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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 376, de 27/11/2001
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 2001 VII Legislatura Núm. 376



DEFENSA



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. ROGELIO BAÓN RAMÍREZ



Sesión núm. 18



celebrada el martes, 27 de noviembre de 2001



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor ministro de Defensa (Trillo-Figueroa y
Martínez-Conde), para informar sobre la contribución española
humanitaria y desarrollo de las operaciones en la crisis de
Afganistán. A petición propia. (Número de expediente 214/000085.) . .

. (Página 12348)



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Se abre la sesión a las doce del mediodía.




El señor PRESIDENTE: Señorías, se abre la sesión.

Buenos días a todos. El ministro de Defensa, don Federico Trillo-
Figueroa comparece en esta Comisión para informar sobre la
contribución española humanitaria en las operaciones de la crisis de
Afganistán. Esta comparecencia es a petición propia, y eso marca el
método de celebración de esta comparecencia en el sentido de que
interviene el ministro, sin limitación de tiempo, como es
reglamentario, y, a continuación, los portavoces de los distintos
grupos, de menor a mayor, agotan sus respectivos turnos. Es una
sesión informativa, no es contradictoria y, aunque se pueden pedir
aclaraciones, la presidencia lo aceptará sólo en caso de estricta
necesidad.

Tiene la palabra el señor ministro.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Trillo-Figueroa y Matínez-Conde):
Muchas gracias, señor presidente y mis mejores deseos para su pronto
restablecimiento.




Señorías, comparezco ante la Comisión de Defensa a petición propia,
en cumplimiento del principio, sostenido siempre por el ministro que
les habla, de mantener permanentemente informado al Parlamento. En
esta ocasión es con el objeto de informar sobre la evolución del
conflicto y las contribuciones españolas a la coalición internacional
contra el terrorismo.

Los acontecimientos, señorías, desde el 11 de septiembre se suceden
muy rápidamente, fecha que es un punto de inflexión en la historia
contemporánea. La coalición internacional liderada por Estados Unidos
hace frente al terrorismo en ejercicio del derecho de legítima
defensa amparado, como saben bien SS.SS., por resoluciones del
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.

Hace poco más de un mes comparecía, conjuntamente con el ministro de
Asuntos Exteriores, para informar a las comisiones de Exteriores y de
Defensa tanto sobre el marco global y el escenario de las operaciones
como sobre la colaboración, que calificamos de solidaridad activa,
prestada por España desde el primer momento en todos los ámbitos.

Antes de entrar en el análisis de la situación y de las eventuales
contribuciones españolas, déjenme recordar el marco jurídico político
en el que se sustentan las acciones aliadas y las que, en
consecuencia, inspiran al Gobierno de España.

En primer lugar, el principio de legitimidad avalado por las
sucesivas resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y
del Consejo Atlántico en el ejercicio de la legítima defensa tras el
ataque. En segundo lugar, el principio de proporcionalidad en las
acciones concretado en la limitación a objetivos militares de los
bombardeos, la mínima intervención sobre el terreno de fuerzas de
otros países, basándose en las
acciones armadas en apoyo a la llamada Alianza del Norte, y el
simultáneo desarrollo de acciones humanitarias. En tercer lugar,
además de ese principio de legitimidad y del de proporcionalidad, el
principio del restablecimiento de la justicia con el establecimiento
de un gobierno plural garantizado por Naciones Unidas en Afganistán y
el castigo de los culpables.

Recordarán SS.SS. cómo en ocasión anterior les informé tanto de la
cooperación bilateral en el marco del convenio con Estados Unidos
cuanto de la multilateral aliada, vertebrada a través del Consejo
Atlántico. Dentro del convenio bilateral con Estados Unidos, el apoyo
logístico relacionado con la operación Libertad Duradera ha
consistido hasta hoy en la entrada de 38 buques a la base naval de
Rota y la escala técnico-logística en Rota y Morón de más de 480
aeronaves con exclusión de aviones bombarderos que, como anticipé, no
se han utilizado en nuestras bases.

En el ámbito multilateral, y dentro de las fuerzas o elementos
permanentes de la OTAN, cuatro españoles están desplazados en Estados
Unidos como dotación de los aviones AWACS de alerta temprana. Además,
la fragata Santamaría se encuentra navegando en el Mediterráneo
Oriental integrada dentro de las fuerzas navales permanentes
Stanavformed, con una dotación de 210 personas. Como ya informé
también a SS.SS., el Gobierno autorizó, solidariamente con el resto
de la Alianza Atlántica al aplicarse el artículo V del Tratado de
Washington, el uso del espacio aéreo y el acceso a puertos y
aeropuertos por los aliados. La fuerza Stanavformed será relevada por
Stanavforlant a primeros de diciembre y en esa fuerza a su vez está
integrada la fragata Extremadura con 250 personas de dotación y, en
rotación con unidades de otros países, también entrará en rotación el
buque de apoyo logístico Patiño.

En el ámbito de los servicios de inteligencia existe una cooperación
permanente y estrecha que se ha traducido en España en la
desarticulación de diversas células de organizaciones presuntamente
vinculadas a la red terrorista Al-Quaeda, la última de ellas el
pasado 13 de noviembre.

Permítanme, después de recapitular sobre esta participación, que me
detenga, antes de exponerles cuáles son los paquetes de capacidades
ofertados por España, en las consideraciones que anuncié sobre el
nuevo escenario internacional, sobre cuál es actualmente el
desarrollo del conflicto. De una manera sintética, la situación
actual y el proceso a desarrollar en el futuro en la zona podría
contenerse en los siguientes puntos. En primer lugar, es sabido que
los últimos reductos talibanes se localizan básicamente en Kandahar,
después de la reciente rendición de Kunduz. En Kandahar, hasta la
pasada noche, han sido los líderes pashtunes los que negocian con el
poder talibán. Pienso, señorías, que a ningún observador avisado se
le escapa la dificultad y la incertidumbre que entraña una
pacificación final en estos últimos reductos en situación de
conflictos tribales,



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de guerrilla y con un telón de fondo de venganza, de odio y también
de hambre y de miseria. Es por ello que en Estados Unidos han
desplegado, desde la pasada noche, un contingente que puede elevarse
hasta 2.000 marines. La situación a evitar por encima de cualquier
otra cosa es la guerra civil y la comisión de atrocidades como las
que se han visto en la última semana o los recientes sucesos como los
acaecidos en Mazar-i-Sharif, donde extranjeros protalibanes estaban
retenidos tras su rendición en Kunduz, con el resultado que conocen
sobradamente SS.SS. a través de los medios de comunicación.

En segundo lugar, y como saben SS.SS., la pasada semana llegaron a
Kabul diez representantes de la ONU con el enviado especial a la
zona, señor Vendrell, al frente, con el objeto de negociar, con las
diferentes facciones de la oposición afgana, la formación de un nuevo
Gobierno al mismo tiempo que el representante del secretario general,
el señor Brahimi, se reunía con delegados del Grupo 6+2 para tratar
del mismo tema. El plan inicialmente aceptado contempla la reunión de
los diferentes grupos de la oposición, pastunes, tayicos, uzbecos,
hazaras y representantes del ex Rey Zahir hoy mismo en la ciudad de
Bonn, en el palacio Petersberg, el mismo en que se diseñaron las
operaciones de tal carácter. A continuación, se crearía un Consejo
provisional que actuaría como gobierno interino en Kabul, encargado
de convocar en unos meses a la asamblea de líderes tribales que, bajo
la supervisión de la ONU, elegirá a un gobierno provisional. Este
gobierno tendría el cometido de redactar una constitución y convocar
elecciones en un plazo de tres años. A su vez, el proceso anterior
debe ser garantizado por una fuerza internacional de paz avalada por
Naciones Unidas que garantice la seguridad y proporcione estabilidad
al proceso. Se piensa en una fuerza en la que participarían países
musulmanes, como Turquía, Jordania o Indonesia, y también países no
musulmanes como el Reino Unido o Canadá.

Por último, la ayuda humanitaria es un cometido al que se le concede
creciente prioridad o, si se prefiere, la prioridad de las
prioridades desde nuestro punto de vista o en el ámbito de nuestras
preocupaciones, dada la proximidad del invierno y la dificultad no
solo de obtención de la ayuda, sino también del almacenamiento,
transporte y distribución en un país de tan difícil orografía. Aunque
las Naciones Unidas a través de ACNUR y de las ONG, en colaboración
con varias naciones, están ya canalizando la ayuda, se encuentran en
estudio planes para operaciones de ayuda humanitaria en el seno de la
coalición y en el seno de la OTAN, de las que luego daré cuenta a la
Comisión.

Antes de entrar en la exposición de los paquetes de capacidades que,
tanto con carácter operacional como para ayuda humanitaria, se han
venido diseñando por el Gobierno, por el Ministerio de Defensa,
asesorado por la Junta de Jefes de Estado Mayor y distinguiendo entre
los paquetes operacionales sensu stricto y los de ayuda humanitaria,
déjenme exponer la filosofía con la que el Gobierno ha acometido la
mensuración de tales capacidades militares.

En primer lugar, hemos estado, estamos y estaremos guiados por el
principio de plena disponibilidad. Es verdad. Este principio se ha
reflejado desde el inicio en nuestra actitud de solidaridad activa
con los Estados Unidos y con la coalición internacional contra el
terrorismo. El segundo principio es el que comprende para la
mensuración de las capacidades militares los siguientes principios.

El primero es el que en alguna otra ocasión he tenido oportunidad de
comentar ante SS.SS., concretamente en el Pleno a requerimiento, por
demás amable, del señor Alcaraz, el principio de realismo en nuestra
aportación. Con arreglo a este principio, el Gobierno español y el
Ministerio de Defensa creen que, el Gobierno y el Ministerio, han
estado en todo momento en su sitio, alejándose, tanto del
exhibicionismo o de la megalomanía como de la ansiedad por visualizar
ante la opinión pública un protagonismo exagerado. Sólo desde la
ignorancia o desde la mala fe, se puede atribuir al Gobierno ese
exhibicionismo, esa megalomanía o esas carreras por estar presente.

Por el contrario, la evaluación de nuestras capacidades se ha hecho
de acuerdo con nuestras necesidades y con las necesidades de los
aliados. El segundo principio es el de eficacia, de acuerdo con la
utilidad que para cada fase de las operaciones pudieran tener
determinadas unidades. En este punto hay que tener en cuenta que el
desarrollo de las acciones militares ha ido más deprisa que el
planeamiento de las mismas, sobre todo, como saben SS.SS:, en las
cuatro últimas semanas, debiendo, por tanto, adaptarse y readaptarse
las aportaciones programadas o planificadas por los distintos
gobiernos de la coalición. En fin, también con el principio de
coordinación; coordinación ejercida, tanto por los Estados Unidos,
como líderes impulsores de las acciones operativas, cuanto de la
Alianza Atlántica como organización integrada en la propia coalición
y que está cubriendo acciones de retaguardia. En último lugar -que no
menos importante-, el principio de requerimiento. Una vez se realiza
por los centros de coordinación el catálogo de capacidades
disponibles, se está al requerimiento de tales centros para hacer
efectiva la participación, porque no se trata de mandar las unidades
por delante, para, entre comillas, quedar bien y preguntar después
por las necesidades de la coalición. Para todo ello hemos contado con
el asesoramiento de la Junta de Jefes de Estado Mayor que, desde su
reunión con el presidente de Gobierno, el pasado 9 de octubre, ha
trabajado permanentemente bajo mi dirección en el seguimiento de la
situación y la coordinación de las capacidades disponibles.

Tras el comienzo de los bombardeos, el pasado 7 de octubre, en un
primer momento dimensionamos un grupo operativo especialmente idóneo
para la actuación



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en la zona en donde las operaciones comenzaron. La opción más
adecuada en su primera fase sobre el terreno habría requerido, en
efecto, como por algún medio y alguna de SS.SS. se ha manifestado,
una unidad de operaciones especiales, del mando de operaciones
especiales del Ejército de Tierra, actualmente ubicado en Rabasa,
especializados en alta montaña y compuesto por cuatro grupos
operativos y ocho helicópteros con un total de 253 personas que, sin
embargo, no han sido necesarias.

En mis contactos con el secretario de Defensa de los Estados Unidos,
señor Rumsfeld nuestra primera evaluación nos llevó a la necesidad de
aunar todos los esfuerzos para que el terrorismo desaparezca del
mundo, así como la disposición, que le manifesté, del Gobierno
español a participar activamente, mediante la eventual aportación de
efectivos humanos y materiales, en las operaciones que se llevaran a
cabo si éramos requeridos para ello. El secretario Rumsfeld agradeció
la oferta española, acordándose la disposición de cualquier paquete
de capacidad a requerimiento de los aliados, en función del
desarrollo de las operaciones y de las necesidades del planeamiento
correspondiente. En esta línea de colaboración, a principios de
noviembre, un general español y tres oficiales superiores
pertenecientes a los tres ejércitos se integraron en el centro de
coordinación de la coalición contra el terrorismo, establecido en
Tampa, Florida, para servir de enlace en el planeamiento de las
operaciones. Como resultado de los trabajos de este destacamento y
tras un nuevo estudio por la Junta de Jefes de Estado Mayor, teniendo
en cuenta las necesidades que se pusieron de manifiesto en las
reuniones de coordinación y la amplitud de la operación, el escenario
y la participación de distintas fuerzas en la fuerza multinacional,
el Gobierno ha ampliado el paquete de eventual participación
operacional, añadiendo las siguientes capacidades.

Por lo que se refiere a la Armada, dos fragatas, de la clase
Santamaría, con sus correspondientes helicópteros -ya saben que son
unidades polivalentes, con especial protagonismo en el control del
mar-, el buque de apoyo logístico Patiño, con su helicóptero
embarcado, que dadas las características del escenario, es una unidad
muy apreciada para aprovisionamiento, combustible, víveres
municiones, etcétera, de las unidades navales participantes. En lo
que concierne al Ejército del Aire y aunque su participación ha sido
más improbable en todo momento, las capacidades disponibles hubieran
sido dos aviones C-130, Hércules; cuatro aviones CASA 235 y un avión
P-3 de patrulla marítima. Esto supondría unos 736 efectivos
adicionales a los ya señalados.

Señor presidente, señorías, al exponer ahora las operaciones de ayuda
humanitaria que con probabilidad serán aquellas que se puedan
demandar en los días venideros, considero muy importante referirme,
con carácter previo, a la resolución 1378/2001 de Naciones
Unidas, aprobada por el Consejo de Seguridad en su sesión del pasado
14 de noviembre. En ella, el Consejo de Seguridad insta a los Estados
miembros a que presten asistencia humanitaria urgente a fin de
mitigar el sufrimiento del pueblo afgano y de sus refugiados, incluso
para la remoción de minas. En consecuencia, simultáneamente se ha
acometido, tanto en la Alianza Atlántica como en la coalición, el
planeamiento de operaciones de ayuda humanitaria.

En el ámbito atlántico se estudiaron distintas opciones para que, en
el caso de que se solicitara por Naciones Unidas, se pudiera conducir
y ejecutar este tipo de operaciones. Tales operaciones oscilaban
desde una operación de transporte aéreo de 850 toneladas de
suministros por día, hasta una operación integrada de gran
envergadura que, además de buques y aeronaves, incluiría el
despliegue de 30.000 efectivos para la distribución de ayuda
humanitaria. Estas operaciones no se han puesto en práctica al no
haberse recibido petición formal de Naciones Unidas y, en
consecuencia, hay que estar a la operación en marcha, liderada por
Estados Unidos, dentro de la coalición internacional Ese planeamiento
de la ayuda humanitaria va encaminado al transporte por vía aérea de
distinta ayuda a la zona de conflicto. En líneas generales, el tipo
de operación requerida para la situación de emergencia que vive
Afganistán exigirá tres campos de actuación bien definidos. El
primero es el de hacer llegar la ayuda desde diversas partes del
globo hasta los grandes centros de recepción que puedan establecerse
en las proximidades de Afganistán. En este caso, el problema de
seguridad no existe. En ese sentido, y de acuerdo con la reciente
visita el pasado sábado del general Franks a la base de Morón, se nos
ha solicitado por parte de la coalición un transporte de ayuda
humanitaria desde Pisa hasta el aeropuerto de Asherbad en
Turkmenistán. Transportar la ayuda mediante pasillos aéreos desde los
grandes centros del exterior del país a centros de distribución
situados en el interior del territorio. En este caso, el problema de
seguridad se resuelve controlando aeropuertos y sus alrededores. Por
último, y es precisamente lo más delicado, hay que hacer llegar la
ayuda directamente hasta los necesitados; alcanzar las condiciones de
seguridad precisas para hacer llegar la ayuda a todos los lugares hoy
por hoy continúa siendo un reto. El colapso del régimen talibán va a
permitir llegar con ayuda a lugares que estaban vedados desde el
pasado mes de septiembre, en que se inició la crisis, pero ni la paz
parece definitivamente establecida ni la proximidad del invierno va a
permitir demoras en el auxilio. Estamos pues, señorías, ante una
situación de emergencia que no permite retrasar las decisiones que se
tomen, y dichas decisiones tienen que ser por encima de todo,
insisto, eficaces.

En este marco de ayuda humanitaria, nuestra oferta actual para ese
programa de ayuda consiste en cinco aviones C-130, ocho aviones CN-235
(CASA), que



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como saben son aviones muy flexibles para aterrizar y despegar en
pistas cortas y no especialmente preparadas, más el personal
correspondiente a una escuadrilla de apoyo al despliegue aéreo.

Quiero insistir, señor presidente, señorías, en que desde el inicio
de la operación la distribución de ayuda ha sido considerada una
misión clave para el éxito de la misma y consistió inicialmente en
mantener abierto un corredor desde Uzbekistán hasta Mazar-i-Sharif y
desde esta ciudad se distribuiría la parte más importante de la
ayuda. Además de la oferta que acabo de exponer, estamos estudiando
la posibilidad de desplegar la Unidad Médica de Apoyo al Despliegue
(UMAD) del Ejército del Aire, a localizar en el aeropuerto de Bagram,
donde trabajaría en coordinación con unidades británicas allí
desplegadas, para colaborar en la puesta en servicio y funcionamiento
de este importante aeropuerto. Esta unidad tiene capacidad para
cubrir las necesidades ambulatorias preventivas y quirúrgicas de un
contingente de 400 personas, que representa la quinta parte de las
necesidades globales. Es de esperar en fin que, dada la situación de
desastre humanitario que se vive en la zona, la respuesta de las
naciones y de la coalición a este requerimiento sea, como lo ha sido
en el caso de España, rápida y eficaz. En el momento actual, nuestra
aportación a la coalición, de acuerdo con lo expuesto en esa
intervención mía, unida a nuestra participación con las fuerzas
desplegadas por la OTAN, supone que España asuma en la lucha contra
el terrorismo el papel que el Gobierno considera que le corresponde,
para el que espera encontrar una vez más el respaldo de la mayoría de
los representantes del pueblo español.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Mixto, tiene la
palabra don José Núñez no sin antes advertir a todos que sean
moderados en el empleo del tiempo; la presidencia no quiere tasarlo
como marca el Reglamento pero sí les pide colaboración para que sean
breves. Gracias.




El señor NÚÑEZ CASTAIN: Señor presidente, no se preocupe por el
tiempo, seré breve.

Muchas gracias, señor ministro, por su intervención y por la
explicación que nos ha ofrecido. Más que preguntarle me gustaría
hacerle unas consideraciones y esperar su respuesta a las mismas.

Desde ese famoso 11 de septiembre se han producido dos grandes
escenarios, consecuencia inmediata del acto terrorista. Por un lado,
estaría el escenario de la reacción inmediata ante este ataque
indiscriminado a las Torres Gemelas; por otro lado, no hay duda de
que se ha abierto un campo para la reflexión. Comprendo que estamos
ante el ministro de Defensa y no ante el ministro de Asuntos
Exteriores; aunque conviene globalizar el discurso y no hablar
solamente de la acción
militar, me interesan más las consecuencias de ese campo de reflexión
que se ha abierto que las del campo de la reacción pura al ataque del
11 de septiembre. Es evidente que este último se puede analizar en el
marco de lo que está pasando ahora mismo en Afganistán (ha sido la
reacción inmediata, aunque podríamos profundizar), mientras que en el
campo de la reflexión se ha abierto el debate sobre cuál es el
escenario mundial, si de verdad el mundo se divide o no en dos
partes, si se puede o se debe confundir al mundo árabe, el Islam, con
el terrorismo, cuáles son las causas subyacentes que hay detrás de
esta situación de inestabilidad, que yo no digo que la justifiquen
-ningún acto terrorista está justificado-, pero que pueden explicar
determinadas cuestiones. Quizás convenga, señor ministro, que de la
misma reacción vayan surgiendo reflexiones.

Señor ministro, ha dicho usted que hay un objetivo claro, con el que
supongo que todos los grupos políticos y las personas estaremos de
acuerdo: queremos que el terrorismo desaparezca, combatir el
terrorismo. Estará usted conmigo en que el fenómeno del terrorismo en
el mundo no se explica solamente desde Afganistán, es decir para que
el terrorismo desaparezca no hay que resolver sólo el problema de
Afganistán, hay muchas más derivaciones, más situaciones que las que
se dan paradójicamente en este país que es de los más pobres del
mundo y que está sufriendo las consecuencias de este enfrentamiento
entre bloques.

Respecto a cuáles han sido las actitudes políticas del Gobierno o las
reacciones de éste ante la coalición internacional, es decir
participar en el debate de la reflexión del mundo ante el terrorismo,
no sé si ponerme de parte de los redactores de los teleñecos de Canal
Plus o ponerme de su parte diciendo que no hay ningún afán de
protagonismo ni queremos estar ni participar. Creo que habrá que
llamar al orden a los redactores del telediario de los teleñecos
porque me da la sensación de que reproducen la imagen contraria:
Déjenme ustedes estar en la primera fila, dónde puedo poner un
soldado de los míos, por favor dónde está mi avión, es decir, dénme
un hueco en esta coalición. La imagen de España en este conflicto,
desde mi punto de vista, no debería ser estar en la vanguardia del
ataque militar, porque no somos una potencia militar en el mundo, ni
siquiera dentro de esta coalición, sino en la vanguardia de otra
cuestión, en el papel de puente (que sin duda sería el que mejor
podría realizar nuestro país) entre el mundo árabe, que es el
escenario donde se están desarrollando los acontecimientos bélicos, y
el mundo occidental. Como sabe S.S., se acerca el semestre español en
la Unión Europea, hay buenos antecedentes respecto del Pacto de
Madrid, de lo que supuso el esfuerzo del Gobierno español y el
escenario de España en el encuentro entre los pueblos. Es difícil
que, en esa búsqueda de la coalición internacional única, es decir
metiendo dentro a la mayoría de países árabes, todo el mundo se
encuentre cómodo en un solo bloque mientras



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no se solucione la piedra en el zapato que tiene ahora mismo el
conflicto del mundo árabe, como es el problema palestino. Es muy
difícil transmitir a los países árabes que hay que cumplir
inmediatamente las resoluciones del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas cuando todos sabemos que esas resoluciones no se
cumplen en el conflicto árabe palestino-israelí. Es absolutamente
necesario, aprovechando la inercia de este momento, en que el mundo
se une contra el terrorismo, que se le meta mano al problema,
hablando en términos coloquiales, y se busque su solución. Sería
deseable que ahí tuviésemos un papel fundamental y que en estos seis
meses de presidencia española de la Unión Europea se vuelva a rehacer
el esfuerzo de lo que supuso el Pacto de Madrid y se vuelvan a
construir puentes haciendo una labor política importante con los
países árabes, dada nuestra condición de pueblo amigo, cercano a
estos planteamientos, que solucionen este conflicto. Deberíamos estar
más en la ayuda humanitaria, en el rechazo a la violencia y a todo
tipo de terrorismo y en la búsqueda de la paz futura, que pasa por la
solución, como digo, del problema palestino, por tanto construyendo
un puente para acabar con esa peligrosísima bipolarización del mundo,
islamismo por un lado y mundo occidental por otro, pues nos parece
que se reproducen los dos bloques previos a la caída del telón de
acero. Me gustaría que ahí hubiera un auténtico protagonismo de la
política española; ahí no sería timorato y me daría igual que
salieran los teleñecos de Canal Plus diciendo que somos unos
monstruos porque lanzamos puentes entre dos mundos y aportamos
nuestro granito de arena para conseguir la paz.

Así pues, señor ministro, no tengo consideraciones logísticas que
hacerle con respecto a los medios que va a emplear el Ejército
español en la ayuda humanitaria o en el apoyo a la coalición
internacional, pero la imagen y la acción política del Gobierno
español debería estar mucho más encaminada hacia la ayuda humanitaria
y hacia el encuentro entre estos grandes pueblos y no hacia un
protagonismo bélico, con un planteamiento a veces infantil en la
prensa, como ocurre cuando se dice que el problema del terrorismo
mundial tiene sólo una cara, es decir, como si con la captura de Bin
Laden todos pudiéramos dormir tranquilos porque el mundo ya está en
paz. Esa no es la cuestión, por lo que convendría profundizar lo más
posible, entre los dos campos que le describí al principio, el de la
reacción inmediata ante el ataque y el de la reflexión, en el campo
de la reflexión.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo de Izquierda Unida, tiene la
palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Buenos días.

Señor ministro, esta inesperada comparecencia suya, a nuestro juicio,
obedece a que todos estos temas se los va a explicar mañana mucho más
pormenorizados, el
señor Aznar al señor Bush; si no, no hubiese corrido usted tanto para
informar a este Parlamento, puesto que no tiene costumbre de hacer
eso. Ha venido a informar hoy porque mañana nos vamos a enterar, a
través de los medios de comunicación mundiales, de qué tipo de
posiciones y de ayudas han estado intercambiando y qué clase de
aportaciones va a hacer España. Como se iba a enterar antes el señor
Bush que este Parlamento, ha venido usted hoy aquí, señor Trillo (La
señora García Manzanares: ¡Te ha pillado!), no a pedir autorización,
porque usted no ha venido a eso, sino a decir que hay una guerra que
ustedes han legitimado, autorizado y avalado, una guerra que está
suponiendo muchas víctimas e incluso, mientras se está bombardeando,
ustedes dicen aquí que se va a hacer una aportación de tipo
humanitario. No estamos de acuerdo, señor Trillo, con esta especie de
puenteo al que se somete de manera recurrente a este Congreso de los
Diputados. Nos parece una posición absolutamente inaceptable y no
digna y no nos parece bien que mañana nos enteremos de ciertos
pormenores en función de una serie de peticiones que no concuerdan
con lo que este Parlamento ha votado, que no ha votado nada, o con lo
que el pueblo español piensa, según lo que dicen las encuestas que
piensa, aunque luego ello no concuerde con sus posiciones. Desde ese
punto de vista, señor Trillo, nosotros creemos que el Gobierno
español no está dando la imagen prestigiosa necesaria, sino una
imagen errática, y hasta cierto punto indigna, de aportación de
material y de hombres que no se tienen en cuenta, aunque ahora si se
va a hacer en función de una división del trabajo, según la
aportación que usted ha hecho aquí esta mañana a la Comisión de
Defensa. A mi juicio, la imagen que se está dando es absolutamente
inaceptable para el pueblo, pues se apoya una guerra, una guerra que
ha bombardeado -se ha hablado de armamento inteligente- de manera
estúpida, habiendo muchas víctimas civiles, no habiendo forma humana
actualmente de recomponer ni la situación social ni la civil ni la
política. La guerra posiblemente ha hecho pedazos un país que ya era
un jirón puro y en estos momentos, con una desafección sistemática y
ni siquiera pactada de la ONU, nos encontramos con que usted habla de
ayuda humanitaria cuando han sido ustedes mismos los que han
autorizado las bombas; el mismo que provoca la infección es el que
vende la vacuna. Por lo tanto, no vamos a caer en la trampa de esa
piedad peligrosa a la que usted hace referencia. Desde ese punto de
vista, ya lo hemos dicho varias veces en este Congreso de los
Diputados, ustedes no quieren la autorización de esta Cámara, sino un
consenso pasivo sin informar en absoluto, señor Trillo, porque usted
ha hecho aquí aportaciones nuevas, a las que ahora me referiré.

España forma parte del grupo de los cinco grandes de Europa, si así
se pueden considerar en función de su volumen social, económico y
tecnológico: el Reino Unido, Francia, Italia, Alemania y nosotros.

Pues bien,



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el comportamiento de estos países, de acuerdo con el papel que
desempeñan sus parlamentos, ha sido distinto al de España. El papel
de España en estos asuntos ha sido predemocrático. Es cierto que sólo
se contempla la autorización de la guerra por parte del Parlamento en
el artículo 63 de la Constitución. Por cierto, que ni siquiera se
tiene la intención de desarrollar este artículo con un proyecto de
ley viendo las nuevas condiciones que se están estableciendo en
función de crisis localizadas que son una guerra, porque no se puede
venir ahora a decir que eso no es una guerra. El señor Bush, que hoy
es el anfitrión del señor Aznar, al que le va a explicar las
excelencias de los tribunales militares, es el primero que dice que
en época de guerra se pueden instaurar tranquilamente, y son muy
beneficiosos, los tribunales militares. Por tanto, estamos en una
guerra y participando en ella, en función de la información que
usted, señor ministro, nos ha facilitado hoy. Si no hemos participado
más es porque no se nos ha pedido, pero estábamos cerca para poder
hacerlo. Esta información, aunque usted diga que la ha dado, no la
tiene el pueblo español. Que estábamos a las puertas de la guerra y
que no hemos entrado porque no se nos ha avisado no lo sabe el pueblo
español. Usted puede comentar que ya dijo algo, que ya lo insinuó,
que habló de algunos operativos en el Pleno, pero no de todos a los
que ha hecho usted aquí referencia, en absoluto, y los números que ha
facilitado aquí son números que usted adelanta para que no salten a
los medios de comunicación antes de la entrevista de mañana.

Efectivamente, en el Reino Unido ha habido una presencia constante,
casi cotidiana, del primer ministro en el Parlamento, ya que el
conflicto exterior en el que participa fervientemente este país
necesita un permiso parlamentario. En el caso de Francia, ídem de
ídem, señor Trillo. Como usted sabe, también ha sucedido lo mismo
hace un par de semanas en el Parlamento italiano, donde hubo un voto
claro en relación con el conflicto de Afganistán y se apoyaron las
peticiones del señor ministro, pero necesitó ese respaldo
parlamentario, que consiguió, cosa que aquí ni siquiera se ha
intentado. Lo mismo en relación con el Bundestag, señor Trillo. Hemos
visto incluso las presiones de que ha sido objeto el primer ministro
en función del procedimiento seguido, que han supuesto prácticamente
una moción de confianza. El primer ministro ha puesto su cargo encima
de la mesa, arriesgando unas elecciones anticipadas, en función del
respaldo o no del Parlamento alemán. Aquí no, señor Trillo, aquí se
nos trata como si fuéramos menores de edad, un Parlamento que cada
vez tiene menos fuerza, y ello se ha visto en el tema del impuesto
sobre la gasolina. A los tres días de votar aquí los Presupuestos
Generales del Estado, salta a la palestra un tema de enorme
importancia, posiblemente inconstitucional porque un impuesto no se
puede imponer a partir de una enmienda en el Senado, algo que ha
servido para que el papel de este Parlamento sea el hazmerreír del
país. En el caso de la guerra, ídem de ídem, señor Trillo, es una
vergüenza que se venga aquí a informar un día antes de que tenga
lugar la entrevista del señor Aznar, que lleva en cartera todo esto
para exponérselo vis-à-vis al señor Bush, y que nos enteremos en
función de esta entrevista de manera solapada. Señor Trillo, usted
nos habla constantemente de acción humanitaria inmediata y también de
la efectividad en la respuesta. Concretamente nos ha venido a decir
que España va a reaccionar, en función del transporte aéreo
solicitado, con una gran eficacia en la situación de emergencia
directa para la que se nos reclama. Tenga usted en cuenta que la
situación allí deriva de las consecuencias de una batalla de
ocupación por las armas que aún no ha terminado. La situación de la
vida cotidiana en Afganistán -acaba de morir otra periodista- nos
lleva a pensar cómo se va a producir este aporte humanitario, señor
Trillo. A partir de la información que ha aportado aquí, muy somera e
insuficiente, entendemos que usted va a establecer una especie de
puente aéreo. En la última parte de su intervención ha dicho que van
transportar materiales, vendas, etcétera, incluso mientras se siga
bombardeando o se sigan apagando conflictos civiles por la fuerza de
las armas, porque en Afganistán no habrá otra salida durante
muchísimo tiempo. Pero, una vez que lleguen allí los materiales,
¿quién los va a distribuir? ¿Cómo los van a distribuir? Las ONG no
pueden actuar todavía, entonces, ¿cómo se va a hacer esto? ¿Nosotros
se lo llevamos al Ejército americano para que ellos lancen vendas al
mismo tiempo que lanzan bombas? ¿Cómo se va a realizar exactamente
esta acción humanitaria? No sé si ahora me lo podrá aclarar, porque,
en la intervención que ha hecho, no tiene ningún sentido logístico ni
operativo.




A partir de su propia intervención, señor Trillo, a mí me salen unos
1.500 efectivos españoles. Usted ha llamado efectivos a la última
cuota de aportación, pero son soldados, son personas. Usted ha
hablado al principio de 253 personas, de las unidades especiales, que
estaban esperando a ser llamadas. Por otra parte, aparecen 726
personas, como dotación del Ejército del Aire para los Hércules, los
235 y la patrulla de los P-3 que usted ha anunciado. Además, la
solicitud de transporte aéreo y la oferta de aviones que se ha hecho,
más el personal correspondiente a una escuadrilla de apoyo, suponen
otras 300 ó 400 personas aproximadamente. Por tanto, la aportación de
España -los primeros 253 esperando en la puerta a ser llamados- es en
estos momentos de aproximadamente 1.400 ó 1.500 personas. Esto debe
decirse claramente, señor Trillo, porque no se conoce. Ustedes están
aportando personal sin que este Parlamento ni el pueblo español lo
sepan. Esto no se sabe, señor Trillo, lo ha dicho usted aquí por
primera vez, en los términos en los que lo ha dicho y que yo he
tomado de manera aritmética. En estas condiciones, señor Trillo,
nosotros -a ustedes les da igual, por descontado-



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no podemos avalar esto que ha llamado usted aportación humanitaria y
que no tiene visos logísticos de serlo. A los poquísimos meses de
avalar de manera directa, rítmica y fervorosa la guerra, que empezó
el 7 de octubre, ustedes hablan ahora constantemente -poniendo el
acento en ellas y subrayándolas- de aportaciones de tipo humanitario.

No nos pidieron la autorización ni el consenso para esa guerra
y ahora no sé si nos lo está pidiendo, en función de la magra
intervención que ha tenido. Nosotros no se lo podemos conceder en
estas circunstancias, señor Trillo; usted lo comprenderá
perfectamente. Nos hemos enterado por primera vez de esta aportación
de España y de que estamos a las puertas de entrar en la guerra.

Quizás por eso llamaba usted tanto a la puerta en Rabasa. Por eso
llamaba usted constantemente a esa puerta diciendo: Pedidnos
soldados, que estamos dispuestos a darlos, en función de esa imagen
que se está transmitiendo del Gobierno español y de su persona. Desde
luego, tampoco podremos acompañarles en este trayecto desinformado,
si no dan ustedes una información, por ejemplo semanal, a este
Parlamento, a esta Comisión de Defensa. ¿Por qué no se da esa
información? Ustedes, últimamente, ni siquiera aportan información
telefónica, por lo menos a grupos que yo conozco; no sé si a otros se
la darán. Nosotros no tenemos ningún tipo de información. Ustedes,
desde que tienen la mayoría absoluta, parece que han perdido la
capacidad de informar.

Termino, señor Trillo. Usted informa hoy aquí por una razón táctica,
porque mañana el señor Bush nos iba a informar a los españoles de
toda esta ayuda. El señor Bush, no el señor Aznar, iba a informar a
una nación, que posiblemente no sabe dónde está geográficamente, de
cuál es la aportación y la disposición de este país. Comprenderá que
en estas condiciones no consideramos digno un consenso que no aclara
todos los términos de la situación, y le rogamos que nos los aclare
mucho más, si es posible. Desde la humildad de este grupo, le decimos
que en este viaje, señor Trillo, no le podemos acompañar por ahora.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència
i Unió), tiene la palabra el señor Maldonado.




El señor MALDONADO GILI: En primer lugar, quiero agradecer al señor
ministro su comparecencia a petición propia. Esta práctica es buena
y, además, el tema lo requería.

Quiero hacer una pequeña observación al señor presidente. Nos ha
pedido brevedad, y procuraré tenerla, pero en un tema como este,
tiene que tener la benevolencia que siempre tiene. Procuraré ser
breve, pero la ocasión de que un ministro comparezca para hablar de
un país en crisis o de un país en guerra no se ofrece muy a menudo.

Como todo depende del color del cristal con que se mira, nuestro
grupo está satisfecho con el nivel de información del ministerio y
del Gobierno. Esta comparecencia a petición propia sigue la línea que
iniciaron en su día usted y el presidente del Gobierno de informar a
este Congreso, y por tanto, respetando todas las opiniones, la
valoramos positivamente. El señor Alcaraz ha dicho que hoy se han
aportado datos nuevos importantes, y es cierto. También es cierto que
estos datos deben tenerse cuanto antes mejor, porque aquí reside la
voluntad del pueblo, y es importante que el Congreso esté informado
de la participación de personas en un acontecimiento bélico, que
pueden tener en determinado momento una participación directa, con lo
que ello comporta de acción militar. El señor ministro, quizás por su
pasado parlamentario, ha hecho una brillante exposición, bien
estructurada en dos fases: el dispositivo militar y la previsión de
acciones de ayuda humanitaria. En la primera fase España no ha
participado; no pasa nada. Como ha dicho el señor Alcaraz o el señor
Núñez -no sé quién, pero uno de los dos lo ha dicho-, no somos
potencia militar. Es más importante nuestra actuación a partir de
ahora, si se produce, que yo creo que se debe producir. Es más
importante que España participe en la acción humanitaria. Por tanto,
damos por buena su explicación de la primera parte, de los
dispositivos militares. Es cierto que la sociedad pide que se persiga
al terrorismo internacional, es más, esto es un clamor desde el día
11 de septiembre. Es cierto que estas actuaciones que se han hecho
han estado enmarcadas en un marco jurídico ya definido por el señor
ministro. Nuestro grupo lo valora positivamente, pues considera que
se ha actuado dentro de un marco jurídico. También es cierto que la
actuación continúa, pero a nuestro grupo le preocupa mucho la
situación futura. En su día, el presidente Bush dijo: Será una guerra
larga. No está siendo larga, está siendo muy rápida. Los
acontecimientos se desarrollan con una rapidez tremenda. Quizás la
resistencia talibán no es la que se preveía en su día y la Alianza
del Norte está llegando a todo el país afgano, pero nos encontramos
con una situación que nos preocupa mucho. Aquí es donde España, como
miembro de la OTAN, tiene una gran responsabilidad. España debe
participar en la segunda fase, que ha explicado el señor ministro, la
acción de ayuda humanitaria, pero también tiene que estar muy al
tanto del seguimiento del día a día que nos encontramos ahora. Ha
dicho cuatro palabras claves que forman un cóctel peligroso:
venganza, odio, hambre y miseria. Señor ministro, leemos crónicas,
vemos fotografías y vemos imágenes tremendas, desgarradoras, de
venganza, de tomarse la ley por su mano y esto nos preocupa. Es
cierto que el régimen talibán tuvo una actuación brutal durante su
gobierno y que tiene que ser juzgado por sus fechorías y por sus
actuaciones, pero creemos que se tienen que respetar los convenios
internacionales respecto a los presos, que hay que evitar lincha
mientos



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inútiles y que en actuaciones como éstas, incluso, se puede actuar
contra gente que no ha tenido nada que ver en la actuación cruel e
incongruente del régimen anterior. Aquí sí que la OTAN, los
gobiernos, la ONU, Occidente y el mundo en general tienen que tener
una actuación importante. Aquí sí que en esto -yo no entro en los
teleñecos ni en el Canal Plus-, hay que salir en la foto. Aquí sí que
hay que pedir de una forma intensa y continuada que el Estado español
participe en labores de actuación y de control para evitar
enfrentamientos civiles en un país que históricamente está sufriendo
lacras. Tiene que haber un esfuerzo importante de los países
europeos, de los países que forman parte de la OTAN, para un mejor
control de la población civil.

No he oído en su explicación -y creo que es muy importante, señor
ministro, que esto sea así- qué actuación piensa priorizar España.

Usted nos ha hablado de 13 aviones, de escuadrillas de apoyo, de
unidad médica, y creo que es importante que se participe en todo
esto, señor ministro, pero a mí me hubiera gustado un plan más
detallado, desde el punto de vista de ayuda humanitaria. España
debería participar en estos temas, ya que tiene experiencia en ellos.

Usted recordará, al principio de la legislatura, que de su mano
asistimos a la inutilización de la última mina que había formado
parte de un desminado, de una actuación de inutilización de minas
existentes en España. Esta experiencia de los técnicos se ha de poner
a disposición del pueblo afgano. Estamos viendo familias que vuelven
del exilio, que vuelven de países que les habían dado cobijo, y que
mueren en su vuelta. Nos hablan de miles y miles de minas esparcidas,
unas por los talibanes en su huida y otras por la Alianza del Norte
puestas en su lucha contra el gobierno talibán, pero que antes de que
llegue la nieve tienen que ser desactivadas y sacadas del territorio
porque hombres, mujeres, niños y niñas están ya pereciendo y pueden
perecer en su vuelta o al salir de casa. Creemos que España tiene que
incorporarse a esta actuación y debería pedir una actuación rápida.

Deberíamos ser los primeros, señor ministro, que pidiéramos que
además de esta ayuda humanitaria de la que usted ha hablado, desde el
punto de vista médico y desde el punto de vista alimentario -tiene
que haber actuación importante de Europa y, por tanto, de España-,
hubiera una actuación urgente para desminar este país. Por tanto,
hemos de evitar linchamientos inútiles, hemos de luchar contra el
odio, contra la venganza, hemos de ayudar a luchar contra el hambre y
la miseria y hemos de trabajar en el desminado.

Nosotros como grupo, señor ministro, creemos que aunque España hasta
ahora no haya intervenido, y no pasa nada, ahora sí debe intervenir
desde el punto de vista de ayudar a un pueblo que ha padecido
históricamente miserias humanas y bélicas de todo tipo. Hoy el
titular de un medio de comunicación -que a mi me ha sorprendido
porque su contenido era importante-
decía: América, no nos abandones. Y decía que cuando la invasión
rusa, América les había abandonado y que ahora temen que una vez
cazado Bin Laden o anulado el grupo talibán, América y lo que
significa, el resto del mundo, les dejen con minas, con hambre, con
miseria y con un auténtico país destrozado. Señor ministro, creo que
es el momento de la paz, es el momento para intervenir desde su
ministerio para reconstruir un país, para dar la mano a una gente que
va andando descalza, por tanto con miseria, que va andando entre
minas y que va andando rodeada de odio y de venganza. Es el momento
de la paz y España ha de intervenir de una manera intensa e
importante.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la
palabra el señor Marsal.




El señor MARSAL MUNTALÁ: Muchas gracias, señor ministro, por la
información que nos ha dado, esta vez en sede parlamentaria que es
donde es importante que obtengamos esta información, y con toda
seguridad con una mayor frecuencia de la que se está dando, porque
además, y usted estará de acuerdo conmigo, esta información no es
únicamente un acto gratuito del Gobierno sino que es una obligación,
si no reglamentaria sí una obligación política que el Gobierno tiene
con la Cámara. No soy de los que quiero pensar que ha venido hoy para
estar antes de la visita del señor Aznar con el señor Busch, aunque
espero que mañana o pasado mañana en la prensa no nos encontremos con
informaciones más detalladas de las que usted nos ha dado aquí,
porque quedaría el Parlamento muy mal, pero usted también quedaría
muy mal si esto fuese así.

Su intervención ha tenido dos partes, una de reflexiones
y consideraciones más genéricas y otra de información más concreta y
con un nivel de detalle de cierta consideración. Me permitirá que
invierta el orden y empiece mi intervención en una primera parte con
aspectos más concretos y en una segunda parte compartir unas
reflexiones más genéricas con usted que en parte coinciden con alguna
de las que usted ha hecho y que otras están sobre la mesa desde que
empezó este conflicto.

Nos ha hablado de unos objetivos generales: evitar la guerra civil,
evitar que se cometan atrocidades, y la creación de un gobierno de
unidad, de un gobierno de consenso que permita evitar esta guerra
civil y estas atrocidades. España como tal, tiene un papel pequeñito
en esto, pero en los seis meses siguientes -como algún otro
interviniente ha puesto ya sobre la mesa-, en consideración a su
presidencia de la Unión Europea, sí que puede jugar un papel más
importante y damos coraje al Gobierno para que se tome en serio y
juegue un papel activo como presidente de la Unión Europea en la
consecución de estos objetivos generales. Ha hablado después de unos
principios que han regido el pensamiento



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y la acción española que son de lógica, que son compartibles, como la
plena disponibilidad, el realismo en la aportación de fuerzas, la
eficacia, la coordinación y el requerimiento ya sea bilateral, en el
marco de la coalición o en el marco de la OTAN. Usted ha dicho
algunas expresiones como que no han querido un exhibicionismo, que no
es enviar para quedar bien, etcétera. Sin embargo, sinceramente,
¿usted tiene la impresión de que el Gobierno ha conseguido este
objetivo? El señor Núñez hacía unas referencias a un programa de
televisión, pero incluso más allá de este programa de televisión que
no deja de recoger siempre ciertos sentidos populares, ha habido
también otras expresiones que nos hacen dudar de que el Gobierno haya
conseguido que la opinión pública no piense que sí, que ha habido
mucho en el Gobierno de estas cosas que ustedes - y quiero creerlo-
pretendían que no sucedieran.

Querría formularle algunas preguntas más concretas y algunas
exhortaciones alrededor de su exposición. La primera -ha hecho
referencia a ella el señor Maldonado- es en cuanto al tema del
desminado. Usted en su intervención no ha hecho ninguna referencia.

Este es uno de los problemas importantes, España ha tenido un papel
activo en esto, tiene una escuela que está funcionando, que está
dando buenos resultados. ¿No debería ser este uno de los campos en
que España, directa o indirectamente, se fijara su colaboración como
una prioridad? Nos ha hablado también extensamente del marco de la
ONU, de lo que se está preparando, y aún falta el paso decisivo, que
es la aprobación del mandato concreto que deben tener las fuerzas que
bajo el paraguas ONU intervengan a partir del momento que sea. Aquí
nos surge alguna duda. Ha hablado de los países que pueden aportar
fuerzas. A la vista sobre todo de alguno de estos países, ¿qué
estructura de mando y control va a haber? ¿Quién va a ser el último
país que va a tener la responsabilidad de la eficacia de estas
operaciones? Porque evidentemente algunos de los países que usted ha
citado pueden ofrecer tropas, pueden ofrecer mucha colaboración, pero
es más difícil que puedan ofrecer la estructura de mando y control.

Este mandato, esta operación bajo mandato ONU, ¿se hará bajo el
paraguas del capítulo VI o del capítulo VII de la Carta de las
Naciones Unidas? Tal vez aún no esté decidido, pero querríamos saber
si esto se ha hablado y hay alguna decisión en el marco ONU. Querría
hacerle otra pregunta. Hace unas semanas, cuando empezó el conflicto,
se habló mucho de la incidencia que podía tener la situación en los
Balcanes, que podía afectar a la marcha de unidades de Estados Unidos
que deberían ser sustituidas por las de otros países, y España podía
tener responsabilidad en esto. La nueva fase, todo lo que usted nos
ha informado de aportaciones, ¿va a tener alguna consecuencia en el
despliegue de las fuerzas en los Balcanes, tanto por parte de España
como por parte de Estados Unidos y, por tanto, con consecuencias
también para España? Una última pregunta concreta que
querría hacerle es si el Gobierno ha dado ya respuesta, no únicamente
verbal sino efectiva, a los requerimientos de ACNUR para ayuda
humanitaria, y concretamente a peticiones que estaban cuantificadas,
que se traducían en dinero efectivo. En un primer momento había,
digamos, ciertas dificultades en que el Gobierno hiciese esas
aportaciones y, por tanto, querríamos saber si en este momento los
compromisos y las obligaciones con ACNUR se están cumpliendo.

Querría pasar ahora ya a la segunda parte de la intervención. Más
allá de los detalles concretos de la información -y usted ha dicho
muy claramente que viene a dar información y no a pedir el apoyo del
Parlamento-, esto nos lleva a una serie de reflexiones en tres temas
que nosotros consideramos importantes en este momento. Una primera es
relacionada con la información a los ciudadanos; este es un elemento
importante, y algunas referencias se han hecho a ello por parte de
algunos de los intervinientes. Un segundo elemento, también
importante, es, en esta situación de crisis, pero más allá de esta
situación de crisis, el papel de España en este mundo que se está
abriendo a partir del 11 de septiembre, y evidentemente el papel de
cualquier país es también una cuestión de imagen, pero no puede ni
debe ser fundamentalmente una cuestión de imagen. Y el tercer
elemento, sobre el que ha habido diferentes referencias, es un
elemento de debate que está sobre la mesa, que son las relaciones
entre Gobierno y Parlamento en situaciones de conflicto. Usted hoy
aquí ha dado unas informaciones. Anteayer, en una entrevista en un
medio de comunicación, avanzaba en términos más generales algunas de
estas reflexiones y algunas de estas informaciones. Sin embargo
tenemos la impresión, ligando con lo que decíamos antes, de que la
información que ha recibido la opinión pública no ha sido suficiente
ni muchas veces lo suficientemente coordinada y lo suficientemente
clara. Le voy a conceder que esta situación se ha producido por dos
tipos de dificultades, unas de tipo objetivo, que no tienen que ver
directamente con lo que ha hecho el Gobierno, y otras que sí tienen
que ver con la política de información y con la actuación que ha
tenido el Gobierno.

Se han producido unas dificultades objetivas que nos dan pie a que
tengamos que hacer reflexiones en el futuro -y usted avanzaba algunas
en esta entrevista- sobre las nuevas relaciones que van a producirse
en el mundo entre los distintos países y entre las distintas
organizaciones multinacionales. Se ha producido una situación nueva,
yo diría que preocupante para el futuro, de la relación entre Estados
Unidos y la OTAN, y usted decía: Deberemos repensarnos el futuro, la
composición, el funcionamiento, las funciones futuras de la OTAN.

Este es un elemento importante, hay peligros abiertos en muchos
sentidos, y los errores que cometamos Estados Unidos o los europeos
pueden tener consecuencias negativas que nosotros no desearíamos de
ninguna otra manera. También debemos reflexionar



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sobre el papel de la Unión Europea. El papel de la Unión Europea, su
situación en su política europea de seguridad y defensa, se encuentra
en la fase que se encuentra, pero en algunos momentos el espectáculo
político que ha podido dar seguramente no augura muy buenas
perspectivas, y esto también es peligroso, y desde la presidencia de
la Unión Europea creo que uno de sus objetivos fundamentales va a ser
que estos nubarrones que pueda haber desaparezcan y que quede
claramente definido el papel de la Unión Europea. También nos debemos
hacer la reflexión de qué papel va a jugar España en cada uno de
estos problemas, cuál va a ser la política que el Gobierno va a
desarrollar, y sería bueno que lo que el Gobierno vaya a desarrollar
lo hiciera en un marco de consenso y de información y debate
parlamentario. Pero a estas dificultades objetivas que explican
algunas de las dificultades, de las contradicciones en las
informaciones, si vamos a participar bajo OTAN, bajo coalición con
mandato, qué paraguas va a dar la ONU, etcétera, hay que añadir
también errores en la política de información del Gobierno,
confusiones diversas, a veces con ministros que no decían exactamente
lo mismo, diciendo un día una cosa y otro día otra, sin precisar
exactamente lo que eran estudios y lo que podían ser ya decisiones, y
todo esto ha sembrado una confusión que no es útil para el país, no
es útil para el Parlamento, pero tampoco es útil para el Gobierno, y
por tanto debemos y deben reflexionar profundamente sobre ello.

Usted hacía en su entrevista, a una pregunta del periodista sobre las
aportaciones de cada país y cómo se habían presentado, una reflexión
que tiene muchas implicaciones. Decía: Tengo que ser delicado con los
socios y aliados, pero que yo sepa sobre el terreno sólo están
actuando fuerzas norteamericanas y británicas desde el primer momento
y en las últimas semanas un pequeño contingente francés. Hasta aquí,
constatación de hechos, aunque seguramente hay más que constatación
de hechos en esta parte de su respuesta. Pero es en la segunda parte
de la respuesta donde yo querría reflexionar más a fondo. Decía: Lo
demás sólo responde a distintas formas de presentar ante la opinión
pública las capacidades de cada cual. Evidentemente, si cada país lo
ha hecho en función de unas situaciones o unos intereses
gubernamentales legítimos, esto también se habrá producido en España.

Querría preguntarle por qué en España se ha dado la información, se
ha hecho la política informativa que se ha hecho, por qué se han
realizado ciertas acciones y no otras. ¿Cuáles son las reflexiones
del Gobierno sobre la situación española que le han llevado a hacer
este tipo de actuaciones y a dar esas informaciones que otros países
han llevado de otra manera? Es una pregunta importante, sobre todo
cara al futuro y a otras situaciones que puedan producirse.

Llegamos al segundo aspecto de las reflexiones que querría hacerle.

El tema de la determinación del papel de España en el mundo, en el
que se mezclan cuestiones
objetivas (de posibilidades, de voluntades) con cuestiones de
imagen y de prestigio, que debemos tenerlas en cuenta, que no son
baladíes y que únicamente son negativas si no hay una correspondencia
entre la objetividad de lo que somos y lo que podemos hacer y la
imagen que pretendemos dar o el prestigio que queremos conseguir.

¿Considera usted que la actuación del Gobierno en todas estas semanas
ha sido la mejor forma de actuar para conseguir estos objetivos de
papel, imagen y prestigio de España en el mundo? No tengo una
respuesta, pero seguramente usted ha reflexionado sobre este tema.

Usted, que es un ministro inteligente, quisiera que se formulase
conmigo una pregunta para la que no le pido respuesta en este momento
sino tan solo reflexión sobre ella. ¿Por qué habiendo sido de los
primeros países en ofrecernos, por qué habiendo sido de los países
que más hemos insistido en nuestra voluntad de aportar tropas, por
qué vamos a ser de los últimos en hacer estas aportaciones? ¿Por qué
no se nos ha requerido anteriormente? Usted decía en la entrevista:
Hemos ido a Tampa cuando se nos ha requerido, y hoy lo ha repetido.

Por las informaciones que tenemos, cuando hemos ido a Tampa había ya
unos diez países presentes, y algunos de ellos seguramente mucho
menos significativos que España. ¿Por qué no nos lo han pedido hasta
el momento en que lo han hecho, cuando nos hemos ofrecido tantas
veces? Es una reflexión que debemos hacernos, porque tiene
consecuencias importantes para el futuro y para el papel que todos
queremos que tenga España en este nuevo orden internacional que se
puede estar abriendo.

La tercera cuestión de reflexión, no por ello menos importante, es la
relación entre Gobierno y Parlamento en situaciones de crisis. Para
usted, que ha sido presidente de esta Cámara, que sigue recordándolo
y sintiéndose orgulloso, y con motivos, de esta fase de su actividad
-en otras fases tal vez no tenga tantos motivos para sentirse
orgulloso, pero en esta sí y la compartimos- sería bueno, más allá
del debate político, más o menos de oportunidad o no, que
reflexionara conjuntamente con nosotros para dar una solución
definitiva a una situación que provoca conflictos innecesarios, que
nos lleva a tener que celebrar un debate en el que se mezcla la
cuestión en sí de la crisis, la respuesta a la crisis, el papel de
España en la crisis, con otro gran problema, que es el papel de este
Parlamento como representante de la soberanía popular. Sería bueno
aprovechar esta ocasión para que Gobierno, Parlamento, grupo de
gobierno y grupos que están en la oposición reguláramos para el
futuro cuáles deben ser estas relaciones en situación de crisis. Este
no es únicamente un objetivo académico, porque usted también lo decía
en una de las respuestas a una pregunta: No se puede descartar que
haya otros escenarios de conflicto, aunque en principio nosotros no
los deseamos. Puede haber otros escenarios de conflicto, aunque tal
vez de característicasdistintas a las que ahora estamos viviendo.




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¿Para qué exponernos constantemente a debatir la relación entre
Gobierno y Parlamento? Es el momento de presentar iniciativas de
consenso desde el Parlamento y también iniciativas, directas o
indirectas, desde el Gobierno para sentar los diferentes niveles de
relación que deben existir: Cómo, cuándo, con qué características
debe dar información el Gobierno. En segundo lugar, cuándo debe
consultar el Gobierno. La consulta puede tener distintos niveles.

Puede ser una consulta que lleve a una votación o que no lleve a una
votación; que el Gobierno consulte, que no informe únicamente, para
saber en sede parlamentaria qué es lo que opina la mayoría de los
grupos antes de tomar una decisión; o puede ser que esta consulta se
traduzca incluso en una votación que puede tener dos niveles,
vinculante o no vinculante. Todos sabemos, y no pretendemos reformar
el marco de competencias constitucionales entre el Gobierno y el
Parlamento, que el Gobierno no tiene la obligación de someterse a una
decisión del Parlamento, pero podría ser bueno que en determinados
casos fuese así; incluso podría ser bueno para el Gobierno. Qué
características deben tener las decisiones que tome el Gobierno y qué
tipo de controles parlamentarios reglamentados debe tener el
Parlamento para controlar estas decisiones del Gobierno. Sé que usted
es sensible a este tema, solucionémoslo de una vez. Hagámoslo en el
marco que ustedes prefieran, pero demos una solución a un problema
que nos puede surgir en los próximos meses, incluso en los próximos
años, si no lo resolvemos. España debe jugar un papel en el mundo, y
no debe ser basado en adjetivos, sino en sustantivos, se lo he dicho
varias veces. Debe jugarlo teniendo en cuenta lo que realmente puede
hacer España. Somos lo que somos. No por decir que somos más o por
pretender hacer más de lo que somos vamos a ganar más prestigio.

Vamos a ganar más prestigio y a jugar un papel más destacado en el
mundo si somos capaces de jugar con lo que realmente podemos aportar.

En situaciones anteriores hemos demostrado que dadas nuestras
magnitudes, nuestras capacidades menores con otros países existen
aspectos en los que sabemos aportar incluso más que otros países que
tienen más capacidades. Nuestra presencia en los Balcanes lo ha
demostrado. Aquello que somos, aquello que realmente podemos hacer es
a partir de lo que nosotros debemos operar. Si ustedes juegan en este
marco con estos principios, saben que tienen nuestro apoyo, saben
cuál es nuestra posición en el conflicto, que no es la misma de otros
grupos, pero por errores de quienes sean, por cuestiones formales que
a veces son de fondo, no pongamos en peligro el consenso necesario
que debe haber entre la mayoría y si fuera posible la totalidad del
Parlamento y el Gobierno en estos momentos difíciles ni en los
futuros, que me temo que pueden ser incluso peores que los actuales.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular tiene la
palabra el señor Atencia. Con ello termina esta intervención de los
grupos. A continuación habrá un descanso de cinco o diez minutos y
seguidamente el ministro contestará a todos los portavoces.




El señor ATENCIA ROBLEDO: Voy a rematar el turno de intervenciones de
los portavoces y espero hacerlo con mayor rapidez que Rivaldo el
pasado domingo, pero sin tener una segunda parte referida al
comportamiento posterior del mismo delantero.

En todo caso, señor presidente, señor ministro, lo primero que debo
hacer es felicitar al ministro de Defensa, don Federico Trillo-
Figueroa, por su comparecencia, por su intervención, por su
explicación pero especialmente porque la comparecencia se produzca a
iniciativa propia, a petición del propio Gobierno que ha querido hoy
en sede parlamentaria dar todo tipo de explicaciones sobre los
acontecimientos que se han producido desde la última comparecencia
del Gobierno, sobre las disponibilidades que España estaba planteando
ofrecer y las que en el nuevo escenario quiere ofrecer. Me parece que
este es un hecho muy relevante. Aquí se han hecho intervenciones de
todo tipo: se comparece porque mañana pasa no sé qué, hay no sé qué
problema de tal tipo que hay que resolver; sin embargo, la
comparecencia del ministro se produce porque el ministro lo ha
pedido, porque el Gobierno lo ha pedido y ninguno de los grupos lo
habíamos solicitado. Por tanto, la información que se ha dado es
amplia y detallada y además anticipándose a cualquier otra voluntad
legítima de los grupos. Me parece que esto no es simplemente una
voluntad, sino un síntoma de la transparencia que al Gobierno de
España, al Gobierno del Partido Popular le caracteriza, especialmente
en esta situación, y que a este ministro le viene caracterizando
desde el principio de la legislatura. Cuando se manifiesta hoy -no
sólo con las palabras, sino con los hechos- la voluntad de tener
permanentemente informado al Parlamento en esta situación de crisis;
cuando ya se han producido las comparecencias del presidente del
Gobierno en el Pleno -a petición propia-; cuando se han producido las
comparecencias del ministro de Asuntos Exteriores a petición propia,
adelantando solicitudes que sin duda también hacían otros grupos;
cuando se producen el pasado 10 de octubre y en el día de hoy
comparecencias del ministro de Defensa, tenemos que destacarlos desde
el Grupo Parlamentario Popular, como han hecho otros grupos. Su
actitud, señor Trillo, siempre ha sido de respeto y disponibilidad
hacia esta Cámara, y este grupo parlamentario quiere destacarlo. No
sólo el Gobierno ha dado más información hoy, sino que en la
situación del conflicto, tras la crisis internacional producida el 11
de septiembre y en el actual escenario en Afganistán este Gobierno ha
dado más información en más ocasiones y con



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mayor rapidez que en ningún otro acontecimiento similar y, señores
comisionados, deberíamos reconocerlo.

Planteaba el señor Marsal -y yo, señor presidente, lo introduzco en
esta primera parte de mi intervención- un asunto interesante para la
reflexión que es el de las relaciones entre el Gobierno y el
Parlamento, especialmente en situaciones de crisis. Sin duda, desde
el Grupo Parlamentario Popular nunca nos vamos a cerrar a reflexionar
-así lo hemos dicho en el seno de esta Comisión-; se puede
reflexionar y además pedir al principal grupo de la oposición que
tenga una posición clara y coherente, porque no se puede defender
hace unas semanas aquí una fórmula de consulta al Parlamento abierta,
equilibrada -sin duda discutible, pero equilibrada en cualquier caso-
y la semana pasada proponer en el Pleno de esta Cámara un mecanismo
de consulta previa, de autorización previa al Gobierno para cualquier
tipo de intervención en cualquier acontecimiento, pasándose por el
forro -si me permiten la expresión- lo que es la propia Constitución
y el propio marco que nos hemos señalado; ahora usted, señor Marsal,
lo ratifica y confirma, pero póngase de acuerdo con su compañero
López Garrido, dada su intervención la semana pasada, que fue a
iniciativa del Grupo Parlamentario Socialista y no individual. Por
tanto, reflexión sí, pero coherencia por parte de todos, empezando
por ustedes que son los que están tan preocupados con este debate que
a nosotros también nos preocupa, pero cada cosa en su sitio.

Señor ministro, este grupo parlamentario comparte los principios
inspiradores de la acción en la que se enmarca la actuación del
Gobierno de España tras los graves acontecimientos del 11 de
septiembre; la reacción -a la luz del derecho de legítima defensa-
que ampara a los Estados Unidos y la coalición internacional que se
crea por las resoluciones de las Naciones Unidas y, por tanto, nos
parece que sus referencias son oportunas y conviene remarcar los
principios de legitimidad, de proporcionalidad y de restablecimiento
de la justicia que, especialmente en este último aspecto, está
perfectamente de actualidad en todos sus apartados. Ante el nuevo
escenario en que nos encontramos, el Grupo Parlamentario Popular
quiere ratificar el respaldo al Gobierno y a la exposición que ha
hecho hoy el ministro de Defensa en lo que significan los principios
de plena disponibilidad, de mensuración de las capacidades -a ello me
referiré después- y de requerimiento. No son ninguna novedad, ya se
ha señalado en las anteriores comparecencias del presidente del
Gobierno cuando puntualizó que la posición española sería realista,
conociendo nuestras capacidades, nuestro peso y nuestras
responsabilidades en el mundo y actuando conforme al principio de
requerimiento. Hoy el ministro vuelve a hacer referencia a estos
mismos principios cuando hablamos especialmente de una situación que
se pone de nuevo de actualidad y que ha hecho cambiar todo el
escenario de planeamiento que se pudiera estar
haciendo, que es la necesidad de poner el acento - como SS.SS. han
dicho- en las operaciones de ayuda humanitaria. La oferta que el
Gobierno ha trasladado hoy a esta Comisión es ajustada a nuestra
realidad, es por tanto realista, y es responsable. Al Grupo Popular
nos parece que lo que corresponde en este momento - como ha dicho el
propio ministro de Defensa y que la propia situación de desastre
humanitario que hoy se vive en la zona exige- es una respuesta rápida
de las naciones y de la coalición a este requerimiento porque es
fundamental que, como ha planteado ya el Gobierno de España, la
reacción sea rápida y eficaz.

Señorías, el Grupo Parlamentario Popular entiende que el ofrecimiento
que ha hecho el Gobierno merece el respaldo de nuestro grupo; que
España asume el papel que le corresponde; que España está dando en
esta situación de crisis una imagen y manteniendo una actitud digna
en este conflicto; que España está manteniendo además una posición
coherente, responsable y realista en función de nuestras capacidades
y de nuestras responsabilidades. Para los nuevos retos existe el
respaldo del Grupo Parlamentario Popular, como sin duda se ha
producido por parte de la mayoría de esta Cámara. Por tanto, señor
ministro, nos parece que en este momento España tiene que seguir
actuando con ese respaldo que tiene en esta Cámara en el ámbito
internacional con la misma actitud que ha mantenido desde el
principio, sabiendo -como ha dicho reiteradamente el presidente del
Gobierno- que no estamos ante un asunto coyuntural que se resolverá
con rapidez. La principal amenaza que hoy tienen las libertades y las
democracias es el terrorismo, y nos encontramos ante una batalla que
no se acaba en dos días; una batalla que nos va a obligar en el
futuro. En ese sentido el Grupo Parlamentario Popular entiende que la
actitud responsable, seria y transparente del Gobierno merece nuestro
respaldo.

Señor ministro, quiero felicitarle de nuevo en nombre del Grupo
Popular no sólo por su intervención, brillante intervención, sino
especialmente por su disponibilidad para comparecer en este
Parlamento, ante esta Comisión y dar cumplida cuenta de las
decisiones, acciones y pensamientos del Gobierno, porque es algo que
tiene que ser valorado y respetado por toda la Cámara. En cualquier
caso lo hace el Grupo Parlamentario Popular.




El señor PRESIDENTE: Con ese lucido remate del señor Atencia vamos a
suspender por cinco o diez minutos la sesión y a continuación se
reanudaría con la intervención del señor ministro. (Pausa.)



El señor PRESIDENTE: Se reanuda la sesión con la intervención del
ministro, don Federico Trillo, para dar respuesta a los distintos
portavoces de los grupos parlamentarios.




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El señor MINISTRO DE DEFENSA (Trillo-Figueroa y Martínez-Conde): Sí,
señor presidente o intentándolo, al menos.

Quiero empezar mi intervención agradeciendo todas las intervenciones,
obviamente de manera mucho más sustancial aquellas que han
manifestado su apoyo -que sí he requerido, señor Marsal- a estas
directrices de la acción de Gobierno en el conflicto, de manera
absoluta al Grupo Parlamentario Popular y también al Grupo
Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) , al señor Núñez, en la
medida en que me ha provocado reflexiones que me temo que no voy a
poder evitar y que dejaría, en su caso, para el final de esta
réplica; también al apoyo crítico, como es en él habitual, del señor
Marsal, inteligentemente construido, desde la crítica y sin perder el
apoyo y a la absoluta falta de apoyo del Grupo Federal de Izquierda
Unida, representado por el señor Alcaraz, en términos absolutamente
críticos.

Déjenme comenzar por despejar, a corner, alguna alusión reiterada que
puede haberse malinterpretado de mis palabras. Yo no me refería a los
teleñecos de Canal Plus. Las señorías que han tenido la bondad de
recordar mi estancia en la presidencia de esta casa, saben de mi
tendencia natural -no hay mérito alguno- al humor y, por tanto, soy
un admirador de los teleñecos y de las polémicas que suscitan en el
seno de mi familia, de mis amigos y también de mis adversarios. Lejos
de mí tratar de señalar a los teleñecos como causantes, en modo
alguno, de esa imagen de carrera hacia la aportación. ¡No! Yo no he
hecho esa cita de autoridad, la de los teleñecos, me refería a otras
autoridades o ex autoridades; ya he resistido muchas veces la
tentación de responderles y por respeto a lo que fueron y a lo que
son, no voy a insistir, pero no me refería a los muñecos de Canal
Plus.

Sobre el tema de la imagen, por empezar de una manera temática más
que siguiendo las intervenciones de SS.SS., en los términos en los
que lo han expresado alguna de SS.SS. y especialmente el señor
Marsal, en lo que hace al prestigio del Estado, de la nación
española, por supuesto que ha de preocuparnos. En ese sentido, más
que a los comentarios, mejor o peor afortunados, hay que estar a lo
que han recibido quienes han sido objeto de la agresión y a quienes
llevan el liderazgo de la coalición, que son los Estados Unidos.

Nosotros hemos expresado desde el primer momento cuáles eran los
principios de nuestra actuación, disposición, cálculo realista,
eficaz, coordinado y principio de requerimiento y hemos desplegado en
distintos ámbitos apoyo logístico, bilateral y multilateral, impulso
en la OTAN, acción de inteligencia, acción policial y mensuración de
capacidades, lo que hemos creído conveniente para la posición de
España en el mundo. Pero hay que decir que fue el propio presidente
de los Estados Unidos, cuya entrevista con el presidente del Gobierno
tanto preocupa al señor Alcaraz, quien ayer mismo, según sus propias
palabras, agradecía de manera
anticipada a España y a su Gobierno la captura de once presuntos
terroristas vinculados a la trama de Bin Laden. Y lo hacía en
términos muy expresivos, con independencia de las explicaciones que
anunció sobre la competencia de sus tribunales militares o civiles,
sobre lo que habrá que escuchar y analizar qué es lo que tiene que
decir. De la misma forma, puedo garantizarles a SS.SS. -ya lo dije en
otra ocasión- que tanto él como sus colaboradores cuando han hablado
conmigo, el secretario de Defensa, señor Rumsfeld, el vicesecretario
de Defensa y los directores que han estado en contacto con el
departamento, se expresaron en los mismos términos de gratitud y de
reconocimiento a la actitud y la colaboración activa de nuestro país.

En el campo estrictamente militar, el general Franks así se lo
manifestó al jefe del Estado Mayor de la Defensa el sábado por la
tarde en su visita y en su entrevista en Morón. No es mi estilo
personal ni el del Gobierno tratar de adornarse con las
felicitaciones en el orden del día. Quede dicho en defensa de la
verdad y para tranquilidad de aquellos que sí han manifestado una
legítima aspiración por saber cuál es la valoración que se hace de
ese papel de España, como podría continuar haciéndolo en las
reacciones que hemos tenido en los foros europeos y atlánticos en los
que hemos participado. ¿Puede haber habido mejor y más información?
Con toda sinceridad, yo les agradezco enormemente que me estimulen a
que haya mejor y mayor información en temas de Defensa. De esa manera
también consigo -permítanme la vulgaridad de la expresión- ponerle
las pilas a algunos. Tiene que haber mejor y mayor información. Es
verdad. Ahora bien, el ministro que les habla no ha querido
protagonizar esa información o abusar de protagonismo, en la misma
línea. ¿Por qué? Porque nuestro país tiene concepciones tan erráticas
como las que sostiene el señor Alcaraz, que sigue hablando
impenitentemente de guerra y de guerra, y en algunas ocasiones poco
menos que en términos tremendistas. Estimo que el ministro de Defensa
debe ser prudente en las apariciones públicas; debe ser claro; debe
estar a disposición del Parlamento -de eso hablaremos luego-, pero no
debe utilizar una situación de crisis y de conflicto para
permanentemente estar dando información, entre comillas. Eso sí,
señorías, quiero que la Comisión sea consciente de que el ministerio,
el departamento que dirijo, sí ha hecho un esfuerzo en ese sentido.

Pensamos que hasta que las operaciones militares no comenzaran no era
conveniente que hablaran especialistas militares sobre un conflicto
que hasta ese momento tenía aspectos más políticos y diplomáticos que
militares. Pero preparamos durante esos días, hasta el 7 de octubre,
a un equipo de hasta seis especialistas de los tres ejércitos, para
que, cabalmente, comparecieran en los distintos medios de
comunicación a efectos de explicar, desde el punto de vista técnico-
militar, cuál era el desenvolvimiento de las operaciones. Y tengoque
decirles con satisfacción que los medios de comunicación



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a los que han acudido ese equipo de militares de los tres ejércitos,
han mostrado su satisfacción. Creo, además, que es positivo que esa
información se produzca para que los españoles sepan quiénes son los
profesionales que tienen encomendada su defensa y hasta qué grado
están bien capacitados para desempeñarla. En este punto la
información facilitada por el ministerio a través del equipo de jefes
y oficiales, incluido algún general y almirante que han comparecido
en los medios de comunicación, ha sido probablemente más eficaz y más
tranquilizadora que la comparecencia, que aunque quizá hubiera sido
políticamente más rentable, del propio ministro de Defensa.

Veamos el problema de la relación con el Parlamento. Es mi deber
recordar a esta Comisión - comprendo que para SS.SS. es, cuando
menos, algo tedioso el tener que soportarlo- y a los invitados
asistentes que el 13 de septiembre compareció en la Comisión de
Asuntos Exteriores el ministro del ramo; que el 26 de septiembre lo
hizo ante el Pleno el presidente; que el 10 de octubre lo hicimos en
comparecencia conjunta el ministro de Defensa y el de Asuntos
Exteriores antes las Comisiones de Exteriores y de Defensa; que el 15
de octubre compareció en el Senado el secretario de Estado de Asuntos
Exteriores; que el 18 de octubre volvió a comparecer ante el Pleno el
presidente del Gobierno; que el vicepresidente primero del Gobierno
y ministro del Interior, también a efectos de la crisis, compareció en
la Comisión de Justicia e Interior el 22 de octubre; que, luego, al
menos que yo sepa, SS.SS. han debatido en dos ocasiones, sobre ayuda
humanitaria y ayuda de emergencia a refugiados afganos el día 30 de
octubre; y que, a su vez el presidente ha contestado a diversas
preguntas, como lo he hecho yo también, entre ellas, en la última
ocasión, el 31 de octubre. Señor Alcaraz, no esperaba que fuera
inesperada mi comparecencia para S.S. porque fue a S.S. a quien
anuncié, cuando tuvo la generosidad de darme turno en el debate sobre
los presupuestos en el Pleno del Congreso, que no sólo le daba la
explicación de las aportaciones completas de España a la coalición,
sino que dije: Y será la Comisión correspondiente, el Parlamento, los
primeros en conocer cuando tengamos un paquete de capacidades que
pueda ser requerido, que es a lo que me he referido. De forma tal que
ante el comienzo de las operaciones de ayuda humanitaria, la visita
anunciada del general Franks y la inminencia de las acciones de ayuda
humanitaria a las que he hecho mención en el último punto de mi
intervención, el jueves de la semana pasada consideré mi deber,
precisamente para cumplir ese compromiso que no hace más que
inscribirse en el compromiso genérico de este ministro de comparecer
ante el Parlamento, darles cuenta de cuál es nuestra participación.

Eso sí, una participación que parece que va a tener algo más que
realidad virtual.

Sobre cuál ha de ser el grado de codecisión entre el Parlamento y el
Gobierno, no puedo caer en la sutil
provocación del portavoz socialista, señor Marsal, pero sí hacer
alguna consideración. Señorías, después de este listado de
comparecencias del Gobierno ante el Parlamento no desbordemos las
aguas del cauce por donde la práctica parlamentaria española se va
desarrollando para considerar que no vale y que no hay cauce, hay
cauce y hay comunicación. Además, lo hay en términos peculiares
españoles de acuerdo con nuestro sistema constitucional y
parlamentario, pero no tienen que sentir ningún complejo ante otras
fórmulas. Señorías, en el Reino Unido de la Gran Bretaña es verdad
que también ha ido al Parlamento el señor Blair, que está coliderando
en cierta medida la coalición internacional por razones evidentes, ha
ido a explicarlo a los Comunes, pero sepan SS.SS. que el Gobierno
británico no tiene la obligación de pedir la declaración de guerra al
Parlamento; el Gobierno británico tiene entre las prerrogativas de la
Corona, desde hace muchos siglos, el desarrollo de las operaciones
militares y la dotación e impulso de la fuerza armada. Es más, si se
repasan los anales de la historia se encontrarán con que al menos una
guerra mundial jamás fue declarada por Gran Bretaña, que, sin
embargo, fue la impulsora y sufridora mayor, al menos tanto como la
que más, de esa guerra; no nos escandalicemos. Estoy hablando de la
nación madre del sistema y del régimen parlamentario. ¿Que en
Alemania el canciller Schröder ha planteado la cuestión de confianza?
Tendría necesidad de ello, porque no tenía un apoyo suficiente. Yo
quiero entender que en esta Cámara ha habido un apoyo sólido, no digo
de mayoría absoluta sino del Grupo Popular, del Grupo Parlamentario
Catalán (Convergència i Unió), con matices, del Grupo Parlamentario
Mixto y, desde luego, del Grupo Parlamentario Socialista. Dejemos las
cosas en su sitio: el Gobierno de España está caminando por el cauce
de los precedentes parlamentarios, por cierto, utilizados en este
conflicto con mucha mayor frecuencia e intensidad que en algunos
otros y con el apoyo de la inmensa mayoría de este Parlamento.

Si me permiten una licencia más, ni el departamento de Defensa -ni
esta Comisión, señor Marsal- puede ser quien impulse ese proceso de
reflexión al que S.S. se ha referido. Sabe S.S. que todos los retos
que supongan una reflexión conjunta entre nosotros, como el proceso
de la revisión estratégica en marcha o cualquier otro análogo, va a
tener siempre mi apoyo y mi decidida participación, pero entiendo que
el tema de las relaciones entre el Parlamento y el Ejecutivo en lo
tocante a conflictos internacionales en los que intervenga fuerza
armada sin que exista declaración formal de guerra -eso sí tiene una
previsión no sólo constitucional, sino derivada en el grupo normativo
de los estados de alarma, excepción y sitio y, por tanto, entra en
juego todo el bloque normativo correspondiente al estado de sitio,
que no es pues que no hay declaración formal de guerra porque España
no está en guerra-; es decir, para situaciones de conflicto en las
que, sea por misiones hoy tan



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de moda de las llamadas Petersberg, o sea porque se participa en un
conflicto como éste en el que puede haber paquetes de capacidades
operacionales junto a los de ayuda humanitaria y busquemos una
fórmula de relación, yo creo sinceramente que ya se ha avanzado y se
ha andado mucho el camino en legislaturas anteriores de forma que los
precedentes, que también son fuente, como saben perfectamente SS.SS.,
del derecho parlamentario han trazado un cauce. ¿Que se quiere
modificar? Creo sinceramente que desborda el ámbito de nuestras
capacidades, en este caso no militares, y quizás se inscribiría más
adecuadamente en la reforma del Reglamento del Congreso.

El señor Maldonado ha planteado con gran acierto cuáles son los ejes,
el marco de la situación del futuro inmediato. Tomando ocasión de mis
palabras sobre venganza, odio, hambre y miseria, ha perfilado algunos
ejes de actuación que tengo necesariamente que compartir. El primero,
el respeto al derecho internacional. Ha citado los convenios vigentes
respecto de trato a prisioneros y heridos. A ello habría que añadir
el trato a población civil, y no digamos a profesionales terceros,
como son los corresponsales de guerra, que están sufriendo
brutalmente las consecuencias de este conflicto. Por supuesto, señor
Maldonado. Por cierto, bueno será que la Comisión sepa que me
propongo introducir entre los objetivos de la presidencia española de
la Unión Europea, a la que luego he de referirme no de manera in
extenso, como me gustaría -tiempo tendremos-, pero sí de manera
lateral, el que se constituyan grupos de reflexión sobre el derecho
humanitario en el desarrollo de misiones Petersberg, es decir, de
interposición o de mantenimiento de la paz y de ayuda humanitaria
porque las convenciones de Ginebra, que sin duda es a las que se
refiere el señor Maldonado, más que probablemente son aplicables en
este caso a pesar de que sólo el señor Alcaraz hable de guerra. (El
señor Alcaraz Masats: ¿Y Bush? ¡Bush también habla de guerra! Risas.)
¡Qué afinidades me descubre S.S. en la mañana de hoy! ((Risas.- El
señor Alcaraz Masats: No lo disimula usted.) El señor Alcaraz
convendrá conmigo en que, precisamente por la ambigüedad de los
conflictos que no son guerras declaradas, merecen seriamente una
reflexión de cuál es el acervo jurídico que hay que aplicar a esas
situaciones: cómo se trata a los prisioneros, a la población civil o
a las propiedades ajenas, porque ya no estaríamos en tiempo de guerra
y no podrían funcionar las requisas, por ejemplo; a lo mejor tienen
que funcionar los alquileres. Que se lo digan al Ministerio de
Defensa español en relación con un pleito a un cuartel en los
Balcanes, que, por cierto, se ganó. Permítanme esa incidencia para
decir: de acuerdo, el señor Maldonado tiene toda la razón, el respeto
al derecho internacional ha sido, es y será uno de los ejes de
nuestra actuación, de nuestra preocupación. Ha sido él el primero en
plantear un asunto en el que ha coincidido también el señor Marsal, a
saber: la utilización
de nuestra capacidad en desminado para ponerla al servicio de la
coalición. Sí, señorías, tienen ustedes toda la razón. Lo acojo
gustoso, porque, en efecto, hemos trabajado y no poco -y los
profesionales, además, bien- en la creación del Centro Internacional
de Desminado de Hoyo de Manzanares, por el cual han pasado ya hasta
50 instructores para el Líbano, están en este momento formándose una
serie de grupos y está prevista la celebración de cursos a lo largo
de ese año para algunos de los países en donde desgraciadamente esta
lacra terrible de las minas antipersonas todavía continúa amenazando
la vida y la integridad de las personas. Agradezco mucho su
iniciativa y la hago mía dentro de ese espíritu de consenso y,
efectivamente, propondré al Gobierno que ponga el Centro
Internacional de Desminado de Hoyo de Manzanares y sus equipos de
monitores al servicio de la coalición internacional para que cuanto
antes puedan contribuir al desminado de la zona de Afganistán o a la
formación de quienes puedan hacerlo en el más breve plazo de tiempo
posible.

El señor Marsal me ha preguntado -y me doy por satisfecho, ya que le
incluyo en ese consenso sobre el desminado- quién va a llevar en la
operación humanitaria descrita el mando y control. Señoría, ya he
dicho que hay dos diseños de la operación de ayuda humanitaria: el de
la Alianza Atlántica, que no parece que vaya a prosperar, porque la
Alianza Atlántica también ha actuado de acuerdo con el principio de
requerimiento y, aunque se anticipó en parte a los impulsos
magníficos de Naciones Unidas en ese punto, no ha sido requerida por
las Naciones Unidas para llevar a cabo la operación de apoyo
humanitario. En consecuencia, el liderazgo estará a cargo de quien
lidera la coalición, y el mando y control lo tendrán que ejercer, a
través de los cuarteles generales integrados, los Estados Unidos y
los países que estamos participando en el centro de coordinación de
Tampa. Por cierto, a efectos de satisfacer una pregunta de S.S., le
diré que ha de trasladar uno de esos cuarteles en el plazo de 90 días
-permítame que no sea yo quien diga dónde, aunque se nos ha
consultado- y en un plazo más tardío tendrían cuarteles derivados en
otros tres lugares ya en el área del conflicto. Durante los minutos
que nos ha concedido la presidencia, con el único interés de
satisfacer la legítima curiosidad de S.S., hemos estado consultando
si en el debate en Naciones Unidas sobre la Resolución 1378 se ha
apelado al capítulo VI o al VII, es decir, si van en paraguas de
legítima defensa o como ayuda humanitaria y el tema no se ha
suscitado de momento. Es verdad que la resolución es muy completa,
muy clara respecto de la operativa de la ayuda, pero no menciona el
capítulo de la Carta al que se acoge.

Interesante cuestión planteada por el señor Marsal es el futuro de
las fuerzas actuantes en los Balcanes. Ha preguntado por alguna
consecuencia. Yo quiero creeraquello que narré en otra ocasión a S.

S., que fue la



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intervención del secretario de Defensa de los Estados Unidos en el
Consejo Atlántico a nivel de ministros de Defensa. Dijo Rumsfeld una
frase que a mí me parece decisiva: Entramos juntos en los Balcanes y
saldremos juntos de los Balcanes. Es una frase suficientemente
expresiva de que en este punto -luego hablaré un poco más sobre la
OTAN- persiste y se fortalece el vínculo trasatlántico. Es verdad que
desde principios del próximo año, 2002, se va a producir gradualmente
una reducción de los efectivos militares de la SFOR, es decir, de la
presencia aliada en Bosnia-Herzegovina con la intención no de retirar
tropas norteamericanas, sino de ir permitiendo la asunción de
responsabilidades por la Administración civil y de algunos cometidos
más propios de fuerzas policiales que por quienes los están ahora
desarrollando, que son efectivos militares; en ese sentido, se
producirá una disminución de efectivos gradual y consensuada en la
SFOR. Me ha preguntado cuál es la intención del Gobierno de España.

De momento, hemos hecho que se repliegue el contingente ampliado de
los 130 efectivos que habíamos desplazado en Kosovo hasta las
elecciones y ayer mismo me han notificado que han llegado a España.

Había sido ampliado, como saben, hasta la celebración de las
elecciones, venturosamente celebradas, dicho sea de paso. Y se
mantienen nuestros efectivos, proponiéndome llevar al próximo Consejo
de Ministros del viernes la prórroga de la estancia de estos
efectivos hasta al menos el próximo mes de julio del año 2002,
introduciendo la capacidad de los ministros de Defensa y de
Exteriores para determinar la adscripción de los efectivos entre las
tres misiones: Kosovo, Macedonia -lo que tiene de misión temporal- y
Bosnia-Herzegovina, de forma que podamos utilizar el repliegue de
Bosnia-Herzegovina para quizás completar el despliegue en Kosovo o,
en su caso, en Macedonia.

Respecto a los planteamientos de más alcance que han hecho SS.SS.,
como el señor Alcaraz, que, aunque desde otra perspectiva, tiene las
mismas inquietudes que los demás, desde el señor Núñez hasta el señor
Marsal me han incitado a hablar del escenario mundial. Teniendo en
cuenta las siempre delicadas relaciones existentes entre los
ministerios y departamentos de Exteriores y de Defensa, no seré yo
quien contribuya ni un milímetro a hacerlas algo distinto de lo que
son, esto es, excelentes. No quiero entrar en terreno ajeno, pero sí
puedo hacer una reflexión desde la posición que ocupo en relación más
que con el nuevo orden mundial, que ojalá lo tuviéramos ya
establecido, con el nuevo escenario mundial de seguridad tras el 11
de septiembre. A eso me refería en las declaraciones que ha tenido la
bondad de citar el señor Marsal y con ellas creo que puedo concluir
esta intervención, exponiéndolas ante la Comisión de la siguiente
manera.

El señor Núñez preguntaba por las causas de la quiebra del sistema de
seguridad global. Yo creo que la causa inmediata e indiscutible ha
sido el ataque terrorista,
injustificable, injustificado e imprevisible, que merece una
sanción. En eso estamos todos de acuerdo, pero es verdad que detrás
de ese ataque terrorista, y en modo alguno para explicarlo ni para
justificarlo, ha caído en no pequeña medida esa especie de carcasa
-es un juicio estrictamente personal- de una globalización homogénea.

Recordarán ustedes que, cuando cayó el muro de Berlín, el ilustre
profesor Giovanni Sartori escribió un opúsculo llamado La democracia
después de la caída del muro, que significaba -lo recordaba
precisamente en esta sala hace tres años- que el sistema democrático
y sus valores ya no tenían alternativa y que en consecuencia iba a
producirse -y de hecho se ha producido- una profunda interiorización
y reflexión crítica en el propio sistema democrático.

Con ser eso cierto, señorías, el 11 de septiembre demuestra que la
democracia y sus valores sí tienen algo distinto; por decirlo más
claramente, no es un sistema universalmente querido ni universalmente
aceptado. Los valores democráticos no se dan con homogeneidad en el
mundo de la globalización. Esa pretendida globalidad homogénea no es
homogénea y el 11 de septiembre lo deja patente. Tampoco sería cierto
considerar que, además de ser homogéneos los valores, son iguales las
capacidades. El mundo globalizado no es un mundo más igual, como
tampoco es un mundo más homogéneo. Ambas cosas quedan patéticamente
presentes en este conflicto, en esta crisis. Eso lo quiero poner en
relación, señorías, con el papel de la Alianza Atlántica. La Alianza
Atlántica no puede concebirse ya como el árbitro armado de una
situación mundial homogénea. La Alianza Atlántica ha de repensar y
reforzar sus postulados ideológicos, porque los valores democráticos
que defiende y en los que se sustenta no están universalmente
compartidos. Por tanto, la Alianza Atlántica no debe ser árbitro,
tiene que ser parte, porque esos valores son justamente los que se
han puesto en juego en este conflicto. Por eso hay que repensar la
Alianza Atlántica, para reforzar su comunidad ideológica y no basarla
solamente en sus principios geopolíticos fundacionales o posteriores
a su fundación. Hoy, basar la Alianza Atlántica en una consideración
geopolítica es basarla en los presupuestos del pasado. No puedo decir
si tiene o no razón el primer ministro británico sobre las fórmulas
de colaboración con Rusia, pero es absolutamente inexcusable, desde
el punto de vista de la seguridad global y desde el punto de vista de
la Alianza Atlántica, contar con Rusia para el futuro, en términos
muy disímiles a lo que fueron las relaciones anteriores. El día 26 de
septiembre, cuando nos sentamos juntos los ministros de Defensa de la
OTAN, el secretario de Defensa de Estados Unidos y el ministro de
Defensa ruso, habían cambiado las cosas mucho más que en los veinte
años anteriores. Eso tiene que tener sus consecuencias operativas y
tiene que tener sus consecuencias en nuestras capacidades. ¿Cuálesson
nuestras capacidades para las nuevas amenazas,



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para los nuevos retos? Habrá que pensar sobre ellas. ¿Cuál es nuestra
capacidad de despliegue? Sobre eso también hay que pensar.

Lamentablemente, también hay que pensar sobre el segundo pilar de la
Unión Europea. Agradezco mucho a SS.SS. el estímulo que proporcionan
al Gobierno para que ejerza el liderazgo que le corresponde durante
la presidencia española, porque en efecto no podemos fallar. El
segundo pilar de la Unión Europea no ha salido precisamente airoso de
esta crisis, no lo ha hecho. El compromiso revisado de capacidades,
que suscribimos hace tan sólo una semana en Bruselas, no habría sido
capaz de resolver esta crisis, pero tampoco es capaz de resolver en
el futuro inmediato una crisis de esta naturaleza. No lo es. Hay un
enorme gap -perdón por el anglicismo- entre el nivel de ambición y el
nivel de efectividad de las capacidades. España, a la que corresponde
la responsabilidad de la presidencia el próximo año -sucediéndole
luego un país que no tiene ese tipo de capacidades-, tiene que hacer
un enorme esfuerzo para que en el año 2003 el objetivo principal sea
una realidad, pero no una realidad virtual, sino una realidad
operacional. Es verdad que para eso el mejor espíritu no es el de la
carrera para ver quién llega antes al Golfo con aportaciones
militares. Por eso he dicho e insisto que la posición del Gobierno de
España es una posición equilibrada, realista y que quiere que las
contribuciones sean eficaces. Probablemente haya quien diga: Ya han
llegado otros a la zona o están camino de ella. Ese no es nuestro
planteamiento. Nosotros hemos impulsado la acción de la Alianza
Atlántica; ha sido la que ha sido y a su futuro me he referido.

Habríamos querido impulsarla también en la Unión Europea, pero de
momento no hay posibilidad.

Déjenme terminar de forma positiva. Desde luego es positivo que en el
próximo consejo de Laeken se pueda declarar la operatividad de las
capacidades europeas, pero la responsabilidad de la presidencia
española será lograr que esa declaración de operatividad se refiera a
capacidades efectivas y no a capacidades virtuales. (El señor Alcaraz
Masats pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Gracias, señor ministro.

Como usted sabe, ya que es un veterano parlamentario, señor Alcaraz,
y conoce el Reglamento, no hay oportunidad para volver a intervenir,
pero excepcionalmente el presidente puede conceder la palabra medio
minuto para una aclaración. No sé si cunde el ejemplo con otros
miembros de la Comisión. (Asentimiento.) En tal caso será una nueva
ronda, con la advertencia de que sólo tienen un minuto.




El señor ALCARAZ MASATS: Sí, señor presidente. De un tiempo a esta
parte, estamos atravesando un síndrome bonapartista en este
Parlamento.

Señor Trillo, el tema fundamental no se puede obviar con su recurso a
un discurso bien organizado, semántica,
morfológica y sintácticamente, como siempre. En estas condiciones
no se pueden enviar tropas a Afganistán, además sin permiso
parlamentario y sin permiso del pueblo español. Ustedes van a sumar a
la unidad de operaciones especiales, compuesta de 253 personas, 726
efectivos adicionales del Ejército del Aire y un número indeterminado
-tampoco lo ha aclarado en su intervención- de personal de la
escuadrilla de apoyo a los cinco aviones C-130 y a los ocho aviones
CN-235. Esto supone una aportación de 1.400 ó 1.500 personas, las que
sean; diga usted el número exacto, porque todavía no se conoce en
esta sala ni fuera de ella. El problema de fondo, señor Trillo, es
que sigue la guerra. Si el señor Bush lo dice claramente, es porque
tiene el apoyo de su pueblo para hacer la guerra, pero ustedes no
tienen el apoyo de este pueblo ni de este Parlamento para hacer la
guerra. Por eso ustedes disimulan y hacen una semántica errática e
impresentable desde el punto de vista de lo que está ocurriendo
realmente. Resultará un poco chocante que el señor Bush hable de
guerra y el señor Aznar le conteste: No; se trata de operaciones
militares con resultado de destrucción, no de una guerra. Al final
resulta que los teleñecos son los que más nos están informando de
esta situación, señor Trillo. Tendremos que ver esta noche los
teleñecos para saber realmente lo que piensan ustedes. Lo que piensan
-termino, señor presidente- está muy claro: No querían ir mañana a
ver al señor Bush con las manos vacías y las llevan llenas de
soldaditos, sin permiso de este Parlamento ni del pueblo español.




El señor PRESIDENTE: Por el orden de petición de la palabra, tiene la
palabra el señor Marsal.




El señor MARSAL MUNTALÁ: Intervendré con mucha brevedad.

En esta Comisión, como en otras, se han puesto de manifiesto las
coincidencias, las no coincidencias e incluso las oposiciones, pero
por encima de coincidencias y divergencias, quiero dejar bien claro
que las operaciones que vaya a llevar al cabo España, las que sean,
va a realizarlas a través de unos profesionales, a través de unos
hombres y mujeres que merecen todo nuestro respeto y nuestro apoyo.

Quiero dejar clara constancia del apoyo y del sustento de este grupo,
y creo que de toda la Comisión, a las Fuerzas Armadas y,
concretamente, a todos aquellos que tengan que participar sobre el
terreno.




El señor PRESIDENTE: A continuación, tiene la palabra el señor Núñez.




El señor NÚÑEZ CASTAIN: Señor ministro, le agradezco su intervención,
su aclaración de que no replicaba a los virtuales -aunque realistas-
personajes de los teleñecos, su discurso respecto a la globalización
de valores y su lapsus -no sé si debido a que esteParlamento cada vez
está más preso del Gobierno- de



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llamar presidente del Congreso al presidente del Gobierno tres o
cuatro veces en su comparecencia; a lo mejor ejerce como presidente
del Congreso, pero es presidente del Gobierno. También quiero
decirle, señor ministro, como reflexión, que la paz, que es el
objetivo que perseguimos todos, no puede ganarse sólo en el tablero
de la guerra. La paz hay que ganarla con razones, la paz hay que
ganarla con convicciones, la paz tiene que estar metida en la médula
del pensamiento de los pueblos.

Se sabe que hay un divorcio tremendo -me he referido antes al mundo
árabe- entre los apoyos de determinados gobiernos árabes a la
coalición internacional, que no son sentidos ni refrendados por sus
pueblos y, lo que es peor, por la juventud de esos pueblos. Debíamos
de tener presente cómo sienten y cómo piensan otros pueblos, además
de las coyunturales coaliciones gubernamentales o de la respuesta, de
fuerza en definitiva, y control de la seguridad. Yo creo que el
propio presidente Bush, a consecuencia del 11 de septiembre, hizo
referencia en alguna de sus declaraciones, sorprendente, a la
necesidad de solucionar el problema palestino.

Señor ministro, yo comparto las reflexiones que usted ha hecho en el
sentido de que hay que globalizar valores, medios y riqueza, no esas
cuatro palabras tan terribles que antes se han citado en el debate,
de pobreza, miseria y demás. Nosotros tenemos un juego en ese otro
tablero que no es el tablero propio de la seguridad y militar, sino
en el de las relaciones políticas entre pueblos que tienen que buscar
encuentro en ese nuevo escenario mundial, en el que usted no ha
querido profundizar por no invadir competencias de su compañero de
gabinete, el ministro de Asuntos Exteriores, pero evidentemente
estamos hablando de lo mismo. Supongo que cuando hablamos de
Gobierno, no sólo significa que la relación entre ustedes como
ministros es cordial, sino que las misiones de defensa y de asuntos
exteriores están articuladas en la acción de un Gobierno y, por eso,
muchas veces es difícil hablar en este Parlamento con las fronteras
de la competencia gubernamental de su ministerio.

Agradecemos su intervención y le pedimos que, en ese semestre que nos
viene, el Gobierno haga los máximos esfuerzos en esa búsqueda de
terreno político de paz entre el mundo árabe y el mundo europeo, en
el que creo que España tiene un papel de puente fundamental.




El señor PRESIDENTE: A continuación tiene la palabra el señor
Maldonado.




El señor MALDONADO GILI: Señor presidente, muy brevemente, para hacer
dos pequeñas puntualizaciones.




Señor ministro, le agradecemos sus palabras aceptando la propuesta
que, en nombre de mi grupo, he dejado encima de la mesa sobre el
desminado. Creo que esta situación, tan rápida y tan tácita, es un
poco el
savoir faire suyo de dar juego político. Le agradezco que haya
aceptado nuestra propuesta públicamente.

Quiero agradecerle también otro aspecto que usted ha añadido cuando
hablábamos de protección de las personas, y le felicito porque entre
la población a proteger usted haya incluido a un sector pequeño de
población existente en Afganistán y en otros sitios en crisis, como
son los medios de comunicación. Últimamente hemos padecido la
dramática muerte de Julio Fuentes, hace pocas horas un cámara de un
país del norte de Europa también ha fallecido dramáticamente. Entre
los sectores a proteger están los medios de comunicación y le
felicito porque usted los haya incluido.




El señor PRESIDENTE: Señor ministro, cuando quiera, puede contestar.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Trillo-Figueroa y Martínez-Conde): Muy
brevemente. No voy a polemizar de nuevo sobre el punto de vista del
señor Alcaraz, pero sí quiero pedirle, señor Alcaraz, que no se
empeñe en sumar, si me permite la expresión, magnitudes heterogéneas.

Yo he hablado con toda franqueza y con toda claridad de cuáles son
los paquetes de capacidades operacionales y el de ayuda humanitaria.

No se trata de hacer grosso modo una suma para sacar, digamos, un
titular: España ofrece... No se trata de eso, vuelvo a insistir, se
trata de hacer contribuciones eficaces, realistas y coherentes con
nuestras propias capacidades, y a principio de requerimiento;
principio de requerimiento que, vuelvo a señalar, es lo que, entre
otras cosas, ha funcionado en la Alianza Atlántica y es lo que
consideramos que es más adecuado. Sobre cualquier decisión relativa a
participación de fuerzas en operaciones de carácter militar, tenga
por seguro S.S. que tendrá cumplida información. Pero por si no ha
quedado suficientemente claro, vuelvo a decir que donde sí se está
estudiando nuestra aportación, en términos semejantes al de
requerimiento, es en la operación de ayuda humanitaria diseñada por
la coalición, en donde nuestra oferta, repito, es de cinco aviones C-
130 Hércules y ocho aviones Casa 235, y está todavía en estudio,
nuestro, aunque con serias posibilidades de que constituya también
una aportación, la unidad médica de apoyo al despliegue, UMAD, del
Ejército del Aire, que tiene un contingente de 400 personas. Eso es
lo que en este momento se está analizando.

Quiero agradecer muy sinceramente el apoyo que para todos ellos y
para cuantos pudieran ser requeridos ha dado, en términos que le
honran, el portavoz del Grupo Socialista y también el que
implícitamente estaba presente en el portavoz del Grupo Mixto y en el
señor Maldonado.




El señor PRESIDENTE: Señores comisionados, sin más asuntos que
tratar, se levanta la sesión.




Eran las dos y treinta minutos de la tarde.