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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 634, de 19/07/2006
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


COMISIONES


Año 2006 VIII Legislatura Núm. 634

ASUNTOS EXTERIORES

PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. JOSEP ANTONI DURAN I LLEIDA

Sesión núm. 34 (extraordinaria)

celebrada el miércoles, 19 de julio de 2006



ORDEN DEL DÍA:


Comparecencia del señor ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación (Moratinos Cuyaubé) para informar sobre:


- La posición española en relación con la crisis del proceso de paz en Oriente Medio. A petición propia. (Número de expediente 214/000121.) ... (Página 2)


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Se abre la sesión a las doce y treinta y cinco minutos del mediodía.



El señor PRESIDENTE: Señorías, vamos a iniciar la sesión que, como ustedes saben, consiste en la comparecencia, a petición propia, del ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación para informar sobre la posición española en relación con
la crisis del proceso de paz en Oriente Medio.
Consecuentemente, señor ministro, tiene usted la palabra.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Señorías, comparezco ante ustedes, a petición propia, para darles cuenta de las gestiones del Gobierno español como consecuencia de los graves acontecimientos de
los últimos días en la región de Oriente Medio y más particularmente, en el Líbano, en los territorios palestinos e Israel. Creo que todos ustedes conocen perfectamente la secuencia fundamental de los hechos que han tenido un reflejo extenso en los
medios informativos. No voy, por lo tanto, a extenderme en los mismos, sino que me centraré en analizar la situación actual y explicar las importantes actuaciones del Gobierno a lo largo de la crisis.



Las acciones emprendidas han sido importantes y absolutamente necesarias en la medida en que, como bien todos ustedes saben, Oriente Próximo constituye una de las prioridades de la política exterior española y europea. Allí están en juego
los intereses vitales de todos los españoles y de todos los europeos -intereses de seguridad, intereses políticos, intereses económicos, en definitiva, intereses estratégicos- y, por lo tanto, la inestabilidad, la violencia y la crisis que atraviesa
la región y que por desgracia no son novedosas, nos interpelan en lo más profundo y reclaman y exigen nuestra acción urgente, máxime cuando se trata de países amigos y socios cercanos y estratégicos que sufren serias pérdidas de vidas humanas y
grave destrucción material.



El presidente del Gobierno, el mismo día 14 de julio, pidió la intervención urgente de la Unión Europea y Naciones Unidas para la paralización inmediata de las hostilidades; pidió volver al camino de la paz e hizo un llamamiento a la
contención de las partes para evitar la escalada militar. El respeto al derecho internacional frente a la imposición unilateral de los intereses de las partes es imprescindible para evitar una confrontación generalizada en Oriente Próximo; este
es, en definitiva, el proyecto y el espíritu de la Alianza de Civilizaciones.
Nadie nos garantiza que la crisis, si no se actúa con eficacia, no pueda proseguir en una lógica de escalada y generalización de consecuencias gravísimas irreversibles.
En tal escenario los países europeos -y así lo expresé el pasado lunes en Bruselas ante mis colegas- pagaríamos un precio muy alto. Ante esta situación, el Gobierno ha emprendido dos líneas principales de actividad: en primer lugar, asegurar que
la colectividad española residente o transeúnte en la zona pueda mantener su integridad física, lo que pasaba por organizar en las mejores condiciones posibles la inmediata evacuación a España de los nacionales residentes en Líbano que así lo
requiriesen y de la colectividad de turistas españoles, varios cientos, que se encontraban en esos momentos en aquel país; en segundo lugar, aprovechar al máximo la indudable capacidad de interlocución española en Oriente Próximo y ejercer las
responsabilidades políticas y diplomáticas que nos corresponden en coordinación con nuestros socios europeos y extra europeos, al objeto de contribuir a rebajar los niveles de violencia y de escalada bélica y promover soluciones, mediante el regreso
a la vía diplomática para los problemas más acuciantes de la crisis actual.



La primera cuestión, la situación de la colectividad española se convirtió desde el primer momento en una preocupación fundamental del Gobierno. En cuanto nuestra evaluación de la situación nos aconsejó actuar sin demora, di instrucciones
para que la diplomacia española se movilizase tanto en los servicios centrales del Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación como a través del Ministerio de Defensa, así como de las embajadas concernidas. El jueves día 13 pudo salir un
grupo de españoles por la carretera de Beirut a Damasco, pocas horas antes de que fuese afectada por los bombardeos y quedase inutilizada. El viernes día 14 se organizó por una vía terrestre alternativa hacia el norte un convoy de tres autobuses
que trasladó a 128 personas, de los que 117 eran españoles y 11 extranjeros. El Ministerio de Defensa por su parte fletó un avión para ir a buscarles a Damasco y traerles de vuelta a España. El domingo a las 15:40 horas aterrizaban felizmente en
Torrejón de Ardoz. El domingo día 16 se organizó una nueva operación de repatriación por carretera con autobuses que salieron de Beirut, Sidón y Trípoli. El grupo procedente de Sidón planteaba los problemas derivados de la situación extremadamente
peligrosa de las vías terrestres del sur del Líbano, pero se consiguió finalmente su evacuación segura. De esta forma, un total de 295 personas, de las cuales 214 eran españoles, salieron ese día desde Damasco y Ammán hacia España. Finalmente, el
lunes día 17 salió un nuevo convoy de autobuses con 178 personas, 81 de nacionalidad española y el resto de otras nacionalidades, con un elevado número de latinoamericanos. Además de estas operaciones, otros grupos de españoles, 35 ciudadanos
españoles, han sido evacuados en operaciones organizadas por países como Italia, Grecia y Francia. En estos momentos hemos contabilizado la salida de 628 personas evacuadas por España, de ellos 435 españoles, sin que podamos considerar esta cifra
como definitiva, puesto que ayer mismo un pequeño número de españoles salió del Líbano con el operativo francés y hoy está prevista la salida de otro reducido número de españoles. Solamente quedan en la actualidad en el Líbano un centenar largo de
españoles, especialmente arraigados, que han decidido de momento quedarse en el país. Por tanto, la


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operación se ha desarrollado con pleno éxito y la inmensa mayoría de las personas a evacuar ha abandonado ya el Líbano y se encuentra de nuevo en España. Con respecto a los que no han querido salir del país, puedo asegurarles que vamos a
mantener toda nuestra presencia y atención diplomática y consular en el Líbano para poder atender en las mejores condiciones a estos conciudadanos.



Permítanme que en estos momentos haga una pausa para reconocer y agradecer públicamente la abnegación y el trabajo que todo el personal de nuestras embajadas ha realizado en Beirut y en Damasco, sin olvidar la de Tel Aviv y los servicios
competentes de los ministerios de Asuntos Exteriores y Cooperación y Defensa. Su dedicación y profesionalidad ha sido abnegada y ejemplar, a pesar de realizarse en circunstancias de gran complejidad y riesgo. No es casual que nuestro país haya
sido el primero que organizara un convoy de salida del Líbano.



En cuanto a la gestión política y diplomática española, se ha centrado en dos áreas principales. La primera de ellas ha consistido en una política de posicionamiento público, con la emisión de mensajes claros dirigidos a las partes y a la
opinión pública nacional e internacional, a través de las declaraciones públicas del presidente del Gobierno, del ministro que les habla y del secretario de Estado de Asuntos Exteriores, además de la publicación de dos comunicados emitidos por el
Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación. La síntesis de esta política declarativa es la siguiente. El Gobierno español ha condenado sin paliativos los ataques armados de Hamas y de Hizbollah, el lanzamiento de cohetes y otros
proyectiles, que están causando víctimas civiles en el norte de Israel y el secuestro de tres soldados israelíes, y ha exigido el cese de toda agresión armada a Israel y la liberación inmediata e incondicional de los dos secuestrados. El Gobierno
español también ha exigido a Hizbollah que disuelva su milicia, de acuerdo con la Resolución 1559 del Consejo de Seguridad que, cabe recordar, se aprobó durante la Presidencia española del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a finales de 2004.

Finalmente, ha dirigido mensajes a aquellas potencias como Siria e Irán, capaces de ejercer influencia sobre las fuerzas de Hizbollah y Hamas, a fin de lograr que estos ejerzan sus indudables responsabilidades en sentido constructivo.



Con referencia a Israel, aun reconociendo su derecho a la legítima defensa, el Gobierno español ha condenado el uso desproporcionado de la fuerza que ha utilizado en el Líbano y en Gaza y que está causando un trágico balance de víctimas
civiles y cuantiosos daños materiales, especialmente en infraestructuras de transportes y energía vitales para la población civil. Hemos señalado que no es aceptable que Israel haya actuado con una lógica de guerra contra un Estado y un país
entero, haciéndole injustamente responsable de actos criminales de provocación de grupos radicales minoritarios. En consecuencia, hemos pedido a Israel que ponga fin a estas acciones bélicas.



El Gobierno español ha recordado las obligaciones que competen al Gobierno libanés presidido por el primer ministro Fouad Siniora respecto del cumplimiento pleno de la Resolución 1559, especialmente en lo que respecta al desarme de las
milicias. La compleja realidad política libanesa no ha permitido hasta ahora, y debemos lamentarlo, una salida negociada del problema de la existencia de la milicia de Hizbollah, a pesar de que a este objetivo respondía la iniciativa del diálogo
nacional, apoyada por las fuerzas políticas mayoritarias. A pesar de esta realidad, y sin perjuicio del referido derecho de autodefensa, que debería ser proporcional a la agresión recibida, el Gobierno español rechaza la oportunidad de la
intervención militar de Israel en el Líbano.
Se trata de una fórmula que ya ha sido ejercitada en el pasado, con consecuencias negativas de todo orden y una discutible eficacia en orden a los objetivos pretextados.



En definitiva, el mensaje de España a las partes ha sido un llamamiento a la contención y a la necesidad de obrar para una salida pacífica de la crisis, convencidos como estamos de que la dinámica de violencia no es una solución, sino
solamente la vía para aumentar la frustración, el dolor y el odio que a la larga seguirá alimentando el círculo vicioso de los antagonismos y radicalismos, ya demasiado presentes en Oriente Próximo. Además de este imprescindible posicionamiento
público de España, el siguiente capítulo de la acción diplomática española ha consistido en la realización de gestiones políticas con las partes directamente implicadas, con los países e instituciones europeas y con otros actores internacionales
relevantes en la región. A lo largo de la crisis he mantenido numerosas conversaciones telefónicas y contactos con mis colegas europeos y con el primer ministro libanés, señor Siniora.
Precisamente antes de llegar hoy al Congreso de los Diputados
he recibido una llamada de mi colega, el ministro libanés, para felicitarnos por la posición española y agradecer el posicionamiento del presidente del Gobierno y de su Ministerio de Asuntos Exteriores a favor del Gobierno libanés. También he
estado en contacto con la ministra israelí de Asuntos Exteriores, Tzipi Livni, con el presidente palestino, Abu Mazen, con el ministro egipcio, Ahmed Abul Gheit, con el alto representante Javier Solana, con el secretario general de la Liga Árabe,
Amer Mussa, con el ministro de Asuntos Exteriores de Jordania, así como con otros muchos colegas europeos, como he señalado, de manera continua y permanente.



Mis gestiones se han centrado en la necesidad de contención de la crisis, para evitar el riesgo cierto de una escalada aún mayor, y en la identificación de los elementos posibles de consenso capaces de sustentar un alto el fuego que permita
superar cuanto antes la fase actual, dominada por el uso de la fuerza, y pasar a una fase de preeminencia del diálogo y de la acción política para solucionar la crisis de forma pacífica. En particular, he subrayado a mis interlocutores la
importancia de conseguir una mayor implicación y una unidad de todos ante la crisis, un mensaje imprescindible ante la evidencia de


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que la comunidad internacional ha actuado hasta ahora con mucha tibieza, indecisión y falta de la necesaria firmeza y voluntad política ante la escalada de la crisis. Es imprescindible crear conciencia y obtener el compromiso de todos para
volver a la diplomacia frente a la extensión de la violencia.



En el marco de estos contactos, España ha apoyado activamente el envío por el secretario general de Naciones Unidas de una misión de alto nivel a la región, dirigida por el asesor especial, Vijay Nambiar, y compuesta por los enviados
especiales, embajadores Terje Roed-Larsen y Álvaro de Soto, ofreciéndoles una avión de la fuerza aérea española para trasladarse a la zona. Una vez que concluya esta comparecencia, mantendré una reunión de trabajo con esta misión, que acaba de
regresar de Israel y que se dirige a Nueva York para informar al Consejo de Seguridad, para mantener los contactos y conocer de primera mano el análisis y el examen por parte de Naciones Unidas. En mis contactos trasladé mensajes relativos a la
importancia de aprovechar la oportunidad que se presentaba de ofrecer una respuesta coherente y unitaria en la reunión del G-8, que ha tenido lugar el fin de semana pasado en San Petesburgo. Sus conclusiones son estimulantes, marcan una línea de
consenso, aunque son insuficientes por sí mismas. En el plano europeo, el pasado lunes, en el Consejo de Asuntos Generales y Relaciones Exteriores, presenté a mis colegas una serie de propuestas centradas precisamente en los objetivos que acabo de
referir.
Así, empecé por subrayar dos evidencias fundamentales, que la situación en Oriente Próximo está amenazando intereses vitales de la Unión Europea y que es necesario el cese de la violencia y el regreso de la diplomacia.



A partir de estos presupuestos, planteé las siguientes acciones. En primer lugar, la consecución de un cese de las hostilidades, junto al establecimiento de un mecanismo de seguimiento del mismo y una presencia internacional de carácter
temporal en la frontera israelo-libanesa. Este alto el fuego llevaría aparejado la puesta en libertad de los secuestrados y de los prisioneros, el cese de lanzamientos de cohetes a Israel y de las operaciones militares israelíes, incluida la
retirada de Gaza. En segundo lugar, un apoyo activo al Gobierno libanés para el total cumplimiento de las Resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, 1559 y 1680, incluyendo el desmantelamiento y desarme de las milicias libanesas y no
libanesas y el estricto respeto a la soberanía, a la integridad territorial a la unidad y a la independencia del Líbano. En tercer lugar, la formación de un nuevo Gobierno palestino con el que la Unión Europea pueda cooperar para hacer frente a la
situación de emergencia política, de seguridad económica y humanitaria en los territorios. En cuarto lugar, el envío de una misión diplomática de la Unión Europea de alto nivel, que debería incluir en un futuro no muy lejano visitar también Teherán
y Damasco. En quinto lugar, persuadir a todos los actores de que la única forma de avanzar hacia la paz en la región es a través de las negociaciones y de acuerdos sostenibles sobre todas las cuestiones de fondo. Como ya he señalado, nuestro
objetivo es volver a la diplomacia y contener la violencia. En ese contexto, se deberían evaluar las iniciativas e instrumentos existentes, como el Cuarteto, la Hoja de Ruta y los mecanismos de coordinación de ayudas para fortalecer su efectividad.



Si no todas, la mayoría de estas propuestas españolas han tenido un reflejo positivo, contribuyendo a conformar el consenso general y a equilibrar las conclusiones de la reunión que, debo decirlo, no han sido todo lo completas e incisivas
que hubiera hecho falta, sino que constituyen un ejercicio de posibilismo a la vista de las diferencias de enfoque que existen entre los países miembros a la hora de analizar el problema y de proponer soluciones. En todo caso, tanto en la reunión
del G-8 como en el Cagre se ha logrado un consenso básico sobre diferentes principios y elementos, que son los siguientes: reclamar el cese de las hostilidades, el cese de todas las operaciones militares de Israel, incluida la retirada de Gaza, el
cese de todos los ataques contra Israel y la inmediata e incondicional liberación de los soldados secuestrados.



Poco a poco se dibuja también un creciente consenso en cuanto a la necesidad de una fuerza de interposición de Naciones Unidas en la zona fronteriza entre Israel y el Líbano para mantener y vigilar el cumplimiento del alto el fuego.
Señorías, la situación de extrema gravedad en el Líbano no nos puede hacer olvidar la dificilísima situación en que se encuentran los territorios palestinos, y muy especialmente Gaza, que desde hace ya algo más de dos semanas se encuentra
completamente aislada y sometida a la operación denominada por las autoridades israelíes, Lluvias de Verano. La destrucción de infraestructuras civiles, como la planta de electricidad de Gaza, y el aislamiento de la franja hacen temer que se
produzca una grave crisis de carácter humanitario entre la ya muy castigada población palestina. Por ello, la cuestión palestina está siendo también objeto prioritario de las gestiones españolas. Al igual que con el Líbano, nuestro objetivo
prioritario ha sido la obtención de un cese de las hostilidades por todas partes que contemple la retirada de las fuerzas israelíes, la liberación del soldado secuestrado y el cese de los llamados cohetes Qassam por parte de las milicias palestinas.
A este cese del fuego debería seguir la formación de un nuevo Gobierno palestino, capaz de convertirse en interlocutor de la comunidad internacional. Solo cuando se consigan estos objetivos podrá plantearse en una fase posterior el inicio de
conversaciones entre las partes para recuperar el proceso de paz.



El segundo objetivo del Gobierno español es prevenir y resolver la crisis humanitaria en Gaza. En ello viene trabajando desde hace meses el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación, que ha pretendido no solo mantener el mismo nivel de
ayudas a la población palestina que existía antes del triunfo de Hamas en las elecciones generales, sino aumentarlo, dado que las necesidades


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humanitarias de la población también han aumentado. Es obvio que las condiciones actuales de inseguridad y aislamiento de la franja de Gaza hacen particularmente arduo el mantenimiento de este objetivo. En cualquier caso, tenemos la firme
intención de mantener todos los programas en curso y se ha recanalizado una parte de las ayudas que antes se dirigían al Gobierno palestino hacia la oficina del presidente Abu Mazen y hacia las agencias que de ella dependen. El Gobierno español ha
respondido así al llamamiento del presidente Abu Mazen y ha entregado ya en ayuda urgente la cantidad de 3.000.000 de euros. Tenemos prevista una ayuda suplementaria por valor de 10.000.000 y, al mismo tiempo, estamos incrementando nuestras
contribuciones a los organismos de Naciones Unidas y muy especialmente a la Unrwa.



A nivel multilateral, España coorganizó el pasado viernes 14 de julio, junto a Noruega, Suecia y el coordinador de ayuda de emergencia de Naciones Unidas y director de OCHA, Jan Egeland, una conferencia internacional para concienciar a los
países donantes de la urgente necesidad de aumentar su ayuda frente al deterioro de las condiciones humanitarias en los territorios palestinos. Señorías, España tampoco olvida el sufrimiento y la angustia que viven los ciudadanos israelíes, que
están sometidos a esa amenaza y tienen que refugiarse en los sitios previstos para evitar muertes físicas. Por eso mismo, ante el temor, el miedo y la angustia de la población israelí, España sigue apostando por el cese de las hostilidades y buscar
la vía pacífica de la negociación.



Todos ustedes, señorías, son conscientes de que nos enfrentamos a una de las crisis más graves en la región de los últimos años. Es absolutamente imperativo parar las acciones bélicas y volver a un escenario de diálogo capaz de buscar
soluciones pacíficas al problema. No hay alternativa a la paz. Si la lógica de guerra se impone, podríamos encontrarnos en poco tiempo con una generalización del conflicto a los países vecinos y con una situación de violencia e inestabilidad que
pondrá en peligro a toda la región de Oriente Próximo y a todos los intereses vitales del mundo occidental y europeo. La comunidad internacional debe actuar sin dilación para exigir el cese de las hostilidades y conseguir un alto el fuego. Si bien
avanzamos poco a poco hacia una mayor movilización de los diferentes actores, no estamos todavía satisfechos del nivel de respuesta de la comunidad internacional, que no ha actuado todavía con la suficiente firmeza con el fin de parar esta escalada
de violencia. Esta realidad se ha traducido en la falta de una iniciativa creíble capaz de frenar la escalada de la violencia, sin embargo solo una acción decidida de la comunidad internacional podrá ser capaz de estabilizar la situación, contener
a las partes enfrentadas, prevenir una escalada, recuperar una atmósfera y contexto capaces de recobrar unos niveles mayores de confianza y asegurar la paz, la armonía y el progreso entre los pueblos de Oriente Próximo. Aún estamos a tiempo de
ello. Nos encontramos en el umbral de pasar del proceso de paz iniciado en la Conferencia de Madrid a un proceso de guerra al que no queremos resignarnos. Tengan la certeza de que ese es el gran objetivo del Gobierno español y a él responden las
iniciativas que hemos emprendido y que proseguirán en las próximas semanas. Estoy convencido de que en este esfuerzo no nos faltará el imprescindible aliento, apoyo e impulso político de esta Cámara.



El señor PRESIDENTE: Pasamos a la intervención de los grupos. Tiene la palabra la portavoz del Grupo Mixto, señora Lasagabaster.



La señora LASAGABASTER OLAZÁBAL: Señor ministro, le agradecemos vivamente que haya comparecido de manera tan rápida y urgente, porque es una cuestión grave que afecta a las vidas de muchas personas. Todos los ciudadanos en el Estado
español se sienten de alguna manera impotentes ante la situación por no poder hacer nada especial para parar esta escalada de violencia. Por eso yo creo que los responsables políticos debemos expresar lo que estamos realizando, lo que el Gobierno
está haciendo, lo que el Parlamento considera necesario que debe hacer y tratar de buscar la voluntad de los ciudadanos y trasladarla a la ejecución de actuaciones que sean eficaces. En definitiva, debemos pasar de las declaraciones a los hechos o
a las acciones para evitar mayor sufrimiento, que ya es de por sí tremendo.



Eusko Alkartasuna comparte en este caso casi al cien por cien las palabras del ministro y del Gobierno al que representa, y cree que es importante también, independientemente de que en el análisis político podamos entrar a valorar el papel
de unos u otros países en la cuestión, que evidentemente podríamos hacerlo, hacer una especie de grupo de apoyo a una política clara del Gobierno, sobre todo para evitar mayores vulneraciones de los derechos humanos en la zona e intentar que no se
consiga la escalada de una guerra, que ya sabemos en el pasado cómo se ha sucedido. Por tanto, nuestro apoyo es en ese sentido, sin perjuicio de que en el análisis político de fondo podríamos tener algún otro matiz. Lo importante es llegar a un
consenso clave para esta actuación imprescindible que es conseguir volver a la diplomacia, a la palabra, al diálogo y evitar la violencia.



Habría tres cuestiones claves en este sentido. En primer lugar, la solidaridad con todas las víctimas, independientemente de que estas sean israelíes, palestinas, libanesas o de otros países o nacionalidades. Las personas, las vidas
humanas, son iguales para todos. Por tanto, la primera cuestión es la solidaridad con ellos y con sus familias e intentar ayudarles en todo lo posible desde el punto de vista humanitario. En segundo lugar, la consideración de que Israel tiene
efectivamente derecho a existir y, como tal, derecho a defenderse, pero lo tiene que hacer de una manera que responda al derecho internacional y, dentro de este parámetro, al equilibrio, a la aprobación y, por tanto, al respeto a los principios
claves del derecho humanitario y del derecho internacional. Somos conscientes de


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las dificultades para la existencia de Israel en el pasado y de las que pueda tener en este momento, pero ello no impide que tenga que respetar de manera clara y concreta todos y cada uno de los principios del derecho internacional. Somos
conscientes también de que Palestina tiene derecho a tener un Estado y, por tanto, a que se respete de manera clara lo que han decidido sus ciudadanos en las elecciones que han transcurrido de manera democrática y pacífica. También Líbano tiene
derecho a tener una vida política propia, según decidan sus ciudadanos, sin injerencias de nadie -no entraré a determinar las diferentes injerencias que pueden existir-.
Todos los países tienen derecho a existir y, por tanto, a coexistir, y eso
significa que todos tienen la obligación de respetar el derecho internacional.



¿Qué es lo que pediríamos en este momento? En primer lugar, que esas actuaciones que ha señalado la Unión Europea puedan realizarse ya, evidentemente de conformidad con Naciones Unidas, para que tampoco haya diferencias en la comunidad
internacional entre los distintos continentes o regiones, porque en el pasado las diferencias entre unos y otros contribuyeron a acentuar aún más la escalada de violencia y el escenario bélico. Hay que pasar de la violencia a la diplomacia. En
este sentido, hay que realizar todas las actuaciones necesarias para que o bien se envíe inmediatamente una fuerza de paz y se celebren conferencias de paz, o bien se pongan los medios o instrumentos que fueren necesarios. A partir de ahí habrá que
visualizar claramente cuál es el escenario político para la posible intermediación, en primer caso, de la Unión Europea y, de manera más global, de Naciones Unidas en el caso que nos compete. Estamos dispuestos a ayudar al Gobierno en esta
tesitura. Hoy no hay muchas cosas más que decir. Estoy segura de que vamos a hacer los análisis políticos necesarios. Hay muchas cosas que decir sobre el papel de unos y otros, pero si hoy nos enzarzamos en determinar quién tiene más influencia
en unos o en otros no llegaremos a la conclusión clave, que es evitar la violencia y el sufrimiento, anular la posibilidad de un escenario bélico que lleve a una guerra y jugar el papel que nos corresponde, que es intentar conseguir que no haya más
vulneración de vidas humanas, por medio del diálogo, el respeto, la diplomacia y la palabra.



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario de Coalición Canaria-Nueva Canarias tiene la palabra el señor Mardones.



El señor MARDONES SEVILLA: Sean mis primeras palabras de salutación y reconocimiento al señor Moratinos, nuestro ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, por la diligencia en presentarse ante esta Comisión con carácter extraordinario
para dar cuenta de este gravísimo problema que a todos nos preocupa y que amenaza no solo los intereses de los pueblos palestino, israelí y libanés, que están sufriendo en esa zona, sino también intereses vitales para la Unión Europea, porque se
trata de desvertebrar y de crear una situación que no es halagüeña para ninguna de las partes implicadas, sobre todo para la Unión Europea, que no puede perder la ocasión de realizar una acción diplomática.



Mi grupo, señor ministro, apoya al Gobierno español en la línea de actuación que ha adoptado, fundamentalmente en la denuncia de esta situación. Lo hacemos porque entendemos que ese escenario tiene que estar garantizado tanto para las
acciones unilaterales del Gobierno español de cara al problema, que usted ha explicitado aquí, como para la acción multilateral que España tiene que hacer como miembro de la Unión Europea y de Naciones Unidas, porque este problema desborda la
capacidad individual de cualquier Estado. No sé qué grado de influencia puede tener el Gobierno norteamericano en este momento para paralizar ese proceso.
Como usted ha dicho hay un reparto de gestiones internacionales, unas ante el escenario de
los grupos palestinos, tanto Hamas como Hizbollah, y otras ante el Gobierno de Israel, supongo que fundamentalmente a través de la Unión Europea y de la diplomacia norteamericana. En cualquier caso, mi grupo se siente satisfecho con la acción
unilateral de España y quiere felicitar al señor ministro por la diligencia de su departamento en la evacuación. Se ha dado un ejemplo de eficacia y diligencia en todo el dispositivo de evacuación de los ciudadanos españoles y europeos que han
deseado abandonar el Líbano. Todos debemos mostrarnos satisfechos y reconocer esta acción que ha permitido al menos resolver el problema de las personas de nacionalidad española o de otros países europeos residentes allí y salvarlas de la
vicisitudes letales que podía haber tenido su permanencia en el territorio libanés. Mi grupo también se inclina por que el Gobierno español realice todas las gestiones necesarias, no solamente de apoyo a las razones que puedan tener las partes en
conflicto, tanto la israelí como la palestina y las organizaciones de Hizbollah y de Hamas, sino también sobre el Líbano, porque en este momento quien está padeciendo verdaderamente una conculcación del derecho internacional es el Líbano. Es en
toda esa zona fronteriza con Israel donde se están produciendo las operaciones bélicas de mayor intensidad y mortalidad. Debatir sobre si nos inclinamos más hacia el lado israelí o hacia el palestino no es una cuestión que pueda superar que nos
pronunciemos a favor del Líbano como una nación soberana e independiente, como un Estado con todos los derechos que la política internacional tiene que proteger. Por tanto, bienvenido sea todo lo que hagamos a favor de la normalización y de que
desaparezca del Líbano toda posibilidad de ser un escenario de conflicto.



Mi grupo, señor ministro, reitera su apoyo a la línea diplomática para que se aminore el grado de respuesta, porque ya es un procedimiento verdaderamente enloquecedor y esquizofrénico el que está ocurriendo durante tantos años en esa zona.
Fijémonos en que, cuando usted ha invocado resoluciones de Naciones Unidas, una de ellas es la 1559 y otra la 1680. Muchas veces da la sensación


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de que todo este tipo de resoluciones de Naciones Unidas son papel mojado si no hay una voluntad de cambiar la situación. Coalición Canaria quiere mostrar al Gobierno su apoyo a estas acciones de entendimiento y de reconocimiento. Si hay
que llevar a cabo operaciones de evacuación, que se sigan haciendo con la misma eficacia, porque hemos dado un ejemplo a Europa de respuesta inmediata para evacuar a estas personas con los medios aéreos y terrestres. Al mismo tiempo, nos inclinamos
por lo que no es más que el sentido común del derecho internacional, que es ir a la solución diplomática. En esa línea, tienen ustedes todo nuestro apoyo, señor ministro.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Llamazares, por el Grupo Parlamentario de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Gracias, señor ministro, por su comparecencia en el día de hoy, a petición propia y también estimulada por grupos parlamentarios de esta Cámara y por la sociedad española, que se encuentra en estos momentos
consternada ante la situación; consternada ante una guerra no declarada, una guerra ya con cientos de víctimas y casi un millón de desplazados; en definitiva, una guerra que, por otro lado, es una guerra al margen del derecho internacional, sin
ningún respeto a los convenios internacionales y al convenio de Ginebra. La ciudadanía está consternada no solamente por la guerra, está consternada por la impotencia de la comunidad internacional, es decir, por la incapacidad de la comunidad
internacional para abordar una guerra decidida unilateralmente por uno de los Estados con mayor potencia militar del mundo, el Estado de Israel. La comunidad internacional, si podemos denominarla así, está neutralizada. Los Estados Unidos han
neutralizado a Naciones Unidas de tal manera que no pueden resolver en esta materia -han vetado la resolución- y los Estados Unidos también tienen neutralizada a la Unión Europea. Vemos con consternación que la Unión Europea es impotente, incapaz
de definir una política propia autónoma, no necesariamente confrontada pero autónoma con respecto a la política norteamericana y, por otra parte, nosotros hemos visto con preocupación las dudas del Gobierno español. Entre la primera nota de prensa
del Ministerio de Asuntos Exteriores y la declaración del presidente del Gobierno no veo ningún punto de conexión. La primera nota fue aplaudida -tengo que decirlo así- por el Gobierno norteamericano y por el Gobierno israelí, no así por el
Gobierno libanés, y la declaración del Gobierno español es verdad que ha equilibrado algo las cosas; pero desde luego no creo que la intervención del Ministerio de Exteriores -yo no sé si llamarlo el ministerio de la Santísima Trinidad, porque hay
diferencias de fondo entre las tres posiciones que hemos conocido- es una intervención eficaz e importante. El Ministerio de Asuntos Exteriores ha tenido una actitud eficaz, por ejemplo, en relación con la protección de los españoles en el Líbano y
la organización de los viajes. Ha sido muy eficaz y hay que reconocerlo, pero no creo que la intervención política del Ministerio de Asuntos Exteriores haya sido eficaz, porque eficaz en opinión de mi grupo no es ni la ambigüedad ni la
contradicción. La primera nota del Ministerio de Asuntos Exteriores prácticamente se situaba en la justificación de la legítima defensa; la segunda nota y la declaración del secretario de Estado era en cierta medida más equilibrada después de la
reunión con los representantes de la Liga Árabe y, finalmente, la declaración del presidente del Gobierno era la más equilibrada de todas. Por lo tanto, se ha perdido un tiempo precioso en esas contradicciones y dilaciones del Ministerio de Asuntos
Exteriores.



Señorías, el cambio cualitativo del problema no es que haya una ocupación -que la hay históricamente y es el cáncer de la zona-, atentados terroristas o resistencia a la ocupación, sino una guerra unilateral con todos los medios de uno de
los países con mayor potencia militar de la zona, que es Israel, y una guerra que además no respeta ninguno de los convenios internacionales. Hace rehén a la población civil de Gaza y del Líbano, y eso no tiene nada que ver con el derecho
internacional, señorías. No se trata, pues, de una cuestión de proporcionalidad; no es verdad. No estamos ante la legítima defensa, y por tanto ante una desproporción de la respuesta israelí y, en consecuencia, ante una llamada a la contención;
no. Estamos ante una ilegalidad flagrante en materia de derecho internacional. Israel no ha hecho referencia a la legítima defensa porque no lo puede hacer, no hay un ataque de Estado soberano a Estado soberano. Israel no se ha dirigido al
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; Israel ha tomado una decisión unilateral, que es convertir una agresión terrorista en una cuestión de guerra, es decir responder mediante la guerra, y eso no está legitimado en derecho internacional. Por lo
tanto, señorías, nuestra primera discrepancia es que no estamos ante una desproporción sino ante una ilegalidad.



Hay una segunda cuestión de su intervención que me ha preocupado. Si hasta este momento ha habido una dilución de la Unión Europea con relación al problema de Oriente Medio ha sido porque la Unión Europea se ha sumado a Israel y a Estados
Unidos en relación con la ilegitimidad de Hamas. Es decir, a partir del momento en que Israel, primero, no considera interlocutor legítimo a la anterior Autoridad Nacional Palestina y ahora tampoco a Hamas, desde el momento en que la Unión Europea
acepta esa tesis la Unión Europea está desarmada para tener una posición mediadora en el conflicto. Hoy he oído al señor ministro un nuevo argumento y es que no solamente hay que hacer una llamada al cese o al alto el fuego, a la recuperación, el
diálogo y la negociación, así como promover medidas humanitarias, sino que hay que promover el cambio de la representación de los palestinos. ¿Quiénes somos nosotros para promover el cambio de la representación de los palestinos? Ha habido unas
elecciones.



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El Gobierno es el que es, había un acuerdo entre Hamas y Al Fatah para crear un gobierno de concentración o de coalición. ¿Quiénes somos nosotros para intervenir ahí si la dinámica precisamente era positiva en estos momentos en la
representación de los palestinos, y quizá por eso estamos ante la guerra en que estamos? Ya nadie engaña a nadie, señorías.
Esta no es una guerra en legítima defensa, no lo es en derecho internacional, pero tampoco es una guerra acotada a la
legítima defensa, sino que tiene objetivos mucho más ambiciosos: reconfigurar la zona, estabilizar la ocupación y debilitar a lo que podemos denominar los adversarios de Israel en la zona. Esa es la situación que tenemos.
Estamos ante una
reconfiguración de la zona con un apoyo explícito -a veces un apoyo maleducado, pero un apoyo explícito- del presidente Bush, de los Estados Unidos. En ese sentido, señorías, esta comparecencia es imprescindible, pero lo es aún más que el Gobierno
español promueva en el marco de la Unión Europea una posición propia de la Unión Europea, y eso no se podrá hacer mientras la Unión Europea siga por estos derroteros, que son: o bien plegarse a la política exterior de los Estados Unidos; o bien,
finalmente, no tener política exterior, que la Unión Europea sea un conjunto de voces contradictorias que no tengan ninguna política exterior, como ha ocurrido en los últimos días. Lo más preocupante es la guerra, lo más preocupante sería que esto
se convirtiese en un conflicto generalizado en la zona -no estamos muy lejos, por desgracia- y lo más preocupante también es la debilidad de la comunidad internacional. Yo espero que el Gobierno español adopte una posición que nos permita
intervenir en el marco de la Unión Europea y en el marco de los organismos internacionales en favor de la paz; estoy convencido de que eso debe ser así, pero no lo sería si no reconociéramos la realidad, si no reconociéramos la verdad. No estamos
únicamente ante una desproporción de la respuesta, sino ante una guerra unilateralmente decidida. Luego condenaremos cualquier tipo de agresión terrorista, pero la pregunta es si el Gobierno español ha cambiado y considera que la mejor forma de
lucha antiterrorista es la guerra; es la cuestión de fondo, ni proporcionada ni desproporcionada. La forma de luchar contra el terrorismo son los mecanismos del Estado de derecho, y si hay un conflicto este tiene que tener un cauce que es el
derecho internacional y Naciones Unidas. Eso no ha sido así, por tanto nosotros queremos transmitirle al Gobierno la necesidad de clarificar la posición política del Gobierno español y de lograr algún tipo de política exterior de la Unión Europea.



Algunas de las medidas de las que ha planteado el Gobierno nosotros las respaldamos, pero en otras tenemos dudas razonables. La medida con la que tenemos más diferencias es con esa llamada -no sabemos muy bien por qué- a la deslegitimación
del Gobierno palestino. Me puede gustar más o menos -a nosotros no nos gusta nada, entre otras cosas porque es un zombi creado por el Estado de Israel- en estos momentos el Gobierno palestino de Hamas, pero no puedo evitar reconocer que es el
legítimo representante de los palestinos.



El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra, por el Grupo Parlamentario de Esquerra de Cataluña, la señora Bonàs.



La señora BONÀS PAHISA: En nombre de Esquerra queremos agradecer al señor ministro su rápida comparecencia ante esta Cámara.



Ante la escalada de conflictos en Oriente Medio las democracias europeas no podemos estar impasibles, especialmente el Estado español que siempre ha querido liderar una intermediación en este conflicto que, como ha dicho el señor ministro,
es una de las prioridades de la Agencia Europea.
No podemos estar impasibles porque la extensión del conflicto supone una amenaza para la estabilidad global, y parece ser que los objetivos del Ejecutivo israelí, a pesar de no estar actualmente
liderado por generales, son más militares que políticos. El Gobierno de Israel alega el derecho a la autodefensa para bombardear Gaza y Líbano, defiende infraestructuras vitales para estos países, sumiendo a la población civil en el terror. No
discutimos el derecho a la autodefensa ni a la obligación de cualquier Gobierno de garantizar la seguridad de sus ciudadanos, pero si nos remontamos a la cronología de los hechos tenemos serías dudas de si Israel está ejerciendo simplemente el
derecho a la autodefensa o está protagonizando una agresión en toda regla. El 24 de junio Israel secuestró a dos civiles palestinos en Gaza, un doctor y su hermano; al día siguiente fue secuestrado un soldado del ejército israelí, que Israel se
negó a intercambiar; en respuesta empezó el bombardeo de Gaza y el consecuente desplazamiento de civiles. Hizbollah en la frontera del Líbano secuestró a dos soldados israelíes con el objetivo -dicen- de intercambiar prisioneros. Oficialmente
existen tres libaneses secuestrados en Israel y extraoficialmente se calculan 200 libaneses desaparecidos no sabemos si en Israel. Los motivos de Hizbollah podrían ser una solidaridad con el pueblo palestino o una táctica de desestabilizar la zona.
Fueren cuales fueren los motivos, en todo caso los resultados han sido nefastos para la población israelí y para la población libanesa.



La respuesta de Israel ha sido contundente, con destrucción de vías de comunicación, de centrales eléctricas, del aeropuerto de Beirut, con el objetivo -dicen- de evitar la salida de los secuestrados israelíes de territorio libanés. Esta
acción de castigo colectivo, con la intención declarada de hacer retroceder a Líbano 20 ó 50 años, Israel la denomina de autodefensa y la Unión Europea lo aceptó como tal. Permítanme, señorías, poner un ejemplo. Si un grupo armado español, el
Grapo por ejemplo, hipotéticamente secuestrara en territorio español a un ciudadano francés, ¿cómo reaccionaríamos si Francia bombardeara Euskadi o Barajas? La comparación puede parecer esperpéntica, pero la reacción de Israel también ha sido
esperpéntica. El deseo -así parece deducirse de muchas declaraciones realizadas por Israel- de involucrar a Irán


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y a Siria en el conflicto -sin desestimar las conexiones que seguramente existen de Hizbollah con los gobiernos de esos países- nos parece extremadamente peligrosa. De momento, nadie ha probado que las operaciones de Hizbollah sean
teledirigidas desde Teherán. Lo que sí parecen demostrar estas declaraciones es un deseo de Israel de extender el conflicto de Oriente Medio y de forzar la intervención armada de la Unión Europea y de Estados Unidos en Siria e Irán. Nos
preguntamos si el Gobierno de Israel cree que su política unilateral de convergencia -como la llaman ellos-, que es en realidad una política unilateral de anexión de las mejores tierras de Cisjordania, con sus recursos hídricos, y una cantonización
del resto del territorio, es de algún modo admisible por la población palestina, si algún día lo podrá admitir; si el mantenimiento de la inmensa cárcel de Gaza es el camino idóneo para terminar con los ataques terroristas, y si la acción bélica
contra Líbano creen que va a destruir a Hizbollah. ¿Realmente creen que puede destruirse físicamente Hizbollah y que el prestigio de Nashrallah va a disminuir? De repente Israel ha demostrado gran interés por el cumplimiento de una de las
resoluciones de Naciones Unidas, cuando Israel históricamente ha demostrado un desprecio olímpico por dichas resoluciones; de repente tiene gran interés en la Resolución 1559 que contempla, como se ha dicho, el desarme de Hizbollah por el ejército
libanés. ¿Cree Israel que después de esta intervención bélica el ejército libanés está en mejores condiciones de desarmar Hizbollah? En aras de la seguridad Israel mantiene la ocupación de Cisjordania y de Gaza, y también en aras de la seguridad
bloquea el desarrollo económico de los palestinos. Nos preguntamos si la seguridad de la población israelí ha aumentado y si el Gobierno de Israel puede ofrecer alguna esperanza de paz a sus ciudadanos. El Gobierno de Israel sigue negándose a
mantener negociaciones con el legítimo gobierno palestino, a pesar de que según recientes encuestas un 45 por ciento de la población israelí es ya partidaria de empezar a negociar con Hamas. Nos preguntamos si la madre del soldado secuestrado está
de acuerdo con que no haya relaciones con Hamas, con que no se empiecen conversaciones.



Señor ministro, ha llegado el momento de romper el silencio y de empezar a exigir el cumplimiento de la legalidad internacional. La justificación de la agresión contra la población civil libanesa y palestina como el derecho a la autodefensa
no creemos que pueda sostenerse. El secuestro de civiles es una violación de los derechos humanos, ni la lucha contra el terror lo puede admitir. Por el bien de la paz global es el momento de exigir a Israel el repliegue a sus fronteras y el cese
de las hostilidades, y creemos necesario el despliegue de una fuerza internacional en Gaza y en Líbano para proteger a la población civil. En determinados foros, cuando alguien expresa la más leve crítica al Gobierno de Israel se le tacha enseguida
de antisemita, de antiisraelí.
Ir a favor de Israel no es admitir que su Gobierno no puede cometer errores, y no es amigo de Israel quien acepta sin críticas todas las acciones del Ejecutivo israelí. Los pueblos israelí y palestino tienen derecho
a vivir en paz, pero los recientes acontecimientos nos generan serias dudas de que siguiendo por este camino esta paz algún día sea posible. Los hechos parecen indicar que el Gobierno de Israel es incapaz de proporcionar paz a sus ciudadanos y a
los países colindantes. Por ello se hace necesaria la intervención de fuerzas internacionales en Gaza y en Líbano para garantizar la seguridad de la población civil.



He dicho al empezar mi intervención que las decisiones del Ejecutivo israelí parecían obedecer más a objetivos militares que políticos.
Permítanme decirles que tengo algunas dudas sobre esto. Nos queda la duda de si el objetivo político de
Israel es arrastrar a Europa y a Estados Unidos a una intervención armada en Irán. En este caso, Hizbollah e Israel podían coincidir en sus objetivos: sembrar el caos durante muchos años. Por ello, la Unión Europea debe reaccionar y evitar ese
desastre.
La Unión Europea está autorizada para ello por las relaciones preferenciales que mantiene con Israel y por su compromiso, reiteradamente expresado, hacia el pueblo palestino, así como por el compromiso expresado durante el proceso de
construcción de la Unión Europea de defender la paz y los valores democráticos. Felicitamos al señor ministro por la adecuada gestión de la evacuación de los ciudadanos españoles de Líbano, le apoyamos en sus iniciativas de conseguir un alto el
fuego, le alentamos en la gestión política del conflicto para conseguir el desarme y un proceso político en el que se deberá considerar qué parte deberá tener Hamas. Mientras Hamas no sea interlocutor válido, ¿hasta qué punto las conversaciones
entre las partes podrán seguir adelante? Este es el punto débil de todo el proceso. Quién es el interlocutor de los palestinos, ellos lo deben decidir y no los europeos ni los americanos. Por tanto, felicitamos al Gobierno, lo vamos a apoyar;
solo dejamos este punto en el aire: hasta cuándo Hamas va a ser considerado solo un grupo terrorista y cuándo vamos a iniciar conversaciones, aunque sean extraoficiales.



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) tiene la palabra el señor Xuclà.



El señor XUCLÀ I COSTA: Muchas gracias, señor ministro, por su pronta comparecencia a petición propia ante la Comisión de Exteriores del Congreso de los Diputados para informar sobre las gestiones realizadas por el Gobierno y por el tono
utilizado, orientado a encontrar soluciones ante una situación muy delicada, muy grave, pero potencialmente deteriorable. Estamos ante una escalada bélica, pero utilizando un lenguaje que he visto que estos últimos días ha empleado el señor Solana,
tenemos que intentar entrar en la vía de la desescalada y no del empeoramiento de la situación. En segundo lugar, en nombre del Grupo Parlamentario de Convergència i Unió le quiero felicitar por las gestiones


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hechas en la evacuación de la comunidad española en muy pocos días, entre el 14 y el 17 de julio, e incluso podría trasladarle un testimonio vivido bastante de cerca de la rapidez con la cual el ministerio ha actuado en la evacuación y
protección de los ciudadanos españoles.



Un par de consideraciones previas. Como muy bien saben, Europa se rompió en la guerra y en el conflicto de Irak. No insinúo que Europa se vaya a romper ni a confrontar políticamente ante el conflicto del próximo y el medio Oriente,
simplemente digo que en aquel momento no hubo la habilidad o el equilibrio necesario para encontrar la unidad y que aquello dejó debilitada la Unión Europea y que hoy, ante este conflicto sobre el cual el ministro viene a exponer la posición del
Gobierno español, pero de un Gobierno que participa y debe participar activamente en el ámbito europeo, debemos reafirmar la bondad y la necesidad de que la Unión Europea tenga una voz y una posición. En segundo lugar, recordando algunos episodios
del pasado, sin hacer un paralelismo, algunos episodios del pasado debilitaron extraordinariamente la política española y la confrontaron hasta el punto de, si se me permite la expresión, somatizar un conflicto internacional por los distintos puntos
de vista que teníamos los grupos parlamentarios en el debate político español. En este punto, el extremo que lleva al ministro a la comparecencia ante la Comisión de Exteriores, a pesar de matices que he escuchado de algunos portavoces que me han
precedido en el uso de la palabra, es posible construir el consenso entre las distintas partes, entre los distintos grupos parlamentarios. Nada más lejos que el maniqueísmo, nada más lejos que las posiciones enconadas para analizar en esta Comisión
de Exteriores la situación que se está viviendo en el medio Oriente.



Hechas estas dos consideraciones previas, lo primero que debemos hacer es expresar nuestra solidaridad con el pueblo de Líbano y decir algo que es evidente pero que no por evidente es menos necesario repetir hoy: Líbano no es Hizbollah,
Líbano es un Estado independiente que tiene una parte débil, muy débil. Hizbollah no es un Estado, pero también es evidente que después del 11 de septiembre algunos actores internacionales tienen una capacidad de desestabilización muy importante,
que es la que estamos sufriendo. Respecto a Líbano y a la expresión de solidaridad hacia Líbano no debemos hacer nada más que repetir aquello que aprobó ayer, fruto de las reuniones de anteayer y de ayer, el Consejo de Ministros de Asuntos
Exteriores de la Unión Europea, en el cual participó el ministro Moratinos, cuando afirmaba: Recuerda la necesidad de que el Estado libanés restaure su soberanía sobre la totalidad de su territorio nacional; en este sentido, la Unión Europea
expresa su pleno apoyo al primer ministro libanés, Fouad Siniora, y la Unión Europea urge la completa implementación de la Resolución de Naciones Unidas 1559 -que ha citado el señor ministro- y la Resolución de Naciones Unidas 1785, incluyendo el
desmantelamiento y el desarme de todas las milicias sean o no libanesas y el estricto respeto de la soberanía, unidad, integridad territorial e independencia política de Líbano. Pues bien, la forma de expresar nuestra solidaridad con Líbano es el
deseo de que este punto del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores, que se aprobó ayer en Bruselas, sea el objetivo y la hoja de ruta del Gobierno español.



Hemos querido enfocar las intervenciones en la línea de las soluciones, pero en algún momento también será oportuno hablar de los orígenes inmediatos de este conflicto. Podríamos entrar, aunque quizá no es necesario hacerlo, en la situación
en Gaza el 24 de junio y también del secuestro de un soldado el 25 de junio; podríamos entrar en el secuestro por parte de Hizbollah el 12 de julio del soldado del ejército de Israel Shalit y de la matanza de ocho soldados. Podríamos hablar de que
Hamas y Hizbollah están en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea; podríamos hablar de que Israel abandonó Líbano en el año 2000 pero que han continuado los ataques de Hizbollah hacia posiciones israelíes. Deberíamos acercarnos
a esta realidad desde la complejidad de la situación difícil del Gobierno de Líbano, en el que también participa Hizbollah, y también de una primera reacción en la cual se podía confundir la parte por el todo, superada por la posición clara y
decidida del primer ministro Siniora. También podríamos hablar -alguien ya lo ha apuntado- de la inestabilidad potencial de la región, sin necesidad de llegar a una teoría que va más allá del estricto ataque y de las estrictas agresiones que se
están viviendo en este momento. Debemos manifestar de forma equilibrada el derecho que tiene Israel a defenderse, pero también su obligación de cumplir con los acuerdos internacionales y con las resoluciones de Naciones Unidas. El incumplimiento
de algunas de estas resoluciones está en parte en el conflicto que se ha generado y que estos días estamos viviendo. En justo equilibrio también tenemos que decir que más allá del derecho a la defensa hay otro muy importante, que es el derecho a
existir del pueblo palestino, y el objetivo que una vez más debemos subrayar de la viabilidad de un futuro Estado palestino, con continuidad. La Unión Europea ha tenido un papel activo en esta línea, un papel activo patrocinando las elecciones del
pasado mes de enero. No he escuchado del ministro una deslegitimación de los resultados de las elecciones ni de la configuración del Parlamento surgido de las urnas el pasado mes de enero, sino en todo caso una reactivación de la interlocución con
el Gobierno y una reconfiguración del Gobierno palestino que a todas luces es necesaria dada la situación de crisis que se está viviendo.



Señor presidente, de las palabras que ha expresado el señor ministro no podemos deducir que haya entrado en contradicción con la resolución de ayer del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea.
Permítanme que lea muy
brevemente una parte de esta declaración: El Consejo hace un llamamiento a la liberación de los soldados secuestrados y al cese inmediato de las hostilidades, y a la vez que reconoce el legítimo derecho de Israel a la autodefensa,


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urge a Israel a autocontrolarse y a no lanzarse a acciones desproporcionadas. Pues bien, creo que de las palabras el señor ministro no puede haber contradicción con la posición común de la Unión Europea.
Debemos hablar del derecho a la
autodefensa, pero también del origen de este conflicto inmediato y de la proporcio-nalidad.



Quiero terminar como he empezado, hablando sobre el posible papel de España y de la Unión Europea en la resolución de este conflicto, en suma, de la Unión Europea con Naciones Unidas y del impulso que está dando Naciones Unidas a algo que
hace un par de días parecía imposible y que hoy parece que está más cercano, incluso por parte de la diplomacia de Israel, y es una fuerza de interposición en aquellas zonas débiles del Estado libanés, en aquellas zonas casi de Estado fallido. Por
último, invito al señor ministro a que se mantenga la posición de liderazgo de iniciativa de la Unión Europea, que tiene una política euromediterránea y que, sea dicho de paso, en su Tratado constitucional, que no está en vigor, en el artículo 1-41
también contempla la vocación de participación más activa en la resolución de los conflictos internacionales.



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular tiene la palabra el señor Arístegui.



El señor DE ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: Gracias, señor ministro.



En primer lugar queremos dar nuestra enhorabuena a los ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa por la evacuación de los españoles, con una coordinación eficaz y diligente, pero no podemos estar de acuerdo, sin embargo, con el fondo
del análisis que hace el Gobierno y especialmente el presidente del Gobierno. No se ha hecho un diagnóstico correcto -casi nadie lo ha hecho-, nadie dice cómo se inició esta crisis -que no fue en Tel Aviv ni en Jerusalén ni en Beirut, sino en
Teherán-, y conviene decirlo con toda claridad porque hay una torticera coincidencia temporal entre el rechazo por parte de la República Islámica de Irán de la oferta hecha por el trío de la Unión Europea y Occidente en general y también la
Organización Internacional de la Energía Atómica para resolver la crisis y la escalada nuclear iraní. Resulta evidente después de ese rechazo que Irán no quiere generar electricidad con la energía nuclear, lo que quiere es proveerse de armamento
nuclear. Necesitaba el régimen iraní y el presidente Mahmoud Ahmadinejad una densa cortina de humo para desviar la atención de lo que estaban realmente haciendo. En realidad, esta crisis se está cociendo a miles de kilómetros de Beirut y hay que
denunciar claramente a Hizbollah como vicario de la República Islámica de Irán en el Líbano; a eso iremos después. Son los ultraconservadores y los ultrarigoristas los que de verdad siempre han mandado, e incluso cuando el presidente Jatamí hacía
promesas a Occidente las instancias de poder de la República Islámica no iban a permitir que las cumpliese, ya fuera el Consejo de los grandes ayatolás, el Consejo de los Guardianes de la Revolución, el Consejo de Seguridad Nacional -el señor
Larijani, que es el gran protagonista de esta crisis- los Pasdaran, el Ministerio de Inteligencia, el de Defensa o el del Interior, o bien otras instancias ultraconservadoras de ese régimen. Parece claro hoy más que nunca que ese régimen tiene
pretensiones hegemónicas y permítame decirle, señor ministro, que en privado algunos países árabes con minorías importantes chiíes sienten una profunda preocupación por lo que está pasando ahora y sienten una profunda preocupación porque Irán está
extendiendo su dominio en el mundo árabe, y la presencia de Hizbollah en el Líbano es solo una muestra de ello.



Hizbollah y Nasrallah estudiaron al milímetro la reacción del Gobierno y del ejército israelí tras el secuestro del soldado Shalit. Sabían cómo iba a reaccionar el Estado de Israel y se prepararon para hacer exactamente lo mismo:
penetraron en territorio israelí, asesinaron a ocho soldados y secuestraron a otros dos que se unen ya al secuestro por parte no de milicias sino de grupos terroristas palestinos del soldado Shalit.
No se puede comparar, como han hecho algunos en
los medios de comunicación, a Hizbollah, que es un grupo terrorista, con un Estado democrático. Es impropio, es desequilibrado y es faltar gravemente a la verdad. ¿Pero quién es Hizbollah? Quizá convenga hacer un poco de historia de lo que es
este grupo, que es un grupo terrorista. En 1982 Irán mandó mil pasdaranes y el embajador de Irán en el Líbano constituyó Hizbollah para tratar de dominar y controlar la comunidad chií libanesa, que se vislumbraba ya como la mayoritaria del país.
Fueron responsables directos de centenares de secuestros en el Líbano, en todas partes del país, algunos de los cuales duraron años, como el del representante del arzobispo de Canterbury Terry Waite; otros tuvieron la suerte de durar poco tiempo.
Son los responsables directos de los dos brutales atentados contra los campamentos de los marines estadounidenses y de los legionarios franceses en 1983, con casi 300 muertos. Hacían coacciones y extorsiones en las calles de Beirut, actuaban como
una auténtica mafia recolectando dinero de protección, como si fueran miembros de Cosa Nostra. Además, hacían asesinatos selectivos de aquellos chiíes que eran contrarios a sus posiciones y de miembros de otras partes de la comunidad libanesa. Son
responsables directos de un atentado en nuestro país, según todos los indicios y las investigaciones independientes, en el bar-restaurante El descanso en abril de 1985, con un dramático balance de 28 muertos. Son también los responsables de dos
bestiales atentados en Buenos Aires en el año 1999, uno contra el centro AMIA, con un resultado de 99 muertos, y otro contra la embajada de Israel, con un resultado de 29 muertos. No estamos hablando de un partido político legítimo y tampoco
estamos hablando de un Estado democrático, sino de un grupo terrorista.
En 1989 se firmó en la ciudad saudí de Taef un acuerdo que debería poner fin al año siguiente a los 16 años de guerra civil


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libanesa. Lo incumplieron flagrantemente los miembros de Hizbollah, todas las demás milicias libanesas se desarmaron menos ellos, y esto ha venido a ser reforzado por la ya mencionada Resolución 1559, cierto es que aprobada bajo presidencia
española del Consejo de Seguridad pero promovida por Francia. Es importante decir que Hizbollah no es un grupo terrorista al uso, sino que tiene el arsenal militar propio o más grande incluso que alguna pequeña nación. No vale la comparación de
decir que al lado de una potencia militar como Israel es ciertamente pequeña; no. Esa no es la forma de acercarse a esta cuestión. Hizbollah depende de Irán; recibe una ayuda anual de cien millones de dólares, de los cuales, por cierto, desvía
nueve millones de dólares a grupos como las brigadas de Ezzedin Al Qassam, las brigadas de los Mártires de Al Aqsa y las brigadas Al Quds. ¿Para qué? Para cometer atentados suicidas. Hizbollah depende operativa, económica, ideológica y
logísticamente de Irán, pero también depende de Siria operativa y logísticamente. Es un instrumento esencial de la política iraní en la región y como tal está actuando, y podríamos incluso decir que se trata de una filial de los Pasdaran, los
guardianes de la revolución.



Señor ministro, nosotros aquí hoy tenemos que denunciar las palabras del presidente del Gobierno. Nos parecen escandalosas, no por ignorancia sino quizá por mala intención, las palabras pronunciadas por el presidente del Gobierno en el
mitin de Ibiza (Rumores.), en las que lejos de adoptar una posición equidistante y equilibrada como muchos otros miembros de su partido han adoptado a nuestro juicio de manera también equivocada, el presidente del Gobierno solo hizo referencia al
Estado de Israel, no habló de la Resolución 1559 y en todo momento omitió no ya críticas a Hizbollah, sino referencia alguna a ese grupo. Para acabar de arreglarlo nos metió otra vez en el tema de Irak y en la Alianza de Civilizaciones.
Señor
ministro, las circunstancias internas del conflicto libanés son un poquito más antiguas que la guerra de Irak, porque si usted recuerda bien empezó en 1974, hace 32 años. Pero, claro, ustedes dicen una cosa y otros dicen otra porque ya tenemos una
convocatoria de una manifestación antiisraelí en las calles de Madrid (La señora Blanco Terán: ¡Mañana!) por parte de un señor que no ha condenado el asesinato de 6.000 homosexuales por el régimen iraní simple y llanamente por su condición de
tales. ¿Pero qué decir de las palabras del secretario general de la Federación Socialista Madrileña y candidato a la Comunidad de Madrid, el señor Simancas, que ha llamado al Estado de Israel Estado genocida? Desde luego, me gustaría saber si
algunos de ustedes comparten esas afirmaciones. Sienten a veces algunos de ustedes -no digo todos- una curiosa fascinación por la megaextrema derecha ultrarreligiosa que representa al islamismo radical. (Risas.-El señor Madina Muñoz: ¡La de la
COPE!-Una señora diputada: ¡Nos invade la fe!) Nosotros hemos denunciado también la desproporción de la reacción israelí sin negarle el legítimo derecho a la defensa. (El señor Estrella Pedrola: ¡Ah!) Lo hemos hecho y lo tengo por escrito, señor
Estrella. (El señor Estrella Pedrola: ¡Menos mal que lo ha dicho alguna vez ya en todo lo que lleva hablado!)


El señor PRESIDENTE: Por favor, señor Estrella, después tendrá su turno.



El señor DE ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: La cortesía parlamentaria en el señor Estrella es conocido que brilla por su ausencia; lo suyo es el argumento del insulto y de la interrupción. (Rumores.)


Nosotros hemos dicho que la desproporción no era propia y que muy probablemente sería ineficaz. Usted mismo habla aquí de milicias, de partes, de grupos y no hace ninguna condena suficientemente expresa, a nuestro juicio, de lo que supone
para nosotros un grupo terrorista, ni siquiera cuando usted habla de Hamas, cuando habla usted de las milicias palestinas. (Rumores.) En este caso no se puede hablar de intercambio de prisioneros: los soldados israelíes han sido secuestrados por
grupos terroristas. No se puede hablar de equilibrio en ese caso. Además, no hay una sola mención -aparte de las que usted ha hecho aquí hoy- a la condena de Hizbollah; sin embargo, Hizbollah sí ha felicitado al Gobierno de España por boca del
director de Asuntos Internacionales en su televisión Al Manar porque le han gustado las palabras del presidente del Gobierno.
Lo dice expresamente Al Manar, televisión declarada ilegal en muchos países, por ejemplo Francia. (La señora Blanco
Terán: ¡Sólo leen Gara!) La posición del presidente del Gobierno ha colocado a España en una situación excéntrica, en una situación fuera del equilibrio, en una posición que nos aleja del corazón de Europa -eso que tanto le gusta decir al
presidente del Gobierno-, y en franca contradicción las palabras del presidente con la declaración del Consejo de Ministros de la Unión Europea. Parece bastante claro.



El señor PRESIDENTE: Señor Arístegui, le ruego que vaya terminando.



El señor DE ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: Acabo enseguida, señor presidente.



Nosotros creemos que ustedes, señor ministro, y el presidente del Gobierno tienen una contumaz resistencia a llamar a las cosas por su nombre, en algunos casos ambigüedad, en otros equidistancia, en otros casos simple y llanamente evitar los
temas, y en otros casos un unilateralismo y un doble rasero para tratar las cosas ciertamente preocupantes. Nosotros creemos en la independencia y en la soberanía del Líbano. El Líbano ha sido agredido por muchas partes en el pasado, y muchos de
sus enemigos están dentro de sus propias fronteras. Se ha tratado de sacar provecho de un país débil, que es un país en un camino firme hacia la democracia. Por cierto, Hizbollah es una fuerza política menguante: ha


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pasado de 20 escaños a 12. (Rumores.) Cuando el señor Xuclá decía que Hizbollah no representa al Líbano, es cierto, porque ni siquiera representa a todos los chiíes del Líbano. Muchos chiíes del Líbano, no pocos amigos míos, me dicen que
por favor no confundamos Hizbollah con chiíes libaneses, porque la mayoría de ellos no apoyan a Hizbollah; la inmensa y aplastante mayoría de los mismos no apoyan a Hizbollah. Por eso nosotros le pedimos al Gobierno de Israel que entienda que no
por tratar de luchar contra un grupo terrorista afecte a millones de personas inocentes; lo hemos dicho y lo reiteramos en sede parlamentaria. Estamos casi seguros de la necesidad de una fuerza de interposición, pero también tenemos que ser
conscientes de la falta de eficacia que en el pasado ha tenido. Recordemos el Finul, que estuvo desplegado en el Líbano durante toda la guerra civil y bien poco pudo hacer para evitar las matanzas que allí se producían.



En definitiva, señor presidente, nosotros le pedimos al Gobierno de España que aclare su posición: si es la del mitin del presidente del Gobierno en Ibiza o es la declaración de la Unión Europea; si es ese antisemitismo, antisionismo o
israelofobia (Risas.) de la que ha hecho gala el presidente del Gobierno o si, por el contrario, es la posición equilibrada de un Gobierno occidental y moderno, que es lo que cada vez somos menos.



El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el señor Estrella.



El señor ESTRELLA PEDROLA: En primer lugar, gracias por venir, señor ministro, gracias también a la iniciativa de algunos grupos que lo habían pedido a través de la Diputación Permanente, ya que era importante que el Gobierno compareciera
cuanto antes porque lo que está ocurriendo es muy grave, afecta a los intereses de España, a ciudadanos españoles, a la seguridad internacional y, además, porque el Gobierno está teniendo un papel importante a la hora de organizar lo que yo llamaría
una operación de gestión de crisis sin precedentes, sin gran despliegue de medios, pero absolutamente eficaz y con medios muy escasos por ejemplo en nuestras misiones en Beirut, en Damasco o en Tel Aviv. Me parece muy importante que los ciudadanos
sepan que sin tener un despliegue de medios en la región, como el que tienen otros países, se ha podido rescatar a casi 600 ciudadanos españoles que estaban allí; y somos muchos los que tenemos personas muy próximas que se encontraban en esa
situación. Y por si no lo sabe, señor ministro, le informo de que hace unos minutos ha salido un teletipo que dice que han caído unas bombas a menos de 500 metros de la embajada de España en Beirut.



Esta es la situación que hoy nos reúne aquí, y no lo que está pasando en la crisis con Irán con el intento de desarrollar una producción nuclear que eventualmente podría ser utilizada para el procesamiento y el enriquecimiento de uranio.
Eso tiene su cauce. Lo hemos debatido aquí, nos hemos pronunciado, hemos pedido a Irán que no siga por esa vía y esa es la posición unánime de esta Comisión de Asuntos Exteriores. Hoy nos hemos reunido aquí porque hay un conflicto que ha
degenerado ya en una crisis humanitaria sin precedentes; esa es la cuestión que nos reúne aquí. De Irán ya hemos hablado y podemos volver a hablar cuando queramos, pero que se esté hablando de Irán y no de las víctimas del conflicto que estamos
viviendo estos días me parece poco ético. Cuando el presidente del Gobierno de España dice -pienso que recogiendo el sentimiento de la inmensa mayoría de los españoles- que hay que acabar con esto -y no con las palabras del presidente de Estados
Unidos, con otras palabras más correctas incluso en el lenguaje coloquial-, eso supone el cese inmediato de los enfrentamientos y llegar a acuerdos para que las personas que están secuestradas sean puestas en libertad y para que otros que han sido
hechos prisioneros sean asimismo puestos en libertad, para que no haya más víctimas inocentes, en definitiva. Y se pide una negociación. ¿Es esto nuevo? No. Pasaba cuando gobernaba el Partido Popular y además aplaudían e intervenían en esas
gestiones. En 1996 aplaudieron y en 2001, cuando en el año 2000 se produjo el secuestro de un oficial israelí en la reserva, hubo un proceso de negociación. No hubo más ataques de los esporádicos. Sí hubo en 1996, cuando estaba tomando posesión
el Gobierno del Partido Popular, una crisis muy grave que duró 15 días en la que se produjeron ataques similares a los que se están produciendo en la crisis que estamos viviendo ahora. Murieron 150 personas en el Líbano, hubo más de 60 heridos
israelíes -creo recordar que no hubo ninguna víctima mortal- y los que murieron en el Líbano, en su inmensa mayoría civiles, fallecieron en una sede de Naciones Unidas que fue bombardeada. No sé si entonces eran daños colaterales o no, pero esa no
es la manera de resolver las crisis. España nunca ha apoyado esa forma de gestionar una crisis. Lo que estamos pidiendo ahora, ante una situación como la que estamos viviendo, es que cese la violencia y que se condene la acción de grupos
calificados y clasificados como terroristas. Ocho años en el Gobierno es mucho tiempo para instar a que se establezca la categoría de organización terrorista para el grupo Hizbollah. Si no lo hicieron, no vengan ahora a pedirnos que lo hagamos
nosotros de repente; y no lo hicieron porque no lo consideraron conveniente; incluso se entrevistaban con ellos y eran interlocutores de sus representantes diplomáticos. Vamos a no ser cínicos en este debate que estamos manteniendo, señorías.
Digan lo que han dicho todos los portavoces, por lo menos establezcamos un patrón común: que queremos que cese la violencia, que queremos que deje de haber víctimas inocentes, que se frene la sangría de muertes de civiles inocentes, de niños,
israelíes y libaneses, de extranjeros que se encuentran allí y que están huyendo despavoridos, ese medio millón de personas desplazadas en el Líbano y ese millón y medio de refugiados en su propio territorio, aislados en Gaza. No olvidemos Gaza.
Díganlo y digan entonces que la respuesta no es proporcionada. (El señor De Arístegui y San Román: Lo hemos dicho.) Podrían


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haber empezado por ahí y no contarnos una historia para no dormir.



Me voy a centrar en la reflexión que se ha hecho sobre la dimensión internacional. Se establece la premisa de que en realidad todo esto empieza el día en que Irán decide que no quiere negociar y se lanza una cortina de humo que es un
secuestro por parte de Hizbollah. Si lo que querían era no llamar la atención sobre ello, les ha salido muy mal porque todo el mundo les está mirando y buena parte incluso les está apuntando con el dedo considerándolos responsables directos no ya
de si querían adquirir o no una capacidad militar sino de la seguridad de Israel. Lo han hecho muy mal estos gobernantes de Irán; se han equivocado completamente. En lo que sí han acertado, si hacemos caso al portavoz del Grupo Popular, es en que
Israel, no solo Hizbollah, ha actuado siguiendo el dictado de Irán, porque ha hecho exactamente lo que Irán quería, que es lanzar una ofensiva militar absolutamente desproporcionada que hasta ahora lleva más de trescientos muertos. Esto parece que
para el Grupo Popular no es relevante porque aplica en este caso la máxima -creo que era de Stalin- de que un muerto es una tragedia y mil muertos -decía el dictador- es una estadística. Ni siquiera es relevante como para citarlo en la toma de
posición del Grupo Popular ante la situación humanitaria en Líbano. Para nosotros sí lo es. (Rumores.) Señor presidente, quisiéramos hacer una reflexión, aparte de decir algunos errores de bulto que hay en la intervención del portavoz del Grupo
Popular. Los acuerdos de Taef no son de 1989 sino de 1990. (El señor De Artístegui y San Román: Son de 1989; culminaron en 1990.) El grupo Hizbollah ha subido en las elecciones libanesas. Creo recordar que tenía ocho y en 2005 obtuvo 23
escaños, lo cual es un 18 por ciento. Forma parte de una coalición que representa en torno al 27 por ciento. (El señor De Arístegui y San Román: Tiene doce ahora.) No, el 23. Lo comprobaremos; confrontaremos las cifras.



El señor PRESIDENTE: Por favor, después intercambiarán las estadísticas.



El señor ESTRELLA PEDROLA: Señor presidente, mi grupo querría hacer una reflexión. Hay que hacer el llamamiento al alto el fuego inmediato, como ha dicho el ministro. Es importante que Naciones Unidas intervenga para garantizar el
cumplimiento de la legalidad internacional y la seguridad de los civiles. El derecho de legítima defensa, que nadie cuestiona, no puede entenderse en absoluto como un derecho a ataques masivos e indiscriminados en Líbano. Líbano es un Estado
soberano, cuya soberanía se está violando, y eso parece importante decirlo. No se justifican los ataques contra civiles, contra instalaciones civiles, ni esa violación de la soberanía. Por tanto, hay una desproporción en esa respuesta, que además
es -en eso sí que coincido con el portavoz del Grupo Popular- probablemente inútil. Hay necesidad de que se cumpla la Resolución 1559 en lo que afecta a Líbano. Hay que recordar que los acuerdos de Taef no se cumplieron. Durante una década el sur
de Líbano estaba ocupado por una potencia extranjera que era el vecino. A partir del año 2000 ya había toda la fuerza moral para exigir el cumplimiento de los acuerdos de Taef, que es lo que retoma la Resolución 1559, pero no olvidemos el
paréntesis, que es muy importante, porque allí es donde crece y se acrecienta Hizbollah. Tenemos que llamar también a los países de la región para que, con independencia del vínculo que tengan, ejerzan su capacidad de influencia para poner fin a
esta crisis y a este conflicto. Se hizo en el 2005 con un secuestro y hubo un intercambio de prisioneros. El Gobierno del Partido Popular estaba en los consejos europeos donde se aplaudía y se contribuía a ello, desde el año 2000 hasta ese
momento, intentando que eso se produjera. ¿Ahora eso no es equilibrado? ¿Eso no es pro israelí y se llama israelófobo -una expresión muy poco afortunada, tomando la palabra de la islamofobia tan en boga- a un Gobierno que está demostrando su
posición equilibrada, que además es el que ha establecido la conmemoración del holocausto, que parece que es un elemento fundamental para medir si un país, un Gobierno tiene el rango, la categoría para formar parte de la comunidad internacional de
naciones democráticas -uno de los problemas que tiene Irán es que no reconoce el holocausto-, y un Gobierno que está celebrando ahora el 20.º aniversario de relaciones con Israel? Es poco serio. También le llama antioccidental, antiamericano e
ignorante de la historia del conflicto. Al portavoz del Grupo Popular solo le falta llamarle gobierno de travestidos o cualquier otro insulto que se le ocurra cuando va a la radio de la caterva y tiene que hablar con ese lenguaje. Al final, es
rehén del lenguaje que utiliza allí y acaba utilizándolo también en esta Comisión, quedándole como un elemento permanente.



En Gaza, señor presidente -y con esto quiero acabar-, hay que volver a la vía de la negociación entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina. Hay un tercio del Gobierno palestino que está preso, otro tercio que está escondido y otro
tercio que, por ser menos relevante en su gestión, goza todavía de libertad, pero, lógicamente, no tiene capacidad de gestionar la terrible crisis humanitaria que hay en Gaza. Y no se puede decir simplemente que la responsabilidad es de Hamas o es
de Irán, que está llevando a cabo una operación geoestratégica para alterar el mapa geoestratégico mundial. Eso no se puede decir. Eso está bien para quitarse las responsabilidades políticas de encima, pero no es serio decirlo. En Gaza hay que
seguir pidiendo a Hamas que renuncie a la violencia, que reconozca a Israel y que asuma los compromisos adquiridos por su antecesor, por la OLP. Tenemos que reiterar que seguimos apoyando al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, porque es
el referente del proceso. Son los palestinos los que han decidido remodelar el Gobierno -creo que esa es la confusión que existe-, pero la crisis desencadenada por Israel les ha impedido hacerlo. Son ellos los que quieren


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formar ahora un nuevo Gobierno. Y eso le resuelve un problema a la Unión Europea, que no estaba en condiciones de tener como interlocutor para la cooperación a un Gobierno formado por Hamas, que -con toda la legitimidad electoral- seguía
siendo el Gobierno de una organización clasificada como terrorista. Así es como mi grupo ha entendido las palabras del ministro.



Finalmente, en toda la región hay una enorme percepción de inseguridad y de amenaza; en los ciudadanos israelíes, en los palestinos, en los libaneses, en los sirios y también en los jordanos. Eso es lo que hay que mitigar para terminar
erradicándolo. Ese es un proceso complejo, que pasa por la aplicación de la 1559, que pasa también por que lleguemos algún día a aplicar la 242 y la 338, que afectan a la retirada de Israel de los territorios ocupados, y que pasa, por supuesto, a
muy corto plazo y de forma inmediata, si hay aceptación de las partes y así lo acuerda el Consejo de Seguridad, por el despliegue de una fuerza multinacional que se ocupe de garantizar la seguridad de los territorios que están a los dos lados de esa
frontera, donde hay toda una historia de violencia y de enfrentamiento que surge mucho antes de que el señor Ahmadineyad llegase al poder en Irán.



El señor PRESIDENTE: Señor ministro, tiene la palabra.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): En primer lugar, quiero agradecer a los portavoces de todos los grupos sus felicitaciones al Gobierno y a los ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa por
el proceso de evacuación, que -como he señalado y todos han reconocido- se ha llevado a cabo con eficacia. Ha sido una tarea difícil y creo que los que tienen que recibir la felicitación y el agradecimiento son los funcionarios consulares, los
diplomáticos y todos aquellos que han pasado muchas horas y muchos días garantizando la integridad física de todos los ciudadanos españoles y extranjeros -europeos y latinoamericanos- que decidieron participar en ese convoy de salida. Es verdad que
el Gobierno, por su conocimiento de la región, por su sensibilidad y porque desde el inicio de esta crisis estaba convencido de su gravedad, tomó la decisión de adelantarse y no esperar a que la Unión Europea convocara una evacuación, para evitar
problemas posteriores. Por tanto, agradezco a todos los grupos esas manifestaciones de eficacia y de buena gestión.



Voy a tratar de responder a cada uno de los portavoces, señalando y reiterando la gravedad del momento. Yo creo que todos los portavoces y todos los grupos políticos tienen que salir hoy de esta comparecencia con el sentimiento de que lo
que está en juego en Oriente Próximo, de que lo que está en juego en estos momento en el Líbano no es simplemente una relación de fuerza entre grupos armados de milicias o de organizaciones terroristas y Estados -el Estado de Israel y el Estado
independiente del Líbano-, sino mucho más. Está en juego la estabilidad en la zona, están en juego los intereses de la Unión Europea y, por tanto, de los españoles. La mayoría de las intervenciones indicaban esa preocupación y esa necesidad de
movilización de todos los instrumentos políticos y diplomáticos que tiene el Gobierno español, que tiene la sociedad española para hacer llegar, a aquéllos que tienen que tomar decisiones, el mensaje de que la mejor manera de poner punto final a
esta situación es empezar por un alto el fuego, un cese de las hostilidades, y volver a la vía diplomática. No ha sido ese el énfasis que ha puesto el Grupo Parlamentario Popular en su intervención, pero volveré más tarde a expresar con mayor
claridad lo que considero que faltaba o estaba ausente en la intervención del portavoz del Grupo Popular.



A la diputada Begoña Lasagabaster quisiera agradecerle su apoyo pleno y la valoración que hace del Gobierno. Tiene toda la razón, hay que volver a la diplomacia; es la única manera de que podamos superar esta crisis.
Tenemos ya muchos
ejemplos, muchas experiencias ya vividas de que la violencia y las respuestas militares no han dado solución a los problemas de Oriente Medio, y se lo dice alguien que ha vivido siete años y medio en esa zona y que conoce perfectamente el juego de
acción-reacción que supone todo este tipo de decisiones. Por tanto, cuanto antes volvamos a la diplomacia, como señalaba la diputada Lasagabaster, mejor para todo el proceso político y de estabilidad en la zona.



Solidaridad con las víctimas. Yo creo que es absolutamente importante mostrar esa solidaridad. En el debate que hubo hace unos días en el Consejo de Asuntos Generales, algunos decían: Lo que tiene que hacer la Unión Europea es mandar
contribución humanitaria, alimentos, víveres, agua. Y en un momento, con cierta pasión, tomé la palabra para decir: La mejor contribución humanitaria es salvar las vidas humanas y cuantas más vidas humanas se salven, más labor humanitaria
estaremos realizando. A veces se nos olvida a los políticos que esa solidaridad con las víctimas, y para evitar nuevas víctimas, debe ser el objetivo inmediato de todos los responsables políticos a la hora de enfrentarse a conflictos y crisis como
la que estamos viviendo. Por tanto, estoy totalmente de acuerdo en que tiene que haber gestiones de la Unión Europea y gestiones de Naciones Unidas. Precisamente la misión de Naciones Unidas, con la que me entrevistaré al concluir esta sesión,
regresa a Naciones Unidas para informar al Consejo de Seguridad y, después del debate en el Consejo, se va a plantear la eventual creación de una fuerza multinacional de interposición para poner fin a las hostilidades. Esperamos que así sea porque
será la mejor noticia que puedan aportar a la opinión pública internacional las gestiones que todos estamos haciendo en estos momentos.



Coincido absolutamente con el análisis que ha hecho el representante de Coalición Canaria, señor Mardones. Lo más importante es hacer todas las gestiones posibles para que podamos poner en aplicación ese llamamiento


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de alto el fuego y, en ese sentido, tenemos que actuar y hacer gestiones con todos, incluido Israel. Hemos tenido ocasión de hablar tanto con el ministro de Defensa de Israel -he hablado en dos ocasiones- como con la ministra de Asuntos
Exteriores, y son conscientes del coste político y de la imagen que están trasladando a la opinión pública y tienen sus consideraciones, pero no pude más que expresar nuestra preocupación por esta situación y por las decisiones que están llevando a
cabo de mantener y continuar con las operaciones militares.



Es verdad que volvemos al viejo debate, señor Mardones, que es la falta de aplicación de las resoluciones del Consejo de Seguridad. Sí, desgraciadamente es papel mojado y de lo que se trataría es de aplicarlas. Si logramos a través de la
vía diplomática frenar esta escalada de violencia, estaremos en condiciones -sobre todo la 1559- de entrar en negociaciones para proceder a desarmar a Hizbollah, que es en estos momentos el objetivo no solamente de la comunidad internacional, así
expresada por el Consejo de Seguridad, sino principalmente del propio gobierno libanés, porque el gran problema -y ahí le señalo la diferencia al señor Llamazares- es que en un Estado democrático, independiente y soberano como debe ser el Líbano no
tiene que haber milicias o brazos armados. Hay una sola autoridad, que es el Estado de derecho, y, el Gobierno tiene que ejercer su plena autoridad y control sobre las fuerzas armadas, por tanto, no puede existir un ejército de Hizbollah, una
milicia armada. Tenemos que ayudar al Gobierno del Líbano a cumplir con esta resolución, y creo que se podrá alcanzar.



Señor Llamazares, comprendo su impaciencia y agradezco que animara a que hubiese esta comparecencia a petición propia, aunque desde el principio el Gobierno, el ministerio y yo mismo estábamos totalmente dispuestos a informar y compartir con
SS.SS. la grave situación de la región. Podría incluso aceptar el sentimiento de frustración y de impotencia de la comunidad internacional, pero lo que no puedo aceptar es esas críticas al Ministerio de Asuntos Exteriores como si fuese un ente
autónomo y vago que actúa de manera independiente, sin que el presidente del Gobierno o el ministro de Asuntos Exteriores decidan o tomen una posición. No veo ni ambigüedad ni contradicción en la posición del Ministerio de Asuntos Exteriores, que
es la que yo asumo y de la que me hago responsable desde el inicio de la crisis. Las diferencias de comunicados variaban precisamente en la evolución del conflicto y en la gravedad en que empezaba a transcurrir el conflicto. En un primer momento
consideramos que la posición era precisamente mantener el diálogo con todas las partes, como así lo hacemos, pero también mandar un mensaje muy claro, que es lo que siempre hemos hecho, incluso el presidente del Gobierno.
Aquí nadie ha defendido a
Hizbollah ni a Hamas, y volveré a reiterar con más contundencia cuando responda a las alegaciones del señor Arístegui la manera clara de condena de las actuaciones y los ataques de Hizbollah. En un primer momento creíamos que con nuestra posición
bastaría para enviar un mensaje claro a la comunidad internacional y a las partes para buscar una solución negociada, para no seguir cargando la atmósfera diplomática con declaraciones y comunicados. Ya lo he dicho en muchas ocasiones: yo no soy
partidario de la política declarativa. La política declarativa, sobre todo en Oriente Próximo, ha conseguido poco, pero hay momentos en que es necesaria. Cuando el presidente del Gobierno tomó la decisión de expresar públicamente la posición del
Gobierno es que era necesaria, como también era necesario que la Unión Europea tomase posición el pasado lunes, o como también era necesaria mi propia posición desde Pekín, a la que no se ha referido el señor Llamazares, que fue muy clara y que era
en nombre del Ministerio de Asuntos Exteriores. No hablaba en nombre del señor Moratinos, sino en el del Gobierno y el Ministerio de Asuntos Exteriores. Por tanto, no hay ambigüedad y no hay contradicción en la posición del ministerio y del
Gobierno. De hecho, el texto de mi comparecencia que he trasladado a SS.SS. es claro, firme y meridiano; no hay ambigüedad en nuestra posición.



Dice que tenemos que ser más eficaces. Desde luego pero, y el señor Llamazares creo que lo debe saber, Oriente Próximo y la realidad internacional son un escenario complejo y difícil, donde hay intereses, alianzas y posiciones, que no son
siempre fáciles de mover, y a veces es necesaria mucha perseverancia, mucha tenacidad y mucha diplomacia para alcanzar los objetivos que todos compartimos. Creo que es muy importante que España y la Unión Europea seamos capaces de ir consolidando
una posición propia, firme, ambiciosa, comprometida, que siempre ha faltado en Oriente Próximo. Pero somos veinticinco, y no es una posición fácil.
Les puedo señalar que el debate del pasado lunes fue muy difícil, porque algunos países no tienen
la experiencia o el conocimiento, o no tienen la misma sensibilidad, no conocen las consecuencias de lo que está ocurriendo y, por tanto, no ha sido fácil aunar esfuerzos, pero era mejor, y ahí le doy la razón al señor Xuclà, mantener la unidad de
la Unión Europea en momentos difíciles que no romper lo que pudieran ser posiciones divergentes entre los distintos socios y miembros de la Unión Europea.



Su crítica se centra principalmente en la manifestación de que al Gobierno español le gustaría y animaría a las partes palestinas a encontrar un Gobierno que tuviese la suficiente interlocución y que respondiese a los retos y desafíos de la
población palestina. Como han dicho otros intervinientes, el Gobierno ha respetado, respeta y respetará las elecciones democráticas en Palestina pero, señor Llamazares, no nos engañemos, el Gobierno de Hamas ha fracasado totalmente, ha fracasado
ante su propia opinión pública. No voy a contar aquí el número de encuentros y conversaciones que he tenido con múltiples responsables palestinos que están pidiendo a voces que haya una mínima actuación de la autoridad palestina y del Gobierno de
Hamas, y que el Gobierno de Hamas, como ha dicho el portavoz socialista, logró un acuerdo con la Autoridad Nacional Palestina para reformular el


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Gobierno. El problema de Hamas sí, Hamas no, desde luego corresponde a los palestinos, pero también el mundo occidental y Europa podemos tener nuestra opinión. ¿O es que cuando pedimos a Hamas que renuncie a la violencia le estamos
exigiendo mucho? ¿O es que cuando pedimos a Hamas que respete la legalidad internacional estamos pidiendo la luna, como solía decir el presidente Arafat? ¿O es que cuando decimos que reconozca el derecho de existir de Israel estamos pidiendo algo
diferente a lo que todos los países árabes del entorno han pedido? ¿Es que no podía el Gobierno de Hamas mostrar una señal de voluntad, de pragmatismo, de dar a su pueblo, a sus ciudadanos, una respuesta mejor para gestionar los intereses y el
futuro de los palestinos? No lo ha hecho, y no solo no lo ha hecho, señor Llamazares, sino que el sábado por la noche cuando llegaron a un acuerdo el señor Abu Mazen y el primer ministro de Hamas para alcanzar ese acuerdo sobre la base de un
documento para los prisioneros palestinos un grupo de Hamas, reivindicado por Hamas, atacó a un centro israelí, secuestró a un soldado y provocó la crisis inicial que nos ha llevado posteriormente al Líbano. Precisamente dos horas más tarde, se
acostaron a las tres y media, y a las siete de la mañana se procedía, por instrucción del sector más radical del exterior de Hamas, a boicotear el futuro del pueblo palestino. Por eso, desde la primera hora estuvimos en contacto con Israel y con la
Autoridad Nacional Palestina, tratando de encontrar una solución diplomática y política al problema.
Por tanto, no me diga que no respetamos a Hamas; que respeten ellos las ansias y las necesidades de futuro del pueblo palestino, porque es verdad
que ganaron las elecciones con el 42 por ciento, ¿pero con cuánto las ganó Abu Mazen? Con un 62 por ciento y con una plataforma de paz. ¿No es tan legítimo Abu Mazen como el señor Hanie? Por lo menos tuvo más votos, y con una plataforma que desde
luego busca la paz, el encuentro, la reconciliación con sus vecinos israelíes. Lo que nosotros queremos es que ellos mismos, como así fue con el propio sector interno de Hamas, busquen una nueva configuración gubernamental para poder ser
interlocutores con la comunidad internacional.



La Unión Europea no se pliega a Estados Unidos, señor Llamazares; la Unión Europea tiene que ir consolidando su papel y, como antes he señalado, vamos a seguir consolidando nuestro papel. ¿Qué podríamos ir más allá? De acuerdo, pero el
único que en estos momentos está en el terreno es el señor Solana. El señor Solana fue el primer alto representante internacional que fue a la región, que estuvo en Líbano y que ha estado en Israel. Como yo he vivido también ese papel durante
muchos años, con esas críticas de que la Unión Europea no hace, está ausente o no se compromete, tengo que salir en defensa del alto representante, señor Solana, y de todos los intereses europeos, que tratan de defender lo mejor que pueden un mundo
muy complejo, con unas relaciones políticas muy difíciles, el papel, la independencia y la autonomía de la Unión Europea.



La señora Bonàs decía que no podemos permanecer impasibles. Claro que no; es lo que estamos haciendo. Toda la diplomacia española y yo mismo estamos movilizados para poner punto final a esta situación dramática.
Desde luego, tenemos que
ser muy conscientes de lo que es el inicio de este problema. Vuelvo a insistir en que el inicio de este problema se llama Hizbollah y se llama Hamas. La crítica y el llamamiento que ha hecho el Gobierno en relación con Israel ha sido por la
respuesta desproporcionada, y sobre todo ineficaz, para resolver el problema.



Mencionaba el unilateralismo. Me van a permitir -aunque es tarde- señalar que precisamente, cuando pasen estas horas de dificultad, de violencia, lo que quedará de esta crisis será que el unilateralismo no sirve. En los dos casos en los
que se ha aplicado la política unilateral se ha fracasado. ¿Cuáles han sido los acuerdos de paz y las relaciones definitivas entre Israel y los países árabes? Egipto y Jordania. ¿Cómo se hicieron? Por negociaciones políticas y diplomáticas.
¿Con qué consecuencias? La retirada de todos los territorios de mutuo acuerdo.
¿Qué pasó en Gaza? Que hubo una retirada unilateral. ¿Qué ha pasado? Que no es suficiente, porque no hay un acuerdo político definitivo entre palestinos e israelíes
de poner punto final al conflicto. ¿Qué pasó en Líbano? Que hubo una retirada unilateral; sí, de acuerdo con la línea azul de Naciones Unidas, pero unilateral, que Hizbollah utilizó y trasladó como la gran victoria del derecho a la resistencia
que logró que Israel saliese de Líbano. Pero no ha habido un acuerdo de paz, no ha habido un tratado de paz entre el Estado del Líbano e Israel. Y unilateralmente no se hace la paz en Oriente Próximo. Esa es la gran lección que vamos a tener que
extraer todos, y en particular Israel, de la denominada política unilateral. Con políticas unilaterales no se establece la paz y la seguridad en Oriente Próximo.



Hablaba también de la importancia de las fuerzas armadas internacionales.
Como he dicho, cuanto antes lleguen, mejor; si podemos tener una fuerza de interposición, mejor. Y otra reflexión en la línea del diagnóstico del diputado señor
Arístegui: todo este conflicto nos puede llevar, si no ponemos punto final, a -entre comillas- abandonar lo que era el tradicional conflicto árabo-israelí por un conflicto de iranización en el sentido de radicalización de la zona. Tenemos que
poner punto final para evitar que pasemos de una situación de conflicto entre los países árabes e Israel a otros agentes y actores que están utilizando el escenario de Oriente Medio para otros intereses.



Señor Xuclà, es muy importante mantener la unidad europea, pero ello supone que la unidad europea también mantenga principios, valores y compromisos fundamentales. Yo creo que las conclusiones que adoptamos el lunes han sido satisfactorias.
A mí me hubiera gustado ir más lejos, pero creo que era más importante mantener la unidad que aparecer divididos y, sobre todo en estos momentos, con una falta de compromiso conjunto. Creo que es muy importante, como ha señalado, que no


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entremos a nivel de política interna a debatir sobre los enfoques y la posición en relación con la urgencia, la necesidad y la absoluta seriedad que ofrece el conflicto en estos momentos. Pienso que la sociedad española está pidiendo que
todos nos movilicemos para poner punto final a esta crisis y busquemos una vía diplomática. No sé si ha habido encuestas, pero si las hubiese estoy seguro de que mostrarían que lo que se pide es un alto el fuego inmediato y la vuelta a la
negociación política. Esos deben ser los dos elementos en los que todos los grupos políticos tendríamos que estar de acuerdo.



Posición equilibrada. No me gusta a mí lo de equilibrado. Se es equilibrado con unos y con otros, pero aquí hay que mantener una posición firme y comprometida, con unos principios y unos objetivos, no pensando, como he detectado por parte
del Grupo Popular, que nuestros amigos israelíes se van a enfadar porque les digamos alguna cosa. Yo no me siento con ningún complejo, me siento muy amigo de Israel, y por eso mismo tenemos que ser muy claros y muy firmes en nuestro mensaje a
Israel. Por tanto, aquí no se busca el equilibrio, aquí se buscan soluciones, que son las que darán satisfacción a los pobres ciudadanos libaneses, a todos los ciudadanos de Oriente Medio y a la opinión pública europea y española. Vamos a seguir
trabajando dentro del marco de la Unión Europea, aunque va a ser difícil, para mantener esa posición unitaria.



Con relación al señor Arístegui, le agradezco las felicitaciones por la evacuación. Hemos estado muy en contacto y sé que él personalmente ha vivido todo este momento con mucha intensidad, pero el enfoque de su intervención me ha
decepcionado, y no es para abrir una polémica, como he señalado anteriormente. En cuanto al diagnóstico, yo sé que usted conoce muy bien la región, los movimientos, las organizaciones, la historia y la cronología política y diplomática, y eso quizá
está bien para un debate con el señor Bernard Lewis, que fue el que llevó ideológicamente la administración Bush al conflicto de Irak. Hay una parte del diagnóstico con la que podría estar de acuerdo en cierta manera con S.S., pero luego la segunda
parte, en la que lo único que le preocupa es ver las contradicciones del Gobierno y criticar la posición del presidente del Gobierno en sus declaraciones, me parece absolutamente insuficiente en su posición. Porque yo hubiese esperado que dijese
algo sobre qué es lo que hay que hacer. No he escuchado una sola palabra sobre cuál debe ser la solución. ¿Es que el Partido Popular está de acuerdo en que sigan las hostilidades militares en Líbano? ¿Es que el Partido Popular considera que la
respuesta de Israel ha sido proporcionada? (El señor De Arístegui y San Román: ¿Es que hemos dicho eso?) ¿El Partido Popular considera que no hay que poner punto y final a la violencia y volver a la vía diplomática? Es lo que le quiero escuchar
o que apoya al Gobierno en sus gestiones dentro de la Unión Europea y dentro de Naciones Unidas. De lo que único que se ha preocupado es de si el presidente del Gobierno ha dicho algo que es obvio y que la ciudadanía española ha recogido con enorme
satisfacción. (Risas.) Sí, con enorme satisfacción; y es lo que les pasa a ustedes, que se quedan fuera de la mayoría de la ciudadanía española y les ocurre siempre en estas circunstancias estratégicamente vitales para el futuro de España y de los
ciudadanos españoles; se quedan fuera del sentimiento mayoritario de la sociedad española y no se preocupan de las consecuencias que tiene esta situación. ¿No les preocupa la subida del precio del petróleo o no les preocupa que esto va a
radicalizar aún más a Hizbollah a los grupos y a las organizaciones terroristas? Porque ahí quizás es donde esté la diferencia, no en la condena a Hizbollah y a Hamas. Le pido que escuche mejor mi intervención y ya que vamos a distribuirla, en la
página 6, primer párrafo se dice: el Gobierno español ha condenado sin paliativos los ataques armados de Hamas y de Hizbollah, el lanzamiento de cohetes y de otros proyectiles. Léalo, está en el primer párrafo de la página 6. Pero el problema es
que lo que nosotros consideramos para derrotar a estos grupos políticos y algunos grupos terroristas es otra estrategia. No consideramos que destruyendo las infraestructuras de Líbano y destruyendo los centros civiles en Líbano se vaya a derrotar a
Hizbollah. Cada muerto civil en Líbano multiplica los posibles simpatizantes radicales islámicos, no solamente en Líbano o Palestina sino en todo el mundo musulmán. Por cierto, esto puede afectar a la seguridad española. Eso es lo que debería
preocupar al Partido Popular si verdaderamente quiere defender los intereses nacionales y no decir que somos antisemitas. ¿Cómo se puede permitir usted decir que el Gobierno socialista es antisemita, un Gobierno que presidió el acto institucional,
por primera vez, del día del Holocausto? (El señor De Arístegui y San Román: El presidente del Gobierno.-Una señora diputada: ¡Qué pasada!) ¿Qué cree, que ustedes nos van a dar lecciones de amistad con Israel? ¿Quién estableció relaciones con
Israel o es que se olvida de la televisión Al Manar? ¿No sabe, señor Arístegui, que cuando tomé el cargo de ministro de Asuntos Exteriores hace dos años precisamente ese lobby judío, que tiene muy buena relación con este Gobierno, criticó la
decisión del Gobierno de Aznar de permitir que Al Manar fuese transmitida por Hispasat y que este Gobierno canceló la concesión de Al Manar? ¿Somos nosotros antisemitas, señor Arístegui? Ese no es el debate; el debate es que hoy sigue muriendo
gente en Oriente Próximo y seguimos creando condiciones de mayor radicalismo. Y España, la sociedad española, el Gobierno y las fuerzas políticas tenemos que estar juntos para poner punto final a esta situación de crisis. Por tanto, le pido que me
conteste: qué es lo que pide el Grupo Popular para poner punto final a esta crisis; y si tiene un proyecto díganoslo y lo compartiremos.



Por último, quiero señalar a don Rafael Estrella que es verdad, que lo más importante es trabajar para volver a la diplomacia, para movilizar a la sociedad española y para que juntos podamos volver a dar independencia al Estado del Líbano.
Me dice el señor Arístegui: no se puede comparar un estado democrático con una milicia. Claro que no; yo estoy condenando Hizbollah, estoy utilizando todos los medios, pero pido a un Estado democrático como es


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Israel -porque es Estado y porque es democrático- que utilice los instrumentos que le da su democracia. Por eso le reconozco la legítima defensa, pero le digo que la utilice de manera proporcionada. Esa es la diferencia. No se puede
comparar a Israel con Hizbollah ni con Hamas, claro que no, nadie lo está comparando. Por lo tanto, su posición no la ha explicado bien o no ha sido acertada. En cualquier caso concluyo, señor presidente, señalando que lo importante es mantener
entre todos la posición comprometida de poner punto final a la violencia, de poner punto final a las hostilidades y de volver a la diplomacia.



El señor PRESIDENTE: Vamos a dar un turno de réplica y les ruego sea lo más breve posible en tanto en cuanto el señor ministro tiene un compromiso, precisamente en torno al tema que es objeto de su comparecencia.



¿Grupo Mixto? (Pausa.) ¿Grupo Parlamentario de Coalición Canaria-Nueva Canarias? Señor Mardones, tiene la palabra.



El señor MARDONES SEVILLA: Voy a ser breve teniendo en cuenta esa atención. Quiero agradecer al señor ministro que haya recogido nuestro espíritu de apoyo y suscribir la nitidez de sus últimas palabras con respecto a Israel como Estado
soberano y democrático y los juicios sobre las organizaciones terroristas contrarias. Tiene usted nuestro apoyo, señor ministro, y reitero que suscribimos prácticamente ese mismo principio, verdadera hoja de ruta por la que tenemos que guiarnos los
países demócratas.



El señor PRESIDENTE: Señor Llamazares.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Voy a ser breve y no voy a hacer referencia a aquello en lo que estoy de acuerdo de la intervención del señor ministro, que es mucho, sino a aquello en lo que sigo en desacuerdo, y además voy a establecer una
relación entre las dos cosas para que se entienda mejor mi posición.



El señor ministro defiende la actitud de su Gobierno y avanza únicamente que las diferencias en distintos comunicados son temporales -en la medida en que se producen cambios en el conflicto, existen cambios en la comunicación y en la acción
del Gobierno-. Yo creo que no es así. La impresión de mi grupo parlamentario y de mi fuerza política es que no ha habido una misma posición a lo largo de todo el proceso ni siquiera atendiendo a los cambios temporales, y yo me felicito de que
finalmente la posición del presidente del Gobierno sea la que es. Pero le planteo una cuestión con respecto al Gobierno de Hamas. Hoy sabemos cómo está el Gobierno de Hamas y el resultado que ha tenido su aislamiento internacional. Me parece que
ha sido un fracaso poner a ese Gobierno contra la pared. En todo caso, ¿qué opinión tendría usted teniendo una parte de su Gobierno en la cárcel ante una iniciativa internacional que le dijese que tiene que remodelar el Gobierno? Yo creo que no
sería bien recibida. La mejor forma de estimular el cambio en el Gobierno de Hamas o en el Gobierno palestino es el reconocimiento de su legitimidad, la expresión política de querer aceptar los parámetros del derecho internacional, pero en ningún
caso su aislamiento. Es una medida más de aislamiento plantear con un tercio del Gobierno encarcelado y el otro tercio huido que ese Gobierno tiene que remodelarse a instancias de la comunidad internacional. Además, me parece bastante
desequilibrado, hablando de equilibrios.



El señor PRESIDENTE: Doña Rosa Bonàs tiene la palabra.



La señora BONÀS PAHISA: Asimismo seré muy breve en mi intervención.



Señor ministro, también yo he vivido en la zona y conozco la confianza desmesurada de la sociedad israelí en las soluciones militares que a lo largo de los años estamos viendo que no han incrementado la seguridad de la zona. Ahora hemos
visto cómo ha empezado esta intervención armada de tal magnitud, pero nadie sabe cómo ni cuándo va a terminar. Por tanto, comparto con usted su preocupación y le aliento a que convenza a sus socios europeos de que estamos viviendo un momento
crítico que puede ser muy grave. La unidad de la Unión Europea es deseable, pero generalmente la unidad lleva a la inactividad y, por tanto, tiene usted un problema difícil y le aliento a que siga trabajando. Ha llegado la hora de la diplomacia,
ha llegado la hora del pragmatismo, de parar el fuego y de empezar a hablar como sea, con quien sea y avanzar. Soy una gran amiga de Israel, tengo relaciones personales y no permito que nadie, por criticar al Gobierno de Israel, me diga que no soy
amiga de Israel. Nadie tiene derecho a llamar antisemitas a quien realmente se preocupan por resolver los problemas de la zona y en esto estoy con usted.



El señor PRESIDENTE: Señor Xuclà.



El señor XUCLÀ I COSTA: Intervengo también muy brevemente para agradecer al señor ministro su respuesta y sobre todo su acción, que es lo más importante en estos momentos. Tenemos que hacer una valoración positiva de esta sesión en tanto
en cuanto el Gobierno ha recabado puntos de vista, pero también apoyos para esta acción dentro de un tono general que ha sido positivo. Estoy absolutamente convencido de que la excepción es pensar que se puede afirmar que el presidente del Gobierno
practica el antisemitismo o el antisionismo, ya que alguien en esta sala puede pensar que un muerto es igual a mil. En todo caso, le quería decir muy brevemente, señor ministro, que desde los fuertes principios de política, el equilibrio no tiene
que ser sinónimo de ambigüedad ni de quedar bien con todos, con falta de valor, sino que el equilibrio debe ser y es igual a equidad, que quiere decir tratar de forma distinta las situaciones distintas. En este conflicto que estamos analizando hoy
precisamente hay una gran


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cantidad de situaciones distintas como el derecho de defensa, de proporcionalidad y de viabilidad del Estado libanés que se deben tratar con este principio fuerte de las relaciones internacionales y con este principio fuerte de la política
que es el principio de equidad.



El señor PRESIDENTE: Señor De Arístegui tiene la palabra.



El señor DE ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: En primer lugar, señor ministro, señor Estrella, quiero unirme a la felicitación a los funcionarios, al subsecretario y al director general de consulares, pero también a los oficiales, suboficiales y tropa
del Ejército del Aire que han hecho una labor ejemplar.



Por otra parte, francamente no voy a comentar las cosas del señor Estrella, pero aplicarnos a nosotros la frase de Stalin es simple y llanamente una bajeza política. Nosotros somos muy conscientes, señor ministro, de lo que está en juego y
por eso hemos tratado de hacer un análisis más amplio que el de la región circundante al conflicto, e ir más allá y ver las implicaciones y ramificaciones del conflicto. No creo que eso sea criticable porque hemos sido muy claros en torno a la
condena de la desproporción, del carácter indiscriminado, generalizado o incluso ineficaz. Está por escrito, lo dije en mi primera intervención y lo vuelvo a decir ahora. Es evidente que nosotros, como todos aquí, queremos que se ponga fin al
drama humanitario; es evidente que nosotros nos solidarizamos con las víctimas y con el Estado libanés; es evidente que nosotros queremos que se fortalezca la soberanía de un Estado que la sigue teniendo secuestrada hace muchos años, señor
ministro; pero es que nosotros creemos que hay también un debate de fondo a parte de éste y es que sí hay una contradicción entre lo que usted ha dicho aquí hoy y lo que se ha dicho en el seno de la Unión Europea y lo que el presidente dijo en su
declaración de Ibiza. Nosotros somos la oposición, tenemos no solo el derecho sino la obligación de denunciar eso, tenemos la obligación de denunciar eso. Y cuando esa declaración es elogiada por los ámbitos que es elogiada, cuando es incluso en
la parte de su intervención o más bien en la parte de la posición del Gobierno, la del presidente del Gobierno, la que es más elogiada por el señor Llamazares, es evidente que teníamos razón en lo que estábamos diciendo. (El señor Madina Muñoz: ¡O
sea que Llamazares decide!)


En cuanto a su análisis sobre la situación en Gaza y en los territorios palestinos, estamos bastante de acuerdo, es decir, casi totalmente de acuerdo. Su análisis sobre las retiradas unilaterales parece adecuado y eso lo sabemos todos los
que hemos tenido ocasión de hablar con actores e interlocutores en aquella región, que la retirada del sur del Líbano unilateral y la de Gaza fueron interpretadas por Hizbollah y por Hamas como una victoria y no hay más que ver los carteles
electorales de Hamas antes de su victoria. Diez años de negociaciones igual a cero. Cinco años de cohetes Qassam igual a retirada unilateral. Eso lo sabemos, pero en el diagnóstico geopolítico, en el que podemos o no coincidir (y no será para un
debate con don Luis, con el que estoy de acuerdo en algunas cosas y en completo desacuerdo en muchísimas más, señor ministro, aparte de que de Oriente Próximo sabe poco, él sabe de Turquía), le quiero decir que no estamos aquí haciendo un ejercicio
académico, sino que estamos haciendo un ejercicio político, de crítica legítima al Gobierno y nuestra crítica lo es, señor ministro. ¿Que al señor presidente se le calentó la boca en el mitin? Puede ser. ¿Que se le olvidó mencionar otras cosas?
También.
Usted ha estado impecable: condena a Hamas, condena a Hizbollah, perfecto; dice que las retiradas unilaterales tienen las consecuencias que tienen, sin duda ninguna. Pero aquí el tema es otro, es que en su partido hay voces que no dicen
lo mismo. Hay una manifestación a la que habrá que ver quiénes van, porque entonces se retratarán, y hay una declaración gravísima del señor Simancas. Por tanto, habrá que decir que no se está de acuerdo o que no es esa la posición del Partido
Socialista; esa es la cuestión. Y en una declaración en un mitin, en un momento en el que hay una gravísima crisis, el presidente del Gobierno no dice nada de lo que usted ha dicho aquí ni de lo que ha dicho la Unión Europea. Esa es la cuestión,
señor ministro, no si la diplomacia, las cuestiones técnicas o el debate en la Unión Europea dicen o no dicen, porque esos matices son perfectamente razonables; ese margen de maniobra nadie lo está dudando.
Ahora sí, me parece una vileza -incluso
por su parte, señor ministro- que diga que nosotros no nos preocupamos por las víctimas y que no estamos preocupados por la resolución del terror...



El señor PRESIDENTE: Señor Arístegui, le ruego que vaya acabando.



El señor DE ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: Me refería a que dicen que no estamos preocupados por la resolución del terror y eso es absolutamente lamentable.



El señor PRESIDENTE: Señor Estrella tiene la palabra.



El señor ESTRELLA PEDROLA: Como mínimo es un error que le atribuyan al señor ministro cosas que no ha dicho, sino que ha dicho este portavoz. Y no es una vileza, era una constatación. (El señor De Arístegui y San Román: Lo ha dicho en
una retahíla.-Otra vez manipulando.) Nos ha dado una clase académica sobre geoestrategia y sobre el papel de Irán en el mundo, cuando estamos convocados porque llevamos más de diez días con una crisis tremenda, en la que se está bombardeando un país
y Hizbollah está bombardeando Israel. Para eso estamos aquí, no estamos para hablar del enriquecimiento de Uranio y de si enriquece o qué hace Irán con el Uranio; no estamos aquí para eso. (El señor De Arístegui y San Román: Sigue así. No tiene
relación. Miopes.) Vamos a decir para qué estamos aquí. Nos


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hemos reunido para eso y para tratar la situación actual. Yo no he comparado a nadie con Stalin; ante ese silencio, lo que he dicho... (El señor De Arístegui y San Román: Stalin, Milosevic, las comparaciones de siempre.) Perdón, perdón.
No se alteren.



El señor PRESIDENTE: Les ruego que no se interrumpan, por favor.



Señor Estrella, continúe.



El señor ESTRELLA PEDROLA: Lo que he dicho es que no podemos estar inanes y sin reaccionar ante lo que está ocurriendo, porque ya lo dijo ese dictador: cuando hay un muerto es una tragedia y cuando hay mil es una estadística. Nosotros no
podemos adoptar esa posición, y esa es la voluntad expresada por las palabras de todos los grupos, ahora ya también del Grupo Parlamentario Popular, que antes no lo había dicho en su intervención. (El señor De Arístegui y San Román: Y antes
también.) El portavoz del Grupo Parlamentario Popular juzga al presidente del Gobierno por lo que no dice en una intervención pública, pero él no se aplica ese rasero. Y si a él le tenemos que juzgar por lo que no ha dicho en su primera
intervención, no le importan lo más mínimo las víctimas inocentes de lo que está ocurriendo en el Líbano. (El señor De Arístegui y San Román: Está en el 'Diario de Sesiones'.) Ahora ya ha dicho que sí le importan.



La posición del Gobierno está clara. La posición del Gobierno la ha expresado el señor ministro y hoy el presidente, en Alicante, ha vuelto a decir: debemos rechazar los secuestros y exigir que nadie se defienda con una fuerza abusiva.
Los Estados tienen derecho a defenderse ante la violencia, el terror y el fanatismo, pero no hay que olvidar que, ante todo, está el derecho a la defensa de los seres humanos inocentes. (El señor Moragas Sánchez: Ha cambiado el discurso.) No se
alteren. (El señor Moragas Sánchez: Sí me altero.)


El señor PRESIDENTE: El señor ministro tiene prisa razonada, por lo que les ruego que no interrumpan y, señor Estrella, cuanto antes acabe, mejor.



El señor ESTRELLA PEDROLA: El principio fundamental -no hemos citado ninguno hasta ahora-, al que ha aludido el señor ministro indirectamente, es la responsabilidad de proteger. Eso es lo que se está pidiendo a los Estados de la zona.
Todos aplaudimos cuando hace menos de un año Naciones Unidas estableció un nuevo principio, que no es el derecho de injerencia, pero que se aproxima, está en la frontera, y es la responsabilidad de los Estados de proteger a los ciudadanos que están
bajo su autoridad. Eso es lo que se le pide a los Estado soberanos, a Israel con toda su capacidad y al Líbano con la capacidad limitada que tiene para controlar su propio territorio.



El portavoz del Grupo Popular ha hablado de bajeza política. Espero que considere entonces que equiparar la actuación del Partido Socialista en su intento de acabar con el terrorismo con la entrevista de Franco y de Hitler es una bajeza
política, así como también lo es mezclar la imagen de las víctimas del Partido Socialista con la imagen de los terroristas.
Me alegro de que lo reconozca, porque el portavoz del Grupo Popular siempre entra en esta Comisión agrediendo, ofendiendo y
atacando y al final termina con una ofensiva y ya no es Hizbollah quien marca todo esto, no es Irán, sino el señor Llamazares. Pues si a eso hemos quedado reducidos, señor portavoz, bienvenido sea dada la hora que es. (El señor De Arístegui y San
Román: ¡Qué manipulador!-Una señora diputada pronuncia palabras que no se perciben.)


El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor ministro.



El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES Y DE COOPERACIÓN (Moratinos Cuyaubé): Gracias por todas las intervenciones. Vuelvo a subrayar que el interés del Gobierno es sumar voluntades y compromisos para poner punto final a este conflicto,
por lo que simplemente hago ese llamamiento a las fuerzas políticas para que pongamos punto final a las hostilidades en el Líbano y juntos defendamos la legalidad y los principios de Naciones Unidas, que es lo que quiere ver representado la mayoría
de la sociedad española.



Señor Llamazares, en cuanto a si le gustaría o no a Hamas, puedo decirle que, según mis informaciones, a Hamas le gustaría. Precisamente, están en negociaciones para alcanzar ese nuevo Gobierno.



Estoy totalmente de acuerdo con la afirmación de doña Rosa Bonàs, algo que he escuchado a lo largo de muchos años en Oriente Medio de boca de muchos responsables políticos militares israelíes. No hay solución militar al conflicto de Oriente
Próximo. Eso está plenamente registrado en las sesiones de trabajo de la Knesset, por lo que cuando tiene lugar un conflicto y una solución militar tenemos que recordarles sus propias palabras y compromisos.



Estoy de acuerdo también con el señor Xuclà. Equidad es la palabra acertada, más que equilibrio.



No quiero entrar a debatir con el señor De Arístegui, aunque quiero señalarle que en su última intervención ha hablado de las víctimas debido a las respuestas que se han dado, lo que, lógicamente, ha podido ser un olvido. (El señor De
Arístegui y San Román: ¡No es verdad; lo dije antes!) En cualquier caso, le agradezco su intervención y espero que juntos podamos conseguirlo.



Y concluyo diciendo que las declaraciones del presidente del Gobierno fueron importantes, acertadas y oportunas.



El señor PRESIDENTE: Se levanta la sesión.



Eran las dos y cincuenta y cinco minutos de la tarde.