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DS. Congreso de los Diputados, Pleno y Dip. Perm., núm. 236, de 18/03/2003
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CORTES GENERALES


DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS


PLENO Y DIPUTACIÓN PERMANENTE


Año 2003 VII Legislatura Núm. 236

PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.ª LUISA FERNANDA RUDI ÚBEDA

Sesión plenaria núm. 227

celebrada el martes, 18 de marzo de 2003



Al final de este número 236 del Diario de Sesiones de Pleno se incluye la reproducción del contenido del Diario de Sesiones 236 bis, editado en su día en
papel, que retiraba determinadas expresiones pronunciadas en dicha sesión plenaria.
Acceso al Diario de Sesiones 236 bis


ORDEN DEL DÍA: Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento:


- Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, a petición propia, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento, para informar sobre la situación internacional en relación con Irak y la posición del Gobierno de
la Nación. (Número de expediente 210/000049.) ... (Página 12055)


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SUMARIO


Se abre la sesión a las cuatro de la tarde.



Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento ... (Página 12055)


Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, a petición propia, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento, para informar sobre la situación internacional en relación con Irak y la posición del Gobierno de
la nación ... (Página 12055)


El señor presidente del Gobierno (Aznar López) comparece, a petición propia, para informar acerca de la crisis creada por el incumplimiento por parte de Irak de las resoluciones de las Naciones Unidas. Pone de relieve el hecho de que es la
cuarta vez que lo hace, en el período de mes y medio, para debatir con los grupos parlamentarios sobre el desarrollo de la crisis con Irak. Explica las resoluciones 687 y 1441 de Naciones Unidas, que han sido sistemáticamente incumplidas, y el
último proyecto de resolución presentado ante el Consejo de Seguridad, que tenía como objetivo incrementar la presión ante el régimen de Sadam Husein para que finalmente cumpliera las resoluciones que desde 1991 viene vulnerando, resolución que ha
resultado imposible ante el aviso reiterado de veto por parte de alguno de los miembros permanentes del Consejo.



Explica, por otra parte, el compromiso de España en el programa internacional de reconstrucción y rehabilitación de Irak y la posición del Gobierno en apoyo del proceso de paz en Oriente Medio, deseando la coexistencia en paz, seguridad y
libertad de Israel y una Palestina independiente y democrática. Asimismo explica la conveniencia para España de estar junto a las naciones que quieren luchan contra el terrorismo y promueven activamente la defensa de los principios que permiten
vivir en libertad y en democracia, porque España necesita de seguridad y de legalidad, para lo que considera esencial el papel de las Naciones Unidas. Opina que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no ha fracasado, sino que lo que ha
fracasado ha sido la política de contención seguida durante doce años, que ha permitido a Sadam Husein permanecer en violación flagrante de sus obligaciones de desarme desde el final de la guerra del Golfo, política de contención a la que
precisamente viene a poner fin la resolución 1441. También defiende la solidaridad entre las democracias más importantes del mundo a ambas orillas del Atlántico, institucionalizada en la Alianza Atlántica, y reitera una vez más que el Gobierno no
ha adquirido ningún compromiso previo de carácter militar, más allá de los derivados de los tratados y convenios en vigor, explicando a continuación lo acordado en la misma mañana de hoy. España, añade, no participará en misiones de ataque o de
carácter ofensivo, por lo que no habrá tropas de combate españolas en el teatro de operaciones, pero, en base a su obligación de ser solidaria con aquellos países de los que es aliado y con los que comparte la misma posición en defensa de la
legalidad internacional, contribuirá al esfuerzo internacional en una misión de apoyo humanitario de carácter conjunto.



Finalmente, resume la posición mantenida por el Gobierno desde que comenzó la crisis de Irak en los siguientes principios: Primero, trabajar por una paz duradera, por una paz con seguridad; segundo, las resoluciones del Consejo de
Seguridad deben ser cumplidas; tercero, Irak debe desarmarse en cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas o atenerse a las graves consecuencias de su incumplimiento; cuarto, la comunidad internacional debe cooperar para afrontar la
amenaza del terrorismo y evitar que grupos terroristas lleguen a hacerse con armas de destrucción masiva; y quinto, las Naciones Unidas deben ser el foro donde la comunidad internacional trabaje por la seguridad mundial, afrontando y resolviendo
esta crisis y las que en el futuro se puedan presentar, principios que siguen plenamente vigentes y están en plena consonancia con la declaración efectuada en las Islas Azores el pasado domingo.



Interviene el señor Rodríguez Zapatero, en nombre del Grupo Parlamentario Socialista.



Contesta el señor presidente del Gobierno (Aznar López)


Replica el señor Rodríguez Zapatero, y duplica el señor presidente del Gobierno.



Interviene el señor Trias i Vidal de Llobatera, en nombre del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió)


Contesta el señor presidente del Gobierno (Aznar López)


Replica el señor Trias i Vidal de Llobatera, y duplica el señor presidente del Gobierno.



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Interviene el señor Llamazares Trigo, en nombre del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida.



Contesta el señor presidente del Gobierno (Aznar López)


Replica el señor Llamazares Trigo, y duplica el señor presidente del Gobierno.



Interviene el señor Anasagasti Olabeaga, en nombre del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV)


Contesta el señor presidente del Gobierno (Aznar López)


Replica el señor Anasagasti Olabeaga, y duplica el señor presidente del Gobierno.



Interviene el señor Mauricio Rodríguez, en nombre del Grupo Parlamentario de Coalición Canaria.



Contesta el señor presidente del Gobierno (Aznar López)


Replica el señor Mauricio Rodríguez, y duplica el señor presidente del Gobierno.



Intervienen los señores Vázquez Vázquez, Núñez Castain, Puigcercós i Boixassa, Saura Laporta, la señora Lasagabaster Olazábal y el señor Labordeta Subías, del Grupo Parlamentario Mixto.



Contesta el señor presidente del Gobierno (Aznar López)


Replican los señores Vázquez Vázquez, Núñez Castain, Puigcercós i Boixassa, Saura Laporta, la señora Lasagabaster Olazábal y el señor Labordeta Subías, y duplica el señor presidente del Gobierno.



Interviene finalmente el señor De Grandes Pascual, en nombre del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso.



Se levanta la sesión a las diez y cinco minutos de la noche.



Se abre la sesión a las cuatro de la tarde.



COMPARECENCIA DEL GOBIERNO ANTE EL PLENO DE LA CÁMARA, DE CONFORMIDAD CON LO DISPUESTO POR EL ARTÍCULO 203 DEL REGLAMENTO.



- COMPARECENCIA DEL GOBIERNO ANTE EL PLENO DE LA CÁMARA, A PETICIÓN PROPIA, DE CONFORMIDAD CON LO DISPUESTO POR EL ARTÍCULO 203 DEL REGLAMENTO, PARA INFORMAR SOBRE LA SITUACIÓN INTERNACIONAL EN RELACIÓN CON IRAK Y LA POSICIÓN DEL GOBIERNO DE
LA NACIÓN. (Número de expediente 210/000049.)


La señora PRESIDENTA: Se abre la sesión.



Punto único del orden del día. Comparecencia del Gobierno ante el Pleno de la Cámara, a petición propia, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 203 del Reglamento, para informar sobre la situación internacional en relación con Irak
y la posición del Gobierno de la nación.



Tiene la palabra el señor presidente del Gobierno.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señora presidenta, señorías... (Los señores diputados del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida exhiben pancartas que dicen: Guerra no. Aznar dimisión.-Rumores.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio. (Rumores.) Señorías, guarden silencio.



Señores miembros del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida, les ruego que recojan la pancarta que ustedes saben que no es admisible en este hemiciclo. (Rumores.)


Señorías, guarden silencio.



Señores miembros del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida, les ruego retiren la pancarta, puesto que su portavoz va a tener la oportunidad... (Rumores.)


Señorías, guarden silencio.



Adelante, señor presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señora presidenta, señorías, comparezco a petición propia ante la Cámara para informar acerca de la crisis creada por el incumplimiento por parte de Irak de las resoluciones de las Naciones
Unidas. Esta es la cuarta ocasión en que solicito debatir con los grupos políticos sobre el desarrollo de esta crisis en un período de un mes y medio. Creo, sin duda, que es lo que corresponde hacer en un régimen de democracia representativa como
el nuestro.



El pasado día 5 intervine para informar sobre el proyecto de resolución presentado por nuestro país, junto con los Estados Unidos y el Reino Unido, ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Un proyecto cuyo objetivo es
incrementar la presión ante el régimen de Sadam Husein para que, finalmente, cumpliera las resoluciones que desde 1991 viene vulnerando. Para el Gobierno todavía hoy está en vigor el objetivo de la presión diplomática sobre Irak. En estas dos
semanas he continuado hablando con numerosos representantes de


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la comunidad internacional dentro y fuera del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, principalmente con jefes de gobierno de países europeos, iberoamericanos y árabes. Finalmente, el pasado domingo mantuve una reunión con el
presidente de los Estados Unidos y el primer ministro del Reino Unido, países copatrocinadores del proyecto de resolución, así como con el primer ministro de Portugal. Los cuatro países, así como otros a los que me referiré más adelante, mantenemos
un punto de vista común acerca de la situación actual. Constatamos que no se ha alcanzado un consenso en el Consejo de Seguridad sobre una nueva resolución. El acuerdo ha resultado imposible ante el aviso reiterado de veto por parte de algunos de
los miembros permanentes del Consejo. (Rumores.) A pesar de que repetidamente los tres países copatrocinadores expresamos nuestra voluntad de diálogo y negociación sobre la propuesta, nos hemos encontrado ante una postura inflexible.



Señora presidenta, no es la primera vez que el Consejo queda bloqueado por el uso político del veto cuando llega la hora de aplicar los principios que él mismo ha definido en anteriores resoluciones sobre un asunto. En el caso de Kosovo en
1999 la causa fue la catástrofe humanitaria producida por la represión y expulsión masiva de la población albano-kosovar. También puede haber otras situaciones de grave amenaza para la paz y seguridad internacionales que exigen una respuesta,
aunque el Consejo de Seguridad se encuentre bloqueado. El caso de Irak es una de dichas situaciones. Desarmar a Irak encuentra su legitimidad en una acumulación de resoluciones del Consejo de Seguridad. Irak las ha vulnerado de manera reiterada.
Realmente, en este caso es urgente advertir que se va aplicar ya la legalidad internacional. No hacerlo implicaría dejarla para más tarde, quizá para demasiado tarde, y aumentar, por lo tanto, los riesgos para la seguridad internacional. La
primera de dichas resoluciones fue la Resolución 687 de 1991, que condiciona el alto el fuego a ciertas obligaciones de desarme, a la que ya me he referido en ocasiones anteriores; pero no sólo a ello, sino también a que Bagdad acabara con la
represión de su propio pueblo, diese cuenta del paradero de centenares de desaparecidos, compensara los daños producidos por la invasión de Kuwait y cesara la cobertura que prestaba al terrorismo. En los últimos doce años el régimen de Sadam Husein
no se ha desarmado de su capacidad agresiva química y biológica y de sus misiles de largo alcance, como él mismo ha terminado por reconocer. Ha seguido pisoteando los derechos más elementales de sus ciudadanos. La guerra en Irak hace muchos años
que comenzó, una guerra dentro del país y contra una población cuya mayoría es sistemáticamente perseguida. En estos años además el régimen iraquí ha mantenido actitudes hostiles hacia sus vecinos, similares a las que concluyeron con la invasión de
dos de ellos. Todavía hoy su régimen representa una grave amenaza para la seguridad de la región y del mundo, como han resaltado constantemente las Naciones Unidas. Durante doce años, la comunidad internacional ha tratado de obtener el desarme de
los arsenales iraquíes de armas de destrucción masiva con diferentes instrumentos. No obstante, el régimen de Sadam creó en su momento un sistema organizado de ocultamiento y de engaño que hace inútil la labor de los inspectores de las Naciones
Unidas. El régimen iraquí ha aprovechado, en beneficio propio y en perjuicio de los iraquíes, mecanismos como el programa Petróleo por alimentos o las sanciones económicas impuestas en su momento.



Irak se encuentra en violación flagrante de las resoluciones del Consejo de Seguridad y así ha sido expresamente declarado por éste. No es una apreciación subjetiva, es la constatación unánime, efectuada por el organismo internacional,
después de doce años de trabajo infructuoso.
Ante esta situación la adopción por unanimidad de la Resolución 1441 otorgaba a Sadam Husein -y cito literalmente- una última oportunidad de cumplir sus obligaciones en materia de desarme, con arreglo a
las resoluciones pertinentes del Consejo. De no cumplir, el régimen se exponía -y vuelvo a citar literalmente- a graves consecuencias.
Lamentablemente, hemos de constatar que Sadam Husein ha despreciado su última oportunidad y debe, por tanto,
hacer frente a las consecuencias de su decisión de violar flagrantemente las normas de la comunidad internacional. Ha quedado patente la negativa de Sadam Husein a efectuar el desarme al que está obligado, le queda ahora la alternativa de abandonar
el poder, exiliarse y permitir que un nuevo gobierno iraquí cumpla las obligaciones que él se ha negado a cumplir.



Señora presidenta, como en su momento la población kosovar, el pueblo iraquí merece quedar libre de la tiranía y disfrutar de libertad para decidir su propio futuro. Los cuatro firmantes de la Declaración de la cumbre atlántica, Un proyecto
para Irak y para el pueblo iraquí, estuvimos de acuerdo en que todos los ciudadanos de Irak deben gozar de libertad y de prosperidad en un país cuya integridad territorial sea respetada. En definitiva, estamos de acuerdo en que no tienen los
iraquíes peor derecho que ninguno de nosotros a contar con un gobierno representativo de sus poblaciones y a contar con un Estado que progrese en el respeto de los derechos humanos de su pueblo. Además creemos firmemente que Irak no debe volver a
convertirse en refugio para ningún tipo de terroristas. Asimismo todos los iraquíes deben compartir la riqueza generada por su economía nacional y sus riquezas naturales. En ese contexto la comunidad internacional podrá levantar todas las
sanciones en un plazo breve.



España está profundamente dispuesta y comprometida a participar en un programa internacional de reconstrucción y rehabilitación de Irak, con la participación plena de las Naciones Unidas y de otras instituciones, que permita la plena
integración del país en la comunidad internacional y que elimine las consecuencias negativas


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de la tiranía de Sadam Husein. Como ya tuve la oportunidad de informar a la Cámara en mi comparecencia anterior, ya se ha puesto en marcha la respuesta institucional española de ayuda humanitaria (Una señora diputada: Con bombas), y en
este contexto, cualquier presencia militar, de resultar necesaria, será temporal y estará encaminada a promover la seguridad y la destrucción de las armas de destrucción masiva, así como la entrega de ayuda humanitaria y las condiciones para la
reconstrucción de Irak. Por otro lado, es conocida la posición del Gobierno en su apoyo al proceso de paz de Oriente Medio. Deseamos la coexistencia en paz, seguridad y libertad de dos Estados: Israel y una Palestina independiente y democrática.
Es mi intención invitar al nuevo primer ministro palestino, Abu Mazen, a visitar España tan pronto como sea confirmado en sus funciones. Quiero que quede muy claro y que se demuestre fehacientemente una vez más el compromiso de España en la
solución del conflicto de Oriente Medio.



Señora presidenta, creo no exagerar si afirmo que la que estamos viviendo en estas semanas es la crisis internacional más determinante desde el hundimiento del bloque soviético a finales de los años ochenta. El desarme del régimen de Sadam
Husein es esencial para que el mundo viva con menos amenazas, pero la cuestión de fondo que ahora está sobre la mesa es si en el futuro queremos vivir en un mundo con reglas o sin ellas. (Rumores.-Aplausos.-Varios señores diputados pronuncian
palabras que no se perciben.) Si estamos resignados a vivir en un mundo en el que cualquier dictador se sienta con fuerza para desafiar a la comunidad internacional, o bien si preferimos un mundo en el cual las naciones libres y democráticas
tengamos capacidad para impedir que las amenazas se conviertan en agresiones.



Nuestro país ha sufrido durante décadas la inestabilidad y la incertidumbre, a veces la tragedia, derivada de la inexistencia de reglas o del hecho de que cualquier se creyera con derecho a incumplirlas.
También somos un país que en los
últimos 25 años ha disfrutado del bienestar y de la prosperidad, gracias precisamente a que las reglas están claras y todos las cumplimos. Todavía hoy sufrimos por causa de fanáticos que quieren hacer saltar por los aires esas reglas, fanáticos que
saben como dividirnos para que parezca además que somos los demás los que ponemos en peligro la convivencia. Por eso España no puede mirar hacia otro lado en una crisis como ésta. Las circunstancias que se derivan de nuestra posición y de nuestras
capacidades nos llevan a la conclusión de que a España le conviene que en el mundo existan reglas claras y que estas sean cumplidas. A España le conviene, creemos, el esfuerzo internacional en la lucha contra el terrorismo; a España le conviene
estar junto a las naciones que quieren promover activamente la defensa de los principios que a nosotros nos permiten vivir en libertad y en democracia; a España le conviene, creemos, que la comunidad internacional no se paralice cuando llega el
momento de tomar decisiones difíciles pero ineludibles.



Las declaraciones que aprobamos en la reciente reunión de las Azores significan justamente eso. España está en esa posición porque es la que mejor conviene a nuestros intereses nacionales y estamos en esa posición porque necesitamos
seguridad y legalidad. Las Naciones Unidas son esenciales en la defensa de la paz y la seguridad en el mundo, deben definir las condiciones de esa paz y de esa seguridad, queremos que lo sigan haciendo en el futuro de una manera creíble. El
Consejo de Seguridad, señorías, no ha fracasado, tal vez lo que haya fracasado haya sido una política de contención seguida durante doce años que ha permitido a Sadam Husein permanecer en violación flagrante de sus obligaciones de desarme desde el
final de la guerra del Golfo. Lo que ha fracasado es esta política de contención a la que precisamente pone fin la Resolución 1441 concediendo a Sadam la última oportunidad para desarmarse doce años después. El domingo en Azores se reiteró al
régimen iraquí esa última oportunidad. Hoy, en este momento, como ayer, como mañana, la paz depende sólo de la decisión de Sadam, no de un largo, complejo y tramposo proceso de aparente desarme, no se trata de decisiones que requieran ni meses ni
semanas ni siquiera días. Hoy, como ayer y como mañana, la paz depende de una única decisión que sólo corresponde a Sadam Husein, de esa decisión que han intentado los propios países árabes, esa decisión por la que también ha mediado Rusia, esa
decisión de abandono de poder que liberaría al pueblo iraquí de la sombra pesada y cruel de la tiranía que viene soportando desde hace treinta años. (Aplausos.)


Señora presidenta, en la cumbre del domingo pasado las cuatro naciones que participamos hemos promovido también una declaración política que refuerza nuestro compromiso con la solidaridad atlántica. A esa declaración se han sumado, entre
otros, los Países Bajos, Dinamarca, Italia, Polonia, la República Checa, Eslovaquia, Lituania, Letonia y Macedonia. Otros países europeos lo harán en los próximos días. Fuera del ámbito europeo y en lo relativo a la situación de Irak deseo dejar
constancia del apoyo expreso recibido por parte de Australia, Japón, Colombia, Nicaragua, Bolivia, El Salvador, Los Emiratos Árabes, Qatar, Bahrein y Kuwait. También en los días venideros se producirán nuevas declaraciones. Señorías, el vínculo
atlántico se basa en valores y en una cultura y una historia compartidas. Cuando hablamos del vínculo atlántico hablamos de las relaciones que nos unen con las democracias más importantes del mundo a ambas orillas del Atlántico; hablamos de
libertad, de democracia, de sociedades abiertas y plurales, de igualdad ante la ley y de derechos humanos. La relación atlántica comporta una visión de la seguridad internacional compartida. Ha sido la solidaridad entre los Estados Unidos y Europa
la que en dos guerras mundiales permitió librar a Europa del totalitarismo. Ha sido esta solidaridad institucionalizada en la Alianza Atlántica la que ha contribuido de forma decisiva a que los países


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del centro y del este de Europa hayan podido alcanzar la democracia.
Defendemos el valor del vínculo atlántico precisamente por nuestra condición de europeos. Es un vínculo profundamente europeo en su génesis, en su propósito y en su
cobertura. El vínculo de defensa común es cualquier cosa menos un cuerpo extraño en Europa. Se trata más bien de algo querido y promovido por europeos, conscientes de que el esfuerzo común con los Estados Unidos adquiere su máximo sentido en
materia de seguridad y defensa. Por eso, en momentos difíciles como los que estamos viviendo, cuando el terrorismo se ha convertido en una amenaza global que se dirige contra todas las naciones democráticas, resulta esencial reafirmar nuestro
compromiso con el vínculo atlántico porque así protegemos nuestra seguridad. Nuestra alianza se basa en el valor común de la democracia, de la libertad y del Estado de derecho. Estamos vinculados por el solemne compromiso de la defensa mutua, y la
firmeza de este compromiso ha sido determinante a lo largo de más de 40 años para librar al mundo de la amenaza de la destrucción nuclear presente durante la guerra fría. Hoy nos enfrentamos todos a la amenaza de la proliferación de armas de
destrucción masiva, a la amenaza de grupos terroristas dispuestos a usarlas, a la amenaza de Estados que al margen de la legalidad internacional producen y acumulan esas armas y que están en condiciones de proporcionárselas a terroristas. Conocemos
la magnitud del daño que los terroristas ya han causado, conocemos la capacidad devastadora que alcanzarían con armas de destrucción masiva. Si queremos un mundo en paz y seguro, en el cual las democracias no se vean amenazadas ni chantajeadas,
tenemos que reafirmar la solidaridad del vínculo entre Europa y Norteamérica y su capacidad para hacer frente y para vencer las nuevas amenazas. No podemos permitir que diferencias coyunturales nos impidan alcanzar soluciones y dañen la solidaridad
entre Europa, Estados Unidos y otras naciones que en todo el mundo comparten nuestros ideales y la voluntad de enfrentarnos juntos a las amenazas.
Éste creemos que es el interés de España: que las normas internacionales se cumplan, que la
comunidad internacional sea respetada, que los vínculos de solidaridad dentro de la Alianza Atlántica nos protejan de las nuevas amenazas.



La España democrática ha normalizado su presencia en las instituciones internacionales y es respetada por la calidad de nuestra democracia, por el progreso y los avances realizados en pocos años. Nuestra seguridad exterior, la protección de
nuestra sociedad y nuestra democracia frente a las nuevas amenazas globales, dependen de una actuación coordinada a nivel internacional, dependen de nuestra solidaridad con los compromisos asumidos con las naciones que en el mundo se enfrentan a las
mismas amenazas y han mostrado su voluntad de darle respuesta. España sabe perfectamente que el terrorismo no es combatido mirando para otro lado o confiando en que la amenaza pase con el tiempo. Cualquier atisbo de impunidad o de esperanza de
alcanzar ventajas políticas refuerza la voluntad de los terroristas y hace crecer la amenaza. Nuestra propia seguridad está ligada a la paz y seguridad en todo el mundo. Por eso, no hemos rehuido nuestras responsabilidades ni en el marco de la
Alianza Atlántica ni como miembros del Consejo de Seguridad. Necesitamos, pues, a nuestros amigos y a nuestros aliados y, en consecuencia, seguiremos trabajando para reforzar la amistad y la solidaridad entre Europa y los Estados Unidos, y así
poder cooperar a favor de la paz, la libertad y la seguridad del mundo. Señorías, esa es la coalición política que formamos el domingo en las Azores; estamos en ella desde el primer momento; hemos contribuido a formarla y a ampliarla, y lo hemos
hecho con voluntad de servicio a la seguridad internacional, a las Naciones Unidas y a los intereses de España. A la vista de la situación internacional, así como de los precedentes de participación de España en anteriores situaciones de crisis, el
Gobierno hoy, en virtud de las facultades de dirección de la política exterior y de defensa que le confiere la Constitución, ha adoptado determinadas decisiones. En primer lugar, reitero de manera expresa que el Gobierno no ha adquirido ningún
compromiso previo de carácter militar (Rumores.), más allá de los derivados de los tratados y convenios en vigor; nada se ha decidido con anterioridad, y las decisiones del Gobierno han sido adoptadas esta misma mañana.
(Rumores.-Una señora
diputada: ¡Anda, ya!) Reitero de nuevo nuestro ferviente deseo de que Sadam Husein atienda a la exigencia de evitar cualquier tipo de conflicto; pero, en el caso de que llegue a haber una intervención, España no participará en misiones de ataque o
de carácter ofensivo. En consecuencia, no habrá tropas de combate españolas en el teatro de operaciones. (Aplausos.-Rumores.) El Gobierno entiende que España tiene una obligación de solidaridad con aquellos países de los que es aliado, y con los
que comparte la misma posición en defensa de la legalidad internacional. (Rumores.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Por ello, el Gobierno entiende que debe contribuir al esfuerzo internacional en una misión de apoyo humanitario de carácter conjunto. Con este propósito enviará a la zona al buque Galicia,
dotado con capacidad médica para realizar intervenciones quirúrgicas, atención de cuidados intensivos y con camas para hospitalización. (Rumores.-Protestas.-La señora Gallizo Llamas pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señora Gallizo, guarde silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Llevará además vehículos y embarcaciones con idéntico propósito y tendrá capacidad para actuar como


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centro de coordinación de emergencias. Como protección llevará una unidad de 120 infantes de Marina. Al buque se incorporarán unidades del Ejército de Tierra de ingenieros y de defensa nuclear, bacteriológica y química (NBQ) con
capacidades, la primera, para tareas de desminado y desactivación de explosivos, y, la segunda, con tres equipos de reconocimiento químico y radiológico, más una estación completa de descontaminación. (Rumores.-La señora Costa Campi pronuncia
palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Le acompañará un escalón médico avanzado. (Rumores.) En tareas de escolta, seguridad y apoyo, acompañarán al buque Galicia una fragata de la Armada, así como el buque petrolero Marqués de la
Ensenada. Todo ello supone un contingente de en torno a los 900 efectivos. De igual modo, España y su Gobierno se comprometen a participar activamente en las tareas de ayuda humanitaria a la población, respondiendo al llamamiento del secretario
general de las Naciones Unidas. (Protestas.-Aplausos.-La señora Moreno Sirodey pronuncia palabras que no se perciben.) Igualmente...



La señora PRESIDENTA: Un momento, señor presidente.



Señorías, guarden silencio. Señora Moreno, guarde silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Igualmente el Gobierno asumirá compromisos en el proceso de estabilización y normalización, en su caso, del territorio iraquí. Con independencia de ello debo recordar a SS.SS. que hemos
puesto a disposición de la Alianza Atlántica, para su utilización en la defensa de Turquía -en caso de ataque a ese país-, seis aviones F-18, apoyados por un avión cisterna Hércules C-130, con sus correspondientes dotaciones, así como un helicóptero
de salvamento y rescate. (Rumores.)


Señorías, desde que comenzó la crisis de Irak, el Gobierno siempre ha mantenido la misma posición, basada en los siguientes principios.
Primero, trabajar por una paz duradera y por una paz con seguridad.
Segundo, que las resoluciones del
Consejo de Seguridad sean cumplidas.
(Varios señores diputados: ¡Eso, eso!-Rumores.) Tercero, que Irak debe desarmarse en cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas o atenerse a las graves consecuencias de su incumplimiento. Cuarto,
que la comunidad internacional debe cooperar para afrontar la amenaza del terrorismo y evitar que grupos terroristas lleguen a hacerse con armas de destrucción masiva. Quinto, que las Naciones Unidas deben ser el foro donde la comunidad
internacional trabaje por la seguridad mundial, afrontando y resolviendo esta crisis y las que en el futuro se puedan presentar. Estos principios siguen plenamente vigentes y están en plena consonancia con la declaración efectuada en las islas
Azores el pasado domingo. Estos principios han guiado -y lo seguirán haciendo- la acción del Gobierno, que en todo momento ha sido consecuente con ellos. (La señora Mendizábal Gorostiaga: ¡Es una vergüenza!)


La señora PRESIDENTA: Señora Mendizábal, guarde silencio. (Protestas.) Señora Mendizábal, le ruego que guarde silencio. (El señor Gil Lázaro: Cuando el GAL no decías qué vergüenza.-Rumores.)


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): En esta crisis la coherencia ha sido completa desde el comienzo, y la coherencia de la acción con los principios es uno de los valores fundamentales del Gobierno.



Señora presidenta, el objetivo del Gobierno es, por tanto, conseguir una paz con seguridad que sea, al mismo tiempo, estable y duradera. Su consecución requiere de la firmeza en las convicciones y de una voluntad firme de llevar a cabo las
acciones necesarias. La responsabilidad no se detiene en la declaración de los principios, sino que incluye la determinación de obrar como consecuencia de estos. Y a lo largo de esta crisis, el Gobierno ha tenido la misma determinación tanto en
mantener las convicciones como en llevar a cabo las necesarias actuaciones que éstas exigen.



Como la historia nos ha enseñado, la mera invocación de la paz no garantiza su mantenimiento. Una paz segura y estable requiere sin duda de gobiernos que sepan tomar decisiones y actuar en consecuencia a la altura de sus responsabilidades;
requiere de instituciones internacionales eficaces que sepan hacer respetar el derecho internacional y que sepan hacerse respetar a sí mismas; requiere de ciudadanos conscientes de que la libertad, la democracia y la prosperidad son conquistas
difíciles que exigen un gran esfuerzo para su mantenimiento. (La señora Olmedo Checa pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señora Olmedo, guarde silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): El terrorismo, la proliferación de armas, la existencia de Estados al margen de la legalidad configuran nuevos peligros en un mundo que, más que nunca, debe estar dispuesto a mantener la paz y
el derecho internacional. Los países signatarios de la declaración de la cumbre Atlántica y aquellos que se han sumado a ella así lo hemos entendido. Su pretensión es dar respuesta a los nuevos riesgos para hacer viable un mundo en el que la paz,
la seguridad y el derecho internacional no sean un mero deseo sino una realidad perdurable.



Señorías, España vive y aprecia la paz tanto como el que más de los países (Rumores.), pero la paz no puede


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basarse en la impunidad de los dictadores, no puede cimentarse en la inacción de la comunidad democrática internacional; creemos que eso no es paz, sino que eso es una lenta pero inexorable espera de la destrucción de nuestra libertad a
manos de los tiranos. No se vive de palabras sino de realidades y creemos y creo que sólo afrontando con responsabilidad nuestras convicciones nos hacemos ciertamente dignos de ellas.



Muchas gracias, señor presidente. (Numerosos diputados puestos en pie aplauden al señor presidente del Gobierno.-Numerosos diputados: ¡No a la guerra! ¡No a la guerra! ¡No a la guerra!-La señora Castro Fonseca: ¡Asesinos!)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente.



Tiene la palabra el señor Rodríguez Zapatero.



Señora Castro, guarde silencio. (Rumores.-La señora ministra de Asuntos Exteriores abandona el hemiciclo.-El señor Navarrete Merino: ¡No vuelvas!)


Señor Navarrete, guarde silencio.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Gracias, señora presidenta.



Señorías, celebramos este debate en la convicción de que en pocas horas...(Varios señores diputados: Ahora nos toca a nosotros.-La señora Chacón Piqueras: ¡Qué mal estilo!-Protestas.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio. (Rumores.-El señor Matarí Sáez pronuncia palabras que no se perciben.)


Señor Matarí. ¡Señor Matarí!


Un momento, señor Rodríguez Zapatero. (Continúan los rumores.-El señor Gil Lázaro pronuncia palabras que no se perciben.)


Señor Gil Lázaro, guarde silencio. ¡Señor Gil Lázaro!


Adelante, señor Rodríguez Zapatero.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Muchas gracias, señora presidenta.



Intentaba decir que celebramos este debate en la convicción de que en pocas horas o en pocos días empezará una guerra; algo que millones de ciudadanos intuimos, pero que probablemente usted, señor Aznar, sepa con certeza desde hace mucho
tiempo. Millones de ciudadanos, millones de españoles sienten a estas horas dolor por lo que puede suponer para muchas vidas humanas, indignación por ver cómo se va a una guerra ilegal e inmoral y muchos españoles una especialísima indignación por
haber visto la bandera española en Azores declarando esa guerra. (Aplausos.)


Dolor, indignación y preocupación; preocupación por las consecuencias que nos depara el adentrarnos por el camino de una guerra. Dentro de una hora, señorías, estará anocheciendo en Bagdad. Es fácil comprender cómo se pueden sentir sus
habitantes, los millones de seres humanos que han tenido la suerte y la desgracia de nacer allí, sobre un mar de petróleo y bajo el dominio de un tirano. También allí ellos tienen miedo. Hemos oído esta madrugada al presidente Bush anunciar la
invasión de Irak, anunciar una guerra preventiva, una guerra que nace de un supuesto temor, de un miedo que le produce a él y también a usted y a otros esa población de apenas 22 millones de habitantes mal alimentados, mal armados, rodeados por el
mayor ejército del mundo. Un ejército dispuesto a descargar sobre ellos el arsenal de destrucción más sofisticado, más poderoso y más caro de todos los tiempos, a razón de 3.000 bombas y misiles en las primeras 24 horas. Pero este fin de semana,
en Azores, ustedes han decidido que se acabó la espera, que es tan grande y tan inminente el daño que nos puede hacer Irak que no queda otro remedio que una guerra preventiva e injusta.
Si no empezamos esta noche o mañana por la noche, si no
empezamos, ¿qué va a pasar, señor Aznar? ¿Qué hemos de temer si no empezamos a destruirlos hoy mismo? Viendo lo que ha pasado en los últimos diez años, viendo los efectos del bloqueo a Irak, los resultados de las inspecciones, las declaraciones de
los inspectores, las consecuencias de la contención, usted sabe que no hay un peligro inminente y grave que justifique golpear primero, que obligue a un ataque preventivo, a matar a miles de seres humanos por si acaso. Para justificar la
invasión...
(Rumores.-La señora Chacón Piqueras: Es vergonzoso.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio. (Fuertes rumores y protestas.-La señora Olmedo Checa pronuncia palabras que no se perciben.)


Señora Olmedo, guarde silencio. (Continúan las protestas.-Varios señores diputados: ¡Fuera!)


Señorías, en tanto en cuanto el nivel de murmullo de la Cámara sea éste es imposible continuar. (Varios señores diputados: ¡Señora presidenta, tiempo!-Rumores.)


Señor Mancha, señor Sánchez, guarden silencio.



Adelante, señor Rodríguez Zapatero.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Muchas gracias, señora presidenta.



Para justificar la invasión y la guerra cada día sacan un nuevo argumento, cada día más bochornoso para cualquier demócrata; un argumento para justificar un ataque contrario a la legalidad internacional, contrario a la Carta de Naciones
Unidas y contrario al sentido común, a la razón moral y a los valores y principios democráticos.



Sadam Husein es un tirano, un tirano sin escrúpulos, un tirano que podría ayudar al terrorismo internacional, que podría proveer de armas y dinero a los terroristas. Podría, porque ustedes no han proporcionado una sola prueba de que lo haya
hecho. No había iraquíes entre los que participaron en los atentados del 11 de septiembre. Es más, la mayor parte de aquellos terroristas eran


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de Arabia Saudí que, por cierto, es un país amigo de Estados Unidos. (Una señora diputada: Hasta ahora...) No se acaba con el terrorismo de esta manera, señor Aznar. De esta manera se alimenta el terrorismo. (Rumores y protestas.-El
señor González Pérez pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señor González, guarde silencio. Señor González, guarde silencio. ¡Señor González, le llamo al orden! (Protestas.-Varios señores diputados: ¡Fuera!)


Adelante, señor Rodríguez Zapatero.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Usted sabe a lo que me refiero, señor Aznar: la rabia, el odio, la sed de venganza son muy malas consejeras. El terror del 11 de septiembre y una reacción fundada en eso no pueden construir un nuevo orden
internacional. Los terroristas no pueden haber ganado.
Aquello no puede servir para obligarnos a aceptar que tenían razón, que la fuerza y no el derecho debe ser la garantía de nuestra seguridad.
Porque si aceptamos que el orden internacional se
fundamenta sólo en la fuerza, al margen de la legalidad, ya nadie estará seguro. Esa es la mayor inseguridad posible. Ya nadie viajará seguro en un avión o en el metro, nadie comprará tranquilo en un gran almacén. De nada servirá la legalidad
internacional, señor Aznar, si las decisiones democráticas del Consejo de Naciones Unidas no se respetan y se vulneran como han hecho ustedes el otro día en las islas Azores. Es el odio lo que hace poderosos a los terroristas, señor Aznar. Con
esta acción bélica que siembra odio ustedes no nos hacen más seguros sino más vulnerables.



El último argumento que se han sacado de la manga es el más altruista en apariencia. Han decidido liberar al doliente pueblo iraquí de la tiranía de Sadam. Les ha tocado. Los que sobrevivan tendrán derechos humanos y desarrollo económico.
¡Qué sarcasmo, señor Aznar! Ningún país quiere a sus tiranos. El problema es el precio que hay que pagar para acabar con la tiranía. Por eso no estoy seguro de que los iraquíes le vayan a agradecer las prisas que le han entrado a usted y al señor
Bush por liberarlos de la tiranía y derramar sobre ellos todas las bendiciones del desarrollo económico. Es posible que dentro de 10 años, en las aldeas de Irak, algunas familias tengan televisión en color en sus casas, pero no creo que les parezca
un precio razonable tener las fotos de sus hijos muertos durante esta guerra encima de esos televisores. (Fuertes aplausos.-Varios señores diputados: ¡Muy bien!-El señor González Pérez: Demagogo.)


La señora PRESIDENTA: ¡Señor González!


El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: No creo que les compense, señor Aznar. En alguna ocasión ha planteado usted que cómo se desarma a los tiranos. Para empezar, no armándolos, porque a ciertas elites políticas no les repugna que Sadam sea un
asesino, sino más bien que sea un asesino desleal. A los asesinos leales les dejan morir gobernando y con todos los honores en demasiadas ocasiones. (Aplausos.-Un señor diputado: ¡Irresponsable!)


¿De qué nos habla pues, señor Aznar? ¿Quién les va a creer? A lo largo de los últimos meses han ido ustedes sacando argumentos para algo que ya tenían decidido. Finalmente, ya no hay argumentos, ya no tienen ni un solo argumento que
puedan sostener en un debate. Ahora que saben que no pueden convencer, se han de limitar a vencer. Desde el mismo momento en que la Administración norteamericana decidió comenzar el envío de tropas hacia el Golfo, la decisión de invadir Irak,
cualquiera que fuera la respuesta de Sadam, estaba adoptaba, usted la conocía y usted la apoyaba.
Todo lo que ha venido después ha sido un inmenso, un enorme fraude para el conjunto de la opinión pública mundial, que ahora asistirá indignada -con
razón- al desenlace en el terreno militar de un proceso que podía y debía haberse resuelto en el campo de la legalidad y de la paz. Suena, por tanto, a un sarcasmo más que usted hable aquí de los planes de reconstrucción y rehabilitación. ¿Por qué
en vez de reconstruir y rehabilitar no detienen la destrucción que van a cometer? Eso sería mucho más creíble y sería mucho más razonable. (Aplausos.) Por eso suena a un sarcasmo que hablen de ayuda humanitaria. La mejor forma de que no tener que
hacer ayuda humanitaria es no provocar destrozos humanitarios. Paren la guerra y así no tendrán que hacer ninguna ayuda humanitaria.
(Aplausos.) Además, durante estos meses hemos tenido que escuchar todo tipo de improperios por su parte.
(Risas.-Rumores.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio. Señor Matarí, guarde silencio. (Continúan los rumores.-Varios señores diputados: Amparo, señora presidenta.)


El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Con paciencia estoica le hemos oído apelar a la ingenuidad de una postura, la del conjunto de las fuerzas políticas representadas en esta Cámara, por cierto, también la mayoritaria de los miembros del Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas, que, con su oposición a la intervención militar, decían que hacía inviable el desarme de Sadam. Los inspectores, señor Aznar, el señor Blix -al que espero que usted no considere también un aliado de Sadam Husein-
han sugerido unos meses más de plazo. Incluso Francia ha planteado un mes más y Chile tres semanas. ¿Es que no valen 30 días las miles de víctimas inocentes que esta guerra va a provocar, señor Aznar? (Aplausos.-Un señor diputado: ¡Demagogo!)
Ojalá se vaya Sadam Husein, ojalá se marche ahora mismo y ojalá se pudiera y se fueran también todos los soldados norteamericanos y británicos, pero eso, señor Aznar, le aseguro que si se produjera, no impediría la


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invasión. Ustedes no están amagando, ustedes tienen decidido golpear, pase lo que pase, invadir Irak, cambiar el régimen político, constituir aquello en un país y un territorio a las órdenes de la superpotencia, todo ello al margen de la
legalidad internacional y de la autorización de Naciones Unidas.



¿Qué reproches va a hacernos hoy? ¿Se acuerda cuando nos habló de aislamiento? ¿Se acuerda cuando esgrimía aquel papel de consenso del Consejo de la Unión Europea? ¿Se acuerda cuando decía que había dejado a mi partido aislado del
consenso internacional? ¡Qué ironía, señor Aznar, qué ironía! Por si no fuera bastante, su aislamiento en esta Cámara, su aislamiento ante la ciudadanía española, su aislamiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, su aislamiento, como ha
subrayado el presidente en funciones de la Unión Europea, el primer ministro de Grecia...(Rumores.-La señora Chacón Piqueras: Es increíble)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Por si no fuera bastante evidente su soledad, fruto de la falta de argumentos, han tenido que ir a un sitio bien aislado, las islas Azores, a declarar la guerra.



Durante meses ustedes han buscado la cobertura de la legalidad para una invasión de Irak, muchas veces por métodos espurios. Éste ha sido el involuntario homenaje que ustedes han dejado a la legalidad internacional en este proceso. Han
querido los votos de los países del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas a cualquier precio. Sí, a cualquier precio.
Por eso puedo decir que me siento muy orgulloso de los gobernantes que no han cedido a las presiones, que han mantenido el no a
la guerra y la vía pacífica para el desarme de Irak. (Aplausos.)


No han conseguido la cobertura legal, porque no tienen razón, porque su proyecto no tiene justificación moral alguna. (Rumores.) Usted sabe que si la Resolución 1441 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sirviera para legalizar...
(Continúan los rumores.-La señora Chacón Piqueras: El derecho a la palabra, señora presidenta, esto es una vergüenza.)


La señora PRESIDENTA: Un momento, señor Rodríguez Zapatero, por favor. (La señora Pajín Iraola: Es muy fuerte.-Varios señores diputados: Es una vergüenza.)


Señorías, el murmullo en la Cámara impide oír las intervenciones de los oradores. (Protestas.-El señor Gil Lázaro pronuncia palabras que no se perciben)


Señor Gil Lázaro, le ruego que no dé indicaciones a la presidencia, pues no es necesario. (Continúan los rumores.)


Señorías, ruego guarden silencio al objeto de poder continuar con el debate en las debidas condiciones acústicas.



Adelante, señor Rodríguez Zapatero.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Señor Aznar, si la Resolución 1441 sirviera para legalizar un ataque a Irak, no hubieran hecho el papel que han hecho, buscando nueve votos. Usted sabe que la Resolución 1441 no permite atacar Irak y obliga a
que sea el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas quien evalúe las conclusiones de los inspectores que han elaborado recientemente el informe.



¿Ustedes piensan que después de la guerra podrán poner en pie el nuevo orden internacional, que usted ha descrito aquí vagamente, en otro esfuerzo ilusorio sobre el futuro de las relaciones entre los pueblos y entre los países? (Una señora
diputada: ¡No se oye!) ¿Ustedes piensan que van a poder poner en pie un nuevo orden internacional después de la guerra? ¿Sobre qué base, señor Aznar? ¿Sobre el derecho, sobre la legalidad? Nadie les va a creer. ¿No se da cuenta? Ustedes no van
a ser los protagonistas de la posguerra -si es que, lamentablemente, la hay-, porque habrán perdido el crédito ante todos los países del mundo y ante millones de ciudadanos de la tierra. ¿Quién se va a fiar de ustedes? (El señor Cuesta Martínez:
Señora presidenta, no se oye.) ¿Quién se va a fiar de su capacidad de autocontención, de su respeto a la legalidad, de su osadía para usurpar las funciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas cuando no han tenido los votos suficientes y no
han aceptado la democracia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas? ¿Quién se va a fiar de ustedes? Si algo no les conviene, si la decisión de un órgano internacional de ese nuevo orden no les es favorable, ¿van a respetarlo acaso? Nadie les
va a creer, señor Aznar. No serán ustedes los arquitectos de ese nuevo orden... (Rumores.-Varios señores diputados: ¡Esto es una vergüenza!)


La señora PRESIDENTA: Un momento, señor Rodríguez Zapatero, por favor.
(Varios señores diputados: ¡A buena hora!)


Señorías, guarden silencio.



Se han dado instrucciones a la megafonía. Señor Cuesta, la megafonía no la pone la presidencia. (Protestas.) El servicio de megafonía funciona para todos igual. (Continúan las protestas.)


Señorías, guarden silencio. Señor Navarrete, guarde silencio.



Adelante, señor Rodríguez Zapatero.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Gracias, señora presidenta.



Señor Aznar, ¿nunca se ha preguntado qué va a pasar a partir de ahora cuando nuestro país quiera acudir a la autoridad del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en demanda del respeto a la legalidad, ante cualquier riesgo o problema que
pudiéramos tener? ¿Qué nos dirán si hoy usted, en nombre de nuestro país, ha decidido no respetar esa legalidad internacional? Mire, señor Aznar, la política exterior de nuestro país, el orden


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internacional es un asunto muy serio, algo que no debería de cambiar con cada nueva mayoría política que se forme y mucho menos debería de cambiar como lo ha hecho usted, de arriba abajo, sino que requiere un amplio consenso. Su mayoría
absoluta no le da derecho a todo. Usted no puede cambiar el nombre del país ni 25 años de tradición y conformación de una política exterior, de diálogo y relación con el mundo árabe, de apoyo y vinculación con Latinoamérica, de pleno respaldo a lo
que significa nuestra vocación europeísta. Eso no lo puede poner en cuestión. Ese es un capital medible en términos de credibilidad y de respeto que la España democrática se ha forjado y ha conseguido en este último cuarto de siglo.
¿No es
consciente, señor Aznar, que en apenas unos meses, ha despilfarrado usted este precioso legado de nuestra historia democrática? ¿No se ha dado cuenta que esta alocada deriva ha destruido las bases esenciales de nuestra política exterior? No es una
buena herencia la que nos deja. Ha malbaratado todo el capital que habíamos acumulado entre todos jugándosela a una carta, en una permanente huida hacia delante; cada vez haciendo apuestas más peligrosas, cada vez arriesgando más. Y los
ciudadanos lo saben, señor Aznar. Todos somos conscientes de su huida hacia delante. Esta jugándose el futuro del país ahora que usted ya no tiene futuro. Se encierra usted en una faraónica pirámide de ambición, pero además no lo hace solo, todo
su grupo le acompaña.



Señor Aznar, a lo largo de los últimos meses los españoles hemos reclamado una rectificación en innumerables ocasiones. Hoy ya no vengo a hablar sólo de rectificación, hoy vengo a hablar de su responsabilidad. Las decisiones que usted
viene tomando revisten una gravedad extrema. Usted ha subvertido la política exterior española definida a lo largo de toda nuestra historia democrática reciente. Usted ha violentado el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas al conminarle a
plegarse a sus exigencias y tomar decisiones que no le corresponden más que a ese órgano. Usted ha infringido la legalidad internacional dando respaldo a un apoyo militar sin autorización del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Usted ha
ignorado a la opinión pública española, que se ha expresado responsablemente a través de todos los medios que la democracia pone a su alcance. Usted ha ocultado en este Parlamento y en los medios de comunicación sus verdaderas intenciones. Usted
ha hecho todo esto rompiendo el consenso en esta Cámara, imponiendo su visión personal, sin contar siquiera con la opinión de los ciudadanos, que nunca se han pronunciado sobre este giro drástico de la política exterior española.



A lo largo de estos meses le hemos reclamado que rectifique. Personalmente le he demandado un cambio de rumbo, creo que en más de un centenar de ocasiones. Usted lleva meses repitiendo que trabajaba sin descanso por la paz, cuando parece
inminente el inicio de los bombardeos sobre el pueblo iraquí. Llegados a este punto, señor Aznar, tendría que reconocer que sólo caben dos posibilidades: o usted ha fracasado o usted ha mentido.
(Aplausos.) Lleva usted semanas repitiendo que
trabajaba incansablemente por el consenso. Todos hemos visto que ese consenso se ha roto y que hay una profunda división en esta Cámara, en la Unión Europea y en la comunidad internacional. Señor Aznar, usted o bien ha fracasado o bien ha mentido.
(Rumores.) Lleva usted repitiendo que trabajaba sin cesar por la seguridad. Hoy los ciudadanos españoles, como la mayoría de los ciudadanos del mundo, sienten más incertidumbre, que es la peor de las inseguridades, porque se ha vulnerado la
legalidad internacional. Señor Aznar, de nuevo usted o ha fracasado o ha mentido. (Varios señores diputados: ¿Otra vez?) Le diré lo que creemos la mayoría de los españoles: usted ha fracaso y además usted ha mentido a esta Cámara y a la
ciudadanía. (Aplausos.) No sólo no ha rectificado, sino que, lo que es más grave, nos ha mentido; nos ha mentido muchas veces, demasiadas veces, señor Aznar. Es prioritario que España regrese cuanto antes a su sitio, a una política que nos
reconcilie con las naciones árabes; que nos hermane con los países iberoamericanos; que, como han hecho Chile y México, y a pesar de sus dificultades y presiones, han mostrado mucha más dignidad que su Gobierno; una política que coloque la
bandera española junto y no enfrente de la vieja Europa, que la sitúe del lado de la legalidad internacional; una política de consenso que entienda nuestra alianza con Estados Unidos como amistad entre dos naciones soberanas y no como la sumisión
que hemos podido observar durante este tiempo.



Señor Aznar, señorías, siendo gravísimo lo que usted ha hecho, más grave es lo que podría llegar a hacer. Todos somos conscientes, y usted el que más, de que no estamos sino al principio de toda una escalada; de que detrás del ataque a
Irak vendrá la ocupación, y después quién sabe qué, para cumplir los designios del señor Bush y de ese orden internacional que quiere imponer por la fuerza, cuya única regla -es un sarcasmo oírle hablar aquí de reglas- es que manda quien más armas
tiene. Señor Aznar, ni usted ni nadie tiene derecho a embarcarnos en una aventura encabezada por los sectores más radicales e iluminados de la derecha de los Estados Unidos. Ni usted ni nadie tienen derecho a arrastrar a España a una deriva que
nadie sabe a dónde conduce; los únicos que tendrían derecho a tomar una decisión de ese alcance son los españoles. Se encuentra usted en la situación más grave en que puede hallarse un gobernante democrático; está usted enfrentado y divorciado de
su pueblo y, además, embarcado en el apoyo a una guerra ilegal. (Rumores.-El señor Mancha Cadenas pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señor Mancha, guarde silencio.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Gracias, señora presidenta.



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Señorías, desde mi primera intervención como líder del Partido Socialista dejé claro que nunca seguiría determinados ejemplos, que jamás recurriría a su forma de hacer política, que los españoles tenían derecho a un debate político, franco,
pero respetuoso, sin crispación ni insultos, que los españoles tenían derecho a un gobierno y a una oposición con sensibilidad democrática. En esa convicción me mantengo. Por eso, hoy, sí le tengo que exigir que sea responsable con su país, señor
Aznar; que sea coherente con los valores democráticos. Tal vez usted lo ignore, pero la democracia española no fue un regalo, se edificó con el sacrificio de demasiadas personas como para que usted venga a convertirla hoy en papel mojado. La
democracia tiene sus reglas y los ciudadanos las conocen. La primera de ellas es escuchar al pueblo. Se encuentra, señor Aznar, al final de la escapada, pero ante usted se abre la decisión definitiva.
Puede usted pasar a la historia como un
dirigente democrático que se equivocó, pero que decidió a tiempo rectificar a fondo y asumir sus responsabilidades, y tiene varias maneras de hacerlo, o puede quedar como un presidente que convirtió su mayoría absoluta en un ejercicio desquiciado de
absolutismo, enfrentado y divorciado a la mayoría de la población. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Señor Rodríguez Zapatero, le ruego que concluya.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Concluyo, señora presidenta.



Señor Aznar, llegado este momento, apelo a sus convicciones democráticas; en sus manos está la elección.



Muchas gracias. (Numerosos señores diputados puestos en pie aplauden al señor Rodríguez Zapatero.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias.



Señor presidente del Gobierno. (Varios señores diputados: ¡Ahora, ahora!.-Rumores y protestas.)


Un momento, señor presidente. (Pausa.)


Adelante.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señora presidenta, señorías, le he escuchado con mucha atención, señor Rodríguez Zapatero.
Después de escucharle cualquier diría que estamos ante una situación y ante una crisis provocada por
el incumplimiento por Irak de las resoluciones de Naciones Unidas. Parece que aquí el problema no es que Sadam Husein cumpla la legalidad internacional. (Rumores.) Aquí el problema está en que el Gobierno, en su opinión, es culpable del pasado,
del presente y del futuro. (Un señor diputado: ¡Muy bien!); de lo que pueda pasar en nuestro país y de lo que pueda pasar fuera de nuestro país. Es una cosa verdaderamente asombrosa. (Aplausos.)


Ya sabíamos que para S.S. el régimen de Sadam Husein no constituye una amenaza para la paz y la seguridad, no tiene armas de destrucción masiva, no ha tenido vinculaciones con grupos terroristas y, además de eso, sus hechos no avalan que
sea un riesgo ni una amenaza para los demás. Y le vuelvo a preguntar. Parece ser que durante 1990-1991 Naciones Unidas, el conjunto de la comunidad internacional ha estado trabajando absolutamente sobre el vacío porque no se entiende cómo se llega
durante 12 años a una situación en la cual por unanimidad el Consejo de Seguridad determina que hay una violación flagrante de las obligaciones impuestas desde el año 1991, que es la última oportunidad y que el régimen se tiene que atener a serias
consecuencias. Lo que pasa es que ya sabíamos que a usted todo eso no le importa nada. (Un señor diputado: ¡Muy bien!) A usted lo que le importa es hacer daño al Gobierno. (Aplausos.) Eso es lo que le importa, señoría: hacer daño al Gobierno.
Lo único que le interesa.
(Protestas.-Varios señores diputados pronuncian palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Un momento, señor presidente. (Pausa.)


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Esta Cámara votó el 18 de febrero, por última vez, una resolución y una moción en relación con este conflicto. Esa es la opinión que expresa el Parlamento y esa es la opinión que expresa esta
Cámara. Señoría, yo puedo expresar y tengo el derecho democrático de expresar lo que refleja y lo que piensa la mayoría de esta Cámara. Y tengo más derecho a eso a que usted hable en nombre de la mayoría de los españoles, puesto que nadie le ha
configurado ni le ha dado a S.S. esa legitimidad (Aplausos.-Protestas.) Nadie se la ha dado.
(Continúan los aplausos.) Aquí la opinión de la Cámara es lo que se vota y lo que se aprueba, no lo que cuando se vota no se aprueba. ¡Ya está bien de
decir que la opinión del Parlamento es lo que se vota y no se aprueba!. No, señoría: la opinión de la Cámara es lo que se vota y lo que se aprueba. Y es convicción democrática es la convicción que debe tener S.S. (Aplausos.-El señor Navarrete
Merino pronuncia palabras que no se perciben.))


La señora PRESIDENTA: Señor Navarrete, le llamo orden. (Continúan los rumores.-Varios señores diputados pronuncian palabras que no se perciben.) ¡Señor Navarrete, le llamo al orden por segunda vez!


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Ha llegado S.S. muy lejos en la deslegitimación del Gobierno y ha llegado S.S. muy lejos en lo que es el supuesto enfrentamiento entre las instituciones y la opinión pública o entre la calle
y el Parlamento. No siga por ese camino. Yo sí tengo que hacer una apelación a sus convicciones democráticas, porque en la Cámara, donde está representada la soberanía nacional, es donde se expresan las mayorías y las minorías. Es ahí por donde
hay que empezar a respetar y a exigir las convicciones


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democráticas que usted debe tener y que ustedes necesitan.
(Aplausos.-Protestas.)


Vuelve otra vez S.S. a hablar de la paz y de la guerra en términos que, como le he dicho en otros debates, no vamos a aceptar. Ya se le ve, como se le ha visto otra vez, haciendo todos los días apelaciones a la paz en tonos cada vez más
amenazantes y más crispados. Hoy S.S. tenía una oportunidad: apelar al régimen de Sadam Husein a que ponga fin a esta situación. Hoy tenía la responsabilidad de apelar a todo aquello por lo que está apelando Naciones Unidas, a pedirle que se
marche, que se desarme y que se termine con esta situación. Pero, una vez más, S.S. ha desperdiciado esa oportunidad. (Aplausos.) No sé si es porque no se le ha ocurrido, que no creo, o porque electoralmente no le interesa (Un señor diputado:
¡Muy bien!) Esa debe ser la realidad. Ha perdido una nueva oportunidad de pedir que renuncie a las armas de destrucción masiva, al terrorismo y al exilio. S.S. sabe muy bien que se han hecho todos los esfuerzos posibles para alcanzar una nueva
resolución en el Consejo de Seguridad; sabe muy bien lo que dicen las resoluciones, desde la 678, que autoriza el uso de la fuerza en el año 1990, hasta la 1441; y sabe muy bien lo que significa el ejercicio del derecho de veto en el Consejo de
Seguridad. No estamos, por tanto, ante un problema de tiempo -vuelve S.S.
a eso-, no estamos ante un problema de inspectores; el problema es que quien tiene que cumplir la legalidad no quiere y la elección es si se cumple o no se cumple la
legalidad. La respuesta de S.S. desde el comienzo de esta crisis ya la tenemos: no quiere que se cumpla la legalidad. Pues bien, nosotros sí queremos. (Aplausos.-Rumores.) Ya sabemos que a usted le da igual engañar a la opinión con tal de
conseguir votos; ya sabemos que le da igual cambiar seguridad por votos; ya sabemos que está más cómodo, sin duda, detrás de cualquier pancarta, en compañía del señor Llamazares, que haciendo una política seria y responsable; ya sabemos que para
S.S. Irak no es una amenaza; ya sabemos que no tiene armas; ya sabemos que afirmando que negaba misiles, después aceptó que los tenía, aunque a usted le dio igual; que ahora reconoce el régimen de Sadam que tuvo armas de destrucción masiva
-ahora, por supuesto, ya no las tiene- (Una señora diputada: Pero, ¿qué dice?); y naturalmente sabemos también que los informes que han presentado están llenos de ocultaciones y falsedades, como han dicho las Naciones Unidas. Pero eso a usted le
da igual porque usted ya tiene decidido desde hace mucho, porque electoralmente le conviene, que esto no es una cuestión de legalidad, no es una cuestión de la crisis entre Irak y Naciones Unidas; es una cuestión de ver cómo se puede hacer daño al
Gobierno. Y así lo intentan todos los días, y así de clara la culpabilidad de todos aquellos que intentan justamente el respeto de la legalidad, y así se olvida de exigir el cumplimiento de responsabilidades a aquel que justamente las tiene.
Esa
es la diferencia. (Rumores.) Creo que usted está engañando gravemente a la opinión.



Su señoría viene otra vez aquí hoy a seguir con su política de consignas.
Sigue dando sus consignas a la opinión pública. No es nuevo, ya se lo hemos escuchado. Parecen consignas de otras décadas. Escuchamos el otro día un manifiesto
-por segunda vez, señoría- que solamente puede ser llamado el manifiesto de la vergüenza, donde ni una sola vez se hablaba de Naciones Unidas, ni de los derechos humanos, ni de las víctimas, ni de la tortura, ni de la tiranía, ni de los crímenes de
Sadam Husein; ni una sola vez. Por segunda ocasión, usted ha tenido la oportunidad de decir: Yo no estoy de acuerdo con eso, pero no lo ha dicho. Usted estaba también de acuerdo con eso. ¿Por qué, señoría? Porque estamos en una política
puramente de oportunismo electoral. (Aplausos.-Rumores.) Francamente, yo pensaba que el muro de Berlín no se había caído todavía para algún diputado de esta Cámara -se lo decía el otro día al señor Llamazares-, pero ahora pienso que tampoco se ha
caído para usted. Está usted a un paso de plantear una política de países no alineados o de entrar en conflicto, como en las viejas décadas, con el imperialismo yanqui. No es extraño que usted proponga el aislamiento de Estados Unidos como un eje
de la política exterior de España para el futuro; sin duda el señor Llamazares estará muy de acuerdo con eso, pero nosotros no lo estamos.
(Rumores.-El señor Ruiz López, don Antero, pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señor Ruiz, guarde silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Me habla usted de los consensos forjados durante 25 años y que se han roto. ¿De qué consensos habla? (Continúan los rumores.-La señora Castro Fonseca pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Un momento, señor presidente.



Señora Castro, guarde silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): ¿De qué consensos me habla, señoría? Refresquemos un poco la memoria. Cuando el Gobierno democrático de España, en el año 1981, decidió democráticamente por mayoría que España entrase en la
Alianza Atlántica, dirigentes de su partido fueron a la Unión Soviética a decirles a los dirigentes soviéticos: No se preocupen ustedes que si gobernamos nosotros ya sacamos a España de la Alianza Atlántica. (Aplausos.) Luego vino: OTAN de
entrada, no. Luego vino el que si por mayoría se entra, por mayoría se sale. Luego vino el referéndum para salir, que fue para quedarse. Luego vino: Americanos fuera, pero sólo unos pocos y los demás que se queden, por favor. Y luego vino,
efectivamente, la apelación a Max Weber, a la ética de la convicción


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y a la ética de la responsabilidad, esa que nunca falta para evitar decir que se ha engañado como se pretende engañar hoy a los ciudadanos españoles. (Aplausos.) ¿Qué consensos se han roto? ¿Los que usted ha roto? ¿Los que usted ha
rechazado? ¿Los consensos que se le han ofrecido para forjar una política de común acuerdo y que usted ha rechazado? ¿De esos consensos me habla? ¿Soy responsable yo de romperlos? (Rumores.-Varios señores diputados pronuncian palabras que no se
perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señora García, guarde silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): ¿De los consenso europeos que S.S. se ha negado a votar en esta Cámara? ¿De esos me habla? ¿Del consenso que existe en la Alianza Atlántica en relación con el vínculo Atlántico y las
relaciones con Estados Unidos? ¿Ese consenso es el que nosotros rompemos, o ese consenso es el que quiere romper usted? ¿De qué consenso me habla? ¿De considerar el terrorismo como la principal amenaza internacional para las democracias del
mundo? ¿De ese consenso me habla, señoría? (Continúan los rumores.)


La señora PRESIDENTA: Un momento, señor presidente.



Señora García, le llamo al orden.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Porque no será por el daño a las relaciones con Iberoamérica. Estamos haciendo un daño tremendo en nuestras relaciones con Iberoamérica. Por eso nos hemos convertido en estos años en el
primer inversor europeo y en el segundo inversor del mundo en Iberoamérica, porque nos dedicamos a hacer daño a nuestra posición en Iberoamérica. (Aplausos.) Por eso, porque estamos dispuestos a acabar con las tradicionales relaciones con el mundo
árabe -piense usted de donde viene, por cierto, esa expresión de las tradicionales relaciones con el mundo árabe-; porque estamos dispuestos a romperlas, somos nosotros precisamente los que impulsamos y alentamos que se ponga en marcha una vez más
el proceso de paz de Oriente Medio, el llamado itinerario... (Rumores.). Sí, señorías, hemos sido nosotros.



La señora PRESIDENTA: Un momento, señor presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Sí, señorías. En ese proceso que había descarrilado, hemos sido nosotros... (La señora Conde Gutiérrez del Álamo pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señora Conde, guarde silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): En esa isla en mitad del Atlántico a la que usted se refiere, somos nosotros los que hemos dicho que estamos dispuestos a ponerlo en práctica. Y lo vamos a poner en práctica con el consenso
también de la Unión Europea, como lo va a ver usted dentro de muy poco. (Aplausos.) Está usted llegando tan lejos en sus posiciones y son tan radicales que la farsa y los engaños de entonces van a ser pocos para los que, si tiene la oportunidad
-que espero que los españoles no le den-, tendría S.S. que organizar. Pero no tengo duda de que también en eso el señor Llamazares estará de acuerdo con usted.
(Rumores.)


Yo le digo que es posible y deseable una solidaridad atlántica; que es posible y deseable impulsar la paz en Oriente Medio; que es posible ocuparse seriamente, como lo hacen las Naciones Unidas y como haremos nosotros, en un escenario de
post-conflicto si éste se produce, de la democracia, la libertad y la prosperidad de los iraquíes; que es posible y es bueno estar con las democracias más antiguas del mundo; que es posible defender el Estado de derecho, la ley, la libertad
individual, la pluralidad y los derechos humanos; que es posible defender nuestra libertad y nuestra democracia y además es deseable, y defendernos de las amenazas, de las armas de destrucción masiva y del terrorismo. Estamos convencidos de que
esos son los intereses nacionales de España y estamos dispuestos a llegar a acuerdos con los que hemos llegado y con muchos más. ¡Claro que eso requiere principios y convicciones!. Eso no es para que lo entiendan oportunistas electorales como lo
es su señoría.
(Aplausos.)


Ha hablado S.S. de una intervención ilegal, si es que se produce. La intervención ilegal, si es que se produce, tiene una base legal muy amplia, que es la base legal establecida en la Resolución 678; en la 687, de 3 de abril de 1991 y,
por supuesto, en la 1441. La Resolución 687 estableció un alto el fuego, condicionado al cumplimiento de unas condiciones. Lo he expresado en mi discurso. Léala. La 687 no estableció el fin de la guerra con controles adicionales; no.
Estableció un alto el fuego condicionado al cumplimiento de unas condiciones. Y, naturalmente, lo primero que hay que hacer es tener la cortesía -por decirlo de esa manera- de no manipular las resoluciones ni los datos de las Naciones Unidas. Ni
los documentos tampoco, señoría. (Rumores.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Es evidente que las condiciones no se han cumplido y es evidente, señoría, que estamos en el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas; que estamos en violación flagrante -como recoge
la Resolución 1441- por parte de Irak, que tenía la última oportunidad y que tenía que afrontar graves y serias consecuencias. Las posibilidades que teníamos de intentar


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una salida por otros medios que no requirieran una intervención, desgraciadamente no se han visto satisfechas y en este momento hay que optar por si la legalidad internacional se cumple o no se cumple.



He tenido la oportunidad de escuchar la declaración que hizo ayer y que su partido hizo pública. Es una declaración que hacía mucho tiempo que yo no leía, desde el punto de vista de su carácter asambleario y antiguo. Pero tiene alguna cosa
interesante. Por ejemplo, cuando dice que una minoría vulnera la legalidad internacional que exige una decisión del Consejo de Seguridad para cualquier acción militar contra un país. Usted acusa a algunos dirigentes internacionales de situarse al
margen de la ley. Por cierto, tampoco sé quién le ha elegido a usted para decidir quién está o quién no está al margen o dentro de la ley. Esa es otra cuestión.
(Protestas.) Su opinión será tan respetable como pueda serlo la de los demás. Pero
como es así, como usted dice que nosotros hemos vulnerado las decisiones del Consejo de Seguridad, yo espero que usted suba a esta tribuna y pida disculpas públicamente a la... (Nuevas protestas.-Rumores.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Espero que S.S. suba a esta tribuna y pida públicamente disculpas a la opinión pública por haber apoyado los bombardeos sobre Kosovo y sobre Belgrado... (El señor Blanco García pronuncia
palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: ¡Señor Blanco!


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Bombardeos ordenados por el secretario general de la OTAN, señor Solana, sin autorización, sin respaldo y sin resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. (Grandes y
prolongados aplausos.-Un señor diputado: ¡Bravo! ¡Bravo!) Como S.S. apoyó desde esos bancos expresamente una intervención y un ataque contra un país, como fue esa intervención contra Serbia, espero que suba a esta tribuna a pedir perdón a la
opinión pública. (Un señor Diputado: ¡Manipulador!) O explique, si es que la diferencia de situaciones la justifica como yo decía el otro día, quién era el secretario general de las Naciones Unidas... (Rumores.) De la OTAN, perdón. (Una señora
diputada: ¡No sabe quién es el secretario!.-Rumores.) Sí, me he equivocado, el secretario general de la OTAN; no de las Naciones Unidas. Y también explique, por favor, si es que puede, por qué entonces apoyó esa acción y por qué no lo hace ahora;
cuáles son las diferencias políticas y morales que hay en este momento. (La señora Cunillera i Mestres: ¡Si lo sabe todo el mundo!) Espero que S.S. suba a esta tribuna y desautorice a los dirigentes de su partido que dijeron entonces... (La
señora García-Hierro Caraballo pronuncia palabras que no se perciben.-El señor De Grandes Pascual: ¡A la calle!)


La señora PRESIDENTA: Señora García-Hierro, guarde silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Que dijeron entonces que el veto, como anacronismo que explica otra época, impide que las Naciones Unidas puedan ejercer con coherencia la representación de la comunidad internacional. Espero
que lo desautorice, señoría, porque es muy difícil llegar a acuerdos en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas cuando hay países que dicen que están dispuestos a vetar cualquier cosa con tal de que no haya una resolución, que al final es lo
mismo que decir... (Rumores.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Es lo mismo que decir que están dispuestos a vetar también la aplicación de las conclusiones de la Resolución 1441, aunque algunos la hayan votado y haya sido aprobada por unanimidad. Esa es
la consecuencia de eso. (Aplausos.) Ya sabemos también que esa es su teoría, porque S.S. se ha cansado de decir desde esta tribuna y fuera de ella que no iba a aceptar, que le daba igual lo que dijeran las resoluciones del Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas.
(Nuevos aplausos.) Espero que desautorice a los dirigentes que han dicho esto. Y espero que desautorice también a los dirigentes que dijeron entonces que la intervención era necesaria, aunque el Consejo de Seguridad no hubiera
sido capaz de acordarlo. Espero que S.S., tan preocupado desde el punto de vista de las circunstancias morales -que comprendo porque las situaciones son difíciles para todos-, nos diga efectivamente cuáles son las diferencias políticas y morales
para ocuparse de unas víctimas entonces y no ocuparse de unas víctimas ahora; para aceptar el Consejo de Seguridad ahora y no aceptarlo entonces; para justificar una intervención entonces y no justificarla ahora. Si ese es el oportunismo
electoral y lo quiere hacer S.S., hágalo, está en su derecho y en su libertad, pero no apele aquí a los principios de la legalidad al Consejo de Seguridad a las resoluciones de las Naciones Unidas o al Estado de derecho. (Aplausos.) Si S.S. está
absolutamente convencido de eso, diga también a la Cámara que propone que se restablezca la legalidad internacional, que fue gravemente vulnerada e infringida en el año 1999, y que entonces quien está siendo juzgado por crímenes de guerra en el
Tribunal deje de serlo y se reponga la seguridad y la legalidad. (Protestas.-La señora García-Hierro Caraballo pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señora García-Hierro, le llamo al orden.



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El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Propóngalo. No se olvide S.S. de mencionar -ya que habla de la guerra de Bush y Aznar y de esas cosas- al presidente Bill Clinton (Un señor diputado: ¡El asunto Lewinsky!) quien, por
cierto, hoy apoyaba nuestra decisión en la cumbre atlántica. Pero, naturalmente, espere y también condene, por supuesto, al presidente Clinton y a todos sus cómplices de entonces porque vulneraron la legalidad, se situaron fuera de la ley y se
comportaron casi como unos forajidos internacionales al margen del Consejo de Seguridad. (Aplausos.) También en este punto estoy convencido de que su colega el señor Llamazares le apoyaría sin ningún problema. (Protestas.) No le he escuchado
ningún comentario -porque para el caso es lo mismo- sobre las decisiones que ha adoptado el Gobierno. Le quiero decir que nosotros entendemos claramente que un mundo en el cual se puedan violentar las reglas, se puedan desafiar las reglas de la
comunidad internacional sin que la comunidad reaccione, no le conviene a España ni es bueno para la paz y la seguridad del mundo. Yo le digo, señoría, que ni para el terrorismo, ni para ninguno de los asuntos que tenemos que afrontar en el futuro
pensando en la paz y en la seguridad, nos conviene, efectivamente, que el Consejo de Seguridad pueda verse bloqueado ni nos conviene que la comunidad internacional no sea capaz de cumplir sus propias resoluciones.
Creo que se pueden hacer todos los
discursos electorales que se quieran; se puede llevar la posición de España hasta extremos máximos y pedir el aislamiento de quien se quiera; naturalmente se puede utilizar electoralmente; se puede negar la legitimidad del Gobierno; se puede
intentar contraponer la opinión pública y el Parlamento; se puede pensar incluso que se tiene razón, pero cuando se habla, por supuesto cuando se habla de lo que es la paz y la seguridad, además de consignas hay que hacer propuestas y hay que hacer
proyectos, señoría. Yo no apelo a su responsabilidad, no puedo hacerlo porque ya sé que es absolutamente inútil.



Gracias. (Un señor diputado: ¡Muy bien! Prolongados aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Gracias, señor presidente.



Señor Rodríguez Zapatero.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Gracias, señora presidenta.



Señor Aznar, el problema en este debate no lo tiene usted conmigo ni con el Partido Socialista, lo tiene usted con la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles que están... (Aplausos.-Rumores)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Los ciudadanos españoles están sencillamente perplejos, indignados al ver su actitud durante estos meses de apoyar una guerra preventiva sin razones y de hacer una política exterior de sumisión absoluta al señor
Bush. Ahí es donde tiene el problema, con la ciudadanía española. (Un señor diputado: ¡Muy bien! Aplausos.)


Fíjese, señor Aznar, la verdad es que ahora no está usted en el mejor momento para hacer o intentar trasladar ninguna lección sobre autoridad de la representación de los órganos y de los equilibrios en democracia entre opinión pública e
instituciones como es este Parlamento, porque acaba usted de usurpar en Azores las funciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas con otros dirigentes, interpretando la legalidad que no le corresponde (Un señor diputado: ¡Muy bien!
Aplausos.); incluso lanzando un reto. Señor Aznar, usted puede venir aquí con recortes de prensa, con nuestros comunicados; cuantos más trae es evidente que menos argumentos tiene (Risas.), porque lo que usted tiene que hacer aquí es dar alguna
explicación.



La Resolución 1441 está aquí y dice textualmente que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas está decidido a lograr que Irak cumpla plena e inmediatamente y sin condiciones ni restricciones las obligaciones que le impone la Resolución 687
y otras resoluciones en la materia; que las resoluciones del Consejo constituyen la norma para determinar el cumplimiento por parte de Irak. Señor Aznar, no es usted ni Bush ni Blair quien tiene que determinar el cumplimiento del Consejo, es el
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los quince miembros -los quince-, y usted sabe que la mayoría de los quince miembros ha dicho que más tiempo para los inspectores, más medios para los inspectores. Esa era la resolución y la propuesta que
han tenido; esa era. (Rumores y protestas.)


La señora PRESIDENTA: Guarden silencio, señorías.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Usted, el señor Bush y el señor Blair han tomado la decisión de usurpar las funciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (Varios señores diputados: Eso, eso), con un hecho que en mi opinión es más
grave todavía, porque atenta a la razón, y hablando como estamos haciendo de un posible ataque militar y de una guerra es muy grave, señor Aznar, muy grave. (Rumores.) El informe del inspector Blix, en el que se recogen y contienen claros avances
de la actitud de Irak en relación con la verificación del desarme, no ha sido escuchado, ha sido absolutamente marginado, y por tanto ha quedado al descubierto toda una estrategia que tenían desde hacía tiempo. A medida que avanzaban las
posibilidades de desarme de Irak, más prisa se daban ustedes porque se quedaban sin un solo argumento para el ataque militar. Eso es lo que ha pasado, señor Aznar, eso es lo que ha pasado. (Aplausos.-Rumores.)


Cuando el señor Blix dice cuánto tiempo llevará resolver las cuestiones fundamentales de desarme pendientes (Un señor diputado: ¡Tiempo!), éste responde que no tomará años ni semanas, pero sí meses, y reconoce


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los avances que había producido. ¿Por qué han negado meses para avanzar en el desarme pacífico de Irak? ¿Sabe por qué lo han negado? Porque no querían el desarme pacífico de Irak, querían la invasión de Irak y el control de ese régimen
político. (Aplausos.-Rumores.) Ésa es la causa. No hay conciencia democrática (Fuertes rumores.-Varios señores diputados pronuncian palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señor Soravilla, señor Merino, guarden silencio.
Señor Sanz, guarde silencio. (El señor Merino Santamaría pronuncia palabras que no se perciben.-Fuertes rumores.) Señor Merino, le llamo al orden. Señor Velasco.
(Pausa.)


Adelante, señor Rodríguez Zapatero.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Gracias, señora presidenta.



Señor Aznar, eso es lo que usted tiene que explicar aquí, por qué se han negado tres semanas, un mes, unos meses, cuando la máxima autoridad encargada por Naciones Unidas dice que se puede verificar en unos pocos meses. ¿Merecía la pena
unos pocos meses para salvar seguramente muchas vidas humanas? Sí merecía la pena. Eso pensaba la mayoría del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, nueve países al menos, nueve países, y ustedes no han podido aguantar porque cada día que pasaba
perdían la batalla diplomática, perdían la batalla de la opinión, perdían la batalla de los argumentos, porque se quedaba desnuda su verdadera intención, que no era otra que atacar Irak, quedarse con aquel territorio y con las riquezas económicas
que tiene toda aquella zona en nombre del señor Bush.
Así de claro. (Prolongados aplausos.) Esto es lo que representa vulnerar claramente el espíritu y la letra de la Carta de Naciones Unidas, lo que representa vulnerar la resolución 1441 que
tenía que haber sido evaluada por el conjunto del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y esto es lo que representa vulnerar la legalidad internacional, sin ninguna circunstancia de extrema urgencia, sin ninguna circunstancia de lo que podría
representar un daño humanitario en estos instantes y sin ninguna circunstancia de amenaza inminente y real a ningún país y a ningún pueblo, porque el régimen de Irak, por fortuna, no está en condiciones de tener esa capacidad. Esa es la realidad,
señor Aznar. Cualquier otra comparación con circunstancias históricas que hemos vivido no tiene fundamento. Consenso internacional en la ONU, consenso en la OTAN, consenso pleno en la Unión Europea y consenso en esta Cámara cuando había obligación
por evitar una masacre y un genocidio que se estaba produciendo, y aquí no se está produciendo ninguna masacre y ningún genocidio, señor Aznar; ninguna masacre y ningún genocidio. Avanzaba adecuadamente el desarme y fíjese que lo hemos discutido
en muchas ocasiones en esta Cámara. Decían: hay tantos soldados porque la amenaza tiene que ser creíble. Hay tantos soldados porque tiene que haber presión, porque eso es lo único que hará desarmarse a Sadam Husein. ¡Qué gran mentira y qué gran
engaño, señor Aznar! ¡Qué gran engaño, qué gran mentira ese argumento! (Aplausos.-Rumores.) No había presión, había preparación del ataque militar, de la guerra y de la ocupación de Irak.
Eso es la conclusión racional a que se llega. Claro que ahí
tenían una gran contradicción; no sabían si admitir que había avances en el desarme, que por un lado les podría venir bien a sus posiciones, y podrían decir que eso es gracias a la presión; así se consigue la paz, con determinación; gracias a la
presión vamos a desarmar a Irak. Cuando empieza a surtir efecto el desarme ustedes tienen toda la prisa del mundo y deciden atacar; este es el fondo de la cuestión: atacar, sin respaldo de Naciones Unidas; por tanto ataque no legítimo, como ha
dicho hoy el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan -supongo que es suficiente como autoridad-; atacar sin respeto a la legalidad internacional, como han dicho absolutamente todos los expertos en la materia y como entiende todo el mundo,
porque todo el mundo, y esta es por otra parte la grandeza que hemos vivido en este proceso, todo el mundo ha visto qué pasaba en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; todo el mundo ha visto que perdían; todo el mundo ha visto que no
convencían; todo el mundo ha visto que los argumentos tenían cada día menos fuerza, y que si el Consejo hubiera actuado, si se le hubiera dejado actuar, si se hubiera respetado la autoridad que tiene -esa que todos deberíamos respetar cada minuto-,
el desarme pacífico de Irak habría llegado en poco tiempo. Eso es lo que ustedes van a impedir con un ataque militar que producirá graves daños y devastación; esta es la realidad. (Rumores.-El señor Hernando Fraile: ¡Venga ya!-Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Señor Rodríguez Zapatero, concluya, por favor.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Sí, concluyo ya.



Señor Aznar, su comportamiento político es grave, muy grave; es muy grave que haya roto el consenso. (Rumores.) Usted aquí, sí; no le ha respaldado ni un solo grupo político en su estrategia, en su huida hacia delante, ni uno solo, y esto
no le ha hecho reflexionar en ningún momento; fíjese que no digo ya rectificar, siquiera reflexionar. No le ha importado en absoluto la expresión tan amplia de la ciudadanía en la calle -la más amplia, históricamente-; ni siquiera le ha hecho
reflexionar. Ha ido usted hacia adelante, cada vez con más furor, apoyando las tesis del señor Bush. Ni siquiera ha dado un paso atrás, para situarse en las tesis más prudentes o intermedias, representadas por Chile o Méjico, para intentar un
consenso. No; ha intentado la imposición sin argumentos, y por eso han sido derrotados en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; por eso han sido derrotados. (Aplausos.-Rumores.)


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La señora PRESIDENTA: Señor Rodríguez Zapatero, le ruego concluya definitivamente.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: No ha escuchado, y ha roto el consenso; por eso tiene que asumir su responsabilidad. La tiene que asumir porque en democracia el divorcio entre la acción de Gobierno y la ciudadanía es algo muy serio. La
definición de nuestra política exterior de manera radicalmente distinta de lo que ha sido durante estos últimos 25 años es algo muy serio. Definir la política exterior de esta manera, sin el apoyo de ningún grupo político en esta Cámara, es efímero
-usted lo sabe-; es efímero y perjudica a los intereses de España. (Rumores.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Dentro de un año, cuando haya una nueva mayoría, cuando exista una nueva mayoría (Rumores.-Risas,) tendremos que volver a cambiar radicalmente esa posición.



La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.



Señor Rodríguez Zapatero, le ruego que definitivamente concluya; lleva consumido más de cuatro veces el tiempo previsto. (Protestas.-El señor Cuesta Martínez pronuncia palabras que no se perciben.-Rumores.)


Señorías, guarden silencio.



El señor RODRÍGUEZ ZAPATERO: Apelo, pues, a su sensibilidad democrática; apelo a usted para que sea consciente de la situación política que vivimos y tome decisiones en orden a asumir su responsabilidad política, la que ha contraído ante
los españoles, y de manera muy clara en esta Cámara.



Muchas gracias. (Prolongados aplausos.-Rumores y protestas)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias. (Continúan los rumores.-El señor Mateos Yuste pronuncia palabras que no se perciben.)


Señorías, guarden silencio. Señor Mateos, guarde silencio.



Señor presidente del Gobierno. (Continúan los rumores.-Una señora diputada: ¡Ahora, sí tendremos presidenta!-La señora Fernández de la Vega Sanz: ¡Ahora, sí!)


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señora presidenta, señorías.



Quiero recordarle, señor Rodríguez Zapatero que los que hemos manifestado y defendido este proceso en el marco de Naciones Unidas, hemos trabajado por él y hemos dicho que hay una base legal desde 1990 hasta el momento somos precisamente
nosotros, señoría, y el que lo ha negado sistemáticamente ha sido usted. Yo he dicho que es un proceso que arranca del año 1990, de cuando Irak invade Kuwait, señoría; de cuando se utiliza el uso de la fuerza y de cuando el alto el fuego está
condicionado al cumplimiento de unas condiciones, cosa que usted ha negado siempre, señoría, y lo ha negado siempre porque le convenía negarlo, no porque las resoluciones de Naciones Unidas no lo digan. Le quiero recordar que la Resolución 1.441
establece -y recuerda- que la Resolución 687, de 1991, había declarado que una cesación del fuego estaría subordinada a que Irak aceptara las disposiciones de esa resolución, incluidas las obligaciones de su cargo que en ella figuraban y que estaba
decidido a lograr que Irak cumpliera plena e inmediatamente y sin condiciones ni restricciones las obligaciones que le impone la Resolución 687, de 1991, aparte de otras resoluciones anteriores y además recordando que esas resoluciones del Consejo
son la norma para determinar el cumplimiento por parte de Irak.
Esto viene legalmente, señoría, desde 1990 y termina en la Resolución 1.441. Le voy a decir por qué termina en la Resolución 1441, porque lejos de ser un conflicto que tiene carácter
preventivo después de 12 años -¡ya tiene mérito la cosa, llamar preventivo a algo que lleva 12 años en marcha!- (Aplausos.), quiero decirle que cuando se amenaza con la utilización del veto que SS.SS. antes criticaban, se hace imposible la adopción
de una nueva resolución del Consejo de Seguridad; pero la base legal establecida por las resoluciones de Naciones Unidas es la base legal que se conoce y que está establecida. Por tanto, señoría, esta es la realidad y no puede justificar por qué
acepta esto porque le conviene ahora y no lo puede aceptar en el caso de Kosovo. ¿Sabe lo que dijo el secretario general de Naciones Unidas en el caso de Kosovo? Exactamente lo mismo que ha dicho ahora. ¿Qué quiere usted que diga el secretario
general de Naciones Unidas? Pues naturalmente tendrá que decir eso.
(Rumores.-El señor Velasco Sierra pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señor Velasco, guarde silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Ahora le quiero decir que sería usted el que tendría que decir por qué es ilegal lo que entonces era legal, señoría. Eso es lo que hay que decir. Y ¿por qué conclusión, por razón de qué
principio, en razón de qué cuestión política? ¿O es que el Tratado de Washington, ya que nos acusa a nosotros de alguna de estas cosas, da una autorización? ¿O es que el Tratado de Niza da una autorización? No señoría, ni en Kosovo ni ahora, lo
que ocurre es que en Kosovo y ahora en algunos momentos hay que tomar decisiones y hay momentos en los que hay que dejar de ser un oportunista, como es S.S. Esa es la gran diferencia. (Aplausos.) Por tanto, que S.S. pueda acusarnos de usurpar las
funciones del Consejo de Seguridad a los que llevamos trabajando para que haya una nueva resolución del Consejo de Seguridad que


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otros se encargan de impedir con el ejercicio del derecho de veto, eso sí que es un sarcasmo y una ironía. (Rumores.) Tengo la convicción, señoría -es más, tengo la seguridad- de que si se hubiese mantenido una presión firme y unida sobre
Sadam Husein, las cosas hubieran ido de otra manera, señoría; hubiesen transcurrido de otra manera. Si la presión diplomática hubiese ido al mismo tiempo que la presión militar, se podrían haber hecho las cosas de otra manera, señoría. No hay
nadie en la comunidad internacional, salvo usted -y tal vez también el señor Llamazares- (Risas.) que diga, señoría, que si no es por el despliegue y por la presión militar se hubiese movido un solo ápice el régimen de Sadam Husein (Rumores.); no
hay nadie que lo diga, señoría, sencillamente porque no es verdad. Pensar que unos meritorios inspectores van a estar buscando armas por Irak, que tiene obligación de desarmarse y no lo hace, y van a cumplir sus objetivos es absolutamente inútil,
señoría. Exigir a los demás que presenten pruebas en lugar de exigir a Sadam Husein que se desarme y presente las pruebas, que es a lo que está obligado, es exactamente leer las resoluciones de Naciones Unidas al revés.



Ya sabemos que para usted Irak no es un peligro y Sadam Husein tampoco es un peligro. (El señor Cuesta Martínez pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señor Cuesta, guarde silencio.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Se equivoca S.S., las armas de destrucción masiva existen y las verá S.S. Créame que Sadam Husein y el régimen iraquí no tienen las armas de destrucción masiva para hacer colección, las
tienen para poder usarlas, y no ha tenido contacto con grupos terroristas por tener más o menos amigos o como usted los quiera llamar, sino porque está dispuesto a utilizar el terrorismo, y también lo ha demostrado. Además está dispuesto a acceder
en cuanto pueda a elementos con un componente de carácter nuclear. No lo hace por coleccionar, lo hace por hegemonía, como lo ha demostrado ya utilizando las armas químicas y biológicas contra su propio pueblo, salvo que usted me diga, señoría, que
la legalidad o ilegalidad de una acción depende de la cercanía con que se produce. Por lo visto asesinar en fosas en Kosovo a unos kosovares -musulmanes, por cierto- tiene una importancia enorme, pero gasear a miles de personas en Irak no tiene
ninguna importancia desde el punto de vista de la legalidad internacional. (Aplausos.)


Cualquier apelación a las riquezas económicas está desmentida expresamente en un documento, y en el caso de lo que significa la posición española, parece mentira que S.S. pueda decir eso. Me parecen mentira algunas cosas, esa también
señoría, porque le puedo decir que si algo acompaña a este Gobierno es la convicción de que está haciendo lo que es justo y mejor para la paz y la seguridad internacionales y para la paz y la seguridad de España.



Respecto a la definición de la política exterior, quiero decirle que usted no es capaz de poner aquí ni un solo ejemplo en virtud del cual nosotros hayamos dado un paso atrás en lo que significa integración española en Europa,
fortalecimiento de la relación de España con Iberoamérica y compromisos de España con el mundo árabe o con el proceso de paz de Oriente Medio. No lo puede hacer, señoría, sencillamente porque no existe. (El señor Navarrete Merino pronuncia
palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señor Navarrete. (Rumores.)


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Su señoría puede hacer otras cosas y sin duda ya las hace, pero no podrá demostrar eso sencillamente porque no es verdad.



Le vuelvo a decir que estoy muy satisfecho, muy orgulloso y muy agradecido en esta ocasión por el respaldo de mi grupo parlamentario y de mi partido, (Aplausos.), que representa a la mayoría de los ciudadanos españoles. Cuando ustedes
quisieron poner a prueba a este grupo se llevaron un buen chasco, y se lo seguirán llevando porque este grupo, este partido y este Gobierno trabajan por convicciones, y no hay nada más efímero, señor Zapatero, que no tener convicciones y ser un
oportunista.



Muchas gracias. (Prolongados aplausos.-Un señor diputado: ¡Qué condecoren al presidente.)


La señora PRESIDENTA: En nombre del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió), tiene la palabra el señor Trias. (Rumores.)


Señorías, es preciso que continuemos con el debate por lo cual les ruego encarecidamente que guarden silencio, ocupen los escaños y quienes vayan a salir del hemiciclo lo hagan de manera diligente. (Continúan los rumores.)


Señorías, ruego guarden silencio y ocupen los escaños. (Pausa.)


Adelante, señor Trias.



El señor TRIAS I VIDAL DE LLOBATERA: Señora presidenta, señor presidente, señoras y señores diputados, en primer lugar quiero agradecer otra vez la comparecencia del presidente del Gobierno en el Congreso de los Diputados. El domingo
estaba usted en las islas Azores, ayer se vivió en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas una reunión trascendente, y hoy comparece en esta Cámara para dar cuenta de cuál es la posición de su Gobierno en esta crisis; algo que agradecemos como
agradecemos la no participación de las tropas españolas en cualquier tipo de ataque y que nuestra actuación será de carácter humanitario, a excepción evidentemente


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del cumplimiento de los requisitos de la OTAN en cuanto a la defensa de Turquía.



Tras una larga serie de debates en esta Cámara alrededor del conflicto de Irak, llegamos al día de hoy conscientes de la gravedad del momento y ciertamente con el ánimo encogido por la sensación de un fracaso colectivo. Muy a nuestro pesar
este puede ser el último debate antes del inicio de las hostilidades, y en esta triste hora lo cierto es que no tenemos grandes argumentos nuevos que aportar a los que hemos venido reiterando cada vez con mayor intensidad en los últimos meses. No
existe motivo real que justifique una guerra y es lamentable que el Gobierno haya dedicado más energía en buscar la legitimación de una decisión militar ya adoptada que en evitar un conflicto armado y por tanto en luchar a favor de la paz. En su
exposición usted ha reiterado sus razones de apoyo a Estados Unidos en esta crisis; razones que no son nuevas ni consideramos que sean suficientes. Por ello no ha de extrañarle que no podamos compartir con usted su análisis ni su posición a lo
largo de esta crisis. Le decía el pasado 5 de marzo que usted estaba convencido de la inevitabilidad de la guerra, y lo que nos temíamos, señor presidente, ha sucedido. Lo inexorable según ustedes ha llegado. Poco importaba lo que ayer se dijera
en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ustedes el pasado domingo apostaron por lo inevitable y abandonaron lo posible: la paz. Sin duda ésta última es una opción más larga, tortuosa y más ambigua si se quiere que la suya, pero desde
Convergència i Unió creemos que es una opción más acertada que la de apostar por un conflicto bélico de manera unilateral, que ustedes creen es un camino más fácil pero nosotros pensamos que no es el adecuado. Como decía un político el otro día, no
hay razones éticas que avalen la necesidad de esta guerra. Puede que existan motivaciones políticas, pero desde luego no existen motivaciones éticas y creo que esto es lo realmente importante. El propio secretario general de Naciones Unidas, Kofi
Annan, lo advertía: un ataque contra Irak que no disponga del aval del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no tendrá legitimidad; no hay uso legítimo de la fuerza sin una autorización del Consejo. Se podría utilizar -y se hablado de ello
aquí- el precedente de Kosovo, pero señor presidente usted y yo sabemos que esto no es lo mismo. También lo reiteró anoche el anterior ministro de Exteriores británico, Robin Cook, mientras formalizaba su dimisión como portavoz parlamentario en la
Cámara de los Comunes en protesta por la guerra. Puede que a ustedes esta realidad no les guste; incluso puede que estén dispuestos a hacer caso omiso de esta advertencia y apoyen una decisión militar de carácter unilateral. Ahora bien, que no
les guste, que no quieran hacer caso no significa que lo que afirma el secretario general de Naciones Unidas no sea cierto, porque es cierto.



Podrán ustedes afirmar que la Resolución 1441 otorga esta capacidad de actuar o incluso pueden remontarse hasta la Resolución 687, aprobada tras la finalización de la guerra del Golfo del año 1991, pero lo cierto es que el derecho
internacional no les ampara. Se podrá minimizar el papel de la ONU acusándola de poco operativa, de actuar sin ninguna coherencia política o de falta de autoridad moral y, sin duda, encontraríamos numerosos ejemplos que avalarían dichas
afirmaciones, pero lo que no se puede negar es que la ONU representa una vieja aspiración de la humanidad, conseguir que el mundo se rija bajo el imperio de la ley, no bajo el imperio del más fuerte, y con su actuación, ustedes han puesto esta
aspiración en crisis. Eso es justamente lo que ha significado el encuentro en las Azores: la puesta en evidencia -una evidencia total y absoluta- del pobre papel de Naciones Unidas. A la ONU le han quitado la poca credibilidad que le quedaba.
Con esta decisión se está haciendo un flaco favor a la legalidad internacional. Se ha optado por defender la legalidad internacional con una decisión que la quebranta de una forma grave, se apoya una coalición militar que desprecia la autoridad de
Naciones Unidas y que sienta las bases de un nuevo orden mundial en el que prevalecerá, desgraciadamente, la ley del más fuerte, y todo ello de espaldas a la voluntad inmensamente mayoritaria de los ciudadanos. ¿Es este el nuevo orden mundial al
que aspiramos, un orden en el que los más fuertes puedan atacar de manera unilateral a un país o a otro porque les conviene? ¿Quién dirá a tal o cual país, y en particular a las distintas potencias nucleares, que no pueden reaccionar por la fuerza
cuando se sientan amenazadas? ¿Con qué autoridad se les dirá que su amenaza no es tal y que no pueden ir a la guerra por su cuenta? Cuando la ONU o lo que quede de ella sancione a un país por algún incumplimiento grave, ¿quedarán autorizados sus
vecinos para atacarlo cuando lo estimen oportuno?


Las decisiones adoptadas abren una serie de interrogantes muy graves. El poder no puede ni debe ser la única fuente de legalidad, de legitimidad internacional. Desde Chile a Turquía, desde el Vaticano a Pekín se ha dicho no a la guerra.
Los Estados Unidos son los más fuertes, pero toda la fuerza de su poder no ha podido convencer al mundo de que su causa sea la justa. Estados Unidos, Inglaterra y España se verán acompañados por Australia, Bulgaria y otros, pero ya no hablaremos de
la comunidad internacional, será un conjunto de gobernantes liderados y dirigidos por los Estados Unidos, dispuestos a imponer por la fuerza sus propias razones, su propia verdad, y esto da toda la fuerza militar, pero sinceramente creo que esto
quita la fuerza moral.



Usted se ha referido en muchas ocasiones a que la guerra con Irak debe plantearse como una cuestión de respeto a los derechos humanos. Sadam Husein es un dictador que subyuga a su pueblo y lo ataca, y es cierto.
Este es un hecho que desde
Convergència i Unió no discutimos. La naturaleza brutal de la tiranía de Sadam Husein nunca ha sido puesta en duda -Sadam Husein es un dictador malévolo que se ha burlado reiteradamente


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de la legalidad internacional- como tampoco discutimos que la presión militar que ha desplegado los Estados Unidos sobre Irak haya sido el detonante para que Sadam Husein acepte colaborar en el desarme y acepte las condiciones de la ONU.
Este reconocimiento se lo hice en el último debate y lo mantengo. Lo que discutimos, y es donde creemos que debe centrarse el debate, es cómo podemos conseguir que Irak destruya las armas de destrucción masiva, con las que ha estado amenazando de
manera reiterada a su propia población y a los países vecinos, sin necesidad de utilizar la fuerza. Lo que discutimos es que una guerra unilateral, sin la aprobación de la ONU, sea la forma más adecuada de abordar los incumplimientos de Sadam.
Desde Convergència i Unió creemos que se puede desarmar a Irak sin tener que recurrir a la guerra. Sólo bastaría que se cumplieran los deseos expresados por una mayoría de miembros del Consejo de Seguridad, porque, tras 12 años de bloqueo, no se
puede afirmar que Irak sea el paradigma de potencia militar.



Señor presidente, el Consejo de Seguridad votó por unanimidad a favor del desarme en la Resolución 1441, estableciendo mecanismos claros para alcanzarlo: un severo régimen de inspección, control y verificación, acompañado por la amenaza
creíble del uso de la fuerza. Y, aunque se nos quiera hacer creer que estamos ante el final de una situación iniciada hace 12 años, la realidad es que el auténtico momento de referencia es el restablecimiento de las inspecciones aceptadas por Irak.
La Resolución 1441, junto a una presión militar que nunca hemos rechazado, está o estaba produciendo avances notables para desarmar Irak; avances que, por muy incompletos que sean, han sido suficientes hasta hoy mismo para poder sostener que el
tiempo de paz no ha terminado, que esta alternativa pacífica no puede darse por concluida. Aceptamos que esta situación no podía ser indefinida, pero nada justifica que se cierre la puerta a esta alternativa a la guerra que, insistimos, está siendo
eficaz en lo único que ha decidido la comunidad internacional: desarmar a Irak. Incluso nos atrevemos a decir que si los Estados Unidos hubieran querido, la propia ONU podría haber protagonizado y liderado otros mecanismos de presión.



Señor presidente, yo no desearía de ninguna manera que confundiera la posición de Convergència i Unió con una opción pseudopopulista o electoralista, porque no lo es; no tenemos ningún interés en desgastar a nadie. Nosotros creemos en la
legitimidad democrática de todas las posiciones y, por tanto, también de la suya; una legitimidad avalada, en su caso, por las urnas. Esto no lo hemos discutido ni lo vamos a discutir. Ahora bien, sepa usted que nosotros estamos al lado de lo que
diga Naciones Unidas. Creemos que esta guerra es evitable y que se puede derrotar a Sadam Husein sin tener necesariamente que apoyar una opción militar. Convergència i Unió habría acatado en todo momento lo que hubieran decidido Naciones Unidas,
aunque nos hubiera podido doler. Esta es nuestra posición, señor presidente, tan legítima como otras.



Señor presidente, la posición a la que ha llevado a España en este conflicto con Irak es de un riesgo muy elevado. Estados Unidos, con su presidente Bush a la cabeza, ha adoptado una posición de difícil marcha atrás. Sadam Husein se ha
convertido en el gran demonio a destruir y, sinceramente, esta excesiva simplificación del conflicto -como en las películas del oeste- ha llevado a la existencia de dos bandos: o se está con los buenos o se está con los malos, cuando la realidad no
es así; la realidad es mucho más compleja. Esta simplificación ha evitado que se busquen puntos de encuentro entre los diferentes países, y, al contrario, ha provocado que las distancias se agranden cada vez más. Es en este contexto en el que el
Gobierno español se ha alineado desde el inicio con la postura de Estados Unidos y de Gran Bretaña, haciéndolo -creemos- sin valorar en la justa medida los efectos que este posicionamiento inflexible tendría en la comunidad internacional. Muchos
españoles tienen derecho a preguntarse qué es lo que nos ha traído hasta aquí, porque, señor presidente -incluso si cree que está en lo cierto-, no puede negar que ha puesto a nuestro país en un grave compromiso internacional. No puede ignorar que
con su pleno apoyo político ha modificado de golpe la percepción de España en el mundo; y digo la percepción, no la posición.
En mi opinión, España no será más grande ni más importante por haberse alineado con los partidarios del conflicto bélico.
En estos momentos su esperanza, su única esperanza, es que Sadam Husein se retire. Su única esperanza es que la guerra sea breve, si se produce. Que el régimen de Sadam no ofrezca prácticamente ninguna resistencia y se pueda concluir la campaña
con pocas bajas civiles. En este caso mucha gente dice que sería un éxito, que serían los vencedores. Yo no estoy de acuerdo con esto. ¿Es seguro que se va a producir este escenario? Y si se produce, ¿tendremos aún otra contradicción a sumar a
la lista? Los mismos que apoyan la guerra sobre la base de que será corta, poco menos que un paseo militar de las tropas invasoras, intentan luego convencernos de que es necesaria la guerra porque Irak supone una gravísima amenaza. ¿Pueden ser
verdad las dos cosas a la vez? Creo sinceramente que no.



Señor presidente, lo cierto es que se está produciendo una clara y creciente disociación entre una gran mayoría de la población y el Gobierno. A nuestro entender, esta situación es un hecho grave que en modo alguno se debe minimizar. ¿Y
cómo se ha llegado a esta situación? Más allá de la lógica razonable y de la comprensible oposición de los ciudadanos y ciudadanas a toda guerra, aunque ésta se realice bajo el eufemismo de guerra preventiva, los ciudadanos no acabamos de
comprender cuál es el alcance final del grado de implicación española. ¿Se debe todo a una cuestión moral? ¿Es cierto que Irak esconde una gran amenaza terrorista? ¿Qué otros intereses pueden actuar? ¿Cuáles de ellos no nos


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han sido revelados? Señor presidente, no entendemos las razones de su posicionamiento y, por tanto, es más difícil aún que lo compartamos.
Desde Convergència i Unió consideramos que no han explicado ustedes las razones del posicionamiento
español. Es verdad que usted ha comparecido muchas veces en el Parlamento a dar cuenta de la situación, es cierto.
Pero solo he oído una reiteración de argumentos que no me convencen. En materia de política informativa se ha hecho tan poco que
incluso a mí nadie me ha explicado nada. No han puesto ningún interés en explicar lo que sucede ni cuáles son sus intenciones. Y, por el contrario, piden una confianza absoluta a la población hacia algo que no es evidente, que parece a todas luces
evitable y que con toda seguridad traerá unas consecuencias muy duras para el pueblo iraquí. ¿Dónde está la postura lógica, señor presidente, en su actitud o en la de los ciudadanos y ciudadanas?


Por último, señor presidente, quisiera hacerle llegar un ruego que usted ha recogido en su intervención. Si la defensa de los derechos humanos es el único objetivo que ha guiado a los Estados Unidos a adoptar dicha decisión, aproveche su
amistad con el señor Bush para pedirle que los Estados Unidos se adhieran al Tribunal Penal Internacional, que extiende su ámbito de competencias en aspectos muy sensibles para los derechos humanos y en los que nunca ha querido entrar Estados
Unidos. A favor de la defensa de los derechos humanos debemos estar siempre en todas las ocasiones y en todos los frentes. Muy cerca de Irak, en el Oriente Próximo, se está desarrollando otro conflicto, el de Israel y Palestina, que debe ser
también objeto de una pronta resolución si no se quiere hipotecar la paz de toda la región árabe.



Señor presidente, nadie ni en Washington ni en Madrid nos va a ganar en solidaridad con el pueblo de Irak, en sus aspiraciones a un régimen de libertad y democracia, donde se respeten los derechos humanos y rija el Estado de derecho, una
aspiración legítima que los iraquíes comparten con decenas de millones de ciudadanos en distintos rincones del mundo que viven bajo regímenes dictatoriales, incluso en algunos casos ante las bendiciones y aprobación interesada de la comunidad
internacional. Hay miles de presos políticos en cárceles de todo el planeta. Son muchos los países que carecen de las libertades más elementales, donde se tortura, donde la autoridad asesina impunemente, donde los dirigentes no tienen más
legitimidad que la fuerza que les ha llevado al poder y el control que ejercen sobre su pueblo. Sadam Husein no está solo en este club, señor presidente, pero, de verdad, ¿vamos, a partir de ahora, a invadir, uno por uno, estos Estados para
imponerles la democracia por la fuerza? Usted sabe tan bien como yo que esto es imposible y, sobre todo, que hoy no tiene cabida en la legalidad internacional.



El conflicto con Irak, señor presidente, va a ocasionar otra herida muy difícil de recuperar, la percepción de España en el mundo ha cambiado; ha cambiado en el mundo árabe, en Iberoamérica y ciertamente en Europa, y en nuestra opinión no
para bien. ¿Cómo y por qué hemos llegado hasta aquí? Se ha criticado la posición de otros países opuestos a la guerra, vinculándola a presuntos intereses. En el caso de Francia está afirmación no fue ciertamente diplomática.



Señor presidente, usted nos habla de búsqueda de la paz, pero actualmente nosotros estamos en una situación distinta; usted está dispuesto a apoyar una guerra al margen de Naciones Unidas, incluso contra la manifiesta voluntad de esta, y se
trabaja constantemente para buscar los apoyos necesarios para una intervención militar. Sinceramente, me gustaría que aún fuera posible la paz, pero la verdad es que no parece que sea así.
Sea corta o sea larga la guerra, sea más o menos extensa
la lista de muertos, esta guerra nos va a doler mucho, pero pasará. Será entonces cuando, mientras unos comienzan la reconstrucción de puentes y carreteras, de viviendas y hospitales, habrá llegado también la hora de reconstruir lo que entre todos
hemos roto; habrá que reconstruir un marco estable para la comunidad internacional en un mundo que, sin duda, será menos seguro y habrá recargado sus peligrosos depósitos de odio; habrá que reconstruir una relación trasatlántica que huya de la
contraposición gratuita, pero que tampoco se base en el puro seguidismo de las decisiones tomadas por otros; habrá que reconstruir una Unión Europea capaz de recuperar su unidad y de robustecer su papel en el mundo.



Muchas gracias.



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Trías.



Señor presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Muchas gracias, señora presidenta.



Señor Trías, en primer lugar le quiero dar las gracias por haber contestado a las decisiones que el Gobierno ha tomado y que yo he comunicado esta tarde a la Cámara. Créame que se lo agradezco mucho porque anteriormente he tenido un debate
y, después de dos horas, no se me ha contestado si se está de acuerdo o no con las decisiones que el Gobierno ha traído a la Cámara. Comprendo que esto es nuevo; es nuevo porque en 1990 se tardó tres semanas en comparecer después de tomar las
decisiones. Hoy se comparece el mismo día que se toman las decisiones, se comunican al Parlamento, como corresponde, y no merecen el más mínimo comentario. (Aplausos.) Parece que da igual las decisiones que se tomen.
Por eso, cuando usted me dice
que le parece bien la decisión de que España no participe en ningún caso en operaciones con carácter de ataque, ofensivas, ni va a enviar tropas de combate, se lo agradezco. Le agradezco que esté de acuerdo con el Gobierno y que haya comentado la
decisión comunicada a esta Cámara.



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En segundo lugar, quiero decirle que nosotros hemos hecho todo el esfuerzo posible para conseguir el máximo acuerdo en el Consejo de Seguridad en torno a una nueva resolución. Yo he dicho en esta Cámara en reiteradas ocasiones que, conforme
a la legalidad internacional y a las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, una nueva resolución no era legalmente necesaria, pero podía ser deseable y políticamente conveniente. Lo hemos intentado y no lo hemos conseguido;
entre otras razones, no lo hemos conseguido, señoría -y esto no es introducir ningún elemento de crítica a nadie-, porque es imposible conseguirlo por mucho que uno se esfuerce cuando hay países que dicen que no quieren que se produzca una nueva
resolución y que por lo tanto van a vetar cualquier nueva resolución. ¡Es que así es imposible! No se puede conseguir, haciendo todos los esfuerzos, ni acercarse al establecimiento de ese consenso. Lo que yo creo que ocurría desde ese punto de
vista, como he dicho, señoría, es que al final lo que a algunos no les gustaba era extraer las consecuencias de la Resolución 1441. Yo comprendo el discurso que S.S. me hace, pero comprenda que yo le pregunte desde el punto de vista de nuestras
responsabilidades, tanto en el Consejo de Seguridad como en el Gobierno, ¿cuándo piensa usted que la última oportunidad tenía que terminar? ¿Hasta cuándo había que dar la última oportunidad después de 12 años? ¿Cuántas veces más, señoría? Esa es
la pregunta. La pregunta, por lo tanto, es si llega un momento en el que hay que tomar una decisión o no hay que tomarla y, en ese caso, qué consecuencias tiene esa decisión. Ya sé muy bien que no es una decisión fácil, pero no es una decisión en
la cual se pueda separar por una barrera, unos en un sitio otros en otro sitio, porque sinceramente no es así. Efectivamente está en juego la credibilidad del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Señoría, nosotros no estábamos en el Gobierno
cuando se aprobó la Resolución 678; tampoco estábamos en el Gobierno con la Resolución 687; tampoco estábamos en el Consejo de Seguridad, aunque sí en el Gobierno, con la Resolución 1441. Estábamos en el Gobierno cuando se produjo la intervención
en Kosovo. Estábamos en el Gobierno entonces como estamos en el Gobierno ahora. Y mantenemos la misma posición entonces que ahora. Por eso le pido a S.S. que me explique por qué mantiene una posición distinta entonces que ahora, porque yo
mantengo la misma, desde el punto de vista de lo que significa el juicio o la posibilidad de una intervención.



En tercer lugar, y como comentario previo a esto, le quiero hacer un recordatorio, ya que se habla mucho de la reiteración de los argumentos y de las consignas -no es su caso-, de seguidismo y todas esas cosas. Yo no sé lo que van a hacer
los Estados Unidos con el Tribunal Penal Internacional; me lo imagino. Lo que sé es lo que hemos hecho nosotros.
La primera norma, el primer proyecto que el Gobierno remitió a la Cámara en esta legislatura fue precisamente la ratificación por
España del Tribunal Penal Internacional. Ese es un compromiso de este Gobierno. Los otros gobiernos pueden adoptar el compromiso que se quiera. Ahí está el compromiso: el primer proyecto que remitió el Gobierno a la Cámara en esta legislatura.



Desde el punto de vista de la legalidad, yo puedo estar perfectamente de acuerdo con usted en que es necesario el cumplimiento de las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ahora, ¿qué dice esa legalidad? Esa legalidad
dice varias cosas y permítame recordárselas porque creo que en ese punto podremos estar de acuerdo aunque al final no lleguemos a un acuerdo. La legalidad y Naciones Unidas dicen que la comunidad internacional considera a Sadam como una amenaza
para la paz y la seguridad del mundo. Lo llevan diciendo desde el año 1990. La comunidad internacional y Naciones Unidas han constatado la violación permanente y consciente de resoluciones que le obligaban a destruir armas de destrucción masiva.
La comunidad internacional ha constatado que no solamente ha violado esas resoluciones sino que se han violado las condiciones del alto el fuego establecidas en la Resolución 687 de 1991, es decir, que se han roto las condiciones que se
establecieron para el alto el fuego. Y de ahí es donde viene, señoría, la determinación de la causa legítima para forzar por los medios convenientes y necesarios, utilizando la terminología de Naciones Unidas, el cumplimiento, ¿de qué? Pues
exactamente el cumplimiento del mandato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Exactamente eso: el cumplimiento del mandato del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Quiero que recuerde S.S. que la Resolución 678 autorizó el uso de la
fuerza para dos cosas, para liberar Kuwait y para restablecer la paz y la seguridad en la región. Y quiero decirle que, si S.S. tiene la amabilidad de echarle un vistazo, verá que la Resolución 687 suspendía pero no cancelaba la autorización del
uso de la fuerza. Las resoluciones 678 y la 687 están plenamente vigentes y lo que ahí se produce es una violación flagrante de las condiciones de alto el fuego; es decir, la autorización bajo el capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas está
plenamente vigente desde el año 1990. Pues bien, señoría, a pesar de esto, en noviembre pasado, después de muchos esfuerzos y muchos trabajos, se llegó a la Resolución 1441, y ahí ya sabemos lo que se advertía. En ella se decía literalmente que
los intentos de engañar o de ocultar constituirían una violación flagrante de las resoluciones anteriores y que por tanto constituirían una ruptura de las condiciones establecidas para el alto el fuego. Esto no es algo que esté inventándose ningún
miembro de este Gobierno ni de ningún otro gobierno, es lo que dice la literalidad de las resoluciones del Consejo de Seguridad, es exactamente lo que dice. Por tanto, pudiendo tener opiniones distintas, yo pido que se respete lo que significa esa
literalidad.



En la Resolución 1441 tampoco había ninguna exigencia de decisión posterior, había, como saben muy


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bien SS.SS., la constatación de la violación flagrante de las resoluciones y de las obligaciones por parte de Irak. Son 12 años con la manifiesta voluntad de incumplir las condiciones establecidas de alto el fuego, 12 años de sanciones
incumplidas, 12 años sin que se hagan cargo de las consecuencias. Por tanto, llega un momento en el que hay que decir: no existe más salida que restablecer la legalidad internacional, o bien la salida del poder de quien la viola.



Su señoría dice: ¿por qué hemos llegado hasta aquí? Le estoy contando de dónde venimos para llegar hasta aquí. ¿Por qué España toma esas decisiones? Estamos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y yo no voy a esperar a ver qué
deciden los demás para sumarme a cualquier decisión; el Gobierno español dice aquello que cree con convicción, cree que se están vulnerando las resoluciones del Consejo de Seguridad y lo decimos. ¿Por qué buscar razones que no existen? ¿Por qué
no atender, aunque sea una vez, a lo que signifiquen argumentos, aunque no se vayan a apoyar? Es que nosotros creemos que estamos en el sitio adecuado, señoría, con la compañía adecuada, con aquellos que pueden hablar de libertad, de democracia, de
derechos humanos, de lucha contra la tiranía, con aquellos que lo han demostrado históricamente jugándose mucho muchas veces por los demás. Estamos con esos, estamos en el campo de la libertad, de los derechos humanos y de la democracia, en ese
campo estamos, y en el de las resoluciones del Consejo de Seguridad. Y lo que lamentamos más que nadie es que quien tiene que cumplir sus obligaciones no las cumpla. ¿Cuál se quisiera que fuese el sitio de España? ¿El sitio de un país que dice
que no le importa cumplir las resoluciones, el que no las quiere cumplir, el que le da igual que las cumplan, o el de aquel que puede hablar en voz alta y bien de libertad, de democracia, de derechos humanos y de respeto a lo que significa la
legalidad internacional? ¿Por qué buscar argumentos raros o teorías conspiratorias en actitudes tan sencillas como pueden ser éstas, aunque no se esté de acuerdo en ello? Ese es nuestro compromiso y esta es nuestra situación. Y como creo
sinceramente que la posición de España es una posición fuerte en Europa, fuerte en Iberoamérica, fuerte en el mundo internacional, afortunadamente más que hace algunos años, España es un país que también tiene que asumir sus responsabilidades, y
asumimos nuestras responsabilidades como miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Y esas responsabilidades no pasan por eludirlas, pasan por asumirlas y naturalmente hacerlas frente con mucho gusto.



Hace dos semanas citaba S.S. aquí al presidente de la Generalidad. Ayer he visto unos argumentos de él muy interesantes en un largo artículo. El señor Pujol ha reconocido la sinceridad y la coherencia de la posición del Gobierno, pese a
nuestras dificultades, porque evidentemente tenemos dificultades, claro que sí. Es mucho mejor no tomar decisiones que tomarlas, pero los gobernantes, y también algunos dirigentes políticos -y estoy convencido de que el presidente de la Generalidad
está entre ellos-, no siempre elegimos las circunstancias en las que desarrollamos nuestra responsabilidad, ojalá pudiésemos hacerlo, lo que ocurre es que no elegir esas circunstancias no nos exime de asumir nuestras responsabilidades. Eso es lo
que estamos haciendo y eso es lo que queremos hacer, pensando en la paz y seguridad internacionales y en los intereses de España. España está donde tiene que estar, que es con la causa de las naciones libres y democráticas del mundo; está
fortaleciendo el vínculo atlántico; está con la gran mayoría de naciones democráticas del mundo y está, señoría, defendiendo la legalidad internacional, trabajando por la paz y la seguridad, y sin duda afrontando los retos y desafíos que tienen el
mundo y la sociedad internacional ahora y en el futuro.



Muchas gracias, señora presidenta. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente.



Señor Trías.



El señor TRÍAS I VIDAL DE LLOBATERA: Señora presidenta, señor presidente, señoras y señores diputados, yo también agradezco el tono de su intervención, un tono que en esta sesión no se habría de perder nunca, un tono de posibles
discrepancias en el fondo, pero que mantenga una situación de forma que nos permita ser capaces de contrastar nuestras diferencias y nuestras posiciones.



Losa acuerdos que ha tomado esta mañana el Gobierno, ya lo he dicho, nos parecen positivos. Usted dice: hemos hecho todo lo posible para la paz.
Sinceramente, si han hecho todo lo posible para la paz, le he de decir que la manera de
comunicarlo les es difícil a ustedes, porque esta no es la percepción que tienen los ciudadanos. Uno de los problemas más graves que hoy se dan en política en este país es esta situación. Es una situación de disociación entre la gente de la calle,
pero no la gente ideologizada sino la gente normal, y lo que hacemos los políticos y nuestras actitudes. Sinceramente yo creo que este es un desastre que nos ha de hacer pensar y reflexionar sobre que no estamos haciendo las cosas bien. No puede
ser que medio país se esté manifestando, haciendo cadenas humanas, y que resulte que nos creamos que estamos comunicando correctamente. No lo estamos haciendo, y este es un gran fracaso no sólo de usted, sino que sinceramente creo que es un fracaso
de todos.



Usted tiene razón al decir que la Resolución 1441 era la última oportunidad. Usted dice: ¿hasta cuándo esta última oportunidad? ¿Hasta cuándo? Hasta cuando lo decida el Consejo de Seguridad, que es el que ha de decidir y decir: hasta
aquí, basta. Pero lo ha de decidir el Consejo de Seguridad, no unos señores.



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Usted me hace una pregunta y me contrapone Kosovo a la situación actual cuando no tiene nada que ver. Kosovo tenía la unanimidad de la Unión Europea, tenía la unanimidad de la OTAN, tenía la unanimidad de los siete países vecinos, y había
una violación de los derechos humanos que se estaba produciendo en aquellos momentos. El otro día salió el tema de las pancartas. Yo iba en las manifestaciones a favor de Kosovo y de que se entrara y se hiciera una acción militar allí. En cambio
ahora resulta que estoy en el otro lado, y esto no me parece incoherente. Esto, sinceramente, se lo digo de verdad, no me parece incoherente. Se estaba produciendo una violación grave de los derechos humanos, y me parecía de una lógica aplastante
que hubiera una intervención en aquel momento.



Me ha hablado de un artículo del presidente de la Generalitat, magnífico artículo que aconsejo a todo el mundo. Mucha gente contrapone el artículo del presidente de la Generalitat con lo que opinan los señores Más, Durán y Trías. Puedo
decirle que fui consultado sobre este artículo antes de que se publicara. Estoy absolutamente de acuerdo en todo lo que se dice, pero yo siempre digo que no es un artículo sólo de titulares, sino que se ha de leer todo, de arriba abajo, no se vaya
a creer que estamos entusiasmados con según qué cosas que no nos entusiasman. Con este tema del conflicto bélico nosotros tenemos un problema grave de fondo, que el otro día también era de formas. Hoy es sólo de fondo, de la manera de entender
cómo se ha de hacer la política y cómo se resuelven los temas.
Dice: se han de cumplir las resoluciones, y si no se cumplen, vamos actuar. Nosotros quizá vemos las cosas de forma distinta. Usted sabe cómo soy yo, o al menos ya habrían de
saberlo. Yo soy una persona que me gusta el pacto, y el pacto, se lo dije el otro día, es una manera de actuar, lo cual no quiere decir renunciar a las convicciones, en absoluto, sino que hay que buscar desde la fuerza de las convicciones, y de
convicciones profundas, los mecanismos de diálogo que consigan evitar los conflictos.



Muchas gracias.



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Trías.



Tiene la palabra el señor presidente del Gobierno.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Para hacer brevemente algunos comentarios sobre su intervención. Quiero darle las gracias, primero, por comentar las decisiones del Gobierno y, segundo, por decir que le parecen bien las
decisiones que ha adoptado el Gobierno. Le agradezco esa posición. Es posible que, como dice S.S. tengamos alguna incapacidad para comunicar nuestras posiciones. Según dicen algunos es absolutamente secular, pero le aseguro que nos esforzamos
por intentar comunicar lo mejor posible. Lo que pasa es que a veces es difícil. Yo creo que la mayoría de los ciudadanos españoles están de acuerdo, como se ha explicado aquí, en que hay una amenaza real, en que hay un riesgo real, en que hay
armamento, en que hay riesgo de terrorismo. En todo eso están de acuerdo. Otra cosa distinta es que no se esté de acuerdo con las conclusiones de eso. En fin, es posible que existan defectos de comunicación. Ya le he dicho al señor Rajoy,
vicepresidente primero, que se esmere en lo que pueda en ese terreno. (Risas.)


Desde el punto de vista de lo que significa la opinión pública y el Parlamento, no quiero introducirme. No hay una disociación, señoría. En la vida de los países hay momentos más o menos difíciles. Cuando se produjo el conflicto del
Golfo, como cuando se produjo la intervención en Kosovo, la opinión pública tuvo unas reacciones que hay que comprender y hay que entender esos sentimientos. Créame que el Gobierno ha reflexionado mucho sobre ello y que naturalmente también tienen
que ver parte de las decisiones que el Gobierno ha adoptado hoy con lo que significa el entendimiento de una reflexión y de atención profunda a lo que es un sentimiento, como no podía ser menos, de la opinión pública. No obstante, las instituciones
de nuestro país, afortunadamente, están bien, gozan de buena salud, y ya verá cómo no existen brechas grandes.
Tendremos ocasión de comprobarlo cuando vengan procesos electorales, cuando volvamos a los tiempos en los que no vivamos bajo lo que
significa la impresión, la sensación o la angustia de tener que contemplar una intervención.



Por lo que se refiere al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, estoy de acuerdo con usted en que lo deseable es que funcione y que lo haga siempre. No he sido yo el que he mantenido la teoría, y la ha recordado antes, de que el
derecho de veto era un anacronismo del pasado -no he sido yo-, pero a veces el derecho de veto hace imposible el funcionamiento del Consejo de Seguridad. La diferencia entre esta situación y la de Kosovo, si me permite puntualizarlo, no está en que
entonces estuviesen de acuerdo la OTAN o la Unión Europea porque la OTAN y la Unión Europea no son fuente de legitimidad y de legalidad. No lo son. Ni en el Tratado de Washington encontrará usted un solo artículo que autorice el uso de la fuerza,
ni en el Tratado de Niza tampoco. Son, sin duda, instrumentos muy importantes para aplicar unas resoluciones, pero en Kosovo no funcionó el Consejo de Seguridad, como ahora. Por tanto, desde ese punto de vista de lo que significa la legalidad, no
hay diferencia. Otra cosa distinta es que a usted le parezca más o menos justificada la necesidad de una intervención, pero será por una opinión o por una razón política, no por una razón, en mi opinión, de legalidad o ilegalidad.)


Creo que el Consejo decidió ya en la Resolución 1441. Sinceramente creo que decidió, por unanimidad además. Creo que algunos se dieron cuenta que habían decidido, como he dicho, una cosa que no les gustaba, pero decidida estaba, y ahora
evidentemente


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los demás, todos, lo que tenemos es que aprovechar las consecuencias.



Le agradezco mucho la aclaración de que no hay ningún tipo de visión diferente entre los artículos que publica el señor Pujol y la suya. Nunca se me hubiese ocurrido pensar que el señor Pujol se convierte en un disidente en su propio
partido. Estoy seguro de que el artículo ha sido muy bien seguido y comprendido por todos sus compañeros. (Aplausos.
Risas.)


Muchas gracias, señora presidenta.



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente.



En nombre del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida, el señor Llamazares tiene la palabra.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Señora presidenta, señorías, señores diputados del Grupo Parlamentario Popular, señor presidente del Gobierno.



Señor presidente, es la cuarta intervención suya ante esta Cámara y ya no es hora de juegos florales ni de eufemismos. Señor presidente, usted no ha dicho hoy aquí lo fundamental: ¿Por qué promueve usted una guerra? ¿Por qué promueve
usted una guerra ilegal, al margen del derecho internacional y al margen de Naciones Unidas, y por qué además intenta ocultar que el ejército español va a participar en la guerra? (La señora García-Alcañíz Calvo:¡Qué barbaridad!) Llámelo usted
como quiera, no va la Cruz Roja, va el ejército español, parece ser que en misión humanitaria -las misiones humanitarias se realizan de otra forma-, en operativo militar y bajo supervisión militar. Es decir, el Gobierno español promueve una guerra
ilegítima e ilegal y manda tropas a esa guerra al margen del Congreso de los Diputados. Dice usted: Yo comunico al Congreso de los Diputados que van a ir a la guerra, van a ir a una guerra humanitaria. Señoría, usted no comunica al Congreso de
los Diputados, usted tiene que permitir la autorización por parte de las Cortes Generales y la firma del Rey, si no usted, además de usurpar las funciones de Naciones Unidas, usurpa las funciones del jefe del Estado y las funciones de las Cortes
Generales, de este Congreso de los Diputados.
(Aplausos.)


Señor Aznar, además el señor Bush ya le ha dicho por qué es esta guerra.
¿Por qué se sigue usted empeñando en que esta guerra es a favor del derecho internacional, es para destruir las armas de carácter masivo, es una guerra para evitar el
terrorismo? Si ya le ha dicho el señor Bush que no es así. Ayer mismo el señor Bush decía que esta era una guerra para cambiar el régimen iraquí, una guerra para ocupar Irak y para controlar el petróleo. ¿Qué más necesita usted que le diga el
señor Bush por enésima vez para darse cuenta de que lo que usted argumenta en esta Cámara son pretextos, excusas, que las verdaderas razones son las de cambiar la política en Oriente Próximo a favor de la política norteamericana en Oriente Próximo y
del Gobierno de Israel, y es cambiar el Gobierno de Irak y controlar sus recursos naturales? Esa es la verdadera finalidad de esta guerra y a esta guerra es a la que usted se suma, señor Aznar, no a la guerra de los derechos humanos, ni a la guerra
del derecho internacional, ni a la guerra contra las armas de destrucción masiva. Y por si fuera necesario hacer más demostración, señor Aznar, ¿cómo supera usted la paradoja de acabar con las armas de destrucción masiva mediante la madre de todas
las bombas? ¿Cómo supera usted esa paradoja? ¿Cómo supera usted la paradoja de hacer cumplir las resoluciones de Naciones Unidas incumpliendo las resoluciones de Naciones Unidas aquellos que usurpan a las Naciones Unidas en las islas Azores?
¿Cómo supera usted la paradoja de garantizar los derechos humanos del pueblo iraquí bombardeando al pueblo iraquí para garantizar los derechos humanos y su democracia si no garantiza ni siquiera su vida? Señor Aznar, estoy dispuesto a asumir sobre
mi conciencia los heridos y los muertos de no actuar o de actuar a través de Naciones Unidas mediante la negociación, mediante la presión y mediante la inspección, pero usted tendrá que asumir en su conciencia los heridos, los muertos y las víctimas
de esta guerra. (Aplausos.)


Señor Aznar, esta guerra, además de ser una guerra del petróleo y del poder, es también para un orden distinto a nivel internacional. En su intervención le he oído descalificar el orden internacional existente. Ha dicho que ya está bien
del orden multipolar, ya está bien de la política de contención, ya está bien de la política de disuasión; es necesario dar un paso adelante. El paso que propone la guerra preventiva de los Estados Unidos. El orden ya no será multipolar, será el
orden que determine el gobierno norteamericano y se establecerá ese orden a través de la guerra y a través de la guerra que previene otras guerras, es decir que supone en otros pueblos la voluntad de la guerra y que por tanto les golpea antes de que
ni siquiera puedan balbucear. Ese es el orden internacional por el que apuestan en estos momentos compañías muy importantes que están detrás del Gobierno norteamericano; de nuevo es la guerra del petróleo y de las compañías de armamento que animan
y a veces inspiran al Gobierno norteamericano de la extrema derecha del señor Bush. La pregunta es: ¿Qué se le ha perdido a usted en esta guerra? Qué se le ha perdido a nuestro Gobierno y a España en una guerra que pretende cambiar Oriente
Próximo y ponerlo al servicio del Gobierno norteamericano, que pretende controlar el petróleo y que pretende también cambiar la política internacional hacia la barbarie; es decir, cambiar la política internacional al margen del derecho
internacional, fundamentalmente en orden al derecho de la fuerza, que es el derecho que únicamente considera el Gobierno norteamericano.



Señor Aznar, no es verdad que su compromiso con esta guerra sea un compromiso de responsabilidad. Usted no se cree lo que dice, señor Aznar, no se cree que el Gobierno iraquí sea una amenaza para su entorno


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y mucho menos que el Gobierno iraquí sea una amenaza para España. Usted no se cree, porque además no tiene datos, que el Gobierno iraquí tenga conexiones con el terrorismo islámico y que en ese sentido sea una amenaza para el terrorismo
internacional. Le doy un dato, señor Aznar: donde más fuerte es el terrorismo islámico es en la zona de exclusión aérea; en ningún lugar de Irak, en la zona de exclusión aérea es donde son más fuertes las organizaciones minoritarias de carácter
islámico.
Usted no se cree ninguna de estas razones, usted no va a esta guerra ni por responsabilidad ni porque quiera contribuir a la lucha contra el terrorismo internacional. Usted en esta guerra tiene un compromiso de partido y un compromiso de
interés económico. ¿Adónde se remonta el compromiso de partido? Señor Aznar, ustedes tienen mucho que agradecer a los Estados Unidos, se sienten vinculados a ellos, sobre todo a los gobiernos más conservadores de los Estados Unidos, de manera
genética; desde el momento en que se produce el pacto entre Eisenhower y Franco ustedes tienen ya una conexión con esa política norteamericana. Siempre ha sido su política exterior la política exterior de Norteamérica y su política interior el
escepticismo hacia la democracia y escepticismo hacia la Unión Europea. Siempre venía lo bueno, incluso Bienvenido Mr.
Marshall, de los Estados Unidos y lo malo, el contubernio judeo-masónico, venía de Europa y del interior democrático de este
país. Ese es su problema genético con los Estados Unidos. Ese es su compromiso genético con los Estados Unidos. (Fuertes rumores.)


La señora PRESIDENTA: Un momento, señor Llamazares.



Guarden silencio, señorías.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Tranquilidad, señores diputados, no se pongan nerviosos. Tienen compromisos más cercanos, déjenme llegar. Tienen ustedes compromisos económicos, señorías. A través de la privatización de las empresas públicas
han convertido ustedes empresas públicas en empresas de partido y han establecido una alianza económica entre las empresas de partido y las empresas norteamericanas, sobre todo en América Latina. Ahí está otro de sus vínculos de hierro -en este
caso de bronce- con el Gobierno norteamericano. Pero tienen más, señorías. Ustedes han llegado a un acuerdo preferente con el Gobierno norteamericano. Este acuerdo preferente con el Gobierno norteamericano anunciaba claramente la nueva política
exterior del Partido Popular, que hacía tabla rasa de toda la política exterior de la democracia; política exterior del Partido Popular que se subordina a los Estados Unidos, que subordina la soberanía española -¡qué patriotas!-a la soberanía
norteamericana y que luego le hace abundantes servicios al Gobierno de George Bush. Señor Aznar, no me diga usted que tiene una gran preocupación por el carácter del Gobierno iraquí. Le recuerdo su entrevista en el libro sobre la segunda
transición, en la que en el año 1991 decía usted: El Gobierno iraquí, gracias a la intervención en el Golfo, ya no es peligroso para la comunidad internacional. Le recuerdo sus palabras para que sepa que no siempre ha estado tan preocupado por el
Gobierno iraquí, y le recuerdo que en junio de 1998 usted se reunía con Tarek Aziz y no consideraba a ese Gobierno un gobierno peligroso internacionalmente, sino que consideraba que era muy importante la relación comercial con ese Gobierno. Cuando
usted se ha caído del caballo y se ha convertido a esta euforia pronorteamericana o a esta euforia en favor del palo y la zanahoria del señor Bush, ha sido mucho más recientemente, señor Aznar, ha sido cuando han firmado el convenio preferente con
los Estados Unidos y ha sido cuando le ha rendido los servicios a los Estados Unidos, por una parte, en Texas -siempre en el extranjero, siempre hacen ustedes estas cosas tan patrióticas en el extranjero- y, por otra, más recientemente en Azores.
En Texas pone usted a la Unión Europea a los pies del Gobierno norteamericano, divide a la Unión Europea y le lleva el trofeo al Gobierno de George Bush a Tejas, y más tarde en Azores, no contento con haber traicionado a la opinión pública española
y con haber traicionado también a la Unión Europea frente a la guerra, apoyando la guerra de Bush, usted va a Azores y traiciona al organismo internacional, a Naciones Unidas. Traiciona a Naciones Unidas después de haber intentado todo para cambiar
el voto de Naciones Unidas. No diga, señor Aznar, que el problema ha estado en el veto de Francia. No mienta usted. Ustedes -reconocido en telegramas del Ministerio de Asuntos Exteriores- no consiguieron ni un solo voto del Consejo de Seguridad
de Naciones Unidas.
Ustedes tenían cuatro votos frente al resto del Consejo de Seguridad, que estaba claramente a favor de la paz y a favor de una solución pacífica de la cuestión iraquí. El problema no es el veto de Francia. El problema es que
ustedes se quedaron en minoría en el Consejo de Seguridad y, como los malos jugadores, al estilo de los tahúres también del viejo Oeste, cuando vieron que habían perdido la partida rompieron las reglas y arrojaron la mesa al suelo. Eso fue lo que
hicieron ustedes aprobando esa resolución -entre comillas- de Azores, que intenta suplantar a las Naciones Unidas, que es claramente una resolución contra el derecho internacional y que hace de su guerra una guerra de agresión, señor Aznar. Yendo
ahora a lo concreto, después de ese compromiso con el Gobierno norteamericano de extrema derecha, ustedes -la derecha española- se han atribuido un importante papel en Europa: son ustedes el caballo de Troya de la derecha norteamericana en Europa,
en las Naciones Unidas y también en nuestro propio país; esa es su verdadera función.



Sin embargo, la guerra, señor Aznar, aunque está en su cuenta atrás, no es la que usted tenía prevista; ni tampoco la que tenían prevista el señor Bush o el señor Blair. Es verdad que ustedes tienen toda la potencia


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militar; es verdad que arrasarán Irak y que provocarán decenas de miles de muertos, todo eso es verdad; pero también es cierto que han perdido ustedes por esta guerra la poca credibilidad que tenían entre los ciudadanos españoles, que han
perdido la legitimidad y la legalidad en el camino. En estos momentos, gracias a la movilización de los ciudadanos críticos de este país y gracias también a la movilización de los ciudadanos en otros países, su guerra será la guerra de la fuerza,
pero no la de la razón; de hecho, es la guerra de la sinrazón y de la ilegalidad. (Aplausos.)


La reciente reunión en Azores, señor Aznar, esa reunión en la que ustedes han suplantado a las Naciones Unidas y han reinterpretado la Resolución 1441, diciendo de ella que les da derecho a la guerra -cuando no es en absoluto así-, es un
golpe de Estado al derecho internacional; es un golpe de Estado a las Naciones Unidas, y es una declaración de estado de guerra al margen de los organismos internacionales, del derecho y de la justicia. Eso es lo cierto en cuanto a lo ocurrido en
Azores. No podía ser de otra manera: en un portaaviones, bajo supervisión norteamericana, no podía salir una iniciativa de paz; tenía que ser una iniciativa de guerra. Esa es la iniciativa que están ustedes desarrollando en estos momentos, y que
intenta usted de nuevo ocultar: intenta usted ocultar que promueve la guerra, que estamos en las últimas horas antes que comience, e intenta ocultar que usted participará en ella. De todos modos, aunque sea desde puestos no ofensivos
-probablemente, en puestos de retaguardia-, le llegará el ruido de las bombas, los gritos de los agonizantes y el desastre humano de esta guerra; le llegará por muy lejos que esté y por mucho que intente aparecer únicamente como cobertura militar,
cuando usted anima e inspira la guerra injusta e ilegítima contra el pueblo iraquí y su territorio. (El señor Hernando Fraile: ¡Qué barbaridad!)


Señor Aznar, vamos a continuar las movilizaciones contra la guerra.
Estamos convencidos de que el movimiento social contra la guerra la ha retrasado, y estamos convencidos también de que vamos a detenerla. Es probable que ustedes, a pesar
de todo, la empiecen, pero tendrán que terminarla cuanto antes; les obligaremos a parar la guerra, les obligarán los ciudadanos con su movilización y restando toda credibilidad democrática a su Gobierno. Además, señor Aznar, nosotros le exigimos
su dimisión. (El señor Lapuerta Quintero: ¡Muy bueno!-Rumores.-El señor Murcia Barceló pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio. Señor Murcia, guarde silencio.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Tranquilidad, señores diputados; si siguen apoyando al señor Aznar, no tengan ningún miedo; si le siguen apoyando, no tengan miedo.



Le pido, señor Aznar, o mejor, le exijo su dimisión; le exigimos su dimisión. Señor Aznar, usted no merece representar a los españoles.
(Protestas.-Rumores.-Aplausos.) No merece ser el presidente del Gobierno de los españoles.



La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Usted, señor Aznar, está haciendo, a sabiendas, lo contrario de lo que quieren los españoles. Está promoviendo la guerra cuando sabe que la mayoría de los españoles quiere la paz, incluso a sabiendas de que la
mayoría de los votantes del Partido Popular no quieren esta guerra, no quieren la guerra al margen de la legalidad y al margen de la justicia. Pero además usted, señor Aznar, no merece representar a los españoles, porque se sitúa fuera de la ley;
(Rumores.) Está usted fuera de la ley internacional. Usted, con la resolución tomada en las islas Azores, se sitúa al margen de los organismos internacionales, al margen del derecho internacional, y apuesta únicamente por la ley de la fuerza, en
contra de la democracia en un nivel internacional. Por otra parte, señor Aznar, usted también se salta las normas constitucionales. Usted ha implicado a España en una guerra sin la autorización del Congreso de los Diputados. (Rumores.) Sin la
autorización que prescribe el artículo 63.3 de la Constitución española y sin la firma del jefe del Estado. Usted usurpa ilegalmente lo que son competencias del Congreso de los Diputados y competencias del Rey, del jefe del Estado
(Rumores.-Protestas.-Un señor diputado pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio. (Pausa.) Señor Moreno, guarde silencio.



El señor LLAMAZARES TRIGO: No sé por qué les hacen tanto daño las palabras; hacen mucho más daño las bombas, mucho más daño. Las palabras hacen poco daño, señorías.



Señor Aznar, por eso nosotros exigimos su dimisión, (Risas.-Rumores.) queremos que dimita y que lo haga cuanto antes, no vaya a contaminar a todo su partido con esta actitud frente a la opinión pública y el conjunto de la ciudadanía.
(Protestas.-Un señor diputado pronuncia palabras que no se perciben.) Hágalo cuanto antes.



La señora PRESIDENTA: Señor Moreno, guarde silencio.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Señor Aznar, recientemente se refería usted -porque a veces tiene la tentación de aludir incluso a los cantantes pacifistas para argumentar su sinrazón- al primer párrafo de una de las estrofas de una canción
pacifista de Bob Dylan y decía usted que cuántos años han de vivir algunos hombres para ser libres. Se olvidaba usted de las siguientes


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estrofas y se las dedico personalmente: ¿Cuántas orejas debe tener un hombre antes de que pueda oír a la gente? ¿Cuántas orejas ha de tener el señor Aznar antes de que pueda oír el grito de paz de la mayor parte de los ciudadanos?
¿Cuántas veces deben las balas de cañón volar antes de que sean prohibidas para siempre? ¿Cuántas veces debe producirse la guerra antes de que sea prohibida para siempre? Señor Aznar, dejo estas preguntas y completo la canción que usted no ha
querido citar en su totalidad.



Para que los señores diputados del Grupo Popular también recuerden lo que significa una guerra, quiero terminar mi intervención leyendo unos párrafos de la descripción de un bombardeo de la Segunda Guerra Mundial: Lo primero en volar son
las ventanas y las puertas, cientos, miles a un tiempo en toda la ciudad, pulverizadas en un tornado de cristal y de astillas; segundos más tarde los techos de manzanas enteras prenden en llamas mientras las bombas de más tonelaje -la madre de
todas las bombas- taladran las estructuras y apuñalan los sótanos para inundarlos de fuego.
En cuestión de minutos, un área de unos 20 kilómetros cuadrados, infestada de seres humanos que hasta hace segundos estaban tratando de conciliar el sueño,
se transforma en un océano de llamas de unos dos kilómetros de altura. Lo que sucede a continuación es un fenómeno de física elemental que recibe el nombre de tormenta de fuego. Ese bosque vertical de llamas de 2.000 metros, que cubre el
horizonte, crea un efecto de succión de oxígeno de tal magnitud que corrientes de aire de fuerza equivalente o superior a un huracán se lanzan como gigantescas serpientes de combustible sobre toda la ciudad. Esta pira infernal crece y crece durante
tres horas; agujas, cúpulas de catedrales y techos vuelan por los aires; coches, tranvías, barcazas, centenares de personas son arrastrados y atomizados por las corrientes huracanadas de llamas. Un maremoto de fuego avanza destrozando
completamente todo cuanto se encuentra en su camino a una velocidad de unos 150 kilómetros por hora.



Señor Aznar, señoras y señores diputados del Grupo Popular, recuerden estas frases cuando aprieten el botón. ¡No a la guerra! (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Llamazares.



Señor presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señora presidenta, señorías, procuraré contestar con la mayor brevedad posible pero también con concisión al señor Llamazares, haciendo al comienzo algunas aclaraciones.



En primer lugar, señor Llamazares, quiero alegrarme de que sus referencias musicales vayan mejorando, porque en el anterior debate hizo una referencia musical me parece que del Frente de Juventudes y ahora está ya en Bob Dylan, lo cual
supone sin duda una trayectoria interesante de seguir. (La señora Castro Fonseca pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señora Castro, guarde silencio. (Rumores.) ¡Señora Castro, guarde silencio!


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): En segundo lugar, señoría, yo creía que las cuestiones de conciencia habían quedado aclaradas en el anterior debate. Ya veo que para S.S. no ha sido así. Su señoría sigue respondiendo a los
viejos esquemas que conoce muy bien y que deben afectar a la conciencia de los demás. Naturalmente le tengo que decir, señoría, que, desde el punto de vista de lo que significa el ejercicio de la responsabilidad, asumo mis responsabilidades con
todas las consecuencias, faltaría más, para lo bueno y para lo malo. Asumo las responsabilidades y las decisiones del Gobierno con todas las consecuencias. (El señor Albendea Pabón: ¡Muy bien!) Desde ese punto de vista, señor Llamazares, me va a
permitir que le diga que lamento no complacer su exigencia de esta tarde. No le voy a complacer de ninguna manera. (Aplausos.) No lo voy a hacer. Su señoría ha exigido vehementemente mi dimisión y yo lamento darle el disgusto de decirle que no
voy a hacerlo.



Su discurso es tan fantástico, es tan radical... (El señor Frutos Gras pronuncia palabras que no se perciben.-Protestas.-El señor Pérez- Hickman pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señor Frutos, guarde silencio.



Señor Pérez-Hickman, guarde silencio.



!Señorías, guarden silencio! (Pausa.)


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Decía que la competición de radicalismo que se debe producir en los paseos que se dan algunos detrás de las pancartas hace que su discurso sea muy difícil, señoría, porque tiene usted que
ejercitar una dosis de radicalismo que es difícilmente comprensible. Tengo que decirle, señoría, que en algunos casos me cuesta incluso hasta seguirle. (La señora Castro Fonseca: ¡Radicales son las bombas, presidente!-Rumores.)


La señora PRESIDENTA: Señora Castro, le llamo al orden.



¡Señorías, guarden silencio!


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Las bombas no son radicales, son bombas, quienes son radicales son algunas personas, pero esa es otra cuestión. Es una cuestión diferente, que a veces no se entiende. (Aplausos.)


Señoría, yo he comparecido ante el Congreso de los Diputados y he explicado cuáles son las decisiones del Gobierno. Vengo diciendo en todos los anteriores debates,


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señoría, incluso ante su insistencia -porque S.S. insistía mucho, lo negaba y afirmaba lo contrario, afirmaba que engañábamos-, que España no había asumido ningún compromiso militar. Vengo diciendo desde hace mucho tiempo que España no
tenía asumido en este asunto de Irak ningún compromiso militar. He dicho exactamente eso, señoría, porque es literalmente la verdad. España, el Gobierno español, ha tomado unas decisiones en el día de hoy, que son las que comunica a la Cámara.

Permítame que le diga una cosa, que en el fondo a S.S. le hubiese gustado mucho que nosotros hubiésemos tenido compromisos militares que no tenemos; le hubiese gustado muchísimo. (Aplausos.-La señora Castro Fonseca hace gestos negativos.) He
comunicado esta tarde a la Cámara la decisión del Gobierno de que España no participará en misiones de ataque ni de carácter defensivo, ni enviará tropas de combate. ¿Sabe por qué? Entre otras cosas, porque no teníamos ningún compromiso militar a
pesar de lo que usted decía; entre otras cosas, porque nunca hemos pensado en hacerlo, y entre otras cosas, señoría, porque creemos que es lo razonable, que es lo justo y que corresponde bien a una posición española. Además, señoría, tengo la
sensación de que lo que le hubiese gustado mucho a S.S. es que hubiésemos mandado tropas de combate, para poder decir: todavía más guerra, todavía más conflictos, todavía más responsabilidad del Gobierno. (Aplausos.) Tengo esa sensación. Es
realmente paradójico pero es lo que ocurre, porque S.S. creía que teníamos unos compromisos y que íbamos a tomar unas decisiones. Y ni existían los compromisos ni han existido las decisiones, señoría. Y eso hace que los discursos sean todavía más
incomprensibles.



He dicho que vamos a enviar un contingente de apoyo humanitario de carácter conjunto. He señalado las unidades que van a ir, he señalado de qué van a estar compuestas esas unidades y he señalado a qué se van a dedicar esas unidades. He
hablado también de unidades para la guerra bacteriológica y de desactivación. He hablado de misiones de escolta. He hablado y he propuesto la continuidad del esfuerzo español desde el punto de vista de apoyo humanitario a los esfuerzos del
secretario general de Naciones Unidas y he hablado de los compromisos de España en materia de la OTAN. De lo que no he hablado es de lo que su imaginación le produce y no se produce, porque sólo existe en su imaginación. Yo no tengo la culpa,
señoría, de que cayese la Unión Soviética. Mejor dicho, me gustaría tener mucha culpa en eso, porque sin duda es difícil tener una noticia mejor para el mundo que el que la Unión Soviética haya desaparecido. Pero si el mundo no es multipolar, y el
mundo tiene hoy una potencia muy superior a las demás, es como consecuencia de la caída de la Unión Soviética. No voy a entrar en un debate acerca del orden unipolar o del mundo multipolar, simplemente le digo que me parece muy bien y me alegro
mucho de que haya desaparecido la Unión Soviética y todo el bloque comunista. Me parece muy bien, señoría. (Aplausos.) A mí me parece muy bien. Usted me dice que tenemos unos acuerdos secretos, intereses de partido, intereses empresariales...
(Rumores.-El señor Frutos Gras pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio. (Pausa.)


¡Señor Frutos, guarde silencio! (El señor Frutos Gras pronuncia palabras que no se perciben.) Señor Frutos, por favor guarde silencio definitivamente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Dice que somos prisioneros de no sé qué acuerdos con los Estados Unidos de América. Señoría, cuando nosotros llegamos al Gobierno nos encontramos con unos acuerdos con los Estados Unidos de
América que había realizado el Gobierno anterior.
Algunos de los que los habían realizado son los que le acompañan a usted detrás de la pancarta. (El señor Llamazares Trigo hace gestos negativos.) Pero esa una cuestión diferente. (Aplausos.) Son
los que le acompañan a usted. Quienes los habían realizado son los que le acompañan a usted detrás de la pancarta, que a su vez los habían heredado de otros. (El señor Frutos Gras: ¡De Franco!) Y nosotros los hemos heredado de aquellos a quienes
sustituimos en el Gobierno y hemos procurado mejorarlos. Y yo le quiero decir, señoría, que me parece bueno que España tenga los acuerdos que tiene con los Estados Unidos, por razón de nuestra seguridad; que me parece bueno que la OTAN sea una
organización fuerte -lo cual ya sé que le disgusta- y que me parece bueno que el vínculo atlántico entre Europa y los Estados Unidos sea un vínculo fuerte, porque de eso depende la seguridad, la libertad y las democracias europeas, en gran medida,
de presente y de futuro. (Aplausos.)


Me cuenta S.S. que, para tomar las decisiones que hemos tomado, tenemos no sé qué intereses de partido no sé dónde. No he entendido. Que tenemos unos intereses de partido con los norteamericanos a través de empresas que están
representadas en Iberoamérica. Yo no sé qué es eso ni qué tienen que ver los intereses de partido con este asunto. Absolutamente nada. Señoría, es un discurso absolutamente fantasmagórico. (El señor Frutos Gras pronuncia palabras que no se
perciben.) Es ininteligible. Se puede hacer un discurso de una posición política diferente de la del Gobierno y decir: No estoy de acuerdo con sus decisiones. Pero lo que no se puede es hacer una fantasía global, una fantasía universal, porque es
el desquiciamiento de todos los argumentos habidos y por haber, señoría.
(Aplausos.) Es una cosa tremenda.



He ido a las islas Azores, territorio de Portugal, para firmar tres declaraciones, señoría. Una declaración atlántica, de renovación de compromiso atlántico; un compromiso con Oriente Medio y decir a Sadam Husein que está ante su última
oportunidad. (La señora Castro


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Fonseca pronuncia palabras que no se perciben.) Que tiene la última oportunidad. Y que, como dicen las resoluciones de las Naciones Unidas, él será el responsable en todo caso de lo que pueda ocurrir. Y no creo, señoría, que Sadam Husein
comparta los deseos de paz de ningún ciudadano español, entre otras cosas porque si hay un señor de la guerra, si hay un tirano de la guerra, ese tirano de la guerra y ese señor de la guerra se llama precisamente Sadam Husein. (Aplausos.)


Cuando se habla de ilegalidad, hay que demostrarlo, y yo he defendido aquí la legalidad sobre la base de resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Señoría, tiene usted que demostrarlo. Antes de declarar a nadie fuera de la
ley, antes de decir que no cumplimos con las resoluciones del Consejo de Seguridad, antes de no hablar aquí de las resoluciones del Consejo de Seguridad y de lo que dicen, sino de los inventos y de las fantasías que usted hace, antes de decir todo
eso, señoría, efectivamente, hay que respetar lo que es la literalidad, el contenido y las resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Nosotros estamos al amparo de esas resoluciones y quien está fuera de la ley es Sadam Husein, que
es quien las incumple. Eso es una cosa que debe quedar bien clara, señoría. Tiene que quedar bien clara. Y también tiene que quedar bien claro que compadecerse de las víctimas o por el dolor humano, señoría, no es tampoco monopolio de nadie. De
usted, tampoco. Ni citando libros de la Segunda Guerra Mundial ni de la primera. O ¿qué nos quiere usted decir, que en la Segunda Guerra Mundial era mejor no haber hecho nada y dejar que también Hitler se hubiese apoderado de Europa entera? ¿Era
eso, señoría, era eso? (La señora Castro Fonseca y el señor Centella Gómez pronuncian palabras que no se perciben.-Protestas.)


La señora PRESIDENTA: Señora Castro. Señor Centella. (Pausa.) ¡Señora Castro!


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Yo no he utilizado ese argumento, lo ha utilizado usted, señoría, para los horrores de la guerra. Usted no tiene el monopolio de los horrores de la guerra, señoría. Los horrores de la guerra
vienen de muy lejos. (El señor Alcaraz Masats pronuncia palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señor Alcaraz. ¡Señor Alcaraz! Le llamo al orden.
(Pausa.) Señor Alcaraz!


El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Y naturalmente, señoría, hay que acordarse de todas las víctimas y hay que acordarse siempre.



Por último, señor Llamazares, no tengo la menor duda de que S.S. va a intentar seguir haciendo movilizaciones y va a intentar seguir ejercitando su función de agitador. No tengo la menor duda. Pero eso no le va a dar a usted más razones;
creo que le va a dar muchas menos razones.



Muchas gracias. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente.



Señor Llamazares.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Señor Aznar, veo que no solamente está nervioso su grupo parlamentario. Está muy nervioso usted, ¿no? (Rumores.) Cuando a uno le sale el pelo de la dehesa -en este caso, los tics de extrema derecha- es que las
cosas van muy mal, van muy mal para su partido y van muy mal para su Gobierno. Porque no ha hecho más que utilizar tics de la extrema derecha, que hace tiempo que no oíamos porque estaban ustedes evolucionando al centro. (Varios señores diputados:
¡Oh, oh!) Tics de la extrema derecha como lo del Frente de Juventudes, las canciones, la Unión Soviética, el anticomunismo visceral, etcétera. Una cosa: si la vez anterior utilicé una canción del Frente de Juventudes seguramente fue porque los de
la izquierda nos la sabemos mejor que los de la derecha, porque a nosotros nos la hicieron aprender con sangre, señorías.
(Protestas.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio. ¡Señorías, guarden silencio!


El señor LLAMAZARES TRIGO: Dice usted, señor Aznar -yo lo he deducido de su intervención, incluso por sus sonrisas-, que usted no va a llorar por los muertos de Irak, por la población civil que va a morir en Irak, por la gente inocente de
Irak que sufre a un dictador y que ahora, además, va a sufrir una guerra y una guerra ilegal. Usted no va a derramar una lágrima, estoy convencido, porque se le han secado las lágrimas. Por eso comprendo cada vez mejor a la gran mayoría de los
ciudadanos que no tienen nada que ver con usted ni con su actitud belicista.



Dice usted, señor Aznar, que no va a dimitir; que usted no va a dimitir.
Señor Aznar, yo no le voy a decir como al señor Fraga que va a terminar el periodo legislativo dignamente. Usted va a acabar ya con indignidad este periodo
legislativo. (Protestas.) Va a acabar de forma indigna en la presidencia del Gobierno de España. Desde el punto de vista del interés partidista, para nosotros -y creo que para toda la oposición de la Cámara-, sería mejor que usted se quedase al
frente del Gobierno, es usted una perita en dulce para la oposición política. (Rumores.) Pero, en función de los intereses de los ciudadanos, nosotros tenemos que defender que quien traiciona la confianza de los ciudadanos españoles, quien
traiciona también la confianza en la legalidad internacional, tiene que poner su cargo a disposición, tiene que dimitir, como debe hacer usted, señor Aznar. (Rumores.) No lo va a hacer, parece que no lo va a hacer.
Señor Aznar, mal por su partido.
¡Vaya


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herencia que deja a los delfines! En todo caso, estoy convencido de que, si no es dimitiendo, los delfines, en su momento, convertidos en orcas, como he dicho alguna vez, harán su trabajo. De eso estoy convencido.



Señor Aznar, dice usted que no hay compromiso militar, que no había compromisos previos y que no hay compromiso militar. Todo lo que nosotros hemos dicho hasta ahora está haciéndolo usted. Inicialmente usted decía: No, no, si esta es una
labor de presión sobre el Gobierno iraquí. No se pretende una guerra. Era únicamente una excusa. No era presión, se iba directamente a la guerra. Ustedes decían: No vamos a participar al margen de Naciones Unidas. Ustedes han tomado la
decisión de ir a la guerra al margen del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, porque estaban en minoría en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. ¿Quién se lo iba a decir: jugar en primera división y perder el partido en el Consejo de
Seguridad, teniendo como árbitro a quien tienen? Pues han perdido el partido. Y ahora resulta que ustedes dicen que no van con armas a la guerra. Señorías, no es así. Ustedes podían venir a esta Cámara y decir: El Gobierno español no
participará en la guerra de Irak. Pero no han dicho eso. Han dicho que no participarán en la ofensiva de la guerra de Irak, que no participarán en puestos llamemos de carácter guerrero en la guerra contra Irak. Pero es que los puestos operativos,
todos los puestos de una guerra son parte de la guerra. Ustedes van a formar parte de la guerra. ¿Para qué hacen ustedes ese juego floral, diciendo que están en la guerra pero en un plano secundario? ¿Por qué lo hacen? Porque saben ustedes que
tendrían que aprobarlo en esta Cámara, con la presencia del Senado, y que tendría que firmarlo el Rey. Y ustedes quieren incumplir la Constitución española y zafarse del artículo 63.3. Nosotros no se lo vamos a permitir, señorías. Nosotros les
vamos a llevar a los tribunales, porque ustedes... (Rumores.-Varios señores diputados pronuncian palabras que no se perciben.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio. (Pausa.)


Señor Guerra, guarde silencio.



El señor LLAMAZARES TRIGO: Me imagino que algún día me querrían llevar a mí, pero no, así, no. Les vamos a llevar a los tribunales, para que se depuren las responsabilidades penales a que haya lugar en esta materia.
Ustedes están
intentando eludir la Constitución española y el artículo 63.3 de la misma.



Dice usted, señor Aznar -y aquí voy a hablar como ciudadano del mundo-, que nosotros desearíamos que fuesen fuerzas españolas en zonas ofensivas.
Esa valoración es ofensiva. Nosotros no queremos que vaya nadie a esa guerra, no queremos que
haya víctimas de esa guerra, porque no queremos la guerra. Pero ustedes no necesitan sangre española para firmar ese pacto con el Gobierno norteamericano y con la derecha norteamericana. Van a firmar ese pacto con sangre ajena, van a firmar ese
pacto con sangre de iraquíes inocentes, con sangre de iraquíes civiles. (La señora Castro Fonseca pronuncia palabras que no se perciben) Ese pacto con el Gobierno norteamericano para de alguna manera ser los acólitos de los amos del mundo, los
acólitos de ese nuevo desorden disciplinar internacional. Del desorden de Guantánamo, del que usted no habla cuando habla de derechos humanos, señor Aznar. Yo le querría pedir en esta Cámara que alguna vez, ya que me exige a mí que muestre mi
condena al dictador iraquí, que he mostrado en varias ocasiones y se la vuelvo a mostrar, yo le pediría que condene usted la situación de los presos de Guantánamo, al margen de los derechos humanos y al margen del derecho internacional. (Aplausos.)
Yo se lo pido hoy aquí, señor Aznar, para que los derechos humanos sean para todos, que sean para todos.



Termino, señor Aznar. Dice usted que yo hago una valoración poco menos que personal sobre el incumplimiento de las resoluciones de Naciones Unidas, sobre que ustedes se han situado al margen de la ley en la reinterpretación de la 1441. No
coja mis palabras, no las coja. Coja las del secretario general de Naciones Unidas, señor Kofi Annan: Esta intervención es una intervención ilegal, ilegal e ilegal. Y lo dice el secretario general de Naciones Unidas, aunque sé que para ustedes
eso no significa nada, porque su responsable en Naciones Unidas ha llamado santón al secretario general. Esa es la posición de su responsable en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que, por otra parte, podían ir ya relevándole del cargo por
su respeto institucional. Por tanto, señor Aznar, no hago ningún juicio que no hagan las propias Naciones Unidas. Su intervención, su guerra, es una guerra ilegal. Ahora explíqueselo a los españoles. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Llamazares.



Señor presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señora presidenta, señorías, señor Llamazares, permítame que al comienzo... (Se produce un altercado en la tribuna de invitados.-Un señor invitado dice: ¡Vive La France!-Varios señores
invitados cantan la Marsellesa.)


La señora PRESIDENTA: Ruego a los servicios de la Cámara que desalojen de las tribunas a las personas que están alterando el orden.
(Rumores.-Aplausos.-Pausa.) Ruego a los servicios de la Cámara que desalojen a las personas que han
alterado el orden en las tribunas, donde no está permitido hacer manifestaciones ni a favor ni en contra.
(Rumores.)


Señorías, guarden silencio. (Pausa.)


Adelante, señor presidente.



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El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señora presidenta, señorías, señor Llamazares, decía que comenzaba por el principio de su intervención. Tomo nota de que S.S. considera que mi presencia en la presidencia del Gobierno en
este momento es un chollo y una perita en dulce para la oposición. Eso ha dicho ¿no? Si así es, lo que no sé es para qué me pide que dimita, señoría. (Risas.) No sé para qué me lo pide.
Si es un chollo para usted, ¿para qué me pide que dimita,
señoría? (Aplausos.) ¿Para qué? Por eso yo lamentaba darle un disgusto, pero es que no entiendo tampoco su argumento en este caso. Quiere usted retorcer tanto las intervenciones del Gobierno que al final retuerce las suyas propias, señoría. No
tire usted esas piedras contra su propio tejado, porque no tiene mucho sentido.



Sí le quiero decir que, cuando salga de la presidencia del Gobierno, señoría, desde luego la dignidad o indignidad no la va a medir S.S. Estoy absolutamente convencido, entre otras cosas, porque no va a tener la oportunidad de medir ninguna
indignidad, señoría. Ninguna indignidad. Y cuando S.S. termine con sus responsabilidades, espero y deseo que también las pueda medir sin ninguna causa de indignidad. Se lo deseo fervientemente. Pero le tengo que volver a reiterar que ejercito y
ejerceré todas mis responsabilidades hasta el final, con arreglo al mandato que me han dado los ciudadanos españoles, a los cuales me siento muy orgulloso de representar. Quiero decir, señoría, que, desde el punto de vista de lo que significan sus
intenciones, organizar una presión diplomática y una presión militar para conseguir que Sadam Husein cumpla con sus obligaciones ha sido uno de los objetivos del trabajo de estos meses. Y a mí me gustaría que esa presión hubiese sido mayor. Le he
dicho antes y le digo ahora que estoy convencido de que si esa presión hubiese sido mayor se hubiesen obtenido otros resultados. Pero la presión no ha podido organizarse, entre otras cosas porque hay quien se ha negado a participar en esa presión y
hay quien se ha negado a hacer de Sadam Husein el objetivo. El objetivo era el Gobierno, el objetivo era acabar con el Gobierno, el objetivo era desprestigiar el Gobierno, el objetivo era el oportunismo electoral más descarnado, a pesar de Naciones
Unidas, a pesar de la legalidad internacional y a pesar, efectivamente, de la situación del Consejo de Seguridad. (Aplausos.) Estamos absolutamente tranquilos desde el punto de vista de lo que significa la constitucionalidad y la legalidad de
nuestras decisiones. Si S.S. quiere llevarnos a los tribunales, no le he entendido bien si a mí o a todos, estamos a su disposición; nos puede llevar individualmente, por grupos, colectivamente; a quien usted quiera. Estamos muy tranquilos
desde el punto de vista constitucional y desde el punto de vista legal, y estamos muy tranquilos también desde el punto de vista histórico, porque no es precisamente gracias a usted ni a su grupo por lo que Milosevic, por ejemplo, ha comparecido
ante los tribunales por sus crímenes y no será por usted ni por su grupo por lo que podemos conseguir, y yo espero que lo consigamos, que Sadam también comparezca ante los tribunales por sus crímenes. (La señora Castro Fonseca: Y usted también.
Los dos.)


Muchas gracias. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente. (Rumores.)


Señor Murcia, guarde silencio.



En nombre del Grupo Parlamentario Vasco (EAJ-PNV), tiene la palabra el señor Anasagasti.



El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Gracias, señora presidenta.



Señor presidente, es la cuarta vez en poco tiempo que usted comparece en este hemiciclo para hablar sobre la situación política creada en Irak y la primera que descubre parte de sus verdaderas intenciones. Hasta ahora todo era eludir la
cuestión, como ocurrió en el mes de enero, o marear la perdiz política, como ha acontecido en febrero. Y como el Reglamento de este Parlamento le otorga a usted el privilegio de cerrar todos los debates, usted, en las réplicas, siempre hace
preguntas que no pueden ser contestadas. Una de ellas, con la que usted me martilleó en sus dos últimas intervenciones, era por qué nosotros nos habíamos abstenido ante el acuerdo del Consejo extraordinario celebrado en Bruselas. Usted se
presentaba ese día como un dirigente europeo responsable y preocupado de que Europa hablara con una sola voz. Aquello sólo fue un apaño, que duró hasta su viaje allá en el rancho grande aquel fin de semana, tras pasar por Ciudad de México. En su
réplica, usted me insinuó que sabía en lo que andábamos nosotros en México y cuando le hemos preguntado a su Gobierno nos ha contestado que le parece muy bien la diplomacia parlamentaria. Ahí quedó la insinuación. Ya nos gustaría que usted nos
aclarara aquella cuestión. Como quedó esa acusación de malos europeos por no haber apoyado aquel apaño, que duró 24 horas y que usted rompió ese fin de semana porque sabía que el presidente Bush y el primer ministro Blair trabajaban en una nueva
resolución, que usted creía que se iba a aprobar, para que el Consejo de Seguridad diera luz verde para bombardear Irak. Pero el cálculo les falló. ¿Dónde están los 10 votos de que alardeaban la señora Palacio y el señor Gil Casares? ¿Dónde están
las patéticas bromas del impresentable embajador Inocencio Arias, que de inocencio sólo tiene el nombre? Si en su día este embajador no atendió a un grupo de mujeres parlamentarias del Congreso y del Senado, está bueno el Consejo para que este
diplomático tan entusiasta de la intervención militar haga algún tipo de labor pacificadora y de búsqueda de soluciones.



Nosotros no apoyamos aquello porque allí había trampa, como le gusta decir a usted, y la trampa en política tiene los segundos contados, ya se ha visto. Como también tenía trampa algo que a usted no le gusta que


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nosotros le recordemos, su visita al Vaticano. Me dijo usted que no le diera lecciones de moralidad cuando le recordé que no era muy lógico ir al Vaticano, besar el anillo del Papa, entregarle la biografía de Isabel la Católica y no hacer
el menor caso a un líder espiritual que dice no a la guerra, presentándose usted como un líder cristiano cargado de valores. Sin embargo, lo primero que hace usted es desconocer algo que le reclamó muy claramente, yo se lo recordé y usted se
soliviantó. El Papa le recordó que el quinto mandamiento dice claramente: 'No matarás'. No matarás a nadie, y eso va por ETA, por Sadam, por Sharon, por Bush -aunque haya firmado en su vida 135 penas de muerte- y por Blair. Pero dentro de tres
días se va a matar en Irak, van a desaparecer seres humanos de la faz de la tierra, van a existir cuerpos mutilados, hijos sin padres, padres sin hijos, destrucción, desolación, muerte...
Seguramente dentro de tres días; ese es el 'No matarás', el
no matarás contra ETA, contra Sadam y contra quienes van a llevar a cabo una guerra terrible e innecesaria.



También me dijo usted que su prioridad es la lucha contra el terrorismo; un terrorismo internacionalizado y globalizado que Bush piensa que puede ser eliminado militarmente, a bombazos, de forma preventiva y matando gente a espuertas.
Nosotros tenemos que decirle que en Europa al terrorismo hay que combatirlo policialmente, con buena información, buscando las causas, llegando a acuerdos, combatiendo el delito y evitando derramar una sola gota de sangre, civilizadamente. Y si a
Bush le preocupa Al Qaeda más que ETA, le recordamos que en la lucha policial contra ETA es más importante Francia que los Estados Unidos, aunque también, porque sabemos que todos los apoyos son importantes en una cooperación internacional. Pero no
nos venga usted diciendo que mientras el mulah Omar se escapó en una motocicleta en Afganistán y Bin Laden está muerto de risa en algún escondite el móvil principal sea la lucha contra el terrorismo y contra la existencia de armas de destrucción
masiva que no sea el odio, habida cuenta que los inspectores no las han encontrado y que lo más importante que dijo ayer el presidente Bush en su comunicado fue advertirle a Sadam que no destruya los pozos petrolíferos. ¿Es ésta una guerra contra
el terrorismo internacional? Por supuesto que no, a nuestro juicio. Esa es la primera motivación.



Usted, señor presidente, tiene con relación a Irak una sensibilidad sospechosa y selectiva. Dice usted que Sadam Husein es un déspota, un asesino y tiene que dejar el mando y nosotros coincidimos con ese criterio. Pero, ¿qué hace usted
para que otro déspota como Kim Jong, en Corea del Norte, deje de obligar a sus súbditos a tener en su casa fotos del dictador, habiendo muerto 400.000 norcoreanos desde 1972 en campos de concentración y estando 200.000 recluidos? ¿Qué hace para que
se vaya? ¿O es que tras Irak viene Corea del Norte? ¿Por qué usted no se indigna ante el brutal régimen guineano del dictador Obiang Nguema, que lleva 24 años aterrorizando a su pueblo sin elecciones libres y con cientos de represaliados,
torturados y asesinados, y sin embargo su Gobierno le invita a unas jornadas sobre el castellano? ¿O va a hacer usted algo con su amigo Tony Blair contra Robert Mugabe, un auténtico asesino que lleva en el poder desde 1980 con torturas, impunidad y
un goteo de 50 muertos al año sin contar los desaparecidos? ¿O qué iniciativa van a tomar contra la muy democrática Siria cuando al funeral del muy demócrata terrorista Hafed el Asad fue nada menos que el señor Rajoy, un régimen que pasa de padre a
hijo y en el que hay más de 500 presos políticos, algunos desde hace más de 20 años? ¿O qué va a hacer usted en relación con resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas relativas al Sahara, que Marruecos, otro régimen impecablemente
democrático, incumple todas ellas mientras la población saharaui malvive en un desierto y tienen que ser los ayuntamientos y las comunidades autónomas del Estado español las que se ocupan de unos niños abandonados de la preocupación de su Gobierno,
mientras usted es tan beligerante con un Sadam al que la opinión pública española adversa pero no lo siente como un enemigo inmediato? ¿Qué va a hacer usted para que se cumplan los acuerdos y resoluciones de Naciones Unidas en relación con el
Sahara? Ya sabemos que Sadam es el eje del mal porque así lo decidió el presidente Bush, pero ¿no son ejes del mal todos estos dictadores y algunos más? ¿Por qué no se enerva usted contra ellos como lo hace contra Sadam? ¿O es que los derechos
humanos no son universales? ¿O es que el dolor humano es más intenso en un lugar que en otro? ¿No será que sigue usted la pauta que le dictan desde un despacho en Washington, donde le dicen quién es ahora el eje del mal y para tener protagonismo
internacional su Gobierno y asegurar una posición de dominio geoestratégico y energético hay que acabar con el plan que Bush padre no pudo completar tras la guerra del Golfo? No nos venga, señor presidente, cargando las tintas sobre Sadam sin
hacerlo sobre los demás dictadores porque, de lo contrario, su argumento, a nuestro juicio, no es válido por selectivo, por interesado y, en el fondo, por falso.



Me replicó usted en el último debate recordando al pueblo kurdo, gaseado y masacrado por Sadam Husein. Totalmente de acuerdo. Pero ¿por qué omite usted al pueblo kurdo perseguido, gaseado, impedido de hablar en su idioma y sin posibilidad
de hacer política en una Turquía que los persigue de forma preferencial? ¿Por qué también usted, en este argumento kurdo, es tan selectivo a la hora de defender esos derechos humanos? ¿Sólo en Irak hay kurdos, o son los kurdos de Turquía los más
perseguidos en este momento?


Me dijo usted que no le diera lecciones morales. Le recuerdo que el encargado de negocios de la Embajada de España en Irak, Fernando Valderrama, dimitió y lo está pasando muy mal en los pasillos del Ministerio de Asuntos Exteriores. Por un
imperativo moral, por no


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plegarse ante una guerra injusta, decidida por gentes que aplican desde el Pentágono la estrategia nacional de seguridad, aprobada el año pasado por la Administración Bush, cuyo objetivo es que Estados Unidos pueda actuar en cualquier parte
del mundo y para que nunca pueda surgir otra superpotencia en cualquier otra parte del mundo. ¿Y quién lleva adelante esta política? Una administración que ganó en Florida democráticamente, pero por muy pocos y raros votos, y que aplica un
rigorismo religioso que les obliga a públicas demostraciones de religiosidad formal todos los días, mientras preparan la eliminación de seres humanos fríamente. Porque el presidente Bush dice que volvió a nacer a la fe tras curarse de sus excesos y
por tanto tiene una misión que cumplir y una llamada divina que atender. ¿Por qué permite usted, señor presidente, que el presidente Bush le dé lecciones de moralidad y le transmita parte de ese fanatismo religioso que le obliga a usted a no hacer
caso al Papa pero sí a los adventistas del Séptimo Día? Entiendo que al PNV, fundador de la democracia cristiana, usted no le haga el menor caso. Lo entendemos.
Pero, señor presidente, no haga caso tampoco a ese rigorismo moral fuera de sentido.
Haga usted más caso al Papa; indudablemente, irían mucho mejor las cosas.



Señor presidente, no sé en qué canal de televisión ve usted las manifestaciones (si las ve o si no las ve) que se producen contra la guerra, y más que vendrán. Independientemente de las pancartas, de los lemas y de la gente hay un hecho
crecientemente sintomático y es que cada vez hay más banderas republicanas con sus colores rojo, amarillo y morado. ¿Por qué está empezando a ocurrir esto con tanta intensidad? ¿A qué se debe el silencio del Jefe del Estado? La Constitución, en
su artículo 63, dice taxativamente que al Rey corresponde, previa autorización de las Cortes Generales, declarar la guerra y hacer la paz, y él está totalmente callado. Me dirá usted que no piensa declarar la guerra y que no hay ningún tipo de
guerra declarada. Es que últimamente ya no se declaran las guerras. Las guerras simplemente se hacen. ¿Y cuál es el papel del Rey en todo esto? ¿El silencio más absoluto? ¿No tiene ni una palabra que decir? ¿O solamente el Rey tiene que
aparecer en los sellos? ¿Por qué se le mantiene tan callado y sin que se reúna la Junta de Defensa Nacional? Si su Gobierno lo hace para avalar una guerra y una masacre contra una persona a la que el Rey recibió en 1978, ¿por qué todavía no se le
ha retirado a Sadam Husein la Orden de Isabel la Católica que se le entregó? ¿Por qué no se le pide?


Finalmente, señor presidente, en el debate de la semana pasada el portavoz del Partido Popular en la Comisión de Asuntos Exteriores dijo desde esta tribuna que falté a la verdad porque evidencié públicamente su cambio de postura, que hoy
ratifico en todas y cada una de las palabras, y en el caso de que no sea así aquí hay personas que acudieron al viaje del cual voy a volver a hacer mención. Yo no falté a la verdad, fue él quien lo hizo. Hace un año y medio el señor Arístegui, la
señora García Manzanares, la señora Lasagabaster y el señor Azpiazu viajaron a Bagdad en misión humanitaria con una doble protesta: contra el régimen de Sadam Husein, por supuesto que sí, y contra un embargo norteamericano que estaba propiciando la
muerte de niños sin medicamentos. En ese viaje iban también empresarios españoles preocupados por la situación de estancamiento comercial que se vivía y se quería romper esta situación, y esto es verdad, tenemos testimonio de ello, y en aquella
oportunidad la política del PP era contraria al embargo y propiciaba mantener relaciones comerciales con el dictador mientras se protestaba contra su régimen, aunque no se propiciaba la eliminación física del adversario.



Hoy el Partido Popular ha cambiado, y es legítimo que cambie, y además que lo argumente, pero que no se diga que aquello no era verdad. Lo que no es de recibo es que en la Diputación Permanente del mes de enero el portavoz del Partido
Popular hablara fundamentalmente de presión diplomática; un año y medio antes propiciaba el levantamiento del embargo; y ahora vale una declaración de guerra camuflada. Eso a nuestro juicio no es diplomacia, porque buena diplomacia es la que ha
hecho Fernando Valderrama dimitiendo como encargado de negocios por imperativo moral.
Los cambios a veces son puro oportunismo al servicio del discurso oficial y recurso quizá de mal diplomático y peor político que se adapta al discurso oficial de
forma totalmente acrítica. Le recomendamos al señor Arístegui que tome nota del diplomático Valderrama y de Robin Cook, y que no trate de vendernos duros a pesetas.



Termino, señora presidenta. El uso de la fuerza sin autorización del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas constituirá una agresión, es decir, un crimen contra la paz, contra el pueblo iraquí, un crimen internacional. Si el fin justifica
los medios, hágase, pero no se mantenga posteriormente otro discurso moral, y séase valiente y dígase: el fin justifica los medios. Para nosotros, a pesar de lo que usted siempre insinúa, el fin no justifica los medios, ni el medio de la fuerza,
ni el medio del terror, ni el medio de la violación de los derechos humanos, ni pasarse por el arco del triunfo acuerdos del Consejo de Seguridad.



Por eso, con el poeta cuyo aniversario se celebra estos días, volvemos a pedir una vez más la paz y la palabra y, sobre todo, en una situación como la que estamos viviendo, una gota de humanidad.



Muchas gracias, señora presidenta. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Anasagasti.



Señor presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señora presidenta, señorías, señor Anasagasti, cuando S.S. habla de cambiar de posición no creo que se esté refiriendo al Gobierno, porque cambiar de posición ¿en relación con qué? ¿En
relación con la que era


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la posición en la crisis del Golfo, con el conflicto del Golfo en el año 1990 ó 1991? ¿En relación con lo que es la crisis de Kosovo y la actuación del Consejo de Seguridad entonces? ¿O en relación con el conflicto en Afganistán? ¿En cuál
de esas tres ha cambiado el Gobierno, señoría? Porque tengo la impresión de que si algo ha cambiado no ha sido el Gobierno sino la posición de S.S., pero a lo mejor S.S. tiene la oportunidad de explicarla, no diga luego que no tiene la oportunidad
de hacerlo, por favor. Supongo que los debates hay que cerrarlos en algún momento y que alguien los tiene que cerrar. Hoy usted se retrotrae a debates anteriores y tal vez hagamos un debate interminable, no se trata de eso. Ahora dígame por qué
tenía S.S. una posición en la guerra del Golfo, en Kosovo o en la guerra de Afganistán distinta a la de ahora. Y por qué en Kosovo se puede intervenir sin resolución del Consejo de Seguridad y en Irak no. Supongo que será un juicio político, pero
es S.S.
el que ha cambiado de posición, no es el Gobierno, sin duda, que mantiene la misma posición.



Respecto a lo que significa el fondo de la cuestión, es bien claro, señor Anasagasti: el fondo de la cuestión es el cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas y el desarme de Irak. Sobre eso usted no ha dicho ni una palabra.
Y sobre eso hay que decir si se está de acuerdo o no con el cumplimiento de la legalidad y con el desarme de Sadam Husein y cómo hay que hacerlo. Esa es la cuestión que hay que responder, señoría. Después de 12 años, ¿cómo hay que hacerlo? ¿O a
S.S.
le parece que no hay que hacerlo? Porque existen otros regímenes malos, tiránicos o dictatoriales en el mundo, ¿las resoluciones de las Naciones Unidas no se tienen que aplicar en este caso? ¿Qué critica usted, que se interviene mucho o que
se interviene poco? ¿Hay muchos regímenes en los cuales intervenir para poder criticar mucho o es que sólo se interviene en uno? ¿Qué es lo que quiere, que se intervenga mucho o que se intervenga poco? ¿Cuál es la razón política o la razón moral,
que son las diferencias en orden a lo que son las relaciones internacionales? Pues eso está en las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. ¿Por qué no hace S.S. referencia a ellas? De lo que se trata es de saber si se
cumplen o no. Vengo advirtiendo desde hace mucho tiempo sus continuas referencias a Su Santidad el Papa, pero de vez en cuando, además de Su Santidad el Papa, acuérdese usted del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y de la legalidad
internacional, que también hay que cumplirla y respetarla.



Me habla S.S. del Consejo Europeo. Le voy a leer literalmente un párrafo del Consejo Europeo, para ver si se ha cambiado o no de posición, porque en algún momento hay que llegar a conclusiones. Dice: Bagdad no debe hacerse ilusiones,
debe desarmarse y cooperar inmediata y plenamente.
Tiene la última posibilidad de solucionar pacíficamente la crisis. El régimen iraquí será el único responsable de las consecuencias si sigue desacatando la voluntad de la comunidad internacional y
no acepta esta última oportunidad. Esto dice el Consejo Europeo y usted no votó el consenso europeo, señoría. No me diga que yo lo rompo, es que usted no lo votó. Aquí está dicho y se lo acabo de leer literalmente. No se trata de ningún viaje de
hace año y medio ni se trata de ninguna interpretación, se trata de la literalidad del Consejo Europeo que ustedes no votaron, probablemente porque no les interesa votarlo. Ahora no me diga que nosotros incumplimos las resoluciones del Consejo
Europeo porque eso sí que es, si me permite decírselo, cambiar de posición ahí. Esto en orden a lo que significa la legalidad en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Por cierto, aprovecho para respaldar expresamente a quien usted ha
llamado un embajador impresentable. Respaldo expresamente el trabajo del embajador de España ante las Naciones Unidas, Inocencio Arias, que hace un trabajo espléndido y que es un diplomático que lleva prestando muchos servicios a nuestro país desde
hace mucho tiempo y que los va a seguir prestando, afortunadamente.



A la hora de determinar o no la legalidad, S.S. ha omitido toda la base legal de la que yo llevo hablando toda la tarde. No voy a insistir en ella, ¿pero no puede reconocer que hay una base legal que tiene su origen en el año 1990, como
reconocen las resoluciones del Consejo de Seguridad? ¿Tan difícil es reconocer que la Resolución 1441 establece la base de legitimidad en el cumplimiento de condiciones de alto el fuego establecidas en abril de 1991? Porque, si la memoria no me
falla, usted lo apoyó en 1991. Y apoyaría también la Resolución 687. Y apoyaría un alto el fuego condicionado al cumplimiento de unas condiciones. Y no sé si apoya ya, me parece que no, la Resolución 1441, pero dicha resolución dice que hay
violación flagrante de las condiciones establecidas por el alto el fuego. ¿No le suenan esas cosas a S.S.? Porque, a lo mejor, también es cambiar de posición olvidarse de las cosas, pero conviene hacerlas para determinar lo que significa una base
legal. Ojalá no hubiésemos tenido que llegar a estas discusiones porque se hubiese producido el desarme o porque se hubiese cumplido con las resoluciones de las Naciones Unidas. Pero es que da la casualidad que ha ocurrido lo contrario, señoría.
Es que da la casualidad de que en el año 1998 se expulsó a los inspectores de Irak; es que solamente por el ejercicio de la presión pudieron volver los inspectores a Irak y es que las obligaciones elementales contenidas en las resoluciones de las
Naciones Unidas no se han cumplido, y yo quiero decir que lamento mucho que no se hayan cumplido, pero que en este momento la cuestión está en decir si se cumplen o no las resoluciones y extraer las correspondientes consecuencias de lo mismo. Eso
desde el punto de vista de la legalidad.



Quiero decir, señoría, que espero -no estoy seguro pero, entiéndame bien, me gustaría estar seguro- que usted piense como yo que el terrorismo, las armas de destrucción masiva y los Estados que incumplen la legalidad


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son los principales retos y amenazas que tiene el mundo de hoy. Usted me dice: En Europa el terrorismo se combate policialmente. Claro que sí, y ojalá pudiésemos combatirlo cada vez con más eficacia todos, ojalá todas las fuerzas que
tienen responsabilidad frente al terrorismo lo puedan combatir con más eficacia hasta llegar a derrotarlo, señoría, como es nuestro deseo. Ojalá podamos derrotar a los terroristas aquí, en España, y en cualquier lugar del mundo donde haya
terroristas, señoría, pero aquí en España especialmente ejerciendo cada uno su responsabilidad. Pero al terrorismo se le combate policialmente y también con algunas actitudes y algunas decisiones. Por ejemplo, al terrorismo se le combate poniendo
fuera de la ley al brazo político del terrorismo que se llama Batasuna, no oponiéndose a ello, porque no es razonable tener en la legalidad un brazo político del terrorismo que forma parte de la organización terrorista. Y oponerse a ello me parece
sinceramente un error, no me parece combatir activamente el terrorismo. Y manifestar comprensiones morales con las gentes de Batasuna tampoco me parece combatir efectivamente el terrorismo. Y amparar acusaciones de malos tratos a las fuerzas de
seguridad, que se sabe que son falsas, tampoco me parece la medida más adecuada para combatir el terrorismo. Y hablando de regímenes crueles y de dictaduras, ¿hasta cuándo su partido, señoría, va a mantener, por ejemplo, como alcalde de Andoaín a
un alcalde de Batasuna comprometido con ETA y comprometido con el terrorismo? ¿Hasta cuándo? (Aplausos.) ¿Qué le parece a S.S. si empieza sus reflexiones por ahí? Porque habría muchas víctimas que se lo agradecerían y no tendría usted que irse
demasiado lejos a hablar o buscar algunas víctimas. Me estoy refiriendo, desgraciadamente, a la ciudad o la villa donde se produjo la última víctima. ¿Por qué se mantiene al alcalde de Batasuna pudiendo quitarle? Sería una buena cosa contestar a
eso, ya que estamos hablando de lo que significan posibilidades de decisión y posibilidades de intervención.



Señoría, he dicho antes que tengo la convicción de que si hubiese existido más presión diplomática y también desde el punto de vista militar, hubiésemos podido, sin duda, llegar a otras conclusiones y lamentablemente eso no ha sido así. Si
no ha sido así, ni diplomáticamente ni desde el punto de vista político tiene el Gobierno que presido que arrepintiese absolutamente de nada. Hemos hecho todo lo posible para que sea así, en beneficio del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
y en beneficio, justamente, de la legalidad internacional.



Probablemente hay guiones y consignas que se traen por escrito y eso se nota en distintas intervenciones. He hecho y he comunicado a la Cámara hoy unas decisiones del Gobierno. También vuelvo ahora a mi escaño sin saber lo que piensa S.S.
al respecto, me gustaría conocerlo, sobre eso, sobre las resoluciones, sobre el desarme y sobre la responsabilidad de Sadam Husein.



Muchas gracias, señora presidenta. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente.



Señor Anasagasti.



El señor ANASAGASTI OLABEAGA: Muchas gracias, señora presidenta.



Esto me recuerda al Monasterio de Silos, donde en una oportunidad el prior dio la ocasión a los frailes de hablar una vez al año y una vez intervino uno y dijo: no me gusta la sopa; al año siguiente intervino otro y dijo: a mí me gusta la
sopa; y al siguiente año dijo: ya está bien de hablar de sopa y recemos más. La verdad es que yo tengo que utilizar ese procedimiento porque la réplica siempre la tiene usted, y me imagino que va a desviar la atención de algunos temas a lo que a
usted siempre le gusta, que es lo que vamos a comentar.



En relación con el asunto que nos lleva a la discusión parlamentaria del día de hoy, seguimos diciendo que indudablemente Naciones Unidas tiene muchísimos defectos, pero es una legalidad internacional que está ahí, y de alguna manera se ha
tratado de buscar el atajo a través de la reunión que tuvieron ustedes este domingo en Azores y por lo que dijo ayer el presidente Bush anunciando ya un inmediato bombardeo si Sadam Husein no salía del país en dos días. Pero nosotros hace mucho
tiempo ya que veíamos que eso estaba decidido y todo lo que ha sido planteado en esta Cámara ha sido un mareamiento de la perdiz. Volvemos a insistir en que aquel acuerdo del Consejo Europeo era un buen acuerdo, pero sirvió exactamente 24 horas,
porque en ese viaje que usted hizo al rancho del presidente Bush para hablar con él fundamentalmente estaba trabajando en una segunda resolución, y en ella lo que se buscaba era la posibilidad de llevar a cabo en poco tiempo una intervención con
amparo de Naciones Unidas. Como no ha sido posible porque no se han logrado los suficientes apoyos internacionales, lógicamente se vuelve a la Resolución 1441, a la que se da una interpretación sui géneris porque dicha resolución tiene su propia
interpretación y cada uno la interpreta según le convenga. A ustedes les hubiera convenido una nueva resolución que desgraciadamente para ustedes no ha sido planteada de esa manera.



Señor presidente, usted me dice: Me ha puesto un montón de ejemplos. ¿Qué quiere usted, que hagamos con esos países lo que se va a hacer con Irak? Pues no, indudablemente lo único que le estamos preguntando es por qué esa sensibilidad
hacia el tema iraquí, cuando en la opinión pública española no hay esas urgencias políticas. Simplemente porque usted ha hecho una apuesta estratégica, de su Gobierno, de apoyo a la política del presidente Bush. Además, si me pregunta: ¿Qué haría
usted en el caso, por ejemplo, del Sahara? Pues contestaría: presionaría como están presionando ustedes. Para mi sorpresa, he recibido una carta de los veteranos de Ifni, que dicen que están hartos de que se les tenga absolutamente


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olvidados y marginados ante una situación como la que se está viviendo en el antiguo Sahara.



Podría ponerle muchísimos ejemplos. A usted no le gusta que le saque el tema del Papa, pero tengo especial interés en sacar el tema del Papa porque lo que no se puede políticamente y desde el punto de vista de la emisión de los mensajes
éticos es tener un criterio absolutamente moral en lo que tienen que ser las relaciones entre partidos políticos y luego actuar de forma totalmente distinta a como está planteando usted su propio discurso. (Rumores.) Un periódico que no es
sospechoso de no estar vinculado a su propio pensamiento como puede ser -no el ABC, lógicamente, ese va más a la derecha de la pared- El Mundo ha publicado hoy una entrevista interesantísima a monseñor Renato Martino, que es una especie de ministro
del Vaticano para la justicia y la paz. En su última intervención me preguntó si yo había estado en la reunión que usted había mantenido en el Vaticano con el Papa. Indudablemente no sé si habría algún monaguillo vasco, seguramente lo habría, pero
yo no estuve. En esta oportunidad monseñor Renato Martino contesta hoy mismo una cosa muy interesante: La audiencia fue un diálogo entre personas que hablan un lenguaje distinto. El Papa ha sobrevivido a la guerra y por eso piensa que no debe
recurrirse a ella de ningún modo. La guerra es destrucción, es odio, es calamidad, es luto. Todas esas cosas se las dijo Juan Pablo II a vuestro presidente y deberían tenerlas en cuenta quienes promueven los bombardeos. Este no es un tirapiedras,
es un monseñor del Vaticano, ministro para la justicia y la paz. Le vuelve a hacer otra nueva pregunta: Entonces, José María Aznar no parece haber prestado demasiada atención al mensaje pontificio; todos leímos en los periódicos la aparente
sintonía de la audiencia, pero los hechos demuestran que Aznar no ha escuchado a Juan Pablo II, no le ha entendido y se ha lanzado por un camino incomprensible. Si esto lo dice un representante del Vaticano, que dirá un pobre mortal que no entiende
sus movimientos políticos y su defensa a ultranza, junto con Tony Blair y el presidente Bush, de una política que va a derivar en muy pocas horas en una iniciativa bélica contra Irak. Eso es simplemente lo que nosotros le decimos.



Efectivamente, en aquella oportunidad, respecto a Kosovo, había algo que era muy importante, que era una agresión en algo que a usted le llamará la atención y que es muy importante decirlo aquí: había una auténtica limpieza étnica en aquel
país y se intervino porque estaba muriendo gente todos los días. Aquello fue una iniciativa que fue apoyada en Europa de una forma mayoritaria y mundialmente ha dado unos resultados que están a la vista de todo el mundo. Por tanto, no me compare
situaciones. La situación de Kosovo no tiene nada que ver con la situación que se vive en Irak, siendo Irak un régimen absolutamente despótico que indudablemente tiene que cambiarse, pero tienen que cambiarse también otros regímenes.
Usted ha
hecho una incursión, como no esperaba menos, en lo que ocurrió lógicamente en Andoain. Indudablemente eso fue una acción de ETA terrible. Usted me dice: ¿Cómo es posible que en Andoain haya un alcalde que sea de Batasuna? A mi no me gusta nada,
pero dentro de cincuenta días verá usted cómo el pueblo con su voto cambia esa situación. A mí tampoco me gusta nada lo que hizo su homólogo de partido hace una semana en el Parlamento navarro cuando se hablaba de 3.000 fusilados en la guerra civil
y allí no se votó a favor de la iniciativa que habían tomado todos los grupos políticos. Allí, el Partido Popular, UPN, se abstuvo. Es decir, que puestos aquí a echarnos las culpas de una cosa y de otra, cada uno con sus interpretaciones
lógicamente todos tenemos argumentos. Usted me ha sacado la Ley de partidos políticos. Es una ley que nosotros no hemos apoyado. Nosotros creemos que a ETA se le tiene que combatir policialmente, por supuesto que sí. Usted ha hablado de Europa,
y aprovecho la oportunidad para reivindicar una mayor coordinación policial en el grupo de Schengen; información que no se le da a la Ertzaintza porque se sospecha de ella. Nosotros queremos que la Ertzaintza sea lo más eficaz posible y que trate
de combatir el delito con todos los elementos. Si habla usted de Europa hablamos también de ese tipo de cuestiones. ¿Está usted dispuesto a que la Ertzaintza participe en toda la información Schengen, sí o no? Si no aquí no me reclame
absolutamente nada. En segundo lugar, usted habla de un análisis político. En un Estado de derecho el delito se prueba lógicamente en los tribunales. No hay que probar la inocencia, hay que probar la culpabilidad. Usted está acusando en un
momento determinado a un colectivo. Nosotros decimos: En las últimas elecciones autonómicas que tuvieron lugar en Euskadi -que usted pensaba que se iban a ganar- Herri Batasuna pasó de 14 parlamentarios a 7. Nosotros creemos que a ese mundo se le
gana en las urnas y que es el pueblo vasco con sus votos quien tiene que ilegalizar a Herri Batasuna.
Ese es nuestro criterio político. Quien delinca tiene que ser lógicamente perseguido y todo el peso de la ley tiene que caer encima de él, pero
admita usted en democracia que haya gente que no piensa como usted.
Nosotros creemos tener una cierta sintonía con la sociedad vasca, conocemos aquel problema muy de cerca, lo vivimos y creemos que la mejor terapia no es la que ustedes están
aplicando, porque eso lo único que va a ofrecer es un enfrentamiento muy agudo y unas elecciones en las cuales no va a haber una fuerza representativa, porque es muy importante en democracia que todas las fuerzas representen y sintonicen con la
realidad y, vuelvo a repetir, quien delinca que sea castigado, lógicamente.



Señor presidente, vuelvo a repetirle, no compare usted situaciones; no ponga usted bajo sospecha al nacionalismo como tiene por costumbre.
Volvemos a repetirle, una vez más el Partido Popular en el asunto de Irak ha cambiado de opinión;
tiene derecho a hacerlo. Usted nos tendría que explicar por qué ha cambiado de opinión y por qué hace dos años ustedes como partido


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opinaban de una manera, hace año y medio opinaban de otra y hace aproximadamente cuatro o cinco meses han cambiado de opinión; eso es lo que tiene que explicar. No tenemos nosotros que explicar algo en lo cual desgraciadamente no tenemos
injerencia para cambiar la situación.
Volvemos a repetir, todavía hay un mínimo tiempo para evitar una masacre.
Si usted puede hacer algo, por favor, señor presidente, hágalo.



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Anasagasti.



Señor presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señora presidenta, señorías, señor Anasagasti, yo creía que su intervención me iba a aclarar si estaba de acuerdo o no estaba de acuerdo con las decisiones que el Gobierno ha comunicado a la
Cámara. Me quedo sin saber cuál es la posición de su grupo parlamentario. He tenido la suerte de conocer cuáles son las posiciones de otros grupos parlamentarios, pero me quedo sin saber la suya. ¿Usted está de acuerdo o en desacuerdo, señor
Anasagasti? ¿O le da igual? ¿Le es indiferente? ¿O no tiene nada que decir? No le importa nada, ¿no? Usted me dirá. Es lo que le he pedido, que diga si está usted de acuerdo. El Gobierno le ha comunicado a la Cámara cinco decisiones. ¿Está
usted de acuerdo con ellas? El Grupo Socialista no ha dicho nada -nada-; el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida no está a favor; el Grupo Catalán de Convergència ha dicho que le parece bien; y a usted, ¿le da igual, le es indiferente?
Acabaré esta intervención sin haberme enterado, y lo lamento mucho.



También es verdad que no sé exactamente si S.S. está a favor del cumplimiento estricto de las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en los términos expresados en las mismas, o no. No lo sé muy bien, porque S.S. ha
hablado de todo menos del elemento fundamental, que es la obligación del desarme y las obligaciones establecidas en las resoluciones del Consejo de Seguridad, de modo que tampoco sabemos si S.S. está a favor o en contra; simplemente sabemos que no
apoyó unas conclusiones del Consejo Europeo celebrado en Bruselas. Además sabemos que dice usted que el Gobierno ha cambiado de postura, faltando claramente a la verdad al afirmar semejante cuestión.



Es usted, señor Anasagasati, el que me ha dicho a mí que hay en el mundo muchos regímenes dictatoriales, muchos regímenes que no son democráticos; ¡claro que sí! Yo le repito: ¿es que eso supone que no hay que hacer nada en cuanto a la
legalidad internacional que tenemos que aplicar en este momento a Irak? ¿O qué es lo que pide usted? Le vuelvo a preguntar. No es una cuestión de sensibilidad, sino de resoluciones y de legalidad internacional. ¿Dice usted que se va a intervenir
ilegalmente, o que habría que intervenir en muchísimos más sitios? Como ese es un debate imposible, porque estamos hablando del Consejo de Seguridad, me permito decirle que hay cerca de nosotros -muy cerca- ejemplos de regímenes detestables, que
además son muy fáciles de cambiar; por eso le he citado Andoain, señoría, le he puesto sólo un ejemplo. No me diga que los ciudadanos deciden; afortunadamente, deciden los ciudadanos. Puesto que el Tribunal Supremo de nuestro país ha declarado
ilegal, afortunadamente, una parte de la organización terrorista, habrá que decir por qué se sigue manteniendo la representación de Batasuna en Andoain, por ejemplo, que se niega a condenar un atentado terrorista. ¿Por qué se mantiene? Me va a
decir usted que hay elecciones dentro de dos meses; y elecciones dentro de tres años; afortunadamente, seguirá habiendo elecciones, porque no se puede cambiar eso.



Usted no votó las resoluciones del Consejo Europeo, y nosotros hemos hecho el máximo esfuerzo para que prosperase una nueva resolución. No ha sido posible, entre otras cosas, porque la amenaza permanente del ejercicio del derecho de veto lo
ha hecho absolutamente imposible, como he explicado. Me dice usted que en el caso de Kosovo todo estaba justificado y que además ha sido eficaz; es decir, que la legalidad o no depende de la eficacia. Como usted está muy contento de lo que ha
pasado en Kosovo, podía usted justificar la intervención en Kosovo. Tengo aquí el 'Diario de Sesiones', señoría, aquí está su justificación. Usted justificó una intervención en Kosovo sin resolución de las Naciones Unidas. ¿Sabe lo que decía el
Papa entonces? Lo mismo que ahora. Lo que pasa es que ahora le conviene a usted citar al Papa, y antes no le convenía citarlo; ¡hombre, cite al Papa siempre! (Aplausos.) Se puede saltar un domingo la misa, pero, si va a misa los domingos, vaya
todos los domingos, y no sólo cuando conviene; del mismo modo, no cite al Papa sólo cuando conviene.
(Risas.) El Papa suele estar en contra de la guerra, es bastante lógico; estaba en contra del conflicto en Kosovo y está en contra del conflicto
ahora. El que ha cambiado no es el Papa, y tampoco ha cambiado el Gobierno; el que ha cambiado, señoría, ha sido usted.



Muchas gracias, señoría. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente.



En nombre del Grupo Parlamentario de Coalición Canaria, tiene la palabra el señor Mauricio. (La señora vicepresidenta, Mariscal de Gante Mirón, ocupa la presidencia.)


El señor MAURICIO RODRÍGUEZ: Señora presidenta, señoras y señores diputados, estamos ya en tiempo de guerra; después de la declaración de anoche del presidente Bush en la que da un ultimátum de 48 horas al mundo y al Gobierno de Irak,
estamos a punto de que empiece la guerra en esta semana. El comienzo de una guerra -estamos hablando de guerra o de paz- es un asunto muy serio para tener algún tipo de


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tentación de entrar en debates con trucos dialécticos, esquivando o escondiendo la posición política que cada uno pueda tener.



Mi grupo parlamentario viene defendiendo desde hace meses que esta guerra desgraciadamente era inevitable. Desde el mes de noviembre con la Resolución 1441 Estados Unidos había justificado y planteado que la guerra iba a producirse
alrededor del mes de marzo; mi grupo ha dicho aquí que con los idus de marzo, alrededor del día 15. Desgraciadamente, esto se ha cumplido y, en un momento en que estamos ya a punto de que empiecen a caer las bombas, el primer debate es empezar a
sacar enseñanzas y conclusiones de esta tragedia. La primera es que nos hemos enzarzado en un debate jurídico sobre la Resolución 1441 del Consejo de Seguridad o sobre las decisiones del Consejo de Europeo. Nosotros hemos venido manteniendo aquí
-y lo recalcamos hoy- que desde hace meses la vía diplomática -que la Administración republicana americana no estaba dispuesta a aceptar, y aceptó por presión europea- no era una vía para encontrar la paz y el desarme, sino que era una vía para
justificar la guerra. No se pretendía el desarme, se pretendía justificar la guerra. El presidente Bush, su ministro de Defensa y todo el equipo de la Administración republicana, concluyó -creo que es algo de lo que hay que dejar constancia aquí
porque si no nos estamos engañando- que el ataque del 11 de septiembre justificaba cualquier intervención norteamericana en países que ellos califican de peligrosos; que la guerra de Afganistán -que fue a su vez aprobada por las Naciones Unidas-
había creado el primer precedente porque quedó claro que el Gobierno de Afganistán estaba vinculado al terrorismo que provocó el 11 de septiembre. Todos tuvimos que esconder nuestra oposición y acatar esa resolución de las Naciones Unidas; y
Estados Unidos, que provocó en el mundo un amplio sentimiento de solidaridad frente a la terrible tragedia del 11 de septiembre, utilizó esos sentimientos de solidaridad y esa tragedia para la guerra de Afganistán. Todos tuvimos que acatar aquella
decisión, pero con el mismo argumento se dijo a continuación que había otro Estado que había participado en la operación del 11 de septiembre a través de la vinculación de Sadam Husein con Al Qaeda, por tanto, con el terrorismo internacional. Por
la misma razón vamos a atacar a ese eje del mal; así se entendió por algo que el presidente Bush volvió a repetir anoche -y que había dicho ya en septiembre y en noviembre-, y era que Estados Unidos no tiene por qué someterse a ningún arbitraje
internacional, que cuando está en peligro su seguridad interior tiene todo el derecho a intervenir y a atacar a otro país; eso es lo que dijo anoche el presidente Bush en su discurso. Lo que aceptaron en noviembre con la Resolución 1441 -porque el
señor Blair les aconsejó que era mucho más fácil justificar ese ataque si había una nueva resolución de las Naciones Unidas, no la 687 de hace 13 años que estaba justificada por la agresión de Irak sobre otro país y que, por tanto, está condenada en
la Carta de las Naciones Unidas- era que iban a conseguir el apoyo del Consejo de Seguridad; era mejor conseguir dicho apoyo, conseguir un apoyo diplomático para justificar esa agresión. El secretario de Defensa de Estados Unidos, señor Rumsfeld,
ha explicado muy claramente la nueva doctrina estratégica norteamericana y nos dice, con toda claridad, que Estados Unidos tiene que hacer frente a la nueva amenaza de la paz y de la seguridad mundial. Las nuevas amenazas son Estados incontrolados,
Estados peligrosos que tienen armas de destrucción masiva, no sólo Estados que colaboran con el terrorismo internacional. Ante el peligro de que esos Estados puedan atacar Estados Unidos, como pasó el 11 de septiembre, hay que aplastarlos para
prevenir un mal mayor con un mal menor. Esa es la doctrina de la guerra preventiva que se aprueba con la doctrina estratégica de Estados Unidos, pero no es la Resolución 1441.



El presidente Aznar pregunta con frecuencia a todos los grupos que están en contra de esta guerra: ¿Ustedes aceptan la legalidad internacional? Nosotros le hemos contestado en todos los debates que hemos tenido: La aceptamos. ¿Aceptan
las resoluciones del Consejo de Seguridad? Lo hacemos. ¿Están a favor del Consejo Europeo en esa declaración famosa de que el único arbitraje para justificar una guerra es la decisión del Consejo de Seguridad y que Naciones Unidas debe estar en el
centro del nuevo orden internacional? Aquí nos preguntamos: ¿Y la guerra de Kosovo y otros muchas guerras? No nos engañemos, después del año 1945 el Consejo de Seguridad sólo ha autorizado tres guerras de las sesenta o setenta que ha habido en el
mundo; no sólo no autorizó la guerra de Kosovo; por cierto, mi grupo dijo aquí que cuidado con sustituir Naciones Unidas por la comunidad internacional. En la guerra fría el sistema de veto -veto de la Unión Soviética, veto de Estados Unidos-
hacía que las guerras se hicieran sin la autorización de Naciones Unidas, en todo ese periodo sólo se hicieron tres guerras con su autorización. Naciones Unidas era un órgano marginado, un órgano que no tenía arbitraje. El debate que tenemos hoy
aquí es si después de la caída del bloque soviético y de la utilización del veto para la guerra de bloques estamos dispuestos o no a que Naciones Unidas sea el nuevo árbitro de la situación internacional, como han defendido los consejos europeos
últimamente, y eso la Administración republicana no lo tiene claro, como ha demostrado con la cumbre de Azores y otras cuestiones. El problema es hasta cuándo. La gran pregunta que se hace hoy el mundo es: Si hay un peligro en el mundo y hay que
desarmar a países peligrosos y que tienen armas de destrucción masiva, como se argumenta en esa guerra de propaganda que hay siempre ante una intervención, ¿cómo puede ser que el gran peligro en este momento sea Sadam Husein? (La señora presidenta
ocupa la presidencia.) En el informe de los inspectores, el señor El Baradei dice que los sistemas nucleares de Irak están desmantelados, pero


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los de Irán no lo están, y estamos hablando de otro Estado; lo dicen hoy los informes internacionales. Irán tiene un programa de desarrollo nuclear y está a punto de tener armamento nuclear y el sistema de Corea tampoco está desmantelado.
Hay armas químicas y bacteriológicas en otros países. La gran pregunta que se hacen hoy las potencias del mundo es cómo afrontar ese peligro, y contestan: a través del desarme y de la intervención de Naciones Unidas mediante la inspección
internacional. Hay otra respuesta: que Estados Unidos aplaste con su ejército a esos países.
¿A cuántos países vamos a bombardear en el próximo futuro? ¿Es que Irán no tiene vinculaciones con el terrorismo internacional? Las tiene, pero Irak
no, nadie lo ha demostrado. Durante días y semanas el señor Powell ha presentado ante el Consejo de Seguridad pruebas falsas de esa vinculación. Dirán ustedes que es muy difícil demostrar dónde está el armamento o dónde están las vinculaciones del
régimen de Sadam Husein con el terrorismo internacional, que es como buscar una aguja en un pajar, que es muy difícil encontrarla. Como dice un filósofo chino, eso es tan difícil como encontrar un gato negro en una habitación oscura, y añade a
continuación: sobre todo si no hay gato. No hay vinculación. Las pruebas presentadas han sido falsas. Es verdad que el régimen de Sadam Husein debe tener armamento bacteriológico y químico, pero obsoleto, anticuado y poco operativo. El señor
Robin Cook, que dimitió ayer en un acto de dignidad en el Parlamento británico, ministro de Asuntos Exteriores y persona perfectamente informada de la situación de Irak, ha dicho que Sadam Husein es un producto en el mundo árabe de los americanos y
de los ingleses y que el armamento bacteriológico y químico que tiene Sadam Husein se lo proporcionaron los americanos, y los ingleses les han ayudado a instalar las fábricas para ese armamento químico y bacteriológico -repito que así lo ha dicho el
señor Robin Cook-. ¿Por qué se ataca en este momento Irak y no Corea o Irán? Porque el ataque a Corea o Irán es mucho más peligroso que el ataque a Irak, porque esos países sí tienen armas de destrucción, porque esos países sí tienen el peligro de
poder crear millones de muertos en un contraataque rápido si se produjera una intervención norteamericana. Sin embargo -ya lo verán ustedes dentro de unos días, cuando empiecen a caer las bombas-, la capacidad de respuesta de Sadam Husein y del
régimen de Irak es mínima, aunque tenga instrumentos bacteriológicos o químicos. La Unión Europea en su mayoría ha defendido una manera de gestionar la crisis y resolver el conflicto a través de la inspección. El señor El Baradei y el señor Blix
lo han explicado ante las Naciones Unidas. Por eso no ha sido posible que el grupo de los cuatro, en el cual está España, haya conseguido la mayoría.
No ha sido por un problema de vetos, es que no hemos conseguido la mayoría. El Gobierno de
España ha presentado la idea de que ya se ha cumplido el plazo. ¿Y quién decidía cuando se cumplía el plazo? El Consejo de Seguridad, de acuerdo con la Resolución 1441. Los inspectores tenían que dar la base a través de sus informes para que el
Consejo de Seguridad decidiera. Los inspectores, señores Blix y El Baradei, han dicho que en semanas o meses el problema se podía resolver y lograrse el desarme sin guerra. Yo digo más: con una presión internacional fuerte y con una posibilidad
creíble de intervención militar -eso sí es verdad y por eso los Estados Unidos han dicho que en la Resolución 1441 había que incluir una cosa muy clara: que era la última oportunidad- se podía ejercer una presión para que el desarme fuera posible y
echar al Gobierno de Sadam Husein a través de métodos pacíficos. Al menos nosotros lo creemos así, y lo creen la mayoría de los países del mundo. Hay otros países que dicen no.



Ha habido muchas guerras anteriormente sin Consejo de Seguridad y sin legalidad internacional. Lo que estamos discutiendo aquí hoy -y por eso la guerra de Irak es tan importante- es si el mundo que queremos crear es un mundo de estabilidad,
un mundo de seguridad, un mundo de paz y de lucha antiterrorista. Cómo lo conseguimos es el gran debate. Hay países como Estados Unidos que creen que la intervención militar es la manera de resolver los problemas, que no creen en la acción
pacífica. Es natural, Estados Unidos lleva siglo y medio convirtiéndose en la gran potencia del mundo a través de guerras que le han dado excelentes resultados y de no sufrir una guerra en su territorio. Europa, por el contrario, es un continente
que en este momento histórico se está preguntando cuál es su papel en el mundo. Ya no es el papel del final de la Segunda Guerra Mundial, no es el de un protectorado de otro país; es el papel de una Europa fuerte que está construyendo un
instrumento de política internacional y de poder internacional que cree en la paz, que tiene un sistema de valores, un modelo de sociedad y un modelo cultural no exactamente igual que el norteamericano, pero que puede ser complementario al de
Estados Unidos.



El señor Aznar ha hablado muy poco hoy de la construcción europea. Está muy preocupado con la relación trasatlántica, y nosotros también.
Pensamos que es necesario que una Europa fuerte y unos Estados Unidos fuertes tengan una buena
alianza para resolver la paz mundial, pero no que haya una relación de subordinación. En este momento Estados Unidos está actuando con una prepotencia de poder que hace que muchos ciudadanos crean que hoy el mundo tiene dos amenazas: la de los
Estados peligrosos y terroristas que hay que desarmar y la de un superpoder sin control. El superpoder norteamericano es tan fuerte, tiene tantos recursos y tantas posibilidades económicas, tecnológicas y militares que no hay ningún contrapeso en
el mundo. Europa quiere ser un contrapeso. ¿Un contrapeso antiamericano? No. Alguien que le enseñe a los Estados Unidos, cuando se tiene una hegemonía de poder tan fuerte, a no usarlo de forma agresiva, violenta, con ultimátum y con amenazas
porque ese poder, que es lo que llaman el


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liderazgo americano en el mundo, lo resolvió mejor la Administración Clinton, que no creaba la sensación de peligro porque hacía esfuerzos para llegar a un consenso internacional, que la Administración Bush que por el suceso del 11 de
septiembre justifica cualquier cosa para la lucha contra el mal, contra lo que él llama el eje del mal, como se le escapó en la primera declaración que hizo después del 11 de septiembre, en la gran cruzada, en la justicia infinita, en toda esta
historia que no se sabe si es política o es teología de las iglesias protestantes norteamericanas que están invadidas de fundamentalismo. El debate que tenemos hoy aquí es: ¿creemos en Europa o no, es una prioridad de la política exterior española
Europa o no? ¿Una buena relación trasatlántica va a crear unas Naciones Unidas fuertes, una cooperación al desarrollo para acabar con la terrible tragedia entre riqueza y pobreza, una política de desarme? Estados Unidos no está aplicando políticas
de desarme. ¿Con qué autoridad moral acusa a Sadam Husein y a todos esos tiranos que él ha creado si no es capaz de ratificar últimamente el Tratado de desarme de armas químicas o bacteriológicas que Estados Unidos no ha ratificado? El armamento
más peligroso que hay hoy en el mundo es el armamento químico y bacteriológico de Rusia y se ha parado su destrucción porque los Estados Unidos no han ratificado ese tratado ni el Tratado de pruebas nucleares o el de proliferación nuclear. ¿Cuántos
países en el mundo van a tener armamento nuclear, es que Pakistán y la India no lo tienen, es que Israel no lo tiene, es que Robin Cook, ministro de Asuntos Exteriores británico, no acaba de decir también, sorprendentemente después de dimitir, que
la primera operación que tenían que hacer Europa y el mundo es llegar al acuerdo entre Israel y Palestina, dado que ahí está el foco de muchos de los problemas internacionales? ¿Es que en el mundo árabe, que ha gobernado Estados Unidos en los
últimos 40 años, no hay un gran fracaso apoyando una serie de regímenes dictatoriales y de monarquías corruptas? Es verdad que ahora Estados Unidos dice: democraticemos esos países, pero él da bombazos.
¿Los vamos a democratizar con guerras o es
mejor hacerlo con una acción internacional sostenida? Mantengo aquí que si el Consejo de Seguridad hubiese dado un paso un poco mayor en la acción de desarme, si se hubiese dado respaldo a la acción de los señores el Baradei y Blix y a los
inspectores, es posible que hubiésemos conseguido el desarme pacífico. No sabremos nunca eso porque la guerra está a punto de empezar. Hay en el Partido Popular quienes opinan que la van a ganar los americanos. ¡Claro que la van a ganar los
americanos en 15 días! Pero en 3 días tirarán 3.000 bombas sobre Mesopotamia, donde dice la Biblia que estaba el paraíso terrenal, matarán a 100.000 personas, según sus cálculos, y a los 10 días siguientes, para que la guerra sólo dure 15 ó 20 días,
morirán 200.000 ó 300.000 personas. Aquí sólo tengo que decir que nuestro grupo cree en un mundo en paz pero sin ingenuidad, que debe haber un ejército europeo como lo hay en los Estados Unidos, que dentro de la legalidad internacional y dentro del
marco de las Naciones Unidas afronte los retos de la política de desarme. Creo en la nueva Europa, en Europa como un contrapeso en la política internacional y no creemos en la guerra como un instrumento fácil sino como última instancia de la
política exterior.



Termino, señora presidenta. Bismark decía hace un siglo y pico que la política exterior no puede ser el marco o la base de discursos ingenuos y pacifistas o de mayorías democráticas. La política exterior se construye -añadía Bismark- con
sangre, hierro y fuego. Así ganó la guerra franco-prusiana, pero esa teoría llevó a dos guerras mundiales en Europa.
Por eso, los europeos que hemos sufrido esas terribles guerras somos los mayores amantes de la paz, los que creemos en el siglo
XXI en un mundo de paz. Hoy, cuando sabemos que dentro de unos días van a caer bombas sobre Bagdad -y permítanme, señorías, que después de explicar nuestras razones, dedique un minuto final a expresar nuestros sentimientos -, cuando en una noche
sombría se escupa el fuego sobre Bagdad, seguro que muchos diputados y ciudadanos del mundo intentarán justificarse con coartadas sobre el bien mayor o el bien menor, sobre el mal menor y el mal mayor. Nosotros no sabemos distinguir entre mal menor
y mal mayor.
Nosotros sólo sabemos que hay un mal, un terrible mal: morirán y matarán a miles de niños y ciudadanos de Irak.



Muchas gracias. (Un señor diputado: ¡Llevan muriendo 12 años!-Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Mauricio.



Señor presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señora presidenta, señorías, señor Mauricio, le he escuchado con mucha atención y quiero decirle que estamos de acuerdo en lo que S.S. ha afirmado literalmente que es el tema de debate de
esta tarde: si estamos de acuerdo en la construcción de una Europa fuerte, si estamos de acuerdo en una relación atlántica fuerte, si estamos de acuerdo en abordar el conflicto de Israel y Palestina. También lo estamos en que el recurso a la
fuerza, desde el punto de vista de lo que significan las relaciones internacionales y el ejercicio de la legalidad internacional, tiene que ser la última instancia y el último recurso, así como en la expresión de lo que pueden ser los horrores de un
conflicto; siempre que luego se añada el modo de solucionar los problemas razonablemente, de garantizar un mundo con más paz y más seguridad de la que tenemos hasta ahora, y cómo se pueden afrontar y neutralizar los riesgos y las amenazas que el
mundo tiene. Eso es así, incluido cuando existe la apelación al último recurso, a la última instancia, como usted ha dicho. Esa es la cuestión. Si centramos el debate en los horrores de los conflictos, estaremos también


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de acuerdo, pero si lo ponemos en cómo garantizar la legalidad, la paz y la seguridad del mundo, habrá que tomar decisiones.



Desde un punto de vista internacional, la comunidad internacional llegó a un consenso global en torno a la Resolución 1441, que es muy clara y expresiva. Puede no gustar, pero hay que decir con claridad si se está o no se está a favor de la
aplicación de esa resolución. A lo largo de estos debates -lo he vuelto a reiterar en esta Cámara y no quisiera extenderme sobre ello-, he explicado que la Resolución 1441 hace una apelación expresa a la Resolución 687, referida al cumplimiento de
las condiciones establecidas de alto el fuego. Desgraciadamente, las condiciones establecidas para un alto el fuego han sido vulneradas. Eso es lo que ha pasado, y esa es una base de legalidad, sobre la que hubo un amplio consenso. Ahora se podrá
cambiar de posición -y no digo que S.S.
lo haga- pero esa es la situación. Lo que yo quiero explicar es de dónde viene la situación y cuál es la base legal para enjuiciarla. Después, se podrá estar o no estar de acuerdo.



No estamos ante ejercicios teóricos. Los ejercicios teóricos son muy estimulantes, y, en algunos casos, pueden ser muy interesantes y hasta brillantes, pero no estamos ante ejercicios teóricos. Una resolución del Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas no es un ejercicio teórico, salvo que se quiera hacer algo que a S.S. le preocupa, y es que las Naciones Unidas actuales se conviertan en la antigua Sociedad de Naciones. Para evitarlo no debe hacerse un ejercicio de reflexión
teórica de las resoluciones del Consejo de Seguridad, sino que tienen que cumplirse. Y tienen razón los que dicen que, en algunas ocasiones, puede haber política de doble rasero en algunos temas, pero no tendrán razón respecto a lo que significa la
posición del Gobierno en torno al problema de Oriente Medio o a la crisis de Irak; porque, en mi opinión, es una posición coherente. La diferencia entre una y otra, como yo he explicado, es que la crisis de Irak-Kuwait -como así se la llama en las
Naciones Unidas-, está bajo el capítulo VII de la Carta y la de Oriente Medio está bajo el capítulo VI de la Carta. Y después de todo eso es bueno que las resoluciones se cumplan, que no se haga de ellas un ejercicio teórico, tampoco en este caso.
Porque si no, las Naciones Unidas se convierten en la Sociedad de Naciones, que fueron incapaces de conseguir el respeto y la aplicación de las propias normas que manaban de ella, como S.S. sabe muy bien. No estamos ante ejercicios teóricos desde
el punto de vista de la legalidad, ni tampoco estamos ante ejercicios teóricos desde el punto de vista de las amenazas ni de los riesgos. No estamos ante riesgos teóricos, señoría. Nosotros lo sabemos, pero después del 11 de septiembre lo sabe
todo el mundo. No estamos ante un riesgo teórico, estamos ante un riesgo real. No estamos hablando de figuraciones o de ensoñaciones, estamos hablando de cosas que han ocurrido, de cosas que se han materializado, desgraciadamente. Cuando se habla
de algunas concomitancias y de algunas relaciones, hay que precisar bien, porque efectivamente los vínculos con el terrorismo pueden ser más o menos estrechos. A S.S. el nombre de un terrorista tan conocido como Abu Nidal le suena. Y le suena
fundamentalmente vinculado a un régimen. ¿O no, señoría? S.S., como yo, ha visto desfilar terroristas suicidas por las calles de Bagdad, financiados por el régimen iraquí. No estamos hablando de lo que significan ejercicios teóricos en términos
de riesgos de amenazas; desgraciadamente tenemos que hablar de miles y miles de víctimas causadas por esa amenaza del terrorismo. Y la cuestión está en saber si conseguimos que se respete la legalidad internacional. Hemos hecho todos los
esfuerzos para ello y la responsabilidad no está en quien dice que hay que cumplir con las resoluciones; la responsabilidad está en quien las incumple. Solamente esa responsabilidad se tiene, solamente esa responsabilidad se puede desarrollar. La
cuestión está en cómo se cumple el desarme, en cómo se cumple con esas obligaciones, en si ha habido cooperación o no y en si se han vulnerado las condiciones de alto el fuego. Y yo le quiero decir, señoría, que se han hecho todos los esfuerzos
posibles. Me gustaría poder decir -porque sería mejor-: Creo honradamente que se han cumplido las condiciones. Pues le digo que creo, honradamente, que no se han cumplido las condiciones. Y creo, honradamente, que la comunidad internacional,
tiene que tomar una decisión y que no va a seguir esperando, porque hay otros problemas después de 12 años, a tomar una decisión, salvo que no se quiera tomar.
Llega el momento en que esas responsabilidades hay que tenerlas y hay que ejercitarlas.



Vuelvo a reiterar que me parece muy difícil forjar consensos o mayorías cuando hay seguridad plena de que el ejercicio de veto se va a aplicar.
S.S. lo ha dicho: la presión ha sido muy importante, y tiene razón. Y yo vuelvo a decir que
ojalá hubiese sido más importante todavía, pero, por favor, sepamos bien quién ha establecido mecanismos de presión y quién no los ha establecido. Porque si llegamos a la conclusión -como yo creo que S.S. llega acertadamente- de que si hubiese
habido más presión habría habido mayores posibilidades de una salida sin intervención, digamos quién ha hecho todo lo posible por la presión y quién no lo ha hecho.
Desde ese punto de vista, yo he estado convencido desde el primer momento en que
aunar todos los esfuerzos posibles por incrementar la presión era lo fundamental. Si el tirano recibe el mensaje de que no va a pasar nada, ¿cuál es la presión? La presión no es ninguna salvo la que se ve, desde el punto de vista de un ejercicio,
del despliegue de una fuerza, como ha reconocido todo el mundo, incluso los que estaban en contra, incluso los que han dicho que ejercerían el veto, incluso el secretario general de las Naciones Unidas. A mí todo eso me parece bastante importante y
fundamental.



Si el debate es en los términos que S.S. ha planteado, podemos llegar a un punto de acuerdo. Al final, hay que


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resolver las cosas, hay que tomar decisiones y el Gobierno ha tomado decisiones y las ha comunicado a la Cámara pensando en lo que le he dicho, en los intereses de nuestro país y en la política de seguridad internacional. Me gustaría, si es
posible, conocer su opinión sobre las decisiones que el Gobierno ha presentado a la Cámara.



Gracias, señora presidenta. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente.



Señor Mauricio.



El señor MAURICIO RODRÍGUEZ: Muchas gracias, señora presidenta.



Vamos a ver si precisamos, señor presidente. Algunos países europeos, Rusia, China y la mayoría de los países del Consejo de Seguridad han mantenido la tesis de que la combinación entre la amenaza militar y la inspección era el instrumento
para desarmar y probablemente cambiar el régimen de Irak y dar una solución pacífica a ese peligroso problema. Las resoluciones del Consejo Europeo hablan de la amenaza y de que tiene que ser la última oportunidad, pero dicen también con toda
claridad y contundencia: creemos que es posible la solución pacífica del conflicto a través de reforzar la inspección para desarmar a ese régimen. Nosotros no estamos en contra de la amenaza de las Naciones Unidas, de la Resolución 1441; las
Naciones Unidas, representante y árbitro de la legalidad internacional, deben amenazar para que sea posible el desarme pacífico, lo que pasa es que desde el primer momento muchos países del mundo -y lo hemos dicho aquí- han visto que la amenaza no
era para desarmar, que lo que se hacía era un esfuerzo para intervenir porque se cree que esa intervención es necesaria. Entonces, la eficacia de la amenaza ha ido retrocediendo poco a poco.



El debate es el siguiente: ¿La legalidad internacional la resuelve el Consejo de Seguridad? Sí ¿Debemos reforzar las Naciones Unidas? Sí. Las Naciones Unidas mandaron a los inspectores y todo el mundo esperaba que éstos -y fueron
presionados para ello- dijeran en un momento: No es posible seguir, nos están tomando el pelo. Pero dijeron: Es posible seguir. Había que demostrar si era posible o no seguir, porque la guerra es sólo la última razón y no cuando Estados Unidos o
cuatro países decidan. El problema no es el veto de Francia, el posible veto de Rusia o de China, el problema es que no había 9 votos. Chile, México y países tan frágiles como Guinea, Angola y Camerún no estaban dispuestos a votar.
¿Por qué no
han presentado la resolución? El presidente Aznar me preguntaba en el último debate: ¿Usted acatará el acuerdo del Consejo de Seguridad cuando haya una mayoría, cuando haya 9 votos? Le contesté que sí, pero le pregunte: ¿Y la acatará usted si no
hay 9 votos? Y no contestó, como no contesta hoy y ha tenido que refugiarse de nuevo en una interpretación de la Resolución 1441 basada en la agresión de un país sobre otro hace 12 años. El problema es cómo desarmar a Irak, a Irán, etcétera.
¿Vamos a intervenir en Irán? ¿Es que Irán no es más peligroso? ¿No tiene vinculaciones con el terrorismo? ¿No tiene armamento nuclear casi en fase de terminación? ¿No ha terminado su armamento nuclear Corea del Norte? ¿Es que las crisis
internacionales las vamos a resolver a bombazos? Esa es la cuestión.



En este mundo habría habido un avance hacia la paz, hacia el desarme y hacia la derrota de esos regímenes si hubiésemos terminado la operación que empezamos en vez de actuar precipitadamente, nerviosamente. Cada vez que el informe de Blix y
Baradei decía que se avanzaba en el desarme, la Administración americana, el señor Rumsfeld -al que el señor Aznar le pidió que se callara-, se ponían cada vez más nerviosos porque para ellos era necesaria la ocupación del territorio y diseñar un
nuevo mapa en el Oriente Medio.



El señor Aznar me pregunta. Yo le he aclarado nuestra visión de la legalidad internacional. Lo otro son trucos legales de brillantes juristas como es el señor Aznar. Nos pregunta: ¿Y qué opina sobre la decisión del Gobierno español?
Estupendo: cuando mueran ciudadanos civiles a centenares de miles, espero que no haya ningún soldado español disparando. Ese, evidentemente, es un elemento positivo. El señor Aznar se ha comprometido aquí a que no habría intervención española de
carácter militar en la guerra. Pues es un dato positivo, a lo mejor es consecuencia de debates que hemos tenido antes aquí. Porque en el fondo lo que el Partido Popular opina -y yo le dejo al señor Aznar que me conteste- es simplemente: Estados
Unidos va a ganar la guerra, Estados Unidos será la primera potencia del mundo en los próximos 50 años, hay que estar al lado de la primera potencia del mundo. Pero lo que nosotros decimos es que hay victorias pírricas, que sin duda van a ganar
esta guerra, pero que les puede pasar como a Pirro en Herculano: el campo lleno de cadáveres, barcos incendiados, barcos hundidos; y Pirro pensó que para qué valía la pena ganar aquella batalla. En esta batalla destruirán al régimen de Sadam
Husein, pero el prestigio norteamericano en el mundo ha descendido enormemente. La voluntad de construir unas Naciones Unidas fuertes que tengan la legalidad internacional se ha deteriorado fuertemente. Europa está dividida, la Alianza Atlántica
no se sabe ya ni lo que es porque ha sido sustituida en las Azores por los señores Aznar, Blair y Bush, con la bendición del presidente de Portugal, en la nueva alianza atlántica que han creado, un archipiélago en el centro del Atlántico. Lo único
que yo le agradezco son dos cosas: una, que no se hayan reunido en Canarias para hacer esa nueva alianza atlántica; y dos, que el Ejército español no intervenga militarmente en una guerra no legítima, peligrosa y que pone en peligro la paz del
mundo.



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La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Mauricio.



Señor presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Sí, señora presidenta.



Señoría, la 1441 es la resolución que agrupa, como he dicho antes, el consenso del Consejo de Seguridad por unanimidad y es la que plantea las exigencias en relación con la base legal que es el origen de las decisiones que se pueden adoptar,
que es la Resolución 687. Vienen expresamente mencionadas las condiciones del alto el fuego en la Resolución 1441 y vienen expresamente mencionadas en la Resolución 687.
Hay una relación desde el comienzo, desde el origen, desde el año 1990 hasta
ahora en la legalidad de Naciones Unidas. Por si tenía alguna duda y la memoria me fallara, aquí está. Yo he dicho siempre que yo no consideraba necesaria una nueva resolución porque había base legal, que es lo que explico, pero que sí me podía
parecer conveniente. Hemos hecho todos los esfuerzos posibles por encontrar una nueva resolución y no ha sido posible. Se han presentado más de cuatro fórmulas distintas de nueva resolución a los miembros del Consejo de Seguridad y ha sido
imposible.
¿Por qué ha sido imposible? ¿Por qué con cuatro fórmulas ha sido imposible? Porque a cada fórmula se ha dicho: veto. ¿Por qué? Porque no se quería nueva resolución. Lo que pasa es que la no existencia de la nueva resolución no
elimina en ningún caso, porque no lo puede eliminar, la vigencia de las anteriores resoluciones ni las obligaciones establecidas por las mismas, que se mantienen íntegramente. La pregunta es si se cumple o no se cumple. Yo ya sé que es una
pregunta muy complicada y ojalá no hubiésemos tenido que plantearla. Pero está ahí y no por no planteársela, deja de existir y no por no querer resolverla, deja de existir el problema; es la responsabilidad y la circunstancia que efectivamente
tenemos que preguntar.



Señor Mauricio, créame cuando le digo que se han hecho todos los esfuerzos. Le estoy citando, porque lo sé muy bien, que se han presentado cuatro resoluciones diferentes y a las cuatro se ha dicho que no y a las cuatro se ha dicho que veto.
Entonces es imposible una resolución.
Algunas de esas resoluciones son plenamente conocidas y otras ni siquiera han llegado a nacer de esos borradores y proyectos. Por eso afirmo que sé muy bien en qué dirección se han hecho los esfuerzos.
Aprecio mucho el trabajo de los inspectores, pero S.S. convendrá conmigo en qué es lo que ocurre. Le pido, por favor, que ponga la presión, si es posible, y la responsabilidad en quien la tiene, en quien dice las Naciones Unidas que la tiene, en
quien dice la Unión Europea que la tiene, en quien dice la OTAN que la tiene, que es el responsable de incumplir las resoluciones.
Los demás no tienen esa responsabilidad. Las consecuencias son responsabilidad de quien incumple. Conviene
recordarlo permanentemente porque así se defiende la legalidad internacional. Evidentemente, es muy meritorio el trabajo que hayan podido desarrollar los inspectores, pero la obligación que se ha incumplido es la obligación de certificar el desarme
y S.S. sabe como yo que se negaba la existencia de misiles de largo alcance, y aparecían; que se negaba la existencia de armamento químico, y aparecía; que se negaba la existencia de armamento biológico, y se acababa reconociendo; que se negaban
vínculos con grupos terroristas, y había. ¿Cómo se llama eso? Eso tiene un nombre, y eso responde a una estrategia y a una definición política muy clara. Es una lástima que no haya habido más presión para que hubiese habido más cumplimiento de
obligaciones, pero yo le puedo decir que desde ese punto de vista -y lo reitero- la responsabilidad del Gobierno en todo lo que ha hecho está bien salvaguardada.



Le agradezco que haya hecho una valoración positiva de las decisiones que ha presentado el Gobierno ante la Cámara. Hemos tenido buen cuidado de que fuese justamente ante el Congreso de los Diputados, como siempre habíamos pensado. Algunos
que nos reclamaban que lo hiciésemos hoy no se han acordado de manifestar su opinión sobre las decisiones del Gobierno.
Yo me alegro mucho de haber podido celebrar esa reunión en las Azores, territorio ultraperiférico de la Unión Europea, de
Portugal. No espero tener otra reunión en circunstancias tan difíciles para el mundo, pero sí me gustaría tener reuniones al menos tan interesantes como ésa. Si es así, en unas circunstancias fáciles para el mundo, le aseguro que procuraré hacerla
en las islas Canarias.



Muchas gracias. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente.



Iniciamos el turno de los diputados del Grupo Mixto. En primer lugar, señor Vázquez.



El señor VÁZQUEZ VÁZQUEZ: Muchas gracias, señora presidenta.



Señor presidente, es probable que hoy sea un día feliz para usted, que sea usted un hombre feliz, y quizás sea mañana para usted un gran día: por fin, Estados Unidos van a atacar Irak. ¿Qué importa que las bombas norteamericanas vayan a
causar muerte, dolor y sufrimiento? ¿Qué importa, si ese dolor sirve para que se vean cumplidos los deseos de Bush y de la extrema derecha norteamericana? Para usted lo importante es estar con los fuertes, con los que deciden, aunque esas
decisiones vayan contra la legalidad, la razón y la moral. Señor presidente, usted, su Gobierno y el Partido Popular han contribuido con su apoyo incondicional a Bush a que esta guerra sea posible; han contribuido, contra la opinión de la mayoría
social y de la mayoría de los gobiernos con asiento en el Consejo de Seguridad, a que se destruya un Estado simplemente porque la Casa Blanca quiere hacerse con el control del petróleo iraquí. Puede usted estar orgulloso.



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Señor presidente, cuando en más o menos 48 horas comiencen a caer miles de bombas sobre Irak podrá decir a sus íntimos: He contribuido decisivamente a que esta guerra sea posible porque estoy entre los que deciden, entre los fuertes, entre
los que no eligen caminos fáciles; estoy entre los visionarios, entre los elegidos de los dioses, entre los que desprecian a la opinión pública, al pueblo, siempre temeroso y pusilánime, siempre corto de miras. Y cuando las tropas norteamericanas
y británicas entren en Bagdad, establezcan su protectorado y el correspondiente gobierno títere, y a usted le hagan partícipe de una pequeña porción del botín de guerra, dirá hinchando el pecho: merecía la pena Pero no merecerá la pena, señor
presidente. Por eso, para nosotros, para el Bloque Nacionalista Galego, hoy es un día triste porque los peores pronósticos están a punto de cumplirse. Bush había decidido esta guerra hace mucho tiempo; Bush y usted, señor presidente, han hecho lo
posible y lo imposible para llegar a este final, aunque no sea el que esperaban en la forma, ya que este ataque se hará, contra su pronóstico, sin amparo de la ONU. En el camino han intentado colocar a la ONU a su servicio, y cuando no lo han
conseguido han decidido pasar de obtener cobertura legal internacional, porque simplemente les da igual.



Para el Bloque Nacionalista Galego, señor presidente, estaba clara su posición, por eso le decíamos que usted apoyaría este ataque militar con o sin resolución de la ONU. Usted navegaba y negaba, pero aquí está la evidencia. Este ataque se
hará, como admite el propio secretario general, sin cobertura legal, y ustedes lo apoyarán. ¿Qué queda, señor Aznar, de sus reiteradas afirmaciones de respeto a la legalidad internacional? Simplemente nada.



Usted pretende pasar a la historia como un gran líder, pero no será así.
Su política ha contribuido a destruir la legalidad internacional, apoyando una guerra preventiva, injusta e inmoral; ha contribuido a socavar la credibilidad de la
ONU; ha cooperado a impedir una política europea capaz de hacer de contrapeso de la enloquecida política imperialista de Estados Unidos; va a ayudar a aumentar los odios y sus indeseables consecuencias; contribuye a negar el derecho de los
pueblos a regir libremente sus destinos. Su política, señor presidente, contribuye a abrir más incertidumbres para el futuro, y es peligrosa para todos, porque ustedes se alinean con una política que combina la guerra exterior contra aquellos que
Estados Unidos decida que son sus enemigos, con la restricción interna de las libertades y los derechos fundamentales, un binomio peligroso y conocido que sabemos a dónde nos conduce. Ayer fue Afganistán, hoy Irak ¿y mañana quién será el enemigo a
destruir?


La vía que ha elegido usted conduce al mundo a la ley de la selva y tarde o temprano aumentarán los problemas existentes.



La señora PRESIDENTA: Señor Vázquez, le ruego concluya.



El señor VÁZQUEZ VÁZQUEZ: Voy concluyendo, señora presidenta.



Usted, el señor Bush y el señor Blair actúan contra la legalidad internacional, actúan contra las decisiones de la ONU, y ustedes sí que son hoy objetivamente un peligro para la paz.



En diversos debates, y concluyo señora presidenta, le hemos pedido, casi le hemos rogado que sino nos quería oír a nosotros oyese a los ciudadanos o incluso oyese al propio Papa. Usted, instalado en su soberbia, preso de sus compromisos con
Bush, entusiasmado con la idea de entrar en el grupo de los que deciden, prefirió, como siempre, mantenerse en su posición, aunque con ella nos arrastre a todos a una guerra que no es justa, ni es necesaria, y ni siquiera es leal.



La señora PRESIDENTA: Señor Vázquez, termine definitivamente.



El señor VÁZQUEZ VÁZQUEZ: Concluyo, señora presidenta.



Señor Aznar, en mi opinión no está usted a la altura que exige la situación. Aunque cuente con una mayoría parlamentaria incapaz de llevarle la contraria, a usted no le dieron la confianza los ciudadanos para apoyar la guerra. Usted, señor
Aznar, en mi opinión no merece ser presidente del Gobierno en un Estado democrático e independiente.



La señora PRESIDENTA: Señor Vázquez, de por concluida su intervención, por favor.



El señor VÁZQUEZ VÁZQUEZ: Esperamos que los ciudadanos y ciudadanas no olviden y acaben enviándole al baúl de los malos recuerdos.



La señora PRESIDENTA: Señor Vázquez, muchas gracias, ha terminado su tiempo, lo ha duplicado. Muchas gracias, no tiene la palabra, señor Vázquez.



El señor VÁZQUEZ VÁZQUEZ: Con lo creyente que es usted, que Dios se lo perdone. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Señor Núñez.



El señor NUÑEZ CASTAIN: Señora presidenta, señorías, señor presidente, hablamos esta tarde/noche de una guerra; una guerra en la que el Gobierno español ha participado en la decisión y que tiene convulsionado al escenario internacional,
con un debate sobre si la forma de combatir las injusticias de una dictadura es bombardear masivamente un pueblo, con un debate sobre las medidas que usted mismo ha anunciado aquí, señor presidente, como medidas de nuestra participación con ayuda
humanitaria.
Usted pregunta: ¿posición


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ante la participación española con ayuda humanitaria? Naturalmente siempre positiva, lo que sucede es que uno no puede participar en una pelea aportando al traumatólogo, porque la mejor forma de participar en la pelea es que no haya pelea,
de modo que yo prefiero que la aportación fuera que no hubiese guerra, y no que si la hubiese tuviéramos ayuda humanitaria.



Señor presidente, ha planteado una reflexión de que nos jugamos un mundo con reglas o sin reglas. ¿Con qué reglas sobre el mundo y en qué mundo? ¿En un mundo donde Naciones Unidas pese? ¿En un mundo donde Europa esté unida? ¿En un mundo
donde haya consenso sobre cuando un país agrede a los demás se ataque? ¿O en un mundo donde la fuerza sea la que predomina? ¿Con qué valores? ¿Con qué principios? ¿Con los valores de la fuerza o con las convicciones morales? ¿Tiene
justificación una guerra? ¿Cuándo? ¿Cuando se justifican víctimas inocentes? ¿Cuando se salte la democracia? ¿Cuando pasen no sé cuántos meses? ¿Cuando se acuerde?


Usted mismo ha tratado de justificar los cuatro intentos fallidos de resoluciones para forzar al Consejo de Seguridad a intervenir, y como fallan cuatro intentos se interviene, porque la decisión era intervenir.
Una pregunta, señor
presidente. Como portavoz andalucista no tengo más remedio que preguntarle por quinta vez, las cinco veces de sus intervenciones, ¿cuáles son los límites del tratado bilateral con Estados Unidos para la utilización de Morón y Rota? Usted me dijo
el último día que estamos dentro de los límites. ¿Dentro de los límites es que las bases pueden participar en una guerra y no necesitan el consentimiento expreso del Gobierno ni de esta Cámara? ¿Qué límites tiene el tratado bilateral? Porque si
puede haber una utilización de las bases por Estados Unidos en una acción unilateral contra Irak y ni siquiera necesita el permiso específico del Gobierno español es que no hay límites, que las bases las utilizan como quieran. Yo necesitaría una
respuesta, señor presidente. En nombre de los andaluces que viven en las áreas donde están estas bases, le rogaría que nos respondiera si se pueden utilizar de esa manera, sin límites. ¿Qué riesgos tenemos? ¿Cómo estamos participando los
andaluces, o los que allí vivimos, en una guerra a la fuerza, en nuestro territorio, con utilización intensiva de trasiego de armamento y de aviones sin que pase por esta Cámara, sin que se nos pregunte? Creo, señor presidente, esa es mi idea, que
la justicia y la democracia no pueden nacer de una guerra. Es difícil de una guerra como esta, con decisión unilateral o trilateral, como quiera decirlo, con decisión de tres o cuatro Estados, en un escenario internacional roto, con una Unión
Europea con criterio roto de países que hasta ahora eran aliados, con unas relaciones con el mundo árabe si no rotas a punto de romperse, y con otros problemas en que estaría de acuerdo con usted. Habla de que se va a arreglar el tema palestino.
Ojalá tuviéramos apoyo palestino. Cuente usted con todo nuestro apoyo, señor presidente, para esa iniciativa o para cualquiera. ¿Pero eso qué tiene que ver con la guerra? ¿Es que hay que bombardear Irak para que haya una declaración de estado
libre palestino? Porque aquí cada vez se concatenan más cosas. Los andaluces, señor presidente...



La señora PRESIDENTA: Señor Nuñez, le ruego concluya.



El señor NUÑEZ CANSTAIN: Termino.



Los andaluces, señor presidente, no somos partidarios de la guerra. No la vemos. Vemos que hay otras medidas para coartar a esa dictadura, a ese presidente que hay que derrocar, al peligro de ese armamento que puede tener. No puede
solucionarse ese peligro con la muerte de miles de inocentes. ¿Cómo se lo explicamos el día después a esos miles de inocentes? ¿Mandando médicos? ¿Para qué? ¿O mandando, más que médicos, a lo mejor servicios funerarios?


La señora PRESIDENTA: Señor Nuñez, le ruego concluya, por favor, definitivamente.



El señor NUÑEZ CASTAIN: Muchas gracias, señora presidenta.



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Núñez.



Señor Puigcercós.



El señor PUIGCERCÓS I BOIXASSA: Gracias, señora presidenta.



Señoras diputadas, señores diputados, señor Aznar, llevamos ya muchos debates sobre este conflicto. Estamos en lo que parece la recta final antes de desembocar en una guerra, digo muchos debates y parecen infructuosos. Estados Unidos, aquí
lo hemos denunciado reiteradamente diferentes grupos, de forma unilateral han tomado una decisión, usted hace seguidismo, aunque creo que lo más preocupante para esta Cámara es que usted por tres veces ha faltado a la verdad, y esto creo que es lo
que nos preocupa. Faltó a la verdad, señor Aznar, cuando se ha negado -y ahora vemos por qué- a garantizar en esta Cámara que cualquier ataque bélico contaría con el apoyo de Naciones Unidas. Nunca lo dijo explícitamente, ahora sabemos por qué.
Ahora aduce que el veto francés impide la solución del problema; ahora usted descubre que existen vetos.
En el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas Estados Unidos ha vetado sistemáticamente muchas resoluciones. Son legítimos, pues también debe
ser legítimo que Francia lleve un veto al Consejo de Seguridad, y esto no es óbice para que usted deslegitime el derecho de veto de algunos países en el Consejo de Seguridad y a partir de aquí se pueda atacar unilateralmente a un país.



Tampoco dijo la verdad cuando acudió a esta Cámara con un acuerdo del Consejo Europeo que usted se negó a interpretar. ¿Se acuerda cuando este diputado le preguntó


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qué quería decir en última instancia el uso de la fuerza? Le decía desde esta misma tribuna, señor Aznar, ¿qué entiende usted por última instancia el uso de la fuerza, si entendían lo mismo los alemanes, los belgas o los franceses? No
respondió, señor Aznar, no nos contestó, ahora también entendemos por qué. Usted entendía una cosa, el resto de la Unión Europea entendía otra, y vemos finalmente que aquel documento del Consejo Europeo era papel mojado.



Finalmente, señor Aznar, usted nos volvió a engañar en esta Cámara cuando dijo tajantemente que no había intereses económicos propiciados por el Gobierno que usted preside. Fíjese cómo suben las expectativas -hoy aparecía en la prensa
económica y en la prensa general- de Ferrovial, de ACS o de Dragados, fíjese señor Aznar cómo suben las expectativas. Se habla ya de que pueden ser las empresas beneficiadas, como manifestó el señor Jeff Bush cuando le dijo que se obtendrían
pingües beneficios en el ataque a Irak y en la guerra de Irak. Y fíjese usted también cómo pueden subir ya las expectativas de Repsol-YPF, ya se habla de que pueden explotar un pozo petrolero en el Irak que resulte después del conflicto.
Responda,
señor Aznar, qué quería decir el señor Jeff Bush cuando hablaba de beneficios para España, deben ser estos que digo, pero beneficios que van a repercutir sobre una minoría, minoría que como decía el escritor catalán ampurdanés Josep Plá, de
saludados, conocidos y amigos del Gobierno.



En el primer debate que hubo en esta Cámara sobre este conflicto, este diputado le recomendó un libro, señor Aznar, de Amin Maalouf, Las cruzadas vistas por los árabes. Qué paralelismo tan grande por esta situación. Aquí hay un botín de
guerra y algunos se apuntan a ese botín y a su reparto, claro está. Pero, ojo, porque saltarse la legalidad internacional le puede llevar a un tribunal penal internacional. Qué gran paradoja, allí es donde tenía que estar el señor Sadam Husein, en
un tribunal penal internacional por haber masacrado sistemáticamente a su pueblo, por haber creado inestabilidad en una zona, pero ya se sabe que hace años el señor Sadam Husein era un aliado. Hace años el señor Sadam Husein era un aliado de los
intereses, era amigo y aliado. Usted y los suyos, señor Aznar, serán cómplices; cómplices y responsables de una masacre, responsables morales y políticos de una masacre sobre el pueblo iraquí, sobre los kurdos, sobre la minoría chiíta, sobre la
mayoría de población civil de Irak.



Señor Aznar, llueve sobre mojado, un pueblo aniquilado por un tirano, más el efecto terrible de un bloqueo económico da la resultante de un pueblo hastiado, un pueblo con una elevada mortalidad infantil, un pueblo al límite, y encima van a
tener que sufrir el bombardeo, va a ser arrasado por bombas, metralla y fuego y creo, señor Aznar, que para llegar a este punto habría que discutirlo, habría que hablarlo. Usted no ha dado razones. Tengo la sensación de que usted cuando prepara
este debate sus asesores le preparan diferentes respuestas, una respuesta para Izquierda Unida hablando del muro, una respuesta para el Partido Socialista hablando de Kosovo, respuestas para todos, pero creo, señor Aznar...



La señora PRESIDENTA: Señor Puigcercós, concluya, por favor.



El señor PUIGCERCÓS I BOIXASSA: Voy acabando, señora presidenta.



Los ciudadanos que están viendo este debate, señor Aznar, quisieran otro tipo de respuestas, quisieran respuestas reales de por qué usted embarca a este país, por qué usted embarca también a los ciudadanos y les convierte en cómplices de un
conflicto, por qué usted se convierte en cómplice del apoyo militar. Dirá usted que no, pero hay apoyo logístico y militar a esta guerra.



La señora PRESIDENTA: Señor Puigcercós, termine definitivamente, por favor.



El señor PUIGCERCÓS I BOIXASSA: Señora presidenta, señoras diputadas, señores diputados, muchas gracias. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias.



Señor Saura.



El señor SAURA LAPORTA: Gracias, señora presidenta.



Señoras y señores diputados, en primer lugar quiero decir que la guerra que de forma inminente se va a iniciar contra Irak constituye un crimen internacional. Reitero: la guerra contra Irak constituye un crimen internacional. Y quiero
decirle, señor Aznar, que usted y su Gobierno se encuentran entre los máximos responsables de ese crimen internacional que se va a cometer; crimen internacional porque no hay ni un solo fundamento legal para defender la legalidad de la guerra
contra Irak. El señor Aznar en cada sesión nos saca nuevos argumentos; hoy nos ha sacado la Resolución 687. Lo que usted dice no es verdad -no tengo tiempo de leerla-; pero la Resolución 687 da por finalizado -dice- el cese del fuego.



Señor Aznar, ¿quién determina la legalidad? El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ustedes no han conseguido nueve votos; el secretario general de Naciones Unidas dice que es ilegal. Hoy nos trae usted aquí la Resolución 687, pero
hay un argumento importantísimo, señor Aznar: cuando el señor Bush lleva tiempo diciendo que van a atacar con o sin aprobación de Naciones Unidas, ¿se ha vuelto loco el señor Bush? Si lo que usted dice es verdad, si la Resolución 687 justifica y
legitima la guerra, Bush hubiera dicho que ya tenía esa legitimación. Usted es el único que intenta en el Estado español marear la perdiz diciendo hoy cosas distintas de las que ha estado diciendo en cada debate. Hoy nos aparece el nuevo conejo:
la Resolución 687, la 678 o la 686.



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Señor Aznar, la primera frase de la Carta de Naciones Unidas, que por cierto se inicia diciendo que el objetivo fundamental es acabar con las guerras, dice que una guerra ilegal es una guerra de agresión. La Carta de Naciones Unidas
continúa diciendo que una guerra de agresión constituye un crimen contra la paz que con arreglo al derecho internacional entraña responsabilidad. Ustedes y su Gobierno tienen responsabilidades en tirar adelante al margen de la legalidad
internacional, en un crimen contra la paz y un crimen contra seres humanos.



Señoras y señores diputados, quiero decir que si finalmente existía alguna duda, si alguien tenía dudas, el domingo en Azores se acabaron las dudas, la farsa quedó al descubierto. La guerra, como dijimos, estaba decidida por Bush, la fecha
también estaba decidida, y el señor Aznar lo sabía. El señor Aznar viene hoy aquí y nos dice: ustedes no quisieron el consenso de la Unión Europea. ¿Cómo se atreve a decir eso, señor Aznar? Voy a leer dos frases de la resolución del Consejo
Europeo. Una: Nos comprometemos a que Naciones Unidas sigan en el centro del orden internacional. Otra: Reiteramos nuestro pleno apoyo al trabajo que están realizando los inspectores de Naciones Unidas. Debe dárseles el tiempo y los recursos
que el Consejo de Seguridad estime que necesitan. Todo esto se lo han pasado por un sitio que yo sé, señor Aznar. ¿Dónde quedó la resolución del Consejo Europeo y dónde quedó la votación que ustedes apoyaron? ¿Dónde está el Consejo de Seguridad?
¿Dónde está el tiempo que el Consejo de Seguridad ha de dar a los inspectores? En Azores Bush, Blair y Aznar han hundido el Consejo de Seguridad.



Acabo diciendo que además de ilegal esta guerra es injusta y es inmoral, porque es una ilegalidad que tiene consecuencias dramáticas y trágicas; es una ilegalidad que va a significar el sufrimiento y la muerte de miles de personas inocentes
que están viviendo en estos momentos sus últimas horas. Señor Aznar, hoy hay personas para las que esta noche puede ser la última o la penúltima de su vida. Irak tiene 26 millones de habitantes, el 50 por ciento son personas de menos de quince
años. ¿Qué justificación tiene, señor Aznar, para segar la vida a miles y miles de personas absolutamente inocentes?


La señora PRESIDENTA: Señor Saura, la ruego que concluya.



El señor SAURA LAPROTA: Acabo con dos ideas. (Rumores.) Tranquilícense; se deberían escandalizar por la muerte no por mis palabras. Mis palabras no matan, sus decisiones sí matan. (Aplausos.) Mis palabras no matan, sus decisiones sí
matan. (Aplausos.-Rumores.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio. Señor Matarí y señor Hernando.



Señor Saura, concluya, por favor.



El señor SAURA LAPORTA: Acabo, señora presidenta, con dos ideas.



El señor Aznar dice que quiere preservar los derechos de las personas. La solución es aquella que Bush propuso para acabar con los incendios: para acabar con los incendios hay que cortar los árboles. Para preservar los derechos de las
personas hay que matar a las personas.



La señora PRESIDENTA: Señor Saura, su tiempo ha concluido, por favor.



El señor SAURA LAPORTA: Señora presidenta, acabo diciendo que la ayuda humanitaria es aquella que se puede dirigir a los vivos. ¿Qué ayuda humanitaria le vamos a ofrecer a los centenares y miles de muertos? ¿Qué ayuda humanitaria le vamos
a ofrecer a los familiares de quienes van a morir? (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA; Señor Saura, finaliza su intervención. Gracias.



Señora Lasagabaster.



La señora LASAGABASTER OLAZÁBAL: Gracias, señora presidenta.



Señor presidente del Gobierno, va a apoyar una guerra ilegal. Van a vulnerar la legalidad internacional porque no cabe decir que se defiende una ley cuando se viola la misma, y ustedes lo hacen a sabiendas de que lo hacen. No es admisible
interpretar la 1441 porque esa resolución no autoriza explícita ni implícitamente el uso de la fuerza. Eso lo saben perfectamente, porque así lo dijeron al día siguiente los propios embajadores que pactaron y aprobaron la resolución. Y no hablo de
Francia, de Rusia, de Alemania, de China, hablo de Negroponte, embajador de Estados Unidos, que decía claramente que no había mecanismo oculto y que eso no suponía la autorización automática de la fuerza; debía volver al Consejo de Seguridad. Lo
saben porque ocurrió lo mismo con la 1154, que usted nunca cita, y ocurrió lo mismo con la 1205, que no pudo pasar el Consejo de Seguridad. Esto es así. Han intentado utilizar todas las justificaciones posibles para explicar una guerra de agresión
injustificable, como también es y lo ha sido siempre el régimen del señor Sadam Husein, y no han podido justificarlo en el terrorismo y no han podido hacerlo en el desarme (que, por cierto, sería razonable, aunque sólo fuera por cortesía, que la
señora ministra acudiera mañana a escuchar al inspector Blix en el Consejo de Seguridad), y tampoco bajo pretexto humanitario, porque no se puede bombardear primero y luego dedicar a las tareas de reconstrucción humanitarias -eso sí, con beneficio
económico-, no se puede y ya lo ha dicho la jurisprudencia internacional. Léase también la sentencia de junio de 1986, cuando señala que Estados Unidos en la agresión a Nicaragua no podía haber utilizado el pretexto humanitario, señor Aznar;
léaselo, porque todo está dicho.



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Nuestro no a la guerra es un no coherente con lo que siempre hemos dicho.
Es un no de denuncia al régimen de Sadam Husein. Y tanto que se habla de un viaje que hicimos hace dos años, diga, señor Arístegui, quién denunció más vehementemente
allí, in situ, en Bagdad, al régimen. Esta portavoz, señor Aznar. Nuestro no a la guerra es un no coherente con la defensa también de la población iraquí, como hicimos en el año 1988, cuando se gaseó a los kurdos iraquíes con armamento químico
suministrado por Estados Unidos, y apoyada la construcción de esa planta química por el Gobierno conservador del Reino Unido, todos su aliados. Nosotros apoyamos ahora la legalidad internacional y lo hicimos en Kosovo, señor Aznar. Le voy a leer,
ya que tiene usted tanto interés, lo que dije el 30 de marzo de 1999: Creemos que en el caso de Kosovo se crea un precedente desde nuestro punto de vista preocupante; preocupante porque se ha realizado sin el mandato el Consejo de Seguridad de
Naciones Unidas y además porque este precedente grave respecto de otras cuestiones va a terminar determinando quién decidirá en el futuro dónde, qué hay que bombardear y quién lo va a controlar. No cambiamos de posición, señorías. Lo mismo que
dijimos en Kosovo: legalidad internacional. Hablábamos también en aquel momento de cómo había que hacer las cosas de distinta manera, del derecho a ir a los tribunales, de la presión diplomática, de la presión política, de la coherencia; no
ahora, coherencia hace 15 años. ¿Dónde estaban ustedes? Lo dije en el primer debate. Yo sé dónde estaba. Estaba ayudando a los kurdos iraquíes en el Parlamento Europeo con el señor Garaichoetxea. Y sé dónde estaba en el año 1990: con el señor
Ibrahim Rugova, al que ustedes no dieron ningún amparo y luego bombardearon -eso sí- en Kosovo, porque había que protegerle; y es verdad, pero había que haberles protegido mucho tiempo antes. Yo estaba denunciando al régimen de Sadam Husein hace
dos años y medio, cuando ustedes enviaron empresas españolas a negociar con su régimen. Yo sí sé dónde estaba; ¿dónde estaban ustedes? Esa es la pregunta.



La señora PRESIDENTA: Señora Lasagabaster, le ruego concluya.



La señora LASAGABATER OLAZÁBAL: Concluyo, señora presidenta.



Señor Aznar, pocas palabras. Si van a apoyar una guerra, háganlo en su nombre o en el de los 183, pero no en nuestro nombre. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Lasagabaster.



Señor Labordeta.



El señor LABORDETA SUBÍAS: Señora presidenta, señorías, señor presidente.
Señor Aznar, después de escucharle sigo teniendo las mismas dudas, las mismas preguntas que tenía cuando hace ya más de un mes vino aquí para explicarnos sus motivos
para poner en marcha esta guerra.



La primera cuestión que no acierto a entender es qué hacemos nosotros en la primera línea de este combate, señor presidente. Las demás preguntas son resumen de lo escuchado, leído y visto estos días en las calles, en la radio o en la
prensa. ¿Por qué no escucha a los ciudadanos que libre, pacífica, masiva y democráticamente han salido a la calle diciendo no a la guerra? ¿Por qué menosprecia a los que queremos la paz y apostamos por el diálogo como manera de solucionar los
conflictos? ¿Por qué ahora Sadam sí es un tirano a derrocar cuando desde 1996, tras su llegada a La Moncloa, usted intensificó sus relaciones comerciales con ese Gobierno? ¿Por qué dijo aquí mismo, señor Aznar, en su discurso de investidura del
año 2000, que trabajaría decididamente para hacer realidad una Europa reforzada, cohesionada y abierta, y ese deseo se quebró en Azores? ¿Por qué nos dijo, hace apenas unas semanas, que buscaría el consenso internacional para solucionar esta
crisis, cuando hemos visto cómo sólo ha buscado refugio en los brazos de Bush? ¿Por qué nos mintió, señor Aznar? ¿Por qué hay un criterio distinto de actuación según sea el país que incumpla las resoluciones de la ONU? ¿Por qué ha contribuido,
junto con Blair y Bush, a dar por finalizado el derecho internacional vigente? ¿Por qué no dar más plazo de tiempo al Gobierno de Irak antes de empezar una guerra en la que habrá miles de víctimas inocentes y millones de refugiados? ¿Qué papel va
a jugar en este conflicto la base militar de Zaragoza? ¿Qué nos espera después de este ataque preventivo? ¿Quiénes serán los próximos en recibir un ataque militar? Señor Aznar, en su última comparecencia, usted indignado no quiso responder a
varios diputados cuando le dijeron que tenía más que decidido su apoyo a la guerra. ¿Qué nos va a decir ahora?


Quiero acabar con unas palabras que dediqué a Víctor Jara, asesinado por una dictadura que supongo usted sabe muy bien cuál fue, y que en aquel momento miraban hacia otro lado. Hoy me gustaría que fuesen un homenaje al pueblo iraquí.
Repito estas palabras / con voz que se me escapa / a sitios donde crecen / el crimen, la amenaza, la fiera soledad / de los que a hierro matan.



Nada más, señora presidenta, señor presidente. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Labordeta.



Señor presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Señora presidenta, señorías, intervendré con la mayor brevedad posible, aunque también contestando a las cuestiones que se han planteado.



Dice el representante del Bloque Nacionalista Gallego que mañana tendré algún motivo para ser feliz, porque se va a iniciar no sé qué intervención. No tengo un


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motivo especial para ser feliz; podría tenerlo porque es el día de San José, pero me parece que no lo tendré por distintas razones. En todo caso, señoría, le puedo decir que me temo no lo tendré así sino que más bien tendré un día ocupado.
Pero ese día, el día de hoy, los anteriores y los de después, señoría, omite usted un nombre, y una responsabilidad, porque en su intervención ha omitido citar a Sadam Husein, fíjese.
(Rumores.-Una señora diputada: ¡Otra vez!) Sí, otra vez, porque
eso es exactamente aplicar la legalidad internacional y la responsabilidad que tiene la legalidad internacional. La responsabilidad que tiene Sadam Husein no está en los demás, señoría, está en él, en el cumplimiento de las resoluciones y eso es lo
que S.S. ha omitido. Usted dice: A su partido, a sus íntimos les podrá enviar el mensaje de que hicieron todo lo posible y toda la presión posible por que el régimen iraquí cumpliese con sus obligaciones, que hicieron toda la presión posible por
que respetasen las resoluciones de Naciones Unidas, que gracias a su presión se consiguió y que gracias a su presión, señoría, el mundo y los países democráticos no tuvieron que tomar otras decisiones. Eso se lo puede decir a su partido, a sus
íntimos, a sus familiares y a los que quiera porque es así. Y sin duda también les podrá decir que usted, al parecer, es más partidario de que las normas no se cumplan, de que el Estado de derecho no se cumpla, de que las resoluciones no se
cumplan, de que los riesgos se ignoren y luego acusar a los demás de que incumplen la ley, de que incumplen las resoluciones y de que no son capaces de asumir los riesgos que el mundo se plantea. (Aplausos.) Se lo puede decir a su partido y a sus
íntimos porque tendrán, sin duda, muchos motivos de satisfacción.



Al representante del Partido Andalucista le he creído entender que las decisiones planteadas por el Gobierno a la Cámara le parecen razonablemente bien. Su preocupación es que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas no se vea superado y
ha puesto el ejemplo de la Sociedad de Naciones. La Sociedad de Naciones desapareció porque no fue capaz de aplicar sus decisiones, señoría; no fue capaz y desapareció por eso, no por otra cuestión. De la inaplicación de las resoluciones de la
Sociedad de Naciones se derivaron enormes problemas para Europa que llevaron justamente, entre otras cosas, junto con las amenazas y con las realidades de algunos, al mayor conflicto bélico que desgraciadamente ha tenido la historia de la humanidad.
No deseo que eso ocurra; no deseo que el Consejo de Seguridad se bloquee; no deseo que las resoluciones del Consejo de Seguridad se incumplan, y no deseo que la paz y la seguridad del mundo estén sobre la base de ningún incumplimiento de la
legalidad internacional. Eso es lo que le quiero decir. Por lo demás, los acuerdos de España con el Gobierno de Estados Unidos son bien conocidos y le digo una vez más que todas las operaciones que se están haciendo dentro del territorio español
están amparadas por los acuerdos vigentes; todas. Le voy a dar algún dato más: son infinitamente menores que las que tuvieron lugar en 1990 y 1991; infinitamente menores. Se lo digo para su tranquilidad, por si le preocupa y para que lo sepa.



El señor representante de Esquerra Republicana de Catalunya, que también se ha olvidado de citar las responsabilidades de quien tiene la responsabilidad en este asunto, ha acusado de faltar a la verdad por decir que no habría ninguna
intervención sin resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Me dice: no dijo usted eso. ¿Cómo se puede entonces faltar a la verdad si no se dice lo que usted dice que se ha dicho, y perdóneme el juego de palabras? Yo no puedo faltar
a la verdad de esa manera, es un poco difícil faltar a la verdad así. Me dice usted que el veto es un ejercicio legítimo. ¿Quién ha dicho que el veto sea ilegítimo? ¿Quién lo ha dicho? Yo no he dicho que sea ilegítimo, señoría, he dicho que el
veto hace imposible la existencia de una resolución; no he dicho que sea ilegítimo. El veto forma parte de las reglas del juego.
Quien ha dicho que el veto impide que Naciones Unidas pueda ejercer coherentemente sus responsabilidades no he sido
yo, han sido otras personas hace años, que ahora defienden lo contrario. Pero yo no he dicho que el veto sea ilegítimo y, por tanto, no me diga usted que se falta a la verdad por esa razón porque no es cierto. Me habla usted del Consejo Europeo;
vea usted las resoluciones del Consejo Europeo, que no las voy a citar otra vez. Y, sobre todo, dice usted una falsedad. Me parece inaceptable, señoría, que se pueda decir desde esta tribuna, utilizando supuestas informaciones de las cuales nadie
se hace responsable, que se está haciendo una operación por intereses económicos; es inaceptable, señoría, y absolutamente rechazable. (Aplausos.) Y de eso pida usted responsabilidad a quien publique esas noticias o al origen de esas noticias, no
al Gobierno. Ninguno de los que han hablado de intereses económicos y comerciales de España en los últimos años en Irak ha podido poner encima de la mesa nada que demuestre que eso es así. ¿Por qué? Porque el que falta a la verdad es usted,
señoría, y los que dicen todo eso, que es una gran falsedad, una gran mentira y un gran engaño.
(Aplausos.)


El representante de Iniciativa per Catalunya ha citado las resoluciones 687 y 1441. Están aquí, señoría, y la cesación del fuego, el alto el fuego, está condicionado al cumplimiento de unas condiciones. La Resolución 1441 dice literalmente
que se había declarado que una cesación del fuego estaría subordinada a que aceptara las disposiciones de esa resolución; lo dice literalmente, señorías. Por tanto, lo menos que se puede pedir es que uno se ajuste a lo que dicen las resoluciones
de Naciones Unidas; es ya lo único que se pide. Léalo, por favor. Dice: Recordando que en su Resolución 687 había declarado que una cesación del fuego estaría subordinada a que Irak aceptara las disposiciones de esa resolución, incluidas las
obligaciones de su cargo que en ella figuraban.
Esto es la Resolución 1441 en relación con la


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687, esto es lo que yo leo y esto es lo que yo digo, no el invento de ninguna otra resolución que no existe, señoría. Ya sabemos que a S.S. le pueden escandalizar algunas cosas y algunas actitudes. Sin duda, si fuese por la actitud de
S.S. no se hubiese producido tampoco el enjuiciamiento de Milosevic por crímenes de guerra. Si fuese por S.S. nadie se acordaría de los crímenes que se cometen y de las víctimas que se producen en actos de terrorismo. Nadie les puede preguntar
ya a esas víctimas, señoría, que no tienen nada que esperar porque se ha terminado injustamente con ellas.
Antes de utilizar esos argumentos hay que explicar cómo se quiere hacer que se respete la legalidad internacional, porque hay mucha gente a
la que no se le puede preguntar y esa gente tiene nombres y apellidos, y los responsables de eso son los que hacen las masacres, las tiranías y los ejercicios de terrorismo, y si no, se lo puede preguntar S.S. desde el punto de vista de lo que
significan las resoluciones de Naciones Unidas y lo que significa la situación en Irak.



Hemos mantenido la misma situación en el conflicto del Golfo, en el conflicto de Kosovo, en el conflicto de Afganistán y en la crisis de Irak, exactamente la misma posición, y creemos honradamente que de esa manera estamos trabajando con
coherencia al servicio de la paz y de la seguridad del mundo. Me parece muy coherente lo que hace S.S., señora Lasagabaster, que es decir que siempre hay que actuar de esta manera -de la que S.S. cree-, pero supongo que ahora estará contenta de
que Milosevic esté siendo juzgado ante el Tribunal Penal Internacional, seguro que sí lo está. Sin embargo, el señor Milosevic no está siendo juzgado por casualidad, porque no salió de Belgrado por casualidad.



Al representante de la Chunta Aragonesista, el señor Labordeta, le quiero decir que acusar al Gobierno de volar la Unión Europea por haber estado en una reunión, cuando uno de los fundamentos de la Unión Europea consiste justamente en la
relación de seguridad atlántica, es mucho acusar. Acusar al Gobierno de faltar a la verdad, cuando ha mantenido la misma posición en estos conflictos, sinceramente, es ser profundamente injusto. No me extraña en S.S. ni una cosa ni la otra.
(Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente.



Al igual que en debates anteriores, recuerdo a los miembros del Grupo Mixto que tienen un minuto.



El señor VÁZQUEZ VÁZQUEZ: Muchas gracias, señora presidenta, siempre recordamos esa cuestión.



La verdad, señor Aznar, es que usted tiene una virtud: es machacón, machaca argumentos. Pero al mismo tiempo tiene un problema: los argumentos que usted esgrime una y otra vez no son creíbles por repetitivos que sean. Es una pena que
usted no sea feliz, porque cuando uno logra sus objetivos debe ser feliz, y usted, con esta guerra, ha logrado uno de sus objetivos. Por tanto, le recomiendo la felicidad más absoluta.



Nos dice usted que no citamos a Sadam Husein. La verdad es que usted ya lo cita bastante. Sadam Husein es un peligro y vulnera las resoluciones de la ONU. Por lo tanto, según su lógica, hay que ir a la guerra porque es la única forma de
hacer cumplir esas resoluciones. Dentro de esa misma lógica, señor Aznar, que usted defiende, ¿qué medidas va a tomar su Gobierno y usted mismo para hacer cumplir las resoluciones a Israel, flagrante incumplidor de esas resoluciones de la ONU? ¿Va
a llevar a Sharon al Tribunal de La Haya, o acaso va a contribuir a llevar a Sharon al Tribunal de La Haya tanto como contribuyó a llevar al señor Pinochet a los tribunales?


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Vázquez.



El señor VÁZQUEZ VÁZQUEZ: Concluyo. Hablando de coherencia, nosotros estamos en contra de la guerra contra Israel. ¿Por qué ustedes están a favor de la guerra contra Irak?


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Vázquez.



Señor Núñez.



El señor NÚÑEZ CASTAIN: Muchas gracias, señora presidenta.



Señor presidente, me dice usted que lo sucedido hasta ahora en las bases de Morón y Rota está perfectamente amparado por el Tratado vigente. Le vuelvo a preguntar, señor presidente, ¿cuando estalle la guerra en las próximas horas o en los
próximos días y se sigan utilizando esas bases, su tesis es que están perfectamente amparadas por el Tratado vigente y que no tiene que tener ninguna autorización del Gobierno ni pasar por esta Cámara la utilización de esas bases en un conflicto
armado, en una guerra unilateral contra Irak? ¿Es que el Gobierno no piensa tomar ninguna determinación respecto a los planes de emergencia de los entornos de estas bases que solicita al Parlamento andaluz? ¿Es que entiende que lo que está pasando
es un asunto de trámite, normal, de una base de uso conjunto? ¿O es que entiende que no va a haber guerra y ésta, por tanto, no entra en el escenario? Responda a esas preguntas. A lo mejor, como no va a haber guerra, tampoco va a pasar por aquí
ninguna decisión.



La señora PRESIDENTA: Señor Núñez, muchas gracias.



Señor Puigcercós.



El señor PUIGCERCÓS I BOIXASSA: Señor Aznar, en catalán, en castellano, en árabe, en persa, cuando no se cuenta toda la verdad se dice una mentira.
En esta Cámara, en todos los debates se le ha preguntado


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por activa y por pasiva si usted apoyaría una intervención militar sin el apoyo de Naciones Unidas. No contestó y al no hacerlo, eso también es una forma de mentir. Señor Aznar, las actas y el tiempo dirán dónde estaban los intereses
económicos, pero muchos sospechamos que sí existen y estos intereses son los que funcionan. No nos ha contestado a qué beneficios se refería el hermanísimo Jeb Bush cuando le visitó aquí, en Madrid.



Muchas gracias, señora presidenta.



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Puigcercós.



Señor Saura.



El señor SAURA LAPORTA: Señor Aznar, usted ha traído muchos recordatorios de historia. Yo le voy a recordar un dato. Hoy hace 65 años que la aviación franquista bombardeó Barcelona. Hubo mil personas muertas entre la población civil.
Dentro de pocas horas la población civil -más de 1.000- va a morir en Irak. Estamos en contra de eso porque además es una guerra ilegal y al margen de Naciones Unidas. Usted ha repetido aquí que para luchar contra el terrorismo no valían atajos.
Fíjese por donde, quien se cansó de repetir esto toma un gran atajo: el incumplimiento, situarse fuera de la legalidad internacional.



Nada más y muchas gracias. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Saura.



Señora Lasagabaster.



La señora LASAGABASTER OLAZÁBAL: Gracias, señora presidenta.



Sigo con mi lectura del 21 de abril de 1999. ¿Por qué no hablar de los tribunales, señor Aznar? ¿Por qué no se han previsto las consecuencias de las actuaciones del señor Milosevic? La hemeroteca es muy buena. Usted siempre considera que
es o conmigo con Sadam Husein. Con Sadam Husein no hemos estado nunca ni estaremos, pero si es para apoyar una guerra tampoco estaremos nunca con usted.



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Lasagabaster.



Señor Labordeta.



El señor LABORDETA SUBÍAS: Muchas gracias, señora presidenta.



Yo soy sordo del oído izquierdo y no sé lo que me ha dicho al final de su intervención el señor Aznar. Supongo que esta vez me ha contestado pero no he escuchado lo que me ha dicho.



Señor Aznar, vamos a entrar en una guerra que desgraciadamente se realiza contra alguien que tiene una riqueza, que es el petróleo, y no se hace contra otras personas que tienen intereses con Estados Unidos. Lo siento porque mañana, que es
su santo y el mío, desgraciadamente creo que vamos a vivir la víspera de una terrible masacre y ese mismo día dentro de unos años nos acordaremos de eso. Felicidades, don José María Aznar.
(Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Labordeta.



Señor presidente.



El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Aznar López): Gracias, señora presidenta.



Creo que todos los argumentos han sido expuestos ya a lo largo del debate y quisiera que el desacuerdo que hemos manifestado se mantenga dentro del respeto de las normas y de las discrepancias políticas. No estoy de acuerdo con muchas cosas
que han dicho las señoras y señores miembros del Grupo Mixto, algunas me parecen profundamente excesivas, pero creo que los argumentos están sustancialmente expuestos, señora presidenta.



Quiero por mi parte, para terminar, felicitar a don José Antonio Labordeta.



La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente.



En nombre del Grupo Parlamentario Popular, señor de Grandes.



El señor DE GRANDES PASCUAL: Señora presidenta, señorías, la crisis de Irak ha venido ocupando el interés de la sociedad española a la par que la preocupación de la comunidad internacional. El Congreso de los Diputados ha sido el marco del
debate intenso y permanente, hasta el punto de que se puede afirmar, sin faltar a la verdad y tras el contraste riguroso de los datos, que ha sido esta Cámara la que más iniciativas ha debatido en el ámbito de la Unión Europea. Tampoco está de más
recordar que ha sido el Gobierno del Partido Popular y su presidente, José María Aznar, el jefe de Gobierno que más ha comparecido en el Parlamento para dar cuenta de las vicisitudes de la crisis conforme se han ido produciendo. Hoy, de nuevo,
comparece el Gobierno a petición propia para dar cuenta de lo tratado en la cumbre de Azores y lo acaecido en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en los últimos días.



Señorías, desde Azores se puso en marcha el último esfuerzo diplomático para intentar alcanzar un acuerdo eficaz para conseguir el objetivo que se presentaba como aceptado por todos y que no es otro que el desarme efectivo, verificable y
creíble del régimen de Sadam Husein. Ya se presumía la dificultad objetiva del acuerdo, puesto que aparecía como un muro infranqueable el anuncio de forma previa y taxativa de que, fuera cual fuera la propuesta, sería vetada. Así las cosas,
señorías, se renunció a la presentación de una nueva resolución susceptible de concitar una mayoría en el Consejo de Seguridad y que viniera a culminar el conjunto de resoluciones


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que finalizaron en su día con la aprobación unánime de la 1441.



Señorías, nunca hemos tenido duda de la suficiencia jurídica de la Resolución 1441 y así lo hemos reiterado siempre tanto el Gobierno como el Grupo Parlamentario Popular, pero no es menos cierto que nos parecía aconsejable políticamente la
búsqueda de un nuevo acuerdo de gran consenso por la eficacia disuasoria que podría producir en la dictadura de Sadam Husein y en el deseo ferviente de encontrar una vía diplomática eficaz para la defensa de la legalidad internacional. Han corrido
y correrán ríos de tinta en la discusión sobre si la Resolución 1441 es suficiente desde el punto de vista jurídico formal para usar la fuerza en la exigencia del cumplimiento de la legalidad internacional. Nosotros modestamente concluimos que no
hay duda si se contempla a la luz del conjunto de resoluciones vigentes desde hace más de diez años y desde la interpretación sistemática de las mismas. Quienes afirman que no hay una base legal para obligar por la fuerza al régimen de Sadam Husein
a cumplir plena y efectivamente su obligación de desarmarse deberían ser más rigurosos en el acatamiento de esa legalidad internacional que afirman defender. Si lo fueran, no pondrían en duda la amenaza que representa para la paz y la seguridad
mundial el incumplimiento por parte de Irak de las resoluciones del Consejo y la proliferación de armas de destrucción masiva y de misiles de largo alcance, porque esa amenaza, señorías, ha sido reconocida unánimemente por el Consejo de Seguridad en
su Resolución 1441. Si lo fueran, si fueran más rigurosos, señorías, recordarían, como lo hace la Resolución 1441, que ya la Resolución 678, de 1990, autorizaba a los Estados miembros a emplear todos los medios necesarios para defender y ejecutar
todas las resoluciones anteriores sobre desarme y para restablecer la paz y la seguridad en la región.



Si de verdad quisieran respetar la legalidad internacional, no podrían ignorar que la misma Resolución 1441 -por unanimidad, señorías, recuérdenlo- condenó el hecho de que Irak no había dado a conocer de forma fiable, definitiva y completa
todos los aspectos de sus programas de desarrollo de armas de destrucción masiva y de misiles balísticos de alcance superior a 150 kilómetros ni había informado respecto a la ubicación de los depósitos y de las instalaciones de producción. No
ignorarían, señorías, que la Resolución 1441 también condenaba a Irak por haber bloqueado el acceso inmediato, incondicional e ilimitado a los lugares señalados por la Comisión para el desarme y por la Agencia Internacional de la Energía Atómica.
Tendrían en cuenta que la repetida resolución condenaba igualmente el incumplimiento por parte del Gobierno de Irak de los compromisos establecidos en resoluciones anteriores respecto al terrorismo, respecto a la represión de la población civil,
respecto al acceso libre de organizaciones humanitarias de Irak y respecto de la repatriación de ciudadanos de Kuwait y de otros países, injustamente retenidos. Todo eso, señorías, lo afirma inequívoca y rotundamente la Resolución 1441, aprobada
por unanimidad. No se parapeten tras una legalidad que, ignorándola, afirman defender para atacar al Gobierno de España por su legítima determinación de salvaguardar efectivamente esa legalidad internacional. Acepten, señorías, que la Resolución
1441 no sólo constituye una fuente de legalidad incuestionable, sino que demuestra sistemáticamente que esa legitimidad para el recurso a la fuerza está amparada por todas las resoluciones que el Consejo de Seguridad había elaborado con
anterioridad, desde el principio del conflicto. En la Resolución 687, de 1991, se define la situación como un alto el fuego, basado en la aceptación por parte de Irak de las disposiciones establecidas. Ni una sola de las condiciones impuestas para
mantener el alto el fuego se ha cumplido y, consecuentemente, la Resolución 1441 decide conceder a Irak una última oportunidad de cumplir sus obligaciones de desarme, fijando un plazo de 30 días, reproduciendo la advertencia formal que el Consejo ha
venido reiterando insistentemente a Irak de que tendrá que afrontar graves consecuencias a causa de la continua violación de sus obligaciones.



No ha transcurrido un mes, sino cuatro meses largos, y Sadam Husein continua burlando la autoridad del Consejo de Seguridad. ¿Puede haber alguien que lo ponga en duda, señorías? Afirmar que Sadam Husein ha mejorado un poco su colaboración
no deja de ser un sarcasmo. Nadie puede ver ni un resquicio de buena voluntad en su actitud desafiante que, amparado en las actuales diferencias entre los miembros del Consejo, se mofa de esa legalidad que pretendemos salvaguardar, en la que
también pretenden ampararse. A nuestro juicio, incurren en grave error quienes se oponen a que se utilicen los medios necesarios para acabar con una situación kafkiana que atenta no sólo contra la seguridad, sino también contra las instituciones
que representan y garantizan la legalidad internacional. Los hechos, señorías, no permiten afirmar con un mínimo fundamento que el desarme de Irak se vaya a producir a estas alturas por medios pacíficos, cuando lo que se ha conseguido hasta ahora,
después de tantas conminaciones, emplazamientos y rigurosas advertencias formales, es equivalente a nada. La minucia que impediría hablar de la nada absoluta no puede atribuirse en modo alguno al meritorio, pero baldío, trabajo de los inspectores
ni al rigor de los requerimientos, sino a decisiones estratégicas del tirano, destinadas a ganar tiempo, a dividir a los responsables de salvaguardar la legalidad internacional y a socavar la autoridad de Naciones Unidas. Ni siquiera esa actitud,
alejada de cualquier propósito de desarme real, se hubiera producido sin la presencia ejercida mediante el despliegue militar. Esa es la verdad.



Señorías, la comunidad internacional ha derrochado paciencia sin escatimar esfuerzos para que Sadam Husein, el único responsable de la crisis, acate la legalidad


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que defendemos. Sólo en su mano ha estado, y tal vez esté aún, la solución pacífica de la crisis. En otro caso, debemos hacer frente a nuestras responsabilidades para acabar con una tiranía genocida, para reintegrar a Irak en la comunidad
internacional y proporcionar a su pueblo un futuro mejor, para garantizar la seguridad en la región, gravemente amenazada, y para proteger al resto del mundo. No se puede ignorar el cierto y gravísimo riesgo que supone la conjunción entre una
sólida trama de terror a la búsqueda de armamento y los arsenales de armas de destrucción masiva en manos de un tirano asesino, que mantiene su capacidad de seguir aumentándolos y su manifiesta determinación a utilizarlos.



Señorías, prometimos que emplearíamos hasta el final todos los métodos de presión diplomática, que no pasaríamos a la siguiente fase sin haberlos agotado previamente, sin haber dado todas las oportunidades humanamente imaginables y posibles
para que Sadam Husein demostrase la clara voluntad de desarme de una manera total y efectiva. No se trata de más tiempo o más medios. En un país de 440.000 kilómetros cuadrados ni 500 inspectores podrían tener éxito buscando armas de destrucción
masiva camufladas -quién sabe si en instalaciones subterráneas secretas- sin la plena e incondicional cooperación de las autoridades iraquíes. Parece claro que Sadam Husein ha creído que las diferencias entre las democracias del mundo o en el seno
de Naciones Unidas eran el preludio de una victoria por inacción que le permitiese seguir violentando gravemente la legalidad internacional y perpetuar su tiranía. Esta, señorías, es una crisis demasiado seria como para despacharla o analizarla a
base de eslóganes facilones. Señorías, hay ocasiones en que la comunidad internacional tiene que saber asumir su responsabilidad con seriedad, rigor y visión.
Esta es una crisis en la que no solo nos estamos jugando la paz y la seguridad de
Oriente Medio y en consecuencia del resto del mundo, sino que además nos jugamos la credibilidad de nuestras instituciones internacionales, los fundamentos del orden internacional que nos dimos después de la Segunda Guerra Mundial, así como la
supervivencia del principio de legalidad internacional.



Señorías, el 11 de septiembre cambió la faz del planeta, nos despertó del plácido sueño en el que la caída del muro nos sumió, pensando, quizás con exceso de confianza, que habiendo ganado guerra fría nada podría importunarnos. ¡Qué
equivocados estábamos, señorías! Porque lo que hoy está en juego es que exista un mundo seguro y con reglas o caótico y sin ellas. Por eso nosotros apoyaremos siempre lo que a nuestro juicio ha sido y será una política exterior responsable, que ha
sabido asumir la incomodidad de una postura sin duda impopular, pero que el tiempo y los hechos acabarán confirmando como la más acertada y la más prudente.



Hemos escuchado con interés las palabras del presidente del Gobierno.
Hemos tomado nota de los esfuerzos de tratar de encarrilar por una vía pacífica y diplomática el conflicto, y hemos constatado los intentos de España y de otros países
amigos para intentar evitar el fracaso del Consejo de Seguridad. No me cansaré de insistir, señorías, en que mi grupo y mi Gobierno, al que respalda, ha mantenido una posición claramente coherente a lo largo de toda esta crisis. Hemos reafirmado
la vigencia y validez de las conclusiones del Consejo extraordinario de Bruselas, de 17 de febrero de este año. Nos reafirmamos en nuestro empeño intenso, y a veces único en la escena internacional, de intentar reconstruir sobre bases sólidas el
proceso de paz de Oriente Próximo para que por fin podamos ver cumplido nuestro sueño de ver dos Estados, el palestino y el de Israel, viviendo juntos en paz y en armonía, en fronteras seguras e internacionalmente reconocidas, como rezan las
resoluciones de Naciones Unidas. Porque, señorías, fue España, por medio de su ministra de Asuntos Exteriores en el Consejo de Seguridad y del presidente del Gobierno en numerosas comparecencias públicas, quien ha abogado constantemente por este
noble objetivo. No cejaremos en nuestro empeño. Estamos convencidos de la necesidad de desbloquear el proceso de paz para cerrar una de las fuentes más abundantes de odio y frustración en las regiones. España, lo hemos visto, se ha comprometido a
garantizar la integridad territorial de Irak, su soberanía y bienestar, puesto que somos plenamente conscientes de que cualquier desmembración del país sería una pésima noticia para toda la región.



No es menos importante el compromiso que todos hemos asumido de aliviar las situaciones de emergencia humanitaria que se pueden producir y volcarnos en la reconstrucción del país, una vez que superemos la crisis, esperemos que por medios
pacíficos todavía. Irak es un país potencialmente próspero, con importantes riquezas naturales y con una sociedad aplastada por el terror, pero bien formada, que podría ser la base de un futuro en paz, progreso y prosperidad que todos estamos
deseando para los iraquíes. El petróleo y demás riquezas tienen un solo dueño: el pueblo iraquí. Y así lo hemos hecho saber y lo mantendremos siempre.



Señorías, mi grupo parlamentario ha escuchado complacido las explicaciones del presidente del Gobierno en orden a la participación de nuestras Fuerzas Armadas en el supuesto -si desgraciadamente es inevitable- de un conflicto armado. Nos
complace saber que nuestros efectivos militares, aunque profesionales, no van a actuar sino en acciones defensivas, nunca en acciones ofensivas, y en acciones humanitarias. Es positivo escuchar que Turquía, aspirante a formar parte de la Unión
Europea y miembro activo de la OTAN, será defendida en el supuesto ataque y que nuestra obligación podrá formar parte de esas tareas de defensa.



Por cierto, señor Rodríguez Zapatero, ha sido inexplicable que después de estar toda la semana calentando el debate como si fuera un combate, diciendo que iba a exigir las responsabilidades de lo hecho al presidente del Gobierno y que le iba
a exigir la concreción de lo


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que habría que hacer en la participación española, no le haya dedicado ni una sola frase ni una sola expresión, es decir, nada de nada. Nos ha defraudado, sinceramente, como espero que haya defraudado a sus electores. (Aplausos.)


Señorías, mi grupo y el Gobierno al que apoya hemos hecho a lo largo de estos meses un ejercicio de prudencia, de visión de la realidad y de futuro. Estamos seguros de que hemos hecho lo correcto; estamos firmemente persuadidos de la
necesidad de salvaguardar nuestros lazos en Europa, nuestras relaciones bilaterales con algunos gobiernos de los que hemos discrepado sincera y amigablemente y de que sabremos construir todos juntos un futuro europeo en el que la búsqueda del
consenso y el acuerdo presidan, como siempre lo han hecho, la historia de la construcción europea. En ese sentido, quiero agradecer al Gobierno de España su prudencia y mesura con respecto a esta cuestión y, en concreto, sus evidentes esfuerzos por
seguir manteniendo unas fluidas y estrechas relaciones con socios tan importantes para nosotros como Francia y Alemania.



Antes de concluir, permítanme, señorías, que aluda a un hecho que ha ofendido a mi grupo parlamentario. Me refiero a la vergonzosa utilización de nuestros rostros en manifestaciones supuestamente pacifistas, pero que amenazan a los
representantes de la soberanía popular, paseándolos por las calles en la picota de un palo. Ese ejercicio incalificable, en el que de forma directa o inducida han participado algunos grupos de esta Cámara, es profundamente antidemocrático.
(Aplausos.-Varios señores diputados: ¡Muy bien!-La señora Castro Fonseca: Mentira, mentira.-Los señores Isasi Gómez y Revuelta Méndez muestran las fotografías a las que alude el orador.)


La señora PRESIDENTA: Señorías, guarden silencio. Señor Isasi, guarde silencio.



El señor DE GRANDES PASCUAL: No es de recibo que no respeten un sentido de voto libremente decidido y retrata bien las convicciones poco democráticas de los autores de tal conducta. Si piensan que con esas amenazas tan poco pacifistas nos
van a amedrentar, se equivocan. Por el contrario, están consiguiendo que pacifistas de buena fe ya no quieran formar parte de un séquito que encabezan algunas de sus señorías. (Varios señores diputados: ¡Muy bien!)


Finalizo recordándoles que nuestro grupo ha dado muestras de seriedad y de responsabilidad, que hemos sabido estar a la altura de las circunstancias, que hemos actuado desde el más estricto sentido de Estado y que esperamos poder recomponer
el consenso básico en materia de política exterior. No caeremos en la descalificación fácil ni en el análisis apocalíptico de algunos y esperamos que, al final, se acabe percibiendo que desde el principio nuestra intención no era otra que la de
servir con eficacia y con intensidad los intereses de España y de sus ciudadanos.



Nada más. (Aplausos.)


La señora PRESIDENTA: Muchas gracias.



Se levanta la sesión.



Eran las diez y cinco minutos de la noche.








CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
PLENO Y DIPUTACIÓN PERMANENTE

Año 2003 VII Legislatura Núm. 236 bis
PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.ª LUISA FERNANDA RUDI ÚBEDA
Sesión plenaria núm. 227
celebrada el martes, 18 de marzo de 2003
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CORRECCIÓN DEL DIARIO DE SESIONES NÚM. 236


De acuerdo con la voluntad expresada por la Diputada señora Castro Fonseca mediante escrito núm. de registro 125237, de 26 de marzo de 2003, y de orden de la Excma. Sra. Presidenta de la Cámara, se procede a la retirada de sus palabras
pronunciadas en la sesión plenaria del día 18 de marzo de 2003, Diario de Sesiones, núm. 236, página 12060, primera columna, líneas 12 y 13, desde '(La señora Castro:...' hasta el final de la intervención.