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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 267, de 19/06/2001
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 2001 VII Legislatura Núm. 267



*********************************************************************



NOTA INFORMATIVA: En la edición impresa de este Diario, sus páginas
aparecieron, por error, numeradas desde la 4447 a la 4480. Tal error
ha sido corregido en la presente edición electrónica.

(Vease 'DS. Congreso de los Diputados' Comisiones, núm. 285)
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CONSTITUCIONAL



PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.a MARGARITA MARISCAL DE GANTE



Sesión núm. 9



celebrada el martes, 19 de junio de 2001



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor presidente del Centro de Investigaciones
Sociológicas, CIS (Montoro Romero), para informar sobre:



- Los objetivos y trabajos que se llevan a cabo en dicho Centro. A
solicitud del Grupo Parlamentario Socialista. (Número de expediente
212/000398.) . . . (Página 8048)



- El resultado del trabajo de campo sobre intención de voto en el
País Vasco y causas de las dificultades para realizar una información
pública al respecto. A solicitud del Grupo Parlamentario Mixto.

(Número de expediente 212/000516.) . . . (Página 8048)



- Razones por las que no se ha entregado a tiempo al Parlamento y a
las fuerzas políticas ni se ha podido hacer pública la encuesta
electoral sobre el País Vasco. A solicitud del Grupo Parlamentario
Socialista. (Número de expediente 212/000517.) . . . (Página 8048)



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- Criterios de planificación de los trabajos de dicho Centro. A
solicitud del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió).

(Número de expediente 212/000527.) . . . (Página 8048)



- Razones por las que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)
no ha hecho públicos dentro del plazo legal para la difusión y
publicación de encuestas electorales los datos correspondientes a la
segunda consulta sobre intención de voto de los comicios vascos del
día 13 de mayo de 2001, cuando los propios trabajadores de este
Centro han asegurado haber entregado los datos y realizado las
labores de coordinación correspondientes en las fechas exigidas. A
solicitud del Grupo Parlamentario Mixto. (Número de expediente 213/
000420.) . . . (Página 8048)



- Razones por las que el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)
no hizo público el último sondeo electoral relativo a Euskadi. A
solicitud del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida. (Número
de expediente 213/000409.) . . . (Página 8048)



- La ocultación y el retraso en la entrega del sondeo del Centro de
Investigaciones Sociológicas (CIS) sobre intención de voto en el País
Vasco. A solicitud del Grupo Parlamentario Mixto. (Número de
expediente 213/000421.) . . . (Página 8048)



Se abre la sesión a las once y diez minutos de la mañana.




La señora PRESIDENTA: Buenos días. Vamos a comenzar el desarrollo de
la Comisión. En el orden del día figuran diversas peticiones de
comparecencia del presidente del Centro de Investigaciones
Sociológicas y quiero informar a los miembros de la Comisión de que
aparte de las que constaban previamente la señora Lasagabaster
remitió un escrito en el que su inicial solicitud de comparecencia
del ministro de la Presidencia la convertía en comparecencia del
presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas y en reunión de
la Mesa y portavoces se ha acordado añadirlo al orden del día de hoy.

Igualmente Izquierda Unida ha puesto de manifiesto que su petición de
comparecencia del ministro de la Presidencia la convertía en
comparecencia del presidente del Centro de Investigaciones
Sociológicas y, por tanto, se añade al orden del día. En este momento
se ha acordado por Mesa y portavoces que previamente sea el
compareciente el que efectúe su inicial presentación de las
diferentes comparecencias solicitadas. Con posterioridad se dará el
turno a los distintos peticionarios de mayor a menor.

Señor presidente, tiene la palabra.




El señor PRESIDENTE DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS
(Montoro Romero): Buenos días. Señora presidenta, señorías, ante todo
quiero agradecerles la oportunidad de esta comparecencia ante la
Comisión Constitucional del Congreso de los Diputados ya que, como
ustedes saben, es la primera vez que comparezco desde que
asumí la presidencia del Centro de Investigaciones Sociológicas, hace
ahora poco más de un año. Es para mí un gran honor y un gran placer
ponerme a su completa disposición para intentar responder, con la
mayor precisión posible, a todo aquello que SS.SS. estimen pertinente
formularme y preguntarme. Sepan que mi persona y el organismo que
tengo el honor de presidir están a su completa disposición para
ayudarles a realizar la importantísima tarea que se les ha
encomendado. Si me permiten, para intentar responder a las preguntas
que tengo por escrito las agruparé en dos partes: una, la más
genérica, sería qué es el Centro, sus objetivos, su planificación, su
programación -se han formulado preguntas al respecto- y una vez
planteado esto, que actuaría como marco, podré acometer todo lo
acontecido con la encuesta 2.414 preelectoral vasca.

Con su permiso quisiera empezar diciéndoles, como todos ustedes
saben, que el Centro de Investigaciones Sociológicas es un organismo
autónomo, de carácter administrativo, con personalidad jurídica y
patrimonio propios, adscrito al Ministerio de la Presidencia. Su
norma fundacional es la Ley 4/1990, de 29 de junio, de Presupuestos
Generales del Estado, que transformó en organismo autónomo la
anterior Dirección General del CIS, que ya estaba incardinada en el
Ministerio de la Presidencia desde 1977 por transformación, a su vez,
del extinto Instituto de la Opinión Pública. Con posterioridad, la
Ley 39/1995, de 19 de diciembre, de organización del CIS, le dotó de
una regulación jurídica que precisaba mejor los términos del acceso
público a los resultados de su actividad científica y además
aseguraba una mayor vinculación del CIS con las Cortes Generales, al
objeto de facilitar un mejor conocimiento de la



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sociedad española a sus legítimos representantes. Esta ley entró en
vigor el 21 de diciembre de 1995 y entiendo que significa un hito
fundamental. De hecho, señorías, me atrevería a decir que hay un CIS
antes y otro después de la ley, otro en el que nos encontramos. La
ley fue desarrollada, como todos saben, en el Real Decreto 1214 de
1997. La ley especifica con claridad que el CIS tiene por finalidad
el estudio científico de la sociedad española, principalmente a
través de la investigación mediante encuesta.

De acuerdo con lo señalado en el artículo 3 de la ley, sus funciones,
en síntesis, serían las siguientes: llevar a cabo estudios que
contribuyan al conocimiento de la sociedad española y de la realidad
social de las diferentes comunidades autónomas; promover y estimular
la investigación en ciencias sociales; recoger y almacenar datos
primarios; difundir los resultados de su actividad científica y
fomentar la colaboración científica en los ámbitos nacional e
internacional. Estas funciones son desarrolladas de acuerdo con unos
principios, los principios de objetividad y neutralidad en su
actuación de transparencia y acceso público e igual a los resultados
de su actividad científica y de respeto a los derechos de los
ciudadanos y al secreto estadístico. A su vez, el desarrollo
específico de estos principios se hace patente en cuatro actuaciones:
las tres primeras por conducto del Ministerio de la Presidencia. En
el primer trimestre de cada año se eleva a las Cortes Generales la
memoria relativa a la ejecución del programa correspondiente al año
anterior. Trimestralmente se eleva a las Cortes Generales la relación
circunstanciada de los trabajos finalizados e ingresados en el banco
de datos del CIS. Se remiten también a las Cortes Generales los
avances provisionales de los resultados de las encuestas que se
refieren a intención de voto y/o valoración de partidos, valoración
de líderes políticos (esto dentro de los 15 días siguientes a la
fecha de finalización de los trabajos de campo, codificación y
grabación de datos). Y por fin, en el plazo máximo de tres meses los
resultados completos de todas las encuestas realizadas por el CIS son
puestos a disposición de cualquier usuario para su utilización
pública (se exceptúan los estudios que el CIS realiza mediante
convenio con otros organismos públicos). En este caso los resultados
no ingresan en el banco de datos hasta transcurrido un año.

El CIS cuenta con un consejo asesor, formado por personas de
reconocido prestigio en el ámbito de las ciencias sociales. Se trata
de un órgano consultivo, de asesoramiento de enorme valor para el CIS
y, si me permiten, es una muestra más del constante apoyo que el CIS
recibe desde el mundo científico y académico. Actualmente integran el
consejo asesor diez catedráticos de universidad y una profesora
titular de universidad, dos representantes del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas y del Instituto Nacional de Estadística.

Los profesores universitarios proceden de situaciones y posiciones
ideológicas muy distintas,
pero a todos les unen dos cosas: su gran reputación y el aprecio que
procesan al CIS. Es un honor verdadero y un privilegio contar con su
presencia y su asesoría permanente.




El Real Decreto 1214 de 1997 establece como funciones del CIS, entre
otras, la creación y mantenimiento de bases de datos en las materias
de su competencia y que las encuestas que el CIS realice en el
ejercicio de sus funciones ingresarán en el banco de datos del Centro
una vez haya concluido su proceso de elaboración técnica. Y afirma,
por último, que a la información disponible en el banco de datos
podrá tener acceso toda persona natural, jurídica, pública o privada
que lo solicite. Hasta ahí la ley.

El banco de datos, señorías, es un aspecto clave del CIS. Toda su
actividad investigadora se perdería si no desemboca de manera
ordenada en el banco de datos y además su contenido permite alimentar
la investigación del CIS en el mantenimiento de las series. En él se
encuentran depositados, señorías, 1.337 estudios desde 1964; 36.000
preguntas; 8.000 series estadísticas, de ellas 6.000 son de muestras
nacionales y 2.000 de muestras autonómicas. Este es el resultado,
señorías, de 3.556.962 entrevistas realizadas desde 1964, un
fragmento importante de la realidad social española moderna. A través
del banco de datos se hacen públicas nuestras encuestas. Cuando están
allí pueden utilizarse libremente, con plenas garantías. El orden del
conocimiento científico del CIS pasa en buena medida por su memoria.

Si desapareciese repentinamente habría muerto una parte muy
importante de nuestro inmediato pasado sociológico y trabajando hacia
el futuro alimentamos nuestro conocimiento ordenado de la realidad
social y dejamos una herencia permanente de incalculable valor a las
siguientes generaciones. Podría pensarse, incluso, que en el fondo el
banco de datos es la razón de ser última del CIS.

Los estudios disponibles en el banco de datos, señorías, se difunden
a los usuarios en distintos soportes: disquetes, papel, correo
electrónico, CD-ROM, y nuestro propósito es seguir avanzando en esta
dirección y utilizar los soportes informáticos más novedosos que
vayan saliendo al mercado. A medida que mejoramos nuestro servicio
aumenta el número de peticiones. En el año 2000 el banco de datos
atendió 1.852 solicitudes, las más numerosas fueron distribuciones de
frecuencias unidimensionales, 942; ficheros de microdatos, 572 y
tabulaciones a medida, 183.

En los últimos años la actividad está siendo muy intensa en este
departamento y lo será más en los próximos. Los desafíos tecnológicos
y de información así lo exigen. Desde 1999 está en marcha el archivo
de estudios sociales, Arces, que incluye los ficheros de microdatos
de encuestas de temas sociales de distintos ámbitos internacionales.

Desde 1997 el CIS dispone de una página web en Internet. En el año
2000 registró un total de 108.219 accesos, un 43 por ciento más que
el



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año anterior. Esto muestra que la página web tiende a ser cada vez
más la imagen del CIS. Pero esto sólo es el primer paso de un
ambicioso programa virtual con el que queremos crear un nuevo CIS en
poco tiempo y para servir mejor a los ciudadanos. Tenemos proyectos
muy ambiciosos, señorías, sobre toda la estructura telemática del
centro. El CIS tiene que incorporarse a la sociedad de la información
con todas sus consecuencias y rápidamente.

Desde mi llegada al CIS a finales de mayo de 2000 nos hemos embarcado
en un ambicioso proyecto que me gusta titular como la creación del
nuevo CIS virtual. Las líneas directrices de este proyecto incluyen
cosas fundamentales, tan importantes como las siguientes. La
disposición de toda la información empírica en la red; la preparación
de sistemas capaces de gestionar el acceso a los datos a través de la
web, tanto en lo que se refiere a la transmisión de los datos como a
la gestión de pagos, etcétera; la programación de utilidades que
permitan ver y analizar los datos on line mediante procedimientos
estadísticos sencillos; la reparación de sistemas para descargar la
información empírica de la red, junto con todos los metadatos
asociados; la disponibilidad de sistemas de búsqueda de datos con
múltiples criterios relativos a un gran número de metadatos; la
preparación de utilidades para la generación de avisos a los usuarios
registrados de la disponibilidad de nueva información en su ámbito de
interés; la vinculación de la información empírica disponible con las
publicaciones científicas basadas en ella, tanto en lo que se refiere
a publicaciones del CIS como de fuera del organismo y, por último, la
gestión de la gran biblioteca del CIS en la red.

Para realizar este ambicioso proyecto estamos actuando
simultáneamente en varias direcciones. Estamos replanteando métodos
de trabajo, estamos acometiendo nuevas tareas, habilitando medios
para renovar y aumentar el parque informático y de comunicaciones y
estamos acudiendo a la contratación externa para el desarrollo de
software y la prestación de otros servicios. En la actualidad ya se
han iniciado algunos de los trabajos para el desarrollo de este
ambicioso proyecto. Este proyecto, señorías, mejorará
significativamente dos cosas. En primer lugar, el servicio prestado
por el CIS a la sociedad, porque nos adaptaremos mejor a las demandas
de utilización creciente de los nuevos medios informáticos y de
comunicaciones y, en segundo lugar, incrementará la eficiencia de los
trabajos internos del propio organismo. Todo esto no lo está haciendo
el CIS de manera aislada, señorías, su conexión con el ámbito
internacional es muy intensa en estas materias. El CIS está integrado
en el Cessda, en el proyecto Nesstar, en el proyecto Limber, y
estamos adaptando los sistemas de catalogación de los metadatos de
los archivos de la base de datos siguiendo el nuevo estándar
internacional DDI.

El CIS es también una editorial y como editor no es menos importante,
aunque en una dimensión algo distinta.

El artículo 3 de la Ley encomienda al CIS la difusión,
a través de sus publicaciones, de los resultados de la actividad
científica del organismo, así como de otros estudios de naturaleza
académica que contribuyan al conocimiento científico de la sociedad
española. La labor que ha hecho el CIS en estos casi 25 años de su
historia, desde que es CIS con ese nombre, publicando los trabajos
científicos de sociólogos y politólogos, es sencillamente impagable.

El mundo científico y académico, señorías, le debe mucho al CIS en
esta dimensión. En este terreno el CIS es una editorial del máximo
prestigio científico a tono con las demás tareas que se hacen en la
casa. Para la selección de los originales que han de publicarse el
CIS cuenta con el asesoramiento de un consejo editorial formado por
destacados especialistas de las ciencias sociales y con una extensa
red de evaluadores que de manera anónima y gratuita, como hace el
consejo editorial, informan sobre cada libro o artículo presentado.

Sus publicaciones son ya un material clásico en el mundo científico,
social, hispano parlante. La Revista Española de Investigaciones
Sociológicas, la conocida como REIS, es sin duda la revista
científica más representativa de la sociología y la ciencia política
en España, la de mayor prestigio; la colección Monografías, con 181
números editados; la colección Academia para textos de valor
especial, con 13 volúmenes editados; Cuadernos Metodológicos, una
magnífica colección técnica, con 31 números editados;
Opiniones y Actitudes, que recoge informes basados en uno o varios
estudios del CIS, con 35 números publicados. Estamos trabajando,
señorías, por mantener y mejorar esas colecciones y pensamos abrir
tres más. Una revista hermana de la REIS pero íntegramente en inglés,
The spanish journal of Sociology, una colección de clásicos del
pensamiento social y una colección que recoja informes profesionales
de especial valor, siempre hermanando el mundo académico y el mundo
profesional, que es una de las vocaciones del CIS, adaptadas al siglo
XXI.

El CIS, señorías, almacena datos, edita y también fomenta la
investigación, por mandato legal siempre. El artículo 3 del real
decreto especifica que son funciones del CIS la promoción y el
estímulo de la investigación social aplicada mediante la organización
de cursos y seminarios, la convocatoria de becas, ayudas y premios
y la participación en programas de formación de técnicos y
especialistas en la materia. Y en el apartado g) se enuncia de forma
general el fomento de la colaboración científica con centros
universitarios y de investigación. Eso es lo que hacemos
habitualmente en la casa, de forma absolutamente natural; es decir,
no se entiende el CIS al margen del mundo científico social español.

En esta línea contamos con un programa de becarios ya clásico y muy
reputado; convocamos regularmente ayudas de investigación para
estimular el trabajo científico de los especialistas; tenemos un
cursode postgrado de formación de especialistas en investigación



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social aplicada y análisis de datos, de gran prestigio profesional y
académico y estamos vinculados a diversas asociaciones profesionales
y académicas nacionales e internacionales.

Asimismo el CIS participa en la organización de congresos,
seminarios, reuniones y jornadas en colaboración con universidades,
centros de investigación, organizaciones nacionales e
internacionales. Nuestro propósito es estimular aún más las
relaciones CIS-universidades y CIS-empresas del sector y trabajar
para conectar universidades y empresas mediante reuniones
y seminarios de trabajo. Tienen mucho que contarse unos a otros.

También estamos estudiando la posibilidad de ampliar la oferta
formativa del centro, pero siempre al máximo nivel intelectual y
científico y la celebración de seminarios y encuentros en el CIS que
hagan de esta casa un lugar de encuentro y de intercambio de ideas y
de conocimientos.

Es también el CIS una gran biblioteca especializada en temas de
opinión pública, con 26.000 volúmenes, 660 publicaciones periódicas
(325 nacionales y 335 extranjeras), que recibió más de 1.200
consultas el año pasado y que pretendemos incorporar al proyecto del
CIS virtual. Es decir, queremos convertirlo en un lugar al que se
pueda acceder desde cualquier parte del mundo.

En materia de investigación empírica, que es la gran especialidad del
CIS, quisiera decirles que el Centro actúa con total libertad
científica en la elección temática, en la planificación y en la
realización. Es, señorías, la misma libertad científica que se aplica
en las otras dimensiones del CIS, que son tan importantes como ésta
para nosotros: los límites, los establecidos por la ley, que en el
CIS se cumplen escrupulosamente.

El CIS de 2001 es heredero de una tradición ya larga, con 1.337
estudios realizados desde 1964. En estos momentos, en términos
generales, los estudios empíricos adoptan cuatro formatos. Los
barómetros mensuales de opinión son 11, con periodicidad mensual, a
excepción del mes de agosto; estudios monográficos dedicados al
estudio profundo de una determinada materia; estudios electorales con
motivo de convocatorias electorales -el CIS realiza tradicionalmente
un estudio preelectoral y otro postelectoral- y por fin estudios de
convenio en asociación con entidades públicas, compartiendo intereses
comunes y prestando un servicio directo por mandato legal.

Dentro del intenso trabajo que realizamos en el CIS para estudiar
científicamente la sociedad española permítanme, señorías, que haga
una mención especial a los barómetros del CIS, unos productos muy
especiales y muy queridos por nosotros. Un barómetro es lo que se
denomina en la jerga sociológica una encuesta ómnibus. Se hace todos
los meses, excepto en el mes de agosto, y tiene unas partes fijas y
otras variables. Su periodicidad hace que nos obligue a un desafío
indagador permanente y a combinar de la forma más racional
posible la serie de datos y lo novedoso. La realidad social está
cambiando permanentemente y debemos estudiarla, pero hay que
seleccionar los asuntos más adecuados y sobre los que quepa
interrogar a la población, y eso, señorías, no es nada fácil. Creo
que el resultado que estamos teniendo desde el año pasado es digno de
mención. Los barómetros nos han permitido conocer lo que piensan los
españoles sobre el problema de las vacas locas, la inmigración, la
violencia doméstica, España y la Unión Europea, el conflicto
palestino israelí, las elecciones en Estados Unidos, los Juegos
Olímpicos de Sidney, la subida de los precios del petróleo, el
teléfono móvil, el ordenador, Internet, correo electrónico,
vacaciones, fiestas navideñas, lotería de Navidad, rebajas de enero,
ahorro de los españoles e inversión en Bolsa. Y no quiero olvidar la
clásica pregunta que hemos vuelto a introducir en los barómetros
relativa a los tres principales problemas de España, que por sí sola,
creo yo, es toda una radiografía de nuestro país. Todo este esfuerzo,
señorías, de manera ordenada, sistemática y encaminada al banco de
datos, que es la memoria del CIS, donde los datos cobran cuerpo
científico final, disponible para el uso de cualquiera y por supuesto
de los analistas y de los investigadores. En los barómetros estamos
haciendo un gran esfuerzo de sensibilidad sociológica y estamos
facilitando unas pistas de conocimiento científico que luego otros
seguirán con mayor profundidad. En este esfuerzo, señorías, se
encuentra lo mejor de la esencia del CIS, lo que ningún otro
instituto de opinión que no sea público podrá hacer con la misma
libertad selectiva que nos otorga a nosotros nuestro estatuto
público. ¿Cómo planifica el CIS? La programación de las encuestas del
CIS se realiza dentro de lo establecido por los artículos 1, 2 y 3 de
la Ley 39/1995, que les reitero con el propósito de estudiar
científicamente la sociedad española y las diferentes comunidades
autónomas. La planificación se realiza anualmente y en el marco,
vuelvo a repetir, de libertad de actuación, racionalidad y máximo
rigor científico que debe acompañar siempre las actuaciones del CIS.

La planificación no puede ser nunca completamente cerrada a 12 meses
vista. Es normal que a lo largo del año aparezcan interesantes
sugerencias investigadoras por parte de las administraciones públicas
a través de los convenios o por parte de investigadores nacionales o
extranjeros, o simplemente porque surge un tema; por tanto, como la
capacidad encuestadora y presupuestaria del CIS es limitada, ello nos
obliga a desplazar otros estudios previstos inicialmente. Se trata,
en la práctica, de una flexibilidad limitada, como es natural, que se
decide racionalmente, atendiendo a los recursos disponibles y
a criterios de interés científico estandarizados. Es el modo de que el
CIS se mantenga siempre en la vanguardia investigadora y que además
cumpla puntualmente su vocación natural de servicio público. En esta
línea, considerando siempre que las encuestas del CIS



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tienen una trascendencia científica de gran valor enriqueciendo el
banco de datos, se toma en consideración la oportunidad de un tema o
encuesta, el tiempo transcurrido desde la última vez que el CIS
realizó una encuesta similar y la aportación al conocimiento de la
realidad social española, todo ello en la natural y normal lógica
científica propia de un centro de estas características que cuenta
con total libertad de actuación. La planificación se hace de la
manera más cuidadosa posible dentro de estos límites, atendiendo a
dos grandes responsabilidades que tiene el CIS como centro público de
investigación sociológica. Una, el mantenimiento de la serie de
datos, y dos, la modernización de los temas que deben ser estudiados.

La sociedad es cambiante, señorías, y el desafío cotidiano del CIS es
conciliar tradición de series y vanguardia de indagación. Sepan SS.

SS. que debemos velar por el inmenso y exclusivo banco de datos que
esta institución ha generado desde su nacimiento como IOP en 1963. Y
para que puedan captar el peso de esta responsabilidad les diré que
tan sólo desde 1992 hasta 2000 el CIS realizó 420 estudios con más de
un millón de entrevistas; en definitiva, el estilo de planificación
cuidadoso, responsable, racional y adecuado a un centro científico de
estas características.

En lo que se refiere a la planificación del CIS para el año 2001,
cuando planificamos la actividad investigadora del Centro decidimos
hacer encuestas de contenido sociopolítico en tres comunidades:
Galicia, País Vasco y Cataluña. En Galicia una preelectoral y una
postelectoral; en el País Vasco otra, situación social y política a
principios de año, a la espera de un posible adelanto electoral, y en
Cataluña otra, situación social y política por hallarse a mitad de
legislatura, porque han pasado seis años desde el último estudio CIS
con este mismo título -exactamente fue el 2.192, de septiembre de
1995- y por el indudable gran interés que Cataluña tiene para España.

Más en concreto, la programación de encuestas CIS se está resolviendo
en estos momentos de la siguiente manera: dos preelectorales en el
País Vasco y Galicia (una ya hecha y otra que vamos a hacer), dos
postelectorales (una en el País Vasco, que ya se está haciendo, y
otra en Galicia), seis estudios de iniciativa CIS, llamémosle así, y
19 estudios de convenio. Tenemos convenios con el Ministerio de
Sanidad y Consumo, Comunidad Autónoma de Extremadura, Comunidad
Autónoma de Madrid, Comunidad Autónoma de Valencia, Consejo Económico
y Social de Aragón, Instituto de la Mujer, Instituto de la Juventud,
Instituto Nacional de Empleo, Insalud y Ministerio de Trabajo.

Tenemos convenios con muchas más entidades públicas, pero no están
vigentes en este momento. Las encuestas que les he indicado
anteriormente son las convenidas con estas instituciones.

Con respecto a los estudios de iniciativas CIS, en los que ya están
descontados los preelectorales y los postelectorales, aparece:
situación social y política del
País Vasco, ya realizada; situación social y política de Cataluña, ya
realizada; estudio CIS sobre comportamiento o actitud de los
españoles ante lo que denominamos la biotecnología, avances
tecnológicos, cuestiones genéticas, etcétera, que se está cerrando en
este momento; opinión pública y política fiscal, que se va a hacer de
inmediato; un estudio CIS sobre religión, que estamos planificando y,
por fin, un pequeño estudio clásico que hace el CIS siempre del
debate sobre el estado de la Nación, un pequeño seguimiento de la
repercusión que ha tenido, que es un estudio que contratamos puesto
que no tenemos soporte telefónico. En pocas palabras y en pocos
minutos, para cerrar este bloque, señorías, este es el CIS, un centro
de estudios científico, una editorial de primer orden, una gran
biblioteca especializada, un centro de formación, un centro de
encuentro para académicos y profesionales, un centro de investigación
empírica sociológica al servicio del país, un centro donde no cabe
otra lógica que la científica y la racional.

Entremos en la segunda cuestión por la que se ha pedido mi
comparecencia, que será mucho más breve, el estudio preelectoral del
País Vasco, elecciones autonómicas 2001, que es el estudio 2.414.

Para referirme a él y contarles su historia, que es lo que pretendo,
con todo detalle, debo retroceder un paso en el tiempo. Dado el gran
interés de la situación social y política vasca y ante la incógnita
de una posible convocatoria electoral anticipada, cuando planificamos
el programa de trabajo de este año 2001, decidimos realizar un
estudio de línea clásica del CIS, que se titulaba Situación social y
política del País Vasco. Este fue el estudio número 2.407. El trabajo
de campo se llevó a cabo entre los días 31 de enero a 18 de febrero
del 2001, y les pido que retengan esta fecha. Cumpliendo lo
estipulado en el artículo 7 de la Ley 39/1995, en plazo y forma, el
avance de resultados del estudio fue remitido el día 19 de marzo de
2001 a la Secretaría de Estado de Relaciones con las Cortes para su
elevación a Cortes Generales y Asamblea Legislativa del País Vasco.

El estudio completo está disponible en el banco de datos del CIS
desde el 5 de abril del 2001. El día 20 de febrero de 2001, el
presidente del Gobierno vasco anunció que las elecciones autonómicas
se celebrarían el 13 de mayo. Observen, señorías, que el anuncio se
realizó dos días después de finalizado el trabajo de campo de la
encuesta a la que me acabo de referir, la 2.407. Para el CIS, este
anuncio fue un serio imprevisto científico. Como presidente del
Centro, lo primero que tuve que decidir fue si hacer la clásica
encuesta preelectoral del CIS justo antes de las elecciones o no
hacerla. Para calibrar la decisión, deben saber SS.SS. que los
contenidos de una encuesta preelectoral y de las encuestas llamadas
de situación social y política normalmente -y este es el caso- son
muy similares y desde luego ambas incorporan habitualmente las
preguntas de intención de voto, valoración de partidos y



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de líderes políticos. En este caso era así. Es decir, de pronto nos
encontramos con que, de hecho, habíamos realizado ya la preelectoral
vasca. Tengan en cuenta también que el campo en el País Vasco había
sido muy difícil y con evidentes resultados de sesgos y
ocultamientos, que procedían del temor a declarar las afinidades
políticas ante un desconocido, que es el entrevistador. Se trata de
un fenómeno bien conocido y ciertamente desgraciado para aplicar la
técnica de la encuesta.

Ante la perspectiva de volver a repetir ese esfuerzo para, con mucha
seguridad, tener los mismos problemas o mayores y conseguir
resultados similares, como responsable del organismo estaba obligado
a pensar seriamente si compensaba gastar el dinero del contribuyente
en esa empresa científica y no en otra que asegurase mayor
productividad y eficacia. Al final, decidí que haríamos la encuesta
basándome en dos criterios: en primer lugar, que el anuncio de
elecciones compondría un escenario nuevo, y había que investigarlo,
pero sobre todo la segunda razón, la más importante para mí, que las
encuestas preelectorales del CIS, como las postelectorales, son un
clásico y constituyen un poso de conocimiento de enorme valor para
científicos sociales, analistas y partidos políticos, por lo que
supone de mantenimiento de la serie de datos. Además, decidí que el
avance de resultados se daría a conocer antes del 13 de mayo.

Mientras diseñábamos la encuesta, estudiamos el calendario buscando
fechas adecuadas para realizar el trabajo de campo. Por supuesto
descartamos hacerlo en marzo, por estar este mes demasiado próximo al
anterior trabajo de campo y demasiado alejado de la fecha electoral.

Recuerden que esta era una de las dos razones principales: había que
aproximarse al máximo a la fecha electoral. Entrando en el mes de
abril, lo que encontramos fue un panorama desolador: fiestas por
todas partes, nacionales, locales y autonómicas. La semana santa, del
9 al 15 de abril, ocupaba ese espacio que nosotros necesitábamos. La
semana del 2 al 8 de abril estaba demasiado alejada de la campaña y
muy próxima al anterior estudio y, lo peor, no ofrecía tiempo
suficiente. Sólo había un hueco factible para hacer las entrevistas,
que era la semana del 17 al 25 de abril, y ésa fue la que se utilizó.

Con el trabajo de campo perfectamente realizado en esas fechas y
cumpliendo los plazos previstos, los procesos básicos de codificación
y grabación de la información en soporte magnético se ejecutaron en
un tiempo récord: terminaron el día 28 de abril. Como SS.SS. saben,
esa es la fecha de la que se parte para contar el plazo máximo de 15
días que el CIS tiene para elevar a Cortes Generales y a la asamblea
legislativa correspondiente, cuando proceda, una encuesta de este
tipo y con estos contenidos. Es decir, teníamos exactamente hasta el
13 de mayo para cumplir la ley.

Los trabajos de proceso de datos, verificación, tabulación, análisis,
corrección y estimación, con razonables
garantías de rigor y calidad, a pesar de tratarse de un avance
de resultados, terminaron en la tarde del martes 8 de mayo y fueron
remitidos inmediatamente, por conducto oficial, a la Secretaría de
Estado de Relaciones con las Cortes para su traslado a las Cortes
Generales y a la Asamblea Legislativa vasca, como señala la Ley del
CIS, y a la Junta Electoral Central y a la Junta Electoral de la
Comunidad Autónoma Vasca, como ordena la Ley orgánica del régimen
electoral general. Nos sobraron, señorías, cinco días hasta el
término del plazo legal que nos concierne, trabajando con razonables
criterios de garantía y de calidad. Me refiero, claro está, al plazo
señalado por la Ley del CIS, que creo es la que debe guiarnos.

Para que puedan comparar y valorar el esfuerzo que hizo el CIS y la
eficacia conseguida, les diré que casi al mismo tiempo que se hacía
el trabajo de campo de la encuesta vasca, entre el 17 y el 25 de
abril, se hacía el trabajo de campo del barómetro de abril, entre los
días 20 y 30 de abril. Al ritmo normal, los trabajos de codificación
y grabación de la información en soporte magnético del barómetro
terminaron el 16 de mayo. Los de la encuesta vasca el 28 de abril.

Este barómetro fue enviado para su elevación a las Cortes Generales
el 28 de mayo y la encuesta vasca el 8 de mayo.

Siguiendo con las comparaciones, les pediría a SS.SS. que recordasen
las fechas que les cité referidas al estudio que precedió a éste: la
situación social y política del País Vasco. El trabajo de campo
terminó el 18 de febrero y el avance de resultados salió del CIS el
19 de marzo, casi un mes después yendo al ritmo normal del CIS. Estos
datos comparados, señorías, me permiten presentar lo que ha sido un
gran esfuerzo que ha hecho el Centro con el estudio 2.414, acelerando
los trabajos al máximo y dejando otros retrasados para atender éste.

Esta es la historia de la encuesta 2.414. Toda encuesta tiene su
historia, como supongo que habrá otra historia en el estudio 2.207,
llamado preelectoral, elecciones generales autonómicas de Andalucía
1996, un antecedente, si quieren, de lo que ha pasado en esta
encuesta y del que, según consta en nuestros archivos, el CIS elevó
avance de resultados a la Junta Electoral Central el 27 de febrero.

Las elecciones se celebraron el domingo 3 de marzo, por lo que la
encuesta fue enviada el primer día de la prohibición legal de
difundir encuestas. Eso en 1996. Pero, en lo que nos concierne, esta
es la historia del estudio 2.414 y en ella se contiene no ya una
explicación de lo ocurrido, que, como habrán visto, señorías, es algo
normal, sino ante todo el ejercicio de la libertad de programación y
ejecución del CIS, amparado por la ley y con una estricta lógica
operativa y científica.

Para terminar este bloque, quisiera hacer referencia a un asunto que
se ha repetido en las peticiones de comparecencia, que es la
publicidad de la encuesta 2.414 ylas razones por las que no se haya
podido hacer pública



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dicha encuesta. Sobre esto quiero decirles, señorías, que la Ley 39/
1995 especifica con mucha claridad cómo el CIS hace públicas sus
encuestas. Lo dice el artículo 6 de la ley, en sus apartados 1, 2 y
3. Perdonen que se lo repita, pero es un tema muy importante y debo
hacerlo. En síntesis, señala que, contando desde la fecha de
finalización de los trabajos de campo y de la codificación y
grabación de la información en soporte magnético, en el plazo máximo
de tres meses el CIS ingresará sus encuestas en el banco de datos, al
que podrá acceder toda persona natural o jurídica, pública o privada.

En un caso como el que nos ocupa, de una encuesta con intención de
voto y valoración de partidos y de líderes, se ofrece la garantía
adicional de que en un plazo de 15 días el CIS pondrá a disposición
de las Cortes un avance de resultados. De esta manera, señorías, es
como el CIS hace públicas ésta y cualquier otra encuesta.

De hecho, es bueno recordar que lo único que se ha ofrecido del
estudio 2.414 es un avance de resultados. La encuesta sigue sin ser
pública, porque seguimos trabajando en ella hasta su ingreso en el
banco de datos en el plazo máximo de tres meses. Cualquier otra
argumentación sobre la oportunidad de fechas o la idoneidad de que se
hubiese dado el avance de resultados en días en que la Ley electoral
autorizase la difusión de los datos en los medios, etcétera, son
valoraciones que se pueden hacer legítimamente, es obvio, pero creo
que no modifican en nada el impecable comportamiento que ha tenido el
CIS con el estudio 2.414.

Señorías, creo que un organismo autónomo, como éste, funciona con
arreglo a un contrato claramente establecido por la ley y no por algo
que no está contemplado en ella, y entiendo que debe exigírsele
responsabilidades en función del cumplimiento de la ley, no de
valoraciones externas y de distinto carácter, por muy legítimas que
sean. A este escrupuloso respeto a la legalidad y a la práctica
habitual de difusión de nuestras encuestas, que se hace como les
acabo de contar, hay que añadir ahora un dato social de enorme
relevancia. Muchas cosas han cambiado desde que se fundó el CIS en
1977, y es bien distinta la realidad social española posterior al 21
de diciembre de 1995, que es cuando entró en vigor la Ley del CIS. De
ser casi el único centro capaz de hacer encuestas fiables en los años
setenta y ochenta, pasó a ser uno más, público y de calidad
indudable, pero uno más, con otros contenidos, en el año 2001.

Aceptando por obvio que haya una necesidad social de conocer datos de
opinión, como sería el caso de las pasadas elecciones vascas, les
recuerdo que se hicieron no menos de diez encuestas de este tipo, que
alcanzaron una difusión más o menos masiva, sin contar con las que no
se difundieron. También les recuerdo que en la actualidad hay 48
empresas de estudios de mercado y encuestas radicadas en España e
integradas en Esomar, que es la asociación de grandes
empresas, y, por supuesto, hay muchas más, también eficientes y de
menor tamaño. Con este panorama, está claro que en el año 2001 el CIS
ocupa un lugar muy distinto en el área de los estudios de opinión si
lo comparamos con el que ocupaba hace sólo 15 años, y las
valoraciones que se hagan de la actividad del CIS también deben
adecuarse a los tiempos que corren y no desarrollar lógicas de hace
más de una década. El CIS ocupa un espacio de elevado nivel
científico, sus encuestas son largas, complejas y con contenidos
densos, y las aporta al conocimiento científico de la realidad social
española para estudiar el momento y para acumular un conocimiento de
enorme valor en su banco de datos, susceptible de ser utilizado por
investigadores y analistas. En esta dimensión, señorías, que está
claro que en el año 2001 es la dimensión del CIS, hay que señalar que
el CIS es único en España y en Europa, y gracias a él disponemos de
una base documental de largo recorrido, de la que otros países
carecen.

Creo que con esto he respondido al núcleo central de la cuestión, y
me pongo a su disposición para cualquier otra aclaración.




La señora PRESIDENTA: Vamos a proceder a las intervenciones de los
grupos peticionarios, de mayor a menor.

Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor
Marcet.




El señor MARCET I MORERA: Señor presidente del CIS, bienvenido a esta
Comisión. Ahora tocaría darle las gracias por haber acudido, pero no,
porque usted ha acudido porque le hemos pedido una serie de grupos
que viniera, no ha venido voluntariamente, no ha venido a petición
propia. Me tocaría darle las gracias por su información, pero también
lamento decirle que la información que nos ha suministrado nos sirve
de poco. Y nos sirve de poco porque ha dedicado los 20 primeros
minutos de su intervención a repasar una memoria entregada hace tres
meses en esta Cámara, -cuya entrega, por cierto, hubiera podido
aprovechar para pedir su comparecencia y explicarnos esto que ha
venido a explicarnos en sus primeros 20 ó 25 minutos- y después ha
empleado 10 ó 15 minutos en un intento -en mi opinión fallido- de
justificar el desaguisado de la encuesta preelectoral vasca, pero
luego hablaremos de esto.

Nuestro grupo, señor Montoro, pidió el 6 de marzo su comparecencia
para que informara sobre los objetivos y trabajos del CIS, y tiene
presentada una petición más reciente que viene determinada por la
actualidad política, por la lamentable actuación de la dirección del
CIS en los últimos meses. En aquella primera petición nos animaba -y
en el fondo nos sigue animando- una clara voluntad. En primer lugar,
que quede claro nuestro reconocimiento a la profesionalidad de los
trabajadores



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del CIS. Ustedes, señor Montoro, recogen un CIS con prestigio
profesional, con prestigio académico, un CIS, como usted ha señalado,
que tiene casi 40 años -como recordaba mi compañera Rosa Conde,
fundado por Fraga hace casi 40 años-, un CIS que goza de
reconocimiento por la calidad de sus trabajos y ustedes se están
cargando ese CIS, no sé si adrede o por torpeza, pero se lo están
cargando.

También nos animaba en nuestra primera petición de comparecencia,
señor Montoro, el buscar fórmulas para mejorar el funcionamiento del
centro, que me parece manifiestamente mejorable. Usted ha apuntado
proyectos de futuro, proyectos que lógicamente toda empresa -y un
cierto sentido de empresa debe tenerse desde el CIS- debe tener en
sus anales, pero hay que perseguir un mejor funcionamiento del
Centro, sobre todo buscando -y era el tercer elemento- nuevas y
mejores formas de relación con este Parlamento, para superar esta
lectura estrecha que están haciendo, usted y su antecesora, de la
normativa actual.

Ello motivó esta primera petición de comparecencia y también una
primera proposición de ley, en la que, partiendo de este contexto,
planteábamos una serie de aspectos; aspectos que también podemos
plantear si nos atenemos al contenido de esta memoria a que antes
aludía, la memoria del año 2000, que abunda en la necesidad, a
nuestro entender, de un mayor conocimiento por parte del Congreso y
del Senado de los trabajos del CIS. En primer lugar, para la
presentación de un plan de trabajo. Ahora usted nos ha hecho un
esbozo respecto de los trabajos del año 2001, pero se trata de un
plan de trabajo que es conocido a posteriori. En segundo lugar, para
que tengamos acceso en el Parlamento a todas las encuestas que
realiza el CIS, no sólo a aquéllas que tienen intención de voto, como
dice estrictamente la ley, sino a todas las encuestas y estudios.
Y también para tener mayor conocimiento de los datos, no sólo de los
datos marginales, estos avances a los que usted se refería, sino de
la matriz completa de los datos, en soporte a la altura del siglo
XXI, no en soporte papel, que ya es de la época de Gutenberg.

La explicación de cómo se realiza la estimación de voto es otro
clásico, señor Montoro, así como de los criterios que sigue el CIS
para su realización, y luego me referiré a esto.

Antes me he referido a la memoria del año 2000, que sirve como
ejemplo para constatar algunos hechos. En primer lugar, una
deficiente calidad de la información que se contiene en dicha
memoria. Es una memoria sin presentación, sin justificación política.

Señor Montoro, si esta memoria se presentará en un organismo o en una
empresa privada no pasaría el examen de su consejo de administración.

Lamentablemente nosotros no somos su consejo de administración, ya
nos gustaría y ya lo hemos propuesto, de alguna forma, en la
subsiguiente proposición de ley, pero, repito, esto no pasaría el
examen de un consejo de administración. Gran parte de las
informaciones que hay en esta memoria y que usted ha dado hoy están
en la página web. ¿Para qué necesitamos que usted venga a leernos la
Ley de 1995? Sabemos leer lo que dice la página web en Internet.

Se constata que ustedes se limitan al estricto cumplimiento del
artículo 7 de la Ley 39/1995, es decir, se limitan a dar a conocer al
Parlamento las encuestas que contienen intención de voto o valoración
de líderes, única y exclusivamente, y, por tanto, hay un práctico
desconocimiento por las Cortes de los trabajos que realiza el CIS. Yo
quiero señalar el alto interés de la práctica totalidad de las
encuestas, y lo quiero señalar no porque creamos que la democracia
debe ser una democracia demoscópica o auscultativa, sino por la
conveniencia de un buen conocimiento por parte de todos, no solamente
por parte del Gobierno, de la realidad social y política cambiante de
los ciudadanos y ciudadanas. Todos los trabajos del CIS que vienen
relacionados en esta memoria, la integración de los países del Este a
la Unión Europea, la inmigración, la emigración, la cultura política,
los servicios públicos, los medios de comunicación, todos estos
trabajos nos interesan, señor Montoro, no sólo los que tienen
valoración de líderes e intención de voto, y sabemos que se han
realizado a posteriori. Desconocemos también los otros estudios y
análisis de datos, especialmente los estudios cualitativos, entre los
cuales hay también algunos muy interesantes. Y hay desconocimiento
también, señor Montoro, hasta la remisión de la memoria, de las
publicaciones que realiza el CIS. Señor Montoro, yo le diría: Tengan
una muestra de deferencia, remitan a los miembros de esta Comisión
las publicaciones del CIS, la REIS (coincido con usted en que es una
gran revista), remitan las principales monografías, los boletines de
datos de opinión. No costaría nada.

Hasta aquí, una simple reflexión sobre esta memoria, que concluye con
una muy burocrática presentación de los recursos humanos, a los que
usted no se ha referido, pero a los que yo hago alusión. Pero
analicemos algo más, el funcionamiento del Centro en los últimos
tiempos, en este año y pico que está bajo su responsabilidad. Repito
lo que he dicho antes. Ustedes heredan (al grupo parlamentario que le
da soporte al Gobierno y a usted mismo les gusta mucho hablar de
herencia, algunas alusiones ha hecho usted) un CIS con grandes
profesionales, con prestigio, que funciona bien, con un marco
jurídico definido (que empieza en el año 1990 y concluye en 1995) y
útil para abordar el nuevo siglo. Hay pocos centros -usted lo ha
señalado-, y casi ninguno de tipo público, con las potencialidades
y el nivel de su trabajo en encuestas, en publicaciones. En la etapa
inmediatamente anterior a la suya, señor Montoro, en la etapa de la
anterior presidenta no se plantearon grandes problemas (hubo alguna
decisión polémica sobre en qué barómetro se incluía la intención de
voto), pero sí hubo un precedente claro de la aplicación estricta del
marco normativo,



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que se plasmaría luego en el decreto de 1997. A pesar del nuevo marco
jurídico, persisten dos actitudes de la anterior etapa, que usted
mantiene. Se persiste en la presentación de las encuestas por el
Gobierno, lo que permite todo tipo de manipulaciones, puesto que
viene aquí un representante del Gobierno. Podría venir usted, señor
presidente, a presentar los resultados de las encuestas. ¿Por qué
viene un representante del Gobierno a presentar las encuestas en el
Congreso de los Diputados? Permite todo tipo de manipulaciones en la
presentación, en la forma en la que se da este tipo de encuestas. Y
se persiste también en el secretismo en los criterios para realizar
la estimación de voto. Señor Montoro, le voy a ser sincero, o dan a
conocer los criterios utilizados en cada caso para realizar la
estimación de voto o es mejor que no la realicen. Limítense a señalar
la intención de voto directo, nos dan ustedes los datos completos y
ya realizaremos cada grupo nuestra estimación de voto. Para no
conocer con qué criterios la realizan, mejor que no la realicen. No
realicen ninguna estimación de voto; luego, refiriéndonos a algún
ejemplo concreto, veremos que esto sería bastante mejor.

La etapa que usted inaugura, señor presidente, mantiene y profundiza
esta aplicación, yo diría, burocrática de las normas que regulan el
CIS, especialmente en su relación con el Parlamento. Este
mantenimiento del aprovechamiento del Gobierno de los datos del CIS
raya un poco en lo patético. Es decir, que sea el ilustre sociólogo y
politólogo Jorge Fernández Díaz quien tenga que presentar, intentar
manipular y justificar, cuando tiene que hacerlo, los barómetros u
otras encuestas del CIS raya un poco en lo patético.

Además, señor Montoro, usted ha generado problemas dentro de su
propia casa, dentro del CIS. Usted nombró a un director de
publicaciones, un ilustre profesor de ciencia política, que dimitió a
la semana de haber sido nombrado porque no conseguía la suficiente
autonomía en su gestión; en las publicaciones, que ya es decir. Usted
ha generado un conflicto, sin precedentes, con los trabajadores del
Centro a raíz de la famosa encuesta a la que antes aludíamos del País
Vasco. Pero lo más grave, señor Montoro, es que los trabajadores del
CIS, en un momento determinado, sólo le pedían que les defendiera y
usted no tuvo el coraje político de hacerlo, no abrió la boca en su
defensa. Y en los últimos meses usted ha incrementado la
conflictividad del Centro. Yo no sé si es por torpeza política -algo
debe haber de ello- o si es que, con la llegada del nuevo ministro,
el señor Lucas, usted, al igual que algún otro alto cargo del
departamento, que pertenecían al equipo anterior, se encuentran sin
apoyo suficiente o en una situación poco sólida. Señor Montoro,
lamentablemente (y créame que lo siento por la consideración que
siempre ha tenido el CIS), el CIS está de actualidad política en las
últimas semanas por encuestas que no aparecen cuando deben estar
preparadas y no se pueden
dar a conocer. Yo no voy a entrar en el lío de fechas en el que
usted ha querido entrar, pero el episodio de la encuesta preelectoral
del País Vasco no tiene justificación y nunca antes se había
provocado un conflicto con los trabajadores como el que ha generado
esta encuesta. Además, usted ha hablado de planificación, cuidadosa,
responsable, y luego aparecen encuestas que no se sabe con qué
criterios se han realizado, por qué en este momento y con un
contenido que tiene toda la apariencia de una burda manipulación. Me
estoy refiriendo a la encuesta sobre la situación política en
Cataluña, que es más que un ejemplo de esta situación, con errores
(quiero pensar que son errores y que no son intencionados) en la
atribución de escaños, que ustedes han tenido que reconocer; con
líderes que se incluyen según el Gobierno por error y según usted por
calor sociológico, que ya es incluir; con inclusión de preguntas
obsesivas, casi enfermizas, sobre la identidad del pueblo de
Cataluña; con intención de voto con unos resultados predeterminados.

Algunos técnicos, que han estudiado a fondo la encuesta, señalan que
la estimación de voto debería arrojar una distancia de seis puntos
entre el Partido Socialista y Convergència i Unió y ustedes le dan
sólo tres; una vez más, porque desconocemos los criterios con los que
realizan la atribución de votos. ¿Cómo explica todo este desaguisado,
señor Montoro, cómo explica esto? La pregunta relevante, señor
Montoro, es: ¿Por qué el CIS, que prácticamente siempre, incluso en
los últimos cuatro años, había sido un organismo relativamente poco
conflictivo, más allá de los tira y afloja por tener antes acceso a
los datos, por qué, señor Montoro, ha aterrizado en la palestra
mediática, en la confrontación política, por qué ha llegado a
provocar que la práctica totalidad de la oposición parlamentaria haya
presentado una proposición de ley planteando un nuevo modelo de CIS,
que seguramente no es éste el momento de detallar? ¿Es simplemente
por la coyuntura electoral vivida hace unas semanas en Euskadi? No,
señor Montoro, hemos vivido muchas confrontaciones electorales y el
CIS era punto de referencia y no motivo de polémica. ¿Es por mala fe
de los partidos de la oposición, que no tenemos otros motivos de
preocupación, otras cosas en que entretenernos? No, en esta vida
política tenemos otros objetivos, no meternos con el CIS. No, señor
Montoro, lo que ha producido este aterrizaje en la palestra mediática
del CIS ha sido la pésima gestión que el Gobierno y usted mismo hacen
del CIS por la burda manipulación a que lo someten, no sé si con
intención, como decía al principio, de acabar con él. Antes decía
usted que hay muchas empresas demoscópicas y quizás lo que pretenden
es que el CIS desaparezca.

A nuestro entender, señor Montoro, se trata de una responsabilidad
compartida entre quien es el responsable político último, el Gobierno
y el ministro de la Presidencia, en este caso, y la dirección del
CIS, su presidente,que ha llevado a la inédita situación ya



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comentada de las manifestaciones y peticiones de amparo por parte de
la inmensa mayoría de los trabajadores del centro.

En definitiva, señor Montoro, voy a terminar para ser breve en esta
intervención, o usted se deja manipular por el Gobierno, deja que el
CIS esté al albur del Gobierno, o usted es incompetente y
políticamente torpe; en cualquiera de los supuestos debería haber
presentado ya su dimisión, y, como no nos consta que lo haya hecho,
le pedimos que lo haga y que lo haga cuanto antes, por el bien del
CIS y por el bien de nuestro sistema democrático.

Deje, señor Montoro, dejen, señores del PP, señores de la mayoría,
que prospere en su momento la iniciativa que hemos presentado
diversos grupos de la Cámara, convirtamos el CIS en un nuevo centro
que esté más ligado a este Parlamento y tendremos un instrumento más
al servicio de todos los ciudadanos de España.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió), tiene la palabra el señor Jané.




El señor JANÉ I GUASCH: En primer lugar, en nombre del Grupo
Parlamentario Catalán (Convergència i Unió), quería agradecer la
comparecencia hoy del señor Montoro, como presidente del CIS;
agradecerle su predisposición de colaborar con este Parlamento, con
la Comisión Constitucional y con todos los diputados y agradecerle
también la información que hoy nos ha trasladado.

Yo quería, señor presidente del CIS, señor Montoro, destacar cómo
usted hoy, con una intervención apasionada en las formas, ha
intentado prestigiar la labor y la profesionalidad del CIS. Usted hoy
-si alguien relee en el 'Diario de Sesiones' la información que nos
ha dado podrá comprobarlo-, en ningún caso ha puesto en duda el
prestigio de la institución que dirige, con su intervención ha
aportado un nuevo modelo de CIS en el ámbito de lo que debe ser la
sociedad de la información y ha explicado con vehemencia y con
solemnidad lo que es el CIS y lo que debería ser el CIS.

También es cierto, señor Montoro, que en los últimos meses, por el
impacto mediático que el CIS siempre ha tenido y siempre tendrá -un
centro de investigaciones sociológicas que realiza barómetros, que
realiza encuestas preelectorales, que expone cuál es la intención de
voto que el barómetro ha señalado en cada momento, siempre tiene un
evidente impacto mediático-, si repasáramos los editoriales, las
ruedas de prensa, las manifestaciones de todos los portavoces de los
grupos parlamentarios veríamos que ese prestigio ha quedado en
entredicho, el prestigio y la profesionalidad que hoy usted nos ha
expuesto ha quedado en entredicho.

No quiero ser reiterativo en preguntas que ya le han dirigido otros
portavoces parlamentarios, pero voy a
centrarme en dos aspectos. Uno de ellos es el de las elecciones al
País Vasco, el barómetro preelectoral. Usted nos ha dado hoy una
explicación de cómo habían previsto inicialmente un análisis, un
estudio, sobre la situación social y política del País Vasco para
después hacer los estudios preelectoral y postelectoral, pero yo creo
que en esa previsión algo no encaja bien, señor presidente del CIS,
ya que nadie podía sorprenderse de que las elecciones vascas fueran
entre el mes de febrero y el mes de junio del año 2001. Esa previsión
de calendario era una incógnita porque realmente fue un adelanto
electoral, pero todos coincidiríamos con que eran unas fechas en las
que previsiblemente se realizarían las elecciones vascas.

Usted nos ha explicado cómo en febrero de 2001 termina ese primer
estudio y cómo el 20 de febrero el propio lehendakari anuncia que
disolverá el Parlamento vasco y que habrá elecciones el 13 de mayo,
pero lo que usted decía que era un serio imprevisto científico era
una clara evidencia política de que en ese período tendríamos
elecciones en el País Vasco, con lo cual yo creo que no se han
ajustado bien los tiempos en esa previsión de los trabajos del CIS.

Aparte de la oportunidad o no de haber hecho el estudio de la
situación social y política del País Vasco a inicios del año 2001, yo
coincido con usted en que era necesario también hacer el estudio
preelectoral, pero deberíamos haber ajustado, por ese prestigio del
CIS, de los profesionales que trabajan allí y de la labor que
realizan, el calendario para que no se hubiese producido ningún tipo
de desajuste. Cierto es que se han cumplido los plazos de la Ley del
CIS, pero por todos es conocido que la Ley orgánica del régimen
electoral general nos marca otro plazo, un plazo de divulgación
pública de encuestas preelectorales, y es bueno que un organismo
público, que realiza sus funciones con fondos públicos, cuando
exponga el resultado de un estudio preelectoral se ajuste a la
difusión pública para el conjunto de los ciudadanos que nos marca la
Ley orgánica del régimen electoral general. Lo oportuno hubiese sido
que, cuando terminó la recopilación de los datos que usted cifraba en
el 28 de abril, se hubiera ajustado al máximo el calendario para que
el domingo o el lunes previo, que era el último día posible
legalmente, se hubiese dado publicidad a ese estudio preelectoral,
porque -repito- éste es también uno de los objetivos que debe tener
un organismo público: dar publicidad solemne, no sólo a los grupos
parlamentarios, de un estudio preelectoral. No ha sido así y ello no
ha contribuido a ese prestigio que usted hoy ha defendido de forma
correcta y con solemnidad. Ese prestigio, repito, ha quedado en
entredicho por este episodio, y yo lo que le pediría es que nunca más
vuelva a producirse un desajuste así en las previsiones,
especialmente cuando se trata de encuestas preelectorales.

El otro aspecto que desde mi grupo parlamentario le queríamos
plantear es el siguiente. Usted hoy nos explicaba que existen once
barómetros anuales, ya que no se



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realiza barómetro en el mes de agosto, y que, por tanto, al iniciar
un ejercicio, al iniciar un año, se conoce ya esa previsión. Usted
nos decía hoy también que hacen una previsión de los estudios a
realizar durante un año. Nos gustaría saber dónde consta esa
previsión, en qué soporte se da, si cuando se realizó esa previsión
constaba ya el estudio sobre la situación política y social de
Cataluña, el estudio 2.410, si ya estaba previsto y cuándo se incluyó
esa previsión. Sería importante que una previsión de impacto
electoral tuviera una divulgación previa a todos los grupos
parlamentarios, que se supiera en este Parlamento, incluso, señora
presidenta, en esta misma Comisión Constitucional a la que nos
corresponde controlar la actuación del CIS. Sería bueno que esa
previsión que se hace al iniciar el año se conociera en esta Comisión
Constitucional, para evitar después divulgaciones que tampoco
contribuyen al prestigio del CIS cuando se pone en entredicho la
oportunidad o no de realizar tal o cual estudio. Si previamente había
un calendario, si éste se conociera, se evitarían después otras
interpretaciones.

Coincido con la intervención previa en el sentido de que
concretamente en el diseño de este estudio de la situación social y
política de Cataluña hubo algunas preguntas que, por ese rigor que ha
defendido usted hoy, deberían haberse modificado cuando después los
acontecimientos políticos de Cataluña hacen que no tengan el sentido
que tiene después cuando se divulgan. Quiero recordar que ese estudio
se divulgó el 23 de mayo, con lo cual el desfase entre lo que se
divulga esa fecha y el sentido de algunas de esas preguntas puede que
tampoco contribuya a que ese rigor y esa calidad se perciba así por
parte de la opinión pública.

Por último, señor Montoro, quiero destacar algún aspecto ya que el
portavoz que les habla no es un entendido en este ámbito y, por
tanto, seguro que tendrá alguna explicación científica. Nosotros
consideramos -y así lo manifestó también el portavoz de nuestro
grupo, Xavier Trias, cuando se conoció en esa semana ya electoral el
contenido del estudio preelectoral- que las preguntas eran objetivas
y rigurosas, y estoy convencido de que tratadas de forma correcta por
parte de todos los trabajadores y profesionales que trabajan en el
CIS, pero si analizamos esas preguntas vemos que, por ejemplo, a la
número 13, a qué partido o coalición votaría, el 28,4 por ciento
decía a la coalición PNV-EA y el 6,2 a la coalición Partido Popular-
Unidad Alavesa. A la pregunta 4, qué partido le gustaría que ganase,
el 34,6 decía el PNV-EA y el 6,7 el Partido Popular. Las preguntas 16
y 17 entiendo que están hechas con rigor y que lo que aparece es lo
que dio la encuesta, y dicen: ¿Qué partido o coalición defiende mejor
los intereses del País Vasco? El 39 por ciento contesta que el PNVEA,
el 4,7 el PP-Unidad Alavesa, el 4,7 el PSE, etcétera. ¿Qué partido le
inspira más confianza? El 31 por ciento contesta que el PNV, el 6,8
el PP-Unidad Alavesa, el 7,9 el Partido Socialista. ¿Quién tiene
mejores
líderes? El 36,6 el PNV y el 6,9 el PP. O la valoración de
candidatos: el señor Mayor Oreja el 2,7, el señor Redondo el 3,2, el
señor Ibarretxe el 5,7. Al final, cuando el CIS hace la estimación de
lo que es la intención de voto directo, resulta que esa estimación
arroja una previsión de escaños que se aleja de lo que ocurrió
después del 13 de mayo. Repito que no soy un profesional en este
ámbito, pero quizá recogiendo previamente los datos objetivos de las
personas que contestaron la encuesta nos hubiéramos acercado más a lo
que pasó el 13 de mayo. Porque ustedes asignaban al PNV una horquilla
de escaños entre 28 y 31 y sacó dos más que el máximo previsto, 33;
al Partido Popular entre 21 y 23 y sacó dos menos del mínimo previsto
por el CIS,19. Ese alejamiento tampoco ha contribuido, señor Montoro,
al prestigio que tiene el CIS y a ese rigor y calidad que ha
defendido.

Le ofrezco la colaboración de nuestro grupo parlamentario y también
de esta Comisión Constitucional en lo que debería ser un mejor
seguimiento de los trabajos y la planificación del CIS. Espero que
nos explique hoy cómo se ha realizado la estimación de la intención
directa que el encuestado manifiesta para prestigiar más lo que debe
ser el trabajo y el rigor del CIS.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda
Unida tiene la palabra el señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Señor Montoro, muchas gracias por su
presencia, aunque he de aclararle que nosotros habíamos pedido la
comparecencia del señor ministro porque creemos que lo que se deriva
de este desprestigio rampante del CIS es la consecuencia de una
responsabilidad política directa, pues cada vez se notan más los
terminales de Génova o de la Moncloa en el Centro de Investigaciones
Sociológicas.

Señor Montoro, creo que no ha dicho toda la verdad en este Congreso y
voy a hacerle algunas preguntas muy concretas sobre la
responsabilidad política del señor Lucas o de quien corresponda, que
usted debiera decirnos hoy aquí. Si usted asume esa responsabilidad
política, y la quiere asumir sin decir toda la verdad, usted debería
dimitir, lo cual aclararé de manera más rotunda en función de su
próxima intervención. Y ahora le aclararé en base a qué datos digo
esto.

Señor Montoro, nosotros estamos luchando por la calidad democrática
de este país. No hablamos ya de democracia sí o democracia no, sino
de la calidad democrática que está bajando muchos enteros en el
último período, fundamentalmente a raíz de la mayoría absoluta del
Partido Popular. En este orden de cosas hemos opinado sobre la
comparecencia o no del fiscal general en este Congreso y sobre la
elección parlamentaria del director general de Radiotelevisión
Española, y estamos opinando en una proposición de ley conjunta sobre
de la necesidad de que este Congreso nombre al



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director del Centro de Investigaciones Sociológicas, junto con la
garantía de que se conozcan las previsiones, las planificaciones y la
forma de trabajar de este centro. Pensamos que esta calidad
democrática ha hecho aguas de manera rotunda y flagrante a partir de
estos episodios que se han comentado anteriormente, cosa que no había
sucedido hasta este momento en el CIS de manera tan clara, extensa y
profunda. No estamos hablando del funcionamiento del CIS, de sus
profesionales o de los entrevistadores. Por cierto, los
entrevistadores tienen profundas quejas de su relación con el Centro
de Investigaciones Sociológicas, de tipo contractual, no tienen
ningún tipo de seguridad y quiero que lo aclare de paso en esta
comparecencia. Repito que no nos quejamos de los profesionales. El
problema es político. A partir de los datos que tabulan, de la
codificación que hacen y de la base del trabajo de campo es cuando
surge el problema de intervención política en la estimación y en el
resto de las decisiones. ¿Quién encarga las encuestas? Algunas no son
típicas en la gradación temporal, en las circunstancias, en la
coyuntura. ¿Quién marca los criterios de estimación? Razonamiento que
usted no ha dado aquí. ¿Quién hace las preguntas? ¿Quién marca los
líderes respecto a los cuales hay que preguntar? Habla usted
constantemente de proyección científica y racional; parece usted un
neopositivista del XIX. ¿Quién marcó la estimación del señor Piqué?
No nos vale lo de calor sociológico. No es un concepto que yo conozca
desde Dunkheym hasta ahora; es un concepto suyo. Le ruego que nos
explique eso del calor sociológico, porque nos da hasta envidia que
un dirigente tenga calor sociológico para ser incluido en una
encuesta. (Risas.) Yo no le veo nada al señor Piqué, pero le ruego
que me lo explique porque me deja una laguna mental que no sé si me
voy a recuperar de ella en el próximo período. Y voy a los datos
concretos porque quiero hacer una intervención que no envuelva lo que
quiero decir.

El 9 de mayo ustedes envían la encuesta del País Vasco y a las once
de la mañana la tenía el Grupo Parlamentario de Izquierda Unida;
siempre la tenemos a las doce, pero como esta vez el señor Fernández
Díaz no iba a hablar de ella la tuvimos a las once. Esta encuesta no
se podía difundir por razones legales. El trabajo de campo de esta
encuesta se realiza entre el 17 y el 25 de abril. Usted ha hablado de
una codificación previa de tres o cuatro días para ganar ese tiempo,
pero todas las empresas de encuestas dicen que se tarda en la
tabulación definitiva tres o cuatro días. Por tanto, si suma tres o
cuatro días al 25 de abril nos encontramos con que hubieran cumplido
claramente el trabajo para que lo conociéramos todos, para que lo
pudiéramos difundir sin arriesgar nada y para que se cumpliera la
ley; libertad de expresión y ley. Sin embargo lo mandan el 9 de mayo.

Usted ha dicho aquí que lo terminaron el 8, pero el 7 de mayo 50
trabajadores del CIS se reúnen y mandan un escrito a la prensa
diciendo que ellos
lo han entregado varios días antes. Si se reúnen el 7 de mayo quiere
decir que se han convocado el 6 para verse el 7; ya estamos en el 6
de mayo. Quiérese decir que estaba terminado el trabajo el 6 de mayo
como mínimo, pero dicen que varios días antes, pongamos el 5, el 4 o
el 3 de mayo. Por tanto, alguien ha decidido políticamente que esta
encuesta, en función de las previsiones de la ley, no la conozcamos a
partir de una estratagema partidaria, de una planificación partidaria
para traspasar el umbral de la ley y que no se pueda difundir; si no
deme usted otras fechas. El 7 los trabajadores publican el escrito de
que ellos días antes habían dado todo el trabajo. Explíqueme esto.

Explíqueme por qué se pueden tardar 3, 4, 5, 6, 7 días máximo en
cualquier otra empresa de encuestas en la codificación previa y en la
tabulación y aquí se tarda tanto como para abarcar el período entre
el 25 de abril y el 9 de mayo, mucho más tiempo. Esto está sin
explicar, señor Montoro. Por eso le digo que alguien decidió meter la
encuesta en un cajón hasta el día 8 y ese día dijeron: La entregamos
el día 9 pero como ya está fuera del plazo legal nadie se atreverá a
darla. ¿Por qué hacen esto? Porque la estimación que ustedes hicieron
de la encuesta de Euskadi no es presentable en sociedad. Ya se lo
dije el 9 de mayo ante los medios de comunicación y se han dado aquí
algunos datos. No es presentable en sociedad que ustedes digan que el
PNV con un voto directo del 28,4 tiene 29 diputados y que el PP con
un voto directo del 6,2 tiene 22 diputados. Eso no es presentable,
máxime cuando otros datos anteriores hablan -y se han dado aquí y
aparecen los resultados- de que el líder menos valorado es el señor
Mayor Oreja, como usted conoce perfectísimamente: el señor Ibarretxe
el 5,7 por ciento, el señor Madrazo el 4, el señor Atutxa el 5,5 y el
señor Mayor Oreja el 2,7. Siguiendo esta secuencia más el dato que ha
dado antes el señor Jané de a qué partido prefiere usted para
gobernar, PNV 34,6 y PP 6,7, esas cuentas no salen de ninguna de las
maneras, esa estimación de voto es una decisión política y, si no,
denos los argumentos. ¿Qué criterios han utilizado? Criterios nuevos,
por ejemplo, el miedo escénico o algunos de estos. Denos usted una
explicación. Porque antes del 13 de mayo nosotros dijimos que la
estimación estaba mal y se cumplió. El 9 de mayo dijimos en rueda de
prensa: Están mal las estimaciones de voto. Denos usted esa
explicación. ¿Qué criterios han utilizado?
Pongamos que los datos objetivos son: voto directo más simpatía, y a
partir de ahí hay que proyectar, hay que estimar. Por favor dennos
los criterios de estimación, porque si no serán unos criterios
partidistas o consultados con Moncloa o con Génova? No entendemos
nada, señor Montoro.

Pasa lo mismo con la encuesta de Cataluña, exactamente igual, con
cosas muy extrañas. En la encuesta de Cataluña el trabajo de campo
-anterior al de Euskadi- se hace antes, entre el 3 y el 26 de marzo,
y se tabula y se codifica de tal manera que se hace pública



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el 23 de mayo, dos meses después. Se codifica en tres días -usted lo
ha dicho-, y se tabula en otros tres o cuatro días. Pero dice usted
que la tabulación definitiva terminó el 18 de mayo, creí entender.

Por tanto, también primero nos tienen que dar los datos para
averiguar la estimación. ¿Por qué se lo digo? Porque si ustedes
barajan datos aleatorios como este del voto del miedo, que
posiblemente han utilizado en el caso de Euskadi, ahora tendrían que
haber utilizado, en función de los resultados de Euskadi, una
estimación que tampoco resulta en los datos que dan, porque no suben
de manera proporcional los que han subido en Euskadi a nivel de
correlación ideológica y posiblemente el trabajo de campo de esta
encuesta de Cataluña lo hicieron en eso que llamó Pujol en un momento
determinado la cruzada antinacionalista, porque no tiene sentido
hacer esta encuesta de Cataluña en ese momento con las preguntas que
hace. Y vamos a las preguntas. Usted sabe que la distancia que me
separa de Pujol es tremenda, pero lo voy a citar porque me parece que
se comete una injusticia flagrante con Convergència i Unió que nos
hace ver cuál es el sentido de la encuesta. Por ejemplo, la famosa
pregunta del señor Piqué. ¿Sabe usted por cuántos dirigentes de
Convergència i Unió se pregunta? Por don Antonio Duran i Lleida, el
señor Pujol y el señor Mas. Por tres dirigentes se pregunta, no por
uno, con lo cual divide usted por tres la posible estimación que
hubiera recaído en uno solo, cuando ya había dicho el señor Pujol que
no se presentaba. En la pregunta de a quién preferiría usted de
presidente pasa lo mismo, no sólo la valoración, da usted tres, con
lo cual esas denegaciones que con la cabeza hacía antes el señor
portavoz del PP corresponden efectivamente a lo que yo he dicho antes
pero no a esta pregunta; aquí hay división de votos siempre, aunque
sean del mismo partido. Luego preguntan si se volverá a presentar el
señor Pujol cuando ya había dicho que no. Una pregunta claramente
intencionada. Más intencionada todavía es la pregunta de a quién
votaría usted, a Artur Mas o a Josep Antoni Duran i Lleida. Blanco y
en botella. Pero sigue todavía más, señor Montoro, cuando usted o
quien lo haya decidido hace la siguiente pregunta: ¿en el caso de que
CiU se dividiera y Convergència Democrática de Catalunya y Unió
Democrática se presentaran por separado a las próximas elecciones; a
quién votaría usted? Fíjese qué pregunta. No es presentable esa
injerencia en otros partidos, no es presentable hacerlo así y suponer
que se van a dividir Convergència y Unió Democrática de Catalunya. No
sé si me he explicado, pero quiero ser breve para que usted me aclare
esta situación.

Señor Montoro, lo siento pero no es creíble lo que usted dice. ¿Quién
asume la responsabilidad política en general? ¿Quién asume la
responsabilidad política -le he dado los datos, incluido el de los
trabajadores que marca la frontera en el día 6- de que no se
presentara a tiempo la encuesta sobre Euskadi? ¿Quién asume las
preguntas que se hacen en el caso de Cataluña fundamentalmente?
¿Quién asume la responsabilidad de la estimación de voto que se da en
Euskadi y también en Cataluña puesto que no figuran en el amasado de
la estimación los resultados previos que se han dado en Euskadi? Hay
una cierta relación, tiene que haber relación porque hay partidos que
se presentan o ideologías que comparecen y que son análogas. También
le ruego que me aclare definitivamente lo del calor sociológico,
señor Montoro. En todo caso hay un responsable político que es el
Gobierno (usted no lo va a personalizar, claro está, pero es el
ministro correspondiente) y usted por acción o por omisión es también
responsable de esta situación. Espero sus aclaraciones a esta serie
de cuestiones que le acabo de plantear.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Mixto tiene la
palabra el señor Aymerich.




El señor AYMERICH CANO: En mi intervención intentaré no hacer
historia y no hacer leña del árbol caído, historia como hizo el señor
presidente del CIS y leña del árbol caído porque creo que ya se hizo
bastante. Ya que en octubre va a haber elecciones en Galicia, me
gustaría saber si por lo menos van a sacar -si es que sigue usted en
octubre o en septiembre o en agosto, cuando hagan el trabajo de
campo- consecuencias y conclusiones, van a aprender la lección y no
van a repetir lo que sucedió con la encuesta preelectoral de Euskadi
y con la encuesta sobre situación social y política de Cataluña.

Desde el Bloque Nacionalista Galego pensamos que esta es una
situación preocupante porque más que hablar de un organismo público,
de una agencia pública, como en el caso de Radiotelevisión Española
y de tantas otras, hablamos de agencias gubernamentales, que son cosas
completamente diferentes, para garantizar que el carácter público
implique más que esa abertura a la red de redes y la creación de un
CIS virtual, en el sentido de realidad virtual, en el sentido de que
esté en Internet, y no en otras acepciones que tiene el adjetivo.

Público para nosotros es sinónimo de transparencia y transparencia
quiere decir conocimiento de los datos, de los métodos, de los
criterios que se siguen para trasladar los resultados del trabajo de
campo a una estimación de voto, a una estimación de reparto de
escaños. Es cierto que las encuestas de Euskadi y Cataluña no fueron
la primera vez. Yo me acuerdo que hace un año -no era usted
presidente del CIS sino la actual ministra de Educación- la encuesta
que se hizo antes de las elecciones generales en ningún caso
traslucía lo que luego sucedió; incluso en una visita que la ministra
hizo a A Coruña dijo que si algo estaba claro es que no iba a haber
mayorías absolutas. Parece que el CIS sirve para que de acuerdo con
los intereses de un partido político determinado, el que en cada caso
esté en el Gobierno, aparezcan unos datos, aparezcan unos resultados;
es decir, que las encuestas



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preelectorales del CIS se utilizan para influir en la opinión
pública. Desde ese punto de vista es cierto que hay otras empresas
que también intentan influir, pero el CIS lo intenta y con la
potencia que esa aura de prestigio le da.

Usted dijo que la encuesta sobre situación social y política de
Cataluña se hizo por el interés que Cataluña tiene para España. Es un
buen criterio, pero ¿Galicia tiene interés para España? No sé.

Últimamente no se ha hecho ninguna encuesta sobre situación política
y social de Galicia y creo que motivos hubo bastantes; incluso
Extremadura u otras comunidades autónomas deben tener interés, salvo
que, como ya se ha dicho, lo que se pretenda sea otra cosa: machacar
y acentuar con encuestas una campaña de reconquista, una campaña
imperial, casi podríamos decir, a la que el CIS también se suma, no
puede ser menos. Si van a hacer esta encuesta este año le puedo
sugerir algunas preguntas. Por ejemplo: ¿a qué dirigente del Partido
Popular prefiere usted como sucesor de Fraga? Supongo que esta
pregunta no la van a hacer porque Fraga dice que no se habla de la
sucesión; por tanto, seguro que ustedes no incluirán esa pregunta en
la encuesta. ¿Considera usted que el Gobierno gallego es responsable
de la mala gestión de la crisis de las vacas locas? Seguro que
tampoco esta pregunta la van a hacer porque un portavoz parlamentario
del PP en el Parlamento de Galicia dijo que de las vacas locas no hay
que informar porque se crea alarma social. Pero ya que el CIS actúa
con independencia -científica, dijo usted, no política-, son
sugerencias que su Gobierno puede tener en cuenta e incluir en esa
encuesta cuando la haga.

Realizó otra afirmación y dijo que se encontró usted con un panorama
desolador en abril porque había muchas fiestas. La existencia de
muchas fiestas a mí más bien me regocija, no me provoca un
sentimiento de desolación. (Risas.) Pero las elecciones en Galicia
van a ser en octubre. ¿Cuándo van a hacer el trabajo de campo? ¿En
agosto, en septiembre? Hay vacaciones y se encuentran también con
este panorama desolador. Esperemos tener buen tiempo. Igual no tienen
un mes para cocinar la encuesta, igual nos encontramos con que
también en Galicia nos van a dar los resultados fuera del plazo legal
para poder hacer pública esa encuesta. Me gustaría que nos aclare
esta preocupación, sobre todo porque -también se apuntó- estaba claro
que las elecciones vascas se iban a adelantar. Pero hasta finales de
enero la hipótesis más probable, por declaraciones de dirigentes del
Partido Popular de Galicia, es que las elecciones gallegas iban a ser
en junio. ¿Existían previsiones para hacer una encuesta preelectoral
del CIS antes de las elecciones gallegas en junio? ¿No existían? A
nosotros todas estas cuestiones nos inquietan.

Quiero darle un consejo en plan personal. No me gusta hacer historia
pero yo creo, por el prestigio del CIS, que si se remonta no lo haga
al año 1964 y no diga
que llevamos no sé cuántas encuestas desde el año 1994 porque quiero
pensar que cuando Fraga creó un organismo, del que el CIS no debería
sentirse heredero, las finalidades eran distintas de las que persigue
el CIS actual. Por otro lado, no le diga a su hermano que hay otras
empresas que también hacen encuestas porque entonces lo que le va a
decir es lo que nos dicen a nosotros cuando queremos mantener el
carácter público de una empresa: la privatizamos, si ya hay otras. Si
el CIS es sólo una empresa más ¿para qué lo queremos? Es la prueba
del nueve de que lo quieren para algo distinto. El CIS tiene un plus
por el Gobierno y por el Partido Popular que no le dan las otras
empresas y precisamente con la proposición de ley que firmamos junto
con otros grupos queremos eliminar ese plus, que no sea únicamente
para el Partido Popular y el Gobierno al que sustenta sino también
para los demás grupos y sobre todo para el conjunto de la ciudadanía.




La señora PRESIDENTA: Señora Lasagabaster.




La señora LASAGABASTER OLAZÁBAL: Señor presidente, le agradezco las
informaciones, aunque -como decía algún portavoz que me ha precedido
en el uso de la palabra- lo normal es que hubiera venido a petición
propia y para explicarnos la realidad y los criterios, si realmente
todo fuera de una claridad y de una transparencia, como usted ha
pretendido que quedara constancia. Pero la verdad es que seguimos en
donde estábamos. Si no fuera tan grave lo que sustenta todos estos
escándalos, estaríamos en una novela de intriga y suspense en la que
tratamos de buscar las piezas para ver si nos cuadra todo. Y la
verdad es que no nos cuadra nada, porque aquí una de dos, o estamos
en un caso de una incompetencia manifiesta, que incluso tratando de
ser generosa -no sé de sus conocimientos científicos- me parece una
incompetencia manifiesta increíble, o en un caso burdo de
manipulación política. En todo caso aquí hay una responsabilidad que
alguien tiene que asumir. Yo creo que usted no quiere dar, por la
razón que sea, las piezas, las claves que nos faltan en esta novela
de intriga y suspense. No las quiere dar por las razones que sean y
aquí no cuadra nada. Sus explicaciones eran esperadas en esta Cámara
por todos los grupos parlamentarios, pero también por el
vicepresidente primero, que dice que no tiene ni idea de por qué se
ha producido el retraso y que ya le gustaría saberlo, según dijo en
alguna declaración; y por el ministro de la Presidencia, que da unos
datos que no coinciden ni objetivamente porque dice en esta Cámara
que a él le dan los resultados a las 20.44, los entrega cinco minutos
después al Grupo Socialista y yo tengo un registro de entrada a las
20.11 en esta Cámara. ¿Sabe el ministro de la Presidencia lo que
realmente ocurrió o nos quiere decir algo de la realidad? ¿Nos quiere
decir usted algo de lo que realmente pasó? Aquí no coinciden ni tan
siquiera las fechas ni las horas,



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permítame que le diga, objetivamente hablando. El ministro Portavoz
señor Cabanillas, el 4 de mayo, en la rueda de prensa siguiente al
Consejo de Ministros, dice que el problema es que no se ha hecho el
trabajo de tabulación o el trabajo de campo. Así, o lo uno o lo otro,
o no sabemos lo que nos ha dicho. Dice usted que para el 15 -lo dicen
los trabajadores del CIS- ya se había hecho el trabajo de campo. Nos
insiste en que recordemos las fechas, y las recordamos. Para el 28
está más que claro que se han entregado todos los datos relativos al
trabajo de campo, con lo cual supongo que el ministro Portavoz
tampoco tiene el 4 de mayo ni idea de lo que pasa y se arriesga a dar
explicaciones que no coinciden con la realidad. Pero es que además el
secretario de Estado para las Relaciones con las Cortes ya desiste de
explicar nada. Dice que le preguntemos a usted, que usted sabe toda
la verdad, y que no volvamos a preguntar nada más sobre ninguna
encuesta porque él no sabe nada. Las explicaciones son tan esperadas
para esta Cámara como lo son, al parecer, para el Gobierno, por todas
estas declaraciones, que puedo recoger literalmente. Esto no encaja,
esto no es razonable y esto me permite decir que aquí hay algo más
evidente que una incompetencia, que a lo mejor la hay, que no lo sé;
que usted no nos ha dado la realidad de los hechos, y por tanto no
podemos valorar lo que ha sido, pero lo que hay es una burda
manipulación política y alguien tiene que hacerse responsable. Ya ha
visto cómo no encaja nada. Además, he seguido con atención sus
explicaciones, y no le voy a hablar de la primera parte porque no
tendría tiempo, pero me parece suficientemente claro o al menos
suficientemente gráfico que no estemos de acuerdo con la forma en que
está funcionando el CIS, y tan es así que a pesar de lo difícil que
es que nos pongamos cuatro o cinco grupos parlamentarios para llevar
a cabo una reforma del estatuto del CIS lo hemos hecho. Pero de eso
habrá mucho que hablar.

Usted ha hablado de lo importante que es el CIS, lo que no dudo: un
estudio científico de la sociedad. Ha citado el artículo 2, los
principios, que me parecen muy importantes pero que en los casos de
los que estamos hablando, es decir, de las últimas encuestas tanto
del País Vasco como de Cataluña, no se han cumplido. Objetividad creo
que no ha habido, o al menos nos tendrá que explicar cuál es la
objetividad en la estimación de voto partiendo del voto directo a la
estimación de voto que hacen. Neutralidad, por lo que le he dicho
anteriormente, huelga decir que desde nuestro punto de vista es
inexistente. Pero hay otra cosa del artículo 2 que no se ha cumplido
y que a mí sí me parece importante: los derechos de los ciudadanos
-está en los principios del CIS-, entre los cuales está el derecho a
recibir información, a tener la información en el momento en el que
corresponde, porque los organismos, ya sean públicos o autónomos, han
cumplido con sus trabajos y responsabilidades. El derecho a recibir
información, que está en el artículo 2 que usted citaba y que también
aparece en el artículo 20 de la Constitución, se ha incumplido de
manera clara en lo que se refiere a la última encuesta sobre el País
Vasco. Creo que este es un elemento clave para entender que no se han
cumplido los objetivos que tiene el CIS.

Hablaba usted de los criterios para realizar encuestas, y me voy a
centrar en el caso de la encuesta del País Vasco. No voy a entrar en
lo que ha dicho mi compañero; yo soy diputada por Guipúzcoa, en el
País Vasco, y parece que como ustedes le dan tanta importancia
tendría que estar halagada pero me imagino que si fuera diputada de
otros lugares del Estado tendría que preguntarme qué pasa en relación
con lo que piensa el CIS de otros lugares, pero lo dejo encima de la
mesa porque también sus explicaciones han sido bastante curiosas a
ese respecto. En todo caso, usted dice que en el País Vasco se han
hecho en total tres trabajos, un sondeo social y político, en las
fechas que nos ha dado y que no voy a repetir, la encuesta
preelectoral y están haciendo, según he deducido -no sé si es
correcto o no-, la postelectoral; tres trabajos. Nos dice que el
sondeo social y político lo hicieron en las fechas correspondientes
y que el 18 de febrero se entregaron los datos. He creído entender que
en ese trabajo tuvieron dificultades por razón de conseguir
información, por razones de incertidumbre, de falta de sosiego y por
una serie de cuestiones; que ya les costó mucho hacer ese trabajo,
con lo cual se plantean si tienen o no que hacer estos avances de
resultados, porque también es avance de resultados el primero y hay
una estimación de voto. Ustedes -y usted personalmente- se plantean
si tienen que hacer o no una nueva encuesta, en este caso llamada
preelectoral, y se hacen el razonamiento de que quizá no fuera
necesario, quizá las fechas no permitirían hacerla, quizá se
encontrarían los mismos contratiempos que anteriormente y a lo mejor
no era razonable. En todo caso usted lo decide. Me sorprende y me
resulta curioso creerlo porque cuando usted toma una decisión, como
nos plantea aquí, si usted toma la decisión de hacer este nuevo
trabajo es porque cree que va a hacer bien no sólo el trabajo de
campo sino también la tabulación para tener los resultados en los
cinco días anteriores que establece la Ley electoral para que los
ciudadanos tengan la información, que es uno de los principios del
CIS. Usted cree que lo puede hacer, imagino. Deduzco que si hubiera
visto de antemano que no lo iba a poder hacer, su decisión hubiera
sido negativa, pues si no nos encontraríamos ante una falta de
diligencia en el cumplimiento de las responsabilidades y tareas que
usted tiene. Cree que lo va a hacer, y se pone en marcha, por dos
razones: porque esta encuesta preelectoral es muy importante social y
políticamente, como ha dicho usted literalmente, y porque además la
encuesta es un clásico -creo que lo ha dicho así-, tiene un enorme
valor el mantenimiento de la serie de datos, y el avance de
resultados se daría a conocer antes



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del 13 de mayo. Pero entiendo que usted quiso valorar con su decisión
que iban a conseguir hacerlo a pesar de las dificultades. A mí no me
encaja -perdóneme que le diga- que con todas las dificultades que nos
ha manifestado, los contratiempos, la falta de fechas, etcétera, le
faltara justo un día para cumplir con el plazo de la Ley electoral.

Me sorprende, pero voy a seguir con ello. No voy a entrar en si eran
o no eran fiestas porque deduzco que cuando tomó la decisión conocía
el calendario en el que estábamos. Usted dice que el trabajo de campo
se termina el 28 de abril y que tienen un plazo de quince días, pero
a mí no me interesa el plazo que le da el artículo 6 de la Ley 39/
1995. ¡Claro que tiene un plazo de quince días! También tiene un
plazo en el artículo 69 de la Ley Electoral General, que deduzco que
le parecerá exactamente igual de importante, y el artículo 20 de la
Constitución, que deduzco que le parecerá igualmente importante, para
saber si va a poder cumplir o no esos tres plazos. Si lo que ustedes
pretendían era simplemente tener datos para su propio interés, del
Gobierno y no se sabe de quién más, me parecería una falta de
cumplimiento de los objetivos del artículo 2, claramente. Pero es que
además, como aquí se ha dicho -y por ello no voy a entrar en el
detalle-, el 4 de mayo, cuando se pregunta al ministro Portavoz, dice
dos cosas que son contradictorias y sobre las que usted mismo ha
dicho que una de ellas no puede ser verdad. Yo entiendo que en ese
momento ustedes tendrían que tener interés en cumplir los plazos para
que todos los ciudadanos pudieran tener información, y me sorprende
pensar que el gran quid de la cuestión sean 24 horas. Me sorprende,
perdóneme que le diga. Pero es que además los trabajadores del
Centro, por la información que tengo, 65 de los 100 que tiene el CIS,
dicen claramente que el trabajo se puede hacer. Lo que vienen a decir
es: Nosotros hemos cumplido con nuestro trabajo, no nos echen la
culpa a nosotros -como se la echó el ministro Portavoz-, y además
creemos que esto se puede hacer. Esto es lo que yo deduzco, no sé si
estoy equivocada o no. Por ello la pregunta es por qué no se hizo. Yo
creo que hay datos que usted no nos ha dado, y le pregunto quién
decidió que no saliera a publicidad esta encuesta. Esta es la clave
de la cuestión, porque no encaja nada más. O usted tomó una decisión
equivocada, lo que me sorprende, o en un momento determinado alguien
tomó la decisión de que no se cumpliera el artículo 2 de los
objetivos del CIS, que no se cumpliera el artículo 69 de la Ley
Electoral General y que no se cumpliera el derecho a la información
del artículo 20 de la Constitución, porque tenía interés partidista,
particular o propio. No sé a qué atenerme. Además sorprende
-perdóneme que le diga- todo el encaje de bolillos, las fechas de
cuándo llega y de cuándo sale, que no se compadecen con la realidad,
porque está en los sellos, por acudir a extremos de semejante
calibre. Me gustaría saber si realmente hay dos encuestas del CIS,
porque todo el mundo tiene una
u otra. Yo me atengo a la que entró en el registro. Si usted habla
con cualquiera, comprobará que hay dos encuestas del CIS con dos
tipos de datos completamente distintos: una, la que no es oficial,
que parece que acertó; y otra, la oficial, que parece que no acertó.

Ya me explicará por qué, porque esta es una curiosidad propia de la
calle, en la que todo el mundo habla de dos encuestas.

En todo caso, hay un elemento que ha suscitado mi compañero el
portavoz de Izquierda Unida señor Alcaraz. Lo que no se entiende -yo
no soy ninguna técnica en esta materia, por lo que me gustaría que
nos diera las explicaciones oportunas para contrastarlas con los
técnicos- es la diferencia entre la intención directa de voto y la
estimación de voto que ustedes realizan para algunos partidos
políticos. Querríamos saber cuáles son los criterios que ustedes
utilizan para así poder hacer una valoración de si son o no
correctos. Realmente, a nosotros no nos cuadra esa traslación de
intención de voto directo a la estimación de voto que hacen en
algunos casos; no cuadra para nada, cosa que también hicieron, por
cierto, en la anterior encuesta sobre la situación social y política.

No entraré en la encuesta de Cataluña, pero me adhiero total y
absolutamente a las observaciones y críticas que se han realizado.

Nadie sabe por qué se introduce a la persona del señor Piqué para
valorar el calor sociológico. No sé si tenemos que pedir a los
ciudadanos que nos den calor sociológico para entrar o no en una
encuesta. Yo no sé dónde está el calor sociológico. Las preguntas son
fuera de lo normal y no ajustadas incluso a lo que en otras ocasiones
se ha hecho. La diferencia de atribución de escaños y los errores
también son curiosos. En fin, que realmente no han acertado, con
todos mis respetos, en esta encuesta, sobre la que no voy a entrar.

En definitiva, una de dos: o la incompatibilidad es tan manifiesta
-la verdad es que no lo creo, señor Montoro, con todos mis respetos-
o nos faltan piezas del puzzle y de la novela de intrigas que tenemos
por capítulos y aquí hay una burda manipulación política. Yo le
pediría, ahora que tiene un turno de réplica, que nos diga
exactamente la realidad de los hechos, no le voy a decir la verdad,
que eso suele ser bastante subjetivo, para que seamos justos a la
hora de atribuir la responsabilidad.

Por último, como decía mi compañero, el ministro de Hacienda, que
coincide en su relación familiar, si le llega a decir que aquí hay 48
grandes empresas que pueden hacer lo mismo que ustedes, no le
arriendo la ganancia.




La señora PRESIDENTA: ¿Resto de grupos que desean intervenir?
(Pausa.) Tiene la palabra el señor Erkoreka, por el Grupo Vasco.




El señor ERKOREKA GERVASIO: Me sumo a las afirmaciones de bienvenida
y de agradecimiento por los



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datos que ha puesto sobre la mesa el presidente del CIS. Hay una
cuestión de carácter general que tiene que ver con el estatus del CIS
y su vinculación con el Ministerio que no me resisto a poner de
manifiesto aquí porque no acabo de entender por qué se produce en los
términos en los que hasta la fecha se ha producido. Algúnotro
portavoz ha hecho referencia al protagonismo que en relación con la
difusión de las encuestas del CIS adquiere durante los últimos
tiempos -no sé desde cuándo- el secretario de Estado de Relaciones
con las Cortes. Es un protagonismo que no acabo de comprender ni mi
grupo entiende, porque de acuerdo con el decreto de estructura
orgánica del Ministerio de la Presidencia, el secretario de Estado de
Relaciones con las Cortes no tiene absolutamente ninguna vinculación
orgánica con el CIS. Si analizamos este decreto, su artículo primero,
apartado quinto, dice que el CIS se adscribe al Ministerio a través
del titular del departamento. Y cuando este mismo decreto de
estructura orgánica quiere que otro organismo autónomo, adscrito
también al Ministerio, se vincule a través de algún órgano distinto
al del ministro lo explicita, por ejemplo, en el caso del Boletín
Oficial del Estado o en el caso del Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, que se adscriben al Ministerio a través de la
Subsecretaría. Esto no ocurre con el CIS y pueden preguntar ¿y qué
relevancia tiene el órgano a través del cual se produce la
adscripción al Ministerio? Tiene una relevancia importante porque de
acuerdo con la Ley de organización y funcionamiento de la
administración general del Estado, el Ministerio del que dependen los
organismos autónomos ejerce sobre éstos una serie de funciones
importantes, las únicas que la Administración matriz ejerce sobre los
organismos autónomos adscritos a la misma, que son la dirección
estratégica, la evaluación y el control de los resultados de su
actividad, pero estas funciones de los ministerios sobre los
organismos autónomos adscritos las desempeñan a través del órgano al
que esté adscrito el organismo. Por lo tanto, puesto que el CIS no
está adscrito al Ministerio de la Presidencia a través del secretario
de Estado de Relaciones con las Cortes, no alcanzamos a comprender
por qué cobra tanto protagonismo el secretario de Estado en relación
sobre todo con la difusión de las encuestas del CIS, por qué el señor
Fernández Díaz se empeña en asumir tanta notoriedad en relación con
este tema cuando sobre todo últimamente esta notoriedad le coloca en
situaciones embarazosas, cuando le sitúan una y otra vez ante la
necesidad de explicar lo inexplicable y de justificar lo
injustificable. Como supongo que el secretario de Estado no ignora
aquella máxima del arte de prudencia de Baltasar Gracián, que
aconsejaba hacer uno mismo lo que agrada a los demás y por terceros
lo que les disgusta, sólo encuentro una posible explicación para este
protagonismo del secretario de Estado: que el Gobierno lo ha
instituido como el escudo humano, como el blanco para las críticas
que inevitablemente
han de formularse contra la instrumentación a la que el
Gobierno ha decidido someter al CIS, o dicho en otras palabras, en
términos empresariales: que el contrato-programa que el Gobierno ha
suscrito con el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes
incluye labores de fontanería que no incluye el contrato- programa
que el Gobierno tiene con otras autoridades del Ministerio.

Voy a hacer una intervención focalizada sobre todo en las idas y
venidas que se han producido en relación con la encuesta del País
Vasco. El señor presidente del CIS nos ha dicho que la planificación
de los trabajos del año 2001 se produjo en diciembre del año 2000 y
que entre un total de 41 trabajos se incluían ocho de carácter
político, entre los cuales había dos electorales, uno sobre Galicia y
otro sobre Euskadi, y dos de situaciones sociales y políticas, uno
sobre Euskadi y otro sobre Cataluña. La verdad es que yo tampoco
advierto cuál es el criterio objetivo, el criterio científico y
racional que guía esta decisión, porque hay elecciones a lo largo del
año 2001 en Galicia y en Euskadi, en Galicia seguras y en Euskadi
posibles, porque como usted sabe la legislatura iniciada en el año
1998 concluía en el año 2002. Se decide realizar dos encuestas
electorales, una en Galicia y otra en Euskadi, pero en el caso de
Euskadi se decide además intercalar una encuesta adicional de
situación política y social y, aprovechando el viaje, se hace otro
estudio de estas características en Cataluña, también de situación
política y social. Sin embargo, no se hace en Galicia. ¿Por qué se
hace en Cataluña, que no tiene próximamente una convocatoria
electoral, sí se hace en Euskadi, cuya convocatoria electoral no era
segura, y no se hace en Galicia, que tenía convocatoria electoral
segura? Habrá alguna lógica científica y racional en esta decisión,
pero no acabo de dar con ella.

Nos ha hablado de que la planificación de los trabajos del año 2001
se produjo en diciembre de 2000. Durante los dos meses anteriores al
13 de mayo, que es la fecha en que se producen las elecciones
autonómicas vascas, se hicieron públicos no menos de diez sondeos de
intención de voto, entregados por diferentes empresas demoscópicas a
distintos medios de comunicación. Si todas estas empresas llegaron a
tiempo, ¿cómo es posible que el CIS no lo hiciera? A mí se me ocurren
dos razones: la primera, la que se le ocurre a cualquier ciudadano,
es la incompetencia; otra es que alguien desde el Gobierno decidió
que en este caso la lógica científica y racional no debía presidir la
actuación del CIS; es decir, que el CIS en este caso no debía
proceder con arreglo a los principios de objetividad, neutralidad,
transparencia e igualdad en el acceso a sus datos, que son los
principios que de acuerdo tanto con la Ley 4/1990 como con la Ley 3/
1995 deben inspirar y guiar la actuación del CIS.

Nos ha dicho que en la planificación inicial del trabajo pensaron que
las elecciones vascas se producirían a finales de año, en el último
trimestre del año. Señor



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Montoro, seguramente usted sería el único que lo pensó así, porque
hay que recordarle que, desde octubre del año 2000, todo el Gobierno,
el Gobierno al que está adscrito el CIS, bajo el diestro mandato de
su propio presidente, se consagró a una intensísima campaña de
comunicación orientada a presionar al lehendakari para que adelantase
la convocatoria de elecciones. En un memorable ejercicio de respeto
institucional y de respeto al principio de no injerencia en los
asuntos ajenos, el Gobierno en pleno, desde el presidente hasta el
último secretario de Estado, se lanzaron a repetir, prácticamente
a todas horas y sin resuello, la consigna elecciones vascas ya,
acompañada, por cierto, de todo tipo de elogios y alabanzas hacia la
persona y la dignidad del lehendakari. En estas circunstancias, su
versión no es muy verosímil. No resulta creíble que mientras el
Gobierno en pleno se empleaba a fondo en una campaña de adelanto
inmediato de las elecciones vascas, el CIS pensara de verdad, en
diciembre del año 2000, que las elecciones vascas se iban a producir
a finales del año 2001. Si de verdad incluyeron en sus previsiones
esta fecha, sólo puede ser por dos razones: una, incompetencia o,
dos, porque alguien desde el Gobierno decidió que el CIS, en este
caso, no había de proceder de acuerdo con los principios de
objetividad, neutralidad, transparencia e igualdad en el acceso a sus
datos, principios que son, una vez más, los que la ley establece para
guiar la actuación del CIS. Además, aunque de verdad hubiesen creído
que las elecciones vascas no iban a celebrarse hasta el último
trimestre del año 2001, lo cierto es que la fecha de su celebración
se conoció con una antelación inusitada en este caso, lo que les dio
margen para corregir si es que de verdad hubo el error de cálculo
inicial, porque la ley establece, en el caso de las elecciones
vascas, que estas han de celebrarse entre el quincuagésimo cuarto y
el sexagésimo día desde la publicación de la convocatoria en el
'Boletín Oficial del País Vasco'. Es habitual en los sistemas
parlamentarios que los presidentes de Gobierno que hacen uso de la
prerrogativa que consiste en disolver las cámaras y convocar las
elecciones con antelación, antes de concluir el periodo
parlamentario, agoten los plazos previstos en la ley con el fin de
coger desprevenida a la oposición, es lo habitual. Sin embargo, en
este caso no ocurrió así. El lehendakari comunicó públicamente su
intención de convocar elecciones para el día 13 de mayo ya el 20 de
febrero, casi un mes antes del plazo previsto en la ley, lo cual les
hubo de dar margen suficiente para corregir el error, si es que hubo
error, en la planificación hecha en diciembre del año 2000.

Por qué no corrigieron sus previsiones es una cuestión que, a mi
juicio, solamente puede responderse de dos maneras, por incompetencia
o porque, una vez más, alguien decidió desde el Gobierno esa
injerencia que impedía que el CIS en esta ocasión actuara con los
criterios de objetividad, neutralidad, transparencia e igualdad en el
acceso a sus datos. El ministro de Presidencia
nos dijo, en su comparecencia de 16 de mayo, que la encuesta
se cerró el 30 de marzo, y yo me pregunto qué se hizo entre el 20 de
febrero y el 30 de marzo, porque el 20 de febrero ya se sabía que
esas elecciones autonómicas, que según los cálculos del CIS iban
a producirse a finales del 2001, no iban a tener lugar en esa fecha
sino, como sumo, el 13 de mayo. El 20 de febrero ya se sabía y, sin
embargo, no se cierra la encuesta hasta el 30 de marzo. Así nos lo
dice el ministro de la Presidencia en esa sesión de Pleno de 16 de
mayo. Hay 38 días entre el 20 de febrero y el 30 de marzo. ¿Hacen
falta de verdad 38 días para realizar una encuesta cuyos contenidos,
en lo esencial, no difieren de otras anteriores? Usted mismo ha dicho
que sustancialmente coincidía con la encuesta que se había hecho
previamente, a lo largo del mes de enero, en relación con la
situación política y social en el País Vasco. No se nos oculta
efectivamente que el CIS tiene otros trabajos que desarrollar, pero,
señor Montoro, estamos hablando de las elecciones vascas, estamos
hablando de la estrella que ha centrado la atención de la clase
política en este país durante prácticamente todo el año. Usted mismo
ha dicho que efectivamente la planificación no es inexorable, que
está sujeta a un principio de flexibilidad, en virtud del cual se
pueden alterar las previsiones establecidas a principio de año en
función de los intereses. Aquí había un interés fundamental, había
una cuestión de primer orden, era la estrella en el foco de interés
político.

Nos dice que el mes de abril era problemático desde el punto de vista
laboral, pero no me diga que eso no lo sabían el 20 de febrero. Si lo
sabían, ¿por qué tardaron tanto en cerrar la encuesta, por qué
esperaron al 30 de marzo, por qué no la terminaron, por ejemplo el 20
de marzo, es decir un mes después de que el lehendakari comunicara a
los medios de comunicación que las elecciones se iban a producir el
13 de mayo? Había tiempo suficiente. Creo que un mes para concluir
una encuesta es plazo suficiente. No soy especialista en estos temas,
pero no creo que una encuesta de estas características sea una obra
faraónica, semejante a las que podemos ver todavía en algunos parajes
egipcios. Estamos hablando de la cuestión más relevante de la agenda
política española durante la primera mitad del año 2001. El trabajo
de campo se hubiese podido completar entre finales de marzo y
principios de abril y no habría habido problema de plazos. ¿Por qué
no lo hicieron? Dos respuestas posibles: a) incompetencia; b) la
conocida de la posible injerencia del Gobierno en este asunto.

Incluso con un trabajo de campo, como se llevó a cabo en este caso,
entre el 17 y el 25 de abril de 2001, la tabulación de los datos de
ninguna manera dura más que tres o cuatro días. Es más, la memoria
del año 2000 del propio CIS nos habla en uno de sus epígrafes, el
2.5.4, de la optimización que se ha llevado en el centro en relación
con los procesos de tabulación y presentaciónde resultados. Ha habido
un esfuerzo de mejora



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de los procesos de tabulación y resulta que ahora no funcionan. ¿Hay
problemas técnicos en la tabulación, como nos anunció el ministro de
la Presidencia en su comparecencia del 4 de mayo, cuando se había
hecho un esfuerzo importante el año precedente para mejorar esos
procesos de tabulación? Hay algo que no encaja. Esto no es verosímil.

Y no nos hable de los días festivos porque, como sabe, la legislación
de función pública tiene mecanismos suficientes para exigir esfuerzos
especiales a los empleados públicos cuando hay motivos de interés
público que lo exigen, con las debidas compensaciones, horarias o
económicas, pero cabe la posibilidad de que las administraciones
interesadas en defender el interés público en un momento determinado
exijan a los empleados públicos, que lo hacen por regla general de
buen grado, determinadas prestaciones excepcionales al margen de la
jornada laboral, cuando las necesidades del servicio lo exigen.

Incluso cuando el viernes 4 de mayo, el ministro portavoz del
Gobierno anuncia que el sondeo no se podía presentar porque había
problemas técnicos con la tabulación, había todavía tiempo suficiente
hasta el legalmente previsto para impedir la publicidad de la
empresa. Los encargados de la tabulación y la preparación última de
los datos ese fin de semana podrían haber dedicado a ello; los fines
de semana hay empleados públicos que trabajan cuando se les pide
porque hay razones de interés público que lo exigen; lo hacen sin
problemas, siempre evidentemente con las debidas compensaciones
económicas u horarias. Los empleados públicos prefieren esforzarse
y entregar horas de asueto y horas de libertad a favor del interés
público que caer en el descrédito y que en los medios de comunicación
figuren como los grandes responsables de desaguisados, de la
incompetencia del Gobierno y de la imposibilidad de llevar a cabo
trabajos en condiciones de razonabilidad. También en este caso, si el
CIS no actuó como debía, no utilizó las posibilidades que la
legislación de función pública le permite para reclamar ese trabajo,
esa dedicación especial de los empleados públicos, es por
incompetencia o porque efectivamente alguien, desde el Gobierno,
consideró que en este caso la lógica científica y racional, clásica
e histórica en la tradición del CIS, debía postergarse. De estas
hipótesis, en ningún caso creemos en la de la incompetencia. El CIS
es un centro de gran prestigio y cualificación profesional que ha
venido acreditándolo durante los últimos años de manera
incontestable. Además, los empleados del centro corroboran este punto
de vista al expresar, y cito literalmente: su indignación y malestar
ante el cúmulo de injurias -no son palabras mías, son suyas- vertidas
sobre su profesionalidad, a causa de las razones aducidas por el
Ejecutivo que calificaron de mentiras inaceptables. Fíjese, señor
Montoro, esto lo dicen sus propios empleados públicos y exigieron al
presidente del centro, a usted, que compareciese para salir en
defensa de la profesionalidad y la competencia del centro, cosa que
todavía no ha hecho, así
como de los trabajadores del CIS. Llegaron a afirmar rotundamente que
todos los que intervinieron en la elaboración del sondeo han
respetado y cumplido escrupulosamente los plazos previstos con
anterioridad para la elaboración de la citada encuesta. No es que la
versión del Gobierno que usted nos ha expuesto aquí tenga aspectos
que sean inverosímiles. No, además, los desmienten rotundamente los
empleados del CIS con esta nota que hicieron pública el día 7 de
mayo.

Al margen de los procedimientos y rifirrafes planteados en relación
con las fechas y los tiempos en los que se produjo la encuesta, hay
que hablar también del contenido de la encuesta y no por capricho,
sino porque una referencia al contenido material de la encuesta
permite contextualizar y comprender mejor qué es lo que ha ocurrido
con relación a todos estos desajustes acumulados en el tiempo. El
mismo día en que la encuesta fue entregada a los grupos
parlamentarios corría ya el intenso rumor de que estaba manipulada,
no ya por algo a lo que han hecho referencia otros portavoces que han
utilizado la palabra antes que yo, no ya porque el salto dado entre
el voto directo y la estimación pareciera a todas luces caprichosa y
voluntarista en favor de los intereses del partido que defiende al
Gobierno, también por eso pero no ya por eso. El día 9 de mayo un
conocido columnista comentaba irónicamente que con la inestimable
ayuda de una médium -y como usted sabrá médium, según el Diccionario
de la Real Academia de la Lengua Española, es una persona a la que se
considera dotada de facultades paranormales que le permiten actuar de
mediadora en la consecución de fenómenos parapsicológicos-, había
llegado ya a conocer los resultados reales de la encuesta del CIS.

Como no se podían publicar -la ley prohibía difundirlos-, tuvo que
recurrir a esta médium, que se los proporcionó, y está publicado.

Según el periodista, la médium había visto claramente que la
Coalición PNV-EA iba a obtener 33 escaños; el PP, 19 escaños -repito
que está publicado-; el PSOE, 12 escaños; EH, 9; Izquierda Unida, 2.

Como se ve, resultados prácticamente calcados a los reales. Hay una
pequeña modificación, pero en lo sustancial, en el gran reparto de la
tarta electoral, son calcados a los que finalmente resultan. Insisto
una vez más, está publicado el día 9 de mayo, gracias a la médium,
afortunadamente, porque los mecanismos oficiales de difusión de los
resultados del CIS eran imposibles de utilizar en este caso, ya que
la ley lo impedía, y, además, para que no hubiera dudas de que la
información que utilizaba la médium se refería a la encuesta del CIS,
el columnista añadía que el sondeo del que resultaban estos datos era
el más serio de todos. Decía literalmente: Ten en cuenta que los que
han publicado los periódicos están elaborados a partir de entrevistas
telefónicas y por teléfono la gente dice cualquier cosa, porque no
sabe con quien habla, y muchas personas se niegan a contestar. En
cambio (fíjese, señor Montoro, hasta que punto describe el sondeo del
CIS), el sondeo



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de mi médium se basa en entrevistas personales y en número mucho
mayor. No son 200 ó 300 y hechas por teléfono, no son 2.500 hechas
directamente a pie de calle. Después de celebradas las elecciones, ya
el 14 de mayo, el mismo periodista escribía al comentar sus
resultados y leo literalmente: Lo peor es que sabían que la verdad
podía muy bien ser esta y se lo ocultaron a sus propios seguidores,
porque ahora está ya más que claro que como informé aquí mismo en su
momento, el sondeo del CIS previó efectivamente los 33 escaños del
PNV, lo mismo que los 19 suyos, y ellos se encargaron de maquillar
los datos a la hora de entregárselos a los otros partidos políticos.

Hay una máxima popular, señor Montoro, que dice que cuando usted se
encuentre en la calle con un animal que tenga el aspecto exterior de
un burro y encima comprueba que el animal rebuzna y que es
tremendamente terco, puede concluir que es un burro. Aquí, excluida
la hipótesis de la incompetencia, todo apunta a lo demás, a que
alguien desde el Gobierno ha metido mano para evitar que en este caso
el CIS actúe de acuerdo con lo que le exige la ley. Por tanto,
estamos ante un burro. Para evitar que en el futuro se produzcan más
burros, hemos suscrito, junto con otros grupos parlamentarios, una
proposición de ley que aspira a mejorar el funcionamiento del CIS
desde el punto de vista de su profesionalidad, a asegurar que su
funcionamiento sea de acuerdo con lo que exige la ley, objetivo,
neutral y transparente y, por ello, creemos, como otros grupos
parlamentarios, que sería bueno que usted cediera paso a esa nueva
fórmula que contribuiría al mejor funcionamiento del CIS.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario de Coalición
Canaria, tiene la palabra el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Mi grupo también quiere agradecerle, señor
Montoro, su comparecencia hoy aquí, aunque haya sido a petición de
los grupos parlamentarios, sobre todo por la amplia información que
nos ha dado tanto en la parte descriptiva de las competencias del
Centro de Investigaciones Sociológicas como de los avatares respecto
a casos singulares.

Una vez que le he escuchado he quedado profundamente preocupado en
dos aspectos. Uno es porque me da la sensación de que el Centro de
Investigaciones Sociológicas tiene una filosofía, a mi juicio,
excesivamente académica o academicista. Se ha hablado de la lógica
científica y racional y también de la libertad científica en la
elección de materias a investigar, pero el CIS no es un departamento
de una universidad, el CIS no es una empresa demoscópica de las que
en mayor o menor dimensión existen en España. El CIS es, como define
la Ley de 1995, un organismo autónomo de carácter administrativo que
depende de los Presupuestos Generales del Estado. Un carácter
exclusivamente científico
propio de la universidad no puede ser recogido por una institución de
estas características. Tiene una carga política en el sentido en de
que debe ser también controlado por el Parlamento.

Dicho esto, me preocupa también lo que no se ha dicho. Hay dos
cuestiones que quiero resaltar para que en el futuro, y no hay mal
que por bien no venga, después de la que ha caído sobre el CIS,
podamos rectificar y hacer las correcciones pertinentes con
fundamento legal, adaptando la Ley del año 1995 a las circunstancias
actuales, porque mi grupo desea, también lo han expresado otros
portavoces con otras palabras, el mantenimiento o la recuperación en
este caso de una línea profesional de prestigio que no tiene que ver
nada con que sea académica o no académica según las valoraciones
científicas -la ciencia está en otros ámbitos de la cultura y de la
educación o de la universidad-, sino con la profesionalidad que se
exige a todo organismo público y con que mantenga unas cuotas de
prestigio para todos los aspectos que demande no solamente la
sociedad sino el Gobierno y el Parlamento en este caso. Por tanto,
como he dicho el Parlamento, voy a pasar a lo que me ha preocupado
por las deficiencias informativas que he visto en su exposición.

Todos los que nos hemos movido alguna vez en el mundo de las
encuestas sabemos que hay un factor o un hecho fundamental
desencadenante, el diseño de la encuesta, que se puede sesgar con
vistas a lo que a uno le interese, arropándolo con caracteres
científicos de lo que se tiene que obtener en una intencionalidad
política, comercial, económica en la respuesta de esa encuesta.

Estamos, en primer lugar, ante una serie de insuficiencias
informativas o de relaciones entre el CIS y el Parlamento y en hechos
puntuales se han producido las crisis actuales. No se nos informa ni
se nos dice cómo se diseña la encuesta ni con qué criterios. En
segundo lugar, está la fiabilidad de esa encuesta técnicamente en
cuanto al universo que va a ocupar y qué ocurre ante la opinión
pública con lo que se deriva del artículo 7 de la Ley 39/1995. El
artículo 7, usted lo ha recordado en su exposición, señor presidente,
toca tres materias tremendamente sensibles para la clase política,
para el Parlamento y, por tanto, para la democracia constitucional
española: la intención de voto que se deriva de encuestas de este
tipo, la valoración de partidos y la valoración de líderes políticos.

Pues bien, si no intentamos conocer previamente y discutir en esta
sede parlamentaria con el presidente del CIS, y con quien más tarde
diré, el diseño de la encuesta se está sesgando. El CIS puede diseñar
un traje a la medida para conocer la intencionalidad de voto, la
valoración de partidos y la valoración de líderes políticos. Pero si
después, cuando se publica la encuesta, el universo del Estado se le
aplica al universo localizado de partidos políticos que forman
también parte del arco parlamentario, no a los partidos de ámbito
estatal, sino a los partidos nacionalistas o de ámbito regional, esto
produce en el ciudadano una



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confusión. Indiscriminadamente, se hace una clasificación porcentual
y se dice la intencionalidad de voto de los grandes partidos
estatales, y los partidos minoritarios nos vemos colocados en una
especie de farolillos rojos de la cola, con unos porcentajes -aunque
a veces, afortunadamente, se olvidan de la formación que yo
represento, Coalición Canaria, porque nos salimos del mapa y eso nos
viene muy bien- vergonzantes que no superan el 4 por ciento. Como no
se hace no ya una extrapolación sino una corrección de los datos de
intencionalidad de voto, fuerzas nacionalistas que son mayoritarias
en sus comunidades autónomas y están al frente de los gobiernos
autonómicos salen en la cola nacional en la intencionalidad de voto.

Con lo cual se traslada, a través de los medios informativos que
publican estas encuestas, un confusionismo y una distorsión, que es
lo más grave, de un sistema que tendría que tener las correcciones
pertinentes. No se puede decir que, frente a un treinta y pico o un
cuarenta y pico por ciento que obtienen los grandes partidos
estatales, formaciones que están gobernando en su comunidad autónoma
aparecen con un vergonzante 2, 3 ó 4 por ciento, porque la realidad
electoral viene después a poner las cosas en su sitio.

Otra cuestión que desconocemos y que no ha abordado en su
intervención, señor presidente, es la siguente: ¿Quién interviene
profesional y políticamente en los criterios de diseño de la
encuesta? Porque, junto a los magníficos profesionales que tiene el
CIS, aparece en el artículo 11 de la ley un instrumento al que usted
no ha hecho referencia, que es el consejo asesor. Este diputado en
este momento desconoce la composición del consejo asesor del CIS. Se
dice solamente que tendrá como máximo 11 miembros, elegidos entre
personas de reconocido prestigio en las ciencias sociales. ¿Cómo los
elige el presidente del CIS, que es el que tiene la capacidad legal
de elegir al consejo asesor? Creo que este tema debe de tener una
mayor transparencia informativa y el Parlamento debe conocer, al
menos a través de esta Comisión Constitucional, qué criterios y qué
personas lo componen para que nosotros podamos valorar la fiabilidad
de los sistemas internos y científicos que están realizando estas
actuaciones. De todo eso va a depender la credibilidad del CIS, a
través de la fiabilidad de sus encuestas. Ese consejo asesor podía
ser objeto de futuras modificaciones para ir perfeccionando el texto
de la ley. Le digo más, señor presidente, a mi grupo le preocupa
menos quién elija al presidente del CIS, que lo haga el Gobierno, si
quiere, siempre y cuando la estructura, el instrumento, el CIS, en
una palabra, tenga la adecuación democrática parlamentaria en el
sentido que nosotros queremos darle y que no se den estas
insuficiencias informativas, que nadie informe al Parlamento de las
personas que constituyen el consejo asesor del CIS, de los criterios
que se siguen para las encuestas y por qué no se hace previamente un
borrador de las encuestas, de los datos que se quieren introducir.

Esto tiene que hacerse, señor presidente,
con todos los criterios de objetividad y científicos. Porque
los criterios científicos y de orden racional que usted ha invocado
tendrán que tener un cientificismo político y una racionalidad
política. De nada le vale a la clase política en el debate sobre la
intención de voto, valoración de partidos o valoración de líderes
políticos que el CIS tenga unos criterios profesionales muy buenos,
por ejemplo, en una de las encuestas que usted ha señalado, en las
rebajas de enero. Hasta en ese terreno todos sabemos que si una gran
cadena de almacenes encarga a una industria demoscópica que le haga
una encuesta sobre las rebajas de enero y la fecha en que debe
hacerse, tendrá un sesgo frente a la que hacen los pequeños
comerciantes, que tienen otro sesgo, porque ocurre lo mismo que con
el que se va a encargar un traje o el que le encarga a un bufete de
abogados la defensa de sus intereses. Nadie conculca ningún precepto
legal ni está en una situación de prevaricación de la normativa que
existe en este momento.

Por tanto, creo que debemos corregir estas insuficiencias legales y
de relación. La verdad es que con lo que ha ocurrido en las pasadas
elecciones del País Vasco nos estamos empezando a preocupar de algo
que habíamos tenido, al menos mi grupo y yo como parlamentario,
olvidado un poco, el grado de responsabilidad, y habíamos dejado
dormir al CIS en la Ley del año 1995.

Otra de las ausencias, señor presidente, es que, aunque el artículo
6.2 de la Ley del CIS dice que los diputados y los senadores, los
parlamentarios, recibirán los temas específicos del banco de datos,
la verdad es que en estos momentos desconocemos cuál es el índice o
minuta que tiene el banco de datos del CIS para hacérselo llegar a
los parlamentarios. Algo está fallando. Hay una especie de cerrazón o
de estenosis en la vía de comunicación entre el CIS y los
parlamentarios, como indica el artículo 6 de la Ley 39/1995 en
relación con el índice del banco de datos a facilitar o enviar a los
parlamentarios, a los miembros de las Cámaras, no al portavoz del
Gobierno encargado de hacer esta presentación. ¿Por qué no se ha
desarrollado, señor presidente, la vinculación de la Presidencia del
CIS con su encuesta, porque es el responsable profesional de la
encuesta y tiene derecho de paternidad en su presentación? En el
Parlamento estamos habituados a que determinadas instituciones
dirigidas por un presidente, ya sea el Tribunal de Cuentas o el
Defensor del Pueblo, vengan a rendir cuentas de su informe y de su
dictamen, porque tienen una responsabilidad política, profesional y
administrativa y tienen un derecho de paternidad, y que no sea una
persona interpuesta la que explique a los ciudadanos el sesgo que
tienen los números y datos de la encuesta. Seria mucho más racional y
lógico que la Presidencia del CIS velara por la credibilidad, por la
fiabilidad de su encuesta y no un intermediario, sea el que sea.

Después que cada partido responda con la valoración de sus
respectivos portavoces de los resultados dela encuesta; pero la parte
objetiva, la parte profesional



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tiene que tener esos criterios y adornos fundamentales para
garantizar la fiabilidad de su contenido, que le da credibilidad, que
es la propia presentación del informe por el presidente del CIS para
hacer valer unos criterios de neutralidad y de imparcialidad a la
hora de presentar los resultados. Estamos muy habituados a la
dialéctica política, y es una cosa habitual, que los medios
informativos recogen y transmiten, que cada partido haga la
valoración de una encuesta. Como formación pequeña, cuando salen
estas encuestas del CIS sobre intencionalidad de voto y aparece
Coalición Canaria en la cola del farolillo rojo con otras formaciones
de ámbito de comunidad autónoma, tengo que explicar, en primer lugar,
que desconozco el universo de la encuesta, porque no sé si han
entrevistado a 50 personas de un archipiélago de siete islas o no,
cuánto ha tocado por isla y en qué sitio de la isla se ha hecho la
encuesta para saber la fiabilidad y, en segundo lugar, trato de decir
que se está comparando el millón y medio de ciudadanos de Canarias
con los 38 millones de ciudadanos del Estado español. Nos quedamos en
la cola porque es muy difícil que un ciudadano de una comunidad
autónoma de la península conozca el nombre del presidente de la
Comunidad Autónoma de Canarias. Es como si me preguntaran por el
nombre del presidente de la Confederación Helvética. Lo sabrán los
suizos, pero como su personalidad política no trasciende sólo diré
que tienen un presidente. Esto es lo que yo le pido, señor
presidente, que podamos corregirlo entre todos y que haya una
voluntad política manifiesta para realizar la verdadera presentación.

Si usted hiciera la presentación de estos estudios o encuestas del
CIS, el criterio de profesionalidad, el criterio de imparcialidad y
de neutralidad estarían garantizados y estaría trayendo de su mano a
la criatura hasta el momento de presentarla a los medios
informativos, sin ninguna intermediación. Después, que cada partido,
el del Gobierno o el de la oposición, haga la interpretación
subjetiva, legítima y democrática de los datos que tiene que hacer.

Por ello, queríamos hacer una aportación desde Coalición Canaria para
que se pueda corregir. Entendemos que la Ley de 1995 necesita una
adecuación al momento actual, en aras de lo que he dicho, de mantener
criterios de credibilidad y fiabilidad para el CIS y sus encuestas,
de superar las insuficiencias actuales, que las hay, y que haya una
mayor conexión informativa. Todo esto nos ha de llevar a una
reflexión positiva, porque deficiencias, las que se quieran. En este
momento, incluso, desconocemos cómo funciona el CIS con las
comunidades autónomas y no digo con las ultraperiféricas, como la de
Canarias, porque ni aparecemos en el banco de datos.




La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la
palabra el señor Ayala.




El señor AYALA SÁNCHEZ: Yo también quiero darle la bienvenida a esta
Comisión al señor presidente del CIS.

En primer lugar, quiero destacar que esta comparecencia se realiza a
instancias de determinados grupos políticos y que se ha realizado en
el momento en que el portavoz correspondiente ha instado a que se
realizara, y no más tarde. El señor presidente del CIS comparece en
el mismo momento en que la Mesa, de la cual formo parte, ha tenido
conocimiento de la urgencia de la comparecencia.




Dicho esto, celebro la intervención del presidente por cuanto ha
quedado claro que la actuación del CIS se desarrolla dentro de los
principios de independencia y transparencia. Los términos en que se
ha expresado, lejos de cualquier interpretación, han sido
meridianamente claros. La significación de que la total libertad y la
racionalidad científica priman y alumbran las decisiones que se toman
en el Centro, a mi grupo le parece que supone una gran independencia
en la actuación, así como solvencia y profesionalidad, cuestiones
que, de cualquier manera, nadie ha puesto en tela de juicio, sino al
contrario.

La constatación de que existe total libertad a la hora de la
planificación, elección y realización de todos los trabajos empíricos
que realiza el CIS, nos parece una buena manera de actuar
-insistimos-, confirmada también por la expresión del presidente al
principio de su intervención sobre la existencia de un CIS antes de
la entrada en vigor de lo aprobado por consenso de todos los grupos
políticos en 1995 -que se acreditó y se puso en funcionamiento en
1996- distinto del posterior a 1996.

Quiero poner de relieve, señor presidente, que la actuación del CIS
nos merece todo el crédito y que las cuestiones que se plantean no
están basadas más que en conjeturas y en dudas que no han quedado
acreditadas en ningún caso y que no han desvirtuado su intervención.

Es evidente que la actuación del CIS no tiene interferencias ni
intervenciones del Gobierno ni del grupo político que lo sostiene,
como se trata de insinuar sin demostrarlo.

El Gobierno se limita a hacer la presentación de las encuestas que se
le remiten y a hacer una valoración de las mismas, al igual que el
resto de los grupos políticos. No creo que sea de recibo calificar
tal actuación de patética, como se ha hecho aquí, mientras parece
haber una amnesia selectiva para no recordar que la presentación de
los datos se ha hecho siempre de forma similar o parecida.

Calificar de triunfo o fracaso del CIS, de buena o mala actuación, el
acierto o desacierto en las predicciones, no parece el mejor sistema
de valorar la actuación profesional y la solvencia científica que ha
tratado de demostrar el presidente y que, a mi juicio, ha demostrado.

Cabría recordar que Joaquín Arango, sociólogo y presidente del CIS en
época socialista, dijo que, para cumplir con las limitaciones
legales, hay que hacer el trabajo de campo 10 ó 12 días antes de las
elecciones, cuando todavía hay muchas probabilidades de que las



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opiniones cambien, lo que hace que los avances de los resultados no
sean rigurosamente fiables. Además, existen riesgos objetivos, que
han de soportarse en cualquier caso, como puntos de muestreo
deficientes, asignación deficiente del voto a los indecisos o a los
opacos o errores objetivos de criterio a la hora de valorar esos
votos indecisos y opacos. Por supuesto, también existen muchos
indicadores de estimación que, sean o no conocidos o acertados,
atribuyen de manera dificultosa el voto del no sabe no contesta, y
más cuando dicha estimación se hace en una zona especialmente
difícil. Por tanto, hay un margen de error, insuficientemente
cuantificable y amplio, para dar un ganador u otro, y la misma
dificultad se encuentra para dar una estimación de la participación o
la abstención. La falta de acierto, que se ha producido en muchas
ocasiones, no quiere decir mal trabajo.

También ha dado una explicación suficiente y clara en cuanto a las
fechas en que se produjeron los trabajos y las encuestas en el País
Vasco. No es la primera vez que se producen circunstancias de esta
naturaleza en nuestro país. Habría que recordar que los trabajos de
campo de las elecciones generales y andaluzas de 1996 -como usted ha
señalado puntualmente al menos-, que se produjeron entre el 12 y 21
de febrero, se enviaron a la Junta Electoral Central el 27 de
febrero, siendo las elecciones el 3 de marzo. Esto dio lugar a que no
se enviaran tampoco a las Cortes; la encuesta se entregó a los
partidos entre el 27 y el 29 de febrero, previa petición directa.

Durante las elecciones generales de 1993 se produjo una situación en
la que, a pesar de que los trabajos de campo se habían hecho el 25 de
mayo, la comunicación a la Junta Electora Central se produjo el 3 de
junio -tres días antes de las elecciones-, no se remitió a las Cortes
y, por orden urgente de la Junta Electora Central, se entregó a
determinados partidos que así lo solicitaron. La misma referencia se
podría hacer con relación a las elecciones autonómicas vascas de
1994, en que también se produjo la comunicación a la Junta Electoral
Central el 18 de octubre y las elecciones se iban a celebrar el 23 de
octubre. Por tanto, es verdad que sería deseable que estas
situaciones no se produjeran, pero se han producido en determinadas
ocasiones.

También es cierto que, jugar con la posibilidad de que se podría
haber convocado unas horas antes o de que si unos trabajadores
protestaron en tal fecha es porque se habían convocado 24 horas antes
-o 24 minutos antes- y así ir construyendo paso a paso una situación
que nos conduzca a tratar de objetivar que una circunstancia se ha
producido con la intención de que la opinión pública no pueda conocer
unos resultados, todo ello me parecen meras conjeturas que en ningún
caso pueden ser atendidas y que no se basan en una realidad que ponga
en tela de juicio la explicación del señor presidente del CIS. Como
he dicho anteriormente, no estamos discutiendo aquí sobre el acierto
o las
circunstancias de trabajo que hicieron que se pudieran cumplir
determinadas fechas.

Señor presidente, le quiero señalar que sería deseable que estas
circunstancias no se produjeran, a pesar de que somos conscientes de
que el muestreo, cuanto más se acerque a la fecha de las elecciones,
puede ser más fiable, y cumplir con ello de manera más clara y
evidente las obligaciones legales que su organismo tiene. Quería
significarle en esta intervención que tiene el crédito del Grupo
Popular, que garantiza la absoluta independencia y la transparencia
en su gestión.




La señora PRESIDENTA: Antes de dar la palabra al señor presidente del
CIS para que conteste a las diversas cuestiones planteadas por SS.

SS., vamos a suspender por tres minutos la sesión para luego
continuarla de forma más tranquila. (Pausa.)
Reanudamos la sesión.

Tiene la palabra el señor Montoro, presidente del CIS.




El señor PRESIDENTE DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS
(Montoro Romero): Muchas gracias a todos ustedes por sus comentarios,
todos ellos de enorme interés.

Yo diría que buena parte de las cosas que me han preguntado están
implícitas en sus preguntas, pero, antes de nada, descartemos lo más
obvio. Ya les he contado lo que ocurrió con la encuesta vasca y no
hay nada más, es así de sencillo, por eso me he tomado la molestia de
relatar las fechas, no para dar más credibilidad a una mentira, al
contrario, para enseñarles con toda transparencia a ustedes, señoras
y señores diputados, lo que ha ocurrido. Es un acontecimiento más,
como les he dicho, la historia de una encuesta; en un sitio como
éste, donde se fabrican 41 encuestas, cada una tiene su historia. Mi
trabajo como presidente de este organismo es similar al trabajo en
una empresa productora; mi trabajo es racionalizar, medir, etcétera.

En este caso concreto ocurrió así, guste o no guste; lo siento, qué
quiere que le diga, pero no ocurrió otra cosa. Además, ¿qué
conspiración, señorías, si los datos eran los mismos que estaban
publicando otras empresas una semana antes? ¿Qué conspiración y para
qué? No quiero entrar en eso porque, aunque fuesen distintos, me da
exactamente lo mismo, es que no ocurrió, porque no podía ocurrir nada
más en un organismo autónomo que tiene esta ley y este ritmo. Casi no
tenemos tiempo de que ocurran más cosas, porque enseguida estamos
pendientes de otra cosa, de otra encuesta, de otro trabajo, porque es
como funciona el organismo. Por tanto, queda descartada absolutamente
cualquier otra cuestión.

Va de suyo el apoyo del ministro de la Presidencia, el señor Lucas.

Yo no he notado que se pusiese en entredicho, ni anteriormente con el
ministro de la Presidencia, señor Rajoy, ni con el Gobierno. He
estado absolutamente cómodo siempre a este respecto porque he estado
haciendo mi trabajo y el CIS también, que es



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el trabajo que está marcado por la ley. Pero, si se fijan, ¿qué está
pasando? Que todo el mundo tiene opinión, y me parece muy bien, pero
todo el mundo tiene versiones de todo lo que ocurre. Tenemos hasta
médium, como decía el señor diputado, que tiene razón, pero es que yo
tengo mejores anécdotas. El señor Otegui tenía esta encuesta cuando
estaba en trabajo de campo. Tenemos dossieres de prensa en donde se
decía todo tipo de cosas. Pues bien, me parece muy bien también, pero
parece que está en la esencia del CIS. A mí no me gusta, qué quiere
que le diga, porque yo quiero hacer mi trabajo, y en el CIS hacemos
nuestro trabajo, no hacemos otra cosa, pero qué le vamos a hacer, eso
está ahí, está relacionado directamente con el acontecimiento de la
supuesta sublevación de los trabajadores del CIS.

Yo a este respecto quiero decirle lo siguiente. Lo que ocurrió es que
cuando se supo que el CIS no ofrecería el avance de resultados de esa
encuesta 2.414, se produjeron una serie de comentarios, a los que no
voy a aludir, y afirmaciones, a las que tampoco voy a aludir, donde
se criticaba al Centro y a los profesionales. Los trabajadores -con
más exactitud, aproximadamente la mitad, 64 ó 65 personas de un total
de 100 trabajadores, y tampoco voy a entrar en ningún detalle porque
me infunde un enorme respeto- se sintieron molestos y agraviados y
buscaron una forma de salvar su honorabilidad profesional. Desde
luego, no tengo nada que objetar a esta decisión, y ahora se lo
demostraré. Entiendo y comparto su sentimiento de frustración y ellos
saben que les he apoyado, les estoy apoyando y siempre les apoyaré,
que es mi obligación además, pero no sólo porque es mi obligación
sino porque también lo siento así porque son muy buenos
profesionales, son incluso un tanto especiales porque el trabajo del
CIS tiene su gracia y es algo especial. ¿Cómo no voy a comprenderlos
y cómo no voy a sentir como sintieron ellos? Yo soy el presidente del
organismo y tengo que asumir ciertas responsabilidades. Yo entiendo
que el CIS, no el de ahora, el de siempre -porque esta es la otra
historia del CIS, no nos engañemos-, ha sido frecuentemente objeto de
comentarios. Por eso yo creo que el CIS no debe entrar en polémicas
ni mediáticas ni políticas, en el sentido de partidistas, sino que
tiene que estar alejado del debate partidista; no digo del político
porque nosotros estudiamos temas políticos en seminarios, etcétera, y
eso es debate político, pero del debate partidista obviamente tiene
que estar alejado. La razón del CIS es su rigor científico, reitero,
y su voluntad de servicio, y no hay otra cosa. El silencio se ha
debido a que no se ha hecho nada, simplemente. Uno se pone a dar
explicaciones cuando ha hecho algo raro, pero si no hay nada que
explicar nos ponemos a trabajar en la siguiente encuesta, como
estamos haciendo. Esa es la razón del silencio. Desgraciadamente,
insisto, no es la primera vez que ocurre, y me temo que tampoco va a
ser la última, lamentablemente, pero yo no lo puedo cambiar, yo hago
mi trabajo.

El 8 de mayo dirigí a los trabajadores del CIS una comunicación
interna que me permito leerles: En relación con el escrito enviado
por un grupo de trabajadores del CIS a esta Presidencia el pasado 7
de mayo, deseo hacer llegar a todo el personal las siguientes
precisiones. La profesionalidad de todos los trabajadores del CIS
está fuera de toda duda, y no sólo porque su larga trayectoria les
avala sino también por la excelente labor cotidiana. Ni en la
presente situación ni en el pasado esta Presidencia ha hecho al
respecto ninguna manifestación en contrario ni lo hará en el futuro.

La política general de esta Presidencia en relación con los
comentarios de los medios de comunicación es de absoluto respeto
tanto ante las críticas como ante los parabienes, procurando no
entrar en comunicados o desmentidos. La razón principal es que la
presencia del CIS en los medios es casi diaria, lo que obligaría a un
estéril trabajo de valoración de opiniones, y la mejor garantía del
CIS es su trayectoria, su trabajo bien hecho y la profesionalidad de
sus trabajadores. Y a continuación les digo: El estudio preelectoral
del País Vasco, como cualquier otro estudio del CIS que contenga
preguntas o intención de voto, valoración de líderes o valoración de
partidos, será remitido al Ministerio de la Presidencia para su
elevación a las Cortes Generales, etcétera -les ahorro la lectura-,
lo que se formalizará a lo largo del día de hoy. En ese momento se
estaba rumoreando, insinuando -vaya usted a saber lo que es- que el
trabajo no existía, que lo habíamos escondido o no sé qué disparates.

Pero ¿dónde está escrito, señorías, que el CIS tenga que hacer una
encuesta preelectoral? ¿Dónde está escrito eso? ¿Y dónde está escrito
que el CIS tenga que sacarla en día de difusión para que se pueda
publicar en un periódico? ¿Dónde está escrito eso en el marco legal
del nuevo CIS? Por eso insistía al principio en que ha cambiado la
situación radicalmente.

El CIS es un organismo autónomo que tiene el objetivo del estudio
científico (no racional, no político) de la sociedad española y que
se rige por una ley meticulosa al máximo. Los productos del CIS son
encuestas de opinión, no son coches, y eso siempre plantea obviamente
algunas dudas, aunque no sobre la estimación sino sobre la forma de
hacer una pregunta o cualquier otra cosa. Quizá ese es el contrapeso
que necesitaba en el año 1995 -esa es mi opinión, una opinión
personal-, pero le puedo asegurar que eso coloca al CIS en la única
tarea razonable posible, que es el trabajo científico sobre la
sociedad española, y no otra cosa. Y no pretendemos en ningún momento
hacer nada más ni nadie nos dice lo que tenemos que hacer ni lo que
tenemos que dejar de hacer. Nadie lo está diciendo, señorías.
Y cuando aparece un líder y molesta a alguien, lo siento mucho. Si
usted quiere me he equivocado. ¿Qué quiere que le diga? Pero no es
nuestra intención hacer nada, ni hacer una encuesta en Cataluña para
ninguna cruzada de nada. Las cosas son más normales. Situémonos en la



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realidad. Cada barómetro trimestral que contiene intención de voto,
ustedes saben mejor que yo que es ampliamente comentado, a veces
duramente comentado, y del CIS no sale palabra, como ustedes saben. Y
no es que hayamos conseguido nuestro propósito por haber hecho esa
valoración. ¿O quieren ustedes que examinemos las preguntas que
molestan al Gobierno? ¿O quieren ustedes que pensemos que las
preguntas que molestan al Gobierno son una cobertura de...? No ocurre
nada de eso, creo que es bueno que no ocurra nada de eso. La
situación ha cambiado radicalmente. Por eso, como responsable de ese
organismo -porque para eso me ha puesto a mí el Gobierno ahí-,
debería pensar en cuál es la mejor encuesta preelectoral ante unas
convocatorias electorales. La mejor encuesta electoral es la que se
hace entre el jueves, el viernes y el sábado antes de la convocatoria
electoral, para dar a este país en el banco de datos del CIS una
magnífica encuesta preelectoral. Porque no nos engañemos, cuanto más
nos alejemos de la fecha electoral, como se pueden imaginar, menos
nos aproximamos al resultado final. Pero aun así deberíamos debatir
sobre el carácter predictivo de las encuestas; es otra gran falacia
en la ciencias sociales el carácter predictivo de las encuestas. Las
encuestas lo que hacen es recoger lo que hay en ese momento y sobre
lo demás hacemos todas las estimaciones pertinentes, etcétera, pero
tiene un valor muy relativo. Cuanto más nos aproximamos en el tiempo,
si metemos el instrumento en una situación real donde la gente está
viviendo ya como muy próxima la fecha electoral, lógicamente
pescaremos más peces. Eso sería una tarea del CIS en un marco como
este, no en 1980, porque entonces si no lo hacía el CIS no lo hacía
nadie. ¿Por qué todo el mundo se empeña en decir al CIS lo que tiene
que hacer? ¿Por qué no pensamos juntos en otras posibilidades de
aportación al conocimiento de la sociedad española más adecuadas a
2001 donde no hayan que competir con empresas privadas? ¿Por qué
tiene que competir el CIS el domingo anterior a las elecciones? No lo
entiendo. Eso está en la base de mi decisión y por eso les he dicho
que mi decisión, asumiendo mis responsabilidades, era que la encuesta
saldría antes del 13 de mayo. Esa fue mi decisión y fue lo que impuse
al CIS, antes del 13 de mayo. Podría haber dicho el 15 de mayo y
seguiría actuando como presidente del CIS, porque el CIS no compite
el domingo anterior en los periódicos, señorías, no por otra cosa.

Pero aun así estoy dispuesto a estudiar todas las posobilidades.

Estoy dispuesto a no molestar a nadie, si es posible, y que el CIS no
moleste absolutamente a nadie. Esas son las garantías que se ofrecen;
no yo, no mi persona, que puedo ser el ser más incompetente del mundo
y casi seguro que lo seré, sino la ley que está en el CIS. Les
recuerdo que solamente dos personas que están en esta sala en dos
meses han dicho que el CIS ha cumplido la ley, porque durante dos
meses en todo lo que se ha publicado nadie ha dicho que el CIS ha
cumplido la ley,
y la ha cumplido, señorías, rigurosamente. Y una vez cumplida la ley
hablemos de lo que sea. Yo sólo pido que al CIS se le reconozca que
ha cumplido la ley y que no lo ha hecho en forma de contubernio o
conspiración; no. Hemos introducido el cumplimiento de la ley porque
lo hacemos siempre en la planificación detallada de todo nuestro
trabajo, porque lo único que nos preocupa es trabajar y estudiar
científicamente la sociedad.

No quiero dejar de comentar cuestiones importante como la eterna de
la estimación de voto. Está todo relacionado. Alguno de ustedes ha
comentado que la intención directa de voto puede ser más predictiva
que la estimación. Es rigurosamente correcto; lo saben todos los
profesionales. ¿Qué ofrece el CIS? La intención y la estimación. No
quiere ello decir que la estimación supere, tiene usted los dos
datos, siempre se utiliza la misma lógica. Nuestra obsesión es que
tengan ustedes los datos. Yo me callo, yo enmudezco, ahí tiene usted
los datos, por eso se aplica la ley, y después interprételos como
desee. En la encuesta siempre se encuentra la llamada intención
directa de voto que es ¿a quién va a votar usted? Sin embargo, ocurre
casi siempre que suele ser elevada la proporción de entrevistados que
no manifiestan su voto porque no lo tienen decidido o porque no
quieren confesarlo. Esto impone la necesidad de caracterizar el
segmento de lo que se llama los indecisos. La experiencia indica que
en muchas ocasiones de su decisión última depende el resultado de la
votación. Para vencer esa insuficiencia el CIS ofrece desde 1976 una
estimación de voto junto con la intención directa de voto que se hace
en la encuesta. Ofrece las dos. De hecho, hasta la fecha, desde el
estudio 1.114, de diciembre de 1976, el CIS ha ofrecido 534
estimaciones de voto que corresponden a otros tantos estudios. Una
estimación de voto es un modelo matemático que se basa en una serie
de supuestos en los que la experiencia acumulada resulta fundamental.

Por ello, todo instituto que haga este tipo de estudios tiene su
propio modelo de estimación que proyecta sus hipótesis de trabajo y
su experiencia. Cuando el CIS ofrece una estimación, señorías, va
acompañada de una nota en la que se explica que se trata de la
estimación del CIS y que con los mismos datos básicos de la encuesta
pueden deducirse otras estimaciones manejando otros supuestos y
proyectando otras experiencias. Advierte así el CIS que su estimación
no es un dogma de fe, es una simple estimación entre todas las
posibles. Además, en el plazo máximo de tres meses el estudio estará
a disposición de cualquiera que se interese por él, cosa que ningún
instituto hace en este país y que me parece muy bien que haga el CIS.

El CIS está ofreciendo la máxima garantía posible; está ofreciendo
que su estimación pueda ser contrastada, criticada o destruida por
cualquier otro utilizando sus mismos datos. Después de 534
estimaciones realizadas a lo largo de 25 años, señorías, el CIS
entiende que debe seguir prestando ese servicio a la sociedad
española por muy polémico que sea. No basta



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con la intención directa de voto; si se puede hacer algo más para ir
más lejos en análisis numérico debe hacerse. Yo entiendo, y siempre
se ha entendido así en el CIS, con la ley en la mano, que ese
complejo esfuerzo de modelización matemática forma parte de la
estructura científica del CIS, de su estructura interna; en él se
vuelcan los mismos criterios de rigor, objetividad, experiencia,
análisis e interés por conocer la realidad social que se encuentran
en la selección de temas de estudio, en el diseño de cuestionarios y
en la formulación de las preguntas de los cuestionarios. La misma
lógica interna. Y como tal estructura interna, como ocurre en
cualquier instituto de opinión del mundo, debe quedar en el plano de
la confianza y del trabajo interno. Entendemos que el respeto de la
institución debe pasar también por el respeto del trabajo interno que
se haga.

Tampoco quiero dejar pasar la cuestión relativa al conflicto de los
entrevistadores del CIS en Barcelona. Lo que ocurre exactamente es
que de los aproximadamente 20 entrevistadores que habitualmente
realizan encuestas para el CIS en Barcelona y su provincia un grupo
de ocho ha interpuesto una reclamación judicial solicitando que se
les reconozca su relación para con el CIS como laboral. Concretamente
solicitan que se les reconozca como trabajadores fijos discontinuos.

El CIS ha mantenido siempre que la relación con los componentes de la
red de campo (coordinadores y entrevistadores) tiene la naturaleza de
un arrendamiento de servicios. Esta relación, que en el mundo privado
se regiría por el derecho civil, a resultas de que una parte de la
relación, que es el CIS, es administración pública, convierte la
relación en administrativa y por tanto amparada por la Ley de
Contratos del Estado en un contrato de servicios. Esto que acabo de
decir y que es la posición del CIS ya ha sido reconocido y confirmado
por los juzgados de lo social en varias ocasiones y esperemos que hoy
día 19, fecha en que se está celebrando el juicio en un juzgado de lo
social de Barcelona, vuelva a repetirse esta posición. En cualquier
caso, el CIS, en definitiva la Administración, acatará la decisión
judicial que se dicte al respecto, como es natural.

Las relaciones con el Parlamento, una cuestión que ustedes también
han tratado, son valorables, se pueden robustecer y estamos a su
disposición. Como es natural, la ley las fija muy claramente y eso es
lo que se hace. Todos ustedes pueden acceder ¡faltaría más! al banco
de datos a través del conducto reglamentario, y lo hacen
habitualmente. No veo mayores problemas. Pero en todo lo que se les
ocurra que podamos reforzar, estoy a su entera disposición porque es
así como tiene que ser, como es natural: estamos a su completa
disposición.

Lo que he dicho antes de la encuesta preelectoral vasca lo aplico a
la encuesta catalana. Si es el número 21 de la encuesta de situación
social y política en Cataluña pues será la 21. Es nuestra libertad de
decisión. Decidimos que tocaba Cataluña, tan simple como eso. Se
puede no estar de acuerdo pero se me escapa como llegar a otro
criterio; cómo no hagamos una votación. El organismo es así y tomamos
nuestras responsabilidades. Pero me interesa mucho que sepan que no
queremos dañar a nadie, que no hay intereses partidistas, señorías,
no los hay. No está en nuestras cabezas el interés partidista ni
nadie me llama para decirme que haga esto o lo otro. No hay nada de
eso; repito, no hay nada de eso.

El caso del señor Mardones, aunque no está presente, es un tema
importante, de los más importantes del CIS. Las encuentas que hacemos
-un barómetro tiene 2.500- son nacionales y por tanto no hay
representación autonómica -ni la fuercen porque sería incorrecto
estadísticamente hablando- y castigamos sistemáticamente a ciertas
comunidades, las más pequeñas o los grupos más pequeños. Para eso
está la otra vía, la de los convenios, para hacer convenios
específicos con comunidades y donde nos centramos en una comunidad,
en una región o en algo parecido para solventar este problema;
imagino que el legislador lo impuso así y creo que está bien
impuesto. Las iniciativas normales, las nacionales, etcétera, no se
pueden forzar más allá del sexo, la edad y la representación
nacional. Por tanto, ese puede ser el desafío permanente del CIS,
atender toda España, como es natural, es nuestra vocación y para eso
estamos trabajando. El listado de los trabajos sobre convenios es
enorme. En la memoria tienen ustedes lo que se hizo el año pasado y
les acabo de ofrecer lo que estamos haciendo ahora. Es una auténtica
avalancha que también intentamos digerir porque nuestra capacidad es
limitada. Nosotros podemos producir como mucho unas 250.000
entrevistas al año, no más porque la casa tiene sus limitaciones, es
una casa pequeña, no es el Instituto Nacional de Estadística, y aun
así le sacamos el mayor jugo posible. Desde luego no es el centro
oficial de las encuestas, como se ha venido diciendo tantas veces. Si
hay un centro oficial de las encuestas es el INE, que además hace
encuestas de opinión porque la EPA tiene un componente de opinión muy
importante, como es natural. Pero nosotros no somos el centro oficial
de las encuestas ni muchísimo menos. Somos un centro oficial que hace
encuestas entre otro montón de cosas y que aplica el mismo criterio
de calidad y de cientificidad porque es el único posible a todas sus
actividades, no hay más camino.

Lo más importante que hay que entender -con esto termino- es que
estamos en una situación distinta. Desde el 21 de diciembre de 1995
esto es distinto porque la ley es detallada y escrupulosa al máximo y
la exigencia de que haya esos expedientes del CIS es máxima también.

Nuestra vocación es la que dice la ley, no otra cosa, y trabajamos en
función de lo que dice la ley. Conociendo la trayectoria del CIS y
los comentarios que se puedan formular creo que nadie me puede acusar
de exceso de legalismo. Eso es precisamente lo que hay que hacer para
demostrarle a la sociedad española que el CIS no es partidista. Ese
es el único camino



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que queda, es así. Es como la Universidad Internacional Menéndez y
Pelayo, señorías, que es un organismo autónomo que depende del
Ministerio de Educación y Cultura y su rector es nombrado por el
Consejo de Ministros a propuesta de la ministra; exactamente lo
mismo. Y tiene componentes científicos también como el CIS, señorías.

Nosotros tenemos una ley mucho más estricta; me parece muy bien
tenerla, pero como el CIS, no tiene ni más ni menos, aunque el
producto es distinto. A mí me parecen más partidistas las ideas que
los datos, pero respeto todas las opiniones. Esto ha cambiado. Es
totalmente distinto. Hay una herencia extremadamente positiva; hay
otras cosas en la herencia. El mejor aval, que es por lo que lo he
sacado aquí, es el apoyo científico-académico que siempre ha tenido
el CIS; siempre ha tenido ese apoyo científico-académico. Y den por
seguro que los científicos y los académicos no se acercarían al CIS
si sus datos son incorrectos o si alguien los ha manipulado; jamás,
desde el año 1977. Con eso lo digo todo. Y menos ahora que tenemos
una ley que está prohibiendo todo ese tipo de actividades. Eso no
tiene ningún sentido. Mejor aval que ese no puede ser. Por eso en mi
presentación inicial he hecho tanto hincapié en enseñarles el marco,
porque son los parámetros con los que estamos funcionando, y no
cuantitativos sino auténticamente relacionales. Ahí es donde se
obtiene el crédito. Nos darían la espalda a los científicos si no
estuviésemos actuando como lo estamos haciendo desde 1963, señorías,
se lo puedo asegurar. Lo que hizo el IOP por la sociedad española es
algo extraordinario. Por cierto, que vamos a escribir un libro, ahora
que se celebra el XXV aniversario del CIS, y vamos a recuperar la
figura del IOP que hizo una aportación absolutamente extraordinaria.

Si no se hubiese hecho ese trabajo, me gustaría saber si la
transición a la democracia en España, que fue tan ejemplar, hubiese
tenido el apoyo sociológico que tuvo. El IOP estaba desbrozando eso
junto con algunos personajes, catedráticos de sociología, como Amando
de Miguel, por ejemplo, que están haciéndolo suyo. Lo que se produjo
en el IOP es una historia que debe contarse y la vamos a contar
nosotros celebrando el XXV aniversario.

Nada más y quedo a su disposición.




La señora PRESIDENTA: ¿Algún grupo desea intervenir? Tiene la palabra
el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista.




El señor MARCET I MORERA: Voy a ser breve porque todos somos
conscientes de la hora en que nos encontramos, aunque no me resisto a
hacer dos o tres comentarios sobre las respuestas que ha dado el
presidente del CIS a nuestras intervenciones.

Con referencia a la encuesta vasca, señor Montoro, después de todo
tendremos que darle las gracias por hacerla. Parece que al final
tenemos que decirle: muchas gracias por hacer la encuesta. No ocurrió
nada más y
podían haber ocurrido muchas más desgracias. ¿No ocurrió nada más y
nada menos que lo que usted cuenta? Este no es el criterio de los
trabajadores del CIS, de esta supuesta sublevación que ha dicho
usted. Ahora sabemos que contaron internamente con el apoyo del
presidente. Bueno hubiera sido para los mismos trabajadores que este
apoyo se hubiera hecho público también, si es que el apoyo es real.

Dice que con la encuesta vasca se ha cumplido a rajatabla la ley. Si
lo hubiera entregado 10 días antes también se hubiera cumplido la
ley. Aquí incluso llega a planear una fórmula un tanto chusca del
ministro de la Presidencia, que se inventó no sé qué período de 15
días -que no está en ninguna parte de la ley- para poder tabular los
datos cuando finaliza la encuesta. Esto lo dijo en una respuesta en
el Pleno. El cumplimiento de la ley hubiera sido 10 días antes o el
día anterior. Lo que sí debía cumplirse es la Ley Orgánica de Régimen
Electoral General, porque la encuesta debía entregarse a la Junta
Electoral de acuerdo con dicha ley. No sé si tenía la obligación de
entregarse, en cambio, en sede parlamentaria, de acuerdo con la Ley
del CIS.

Un comentario sobre los barómetros. Es la forma de presentación,
señor Montoro. Antes se lo han dicho otros intervinientes. Si los
presentara el presidente del CIS, seguramente habría menos polémica,
pero los presenta el Gobierno. Luego, evidentemente, opinan los
diversos partidos y también el partido del Gobierno. Es decir, que el
Gobierno por delante y por detrás, y que no se interprete mal esto de
por delante y por detrás. (Risas.) O sea, al principio y al final. El
Gobierno inicia su valoración y su interpretación de la encuesta
-vamos a decirlo de esta forma- y cuando ya han opinado todos el
amigo Hernando, portavoz del PP, acaba destrozando la valoración de
los demás. Seguramente, si se hiciera con una presentación distinta
sería menos polémico.

Explique el modelo de la estimación de voto. Lo que estamos pidiendo
no es que nos cuente que existe un modelo. Ya sabemos que todos los
centros de tipo sociológico, los centros demoscópicos, tienen un
modelo; lo sabemos incluso los que no somos especialistas en
sociología, aunque algunos conocimientos tengamos sobre el tema. Lo
que nos importa es que en cada caso nos diga qué criterios se siguen
para establecer este modelo o, si no, que no se haga estimación de
voto, como he dicho.

Respecto al acceso al banco de datos, el Parlamento no es una
universidad, no es un grupo de investigadores, sino que es la
representación de la soberanía nacional. Por eso cuando pedimos -y
vamos a insistir en ello- en nuestra proposición de ley un mayor
acceso a los datos de todas las encuestas y de una forma distinta al
resto de los particulares, para una universidad o para un grupo de
investigación, lo estamos pidiendo en este nombre. Y esto va ligado
al plan de trabajo. Si el presidente del CIS viniera a este
Parlamento a principios de



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año a explicar el plan de trabajo, posiblemente muchos de los
problemas que se han planteado hoy podrían ser matizados o mejor
entendidos.

En cualquier caso, señor Montoro, las explicaciones que usted acaba
de dar a nuestras intervenciones, al menos a la de este portavoz del
Grupo Socialista, no son convincentes. Me reafirmo en lo que le he
dicho al final de mi intervención. Deje paso a nuestra propuesta,
deje paso a la propuesta que varios grupos hemos presentado, de forma
que podamos tener un CIS que sea mucho más útil a la sociedad
española, a una sociedad española del siglo XXI.




La señora PRESIDENTA: Señor Jané.




El señor JANÉ I GUASCH: Señor Montoro, de la respuesta global que ha
dado a las distintas intervenciones yo quería mostrarle un punto
importante de discrepancia y de reflexión en esta Cámara y es el
comentario que ha hecho relativo a la encuesta del País Vasco. Usted
decía que no se trataba de que la encuesta del CIS fuera a competir
el último domingo con las encuestas que publican otros medios de
comunicación. Esa apreciación es un error de planteamiento. Le voy a
explicar cómo lo entiende nuestro grupo parlamentario y cómo lo
entiende el conjunto de los ciudadanos. ¿Por qué los medios de
comunicación que ahora nos están siguiendo -todos los que pueden,
porque tiene un gran coste un estudio electoral bien hecho- quieren
publicar cuando la ley les permite hacerlo, que es el domingo o el
lunes antes a unos comicios que tendrán lugar el domingo siguiente,
porque el martes ya no se puede? Porque hay un gran interés mediático
y un gran interés ciudadano en conocer cuáles son esas previsiones
electorales. Yo no estoy de acuerdo en que no sea bueno que el CIS
haga un estudio preelectoral. Es bueno que se conozca el domingo
previo o quizás antes, pero en las fechas más ajustadas posibles
dentro de lo que marque la ley. Esa afirmación que usted ha hecho
parece como si se quisiera legitimar que en un futuro también pueda
volver a ocurrir lo que ha sido un error de planificación, que ya ha
pasado, que lamentamos, pero esperamos que nunca más vuelva a
ocurrir. Esa es la intención de nuestro grupo y creo que la del
conjunto de la ciudadanía. Cuando se hace un estudio preelectoral con
fondos públicos, es bueno, es positivo, lo quieren los ciudadanos,
y se justifican mejor los fondos públicos invertidos en ese estudio si
estos resultados se hacen públicos no para el conocimiento de los
grupos parlamentarios, que después hacen una extrapolación inmediata,
sino que puede hacerse de forma serena, al igual que se publican
otros estudios privados. Ese es el objetivo que pretende. Usted dice
que se ha cumplido la ley del CIS. La ley del CIS sólo impone un
plazo para que una vez que tiene terminado el estudio lo dé a conocer
a los grupos parlamentarios o a la Junta Electoral, en el caso de que
el estudio tenga incidencia electoral. Por tanto, siempre
puede cumplirse ese plazo; dependerá de cuando el CIS decida terminar
un estudio. No se trata de ese plazo. El plazo que es importante en
materia electoral es el que nos fija la Ley Orgánica del Régimen
Electoral General y para impedir que una encuesta interfiriera en el
proceso electoral se quiso, acertadamente o no, que no pudiéramos
tener una encuesta el sábado antes si vamos a votar el domingo, sino
que tuviéramos un cierto margen entre la encuesta y el día de las
elecciones, y se puso esa fecha que es el lunes previo. Hasta ese
lunes pueden publicarse resultados de encuestas; el martes,
miércoles, jueves, viernes y evidentemente el sábado, día de
reflexión, no. Sin embargo, señor Montoro, entiendo que, aunque no lo
diga expresamente la ley, lo que querían los que hicieron esa ley es
que si había un estudio público del CIS pudiera conocerse también en
ese plazo y darle publicidad. Por tanto, no coincido con esa
apreciación de que no se trataba de competir; sí que se trataba. No
se trataba de competir, aunque sí de dar a conocer el gran esfuerzo
de los profesionales del CIS, que hicieron un muestreo y que hubo una
planificación previa, pero creo que en ese supuesto no se cumplió
bien. Lo que le pide mi grupo parlamentario es que se tomen las
medidas de ajuste de calendario para que esto no vuelva a suceder en
el futuro.

Por último, en relación con la encuesta de situación social y
política de Cataluña, le reitero que hubiese sido preferible -así lo
estima nuestro grupo parlamentario- conocer de antemano las
previsiones, de modo que en esta Comisión Constitucional se pudiera
arbitrar una comparecencia del presidente del CIS para conocerlas al
inicio de cada año. Se nos debiera haber dicho: hay la previsión de
hacer una encuesta en Cataluña, porque hace cinco años que no se ha
hecho, y se hubiera podido conocer y discutir aquí, evitando las
suspicacias que después esa encuesta ha generado.




La señora PRESIDENTA: Señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Señor Montoro, no me ha convencido, y le voy
a decir por qué de la manera más concreta posible. Aquí no basta -no
estamos en la sociedad americana, en la política de imagen de
América- con utilizar un tono sincero y averado como el que usted ha
dado, el de gente que quiere responder a la verdad. Aquí no basta con
eso. Aquí nos formamos una opinión en función de argumentos muy
rigurosos, muy calibrados, después de haber estudiado todo, y muy en
concreto lo que queremos conocer. Por eso no me ha convencido, en
absoluto.

Voy a tomar simplemente sus propias palabras, y me referiré también
al problema de las fechas, considerando incluso el tema de los 24
minutos, que el señor Ayala ha introducido con respecto a los
trabajadores. Dice que pueden convocar una asamblea en 24 minutos, de
acuerdo. Usted ha dicho: Pasó lo que pasó en Euskadi, tal como
expliqué anteriormente. Ha repetido



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usted la misma idea, la misma información. Y la única explicación
nueva que ha dado es que qué interés va a tener usted en retrasar la
entrega si los datos son los mismos que publicaban otras encuestas.

Pero no es verdad. No es verdad que los datos sean los mismos de una
empresa cualquiera, con 1.000 encuestas por teléfono, que la del CIS,
no lo es. Y ninguna otra encuesta tenía datos como los de ésta
respecto a qué partido o coalición electoral le gustaría que ganase.

Conociendo esa pregunta, su respuesta y la valoración de líderes, que
sí la daban otras encuestas, usted sabía que la proyección no era la
misma, y mucha gente también lo sabía. Por tanto, no es lo mismo
publicar la encuesta del CIS que cualquier otra encuesta.

En cuanto al tema de la fecha, no se ha aclarado nada y creo que
tenemos razón los que opinamos en cierta dirección. Si el día 4 el
señor Cabanillas anuncia que no se va a dar la encuesta nos está
diciendo que ni siquiera entre el día 4 y el lunes a las 12 de la
noche puede entregarse la encuesta, está diciendo eso, porque se
trata de cinco días, no del lunes anterior a la fecha electoral. Está
diciendo eso el señor Cabanillas, lo dijo el día 4 al mediodía.

Todos sabemos, y todas las empresas de sondeos lo han afirmado
-Demoscopia, Sigma 2, Ecoconsulting, Metraset-, que en cuatro días se
puede hacer esa tabulación. Pero mucho más me confirma en la idea de
que fue una decisión política el que usted haya dicho lo que acaba de
decir: Mi decisión es que la encuesta esté antes del día 13 de mayo,
y lo ha repetido dos veces. ¿Ésa es su decisión? Pues ya está todo
dicho. Incluso podría estar el día 12 de mayo a las 12 de la noche.

Toma usted la decisión sabiendo que va a cumplir la ley, pero
sabiendo que va a dejar indefensos a los grupos políticos, que no
pueden conocer esta encuesta.

Con toda sinceridad, me parece muy raro que, cuando tuvo la
tabulación, no se la comunicara al PP o a La Moncloa, me parece muy
extraño. También dice que suele despachar con el Gobierno en
ocasiones normales, y yo creo que ésta es una ocasión en la que usted
pudo despachar, pero ése no es un dato -no se agarre a ese dato-, es
una impresión mía. El dato es el que le he dado, la fecha, el 4, y lo
que usted acaba de decir, fue una decisión suya. Por tanto, ahí ya
contravenía la libertad de información y la libertad de opinión de
los grupos políticos de este país. Usted cumplía una ley pero no
cumplía otra, no cumplía el artículo 20 de la Constitución. Fue una
decisión de usted, eso lo tengo claro.

En la entrevista que yo conozco del 25 de mayo, usted dijo: No
presento mi dimisión porque no me la han pedido y porque uno sólo
dimite si ha cometido un error o ha hecho algo mal deliberadamente.

Aquí ha cometido usted un error muy grave. Usted tenía que haber
dicho: Antes del lunes a las 12 de la noche tiene que estar la
encuesta. Con el trabajo de campo hecho, hasta el día 25 de abril da
tiempo de sobra. ¿Cuándo dijo a los trabajadores, señor Montoro, que
quería que
estuviera antes del 13? La clave está en el día que lo dijo usted.

Usted lo dijo el 26 o el 25 por la tarde, por lo que nos va a dejar
indefensos a todos los grupos políticos; con independencia de que
cumpla o no una de las leyes, el resto no lo cumple.

En esta entrevista que hace reconoce, y hoy lo ha reconocido también
aquí, que la responsabilidad de incluir a Piqué es suya. Usted adopta
esa responsabilidad y la asume, pero no sólo esa, sino que en esa
entrevista dice que las preguntas las puede hacer todo el mundo y
usted también. Usted no ha corregido esta entrevista, no la ha
matizado, y se la voy a leer textualmente: El presidente puede
redactar e incluir en los sondeos algunas preguntas; aunque ahora no
sería capaz de decir cuáles introduje yo, en cualquier caso, tengo
que asumir la responsabilidad sobre todas. Es otro dato concreto,
otro error serio que usted asume. No recuerda -qué casualidad- qué
preguntas introdujo. ¿Ha hecho memoria? A partir de ahí, asume los
errores que hay, las preguntas, lo del señor Piqué, la decisión que
toma antes del 13 de mayo, antes del lunes previo a las elecciones.

Son errores serios, señor Montoro, por lo que le doy una buena
noticia, debe volver a la universidad. Debe evitar que alguien le
llame y le diga: Campeón, méteme a Piqué. O que alguien le diga:
¿Tienes ya el sondeo? Yo soy del gabinete de Aznar y además soy
sociólogo, mándame los datos inmediatamente. Debe evitar todo ese
tipo de cosas y volver a la tranquilidad de la que algunos nunca
debimos partir. Vuelva a la universidad, creo que corresponde
dimitir, señor Montoro.




La señora PRESIDENTA: Señor Aymerich, va a compartir tiempo con la
señora Lasagabaster.




El señor AYMERICH CANO: Brevísimamente, para decirle que a mí
particularmente tampoco me convencieron sus respuestas, entre otras
cosas porque parte de las respuestas las llevaba escritas; por lo
menos, estaba leyendo una respuesta que tenía ya preparada lo cual,
desde mi punto de vista, no demuestra un gran respeto por esta
Comisión. Desde luego, estamos ante una comparecencia virtual porque
sí la podríamos haber hecho a distancia. Veremos cuál es ese libro
sobre el gabinete de opinión pública de Fraga. Sigo diciendo que
espero que tengan otras finalidades y objetivos en el CIS.

Respecto a lo que dice, que no hay ningún interés oculto, que ustedes
únicamente actúan movidos por el interés de la ciencia, la ciencia y
las técnicas nunca son neutras, menos en el ámbito de las ciencias
sociales. Creo que, como universitario, debe saberlo. Seguramente, el
director de Radiotelevisión Española, cuando ese lunes evitó poner un
vídeo en el que el lehendakari condenaba el asesinato que el día
anterior había cometido ETA, científicamente, consideró que no lo
tenía que poner. Yo, como experto en opinión pública y medios de
comunicación, científicamente, considero



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que tampoco lo debíamos haber puesto. Estas respuestas, viniendo de
un organismo público, no son de recibo y de un organismo
gubernamental, aún menos.

Como le dije antes, espero que ya no esté cuando se abra la campaña
electoral de las elecciones gallegas; pero si está (porque
infelizmente no es este Parlamento quien lo puede cesar y quien lo
puede nombrar; y, aunque lo fuese, hay una mayoría en esta Cámara),
le pido que evite caer en los mismos errores o que, si cae,
introduzca las preguntas a las que antes me referí. Pregunte usted si
Pío Cabanillas va a ser el sucesor de Fraga. Es un rumor que hay por
ahí y puede usted incluir esa pregunta en la encuesta sobre situación
social y política de Galicia. Espero que lo haga porque sería una
muestra de neutralidad y de que usted actúa movido únicamente por el
interés de la ciencia, aunque yo, vuelvo a repetir, no me lo creo.




La señora PRESIDENTA: Señora Lasagabaster.




La señora LASAGABASTER OLAZÁBAL: La verdad es que no ha hecho
comentario alguno a ninguna de las múltiples cuestiones a las que nos
hemos referido los distintos portavoces. Su táctica ha sido cerrar
filas. Asume usted la responsabilidad, por la razón que sea, porque
son actos realizados personalmente o porque pretende recoger las
responsabilidades de otros. Usted pretende ser el responsable y eso
conlleva que le tengamos que decir que no ha actuado correctamente.

Además, para usted, parece que el trabajo del CIS se resume en tener
unos datos objetivos, ajenos a lo que es la realidad social.

Permítame que le diga que sus respuestas me han dejado bastante
perpleja. Al parecer, usted es el único que no sabe la incidencia que
tienen los datos del CIS en la opinión pública, usted es el único que
no sabe la importancia que tienen los resultados del CIS en los
medios de comunicación, usted es el único que no sabe que los
partidos políticos, el Gobierno, los medios de comunicación y los
ciudadanos pueden tener interés en saber cuáles han sido los
resultados de 2.500 ó 2.482 entrevistas. Según usted, eso no tiene
ninguna importancia en la sociedad, ninguna, y lo único que tiene
importancia es el cumplimiento de los 15 días para tomar la decisión
de hacer una encuesta, que lo decide usted porque, curiosamente,
primero dice que la considera muy importante, pero, al parecer, sólo
para que ustedes tengan los datos. En cuanto a ustedes, espero que me
explique quiénes son. Usted no entiende que estos resultados tengan
importancia en una campaña preelectoral, en los medios de
comunicación, es decir, que no inciden en nada de nada.

Yo puedo admitir que he tenido cierta ingenuidad a lo largo de mi
vida, pero de tener ingenuidad a que me tomen el pelo hay un trecho.

La verdad es que me ha dejado perpleja que usted no refleje en sus
comentarios y en sus respuestas la realidad de la importancia que
tiene el trabajo del CIS en los medios de comunicación,
en la política y en la sociedad. Realmente, usted no se da cuenta de
lo que tiene entre manos, me parece a mí; creo que no es así. En fin,
usted ha querido adoptar esta táctica, allá usted. Yo le tengo que
decir que la responsabilidad del cargo no se corresponde con la
intervención que usted ha realizado hoy y le tengo que pedir, igual
que mis compañeros, que, por favor, deje paso a otras personas. A ver
si podemos decidir en el Parlamento, con los dos tercios, quién debe
realizar este trabajo.




Podría entrar en múltiples cuestiones, pero no es el caso. Señor
Montoro, a nosotros nos merece respeto el trabajo del CIS,
independientemente de que nos guste o no, y le pediríamos al CIS,
especialmente a su presidente, que respete nuestro derecho, el
derecho de la sociedad a conocer la información, el derecho de los
ciudadanos a conocer de primera mano los trabajos del CIS, porque
ellos también los están financiando. Y no es lo mismo una encuesta de
un medio privado que las encuestas del CIS; si no, vuelvo a
reiterarle, a lo mejor es que no teníamos necesidad del CIS. Desde
luego, no soy yo quien lo dice. Esa respuesta es la que se deriva de
sus explicaciones.




La señora PRESIDENTA: Señor Erkoreka.




El señor ERKOREKA GERVASIO: Voy a hacer tres consideraciones breves y
un colofón final.

El presidente del CIS prácticamente se ha ratificado punto por punto
en su exposición anterior, que por su parte confirmaba también punto
por punto la versión oficial que hemos ido conociendo a trazos a
través de las declaraciones del ministro en el Pleno o de las
entrevistas que han ofrecido diferentes medios de comunicación en
relación con este tema.

Primera consideración: Ha pronunciado unas palabras elogiosas sobre
el personal del CIS, pero no nos ha dicho nada en relación con dos
expresiones que incluía la nota que hizo pública el personal del CIS
y que son tremendamente graves. El día 7 de mayo, el personal del CIS
hizo pública una nota relativa a las declaraciones del ministro
portavoz del Gobierno, en la que decía que incluían un cúmulo de
injurias y mentiras inaceptables. Nos ha leído el texto interno que
les ha remitido a los trabajadores y que supongo que les habrá
tranquilizado, pero no he visto que en él se hiciera ninguna
referencia a estas dos expresiones o que se reconociera que
efectivamente ha habido mentiras inaceptables o cúmulo de injurias en
las declaraciones del portavoz del Gobierno. Lo cierto es que en los
últimos tiempos diferentes instancias dependientes directa o
indirectamente del Gobierno están contribuyendo a soliviantar el
ánimo de muchos empleados públicos y poniendo en cuestión su
prestigio, y no solamente en este caso, en el que varios empleados
públicos han tenido que reunirse en una asamblea y salir al paso de
cosas que se están diciendo por ahí por parte de portavoces



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gubernamentales y que ponen en entredicho su profesionalidad. Algo
similar ha ocurrido con los empleados de Televisión Española en el
País Vasco o con los empleados de Efe en Barcelona, en relación con
aquellas desafortunadas declaraciones del Rey que hacían referencia
al carácter amable con el que se ha ido imponiendo el castellano en
todos los territorios en los que tiene implantación en la actualidad.

También en aquel momento los trabajadores de Efe hicieron un
manifiesto que criticaba la actuación de la dirección de Efe en
relación con esas declaraciones.

Segunda consideración: Nos dice que las encuestas están para
predecir; también están, todos lo sabemos, para influir. En ocasiones
se utilizan para influir, sobre todo haciendo, como en esta ocasión,
saltos inexplicables entre el voto directo que resulta de la encuesta
y las estimaciones. Nos dice que el modelo de estimación no es un
dogma de fe y que, en este sentido, el CIS no tiene ninguna intención
de competir con otros organismos privados que se dedican a la
demoscopia. No es cuestión de competir. El que el Gobierno o el
Parlamento -en un futuro más o menos próximo- tenga a su disposición
un organismo de estas características, bien dotado y que además actúa
con criterios de estricta profesionalidad es un bien público
perfectamente ponderable, que además no solamente debiera competir
sino pasar por encima de todas las encuestas que las empresas
privadas hacen en relación con estos temas y que pueden estar más o
menos dirigidas en función de los medios de comunicación que se las
han encomendado y de los idearios que los inspiran. Un organismo de
estas características debiera pasar por encima de esto, no ya
compitiendo, sino demostrando que más allá del juego de los intereses
políticos se puede hacer un trabajo perfectamente científico,
impulsado además por los poderes públicos, que lo hacen con todas las
consecuencias.

Tercera consideración: Se acoge a la ley, y singularmente a la ley de
1995, para justificar que no ha incurrido absolutamente en ningún
incumplimiento de la ley. Usted sabrá que hay muchas maneras de
incumplir la ley. Existe lo que la doctrina jurídica ha llamado el
ilícito atípico, que es ilícito porque incumple el contenido material
de la ley, pero es atípico porque formalmente se ajusta a lo que
establece la letra, por lo que aparentemente no incurre en ningún
incumplimiento formal de la letra de la ley. Por ejemplo, la
desviación de poder y el fraude de ley son ilícitos atípicos, ya que
hay un respeto escrupuloso a lo que dice la ley; aparentemente no hay
incumplimiento de la ley, pero de hecho se incurre en un
incumplimiento flagrante de contenidos materiales de la misma. En
relación con la encuesta del País Vasco, cuando finalmente se entregó
a los grupos políticos, pero de acuerdo con la ley ya no podía ser
hecha pública, ustedes apelaron al cumplimiento estricto y
escrupuloso de la ley. Lo hace reiteradas veces el secretario de
Estado de Relaciones con las
Cortes y lo hace también la Junta Electoral Central, apelando a que
la exigencia del cumplimiento de la ley impone la confidencialidad en
la custodia de estos elementos. Tanta insistencia en cumplir la ley
cuando se ha incumplido en lo fundamental, cuando bajo la apariencia
formal del cumplimiento de la ley se está produciendo un
incumplimiento flagrante de las normas que configuran el CIS y que
regulan su régimen de funcionamiento, es como aquella anécdota de
aquel que atraca el banco, pero eso sí, en la huida respeta
escrupulosamente todas las normas del Código de Circulación, aunque
ha atracado el banco.

Aquí, la Ley del CIS habla de que es un organismo que tiene que
actuar de acuerdo con los principios de objetividad, neutralidad,
transparencia e igualdad en el acceso a sus datos, y sí se ha
respetado la ley cuando después de concluido el trabajo no se ha dado
publicidad a sus contenidos porque lo prohíbe la ley, pero en lo que
se refiere a la objetividad, neutralidad, transparencia e igualdad,
ya me dirá... Colofón final, y retomo la metáfora del burro a la que
antes me he referido. Usted me puede decir: puede ser que el animal
parezca un burro, puede ser que el sonido que emite se parezca a un
rebuzno, puede que sea bastante terco, pero les aseguro que no es un
burro. Si dice que no es un burro, no lo será, pero nos parece poco
verosímil y no nos convence en absoluto.




La señora PRESIDENTA: Señor Ayala, tiene la palabra.




El señor AYALA SÁNCHEZ: Voy a tratar de hacer más llevadera esta
larguísima comparecencia del señor presidente del CIS. Me quedaría
con unas palabras del mismo que tienen que ser muy claras porque han
sido de una naturaleza y espontaneidad clara: Nadie me llama para
decirme que haga o deje de hacer y no hay intereses partidistas. No
se pueden hacer interpretaciones trasnochadas o interesadas del
estricto cumplimiento de la ley y de la literalidad de la ley, porque
intentar llevar al ánimo de la Comisión que hay que hacer
interpretaciones de un espíritu con el que se va en contra de la
literalidad de la ley, me parece peligrosísimo. Decir aquí que un
plazo de cinco días que está perfectamente fijado puede llevarse a
tres, dos o un día solamente por una interpretación interesada es
peligroso porque se trata de vulnerar un plazo. No se puede esgrimir
el argumento ocurrente de algún otro portavoz sobre cumplimiento del
Código de la Circulación o de apariencias platerescas, y me refiero a
un animal de nuestra literatura. Hay que tener cuidado con las
interpretaciones que se hacen porque no estamos hablando de que
tengamos capacidad o no de interpretar. Estamos hablando de que la
Junta Electoral Central, máximo órgano que toma las decisiones en
esta materia y que tiene el control y vela por el riguroso
cumplimiento de lo más sagrado que debemos tener en una democracia
que son



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las elecciones, dio las instrucciones concretas sobre qué es lo que
hay que hacer o no para que la opinión pública conozca o no en un
momento determinado, porque ella es la única valedora en ese momento
del interés general a proteger. Puede que haya habido errores de
protección, puede que haya habido errores de planificación a la hora
de estimar los tiempos necesarios, pero ni ha habido mala intención,
como ha quedado demostrado en la comparecencia del señor presidente
del CIS, ni ha habido servilismo. Ahora, sí habría que decir aquí que
cuando se facilita a todos los grupos parlamentarios simultáneamente
una encuesta por orden de la Junta Electoral Central, no puede
alegarse en ningún caso indefensión de ningún grupo político.

Muchísimo menos se puede alegar aquí la lucha por la calidad
democrática cuando se está vulnerando la ley, cuando en sede
parlamentaria precisamente hay un desprecio del Poder Judicial que
estaba en ese momento representado por la Junta Electoral Central, un
desprecio cuando se entiende que las reglas democráticas no se
aprueban en el Parlamento, con los hechos consumados de poner en
conocimiento de la opinión pública la encuesta en contra de lo
decidido por la Junta Electoral Central; esa puesta en conocimiento,
ésa es la única vulneración de la ley que aquí se ha producido en
todo este proceso de las elecciones vascas.

Hay que dejar las cosas en su sitio, porque se puede ser muy tajante
a la hora de valorar los errores que aquí se están diciendo, pero no
solamente ha sido el CIS el que ha hecho valoraciones o estimaciones
de voto sobre las elecciones vascas, también las ha hecho el Gobierno
vasco en concreto y no acertaron tampoco en su estimación. Quizá en
la sede parlamentaria vasca algún representante de otro partido tenga
que oír las mismas palabras que aquí se han dicho con respecto a la
honorabilidad o con respecto a la actuación que entendemos rigurosa
del presidente del CIS.

Yo debería hacer alguna apreciación porque también se ha puesto
especial énfasis en la virtualidad o no del CIS, en las razones de la
inclusión del señor Piqué o no en determinadas encuestas. Aquí
seguimos teniendo cierta amnesia parcial. Entre el año 1989 y 1994, a
Alfonso Guerra, no sé por qué razón, se le incluyo seis veces en la
evolución mensual. Salía y entraba en las valoraciones como líder. En
cuanto al señor Serra, también entre 1991 y 1995, quince veces fue
requerido el
pueblo acerca de cuál era la valoración que le merecía dicho líder.

El señor Piqué también fue incluido por un medio independiente desde
luego bastante lejano a los postulados del Partido Popular, porque
entendía que en ese momento era de interés. No creo que sea justo que
tengamos que tirar por tierra toda la intervención y todos los
criterios de racionalidad y de libertad científica que aquí se han
manifestado por una valoración personal acerca de la conveniencia o
no de dicha encuesta.

Por tanto, señora presidenta, señor presidente del CIS, ha quedado
aclarada su intervención y dirección al frente del organismo, que el
cumplimiento de la ley le obliga y le vincula, y que, en cualquier
caso, en esta ocasión no está en su mano poder compaginar el
cumplimiento de las dos legalidades, dos legalidades que nos atañen a
todos, eso es evidente, nadie lo va a negar, y, como he dicho
anteriormente, sería deseable que estas circunstancias no se
volvieran a producir, pero son circunstancias que en cualquier caso
vienen dadas por la fuerza de las cosas y no por una responsabilidad
o una intencionalidad directa.




La señora PRESIDENTA: Señor presidente del CIS.




El señor PRESIDENTE DEL CENTRO DE INVESTIGACIONES SOCIOLÓGICAS
(Montoro Romero): Solamente quiero ofrecerles mi máximo respeto, mi
máximo agradecimiento por las discrepancias y por las concordancias.

Permítanme que no les agradezca la petición de dimisión porque estoy
encantado en el CIS y quiero seguir trabajando en él. Creo que nos
merecemos el CIS, a este país le viene muy bien el CIS y ojalá
hubiese más CIS por toda Europa, porque es una gran aportación la que
se hace a través de él. Le deseo al CIS el mejor de los futuros, voy
a trabajar para él todo lo que pueda y ese es el único punto de
discrepancia que me permito con usted.

En lo demás, tomo nota de todo lo que me han dicho, agradezco sus
discrepancias sinceramente y sepan que estoy a su disposición junto
con el Centro.




La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor presidente del CIS.

Se levanta la sesión.




Eran las tres de la tarde.