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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 548, de 23/04/2014
cve: DSCD-10-CO-548 PDF



CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


COMISIONES


Año 2014 X LEGISLATURA Núm. 548

ECONOMÍA Y COMPETITIVIDAD

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. SANTIAGO LANZUELA MARINA

Sesión núm. 50

celebrada el miércoles,

23 de abril de 2014



ORDEN DEL DÍA:


Comparecencia del señor secretario general del Tesoro y Política Financiera (Fernández de Mesa Vargas), para:


- Informar de las líneas generales de su departamento en el ámbito de sus competencias. A propuesta del Gobierno. (Número de expediente 212/001470) ... (Página2)


- Explicar las líneas generales de su departamento. A petición del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso. (Número de expediente 212/001482) ... (Página2)


- Que informe sobre el cumplimiento de las previsiones de los reales decretos-leyes 4/2012, de 24 de febrero, por el que se determinan obligaciones de información y procedimientos necesarios para establecer un mecanismo de financiación para
el pago a los proveedores de las entidades locales y 7/2012, de 9 de marzo, por el que se crea el Fondo para la financiación de los pagos a proveedores. A petición del Grupo Parlamentario Socialista. (Número de expediente 212/000342) ... href='#(Página2)'>(Página2)



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Se abre la sesión a las once y treinta y cinco minutos de la mañana.


El señor PRESIDENTE: Señorías, como ustedes conocen, hay tres peticiones de comparecencia del secretario general del Tesoro y Política Financiera. La primera, para informar de las líneas generales de su departamento en el ámbito de sus
competencias, de la que es autor el Gobierno; la segunda, solicitada por el Grupo Parlamentario Popular, para explicar las líneas generales de su departamento; la tercera, a petición del Grupo Parlamentario Socialista, para que informe sobre el
cumplimiento de las previsiones de los reales decretos-leyes 4/2012, de 24 de febrero, por el que se determinan obligaciones de información y procedimientos necesarios para establecer un mecanismo de financiación para el pago a los proveedores de
las entidades locales, y el 7/2012, de 9 de marzo, por el que se crea el fondo para la financiación de los pagos a proveedores. Acumularemos las tres comparecencias.


Damos la bienvenida al señor secretario general del Tesoro y Política financiera, que tiene la palabra.


El señor SECRETARIO GENERAL DEL TESORO Y POLÍTICA FINANCIERA (Fernández de Mesa Vargas): Es para mí un honor comparecer por primera vez ante esta Comisión en calidad de secretario general del Tesoro y Política Financiera con el fin de
explicar las líneas generales de la gestión del departamento que dirijo. A lo largo de la comparecencia incidiré también en ciertos aspectos de importancia, relativos a los mecanismos estatales de apoyo a las administraciones territoriales, en
particular el Fondo de liquidez autonómico y el Fondo para la financiación al pago a proveedores.


Creo que ya nadie discute que el escenario de hoy es muy distinto del de hace dos años, y es que en estos dos últimos años nos hemos beneficiado de una progresiva normalización que nos ha permitido a todos financiarnos mejor,
administraciones públicas, empresas y ciudadanos; una financiación a mejores tipos de interés y a plazos más largos. Dicha normalización es consecuencia de un esfuerzo reformista llevado a dos niveles, tanto a nivel español como a nivel europeo.
A nivel español, gracias a una ambiciosa agenda reformista España tiene una economía mucho más solvente, estable y equilibrada. A nivel Europeo, la Unión Europea está firmemente comprometida con la unión bancaria, elemento imprescindible para
culminar con éxito la libre circulación de capitales dentro de la Unión Europea.


Todos los indicadores reflejan que los mercados financieros, en especial el mercado de deuda pública, se encuentran en mejores condiciones que hace dos años. Esta mejoría del mercado de deuda se ha venido confirmando en los resultados de
las subastas del Tesoro. Los tipos marginales de algunas de las últimas subastas o bien han marcado mínimos históricos o bien están muy cercanos a dichas cuotas. Citaré un par de ejemplos muy recientes. En la última subasta, celebrada el 3 abril,
el tipo de interés de los bonos del Estado a cinco años alcanzó el 1,89 %, el nivel más bajo registrado nunca por el Tesoro Público desde que se creó en el año 1987 con competencias en la emisión de deuda pública. En esa misma subasta, el tipo de
las obligaciones del Estado a diez años se fijó en el 3,30 %, muy cerca del mínimo alcanzado en el año 2005 del 3,10 %. Recientemente, en el mercado secundario de deuda pública el bono a diez años ha estado cotizando en cuotas inferiores a este
3,10 %. De igual manera, estos últimos años hemos sido testigos de una contracción en la prima de riesgo sin precedentes por su velocidad de ajuste.


Es importante saber de dónde veníamos. Entre 2008 y julio de 2011 se pasó de un diferencial contra Alemania de 40 puntos básicos a 640 puntos básicos, prácticamente un aumento de 600 puntos básicos. Pues bien, en menos de dos años dicha
prima de riesgo se ha reducido hasta el entorno de los 150 puntos básicos, en los que cotiza actualmente, y sigue cayendo rápidamente. Expresados en puntos porcentuales, es una mejora de casi 500 puntos básicos en el diferencial al que cotiza la
deuda del Estado en el mercado secundario respecto a nuestros comparables alemanes. Nótese, además, que la forma en que se ha producido la contracción de la prima de riesgo refleja una recuperación de la confianza en la economía española y no
solamente una normalización de los mercados financieros a nivel europeo. Sirva de ejemplo que en agosto de 2012 España pagaba aproximadamente 100 puntos básicos en su deuda por encima de Italia y que hoy en día pagamos dos puntos básicos por
debajo. Esta mejoría en las condiciones de mercado ha permitido al Tesoro Público llevar a cabo con éxito una estrategia basada en tres ejes fundamentales. En primer lugar, la reducción de los costos de financiación para el Estado; en segundo
lugar, el alargamiento de la vida media de la deuda del Estado; y, en tercer lugar, la diversificación de la base inversora.


Consciente de que la mayor contribución que puede realizar la Secretaría General del Tesoro al país es reducir, en la medida de sus posibilidades, el coste de financiación del Estado para así permitir a este mantener otras partidas
presupuestarias de mayor beneficio social, el Tesoro ha tratado sistemáticamente



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de reducir el coste de emisión de la deuda pública en la medida de lo posible. En este sentido, el coste de la nueva deuda emitida fue en 2011 del 3,9 %, en 2012 del 3 %, en 2013 del 2,45 %, y en 2014 está siendo del 2,1 %, el nivel más
bajo desde que se introdujo el euro. Estos menores costes en el momento de emisión han permitido pasar de un coste medio total de la cartera de deuda viva del 4,07 % en 2011 al 3,68 % en 2014. El ahorro de intereses en 2013, respecto a la partida
consignada en los Presupuestos Generales del Estado, fue de 8.500 millones de euros. Lógicamente, el crédito de esta partida presupuestaria se estimó a mitad del año 2012 con otro escenario financiero. Además, esta mejoría en los costes de
financiación -eso es importante- no solamente se ha producido en el Estado, sino que ha permeabilizado en la totalidad de las administraciones públicas y también ha tenido un impacto en los costes de financiación de ayuntamientos y de comunidades
autónomas.


El Fondo de liquidez autonómico ha jugado un papel fundamental en esta dinámica y ha sido, sin duda, una de las medidas más importantes llevadas a cabo por el Estado a favor de las comunidades autónomas. La puesta disposición de una red de
seguridad a beneficio de las comunidades, con una disponibilidad de préstamos del Estado a muy bajo coste, ha permitido a las mismas financiarse a costes muy inferiores a los soportados en el año 2012. A través del FLA el Estado ha puesto 62.000
millones de euros a disposición de todas aquellas comunidades autónomas que voluntariamente han solicitado la adhesión al mecanismo. Esos recursos permiten financiar el déficit público de las comunidades adheridas, así como una parte importante de
los vencimientos financieros. Esos 62.000 millones se complementaron con 42.000 millones puestos a disposición a través del Fondo para la financiación del pago a proveedores, que ha permitido limpiar la deuda comercial de las comunidades autónomas,
con las consecuencias positivas que de ello se derivan para el tejido empresarial del país. Además, el compromiso creciente del Estado con las comunidades autónomas ha permitido a las mismas llegar a acuerdos de refinanciación con la banca a tipos
cada vez menores. Si a finales del año pasado la banca refinanciaba las posiciones a un 2,5 % por encima del coste de financiación del Estado, en el año 2014 ninguna comunidad autónoma se está financiando, en lo que se refiere a préstamos
bancarios, a más del 1,5 % por encima del Tesoro Público. Las comunidades autónomas adheridas son las más beneficiadas por el mecanismo, ya que consiguen ahorros importantes en costes frente al coste de emitir en el mercado de capitales. Estas
comunidades autónomas han tenido unos ahorros anuales por un importe estimado de 642,82 millones de euros, que teniendo en cuenta la vida media de esta deuda en total asciende a 4.100 millones de euros.


El beneficio del FLA también se extiende a las comunidades autónomas no adheridas al mismo. En efecto, la red de seguridad del FLA ha permitido a todas las comunidades autónomas, independientemente de su adhesión o no, financiarse a tipos
muy inferiores a los que estarían vigentes en caso de no existir este mecanismo. Para entender tal magnitud de ahorro debe tenerse en cuenta el ajuste que se ha producido en los costes desde el año 2012. En concreto, en algunas comunidades
autónomas, fundamentalmente en aquellas adheridas, el diferencial respecto al coste de financiación del Tesoro se ha reducido del entorno de los 700 puntos básicos en julio del año 2012 hasta los 130 puntos básicos en la actualidad.


El menor coste de financiación de la deuda pública, junto con la mejora en la percepción del sistema bancario español, está contribuyendo positivamente también en la financiación al sector privado. Así lo reflejan, por ejemplo, los últimos
datos del ICO: el creciente recurso de las empresas a la financiación en los mercados de capitales, la desaceleración y la caída del crédito bancario y el punto de inflexión que se está observando en la evolución del nuevo crédito a hogares y
pequeñas empresas.


Pero desde el Tesoro comprendemos que tan importante como reducir el coste de financiación medio es el alargamiento de la vida media de la deuda. El Tesoro Público es una institución que está plenamente comprometida con el largo plazo y la
sostenibilidad de la deuda. Pues bien, el principal logro del Tesoro no es haber conseguido una reducción del costo de financiación medio, sino hacerlo, además, alargando la vida media de la deuda en circulación y cumpliendo con el programa de
financiación. En efecto, en el año 2013 el Tesoro cumplió plenamente con el programa de financiación neta anunciada de 7.000 millones de euros, con una ejecución mejor de lo esperado en términos de composición entre deuda a corto plazo y deuda a
largo plazo. En concreto, el programa ejecutado tuvo una mayor vida media de lo inicialmente previsto a principios de año: se financiaron 6.278 millones de euros menos de lo previsto en letras y a cambio se financiaron 7.115 millones de euros más
a medio y largo plazo. Esa tendencia hacia el alargamiento de la vida media se mantiene en 2014. En particular, se observa que el vencimiento medio de las nuevas referencias emitidas ha pasado de 7,6 años en 2013 a 8,3 años en 2014. Además, el
programa de financiación de 2014, previsto en 65.000 millones de euros, del que ya llevamos financiado



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más allá del 40 %, se cumplirá sin aumentar el volumen de productos a corto plazo. Por tanto, toda la nueva deuda se emitirá exclusivamente con cargo al programa de instrumentos a medio y largo plazo, reduciendo así el riesgo de
refinanciación de la cartera. Al igual que ocurre con la reducción en los costes de financiación, el alargamiento de la vida media no es una pauta exclusiva del Estado, esta tendencia hacia la alargamiento de la vida media es una constante que
también se está observando en comunidades autónomas y entidades locales, así como en empresas. En el caso particular de las comunidades, no puede dejar de comentarse el impacto positivo en la vida media de su deuda debido a los préstamos a largo
plazo que habilita el Estado a través del FLA, con dos años de carencia y diez años de devolución.


Finalmente, la reducción del coste de financiación y el alargamiento de la vida media no pueden entenderse sin referenciar el tercer pilar sobre el que se sustenta la estrategia del Tesoro, que no es otro que la diversificación de la base
inversora. En efecto, a resultas de un intenso ejercicio de comercialización realizado por el Tesoro Público, y como consecuencia también de la mayor confianza de los inversores en la economía española, se observa un mayor flujo inversor procedente
del extranjero. Del mínimo de tenencias extranjeras registrado en agosto de 2012 en 191.800 millones de euros, se pasa a finales de febrero de 2014 a 295.000 millones de euros, lo que supone un volumen de compras netas desde agosto de 2012 de
103.400 millones de euros por parte de no residentes, cifra superior al 10 % del PIB. Subasta tras subasta y sindicación tras sindicación, el Tesoro ha ido constatando una vuelta del inversor extranjero al mercado de deuda española. A título de
ejemplo se puede nombrar la exitosa sindicación de la nueva referencia a diez años en enero de este año 2014. El libre alcanzó en una mañana un volumen de órdenes nunca visto, con más de 450 inversores involucrados y con un importe demandado
cercano a los 40.000 millones de euros. Nótese que de los 10.000 millones de euros finalmente emitidos el 61 % procedían inversores extranjeros.


Señorías, sin duda, la mejoría experimentada en las condiciones de financiación de familias, empresas y administraciones públicas no puede entenderse sin la recuperación de la confianza. Ese cambio de percepción en el futuro de la economía
española por parte de la comunidad inversora sienta sus bases en la corrección de cuatro desequilibrios básicos: déficit público, exceso de endeudamiento privado, déficit por cuenta corriente y falta de crecimiento. En lo sucesivo, voy a detenerme
a explicar cómo se ha producido dicha corrección. Empezando por el déficit público, debe destacarse el esfuerzo de consolidación realizado a todos los niveles de la Administración Pública: Estado, comunidades autónomas y entidades locales. Se ha
hecho un esfuerzo importante para contener y reducir el déficit público. Del 9,01 % de déficit público para el conjunto de las administraciones públicas en 2011 se pasó al 6,84 % en 2012 y finalmente al 6,62 % en 2013. Debe hacerse notar que este
importante esfuerzo de consolidación se ha producido en un contexto recesivo, en el que el PIB cae cerca del 3 %, el 2,8 %. Dicho esfuerzo se ha reflejado en unas menores necesidades de financiación netas año a año y, por tanto, en una menor
exigencia a los mercados en relación con los volúmenes de deuda en términos netos que estos han de absorber.


En segundo lugar, se ha producido un esfuerzo de desapalancamiento importante en el sector privado. La reducción del endeudamiento nacional no podría haberse producido sin el esfuerzo de los ciudadanos y de las empresas españolas. España
partía a principios de la crisis de unos elevados niveles de endeudamiento privado, muy por encima de la media de nuestros socios europeos. En el caso de los hogares, la reducción de los niveles de endeudamiento ha sido notable: desde el máximo
alcanzado en 2010 del 87,4 % del PIB se ha reducido casi 10 puntos porcentuales, hasta el 78 % a finales del año 2013. Pero el ajuste ha sido todavía más acusado en el caso de las empresas. La deuda de las empresas no financieras alcanzó su máximo
en términos de PIB en el 143,8 % en el año 2010 y desde entonces se ha ido reduciendo rápidamente hasta el entorno del 130 % del PIB, es decir, 30 puntos porcentuales.


En tercer lugar, se ha producido un ajuste muy notable en la financiación exterior. Como sus señorías conocen perfectamente, para facilitar el desapalancamiento de la economía española era fundamental equilibrar las cuentas frente al
exterior. El ajuste exterior se ha producido -esto es lo más importante- fundamentalmente a través de una magnífica ejecución de las exportaciones y también a través de una sustitución de las importaciones por productos nacionales, lo que, sin duda
alguna, ha sido uno de los elementos valorado más positivamente por parte de los inversores internacionales.


En cuarto y último lugar, conviene hacer referencia al último desequilibrio de la economía española, que es la falta de crecimiento. También, señorías, en dicha métrica podemos ser hoy optimistas, más optimistas que ayer. Aunque los
niveles de crecimiento son todavía modestos somos optimistas de cara



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a 2014, ya que las perspectivas de los principales analistas indican que en este ejercicio la economía crecerá por encima del 1 %. Se espera que conjuntamente con el crecimiento económico empiecen también a llegar mejores datos de empleo.
En ese sentido, también podemos destacar que se aprecia un cambio de tendencia: el número de ocupados en términos desestacionados volvió a reseñar tasas de variación intertrimestrales positivas en el cuarto trimestre de 2013, algo que no sucedía
desde principios de 2008.


Como no podía ser de otra forma, la corrección de los desequilibrios no es fruto del azar, sino consecuencia de una ambiciosa agenda reformista nacional e internacional. No me quiero detener en la lista de reformas internas emprendidas en
la actual legislatura por haber sido ya objeto de amplia descripción por parte de otros altos cargos en comparecencias anteriores, pero sí me gustaría compartir con ustedes algunas novedades respecto a iniciativas europeas de relevancia a la hora de
explicar la normalización de los mercados financieros en los últimos dos años. En efecto, a nivel europeo se ha realizado un esfuerzo muy importante encaminado a lograr una mayor integración de los mercados financieros. Hasta ahora, la mera
coordinación entre supervisores y reguladores ha resultado insuficiente para garantizar plenamente la integración económica y financiera, sobre todo en los países que compartimos moneda. Los mercados financieros han estado muy fragmentados, con
costes desiguales de financiación para familias y empresas, y la política monetaria no se ha trasladado de forma eficaz a la economía real. Por ello, y a pesar de la complejidad del acuerdo, la construcción de una unión bancaria es el paso más
trascendente en materia económica que hemos dado en la Unión Europea desde la puesta en marcha de la unión económica y monetaria. En definitiva, el objetivo consiste en que un banco en cualquier esquina de un país de la zona euro ya no sea un banco
español, francés o italiano, sino que sea un banco europeo, de modo que tendrá que cumplir los mismos estándares de solvencia, estará vigilado por un mismo supervisor, pasará por los mismos chequeos y se disolverá, si no hay otro remedio, por los
mismos procedimientos y bajo las reglas dictadas por una misma autoridad.


Siendo un poco más preciso, considero, señorías, que podemos resumir los objetivos de la unión bancaria tres grandes ejes. En primer lugar, minimizar el coste de futuras crisis para el contribuyente europeo, garantizando que las pérdidas
sean asumidas por las propias entidades, comenzando por sus accionistas y acreedores, y protegiendo de manera expresa la posición de los depositantes minoristas. En segundo lugar, romper el vínculo entre riesgo soberano y riesgo bancario, que
tantos y tan elevados riesgos ha generado en la zona euro en los últimos años. Ante posibles vulnerabilidades en el sector bancario de un país, la solución y el posible apoyo financiero del sector público vendrán de la mano de un enfoque y
mecanismos comunes a nivel europeo. De esta manera lograremos que las futuras crisis bancarias no impacten de forma diferenciada sobre el sector público de los distintos países de la zona euro. En tercer lugar, el objetivo de la unión bancaria es
eliminar la fragmentación financiera, de modo que las empresas no deban enfrentarse a diferentes costes financieros en función de su localización geográfica dentro de la Unión Europea.


La arquitectura de la unión bancaria cuenta, como es ya conocido, con tres pilares fundamentales: la Directiva de rescate y resolución bancaria, como herramienta de armonización de los instrumentos para la resolución de crisis financieras
futuras; un mecanismo único de supervisión, que será ejercido por el Banco Central Europeo; y un mecanismo único de resolución al que acompañará finalmente un fondo único de resolución. La Directiva de rescate y resolución de entidades de crédito
tiene como objetivo establecer las reglas comunes que serán de aplicación a las entidades de crédito que se encuentren en dificultades. Esto permitirá que cualquier intervención de una entidad de crédito, y la posible inyección de ayudas públicas
derivada, se realice de una manera idéntica, independientemente del Estado de la Unión Europea en que esta se produzca. Asimismo, la norma que acordamos el año pasado tiene por objetivo evitar el coste para el contribuyente y dar la máxima
protección a los depositantes. Los accionistas soportarán en primer lugar las pérdidas, y tras ellos el resto de acreedores; los depositantes mantienen la cobertura para cantidades de hasta 100.000 euros, a los que se suma el tratamiento de máximo
privilegio y protección como acreedores de los bancos. A partir de noviembre de este año contaremos con la autoridad única de supervisión de la banca europea, el Banco Central Europeo, que supervisará directa o indirectamente, dependiendo, a
grandes rasgos, de qué entidad supervisada se considere significativa o sistémica o no, las entidades de los países de la zona euro. En particular, supervisará directamente el 80 % de las entidades europeas y en el caso español el 90 % de nuestras
entidades. Esa autoridad



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única viene a garantizar algo verdaderamente fundamental para nuestro país: la existencia de una misma supervisión con unos mismos estándares de todas las entidades que compitan en el mercado de servicios financieros.


Por último, tenemos el mecanismo único de resolución, que es quizás el aspecto que más ha costado diseñar, pero se ha conseguido establecer un marco común para la gestión de las crisis bancarias. Habrá una autoridad única de resolución,
responsable de adoptar las decisiones en un plazo que no deberá superar las veinticuatro horas, y un fondo de resolución que actuará como último recurso y que tendrá fondos equivalentes al 1 % de los depósitos garantizados a nivel europeo. Contará,
como mínimo, con 55.000 millones de euros y será la propia industria quien sustente este fondo y no el contribuyente -esto es muy importante resaltarlo-. En definitiva, con este esfuerzo en el ámbito europeo, que también lo será a nivel nacional,
por supuesto, avanzamos de manera decidida hacia una unión económica y monetaria más completa, con mercados financieros plenamente integrados y sin barreras regulatorias al flujo de capitales. Posibilitaremos, por tanto, una competencia equitativa
y en igualdad de condiciones entre los agentes económicos de la Unión Europea. En apenas dos años hemos saneado y recapitalizado el sector financiero español y hemos hecho un importante ejercicio trasparencia. Ahora, a través de un ejercicio de
cesión de soberanía, y en aras de la construcción de una auténtica unión bancaria, contaremos con mecanismos institucionales y regulatorios de supervisión que garantizarán la solidez y la estabilidad del conjunto de la banca europea.


Concluyo. El esfuerzo colectivo de la sociedad española, ciudadanos, empresas y sector público, y el ambicioso esfuerzo reformista del Gobierno, han permitido a España a recuperar la credibilidad en los mercados financieros internacionales.
Los inversores extranjeros confían en España, y prueba de ello es la fuerte mejoría y normalización del mercado de deuda pública española, tanto estatal como autonómica. Sin duda, los esfuerzos realizados en el marco europeo para lograr una mayor
integración y completar la unión monetaria mediante la creación de la unión bancaria han ayudado a dicha normalización. Pero la normalización se debe, fundamentalmente, al gran esfuerzo realizado a todos los niveles nacionales, impulsando un
ambicioso plan de reformas que ha prometido incrementar la credibilidad y la confianza en nuestro crédito. ¿Dónde estamos ahora? Todavía queda un largo camino por recorrer, porque la posición de partida era muy complicada. No obstante, a día de
hoy todas las variables del flujo se han estabilizado: el déficit público se ha reducido en 2013 hasta el 6,62 % para el conjunto de las administraciones públicas; el crédito comienza a estabilizarse de forma selectiva en algunos sectores clave
tras años de contracción; España registró en 2013 un superávit por cuenta corriente del 0,8 % del PIB, lo cual refleja que las cuentas exteriores se están equilibrando. En el último trimestre de 2013 España registró un crecimiento intertrimestral
del 0,2 %, modesto pero positivo, y la mayoría de los analistas esperan un crecimiento superior al 1 % para el año 2014. La corrección del desequilibrio de las variables de flujos era el primer requisito necesario para que España pudiera volver a
una senda de crecimiento equilibrada, sostenible y apoyada en la competitividad y el empleo, y España lo ha cumplido.


El señor PRESIDENTE: En el turno de portavoces, en primer lugar, tiene la palabra, por el Grupo Socialista, el señor Gómez.


El señor GÓMEZ SÁNCHEZ: Quiero agradecer, por supuesto, en primer lugar, la presencia en la Comisión del secretario general del Tesoro y Política Financiera. Ha realizado usted una intervención extensa. Por mi parte, insistiré en tres
materias que me parecen de especial interés. En primer lugar, me voy a referir a la evolución de la deuda pública, a su financiación y a su propia dinámica de medio y largo plazo. Sobre ello le pediré también alguna explicación complementaria. En
segundo lugar, también quería hacer algunas consideraciones sobre la unión bancaria europea -usted se ha referido a ella- y sobre cómo va la evolución de la construcción de sus cuatro grandes pilares. Por último, me referiré al motivo en sí de la
petición de comparecencia por parte del Grupo Socialista, que es todo lo que tiene que ver con el mecanismo de financiación de pago a los proveedores por parte de las entidades locales.


Mi grupo había solicitado en esta ocasión su comparecencia para dar cumplimiento a lo que establece en este sentido la legislación, pero también por el hecho de que precisamente el mes que viene se cumple un hito esencial, que es que vence
el plazo de los dos primeros años establecidos en la mayoría de los préstamos a las entidades locales como período de carencia de ese instrumento de financiación. Después me referiré a lo que esto implica.


Señor secretario general del Tesoro, si tuviéramos que valorar los resultados de una política económica como la aplicada en España -por cierto, también el conjunto de Europa- durante los últimos años en



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función del comportamiento de la deuda pública, la conclusión no podría ser otra que la de fracaso, fracaso, en mi opinión, profundo y fracaso extraordinariamente preocupante. La economía europea se expandía entre 2009 y 2010 a una tasa de
alrededor del 2 %. Hoy los pronósticos, pese a la mejora experimentada en los últimos trimestres, apenas superan el 1 % para el conjunto de la Unión Europea. El crecimiento hoy es mucho menor que hace apenas tres años y el desempleo ha crecido
enormemente. En los tres últimos años la tasa de paro en Europa ha crecido en 3 puntos porcentuales y el desempleo ha crecido en más de 4 millones de nuevos desempleados. En el caso español, nuestra tasa de desempleo es hoy superior en más de 6
puntos a la que se registraba en el mes de mayo de 2010, cuando ese giro hacia la austeridad tomó cuerpo en España y en Europa entera. Desde entonces, hay casi 2 millones de parados más. De ellos, 700.000 se han producido desde que cambió el
Gobierno, en diciembre del año 2011, si atendemos a las cifras de la encuesta de población activa. Lo malo, por supuesto, ha sido este fenomenal crecimiento del desempleo y las pérdidas sufridas en el nivel de empleo -pérdidas que se evalúan en
torno a 1.015.000 desde diciembre del año 2011-, pero lo peor es que no ha mejorado la posición fiscal de los principales países afectados. En este tiempo no ha habido ni una sola mejora que se pueda evaluar en nuestra posición fiscal. La pregunta
que nos hacemos en el Grupo Parlamentario Socialista es: ¿De qué ha servido tanta austeridad si el tamaño de la deuda pública sigue creciendo a pasos verdaderamente agigantados? Esta dinámica de la deuda -una dinámica infernal por falta de
crecimiento- es uno de los factores que mayor peligro ofrece en este momento para nuestra sostenibilidad a largo plazo. España es uno de los pocos países de la Unión que verá seguir aumentando el ratio de la deuda pública respecto de su PIB, según
las previsiones, hace poco conocidas, del Fondo Monetario Internacional. Por supuesto, el volumen de deuda es sobre todo déficit público acumulado, pero el problema, señor secretario general, es que con el uso de tanta contabilidad creativa por
parte del Gobierno las cifras del déficit público hace tiempo que han dejado de ser un indicador relevante del estado de nuestras cuentas públicas. Hoy, cuando alguien quiere evaluar la posición fiscal de España, ya no mira su déficit público, mira
su deuda pública, y lo que ve es que nuestra deuda es hoy la más alta en el último siglo. Desde comienzos del siglo XX, cuando España tuvo que atender las deudas arrastradas por la guerra de Cuba, no había un nivel de deuda tan alto como el que hoy
presenta nuestro país en términos del PIB. La contabilidad creativa ha alcanzado no solo a los ingresos fiscales, retrasando por ejemplo las devoluciones de impuestos, sino también a los gastos. El cierre anticipado del presupuesto para trasladar
gastos hacia adelante es siempre un buen ejemplo, como lo son también las operaciones one-off -de una vez por todas- diferidas, el déficit del sector eléctrico, el pago a los proveedores -ahora dedicaremos un tiempo a esta cuestión-, el rescate
anunciado de las autopistas y un largo etcétera. Lo que es verdad es que cuando termine este año, el año 2014, la deuda pública habrá crecido en 300.000 millones de euros, 30 puntos del PIB, respecto al nivel que tenía en diciembre del año 2011.
Así es como estamos y así es como vivimos y mientras tanto tenemos que escuchar una y otra vez ese discurso -permítanme que se lo diga así- en ocasiones engañoso y en otras -no es su caso- zafio de que hay que gastar menos de lo que se ingresa; un
discurso de un Gobierno que mientras tanto ha elevado la deuda pública como nunca en España; un discurso -hay que decirlo sin ninguna demagogia- que ha tenido como relato, en forma de hechos concretos, a las compañías constructoras, a las entidades
financieras, a las compañías eléctricas -por más que algunas se rasguen las vestiduras- como principales beneficiarias de este incremento sustancial de nuestra deuda pública. Ahora, los riesgos para la sostenibilidad de la deuda no vienen solo de
la ausencia de crecimiento, porque ha aparecido una nueva fuente de incertidumbre a la que usted no ha hecho referencia, que es la deflación. Hay quien dice que la deflación no tiene por qué ser una mala noticia y la verdad es que no lo es para
aquellos -sean personas, sean empresas o sean países- que son acreedores de otros. La deflación en esos casos no es una mala noticia, pero es la peor noticia posible para los deudores y España es un país deudor. Sus empresas y sus familias deben
casi 200 puntos del PIB, pese a la mejora registrada en los últimos trimestres, y el Estado está a punto de alcanzar un nivel de deuda que equivale ya a casi el cien por cien de su PIB; lo alcanzaremos con toda probabilidad durante el año 2014.
Para que el nivel de deuda pública disminuya el porcentaje del PIB es necesario no solo conseguir superávit primario, que todavía estamos lejos de ello, sino que el propio PIB, en términos nominales, crezca por encima de lo que crece el tipo de
interés de la deuda pública. Así ocurrió de hecho durante el ciclo expansivo. El tipo de interés se mantenía por debajo del crecimiento nominal del PIB y esto, unido a la existencia de un superávit primario, redujo sustancialmente a lo largo de
diez años consecutivos el peso de la deuda pública sobre el PIB. Teniendo en cuenta las previsiones económicas más recientes, no es previsible que el PIB nominal crezca por encima del tipo de interés de



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la deuda -estamos todavía muy lejos de ese punto-, por lo que las administraciones públicas necesitan generar un superávit primario de al menos el 1,3 % del PIB para conseguir estabilizar -no reducir- el ratio de deuda. Sin embargo, el
Fondo Monetario Internacional prevé que España tenga por primera vez superávit primario en el año 2017, dentro de tres años -el 0,4 % en el último monitor fiscal- y ha realizado esta previsión a la vez que alertaba contra los riesgos de deflación en
el nivel de nuestros precios interiores. Leo textualmente la cita del Fondo Monetario, porque me parece muy interesante. Dice: En el contexto actual de endeudamiento generalizado se está trabajando en detrimento de la recuperación en la zona
euro, especialmente en los países más frágiles, donde se están frustrando los esfuerzos para reducir la deuda, recuperar la competitividad y luchar contra el desempleo. El Banco Central Europeo debería considerar más recortes en la política de
tipos de interés y sobre todo buscar la forma de aumentar sustancialmente su balance -el balance del Banco Central-, ya sea a través de operaciones específicas de financiación a medio y largo plazo o programas de facilidad cuantitativa a través de
la compra de activos públicos y privados. Esto es lo que dice el Fondo Monetario Internacional sobre las insuficiencias que todavía se mantienen en la actuación de nuestro Banco Central. Me gustaría que nos ofreciera su opinión sobre estas
materias que hoy son claves para evaluar nuestras perspectivas de deuda a medio y largo plazo.


Para terminar, quiero decir algunas palabras sobre la unión bancaria. El acuerdo alcanzado en marzo por el Consejo Europeo avanza efectivamente en dos materias: simplifica el procedimiento de toma de decisiones y acelera respecto del
acuerdo anterior la mutualización del Fondo único de resolución. Esto es verdad, pero siguen abiertas dos cuestiones fundamentales sobre las que me gustaría conocer su opinión. En primer lugar, el respaldo al Fondo único de resolución aún no se ha
resuelto. El acuerdo político alcanzado por los líderes de la Unión incluye el compromiso de poner en marcha una línea de crédito para respaldar el propio fondo, pero ni la naturaleza ni la fecha están todavía claras. En nuestra opinión, este tema
debería ser tratado a la mayor brevedad posible. En segundo lugar, el alcance y las funciones del mecanismo único de resolución deben ser más claros. Por ejemplo, no está claro si el Consejo tendría algo que decir en la resolución de la segunda
categoría de entidades, las que no están sujetas a la supervisión directa del Banco Central Europeo. Una unión bancaria adecuada no debería tener la segmentación entre el nivel central y el nivel nacional en la propia gestión de la función de
resolución.


Para terminar, permítanme que insista en un asunto que motivó ya hace algún tiempo la petición de su comparecencia. Hace un mes que mi grupo presentó una proposición no de ley en relación con el fondo de proveedores para entidades locales.
El punto de partida de la propuesta consistía en la constatación de que la mayor parte de las operaciones formalizadas se realizaron en mayo del año 2012 y contenían un plazo de carencia de dos años. Este plazo vence el mes de mayo del año 2014, el
mes próximo. En nuestra opinión, la situación actual de las haciendas locales aconseja la revisión de estas operaciones, ampliando el plazo de carencia y también el de amortización y modificando el tipo de interés, que hoy día está situado
alrededor de 6 %. Dada la mejora en la situación financiera, en el margen y en la holgura de los mercados financieros nacionales e internacionales, este tipo de interés que tienen que sufrir los ayuntamientos en la financiación de estas operaciones
nos parece excesivamente amplio. En nuestra opinión, esto es lo menos que debería hacerse con unas entidades que, hay que decirlo, son las que han soportado, junto con las comunidades autónomas, la carga del esfuerzo de ajuste y de contención del
déficit público en los últimos años. No hace falta que recuerde hoy aquí que mientras la Administración Central, la del Estado y la de la Seguridad Social, ha visto aumentar su déficit en 2,5 puntos porcentuales del PIB -el aumento ha sido de más
de 24.000 millones-, las comunidades autónomas lo han reducido en más de 35.000 millones en los dos últimos ejercicios y las entidades locales llevan liquidando presupuestos con superávit los tres últimos ejercicios. Me gustaría conocer su opinión
sobre esas propuestas realizadas en su día por el Grupo Parlamentario Socialista y que, por el cariz de la enmienda que entonces fue presentada por el Grupo Parlamentario Popular, podrían llegar a ser compartidas de una u otra forma por el propio
Gobierno. Quizás esta comparecencia sea un buen momento para constatarlo. (Aplausos).


El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra la señora Garrido.


La señora GARRIDO VALENZUELA: En nombre del Grupo Parlamentario Popular, quiero dar la bienvenida a esta casa al secretario general del Tesoro y Política Financiera en su primera, y espero que no única, comparecencia para darnos cuenta de
la actividad relacionada con el departamento que dirige,



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que en un Estado moderno, además de ser una pieza capital, como sistema específico de financiación y refinanciación de deuda, es un termómetro del momento económico que vivimos. Quiero resaltar que su presencia es un reflejo de
transparencia que nos ayuda a mejorar el trabajo de esta Comisión.


En el tiempo que usted lleva al frente de la secretaría, algo más de dos años, España ha pasado de ser un país ignorado e incluso desdeñado por inversores extranjeros a convertirse en un país de auténtica alternativa de inversión. Su
departamento ha vivido este cambio, sobre el que quiero realizar una serie de matizaciones referidas a tres momentos diferentes en el tiempo: el de su llegada, el transcurrido hasta el día de hoy y las perspectivas de futuro.


A su llegada tuvo que enfrentarse al peor momento de la crisis de España, motivada como sabemos -sin extenderme más- por excesos cometidos en el pasado y por la acción de la Administración anterior. El Tesoro tenía que seguir apelando a los
mercados para conseguir financiación. Se encontró con la ardua tarea de pedir fondos a lo largo de 48 subastas por 5.000 millones de euros. Todos sabemos que alguna de ellas ha sido enormemente difícil y lo ha sido por la escasez de demanda y
porque los mercados no creían en las cuentas de España. Me gustaría que nos indicase de qué manera se aborda una situación límite a la llegada a un puesto como el de secretario general del Tesoro y Política Financiera y si en ese momento, de cara a
la recuperación de la confianza perdida, jugó un papel importante la estabilidad política del Gobierno.


Desde esa caótica situación de partida y hasta el día de hoy se han llevado a cabo una batería de reformas a las que se ha referido muy brevemente. Ha hecho referencia a la política de estabilidad presupuestaria; a la reducción del déficit
público, que ha pasado del 9,01 al 6,66 al cierre de 2013, recuperando la confianza en los mercados; a la reforma del sistema bancario, porque carecía de solvencia y de credibilidad y sin ellas era imposible una recuperación económica -esta reforma
bancaria culmina con la línea de crédito concedida por Europa, que viene a resolver el problema protegiendo siempre los intereses de los depositantes-, y a la reforma laboral. Estamos viendo cómo la reforma laboral está permitiendo que con niveles
bajos de crecimiento haya una creación neta de empleo y esté aumentando la competitividad de las empresas. Como consecuencia de estas medidas, a día de hoy, lo acaba de señalar en su exposición, el Tesoro ya encadena varios meses marcando mínimos
en los tipos de interés y alargando los plazos, cuestión que es de enorme importancia, con una demanda creciente de todos los títulos. Se ha producido ese gran descenso en la prima de riesgo, en el diferencial con el bono alemán. Usted hacía
referencia a la enorme bajada en términos porcentuales. La verdad es que su departamento se ha enfrentado a niveles que rondaban los 630 puntos básicos de la prima de riesgo y ayer marcó el 153,3. Ese ahorro no lo ha cuantificado, pero no hace
falta hacerlo para saber que cualquier ahorro en los costes de financiación va a permitir que esos fondos se destinen a otros menesteres o que no se tengan que realizar ajustes adicionales. Por eso, ya que me he referido muy brevemente a la agenda
reformista del Gobierno, me gustaría que nos indicase el grado de implicación de esa agenda en dos aspectos que considero básicos: el primero, el abandono, técnicamente, de la recesión económica, con el crecimiento en octubre de 2013, y el segundo,
la reducción de la prima de riesgo y por tanto la recuperación de los mercados.


Por supuesto, de cara al futuro queda muchísimo por hacer. Tenemos una tasa de paro -el portavoz socialista ha hablado de ella- que es insostenible. Él hacía referencia -cada uno marca las pautas donde lo considera conveniente- a mayo de
2010, con una tasa del 20 %, y yo parto de que en diciembre de 2011 había una tasa cercana al 23 %, casi 5 millones de parados y que, aunque últimamente está frenando, en el año 2012 ha ido creciendo. Sin embargo, los esquemas son totalmente
diferentes. La economía española es más creíble, competitiva, generadora de confianza. La Agencia Moody's, en sus indicadores, ha mejorado la perspectiva de la deuda española, en diciembre, de negativa a estable, y recientemente, en febrero, de
estable a favorable, abriendo la puerta a nuevas mejoras en la calificación en futuras revisiones.


También me parece importante -así lo ha señalado en su discurso- que todos los esfuerzos que el Gobierno de España ha realizado se hayan compaginado con las reformas llevadas a cabo a nivel europeo, para evitar esa fragmentación en los
mercados que tanto daño hace a las empresas españolas, para romper ese vínculo entre el devenir de un banco y la deuda del Tesoro, que no deben ir unidos, no deben estar relacionados. En definitiva, lo que se está buscando en Europa, y en lo que
usted se ha extendido suficientemente a mi juicio, es la unión bancaria a través de los mecanismos únicos de resolución y de



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supervisión. Creo que en su exposición ha dicho que en noviembre ya entra en funcionamiento el mecanismo único de supervisión. Cuando la unión bancaria esté plenamente activa, ¿qué efectos va a tener sobre la política financiera de su
departamento?


No cabe duda de que las colocaciones en 2014 evolucionan rápidamente. A día de ayer, en la subasta del martes, se ha colocado el 37,9 de la financiación prevista. En su discurso ha dicho que en el nuevo producto de referencia a diez años
el 61 % de los que captaban esas subastas eran de origen extranjero. Le pediría que profundizase un poco más en el perfil de estos extranjeros: de dónde provienen, cuál es el apetito inversor, cuáles son los países extranjeros que están teniendo
apetito por la deuda española. También, nos gustaría que nos dijese, porque seguimos los pasos que está dando el Tesoro para captar más financiación en otros países, cuáles son los destinos previstos. Siguiendo con los destinatarios, me gustaría
que nos explicase una cuestión. El inversor particular tiene una aplicación para acceder de forma individual a la adquisición de deuda pública a través de la página web del Tesoro, pero parece que ha habido algún que otro problema en la
accesibilidad de esa aplicación. Me gustaría saber si es consciente de que existe esta dificultad y si ha habido algún estudio que recogiera estos problemas de cara a la participación del inversor particular.


Hay un aspecto que está trascendiendo en la prensa financiera y es la posibilidad, de cara a diversificar la base de inversores, sobre todo en fondos de pensiones y en aseguradores europeos, de emitir bonos ligados a la inflación. ¿Vamos a
tener demanda suficiente?


Seguimos con el déficit público alto y es necesario continuar reduciéndolo. Me gustaría que nos dijera en qué medida el incremento de ingresos y la reducción de los costes de financiación van a contribuir a lograr los objetivos de déficit
que tenemos comprometidos. El portavoz socialista ha hecho referencia al endeudamiento; como sabemos, la última cifra es el 96,56, próxima al 100 % del PIB. Ha señalado que los principales méritos son la reducción de los costes de financiación,
el aumento del plazo de vencimiento y la sostenibilidad que mantiene en este momento. El grupo que apoya al Gobierno tiene que reconocer que se ha producido un incremento sustancial de la deuda. Nos puede hablar de partidas, pero me gustaría que
nos dijese a qué se debe ese incremento tan considerable de la deuda y, sobre todo, cómo sería si no se hubiera partido de la situación a la que he hecho referencia al comienzo de mi intervención.


Quiero terminar agradeciendo de antemano las respuestas que pueda dar a las cuestiones que hemos planteado. (Aplausos).


El señor PRESIDENTE: Señor secretario general, puede responder a los portavoces.


El señor SECRETARIO GENERAL DEL TESORO Y POLÍTICA FINANCIERA (Fernández de Mesa Vargas): Me van a permitir que reagrupe las preguntas en dos grandes bloques. Ambos grupos parlamentarios se han referido, por un lado, a la evolución de la
deuda pública en los últimos años, a su sostenibilidad y a los patrones de crecimiento económico, y por otro lado, a distintas cuestiones relativas a la unión bancaria, que como comentaba en mi exposición inicial es sin duda alguna uno de los
elementos fundamentales en el proceso de avance de la unión monetaria.


En primer lugar, en relación con la deuda pública y su sostenibilidad, conviene hacer dos comentarios preliminares. La deuda pública española se ha visto incrementada de forma sustancial en los últimos años, siendo el último dato el 93,9 %
de deuda en relación al PIB. Existen dos grandes grupos de razones que explican esta evolución. En primer lugar, el elevadísimo déficit público del que se partía en el año 2011. Teníamos una cifra del déficit público del 9,1 %, una cifra muy
importante. Además, había una serie de partidas presupuestarias previas a este año 2012 y que han ejercido un impacto muy significativo en la evolución de la deuda pública en los años 2012 y 2013. Le puedo citar algunos ejemplos. En primer lugar,
los retrasos en los pagos a proveedores. Entre los años 2012 y 2013 se ha tenido que efectuar el desembolso de 42.000 millones de euros. Esos retrasos en los pagos a proveedores se deben a dos causas fundamentales. La primera, la falta de acceso
a los mercados por parte de comunidades autónomas y ayuntamientos, que no podían financiar sus déficits. Para eso el Gobierno diseñó y puso en marcha el FLA, para evitar que las comunidades autónomas no pudieran financiar sus déficits si no tenían
acceso al mercado. La segunda, las desviaciones del déficit respecto a lo inicialmente presupuestado. Esta partida ha supuesto 42.000 millones; una partida distinta a la del déficit público. Por otro lado, como todos ustedes saben, se han tenido
que realizar desembolsos para reestructurar el sector financiero por un importe de 41.000 millones. Estos desajustes no se han producido en el año 2012-2013, sino que han sido desajustes producidos previamente, pero que se han materializado en el
año 2012. Se han producido desembolsos también para hacer frente a los programas de rescate de Grecia, Portugal e Irlanda, por un



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importe de 21.000 millones de euros. También se han hecho desembolsos que han tenido implicaciones en la deuda PIB para ese nuevo mecanismo europeo de rescate por un importe de 9,7 millones de euros. Esta serie de actuaciones, que no están
directamente relacionadas con el déficit público y que han aflorado entre los años 2012 y 2013, pero que fueron concretadas en años anteriores, suponen alrededor de un 11,3 % del PIB. Es decir, si a la deuda pública, que al cierre de 2013 ascendía
al 93,9 % del PIB, le restáramos este 11,2 %, tendríamos una deuda PIB de alrededor del 82 %.


En cualquier caso, lo realmente importante es que la deuda pública española es sostenible. Existen distintas variables que así lo corroboran. En primer lugar, para los inversores ha sido realmente importante que España haya sido capaz de
reducir su déficit público, muy elevado -el 9,1 % del PIB-, en una época de desaceleración económica. La capacidad del Gobierno de reducir el déficit público en un momento de recesión ha sido uno de los elementos que ha dado mayor credibilidad a su
política económica y seguridad y confianza a los inversores. Fruto de esta consolidación fiscal, las previsiones que tenemos son que entre los años 2015 y 2016 se produzca ya una estabilización de la deuda en relación con el PIB -en torno al 100 %
del PIB- y que a partir de 2016 comience a producirse una caída de la deuda en relación con el mismo. Por otro lado, el coste del servicio de la deuda es del 3,4 %. Está en un entorno muy similar a países como Bélgica y muy por debajo de otros
países como Estados Unidos, Italia o Portugal. Por tanto, el coste del servicio de la deuda en relación con el PIB está situado en niveles muy sostenibles. La última variable que determina la sostenibilidad de la deuda es el denominador. Hemos
partido de años en los que este denominador -el crecimiento económico- ha sido negativo y empezamos, como comentaba en mi exposición inicial, a tener un componente positivo. Todos estos elementos han dado confianza a los mercados y están
permitiendo que se rebaje nuestro coste de financiación.


En segundo lugar, en relación con el Fondo de pago a proveedores, como comentaba en mi exposición inicial se trata de una de las iniciativas más importantes en materia financiera llevadas a cabo por el Gobierno, que no solo ha tenido la
virtud de limpiar los atrasos de ayuntamientos y comunidades autónomas en el pago a proveedores, sino que también ha sido una inyección de liquidez para las pequeñas y medianas empresas. Concretamente, se han financiado seis millones de facturas de
comunidades autónomas, dos millones de facturas de ayuntamientos y se han beneficiado más de 250.000 pequeñas y medianas empresas de la financiación de este retraso en el pago a proveedores.


Los préstamos a comunidades autónomas y ayuntamientos están siendo refinanciados a medida que se producen los vencimientos, y la idea -como se ha hecho en el pasado y se continuará haciendo en el futuro- es repercutir a comunidades autónomas
y ayuntamientos este menor coste de financiación fruto de estas refinanciaciones a menor coste. Estos préstamos tienen unos períodos de pago cómodos de diez años, con dos años de carencia. En cualquier caso, las comunidades autónomas y los
ayuntamientos que lo deseen, si encuentran fórmulas de financiación más baratas así lo pueden hacer y proceder a una amortización anticipada. De todas maneras, el Fondo de pago a proveedores va a repercutir sus mejoras en los costes de financiación
a los destinatarios finales de estos fondos.


Respecto a los nuevos instrumentos de financiación del Tesoro, efectivamente una de las estrategias fundamentales ha sido la diversificación de su fase inversora -ha sido un elemento primordial para reducir el costo de financiación del
Tesoro- que se va a conseguir a través de la utilización de todos los instrumentos al alcance del Tesoro. Los principios fundamentales que usamos a la hora de lanzar nuevos instrumentos son tres: en primer lugar, desde el punto de los costes, que
sea un instrumento eficiente; en segundo lugar, que permita alargar la vida media de la deuda; en tercer lugar, que se acceda a una nueva base inversora. El año pasado realizamos una emisión en dólares que nos permitió acceder a 150 nuevas
cuentas en Estados Unidos de inversores que tradicionalmente no invierten en euros, que les gusta hacerlo en dólares, y a través de esta emisión se logró alcanzar este objetivo. Las emisiones ligadas a inflación, como vienen haciendo un gran número
de países, como es el caso de Reino Unido, de Francia, de Italia, de Alemania, acceden a una base inversora distinta, como son los fondos de pensiones, las aseguradoras, que tienen pasivos indexados a la inflación y a las que la adquisición de ese
tipo de productos les permite una cobertura de los riesgos entre el pasivo y el activo. Además, son instrumentos que permiten una financiación a largo plazo y aumentar la duración y la vida media de la deuda. Por tanto, dadas estas
características, es un instrumento que el Tesoro Público viene analizando y estudiando en los últimos meses, y si las condiciones del mercado son las adecuadas se valorará positivamente y se estudiará su puesta en marcha, igual que se produce en
otros países de la Unión Europea.


Respecto a la base inversora del Tesoro, a lo largo de los años 2012 y 2013, como comentaba en mi exposición, ha habido un aumento muy sustancial de la masa inversora internacional. Se han aumentado



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en más de 100.000 millones de euros las inversiones por parte de tenedores de bonos extranjeros, que es una cantidad muy importante, más del 10 % del PIB. Se ha producido, digamos, una vuelta progresiva de esta base inversora. En el año
2012, los primeros inversores internacionales que empezaron a entrar con fuerza fueron los anglosajones, Reino Unido y Estados Unidos; en el año 2013 se ha recobrado la base inversora de inversores de largo plazo en países del norte de Europa, de
Escandinavia, de Francia, de Alemania; en 2014 estamos viendo cómo inversores de otros continentes, como el asiático, están empezando a entrar y a invertir en el bono español; también inversores mucho más conservadores del centro y del norte de
Europa, de Escandinavia, de Finlandia, de Dinamarca, aseguradoras francesas, alemanas, muy conservadoras, que tradicionalmente no invertían en bonos españoles, están volviendo a realizar inversiones en bonos españoles. Conviene decir que el bono
español en el año 2014 ha actuado como instrumento refugio. En las recientes turbulencias en los mercados emergentes, como consecuencia de la reducción de los estímulos monetarios en Estados Unidos, el bono español se ha visto favorecido por la
entrada de capital extranjero, lo cual refleja que está siendo usado como un instrumento de refugio de riesgo. Creo que esta es una noticia muy positiva. El Tesoro español ha realizado una actividad muy intensa de comunicación en distintos países
y plazas financieras. Hemos estado presentes prácticamente en la mayor parte de los países europeos, en Reino Unido, en Francia, en Alemania, en Italia, en Holanda, en Noruega; también fuera de la Unión Europea, en Estados Unidos, en Chile, en
Perú, en Colombia, en Japón, en China, en Singapur. Hemos visitado a más de 500 inversores en el año 2014.


En cuanto a las preguntas relacionadas con la unión bancaria, haré dos comentarios. Para España la unión bancaria es importante por varias razones, pero quizá una de las principales es la existencia de las mismas reglas de juego para todos
los países de esta unión. Uno de los grandes logros de la unión bancaria es que se van a usar los mismos procedimientos de resolución bancaria para todos los países de la unión monetaria. Se va a evitar lo que ocurrió en el pasado, es decir, que
se usen procedimientos distintos para el caso de España o el de Holanda, en los que se utilizaron procedimientos similares, que para el caso de Chipre o el de Irlanda. A partir de ahora, una vez instaurada la unión bancaria, vamos a tener las
mismas reglas de juego para todos. En ese sentido, las reglas de resolución de la unión bancaria se van a aplicar a todos los bancos, a los grandes y a los pequeños. La única diferencia es que si no hace falta inyectar dinero público la resolución
para los bancos más pequeños será realizada por parte de la autoridad de resolución nacional; pero si hace falta inyectar dinero público y dar algún tipo de respaldo a los acreedores, los planes de reestructuración van a tener que ser aprobados por
la entidad europea, lo que va a asegurar que cualquier banco de Europa, cualquiera que sea su tamaño o el país en el que esté ubicado, va a estar sometido exactamente a las mismas reglas. Esto va a generar que se produzca una ruptura de la
segmentación de los mercados, que para nosotros es un elemento fundamental.


El Fondo de resolución europeo al cabo de un periodo de ocho años va a estar dotado con 55.000 millones de euros. Hay que decir que antes de usar el Fondo de resolución europeo hay un sistema muy claro y muy estricto de asunción de pérdidas
por parte de los acreedores que hará que el uso de dicho fondo sea más difícil de lo que lo ha sido en el pasado, porque los rescates bancarios serán pagados por los propios bancos y no por los contribuyentes. Además, en los propios acuerdos a los
que se ha llegado en Europa ya se han diseñado mecanismos para la financiación de este fondo en el caso de que disminuyan sus tenencias, y se ha quedado en revisarlos y mejorarlos en los próximos años, conforme se vaya viendo cuál es el
funcionamiento de dicho fondo. Repito que dentro de la normativa comunitaria ya se han previsto mecanismos para financiar este fondo en caso de que fuera agotando sus existencias como consecuencia de tener que ser usado para la financiación de
crisis bancarias.


En definitiva, y a modo de conclusión, diría que ha habido dos factores importantes para la vuelta con fuerza al mercado de deuda pública española de los inversores internacionales. En primer lugar, las reformas económicas del Gobierno y la
consolidación fiscal, que han permitido sentar las bases para un crecimiento económico sostenible. No basta con tener crecimiento económico, sino que este tiene que ser creíble y sostenible, y la realidad es que hemos pasado de ser un país con un
déficit exterior del 10 % a un país con un superávit por cuenta corriente; hemos pasado de ser un país con un déficit público muy elevado a un país que está siendo capaz de reducir su déficit público en momentos de recesión; estamos siendo capaces
de reducir la deuda privada en un contexto macroeconómico complicado y hemos sido capaces de retornar al crecimiento económico. Un crecimiento económico basado, en este caso, en las exportaciones, porque conviene recordar que el volumen de
exportaciones ha aumentado un 10 % del PIB en los cuatro o cinco últimos años. Por tanto, lo que los inversores están valorando positivamente no solo es la vuelta al crecimiento, sino la vuelta a un crecimiento más creíble y más sostenible y
duradero



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en el medio y largo plazo. El otro elemento fundamental de la base inversora es la apuesta por el euro, por la unión monetaria. Desde ese punto de vista, la unión bancaria se está valorando muy positivamente, porque los inversores
consideran que es una reforma que va a conseguir un mercado bancario europeo y común, mejorando la eficiencia del funcionamiento de los bancos.


El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, muy brevemente, el señor Gómez.


El señor GÓMEZ SÁNCHEZ: Dada esta circunstancia excepcional de estar solo dos grupos, se podría aprovechar un poco más el tiempo y abrir un segundo turno de intervenciones. Me atengo a su criterio.


El señor PRESIDENTE: Si desea hacer algún tipo de matización o alguna pregunta concreta, puede intervenir.


El señor GÓMEZ SÁNCHEZ: Quería hacer un comentario que me parece relevante respecto a este asunto de la prima de riesgo. Sin duda alguna, esta es una cuestión esencial y en ocasiones, es verdad que llevados seguramente por un cierto
entusiasmo por la situación actual respecto de la que existía hace solo dos o tres años, en la argumentación se carga demasiado la suerte. A este respecto, quiero señalar dos acontecimientos importantes. Hace dos años y medio ya, se cumplirán
pronto tres años, teníamos una prima de riesgo elevada en el conjunto de los países de la eurozona, especialmente en los países del sur. Todo cambió, efectivamente, en el verano del 2012. En ese momento, la prima de riesgo griega era de 2.000
puntos básicos y hoy, dos años después, es de 445 puntos básicos. Ha pasado de 2.000 puntos básicos, 20 puntos de tipo de interés, a 445 puntos básicos, 4 puntos de tipo de interés. Es decir, que hoy la prima de riesgo griega es inferior a los 650
puntos básicos aproximadamente que tenía la española en el verano del año 2012. La prima de riesgo griega ha bajado 1.560 puntos básicos, frente a los 460 o 470 que ha bajado la española, lo que quiere decir que ha descendido tres veces más, el
triple, que la prima de riesgo española, y tiene que ser así, porque era ostensiblemente más alta, enormemente más alta. Lo que hemos visto en este espacio de dos años en el conjunto de los países de la eurozona, no solo en España, ha sido un
descenso generalizado en las primas de riesgo. Consecuentemente, si está sucediendo algo al mismo tiempo en todo el espacio de la eurozona, y especialmente en los países más afectados por la crisis, tendrá que ver con un acontecimiento capaz de
influir en ellos, y ese ha sido la intervención del Banco Central. Esta es mi opinión. A veces, creo que de forma legítima, pero excesiva, tendemos a confundir consecuencias con causas. De lo que hemos carecido en Europa durante mucho tiempo ha
sido de un banco central capaz de actuar para defender la deuda soberana de cada país. De eso hemos carecido en plena crisis, lo que estuvo a punto de costarnos la propia existencia de la moneda única. Lo que tenemos ahora es un banco central que
empieza a parecerse a un prestamista de última instancia, que nunca lo fue, viviendo como hemos vivido la peor crisis financiera de nuestra historia reciente en el ámbito europeo, y también en el español. Quería resaltar estas cosas, porque a veces
en la argumentación tendemos a olvidar, digámoslo así, esta situación.


En febrero del año 2014 -es el último dato- la deuda pública española es del 96,5 % del PIB. Lo que nos preocupa es su dinámica de medio y largo plazo. Hace tres años yo era ministro de Trabajo -resalto esta anécdota porque tiene mucho
sentido en relación con lo que estamos hablando- y un parlamentario me preguntó en la sesión de control por qué razón el Fondo de reserva de la Seguridad Social estaba invertido fundamentalmente en deuda pública española, estando sometida, como
estaba en ese momento, a tan grandes riesgos como los que existían en el conjunto de la economía europea sobre su propia deuda pública, es decir, Italia, Portugal, España, etcétera, los países más afectados. Más o menos venía a decir: ¿Por qué no
invierte usted el Fondo de reserva en otros títulos que no sean deuda pública española? La respuesta era obvia: ¿Se imagina usted que el Fondo de reserva de la Seguridad Social sea el primero en no creer en la sostenibilidad y en el carácter de la
deuda pública española?


Naturalmente creo que la deuda pública española puede ser sostenible en el medio y largo plazo, pero la condición es recuperar el crecimiento. Esta es la principal dificultad a la que nos enfrentamos no solo en España, sino en Europa en
general. Si no podemos recuperar niveles de crecimiento fuertes, capaces de recomponer la propia evolución, el propio signo del empleo y del desempleo, las dudas seguirán estando presentes en el conjunto de los mercados. Esas son las dudas sobre
la deuda española y sobre el conjunto de las deudas públicas de los países más afectados por esa situación en la eurozona; este es el riesgo sobre el que nos advierten sistemáticamente, a nosotros y al conjunto de Europa, instituciones como el
propio Fondo Monetario Internacional.



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Quería hacer estos comentarios, entre otras cosas, para suscitar una segunda ronda de debate.


El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra la señora Garrido.


La señora GARRIDO VALENZUELA: Simplemente quiero hacer una aclaración. En relación con lo que nos ha explicado en su exposición, tengo una pequeña duda sobre el mecanismo único de supervisión. En el caso de España, entiendo que sobre ese
10 % de los bancos que no van a ser controlados por el Banco Central Europeo, puesto que el 90 % van a pasar a estar supervisados por él, va a seguir ejerciendo la total supervisión el Banco de España, es decir, que va a continuar como estaba.


Quisiera saber también cuál es actualmente la situación del mecanismo de resolución, porque se ha llegado a un acuerdo sobre un borrador y sobre la constitución de un fondo de garantía común de 55.000 millones, que a España le supondrá el 12
%. ¿Hay un calendario previsto para la aprobación definitiva del mecanismo de resolución?


El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor secretario general.


El señor SECRETARIO GENERAL DEL TESORO Y POLÍTICA FINANCIERA (Fernández de Mesa Vargas): En primer lugar, en relación con la corrección de Grecia y de España, tengo que decir que ha habido una diferencia fundamental: Grecia ha emitido en
el mercado 2.000 millones de euros entre los años 2013 y 2014 y España va a emitir 500.000 millones. No es lo mismo financiar 2.000 millones que 500.000. Le aseguro que si los inversores internacionales no creyeran en la sostenibilidad de la deuda
pública española no invertirían 500.000 millones de euros en España a precios muy inferiores.


Ningún inversor me ha preguntado por el OMT en los últimos dos años, creo que la última vez que lo hicieron fue a finales del año 2012; por tanto, no es una cuestión que estén mirando. Los inversores me preguntan sobre el crecimiento
económico, sobre el déficit público, mucho, sobre la sostenibilidad exterior, etcétera; es decir, factores que, como comentaba anteriormente, están bajo corrección. En el OMT tuvo su importancia el anuncio del BCE en julio de 2012. Se disipó
cualquier duda sobre el euro, pero han pasado muchas cosas desde año, porque muchos países, no solo España, han corregido sus déficit exteriores, como decía en mi exposición inicial. También la corrección ha sido distinta por países. En julio de
2012 el diferencial entre España e Italia era de 120 puntos básicos a favor de Italia y ahora estamos por debajo de Italia; es decir, los mercados han apostado por nuestra deuda pública más que por la de otros países. También han sucedido eventos
importantes, como la unión bancaria, que los mercados aprecian muy positivamente. Creo que es un avance muy relevante, porque se va a conseguir mantener un mercado bancario único y se va a romper de forma completa con la segmentación de los
mercados, por ejemplo, con que una empresa por el hecho de estar situada en un país tenga que pagar más que si lo está en otro.


La autoridad de resolución única va a tener poder para aprobar los planes de resolución, como decía en mi exposición, sea cual sea el tamaño de la entidad e independientemente de donde esté ubicada. Si tenemos un banco pequeño que está
siendo supervisado por una entidad nacional y tiene un problema, en principio los planes de reestructuración serán aprobados por la autoridad de resolución nacional, siempre y cuando no implique inyección de dinero público; si implica inyección de
dinero público este plan de reestructuración tendrá que ser aprobado por la autoridad de resolución europea. Eso es así precisamente para evitar que no haya reglas iguales para todos. Si eres un banco pequeño situado en Holanda y tienes un
problema, no es posible que el ahorrador que ha invertido el dinero en ese banco esté más protegido que el ahorrador que ha invertido en un banco más grande situado en otro país. Es muy importante que las reglas sean las mismas y se apliquen a
todos. Desde el punto de vista de la eficiencia hay un sistema a dos niveles, pero las reglas son aplicadas de forma rigurosa y exacta para todos los bancos, independientemente de donde estén situados.


El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor secretario general.


Se levanta la sesión.


Eran las doce y cincuenta minutos del mediodía.