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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 335, de 10/10/2001
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 2001 VII Legislatura Núm. 335



CONJUNTA DE ASUNTOS EXTERIORES Y DEFENSA



PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.ª ISABEL TOCINO BISCAROLASAGA



Sesión núm. 20



celebrada el miércoles, 10 de octubre de 2001



ORDEN DEL DÍA:



- Comparecencia urgente de los señores ministros de Asuntos
Exteriores (Piqué i Camps) y de Defensa (Trillo-Figueroa Martínez-
Conde) para informar sobre la situación política internacional
actual. A petición del Gobierno. (Número de expediente 214/000077) .

. . (Página 10650)



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Se abre la sesión a las cuatro y treinta y cinco minutos de la tarde.




La señora PRESIDENTA DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS EXTERIORES (Tocino
Biscarolasaga): Señorías, vamos a dar comienzo a la sesión.

Como saben SS.SS., el criminal atentado del pasado 11 de septiembre
en la ciudad de Nueva York y en la ciudad de Washington produjo unas
consecuencias en la escena internacional de las que estamos siendo
informados por nuestro Gobierno. El día de hoy vamos a celebrar una
reunión extraordinaria, puesto que es conjunta de las comisiones de
Asuntos Exteriores y de Defensa, ya que a petición del Gobierno se
produce hoy la comparecencia urgente de los dos ministros, el
ministro de Asuntos Exteriores y el ministro de Defensa. Por eso,
antes de dar la palabra a los señores ministros, quería comentarles
el desarrollo de esta sesión. En primer lugar, tomará la palabra el
señor ministro de Asuntos Exteriores, a continuación daré la palabra
al ministro de Defensa y después, una vez que SS.SS. hayan comunicado
a la presidencia quiénes van a ser los portavoces que van a
intervenir por cada grupo parlamentario, daremos paso a las
intervenciones de SS.SS. tal y como está establecido, del grupo menor
al mayoritario. Después responderán a las preguntas y observaciones
que SS.SS. hayan formulado el ministro de Asuntos Exteriores y el
ministro de Defensa y de esta forma habrá concluido esta sesión
extraordinaria. Quiero decirles que levantaremos esta sesión, pero
quiero advertir ya a los componentes de la Comisión de Asuntos
Exteriores que a continuación -y desde luego, nunca antes de las seis
y media de la tarde- nos quedaremos en esta misma sala para empezar
la celebración de las comparecencias de presupuestos del Ministerio
de Asuntos Exteriores. Por tanto vamos a dar comienzo a esta primera
parte, con la comparecencia urgente de los excelentísimos señores
ministros de Asuntos Exteriores y Defensa, agradeciéndoles a ambos su
comparecencia en esta tarde.

En primer lugar, doy la palabra al señor Piqué, ministro de Asuntos
Exteriores.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): Señorías,
como todos ustedes recordarán, y en especial los miembros de la
Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados,
comparecí ante la misma el pasado viernes por la tarde. Desde
entonces se han producido los acontecimientos militares conocidos y
de los que tratará más específicamente el señor ministro de Defensa.

Sólo quiero comentarles que han sido desde ese momento tres días de
intensa actividad, desde la convocatoria inmediata del gabinete de
crisis, que estuvo trabajando hasta bien entrada la noche del
domingo, a la comparecencia pública del señor presidente del
Gobierno, apenas tres horas después del inicio de las operaciones
militares en
territorio de Afganistán. El lunes se desarrolló el Consejo de
Asuntos Generales del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de
la Unión Europea en Luxemburgo, al que asistí, y que me permitió
continuar con diversos contactos de carácter bilateral con varios de
mis colegas, con los que en algunos casos ya estuve en contacto el
mismo domingo, particularmente con el ministro de Asuntos Exteriores
del Reino Unido, el señor Straw, que, como es natural, disponía de
información más completa, dada la participación directa de efectivos
militares de ese país en la operación. También se recibió información
relevante a través de la Embajada de Estados Unidos, así como de los
servicios de inteligencia. En consecuencia, quisiera centrar hoy mi
intervención en el ámbito de la Unión Europea porque es el ámbito en
el cual se han producido novedades dignas de comentar desde mi
comparecencia el pasado viernes por la tarde, con independencia de
los acontecimientos militares, como es natural, y que, como ya he
dicho, van a ser objeto de tratamiento por el señor ministro de
Defensa.

El Consejo Europeo extraordinario de 21 de septiembre pasado fijó en
sus conclusiones varios objetivos para los ministros de Asuntos
Exteriores, de Transportes y de Interior. De todo ello informé en la
Comisión de Asuntos Exteriores, como ya he dicho, del pasado viernes.

Los relativos a Asuntos Exteriores se han ido estudiando en el
Consejo de Asuntos Generales de 8 de octubre, es decir, del pasado
lunes, y se va a continuar en un consejo de asuntos generales,
convocado de forma extraordinaria, el próximo día 17 y además también
en la Conferencia Europea sobre Terrorismo el día 20 de octubre,
sábado, que se va a celebrar inmediatamente después del Consejo
Europeo de Gante, con la participación de los países candidatos y
además, por primera vez también, de Rusia, Ucrania y Moldavia,
cuestión a la que le otorgo, como es natural, una gran importancia.

En el Consejo de Asuntos Generales que celebramos anteayer aprobamos
unas conclusiones que contienen tomas de posición políticas, así como
medidas de carácter inmediato y que suponen el seguimiento de las
adoptadas con ocasión del Consejo Europeo extraordinario del 21 de
septiembre pasado. El Consejo emitió, como es habitual, unas
conclusiones, y en este caso además una declaración concreta en
relación con la acción militar que la coalición ha emprendido en
Afganistán contra objetivos de la red terrorista Al Qaeda, autora de
los atentados del 11 de septiembre, y del régimen talibán, que la ha
apoyado y protegido.

Respecto a las conclusiones del Consejo de Asuntos Generales,
seguidamente voy a señalar lo que me parece más relevante, para a
continuación entrar en la descripción más detallada de otros aspectos
de la declaración que he citado más arriba. La Unión Europea, y por
iniciativa muy concreta de España, hace una referencia muy clara
respecto al carácter general y universal de la



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amenaza terrorista. Como se dice en dichas conclusiones, estamos ante
un auténtico desafío contra Europa y contra el mundo, desafío que
constituye una amenaza para nuestra seguridad y para nuestra
estabilidad. Esta amenaza no ha surgido a raíz del 11 de septiembre;
simplemente, el 11 de septiembre la ha hecho, si cabe, más evidente.

En todo caso, los acontecimientos de dicha fecha fatídica han
propiciado una acentuada toma de conciencia que recuerda el riesgo
que existe mientras no se luche contra esta amenaza global con todos
los recursos, y son muchos, de que disponemos. Entre estos, como ya
ha señalado el Consejo Europeo, tienen un potencial especialmente
valioso la política exterior de la Unión y, como parte de ella, la
política europea de seguridad y defensa. En este Consejo de Asuntos
Generales se han tomado precisamente diversas decisiones que inciden
en el campo de esa política exterior de seguridad común y que
muestran lo mucho que aún queda por hacer en dicho ámbito, el llamado
segundo pilar. No está de más reiterar el papel coordinador que en la
lucha contra el terrorismo y dentro de la Unión Europea ha de
desempeñar el Consejo de Asuntos Generales.

También en las conclusiones sobre el terrorismo volvemos a mencionar
el conflicto de Oriente Medio. Hemos reafirmado la necesidad de
encontrar una solución política para prevenir y estabilizar los
conflictos regionales, y entre estos hemos distinguido
específicamente el conflicto de Oriente Medio. En otro punto de la
agenda de este Consejo de Asuntos Generales hemos debatido con más
detenimiento esta situación. Quiero subrayar la importancia que la
Unión Europea y, desde luego, nuestro país, España, concede a los
esfuerzos internacionales en aras de una solución aceptable para
todos y en conformidad con las pertinentes resoluciones de Naciones
Unidas para este largo conflicto.

Respecto a otros puntos de las conclusiones, de interés en estos
momentos, destacaría que en ellos reafirmamos nuestro compromiso de
que la Unión Europea dé una prioridad rotunda a la lucha contra el
terrorismo, que en este caso ha de venir y viene amparada por sendas
resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la 1368 y
la 1373. A nadie escapa, por otra parte, la reacción de condena
prácticamente unánime que los atentados han suscitado en otras
organizaciones no solamente del sistema de Naciones Unidas sino
también al margen del mismo, por ejemplo, la OEA o la OSCE. Esta
nueva dimensión prioritaria de la Unión Europea es evidente que se
está haciendo en estrecha colaboración con Estados Unidos. No se
olvide que las materias relativas al terrorismo van a tener una
trascendencia especial en el desarrollo de las relaciones
trasatlánticas y van a ocupar un lugar destacado en la agenda a
tratar en la cumbre entre la Unión Europea y Estados Unidos, que se
celebrará bajo presidencia española, y además tiene que incidir de
manera muy significativa en el diálogo político que la Unión Europea
mantiene con terceros países.

En el Consejo de Asuntos Generales, los países integrantes de la
troika tuvimos ocasión de informar de la gira llevada a cabo del 24
al 28 de septiembre por los países más directamente afectados por la
crisis: Pakistán, Irán, Arabia Saudí, Egipto y Siria. También tuvimos
ocasión de evocar los contactos con Rusia, las perspectivas de cara a
la reunión ministerial del proceso de Barcelona del 6 de noviembre,
también la ministerial entre la Unión Europea y África del 11 de
octubre y la conferencia europea, que ya he mencionado, del 20 de
octubre, que se va a consagrar precisamente a la lucha contra el
terrorismo y que, insisto, incluye también por primera vez a Rusia,
Ucrania y Moldavia. Previamente, como ya he anunciado también, el
próximo 17 nos habremos vuelto a reunir en otro Consejo que va a
preparar las deliberaciones del Consejo Europeo de Gante. Quiero
añadir en este punto, al margen de la Unión Europea, la celebración
de una reunión del Foro Mediterráneo en Agadir, por iniciativa
marroquí, saludada especialmente por parte española, que está
prevista para el próximo día 25 y que agrupa a los países ribereños
del Mediterráneo, de Europa y de África.

Volviendo a las conclusiones, también se decide atajar la
financiación de las actividades terroristas, y para ello se
determinan sanciones en contra de personas y entidades ya
identificadas y que constan en una lista adoptada en concertación con
las autoridades norteamericanas y asumidas por el Comité de
Conflictos del Consejo de Seguridad. La lista, como es natural, es
susceptible de ser modificada y ampliada. Los ministros también
aprobamos anteayer líneas de acción específicas para Afganistán y,
más concretamente, para evitar una catástrofe humanitaria en este
país y en sus limítrofes, para lo que se conceden 316 millones de
euros, aproximadamente 52.500 millones de pesetas. Finalmente, se han
decidido también diversas orientaciones multilaterales sobre la
promoción de la firma, ratificación y aplicación de todas las
convenciones internacionales en materia contraterrorista o de índole
interna de la Unión Europea y la evaluación sistemática, como ya he
dicho, de las relaciones con países terceros en función de su
eventual cooperación con elementos terroristas. En sus últimos
párrafos, las conclusiones reafirman la voluntad de la Unión de dotar
con un contenido renovado a sus relaciones con Pakistán, con Irán,
con India y con los países del Asia Central.

Respecto a la declaración específica sobre los acontecimientos en
Afganistán, destacaría la total solidaridad de la Unión Europea como
un bloque sin fisuras con nuestro principal aliado estratégico,
Estados Unidos. Les recuerdo que no se ha pecado precisamente de
precipitación en esta respuesta internacionalmente coordinada.

Subrayemos además que las acciones iniciadas el pasado domingo por la
tarde se han hecho desde la legitimidad que proveen sendas
resoluciones del Consejo de Seguridad que ya he mencionado, la 1368 y
la 1373, es decir, las que se derivan del ejercicio



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de la legítima defensa, aceptada por todos los integrantes de la
coalición internacional, incluida Rusia, incluida China, incluida la
mayor parte de los países árabes y musulmanes y, desde luego, por las
Naciones Unidas, como ya se ha dicho, a través del apoyo unánime del
Consejo de Seguridad, después de la comparecencia solicitada por
Estados Unidos y el Reino Unido al amparo, entre otros, del artículo
51 de la Carta de Naciones Unidas.

Quiero destacar que las acciones militares a las que hago referencia
no van dirigidas ni contra el Islam ni contra el pueblo de
Afganistán, sino contra una red responsable de terrorismo y contra un
régimen al que reiteradamente se le había ofrecido la posibilidad de
evitarlas y que ha optado por rechazar la colaboración internacional
solicitada. Nunca nos cansaremos de reiterar este mensaje: nuestro
objetivo es el terrorismo, sin adjetivos de ningún tipo; no lo son
los países musulmanes o árabes, y ello lo digo desde la relación
privilegiada de España respecto a todos esos países, y así he tenido
ocasión de manifestarlo durante mis visitas a los países que
anteriormente he mencionado en formato de troika, pero también
durante mi visita bilateral a los países del Magreb. Por ello no ha
de extrañar el esfuerzo que tanto Estados Unidos como otros miembros
de la comunidad internacional, y de manera destacada la Unión
Europea, hemos puesto en pie para paliar la triste situación
humanitaria de Afganistán, que quiero recordar se remonta a antes del
día 11 de septiembre. Y quiero decir que queremos un gobierno
representativo para Afganistán -vamos a trabajar para eso- que le
permita reintegrarse a la comunidad internacional y desde luego no
vamos a escatimar medios en su reconstrucción y en la superación de
todas las desgracias que desde hace tantos lustros viene padeciendo.

Muchas gracias.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor ministro.

Tiene la palabra el señor ministro de Defensa.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Trillo-Figueroa y Martínez-Conde):
Muchas gracias, señora presidenta.




Señor presidente de la Comisión de Defensa, señores y señoras
comisionados de las Comisiones de Asuntos Exteriores y de Defensa,
quienes recuerden la primera comparecencia que realicé como titular
del departamento de Defensa en este Congreso podrán dejar constancia,
como hace por lo demás el 'Diario de Sesiones', de que quise entonces
enmarcar todas las acciones del ministerio que dirijo y de la
política de defensa y militar de España en el frontispicio de nuestra
Constitución y, por remisión directa, de la Carta de Naciones Unidas
y de los convenios internacionales de derechos y libertades suscritos
por España. Recordaba entonces que el preámbulo de la Constitución
declara
ya la voluntad de nuestro pueblo de colaborar en el fortalecimiento
de las relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los
pueblos de la tierra, y añadía de seguido que, conforme al artículo
10.2 de nuestro texto fundamental, consideraba obviamente también de
aplicación directa la Carta de Naciones Unidas y las declaraciones
universales de derechos y libertades.

Señorías, al comparecer hoy ante ustedes para dar cuenta de la acción
del Gobierno ante el primer conflicto armado de este siglo y
probablemente la crisis internacional más grave desde hace muchos
años, quiero también comenzar recordando que las acciones emprendidas
por los Estados Unidos y los países que conforman la coalición
internacional contra el terrorismo se despliegan en el ejercicio del
derecho de legítima defensa reconocido en la propia Carta de Naciones
Unidas, en cuyo artículo 51, como saben, se dice literalmente:
Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de
legítima defensa individual o colectiva en caso de ataque armado
contra un miembro de las Naciones Unidas hasta tanto que el Consejo
de Seguridad haya tomado las medidas necesarias para mantener la paz
y la seguridad internacionales.




Señorías, en la casa de las leyes, en el Parlamento, quiero que mi
intervención tenga como hilo conductor exactamente ese principio, la
legitimidad con arreglo al derecho internacional de las acciones que
está desarrollando la coalición internacional liderada por Estados
Unidos como Estado agredido y con el apoyo inmediato y directo en las
acciones militares de la Gran Bretaña y sostenida por 40 países de la
comunidad internacional. Fue la legítima defensa la invocada por los
Estados Unidos tras el brutal ataque del pasado 11 de septiembre, y
se reconoció tanto por el Consejo Atlántico al día siguiente, el 12
de septiembre, si se probaba el origen exterior de la agresión,
cuanto por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, como acaba de
recordar el ministro de Asuntos Exteriores. En su reunión del 12 de
septiembre, quiero recordar que se condenaron inequívocamente los
horrendos ataques terroristas que tuvieron lugar el 11 de septiembre
en Nueva York, Washington y Pensilvania, y consideraron que esos
actos, al igual que cualquier acto de terrorismo, constituye una
amenaza para la paz y la seguridad internacional. Añadía el Consejo
de Seguridad que instaba a todos los Estados a que colaboraran con
urgencia para someter a la acción de la justicia a los autores,
organizadores y patrocinadores de estos ataques terroristas,
subrayando que los cómplices de los autores, organizadores y
patrocinadores de tales actos y los responsables de darles apoyo o
asilo tendrán que rendir cuenta de sus hechos.

A su vez, el propio Consejo de Seguridad, y la también citada
resolución por mi colega de Asuntos Exteriores, el 28 de septiembre
proclamaba la reafirmación del derecho inmanente a la legítima
defensa individual



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o colectiva reconocida en la Carta de Naciones Unidas y confirmado en
la Resolución 13/68. Pero es que es más, señoras y señores diputados,
se trata no sólo del ejercicio de un derecho inmanente, connatural,
innegable de los Estados Unidos de Norteamérica. Es además el
ejercicio de la legítima defensa colectiva, porque los aliados nos
hemos sentido todos atacados con el pueblo de los Estados Unidos y
porque cualquier conciencia civilizada, me atrevo a decir, ha de
sentirse concernida en la misma medida y en consecuencia estimulada
para colaborar en el restablecimiento de la justicia y en el castigo
de los culpables.

En ese marco, permítame, señora presidenta, recordar cuáles fueron
mis primeras declaraciones como ministro de Defensa en nombre del
Gobierno a la altura tan sólo del día 12 de septiembre. Subrayaba, al
día siguiente de los atentados, que era necesario, en primer lugar,
reforzar la legitimidad de la acción de respuesta de los Estados
Unidos; en segundo lugar, que era menester recabar y dar toda la
información que pudiera obtenerse sobre la autoría de los atentados y
las conexiones de sus autores con quienes les amparan; en tercer
lugar, que era también necesario que los Estados Unidos compartieran
con los Estados de la comunidad internacional esa información y
procuraran formar el más amplio consenso con los países aliados en
los ámbitos bilateral, europeo y universal; y en cuarto lugar, que
esperaba que con esos elementos previos se produjera una respuesta
proporcionada y ajustada.

Transcurrido un mes desde el atentado, se han verificado -creo- estas
cuatro exigencias. Se ha reforzado la legitimidad con las
declaraciones institucionales a las que me he referido y que con más
amplitud se han citado en la intervención del ministro de Asuntos
Exteriores. Se ha obtenido y proporcionado la información que
acredita la implicación de la organización Al Qaeda, encabezada por
Bin Laden, en la causación de los atentados. Se ha logrado un amplio
consenso internacional y conseguido una coalición de amplio espectro
tanto por vía de relaciones bilaterales como multilaterales y, en
fin, se han agotado infructuosamente las vías diplomáticas con el
régimen talibán y los países que con él mantienen relaciones para
lograr la entrega de Bin Laden y otros responsables de la
organización terrorista, haciéndosele además seria advertencia por el
presidente de los Estados Unidos al Gobierno de Afganistán sobre las
consecuencias de su sistemática y recalcitrante negativa a colaborar
con la comunidad internacional, y se ha comenzado en efecto a dar una
respuesta que estimamos es, hasta el momento, proporcionada
y ajustada. ¿Cuál ha sido la actitud del Gobierno español desde la
perspectiva del departamento de Defensa, como desde la del conjunto
del Gobierno y especialmente del gabinete de crisis? Desde el primer
momento, el Gobierno de España ha demostrado su solidaridad activa
con el pueblo y con el Gobierno de los Estados
Unidos e impulsado una acción concertada en todos los ámbitos, tanto
en las relaciones bilaterales como en el seno de la Unión Europea,
como dentro de la Alianza Atlántica. En el ámbito europeo, acaba de
referirse una vez más por el ministro de Asuntos Exteriores, nuestro
Gobierno ha dado un impulso decido y sostenido al proceso de
desarrollo del tercer pilar de la Unión, como tendrán por demás
ocasión de informar a la Cámara el vicepresidente primero y el
ministro de Justicia. En el ámbito bilateral, el Gobierno de los
Estados Unidos cursó el pasado 20 de septiembre las solicitudes de
autorización de uso de las bases españolas de Rota y Morón, de
acuerdo con los artículos 25.5, en relación con el artículo 12, y el
artículo 2.2 del Convenio de cooperación para la defensa. El gabinete
de crisis, reunido por el presidente del Gobierno, decidió otorgar
las autorizaciones en su reunión del 20 de septiembre. A estas
autorizaciones siguió la solicitud de autorización complementaria
presentada el día 21, que también fue concedida. En el ámbito
multilateral aliado, el Consejo Atlántico, reunido a nivel de
embajadores permanentes el día 12 de septiembre, decidió por
unanimidad invocar el artículo 5 del Tratado de Washington, en
relación con el párrafo 24 de la Declaración de Washington de 1999,
en virtud de la cual se consideraba el ataque sufrido por los Estados
Unidos como un ataque contra todos los aliados de los que dan lugar
al ejercicio de la legítima defensa si resultaba probado que el
ataque del 11 de septiembre se había producido desde el exterior.

Quiero subrayar que tanto éste como los sucesivos acuerdos del
Consejo Atlántico en esta crisis han contado con el decidido respaldo
del Gobierno de España y que han alcanzado la unanimidad de todos los
aliados.

En la decisiva reunión de ministros de Defensa, celebrada con
carácter informal -entre comillas- en Bruselas, el pasado 26 de
septiembre, sostuve, en nombre de nuestro Gobierno y en plena
colaboración con el departamento de Asuntos Exteriores, la posición
que estimo ha marcado no sólo nuestra actitud sino, con franqueza, la
de la propia Organización Atlántica, y que creo deben conocer con
detalle los comisionados aquí reunidos. Señalaba entonces, en primer
lugar, que nadie puede discutir que el liderazgo en la legítima
defensa corresponde a los Estados Unidos, pero, como se trata de un
ataque contra todos, la Alianza debe dar respuesta también para
restablecer la justicia y castigar a los culpables. En consecuencia
-señalaba- la Alianza como tal debe estar presente en la coalición
internacional que se forme. De seguido, añadía que el Consejo
Atlántico debía estar informado permanentemente y tenía que elaborar
una adecuada respuesta colectiva de la organización si se conjugaban
los supuestos del artículo 5.º La Alianza, decía en tercer lugar,
debe poner a disposición de la coalición y de los Estados Unidos,
como país directamente atacado, sus medios y capacidades comunes;
además cada Estado puede y



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debe mensurar su participación en el esfuerzo aliado. En fin,
terminaba mi intervención señalando que a más largo plazo habrá que
plantearse la conveniencia de iniciar un debate interno para
profundizar en el desarrollo de los conceptos y mecanismos de los que
ya dispone la Alianza, pero que conviene revisar para que el peso de
todas nuestras capacidades caiga con toda su fuerza contra el
terrorismo en cualquiera de sus formas. Esta doctrina, señorías, fue
expresamente aceptada por el secretario general de la OTAN, señor
Robertson, en su intervención de cierre.

En aquella misma reunión y en la sesión de la tarde recibimos
importantísima información del ministro ruso de Defensa, señor
Ivanov, que vino a complementar la proporcionada por el secretario
adjunto de Defensa de Estados Unidos. Señorías, tengo que subrayar
ante las comisiones del Congreso que de aquella jornada, la del 26 de
septiembre, se derivaron importantes conclusiones. En primer lugar,
la constatación -como acaba de ampliar el ministro de Asuntos
Exteriores- de la nueva, abierta y decidida actitud de cooperación
del Gobierno ruso con los Estados Unidos y con la Alianza Atlántica
para afrontar esta crisis y las sucesivas con esta nueva amenaza,
desgraciadamente realidad.

En segundo lugar, señorías, la convicción personal plena, derivada de
la amplia información solicitada y proporcionada, de la implicación
de la organización Al Qaeda y de su cabeza, Osama Bin Laden, en el
diseño, preparación y ejecución de los atentados, y así lo puse, como
es natural, en conocimiento del presidente del Gobierno. Con todo, en
la reunión formal posterior del Consejo Atlántico del día 2 de
octubre, los Estados Unidos, a través del embajador Taylor, comisario
especial para la lucha contra el terrorismo, proporcionaron
información adicional que hizo absolutamente irrefutable, a juicio
unánime del Consejo Atlántico, la concurrencia del supuesto de hecho
de que el ataque se había producido, en efecto, desde el exterior.

Así, se puso en marcha el mecanismo previsto en el artículo 5.º en su
integridad, de forma que, a su amparo, en la reunión del 3 de
octubre, el Consejo Atlántico decidió poner a disposición de la
coalición internacional, liderada por los Estados Unidos, los
elementos comunes que habían sido requeridos, es decir, mayor
cooperación en inteligencia, ayuda a otros Estados que sufran un
incremento en la amenaza terrorista, mayor seguridad para las
instalaciones de los Estados Unidos, cubrir los cometidos de los
elementos norteamericanos que tengan que retirarse del área OTAN para
participar en las operaciones antiterroristas fuera de área,
autorización para el uso del espacio aéreo de los Estados aliados,
acceso a los puertos y aeropuertos de los países de la OTAN,
despliegue de las fuerzas navales permanentes en el Mediterráneo,
Stanarformed, para proporcionar una presencia de la OTAN y demostrar
su resolución y despliegue de unidades de alerta temprana, los AWACS,
para apoyar las operaciones contra el terrorismo. Como SS.SS.

deducirán con facilidad, no pocas de estas medidas se habían ya
adoptado por el Gobierno de España, como consecuencia de la relación
bilateral que mantenemos con los Estados Unidos y por derivación de
las solicitudes que, con arreglo al convenio, se nos habían
presentado.

Señorías, me detendré a continuación en los acontecimientos más
recientes vividos el pasado fin de semana, cuando se inicia la
respuesta de la coalición internacional sobre Afganistán y en contra
de los terroristas y del régimen talibán. Como ha señalado el
ministro de Asuntos Exteriores, el pasado viernes, 5 de octubre, el
presidente del Gobierno reunió al gabinete de crisis y, tras examinar
la situación, alertó con carácter estrictamente confidencial de la
inminencia de la respuesta armada de los Estados Unidos. En
consecuencia, se adoptaron las medidas preventivas, se instruyó a
nuestra representación en la OTAN para el seguimiento del llamado
concepto de operaciones que se estaba desarrollando por el Saceur
Shape. Durante el fin de semana se decidió activar más intensamente
las alertas aéreas y los dispositivos de crisis desde el momento
mismo en que tuviéramos noticia del comienzo de la acción y,
naturalmente, se nos ordenó la permanente localización de los
miembros del gabinete y de las estructuras de mando a ellos
subordinadas durante todo el fin de semana.

Tras estar en contacto con el presidente del Gobierno de manera
permanente durante el propio sábado y el domingo, sobre las 17,30
horas del domingo, por la presidencia se me comunicó el carácter
inmediato de la acción armada de los Estados Unidos y se convocó de
manera formal la reunión del gabinete de crisis en el Palacio de la
Moncloa, una vez se hubieran activado los mecanismos de alerta en
situaciones de crisis. Naturalmente, señorías, y a través de las
oportunas comunicaciones, tomé las medidas para que todos los
dispositivos se pusieran en marcha, y sobre las 18,45 horas me
trasladé a la sede el ministerio, en cuyo centro de situación, CECOD,
recabé, junto al jefe del Estado Mayor de la Defensa y en conexión
con los cuarteles generales, toda la información que hubiera
disponible, comprobando el funcionamiento de las alertas.

El gran detalle de esta información, señoras y señores diputados,
tiene por objetivo dejar fehaciente constancia de que el Gobierno de
España ha estado cabal y puntualmente informado de las acciones
desarrolladas por la coalición internacional de manera leal y
transparente desde antes de la acción armada y durante todo su
desarrollo. Durante mi estancia ya en el Ministerio de Defensa, y
antes de la reunión formal del gabinete de crisis en la tarde del
domingo, recibí la primera llamada del ministro de Defensa del Reino
Unido, Geoffrey Hoon, para comunicarme adicionalmente el comienzo de
las acciones e informarme personalmente de la participación de
algunas unidades británicas, de las características



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de la operación, que el propio ministro Hoon me volvió a ampliar en
conversación mantenida luego desde el Palacio de la Moncloa.

Desde el primer momento quedó claro que tanto las oleadas de misiles
Tomahawk, lanzadas desde plataformas navales, cuanto las sucesivas
oleadas de bombardeos sobre Afganistán han tenido objetivos de
naturaleza militar, entendiendo también por estos los campamentos de
los terroristas y, naturalmente, las centrales de energía y
comunicaciones de la defensa talibán.

En conclusión, señora presidenta, señor presidente, señorías, estimo
que en el desarrollo de las acciones militares emprendidas hasta el
momento, los Estados Unidos y la Gran Bretaña, como principales
protagonistas de la reacción de la coalición aliada, han respetado
los principios de proporcionalidad y legalidad en el desarrollo de
sus acciones, al concurrir en la misma estos elementos: tratarse de
objetivos militares, utilizarse exclusivamente armamento convencional
y haberse desplegado de manera complementaria ayuda humanitaria. En
síntesis, señorías, las acciones que se han desarrollado durante la
crisis, y que naturalmente en sus detalles puedo ampliar, si así lo
desean, en la réplica, han tenido y tienen el pleno respaldo del
derecho internacional.




La señora PRESIDENTA: Vamos a pasar, a continuación, a la
intervención de los portavoces. A esta presidencia ha llegado que hay
dos grupos, el Grupo Mixto y el Grupo Socialista, que quieren
compartir su tiempo entre dos portavoces. Los demás grupos harán su
intervención con un único portavoz.

En primer lugar, doy la palabra al Grupo Mixto, señor Rodríguez.




El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Como acaba de decir el señor ministro de
Defensa, estamos ante la crisis más grave que vive el mundo desde
hace muchos años, y es una crisis preocupante por una razón
conceptual y por una razón de práctica y de hechos. La razón
conceptual que desde el punto de vista del Bloque Nacionalista Galego
es preocupante, es la de intentar crear la sensación de que estamos
en un mundo prácticamente plagado de un fenómeno, como el terrorismo,
al que se considera un fenómeno universal, una especie de poder
invisible, sin territorio y sin proyecto global. Me permitirán que
les diga que este tipo de generalización es abusiva porque, a pesar
de que el fenómeno, sin duda, es evidente y abarca gran parte de los
Estados del mundo, hay muchos que no padecen este fenómeno stricto
sensu por no entrar en otras valoraciones políticas muchísimo más
matizadas. En todo caso, cuando se habla de un fenómeno universal de
este tipo, lo único que estamos logrando es que las reacciones de
irracionalidad, pavor o inseguridad en el mundo aumenten, lo cual no
es buen caldo de cultivo ni para el
poder de la palabra ni para el poder del diálogo ni para el poder de
la paz.

En segundo lugar, todos compartimos la condena unánime de los
atentados del 11 de septiembre y todos estamos de acuerdo en que hay
que buscar a los responsables y castigarlos con las normas del
derecho, sea éste el derecho de un Estado o el derecho internacional.

En tercer lugar, no es de recibo, por lo menos desde nuestro punto de
vista mientras podamos mantener la lógica humana, que se obvien
problemas muy importantes y que en todo caso, el vacío conceptual se
esté agudizando y también empeorando. Cuando se habla de legítima
defensa ante un ataque armado, en primer lugar, ¿estamos seguros de
que se trata este acto terrorista de un ataque armado desde el punto
de vista convencional? En segundo lugar, ¿es solamente un ataque
desde el exterior o hubo connivencias internas? En tercer lugar, ¿es
un ataque contra todos o fue un ataque particular en contra de un
Estado soberano, legal, legítimo, con el cual todos nos solidarizamos
y todos estamos dispuestos a colaborar estrictamente en la búsqueda
de los responsables y en su castigo?
Nosotros, como ciudadanos normales, no tenemos información detallada
ni fundamentada y, en todo caso, hay mucha información contradictoria
a la cual podríamos acceder a través de los periódicos del Estado
español y también de los periódicos en lengua inglesa. Nosotros nos
encontramos en este aspecto ante los primeros pasos dados de una
forma unilateral por más que hayan sido después amparados, e incluso
legalizados, por el resto de las grandes potencias, por este orden:
Gran Bretaña, Francia, Canadá, Australia, Rusia y Alemania. Y en otro
escalón, porque eso hay que decirlo también pues quedó demasiado en
evidencia, un orden jerárquico mundial donde desde luego el Estado
español ocupa un papel secundario: Grecia, Portugal, Turquía
y España. La respuesta armada de Estados Unidos se puede entender
inicialmente, pero no creo que sea de recibo obligarnos a todos a
participar activamente y con entusiasmo en un acto de guerra que, en
todo caso, es un ataque que no hace discriminación entre el régimen
talibán y la sociedad que vive en ese territorio. Por cierto, habría
que recordar que el régimen talibán fue una criatura, un Frankenstein
de los propios Estados Unidos, y no precisamente en el aspecto que
tiene de Frankenstein, de criatura que se crea a partir de las
propias deficiencias, incluidas las amorosas.

En todo caso, señorías, se trata de una guerra larga, así nos lo
anunciaron, de varios años y aquí es donde la discrepancia del Bloque
Nacionalista Galego es total. Nosotros pensamos que si esto es así,
si se trata de una guerra larga, de varios años, las intenciones son
otras y no las que a primera vista nos colocan, el castigo de los
responsables y la destrucción de un régimen que desde luego nosotros
no contribuimos a crear. Los objetivos serían, en primer lugar, el
control de los recursos petrolíferos, así lo anunció por cierto el



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embajador en Irak del Gobierno de Afganistán, reconocido
internacionalmente. No hace falta ser muy listo, no hay más que leer
la prensa occidental, la prensa inglesa en concreto, y The
Independent en particular, para darse cuenta de que este es uno de
los objetivos. El segundo sería crear un protectorado en esta zona
estratégica bajo la nueva teoría del imperialismo liberal. Y el
tercero: ¿ustedes creen que al Estado español y a la humanidad le
viene bien que se generalice la amenaza de una guerra contra otros?
¿Quién? ¿Irak? ¿Irán? ¿Siria? ¿Libia? ¿No es este un comportamiento
antiárabe y antimusulmán? En todo caso, ¿Irak, Irán, Siria y Libia
son Estados menos democráticos que Arabia Saudí o que Egipto? ¿Qué
pasará con el pueblo palestino, queremos incitarlos o conducirlos a
una guerra civil? ¿Qué pasará con Pakistán? Las fuerzas políticas
tenemos el deber y la obligación de preguntarnos todo esto si
queremos también controlar el futuro y las consecuencias de los actos
de hoy.

En todo caso, señorías -y voy acabando-, nosotros somos conscientes
de que este cambio radical va a conllevar una economía de guerra
declarada en un momento que tampoco hay que ser precisamente
extremista para darse cuenta que Estados Unidos estaba en clara
recesión económica. No podemos aceptar que se cree la teoría de que
se está conmigo o contra mí, porque esto solamente conduce al recorte
de las libertades y a la intoxicación. Intoxicación que hemos visto
en los últimos días trasladada a la prensa española nada menos que
diciendo que están bajo amenaza de esos fundamentalistas la catedral
de Santiago y la catedral de Sevilla. Creo que con este panorama no
vamos a contribuir a crear nada más que una sociedad llena de
psicosis, de pánico y ajena al valor de la palabra.

En todo caso y como se trata de un tema importante, acabo ya, señora
presidenta, diciendo lo siguiente para que quede claro. En la cultura
en las distintas lenguas del Estado español, ya en el siglo XIX
muchas personas tenían claro que el islamismo no era más que la
manifestación monoteísta de una cultura equivalente a la cristiana y
una cultura que acredita el valor de la palabra y el valor de la
búsqueda por la justicia exactamente igual que el cristianismo. Por
lo tanto, nosotros pensamos que es un buen momento para no dejarse
llevar por apasionamientos momentáneos que desde luego no van a hacer
ningún bien al grado de autonomía política que debe mantener el
Estado español, a su situación económica y al deber que tenemos en la
esfera internacional de colaborar, vuelvo a repetir, a combatir el
crimen, a combatir el terror, pero con la dosis de ecuanimidad que no
nos lleve precisamente a planteamientos que hagan palidecer el
colonialismo del siglo XIX.




La señora PRESIDENTA: También por el Grupo Mixto, tiene la palabra el
señor Saura.

El señor SAURA LAPORTA: Quisiera, en primer lugar, formular una
pregunta al ministro de Defensa. He entendido que esta mañana el jefe
del Estado Mayor de la Defensa ha manifestado en la Comisión de
Defensa que las Fuerzas Armadas deben comprometerse en la lucha
antiterrorista mirando al interior; literalmente ha dicho que en la
lucha antiterrorista, al significar el terrorismo una amenaza contra
la propia superviviencia de nuestro país como nación, tenemos que
mirar hacia el interior y por tanto, las Fuerzas Armadas, como
fuerzas que son del Estado, deben comprometerse en esa lucha. No sé
si ha habido posteriormente rectificaciones o ratificaciones, no sé
lo que piensa el ministro de Defensa, pero me parecen unas
declaraciones extremadamente graves. En este sentido, creo que sería
importante que en esta Comisión conociéramos la opinión del ministro
de Defensa y se pidieran rectificaciones o responsabilidades al jefe
del Estado Mayor de la Defensa.

Agradecemos, aunque es su responsabilidad, la presencia aquí hoy de
los dos ministros, pero quiero denunciar o reclamar, y en este
sentido creo que expreso la opinión de una parte importante de la
sociedad, que teníamos que asistir a una comparecencia del presidente
del Gobierno de forma urgente. No es coherente decir que estamos
atravesando, como ha dicho el ministro de Defensa y creo que el señor
Piqué también, el ministro de Asuntos Exteriores, el momento
internacional más debilitado, más conflictivo desde la Segunda Guerra
Mundial y a continuación decir que el presidente del Gobierno
comparecerá dentro de 10 días. O no es tan importante y delicada la
situación o hay que comparecer. Creo que la situación es compleja,
complicada, difícil y que esta situación merecía que hoy el
presidente del Gobierno compareciera para dar explicaciones de lo que
el Gobierno está haciendo. Ya se lo diré el próximo día 18, pero les
pido que le transmitan también al presidente del Gobierno que el
problema no es que no opinemos políticamente igual, esto no es el
problema, sino que el presidente del Gobierno del Estado español
debería tener una actitud que no apareciera tan subordinada,
subalterna, supeditada -y sin criterio- a lo que hace Estados Unidos.

Creo que es importante desde la coincidencia, que eso no es lo que
critico. No critico la coincidencia sino una actitud que hace
aparecer hoy al Estado español como un ordenanza de los Estados
Unidos.

Entrando ya de lleno en el tema, a pesar de que la presidenta de la
Comisión y creo que también que los dos ministros lo han hecho al
inicio de la sesión, hay que reiterar una vez más nuestra condena sin
reservas a estos atentados, decir una vez más que el terrorismo no
tiene ni justificación ni legitimación y que hay unanimidad no sólo
en el Estado español, sino en toda la comunidad internacional en
buscar y castigar a los responsables de estos atentados. Se ha dicho
también por muchos analistas y por todos nosotros que el 11 de sep
tiembre



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empieza una nueva etapa de relaciones internacionales, pero quiero
destacar que empieza también un nuevo terrorismo -no lo destaco yo,
sino todo el mundo- que podríamos calificar como terrorismo de la
globalización. El 11 de septiembre aparece en el campo del terrorismo
lo que estábamos discutiendo hace tiempo, hace años, en relación a la
globalización. Creo que el terrorismo de la globalización ha
producido ya impactos terribles: la incertidumbre, el miedo y la
angustia. Hoy, en un periódico de Barcelona se dice que las máscaras
antigás se han agotado en Barcelona, y se dicen las cifras. O sea,
que se han agotado porque hay una psicosis en algunas personas de que
pueda haber nuevos atentados terroristas. Desde ese punto de vista,
también sería importante que, sin que esto suponga en ningún momento,
todo lo contrario, disminuir los mecanismos de defensa del Gobierno,
se lance continuamente un mensaje de tranquilidad y de sosiego. Es
seguro que todos somos hoy potencialmente objetivos del terrorismo,
pero no podemos andar por el mundo diciendo que pasado mañana va a
haber un atentado terrorista. También en algunas declaraciones que se
han producido me ha parecido ver una cierta irresponsabilidad al
hacer entrever que pronto va a haber terrorismo.

Cuando digo que estamos ante el terrorismo globalizado, hay dos
características que me interesa destacar, para luego explicar por
qué. Un terrorismo globalizado quiere decir un terrorismo con una
capacidad de actuación global, eficaz, preciso, que ha puesto de
manifiesto la vulnerabilidad de la mayor potencia del mundo y que de
alguna manera ha llegado incluso a ridiculizar el proyecto del escudo
antimisiles. La segunda característica -y yo creo que ésta es
fundamental- es que es un terrorismo que, al contrario de otros
terrorismos históricos, no está concentrado territorialmente, no está
jerarquizado y funciona en forma de red. Este es el terrorismo que
tenemos, y ante este terrorismo la pregunta es: ¿cómo le hacemos
frente? Aquí seguro que aparecen ya diferencias. O sea, hay que
luchar contra el terrorismo, hay que hacerle frente y la pregunta es:
si este terrorismo es distinto, ¿cómo se le hace frente? Yo creo que
hay que hacerle frente de dos formas: una, desarticulando la red
terrorista actual; y dos, haciendo todo lo posible para que no se
reproduzca. En ese sentido creo que son posiciones ingenuas o
utópicas aquéllas que simplemente piensan que hay que desarticular la
actual red terrorista diciendo que no hay causas y que no se va a
reproducir, como aquellos que plantean simplemente la lucha por unas
causas distintas, pero no la lucha contra el actual terrorismo. Desde
ese punto de vista, señor ministro, desde Iniciativa no compartimos
la actual orientación de militarización de la lucha contra el
terrorismo. Si usted quiere se lo diré de otra manera: la guerra no
es la solución, y con golpes de bombas no vamos a acabar con este
terrorismo. Usted decía: se están bombardeando objetivos militares.

Esto es cierto, pero a usted no se le escapa que ya ha habido
muertos civiles y que va a haber más. Pero el solo efecto de la
intervención bélica está provocando que centenares de miles de
personas que llevan años y años sufriendo el régimen talibán -también
la Alianza del Norte está en una situación absolutamente desesperada-
hayan dejado sus casas, sus pisos, sin saber dónde van, en una
situación de hambre y en invierno; y estas son víctimas también de
los bombardeos. No les cae la bomba, pero les cae el hambre, les cae
el frío, les cae el abandono de su casa.




La señora PRESIDENTA: Señor Saura, le recuerdo que ha compartido su
tiempo y debe ir terminando.




El señor SAURA LAPORTA: Sí, rápidamente acabo, señora presidenta.

Por tanto, de la acción bélica hay víctimas no de las bombas, sino
del miedo a las bombas. Hay certezas de las repercusiones negativas
que va a tener una acción bélica sobre el mundo árabe. Hay certezas,
estoy convencido y ojalá me equivoque, de que una acción bélica de
estas características va a generar más violencia, y tengo dudas de
que estos bombardeos sirvan para cazar a los terroristas. ¿Qué hay
que hacer? Pues yo creo que es fundamental la utilización de los
servicios de inteligencia contra el terrorismo, interceptar los
flujos financieros, acabando con los paraísos fiscales, interceptar
las comunicaciones electrónicas, y evidentemente, al final de todo,
debe haber actuaciones policiales y, fíjese, posiblemente también
actuaciones militares de determinados comandos. El aspecto central
para nosotros no es la militarización de la lucha contra el
terrorismo. Usted ha dicho: es que se está haciendo conforme al
derecho internacional. No tengo tiempo aquí de discutir esto, pero sí
para decirle una cosa. Es evidente que el 11 de septiembre pone
encima de la mesa que hay un déficit internacional en relación a la
lucha contra el terrorismo, y por tanto un reto de la comunidad
internacional es avanzar hacia una convención internacional sobre el
terrorismo que unifique conceptos, que regule normas y que proponga
la ratificación del Tribunal Penal Internacional. Acabo diciendo que
con todo esto, a nuestro entender, es con lo que hay que luchar
contra el actual terrorismo. No hay causas del terrorismo -digo
causas, no justificaciones-, no existen células cristianas europeas
matándose por el mundo, y evidentemente en las células islamistas no
hay ninguna justificación ni en el Islam ni en ningún sitio para
matar a gente, pero hay un caldo de cultivo de la situación
internacional. He de decir aquí, aunque no tengo tiempo para
explicarlo, porque la señora presidenta me está mirando, que el que
no se reproduzca la red terrorista significa luchar por un mundo
justo y significa también decirle a Estados Unidos, y esto no es
hacer antiamericanismo, que una parte importante de su política en
los últimos años ha sido una política desestabilizadora cuando no ha
ratificado el Tribunal Penal Internacional,



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cuando ha rechazado el verificar la aplicación del tratado que
prohíbe las armas biológicas que hoy están en el centro del
peligro...




La señora PRESIDENTA: Señor Saura, me temo que no le basta con las
miradas de la presidenta. Le recuerdo que lleva su grupo ya 16
minutos interviniendo, por lo que le ruego en este momento que dé por
finalizada su intervención.




El señor SAURA LAPORTA: Acabo. Simplemente treinta segundos, señora
presidenta.

El planteamiento que estoy haciendo no es un planteamiento ni ingenuo
ni antiamericano. A mí me parece que es ingenuo pensar que con bombas
se acaba con el terrorismo y que es ingenuo decir que sí a todo a
Estados Unidos sin plantearle también la necesidad de que juegue otro
papel en un nuevo orden internacional.

Muchas gracias, por su generosidad, señora presidenta.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Vasco (PNV), tiene la palabra la
señora Uría.




La señora URÍA ETXEBARRÍA: Doy las gracias a los ministros de
Exteriores y de Defensa, señores Piqué y Trillo, por permitirnos
conocer de viva voz los hechos que están ocurriendo en Afganistán y
las decisiones del Gobierno español sobre ellos. Lo han hecho ustedes
asimismo en llamadas telefónicas al portavoz de nuestra formación
política y lo hacen ahora, aunque, como es lógico, no nos aporten
mucha más información que la que ya podemos conocer por unos medios
de comunicación volcados en rastrear hasta el mínimo detalle los
efectos de los bombardeos y la inestable situación política en
Pakistán. Echamos en falta una presencia más temprana del presidente
del Gobierno en esta Cámara. Está prevista para el día 18, y quizá,
también es justo reconocerlo, para entonces tenga mayores elementos
de juicio o mayor capacidad de sosiego, pero la inmediatez en la
reacción, en dación de explicaciones a la Cámara, sí que se ha echado
en falta. Entendemos que, como Estado, España ha hecho lo que era
procedente hacer en unas circunstancias como éstas al ser miembro de
la OTAN, tener compromisos internacionales, conocimiento de un
terrorismo desgraciadamente longevo y una situación estratégica que
de momento se limita a la prestación de las bases y a poner a
disposición las fragatas Extremadura y Santa María y el cazaminas
Tambre, integrados en la flota procedente de la Alianza Atlántica. De
ahí que, siendo conscientes de la dimensión y el protagonismo
español, sin abdicar un ápice en la coordinación necesaria de los
servicios de información para actuar contra un terrorismo
globalizado, sin cuya eficacia seguirá golpeando, creemos que el
Gobierno debería hacer especial hincapié en dos asuntos que nos
parecen prioritarios: el primero es de índole pedagógica. Sería
necesario enfatizar hasta el
cansancio que esto no es una guerra entre civilizaciones. Esto no es
una lucha contra el Islam, sino contra el terrorismo. Así lo ha
expresado el señor ministro de Asuntos Exteriores, pero no le hemos
oído que se haya hecho nada. Para ello creemos que hacen falta gestos
continuos de acercamiento a ese mundo. Se me permitirá que me refiera
al propio monarca, el jefe de Estado, el presidente de Gobierno, o
esta misma Comisión de Exteriores no han hecho ningún gesto con las
colectividades musulmanas de este país, a las que se está poniendo
peligrosamente en punto de mira de actitudes racistas, xenófobas o
meramente vengativas. Todo lo que se haga en reuniones, campañas,
acercamiento humano a ese mundo, no sólo no es ocioso, sino que es
una inversión en estabilidad futura. Creemos que ahí no se ha actuado
suficientemente y con un plan establecido.




En segundo lugar, es también preciso reconocer que España, al estar
localizado el foco del conflicto en lugar tan especial y anunciarse
una guerra larga y quizá sucia sin movimientos de tropas, debe poner
todo su empeño en sensibilizar de manera monocorde de que si no se
resuelve el problema palestino no habrá solución estable. El 80 por
ciento de la situación que alienta a este terrorismo es el problema
palestino. Todos recordamos la noche de Navidad en Belén, el
presidente Aznar con el presidente de la Autoridad Palestina, Yaser
Arafat; recordamos Madrid como sede de la Conferencia de Paz sobre
Oriente Medio o la incesante actividad que ha desarrollado el
embajador Moratinos y una cierta autoridad moral también para acceder
a ese mundo sin mayor recelo o, por lo menos, eso es lo que se nos ha
hecho creer durante los años pasados. Por todo ello, y si otros
focalizan el objetivo en la guerra en la que España creemos que
directamente poco tiene que hacer, salvo asistir quizá a reuniones y
foros, el Gobierno debería dedicar su actividad a presionar para que
se aborde de una vez la estabilidad en Medio Oriente. Sin este
requisito no habrá nunca paz estable en la zona. El Gobierno sabe que
tiene tras de sí una mayoría social que no entendería que la tragedia
del 11 de septiembre quedara sin una respuesta adecuada,
proporcionada y a todas luces legítima, pero hay en juego mucho más
que el prestigio de la maquinaria militar estadounidense: en primer
lugar, el futuro del pueblo afgano y la estabilidad en la zona,
particularmente de Pakistán; en segundo lugar, la cohesión de la
coalición, que es tanto como decir el equilibrio entre Estados Unidos
y sus aliados; y en tercer lugar, la erradicación del terrorismo que
representa Bin Laden y que no acaba en él. Pero lo más importante a
corto plazo es evitar la venganza que este fanático profetizó y que
el problema de Oriente Medio, repetimos, alienta.

En el momento presente, el peligro es que se reaccione según formas
anacrónicas de pensar con respecto a la guerra y en el ardor del
momento se empeore la situación todavía más con ese absurdo de un
lenguaje y



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una conducta que también es propia de talibanes, aunque se haga desde
otros foros, con expresiones tales como 'dadnos a nuestros enemigos
vivos o muertos'. Las consecuencias podrían ser incluso más terribles
de lo que ahora podemos imaginar. La alternativa es reconocer la
novedad de la situación actual al aprender las lecciones de otras
nuevas guerras más pequeñas que han existido y las profundas
dificultades de alcanzar una victoria militar que tenga sentido e
involucrar a la gente en un proceso político y no en un proceso
militar y asegurarse de que los medios y los fines políticos se
engranan en la búsqueda de la justicia y de la paz. Sabemos que no es
una alternativa fácil, pero a la larga creemos -esa es la percepción
de mi formación política- que es la única esperanza. Un nuevo pacto
global o una nueva globalidad para la justicia y para la paz tiene
que reemplazar a las políticas de los fanáticos, de los talibanes y
de las turbas de linchamiento y quizá es aquí donde cabría hacer
alguna referencia, como se ha hecho por un portavoz anterior, a las
expresiones vertidas esta mañana con ocasión de la presentación de
los presupuestos en alguna Comisión de esta Cámara. Si lo que se ha
querido manifestar es que está presupuestada una posible utilización
del artículo 155 de la Constitución, previsto para circunstancias
excepcionales, nos parece un despropósito. No será esta diputada
quien atice fuegos de semejante índole sin conocer, además, si ha
habido posterior matiz o desmentido. Repito que no insistiré en ello,
no entraré en detalles, pero de ser lo que se ha dicho que se ha
dicho lo consideraríamos un auténtico despropósito.

A la espera de otras explicaciones del presidente del Gobierno, por
supuesto, el día 18, esa es hoy por hoy la postura de la formación
política a la que represento.

Señorías, señores ministros, señora presidenta, muchas gracias.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo de Izquierda Unida, tiene la
palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Señorías, lo mismo que existe una economía
de guerra que reduce los alimentos se está empezando a incentivar una
filosofía de la guerra que reduce los alimentos de la libertad, que
reduce la libertad misma, fundamentalmente cuando se intenta marcar
en declaraciones rotundas, incontestables, por televisión una línea
divisoria entre los buenos y los malos. Hay que alinearse, no hay
neutralidad posible. Por eso hoy no vienen ustedes aquí a informar
sino a justificar; ustedes no vienen a pedir permiso a la sede de la
soberanía popular y nacional. Ustedes vienen fundamentalmente a
cubrir apariencias; ustedes vienen forzados, como vendrá el
presidente el día 18, porque intentan una política de hechos
consumados con respecto a un país que no quiere la guerra, a un país
que no quiere participar en una guerra, a un país que considera
deleznables los hechos terroristas a los que
hay que responder desde la filosofía de la lucha antiterrorista, pero
que no quiere la guerra. Desde ese punto de vista nuestra posición se
conoce: no aceptamos la guerra, no aceptamos el terrorismo. Queremos
que se aplique la dialéctica de la justicia y nunca la dialéctica de
la venganza; queremos que se aplique la filosofía de la paz y no la
filosofía de la guerra. En este momento, la idea fundamental que
debiera mover al Gobierno es el intento de parar la guerra, porque a
nuestro juicio la guerra no es otra forma de hacer política, como
dijeron algunos clásicos, es la forma de sustituir, es la forma de
acabar con la política, es el fin de la política. La guerra no puede
ser siquiera la última instancia, la última oportunidad, porque hay
gente que pregunta: ¿Para cuándo entonces la guerra? Para nunca. Es
la política. ¿Se acaba una oportunidad política? Hay que empezar otra
oportunidad política. ¿Se acaba una oportunidad diplomática? Hay que
empezar otra dialéctica diplomática. Política, política; diplomacia,
diplomacia.

Efectivamente, ha habido un acto más que de terrorismo de
megaterrorismo contra objetivos de los Estados Unidos, entre ellos,
una de las ciudades más interesantes y progresistas del planeta,
Nueva York, y ahora se trata de perseguir a los terroristas, de
cogerlos; se ha dicho incluso que se sabe el área donde están. Se
empezó a negociar y se terminó de pronto sin ver las condiciones
concretas en las que podía establecerse la captura de los terroristas
en contacto con Pakistán y con Afganistán. Nosotros pensamos que ahí
aparece el primer inmenso error: bombardear un Estado. Cuando se
bombardea hasta la montaña más remota de un Estado se está
bombardeando a todo el Estado, y no basta con la filosofía de los
hechos colaterales, de las consecuencias colaterales, porque incluso
ya hay caídos pertenecientes a la ONU. Ahí está el gran error. Se
está transmitiendo la idea, al presentarse los americanos en el
despacho del embajador de Irak, de que tengan cuidado y a los
miembros de la televisión de Qatar se les ha dicho: Ojo, tened mucho
cuidado en adelante con lo que estáis transmitiendo. Ese es el primer
gran error. El señor Bin Laden, el terrorista Bin Laden, el
megaterrorista Bin Laden de pronto se está convirtiendo en un líder
político mundial. Se bombardea un Estado, se dice que la guerra va a
ser interminable y aparece de pronto alguien que quiere convertirse
de megaterrorista en político, aparece alguien que quiere encabezar,
liderar una parte del mundo musulmán, 1.200 millones de criaturas,
y que a partir de ahora quiere servir como punto de referencia
indispensable del Tercer Mundo, ese mundo que se muere de hambre. Por
tanto, ahí está el primer error. No se ha tenido en mente que los
países están vivos y tienen contradicciones. En Pakistán hay ya
200.000 soldados en la calle intentando parar la protesta popular.

¿Qué pasa en Indonesia? ¿Qué va a pasar en el resto de los países
islámicos? ¿Qué va a pasar con las contradicciones reales in situ?
¿Cómo se solucionan? ¿Bombardeando ahora? Son contradicciones que



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están surgiendo. De nuevo estamos creando un monstruo, pero por
desgracia no sólo en su terreno, el terrorismo, sino en la política
mundial.

Señor Trillo, nosotros estamos aquí, no sólo en la casa de las leyes
sino en la casa de la soberanía popular. Esta casa debiera votar el
permiso para entrar en una guerra, artículo 63 de la Constitución;
esta casa debiera votar el permiso para que participen tropas
españolas en esa guerra; esta casa debiera autorizar una invasión
terrestre, con las consecuencias de todo tipo que se pueden derivar;
esta casa no sólo debiera ser sede de filosofías generales de cara a
los medios de comunicación, sino de discusión real y concreta. Por
ejemplo, respecto a lo que ha dicho el señor Piqué, ¿es cierto que
hay 3.000 camas preparadas en Rota para el caso de una agresión de
tipo bacteriológico? ¿Cuántos buques, de qué tamaño, qué nombres
tienen los que están pasando por Rota? Los aviones que pasan por
Morón ¿llevan municiones de uranio empobrecido? Porque para ciertos
blindajes que hay en la defensa que ha establecido el megaterrorista
Bin Laden se están utilizando acero, hierro y otros elementos que
sólo pueden ser penetrados por un cierto tipo de proyectiles. Ustedes
han dicho que la disposición de España y de las bases de Rota y Morón
es incondicional. ¿Qué significa exactamente eso? ¿Cuál es el
ambiente que estamos creando, señores Trillo y Piqué? En ese ambiente
que se está creando es donde caben las declaraciones del señor Moreno
Barberá esta mañana -y dichas están aunque el señor Trillo las haya
contradicho al entrar a esta Comisión-: Misiones antiterroristas en
el interior de España para combatir una amenaza contra la propia
supervivencia de nuestro país como nación. Según Moreno Barberá -y lo
repiten los distintos teletipos-, el Estado Mayor de la Defensa está
pensando en cómo se puede evolucionar hacia misiones en el interior
de nuestro territorio que no se contemplaban hasta ahora porque no
eran necesarias. ¿Cómo se puede evolucionar? ¿Se está creando el
caldo de cultivo para evolucionar hacia ese cambio radical, a esa
lectura absolutamente involucionista de la Constitución? ¿Qué va a
significar la nueva fase? De pronto todos estamos siendo agredidos.

¿Por quién? ¿Localizamos desde el punto de vista de la dialéctica
antiterrorista a ese quién o estamos siendo agredidos por los que hay
al otro lado de una raya, todos contra todos? ¿Cuál es la dialéctica
que se está empleando para intentar embarcarnos, más que a través de
la lógica y de la dialéctica, a través de un cierto miedo y una
cierta política de los hechos consumados? Habrá que ver las
cuestiones teniendo en cuenta las causas, nunca las justificaciones,
como decía el señor Saura anteriormente, lo que dijo creo que en esta
misma sala un embajador español: A partir de ahora el mundo no podrá
dormir tranquilo, la mitad porque no come y la otra mitad porque no
sabe lo que van a hacer los que no comen. Por otro lado, este tipo de
globalización que se está incentivando, que aparece
como una nueva estrategia de colonización financiera, ¿cómo se va a
combatir de cara a superar el hambre y todo tipo de necesidades, de
cara a evitar que se produzcan nuevos liderazgos, referencias
obligadas desde un amplísimo y muerto de hambre Tercer Mundo? Desde
el punto de vista de lo que está pasando en Palestina, agredida por
un gobierno terrorista, ¿no empieza la guerra y puede terminar en
Palestina? Porque no sé si tienen en cuenta las circunstancias de
países como Pakistán, Indonesia e India y otros países que se están
moviendo, que tienen su propia dinámica interna -Palestina- y que
aparecen posiblemente como un escollo. ¿Cómo habría que salvar los
escollos desde una filosofía de la guerra?
Señor Trillo, señor Piqué, nosotros pensamos que el señor Aznar está
despreciando con su ritmo lento a este Parlamento, a la sede de las
leyes, efectivamente, pero mucho más allá a la sede de la soberanía
nacional y popular; pensamos que hay discutir en el Congreso, no
militarizar el debate; pensamos que hay que votar como se hace en
muchos sitios, haya o no obligación, como hacen en muchas naciones a
veces sin obligación constitucional, máxime cuando la hay, y desde
luego dudamos de cualquier argumentación de filosofía de guerra que
se haga en un momento determinado. Nosotros pensamos que hay que
discutir si mandamos tropas españolas; no vamos a aceptarlo con las
fuerzas que tenemos sin que lo discuta y lo vote este Parlamento.

Nosotros no estamos de acuerdo en que se salga de la batalla que hay
que dar a fondo, colectivamente, en el seno de la legalidad
internacional a la lucha antiterrorista, a fondo, a tope, para poner
ante la justicia a los terroristas, si se quiere megaterroristas,
pero no pasar a una espiral, a una guerra que no sabemos qué
consecuencias va a tener. Cuando se marca una línea divisoria sin
posibilidad de neutralidad se están marcando dos partes que no vamos
a saber hasta el final cómo pueden cristalizar. De ahí que nosotros
pidamos trabajar para parar la guerra desde la política, para que no
muera la política también en la guerra -la política, la diplomacia,
hablar, dialogar, pensar-, sabiendo que las sociedades están vivas,
que tienen contradicciones, religiones, culturas y necesidades
propias muy intensas en muchísimos casos. Hay que trabajar de cara a
un nuevo orden internacional. Parece ser que estamos entre todos
-unos más que otros- diseñando una nueva fase. ¿En qué consiste? ¿En
reducir libertades, en bombardear, en marcar líneas divisorias que
nos van a poner en un sitio o en otro y el que no lo acepte es una
cosa u otra, en señalar la falta de capacidad política de cada país
para decidir su aportación, que tiene que ser, como en nuestro caso,
incondicional? Pues bien, desde esa óptica, desde ese discurso que
ustedes están utilizando, España aparece cada vez más ante muchos
ojos del mundo como una nación prepotente, una nación arrogante que
habla de incondicionalidades sin matizar. No vayamos a que mueran
también los matices.




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Termino, señora presidenta. Nosotros no estamos de acuerdo con la
filosofía de la guerra ni en última instancia. La política no puede
terminar nunca, la diplomacia no puede terminar nunca, tampoco debe
terminar hasta que no acabemos con la lucha antiterrorista. Pero esta
lucha no es una guerra, no puede ser una guerra, no debe ser una
guerra, teniendo en cuenta las condiciones concretas que estamos
sufriendo en el planeta. Señores Trillo y Piqué, saben ustedes que
este país no quiere la guerra. Ustedes van matizando sobre los hechos
consumados y repitiendo hasta la saciedad: aportaremos,
incondicionalidad, tropas terrestres, estamos amenazados, 3.000
camas, España, hay que participar a tope. Nos están metiendo de hoz y
coz sin que el pueblo lo discuta a través de los representantes de la
soberanía popular. Señores ministros, este Parlamento tiene que votar
-esta es nuestra posición- no a la guerra, no al terrorismo, sí a la
paz y a trabajar para parar la guerra en este momento.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió) tiene la palabra el señor Guardans.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Muchas gracias, señores ministros de
Asuntos Exteriores y de Defensa por sus explicaciones.

Yo querría empezar por orden inverso a como se han producido las
intervenciones, refiriéndome estrictamente a cuestiones de Defensa
para luego hacer reflexiones de carácter más político. Comparto en
nombre de mi grupo el frontispicio de la intervención del ministro de
Defensa y confirmo, por tanto, el apoyo del Grupo Parlamentario de
Convergència i Unió a las acciones armadas que se puedan tomar en
este caso; un apoyo que se basa también en el pleno convencimiento de
la legitimidad de la defensa individual y colectiva conforme al
derecho internacional manifestado tanto en las resoluciones del
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como en el tratado que dio
lugar a Naciones Unidas, que son fuente de derecho internacional,
como ha dicho el ministro y nosotros compartimos. Por tanto, desde
ese punto de vista queremos dejar claro que existen razones que
justifican, amparan y legitiman el uso de la fuerza en esta
situación.

Dicho eso, esperábamos un poco más de su intervención; esperábamos un
poco más de información. Sabemos que no saben. Hoy hemos sabido que
sí sabían el fin de semana un poco más de lo que la prensa había
dicho, pero en todo caso sabemos que no saben ustedes, como no saben
otros aliados -en ese caso no es crítica, es una constatación-
exactamente cuál es el próximo teatro de operaciones, pero quizá
precisamente por eso, porque no estarán ustedes revelando ningún
secreto que se les haya comunicado, no estaría de más que nos
hicieran partícipes de la reflexión que esperemos que estén teniendo,
porque algún tipo de reflexión
ha de tener en este momento el Gobierno y sus responsables militares
sobre cuáles son los próximos escenarios en términos estrictamente
militares, sobre todo desde la perspectiva española, cuando se está
haciendo pública la posibilidad de que España aporte no sólo apoyo
logístico sino apoyo real a unas acciones. Por tanto, querríamos
conocer un poco cuáles son a grandes rasgos los escenarios que
ustedes prevén como hipótesis, sabiendo que, como hoy mismo ha dicho
Bush en Estados Unidos que sus planes los conocen ocho personas, no
nos revelará usted ningún secreto. En cuanto al compromiso de poner
en juego tropas de tierra -luego me detendré en esto de nuevo-
nosotros, de entrada, en línea con lo que decía hace un momento,
aceptamos que es una posibilidad real y que se puede derivar de la
necesidad de comprometerse con los aliados, pero creemos que se tiene
que explicar de una forma radicalmente distinta a como se está
haciendo ahora. Luego volveré sobre ese tema pedagógico, pero es un
tema al que le damos toda la importancia. Me uno a esa petición de
explicaciones, que estoy seguro que sabrá dar el ministro, sobre una
intervención confusa -todavía no me atrevo a llamar lamentable porque
por ahora simplemente es confusa- del JEMAD esta mañana en la
Comisión de Presupuestos, que como mínimo desorienta y da una
sensación de que el ejército se va a dedicar a cosas que no le
corresponden para defender no sé sabe muy bien qué.

Yo querría hacerle dos preguntas que son también en parte
reflexiones, estrictamente en el ámbito de la defensa, sobre Kosovo.

Yo no creo que podamos hablar de lo que está ocurriendo en
Afganistán, de los compromisos internacionales en Afganistán,
olvidando los demás compromisos internacionales que están en vigor
para España, para la OTAN y para el conjunto de los aliados. Hoy se
hacía público -no sé si lo puede confirmar el ministro de Defensa-
que Estados Unidos va a trasladar parte de sus tropas de tierra
destinadas en Kosovo a Uzbekistán, sin que aparezca por ningún sitio
qué tropas de tierra norteamericanas van a ocupar ese lugar en
Kosovo. Si eso es así, yo querría que usted nos confirmara si estamos
ante la salida por la puerta de atrás de Estados Unidos de los
Balcanes, aprovechando la situación general en la que todos tenemos
la mirada puesta en otro sitio, para que el día en que este conflicto
acabe nos encontremos con que ya no hay tropas americanas en los
Balcanes, porque evidentemente tendría enormes consecuencias. Pero
además de eso, que es a medio y largo plazo, a corto plazo hay que
saber quiénes, cómo y de qué manera van a sustituir esas tropas
o quiénes, cómo y de qué manera van a ocupar o a desarrollar la
posición de la OTAN en Macedonia, que sigue estando al borde de la
guerra civil, exactamente como antes del 11 de septiembre, como sigue
habiendo hambre en Centroamérica y siguen ocurriendo otras muchas
cosas en el mundo; pero, concretamente en términos militares, en
Macedonia las cosas no están



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mucho mejor de lo que estaban antes del 11 de septiembre y las
necesidades militares siguen siendo las mismas. Sé que hay algún
compromiso de las tropas alemanas, que es como van a manifestar su
participación en el marco de los aliados, pero querría que nos
desarrollara cómo está esta cuestión.

Sin crear alarmas inútiles, también le pediría alguna precisión sobre
qué preparación existe en España en el ámbito de la guerra
bacteriológica y química. Entre crear alarma y mirar para otro lado
como si la gente no leyera los periódicos todos los días tiene que
haber un término medio. Por eso cuando La Vanguardia hoy se pone a
detallar dónde se encuentran las máscaras antigás en Barcelona, lo
que cuestan y hasta qué punto se están acabando, entre ese tipo de
información que da para todo tipo de alarmas y una información más
responsable desde el Gobierno prefiero que el Gobierno se moje
-permítame la expresión- y nos aclare dónde estamos y no solamente
qué riesgos sino también qué nivel de preparación hay.

En un plano más estrictamente político -y esto enlaza ya más y está a
caballo entre las dos áreas de los dos ministros que comparecen
porque afecta al conjunto del Gobierno- entendemos que falta
pedagogía, que se están ustedes explicando muy mal ante la sociedad
española. Están ustedes transmitiendo un mensaje confuso a la
sociedad. Cuando se reúnen ustedes en Bruselas, ya sea en el Consejo
de Ministros de la Unión Europea o en el Consejo Atlántico, aceptan y
abrazan la tesis de que estamos ante una amenaza de carácter general
y universal, y de ahí arrancan una serie de decisiones. En cuanto
regresan ustedes a Madrid en rueda de prensa lo que se transmite es
que aquí estamos ante el apoyo a un amigo que tiene problemas, un
apoyo a los problemas de otro, un apoyo que además -y son palabras
del propio ministro de Asuntos Exteriores en dos ruedas de prensa-
tiene como principal fundamento que como nosotros tenemos terrorismo
por supuesto que somos solidarios con el terrorismo de otros, como si
eso fuera lo único que está en juego aquí, o incluso declaraciones
del ministro del Interior diciendo que al fin y al cabo a nosotros no
nos va mucho en el juego porque aquí no nos va a pasar nada. Una de
dos, o esto nos afecta a todos, compromete a todos y sólo eso
justifica que España pueda sacrificar vidas de ciudadanos españoles,
o esto es simplemente el apoyo a los problemas de otro; si esto es el
apoyo a los problemas de otro, vamos a cambiar todos el discurso. Yo
entiendo, y creo que entiende en el fondo el Gobierno aunque no lo
diga así por las razones que sean, que esto sí es nuestro problema.

Ese es el discurso de Chirac y el de Blair y el de otros líderes
europeos. Cuando Blair interviene ante la Cámara de los Comunes no
habla de su propio terrorismo ni de la solidaridad con el dolor
ajeno, que es un argumento ad abundantiam, si me permiten la
expresión, a mayor abundamiento; habla de lo que está en juego, que
es nuestro sistema de libertades,
la garantía de nuestra seguridad, la estabilidad, nuestro propio
desarrollo, etcétera, en manos no del conjunto del mundo musulmán,
por supuesto, sino en manos de terroristas que tienen nacionalidades
diversas. Eso es lo que está en juego y o lo transmiten a la sociedad
o lo que consiguen es que la sociedad les vea sencillamente como
serviles amigos de un aliado a cambio de no se sabe muy bien qué,
influidos por un antiamericanismo superficial que todavía impregna
buena parte de la sociedad española. No se trata de transmitir
alarmas innecesarias, pero o comprometen ustedes a la sociedad
española con lo que está en juego, o se van a encontrar con la
oposición frontal a aquello que están ustedes empezando a pedir que
la sociedad española acepte, y esa contradicción la tienen que
superar.

Estrictamente en el ámbito de asuntos exteriores, querría preguntar
al ministro Piqué por la dimensión humanitaria. ACNUR, el Alto
Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, solicitó 30
millones de dólares para ayuda humanitaria urgente en este ámbito.

Según la información de que disponemos, no contrastada -yo
simplemente la pongo sobre la mesa sin haberla contrastado aunque
procede de fuente bastante fiable-, ACNUR ha recibido hasta este
momento 26 millones de pesetas. De esos 26 millones de pesetas
recibidos no hay ni un centavo de dólar procedente del Reino de
España. En este momento España todavía no ha puesto ni un solo dólar
a disposición de ACNUR; Alemania, 3 millones de dólares; Italia, 7
millones de dólares; Dinamarca, 1 millón de dólares; Canadá, 800.000
dólares; Suecia y Grecia, 500.000 dólares. Evidentemente en la Unión
Europea, en la que participamos todos como tal, el programa ECHO sí
ha puesto dinero. No sé si estos datos son ciertos o no, puede que no
lo sean o que no estén actualizados, pero en todo caso le agradeceré
que nos informe qué es lo que está haciendo España en el ámbito
estricto de lo que es ayuda humanitaria y en el marco de Naciones
Unidas, lógicamente, además de lo que pueda hacer con apoyo a las ONG
y demás. Es necesario en este frente un claro compromiso de España y
un liderazgo de España, próximo presidente de turno de la Unión
Europea, en el seno de la Unión Europea, y ese liderazgo en este
momento no lo vemos. No es incompatible con dejar claro
constantemente que estamos dispuestos a aportar tropas -es posible
que eso sea manifestación de nuestro compromiso-, pero queremos ver
un liderazgo también en lo que supone la dimensión humanitaria de
esta crisis, que no ha hecho más que empezar en su dimensión
humanitaria y que, como bien ha recordado el ministro, existía ya
antes del 11 de septiembre.

En una perspectiva más estrictamente política -y voy terminando,
señora presidenta-, no sé hasta qué punto -y hago más una reflexión
que una pregunta- desde occidente, desde lo que en este momento se
llaman los aliados pero muy especialmente los aliados occidentales,
puesto que efectivamente aliados en cierto



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sentido también lo están siendo otros, se está convirtiendo a Osama
Bin Laden en un líder político como no lo ha tenido el mundo árabe
prácticamente en todo el siglo XX, por lo menos no en los últimos 50
años, sólo comparable a Nasser, y apenas porque no tiene la marca de
ningún pasaporte, no viene con el rechazo y la enemistad que provoca
el hecho de que esté vinculado a un determinado Estado. Por tanto, al
convertir desde occidente, fundamentalmente desde Washington pero con
la complicidad de todos los demás y también de los medios de
comunicación, que siguen lógicamente el mensaje que se les transmite
en este caso, a veces de auténtica propaganda, por la dirección
política de los aliados; al convertir y focalizar el problema en una
persona con nombre y apellidos, que tiene los mismos medios de
comunicación a su disposición que cualquiera de los líderes
occidentales, se está creando un movimiento político, una unidad
política y un liderazgo político que no existía antes del 11 de
septiembre y que será muy difícil de deshacer. Yo no sé si es tarde
ya para corregir eso, pero en todo caso creo que es una reflexión que
hay que poner sobre la mesa, porque además ese líder político, por
muy criminal que sea, dice verdades. Hay criminales que dicen
verdades, y no se pueden desautorizar las verdades que se dicen
sencillamente porque quien las diga tenga las manos manchadas de
sangre. Y algunas de las cosas que dice ese criminal, hacia el cual
se enfoca toda esta acción, Osama Bin Laden, son realidades ciertas y
coinciden con el sentimiento profundo de una gran parte de la opinión
pública musulmana, que no compartirá sus medios pero sí los elementos
de denuncia que tiene su discurso. Ahí es donde la Unión Europea -y
el ministro de Asuntos Exteriores forma parte de la troika en este
momento y va a asumir la presidencia dentro de muy pocos meses-,
tiene un inmenso papel, no dando lecciones a nadie, pero haciendo la
reflexión política de que esto no es un problema sólo de misiles, no
es sólo un problema de lucha financiera contra el terrorismo, es algo
de mucho más calado y de mucha más profundidad.

Querría terminar citando un artículo de hoy de alguien que no es nada
sospechoso y que entiendo que ha tenido y tiene, y espero que siga
teniendo, el pleno apoyo de este Gobierno como lo tuvo del anterior,
Miguel Angel Moratinos, múltiples veces alabado en esta Comisión y
probablemente uno de los españoles que más de cerca conoce la
situación en el mundo islámico y en el mundo árabe: 'Resulta
reconfortante que casi todos los líderes occidentales, salvo alguna
excepción, hayan querido subrayar su deseo de distinguir entre el
Islam en cuanto cultura y civilización que debe ser respetada y
aquellos grupos que utilizan el islamismo político como vehículo para
hacerse con el poder. Aun cuando esta política declarativa es
necesaria no es suficiente; quizás lo fuese en los años noventa, pero
hoy se impone una política activa. No basta con afirmar respeto si en
la práctica nuestras políticas no lo hacen.

El mundo árabe-musulmán espera de sus socios occidentales menos
discursos y más acciones'. Pronto va a haber una conferencia
ministerial, convocada por la presidencia belga, de aplicación del
proceso de Barcelona; no sé qué resultado va a tener, pero ahí es
donde España tiene un papel de liderazgo en el seno de la Unión
Europea, en este ámbito; en el ámbito militar puede complementar pero
difícilmente vamos a ser nosotros los líderes.




La señora PRESIDENTA: El Grupo Socialista ha solicitado compartir su
tiempo. En primer lugar voy a dar la palabra al portavoz de la
Comisión de Asuntos Exteriores, señor Marín.




El señor MARÍN GONZÁLEZ: Señores ministros, señora presidenta de la
Comisión de Asuntos Exteriores, señor presidente de la Comisión de
Defensa, habrá un antes y un después, el futuro no será el mismo, un
nuevo orden internacional está emergiendo, estamos ante el primer
conflicto de la globalización. Muchas son las expresiones que estos
días están circulando en los medios políticos de comunicación donde
se toman decisiones para definir lo que ha pasado. Y fuera de
considerar en este momento y hacer una definición todavía mucho más
precisa de lo que aconteció y puede acontecer, todas estas
expresiones son coincidentes para definir que lo que pasó fue muy
grave y que seguramente la consecuencia de lo que pasó reflejará en
el sistema general de relaciones internacionales otra realidad
u otras realidades.

Señores ministros, el Grupo Socialista está de acuerdo con aquellos
que estiman considerar que la respuesta de Estados Unidos es
legítima, que debemos manifestar nuestra solidaridad sin fisuras con
los Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, que las Naciones
Unidas han producido un resultado muy positivo, particularmente la
Resolución 1373, que la Unión Europea ha dado pasos decisivos en la
definición y consolidación del espacio de justicia e interior y que
lleva razón el ministro Piqué cuando pone precisamente en evidencia
los logros que se están consiguiendo al introducir el valor de la
seguridad en su sentido más amplio y los esfuerzos que se están
haciendo para concretar medidas al respecto. Señor Trillo, que la
OTAN ha cumplido con su obligación activando por primera vez el
artículo 5º está justificado; que el Reino de España ha hecho lo que
tenía que hacer en el marco del acuerdo de cooperación con los
Estados Unidos; que esta vez el acompañamiento de ayuda humanitaria
ha funcionado desde el principio; que además la idea de recrear una
coalición global es positiva y digna de consideración, mejor una
respuesta apoyada por muchos que una respuesta unilateral, y que
debemos entre todos hacer un esfuerzo extraordinario para impedir lo
que se conoce como el choque de civilizaciones. A este respecto
quiero insistir en lo que ya señaló doña Margarita Uría.




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El secretario general de nuestro partido en el pasado debate del día
26 solicitó al presidente del Gobierno que algo tendremos que hacer
con las comunidades religiosas en España, que las hay, y que somos
todavía de los pocos países que no se han movido en esta dirección.

Yo espero que ustedes como Gobierno empiecen a manejar este dato
porque creo que es sumamente importante.

He hecho un relatorio de puntos y ustedes llegarían a la siguiente
conclusión. Así las cosas, aquí debería terminar mi intervención en
nombre del Grupo Parlamentario Socialista felicitando a los ministros
por su prestación. Pero hay algunos aspectos de la realidad que
quisiera desarrollar. En primer lugar, hemos pedido al Parlamento que
sea el lugar de concertación y de debate, y quiero de nuevo
formalmente señalarles que sin quebrar la Constitución y las
facultades constitucionales del Gobierno y de su presidente
consideramos que el Gobierno debería consultar al Parlamento en el
supuesto de que fuera necesaria una intervención de carácter militar.

Pero el Parlamento, aparte de ser lugar de concertación y de debate,
también debería ser -yo creo que lo es- un lugar de pensamiento, y
entonces vamos a intentar pensar juntos.

Señores ministros, yo les felicito por haber conducido la reacción de
la OTAN, de la Unión Europea; les felicito de verdad. Pero tengan en
cuenta que los momentos difíciles, los momentos de crisis, los
momentos trascendentes ponen a cada uno en su sitio o en el sitio que
cada uno ha sabido buscarse, como prefieran. En cuanto al dispositivo
militar parece obvio y evidente, porque nadie lo negó, que Estados
Unidos más el Reino Unido y los países de la OTAN -lo que el señor
Piqué dijo- van a conformar un sistema de respuesta militar de
geometría variable. Me parece muy acertado. Cada uno aportará lo que
tiene y será Estados Unidos el que elegirá las ofertas presentadas.

Está muy claro, señor ministro, que Estados Unidos desea compartir la
coalición, pero no desea disponer de una dirección colegiada de las
operaciones ni siquiera en el ámbito de la OTAN. Esto parece obvio.

No nos hagamos mala sangre y no determinemos que estamos moviendo el
mundo, que estamos moviendo la OTAN, señor Trillo, porque esto no se
tiene de pie. Esto que estoy diciendo ha sido publicado en docenas de
editoriales de todos los periódicos del mundo y se han hecho
comentarios al respecto. Nosotros pensamos que como Estados Unidos
tiene derecho a su legítima defensa la está ejerciendo como le
conviene y entiende que debe ejercerla, y en el ejercicio de su
legítima defensa, si no desea una dirección colegiada de las
actividades militares, nada que decir, lo comprendemos. Pero lo que
ya no comprendemos es lo que pasa en el Gobierno o lo que
aparentemente pasa en el Gobierno.

Es cierto que los Estados Unidos nos han clasificado y en la
presentación de lo que quieren, de acuerdo con su visión de la
legítima defensa, han hecho una serie de
referencias a los que ellos estiman legítimamente sus socios
privilegiados, que tampoco es un misterio: Australia desde Gallípoli,
Canadá desde Montecasino, sus primos hermanos de U.K., naturalmente
Francia por ser miembro del Consejo de Seguridad y Alemania, y han
hecho una tarjeta de visita y una presentación. Nada que objetar,
todos lo hemos visto por la televisión. Pero señores ministros,
tenemos la sensación desde el Grupo Socialista, que está colaborando
lealmente con ustedes, de que ha entrado una especie de angustia
existencial porque nos han colocado en la segunda tanda, y como a los
otros se les invita a la Casa Blanca -el último que estuvo fue ayer
Schröder, que hará su debate el jueves- como además es una
conversación con el presidente Bush y a nosotros nos toca
aparentemente, según ustedes, ración de vicepresidente, y además se
nos sitúa con Italia ¡vaya por Dios! pero también con Grecia y con
Turquía, ustedes empiezan a dudar de nuestra propia situación como
Reino de España. Ahí no les podemos acompañar; lo sentimos mucho pero
no les podemos acompañar. Y para colmo, como todavía no nos han
pedido tropas, se crea una situación que yo calificaría de necesidad
existencial del Gobierno a la que lamentamos mucho no poder
responder. Le dije al principio de mi intervención que, en el fondo
del tema, estamos de acuerdo en todo con el Gobierno, pero no en los
problemas existenciales de la gestión de esta crisis por parte de
ustedes.

Comprendo la incomodidad. Saben que suelo ser bastante riguroso
cuando cito; lo sabe particularmente el ministro de Exteriores. No
voy a citar el origen de la frase: Somos un grande entre los grandes;
¿le suena? Vamos a poner a España en el sitio que le corresponde; ¿le
suena? Somos actores globales; ¿le suena? Podemos ser -esto era en
condicional- un socio privilegiado al mismo nivel que UK y Canadá;
¿le suena? Y además somos un socio preferente y España va a ayudar
a los Estados Unidos no sólo como aliado sino por nuestra relación
preferente. No digo el origen de la frase. Comprendo su incomodidad,
la comprendo, pero eso nos le debe llevar a la angustia, a la
necesidad vital de que si España no pega tiros en Afganistán no somos
ya nadie. Están dando esa sensación, como decía muy claramente el
señor Guardans, y eso es malo desde el punto de vista de la opinión
pública. Los momentos trascendentes ponen a cada uno en el sitio que
tiene. Usted, al que le encanta Shakespeare -y yo he tenido
oportunidad de leer su libro-, lo sabe perfectamente bien, querido
amigo. En consecuencia, ahí no les podemos acompañar. Lamento tener
que significarme, pero tengo autorización para decirlo. Respecto al
fondo, estamos de acuerdo en todo. Si tenemos que intentar un tipo de
política determinada, lo intentaremos; si ustedes quieren tener
nuestro concurso para definir las condiciones de una participación
militar, de acuerdo, no hay ningún problema, no les vamos a crear
ninguna dificultad. El Grupo Socialista no se siente particularmente



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molesto por que la crisis nos haya puesto en nuestro sitio, y
probablemente lo que ustedes tendrían que hacer es empezar a revisar
cierta visión presuntuosa de nuestra situación internacional, porque
-probablemente no es el momento- hay algo que no funciona en nuestra
política exterior a partir de lo que está aconteciendo. ¿Hay
oportunidades para trabajar? Sí; algunos colegas ya lo han señalado.

Oportunidades hay muchas. La primera: Señor Trillo, ha hecho usted
una magnífica intervención cuando definía que este es un problema de
valores comunes. Lleva toda la razón, pero ¡ojo!, valores comunes:
derechos humanos, libertad, democracia, pluralismo. Habrá que
reconstruir Afganistán. Pero si está emergiendo un nuevo orden
internacional, que sea sobre valores comunes en materia de derechos
humanos, libertad, democracia y pluralismo. Lo que no podemos
consentir es que, por la necesidad de reconstruir un mundo diferente,
en lugar de alumbrar una nueva visión, todos aprovechen simplemente
para reposicionarse en el plano internacional. El siglo XXI no admite
que nos inventemos más mobutus, más situaciones difíciles de
controlar, y que lo que no se podía hacer antes del 10 de septiembre,
por razón de un pragmatismo - ustedes me entienden el mensaje-, ahora
tengamos que hacerlo. Reconstruyamos Afganistán, pero con rigor.

Hablaba de valores comunes. ¿La coalición global es una vuelta al
multilateralismo? En cierta manera, sí. No somos tan ingenuos como
para pensar que este nuevo orden internacional se va a construir en
cinco minutos, pero es muy positivo lo que está aconteciendo; también
para usted, señor Piqué, porque pedía un esfuerzo colectivo de todos.

Aquí le ofrezco nuestra visión del problema. Usted será presidente de
la Unión Europea en poco tiempo, ya está en la troika; nos va tocar
seguramente ejercer esta presidencia en un momento más avanzado de la
crisis, y probablemente tengamos más datos de la realidad. Magnífico
lo que ha hecho Naciones Unidas y la Unión Europea en materia de
querer estrangular el soporte financiero del terrorismo; hay que
hacerlo sin ningún género de dudas. Le digo francamente que yo no
esperaba que se aprobase la 1373; le soy muy sincero. Es un magnífico
avance. Se nos abre una oportunidad de debate -como reclamaban otros
portavoces- sobre lo que nos va a pedir la opinión pública. La
opinión pública nos va a decir: ¿Sólo para el terrorismo? ¿Y por qué
no lo ampliáis a la droga? ¿Y por qué no lo ampliáis a los paraísos
fiscales? ¿Por qué no se lo planteamos a aquellos que estando dentro
de la coalición se oponen? ¿Me entiende usted, señor ministro? Vamos
a construir un nuevo orden internacional, pero vamos a terminar no
sólo con los paraísos fiscales para el terrorismo, sino también para
droga y para otras cosas, como blanqueo de dinero o qué sé yo; sería
enormemente útil. Todos sabemos quiénes se oponen a este tipo de
medidas; vamos a convencerlos.

Tribunal Penal Internacional: lo decía con justicia el señor Saura.

Fíjese, artículo 5, competencias de la Corte: La Corte tendrá
competencias respecto de los siguientes crímenes: el crimen de
genocidio, los crímenes de lesa humanidad, los crímenes de guerra y
el crimen de agresión. ¡Dios mío! si figuraran los crímenes de
terrorismo qué facilito lo tendríamos ahora. Como presidencia de la
Unión no tendríamos que hacer pedagogía y probablemente la opinión
pública española estaría feliz del trabajo del Gobierno de convencer
a aquellos que no han querido firmar, y siguiendo la lógica de
Naciones Unidas, ampliarla a los crímenes de terrorismo. Sería muy
fácil para toda la humanidad y estaríamos alumbrando un orden
internacional diferente; sería hermoso.

Minas antipersonas: Bravo por el esfuerzo humanitario que ha hecho la
Unión Europea. ¡Dios mío! Lo que nos va a costar quitar los miles de
minas antipersonas que hay en Afganistán. Pero si tenemos la
Convención de Otawa sobre la prohibición y la destrucción ¡Hagamos el
esfuerzo de convencer a aquellos que todavía no han firmado! Nos lo
va a agradecer la humanidad.




La guerra bacteriológica: No hay que crear dificultades; lleva razón
el colega Guardans. Pero, querido amigo, existe la Convención de
armas químicas del año 1993, ¡Convenzamos de que en ese nuevo orden
internacional -esa es la batalla- el proceso de verificación que en
este momento está sin ratificar se ratifique! Porque sabemos los que
quieren y los que no quieren.

Señor Trillo, la exportación de armas: Usted ha cumplido
escrupulosamente con las minas. Con el capítulo de exportación, ¿qué
podríamos hacer? Algo así como pedagogía interna y externa para que
aquellos que son todavía reticentes den pasos sustanciales. Qué
catálogo les estoy haciendo.

Por último, la reforma de la ONU, no coyuntural, para sacar adelante
la coalición, sino la reforma de la ONU, de la globalización, del
Gobierno global. Se da la circunstancia de que los actores
principales de esta nueva coalición, de este paso importante hacia un
nuevo multilateralismo, de una manera u otra, son fundamentales para
resolver algunas de las cuestiones que acabo de señalar.

Finalmente quiero decirles algo. No se trata de justificar, ni
siquiera de explicar la violencia, pero tenemos que conocer,
comprender y en consecuencia responder frente a esta nueva realidad;
hay que hacerlo. En este sentido les confirmo que podemos tener un
problema de opinión pública, señores ministros; podemos tenerlo. El
Gobierno, los partidos políticos y todo el mundo que se interese por
estas cuestiones tienen que hacer un enorme esfuerzo de pedagogía
porque podemos tener en España un problema de opinión pública.

Probablemente, la forma que tendremos de presentar este tema a la
opinión pública es decirle que no vamos a perder nuestro tiempo en
magnificar o no si nos han invitado a



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un episodio militar, que para nosotros es secundario. Vamos a rehacer
el discurso de nuestro estatuto internacional; no es dramático, pero
lógicamente va a haber demandas muy precisas de la opinión pública
acerca de alguno de los puntos que acabo de señalar. A eso es a lo
que tenemos que responder.

Aquí termino, señora presidenta, señor presidente, señores ministros.




La señora PRESIDENTA: Señor Marsal, su grupo ha decidido compartir el
tiempo de intervención, y le recuerdo que el portavoz de la Comisión
de Asuntos Exteriores ha consumido 19 minutos largos, por lo que en
tres o cuatro minutos tiene que hacer S.S. su intervención. (El señor
Marín González: Es usted muy generosa.)



El señor MARSAL MUNTALÁ: Señora presidenta, señor presidente, señores
ministros, después de la intervención del señor Marín y de su
profundidad me podría ahorrar mi intervención sin embargo, me van a
permitir que con gran rapidez incluya algunas reflexiones desde la
perspectiva, tal vez más pedestre, de los aspectos de defensa. Si hoy
tenemos esta reunión conjunta de las dos comisiones es precisamente
porque la lucha contra el terrorismo ha entrado también en su aspecto
de lucha militar, y es un buen momento para que recordemos algo en lo
que estamos de acuerdo, así al menos ustedes lo han manifestado, que
la lucha contra el terrorismo es compleja, que las acciones militares
son una parte de esta lucha y ni tan sólo son la parte central ni
fundamental, a pesar de su posible espectacularidad mediática, y que
la respuesta en términos militares debe ser proporcionada, como usted
ha dicho, señor Trillo, pero yo añadiría que además debe ser
inteligente para evitar más problemas que los que debe solucionar.

Nosotros esperábamos en esta comparecencia de los dos ministros, del
señor Trillo como ministro de Defensa, que se nos expresara con mayor
claridad y detenimiento la posición del Gobierno ante su posible
participación militar en diversos escenarios posibles. A través de la
prensa se han avanzado ya posiciones, pero es aquí en el ámbito
parlamentario donde usted debe informarnos más extensamente de sus
reflexiones y sus conclusiones. Ayer se reunieron el presidente del
Gobierno, usted mismo y la Junta de Jefes de Estado Mayor. Reservando
todos los aspectos confidenciales que haya que reservar, teniendo en
cuenta la información a veces contradictoria y en algunos casos creo
que incluso equivocada que ha aparecido en los medios de
comunicación, seguramente nos puede dar más información. Estoy
convencido de que nos va a dar más información porque no creo que nos
haya traído el power point para pasarnos un spot publicitario, sino
para explicarnos más. Podía haberlo hecho en la primera intervención
y seguramente esta respuesta podría tener más contenido.

Esta mañana en la Comisión de Defensa, en el debate de las
comparecencias de presupuestos, formulábamos distintas preguntas
sobre los aspectos económicos y las capacidades que podían suponer
para nuestras Fuerzas Armadas la posible implicación militar, directa
o indirecta, en la zona o en otras zonas en las que existen
conflictos. Aprovechábamos la ocasión -y lo repetimos aquí- para
expresar nuestro apoyo y reconocimiento al gran trabajo que están
haciendo nuestras Fuerzas Armadas en otros conflictos y que sabemos
que sea cual sea el trabajo que les toque en este momento van a
cumplirlo con la misma eficacia que hasta ahora lo han cumplido y que
son y seguirán siendo misiones establecidas claramente por la
Constitución. Ha habido referencias anteriormente a unas expresiones
confusas e inadecuadas que se han producido en el transcurso de
aquella Comisión, que sabemos han sido desmentidas y clarificadas
varias veces posteriormente. Sin embargo, creo que debemos aprovechar
la ocasión para dejar claro a este Parlamento y a toda la ciudadanía
que nuestras Fuerzas Armadas tienen claras cuáles son sus misiones y
que sus misiones son únicamente las que fija la Constitución y entre
ellas no está la lucha contra el terrorismo interior. Estamos de
acuerdo, reafirmémoslo y aprovechemos la ocasión.




La señora PRESIDENTA: Señor Marsal, ha sobrepasado su tiempo con
creces. Le ruego que vaya terminando.




El señor MARSAL MUNTALÁ: En un minuto, señora presidenta.

A veces, señor Trillo -y se lo he dicho personalmente-, sus
posiciones han contemplado demasiados adjetivos y pocos sustantivos.

El papel que España vaya a jugar en esta crisis y el prestigio que
pueda adquirir será por los sustantivos y no por el uso de los
adjetivos. Tenemos las capacidades que tenemos y hemos de saber
utilizarlas inteligentemente, tanto las que son militares como las
que no lo son. El prestigio de nuestras acciones humanitarias en los
Balcanes ha sido reconocido internacionalmente. Esta crisis también
va a requerir acciones humanitarias. Acabo...




La señora PRESIDENTA: Señor Marsal, no puedo dejarle más tiempo,
aunque si es una frase para rematar, termine.




El señor MARSAL MUNTALÁ: Es sólo una frase.

Señor ministro, usted nos ha dicho que en la reunión informal de
ministros de Defensa lideró unas posiciones que fueron aceptadas.

También ha dicho textualmente que el Consejo Atlántico debía ser
informado permanentemente. Estamos de acuerdo. Estoy convencido de
que lo que usted exigía en el marco del Consejo Atlántico también lo
exigirá en el marco parlamentario y, en este caso, como responsable
del Gobierno, se comprometerá hoy mismo con toda claridad a mantener



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informadas y en debate a estas comisiones y al conjunto de la Cámara.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Popular, tiene la palabra el señor
Arístegui.




El señor ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: Señora presidenta, señor presidente
de la Comisión de Defensa, quiero felicitar a los señores ministros
por su comparecencia y felicitar también al Gobierno por la
transparencia que ha demostrado, por la voluntad de informar a
quienes somos los depositarios de la soberanía nacional. Creo que esa
voluntad de información por parte del Gobierno se ha visto claramente
refrendada por esta su tercera comparecencia ante esta Comisión,
señor ministro, la futura comparecencia que será la segunda del
presidente del Gobierno, y esta que es la primera y seguramente no
será la única del señor ministro de Defensa.

España ha apoyado a los Estados Unidos y a sus aliados. Era lógico.

En esta lucha nos jugamos mucho. Yo creo que el Gobierno lo ha dicho
por activa y por pasiva. Siempre hemos dicho -lo ha dicho el
presidente del Gobierno y lo ha dicho el ministro de Asuntos
Exteriores- que es sin duda la amenaza, el riesgo más serio ante el
que se enfrentan nuestras democracias desde la Alemania nazi y la
barbarie fascista. El argumento que se ha presentado de la
solidaridad con quienes sufren el terrorismo no puede ser obviado
tampoco puesto que nosotros hemos sufrido ese azote, esa lacra, esa
plaga durante tantísimo tiempo que este es el momento de demostrar
que no podemos estar en otro sitio que no sea a la vanguardia de la
lucha contra el terrorismo internacional, venga de donde venga. No
estamos haciendo ningún tipo de acopio de razón para luchar también
contra el terrorismo de ETA, ya nos asiste la razón de por sí. Somos
demócratas que luchamos contra criminales. Pero, además, tenemos que
pensar que esto no es una guerra -nadie ha hablado de guerra-, es una
lucha legítima contra el terrorismo. (Rumores.) Estamos hablando de
lucha. Si decimos guerra estamos legitimando al terrorismo y no
debemos hacer eso. Tampoco podemos ponernos ninguno en la
equidistancia entre los aliados y el terrorismo. No cabe, no hay. Yo
creo que en esta lucha sí hay claramente una línea y tenemos que
estar de este lado y no de aquel.

El Gobierno ha dicho por activa y por pasiva, lo ha reiterado hasta
la saciedad, que esta no es una guerra de civilizaciones, un choque
de religiones y ha hecho más que ningún otro Gobierno que yo haya
escuchado la diferencia clara entre islam e islamismo. No es lo mismo
el islam que el islamismo. Islamismo es el retorcimiento, la
manipulación malintencionada y sanguinaria de una gran religión
monoteísta que tiene un mensaje de paz, tolerancia y convivencia.

España ha estado a la vanguardia de este mensaje. Hemos estado a la
altura de las circunstancias; también hemos estado a la
altura de las circunstancias impulsando la actividad en el sistema de
Naciones Unidas; hemos estado a la altura también en el ámbito de la
Unión Europea y como nos ha demostrado el señor ministro de Defensa
en el ámbito del Consejo Atlántico. España ha sido pionera en el
establecimiento y en la ampliación de espacios de cooperación
internacional, creando, impulsando y consolidando el espacio de
libertad, seguridad y justicia. Lo hicimos impulsando el Consejo
Europeo de Tampere y sus 72 conclusiones que ya entonces se adelantó
bastante a muchas de las cosas que muchos gobiernos están empezando a
poner en marcha ahora. También insistimos, y lo recuerdo bien, en que
Europol tuviese competencias en lucha contra el terrorismo. Hoy todo
el mundo se felicita por ello, pero resulta que fuimos nosotros los
que lo propusimos. Bin Laden no es el líder del mundo árabe ni
pretende ningún árabe que lo sea. Bin Laden es el líder
autoproclamado de los islamistas, del mundo islamista, no del islam y
no del mundo árabe. Creo que darle esa consideración es un error
político. La estabilidad de nuestros aliados es una de las cuestiones
más importantes y justamente creo que España ha sido uno de los
actores más activos en el logro de la estabilidad de nuestros
aliados. Las giras de la troika, en la que participa el ministro de
Asuntos Exteriores, las giras bilaterales del ministro de Asuntos
Exteriores, los viajes del presidente del Gobierno, las gestiones
intensas telefónicas y personales, han sido de todos conocidas y,
además, han dado -creo yo- resultados más que visibles.

A corto plazo, hemos intentado consolidar y cimentar la coalición
internacional. A más largo plazo, tendremos que dotarnos de otros
medios para consolidar aún más a esos gobiernos, que son aliados de
Occidente y sin cuyo concurso sería imposible la victoria final
contra el terrorismo. Por tanto, apoyo a nuestros aliados de los
gobiernos árabes e islámicos, apoyo para que el islamismo
internacional no los pueda hacer caer y hacer con ello imposible
nuestra victoria.

Tenemos que poner buen cuidado en que el lenguaje que se use sea el
adecuado, y hemos logrado que ya no se hable de cruzada; hemos
logrado que ya no se hable de justicia infinita, y en eso creo
también que los aliados hemos tenido una aportación sustancial.

Además, tenemos que hacer un diseño de estrategia inteligente -se ha
dicho antes y estoy de acuerdo con ello- que permita a nuestros
aliados dar los argumentos adecuados para poder aplacar una parte
radicalizada de sus opiniones públicas y aportar con ello también
mayor estabilidad y tranquilidad a sus países.

Tenemos que buscar el diálogo, sí, pero con nuestros aliados, con los
países árabes y musulmanes moderados; es con ellos con quienes hay
que dialogar. Además, un diálogo fluido; se está haciendo, y cada vez
más y mejor. Estamos aportando argumentos sólidos para que ellos
puedan utilizarlos -lo hemos dicho-, y España puede tener un
importante papel para tender



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puentes con esta parte del mundo; ser, de alguna forma, los
embajadores de Oriente ante Occidente. Me felicito por la
convocatoria del Foro mediterráneo de Agadir. Me felicito también, y
nuestro Gobierno le felicita, señor ministro -porque, sin duda, la
mano de España se ve ahí-, por las nuevas relaciones que se han
iniciado con Irán y con Pakistán. Recordemos que España ha sido un
firme defensor del diálogo crítico con Irán, que empieza a dar sus
frutos.

Hay que evitar dar excusas a los terroristas, es verdad. Muchas
veces, los terroristas han utilizado conflictos irresueltos
legítimos, verdaderos, para justificar lo injustificable. Pero
recordemos lo que han dicho Yaser Arafat y Yaser Abed Rabo: ningún
asesinato puede justificarse por medio de la causa palestina. No lo
aceptan, no lo toleran. Justamente porque los terroristas hagan uso
de ese escudo, nosotros, las naciones democráticas, no podemos
renunciar en absoluto a resolver esos conflictos; pero porque es
justo hacerlo, no porque nos chantajee el terror.

Hemos hablado de legitimidad, de pruebas irrefutables. Los señores
ministros nos han vuelto a recordar la intervención del ministro de
Asuntos Exteriores el viernes pasado. Las pruebas que nos presentó
Estados Unidos han sido del mismo tipo y de la misma fuerza que las
que presentó a los demás aliados. Se ha aplicado el artículo 51 de la
Carta de Naciones Unidas; era un claro caso, clarísimo caso de
legítima defensa individual y colectiva. Además, se han aprobado dos
resoluciones de Naciones Unidas claves: la 1368 y la 1373. Algunas
formaciones olvidaron -lo olvidaron incluso al día siguiente de los
brutales atentados- que la 1368 había sido adoptada, y se hablaba de
falta de marco jurídico adecuado. Pues no, existía; y ahora, además,
la 1373, la que algún colega ponía en duda que se fuera a aprobar.

Pues se aprobó, y es un paso de gigantes en la dirección adecuada.

Los aliados, la coalición internacional contra el terrorismo, hemos
tenido una actuación prudente y sensata. Hemos esperado a localizar
los objetivos terroristas, hemos esperado a consolidar nuestra
coalición internacional, hemos esperado a tener las pruebas
irrefutables para demostrar que nos asistía la razón. La política de
defensa, decía el señor ministro de Defensa, está basada en la
Constitución y en la Carta de Naciones Unidas; y se ha demostrado una
vez más esa inspiración.




El 12 de septiembre, también el Consejo Atlántico, por unanimidad,
apoyaba el uso del artículo 5 en este caso. No es una novedad; en la
cumbre de Washington de 1999 se estableció que el terrorismo y el
crimen organizado eran una nueva amenaza; de las más serias amenazas
a que se podría enfrentar el mundo libre, las democracias. Por tanto,
y a instancias de la insistencia histórica de España, se incluyó el
terrorismo y el crimen organizado como parte de esas nuevas amenazas
y se ha ampliado el supuesto del artículo 5 -también
una vieja aspiración- a los casos de terrorismo. Y nos felicitamos
muy sinceramente por ello.

Habíamos pedido siempre que se hiciese un diseño más estratégico de
la lucha contra el terrorismo. Hasta ahora, por desgracia, habíamos
luchado contra un fenómeno transnacional claramente del siglo XXI con
instrumentos jurídicos y políticos más propios del siglo XIX que de
nuestra era. Pues bien, ahora empezamos a construir estos
instrumentos del siglo XXI. Empezamos a dotarnos del marco jurídico y
de los instrumentos eficaces para luchar contra esta plaga. Tenemos
la orden de detención y entrega; tenemos la competencia de Europol en
la materia; tenemos un diseño estratégico; hemos incluido el
terrorismo y el crimen organizado entre los supuestos de nuevas
amenazas.

Bien, esto no es nuevo, viene ocurriendo desde hace tiempo. Esto
demuestra que el sistema ha funcionado. Las democracias hemos podido
reaccionar de forma legal, justa, legítima, proporcionada, defensiva
y preventiva ante un ataque abyecto y repugnante del terrorismo
internacional. Con el terrorismo internacional no cabe paso atrás.

Dar un paso atrás respecto al terrorismo significa que renunciamos a
nuestros derechos y libertades fundamentales, a los sagrados
principios democráticos ante los que no podemos retroceder o
renunciar, porque nos jugamos lo más importante: nuestra libertad
y nuestra democracia.

Señores ministros, nuestro grupo quiere felicitarles efusivamente por
las actuaciones del Gobierno porque, ciertamente, han hecho ustedes
gala de la voluntad clara de este Gobierno de defendernos a todos, la
libertad de todos, la libertad del mundo libre. (Aplausos.)



La señora PRESIDENTA: Señorías, antes de dar paso a las
intervenciones de los señores ministros para responder a las
preguntas y observaciones de los distintos grupos, vamos a
interrumpir brevemente la sesión. (Pausa.)



La señora PRESIDENTA: Señorías, vamos a reanudar la sesión.

Tal y como habíamos dicho, en primer lugar, va a tener la palabra el
señor ministro de Asuntos Exteriores, señor Piqué.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): Voy a
intentar hacer algunos comentarios con brevedad porque soy consciente
de que la tarde está muy avanzada y para la Comisión de Exteriores
queda todavía mucha tarea, pero no me gustaría dejar de hacer algunas
consideraciones sobre afirmaciones que han hecho la diferentes
personas que han intervenido.

Siguiendo el mismo orden de intervención, empezaría por alguno de los
temas que ha suscitado el señor Rodríguez, del Grupo Mixto. Quiero
decirle que hay un punto que me gustaría enfatizar; aunque se ha repe
tido



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varias veces, lo ha repetido con palabras certeras el portavoz del
Grupo Popular, creo que es muy importante que insistamos en el
permanentemente. No estamos en una guerra contra otra cultura, contra
otra civilización, contra otra religión o contra el Islám. Tampoco
estamos -y después me volveré a referir a eso- en una guerra contra
ningún país, no estamos en una guerra contra otro Estado, sino que
estamos en algo que es sustancialmente distinto. Pero en ese
argumento de que no estamos en una guerra contra el Islám, además de
toda la labor diplomática intensísima que hemos ido desarrollando
muchas personas a lo largo de las últimas semanas, me gustaría
recordar unas circunstancias que me parecen muy claras y que
convendría que tuviéramos todos en cuenta, porque me parece que en
esa petición de hacer pedagogía que ha estado implícita y explícita
en muchas de las intervenciones y que desde luego yo comparto -yo soy
de los convencidos de que hacer política es, en buena medida, hacer
pedagogía-, convendría que retuviéramos.

La Alianza Atlántica y los diferentes países europeos miembros de la
misma, en los últimos años y en toda su historia, han intervenido en
dos conflictos bélicos, todos ellos en los Balcanes: en Bosnia-
Herzegovina, y después en la guerra de Kosovo. Ahora también hay
intervención, a través de un liderazgo político de la Unión Europea
pero con intervención militar de la Alianza Atlántica, en la ex
república yugoslava de Macedonia. Me gustaría recordar que esas
intervenciones, si se me permite la expresión, occidentales de la
Alianza Atlántica han sido siempre para evitar daños mayores a
colectivos de religión musulmana. Eso ha sido así en el caso de
Bosnia-Herzegovina, ha sido así en el caso de la guerra de Kosovo y
está siendo también así en la ex república yugoslava de Macedonia. Me
gustaría que se tuviera esa realidad en cuenta para que se pudieran
evitar hacer después determinados tipos de afirmaciones. Me parece un
punto importante. Por tanto que quede muy claro que en ningún caso
estamos en una guerra contra el Islám o contra otra religión o contra
otra cultura o contra otra civilización, sino que estamos en una
guerra de todos, de todas las civilizaciones, de todas las religiones
y de todas las culturas contra una gran amenaza que es común, que es
la amenaza del terrorismo. En eso estamos todos y por eso me permito
enlazar esos comentarios con alguna de las afirmaciones que ha hecho
también el representante del Grupo Mixto, el señor Saura. Ha hablado
en un momento determinado de una posición de subordinación a los
Estados Unidos. Esta es la misma que tienen todos los aliados,
exactamente la misma, idéntica y creo que además en coherencia con lo
que son nuestras obligaciones como aliados, como amigos, con un país
con el que tenemos un convenio bilateral en materia de defensa. Esa
posición de solidaridad con los Estados Unidos es una expresión de
solidaridad directa, absoluta. Yo he afirmado en varias ocasiones, en
las últimas
semanas, que ante los ataques del 11 de septiembre todos somos
norteamericanos, y que estamos en una lucha común en la que no se
debe distinguir entre terrorismos. Pero es cierto que hay sectores de
la sociedad española, entre ellos los que representa el señor Saura
o Izquierda Unida y algunos otros -y permítame que se lo diga no con
afán ofensivo sino como constatación-, que tienen un sentimiento
antinorteamericano evidente y que olvidan que en estos momentos
España tiene una clarísima obligación de comportarse sin ningún tipo
de ambigüedad y con toda la firmeza necesaria ante el terrorismo esté
donde esté. Ese argumento también lo he utilizado, pero no sólo ese,
y lo digo porque después me referiré a la intervención del señor
Guardans. Pero esa pretendida posición de subordinación a los Estados
Unidos, desde nuestro punto de vista, no sólo no existe sino que lo
que existe es una clara solidaridad, coherencia y consistencia con lo
que España tiene que hacer, con lo que España ha venido defendiendo y
con lo que España cree que debe seguir haciendo en el futuro.

Debo decirle también al señor Saura que estoy muy de acuerdo en otra
cosa que ha dicho, en muchas cosas, no en todas pero en algunas cosas
sí. Desde luego estamos ante un terrorismo, el del 11 de septiembre,
que tiene unas características específicas que no permiten
adjetivarle o calificarle desde el punto de vista del fondo moral de
manera distinta que a otros terrorismos, pero es cierto que requiere
de una respuesta global y compleja. Estoy dispuesto a afirmar aquí
que la respuesta, que también debe ser militar, como lo está siendo,
y sobre eso que no quepa ninguna duda, creo que desde el punto de
vista del largo plazo no debe ser necesariamente militar, sino que
tiene que ser política, económica, social, cultural, legal,
potencial, judicial, de todo tipo. Tiene que batirse en muchísimos
frentes, no precisamente militares, sino desde el punto de vista
conceptual en muchísimos frentes.

También quisiera hacer algún comentario en cuanto al desastre
humanitario. El desastre humanitario en Afganistán es previo al 11 de
septiembre. Es evidente que se va a agudizar, pero el desastre
humanitario es previo. Antes del 11 de septiembre había ya casi 3
millones de refugiados afganos en territorio pakistaní y
prácticamente 2 millones de refugiados afganos en territorio iraní.

Nada menos en un país que tiene solamente entorno a 22 millones de
habitantes. Por tanto, no desviemos las responsabilidades, es verdad
que se va a agudizar y que la comunidad internacional tiene la enorme
responsabilidad de dar una respuesta inmediata, seria, coherente y
acertada. Me referiré después a lo que estamos haciendo todos a
través de ACNUR y de otros canales para hacer frente a esa catástrofe
humanitaria que ya existe, insisto, desde hace tiempo, pero que ahora
no dudamos que se puede agudizar.

Respecto de la intervención de la señora Uría, tengo que decir que me
he alegrado muchísimo de escucharla.




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He tenido que esperar a comparecer conjuntamente con la Comisión de
Defensa para escuchar las opiniones del Partido Nacionalista Vasco,
porque desde hace año y medio no ha comparecido, que yo recuerde, en
la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los Diputados. Por
tanto he tenido una especial alegría al escuchar sus opiniones. De
toda su intervención, que me ha parecido muy interesante, quisiera
retener su referencia al problema palestino, que ha sido suscitado
también por otros intervinientes y al que yo doy una máxima
importancia. Por eso me he referido en mi intervención al mismo y por
eso ayer, durante el consejo extraordinario, una vez más nos
referimos ampliamente a esta cuestión, la discutimos en sesión
ordinaria y después, con carácter informal pero muy a fondo, durante
el almuerzo. Salió una resolución sobre el tema de Oriente Medio que
conviene que todos tengamos presente, porque contiene mensajes muy
claros a las partes y también a los Estados Unidos. Es una opinión
mía basada en una convicción personal muy profunda que sin la
involucración plena de los Estados Unidos en el conflicto de Oriente
Medio no puede haber una solución duradera. Por tanto, le agradezco
esa referencia al problema palestino, sobre el cual, evidentemente,
podríamos hablar muchísimo rato, pero que entiendo que no es el
objeto básico de la comparecencia de hoy.

También ha hablado de la necesidad de hacer gestos hacia las
colectividades musulmanas. Yo puedo estar de acuerdo con eso, pero
antes he mencionado la historia militar de la OTAN respecto a estas
cuestiones. Creo que nadie nos puede negar el énfasis permanente,
cotidiano, diario y constante que estamos poniendo en hacer
determinadas afirmaciones en ese sentido y el énfasis que hemos
puesto en la intensificación del diálogo político y diplomático con
todos los países árabes y musulmanes que nos ha llevado, a algunos de
nosotros de manera particularmente clara, a una gran cantidad de
países de esa creencia y que nos obliga a seguir en esa vía. Es
cierto que en estos momentos podemos afirmar con toda rotundidad que
ha habido un claro éxito en la conformación de una coalición
internacional contra el terrorismo, pero también es cierto que esa
coalición internacional contra el terrorismo, para que sea eficaz en
el medio plazo, debe resistir los embates que pueden venir por
determinados acontecimientos que puedan ir sucediendo, y no me
refiero sólo a los militares sino a otro tipo de acontecimientos de
carácter político, ideológico, etcétera.

Yo he mencionado una iniciativa, a la que le doy mucha importancia, y
que también ha recordado el portavoz del Grupo Popular, respecto a la
celebración de una sesión del Foro mediterráneo en Agadir, dentro de
unos pocos días, porque eso nos permite poner otro ejemplo que
permita visualizar el encuentro entre dos culturas, entre dos maneras
de ver las cosas, entre dos civilizaciones, entre dos religiones, si
se quiere, entre dos culturas que tienen bases en religiones
distintas
pero que han tomado la decisión estratégica desde hace tiempo de
cooperar a fondo y de perseguir objetivos comunes.

Respecto de la intervención del señor Alcaraz, la primera afirmación
sí me ha sorprendido, el resto no porque forma parte del discurso
habitual de su grupo. Decir que venimos forzados-Es la cuarta vez en
este mes que estoy aquí, la cuarta, y hay que tener en cuenta que en
el último mes he estado aproximadamente 20 días fuera de España. Si
no estoy mal informado, hemos comparecido a petición propia; pero es
que las tres veces anteriores que he venido a esta Cámara en este
último mes también he comparecido a petición propia. Cada uno puede
decir lo que quiera, pero eso de que venimos forzados, debo decirle
con todos los respetos que no responde a la realidad. Después ha
hecho otra afirmación con la que también estoy de acuerdo: que no hay
nadie que quiera la guerra. Es verdad, no hay nadie que quiera la
guerra. ¡Faltaría más!, pero también debo añadir que no creo que haya
nadie que defienda la libertad que quiera la desesperanza y el
desánimo frente a los ataques terroristas; que quiera que las
sociedades libres, tolerantes y democráticas se rindan frente al
terrorismo; que quiera que nuestras sociedades transijan ante el
terror o el totalitarismo; o que quiera reproducir determinadas
actitudes que las sociedades occidentales tuvieron en su momento
contra totalitaristas de la medida de Hitler, Stalin, Sadam Husein o
el señor Milosevic, a quien desde luego ustedes nunca han defendido,
pero también recuerdo que estaban en contra de la intervención
militar en Kosovo porque no les parecía bien que los occidentales
parásemos el genocidio y la limpieza étnica que se estaba produciendo
en aquel lugar. Todos tenemos que ser consistentes y saber de lo que
estamos hablando. No estamos bombardeando un Estado. La coalición
internacional no está bombardeando un Estado, está atacando las bases
de una red terrorista que ha recibido el apoyo de un régimen que
difícilmente se puede calificar de Estado en el sentido convencional
del término. Tampoco estamos ante una guerra convencional, no estamos
ante una guerra de la comunidad internacional contra Afganistán, sino
que estamos en un episodio más de una batalla muchísimo más compleja,
que tiene muchísimos más frentes que los estrictamente geográficos
desde el punto de vista militar y que nos va a exigir un trabajo de
años. En eso estamos y creo, además, que es en lo que debemos estar.

Decía usted que estamos en una nueva fase y en un nuevo orden. Yo
estoy absolutamente convencido de eso, pero hay un comentario que ha
hecho que no puedo compartir y que debo comentarle: que estamos ante
una nueva fase en la que estamos reduciendo las libertades. Yo no sé
de dónde saca eso. Le quiero decir algo que también ha expresado con
mucha claridad el portavoz del Grupo Popular: es verdad que estamos
ante una nueva fase y un nuevo orden internacional que nos obliga a
todos a repensar nuestros



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propios conceptos convencionales de la seguridad colectiva, de la
defensa; a algunos países el concepto de neutralidad, por ejemplo.

Muchísimas cosas tenemos que revisar, desde el punto de vista
nacional o multilateral, desde el punto de vista de los grandes
procesos de integración política internacional: en Naciones Unidas,
en la Unión Europea, en la Alianza Atlántica, etcétera. Lo que debe
quedar sin ninguna duda en esa nueva fase es la convicción de que lo
que estamos haciendo no son cosas que permitan reducir las
libertades: lo que estamos haciendo es defender las libertades sin
ningún complejo, estamos defendiendo nuestro sistema de libertades.

Eso es lo que tiene que quedar absolutamente claro y nadie puede
tener razonablemente dudas al respecto.

Entrando ya en la intervención del señor Guardans, le agradezco que
haya prestado pleno apoyo a las actuaciones militares de estos días;
pero a partir de ahí, con el afecto que sabe que le tengo desde el
punto de vista personal, debo decirle, con todo el respeto, que su
intervención ha sido de las más lamentables que he tenido ocasión de
oírle. (Rumores.) Sí, le diré por qué: porque en Washington van a
estar impresionados por la agudeza política del señor Guardans, que
supera a todos los analistas que tienen el Departamento de Estado, el
Pentágono y la propia Casa Blanca con relación al tratamiento
informativo y pedagógico que hay que darle al señor Bin Laden y al
grupo Al Qaeda. Tampoco me voy a resistir a transmitir su
intervención a su máximo jefe de filas porque me gustaría conocer su
opinión respecto de algunas de las afirmaciones que usted ha hecho.

(Rumores.) No quisiera insistir en estos puntos. En ese esfuerzo de
hacer pedagogía todos hacemos falta. Todos debemos hacerlo desde la
responsabilidad. Yo he escuchado la intervención del Grupo
Parlamentario Socialista y debo decir que, como es natural, no estoy
de acuerdo al cien por cien con todo -haré algún comentario al
respecto-, pero están contribuyendo -y yo se lo agradezco- a esa
pedagogía política; están contribuyendo -y yo se lo agradezco- a la
construcción de un consenso amplio, político, respecto a lo que
tienen que ser las responsabilidades de nuestro país en estos
momentos y yo se lo quiero agradecer. Insisto, no es que esté de
acuerdo con todo lo que han dicho el señor Marín o el señor Marsal,
pero sí valoro ese esfuerzo pedagógico. A mí me gustaría que otros
grupos que normalmente se han caracterizado por su responsabilidad
institucional hicieran también ese mismo esfuerzo y de ejercicio de
la responsabilidad. De la misma manera que en este contexto, con el
mismo afecto y respeto, debo darle las gracias por todas sus
lecciones respecto a cosas que estamos defendiendo desde hace mucho
tiempo en Oriente Medio y que el señor Moratinos y yo compartimos
desde hace muchísimo tiempo. Le agradezco también sus lecciones.

En cuanto a la intervención del señor Marín, ya he dado mi opinión.

Le agradezco su reconocimiento de
que estamos ante una respuesta legítima; su solidaridad plena con los
Estados Unidos; su reconocimiento de todo lo que se está haciendo en
diferentes ámbitos internacionales como Naciones Unidas, la Unión
Europea, la Alianza Atlántica, pero me gustaría matizar algunas
cosas. De acuerdo con que el Parlamento tiene que ser un lugar de
concertación; vamos a seguir haciendo un esfuerzo en este sentido y
el ministro que les habla está dando suficientes muestras de eso. En
cambio, no puedo estar de acuerdo con una interpretación que ha hecho
de algo que ha denominado así como angustia existencial. (Rumores.)
Yo he dicho estos días que no estamos en ninguna carrera de nada,
estamos expresando un compromiso y una disposición. Nada más que eso
y ¡faltaría más! Desde luego, yo no me siento incómodo. Por favor,
señor Marín, con todos los respetos y con el afecto que sabe que
también le tengo (Risas.), no descontextualice las frases. (El señor
Marín González pronuncia palabras que no se perciben.) No, no. Usted
ha citado unas cuantas cosas, pero no ha dicho en qué contexto ni en
qué términos se estaban produciendo. Si quiere entramos en ese
debate; pero si contextualizamos las cosas, al final, me da la
impresión de que quien tiene una cierta angustia no es el Gobierno
sino determinados sectores o dirigentes del Partido Socialista -de
ahora y de antes- porque nuestro país juega un papel adecuado a las
nuevas realidades y responsabilidades que, en función de esa nueva
realidad, debemos de ejercer. Estoy también de acuerdo con él en que
estamos ante la necesidad de un esfuerzo colectivo de todos. Ha hecho
un comentario sobre algo que también comparto, pero que él sabe que
es muy difícil. Me refiero a que el tercer pilar de la Unión Europea
y, en general, la actuación de la comunidad internacional no se
centre sólo en el terrorismo, sino que se centre en todas las
expresiones del crimen organizado y nada más lejos de lo necesario.

Es verdad que debe ser así en todas sus expresiones: crimen
organizado, básicamente los tráficos ilícitos ya sea de armas, de
estupefacientes o de personas. Esa ha sido siempre la posición de
España, lo va a seguir siendo y vamos avanzando paso a paso. En este
contexto estamos consiguiendo que no se identifique la lucha en la
actual crisis contra el terrorismo exclusivamente contra los comandos
-para entendernos- o contra las actividades terroristas en sentido
estricto, porque todos sabemos ya que eso está íntimamente conectado
con las redes de blanqueo de dinero, con las redes de tráfico ilegal
de personas o de estupefacientes. Es un campo clarísimo en el que
tenemos que ir avanzando con la ayuda de todos, pero no precisamente
por falta de convicción ni de impulso desde España, donde venimos
defendiendo eso, junto con lo del terrorismo, desde hace muchísimo
tiempo y ahora afortunadamente en muchos casos se nos empieza a dar
la razón. También se ha referido a la pedagogía y ha hablado de un
eventual problema de opinión pública. Es una obligación de



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cualquier Gobierno democrático estar muy atento a cuál pueda ser el
sentimiento de la opinión pública en una situación tan grave y tan
preocupante como la actual. Le agradezco que insista en que tengamos
esa sensibilidad, yo le aseguro que la estamos teniendo, pero hoy por
hoy no percibo en la opinión pública española -según los únicos
referentes objetivos que podemos tener, que son los sondeos-, en los
sondeos más serios que se hayan hecho, tengamos un problema especial
en lo que el Gobierno está haciendo. Para que siga siendo así -es
bueno que así suceda- hace falta que todos hagamos la pedagogía
necesaria, que hagamos política, que ejerzamos nuestra
responsabilidad. Eso es particularmente cierto para el Gobierno, pero
también lo es para el principal partido de la oposición y déjenme que
les diga para terminar, que también es cierto para todos los grupos
políticos que están representados en esta Cámara.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor ministro de Asuntos
Exteriores.

Tiene la palabra, a continuación, el señor ministro de Defensa.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Trillo-Figueroa y Martínez-Conde):
Gracias, señora presidenta, señor presidente de la Comisión de
Defensa. Señorías, quiero empezar agradeciendo a la práctica
totalidad de los portavoces la ratificación de la calificación que,
en torno a la legitimidad de la intervención, he realizado en mis
primeras palabras. Prácticamente a excepción del señor Alcaraz, todos
han coincidido, al menos en el espíritu, con esas primeras y últimas
palabras mías.

Respecto de una alusión reiteradamente presente en las intervenciones
de SS.SS. en relación con unas declaraciones del jefe del Estado
Mayor de la Defensa esta mañana en la Comisión de Presupuestos, a la
hora de comparecer para detallar aquellos cuya gestión está
encomendada al Ministerio de Defensa, al llegar esta tarde a la
Cámara -como algunos de ustedes han tenido ocasión de comprobar, pero
lo quiero decir con toda solemnidad en esta sede-, he tenido
oportunidad de desmentir esas interpretaciones de las palabras del
almirante Moreno Barberá en todos sus extremos y con toda rotundidad.

No sería suficiente que yo les dejara clara cuál es la posición del
Gobierno si a su vez no añadiera de inmediato que esta misma mañana
he recibido en mi despacho al almirante Moreno Barberá que,
consciente de lo que entiende ha sido una mala expresión o una mala
interpretación de sus palabras, ha querido hacer público el siguiente
desmentido, que me gustaría que constara en el 'Diario de Sesiones'.

A través de un teletipo de la misma agencia, que ha hecho esa
interpretación de sus palabras, el JEMAD ha manifestado que se
referían a los ataques como los del 11 de septiembre en Estados
Unidos y que, en modo alguno, se referían a España ni a la situación
que en nuestro
país se vive desde hace tantos años. Considera el jefe del Estado
Mayor de la Defensa que se trata de una interpretación inadecuada de
sus manifestaciones y quiere aclararlo con toda rotundidad, tanto en
cuanto a las circunstancias como en cuanto al contenido. En cuanto a
las circunstancias, dice el teletipo entrecomillado: 'Se trataba de
responder a una pregunta del portavoz del principal partido de la
oposición, don Jordi Marsal, sobre la preparación de nuestras Fuerzas
Armadas y el proceso de revisión estratégica en relación con las
nuevas amenazas en el nuevo contexto internacional tras el 11 de
septiembre'. Respecto del contenido - añade el almirante-: 'En ningún
momento se ha referido al empleo de las Fuerzas Armadas en misiones
interiores de las que actualmente tienen encomendadas las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado'. Concluye que ha querido referirse
en todo momento a ataques como el producido el 11 de septiembre en
Estados Unidos, ataques provenientes del exterior de manera
organizada y con los que se pusiera en peligro la existencia misma de
España como nación.

Estas declaraciones dejan el asunto claramente explicado y, por
supuesto, agradezco el interés de SS.SS. que, créanme, es el mismo
que el del ministro que les habla y el de todo el Gobierno. Agradezco
de manera especial al señor Marsal que haya contextualizado esa
intervención del almirante Moreno en la Comisión y haya hecho una
expresa referencia al artículo 8 de la Constitución que, por
supuesto, es el que establece que las Fuerzas Armadas están obligadas
a acatar y de lo cual se encarga -no tengan la menor duda- el
Gobierno de España, reiterando -insisto-, que no otro ha sido el
sentido de las palabras del jefe del Estado Mayor de la Defensa.

Asimismo, se ha interesado el señor Saura de manera directa por el
problema de una posible represalia terrorista utilizando el tipo de
armas calificadas como NBQ (nuclear, bacteriológica o química). El
ministro de Asuntos Exteriores ya quiso, en su última comparecencia
ante la Comisión correspondiente, tranquilizar a la opinión pública
sobre la posibilidad de este riesgo. Quiero volver a insistir en que
no existe ningún motivo de alarma para la población española y creo
sinceramente que tampoco existe ningún motivo de riesgo en general.

Tengo que añadir a eso que el Gobierno ha procurado, desde el primer
momento, coordinar las acciones de la sanidad militar, del Ministerio
de Sanidad, y de protección civil para garantizar a la población
española la total protección ante cualquier tipo de amenaza o riesgo
NBQ. Tengo que garantizarles que en este momento el Gobierno tiene
capacidad de detección suficiente, de descontaminación también
suficiente y, además, nuestras unidades están dotadas, en el caso del
ejército, de una especial capacidad de protección de la que me
permitirán no sea más expresivo. A efectos de lo que esta mañana
comentaba determinado medio de comunicación catalán y al que se ha
referido expresamente



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el señor Saura, existen 95.000 mascarillas contra agresivos químicos,
más otras 30.000 máscaras y 100.000 trajes de protección contra otro
tipo de eventuales riesgos, aparte de todo el sistema que, con
arreglo a las explicaciones NBQ de la Alianza Atlántica, tienen desde
hace tiempo los hospitales militares y, en este momento, están
absolutamente coordinados con la sanidad que regenta el Ministerio de
Sanidad. Vuelvo a insistir en que no haya sobre este tema
especulación sobre riesgo alguno. El Gobierno tiene adoptadas las
medidas que son suficientes para garantizar la tranquilidad no sólo
de la opinión pública, sino la salubridad y la seguridad de todos los
españoles.

Se ha encargado ya el ministro de Asuntos Exteriores -tampoco quiero
demorar demasiado esa segunda intervención mía, en aras a lo que nos
ha pedido la señora presidenta- de matizar la afirmación del señor
Saura respecto a que el abandono, el hambre y la miseria en
Afganistán no son consecuencia de la acción militar -veía que asentía
el señor Saura- sino de un régimen que está sometiendo a su población
a circunstancias que son las que están determinando ese exilio
masivo, ese hambre, ese abandono y esa miseria. También se ha
referido al déficit jurídico internacional en la lucha contra el
terrorismo. Permítame, señor Saura, que además de a todo lo que ha
comentado mi colega el señor Piqué, añada algo más sobre el Tribunal
Penal Internacional al contestar a los portavoces del Grupo
Socialista que han estado en este punto especialmente imprecisos.

No tengo nada que añadir a los comentarios que se han hecho sobre la
intervención de la señora Uría y tampoco mucho más a lo que el señor
Piqué, ministro de Asuntos Exteriores, ha replicado al señor Alcaraz.

Ciertamente, la acción que se ha puesto en marcha no reduce la
libertad; antes al contrario, la fortalece. Señor Alcaraz, he tenido
oportunidad de argumentarle en sentido parecido al del ministro de
Asuntos Exteriores en el Pleno de la Cámara. No lo voy a reiterar,
pero sí voy a insistirle en que entre todos, en esa labor pedagógica
a la que tanto se ha aludido esta tarde, contribuyamos a no
transmitir mensajes inadecuados a la opinión pública. No he hablado
de guerra, señor Alcaraz. El ministro de Asuntos Exteriores ha
hablado de conflicto bélico, no de guerra. (El señor Alcaraz Masats:
Está en el 'Diario de Sesiones'.) Usted no ha hecho otra cosa que
hablar de guerra, señor Alcaraz. Yo he hablado de legítima defensa
que, de no ejercerse, dejaría inerme al Estado, dejaría inerme a la
población y dejaría inermes los valores en los que creo que todos y,
desde luego, también el señor Alcaraz, estamos de acuerdo en que hay
que defender. Permítame no añadir nada más a lo que sé son en otros
muchos puntos filosofías discrepantes, pero hay que entender señor
Alcaraz que se puede ser neutral en muchas cosas, pero estoy seguro
de que S.S. convendrá conmigo en que contra el terrorismo no se puede
ser neutral. Asimismo, se ha interesado S.S.,
en ejercicio legítimo de su derecho, por la utilización de las bases
de Rota y Morón, en términos más moderados que alguno de sus colegas
y colegas nuestros en otras legislaturas en esta Cámara,
representantes egregios de su fuerza política en Andalucía. Señor
Alcaraz, el presidente de la Junta de Andalucía, el señor Chaves -y a
usted le consta porque así se lo he respondido en el Pleno- ha
ratificado que estamos en permanente contacto para tratar de
transmitir a la ciudadanía andaluza la verdad. La verdad es que no
tienen que temer nada de la utilización de las bases de Rota y de
Morón dentro de los términos del convenio de cooperación de defensa
con los Estados Unidos.

Por razones de tiempo y porque he visto que, salvo para el señor
Marsal, no han suscitado demasiado interés, omito ponerles las
transparencias que había traído, pero le voy a dar un dato que estoy
seguro de que ahuyenta cualquier preocupación que tengan SS.SS. o
cualquier ciudadano andaluz. Ni en la base de Morón ni en la base de
Rota, de acuerdo con las autorizaciones que el Gobierno ha concedido
a los Estados Unidos, ha habido utilización para bombarderos; no
tenga preocupación S.S. porque no se han usado para tránsitos de
bombarderos, sí para aviones de transporte. Podrían hacerlo dentro
del régimen de autorizaciones. Para que no confundamos a la opinión
pública ni inquietemos demasiado a los andaluces, tengo que decir
públicamente que en esta ocasión no se han utilizado para
bombarderos.

Al señor Guardans, del que ya se ha ocupado cumplidamente el ministro
de Asuntos Exteriores (Risas.), quiero agradecerle que comparta y
apoye el frontispicio de la legitimidad de la actuación con arreglo
al derecho internacional de Naciones Unidas y a los principios
generales de tal derecho internacional de la intervención aliada. Me
ha pedido que reflexionara, en términos militares de futuro, respecto
del escenario, aun sabiendo que efectivamente es muy difícil que
podamos anticipar un escenario ya que el señor Guardans ha dicho que
ha leído en la prensa que sólo lo conocen ocho personas,
probablemente nadie más. Puedo adelantarle la presencia de unidades y
efectivos norteamericanos en los Balcanes. En principio, nadie ha
planteado la reducción de los efectivos en Kosovo. En términos de
normalidad, los norteamericanos han dicho reiteradamente este mismo
año en la Alianza Atlántica que entramos juntos en Kosovo y saldremos
juntos de Kosovo. No obstante, había quedado claro antes del día 11
de septiembre, si los acontecimientos evolucionan tan favorablemente
como todos esperamos y deseamos, que quizá sería menester
reestructurar la SFOR, es decir, la fuerza actuante en Bosnia-
Herzegovina. En esto también hay un acuerdo prácticamente unánime
entre los aliados. El desarrollo institucional que al menos hasta las
últimas semanas se había producido, aun siendo menor del deseable, en
desarrollo de los acuerdos de Dayton, es suficiente para pensar que
las



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misiones que actualmente asumen efectivos militares puedan pasar a
ser desempeñadas tanto por las propias instituciones de Bosnia-
Herzegovina como por fuerzas de otra naturaleza de los Estados que
tienen que tutelar el desarrollo de los acuerdos de Dayton y
probablemente con un carácter más policial que militar. Esto
permitiría -así se había planteado antes del día 11 de septiembre-
que determinadas unidades de la SFOR pudieran redistribuirse como
contingente en las misiones en los Balcanes tanto en Kosovo como, si
fuera necesario, en Macedonia. Respecto de Macedonia he que decirle
que la misión que se está desarrollando, como probablemente sabe SS.

SS., alcanza un total de 1.000 efectivos, que efectivamente está
liderada por Alemania y en la que España participa con no más de 45
efectivos; se trata de una misión de tutela o de defensa, de custodia
-por decirlo en términos más precisos- de los observadores de la
Unión Europea y, de momento, no hay ninguna decisión sobre otro tipo
de intervenciones allí. Naturalmente, si los norteamericanos
necesitan disponer de las fuerzas desplegadas en los Balcanes para
cometer acciones en otros puntos del planeta y, muy especialmente, en
los que se están desarrollando en el teatro de operaciones en
Afganistán, ya han advertido -y no le habrá pasado desapercibido a
SS.SS. en mis palabras- en su requerimiento a la Alianza Atlántica
que desearían que los países de la Alianza contribuyéramos a
sustituir a los efectivos que actualmente tienen en los Balcanes. No
quiero que sobre este punto haya confusión. Respondo a parte de la
pregunta de SS.SS. y al señor Marsal, que si los ejércitos
norteamericanos abandonan los Balcanes por la necesidad de reforzar
sus actuaciones en otras partes del planeta -y fue parte del
contenido de la reunión con el jefe del Gobierno de la Junta de Jefes
de Estado Mayor- ya nos han pedido, en el contexto del ejercicio del
derecho a la legítima defensa, que podamos verificar una sustitución
de efectivos entre el resto de los aliados. España como en muchos
otros puntos contribuiría solidariamente, previa la decisión que
considerara oportuna, en cuanto a la mensuración de la participación.




El señor Marín también se ha referido a la legitimidad, a la Unión
Europea, a la OTAN, a si España ha cumplido y ha hecho lo que tenía
que hacer. Posteriormente, con una amable cita a Shakespeare, muy en
la línea shakespeariana, se ha comido el papel del portavoz de
Defensa. Es verdad que ese cruce de papeles es muy de Shakespeare. Me
van a permitir que yo también duplique ese cruce de papeles y le diga
alguna cosa al señor Marín, de las muchas que ha comentado en materia
defensiva. Señor Marín, la lealtad hay que demostrarla en un sentido
inequívoco. La lealtad del Grupo Parlamentario Popular, cuando el
partido de S.S. ocupaba el Gobierno, fue una lealtad inequívoca en
materias como ésta. Se lo dice alguien que lleva muchos años en esta
casa y que, en consecuencia, tuvo
oportunidad de vivir fenómenos de confrontación armada en los que la
participación de España estuvo regida, y bien regida, por el Gobierno
del partido de S.S., pero, señor Marín, la lealtad pasa por confiar
en la palabra del Gobierno y de sus representantes y no sumarse a la
petición de Comisión de Secretos Oficiales cuando el ministro de
Asuntos Exteriores, el ministro de Defensa, el presidente del
Gobierno y el embajador de España en la OTAN dicen que, a juicio de
los aliados por unanimidad del Consejo Atlántico se ha considerado
suficientemente probado que el ataque venía del exterior. (Un señor
diputado: ¡Eso está resuelto ya!) Ya sé que está resuelto. (El señor
Marín González: ¡Explícalo tú!-¡Son increíbles estos ministros!) Hay
que tener memoria, señor Marín. S.SS. ha citado la necesidad de
acudir más al Parlamento. Yo llevo aquí unos cuantos años y tengo
buena memoria, y la lealtad implica también ser siempre fieles a la
verdad, señor Marín. El 17 de enero se inicia la así llamada Guerra
del Golfo. El presidente del Gobierno comparece aquí el 18 de enero.

Hasta el 13 de febrero no vino el ministro de Defensa a la Comisión.

El presidente del Gobierno volvió a comparecer el 5 de marzo, y la
comparecencia subsiguiente del ministro de Defensa fue el 3 de
diciembre del año 1991; puede comprobarlo S.S.

Con relación al conflicto de Bosnia-Herzegovina la intervención se
produjo a finales de agosto, y la comparecencia del ministro de
Defensa ante la Comisión de Defensa se produjo el 22 de noviembre.

Nosotros, señor Marín, no exigimos del Gobierno ninguna otra cosa
sino aquella información que el Gobierno nos dio, y la consideramos
leal, suficiente y lo apoyamos sin fisuras. Yo estoy seguro de que el
señor Marín comparte esta filosofía (El señor Marín González: No.) y
que no debemos-Ya lo lamento, señor Marín, porque eso demuestra,
efectivamente, que entre usted, al menos, y yo hay un diferente
sentido de la lealtad. (El señor Marín González: Absolutamente.) Por
cierto, señor Marín, hablando de aportación de fuerza, el Gobierno de
España decidió enviar dos fragatas al Pérsico y una corbeta cerca de
Suez. No fue requerido el Pleno del Parlamento para autorizarlo,
porque en efecto no se trata de una declaración de guerra. El Grupo
Popular respaldó al Gobierno del Partido Socialista cuando desarrolló
aquellas acciones. Ni lo quiso poner en cuestión ni lo intentó poner
en ridículo; actuó con lealtad, tal y como yo la entiendo, señor
Marín. (Varios señores diputados: ¡Muy bien!).

En fin, S.S. nos ha hablado del Tribunal Penal Internacional entre
una muy notable carta de intenciones, sin duda sanísimas y que,
créame -se lo digo con toda sinceridad-, comparto. El problema del
Tribunal Penal Internacional no es, señorías, que no lo hayan
ratificado determinados Estados, créanme que ese no es el principal
problema en el tema que nos ocupa y que a todos nos preocupa. El
problema con relación al



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terrorismo es que previamente no existe una definición en el ámbito
jurídico internacional de lo que se entiende por terrorismo y, en
consecuencia, no puede ocurrir lo mismo que ocurre con el Tribunal
Penal Internacional. La convención sobre el genocidio, suscrita desde
luego por España, sí define lo que es el genocidio, y ha pasado a
formar parte de nuestro derecho interno, señor Marín, es decir, del
Código Penal. En consecuencia, cualquier juez español -y casos hay
para demostrarlo- puede perseguir a cualquier delincuente o supuesto
delincuente por genocidio. Es más, se crea una instancia
jurisdiccional, el Tribunal Penal Internacional, para perseguir esos
delitos. Sin embargo, el problema del terrorismo -estoy seguro de que
su grupo en esto no escatimará esfuerzos- como los que ha ofrecido S.

S., y podrá contribuir con el Gobierno a buscar exactamente ese
objetivo- es lograr previamente una definición en un instrumento
jurídico internacional de alcance universal de lo que por terrorismo
ha de entenderse. Es un paso previo al del Tribunal Penal
Internacional. En fin, no voy a agotar más la paciencia de SS.SS. ni
la del señor Marín.

En cuanto que Estados Unidos son los que llevan la operación, sí
señor Marín, claro que llevan la operación. Todo el rato he hablado
de que el liderazgo en la coalición corresponde a los Estados Unidos,
porque es el país directamente agraviado. Sencillamente, el liderazgo
nadie lo puede poner en cuestión, pero no por consideraciones
imperialistas, sencillamente porque son el Estado agraviado. El señor
Marín considera excesivo que hayamos hablado de nuestra participación
en la coalición internacional, considera que el Gobierno ha estado
desproporcionadamente intentando protagonizar no sé qué papeles y
termina proponiendo que el Gobierno de España impulse un nuevo orden
internacional. Señor Marín, no Shakespeare sino Lamartine decía que
las utopías no son a menudo más que verdades prematuras. Créame que a
sus buenos deseos le acompañan siempre mis mejores intenciones.

El señor Marsal me ha pedido más detalles sobre la afirmación del
presidente del Gobierno de empleo de más medios materiales y
personales, si le fueran requeridos a España, para contribuir a la
coalición internacional contra el terrorismo. En efecto, señor
Marsal, como S.S. ha señalado y he recordado hace apenas unos
minutos, ayer se reunió la Junta de Jefes de Estado Mayor con el
presidente del Gobierno. En ella los jefes de Estado Mayor analizaron
lo que les es propio, cuáles son las necesidades derivadas de la
nueva situación estratégica -todos coincidimos en que ha mutado
trascendentalmente a partir del 11 de septiembre- y cuál es el estado
de nuestras capacidades militares para una eventual colaboración. Lo
hizo la Junta de Jefes conforme a lo que se les había ordenado por el
presidente del Gobierno y por el ministro que les habla, de un modo
que calificamos en su día, al pedir esa mensuración de capacidades,
como realista y que S.S. de una
manera más contundente ha llamado inteligente. Podemos ponernos de
acuerdo, señor Marsal: realista o inteligente, es cierto. Se produjo
-por cierto a satisfacción del presidente del Gobierno y del ministro
que les habla- una evaluación de nuestras capacidades y de una
posible aportación en fuerza, tanto en efectivos como en material, de
España a la coalición internacional. Como la mensuración -insisto-
fue realista o, si lo prefiere, inteligente, se combinaron en el
estudio las necesidades de defensa de España, nuestros compromisos
con los aliados en otros objetivos defensivos - léase el compromiso
de capacidades actualmente en revisión de la Unión Europea para el
desarrollo del headline goal, del objetivo principal- y, al tiempo,
en el escenario o en el teatro donde se están desarrollando las
operaciones cuál podía ser la aportación española.

Ya existe, como sabe muy bien S.S. y hemos tenido oportunidad de
comentarlo en esa información que el Gobierno les está suministrando
de manera permanente y sostenida, una aportación española a las
fuerzas de retaguardia que la propia organización atlántica ha puesto
en el Mediterráneo, es decir a través de STANAVFORMED, con la fragata
Santa María, y existe la eventual utilización de la STANAVFORCLANT,
que actualmente aún no está asignada ni siquiera en retaguardia
a esta operación y que, por tanto, tras su estancia en Ferrol hasta el
pasado día 8 está rumbo hacia el mar del Norte. Ya existe una
aportación española en el sistema de alerta temprana de los aviones
Awacs, en donde 32 españoles participan en la gestión y en el
pilotaje de estos aviones. Desde luego, si a través de la Alianza
Atlántica o a través de los contactos bilaterales o a través de la
coalición internacional se demandara de España una mayor aportación,
ya hemos evaluado cuáles son nuestras disponibilidades para
contribuir con realismo a ese combate contra el terrorismo.

Nada más, señora presidenta, señoras y señores diputados.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor ministro.

Señorías, quiero decir que el desarrollo de esta sesión
extraordinaria ha sido explicado y aceptado por SS.SS. señorías



El señor GUARDANS I CAMBÓ: Aceptado, no.




La señora PRESIDENTA: Extraordinarios han sido los tiempos en que SS.

SS. han podido expresarse y, desde luego, el tema no se cierra hoy
porque no sólo está anunciada la comparecencia del señor presidente
de Gobierno la semana próxima, sino que incluso los ministros
seguirán compareciendo también. La urgencia de esta comparecencia y
las dificultades de coordinar las agendas de los dos ministros que a
petición propia querían comparecer, y conjuntamente, por la
importancia del tema que hoy teníamos que comentar



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en esta sesión extraordinaria, han hecho que lo hayamos tenido que
introducir dentro de una tarde, como saben ustedes, en la que tenemos
previsto continuar seguidamente en la Comisión de Asuntos Exteriores
con todo el debate de presupuestos del Ministerio de Asuntos
Exteriores. Por tanto, ruego a SS.SS. que entiendan que esto es lo
que ha sido decidido para que podamos pasar a continuación, una vez
que se levante esta sesión, a la sesión siguiente de la Comisión de
Asuntos Exteriores. (El señor Guardans i Cambó pide la palabra.)
Señor Guardans.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Querría recordarle al señor ministro que
hay una cosa que le he preguntado que no me ha contestado, y además
le pido derecho de réplica por su intervención absolutamente
personalizada en este portavoz. Se lo pido expresamente porque creo
que tengo derecho a intervenir.




La señora PRESIDENTA: Señorías, vamos a conceder un minuto a cada uno
de los intervinientes que quieran tomar la palabra.

Por el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida, tiene la
palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Como ustedes no han entrado en debate, en
este turno tampoco tendría que entrar en él. Ustedes han hecho
consideraciones muy generales de que la guerra es para defender la
libertad, cosa que yo no creo. La guerra siempre produce un recorte
de la libertad y la primera víctima, como siempre, es la verdad, y lo
vamos a ir viendo conforme avance esa guerra -utilizo la denominación
que por dos o tres veces ha utilizado el señor Piqué en esta
comparecencia-. Sí quiero reiterar una pregunta que he hecho muy
concreta, respecto a esas 3.000 camas que parece que están preparadas
en Rota para el caso de un ataque bacteriológico o químico. Pregunto
si eso es así, porque hay declaraciones al respecto.

Finalmente, señor Trillo, le agradezco la aclaración que ha hecho
contradiciendo al jefe del Estado Mayor, porque sí dijo lo que he
dicho. Lo ha dicho incluso un día después de tener una entrevista la
noche anterior con el señor Aznar. Yo no quiero establecer ninguna
relación, pero cuando se empiece a hablar de ir creando condiciones
para cambiar objetivos -también lo ha declarado el señor Aznar,
aunque es verdad que nunca ha dicho lo que esta mañana se ha oído en
esta Cámara-habrá que tener muchísimo cuidado, no vayamos a cambiar
la Constitución a partir del artículo 5 de la OTAN.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Catalán de Convergencia i Unió,
tiene la palabra el señor Guardans.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Usted sabrá, señor ministro, qué es lo que
le ha molestado de la
intervención. Yo le animo a que reserve la ironía para otros ámbitos
porque otros portavoces también la sabemos utilizar. Me permito
decirle simplemente que, si yo le dijera en voz alta aquí de dónde he
sacado las reflexiones que he hecho sobre lo que puede ocurrir con la
sacralización de Bin Laden se sonrojaría usted por no conocerlas. Así
que le animo a leer un poco más documentación que a lo mejor no le
pasan sus colaboradores. Le ruego que conteste por qué España no ha
colaborado con ACNUR y si ha colaborado que nos diga por qué importe,
pero que me diga exactamente por qué o con qué cantidad España ha
colaborado con ACNUR. Finalmente -con el minuto me basta y me sobra-
me reitero en todos mis extremos (mi lamentable intervención que
evidentemente mi jefe de filas con el cariño que por lo visto usted
le tiene conocerá de primera mano, pero estaré encantado de que usted
se lo transmita, puesto que soy aquí el portavoz de mi partido) y le
reitero que el contenido de esa intervención que usted ha considerado
lamentable tenía tres puntos que por si no han quedado claros se los
digo otra vez: Primero, apoyo al Gobierno; segundo, necesidad de una
mayor pedagogía hacia la sociedad; tercero, exigencia de mayor
compromiso humanitario por parte de su Gobierno porque no está
haciendo lo que debe, y si es posible liderazgo en ese terreno. Ya
verá usted de todo eso que es lo que le parece lamentable; es un
problema que tendrá usted que explicar.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el
señor Marín.




El señor MARÍN GONZÁLEZ: La sesión era extraordinariamente grata,
dentro de lo que es un debate parlamentario de un tema que tiene su
profundidad como éste, y quisiera simplemente señalar en cuanto el
tema de fondo que es una cuestión importante para mi grupo de la A a
la Z. En segundo término, no comparto con usted, y me asustaría
compartirlo, lo que usted pueda entender por lealtad y yo pueda
entender por lealtad, señor Trillo; de eso puede estar completamente
seguro. Se lo digo en términos políticos, aunque al salir de aquí nos
demos la mano y nos tomemos un café; pero en términos políticos estar
de acuerdo con usted en lo que implica la palabra lealtad sería
difícil, y no porque sea un progresista trasnochado. No ha
comprendido usted el tono de mi discurso que está hecho en conjunción
con algo que yo creía que tenía que hacer; a la salida lo pregunta
usted, de preferencia a su colega. No sé que está pasando últimamente
con los ministros del Gobierno que algunos de ustedes salen de pronto
por peteneras, crean problemas que ya están resueltos y cuesta mucho
trabajo luego desde la oposición mantener el rigor, hacer de Gobierno
y sujetar las intemperancias de los ministros.

En cuanto al Tribunal Penal Internacional no me ha entendido nada.

Por supuesto, que sé que previamente



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hay que definir el terrorismo, claro que sí, y lo he señalado; es
más, si quiere lo discutimos tomando ese café. Yo suelo ser de los
habituales que está convocado por la Academia Universitaria de
Florencia, dentro del grupo del comisario Vitorino, y discretamente
ayudo a resolver ciertos problemas, porque estoy en calidad de
experto. No me cuente usted lo que estoy haciendo, tranquilícese;
bastante fue con lo de Rato.

Por último, prométame algo. Dijo usted que todo está preparado y
entenderá mi mensaje colegial y simpático. No lo dudo que estará
hecho desde el Ministerio de Defensa, pero -¡ojo!- dijo usted algo
importante: el Ministerio de Sanidad se encargará de lo otro. Júreme
usted que el Ministerio de Sanidad no se va a encargar de lo otro.

(Risas.) La cantidad de bromas que yo le podría hacerle a usted, y lo
estoy intentando hacer ahora de una manera simpática. Tranquilícese
que son temas muy serios.




La señora PRESIDENTA: El señor ministro de Asuntos Exteriores tiene
la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): Con
muchísima brevedad, porque ya se han hecho todos los comentarios que
tenían que hacerse. El señor Guardans me ha hecho una pregunta que le
respondo con muchísimo gusto. Ha habido un primer envío de emergencia
a los refugiados afganos por un importe aproximado de 300 millones de
pesetas, de los cuales 100 se han canalizado a través del Programa
Alimentario de Naciones Unidas, otros 50 a través de una organización
adscrita a ACNUR y 150 a través de la Cruz Roja española. Hay
disposición de seguir incrementando esta aportación en función de las
necesidades y he dado instrucciones además para que todo aquello que
se pueda canalizar a través de ACNUR, se haga; pero esto que le digo
se ha materializado y todo el mundo pudo verlo a través de los medios
de comunicación la semana pasada.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra señor ministro de Defensa.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Trillo-Figueroa y Martínez-Conde): Muy
brevemente, señora presidenta. Tenga a su vez el señor Marín toda la
tranquilidad sobre mi tranquilidad y sobre mi capacidad de ironía, no
tenga ninguna duda. Sobre el concepto de lealtad podríamos discutir
toda la tarde y no voy a dar un paso más en ese sentido.

Su señoría lo que entiende por lealtad es lealtad crítica que es la
que a la oposición le corresponde ejercer en un momento como ése,
tenga por seguro que lo compartimos; pero admitirá, señor Marín, que
en el ejercicio del derecho de réplica, no ya de legítima defensa,
también tenga que puntualizar alguna de las afirmaciones que sin duda
con ironía ha hecho S.S. respecto a las
comparecencias parlamentarias y que por lo demás señor Marín, no eran
solamente para S.S. ni menos aún para su grupo, eran para la
totalidad de los grupos parlamentarios en orden a las múltiples
alusiones que se ha hecho sobre la comparecencia del Gobierno.

El señor Alcaraz ha ido más allá y dice que no le he contestado a la
pregunta sobre Rota. Lo que se ha publicado tiene muy poco que ver
con la realidad. Los Estados Unidos están enviando a un conjunto de
entre trescientos y algo más reservistas para fortalecer la
sustitución de unidades que están sometidas desde el 11 de septiembre
a una alerta -como por lo demás es sobradamente conocido- de la
máxima intensidad y, por tanto, para permitir que esas unidades
descansen un poco. Además les han encomendado como ejercicio práctico
el montaje de un campamento de campaña simulado, pero en modo alguno,
señor Alcaraz, se ha tratado de montar en Rota un hospital de campaña
contra eventuales agresiones NBQ. Por fortuna ni los riesgos ni las
amenazas de esos eventuales ataques son de momento de esa magnitud
para forzar un operativo como ése. Se refería a las palabras del
JEMAD. En el 'Diario de Sesiones' y en los teletipos ya constarán sus
declaraciones y su matización, pero no puedo dejar pasar la alusión
que ha hecho a su reunión ayer no por la noche, sino en la mañana,
con el presidente del Gobierno y conmigo. Señor Alcaraz, al responder
al señor Marsal ya he dicho cuanto era posible respecto a la reunión
de la junta de jefes. Además SS.SS., como representantes del pueblo
español y también el pueblo español a través de SS.SS., pueden estar
muy tranquilos respecto de cuales son las actitudes del Gobierno de
España respecto de la coalición y de las amenazas, pero nada tienen
que ver los análisis de ayer ni la presentación que del programa
español para la presidencia de la Unión Europea hizo el presidente en
Bruselas con las interpretaciones erróneas o las que pudieran haber
sido inadecuadas expresiones para dar a entender otra idea del JEMAD
esta mañana. El presidente del Gobierno ha pedido que dentro del
alcance del segundo pilar de la Unión Europea, en las que hasta ahora
nos limitamos al ya citado headline goal, al objetivo principal,
pueda también estudiarse en qué medida sobre esas capacidades
repercute una agresión como la sufrida por los Estados Unidos en los
términos que ha dado lugar a la invocación del artículo 5 en la
Alianza; es decir, si las capacidades en comunicaciones, en
inteligencia -lo digo por poner ejemplos de una línea de pensamiento
que hay que desarrollar todavía- deben ser incrementadas, si la
colaboración debe ser incrementada. En modo alguno en
interpretaciones como las que ni siquiera por alusiones me permito
decir que ha hecho su señoría.




La señora PRESIDENTA: Gracias, señor ministro de Defensa, muchas
gracias, señor ministro de Asuntos Exteriores por su comparecencia
urgente y a petición



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propia para explicarnos la posición del Gobierno sobre la situación
política internacional actual. Agradecemos el tiempo que nos han
dedicado y, sobre todo, sus explicaciones y la respuesta a cuantas
preguntas les han hecho los grupos de la oposición y el que sustenta
al Gobierno, tanto en la primera intervención como en su parte de
réplica.

Se levanta la sesión, recordando a los componentes de la Comisión de
Asuntos Exteriores que a continuación vamos a empezar las
comparecencias de presupuestos de los altos cargos del Ministerio de
Asuntos Exteriores.




Eran las siete y cincuenta y cinco minutos de la tarde.