no puede dejar de recordarnos aquel frustrado
intento de creación de una organización internacional del comercio en la
Conferencia de La Habana de 1947.

En cuarto lugar, queremos señalar que el impacto de la Ronda Uruguay
sobre nuestro comercio exterior, fundamentalmente sobre nuestras
importaciones, no tiene por qué equipararse al impacto que, en su
momento, tuvo la adhesión de España a la Comunidad. Desde luego, el
documento que se nos ha entregado creo que claramente lo pone de
manifiesto.

La adhesión de España a la Comunidad, me permitirán ustedes que lo
recuerde, implicó aproximadamente un incremento de las importaciones de
un cien por cien, un 125 por ciento si se excluían los productos
energéticos. Y ello como consecuencia de una reducción arancelaria, como
recordaba el señor Ministro, del orden de diez puntos. Además, habría que
pensar que aquella reducción arancelaria estuvo acompañada de la
reducción y, en su caso, eliminación de otros mecanismos de protección,
como fue el impuesto de compensación de gravámenes interiores, las
restricciones cuantitativas, etcétera. Sin embargo, la Ronda Uruguay ha
supuesto 0,9 puntos en este mismo contexto; evidentemente muy inferior.

Además, si tenemos en cuenta que aproximadamente la mitad de las
importaciones de los países SPG, de los países de sistema de preferencia
generalizada, se realizan libres de derechos y que la revisión efectuada
en la Ronda del esquema de relaciones comerciales con estos países
previsiblemente mantenga, o incluso, en algunos casos, incremente el
nivel de protección del arancel para importaciones de algunos de estos
países, esto determina que, como máximo, la reducción implique un 0,9 por
ciento, pero que se pueda situar finalmente en torno a un 0,7 por ciento,
por lo cual podemos afirmar, y es uno de los aspectos positivos que
queremos destacar, que el impacto de la Ronda Uruguay, en comparación con
el de la adhesión de España a las Comunidades, va a ser netamente
inferior.

Cualitativamente --el señor Ministro también lo esbozaba--, también hay
diferencias. De hecho, los sectores en que se ha especializado la
economía española están relativamente abiertos a la competencia exterior.

Por tanto, el grueso del ajuste ha tenido lugar ya con la adhesión de
España a la Comunidad y la Ronda Uruguay no va a suponer sino un elemento
adicional, un aditivo de competencia a las ya existentes.

Otro elemento adicional viene marcado por el tipo de cambio real de la
peseta. En el momento actual, el tipo de cambio real de nuestra moneda es
aproximadamente un 20 por ciento inferior al que existía en 1992. Esta
mejora es, desde luego, muy superior a la reducción arancelaria que
llevará consigo la Ronda Uruguay.

Todos ellos son elementos que, expuestos muy escuetamente, nos parecía
importante destacar como positivos del resultado final de la Ronda.

En último lugar, para terminar, creemos que el acento, a partir de la
firma del pasado 15 de abril en Marrakech, hay que situarlo en el marco
de la competitividad. El señor Ministro lo recordaba en el debate del
pasado 9 de febrero en el Pleno; incluso hoy también, de pasada, ha hecho
referencia a que ya se han dado pasos importantes en este camino: la
reforma laboral. Somos conscientes de que esto no lo es todo, pero es un
elemento adicional. La reducción de tipos de interés. Recientemente
asistíamos a otra reducción adicional de 0,25 puntos. La modificación del
tipo de cambio, al que antes hacía referencia. Todos ellos son elementos
que vienen mejorando la competitividad de los diferentes sectores de
nuestra economía y en los que habrá que continuar profundizando.

Se han de seguir dando pasos, fundamentalmente en el campo del sector de
las empresas. En este sentido, quizás cabe recordar que es cierto que las
empresas exportadoras españolas están siendo capaces de mantener tasas de
crecimiento de las exportaciones superiores al crecimiento del comercio
internacional, lo cual ha permitido que nuestras empresas ganen cuota de
mercado. Dos simples cifras para ponerlo de manifiesto y reforzar la
afirmación. Las



Página 6332




exportaciones de bienes y servicios españolas en el año 1986 supusieron
un 1,8 por ciento de las exportaciones mundiales, mientras que seis años
después, en 1992, han supuesto el 2,3 por ciento, es decir, ha habido una
ganancia de mercado. Sin embargo, las pequeñas y medianas empresas
españolas todavía no han alcanzado el nivel de internacionalización de
las competidoras europeas; de ahí que sea necesario seguir profundizando
en este contexto. Probablemente habrá que mantener y reforzar el impulso
que ya generó en su momento el Plan de fomento de la exportación, del año
1987, o el Plan de apoyo a la internacionalización de la empresa
española, del año 1991, y continuar apoyando la presencia estable de las
empresas españolas en el exterior, a través de sus productos y de sus
redes comerciales y filiales.

En definitiva, el reto se plantea, a juicio del Grupo Socialista, en una
doble vertiente. Por una parte, incrementar la competitividad interior,
para evitar un excesivo incremento de las importaciones, como
consecuencia de la liberalización. Ya sabemos --la teoría económica nos
lo dice claramente-- que una reducción de aranceles no tiene por qué
necesariamente traducirse en un incremento de las importaciones; sin
embargo, sí que es previsible que la reducción arancelaria implique un
aumento. Habrá que hacer esfuerzos para asegurar la competitividad
interior de nuestras empresas. Por otro lado, adoptar medidas que
favorezcan la actividad exterior, la presencia exterior de la empresa
española. Medidas de distinto tipo, de caracter financiero, fiscal,
informativo, de promoción comercial en todos los campos, etcétera. Quiero
poner de manifiesto que el Consejo de Ministros ha aprobado un paquete de
medidas de apoyo a la actividad exterior de las empresas españolas que va
en este mismo sentido.

Termino ya, señor Presidente, mostrando, tal y como comenzaba mi
intervención, nuestro agradecimiento al señor Ministro de Comercio por su
comparecencia, así como por las que previsiblemente pueda realizar sobre
este mismo tema en el inmediato futuro. Manifiesto también el deseo de
que las propuestas de resolución que aprobamos finalmente sean capaces de
incidir en la mejora de la competitividad de nuestra economía y, por
ende, del bienestar y del empleo de los españoles.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Trocóniz Marcos): Para contestar y
precisar las intervenciones de los señores Diputados, tiene la palabra el
señor Ministro.




El señor MINISTRO DE COMERCIO Y TURISMO (Gómez-Navarro Navarrete): Quiero
hacer unas reflexiones generales al hilo de varias de las intervenciones.

En primer lugar, efectivamente, yo no he hecho mención, pero sí merece la
pena que se haga y que se resalte que la firma de la Ronda de Uruguay
tiene un aspecto extraordinariamente positivo y es el efecto sobre el
consumidor y sobre la renta real del ciudadano, en la medida en que se
liberaliza el comercio, se bajan los precios y con el mismo dinero puedes
comprar más cosas. Por lo tanto, tiene un efecto de bienestar en el
ciudadano y puede tener un efecto enormemente positivo en el consumidor,
siempre y cuando eso no genere el problema de la falta de empleo.

Entonces, se convertiría en consumidor sin empleo y tendrá otros
problemas diferentes.

Otro tema que es muy importante en la reflexión de la Ronda Uruguay es
qué hubiese pasado si no se hubiese firmado.

Hemos visto los efectos de que se haya firmado, pero la alternativa en
algunos aspectos era no firmar. No firmar podía haber conducido, desde
luego, a problemas de caos en el comercio mundial, pero, sobre todo, a
una política de freno absoluto de las inversiones. Ante una circunstancia
de un mercado mundial mínimamente estructurado y consolidado, los
inversores, aquí o en cualquier sitio, hubiesen frenado sus inversiones a
esperar vientos mejores, cuando vinieran. Por lo tanto, hubiese habido un
freno en la economía mundial y un parón. No hubiese sido simplemente que
las cosas siguiesen como estaban, sino un freno.

La Ronda Uruguay del GATT lo que fija es un nuevo marco mundial al
comercio. Antes, no hace muchos años, los marcos mundiales nos los daban
hechos. No teníamos ninguna participación en ellos. Y no hace falta irse
a hace muchos años para que esto fuese así. Ahora participamos,
participamos en la medida de lo que nuestro país es en el mundo. Nosotros
no somos Estados Unidos y, por lo tanto, no participamos ni como Estados
Unidos ni como Japón. Participamos en la dimensión y en el peso que
nuestro país tiene en el mundo y participamos gracias, además, a la
presencia en la Unión Europea. Si no estuviésemos en la Unión Europea,
pesaríamos muchísimo menos y no hubiésemos tenido nada que decir en
Ginebra. Si nosotros hubiéramos tenido que ir a Ginebra directamente,
nuestro peso hubiese sido muchísimo menor. En la Comunidad Europea
tenemos el peso que tenemos. En este momento, somos el cuarto país.

Alemania, Francia e Inglaterra tienen más peso que nosotros. Nosotros
tenemos más peso que Italia, a pesar de que tenemos menos votos y
ocupamos el sitio que ocupamos. Hubiese estado el Gobierno que hubiese
estado. España tiene el peso que tiene y, por tanto, pedirnos que hagamos
el papel de Estados Unidos es una tontería, ni más ni menos, porque no lo
somos y cualquier persona tiene que saber dónde está; uno de los errores
más grandes de la vida es equivocarse y creerse que no estás donde estás.

En todos estos temas de apertura hay una divergencia y un choque de
intereses evidente. Lo que no se puede pedir es que todos los demás se
abran a tus productos y tú no abrirte a los de los demás. Eso es algo
absolutamente absurdo. Es muy fácil decirlo, es muy fácil que cada uno
acuda con los temas que pueden ser mínimamente perjudicados. Seguro que
lo hay.

Yo ya he dicho de entrada que el sector textil es un sector que tiene que
readaptarse a una nueva realidad. No estoy de acuerdo con el sector
agrícola, globalmente se le ha perjudicado, pero sí habrá probablemente
subsectores del sector agrícola que van a tener más perjuicios por la
apertura que ventajas. Y eso es inevitable, sobre todo porque el GATT se
ha convertido en el elemento más dinámico, más activo y más importante en
la confrontación norte-sur.




Página 6333




Lo que no podemos decir desde el norte, y en eso creo que la solidaridad
de izquierdas del señor Espasa me entenderá perfectamente, es que
nosotros podemos vender productos con niveles de tecnología alta a los
países del sur, pero a los países del sur, que, por su subdesarrollo,
sólo son capaces de producir productos agrícolas e industriales de muy
baja tecnología, como es, por ejemplo, la confección, no nos abrimos
porque nos perjudica.

El problema es que en la medida del país en que estamos, tenemos que
ocupar, si queremos ser competitivos, franjas más altas del desarrollo
tecnológico. No podemos mantenernos en niveles de las tecnologías más
bajas, donde el peso de los costes laborales es más alto y donde no
seremos competitivos nunca con los países del Tercer Mundo. Por lo tanto,
si nosotros planteamos a nivel mundial que no queremos estar viendo en la
televisión --y nos escandalizamos-- morirse de hambre a la gente en
Africa o en América Latina, tenemos que dar una salida a esos países y
esa salida es que, inevitablemente, tenemos que abrir los mercados de lo
que ellos producen. Ello tendrá un coste para nosotros, pero no podemos
decirles: ustedes producen trigo, pero como yo tengo que defender a mi
campesino, aunque usted lo produzca cien veces más barato que mi
campesino, no puedo comprar su trigo, porque entonces se morirían de
hambre. O a lo mejor el que produce trigo se comerá su trigo, pero el que
produce un producto que no es dieta básica, como, por ejemplo, el café,
como no se puede vivir sólo de café, se moriría de hambre.

Ese es un problema del diseño mundial y de la necesidad de la
especialización de la producción y España tiene que especializarse en un
tipo de productos en los que sea capaz de mantener una productividad. Y
eso está basado en el desarrollo tecnológico y en la necesidad de crear
ese marco favorable a la producción a que antes nos referíamos.

Todo hay que verlo en el contexto. No se puede aislar cada cosa, porque,
efectivamente, en cualquier negociación no todo el mundo sale
beneficiado. Eso es algo tan absolutamente evidente que no hace falta ni
decirlo, pero después de algunas de las intervenciones, creo que es
necesario comentarlo.

Señor Aguirre, yo ya sé que usted me va a decir que siempre lo hacemos
todo fatal y que da igual. En ese sentido, usted pierde credibilidad,
porque si me dijese que algunas cosas las hacemos bien y otras mal, la
parte que usted me dice que hacemos mal, tendría más credibilidad para
mí, pero, como me dice que todo lo hacemos fatal, ha perdido credibilidad
conmigo.

Gran parte de lo que usted sabe estoy seguro de que lo sabe porque le
hemos enviado esta revista. El número de esta revista se podía haber
retrasado un mes y podíamos haber publicado en el mes anterior otra cosa.

Si nosotros hubiéramos querido obstaculizar el debate, yo retraso un mes
la salida de la revista con toda esta información y vengo aquí sin haber
salido la revista. Y usted sabría mucho menos. Por lo tanto, no puede
usted plantearlo así. Es verdad que el Gobierno es el que primero tiene
conocimiento de determinadas cosas, porque por algo es el Gobierno; eso
pasa siempre.

Mi posición es darles a ustedes la máxima información, pero luego me
puedo encontrar con lo que usted ha hecho: la información que yo le he
facilitado, me dice que ya se la ha leído y que no vale que yo lo diga y
que para qué vengo. Si usted me va a decir eso, es mejor que no le dé
nada, porque entonces usted no ha leído nada y estupendo. (Risas.) Usted
no sabe nada y yo le ilustro; pero si resulta que yo le doy toda la
información y luego me critica porque le doy la información de lo que he
leído, está muy bien. Otros señores por lo menos me lo agradecen porque,
evidentemente, han aprendido algo. Yo soy el primero que aprendo cada
día; no sé si sólo saben siete personas, pero cada vez que me reúno con
los expertos del Ministerio aprendo cosas nuevas y le he dedicado muchas
horas --y cuando digo muchas horas es que son muchas-- al tema del GATT,
a los intríngulis y a defender los derechos de nuestro país, de nuestros
ciudadanos, en el marco de una negociación tan compleja como ésta.

Análisis a vista de pájaro. Sí, señor Aguirre. ¿Por qué? El arancel tiene
no sé si entre 8.000 y 10.000 posiciones. Las posiciones no están
homogeneizadas entre todos los países del mundo. Nosotros, en este
momento --y no tenemos más que la oferta de 36 países en disquetes--,
tenemos problemas de homogeneización en los aranceles. Por lo tanto,
hacer un estudio es fácil decirlo, pero a lo mejor no es tan fácil
hacerlo, por eso no lo ha hecho ningún país del mundo o por lo menos
ninguno de la Comunidad; no sé si lo habrá hecho Malasia, me extrañaría,
pero no tengo información de Malasia.

Si yo fuese del Partido Popular, en la actitud que ustedes tienen en
estas últimas fechas, le miraría a los ojos y le diría: Señor Aguirre, es
usted un ignorante. (Risas. Rumores.) Como no lo soy, no se lo digo.

Porque, evidentemente, hacer estudios es lo más fácil del mundo si el
estudio no tiene contenido, y desde la Administración que paga el
ciudadano, más fácil todavía: se encarga a una consultora que te haga un
estudio, y se ha terminado. Ahora, si queremos un estudio que de verdad
valga para algo, en primer lugar, la gente más capacitada para hacerlo
son los funcionarios del Ministerio y, en segundo lugar, cuando no hacen
un estudio muy gordo es porque es imposible hacerlo. ¿Usted cree que no
sabemos cuáles son los intereses del calzado? Pues claro que lo sabemos;
no hace falta hacer un estudio muy gordo para saber los intereses del
calzado. Primero, el calzado es un producto intensivo en mano de obra, en
el que, por tanto, si no tiene un cierto grado de protección, perdemos
una parte muy importante de nuestro sector. Segundo, ¿que las empresas
españolas de calzado, como las italianas, tienen que especializarse en la
gama alta de los productos donde podrán seguir compitiendo aun teniendo
la mano de obra más cara? Ya estamos en eso. Esas son las políticas de
apoyo a la comercialización; son políticas de pasar de gamas, ser capaces
de trabajar en la gama alta y, en segundo lugar, de crear marcas
comerciales, que se defienden, evidentemente, a pesar de la mano de obra
más barata. Pero la gama española de productos sin marca o de producto
más barato, como no la protejamos con aranceles, difícilmente va a ser
competitiva. Y esto se lo puedo decir sector a sector. Sobre esa



Página 6334




medida tan demagógica que usted ha hecho de citar uno a uno 37 sectores,
yo me cojo el arancel de aduanas y le puedo decir ocho mil; me pongo a
leer cada uno de los puntos del arancel de aduanas y podría haber pedido
un estudio sobre cada uno de los productos. No me costaba nada, enviar un
papel, rellenar uno por cada posible arancel, es facilísimo.

Usted dice que no hay documentos. Yo le he enviado la revista, y usted
mismo ha citado revistas que yo le he enviado, que son parte de la
información que usted tiene; revistas sobre las que le digo que nosotros
hemos pedido a las personas que saben y que no censuramos sus opiniones.

Hay personas que opinan que el sector agrícola... Ahora, no me impute a
mí esa opinión, ni a mi Ministerio. Ha sido una persona, con una
categoría profesional, que opina eso; y habrá otra que opinará lo
contrario. Es una opinión.

Yo pienso que ustedes se equivocan cuando hacen una oposición que creen
que es mejor oposición porque es más impertinente. Yo creo que la
impertinencia no conduce a ningún sitio. (Risas. Rumores.) Lo que creo es
que la oposición es útil en la medida en que usted ayude a que nuestro
país vaya mejor, y eso no está en la base de la impertinencia; está en
que usted me haga sugerencias que sean útiles para que, mientras yo sea
Gobierno, y lo he sido democráticamente, sirva mejor a nuestro pueblo y
ayude más a la mejora de nuestro país; esto es lo que yo deseo que
hiciese la oposición. En ese sentido, yo pienso que ustedes se están
equivocando y están perdiendo credibilidad, porque el Gobierno, todos
--cuando ustedes estén en el Gobierno, igual--, harán cosas bien, mal y
regular. Lo importante es que se hagan más bien que mal y regular, pero
harán cosas, seguro, bien y otras harán mal. Y no se puede decir que todo
está mal, porque es mentira, en nuestro caso y en el suyo, donde
gobiernan ustedes, en comunidades autónomas, en cualquier sitio, porque
esa es una política, en mi opinión, equivocada.

Sobre la cuantificación, no hay más que dos documentos oficiales en los
países europeos, a fecha 1.º de mayo; dos documentos oficiales, y se lo
he dicho al principio: uno, holandés, que es estrictamente cualitativo,
va en la línea de la revista que les he enviado a ustedes, pero peor, y
no tiene cuantificación alguna; y uno, danés, con una cuantificación «sui
generis», no de mejor calidad que la de la OCDE. Cualquier cuantificación
es extraordinariamente compleja. Hemos hecho un esfuerzo. La gente del
Ministerio, porque el estudio no lo he hecho yo, para qué engañar
diciendo que esto lo he hecho yo. Lo han hecho los técnicos del
Ministerio, que son funcionarios eficientes, que han pensado que este era
el único y uno de los pocos sistemas posibles después de haber visto el
que se estaba haciendo en otros sitios, para abordar la cuantificación.

¿Quiere usted que se lo haga sector a sector? Lo haremos. Ahora, denos
usted el tiempo necesario para hacer algo que merezca la pena ser leído,
porque si lo que usted quiere es que le lleve un papel, eso es
facilísimo, se lo envío mañana o dentro de quince días; lo subcontrato y
las empresas de servicios producen el papel muy barato. Creo que lo que
tenemos que hacer para que los estudios valgan para dirigir el país, para
que vayamos mejor, es que tengan un rigor y el rigor implica tener la
información necesaria, de la manera que se pueda.

Le insisto: tenemos en el ordenador sólo la oferta de 36 países, porque
con alguno se sigue negociando. Cualquier persona que está en el textil
sabe que no se han cerrado las negociaciones con Pakistán y con la India
de la oferta de textil. ¿Cómo vamos a evaluar el sector textil si uno de
los aspectos fundamentales es la apertura del mercado de la India y de
Pakistán?
Le puedo dar una opinión general, pero, si usted me pide que cuantifique,
le puedo cuantificar lo que se puede cuantificar y no le puedo
cuantificar lo que no se puede cuantificar. Esas grandes frases que usted
dice, que le parece temeraria y cosas así. Nosotros hemos ido a la
negociación sabiendo cuáles eran los sectores estratégicos para España y
hemos intentado defenderlos. ¿Hemos conseguido éxito al cien por cien?
No. Le mentiría si le dijese que estoy satisfecho al cien por cien de lo
que hemos conseguido. Hemos fracasado en una cosa, se lo digo
enteramente: la apertura del mercado americano de textiles. Los
americanos, que son muy proteccionistas, han cerrado extraordinariamente
su mercado a los textiles.

Hemos fracasado en la apertura que deseamos, aunque hemos conseguido una
parte del asunto, del mercado para todos los productos de cuero --y, por
tanto, calzado-- del Japón, que era un objetivo importantísimo. Ahí ligo
con la intervención del señor Espasa, porque el problema es que la
cultura muchas veces se utiliza de manera más que discutible. ¿Usted sabe
cuál es la defensa de los japoneses sobre el tema del cuero? Que todos
los productos del cuero los elabora una casta inferior. Es una defensa
cultural y no se puede abrir el mercado del cuero porque se desplazaría a
una especie de parias que hay en el Japón, una casta inferior.

Hemos conseguido mucho menos de lo que eran nuestros objetivos. ¿En qué
hemos conseguido el cumplimiento al cien por cien de los objetivos? En el
cambio de calendarios del tomate y del pepino, en que no se modificase
ninguno de los aranceles de los automóviles, en que el arancel del
calzado bajase lo mínimo posible. Hemos conseguido algunos de los
objetivos que eran importantes, importantes para la defensa de los
intereses españoles.

Nos ha tocado dar la cara en temas que nos hacen quedar mal con amigos.

Hemos dado la cara mucho más que los franceses en el plátano y, por
tanto, hemos creado más problemas con los países iberoamericanos que los
franceses. Hemos dado la cara, dentro de la Comunidad, muchísimo más que
los instrumentos de defensa comercial. El cambio de calendarios a los
franceses no les iba mucho; es un tema en el que nosotros hemos estado
solos.

Ellos han dado mucho más la cara en toda la modificación del acuerdo
Blair House porque les afectaba mucho más. Ellos son productores de
productos continentales y nosotros, no. Y en audiovisuales. Además, los
franceses tienen otra estrategia de comunicación. A lo mejor esto no se
lo debo contar al señor Aguirre que todo lo sabe, pero a los demás se lo
cuento: los ministros franceses y el señor Juppé llegaban con 25
periodistas y seis cámaras de televisión, haciendo grandes declaraciones
altisonantes del



Página 6335




papel de Francia y no pasarán. Nosotros éramos más prudentes, porque,
como sabemos nuestra limitación de poder, a lo mejor pasaban. Y cuando no
estás seguro de que no pasarán, es muy difícil decirlo. Tú vas a poner
todos tus medios en que no pasarán, pero a lo mejor resulta que pasan,
porque no tienes el respaldo necesario del marco de la Comunidad para
conseguir que defiendan tus posiciones.

Hemos dejado muchísimos flecos con los iberoamericanos en el tema del
plátano, pero los franceses han dejado, en todo el tema agrícola,
muchísimos más que nosotros, con todos los países agrícolas del mundo.

Cada uno ha jugado un papel. ¿Qué estaba premeditado? En la mayor parte
de las cosas, sí. Nosotros hemos tenido un entendimiento muy grande con
los franceses, y además creemos que hay que incrementarlo y, por tanto,
tenemos reuniones periódicas con ellos. Creemos que los incidentes que
existen con los franceses, como el tema de los asaltos a camiones,
primero, son incidentes muy desagradables que les planteamos cada vez que
nos reunimos y por escrito, pero que son menores frente a los intereses
que nos unen. Nuestros intereses hoy sólo se pueden defender en la
Comunidad, en el 90 por ciento de los casos, con pactos con Francia. Por
tanto, tenemos intereses comunes no en el cien por cien, pero sí en la
mayor parte de los temas.

No hemos acudido a ciegas a la negociación, señor Aguirre, puede usted
estar seguro --podemos ser tontos pero no tanto--, no hemos acudido a
ciegas a la negociación. No hemos dado un espectáculo en el otoño con
contradicciones entre tres ministros. En el mes de septiembre
probablemente podía haber un cierto grado menor de coordinación porque el
Gobierno tomó posesión el 14 de julio, pero cuando se hizo ya el
memorándum de la negociación y el memorándum español ya estábamos de
acuerdo, y hemos defendido lo mismo. Al Consejo jumbo del mes de
septiembre, que fue el Consejo clave del acuerdo agrícola, acudimos los
tres ministros: el Ministro de Asuntos Exteriores, el Ministro de
Agricultura y el Ministro de Comercio, aquí presente. Llevábamos muy
claro qués es lo que queríamos.

¿Qué sucede? Lo de siempre, que a lo mejor unas cosas salen bien y otras
salen mal. Por ejemplo, el textil nos salió mal, y se lo digo
sinceramente, se lo he dicho antes, porque Italia no jugó el papel que le
correspondía de entre los países que teníamos intereses comunes. El papel
en textil lo llevaban Portugal e Italia, porque no se pueden llevar
veinte cosas, porque cuando se pierden veinte cosas se pierde
credibilidad en las veinte, en cualquier negociación, y en el textil les
tocaba a Portugal e Italia; Italia no jugó el papel y Portugal se quedó
solo y es muy pequeño, y pasó lo que pasa siempre cuando un país se queda
solo siendo pequeño, que era lo que les decía antes, que les compensan
con un dinero, que es barato para la Comisión porque sólo les compensan a
ellos; en cambio a ninguno grande le pueden compensar porque el dinero ya
es mucho más y no lo tienen, y el presupuesto comunitario no es elástico
infinitamente.

Por tanto, el Gobierno no ha ido a remolque. Ha parecido que éramos menos
gritones en el tema de audiovisuales, sí, porque tenemos otra forma de
defender las cosas. El Ministro de Cultura francés en seguida reúne a
doscientos artistas, actores, directores, escritores, y eso crea una
movilización social en Francia que aquí no se crea, aquí se reúnen
doscientos escritores y al país le importa un comino, porque ellos tienen
unos conceptos de su propia cultura y de su propio país y de esas cosas
en que esos temas son más movilizadores, tienen otra conciencia y les es
más rentable políticamente hacer eso, que al final es lo que cuenta.

Nosotros lo tenemos menos.

¿Va a haber que hacer cambios en la estructura de las empresas? Estoy
seguro, y ésa es la segunda parte sobre la que yo estoy dispuesto a tener
otro debate, porque había quedado muy cojo por falta de tiempo y porque
probablemente no se puede abordar todo el debate en una sola
comparecencia. Hay que cambiar muchas cosas de las empresas, en el marco
de lo que he podido apuntar, de lo que es el marco de competitividad, en
el cual, como he ido muy deprisa --yo tengo un cuadro aquí-- me he
saltado todo el tema de la formación, que es un tema básico. Si yo
tuviese que decir cuáles son los puntos en donde España es menos
competitiva hoy, les diría que son los problemas de I + D y el tema de la
formación profesional. Creo que en los demás temas, a lo largo del último
año, hemos tenido avances sustanciales que nos permiten abordar el futuro
con cierto optimismo. Creo que estamos muy retrasados en I + D y creo que
la formación profesional en España es un agujero negro, que no es
responsabilidad sólo del Gobierno, porque el Gobierno firmó un pacto con
las empresas y con los sindicatos para abordar conjuntamente, y les dio
recursos para hacer formación profesional, y empresas y sindicatos no han
sido capaces de gastarse el dinero, y menos eficientemente. El nuestro es
un país donde está socialmente muy deslegitimada la formación
profesional. Ningún padre quiere que su hijo haga formación profesional.

Por tanto, es difícil hacerla. En segundo lugar el modelo de formación
profesional que funcionó en España fue un modelo en que las empresas
hacían formación profesional en la medida en que crecían, y los grandes
formadores profesionales fueron las propias empresas. Cuando en la crisis
de los setenta las empresas dejaron de crecer, les dejó de ser rentable
hacer la formación profesional, porque era un gasto importante en una
situación de crisis y no se beneficiaban nada de ello, porque no
contrataban al personal que formaban. En los años setenta se rompió un
modelo que socialmente no se ha sabido volver a encontrar. Y cuando se
dice que todas las cosas las resuelve el mercado, aquí se demuestra una
de las falsedades absolutas de ese planteamiento, porque en este momento
un fontanero gana mucho más dinero que un licenciado en Filosofía, y a
pesar de eso la gente prefiere ser licenciado en Filosofía que fontanero,
porque hay otros muchos elementos que forman parte de la cultural social,
de la consideración social que influye sobre el ciudadano no sólo por la
asignación de recursos vía mercado. Por tanto es un problema muy serio en
el cual el Gobierno asume su responsabilidad, pero es un tema de índole
social global muy importante.

Las empresas españolas ¿tienen que ir al exterior? Claro que tienen que
ir al exterior y debemos conseguir entre todos, y digo entre todos,
cambiar la cultura de la



Página 6336




empresa española, que sigue todavía en la mayor parte --y para no
alargarme mucho no les daré datos-- con culturas de hace trescientos
años, donde su único planteamiento es el mercado interior y donde la
mitad de las empresas españolas que exportan no tienen estrategia
exportadora --y digo de las que exportan, no digo de las que no
exportan-- y se limitan a exportar excedentes porque un año no han
vendido en España. Por tanto hay que cambiar totalmente la cultura de la
empresa española. Eso significa elementos que van contracorriente. El
español no quiere salir al exterior. Para enviar a un español a trabajar
en el exterior hay que pagarle tres veces lo que gana en España, mientras
que los ingleses y los franceses van por el mismo dinero, porque la
calidad de vida en España, y algunos medios de comunicación se sorprenden
cuando se dice, es mucho más alta, porque tenemos mejor clima, porque
tenemos un entorno familiar más favorable. La gente no es sólo que no
quiera salir de España; es que si usted ve la encuesta que publica hoy
algún periódico de la EPA sobre las modificaciones de la opinión sobre el
trabajo, sólo el 28 por ciento de los españoles están dispuestos a
cambiar de lugar de residencia dentro de España. Al final es que la gente
no quiere irse de su pueblo, y eso no les pasa a los ingleses, a los
norteamericanos, a los holandeses. Es decir, que luchamos contra
elementos culturales enraizados. No hablamos la lengua en que se hace el
comercio internacional, que hablan los ingleses y los holandeses, porque
casi todos hablan inglés. Por lo tanto, o somos capaces socialmente de
cambiar esta sociedad hacia otras perspectivas o no avanzaremos en la
medida en que se necesita estar presente en el mercado mundial.

¿Hemos estado sometidos a un shock de competitividad? Sí, y lo hemos
resuelto bastante bien en las peores circunstancias, porque es verdad que
la política económica de los años 1989 a 1993 se ha visto como
equivocada, y ahora el Gobierno está haciendo en muchos aspectos una
política contraria. La política monetarista para defender la inflación se
ha visto que era insuficiente, que no valía, se ha visto con la
aplicación durante una serie de años, por lo tanto con unos tipos de
interés altos. Se ha visto que el esfuerzo de competitividad que requería
mantener la moneda alta no ha producido sus efectos y se ha visto que ha
fracasado esa política. Yo eso no lo voy a negar. Lo que le digo es que
cuando se planteó en el año 1989 las perspectivas europeas que
constituyeron esa política eran muy diferentes, y por tanto no se puede
juzgar desde el 1993 o desde 1994 exclusivamente, sino juzgarla desde su
momento. Es decir, en su momento las perspectivas de la Unión Monetaria
eran a muy corto plazo, con unas exigencias concretas, determinadas, y la
velocidad de la Unión Europea iba a otro ritmo. Por lo tanto, hoy cuando
todo eso se ha prolongado en el tiempo, no se sabe qué tiempo, y cuando
todo eso ha cambiado de perspectiva, se ve claramente que con esta nueva
perspectiva esa política era equivocada.

El desequilibrio exterior ha mejorado en 1993, está mejorando en 1994, y
no sólo se ha hecho vía empleo. Es verdad que se ha hecho vía empleo,
pero el propio presidente de la Patronal, señor Cuevas, decía el otro día
que las empresas se habían equivocado en plantear su salida de la crisis
exclusivamente vía reducción de empleo. Además eso genera un problema muy
serio de cara al futuro, ya no digo de cara al pasado: el empresario que
ha echado a cien trabajadores --a ningún empresario le gusta echar a los
trabajadores porque sí, a lo mejor hay un cinco por ciento de sádicos que
encuentran un placer en ello-- los echa porque no puede soportar el
funcionamiento de la empresa en esas condiciones. Pero les ha costado un
esfuerzo en muchos casos sentimental y un esfuerzo económico muy grande,
y ese empresario es renuente a volver a contratar a un trabajador durante
mucho tiempo, aunque se den las condiciones favorables para ello, porque
no quiere volver a vivir la misma situación y la tiene demasiado fresca.

Por lo tanto, ése es un tema que ahí está planteado.

Señor Molins, estamos trabajando con unos sectores. Creemos que el
análisis del efecto sobre los sectores, aparte del punto de vista técnico
y detallado, hay que hacerlo sector a sector, no sólo por el efecto que
les va a causar, porque ellos conocen detalles que uno no conoce (porque
uno, al fin, conoce los papeles o los datos estadísticos o elementos muy
fríos), sino porque ellos conocen muchos, por decirlo de alguna manera,
trucos o habilidades, que diríamos en términos de cursos ingleses, de
cómo funciona el sector y por dónde va a venir lo bueno y lo malo de lo
que se está produciendo. Creemos que eso es importante.

Comparto con él y con el señor Espasa que el problema de la
competitividad no son sólo los salarios. Le diría otra cosa más, desde el
punto de vista de la reforma laboral y desde el punto de vista laboral el
tema más importante no son los salarios; el tema más importante es
organizar la producción de manera que se incremente la productividad. Es
decir, el problema son los costes laborales unitarios, no el salario
mensual que cobra un trabajador, y ahí es donde yo creo que si los
sindicatos no se dan cuenta de eso, pueden producir mucho perjuicio al
país. Yo creo que el tema salarial no es el primer tema a negociar con
los sindicatos, lo cual no quiere decir que no me preocupe la inflación y
el IPC, claro que me preocupan. Lo que digo es que en la mayor parte de
los sectores (yo, al final, soy un Ministro horizontal en el comercio
pero sectorial en el turismo, y conozco bastante el sector turístico) el
problema no son los salarios. El problema del sector turístico, por
ejemplo, es que la organización del trabajo está planteada de manera muy
ineficiente. Hay unos márgenes de ganancia de productividad importantes
para la empresa y para el país, por ejemplo, en un tema tan sencillo como
el cómputo anual de las horas de trabajo, en que se pueden defender
salarios, se puede defender la formación del trabajo si el empleo es
estable, que mejore por lo tanto el trabajador, siempre y cuando se
trabaje cuando hay trabajo; lo que no se puede es esperar, como los
sindicatos han pensado, y me refiero al pasado, antes del llamado
decretazo, que lo más cómodo para ellos era trabajar seis meses y estar
otros seis meses cobrando el paro, porque mientras cobraban el paro
hacían alguna chapuza, sacaban más dinero y sólo trabajaban seis meses.

Creo que esa óptica para el país no es buena. Por lo tanto, los
sindicatos tienen que estar por encima y buscar al final el acuerdo
empresa a empresa y una visión laboral de



Página 6337




estabilidad en el trabajo, que se va a dar mucho más con un cómputo anual
que sólo trabajando seis meses. Por ahí es por donde yo creo que van los
tiros, y, desde luego, como socialista, nunca plantearé, porque creo que
no ha llegado el momento, que el problema en este momento sea
exclusivamente, ni siquiera el primer asunto, el salario de los
trabajadores, porque los alemanes cobran mucho más que nosotros y tienen
menos problemas de competitividad que nosotros. Creo que hay otros muchos
elementos que cuentan, entre los cuales está el I + D, el coste del
dinero, la formación, en fin, todos esos elementos de los que hemos
hablado antes y muchos más. Esto por lo que se refiere al señor Molins, a
quien agradezco sus palabras.

Al señor Espasa, debo decirle que la devaluación de la peseta se hizo en
contra del Gobierno, sí y no, es verdad, pero el Gobierno tampoco se
empecinó en la defensa. Es decir, cuando el Gobierno tenía una política,
sobre todo el anterior Ministro de Economía, de defensa del valor de la
peseta, porque decía que era poco menos que tercermundista ganar
competitividad devaluando la moneda, que eso es propio de países en vías
de desarrollo y no de países civilizados y que la competitividad hay que
ganarla con tecnología, con esfuerzo en el trabajo, con mejora de la
productividad, lo que se vio claro es que tenía un planteamiento
ilusorio, porque las empresas españolas no fueron capaces de ganar
competitividad por esa vía, y por lo tanto la han tenido que ganar por
otra. Lo que sí es verdad es que la ganancia de competitividad que hemos
obtenido vía devaluación se perderá si no somos capaces de controlar la
inflación. En el tema del control de la inflación, el Gobierno, por un
lado, es el que elabora las estadísticas (es el Instituto Nacional de
Empleo, que es un organismo dependiente del Gobierno), pero no es el que
sube los precios --no nos engañemos--; los precios los suben los
empresarios en cuanto se suban los costes. Es muy fácil en este país
echar la culpa de todo al Gobierno. Esa es la historia de España, ha
pasado siempre, no es un tema del PP en este momento. Es un tema
histórico que el ciudadano eche la culpa al Gobierno de todo lo que pasa.

El Gobierno no sube los precios. En este sentido, lo que quiero decir es
que sí que hay que tener en cuenta que si no queremos perder la
competitividad, hay que ajustar costes y entre ellos está el coste
laboral.

¿Cuál es nuestra posición sobre la cláusula social? Creo que la expresé
en respuesta a una pregunta que me hizo un compañero de su Grupo, el
señor Peralta, en esta Cámara, y luego se publicó en un artículo en El
País. Nuestra posición es que éste es un tema que podrá salir adelante en
la medida en que se haga sin precipitación y con prudencia. Si los
americanos, que tienen muy poca credibilidad en el mundo como país
liberal, se empeñan en condicionar la firma de la Ronda Uruguay a la
entrada de la cláusula social, no saldrá nunca. Creemos que hay que hacer
conscientes a los países subdesarrollados, a la mayoría de su población,
de que éstas son medidas que van en su beneficio, no en su perjuicio. Por
tanto, el tipo de medidas tiene que tener un claro carácter humanitario.

Creemos que en este momento hay que empezar a defender cuatro tipos de
medidas en la cláusula social, y hay que pensar que se conseguirán
objetivos a medio y largo plazo. Una de las medidas es la de los trabajos
forzosos y, por tanto, la limitación de la utilización comercial de
trabajos forzosos, la limitación del trabajo de niños, donde tenemos que
ser conscientes de que no se puede prohibir radicalmente el trabajo de
los niños, es una tontería, porque en España, hace ocho y diez años, los
niños ayudaban, a ratos, a los campesinos a trabajar en el campo.

Evidentemente, lo que sí hay que prohibir radicalmente es el modelo
manchesteriano o, en este momento, de Tailandia, por poner un ejemplo de
país donde trabajan 14 horas niños de ocho años. Por tanto, hay que ir
avanzando en ese terreno con medidas que sean asimilables y prudentes.

En segundo lugar, son necesarias medidas que impliquen, al mismo tiempo,
una redistribución de la renta interna del país, porque uno de los
problemas que se está produciendo en este momento es que están creciendo
de forma muy importante las rentas y el PIB de un país, pero, como no hay
distribución interna, no se generan nuevos mercados. Por tanto, crece la
producción sin incrementarse los mercados, con lo que se agudiza más la
situación de sobreproducción de oferta en que está en este momento el
mundo. Este es uno de los problemas de fondo. Yo creo que las dos medidas
que hay que defender en este punto son la libertad de afiliación sindical
y la negociación colectiva, que es lo que puede permitir que la renta que
se genere en el país se distribuya de una manera correcta, con lo cual se
genera el crecimiento de los mercados, y que mejore la situación
internacional.

Política agrícola. Yo creo que está muy clara. Respecto a la orientación
al mercado usted me dice que se van a producir la desertización y el
barbecho en el país. Sin embargo, hay comunidades autónomas que han
planteado pagar un sueldo a los agricultores --y más de una, a mí me
consta una-- para no hacer nada, por ser paisajistas. En la agricultura
hay que defender, en primer lugar, las reservas estratégicas del país. Es
decir, no se puede eliminar la agricultura, eso es evidente, porque nos
podemos encontrar con la situación de Argelia, donde se le viene abajo la
industria y no tienen para comer. Por tanto, tiene que haber un mínimo de
agricultura, pero sí es verdad que la agricultura tiene que ir siendo más
productiva, y lo que ya está anunciando el Ministro de Agricultura, y
creo que es un proceso inevitable, es que tiene que descender la
población activa en el sector agrícola. Con mejoras tecnológicas se podrá
incrementar la productividad y podremos movernos, por consiguiente,
dentro de las ayudas europeas, no en la marginalidad total, en la que
cualquier bajada de la ayuda nos expulsa del mercado. Tenemos que ser
capaces de alcanzar una productividad en la cual no estemos en la
marginalidad absoluta, porque ante cualquier dificultad en el presupuesto
comunitario que disminuya las ayudas, si se es el más marginal de todos,
se es el primero que se va fuera, porque no es rentable la producción.

Ahora bien, en cualquier caso, sí tenemos que ser conscientes, y lo digo
a nivel europeo, no sólo a nivel español, de que al agricultor hoy le
preocupa ir a los ministerios a ver más cuál es el producto subvencionado
que el producto que se vende. No podemos ir a una distorsión del mercado,



Página 6338




como la que se ha producido, que conduce a que la producción sea irreal.

Tenemos que movernos en el término medio de defender lo que se pueda de
la agricultura, incrementando su productividad, y eso, evidentemente, en
la política mundial de hoy pasa por un cambio de subvención de precios a
subvención de rentas, porque, si no, la subvención de precios no la vamos
a poder hacer. Hay que mantener un cierto equilibrio en la medida en que
sea posible.

Otras barreras de tipo técnico. El problema de esto es que hay que
aplicarlo con un trato nacional y, por lo tanto, hay que aplicarlo a las
propias industrias. En muchos sectores, si se lo aplicásemos a nuestras
propias industrias, éstas no lo pasarían. Es muy fácil aplicárselo a
Alemania; los que más lo utilizan son los países más desarrollados. ¿Por
qué? Porque su industria está en un nivel que pasa todas esas barreras
técnicas o de calidad de consumo o de defensa del consumidor, todo este
tipo de barreras que se están introduciendo ahora. El problema es que si
se ponen barreras muy restrictivas, es evidente que se limita la
importación, lo que a lo mejor también es limitar la producción propia,
porque no se puede aplicar indiscriminadamente, dentro de las reglas
internacionales del comercio, sólo a la importación y no a los productos
propios. Creo que la inspección es una tarea importante en esos aspectos.

Además, el problema de establecer barreras es que, si no se inspecciona,
no valen para nada. La inspección es uno de los agujeros importantes que
tiene el Estado en su conjunto. La inspección de consumo está transferida
a las comunidades autónomas y en la mayor parte de las comunidades no la
ejercen ni el Gobierno central ni la comunidad autónoma ni los
ayuntamientos ni nadie; por lo tanto no hay sistema de inspección. Por
muchas barreras que se establezcan, si luego no se inspecciona y no se
tiene el sistema de control adecuado, es peor. Es uno de los temas en que
la coordinación Estado-autonomías se hace más imprescindible.

Si hiciésemos una reflexión estrictamente teórica, pensaríamos que en
esos temas, cuanto más lejos se está del ciudadano, más rigor se tiene
para poder hacer la inspección. Lo mismo que en prestación de servicios,
cuanto más cerca se esté del ciudadano es mejor, en las medidas
disciplinarias o cosas de ese estilo, cuanto más lejos se esté es mejor;
cuanto más cerca se esté, más presiones se tienen del propio entorno y
más difícil es tomar medidas disciplinarias. Lo digo simplemente a título
teórico, no a título de que queramos reformar ninguna ley ni cosas por el
estilo.

¿Cuál es el papel de la Comunidad y los países miembros? En comercio de
mercancías, la política es comunitaria: por tanto, es la Comisión la que
tiene la competencia de definir la política. Lo que pasa es que la
Comisión la tiene que aprobar en el Consejo Europeo, donde evidentemente
es verdad el plantamiento de la señora Thatcher de que en Bruselas y en
la Comunidad hay un gran déficit democrático. No hay ningún país donde un
ministro no tenga responsabilidades políticas ante su Parlamento; los
comisarios no la tienen, los comisarios no responden ni ante el
Presidente de la Comisión ni ante el país que les ha nombrado ni ante el
Parlamento Europeo. Eso da márgenes a que pueda haber un grado de
irresponsabilidad muy grande. Es decir, un comisario puede no cumplir el
mandato del Consejo y no pasa nada, el Consejo no le puede destituir. Por
lo tanto, evidentemente hay déficit en la estructura actual europea y
mientras no se avance, habrá problemas de difícil solución.

En cambio, en todo lo que son servicios, incluido propiedad intelectual,
las competencias son de los países miembros. Así pues, lo que hay que
conseguir es una unidad en negociar lo mismo, aunque las competencias
sean de nuestro propio país. Ha habido un intento de la Comisión de hacer
una política expansiva para otorgarse las competencias en servicios y en
comercio de servicios, que los países hemos rechazado y que creo que
debemos rechazar mientras no se resuelva ese problema de déficit
democrático. Creo que es muy difícil avanzar en la Unión Europea y darle
más competencias a la Comisión si no se resuelve el tema del déficit
democrático.

El mecanismo de defensa frente al 301. Los franceses plantearon desde el
primer día que si no se creaba la Organización Mundial de Comercio, la
Comunidad Europea tendría que tener su 301. El problema es que la
creación de la Organización Mundial del Comercio y el compromiso
norteamericano firmado de que acomodará la aplicación del 301 a toda la
normativa del Gatt han dejado el asunto en el alero a ver qué es lo que
pasa, cómo se aplica y cómo se cumple en realidad.

El reparto de los papeles con Francia ya se lo he comentado.

Evidentemente, en comercio, en servicios no puede haber una mera
similitud con las mercancías, pero, como le decía antes, tampoco se puede
permitir que, bajo la apariencia cultural, se justifique todo. Y además
alguno de esos ejemplos que usted ha puesto se podían volver incluso en
contra suya. A mí ya me gustaría que la mayor parte de los barrios que se
han construido en España en los últimos treinta años lo hubiesen hecho
arquitectos americanos, porque algunos parece que los han hecho
arquitectos soviéticos, más que norteamericanos. Es decir, al final, la
construcción que se hace la impone el que construye, y si el negocio es
construir vivienda barata al precio más barato posible, porque hay un
exceso de demanda sobre oferta, ya sea el arquitecto americano, español,
ruso, lo que sea, hace una vivienda cutre, que es probablemente lo que
hemos tenido durante bastantes años en España. En cambio, si el cliente
lo que quiere es un gran edificio, eso lo puede hacer un arquitecto
español, americano, francés, o cualquiera. En cualquier caso, sí le digo
que es verdad que en los servicios, hay aspectos culturales que desde
luego España está dispuesta a proteger. Donde más evidentemente los hay
es en audiovisuales. La colonización cultural americana que está
sufriendo Europa es simplemente el éxito del cine americano, y luego de
la televisión como elemento añadido.

Al señor Gatzagaetxebarría le tengo que decir que es verdad que el Gatt
es muy complejo. Yo comparto con usted que el pacto es sensato. Creo que
es algo que razonablemente todos podríamos firmar; que lo podían firmar
desde los países subdesarrollados, hasta Europa, Japón y



Página 6339




Estados Unidos. Todo el mundo puede defender ante sus opiniones públicas
que el pacto es equilibrado, que era lo que se habló desde el primer
momento. Una de las condiciones fundamentales del Gatt para la Ronda
Uruguay era que se eliminaba totalmente la posibilidad del Gatt a la
carta y que, por tanto, o se aceptaba todo o no se estaba. Es decir, se
eliminaba la posibilidad que había hasta ahora de que se podía escoger
una cosa sí y otra no. Para poder firmarlo, había que llegar a un pacto
equilibrado que significaba sacrificios para todos, y a todos nos ha
supuesto sacrificios.

En cuanto al tema de la pesca, una de las razones por las que no he
querido entrar (aparte de en los estudios, por dificultad) en los temas
sectoriales es porque el Ministro de Industria y el Ministro de
Agricultura tienen que venir aquí, y si yo entro a discutir todo el tema
de la agricultura y de la pesca, sobra el Ministro de Industria. Es
decir, cuando se ha planteado que no viniese un único Ministro a hablar
de todo el Gatt, a mí, básicamente, como Ministro de Comercio me tocaban
los temas generales, mucho más que los sectoriales uno a uno, que son
competencia de Ministros diferentes. En cualquier caso, creo que he
entrado bastante en los asuntos.

Sí le quiero decir al señor Aguirre (perdón, porque se me ha olvidado una
cosa) que el anexo I del Boletín de Información Económica es el que usted
tiene, y el anexo II era el informe que yo le he dado, con las tablas que
no le he dado y que se las daré ahora mismo, en cuanto tengamos una
fotocopia.

Siguiendo con la respuesta al señor Gatzagaetxebarría, los instrumentos
de defensa comercial básicamente son tres: el antidumping, el
antisubvención y la cláusula de salvaguardia. En antidumping y
antisubvención se cambió y conseguimos el cambio del sistema de votación.

Es decir, que lo propone la Comisión, y antes, para que se aprobase, la
Comisión tenía que tener mayoría cualificada, 54 votos (por tanto, con
una minoría de 23 se rechazaba), y ahora requiere sólo la mayoría simple:
de los 76 votos se requieren 38. Por ello, la minoría que se tiene que
conseguir para vetarlos es de 38 votos, que es ya muy diferente.

En cuanto a la cláusula de salvaguardia, no conseguimos el cambio, pero
sí conseguimos una cosa (que no era el objetivo fundamental, pero que sí
ayuda bastante), que en todos los acuerdos de preferenciales (mediante
los que se dan condiciones especiales al país con que se firman) las
condiciones, en cambio, de votación para tomar medidas de salvaguardia
frente a los países que tenían acuerdo preferencial fuese también por
minoría simple. Por tanto, a aquel que tiene acuerdos preferenciales la
medida de salvaguardia se aplica por mayoría simple, y a aquel que no los
tiene se sigue aplicando por mayoría absoluta. Fue una guerra a muerte
con los alemanes, sobre todo con los defensores del «statu quo». En
general los alemanes y los ingleses pretenden siempre mantener pequeñas
minorías de bloqueo porque les permite, sobre todo, controlar el
presupuesto. Al final ése es el problema, que no quieren una contribución
mayor al presupuesto comunitario y ésa ha sido la defensa de la minoría
de bloqueo de 23 por parte de los ingleses. Los alemanes como son más
pro-comunitarios y todavía siguen pensando que son los impulsores de
Europa, a veces en temas políticos como este son más flexible.

Relación de medio ambiente y Comercio. El tema del medio ambiente ha
entrado ya directamente en la OMC. Se ha creado un Comité especial de
medio ambiente y comercio. El comité tiene que desarrollar su trabajo y
ya está aceptada la integración del debate de medio ambiente en el ámbito
de la OMC.

El tema de la causa social no está aceptado todavía. Se ha encargado a la
comisión preparatoria de la Organización Mundial de Comercio que estudie
el asunto y haga una propuesta; que fue lo máximo que se pudo conseguir
en Marrakech. Este es un tema que se planteó muy tarde, que ha surgido en
los medios de comunicación y en la opinión pública no más allá de hace
dos, años, cuando en Europa han empezado a preocupar de verdad las
importaciones de extremo oriente. Es un tema en el que incluso a nivel
teórico de estudiosos universitarios todavía no hay papeles y, por tanto,
no había una elaboración mínima para trabajar sobre ella y se incorporó
muy tarde al debate. Eso es lo que se ha conseguido, y nuestra posición
ya se la he contado.

Señor Mauricio, agradezco su valoración positiva sobre la gestión del
Gobierno en este tema. ¿Qué hay que hacer ahora? Ese es el tema que hemos
dejado hoy pendiente: el marco general de competitividad de la empresa y
las medidas de apoyo a la exportación, más que a la exportación a la
presencia exterior de la empresa española. Ya no se puede plantear sólo
como mera exportación y como mero intercambio de mercancías, sino que, en
muchos casos, implica un esfuerzo mayor de montar redes comerciales y
estar presente fuera.

El tema de formación y tecnología ya se lo he comentado.

Tema Marruecos. ¿Cuál es el problema de Marruecos? Ya lo he comentado un
poco en la introducción. Cuando hay un acuerdo preferencial con un país,
los países que no son competidores lo que quieren son concesiones
comerciales y los países competidores lo que queremos es que se les dé
dinero que nos sale más barato que las concesiones comerciales. En este
tema la posición alemana e inglesa es claramente de concesiones
comerciales. ¿A costa de qué? No únicamente, pero fundamentalmente del
tomate.

¿Cuál es la posición española y la que yo creo que hay que mantener ahí?
No podemos negarles el pan y la sal a los marroquíes. Lo que podemos
hacer es limitar el crecimiento de sus exportaciones. Si se consiguiese
la media de los tres últimos años de las exportaciones marroquíes y
estableciésemos una cuota sin arancel por esa media, la producción
española estaba garantizada y no habría problemas. Lo que no podemos
permitir es que sigan creciendo a la velocidad que lo hacen con un
calendario que no nos protege a nosotros y que seguiría protegiendo al
resto de los países comunitarios de España y de Marruecos. La nueva
situación es que hay que ir por una vía negociadora. Mis noticias del
Comisario de Agricultura iban más o menos por ahí; y ése sería el
objetivo de una negociación.




Página 6340




Con Marruecos, como con todo vecino tenemos intereses estratégicos de
llevarnos muy bien y, al mismo tiempo, precisamente por ser vecinos y
tener las mismas condiciones climatológicas, produce lo mismo que tú. Con
los vecinos siempre existen problemas, por eso es con los que más te
peleas, primero porque están al lado y es más fácil pelearse con el de al
lado que con uno que está lejos; y, en segundo lugar, porque en muchas
ocasiones existen intereses de competencia en este tipo de cosas. El
esfuerzo que tenemos que hacer con Marruecos es apoyarles en su
desarrollo económico y financiero pero, al mismo tiempo, que ese
desarrollo económico vaya dirigido a sectores no competidores
directamente con España. Precisamente en la medida en que nosotros, desde
el punto de vista financiero, estamos apoyando el desarrollo marroquí, lo
orientemos hacia sectores productivos no directamente competitivos con
España.

El tema del plátano o del banano, como se dice internacionalmente, es una
guerra a muerte, donde evidentemente cada uno cuenta su parte. Cuando
llegas a Bruselas lo primero que te dicen en todos los mentideros de esa
ciudad (no sé si es verdad o no, pero lo que hago es transmitir un chisme
que te cuentan en todos los mentideros europeos) es que los alemanes
están peleados a muerte en este tema porque la importación de plátanos
era el mecanismo de financiación de los partidos políticos en Alemania y
que, por tanto, esto ha generado un consenso nacional en Alemania por
parte de todos los sectores que les ha perjudicado muchísimo. Es decir,
las licencias de importación en Alemania las tenían los partidos
políticos o testaferros de los partidos y al adjudicarse de otra manera
todo el tema de licencias ha generado una cuestión institucional muy
compleja.

No sé si eso es verdad o no, lo que sí le puedo decir es que los alemanes
esto no lo han tomado con un tema normal, que sale derrotado en una
posición comunitaria, sino como un tema que va bastante más allá de eso.

Diría que los belgas también. Los holandeses han ido más a remolque; las
grandes batallas las han planteado los alemanes y los belgas. Por tanto,
este es un tema abierto en la medida, sobre todo, que está planteado en
el Tribunal de Justicia de La Haya y que no sabemos lo que va a decir el
Tribunal.

El tema del GATT tendría, por lo menos en algunos aspectos, soluciones de
pactos con los países, que en parte ya hemos conseguido con algunos de
ellos; por tanto, desde el punto de vista, por ejemplo, del perjuicio a
la desconsolidación del arancel, es un pacto que hemos conseguido y eso
no tendría problema. Desde el punto de vista del trato de nación más
favorecida, como eso al final tiene que ir a votación y los países que
están a favor de la actual OCM del plátano son muchos, porque están todos
los ACP y, por tanto, hay muchos interesados en ese tema, es una cuestión
que se podría conseguir resolver.

El tema más difícil en el ámbito del GATT es la cláusula de trato
nacional y la distribución de licencias a los productores. En cualquier
caso, en ese tema nuestra posición es firme, hasta que un tribunal nos
diga que no podemos defenderla y tengamos que ir a otros puntos de
defensa, pero desde luego la posición del Gobierno español quiero
expresar que es de la máxima firmeza en defender el plátano canario.

En el tema del programa Regis que usted me ha dicho no le puedo precisar,
no conozco bien el asunto como para poder contestarle, pero me puedo
enterar.

Respecto a la consideración política que ha hecho de gobierno fuerte,
creo que es un tema importante, evidentemente es político, porque
mientras un gobierno esté en el gobierno --otra cosa es que no gane las
elecciones y las ha perdido-- debilitar al Gobierno de un país en un
momento en que las relaciones internacionales juegan un papel tan
importante no creo que sea positivo para nadie, lo digo sinceramente.

Es verdad que la imagen internacional del Gobierno español ha sufrido,
evidentemente, pero no te reciben de forma diferente y el Gobierno no ha
hecho dimisión de sus funciones como llegó a hacer el Gobierno italiano,
como antes decíamos. Al Gobierno italiano no es que no se le hiciese
caso, es que en un momento determinado no planteaba las cosas. En la
crisis del Gobierno italiano ocurrió que el Gobierno poco menos que
dimitió de sus responsabilidades, cosa que evidentemente aquí no está
pasando.

Al señor Martín Mesa agradecerle su intervención. Creo que hay que
trabajar en el futuro, es decir, hecha esta consideración general de lo
que ha sido la negociación, los aspectos positivos y negativos, la
negociación ha terminado ya y por tanto hoy hagamos el juicio que cada
uno hagamos sobre la negociación, al final la realidad es que éste es el
marco. Como decía al principio, es la primera vez que participamos en el
establecimiento de un marco, no participamos en el GATT de 1947, no hemos
participado de manera activa como hemos participado aquí nunca, y en 1947
no participamos, activa ni pasivamente. Aquí hemos participado, con
independencia de la valoración que se haga, que cada uno hará la que
quiera. Hoy el problema de nuestro país es que con el marco que ya está
fijado, seamos capaces de que el sistema productivo español sea capaz de
asumir ese marco de forma positiva y que, por tanto, seamos capaces de
crear una situación que vaya en beneficio del bienestar de nuestros
ciudadanos, que ese, desde luego, es el objetivo de nuestro Gobierno.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Troconiz Marcos): ¿Algún grupo
desea realizar algún tipo de puntualización sobre lo que acaba de decir
el señor Ministro? (Pausa.)
Ruego a los portavoces del Grupo Popular y de Izquierda Unida la mayor
brevedad, a ser posible entre tres y cuatro minutos.

El señor Aguirre, por el Grupo Popular, tiene la palabra.




El señor AGUIRRE RODRIGUEZ: Señor Gómez Navarro, igualmente mirándole a
los ojos y utilizando un término muy propio de voces socialistas, sin
ninguna acritud. Contestar con un insulto a unas valoraciones políticas
representa una ignorancia de la cortesía parlamentaria y la sequía de
argumentos.

Que no se ha facilitado el debate es un hecho y lo demuestra que esta
comparecencia haya de tener una



Página 6341




segunda parte, como ha sido solicitado prácticamente por todos los
grupos. Habrá que valorar si la tardanza de esos documentos ha sido
calculada o no ha sido calculada.

Siguiendo en ese tono de no tener ninguna acritud ni tensión en los
términos, sobre la forma de hacer oposición déjennos a nosotros diseñar
cómo la hacemos y ocúpense ustedes de solidificar la credibilidad del
Gobierno, que en estos momentos se encuentra francamente dañada, por lo
menos a los ojos de todos los titulares de la prensa extranjera y por los
datos que arroja la marcha de capitales en España, que, como sabe usted
muy bien, ha descendido en este primer trimestre aproximadamente el 46
por ciento. Ocúpense ustedes de la credibilidad del Gobierno y deje a la
oposición que diseñe su propia estrategia que, por supuesto, es usted muy
libre de calificarla de una forma o de otra.

Sobre la pertinencia o impertinencia del contenido de mi intervención y
de la reiterada solicitud de informes, se ha contestado usted mismo. Le
leo: El rigor implica tener la información necesaria. Nosotros valoramos
que la información con la que ustedes asistieron y la que se resisten a
darnos en nuestras reiteradas peticiones es precisamente por la
inexistencia de esa información. Por tanto, usted mismo se contesta sobre
el grado de rigor que tiene esa posición.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Trocóniz Marcos): El señor Espasa
tiene la palabra.




El señor ESPASA OLIVER: Muy brevemente, señor Presidente. Sólo quiero
hacer tres puntualizaciones.

Ya en el debate general en el Pleno con el Vicepresidente del Gobierno la
posición global de nuestro grupo fue, para decirlo muy brevemente, GATT
sí, OIT también. Era una forma de decir sí a la liberalización, pero sí
también a todo el tema de la cláusula social, etcétera, etc. Esta es la
posición global de nuestro grupo.

Sobre tres aspectos que en la amable contestación del señor Ministro me
ha replicado, quería puntualizar. En el tema de la solidaridad Norte-Sur,
evidentemente, no me va a pillar en ningún renuncio, sino todo lo
contrario. Usted lo avanzaba y decía: hay que ser prudentes; respecto a
la cláusula social quizá sólo hay tres puntos en los que ahora podamos
avanzar: trabajos forzados, trabajos de niños y redistribución de rentas.

Pero es evidente que lo que ha cambiado en el mundo de la década de los
noventa, sobre todo, es que los países en vías de desarrollo no exportan
materias primas, sino productos manufacturados.

El problema es el entorno social de la producción. No se puede pretender
comparar como igual los Hyundai, de Corea del Sur, con los Seat, de la
zona franca, porque en Hyundai no tienen vacaciones pagadas ni derecho a
la salud ni derecho a la Seguridad Social ni determinados niveles
salariales. Ahí está uno de los problemas enormes y estoy con usted: no
quiero hacer una protección regresiva contra los países que están
creciendo; lo que quiero es exportarles sindicalistas y derechos
sociales; pero comparemos de verdad el entorno social de la producción,
no seamos beatos del librecambismo ni pensemos que Citroën, Peugeot o
Seat son comparables al Honda o al Hyundai, que sabe usted no son
comparables, porque el entorno social de la producción, los costos, el
escandallo no son los mismos. Por tanto, yo creo que a veces el Gobierno
sí ha pecado de cierta beatería librecambista, aunque usted no ha ido por
ahí.

Es usted muy franco en ello y lo quiero subrayar. Reconoce el fracaso a
toro pasado; más que el fracaso el cambio de escenario en el tema de la
política monetaria y del tipo de cambio. Todos los excesos son malos y
seguramente el Gobierno anterior fue criticado, y por eso lo sacamos no a
toro pasado sino que lo decimos ahora y lo decíamos en 1989, 1990 y en
1991, desde su mayoría absoluta no nos hizo ningún caso sobre el excesivo
rigor presupuestario, rigor monetario, rigor en la sobrevaloración de la
peseta y elevación de los tipos de interés. Por tanto es bueno reconocer
ahora los cambios.

Respecto al tema de las barreras técnicas, es cierto que se pueden volver
contra la propia producción, pero usted sabe perfectamente que no son
sólo las barreras técnicas, sino de todo tipo las que se están aplicando
con las posiciones más peregrinas para proteger los propios sectores de
producción. Simplemente pido al Gobierno que deje de practicar beatería
librecambista como la practicó en el tema monetarista en los años
anteriores y aceptando las reglas del GATT e intentando mejorarlas
también sepamos ser flexibles en producir mecanismos de defensa de
nuestros sectores que a veces van desde cosas tan peregrinas como que en
determinados puertos no se puede descargar si no es lunes, miércoles o
viernes. Usted sabe que hay mil y una triquiñuelas, como usted ha dicho
muy bien hablando cursi en inglés «abilities» y que los países hacen cada
uno las que pueden. Yo pido que nuestro país sea también eficaz en estos
temas.

En las resoluciones y en la próxima comparecencia podremos abundar en más
elementos constructivos porque también estoy de acuerdo en que lo que hay
que hacer ahora es ver cómo vamos hacia adelante en nuestro país y en el
entorno mundial que para nosotros debe ser igualar en lo posible la
apertura en las mercancías con la apertura e igualación en los derechos
sociales.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Trocóniz Marcos): Tiene la palabra
el señor Ministro.




El señor MINISTRO DE COMERCIO Y TURISMO (Gómez-Navarro Navarrete): Voy a
ser brevísimo.

No creo que en este momento el Partido Popular pueda dar lecciones al
Gobierno sobre cortesía parlamentaria; por tanto me limito a decir eso.

La segunda comparecencia la he ofrecido yo, no la ha pedido ningún Grupo.

He sido yo el que, de entrada, después de que haya intervenido el
Presidente diciendo, con el acuerdo de los demás grupos, que se
concentraba la comparecencia en una sola, he dicho que ante la dificultad
de un tema tan complejo y que requería tiempo, me ofrecía a venir aquí
las veces que hiciese falta para que lo viésemos en el tiempo que fuera
necesario. Con esto queda cerrado el asunto.




Página 6342




Evidentemente ustedes pueden hacer la oposición que consideren. Lo que yo
he dicho es que usted pierde credibilidad ante mí si dice que todo lo
hago mal, porque haré cosas bien, mal y regular. Si usted me dice: esto
lo ha hecho bien, y esto mal, probablemente consideraría el asunto y
sería más autocrítico con lo que me dijese que hago mal. Si usted me
dijese: en esto te estás equivocando, le creería más que si me dice que
todo lo hago mal.

El problema de la credibilidad del Gobierno es un problema de
credibilidad, pero si me saca todo el tema de la marcha de capitales y
todas esas cosas, le diré que el pánico en la Bolsa existía el día que
había rumores de que el Presidente dimitía. No parece que fuese
precisamente porque continuase el Gobierno sino por su dimisión, lo cual
no quiere decir que evidentemente un Gobierno más débil da menos
seguridades. La debilidad del Gobierno en parte es responsabilidad del
Gobierno por no haber sido responsable del nombramiento y de mantener en
los puestos a personas sin la vigilancia adecuada, pero también ustedes,
con la actitud que tienen, han colaborado a debilitar al Gobierno.

Información necesaria. Usted me está diciendo que le dé un estudio del
efecto de la Ronda Uruguay, que ya está terminado. Lo que me está usted
pidiendo ahora no es un estudio de hace seis meses de cómo iba a ser; lo
que me pide usted es el efecto de la Ronda Uruguay. Yo le digo que le
puedo hacer un informe del tipo del que he hecho con valoraciones
cualitativas, que tienen algo de cuantitativas, y un informe de
aproximación que le digo es el más cuantificado que se ha hecho en
Europa. No conocemos informe de ningún país desarrollado, y lo hemos
pedido a todas las oficinas comerciales españolas de los informes que han
existido sobre el impacto en cada país de la Ronda Uruguay. Le puedo dar
una copia del informe de las oficinas sobre los países europeos.

Usted me pide algo que en este momento, si quiere que se lo haga con
rigor, no se lo puedo hacer, porque al final hay que cuantificar las
ofertas de todos los países y probablemente no lo tenga ni la Comisión,
porque evidentemente las cosas son así. Por tanto usted va a tener la
información que quiera; yo no le voy a obstaculizar la información, no se
preocupe. No voy a basar el debate en que tengo más información que
usted, de eso puede estar seguro, porque creo que, en contra de lo que
deduzco de su oposición, si usted me dice cosas razonables yo las voy a
tener en cuenta. No estoy convencido de que esté en posesión de la
verdad. Si me convence de que lo que usted plantea es más razonale, en mí
va a encontrar a una persona que va a considerar las razones que usted me
dé. No va a considerar los adjetivos, no va a considerar si es una
posición temeraria, porque es un adjetivo, es un calificativo; pero si me
dice cosas de fondo, va a encontrar en mí a una persona que va a
considerar lo que usted diga.

Señor Espasa, no soy un beato librecambista. Creo que el mundo va por
donde va y uno tiene que adaptarse a donde va el mundo de la manera más
eficaz posible, lo cual no quiere decir que no haya que hacer regates en
corto en algunas ocasiones para contar con más tiempo; pero, al final, no
nos engañemos, si no hay una catástrofe a nivel mundial, una guerra
imprevisible o una crisis económica de niveles de tal calibre que hiciese
que cada uno se encerrase en su pequeño mundo, se olvidase de los demás y
se limitara a comer trigo, almendras e higos, que es lo que produce, y
nada más, el mundo va a un proceso de librecambismo acelerado no sólo
porque los hechos históricos de los últimos diez años han hecho fracasar
lo que era el modelo alternativo global y el mundo tiende a pensar en
modelos globales. Es decir, el planteamiento mental por lo menos de la
mayor parte de la población occidental tiene relativamente poca capacidad
de vivir en la contradicción de coger cosas de cada sitio y, al final,
necesita la seguridad de los modelos globales. El otro modelo global
fracasó y, por tanto, ahora hay una corriente ideológico-social en favor
del modelo alternativo y del modelo neoliberal a ultranza. Yo no soy
neoliberal; soy socialdemócrata y, por tanto, en la medida de mis
posibilidades como Ministro, voy a intentar que la política que se haga
en este país sea aquella que en la práctica y de forma posibilista
permita la mayor defensa de los trabajadores.




El señor VICEPRESIDENTE (Fernández de Trocóniz Marcos): Señor Ministro,
señores Diputados y señores asistentes, muchas gracias.

Se levanta la sesión.




Eran las dos y veinticinco minutos de la tarde.