Ruta de navegación

Publicaciones

DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 690, de 24/10/2006
PDF




CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


COMISIONES


Año 2006 VIII Legislatura Núm. 690

ASUNTOS EXTERIORES

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JOSEP ANTONI DURAN I LLEIDA

Sesión núm. 37

celebrada el martes, 24 de octubre de 2006



ORDEN DEL DÍA:


Comparecencia del señor ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación (Moratinos Cuyaubé) para informar sobre:


-La Asamblea General de Naciones Unidas y de la situación en Oriente Próximo. A petición propia. (Número de expediente 214/000131.) ...
(Página 2)


-Los acuerdos alcanzados en el Foro de Diálogo Tripartito sobre Gibraltar y sobre la creación de la nueva Secretaría de Estado para Iberoamérica. A petición propia. (Número de expediente 214/000132.) ... (Página
20)



-Las consecuencias de la nueva Constitución de Gibraltar. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso. (Número de expediente 214/000692.) ... (Página 20)


Página 2



-Las nuevas cesiones realizadas por el Gobierno en el contencioso sobre Gibraltar. A solicitud del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso.
(Número de expediente 213/000795) ... (Página 20)


Se abre la sesión a las once y cinco minutos de la mañana.



COMPARECENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y COOPERACIÓN (MORATINOS CUYAUBÉ) PARA INFORMAR SOBRE LA ASAMBLEA GENERAL DE NACIONES UNIDAS Y DE LA SITUACIÓN EN ORIENTE PRÓXIMO, A PETICIÓN PROPIA. (Número de expediente 214/000131)


El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Señorías, vamos a dar comienzo a esta sesión de la Comisión de Asuntos Exteriores. Una advertencia sobre el orden del día: como saben ustedes, consta de cuatro puntos y los tres últimos versan
sobre Gibraltar, por tanto si no hay ningún inconveniente o alguien que se oponga a ello, los vamos a unir y a tratarlos en una única intervención del ministro y un turno de los grupos parlamentarios.



Comenzamos por el punto primero, que es la comparecencia, a petición propia, del ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación para informar sobre la Asamblea General de Naciones Unidas y de la situación en Oriente Próximo. Tiene la palabra
el señor ministro.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Gracias, señor presidente. Señorías, es para mí un motivo de satisfacción comparecer nuevamente a petición propia ante esta Comisión de Asuntos Exteriores y
Cooperación para informar a SS.SS. sobre mi participación en la apertura del 61.º periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas durante la que tradicionalmente se denomina semana ministerial.



Durante mi estancia en Nueva York, del 18 al 22 de septiembre pasado, la delegación española mantuvo una apretada agenda de reuniones y encuentros bilaterales en los márgenes de la Asamblea General que nos han permitido abordar numerosos
temas de especial interés para nuestro país. En este sentido, cuatro fueron los objetivos de la delegación española, el primero continuar impulsando y apoyando la reforma de Naciones Unidas, el segundo avanzar una política global migratoria, el
tercero relanzar el proceso de paz en Oriente Próximo y el cuarto mantener y desarrollar los encuentros bilaterales habituales en ese foro, especialmente con los países iberoamericanos, no solo el tradicional almuerzo con los cancilleres
iberoamericanos sino subrayando por primera vez la presencia en Nueva York de nuestra comunidad. Ofrecí una cena para 250 personas, las principales personalidades hispanas e iberoamericanas presentes en Nueva York, a la que asistieron cuatro
secretarios generales.



En relación con el impulso y el apoyo a la reforma de Naciones Unidas deseo referirme, en primer lugar, a la intervención del secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, pronunciada el día 19 de septiembre, y que tuvo una especial
significación, dado que cesará en su cargo el 31 de diciembre próximo. Haciendo un balance de sus diez años de mandato y a pesar de los indiscutibles avances que se han producido en los ámbitos del mantenimiento de la paz y la seguridad y del
desarrollo de los derechos humanos Kofi Annan constató que no se han resuelto sino que se han agudizado tres grandes problemas. El primero, la persistencia de una economía mundial claramente injusta, el segundo, una situación de desorden global y
el tercero, un desprecio generalizado por los derechos humanos y el Estado de derecho. Como resultado de todo ello -cito textualmente-, nos encontramos ante un mundo cuyas divisiones amenazan la propia noción de comunidad internacional sobre la que
se fundamenta esta institución, la propia Organización de Naciones Unidas; debido a la globalización, muchos de los problemas a los que se enfrenta la comunidad internacional son globales y exigen respuestas globales y estas respuestas solo las
pueden proporcionar unas verdaderas Naciones Unidas.
El secretario general nos quiso así transmitir el mensaje de que la Organización es hoy más necesaria que nunca y que su peso específico y su legitimidad siguen intactos, como se ha podido
demostrar recientemente con el papel que ha jugado para devolver y garantizar la paz a Líbano.



En relación con la cuestión específica de la reforma de Naciones Unidas, en las reuniones que mantuve tanto con el Grupo de amigos de la reforma de Naciones Unidas como con el Grupo de países denominados unidos por el consenso, pude
comprobar el alto grado de aprecio que han recibido las contribuciones españolas. España está decidida a impulsar y a apoyar el desarrollo del proceso de reforma y a promover el diálogo y la negociación como única vía para lograr el mayor grado de
consenso posible en torno a la reforma del Consejo de Seguridad. Motivo de especial satisfacción fue para todos nosotros la participación por vez primera de la Conferencia Iberoamericana como observadora de los trabajos de la Asamblea General y la
participación en la misma del secretario general iberoamericano Enrique Iglesias. Debo señalar que el secretario general agradeció


Página 3



el apoyo que el grupo de países iberoamericanos había manifestado masivamente a su propuesta de establecer un mecanismo de seguimiento para las cuestiones relacionadas con la migración internacional y el desarrollo, mecanismo que en nuestra
opinión podría consistir en un foro permanente dotado de una pequeña unidad de apoyo y que sería financiado de forma voluntaria por los países más interesados en esta importante cuestión.



En el marco de la Asamblea General también se abordó la política global migratoria y en este sentido hay que subrayar la participación española en dos reuniones de alto nivel, los días 14 y 15 de septiembre, el diálogo sobre migración
internacional y desarrollo, en el que participó en representación de España la secretaria de Estado de Inmigración Consuelo Rumí, y la reunión para la revisión de la aplicación del programa de acción de los países menos adelantados para la década
2001-2010, a la que asistió la secretaria de Estado de Cooperación Internacional. El diálogo sobre migración constituyó una oportunidad única para intercambiar ideas sobre el fenómeno migratorio internacional y los retos que plantea para el
desarrollo. Esta cuestión, que tanta importancia tiene para nuestro país y que ha sido abordada por primera vez en el ámbito de Naciones Unidas, precisa de seguimiento y por ello la propuesta del secretario general de crear un foro permanente sobre
esta cuestión mereció el apoyo mayoritario de las delegaciones participantes en el diálogo de alto nivel. Por mi parte tuve una serie de reuniones bilaterales con los países africanos prioritarios para España, entre otros, Senegal, Guinea Conacry,
Gabón y Cabo Verde y, asimismo, en la reunión preparatoria de la cumbre iberoamericana de Montevideo, de los cancilleres iberoamericanos, los problemas migratorios fueron una prioridad de la agenda.



Paso a continuación a mencionar las acciones que se desarrollaron en Naciones Unidas en relación con el relanzamiento del proceso de paz en Oriente Próximo. Una de las prioridades más urgentes de la agenda internacional y de nuestro país en
este momento es encontrar los medios para relanzar el proceso de paz en Oriente Próximo. La delegación española participó activamente en los encuentros entre la Unión Europea y Estados Unidos y entre la Unión Europea y la Autoridad Palestina,
encabezada por el presidente Abu Mazen. De manera bilateral pude entrevistarme con todos los actores directamente implicados o que siguen con especial interés la situación de la región, destacando en este sentido las dos entrevistas con el ministro
de Asuntos Exteriores sirio.
Me gustaría empezar con una nota de cauta esperanza diciéndoles que, tras los trágicos acontecimientos de este verano, la consecución de un cese de las hostilidades y la aprobación de la Resolución 1701 abren un nuevo
escenario en el que, a pesar de los riesgos existentes, se vislumbran también nuevas oportunidades para la paz.



Es responsabilidad de las partes y de los principales actores regionales y externos conseguir traducir estas oportunidades en verdaderos pasos hacia la paz. Este ha sido y sigue siendo el objetivo de la acción exterior del Gobierno a lo
largo de las últimas semanas. Como no podía ser de otra manera, el conflicto bélico ha tenido importantes consecuencias en toda la región, en Israel y en Líbano obviamente, pero también en relación con los palestinos, con Siria y con otros actores
como Irán o los países árabes. La guerra de Líbano ha afectado profundamente a la sociedad civil y a los programas de los gobiernos de estos países, pero el fin del conflicto ha tenido la virtualidad de abrir un proceso de reflexión que afecta, en
primer lugar, a dichos países, pero también a la comunidad internacional en su conjunto. El Gobierno español ha extraído sus propias conclusiones, que son en esencia un refuerzo de las convicciones que ya inspiraban su acción exterior antes de la
crisis de este verano. Así, la primera lección que debemos extraer es que la crisis nos demuestra una vez más que no existe una solución militar al conflicto de Oriente Próximo. La fuerza de las armas produce efectos terribles sobre la población
civil, pero es incapaz de traer la paz. La violencia solo consigue alimentar nuevos ciclos de frustración y resentimiento, que son el caldo de cultivo de las tendencias y prácticas extremistas que tanto han dañado al proceso de paz en sus distintas
fases. La segunda lección es la del fracaso del unilateralismo como política viable para conseguir la paz. No es posible definir de forma unilateral el futuro del statu quo regional. La experiencia nos demuestra que solo cuando se ha firmado un
acuerdo de paz, como los que Israel ha suscrito con Egipto y Jordania, se crea un marco de paz y estabilidad que se traduce en la existencia de fronteras seguras y estables. En el otro campo, los sectores que rechacen el reconocimiento de Israel
practican también un unilateralismo excluyente que, por definición, no negocia, sino que impone una solución, y ello explica su fracaso en el complejo mundo medio oriental. La tercera lección es que hay que recuperar el proceso de paz entre Israel
y Palestina. El conflicto palestino israelí sigue siendo hoy en día el problema fundamental alrededor del cual gravitan el resto de conflictos que asolan Oriente Próximo. Y la cuarta lección, consecuencia directa de lo que acabo de mencionar, es
que todos los conflictos están interrelacionados entre sí y que por tanto es más necesario que nunca trabajar para una solución global en la región que implique a todas las bandas negociadoras, incluidas Líbano y Siria. Ello requerirá de un enfoque
multilateral en el que participan todos los actores y partes en conflicto, sin exclusión ninguna.



Finalmente, quisiera señalar que la situación interna en los países de la zona hace poco probable que el impulso de paz pueda partir exclusivamente a Oriente Próximo, más bien creo que el impulso inicial deberá venir del exterior, de la
comunidad internacional, y en ella Europa debe jugar un papel decisivo. Si hay un actor que ha emergido como insoslayable catalizador y garante del proceso de paz en Oriente Próximo es precisamente la Unión Europea en su conjunto y algunos de sus
miembros en especial. Ahí está su aportación decisiva en la


Página 4



Finul, que confirma un papel apuntado anteriormente en Palestina por múltiples vías. Es por ello que, tanto en la reunión de Lagonissi, en Grecia, como en el próximo encuentro que mantendremos de Foromed en Alicante, los países europeos
vamos a intentar proponer algunas ideas e iniciativas para relanzar el proceso de paz.



Señorías, les he mencionado antes los conflictos que asolan la región y que se hallan interrelacionados y que por tanto hay que trabajar una solución global. Ello significa que todos los actores deben participar en ella y no podemos seguir
aislando a países como Siria, que son fundamentales si queremos avanzar en un verdadero proceso de paz. Siria debe cumplir por su parte con las resoluciones del Consejo de Seguridad que le afectan de manera directa o indirecta, como la 1559 o la
1680, y su contribución será básica en el desarrollo de la Resolución 1701. Sin embargo, en mis conversaciones con los principales dirigentes sirios, he podido constatar que existe una voluntad de participación y de colaboración. Hay que ofrecer a
Siria la oportunidad de demostrar que esa voluntad realmente existe y que están dispuestos a implicarse activa y positivamente a favor de la paz.



Con respecto a Irán, el Gobierno español ha apoyado desde el primer momento las labores de la negociación europea y del denominado grupo P5+1, miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania sobre la cuestión nuclear. Por ello,
haciendo uso de nuestra capacidad de interlocución con Irán, he mantenido contactos con el ministro de Asuntos Exteriores y con el secretario del Consejo Supremo del Consejo de Seguridad Nacional iraní, con el objetivo de convencer al Gobierno iraní
de la conveniencia de llegar a un acuerdo negociado sobre este asunto.
Ello redundaría en beneficio de toda la región y permitiría una activa implicación de dicho país en la búsqueda de una solución global a los problemas de Oriente Próximo, porque
es obvio que Irán es uno de los actores importantes en Oriente Próximo y su participación en los esfuerzos por conseguir un arreglo pacífico de los problemas y conflictos de la relación sería muy aconsejable. Por ello, a pesar de la falta de
acuerdo entre las negociaciones iraní, del señor Larijani, y europea, señor Solana, en la reciente reunión del Consejo de Asuntos Generales Europeo, la Unión Europea ha dejado la puerta abierta a una reanudación de los contactos con Teherán.
Además, como ustedes bien saben, a pesar de nuestros esfuerzos, en estos momentos la cuestión nuclear ha vuelto al Consejo de Seguridad, que probablemente apruebe en unos días una nueva resolución, que por primera vez podría contemplar algún tipo de
medida coercitiva. Esto no debe significar el fin de la vía diplomática, como se apuntó en la reciente reunión del Consejo de Asuntos Generales Europeos, donde la Unión Europea, como he señalado, dejó la puerta abierta para una reanudación de los
contactos diplomáticos con Teherán.



En cuanto a Líbano, el rápido despliegue de las fuerzas españolas, italianas, francesas y de otros países europeos, en cumplimiento de la Resolución 1701, está contribuyendo sin ninguna duda a la estabilización de la situación y con ello
están disminuyendo los riesgos de un nuevo estallido de la violencia. Esta presencia militar cumple una serie de objetivos conforme a la letra y al espíritu de la resolución citada. En primer lugar, como ya he mencionado, propiciar la
estabilización de la zona controlando el respeto del cese a las hostilidades y ofreciendo garantías de seguridad para la población. En segundo lugar, asistir en sus tareas al ejército libanés y controlar que no haya circulación de elementos armados
ni reaprovisionamientos militares en la zona. A través del cumplimiento de estos dos objetivos debería emerger un marco político más favorable a la reanudación de negociaciones entre el Gobierno libanés e israelí a fin de resolver con la ayuda de
Naciones Unidas las cuestiones pendientes. El ejemplo libanés es muy ilustrativo de lo que anteriormente señalé. Con su presencia, Europa está asumiendo responsabilidades estratégicas en la región y, como resultado de ello, se ha convertido en un
actor clave para impulsar iniciativas de paz junto a los otros miembros del cuarteto, a los que deberían sumarse algunos gobiernos árabes. Es estimulante en este sentido que la Liga Árabe acabe de presentar una iniciativa basada en la propuesta de
la cumbre de Beirut de 2002, que se ha discutido en el seno del Consejo de Seguridad durante la semana ministerial. Es un ejemplo que podrían seguir otros.



En definitiva, creo conveniente resaltar que el elemento fundamental para que se avance en un escenario de paz y negociaciones es la voluntad política de las partes. Afortunadamente, durante estos últimos años se han ido definiendo los
parámetros básicos que permitirían alcanzar un acuerdo de paz. Es obvio que hay desacuerdos y algunos de ellos fundamentales, pero es necesario reconocer también que la distancia que separa las posiciones de las partes es mucho menor que hace 15
años, cuando se celebró la Conferencia de Madrid.



Muchas gracias.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Muchas gracias, señor ministro.



Vamos a proceder a la intervención de los grupos parlamentarios, de menor a mayor. (El señor Estrella Pedrola pide la palabra.) Señor Estrella.



El señor ESTRELLA PEDROLA: Quiero hacer una aclaración, señor presidente.
Simplemente que el Grupo Socialista va a dividir sus intervenciones entre la señora Aburto y el señor Moscoso, en orden inverso al que acabo de decir.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): De acuerdo, lo tendré en cuenta.



Señor Mardones, debo limitar el tiempo, porque el ministro solo puede estar con nosotros hasta la una y media, aunque lo haré con flexibilidad.



Página 5



El señor MARDONES SEVILLA: Señor presidente, una cuestión de orden. Con mucho gusto me sumo a lo que usted acaba de decir, pero, para aprovechar la presencia del señor ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, me gustaría saber si
en otro de los puntos del orden del día va a haber otra intervención del señor ministro.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Hadadd): Sí. Hemos fijado el tema de Naciones Unidas y Oriente Próximo como primer punto y, terminado este, habrá una intervención del señor ministro sobre Gibraltar, agrupando los puntos 2, 3 y 4.



El señor MARDONES SEVILLA: De acuerdo. Me limitaré a esto.



Comienzo por dar la bienvenida y saludar al señor Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, por su comparecencia hoy ante esta Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso. Señor ministro, me sumo a las líneas que ahora
está desarrollando su departamento, sobre todo cuando algo nos interesa, como en este momento los problemas de inmigración, en el archipiélago canario, que proceden del continente africano. Queremos que en cualquier parte del continente africano y
de Oriente Próximo las relaciones de paz prosperen. Mi grupo valora positivamente la postura que el señor Moratinos viene tomando, una preocupación especial para ver qué soluciones puede haber en ese polvorín, que tiene más configuración de un
damero maldito entre las partes contendientes, incluso entre las partes palestinas, como bien acaba de señalar el señor Moratinos, porque no solamente es una confrontación entre israelíes y palestinos, sino que dentro de los palestinos hay dos
facciones principales, cuyas consecuencias estamos viendo en este momento. Nosotros apoyamos al Gobierno español, que en este momento juega una baza muy importante con su compromiso de enviar 1.100 efectivos militares a la zona de Líbano sur,
digamos que estamos en una igualdad más o menos de compromiso, al menos cuantitativamente, de fuerzas militares con Francia y con Italia. Esa parte española de unos efectivos superiores a mil personas, que están en el teatro de operaciones de
Líbano sur, debe darnos unas cartas de legitimidad para que el Gobierno español, a través de su departamento de Exteriores, que usted representa, pueda llevar a cabo acciones de protagonismo y buscar una solución. Sobre todo, queremos reconocer el
hecho importante de que el Gobierno español y usted, señor ministro, hayan considerado de una manera especial la cuestión Siria. Si no hay un compromiso sirio en evitar el tráfico de armas, en pases de frontera, en estabilidad, etcétera, como bien
se ha dicho, Siria no es el problema, pero forma parte de la solución. Eso es tener un sentido pragmático de quiénes son las verdaderas fuerzas eficaces y de poder que existen en la región, nos gusten más o nos gusten menos ideológica o
políticamente, pero las cuestiones ideológicas están en otro orden de valores cuando se trata de imponer criterios de soberanía y más cuando se mezclan actuaciones de un régimen laico, como es el sirio, que hay que aprovechar, frente a las tensiones
que generan grupos chiítas o suníes para complicar más este aspecto.



Mi grupo quiere apoyar al Gobierno poniendo encima de la mesa el compromiso español de estas fuerzas, cuyo concepto, gramaticalmente incluso, lleva a la abstracción, con la Finul, las fuerzas interinas.
Nadie sabe el plazo de interinidad ad
calendas graecas o sine díe dónde puede estar. Debemos saber mantenernos y es importante mantenernos dentro de un esquema de Naciones Unidas, que estemos ahí siempre en condición de cascos azules y que esto permita actuar a la diplomacia española
bilateralmente, como viene realizando usted, señor Moratinos, que nos parece perfectamente aceptable. Están las críticas que dicen que no, que debemos actuar siempre dentro del contexto Unión Europea o Naciones Unidas, que me parece muy bien, por
supuesto, pero eso no excluye una posición diplomática española de actuar conjuntamente con los demás países de la Unión Europea. Francia e Italia también lo son dentro de Naciones Unidas, porque estamos allí como cascos azules, las fuerzas
militares, en el sur de Líbano. Esto no debe ser óbice ni debe evitar las posibilidades de entendimiento bilateral, como viene realizando el señor ministro de Asuntos Exteriores. Si hemos aceptado un compromiso de presencia militar, hay que
aceptar también una cuota parte de gestión diplomática bilateral, que puede ayudar con su experiencia a una resolución del conflicto. Y en esta línea de apoyo a esta gestión, tanto bilateral como multilateral, en el escenario de la Unión Europea o
de Naciones Unidas que puede realizar España, que se llegue directamente a una solución del problema, que es lo que queremos todos prácticamente. De ahí nuestro apoyo.



Finalizo -con esto termino, señor presidente- mostrándole, señor Moratinos, el apoyo de mi formación a la política que en este momento creemos que se está realizando con el mejor sentido común en el sector del pragmatismo, porque desde luego
el escenario no es fácil. Le deseo a usted los mejores éxitos, porque por lo menos España está demostrando su buena voluntad de participación buscando otro escenario, una conferencia de Madrid, una nueva reiteración de encuentros. Quien los
consiga y los proponga tendrá siempre nuestro apoyo.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Tiene la palabra, si así lo desea, el señor Llamazares en representación de Izquierda Unida.



El señor LLAMAZARES TRIGO: En primer lugar quiero disculparme porque no he podido estar en la intervención del señor ministro. Estoy entre el Estatuto de Andalucía y la política exterior y tengo un cierto vértigo.



Página 6



Con respecto a la intervención del señor ministro, por lo que he podido leer, en una primera parte se ha referido a la Asamblea de Naciones Unidas y a Oriente Medio, y a mí me gustaría centrar la intervención de mi grupo parlamentario en
relación con el papel político que podemos y debemos jugar en Oriente Medio. Tengo la impresión de que la guerra o la agresión contra Líbano demuestra el fracaso de la política. La situación política no sale más fortalecida de la guerra, sino más
debilitada, con lo cual el impulso político y el compromiso político deben ser aún mayor que lo era antes de la guerra. Las consecuencias de la guerra en Oriente Medio, tanto en el lado palestino como en Israel, las estamos conociendo en estos días
y no van en el sentido de la mejora de la situación, sino en el sentido del deterioro de la situación en el conjunto de Oriente Medio y con los países limítrofes. Nosotros consideramos que es muy importante que, junto con el compromiso de la Unión
Europea en relación con el cese de las hostilidades y con el compromiso de fuerzas de interposición, o bien haya una intervención política autónoma, diferenciada de la Unión Europea, o bien nos encontraremos ante un languidecer -no comparto las
valoraciones de otros grupos parlamentarios con respecto al carácter de alta peligrosidad de nuestra participación, porque, como se ha dicho en alguna ocasión, la peligrosidad o el riesgo es medio- y ante una situación en la que nuestra
participación y nuestra estabilización, desde el punto de vista de seguridad, no garantizará un despliegue y un despegue político, que es lo importante en la zona. Por tanto, a ese compromiso, que es un compromiso fuerte de nuestro país, tenemos
que unir un compromiso tan fuerte o más en la iniciativa política; esa es la opinión de mi grupo parlamentario.



La iniciativa política en este caso o es una iniciativa política propia, autónoma, de la Unión Europea, sin miedo a coincidir, pero también sin miedo a diferenciarse de otras posiciones, o bien prácticamente la voz de la Unión Europea, de
nuevo, no se oirá en Oriente Medio. Tengo la impresión de que en el periodo anterior a la última guerra, la voz de la Unión Europea dejó de oírse en Oriente Medio. Sería muy conveniente que se recuperara también ahí esa pluralidad de voces, como
paso previo a la existencia de una multilateralidad que ha quedado preterida a lo largo de los últimos años. Nos parece muy importante este tipo de iniciativas y creemos que el Gobierno debe profundizarlas y acentuarlas a lo largo de los próximos
meses. Tenemos un año para revisar nuestra presencia en Líbano y para llevar a cabo una fuerte iniciativa política de paz en Oriente Medio. En nuestra opinión, el gran objetivo -y ha sido aprobado por esta Cámara- debería ser una conferencia de
paz sobre Oriente Medio, ese creemos que es el gran objetivo; si puede ser en España mejor que mejor, pero en todo caso una conferencia de paz sobre Oriente Medio. Para preparar esa conferencia de paz no basta únicamente con impulsar la presencia
de la Unión Europea en torno al derecho internacional y en torno a la recuperación del diálogo y la interlocución en Oriente Medio, sino que también sería necesario, de forma particular por parte de España, impulsar algunas medidas. En estos
momentos sería conveniente no dar sensación de impunidad con respecto a la guerra. Es verdad que hay que situarse en términos de diálogo y de paz y no buscar de nuevo la diferencia, pero no debe haber impunidad. España debería estar al frente de
la investigación de las consecuencias de la guerra sobre el derecho internacional humanitario y que finalmente haya algún tipo de sanción internacional con respecto a las consecuencias de la guerra. En segundo lugar, España debe hacer un esfuerzo
por dotar de estabilidad al Gobierno y a las instituciones palestinas. No solamente esperar y ver lo que puede ocurrir en la negociación interna de las distintas facciones o de los distintos sectores del pueblo palestino, sino favorecer el acuerdo
del pueblo palestino y el desbloqueo de las relaciones internacionales con el pueblo palestino. Este es el papel que debe jugar España y me parece que es un papel imprescindible. De la misma manera, también debe crear un entorno, como se ha hecho
con Siria y con Irán, favorable al acuerdo y favorable a la paz. Esa es la posición que nosotros mantenemos y apoyamos la iniciativa del Gobierno e impulsamos al Gobierno para que continúe en ese camino y profundice en ese camino.



Con respecto a Naciones Unidas, nosotros hemos estado de acuerdo y hemos participado en las iniciativas de reforma de Naciones Unidas y pensamos que esas iniciativas son más imprescindibles. Quería plantearle al ministro -no sé si es el
momento o será mejor después en la siguiente comparecencia- dos cuestiones concretas, que a nosotros nos han provocado perplejidad en relación con nuestra participación en Naciones Unidas. Por una parte, nos ha provocado perplejidad nuestra
abstención con respecto a la resolución sobre el Sáhara. No ha sido entendida por parte del Frente Polisario. Hay muchas razones para que el Frente Polisario no la entienda, nosotros mismos no acabamos de entender la posición del Gobierno español,
que, en nuestra opinión, se diferencia cada vez más de una solución en base al derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, por lo que consideramos conveniente una aclaración por parte del Gobierno. En segundo lugar, la actitud con respecto a
Venezuela. Da la impresión de que finalmente, con respecto a la participación en el Consejo de Seguridad, nos hemos sumado a un veto estadounidense a quien no complace en estos momentos en el ámbito latinoamericano. Nosotros no deberíamos haberlo
hecho. No creo que haya que escoger entre dos países latinoamericanos. Si tuviera que escoger, desde luego no escogería al que se ha escogido en los últimos días, aunque finalmente parece que no vaya por ahí la solución, pero en todo caso no me
sumaría a un supuesto derecho de veto norteamericano en el Consejo de Seguridad. Nos gustaría conocer de boca del señor ministro estas dos cuestiones que nos preocupan, porque pueden apuntar en un cierto sentido, en el sentido del cambio de


Página 7



orientación de la política exterior del Gobierno, tanto en el Magreb como en América Latina. Nos parece que la política tradicional para el Magreb, que intentaba equilibrar los derechos y defendía el derecho de autodeterminación del pueblo
saharaui, es la que debe mantener el Gobierno español, por responsabilidad histórica. Por otra parte, en relación con Latinoamérica no hay que trasladar los prejuicios norteamericanos a ese espacio, sino trasladar las prioridades y los intereses
españoles.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Tiene la palabra el señor Xuclà en nombre de Convergència i Unió.



El señor XUCLÀ I COSTA: Señor ministro, gracias por su comparecencia y por sus explicaciones ante esta Comisión de Asuntos Exteriores.



Quiero intervenir brevemente para hacer algunas referencias a los dos puntos que ha traído a debate en esta Comisión de Asuntos Exteriores. En primer lugar nos ha dado cuenta de la Asamblea de Naciones Unidas y sobre ella me gustaría hacer
dos referencias. En la cita anual de la Asamblea de Naciones Unidas, a partir del año 2000, es habitual actualizar y revisar lo que se aprobó en el año 2000, que son los objetivos del Milenio. Los objetivos del Milenio se fijaron con un horizonte
para el año 2015; los propios autores, impulsores y redactores del documento de los objetivos del Milenio ya han apuntado que algunos de ellos se podrán cumplir para 2040. En los años 1999 y 2000, algunos países, que aún se denominaban en vías de
desarrollo en esos momentos en el ámbito asiático, han hecho un bum extraordinario, con lo cual nos demuestra que una de las características del proceso de globalización es un punto de imprevisibilidad alta. Hoy no le quería hablar precisamente de
estos países que han salido al alza respecto a los objetivos del Milenio, tampoco de aquellos países que no cumplirán los objetivos que la comunidad internacional se ha impuesto para que la cooperación con estos países sea en el 2015 o más tarde en
el 2040, sino de aquellos países cuyos índices fijados para el cumplimiento de los objetivos del Milenio no están progresando en estos momentos, sino que están retrocediendo.
Concretamente, me gustaría hacer referencia a la política internacional
de la comunidad internacional, a través de Naciones Unidas, a la política de la Unión Europea y a la política española referida al África y, en particular, al África subsahariana.



Soy conocedor, porque lo comentamos brevemente, señor ministro, de que la semana pasada usted vino de una gira por el África subsahariana, que ayer hizo un viaje puntual al África subsahariana y soy perfectamente conocedor de su preocupación
y de su conciencia por la situación de regresión de los índices en esta zona del planeta. El Gobierno español tiene un instrumento, que ha sido debatido en estas Cortes Generales y en esta Comisión de Asuntos Exteriores, que es el Plan África. Hay
algunas otras iniciativas de algunos otros gobiernos, como por ejemplo la propuesta que se quedó en lo que se quedó, del Gobierno británico respecto a África, y el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) cree que es el momento de que el
Gobierno español lidere, a nivel de la Unión Europea, un plan África de la Unión Europea y una posición y un liderazgo de la Unión Europea ante la situación de crisis humanitaria y de pobreza extrema que se vive en algunos países de la Unión
Europea.
Esto interesa a todo el mundo más avanzado, interesa de forma especial a la Unión Europea e interesa de forma muy especial a los países de la ribera mediterránea de la Unión Europea.



Señorías, señor ministro, hace un par de semanas mi colega de grupo parlamentario, el diputado Carlos Campuzano, y yo visitamos los centros de internamiento de Tenerife y vimos a miles de inmigrantes ilegales que habían llegado después de un
viaje peligrosísimo, en el que miles de ellos -no sabemos cuántos- murieron en el mar. Evidentemente, es necesario organizar una inmigración ordenada, con unos cupos definidos en origen. Tenemos que tener el coraje de decir que nos oponemos
frontalmente a cualquier tipo de inmigración ilegal, a que cualquier persona llegue de forma ilegal a España, pero a la vez tenemos que revisar el cupo de los países de los que llegan estas personas inmigrantes a Canarias y a otras zonas del sur de
la Península Ibérica.
En definitiva, este Plan África tiene que tener altitud de miras, pero quiero hacer referencia a este aspecto concreto porque afecta muy directamente a uno de los puntos más importantes de la agenda política del Gobierno
español. Sé que este asunto no le compete directamente, pero también sé que el Ministerio de Asuntos Exteriores ha desarrollado una acción diplomática en estos países y ha firmado algunos convenios, convenios que hemos discutido en esta Comisión.
A usted no le gusta hablar solo de convenios de retorno, sino de una política concertada, de cooperación y de diálogo con estos países, que es algo absolutamente indispensable. Por tanto, creemos que el Plan África, con liderazgo de la Unión
Europea, es de interés para la frontera mediterránea de Europa y de interés para España.



Voy a hacer una segunda y breve referencia a la Asamblea General de Naciones Unidas. Quiero pensar que España, cuando vota sobre los miembros del Consejo permanente, vota en función de la visión española y de los mejores miembros del
consejo, y no en función de los dictados de Estados Unidos. En todo caso, en nombre de mi grupo parlamentario, quiero decir que nos parece bien la posición del Gobierno español. Veremos si después de esa situación de empate y de falta de mayoría
para el miembro permanente hay una tercera vía. Los Estados deben tomar posición ante las políticas de liderazgo, de estabilización o de desestabilización de otros países. En este sentido, quiero creer que España ha votado en función de sus
intereses y de su visión de la política exterior y no al dictado de otro país.



Paso a hacer algunas breves referencias al segundo motivo de esta primera parte de su comparecencia.



Página 8



Quiero referirme a la política española en el Próximo y Medio Oriente.
Usted, con las visitas que ha hecho a los países del Medio Oriente, está cumpliendo con el protagonismo que corresponde a la diplomacia española en la adopción de las
medidas necesarias para intentar solucionar el conflicto. Este protagonismo que hemos tenido en el pasado y que queremos mantener en el presente debe tener una dimensión europea. Como ha recordado el portavoz de Izquierda Unida, el señor
Llamazares, este Congreso de los Diputados la semana pasada apoyó y aprobó por unanimidad una iniciativa impulsada por el Gobierno. La semana pasada discutimos que los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año contemplasen una partida
para una eventual conferencia internacional, una especie de segunda conferencia de Madrid. Esta puede ser la voluntad del Gobierno, pero yo quiero poner en valor político que esta Comisión de Asuntos Exteriores apoyó por unanimidad la idea de que
no estamos en un momento político para la negociación bilateral, sino para volver a hablar de las grandes cosas, como se hizo en el año 1991 y como se hizo en el año 2000, cuando más cerca se estuvo de conseguir una solución estable para la zona.
La guerra de este verano, la guerra Israel-Líbano o Israel-Hizbulá -a mi me gusta más hablar del conflicto Israel-Hizbulá- nos ha situado en un escenario en el que, al final, Israel, desde una perspectiva estrictamente israelí, no ha conseguido
salir bienparado -no quiero decir bienparado, porque es una expresión inapropiada, pero no ha conseguido los objetivos que perseguía-, y en estos momentos en la política interna israelí y en la relación de Israel con otros Estados este es un
elemento que el Gobierno español debe tener muy presente. Por otra parte, las fuerzas de interposición estabilizan la frontera con el Líbano, pero ustedes saben perfectamente que la desestabilización empezó de forma casi simultánea en la frontera
con el Líbano y en la frontera con Palestina.
En este sentido, cualquier esfuerzo para conseguir un Gobierno de concentración nacional debe ser apoyado. Si me permiten, con un punto de autocrítica europea, no hoy, pero quizás algún día la Unión
Europea -no el Gobierno español- se tendrá que preguntar si el impulso para las elecciones en enero de 2006 fue lo más acertado. Es evidente que Palestina hacía diez años que no celebraba elecciones y que tenía que introducirse un proceso
democrático, pero quizás algún día la Unión Europea tendrá que hacer esta reflexión; no le propongo que la hagamos.



Cuarto punto. Si hablamos del Medio Oriente, es evidente que tenemos que hablar de energía y de la partida que está jugando Irán en un debate muy de presente y muy de futuro, que este fin de semana el Club de Madrid ha planteado como el
gran debate de principios del siglo XXI, el debate sobre quién tiene las principales fuentes de energía, quién las controla y quién juega a la política exterior y a la relación de fuerzas a partir de esa energía. Irán está trazando algunas alianzas
que deben ser tomadas en consideración. A nadie se le escapa que Irán es uno de los principales proveedores de energía a la India, por ejemplo, y que estamos ante una situación muy poliédrica. El ministro de Asuntos Exteriores ha hecho referencia
a algunas medidas sancionadoras futuras que pueden recaer sobre Irán. Me gustaría, si es posible, que nos detallara más exactamente cuáles son estas medidas.



Finalmente, Irak. En este análisis periódico que hacemos en esta Comisión de Asuntos Exteriores sobre la situación del Medio Oriente, no sabemos cómo se habrá revisado la posición de los gobiernos de Estados Unidos y de Gran Bretaña
respecto a la presencia en Irak la próxima vez que nos emplacemos para discutir sobre el mismo. El paso de los meses y de los años ha demostrado que la intervención de marzo de 2003 fue un error, y lo fue porque se intervino sobre una realidad muy
compleja desde un punto de vista religioso y desde un punto de vista de realidades nacionales. A finales de este año el Gobierno de Irak tendrá el control de más de la mitad del Estado iraquí, pero los acontecimientos se están sucediendo muy
rápidamente y, seguramente, en la línea de la primera decisión adoptada por parte del Gobierno español.



Me he permitido señalar unos puntos de conexión entre Próximo Oriente, Israel, Líbano, Palestina, Irán e Irak porque en el fondo y desgraciadamente -este era el temor que teníamos este verano- la desestabilización de la zona se podía
extender; de hecho, hoy está más extendida que hace seis meses.



El señor VICEPRESIDENTE (Banegas Haddad): Tiene la palabra el señor De Arístegui, en nombre del Grupo Popular.



El señor DE ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: En primer lugar, una cuestión de orden.
La última comparecencia del señor ministro en la Comisión de Asuntos Exteriores fue limitada por el Pleno que se celebró después, y era también una comparecencia
con muchos puntos del orden del día y muy compleja. Hoy nos encontramos con el mismo problema. La comparecencia está convocada a las 11 y el ministro de Asuntos Exteriores tiene que marcharse a la una y media. Hay muchos puntos en el orden del
día y no me parece que dos horas y media sean suficientes.



El señor VICEPRESIDENTE (Banegas Haddad): Si me permite, señor De Arístegui, la Presidencia ha resuelto con el señor ministro que posponga en la medida de lo posible su compromiso posterior.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Era una petición del Parlamento para ver a la presidenta del Parlamento. No tengo ninguna dificultad para seguir aquí hasta las cuatro de la tarde.



Página 9



El señor VICEPRESIDENTE (Banegas Haddad): El ministro está dispuesto a posponer sus compromisos y por tanto desaparece la limitación inicial de tiempo que les había señalado la Presidencia.



El señor DE ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: En cualquier caso, intentaremos ser breves, señor presidente.



En cuanto a la reforma de la ONU, sabe el ministro de Asuntos Exteriores que nosotros no tenemos grandes discrepancias con el Gobierno a ese respecto. Queremos que se defina de manera clara cuál va a ser la arquitectura institucional de las
Naciones Unidas porque creemos que ese es uno de los problemas más complejos de la reforma. El sistema nacido de la guerra fría está claramente superado, el mundo ha cambiado enormemente, hay muchos más miembros en la organización que cuando nació,
su organización y su arquitectura institucional, divida en tres órganos fundamentales, no ha tenido un resultado especialmente satisfactorio.
Creemos que hay un bloqueo y una esclerosis completa en el seno del Consejo de Seguridad, no solo por el
derecho de veto sino también porque un solo país puede tratar de cambiar el curso de la historia, tenga la intencionalidad que tenga el sentido de su voto. Por eso nosotros, durante mucho tiempo, tanto en la anterior legislatura como en esta, hemos
sugerido una figura, cuya aplicación es compleja y que sin duda los actuales miembros permanentes no van a aceptar, que es el veto ponderado.
Ya sé que es complicado de explicar, pero sería bueno que para ciertas cuestiones, especialmente las
referidas al capítulo VII, sea preciso por lo menos el voto negativo de dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad, de manera que no se vaya a producir la tragedia de bloquear resoluciones razonables por los intereses particulares
estratégicos de quienes hoy tienen la llave exclusiva del Consejo de Seguridad.



El ministro se refería en su intervención al discurso del secretario general de Naciones Unidas y a tres problemas que siguen, digamos, azotando a la humanidad diez años después de haber tomado posesión como secretario general de las
Naciones Unidas. La economía mundial, en efecto, es injusta, pero yo creo que ha habido una evolución positiva; de hecho, la puesta en marcha de la Organización Mundial del Comercio ha posibilitado un comercio más justo en buena parte del mundo.
Es verdad que queda muchísimo trayecto por recorrer, pero de la misma manera que se recogen los problemas que siguen irresueltos, también se tienen que recoger las modificaciones y los progresos que se han hecho, porque también los ha habido. Hay
más democracias hoy que hace diez años, eso es evidente, en esas democracias que han visto la luz se respetan los derechos humanos en países que antes no respetaban los derechos humanos y, dicho esto, lo que tenemos que hacer es concentrarnos más en
las tragedias donde los derechos humanos están siendo salvajemente aplastados.



En cuanto al desorden global, sí, hay un desorden global. Yo no creo que la nostalgia de la guerra fría y el equilibrio apocalíptico que a algunos parece resultar tan atractivo fuera más ordenado que la actual situación de aparente o real
desorden geopolítico y geoestratégico. Entonces había un enorme desorden debajo de esa inmensa horma de acero que era el conflicto Este-Oeste, la tensión entre bloques, que desvirtuaba la naturaleza real de muchos conflictos que, latentes o
silenciados, permanecían en gran medida activos; en otros casos, esos conflictos servían de conflictos interpuestos para que los grandes bloques dirimieran sus diferencias e hicieran guerras por actores interpuestos o proxy war, como se dice en
inglés.



Nosotros insistimos mucho en el tema de la arquitectura institucional de las Naciones Unidas, insistimos mucho en el tema de ponderar el veto e insistimos mucho en la necesidad de imponer una actuación coherente a ciertos países que, no
siendo democracias, están teniendo responsabilidades importantes en el seno de las Naciones Unidas en cuestiones relativas a los derechos humanos. Nos parece una incoherencia que países que no son democracias y que no respetan los derechos humanos
estén hablando de estas cosas e imponiendo a quienes sí lo son sus opiniones al respecto.



Respecto a la inmigración, nosotros tenemos una opinión extraordinariamente crítica de la política inmigratoria de este Gobierno.
A nuestro juicio, debe haber cuatro pilares para cualquier política inmigratoria seria. En primer lugar, un
control serio y eficaz de las fronteras exteriores porque nos lo impone el sentido común, la racionalidad y también la legalidad internacional y los tratados de los que somos signatarios. En segundo lugar, una lucha, yo diría que sin cuartel e
implacable, contra los repugnantes criminales que son los traficantes de seres humanos, los esclavistas de los siglos XX y XXI.
Tenemos que endurecer aún más, si fuera necesario, las penas de cárcel con las que se castiga el tráfico de seres
humanos en la actualidad, tanto en España como en el resto de Europa. En tercer lugar, diseñar políticas de integración que de verdad superen los dos modelos fracasados que en otros países de Europa se han llevado a cabo, el multiculturalismo
utópico del Reino Unido y de los Países Bajos o la asimilación forzosa, militantemente laicista, de Francia. Creemos que hay una tercera vía a este respecto, que es la integración eficaz, y para eso se requiere una mayor coordinación entre las
administraciones, sea la local, la autonómica o la Administración General del Estado. En último lugar, diseñar unas políticas de gestión eficaz y eficiente de los flujos migratorios, teniendo en cuenta que el sistema de cupos está claramente
superado, que ha fracasado, que no es suficiente y que esa gestión de flujos migratorios tiene modelos positivos en países más pequeños y que han tenido en números absolutos unos flujos migratorios menores que nosotros, pero que en relación con su
población son mucho más grandes. No olvidemos que, por ejemplo, Australia, que es uno de los países que mejor


Página 10



gestiona los flujos migratorios, tiene en este momento nada menos que un 30 por ciento de su población de origen asiático, y eso se ha producido solo en los últimos veinte años. Creo que ese es un ejemplo que países que deben ser serios,
como el nuestro y el resto de la Unión Europea, deberían tener presente. Sin embargo, yo añadiría un quinto pilar a estos que he dicho, que es el de la política exterior. Tenemos que tener mayor peso, mayor firmeza y mayor contundencia cuando
hablamos con los países de origen, y no solo haciendo una actuación conjunta con el resto de la Unión Europea, absolutamente necesaria; este es un problema común y nosotros nunca hemos negado que lo fuese. La cooperación bilateral es un método,
pero también la cooperación que surja de la Comisión Europea pidiendo a la Comisión Europea que concentre sus esfuerzos de cooperación en aquellos países que son fuente de inmigración irregular. Al mismo tiempo, llevamos años proponiendo -de hecho,
lo propusimos en la cumbre de Tampere en octubre del año 1999, estando en el Gobierno el Partido Popular- cláusulas de readmisión en diferentes tipos de tratados europeos, fuesen de tipo financiero, comercial o de cooperación. De la misma manera
que existe la cláusula democrática o la cláusula de derechos humanos, las cláusulas de readmisión deberían complementar los acuerdos que, en nombre de los Veinticinco, negocia y firma la Comisión Europea.
Nosotros creemos que la regularización
masiva, que ha sido durísimamente criticada por diferentes gobiernos europeos, tiene un efecto llamada y se ha visto claramente con las cifras que el Partido Popular ha venido poniendo encima de la mesa al advertir sobre el pernicioso efecto que
tiene la inmigración irregular, tanto para quienes ya están aquí, perjudicando sus posibilidades de trabajo y su bienestar, como para el equilibrio económico de ciertas zonas en las que no se está buscando un cierto tipo de mano de obra en el que
hay carencia y hay hiperabundancia de otro tipo de mano de obra. Es decir, volvemos a la cuestión de la gestión de los flujos migratorios. Francamente, creemos que no se ha actuado de manera coordinada con otros países importantes que a veces son
receptores de los excesos de mano de obra que se producen en España. Una vez que se entra en el espacio Schengen, esas personas no tienen ningún tipo de impedimento para moverse con toda libertad por el espacio Schengen. Damos la bienvenida a una
advertencia, tardía pero por fin firme, que hizo la vicepresidenta primera del Gobierno diciendo que quien entre irregularmente en España sepa que saldrá. Eso tenía que haberse dicho hace dos años y medio, señor ministro, y no ahora, dos años y
medio después.



En cuanto a Oriente Próximo, nosotros tenemos una especial preocupación por algunas de las cuestiones que se están produciendo en esa región. Hay que retomar el espíritu de los años 1993-1994, no nos cabe ninguna duda al respecto, pero
tenemos que liberarlo de los lastres y problemas que tuvo el proceso que se inicia en Madrid en octubre de 1991 y que culmina con los primeros acuerdos de 1993-1994, Oslo y Wadi Araba, que era el diseño de las conversaciones y de las bandas
multilaterales. Había muchas cucharas que estropearon la sopa y, lamentablemente, muchos países acabaron creando una jerga y una estructura que no solucionaba los problemas, no generaba confianza entre los actores y, desde luego, no contribuyó de
manera decisiva a avanzar en las bandas bilaterales. No se trata de crear nuevos planes de paz ni nuevas iniciativas -hay muchas, hasta 19 cuentan algunos expertos, puede que sean 18-, tenemos una, la Hoja de Ruta del Cuarteto; debemos ponerlo en
marcha y exigir a las partes que den algunos pasos que pueden ser en apariencia muy pequeños pero que para muchos pueden resultar obstáculos insalvables, como por ejemplo el hecho de que Hamas por fin renuncie a la violencia terrorista y reconozca
el Estado de Israel. Para eso tiene que ser un actor fundamental la Unión Europea, es decir, tenemos que poner presión en todo lo que dice Hamas y decirle que Europa no puede aceptar un interlocutor que no admita la paz como fin fundamental, que no
admita la existencia de dos Estados y la existencia y el derecho a existir del Estado de Israel.



Hay una interferencia muy importante de actores regionales, por ejemplo actores que se han mencionado por diferentes portavoces que me han precedido en el uso de la palabra y en el propio discurso del ministro: Irán. Irán tiene como
rehenes dos cuestiones fundamentales en la región: la estabilidad regional y el proceso de paz, que no reconoce. Eso es inaceptable, primero porque no es un país limítrofe con el conflicto, y segundo porque está empleando la influencia que tiene
sobre importantes actores de corte terrorista, como es el caso de Hizbulá, para afectar gravemente el proceso. No es aceptable que un país interfiera en un proceso por defender sus intereses mezquinos y cortoplacistas en la región y creo que el
lenguaje y la presión diplomática de Europa y del mundo deben ser muy firmes y muy claros respecto de Irán.



Esto me lleva a concatenarlo con el tema de la crisis nuclear iraní. El Partido Popular, en noviembre del año 2004, llevó al Pleno de la Cámara una iniciativa que fue rechazada. A inicios del anterior periodo de sesiones, en el año 2006,
un texto prácticamente idéntico fue votado por unanimidad por esta Comisión de Asuntos Exteriores. No quiero decir, no tengo esa pretensión, que este Parlamento tenga influencia sobre el devenir o las opiniones de Irán, pero sí quiero decir que
esto refleja una debilidad de posición y de convicción de Occidente en general y de Europa en particular, puesto que, si hubiésemos empezado con la presión diplomática cuando nosotros denunciamos la necesidad de hacerlo, muy probablemente no
estaríamos ante una situación que empieza a ser extraordinariamente preocupante. No es verdad que esta crisis haya iniciado su andadura con la elección del presidente Ahmadinejad, lamentablemente es una crisis que empieza su andadura en tiempos del
Sha.
Voy a decir una cosa que puede resultar sorprendente,


Página 11



y es que lamentablemente el doble rasero de Occidente en este caso sí fue cierto. No se puede aceptar que el Sha tuviese tecnología nuclear, como fue el caso de algunos países occidentales a finales de los años 70, y que algunos de esos
mismos países digan que este régimen no debe tenerlo.
Pues ni el anterior ni este, ninguno de los dos, porque no es verdad que sea un factor de estabilidad que un país como Irán, hoy gobernado por un incendiario presidente al que encanta echar leña
al fuego, tenga acceso a tecnología nuclear de doble uso. No es verdad que sean necesarias centrales de agua pesada para generar electricidad, se puede generar electricidad con energía nuclear sin recurrir a la tecnología capaz de refinar uranio
para convertirlo en plutonio y así convertirlo en combustible para armamento nuclear. Eso pura y simplemente es inaceptable para el mundo y para Europa y debería serlo también para España.



Nosotros creemos que haber llevado al Consejo de Seguridad esta cuestión con dos años y medio de retraso ha sido un error que lamentaremos, y lo que tenemos que hacer ahora es incrementar la presión diplomática. Nos estamos quedando sin
opciones, pero estamos viendo a lo que puede llegar la situación en Oriente Próximo, una región extraordinariamente delicada, por la crisis nuclear de Oriente Medio. Estamos viendo el ejemplo en Corea del Norte, el desafío constante y continuo de
la dictadura norcoreana al mundo entero puede ser un anticipo muy claro de lo que a lo mejor Irán quiere hacer en el mundo dentro de dos años: primero, blindar su régimen; segundo, convertirse en un actor regional; tercero, exportar el modelo
Hizbulá a aquellos países que tienen mayoría o minorías importantes de chiíes en el mundo árabe sobre todo, pero no olvidando aquellas partes del mundo islámico no árabe que también tienen minorías chiíes importantes, léase Afganistán, léase el
norte de Pakistán o incluso la propia India. Por todo ello, creemos que las presiones diplomáticas deben coordinarse de manera eficaz y debe hacerse un esfuerzo muy importante para que Irán sepa que el mundo entero, las Naciones Unidas y la Unión
Europea hablan con una voz coordinada, firme y muy exigente. No podemos permitir una escalada ni un minuto más en esta crisis.



Creemos que la cuestión de Líbano ha sido ventilada en un extenso debate en el Pleno de esta Cámara. Sin embargo, creemos que tenemos que insistir en dos cuestiones. La Resolución 1701 establece con toda claridad un embargo total de armas,
municiones, adiestramiento, explosivos, etcétera, a cualquier fuerza que no sean las fuerzas armadas libanesas. De la misma manera, creemos que la respuesta que Hasan Nasralá, secretario general de Hizbulá, a ese embargo diciendo que la imposición
de ciertos puntos de la 1701 serían un acto de agresión y tendrían una cumplida respuesta sí es una amenaza, y eso eleva el riesgo a niveles muy por encima de lo que se ha calificado en esta Comisión de riesgo medio. Sin embargo, yo creo que sí es
deber de la Unión Europea y de países como el nuestro estar presentes allí, y la 1701 establece con claridad en diferentes partes una exhortación a los miembros de las Naciones Unidas a participar en las fuerzas de pacificación. Nos hubiese gustado
una fórmula distinta y no ampliar el mandato de la Finul, que no ha tenido un rosario de éxitos destacable en su ya larga existencia de casi 24 años. Sin embargo, sí creemos que la Finul debe imponer tanto el desarme de Hizbulá que se establece en
la propia 1701 y en la 1559 como el embargo de armas que establece con toda claridad. Sabemos, por información de analistas regionales bien informados, que la tendencia que se está observando en el valle de la Bekaa es que los depósitos de armas se
están realizando fuera de la zona de control de la Finul, esperando al día en que la Finul marche para moverlos hacia el Sur una vez más y reiniciar la presión y el acoso sobre el Estado de Israel iniciando, también una vez más, un círculo terrible
de violencia, destrucción, guerra y desolación.



Termino, señor ministro, con otra referencia a la cuestión migratoria. Yo creo que nosotros debemos ser conscientes de las críticas que importantes líderes internacionales están haciendo a nuestra política exterior, tanto en el seno de la
Unión Europea como en otras partes de Europa, y creo francamente que son temas que nos deben hacer reflexionar y rectificar, dar un golpe de timón mientras estemos a tiempo en este muy corto periodo de tiempo que queda hasta que acabe la
legislatura.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Tiene la palabra, en nombre del Grupo Socialista, el señor Moscoso.



El señor MOSCOSO DEL PRADO HERNÁNDEZ: Quiero comenzar agradeciendo al señor ministro su comparecencia hoy aquí a petición propia y transmitiendo en nombre del Grupo Socialista nuestra satisfacción por su participación y por los resultados
obtenidos con su presencia en la semana ministerial de la 61.ª Asamblea General de Naciones Unidas, participación que entiende mi grupo que ha sido intensa y eficaz, como demuestran los 45 encuentros bilaterales que ha mantenido con otros tantos
homólogos suyos y sus encuentros con los directores generales de la OIT y de la Liga Árabe, con los responsables de las principales organizaciones judías americanas e internacionales a los cuales ha informado sobre la creación de la Casa Sefarad,
intensidad que quiero recordar que conocemos muy bien los diputados de todos los grupos que el año pasado le acompañamos a la anterior Asamblea General de Naciones Unidas. Esta participación ha sido constructiva, como demuestra la cena que
organizaron desde la embajada española y en la cual participaron 250 personas, así como la mayor parte de los directores generales de Naciones Unidas, y participación que demuestra también el compromiso del Gobierno con el multilateralismo, no
solamente del ministro, sino del Gobierno en su conjunto, como avala la presencia tanto de la secretaria de Estado de Cooperación como de la secretaria de Estado de Inmigración, dos temas sobre los que volveré más adelante.



Página 12



Es una participación totalmente coherente con los objetivos principales de la política exterior española, como puso de manifiesto el ministro en su discurso ante la Asamblea General el día 21.



En este sentido quiero destacar una serie de cuestiones que mi grupo considera relevantes respecto a la política española en Iberoamérica.
Creemos que es muy importante la presencia del secretario general de la Segib, Enrique Iglesias, en
la Asamblea General como observador, presencia que ha permitido avanzar en la organización de la cumbre de Montevideo y que demuestra el impulso inicial con el que esta Secretaría se ha creado.



Respecto a la reforma de Naciones Unidas, desde que se celebró la Asamblea ya se ha elegido al nuevo secretario general, que tomará posesión en enero, el surcoreano Ban Ki-moon, antiguo ministro de Asuntos Exteriores.
En esta asamblea
tuvimos oportunidad de escuchar el último discurso de Kofi Annan como secretario general, en el cual se destacaron tres cuestiones muy importantes que han sido señaladas tanto por el señor Xuclá como por el señor De Arístegui. Por un lado, que
persiste una economía global e injusta en el mundo, llena de pobreza. Yo no sé si la situación es ahora mejor que hace unos años, como ha dicho el señor De Arístegui, lo que sí es verdad es que es distinta y tenemos que profundizar en este
análisis. Es evidente también que existen divisiones y desórdenes importantes en el mundo y que existen demasiados países en los cuales el desprecio por los derechos humanos y el Estado de derecho preocupan de manera intensa. La conclusión a la
que ha llegado Kofi Annan es la nuestra, que los principales problemas a los que se enfrenta la comunidad internacional son globales y requieren respuestas globales que solo Naciones Unidas, desde una dimensión multilateral, puede proporcionar.
Quiero recordar también, y agradezco las palabras del señor De Arístegui, que tanto en esta Comisión como en el Pleno se aprobaron dos proposiciones no de ley, una antes de la Asamblea del año pasado, en la que se estudió la reforma, y, otra,
posterior, en la que se mostraba el consenso de esta Cámara respecto a las principales líneas de la reforma de Naciones Unidas. Reconocíamos los avances en cuestiones como la creación de la Comisión de la Consolidación de la Paz, la creación del
Consejo de Derechos Humanos, el mayor énfasis que se da a cuestiones de desarrollo y destacábamos asignaturas pendientes, como se ha hecho aquí hoy, respecto a la arquitectura institucional, como la cuestión del Consejo de Seguridad, respecto a la
no conclusión de una convención global contra el terrorismo, con un embajador español al frente, el señor Yánez, respecto a la reforma del Consejo Económico y Social y otras cuestiones relacionadas con la reforma de la gestión. En cuanto a la
política global migratoria y de la pobreza quiero destacar, en nombre de mi grupo también, la importancia que damos al diálogo sobre inmigración internacional y desarrollo que ha tenido lugar allí. Celebramos que se vaya a crear un foro permanente.
Estamos convencidos de que el Gobierno español, de la mano de sus órganos y en coordinación con la Unión Europea, llevarán propuestas a este foro para resolver todos los retos que implica esta importante cuestión de la inmigración. Quiero destacar
que el ministro se ha reunido en Nueva York con sus homólogos de Senegal, Guinea Conakry, Gabón y Cabo Verde, de modo que es verdad que existe una cooperación cada vez más estrecha con los países emisores de inmigración.
Y quiero recordar también
la presencia de la Secretaría de Estado de Cooperación en el programa de acción de los países menos adelantados 2001-2010, que, una vez más, demuestra el compromiso del Gobierno con la cooperación al desarrollo en la lucha contra la pobreza.
Respecto al proceso de paz en Oriente Medio, cedo la palabra a mi compañera Fátima Aburto.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Tiene la palabra la señor Aburto.



La señora ABURTO BASELGA: En primer lugar, quiero agradecerle al ministro su presencia, su enorme esfuerzo en favor de los intereses de España y de Europa y su alta disponibilidad, comparada con períodos anteriores, como se puede ver si se
leen los 'Diarios de Sesiones'. Estamos muy contentos de que en estos dos temas, Naciones Unidas y política de Oriente Próximo, estemos totalmente de acuerdo todos los grupos de la Cámara y agradecemos el trabajo del Ministerio de Asuntos
Exteriores en la defensa de los intereses españoles porque son enormemente importantes en varios aspectos. En primer lugar, por llevar la justicia y el cumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas, como se ha resaltado en la anterior
intervención, en un mundo cada vez más necesitado de una gobernanza global, de un control democrático y de profundización en una democracia cada vez más participativa y de los ciudadanos. En segundo lugar, por llevar la paz a una región de alto
valor geoestratégico para el Mediterráneo, y por tanto para España; por evitar los extremismos que son caldo de cultivo de la humillación y del terrorismo y también de la inmigración incontrolada, tanto por la inseguridad y por la falta de
desarrollo en todo el Mediterráneo, como por el desarrollo regional, que contribuirá a la prosperidad de todo el Mediterráneo cuando entre en vigor en 2010 el tratado de libre comercio para todos los países del norte de África, y también para el
aprovisionamiento energético. Es enormemente importante la paz en esa región, ya que condiciona la política exterior de muchos países en la actualidad. En tercer lugar, la seguridad y el desarrollo para todos los países amigos de la región, tanto
para los países árabes, sin excepción, cuyos ciudadanos merecen vivir en paz, como para los ciudadanos israelíes, que deben vivir fuera de la sombra del terror y de la carga que supone estar pendientes de una guerra permanente. Nos alegramos mucho
de la intensificación de los acuerdos con Siria, tanto por parte de nuestro Gobierno como de la Unión Europea. Israel no puede invertir en proyectos sociales, como se ha


Página 13



demostrado en los últimos presupuestos que pretenden aprobar para el próximo ejercicio, y Palestina se ve abocada a vivir del subsidio europeo, en el mejor de los casos, en contra de su voluntad. Todos los países de la región ven limitadas
sus posibilidades de desarrollo, de estabilidad y de democracia. Por eso saludamos con enorme esperanza la Resolución 1701 y sobre todo la participación europea para conseguir el cumplimiento de esa resolución y la participación de las fuerzas
europeas dentro de la Finul, lo cual cambia en gran parte la definición de la Finul. No es lo mismo que estén allí tropas europeas y en gran cantidad que lo estén de otros países menos interesados en la seguridad y en la estabilidad de la zona.
Conseguir que Siria participe en este proyecto es de vital importancia para el relanzamiento de un proceso de paz y para que Siria se encuentre involucrada en ese proceso que la puede hacer más independiente de países cuya influencia en la zona
podría ser más problemática. Estamos hablando de Irán. Sobre Irán decía el señor De Arístegui que se rechazó la iniciativa que presentaron en el año 2004.
Efectivamente, se rechazó porque rompía la unidad de acción de la Unión Europea y pensamos
que esa fuerza de acción, incluida la unidad de acción con Estados Unidos, es fundamental para que no se produzca ningún suceso indeseable, tanto respecto a la proliferación nuclear como a otros temas que pudieran surgir de una inestabilidad en esa
región y que además han dado un protagonismo muy importante a Irán, que es cada vez más potente y que debemos tener muy en cuenta por procesos que han ocurrido muy cerca, como el desequilibrio total de Irak y también de Afganistán. Al hilo de
Afganistán, quiero resaltar que el riesgo de las fuerzas de intervención dentro de la Finul es el propio de unas tropas de interposición. Los riegos que corren las tropas de la Finul no son diferentes de los que corren en Afganistán o en otros
sitios, siempre son tropas militares que van a cumplir con sus objetivos y con su deber. Lo que van a hacer es apoyar la Resolución 1701 y las otras de las que habla esa propia resolución en apoyo a las fuerzas armadas libanesas, que son las que
deben tener todo el respaldo dentro de su país. Le agradezco, una vez más, todos sus esfuerzos y esperamos que tenga muchísimo éxito.
Únicamente preguntarle en qué se pueden concretar esas esperanzas de paz que parecen surgir, una vez más, dentro
de la región.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Vamos a interrumpir por tres minutos la sesión, antes de que conteste el ministro a los grupos parlamentarios. (Pausa.)


El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Interrumpimos brevemente la sesión antes de la contestación del ministro a los grupos parlamentarios.
(Pausa.)


Reanudamos la sesión. Tiene la palabra el señor ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación para dar respuesta a los grupos parlamentarios.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Quisiera agradecer la intervención de todos los grupos parlamentarios. En primer lugar, me iba a referir a las intervenciones de los Grupos de Coalición Canaria
y de Izquierda Unida, pero desgraciadamente sus portavoces han tenido que ausentarse, me imagino que para atender otros deberes del Parlamento. No obstante, quiero expresar mis comentarios a sus intervenciones para que consten así en el 'Diario de
Sesiones'.



En relación con la intervención del señor Mardones, agradezco el apoyo que da al Gobierno tanto en su posición con ocasión de la Asamblea General de Naciones Unidas como con Oriente Medio. Agradezco también su preocupación por los temas de
inmigración a los que tendré ocasión de referirme de manera más extensa al contestar a los portavoces de otros grupos. Es verdad que nuestra posición en materia de participación en Unifil en relación con la aplicación de la Resolución 1701 le va a
permitir al Gobierno tener una responsabilidad de mayor compromiso en relanzar el proceso político de la región. Como bien sabe el diputado señor Mardones, el compromiso del Gobierno es revisar, reexaminar nuestra presencia al cabo de un año como
así se indicó en el Pleno del Congreso de los Diputados. Sobre una conferencia internacional, una conferencia en Madrid, voy a extenderme de manera más pormenorizada a continuación cuando conteste a otro portavoz.



Al señor Llamazares debo señalarle que no coincido con él en que la política se haya visto debilitada después de la crisis de Líbano. Todo lo contrario. Si una lección podemos extraer de la crisis, de la tragedia, del drama vivido este mes
y medio de verano en Oriente Próximo, en Líbano y en Israel, nos llevaría a la conclusión contraria. Como he dicho en una de mis conclusiones, no hay solución militar a la crisis y al conflicto de Oriente Próximo. Solo una solución política y
diplomática puede extraer a esa región del mundo de todas esas atrocidades y frustraciones.
Debemos aunar esfuerzos para trabajar conjuntamente a la hora de definir que la política y las iniciativas políticas puedan dar resultado. En ese sentido
estoy de acuerdo con S.S. al indicar que es necesario que haya una iniciativa política de la Unión Europea, que no tiene que ser contraria a los intereses de Estados Unidos o de cualquier otro actor internacional, pero que tiene que asumir en estos
momentos un mayor liderazgo -esa es la opinión del Gobierno español- de manera diferenciada y autónoma dado que tenemos intereses vitales que afectan al futuro de España y de los europeos. Tenemos que ejercer nuestra responsabilidad a la hora de
definir esa iniciativa. Puedo garantizarle al señor Llamazares que el Gobierno y el ministerio están trabajando con otros socios europeos a fin de ir preparando, elaborando y discutiendo posibles iniciativas de paz en Oriente Próximo. He dicho en
mi intervención que se discutió con ocasión de la reunión de los ocho ministros de Asuntos Exteriores del Mediterráneo sur que se celebró en Lagonisi (Grecia) y se va a discutir de manera


Página 14



clara y pormenorizada con ocasión del Foro Med que se celebrará el próximo viernes en Alicante. Es el punto esencial de la agenda la cena de ministros que mantendremos en Alicante. También puedo comunicarles a SS.SS. que el Gobierno está
discutiendo, compartiendo ideas y propuestas incluso con Estados Unidos en el sentido de indicar algunas pistas de reflexión para el futuro de la zona. Todas ellas convergen al final en la eventual convocatoria de una conferencia de paz. Lo que no
quiero es crear titulares hoy. Quiero decir sencillamente que todo el mundo coincide en que antes o después habrá una conferencia de paz. Hay que preparar esa conferencia de paz, hay que ver cual es el mejor momento, cual es la mejor estructura,
cual es la mejor composición, cuándo se debe convocar y celebrar. Pero todo el mundo ha llegado a esa conclusión y en todas las discusiones formales e informales se ha constatado que la diplomacia -y por tanto un marco multilateral donde los
distintos actores implicados puedan discutir y relanzar el proceso- debe ser un elemento esencial a la hora de poner punto final a esta tragedia y a esta situación de fatalismo que vive Oriente Próximo. Asimismo es fundamental que Europa, los
países europeos, tengamos nuestra propia visión, pero no tiene que ser contradictoria ni oponerse a la visión de Estados Unidos.
Debemos tener nuestra visión, tenemos que tener nuestro compromiso y compartirlo con Estados Unidos para que pueda
tener una mayor viabilidad y una mayor eficacia a la hora de impulsar cualquier iniciativa diplomática.



Me preguntaba el diputado Llamazares por el apoyo a la estabilidad de la Autoridad Palestina, del Gobierno palestino, de la institucionalidad política palestina. El Gobierno español está desplegando una serie de actuaciones diplomáticas y
políticas para facilitar que la Autoridad Palestina pueda alcanzar unos acuerdos con el actual Gobierno de Hamas que puedan buscar una solución a la crisis actual y que al mismo tiempo pueda tener los medios políticos, financieros y económicos para
atender a la crisis que vive día a día el pueblo palestino. En ese sentido, todas las gestiones que hacemos, tanto directamente con la Autoridad Palestina como con Israel y con otros actores de la zona como Siria o Egipto, van encaminados a
encontrar una solución y una salida a esta crisis que vive el pueblo palestino, los ciudadanos palestinos.



En cuanto a las dos preguntas específicas sobre Naciones Unidas, que estaban un poco fuera del contexto de la semana ministerial de Naciones Unidas de Nueva York, quiero también que conste en el 'Diario de Sesiones', nuestra posición en
relación con la abstención de España en la Asamblea General sobre el Sahara Occidental y el apoyo a que Guatemala sea miembro no permanente del Consejo de Seguridad. En relación con el Sahara, la diplomacia española, como ha ocurrido desde que
asumí las responsabilidades de Gobierno, ha tratado, sigue tratando y continuará esforzándose en buscar una solución definitiva a este problema que pasa, vuelvo a repetirlo, por que sea justa, política, mutuamente aceptable y que permita el
ejercicio de libre autodeterminación del pueblo saharaui.
Dicho esto, hemos constatado es que necesitamos que las partes encuentren el marco para poder impulsar esa solución política. Los esfuerzos que hicimos, como otros muchos países y actores
principales, al margen del voto de Naciones Unidas, nos hizo constatar que no se lograba una resolución de consenso como la que se aprobó el año pasado. En esas circunstancias y para mantener su capacidad de interlocución y su compromiso activo a
fin de encontrar una solución definitiva, España prefirió -como hicieron Estados Unidos, Francia, los países árabes, los países que tienen una relación y un compromiso serio con la solución del problema del Sahara Occidental y todos los países
verdaderamente importantes-, mantener la abstención, con una explicación de voto que refleja plenamente la posición española al respecto. De hecho en los próximos días se va a aprobar una resolución del Consejo de Seguridad -estoy seguro-
prácticamente con consenso, que es lo que busca España. Lo que hace falta es que las partes, el Frente Polisario y Marruecos, encuentren la voluntad para negociar. Es lo que quiere España, que negocien y que encuentren una solución dentro de los
principios y resoluciones de Naciones Unidas. En relación con el voto a Guatemala -ya lo he dicho públicamente y lo reitero-, el Gobierno de Guatemala se dirigió al Gobierno de España para solicitar su apoyo a su presencia como miembro no
permanente del Consejo de Seguridad. Debo añadir en esta intervención, para aquellos que no lo conocen, que Guatemala, a lo largo de toda su historia y de toda la historia de Naciones Unidas, nunca ha sido miembro del Consejo de Seguridad. Nos lo
solicitó en primer lugar, acudieron a pedir el voto. Al comprobar que Guatemala nunca había sido miembro no permanente del Consejo de Seguridad, parecía lógico y normal, como todo miembro de Naciones Unidas, que tuviese la oportunidad como país
centroamericano y amigo de España de ser miembro no permanente del Consejo de Seguridad. Mucho más tarde el Gobierno de Venezuela solicitó el apoyo a su candidatura y de manera totalmente serena, sin dificultad alguna, le trasladamos a las
autoridades venezolanas que nuestro voto estaba ya comprometido. Como somos una diplomacia seria, un país serio y un Gobierno serio, mantenemos nuestra palabra y nuestro compromiso sin que se haya producido ninguna dificultad en nuestras relaciones
con ninguno de los dos países. Ahora habrá que ver el desarrollo de la votación. Como pueden imaginar, es siempre bueno para España que cualquier país de Latinoamérica esté representado en el Consejo de Seguridad. En cualquier caso, esto es lo
que tenía que responder al diputado Llamazares.



Paso ahora a contestar a la intervención del diputado de Convergència i Unió, Jordi Xuclà. Coincido con S.S. en que es verdad que los objetivos del Milenio y la agenda de lucha contra la pobreza no estuvieron este año muy presentes en la
Asamblea General; no así en mi intervención ante el plenario de la Asamblea General de


Página 15



Naciones Unidas, no así en los objetivos y en el compromiso del Gobierno en relación con esa materia. Ha mencionado, y se lo agradezco, lo que ha supuesto para la diplomacia española y para los intereses de la sociedad española la
presentación del Plan África porque es verdad que hoy África merece un tratamiento y un interés prioritario. En España, por el dramatismo con que vivimos la llegada de inmigrantes subsaharianos, lo estamos viviendo de manera más directa e
inmediata, pero es verdad que hoy día la Unión Europea, la comunidad internacional en general debería señalar al continente africano como una de las prioridades esenciales de la política exterior europea. Algo ya hemos hecho, lo hicimos durante el
último Consejo Europeo del pasado mes de diciembre cuando se aprobó el plan y la estrategia de la Unión Europea hacia África; estamos movilizando a todos los comisarios y, en particular, al comisario para el desarrollo Louis Michel, para que lleve
a cabo una serie de actuaciones vinculadas a alguno de los países esenciales con los cuales España se siente más afectada. Desde luego, hace falta un esfuerzo colectivo de la Unión Europea. De ahí la importancia de que pueda celebrarse la cumbre
Unión Europea-África durante la Presidencia portuguesa. Estamos buscando buscar un mecanismo para que la falta de respuesta británica por la situación con Zimbabwe evite que no se pueda celebrar esa segunda cumbre Unión Europea-África. Además
estamos intentando trasladar esa preocupación con la que yo personalmente regresé de manera mucho más intensa después de mi último viaje al África subsahariana, en particular en la gira de Gambia, Guinea Conakry y Senegal. El problema es de una
profundidad estratégica extraordinaria y, como he señalado anteriormente, merece que hagamos un esfuerzo suplementario en la lucha contra la pobreza, vocación de reformar las políticas institucionales de distintos países africanos y dotarles de
todos los medios sociales, políticos, económicos y financieros para hacer frente a una situación de enorme inestabilidad que se cierne sobre todo el continente africano. Es necesario utilizar todos los instrumentos que tiene el Gobierno de España a
través de su política de cooperación al desarrollo, pero también las sinergias que pueden surgir en relación con otros instrumentos financieros de la Unión Europea.



Es necesario aumentar el Fondo Europeo de Desarrollo. Así lo decía recientemente una entrevista en un diario económico español, donde se señalaba que es mucho más importante ahora duplicar, incluso triplicar, la Ayuda Oficial al Desarrollo
del FED. Si el FED son 23.000 millones de euros para todos los países de la ACP, de los cuales 20.000 millones son para África, y si queremos hacer cuatro o tres planes Marshall para el futuro, necesitaremos alcanzar cifras muy superiores para
atender los retos y necesidades de estos países. Además hay que acompañarlo con cambio y seguimiento de estructuras políticas e institucionales para que puedan absorberse esos fondos y esos recursos financieros. En cuanto al comercio, la OMC, la
ronda de Doha tiene que dar una respuesta para que las tendencias y las oportunidades comerciales de toda África puedan alcanzar sus objetivos. Por tanto, África es prioritaria y puede estar seguro el diputado Xuclà de que este Gobierno va a
proponer y promover una política africana europea mucho más activa y eficaz.



Dentro de esa política general, que también señalaré para contestar al diputado De Arístegui, entra el flujo legal de trabajadores subsaharianos. En cuanto a la política de cupos, -no hemos utilizado esa terminología-, lo que queremos, tal
como anuncié en mi visita a Senegal, es establecer una especie de mecanismo de contratación en origen que pueda dar satisfacción a las necesidades del mercado de trabajo nacional, que exige y permite una mayor mano de obra extranjera. Una de las
propuestas que la vicepresidenta ha hecho con todas las fuerzas políticas en el pacto de inmigración es la creación de esa agencia de contratación en el exterior. Estamos viendo de manera eficaz, no burocratizada, cómo nuestras embajadas y nuestras
representaciones en el exterior podrían dotarse de los mecanismos para la contratación en origen de esa mano de obra.



En relación con Guatemala, ya he contestado. Me centro en Oriente Medio.
Es verdad que el Gobierno español, como no podía ser menos, ha tratado de asumir su responsabilidad. Es una zona vital para los intereses españoles y europeos. Lo
ha dicho de manera muy clara Fátima Aburto. El Gobierno solo hace lo que le corresponde: estar activo en la diplomacia europea y en la diplomacia internacional, tratando de encontrar el apoyo y todas las ideas propuestas que puedan dar
satisfacción a la salida de la crisis. Agradezco la aprobación y el apoyo de este Congreso de los Diputados, del Parlamento español, en lo que se refiere a la futura o eventual conferencia internacional. Puedo indicarle que todos los que estamos
involucrados en esta nueva página de la historia de Oriente Próximo somos conscientes de la complejidad del escenario, pero no por eso debemos renunciar a un compromiso activo para encontrar soluciones inmediatas. Estoy de acuerdo con el diputado
Xuclà cuando dice que en la guerra reciente entre Israel y Hizbulá todos perdieron, nadie ganó, los que más perdieron fueron las víctimas civiles y todos nos han demostrado que tenemos que salir de esa lógica de guerra e ir a una lógica diplomática
y de paz. Como explicaré muy brevemente, el problema que se nos presenta en ese escenario siempre tormentoso de Oriente Próximo no es el tradicional escenario árabe-israelí, sino que tenemos una serie de desafíos, como bien ha explicado el diputado
Xuclà, que están hoy todavía más presentes que en el pasado, como son el tema energético, el nuclear, el terrorismo, elementos que, si antes eran parte de la agenda oculta de cualquier intervención de uno de los autores, hoy día en cambio están
presentes de manera muy directa, lo que hace todavía mucho más compleja la solución a cualquiera de las iniciativas que se traten de imponer. En ese sentido, la presencia de Irán en el conjunto medio oriental da una nueva dimensión a la solución de
estos problemas. Se


Página 16



podrá decir que es inaceptable que Irán esté o no, pero es una realidad y lo que no se puede hacer es ignorar las realidades si queremos solucionarlas y hay que solucionarlas -vuelvo a insistir- a través de medios diplomáticos y políticos.
Tenemos que estudiar cómo podemos abordar cada problema en su contexto para obtener resultados positivos.
De ahí que las medidas que pueda adoptar la comunidad internacional o la Unión Europea deban seguir manteniendo esa voluntad de unidad y
firmeza en relación con Irán que ha sido expresada tanto por la Unión Europea como por el Gobierno español. Globalidad en la comprensión de la situación en Oriente Próximo, pero también suficiente capacidad para abordar cada uno de los problemas
con suficiente profundidad que nos permita soluciones con resultados prácticos.



Paso a responder al portavoz del Grupo Popular en relación con Naciones Unidas. Señor De Arístegui, coincidimos en líneas generales en cuanto a qué tipo de arquitectura institucional tienen que tener las Naciones Unidas del siglo XXI, que
ya no refleja las Naciones Unidas de la posguerra, de la II Guerra Mundial. Ese es el tema. Ha habido avances importantes, pero no creo que vaya a haber revoluciones organizativas de Naciones Unidas en cuanto a las grandes estructuras. Tiene que
haber un Consejo de Seguridad, una Asamblea General, un Ecosoc y los nuevos órganos que han dado luz en los últimos meses: El Consejo de Derechos Humanos, como ha dicho Juan Moscoso, la Comisión de Consolidación de la paz y una serie de nuevos
instrumentos y organizaciones para atender mejor los retos específicos. El corazón de la reforma de Naciones Unidas pasa, después de haber hecho grandes avances prácticamente en todos los organismos y agencias fundamentales de Naciones Unidas, por
el esencial, el Consejo de Seguridad. No creo que ahí haya excesivas diferencias entre los distintos grupos políticos. El año pasado ya pactamos un documento en el que se reflejaban de forma consensuada las posiciones de la Cámara, por lo que no
existen grandes diferencias. Sí puedo indicarle que hay movimientos positivos, algunos de los cuales van en la dirección que a usted le preocupa. Del grupo Unidos para el Consenso hay una comisión informal para estudiar los procedimientos de los
miembros del Consejo de Seguridad. En ella se están estudiando la utilización del veto, el veto ponderado, el cumplimiento de la resolución del Consejo de Seguridad y una serie de cuestiones específicas que, más que ir a la presencia y a la
discusión de quién debe ser miembro permanente o no, se centran en el funcionamiento y en una mayor eficacia del Consejo de Seguridad. En ese sentido, no tenemos excesivas dificultades. En relación con los derechos humanos, quiero decirle que
España apoyó y muestra su satisfacción por la creación del Consejo de Derechos Humanos, un hito importante en una Comisión de Derechos Humanos de Ginebra que no funcionaba, que era objeto de críticas y que estaba atascada cada año con una situación
excesivamente burocratizada. El embajador mejicano, que es el presidente del Consejo de Derechos Humanos, está tratando de dar una nueva dinámica a ese Consejo de Derechos Humanos para mejorar y promover con mayor eficacia el respeto y la
protección de los derechos humanos en la comunidad internacional.



En cuanto a la inmigración, S.S. ha dicho que no comparte la política del Gobierno y que la posición del Grupo Popular se refiere a cuatro puntos, con los cuales no tengo grandes dificultades. Si lee el documento que distribuyó la
vicepresidenta, comprobará que todos los puntos que ha mencionado quedan plenamente reflejados: Control eficaz de las fronteras, rechazo de mafias y mayores sanciones a aquellos que trafican con seres humanos, política de mejor gestión de los
flujos -ya he explicado la política que vamos a seguir con la creación de una agencia- y cláusulas de readmisión. Respecto a una declaración, aplicación o condicionalidad, como ustedes hicieron en la época del Gobierno del PP con el artículo 13 del
Tratado de Cotonou, que existe y se aplica, nosotros hemos dado un paso más eficaz y con mayor visión: los acuerdos de segunda generación, que nos permiten no simplemente suscribir un artículo, sino lograr repatriaciones. Antes no se conseguían y
ahora se están logrando repatriaciones importantes con todos los países subsaharianos con los que antes teníamos enormes dificultades, por no decir que no teníamos posibilidades de repatriar. Nosotros tenemos una visión un poco más global.



Me imagino que habrá sido un olvido -importante, pero olvido- en su política para la lucha contra la inmigración se ha limitado a concentrarse en un enfoque de seguridad, pero le ha faltado incluir en sus cuatro puntos que hay un elemento
esencial, la pobreza, la ayuda y cooperación al desarrollo. (El señor De Arístegui y San Román: Lo he dicho.) No lo ha dicho, lo tengo apuntado, pero supongo que habrá sido un olvido. Ha mencionado Cotonou, los acuerdos de readmisión, el efecto
llamada y la regulación. Me imagino que habrá sido un olvido porque lo importante es luchar contra la pobreza y lograr que el continente africano, como he dicho antes, tenga la esperanza de salir de su situación crítica. El efecto llamada es un
tema recurrente. Dice que se alegra de las declaraciones de la vicepresidenta quien manifestó, como hemos dicho siempre, que todo ilegal que viene tiene que regresar, y lo estamos demostrando. Me hubiera gustado haber escuchado su declaración
cuando eran Gobierno, porque nos encontramos con 800.000 ilegales y alguien tenía que haber dicho que los 800.000 ilegales tenían que volver.
Nosotros tuvimos que regularizar atendiendo a la situación y al respeto de los ciudadanos, que trabajan,
que son ciudadanos mientras trabajan y que dejan de serlo cuando dejan de trabajar. Eso una sociedad democrática como la española no lo puede aceptar. Tuvimos que regularizar y a partir de ahí establecer los mecanismos para que los flujos legales
puedan seguir respondiendo a las necesidades del mercado de trabajo y combatir la ilegalidad de la


Página 17



manera en que se está haciendo, con medidas de carácter policial, las que ha mencionado S.S., pero también iniciando lo que no existía hasta ahora: una política global y estructural de relaciones con el continente africano. Ustedes me
criticaron porque estaba en África en lugar de en Bruselas. Pues fíjense si es importante África. En África, como he señalado anteriormente, vamos a tener los más importantes retos y desafíos. Y no solamente en el norte de África, sino en el
África subsahariana, donde no existía Plan África, no existía despliegue diplomático, ni existía una voluntad de atender los retos contra la lucha contra la pobreza y el subdesarrollo. En definitiva, una política en relación con la cual estamos
tratando que todos los grupos políticos y la sociedad española se involucren, porque no es una cuestión solo del Gobierno. Estoy convencido, siguiendo su línea de argumentación, que es coherente y compartimos -faltaba solo ese elemento, que habría
que desarrollar-, de que a la hora de que empiece a trabajar la subcomisión podremos encontrar entre todos soluciones a este problema de enorme envergadura y trascendental.



Sobre Oriente Medio, le agradezco su intervención. Tiene parte de razón cuando dice que hay muchas iniciativas y muchas propuestas; sobre el fondo de la cuestión le daría la razón, están los parámetros de Clinton, los acuerdos de Taba, de
los que fui testigo y notario mayor en las negociaciones, o cualquier otra solución de las negociaciones con Siria.
Sobre el fondo de la cuestión hay muchas iniciativas y muchas propuestas, no hay que redescubrir el Mediterráneo, sabemos lo que
hace falta, que haya dos Estados que vivan en paz y seguridad, no tenemos que ser grandes ingeniosos para buscar soluciones imaginativas, pero lo más complicado -se lo digo por propia experiencia, señor De Arístegui- es cómo los podemos sacar de
esta situación de impasse, de estancamiento y de deterioro que de forma regular, continua y reiterativa vivimos en Oriente Próximo. Hay muchos actores, algunos miembros de la Unión Europea, otros círculos de pensamiento que, como usted, creen que
basta con pequeños actos o pequeñas acciones -que no dudo que sean importantes- para poder salir de este impasse; yo no lo creo. Sinceramente no creo que hoy en día la Hoja de Ruta sea el mejor instrumento para salir del estancamiento. Se lo dice
alguien que la ha escrito, fíjese si estaría satisfecho con que la Hoja de Ruta fuese la solución a todos los problemas de Oriente Próximo. No creo que la Hoja de Ruta pueda hoy en día estar en condiciones de resucitar el denominado proceso de paz
de Oriente Próximo y, por tanto, tampoco creo que medidas del tipo micromanagement, pequeñas medidas de confianza que algunos países o gobiernos creen que pueden dar resultado, puedan ser eficaces. Mi visión es diferente. Mi visión, señor De
Arístegui, es más política, es más comprometida, es más de indicar -como dije en mi intervención en Naciones Unidas- que son ya muchas décadas de asistir como testigos incapaces e impotentes al deterioro, no solamente de la vida de los ciudadanos
israelíes, palestinos y árabes, sino a lo que puede afectar y está afectando de forma diaria a los intereses de todo Occidente, de Europa y de España. Por tanto, esa actitud de un cierto fatalismo, de impotencia, de incapacidad de actuación no
puede mantenerse; por eso le contestaba antes al diputado, señor Llamazares, que es necesaria esa iniciativa diplomática liderada por la Unión Europea, que no es una iniciativa de pequeños pasos, que no es una iniciativa de gradualismo, que es la
forma en la que se han llevado las negociaciones en Oriente Próximo durante casi 30 años y que no han dado resultado, sino que hace falta una iniciativa de gran calado y de gran envergadura. Por eso tenemos que prepararla bien y tenemos que hablar
con todos los actores y con todos los principales interlocutores de Oriente Próximo. Para eso, lógicamente, lo primero que tiene que hacer Europa es tener las ideas claras, tener el consenso interno claro en Europa de que es la mejor manera de
proponer y hacer mover la dinámica diplomática en Oriente Próximo. Tengo que señalarle que, como he indicado anteriormente, hace 15 años, cuando se convocó la Conferencia de Paz de Madrid, Irán no estaba en la región, era el conflicto
israelo-palestino, israelo-sirio, israelo-libanés, pero Irán no estaba en la región. Hoy está en la región, nos guste o no, por lo que tenemos que dar respuesta a esa situación. Qué mejor que tratar de dar mayor protagonismo y mayor capacidad de
actuación a los actores tradicionales. De ahí la importancia que hemos dado a la relación con Siria, para que pueda ser un actor constructivo y positivo para la solución de los problemas. En ese sentido, creemos que es la mejor manera de, entre
todos, movilizar a la comunidad internacional para encontrar una solución. En Irán hay que mantener el compromiso de la Unión Europea y que yo mismo he repetido en múltiples ocasiones: unidad europea, firmeza en el mensaje, pero también
diplomacia. Eso es lo que está haciendo la Unión Europea y lo que está haciendo el Gobierno de España. Por tanto, hacen falta mayores esfuerzos, trasladar la preocupación a las autoridades iraníes por lo que supone una proliferación en materia
nuclear-militar que, desde luego, ni el Gobierno de España ni creo que ningún Gobierno occidental desea que se produzca.
Nuestro objetivo es tratar de que eso no se lleve a cabo y no avance más en el futuro. Al mismo tiempo hay que evitar que Irán
pueda perjudicar o reducir las oportunidades de paz o las negociaciones con los distintos sectores y actores de Oriente Próximo. De ahí que cualquier propuesta de una nueva iniciativa o de una nueva conferencia no puede ser fiel reflejo o la
respuesta mimética de lo que fue la Conferencia de Paz de Madrid del año 1991, sino que tiene que ser una propuesta mucho más sofisticada.
Tiene que encontrar quiénes son los verdaderos actores, quiénes son los que tienen que hablar de paz y
territorios y quiénes son los que tienen que hablar de terrorismo, de seguridad nuclear y energía. Esto es algo


Página 18



mucho más complicado, si queremos tener éxito en esa futura convocatoria que, como digo, necesita mucho trabajo, mucha interlocución, mucha preparación y mucha discusión entre todos los socios, entre ellos, señor De Arístegui, la propia
administración norteamericana, con la que mantenemos un diálogo y una concertación sobre este punto concreto muy intensa y muy positiva.



En relación con Líbano, tengo que decirle que, como ha dicho bien doña Fátima Aburto, la Unifil reforzada fue precisamente la respuesta a una nueva realidad. Unifil había dado resultados a lo largo de muchos años, pero lo que se planteaba
ahora era diferente y se buscó una fórmula intermedia entre el capítulo VII y el capítulo VI plus, que es la que se plasmó en las reglas, Rules of engagement, de involucración de las fuerzas. Lógicamente hay que garantizar el embargo de armas,
absolutamente total, pero no vamos a entrar a jugar con el desarme de Hizbulá, porque los propios libaneses, el propio primer ministro, Siniora, y el propio Gobierno libanés, del que también forma parte Hizbulá, lo pidieron, porque es la mejor
manera para que la consolidación de la paz y la garantía de un alto el fuego permanente sean una realidad.
Estos son los comentarios que tengo que hacerle. Críticas personales a la política exterior habrá alguna, no lo sé, porque siempre hay
críticas, aunque podría decirles muchísimos elogios, pero no quiero abrumarle con los elogios.



En cuanto al Grupo Parlamentario Socialista, quiero agradecer a don Juan Moscoso que nos haya recordado la importancia que tiene el multilateralismo y el compromiso del Gobierno, y que nos haya recordado también -y me ha servido para
responder a la intervención del señor De Arístegui - la reforma de Naciones Unidas, en esa nueva arquitectura institucional de Naciones Unidas, que se avanzó y se ha avanzado de forma muy positiva con la creación del Consejo de Derechos Humanos, con
la creación de la Comisión de Consolidación de la Paz y, algo muy importante que no he mencionado es esta estrategia global de Naciones Unidas, en la lucha contra el terrorismo, que era uno de los objetivos esenciales de este Gobierno y de la
sociedad española, que se ha logrado trasladar a Naciones Unidas con un plan operativo de actuación, superando el debate sobre la definición o no definición del terrorismo y actuando con esa voluntad de dotar a todos los miembros de Naciones Unidas
con una estrategia clara, firme y operativa sobre la mejor manera de luchar contra el terrorismo.



Sobre el Foro global de inmigración, vuelvo a insistir en que es un problema que afecta a toda la comunidad internacional, no solo a España y a Europa, porque en todo el mundo estamos enfrentados al fenómeno de la inmigración. Por ello, la
iniciativa del secretario general fue extremadamente válida, sobre todo su propuesta de creación de un foro que va a tener carácter permanente y va a permitir que en Naciones Unidas podamos debatir y aportar ideas y propuestas para resolver el gran
desafío de la inmigración.



A doña Fátima quiero indicarle que es importante -lo he dicho en parte en mi intervención en dos ocasiones, pero lo quiero subrayar- que los ciudadanos españoles tengan siempre presente que el problema de Oriente Próximo, el conflicto
árabe-israelí, no es única y exclusivamente diplomático, sino que está afectando a los intereses de la ciudadanía española. En ese sentido, trasladar principios y valores europeos a una zona del mundo tratando de garantizar la seguridad a través de
la paz y, por tanto, garantizando la seguridad de España y de los españoles, o tratando de defender los intereses económicos y energéticos es fundamental. No podemos estar con los brazos cruzados y, por ello, quiero agradecer ese compromiso de
España y de los españoles de estar presentes, activos y comprometidos con la paz y con la solución de los conflictos de Oriente Medio. Creo que he contestado a su pregunta específica sobre cuál podría ser la manera de encontrar una esperanza de
paz. Con mucha voluntad política, con alguna iniciativa política ambiciosa y con voluntad de movilizar a los europeos, en esta ocasión, para atender los importantes retos que afectan al futuro de la región.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Vamos a abrir un turno de réplica de un minuto. Seré estricto con el tiempo.



Señor De Arístegui.



El señor DE ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: El primer comentario que quiero hacer a la intervención del señor ministro es sobre la cuestión del voto a favor de Guatemala. Nosotros habíamos celebrado eso como un síntoma de normalización en una
pequeña parte de la política exterior, pero cuando hemos visto los argumentos del ministro contestando a uno de los portavoces que han intervenido nos hemos alarmado, porque esas no son las razones que un gobierno tiene que dar. La razón no puede
ser simple y llanamente que Guatemala no ha sido nunca miembro del Consejo de Seguridad o porque nos lo hayan pedido primero, sino que no deberíamos votar por Venezuela porque es un régimen en deriva totalitaria, irresponsable, un elemento
claramente perturbador de la región, que ha interferido -más que cometido injerencia- en los asuntos internos de muchos países de la región, desde Bolivia hasta Ecuador, Perú, ahora Nicaragua o el Salvador y tantos otros. Esa debe ser la razón por
la que nosotros no apoyemos que un régimen semejante contribuya a la inestabilidad, a la inseguridad y a la incertidumbre en una región muy delicada que está atravesando un momento especialmente complicado.



En cuanto a la inmigración, señor ministro, me parece verdaderamente curioso que ustedes insistan en seguir justificando el disparate que supuso el proceso de regularización masiva. No hay un Gobierno serio en Europa que no lo haya
criticado, desde el propio presidente Chirac, en la cumbre de Tampere, recientemente, hasta


Página 19



el propio ministro Sarkozy, que recibió esa desafortunada declaración del presidente del Gobierno en una reciente sesión de control, u Otto Schily, cuando estaba todavía en el Gobierno, siendo ministro del Interior de Alemania -por cierto,
socialdemócrata, como se supone que son ustedes-, y con un enorme disgusto por parte de diferentes países, desde Dinamarca hasta Holanda, el Reino Unido e Italia. Ha habido muchas críticas, señor ministro, a su política de inmigración. Ustedes
dicen que se encontraron con 800.000 irregulares, pero ustedes, con sus ocurrencias, han provocado la irrupción de 1.300.000 nuevos irregulares, que son las cifras que el Partido Popular ha dado más de una vez. Mire usted, señor ministro, de los
cuatro pilares de política de inmigración que yo le he dado, solo uno era de seguridad. Ya se ve cómo escucha usted. Solo uno de los cuatro era de seguridad: la lucha contra las mafias que trafican con seres humanos.
Si quiere usted, también
puede incluir el control serio de las fronteras, pero las políticas de integración ¿son medidas de seguridad?, las medidas de gestión de flujos migratorios ¿son medidas de seguridad? Está en el 'Diario de Sesiones' y se podrá ver que yo sí le
hablé de la cooperación bilateral al desarrollo y le dije que eso no bastaba, que había que coordinar la política de cooperación al desarrollo con la Comisión Europea para que hiciera un esfuerzo en los países que son origen de inmigración
irregular. Está dicho, aunque usted no lo ha recogido en su réplica. Señor ministro, no pueden ustedes seguir por la línea de cerrar los ojos a sus meteduras de pata, de cerrar los ojos al rosario de errores que han cometido, y hay un error
evidente en su política exterior respecto a la inmigración. Ustedes hablan del Plan África, plan que supuso, por ejemplo, el viaje de una serie de diplomáticos que tardaron mucho tiempo más que aquella rueda de prensa improvisada en la que se
marchó solo el embajador encargado de la misión con un joven diplomático, todos los demás volvieron a su casa con las maletas que desde la OID se les sugirió que llevaran para hacer el paripé de que se marchaban todos en ese momento. Ese es su Plan
África, tan vacío como las maletas de los compañeros diplomáticos que emprendían supuesto viaje.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Señor ministro, tiene la palabra para contestar.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Veo que el señor De Arístegui siempre quiere polemizar, pero hoy me encuentra con un tono vital más bien moderado y voy a tratar de no polemizar demasiado, pero
sí voy a decirle cuatro verdades: la primera de ellas sobre inmigración, porque el tema de Guatemala y Venezuela creo que ha quedado claro.



Sobre inmigración, hablan ustedes del efecto llamada de la regularización.
Ustedes todavía no han dado respuesta sobre qué iban a hacer con los 800.000 irregulares que existían en España. Ustedes hicieron no sé si cuatro o cinco
regularizaciones durante su Gobierno y por tanto no tendrían que llevarse las manos a la cabeza, aunque las hicieron mal, como ha explicado en muchas ocasiones el ministro de Trabajo, sin contrato de trabajo, sin diálogo con los agentes sociales y
sin diálogo con los empresarios. Lo hicieron a su manera, es decir, mal. Estoy ya cansado de ese efecto llamada que no existe. El único efecto llamada es el desarrollo económico y social que existe en España y la necesidad de encontrar mano de
obra extranjera porque nuestra economía funciona bien.
¿Cuál es también, desgraciadamente, un efecto llamada? La pobreza. Usted no ha utilizado en su intervención la expresión lucha contra la pobreza, lo que ha utilizado ha sido la cooperación
bilateral y ha condicionado Cotonou -como intentaron- a las repatriaciones. Usted está proponiendo que digamos: Si ustedes no repatrían, nosotros cortamos toda la cooperación al desarrollo. Este Gobierno no lo hará, porque aparte de ser ineficaz,
provocaríamos un desastre humanitario, y tenemos sensibilidad con las personas humanas y con la situación económica y social que viven los ciudadanos africanos. Esa es la diferencia, señor De Arístegui, que nosotros tenemos una visión a corto,
medio y largo plazo para tratar de resolver un problema de enorme magnitud, y ustedes, desgraciadamente, no han sido capaces ni siquiera de asumir los retos que se plantean en estos momentos en materia de inmigración. Esa es la gran cuestión. Su
enfoque es el de la seguridad, porque ustedes siempre quieren repatriación, control de fronteras y gestión de flujos migratorios, pero no abordan la cuestión esencial, que es la pobreza y las dificultades de vida que tienen tantos seres humanos en
el continente africano. Ese es el problema, y hasta que no entren en esa tesitura les va a resultar difícil abordar lo que es una realidad, y es que solamente atendiendo los problemas estructurales, las raíces del problema -hay que ir a las raíces
del problema, señor De Arístegui-, podremos encontrar una solución.



Por último, aunque tampoco quiero alterarme, le recuerdo que usted en su pasado también fue diplomático, y quiero salir aquí en defensa de los diplomáticos españoles que están ahora desplegados en esos países, en condiciones muy difíciles en
su vida diaria. Si usted tuviese un sentimiento de solidaridad corporativa -aunque yo no soy nada corporativo, creo que usted sí que lo es un poco más- (Risas.), hubiese hecho alguna referencia positiva al esfuerzo que están desplegando en estos
momentos muchos funcionarios diplomáticos en los distintos países africanos. Además, el despliegue diplomático del Gobierno en África subsahariana no se limita, única y exclusivamente, al envío de funcionarios diplomáticos, sino que se ha
concentrado en apertura de embajadas, en reforzamiento de nuestras sedes de agencias técnicas de cooperación, es decir, en toda una serie de medidas, de las que me gustaría que el partido de la oposición tomase nota, para apoyar el esfuerzo que hace
la diplomacia española para atender uno de los retos fundamentales que tiene la sociedad española.



Página 20



-LOS ACUERDOS ALCANZADOS EN EL FORO DE DIÁLOGO TRIPARTITO SOBRE GIBRALTAR Y SOBRE LA CREACIÓN DE LA NUEVA SECRETARÍA DE ESTADO PARA IBEROAMÉRICA. A PETICIÓN PROPIA. (Número de expediente 214/000132.)


-LAS CONSECUENCIAS DE LA NUEVA CONSTITUCIÓN DE GIBRALTAR. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR EN EL CONGRESO. (Número de expediente 213/000692.)


-LAS NUEVAS CESIONES REALIZADAS POR EL GOBIERNO EN EL CONTENCIOSO SOBRE GIBRALTAR. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO POPULAR EN EL CONGRESO.
(Número de expediente 213/000795.)


El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Vamos a tratar ahora los puntos 2, 3 y 4 del orden del día.



Tiene la palabra el señor ministro.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Señor presidente, señorías, teniendo en cuenta el número de cuestiones que abordaremos hoy en la comparecencia y el hecho de que ya he tenido ocasión de referirme
tanto a la valoración política del Foro de diálogo sobre Gibraltar en el Pleno de esta Cámara, como a los resultados de la sesión ministerial de Córdoba en la Comisión de Asuntos Exteriores y Cooperación del Senado, intentaré centrarme hoy en los
aspectos más relevantes de los acuerdos y su relación con la cuestión de fondo en el contencioso sobre Gibraltar.



Quisiera en primer lugar referirme, una vez más, a la filosofía que para el Gobierno español inspira el Foro de diálogo sobre Gibraltar. Para nuestro Gobierno, la razón de este proceso es la de crear un clima de confianza mutua y
cooperación que haga posible avanzar en la solución definitiva de la cuestión de Gibraltar. Debe quedar claro, por tanto, que el objetivo del foro de diálogo no era ni es el de negociar las cuestiones de soberanía pendientes entre España y el Reino
Unido en relación con Gibraltar, que son tratadas, como todos ustedes saben, en el llamado proceso de Bruselas, cuya vigencia he recordado repetidas veces en público. La cuestión de soberanía, como reconocen tanto los textos de la reunión de
Córdoba como la decisión de consenso aprobada por la IV Comisión de la Asamblea General de Naciones Unidas este mes, sigue siendo un tema bilateral entre el Gobierno español y el Gobierno británico.



Como ya tuve oportunidad de explicar la semana pasada, dada la situación de estancamiento en la que nos encontrábamos en el año 2004 y tras comprobar la imposibilidad de continuar las conversaciones sobre cosoberanía, el Gobierno optó por
superar el punto muerto negociando una serie de acuerdos de cooperación local, sin renunciar por ello a nuestra posición sobre la cuestión de fondo. Creamos el Foro de diálogo sobre Gibraltar mediante el comunicado conjunto hispano-británico de 27
de octubre de 2004, que dice literalmente, y cito: Se entiende que para el Gobierno español la cooperación local está en el contexto de los objetivos del Gobierno español en relación con la soberanía de Gibraltar.
Termino la cita. Por cierto, en
la versión inglesa de ese mismo comunicado, contrariamente a lo que afirmó el señor De Arístegui en la Cámara el otro día, no se produce ningún reconocimiento novedoso por parte del Gobierno español del, entre comillas, pueblo de Gibraltar. Como
S.S. podrá comprobar, tanto en todas las resoluciones y decisiones adoptadas en Naciones Unidas desde el año 1964 referentes a Gibraltar, como en todos los comunicados conjuntos hispano-británicos en el marco del proceso iniciado por las
declaraciones de Lisboa y Bruselas, en la versión inglesa se habla de, entre comillas, the people of Gibraltar -no sé si el acento es muy bueno- y en la española, de los habitantes, de la población del territorio o de los gibraltareños. Por otro
lado, la frase -abro cita- se entiende igualmente que el Gobierno británico mantiene plenamente su compromiso de honrar los deseos de los gibraltareños, tal como figura en el preámbulo de la Constitución de 1969 -cierro la cita-, que aparece en el
comunicado fundador del foro de diálogo y que tanto preocupa al señor De Arístegui, tampoco es una novedad, puesto que constata simplemente la posición del Gobierno británico que figura con idéntica redacción en todos -repito, en todos- los
documentos del proceso de Bruselas y decisiones de Naciones Unidas desde que fuera otorgado el Decreto Constitucional del año 1969.



Ya tuve ocasión de dejar claro en el Pleno de la Cámara que la participación de Gibraltar en el foro de diálogo no hace sino seguir la línea iniciada, creo que de manera muy acertada, por mis predecesores los ministros Matutes y Pique, en
relación con el contencioso, pero con la diferencia de que ahora hemos alcanzado resultados que no fueron posibles bajo el principio de dos banderas, tres voces, sin que por ello hayamos reconocido a Gibraltar un status igual al de España y Reino
Unido o competencias que no corresponden según su status constitucional. Es más, el proceso de cooperación, que en su primera fase ha culminado en los acuerdos alcanzados en Córdoba, es exactamente lo que el propio ministro Piqué propugnaba en esta
Cámara el 14 de marzo de 2001. Decía así -abro cita-: En cuanto a las relaciones entre Gibraltar y el Campo, un incremento de la cooperación haría que las poblaciones de uno y otro lado de la verja tuviesen intereses compartidos. Esa convergencia
de intereses ayudaría a desdramatizar el contencioso, enfocándolo de una manera más natural. Cierro la cita. Por lo tanto, no puedo admitir que se diga ahora que el Gobierno se está olvidando del tema importante de la soberanía para hacer cosas de
escasa importancia.



Página 21



En conclusión, no ha habido ninguna cesión con la creación del foro de diálogo y tampoco los acuerdos de Córdoba tienen repercusión alguna en lo que atañe a la soberanía ni prejuzgan nuestra posición al respecto.



Señorías, antes de empezar a repasar de manera sucinta los acuerdos del foro de diálogo, quisiera rebatir también la relación que se ha querido establecer entre el foro de diálogo y el reconocimiento por parte británica de un derecho de
autodeterminación a los habitantes de Gibraltar. Quiero dejar muy claro que la reforma constitucional concluida este año, y cuyo texto está pendiente de ser promulgado mediante el correspondiente decreto del Gobierno británico, respeta nuestros
intereses porque en él se reafirma la vigencia del Tratado de Utrecht, no se altera el status internacional de Gibraltar y no se disminuye la soberanía británica sobre la colonia. Lo que el Gobierno británico ha dicho, en una respuesta escrita, en
la Cámara de los Comunes -texto que no se ha sometido a ninguna votación en dicha Cámara- es que el derecho de autodeterminación de Gibraltar se entiende limitado por Utrecht y los demás principios de la Carta de Naciones Unidas, y que se entiende
como un mayor control de Gibraltar sobre sus asuntos internos. El foro de diálogo lo que sí ha favorecido es una situación de transparencia en la que el Reino Unido ha tenido en cuenta las preocupaciones del Gobierno español, eliminando del texto
constitucional finalmente aprobado aquellos aspectos que tanto el Gobierno español actual como sus predecesores rechazaban. A este propósito, quisiera aclararle al señor de Arístegui que el Tratado de Utrecht, sobre el que se fundamenta nuestro
derecho de retrocesión sobre el Peñón y cuya vigencia ha quedado reafirmada en los textos legales de la reforma constitucional gibraltareña, nunca, nunca, para nuestra fortuna, ha sido declarado ilegal ni en la Carta de Naciones Unidas ni en ninguna
resolución de la ONU.



Señorías, permítanme ahora pasar revista a los aspectos más sobresalientes de los textos acordados. En primer lugar, la declaración ministerial sobre el aeropuerto de Gibraltar. Nos ofrecen un acuerdo que potenciará la economía de la zona
y favorecerá al mismo tiempo una mayor integración entre las economías del Campo de Gibraltar y Gibraltar. Este nuevo acuerdo sobre el aeropuerto sustituirá, cuando esté plenamente aplicado, al acuerdo conjunto sobre el aeropuerto de 2 de diciembre
de 1987 suscrito por España y el Reino Unido y que los gibraltareños rechazaron.
El acuerdo contiene una cláusula de salvaguarda de las respectivas posiciones en relación con la soberanía del mismo, de modo que nada de lo que se haga como
consecuencia de él podrá aducirse como modificación de las posturas de cualquiera de las partes. En el plazo máximo de 24 meses el aeropuerto dispondrá de un único edificio terminal, situado al sur de la verja pero con acceso directo desde el
norte, en el que se prestarán todos los servicios al pasajero, incluidos seguridad aeroportuaria y control aduanero a los pasajeros y a sus equipajes. Me resulta difícil comprender que alguien pueda considerar que la existencia de dos terminales,
como prevé el acuerdo de 1987, sea preferible a este acuerdo, ya que este nos dará un papel en el edificio terminal único, al sur de la verja, y por tanto situado en un territorio, el istmo, sobre el que tenemos una reivindicación pero sobre el que
en la práctica no ejercemos ningún control o influencia. Los vuelos entre aeropuertos españoles y el de Gibraltar tendrán la consideración de vuelos internos y los pasajeros y sus equipajes que provengan o se dirijan al norte de la verja no serán
sometidos, por tanto, a controles por parte de las autoridades españolas ni de las gibraltareñas. Para los demás pasajeros con origen o destino en Gibraltar, en cambio, serán las autoridades españolas las que realizarán en el edificio terminal las
correspondientes funciones de control de inmigración y aduanas. Se ha acordado también la constitución de una empresa mixta hispano-gibraltareña para la explotación conjunta de los servicios aeroportuarios en el edificio terminal. Por último, se
constituirá un comité conjunto permanente de enlace en el que España participará y que estará encargado de examinar a nivel técnico cualquier problema o cuestión relativa a la puesta en práctica de la declaración ministerial sobre el aeropuerto.



El acuerdo sobre las pensiones de los antiguos trabajadores españoles en Gibraltar afectados por el cierre de la verja en 1969 ha constituido una preocupación prioritaria del Gobierno desde que comenzaron los trabajos del foro del diálogo.
Este problema aqueja a un colectivo de 5.700 pensionistas aún vivos y que han visto sus pensiones congeladas desde el año 1969. La solución acordada permitirá compensar a estos pensionistas con una cantidad a tanto alzado que aportará el Reino
Unido equivalente a lo que han dejado de percibir por la no revalorización -para una pensión media esta cantidad será de unos 6.200 euros-, y al mismo tiempo el Reino Unido se compromete a actualizar sus pensiones a partir de abril de 2007 y hasta
el fallecimiento del último de los pensionistas. Dada la avanzada edad de las personas implicadas en este acuerdo y el hecho de que el Reino Unido no pueda abonar la cantidad a tanto alzado en abril de 2007 de una sola vez, sino que parte será
abonada en abril de 2008, el Gobierno está considerando anticipar una parte de los fondos necesarios que le sería devuelta posteriormente por el Tesoro británico. Este acuerdo no supondrá cambio alguno en la prestación de la asistencia sanitaria a
los pensionistas, cuyo gasto seguirá siendo asumido, como hasta ahora, por España. Quiero traer a la atención de SS.SS. la importancia económica del acuerdo alcanzado, que no creo que pueda tildarse de victoria pírrica o coyuntural y que
representará para el Reino Unido un desembolso financiero de 122 millones de libras -es decir, 171 millones de euros-, de las que 73 millones de libras -es decir, 108 millones de euros- son fruto exclusivo del acuerdo alcanzado en el foro de
diálogo. Una consecuencia no desdeñable de esta solución será la de que los actuales trabajadores españoles en Gibraltar -cerca de 4.000- podrán también mirar con tranquilidad hacia su futura jubilación, ya que el acuerdo alcanzado permitirá al


Página 22



Gobierno de Gibraltar revalorizar desde abril de 2007 en adelante las pensiones de todos los trabajadores.



Señorías, una de las tradicionales reivindicaciones de Gibraltar ha sido la relativa escasez de números de teléfono disponibles en la colonia para sus comunicaciones con España. Actualmente Gibraltar dispone de 30.000 números concedidos por
España en el año 1986 y de los que sigue disfrutando en la actualidad, y unos 100.000 adicionales asignados en 2001 y ofrecidos por el ministro Piqué pero que nunca fueron puestos en servicio. En el foro de diálogo no se han concedido a Gibraltar
500.000 números, como decía el señor Arístegui en la Cámara el pasado 18 de octubre. El acuerdo que se ha alcanzado en Córdoba consiste en lo siguiente. Por una parte, se podrán cursar en el plazo de unos cuatro meses llamadas entre España y
Gibraltar utilizando los procedimientos técnicos de marcación internacional recomendados por la Unión Internacional de Telecomunicaciones para todos los Estados y territorios y la consiguiente posibilidad de acuerdo de itinerancia en telefonía
móvil. Por otra, durante las negociaciones del foro de diálogo se ha logrado que la parte gibraltareña haya traspuesto a su legislación la normativa europea que regula las telecomunicaciones. Esto permitirá que surjan oportunidades para operadoras
españolas en este territorio. Quiero subrayar aquí que la asignación por la UIT de un prefijo internacional a un territorio como Gibraltar no tiene consecuencia alguna para el estatus jurídico internacional de ese territorio ni supone
reconocimiento político alguno.



Por lo que al cruce de la verja se refiere, hemos querido examinarlo en el foro de diálogo teniendo en cuenta que diariamente cruzan la verja más de 4.000 compatriotas nuestros y 3.000 gibraltareños residentes en España.
Con el acuerdo,
tanto España como el Gobierno de Gibraltar quieren acabar antes de final de año una serie de mejoras en las instalaciones del puesto de control de la verja que aumentarán la fluidez de tráfico.
Algunas de estas medidas, como la instauración de un
canal de circulación rojo y verde, estaban contempladas ya en el acuerdo del aeropuerto de 1987 y mejorarán la comunicación entre el Peñón y el territorio circunvecino.



Por último, no quiero dejar de mencionar aquí otro resultado de la reunión ministerial que revestirá una gran importancia a largo plazo: la apertura de un Instituto Cervantes en Gibraltar. La lengua española, no oficial aunque hablada
mayoritariamente por los gibraltareños, va perdiendo terreno, especialmente entre las nuevas generaciones. Un Instituto Cervantes en Gibraltar ayudará a acercar a los habitantes del Peñón a sus vecinos del norte de la verja, facilitando al mismo
tiempo la integración en el entorno inmediato. En suma, no creo que nadie en España defienda que sea bueno para nuestros intereses que el uso de nuestro idioma se pierda en Gibraltar. Por tanto, señorías, espero que no vuelva a utilizarse el falso
argumento de que estamos abriendo una representación política en el Peñón o que con la apertura del Instituto en Gibraltar estamos renunciando a nuestros derechos sobre el territorio. La visibilidad que tendrá una institución como esta en
Gibraltar, en un edificio puesto a disposición por el Gobierno gibraltareño, será grande y producirá efectos a largo plazo, por ejemplo que los jóvenes puedan considerar la posibilidad de seguir sus estudios en universidades y centros de enseñanza
secundaria en España, cerca de su hogar, en lugar de trasladarse para ello al Reino Unido.



Señorías, España ha apostado con el foro de diálogo por la colaboración y el entendimiento para resolver los problemas de los ciudadanos y mejorar su calidad de vida tanto en el Campo de Gibraltar como en Gibraltar mismo. Creemos en el
diálogo y en la negociación como únicos instrumentos válidos en el siglo XXI para resolver las controversias y superar los desencuentros del pasado. Ahora bien, que nadie se lleve a engaño, España mantiene plenamente su reclamación de la soberanía
de Gibraltar indisolublemente unida al cumplimiento del mandato de Naciones Unidas para la descolonización de este territorio.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): En primer lugar, tiene la palabra el grupo peticionario de la comparecencia, el Grupo Popular, y en su nombre el señor De Arístegui.



El señor DE ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: Vamos a convertir esta comparecencia en una segunda parte de la interpelación de hace unos días. En cualquier caso, buena parte de nuestros argumentos quedaron expuestos allí, pero sí quiero hacer algunos
comentarios que no quedaron dichos entonces y das alguna respuesta a la comparecencia del ministro de esta mañana. En primer lugar, nadie está en contra del diálogo, no lo está el Partido Popular y no lo estuvo el Gobierno del Partido Popular, como
se puso de manifiesto, como usted mismo ha dicho, tanto en la etapa del ministro Matutes como en la del ministro Piqué, pero algunas cuestiones han quedado dichas solo a medias y en consecuencia pueden llevar a confusión y creo que es necesario que
desde esta bancada las aclaremos.



Ustedes crearon un acuerdo en torno a un ambiente que ustedes decían que era positivo, un ambiente nuevo de confianza y de diálogo. Ese ambiente de confianza y de diálogo es algo que veníamos reclamando nosotros a los británicos desde hacía
muchos años, porque era evidente que superar el impasse de desconfianza que en una parte de la opinión pública de la colonia existía hacia España no se podía lograr sin el concurso de las autoridades británicas y también de la sociedad británica.
Ahora bien, dicho esto, hemos estado asistiendo desde hace décadas a un complejo juego en el que por parte de las autoridades británicas siempre se ha intentado colar algún gol a las autoridades españolas. No es una novedad, es una parte lamentable
de ese juego de ver si en alguno de los tropiezos el Gobierno de España puede cometer algún acto de aquiescencia. Le doy dos o tres ejemplos que no tienen nada que ver con su tiempo. Uno, el de la cooperación policial. Se quiso que fuera directo
entre las autoridades


Página 23



locales y la Policía española. Se logró que eso pasara necesariamente por el gobernador de la colonia, para que quedase meridianamente claro que la cooperación se hacía de Estado a Estado y no con Gibraltar como una parte que tuviese
soberanía plena. La segunda era el DNI gibraltareño, que usted sabe muy bien que conseguimos parar in extremis, porque en un país en el que en ese momento no existía documento de identidad parecía verdaderamente disparatado que a una colonia se le
otorgase ese derecho, cuando había toda clase de sospechas desde la parte británica y la ciudadanía británica para que hubiese un DNI británico. Esto era, otra vez, tratar de reafirmar la especialidad y la especificidad del caso de Gibraltar. O,
por ejemplo, en el tratado o convención europeo sobre Eurodac, en el que se designaba autoridad competente a las autoridades locales de Gibraltar. Eso también era absolutamente inaceptable y era, nuevamente, un intento de las autoridades británicas
para ver si España, a través de la bruma de los acuerdos, tratados y convenciones europeas, podía acabar cometiendo el error de aceptar a Gibraltar y a las autoridades locales de la colonia como autoridades competentes en materia europea. Es así y
siempre ha sido así. Y en las redacciones, los puntos y las comas tienen su importancia. Ese drafting ha tenido en esta ocasión un efecto negativo. Por eso nosotros decimos que aunque en la versión española no se recoja lo de pueblo de Gibraltar,
como dice en inglés, -usted mismo ha recogido las citas en los dos idiomas-, sí está dicho en inglés. En la medida en que people of Gibraltar signifique pueblo de Gibraltar, lo que ha hecho, una vez más, es reconocer que el Gobierno británico está
tratando de otorgarle condición de sujeto de derechos constituyentes y en consecuencia crear el ambiente de duda sobre una posible autodeterminación. Nosotros estamos además convencidos de que aquí se trata de una especie como de anclaje de
gimnasia sueca. Va a empujar una mano contra la otra todo el tiempo, de manera que las dos manos se queden en el mismo sitio. Eso es exactamente lo que va a ocurrir con esto. Por una parte, van a decirles a las autoridades locales y a la opinión
pública de la colonia que no se puede ir más allá de lo que ya existe porque las autoridades españolas se opondrían a cualquier modificación del estatus, aunque ellos formalmente hayan reconocido la posibilidad de la autodeterminación, como de hecho
ha ocurrido tanto en una declaración del Gobierno como en una declaración del Parlamento.
Pero, por otra parte, van a decirle a España que tampoco se puede proceder a una negociación en profundidad de las cuestiones de soberanía porque siempre se
van a oponer los gibraltareños. En alguna declaración suya y de alguno de sus colaboradores hemos leído que se decía qué más daba reconocerles el derecho de veto a las autoridades locales de la colonia si ya de hecho lo tenían antes y que lo único
que se había hecho con eso era recoger una cuestión que ya existía. Nosotros estamos convencidos, señor ministro es nuestra opinión, y creo que además no es solo nuestro derecho sino nuestra obligación ser críticos con aquello que nosotros creemos
que es manifiestamente mejorable como estos acuerdos, de que se ha recogido ese derecho de veto ex ante y ex post. Es evidente que las autoridades locales de la colonia han dicho, por activa y por pasiva, que no van a aceptar negociaciones sobre
las cuestiones de soberanía. Es decir, aunque usted manifieste que siguen bilateralizadas -por inventar el verbo-, y manifieste que es una cuestión que atañe exclusivamente a los gobiernos del Reino Unido y de España, el resultado práctico es bien
otro. Porque, lamentablemente, y lo comprobarán cuando intenten iniciar negociaciones de fondo sobre las cuestiones de soberanía, se encontrarán con el escollo de que los gibraltareños no van a permitir ni siquiera su inicio, o van a intentar
bloquearlo. Usted nos reclamaba recientemente que les informáramos sobre nuestros tratos con el lord miembro de la Cámara de los Lores, que venía a traernos información del Gobierno británico, y la pregunta se puede poner claramente por pasiva:
¿por qué tenía que venir un lord inglés de la Cámara de los Lores a informar a la oposición española de una medida del Gobierno y el Parlamento británicos, de la que usted sin duda tenía conocimiento y, por lo tanto, el ministerio, y por qué no nos
informó directamente el Ministerio de Asuntos Exteriores de España, cosa que no ocurrió? Nos informó un miembro de la oposición, en este caso británica, que acudía a España como mensajero del Gobierno para hablar con la oposición española de estos
acuerdos. Los acuerdos sí son novedosos y sí contienen un reconocimiento de la soberanía y del derecho de autodeterminación del 'pueblo de Gibraltar' por parte del gobierno británico, aunque supedite en el caso del Gobierno esa autodeterminación a
la voluntad del Gobierno de España.
Pero no hubo ninguna reacción por parte del Gobierno de España cuando se produjo eso. Por eso nosotros pedimos en el mes de junio -lo decíamos el otro día en la interpelación-, bastantes semanas más tarde de la
declaración, la comparecencia del ministro para que acudiese a la sede parlamentaria de la soberanía nacional a explicar por qué no había dado ningún tipo de respuesta o de queja el Gobierno de España ante esa declaración unilateral que, a nuestro
juicio, sí suponía un cambio del estatus. En cuanto a las negociaciones sobre la soberanía compartida, convendría recordar por qué se estancan, porque el acuerdo fue alcanzado, como usted sabe, y no llegó a ver la luz por dos razones: una, porque
hubo una oposición frontal de las autoridades locales de la colonia y, otra, porque los británicos dijeron que querían que ese acuerdo tuviese carácter permanente. Y, lógicamente, los negociadores españoles, con el ministro de Asuntos Exteriores a
la cabeza, no podían aceptar bajo ningún concepto que esa cosoberanía pasase a ser permanente, sino que nosotros aceptábamos como mucho que fuese un periodo indefinido de tiempo, pero que por razones de fondo, de coherencia y jurídicas, España bajo
ningún concepto podía renunciar a sus reivindicaciones de soberanía sobre el istmo y el Peñón, que son dos reclamaciones y reivindicaciones bien distintas. En consecuencia, el fracaso y el estancamiento de las conversaciones de cosoberanía tienen
ese doble origen, pero sobre todo porque a nosotros, una vez concluido el


Página 24



acuerdo, no nos parecía tampoco serio que el Gobierno británico impusiera un cambio fundamental a ese acuerdo como era la vigencia permanente de ese acuerdo que, en todo caso, nosotros habíamos negociado desde el inicio como temporal.



En cuanto a la cuestión del aeropuerto, ustedes siguen empeñados en decir que es mejor que exista una sola terminal al sur de la verja, y dicen que tenemos un papel en ese edificio. Pero tenemos un papel en ese edificio en una zona en la
que imaginariamente, físicamente de hecho, estamos encima de territorio español es un voladizo que pasa al otro lado de la verja, y donde, por cierto, las autoridades policiales británicas y locales de Gibraltar se reservan el derecho de revisar y
controlar, desde el punto de vista de la seguridad, a los pasajeros que tengan origen o destino de España, por razones excepcionales o de seguridad, sin más que decir que quieren revisar a tal o cual pasajero. (El señor Estrella Pedrola: No, no.)
Sí, esa excepción está recogida. En cualquier caso, nosotros creemos que sí era mejor la solución de las dos terminales. Y si era tan mala ¿por qué un gobierno socialista en 1987 la culminó, la aceptó y la vendió como buena? Nosotros sí creemos
que era mejor la solución de dos terminales que actualmente la diplomacia creativa, como decían ustedes, y nosotros decíamos que era rocambolesco.



Nosotros sí creemos que el Cervantes tiene una simbología diplomática y de representación. Nadie está diciendo que sea negativa la recuperación del idioma español en la colonia. En cualquier caso, aunque haya perdido peso en la educación,
es evidente que no en la sociedad. Las radios, la televisión, tantas cadenas como hay en ese entorno, hacen su efecto sobre la inmersión lingüística de los 28.000 ó 29.000 habitantes de la colonia.
Que, en efecto, puedan acudir a estudiar a
universidades españolas sería beneficioso para superar la desconfianza, no mutua, sobre todo por parte de la opinión pública de la colonia, hacia España. Dicho esto, ¿por qué no se ha elegido una fórmula menos polémica, con menos carga simbólica,
buscando la de centros asociados o la de centros autorizados por parte del Instituto Cervantes para dar esas clases de español? Hay una discusión doctrinal interminable sobre la conveniencia o no de reabrir el consulado que se cerró en 1954 en
protesta de la visita de la reina Isabel II. Algunos de los mayores expertos sobre esta cuestión tienen una opinión muy clara al respecto, que en efecto sería deseable que hubiese el consulado general, que no tiene un carácter de representación
diplomática. En fin, todo esto es discutible y no es el centro ni el meollo de la cuestión de Gibraltar.



La cuestión de Gibraltar tiene una profunda carga simbólica, y como a usted le gusta decir que su discurso es más político, las razones del prefijo telefónico, que no tienen consecuencias jurídicas -nadie ha dicho lo contrario- sí tienen una
enorme carga política y simbólica. Eso sí tiene una enorme carga política y simbólica. Hay muchos territorios no autónomos que tiene prefijo distinto, pero ninguno de los casos que mencionamos el otro día -y creo que al decirlo me adelanté al
argumentario que tenía usted preparado- tiene el carácter polémico, complejo y las aristas que tiene este. Otra cuestión, el tema de la UEFA, está empezando a complicarse en el horizonte con las pretensiones de la federación de fútbol de la colonia
de formar parte de la UEFA y, así, de las competiciones europeas. ¿Tendrá consecuencias jurídicas? No lo sé, pero lo que sí tiene son consecuencias políticas evidentes. Espero que haya un seguimiento absolutamente específico y serio de esa
cuestión, que, por cierto, no surgió el otro día en la interpelación.



Nosotros no estamos en absoluto de acuerdo con que la reforma constitucional emprendida respete totalmente nuestros intereses. Sobre el Tratado de Utrecht, nosotros no hablamos en ningún momento en la interpelación de su ilegalidad. Sí
dijimos, sin embargo, que tanto la Carta de la ONU como la Resolución 1514 (XV) sí cuestionaban de manera clara la cesión con carácter de perpetuidad recogida en el tratado. Eso es evidente porque al establecer que Gibraltar es un territorio a
descolonizar por la restitución de la integridad territorial del Estado al que legítimamente pertenece y que lo cedió en 1713 estaba diciendo claramente que a partir de ese momento tenía que producirse ese proceso de descolonización y que ya no era
válida la cláusula de cesión a perpetuidad. Esa cláusula es ilegal de toda ilegalidad según Naciones Unidas, su carta y las resoluciones citadas.



Vuelvo a la cuestión de la relación de confianza necesaria entre la opinión pública de Gibraltar y el resto de España. Es evidente que necesitamos hacer un esfuerzo complementario. Lamentablemente, en la opinión pública británica hay una
percepción -y estoy convencido de que es una percepción injusta- de que hemos actuado con Gibraltar como auténticos matones. En absoluto es así. Creo que cuando uno defiende los intereses de su país y denuncia el carácter anacrónico y ridículo de
tener una colonia en territorio español en el siglo XXI, estando involucrados dos Estados, dos naciones, que comparten muchísimo, que tienen tantas cosas en común, que son tan complementarios en tantas zonas del mundo y que son socios en el seno de
la Unión Europea, de la OTAN y en tantos otros ámbitos internacionales, no tiene ninguna justificación que se opine eso y no es compresible por parte de la opinión pública española, como también ocurre en el caso de la comparación de Gibraltar con
Macao y Hong Kong. ¿Por qué en ese caso sí y no aquí? No tiene ni pies ni cabeza.



Concluyo diciendo lo siguiente. Nosotros, cuando estábamos en el Gobierno, como todos los demás gobiernos democráticos, decíamos que teníamos que reconocer las especificidades y las particularidades de Gibraltar y que una vez lograda la
integridad territorial de España se podía buscar una fórmula perfectamente asumible y aceptable para que Gibraltar tuviese reconocidas esas especificidades, pero que debía integrarse plenamente en la región circunvecina para beneficio muto de los
demás habitantes del Campo de Gibraltar y


Página 25



los propios habitantes de la colonia. Dicho todo esto, nosotros sí consideramos que quedan gravemente alteradas las pretensiones españolas y las posibilidades de éxito para las negociaciones en torno a la soberanía en un futuro inmediato.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): En nombre del Grupo Socialista tiene la palabra el señor Estrella.



El señor ESTRELLA PEDROLA: No sé si hay un problema entre el Grupo Popular y el Gobierno, dentro del Grupo Popular con el Gobierno, con el Partido Socialista. Lo que sí sé es que una persona cualificada, con responsabilidades de gobierno
en el dossier de Gibraltar y contando, además, con un apoyo sin reservas -por supuesto, con algunas observaciones de advertencia del tipo: cuidado, ministro, no tenemos muy claro esto-, con un apoyo incondicional por parte del Grupo Parlamentario
Socialista, hace apenas dos semanas decía en el Senado al ministro: Le tengo que dar la enhorabuena y a todo su equipo porque los acuerdos que han firmado en términos generales me parecen provechosos. Ofreció el apoyo en nombre del Partido Popular
y animó -entre comillas- a seguir avanzando con constancia y perseverancia en la vía del diálogo, ya que este asunto se resolverá no por la vía de la victoria de unos sobre otros, sino trabajando para la desaparición de un anacronismo colonial, y
considera -lo dice en distintas ocasiones- que esta es una vía adecuada, como igualmente era adecuada y respetable la que intentó el Gobierno del Partido Popular, insisto, con todo nuestro apoyo. Como decía el ministro el otro día, ni siquiera
cuestionamos que se renunciara directamente a la mitad de la soberanía y se abandonase la posición española de la plena recuperación de la soberanía sobre Gibraltar.



Ahora bien, señor presidente, señor ministro, este es un tema tan complejo y tan delicado que requiere un análisis no solamente sereno -como lo estamos teniendo- sino también profundamente riguroso, con los documentos en la mano. Lo primero
que habría que delimitar es si, a la vista de los documentos que se han acordado en Córdoba y que nos llegaron a todos los portavoces y de los que habíamos sido informados previamente la semana anterior, este es un acuerdo que afecta o no a
cuestiones de soberanía.
En absoluto; no aborda cuestiones de soberanía. ¿Es un acuerdo en el que, los derechos de España, de acuerdo con el Tratado de Utrecht, la posición española en lo que se refiere al no reconocimiento de la ocupación del
istmo, la acumulación de conocimiento o de formación de la posición española de los distintos gobiernos de la democracia se vean alterados en algún punto por lo que se ha acordado en Córdoba? En absoluto. Hay cláusulas de salvaguarda, y cualquiera
con un mínimo de conocimiento y buena voluntad, si se molesta en leérlas, verá que están absolutamente preservados en toda su integridad precisamente con el objetivo de que no sea un acuerdo de soberanía. No siendo un acuerdo de soberanía, queda
claro que nada de lo que allí se dice afecta, disminuye o altera el statu quo existente. No olvidemos que el punto de partida de estos acuerdos -y así consta en la declaración que se produjo hace dos años- era que para España el trabajo en el foro
tenía como objetivo avanzar en nuestra meta de la recuperación de la soberanía sobre Gibraltar.



Estando claras todas esas salvaguardas, queda otra duda: ¿con la modificación de la llamada constitución de Gibraltar podemos pensar que se ha alterado el statu quo? En absoluto; al revés, se ha reafirmado el statu quo. Por primera vez
se dice que cualquier avance en su autogobierno, o como lo quieran llamar, por parte de los gibraltareños tiene un límite que son los acuerdos internacionales, las resoluciones de Naciones Unidas y en particular el Tratado de Utrecht. Por tanto,
ahí no hay el menor riesgo para las posiciones de España, que siguen manteniéndose en su integridad. ¿Se altera la interlocución? Esa era una de las preocupaciones que evocó el señor Piqué, y él mismo acabó reconociendo en sus conclusiones que
cualquier temor al respecto era infundado porque, puesto que se dice expresamente que la interlocución en materia de soberanía solo puede ser un ámbito limitado al diálogo y a la negociación entre España y el Reino Unido, no hay una nueva
interlocución sobre materia de soberanía con tres interlocutores. Para la soberanía se mantiene el principio de tres voces, dos banderas, establecido como posición tradicional de España. Para la cooperación hay que hablar con el actor físico que
está allí y eso es lo que se ha hecho en el ámbito del foro.



Me ha sorprendido que el portavoz del Grupo Popular haya hecho una referencia de la que yo he querido entender que no le parece mal que se reabra un consulado.



Porque si es así, si no le parece mal que se tome la decisión de reabrir un consulado y cree que eso no altera el statu quo ni nuestra posición en materia de soberanía, ¿por qué no vamos a abrir un Instituto Cervantes para enseñar español,
que además es un escaparate maravilloso y no altera el statu quo tampoco? Digámoslo claro, no altera el statu quo ni se pretende alterarlo. En lo de los teléfonos la posición del portavoz del Grupo Parlamentario Popular se acerca bastante a la del
señor Bossano, que quería ver en la concesión del 350 un avance en materia de soberanía, de la independencia de Gibraltar. Bueno, pues el señor Caruana ha dicho, no, mire usted, simplemente queremos tener un factor identitario, como tenemos los
bobbies, como tenemos los jueces británicos, como tenemos una lengua -que es la oficial, por cierto- y queremos tener ese prefijo. Pero ese prefijo se les da y está ahí de la misma manera que Hong Kong siendo una colonia tenía un prefijo separado y
siendo ahora parte de China tiene un prefijo separado. No es un factor identitario, no es un factor de soberanía, en absoluto. Ahora bien, estas cosas se podían haber pensado cuando se permitió -porque no se le dio importancia,


Página 26



no se consideró un avance hacia la independencia- que se registrase un dominio gi en Internet como recordaba el ministro el otro día. La verdad es que ahora, en la era digital, es muy fácil mantener conversaciones de Voz sobre IP a través
de ese dominio gi que el Gobierno del Partido Popular aceptó que adquiriese Gibraltar. No es un factor de identidad, digamos que no lo es y no le demos mayor relevancia.



El señor Arístegui ha hecho hoy una interpretación sobre Utrecht que creo que no merece la pena comentar porque es un debate más bien académico, pero que sí conviene contrastar con lo que el mismo portavoz dijo en ese Pleno del 14 de marzo
al que ha hecho referencia el señor ministro, porque apoyando los planteamientos del señor Piqué, dijo: el Tratado de Utrecht es la garantía de los derechos españoles porque confiere a España -y cito literalmente; de memoria, pero literalmente- un
derecho de tanteo y retracto. Con lo cual es cierto que Utrecht es un tratado provisional hasta que sea modificado por otro nuevo tratado -ese era el objetivo de las negociaciones para la cosoberanía-, pero en absoluto tiene un punto final, un
término. Sigue siendo nuestra mejor salvaguarda y suscribo lo que dijo en su momento el señor Arístegui, que garantiza nuestro derecho de tanteo y retracto el día en que el Reino Unido no quiera seguir ejerciendo sus competencias, sus potestades y
sus derechos sobre Gibraltar. Si me permite una referencia que creo que es más bien una reflexión -y no estoy entrando en los acuerdos ni en su contenido-, desde el Grupo Parlamentario Popular y en particular por su portavoz se ha estado hablando
de que el diálogo con los gibraltareños puede suponer cesión, no cesión, etcétera, me parece muy importante recordar lo que el señor Piqué decía en febrero de 2002, en una conferencia de prensa después de firmar unos acuerdos con el señor Straw:
España acepta el planteamiento del Reino Unido en cuanto a sus compromisos en relación al pueblo de Gibraltar. Está aquí, viene de la OID (Oficina de Información Diplomática), la publicación anual que se hace con la transcripción de conferencias de
prensa. (El señor Estrella Pedrola muestra un documento a los miembros de la Comisión.) Lo dice el señor Piqué. Pero por si no ha quedado claro qué quieren decir esas palabras, en diciembre de 1997, en un documento oficial en el marco del proceso
de Bruselas presentado por el ministro Matutes, y que contó con algunas preguntas y dudas por nuestra parte pero también con un apoyo incondicional por parte del Partido Socialista, se decía lo siguiente: Como Estado democrático no podemos concebir
la obtención de una solución al problema de la soberanía que se imponga por la fuerza a la voluntad de los ciudadanos de Gibraltar que se verían afectados por una nueva situación de soberanía. Y acababa diciendo el señor Matutes en su carta al
ministro británico: No tendríamos inconveniente si usted, Robin Cook, como supongo, quiere mencionar como parte de su respuesta a nuestra oferta la referencia al respeto de los deseos gibraltareños de acuerdo con la Constitución de 1969.



Esa es la realidad en la cuestión de soberanía de la relación con el pueblo gibraltareño, con los ciudadanos de Gibraltar y en definitiva a un problema real, que no jurídico, que tenemos encima de la mesa. Tenemos una salvaguarda absoluta
de enorme valor jurídico internacional, el Tratado de Utrecht, reconocido por el Gobierno británico en esa reforma de la Carta otorgada, que ellos llaman Constitución de Gibraltar. Por tanto la salvaguarda está garantizada. Pero al mismo tiempo el
Gobierno británico adquirió en su régimen interno un compromiso en el año 1969 con los ciudadanos de Gibraltar, como expresaba el señor Matutes y como expresaba el señor Piqué, como se dice literalmente reflejando las posiciones de las dos partes en
los acuerdos de Córdoba. ¿Qué ocurre? Que ese documento -o ese vínculo o ese acuerdo- a España no la vincula jurídicamente, pero nos está diciendo que tenemos un problema porque el Reino Unido ha declarado que estará dispuesto a avanzar con España
en el diálogo hacia una solución al contencioso de Gibraltar pero que tiene un problema y quizás va a necesitar alguna ayuda. Sobre estos acuerdos en su conjunto se puede matizar si es mejor que la terminal esté en un lado o en otro, ya el ministro
ha ido dando respuesta en su primera intervención y estoy seguro de que lo va a hacer ahora a otras cuestiones, pero, por favor, dejemos claro que aquí no se altera el statu quo, que se avanza en la dirección en que lo habían hecho los gobiernos
anteriores, en los mismos objetivos de recuperación de la soberanía de Gibraltar; que estos no son unos acuerdos que alteren en absoluto la soberanía. Que se consiguen avances que antes no habían sido posibles por distintas razones, porque no se
había hecho lo que luego proponen o propugnan y ofrecen los señores Matutes y Piqué, y ahora se ha podido hacer porque estamos en el siglo XXI o por las razones que sea, se ha podido hacer y sería deseable que se hiciera también con el rigor y el
apoyo del conjunto de los grupos de la Cámara y en particular del Partido Popular.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Para contestar a los grupos que han intervenido tiene la palabra el señor ministro.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Señor presidente, señorías, gracias por las intervenciones. Voy a comenzar contestando al portavoz del Grupo Parlamentario Popular tratando de convencerle de que
esta es una cuestión de Estado y, como cuestión de Estado, todos los grupos políticos tienen que asumir esa responsabilidad y defender y apoyar al Gobierno en unas negociaciones largas, difíciles, complejas, rigurosas, que necesitan por tanto -él lo
ha señalado- la crítica constructiva, el análisis, la información, la transparencia. Por eso estamos en esta comparecencia


Página 27



y así lo hicimos también en el curso de todas estas negociaciones, en el sentido de que los temas, en los momentos importantes, en los momentos de cambio, de enfoques nuevos y de propuestas, no solamente el Partido Popular, sino todos los
grupos políticos fueron informados, como no podía ser de otra manera, y por tanto también en el proceso de reforma constitucional su grupo fue informado y tuvimos ocasión de hablar con distintos interlocutores de su partido para trasladarles nuestra
posición y nuestra voluntad de ir construyendo ese clima de confianza y poder avanzar en un contencioso que, bueno, la historia lo dice, son ya 300 años. Por tanto hay que mirar este contencioso con un poco de modestia y tratar de ayudar en todos
los momentos en los que se han dado saltos cualitativos y cambios de dinámica, porque a lo largo de la extensa negociación diplomática que se ha llevado a cabo durante siglos, y sobre todo recientemente, cada vez que había una novedad importante se
apreciaba y se saludaban los resultados de esa negociación, ya fuera el proceso de Bruselas, las propuestas de Piqué o cualquier otra novedad como en este caso los acuerdos de Córdoba.



Inició el portavoz Arístegui su intervención compartiendo la metodología de trabajo de que ha hecho gala el Gobierno, que es el diálogo y la creación de confianza. Partimos entonces de una premisa en la que compartimos esa manera de
trabajar y creo que eso es positivo. Es verdad que al reclamar la creación de un ambiente constructivo, positivo, el señor Arístegui se ha limitado única y exclusivamente al Reino Unido, y no, hay que crear un ambiente positivo también en los
gibraltareños.
Desde luego yo tomé nota cuando asumí la responsabilidad de ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, cuando me entrevisté con mis antecesores; le tengo que señalar aquí en esta Comisión que mantuve reuniones de trabajo con
todos mis antecesores recientes que se ocuparon y preocuparon del tema de Gibraltar, tanto con el señor Matutes, el señor Piqué, el señor Oreja, como el señor Morán, todos me trasladaron sus experiencias y cómo habían podido avanzar cada uno con
mayor grado de éxito o no en sus esfuerzos negociadores, y la conclusión última que obtuve es que, lo que había faltado en este proceso acumulativo de creación de confianza y de avanzar en el proceso de negociación era que esa dimensión gibraltareña
es la que había hecho fracasar las negociaciones últimas propuestas por el ministro Matutes. Quiero recordar al señor Arístegui que se estancaron en julio de 2002 cuando mi predecesora, Ana Palacio, no fue a Londres a otra reunión y mucho antes del
referéndum de noviembre de 2002 y que, por lo menos así me lo dijeron mis interlocutores, fracasaron por el rechazo de los gibraltareños. La tesis de que el Gobierno retrasó y la propuesta británica de carácter permanente o no, no sé, no lo he
visto en ningún documento por escrito, puede ser verdad, no lo dudo, pero, en cualquier caso, el mensaje claro, real y verdadero es que los gibraltareños se opusieron a esa negociación de cosoberanía entre el Reino Unido y España.



Como expliqué en la respuesta a la interpelación, lo he dicho también en la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado, en nuestro Gobierno nos encontrábamos ante una disyuntiva: o bien seguíamos anclados en el estancamiento, no había
capacidad de renovar las negociaciones sobre la propuesta de cosoberanía, o bien buscábamos crear una dinámica diferente, que es lo que hizo este Gobierno para crear confianza y a través del diálogo. Hemos seguido un poco el modelo y la propuesta
del portavoz del Partido Popular, pero incorporando, eso sí, no solamente al Reino Unido, sino también a los gibraltareños. En ese sentido, quiero decirle que también ha cambiado algo el ambiente, la atmósfera y la confianza entre todos los
actores, quizá, como decía bien el portavoz del Grupo Socialista, el señor Estrella, porque estamos en el siglo XXI y hay otra manera de enfocar los problemas. En cuanto a esa concepción de evitar que nos metan goles, esa concepción de que aquí
todo el mundo engaña en todo momento, de regate corto, sí hay que estar prevenido y por eso hemos tenido mucho cuidado y rigor a la hora de pulir, de interpretar y de seguir cada coma y cada punto como usted ha señalado a la hora de fijar nuestra
posición en los textos acordados. Ese rigor jurídico, político y diplomático, que ya le digo que fue objeto de elogio por muchos expertos y asesores internacionales, no impide que haya cambiado la actitud general de los interlocutores. Ahora no
estamos en una situación de quién engaña al otro, quién le mete el gol al otro, sino que estamos en una empresa común de resolver definitivamente el problema de Gibraltar. Esa es la gran diferencia. Nosotros queremos resolverlo para que pueda ser
posible resolverlo. Por tanto, el primer objetivo es crear esa confianza, esa atmósfera constructiva no solamente con el Reino Unido, con el que hemos trabajado de manera muy íntima y muy directa en todo lo que es la reforma constitucional, sino
también incluso con el propio Gobierno de Gibraltar, sin ceder ni perjudicar un ápice a lo que es la posición de fondo sobre la soberanía.



A partir de ahí, señor Arístegui, usted sigue erre que erre reiterando su posición del otro día. Trataba hoy en mi intervención de desmontar los argumentos que usted señaló en la interpelación y que dije que no tuve tiempo de señalarlo,
porque ese recorrido de los textos, esas interpretaciones que se han demostrado totalmente inexactas le quitan los argumentos de fondo. Vuelvo a insistir incluso en la contrarréplica sobre People of Gibraltar, y se lo he dicho anteriormente, no
solamente el texto de Córdoba habla de People of Gibraltar, es que han dicho la misma denominación la Declaración de Lisboa, en Bruselas, en todos los comunicados que se han suscrito, en todos. Por tanto, no hay novedad alguna, pero a usted no sé
cómo decírselo; quizá le hagamos una lectura en conjunto en voz alta, aquí, y así se pueda convencer. Porque yo se lo digo, se lo demuestro, está en los textos y usted sigue erre que erre rechazándola. Por tanto, no la rechace porque en
definitiva no es cierta y no es ajustada a la realidad.



Página 28



En relación con el derecho de veto, que es otra de las preocupaciones, no diría obsesiones, del señor Arístegui, vuelvo a decirle lo mismo. Léase los textos, vea que en el tema de soberanía queda de manera clara, que es lo que le preocupa a
usted y a nosotros, que Gibraltar y el Gobierno de Gibraltar no tenga ningún tipo de veto. Lo decimos por activa y pasiva, que es una cuestión que solo para el Reino Unido y España podrá ser objeto de tratamiento y negociación. No hay derecho de
veto, señor Arístegui, ni post ni ante. Por tanto, no lo reitere más, porque es que parece que lo quiere reiterar cuando no existe. Léase de nuevo los textos. Vuelvo a decir que los podemos leer conjuntamente.



En relación con el aeropuerto, sigue señalando que le gusta más la fórmula de dos terminales. Ya que le gusta tanto la historia de las negociaciones, también le daré más información. Es verdad que la propuesta del acuerdo de 1987 concluyó
con una propuesta de dos terminales, pero no porque no se hubiese intentado obtener una terminal única, que fue lo que negoció la parte española, el ministro Fernández Ordóñez, sino que lo que ocurrió fue que los gibraltareños lo rechazaron en aquel
entonces. Lo que hacemos ahora es conseguir algo que no se había logrado en 1987. Pues sí, en la vida hay que mejorar, señor Artístegui.
Nos gusta mejorar. El señor Fernández Ordóñez hizo una gran labor diplomática y una gran función, pero en el
caso del aeropuerto hemos mejorado la propuesta y los resultados. Por tanto, no es que hubiese dificultades, todo lo contrario, nos permite tener una situación mucho mejor, jurídica, política, en materia de seguridad y de control que usted señala.
No sé, tendré que volver a reiterar lo que ha sido el control de pasajeros, de nacionales, de espacio Schengen, pero parece que no me escucha, señor Arístegui. No hay control de la Policía de Gibraltar y le puedo garantizar que no es así.



Posteriormente, sobre el Instituto Cervantes, ya lo ha dicho el señor Estrella, espero que modifique su manifestación. Si lo que hemos entendido aquí el señor Estrella y yo y todos los aquí presentes es que el Partido Popular quiere abrir
un consulado en Gibraltar... ¿Qué es un consulado? ¿No tiene mayor simbolismo político un consulado que un Instituto Cervantes, que es en definitiva un centro cultural y de enseñanza de la lengua? Precisamente tenía todo el contraargumento antes
que usted me lo dijese para decirle que yo no quiero ser más franquista que Franco, porque lógicamente fue Franco quien puso un consulado. Lo tenía como argumento contra sus miedos y temores al Cervantes, pero me lo ha dejado usted, señor
Arístegui, muy fácil. O sea, que una parte del Partido Popular -me imagino que el señor Piqué no diría eso- dice que es mejor abrir un consulado que un Instituto Cervantes. La verdad es que no comprendo cómo puede hacer esa manifestación. En
cualquier caso, vuelvo a reiterar lo que le preocupa relativo a las telecomunicaciones. En cuanto a las telecomunicaciones, quizá Las Malvinas o Hong Kong tienen prefijos separados o China y Argentina, que tampoco son territorios similares, y
vuelvo a insistir en que ustedes durante su periodo de Gobierno autorizaron el establecimiento del dominio, entre comillas, de gi para Internet y también un distintivo de Gibraltar para el télex y no hubo autodeterminación informática o cibernética
de Gibraltar. Por tanto, llevemos estas reflexiones a sus justos términos.



Con respecto a la UEFA, no se preocupe, señor Arístegui, que estamos realizando las acciones necesarias. Corresponderá a la UEFA establecer sus criterios constitutivos y estamos muy atentos para precisamente evitar que pueda darse acceso a
la selección nacional de Gibraltar a la UEFA.



No quiero alargarme, señor Arístegui. Me ha repetido los mismos argumentos, aunque se los he rebatido, en la réplica y en la contrarréplica, argumentos que cualquiera con capacidad de escucha y comprensión habrá entendido perfectamente.
Señor Arístegui, es cierto que el Grupo Popular, por ser el grupo principal de la oposición, tiene la obligación de ser crítico y de garantizar que no haya ninguna desviación que ponga en peligro el futuro de la soberanía de Gibraltar en materia de
reivindicación española -eso lo entiendo perfectamente-, pero cuando se lo hemos explicado por activa y por pasiva y cuando está reflejado que en diplomacia es el tema fundamental en los textos, confíe en el Gobierno.
Confíe en un tema de Estado en
el Gobierno, en un equipo de negociadores que está aquí y que ha hecho un trabajo espléndido que todo el mundo ha felicitado. Confíe en la capacidad de interlocución y en la voluntad de sacar adelante un tema muy complejo, estancado, para encontrar
una solución definitiva. Desde luego, puede estar seguro de que el Gobierno siempre mantendrá informados a todos los partidos políticos porque es un tema de Estado. Le animo, pues, a que cambie un tanto su rumbo y vaya más en la dirección que
adoptó el senador Piqué, pues en definitiva él comprendió plenamente lo que ha sido este proceso acumulativo de mejorar la posición de España a la hora de reivindicar y obtener una solución definitiva al problema de Gibraltar.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Para un turno de réplica, tiene la palabra el señor De Arístegui.



El señor DE ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: Voy a intervenir brevemente, señor presidente.



Dice usted, señor ministro, que todos los grupos debemos dar nuestro apoyo. Daremos nuestro apoyo si estamos convencidos y todavía no lo estamos. Usted perdonará que nuestra posición sea la misma que la del Grupo Popular, pero,
francamente, no creo que sea ilógico que cuando nosotros no creemos que la negociación haya culminado con éxito, sino que ha dejado flecos importantes sin resolver, algunos para el futuro tanto inmediato como lejano, no la apoyemos.



No se preocupe usted por la cuestión del señor Piqué. El señor Piqué manifestó sus dudas sobre aquellas cosas en relación con las cuales nosotros hemos manifestado


Página 29



nuestras dudas y le he felicitado por el resultado práctico de las pensiones. Nosotros también lo hemos dicho y hemos subrayado el efecto positivo que eso suponía para casi 6.000 personas y los efectos potencialmente positivos que pueda
tener el uso conjunto del aeropuerto, pero estábamos hablando en un plano diferente y en ese plano distinto en el que nosotros hemos hecho más hincapié, créame, hay identidad de criterios.



Con respecto al consulado, nosotros no estamos proponiendo que se abra, sino que estamos diciendo que hay expertos en la cuestión de Gibraltar que dicen que eso no tiene una contraindicación. Nosotros no nos hemos manifestado a ese
respecto, desde luego públicamente no, pero lo que sí decimos -el señor Estrella tendría que empezar a aprendérselo, puesto que va a ser embajador de España en breve- es que no son lo mismo los privilegios e inmunidades diplomáticos que los
consulares. No son los mismos, y es evidente que la acreditación del director de un Instituto Cervantes normalmente como director del mismo y agregado cultural le otorga un estatus diplomático que tiene mayores privilegios e inmunidades que el de
un cónsul. Eso es así.



En cuanto a la creación de un ambiente constructivo, nosotros no solamente hablamos de la cuestión respecto del Reino Unido, también de Gibraltar.
Lo he dicho en mi primera intervención y lo reitero ahora, pero lo que nosotros dijimos es
que no podíamos obtener resultados positivos en ese proceso si no era con el concurso y el apoyo de los británicos, tanto del Gobierno como de su opinión pública en ese proceso. En cuanto a la representación de la voz de los gibraltareños en las
delegaciones, nosotros creemos que la fórmula: dos banderas, tres voces, era más que suficiente y francamente pensamos que, tal y como está diseñado el marco del acuerdo, lo que hace es que le da una equiparación casi total -no diré que total- a
los gibraltareños con las otras dos delegaciones, la británica y la española.



Concluyo, señor ministro, diciendo que, puesto que usted dice que reiteramos nuestros argumentos de manera machacona, usted no se convence con los míos, lamentablemente, nosotros tampoco con los suyos.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Señor Estrella.



El señor ESTRELLA PEDROLA: Intervengo muy brevemente, en primer lugar, para hacer algo que es de justicia -y lo ha recordado el señor ministro en su intervención- y es felicitar al equipo negociador que ha llevado a buen término los
acuerdos que se hicieron públicos en Córdoba el pasado día 18, dirigidos por el director general de Política Exterior para Europa y América del Norte, el señor Pons, aquí presente, y por el señor Domech que le acompaña. Creo que han hecho un
excelente y riguroso trabajo. Me lo voy a estudiar. Yo no sabía que, de acuerdo con el derecho internacional, tiene unos privilegios e inmunidades mayores un director del Instituto Cervantes que un cónsul general. (El señor De Arístegui y San
Román: Sí, está acreditado.) No lo sabía, me lo estudiaré. Tengo mucho que aprender, por supuesto, pero creo que tengo todavía algún tiempo para aprender. Por lo que yo he estudiado, lo que he visto es que, por ejemplo, el señor Piqué, como antes
el señor Matutes, reconocían que había un problema y hacían un guiño diciendo: yo le reconozco que usted tenga un compromiso con los ciudadanos de Gibraltar, de acuerdo con la Constitución de 1969, en la medida que usted me reconoce que está el
Tratado de Utrecht, que es la piedra angular que garantiza todos mis derechos. Por tanto, yo no voy a consentir -ellos no parecen dispuestos a consentir-, pero como tiene más relevancia jurídica, desde el punto de vista del derecho internacional,
mi acuerdo y como sin mi consentimiento no se puede hacer nada y no es una cuestión de percepciones o de cambio de actitudes en poblaciones, vamos a trabajar para que haya un cambio de actitud en la población gibraltareña, que es lo que decía el
señor Piqué, cuando ese mismo día al que yo me refería señalaba que hacía un llamamiento al ministro principal de Gibraltar para que se incorporara a las conversaciones, porque su aportación en el marco de sus competencias, que es lo que se ha hecho
ahora en Córdoba, puede ser enormemente útil.
Es así de simple. No nos perdamos en el fárrago de la soberanía. No hay nada de soberanía en esos acuerdos, porque lo que hacen los acuerdos es preservar, encapsular para que no toque en absoluto el
statu quo, para que no lo altere y para que -parece evidente- con el clima positivo que se ha generado en Gibraltar hacia España, con lo que puede suponer la apertura del Instituto Cervantes, con privilegios o sin privilegios, o en su día, como
contempla no negativamente el Grupo Popular, con la reapertura de una oficina consular, estaremos avanzando en el camino de los objetivos de España. Conseguir 171 millones de euros para los ciudadanos españoles del Campo de Gibraltar -cuestión que
no había estado en la agenda hispanobritánica en los últimos ocho años- me parece que es un elemento muy importante en unos acuerdos que forman un todo integrado y que -insisto- no tocan para nada la cuestión de soberanía.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Para concluir el debate, tiene la palabra el señor ministro.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Intervengo muy brevemente para no prolongar el debate. Me quedo con la última parte de la intervención del señor De Arístegui que dice que no le convencí y que
quedan algunos flecos por convencer. Imagino que eso de los flecos no es la parte de fondo o de sustancia que compartimos y que, por tanto, seguiremos trabajando para que esos flecos que tanto le preocupan no vayan a afectar a la cuestión de fondo,
a la cuestión esencial, que es la reivindicación española de la soberanía de Gibraltar.



Página 30



No quiero entrar a debatir si un consulado tiene mayores derechos, inmunidades y privilegios que el Instituto Cervantes. Le pediría al señor Arístegui que, con la misma solicitud que ha hecho al futuro embajador en Argentina, también se lea
los textos y vea la diferencia entre el Instituto Cervantes y un consulado. En cualquier caso, lo importante es, si no convencerle, por lo menos, tratar de animarle a que apoye al Gobierno en una cuestión de Estado como es el tema de Gibraltar. Le
puedo garantizar, señor Arístegui, que puede estar tranquilo, que no va a haber ninguna renuncia ni ninguna distracción, sino todo lo contrario, la perseverancia y resultados concretos y específicos que beneficiarán al futuro status de la
negociación de la soberanía sobre Gibraltar y, sobre todo, ya ha beneficiado es a muchos ciudadanos españoles que han acogido con enorme satisfacción los resultados de los acuerdos de Córdoba.



El señor VICEPRESIDENTE (Benegas Haddad): Gracias, señor ministro.



Sin más asuntos que tratar, se levanta la sesión.



Eran las dos y treinta y cinco minutos de la tarde.