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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 289, de 13/09/2001
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 2001 VII Legislatura Núm. 289



ASUNTOS EXTERIORES



PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.a ISABEL TOCINO BISCAROLASAGA



Sesión núm. 17



celebrada el jueves, 13 de septiembre de 2001



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor ministro de Asuntos Exteriores (Piqué i
Camps) para informar sobre la situación creada por los atentados
terroristas producidos el día 11 de septiembre en los Estados Unidos
de América. A petición propia. (Número de expediente 214/000073.) . .


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Se abre la sesión a las siete y cinco minutos de la Majestad el Rey y
el presidente del Gobierno remitieron tarde. sendos mensajes al
presidente de los Estados Unidos para trasladarle estos sentimientos
del pueblo español. La señora PRESIDENTA: Señorías, señor ministro,
Yo por mi parte me dirigí en el mismo sentido al si me lo permiten,
antes de dar comienzo a esta sesión, secretario de Estado, señor
Colin Powell, también quería afirmar que la barbarie terrorista es
hoy la responsable lo hizo el ministro de Defensa a su colega, el
señor de esta comparecencia del señor ministro de Rumsfeld. En la
declaración pronunciada ayer el presidente Asuntos Exteriores del
Gobierno del Reino de España, del Gobierno reiteró que, como no podía
ser de a quien agradecemos su presencia. Pero la locura terrorista,
otra forma, todos en España compartimos el dolor de la barbarie
terrorista, no puede ser la protagonista las víctimas. En la
conferencia de prensa conjunta que de nuestra sesión parlamentaria.

celebraron en Madrid en junio pasado el presidente del En primer
lugar, enviamos nuestro más sentido pésame a las familias de tan
tremendo número de víctimas del trágico 11 de septiembre de 2001 en
los Estados Unidos. Condenamos con toda contundencia el criminal
atentado terrorista y quienes como el pueblo de España y nosotros,
representantes legítimos, hemos padecido y padecemos la sinrazón
terrorista, apoyamos al país aliado de los Estados Unidos y a su
Gobierno en la aplicación de justicia a los autores, cómplices y
encubridores de tan cruel atentado terrorista que ha pretendido
romper, sin conseguirlo, los cimientos de paz, libertad y democracia
que constituyen los fundamentos del mundo civilizado.

Señorías, vamos a dar comienzo a esta sesión en la que el señor
ministro de Asuntos Exteriores, a petición propia, comparece para
explicar e informar sobre la situación creada por los atentados
terroristas producidos el día 11 de septiembre en los Estados Unidos
de América.

Señor ministro, tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): Muchísimas
gracias.

Señora presidenta, señorías, comparezco hoy ante esta Comisión a
petición del Gobierno para informar sobre los ataques terroristas
sufridos por los Estados Unidos el pasado día 11 y darles cuenta de
las acciones que ha realizado el Gobierno desde que tuvo conocimiento
de dichos ataques tanto en la ciudad de Nueva York como en la ciudad
de Washington. Pero, en primer lugar, quisiera manifestar una vez más
-el Gobierno lo ha hecho ya en varias ocasiones- el más profundo
pésame por todas las muertes que han tenido lugar y, desde luego,
desear una pronta y total recuperación de los heridos. El Gobierno
español, que ha recibido en el pasado incontables muestras de
solidaridad por parte de los Estados Unidos cuando la barbarie
terrorista ha atacado a nuestro país y a nuestros ciudadanos, quiere
hacer llegar a los familiares de las víctimas y a las autoridades
norteamericanas nuestro hondo pesar y toda nuestra solidaridad por
las trágicas consecuencias de estos atentados terroristas.

Como se ha dicho en otros ámbitos, hoy, en estos días, todos somos
norteamericanos, hemos sentido el golpe directamente, como si fuera
algo propio. Como saben, tan pronto se conocieron estos hechos, Su
Gobierno y el presidente de los Estados Unidos, el presidente Bush
recordó que Estados Unidos se mantiene firme, codo con codo, junto al
Gobierno de España para combatir el terrorismo. En estos momentos en
que es la nación norteamericana la que sufre el ataque del
terrorismo, el Gobierno español quiere a su vez hacer patente su
determinación de mantenerse junto al Gobierno y al pueblo
norteamericanos y trasladarles nuestra máxima solidaridad en estos
difíciles momentos.

No creo que sea necesario que haga a SS.SS. una descripción detallada
de los acontecimientos ocurridos en la mañana del martes 11 de
septiembre en Nueva York y en Washington. Todos hemos podido
contemplar con horror las escenas de televisión y la información en
los medios de comunicación sobre el desarrollo de los hechos. Baste
señalar que cuatro aviones en vuelo comercial fueron secuestrados
tras despegar de diversos aeropuertos de los Estados Unidos, dos de
ellos impactaron contra las llamadas Torres Gemelas, en Nueva York,
un tercero se estrelló contra el Pentágono, sede del Departamento de
Defensa de los Estados Unidos, en Washington, y un cuarto se estrelló
en las cercanías de la ciudad de Pittsburgh en circunstancias todavía
no completamente precisadas. Todavía no se conoce la magnitud de
estos atentados en cuanto al número de víctimas, pero todo indica que
será una cifra muy elevada. En cualquier caso, se habla de miles de
personas y desde luego de cuantiosísimos daños materiales. A los
pasajeros y tripulaciones que se encontraban en esos aviones habrá
que sumar los empleados del Departamento de Defensa que se
encontraban en el sector que se vio afectado y a todas aquellas
personas que estaban en alguna de las torres en Nueva York cuando se
produjeron los impactos o que se vieron posteriormente afectadas por
el derrumbamiento de ambas torres y de otros edificios en sus
cercanías.

Quisiera exponer a SS.SS. la serie de acciones que ha adoptado el
Gobierno desde que ocurrió esta brutal agresión sin precedentes. En
mi presentación expondré, en primer lugar, las actuaciones del
Gobierno desde el punto de vista de nuestras relaciones bilaterales
con los Estados Unidos y del apoyo a los ciudadanos españoles que se
hubieran podido ver afectados por estos hechos. A continuación,
quisiera referirme a las disposiciones adoptadas por la comunidad
internacional en su conjunto a través de las Naciones Unidas. En



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tercer lugar, mencionaré las acciones emprendidas con nuestros
aliados en el ámbito de la OTAN. Y, en cuarto lugar, explicaré lo
realizado hasta ahora en el marco de la Unión Europea.

Refiriéndome al ámbito bilateral, además de expresar los sentimientos
de pesar y solidaridad, a los que ya me he referido, el presidente
del Gobierno, que se encontraba en los países bálticos en una gira
oficial, tomó la decisión de que se constituyese un gabinete de
crisis en forma de Comisión delegada del Gobierno para situaciones de
crisis, presidido hasta su regreso a Madrid esa misma noche por el
vicepresidente primero y ministro del Interior. A través de ese
gabinete de crisis, que se reunió en permanencia durante toda la
tarde, se coordinaron todas las actuaciones de los distintos
departamentos directamente involucrados. Se celebraron nuevas
reuniones en la noche del martes, al regreso del presidente del
Gobierno a Madrid, y de nuevo ayer por la noche. Mientras tanto, la
célula de crisis establecida en la Presidencia del Gobierno se está
manteniendo permanentemente activada desde las tres de la tarde del
martes.

No voy a hacer un relato pormenorizado de todas las acciones
decididas, sobre todas las gestiones realizadas, ya que lógicamente
fueron muy numerosas, tanto desde el mismo gabinete de crisis como a
través de las instrucciones que se impartieron a los distintos
ministerios. Tampoco hace falta recordar las intervenciones públicas
de distintos miembros del Gobierno, del propio presidente, del
vicepresidente primero, del ministro portavoz o por mi parte
personalmente a lo largo de las últimas horas, pero quisiera también
destacar que se puso en alerta a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad
del Estado, se intensificó la protección de aeropuertos y bases de
instalaciones militares, por ejemplo, en Morón, en Rota, en Retamares
o en Torrejón, y se tomaron también, en el ámbito del Ministerio de
Defensa y de los servicios de inteligencia, medidas apropiadas a la
magnitud de los acontecimientos. También se han venido manteniendo
los contactos precisos con los representantes de los grupos
parlamentarios, con la Unión Europea, con los diferentes Estados
miembros, con los responsables de la política exterior de la Unión,
con los responsables de la OTAN y con los representantes de las
fuerzas políticas y de los grupos parlamentarios. Quiero aprovechar
para agradecer el aliento y los ofrecimientos de colaboración con el
Gobierno que se han expresado en el curso de estos contactos. El
Gobierno aprecia muy especialmente este apoyo político, que
contribuye a reflejar el consenso y la firmeza que existe en España
en todo lo que se refiere a la lucha contra el terrorismo.

En primer lugar, quisiera destacar que desde un primer momento se
adoptaron las medidas necesarias para asegurar la debida protección
de las representaciones diplomáticas y consulares de Estados Unidos
en nuestro país. Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores y
desde la Secretaría de Estado de Seguridad se entró en contacto
inmediatamente con la encargada de negocios de Estados Unidos en
España -como saben ustedes, no hay todavía embajador- para darle
cuenta de estas medidas y establecer una estrecha coordinación en
cuanto a otras acciones que fuesen necesarias. También se tomaron
medidas en otros casos, por ejemplo, en las representaciones
diplomáticas de Israel o de la Autoridad Palestina en relación con
instituciones norteamericanas y también israelíes o instalaciones de
la OTAN en nuestro país. Al mismo tiempo, además de mantener
contactos personales con muchas de estas instituciones, se activaron
los mecanismos necesarios para empezar a atender en otro ámbito a los
ciudadanos españoles que, o bien se encontraban en esos momentos
viajando hacia los Estados Unidos, o bien se hallaban en Nueva York o
en Washington y tenían dificultades para contactar con sus familias o
para prolongar su estancia en Estados Unidos como consecuencia de la
cancelación de todos los vuelos comerciales en dicho país. También se
entró en contacto con las autoridades de Canadá, puesto que un vuelo
de Iberia que sobrevolaba en esos momentos el Atlántico tuvo que ser
redirigido al aeropuerto de Halifax, donde aterrizó sin ningún
contratiempo. A través del cónsul general de España en Montreal se
han venido manteniendo contactos con el comandante de la aeronave y
la tripulación y los pasajeros; posteriormente han sido alojados en
hoteles de dicha ciudad en espera de tener autorización para
proseguir su viaje. Asimismo, debo decir que en ese ámbito se
autorizó la suspensión temporal de los vuelos a Israel, que ya se han
reanudado. También se habilitaron una serie de números de teléfono
para facilitar información al público. Las direcciones generales de
asuntos consulares y de la OID del Ministerio de Asuntos Exteriores
han facilitado la máxima difusión de estos números telefónicos y
desde ellos se atienden todas las consultas de los ciudadanos
españoles al tiempo que se mantiene un permanente contacto con los
consulados generales de España en Estados Unidos y Canadá para
asegurar la máxima información a todas las personas que lo solicitan.


Debo señalar que, hasta el momento, no hay constancia de posibles
víctimas de nacionalidad española. Es cierto que parece que cabría
descartar que haya españoles afectados por la explosión en el
Pentágono, en Washington, pero resulta prematuro asegurarlo respecto
de los atentados de Nueva York. Se sabe que había muy pocos turistas
en las Torres Gemelas a esa hora porque no se abrían para visitas
turísticas hasta más tarde. Tenemos la esperanza, pero no la
seguridad, de que no se hayan visto involucradas personas de
nacionalidad española que se encontrasen trabajando en algunas de las
oficinas de esos edificios. En todo caso, el Consulado General en
Nueva York continúa realizando un seguimiento muy estrecho de esta
cuestión y se mantiene en contacto con las autoridades de la ciudad a
medida que van avanzando



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los trabajos de desescombro y rescate de las víctimas. Puedo
asegurarles que ese seguimiento se produce en tiempo real y es una de
nuestras máximas prioridades. También quisiera señalar que esa misma
noche se hizo llegar a las autoridades norteamericanas la plena
disposición del Gobierno español para otorgarles cualquier ayuda
humanitaria que pudiesen necesitar y facilitar los medios necesarios
para colaborar en esa tarea de búsqueda y rescate de supervivientes
o, en su caso, de recuperación de cadáveres que pudieran estar
atrapados bajo los escombros. Existen unidades especializadas en
estas tareas en nuestro país con experiencia en actuaciones en
distintas catástrofes naturales con equipos de perros guía. Desde un
primer momento se pusieron en contacto con el Gobierno para ofrecer
desinteresadamente su colaboración y quiero agradecerlo expresamente.


Se ha trasladado ya este ofrecimiento a las autoridades
norteamericanas, que lo han agradecido a su vez, indicando que, en
caso de que lo necesitasen, nos trasladarían una petición en este
sentido.

Tras estas medidas de orden práctico dirigidas a atender las
necesidades más inmediatas de nuestros ciudadanos, el presidente del
Gobierno, como bien saben SS.SS, realizó ayer por la mañana una
declaración institucional sobre los atentados en los Estados Unidos.

Estoy seguro que SS.SS. conocen perfectamente su contenido.

Permítanme solamente que destaque el mensaje de solidaridad con el
pueblo norteamericano que contiene ante la barbarie terrorista.

También la condena, sin ningún tipo de paliativos, de lo ocurrido; el
convencimiento de que la fortaleza de los valores democráticos, de
las estructuras económicas y del vínculo político que compartimos los
países europeos y los Estados Unidos no se va a resquebrajar por
estos atentados; también la imperiosa necesidad de avanzar en la
lucha concertada de toda la comunidad internacional contra el
terrorismo y la voluntad de continuar reforzando la estrecha
colaboración bilateral en este terreno, que acordamos promover en la
declaración conjunta del pasado día 11 de enero del presente año. Por
otro lado, como saben SS.SS., se estaba celebrando en Madrid esta
semana la primera conferencia de embajadores de España, quienes
tuvieron oportunidad el mismo lunes por la tarde de mantener un
utilísimo encuentro con representantes parlamentarios en esta misma
sede. Pues bien, en la noche del martes tomé la decisión de cancelar
este encuentro para permitir que nuestros embajadores se
reincorporasen a la mayor brevedad posible a sus puestos al frente de
las distintas embajadas de España en el mundo, hemos estado en
contacto con buen número de nuestras embajadas durante estos días a
través de nuestros encargados de negocios y los embajadores se están
ya reincorporando a sus puestos a medida que han podido tomar los
vuelos correspondientes. El embajador de España en Washington, que
también se encontraba en Madrid para
asistir a esta reunión, se incorporó inmediatamente a la unidad de
crisis que se estableció en el Ministerio de Asunto Exteriores y va a
regresar a Washington tan pronto resulte posible, en función de que
se restablezcan las autorizaciones para los vuelos hacia la capital
estadounidense.

Permítanme ahora, señorías, que pase al ámbito de Naciones Unidas.

Refiriéndome a las actuaciones que se han producido en dicho ámbito,
quiero subrayar la reacción de la Organización de Naciones Unidas
tanto por su rapidez como por su unanimidad. Ello es importante
porque las Naciones Unidas representan al conjunto de la comunidad
internacional y ante un desafío global como el del terrorismo la
respuesta más eficaz ha de ser una respuesta colectiva, que no deje
un resquicio de apoyo político explícito, implícito o vergonzante
para los terroristas y sus cómplices. El mismo día de los atentados
el secretario general, el señor Kofi Annan, emitió una declaración de
condena. Ayer, día 12, el Consejo de Seguridad aprobó una declaración
presidencial de condena a los atentados y la Asamblea General adoptó
una resolución y se reunió el Consejo de Seguridad, que aprobó esa
resolución con todos los delegados puestos en pie. En ella el Consejo
condena de forma inequívoca y en los términos más enérgicos los
horribles actos terroristas y los considera, lo mismo que cualquier
acto terrorista, como criminales e injustificables, sea cual sea su
motivación. El Consejo hace un llamamiento a los Estados para que
lleven a la justicia a los responsables de estas acciones, así como a
quienes les han ayudado. Señala que estos actos son una amenaza a la
paz y a la seguridad internacionales y pide a la comunidad
internacional que redoble sus esfuerzos de cooperación contra el
terrorismo y exprese su disposición a dar todos los pasos necesarios,
de acuerdo con la Carta, para responder a los ataques terroristas del
11 de septiembre y combatir el terrorismo. Tanto la resolución de la
Asamblea como la del Consejo -quiero, insisto, destacarlo- han sido
adoptadas por unanimidad, enviando así un mensaje de condena clara de
la comunidad internacional a los atentados y de apoyo sin fisuras en
estos momentos a los Estados Unidos, que han agradecido estas
decisiones. Creo que durante la próxima sesión anual de la Asamblea
General vamos a tener ocasión de reiterar este mensaje unívoco.

Permítanme que ahora pase al ámbito de la Alianza Atlántica. Ha
habido una serie de actuaciones que les voy a detallar. En la misma
tarde en que se produjeron los atentados terroristas se celebró una
reunión extraordinaria del Consejo de la OTAN, a cuyo término su
secretario general, George Robertson, con quien se había contactado
esa misma tarde por nuestra parte, leyó un comunicado para expresar
la solidaridad con nuestro aliado norteamericano y condenar la
inhumana muerte de civiles inocentes. Este comunicado ya señalaba la
determinación de los 19 países de la Alianza



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Atlántica de mantenernos firmes en la lucha contra este flagelo y de
prestar a Estados Unidos la asistencia y el apoyo que necesite. El
Consejo Atlántico se reunió posteriormente en varias ocasiones
durante el día de ayer para realizar un seguimiento de la situación y
en estas reuniones se coordinó también la asistencia de diverso tipo,
en especial la inteligencia militar y también de capacidades de
búsqueda y rescate que se podían facilitar por varios países aliados,
incluyendo España, a los Estados Unidos. En una última reunión, ayer
por la noche, del Consejo Atlántico se aprobó unánimemente un nuevo
comunicado reflejando el acuerdo de que, si se determina que este
ataque fue dirigido desde el exterior contra los Estados Unidos, será
considerado como una acción cubierta por el artículo 5 del Tratado de
Washington de 1949. Se señalaba igualmente que en la cumbre celebrada
en 1999, coincidiendo con el cincuentenario de la OTAN, también en
Washington, se había reconocido la existencia de nuevos riesgos y
amenazas a la seguridad, incluyendo el terrorismo, y se había
reafirmado el compromiso de todos los aliados para combatirlo. Como
SS.SS. sin duda saben, el artículo 5 del Tratado de Washington señala
que, en caso de un ataque armado contra un miembro de la OTAN en
Europa o en América del Norte, los demás países aliados, en ejercicio
del derecho de legítima defensa individual o colectiva reconocido en
el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, adoptarán las
medidas que juzguen necesarias para prestarle asistencia. Por lo
tanto, mediante este acuerdo se ha expresado la solidaridad de los
restantes 18 países aliados con los Estados Unidos y la voluntad de
prestarle asistencia en la medida en que se juzgue necesaria si se
llegase a determinar que estos atentados terroristas han sido
dirigidos por elementos extranjeros. De nada serviría tratar ahora de
especular sobre cuáles podrían ser estas medidas. Quisiera sólo
destacarles que, en todo caso, si se llegase a aplicar este acuerdo
porque las investigaciones que se realizan determinasen que se trata
de ataques dirigidos desde el exterior de los Estados Unidos, habría
previamente las oportunas consultas entre todos los aliados, antes de
la realización de cualquier tipo de acción. Por lo tanto, no se trata
de un mecanismo automático sino que requerirá, llegado el momento,
una nueva concertación al 19, que tendría en cuenta, sin duda, la
necesaria solidaridad entre todos los aliados. Por lo tanto,
permítanme que insista: creo que de nada serviría ahora que
tratásemos de adelantarnos a los acontecimientos.

Finalmente, pasando al ámbito de la Unión Europea, quisiera referirme
al hecho de que la Presidencia de la Unión emitió un comunicado la
misma tarde del día 11 para expresar su consternación al conocer los
atentados y su condena con la máxima firmeza de este acto de barbarie
que golpea cobardemente a inocentes. Además, expresaba su solidaridad
con las familias de las víctimas y con toda la nación estadounidense.


Durante
toda esta tarde hubo una serie de contactos personales por mi parte
con diferentes países de la Unión, con el alto representante de la
política exterior y secretario general del Consejo, el señor Solana,
con el presidente de turno de la Unión Europea, etcétera. Ayer mismo,
celebramos una sesión extraordinaria de los ministros de Asuntos
Exteriores de los países de la Unión y en ella acordamos observar
tres minutos de silencio mañana viernes a las doce del medio día y
declarar el día de mañana un día de duelo. Este es un acuerdo a nivel
de la Unión Europea pero que hemos trasladado al conjunto de los
países candidatos a la adhesión a la Unión Europea. Acordamos también
realizar todos los esfuerzos para ayudar a identificar a los
terroristas y a los que promueven estos actos de terrorismo y
asegurar que sean juzgados. También se ofreció a los Estados Unidos
toda la asistencia de búsqueda y rescate de la Unión y de sus países
miembros y expresamos nuestra voluntad de trabajar estrechamente con
Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo. Quiero destacar en
este punto que varios Estados miembros, también España, expresamos la
conveniencia de establecer una concertación muy estrecha con otros
países, en particular la Federación Rusa o con países árabes
moderados, en todos estos aspectos. Después me referiré a este punto.


El Consejo de la Unión también adoptó una serie de conclusiones para
que, tanto por parte del Consejo de Transportes, que se va a celebrar
mañana y pasado, como muy especialmente por el Consejo de Justicia e
Interior, que estaba previsto celebrar a finales del mes de
septiembre pero que hemos decidido anticipar a la próxima semana, se
adoptasen a la mayor brevedad posible todas las medidas necesarias
para asegurar una máxima cooperación en estas áreas en la lucha
contra el terrorismo. No tengo que exponer ante SS.SS. la atención
que viene dedicando el Gobierno a todas las cuestiones de justicia e
interior en el marco de la Unión Europea y las iniciativas que
nuestro país elaboró en su momento de cara al Consejo Europeo, y que
sigue elaborando, en función del Consejo Europeo de Tampere, para
poner en marcha la creación de un verdadero espacio judicial europeo
que permita una auténtica colaboración ágil y eficaz entre todos los
países de la Unión contra el terrorismo. Por esta misma razón, hemos
promovido en esta ocasión que se acelere la puesta en práctica de
estas actuaciones, tanto en el denominado tercer pilar como en el
ámbito de la seguridad, como desarrollo del segundo pilar de la
construcción europea.

Hasta aquí, señorías, una descripción somera de las principales
acciones emprendidas por el Gobierno desde que tuvo conocimiento de
los ataques terroristas en Nueva York y en Washington. El gabinete de
crisis que dirige el presidente del Gobierno va a continuar
reuniéndose para asegurar el seguimiento de la situación a medida que
se vayan conociendo nuevas informaciones. Mantenemos, además, como ya
he dicho,



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una especial y vigilante espera para conocer si hay víctimas de
nacionalidad española y reaccionar en consecuencia. Quisiera,
nuevamente, agradecer el apoyo que ya ha sido expresado por parte de
distintos grupos parlamentarios y fuerzas políticas a las actuaciones
establecidas por el Gobierno y expresar nuestra confianza de que el
Gobierno pueda seguir contando con el apoyo del Parlamento en los
esfuerzos que desarrollamos parar combatir el terrorismo allí donde
se produzca. Por mi parte, asumo un compromiso pleno de transparencia
y de máxima coordinación con todos los grupos.

Creo que no es todavía el momento de hacer todas las valoraciones que
se merecen unos acontecimientos sin ninguna duda históricos como los
que hemos vivido en estos pasados días. Sin embargo, permítanme que
aporte unas primeras reflexiones. Ante todo, quisiera reiterar una
vez más la naturaleza execrable de estos atentados terroristas. Un
país como el nuestro, que conoce mejor que muchos el sufrimiento
injustificable que generan los actos terroristas, siente una especial
solidaridad cuando un país amigo y aliado como los Estados Unidos se
ve, a su vez, azotado por esta tragedia. Por ello, nunca serán
excesivos los gestos de pésame y nunca será excesiva la colaboración
que podamos prestar para combatir el terrorismo. En segundo lugar,
y hasta que no avancen las investigaciones para identificar a los que
ordenaron estos ataques y a sus cómplices, debemos evitar
especulaciones sin fundamento que en nada contribuyen a promover una
mayor paz en el mundo. Es este un momento para buscar formas de
trabajar más estrechamente entre todos los países de la comunidad
internacional para erradicar la lacra del terrorismo, insisto, ahí
donde se produzca. No nos apresuremos a sacar conclusiones que, de
momento, no pueden estar basadas en hechos ciertos y comprobados.

Ciertamente, la magnitud de estos ataques ha puesto de manifiesto la
vulnerabilidad de las sociedades democráticas, que a pesar de
disponer de numerosos medios para prevenir y atajar otros riesgos y
amenazas, se ven confrontadas a retos como el terrorismo que
requieren una vigilancia constante y una colaboración internacional.

Y permítanme que amplíe esta reflexión diciendo que estamos ante una
amenaza contra todos, que tiene que ser respondida por todos y que
tenemos que hacer un esfuerzo especial para evitar que cuaje
cualquier tipo de idea que vaya asociada a una confrontación entre
civilizaciones. Estamos en una lucha desde la humanidad contra
aquellos que cometen crímenes contra la humanidad, y eso me lleva
también a añadir que, por lo tanto, desde nuestro punto de vista, no
hay que trasladar a otros conflictos existentes en estos momentos las
posibles consecuencias o reflexiones que se derivan de los atentados
terroristas de estos días. Al mismo tiempo, estoy convencido que se
va a poner de manifiesto la fortaleza de nuestras sociedades
democráticas, que, por su misma naturaleza, disponen de los medios y
capacidades necesarios para enfrentarse a sus
agresores y recuperarse plenamente tras estos atentados; debemos
confiar en nosotros mismos, en nuestros valores, en los valores de la
democracia, de la defensa de los derechos humanos y de la libertad;
debemos confiar en nuestro futuro y, desde luego, insisto, en
nuestros valores, y es la fuerza de estos valores la que nos va a
permitir seguir haciendo frente, como estamos haciendo en nuestro
país, a estos embates, volver a alzarnos y continuar con la
construcción de una sociedad y un mundo en paz. Yo, desde luego,
señorías, no tengo la menor duda de que este va a ser el caso también
de los Estados Unidos.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor ministro.

Vamos a dar paso a las intervenciones de los grupos parlamentarios.

En primer lugar, por el Grupo Mixto, tiene la palabra su portavoz el
señor Vázquez.




El señor VÁZQUEZ VÁZQUEZ: Muchas gracias, señora presidenta.

Desde luego, quisiera agradecer, como es habitual, la comparecencia
del señor ministro para explicar, aunque sólo sea a grandes rasgos,
la posición del Gobierno en un tema importante, que tiene
trascendencia objetiva, como es el de los atentados sufridos por
Estados Unidos el pasado martes día 11. Yo, desde luego, también
quiero agradecer la intención expresada por el señor ministro de que
requerirá, en cualquier circunstancia, el apoyo del Parlamento, de
que va a haber transparencia por parte del Gobierno y contacto con
todos los grupos y que, efectivamente, eso sea una línea de actuación
en el futuro, dicho sin mucha acritud, porque a pesar de que en un
primer momento el señor ministro afirmó que hubo en estos días
contactos con todos, bien es verdad que yo sólo tengo conocimiento de
que hubo...




La señora PRESIDENTA: Señor portavoz, le escuchamos muy mal desde
aquí.




El señor VÁZQUEZ VÁZQUEZ: Perdón, señora presidenta, pero a mí mismo
me oigo espléndidamente. (Risas.)
A ver qué puedo hacer.




La señora PRESIDENTA: Se trata de que le escuche el señor ministro.




El señor VÁZQUEZ VÁZQUEZ: En realidad, es quien quiero que me
escuche.




La señora PRESIDENTA: Saben SS.SS. que esta sala no reúne muy buenas
condiciones acústicas; por tanto, les agradecería que hicieran un
esfuerzo por guardar silencio, y si tienen algo que comentar pueden
ausentarse de la sala los que lo necesiten.




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En todo caso, señor Vázquez, acérquese más al micrófono.

Gracias.




El señor VÁZQUEZ VÁZQUEZ: Supongo que, aunque con dificultad, el
señor ministro habrá seguido mis primeras palabras. Por si se perdió
lo que iba diciendo, haré hincapié en que nos gustaría que fuese
efectivo ese anuncio de que para cualquier acción en este terreno va
a buscar el apoyo del Parlamento, que se utilizará la transparencia
en todo momento y habrá contactos con los grupos políticos de esta
Cámara. Digo esto porque, a pesar de que al principio de su
intervención usted dijo que se habían mantenido contactos con todos,
hasta el momento yo no tengo conocimiento de ello.

Quiero empezar esta intervención agradeciendo el tono mesurado y
ponderado del ministro, y lo digo con toda franqueza porque hay voces
por ahí que no están utilizando ese mismo tono mesurado y ponderado,
que yo le agradezco porque creo que es lo mejor que se puede hacer en
una situación tan grave como ésta.

Como no puede ser de otra forma, expresamos la condena del Bloque
Nacionalista Galego, y creo que también la del resto de los grupos
políticos que componen el Grupo Mixto, a este bárbaro atentado del
pasado día 11 en Estados Unidos. Yo no sé si es necesario, pero como
supongo que todos los grupos lo harán volvemos a expresar nuestra
radical discrepancia con el uso del terrorismo como método de
actuación para resolver cualquier conflicto, y por supuesto
lamentamos la pérdida de tantas vidas humanas causada por este
bárbaro atentado. Tampoco podemos dejar de expresar al Gobierno, y
sobre todo al pueblo norteamericano, nuestras condolencias, de una
manera especial a los familiares de las víctimas, que yo creo siempre
son inocentes.

Nuestro grupo no puede desconocer que estamos debatiendo sobre un
asunto de gran trascendencia internacional, el atentado del 11 de
septiembre, que siendo igual a otros muchos que ocurrieron a lo largo
y ancho del mundo y las víctimas nos deben doler igual porque las
vidas humanas tienen el mismo valor, sin embargo en esta ocasión la
diferencia cualitativa la marca en primer lugar el altísimo número de
muertos y heridos que ha causado este atentado, y en segundo lugar
que no se puede desconocer que afecta a Estados Unidos en su
territorio, y que Estados Unidos es la primera potencia mundial.

Comparto con el señor ministro -mire por dónde- que estamos en un mal
momento para hacer demasiadas especulaciones o para apresurar
conclusiones. Estamos ante un tema que va a ser motivo de discusión
en los próximos tiempos desde todos los puntos de vista, y que tiene
tal cantidad de aspectos y cuestiones que discutir que hace difícil
abordar en este momento toda su extensión y complejidad en el marco
de una intervención
como ésta, que además se está desarrollando en este tono. Decía
que en el futuro inmediato será objeto de análisis y discusión a
todos los niveles, y el derrotero que vayan a tomar los
acontecimientos creo que es difícil de prever en este momento. En
todo caso, señor ministro, quiero expresar mi deseo de que ese
derrotero vaya en la dirección de fortalecer la paz y la seguridad
para todos, y que sirva para que hechos de esta naturaleza, tan
detestables desde cualquier punto de vista, no tengan lugar o se
reduzcan a su mínima expresión. También es verdad que sólo con deseos
no se avanzará en esa dirección que seguro que todos deseamos, sino
que será necesario que en especial los líderes del mundo se esfuercen
en buscar soluciones que permitan ese futuro de paz. Yo estoy seguro
de que esto es lo que desea la mayoría de los ciudadanos, y por tanto
deseamos a estos líderes buen criterio y acierto para que con sus
planteamientos se puedan conseguir estos objetivos.




Señor ministro, quiero acabar diciendo que en nuestra opinión una
carnicería de tal magnitud requiere que los culpables sean
identificados, localizados y castigados, para lo que va a ser
necesaria una actuación con la cabeza fría y con respeto a la
legalidad internacional. Nosotros seguimos creyendo que un Estado
democrático, cualquiera que sea, no puede comportarse con los mismos
criterios y regirse con las mismas normas de actuación que un grupo
de terroristas. Creemos, y estimo que usted compartirá conmigo, que
los Estados democráticos no fortalecerán su credibilidad, y ni
siquiera su seguridad, actuando sin respeto a esta legalidad
internacional o actuando contra personas inocentes. Ya sé que usted
no expresó esa opinión, en absoluto; esto lo digo como una reflexión
general. Nosotros no compartimos las opiniones de aquellos que llaman
a la venganza ciega, al uso de la fuerza incontrolada o criminalizan
de manera generalizada al mundo islámico, porque no creemos que sea
una vía de solución de los problemas que existen, sino que al
contrario los agravará.

Señor ministro, después de esta reflexión general, con toda
sinceridad a mí no me queda más que decirle que vivimos una situación
delicada ante la que muchos ciudadanos están expresando temor y
preocupación. Ojalá se pueda encontrar una salida que disipe esos
temores, una salida en dirección a la paz y que ponga fin a este tipo
de acciones terroristas. Créame, señor ministro, que le deseo a usted
y a su Gobierno acierto para caminar en esa dirección.




La señora PRESIDENTA: No estando presentes el Grupo de Coalición
Canaria ni el Grupo Vasco, del Partido Nacionalista Vasco, a
continuación, tiene la palabra el portavoz del Grupo Parlamentario de
IzquierdaUnida, señor Centella.




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El señor CENTELLA GÓMEZ: Señor ministro, esperamos que la reiteración
de unas afirmaciones no le quite contundencia a lo que no puede ser
un mero formulismo,como es la condena que hace Izquierda Unida y el
resto de los grupos, del atentado terrorista que provocó la muerte de
miles y miles de personas en Estados Unidos; atentado que ha sumido
en el dolor a miles de familias inocentes. Con esta condena que hace
Izquierda Unida, queremos compartir, como han hecho otros grupos y
como ha hecho usted mismo, el dolor, la tristeza de todo el pueblo
norteamericano. También tenemos que comprender la indignación, la
rabia que sentimos millones de personas en todo el mundo ante lo
absurdo de los miles de muertes producidas sin ningún sentido. Desde
nuestra propia indignación, tenemos que llamar la atención sobre la
necesidad de que se asuman responsabilidades. En primer lugar es
necesario asumir (creo que usted lo ha hecho hoy aquí mejor que otros
portavoces de su partido, incluso que su propio presidente) que
estamos ante un atentado terrorista, quizá el mayor acto terrorista
ocurrido en la historia de la humanidad, y que, como tal tiene que
tener una respuesta contundente, pero sobre todo una respuesta
eficaz. Considerar lo que ha ocurrido como una declaración de guerra,
tal y como hemos escuchado y como todavía siguen repitiendo algunos
portavoces de Estados Unidos, entendemos que no sólo es inútil sino
que estaría fuera de todo el derecho internacional porque, como usted
ha dicho señor ministro, no sabemos contra quién estamos en guerra en
este momento, no sabemos contra quién dirigir nuestra declaración de
guerra. Todos coincidimos en que no se puede condenar a una
civilización, que no se puede generalizar ninguna condena y que en
este momento lo que hace falta es determinar quiénes son los
culpables para poder exigir que se haga justicia.

Nos preocupa que se pueda estar preparando el terreno para un ataque
indiscriminado sobre Afganistán. Creemos que el pueblo afgano ya ha
sufrido demasiado para que además sea objeto de represalias
indiscriminadas. Usted no se ha referido a ello, pero está en el
ambiente en estos momentos. Si lo que se pretende es combatir el
terrorismo internacional, no hace falta la aplicación del artículo 5
del Tratado del Atlántico Norte. Ese artículo no es útil para
combatir el terrorismo y tampoco se encuadraría en este caso. No se
puede confundir en estos momentos hacer justicia, que exigimos
y esperamos que se haga, con deseos de venganza, aunque en algunos
casos puede ser comprensible pero nunca justificable a nivel del
Gobierno. No se puede confundir -repito- desear hacer justicia con
hacer venganza; por eso nos alegramos de su intervención, porque ha
bajado el tono de confrontación que hemos oído en los últimos días.

Afortunadamente, usted sólo ha hablado aquí de actos terroristas y no
de actos de guerra y nos alegra que su intervención sea -así debe
ser- la oficial del Gobierno en estos momentos y que matice
incluso declaraciones del presidente del Gobierno. Decimos esto
porque en el derecho internacional existen mecanismos para combatir
el terrorismo, para que los terroristas sean condenados y para que la
justicia internacional castigue duramente a los responsables del
atentado como genocidas que son.

Asimismo queremos llamar la atención sobre las situaciones de crisis
que se han generado y se pueden generar, porque no pueden ser
pretexto para recortar las libertades públicas ni para recortar el
derecho internacional; al contrario, al terrorismo se le combate con
más democracia, se le combate con más transparencia. Para Izquierda
Unida es el momento de hacer frente a un terrible acto terrorista y
no es el momento de la venganza indiscriminada, nunca lo puede ser.

En algunas declaraciones de las que hemos oído estos días parece
esconderse más un sentimiento de venganza por el orgullo herido de
una gran potencia humillada que otra cosa. Desde España no podemos
contribuir a esta dinámica; al contrario, queremos contribuir a
evitar una espiral de odio y venganza que no sabemos a donde podría
llevar al mundo. Queremos jugar un papel activo para evitar una
guerra que consideramos inútil con relación al fin que se debe
perseguir, que es acabar con el terrorismo internacional. Repetimos
una vez más que es el momento del derecho internacional, es el
momento de que sus instrumentos jueguen un papel muy importante. El
papel de las Naciones Unidas es relevante. Lamentamos que no exista
un Tribunal Penal Internacional, al que se oponen Estados Unidos, que
debería ser un marco importante donde poder juzgar, donde poder
condenar a los terroristas.

Queremos decirle que al terrorismo no se le puede plantar cara desde
fórmulas que generen más terrorismo. Por eso esperamos que la
prudencia de su intervención sea el preludio de una nueva matización
por parte del Gobierno y de una nueva dinámica que haga que España
juegue un papel activo para que en estos momentos sea eficaz la
respuesta que se vaya a dar. Queremos la condena más dura, más
contundente del terrorismo y de los terroristas. Queremos, y es
nuestra obligación, evitar que estos actos se puedan repetir. También
es nuestra obligación que se haga justicia no solamente porque así lo
demanda la opinión pública, sino también porque así lo demanda la
memoria de miles de muertos. Nos preocupa que la dinámica que se
había generado pueda justificar al final ataques que no servirán para
reparar el dolor que sufren las familias de las víctimas solamente,
ya que puede producir el surgimiento de miles de fanáticos dispuestos
a generar nuevas masacres. Por el contrario, si se elige el camino de
perseguir el terrorismo, de juzgar y condenar a los terroristas, de
que las Naciones Unidas asuman el papel de protagonistas que les
corresponde, sumaremos a la repulsa la indignación y también la
posibilidad de que sea posible generar un movimiento mundial que se
hace en estos momentos bastante claro en el ámbito de



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los Estados y quizá también en el ámbito de pueblos, un movimiento
internacional contra el terrorismo que aísle a todos los terroristas
sean del color que sea. Para eso hay que evitar combatir al
terrorismo con terrorismo de Estado.

Con esta condena sin paliativos, permítame que le haga un modesto
pero también contundente llamamiento a la reflexión. No podemos
continuar por un camino que lleva a la desesperación a millones de
seres humanos que viven en un mundo en el que no tienen más
perspectiva que una vida miserable y una muerte todavía más
miserable. No sé si lo recordará, en el último encuentro de
embajadores decía un diplomático en tono un poco jocoso, antes del
atentado, que dentro de poco nadie iba a poder dormir en este mundo:
la mitad del mundo porque no podía comer y la otra mitad porque
estaría pensando en qué le iba a hacer la mitad del mundo que no
podía comer. Esta anécdota viene a reflejar el mundo que estamos
generando y eso es una responsabilidad, una reflexión que le pedimos.


Puede parecer ingenuo reclamar en estos momentos del siglo XXI que el
mundo vaya por otro camino, pero es necesario y tiene que oírse esta
voz. Tenemos que admitir que este mundo no va por el mejor de los
caminos posibles, a pesar de que alguno de ustedes pueda creer que la
globalización va resolver todos los problemas a la economía, sin
embargo nos hemos encontrado con la globalización del terrorismo en
toda su crudeza.

No nos alegramos de la humillación que ha sufrido el imperio porque
todos perdemos en esta nueva situación. Nadie puede ganar en la
barbarie, nadie puede ganar en el asesinato de miles de inocentes,
pero queremos que se reflexione, que se asuma que no se puede seguir
una dinámica mundial que hace posible existan seres humanos
dispuestos a morir matando a miles y miles de inocentes. Tenemos que
reconocer, señor ministro, que algo está enfermo en este mundo y esta
enfermedad no se puede combatir con más violencia y más represalia
indiscriminada. Hay que hacer esta reflexión, porque si no estaríamos
intentando resolver un problema generando otros problemas iguales o
superiores. Desde Izquierda Unida no vamos a ser tan pretenciosos
como para decirle que tenemos la solución, pero sí nos atrevemos a
decirle que en estos momentos hay que ser prudentes, hay que ser
responsables, tenemos la obligación de buscar la fórmula para hacer
justicia, pero también tenemos que buscar la fórmula para intentar
que no se vuelvan a repetir situaciones como las vividas el pasado
martes. No hay soluciones unilaterales, señor ministro, no hay
soluciones que vengan solamente de parte de un Estado; la solución
tiene que ser global de la comunidad internacional que genere unas
condiciones que hagan imposible el caldo de cultivo para que se
produzcan situaciones como la del pasado martes. Por tanto, desde
Izquierda Unida creemos que es importante la respuesta internacional
al terrorismo, y con esto termino señora presidenta. Esta
reflexión profunda se requiere en la necesidad de redefinir,
reconstruir un verdadero Gobierno del mundo. Sería importante
celebrar una conferencia internacional para la prevención y la lucha
contra el terrorismo en el marco de las Naciones Unidas, que avance
medidas de cooperación y prevención frente al terrorismo y medidas
que no sean solamente la de la represión, sino generar un mundo
diferente, un mundo en el que el valor a defender sea la paz y no la
confrontación.

Sería imprescindible que España jugara un papel destacado, no
solamente por lo ocurrido el pasado martes sino porque como ha dicho
sufrimos en nuestra propia carne lo que significa el terrorismo, que
juegue un papel muy importante en el planteamiento de esta
conferencia internacional. Sería un punto de encuentro para
aprovechar la unanimidad que usted ha reconocido y que existe hoy en
las Naciones Unidas y también situaría a Naciones Unidas en el papel
central de cualquier posible actuación a realizar. Ése es nuestro
planteamiento, es nuestra propuesta desde la contribución sincera y
leal para que hechos así no se repitan.

Quiero finalizar reiterando una vez más el dolor que siente Izquierda
Unida por la muerte de miles de inocentes.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió), tiene la palabra el señor Guardans.




El señor GUARDANS I CAMBÓ: Muchas gracias señor ministro por sus
explicaciones que evidentemente agradezco en nombre de mi grupo.

Creo que estamos viviendo uno de esos momentos históricos que nadie
es consciente de calibrar en el momento que los vive en directo, Es
un momento histórico de enorme dramatismo y que inaugura de forma
dramática, valga la redundancia, una época radicalmente distinta de
la que hemos conocido en el nuevo orden mundial. Son palabras que
pueden sonar ampulosas y que probablemente dejarán de serlo cuando
dentro de diez o veinte años se hable del 11 de septiembre del año
2001.

Desde esta perspectiva nos falta capacidad de análisis para saber qué
es lo que ha empezado el 11 de septiembre del año 2001. Lo único que
podemos tener claro en este momento es en primerísimo lugar la
condena más radical y más absoluta a una actuación salvaje
y absolutamente inhumana que no tiene precedentes. En segundo lugar,
evidentemente la solidaridad, el apoyo y el dolor a los miles y miles
de familias que han quedado destrozadas por el odio de unos
fanáticos.

Desde mi grupo parlamentario compartimos absolutamente la afirmación
que han hecho algunos líderes europeos en el sentido de que esto no
es un ataque contra Estados Unidos. No puede plantearse y sería un
error estrictamente en términos de un ataque a un socio, sino que es
un ataque a un sistema a un modo de vida y



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a un conjunto de valores en el que estamos integrados y del que
formamos parte. Por tanto, en el ataque a Nueva York y en el ataque a
Washington hemos sido atacados. Eso no puede impedir, y no impedirá
cuando se puedan serenar los ánimos, cuando los cadáveres estén
enterrados, cuando los edificios hayan podido empezar a
reconstruirse, empezar a desarrollar un análisis político de qué
errores de la política internacional de Estados Unidos, en el último
decenio particularmente, pueden haber llevado a generar en
determinadas partes del planeta una tal capacidad de odio como para
decidir morir vengando no se sabe muy bien qué ideales. Este tipo de
afirmaciones se pueden hacer ya hoy en Europa, difícilmente se pueden
hacer en Estados Unidos, aunque lo cierto es que también en la prensa
americana, y por tanto no es esta afirmación la propia de un
antiamericanista que simplemente pretenda oponerse a la política
norteamericana, este tipo de discursos ya se empiezan a escuchar por
parte de algunas cabezas importantes de células de análisis en
Washington , y así han sido publicadas en la prensa. Ese análisis es
por tanto importante; pero nada, ni siquiera ese análisis que en
algún caso a la opinión pública española, incluso a nosotros en algún
caso como fuerza política nos puede provocar un distanciamiento sobre
las decisiones de Estados Unidos respecto de tal o cual conflicto
mundial y muy particularmente el que tenemos todos en la cabeza, nada
absolutamente de ello justifica una acción inhumana como ésta. El
Gobierno sabe que cuenta con el más firme, claro y no matizado apoyo
del Grupo Parlamentario Catalán en sus actuaciones a partir de este
momento; las bilaterales con Estados Unidos que ha comentado, las que
se vea en la obligación de tomar y las que tenga que tomar como fruto
de las obligaciones internacionales asumidas por España que en todo
momento han sido apoyadas también, en el momento que fueron
adoptadas, por parte de mi grupo. Prestamos ese apoyo desde la firme
confianza, y no voy a volver sobre ese tema, de que no se comentan
otros errores en la relación entre el Ejecutivo y el Parlamento, como
el que se cometió ayer y que ya he tenido ocasión en nombre de mi
grupo de comentar esta mañana en el Pleno.

No querría alargarme mucho en términos de valoración. Usted la ha
hecho y yo también querría hacer alguna. No es momento de especular.

Le agradezco que usted haya dicho en voz alta algo que es muy
importante que repita el Gobierno, y que lo haya dicho ya hoy en la
primera comparecencia oficial: no se puede permitir que esto se
presente ante la sociedad como un conflicto entre civilizaciones, no
es bueno, y que automáticamente de demonice a una religión o a todo
un pueblo. Desde esa perspectiva, y permítame que baje por un momento
a la realidad más cotidiana, desde el profundo respeto a la libertad
de prensa que reconoce la Constitución, lamento la actitud de algún
medio de comunicación y de alguna televisión autonómica de
carácter público, interrogando a ciudadanos árabes de Madrid cuál era
su grado de satisfacción; actitud periodística que considero
lamentable y creo que tenemos el derecho de criticar porque crea una
imagen que no se corresponde con la realidad. Pero a la vez una cosa
es no prejuzgar y otra ignorar la realidad. La unanimidad de los
gobiernos que ha descrito, manifestada o hecha muy explícita en la
votación unánime de la Asamblea General de Naciones Unidas, no es
unanimidad de los pueblos de la tierra, por decirlo de forma muy
solemne; no todos los pueblos sienten hoy el mismo dolor que pueden
sentir, por ejemplo, el pueblo europeo o el pueblo norteamericano.

Eso es una realidad que no podemos ignorar, que no podemos encender,
que no podemos impulsar o permitir que llegue más allá; pero cerrar
los ojos a esa realidad creo que puede llevar a tomar decisiones
gravemente erróneas. Hay pueblos que no están en este momento detrás
de sus gobiernos o parte de esos pueblos que no están detrás de sus
gobiernos, cuando los gobiernos interesada o desinteresadamente
manifiestan lo que se supone que es una situación de dolor.

La realidad es que han saltado en pedazos buena parte, por no decir
todos los esquemas clásicos internacionales de lo que es la seguridad
y la defensa con los que hemos venido operando desde el final de la
Segunda Guerra Mundial. La noción misma de acto de guerra debe
replantearse toda ella, y aunque nos duela o pueda dar miedo
utilizarla cuando en el Consejo Atlántico decide invocar el artículo
5, aunque sea condicionado, aunque se acredite que se ha elaborado
desde el exterior o que de alguna forma desde el exterior se ha
intervenido, en la misma medida que el Consejo Atlántico no vincula
la invocación del artículo 5 a la participación directa de un Estado,
sino exclusivamente a que la participación o la preparación haya sido
desde fuera de Estados Unidos, está convirtiendo este acto terrorista
en un acto de guerra. No lo discuto. Discrepo en este punto del
portavoz que me ha precedido. Es muy probable que estemos ante un
acto de guerra, porque es muy probable que tengamos que empezar a
definir de nuevo y desde cero, a principios del siglo XXI, qué es
y qué no es guerra. Lo que no podemos hacer es tener una situación
totalmente nueva y sin embargo pretender calmar a la opinión pública
a base de ataques armados, a base de reacciones directas contra un
determinado Estado porque no se sabe muy bien cuál es el enemigo que
ha provocado esa guerra. Esto nos daría para un amplísimo no tanto
debate sino reflexión que todavía está por hacer. Lo único que
querría decir es que por un lado venganza no, firmeza sí y firmeza
con el uso de la fuerza si es necesario contra cualquier Estado que
haya colaborado con esta situación, pero sólo en caso de que ello
conste absolutamente acreditado, y efectivamente es probable que esto
tenga que hacerse con unos planteamientos que no son los de la simple
lucha terrorista internacional, sino que son la adaptación



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al siglo XXI de los esquemas del conflicto armado militar.

Desde la perspectiva de la Unión Europea, y termino, ahí es donde
España puede jugar un papel muy importante junto con sus socios en la
Unión Europea, más allá de lo que es el apoyo material, logístico y
el compromiso militar de cada uno de sus miembros en el marco de la
Alianza Atlántica, cuando el momento lo permita debe empujar esa
reflexión. La reflexión, y ahí es donde sintonizo completamente con
las palabras de Izquierda Unida, de que algo ocurre en este mundo, en
este planeta en el que estamos cuando hay una parte que está
dispuesta a morir y que está dispuesta a matar a miles sencillamente
porque considera que ya no tiene nada que perder. Hay un desorden del
cual quizá no hay un solo responsable, y no vamos a responsabilizar
al imperio como decía el portavoz de Izquierda Unida; pero hay un
análisis, una reflexión, hay un empujar a Estados Unidos a volverse a
vincular como lo estuvo en el pasado con el conjunto de la sociedad
internacional que deberá hacerse. La solidaridad que hoy está
prestando la Unión Europea y que va a prestar, quizá en su momento en
el ámbito militar, legitima a la Unión Europea, legitima a Francia, a
España, a Inglaterra, a Italia y a todos los demás miembros de la
Unión Europea para no exigir, sino convencer a Estados Unidos cuando
los ánimos serenos permitan ese diálogo, que no puede alejarse ni
puede abandonar un solo conflicto de los importantes que hay en el
mundo, que África también debe ser objeto de preocupación en Estados
Unidos, que Oriente Medio tiene que ser objeto de preocupación de
Estados Unidos y que el capital, la riqueza, la potencia de Estados
Unidos le impone determinadas obligaciones, que en caso de no
cumplirlas, en caso de pretender aislarlas lo único que acabaría
llevando es a la creación de unos fanáticos que no harían sino
aumentar.

Termino, señora presidenta, y gracias por su generosidad con el
tiempo, insistiendo en que manifestamos muestro apoyo, insistiendo en
que el momento es importante y que sin especular sobre lo que pueda
ocurrir a partir de ahora, lo que tenemos que pedir es una
información constante por parte del Gobierno y un ejercicio de
responsabilidad por parte de todos nosotros.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la
palabra el señor Caldera.




El señor CALDERA SÁNCHEZ-CAPITÁN: Señor ministro de Asuntos
Exteriores, en nombre de mi grupo parlamentario, y estoy convencido
de que por extensión de todo el pueblo español, quiero manifestar
nuestra más enérgica condena ante este brutal atentado terrorista
sufrido por el pueblo americano, y hoy particularmente nuestra
solidaridad con el mismo, con las instituciones norteamericanas, a
las que reiteramos la condolencia, el sentimiento de dolor por las
víctimas
de esta terrible tragedia. Le pedimos encarecidamente que como
miembro del Gobierno español traslade este sentimiento, que sin duda
es unánime, al Gobierno de los Estados Unidos .Decía que es un pacto
terrorista contra el pueblo americano, lo dijo usted también en su
intervención, pero también contra todos nosotros. Así lo sentimos.

Este ha sido un ataque contra la conciencia universal y contra la
humanidad.

Me gustaría decir que Estados Unidos es un país que ha construido su
historia y también su presente sobre la idea de la integración
multirracial, multiétnica, multirreligiosa. Un excelente ejemplo son
las propias ciudades de Nueva York y de Washington. Hoy lloramos a
las víctimas, y cuando acaben las labores de rescate y recuento de
las mismas, y nos aprestemos a honrar su memoria, comprobaremos que
las víctimas pertenecen a diversas nacionalidades, a diversas razas y
a muy diversas religiones. En consecuencia este es un crimen contra
la democracia, contra la convivencia, contra la libertad, contra el
diálogo, contra la integración. Señor ministro, en nombre de mi grupo
agradezco su presencia, ayer se la solicitábamos al presidente del
Gobierno, y la información que ha trasladado a la Cámara. Al comenzar
esa intervención, le reitero en nombre de mi grupo lo que ya expresó
el secretario general de mi partido, José Luis Rodríguez Zapatero, al
presidente del Gobierno: nuestra plena disponibilidad y cooperación
en el apoyo a las medidas que el Gobierno -el Gobierno de todos los
españoles- estime necesario adoptar. Además estoy seguro de que lo
hará de forma dialogada con la oposición, para garantizar la
seguridad nacional e internacional y devolver la confianza a los
ciudadanos. En este sentido, le agradecería que informara a la Cámara
-ya lo ha hecho, pero por si después puede profundizar en el turno de
réplica- sobre las medidas que se han tomado ya, y que ayer adelantó
el presidente del Gobierno, para garantizar la seguridad en España.

Este brutal atentado terrorista nos ha dejado a todos sobrecogidos y
atónitos, no sólo por la irreparable tragedia humana que ha causado,
sino por las consecuencias futuras que traerá consigo. Por eso quiero
insistir y apelar en nombre de mi grupo a todos los dirigentes y
responsables políticos, sociales y económicos a que mantengamos la
serenidad y la calma ante una nueva situación que reclama un actitud
decidida para enfrentar los desafíos que la misma entraña. Es el
momento, por eso le agradezco su comparecencia, de generar confianza
mediante el funcionamiento sereno y firme de las instituciones, de
los gobiernos, de los parlamentos, de la Unión Europea, de la
Organización de Naciones Unidas, de la OTAN. Estamos viviendo un
cambio de era sin precedentes, pero este terrible atentado terrorista
del martes pasado ha tenido tal impacto que amenaza con modificar la
historia de este siglo con un antes y un después, cambios que se
pueden sustanciar de golpe de forma dramática y cruel. Creo que los
cambios que se preveían en el escenario internacional pueden no tener



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lugar de forma ordenada y paulatina, situándonos ante el riesgo del
desorden de la globalización. Hay que dar una respuesta y para eso
estamos aquí, para contribuir a dar esa respuesta. Es ahora cuando
hemos de reclamar con mayor fuerza el valor de la política. Es la
hora de hacer política, de mostrar nuestra capacidad como
responsables políticos para dar respuestas a estos nuevos desafíos.

Una respuesta política, si me lo permiten, que genere confianza en
los ciudadanos del mundo, que sea justa, que sea legal y que
contribuya a incrementar la seguridad internacional, es decir, todo
lo contrario de quienes cometieron estos salvajes actos terroristas.

Para ello debemos responder a una pregunta básica. ¿Cómo organizar la
situación para que sea posible la gobernabilidad del mundo actual?
Difícilmente podremos seguir actuando con los parámetros del pasado
pues la amenaza actual requiere tanto un nuevo orden mundial como un
nuevo sistema de seguridad. Estoy convencido de que usted coincide
conmigo y el resto de los grupos de la Cámara en que ha de ser un
nuevo sistema de seguridad para la paz. En todo caso, sólo una
respuesta coordinada y concertada entre los Estados podrá ser eficaz,
sólo el esfuerzo conjunto nos podrá garantizar el anhelo de seguridad
que todos sentimos. Los atentados terroristas de Nueva York y
Washington han cambiado nuestra agenda política internacional, sin
duda, pero también la nacional. Por eso resulta indispensable
alcanzar una toma de posición común al máximo nivel por parte de la
Unión Europea y conducirnos todos con una sola voz. Esa es la
petición de mi grupo parlamentario.




En este momento no todos los Estados Unidos, señorías, sino toda la
comunidad internacional deberá poner su empeño en identificar a los
culpables, delimitar responsabilidades y responder con firmeza y
legitimidad a los ataques sufridos por Estados Unidos que son
ataques, como dije antes, dirigidos contra el sistema democrático. Es
una obligación para nosotros, no sólo política, también ética, moral.


En este sentido quiero reiterar en nombre de mi grupo nuestro apoyo a
una respuesta internacional compartida con todos los países
democráticos en nombre de la libertad y la seguridad. El terrorismo,
usted lo dijo, bien lo sabemos los españoles, constituye una amenaza
global. En consecuencia, exige medidas y respuestas también globales.


Sólo la estrecha cooperación entre los Estados y sus servicios de
inteligencia nos permitirá dar una respuesta adecuada y firme a la
situación creada. Sin duda la colaboración entre los gobiernos es el
mejor instrumento para acabar con el terrorismo y garantizar la
seguridad de todos. Más adelante, algunos compañeros de Cámara han
planteado esta cuestión, deberemos analizar parte del origen de esta
violencia. Sin duda alguna. Por supuesto, no legítima, jamás
justificada, desmedida, indiscriminada, pero a la que no es ajena la
injusticia, la desigualdad y la perpetuación de los conflictos.
Y sobre todo deberemos poner en común los instrumentos
destinados a resolver los mismos, lo que nos permitirá
utilizarlos a favor de la seguridad y la prevención de nuevas formas
de terrorismo que amenazan la paz y la convivencia. Desde la firme
convicción de que la estrecha coordinación y cooperación entre los
Estados es el mejor instrumento para dar respuestas al nuevo
escenario, le agradezco su información y le pido -lo ha ofrecido
usted- que continúe informando a la Cámara en el futuro sobre las
iniciativas que se debatan en el marco de las reuniones de ministros
de Asuntos Exteriores de la Unión Europea. Para nosotros, como ya
expresó el secretario general de mi partido al presidente del
Gobierno, la respuesta a los atentados terroristas en Estados Unidos
debe contar con el mayor consenso posible en el seno de la Unión
Europea, una vez que el Gobierno norteamericano concrete sus
iniciativas. En este sentido, reiteramos también nuestro apoyo a una
posible cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea,
siempre que suponga un avance en el refuerzo de la cooperación
internacional contra el terrorismo. Asimismo, el objetivo de alcanzar
un espacio común de libertad y seguridad en la Unión Europea cobra,
si cabe, mayor fuerza e intensidad. Es un objetivo político para el
que va a disponer de nuestra absoluta, plena e incondicional
cooperación, y que España tiene la oportunidad de impulsar, señor
ministro, durante la presidencia española de la Unión Europea. Por
otro lado, extiendo la petición de información a los acontecimientos
que en el futuro se desarrollen, así como a los procedimientos de
consulta que se establezcan entre los aliados, las decisiones que se
vayan adoptando o que el Gobierno prevea que se pueden adoptar en el
futuro.

De la información que hemos recibido de usted, consideramos que es
correcta la decisión de la OTAN de aplicar el artículo 5 del Tratado
del Atlántico Norte y el apoyo prestado a los Estados Unidos. El
Consejo del Atlántico Norte ha considerado que si se establece que el
ataque está dirigido desde el extranjero, entonces se entenderá que
es una acción cubierta por dicho artículo 5, pues este ataque debe
entenderse contra toda la Alianza y permite actuar en legítima
defensa de carácter colectivo, derecho además reconocido en el
artículo 51 de la Carta de Naciones Unidas. También conviene recordar
que las medidas concretas las ha de autorizar el Consejo Atlántico,
deben ser puestas en conocimiento del Consejo de Seguridad de la ONU
y cesar cuando el Consejo de Seguridad de la ONU adopte las medidas y
acciones que deben contribuir a la paz y a la seguridad
internacional. Un ataque de dimensión supranacional como éste debe
combatirse a nivel supranacional, aunque entendamos que el
protagonismo sea de Estados Unidos, siendo fundamental mantener el
consenso internacional.

Quisiera expresar también la conformidad de mi grupo con las
declaraciones del ministro de Defensa,señor Trillo, al señalar que el
Gobierno español desea



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-y nosotros también- que la respuesta del Gobierno norteamericano,
multilateral, sea legítima -es decir, ajustada al derecho
internacional-, bien informada -es decir, dirigida a los responsables
últimos del atentado terrorista sin que se produzcan identificaciones
precipitadas de sus autores-, comunicada a los países aliados
y proporcionada. El Gobierno español debe promover, en mi opinión, que
la respuesta al desafío terrorista se defina y ejecute conforme a los
valores democráticos de nuestra sociedad y a las reglas del Estado de
derecho.

Aquí se ha dicho, y me gustaría concretarlo más, que ésta no es una
guerra entre civilizaciones, no es una guerra entre Occidente y el
Islam, sino entre la paz y la violencia terrorista. Los responsables
de estos actos deben ser castigados y también quienes haya cooperado
con ellos. Si hay gobiernos en connivencia, éstos son responsables,
pero los pueblos no lo son. Albert Camus decía que, cuando es precisa
la guerra, si tiene que haberla, que la gane al menos el que menos la
ame. Es decir, usemos la violencia para acabar con la violencia
porque es el único uso legítimo de la violencia.

Insisto, como ya hizo el secretario general de mi partido, en la
importancia y la necesidad de que la respuesta sea internacional,
compartida; que cuente con el máximo consenso, señorías, porque así
estaremos dando los primeros pasos de una nueva forma de cooperación
internacional, que hoy se nos revela como la única posible de
garantizar la gobernabilidad mundial y de luchar contra el terrorismo
global. El hecho de que Estados Unidos se incline por una reacción en
un marco colectivo aliado y no unilateral, pero también en un marco
más amplio -y creo que hay que señalarlo- de consultas a Rusia y
China, nos indica que estamos en el buen camino para alcanzar esa
nueva forma de cooperación internacional.

Acabo, señor ministro, pidiéndole una vez más que abra una vía de
información y comunicación permanente con este Parlamento para
conocer la evolución del conflicto y las medidas que se adopten al
respecto. Queremos hacer desde este grupo un llamamiento a la
estrecha cooperación de los grupos parlamentarios democráticos, en
estos momentos en que los ciudadanos y ciudadanas españoles nos
exigen la máxima responsabilidad y el máximo esfuerzo colectivo para
ofrecer respuestas que garanticen la paz y la seguridad de nuestros
ciudadanos, cooperación y disponibilidad que reitera el Grupo
Socialista.

Es también el momento, señorías, de alzar la voz única, una voz
universal, contra el terrorismo y, sobre todo, contra cualquier
cultura que aliente el uso de la violencia como método para alcanzar
objetivos de carácter político. Definitivamente, no quisiera dejar de
llamar la atención sobre la necesidad de abrir un amplio debate
respecto a la situación internacional, las nuevas amenazas y las
causas de la violencia que han dado lugar a tragedias como la vivida
por el pueblo americano.

Sin duda alguna la pobreza extrema, la marginación, la absoluta
falta de perspectivas y la exclusión son algunos de los factores que
están contribuyendo a crear un clima de odio que desemboca en esta
violencia indiscriminada e irracional. Todos debemos contribuir
a resolver y superar graves y enquistados conflictos regionales que
pueden alimentar reacciones de odio, violencia y fanatismo.

El drama está demasiado cerca hoy para entrar en este análisis pero,
como responsables políticos, debemos afrontar la necesidad de
preparar algunas respuestas desde la política. La inmediata sería
hablar sobre la conveniencia de reforzar el papel de Naciones Unidas,
su autoridad, y también su capacidad de intervención para evitar
situaciones de injusticia. Este Parlamento no puede ser insensible y
estar ajeno a la articulación de un nuevo orden internacional que,
además de prestar seguridad, siente las bases de una mayor justicia
social. Dispone el señor ministro para estos objetivos de nuestro
pleno apoyo.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Popular, tiene la palabra su
portavoz, el señor Robles Fraga.




El señor ROBLES FRAGA: Señorías, señor ministro, gracias por su
comparecencia y por la información detallada y completa que nos
brinda, realizada además de un modo urgente suspendiendo otras
actividades, que sirve entre otras cosas para constatar la rápida
reacción del Gobierno español y la puesta en marcha de los mecanismos
previstos por nuestro ordenamiento para la gestión de situaciones de
crisis.

Como no puede ser de otra manera, mi grupo se suma a las condenas por
el brutal atentado terrorista -ya lo ha hecho en el Pleno de la
Cámara-, un auténtico crimen contra la humanidad, que nos afecta
directamente como si se hubiera producido en nuestro propio
territorio. Esta condena, naturalmente, no puede sino venir
acompañada por un mensaje de aliento y de afecto a sus víctimas, a
los familiares de éstas, a quienes sufren la angustia y a quienes
forman parte de esas ciudades martirizadas por la sinrazón del
terrorismo internacional. Como España es también una nación
martirizada por otro terrorismo, no podemos dejar de comprender el
dolor presente y futuro, el que se avecina, que poco a poco irá
haciendo también sus estragos entre la familia norteamericana.

Este mensaje de afecto tiene que estar acompañado, naturalmente, como
ya lo han hecho nuestro Gobierno y también los grupos de esta Cámara,
por un mensaje de solidaridad efectiva de España hacia el Gobierno y
el pueblo norteamericanos. Este mensaje de solidaridad efectiva, de
solidaridad práctica, más allá de los grandes discursos y de la
reflexión sobre los conceptos y escenarios, ha sido ejercido tanto
bilateralmente por nuestro Gobierno como en el seno de la Unión
Europea, de Naciones Unidas y de la Organización del



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Tratado del Atlántico Norte, que es donde de forma práctica y
efectiva se sustancia el derecho internacional que tantas veces ha
sido aludido en estos días, y muy especialmente en esta Comisión en
los últimos minutos.




El derecho internacional al que nos estamos refiriendo es aquel que
se ocupa de la legítima defensa. Han sido citados dos importantes
artículos: el artículo 5 del Tratado de Washington y el artículo 51
de la Carta de Naciones Unidas. Permítanme que dé lectura al inicio
de ese artículo 51, donde se dice que ninguna disposición de la
presente Carta irá contra el derecho natural de legítima defensa,
individual o colectiva, cuando un miembro de las Naciones Unidas sea
objeto de ataque armado, hasta que el Consejo de Seguridad haya
adoptado las medidas necesarias para mantener la paz y la seguridad
internacionales.En este mismo sentido, el artículo 5 del Tratado de
Washington recuerda y señala que las partes convienen en que un
ataque armado contra una o varias de ellas, ocurrido en Europa o en
América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra
todas.

El derecho de legítima defensa es individual o colectivo. España,
como país aliado y amigo, España como país miembro de la Alianza
Atlántica, ha señalado junto con los demás miembros de la Alianza su
disponibilidad a participar en ese ejercicio colectivo de un derecho
de legítima defensa ante el ataque armado sufrido por uno de sus
aliados. Pero es a este país aliado -y conviene recordarlo- a quien
corresponde definir la modalidad de esa colaboración y la modalidad
del ejercicio de ese derecho de legítima defensa.

Es cierto también que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y no
solamente la organización regional de seguridad, que sería y que es
la Organización del Atlántico Norte, ha aprobado una resolución en la
que no solamente se condena en sus términos más fuertes los horribles
ataques terroristas, sino que también recuerda y subraya que estos
actos constituyen una amenaza a la paz y a la seguridad
internacionales, y expresa su voluntad de dar todos los pasos
necesarios, de acuerdo con sus responsabilidades bajo la Carta de las
Naciones Unidas, para responder a los ataques terroristas del 11 de
septiembre y para combatir el terrorismo. Esto es, hasta ahora -y
creo que no conviene aceptar duda alguna sobre ello- tanto los
Estados Unidos como los países aliados de los Estados Unidos y muy
especialmente España han actuado y siguen actuando -y no debe caber
duda alguna sobre esto- desde el más estricto respeto al derecho
internacional y desde el respeto más escrupuloso a uno de sus
derechos, de sus pilares fundamentales, como es el derecho a la
legítima defensa.

Señorías, creo que cualquier discurso que mezcle el ataque armado
sufrido por los Estados Unidos, el acto de guerra sufrido en
territorio de los Estados Unidos por el pueblo y el Gobierno de los
Estados Unidos con
una consideración general sobre los problemas mundiales, aunque sea
en un sentido vago, como pueden ser algunos problemas o conflictos
regionales de dificilísima solución o como puede ser la situación en
algunos continentes azotados por el subdesarrollo o el hambre,
señorías, es equivocarnos muy seriamente. Efectivamente, como ha
dicho el señor ministro, no estamos hablando de un conflicto de
civilizaciones, el terrorismo en sí es una contracivilización, esto
es, la negación de todo lo que hemos construido no solamente en
nuestras propias sociedades sino en la comunidad internacional en
tanto que tal: el derecho internacional, los Estados, los derechos
humanos, las comunicaciones, etcétera. El terrorismo es hoy ya el
enemigo y la guerra es hoy esta guerra, y por desgracia conviene
señalar que después del 11 de septiembre así parecen ser las guerras
y así parecen ser los enemigos: guerras despiadadas, sin reglas y
enemigos sin rostro a los que es difícil declarar nada, mucho menos
la guerra, pero eso no quita que la sustancia de la agresión sea la
misma. Cuando se produce una agresión sigue existiendo el derecho de
legítima defensa individual y colectiva, y afortunadamente existe en
este momento la voluntad y la solidaridad de los aliados de los
Estados Unidos para compartir el esfuerzo colectivo que puede
significar la puesta en marcha de ese derecho de legítima defensa.

Señorías, hemos dicho cosas importantes hoy, pero me gustaría
recalcar que además, por supuesto, y aparte de los matices y las
discrepancias que pueda haber entre los grupos parlamentarios,
estamos reflejando en esta sesión no solamente el estupor, el pesar y
la consternación del pueblo español, sino la voluntad del pueblo
español con su Gobierno de estar con nuestros aliados y amigos que
han sido brutal y salvajemente atacados. En esa voluntad de hacer
efectiva la solidaridad y de transmitir el apoyo de España estoy
seguro de que el Grupo Popular se encuentra en compañía de la gran
mayoría del pueblo español y de la gran mayoría de esta Cámara. Por
eso no solamente transmitimos esta voluntad al Gobierno, sino que le
manifestamos nuestro apoyo en las acciones que ha emprendido para
garantizar la seguridad de todos y para garantizar también el apoyo y
la solidaridad a nuestros aliados y a nuestros amigos americanos.




La señora PRESIDENTA: Señor ministro, escuchados los diferentes
grupos parlamentarios que han querido intervenir en esta sesión
parlamentaria, tiene usted la palabra.




El señor MINISTRO DE ASUNTOS EXTERIORES (Piqué i Camps): Muchísimas
gracias, señorías, por todas sus intervenciones, y no sólo por su
tono sino también por su contenido. Se ha puesto de relieve algo que
resulta muy reconfortante para todos, desde luego para el conjunto de
la sociedad española, que es el



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apoyo en estos momentos a las decisiones que se están tomando, pero
sobre todo la condena sin fisuras del terrorismo y la absoluta
solidaridad, sin fisuras también, con lo que en estos momentos
constituye el sufrimiento del pueblo norteamericano. Uno de los
portavoces, el señor Caldera si no recuerdo mal, ha pedido que
traslademos a los Estados Unidos ese sentimiento unánime de la Cámara
y en nombre de todo el pueblo español me comprometo efectivamente a
hacerlo porque creo que merece la pena.

También quisiera decir que ha habido un planteamiento general que
puedo compartir, en el sentido de que los trágicos sucesos del pasado
día 11 nos obligan también a unas reflexiones políticas de fondo. He
introducido algunas en mi intervención inicial, pero evidentemente
siendo conscientes de que todavía es muy pronto para sacar
conclusiones de un fenómeno tan importante como el que hemos sufrido,
habrá que ir avanzando en el futuro. Estamos ante una nueva situación
desde el punto de vista de la seguridad internacional, de la
seguridad mundial, que plantea nuevos retos efectivamente, que obliga
a adaptarnos de una manera muy notable, como lo ha hecho la propia
Alianza Atlántica. Saben muy bien SS.SS. que la Alianza Atlántica no
es sólo una alianza de carácter defensivo y militar producto de lo
que fue su origen, es decir, la confrontación entre bloques a raíz de
la Segunda Guerra Mundial en lo que se denominó la guerra fría, sino
que la Alianza Atlántica hoy es un ámbito de defensa y de apoyo, con
vocación universal, a determinados valores como son los democráticos,
los valores asociados a la defensa de los derechos humanos allí donde
se conculcaren o las libertades, y que tiene vocación no de
confrontación sino de integración. La prueba es que la Alianza
Atlántica no sólo está estableciendo instituciones que van más allá
de los actuales diecinueve países miembros o de los que pudieran
formar parte de la Alianza en el futuro, sino que está consolidando
instituciones de diálogo con otros países permanentemente, como es el
caso de Rusia o de Ucrania u otros ámbitos de carácter regional en el
conjunto del planeta.

Quiero decir con eso que todos nos debemos de adaptar a una nueva
situación que comporta además nuevas amenazas. Estamos ante un
escenario completamente distinto al que ha protagonizado los últimos
cincuenta años desde el final de la Segunda Guerra Mundial y que se
desmoronó física y políticamente el día que a su vez se desmorona el
muro de Berlín. Estamos, insisto, ante nuevos desafíos, nuevas
amenazas y tenemos que hacerlos frente. Se insertan, por lo demás, en
lo que se llama el fenómeno de la globalización y del conocimiento
por parte de todos en tiempo real de conflictos, desigualdades e
injusticias en cualquier lugar del planeta, que lógicamente tenemos
todos la responsabilidad de abordar. Desde luego el Gobierno no va a
rehuir este debate, no lo rehuye, lo hemos planteado ya en el seno de
la Unión Europea junto con otros
países y habrá que ir avanzando. Es una reflexión que no hay que
echar en saco roto, en la que hay que proseguir, pero también creo
sinceramente que en estos momentos hoy, en este minuto, lo que
tenemos que hacer es afrontar la situación que se deriva de esa
brutal agresión sin precedentes que ha sufrido un país aliado y amigo
como son los Estados Unidos.

Se ha dicho también con unanimidad por parte de todos los
representantes de los grupos parlamentarios que han intervenido que
estamos ante un ataque que se ha producido contra la humanidad,
contra todos. Se ha insistido -yo lo he hecho también en mi
intervención inicial y creo que es una idea importante- en que no
estamos ante un conflicto entre civilizaciones o un conflicto en el
que se puedan enfrentar pueblos, ni mucho menos Estados. En cualquier
caso en su momento se pueden establecer determinadas complicidades,
pero el conflicto real es el que va asociado al concepto del
terrorismo, que lo que busca es -y en España desafortunadamente lo
sabemos muy bien- la división, la desesperanza y muchas veces también
la insolidaridad. La respuesta válida a ese fenómeno en estos
momentos, insisto, con pleno respeto a la necesidad de establecer la
reflexión política respecto a la situación en el mundo, ha de ser
justamente la contraria: debemos mostrar nuestra unidad frente a los
intentos de división, debemos mostrar nuestra confianza en el futuro
en nuestras instituciones y de nuestros valores frente a la
desesperanza que buscan los actos terroristas y a las reacciones
primarias, poco meditadas y desmesuradas. Hay que actuar, por tanto,
con confianza en nosotros mismos y con la templanza que implica la
convicción de que tenemos que defender unos valores que tenemos muy
claros. Al mismo tiempo, frente a la insolidaridad, hay que demostrar
eso, solidaridad, lo justo, lo contrario. Todos sabemos que puede ser
una tentación relativamente fácil desentendernos en la práctica del
sufrimiento de los demás pensando que nunca nos va a afectar a
nosotros mismos, y eso creo que es un error muy profundo. Por tanto,
en estos momentos esa expresión práctica, palpable, tangible de
solidaridad hacia los Estados Unidos me parece especialmente
relevante.

Señorías, lo que quiero transmitirles es que, aparte de las
discusiones que pueda haber sobre el alcance del artículo 5 del
Tratado de la Alianza, su conexión con el párrafo 24 de la
Declaración de Washington del año 1999, que introduce actos como los
terroristas como una clara expresión y definición de lo que puede ser
una agresión armada contra cualquier Estado miembro de la Alianza, y
con independencia de las decisiones que tengamos que seguir tomando
en función de cómo evolucionan los acontecimientos (quiero
reiterarles que creo que no es prudente en estos momentos entrar en
mayores especulaciones y en mayores precisiones, iremos viendo cómo
tenemos que reaccionar y en ese contexto les garantizo la total
transparencia por parte del Gobierno y la voluntad de mantener
permanentemente



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informada a la Cámara), con independencia de todo eso, creo que
debemos seguir avanzando en todo lo que implique la coherencia con
los principios que hoy aquí se han manifestado por parte de todos. No
se trata sólo de expresarlo en términos verbales, que ya en sí mismo
es importante -las expresiones de afecto y de solidaridad en momentos
difíciles son también muy importantes-, sino también de
comprometernos a trabajar todos en una determinada dirección. Algunos
portavoces parlamentarios se han referido, por ejemplo, a la
necesidad de avanzar hacia una lucha realmente eficaz contra el
terrorismo a nivel internacional con instituciones comunes, porque
estamos ante una amenaza contra todos que requiere de una respuesta
global y común, cuanto más amplia mejor, y eso significa avanzar en
la concertación de políticas entre los aliados de la Alianza
Atlántica, entre la Unión Europea, los Estados Unidos y otros
gobiernos, desde luego con Rusia, con China, con los países árabes,
con todos los gobiernos, países e instituciones que puedan ser
relevantes y hacerlo en todos los niveles, a nivel político,
judicial, policial, a nivel de instrumentación jurídica, a nivel de
los servicios de inteligencia, a muchísimos niveles. De hecho lo
estamos haciendo ya en la Unión Europea.

Se ha mencionado también, y lo hicimos ayer expresamente en el
Consejo de ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, la
necesidad de que avancemos cuanto antes en la definición de lo que
denominamos el espacio judicial común y en la adopción de medidas que
permitan una lucha global, conjunta, de toda la Unión Europea contra
el terrorismo. Creo que estoy en disposición de anticipar a la Cámara
que en el próximo Consejo extraordinario de ministros de Justicia e
Interior, que como he dicho en mi intervención inicial se ha
anticipado en principio a la semana que viene, se van a presentar
determinadas iniciativas de la Comisión Europea tan importantes como
la puesta en marcha de un acuerdo político sobre la orden europea de
búsqueda y captura, sobre la definición común del delito de
terrorismo y otras iniciativas que espero que podamos poner en
práctica durante el período de nuestra Presidencia. Creo que debemos
ser mucho más ambiciosos, cumplir estrictamente lo que se estableció
en el Consejo de Tampere en lo que es la formulación del tercer
pilar, pero se puede avanzar
todavía más y de esta manera dar ejemplo al conjunto de la comunidad
internacional respecto a todas aquellas cosas que creo que todos
solidariamente debemos hacer para combatir esa enorme lacra del
terrorismo. A partir de ahí, no conviene adjetivar el fenómeno y, por
tanto, el terrorismo hay que contemplarlo como un fenómeno global,
que no está asociado a ningún tipo de aproximación ideológica o de
creencias y que sí que tiene un elemento absolutamente común en todas
partes, que es el fanatismo, sin duda alguna, pero también la
vocación totalitaria que está siempre detrás de todos aquellos que
quieren imponer por la fuerza la quiebra de los valores democráticos,
la quiebra de los derechos humanos y, por tanto, un futuro compartido
entre todos de paz y de libertad.

Agradezco, insisto, enormemente los contenidos, el tono y las
intervenciones, de los diferentes portavoces en esta Cámara, y les
garantizo la continuidad del esfuerzo del Gobierno para seguir
manteniendo este consenso en un terreno tan especial y tan importante
como la defensa de las libertades de todos en todo el mundo.

Muchísimas gracias.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor ministro, por la rapidez
de su comparecencia pero, sobre todo, por la profundidad y la
importancia de sus reflexiones y el compromiso que asume una vez más
con esta Cámara de mantenernos informados de todas las decisiones que
se sigan tomando en el contexto de las instituciones internacionales
de las que España forma parte.




Muchas gracias, señorías.




Se levanta la sesión.




Eran las ocho y cuarenta minutos de la noche.