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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 322, de 05/10/2001
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 2001 VII Legislatura Núm. 322



ASUNTOS EXTERIORES



PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.a ISABEL TOCINO BISCAROLASAGA



Sesión núm. 19



celebrada el viernes, 5 de octubre de 2001



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor ministro de Asuntos Exteriores (Piqué i
Camps) para informar sobre la evolución de la situación internacional
tras la agresión terrorista en Estados Unidos. A petición propia.

(Número de expediente 214/000075.) . . . (Página 10072)



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Se abre la sesión a las cuatro y treinta minutos de la tarde.




La señora PRESIDENTA: Señorías, vamos a dar comienzo a una sesión de
la Comisión de Asuntos Exteriores un tanto extraordinaria, si me lo
permiten, por la premura en su convocatoria, aunque sin duda el tema
que vamos a abordar justifica este esfuerzo que han hecho todos
ustedes. Por eso quiero empezar dando las gracias, en primer lugar,
al señor ministro de Asuntos Exteriores, que una vez más ha
demostrado su sensibilidad con esta Cámara al acudir a esta sesión en
medio de su complicadísima agenda, un viernes por la tarde. También
quiero mostrar mi agradecimiento especialmente a todos los portavoces
y a los miembros de esta Comisión, que han comprendido las
circunstancias y que han hecho un esfuerzo para estar aquí esta
tarde. Asimismo, quiero dejar constancia de que los servicios de esta
casa han sabido una vez más estar a la altura de las circunstancias,
con nuestro letrado a la cabeza, y hemos podido convocar esta sesión
que se va a celebrar a continuación.

Sin más preámbulos, señor ministro, tiene la palabra para explicar,
como ha pedido S.S., la evolución de la situación internacional tras
la agresión terrorista en los Estados Unidos.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): Señorías, he
pedido esta comparecencia para informar sobre la evolución de la
situación internacional tras la agresión terrorista a Estados Unidos
el pasado 11 de septiembre. Agradezco la disponibilidad de la Cámara
para tener esta sesión un viernes por la tarde, creo que las
circunstancias así lo aconsejan.




Estamos ante una situación realmente compleja y novedosa, ante la
aparición de un nuevo orden internacional, y creo que el compromiso
que en su momento adoptó el Gobierno -y adopté yo personalmente- de
mantener a la Cámara permanentemente informada y tener un intercambio
de impresiones, establecer consultas y oír la opinión de todos los
grupos parlamentarios para llegar al máximo consenso, debe reflejarse
también en este tipo de sesiones. Por mi parte, reitero mi
disponibilidad y la de la los altos representantes políticos del
Ministerio de Asuntos Exteriores para venir cada vez que sea
conveniente y necesario. Anticipo que se ha solicitado comparecencia
-no sé si está formalizada ya, pero sí que se celebrará- de los
ministros de Justicia, Interior y Defensa para que informen
regularmente de todos aquellos aspectos relacionados con la nueva
situación derivada de los atentados del día 11.

Mi intención en esta primera intervención, a reserva de todas las
preguntas que me puedan formular o de los planteamientos que los
grupos parlamentarios quieran hacerme, es informar de diversos
aspectos en relación con las consecuencias derivadas de la agresión
terrorista
a Estados Unidos el día 11 del pasado mes. Quiero informarles de
toda la actividad diplomática desplegada en los últimos 15 días,
desde mi comparecencia ante esta Comisión después de los atentados.

Creo que también vale la pena hacer algunos comentarios sobre la
situación en Oriente Medio, sobre nuestra relación con los Estados
Unidos y sobre las reacciones de la Unión Europea, la OTAN y el
Consejo Atlántico en torno a esta cuestión. Puede ser interesante
también que les haga algún comentario sobre algo que considero
histórico: la reacción de las Naciones Unidas y, en concreto, la
resolución que se aprobó el pasado viernes -procuraré ser breve en la
exposición de todos estos puntos, señora presidenta-. Terminaré con
un breve comentario sobre la situación humanitaria en Afganistán y
países limítrofes, que no se deriva del 11 de septiembre, pero que se
puede ver agudizada por la evolución de los acontecimientos durante
los días pasados y en los próximos.

Empiezo por la gira que realizó la troika por Pakistán, Irán, Arabia
Saudí, Egipto y Siria entre los días 24 y 28 de septiembre, por
decisión de la sesión extraordinaria del Consejo Europeo que
celebramos hace un par de semanas en Bruselas. La composición de la
troika fue la siguiente: el ministro de Asuntos Exteriores de
Bélgica, porque le corresponde la presidencia de turno; mi presencia,
como próxima presidencia; el alto representante para la Política
Exterior de la Unión Europea y secretario general del Consejo, señor
Solana, y el comisario para Asuntos Exteriores de la Comisión
Europea, el señor Chris Patten.

Los objetivos de esta gira eran diversos. En primer lugar, expresar a
los gobiernos que visitábamos la valoración positiva de la Unión
Europea por la pronta, firme y decidida reacción que mostraron, tras
los ataques terroristas del día 11 de septiembre, tanto en sus
manifestaciones iniciales de condena como en su voluntad, ya
expresada, de colaborar en la lucha contra el terrorismo.




En segundo lugar, pretendíamos explicar la posición de la Unión,
enmarcada en las conclusiones de la reunión extraordinaria del
Consejo del 21 de septiembre -a la que ya me he referido-, que está
basada en la solidaridad de la Unión Europea con todos aquellos que
están decididos a combatir el terrorismo y en la firme determinación
de todos los socios de llevar a cabo esa lucha.

El tercer objetivo era explorar vías de concertación de esfuerzos que
resultaran eficaces y que, además, deberán ser mantenidos en el
tiempo. Una de las cuestiones más importantes a comentar es que puede
ser relativamente fácil -puede ponerse la expresión entre comillas-
iniciar una coalición internacional contra el terrorismo, pero lo
importante es que, en función de los acontecimientos que van a venir,
esa coalición permanezcaen el tiempo, sea duradera y sólida, y, por
tanto,



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esté por encima de avatares políticos o militares más o menos
coyunturales.

En cuarto lugar, queríamos también aprovechar esta trágica
oportunidad para establecer un nuevo marco de relaciones en la zona
que sirva para mejorar la estabilidad y la seguridad regionales. Debo
decir que en todos los países hemos comprobado una condena firme a
los actos terroristas del 11 de septiembre y la comprensión de que
Estados Unidos tiene legitimidad para dar una respuesta a los mismos
en el marco de la Resolución 1368 del Consejo de Seguridad. Es cierto
que todos estos países solicitan que la respuesta sea apropiada,
precisa y que no afecte a civiles inocentes y, a partir de ahí,
surgen en los distintos países -puedo comentarlo después a
requerimiento de SS.SS.- matices en cuanto a las posibles modalidades
de esta respuesta, presumiblemente militar. Subrayaron con
insistencia la necesidad de evitar que todo este proceso sea
planteado como una lucha entre civilizaciones, culturas o religiones;
o que responda a la ecuación de identificar terrorismo con el mundo
árabe o con el mundo musulmán. La troika comparte plenamente la
necesidad de evitar cualquier planteamiento de ese tipo, así lo
manifestamos con toda rotundidad permanentemente y expresamos nuestra
voluntad de hacer todos los esfuerzos para evitar mensajes que
pudieran ir en esa línea. Todos expresaron su voluntad de luchar
contra el terrorismo, como he dicho, si bien las fórmulas de esta
colaboración dependerán en cada caso de las circunstancias y
posibilidades concretas de cada uno de los países, tanto en términos
prácticos como políticos. No es ningún secreto que la posición en
este sentido, por ejemplo, de Pakistán o de Irán son claramente
distintas.

Puesto que el enfoque planteado en la comunidad internacional es
multidisciplinar, también es cierto que podemos albergar distintas
fórmulas de colaboración. He leído en estos días una expresión, que
creo que es correcta, en cuanto a la configuración interna de esa
coalición internacional contra el terrorismo y que es una fórmula
prestada del proceso de construcción europea: estamos ante un proceso
de geometría variable en el que cada país puede aportar, en función
de sus circunstancias, determinados elementos en esa lucha común
contra el terrorismo. Es importante, por tanto, tener en cuenta que
en algunos países los gobiernos tienen diferentes percepciones sobre
la situación de sus opiniones públicas y, bajo ese prisma, sin
ninguna duda, debemos de valorar su colaboración.

También hay consenso en que la lucha antiterrorista debe ser llevada
a cabo bajo los auspicios de Naciones Unidas. Hay una iniciativa del
presidente Mubarak de convocar una conferencia internacional sobre el
terrorismo que fue mencionada y, en cierta medida, apoyada por países
como Siria o Arabia Saudí, pero debo decir que no hay consenso
tampoco en el bloque occidental respecto a la oportunidad de dicha
conferencia.

Por otra parte, existe en la región una seria preocupación sobre las
consecuencias que esta nueva situación pueda tener sobre determinados
conflictos que la afectan especialmente. Irán, por ejemplo,
manifiesta preocupación por las consecuencias que un eventual ataque
militar sobre Afganistán -dado que comparten frontera y se espera que
se produzca un flujo importante de refugiados- pudiera tener sobre su
propia situación interna. Para los países árabes como Egipto, Arabia
Saudí o Siria es prioritario que el proceso de paz en Oriente Medio
avance y que no se escatimen esfuerzos de toda la comunidad
internacional para evitar que descarrile definitivamente. Obviamente,
para la Unión Europea se trata también de una pieza esencial, clave,
para la estabilidad regional. El proceso de paz debe seguir adelante
en cualquier caso y, desde luego, no vamos a escatimar esfuerzos
diplomáticos para que así sea.

Inmediatamente después de esta visita de la troika, el día 28 del
pasado mes realicé una visita a Washington en la que tuve ocasión de
mantener un encuentro, seguido de una conferencia de prensa conjunta,
con el secretario de Estado, señor Colin Powell. También mantuve una
reunión con el vicesecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, tuve un
desayuno de trabajo con el secretario general de la OEA y una breve
conversación telefónica con el señor fiscal general. En todas estas
entrevistas trasladé a mis interlocutores, como es natural, las
conclusiones tras la gira de la troika, también sobre las
percepciones de estos países respecto a la situación creada por los
ataques terroristas del 11 de septiembre y sus posiciones ante la
gran coalición internacional contra el terrorismo que entre todos
estamos intentando forjar. Les informé a su vez de la gira que
emprendería inmediatamente después, como ya he hecho, a los países
del Magreb, Marruecos, Argelia y Libia -quiero recordar que Túnez fue
visitado por el propio presidente del Gobierno en la semana anterior-
y acordamos que, al finalizar ésta, como ya he hecho, les
transmitiría directamente las consideraciones oportunas sobre el
resultado de los encuentros que iba a mantener con las más altas
autoridades de estos tres países: con los ministros de Asuntos
Exteriores, pero también, en el caso de Marruecos, con Su Majestad el
Rey; en el caso de Argelia, con el presidente Buteflika y, en el caso
de Libia, con el líder libio, el coronel Gadafi. Repasamos en esas
entrevistas en Washington la estrecha colaboración entre nuestros dos
países en la lucha contra el terrorismo. Desde hace tiempo se vienen
produciendo intercambios de información entre los organismos
competentes de ambos países, y recientemente, como todas SS.SS.

saben, se detuvo en España a seis personas de nacionalidad argelina,
pertenecientes a uno de los grupos terroristas islámicos, Grupo
Salafista para la Predicación y el Combate, cuyo nombre había
distribuido unos días antes las autoridades de los Estados Unidos.




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Quisiera destacar en este contexto las declaraciones que realizó el
señor Powell durante el encuentro que mantuvimos con la prensa al
terminar nuestra reunión. Manifestó el reconocimiento de los Estados
Unidos por las facilidades concedidas por España para el uso de bases
en nuestro país, su voluntad de profundizar en la cooperación
bilateral contra el terrorismo y su voluntad de continuar aportando
su asistencia en la lucha contra ETA. La organización terrorista ETA
está incluida desde hace varios años en la lista de organizaciones
terroristas que publica anualmente el Departamento de Estado
norteamericano. En el pasado y hoy los Estados Unidos han cooperado y
cooperan estrechamente con nuestro país en la lucha contra ETA y han
manifestado en toda ocasión su solidaridad, como tuvo ocasión de
hacer el propio presidente Bush en la conferencia de prensa conjunta
que celebró con el presidente Aznar en Madrid el pasado día 12 de
junio.

En este contexto de nuestra relación con los Estados Unidos, deseo
informar también a SS.SS. de algo que probablemente ya conocen por
los medios de comunicación y es que el 20 de septiembre, atendiendo
la solicitud presentada por las autoridades de Estados Unidos, dimos
nuestra autorización para el uso de las instalaciones de apoyo
previstas en el Convenio de cooperación para la defensa entre España
y Estados Unidos del año 1989. Informé de esa circunstancia con
anterioridad a los diferentes portavoces de los grupos
parlamentarios. En esa petición se solicitaba el otorgamiento de
derechos de sobrevuelo y de uso de aeropuertos por parte de aviones
militares de los Estados Unidos en unos términos muy similares,
prácticamente idénticos, a los concedidos cuando la guerra del Golfo
o la campaña de la OTAN en Kosovo. Esta decisión, como ya he dicho,
fue puesta inmediatamente en conocimiento de los representantes de
los principales grupos parlamentarios, conforme al compromiso asumido
por el presidente del Gobierno de mantener transparencia y la máxima
coordinación posible con el Parlamento. También tuve ocasión de
entrevistarme con la colonia española en Nueva York y comprobar la
gran labor realizada por nuestro Consulado general en esa ciudad y en
general, quiero destacarlo, la labor consular realizada por todas las
representaciones españolas en todos aquellos países que están siendo
más concernidos por la situación.

No menos importantes creo que han sido mis visitas posteriores a
Marruecos, Argelia y Libia. En cuanto a estos países del Magreb la
nueva situación creada planteará a los países europeos la obligación
de revisar nuestras políticas respecto a dichos países. Una visión
estratégica debe primar todavía más a partir de ahora sobre los
intereses inmediatos. La sensibilidad de alguno de ellos, por motivos
evidentes, como es el caso de Argelia respecto al terrorismo, es
enorme. Debo decir que no percibí diferencias entre ellos, desde el
punto de vista conceptual, sobre la necesidad de luchar contra el
terrorismo, aunque piensan que dicha batalla se puede librar con
mayor eficacia desde un punto de vista regional. Así, existe un
enorme interés por activar determinados foros de cooperación del
Mediterráneo occidental, como son la Conferencia de ministros del
Interior del Mediterráneo occidental, el llamado diálogo 5+5, con la
intención de ampliarlo a 6+6, es decir, incluyendo Grecia y Egipto, o
el Foro mediterráneo, para ponerlos al servicio de este objetivo
común; precisamente el foro mediterráneo se reunirá en Rabat el 14 y
15 de octubre, decisión que adoptamos durante el transcurso de mi
visita a Marruecos que he mencionado. Todos ellos entienden que la
lucha contra el terrorismo será tanto más eficaz si es percibida
también como una lucha justa. Hay que buscar un mínimo de justicia y
no sería aceptable que se solucione este problema dejando de lado
otros problemas de la región y, por tanto (aunque sea al final no por
ello es menos importante), creo que debo referirme al proceso de paz
en Oriente Medio.

En los últimos días, y gracias a los esfuerzos permanentes de la
comunidad internacional, se ha producido el encuentro entre el
ministro de Asuntos Exteriores de Israel, señor Peres, y el
presidente Arafat, precedido de un cese el fuego unilateral declarado
por Yasir Arafat. Se trata de un primer paso para retomar el diálogo,
que fue muy bien recibido por la comunidad internacional, en
particular por la Unión Europea, y así lo manifestamos. En estos
momentos, a pesar de las tremendas circunstancias, gravísimas, que se
están viviendo, creo que es vital que este esfuerzo continúe a pesar
de todas las dificultades que existen, de tal manera que puedan
aplicarse las primeras previsiones del plan Mitchell y que al final
podamos recuperar, como ahora diré, una perspectiva política en el
conflicto. En esta línea se sitúan las constantes visitas a la zona
de todos nosotros, de los socios europeos, del alto representante.

Quiero destacar la labor del representante especial en la zona, el
embajador Miguel Angel Moratinos, a quien quiero testimoniar mi
admiración, resaltar su inveterado optimismo y mostrar nuestro
agradecimiento.

Además de calmar la situación sobre el terreno, en la medida de lo
posible, porque no siempre, como es sabido, tenemos éxito, es
especialmente urgente restaurar una perspectiva política para que el
proceso de paz salga adelante, como decía hace un momento. Como he
tenido ocasión de repetir en más de una ocasión ante esta Cámara,
esta perspectiva no puede ser otra que la urgente satisfacción de las
legítimas aspiraciones de ambos pueblos. Que los palestinos vean el
fin de la ocupación y vean la creación urgente de un Estado palestino
viable y democrático y que Israel vea garantizado su derecho a vivir
en paz y seguridad, como desean sus ciudadanos.

Es necesario también recordar que el objetivo es una paz justa,
duradera y global para toda la región, y este es un aspecto sobre el
que quiero enfatizar porque me parece extraordinariamente importante.

Creo que hay



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que prestar mucha atención también a la banda libanesa, a la banda
siria, a la banda multilateral, con independencia de la extrema
atención que debe merecernos la banda palestina. Indudablemente las
declaraciones del presidente Bush sobre el Estado palestino son un
elemento importante y positivo en la creación de esta perspectiva
política.

Quisiera hacer un pronunciamiento muy claro en este punto. Creo que
la Unión Europea, poco a poco, en la conformación progresiva de una
política exterior común compatible con las políticas exteriores que
tenemos cada uno de los Estados miembros en esa zona, está teniendo
una presencia política y diplomática cada vez mayor y cada vez más
positiva. Pero quiero expresar mi convicción de que en las actuales
circunstancias la involucración plena de los Estados Unidos es
absolutamente imprescindible; y lo quiero decir en sede parlamentaria
y públicamente porque creo que es importantísimo que recuperemos el
nivel de implicación de los Estados Unidos como garantía de avance
hacia la recuperación del proceso de paz en el Medio Oriente.

Si me permiten pasar a otro ámbito de mi información, diré que
anteayer tuve ocasión de informar -como algunas de SS.SS. conocen,
porque estaban ahí- a la Comisión Mixta Congreso-Senado para la Unión
Europea sobre las repercusiones de la crisis en la Unión Europea. El
Consejo Europeo extraordinario celebrado en Bruselas el 21 de
septiembre pasado, del que informó el presidente del Gobierno en el
Pleno del día 26, reiteró el firme propósito de la Unión de que la
lucha contra el terrorismo sea más que nunca uno de nuestros
objetivos prioritarios y rechazó solemnemente toda amalgama entre los
grupos de terroristas fanáticos y el mundo árabe y musulmán. Este
próximo lunes, en Luxemburgo, el Consejo de Asuntos Generales,
formado por los ministros de asuntos exteriores, vamos a endosar una
serie de orientaciones de trabajo que contemplan actuaciones que van
desde la evaluación de las relaciones de la Unión con terceros países
en función de su eventual apoyo al terrorismo, tema que me parece muy
importante, a consideraciones específicas que hacen referencia a
países como Pakistán, Irán o Afganistán, o también respecto a la
necesidad urgente de evitar un drama humanitario todavía mayor en
este país y en los países limítrofes. Es aún más necesario conseguir
el espacio único de libertad, seguridad y justicia y después
establecer relaciones con terceros países en estos ámbitos. Quiero
destacar el refuerzo de la cooperación policial y judicial, para lo
que el Consejo Europeo ha encargado al Consejo JAI que precise, antes
de su reunión del día 6 de diciembre, una semana antes de la cumbre
europea de Laeken, el acuerdo para la adopción de una decisión marco
para poner en marcha una orden europea de detención y entrega que
sustituya al actual y obsoleto sistema de extradición entre Estados
miembros y también para que tome otro acuerdo para adoptar una
decisión marco para combatir el terrorismo
que incluya una definición de dicho delito que sea incorporada a los
ordenamientos penales de todos y cada uno de los Estados miembros.

También los consejos Ecofin y JAI han decidido incluir los delitos de
terrorismo en la decisión marco sobre congelación de haberes fruto de
diversos delitos. Quiero añadir que los ministros de transportes han
decidido reforzar la seguridad aérea.

Si me lo permiten, quiera referirme un poco más específicamente a los
retos derivados de lo que se denomina el tercer pilar en la
construcción europea. La importancia de todo esto ha sido puesta
trágicamente de relevancia el pasado día 11 de septiembre. La
reacción de la Unión Europea ha sido inmediata y muestra de nuestra
firme voluntad política son los resultados del Consejo de Asuntos
Generales que se aprobó al día siguiente, con la presencia del
secretario general de la Alianza Atlántica; la declaración común de
los jefes de Estado y de Gobierno, dos días después; y los resultados
del Consejo Europeo extraordinario celebrado el 21 de septiembre en
Bruselas. Es aún más necesario conseguir el espacio único de
libertad, seguridad y justicia y después establecer relaciones, como
he dicho, con terceros países en estos ámbitos. Los ministros JAI, de
Justicia e Interior, y el Consejo Europeo extraordinario reafirmaron
la cooperación con los Estados Unidos, que debe plasmarse antes de
final de año en un acuerdo entre Europol y las autoridades
competentes estadounidenses, y también aprobaron un plan de acción
para la política europea de lucha contra el terrorismo, cuyo
desarrollo va a ser uno de los objetivos prioritarios de la
presidencia española.

Quiero destacar el refuerzo de la cooperación policial y judicial,
para lo que el Consejo Europeo ha encargado al Consejo JAI que
precise, antes de su reunión del día 6 de diciembre, que he
mencionado, el acuerdo para adoptar una decisión marco de la orden
europea de detención y entrega y la decisión marco para combatir el
terrorismo. También se decidió establecer una lista común de
organizaciones terroristas y constituir equipos comunes de
investigación para desarrollar la cooperación y el intercambio de
información. Esta iniciativa, como ustedes saben, ha sido española.

También los consejos de Ecofin y JAI decidieron incluir, como ya he
dicho, los delitos de terrorismo en la decisión marco sobre
congelación de haberes.

Otro comentario que me gustaría hacer es que el Consejo Europeo ha
encargado al Consejo de Asuntos Generales el papel de coordinar e
impulsar la acción global de la Unión Europea en materia de lucha
contra el terrorismo, ha pedido que los ministros de Asuntos
Exteriores evaluemos sistemáticamente las relaciones de la Unión
Europea con los países terceros, a la luz del apoyo que estos países
puedan prestar al terrorismo, y vamos a someter informes generales a
los consejos europeos y, en particular, al próximo Consejo. También
hemos decidido que durante la presidencia



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española impulsemos la constitución de equipos conjuntos de lucha
contra el crimen organizado, que durante ese período se apruebe un
estatuto de los extranjeros residentes de larga duración y que se
avance hacia el reconocimiento mutuo de sentencias, primero
mercantiles, con posterioridad también de carácter civil y, desde
luego, penal. Finalmente desearía hacer una referencia especial a la
necesidad de avanzar en la definición de una generosa política de
inmigración y asilo, que aborde temas tales como la readmisión de los
inmigrantes ilegales o el estatuto de los extranjeros residentes de
larga duración, a lo que ya me he referido. Creo que todo ello es de
especial interés para nuestro país, para todo el área
euromediterránea y, por tanto, para el conjunto de la Unión Europea.

Ahora quisiera pasar a todo lo que se ha ido produciendo en el ámbito
de la Alianza Atlántica. El 12 de septiembre, justo el día después de
los terribles atentados en Nueva York y en Washington, el Consejo
Atlántico aprobó unánimemente un comunicado reflejando el acuerdo de
que si se determina que este ataque fue dirigido desde el exterior
contra las Estados Unidos será considerado como una acción cubierta
por el artículo 5 del Tratado de Washington del año 1949. Y se
señalaba igualmente que en la cumbre celebrada en el año 1999, en el
cincuentenario de la Alianza Atlántica, se había reconocido la
existencia de nuevos riesgos y amenazas a la seguridad, incluyendo el
terrorismo, y se había reafirmado el compromiso de todos los aliados
para combatirlo. El artículo 5 del Tratado señala que en caso de un
ataque armado contra un miembro de la OTAN, en Europa o en América
del Norte, los demás países aliados, en ejercicio del derecho de
legítima defensa, individual o colectiva, reconocido en el artículo
51 de la Carta de Naciones Unidas, adoptarán las medidas que juzguen
necesarias para prestarle asistencia.




Todo eso implica lo siguiente: Que una vez plenamente activado dicho
artículo 5, después de la constatación por parte del Consejo
Atlántico de la autoría y la responsabilidad de Osama Bin Laden y de
la red terrorista Al Qaeda en los atentados del 11 de septiembre
-como es sabido, dicho artículo contiene la cláusula de seguridad
colectiva de la OTAN-, los Estados Unidos han solicitado una serie de
acciones operativas por parte de los países miembros de la Alianza.

Estas peticiones han sido estudiadas por los gobiernos aliados y al
día siguiente, es decir ayer jueves por la tarde, fueron unánimemente
aprobadas. Se trata de ocho medidas a adoptar por los aliados de modo
individual o colectivo. La primera, incrementar la cooperación e
intercambio de inteligencia, tanto bilateralmente como en los órganos
de la OTAN, en relación con las amenazas que plantea el terrorismo y
las acciones a tomar al respecto. En segundo lugar, facilitar
asistencia individual o colectivamente, según sus capacidades, a los
aliados y otros países que se puedan ver amenazados como consecuencia
de su apoyo a la campaña contra el terrorismo. Tercero,
facilitar protección adicional a las instalaciones militares de
Estados Unidos y de la OTAN en los territorios de cada país. Cuarto,
sustituir unidades militares aliadas que deban desplazarse del área
de responsabilidad de la OTAN, con toda probabilidad los Balcanes, a
apoyar directamente la lucha contra el terrorismo. Quinto, conceder
autorización general de sobrevuelos en todo el territorio OTAN para
aviones militares de Estados Unidos o de otros aliados, de acuerdo
con los arreglos necesarios de tráfico aéreo y los procedimientos
nacionales para vuelos militares relacionados con las operaciones
contra el terrorismo. Sexto, conceder a los Estados Unidos y otros
aliados autorización general de escalas en puertos y aeropuertos de
países OTAN, incluyendo el reabastecimiento en combustible para
operaciones contra el terrorismo, de acuerdo con los procedimientos
nacionales. Séptimo, manifestar la determinación y presencia de la
OTAN, disposición para desplegar elementos de las fuerzas navales
permanentes de la Alianza en el Mediterráneo oriental. Y, por último,
autorizar el uso del sistema aéreo de alerta y control, denominado
AWACS, de la OTAN, para apoyar operaciones contra el terrorismo, de
conformidad con solicitudes específicas que pueda realizar Estados
Unidos. Es necesario señalar que algunas de estas medidas van a
requerir una mayor definición posterior, que se realizará a través de
las autoridades militares. Así, por ejemplo, la determinación del
tipo de unidades y los países aliados que las podrían aportar, para
sustituir a unidades militares actualmente desplegadas en los
Balcanes, tiene que ser un proceso coordinado por las autoridades
militares de la OTAN, como es habitual. Del mismo modo, las
modalidades de participación de las fuerzas navales permanentes desde
la OTAN en el sistema de aviones AWACS deben ser canalizadas y
estudiadas por las autoridades militares de la Alianza.

También quiero decir que nuestro país había puesto ya en práctica, de
modo bilateral, muchas de estas acciones ahora contempladas por la
OTAN. El pasado 20 de septiembre, en respuesta a una solicitud
presentada por los Estados Unidos al amparo del Convenio bilateral de
cooperación para la defensa, dimos autorización para el sobrevuelo
del territorio nacional y para el uso de puertos y aeropuertos
españoles por parte de aeronaves militares de Estados Unidos, como
apoyo logístico a estas operaciones. En este contexto, venimos
manteniendo estrechos contactos con las autoridades norteamericanas
para intercambiar información de inteligencia sobre las actuaciones
de grupos terroristas desde nuestro país y que han dado ya, como he
dicho, algunos resultados.

Quiero también decirles que, de entre las acciones solicitadas por
los Estados Unidos a la OTAN, y que todos los Estados miembros hemos
dado ya nuestraconformidad, la participación de las fuerzas navales



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permanentes y de los aviones AWACS son las únicas que conllevan el
uso de medios colectivos de la OTAN. Y bajo esta consideración de
medios colectivos OTAN, España tiene asignados unos efectivos a estas
unidades. Las modalidades concretas de su participación no han sido
todavía definidas; se deben coordinar a través de las autoridades
militares, pero debo decir también que entre ellas se encuentran,
obviamente, responsables militares españoles. En este contexto, SS.

SS. saben que en las dos fuerzas navales permanentes de la OTAN,
España cuenta con una fragata en cada una; en concreto, la fragata
Extremadura, con unos 250 efectivos, que actualmente se encuentra en
el puerto de El Ferrol, y la fragata Santa María, con otros 250
efectivos y que, en estos momentos, iba a empezar su participación
desde Palma de Mallorca en el ejercicio de la OTAN Destined Glory.

También, en esos medios colectivos, hay un cazaminas español, el
cazaminas español Tambre, con una dotación de 40 efectivos, y que
está destinado a la fuerza naval de medidas contra minas de la
Alianza en el sur de Europa. Asimismo, en las unidades de aviones
AWACS, con sede en Alemania, participa de forma permanente un
destacamento de la Fuerza Aérea Española, con unos 40 oficiales y
soldados que están adscritos al cuartel general y al destacamento de
AWACS. Estos efectivos van a continuar, lógicamente, asignados a esta
unidad. Y en principio, en las actuales circunstancias, no parece que
estos aviones vayan a desplazarse fuera de su área geográfica
habitual en Europa, por lo que únicamente se verían afectados en
cuanto a su dedicación mayor a estas operaciones, en lugar de otros
cometidos habituales, como es la vigilancia del espacio aéreo en
torno a los Balcanes.

En cualquier caso, dentro del marco de esta relación entre la Alianza
y los Estados Unidos, también quisiera informar a SS.SS. de lo
siguiente. Los representantes de los Estados Unidos han celebrado las
oportunas consultas políticas sobre el desarrollo de las
investigaciones que realiza su Gobierno y sobre la gran coalición
internacional que están forjando para la lucha concertada contra el
terrorismo; y esta misma semana, el embajador especial para temas de
terrorismo, señor Taylor, hizo una presentación ante el Consejo de la
OTAN sobre las informaciones en poder de las autoridades
norteamericanas que prueban, de forma concluyente, la responsabilidad
de Osama Bin Laden y la red terrorista Al Qaeda en los atentados
terroristas del 11 de septiembre, y que señalan claramente que el
régimen talibán de Afganistán ha estado amparando a estos grupos
terroristas. La encargada de negocios de Estados Unidos en Madrid
(como saben ustedes no hay en estos momentos embajador, por tanto, es
la primera autoridad de la embajada), informó de todo ello a las
autoridades españolas y, en concreto, en las personas del secretario
de Estado y del secretario general de Asuntos Exteriores. Esa
información se dio simultáneamente, y debo decir que a plena
satisfacción del Gobierno. Permítanme que
haga algún comentario sobre este punto, porque en su presentación, la
señora Hotches, la encargada de Negocios de la Embajada
norteamericana, indicó a los interlocutores del Ministerio de Asuntos
Exteriores que tenía instrucciones de no dejar ningún documento, sino
de dar lectura a un largo telegrama remitido desde el Departamento de
Estado. Como es natural, se decía expresamente en dicho telegrama que
algunos de estos apartados concretos constituían información secreta
que no debe divulgarse. Al iniciar su presentación, mencionó que
estaban en relación entre sí muchas organizaciones, lo que señalaba
la existencia de una amplia red de terrorismo. Eran conscientes de
que todavía era necesario desarrollar muchos elementos de información
pero, en todo caso, toda la información disponible apunta en una
misma dirección, hacia Osama Bin Laden y a la red Al Qaeda. Asimismo,
eran conscientes de que se trataba de una larga campaña que
requeriría encontrar pruebas no sólo sobre Al Qaeda, sino también
sobre otras organizaciones terroristas. En este contexto, la campaña
contra el terrorismo debe tener muchas facetas y ámbitos de
actuación, desde el político al económico y financiero y, por
supuesto, el militar. Es necesario que los grupos terroristas no
logren tener acceso a la financiación.

Las informaciones disponibles ponen en relación a las personas
involucradas en los atentados del 11 de septiembre con atentados
anteriores como el ataque a las embajadas de Estados Unidos en Kenia
y Tanzania, el ataque contra el destructor Cole en Yemen, los
atentados frustrados, coincidiendo con el nuevo milenio, como el
intento de voladura del hotel Radison, en Amman, capital de Jordania,
las detenciones de terroristas en Filipinas en un intento frustrado
de destruir simultáneamente una docena de aviones norteamericanos
y también la detención de un argelino en la frontera entre Canadá y
Estados Unidos quien portaba una importante carga de explosivos que
se proponía utilizar en un atentado en Los Ángeles. Además, está
claro que la red Al Qaeda disponía de la protección del régimen
talibán, lo que les ha permitido preparar los ataques del día 11 de
septiembre.

En esa información también se hizo mención a diversos nombres de
terroristas que habían tenido relación con los atentados del 11 de
septiembre y cuyos nombres aparecen directamente involucrados en
atentados anteriores como los que he mencionado previamente.

Asimismo, se proporciona información que aseguraba que Afganistán
facilitaba protección a Osama Bin Laden, le permitía el uso de tropas
afganas y le aseguraba escondites seguros. También se dispone de
datos sobre el apoyo de Afganistán a otros grupos como la Yihad
Islámica de Egipto y los terroristas chechenos. Como es sabido, ha
aparecido también alguna información proporcionada por el gobierno
británico a su Parlamento, cuyo contenido está Internet y, por tanto,
a disposición de todo el mundo, y que hoy ha sido publicado



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en algunos medios de comunicación españoles. Esa es la información
que el Gobierno español, desde su responsabilidad, puede dar. En la
medida en que podamos ir suministrando mayor información en el
futuro, así lo haremos. Quiero transmitirles, señorías, que ese es el
planteamiento del Gobierno, que creo que tiene todo su sentido.

Siguiendo con mi descripción, quisiera referirme a la reacción en el
seno de Naciones Unidas. Como es sabido, la ONU reaccionó
inmediatamente a los atentados terroristas del 11 de septiembre. El
mismo día, su secretario general, señor Annan, emitió una declaración
de condena de los hechos y de condolencia al pueblo norteamericano.

Al día siguiente, ya reabierto el edificio, la Asamblea General
aprobó una resolución en la que hace un llamamiento urgente a la
cooperación internacional para llevar ante la justicia a los autores
y patrocinadores de los atentados, así como para prevenir y erradicar
los actos de terrorismo.

El Consejo de Seguridad aprobó la Resolución 1368 el mismo día 12, en
cuyo preámbulo se reconoce el derecho inmanente a la legítima defensa
individual o colectiva, de conformidad con la Carta, en tanto que su
párrafo dispositivo primero califica los actos terroristas del día
11, al igual que cualquier otro acto de terrorismo internacional,
como una amenaza a la paz y a la seguridad internacionales. La
resolución señala que el Consejo de Seguridad está dispuesto a tomar
todas las medidas necesarias para responder a los ataques terroristas
perpetrados el 11 de septiembre del año 2001 y para combatir el
terrorismo en todas sus formas, con arreglo a la Carta. El que la
Resolución 1368 cite expresamente el derecho de legítima defensa
individual o colectiva y califique los ataques terroristas del 11 de
septiembre como amenazas a la paz y a la seguridad internacionales
permite interpretar que en ella se contiene un mandato suficiente
para que los Estados Unidos, y eventualmente sus aliados, utilicen la
fuerza contra los autores o cómplices de los atentados. Están además
pendientes de cumplimiento las resoluciones 1267 del año 1999 y 1333
del año 2000 que exigen a Afganistán la extradición de Osama Bin
Laden por anteriores actos terroristas cometidos también contra
intereses norteamericanos. Es por ello que entendemos que los Estados
Unidos no necesitan volver a solicitar la autorización del Consejo de
Seguridad para utilizar la fuerza contra los autores de los hechos,
aunque deben comunicar posteriormente dichas medidas al Consejo.

El 28 de septiembre, el pasado viernes, el Consejo de Seguridad
aprobó la Resolución 1373, que establece una serie de medidas
obligatorias para todos los Estados en la lucha contra el terrorismo
sobre la financiación y la persecución de los autores de actos
terroristas. Es una resolución de alcance histórico, cuyo carácter
obligatorio para todos los Estados viene reforzado por el hecho de
que el Consejo la ha adoptado actuando en
el marco del capítulo VII de la Carta (es decir, acción en caso de
amenazas a la paz, quebrantamiento de la paz o actos de agresión.) El
Consejo de Seguridad asume así una función cuasi legisladora y da una
prioridad política de primer orden a la acción internacional contra
el terrorismo. Las resoluciones de la Asamblea como del Consejo han
sido adoptadas por unanimidad, enviando así un mensaje de condena
clara de la comunidad internacional a los atentados y de apoyo sin
fisuras en estos momentos a Estados Unidos. Se refuerza el
protagonismo político de la ONU y del Consejo de Seguridad en la
actual crisis internacional.

Si me lo permiten, quisiera hacer una especial referencia a esta
Resolución 1373 porque, al revés que la 1368, adoptada el día 12,
esta nueva resolución no va dirigida a dar una respuesta a los
atentados del día 11, sino a establecer una serie de medidas
obligatorias para todos los Estados en la lucha contra el terrorismo.

Dichas medidas se refieren a la prevención y represión de la
financiación del terrorismo, su penalización, a la congelación de los
fondos de personas o entidades que cometan o apoyen la comisión de
actos terroristas y a la prohibición de poner recursos financieros a
disposición de quienes cometan o apoyen la comisión de actos
terroristas. También en dicha resolución se establece la abstención
de prestar apoyo activo o pasivo a los actos terroristas, actuar en
prevenir dichos actos, la negativa de refugio a quienes cometen o
apoyan actos terroristas, la prohibición de uso de sus territorios
para cometer o facilitar actos de terrorismo en contra de otros
Estados o de sus ciudadanos, la penalización de la comisión y el
apoyo a la realización de actos terroristas, el enjuiciamiento de
quienes incurren en dichos comportamientos, la asistencia a las
investigaciones sobre actos de terrorismo o el apoyo a los mismos y
la prohibición de la circulación de terroristas mediante controles
eficaces de frontera y de la emisión de documentos de viaje, así como
contra la falsificación y uso fraudulento de los mismos. Junto a esas
medidas obligatorias, la Resolución 1337 exhorta a los Estados a
intensificar su cooperación contra el terrorismo, a firmar las 12
convenciones contra el terrorismo adoptadas en el marco de las
Naciones Unidas -y déjenme que les añada que no sólo basta con
firmar, sino que hay que ratificar y aplicar-, a evitar que el
Estatuto de Refugiado sea concedido a personas implicadas en actos
terroristas y a impedir que la extradición de esas personas pueda ser
denegada alegando motivos políticos. La resolución pone asimismo de
relieve la necesidad de adoptar medidas nacionales e internacionales
para hacer frente a las conexiones entre terrorismo y delincuencia
transnacional organizada. También declara al terrorismo contrario a
los propósitos y principios de Naciones Unidas, no distingue en su
parte dispositiva entre terrorismo internacional y otros actos de
terrorismo y su parte final establece un comité del Consejo de
Seguridad, cosa que me parece extraordinariamente



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importante porque va a ser el encargado de verificar el cumplimiento
de la resolución, y pide a los Estados que informen en un plazo de 90
días sobre las medidas que han adoptado para su cumplimiento, es
decir, el Consejo no se limita sólo a autorizar acciones contra los
autores de los atentados del día 11, sino que decide también adoptar
medidas para tratar de evitar que estos hechos puedan repetirse en el
futuro.

A partir de ahí, las tareas prioritarias en la acción internacional
contra el terrorismo en el marco de Naciones Unidas deben ser las
siguientes: por supuesto, aplicar dicha Resolución, la 1337, poniendo
en marcha de forma inmediata su comité de seguimiento; impulsar
decisivamente en la VI Comisión y el grupo de trabajo la negociación
de las dos convenciones pendientes de adopción. Creo que la
definición de terrorismo sigue siendo el principal reto para adoptar
la convención global, pero creo que no es, ni mucho menos, el único
problema pendiente y debemos ser conscientes de eso; sin embargo
debemos hacer un esfuerzo para superar estos obstáculos antes de
final de año porque si no, después va a ser mucho más difícil.

Además, como ya he dicho, creo que debemos impulsar el proceso de
firma, ratificación y adhesión a las 12 convenciones ya adoptadas en
el seno de Naciones Unidas. Quiero informar a SS.SS. que España ha
firmado ya las 12, ha ratificado 11 y la duodécima está actualmente
en proceso de ratificación -me refiero a la convención para la
supresión de la financiación del terrorismo-. También, creo que
debemos iniciar un proceso de contactos intensos, tanto bilaterales
como por parte de la Unión Europea a través de la presidencia con
terceros Estados, para facilitar la consecución de los dos objetivos
mencionados anteriormente.

Quiero hacer una muy breve referencia a la situación humanitaria
generada con anterioridad al 11 de septiembre en Afganistán en virtud
de la terrible situación que se vive en ese país por el carácter
represivo del régimen talibán y también respecto a la situación
humanitaria que se pudiera producir en el futuro. Ha habido muchas
decisiones en este sentido a nivel internacional y son
suficientemente conocidas. Simplemente informarles, desde el punto de
vista de nuestro país, que la Agencia Española de Cooperación
Internacional ha confirmado ya la posibilidad de asignar una cantidad
de unos 300 millones de pesetas en concepto de ayuda humanitaria de
emergencia para hacer frente a la actual crisis de los refugiados que
se está haciendo efectiva por medio del programa mundial de alimentos
de Naciones Unidas, otra parte a través de Cruz Roja española y otra
parte a través de la Fundación CEAR, que trabaja con ACNUR. Este
mismo jueves, a las nueve de la noche, sale desde la base aérea de
Torrejón, en Madrid, un avión organizado por la Cruz Roja y fletado
por la Agencia Española de Cooperación Internacional hacia Pakistán
trasladando diversa ayuda de emergencia, 35 toneladas, en la que se
incluían bidones
plegables de agua, tiendas familiares, kits de cocina, toldos,
raciones de alimentos, medicamentos, etcétera. Creo que este es un
tema al que debemos prestar mucha atención en el futuro inmediato y,
desde luego, de todas estas cuestiones y de las que he mencionado
anteriormente me comprometo a seguir informando a esta Cámara
regularmente.




La señora PRESIDENTA: Estando presentes tres grupos voy a dar la
palabra, en primer lugar, al portavoz del Grupo Parlamentario de
Izquierda Unida, el señor Llamazares.




El señor LLAMAZARES TRIGO: Lejos de felicitar al ministro de Asuntos
Exteriores en relación a su comparecencia ante esta Comisión, tengo
que criticar, en nombre de mi grupo parlamentario, la tardanza, la
renuencia del Consejo de Ministros, del presidente del Gobierno y del
ministro de Asuntos Exteriores en comparecer ante esta Cámara ante
hechos tan relevantes como los que estamos valorando. Y no es una
crítica que únicamente no admita comparaciones con otros ámbitos de
la Unión Europea. El Gobierno español no solamente en el día de hoy
nos da una información que ya tenemos a través de los medios de
comunicación, que está en las páginas web de varios gobiernos
europeos mucho más desarrollada y con muchos más datos, sino que el
Gobierno español se ha visto arrastrado a comparecer ante el Congreso
de los Diputados tan sólo en dos ocasiones a lo largo de la crisis y
no es verdad que haya informado previamente a los grupos
parlamentarios. De hecho, la información en relación a la utilización
de las bases militares se ha producido en el mismo momento que a
través de e-mails aparecía la información en los medios de
comunicación. Yo diría que incluso después, al menos a este portavoz,
de que apareciera esa información en los medios de comunicación. Por
lo tanto, un déficit claro de información por parte del Gobierno que
no comparece ante la Cámara y que no informa a los grupos
parlamentarios. Antes me he referido a la información de otros países
miembros de la Unión Europea, y si quiere el señor ministro de
Asuntos Exteriores comparamos informaciones. Nos parece muy grave que
haya habido tres pasos en las decisiones del Gobierno español que no
han sido comunicados en tiempo y forma a los grupos parlamentarios
y que no han sido debatidos ni han supuesto ningún tipo de información
en el marco del Congreso de los Diputados.

En primer lugar, el Gobierno da permiso, en el marco del convenio con
los Estados Unidos, para la utilización, no solamente de las bases
militares sino también de puertos y aeropuertos, y para la
utilización de infraestructuras con motivo de la respuesta de los
Estados Unidos. Información, únicamente una llamada de teléfono
lacónica, en la que se informa prácticamente en el mismo momento que
a los medios de comunicación



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de que se ha dado el placet. En segundo lugar, el Gobierno, en el
marco del Consejo Atlántico, se suma a la decisión de aplicación del
artículo 5 del Tratado de Washington. Información ninguna a los
grupos parlamentarios, al menos a este grupo parlamentario. En tercer
lugar, el Gobierno asume las exigencias de los Estados Unidos poco
después de haberse aplicado el artículo 5 en el Consejo Atlántico.

Información que no conocemos, al menos no la conoce este grupo
parlamentario, y desde luego no opera ni en los datos de la Cámara ni
en ningún debate de la Cámara.

Decía el ministro de Asuntos Exteriores que la encargada de negocios
de la embajada norteamericana había informado al Gobierno español, de
palabra, de tal forma que venía a ser una excusa para el Gobierno
español en relación a otros gobiernos europeos, que no solamente han
informado a la oposición de los datos sobre la posible culpabilidad
de Bin Laden en los atentados terroristas en los Estados Unidos, sino
que han tenido sesiones parlamentarias monográficas y han puesto
estos datos en la página web de sus gobiernos. El Gobierno español,
al parecer, no lo ha hecho, no porque no tenga ninguna sensibilidad
parlamentaria ni tampoco sensibilidad con la opinión pública, sino
simplemente porque el Gobierno norteamericano no le ha tratado igual
que a otros gobierno europeos, a los que sí parece les ha entregado
toda la documentación -salvo aquella que podía ser secreta- sobre
este caso. Nos parece especialmente grave tanto en un caso como en
otro, tanto en el caso de que el Gobierno no haya querido dar la
información a los grupos parlamentarios o no haya querido dar la
información a la opinión pública como en el que el Gobierno, después
de su acuerdo preferente con los Estados Unidos, no tenga la
deferencia -por parte de los Estados Unidos- de darle una
información, al menos al mismo nivel que al resto de los países
europeos, que algunos de ellos no tienen acuerdos de tal preferencia
con los Estados Unidos.

Aparte de esta cuestión relativa a la información, podrían ustedes
acudir a la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores o de los
restantes ministerios, para avergonzarse de la información que el
Gobierno facilita a los ciudadanos. En la página web del Ministerio
de Asuntos Exteriores los últimos datos son del 21 de septiembre. En
otros ministerios aparecen algunos datos, pero en absoluto los datos
con la pormenorización que aparecen, por ejemplo, en la página web
del Gobierno británico. Y este no es un tema menor, señor ministro.

Ustedes han rechazado la autorización por parte de esta Cámara para
el movimiento de tropas en el marco del conflicto. Pero han anunciado
en diversas ocasiones que iban a informar a esta Cámara de forma
pormenorizada en los momentos fundamentales del proceso; no han
informado en ninguno de los momentos fundamentales y en las ocasiones
que han comparecido -muy contadas- ante esta Cámara lo han hecho
a posteriori de la petición de los grupos parlamentarios
y lo han hecho, como en el día de hoy, relatándonos la agenda del
ministro de Asuntos Exteriores y no la posición del Gobierno en
relación a la crisis y los compromisos adquiridos por el Gobierno en
relación a la crisis internacional.

Por otra parte, como sabe el señor ministro, nosotros no compartimos
su análisis, al menos el que ha hecho, en relación al derecho
internacional y a las resoluciones de Naciones Unidas. Dejo al margen
la Resolución tomada con respecto a la cooperación antiterrorista, la
1373, que está en desarrollo, tanto del marco de Naciones Unidas como
de la Unión Europea, y me centro en la 1368 que, según el señor
ministro, avala la intervención, incluso militar, por parte de los
Estados Unidos. Nosotros no compartimos -y no somos los únicos que no
comparten- que esa decisión avale cualquier respuesta. Esa decisión
es una decisión de solidaridad con las víctimas, una decisión de
solidaridad con los Estados Unidos, pero esa decisión no legitima
cualquier respuesta y, por supuesto, no legitima una respuesta en
clave militar. Esa es nuestra valoración de la Resolución 1373, y si
quiere, señor ministro, establecemos el debate pertinente sobre esta
materia. Nos preocupa que no solamente se argumente por parte del
Gobierno que esta decisión legitima cualquier acción por parte de los
Estados Unidos, incluso la militar, nos preocupa que el Gobierno diga
que, a partir de esta resolución no son necesarias futuras
resoluciones y que ello se deduce de la Resolución 1373. Las
resoluciones de Naciones Unidas no admiten deducciones, son claras y
diáfanas, si no en materias tan importantes como las que estamos
valorando no tienen ninguna utilidad y en este caso la resolución de
Naciones Unidas no es un aval para la intervención militar, así como
tampoco es un aval, en nuestra opinión, para la puesta en marcha del
artículo 5 en el marco de la OTAN ni para que OTAN y Estados Unidos
puedan realizar un ataque a un país que, para nosotros, no tiene
ninguna defensa en cuanto a su Gobierno, pero es un país soberano al
cual no se le ha considerado todavía responsable de un atentado
terrorista, no se ha comunicado esa responsabilidad al Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas, no se ha establecido el mecanismo que
prescribe el derecho internacional en relación al diálogo en el marco
de Naciones Unidas y la solución pacífica del conflicto y, por tanto,
no se puede desencadenar, sin más, de forma unilateral, sea por parte
de Estados Unidos, sea por parte de la OTAN, una respuesta de guerra
a ese país, ya que, como digo, todavía no se ha demostrado su
responsabilidad directa y, sin embargo, se le ha acusado en el
Consejo de Seguridad de este atentado terrorista en los Estados
Unidos.

Señorías, la resolución de Naciones Unidas y el derecho internacional
permiten una serie de pasos para afrontar la crisis, para afrontarla,
en primer lugar, como versa la Resolución 1373, mediante la
cooperación económica, política, policial, legal y penal frente al



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terrorismo. Creemos que esos son los primeros pasos a dar y que
existen otros pasos sucesivos que tienen que contar con el mandato de
las Naciones Unidas, con la supervisión del Consejo de Seguridad y
que, en caso de que se llegue a algún tipo de actividad militar, debe
ser dirigida por el Consejo de Seguridad y no por una opción
unilateral de Estados Unidos o de la OTAN. Esa es la utilización
cabal del derecho internacional y que en lo demás estamos haciendo
deducciones que únicamente responden a la intención del Gobierno
español de ser tan disponible para el Gobierno norteamericano que no
solamente es disponible en sus fuerzas militares, sino también en la
interpretación del derecho internacional y de los tratados.

La posición del Gobierno nos parece inaceptable; nos parece
inaceptable la relación con esta Cámara; nos parece inaceptable la
falta de información a la ciudadanía y también nos parece inaceptable
el furor guerrero del Gobierno y del presidente del Gobierno. En
estos momentos no sabemos muy bien cuál es la razón para que, a pesar
de que los Estados Unidos y la OTAN no han decidido la aportación de
tropas por parte del Gobierno español, el presidente del Gobierno no
deje de reiterar en cada ocasión que se le presenta que estamos
dispuestos a intervenir, incluso con tropas. Nos parece que eso
responde a alguna razón que desconocemos por parte del presidente del
Gobierno, pero nos preocuparía más que el presidente del Gobierno
intentase utilizar esta cuestión tan grave en el marco internacional
en el debate político interno; que el presidente del Gobierno intente
vestirse de caqui para ocultar problemas políticos muy graves que en
estos momentos tiene el Gobierno en el seno de nuestro propio país y
para alinear a todos los que estamos en el debate político de un lado
o de otro, conmigo o contra mí. Y es que, además de un problema
internacional, en nuestro país sigue habiendo un debate político en
muchas materias que afectan al Gobierno, y en esta materia también, y
no se establece en base a quién está contra el terrorismo y quién es
ambiguo con el terrorismo, sino en base a cómo luchar frente al
terror. Nosotros creemos que debe ser una opción fundamentalmente
civil y que cualquier otra opción de carácter militar debe estar en
manos de Naciones Unidas, de acuerdo con el derecho internacional.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la
palabra su portavoz, el señor Marín.




El señor MARÍN GONZÁLEZ: Señor ministro, quiero hacerle algunas
consideraciones en nombre del Grupo Parlamentario Socialista.

He de decir que, cuando usted comenzó su intervención, significó que
el atentado terrorista ocurrido en el territorio nacional de los
Estados Unidos seguramente estaba anunciando la configuración de un
nuevo orden
internacional -utilizó esta expresión-, cosa en la que estamos de
acuerdo. A partir de ahí yo me esperaba un análisis global en el que
usted nos hiciera una aproximación de carácter político, diplomático
y sus implicaciones en los distintos niveles (Naciones Unidas, OTAN,
Unión Europea), y tampoco en el aspecto económico, porque muchas
cosas no van a ser igual tampoco en el ámbito económico, y un tema
muy sensible como es el de la inteligencia. Yo me esperaba un
análisis por parte del Gobierno, dado el punto en que estamos del
debate político, cuando todos los países se están interesando por
diferentes motivos y razones de esta cuestión. Finalmente nos ha
hecho usted un recorrido por su agenda personal de viajes realizados,
algunos de ellos ciertamente importantes, interesantes y que han
tenido sus frutos; no nos cabe ninguna duda, pero es difícil en este
momento para mi contestarle. Le invitaría a que en el futuro -a ver
si es posible- establezcamos en el Parlamento un lugar de
concertación sobre cuestiones sensibles, éstas y otras, como ya le
señalamos recientemente, para intentar buscar líneas generales en las
que sin duda nos será mucho más fácil a todos participar de ellas.

Intuyo por la presentación que ha hecho, que será el ministro de
Defensa el que se ocupe de referirnos la situación en el ámbito de la
defensa o de los eventuales compromisos que podamos tomar en esta
cuestión. También aludió a que habrá una comparecencia de los
ministros de Justicia y de Interior, presumo también que para
desarrollar el tema específico del terrorismo. En cualquier caso, me
gustaría tener una precisión respecto a cómo el Gobierno piensa
engarzar su trabajo de Gobierno, que no contestamos. Como ya señaló
nuestro secretario general, nuestra idea no está en absoluto en
contestar las capacidades y competencias constitucionales del
Gobierno, pero teniendo en cuenta que en nuestra definición existen
ciertas lagunas respecto a la forma en que se tiene que conducir el
Gobierno y probablemente también el Parlamento sería bueno que
ustedes nos precisaran perfectamente cómo quiere que trabajemos.

Insisto, y le rogaría que en la medida de lo posible la próxima vez
que nos veamos fuera factible saber cuáles son las cogitaciones
internas del Gobierno respecto a un análisis global de lo que
aconteció, porque lleva usted razón; lo que pasó el día 11 de
septiembre va a cambiar muchas cosas y muchas cosas del anterior
orden ya no serán las mismas, pero eso hay que debatirlo y
explicarlo. No tengo tiempo, porque el turno de respuesta de la
oposición siempre es muchísimo más corto.

Señor ministro, hemos hecho una petición, que sin duda usted conoce,
y ahora comprendemos dramáticamente por qué usted puede incumplirla.

Habíamos introducido en la Cámara una petición que responde a lo que
exige nuestro Reglamento, porque representamos más del 20 por ciento
de la Cámara, un cuarto, para que el Gobierno aportara a la Cámara
aquellos documentos que pueden ser información clasificada,



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secreta o sensible, que comprendemos que no se puede explicar en
público, de modo y manera que el Parlamento se pudiera
corresponsabilizar en la declaración tajante que usted ha hecho -y
que probablemente sea cierta- de que lo presentado como pruebas y que
ha permitido la activación del artículo 5, y que probablemente pueda
llevar en el ámbito de relaciones individuales que tiene España con
los Estados Unidos a determinadas decisiones, por ejemplo en materia
de intervención militar; eso ya lo veremos. Claro, difícilmente nos
la podrían enviar ustedes a la Cámara porque nos confiesa usted
paladinamente y tan tranquilo que no las tiene. Sinceramente, si es
así no lo comprendo, porque hemos hecho una petición
extraordinariamente respetuosa, porque pensamos en un momento que tal
vez el Gobierno -esto es lógico, nosotros hemos gobernado y algo
sabemos de esto- tiene información sensible que está manejando y
probablemente hay que trabajar de una manera determinada. Lo que no
nos podíamos imaginar -y lamento decírselo-, señor ministro, es que
ustedes no nos han informado simplemente porque el Gobierno de los
Estados Unidos no le ha dado la información, o simplemente le ha
dejado al secretario de Estado -me imagino- de Asuntos Exteriores,
señor Nadal, y al secretario general del Ministerio leer las piezas
de convicción, y al terminar la lectura se la han vuelvo a llevar.

Oiga, ¿no teníamos una relación preferente? ¿Cuántas veces nos ha
explicado usted, señor Piqué, que uno de los grandes logros era la
consecución de una relación preferente y trato de socio privilegiado?
Yo difiero radicalmente de la posición y del análisis que ha hecho el
señor Llamazares sobre la OTAN, no lo comparto. Tampoco comparto su
visión de la decisión de Naciones Uniones, pero estamos con el
Gobierno; apoyando al Gobierno sin ningún complejo en cuanto al fondo
de la cuestión, nos quedamos absolutamente perplejos al saber que el
Gobierno español sólo ha tenido derecho a una lectura, siendo -como
ustedes dicen- un socio privilegiado. ¿Por qué la ha tenido el Reino
Unido? ¿Por qué la ha tenido Francia? ¿Por qué la ha tenido Alemania,
que lo va a discutir en el Bundestag? Hay un elemento que
individualiza nuestra relación con Washington -y es ahí donde estoy
de acuerdo con nuestro colega-, y es que tenemos un acuerdo de
cooperación, y hemos aceptado -según nuestra visión del problema- la
responsabilidad de decir: De acuerdo, aceptamos la activación del
acuerdo de cooperación; adelante con las bases y con las facilidades
de uso. No termino de comprender, siendo así, la respuesta que ha
recibido usted de Washington después de la entrevista que tuvo con el
señor Powell, que nos pareció muy productiva. En este punto, nos
parecieron un poco exageradas aquellas declaraciones que usted no
hizo pero sí su colega de Defensa, el señor Trillo: Nuestra
cooperación será sin límite e incondicional. Comprendo que fuera sin
límite e incondicional si la
otra parte nos hubiera proporcionado lo mismo que está proporcionando
a otros aliados. Una de dos -y este es el elemento central de su
presencia de hoy aquí-: o los Estados Unidos no tienen confianza en
nuestro sistema de inteligencia, y por eso no nos dan las pruebas o
los elementos de reflexión -lo cual sería bastante serio-, o se
entiende que Madrid no es un lugar seguro en términos de relaciones
diplomáticas; y lamento tener que expresarme así.

Ha dicho que los grupos parlamentarios estaban informados. Ahora
comprendo la dificultad del Gobierno, la angustia del gabinete de
crisis de hoy en Moncloa y que hayan optado finalmente por decir la
verdad: No tenemos las pruebas, sólo nos han dejado leerlas. Eso sí,
le agradezco la sinceridad; pero, apoyando al Gobierno a fondo como
estamos haciéndolo, nos quedamos de piedra. La información que usted
decía, querido amigo -señor Llamazares-, al menos a este grupo
parlamentario, ha sido la siguiente: Hemos tenido la información de
la activación del acuerdo de cooperación con una brevísima salutación
de un ministro en la manifestación de la Puerta del Sol; y la de la
activación del artículo 5, por una simple llamada de teléfono,
diciendo: Lo vamos a hacer. Los ministros tienen despachos; el
ministro de Exteriores tiene un ministerio maravilloso, el palacio de
Santa Cruz, con sitio suficientemente confortable para informar y
atender a la oposición y a todo el que entienda el ministro que debe
discutir este asunto con él.

No quiero caer en la anécdota, señor ministro, pero usted vino aquí
como apasionado del power point en aquella primera intervención que
tuvo usted cuando presentó el plan estratégico. Cuando he visto en la
prensa de hoy que en Number Ten UK podíamos tener acceso a toda la
información, le he dicho al asistente que tenemos en el grupo: Vete a
can Piqué -porque él es catalán- a ver cómo está el tema. Señor
ministro, la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores está
parada en el día 21 de septiembre y usted nos dice aquí,
olímpicamente: Lo habrán visto ustedes en la prensa y tienen acceso a
la página web de la House of Common y del Bundestag. Por nuestra
parte, estamos traduciendo la página del Bundestag porque yo no sé
alemán, no me importa confesarlo. ¡Es insólito! Y usted, se queda tan
pancho.

En cuanto al fondo del tema, señor ministro, tengo instrucciones de
señalarle que nuestra posición es la que manifestó nuestro secretario
general, señor Zapatero, en el debate con el señor Aznar. En
consecuencia, usted y el Gobierno tienen nuestro total apoyo porque
participamos de la visión común en el tema de la OTAN y en el tema de
las Naciones Unidas, tal y como lo ha analizado usted. Simplemente le
pedimos que responda a la petición, que sin duda le tendrá que hacer
el Parlamento. ¡Caramba!, si el Parlamento se dirige al Gobierno -ya
que nosotros no vamos a retirar esta petición de comparecencia- para
que ustedes le entreguen



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esta documentación, espero que la respuesta del Gobierno no sea la
que usted nos ha dicho hoy: No la tenemos, la hemos leído sólo y, al
límite, váyanse a la página web; si no, será una cuestión difícil de
mantener para nosotros porque le estamos apoyando a fondo.

Algunos comentarios. Su viaje por la zona mediterránea ha sido
valioso, sinceramente. Tenemos los ecos y ha sido bastante bueno el
trabajo que usted ha hecho particularmente en Marruecos. Tenemos los
ecos también nosotros, son positivos y lo único que queremos es
alentarle en esta vía, que es el trabajo que hay que hacer,
sinceramente. En lo que concierne a la parte relativa... ¿Debo
terminar, no?



La señora PRESIDENTA: Sí, vaya terminando. (Rumores.)



El señor MARÍN GONZÁLEZ: Está todo dicho ya -tampoco pretendo yo,
queridos colegas, arreglar el mundo aquí en diez minutos, sería un
exceso por mi parte-, pero quiero decir lo siguiente: Lo del proceso
de paz, que usted ha definido como pieza esencial para la solución,
es cierto. Que el presidente norteamericano haya pronunciado la
expresión palestinian state -quiero recordar que probablemente
después de la declaración Balfour es el primer presidente
norteamericano que lo hace- es sumamente importante y hay que alentar
al Gobierno de los Estados Unidos porque finalmente coincidimos en
que su papel como mediador es fundamental. Me atrevo a ir un poquito
más lejos. Yo soy de los que participo de la posición de Slomo Ben
Ami: Nunca seremos capaces de ponernos de acuerdo nosotros solos,
palestinos e israelíes; la solución vendrá cuando alguien desde fuera
nos imponga, por convencimiento, por fuerza o por mucha fuerza, que
es la única solución. Esto sólo lo puede hacer Estados Unidos. En la
nueva situación internacional hay ciertas cosas que tienen que
cambiar, y la nueva visión que tiene del problema Estados Unidos sea
seguramente una de las que hay que alentar y apoyar. Seguramente
muchos de los colaboradores del presidente Bush que conocen antiguos
déficit y que trabajaron en aquella zona han tenido la ocasión de
precisar a la diplomacia norteamericana que las raíces del problema
hay que atacarlas probablemente con mucha más energía, y ahí está el
proceso de paz.

La visita a Powell fue buena y correcta, señor ministro. Es la vía en
la que hay que trabajar con los Estados Unidos y esperemos que se
vaya progresando en esta cooperación en materia de inteligencia, si
bien me preocupa su información en la medida en que se confirme que
el Gobierno norteamericano no nos deja copia en Madrid de sus papeles
confidenciales porque no hay confianza respecto al sistema de
inteligencia español, o a la forma de trabajar del Gobierno, o qué se
yo. Prefiero dejarlo ahí.

Decisión marco en materia de la Unión Europea. Tenemos que
felicitarnos todos por el gran avance que ha supuesto el Consejo
Europeo. Es un gran avance; lleva usted razón en que no se hubiera
producido seguramente este gran avance si no hubiera existido el
dramático episodio de las Torres Gemelas. Pero la historia se compone
en ocasiones de avances que están justificados por la existencia de
dramas. No será el primero y no será el último. Decía usted que van a
hacer un informe periódico y nos parece bien, pero le vamos a señalar
lo que ya planteó mi colega Rafael Estrella el otro día y que usted
conoce. Estamos dispuestos a trabajar como Parlamento para intentar
que esto no ocurra. Hemos tenido hoy conocimiento -porque nos han
llegado ya los ejemplares- del texto específico de las decisiones
marco. Señor ministro, vamos a intentar que la lista de excepciones a
las decisiones marco no se convierta en un queso gruyère de opting
out de modo y manera que se acepte la lógica de la decisión marco,
tanto en la definición de terrorismo como en la de la detención
preventiva; pero como una decisión marco da derecho a que cada Estado
miembro presente su lista de excepciones, su lista de opting out, nos
encontremos con Estados miembros que aparentemente nos hagan el gran
discurso de la solidaridad por el problema que tenemos en nuestra
casa, y al final del proceso, cuando hagan la aprobación de la
declaración marco, nos encontremos un queso gruyère porque estuviese
todo lleno de opting out; eso nos preocupa.

Luego hay algo importante -no es el momento de extenderme, tampoco yo
se lo voy a desarrollar porque me va a llamar al orden la señora
presidenta-. Sabíamos ya, porque era una opinión generalizada de los
cuarteles generales, que normalmente nuestra tarea en términos de
intervención militar se va a dedicar mucho más a permitir la salida
de tropas norteamericanas, actualmente en los Balcanes, para
destinarlas a este conflicto de Afganistán. Nos van a pedir en breve
tiempo que esas tropas sean sustituidas por tropas de los países
europeos. Sé que esto es problemático. ¿Por qué no lo planteamos
desde el punto de vista de la oportunidad? ¿No sería un buen
escenario para empezar a manejar estos 60.000 hombres, aprovechando
precisamente que los norteamericanos se desplazan a otro lugar y nos
hacen hueco, para poner a prueba nuestra capacidad en términos de
identidad europea de defensa? Difícilmente los norteamericanos
podrían objetar este movimiento político, diplomático y militar,
teniendo en cuenta que son ellos los que nos van a pedir normalmente
que les sustituyamos. Podríamos debatir en este sentido.

Por último, quiero señalarle, señor ministro, que nos tiene usted a
su disposición, pero desde luego hoy nos ha dicho usted algo fuerte.

Lo lamento, y si usted piensa que no es fuerte, nosotros pensamos que
sí. En cualquier caso nos va a costar mucho, mucho, mucho, al menos
en este terreno, que nos convenza de que están



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resueltos problemas centrales en nuestras relaciones exteriores,
porque esto no es normal, compréndalo, sobre todo cuando ustedes han
dicho que cooperación incondicional y sin límites. A partir de ahora
un poquito más de prudencia y obviemos los adjetivos; cooperación
leal dentro de los términos de nuestra responsabilidad individual en
el acuerdo de cooperación como miembros de la Unión Europea o de la
OTAN, o al menos que aceptemos que la situación es diferente en
función de quién es el interlocutor. Hemos pensado que esa era
siempre una situación mucho más real que tal vez la que ustedes nos
ofrecieron. En cualquier caso, ánimo; en los temas de fondo estamos
sustancialmente de acuerdo con el Gobierno.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Popular tiene la palabra el señor
Arístegui.




El señor ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: Señor ministro, le quiero agradecer
enormemente su comparecencia por exhaustiva y prolija. Para haber
sido tan deficiente como algún grupo la ha calificado nos hemos
felicitado mucho a lo largo de alguna intervención, de lo cual yo
también me felicito, créame. Esta es su segunda comparecencia, y
además ha habido también una comparecencia importante, una
declaración muy importante del presidente del Gobierno ante el Pleno
de esta Cámara. Esta es una muestra más de la voluntad
y disponibilidad de transparencia del Gobierno para venir cuantas veces
sea necesario a contarnos, a informar a esta Cámara de uno de los
asuntos más importantes que se han producido a lo largo de este
siglo.

Usted también está aquí tratando de construir consensos y me alegro
de que, a pesar de las críticas que ha habido a su intervención, se
haya manifestado la voluntad de ese consenso. Hay existencia de
pruebas irrefutables, usted lo ha dicho, como también otros líderes
europeos, que han comentado exactamente lo mismo que usted, es decir,
han hablado de la conexión de algunos terroristas en concreto con las
redes terroristas de Al Qaeda y del Frente Islámico Mundial y han
dicho que las demás pruebas que habían visto les parecían
irrefutables. No veo ninguna diferencia entre lo que ustedes han
visto y oído y lo que han visto y oído otros gobiernos.

En cuanto a la legalidad de esta lucha contra el terrorismo, no sólo
me felicito por la resolución 1373, de 28 de septiembre, que
efectivamente es histórica y que además establece un marco jurídico
exhaustivo y prolijo de cómo se debe intervenir y las obligaciones
que los Estados miembros de las Naciones Unidas tienen en la lucha
contra el terrorismo, sino que además me felicito también, y nuestro
grupo lo hace, por la agilidad enorme demostrada por las Naciones
Unidas por haber aprobado una resolución realmente ejemplar también,
la 1368, que establecía un marco genérico y suficiente para dar un
impulso a la lucha contra el terrorismo.

No se ha producido ni un solo tiro, no se ha lanzado un solo
misil y, sin embargo, ya se han producido dos importantísimas
resoluciones de Naciones Unidas y a los pocos días de los atentados
algunos grupos políticos habían ignorado completamente la aprobación
de esta primera resolución. Todo Occidente está intentando crear una
coalición sólida, y ese es el empeño más importante de este Gobierno.

Nosotros queremos felicitarle muy efusivamente por su gira, señor
ministro, y además de haber hecho un paseo por su agenda nos ha
manifestado interesantísimos puntos de vista de los gobiernos más
importantes del mundo árabe, incluso del mundo musulmán y de la
primera potencia, la agredida en este caso, que son los Estados
Unidos. Esa información ha sido de una enorme trascendencia y lejos
de haber dicho fechas, lugares y horas ha entrado usted en enorme
detalle.

Por último, el señor presidente del Gobierno dijo en su declaración
ante el Pleno de esta Cámara que nos hallamos ante el riesgo mayor al
que se enfrenta la humanidad desde la barbarie nazi y fascista y el
totalitarismo soviético. Justamente por eso tenemos que adoptar todas
las medidas necesarias para luchar con la mayor eficacia posible
contra esta lacra. Desde Occidente también estamos instando a todo el
mundo a que el lenguaje que se emplee sea el adecuado, que no
retraigamos voluntades de participación y además también queremos
conseguir que esa coalición tenga los argumentos necesarios para que
los gobiernos de los países árabes e islámicos moderados puedan
presentar de manera aceptable ante sus opiniones públicas la lucha
contra el terrorismo.

Los esfuerzos diplomáticos desplegados por la troika, por usted
mismo, por Alemania, por Francia, por Estados Unidos son realmente
pasos encomiables en la dirección adecuada. La alianza es necesaria,
pero además es el mejor medio, el más eficaz para restar argumentos
falaces al terrorismo islamista. Se han producido cambios muy
positivos en la utilización del lenguaje por parte de gobiernos de
Occidente y hemos visto también cómo se cambió el nombre de la
operación, de Justicia infinita a Libertad perdurable. Señor
ministro, el Gobierno español, en declaraciones del presidente y de
usted mismo, no se ha cansado de subrayar la diferencia que existe
entre el Islam y el islamismo. No estamos ante un choque de
civilizaciones, lo han dicho ustedes muchas veces, y acaba usted de
confirmar que los líderes más importantes del mundo árabe le han
pedido que además lo siga subrayando y recalcando. Una de las
aportaciones más importantes que podemos hacer los españoles a este
conflicto es justamente nuestra capacidad de puente entre nosotros y
Oriente. La influencia y la capacidad de prestigio que tenemos en
esos países puede convertirnos en eficaces embajadores ante el resto
del mundo occidental.

Decíamos también que España tenía razón y teníamosrazón en decirlo.

Nosotros llevamos muchos años



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subrayando la naturaleza criminal y perversa del terrorismo, que no
tiene apellidos, que no se le pueden poner adjetivos, que todos los
terrorismos son iguales. A lo largo de muchos años España ha pedido
que el terrorismo fuese incluido en la lista de nuevas amenazas;
usted nos ha recordado con rigor y con acierto la cumbre de la OTAN
de 1999, en la que justamente se incluye en la lista de nuevas
amenazas al terrorismo en sus nuevas formas, aunque sea un viejo
fenómeno. Además, hay que decir que la aplicación del artículo 5 del
Tratado de Washington supone un enorme paso adelante en la lucha
contra ese fenómeno. Nuestro país ha sido un pionero tenaz e
incansable en la creación y consolidación de espacios de cooperación
internacional, especialmente en el ámbito de la Unión Europea. En ese
sentido hemos contribuido muy eficazmente a forjar el compromiso de
la Unión Europea en la lucha contra esta plaga moderna, impulsando la
creación del espacio europeo de libertad, seguridad y justicia, como
usted muy bien nos ha recordado, insistiendo, además, con auténtica
tozudez en que Europol tuviese competencias en materia de lucha
contra el terrorismo o que se consiguiese por fin la orden europea de
detención y entrega o que adaptásemos al siglo XXI los instrumentos
para luchar contra una plaga del siglo XXI, superando los
instrumentos del siglo XIX como es la extradición.

España tiene una larga y triste experiencia en la lucha contra el
terror. Por eso es de capital importancia que mantengamos la
coherencia de nuestras posturas y que seamos completamente solidarios
con quienes sufren, han sufrido y sufrirán ataques del terrorismo.

Cuando se produzca el imprescindible cambio de diseño de la
arquitectura mundial y europea de seguridad, esperamos sinceramente
que se tengan en cuenta todos estos fenómenos a los que estamos
haciendo referencia. Además, hemos sido pioneros a la hora de adoptar
estrategias multidimensionales en la lucha contra el terrorismo.

Hemos dicho hasta la saciedad que la lucha contra el terror no es
sólo una lucha policial, judicial o de gobiernos, lo es de toda la
sociedad, por eso nuestros medios de comunicación, nuestra sociedad,
los agentes económicos y sociales y hasta el empeño de nuestro
Gobierno en buscar las tramas financieras y de blanqueo de dinero de
organizaciones terroristas han sido realmente ejemplares entre los
gobiernos del mundo.

Quisiera decirle, para ir acabando, que en esta segunda
comparecencia, en un corto espacio de tiempo, nos ha traído usted
información puntual y realmente pertinente. Las gestiones
diplomáticas llevadas a cabo por el Gobierno al que usted pertenece
han tenido un éxito notable. Hemos visto cómo ha cambiado el lenguaje
de algunos países reticentes y como las tibiezas de algunos
gobiernos, absolutamente imprescindibles para la lucha contra el
terrorismo islamista, han dado un giro de 180 grados de dos semanas a
esta parte.

Reconocemos, como los primeros, que la estabilidad y viabilidad de
los gobiernos aliados de Estados árabes e islámicos moderados son
pieza esencial para poder, por fin, desembarazar a toda la humanidad
de esta lacra que es el terror.

Señor ministro, el mundo está cambiando y se ha confirmado este
cambio de manera sangrienta el 11 de septiembre. Algunos se empeñan
en no entenderlo, quizá no supieron interpretarlo o simplemente no
han sabido que ha cambiado el mundo. Espero que abran los ojos y
empiecen a ver que el mundo de hoy no es el mundo de ayer y, desde
luego, no es el de antes de 1989.




La señora PRESIDENTA: El señor ministro tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): Casi empiezo
por lo último que ha dicho el portavoz del Grupo Popular. Estamos
ante un nuevo orden internacional, efectivamente, que nos obliga a
cambiar todas nuestras concepciones en materia de seguridad colectiva
en materia de defensa y en muchos otros ámbitos.

Se refería el señor Marín a que esperaba por mi parte una
aproximación de carácter político de mayor alcance respecto a la
situación. Yo estoy absolutamente dispuesto a ello; es más, tenía
algunos papeles en ese sentido, pero puedo decirle que he temido que
se me dijera que hacía reflexiones de carácter político y que no
informaba de las cosas que estaban pasando y de las que estábamos
haciendo. Por tanto, le muestro mi disposición a tener ese debate,
esa reflexión, cuando usted lo considere conveniente. Desde luego,
por mi parte no hay problema alguno. Es cierto que estamos ante un
nuevo orden, aunque no digo que estemos ante nuevas amenazas, porque
estas ya existían. Todos los elementos de inestabilidad internacional
de las últimas décadas (los nacionalismos agresivos, las nuevas
formas de criminalidad, la proliferación de conflictos locales, los
casos de inestabilidad financiera derivados de la globalización) ya
existían, pero ahora se ponen radicalmente de manifiesto; la agenda
internacional se ha visto sacudida y estamos viendo cómo se revalúan
solidaridades de grupo, que en algunos casos están funcionando bien,
y me estoy refiriendo a Naciones Unidas, a la OTAN, a la Unión
Europea o a la OEA, por ejemplo. Se definen nuevas medidas operativas
que hace un tiempo podían ser impensables, pero también se están
poniendo de relieve en estos días unas ciertas incapacidades de
respuesta colectiva en otras regiones o en otros foros de
cooperación. También se está viendo cómo determinadas opciones
tradicionales pierden su razón de ser -me refiero, por ejemplo, a los
neutralismos del siglo XX-, o cómo puede afectar una especie de
creación de psicosis colectiva de inseguridad, o cómo puede afectar
la agudización de la crisis económica, etcétera. He pensado que podía
ser de muchísima más utilidad no hacer



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un repaso de mi agenda, porque es la que es, la propia de un ministro
de Asuntos Exteriores en estos momentos, por lo que no he intentado
explicar mi agenda sino el contenido de la actividad diplomática que
hemos venido desarrollando en los últimos días, porque he creído que
era pertinente. Conocer de primera mano las reacciones de gobiernos
que en estos momentos tienen un papel muy significativo en toda esta
crisis es de interés político y, desde luego, de interés
parlamentario.En cualquier caso, no quiero rehuir en ningún sentido
el debate de fondo, porque me parece especialmente interesante
y sobre el cual, personalmente, estoy especialmente interesado.

No voy a hacer muchos comentarios respecto al proceso de paz y a la
involucración de Estados Unidos, etcétera, porque he sido
suficientemente explícito y concreto. También estoy de acuerdo en que
toda la implementación legislativa de las resoluciones de Naciones
Unidas, de las resoluciones de los acuerdos dentro del Consejo JAI,
del Consejo Europeo, etcétera, la tenemos que seguir muy de cerca. Ha
habido un gran avance en lo político, pero, efectivamente, estoy de
acuerdo en que hay que estar muy atentos a la letra pequeña. El
miércoles pasado tuvimos ocasión de debatirlo en la Comisión Mixta
Congreso/Senado para la Unión Europea, y no tengo nada que añadir.

Desearía hacer una referencia muy breve al comentario que ha hecho
respecto a los Balcanes, a la posible transferencia de tropas
norteamericanas y, por tanto, a la necesidad de que los Estados
europeos miembros de la Alianza que estamos ahí podamos sustituir
esas tropas. Es una posibilidad real. Hay, además, un gran debate
pendiente respecto al contenido del segundo pilar y a la operatividad
de las fuerzas de despliegue y de intervención de la Unión Europea,
después de que lleguemos a unos acuerdos definitivos con la Alianza
Atlántica y respecto a cuales son las misiones que esas fuerzas de
despliegue europeas puedan desarrollar en el futuro, incluso más allá
de misiones Petersberg en el exterior, que es como hoy están
delimitadas. Es un debate interesantísimo sobre el cual tenemos que
empezar a tratar y tenemos intención de impulsar durante nuestra
presidencia. También vale la pena -y dejo esa idea ahí- hacer una
reflexión respecto a si, desde el punto de vista de la seguridad
colectiva en Europa, nos interesa que un conflicto como el de los
Balcanes sea responsabilidad exclusiva de Europa y en el que no debe
haber una presencia de los Estados Unidos. Es una idea que vale tener
en cuenta y conviene no olvidar en este debate.

Quiero hacer una referencia a algo que me da la impresión de que le
ha sorprendido enormemente: la información que hemos recibido
respecto a la implicación del señor Ben Laden y de Al Qaeda. Me
sorprende su sorpresa y le voy a decir por qué, porque es exactamente
la misma que permitió al Consejo Atlántico, a todos los países
aliados, decir que se ponía en vigor la
aplicación del artículo 5; exactamente la misma. No hemos tenido una
actitud distinta de todos los demás y, al mismo tiempo, hemos
recibido una información muy completa de los Estados Unidos sobre las
responsabilidades del señor Bin Laden y de su grupo, así como sobre
algunas otras cosas, algunas de las cuales ya he mencionado, en
cuanto a la vinculación con algunos otros grupos terroristas y a la
responsabilidad de esos grupos terroristas no sólo respecto a los
atentados del 11 de septiembre, sino a atentados anteriores. Como es
natural, hemos recogido toda esa información, la hemos contrastado y
hemos llegado a la misma conclusión a la que -¡qué casualidad!- han
llegado todos los aliados; a la que han llegado todos los demás
países que han podido ver esa información y que, como por ejemplo,
Pakistán, ha puesto ya a disposición de la eventual represalia
militar determinadas capacidades. La misma. Usted puede construir un
discurso más o menos imaginativo respecto a que no tenemos una
relación preferente. Señoría, se puede construir el discurso
imaginativo que uno quiera y, como es natural, se pueden hacer muchas
consideraciones. Ayer mismo tuvimos una cumbre con Alemania en la que
tuve la ocasión de contrastar que la información que habíamos
recibido era la misma que había recibido el Gobierno alemán. Que
después el Gobierno británico, y sólo él a través de su primer
ministro, haya decidido introducir en Internet sólo una parte de esa
información expresada por escrito, la parte que se considera que se
puede hacer pública, es una decisión que yo respeto -¡faltaría más!-,
que puedo compartir, no tengo ningún inconveniente en que esa
información se sepa porque no contiene nada sensible, pero debo
añadir, que desde la responsabilidad del Gobierno español y de
cualquier Gobierno, no vamos a ir más allá. Eso es lo que yo le
quiero decir. No tenemos ningún elemento que nos permita dudar de
responsabilidad. Mi impresión es que usted tampoco, porque si usted
se centra en este punto, entonces diga que no está de acuerdo en el
fondo con lo que estamos haciendo, porque hay una contradicción.

Estamos absolutamente convencidos de la responsabilidad del señor Bin
Laden y de Al Qaeda porque lo hemos visto. (El señor Yáñez-Barnuevo
García: ¡Y yo también!) ¿Usted también? Pues, bien. La información
que se puede proporcionar es la que, por su iniciativa, el Gobierno
británico ha proporcionado. Usted puede preguntar por qué no lo ha
hecho también el Gobierno español. No tengo inconveniente en dar esa
misma información; todo lo contrario, pero le digo que, por nuestra
responsabilidad y por nuestros compromisos con los Estados Unidos y
como aliados dentro de la Alianza Atlántica, no vamos a ir más allá.

No creo que debamos hacer de este punto un nuevo debate porque lo
importante es lo que estamos haciendo entre todos para dar respuesta,
primero, a los atentados del 11 de septiembre y, después, a este gran
desafío internacional que es el terrorismo.




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Paso a referirme a la intervención del señor Llamazares. A veces me
da la impresión -y espero que el señor Llamazares me disculpe- de que
hay un cierto contenido de frustración en la reacción del Grupo de
Izquierda Unida, porque lo que le hubiera gustado a este grupo es que
hubiera habido una respuesta inmediata, más o menos, primaria y
visceral que hubiera generado víctimas civiles para así reafirmarse
en su permanente condena incondicionada -esta sí que es
incondicionada e incondicional- de los Estados Unidos pase lo que
pase. Ahora se encuentran con que han pasado ya tres semanas y la
reacción de los Estados Unidos ha sido hasta ahora muy prudente. No
se ha dado un solo paso en falso, están actuando políticamente, están
buscando un consenso internacional, hay resoluciones de Naciones
Unidas -déjeme que se lo diga- apabullantes y avasalladoras, hay
reacciones de los organismos internacionales y hay una clara
solidaridad de los aliados e incluso de países que hasta ahora habían
sido contrarios a los Estados Unidos.

Señor Llamazares, yo me preguntaría por qué todo el mundo, incluido
el coronel Gaddafi, está en contra de usted siempre. ¿Por qué?
(Risas.) Algo debe pasar. Esto es como el chiste de la autopista, que
seguro que usted conoce bien. Los gobiernos de Irán, Siria o Libia
dicen que la coalición internacional contra el terrorismo tiene que
ser en el marco de Naciones Unidas, tiene que ser un proceso largo
que debe pasar por la legalidad internacional y por la aplicación de
las convecciones, en esto estamos todos de acuerdo, pero, al mismo
tiempo, dicen que la respuesta militar de los Estados Unidos en
concepto de legítima defensa al ataque brutal al que fueron sometidos
el pasado 11 de septiembre es inevitable. Nadie pone en duda el
derecho de los Estados Unidos y, eventualmente, de sus aliados a
responder militarmente. Nadie lo pone en duda excepto el señor
Llamazares. (El señor Llamazares Trigo: ¡Muchos más!) Están de
acuerdo seis mil millones menos uno, todos los gobiernos del mundo
están de acuerdo. Hagamos todos una reflexión: un país como España,
que lleva más de treinta años sufriendo el terrorismo, que lleva
muchísimos años pidiendo solidaridad, cooperación internacional,
ayuda de los demás, y que poco a poco, con mucho esfuerzo de este
Gobierno y de los anteriores, la ha ido consiguiendo, en estos
momentos nadie entendería que no fuéramos coherentes y consistentes
con eso. Por estos mismos motivos, vamos a ser absolutamente
solidarios, coherentes y consistentes a la hora de apoyar a un país
que ha sido víctima del terrorismo de una manera tan brutal como la
del pasado día 11 de septiembre. Si hiciéramos lo contrario habríamos
perdido la legitimidad de nuestra propia lucha durante muchísimo
tiempo. Le ruego que reflexione sobre este punto y que no caigamos en
el antiamericanismo fácil y barato en el que muchas veces,
lamentablemente,
caemos. Afortunadamente, ahora cada vez hay menos gente que está en
eso.

Hace unos años, cuando en países como Rusia o China existían
regímenes de su simpatía todavía se podían pensar estas cosas, pero
ahora -fíjese usted que casualidad- Rusia, China, Irán, Libia o Siria
están de acuerdo en la legitimidad de la respuesta norteamericana.

¿Por qué? Porque es de absoluto sentido común, porque no se pueden
dejar sin respuesta los atentados del día 11 de septiembre. ¿O es que
usted quiere que no haya respuesta? Claro que tiene que haber
respuesta política y legislativa y en el marco de la legalidad
internacional, pero también tiene que haber una respuesta que vaya
dirigida a castigar a los autores y a los inductores de estos
atentados. Si usted cree que el camino es dialogar con el señor Bin
Laden, dígalo con claridad, porque así todos sabremos a lo que nos
tenemos que atener. No puedo compartir su intervención. Me suele
suceder con usted, señor Llamazares; nunca tengo el placer de poder
compartir sus opiniones, pero en el día de hoy, menos que nunca.

Un comentario adicional. En esa especie de frustración freudiana
respecto a que los Estados Unidos no han hecho lo que a algunos les
hubiera gustado, está quedando muy claro que no estamos en una guerra
contra Afganistán ni contra el pueblo afgano, sino que estamos en una
guerra contra los terroristas, que puede tener determinadas
consecuencias sobre un régimen que ha apoyado, apoya y da cobertura a
los terroristas. En eso se está, y la comunidad internacional debe
responder a eso: no podemos dejar de responder a eso. Estamos jugando
con nuestro sistema de valores, con nuestra libertad y con el
equilibrio del mundo, con la propia consistencia y continuidad de la
comunidad internacional. Cualquier deriva que vaya en sentido
contrario nos sitúa en un terreno realmente muy complicado. No olvide
usted que las Naciones Unidas son las Naciones Unidas y que han
adoptado sus resoluciones por unanimidad. Lo hicieron al día
siguiente diciendo que se había producido un ataque contra los
Estados Unidos y que podía haber legítima defensa, no cualquiera. No
ha habido cualquier respuesta, está habiendo una respuesta política y
habrá en su momento una respuesta militar, que, estoy seguro, va a
ser proporcionada y adecuada. Naciones Unidas ya ha dicho eso.

Después, Naciones Unidas ha adoptado otra resolución absolutamente
clara y de contenido histórico. Muy bien. Si queremos decir que todo
lo que interpretan todos los gobiernos del mundo en Naciones Unidas
no es lo que un determinado grupo parlamentario -por otra parte,
totalmente respetable y que tiene unas opiniones muy legítimas-
piensa, saquemos todos las consecuencias necesarias.

Señorías, lo que les quiero transmitir, es que estamos ante una
situación enormemente delicada, difícil, compleja que exige que demos
todos respuestas meditadas, que seamos serios y rigurosos, que no
intentemos sacarle punta a determinadas cosas para intentar no se



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sabe qué; que tengamos todos una respuesta muy sólida. La respuesta
sólida tiene que pasar por la percepción de los terroristas de que no
va a haber cuartel con ellos, de que no va a haber ninguna
vacilación, de que todo el mundo está absolutamente convencido de
que, con independencia del adjetivo que le pongamos al calificativo,
el terrorismo es una de nuestras grandes amenazas durante este siglo
y que hay que combatirlo con todos los instrumentos que tengamos de
acuerdo con la legalidad internacional, de acuerdo con el paraguas de
Naciones Unidas, de acuerdo con lo que puedan decir los diferentes
organismos internacionales democráticamente. Eso es lo que se está
haciendo, eso es lo que está sucediendo y estoy seguro -y le expreso
mi convicción de que es así- de que es lo que va a seguir sucediendo.

Al mismo tiempo, hemos de ser coherentes también con el hecho de que,
en virtud de nuestros compromisos internacionales, debemos ser leales
con nuestros aliados y, en particular, con los Estados Unidos y
actuar en consecuencia. Le aseguro que es lo que el Gobierno español
va a seguir haciendo. (El señor Llamazares Trigo pide la palabra.)



La señora PRESIDENTA: Señorías, saben que no hay turno en esta
sesión. (Pausa.) Como el señor ministro está dispuesto a permanecer
algún tiempo más en la Comisión, les voy a conceder tres minutos.




El señor LLAMAZARES TRIGO: Señor ministro, yo esperaba que usted
justificara, en primer lugar, la actitud del Gobierno con relación a
la información a esta Cámara y, sobre todo, que explicara si van a
permitir la autorización de esta Cámara en el caso de que satisfagan
al señor presidente del Gobierno y le pidan tropas para una acción
militar. Esperaba que justificase por qué son diferentes España y el
Parlamento español al resto de los parlamentos europeos; por qué
usted no informa como el resto de los parlamentos europeos y por qué,
además, no se produce el debate en base a la intervención del
ministro de Asuntos Exteriores o del presidente del Gobierno; espero
que justifique esa materia. No ha justificado tampoco si tiene o no
la documentación y la información que dicen tener otros gobiernos, ni
por qué esa documentación no es pública en aquellos aspectos que no
son sensibles. Al final, no sabemos muy bien cuál es la relación
privilegiada que mantiene su Gobierno con el Gobierno norteamericano;
concretamente, con la administración americana, no con los
norteamericanos.

Hablando de lapsus freudianos, señor ministro, está bien el debate,
pero el juicio de intenciones y la tergiversación no están bien. No
solamente es mi grupo parlamentario -que, por otra parte cada vez va
a ser más explícito-, es que hay formaciones políticas,
intelectuales, países que no comparten su interpretación de la
Resolución 1368 y es legítimo. La Resolución 1368 no es una carta
blanca para que no se produzcan los pasos
que están delimitados claramente en derecho internacional para un
ataque armado a un país soberano. Es lo que estamos diciendo nosotros
y no otra cosa. Si tiene que haber una intervención militar, tiene
que producirse como consecuencia de ese proceso, una vez culminado,
y bajo el mandato de Naciones Unidas. Esa es la posición que he
defendido aquí no otra cosa. No me sitúe usted del lado de los que no
tienen posición respecto al terrorismo porque ya está bien; ya hemos
soportado suficientemente sus posiciones en las que o bien estás
conmigo o estás contra mí. Tiene que haber una respuesta, pero no
coincidimos con los procedimientos al margen del derecho
internacional. Y si lo trasladamos...




La señora PRESIDENTA: Señor Llamazares.




El señor LLAMAZARES TRIGO: Termino. Si lo trasladamos a nivel
interno, señor ministro, me parece mucho más problemático. Para
nosotros la lucha antiterrorista es dentro del marco del derecho
internacional, en el caso de que se produzca a nivel global, y del
marco del derecho y de la ley en nuestro propio país. Ni un atajo en
esa materia.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Socialista, tiene la palabra el
señor Marín.




El señor MARÍN GONZÁLEZ: Quiero hacer una precisión. En el fondo, me
remito a lo dicho por el secretario general del partido, señor Piqué,
que figura en el «Diario de Sesiones»: no hay ninguna brecha. Es lo
que piensa el Partido Socialista de esta situación, de lo que hay que
hacer, de nuestro grado de solidaridad y compromiso en los diferentes
niveles en los que estamos trabajando, llámense Naciones Unidas, OTAN
o Unión Europea. Lo que no puedo aceptar -ahí está el acta
taquigráfica y aquí estamos todos nosotros- es que, al final,
resuelva el expediente de un problema legítimo que le he planteado
preguntándome si estoy favor o en contra de Bin Laden -¡Hombre, por
Dios!-; si me creo o no las pruebas o no se cree usted las pruebas.

Por favor, no resuelva así el expediente, porque lo que le he dicho
me parece de una lógica impecable. Usted ha dicho que tenemos
exactamente la misma información que los otros, pero como nos ha
explicado en esta Cámara que no somos como los otros, como nos ha
dicho tantas veces que tenemos una relación individualizada gracias
al acuerdo de cooperación y a la importancia estratégica de nuestras
bases -no quiero darle lectura al comunicado con motivo de la visita
del presidente Bush a Madrid-, me sorprende que se nos trate como a
los otros. Pensamos que se nos iba a tratar de forma diferente en un
tema tan sensible como éste. Por supuesto que la batalla del debate
político está ganada desde el momento en que Pakistán ha dicho que se
cree todo. Obviamente, pero no se trata de debatir eso entre
nosotros, señor Piqué; se trata de que hemos presentado al



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Gobierno diligente y respetuosamente la propuesta para que venga im
camera a explicar lo que ustedes consideran responsable y sensible.

Pues venga usted aquí im camera y le atenderemos. Cuando oigamos algo
sensible y responsable no se preocupe S.S. porque vamos a aumentar
nuestro grado de sensibilidad y responsabilidad, pero no resuelva el
expediente de esta manera. Nos hemos quedado esta tarde un poquito
perplejos porque pensábamos que precisamente porque hay este acuerdo
de cooperación y porque había habido ese comunicado final cuando vino
el presidente Bush, el Reino de España, como usted nos ha dicho
muchas veces en esta Cámara, no es como los otros y que tenemos una
relación preferente, privilegiada y diferente. Dramáticamente, parece
ser que no. Usted ha dicho que esa información esta sólo en manos del
Gobierno británico, está en actas. Ojo si esta semana, gota a gota,
la opinión pública española se apercibe de que no sólo es el Gobierno
británico. Atención, pues, a este tipo de cosas porque delicados
somos todos y sensibles también. Si ustedes tienen notas internas o
cualquier cosa con las que entiendan que se tiene que trabajar im
camera, vengan ustedes a la Comisión de Secretos Oficiales y no se
preocupen porque vamos a guardar con ustedes una actitud
irreprochable.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Popular, señor Arístegui.




El señor ARÍSTEGUI Y SAN ROMÁN: Seré muy breve, señora presidenta.

Nuestro grupo considera que la lucha contra el terrorismo es,
primero, legítima; segundo, justa; tercero, va a ser y es eficazmente
democrática o democráticamente eficaz; y cuarto, es que tenemos
razón. Las democracias, que hemos sido atacadas todas en la persona
de los Estados Unidos, tenemos razón en defendernos. Si no lo hacemos
estaremos animando a otros a imitarles o a los que le han perpetrado,
a volver a hacerlo.

Afganistán, por cierto, no es un régimen democrático, obviamente,
pero tampoco es un Estado soberano al uso. No tiene ni un solo país
aliado en el mundo, sólo es reconocido por un Estado, que es
Pakistán, y por razones humanitarias. No es un Gobierno reconocido
por ningún Estado del mundo; eso por otra parte. Hasta ahora todas
las democracias hemos reaccionado con una ejemplar serenidad,
absolutamente. Hemos tratado de construir una coalición sobre la base
de la convicción y de las razones sólidas y serias y, además, se han
aprobado resoluciones de Naciones Unidas antes de que se haya
disparado un solo tiro o misil. Eso es razón más que suficiente para
decir que se está actuando como muy pocas veces, a lo largo de la
historia de la humanidad, se había actuado ante una crisis de estas
dimensiones.




La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor ministro.

El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): Con mucha
brevedad, señora presidenta, haré unos comentarios muy cortos.

Al señor Llamazares, que ha insistido en la falta de información,
tengo que decirle que yo he comparecido ya dos veces, ha comparecido
el presidente del Gobierno; estuve este mismo miércoles en las Cortes
por otras circunstancias pero, como es natural, hablamos de esta
situación y hay previstas comparecencias de otros ministros. Los
atentados fueron el día 11, han pasado tres semanas y me parece que
el nivel de respuesta parlamentaria es el adecuado. Debo decirle que
no comparto sus apreciaciones, que pueden ser perfectamente sometidas
a contraste y se pueden comparar con el comportamiento normal de
otros parlamentos democráticos. Quiero añadir que, aunque sea por una
vez, le doy la razón en que la Resolución 1368 no una carta blanca,
no lo es. Nadie está diciendo eso, nadie la está utilizando como una
carta blanca. Cuando se produzca la respuesta militar a los atentados
del 11 de septiembre se hará en el marco definido por esa resolución
y de acuerdo con la legalidad internacional, insisto, reconocida por
unanimidad por todos los países, incluidos aquellos que
tradicionalmente han mantenido una posición contraria a los Estados
Unidos. Si en algún momento se produce algo que, en función de lo que
pueda pensar el señor Llamazares no responda a eso, entonces tendrá
todo el derecho a decirlo, pero hasta ahora permítame que le diga que
sólo habla de hipótesis, de suposiciones. Han pasado ya muchos días y
esos temores iniciales que existían respecto a determinadas
reacciones no se han producido; lo que ha habido es una intensísima
actividad política y diplomática claramente orientada a demostrar que
estamos en la lucha de todos contra el terrorismo; que en ningún caso
estamos en una confrontación entre civilizaciones, culturas o
religiones; que es una lucha que debe incorporar a todos los Estados
del mundo; y que se debe hacer a través de la puesta en marcha y del
impulso de resoluciones muy concretas y muy positivas como, por
ejemplo, la del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas o la del
Consejo Atlántico. Esa ha sido la posición de los Estados Unidos
hasta hoy y esa es la realidad. Ahora bien, si esa realidad, en
función de apriorismos, no gusta porque lo que hubiera gustado son
otras cosas, ya es un problema que cada uno debe resolver, pero hasta
ahora las cosas se han hecho muy bien. Yo rogaría que, como las cosas
se han hecho muy bien, simplemente se reconozca.

Respecto a los comentarios del señor Marín, que agradezco -igualmente
que los realizados por el señor Llamazares, por supuesto- en el
sentido de que no hay ninguna brecha, yo se lo agradezco, porque en
estas circunstancias el máximo consenso entre el Gobierno y el
principal partido de la oposición es absolutamente relevante.

Nosotros no vamos a hacer nada que vaya en contra de ese consenso y
vamos a seguir trabajando por él. Sin embargo, veo que hemos cambiado
un poco el



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argumento en el sentido de que no se trata de que no haya habido
información suficiente o haya tenido unas determinadas
características, sino que no ha habido una información privilegiada
respecto a los demás. Hemos tenido información suficiente, adecuada y
correcta; el contacto es fluido, cotidiano y permanente; la
cooperación entre los servicios de inteligencia está siendo
extraordinaria y así debe seguir siendo, como es natural. En eso se
concreta una relación de amistad y preferente entre dos gobiernos.

Vamos a seguir trabajando en ese sentido, lo que no haremos es entrar
en una especie de concurso de belleza. No sé si me explico. No vamos
a entrar en un concurso de belleza, vamos a hacer las cosas bien, con
seriedad, con rigor, con profesionalidad, como corresponde a aliados
-somos aliados- leales, conscientes y coherentes con nuestras propias
responsabilidades. Yo no he dicho que otros gobiernos puedan dar más
información de la que ha dado el Gobierno español, lo que he dicho es
que el Gobierno británico ha sido el único que la ha hecho pública a
través de Internet. (El señor Marín González: ¡Qué irresponsable!)
No, no. No digo nada de eso. Me parece muy bien porque de la lectura
de esa información se deducen cosas que llevan a la convicción que
todos tenemos,
pero no ponen en riesgo ningún elemento. Está bien y yo no tengo nada
más que añadir. El Gobierno británico, en virtud de su
responsabilidad, ha adoptado esa decisión y, ¡faltaría más!, ahí no
hay ningún elemento de irresponsabilidad. El resto de gobiernos no lo
hemos hecho. Me parece muy bien todo, lo que sí le digo es que todo
aquello que pueda poner en riesgo el trabajo de los servicios de
inteligencia o la lucha contra el terrorismo forma parte de nuestra
responsabilidad mantenerlo donde tiene que estar. Es lógico y estoy
seguro de que usted está de acuerdo conmigo. A partir de ahí,
transmitiremos todo lo que podamos. Estoy seguro de que en la
Comisión de Secretos Oficiales no pasaría lo que sucedió en la última
sesión de la Comisión de fondos reservados. (El señor Marín González:
No entiendo la gracia.) No es ninguna gracia, señor Marín, es una
constatación. Al día siguiente la vi reproducida en los periódicos.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor ministro, por el tiempo
que ha dedicado a esta Cámara y, sobre todo, por la claridad de sus
explicaciones.

Se levanta la sesión.




Eran las seis y treinta minutos de la tarde.