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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 868, de 02/07/2007
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


COMISIONES


Año 2007 VIII Legislatura Núm. 868

DEFENSA

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JOAQUÍN LEGUINA HERRÁN

Sesión núm. 35 (extraordinaria)

celebrada el lunes, 2 de julio de 2007



ORDEN DEL DÍA:


Comparecencia del señor ministro de Defensa (Alonso Suárez), para informar del atentado en el que han fallecido seis soldados españoles integrantes de la misión Unifil de Naciones Unidas en Líbano el 24 de junio de 2007.
A petición propia.
(Número de expediente 214/000169.)... (Página 2)


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Se abre la sesión a las cinco y treinta minutos de la tarde.



El señor PRESIDENTE: Señoras y señores diputados, vamos a iniciar esta Comisión para tramitar el orden del día que todos ustedes tienen en su poder, que es el siguiente: Comparecencia, a petición propia, del señor ministro de Defensa para
informar del atentado en el que fallecieron seis soldados españoles, integrantes de la misión Unifil, de Naciones Unidas, en Líbano. Tiene la palabra, en primer lugar, el señor ministro de Defensa, don José Antonio Alonso.



El señor MINISTRO DE DEFENSA (Alonso Suárez): Señor presidente, señoras y señores diputados, a pesar del honor que siempre supone acudir y participar en las actividades de esta Cámara, convendrán conmigo en que por el motivo que nos trae
todos desearíamos que esta reunión nunca hubiera tenido lugar. La muerte de seis de nuestros soldados, participantes en la misión de Naciones Unidas en Líbano, es un hecho sobradamente triste. Lo es para las familias y para sus compañeros, para
las Fuerzas Armadas y para el Gobierno, lo es para todos los españoles y, por supuesto, también para este Parlamento. Permítanme antes de nada rendir en esta sede el debido homenaje a nuestros seis soldados fallecidos, que estarán siempre en
nuestro recuerdo y en nuestros corazones. Descansen en paz. No debo dejar al margen de este recuerdo y homenaje a los dos soldados heridos y a los familiares y allegados de unos y otros, a cuya completa disposición estamos. Nada más tener
noticias del atentado sufrido por nuestras tropas solicité comparecer con urgencia para continuar facilitando información con la misma transparencia y respeto a la verdad con que he querido hacerlo y he venido haciéndolo de hecho desde los primeros
instantes. Les trasladaré la información de que dispongo y ahora ya, después de haber dado sepultura, en paz, a nuestros soldados fallecidos, comentaré alguno de los extremos que han podido plantearse durante esta semana desde el mismo lunes.



Comenzaré, señorías, haciendo un breve recordatorio de por qué estamos aquí y para qué. Estamos en Líbano, un país clave en una región tan inestable como Oriente Próximo, donde prácticamente nunca desde hace casi sesenta años se ha
conseguido una verdadera situación de estabilidad y seguridad duraderas. No voy a recordarles -ustedes lo conocen bien- la historia y la complejidad social, política e institucional del país, pero sí debo referirme a los antecedentes y evolución de
la misión Finul, de Naciones Unidas. El 19 de marzo de 1978 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas adoptó dos resoluciones, la 425 y la 426, con el objeto de crear bajo su autoridad una fuerza provisional de Naciones Unidas para Líbano
meridional que ayudase al Gobierno de Líbano a asegurar su autoridad en el territorio. Aquella misión, sin embargo, se vio desbordada por muy diversos conflictos, tanto internos, de Líbano, como relacionados con otros países, que no permitieron que
aquella Finul culminara su propósito. Desde el mes de julio de 2006 esta situación inestable se reactivó de una forma especialmente cruenta, el conflicto entre Israel y Hizbulá tuvo como consecuencia la muerte de cientos de civiles y la destrucción
de las infraestructuras y de la economía local.
El 11 de agosto de 2006 el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobó por unanimidad la Resolución 1701 con el fin de conseguir el alto el fuego y crear un nuevo clima político. Dicha resolución
autorizaba el refuerzo de Finul e instaba a los Estados a contribuir a ella, a una fuerza cuya misión de Finul en esencia consiste en vigilar el cese de las hostilidades, apoyar al Gobierno de Líbano en la tarea de extender su autoridad a todo el
territorio y asegurar el acceso de la ayuda humanitaria a la población. Pocos días después, el 18 de agosto, la Unión Europea se implicaba también solicitando la participación de los Estados europeos.



Señorías, para España, para la Unión Europea y para todo el mundo representado en y por Naciones Unidas, tanto Líbano como el conjunto de la región constituyen una zona de interés estratégico, en donde estamos presentes jugando un papel
activo como impulsores de la paz, la estabilidad y la seguridad. En esta línea, el Gobierno de España, respondiendo a las solicitudes del Gobierno de Líbano, de las Naciones Unidas y de la Unión Europea, acordó solicitar al Parlamento la
autorización para el envío de un contingente militar que se incorporase a Finul. El Parlamento, en sesión plenaria del Congreso de los Diputados, así lo autorizó, con el respaldo claro de todos los grupos de la Cámara y en consecuencia el Gobierno
dispuso la participación; una participación, por consiguiente, apoyada políticamente de modo pleno y que cumple en cuanto a la legalidad las condiciones estrictas que nos hemos impuesto en la Ley Orgánica de la Defensa Nacional, a saber: La
solicitud del Gobierno de Líbano, la petición de nuestros aliados de la Unión Europea y de Naciones Unidas, naturalmente, la resolución de Naciones Unidas, la autorización parlamentaria y los acuerdos del Consejo de Ministros.
Quiero recordar a
SS.SS. que Finul es una fuerza de Naciones Unidas y que estas ni declaran ni participan en guerras. De toda la vida las Naciones Unidas promueven la paz. Los cascos azules de Naciones Unidas se basan, precisamente, en ese concepto, el de que un
soldado es un catalizador de la paz y no un instrumento de la guerra, según dice la página web oficial de Naciones Unidas. Estas eran, señorías, la misión y las tareas a las que se dedicaban nuestros soldados fallecidos, a las que se dedican los
soldados que están cumpliendo la misión en estos momentos. La intención de los autores de tan execrable atentado es incendiar una zona tan sensible de Líbano, en una estrategia que tiene por finalidad última provocar la mayor generalización posible
de la violencia en una región, Oriente Próximo, del planeta. Si consiguieran sus propósitos, la destrucción en Oriente Próximo preludiaría una etapa de consecuencias dramáticas no solo para los seres humanos que allí viven, sino también para la
estabilidad y el bienestar del resto del mundo.



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Ahora, si me lo permiten, analicemos la situación en la que se encontraba la misión hasta ese momento, comenzando por los riesgos. Recordarán SS.SS. que en mi comparecencia parlamentaria de 7 de septiembre de 2006, en la que recabé la
autorización para el despliegue de Líbano, informé de los riegos. Hablé de tres conjuntos de riesgos. En primer extremo, del riesgo de ataques que pudieran realizar facciones o grupos incontrolados que pudieran llegar a utilizar medios
semipesados, morteros o lanzagranadas. Asimismo, dije -sigo citando textualmente- que no podemos descartar el empleo por incontrolados de prácticas de tipo terrorista. En segundo lugar, hablé de la existencia de campos minados y resto de
municiones no detonadas. Y, en tercer lugar, de las condiciones higiénico-sanitarias necesariamente malas, después de los enfrentamientos de aquel verano. Como consecuencia del mandato de Naciones Unidas, nuestras tropas, y las del resto de la
misión, han realizado una excelente tarea para mantener en lo posible la zona comprendida entre el río Litani y la llamada blue line -la frontera entre Líbano e Israel- libre de armas y personal armado y para funcionar eficazmente como fuerza de
interposición entre los contendientes del verano de 2006, Hizbulá e Israel. Tengo que decir que a día de hoy con resultados exitosos, en tanto la guerra entre esos dos contendientes no se ha vuelto a reproducir y los incidentes entre esos dos
actores han sido escasos. Por tanto, la misión de Naciones Unidas ha ayudado decisivamente a conjurar hasta hoy el riesgo de una vuelta al enfrentamiento entre Hizbulá e Israel.



Los especialistas militares siempre han sido claros en cuanto a que el riesgo de atentados terroristas no podía descartarse, aun cuando hubiera otros de mayor probabilidad. Los de mayor probabilidad son los derivados del enfrentamiento
latente entre Hizbulá e Israel y de la propia tarea de la misión de Naciones Unidas, Unifil. Tengan en mente en cuanto a los riesgos de mayor probabilidad que solo el contingente español ha desactivado más de 2.000 municiones sin explosionar, ha
desminado más de 400.000 metros cuadrados de terreno, ha desactivado 28 trampas explosivas y ha incautado dos arsenales, el primero con 17 cohetes y el segundo con más de cien granadas de mortero. Además, nuestros hombres han realizado más de
17.000 patrullas y 467 misiones de desactivación, entre otras actuaciones.



En cuanto al riesgo de atentado terrorista de la naturaleza del sufrido trágicamente el día 24 de junio, aun no siendo descartable, no tenía esa probabilidad alta, a pesar de lo cual, decidimos inmediatamente -de hecho, antes de que
finalizara el despliegue de nuestras tropas- cubrir ese riesgo. El jefe del Estado Mayor de la Defensa me ha ido describiendo en los despachos que mantengo con él, con una periodicidad semanal aproximadamente, y en los informes escritos que me
remite mensualmente la situación en nuestra zona, donde se apreciaba esta amenaza como no significativa, en palabras del Cifas -el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas- o como baja, en expresión del mando de operaciones.
Estas
apreciaciones son coincidentes con análisis de organismos internacionales solventes, singularmente el Sitcen -el Servicio de Inteligencia de la Unión Europea-, que manifestaba en un informe reciente que el riesgo potencial de un ataque contra Unifil
se evaluaba como débil. Por consiguiente, señorías, al explicar la misión hablé de riesgos, y después también. Todos los responsables políticos y militares lo hemos hecho, y nadie los ha ocultado. Igualmente, dije que ante dichos riesgos,
nuestros soldados irían debidamente dotados y nuestras fuerzas irían entrenadas, protegidas y con medios para disuadir al posible agresor y responder, en su caso, adecuadamente. Esto no solo se ha cumplido, sino que podré llegar a afirmar en el
curso de esta comparecencia que las decisiones sobre equipamiento y medidas de protección de nuestro contingente han estado incluso por encima de los niveles de riesgo previsto. Nuestros soldados, señorías, están en Líbano con las capacidades más
adecuadas a la misión, según los requerimientos de Naciones Unidas y con unos medios de seguridad en consonancia, por lo menos, con lo que se ha afirmado en los análisis de inteligencia. Están haciendo un buen trabajo, el que tienen asignado en la
misión, y lo están haciendo con las condiciones materiales y los procedimientos que la misión impone.



Nuestra fuerza en Líbano dispone de material adecuado para desarrollar la misión de Naciones Unidas y en este sentido los requisitos de la misión se hacen compatibles con las necesidades de seguridad y protección de nuestros efectivos. En
la misión se han puesto todos los medios necesarios, hasta el punto de que el gasto en seguridad de la misión asciende, a día de hoy, a 108 millones de euros. Del despliegue técnico informé en su día, cuando solicité la autorización parlamentaria,
y lo hago y lo haré, a preguntas de SS.SS., en el día de hoy. Señoras y señores diputados, señor presidente, desde estas condiciones, previstas en Naciones Unidas y por las Naciones Unidas, los casi 4.000 militares de nuestras Fuerzas Armadas, que
han pasado por Líbano en las sucesivas rotaciones, están realizando un trabajo excelente, que les he resumido antes con algunos datos importantes. Sin duda, es un buen trabajo que España tiene que seguir realizando después de este cruel atentado,
un atentado muy traumático, profundamente doloroso, pero que nos recuerda que la presencia de Naciones Unidas en Líbano no resulta indiferente a los asesinos.



En cuanto al atentado, procuraré hacerles una narración de lo sucedido a partir de los principales datos de que disponemos, que está basada en la información que aportan nuestras propias Fuerzas Armadas, así como por la comisión creada al
efecto por la propia Unifil. El atentado sucedió en la tarde del pasado domingo, día 24 de junio, en torno a las 17:45 horas, hora local de Líbano, una hora menos en España. Un grupo compuesto por dos vehículos BMR, perteneciente a la sétima
compañía de la segunda bandera de la Brigada Paracaidista, viajaba desde uno de los puestos de observación de la misión hacia la base Miguel de Cervantes en Marjayún.
La distancia


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aproximada del trayecto era de unos 13 kilómetros. En el primer BMR viajaba una patrulla, sirviendo a su vez de escolta táctica a otro segundo vehículo BMR, con personal de su misma sección, que les acompañaba en el desplazamiento hacia la
base Miguel de Cervantes.
Durante el trayecto, en las proximidades de la aldea de Khiam, a unos 4 kilómetros de la base Miguel de Cervantes, una explosión afectó al segundo BMR con los resultados que ya conocen: el fallecimiento de seis caballeros
legionarios paracaidistas y lesiones en otros dos. Todos los afectados viajaban en el segundo vehículo. En su memoria, repito los nombres, aunque ya son conocidos. Perdieron la vida: don Yeison Alejandro Castaño Abadía, don Jonathan Galea
García, don Manuel David Portas Ruiz, don Yhon Edisson Posada Valencia, don Jefferson Vargas Moya y con Juan Carlos Villoria Díaz. Tres fallecieron en el acto o prácticamente en el acto y otros tres en las horas siguientes, después de haber sido
evacuados del lugar de los hechos. Como consecuencia de la explosión resultaron heridos además los caballeros legionarios paracaidistas don Enrique Vázquez Matei y don Juan Paz Soler, que se encuentran fuera de peligro y evolucionan de modo
favorable y que desde anteayer, sábado, están ya en España completando su recuperación.



En cuanto a las causas de la explosión, según concluyen las primeras investigaciones, tengo que decirles que se trata de un coche bomba -de hecho se encontraron restos del vehículo que había sufrido la detonación-, por la cantidad de carga
tengo que decirles además que se estima superior a 50 kilogramos, por lo que se buscaba un vehículo del tipo blindado y, con respecto al sistema de iniciación, se descarta que haya sido a presión y se descarta también la opción de un suicida, porque
no se han encontrado restos humanos en el vehículo, tipo turismo o tipo furgoneta, que explosionó, así como se descartan los otros mecanismos de iniciación que, por razones de seguridad, no puedo revelar. En consecuencia, la hipótesis más probable
es la de un atentado iniciado con un sistema de radiocontrol. No podemos excluir otra, pero esta es sin duda la más probable. Por los contactos mantenidos con el comisionado de Naciones Unidas, que investiga lo sucedido, ya después de una semana
hay coincidencia en la hipótesis: Atentado mediante furgoneta cargada con unos 50 kilogramos de explosivos, activados mediante un mando a distancia.



Sobre los autores, el Centro Nacional de Inteligencia me informa que lo más probable es que el comando responsable del ataque sea una célula terrorista compuesta por individuos, posiblemente extranjeros -entiéndase no libaneses-, que hayan
sido apoyados por elementos vinculados a alguna organización terrorista local. El CNI cita dos organizaciones yihadistas libanesas. Este apoyo podría haber consistido, entre otras acciones, en la adquisición de explosivos, en la provisión de
documentación falsa, que les permitiera entrar y moverse por la zona Unifil, y, presumiblemente, posterior refugio tras el atentado. Como es natural, seguimos coordinados con las autoridades libanesas y con las de la Finul en las investigaciones
que seguimos realizando al respecto. Nada más suceder la explosión, la zona fue asegurada y se inició el proceso de evacuación, así como el esclarecimiento de lo ocurrido. Con esta finalidad se activaron los enlaces con la unidad de helicópteros y
acudieron fuerzas para proporcionar seguridad y un equipo especializado en explosivos para realizar las primeras investigaciones. Asimismo, personal de la Guarida Civil y el comandante jurídico de la base se trasladaron al lugar de los hechos para
proceder al levantamiento de los cadáveres. La información sobre lo que ocurrió y lo que se estaba haciendo en Líbano nos llegó casi en tiempo real. Desde el Estado Mayor de la Defensa se dieron las órdenes oportunas y, como SS.SS. saben, una vez
que me aseguré de que en el menor tiempo posible se había establecido contacto con las familias, comparecí ante los medios de comunicación, poco después de las ocho de la tarde, hora española, informando de lo ocurrido y del estado de la situación
en aquellos momentos. Luego, la misma noche, viajé a Líbano junto al equipo de identificación de la Guardia Civil, algunos de mis colaboradores, diversos mandos militares y representantes de los medios de comunicación.
El equipo de identificación
había sido alertado en torno a las cinco de la tarde, nada más conocerse la noticia. Este equipo de identificación estaba formado por seis personas, al cual apoyaban a su vez dos médicos especialistas del Hospital Central de la Defensa, que
acudieron con reseñas decadactilares, biológicas, ADN, odontológicas, fichas antropométricas y, en general, con los medios necesarios para realizar dicha tarea con la máxima eficacia. En paralelo se iniciaron en territorio nacional las actuaciones
judiciales y sanitarias pertinentes para la realización, tras el regreso, de las autopsias de los soldados, ya previamente identificados. Quiero destacar aquí la meticulosidad y el rigor con que realizó el trabajo este equipo especializado de la
Guardia Civil, como han hecho siempre que se les ha ordenado, meticulosidad y rigor que, además del respeto a la verdad, son un tributo a la dignidad de las víctimas y sus familias. Quiero recordar a SS.SS. que en todas las actuaciones del
proceso, tanto las realizadas en Líbano como en España, se ha aplicado el protocolo para la recuperación, identificación, traslado e inhumación de los restos mortales de los miembros de las Fuerzas Armadas, Guardia Civil y Cuerpo Nacional de
Policía, fallecidos en operaciones fuera del territorio nacional.



Quiero decirles, señorías, que, abundando en estos propósitos, hemos procurado con nuestros actos honrar a las víctimas y apoyar a sus familiares. En cuanto al apoyo a las familias, puedo decirles que diez personas se encargaron del
acompañamiento continuado de las mismas, actuando como enlaces y facilitando los trámites administrativos.
Dispusieron de apoyo psicológico desde los primeros momentos en Madrid y en Sevilla, incluso estuvo prevista la asistencia religiosa, por si
era requerida. Se les acogió y se les dio alojamiento, permitiéndose la participación de familiares y otros miembros de la brigada, que les dieron igualmente consuelo y


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compañía. Se hizo cuanto se pudo y se hará cuanto se pueda para apoyar a quienes han sufrido y están sufriendo en estos momentos la mayor tragedia que en términos afectivos se pueda llegar a padecer.



En cuanto al propósito de honrar a las víctimas, quiero decirles algo. Los fallecidos recibieron honores tanto en el teatro de operaciones, antes de partir, como en el territorio nacional, a su llegada, y en los funerales del día siguiente.
Los actos en España contaron con la participación de Su Alteza Real el Príncipe de Asturias y del presidente del Gobierno.
Asimismo, se les ha concedido a los fallecidos la Cruz del Mérito Militar con distintivo amarillo. Esto es lo que establece
el Real Decreto 1040/2003, de 1 de agosto, por el que se aprueba el reglamento de recompensas militares, cuyo autor no fue precisamente el Gobierno actual.
Su contenido, señorías, pueden desconocerlo otros, a lo peor hasta algunos de los que lo
promulgaron, pero quien no lo puede ignorar es quien lo concede, es decir, el Gobierno, que tiene la obligación de cumplir rigurosamente la legalidad. Lo menciono porque se viene generando una falsa polémica al respecto, alentada por algunos de los
mismos que promulgaron esa norma. Se quiere visualizar que la diferencia entre distintivos, entre colores, determina que una acción sea de guerra o de paz, un absurdo con este decreto en la mano, porque la diferencia la establece el tipo de acción,
no que se esté en una guerra o en una operación de paz, como lo es sin duda la de Líbano. Desde luego, señorías, la técnica del decreto es mala, pero al actual Gobierno no le queda sino aplicarlo mientras esté vigente. Y hay algo que tengo que
decirles que me molesta profundamente y que no estoy dispuesto a dejar pasar, y es cualquier insinuación sobre que este Gobierno se pueda estar negando o simplemente que este Gobierno sea cicatero en el punto de honrar a nuestros muertos como
merecen. Me duele y me indigna pensar en la posibilidad de que algún familiar o a algún allegado le acuda el sentimiento de que el país en cuyo nombre entregó su vida no le trata con el respeto y el reconocimiento que merece. Imaginar que alguien
que ya sufre por la ausencia de un hijo, de una pareja o de un amigo, a fuerza de escuchar declaraciones muchas veces insidiosas, vea incrementado su dolor en lugar de encontrar el consuelo, la solidaridad y el afecto que necesita me duele por quien
lo sufre y me repugna por quien lo hace, y creo, señorías, que se está jugando con estas cosas. (Aplausos.-Varios señores diputados: ¡Muy bien!)


Pasamos, si les parece, a hablar de los inhibidores. En este caso, cuando la hipótesis más probable es la de la activación con un mando a distancia, no debo dejar de referirme a la cuestión de los inhibidores.
Lo he hecho públicamente
desde que en el teatro de operaciones, en Líbano, nuestros técnicos en explosivos que trabajan en la misión me refirieron ese juicio de probabilidad, me dijeron que era la hipótesis sin duda más probable. Naturalmente no puedo dejar de relatar en
sede parlamentaria todo lo concerniente a esta cuestión. Como ya les dije anteriormente, el riesgo analizado por los especialistas de inteligencia estableció que la posibilidad de sufrir un atentado de estas características era baja, escasa, no
significativa o débil, aun cuando no pudiera descartarse. Quiero dejar claro antes de seguir que hasta el verano de 2005 no se inicia la instalación de este mecanismo de seguridad en los vehículos de nuestras misiones internacionales. Nunca hubo
en estas misiones estos mecanismos de seguridad.



Ahora me gustaría precisar los siguientes hechos. En consecuencia, con el análisis del riesgo, los encargados del despliegue de inhibidores, a partir del verano de 2005, comienzan a instalarlos progresivamente en Afganistán. Quiero darles
un dato concluyente respecto a la sensatez de esta priorización. En Afganistán, en un año, ha habido no menos de mil atentados con IED -siglas en inglés que describen los artefactos explosivos-; en Líbano, contra la misión de Naciones Unidas, no
ha habido ni uno solo en el periodo de tiempo de la Finul. Sin embargo, para cubrir todo el espectro posible de riesgos, fueran mayores o menores, los responsables de la instalación reaccionaron con probidad y con la debida diligencia. El análisis
del proceso de contratación y de fabricación lo demuestra sin duda alguna. El Ejército de Tierra, señorías, se pone a la tarea incluso antes de que finalice el despliegue de nuestras tropas, el 30 de octubre. De hecho, el 24 de octubre el JEME, el
jefe del Estado Mayor del Ejército, solicita al mando de operaciones que ya sobre el terreno haga una estimación de sus necesidades. Recibida esta el 7 de noviembre, el jefe del Estado Mayor de la Defensa ordena que se dote de inhibidores a la
mayor brevedad. El Ejército de Tierra se pone a trabajar y da los pasos técnicos necesarios para concretar el despliegue de los perturbadores. En el presupuesto ordinario de 2006 había un remanente de 6.115.000 euros -el coste total de los
aparatos no llega a un millón-, pero el Ejército de Tierra no podía completar el expediente de compra con arreglo a la exigente legislación de contratos del Estado para disponer antes del 31 de diciembre de la cantidad necesaria de ese remanente.
En enero de 2007, cuando se recibe de Hacienda la asignación presupuestaria del año 2007, el Ejército de Tierra, que no espera al capítulo de operaciones de paz, que siempre llega en el segundo trimestre de cada año, reserva un millón de euros para
la adquisición y hace algo que demuestra su diligencia de modo indudable. Consciente de que no puede esperar el desarrollo burocrático del expediente administrativo, porque se trata no de cualquier material -no son sillas para un cuartel en España-
sino de material de seguridad, sea cual sea la cualificación del riesgo, habla con la empresa en el mismo mes de enero y le pide que empiece a fabricar los inhibidores, algo que la empresa acepta por las mismas razones. El proceso de fabricación
camina en paralelo al expediente administrativo de compra, que, como es obvio, ha de hacerse y se hizo en cumplimiento estricto de la legislación de contratos del Estado, pero el Ejército de Tierra ganó tiempo. De hecho, si no hubiera trabajado en
paralelo, la fabricación y el expediente, en


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vez de empezar a recibirse los inhibidores el 30 de mayo, los primeros aparatos no se hubieran recibido hasta noviembre de 2007, a lo que habría que añadir el tiempo de instalación al que luego me referiré, que oscila mínimo entre seis y
nueve semanas.



Los responsables del despliegue de los inhibidores actuaron con una diligencia demostrada, señorías.



La empresa, como les digo, empieza a entregar los aparatos el 30 de mayo, fabricándolos también de modo diligente en tiempo razonable. Permítanme que les hable brevemente del proceso de fabricación e instalación de unos aparatos
sofisticados, técnicamente complejos. Evidentemente no se trata de ir a una tienda, comprarlos, salir y ponerlos, ni se trata de vehículos civiles. Estamos hablando de vehículos militares que presentan características inevitablemente complejas.
En primer lugar, tienen zonas de sombra por la propia morfología del vehículo, del BMR en este caso. En segundo lugar, tienen sofisticados equipos de radiotransmisiones, GPS, etcétera, que pueden ser interferidos por los inhibidores si las cosas no
se hacen bien y no tendría sentido, convendrán conmigo, dejar a un BMR y su tripulación con inhibidores pero sin capaz de situarse y comunicarse, como no tendría sentido tampoco, por ejemplo, que por consecuencia de un funcionamiento deficiente del
perturbador se activara falsamente la alarma de incendio en mitad de una patrulla. Y, en tercer lugar, se necesita en consecuencia una instalación específica para cada versión del BMR, lo que en la actualidad conlleva necesariamente varias
instalaciones diferentes. La instalación de los aparatos previamente fabricados por la empresa se hace por los técnicos del ejército, obviamente. Consta, a su vez, de tres fases: el diseño y validación, que se hace en los centros que las Fuerzas
Armadas tiene en España; la puesta en los BMR de los elementos de la instalación, bandejas, soportes, etcétera, y el montaje de los inhibidores en el vehículo. En total, como les decía antes, se necesita un mínimo de entre seis y nueve semanas si
todo va bien. Los componentes del inhibidor -recuerdo- empezaron a recibirse el 30 de mayo.
Por tanto, se hizo todo lo que se pudo para agilizar los trámites y de hecho se ganó en torno a medio año.



En cuanto a la empresa encargada de la fabricación en sentido estricto, debo decirles que no solo trabaja con el Ministerio de Defensa desde el año 2000, sino también con otros importantes organismos y es especialista en la fabricación de
elementos de seguridad. Se trata de una empresa homologada y clasificada, como comprenderán un requisito esencial cuando estamos hablando de cuestiones de seguridad, y dispone de todas las acreditaciones de calidad y de seguridad requeridas. Por
lo demás, siempre ha cumplido a satisfacción del Ministerio de Defensa. Es la empresa que conocía las especificaciones técnicas y que podía trabajar con la mayor agilidad, como lo viene haciendo en exclusiva desde hace años.



Para finalizar, señorías, déjenme decirles algo más. Los inhibidores de frecuencia pueden ser un mecanismo de seguridad muy útil en los casos de activación por radiofrecuencia, mecanismo que se suma al resto de los componentes de ese todo
conjunto que llamamos seguridad, pero como sin duda sabrán no son la panacea. De hecho no sirven de nada en los casos de, por ejemplo, coches bomba activados por cable, de minas o de suicidas -cito estos ejemplos porque son conocidos y han sido
objeto de discusión pública-, ni en otros varios supuestos de activación que no cito por motivos de seguridad obvios. Como también es público y notorio, los inhibidores cubren un espectro de frecuencias determinado, pero no todo el espectro, por lo
que es importante conocer las utilizadas por el activador terrorista que además puede ir cambiándolas. No puedo ser más explícito porque son cuestiones que afectan a la seguridad de las tropas, pero creo que he sido suficientemente claro. Los
inhibidores no son la panacea, son un mecanismo útil de seguridad, pero no son la panacea de la seguridad frente a artefactos explosivos.



Como se imaginarán, con carácter prácticamente inmediato, y ya estoy hablando de las medidas de futuro, hemos adoptado dos tipos de medidas.
Unas son las relativas a los protocolos y procedimientos, a los comportamientos más precavidos que
se deben de poner en práctica en las nuevas circunstancias. Son múltiples instrucciones, si no recuerdo mal hasta diecisiete, de las que no puedo ni debo hablar, evidentemente.
Sobre las dotaciones materiales de inhibidores estamos procediendo a
enviar ya los equipos adquiridos para Líbano. Estarán desplegados en el tiempo mínimo imprescindible, por lo demás con arreglo a lo previsto. En esa cuestión y en las demás cuestiones relativas a la seguridad de nuestros soldados seguiremos
trabajando, señorías, día a día, como lo hemos venido haciendo desde hace ya más de tres años. Desde 2005 venimos trabajando en el seno de las organizaciones internacionales, y además en posiciones de liderazgo, para la creación de bases de datos
comunes e intercambio de información en la lucha por mejorar la respuesta frente a los IED, frente a los artefactos explosivos, y para el desarrollo de prototipos de inhibidores de nueva generación, con financiación para ello del Ministerio de
Defensa. Los trabajos, que son complejos, darán sus frutos y ello nos permitirá mejorar una seguridad que, empero, nunca será absoluta.



En cuanto al futuro también, pero en un orden muy distinto, por lo que respecta a los familiares de los fallecidos procederemos a tramitar todas las pensiones, indemnizaciones y compensaciones previstas. He creado en el ministerio,
dependiendo de la subsecretaría, una oficina específica para la atención a las víctimas y a sus familiares. Una última cuestión importante. Les decía antes que el decreto de concesión de medallas tiene fallos normativos claros. Nada mejor que un
ejemplo. Esa norma obliga a condecorar con distintivo amarillo a los que pierden la vida en un atentado como el sufrido por nuestros soldados el pasado 24 de junio. Si fuesen muertos en un enfrentamiento con y por disparos en la misma misión, el
distintivo sería el rojo. ¿Quién puede entenderlo? Para


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acabar con tales contrasentidos y con la interesada y falsa polémica al respecto de las medallas he encargado la reforma de ese decreto, de modo que las dos situaciones serán tratadas de la misma manera y con la mayor condecoración, y
cualquier otra situación discriminatoria posible será abolida. A las familias nada podrá devolverles lo que han perdido, pero al menos procuraremos que no les falte el apoyo material y emocional que los que ya no están hubieran querido para ellos.



Comenzaba diciendo que lo que ha ocurrido es muy duro para todos, y en ese dolor podemos acompañarnos en muchos de nuestros sentimientos, pero creo francamente que hay uno que debemos excluir, no solo por el bien de todos, de nuestros
militares en primer término, sino además en honor a la verdad. Es el sentimiento de inseguridad cuando se dice que hay inseguridad porque hay falta de medios necesarios o, lo que es aún peor, que hay desprecio o desinterés por los mismos, por la
seguridad de nuestros soldados. Me pregunto a menudo por qué se producen esas polémicas, y existen de modo intencionado, por qué en este caso y en otros muy recientes se plantea la seguridad de un modo absoluto y no ocurría así hace tan solo unos
pocos años. Les diré claramente algo que ustedes ya saben: la seguridad absoluta no existe. Quien pretenda lo contrario está actuando de mala fe. ¿Qué tiene que decir ante esto el Gobierno actual? Pues la verdad objetiva, que el riesgo cero no
existe pero que en cuanto a seguridad y protección nuestras tropas en misiones en el exterior disponen ahora de mayores capacidades y de mejores medios que nunca, que existen ejemplos muy concretos de casos de vidas salvadas con nombres y apellidos
gracias a los medios desarrollados en los últimos años y que en los últimos años el Gobierno ha reforzado la seguridad de nuestras tropas tanto ante la eventualidad de accidentes como de posibles ataques hostiles de manera excepcional. Esta es la
realidad, hay más seguridad porque hay más medios y más preparación que nunca.



Señorías, yo soy el ministro de Defensa del Gobierno de España y estoy orgulloso de representar a un país, el nuestro, España, que tiene un alto nivel de credibilidad en el mundo internacional, entre otras cosas gracias a nuestros militares,
que ejercen su trabajo con absoluta dedicación, con la máxima diligencia y con la vocación de servir a España y a los españoles en los escenarios más complejos del mundo. Los he defendido, los defiendo y los defenderé institucionalmente siempre que
sea necesario porque son unos magníficos profesionales. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Vamos a iniciar el turno de portavoces teniendo en cuenta que estamos fuera del periodo de sesiones, es decir, que esta es una comparecencia a petición propia formulada por el Gobierno y autorizada por la Mesa de la
Cámara, pero la Comisión no ha intervenido sino para las cuestiones relacionadas con la reunión en sí. Digo esto por lo que voy a decir a continuación. Después de evacuar algunas consultas, parece razonable empezar, reservando la intervención
final para el grupo mayor, que es el socialista, por el segundo grupo en cantidad de diputados, que es el Grupo Popular; luego seguirá el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió). De cualquier modo, si alguno de los portavoces quiere
cambiar el orden, como es habitual en esta Comisión, seremos lo más flexibles posible. Lo mismo haremos en cuanto al tiempo que es de diez minutos. Señor Zaplana, tiene usted la palabra.



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Gracias por su consideración, señor presidente, y por la flexibilidad con la que siempre que he tenido la ocasión, y no es la primera vez, de participar en esta Comisión ha tratado usted las intervenciones
de los grupos parlamentarios.



Señor presidente, es obligado que esta tarde mis primeras palabras vayan dirigidas a honrar la memoria de los seis soldados caídos en una zona de guerra en la que España tiene tropas destacadas. Su muerte ha embargado de dolor a sus seres
queridos, a la familia militar y al conjunto de la sociedad española. Digo de dolor y de preocupación ante el futuro de nuestras compatriotas, porque coincidiremos que compatriotas son todos aquellos que arriesgan su vida por la nación española.



Quiero también, señor presidente, hacer una referencia a un posible, porque solamente tenemos teletipos de ello, atentado terrorista que se ha podido producir hace muy pocas horas en Yemen y que ha podido costar la vida a un número todavía
no establecido de turistas españoles que se encontraban en aquel país. Quiero manifestar otra vez en este caso mi condolencia a los familiares de los fallecidos, si efectivamente se han producido, y condenar con toda rotundidad la barbarie
terrorista.



Señor presidente, señor ministro, ni en mis palabras, ni en las palabras de nadie de mi partido escuchara otra cosa, ni buscaremos otros responsables como he dicho al principio de mi intervención. Nosotros no llamaremos asesino al
presidente del Gobierno, como tuvimos, por desgracia, que escuchar no hace tanto tiempo. Nosotros no exigiremos que España deje de cumplir sus compromisos internacionales. Nosotros a los terroristas no les llamaremos insurgentes, ni buscaremos
ningún tipo de justificación o excusa para su acción criminal. Nosotros no diremos que mandan ustedes, señor ministro, a nuestros soldados en vehículos basura, un calificativo que utilizó en su día su antecesor en el cargo. Y no diremos que el
envío a misiones internacionales de nuestros soldados aumenta el riesgo de ataques terroristas en España, como dijo en esta casa el propio presidente del Gobierno.



Desde mi punto de vista, ustedes de los acontecimientos pasados, con los que se sembraron odios y rencores injustos, no han querido aprender nada.
Solo han pensado en ellos como argumento para obtener siempre réditos políticos.
Afortunadamente, ustedes y nosotros, ante tragedias nos actuamos de la misma forma. (Un señor diputado: Efectivamente.) Desde que llegaron al Gobierno cargaron su política de defensa de formalismos legales y parlamentarios que ahora incumplen,


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señor ministro, con un solo objetivo: justificar su comportamiento desleal y demagógico de entonces, en sus años de oposición, y seguir buscando réditos políticos. Por eso han dicho que en Líbano nuestros soldados están en misión de paz y,
sin embargo, mantienen que en Irak éramos una fuerza invasora. Ustedes saben que mintieron entonces y siguen haciéndolo ahora (Risas.-Rumores.) Sí, señorías. Como está el ministro podría posteriormente quitarme la razón si él cree que lo puede
hacer. Los soldados españoles en Líbano y en Afganistán en estos momentos desarrollan las mismas misiones y tienen los mismos objetivos que los que fueron enviados a Irak. (Aplausos.) Como han visto ustedes, los terroristas no distinguen entre una
misión de la ONU y una misión de una coalición internacional amparada por resolución de la ONU. Hoy los soldados en Irak, y usted ministro lo sabe perfectamente, tienen la misma cobertura de Naciones Unidas que los soldados de Líbano y, además, la
tienen con la aprobación de su Gobierno. Se echa de menos oírles ahora hablar del aumento de riesgo de represalias del terrorismo islamista por nuestras misiones en el exterior. Ustedes, señor ministro, son presos de sus propios excesos. Lo
mínimo que merecen nuestros soldados es saber la razón por la que se están jugando la vida. Desde el comienzo de esta misión, de la misión de Líbano, como de la de Afganistán, el Gobierno se ha empeñado en ocultar su verdadera naturaleza. En
Afganistán, como en Irak, como en Líbano, una minoría fanática y fanatizada trata de imponer su ideología totalitaria y para ello no duda en utilizar el terrorismo.
Las tropas españolas en Líbano no están en labor humanitaria, no están manteniendo
la paz, como ustedes dicen. Allí no hay ninguna paz que mantener. Ni la paz existía cuando llegaron ni siquiera existe ahora, por desgracia. Nuestras tropas no son una ONG. Cuando a su alrededor hay guerra nuestras tropas no reconstruyen,
nuestras tropas, señor ministro, patrullan. No se dedican a labores humanitarias sino de seguridad y de lucha contra el terrorismo. El teatro de operaciones en que se encuentran nuestras tropas es de tal dureza y de tal riesgo que no pueden
ustedes, por consideraciones políticas, manipular la realidad y ocultarla por más tiempo a la sociedad española. Reconozca de una vez y sin matices, y hoy es una muy buena oportunidad para ello, la verdad sobre la verdadera naturaleza de su labor y
diga de una vez por todas la verdad sobre los riesgos que afrontan. El respeto que nuestras tropas merecen, y que este grupo ha demandado siempre al Gobierno, empieza, pues, reconociendo que están frente a un enemigo que las combate y que utiliza
el terrorismo como arma. Pero ustedes de modo permanente no han querido reconocer y han matizado y despreciado ese riesgo.



Esta, y usted lo sabe mejor que nadie, no ha sido una tragedia aislada.
Usted debería haber informado a los españoles que la misión Finul es, desde 1978, la que más bajas de Naciones Unidas ha tenido, más de 260 asesinados. ¿Cómo puede
decir el presidente del Gobierno, señor ministro, que nuestros soldados van a Líbano a garantizar la paz cuando nuestras tropas están en una zona de guerra siendo combatidas por terroristas? ¿Cómo se puede hablar de operaciones para el
mantenimiento de la paz en un país donde palestinos, sirios, cristianos, drusos, chiítas, suníes e israelíes apenas han parado de combatir desde hace décadas? La historia reciente de Líbano está trágicamente jalonada de explosiones de coches bomba.
Desde 1990, en que concluye la guerra civil, ha habido decenas de atentados en Líbano, la mayoría, como usted bien sabe, con este sistema.
Solo, señor ministro, en los quince días anteriores al ataque a nuestras tropas dos coches bomba habían
estallado con el resultado de once muertos y tres más habían tenido que ser desactivados. Y todo esto lo despachó usted en su comparecencia en la que solicitaba la autorización de esta Cámara con un lacónico: No podemos descartar, dijo, el empleo
por incontrolados de tácticas de tipo terrorista. Además de esa triste realidad que acompaña a Líbano, se tiene constancia de que los informes de los expertos constantemente hablaban del empeoramiento de la situación. ¿Cómo puede decir, como acaba
de hacer hace un momento, que no se estimaba por los expertos -parece que ha dicho- ese riesgo? ¿Cómo puede hacer esa afirmación después de la realidad que, de forma muy breve, acabo de poner en evidencia? No estaría de más que usted hiciera
públicos -ya que me temo que puede haber una discrepancia entre lo que ha dicho y lo que yo acabo de afirmar- los informes que utilizó en su comparecencia para informar sobre los riesgos y amenazas de la misión y los posteriores que se le hayan
facilitado y a los que haya tenido acceso, y sería bueno que lo pudiera hacer hoy. Pero por si no quiere hacerlo hoy, yo le invito también -para que no se escude en ello- a que lo haga en la Comisión de Secretos Oficiales, pero hágalo, señor
ministro, porque tenemos que saber si está diciendo la verdad, ya que la evidencia pone de manifiesto que no está diciendo la verdad al respecto en sus afirmaciones anteriores. Además, ustedes son capaces de cualquier cosa antes de reconocer que
nuestros soldados iban a un hervidero de terroristas a jugarse la vida. Por eso tiene una muy buena ocasión hoy, o de forma inmediata en la Comisión de Secretos Oficiales, para dar seguridad a esta Cámara sobre las afirmaciones que acaba de
realizar.



Usted sabe que Al Qaeda expresamente había puesto a las tropas de Finul en el punto de mira. El Gobierno libanés, que está combatiendo contra diversas milicias, había advertido hace dos meses sobre el riesgo contra las tropas de la Finul;
justo lo contrario de lo que nos acaba de contar.
¿Qué hicieron cuando estos hechos se han ido conociendo, señor ministro? ¿Qué hizo usted cuando recibió la comunicación del Gobierno libanés? No hay ni una sola comparecencia solicitada en esta
Cámara, ni suya ni del presidente del Gobierno ni de nadie para informar sobre esa situación en Líbano. Ustedes han incumplido su propia Ley de Defensa Nacional, según la cual -y cito literalmente-: el Gobierno informará periódicamente en un plazo
en ningún caso superior a un año, señor ministro, al Congreso


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de los Diputados sobre el desarrollo de las operaciones de las Fuerzas Armadas en el exterior. La última, señor ministro, fue en marzo del año 2006 hace bastante más de un año. Han incumplido su propia ley. Y no será porque no hayamos
dejado de interpelarles y preguntarles sobre esta cuestión. Desde que usted pidió la autorización -hace ya de eso diez meses- no ha vuelto a hablar de Líbano en esta casa; no ha querido volver a hacer la más mínima referencia a ello. Ustedes, que
precisamente se apresuraron a cargar de formalismos legales y parlamentarios el envío de tropas al exterior, han sido los primeros en perder las formas y en incumplir la ley. Ustedes, en realidad, señor ministro, no querían que el Parlamento
tuviera información o capacidad de decisión y control en el envío de tropas. Ustedes, con esta ley, ustedes solo hicieron electoralismo porque querían estirar los debates que les permitieran seguir hablando del Gobierno anterior. Por eso aprobaron
una ley que son los primeros en incumplir.



Señor presidente, señorías, señor ministro, ustedes -podemos afirmar después de escucharle- o despreciaron el riesgo y las advertencias, cometiendo un error de cálculo de dramáticas consecuencias, o han tratado de ocultarlas, o ambas cosas a
la vez. Parece que en estas circunstancias en una democracia seria es mejor no insultar a la oposición, como han venido haciendo estos días, y sí asumir responsabilidades. Porque entre sus responsabilidades no está, señor ministro -ni nunca lo
diremos-, tener que evitar los atentados terroristas, pero sí es su responsabilidad haber incumplido su compromiso ante esta Cámara de poner todos los medios para que esto no ocurra, y eso es lo que ustedes claramente no han hecho.



Le recuerdo, señor ministro, lo que S.S. dijo el 7 de septiembre del año 2006, literal de S.S.: Asimismo, no podemos descartar el empleo por incontrolados de tácticas de tipo terrorista y por eso nuestras fuerzas irán entrenadas,
protegidas y con medios para hacer frente a esta eventualidad, disuadir al posible agresor y responder, en su caso, adecuadamente. Pues bien, eso es lo que ha incumplido usted, señor ministro. Nuestras tropas deberían tener un material apropiado
para afrontar una misión de estas características. La próxima vez diga la verdad, no pasa nada, la próxima vez no engañe al Parlamento y al conjunto de la sociedad española. Diga que va a depender de la intendencia; diga que va a depender, como
nos ha dicho, del procedimiento administrativo; diga que tiene que hablar con Solbes; diga que no sabe cuándo lo va a poder resolver, pero no diga que existen todos los medios, como ha llegado a decir hoy, más allá de los necesarios, y sin embargo
esos medios no existen.



Señor ministro, cuando se matizan los riesgos; cuando no se quiere ver la realidad de esas misiones o se quiere ocultar la misma; cuando el Parlamento se convierte, como se ha convertido para ustedes, en un trámite engorroso, una pose, en
definitiva, para poder seguir criticando al anterior Gobierno entonces pasa lo que pasa, entonces nos encontramos en estas situaciones. Pasa que mandan BMR, vehículos menos dotados para garantizar la seguridad, sin ningún apoyo de carros de
combate, como de hecho tienen países destacados en la zona como Francia e Italia. Por cierto, sería conveniente que explicara si existieron o no y si fueron despreciadas las peticiones de carros blindados con personal experimentado que les hicieron
los mandos militares para Líbano. Sería una buena oportunidad para que nos dijera si esa solicitud existió o no.
También pasa, señor ministro, que se demora la colocación de inhibidores en un nido, como he dicho antes, de coches bomba sin que
parezca que usted se haya preocupado demasiado. ¿Cómo puede decir hoy lo que acaba de decir y dar esas explicaciones cuando en su comparecencia dijo que se contaba con todos los medios necesarios para garantizar la protección? ¿Cómo puede
contarnos ahora todo lo que nos ha contado para salir del atolladero en el que se encuentran su ministerio y el Gobierno? Pasa, señor ministro, que tenemos agentes del CNI en menesteres inconfesables en nuestro territorio nacional en lugar de
aumentar los que tenemos explorando los riesgos de nuestras tropas en el exterior. Pasa -y luego hablaré de ello- que se conceden cruces y medallas que reducen -fíjese, señor ministro- mezquinamente el valor y el honor de los que han muerto en
cumplimiento de sus órdenes. (Varios señores diputados: Bien, bien.
Aplausos.-Un señor diputado: ¡Qué barbaridad!) Y pasa porque no se quiere reconocer la verdad de la misión en Líbano en ese afán por disimular la realidad que antepone siempre
su discurso político a las necesidades de nuestras tropas.



Ha llegado el momento de reconocer que usted envió a nuestras tropas sin el material adecuado, como lo demuestra un hecho que cualquier español puede entender: que ahora hayan decidido enviar vehículos dotados de inhibidores. ¿En qué
quedamos, tenían los medios o no tenían los medios? ¿Por qué se apresuran a mandarlos ahora, con urgencia? Le recuerdo de nuevo que usted obtuvo la autorización de este Parlamento diciendo exactamente lo contrario en su comparecencia el 7 de
septiembre pasado.
Lo repito hasta la saciedad: Nuestras fuerzas irán entrenadas, protegidas y con medios para hacer frente a esta eventualidad y, en su caso, responder adecuadamente. No sé si usted tampoco sabe -yo desde luego no lo sé, nadie lo
puede afirmar con rotundidad- si los inhibidores hubieran salvado la vida de nuestros soldados y así se hubiera podido evitar la tragedia. Yo no lo sé, señor ministro. Lo que sí sé es que usted se comprometió a proporcionarlos y no lo hizo. Eso
sí que lo sé. Y no me cuente, como ha contado, porque si no fuera porque estamos ante una situación dramática pensaría que es una broma, quién tiene y quién no tiene; no me hable de retrasos en la distribución, del procedimiento administrativo, de
cómo se encargaron, de si tenían un millón de euros o seis. Me parece grotesca la explicación que ha dado esta tarde. Dice usted que los inhibidores se encargaron en noviembre, pero en su comparecencia de septiembre ya aseguraba que las tropas
estaban adecuadamente protegidas. ¿Qué hicieron desde


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septiembre a noviembre? Si eran necesarios los inhibidores, porque se encargan en noviembre, ¿qué hacen desde septiembre a noviembre? ¿Qué han hecho desde esa fecha hasta ahora? Pues yo se lo diré, señor ministro. Se ha paseado por todos
los foros y medios de comunicación de este país, no por el Parlamento, diciendo que nuestros soldados estaban bien equipados.
Quiero ser consecuente con el agradecimiento al presidente por la flexibilidad que otorga a mi intervención en este debate
y no voy a leerle -lo tenía preparado- todas sus declaraciones, pero le puedo asegurar que son muchas, muchas en las que usted asegura que las tropas en esas fechas tienen todos los medios para garantizar su seguridad. Pues bien, entre seis y nueve
meses después de todas esas declaraciones -las tengo por orden cronológico- seis soldados mueren en un ataque que me va a permitir que le diga, señor ministro, con todo dolor pero también con sinceridad, que era previsible desde cualquier punto de
vista, y ustedes ni pusieron los medios ni dan la cara y, como siempre, no asumen responsabilidades. Las explicaciones que proporcionó usted en las 48 horas siguientes al dramático suceso, que son parecidas a las de hoy, no han hecho sino exacerbar
la sensación de que ustedes intentaron, como siempre, cargar la responsabilidad a otros. En un primer momento, usted se escudó en informes del Estado Mayor de la Defensa para afirmar que no había razones para estimar el uso de inhibidores de
frecuencia. No había razones en los primeros momentos y luego dijo que el Estado Mayor de la Defensa estaba ya ordenando el 7 de noviembre pasado que todos los vehículos en misiones internacionales llevaran inhibidores. Después se han escudado
ustedes en el distribuidor de estos aparatos, culpándole de no haberlos suministrado a tiempo, y en los procesos administrativos.
Como le decía antes, señor ministro, una broma.



El señor PRESIDENTE: Señor Zaplana, le ruego que vaya concluyendo.



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Voy concluyendo, señor presidente.



Se puede ser comprensivo con quien comete errores -a errores estamos todos expuestos-, pero no se puede ser comprensivo con quien a conciencia actúa en contra de lo que debe hacer por un simple interés político.



Señor presidente, señorías, no ha sido este el único ejemplo de anteponer intereses políticos. Lo sucedido en torno a los distintivos, a los que también ha hecho referencia el ministro, los califica a ustedes. Yo puedo entender que una
medalla para usted o para el señor Rodríguez Zapatero no signifique nada -tampoco parece que significa mucho la palabra nación-, pero para un militar una medalla, una cruz al mérito y su distintivo es el reconocimiento no solamente a su servicio y a
su labor sino que es también el reconocimiento al riesgo que ha corrido su vida y al carácter que entraña la misión encomendada. La generosidad extrema de la familia militar exige de las autoridades políticas un reconocimiento equivalente, y eso es
lo que ustedes han negado a nuestros soldados. No se indigne, eso es lo que ustedes han negado a nuestros soldados. Ni usted ni el presidente del Gobierno han estado a la altura del derroche de honor y dignidad de los seis soldados caídos en
Líbano (Un señor diputado: Es increíble.) y es cínico -perdóneme la expresión, señor ministro- venir ahora y justificarse en una orden que no impide otra decisión que la que han tomado. No la impide y la tengo aquí. (Aplausos.) Es cínico que
vengan ahora los que han tomado decisiones importantes de retirada de tropas a escudarse en una orden. Pueden tomar decisiones de gran calado, que afectan no solamente a nuestro país sino al ámbito internacional, pero les falta tiempo o no pueden
cambiar una orden. La orden no pone impedimentos a la decisión del Gobierno, los impedimentos los ponen ustedes, pero en cualquier caso es una excusa muy pueril, señor ministro.
¿Sabe lo que pasa? Que una decisión distinta supone la negación al
vacío discurso pacifista de este Gobierno y del presidente del Gobierno. Es afrontar la realidad, es reconocer la verdad y, por tanto, se les cae el esquema y el discurso que han mantenido hasta ahora.



Reconozca, señor ministro, que para la paz, para la paz auténtica es mucho más útil gastar el dinero en inhibidores y medidas de seguridad que en alianzas de civilizaciones, que seguro que no han tenido problemas administrativos a la hora de
gestionar sus recursos. (Un señor diputado: ¡Muy bien!-Aplausos.) Es mucha la demagogia que durante mucho tiempo han hecho. Ustedes lo han frivolizado todo durante tanto tiempo que ahora son prisioneros de sus propios excesos. Han dicho que
nuestras tropas iban en misiones de mantenimiento de la paz a Afganistán y a Líbano; fíjense lo que digo: Afganistán y Líbano, dos de los escenarios de las guerras más largas de los últimos tiempos y de enfrentamientos atroces que reaparecen a
cada poco. Señor ministro, han tenido que matar a seis soldados en Líbano para que usted reconozca la verdadera situación del otro escenario bélico, de Afganistán, en que están nuestras tropas; hasta ahora ese reconocimiento siempre había sido
negado por su señoría. Usted solo ha reconocido el riesgo real en Afganistán cuando le ha interesado, cuando le ha venido bien; ahora. ¿Y para qué? Para justificar que los inhibidores se enviaran antes -lo ha dicho aquí en su comparecencia- a
Afganistán y no a Líbano. Han tenido que morir seis soldados para que reconozca ese riesgo. Señor ministro -repito-, siempre las consideraciones electorales de este Gobierno han primado sobre la seguridad de las misiones. Hágannos caso de una
vez, tómense el terrorismo en serio, todos los terrorismos, porque la frivolidad con la que a veces se ha actuado es letal para todos los demócratas y da oxigeno siempre a los terroristas.



Voy acabando, señor presidente. Señorías, el mayor reconocimiento de sus errores es la ausencia y la negativa reiterada del presidente del Gobierno a comparecer en esta Cámara y a dar explicaciones. A él le debemos frases tan
desafortunadas, pero reveladoras de su pensamiento, como que el cambio climático ha provocado ya más


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muertes que el terrorismo internacional. (Un señor diputado: ¡Toma ya!-Otro señor diputado: ¡Qué barbaridad!) Quizá fuera el momento de dar alguna explicación a la luz de los acontecimientos. Son ustedes los que tratan de redimir sus
decisiones pasadas enviando más soldados a zonas cada vez más arriesgadas. La participación española en la misión en Líbano fue una apuesta personal y muy apresurada del presidente del Gobierno para hacerse perdonar otra frivolidad reciente en
aquel momento en política exterior, la de la foto con el pañuelo palestino. ¿Qué se creían ustedes, que esta actitud o actitudes similares iban a ser un salvoconducto? ¿Qué se creían, que la Alianza de Civilizaciones iba a servir de escudo
protector? Es hora de que den la cara, de que el presidente del Gobierno dé la cara. La sociedad española exige respuestas y el presidente no puede seguir escondido cada vez que se produce una estrategia detrás de alguno de sus ministros y sin dar
la cara. Son seis soldados muertos, y a las siete menos veinte de la tarde estamos en una Comisión y no en el Pleno -con todos los respetos, señor ministro-, con usted y no con el presidente del Gobierno. ¿Dónde están aquellos discursos
grandilocuentes de hacer partícipe a este Parlamento de las decisiones importantes que se tenían que tomar en política de defensa y en las misiones en el exterior? ¿Dónde están aquellos compromisos? ¿Dónde está todo aquello que nos acompañó
durante la campaña electoral y en los días posteriores, en los que asumieron la responsabilidad de Gobierno?


¿Qué ha pasado desde entonces para que se escondan en una Comisión a la hora de dar la cara o para justificar o pedir permisos a este tipo de misiones? Sabe usted que son varias las comparecencias pendientes sobre asuntos relacionados con
Líbano o Afganistán que no se han podido tramitar porque no han querido que se tramiten. No es de recibo que desde el día de la tragedia en Líbano las explicaciones del presidente del Gobierno se hayan limitado -fíjese, señor ministro- a dos
minutos y medio, y porque le obligó a ello el presidente de mi partido, el líder de la oposición. Los soldados caídos merecían algo más de tiempo del presidente del Gobierno. (El señor López-Amor García: ¡Muy bien!) Lo que de ninguna manera se
merecen nuestros soldados es un gobierno y un presidente que no creen en la misión que cumplen, que no se sienten orgullosos de ella, que no los atiende y que les niega el reconocimiento que se han ganado en el teatro de operaciones, a veces al
precio de sus propias vidas. (El señor López-Amor García: ¡Muy bien!-Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Concluida la intervención del señor Zaplana, voy a dar la palabra para que intervenga en nombre de Convergència i Unió a don Josep Maldonado.



El señor MALDONADO I GILI: Señor ministro, en primer lugar quiero agradecer su comparecencia y su detallada explicación. Quiero empezar mi intervención, cómo no, haciendo llegar en mi nombre y en el de Convergència i Unió mi más sentido
pésame a las familias de los seis soldados muertos y el deseo de una rápida recuperación para los soldados heridos en el atentado de hace unos días en Líbano. Pero la lacra del terrorismo no ceja y está tan presente en el día a día, está tan
presente en la vida de la sociedad que ahora hoy aquí debo añadir mi pésame también a las familias de los seis turistas españoles que han muerto, parece ser, por la explosión de un coche bomba al paso de un convoy de vehículos todoterreno en la
provincia nororiental yemení de Marib. Vaya a estos familiares nuestro más sentido pésame y el deseo de una rápida recuperación a los turistas españoles también heridos en este criminal atentado. Esto demuestra que la lacra del terrorismo no tiene
norte, no tiene sur, no tiene perfil humano y no tiene dignidad, atenta hoy contra los soldados, mañana contra las familias y pasado contra quienes encuentren por delante. Quien quiera entender el terrorismo sabe que nunca podrá hacerlo.



Mi intervención, señorías, tendrá cuatro puntos básicos: el primero versará sobre la postura de Convergència i Unió respecto al Gobierno ante el atentado; el segundo quiere ser un mensaje dirigido a los dos grupos políticos mayoritarios en
el Congreso; el tercero es una petición de autocrítica, y el cuarto es un mensaje dirigido al Gobierno. Primer punto: postura de Convergència i Unió ante el atentado. Lo sintetizaré en una expresión que resume el sentimiento de Convergència i
Unió, que es total apoyo al Gobierno. Convergència i Unió cree que ahora hay que estar al lado del Gobierno, en momentos como estos es cuando nuestro grupo parlamentario desea no hacer política de partido, sino política de sentido común y política
positiva para mirar hacia delante. ¿Por qué Convergència i Unió, que es un partido nunca dado a ningún tipo de aventuras bélicas, hoy ofrece este apoyo tácito y rotundo al Gobierno? Por varias razones. Primero, porque, a diferencia de Irak, en
cuya ocasión Convergència i Unió estuvo radicalmente opuesto al Gobierno de aquel momento, esta es una misión que se está llevando a cabo bajo los auspicios de la ONU. Este hecho, este paraguas, es el que da legitimidad a la actuación de España en
Líbano. Por tanto, nosotros damos apoyo a esta actuación porque está legitimada por Naciones Unidas. También porque es una actuación que busca la pacificación de una zona. Es una zona cuyos habitantes, hombres, mujeres y niños, por sí solos no
pueden hacerlo, ni tampoco sus instituciones, sumidas en una grave crisis institucional. La zona sigue estando en crisis y necesita que las fuerzas internacionales, las potencias internacionales estén presentes para pacificarla. Sólo por este
objetivo de pacificar la zona creemos que vale la pena estar allí, como por otro aspecto de sentido común: por los mismos soldados. Criticar esta presencia sin más significaría que la muerte de estos soldados fue inútil, que sería una muerte
baldía. ¿Qué pensarán mañana los soldados desplazados en Afganistán y en Líbano si ven que estas muertes han


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servido solo para un enfrentamiento político, para un encontronazo político? Por tanto, Convergència i Unió cree que hoy hay que estar más que nunca al lado del Gobierno, sea del color que sea. Convergència y Unió no está dando apoyo ni ha
pactado con el Gobierno actual, no forma parte de las fuerzas políticas que dan apoyo sistemático al Gobierno, pero hoy hay que dar apoyo al Gobierno, sea del color que sea, también para aquellos soldados que están hoy en Afganistán y en Líbano y
que mañana leerán los periódicos, escucharán la radio, verán las televisiones y querrán saber qué opina la clase política de las muertes de sus compañeros.



Segundo punto. Desde Convergència i Unió, por el solo hecho de hablar entre los dos grupos -tenía mi discurso preparado para decir que iba a hablar antes que los dos grupos mayoritarios, pero por un acuerdo con la Mesa, el señor presidente
ha decidido que hablen de mayor a menor y, por tanto, hablo entre los dos grupos; pero da lo mismo hablar antes de los dos grupos que entre los dos grupos-, quiere mandar un mensaje a los dos grupos mayoritarios y decirles que este debe ser un
debate sereno, democrático, sin duda crítico y autocrítico, y no una batalla campal dialéctica. Hoy no debería haber una carnicería política, aunque es posible que la haya. Ha hablado un grupo y falta el otro, y es posible que hoy se enzarcen los
dos en una batalla campal dialéctica. Los ciudadanos y las ciudadanas no esperan esto, como tampoco lo esperan las familias de los soldados muertos, que quisieran ver en la clase política un solo bando, unidad política, que sus hijos han muerto por
algo y no para iniciar una batalla campal, una batalla política, un enfrentamiento partidista basándose en unos muertos. Las familias de los soldados muertos no quieren ver a unos contra otros, a unos frente a otros. Esto es lo que esperan los
fieles seguidores del criminal atentado, aquellos que se alegran de matar, aquellos que esperan romper la convivencia política, aquellos que quieren quebrar la democracia. Hoy la clase política debería mandar un mensaje de crítica, de autocrítica,
sin duda, pero sobre todo de unidad política ante el terrorismo asesino. El mensaje de Convergència i Unió es pedir que alrededor de este debate haya crítica, sin duda, y la autocrítica que haga falta, pero sobre todo que haya unidad política ante
un hecho que forma parte cada vez más de la sociedad española, europea y del mundo en general.



Tercer punto. Convergència i Unió, después del apoyo absoluto al Gobierno, cree tener la autoridad moral para pedir autocrítica al Gobierno. El informe del señor ministro no vislumbra errores de gestión, pero no podemos quedarnos aquí.
Señor ministro, haría un flaco favor a la causa si se enrocara en su informe. Nos parece bien su informe, nos parece que está bien elaborado y nos satisface, pero no pare, siga y abra un periodo de reflexión. Este período de reflexión tiene que
responder a preguntas como: ¿Se escogió bien el sitio donde se debía desarrollar la presencia de las fuerzas españolas? ¿Ha habido un proceso de ralentización en la colocación de los inhibidores? ¿Ha habido lapsus en los procesos administrativos?
¿Era normal que en el BMR hubiera solo ocho soldados jóvenes? ¿Era normal que no fuera ningún sargento, ningún cabo primero, al frente de ese BMR? Son simples preguntas que nuestro grupo hace.
Creemos que el Gobierno debe abrir un periodo de
reflexión, que debe abrir, por qué no, expedientes informativos. Esto, señor ministro, no degradaría al Gobierno, todo lo contrario, lo dignificaría. Pedimos más autocrítica si cabe.



Cuarto punto. Quiero enviar un mensaje, una advertencia al Gobierno. No se iraquicen en su política de defensa. No entren en la espiral en la que entró el Partido Popular, que nos llevó a una presencia en Irak sin el paraguas de Naciones
Unidas y en contra de la opinión de la inmensa mayoría de los ciudadanos del Estado. No busquen una foto tipo Azores. No busquen liderazgo político internacional a través de aventuras bélicas más o menos disfrazadas. No busquen acercamientos o
simpatías con potencias internaciones aceptando propuestas peligrosas que nos puedan llevar a situaciones bélicas no deseadas.



Para acabar, señor ministro, señorías, quisiera decir a aquellos agoreros que dicen que no estamos en zona de guerra o que los atentados se podían haber evitado que no sé si estamos en zona de guerra; es muy difícil definir qué es zona de
guerra o zona de no guerra. Es cierto que estamos en zona de crisis, por eso se ha ido. Si no fuera una zona de crisis no habríamos ido. Si fuera una zona totalmente tranquila se habría ido a observar, no se habría ido con fuerzas de actuación.
Por tanto, hay que decir con la boca grande y no con la boca pequeña que se está en zona de crisis. No nos tiene que dar miedo. Estamos en zona de crisis, porque hay ciudadanos que sufren, que han sufrido guerra, que han sufrido situaciones de
crisis gravísimas. Todos tenemos en nuestras retinas las imágenes de edificios bombardeados en Líbano, con hombres, mujeres y niños muertos, una ciudad semidestruida, imágenes realmente terribles. A nuestro grupo no le pareció mal ir a Líbano a
ayudar en su pacificación, pero tampoco le importa decir que estamos en zona de crisis. ¿Por qué estamos allí si no? Porque hay crisis, porque hay riesgo, y donde hay riesgo, hay riesgo de muerte y desgraciadamente los soldados están expuestos a
morir. Hoy no hay que buscar culpables, porque con ello hacemos un favor al terrorismo. Mientras abrimos el ventilador político de la crítica permanente y tiramos unos contra otros estamos haciendo un favor a los terroristas, que ven que nadie
pide actuaciones en contra de aquellos que han causado muertes inútiles e injustas. Hoy no debemos seguir hablando de si se podía haber evitado la muerte; la muerte ya es inevitable para estos soldados. Hoy debemos seguir diciendo que la zona es
de riesgo y que quien está en un ejército, por desgracia, y más con la lacra del terrorismo, está permanentemente al borde del peligro. ¿Que el Gobierno debe poner todos los instrumentos, todos, para evitar que haya muertes? Sin duda. ¿Que hay
que enmendar aquello que falta por enmendar? Hagámoslo. ¿Que hay que añadir más instrumentos para rebajar el riesgo? Hay que hacerlo, señor ministro, pero nuestro grupo no caerá en el error de decir


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que no estamos en zona de crisis, que no estamos en zona de peligro -usted lo ha dicho anteriormente- ni que se podría haber evitado la muerte de estos soldados.



Es muy difícil que alguien, estando al frente de un gobierno o de un ministerio de defensa, pueda decir que unos soldados que van a una zona caliente, a una zona de riesgo como es Afganistán, como es Líbano, no tengan la posibilidad de
morir. Sabemos que el soldado, entre otros riesgos, puede tener esta desgracia y más en una sociedad en la que hay un sector pequeño, pero siempre presente, de terroristas que día a día otean el horizonte para ver dónde pueden provocar más muertes.
Acabamos de enterarnos de que ha sucedido en Yemen, hace pocos días sucedió en Afganistán y hace menos días sucedió en Líbano. Cada día cuando ponemos la televisión, cuando escuchamos la radio, cuando leemos los periódicos nos damos cuenta de que
esta lacra es permanente y que la muerte está por doquier. Hace pocas horas nos estremecíamos viendo los preparativos terroristas en Londres. Señorías, flaco favor haremos si el mensaje de hoy es de descalificación de unos contra otros. Nuestro
grupo da apoyo al Gobierno, no porque estemos atados al mismo -es público que no lo estamos, no formamos parte de los grupos parlamentarios que dan apoyo sistemático al Gobierno-, damos apoyo al Gobierno porque hoy toca. Hoy toca decir al Gobierno
que estamos a su lado, como lo estamos de los padres, de las madres, de las mujeres, de las novias, de las compañeras, de los hermanos y de las hermanas de estos soldados que han muerto inútilmente, pero que han muerto por una causa: por querer
pacificar, por querer democratizar una zona que está permanentemente en riesgo, como es Líbano.



El señor PRESIDENTE: Vamos a suspender un momento la sesión, pero no se vayan muy lejos porque la reanudaremos inmediatamente. (Pausa.)


Reanudamos la sesión dando la palabra a don Joan Puig para que hable en nombre del Grupo Parlamentario de Esquerra Republicana.



El señor PUIG CORDÓN: En primer lugar, nuestro grupo parlamentario manifiesta su pésame a las familias de los seis soldados fallecidos y espera un pronto restablecimiento de los heridos. Igualmente lamentamos y damos el pésame a las
familias de los seis turistas fallecidos en Yemen, así como a todas las víctimas de la violencia, porque en un mundo global, la violencia, cada vez más, es global y no sabemos dónde va a actuar, si en lo más próximo o en lo más lejano. Esto es lo
que nos tendría que preocupar. Nuestro grupo parlamentario ha dado apoyo, no sé si siempre -a veces algún grupo hace referencia a los apoyos constantes que tiene el Gobierno de algunos grupos parlamentarios; no sé bien a qué se refieren-, pero en
el envío de tropas en misiones de paz o en misiones de interposición que han contado con el beneplácito internacional nuestro grupo se ha manifestado lealmente a lo largo de esta legislatura y ha mantenido la coherencia. Sabíamos a dónde enviábamos
las tropas, no las enviábamos a un sitio de paz, sino de conflicto y con riesgo, y me parece que ningún diputado de esta Cámara puede alegar que no lo sabía. Si alguien quiere la seguridad completa vale más que no vaya a ningún sitio, que se quede
en casa, aunque hoy ni en casa podemos estar seguros. Por tanto, hacer demagogia con la seguridad total no es digno de ningún grupo parlamentario ni de ningún partido político. Creo que hay diferencias, y por tanto manifestamos nuestro apoyo al
Gobierno y agradecemos al ministro sus explicaciones. Nos damos por informados con las explicaciones que ha dado el ministro y con el relato que ha realizado, pero hemos de manifestar que nos preocupa tener en el país a un grupo parlamentario que
utiliza una vez más a los muertos, como lo hizo durante el 11-M, y ahora que está a punto de demostrarse que ETA no estuvo en el 11-M hemos de justificar lo que el Grupo Popular y su Gobierno hicieron en Irak a través del fallecimiento de seis
soldados en Líbano. Hay que decirlo sin ambigüedades, no es una cuestión de si el Partido Socialista se enfrenta al Partido Popular o el Partido Popular al Partido Socialista, no es de lógica hacer el discurso que ha hecho el Partido Popular ni que
escriban artículos destacados miembros del Partido Popular, como hace un miembro de la Mesa presente hoy aquí, en un periódico diciendo cosas que son mentira y hacen muy flaco favor a la búsqueda de la paz. Nuestro grupo habla claro y llama a las
cosas por su nombre. Creo que no es de justicia utilizar estos fallecidos para desgastar al Gobierno, como ya hizo en su momento, o para justificar la foto de las Azores. Me parece que intentar justificar Irak es frivolizar.
Aquí se está de un
lado o de otro. Se está del lado de aceptación de los demócratas o no. Interpretaciones a medias no sirven en ningún sentido.
Si participamos en misiones internacionales y damos apoyo a las solicitudes que nos hace Naciones Unidas, como es el
caso de Líbano, sabemos que hay un riesgo. Por tanto, el riesgo existe cuando se envían tropas o cuando se participa en misiones internacionales. La reflexión es que el riesgo lo tenemos también presente en cualquier sitio; ahora estamos viendo
lo que está sucediendo estos días en Inglaterra, en Escocia. Tenemos un mundo en el que la violencia es global. Por tanto, tendrán que reflexionar los gobiernos del mundo sobre el porqué de esta violencia que atenta en cualquier sitio, donde puede
y cuando puede. Creo que esta no es la fuente para intentar buscar excusas o desgastar al Gobierno. Esto se lo dice un grupo parlamentario que en algunos momentos ha apoyado al Gobierno, y que en este caso de misiones internacionales le ha dado
apoyo porque ha contado con la solicitud internacional. Creo que hay una gran diferencia entre lo que fue Irak y lo que han sido las misiones de paz en esta legislatura. Esto hay que dejarlo claro. Nuestro grupo lo ha dicho y lo reafirma hoy.
Hemos sido leales, aunque no sé si el Gobierno y el grupo mayoritario han sido tan leales con nosotros como nosotros lo hemos sido con ellos, ya que a veces se han buscado amistades peligrosas, amistades que hoy vemos cómo


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reaccionan aquí, utilizando otra vez a los muertos. Nosotros mantenemos la coherencia, apoyamos en ese aspecto al Gobierno, damos gracias al ministro por las explicaciones que nos ha dado y entendemos que hay que seguir trabajando para
buscar la máxima seguridad en las misiones en el extranjero y participar en las mismas cuando sea solicitado por organismos internacionales. Me parece que esta es la función de unas Fuerzas Armadas democráticas en un mundo donde la violencia actúa
de la forma que actúa. A partir de aquí, el Gobierno puede contar con el apoyo de nuestro grupo parlamentario siempre que actuemos, ante la solicitud del envío de tropas, con los mecanismos de los que nos hemos dotado en esta legislatura; por
cierto, en la anterior legislatura, con el Partido Popular, no existían, y aquí es donde hay una gran diferencia.



El señor PRESIDENTE: Para hablar en nombre del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV) tiene la palabra el señor Txueka.



El señor TXUEKA ISASTI: He escuchado su exposición con interés, señor ministro, sobre el atentado acaecido el 24 de junio en Líbano, con la muerte de seis soldados y varios heridos del Ejército español.
Lógicamente, he seguido con atención
las diversas noticias que se han producido en el entorno de este atentado y también los debates ante los medios de comunicación, y para ellos, que se han producido. Un debate murga; o sea, repetitivo de otros que en situaciones similares ya se han
producido durante los últimos años. Si no fuera porque cada muerte, cada atentado y cada tragedia conlleva diferentes realidades personales y situaciones dolorosas, ciertas posiciones enormemente demagógicas y tendentes a establecer paralelismos
falsos de todos conocidos nos produciría hartazgo en vez de un ánimo solidario y, sobre todo, de mantenimiento de la coherencia con las tomas de posiciones previas a los sucesos. Mi grupo ha manifestado una misma postura en todos los casos de
intervención exterior, hemos sido siempre coherentes en nuestras manifestaciones y también en nuestros apoyos parlamentarios. Por ello, nos reafirmamos y, primero, queremos expresar, como el resto de los grupos, nuestra condolencia y solidaridad
responsable con los fallecidos, heridos y sus familias, sinceramente pero, a la vez, serenamente. Porque los muertos y las tragedias lo son tanto si se producen en este tipo de misiones, como si se producen en otras situaciones dramáticas,
policías, guardas forestales y, por qué no, también, señores, con los que mueren en los andamios de las obras, en los barcos pesqueros, etcétera.



Nosotros respetamos los ritos y la rendición de respetos y nos solidarizamos con ellos, pero no vamos a entrar en ciertos excesos de cultos, de manifestaciones y en la tremenda mediatización de ciertas tragedias que estamos observando. Por
lo tanto, por nosotros, por nuestro grupo, descansen en paz, como descansen en paz los seis turistas españoles que han muerto hoy en Yemen. Por todo ello, no aprobamos ni apoyaremos el debate sobre -y entendiéndaseme- el color de los honores que,
de acuerdo con las normas del Ejército, se les han otorgado a estos fallecidos. Nos satisface, en su caso, el paso que ha planteado el ministro de cara a la unificación en esta materia. Lo único que nos importa en este sentido, y le solicito,
señor ministro, que nos lo aclare, es si la diferencia en los honores y distintivos supone algún trato de favor superior en cuanto a prestaciones, apoyos familiares, reconocimientos sociolaborales, etcétera. Si esto fuera así, nosotros sí
solicitaríamos el distintivo en el grado máximo posible. Y si los honores sin idénticos y no comportan ventajas unos sobre otros no seguiremos con este debate. Como he dicho, aceptamos ciertos ritos, ciertos cultos y ciertas propuestas y, sobre
ellos, y hay definiciones claras, modifíquese, en su caso, como lo ha propuesto usted.



Tercera cuestión que queremos dejar clara. Mantenemos nuestra posición favorable respecto a las intervenciones del Ejército fuera de las fronteras del Estado español siempre que sea bajo mandato de la Unión Europea y de las Naciones Unidas
y tras la preceptiva aprobación de este Congreso de los Diputados. Sobre todo y especialmente apoyamos las intervenciones dirigidas a lograr espacios de paz, a propiciar procesos en ambientes y zonas de conflicto bélico. Creemos que ese es el
objetivo de la presencia de las tropas en Líbano, colaborar en el esfuerzo, bajo el paraguas de Naciones Unidas, de pacificación en un área tan sensible como el Oriente Próximo. Así lo aprobamos en su día por unanimidad y así lo mantenemos. Esa es
la función que se les ha asignado a las tropas enviadas.



Cuarta cuestión. Coincidimos en que el peligro en estos escenarios es inherente a las situaciones reales de conflictos enquistados. También lo son los posibles muertos, atentados y tragedias, por lo cual estimamos que han de ser las
fuerzas mejor preparadas y mejor pertrechadas las que han de enviarse a los escenarios de los conflictos. Señor ministro, no le voy a negar que esta es una de nuestras preocupaciones. Se ha hablado de que el suministro de ciertos materiales, como
los inhibidores eléctricos, se ha realizado con posterioridad porque carecían de ellos. Usted nos ha dado unas explicaciones que sinceramente no me acaban de convencer; mejor dicho, no me acaban de satisfacer. Sé que es fácil ser profeta del
pasado, pero, de ser cierta, nos preocupa la falta de agilidad y rapidez en la toma de decisiones para dotar de los mejores instrumentos a las fuerzas españolas en Líbano, en Afganistán y en cualquier sitio donde acudan con estas misiones. Señor
ministro, llevan bastante tiempo en Líbano. Según sus datos, siete meses, pero siete meses también desde que se tomó la iniciativa de dotarles de inhibidores. Nos parecen, y no somos expertos en la materia, suficientes. Aquí cabría una pregunta,
señor ministro. ¿Nos puede garantizar el ministro que los mecanismos y sistemas de compras y suministros en la cadena militar se realizan con la necesaria rapidez de respuesta y eficacia? Ha alegado dificultades administrativas y hasta
burocráticas. Por eso,


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señor ministro, le digo que esa es la fase de su exposición que menos me ha satisfecho, porque entiendo que la seguridad y la preligrosidad de estas misiones permitiría, bajo demanda, arbitrar mecanismos de agilidad y tramitación
presupuestaria, y usted sabe que contaría con el apoyo de todos los grupos.



El señor PRESIDENTE: Voy a darle la palabra al señor Llamazares para que nos la dirija en nombre de su grupo, el Grupo Parlamentario de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Señor ministro, gracias por su comparecencia.
Nosotros estamos convencidos de que, después de una situación tan dura como ha sido, en los últimos días, la muerte de seis soldados del Ejército español en Líbano,
era imprescindible esta comparecencia y es imprescindible la información que nos ha dado el Gobierno. Sin embargo, no consideramos imprescindible la manipulación ni la intoxicación pública, a lo que hemos asistido en la primera parte de esta
Comisión.
Ante el atentado de Líbano, mi grupo parlamentario quiere expresar nuestra condolencia a las familias, también al Ejército español y condenar sin paliativos el atentado que ha provocado estas muertes, porque estamos convencidos de que los
únicos responsables de las muertes son los terroristas. Sin embargo, en el día de hoy hemos asistido al final de un ciclo y al ensayo de un nuevo ciclo. Finaliza el ciclo de queremos la verdad sobre el atentado del 11 de marzo y la teoría de la
conspiración, para comenzar un nuevo ciclo de queremos la verdad sobre la presencia de nuestras tropas en Líbano y una nueva teoría de la conspiración, que en este caso apunta a la distribución de responsabilidades no solamente a los terroristas,
sino también al Gobierno. Nosotros no compartimos esa posición cainita entre las fuerzas políticas españolas, no compartimos la intoxicación y no compartimos la manipulación política, que es lo que hemos visto a lo largo del día de hoy. Señorías,
contra hechos no hay manipulación, y voy a atenerme a los hechos con relación a esta materia, aparte de que le pida al Gobierno a algunas aclaraciones con relación a su información, ya que a nuestro grupo le parece una información necesaria.



En primer lugar, la presencia de nuestras tropas en Líbano se corresponde con dos objetivos que aparecen claramente en la Resolución 1701, aprobada por unanimidad en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y que es el origen del nuevo
contingente de la Finul. En primer lugar -y cito textualmente-, ayudar al cese del fuego permanente. En román paladino, ayudar al cese del fuego es garantizar la paz, y en derecho internacional también. En segundo lugar, contribuir a solucionar a
largo plazo el conflicto. Eso, en román paladino, es solucionar un conflicto de fondo, que es el conflicto de Oriente Medio. Y dice la misma Resolución 1701: cese de hostilidades, ayuda al Gobierno libanés, asistencia y ayuda humanitaria -qué es
eso de que no hay asistencia humanitaria en la resolución; no se han leído la resolución-, seguridad para evitar acciones hostiles en la zona. Cito textualmente la resolución de Naciones Unidas. Contra hechos no hay manipulaciones, no hay
intoxicación política. Segundo, además esta resolución es una resolución unánime del Consejo de Seguridad y cuenta con el apoyo del conjunto de la Unión Europea y con el de todos los grupos parlamentarios de esta Cámara. No es un mero formalismo.
Alguien ha hablado aquí de formalismos parlamentarios. No es un mero formalismo, es la garantía democrática ante la gravedad y la importancia del envío de nuestras tropas a un escenario de conflicto. Este envío no está hecho basándose en ninguna
mentira, está hecho basándose en la verdad y, textualmente, en la declaración del ministro, como en la declaración del presidente del Gobierno, como en la declaración de las fuerzas políticas que respaldamos el envío de tropas, siempre hemos hecho
referencia al grave riesgo del envío de las tropas a Líbano. Ni ustedes ni nosotros podemos sentirnos ajenos a ese riesgo porque cuando tomamos la decisión sabíamos que había un riesgo serio se decía en algunos casos, grave se decía en otros. Por
lo tanto, basándose en la verdad y no en la mentira. Señorías, en este caso no hay ninguna duda. No es un envío de tropas compatible con una invasión o con una ocupación militar, sino que las tropas garantizan la retirada de los ocupantes,
señorías. No deterioremos de tal modo la racionalidad política. Las tropas, según la resolución de Naciones Unidas, garantizan la retirada de los ocupantes y, asimismo, garantizan la toma de la zona por el Gobierno libanés. Por tanto, tropas de
interposición como dice la resolución de Naciones Unidas. ¿Qué quiero decir con estos hechos? Que estos hechos lo les sirven, señorías del Partido Popular, para legitimar retroactivamente la invasión y ocupación de Irak; no les sirven. Sé que no
tienen mala conciencia pero quieren justificar esa invasión y ocupación, que no tiene nada que ver con el envío de tropas a Líbano y tampoco legitima su gestión.



Y estamos ante la manipulación mezquina de una discusión que tampoco en este caso tiene capacidad de justificar o legitimar procesos anteriores, señorías, porque si de medallas se trata podemos entrar en una escaramuza de medallas que no
iría a ninguna parte, escaramuza de medallas que se dieron en el periodo de Gobierno del Partido Popular con distintivo rojo y distintivo amarillo y escaramuza de las medallas que se pueden dar con el actual Gobierno. (Un señor diputado: Qué
barbaridad.) No, qué barbaridad no porque es así. En Irak se dieron medallas con distintivo amarillo y resulta que Irak no era un territorio en conflicto, un territorio en crisis. Ver para creer.



En nuestra opinión también cometeríamos un error si las reglas de enfrentamiento o los medios de seguridad fuesen objeto, a partir de este momento, de debate público. Cometeríamos un error produciendo agravios en el propio contingente o
creando inseguridad entre nuestros soldados y con otros soldados.



En nuestra opinión, el Gobierno tenía hoy la obligación de informar sobre muchas cosas y ha informado de ellas. En primer lugar, nos gustaría, dándonos por satisfechos


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con algunas de sus informaciones, que el Gobierno nos informase complementariamente de cuál es, en los últimos días, la situación de riesgo en la zona. En segundo lugar, en su momento y en su ámbito, nos gustaría que las informaciones sobre
reglas de enfrentamiento y demás se pudieran dar, como se dieron en su momento, en un ámbito reservado. En tercer lugar, nos gustaría que el Gobierno agilizase al máximo las medidas de seguridad para nuestras tropas. Sabemos que están en marcha,
pero queremos decirlo aquí: que se agilicen al máximo esas medidas de seguridad a sabiendas de que nunca habrá una seguridad completa. En cuarto lugar, nos gustaría que el ministro de Defensa nos informase sobre los posibles responsables de este
atentado, cómo van esas investigaciones en la medida en que se pueda dar esa información sin poner en peligro la investigación. En quinto lugar, como esta era una participación militar para un objetivo político, solucionar los problemas en la zona,
el conflicto de Oriente Próximo, quisiéramos saber cuál es la situación política en la zona. Nos gustaría conocer esta materia, al igual que hemos conocido por parte del Gobierno las cuestiones relativas a la seguridad o a los honores.



Señorías, en resumen, todos aprobamos en esta Cámara el envío de tropas por unanimidad y todos lo hicimos para garantizar el cese de hostilidades y a largo plazo la solución de la crisis, capítulo VI de la Carta de Naciones Unidas, no
capítulo VII, señorías, aunque el Grupo Popular lo quisiera. No es el capítulo VII. Todos éramos conscientes del serio riesgo que corrían las tropas, en absoluto comparable al riesgo de Irak.
Es una manipulación hablar de trescientos y pico a lo
largo de treinta años. Si tenemos en cuenta el número de fallecidos por año, no hay posible comparación: 17 ó 18 por año en Líbano y 800 ó 900 en Irak. No comparemos cuestiones que son incomparables. Todos aceptamos conocer en secreto las reglas
de enfrentamiento y las conocimos, estuvimos en el ministerio. Todos conocimos el memorándum de entendimiento, que, entre otras cosas, señor Zaplana, prohibía carros de combate. Los prohibía y lo conocimos en su momento en el Ministerio de
Defensa. Por eso se debe tener una actitud responsable y coherente con las consecuencias de nuestras decisiones, de las decisiones de todos los grupos de la Cámara.
Es incoherente respaldar la presencia en Líbano y pretender pasar factura de sus
consecuencias a los grupos políticos o de los grupos políticos con respecto al Gobierno. Es hipócrita sorprenderse ahora por el peligro de la operación, pues éramos conscientes de ello. Resulta políticamente cínico utilizar la presencia de tropas
en Líbano para exonerar culpas en Irak. Y es inmoral manipular el dolor de las víctimas. Nadie tiene derecho, en opinión de mi grupo, a mentir sobre la naturaleza de la operación y la conocíamos. Nadie tiene derecho a mentir sobre la supuesta
ocultación de los riesgos y los conocíamos. Nadie puede comparar con un mínimo de rigor el respaldo unánime de Naciones Unidas a la operación con la vulneración del derecho internacional de la invasión y ocupación de Irak. Nadie tiene derecho a
manipular el dolor de las familias de las víctimas para, equiparando los honores, equiparar el agua y el aceite y pretender lavar la conciencia de la guerra de Irak. Y mucho menos tiene derecho a mentir el grupo que hasta el último momento ha
defendido la invasión de Irak y también defendía la invasión por parte de Israel del territorio de Líbano, quien defendió frente a la resolución del capítulo VI una interpretación con arreglo al capítulo VII, destinada al desarme unilateral de
Hizbulá, como pretendía también unilateralmente el Gobierno de Israel, lo que hubiera sido continuar la guerra por otros medios, todo ello para justificar retroactivamente el papel de gregario en la guerra de Irak y las mentiras de la guerra de
Irak, una guerra, señorías, basada en mentiras, al margen de Naciones Unidas, una guerra de efectos catastróficos humanos y materiales, una guerra que es el caldo de cultivo de muchos de los terrorismos que hoy vivimos. En definitiva, señor
ministro, nosotros le pedimos información, que creemos que ha dado con satisfacción a esta Comisión en su comparecencia. Nosotros creemos que es legítima la petición de información por parte de los grupos sobre la seguridad del contingente, sobre
la investigación en relación con el atentado, pero nosotros no compartimos la manipulación ni la intoxicación política para justificar guerras del pasado. Estamos hablando de una operación de cascos azules, en la que está integrada nuestro Ejército
y queremos situar ahí, únicamente ahí, nuestra petición de información.



Muchas gracias por su comparecencia.



El señor PRESIDENTE: Voy a dar la palabra al señor Rodríguez y al señor Mardones. ¿Por qué orden? (Pausa.) El señor Mardones, en primer lugar. Le ruego que sea breve, señor Mardones.



El señor MARDONES SEVILLA: Señor ministro, quiero agradecer su comparecencia y la información que nos ha dado. Quiero hacer dos manifestaciones en nombre de Coalición Canaria, y en el mío propio. Una, el testimonio de pésame a los
familiares, dolerme como español por la muerte de estos seis soldados españoles en Líbano en acto de servicio y, a continuación, hacer un pronunciamiento de apoyo al mantenimiento del contingente español en Líbano. Los 1.100 hombres que aprobamos
en esta Cámara el año pasado en el debate en el que usted estuvo presente nos lleva a reafirmarnos en este compromiso de apoyo a nuestras Fuerzas Armadas, al mantenimiento del contingente. No podemos marcharnos de Líbano por estas cuestiones que
honran el valor y la dignidad de las Fuerzas Armadas y de los que mueren con el uniforme de nuestras tropas españolas defendiendo principios de aceptación universal.



Usted ha terminado sus palabras diciendo que tiene la encomienda de defender las Fuerzas Armadas, y que usted se compromete en su defensa.
Este diputado también. Las he defendido, y las defiendo, sea en la Comisión de Defensa, en la de
Presupuestos o en cualquier otra Comisión parlamentaria preocupándonos por cuestiones de vivienda, de salarios, de ascensos, de protección


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en todos los órdenes. Ahí seguiremos porque este es un compromiso no de unos, sino de todos los que tenemos sentido de Estado. Pero defender no es encubrir. Y aquí viene la parte fundamental de mi intervención. Señor ministro, seis
muertos abren un sumario. Usted tiene instrumentos en el ministerio para clarificar todas las responsabilidades. El artículo 12 de las Reales Ordenanzas dice textualmente: El orden jerarquizado castrense define en todo momento la situación
relativa entre militares en cuanto concierne al mando, obediencia y responsabilidad. Veamos la responsabilidad. La culpabilidad para mí está clara. Está en el grupo terrorista que ha cometido el mortal atentado, pero las responsabilidades en el
sentido jurídico están racionalizadas y colocadas dentro de su departamento y hay tres cuestiones en su intervención que me han llamado la atención. Yo no tengo elementos sobre la carga de la prueba, pero le quiero hablar a un ministro de Defensa
en cuya profesión, honrosísima, está la responsabilidad de haber sido juez y magistrado. Me dirijo al magistrado en este momento. Yo no sé si usted ha dispuesto que un juez togado militar u otro alto mando militar a quien usted le encomiende esto
abra ya un sumario de investigación. Espero que no nos quedemos satisfechos con que el juez Marlaska haya abierto sumario de lo que ha ocurrido y haya empezado a actuar respecto a la prohibición de incineración de los cadáveres. No sé si es que
trata de buscar el explosivo militar C4, que dicen los informes que se han publicado que es el que se ha utilizado en el potente atentado. En primer lugar, yo creo que una de las cuestiones a analizar por su decisión será poner orden y armonía
entre los informes de los servicios de inteligencia. Yo creo que ha habido un análisis de inteligencia erróneo, con versiones contrapuestas entre lo que ha dicho el CNI, los informes que el señor Moratinos atribuyó al Mossad israelí de la
peligrosidad en Líbano y lo que dice el Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, el Cifas, criterio asumido por el mando militar.



En segundo lugar, me gustaría conocer -supongo que usted lo habrá pedido- el informe de misión, porque ya se han producido relevos en el contingente militar español en Líbano y su reglamentación manda que el jefe de la unidad que entrega el
mando del contingente debe reflejar opiniones y comentarios técnicos. Suponemos que el jefe que ha hecho el relevo habrá indicado en dichos informes, en el contenido del denominado reglamentariamente informe de misión, alguna deficiencia como la de
que los blindados no tenían el inhibidor de radiofrecuencias, cuya ausencia ha hecho posible esta cuestión. Dichos informes, advirtiéndonos de cualquier necesidad técnica o material exigida por la naturaleza de la misión o por las circunstancias
del despliegue, permitirían establecer o disipar otro posible nivel de responsabilidades situado en el ámbito del Ministerio de Defensa. Aquí me inclino a pensar que hay suposición -y la carga de la prueba la dirá precisamente el sumario cuando se
sustancie- de un principio de negligencia.



En tercer lugar, por lo que ha informado el señor ministro, deduzco que hay unas insuficiencias técnicas en cuanto al equipamiento, los ritmos, los contratos, lo que se compra o se utiliza, porque además la cantidad presupuestaria de la que
estamos hablando es pequeña, porque el señor ministro ha hablado de que estamos en una operación en Líbano de 108 millones de euros. Si frente a 108 millones de euros, el coste -según un informe del que dispongo- de cada aparato para neutralizar
los impulsos radioeléctricos, el inhibidor de frecuencias, es de 8.000 euros y el total de los encargados es de 560.000 euros, estas cantidades son verdaderamente calderilla comparadas con los 108 millones de euros. ¿Cómo en una operación de 108
millones no hemos comprado algo que vale 8.000 euros en este momento y se han comprado a última hora, cuando ya se ha mandado este material? ¿Usted se imagina que se mandara un contingente español a Líbano con armamento de mano y no se le diera
munición para ese armamento? Van protegidos con cascos, chalecos antibalas y toda la protección física. Esto tiene que ser un mensaje fundamentalmente para averiguar si ha habido déficit en el apoyo logístico de las fuerzas desplegadas, en el
transporte táctico de los BMR, o las posibles negligencias que pueda haber habido allí, sabiéndolas el oficial o el jefe responsable que está haciendo el mismo recorrido diario y se está poniendo, digamos, a tiro de los terroristas. Estas son
cuestiones que tienen que movernos para que nuestras Fuerzas Armadas se sientan protegidas por el poder político y el Poder Legislativo y la motivación es la última razón por la que ellos tienen que actuar con ese sentido de lealtad a una bandera
que han jurado y a unos principios de defensa. En esa línea es en la que nosotros queremos manifestar, señor ministro, nuestro incentivo para que se depuren las responsabilidades que pudieran existir, porque, como digo, usted tiene en su mano los
instrumentos de adecuación y de verificación. Es una obligación política y moral a la que todos estamos obligados, ustedes Gobierno y nosotros miembros del Parlamento.



El señor PRESIDENTE: Señor Rodríguez, tiene usted la palabra.



El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Señor ministro, el Bloque Nacionalista Galego considera que también tiene responsabilidad, la responsabilidad alícuota de una fuerza política que efectivamente apoyó el envío de este ejército de interposición,
bajo mandato de la ONU, a Líbano. Por tanto, no vamos a cometer ni la deslealtad ni la demagogia de irresponsabilizarnos o de atacarle a usted personalmente por algo que era potencialmente posible y, por tanto, cabía muchas posibilidades de que se
produjese. Además, queremos decir que es importante que rechacemos públicamente las conductas que llegan a usar la muerte y el dolor ajeno, sin duda utilizando sentimientos justificados, pero muchas veces emotivos e irracionales, no se sabe si con
la finalidad de atacar o deteriorar al Gobierno o bien de confundir ideológica y


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políticamente a la sociedad. En este caso, se produjo algún detalle, que incluso roza el esperpento, al tratar de interferir, incluso a través de la justicia normal, nada menos que el entierro de los cadáveres, su incineración o incluso
reavivar un debate, desde nuestro punto de vista totalmente lleno de despropósitos y es repetido, en relación con las medallas que hay que entregar a los militares muertos en este tipo de acciones o de situaciones en el extranjero. En todo caso,
señor ministro, nuestra preocupación es otra, la de la situación política en Líbano y el papel de nuestras tropas en ese país. Efectivamente, estamos allí con un mandato unánime de la ONU y del Congreso de los Diputados para intentar buscar la
pacificación de un territorio conflictivo en una zona ultraconflictiva. Ahora mismo nos han llegado las noticias de los seis turistas españoles que ya se sabe que murieron en el atentado terrorista en Yemen, pero es que los nombres son
ilustrativos: Yemen, Palestina, Irak, Afganistán, las relaciones con Irán, el papel de Israel. Todo es un polvorín. Por eso, es importante, señor ministro, que los dirigentes del Ejército español, sus cuadros más elevados, los de mayor graduación
y, en concreto, el ministerio en el aspecto político, alerten a nuestras tropas de que no deben tomar partido descarado por alguna de las partes en conflicto. Está claro que estamos en una misión de paz, pero es una misión de paz complicada. Que
yo sepa, el ejército de la Finul está en la parte de la frontera de Líbano, pero no está en Israel; que nosotros sepamos, si hay conflictos con la población civil es difícil que no se acabe considerando que se trata de un ejército de ocupación en
una zona donde se están dando ejemplos deplorables a todos los pueblos de Oriente Medio de la conducta de muchas potencias del mundo occidental. El ejemplo de Irak es gravísimo, desde el punto de vista del impacto psicológico y social, y no
solamente en esos países sino en los nuestros si tuviéramos la suficiente sensibilidad para ver la gravedad de los problemas jerarquizadamente. También está claro que el Gobierno del señor Siniora no es un Gobierno neutral, tiene la misma falta de
neutralidad en relación con los intereses de determinados sectores prooccidentales que Hizbulá en relación con su visión de Oriente Medio. Por tanto, señor ministro, la complejidad, la gravedad de la situación exige que políticamente sobre todo los
cargos del ejército con formación y responsabilidad tengan esto muy en cuenta.



Por otra parte, nos interesaría de una forma más particular reconocerle la información exhaustiva que dio sobre las condiciones de vida y los medios de que dispone el Ejército español en esa zona, aunque sería meter la cabeza debajo del ala
no ver que se pueden mejorar las condiciones -siempre se pueden mejorar-, así como los medios de que dispone el ejército. Me gustaría hacerle una pregunta, que creo que es lógica. No sé si por deficiencias informativas de los medios de
comunicación o porque es así realmente, parece que todos los soldados que iban en el vehículo que fue objeto del atentado terrorista no tenían graduación, ni de suboficial ni de cabo -no comprobamos eso en ninguna parte-. Nos llama la atención que
se puedan hacer actividades militares en una zona de riesgo solamente con gente inexperta y que no llevaba la debida precaución de conocimiento y de experiencia. Nos gustaría saber si en el ejército no debería haber un debate sobre la necesidad de
que una parte importante del personal que enviemos a ciertas partes del mundo tenga más experiencia y veteranía porque, si no, puede ocurrir -no es que esto no se vaya a producir igual, aunque estaríamos menos proclives- que la precaución y la
cautela no funcionen, que es un factor humano necesario e interesante.



Acabo, señor presidente, volviendo a mostrar nuestro apoyo político al señor ministro por las decisiones y la actitud que mantuvo de solidaridad humana, con lo mal que lo habrá pasado, la misma que hemos expresado a las familias de los
fallecidos, y toda la predisposición a que inste al Gobierno a que proteja materialmente a las familias de estos fallecidos, a que los ampare social y psicológicamente dentro de los máximos límites que ofrezca la legalidad. Estoy por asegurar que a
ellos les preocupará más esto que las medallas, que son legítimas pero que cumplen menos función en los momentos de dolor. Resuelvan las deficiencias y, sobre todo, sigamos la evolución de los acontecimientos, teniendo muchísimo cuidado de,
cumpliendo los compromisos internacionales, no escorarnos de forma descarada a favor de alguna de las partes en conflicto, que en nuestro caso serían lógicamente la OTAN, los Estados Unidos, Israel, o incluso la tendencia de muchos países de la
Unión Europea, como se ha visto en el caso de Palestina, a tener confesionalidades que son gravísimas desde el punto de vista de una situación que es un auténtico polvorín.



El señor PRESIDENTE: Para concluir este turno de portavoces, voy a dar la palabra a don Jesús Cuadrado, para que nos la dirija en nombre del Grupo Socialista.



El señor CUADRADO BAUSELA: Gracias, señor ministro, por las explicaciones precisas y detalladas que nos ha dado en esta comparecencia que usted mismo había pedido en nombre del Gobierno. También quiero dar las gracias a las Fuerzas Armadas
españolas. Creo que en este momento lo primero que debe hacer el portavoz del Grupo Socialista es un reconocimiento hacia las Fuerzas Armadas, porque no es la primera vez que asistimos a una comparecencia en la que se expresa el dolor de la familia
militar por la muerte en acto de servicio, en este caso, de seis cascos azules del contingente español en Líbano, y la solidaridad y el afecto hacia las familias. Es muy difícil desde el Parlamento, desde el Congreso de los Diputados decir algo que
pueda aminorar el dolor que van a sentir permanentemente por la muerte de sus seres queridos, pero en la medida de nuestras posibilidades y en nombre del Grupo Socialista queremos manifestar nuestra cercanía a las familias, porque -como decía el
portavoz del Bloque Nacionalista Galego, don Francisco Rodríguez- nosotros les mandamos allí. Desde que está vigente la Ley Orgánica


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de la Defensa Nacional, es el Congreso de los Diputados el que autoriza las misiones militares y, por tanto, quiero participar en este debate teniendo presente este hecho, sin desviarme de esa consideración, la consideración de unos soldados
muy jóvenes que han muerto muy lejos de casa, muy lejos de España, cumpliendo con una obligación para la cual fue el Congreso de los Diputados quien dio la autorización correspondiente después de analizar las condiciones concretas de la misión. Se
lo hemos oído decir mejor que a nadie a los familiares, sobre todos a los padres y madres de estos soldados. Por ejemplo, una madre lo decía de esta manera: Yo no quería que fuera allí, porque sabía que había mucho peligro, pero él quería ir,
porque le gustaba hacer esto, porque le parecía importante y no había manera de convencerle, quería estar allí. (El señor López-Amor García pronuncia palabras que no se perciben.) No es ninguna telenovela, señor López-Amor. Quería estar allí y
nadie mejor que ellos lo explicaban. Recuerdo perfectamente la declaración de una legionaria en Afganistán, Carla Merino, que decía: Haciendo las cosas que hacemos aquí a uno se le cambian los valores de la sociedad en la que vive, uno cambia su
propia forma de entender esos valores. Lo dice una soldado de 22 años.
Por tanto, nadie mejor que los propios soldados para explicar qué es lo que hacían allí, por qué fueron, por qué estaban allí. Se lo explicaban a sus padres, que lógicamente
estaban preocupados, porque sabían mejor que nadie que había riesgos; nosotros también lo sabíamos. Pero es verdad que siendo esta la principal preocupación, hemos asistido en la intervención del señor ministro a una explicación muy detallada de
inhibidores, medallas y riesgos concretos. Por ejemplo, sobre los inhibidores, señor Txueka, usted igual que yo ha asistido a una explicación muy detallada sobre cómo se produce la adquisición, la instalación, etcétera. Yo he oído al señor
ministro explicarlo y me ha parecido que esa explicación ha sido suficientemente convincente. No obstante, esa es una parte del debate que es muy interesante, porque lo que buscamos todos los que participamos en la Comisión de Defensa y lo que
pretendemos como objetivo en Comisiones como esta, es que mejoren las condiciones de seguridad. Si podemos participar para que mejoren, mucho mejor. Si podemos proponer reflexiones en esa dirección, mucho mejor.



Sin embargo, ha habido otra parte del debate y es muy difícil sustraerse a una parte del debate que ha marcado el desarrollo de la propia Comisión.
Yo no me voy a poder sustraer porque es muy importante que el conjunto de la opinión pública
española, que ha visto como se envenena la información sobre hechos que son muy dolorosos, tenga derecho a que los hechos prevalezcan sobre las infamias, sobre la falsificación y sobre consideraciones que, no basándose en ningún hecho y partiendo de
un desconocimiento a veces elemental sobre esos hechos, han introducido y han dejado la Comisión absolutamente repleta de ese tipo de infamias y de difamaciones. No ayudan absolutamente en nada. Por tanto, desgraciadamente tendremos que entrar,
señor Maldonado, en la consideración concreta de esas afirmaciones, porque creo que la opinión pública española y, en primer lugar, los propios militares se lo merecen.



Señorías, los grupos parlamentarios que estamos aquí hemos estado en el Estado Mayor de la Defensa, después de que el Congreso de los Diputados lo autorizara el pasado 7 de septiembre, con el mando operativo recibiendo una exhaustiva
explicación de las condiciones operativas de esa misión. Hasta el punto de que -incluso no hemos tenido necesidad porque se ve que los que estuvimos allí no lo consideramos necesario, señor Llamazares, y no me dejará por mentiroso, y usted señor
López-Amor que también estuvo- se nos ha dicho, por ejemplo, que si queríamos revisar las reglas de enfrentamiento las podíamos revisar una por una.
Ningún portavoz quiso hacerlo, las reglas de enfrentamiento, la base de la existencia de una
operación, sobre qué riesgos tiene o qué riesgos no tiene, sobre lo que se puede hacer o lo que no se puede hacer.
Evidentemente, el señor Zaplana no estuvo allí presente. Los portavoces de todos los grupos de la Comisión de Defensa hemos podido
estar en Kabul para ver como trabajan nuestros soldados, para estar codo con codo con ellos y preguntarles y hablar con ellos sobre cuáles son las condiciones en las que están, sobre sus necesidades de riesgos o de segurid ad. Usted no fue, señor
Zaplana. Hemos estado en Qal i Naw, en Cachemira y en Mostar. (Rumores.-Un señor diputado: Habla de Líbano.-El señor Soravilla Fernández: Habla de la remolacha.-El señor López-Amor García: A los demás no nos llevan.) Hemos estado allí, señor
Zaplana, y usted que hoy manifiesta un supuesto interés por los riesgos de los militares en misiones en el exterior, usted que nunca preguntó, que nunca quiso saberlo, que nunca participó en aquellas visitas a los militares para estar codo con codo
con ellos, hoy viene aquí a decir algunas cosas. (El señor Soravilla Fernández: Yo sí he preguntado.) Al minuto de intervenir el señor Zaplana ya estaba hablando del Yakolev y de Irak, al minuto de intervenir. (Rumores.-Un señor diputado:
¿Quién?) El señor Zaplana al minuto de intervenir ya estaba hablando del Yakolev y de Irak. Estaba hablando de vehículos basura... (Rumores.-La señora Oltra Torres: Mentira.-El señor Soravilla Fernández: Habla de la remolacha.-El señor
López-Amor García: Al tema, habla de Líbano.)


El señor PRESIDENTE: Por favor, un poco de orden.



Por favor, señor López-Amor, señor Soravilla, déjenle hablar.



Ahora le diré algo. Diríjase a nosotros, al señor ministro y a mi que soy el recipiendario. Adelante, señor Cuadrado.



El señor CUADRADO BAUSELA: Gracias, señor presidente.



Estaba hablando de vehículos basura y estaba hablando de formalismos parlamentarios. Por ejemplo, decía el


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señor Zaplana que los terroristas no distinguen entre la misión de Líbano y la misión de Irak. El problema que usted tiene es que los demócratas sí distinguen (El señor López-Amor García: Tú sí, tú eres un demócrata.), que los ciudadanos
de bien sí distinguen (Protestas.) entre una guerra inmoral, ilegal, que no tiene nada que ver con Naciones Unidas, en contra de las Naciones Unidas en Irak (Un señor diputado: Dale ya, venga ya.) y los cascos azules en Líbano. Claro que
distinguen.



El señor PRESIDENTE: Por favor, déjenle terminar. (El señor López-Amor García: Es que es ofensivo.)


El señor CUADRADO BAUSELA: A propósito de los inhibidores, se dice que son muy importantes, y en un juego absolutamente demagógico se confunden condiciones de riesgo con los inhibidores en concreto, en un tipo de expresión ya conocida de
falsificación por la vía del lenguaje absolutamente mendaz. Se dice que es muy importante que haya inhibidores en los vehículos, y es verdad, señor Zaplana, tan importante que en ocho años de Gobierno ustedes no pusieron ni un solo inhibidor en un
solo vehículo de las Fuerzas Armadas. Señor Zaplana, le miro a usted para decirle lo que voy a decir... (El señor Soravilla Fernández: No, mire allí.-El señor Simón de la Torre: Él mira donde le da la gana ¿o también vas a coartar tú eso?-El
señor López-Amor García: Fíjese qué inhibidores teníamos que no saltó ninguno.) Señor Zaplana, ¿puede usted decir a esta Comisión en qué tipo de vehículo viajaban los miembros del CNI cuando murieron en Irak haciendo patrulla? ¿Eran blindados?
Han sido atacados también miembros del CNI en Afganistán e iban en blindados. ¿Eran blindados? ¿En ocho años había algún vehículo de las misiones militares en el exterior que llevara inhibidor? Si tan importantes son los inhibidores, ¿nunca se le
ocurrió a usted, señor Zaplana, como miembro del Gobierno del señor Aznar, poner inhibidores? ¿Se le ha ocurrido ahora? (El señor López-Amor García: Claro que existían; puestos, además.) Sí existían inhibidores ya, señor López-Amor.



En tercer lugar, señor ministro, usted ha hablado de las medallas, y es muy importante, en un debate de tanta responsabilidad como este, cuando se habla de medallas, de inhibidores, de acorazados y de carros de combate en la misión de la
Finul, saber si el debate en el que se participa es decente o no (El señor López-Amor García: Totalmente de acuerdo.), si es moral o es inmoral. (El señor López-Amor García: Así empezó Hitler.-Protestas.) Señor ministro, ha explicado usted por
qué la medalla que se les ha concedido a los seis cascos azules del contingente español es de distintivo amarillo, y no es la primera vez que discutimos sobre este tema. Señor Zaplana, ¿puede usted explicar a esta Comisión por qué el Gobierno del
que usted formaba parte dio un distintivo amarillo a los miembros del CNI que murieron en Irak después de descargar toda la munición de sus armas reglamentarias, rodeados por gente armada, llamando por teléfono móvil para dar información vital a las
Fuerzas Armadas? Si es usted decente (El señor Zaplana Hernández-Soro: Cuidado.-El señor López-Amor García: Cuidado. Es intolerable.) en el debate que está haciendo, si está haciendo usted un debate desde el punto de vista de la moralidad y de
la decencia, ¿quiere explicar por qué no les dieron el distintivo rojo? Y hace usted un debate en la opinión pública sobre que el Gobierno es cicatero e incluso exhibe no una orden, sino un decreto, diciendo: no lo leo, que si lo leyera... Eso,
señor Zaplana, no es hacer un debate desde el punto de vista de la consideración moral que se nos supone a los que estamos participando en este debate. Ha dicho usted hoy aquí, señor Zaplana, a propósito de si estamos en una misión de guerra o de
paz, que se está engañando a los españoles porque se les oculta que en Líbano estamos en una misión de guerra. (Varios señores diputados: Sí, sí.) ¿Los cascos azules españoles, con otros muchos, van a una misión de guerra? ¿Van a hacer la guerra?
(Varios señores diputados: Si, Sí) ¿Hasta donde puede llegar el discurso del Partido Popular para decir que unos cascos azules participan en una misión de guerra, cuando han ido allí precisamente para evitar una guerra? (Varios señores diputados
pronuncian palabras que no se perciben.) ¿Es posible que hoy en España se pueda hacer un debate de esa naturaleza hablando de cascos azules? (El señor López-Amor García: ¿Van con margaritas o con blindados? Mandar enfermeras.) Para preguntarse si
este debate y lo que ha dicho hoy aquí el señor Zaplana corresponde a un discurso decente, moral, ¿cómo es que ustedes dicen que nosotros nunca participamos en la guerra de Irak? Está el 'Diario de Sesiones' llenos de manifestaciones solemnes y
contundentes en las que se dice que en Irak España estuvo en una operación de reconstrucción y no en una guerra. ¿Y ahora tiene que ser una guerra lo que hacen los cascos azules? Esto es algo que no se le ocurre a ningún grupo parlamentario de
ningún parlamento democrático que se respete a sí mismo. ¿Tanto tienen que forzar ustedes el discurso? Dicen ustedes que han hecho un montón de preguntas sobre Líbano y que no hay contestación.
Señor Zaplana: ¿No se cansa usted de mentir?
(Varios señores diputados pronuncian palabras que no se perciben. El señor López-Amor García: Retíralo. No te han enseñado que es de mala educación.- Rumores.) Es tan falso como que solo hay que recurrir a la documentación que figura en el
Congreso de los Diputados en la Comisión para ver qué preguntas están pendientes y cuáles no. A las ultimas preguntas por escrito les han contestado en abril. ¿O se refieren a varias preguntas del mes de abril que dicen que cuándo van a volver las
tropas españoles de la República Democrática del Congo, cuando llevan en España cinco meses? (Risas.) ¿Se refiere usted, cuando suma, a estas preguntas? Señor Zaplana, viene usted poco a la Comisión de Defensa. (El señor Zaplana Hernández-Soro:
No vengo nunca.) Pero ¿sabe usted la cantidad de cosas que ha dicho que no tienen nada que ver con la realidad, para hacer un discurso y termino, señor presidente (Un


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señor diputado. Más vale.) que, a qué responde, señor Zaplana, porque responde a algo?


El pasado 11 de mayo en el Pleno el señor ministro de Defensa participó en su primer debate como ministro de Defensa para pedir una ampliación de las fuerzas militares españolas en Afganistán, y usted participó en aquel debate, señor
Zaplana. ¿Lo recuerda? En aquel debate el día 11 de mayo el señor Zaplana decía cosas como las siguientes: La España que queremos nosotros es la España en la que no se pueda detener ilegalmente a las personas por el mero hecho de ser militantes
de un partido político. (El señor López-Amor García: Que no se falsifiquen los atestados.) Con la misma solemnidad, con el mismo carácter hueco, con la misma falsificación de los hechos usted ha participado hoy para no decir nada concreto (El
señor López-Amor García: Te estás metiendo en un jardín...) en un debate, señorías, en el que estamos hablando de seis militares españoles, cascos azules, que han muerto en Líbano al servicio de todos los españoles, en una misión como cascos
azules, como ellos lo reconocían y lo reconocen cuando hablan con sus familias o con los parlamentarios que van a verles, en una misión en la que no solamente están al servicio de los españoles sino al servicio, por ejemplo, de los libaneses, que
tienen muy difícil salir de la situación en la que están (El señor López-Amor García: Treinta y ocho años.), o al servicio de la paz en el mundo y que merecen un respeto, señor López-Amor, y una demostración de seriedad por parte de los diputados
españoles en su Comisión de Defensa.



Señorías, solo leeré lo que puede ser la clave de un debate absolutamente torcido como este. Es sabido que el sector más radical del Partido Popular, a través de FAES, el grupo de estudios estratégicos, no quería que el Partido Popular
votara a favor de la autorización de esta misión de cascos azules españoles en Líbano. Está escrito, está dicho por activa y por pasiva, señor Zaplana. Son conocidos los argumentos, porque dicen que la ONU no sirve para nada, que allí no se puede
ir, como dicen ustedes, con una expresión que de verdad no saben hasta qué punto faltan el respeto a las Fuerzas Armadas españolas, como una ONG o como hermanitas de la caridad. Está escrito hasta la saciedad. Y con todo el respeto del mundo les
voy a leer uno de esos textos escrito por el grupo más radical de FAES pero que, por lo que se ve, le llega a mucha gente en el Partido Popular. Les decía a ustedes, a los parlamentarios del Partido Popular: Solo hay una razón por la que se
pudiera apoyar la iniciativa de nuestro sonriente presidente de desplegar entre 700 y 1.300 soldados españoles en el sur de Líbano, que ese despliegue sea su tumba. Y hablaba de cosas como la siguiente. Si a ZP, el beatífico y pacífico soporte de
las Naciones Unidas, le envían, a casa 50 ó 300 bolsas con otros tantos cadáveres de jóvenes españoles, sería su final político. (Rumores.) Ríanse, señores del Partido Popular. (El señor López-Amor García pide la palabra.-El señor Soravilla
Fernández: Acuérdate de Caldera, Jesusito, acuérdate de Caldera.)


El señor PRESIDENTE: Vamos a proseguir y luego les voy a dar la oportunidad de hablar.



El señor LÓPEZ-AMOR GARCÍA: Presidente, si me permite un segundo, porque quiero que eso se retire del acta porque está sin firmar. Se lo atribuye él mismo y no hay ninguna prueba de ser cierto.



El señor PRESIDENTE: Que conste su intervención. Vamos a hacer una pequeña pausa y luego contestará el señor ministro. Posteriormente, moderadamente, muy moderadamente, señor Zaplana, daré la palabra para una última intervención, bien
entendido que, como siempre, cierra el Gobierno. (Pausa.)


Señorías, reanudamos la sesión.



Señor ministro, tiene usted la palabra.



El señor MINISTRO DE DEFENSA (Alonso Suárez): Antes de contestar, quiero decir que al principio de mi intervención se acababa de producir la noticia, pero la Oficina de Información Diplomática ya nos confirma siete muertos y seis heridos en
el atentado de Yemen. Quiero transmitir mis más absolutas condolencias a las familias de los fallecidos y también de los heridos. El Gobierno hará todo lo que esté en su mano por todos ellos; cuentan con la solidaridad total del Gobierno de la
nación y estoy seguro que de todos los españoles. En una de las dos ocasiones que he salido de la sala -le agradezco al presidente que haya permitido interrumpir la sesión-, lo hecho para confirmar esta noticia y para alertar al 47 Grupo de
nuestras Fuerzas Aéreas por si es necesario enviar un avión para la repatriación de los cuerpos o para la evacuación médica, en combinación con el Ministerio de Asuntos Exteriores. En cualquier caso, descansen en paz los fallecidos y deseo el
restablecimiento de los heridos en nombre del Gobierno español.



Dicho esto, la naturaleza y el objetivo de la comparecencia me obligan a entrar en el contenido de la misma. Voy a tratar de responderles, señores diputados, en el orden que ustedes han intervenido. Por consiguiente, voy a empezar
respondiendo al señor Zaplana. El señor Zaplana, en nombre del Grupo Parlamentario Popular, ha comenzado su intervención haciendo una declaración de principio, diciendo que no culpan al Gobierno, para acto seguido desmentirla rotundamente, porque
sí quieren culpar al Gobierno de este atentado terrorista. De hecho, este proceso de culpabilización no empieza hoy, ya empezó en la sesión de control al Gobierno de la nación el pasado miércoles, cuando el señor Rajoy habló de que era una
vergüenza que los vehículos no llevaran inhibidores y, entre otras cosas, se remitió a algún hecho rotundamente falso para justificar antecedentes.
Por ejemplo, dijo que el vehículo en el que circulaba Idoia Rodríguez, la soldado que falleció en
Afganistán hace unos meses, tampoco iba dotado de inhibidor, ocultando que la causa de explosión allí fue una mina, no un artefacto activado a distancia y ocultando también que el vehículo de la soldado Idoia


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Rodríguez iba protegido por los inhibidores del resto de la patrulla, del convoy. Recuerdo que esta soldado, a la que también quiero rendir homenaje aquí de nuevo, iba en el interior de una ambulancia BMR. En el día de hoy, después de que
el señor Zaplana haya hecho esa declaración de que no van a culpabilizar al Gobierno, acto seguido dice que el Gobierno no ha tenido previsibilidad objetiva, a pesar de mi comparecencia para pedir la autorización para el despliegue de tropas en
Líbano, donde claramente dije -y lo repito hoy- que no podíamos descartar y, por lo tanto, no descartábamos el riesgo de un atentado terrorista; exactamente que elementos incontrolados, utilizando tácticas terroristas, pudieran atentar contra
nosotros; cualquier tipo de táctica terrorista, hoy estamos hablando de una de ellas pero hay muchas otras. Luego diré algo al respecto. Por tanto, hubo una previsibilidad absoluta, entre otras cosas porque los militares, que son excelentes
profesionales y conocen muy bien su trabajo, me hicieron una descripción de los elementos de riesgo que me permitió decir en el Congreso de los Diputados en septiembre y mantener a lo largo del tiempo en sede parlamentaria y en cualquier
intervención pública todo lo que he mantenido.



En cuanto a la evaluación del riesgo, otro elemento que el señor Zaplana trata de esgrimir para culpabilizar al Gobierno de este atentado terrorista, he sido ya muy explícito en mi intervención y lo seré aún más acto seguido. Esa evaluación
del riesgo ha sido sensata, coordinada y profesional. Yo no me invento las cosas, entre otros motivos porque no tengo ninguna necesidad de hacerlo. Tenemos buenos servicios de inteligencia que trabajan día a día, semana a semana, mes a mes y lo
hacen duramente para que los análisis del riesgo sean lo más acertados posible. Evidentemente, nadie es Dios y nadie acierta siempre, en todo momento y en todo lugar, pero nuestros servicios de inteligencia, civiles y militares, hacen un excelente
trabajo.



El señor Zaplana nos acusa también de ocultar información, que no sé a qué se refiere (El señor diputado Carro Garrote: Se refiere al 11-M.), porque justamente este Gobierno, desde que se pidió la autorización para ir a Líbano a lo largo
del tiempo y desde que ocurrió la desgracia del atentado terrorista del 24 de junio, no hemos hecho otra cosa que dar información sistemática día a día y hora a hora. Finalmente, el último recurso para tratar de culpabilizar al Gobierno es que no
llevábamos medios. Ahora entraré en la cuestión de los medios pero voy a hacer una afirmación rotunda: Por supuesto que llevábamos y tenemos los medios idóneos para la misión Unifil de las Naciones Unidas en el sur de Líbano en las condiciones
descritas por la resolución de las Naciones Unidas y por las reglas de enfrentamiento que se derivan de esa resolución.



La pregunta que me hago es por qué quieren culpar al Gobierno de un atentado terrorista. (El señor Soravilla Fernández: No; es responsabilizar.) Me dice un diputado de la bancada del Grupo Parlamentario Popular que no nos culpan, que solo
nos responsabilizan.
(El señor Soravilla Fernández: No es lo mismo. Si quiere, María Moliner.) Señor diputado, no se preocupe, está hablando con una persona que las categorías imputabilidad, culpabilidad y responsabilidad las lleva manejando toda
su vida; no se preocupe. (El señor Soravilla Fernández: Pues no lo parece.) Es mucho más grave lo de responsabilidad que lo de culpabilidad. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Por favor, señor Soravilla.



El señor MINISTRO DE DEFENSA (Alonso Suárez): Sin acritud alguna -porque está es una comparecencia política y tengo la obligación de dar explicaciones y yo mismo pedí la comparecencia en cuanto ocurrió este atentado terrorista- vengo aquí a
dar explicaciones.



¿Por qué se trata de culpabilizar o de responsabilizar al Gobierno del atentado terrorista del pasado 24 de junio? Por cuatro cosas fundamentalmente. En primer lugar, siguiendo la táctica de instrumentalizar la desgracia como mecanismo de
actuación política. En segundo lugar -esto es una consecuencia-, porque en un momento como este, con una misión fuertemente legitimada por Naciones Unidas y por esta Cámara, donde está el país empeñado como tal, donde está España, lo que tenemos
que hacer es fortalecer a España y lo que hacen ustedes, señor Zaplana, es debilitarla. (Aplausos.-El señor Soravilla Fernández: ¡Vaya tela!-El señor López-Amor García: ¡Un argumento franquista!) En tercer lugar, porque ustedes de esta forma
rompen de una manera clara un código de conducta que se ha mantenido a lo largo de los años. (El señor Soravilla Fernández: El vuestro.) De los atentados terroristas son culpables los terroristas, no el Gobierno de la nación, el Gobierno
democrática y legítimamente elegido por todos los ciudadanos que han decidido depositar su confianza en nosotros, el Gobierno de todos los españoles (El señor Soravilla Fernández: Sí, el anterior también.), de los que nos votaron y de los que no, y
sobre todo en misiones internacionales de esta naturaleza, que son consecuencia de una política de Estado, de una definición exterior de la política de Defensa del Estado, algo en lo que tenemos que estar todos juntos y no separados. Y, finalmente,
esto se hace -esta es la respuesta a la pregunta-, evidentemente, para justificar Irak. Esa es la cuestión. (Un señor diputado: ¡Ahora!) Señor Zaplana, yo no tenía intención -créame- de referirme a Irak. Tengo tan claro que son situaciones tan
absolutamente distintas que no tenía ni la más mínima intención de referirme a algo que creo ya suficientemente debatido. Sin embargo, lo haré, como es natural.
(El señor Hernando Fraile: Como lo lleva apuntado.)


Quiero comentarle alguna cuestión, aparte de alguna manipulación menor que usted ha hecho al dar la cifra de víctimas de Finul, pues ha contado el número de accidentes, el de muertos por enfermedad, etcétera. Lo que puedo decirle, si no
recuerdo mal, es que hay 103 víctimas


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por acciones violentas a lo largo de los 17 ó 18 años de misión Finul de Naciones Unidas, pero en los últimos cinco años no ha habido ni una sola víctima mortal. Con independencia de la importancia que tenga esto, quiero dejarlo bien claro,
pues es una información objetiva.



Ahora, señoras y señores diputados, señor presidente, quiero decirles una cosa muy clara. En todo lo que tiene que ver con las Fuerzas Armadas, y particularmente en nuestras misiones internacionales, estamos haciendo lo que ustedes no
hicieron a lo largo de ocho años de gobierno y es una tarea dura porque ustedes hicieron realmente muy pocas cosas, señor Zaplana. Hemos explicado antes de nada y lo hemos hecho con toda sinceridad, como le digo, el riesgo de la misión -yo lo
expliqué en sede parlamentaria-, hemos explicado el despliegue técnico de la misión, -yo lo he hecho en sede parlamentaria-, y hemos explicado cuál es el nivel de compromisos que asumimos y que mantenemos con la misión Finul de Naciones Unidas. Y
por añadidura -este es un dato al que alguien ha hecho referencia antes-, para que ustedes lo tuvieran más claro, invité al Estado Mayor de la Defensa a los diputados de la Comisión de Defensa, los cuales fueron, entre ellos el señor López-Amor, y
se les explicó claramente cuál era el despliegue de medios, el despliegue técnico e incluso las reglas de enfrentamiento. Se les dijo: Si quieren, señores diputados, aunque son reservadas -no para ustedes, naturalmente-, las miran y comprueban de
qué estamos hablando al cien por cien. Por lo tanto, ustedes tenían al comienzo de la misión y durante la misma la posibilidad de tener toda la información que hacía referencia a la misión y, si ustedes votaron que sí, la pregunta siguiente es:
¿Por qué votan ustedes que sí? (El señor Soravilla Fernández: ¿Pero para siempre?) Porque tenían toda la información, claro que la tenían, y ahora se la voy a detallar.



En primer lugar, tengo que indicarles, señoras y señores diputados, que en esta legislatura hay una prueba del algodón respecto del compromiso de un gobierno con una parcela determinada, en este caso con el Ministerio de Defensa, y es la
dotación presupuestaria, el dinero, los recursos financieros que dedica a los profesionales de las Fuerzas Armadas. En esta legislatura el presupuesto ha crecido un 19,3 por ciento, es decir, 3 puntos más que la legislatura anterior y casi el doble
que en la anterior de la anterior. En términos monetarios, el Ministerio de Defensa gestiona con esos aumentos más de 11.000 millones de euros. El 80 por ciento de los recursos financieros que hemos aumentado en esa cuantía los dedicamos a mejorar
la operatividad de las Fuerzas Armadas y solo el 14 por ciento a gasto administrativo y, en particular -ya que aquí estamos hablando solo de la misión de Líbano, como es natural-, nos hemos gastado en seguridad directamente, 108 millones de euros,
en los meses que llevamos en Líbano. Gasto directo en seguridad: 108 millones de euros.



Ahora quiero pasar a hablar de lo que hemos hecho con todo ese gasto.
Quiero referirme a la idoneidad de medios, a la cuestión de los tanques y de los BMR, a los que el representante del Grupo Popular y alguno más de ustedes ha hecho
referencia. El juicio inequívoco de los expertos, de los que entienden de esto, de los militares es que los BMR, por la orografía del terreno, por el nivel de amenaza y por el perfil de riesgos, son los vehículos idóneos para una misión de estas
características, que requiere vehículos con un alto grado de movilidad y con la mayor protección posible. Les recuerdo que los BMR son vehículos muy blindados, que pesan más de 13 toneladas; no estamos hablando de ningún vehículo menor, estamos
hablando de un vehículo de alta potencia, de alta disponibilidad, de alta movilidad y de un vehículo que es -no tengan ninguna duda- un buen vehículo, el mejor vehículo para operaciones de tipo Unifil que tienen las Fuerzas Armadas españolas y que
es homologable, desde el punto de vista de la calidad, con los vehículos que utilizan las Fuerzas Armadas del resto de los países que están en la misión Unifil y en general del resto de los países punteros del mundo y, además, un vehículo que no ha
dejado de ser modernizado año a año.



La pregunta que me hace el señor Zaplana es por qué no se utilizan vehículos más pesados, como tanques, por ejemplo. Aquí tengo que referirme a una cuestión con carácter previo. Los profesionales de las Fuerzas Armadas tienen a su
disposición potencial absolutamente toda la gama de recursos e instrumentos que por propia definición forman parte de la naturaleza de la actividad militar. Por tanto, si a una determinada misión los mandos militares quieren llevar BMR, porque el
análisis técnico -ellos son los que saben- lo indica, como ocurre en el caso, y es un buen análisis técnico, pues llevan BMR y, si para otra misión tienen que llevar aviones de determinada naturaleza, llevan aviones y, si para otra tienen que llevar
barcos, pues llevan barcos. De hecho, en esta misión, como recordarán ustedes, el transporte se hizo con barcos de la Armada antes del despliegue en Líbano. ¿Qué quiero decir con ello? El señor Zaplana ha recurrido directamente a una falacia, que
a mí no me importa, porque la actividad política es dura y crítica y, por tanto, yo asumo cualquier cosa que se me diga siempre que entre dentro de los términos de una educación elemental, pero el argumento de que no se han llevado tanques y por eso
están nuestros soldados desprotegidos va dirigido directamente al corazón y al alma de los mandos y de los soldados profesionales que tienen que tomar ese tipo de decisiones, y eso sí que no es tolerable, señor Zaplana. Esos mandos toman decisiones
profesionales coherentes con toda calidad y con todo rigor, y no se puede decir esa barbaridad, porque, como le demostraré ahora, los tanques no tienen que hacer nada en misiones de la naturaleza que desempeñan los BMR. Los carros son vehículos de
enfrentamiento en espacios abiertos y para enfrentamientos de alta intensidad, que además tienen que llevar usualmente infantería. Para esta misión de Líbano no se ha estimado necesario, según juicio inequívoco del Estado Mayor de la Defensa, que
saben y mucho de esto, porque son excelentes profesionales, por lo que les he apuntado, son


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vehículos que carecen de maniobrabilidad, tienen el peligro de detenerse ante obstáculos o de detenerse en una carretera o de quedar atrapados en medio de un pueblo y un carro parado es un vehículo muy vulnerable y además destroza caminos y
carreteras e impide el movimiento de la población. Les seré más explicito, a través de un informe que he pedido al jefe del Estado Mayor de la Defensa, con respecto a la cuestión de por qué no se llevaron vehículos tipo carros. Al determinar la
organización operativa para el cumplimiento de una determinada misión se tienen en cuenta dos premisas fundamentales: Los medios necesarios para dicho cumplimiento y la seguridad de quienes hayan de cumplirla. Manteniendo esas dos premisas se
diseña una organización operativa para esta operación, operación Libre Hidalgo de Líbano, sin considerar el empleo de carros de combate por las siguientes razones. Antes de nada tengo que decirles que, al conocer Naciones Unidas que una de las
naciones desplegaría carros de combate y ante la pregunta del representante español del departamento correspondiente de Naciones Unidas, se obtuvo como respuesta que se iba a dirigir una carta a ese Gobierno en cuestión recordando el límite impuesto
objetivamente por Naciones Unidas y derivado de la naturaleza de la misión. Al margen de esta cuestión, hay una nación -aquí no tengo nada que decir evidentemente- que despliega una compañía de carros de combate que nunca se han empleado para
patrullas, porque con ellos se ha constituido una especie de reserva y, según me dice el Jemad, se han empleado para ejercicios. No puede ser de otro modo, porque el carro de combate nunca actúa solo. De haber dispuesto de ellos, de haberlos
empleados en patrullas, deben ir acompañados de otros vehículos, BMR, o con infantería para protegerlos.



¿Habríamos asegurado así la vida de los tripulantes del carro, de los soldados de infantería y de los tripulantes de los BMR? Les aseguro que hubieran estado expuestos a los mismos riesgos que si no hubieran actuado sin carros. La razón
para cuanto se asegura en el punto anterior que les acabo de leer está fundamentalmente en la vulnerabilidad del carro en ciudades y cuando está detenido. El carro está indicado para actuar en espacios abiertos. Si al patrullar por una ciudad se
encontrara un obstáculo que le obligara a detenerse, dado su porte o su escasa maniobrabilidad, al estar detenido podría sufrir una agresión por medios simples -es decir, no es más seguro- como: botella de gasolina, lanzagranadas desde una ventana,
detención por masas de ciudadanos, etcétera; agresiones que también puede sufrir un BMR pero que, al tener mayor maniobrabilidad, se da en ocasiones menos frecuentes y el BMR sí tiene mucha mayor respuesta. Cualquier vehículo de cadenas -me dice
el Estado Mayor de la Defensa-, y especialmente el carro, destroza vías de comunicación y las calles de las ciudades, perjudica las infraestructuras y dificulta las actividades económicas y, lógicamente, la población civil se queja del empleo de
BMR. De otra parte, Unifil solo patrulla por carreteras y caminos, porque fuera de ellas existe gran probabilidad de encontrarse con minas u otros artefactos. Finalmente, los carros de combate no son medios diseñados para realizar un gran número
de kilómetros, que es lo que debe hacerse cuando se efectúan patrullas en operaciones como Unifil y similares. Por tanto, el perfil de riesgos no aconseja, incluso hoy, su empleo. Los carros de combate son medios, como les decía, de combate en
espacios abiertos y para combates de alta intensidad y, generalmente, con fuerzas de infantería en sus inmediaciones. Por tanto, el BMR, sin duda alguna, es la elección idónea -por eso la hicieron el Estado Mayor de la Defensa y los especialistas
militares- y es el vehículo idóneo para una misión de estas características, sin ningún tipo de duda.



En relación con la idoneidad -que es una de las cuestiones que el señor Zaplana trata de utilizar contra el Gobierno para culpabilizarle de este atentado-, tengo que decirles lo siguiente: Hemos hecho, efectivamente, lo que no hizo el
Gobierno anterior durante ocho años, lo hemos hecho dura y costosamente, con aumentos presupuestarios sostenidos y con muchísimo trabajo y muy duro. En Irak, al margen de las consideraciones de legalidad -en las que luego entraré- y de oportunidad
o conveniencia de la guerra de Irak, no se contó ni siquiera con vehículos Vamtac blindados, no ya con BMR, porque los Vamtac que había no estaban blindados. No se contó con inhibidores pese al uso continuado de vehículos bomba. Solo se contó con
vehículos comerciales con blindaje menor y los BMR que había en Irak -que los había- iban sin inhibidores.



En Afganistán la situación era muy parecida hasta que llegamos nosotros.
Les voy a decir lo que hemos hecho en Afganistán: Hemos dotado a la misión de Vamtac blindados en septiembre de 2004; hemos desplegado BMR, que no los había, a
partir del 1 de abril de 2006; hemos instalado escudos protectores para los Vamtac; hemos desplegado BMR ambulancias para acompañar secciones dotadas con el mismo material; hemos instalado inhibidores de frecuencia en todos los BMR y Vamtac, 103
inhibidores de frecuencia -todos los vehículos que pueden actuar aisladamente los tienen-; hemos incrementado considerablemente los medios de visión nocturna de nuestros soldados y hemos dotado de miras holográficas a las armas individuales; hemos
sustituido los Nissan sin blindaje por Aníbal, la mayoría blindados; hemos mejorado la protección, blindaje y sistemas antimisiles en helicópteros; hemos instalado sistemas de protección periférica en nuestras bases, etcétera. Todo eso, aunque en
Afganistán estamos desde 2002, no estaba hecho; lo hemos tenido que hacer nosotros desde abril de 2004 hasta ahora, y vamos a seguir haciéndolo.
(Aplausos.)


Quiero volver brevemente, si me lo permiten SS.SS., a la cuestión de la previsión, para hacer una afirmación que tengo muy clara, por mis comparecencias parlamentarias, desde la primera hasta la de hoy, por todo lo que he dicho en sede
parlamentaria y en los medios de comunicación.
Hemos tenido una completa previsión genérica


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y concreta, antes, durante la misión y ahora, y seguiremos teniendo esa previsión en el futuro, en la medida de lo posible y en la medida de lo humano. En esa medida, seguiremos teniendo previsión al cien por cien.
Los servicios de
inteligencia en la cuestión de Líbano trabajaron bien, señor Zaplana, e hicieron todo lo que pudieron, como decía antes, día a día, semana a semana y mes a mes. El Centro Nacional de Inteligencia, diga lo que usted diga, tiene gente muy competente.
(El señor López-Amor García: No hemos dicho lo contrario.) Tiene gente muy competente en Líbano. Yo conozco a algunos de ellos y sé que es gente que hace un trabajo muy duro, que se deja la piel y que arriesga mucho todos los días para servir a
los intereses de su país, de España. (El señor López-Amor García: Nadie lo ha puesto en duda. Estupendo.) Y los miembros del CNI, el centro en general, como saben ustedes -usted ha sido ministro y me imagino que habrá visto bastantes informes del
CNI-, hacen buenos análisis genéricos o estratégicos. Puedo decirles, sin faltar al secreto y a la reserva que me impone la Ley de Secretos Oficiales, que en este caso analizaron a lo largo del tiempo el aumento y disminución general de la
inestabilidad en Líbano, que obviamente depende de las circunstancias del país en los diferentes periodos de tiempo. Por tanto, se nos fue diciendo en cada momento qué era lo que había en Líbano y cuáles eran las previsiones y los análisis
genéricos de amenaza y de riesgo, en especial -lo cito por la cercanía del tiempo-, por parte de nuestros servicios de inteligencia -estoy hablando de mayo y de este mes de junio- se nos habló de la cuestión de los campos palestinos, es decir, de
que había una infiltración progresiva y creciente de elementos de Al Qaeda en los campos palestinos. Saben que en Líbano hay unos 400.000 palestinos repartidos en doce campos -son sitios tremendos, pueden creerlo; yo he visto de lejos, pero con la
suficiente perspectiva, el campo de Saida o Sidón en donde hay 50.000, 60.000 ó 70.000 seres humanos sin ningún tipo de Gobierno y en situaciones de violencia muy complicadas-, en donde se han infiltrado terroristas palestinos en esos meses de mayo
o junio, como yo he dicho muchas veces en público, señor Zaplana, y como dije al última vez que ustedes me preguntaron en el Senado a respuestas de uno de sus senadores, hace tan solo dos o tres semanas. Además de la cuestión de los campos
palestinos, hemos recibido información de que la cuestión del enjuiciamiento de los supuestos autores del asesinato del ex primer ministro Hariri aumentaba la inestabilidad genérica en todo Líbano. Junto a ello siempre se nos ha dicho lo que todos
ustedes saben: que hay focos en Líbano donde hay más inestabilidad y que hay focos donde hay menos inestabilidad y, por tanto, que en Beirut hay una gran bolsa, por decirlo de alguna manera, de inestabilidad y de inseguridad, en Sidón o en Saida
también y en otras partes del país, y hay otras partes en las que hay menos inseguridad. Pero la descripción genérica de riesgos es una descripción precisa, bien elaborada por nuestros servicios civiles de inteligencia.



Por su parte, los militares trabajaron igualmente bien y coordinados.
Trabajaron sobre el terreno, porque los militares no hacen información estratégica, no hacen información de los niveles globales de riesgo, de contexto, de la evolución
general, sino que hacen lo que les corresponde, que es información de naturaleza táctica, sobre el terreno, es decir, dicen cuáles son los riesgos concretos, sobre el terreno concreto y en relación con el contexto concreto en el que nuestras tropas
desarrollan la misión. Yo despacho todas las semanas con el jefe del Estado Mayor de la Defensa y además me remite informes mensuales. Las calificaciones que les he dicho no se las ha inventado el jefe del Estado Mayor de la Defensa, sino que han
salido de los análisis del Centro de Información de las Fuerzas Armadas -aquí está y él mismo podría decirlo- que se trasladan al Estado Mayor de la Defensa y al mando de operaciones, es decir, al nivel táctico de la operación. Los calificativos
que he empleado en mi intervención son los que han empleado ellos, ¡faltaría más! Por tanto, nuestros servicios de información y de inteligencia han actuado bien, dentro de lo humanamente posible; han hecho un trabajo serio, han estado encima de la
cuestión, han estado sobre el terreno y han hecho lo que les correspondía.



Finalmente, en el nivel más operativo, no en el estratégico ni en el táctico, sino en el operativo, sobre el terreno, nuestros militares que están en la misión Unifil, señor Mardones, han respetado siempre todas las prescripciones de Unifil.
Por ejemplo, tras los enfrentamientos en los campos, tanto en el de Nahr el Bared, como en Saida y otros, entre las Fuerzas Armadas libanesas y otros elementos que se habían infiltrado en esos campos, con toda la razón por parte del Gobierno
libanés, el día 3 de junio, se aumenta el nivel de alerta por Unifil. Entre otras cosas, ello supuso la suspensión de movimientos que no fueran operativos y necesarios para la vida de las unidades. Esa suspensión se levantó el día 10, y por tanto
a partir de ese día, según Unifil, nuestros vehículos podían circular, cosa que hacía, por desgracia, el vehículo que sufrió el trágico atentando terrorista del día 24 de junio. Por consiguiente, en cuanto a la evolución del riesgo, en primer
lugar, los profesionales -y yo los defiendo, porque he visto su duro trabajo día a día- tuvieron previsión y me trasladaron la información que me tenían que trasladar en tiempo razonable. Por tanto yo siempre conocí cuáles eran los elementos que
permitían un análisis de la evolución del riesgo. En segundo lugar, el riesgo se analizó por los servicios de inteligencia de una manera continuada en el tiempo. Y en tercer lugar y lo más importante, se reaccionó en consecuencia. Es decir, se
han puesto los medios que la misión exige en cada momento, los procedimientos que la misión exige en cada momento y los militares que la misión exige en cada momento frente a los riesgos altos. Los riesgos altos, como les he descrito, son los que
se derivan de la propia naturaleza de la misión y del enfrentamiento latente entre Hizbulá e Israel. Les he dicho que nuestros soldados han desmi


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nado 400.000 metros cuadrados, que han desactivado 2.000 submuniciones, que han hecho frente a 28 trampas-bomba y que han acabado con dos arsenales, uno con 17 cohetes nada menos y otro con 100 granadas y morteros. Han hecho frente a esos
riesgos altos y también a los riesgos menos altos.



La cuestión de los inhibidores se la he explicado suficientemente y cualquier explicación que quieran se la volveré a dar ahora aquí, y luego me referiré a algunos otros grupos que han hablado, pero tengan muy claro que desde el primer
momento se previó el riesgo porque yo mismo dije que no se podía descartar -y lo dije porque los análisis de los profesionales eran buenos- el riesgo de un ataque terrorista, de cualquier tipo de ataque terrorista como el sufrido, por desgracia, el
día 24 de junio. Ahí se inicia toda la secuencia para la dotación, también en nuestra misión de Líbano. Tuvimos que atender primero a Afganistán porque allí no había ni un solo inhibidor. Ahora que allí hay 103, hemos podido atender a Líbano, y
justo antes de que acabara el despliegue de la misión, el 30 de octubre, el JEME, el Ejército de Tierra y los militares profesionales, de nuevo haciendo frente al riesgo con absoluta previsión y diligencia, empezaron a desplegar todo el proceso de
adquisición de la manera que les he relatado.



En cuanto a las medallas, quiero decirle al señor Zaplana algo sobre lo que ha dicho. Durante estos días todos hemos asistido a una polémica ficticia sobre la categoría de la condecoración impuesta a nuestros soldados fallecidos en Líbano.
Como ustedes saben se les ha impuesto la Cruz del Mérito Militar con distintivo amarillo, que es la prevista por la normativa vigente para situaciones como la acaecida el pasado domingo.
Esta normativa es un real decreto, como les indicaba
anteriormente, de agosto de 2003, que fue aprobada por tanto por el anterior Gobierno, no por este. En ella se prevé la concesión -se lo digo también como carácter de hecho cierto- de la condecoración con distintivo amarillo cuando se trate de
recompensar acciones o servicios que entrañen grave riesgo, y con distintivo rojo cuando se trate de acciones o servicios realizados frente a fuerzas hostiles o en el desarrollo de una operación armada. Ese real decreto aprobado por el Gobierno del
Partido Popular, señor Zaplana, contiene una regulación inadecuada, incongruente y contradictoria. Se dicta en agosto de 2003 en un momento en que los soldados españoles están participando en una guerra, que era la guerra de Irak. Durante esa
guerra, como ustedes saben, siete miembros del Centro Nacional de Inteligencia fallecieron el 29 de noviembre de 2003, al ser objeto de un ataque cuando se desplazaban en dos vehículos por una carretera a 30 kilómetros al sur de Bagdad. A la altura
de la localidad de Mahmudiya fueron atacados por elementos armados y tuvieron que defenderse mediante el uso de sus propias armas, con el triste resultado del fallecimiento de siete de ellos, solo uno logró salvar la vida. Pues bien, en ese
momento, con esta descripción del hecho que les hago, el Gobierno del Partido Popular impuso a esos siete fallecidos la Cruz al Mérito Militar con distintivo amarillo, a pesar de la evidencia de que se daban las circunstancias -no porque fuera o no
una guerra, que era una guerra- previstas en su propia normativa para imponerlas con distintivo rojo. (Un señor diputado: Para no reconocer la guerra.) Por esas mismas fechas el mismo Gobierno concedió la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo
a 65 militares participantes en la operación del islote de Perejil, señor Zaplana, en la que no hubo enfrentamiento armado y se concedió no solo a las tropas sino también a gente que no estaba directamente involucrada.
Por consiguiente, en las
operaciones de paz en que participa España bien podría darse una circunstancia en que miembros de nuestro ejército fueran atacados por elementos armados y tuvieran que defenderse utilizando armas para repeler la agresión. En este caso la normativa
vigente, al tratarse de una acción contra fuerza hostil, daría o habilitaría las circunstancias para imponer la condecoración con distintivo rojo, pero también puede darse una situación como la que se ha dado en Líbano, no de un ataque abierto que
dé lugar a un enfrentamiento con una fuerza hostil, sino un ataque con un artefacto explosivo que no dé lugar a reacción de enfrentamiento. Por tanto, es una clara injusticia y una evidente contradicción que vamos a corregir modificando la
normativa de condecoraciones para acabar con esa discriminación. Vamos a tratar normativamente igual y permitir el reconocimiento con la misma distinción a todos los fallecidos como consecuencia de ataques durante el desarrollo de misiones
internacionales. Se lo diré más claramente. Creo que los chicos fallecidos el otro día merecían el mismo distintivo rojo que hubieran merecido si hubieran perecido en un enfrentamiento armado directo, contra fuerzas hostiles, mediante disparos, si
quieren. Estos chicos merecían ese distintivo rojo y otros que han estado en iguales circunstancias antes, también. (El señor López-Amor García: Menos mal que lo ha reconocido.-Rumores.) Vamos a modificar esa normativa y además lo vamos a hacer
en la medida en que lo permita el principio de retroactividad recogido en la Constitución española. Lo vamos a hacer con carácter retroactivo para acabar con esas situaciones de injusticias del pasado (Aplausos.) y desde luego para acabar con una
polémica manipulada, falsa y absurda, como he explicado creo que más que convenientemente. (El señor Ballestero de Diego: Cambia esta también, cambia la del CNI.)


Señoras y señores diputados, el Grupo Popular ha dicho que estamos en guerra y que lo ocultamos. Esta es una cuestión de la que ya hablé en mi primera comparecencia cuando pedí la autorización para el despliegue, de la que he hablado a lo
largo del tiempo siempre que se me ha preguntado en sede parlamentaria y siempre que se me ha preguntado para o ante la opinión pública. Estamos allí mediante una resolución de Naciones Unidas, la 1701, que conocen ustedes, por tanto, la dimensión
de la operación de paz es inequívoca como tal operación de paz, porque Naciones Unidas no hace la guerra, no la hecho nunca ni la hará nunca. Naciones Unidas siempre ha hecho la paz, contribuye objetivamente


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y con todo el esfuerzo que puede a realizar la paz en sitios duros, inseguros, donde hay mucha violencia, incluso en sitios como Líbano, donde ha habido una guerra reciente, pero nosotros, Naciones Unidas -cuando hablo en plural hablo de
Naciones Unidas-, vamos a hacer la paz en una operación de cascos azules. Decir que Naciones Unidas hace la guerra es algo muy duro (El señor Soravilla Fernández: Van a zonas de guerra.) no solo en términos de discurso político sino también por el
mensaje que puede llegar a todos los destinatarios interesados en recibir ese tipo de mensajes. Cuidado, por tanto, con deslegitimar el carácter pacífico de Naciones Unidas, porque es lo único que tenemos para mantener un cierto orden en un mundo
complejo como en el que vivimos, el poco gobierno mundial -si me permiten hablar así- que tenemos, que con todo lo imperfecto que sea introduce disciplina y seriedad en las relaciones internacionales y por tanto permite que se hagan cosas como las
de Líbano o Afganistán (El señor González Pérez: Memoria selectiva que tiene el ministro.), permite que sumemos esfuerzos en la comunidad internacional para mantener y buscar la paz.



Finalmente, déjenme que les dé un argumento. Que esto es una operación de paz no solo se traduce de la Carta de Naciones Unidas, de una resolución y unas reglas de enfrentamiento derivadas de la resolución y por tanto de todo el paquete o
el aparato normativo y político. Escuchen las declaraciones del secretario general de Naciones Unidas, señor Ban Ki-Moon -operación de paz-; escuchen al primer ministro Siniora -operación de paz-; escuchen a cualquiera -y yo lo he hablado con
ellos muchas veces- de los ministros de Defensa de la Unión Europea de todos los colores políticos, y eso es una operación de paz para todos ellos.
Por tanto, la racionalidad y la manera de interpretar la racionalidad, que solo puede ser una, nos
dice que estamos en una operación de paz, eso sí, en una zona muy peligrosa, muy insegura, con armas y con violencia endémica, y por eso llevamos a nuestros militares (Rumores.), que son militares como la copa de un pino, no son ninguna ONG, señor
Zaplana, es decir, personas que actúan en estructuras pensadas para hacer frente a conflictos armados violentos. Por eso llevamos allí a nuestros militares, porque los necesitamos en una situación muy insegura para hacer la paz.
(Rumores.-Un señor
diputado: Menos mal.-Otro señor diputado: De toda la vida.) Donde claramente sí estuvimos en guerra fue en Irak (Aplausos.-Protestas.), y ustedes siguen respirando por ahí. (El señor Soravilla Fernández: ¿La primera o la segunda? ¿Irak la
primera o la segunda?) Ahí hubo una cuestión decisiva: la guerra de Irak se hizo al margen de Naciones Unidas. (La señora Torme Pardo: La de González, esa es la de González.) Por tanto, le faltaba en origen el gran elemento legitimador para una
operación de esa naturaleza. Pero además hay un segundo dato distintivo clarísimo con la operación de Líbano, señor Zaplana. La guerra de Irak no solo estuvo al margen de Naciones Unidas (La señora Torme Pardo: La de González.), sino que además
fue una guerra absolutamente equivocada desde el punto de vista estratégico, y no solo porque nos dijeran que había armas de destrucción masiva y no las hubiera, sino porque nos dijeron que Sadam Husein era un terrorista, y Sadam Husein era un
canalla absoluto, de los pies a la cabeza (El señor Soravilla Fernández: Y un terrorista.), pero cuando ustedes empezaron la guerra de Irak no había terrorismo y miren ahora lo que hay en Irak, es el principal foco de tensión del mundo
(Aplausos.-El señor López-Amor García: Una guerra civil.) y el principal foco de emisión del terrorismo internacional de base yihadista. Ahí la equivocada concepción política de la guerra de Irak conllevó que se quitara a quien era un canalla
absolutamente, y había que haberle enjuiciado y todo lo que ustedes quieran, y yo el primero, pero se le quitó, se quitó a toda su administración y se ha creado ahora mismo un vacío de poder que a ver cuándo, quién y cómo se llena, con el
consiguiente aumento neto y enorme de inestabilidad en la región y en todo el planeta, en todo el mundo, como consecuencia de esa gestión política equivocada de la guerra de Irak. Ahora en Irak sí que hay terrorismo. Ahora más que nunca Irak emite
terrorismo a todos los países de la región de Oriente Próximo y a todos los países del planeta, incluidos los de la Unión Europea. (Rumores.) Es lo que hay y quiero decirlo sin ninguna acritud. Es así. Ya les he dicho que no tenía ni la más
mínima intención, (Un señor diputado: Llevan cinco meses ya.) y lo han visto en mi intervención, de hablar del tema porque tengo muy claro que en Líbano estamos en una misión noble, decente, amparada por Naciones Unidas y con un sentido político
muy claro, que es poner paz en una zona del planeta donde, si se reproduce el conflicto entre Hizbulá e Israel, sumado a la complejidad objetiva de Oriente Medio, se provocaría una situación no solo extremadamente dañina para los seres humanos que
viven allí sino también extremadamente peligrosa para la salud, el bienestar y la estabilidad del resto del mundo, incluidos nosotros los españoles. Por tanto, eso sí que tiene pleno sentido. El señor Maldonado da su pleno apoyo al Gobierno, que
le agradezco, y me dice que le satisface el informe. Si quiere más explicaciones respecto a alguna cuestión compleja como es la de la contratación administrativa, se las doy con todo gusto, solo me las tiene que pedir. Me dice también que no nos
olvidemos de abrir un periodo de reflexión respecto al futuro; y he dicho al final de mi intervención que ya lo hemos abierto. Me pregunta si se podía haber ido más deprisa en la contratación. Le he explicado cuáles son las claves y la respuesta
es que la contratación la han hecho los responsables de la misma en tiempo razonable. Insisto en que no se trata de ir a una tienda, comprar unos inhibidores, salir de la tienda y ponerlos, ni se trata de vehículos civiles. Les he explicado
claramente cuál es el proceso de fabricación y el de instalación, que es también muy complejo. Estamos hablando de vehículos complicados, sofisticados, técnicos, de instrumentos que no solo tienen que


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servir para el fin para el que están diseñados sino que además no tienen que perturbar el resto de elementos de los vehículos a los que van destinados, en este caso los BMR. Les he dado el dato de que si el Ejército de Tierra hubiera
actuado de un modo ordinario, es decir, sin buscar un paralelismo entre el expediente de contratación y hablar con la empresa para que empezaran a fabricar, si no lo hubiéramos hecho así, no hubiéramos empezado a tener inhibidores hasta noviembre de
2007. Por tanto, después del análisis creo que se ha ganado tiempo. Los procesos de fabricación e instalación se han realizado en plazos razonables. Pedí a mis colaboradores que hicieran una revisión de cómo han sido otros contratos negociados
sin publicidad para elementos de seguridad, y en el año 2000, desde el inicio del expediente hasta la recepción de los aparatos cifradores, comunicaciones, etcétera, transcurrieron, sin hacer ese proceso paralelo que ganaba tiempo, en unos casos
siete meses, en otros nueve, siete en otro, cinco meses en otro, cinco meses en otro, ocho meses en otro; en 2002, ocho meses, diez meses y medio, cuatro meses; en 2003, siete meses y medio, siete meses, seis meses y medio; por tanto, sin haber
ganado tiempo. En este caso se ha ganado. Insisto en que si el proceso hubiera comenzado desde el inicio del expediente o desde la firma del contrato, los hubiéramos tenido en noviembre de 2007. Por tanto, el Ejército de Tierra actuó en tiempo
razonable, con diligencia.



Me preguntaba, no sé si usted o el señor Zaplana, por qué no se pidieron los inhibidores desde septiembre o inmediatamente después de autorizada la misión en vía parlamentaria. Insisto en que nunca había habido inhibidores ni en Afganistán
ni en Líbano. Por lo tanto, había que priorizar Afganistán porque les he dado un dato concluyente: en el último año hubo mil artefactos explosivos y en Líbano, ninguno. Por tanto, cuando hay que priorizar se prioriza el riesgo donde está más
alto, que era en Afganistán. Lo que no significa que se olvidara en Líbano. Todo lo contrario, en Líbano se empezó a trabajar incluso antes de que se hubiera completado el despliegue de nuestras tropas, de nuestros efectivos. Por tanto, se
prioriza Afganistán con los 103 inhibidores que ya tenemos, pero desde el primer momento se trabaja en Líbano. Como les he dicho, y como dije en mi primera comparecencia, no podemos descartar atentados terroristas, tampoco un atentado terrorista de
estas características exactas, y antes del despliegue, de 30 de octubre, se piden los inhibidores y se empieza a trabajar con la secuencia y en la manera que les he descrito a través del análisis temporal de todo lo acontecido. De todas maneras,
señor Maldonado, si quiere cualquier ampliación al respecto o si la quiere cualquier diputado solo tienen que pedirla, como cualquier documento o cualquier explicación.



Me dice el señor Maldonado que no nos iraquicemos en nuestra política de defensa. Señor Maldonado, tenemos muy claro que a las operaciones internacionales solo se puede ir con Naciones Unidas. Tenemos muy claro que estamos bien situados
políticamente en la escena internacional. Desde el punto de vista de la defensa estamos con las políticas de defensa de la Unión Europea y somos socios y aliados del resto de los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, NATO.
Pero tengo que decirle muy claramente que somos soberanos. Somos aliados y amigos de todos los países que están en nuestro espacio geopolítico, pero, como hacen los demás países, tomamos nuestras decisiones autónoma y soberanamente. Lo he dicho
muchas veces, como lo han dicho el ministro de Asuntos Exteriores y el presidente del Gobierno, y lo mantengo en estos momentos. Por otra parte, Líbano, como usted apuntaba también en ese sentido, es una zona de riesgo. Efectivamente, de riesgo,
de mucho peligro, con muchas armas, con una guerra muy reciente, la última del verano pasado, que causó muchísimas víctimas y dejó mucho material armado sobre el territorio; personal armado, muchas armas, un enfrentamiento latente y, por lo tanto,
un trabajo muy duro que hacer que, como explican claramente los datos a los que yo hacía referencia antes, estamos haciendo muy bien tanto nosotros, los españoles, como el resto de los integrantes de la misión Finul.



Señor Puig, gracias por su confianza. Su posición es favorable a una concepción de la misión a través de la legitimación de Naciones Unidas.
Sabe que esa es nuestra posición y le agradezco la confianza general que usted ha evidenciado en
sus palabras. De todas maneras, si quiere algún dato más o cualquier cosa que pueda necesitar o querer, me lo dice ahora en este turno o cuando sea.



Señor Txueka, gracias también por su confianza. Su posición también es favorable a la misma concepción de la misión. Por lo tanto, nada que decir al respecto, solo agradecerle su confianza en las explicaciones que ha dado el Gobierno. El
proceso de contratación administrativa, en cualquier administración, desde luego en el Estado, es un proceso riguroso y complejo. Estamos hablando de fondos públicos, cuyo uso hay que disciplinar. Y se disciplina administrativamente mediante un
expediente de contratación, la firma de un contrato, la ejecución del contrato, etcétera. Como he indicado antes de que se completara el despliegue de la misión los mandos militares pidieron a los que estaban sobre el terreno una estimación de
necesidades y empezaron a trabajar inmediatamente, antes incluso de que se completara el despliegue de la misión el 30 de octubre. Luego hacen algo decisivo que demuestra la diligencia: no esperan al papeleo, a la burocracia y empiezan a trabajar
en la fabricación real de los aparatos. Llaman a la fábrica y dicen: Como ya hemos reservado, porque podemos presupuestariamente en 2007 reservar el crédito (hemos reservado un millón de euros), pónganse ustedes a trabajar, y a partir de ahora los
dos nos ponemos a hacer el procedimiento de contratación administrativa. Por lo tanto, ambos figuran en paralelo. El procedimiento de contratación administrativa se hace con escrupuloso respeto a la legislación de contratos del Estado, pero esa
manera de actuar, escrupulosa, desde el punto de vista de la legalidad, es también conveniente desde el punto de vista


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de la ganancia de tiempo y nos permitió ganarlo. Por eso les he dicho que actuaron en tiempo razonable y con diligencia demostrada.



El señor Llamazares acierta, si me permite decírselo, en el sentido de la misión Finul. Efectivamente, estamos allí para lo que usted básicamente ha dicho, porque eso es lo que dice la resolución de Naciones Unidas, y estamos para hacerlo
de la manera que dicen las reglas de enfrentamiento que se derivan de esa resolución de Naciones Unidas. También ha hecho referencia a una situación de riesgo en los últimos días. Ya le he dicho que ha habido un momento importante, en mayo o
junio, con el aumento de la presencia yihadista en los campos de refugiados palestinos. Ese fue y sigue siendo un momento muy importante porque introduce en Líbano un nuevo factor de complejidad que se suma a toda la complejidad del país social,
política y religiosa, que usted conoce bien. Además se comete un hecho grave, un ataque contra cascos azules de Naciones Unidas. Por tanto, estamos en situación de alerta como siempre, con los niveles de alerta que establecen los mandos militares
de la misión Unifil y los mandos militares sobre el terreno de nuestro contingente, y a través de esos análisis de riesgo a los que me he referido reiteradamente. En cuanto a la información técnica reservada, si quiere alguna especificación, hago
ahora mismo a todos ustedes la misma oferta que hice cuando me autorizaron el despliegue de la misión. Si quieren cualquier cosa, cualquier información técnica de Líbano, me lo dicen, van ustedes al Estado Mayor de la Defensa, y allí se les explica
todo lo que ustedes quieran que les sea explicado, sin ningún problema. También ha dicho que hay que agilizar las medidas de seguridad. Estamos haciendo todo lo posible al respecto, como es conocido, público y notorio. Por cierto, saben que
además lo vamos a hacer sin detrimento de ninguna otra de nuestras misiones internacionales. Saben que teníamos pendiente una misión de entrenamiento del ejército afgano. Unos cincuenta militares nuestros, si ustedes me lo autorizaban, iban a ir a
Afganistán no para aportar más seguridad a los que ya están allí, sino para entrenar a tropas afganas. Para eso tenían que ir con su propia seguridad y por eso tenían que ir con BMR dotados, entre otras cosas, de inhibidor. Como se ha retrasado
esa comparecencia, esa autorización y ese envío, lógicamente hemos mandado esos BMR a Líbano y no a Afganistán. Por tanto, no van a Afganistán porque de momento no van los que iban a utilizar esos BMR. En cuanto a la investigación de los
responsables, las autoridades libanesas nos han prometido -y creo que lo están cumpliendo- su plena colaboración; asimismo, estamos colaborando con las autoridades Unifil, con Naciones Unidas, y estamos haciendo nuestra propia investigación. Son,
por tanto, investigaciones coordinadas que esperemos den sus frutos. No va a ser fácil pero haremos todo lo que esté en nuestras manos para descubrir a los responsables de esta salvajada, de este atentado terrorista.



En cuanto a la situación política de la zona, seguramente necesitaríamos una comparecencia entera para hablar de la situación política de Líbano, una situación que hay que analizar no de un día para otro o de una manera congelada en el
tiempo, sino a través de todo lo que ha ocurrido en los últimos años, virtualmente desde que se constituyó el país. Sabe que es un país que constitucionalmente tiene el poder político repartido entre diferentes confesiones religiosas: cristianos,
suníes y chiítas -por tanto, mucha complejidad-; tiene una complejidad social importante, porque el sistema electoral no se ha correspondido seguramente con la evolución demográfica del país; tiene un Estado débil, al que precisamente vamos a
ayudar, y con muchos enfrentamientos en su seno; ha tenido muchas guerras y últimamente, después de la última guerra del verano de 2006, además ha empezado a emerger el problema del terrorismo yihadista de una manera decidida. Estoy hablando de
mayo o junio, cuando se producen los enfrentamientos en los campos palestinos que hay a lo largo y ancho del país, sobre todo en uno de los campos que está en el norte, en Naher el Bader. Por tanto, respecto a la situación de Líbano, qué quiere que
le diga, es una situación política muy complicada.
Finalmente, y por añadidura, también está la cuestión del enjuiciamiento de los supuestos responsables del asesinato de Hariri, el ex primer ministro -ha habido una resolución de Naciones Unidas al
respecto-, que está tensionando mucho las relaciones dentro de Líbano y con algunos de los países que son actores principales en la región.



Señor Mardones, usted me conoce y espero que tenga la opinión de que soy una persona justa y equilibrada. Es todo lo que espero. Gracias por reconocérmelo gestualmente. Si encuentro alguna responsabilidad, la exijo, honestamente. Soy una
persona autocrítica y también me la exigiría a mí mismo, de verdad, por una cuestión de justicia y de equilibrio. Pero he revisado la actuación en el proceso de contratación de los inhibidores y he comprobado que se ha hecho en tiempo razonable,
con una diligencia razonable y demostrable. Respecto a la justicia, jueces civiles o militares, en cualquier caso la justicia es independiente del Ejecutivo.
Es todo lo que puedo decirle, que es mucho. Por lo tanto, nosotros colaboraremos con la
justicia en todo lo que haya que colaborar, como no puede ser de otro modo. En cuanto a la valoración del riesgo, tenga en cuenta que, como he explicado reiteradamente en esta intervención, se hace desde el primer momento. Los analistas militares
y de inteligencia la hicieron antes de mi intervención en septiembre para pedir la autorización y en ella cuento cuál es el análisis del riesgo de una manera inequívoca y confirmada, tanto en lo que han hecho con éxito los nuestros como, por
desgracia, en el atentado que trágicamente sufrimos el día 24 de junio. En relación con los recursos financieros, no son, evidentemente, ningún problema ni lo han sido ni lo van a ser nunca.
Estos aparatos costaban menos de un millón de euros y
nos hemos gastado 108 millones en la misión. Pero da igual,


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si hay que gastarse 200 millones de euros en la misión eso es prioritario.
Nuestras misiones internacionales son -téngalo muy claro- lo prioritario política y profesionalmente, antes que atender ninguna necesidad interna se atienden las
misiones militares para que no les falte absolutamente de nada en ningún momento.



Señor Rodríguez, gracias por la coherencia de su discurso. Ya he explicado en el texto de mi intervención a qué iban estos muchachos, iban desde una posición de sección a nuestra base. Por lo tanto, no estaban realizando una patrulla, un
check-point o un punto de control, no estaban haciendo una tarea de desminado o de destrucción de explosivos, simplemente estaban yendo a una revisión desde el punto de sección a nuestra base, pero para cualquier actividad que realicen nuestros
militares -como es este caso o para lo que sea, revisar, aprovisionarse de víveres, llamar por teléfono, etcétera- van dotados de medidas de seguridad y por eso iban en BMR, no en vehículos de menor entidad. Finalmente, me habla de la experiencia
de los soldados. Tengo que decirle aquí dos o tres cosas. La edad media de nuestros soldados en Líbano es de 24 años. Ningún mando militar -créame que los conozco- toleraría una falta de formación. Allí mandan a hombres y mujeres que están
adiestrados para cumplir la misión que se les encomienda con, un período de formación general; un período de formación específica en la unidad a la que van destinados, en este caso la Brigada Paracaidista 2, y un período de formación específica,
necesariamente breve, para la misión en concreto que van a desarrollar, en este caso la de Líbano. Van bien dotados, bien formados y, por lo tanto, eso les capacita para cumplir su misión con la calidad con la que lo están haciendo.



Finalmente, señor Cuadrado, he ido a Líbano en tres ocasiones, con la del domingo pasado. De Líbano no sé tanto como nuestros militares que están allí y lo ven todos los días, pero sé algo, sé bastante porque he estado muy pendiente de lo
que me informan y porque he ido a ver aquel país. Ya he explicado las claves políticas del país y el sentido estratégico de la misión y creo que no hay ninguna duda al respecto. Lo que quiere el terrorismo internacional es incendiar esa zona del
planeta, y si la incendia consigue una masacre allí. Estoy hablando de Líbano, Irak, Irán, de todos los sectores que confluyen en el conflicto entre palestinos e israelíes, etcétera. Si consiguen incendiar esa zona del planeta no solo van a
provocar una masacre allí, sino que van a provocar una desestabilización tremenda en el mundo, con lo que van a quedar en peligro, de un modo derivado, nuestro propio bienestar, nuestro estándar y nuestros criterios de vida. Por lo tanto, en primer
lugar lo hacemos por ellos, pero también, en segundo lugar, lo hacemos por nosotros, por los europeos, por los españoles.



Estoy a su disposición de nuevo, señores diputados.



El señor PRESIDENTE: A estas alturas del debate, sinceramente, creo que está todo dicho, pero voy a dar una segunda oportunidad. No es obligatorio intervenir, así que ruego a todos los portavoces que, si creen que pueden pasar, lo hagan.
En este Parlamento, al contrario que la gente normal y decente de la calle en España, que a las diez se va a cenar, a charlar o a hablar con la familia, tenemos tal hambre de balón parlamentario que seguimos hasta el final, así que me van a permitir
ustedes que corte.



Voy a dar cinco minutos, empezando por el señor Zaplana.



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Créame, señor presidente -muchísimas gracias por adelantado-, que no es hambre de balón parlamentario lo que me lleva a intervenir, sino la necesidad de hacerlo -en otras ocasiones lo he rechazado, lo sabe
usted perfectamente- en función de los argumentos que he escuchado. Se ha dicho una cosa que quiero empezar reconociendo, probablemente la única que voy a reconocer como veraz de las que he oído al portavoz del Grupo Socialista y posteriormente al
ministro y lamento hablar en esos términos. Es verdad que no suelo venir, salvo en fechas muy señaladas, como esta, a la Comisión de Defensa y, si vengo hoy como portavoz de mi grupo parlamentario, es porque la tragedia que nos ha acompañado merece
que el portavoz del Grupo Parlamentario Popular venga a expresar y a exponer la posición de su grupo. Creo que debería estar también presente -lo he dicho antes- el presidente del Gobierno y, por supuesto, el respeto a las víctimas debería hacer
que el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista también nos acompañara. ¿Qué explicación tiene eso? Pues muy probablemente -lamento decirlo y si lo digo es en función de las acusaciones que mi grupo y yo personalmente hemos recibido en la
intervención del señor Cuadrado- que nadie estaba dispuesto a tener que soportar innecesariamente la catadura moral con la que hoy se ha dirigido el señor Cuadrado en esta Cámara y en esta Comisión. (Varios señores diputados: ¡Muy bien!) Señor
Cuadrado, no voy a entrar en debate con usted porque con usted no es el debate, es con el Gobierno y con el ministro de Defensa, pero no harían mal en limpiar sus conciencias, les aseguro que desde el punto de vista personal les iría mucho mejor.
He oído que alguna madre dijo que su hijo -estoy seguro de que es verdad- se sentía muy honrado de jugarse la vida en el centro de operaciones. No olviden que otra madre -muchas piensan como ella- exigió al presidente del Gobierno, que hoy no tiene
la decencia de venir al Congreso, que también se tomaran medidas de seguridad que no existían.
(Varios señores diputados: ¡Muy bien!)


El señor PRESIDENTE: Por favor, les ruego que las palabras mayores, que para mí son moral, decencia y demás, las obviemos.



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Pero es que las hemos soportado, señor presidente.



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El señor PRESIDENTE: Es cierto, pero, por favor, óbvienlas.



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Señor presidente, estoy de acuerdo con usted. Creo que un debate parlamentario no tiene por qué discurrir con esas afirmaciones, pero tenía la necesidad de hacerlas, ya que si no, desde mi punto de vista,
hubiera hecho dejación de mi responsabilidad de defender el buen nombre de mi grupo y el mío propio. (Varios señores diputados: ¡Muy bien!)


Para dar algún argumento sobre la moderación con la que me he expresado...
(Un señor diputado: ¡Ya era hora!) Es que a mí me gusta argumentar y explicarme. En este Parlamento, en el Pleno de esta Cámara, hemos escuchado, señor presidente,
señor ministro, que por ahorrarnos 6.000 euros habíamos mandado a nuestros soldados en aviones basura a la muerte.
Eso se ha dicho aquí y bajo ningún concepto se puede comparar con ninguna de mis afirmaciones de hoy. No quiero bajo ningún concepto
tener que llegar a eso ni llegaré. Lo que no puedo es dejar de comparar cómo se comporta un grupo parlamentario y cómo se han comportado desde la oposición y, lo que es peor, desde el Gobierno posteriormente los responsables socialistas. Ese es el
estilo, y de ese estilo -lo he dicho antes- sin querer entrar en detalles -y voy a intentar evitarlos, porque hay muchísimos-, son ustedes prisioneros. El presidente me permite poder ejercer este turno y yo quiero ser responsable con la generosidad
que manifiesta, y voy a ser lo más esquemático posible. Por tanto, pido que algunas cosas entiendan que no las pueda argumentar como me gustaría. Las votaciones en el Parlamento a las que se ha hecho alusión, señor ministro, hay que respetarlas
siempre, en democracia siempre; nos gusten más o nos gusten menos. Nosotros las hemos respetado, hemos apoyado las decisiones que usted ha traído a esta Cámara, otros en otros tiempos no han querido respetar la voluntad democrática de la soberanía
nacional que reside en el Parlamento. (Un señor diputado: ¡Muy bien!) Eso es así, nos guste más o nos guste menos. Eso es así. No se pueden respetar las votaciones democráticas solo cuando a uno le conviene. Hoy estamos aquí para juzgar sus
compromisos. Son ustedes -ya me gustaría a mí que fuera de otra forma- los que están en el Gobierno, preferiría que los puestos y las responsabilidades se invirtieran, sinceramente, pero se aceptan como los ciudadanos han decidido. Yo no vengo
hoy, señor ministro, a juzgar a las personas. Si usted se considera una persona justa y equilibrada, nada que decir al respecto. Me imagino que tendrá su juicio, por lo que he visto, positivo y bastante benévolo con usted, y yo lo respeto. Yo
vengo a juzgar las responsabilidades políticas, las decisiones políticas. Es lo que a mí me ocupa en esta Cámara. No confundamos los papeles. Yo jamás me he metido con ninguna persona por el hecho de su condición personal, moral, religiosa,
etcétera, sino por sus responsabilidades políticas. En ese sentido, yo no he culpado, ni culparé jamás -y lo repito-, al Gobierno del atentado. A ningún gobierno se le puede culpar de un atentado terrorista. Ahora, si por eso quiere usted que yo
no le exija a usted responsabilidades sobre su actuación política, creo que hay una diferencia grandísima, yo estoy en la obligación de ejercer mi responsabilidad. Yo creo que usted ha querido jugar -y parlamentariamente puede ser hasta legítimo
esto que le voy a decir- con algunos ejemplos para intentar ocultar la causa del accidente, confundir a la opinión pública y ha citado al presidente de mi partido en una referencia tremendamente escueta de la sesión de control de dos minutos y medio
diciendo algo así como que oculta la causa del accidente de la soldado Idoia fallecida. Eso no es así, señor ministro. Usted ha sacado a colación, y el portavoz socialista también, a los agentes del CNI, con el mismo ejemplo, que fallecieron en
una emboscada y que no tenía absolutamente nada que ver con un atentado como el que en estos momentos estamos analizando, estamos valorando y estamos juzgando, absolutamente nada. Sin embargo, he escuchado varias veces esa referencia. Aquí de lo
que se trata es de que usted vino al Parlamento a obtener la confianza de los grupos parlamentarios, y la obtuvo, y adquirió una serie de compromisos. La pregunta es muy sencilla. ¿Ha cumplido S.S. con esos compromisos o no ha cumplido con esos
compromisos? Y S.S. dice: Sí he cumplido, y yo mantengo que no. Hay una discrepancia evidente, que yo intento argumentar. Desde luego, no podrá decir que no obtuvo el beneplácito y la conformidad de mi grupo parlamentario, sincera, honesta y
coherente, porque siempre hemos actuado en la misma dirección y en el mismo sentido. No decimos un día una cosa y otro día otra.



Usted hizo unos análisis de riesgos que no eran los reales, desde mi punto de vista. Usted pasó de puntillas por encima de unas situaciones que no se correspondían con la verdad, porque yo pienso que son prisioneros de esa política que han
ejercido anteriormente y de esas decisiones suyas que les hacen imposible reconocer en estos momentos la realidad. Entonces viene hoy y como gran argumento político dice -de verdad que no lo esperaba de usted, señor ministro, al margen de que yo
hoy tenga que emplearme con la claridad, con la sinceridad y, se puede entender, incluso con la dureza que mi puesto hoy me exige- que nosotros queremos debilitar a España. Ese es un argumento franquista. (Risas.) Ese es un argumento franquista y
le falta decir: Y no se meta usted en política.
(La señora Colldeforns i Sol: ¡Ay, por favor!) Los argumentos no debilitan. Los argumentos en el debate democrático son siempre legítimos.
(Un señor diputado: ¡Muy bien!) Se podrán compartir o
no, serán adecuados o equivocados pero, en cualquier caso, si aquí no podemos discutir, si aquí o podemos argumentar, si aquí no podemos discrepar, ¿dónde quiere que lo hagamos, señor ministro? Me parece que es un argumento impropio de usted,
aunque no es la primera vez que se desliza por esos derroteros peligrosos. Le voy a decir por qué. Porque usted ha sido el único miembro del Gobierno que ha asegurado que en el 11 de marzo existió imprevisión política, y después lo rectificó. No


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sé si lo rectificó porque se dio cuenta de la barbaridad o porque le hicieron rectificar. A los efectos, rectificó. Eso sí que debilita a España y no argumentar en estos momentos sobre si han existido más medios o menos medios.



El señor PRESIDENTE: Señor Zaplana, le ruego que vaya acabando.



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Voy acabando, señor presidente.



Como debilita a España el argumento, para salir del paso inicialmente, de que nadie tiene inhibidores, cuando pone en riesgo a las demás fuerzas que hay en aquel país y además después le han dejado a usted por embustero y han dicho que sí
que los tienen y que, por tanto, lo que ustedes decían no era la verdad. La verdad es que en el ámbito exterior no tenemos un gran predicamento ni una gran credibilidad. Pero, sobre todo, quién los ha visto y quién los ve diciendo que debilitamos
en estos momentos, con un argumento razonable -se comparta o no-, a nuestro país.
No es eso lo que fortalece la democracia, señor ministro.



Yo no he hecho -me ha acusado- ninguna manipulación de cifras. No sé si la página de Naciones Unidas está equivocada o no está equivocada. Si está equivocada llame usted, que tendrá mejor acceso que yo en estos momentos, y les dice que la
corrijan. Pero aquí, en la página de Naciones Unidas, -y voy muy rápido, señor presidente- se dice: Bajas, 250 soldados, dos observadores militares, cuatro civiles del personal internacional, cuatro civiles del personal local; 260 en total. En
la página de Naciones Unidas. Yo no he dicho ninguna mentira. He intentado argumentar una cosa sobre la que usted -confío y espero que no intencionadamente- ha cambiado el sentido de mis palabras, que, como las tenía escritas, puedo volver a leer
en su literalidad. Yo no le he exigido que envíen carros de combate; no lo he exigido. Le leo literal para que quede, otra vez, reflejado en el 'Diario de Sesiones': Por cierto, sería conveniente que explicara si existieron y si fueron
despreciadas las peticiones de carros blindados con personal experimentado que les hicieron los mandos militares para Líbano. Eso es a lo que usted no ha contestado. Yo no he dicho: mande o no mande. No soy ningún experto. Lógicamente he
intentado formarme el criterio más riguroso posible antes de esta comparecencia y me he informado de la forma más exhaustiva que he podido, pero lo que le he hecho ha sido una pregunta y no he hecho ninguna afirmación. Sí, una: que parece ser que
los franceses y los italianos sí que los tienen. Si es un vehículo blindado tan malo para las condiciones de ese país, concluiremos que los franceses y los italianos toman unas decisiones equivocadas, según su punto de vista.



Nos ha contado muchas cosas de Afganistán y me hubiera encantado que las hubiera podido contar en la comparecencia a la que el señor ministro está obligado y no ha realizado. Le he dicho que ha incumplido la Ley de Defensa y la ha
incumplido, y en el tema de Afganistán la ha incumplido.
Si hubiera cumplido con la Ley de Defensa todas esas cosas de Afganistán las hubiese podido contar en otro momento con muchísimo más detalle.
Usted no ha comparecido nunca en esta Cámara
para cumplir con el artículo 18 de la Ley de Defensa; jamás. Ha venido por otras cuestiones, pero nunca a dar explicaciones de las misiones en el exterior. Dicha ley establece, como usted sabe, que se tendrá que hacer en un plazo no superior a un
año, plazo que se ha excedido con mucho, señor ministro.



El señor PRESIDENTE: Señor Zaplana, le ruego que concluya.



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Acabo, señor presidente, de verdad.



Naciones Unidas no hace la guerra; afirmación categórica del señor ministro. ¿Qué aval tiene Naciones Unidas en Irak, señor ministro? ¿Lo recuerda? ¿Se lo puede decir a la Cámara? Porque usted ha dicho varias veces que en Irak sí que
hay guerra. Ahí está Naciones Unidas, con su voto, señor ministro. ¿No es una contradicción? Yo podría hablarle de muchísimas operaciones internacionales, desde hace muchísimo tiempo, pero no tengo tiempo y no voy a caer en eso. Quiero hablar de
lo que tenemos que hablar, de su responsabilidad, del trágico accidente que ha costado la vida a seis soldados y de lo que se quiere despistar la atención; de lo esencial y de lo fundamental; de lo que nos ocupa aquí esta tarde.
Creo -perdónenme
la dureza de esta argumentación, aunque es muy benévola en comparación con las que yo he sufrido- que se está intentando mentir y engañar a la sociedad española y, por tanto, deshonrar a nuestros soldados, que están allí en una misión arriesgada,
difícil y complicada que no se les quiere reconocer. Dice S.S. que para hablar de Líbano habrá otros momentos. Hoy podía haber sido uno, y haberse manifestado con alguna sinceridad. Pero fíjese en su contradicción -ha hablado mucho tiempo y
lógicamente ha cometido ese error-. Primero dice: Ahí estamos en misión de paz. Después dice -he tomado nota casi literal-: Líbano ha tenido muchas guerras y tiene muchas guerras. ¿Ahora en qué estamos? ¿De descanso?


El señor PRESIDENTE: Señor Zaplana...



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Digo lo de las medallas, porque es muy importante, y concluyo, señor presidente.



Señor ministro, no es verdad lo que nos cuenta. Si quiere cambiar, cambie, y si no quiere cambiar, no cambie, pero no venga con argumentos pueriles.
Su antecesor, el ministro de Defensa señor Bono, cambió el distintivo amarillo por el
distintivo rojo. Fíjese si se puede hacer. No ha querido hacerlo, no venga ahora a justificarse por una situación comprometida.
¿Sabe lo que dijo? Que lo cambiaba porque así lo había convenido con el ministro anterior, señor Trillo. Está en las
hemerotecas.



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No nos cuente que no puede hacer una cosa que ha hecho su antecesor. No nos trate como colegiales.



Concluyo diciendo, señor ministro, que no puede ser todo perfecto. El CNI actuó de maravilla. La inteligencia militar, de maravilla. El Gobierno, de maravilla. Los medios, suficientes. Aparte de que usted es una persona justa y
equilibrada, solamente le ha faltado decir que la culpa la tenemos nosotros en esta ocasión también. Lamento no felicitarle esta tarde, señor ministro. Si es eso lo que buscaba y lo que ha obtenido de otros grupos, yo no lo voy a hacer. Si usted
se siente satisfecho, hágaselo mirar, porque estamos en un momento político que es peor incluso de lo que yo creía. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Me permitirán que les haga dos comentarios que creo que vienen al caso. Primero. Señor Zaplana, usted es el portavoz del Grupo Popular y, por tanto, viene aquí cuando usted lo desea. Siempre será bienvenido, pero no
tiene ninguna obligación de venir, que quede claro. Segundo. Creo que debemos de acordar entre todos, sobre todo con estos debates que tienen un trasfondo peligroso, que ningún Gobierno democrático en España, ni los anteriores ni el actual, ha
actuado con intención de hacer daño jamás a sus compatriotas. (El señor Zaplana Hernández-Soro: Acertado y completamente de acuerdo, señor presidente.)


Adelante, señor Maldonado.



El señor MALDONADO Y GILI: Voy a jugar el balón parlamentario e intentaré no hacer ningún dribling, como usted, señor presidente, ha tenido que hacer para poner un poco de sensatez en este disloque de intervenciones.
Se han puesto
zancadillas y dado patadas en las espinillas por los dos equipos mayoritarios. Yo pensaba que no tendría que intervenir después de mi intervención, que ha procurado ser serena, positiva y didáctica, de apoyo al Gobierno y con un mensaje de
coherencia, pero, oído lo oído, creo que tengo que volver a hacerlo, brevemente, eso sí. (El señor Cuadrado Bausela pronuncia palabras que no se perciben.) Casi, casi por alusiones, señor Cuadrado. En el pequeño receso que hemos hecho, un
compañero suyo afeaba mi intervención diciendo que no entendía por qué no había criticado la intervención del señor Zaplana -yo digo la dura intervención del señor Zaplana- , y tiene parte de razón, cuidado. Le he dicho que no lo había hecho porque
quería escuchar las dos intervenciones. Antes de valorarlas, creo que tendría que oír las dos.
Señor Cuadrado, usted sabe de mi amistad y aprecio hacia usted. Conozco su bondad humana. Nos unen algunas guerras solidarias a favor de los
saharauis, de los veteranos del Sáhara. Dicho esto, ¡vaya espectáculo de unos y otros! La verdad es que ha pasado lo que yo me temía. Hemos estado un montón de horas echándonos el ventilador de no me hagan decir qué unos contra otros, se ha
hablado muy poco de lo que se tenía que hablar y nos hemos pasado la tarde diciendo que si tú eres esto, que si yo soy aquello, incluso con acompañamientos corales de diputados no portavoces.



Este portavoz también nadó a contracorriente en el tema del Yakolev.
Cuando el grupo del Gobierno intentaba masacrar al grupo de la oposición con lo del Yakolev, nosotros pedimos serenidad y mensajes didácticos y positivos. ¿Por qué?
Porque había muertos y había familias por medio, igual que hoy. Por eso dijimos: No politicemos más el tema del Yakolev.
Sin embargo, vimos aquí un esperpento total hace no muchos años. Nuestro grupo va ahora en la misma línea. Paremos la
voluntad de aprovechar situaciones como estas para no llegar a extremos como los que hemos visto. Uno se pregunta: ¿Qué pensarán los soldados que están desplazados mañana? ¿Cuál es el mensaje que les dan los dos partidos mayoritarios a unos y a
otros, aparte de darse patadas en la espinilla, aprovechando el símil futbolístico del señor presidente? Por tanto, señor ministro, yo sí quiero felicitarle, sobre todo por el tono de su intervención. En su segunda intervención podía haber
adoptado el tono de uno o de otro portavoz parlamentario, pero no ha entrado al trapo, ha contestado con rigor y yo creo que lo ha hecho bien. Por tanto, le felicito. Ha dado información, no ha entrado en un disloque de descalificación, cosa que
podía haber hecho, porque el Grupo Popular ha hecho una intervención dura. Creo que usted ha hecho una buena intervención. Yo le agradezco su tono y su forma y le pido que se vaya con el aspecto positivo de esta tarde, que es que un grupo
importante de partidos, excepto uno, el Partido Popular, ha dado su apoyo y su visto bueno a la actuación del Gobierno en esta misión, que -como se ha dicho- ha sido aprobada y encargada por este Congreso. Esta fue una misión que el Gobierno trajo
al Congreso y que mi grupo y otros partidos votaron a favor. Por tanto, se está en Líbano por encargo de este Congreso y todos lamentamos las muertes, sin duda. Pedimos autocrítica, reflexión y crítica constructiva, pedimos que aquello que no
acaba de quedar claro sea estudiado, pero esto no da para más, porque en el fondo el discurso del enfrentamiento no ayuda a las familias de los muertos ni a los soldados presentes hoy en Afganistán, en Líbano o donde puedan ir en un futuro y, sobre
todo, no ayuda al debate de la política exterior de defensa.



El señor PRESIDENTE: Señor Txueka, ¿quiere usted intervenir?


El señor TXUEKA ISASTI: Por respeto y admiración a usted, señor presidente, no intervendría.



El señor PRESIDENTE: Intervenga.



El señor TXUEKA ISASTI: En mi primera intervención he manifestado al señor ministro que lo que menos me satisfacía era que él había mencionado que en algún momento del periodo de implementación de los inhibidores


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había habido alguna dificultad administrativa y hasta burocrática. Le he creído entender eso. Posteriormente usted lo ha aclarado.



Para finalizar la intervención, sin ninguna acritud, señor Cuadrado, a mí el que me responde es el señor ministro y no usted.



El señor PRESIDENTE: Señor Mardones. Breve por favor.



El señor MARDONES SEVILLA: Seré breve, señor presidente.



Señor ministro, yo no he cuestionado sus principios éticos ni de integridad y razonabilidad. En eso me confió para poder decirle: adelante con la instrucción, señor ministro. Yo he aportado unos datos desde el punto de vista de la
información de que disponemos y parece que puede haber una presunción de negligencia en determinados niveles, y defender a nuestras Fuerzas Armadas no es encubrir cualquier proceso que pueda darse ahí. Porque, señor ministro, la gran pregunta que
yo me hago es: ¿Se pudo haber evitado el atentado terrorista, se pudo haber evitado la pérdida de vida de seis soldados españoles y los dos heridos? Esa pregunta gira porque usted tuvo la valentía el primer día de salir a la opinión pública y
reconocer que el blindado BMR no llevaba los inhibidores radioeléctricos de frecuencia. Sobre eso gira la gran pregunta. ¿Se pudo haber evitado el atentado? ¿Se pudo haber evitado la muerte de seis soldados españoles? Porque es una garantía para
los que están vivos, saber que van a tener todas las garantías de protección al respecto; por tanto, habrá que investigar ahí. Yo le hago ya una pregunta operativa sobre un asunto que se ha difundido hoy en los medios y que se refiera a algo que
usted ha informado. Se dice: El Estado Mayor de la Defensa, a propuesta del mando de operaciones, ordenó la adquisición de 70 inhibidores para los vehículos de Líbano el 7 de noviembre de 2006, según la nota difundida por el Ministerio de Defensa
el pasado día 26, que tengo aquí adelante. Usted ha hablado de todos los tiempos razonables. Y dice el artículo del periódico de hoy: La orden llegó a la División de Logística del Estado Mayor del Ejército una semana después. Si esto es premura,
no lo entiendo. Le pregunto si esto es verdad o no. Porque se dice aquí que, sin embargo, los inhibidores no empezaron a ser entregados hasta el pasado 29 de mayo y su instalación en los vehículos de Líbano comenzó el 30 de junio. ¿Es verdad o no
es verdad esto? Aquí está una de las pruebas que tiene que dilucidar todo este atentado y esta situación.
Mi grupo y este diputado, señor ministro, están a su disposición para buscar la realidad en beneficio de la integridad de nuestras Fuerzas
Armadas.



El señor PRESIDENTE: Señor Rodríguez, ¿quiere intervenir? (Pausa.) El señor Rodríguez no desea intervenir.



Para concluir la ronda de portavoces doy la palabra al señor Cuadrado, rogándole también que sea breve.



El señor CUADRADO BAUSELA: Quisiera intervenir para hacer alguna consideración que creo que tiene interés desde el punto de vista de la comparecencia y del hecho que nos ocupa, que es la explicación por parte del señor ministro y en un
debate en la Comisión de Defensa sobre un atentado, terrible, en el que mueren seis militares españoles, seis cascos azules del contingente español y hay dos soldados heridos como consecuencia de ese atentado.



Señor presidente, seré telegráfico. En primer lugar, el respeto a las familias que nos obliga a todos hoy aquí, el respeto a los militares, el respeto al conjunto de la sociedad española, creo que se cumple por parte de los parlamentarios
con algo que me parece imprescindible y es que nuestras intervenciones, nuestras valoraciones, nuestras preguntas se basen en hechos concretos relacionados con el atentado y con la misión de Líbano. Desde luego, en la intervención del Grupo Popular
yo no he visto esto por ninguna parte, sinceramente. Ni en la primera, ni mucho menos en la segunda intervención, que ha estado llena de juicios de valor, sin un solo dato, sin un solo hecho. Y para ver si ha sido respetada la Ley Orgánica de la
Defensa Nacional con respecto a Afganistán y al resto de las misiones solo hay que mirar el 'Diario de Sesiones' y ver hasta qué punto hay -y somos testigos quienes participamos en esta Comisión- intervenciones permanentes con respecto a las
distintas misiones. Quiero hacer una tercera aclaración, que me parece que tiene interés en relación con las medallas. Este es un debate que ha planteado a la opinión pública exclusivamente el Grupo Popular. Aquí estamos el resto de portavoces y
no hemos planteado ese debate a la opinión pública. Es más, yo creo que a todos los portavoces, se deduce de lo dicho en esta Comisión, nos parece que no es un debate que se pueda plantear en esos términos; lo ha planteado exclusivamente el Grupo
Popular. Hoy el Grupo Popular vuelve, y lo repito porque es algo que me parece que es muy importante para el conocimiento de este tema por parte de la opinión pública, a utilizar esto absolutamente fuera de sitio, fuera de lugar, porque su lugar es
el decreto del año 2003 que ha sido permanentemente citado aquí. El debate que ha planteado el Grupo Popular con respecto a las medallas es que -y lo ha dicho expresamente- el Gobierno del señor Rodríguez Zapatero no daba el distintivo rojo porque
quería ocultar que estábamos en una misión de guerra. El propio decreto dice que esa división entre guerra y paz no tiene sentido, es una división que se hacía en la Ley 15/1970. Ustedes han abusado de ese argumento, que es absolutamente falaz, no
tiene nada que ver con la realidad. Son ustedes los que han planteado a la sociedad española un debate inútil, que sobraba. Pero además, para argumentar hoy aquí se utiliza el ejemplo de los héroes del CNI que murieron en Irak, y se dice que se
puede modificar el distintivo amarillo a distintivo rojo porque se hizo por parte del ministro Bono. ¿No es así, señor Zaplana? (El señor Zaplana Hernández-Soro: Así es.) ¿Hay que explicar otra vez aquí por qué corresponde a los héroes del CNI el
distintivo rojo? ¿Sabe cómo murieron? Es tan elemental que utilizar ese argumento,


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señor Zaplana, tiene poco sentido desde mi punto de vista, pero si usted quiere seguir insistiendo en ese argumento hable con los militares, que se lo explican. (El señor Zaplana Hernández-Soro: Yo hablo con el ministro.) Ustedes han dicho
estos días que estaban hablando con militares. No hay un militar en España que pueda aplicar el criterio que usted acaba de aplicar en relación con las medallas a las siete víctimas de Irak que murieron en las condiciones en que murieron. (El
señor Hernando Fraile: Dentro de seis meses nos interpelas a nosotros, pero ahora hay que interpelar al ministro.-El señor López-Amor García: Habla con tu ministro, no con los militares.)


Por último, la verdad y los hechos son fundamentales. Señor Zaplana, usted ha hecho afirmaciones como las siguientes, que están recogidas en prensa, y las ha reiterado: Ahora España -dice usted en un argumento que ha empleado aquí- tiene
el mayor número de efectivos militares fuera del territorio que jamás ha tenido. (El señor Zaplana Hernández-Soro: Es una obviedad.) Dice el señor Zaplana que es una obviedad. ¿Usted no ha ido nunca, como debería haber ido si le interesan los
temas, a los datos reales que proporciona el Estado Mayor de la Defensa? ¿Le da lo mismo? Pues se lo voy a leer yo para que vea hasta qué punto, cuando usted dice una cosa ahuecando el tono como lo ahueca, con la solemnidad hueca con la que lo
hace, dice un despropósito y se queda tan campante. (El señor López-Amor García: ¡Pero bueno!- El señor Soravilla Fernández: Habla de Rodríguez Zapatero.-El señor López-Amor García: Hablas de Zapatero.) En abril del año 2002 teníamos 3.784
efectivos militares en el exterior, con Libertad Duradera incluida; en octubre de 2003, cuando estábamos en Irak, teníamos 3.730; hoy -lo digo para sus cuentas- tenemos 2.770, 1.000 menos, pero usted puede seguir repitiendo la misma falsedad
cuantas veces quiera, puede usted ahuecar la voz, ser hueco de forma solemne, pero lo falso es falso, ¡qué le vamos a hacer, señor Zaplana!


El señor PRESIDENTE: Vamos a dar por terminada la intervención de los portavoces para dar la palabra al ministro. Advierto a los portavoces y demás diputadas y diputados que, una vez haya terminado el ministro, voy a levantar la sesión.



El señor MINISTRO DE DEFENSA (Alonso Suárez): Por mi parte voy a intervenir con toda la brevedad posible. Antes de nada quiero decirles que la verdad es que el presidente del Gobierno, señor Rodríguez Zapatero, siempre ha estado, desde el
primer momento, al frente de la gestión de esta desgracia en forma de trágico atentado terrorista que sufrieron nuestros seis muchachos el día 24 de junio, siempre ha estado ahí. El presidente del Gobierno tiene su estilo y yo lo comparto, él no
quiere hacer ninguna capitalización política de una desgracia. (El señor Zaplana Hernández-Soro: No es capitalización, es que dé la cara.) El presidente del Gobierno hizo lo que tenía que hacer, en mi opinión, un presidente del Gobierno como Dios
manda, que es ir al funeral de las víctimas, darles sepultura, recibir a las familias y después decir a sus colaboradores que se haga todo lo que esté en nuestras manos por las víctimas y por las familias. Eso es lo que creo que tiene que hacer un
presidente del Gobierno y es lo que ha hecho este presidente del Gobierno. Además, lo ha hecho cuando desde el primer minuto cuando yo le llamé, y he hablado más de 50 veces con él, mañana, tarde y noche (El señor López-Amor García: Cuatro días.)
-efectivamente, señor López-Amor, cuatro días, cinco días, seis días, siete días y todos los que hagan falta-, y no se puede decir del presidente del Gobierno de España lo que ustedes han dicho del presidente señor Rodríguez Zapatero. Él ha estado
al frente de la gestión, de esta desgracia y ha estado con los que más la han padecido. Yo quiero decirlo públicamente y creo que le debe ser, al menos, reconocido.



Entro en la cuestión de los compromisos del ministro de Defensa y del Gobierno de España en general. De verdad, señor Zaplana, y se lo digo porque se lo puedo demostrar -y hablo de mí como ministro de Defensa del actual Gobierno de España-,
yo lo que les he dicho siempre a los militares en las misiones internacionales, y es mi compromiso con ellos y con los ciudadanos de mi país, es que en las misiones militares en el exterior tendrán todo lo que quieran, en todo momento, que no falte
de nada. He dado un dato: solo en gasto directo de seguridad entre unas cosas y otras, 108 millones de euros y, si hace falta, más. Todo lo que haga falta para el material, para la base, para las instalaciones, para el equipamiento de los
soldados, para todo. En segundo lugar, le he explicado cuál ha sido el análisis del riesgo racionalmente, la idoneidad y por qué el material que hemos mandado es idóneo racionalmente. Le he hablado de por qué las unidades que hemos mandado han
sido idóneas. Creo que no he dicho una cosa que ahora sí quiero decir, y es que nuestra base es seguramente la mejor base de las que están en Líbano y debemos estar legítimamente orgullos de ello, porque han sido capaces en este periodo de tiempo
de tener las magníficas instalaciones que tenemos allí. Además hay un dato que no quiero volver a poner de relieve. Señor Zaplana, ustedes y todos los grupos parlamentarios han tenido no solo información política en mi comparecencia siempre que me
han preguntado en sede parlamentaria en el Congreso y en el Senado, sino también siempre que me han preguntado en cualquier sitio. Porque, como les decía antes, además de la información política que yo doy, si tienen algún problema en relación con
las características técnicas, el material que mandamos, el despliegue que vamos a hacer, los hombres que vamos a mandar, etcétera, van a ser ustedes recibidos por el Jemad, y él les va a explicar todo. Y el Jemad y sus colaboradores recibieron
inmediatamente después de la comparecencia entre otros al señor López-Amor, y les dijeron: Esto es lo que vamos a hacer. ¿Tienen ustedes algo que decir? ¿Les interesa


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algo? ¿Alguna objeción que hacer? Pueden incluso hasta mirar las reglas de enfrentamiento que marcan las Naciones Unidas a partir de la Resolución 1701. Si quieren, las comprueban. Ahí las tienen sobre la mesa. Por tanto, nuestra
actitud ha sido no solo de una transparencia exigible normalmente, sino de una transparencia y de una información extraordinaria, señor Zaplana, en sede política, y le remito al texto de mi comparecencia. No pase de puntillas. Lo dije con todas
las letras y de un modo categórico. Dije que íbamos a tener problemas con minas, con explosivos, que íbamos a tener problemas con el enfrentamiento latente entre Hizbulá e Israel, etcétera, y eso es lo que hemos tenido. Dije también que no era
descartable -y es la expresión que utilicé- el riesgo de un atentado terrorista o el riesgo de que los terroristas utilizaran tácticas terroristas contra nosotros. Y porque dije eso, porque me habían dicho que ese riesgo estaba ahí, y porque lo
dije transparentemente, le hicimos frente en condiciones, señor Zaplana.



No es que tenga ningún interés en seguir insistiendo en lo que dijo el otro día el señor Rajoy, pero es que yo estaba escuchando la pregunta -yo soy ministro de Defensa y, a veces, como le pasará a usted mismo, somos capaces de salirnos de
nuestra de condición de responsables políticos y de analizar como ciudadanos, al margen de nuestros cargos, los que tengamos en un momento u otro, lo que se dice en sede parlamentaria- y el señor Rajoy dijo lo que dijo. Antes de esta comparecencia,
antes de que escucharan ustedes las explicaciones que yo tenía que dar, ya calificó de vergüenza que no hubiera inhibidores en Líbano, en un contexto de claro reproche de culpabilidad al Gobierno de la nación. Hoy he explicado con pelos señales qué
es lo que hay, señor Zaplana. Nuestros militares son gente decente, honesta, competente. Hacen todo lo que pueden. (El señor Zaplana Hernández-Soro: ¿Quién lo ha puesto en duda?) Es a lo que voy, señor Zaplana. Es que usted está dando algunas
puñaladas, no sé si usted se da cuenta o no. (Varios señores diputados: ¡No,no, no!- Rumores.) Señor Zaplana, yo le he escuchado con todo respeto, si usted me permite (El señor Zaplana Hernández-Soro: En la última intervención no puede usted
decir cosas que yo no he dicho. Es la última intervención.-Rumores.)


El señor PRESIDENTE: Por favor, estamos escuchando al señor ministro.



El señor ZAPLANA HERNÁNDEZ-SORO: Señor presidente, acepto no solicitar más intervenciones siempre y cuando no se digan cosas que no responden a la verdad.



El señor PRESIDENTE: Vamos a escuchar al señor ministro en su última intervención.



El señor MINISTRO DE DEFENSA (Alonso Suárez): Señor Zaplana, se lo he dicho y se lo reitero ahora, que, por ejemplo, entre otros muchos que le podía poner de su intervención, en la cuestión de por qué se lleva un material u otro, se ponga
como se ponga, esa no es una cuestión política.
Usted ha sido ministro y lo sabe perfectamente. El ejército, lo que quiera. Y si el ejército va a una misión, a esta o a la que sea, y decide llevar los Eurofighter, que los lleve, si decide llevar
los portaaviones, que los lleve, si decide llevar un buque de proyección estratégica, que lo lleve y si decide llevar carros, que los lleve. Ellos deciden qué es lo que se tienen que llevar a partir de lo que hacemos los políticos que es dar
dinero, organización y recursos. Por eso, cuando usted entra en la discusión de los carros de combate, está entrando en una discusión en la que para hacerme daño político a mí, está dando bofetadas a los militares, señor Zaplana. ¿No se da usted
cuenta? (Rumores.) Además, le he explicado, porque es mi obligación democrática venir aquí a explicarlo, que en esa cuestión y en las demás que le he citado, usted no tiene ninguna razón. Para hacer las patrullas características de esta misión,
tenemos los vehículos idóneos que son los BMR, y no los carros de combate vehículos pensados para combate en espacio abierto, normalmente acompañados de infantería, de alta intensidad y que carecen de la movilidad necesaria como para desenvolverse
en estas misiones de patrulla como las que hace Unifil o de puntos de control en las condiciones en las que se tienen que desenvolver. Le he puesto ejemplos claros porque yo he estado allí y lo he visto. Si usted patrocina que se lleve un carro de
combate o un Leopard, semejante vehículo se queda atrapado en medio de un pueblo ¿Y sabe al riesgo que da lugar? ¿Sabe usted que carreteras y caminos hay allí?(Rumores.) Usted me ha pregunta y le estoy respondiendo, señor Zaplana. Claro que me ha
preguntado y por eso le estoy respondiendo. (Rumores.) Ya acabo, señor Zaplana. Ha dicho usted otra cosa, señor Zaplana, que tampoco es cierta. Ha apelado a la Ley orgánica de la defensa nacional y a la petición de comparecer cada año para
explicar las misiones en el exterior. Se lo voy a decir claramente, que es a lo que creo que tenemos que atender los políticos y no andar culebreando a ver si pillamos este argumento o el otro. Usted no hace esas cosas y por eso va a entender lo
que le digo. Yo llevo de ministro de Defensa del Gobierno de España aproximadamente un año y dos o tres meses. Si no recuerdo mal, desde abril de 2006. Con relación a Afganistán, aparte de las innumerables preguntas que me han hecho, con toda
legitimidad, por supuesto, y que yo he respondido también con toda legitimidad, he comparecido ya tres meses. (Varios señores diputados: Artículo 18.) Primera, para pedir un aumento de tropas, nada más llegar al Ministerio. Segunda, cuando muere
el soldado Hernández Seminario. Y, tercera, cuando muere la soldado Rodríguez Buján. En todas y cada una de esas comparecencias he hablado del hecho concreto y de toda la situación de Afganistán, motu proprio y porque me lo


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han preguntado todos los señores de la Comisión de Defensa que ahora mismo hay aquí. Así es, señor Zaplana. (El señor López-Amor López: Artículo 18.) No es que haya comparecido una, es que materialmente he comparecido tres veces para
hablar de Afganistán. Por lo tanto, en esto tampoco dice la verdad.



Al margen de cualquier otra discusión, si me lo permite, señor presidente, quiero acabar con algo que decía al final de mi primera intervención.
Señoras y señores, yo soy ministro de Defensa del Gobierno de España.
Estoy orgulloso de
representar a mi país, porque estoy orgulloso de mi país, que se llama España, y además estoy orgulloso de nuestros militares, que son gente profesional, decente y competente, que dejan nuestro pabellón bien alto allí donde están. A mí me gusta que
eso lo hagan por mí país y me gusta estar en la parte política de esa estructura de seguridad que hace posible que nuestro país quede tan bien representado.



Muchas gracias. (Aplausos.)


El señor PRESIDENTE: Antes de acabar, permítanme dos segundos. Creo interpretar el sentir de todos y cada uno de los miembros de la Comisión de Defensa al pedir que conste en el 'Diario de Sesiones' el afecto y solidaridad de todos
nosotros con nuestras Fuerzas Armadas, con nuestros soldados y muy especialmente con las familias de los soldados muertos en Líbano, a cuyo dolor nos unimos.



Se levanta la sesión.



Eran las diez de la noche.