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Notas de prensa

Palabras del presidente del Congreso de los Diputados en el acto de Homenaje a las Víctimas del Terrorismo

27/06/2010

Majestades, Asociaciones y Fundación de Víctimas del Terrorismo, autoridades, señor alcalde de la capital, señor lehendakari del Gobierno vasco, señoras y señores:

Nunca, desde que se alumbrara la democracia, este Hemiciclo abrió sus puertas en domingo para un acto público.

Hoy, señor, no es un día cualquiera. Los diputados han querido por unanimidad que el 27 de junio quede en la historia de España como recuerdo del indigno e inútil dolor causado por el terrorismo.

No lo hacemos a escondidas. Nos reunimos solemne y fraternalmente con todas las asociaciones de las víctimas del terrorismo, con la Presidencia de los Reyes, con la asistencia también de los senadores del reino, con las  autoridades, a los que doy sinceramente las. Gracias por vuestra presencia. En este día tan especial.

Un día como hoy, hace 50 años, ETA mató a una inocente niña de 22 meses. Hoy tendría 52 años. Después, terroristas de todo signo han llegado a quitar la vida a 1.382 personas.

Para las gentes decentes, 50 años en el calendario de los sentimientos apenas es nada. En el calendario de nuestros corazones, la muerte de la niña Begoña Urroz fue ayer mismo, y por eso lo recordamos. Hoy continúa el duelo. Y mañana, y pasado, y el mes que viene seguirá viva en nuestro recuerdo colectivo, porque nadie muere mientras no se le olvida.

Cuando en marzo decidió la Cámara señalar este día 27 de junio como uno de los principales del año, nos marcamos varios objetivos:

En primer lugar, sellar un compromiso: el del recuerdo. Por más tiempo que pase no nos consentiremos la indiferencia. La memoria nos protege del que sería un segundo crimen, el del olvido. Mantener viva la memoria significa. honrar a los muertos, reconfortar a los vivos y, sin duda aborrecer a los asesinos.

Hoy queremos recordar a los muertos. Y decir a sus familiares y amigos que no están solos, no estáis solos, en la intimidad de vuestro dolor; que esta jornada tiene, política y sentimentalmente, tiene 365 días.

En segundo lugar, os debemos a las víctimas, os lo debemos, sinceramente, una proclamación de unidad, la unidad que este Hemiciclo hoy evoca y significa. Cuando el crimen y la maldad se unen contra la decencia, los políticos ¿todos, sin excepción ideológica alguna- no podemos permitirnos ni el más mínimo resquicio de duda. En materia de lucha antiterrorista, señorías, todos a una: ni un regate de más, ni un paso de menos. Debiéramos amonestar unánimemente a quien de nosotros se atreva a pisar la línea roja.

En tercer lugar, ambigüedad cero. El silencio, la distracción o cualquier indicio de permisividad hacia los entornos del terror es absolutamente imperdonable. Los ciudadanos tienen que castigar severamente al político que se distraiga en este camino. En la lucha antiterrorista, no caben los tibios.

Frente a la belleza de la vida, el terrorista cultiva el odio, oculta su veneno bajo cualquier dogma y acaba manchando toda causa, por digna que sea, en cuanto toca con sus manos.

No hay terrorista bueno, pero tampoco hay pueblo digno que sea capaz de convivir, acoger o incluir entre ellos a esa maldita especie, ni a sus cómplices ni a sus encubridores. La ambigüedad con el terror corrompe siempre.

Por último, gratitud. Gratitud inmensa a las asociaciones y la Fundación de Víctimas del Terrorismo por vuestro ejemplo, por no invocar la ley del talión, por vuestra entereza, por desterrar el odio como moneda de cambio. Gracias por vuestro coraje, por vuestra fuerza, y, sobre todo, por vuestro esfuerzo.

Así de claro, así de breve, así de sencillo. Toda España está con vosotros, os quiere, os acompaña. La España aquí representada os lo dice: España no olvida. No os olvida.

Que vuestra mirada sin rencor, esas miradas que percibimos desde la tribuna, en la que hoy presidís moralmente este acto, nos ayude a todos a encontrar el camino para acabar pronto con ellos. Desde aquí, en nombre de todos, os prometemos que estaremos unidos hasta vencerles.

Muchas gracias.

En honor de los muertos, recordando a los heridos, en homenaje a sus vidas y en solidaridad con sus familias, invito a todos a que puestos en pie guardemos un minuto de silencio.