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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 42, de 22/02/2012
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


COMISIONES


Año 2012 X Legislatura Núm. 42

ASUNTOS EXTERIORES

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JOSÉ IGNACIO LANDALUCE CALLEJA, VICEPRESIDENTE PRIMERO

Sesión núm. 2

celebrada el miércoles,

22 de febrero de 2012



ORDEN DEL DÍA:


Ratificación de la celebración de las comparecencias acordadas por la Mesa de la Comisión en su reunión de 7 de febrero de 2012. ... (Página2)


Delegación en la Mesa de la Comisión de la competencia de esta de adopción de los acuerdos a que se refiere el artículo 44 del Reglamento, concordante con la resolución de la Presidencia de la Cámara de 2 de noviembre de 1983. (Número de
expediente 042/000001.) ... (Página2)


Comparecencia del señor ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación (García-Margallo Marfil), para informar sobre:


- Las líneas generales de la política de su departamento. A propuesta del Gobierno. (Número de expediente 214/000018.) ... (Página2)



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- Las líneas generales de la política que va a seguir su ministerio a lo largo de la legislatura. A petición del Grupo Parlamentario de Unión Progreso y Democracia. (Número de expediente 213/000076.) ... (Página2)


- Las prioridades del Gobierno para la presente legislatura en materia de asuntos exteriores. A petición del Grupo Parlamentario Catalán (Convèrgencia i Unió). (Número de expediente 213/000087.) ... (Página2)


- Las líneas generales de la política de su departamento. A petición del Grupo Parlamentario Socialista. (Número de expediente 213/000106.) ... (Página2)


Se abre la sesión a las cuatro y treinta minutos de la tarde.


RATIFICACIÓN DE LA CELEBRACIÓN DE LAS COMPARECENCIAS ACORDADAS POR LA MESA DE LA COMISIÓN EN SU REUNIÓN DE 7 DE FEBRERO DE 2012.


El señor VICEPRESIDENTE (Landaluce Calleja): Señorías, bienvenidos a la Comisión de Exteriores primera de la legislatura. Antes de empezar, quiero disculpar la ausencia del presidente de la Comisión por indisposición, que esperemos que sea
breve. Como vicepresidente me corresponde la presidencia y la moderación de esta sesión. Es la primera comparecencia también del ministro de Asuntos Exteriores, al cual, en nombre de la Mesa y creo que de la Comisión, doy la bienvenida. Vamos a
seguir el orden del día que ustedes deben de tener en su poder.


Si me permiten, antes de dar la palabra al ministro, quiero saludar a los representantes de las embajadas y legaciones diplomáticas que hoy se han querido acreditar y acompañarnos en esta Comisión. Quiero saludar al embajador de Brasil y
así como al jefe de la misión adjunta de Marruecos. También había pedido estar presente el embajador, pero ha tenido un problema familiar grave y no nos puede acompañar. Se han acreditado también el embajador de Austria, el embajador de Andorra y
miembros de otras legaciones diplomáticas.


Antes de dar la palabra al señor ministro, tenemos que ratificar la celebración de las comparecencias que se acordaron por la Mesa de la Comisión en la reunión de 7 de febrero de 2012. Supongo que estaremos todos de acuerdo en su
ratificación. (Asentimiento.)


DELEGACIÓN EN LA MESA DE LA COMISIÓN DE LA COMPETENCIA DE ESTA DE ADOPCIÓN DE LOS ACUERDOS A QUE SE REFIERE EL ARTÍCULO 44 DEL REGLAMENTO, CONCORDANTE CON LA RESOLUCIÓN DE LA PRESIDENCIA DE LA CÁMARA DE 2 DE NOVIEMBRE DE 1983. (Número de
expediente 042/000001.)


El señor VICEPRESIDENTE: En segundo lugar, tenemos que delegar el tema de las comparecencias, que ustedes bien conocen. Es la delegación en la Mesa de la Comisión de la competencia de esta de adopción de los acuerdos a que se refiere el
artículo 44 del Reglamento, concordante con la resolución de la Presidencia de la Cámara de 2 de noviembre de 1983. ¿Están ustedes de acuerdo y delegan en la Mesa de la Comisión las mismas? (Asentimiento.)


COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (GARCÍA-MARGALLO MARFIL), PARA INFORMAR SOBRE:


- LAS LÍNEAS GENERALES DE LA POLÍTICA DE SU DEPARTAMENTO. A PROPUESTA DEL GOBIERNO. (Número de expediente 214/000018.)


- LAS LÍNEAS GENERALES DE LA POLÍTICA QUE VA A SEGUIR SU MINISTERIO A LO LARGO DE LA LEGISLATURA. A PETICIÓN DEL GRUPO PARLAMENTARIO DE UNIÓN PROGRESO Y DEMOCRACIA. (Número de expediente 213/000076.)


- LAS PRIORIDADES DEL GOBIERNO PARA LA PRESENTE LEGISLATURA EN MATERIA DE ASUNTOS EXTERIORES. A PETICIÓN DEL GRUPO PARLAMENTARIO CATALÁN (CONVERGÈNCIA I UNIÓ). (Número de expediente 213/000087.)


- LAS LÍNEAS GENERALES DE LA POLÍTICA DE SU DEPARTAMENTO. A PETICIÓN DEL GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA. (Número de expediente 213/000106.)


El señor VICEPRESIDENTE: A continuación, al haberse alterado el orden del día, se celebrará la comparecencia del ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación,



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para informar de las líneas generales de la política de su departamento. Las intervenciones, tras la del ministro, irán en orden a la antigüedad de las que se han presentado. Así pues, si no tienen ustedes ningún inconveniente, le damos la
palabra al señor ministro, al que, vuelvo a repetir, damos la bienvenida a esta Comisión. Señor ministro, tiene usted la palabra por tiempo indeterminado.


El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (García-Margallo Marfil): Gracias, señor presidente.


Señoras y señores diputados, el primer día que yo entré en este edificio fue el 13 de julio de 1977, apenas un mes después de celebradas las primeras elecciones democráticas desde febrero de 1936. Permítanme que recuerde una imagen que me
acompañará siempre: el momento en que Adolfo Suárez, exsecretario general del Movimiento, estrechó en medio del hemiciclo la mano de Dolores Ibarruri, la Pasionaria, presidente del Partido Comunista de España; un gesto que simbolizaba y simboliza
la reconciliación de los españoles. Aquel día no pude jurar guardar y hacer guardar la Constitución por una razón muy sencilla: España, a diferencia de todas las naciones civilizadas de nuestro entorno, no tenía Constitución. España había sido
durante muchos años una excepción en Europa y, si en el interior el régimen presentaba rasgos específicos, en el exterior su anormalidad fue devastadora. La prueba de la irrelevancia internacional de la España de entonces es que en las monumentales
memorias de Jean Monnet España no aparece mencionada ni una sola vez. En 1962 el entonces ministro de Exteriores, Fernando Castiella, pretendió romper esta dinámica. De ahí su carta de febrero de aquel año, solicitando a Bruselas -cito-: Una
asociación susceptible de llegar en su día a la plena integración. Fin de la cita. El episodio conocido corno contubernio de Munich demostró de forma palmaria que mientras España no fuese un país democrático, las puertas de Europa permanecerían
cerradas. España solo volvería a ser un país corno los demás cuando a la muerte de Franco se desencadenó un modélico proceso de transición que fue pilotado por el Rey. El pueblo español ratificó por abrumadora mayoría una Constitución de todos y
para todos, donde se estableció un marco de convivencia capaz de permitir el acomodo de todos los españoles. Gracias a esa Constitución España dejó de estar a la orilla del camino para volver a ser un actor relevante en la escena de la política
mundial, gracias a esa Constitución España se ha reencontrado con el mundo.


La vuelta a la normalidad empezó muy pronto, El Gobierno del presidente Suárez pidió el ingreso de España en el Consejo de Europa solo seis meses después de celebradas las primeras elecciones. Un año después, a principios de 1979, se
iniciaban las negociaciones para la adhesión de España a la entonces Comunidad Económica Europea. En 1982 el presidente Calvo-Sotelo solicitó el ingreso de España en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, la OTAN; por desgracia, el
Partido Socialista se opuso a esta solicitud. En octubre de 1982 el Partido Socialista Obrero Español consiguió un triunfo histórico. El presidente González concluyó las negociaciones que permitieron el reencuentro de España con Europa el 1 de
enero de 1986. Ese mismo año el Gobierno socialista convocó un referéndum para ratificar la permanencia de España en la OTAN. España daba un nuevo paso en su vuelta a la normalidad, aunque un paso incompleto, porque nuestro país permaneció fuera
de la estructura militar, Solo bajo el Gobierno del Partido Popular se recuperó la normalidad total, El 14 de noviembre de 1986 esta Cámara aprobó la autorización al Gobierno para negociar el ingreso de España en la nueva estructura de mandos de la
OTAN. El Gobierno de José María Aznar consiguió una hazaña memorable, la incorporación de España a la unión económica y monetaria desde el primer momento; memorable porque fue el fruto de un empeño colectivo en el que se implicó la sociedad
española en su conjunto y memorable también porque por primera vez en muchos años España llegó a tiempo a su cita con la Historia. En 1815 nuestra presencia en el Congreso de Viena fue irrelevante, No estuvimos entre los cuarenta y nueve Estados
fundadores de las Naciones Unidas, nos quedamos fuera del Plan Marshall y de la Organización Europea para la Cooperación Económica, nos perdimos la creación de la OTAN y del Consejo de Europa y no pudimos estar en la Comunidad Europea del Carbón y
del Acero, primer embrión de lo que hoy es la Unión Europea. Por fortuna, la entrada de España en el euro rompió esta maldición, precisamente cuando ni estábamos ni se nos esperaba. Después de esto, en el año 2003, llegaría la intervención en Irak
y tras esta la retirada unilateral de nuestras tropas allí, abriendo una profunda brecha con nuestros aliados y debilitando nuestra posición en el concierto internacional. La moraleja de esta historia, la única moraleja que quiero extraer, es
clara: cuando hemos trabajado juntos hemos hecho las cosas bien; cuando hemos roto el consenso nuestra posición en el exterior ha sido mucho más débil, De lo que ahora se trata es de no repetir los errores del pasado, de no reeditar aquella época
en que, como dijo Miguel de Unamuno, en España sobraba codicia y faltaba ambición, especialmente en materia de política exterior.


El Ministerio de Asuntos Exteriores se llamó tiempo atrás Ministerio de Estado y precisamente es una política de Estado la que debemos llevar a cabo. Así, solo así, España podrá defender los principios y los valores que compartimos con el
resto de las naciones occidentales: la democracia, los derechos humanos, la igualdad entre hombres y mujeres, el Estado de derecho y la economía social de mercado. Es con este espíritu de unidad y de consenso en torno a unos valores que nos son
comunes por los que reuní por primera vez en nuestra historia reciente a todos los ministros de Asuntos Exteriores de la democracia. Juntos firmamos un artículo que pretende revivir ese espíritu de la transición, en el que hacemos



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una apuesta inequívoca por una política exterior de Estado que ayude a nuestro país a salir de la crisis. A todos ellos, a los ministros que me han precedido en el Palacio de Santa Cruz, mi reconocimiento y mi agradecimiento. Con ese mismo
espíritu me dirijo a sus señorías para solicitar su apoyo y colaboración para definir las grandes líneas de la política exterior en los próximos años; y digo bien, en los próximos años, porque la política exterior no solo ha de ser fruto del
consenso, también debe ser una política estable y previsible. Es la combinación de estos tres elementos -consenso, estabilidad y previsibilidad- lo que hará de nosotros un socio fiable. Con el mismo espíritu me reuniré con las distintas
delegaciones españolas en el Parlamento Europeo.


Es en Bruselas donde se toman hoy decisiones que afectan de manera muy directa al desarrollo de nuestro país, y es en Bruselas donde los españoles debemos acudir con una sola voz para defender nuestros valores y nuestros intereses
compartidos. Es, en fin, con ese mismo espíritu de consenso en torno a valores e intereses comunes que el Ministerio de Exteriores continuará trabajando en los que siempre han sido los tres ejes claves de nuestra política exterior: Europa, América
y el Mediterráneo, y explorará los nuevos horizontes donde hoy se juega el progreso del mundo. Los ejes tradicionales de la política española son los mismos desde hace casi cinco siglos, pero la forma de abordarlos ha cambiado de manera radical.
España tiene que desarrollar una política exterior propia, pero también tiene que contribuir a definir la política de los organismos internacionales de los que formarnos parte: Naciones Unidas, OTAN, Unión Europea, Consejo Europeo, OCDE, Comunidad
de Naciones Iberoamericanas y un largo etcétera. Y lo debe hacer de acuerdo con el espíritu de los tiempos porque la política internacional ha cambiado como consecuencia de tres acontecimientos que se han ido sucediendo en el tiempo: las
modificaciones en los equilibrios del poder, la globalización y la crisis del multilateralismo. Las relaciones multilaterales han cambiado muy deprisa como consecuencia de las alteraciones en el equilibrio mundial. La desaparición del bloque
soviético dio inicio a un nuevo orden mundial cuyos equilibrios están aún por definir. Se creyó entonces que la caída del muro de Berlín había alumbrado un orden nuevo definido por una sola superpotencia hegemónica. Francis Fukuyama llegó a hablar
del fin de la Historia. El atentado contra las Torres Gemelas y el Pentágono desveló que una sola potencia por poderosa que sea no puede definir sola los destinos del mundo.


El mundo en que vivimos no es un mundo unipolar, es un mundo multipolar. Las relaciones multilaterales cambiaron también como consecuencia de la globalización. Así, hoy en día han emergido unos poderes económicos que adaptan decisiones
para políticas que se imponen a los Estados. A día de hoy de las cien mayores economías del mundo, 51 son empresas multinacionales y solo 49 son Estados soberanos. El Estado-nación que nace en Westfalia es en muchas ocasiones demasiado pequeño
para resistir con éxito estas presiones. La seguridad, las migraciones internacionales, el cambio climático, la regulación de los mercados financieros son desafíos que solo de forma conjunta podemos abordar. El tercer cambio es la crisis del
multilateralismo, En un mundo en permanente cambio las instituciones que han venido funcionando desde el final de la Segunda Guerra Mundial se ven impotentes para dar respuestas satisfactorias a los grandes retos del presente. Hoy nos encontrarnos
con un dilema, legitimidad frente a eficacia, órganos inclusivos que representen a la comunidad internacional en su conjunto frente a instancias restringidas con mayor operatividad. España apostará por un sistema multilateral de geometría variable
en el que cada institución pueda aportar soluciones prácticas e innovadoras en su propio ámbito de actuación. Seguiremos implicados en las principales instancias decisorias corno el G-29, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, del cual
aspirarnos a formar parte por cuarta vez en nuestra historia en el bienio 2015-2016. Pero si queremos tener un peso específico en el mundo, ocupar el lugar que nos corresponde en la comunidad internacional debemos decir que somos una gran nación,
actuar corno una gran nación y ser una gran nación, El primero de nuestros ejes de política exterior es y ha sido siempre Europa. La Unión Europea es nuestra vocación natural y el ámbito natural de nuestro desarrollo y crecimiento, Con nuestros
socios europeos compartimos valores e intereses, la inmensa mayoría de nuestras relaciones económicas y comerciales son con Europa; el tejido social y productivo, la solidaridad de hecho de la que hablaba Robert Schuman, es tan estrecho y tupido
que ya es imposible comprender a España sin Europa y a Europa sin España.


Señorías, compareceré próximamente en la Comisión Mixta para la Unión Europea donde tendré ocasión de exponer las líneas maestras de nuestra política hacia la Unión Europea. Ahora solo quiero referirme a la crisis que está sufriendo Europa.
La crisis actual empezó siendo una crisis hipotecaria en algunas zonas de los Estados Unidos que no hubiese pasado de ser un fenómeno local si no fuese porque vivimos en una economía globalizada. Los llamados activos tóxicos se extendieron por todo
el mundo provocando una crisis bancaria de dimensiones globales que a su vez desencadenó la crisis económica y de empleo más grande que el mundo ha conocido desde el crack del 29. Los gobiernos acudieron al rescate y la crisis financiera derivó en
una crisis económica y de deuda soberana en la que todavía estamos inmersos. La historia es sobradamente conocida, lo que me importa subrayar ahora es que la crisis que está golpeando a Europa con más severidad que a otras regiones del mundo es una
crisis política, no es una crisis económica, Las cuentas públicas de la zona euro están en su conjunto más equilibradas que las de los Estados Unidos, Reino Unido o Japón. Nuestras cuentas con el exterior también están más equilibradas que las de
los americanos, japoneses y británicos, sin embargo los inversores



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mundiales prefieren invertir allí que aquí. La explicación es sencilla: los inversores dudan de nuestra voluntad de permanecer unidos, de defender la moneda común. Sospechan que lo que tenemos es más bien una zona de cambios fijos
reversible en cualquier momento que una unión monetaria sin retorno. Saben desde el principio del euro que una unión monetaria sin una unión política es un proyecto insostenible, una especie de tigre vegetariano.


Los padres del euro creyeron, o más bien quisieron creer, que la unión monetaria podría funcionar con una política monetaria común llevada a cabo por el Banco Central Europeo, con un pacto de estabilidad y crecimiento que encorsetase las
políticas presupuestarias nacionales y con una ligera coordinación de las demás políticas económicas. Estos fundamentos se completaron con tres advertencias disuasorias: no rescate, no insolvencia y no salida; más conocidas por su formulación en
inglés: no bailout, no default, no exit. El modelo funcionó relativamente bien mientras España vivió sus arios de bonanza económica, aunque ya entonces empezaron a detectarse las primeras grietas del edificio. La primera grieta la causó el
desplazamiento del ahorro de los países centrales hacia los países periféricos en búsqueda de una mayor rentabilidad aprovechando la caída de los tipos de interés, caída de los tipos de interés que resultaba excelente para los países que tenían que
relanzar sus economías pero que tenía efectos catastróficos en países en los que la inflación era un mal endémico. No se midieron adecuadamente los riesgos, los instrumentos de regulación y de supervisión resultaron insuficientes.


La segunda grieta se produjo cuando la mayoría de los países europeos, y entre ellos Francia y Alemania, incumplieron el Pacto de Estabilidad que ellos mismos habían apadrinado. La alegría presupuestaria combinada con la alegría monetaria
se tradujo en unos días de vino y rosas cuya resaca aún estarnos pagando. La tercera grieta es consecuencia directa de la llamada coordinación light de las políticas económicas de oferta. Se pensó que con simples admoniciones morales los Estados
miembros pondrían en marcha las reformas estructurales que sus maltrechas economías requerían. El resultado de la estrategia de Lisboa en 2005, dos años antes de la crisis, fue desalentador. Las divergencias entre los distintos países de la zona
euro no se habían reducido ni un solo centímetro. Nadie prestó demasiada atención a estas grietas hasta que llegó la crisis. En ese mismo momento saltaron por el aire los fundamentos del euro y las tres advertencias de Satanás, como en la obra de
Jardiel Poncela, se dieron la vuelta para convertirse en tres maldiciones dantescas. Ya se han producido tres rescates, ha habido una insolvencia -al menos parcial- y se habla con frivolidad de la posible salida de Grecia del euro. A corto plazo
debemos afrontar tres tareas: resolver la cuestión de la deuda helena, impedir que los problemas de Grecia se extiendan a otros países y evitar que la crisis desemboque en una recesión económica con grave daño para el empleo. El pacto fiscal que
acabarnos de suscribir servirá para embridar unas economías que estaban claramente desbocadas, pero eso no basta. Además, hay que estabilizar los mercados para cortar la hemorragia de la deuda pública y hay que poner en marcha instrumentos comunes
para evitar una depresión que sería letal. La solución a largo plazo de la crisis pasa por reforzar la arquitectura institucional de la Unión con un gobierno económico que persiga tres objetivos: la disciplina macroeconómica, la sostenibilidad de
las finanzas públicas y la puesta en marcha de un plan de crecimiento. Con esto no acaban los deberes que tenernos que hacer en Bruselas. Como he dicho antes los desarrollaré en la comisión mixta, me limitaré ahora a enumerarlos: el proceso de
ampliación, la definición del marco financiero plurianual 2014-2020, la reforma de la política agrícola común y de la política común de pesca, el desarrollo de un sistema de gobernanza en el espacio Schengen, la puesta en marcha de la iniciativa
ciudadana europea, el desarrollo de la política europea de vecindad, el despliegue efectivo y potente del servicio europeo de acción exterior y el impulso decidido de las relaciones comerciales de la Unión con terceros países, empezando por Rusia.


Lamento no poder concluir el capítulo de esta intervención dedicada a Europa sin tener que referirme, siquiera brevemente, a Gibraltar. Solo hace unas horas he manifestado al Foreign Off ice que las cosas tienen que cambiar. España y el
Reino Unido deben recuperar cuanto antes el diálogo sobre la soberanía del Peñón, como se acordó en Bruselas. El llamado foro trilateral, llamado a resolver los problemas diarios de los habitantes de ambos lados de la verja, debe cambiar de
formato. Debe pasar a ser un foro cuatripartito en el que estén representados España, el Reino Unido, las autoridades del Peñón y las autoridades del Campo de Gibraltar; gráficamente, dos banderas y cuatro voces, y desde luego no es el foro para
hablar de soberanía, cuestión reservada exclusivamente a las autoridades españolas y británicas.


El eje atlántico es la segunda de las líneas maestras de nuestra política exterior. Con Estados Unidos y con Iberoamérica compartimos el conjunto de nuestros valores, así como una buena parte de nuestra historia. El español es la lengua
nativa de la gran mayoría de los habitantes de Iberoamérica y el segundo idioma más importante tras el inglés en los Estados Unidos de América. América y España defienden intereses parecidos a nivel global. La alianza con América -norte y sur-
supone uno de los objetivos estratégicos de la acción exterior de mi Gobierno. Con Estados Unidos nos unen un entramado de relaciones que abarcan la política, la cultura, la economía, la defensa y todos los campos imaginables, Durante los últimos
años el éxito de las empresas españolas en Estados Unidos ha sido espectacular. El Ministerio de Asuntos Exteriores seguirá apoyando este esfuerzo inversor valiéndose de todas las herramientas a su alcance: el apoyo a la cada vez mayor comunidad
hispanohablante, la red de embajadas y consulados,



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la diplomacia económica y, por supuesto, ese sueño colectivo que se llama Marca España. En el ámbito de la seguridad y defensa nuestra relación con Estados Unidos seguirá siendo sólida, tanto en el seno de la OTAN como en el seno de las
relaciones bilaterales. España autorizó por el Gobierno español el despliegue en la base naval de Rota de cuatro destructores de la Armada americana como parte del componente naval del sistema de defensa frente a misiles balísticos. Se desplegarán
en principio en dos fases a partir de finales de 2013. El Gobierno ha iniciado las negociaciones para el despliegue en el Comité Hispanoamericano. Además, se ha iniciado el estudio para la necesaria modificación del Convenio bilateral de 1988 para
incorporar la presencia de los cuatro destructores. El texto final deberá ser sometido a la aprobación de las Cortes. Las relaciones de la Unión Europea en general y España en particular con Iberoamérica han cambiado también. España forma parte
hoy de la Unión Europea y debe desempeñar un papel esencial en el diseño de la política europea para Iberoamérica, región que también ha cambiado muchos en los últimos tiempos. Solo hace unos años la Unión Europea crecía deprisa, mientras que
Iberoamérica sufría lo que se dio en llamar la década perdida. Solo hace unos años el proyecto europeo caminaba a toda máquina, mientras que los procesos de integración iberoamericanos se veían entorpecidos por conflictos que muchas veces derivaron
en guerras internas. Solo hace unos años Iberoamérica buscaba una alianza estratégica con la Unión para intentar compensar la influencia de Estados Unidos. Las cosas ya no son así. Ahora los países iberoamericanos crecen a velocidades
inconcebibles en el viejo mundo. La extensión de la democracia -con alguna excepción- los ha hecho más prósperos y estables. Ahora el proyecto europeo parece estancado en una crisis interminable, mientras Iberoamérica bulle en proyectos de
integración de muy distintas inspiraciones. Ahora los Estados Unidos modifican sus prioridades geoestratégicas y comerciales y los países iberoamericanos empiezan a mirar hacia el Pacífico, En Iberoamérica el llamado Consenso de Washington ha
dejado de ser el pensamiento único. Coexisten hoy en el continente sistemas políticos y económicos distintos, como en todas las familias. Señorías, cada uno tendrá sus favoritos, unos preferirán el proyecto ALBA y otros apostarán por Perú y por
Colombia, pero no olvidemos que todos somos miembros de una gran familia. La esencia de nuestros pueblos es más fuerte que las circunstancias políticas que a veces nos distancian. Debemos seguir trabajando con nuestros hermanos iberoamericanos
para que la libertad, la democracia y el respeto a los derechos humanos alcancen los últimos rincones del continente.


Tres puntualizaciones en relación con Cuba. El Gobierno desea mantener un diálogo fluido con el pueblo cubano, con las autoridades y con la oposición. El Gobierno considera que no se dan condiciones para modificar la posición común
aprobada por la Unión Europea. El Gobierno es partidario de una interpretación flexible de esa posición común que permita ir graduándola en función de los avances que el Gobierno de Cuba vaya realizando en lo que se refiere al respeto a los
derechos humanos y al reconocimiento del pluralismo político. En ese marco se podría explorar la posibilidad de un acuerdo bilateral entre la Unión Europea y Cuba. En esa posibilidad, que ya aparece prevista en la posición común, la cuestión de
los derechos humanos tendrá una clara presencia. Personalmente quiero manifestar aquí el enorme cariño que siento por Cuba; cariño que me hace desear para Cuba lo mismo que siempre he querido para España.


Este año España acoge en la ciudad de Cádiz la cumbre iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno. Coincide con la celebración del II centenario de nuestra primera Constitución, que vio precisamente la luz en esa ciudad. La Pepa fue
fruto del esfuerzo de diputados de ambas orillas del Atlántico, que trabajaron juntos para defender los valores liberales comunes a España y a América. No podemos dejar pasar esta oportunidad de crear un hito en el desarrollo de la Comunidad
Iberoamericana de Naciones. España es hoy el segundo inversor global en Iberoamérica. La diplomacia económica española volcará sus esfuerzos en afianzar las relaciones comerciales y en facilitar la expansión de nuestras empresas en aquel
continente. Impulsaremos las relaciones equilibradas entre las dos orillas del Atlántico sin perder de vista el horizonte de la seguridad jurídica que garantice la ausencia de expropiaciones; un horizonte que debe presidir siempre el comercio
entre estas naciones. El auge de Internet y las nuevas tecnologías nos brindan nuevas oportunidades para promover la lengua y la cultura comunes. El Gobierno no cejará en su empeño de que ese buque insignia del español y de la cultura española,
que es el Instituto Cervantes, se convierta en ejemplo del vínculo indisoluble que une España e Iberoamérica. Pero España no debe limitar sus relaciones con Iberoamérica al ámbito regional. A nuestro país le unen vínculos concretos y específicos
con todas y cada una de las naciones iberoamericanas. En este sentido, el Gobierno definirá estrategias con cada uno de los países e impulsará las relaciones bilaterales teniendo en cuenta las peculiaridades de cada uno de ellos. Existen
mecanismos de diálogo e interlocución política con seis países iberoamericanos con los que España mantiene relaciones estratégicas plasmadas en acuerdos concretos: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú. Mi intención es potenciar estos
mecanismos y buscar fórmulas de actuación conjunta en organismos internacionales de cooperación al desarrollo, en solución de conflictos o mediación en situaciones de crisis. Es mi intención también seguir trabajando para contribuir de la mejor
manera al esfuerzo de los países centroamericanos por el desarrollo y a su lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico y sus secuelas de inseguridad. Nuestra política iberoamericana no estaría completa si no mantenemos nuestros esfuerzos
para que la Unión Europea no descuide a nuestros socios de la



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otra orilla del Atlántico. Trabajaremos para que la próxima cumbre Unión Europea, América Latina y Caribe sirva para reforzar y dinamizar los procesos de integración regional y subregional en Iberoamérica. Los acuerdos con Centroamérica y
con Perú y Colombia van a ser buena prueba del potencial de esas relaciones.


Nuestro esfuerzo de cooperación con Iberoamérica continúa inquebrantable. En tiempos de austeridad es preciso concentrar nuestros esfuerzos en las zonas del mundo donde nuestra presencia tiene un valor añadido.La cooperación española tiene
una fuerza indiscutible en Iberoamérica y, en ese sentido, el Gobierno reafirma su compromiso con el desarrollo de nuestras naciones hermanas. Defenderemos, además, que la Unión Europea nunca pierda la perspectiva iberoamericana en su horizonte de
cooperación.


La cooperación al desarrollo no se limita a aportar nuevos recursos económicos. Quizá habría que dejar de preguntarse por qué existen países pobres para preguntarse por qué hay naciones ricas, y la respuesta la encontraríamos en las
prácticas de buen gobierno. Por eso, el ministerio prestará especial atención a lo que se ha venido a denominar gobernanza. En una época de restricciones presupuestarias tendremos que hacer más con menos; más calidad, más eficacia, más
transparencia y mayor impacto en nuestras intervenciones. Centraremos nuestros esfuerzos en tres áreas geográficas: los países más pobres de Iberoamérica, los países del norte de África que se han embarcado en una transición democrática y los
países del sub-Sáhara Occidental. Centraremos nuestros esfuerzos en tres sectores: la agricultura, la salud y el agua y el saneamiento. Centraremos también nuestros esfuerzos en los organismos multilaterales cuya eficacia en la lucha contra la
pobreza es mayor. Me limitaré a recordar aquí algunas cosas. Reanudaremos nuestras aportaciones al fondo global para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria. Reanudaremos también nuestras aportaciones a la iniciativa global de
vacunas, aportación que no habíamos realizado el año pasado. Reanudaremos, finalmente, nuestras aportaciones al programa global para la seguridad alimentaria, suspendidas en los dos últimos años. Seguiremos centrándonos en el Programa de Naciones
Unidas para el Desarrollo, Unicef, Onusida, ONU-Hábitat, etcétera, cuestiones que debatiré con la comisión correspondiente.


El tercer eje tradicional de la política exterior española se dirige hacia nuestros vecinos del Mediterráneo. Con ellos compartimos gran parte de nuestra historia. Nuestros intereses comunes afectan a la seguridad, a las migraciones y a
las relaciones económicas empresariales. El norte de África atraviesa hoy una oleada revolucionaria que recuerda a aquella que transformó a Europa en 1820, 1830 y 1848. Con la Primavera Árabe decenas de miles de personas han salido a las calles en
Túnez, en Egipto, en Siria, para pedir libertad, democracia y derechos humanos. Como ha dicho el escritor marroquí Ben Jelloun, un inmenso muro de Berlín está cayendo. Es difícil, si no imposible, calibrar el calado histórico de las revoluciones
al tiempo que se están produciendo, pero parece indudable que la Primavera Árabe cambiará la faz del mundo tal y como lo conocemos. Algunos tiranos han caído y todos albergamos la esperanza de que otros nuevos no ocupen sus lugares. Confiamos en
que esta ola revolucionaria culmine con el establecimiento de sistemas políticos y sociales que garanticen una mayor libertad y justicia para los pueblos de la orilla sur del Mediterráneo. Debemos asegurarnos de que la Primavera Árabe desemboque en
un verano de libertades y en ningún caso en un invierno integrista. Los vecinos de la orilla norte del Mediterráneo y, entre ellos, España tenemos una responsabilidad con los ciudadanos que han salido a las calles en Siria y en el norte de África.
Tenemos la obligación de contribuir a que esa libertad y esa justicia que luchan por conquistar puedan depararles también bienestar y desarrollo. Como dice Amartya Sen en Desarrollo y libertad, el desarrollo no es un fin en sí mismo, sino un medio
para llegar a una meta de una carrera que es la felicidad personal. Así, en el seno de la Unión Europea solicitaremos que las próximas perspectivas financieras 2014-2020 incluyan líneas de apoyo a los países que inician esa transición.
Promoveremos para ellos, cuando proceda, un estatuto de vecindad preferente, una suerte de estatuto avanzado plus que retome lo que ya dijo Romano Prodi: todo, menos las instituciones. Al mismo tiempo, volcaremos los esfuerzos de nuestra
diplomacia pública para apoyar los procesos democratizadores. España aportará su experiencia en esa dirección adquirida durante la transición a la democracia.


Siria merece, sin duda, nuestra atención. El régimen de Damasco tiene que dejar paso cuanto antes a unas autoridades de transición que guíen los pasos hacia la instalación de un régimen democrático, representativo e incluyente de todas las
fuerzas y comunidades del país. En este sentido, y en línea con nuestros principales aliados, he llamado recientemente a consultas a nuestro embajador en Siria.


Marruecos y Argelia son nuestros socios principales en el Magreb. Marruecos es nuestro vecino más próximo y socio ineludible. El viaje del presidente del Gobierno a Rabat antes de que se cumpliese un mes de su toma de posesión y la visita
a Madrid de mi homólogo marroquí apenas quince días después evidencian la intención de ambos países de mantener esa relación privilegiada. En esos encuentros se acordó celebrar en el segundo semestre de 2012 una reunión de alto nivel que determine
prioridades, así como la agenda de trabajo bilateral para los próximos años. Acabo de regresar de Argelia, el otro gran socio magrebí de España. Tras las reformas aprobadas en 2011, los argelinos tienen una cita electoral el próximo mes de mayo.
En los últimos tiempos las relaciones entre Argelia y Marruecos parecen haber mejorado, lo cual podría desembocar en una revitalización de la unión del Magreb árabe. Con Marruecos y Argelia fortaleceremos e incrementaremos las relaciones
económicas, considerando que es la mejor vía para consolidar intereses compartidos. Somos el segundo proveedor



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y cliente de Marruecos a nivel global y Argelia presenta un horizonte casi ilimitado de oportunidades para nuestras empresas. El Sahara Occidental sigue siendo una cuestión que toca muy de cerca los intereses y valores compartidos por los
españoles y también la sensibilidad de la mayoría de nuestros ciudadanos. España mantiene un compromiso firme con la búsqueda de -cito- una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable que prevea la autodeterminación del pueblo del
Sahara Occidental en el marco de Naciones Unidas.


Con los países del Golfo seguiremos impulsando nuestras relaciones a todos los niveles. Sus señorías son conscientes de la destacada presencia empresarial española en grandes obras y proyectos, que recientemente se ha puesto de manifiesto
con la firma por parte de un consorcio español de un contrato para construir en Arabia Saudita la línea de alta velocidad Meca-Medina. Este proyecto, valorado en más de 6.000 millones de euros, genera un importante efecto arrastre que no deberemos
desaprovechar. El Gobierno mantendrá su apoyo para que las empresas españolas puedan aprovechar oportunidades de negocio en países como Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Omán y Kuwait.


España comparte el objetivo común de toda la comunidad internacional: la consolidación democrática y el desarrollo de Irak tras la salida de las tropas norteamericanas. Y en lo que respecta al proceso de paz en Oriente Medio, España
apoyará la búsqueda de una solución negociada para el conflicto árabe-israelí. Trabajaremos en coordinación con nuestros socios de la Unión para alcanzar la solución de los dos Estados, Israel y Palestina, y que convivan en paz y seguridad.


Como miembro de la comunidad internacional, España comparte una enorme preocupación por el programa nuclear iraní. Es urgente despejar las dudas sobre su eventual carácter no civil. El Gobierno ha demostrado el compromiso de España con sus
aliados al apoyar el endurecimiento de las acciones acordadas en el último Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión, el 23 de enero, a fin de persuadir a las autoridades iraníes de que no existe otra vía que la negociación para recuperar la
confianza perdida.


Señorías, el mundo tal y como lo conocemos está cambiando hasta el punto de que apenas es reconocible. La estructura ha cambiado, como diríamos en términos marxistas, y ahora es preciso alterar la superestructura. En lo que a nosotros
concierne, los tres ejes tradicionales de la política exterior española no son suficientes. Estamos en el filo de una nueva frontera, una frontera de oportunidades y peligros desconocidos, una frontera de esperanzas y de amenazas todavía no
realizadas. Estas palabras de John Fitzgerald Kennedy en 1960 no podrían ser más actuales. El fenómeno de la globalización, en contra de lo que se suele decir, es un fenómeno revolucionario. Es frecuente oír que la globalización se resume en un
aumento exponencial de los intercambios de mercancías, servicios y capitales. Simplemente, no es verdad. Antes de la Primera Guerra Mundial los flujos comerciales y de capital eran ya muy considerables. La globalización ha supuesto la
diversificación de los procesos de producción, la división del trabajo en el seno de los grupos multinacionales, que ahora pueden situar a sus empresas prácticamente ad libitum en cualquier lugar del mundo. La globalización ha puesto también de
manifiesto la competencia cada vez mayor de los países emergentes. Hasta épocas muy recientes la pujanza económica del mundo en desarrollo se circunscribía a productos de bajo valor añadido. Hoy, las nuevas potencias como China e India son líderes
en industrias de alta tecnología como la informática y las telecomunicaciones y su competencia empieza ya a afectar al sector servicios. La Unión Europea y España en particular deben hacer un esfuerzo para estar a la altura de este reto mejorando
su productividad, adaptando su esquema productivo y defendiendo un marco comercial internacional que proteja la libre competencia en condiciones justas y equitativas para todos.


La globalización ha supuesto, en segundo lugar, el desplazamiento del ahorro que tradicionalmente se dirigía hacia los países desarrollados y que se ha ido orientando progresivamente hacia los países emergentes, con lo que ahora tenemos que
competir para captar recursos financieros. El mundo emergente presenta cotas de crecimiento muy superiores a las europeas y el capital por su propia naturaleza fluye hacia lugares donde encuentra mayor rentabilidad.


La globalización, en tercer lugar, ha creado un escenario donde la economía financiera desempeña un papel estelar. En 2010 el valor de las transacciones sobre los mercados de cambio fue 72 veces superior al de los intercambios comerciales.
Grandes sumas de dinero gestionadas por fondos de pensiones y fondos especulativos, domiciliadas las más de las veces en paraísos fiscales, navegan por las autopistas de la información en busca de beneficios derivados de un simple cambio de divisas.
La volatilidad es la norma y cualquier percepción de incertidumbre cambia la coyuntura de forma dramática. En un panorama dominado por la economía financiera la confianza es, una vez más, la clave del sistema.


Más allá de las implicaciones específicamente económicas, la globalización es un fenómeno transversal que ha hecho emerger nuevos retos que aún tenemos que resolver. La globalización ha supuesto una transformación de los movimientos
migratorios mundiales. Hoy estos están compuestos por personas que salen de sus países buscando una vida mejor para sí mismas y sus familias, con sus correspondientes dramas humanos. La inmigración aporta diversidad y dinamismo a unas poblaciones
envejecidas, pero supone al mismo tiempo un enorme reto de integración. España, que en el pasado había sido patria de origen de muchos emigrantes, se transformó en país de inmigrantes que vienen del otro lado del Atlántico, pero también del
Mediterráneo y del África subsahariana. Este hecho ha provocado que las



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políticas de control de las migraciones, y sobre todo de integración de los inmigrantes, pasaran al primer plano de nuestra actualidad política, sin olvidar la otra cara de la moneda, que es la cooperación con los países de origen. En la
actualidad la crisis económica ha forzado a muchos de nuestros ciudadanos a buscar empleo en otros países, lo cual nos demuestra una vez más la importancia de la política de protección de los españoles en el exterior. Es obligación del Gobierno -de
cualquier gobierno- crear las condiciones para que ningún español se vea obligado a emigrar por razones económicas. Sin embargo, mientras llega ese momento es deber de nuestras representaciones en el exterior asistirles en su incorporación a una
nueva realidad.


Permítanme que les dé unas cifras muy significativas. Según los datos disponibles del padrón de españoles residentes en el extranjero, que empezó a publicarse en 2009, en enero de ese año había 1.470.000 españoles residiendo en el
extranjero. Desde entonces hasta enero de 2011, en tan solo dos años, el número de españoles residentes en el exterior aumentó en 230.000, llegando a la cifra de 1.700.000. Esta cifra y esta tendencia tenemos necesariamente que tenerlas en cuenta.
Asimismo, ha habido un cambio en cuanto a la naturaleza de los motivos por los que los españoles deciden residir en el extranjero, con un creciente número de jóvenes y de profesionales con calificación en sectores específicos que viajan al exterior
para desarrollar su vida profesional o para integrarse en los mercados laborales locales. Pues bien, para el apoyo y tutela de los intereses de nuestros compatriotas ya establecidos fuera de España y para estos nuevos desplazamientos al exterior
que se están produciendo, nuestras embajadas, la importante red consular de que dispone España, con 183 oficinas, sabrá responder. Prestaremos apoyo a todos aquellos ciudadanos españoles que así lo precisen. De hecho, hemos puesto en marcha un
proyecto de modernización de las páginas web de los consulados para que contengan información concreta y práctica de los requisitos que deben cumplimentar los españoles que quieran trabajar fuera. No es concebible en los tiempos que vivimos que un
joven que quiera ganarse la vida en el exterior se encuentre a solas con un billete low cost en un aeropuerto desconocido sin ningún tipo de ayuda. Estoy seguro de que en este sentido las empresas españolas ya instaladas en el exterior colaborarán
con nosotros de forma decidida.


La nueva globalización ha traído también el reto del terrorismo como amenaza global. Hasta el 11 de septiembre de 2001 el terrorismo era un fenómeno local. En un mundo en el que las fronteras están cada vez más desdibujadas, el terrorismo
internacional, que tiene su origen en el Mediterráneo, en Asia o en el África subsahariana se ha transformado en una de las principales amenazas a la seguridad internacional. El terrorismo global solo puede combatirse desde una acción combinada de
toda la comunidad internacional. Por ello, el Gobierno continuará apoyando las iniciativas multilaterales, en particular en el seno de la ONU, que tienen como objetivo la lucha contra el terrorismo en todas sus formas. Quiero dirigir mi recuerdo
emocionado y transmitir todo nuestro apoyo a nuestros compatriotas que permanecen hoy secuestrados en África, así como a sus familias, y garantizar a sus señorías que el Gobierno está haciendo todo lo que está en su mano para su pronta recuperación.


El cambio climático es otro de los paradigmas de la globalización, en tanto que fenómeno mundial que no conoce fronteras. El camino hacia la sostenibilidad es un claro ejemplo de teoría de juegos donde la acción aislada de un solo elemento
de la sociedad internacional carece de utilidad. En lo que respecta al cambio climático, o ganamos todos, o perdemos todos. Por eso, trabajaremos en la cumbre de Río +20 que se celebrará el próximo mes de junio.


Uno de los grandes retos de la globalización -otro más- es la creciente homogeneización de los patrones culturales. Las nuevas tecnologías han ido difuminando las fronteras culturales y dando paso a una nueva cultura posmoderna que
demasiado a menudo se caracteriza por la simplificación y por la falta de rigor. España apuesta por una cultura que huya de estereotipos, una cultura donde el todo sea más que la suma de las partes. Nuestro reto consiste en presentar y representar
nuestra identidad como elemento central de lo que hemos dado en llamar Marca España, una Marca España que será de vital importancia si deseamos aportar valor añadido a nuestras empresas que desean internacionalizarse.


Hemos visto, a grandes rasgos, que la globalización ha traído consigo una serie de retos que dibujan una escena internacional completamente distinta de la que había antes de su llegada. Como bien decía Kennedy, estamos al filo de una nueva
frontera que, como ocurre siempre, tiene ganadores y perdedores. Entre estos ganadores de la globalización es forzoso hacer una referencia a la región de Asia-Pacífico, que se ha convertido ya en el centro de gravedad de la economía mundial. En
Asia convergen todas las grandes corrientes del siglo XXI, los grandes desafíos de la comunidad internacional y las oportunidades más claras para el desarrollo del planeta. El Pacífico es ya hoy el océano del presente. Asia se ha convertido en uno
de los motores de la economía mundial. El último tren que permitirá a nuestras empresas penetrar en los países emergentes del continente está a punto de partir y nos encontramos frente a una última oportunidad para no perderlo definitivamente. La
región de Asia-Pacífico es uno de los ámbitos geoestratégicos de mayor entidad. El futuro de Asia pasa no solo por un Afganistán económicamente viable y con una estructura política sólida, pasa también por un Pakistán e India estables y prósperos,
por una península coreana sin tensión nuclear y por un mar del Sur de China carente de conflictos. En todo ello España y la Unión Europea deben ser activos con el objetivo de asegurar la estabilidad internacional y de mantener una presencia
influyente allí donde las grandes decisiones van a ser tomadas.



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Asia vive también un proceso de integración regional incipiente. España debe apoyar los diferentes proyectos surgidos en Asia para su integración económica y fomentar el desarrollo de instituciones multilaterales como Asean como forma de
potenciar el crecimiento económico y la estabilidad política. España tiene una decidida voluntad de profundizar en las relaciones con los países de la región Asia-Pacífico. Tenemos que incrementar y fortalecer nuestra presencia en el área con los
seis miembros del G-20, nada menos que con seis de los miembros del G-20, con la mitad de la población mundial y con el 80 por ciento de las reservas globales de divisas. España tiene un claro interés por aprovechar las altas tasas de crecimiento y
las oportunidades, por ejemplo, en el campo de las infraestructuras.


Especial atención debemos prestar a China. Países como Francia y el Reino Unido tienen un despliegue diplomático y consular más de diez veces superior al español, tanto desde el punto de vista del personal que trabaja en la embajada como
del número de consulados abiertos. En los últimos años España y China se han esforzado por desarrollar y profundizar las relaciones bilaterales hasta el punto de que China considera a España como uno de sus mejores amigos dentro de la Unión
Europea.


India está también llamada a convertirse en una gran potencia mundial. España profundizará en las relaciones bilaterales basadas en una amplia coincidencia de intereses y valores, como la defensa de la democracia y el Estado de derecho, la
lucha contra el terrorismo y la prohibición y solución de conflictos por medios pacíficos. Es preciso intensificar los esfuerzos para que nuestras relaciones políticas, económicas y culturales se sitúen al nivel que corresponde a la dimensión de
nuestras economías, a nuestra respectiva posición geoestratégica y a nuestro peso político en el orden internacional.


Al hablar de la globalización es forzoso referirse a la pobreza. Los objetivos de desarrollo del milenio ya señalaron la lucha contra la pobreza como una aspiración compartida de toda la sociedad internacional. Para lograr que esta lucha
tenga un mayor impacto es preciso ser más estratégicos, más selectivos, priorizar nuestros objetivos y concentrar nuestros recursos allí donde nuestra experiencia pueda aportarnos valor añadido. África subsahariana es la región más pobre del
planeta, es una región que plantea retos que desbordan las fronteras y afectan a la comunidad internacional y a España en particular, siendo los retos más importantes el deterioro de la seguridad en el Sahel o en el Cuerno de África, los efectos del
cambio climático o los grandes movimientos migratorios. Se trata también de una región que ofrece grandes oportunidades, una población joven, altas tasas de crecimiento económico, un gigantesco potencial comercial y de desarrollo en
infraestructuras. Un claro ejemplo son los miembros de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, con los que España mantiene una relación estratégica, o países como Etiopía, Mozambique, Sudáfrica o Angola.


Nuestra historia, cultura e idioma compartidos nos obligan a prestar especial atención a Guinea Ecuatorial. Es este uno de los lugares del planeta donde la cooperación española goza de un elevado valor añadido. Tenemos especial interés en
fortalecer y ampliar relaciones con Guinea Ecuatorial para aprovechar nuevas oportunidades económicas, pero recordando que su crecimiento ha de sustentarse sobre un mejor gobierno y desarrollo institucional que España seguirá apoyando. Como no
podía ser de otro modo, España mantendrá su compromiso con el principal de los objetivos de desarrollo del milenio: la lucha contra la pobreza extrema. Resulta intolerable que en pleno siglo XXI sucedan catástrofes como la crisis alimentaria en el
Cuerno de África, una pavorosa realidad que afecta a millones de seres humanos. En consecuencia, con las directrices aprobadas en el seno del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE, España también continuará dirigiendo sus esfuerzos hacia el
alivio de esta lacra.


Una vez explorados los horizontes que debe contemplar la diplomacia española, quiero decir algunas palabras sobre política de seguridad. Es obvio que su diseño corresponde principalmente al Ministerio de Defensa pero no es menos cierto que
no puede definirse una política de defensa coherente sin haber definido previamente una política exterior también claramente coherente. Para apoyar esta tesis traeré a colación la vieja cita de Von Clalusewitz nada original: La guerra es la
continuación de la política con otros medios. Y es que tampoco en materia de seguridad España puede comprenderse como un país aislado. Nuestra política de seguridad y defensa debe imbricarse necesariamente en el marco de la Unión Europea y, más
allá, en la Alianza Atlántica y en el propio sistema de seguridad colectiva que dibuja la Carta de las Naciones Unidas. La seriedad, la previsibilidad y la fiabilidad serán los principios que inspiren el conjunto de la política exterior, pero
especialmente de seguridad, de este Gobierno. La seguridad de nuestros ciudadanos nos exige hoy actuar en diversos escenarios, algunos de ellos muy alejados de España. En la actualidad las operaciones de más entidad en las que nuestras Fuerzas
Armadas participan son la ISAF en Afganistán bajo el paraguas de la OTAN, Finul en el Líbano con las Naciones Unidas y dos en Cuerno de África de la mano de la Unión Europea. En Afganistán tenemos desplegados 1.521 militares y 40 guardias civiles,
que garantizan la seguridad en las regiones en las que están desplegados e instruyen a las fuerzas armadas nacionales. En Líbano tenemos desplegados 1.050 hombres y mujeres y es posible que nuestra participación, así como la de nuestros aliados, se
vaya reconsiderando progresivamente. En el Cuerno de África participamos en la operación marítima Atalanta contra la piratería en el Índico, 261 efectivos, y ayudamos a formar el ejército somalí en Uganda en el marco de la operación Training
Mission con trece efectivos. Mañana mismo salgo hacia Londres para participar en la conferencia que debatirá



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sobre la problemática de Somalia desde un enfoque integral que incluye las cuestiones de seguridad.


Desde aquí quiero rendir un homenaje a los hombres y mujeres de nuestras Fuerzas Armadas que han perdido la vida en misiones internacionales y a todos aquellos que la siguen arriesgando en operaciones de gran peligro. Nuestras tropas
realizan una excelente defensa de la paz y seguridad internacionales que merece el mayor de los reconocimientos.


Solo una palabra más sobre estas misiones. Entramos juntos y saldremos juntos. España honrará los compromisos con sus aliados y la reducción de nuestra participación en esas misiones solo se hará de común acuerdo con ellos. El mismo
principio de país serio, de socio fiable y responsable lo aplicaremos a las nuevas amenazas que se perfilan en el horizonte, me refiero a Siria e Irán, donde también iremos de la mano con nuestros aliados. A todos ellos les he transmitido que
España honrará sus compromisos aun cuando ello nos suponga un enorme esfuerzo, sacrificio muy evidente en el caso de Irán, país del que importábamos buena parte del petróleo que consumimos. Pero, como más vale prevenir que curar, este Gobierno
reafirma el compromiso de nuestro país con la no proliferación y el desarme. España participará en la cumbre sobre seguridad nuclear que se celebrará en marzo en Seúl. Como saben sus señorías, España desempeña junto a Estados Unidos y Rusia un
papel activo en el marco de la iniciativa global contra el terrorismo nuclear, en tanto que coordinador del programa internacional de actividades que desarrollará en los próximos años. El Gobierno participará también activamente en las
negociaciones para concluir el tratado internacional sobre el comercio de armas, que culminará en la conferencia que tendrá lugar en Nueva York el próximo mes de julio. En este ámbito defenderemos una regulación responsable del comercio de armas de
acuerdo con los principios más exigentes.


La política común de seguridad y defensa forma parte integral de la política exterior y de seguridad común de la Unión Europea y su desarrollo y fortalecimiento es esencial para que la Unión pueda alcanzar su ambición de ser un actor global
con peso. La política de seguridad y defensa es una de las tres D que deben guiar la acción exterior: diplomacia, desarrollo y defensa, ya que incluye capacidades militares pero también instrumentos políticos, diplomáticos, legales y de
desarrollo. En casos como el español, donde el presupuesto de defensa es ajustado, es preciso abordar tres cuestiones principales. En primer lugar, hay que tratar las capacidades militares, con el objetivo de hacer más con menos. El ejemplo es la
operación Atalanta, en la que se comparte apoyo logístico, vigilancia marítima y capacidad aérea. Cada vez más se demanda una mayor participación de la Unión en conflictos internacionales, por lo que la cooperación entre los socios y con otros
países es más importante que nunca para evitar duplicidades y solapamientos. En segundo lugar, hay que abordar las capacidades civiles, imprescindibles en las misiones de gestión civil de crisis. Los medios militares por sí solos no generan paz,
seguridad ni estabilidad. La acción de la Unión Europea, a través de la política de Seguridad y Defensa común aporta un valor añadido en el ámbito civil. Diecisiete de las veinticuatro misiones y operaciones europeas han tenido naturaleza civil.
En tercer lugar, debemos profundizar en la cooperación en este ámbito con otros socios internacionales. En este sentido, abundan los ejemplos, como la colaboración con las Naciones Unidas, la OTAN o la Unión Africana. La Unión Europea, señorías,
nunca podrá tener una política exterior creíble, ni ser un actor global que aspire a ser, sin una política de seguridad y defensa robusta, responsable y eficaz, un desafío con el que España está plenamente comprometida.


Los tratados que rigen la Unión Europea en su formulación actual respetan las obligaciones derivadas del Tratado del Atlántico Norte para aquellos Estados miembros que lo son también de la Alianza, reconociendo que la defensa común se
realiza en gran medida en el seno de la OTAN. La asociación estratégica establecida entre la Unión Europea y la OTAN en materia de gestión de crisis se basa en valores comunes y en la indivisibilidad de la dimensión de la seguridad en el siglo XXI.
Mientras que la OTAN sigue siendo la base de defensa colectiva de sus miembros, la política europea de Seguridad y Defensa ha añadido al abanico de instrumentos del que ya dispone la UE la capacidad para realizar independientemente operaciones de
gestión de crisis. Para este Gobierno el desarrollo del vínculo transatlántico constituye una prioridad. La OTAN es el foro por antonomasia para tratar los aspectos de seguridad y defensa que afectan a ambas orillas del Atlántico. La cumbre de la
OTAN que se celebrará en Chicago el próximo mes de mayo será una buena ocasión para evaluar los avances registrados desde la celebrada en Lisboa a finales de 2010. Deseamos que la OTAN renovada sea más apta para afrontar los nuevos retos globales.
El ámbito de seguridad en el marco de la Unión Europea, de la Alianza Atlántica, de las Naciones Unidas es el ejemplo por excelencia de la combinación entre valores e intereses. Me referiré a la marca España con más detalle más adelante, pero
nuestras Fuerza Armadas son un componente más de la marca España, un elemento indisoluble de la imagen de nuestro país como aliado fiable y responsable, comprometido con la defensa de la democracia y de los derechos humanos, en tanto que núcleo duro
de nuestro interés internacional.


Señorías, como he dicho antes, el mundo está cambiando. No podemos afrontar los retos de la globalización utilizando simplemente los instrumentos que nos ha legado la diplomacia tradicional. Nos encontramos, señorías, en pleno siglo XXI
trabajando con herramientas que datan del siglo XIX. La globalización ha modificado nuestra percepción del espacio y del tiempo. También han cambiado las interrelaciones entre los distintos actores de la escena internacional. Existe una
sobreabundancia de información y los Estados, al igual que el resto



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de los actores, necesitan más que nunca una imagen sólida que respalde su posición en el mundo. El poder duro, de naturaleza económica, política y militar, tiene que verse respaldado por un poder blando de naturaleza mucho más intangible,
dando lugar a eso que se ha dado en llamar poder inteligente. En ese mundo globalizado los instrumentos políticos de la diplomacia tradicional no bastan, tienen que complementarse con las herramientas de la diplomacia económica y de la diplomacia
pública.


La diplomacia económica -la primera a la que me quiero referir- está llamada a ser una de las grandes protagonistas de nuestro tiempo. Los intereses de España en el exterior son en gran medida intereses económicos y tienen a las empresas
como protagonistas. En las dos últimas décadas las grandes empresas españolas han multiplicado su internacionalización, hasta el punto de que hoy el 60 por ciento del volumen de negocio de los miembros del IBEX se obtiene en el extranjero. Tenemos
3.000 empresas españolas con presencia estable en los mercados exteriores como exportadoras, inversoras, proveedoras de servicios o realizadoras de obra. En estas circunstancias es claro que las administraciones públicas deben dar el do de pecho y
el Ministerio de Exteriores desempeñará un papel fundamental, apoyando, reforzando y difundiendo la labor que ya hacen desde años el ICEX y la red de oficinas comerciales. En aquellos lugares en que, además de nuestra embajada o consulado, exista
una oficina comercial reforzaremos el papel del embajador como apoyo a su labor, aportando valor añadido, pero allá donde no haya una oficina comercial de España nuestra embajada o consulado acentuará su misión específicamente económica. Se
reforzará la formación de los diplomáticos para que puedan prestar con mayor eficacia aún apoyo a las empresas, ayudándolas a establecer contactos con el tejido empresarial local y asesorándolas sobre condiciones políticas, económicas y
administrativas. En la actualidad hay 47 capitales en las que contamos con embajada, pero no con oficina comercial. Hay 54 ciudades más en las que existe un consulado de España, pero no una oficina comercial. Dotar a estas embajadas y consulados
de un mandato específicamente económico ampliará nuestra red comercial en más de cien oficinas de apoyo a nuestros empresarios.


Por su parte, la diplomacia pública es nuestra principal baza para aumentar ese poder blando del que hablan los teóricos. La imagen de nuestro país es sólida gracias a nuestra larga historia, a nuestra lengua, a nuestros artistas, a
nuestros deportistas, a nuestros gastrónomos, a nuestros diseñadores de moda, a nuestros ciudadanos. Tenemos una amplia red de instrumentos de diplomacia pública que van desde el Instituto Cervantes a la red de casas con sede de España, a nuestras
consejerías culturales, a la Fundación Carolina y a la propia Agencia de Cooperación. Es preciso identificar los intereses que queremos defender y los valores que queremos transmitir y coordinar a todos los actores que gestionan la imagen de España
para ser capaces de influir en la percepción que los ciudadanos de otros países tienen de nosotros.


La diplomacia económica y la diplomacia pública convergen en una piedra angular: la marca España, un proyecto que desea aunar todas las voces que componen ese coro, que es la imagen de España, y dotarlas de una única partitura. La
principal prioridad de este Gobierno es crear empleo y para ello necesitamos potenciar nuestra actividad económica en el exterior utilizando todos los recursos a nuestro alcance, uno de ellos, señorías, es la marca España. Pero la marca España será
de todos, para todos y por todos o simplemente no será. Como dijo Manuel Azaña hace décadas, cuando se debatía el Estatuto de Autonomía de Cataluña, el organismo de gobierno de la región es una parte del Estado español, no es un organismo rival, ni
defensivo, ni agresivo, sino una parte integrante de la organización del Estado. La variedad de España está en el corazón mismo de su naturaleza. Debemos fomentar el trabajo conjunto y crear cauces de coordinación si no queremos que esa imagen se
rompa en mil pedazos que naveguen cada uno en dirección distinta.


Sus señorías conocen bien el ofrecimiento que he realizado a las comunidades autónomas para que puedan acoger en las embajadas de España a sus funcionarios en el exterior, con objeto de atender mejor sus intereses, aprovechando sinergias,
ahorrando medios en momentos de restricciones presupuestarias y evitando duplicidades. Hasta la fecha hemos recibido dos respuestas positivas por escrito, una del Gobierno de La Rioja y otra de la Xunta de Galicia. Con la primera firmaremos muy
pronto un protocolo general de colaboración para la incorporación en una de las misiones diplomáticas en Bruselas de la oficina que el Gobierno regional tiene en dicha capital. En relación con Galicia, hemos ofrecido ya a la Presidencia de la Xunta
un protocolo general de cooperación para que sus oficinas y organismos en el exterior puedan ubicarse en los locales de las misiones diplomáticas en que se acuerde. También la Generalitat de Cataluña ha propuesto integrar en la representación
permanente de España en la Unesco a un agente. A estos efectos he remitido también un proyecto de protocolo de colaboración para que lo examinen y puedan integrarse en nuestra misión ante ese organismo si así lo desean. Tenemos constancia de una
reacción igualmente positiva por parte de los Gobiernos Autónomos de Cantabria, Comunidad Valenciana, Aragón, Canarias y Castilla y León.


Con el mismo afán de crear sinergias entre la Administración General del Estado y las comunidades autónomas en materia de política exterior, acabo de dirigirme por carta a los presidentes de todas las comunidades autónomas ofreciéndoles la
posibilidad de que algún funcionario diplomático se incorpore a sus servicios centrales para aportarle su experiencia en materia de relaciones exteriores y servir de cauce especial de comunicación con este ministerio. Es obvio que las comunidades
autónomas tienen intereses legítimos que defender más allá de nuestras fronteras y que pueden y deben



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contribuir de manera muy significativa al desarrollo de nuestra actividad económica en el exterior. Pero debemos remar todos juntos -la Administración central, las autonómicas y las empresas- en una misma dirección, que ha de ser el
crecimiento económico y el bienestar de nuestros ciudadanos.


Voy terminando. La apuesta por la diplomacia económica y la diplomacia pública debe completarse con una tercera tarea: la reforma del servicio exterior para adaptarlo al siglo XXI. El servicio exterior del Estado ha sido un destacado
partícipe en la transformación que desde la transición se ha operado en la imagen internacional de España, pero ahora debemos adaptar ese mismo servicio exterior a un mundo que está cambiando, que ya ha cambiado, al mundo que surge de la
globalización. Hay que conformar un servicio exterior que sirva a los intereses de España y que defienda nuestros valores más allá de nuestras fronteras. Someteré un anteproyecto de ley de servicio exterior diseñado para adecuar sus procedimientos
a la realidad externa e interna, dotarle de sus indispensables dotaciones presupuestarias, flexibilizar las normas que lo regulan y dotarle de los medios humanos y materiales necesarios para lograr los objetivos de política exterior que el Gobierno
establezca. Esta propuesta será sometida a la consideración de todos los departamentos interesados y comunidades autónomas y consultada a todos los ministros de Asuntos Exteriores de la democracia. Será después abierta a toda la sociedad.


La política española, señorías, se enfrenta en la actualidad a la difícil tarea de hacer frente a las demandas de una situación interior compleja y en rápida evolución, con unos recursos limitados y cuyo incremento, dada la actual coyuntura
económica, es difícil de plantear. Los retos a que nos enfrentamos son, sin embargo, muy importantes, y es de vital importancia para nuestro país afirmar su presencia en determinadas partes del mundo. En este sentido, será probablemente necesario
acometer el cierre de algunas de nuestras unidades de despliegue exterior, destinando los recursos materiales y de personal que se liberen a la apertura o reforzamiento de otros que hoy resultan de mayor prioridad. En estos momentos de austeridad
debemos concentrar nuestros recursos allí donde mejor sirven a nuestros intereses, sin olvidar nuestros valores, y ser capaces de desarrollar la necesaria flexibilidad que nos permita llevar a cabo nuestra tarea con la mayor de las eficacias.


Con este propósito me he entrevistado ya con Lady Ashton y con el secretario general del Servicio Europeo de Acción Exterior, Pierre Vimont, para adelantarles una propuesta de incorporar funcionarios españoles a las delegaciones de la Unión
en los lugares donde España reconsidere su despliegue de embajadas, al tiempo que siguen desarrollando algunas funciones de carácter nacional. Es una figura innovadora entre el diplomático que se incorpora plenamente al servicio diplomático europeo
recién creado y el funcionario español que únicamente comparte despacho e infraestructura de apoyo con los restantes miembros de la delegación de la Unión.


El mundo está cambiando y España no puede quedarse atrás. Debemos evolucionar para que la defensa de nuestros valores e intereses nos lleve al lugar que nos corresponde en la comunidad internacional. Nuestra historia, nuestra cultura,
nuestra lengua, nuestras empresas y nuestros ciudadanos nos sitúan en una posición privilegiada en el mundo globalizado en que nos ha tocado vivir, pero necesitamos el impulso que ha de proporcionar esa política exterior del Estado, ese consenso
entre todas las fuerzas política que hará de nosotros el aliado fiable y previsible que siempre hemos querido ser. Solo remando todos juntos lograremos alcanzar nuestro objetivo compartido, que es el bienestar de nuestros ciudadanos.


Soy un firme partidario del consenso. La pasión por aunar voluntades en pro del bien común es tal vez el principal hilo conductor de mi ya larga carrera política, que, como les decía al principio de mi intervención, se inició en esta casa
hace ya treinta y cinco años. Hoy, igual que entonces, es mucho lo que está en juego, y es la hora de los grandes gestos, como aquel que protagonizaron Adolfo Suárez y Dolores Ibarruri. (Aplausos.)


El señor VICEPRESIDENTE: A continuación, como es uso y costumbre en esta Comisión, intervendrán por orden de antigüedad de la petición. La más antigua está presentada por el Grupo Parlamentario Socialista. Después de las tres peticiones
intervendrán los grupos de menor a mayor, tal y como sigue recogiendo el uso y costumbre de esta Comisión. A continuación, la portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, doña Elena Valenciano, tiene la palabra por diez minutos.


La señora VALENCIANO MARTÍNEZ-OROZCO: Señor ministro, en nombre del Grupo Parlamentario Socialista quisiera darle nuestra sincera enhorabuena por su nombramiento, nuestra calurosa bienvenida a esta Comisión y nuestro lógico agradecimiento
por su muy completa intervención. Gracias, señor ministro.


Quiero también que mis primeras palabras sirvan para recordar a los cuatro cooperantes españoles que permanecen secuestrados desde octubre. Lo hago con el deseo de volver a transmitir todo nuestro apoyo a sus familiares y con la voluntad de
ofrecerle nuestro respaldo, señor ministro, y nuestra colaboración en una tarea que es tan sensible como compleja. Este es un ofrecimiento que hoy en nombre del Grupo Socialista quiero extender a toda la labor que compartimos. Desde ya puedo
garantizarle que en cada área y en cualquier momento podrá contar con nuestra lealtad y nuestra responsabilidad, con todo nuestro sentido de Estado, y puedo garantizarle, señor ministro, que tendrá una oposición más útil que la que tuvo el Gobierno
anterior. En nuestro grupo no encontrará ni visiones miopes ni posiciones electoralistas, pero tampoco va a encontrar un cheque en blanco. Siempre buscaremos el acuerdo, siempre que tengamos que discrepar discreparemos y cuando haya que confrontar
-que espero que no sea nunca- confrontaremos.



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Lo haremos como debe hacerse en democracia, sin perder las formas y sin olvidar la cuestión de fondo, que no es otra que el interés general, el bien común y la posición de España en el mundo.


En el breve tiempo que tengo, voy a tratar de presentarle siete escenarios de entendimiento y seis escenarios de inquietud o discrepancia. A día de hoy compartimos un amplio espacio para el entendimiento, y estoy convencida de que, a pesar
de que mantengamos algunos enfoques y criterios dispares, a pesar de que tengamos puntos de fricción, debemos poner en valor lo que nos acerca y nos une. Esto es precisamente lo que quiero empezar por resaltar. Lo primero, Europa; lo primero, más
Europa. Hace falta más unión política -sí, claro que sí-, más unión económica y fiscal -sí, claro que sí-, pero también es igualmente necesario reivindicar y darle más impulso al espíritu de nuestro proyecto, a lo que yo llamo el alma de la
construcción europea, porque debilitar a las instituciones comunitarias, dejar de lado el control democrático en decisiones de enorme trascendencia, obsesionarse con la estabilidad presupuestaria y con la austeridad que no tiene rumbo, sin atender a
las causas, sin ser sensibles a la economía real y sin comprometerse al máximo en la creación de empleo equivale a degradar la Unión, a devaluar el futuro de los europeos y, sobre todo, a alejar a los europeos de Europa.


Se habla mucho de Francia y Alemania, pero usted sabe, señor ministro, que Europa no es lo que dicen dos, es lo que decimos entre todos. Y confío en que coincidamos en señalar la necesidad de abrir camino a la revisión del calendario de
reducción de deuda y déficit aplicando medidas que incentiven el crecimiento, al mecanismo de solidaridad, a un fondo de amortización de la deuda, al sistema de eurobonos, a un Tesoro europeo, a un impuesto sobre las transacciones financieras, a un
presupuesto de la Unión Europea mayor y no menor, a una revisión del papel del Banco Central Europeo, del Banco Europeo de Inversiones; en definitiva, a una visión económica más amplia capaz de combinar una política presupuestaria responsable con
un crecimiento sostenible, el empleo y la inclusión social. Sé que en esto, señor ministro, usted y nosotros estamos muy cerca.


El mundo árabe, y en particular el Magreb y el resto de África del norte, configuran nuestro segundo escenario de entendimiento. Serán las futuras generaciones quienes estudien las primaveras árabes, pero es ahora cuando se están
escribiendo, es ahora cuando España y Europa deben tomar la iniciativa. Se está abriendo una ventana de oportunidad y es prioritario no descuidar la Unión por el Mediterráneo y en especial su secretaría en Barcelona, reactivando el Grupo 5+5 del
Mediterráneo occidental con reuniones a nivel ministerial y proyectos concretos de cooperación. Respecto al Magreb, es de importancia capital mantener unas relaciones óptimas con Marruecos, socio estratégico capital para España. Ha habido momentos
difíciles en el pasado en las relaciones con Marruecos, pero nosotros ofrecemos nuestra colaboración para mantener el mejor grado de interlocución con ese país.


Con respecto al Sáhara Occidental, he de renovar por nuestra parte el compromiso del PSOE. Siempre hemos trabajado por facilitar un acuerdo entre las partes en el marco de las resoluciones de Naciones Unidas, y lo seguiremos haciendo.


En ese contexto regional es urgente seguir dando pasos en el proceso de paz en Oriente Medio. La Unión Europea debe ejercer el papel que le corresponde y no estoy muy segura de que últimamente lo esté haciendo. Tenemos que seguir apoyando
a la Autoridad Palestina y su legitimidad internacional. Conoce la posición de este grupo favorable a avanzar lo antes posible en el reconocimiento del Estado palestino en los organismos internacionales para impulsar así la solución pacífica y
dialogada de dos Estados que vivan en paz, seguridad y desarrollo. Es muy importante la reconciliación intrapalestina; es ese un elemento clave de la consolidación democrática en Palestina y en la región, y hay que felicitar el trabajo del
presidente Abbas en esta dirección.


Señor ministro, la gravedad de la situación en Siria merecería por sí sola una sesión monográfica de esta Comisión. Debemos reiterar una vez más nuestra rotunda condena a la insoportable violencia de Al-Assad contra su propio pueblo.
Difícilmente habrá una solución si Al-Assad no entrega el poder y se abre un proceso de diálogo nacional inclusivo en ausencia de violencia. Lamentamos profundamente el veto de Rusia y China en una grave crisis de consecuencias difíciles de
pronosticar para toda la región. La Unión Europea debe respaldar de forma mucho más contundente las aspiraciones de libertad del pueblo sirio. Es fundamental apoyar los esfuerzos de la Liga Árabe y cualquier participación de la comunidad
internacional debe estar amparada por una resolución de Naciones Unidas.


Con respecto a Latinoamérica, usted ha sido muy claro en su exposición. Es imprescindible mantener relaciones óptimas con todos los países latinoamericanos con independencia de sus regímenes políticos, sin perjuicio de privilegiar la
defensa de los derechos humanos y de las instituciones democráticas. Tenemos un amplio margen de oportunidades para profundizar nuestros lazos políticos, económicos y culturales y tenemos una herramienta magnífica, que es nuestra lengua española.
Debemos seguir apoyando los procesos de integración regional y los esfuerzos que pretenden avances democráticos en todas las sociedades. Es muy importante la cumbre Iberoamericana de Cádiz y son muy importantes las palabras que le hemos escuchado
hacia Cuba. Bienvenido a la flexibilidad y al diálogo con Cuba.


Estados Unidos está entre los puntos de coincidencia. La importancia de la buena relación con Estados Unidos es evidente y entra dentro de las prioridades de los intereses de España.


Con respecto al escudo antimisiles, ya nos ha dicho un poco la previsión de calendario. Nos gustaría poder conocer más ampliamente la información relativa a las



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negociaciones en curso a fin de asegurar las ventajas y contrapartidas que convengan a nuestro país e igualmente estaría bien que nos comentara cuál es su visión ante la próxima cumbre de la OTAN de mayo de 2012 en Chicago.


La seguridad es otro de los escenarios de acuerdo. La consolidación y reforzamiento de la seguridad de España en el marco de la seguridad europea y occidental y nuestra contribución a la paz y a la estabilidad en el mundo conforme a los
principios de la carta de Naciones Unidas. Esa es nuestra posición y nuestro grupo seguirá respaldando el cumplimiento por parte de nuestro país de sus compromisos con la comunidad internacional. El multilateralismo, la seguridad colectiva, la
resolución de conflictos, la protección de los derechos humanos y el respeto a la legalidad internacional seguirán siendo para nuestro grupo criterios fundamentales. Hemos conocido ya también -porque yo tenía aquí una pregunta- cuál sería nuestra
posición en el caso de Afganistán si Francia u otros aliados adelantaran su salida.


Entre estos puntos de encuentro, haré un breve comentario sobre Gibraltar, que su breve gestión hasta la fecha hace casi obligado, y ya ve que lo sitúo entre los puntos de convergencia. Usted ha enarbolado la bandera de la españolidad en el
Peñón tan pronto ha pisado el ministerio -está muy bien-, nuestro grupo no tiene ningún problema, somos los primeros en reivindicar la soberanía española de Gibraltar -lo sabe bien el presidente de la Comisión-, así lo hemos hecho siempre, pero nos
gustaría que la cuestión no quedara en un par de titulares. Esta reivindicación no ha estado jamás en cuestión. La posición española se ha mantenido invariable en este punto. Todos los Gobiernos siempre han mantenido las cuestiones de soberanía
en el plano bilateral y nosotros no queremos hacer de este tema un punto de fricción o desgaste para el Gobierno, como alguna vez nos ha pasado a nosotros. Solo esperamos que la vía que usted ha tomado no acabe en un callejón sin salida. Puede
elevar el listón de la conversación a su posición más alta, obtener el rechazo total de la otra parte y tener que cerrar el dosier en cinco minutos después de haberlo abierto sin haber conseguido un solo avance real en los intereses de nuestro país.


El servicio exterior es una coincidencia más. Existe la urgente necesidad de adecuar nuestro servicio exterior en su concepción más amplia a los tiempos y exigencias actuales. Nos parece oportuna la iniciativa que ha tenido de reunir a
todos sus predecesores para abordar esta cuestión. Creo que una vez concretadas las aportaciones de este consejo de sabios y sabias es importante que se abra un debate parlamentario en profundidad, a fin de que podamos asentar las reformas sobre el
consenso más amplio posible, y esto es importante. Nuestro grupo va a apoyar una reforma integral sobre la base de un concepto amplio de la acción exterior del Estado y acorde con el papel y la presencia de España en el mundo hoy día. Hay
múltiples aspectos a abordar que merecerían un tratamiento detallado: el papel de mecanismos como el Consejo de Política Exterior, las herramientas para la internacionalización de nuestras empresas, la aplicación de las nuevas tecnologías, un nuevo
estatuto para el personal del servicio exterior, el desarrollo de la diplomacia parlamentaria y la diplomacia pública, etcétera.


Estos son, señor ministro, a día de hoy los siete -abiertos a muchos más- escenarios para el entendimiento que el Grupo Socialista comparte con usted. Pueden ser más; queremos que sean más y para lograrlo habrá que superar algunos puntos
que generan fundadas inquietudes, interrogantes razonables y claras discrepancias. Comprenderá la inquietud generada en torno a los recortes anunciados en su ministerio; comprenderá nuestra inquietud, porque hasta la fecha no hemos recibido
ninguna información a pesar de haberla solicitado por vía parlamentaria. Suponemos que responde a esta estrategia que tienen ustedes de retrasar la tramitación de los Presupuestos Generales del Estado. No sabemos en función de qué intereses, pero
tiene música electoral de fondo. No le pido que renuncie a la austeridad, le pido que no recorte la transparencia, le pido que sea muy austero y que sea más claro. Le pido que nos aclare si se confirman las cifras aparecidas en los medios que
señalan a su ministerio como el más afectado por los recortes, unos mil millones de euros; es decir, alrededor de dos tercios menos que en 2011. Le pido, si es posible, que señale los programas presupuestarios que vayan a verse dañados y que nos
exponga sobre qué criterios ha tomado las decisiones. Le pido que nos aclare si su Gobierno ha planificado o imaginado un giro radical en la política exterior; si ya ha renunciado al prestigio que tiene la marca España en los organismos
internacionales; si piensa que el compromiso del 0,7 es un objetivo propio de sociedades avanzadas, como dice el programa electoral del Partido Popular, o si su Gobierno baja los brazos en la lucha contra la pobreza mundial porque piensa
simplemente que España no es una sociedad suficientemente avanzada. En definitiva, le pido que nos indique si también en este ámbito y con la excusa de la crisis económica vamos a acabar viendo un recorte más ideológico que económico. Sí, el 0,7,
señor ministro, la cooperación al desarrollo.


Además de la reducción del presupuesto también se ha ejecutado una reducción de la estructura del ministerio que más allá de las difíciles circunstancias parece caminar en esta idea de un cierto cambio de rumbo. Desaparece la Secretaría de
Cooperación Internacional y la Dirección General de Políticas de Desarrollo y Evaluación para refundirse en la denominada Secretaría de Estado de Cooperación al Desarrollo e Iberoamérica. No sabemos si esto supone -en su comparecencia nos ha
indicado alguna otra cosa- que la mermada cooperación vaya a ir destinada principalmente a Iberoamérica. Ya ha dicho usted, señor ministro, que no, pero vamos a ver en qué magnitudes. A la desaparición de la SECI se suma también la supresión de la
Dirección General para Asuntos Multilaterales. Uno de nuestros grandes objetivos como país hasta ahora era tener un puesto no permanente



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en el Consejo de Seguridad para el bienio 2015-2016. ¿Cómo se explica que uno de los principales instrumentos para conseguirlo desaparezca de la estructura del ministerio? Es un contrasentido. Si dejamos de prestar atención y apoyo activo
a los países en desarrollo o de dar la prioridad que se merecen Naciones Unidas y los foros multilaterales, nos exponemos a sufrir en 2014 un revés de los que hacen época.


En esa misma línea se encuadra la desaparición de la Dirección General de África. Otro paso atrás, señor ministro, y no solo porque sin los 53 votos africanos en la ONU es imposible que salga adelante ninguna candidatura española al Consejo
de Seguridad, sino porque durante ocho años y sobre todo los seis últimos España ha hecho un gran esfuerzo por crear una línea política que no existía con África y que afecta a muchas áreas: lucha contra el cambio climático, inmigración, lucha
contra el terrorismo. Usted lo ha dicho, señor ministro. En el último periodo se ha avanzado enormemente y África debe seguir siendo una prioridad del Gobierno. Existe un Plan África, un Mesa para África, una Casa África. Son instrumentos que
conviene mantener y utilizar en toda su capacidad. El vigente Plan África finaliza este año y deberían ustedes ya empezar a elaborar el tercer plan.


Otro de los puntos que no puedo pasar por alto a pesar de esta clarísima voluntad de consenso, entendimiento y trabajo conjunto es su política de nombramientos. Federico Trillo será finalmente embajador en Londres. Es el primer
nombramiento de embajador político, algo que hasta ahora había criticado mucho el PP -no nosotros, el PP-. Dijo que no los habría excepto cuando fueran personas extraordinarias en circunstancias extraordinarias. (El señor ministro de Asuntos
Exteriores y de Cooperación, García-Margallo Marfil: Exacto.) Confío en que comprenderá mi curiosidad y la de buena parte de la Cámara. Confío, señor ministro, en que se detenga en explicar punto por punto qué es lo que hace de Federico Trillo una
persona extraordinaria. Es llamativo. (Risas.)


El señor VICEPRESIDENTE: Disculpe, señoría, ha superado en cinco minutos el tiempo tasado.


La señora VALENCIANO MARTÍNEZ-OROZCO: Me queda un párrafo.


El señor VICEPRESIDENTE: Continúe, pero, por favor, trate de ajustarse al tiempo.


La señora VALENCIANO MARTÍNEZ-OROZCO: También es llamativa la poquísima presencia de mujeres entre sus nombramientos. Igualmente, han retirado a muchos de los embajadores nombrados en el último año. Yo entiendo que el Gobierno quiera
contar con gente más afín, pero es exagerado renovar un tercio de las embajadas en la primera tacada. (Rumores.)


El señor VICEPRESIDENTE: Silencio, por favor.


La señora VALENCIANO MARTÍNEZ-OROZCO: Concluyo porque me urgen, señor ministro, y lo hago reiterando el ofrecimiento de colaboración del Grupo Parlamentario Socialista sobre la base de un amplio consenso en las cuestiones principales.
Somos más que conscientes de la difícil situación en la que se encuentra nuestro país y toda la Unión Europea. Sabemos que la política exterior es una herramienta vital para la recuperación y salida de la crisis. Por esta razón puede estar seguro
de que no les vamos a pagar con su misma moneda. El revanchismo no cabe en nuestra manera de ver la vida ni la política. (Un señor diputado: ¡Hombre!-Risas.) Tranquilos, hombre, tranquilos, si voy a acabar ya. Tiene nuestro compromiso, señor
ministro, y el mío personal, que usted conoce, para trabajar siempre a favor del interés general de España y de sus ciudadanos dentro del respeto a los valores que han de guiar nuestra política exterior.


Muchas gracias por su paciencia, señor presidente. (Aplausos.)


El señor VICEPRESIDENTE: La siguiente petición de comparecencia fue presentada por el Grupo Parlamentario Catalán. En su nombre tiene la palabra el señor Xuclà.


El señor XUCLÀ I COSTA: Señor ministro, bienvenido a esta Comisión. No le puedo decir bienvenido a esta casa, que usted conoce casi como ningún otro de los presentes en esta sala. Bienvenido, pues, a este Parlamento.


En primer lugar, me gustaría recordar que en las últimas legislaturas se ha producido una profundización de la parlamentarización de la política exterior. Si hacemos una lectura estricta de la Constitución, la política exterior es una
competencia exclusiva del Ejecutivo, pero tan cierto como esto es que en estos últimos años se ha producido un creciente papel del Parlamento en los ámbitos de la política exterior y también de la presencia del Parlamento en la reflexión alrededor
de la política exterior y de la política de seguridad. En derecho positivo lo más llamativo ha sido la creación a través de la ley del mecanismo de autorización de las misiones de las Fuerzas Armadas que están presentes en el exterior. Pero creo
que también es digno de ser destacado el papel creciente, las contribuciones de la diplomacia parlamentaria y yo le invito a que se mantenga este hilo conductor y que se mantenga también el papel de esta Comisión al servicio de una diplomacia
parlamentaria útil, evidentemente coordinada con el Ministerio de Asuntos Exteriores. Estos son mecanismos para profundizar en lo que usted nos ha invitado esta tarde a explorar como una política de Estado.


Quiero empezar mi intervención expresando la solidaridad de este grupo parlamentario con los cuatro cooperantes españoles que en estos momentos se encuentran



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secuestrados y que son objeto también de nuestra preocupación.


En segundo lugar, me gustaría empezar hablando no de las zonas geográficas prioritarias mundiales sino de los instrumentos. Señor ministro, usted nos ha anunciado la voluntad de impulsar un anteproyecto de ley del servicio exterior. Por
fin y después de treinta años, dando continuidad a la voluntad de distintos ministros de Asuntos Exteriores de la democracia, nos anuncia también una reforma del servicio exterior, que nosotros contemplamos en nuestro programa electoral y que
consideramos absolutamente indispensable. Quiero recordar que hace dos legislaturas, en el seno de esta Comisión de Asuntos Exteriores, se creó una subcomisión que trabajó de una forma intensa y extensa para explorar la posibilidad de la reforma
del servicio exterior. Quizá la bonanza económica y las alegrías presupuestarias del momento no permitieron afrontar una reforma que es absolutamente indispensable, una reforma, ¿al servicio de qué objetivos? Entre otros, al servicio del objetivo
de la recuperación económica. Estamos absolutamente convencidos de que hay que aunar la integración o la coordinación del brazo diplomático y del brazo de los técnicos comerciales y económicos del Estado para hacer una diplomacia más eficaz al
servicio, como le decía, de la recuperación económica. Así pues, la smart diplomacy, el laptop ambassador tienen que estar presentes en esta reflexión sobre la revisión del servicio exterior.


Usted nos ha anunciado también una racionalización del mapa diplomático y consular y creemos que este es un anuncio de sentido común. Le vamos a apoyar, tenemos muy buena predisposición para esta revisión. El mundo ha cambiado, la
topografía de las áreas de poder en el mundo han cambiado y es evidente que este es un punto importante. Nos ha anunciado algo que está en nuestro programa electoral, que es la integración de representaciones de la diplomacia española dentro de las
oficinas del servicio exterior europeo. Creo que es un punto de innovación que compartimos. Pero, señor ministro, le tenemos que pedir que esta reforma del servicio exterior sirva para el acompañamiento de las empresas españolas en el exterior.
Quiero viajar por un momento a algún ejemplo concreto.


Señor ministro, no puede ser que la obtención de visados para el tránsito económico, que la obtención de visados para empresarios de terceros países, para personas de negocios de terceros países que desean estar presentes en España sea tan y
tan dificultosa. No puede ser y perdone que les ponga un ejemplo concreto, el de que una semana o quince días antes de la Feria Alimentaria tengamos que hacer gestiones con los consulados para conseguir que algunas personas que están interesadas en
estar presentes en ferias internacionales tengan que conseguir el visado en tiempo de descuento. Y les podría poner otros ejemplos, pero creo que no me debo extender.


Paso ya a las áreas geográficas, a las prioridades. Usted nos ha hecho una propuesta clara para volver al epicentro de Europa. Usted ha recordado y ha invocado el europeísmo que ha presidido su trayectoria, ha recordado el contubernio de
Munich y la apuesta que fue aquella semilla fundacional del movimiento europeo y lo que supuso aquello. Dentro de una semana usted comparecerá en la Comisión Mixta para la Unión Europea y allí detallará la política europea. A grandes rasgos y de
forma esquemática le quiero decir que las áreas geográficas en las cuales nosotros consideramos que es prioritaria la acción exterior del Estado son, evidentemente, Europa, la política iberoamericana y el vínculo transatlántico más las zonas
emergentes de Asia. Para decirlo de otra forma y de la manera más descriptiva y menos valorativa: tenemos que alejarnos de políticas excéntricas, entendidas por excéntricas las que están lejos de los epicentros de nuestros intereses y de nuestra
comunidad de valores, siendo muy conscientes también, señor ministro, de que la Europa de hoy, la Europa en cuyo epicentro usted quiere volver a estar no es la Europa de los quince, ni es la Europa del eje Madrid-París-Berlín: es la Europa de los
Veintisiete, que serán veintiocho. Es la Europa donde España tiene que buscar aliados, entre los cuales por ejemplo claramente está Polonia, por su masa crítica y por sus dimensiones. Es la Europa dentro de la cual España tiene que luchar por las
políticas de vecindad. Los fondos dedicados a la política de vecindad del este -objetivando los fondos- son extremadamente más importantes que la política de vecindad del sur, la política euromediterránea. Es una Europa en la cual la política de
Seguridad y Defensa tiene que dejar de ser anémica para robustecerse.


Tenemos que tener muy presente que al lado del vínculo transatlántico este año pasado hemos vivido una alianza ad hoc, la alianza liderada por Gran Bretaña y por Francia y también con la participación de España posteriormente y otros países
para hacer frente a la guerra de Libia. Creo que tendremos que ensayar también estas comisiones ad hoc en el ámbito de la política de defensa. Me gustaría preguntarle también sobre la posición española respecto a los compromisos que ha adquirido
España como miembro de la OTAN respecto a los países candidatos a integrarse en la OTAN desde la cumbre de Bucarest.


Quiero ahora hacer una referencia a la política euromediterránea que, como muy bien sabe el señor ministro y sus señorías, es uno de los ejes de las prioridades del Grupo Parlamentario Catalán por vocación, por trayectoria y creo que también
por aportaciones hechas en el ámbito parlamentario y por contribuciones y reflexiones en el ámbito ejecutivo, desde el arranque del proceso de Barcelona en el año 1995 hasta que el 14 de julio del año 2008, bajo Presidencia francesa de la Unión
Europea, nació la Unión para el Mediterráneo. Aquella Unión para el Mediterráneo creada en julio del año 2008 ha sufrido notables cambios. Tenía seis grandes objetivos de integración regional, seis grandes objetivos que quedaban



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lejos de lo que usted ha definido, de acuerdo con Romano Prodi, como todo menos las instituciones, con lo cual usted hace una apuesta por la comunitarización de la política euromediterránea y nosotros aplaudimos esta opción, sabiendo que es
una opción difícil y sabiendo que esta Europa de los Veintisiete tiene sus geografías, tiene sus centros de gravitación y tiene intereses distintos entre los países del norte y los países del sur. Debemos comunitarizar la política euromediterránea
y España en estos momentos tiene que liderar esta comunitarización dentro de los países de la ribera sur del Mediterráneo. Una forma de implicar a la Unión Europea en la política euromediterránea es conseguir que Lady Ashton, la vicepresidenta, sea
la presidenta de la parte norte de la copresidencia del proceso euromediterráneo. Usted sabe que Francia aún tiene la copresidencia de la parte norte y se tiene que transferir esta copresidencia a la Unión Europea.


En la política euromediterránea, señor ministro, queremos dar un apoyo cerrado a los procesos de democratización de la ribera sur del Mediterráneo, pero sin la aproximación romántica e idealista pensando que esto sea fácil. Debemos hacer
una valoración muy positiva de la evolución en Túnez. Creo que debemos mirar con preocupación, con acompañamiento y con deseo de que arraigue la democracia y el respeto a los derechos humanos en los otros países donde se han celebrado elecciones, y
debemos condenar claramente el régimen de Siria e insistir y redoblar en el ámbito de la comunidad internacional la presión para un cambio de régimen en dicho país, por lo cual bienvenida la Primavera Árabe, con realismo, con acompañamiento y
sabiendo que esto no es algo que sea posible de un día para otro. La política euromediterránea es nuestra prioridad y requiere de comunitarización de la política dentro de la Unión Europea y de más fondos de la misma para la ribera sur del
Mediterráneo.


Voy a hacer una referencia a la política iberoamericana. Durante demasiados años se ha producido en los debates en esta Comisión y en el Pleno, en las Cortes Generales, un proceso de somatización de la política iberoamericana como política
interna y muchas veces como elemento de desgaste dentro de la dialéctica entre los grupos parlamentarios. A nosotros nos gusta su planteamiento de defensa de los derechos humanos, de la democracia y también de la lucha contra la corrupción en el
diálogo estructurado con todos y cada uno de los países de la comunidad iberoamericana. El punto de equilibrio entre la manifestación clara y contundente de las exigencias de respeto a los derechos humanos, democracia y lucha contra la corrupción y
los canales de diálogo abierto con estos países de la comunidad iberoamericana creo que es el punto apropiado.


Nos ha hablado también de las relaciones con Estados Unidos. Estados Unidos, evidentemente, quiere mantener el vínculo transatlántico, pero debemos recordar que en el mes de enero Estados Unidos anunció sus prioridades, que pasan por Asia,
porque en estos momentos la relación del vínculo transatlántico es una relación no problemática.


Se ha referido a Irán. Le quiero hacer una simple petición. Irán y la evolución de su programa nuclear pueden gravitar sobre esta legislatura. Le quiero pedir que con máxima puntualidad vaya informando a los grupos parlamentarios de forma
reservada cuando sea necesario de la posición del Gobierno en un extremo en el cual el multilateralismo, eficaz o no eficaz, que usted ha apuntado en su intervención inicial puede gravitar, por decirlo de alguna forma, en los debates de esta
Comisión.


Quiero hacer una breve referencia al Estado español como Estado pluricultural y plurilingüístico. Ciertamente, usted ha recordado la petición del Gobierno de la Generalitat de contar con un representante en la Unesco dentro de la delegación
española ante esta organización internacional. Es simplemente una petición en cumplimiento del Estatuto de Autonomía de Cataluña y en cumplimiento del estatuto, que es ley, también le tendremos que plantear algunos otros aspectos, como por ejemplo
un nuevo empuje en el reconocimiento de la lengua catalana como lengua oficial en algunas instancias de la Unión Europea. Tendremos oportunidad durante esta legislatura de profundizar en este tema, como en la anterior legislatura también tuvimos
oportunidad de hacerlo con el Gobierno del Partido Socialista.


Usted nos ha invitado a través de una cita azañista a explorar la colaboración entre las comunidades autónomas y el Ministerio de Asuntos Exteriores. Sobre este punto le tengo que hacer dos referencias. Muchas veces hay más literatura que
realidad, muchas veces se ha exagerado lo que significan las representaciones de las comunidades autónomas en el exterior. En segundo lugar, le tengo que decir que es absolutamente legítima la defensa de los intereses de las comunidades autónomas
en el ámbito de sus competencias de acuerdo con la distribución competencial de los artículos 148 y 149 de la Constitución española.


El señor VICEPRESIDENTE: Disculpe, señor Xuclà, vaya terminando.


El señor XUCLÀ I COSTA: Voy terminando, señor presidente.


A partir de este diseño constitucional, señor ministro, estamos abiertos a explorar mecanismos de colaboración como por ejemplo los que desde el Gobierno de la Generalitat le hemos planteado con la representación del Gobierno de la
Generalitat en la Unesco.


Termino con una breve referencia a los derechos humanos. Señor ministro, el anterior Ejecutivo elaboró un plan de derechos humanos que tenía vigencia de una legislatura. Ya sé que esta es una competencia del Ministerio de la Presidencia y
de la Vicepresidencia Primera, pero también tiene una dimensión importantísima en el ámbito de la política exterior, y le quiero preguntar si es voluntad de este Gobierno elaborar un segundo plan de



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derechos humanos. En esta materia quiero hacer una referencia concreta a una iniciativa que planteamos en el año 2005 y que después se convirtió en posición del Ejecutivo. Me refiero a la moratoria universal de la pena de muerte para el
año 2015 en vistas a su abolición definitiva. Este es un reto que está no muy lejos y me gustaría saber si también es una prioridad del Gobierno español.


Nos quedan temas que tratar en materia de cooperación, pero usted hará una comparecencia en quince días en la Comisión de Cooperación y, además, señor presidente, no me queda más tiempo. No he sido exhaustivo, pero espero haber aportado
algunos temas que nos sirvan para crear un marco general de diálogo y de entendimiento en esta legislatura.


El señor VICEPRESIDENTE: A continuación tiene la palabra en nombre del Unión Progreso y Democracia doña Irene Lozano.


La señora LOZANO DOMINGO: Señor ministro, le doy también la bienvenida a esta Cámara y a esta Comisión y le agradezco sus invocaciones al consenso. Creo que son especialmente importantes en materia de política exterior. Ha hecho usted una
vuelta al mundo en ochenta minutos y yo solo tengo diez, o sea que habrá muchas escalas que no podré hacer. De todas maneras le voy a señalar los aspectos que mi grupo considera más relevantes, lo cual no será exhaustivo ni mucho menos.


Ha empezado usted por Europa. Nosotros creemos también que la política española tiene hoy tres puntos fundamentales: el primero Europa, el segundo Europa y el tercero Europa. Lo que nos preocupa en esta relación con Europa es el sesgo
excesivamente económico que tiene la política europea en este momento. Le hablaría casi, más que de una obsesión económica, de una obsesión contable, dentro de la cual se enmarca ese fanatismo sobre el déficit, sobre el que por suerte, con la carta
que doce mandatarios han remitido a la Comisión Europea pidiéndole un plan de crecimiento, parecía que había posibilidad de abrir un poco las miras en la política económica. Sin embargo, el presidente Rajoy dijo ayer en Londres que para nada se
trataba de un frente contra Alemania y Francia. Quería que, si puede, nos aclarara si se limita solamente a una carta en la más bella tradición epistolar europea o si hay algún movimiento de más calado dentro de esta misiva que han remitido los
mandatarios.


En relación con esto creemos que la Unión Europea está descuidando su naturaleza política, es decir, que se está volviendo irrelevante precisamente como unión política. Ha señalado usted que estamos en una crisis que es de naturaleza
política y no económica, sí, pero todo lo que después nos ha contado era puramente económico. Me gustaría que reforzara esa explicación política y que nos aclarara en qué sentido va, porque nos preocupa.


También ha hablado usted de actores parapolíticos, poderes económicos que toman decisiones por encima de los Gobiernos. Hay una encuesta de Metroscopia de hace unas semanas que señalaba que hay un alto porcentaje de la población -creo que
llegaba hasta el 72 por ciento- que también lo considera así. El déficit democrático tradicional de la Unión Europea en esta crisis económica si cabe se está acentuando y profundizando más. Ya que usted ha mostrado esa sensibilidad, me gustaría
saber qué medidas tienen pensadas al respecto.


En esta misma línea de la pérdida de relevancia política de la Unión Europea o, mejor dicho, como prueba de que se puede contrarrestar esa irrelevancia, celebramos las medidas de la Comisión Europea con respecto a Hungría, pero usted no ha
mencionado nada en su intervención. Nosotros somos un grupo particularmente reacio al nacionalismo de cualquier tipo, al racismo y a la xenofobia. El Fidesz húngaro, el partido de Viktor Orbán, ha recibido acusaciones por esa ideología suya, y
precisamente porque el Partido Popular Europeo comparte grupo con el Fidesz en el Parlamento Europeo, me interesa particularmente saber su opinión sobre Hungría.


Le decía que estoy de acuerdo con usted en que Europa es prioritaria. El problema es que la política europea es política interna ya. No es solo mi opinión, sino que es una opinión extendida. De hecho, el señor Rajoy cuando todavía no era
presidente lo escribió en el número de noviembre de la revista Política Exterior. Decía literalmente: La política europea es en gran parte una prolongación de la política interior. Con esto quiero decir que apreciamos mucho su perfil muy europeo
como ministro de Exteriores; lo que tememos es que el resto de la política exterior pueda quedar desatendido -por decirlo así- dada su inclinación europea y dada la urgencia de atender en estos momentos a los asuntos europeos. Es una reflexión que
quiero compartir con usted para que no se descuiden esos otros aspectos de la política internacional.


Una de zonas tradicionales de la política exterior española que en este momento requiere mayor atención es el Magreb, obviamente, la ribera sur del Mediterráneo. Nos jugamos mucho desde todos los puntos de vista, porque puede afectar a la
política energética -incluso el suministro puede verse afectado según cómo evolucionen esos países-, a la política de seguridad, a la política migratoria, al tráfico de drogas o a la política antiterrorista. Casi no hay ningún aspecto que no quede
tocado por la inestabilidad creciente en estos países.


Estoy completamente de acuerdo con usted, y me alegro mucho de que lo haya señalado, en que podemos desempeñar un papel político especialmente relevante porque tenemos nuestra propia transición política para presumir, sí, lo podemos decir
así: para presumir. Debemos aprovechar eso para aumentar nuestra influencia política en la zona, porque tradicionalmente en la diplomacia mundial se considera que esa zona es de los franceses y que los demás no podemos tener iniciativa. Quizá
sería un buen momento para aumentar nuestra influencia de carácter político y contrarrestar la



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hegemonía francesa. Particularmente esto es así en el caso de Argelia. Usted acaba de estar allí y supongo que hay un refuerzo de las relaciones con dicho país. Ha hablado en paralelo de Marruecos y Argelia. A nuestro grupo le parece
particularmente interesante reforzar las relaciones con Argelia para equilibrar, aprovechando que la influencia de Francia en Argelia es menor.


Capítulo aparte merece Marruecos. El presidente Rajoy ha cumplido el ritual de hacer su primera visita oficial allí. Lo que no está claro que sea obligado es exaltar las reformas supuestamente democráticas que ha llevado a cabo Mohamed VI.
A nosotros nos parece que se ha quedado muy corto y por lo menos podríamos decírselo, podríamos hablarle de los derechos humanos de su población. Mi grupo tiene particular interés en el asunto del Sáhara. Me alegró mucho que usted hablara
precisamente desde Argelia del derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y con esas mismas palabras lo ha reiterado hoy. Mi grupo ha presentado ya una proposición no de ley no solamente para impulsar una solución pacífica al problema que
tienen los saharauis, sino para que España tome un papel activo y protagonista en este proceso. Me gustaría saber si el compromiso que usted ha expresado con el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui podría llegar incluso hasta el punto
de que España se comprometiera a adquirir ese papel protagonista.


Me tengo que referir a Guinea Ecuatorial. Usted ha hablado de Guinea Ecuatorial, pero me sorprende que no haya mencionado los derechos humanos al hacerlo. Nos parece que es muy importante. Hace unos días han detenido a un médico, al
doctor Wenceslao Mansogo Alo. No es por eso por lo que se vulneran los derechos humanos, sino que se vulneran con carácter general y sabemos que es un régimen dictatorial, pero me llama la atención que, estando esto reciente, haya hablado usted de
reforzar la colaboración con la administración guineana y no haya hecho ninguna mención a los derechos humanos. España viene subvencionando fondos en los últimos años para formar funcionarios de la Administración guineana, y me pregunto, puesto que
tenemos que ahorrar en todas las partidas, si no sería mejor dejar de formar funcionarios probos y honestos para un régimen dictatorial y corrupto -en cualquier caso, todo lo que les enseñemos luego lo van a tener que desaprender para trabajar en
esa Administración- y presionar para intentar cambiar ese régimen dictatorial sin gastar el dinero en cosas que, obviamente, son imposibles. Sobre todo nunca se debe aplicar un doble rasero en la política internacional. Hay varios países con
situaciones similares a los que usted se ha referido de forma muy distinta.


Ha dado usted para el conflicto árabe-israelí la solución de los dos Estados. Nosotros pensamos lo mismo y tendrá nuestro apoyo en este sentido. Quiero hablarle de Siria con una pregunta muy concreta, por no detenerme. Creo que su
posición en relación con la defensa del pueblo sirio frente a la represión de Al-Assad ha quedado clara desde que ha tomado posesión. Mi pregunta es: ¿Si la presión de la ONU y de la Liga Árabe no surte efecto y llega a haber una intervención
militar, contemplaría la participación de España? ¿En qué condiciones? ¿Con una misión internacional amparada por la ONU, aprobada por el Parlamento, etcétera? También ha hablado de la misión en el sur de Líbano, Finul. Líbano es un país que ya
se está viendo salpicado por la crisis siria. Ya sé que por nuestra cuenta no podemos tomar decisiones, pero dentro de la ONU, de los organismos internacionales no sé si se ha previsto o si se está previendo una posible situación que desembocara en
un desalojo rápido o urgente de las tropas, cosa que podría ocurrir porque la situación empeorara muy rápidamente. Respecto a la postura que ha expresado sobre Irán, en general también compartimos su punto de vista.


En cuanto a América, le decía al principio que tenemos el temor de que quede en un segundo plano, como la política respecto a Marruecos, precisamente por ese giro europeísta. Creemos que la política exterior de España en esta zona y nuestro
papel en los últimos tiempos han quedado bastante desdibujados, y es especialmente necesario clarificarlo porque se están ya alcanzando relaciones entre esos países muy distintas, muy nuevas, como también están cambiando las relaciones entre ellos y
la creación de organismos como la Celac lo demuestra. Creemos que es el momento de cambiar la relación de España hacia ellos, de abandonar definitivamente la idea de vieja metrópoli, una relación paternalista o que mira con cierta condescendencia a
esa zona, y que los trate de una vez por todas de igual a igual. En cualquier caso, estas nuevas relaciones aconsejarían revisar las cumbres iberoamericanas tal y como se han celebrado hasta ahora y participar, colaborar, apoyar u observar esos
organismos nuevos que están creando entre ellos. Ha señalado usted los países más importantes y nosotros pensamos que hay uno más entre los que usted ha mencionado, Venezuela, con su particular coyuntura. España tiene que velar por los derechos
humanos en ese país y, particularmente, por la libertad de expresión y el trabajo de los medios de comunicación. En cuanto a Brasil, también es uno de los puntos en el que tradicionalmente ha cojeado la diplomacia española. Es verdad que es un
país difícil, un país duro, y que en este momento es una potencia emergente, pero vale la pena trabajarse mucho más la relación con Brasil. Tenemos peor entrada por el asunto de la lengua, pero es un país muy próximo culturalmente y por esa
geografía cercana al resto de los países de habla hispana. Ha hablado usted de Cuba, de mantener la posición común con cierta flexibilidad. No sé hasta dónde llegaría esa flexibilidad. Esas formas de cooperación que se explorarían, según ha
dicho, supongo que no significan apuntalar el régimen cubano ni rebajar las exigencias en cuanto a la situación de los derechos humanos, que es bastante grave. Recientemente murió un preso de conciencia a raíz de una huelga de hambre. Todo esto ya
lo conoce usted.


En cuanto a Gibraltar, también estamos de acuerdo con su postura. Quería preguntarle las medidas que van



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a tomar a nivel jurídico para garantizar el respeto de la legislación española en aguas de la soberanía española que rodean Gibraltar. Este es uno de los aspectos que quizá no ha clarificado.


Por último, ha hablado usted de promocionar los intereses comerciales y económicos de España en el exterior. Ha hablado de cómo se pondrán las embajadas al servicio de las empresas y con ese marcado sesgo económico. Le pediría que
delimitara con claridad entre lo que son intereses de empresas españolas y lo que son intereses de España. A veces, no necesariamente coinciden. Quiero decir que si de repente Repsol tiene un problema no necesariamente -a lo mejor sí- va a
convenir a España defenderla, pero a lo mejor son solo los intereses de una empresa. Creo que a veces hay como una adhesión inmediata y debería evaluarse con un poco más de tiempo cuando se prestan estas ayudas si realmente representan algo para
los intereses de España y no solo para los intereses empresariales. En el asunto de las embajadas que usted ofreció a las comunidades autónomas, sin obligarlas sino a efectos de cierta coordinación, ha citado usted de los acuerdos que ha conseguido
con dos comunidades autónomas para que utilicen las sedes diplomáticas españolas, de lo cual me congratulo. Por lo explicado, me ha dado la impresión de que ha hablado de compartir esa sede, pero me gustaría preguntarle si también esos acuerdos
incluyen acciones conjuntas para ese otro plan de usted de promover la marca España. Nosotros estamos completamente de acuerdo con que es necesario promover la marca España, pero es imposible hacerlo si se tienen diecisiete mensajes en vez de uno.
Por eso creemos que esto es particularmente importante.


El señor VICEPRESIDENTE: A continuación, los grupos van a intervenir de menor a mayor. Han pedido y ha hecho llegar a la Mesa la intervención separada y tendrán cinco minutos cada uno de los diputados que a continuación van a intervenir.
En primer lugar, tiene la palabra don Carlos Salvador.


El señor SALVADOR ARMENDÁRIZ: Señor ministro, empiezo mi intervención felicitándole por su nombramiento y dándole la bienvenida a esta Comisión en nombre de mi partido, Unión del Pueblo Navarro.


Dirige usted un departamento de Estado. No sé qué ministerio podría no ser de Estado, pero desde luego este es un ministerio de los complejos. Añadimos a la complejidad de cualquiera de los ministerios que en el tablero de juego -usted
citó la teoría de juegos- hay que añadir los problemas de que en su responsabilidad jueguen doscientos jugadores y que interactúe usted con todos ellos en una sociedad que, como usted decía, está en constante movimiento pero que si alguna
singularidad tiene respecto al pasado es que hace que todos vivamos hoy mucho más dependientes unos de otros. Alguien decía que la cuarta guerra mundial empezaría en una comunidad de vecinos. El mundo es una comunidad de vecinos. Antes cada uno
vivíamos más separados e independientes y era todo más sencillo. Ahora todo es mucho más complicado porque todos dependemos de todos. En ese sentido, no voy a incidir en aquello en lo que coincidimos, pero me gustaría hacerle alguna valoración
sobre el momento que vivimos. Creo que más allá de otras responsabilidades y funciones de su departamento, hoy la prioridad absoluta es que tiene que ayudar a la recuperación económica de España. Es así. Creo que usted tiene una red diplomática,
una red profesional estable, excelente, que debe de meterse en el papel de comercial. Si me permite la expresión, usted es el tercer comercial más importante, institucional, público o político, de nuestro país. Todos debemos ser conscientes de
ello y si queremos, como usted decía, remar en la misma dirección, sabemos que tenemos un problema; no estamos en una situación de emergencia nacional, pero sí en una situación muy crítica, en la que obviamente esa red diplomática, consular, las
legaciones, pueden hacer una labor muy activa, proactiva en pos de esa recuperación económica. Como le digo, es una situación compleja la de su ministerio y, por tanto, en este caso, queremos mostrarle nuestro apoyo y decirle que muchas veces un
aprobado en esta asignatura pueda ser considerado como un sobresaliente.


Sepa, señora ministro, que tiene usted nuestro apoyo para defender los intereses de nuestros nacionales en el extranjero. Quiero expresamente agradecerle su deferencia en el caso del periodista español Sebastián Martínez Ferraté, también
las gestiones que hizo el anterior ministerio y las que ha hecho algún diputado colega en esta Cámara, pero especialmente su deferencia y su sensibilidad que han hecho posible su liberación. Tiene también nuestro apoyo para abrir puertas a nuestras
empresas; muchas de ellas son un auténtico ejemplo de profesionalidad en el mundo. Hay alguien que ha acuñado una frase: Más ayuda al que no estorba. Pues no, yo creo que nuestras legaciones, toda nuestra capacidad, no puede ser reactiva sino
que debe ser proactiva y con ánimo de colaborar entre lo público y lo privado con carácter positivo.


Tiene usted también nuestra colaboración para promocionar la imagen de nuestro país. ¿Cómo? Usted lo ha señalado: con toda la red diplomática, con la labor que hacen nuestras Fuerzas Armadas, con la que hacen los artistas, con la que
hacen las empresas, nuestros gastrónomos, con la que podrían hacer muchos jóvenes. Usted hablaba de 1.470.000, que han pasado a 1.700.000; 230.000 más, de los cuales la mayoría serán jóvenes, y me da la sensación de que a veces pasamos un poco de
largo. Yo creo que deberíamos hacer no sé si prescriptores o agentes comerciales y unirles a esta necesidad de que también contribuyan, como seguramente querrán hacerlo, a la recuperación de nuestro país.


¡Cómo no!, el patrimonio español pasa por la defensa de la lengua, que es una puerta magnífica. Hoy en Estados Unidos 50 millones de hispanoparlantes puede ser una cifra importante a la hora de valorar el impacto



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de la defensa de la lengua. Asimismo nuestros deportistas, que son auténticos embajadores de lujo. Le pido especialmente que los cuide como símbolos que nos unen y que nos enorgullecen. Nosotros tenemos un colega dentro del Grupo Mixto
que ha defendido los colores de la selección nacional española. (Risas.)


En todo caso, créame que más allá de esa promoción también tendrá usted nuestro apoyo para optimizar los recursos puestos al servicio de la promoción exterior de nuestro país, y me gustaría hacer cuatro apuntes en este sentido. Primero,
convendría conocer el retorno de nuestros compromisos económicos y evaluar y pedir rendición de cuentas de algunas de las personas, entidades o asociaciones que reciben nuestro apoyo y financiación. Segundo, existen 180 oficinas de las comunidades
autónomas, las cuales -usted ha hablado de ello y me parece bien- deberían racionalizarse, colaborar con las delegaciones del Estado y coordinar su actividad evitando duplicidades. Yo quisiera preguntarle si existe patrimonio inmovilizado que
podamos rentabilizar para este fin de la recuperación económica y, más allá de eso, pediría también en la medida de lo posible -creo que usted también lo ha mencionado- la colaboración de las comunidades autónomas en el proceso de la construcción
europea.


Por último, se ha hablado -también usted- de los derechos humanos, de los valores constitucionales, etcétera. Si aplicáramos el principio que dice: Querer para los demás lo que queremos para nosotros y, viceversa, no querer para los demás
lo que no queremos para nosotros, y lo apoyáramos, bien valdría que estuviéramos unidos en esa misión y en ese empeño. En todo caso -termino, señor presidente-, nosotros apoyaremos sus esfuerzos con lealtad, con espíritu de colaboración, y se lo
digo sin doblez, sin ironía y sin manifestar la más mínima satisfacción si ocurriera lo contrario en su labor.


El señor VICEPRESIDENTE: A continuación el señor Iñarritu tiene la palabra.


El señora IÑARRITU GARCÍA: Señor ministro, yo también deseo agradecerle su amabilidad por estar aquí presente con nosotros. Asimismo deseo felicitarle por su nombramiento y desearle éxito aunque sea desde postulados bastante diferentes,
antagónicos incluso, en la gestión de su ministerio. Tras escuchar con atención su exposición, y debido a la brevedad de tiempo a la cual me debo ajustar, intentaré ser breve y conciso.


En primer lugar, desde Amaiur queremos analizar la política exterior y europea que ha mencionado; en segundo lugar, un tema muy concreto como es el del Sáhara Occidental y, en tercer lugar, el reconocimiento del derecho de autodeterminación
de las naciones sin Estado y de los pueblos.


En el plano exterior mencionaba usted términos como el multilateralismo, la paz, los derechos humanos, y a nosotros nos gustaría añadir la solidaridad, al igual que el respeto al derecho internacional, y esperamos que estos sean los ejes de
su actuación así como de las organizaciones en las que participe. Deseamos también que hechos como aquella ilegal invasión de Irak o aquellos vuelos sobre territorio español a Guantánamo, a ese infierno de Dante, solo sean recuerdos del pasado.


Hablando de Europa, es cierto que reforzando la Unión se ayudará a salir de la crisis, pero sin olvidar que la prioridad deben ser siempre los ciudadanos, las personas. Es necesario, sí, reducir la deuda, el déficit, incluso salvar
instituciones financieras, pero ello no puede hacerse en detrimento de los derechos sociales ni ahogando a los ciudadanos. Les instamos a que fomenten medidas posibles, como pueda ser la tasa Tobin, o a que acaben con los paraísos fiscales -antes
hacía mención a las transferencias financieras entre diferentes Estados y a que algunas iban a parar a paraísos fiscales-; esas serían medidas que mejorarían la situación económica de los europeos sin empeorar la situación de las clases más
humildes.


Hablando de la Unión también le proponemos que trabajen a favor de una Unión Europea mucho más democrática en las instituciones, reforzando el papel del Parlamento. Una Unión Europea construida desde el nivel más cercano al ciudadano,
reforzando el papel del Comité de las Regiones, reconociendo la participación más activa de las regiones en el Consejo, por ejemplo, y, como antes mencionaba un compañero, trabajando por la oficialidad de otras lenguas regionales o constitucionales,
ya que el catalán, el gallego o el euskera son tan europeas como el maltés o el gaélico, pero también como el inglés o el castellano.


Sobre el Sáhara, en primer lugar nos gustaría instar a su Gobierno a que de una vez por todas España asuma la responsabilidad que le corresponde en referencia a la ocupación actual del Sáhara Occidental por Marruecos. España sigue siendo la
potencia administradora de iure, que no de facto, y la responsable del túnel sin salida al que se introdujo a este pueblo en la firma del Acuerdo de Madrid, hace ya treinta y seis años. El Reino de Marruecos está aprovechando el tiempo a su favor
para así poder forzar la situación que le conviene más. Han transcurrido ya veinte años tras el informe Baker, diez desde el Plan Baker II y varias ampliaciones de la operación Minurso y no hay ningún referéndum a la vista pero sí un pueblo
saharaui desesperado. Es cierto, como mencionaba usted el otro día en la prensa, que la autodeterminación es la salida al problema, pero en esa vía se debe mencionar también que la independencia debe ser reconocida como una de las posibles vías que
se le dé al pueblo saharaui. En varias ocasiones se ha hablado del Estado español como un elemento de neutralidad activa en el conflicto y da la sensación de que España es un observador más, por eso les instamos a ser activos en neutralizar la
injusticia, en hablar con claridad al reino alauí, en convertirse en defensores del pueblo y de las aspiraciones saharauis en la Unión Europea. Tomen por ejemplo el modelo que desempeñó Portugal con la ocupación de su excolonia de Timor Oriental.



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Por otro lado, le solicitamos que, como ha aprobado recientemente el Parlamento de Extremadura con el voto favorable de su partido, reconozca la República Árabe Saharaui Democrática como Estado y que establezca relaciones diplomáticas con la
misma. En tanto en cuanto se produzca un desenlace a la ocupación, le requerimos a no reducir las ayudas de cooperación en lo referente a los campamentos de refugiados. Del mismo modo, le solicitamos que no se firme ningún tipo de acuerdo
económico comercial que afecte a la explotación de los recursos naturales del Sáhara Occidental.


Por último, el tercer punto es el reconocimiento de los pueblos a elegir democráticamente su futuro, y en este apartado me quiero referir por ejemplo a Kosovo. España se está convirtiendo en la excepcionalidad en Europa; sigue siendo uno
de los cinco únicos Estados que no reconoce a Kosovo como Estado soberano. El Parlamento kosovar decidió de manera libre y democrática su independencia. Esta decisión ha sido acorde a la legalidad internacional según la opinión de la Corte
Internacional de Justicia, y además, por si fuera poco, el Parlamento Europeo, en una resolución del 8 de julio de 2010, instaba tanto a España como a otros Estados a reconocer a Kosovo como Estado. Por ser democrática, legal y acorde a la política
exterior común europea, por favor, reconozcan a Kosovo.


Admito que tenía intención de cuestionarle sobre aquella noticia que se publicó hace recientes días en el periódico británico The Independent sobre la injerencia de diplomáticos españoles respecto al futuro referéndum escocés, pero desde su
ministerio se ha desmentido, por lo cual no le preguntaré. No obstante, sobre lo que sí le quiero preguntar es sobre el caso de Gibraltar. Señor ministro, me sorprende que hayan comenzado la legislatura tomando esta bandera. Gibraltar es cierto
que es fruto de un accidente de la historia como lo son Ceuta, Melilla u Olivenza. Es cierto que es un territorio no autónomo, una colonia, y que su futuro constitucional debe ser solucionado, eso sí, de manera acorde con el derecho internacional,
en el cual el deseo de su población no solo no debe obviarse sino que es la clave. De igual manera, siendo un territorio de la Unión Europea en el cual el máximo principio es la democracia, es incomprensible en el siglo XXI que se intenten buscar
soluciones del pasado. El pueblo gibraltareño o llanito es una sociedad con voluntad de ser, un demos con unas características propias, y nos guste más o menos hay que ser conscientes de que serán ellos y solo ellos los que decidan lo que deben
ser. Las autoridades británicas, sus homólogos, los conservadores británicos, reconocen el derecho a decidir libremente el futuro de Gibraltar, pero no solo de Gibraltar, también lo hacen de Irlanda del Norte o de Escocia, no les reprendan por ser
demócratas. Le parafrasearé: el mundo está cambiando y España no puede quedarse atrás.


El señor VICEPRESIDENTE: Suspendemos la Comisión durante cinco minutos. (Pausa.)


Señorías, reanudamos la sesión.


A continuación, el señor Erkoreka tiene la palabra.


El señor ERKOREKA GERVASIO: Desearía también en mi nombre, y en el de mi grupo parlamentario, dar inicio a mi intervención saludando y dando la bienvenida al señor ministro a esta Comisión, bienvenida que, como bien ha puesto de manifiesto
al inicio de su disertación, es más bien bien retorno porque no hablamos de venida propiamente dicha, sino de una vuelta a una casa que ya conoce.


En segundo lugar, quiero expresar la solidaridad de mi grupo parlamentario con los cuatro cooperantes secuestrados. He vivido de cerca la experiencia de un secuestro en el extranjero y sé lo duro y penoso que eso resulta. Por tanto, vaya
por delante también la solidaridad de mi grupo con los secuestrados y sus familias.


Usted, señor ministro, es el tercero que yo conozco en esta Comisión en la que yo represento a mi grupo desde el año 2004. Más allá de las diferencias que separan a unos de otros, que las hay y se pueden constatar tanto en la forma como en
el fondo, yo tengo la impresión de que todos tienen una cosa en común. Si me permite la metáfora, tienden a plantear la acción exterior como la estrategia que ha de plantear un escolar para sobrevivir y prosperar en el patio de un colegio. No lo
digo como crítica, señor ministro, no me lo tome a mal. No pretendo con esto ni ridiculizar, ni trivializar, ni banalizar la acción exterior del Estado. Entiéndalo como un intento de sintetizar de un modo sencillo y de una manera asequible lo que
en apariencia puede ser algo extraordinariamente complejo. Entiéndalo también como un intento de articular en torno a un mismo esquema común y compartido planteamientos de política exterior que pueden o suelen a veces ser diferentes entre unos
ministros y otros, incluso dentro del mismo partido, y por supuesto entre ministros que participan en el Gobierno en representación de partidos diferentes. Quisiera reconducir todo a un esquema común a efectos de comparar unas posiciones y otras e
incluso de fijar posición porque, si no reconducimos las actuaciones en materia de política exterior a un esquema común, difícilmente podemos fijar criterio y establecer comparaciones.


Todo escolar tiene en el patio del colegio un entorno con el que tiene que entablar algún tipo de relación. En primer lugar, tiene una cuadrilla, que la integran los más íntimos, los más cercanos, aquellos con los que forma piña para jugar,
incluso para ayudarse mutuamente cuando hay retos compartidos en el patio frente a otras cuadrillas. Tiene también unos vecinos, que son los que habitan viviendas cercanas a la suya, son aquellos con los que comparte barrio. A veces forman parte
de la cuadrilla, otras veces no; son vecinos, pero en la escuela hacen grupo aparte en el patio del colegio. Luego están los parientes, que son aquellos con los que al escolar le unen lazos de afecto y sobre todo de consanguinidad. Además, está
el niño fuerte de la clase, el que por regla



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general impone su ley, porque es más fuerte que los demás, con el que conviene llevarse bien y entablar relaciones de amistad y colaboración por lo que nos va en ello. Finalmente, están los niños ricos, con los que conviene también llevarse
bien y mantener relaciones cordiales para que se acuerden de uno cuando deciden compartir su bicicleta de último modelo. ¿Y quién es quién, se nos dirá, en el escenario internacional? ¿Cómo se proyecta este esquema del patio del colegio al
escenario internacional? La cuadrilla de amigos es Europa, sin duda alguna. Los vecinos son los del norte africano y el área mediterránea, la ribera sur del Mediterráneo. Los parientes están en Iberoamérica. El niño fuerte de la clase es Estados
Unidos -esto nadie lo va a poner en cuestión- y los niños ricos son, aunque parezca paradójico, los emergentes, que solo por una cláusula de estilo ya arraigada entre nosotros seguimos llamándoles así, emergentes, porque en realidad son potencias
económicas poderosísimas, que marcan pautas, orientaciones y condicionan mucho el escenario internacional, condicionan mucho el funcionamiento del patio del colegio.


El problema con el que se enfrenta quien ha de diseñar la acción exterior del Estado es que este esquema aparentemente tan sencillo en realidad atraviesa una crisis mayúscula. El patio está cambiando -lo ha dicho usted en repetidas
ocasiones a lo largo de su intervención-, el patio está evolucionando y hay retos nuevos; las cuadrillas cambian, las relaciones evolucionan. Además hay un reto importante para ordenar el propio patio, porque antes todo el mundo confiaba en que
venía el profesor y marcaba su ley, pero cuando no está el profesor hay que comprometerse de alguna manera para ordenar el patio entre todos y establecer unas pautas que regulen la convivencia. La cuadrilla, la Unión Europea, hace ya tiempo que no
parece tal; parece más un conjunto de vagones sueltos y aislados, que un tren compacto propiamente dicho, y todo el mundo sabe que los vagones no hacen el tren, ya que el tren es algo cualitativamente distinto de los vagones. Pensábamos que éramos
un tren, pero últimamente tenemos la sensación de que somos más vagones sueltos que un tren. Dos compañeros que formaban parte de la cuadrilla se han erigido en cabecillas del grupo y solo permiten que se juegue cuando ellos quieren, como ellos
quieren y a lo que ellos quieren. Las reglas tradicionales que regían la convivencia dentro de la cuadrilla e incluso el proceso de toma de decisiones se han abandonado y ya prácticamente no hay solidaridad, cada uno mira sus intereses y vela
solamente por lo que le atañe; y lo que es peor y más preocupante, ya prácticamente no hay conciencia de cuadrilla. No existe la convicción de que se debe seguir actuando como cuadrilla en el conjunto del patio. No se actúa como una cuadrilla
compacta y con intereses comunes. Esto era siempre preocupante, pero lo es de manera especial tras la entrada en vigor del Tratado de Lisboa. ¿Por qué? Porque el Tratado de Lisboa plantea por primera vez una política exterior europea, y cierto es
que desde la entrada en vigor de este instrumento ordenador fundamental de la Unión Europea hemos llegado a hacer el ridículo de verdad en la acción exterior. Voy a citar solo un caso, el de la Asamblea General de Naciones Unidas en relación con la
pretensión de Palestina de acceder a la Unesco. De los veintisiete miembros que integrábamos la cuadrilla, once dijeron que sí, otros once se abstuvieron y cinco votaron que no. La dispersión ha sido total, la conciencia de cuadrilla ha sido nula,
cada uno ha ido por su parte, no hay una visión compacta. Se nos dijo que la entrada en vigor del Tratado de Lisboa iba a suponer dotar a la Unión Europea de una voz única en el concierto internacional, pero la sensación que estamos produciendo es
exactamente la contraria: no solamente son muchas voces sino que son disonantes entre sí. Los vecinos han abierto todas las ventanas de casa y han originado tal vendaval de corrientes de aire en uno y otro sentido que no es posible saber hacia qué
horizontes conducirán; no hay manera de saberlo.


Habla usted de la primavera árabe; es verdad. Anteayer -esto lo digo literalmente-, 20 de febrero, en Marruecos evocaban el movimiento del mismo nombre, que se constituyó hace un año, y algunos, bastantes, se quejaban de que prácticamente
nada se había movido desde entonces. En otros lugares, como Egipto, las cosas sí se están moviendo, por ejemplo, pero nadie sabe exactamente si en la buena dirección, y todos abrigamos serias dudas al respecto. Los movimientos laicos allí mismo,
en Egipto, dicen rotundamente que no, que se mueven, sí, pero no en la buena dirección. Y usted mismo ha hablado de la sombra que sobre el proceso de Egipto ejerce el invierno integrista, la idea del invierno integrista.


En Siria se quieren mover las cosas, pero el régimen está ofreciendo una resistencia terrible. La última interpelación que tuvo lugar en este Congreso durante la pasada legislatura, que se celebró a finales del mes de septiembre, la planteó
mi grupo parlamentario precisamente en relación con Siria. En aquel momento descubrimos un gobierno, el Gobierno socialista, que mantenía una actitud muy cauta. No quería destacar en el asunto sirio para nada, no quería tomar iniciativas aisladas,
sino actuar en el concierto internacional y sobre todo en el contexto europeo, lo cual nos parece muy bien. Hoy ha dicho usted cosas, por ejemplo las medidas que ha adoptado en relación con el embajador, que entonces eran inconcebibles y que la
representación del Gobierno socialista negó que estuviera dispuesto a llevar a cabo. Por tanto, las cosas se mueven muy lentamente, pero se mueven y lo hacen en el entorno también -me felicito por el hecho de que la Unión Europea vaya avanzando en
la definición de una posición común a ese respecto- muy lentamente y sin ninguna ambición, sin ambiciones extremas, pero en el contexto en el que nos movemos es un dato a destacar. Quisiera saber si usted comparte -supongo que sí- esta posición por
la que está decantándose la Unión Europea en relación con Siria.



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Luego vienen los parientes, señor ministro. Los parientes están tomando vuelo propio y además se les está permitiendo entablar autónomamente relaciones dentro del patio con quienes quieren y como ellos quieren. Creíamos que por ser
consanguíneos iban a reservarnos una posición privilegiada, pero no hay tal. Defienden sus propios intereses, que ni son homogéneos entre ellos, e incluso la integración regional está resultando difícil precisamente por la diversidad de intereses
que ellos representan allá; usted mismo ha dicho que miran más al Pacífico que a Europa. Nos han dado la espalda, miran para otro lado; por tanto, hay que hacer un esfuerzo ímprobo para conseguir que los parientes vuelvan la cabeza y se acuerden
de nosotros, que recuerden que somos parientes y que a lo mejor tienen también focos de interés comunes con nosotros.


Después viene el niño fuerte de la clase, niño fuerte en sentido relativo. Ha apuntado usted correctamente la idea de que el mundo es multilateral, cada vez más claramente, y que la idea de la unilateralidad está proscrita por tanto
definitivamente en el escenario internacional -en el patio ocurre lo mismo-, pero a todos nos interesa mantener, incluso mejorar, las relaciones de amistad y de cooperación con el niño fuerte de la escuela. Pero descubrimos que ya no les
interesamos tanto, ni nosotros ni nuestra cuadrilla, porque incluso el niño rico, fíjese -luego vamos a hablar de él-, le ofrece más y está mirando más hacia Asia que hacia Europa. De hecho, las primeras declaraciones, las primeras visitas del
último presidente del Gobierno tras tomar posesión miraban bastante más hacia Asia que hacia Europa. Los asiáticos nos están situando en una posición excéntrica, incluso haciendo que el niño fuerte de la clase ya no nos preste la atención que
creíamos que nos había de prestar.


Finalmente están los niños ricos, que últimamente nos están produciendo muchas sorpresas. Pensábamos que los niños ricos solo eran ricos y se trataba de intentar convencerles para que nos dejasen la bicicleta, cuando estaban dispuestos a
compartirla con nosotros; pero estamos descubriendo que son ricos y además son listos, y que administran muy bien la bicicleta último modelo, con una inteligencia portentosa, de manera que no solamente nos quitan a nuestros mejores amigos, actuando
mediante la bicicleta, sino que se han entrometido en la cuadrilla y han llegado incluso a sembrar la cizaña entre algunos miembros de la cuadrilla, todos compitiendo por participar de los préstamos de la bicicleta del niño rico. En este escenario,
señor ministro, es donde hay que desarrollar la política exterior. Hay que mantener relaciones con todos en la línea que mejor se pueda, pero además hay que colaborar con ellos en la conformación de un régimen compartido en el seno del patio.


No me resulta posible fijar una posición en relación con todos los temas que usted ha mencionado en su intervención, que han sido muchos, en primer lugar porque el tiempo disponible es limitado y en segundo porque usted se ha limitado a
hacer referencias muy genéricas sin fijar posiciones muy concretas, por tanto sería imposible plantear un debate, ni tan siquiera un contraste de pareceres en esos temas. Puedo adelantar mi conformidad con el planteamiento que ha expuesto usted en
algunos asuntos, por ejemplo con relación a lo que ha dicho a propósito de la posición común de la Unión Europea en Cuba. Creemos que es bueno mantenerla, primero porque es una posición común europea, y nos parece que eso entraña un valor en sí
mismo, y en segundo lugar porque está construida sobre derechos humanos, y entre los valores que ha de exportar la política exterior europea están en lugar preeminente la democracia, la libertad y los derechos humanos. Estamos de acuerdo también
con usted cuando dice que el mantenimiento de la posición común ha de hacerse desde una interpretación flexible. Compartimos con usted la preocupación cuando habla de Irán y de su evolución nuclear.


En otros asuntos que ha expuesto usted no solamente no estamos de acuerdo...


El señor VICEPRESIDENTE: Señoría, vaya terminando.


El señor ERKOREKA GERVASIO: Concluyo en seguida, señor presidente.


En otros asuntos, repito, no solamente no estamos de acuerdo sino que tenemos claras reticencias, como en el caso del Sáhara Occidental, porque usted ha hecho una referencia en la que prácticamente se ha limitado a reproducir una cláusula de
estilo que figura en todas las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas durante los últimos años. Ha hablado de una solución justa, duradera, mutuamente aceptable entre las partes, que recoja el derecho de autodeterminación en
el Consejo de las Naciones Unidas. Esto nos lo sabemos todos de memoria porque en esta Comisión hemos debatido en numerosas ocasiones sobre el particular. El problema es que hasta ahora la experiencia que tenemos en la Comisión es que quienes se
aferran a esa resolución lo hacen para no hacer nada y para dejar que el asunto se siga muriendo. De ahí mis reticencias cuando veo reproducir una vez más literalmente esa cláusula de estilo.


En fin, habrá otros temas en los que he quedado conmovido por la lealtad que profesa usted a las pautas del eufemismo diplomático. Por ejemplo, cuando en su referencia a Guinea Ecuatorial ha dicho que la cooperación ha de estar subordinada
a un mejor Gobierno y desarrollo institucional; una maravilla. (Risas.)


Saludo, como no puede ser de otra manera, de modo efusivo su llamamiento al consenso. Seguro que tendremos discrepancias. Hoy se ha hablado de Kosovo. Durante la pasada legislatura hablamos en repetidas ocasiones de Kosovo, entre otras
cosas para constatar nuestras diferencias a propósito de esa cuestión, pero le puedo asegurar que, diferencias o no, discrepancias o no, que las habrá, no encontrará en mi grupo parlamentario ni en mí a alguien que se oponga a sus iniciativas



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simplemente por el gusto de oponerse. Afrontaremos los retos con responsabilidad y buscaremos cuando sea posible la colaboración y el apoyo, y discreparemos lealmente cuando veamos que hay motivos para ello.


El señor VICEPRESIDENTE: Recuerdo a los portavoces que al finalizar la Comisión tendremos Mesa y portavoces para preparar la siguiente Comisión.


A continuación tiene la palabra don Joan Josep Nuet.


El señor NUET PUJALS: Señor ministro, como no podía ser de otra forma, me sumo al agradecimiento por su presencia en la Comisión y también a nivel personal quiero desearle lo mejor, que en este cargo le vayan las cosas bien; nos interesa.


Si un analista político tuviese que valorar el discurso que nos ha hecho hoy posiblemente lo calificaría con el término de moderado, viniendo de un ministro del Gobierno del Partido Popular. Yo también creo que sería un término acertado.
Es verdad que si lo comparásemos con las propuestas que el Partido Popular ha venido defendiendo en la anterior legislatura en muchos aspectos su discurso da un giro de 180 grados; una cosa es hacer oposición, otra cosa es gobernar; es algo
distinto. Somos perfectamente conscientes de que se han abandonado, al menos en su discurso, algunos principios que en la anterior legislatura eran profundamente caducos y más propios de la guerra fría que del siglo XXI. Por tanto, no sé si usted
en el Gobierno del Partido Popular se va a sentir un Quijote, pero le puedo asegurar que en el Partido Popular su discurso en algunos aspectos es el de un verdadero Quijote. Le pedimos que siga en esa línea, que no la tuerza, que persevere en los
intereses de España y sobre todo en el sentido común, que es imprescindible hoy día en política exterior. Voy a citar algunos aspectos que usted nos presentaba en su discurso; en primer lugar, por supuesto, Europa, imprescindible en este momento.
Usted hablaba de crisis política, estamos de acuerdo con ese concepto; una crisis de una política dominada por una economía fracasada, bajo nuestro punto de vista; una economía decidida de forma no democrática que ha quebrado la confianza en parte
de las instituciones europeas en este momento. Nunca los pueblos europeos y las instituciones europeas se habían sentido tan alejadas de sí como ahora, como en este momento. No ha fracaso Europa, por supuesto; ha fracasado un determinado modelo
de construirla, un modelo que parte ya del Tratado de Maastricht y que aterriza en nuestros días. La solución para más Europa no es un gobierno económico entendido como el Gobierno Monti en Italia o el Gobierno Papademos en Grecia, que son
gobiernos tecnócratas que no profundizan ni en instituciones más democráticas ni sobre todo en valorar, en buscar, en preservar la identidad europea, que tan importante fue a la hora de fraguar las instituciones europeas después de la Segunda Guerra
Mundial, basada especialmente en los conceptos de paz -que hoy en Europa no persiste, porque ahora hay una política exterior europea desorientada y seguidista de la política exterior y de la política militar de Estados Unidos y de la OTAN- y de la
política del Estado social, que es la verdadera identidad mediante la cual se construye Europa, Estado social que en este momento está en crisis y que en muchos países de la Unión Europea se está desmantelando. De ahí pensamos viene buena parte de
los problemas que en este momento estamos acumulando. Por tanto, es necesario que esta crisis política, social e institucional del proyecto europeo tenga una reorientación, tanto en su parte económica como en su arquitectura política.


Nuestro grupo parlamentario, la Izquierda Plural, mantendrá una oposición a cualquier orientación del Gobierno que suponga una Unión Europea de dos velocidades, el desmantelamiento del modelo social europeo, la invitación al rearme o la
reforma de los tratados sin una consulta vinculante a las y los ciudadanos europeos.


En el tema de la cooperación estamos preocupados. Suenan voces de amplios y profundos recortes. Comprobaremos en el proyecto presupuestario si eso es así. En primer lugar, los recortes en cooperación internacional nos perjudican como
imagen de país. En segundo lugar, afectan sobre todo a partes muy importantes, por ejemplo a América Latina, donde España tiene muchos intereses políticos, culturales y económicos. Queremos saber si el Gobierno se plantea también una alternativa
para el cumplimiento de nuestro compromiso con la ayuda al desarrollo, concretamente del 0,7 por ciento que estaba pactado por todas las fuerzas políticas para el año 2015. Queremos saber exactamente qué nuevo papel va a jugar verdaderamente la
cooperación internacional desde su ministerio. Queremos, sobre todo, decirle que pensamos que en este momento hay que vincular especialmente los compromisos de cooperación a los servicios sociales básicos y esenciales.


En el tema de América Latina pensamos que la singularidad de nuestras relaciones con América Latina y el Caribe deben concretarse en el apoyo a su integración regional, a la recientemente creada Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (Celac) y a otros organismos de integración como Unasur, por supuesto, con el respeto a sus procesos plurales, sin injerencias y con un mantenimiento de unas relaciones comerciales basadas en las asimetrías, la complementariedad y el
comercio justo. Nuestro grupo quiere manifestar nuestra más profunda preocupación por la situación de los derechos humanos en dos países y un territorio, concretamente la de Colombia -muy preocupante, no me extiendo sobre el tema-, la de México,
que se agrava cada año que pasa, y por supuesto la situación denigrante de la existencia de la base norteamericana de Guantánamo en territorio cubano. (El señor Grau Reinés: Se os ha olvidado Cuba.-Rumores.) Consideramos, al igual que la Celac,
que lo ha aprobado en su última reunión, que Estados Unidos de América debe poner fin al bloqueo a la República de Cuba, y le pedimos, ministro, que en su acción no intente recomponer la posición común europea respecto a Cuba. Pensamos que



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no existe ahora una posición común europea frente a Cuba, que hay distintas posiciones, y por supuesto gobiernos como el de Hungría no deberían ser los que lideraran la posición española respecto a Cuba porque sería muy negativo para nuestro
país.


Respecto a los países árabes y Oriente Próximo tenemos una plena coincidencia -usted lo ha explicado- con todos los conceptos que hay alrededor del tema de la primavera árabe, esperando que estos procesos, que nuevas primaveras árabes se
desarrollen en diversos países a los cuales parece que aún no han llegado, como es el caso de Marruecos o de las monarquías feudales del golfo. Mantenemos una posición contraria a cualquier intervención militar que pretenda imponer un cambio de
régimen en el contexto de los países árabes y Oriente Próximo después de la negativa experiencia acumulada con un coste de cientos de miles de vidas humanas en Irak, Afganistán o Libia. Exigimos la retirada de las tropas españolas en cualquier
acción de guerra en países extranjeros. La acción diplomática debe centrar sus esfuerzos en reclamar actuaciones contundentes para poner fin a la situación en Siria, Arabia Saudí, Bahrein e Irán. En todos estos países hay importantísimos problemas
de derechos humanos, por eso enfocar a Siria y olvidarse de Arabia Saudí es una grave irresponsabilidad.


Respecto a Palestina demandamos una acción diplomática en defensa de la creación del Estado palestino y, por tanto, una actuación crítica frente a la actual política del Gobierno de Israel, que con actuaciones ilegales como los asentamientos
o el bloqueo naval de Gaza impiden una solución negociada para alcanzar sin demoras la creación del Estado palestino.


En el Sáhara exigimos al Gobierno, al igual que le exigimos al Gobierno anterior, que España asuma la administración del proceso de descolonización del territorio del Sáhara Occidental, actualmente ocupado por parte del Ejército y la Policía
del Reino de Marruecos. Demandaremos que la diplomacia española mantenga una posición exigente en Naciones Unidas para que el pueblo saharaui pueda ejercer su derecho a la autodeterminación mediante un referéndum. Exigimos también el respeto a los
recursos naturales del Sáhara Occidental y, por tanto, nos oponemos a cualquier intento de explotación por parte del Reino de Marruecos, ya que no le pertenecen esos recursos naturales. Demandamos a su Gobierno, señor ministro, una orientación en
la política de vecindad de la Unión Europea y de su instrumento, el acuerdo de asociación, exigente en el cumplimiento de su cláusula número 2 referente al cumplimiento de los derechos humanos en Marruecos, que ha sido profundamente relajado con
respecto a la firma con el Reino de Marruecos. Ha sido y pensamos que es un escándalo que la Unión Europea mantenga acuerdos de asociación con la única finalidad de liberalizar el intercambio comercial sin tener en cuenta las condiciones de vida y
los derechos humanos de las personas. No le pedimos en el tema de Marruecos un nuevo Perejil, sabemos que no es su estilo, pero sí una actitud exigente por motivos democráticos, de derechos humanos y de derechos del pueblo saharaui frente al Reino
de Marruecos.


Voy acabando. En cuanto al tema de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, pensamos que es necesaria su disolución. No podemos actuar en política internacional en el siglo XXI con instrumentos del siglo XX, especialmente de la
época de la guerra fría. La disolución de la Alianza Atlántica, una alianza que decidió desde 1999 en su cumbre de Washington, que ha sido renovada en su cumbre de Lisboa, intervenir militarmente sin el mandato expreso del Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas y que mantiene la posibilidad de utilizar su arsenal nuclear. Somos partidarios de denunciar el actual convenio bilateral con los Estados Unidos para que abandonen las bases de Rota y Morón y, por tanto, consideramos muy grave,
peligroso y negativo para los intereses en política exterior de España la cesión de la base de Rota como parte del componente naval del escudo antimisiles. Hemos presentado recientemente una proposición no de ley para una reforma del servicio
exterior, por tanto, trabajaremos y estudiaremos gratamente su anunciado proyecto de reforma del servicio exterior y esperamos que mediante los trabajos parlamentarios podamos llegar a los acuerdos pertinentes para mejorar este servicio.


Estas son, señor ministro, nuestras políticas de Estado, y pensamos que estas políticas de Estado son imprescindibles para el buen funcionamiento y el buen hacer de la política exterior española.


El señor VICEPRESIDENTE: A continuación tiene la palabra en nombre del Grupo Parlamentario Popular el excelentísimo señor don José María Beneyto.


El señor BENEYTO PÉREZ: Señorías, quisiera en esta mi primera intervención como portavoz del Grupo Popular en la Comisión de Asuntos Exteriores agradecer, en primer término, al ministro el haber accedido amablemente a la solicitud de
comparecencia y asimismo la completa exposición que ha realizado de las líneas generales del programa del ministerio. Al finalizar mi intervención hablará brevemente el portavoz adjunto para Iberoamérica de nuestro grupo, don Guillermo Mariscal.


El consenso y el diálogo permanente con las otras fuerzas políticas, la configuración de una política de Estado que integre los elementos de cooperación y seguridad, la modernización y adecuación a las nuevas formas de diplomacia con una
continua apertura a la sociedad civil, en definitiva, una política exterior estable y previsible que vuelva a situar a España en un lugar destacado en Europa y en el concierto internacional, son los ejes del a la vez ambicioso y realista programa
que ha descrito el ministro.


Señorías, es a esta Cámara a la que debe corresponder en gran medida tejer los mimbres para que en las grandes áreas tradicionales de nuestra política exterior -Europa,



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Iberoamérica, mundo árabe, Estados Unidos-, y en relación con esos dos vastos nuevos horizontes que son Asía y África, se hagan posibles las posiciones comunes entre el mayor número posible de grupos políticos que otorguen creciente solidez,
credibilidad y prestigio a la marca España. Muy acertadamente el ministro lo ha planteado como gran objetivo movilizador que integre y proyecte las energías de los múltiples actores e instrumentos de la acción exterior en el fortalecimiento de
nuestra imagen y nuestras oportunidades exteriores. Se trata con ello de superar la pérdida de influencia en Europa y en el mundo que lamentablemente ha caracterizado, a pesar de excelentes profesionales del servicio exterior y de los esfuerzos
llevados a cabo, la etapa de Rodríguez Zapatero. Todavía hoy se entienden con dificultad los desaires frente a nuestro principal aliado estratégico, las connivencias con regímenes autoritarios latinoamericanos o las costosas iniciativas de nombres
rimbombantes pero escasa eficacia. Todas ellas decisiones no excesivamente sutiles y bastante revanchistas, he de añadir. Urge volver a determinar con claridad cuáles son nuestros intereses y cómo mejor proyectaremos, solos o junto con otros,
nuestros valores en el mundo. El Gobierno se ha propuesto como tarea inmediata, y así lo ha trasladado al conjunto de la sociedad española, recuperar y potenciar nuestra posición en el mundo, hacer que la política exterior haga uso eficaz de todos
los instrumentos de la diplomacia tradicional y del llamado poder inteligente, en particular la diplomacia económica y cultural, la diplomacia parlamentaria, la diplomacia pública que implica a muy variados sectores de la sociedad civil, como los
deportistas, los escritores y artistas, las empresas y organizaciones empresariales, los sindicatos o las ONG. A este objetivo movilizador e integrador de la acción exterior agrupada bajo la promoción de la marca España le acompaña la modernización
del servicio exterior por medio de la elaboración del libro blanco y de la futura ley de servicio exterior, así como medidas administrativas concretas, entre las que se incluye la sede del ministerio o una gestión más eficaz de los recursos de las
oficinas exteriores de las comunidades autónomas, con la propuesta, ya con resultados positivos, de agruparlas en nuestras representaciones exteriores. Decía Churchill que toda política exterior es antes que nada política interior, y ello es
todavía más cierto en la época de la globalización, donde la competitividad internacional es esencial. Superar la crisis, retornar a la senda del crecimiento, volver a crear empleo son, por ello, los conductores de toda la acción de este Gobierno.
En palabras de Ortega y Gasset, sin destino, sin objetivos, no hay nación, pero toda nación decide el destino que desea.


Nuestro potencial como país de cultura, de tradición y modernidad, que cuenta con la segunda lengua de uso mundial, con una dinámica empresarial crecientemente internacionalizada, con nuestra proyección en Iberoamérica y en tantos otros
lugares del mundo, es bastante superior a lo mostrado durante los últimos años. Por ello se trata ahora de superar posiciones ideológicas anquilosadas y volver a recuperar consensos respecto a Europa, Iberoamérica y Estados Unidos, de tener un
análisis claro y compartido sobre lo que nos jugamos en el norte de África y en las primaveras árabes, de reintegrar posiciones en relación al Sáhara o de plantearnos metas ambiciosas como país respecto a Asia y África, respecto de países concretos
como Rusia, Turquía, India, Brasil o regiones como el Golfo. Es obvio que existirán diferencias y que deberemos delinear nítidamente las divergencias, incluyendo lógicamente la política de nombramientos a la que se hacía mención antes, pues de
ellas vive el debate democrático. Pero el grupo mayoritario al que represento lo hará en todo caso con espíritu constructivo, reflexionando sobre los argumentos contrarios y buscando el interés general.


Una cuestión inmediata que ocupará a nuestra Comisión es el nuevo tratado con Estados Unidos, que será remitido próximamente por el Gobierno. Señorías, es un hecho que nuestra política exterior se ve condicionada por toda una serie de
factores externos que definen el cambio histórico acelerado en que nos encontramos. Ante nuestros ojos vemos cada día cómo se transforman regiones enteras, se desplaza vertiginosamente el eje del poder mundial. Paradójicamente, el mundo se
occidentaliza a la vez que occidente no deja de perder influencia frente a la emergencia política, económica y cultural de nuevas potencias, en particular, frente al desafío secular de China. En los próximos meses nos veremos confrontados ante la
deriva de la situación en Siria, el incierto devenir de la revoluciones en los países árabes, la tragedia que supondría el estallido de un conflicto militar en Irán, la inestabilidad persistente en Libia, Irak y Afganistán, la peligrosa fractura que
experimenta Pakistán, la intractabilidad del conflicto palestino-israelí, junto a toda otra serie de desafíos a la seguridad entre los que hay que mencionar en particular las amenazas persistentes del terrorismo internacional, la delincuencia y el
crimen organizado, la proliferación de armas nucleares y de destrucción masiva, los conflictos locales y regionales o los Estados fallidos.


En este escenario internacional acelerado, como ha enfatizado el ministro, debemos ante todo responder con la fortaleza de nuestros valores e intereses, los que definen a Europa: la promoción y defensa de los derechos humanos, el Estado de
derecho y el imperio de la ley, el compromiso con el multilateralismo y una gestión humana y solidaria que tenga en cuenta los equilibrios sociales y ecológicos de la globalización. La cooperación internacional es más necesaria que nunca ante
cuestiones tales como el hambre y el subdesarrollo, la escasez de recursos naturales, la protección del medio ambiente y el cambio climático, la inseguridad de abastecimiento energético, las desigualdades y discriminaciones, las migraciones masivas,
el riesgo de pandemias. Como ha puesto de manifiesto la crisis financiera y económica, los mecanismos de gobernanza global con los que contamos son aún muy deficientes. Nuestra pertenencia al



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G-20, felizmente confirmada al no haber estado asegurada hasta el pasado fin de semana -y por ello deseamos felicitar al ministro-, incrementa nuestra responsabilidad y los esfuerzos que debemos llevar a cabo.


Señorías, el ministro ha subrayado cómo los ejes de la política exterior española son los mismos desde hace cinco siglos, pero la forma de abordarlos ha cambiado de manera radical. La continuidad de nuestra posición estratégica, marcada por
Iberoamérica, el Magreb y el Mediterráneo, el estrecho y Gibraltar, es patente; como lo es la autonomía derivada de la soberanía nacional de nuestra política exterior. Lamentablemente, la estrategia del ministro Moratinos en la cuestión de
Gibraltar, llena de buenos propósitos, nos hizo retornar a posiciones que ahora nos obligan a actuar. Pero al mismo tiempo España tiene que contribuir eficazmente a diseñar la acción exterior de los organismos internacionales de los que forma
parte, ayudar a configurar los nuevos escenarios que se diseñen; en primer término, de la Unión Europea, donde el Gobierno está sentando las bases para ampliar nuestras posibilidades de coalición a varias bandas. Resulta sin duda significativo que
el presidente del Gobierno haya designado precisamente como principales responsables de la política exterior a destacados europeístas con profunda y dilatada experiencia en los asuntos comunitarios. En efecto, la europeización es un proceso de gran
calado que incide en todos los ámbitos de la política exterior y que, más allá de las urgentes medidas a adoptar para solucionar la crisis de la deuda y las debilidades de la gobernanza económica europea, detalladamente expuestas por el ministro,
plantea otros interrogantes inmediatos, como la puesta en marcha de la diplomacia común europea y el nuevo énfasis estratégico de la Unión como actor global junto a negociaciones tan relevantes para nuestro país como la reforma de la PAC y las
nuevas perspectivas financieras.


Acabo, señorías. Para Salvador de Madariaga, uno de los grandes fundadores intelectuales de las instituciones europeas, España, Europa y el escenario internacional se delineaban como tres coloraciones, tres intensidades distintas dominadas
por una misma pasión. Un mismo compromiso por la libertad, al que el ministro no ha dejado de hacer referencia a lo largo de su intervención, tan teñida de sus propias experiencias parlamentarias y políticas desde los inicios de la transición
democrática. La imagen de todos los ministros de Asuntos Exteriores de los sucesivos gobiernos democráticos reunidos en torno a unos valores y un espíritu que nos es común, el de la Constitución de 1978, es posiblemente el mejor resumen de la
apuesta inequívoca por una política exterior de Estado, del ministerio de Estado, que ayude a nuestro país a salir de la crisis y proyectarse eficazmente en el mundo. A esta tarea, señorías, estamos llamados todos. A esta tarea de diálogo y
ambición común nos están apelando hoy, cotidianamente, los ciudadanos españoles. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Señor Mariscal, dispone exactamente de tres minutos para tener el mismo tiempo que han tenido todos los grupos.


El señor MARISCAL ANAYA: Señor ministro, quisiera en esta mi primera intervención como portavoz para Iberoamérica del Grupo Parlamentario Popular reiterarle las felicitaciones por su nombramiento y desearle todos los éxitos para el equipo
que usted dirige, pues esto redundará en beneficio del interés general y sin duda alguna coadyuvará a que España salga de esta situación tan compleja que hemos heredado. (Rumores.)


En este mundo cambiante están el Gobierno y este grupo parlamentario decididos a recuperar la presencia política de España en Iberoamérica. Nuestro empeño es claro: revitalizar la relación política con Iberoamérica. Porque, como decía
recientemente el ministro, España está de vuelta y quiere volver a ser protagonista en el mundo internacional, y es esta región obviamente el lugar natural de presencia para España. En definitiva, profundizar las relaciones con una región con la
que tenemos indudables lazos históricos, intereses económicos compartidos -evidentemente somos el segundo país inversor- y participar, en definitiva, en la que ya va a ser sin duda alguna la década 2010-2020 de América Latina, como reflejan los
indicadores de crecimiento de todos los organismos económicos multilaterales. Esta prosperidad significa una oportunidad para España, pues podemos contribuir al buen momento de la región con una relación renovada, franca y en un plano de igualdad
con todos y cada uno de los países iberoamericanos sin excluir a ninguno.


Señorías, al crecimiento de la actividad económica de España, y por ende al aumento del empleo en nuestro país, no solo se puede llegar por el crecimiento de la demanda interna -muy difícil en estos momentos- o por la inversión, sino de la
mano de la mejora de la demanda externa, e Iberoamérica se encuentra -como acabo de señalar- en altísimos niveles de crecimiento. Por ello es tan importante la apelación que el ministro ha hecho hacia la diplomacia económica para potenciar las
relaciones de inversión y de comercio en ambas direcciones, fortaleciendo especialmente las relaciones de nuestras pequeñas y medianas empresas. En este sentido, creemos que extraordinaria relevancia que forme parte de la agenda de nuestro Gobierno
la cultura del español, dadas las enormes posibilidades que abre para nuestro país el crecimiento de este idioma en todo el mundo. Y es además, no lo olvidemos, un valioso instrumento que puede hacer crecer nuestra influencia en el exterior.


Señorías, probablemente sea muy difícil recuperar el tiempo perdido en el que debía haber sido nuestro lugar natural de presencia. En estos años el crecimiento económico se ha trasladado desde el meridiano 0º al meridiano 150º en el océano
Pacífico, donde hoy se mueven dos terceras partes del comercio mundial. Este cambio puede ser una nueva oportunidad para que España sirva



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de puente entre Europa y ese nuevo polo de crecimiento y participemos también activamente de ese nuevo impulso económico. Ni podemos ni debemos renunciar a ser un actor singular en esta área, donde ya otras potencias han avanzado mucho.
Nuestra relación de pertenencia a ambas comunidades, la iberoamericana y la europea, en este caso nos propician una ventaja indudable. Todo ello, sin obviar el apoyo y la protección del espacio democrático. Somos conscientes del avance y la
estabilidad política en la región, salvo algunas desgraciadas excepciones donde la ausencia de condiciones óptimas de democracia propician el avance desaforado de la delincuencia, la pobreza y la angustia de sus ciudadanos, porque, señorías, la
prosperidad y la democracia son un binomio indivisible. Relación de hermandad con Iberoamérica fundada en valores que compartimos y defendemos juntos y que hunden sus raíces también en las Cortes de Cádiz y en la Constitución que allí se promulgó
el 19 de marzo de 1812, cuyo bicentenario celebramos este año, y que introdujo valores universales: la soberanía nacional, la separación de poderes, la propiedad privada o la instrucción pública. La Constitución más liberal de la época y en cuya
redacción -como ya se ha dicho- participaron representantes de ambas orillas del océano Atlántico. Porque no estamos solo ante una crisis de la deuda ni solo ante una crisis económica sino principalmente ante una crisis global y política cobran
tanta relevancia las instituciones políticas. Por eso, vemos la próxima cumbre de Cádiz de 16 y 17 de noviembre como un foro político de intercambio de ideas, proyectos y propuestas para avanzar en mayores niveles de bienestar para todos y cada uno
de los ciudadanos.


Voy finalizando, señor presidente. Señorías, este Gobierno y el grupo que lo apoya en la Cámara desea luchar por la libertad y la democracia, que deben alcanzar todos los rincones de Iberoamérica, también en Cuba. Porque, como acaba de
decir el ministro, deseamos para todos los países de Iberoamérica lo mismo que deseamos para España. Y esta declaración cobra especial relevancia en esta sala que está presidida por los siete padres de la Constitución, reforma constitucional de
1978 y transición que ha sido y es un ejemplo de concordia. Por ello nos parece que hay que colaborar en establecer en Cuba un régimen igual que el nuestro, igual que el régimen español: respetuoso con los derechos humanos, las libertades públicas
y el pluralismo político.


Por último, el Gobierno que preside Mariano Rajoy es un Gobierno serio y responsable que honra sus compromisos y que quiere ser una vez más un aliado previsible y fiable, teniendo siempre el consenso como vehículo indispensable de la acción
política, siendo además muy conscientes de que España es una potencia regional de ámbito global. Señor ministro, le reitero en nombre de mi grupo parlamentario nuestra leal predisposición por la noble e ingente misión a la que acabo de hacer
referencia, en el convencimiento de que si todos permanecemos unidos esta difícil tarea se hará realidad.


El señor VICEPRESIDENTE: A continuación tiene la palabra el señor ministro.


El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (García-Margallo Marfil): Quiero hacer dos observaciones genéricas. Quiero expresar mi agradecimiento a todos los portavoces por el fondo y la forma con que se han expresado. Y en
segundo lugar, una autocrítica: si a sus señorías mi intervención les ha parecido larga, a mí, que vengo del Parlamento Europeo donde las intervenciones duran dos minutos, me ha parecido eterna. Pero, a pesar de su longitud, es obvio que no he
podido tratar todos los temas.


A la representante del Partido Socialista, Elena Valenciano, de cuya amistad me honro desde hace tiempo, quiero darle las gracias por su intervención. Ha prometido lealtad, responsabilidad, conducir con lazos largos y que en los
enfrentamientos tiraremos más de florete que de hacha. Estoy completamente de acuerdo con ese planteamiento. Con respecto a los escenarios en que hay entendimiento, quiero confirmar que siempre he sido partidario de más Europa, siempre he sido
partidario de eso que ha dicho que es el alma de Europa, las instituciones democráticas y representativas encarnadas fundamentalmente por el Parlamento y la Comisión, y decir que me preocupa la deriva intergubernamental y mucho más la deriva
directorial que en estos momentos tiene Europa. Sabe que en temas económicos nunca he defendido la austeridad como el bálsamo de Fierabrás. He dicho que la austeridad es absolutamente necesaria y por eso he respaldado el pacto fiscal, pero he
dicho que no será necesario, que es necesaria además la estabilización de los mercados para bajar, para corregir, para cortar la hemorragia de la deuda soberana y que es necesario un proceso de crecimiento para evitar la recesión. Insisto, sin
crecimiento nada será posible. Decía un médico español que, muerto el enfermo, suspender la medicación, y si no crecemos otras recetas no servirán para nada. He hablado solo de los temas económicos porque es lo más actual y hemos estado todos
pendientes de qué pasaba con la solución de Grecia, pero he dicho que en la Comisión Mixta Unión Europea abordaré otros temas. Baste aquí decir que he sido desde que tengo uso de razón política un federalista y lo sigo siendo; es decir, un
diputado federalista no deja de ser federalista por ser ministro.


En materia de mundo árabe estamos también de acuerdo en el tema de la atención que debemos prestarle. Solo en estos últimos días se ha desarrollado en Nápoles el 5+5; ha acudido un secretario de Estado porque yo estaba en el G-20 en
México. Muy pronto, el mes que viene probablemente, vamos a reunirnos alemanes y españoles de un lado y países del norte de África de otro en Baleares resucitando lo que fue el foro por meta. Coincido con la señora Valenciano en que en todas estas
reflexiones probablemente tengamos que empezar a poner de acuerdo una serie de piezas que no encajan del



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todo bien. Tenemos que encajar la política de vecindad, tenemos que encajar la Unión para el Mediterráneo, tenemos que encajar las perspectivas financieras, tenemos que encajar la línea especial en el Banco Europeo de Inversiones, puesto
que no pudimos crear un banco para el Mediterráneo, para diseñar una política conjunta. Política conjunta que, en mi opinión, pasa por tres ejes: en primer lugar, arañar en las perspectivas financieras fondos suficientes para acompañar la
transición democrática de mejoras en el bienestar. Se ha aludido aquí a la situación de algunos países y aprovecho para decirle al señor Erkoreka que la última vez que estuve con el presidente de Israel, con Simon Peres, me dijo: El problema de
Egipto -no se olviden ustedes- es que en la Revolución de los Coroneles, en el año 1952, había 18 millones de egipcios y hoy hay 85 millones con el mismo agua y los mismos recursos. En Túnez las cosas están yendo relativamente bien. Ha habido unas
elecciones, ha habido una división de los distintos poderes entre los tres partidos que forman la coalición, ha habido una reforma constitucional corta que abrirá el paso a una Constitución importante, pero es obvio que si en Túnez el pueblo
tunecino no ve que la libertad esté acompañada de un mínimo bienestar, la cosa irá mal. Para poner el ejemplo de España, nosotros fuimos capaces de hacer una Constitución porque antes hubo unos acuerdos de La Moncloa que lograron pacificar un
escenario macroeconómico que estaba realmente complicado. En Siria -estoy también totalmente de acuerdo-, la Unión Europea y España, que se ha alineado con sus socios europeos, lo que hemos apoyado y apoyamos son las iniciativas de la Liga Árabe.
Lamento que el veto ruso y el veto chino paralizasen una decisión en el Consejo de Seguridad y que la Asamblea General, como no podía ser de otra manera, tuviese que aprobar una resolución infinitamente más aguada de lo que a nosotros nos hubiese
gustado. En mi opinión es importante, como ha dicho la señora Valenciano, que las líneas marcadas por la Liga Árabe se sigan, es decir, dimisión inmediata del presidente Bashar, entrega del testigo a su vicepresidente que, a su vez, tiene que
formar un Gobierno unitario que, a su vez, tiene que posibilitar unas elecciones democráticas. Ese es el camino en el que nosotros estamos.


En materia de Iberoamérica, coincido también en que hay una enorme ansia de integración. El problema en estos momentos es que están bullendo una serie de proyectos difíciles de conciliar. Hemos viajado muchas veces en el pasado a aquel
continente y hemos visto hasta qué punto Centroamérica avanza de forma muy lenta en su proceso de integración política y las vacilaciones que ha tenido el Parlacen; en estos momentos no está Panamá y se duda de qué va a hacer Costa Rica. Hemos
visto algunos enfrentamientos dentro de Mercosur. Hemos visto la desintegración de la Comunidad Andina y hemos visto que ha sido incapaz de hacer un frente regional para asociarse con la Unión Europea. Hemos sido capaces de suscribir un acuerdo
preferencial con Perú y Colombia, estamos en Ecuador y desde luego estamos lejos de acercarnos en Bolivia. Pero lo importante aquí es que no han sido capaces al otro lado del Atlántico en la Comunidad Andina de ofrecer un frente regional. En este
momento tenemos Celac, Unasur y ALBA, que no se sabe muy bien cómo han de encajar en el proceso de integración. Pero estoy absolutamente de acuerdo en que la integración es necesaria y que la Unión Europea en general y España en particular deberán
favorecer ese proceso de integración.


Con Estados Unidos las negociaciones sobre Rota son absolutamente técnicas en este momento. Cuando estén concluidas las expondré. Sí ha sido posición de este ministerio y de este Gobierno que el acuerdo no es un acuerdo ejecutivo que pueda
obviar el trámite parlamentario. Queremos que ese acuerdo venga a las Cortes para que sea discutido con sus señorías. Coincido también en que es labor de este Gobierno buscar las compensaciones económicas que reviertan en beneficio de los
habitantes cercanos a la base de Rota, que es la que va a albergar esos cuatro destructores y las instalaciones de reparación y mantenimiento, que pueden dar empleo en una zona importante.


En materia de servicio exterior, celebro que todos los grupos parlamentarios quieran arropar esta idea. Lo voy a necesitar. Lo han prometido todos los ministros de Asuntos Exteriores desde el principio de la democracia y no lo han logrado.
Hubo un ministro con el que tuve especial relación porque me preparó mis oposiciones, que fue Francisco Fernández Ordóñez, al que seguí en toda su carrera política menos cuando se pasó al PSOE (Risas), que decía siempre que fuimos capaces de pasar
de una dictadura a una democracia pero no fuimos capaces de poner a trabajar juntos a los técnicos comerciales del Estado y a los diplomáticos. Vamos a ver si entre todos lo conseguimos.


En materia de inquietud, tengo aquí el acuerdo de no disposición que le entregaré en mano. No le voy a leer todos los capítulos porque, como su señoría sabe, son ocho. Entiendo que lo que a usted le preocupa es si va a ser suficiente o no
para mantener el ministerio. Va a ser difícil. La red española en el exterior se compone de 118 embajadas multilaterales y 11 bilaterales, 183 consulados, oficinas técnicas de cooperación, las oficinas del Instituto Cervantes, delegaciones
culturales... Es un ejército en formación realmente importante. Supongo que lo que quiere saber -y también han aludido a ello algunos otras señoras y señores diputados- es el recorte que experimenta el capítulo de cooperación. Es
extraordinariamente doloroso para mí que el recorte se haya producido en cooperación y le voy a decir en qué se recorta. La cooperación ha pasado de 4.728 millones en 2009 a unos 3.200 millones en 2011; un 0,3 en porcentaje el año en que se
despidió el Gobierno socialista, muy lejos del 0,7. En estos momentos se ha producido un recorte de 1.000 millones en cooperación, un recorte sensible que agradezco a la amabilidad del ministro de Hacienda. Pero, en fin, eso es lo que hay. Lo que
le puedo decir para tranquilizarle es que, aun siendo un recorte



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importante, vamos a tener un margen de maniobra. ¿Por qué? Porque el Gobierno anterior no tuvo el tiempo o la posibilidad de ejecutar el presupuesto en materia de cooperación. Si quiere, le doy las cifras. El 30 de noviembre de 2011 en
el capítulo 8 había 1.096 millones de euros presupuestados y se habían gastado solo 185. Me he encontrado con muchos fondos almacenados y depositados en cuentas corrientes en el exterior -en Nicaragua hay 57- de los que podré disponer en este año.
¿Qué es lo que vamos a hacer en cooperación? Hemos encontrado en total 400 millones en cuentas corrientes a un tipo de interés que mi decoro me impide decir. Lo que vamos a hacer es centrarnos en áreas geográficas -como he dicho anteriormente, los
países más pobres de Latinoamérica, norte de África y occidente subsahariano- y por sectores: agricultura, agua, saneamiento, salud y gobernanza, que realmente es un capítulo que cuesta poco dinero. Vamos a buscar fórmulas de cooperación con las
comunidades y los ayuntamientos y también con las empresas privadas. Hoy mismo he tenido una entrevista con Bill Gates y vamos a ver si a través de sinergias podemos trabajar mejor. En materia de organismos multilaterales vamos a centrarnos en
aquellos cuya eficacia es más conocida. Estamos financiando 110 organismos multilaterales. Yo no tengo conciencia, no me consta o no he visto análisis de impacto y análisis de retorno. Vamos a ver si gastando menos podemos hacerlo mejor, pero
como puede su señoría entender, no es una noticia que yo celebre.


En cuanto a nombramientos, el problema con el que yo me encontré es que en el último año se habían nombrado 61 embajadores (El señor Mariscal Anaya: ¡Qué barbaridad!) y en dos años se habían nombrado 95 embajadores, lo cual quiere decir que
este Gobierno se encontraba con una red exterior bloqueada. Lo que hemos hecho es desbloquearla, y es verdad que en algunas embajadas se necesitan personas de especial confianza. En los nombramientos he intentado -y usted me conoce- ser lo más
objetivo posible. En una atacada yo nombré seis directores generales; todos tenían la peculiaridad de que yo no los conocía hacía veinte días; dos venían del equipo anterior y cuatro eran del equipo nuevo. En los nombramientos de embajadores se
ha respetado a todas las personas que sirvieron como directores generales al Gobierno anterior, y se han respetado a muchísimos de los embajadores que están allí. Si algo me caracteriza en mi vida es la falta de subjetividad, y si algo he prometido
a la carrera diplomática es que haremos lo que la Constitución dice: mérito y capacidad. (Aplausos.) La única persona que se ha nombrado, y usted se ha referido a ella, es el señor Trillo. Hay algo en lo que vamos a coincidir todos: si algo es
el señor Trillo, es extraordinario. (Risas.) Usted sabrá por qué y yo sabré por qué, pero como circunstancias objetivas le diré que ha sido presidente de las Cortes y ministro de Defensa; me parece que son circunstancias no concurrentes en
demasiados de nosotros.


Respecto al Grupo Parlamentario Catalán, coincido y agradezco el apoyo a la ley del servicio exterior. En materia de redespliegue, para darle a usted una idea, tenemos una embajada en Zimbabwe, que cuesta entre un millón y un millón y medio
de euros. Con ese dinero podemos abrir antenas en Zimbabwe, en Uganda, en Gambia, en Zambia, en Burkina Faso y en Benín. Si logramos hacer una operación similar incorporando funcionarios diplomáticos y técnicos comerciales a las delegaciones de la
Unión, cosa que, como he dicho, será aplaudida por Lady Ashton y por el servicio de acción exterior, podremos redesplegar esos recursos en los países emergentes, en los países crecientes, fundamentalmente en las áreas como China, a las que usted se
ha referido. En las áreas geográficas estoy completamente de acuerdo, y le doy la buena noticia de que las relaciones con Polonia ya han sido establecidas. He tenido tres conversaciones personales con los polacos, hemos establecido una relación
fluida y en tiempo real, porque coincido en que aquí hay que buscarse amigos. En el área euromediterránea repito lo que le he dicho a la señora Valenciano: le doy una importancia vital, hay que intentar ahormar, crear sinergias entre todas las
instituciones dispersas que hay en el Mediterráneo: la Unión por el Mediterráneo -de soltera proceso de Barcelona-, la política de vecindad, las perspectivas financieras, etcétera. Haremos un análisis de ese tema, lo vamos a hacer en Baleares muy
pronto y lo seguiremos haciendo en contacto directo con todos ellos. En Irán me va a permitir que los escenarios que el Gobierno contempla no se digan en la plaza pública, lo que sí le puedo decir es que esos escenarios están previstos.


En materia de Estado pluricultural no me tiene que convencer. Creo en el Estado pluricultural, soy valenciano, no tiene que explicarme lo que es una comunidad autónoma con instituciones propias, lengua propia, leyes propias, fueros propios
y, en definitiva, una historia muy paralela y desde luego tan importante como la de la comunidad a la que usted representa. Por lo que se refiere a derechos humanos, no tengo nada que decir. Lo he puesto en el pórtico de mi intervención. Los
derechos humanos, la diplomacia de valores van a inspirar la política de este Gobierno en todas y cada una de las áreas. Por tanto, no tengo que repetirlo cuando hable de Siria, cuando hable de Guinea, cuando hable de Irán, cuando hable de
cualquier otro país en el que pudiesen ustedes notar una deficiencia democrática. Desde luego, y contesto al representante de Izquierda Unida, esa deficiencia en Colombia y México, con los defectos que usted quiera, es infinitamente mejor que en
otras áreas de este planeta. Créame que lo digo con conocimiento de causa, porque en mi vida anterior era el presidente de la delegación de la Comunidad Andina en el Parlamento Europeo y se discutió en el Parlamento Europeo con sindicalistas, con
representantes de derechos humanos, con ONG vigilantes de los derechos humanos, la situación de Colombia, que ha mejorado notablemente. Y en México -acabo de llegar de allí-, coge usted los



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periódicos y ve a cada uno de los candidatos de distintas fuerzas políticas bastante opuestas entre sí diciendo lo que les parece bien los unos de los otros y del destino del mundo, cosa que ya me gustaría que pasase en otros países a los
que no me voy a referir.


La representante de UPyD, doña Irene Lozano, ha empezado casi con referencias literarias, La vuelta al mundo en 80 días, de Julio Verne, casi El santo temor al déficit, de Echegaray. Repito que yo tengo temor al déficit, porque he visto
cuáles son sus consecuencias, pero no creo que la política de corrección del déficit, que la consolidación fiscal sea la única política posible. Es más, creo que es una cura que puede ser contraproducente si no se acompaña de estabilización de la
deuda, como he dicho anteriormente, o de políticas de crecimiento. Respecto a la crisis política y los agentes políticos, no tengo nada que añadir a lo que he dicho anteriormente. He subrayado que la globalización lo que ha provocado es la
emergencia de unos agentes parapolíticos que imponen sus decisiones a los Estados soberanos. Si quiere -estoy seguro que lo conocerá- quién más me alumbró en este tema fue Francisco Sosa Wagner, que pertenece a su partido, en un libro que se llama
El Estado fragmentado, en el que dice que en un mundo de Estados pequeños y fragmentados las multinacionales se mueven como las brujas en sus escobas, saltándose las torres. La única solución en este tema es la cooperación internacional, el
multilateralismo, la integración regional, cuya respuesta en nuestro caso es la Unión Europea, pero no solo la Unión Europea; en el G-20 habrá que buscar soluciones a muchos de los problemas que ustedes han señalado aquí: la regulación financiera;
la supervisión financiera; el impuesto sobre transacciones financieras; la lucha contra los paraísos fiscales; los patrones contables más o menos uniformes. Todo eso, o se hace ya a un nivel global, o simplemente no se hace. Por tanto,
manifiesto mi acuerdo.


Política del Magreb. La política del Magreb es muy importante para España. Están al otro lado del Estrecho. Tenemos problemas comunes: la seguridad internacional, las migraciones, el terrorismo internacional, las posibilidades
económicas, etcétera. Lo que hay que intentar conseguir ahí es un equilibrio entre dos países que han estado tradicionalmente enfrentados, que son Argelia y Marruecos. El presidente ha viajado a Marruecos y yo he viajado a Argelia, y las dos cosas
han salido bien, gracias a Dios. Hay que intentar que eso siga yendo bien y que los dos países se entiendan. Tienen la frontera cerrada en estos momentos, pero ha habido ya visitas recíprocas entre ministros marroquíes y ministros argelinos, y a
nosotros nos interesa, por aquello de la integración, que decía la señora Valenciano, un gran Magreb, estable, pacífico, ordenado y económicamente próspero, y al señor Xuclà le decía las oportunidades que tenemos. Tenemos ya unos gaseoductos desde
Argelia, pero es que en Marruecos tenemos ochocientas empresas. Está abierto un concurso de energía fotovoltaica en Uarzazate, en Marruecos. Es decir, ahí tenemos que trabajar todos juntos y procurar que se entiendan entre ellos y que ellos se
entiendan con nosotros. Tenemos la Casa Mediterráneo, en Alicante, que probablemente pueda servir de foro, de núcleo, de entendimiento entre las dos orillas del Magreb. Esa preparación de líderes a la que ustedes se han referido, de élites que
puedan pilotar el proceso democrático, que no es un proceso democrático sencillo, la podemos hacer desde ahí. Por poner un ejemplo muy concreto -ya verá que me gusta siempre hablar de temas concretos-, Libia ha hecho una ley electoral que parece
que no era todo lo satisfactoria que debía. Es decir, en Europa y en Estados Unidos, que quiere cooperar con nosotros en esta aventura, tenemos la caja de herramientas para hacer las leyes electorales y cualquier otro proceso democrático, sin que
eso suponga ninguna injerencia. El señor Benegas y yo sabemos muy bien que las fundaciones alemanas nos ayudaron a todos los partidos y a los sindicatos en nuestra transición democrática; nos ayudaron a caminar, y ayudar a caminar en ese tema
sería una labor, a mi juicio, importante. Sobre Siria, ya he hablado; Libia también.


Por lo que se refiere al respeto al derecho internacional, el respeto a los derechos humanos, ça va de soi. Sería un insulto que yo dijese que este Gobierno respeta el derecho internacional y respeta los derechos humanos, pues claro que lo
hacemos. En cuanto a la tasa Tobin, hemos dicho que estamos de acuerdo, nada que señalar en ese tema. En lo que se refiere al tema del Sahara, es verdad, es una cláusula de estilo. Es exactamente la misma que leí al viceministro marroquí y al
ministro de Exteriores marroquí y la que le leí al presidente argelino allí, porque nosotros no vamos a decir una cosa en Rabat y otra cosa en Argel, porque al final esa es la peor medicina para intentar ser socios de unos y de otros. (Aplausos.)


Kosovo. La postura del Gobierno es perfectamente conocida. Nosotros no reconocemos la independencia unilateral de Kosovo porque creemos en los Estados multiétnicos y porque las resoluciones de Naciones Unidas en nuestra opinión no amparan
una declaración unilateral de independencia. Dicho eso, nos esforzaremos para que Serbia y kosovares se entiendan. Créame que con Serbia estamos en una magnífica posición para mediar y créame también que hay soluciones de colaboración, la
plantearon las dos Alemanias, la República Federal y la República Democrática, sin reconocimiento de soberanía, para la cooperación en ese tema. Pero en Kosovo hay problemas, como usted sabe; tiene tres municipios en el norte que son de mayoría
serbia, y todo eso hay que tratarlo con un enorme cuidado. Pero colaboración práctica, colaboración inteligente, cooperación para resolver los problemas y apoyo a Serbia como candidato a la Unión Europea. Ha hecho los deberes que se le han pedido
en materia de entrega de criminales de guerra, sería un desastre que no apoyásemos en tiempo y en forma a Serbia y que Serbia tomase un camino



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diferente y en vez de mirar hacia Bruselas empezase a mirar hacia el este.


Gibraltar. El problema de Gibraltar es que había que decirlo y había que decirlo pronto, lo ha dicho muy bien el representante del Partido Popular. Nosotros nos encontramos con dos cartas, una de ellas, por cierto, reproducida hoy mismo
por el ministro británico, en la que el Reino Unido, dice, no entrará en ninguna negociación sin el consentimiento del pueblo gibraltareño. Y lo que dice Bruselas es que las consecuencias, el resultado al que se llegue, fruto de esas negociaciones,
será consultado al pueblo gibraltareño, pero en ningún modo admite que un tercero pueda vetar el inicio de las negociaciones. Cuando una cosa así no se contesta en tiempo y en forma, hay una doctrina, que se llama la doctrina del Estoppel, que
quiere decir que eso causa estado de derecho, que vincula al Estado que ha aceptado tácitamente ese tema. Por eso, yo tuve que decir inmediatamente que no estaba de acuerdo con que no se hubiese contestado una carta de Straw que decía exactamente
eso, y voy a contestar inmediatamente a la carta del ministro Hage, porque España no acepta que un tercero pueda vetar el inicio de negociaciones entre dos Estados soberanos. El segundo error, el Foro de cooperación al que se ha referido el
portavoz del Partido Popular. Eso empezó, hubo una reunión en Córdoba, hubo otra incluso en Gibraltar, y el problema es que en ese foro de negociaciones había tres partes en pie de igualdad: Reino Unido, España y las autoridades gibraltareñas. Lo
que nosotros hemos dicho es muy claro: de temas de soberanía y jurisdicción hablamos el Reino Unido y España, España y el Reino Unido. En el Foro de cooperación, donde se tratan temas prácticos, que son los que hacen referencia a los intereses de
los habitantes de los dos lados de la verja, o hay dos, Reino Unido y España, o hay cuatro; o dos banderas, o cuatro banderas, lo que no habrá son tres banderas. Esa es la postura del Gobierno que yo defiendo. (Aplausos.)


Vamos con la pandilla (Risas.). La cuadrilla es la Unión Europea y esa cuadrilla, si miramos hacia atrás, a 1956, pues algunos potes hemos tomado juntos. Estamos mejor que estábamos en 1956. ¿Que ahora es posible que haya diferencias?
Hay diferencias, pero eso ha pasado siempre. La historia demuestra que Europa salta hacia delante cuando hay una crisis, y ahora estamos en una crisis, y solo hay dos salidas: de verdad nos juntamos la cuadrilla y federalizamos Europa, vamos a un
Gobierno político, a una unión política. Uno de los libros que he escrito se llamaba La apuesta europea: de la moneda a la Unión Política. En Maastricht se estableció la unión monetaria; no se sacaron las consecuencias que había que sacar de esa
unión monetaria. La realidad se ha encargado de colocarnos otra vez al marxismo de frente a nuestras propias contradicciones, y para resolver esas propias contradicciones o disolvemos el tema y vamos antes de Roma, lo cual quiere decir que Europa
desaparece -Europa no puede competir cuando China tiene 1.300 millones de chinos contados y 300 sin contar e India tiene 1.000 millones de indios-, o Europa se une o simplemente desaparece como actor global. Hay un autor inglés que dice que si
Europa no se une pasaremos a ser un parque temático como Disneylandia para disfrute de los turistas japoneses y chinos ricos; hablando de los ricos, que también vienen en la pandilla. En materia de vecinos he dicho lo que quería decir, y unos lo
están haciendo mejor que otros. Vamos a intentar ayudar a los vecinos y vamos a graduar la ayuda financiera, el estatuto político y la colaboración en el avance en función de cómo vayan haciendo los deberes; palo y zanahoria. Parientes. Los
parientes son los que son y he dicho que era un asunto de familia y vamos a tratar los asuntos de los parientes como asuntos de familia. Hay una cosa que es verdad: o la Unión Europea recupera el pulso en Iberoamérica, y para eso es vital España,
porque Iberoamérica le importa fundamentalmente a España, Portugal e Italia, los otros están mirando más bien al este, o la Unión Europea desaparece del continente iberoamericano, lo cual sería una enorme torpeza en un momento en que América se está
integrando e Iberoamérica está creciendo. Estamos hablando de países que están creciendo a tasas del 7, del 8, del 9 por ciento y de potencias como Brasil, que van a dictar el mundo, o México, que va a tener 100 millones de habitantes, y España
inteligentemente tiene que jugar sus bazas ahí. Decía Mitterrand: ¡Qué habría hecho yo si hubiese tenido Iberoamérica! Nosotros tenemos una relación especial con Iberoamérica; ha habido un relativo desden hacia Iberoamérica durante unos años;
vamos a recuperarla.


Le garantizo que antes de la cumbre de Cádiz, el rey, la reina, los príncipes, el presidente y yo vamos a visitar todos y cada uno de los países de la cumbre iberoamericana, y puedo prometer y prometo -puesto que vuelvo a la transición- que
prácticamente todos estarán en la cumbre de Cádiz. ¿Que tendremos que discurrir qué hacemos con las cumbres, porque las cumbres, sobre todo la última, que fue un fracaso de asistencia, pueden carecer de contenido y de pulso y por tanto aburrir? De
acuerdo. Vamos a discurrir entre todos cómo la gente que venga aquí encuentre valor añadido al hecho de venir. A mi juicio, en este nuevo mundo en marcha podemos unir fuerzas en el G-20, en la Conferencia Río +20 en materia de cambio climático, en
la reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En definitiva, podemos tener posiciones comunes, juntos, que nos hagan más fuertes a todos y cada uno de nosotros. En cuanto a los ricos, los ricos son los que usted dice, con una salvedad.
Le corrijo, señor Erkoreka: en Pekín ya no hay una bicicleta; hay 10 millones de habitantes y 5 millones de coches. Las bicicletas ya están en los museos, o sea, que lo que utilizan es el coche.


Por lo que se refiere a La Izquierda Plural, he oído su intervención y confieso que la intervención que más temía era la del Partido Popular (Risas.), pero me dice usted que yo soy un moderado, creo que como todos ellos. Yo soy de extremo
centro por definición y creo que ellos también, pero me dice usted que he hecho un giro de 180 grados. Si lo he hecho, no lo he percibido; le



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aseguro que el programa electoral del Partido Popular está de la cruz a la raya en toda mi intervención. Lo habré dicho con más gracia, pero es el programa del PP. (Risas.)


Respecto a Europa, ha dicho usted algunas cosas con las que no estoy en absoluto de acuerdo. Este Gobierno no va a denunciar el Tratado del Atlántico Norte, por supuesto. Las cosas que ha dicho de Colombia y México ya he dicho que no las
comparto. Ha dicho que hay que denunciar el acuerdo de cooperación con Estados Unidos de 1988, no lo vamos a denunciar. No sé en qué más puedo manifestar mi desacuerdo. (Risas.) Sí quiero manifestar mi acuerdo respecto al servicio exterior, a la
voluntad de consenso y estoy seguro de que desde orillas tan distintas como en las que usted y yo estamos encontraremos algunos puntos de contacto. Estoy seguro de que ni yo me voy a hacer de La Izquierda Plural ni usted se va a hacer del Partido
Popular, pero algún terreno en común tendremos.


A los representantes del Partido Popular quiero expresarles mi agradecimiento y mi alivio por no haber sufrido una corrección fraterna por haberme desviado del programa del Partido Popular. (Risas.) Parece que no ha sido así, mis compañeros
asienten que lo que he dicho puede ser asumido por el Partido Popular. Les quiero decir otra cosa: yo he escrito bastante y he dicho siempre las mismas cosas, es decir, el que podía hacerme y me ha hecho ministro de Asuntos Exteriores, sabía
exactamente lo que yo pensaba y, por ahora, no me ha dicho que tenga que corregir ninguna de las posturas que he mantenido. Si mis compañeros tampoco me dicen que tengo que corregir nada, en síntesis hemos pasado una buena tarde con todos ustedes.
Yo estaré aquí permanentemente, cada vez que quieran. Nos veremos también fuera. Perdón, me dicen que hay réplica. Entonces seguimos pasando una buena tarde.


El señor VICEPRESIDENTE: Si alguno de los grupos quiere utilizar un turno de réplica, van a tener dos minutos tasados. Por parte del Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra la señora Valenciano.


La señora VALENCIANO MARTÍNEZ-OROZCO: Yo sabía que el ministro mejoraría mucho en el turno de respuesta, porque es mejor él mismo que cuando tiene obligatoriamente que leer una intervención tan larga. Así que por mi parte sigo ofreciéndole
nuestra colaboración más leal y nuestra crítica cuando consideremos que se equivoca o que adopta posiciones que, desde nuestro punto de vista, no beneficien al conjunto del país. Así lo haremos. Pero lo malo es que tengo que contestar al
representante del Partido Popular porque no puedo dejar de responder a alguna cosa que él ha dicho, no quedaría bien. En el fondo había pensado no hacerlo, pero creo que mi obligación es contestarle, y también sirve para contestar al ministro, que
empezó contando una historia en la que yo no quise entrar. La mayor ruptura del consenso en España -y no solo en España sino también en la Unión Europea-, señor ministro, no se produjo con la retirada de las tropas de Irak sino con la guerra de
Irak; ahí fue cuando se produjo la ruptura. Y por lo tanto, cuando el Partido Socialista llegó al Gobierno en realidad tuvo que recomponer muchísimos platos rotos, de los que cuenta también el señor Erkoreka. Tuvimos que recomponer con los
vecinos, con la cuadrilla, con la familia, tuvimos que recomponer con todo el mundo una situación que era muy difícil. Por lo tanto, si vamos a contar la historia, vamos a completar el cuento.


En segundo lugar, de la misma manera que ustedes hablan muchas veces de la herencia recibida, le diré que en la herencia recibida hay algunas cosas buenas y que conviene conservar. Les he hablado de la política hacia África, que es un
ejemplo. Han recibido ustedes la herencia de estar en el G-20, que no está mal; el ministro acaba de volver de una reunión. Y le diré lo que pienso de la Alianza de Civilizaciones, porque de esto hemos discutido mucho a lo largo de estos años con
el ahora embajador De Arístegui, por fin (El señor ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, García-Margallo Marfil: Todavía no.) Esta es una iniciativa que, se piense lo que se piense en su origen, ha sido impulsada por todos los
secretarios generales de las Naciones Unidas, primero por Kofi Annan y luego por Ban Ki-moon. Tiene 130 países que la sustentan, todos los miembros de la Unión Europea. Ha sido respaldada por consenso en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
En fin, no es una tontería, ni muchísimo menos. Y en los tiempos que corren, estas alianzas no sobran. Así que yo creo que ya, después de tantos años, y después de haber conseguido un consenso internacional tan importante, conviene no menospreciar
y mucho menos despreciar la Alianza de Civilizaciones. Y otra cosa: tirar por la borda la Alianza de Civilizaciones, aparte de que perjudicaría el buen nombre de España en la comunidad internacional -particularmente en el mundo árabe y musulmán-,
daría paso o ventaja a Turquía en la pugna por el puesto en el Consejo de Seguridad. Así que vamos a ver si conseguimos hacer de todos la Alianza de Civilizaciones.


El señor VICEPRESIDENTE: Muchas gracias, señoría, se ha ajustado exactamente el tiempo que habíamos tasado.


La señora VALENCIANO MARTÍNEZ-OROZCO: Es que he estado en el Parlamento Europeo.


El señor VICEPRESIDENTE: A continuación, en nombre del Grupo Parlamentario Catalán, el señor Xuclà tiene la palabra.


El señor XUCLÀ I COSTA: Señor ministro, usted nos ha demostrado que además de hacer una intervención de una hora y veinte minutos, ha tenido una gran agilidad en la respuesta y en el planteamiento esquemático de los grandes asuntos que van
a dirigir nuestros debates



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durante estos cuatro años. En el ámbito europeo usted ha avanzado un escalón más, un paso más y se ha declarado federalista e integracionista, con lo cual España tiene que retomar la iniciativa para tener una propuesta para Europa y para la
integración política de Europa y no solo para la lógica intergubernamental. En ese sentido, hay una perspectiva inminente que es la perspectiva balcánica, una muy buena noticia, que es la incorporación de Croacia en la Unión Europea y un tratado de
ratificación de la incorporación de Croacia que se va a tramitar en las Cortes Generales en los próximos meses. También hay una cita inminente el próximo 1 de marzo, cuando se tiene que fijar la aceptación de la candidatura definitiva de Serbia
como país candidato. Me gustaría conocer no solo la posición española que se deduce de su intervención, sino si se dan las condiciones suficientes para el consenso dentro de la Unión Europea. Sobre Kosovo vamos a hablar y vamos a discrepar, pero
también tengo que decir que las partes se mueven y que en este momento Prístina y Belgrado están hablando y que están hablando con la aceptación del nombre de Kosovo bajo la resolución de Naciones Unidas, como muy bien sabe usted. También hemos
quedado -creo- en que sobre Irán vamos a ser reservados pero fluidos en la comunicación entre el Gobierno, el Parlamento y los grupos parlamentarios. Coincido con usted en la importancia de que sobre Siria haya un mapa de ruta ordenado, porque
Siria puede evolucionar a mejor con el cambio de régimen, pero también puede evolucionar hacia el caos de la mayor represión de las minorías del país, y expresiones de represión de minorías, expresiones de represión de la libertad religiosa, como la
que hemos visto en Egipto en los últimos meses, también nos tienen que preocupar como escenarios negativos. Usted ha dicho que tenemos la Casa Mediterráneo como instrumento en el ámbito euromediterráneo. Le tengo que decir, señor ministro, que la
Casa Mediterráneo en su momento fue creada por motivos notablemente partidistas, y que al lado de la Casa Mediterráneo hay un instrumento de largo recorrido y eficacia comprobada como es el Instituto Europeo del Mediterráneo, un consorcio del cual
usted es vicepresidente, que ha sido eficaz en la colaboración con la Unión Europea o con la Unión por el Mediterráneo y con la política de integración del Magreb. Señor presidente -termino-, Barcelona es la capital del Mediterráneo porque tiene la
sede de la Secretaría General de la Unión por el Mediterráneo, pero le quiero insistir en algo que le planteé en mi primera intervención, aquí hay representación diplomática del Magreb. Nosotros valoramos positivamente la evolución de Marruecos,
las reformas en Marruecos, pero se tiene que dar un nuevo impulso a la política euromediterránea, y si usted repasa los países europeos mediterráneos, verá que claramente España está llamada a liderar este proceso de relanzamiento de esta renovada
Unión por el Mediterráneo.


El señor VICEPRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario de Unión Progreso y Democracia, tiene la palabra doña Irene Lozano.


La señora LOZANO DOMINGO: Voy a ser muy breve, nada más que para agradecerle al ministro sus respuestas y para recordarle aquellas cosas que no ha respondido. No hace falta que me las conteste ahora, como también le voy a ver en la
Comisión Mixta de la Unión Europea y en la de Cooperación, ya seguiremos y mantendremos este diálogo a lo largo de las próximas semanas. En todo caso, quería solamente darle las gracias por su intervención, creo francamente que la política exterior
española está en buenas manos y espero que encontremos muchos puntos de consenso esta legislatura.


El señor VICEPRESIDENTE: El señor Salvador y el señor Iñarritu declinan su intervención. A continuación el señor Erkoreka tiene la palabra.


El señor ERKOREKA GERVASIO: Solamente quiero hacer dos observaciones finales. En primer lugar, le han acusado de hacer un giro de 180 grados, y yo tengo que decir todo lo contrario; yo no le conocía personalmente a usted, pero me habían
dicho que tenía un talante abierto y tolerante y lo he podido constatar, confirmar.


En segundo lugar, algo he debido expresar incorrectamente en mi intervención, ya sé que la metáfora siempre tiene dificultades de intelección por parte de los destinatarios del mensaje, pero inmediatamente después de concluir mi intervención
he recibido en mi teléfono un sms de un amigo que comparte conmigo afinidades con la relación transatlántica que me decía: no he entendido bien lo del niño fuerte del patio. He visto que usted en su respuesta hablaba de todos, de la cuadrilla, del
vecino, de los parientes y de los ricos, pero no me decía nada del niño fuerte del patio, parece ser que no me he expresado con la suficiente claridad en ese tema.


El señor VICEPRESIDENTE: A continuación, en nombre del Grupo de La Izquierda Plural tiene la palabra el señor Nuet.


El señor NUET PUJALS: Muy rápidamente. También quiero agradecerle, señor ministro, el tono de su respuesta. Cuando le hablo del giro de 180 grados estoy hablando de la oposición que el Partido Popular ha mantenido en los últimos cuatro
años y de que gran parte de esas propuestas no están en su discurso, por suerte. Por supuesto, no a otras cosas con las cuales discrepamos, y con algunas de las que ha comentado, como usted ha dicho, trabajaremos e intentaremos llegar a acuerdos.


El señor VICEPRESIDENTE: A continuación, en nombre del Grupo Parlamentario Popular y con una voz única, tiene la palabra su portavoz. (Risas.)



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El señor BENEYTO PÉREZ: Con una voz única. Quisiera decirle a la portavoz del Grupo Socialista que coincido con ella en que no se trata de mirar hacia el pasado, sino más bien hacia el futuro y que estamos en un momento en el que lo que
debemos y podemos hacer es establecer líneas de entendimiento. Estoy seguro de que lo vamos a hacer en esta legislatura en muchos puntos, como se ha puesto de manifiesto a lo largo del debate. Hay cosas de la herencia muy positivas -estoy
totalmente de acuerdo- como África, G-20 y otras cosas. La Alianza de Civilizaciones en su contenido y, desde luego, en lo que se ha conseguido en relación con Turquía me parece enormemente positiva. Otra cosa es que quizá en su momento la
retórica que se utilizó no fuera la más adecuada, pero, en fin, ahí podemos lógicamente debatir.


Como he dicho en mi intervención, nos va a encontrar con voluntad de acuerdo, de espíritu constructivo, eso que también se ha manifestado por parte del Grupo Socialista y que me alegra, y desde luego agradezco al ministro que se haya sentido
aliviado por nuestro apoyo, que va a ser obvio a lo largo de toda la legislatura.


El señor VICEPRESIDENTE: A continuación, para el cierre de esta Comisión y de la comparecencia del señor ministro de Asuntos Exteriores, tiene la palabra el señor ministro.


El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (García-Margallo Marfil): Perdón, señor Salvador, había perdido la hoja y no le he contestado. Lo siento enormemente.


Señora Valenciano, gracias otra vez. Leo literalmente el trozo que ha dedicado a Irak. Dice: Después de esto, en el año 2003 llegaría la intervención en Irak y, tras esta, la retirada unilateral de nuestras tropas allí, abriendo una
profunda brecha. He intentado subrayar que ha habido dos periodos de disenso en la historia diplomática española. La primera se abrió con la aplicación para la OTAN que se cerró en 1986 y la segunda se abrió en 2003 con la intervención en Irak.
No he dicho quién tenía razón ni quién no tenía razón. Simplemente he constatado que se abrió un disenso y mi voluntad es que en el futuro no se abran brechas de este calibre.


Tendremos que reflexionar conjuntamente sobre la Alianza de Civilizaciones. He hablado ya con el primer ministro turco y está de acuerdo en que la Alianza de Civilizaciones ha jugado un papel muy menor, por ejemplo, en la Primavera Árabe.
Siendo la Alianza de Civilizaciones el foro donde estos conflictos debían resolverse, hemos jugado un papel relativo. En estos momentos es verdad que es un programa de Naciones Unidas que tiene un grupo de amigos que no ponen un euro en la Alianza
de Civilizaciones (Risas.) y es verdad que podríamos, si abandonamos ese tema, dejarle un terreno abonado a Turquía en la Alianza de Civilizaciones, que podía agradecer que nosotros pagásemos la mayor parte de la fiesta y no presentar a posteriori
una candidatura al Consejo de Seguridad. Tendremos que pensar sobre ese tema y, desde luego, repensar nuestra contribución porque no me parece que esté la Magdalena para tafetanes y que nosotros paguemos el treinta y tantos por ciento de la Alianza
de Civilizaciones.


Señor Xuclà, en Europa estamos completamente de acuerdo. Si Serbia y Kosovo, si Pristina y Belgrado llegan a un acuerdo entre ellos, no habrá ningún problema. Es decir, el problema es el reconocimiento de una declaración unilateral de
independencia en contra de la doctrina de Naciones Unidas. Sé que se dijo que era una declaración que no sentaba un precedente, pero, si se llega a ese acuerdo, se acabó el problema.


En cuanto a Irán, Siria, etcétera, tendremos todas las conversaciones que podamos tener en el marco de una confidencialidad que debe ser absolutamente estricta.


No he podido contestar a la señora Lozano sobre todos los temas que me ha planteado. Me dice que nos vamos a ver en la Comisión para la Unión Europea y en la de Cooperación. Espero que esto, como en el final de Casablanca, sea el principio
de una hermosa amistad. Tendremos ocasión de volvernos a ver. Al señor Salvador reiterarle mi preocupación y mi lamento por no haberle contestado.


Para su amigo que le ha mandado ese sms, señor Erkoreka, yo he dicho que Estados Unidos es la primera potencia del mundo y va a seguir siéndolo durante mucho tiempo. Coincido en que es el amigo fuerte de la clase. También le digo que he
estado ya dos veces con la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y estaré otras dos el próximo fin de semana, con lo cual la competencia por la amistad de la señora Lozano va a ser importante. (Risas.) Le he planteado dos cosas a la señora
Clinton, aparte de nuestras relaciones bilaterales y de que exploremos juntos los escenarios donde estamos y en los que podemos estar, porque no se le oculta que si hubiese un conflicto en cualquier área, en Irán o en Siria, nosotros tenemos
compromisos en el marco de la OTAN y compromisos en el marco del Convenio de cooperación que nos pueden obligar a determinadas actitudes, por tanto, que exploremos juntos esos temas, y así lo estamos haciendo. Lo que le he intentado explicar es que
España tiene un valor añadido importante, valor añadido a la política de Estados Unidos. España como España y España como miembro de la Unión Europea tiene unos activos importantes en el norte de África y en Iberoamérica, activos que podríamos
poner al servicio de esa alianza estrecha que tenemos con Estados Unidos. Le digo algo más. Mi convicción es que si tenemos el tema de la Unión Europea y Estados Unidos ordenado, si tenemos ahí unos aliados fuertes, el resto de los problemas
tendrán una solución más sencilla. El interés de España es decirle: España está de vuelta; España es un socio fiable, serio y responsable; en las misiones que estamos entramos juntos y saldremos juntos; nosotros vamos a correr los peligros que
corra occidente de la mano de nuestros aliados occidentales, porque en eso consiste



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una alianza, y nosotros podemos aportar valor añadido en áreas en las que tenemos un know how, un expertise que probablemente ellos no tengan, y ya he dicho cuáles son.


Señor Nuet, gracias otra vez. Estoy seguro de que seguiremos pudiendo discutir estos temas desde la discrepancia.


Al Grupo Parlamentario Popular quiero darle las gracias y decirle que todas las alabanzas que han hecho a mi persona están muy puestas en razón. (Risas.) Muchas gracias. (Aplausos.)


El señor VICEPRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro, por su intervención amplia y profunda y muchas gracias, señores portavoces, por su tono. Gracias a todos por su presencia.


Se levanta la sesión.


Eran las ocho y cuarenta minutos de la noche.