Ruta de navegación

Publicaciones

DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 138, de 16/01/2001
PDF





CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 2000 VII Legislatura Núm. 138



DEFENSA



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. ROGELIO BAÓN RAMÍREZ



Sesión núm. 8 (extraordinaria)



celebrada el martes, 16 de enero de 2001



Página



ORDEN DEL DÍA:



- Comparecencia urgente del señor ministro de Defensa (Trillo-Figueroa
Martínez-Conde) a fin de informar sobre el llamado 'sídrome de los
Bolcanes' en relación con la utilización de munición de uranio
empobrecido en la zona. A petición del Gobierno. (Número de expediente
214/000039) ... (Página 3970)



Página 3970




Se abre la sesión a las diez y cinco minutos de la mañana.




El señor PRESIDENTE: Señoras y señores diputados, se abre la sesión.

A petición del Gobierno se celebra una comparecencia, que es la que
nos ocupa, del ministro de Defensa a fin de informar sobre el llamado
síndrome de los Balcanes en relación con la utilización de munición
de uranio empobrecido en la zona. A este respecto, la Diputación
Permanente ya determinó que fuese esta Comisión, y a petición del
Gobierno, la que diese legitimidad a esta comparecencia.

El orden y la metodología del debate, para que lo tengan en cuenta,
va a ser, primero, la intervención del ministro, con el tiempo que
necesite para exponer los motivos e informar adecuadamente de la
cuestión, y a continuación intervendrán los grupos de mayor a menor,
cerrando las intervenciones el Grupo Popular. Aunque es cierto que en
este debate no hay réplica, en función de cómo se desarrolle, si hay
alguna duda, alguna aclaración o alguna sugerencia, el presidente,
que es quien ordena el debate, verá si atiende a las peticiones que
pueda haber de los grupos. (El señor Alcaraz Masats pide la palabra.)
Señor Alcaraz.




El señor ALCARAZ MASATS: Señor presidente, cabe otra interpretación a
la hora de organizar este debate. Nosotros habíamos pedido la reunión
de la Diputación Permanente para que, en su caso, si aprobaba la
comparecencia en Comisión, esta se hiciera, pero al mismo tiempo
habíamos pedido también la comparecencia en Comisión del señor
ministro de Defensa. Al habilitar la señora presidenta esta Comisión,
habilita tanto la comparecencia motu proprio del Gobierno como que
consten, y ordenen el debate en función de esta constancia, las
comparecencias pedidas por los distintos grupos, entre ellos
Izquierda Unida.




El señor PRESIDENTE: Señor Alcaraz, esta Presidencia evidentemente
tiene que operar con los papeles y los mandatos que le dan los
órganos superiores. En ese sentido, la Diputación Permanente dispone
la celebración de una comparecencia urgente y a su vez extraordinaria
a petición del Gobierno, y no hay otra. Su grupo y los demás grupos
se reservan, en todo caso, la posibilidad de pedir las comparecencias
ordinarias a que haya lugar en otro tiempo, pero esta extraordinaria
y urgente sólo se refiere a la solicitada por el Gobierno. No me
importa darle otra vez la palabra si quiere argumentar o manifestar
su protesta para que conste en acta, pero la Presidencia entiende que
ajusta su criterio a lo que ha sido ordenado y a lo que dispone el
Reglamento de la Cámara.

Si no hay otra observación por ningún otro grupo, tiene la palabra el
ministro de Defensa, don Federico Trillo-Figueroa.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Trillo-Figueroa Martínez-Conde):
Señorías, comparezco hoy ante esta Comisión, en efecto, a petición
propia, y ello es algo más que una expresión de voluntad, es, en
primer lugar, la forma reglamentaria que permite desbloquear el
mecanismo de control entre períodos de sesiones, porque es automática
la convocatoria en la medida en que la pide el propio Gobierno. En
consecuencia, agradezco a la Mesa y a la Junta de Portavoces y a
todas SS.SS. la disponibilidad y la flexibilidad, el interés con el
que estoy seguro van a seguir también la comparecencia y el que han
mostrado a la hora de su convocatoria.




Señor presidente, señorías, hace apenas unos meses, cuando comparecí
por primera vez ante esta Comisión como titular del departamento de
Defensa -apelo a su memoria para que recuerden-, comencé diciendo que
entendía mi mandato como un compromiso parlamentario, y no sólo (dije
entonces y reitero ahora) porque ése sea el régimen político que
constitucionalmente nos acoge, también por voluntad propia y por ser
miembro de pleno derecho, miembro electo de esta Cámara. En segundo
lugar, también manifesté que ese carácter parlamentario iría
orientado no sólo a darle al Parlamento la prioridad, como es debido,
de todas las informaciones que pudiera requerir, sino al mismo tiempo
a orientar la gestión del Ministerio de Defensa, como corresponde
a una función esencial del Estado, otrora incluso calificada como
función de soberanía, y, en consecuencia, recabar permanentemente de
esta Comisión, como representante de la soberanía del pueblo español
en todas sus manifestaciones, también una actitud de Estado, de
consenso, de entendimiento, de diálogo, de discrepancia legítima pero
en esa misma dirección.

Pues bien, señor presidente, señorías, ése es el marco en el que
hemos solicitado la comparecencia, para que, como digo, se
desbloqueara el mecanismo de control en este período intersesiones.

Porque, en efecto, debe ser la Comisión la primera en conocer, de
manera exhaustiva, todas aquellas informaciones y medidas que el
Gobierno ha adoptado en relación al llamado síndrome de los Balcanes
y que ha generado en la últimas semanas la natural inquietud en la
opinión pública europea y también en la opinión público española, y
de manera particular en las familias de nuestros soldados y veteranos
en las misiones humanitarias y de paz en los Balcanes.

Señorías, por hacer un breve recuento de los hechos que datan esa
presencia en los Balcanes, desde el 8 de noviembre de 1992 se
incorporó el primer contingente español a la Fuerza de Protección de
las Naciones Unidas, y de entonces acá han pasado por Bosnia-
Herzegovina 27.000 efectivos, radicados fundamentalmente



Página 3971




en Mostar. Por otra parte, nuestra colaboración en Kosovo se inicia
en junio de 1999, y desde entonces han pasado por la zona en torno a
5.000 efectivos, que se han repartido entre la brigada multinacional
oeste, la llamada Brigada Latina, en Istok, el cuartel general de la
operación en Pristina, especialmente reforzado durante el mandato del
general Ortuño como Comkfor, como comandante general de la KFOR, y
los correspondientes apoyos logísticos que se encuentran fuera de
Kosovo, en la antigua República Federal de Macedonia, concretamente
en Skopje, donde se ubica el elemento de apoyo logístico nacional a
Kosovo.

Si estos son los datos sobre los que pende la incertidumbre generada
en la opinión pública, tengo que empezar reiterando mi convicción de
que no hay causas para la alarma, porque no hay relación de
causaefecto que pueda llevar a hablar hasta el momento de síndrome de
los Balcanes. Se entiende, señorías, por síndrome el conjunto de
síntomas que caracterizan una enfermedad, y los soldados que han
enfermado han presentado cuadros clínicos muy dispares, no una única
enfermedad. Además, el uranio empobrecido, por sus propias
características, como quiero explicar con todo el detalle posible, no
puede, a juicio de los científicos, emitir radiación que afecte a la
médula ósea y, por tanto, no puede ser responsable de cánceres
radiológicos. Pero antes de explanar este planteamiento inicial
quiero reiterar mi voluntad de traer a esta Cámara toda la
información que conocemos.

Señorías, la veracidad ante la Comisión no es sólo una obligación
formal del Reglamento. La veracidad -y lo saben cuantas de SS.SS. me
conocen desde hace muchos años- es una profunda convicción de
conciencia y un principio orientador de mi conducta por el cual estoy
dispuesto siempre a dar cuenta de mis actos, es decir, a asumir mis
responsabilidades. Pero en este tema nadie puede enarbolar el
monopolio de la verdad porque sencillamente no hay una verdad,
científica exacta en este problema y aún hay zonas de incertidumbre.

Por eso, arrojar sobre el Gobierno sospechas o acusaciones de
mentira, de opacidad, sin fundamento científico, fáctico ni moral es
algo que como miembro del Gobierno y de este Parlamento, anuncio que
no voy a aceptar. No sé si alguien puede tener un interés que no sea
el de investigar la verdad. Ese es el único interés del Gobierno.

Pero si esa verdad tranquiliza a la opinión pública no voy a admitir,
señorías, que otros la empañen con su incredulidad o porque
sencillamente quieran contribuir a la incredulidad ciudadana.

La transparencia informativa que nos hemos marcado como medio de
actuación en este problema implica, según todos los diccionarios de
ciencias sociales al uso, veracidad y objetividad. Y veracidad es
suministrar información por medio de datos probados, no ocultarlos,
manipularlos ni falsificarlos. Y objetividad es la valoración que ha
de hacerse de esos datos científicos sin prejuicios, sin
precipitación, sin sectarismo. Estoy
seguro, señorías, de que ese será el espíritu que, en la búsqueda de
la verdad, guíe hoy los trabajos de esta Comisión. Es desde luego el
objetivo que tiene trazada mi comparecencia informativa, que se
detendrá a continuación en primer lugar en el análisis del uranio
empobrecido y su empleo en los Balcanes para pasar a continuación a
las consideraciones médicas y científicas que pueden sintetizarse en
una comparecencia de estas características y finalizar con las
medidas sanitarias, las actuaciones operativas, diplomáticas y de
todo orden que hemos tratado de adoptar y vamos a seguir adoptando en
lo sucesivo.

Señor presidente, señorías, perdonarán el carácter necesariamente
técnico que tienen los primeros comentarios en torno al empleo del
uranio empobrecido, pero creo que si entre todos podemos aportar la
luz que la ciencia arroja sobre la utilización de esta sustancia,
bien merece la pena el esfuerzo de rigor, pese a que en ocasiones
pueda resultar, y lo disculpo, demasiado técnico.

El uranio, señor presidente, señorías, es un emisor débil de
radiactividad con una amplísima distribución en la naturaleza. De
hecho se estima que en estado natural, y dependiendo de la zona, hay
entre dos y cuatro toneladas de uranio por kilómetro cuadrado en el
primer metro de profundidad. Este uranio es responsable, junto con
otros elementos, de la radiación natural del suelo que, además de la
cósmica, constituye la radiación a la que está sometido el hombre en
la tierra. Su radiactividad va decreciendo con el tiempo, lo que
conlleva la desintegración del átomo de uranio en términos y en
proporciones que evito a la Comisión, pero que puedo ampliar,
naturalmente, más adelante.

El uranio natural, al que me he referido, tiene la siguiente
composición isotópica: el 99,28 por ciento es uranio-238, el 0,71 por
ciento es el uranio-235, el que nos interesa, y el resto es uranio-
234. El uranio-235 es el que tiene una mayor capacidad radioactiva y
es el de verdadero interés para su empleo en tecnología nuclear.

Pero, al ser tan baja su concentración, para su empleo es necesario
someterlo a un proceso de enriquecimiento mediante el cual el mineral
que se extrae de las minas, una vez troceado, se transporta hasta las
fábricas en las que se transforma en un uranio natural enriquecido,
en el que la proporción de uranio-235, el radiactivo al que me he
referido, es ya del 5 por ciento. Pues bien, como subproducto de ese
proceso se obtiene el uranio empobrecido que ha perdido, en
consecuencia, su riqueza radiactiva y que queda sólo con
aproximadamente el 0,2 por ciento de uranio-235; es decir, con menos
del 40 por ciento de la actividad ionizante de su predecesor, el
uranio natural, y con menos del 96 por ciento del uranio enriquecido.

Por tanto, estamos ante un mineral con unos riesgos de manipulación
sensiblemente menores al uranio natural, lo que no quiere decir que
no pueda ser nocivo para la salud, eso sí, casi exclusivamente desde



Página 3972




el punto de vista tóxico, como tendré ocasión de comentar más
adelante.

Este uranio empobrecido es el material con el que se fabrica el
núcleo de la munición penetrante denominada -perdón por el
tecnicismo- PGU-13/B de 30 milímetros. (Con su permiso, señor
presidente, el que está reflejado en esa primera transparencia.) Los
disparos con esa munición tienen un núcleo de este material con un
peso de 300 gramos que, hasta el momento del disparo, se encuentra
protegido, como pueden observar, por una carcasa de acero ligero que
impide el contacto del uranio con la piel y que se sujeta a la vaina
que contiene el propulsor por un espaciador de aluminio. La alta
densidad de ese material asegura una alta energía cinética en el
momento del impacto contra un objetivo acorazado, lo que garantiza la
penetración de los blindajes de última generación. Esta es la
munición que emplea el sistema de armas que monta el avión de ataque
contracarro norteamericano A-10 Warthog, empleado, en efecto, por el
ejército de los Estados Unidos durante el bombardeo de Kosovo contra
los medios acorazados del ejército yugoslavo de Milosevic.

A causa de su naturaleza pirofórica, es decir, de sustancia que se
inflama al contacto con el aire, se convierte en vapor al chocar con
un blindaje, oxidándose y depositándose en forma de polvo fino. La
cantidad de este polvo depende de si el proyectil se vaporiza
completamente o no. Las estimaciones que manejamos indican que no más
de un tercio de los disparos hicieron blanco y que por cada disparo
sólo se generan 100 gramos de ese polvo, lo que supone un total de
400 kilos de polvo de uranio oxidado que pudiera estar depositado en
la zona de Kosovo.

El elevado peso específico del uranio hace que las partículas de ese
polvo también sean muy pesadas, lo que implica que tiendan a
depositarse en los alrededores del impacto, estimándose que ni en las
peores condiciones de viento el radio en el cual se puede encontrar
polvo de uranio sería superior a 300 metros del punto de impacto, lo
cual no quiere decir que haya radiación como consecuencia de esto, de
hecho sólo se puede medir radiactividad apreciable a menos de 20
centímetros del disparo.

Existe constancia, señorías, de 112 misiones en las que se utilizó
esta munición, la mayoría de ellas al oeste de la autovía que une Pec
con Dakovica. (Solicito su venia, señor presidente, para proyectar el
mapa de las zonas afectadas por los impactos). Al oeste de la autovía
que une Pec con Dakovica y Prizren en el área en torno a Klina,
alrededor de Prizren, y al norte de la línea que une Suva, Reka y
Urosevac.

Por tanto, por lo que respecta al área de despliegue de las tropas
españolas, de las 112 misiones sólo dos han dejado rastro en la zona
fronteriza con el área francesa y no procede, además, de impactos
directos. En consecuencia, ratifico el criterio anticipado por el
Ministerio durante las pasadas semanas, no ha habido
impactos de uranio empobrecido en las zonas españolas de manera
directa y además, como es natural y reiteraré a lo largo de esta
comparecencia, las Fuerzas Armadas españolas no tienen armas, de
ningún tipo, que estén dotadas con uranio empobrecido. ¿Y cuáles son,
señor presidente, señorías, los riesgos para la salud que se derivan
del contacto con el uranio? Permítanme distinguir a estos efectos
entre los riesgos radiactivos y los tóxicos. Empezando por los
riesgos radiactivos, la principal radiación emitida por el uranio es
del tipo alfa, y esta radiación tiene, sí, un gran poder de
ionización, razón del daño que causa, pero su alcance es mínimo. Unos
centímetros en el aire y cualquier lámina fina de metal, e incluso de
papel, protegen totalmente frente a ella. Tras el intenso debate
social abierto como consecuencia de la I y de la II Guerra Mundial,
de la utilización de centrales nucleares, etcétera, se profundizó
mucho en las medidas de protección, abarcando el estudio todo el
ciclo del uranio: la obtención y elaboración del combustible, su
transporte y manipulación en diversas fases, empleo en las centrales,
etcétera. Por tanto, a la fecha disponemos de un marco muy completo
de conocimientos sobre normas de protección que han sido una valiosa
referencia para la situación que nos ocupa. De otra parte, señorías,
existe también un importante cuerpo de conocimientos relacionado con
la exposición a radiaciones ionizantes, bien debidas a las propias
explosiones nucleares de la II Guerra Mundial, a las experimentales,
a los accidentes en la industria nuclear y también a los derivados de
la actividad sanitaria.

Continuamente, tengo que decirlo, estamos expuestos a dosis bajas
procedentes de radiación natural del suelo, a la que me referí al
principio, a las de origen cósmico, que no se pueden eludir en forma
alguna. Buena prueba de ello, señoras y señores diputados, es que,
según el Consejo de Seguridad Nuclear, la dosis media de radiaciones
ionizantes recibida en España por persona y año, por causas
naturales, es de 2,4 miliSievert (mSv).

Veamos ahora el riesgo tóxico. Según el Centro médico para veteranos
de Baltimore, de febrero de 2000, en un estudio realizado como
consecuencia del llamado síndrome del Golfo, fueron sometidos a
control constante 29 veteranos de la guerra del Golfo que habían
recibido, señorías, no ya radiaciones, sino directamente en sus
organismos metralla de uranio empobrecido y que desde hace más de
ocho años la tienen en su organismo. Pues bien, tras todo este
tiempo, en el que han estado sometidos a observación clínica, no se
ha demostrado ninguna patología causal.

Los metales pesados, del tipo del uranio empobrecido, se eliminan por
vía renal y, por tanto, podrían afectar a este órgano por su
toxicidad química, lo mismo que el plomo, por poner un ejemplo. Esta
circunstancia es la que indica la necesidad de realizar los controles



Página 3973




de orina que venimos realizando con resultados venturosamente
negativos hasta la fecha.

En este sentido, señor presidente, señorías, puedo adelantar una
conclusión preliminar, la segunda conclusión: a la luz del estado
actual de la ciencia no se aprecia una relación causa-efecto entre el
empleo de la munición de uranio empobrecido y los casos de
enfermedades que han aparecido entre nuestras tropas destinadas en
los Balcanes.

Pasaré ahora, señor presidente, señorías, a hacer una síntesis de las
consideraciones médicas y científicas al respecto. La causa o la
etiología de las leucemias, según la ciencia y como sucede en muchos
otros procesos patológicos, es desconocida, aunque se ha visto que
hay algunos factores tanto genéticos como externos que puedan
facilitar su aparición. Entre éstos se incluyen fármacos, como
agentes alquilantes; pesticidas químicos, como el benceno y sus
derivados; pinturas, agentes de la industria de las gomas, del
calzado, virus y otros agentes infecciosos y radiaciones ionizantes,
también como agentes externos. La participación de este último
factor, que es el que interesa a nuestros efectos, ha sido demostrada
en estudios epidemiológicos realizados en radiólogos expuestos a
tasas de dosis de radiación muy altas durante años y en pacientes
sometidos a tratamientos con radiaciones ionizantes. De todos ellos,
algunos desarrollaban leucemias u otros procesos tumorales. Existen
igualmente muchas publicaciones especializadas sobre los efectos
oncológicos producidos en algunos de los afectados por radiaciones
procedentes de explosiones nucleares, de forma directa o por la
radiación residual, pero también siempre a dosis muy altas, muy
superiores a las que podría causar el uranio empobrecido, según ha
quedado claro en el análisis anterior.

En estos estudios, a los que me refiero ahora, se ha comprobado que
el período de latencia transcurrido entre la exposición a la
radiación y la aparición de la enfermedad es prolongado,
necesariamente prolongado, unos tres o cuatro años para leucemias y
de ocho a diez para otro tipo de cánceres. Además, en todos los casos
la dosis de radiación recibida por esas personas ha sido elevada y no
se ha podido comprobar en ninguno que sea directa consecuencia, por
tanto, de la baja radiación, mínima radiación, del uranio
empobrecido. Este período de latencia que ha demostrado la ciencia es
el motivo por el que se puede descartar una relación de causa efecto
en el lamentable y dramático caso del soldado Antonio González López,
fallecido en Zaragoza, puesto que, si estuvo en los Balcanes entre el
6 de marzo y el 17 de julio de 2000, diagnosticándosele leucemia el
14 de octubre y falleciendo 17 días después, el período de latencia
no llegó a tres meses. Si, además, tenemos en cuenta que estaba
destinado en Skopje, es decir, en la antigua República de Macedonia,
y a Kosovo sólo hizo rutas a Istok en vehículo, su posible radiación
sería, en todo caso, menor que la del resto de sus
compañeros destinados en la provincia yugoslava de Kosovo, factor
éste que viene a corroborar aún más la tesis que venimos manteniendo.

Luego la explicación, señorías, debe estar en otro lado y la
estadística médica nos da, en alguna medida, o la respuesta o su
aproximación.




Señorías, en una población de 100.000 españoles de entre 20 y 29 años
cabría esperar entre tres y cuatro casos nuevos al año de leucemia;
es decir -si tienen la bondad de proyectar la transparencia-, uno de
cada 33.000 aproximadamente, que es la cifra de personal español que
ha pasado por los Balcanes entre militares y cooperantes civiles (y
es verdad que ha habido quienes han repetido y, por tanto, serían
27.000 más, menos las personas reales que han estado). Como pueden
comprobar en la estadística que ha sido preparada por las fuentes
habituales del Ministerio de Sanidad, y que es pública, se demuestra
con claridad que no hay, de momento, motivo de alarma, derivado de la
estadística médica, en la producción de distintos tipos de patologías
cancerígenas entre quienes han estado en los Balcanes, por contraste
con el tipo, generación, media de edad del resto de los españoles
analizándolos según estadísticas médicas -insisto- de toda solvencia.

Si aplicáramos, señorías, los índices teóricos de aparición de otros
procesos patológicos congénitos o adquiridos, aumentaría su número y,
en vez de un caso por cada 33.000 personas, cabría esperar que
durante esos años hubieran aparecido al menos cuatro casos, cifra que
se elevaría si además de leucemia se consideran otros tipos de
cáncer. Están viendo en las transparencias algunos de ellos.

Respecto a los casos de enfermedad que se han producido en España, el
mal de Hodgkin o el linfoma de Burkitt, también recogidos por algunos
medios de comunicación, hay que recordar que son procesos cuya
etiología hasta la fecha no está relacionada de manera directa con la
radiación, como tampoco lo están otros procesos cancerosos que se han
hecho públicos. No hay, señorías, evidencia científica sobre la causa
radiológica de, entre otros, la leucemia linfocítica crónica, el
linfoma de Hodgkin, el mieloma y los carcinomas de recto, cuello y
cuerpos uterinos, vesícula, laringe, próstata y páncreas. Por ello,
no puede atribuirse la causación al uranio empobrecido en los casos
de Hodgkin y Burkitt mencionados en algún caso en los medios de
comunicación. Además, el caso del fallecido Antonio González puede
descartarse, con las naturales reservas, al no producirse el período
de latencia esperable y estar expuesto en menor medida que sus
compañeros destinados en el propio Kosovo.

Señor presidente, señorías, en medicina se trabaja sobre la base de
hechos demostrados o, en su defecto, de hipótesis más probables y,
aunque de los datos anteriormente aportados se podría inferir que no
hay relación causa-efecto con arreglo a los conocimientos actuales,
la experiencia médica aconseja, cualquier



Página 3974




experiencia, señorías, ser humildes y reconocer las limitaciones del
conocimiento actual. Pueden aparecer circunstancias nuevas,
desconocidas hasta ahora, que podrían explicar determinados procesos
patológicos, pero son necesarias pruebas científicas o una
acumulación de factores que, actuando conjuntamente, tuvieran un
efecto sumatorio oncogénico. Por todo ello, señor presidente,
pensamos que es imprescindible estar abiertos a cualquier nueva
información científica que se produzca y realizar una investigación
rigurosa para esclarecer el problema suscitado.

En este sentido, me gustaría enfatizar que se ha abierto una
investigación al respecto, por lo que se va a realizar un estudio
epidemiológico con un grupo-control en las mismas condiciones
microambientales y de hábitos, comparándolo con los soldados que han
visitado Kosovo. A la realización de este informe o estudio
epidemiológico me volveré a referir al final de mi exposición.

Querría, señorías, señor presidente, hacer una breve referencia a
cuál ha sido el examen, la investigación que han desarrollado otros
países de nuestro entorno y en concreto nuestros aliados, quienes
también han enviado contingentes a la fuerza multinacional.

Empezaremos por el caso italiano, que es el que más alarma ha
generado. Con la misma regla de tres utilizada hasta ahora, cabría
esperar alrededor de diez casos o más si añadiéramos otros tipos de
enfermedades como los de Hodgkin y Burkitt ya mencionados, todo ello
similar, estadísticamente, a lo que sucedería en una población
numéricamente igual, teniendo en cuenta que los que han pasado por la
zona italiana son en torno a 70.000 efectivos.

Según nos informa el Gobierno italiano, hasta la fecha han declarado
treinta casos, de los cuales se dice que han fallecido siete; pero,
señorías, con todo respeto, es necesario destacar, como hizo nuestro
colega en la Comisión correspondiente del parlamento italiano, que
nueve de estos treinta casos sencillamente no han estado nunca en los
Balcanes.

Con respecto al caso portugués, con arreglo a la información
proporcionada por la prensa y a mis conversaciones con el ministro
portugués, podemos colegir que falleció el llamado caso portugués de
un cuadro agudo inespecífico gastrointestinal que, si hubiera sido
provocado post-irradiación, hubiera requerido recibir una dosis aguda
de unos 400 cGy, y esto sólo es posible mediante el contacto directo
con una fuente de radiación muy potente, del estilo de la que genera
la onda radiactiva de una explosión nuclear, porque ni estando dentro
del reactor de una central nuclear se podía alcanzar esa tasa de
forma aguda.

Como antes he dicho, señor presidente, señoras y señores diputados,
no se pueden, sin embargo, hacer en el campo médico afirmaciones
rotundas o excluyentes. La certeza raramente se da, pero la medicina
actúa con arreglo a una lex artis, es decir, a unas pautas o
procedimientos generalmente admitidos por la medicina occidental
avanzada y sobre la base de estos criterios, sobre la base de la
información rigurosa consultada y sobre la base de la experiencia de
nuestro personal sanitario experto y buen profesional se considera
altamente improbable la existencia de una relación de causa efecto.

Tras la guerra del Golfo, como saben muy bien todas SS.SS. y de
manera especial alguno de los portavoces, se generó una situación
también de gran alarma social, como se generó después de la Primera y
de la Segunda Guerra Mundial, pero la más reciente, la más próxima
fue la conocida como el síndrome del Golfo. Tampoco se pudo probar
una relación directa de causa-efecto con alguna de las sustancias
allí empleadas. No obstante, puede hacerse ahora una comparación con
lo que se está denominando el síndrome de los Balcanes. En aquella
ocasión intervinieron otros muchos factores que no se dan en este
caso: la utilización de agresivos químicos, la contaminación
ambiental por humo de combustión de petróleo, la propia suspensión
atmosférica en los granos de arena del desierto, el diferente entorno
geográfico, las multivacunas que se analizaron en conexión con todos
esos factores exógenos son parte de lo que se ha denominado el
síndrome del Golfo, de lo que nunca se pudo demostrar una relación
causal directa con determinado tipo de patologías y menos aún con las
que ahora nos han ocupado y preocupado.

En consecuencia, señor presidente, con todo lo anterior, reiterando
siempre la necesidad de movernos a la luz del estado actual de los
conocimientos científicos y teniendo en cuenta que el uranio
empobrecido es un débil emisor de radiactividad, por debajo incluso
del uranio natural; que la radiación que puede plantear problemas es
la alfa; que esta radiación tiene poca penetración que el personal
participante en la operación normalmente transita por zonas en las
que se empleó la munición de uranio empobrecido en vehículos
militares, lo que proporciona protección suficiente, aparte de ir
convenientemente advertidos, a lo que luego me referiré; que hay un
sólido conocimiento médico de que la leucemia radioinducida aparece
después de muchos años de exposición y a dosis infinitamente más
altas que las que pudieran haberse recibido en Kosovo o en Bosnia por
el uranio enriquecido, puede concluirse que estas leucemias
radioinducidas no se producen ni mucho menos en todos los sujetos
expuestos y que, en cualquier caso, requieren dosis mucho más altas
que las que hayan podido recibir. Además, su período de latencia es
en el menor de los casos de tres años. Este dato está avalado por
numerosos estudios con un cierto nivel de evidencia epidemiológica
realizados en víctimas de explosiones o accidentes nucleares y
pacientes sometidos a radioterapia.

En síntesis, añadiendo una nueva conclusión a las que llevamos hasta
ahora asentadas, el uranio empobrecidoemite una radiación mínima y, a
la luz de los



Página 3975




conocimientos actuales de la medicina, no tiene sentido esperar
efectos patológicos por exposición a este material ni a corto, ni a
largo plazo, aun a las dosis que se hubieran podido recibir, si se
hubiera permanecido largo tiempo en las zonas de empleo, que no en la
española, de esta munición en los Balcanes.

Paso, señor presidente, señoras y señores diputados, al examen de la
actitud y de las medidas adoptadas por el Gobierno de España, a
través del Ministerio de Defensa, durante el desarrollo de todo el
proceso que hasta aquí hemos venido describiendo. Para facilitar la
explicación y también el debate, hemos agrupado las actuaciones que
hasta ahora se han desarrollado y las que pensamos encarar, en primer
lugar, examinando las actuaciones y medidas sanitarias para
detenernos luego en las medidas de carácter operativo y las acciones
de carácter diplomático y finalizar examinando las acciones de
carácter informativo.

Comencemos, por tanto, por las sanitarias. En el ámbito puramente
sanitarios, señorías, las actuaciones y medidas adoptadas pueden, a
su vez, distribuirse en una fase preliminar y tres fases operativas.

La fase preliminar hace referencia y explica algunos de los puntos
y zonas de controversia incidental que se han producido en estos
últimos días, porque, como saben muy bien los miembros habituales de
la Comisión, y estoy seguro que también conocen y aceptan los que con
todo rigor se están dedicando al estudio de este asunto aunque
pertenezcan habitualmente a otras comisiones, en las operaciones
militares, y desde luego también en las de los Balcanes,
previsoramente por los Estados Mayores de los ejércitos se llevan a
cabo planes, que en este caso realiza la sanidad militar, que
consisten en hacer un estudio sanitario de la zona denominado
Inteligencia sanitaria. De esta manera se está en disposición de
tomar las medidas oportunas, y este proceso es simultáneo al ciclo de
planeamiento de los Estados Mayores y al tiempo continuo, de forma
que se van realizando las adaptaciones necesarias durante la
operación y se continua después con los controles médicos
posteriores, que viene realizando desde casi hace una década y desde
luego en este caso el Instituto de Medicina Preventiva del Ejército.

Del seguimiento día a día que siempre hacen los médicos militares de
la salud del personal de sus unidades y buques, tanto en territorio
nacional como en despliegues exteriores, no se deduce en este caso,
señorías, nada especial en cuanto a patologías específicas en la zona
de los Balcanes. Quizá, por decirlo todo, llama la atención algo
habitual en la participación en este tipo de misiones: una mayor
aparición de procesos de ansiedad y estrés, y también una mayor
incidencia de traumatismo derivados sobre todo de las prácticas
deportivas que se realizan en el tiempo libre.

Si esta es la fase preliminar que se adoptó y se adopta siempre, paso
a examinar ya, por decirlo de alguna manera, la fase crítica, que se
genera ante la creciente
preocupación de las opiniones públicas europeas y las inquietudes
surgidas en los parlamentos, en las familias y en los ciudadanos en
torno a la segunda decena del mes de diciembre. Pues bien, el
Ministerio de Defensa, a través de sus servicios sanitarios, puso en
marcha un estudio epidemiológico, cuya primera fase consistió en
analizar el contingente que había sido desplazado a Kosovo, en
función de los posibles riesgos, estratificando al personal según el
contacto y el tiempo de permanencia en los puntos de posible
contaminación, si los hubiere y, en segundo término, reforzando y
extendiendo las medidas sanitarias habituales para la totalidad de
los desplazados en los Balcanes, con especial vigilancia de los que
habían estado y están en Kosovo. Este estudio se está completando
desde el comienzo de la segunda fase, a la que ahora me referiré y,
según los hallazgos y la situación, se determinará la vigilancia
posterior.

Además, señorías, hemos estado en contacto atento con las
organizaciones internacionales, cuyos estudios y declaraciones han
venido a confirmar, como puedo detallar con posterioridad, lo que
hasta aquí ha dicho el ministro que les habla en nombre del Gobierno:
la no existencia de relación de causalidad; la no existencia, menos
aún, en la zona española, en donde desde luego no ha habido impactos
directos; la no probanza de procesos directos de radiación y
causación de las manifestaciones cancerígenas que han salido en la
prensa como supuestos casos.

Señorías, como luego diré, el 18 de diciembre tuve oportunidad de
realizar una nueva visita a los Balcanes. A mi regreso, sin perjuicio
de que anticipe algunas de las actuaciones que podrían catalogarse
mejor como de carácter informativo, el 20 de diciembre tuve la
oportunidad de ofrecer, con motivo de la visita a un acuartelamiento
militar, las primeras declaraciones públicas en la línea de las que
ahora estoy haciendo. Además, el día 22 de diciembre tomamos la
determinación de reunir al jefe del Estado Mayor de la Defensa, al
jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, al secretario de Estado
de Defensa, al subsecretario de Defensa y a los directores de mi
gabinete junto al director general de Sanidad Militar y sus
colaboradores y adoptamos la decisión de poner en marcha un plan
generalizado de reconocimientos basado en los siguientes criterios:
establecer un umbral de sensibilidad adecuado, tratar de evitar
cualquier penosidad a los reconocidos y adecuar las posibilidades
reales al número y ritmo de los reconocimientos.

El protocolo consiste en una encuesta que añade a la que se viene
haciendo habitualmente a los observadores y otro personal que vuelve
de misiones en el exterior preguntas específicas que cada uno
contesta con el alcance que considera oportuno. En la parte
propiamente clínica se viene realizando un análisis de sangre y otro
de orina, con objeto de comprobar si hubiera algún proceso en
desarrollo que conllevara modificaciones



Página 3976




en la citología y bioquímica de la sangre y de la orina. Hasta la
fecha se han realizado 3.200 análisis sin que se haya detectado
anomalía radiológica o tóxica alguna relacionada con el uso del
uranio empobrecido.

Señorías, sólo la ignorancia o la irrefrenable osadía demagógica de
algún conocido portavoz, que, sin duda, con estas características
añade a ésa la buena voluntad y, por lo tanto, lo doy por no dicho,
puede sostenerse públicamente que se hacen discriminaciones entre los
soldados y los oficiales a la hora de realizar análisis clínicos.

Eso, señorías, no se sostiene; no se sostiene. En este punto, quiero,
con toda cordialidad, llamar a la seriedad, porque no faltaba otra
cosa que, sin fundamento alguno, se hicieran ese tipo de
afirmaciones. Los análisis han sido 3.200 a fecha de ayer e, insisto,
no se ha detectado anomalía radiológica o tóxica alguna relacionada
con el uranio empobrecido. Por cierto, este criterio se basa en la
larga experiencia en la minería del uranio y está convalidado por el
Consejo de Seguridad Nuclear y por el Comité Internacional de
Protección Radiológica.

La tercera fase -y estamos dentro de las medidas sanitarias-, en la
que existe la preparación para su comienzo cuando se considere
necesario, consiste en poner en marcha el esfuerzo no sólo propio,
sino de determinadas instituciones que han ofrecido su apoyo y cuyo
esfuerzo quiero agradecer: el Centro de Investigaciones Energéticas,
Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT); las universidades de Oviedo
y de Lejona, en el País Vasco, o la Empresa Nacional de Uranio
(ENUSA), de Salamanca. Con objeto de disponer de capacidad propia
para hacer, en su caso, mediciones especiales de todo tipo de metales
pesados e incrementar nuestra capacidad de previsión de esa necesidad
a medio y a largo plazo, se ha adquirido, como también hemos
anunciado y confirmo, un espectrómetro de masas tipo ICP Masas. En
caso de que los estudios posteriores recomendaran utilizar otras
pruebas especiales, se acometerían con los medios que se consideren
necesarios.




Señor presidente, señorías, si estas son las líneas esenciales de las
medidas sanitarias adoptadas y previstas, quiero detenerme ahora en
las medidas adoptadas de carácter operativo y en algunas de las que
hemos tomado en estos días de carácter, si se quiere, diplomático
o de contacto, tanto con las tropas como con alguno de los colegas
europeos y de las organizaciones internacionales de las que España
forma parte.

En primer lugar voy a referirme a las medidas operativas y vuelvo,
señorías, a reclamar su atención de manera muy especial en lo que se
refiere al análisis e informe de la Agrupación Táctica de la Legión
en Istok. Esto quiero enmarcarlo en mis primeras palabras relativas
a la sinceridad con la que siempre he querido y quiero actuar ante este
Parlamento. Señorías, ante el Parlamento español, el ministro que les
habla y el Gobierno al que pertenece no tienen ningún otro interés
prevalente de organizaciones aliadas ni de ninguna otra
naturaleza, por legítimos que pudieran ser y son esos intereses. La
veracidad ante el Parlamento es un tema con el que el Gobierno y el
ministro que les habla jamás van a hacer una broma. Si ha habido
errores informativos, vamos a dejarlos esclarecidos, pero les ruego
que pongan en el análisis que voy a hacer la misma atención que buena
voluntad pone el ministro que les habla para demostrar que nadie ha
faltado a la verdad ni la ha ocultado.

La Junta de Jefes de los mandos militares norteamericanos informó el
30 de junio de 1999 al mando europeo de la OTAN, el Sacuer, de la
utilización por sus fuerzas de munición con uranio empobrecido;
información que es trasladada desde Shape al día siguiente, 1 de
julio, a los mandos operativos en la zona para su conocimiento, es
decir, a la KFOR y, en concreto, al Comkfor, al comandante general de
la fuerza en Kosovo.

Nuestras tropas, siguiendo los procedimientos establecidos desde 1996
por la Alianza Atlántica, habían realizado y han venido realizando
sus propios análisis de contaminación radiológica desde varios días
antes, desde el día 27, como medida preventiva antes de autorizarse
la ocupación de las posiciones de aposentamiento español, ocupación
que, tras comprobarse la ausencia de indicios de contaminación NBQ,
comenzó el día 29 de junio.

La información que llega a la zona desde Shape se considera
estrictamente desarrollo de las previsiones que en las directivas de
OTAN ponen en marcha el mecanismo en virtud del cual los españoles
desarrollan todo el proceso NBQ. Vuelvo a insistir: no ha habido una
comunicación formal ni del Gobierno de Estados Unidos ni de la OTAN
al Gobierno de España, ni ha habido ninguna ocultación ni ninguna
manipulación de la información estrictamente operativa que circula de
la Junta de Jefes al Shape, al Conkfor y que pone en marcha el
coronel del destacamento de Istok, siguiendo las directivas generales
de la Organización Atlántica. Nadie con sentido común puede, de
verdad -y esto está documentalmente probado-, atribuir a que el
coronel del destacamento de Istok desarrolle directivas generales de
la OTAN una ocultación de información que debiera haber transmitido
entonces, cuando aún nadie polemizaba, o al menos no tenía esa
densidad el uranio empobrecido, dentro de las medidas generales de
NBQ, que cercioran que no hay riesgo de radiación en la zona.

Desde entonces, señorías, este tipo de reconocimientos se realiza con
una periodicidad semanal, en ocasiones con la colaboración además de
la compañía NBQ de la Brigada Multinacional Oeste, en la que se
encuadra la Agrupación española. Las órdenes de operaciones de las
distintas agrupaciones recogían en un anexo, que quiero dejar
constancia para mayor transpariencia-lo siento, señor presidente,
señorías-, que es la



Página 3977




NOP.310K, las normas generales de comportamiento que deberían seguir
las tropas españolas desplegadas en la zona. En las mismas se expresa
de manera tajante la necesidad de permanecer alejados de la munición
de uranio empobrecido, si se encontrare, así como la prohibición de
ingerir cualquier comida o bebida que resultara sospechosa de haber
estado en contacto con ese material, lo que, por fortuna, no fue el
caso. En ningún caso el mando operativo consideró que tuviese que
informar a sus superiores nacionales de una medida de autoprotección
de las fuerzas a su cargo que va dentro de las especificaciones
generales de la OTAN. Y tampoco había ningún motivo de alarma, antes
al contrario, tras las mediciones iniciales y consiguientes
realizadas por el núcleo de defensa NBQ.

Por tanto, y concluyo este incidente, el Gobierno no tuvo
conocimiento de esta cuestión hasta marzo de 2000, cuando el nuevo
secretario general de la OTAN escribe al secretario general de
Naciones Unidas y le advierte de los peligros que pudieran derivarse
del uso de munición con uranio si no se toman las medidas adecuadas a
las que me he referido.

Señor presidente, señorías, precisamente como consecuencia de esa
gestión, hay que destacar en el ámbito multilaterial que el pasado 5
de noviembre, y dentro del Programa de medio ambiente de Naciones
Unidas, UNEP, se envió un equipo de expertos a Kosovo con el fin de
estudiar in situ la posible contaminación de la zona por el uso de
uranio empobrecido. Aunque no se dispone aún de los resultados
finales del reconocimiento, las primeras declaraciones de su
presidente, el ex ministro de Medio Ambiente filandés Pekka Haavisto,
indican que la radiación que se encontró en ocho de los once enclaves
visitados era similar a la que existe en la naturaleza y en tres de
ellos era prácticamente nula.

Como les he anticipado, la preocupación del Ministerio de Defensa, no
directamente derivada del uranio empobrecido sino por la constante
atención que merecen los efectivos allí desplazados, ha hecho que
desde que me incorporé al Ministerio haya visitado la zona en tres
ocasiones: la primera el 12 y el 13 de mayo, la segunda el 20 de
septiembre, acompañando por cierto al presidente del Gobierno, y la
tercera, a la que me he referido, en fechas muy recientes, para
felicitarles las fiestas de navidad y en la que tengo -día 18 de
diciembre- las primeras confirmaciones de que ante la alarma que se
está generando en otros países, el equipo de detección NBQ vuelve a
confirmar que no hay ningún riesgo para las tropas españolas. A su
vez, señorías, el subsecretario de Defensa, acompañando por cierto al
alcalde de Madrid, visitó la Agrupación Táctica de Istok el 29 de
diciembre , y hemos querido también que el 13 de enero el Jefe del
Estado Mayor del Ejército de Tierra, general Pardo de Santayana,
visitara también Istok. Así lo ha hecho y ha podido trasladarme ayer
tarde, cuando al fin consiguió retornar, superando las condiciones
climatológicas, la confirmación del excelente
estado de ánimo y de salud del destacamento de Istok, lo cual me
complace poder poner de manifiesto de nuevo ante la Comisión. Durante
la primera semana de enero y la última del pasado año 2000 estuve en
contacto, como ya he anticipado a lo largo de mi exposición, con los
ministros de Defensa de Alemania, de Italia y de Portugal. A su vez
tuvimos un contacto indirecto con el Ministerio de Defensa belga, que
tenía una posición contraria a la que hemos sostenido finalmente
todos los países aliados, que básicamente hemos coincidido en el
análisis de la situación y en nuestras conclusiones. Al mismo tiempo,
señor presidente, señorías, durante esas dos semanas estuve en
contacto tanto con el embajador de España ante la Alianza Atlántica,
el señor Prat, como con el Milrep, en términos OTAN, es decir, el
representante permanente militar, exigiendo, como se hizo por
escrito, que la reunión de la pasada semana del Consejo Atlántico y
previa a la del Comité Militar, tuviera en su agenda como punto del
orden del día el análisis de la situación generada por el síndrome
del uranio empobrecido y a su vez se acordara, como se ha hecho, un
modus operandi conjunto de los países aliados para dar cabal y
puntual información que tranquilizara a la opinión pública y
permitiera la investigación de cualquier otra posible causa. Eso sí,
consideramos que no era razonable seguir la iniciativa belga que
proponía que de este asunto se hiciera cargo estrictamente la Unión
Europea, porque SS.SS. saben que en este momento el desarrollo del
segundo pilar de la Unión Europea no permite las mismas condiciones
que sí permite la Alianza Atlántica para investigar adecuadamente,
por procedimientos técnicos y médicos, hasta el final, las
consecuencias de la utilización del uranio empobrecido. Tampoco
aceptamos la propuesta italiana, que se quedó sola en el Consejo
Atlántico, de pedir la moratoria y suspensión, que otras fuerzas
políticas aquí presentes han solicitado, de la utilización del
armamento que contuviera uranio empobrecido por todo lo que llevo
dicho, señorías, por cuanto no se ha podido comprobar relación de
causalidad y no es razonable en términos médicos, sin que en modo
alguno, si llegara a probarse, pueda descartar el Gobierno el sumarse
a esa moratoria.

También se ha reunido, como consecuencia de las reuniones del Consejo
Atlántico y del Comité Militar, en el día de ayer en Bruselas, el
Comité de Jefes de Sanidad de la OTAN, el Comeds, que aparte de
intercambiar información y de concentrar en un grupo de trabajo la
acumulación y examen de esa información, ha puesto en marcha también
un procedimiento para que los distintos grupos nacionales puedan
enviar sus estudios e investigaciones al propio Comité de médicos de
la Alianza. Es voluntad de la Alianza Atlántica, de sus órganos y
desde luego del Gobierno de España, reafirmada por el secretario
general de la OTAN, dar todo tipo de información y reafirmar el
principio de transparencia. En ese sentido también y refiriéndome,
para finalizar, a las medidas informativas, señor presidente,



Página 3978




tengo que recordar a la Comisión que en la reunión del día 22 de
diciembre -a la que he hecho referencia- con el Jefe del Estado Mayor
de la Defensa, etcétera, acordamos que fuera el coronel inspector de
Sanidad del Ejército, el coronel Villalonga, quien, con un grupo de
colaboradores, se encargara de trasladar a la opinión pública la
información que estimamos que era, y es de manera creciente,
tranquilizadora. Así lo hizo el propio coronel Villalonga en ruedas
de prensa de 22 de diciembre, 7 de enero y 9 de enero. Tengo que
añadir a lo anterior, señor presidente, que nuestra voluntad de
información se ha concretado finalmente en la atención al público a
través de un teléfono, que hemos denominado Defensa Informa, con las
consiguientes inserciones publicitarias en medios de comunicación,
que registró en los primeros días más de 3.400 llamadas; quizá sea
bueno, si interesa a los señores portavoces, que pueda ilustrarles
acerca de cuales han sido las pautas de llamadas para que puedan a su
vez confirmar cuál ha sido el grado de tranquilidad transmitida por
esa información y por la que estamos poniendo sobre la mesa.

Ala hora de concluir, señorías, querría hacerlo ratificando algunas
de las actuaciones que hemos puesto en marcha y que vamos a seguir
desarrollando. Desde luego, cuantas pruebas sean precisas para
garantizar la salud de nuestras tropas tanto a nivel internacional
donde participemos como de quienes han sido veteranos porque ya han
participado. Y desde luego también instruyendo al personal que va a
desplazarse a la zona, en donde el Gobierno español no se ha
planteado de momento ni por un solo segundo retirar las tropas. A su
vez, cabe recordar que incrementaremos las medidas tomadas hasta el
momento con el empleo del espectrómetro, que permite determinar la
existencia de rastros tóxicos por contaminación de uranio empobrecido
a quienes muestren indicios razonables o a todos aquellos que lo
soliciten y sea lógico pensar que puedan tener alguna patología.

Señor presidente, al objeto de materializar de alguna manera la
disposición parlamentaria a la que me he venido refiriendo desde el
principio con insistencia, de la que no me cansaré pero tampoco
quiero cansar a SS.SS., querría trasladarle la convocatoria al señor
presidente y a la Junta de Portavoces de la Comisión de Defensa para
que, cuando lo consideren oportuno en los próximos días, se trasladen
con el ministro que les habla a Kosovo para combrobar in situ, con
los medios de apoyo técnico y científico que consideren necesarios,
el estado de nuestras tropas y la manera en que estamos afrontando
este problema.

Señorías, para afrontar a largo plazo las consecuencias que hasta
ahora no pueden permitir establecer una relación de causa-efecto;
tras diversos contactos con representantes de la comunidad científica
y académica, anuncio que esta semana constituiré un comité científico
de asesoramiento integrado por especialistas de
reconocido prestigio en hematología, oncología y radiología que,
junto a los médicos militares, puedan seguir desarrollando el estudio
epidemiológico y lo concentren, en una primera fase, en un grupo de
control que actúe como testigo de comparación frente a los casos que
se detecten. Se trataría de comparar, como anticipé sumariamente, las
posibles enfermedades de los que han estado en los Balcanes frente a
una muestra representativa que haya permanecido en territorio
nacional con las mismas características de edad y de circunstancias y
desarrollar las conclusiones oportunas. Este grupo, que se crea entre
profesionales, insisto, independientes y entre especialistas, también
independientes y de prestigio del propio Cuerpo médico militar, no
tiene plazo de finalización, se constituye como un grupo de
asesoramiento al ministro de Defensa y también, señorías, a su
través, por supuesto, a esta Comisión. En fin, continuaremos esa
política de transparencia que hemos puesto en marcha y que estoy
dispuesto a ampliarles en sus datos concretos.

Para finalizar, señor presidente, querría volver a hacer un
llamamiento a la responsabilidad de todos -partidos políticos, medios
de comunicación, agentes sociales- y que entre todos contribuyamos a
dar a la sociedad española la tranquilidad necesaria para que
nuestras tropas más allá de nuestras fronteras puedan desempeñar con
eficacia la labor que les hemos encomendado. Hace algunos años
alguien que tenía un pié a cada lado del Atlántico, Gertrude Stein,
escribió un libro, que acaba de publicarse, Las guerras que he visto
y en relación con las guerras mundiales decía: Sin duda nadie piensa
que esta guerra sea una guerra que vaya a terminar con la guerra. En
efecto, tampoco nosotros pensamos que esta comparecencia vaya a
terminar con la crisis, ni que la guerra de Kosovo vaya a ser la
última de las que tenga la humanidad. La diferencia, señorías, es que
aquella intervención se hizo en nombre de la libertad y de la
dignidad igual de todos los seres humanos y la segunda diferencia es
que lo hicimos en nombre de su forma política, la democracia, que es
la que permite que un gobierno pueda venir a un Parlamento
democrático a dar cuanta información estime oportuna.

Muchas gracias. (Aplausos.)



El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro, por su completo
informe. Quiero agradecerle la invitación que ha hecho a la Mesa y a
los portavoces y, una vez que deliberermos sobre el contenido,
daremos respuesta en torno a las circunstancias en que pueda
desarrollarse ese viaje a la zona en cuestión.

Dicho esto, tienen turno los grupos parlamentarios, comenzando por el
orden establecido, también por acuerdo de la Mesa. En primer lugar,
el portavoz del Grupo Socialista, don Jordi Marsal, tiene la palabra.




Página 3979




El señor MARSAL MUNTALÁ: Muchas gracias, señor ministro, por su
comparecencia y por las informaciones que exhaustivamente ha dado a
esta Comisión. Querría dividir mi intervención en cuatro apartados:
primero, unas consideraciones iniciales, segundo, una petición de
precisiones sobre algunos temas que ha informado y sobre algún otro
que no ha habido información en esta comparecencia, tercero, unas
consideraciones sobre la política de información del Ministerio y,
cuarto, una breve referencia a nuestras propuestas, que ayer
presentamos públicamente y que hemos convertido en una proposición no
de ley.

Cuando empezaron a aparecer las primeras noticias sobre el llamado
síndrome de los Balcanes, días antes de Navidad, nosotros tomamos
conciencia de que era una situación que no iba a acabarse en pocos
días. Teníamos el antecedente que había habido en Estados Unidos
después de la guerra del Golfo y, por tanto, era previsible que
también en Europa hubiese un debate similar en cada uno de los
países. Por tanto, el mismo 28 de diciembre nosotros pedimos ya la
comparecencia pensando que podría realizarse en el mes de febrero.

Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos y la alarma social
creada sobre este tema, hicieron que pidiésemos que usted mismo
solicitase la comparecencia para que pudiese realizarse en el mes de
enero. Efectivamente, así ha sido y esto es positivo para todos.

Señor ministro, en su primera declaración, a la cual usted ha hecho
referencia, antes de Navidad, al menos la primera que yo le oí, dijo
que hay que evitar el alarmismo infundado. Estoy de acuerdo. Para
ello es condición necesaria, aunque no suficiente, la transparencia
y la veracidad. Usted también ha hecho referencia a ello. Es necesario
no sobredimensionar la situación, pero sería también un error
infravalorarla, porque muchas veces en la sociedad en la que vivimos
más importante que la realidad objetiva es la percepción que la
opinión pública puede tener de esta realidad, aunque a veces no
corresponda. Es necesario comunicar lo que sabemos y reconocer
también con humildad y con total claridad lo que aún no sabemos con
certeza.

Se han producido en este período varios momentos de confusión, con
informaciones a veces contradictorias. Incluso, en algunos momentos
ha habido -¿por qué no?- desinformaciones de mayor o menor buena fe,
y no me refiero únicamente a informaciones del Ministerio. El
Ministerio sí ha caído en algún momento en informaciones
contradictorias, que en nada han ayudado a la claridad y a la
transparencia. Por ejemplo, quiero decirle que en este mismo momento
usted afirma -y lo creo totalmente- que se han realizado 3.200
análisis. Sin embargo, en la web del Ministerio, al menos ayer, se
seguía hablando de que se habían realizado 5.000 análisis.

Evidentemente, es una contradicción que tiene la incidencia que
tiene, pero es un indicio de que si se producen contradicciones en
cosas que
tienen menor importancia por qué no van a producirse también en cosas
que sí lo son.

Tal vez el Gobierno, no únicamente el Ministerio, ha infravalorado
las repercusiones de la situación y por valoraciones erróneas no se
ha respondido, no se ha dado la cara políticamente, con suficiente
rapidez, por el conjunto del Gobierno. Tal vez una mayor rapidez
mediante una comparecencia pública suya, y no únicamente en sede
parlamentaria, habría servido para dar una mayor tranquilidad.

Quiero señalarle que nuestra preocupación prioritaria son los hombres
y mujeres, militares o civiles, que sirvieron o están sirviendo en la
zona de los Balcanes, en las distintas misiones de paz, así como la
salud de aquellos habitantes de todas estas zonas que se vieron
afectados por las distintas guerras en los Balcanes. Todos ellos,
militares y civiles que participaron, deben tener la seguridad, ellos
y sus familiares, de que el Gobierno está haciendo lo necesario y lo
correcto para conocer lo que realmente sucede o pueda suceder en el
futuro. Deben tener la seguridad de que lo prioritario para el
Gobierno, y también para todas las fuerzas políticas y para este
Parlamente, es la salud de estos ciudadanos. Si no existe este
convencimiento, esta percepción por parte de los afectados, por parte
de sus familiares y por parte del conjunto de la sociedad, cualquier
explicación, por científica que sea, por bien fundamentada que esté,
en el campo científico de las armas utilizadas o en el campo
sanitario, poca incidencia tendrá en la sensibilidad pública y en el
estado de la opinión pública. Por esto es importante no sólo contar
la verdad sino contarla bien, con suficientes recursos, en el momento
adecuado y sin contradicciones.

Ha expuesto usted extensamente, y creo que con gran rigor, algunos de
los aspectos relacionados con el llamado síndrome de los Balcanes,
pero querríamos pedirle algunas precisiones precisamente para
contribuir a que no haya esta alarma social, a que todos tengamos la
seguridad de que se está haciendo lo que se tiene que hacer y se está
haciendo bien. Son preguntas relacionadas con tres áreas: las
primeras sobre la situación en el terreno; las segundas sobre los
reconocimientos médicos, y el tercer grupo sobre el armamento español
que poseemos en este momento en relación con este tema y al cual
usted ha hecho alguna referencia.

Primer bloque de preguntas. Ha hablado usted de las primeras
mediciones que se hicieron antes del despliegue de nuestras tropas en
la zona. Querría que pudiese comentar cuántas veces más se han
realizado posteriormente y en qué lugares; si se han hecho en un solo
lugar o en varios lugares, con qué criterios y cuáles han sido los
resultados de estas mediciones, y si se ha observado una evolución en
el resultado de las mismas que tenga algún carácter preocupante.

Concretamente, ¿en el último mes a las tropas presentes allí se les
ha hecho algún análisis, alguna medición, no únicamente respecto a la
radiactividad sino también a otros posibles



Página 3980




aspectos de contaminación en la zona? Estas aclaraciones son
importantes para que todos tengamos la seguridad de que los análisis
que se realizan en la zona miden lo que realmente está sucediendo, y
la opinión pública y esta Cámara sepan qué tipo de armamentos se
utilizaron en Bosnia y en Kosovo, aparte de los que contienen uranio
empobrecido. El debate se ha centrado, y con cierto error, en el tema
del uranio empobrecido, aunque seguramente también por otro
determinado tipo de intereses, pero lo fundamental es que hay algunos
soldados y tal vez algunos civiles que presentan unos síntomas en su
salud que quizá pueden tener su origen en su estancia en la zona de
Bosnia o en la de Kosovo. Para ello, el primer elemento que debemos
conocer todos, empezando por el Gobierno, es si, aparte de las
municiones de uranio empobrecido, que ya sabemos que se utilizaron,
se empleó otro armamento que pudiera haber contaminado y tener
efectos en la salud de los que allí participaron.

Segundo bloque de preguntas respecto a los temas sanitarios. A todos
estos contingentes que se han enviado a la zona previamente, ¿se les
ha administrado algún tipo de vacunas u otro tipo de productos
farmacéuticos con carácter preventivo? Usted ha dicho que se han
realizado 3.200 pruebas ¿La intención del Ministerio es hacérselas a
los 32.000 personas (aunque ha precisado correctamente que son 27.000
porque algunas repitieron) o se va a proceder únicamente a un
muestreo con carácter aleatorio? Nuestra opinión es que debería
hacerse a todos ¿Con qué criterio se está realizando el análisis? Es
decir, ¿se está empezando por los que estuvieron hace más tiempo, los
que estuvieron en Bosnia, y no los que estuvieron en Kosovo? ¿Hay
algún otro tipo de criterio en la realización de estos análisis? Si
la intención es practicarlo a todos, hay que dar un mensaje claro de
tranquilidad, tanto a ellos como a sus familiares, de que van a
recibir los análisis necesarios ¿Se está analizando a los civiles de
las ONG que participaron en la zona? Podría ser discutible en un plan
teórico si es el Ministerio de Defensa quien tiene que realizarlo
o no. Sea el Ministerio de Defensa o el de Sanidad, es necesario que
estos análisis también se practiquen a estos civiles que estuvieron
allí; como en la mayor parte de casos las operaciones se hiciero en
estrecha relación y con buenos resultados con nuestras Fuerzas
Armadas, por lo que lo más lógico es que se hicieran en el ámbito del
este plan general que el Ministerio tiene.

Desearíamos saber con toda precisión -y no le pido la respuesta
ahora, sino que la haga llegar a esta Comisión por escrito- los
análisis exactos que se efectuan, el tipo de test-pregunta que se
realizan ¿Qué finalidad tienen estos análisis? ¿Qué pretender
conseguir? ¿Qué es lo que se busca? Con lo que se busca, ¿hay
garantías de que los resultados tengan validez? Me adelanto a una de
las propuestas que hacíamos. Usted mismo ya ha dicho -y hay
científicos que lo han señalado- qué
las posibles consecuencias de tipo radiológico, si existieran, no se
presentan de una forma inmediata, sino que no suelen aparecer hasta
pasados de tres a diez años. Por lo tanto, las pruebas que ahora se
realizan tienen gran valor, pero sobre todo hay que tener la garantía
de que se realizarán durante un amplio periodo de tiempo para, en
caso de presentarse algunas de estas disfunciones en la salud,
posteriormente fuesen detectadas.




Señor ministro, ¿puede garantizar -creo que puede hacerlo- que a
todos los militares se les hacen exactamente los mismos tipos de
análisis y con el mismo interés y cuidado, sea cual sea el grado de
estos soldados? Si es así, están haciendo lo correcto; si no fuese
así nos parecería criticable, y ha habido algunos comentarios en
cierto momento de algún afectado, y también una sensación, que no
digo que sea la realidad, de alguno de los militares o de sus
familiares de que no se hacían estas pruebas con suficiente,
llamémosle, cariño -lo que es importante, aunque la palabra pueda
sonar un poco cursi-. Es preciso que haya conciencia de que se
realizan los análisis a todos los militares con el mismo cariño.




El señor PRESIDENTE: Señor Marsal, le ruego que vaya concluyendo.




El señor MARSAL I MUNTALÁ: Voy acabando. ¿Se ha aceptado en algún
caso la relación causaefecto? Han circulado algunos rumores de que
puede haber algún caso en que se ha aceptado oficialmente esta
relación causa-efecto. ¿Es cierto o no es cierto? Otro problema que
se ha planteado, y respecto al que es importante también tomar
medidas, es el grado de cobertura sanitaria, presente y futura,
cuando dejan de ser soldados. Aquí no me refiero a una distinción
entre oficiales y soldados rasos sino entre militares permanentes,
que pueden ser también soldados rasos, para entendernos, o soldados
que lo son únicamente durante un tiempo. Existe objetivamente una
situación que no es exactamente igual y se deberían tomar medidas
para que esto no fuese así, ni en este caso ni en otros.

Voy rápidamente al tercer bloque de preguntas, y agradezco al señor
presidente su tolerancia teniendo en cuenta la gran cantidad de
información que el ministro nos ha dado. Acerca del armamento que en
este momento posee España querría saber si tiene capacidad para
utilizar munición con uranio empobrecido. Usted ha explicado
largamente las características de uranio empobrecido. También ha
dicho, lo podemos añadir, que hay un uso civil importante de uranio
empobrecido. Veía esta mañana que hay 800 patentes de productos
civiles que utilizan uranio empobrecido. En el aspecto militar tiene
un doble uso, como protección frente a los propios proyectiles y
también como proyectiles. En el caso del armamento español que
poseemos, pueden plantearse dudas sobre si para este



Página 3981




armamento pueden haber utilizado plataformas aéreas. Es decir, no
poseemos el A-10, por lo tanto aquí no hay dudas, pero este tipo de
municiones anticarro pueden ser utilizados también desde helicópteros
o desde Harrier. Tenemos helicópteros, tenemos Harrier ¿En la
munición de los helicópteros o Harrier españoles se usa la de este
tipo? Puede haber otro tipo de armamento, pero sobre todo la duda se
plantea respecto a los carros de combate y respecto a los Leopard. El
Leopard utiliza un tipo de proyectil perforante subcalibrado
estabilizado por aletas, al que usted hacía cierta referencia, como
el APFSDS. Este material de energía cinética puede contener en su
interior la fecha de uranio empobrecido, como se veía, puede contener
también fecha de otros materiales duros y pesantes como es el
tungsteno y otros. Parece que en el caso de los Leopard anteriores,
de los que tiene Alemania, tienen y pueden utilizar este tipo de
armamento con uranio empobrecido. Como tenemos más de cien carros
procedentes de Alemania, querría preguntarle si estos carros tienen
munición de este tipo, y si los nuevos modelos que van a fabricarse
en España, que tendrán seguramente características nuevas en el cañón
Rheinmtall van a utilizar material de este tipo que contenga uranio
empobrecido. Alrededor de este tema se han producido otras
informaciones que también van a tener efecto en nuestra opinión
pública, así como peticiones al Ministerio de Defensa que no tienen
que ver incluso directamente con la guerra de los Balcanes. Yo
querría sugerir, por poca base que puedan tener estas informaciones,
que las traten con cuidado. Ha surgido ya una en Alemania, otra en
Bélgica y otra en Holanda, que es la utilización de misiles
antiaéreos Hawk. Se ha señalado que los radares de este sistema de
misiles producen también radiaciones que han tenido efecto en
soldados que lo han utilizado en Alemania. Nosotros tenemos este
sistema de armas y lo utilizamos. Antes de que haya una presión hagan
ustedes el análisis y den las respuestas.

Termino, señor presidente. En esta línea de facilitar la
transparencia y la veracidad nosotros hemos puesto mucho interés en
decir que tenía que haber publicidad y transparencia. Señor ministro,
creemos que la información que se ha dado desde el Ministerio ha
contenido errores importantes. En este momento hay un problema de
comunicación interna y externa en el Ministerio de Defensa. ¿Es
cierto, por ejemplo, que la primera nota oficial que los cuarteles
generales reciben sobre este tema desde el órgano central no se
produce hasta el 8 de enero y no se pone sobre la mesa de los
afectados hasta el 10 de enero? Se ha afirmado que no había un
conocimiento oficial, y no voy a entrar en la discusión de esto. La
nota que hizo el Ministerio nunca debía haberse hecho en una
estructura de tipo jerárquico en la que la autoridad y la
responsabilidad de los mandos y, por tanto, de los mandos políticos,
es distinta a la de otros ministerios. La forma en que se ha dado
este tipo de nota fue un grave error. Además, la información
oficial puede ser la que sea, pero se supone que desde el
Ministerio se hace un seguimiento de las ruedas de prensa que, por
ejemplo, hace la OTAN. El 16 de mayo hubo una rueda de prensa de la
OTAN por parte del portavoz civil, y por parte del portavoz militar
del Shape en la cuales se reconoció el uso de uranio empobrecido;
pero anteriormente, el día 3 de mayo el Pentágono realizó una rueda
de prensa en la cual se reconocía que se había utilizado munición con
uranio empobrecido. Si no se hace este seguimiento, es necesario que
se haga. Evidentemente esto no tiene el mismo valor que una
comunicación oficial, pero no puede ser que el Ministerio no haga
este seguimiento. La comunicación interna y la comunicación externa
deben cuidarse mucho más por parte del Ministerio en este tema y en
otros. Si no, si se cometen errores, como el que se cometió en la
nota, puede llegarse a una situación incluso de crisis de confianza
entre la estructura civil y la estructura militar del Ministerio, y
esto no podemos permitírnoslo de ninguna manera, ni ustedes, ni el
Parlamento, ni el país. Para contribuir a esclarecer la situación
nosotros ayer presentamos una proposición no de ley en línea con
algunas de las cosas que usted ha propuesto. No voy a extenderme en
ella, no es el momento; hicimos una presentación pública ayer, el
tiempo más que correr vuela y, por tanto, no voy a extenderme en
ella. Sí quiero decirle que esperamos que el grupo que sustenta al
Gobierno apoye esta proposición no de ley, porque la mayoría de
propuestas que realizamos van precisamente en la línea que usted ha
señalado. Es importante en este momento que los ciudadanos, los
afectados y todos, tengan esta seguridad de que el Gobierno va a
garantizar y preocuparse por la salud de todos ellos, porque si no lo
hacemos no solamente pondremos en crisis el tema en sí, sino que
también podríamos poner en crisis el amplio consenso que existe en la
sociedad civil respecto a las operaciones de paz así como el proceso
de profesionalización de las Fuerzas Armadas. Hay un daño que ya está
hecho, pero tenemos que minimizarlo, y para ello, señor ministro,
vuelvo a repetir, solamente hay una manera, que la sociedad española
tenga el conocimiento y la percepción absoluta de que el cuidado del
Ministerio y del Gobierno es total y absoluto respecto a estos temas;
si no, nos habremos equivocado, se habrán equivocado ustedes
gravemente.




El señor PRESIDENTE: Como es norma de esta Presidencia, vamos a
suspender por cinco minutos la sesión para que se puedan fumar un
pitillo o atender a alguna necesidad fisiológica. (Pausa.)



El señor PRESIDENTE: Se reanuda la sesión.

A continuación, según el orden establecido, tiene el uso de la
palabra el representante del Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió), don Carles Campuzano.




Página 3982




El señor CAMPUZANO I CANADÈS: Después de este rato, que los que no
fumamos también hemos aprovechado para mover las piernas, quiero
agradecer la comparecencia del señor ministro y la información que
nos ha trasladado.

Es evidente que hoy esta comparecencia ha levantado expectativas en
el conjunto de los grupos parlamentarios o en la propia opinión
pública, porque es evidente que en las últimas semanas en el Estado
español se ha abordado, por un lado, una grave crisis de opinión
pública, y también, por qué no, la gestión de un grave problema de
salud pública. Sobre estas dos cuestiones iniciales querría hacer mi
reflexión o mi exposición. Decía grave crisis de opinión pública. Al
margen de los hechos probados, que son la muerte de soldados
españoles que habían participado en las dos campañas que se han
producido en los Balcanes -y he de señalar que en la comparecencia
del señor ministro no hemos podido determinar si el ministro acepta
que ha habido cinco o tres muertos relacionados con las enfermedades
generadas en esas campañas-, la gestión que se ha hecho de la
información que ha ido apareciendo con relación a los mismos a lo
largo de estas últimas semanas por parte de los diversos responsables
del Ministerio que han intervenido en esta crisis no ha contribuido a
calmar a la opinión pública. A mi me parece que esta es una verdad
meridiana y el propio tono de la intervención del ministro en la
comparecencia de hace un rato, la expectativa de los medios de
comunicación confirman que durante los meses de diciembre y lo que
llevamos de enero no se ha sabido gestionar la crisis que se ha
generado en la opinión pública, no tan sólo en España, sino en el
conjunto de los países de la Unión Europea. Han existido afirmaciones
precipitadas acerca de la existencia o no de muertos; han existido
afirmaciones precipitadas en relación a las informaciones que se
tenían sobre las consecuencias de la utilización del uranio
empobrecido; ha habido afirmaciones equívocas; ha habido ejemplos de
responsables del Ministerio de Defensa que intentando minimizar las
consecuencias posibles o no posibles de la utilización de la munición
de uranio empobrecido, tan sólo han servido para confirmar la
impresión de que el Ministerio no estaba controlando la crisis. Ha
habido informaciones que han introducido confusión, como la que se
trasladó en el Parlamento en los últimos meses del año 2000, y es
evidente también que en la gestión a través de los teléfonos de
información para las personas afectadas, que en su momento puso en
marcha el Ministerio de Defensa, o incluso a través de las
actuaciones médicas que se realizaban a militares que habían
participado en esas operaciones tampoco se ha estado fino. El éxito
que ha tenido la ONG ODS en la recogida de experiencias de familiares
de personas que habían visto fallecidos a hijos o a miembros de sus
familias ha mostrado que el Ministerio no ha sabido ofrecer -el señor
Marsal ha hablado de cariño- el cariño suficiente, la capacidad
suficiente para convencer a los familiares de afectados por lo que
estaba sucediendo en estos momentos de que la mejor información, la
mayor capacidad de solución se podía encontrar en el Ministerio de
Defensa. En esta misma línea, por ejemplo, el teléfono de información
que la Generalitat de Cataluña puso a disposición de cooperantes hace
unas semanas ha recibido un tercio de llamadas de madres de soldados
participantes en los Balcanes. Cuando desde la Generalitat se les
decía que se estaba intentando responder a la situación de personas
que habían participado como civiles cooperantes en los Balcanes, esas
madres manifestaban que la información que se les estaba
transmitiendo desde el Ministerio de Defensa no les tranquilizaba.

Por tanto, es evidente que el ministro no puede sentirse satisfecho
por cómo se ha gestionado desde el Ministerio esta crisis: ni por los
mensajes que se han dirigido a la opinión pública ni ante la
inquietud de los propios militares desplegados en los Balcanes en
estos años o la generada en sus familias. Es evidente que la mala
gestión de esta crisis de opinión pública, en un contexto de crisis
de opinión pública generalizada en el conjunto de países de la Unión
Europea y con políticas, al menos en los aspectos mediáticos,
diferentes de otros gobiernos de la Unión Europea, no ha contribuido
a tranquilizar ni a los grupos parlamentarios, ni a los medios de
comunicación, ni a la opinión pública en general.

Hoy el ministro ha sido un poco más preciso en sus afirmaciones. Ha
mantenido sus tesis, que se han producido a lo largo de esta crisis.

Pero seguramente hasta que la Comisión Europea, la OTAN o las
Naciones Unidas no terminen de efectuar sus estudios o los que ha
anunciado el Ministerio no nos vamos a quedar tranquilos sobre todo
lo relacionado con el síndrome de los Balcanes. Nos gustaría que la
información que el ministro nos ha explicado relativa a los estudios
epidemiológicos realizados hasta el momento se trasladase con la
mayor exactitud posible y de forma documental a los miembros de esta
Comisión. Como usted podrá comprender, los miembros de esta Comisión
no nos podemos considerar expertos en este tipo de situaciones.

Pensamos que si nos traslada esta información nos permitirá hacer un
trabajo más riguroso para poder garantizar en el margen de nuestras
responsabilidades que esta actuación de investigación que está
realizando el Ministerio se haga de manera correcta. En ese terreno
de la gestión de la opinión pública es evidente que la afirmación,
para tranquilizarnos, de que en cuanto a personas afectadas, soldados
participantes en los Balcanes, el índice de afectados por cánceres es
inferior al del que se produce en la ciudadanía, aparte de las
consultas que nuestro grupo parlamentario ha realizado a personal
especializado en esta materia, nos parece frívola en exceso.

Tendríamos que ser mucho más prudentes antes de pronunciarnos de
manera inequívoca sobre que no existe relación causa-efecto. Hasta
que no se haya terminado este conjunto de informes la prudencia



Página 3983




debería caracterizar las afirmaciones del propio Ministerio.

Como segunda cuestión, que enlaza con ésta precisamente, existe un
problema de salud pública: existen muertos, existen afectados, no
sólo en España sino en el conjunto de los países que han participado
en las campañas de los Balcanes; existen informes preocupantes.

A través de la red y a través de multitud de informaciones periódicas
aparecen estos días informes de universidades norteamericanas, de
expertos europeos, en los que se apunta una visión mucho más crítica
sobre lo que supone la utilización de uranio empobrecido. Por tanto,
la prudencia nos exige a todos no mostrarnos tan contundentes al
entender que no existen esas relaciones causa-efecto.

Es evidente que ante este problema de salud pública, han faltado
reflejos e iniciativa política en el seno de la Alianza Atlántica y
en el seno de la comunidad internacional. Ha habido otros gobiernos
europeos que al menos han sabido trasladar, a través de los medios de
comunicación una posición contundente en exigencia de transparencia y
responsabilidad a la Alianza Atlántica. Esa impresión el Gobierno no
la ha podido trasladar. Es más, el Gobierno ha trasladado una
impresión -e insisto en el término impresión- de estar condicionado
por la política general de relación en el marco de la Alianza
Atlántica. Yo creo que la opinión pública española hubiese agradecido
del ministro de Defensa una actitud más exigente ante la Alianza
Atlántica, en defensa de los intereses y de los derechos de los
ciudadanos españoles que han optado por ser militares.

Es evidente también, y la intervención de hace un rato no nos lo ha
aclarado, que, desde que oficialmente la Alianza Atlántica pone en
conocimiento de la KFOR la utilización de uranio empobrecido en julio
de 1999, aquel conjunto de medidas que se debieran haber tomado y que
parecía que la Alianza había tomado no ha formado parte de la
actividad española desarrollada en los Balcanes, porque entre la
afirmación hoy del señor ministro y las respuestas parlamentarias que
en su día se dieron al Grupo parlamentario de Izquierda Unida,
preguntando precisamente qué tipos de actuaciones se habían realizado
en relación con la utilización de uranio empobrecido, existe una
contradicción más que evidente. A esas preguntas parlamentarias se
responde diciendo que no existe información de que se hubiera
utilizado este tipo de munición y que, por tanto, no se ha tomado
ninguna medida especial. Y sabemos desde hace unas semanas que en
julio de 1999 la OTAN había ya comunicado y había recomendado a la
KFOR la recepción de actividades de precaución. Estos días han
aparecido informaciones preocupantes en esta línea que sería bueno
que hoy el ministro las aclarase. Por ejemplo, en relación con el
contenido del manual de área que se trasladaba a los soldados,
queremos saber si efectivamente introducía recomendaciones respecto
a las precauciones ante esa utilización de uranio empobrecido.

Nos cabía también la duda sobre si esa información fue
trasladada a los cooperantes civiles que se desplegaron en Bosnia o
en Kosovo. Nos quedaban esas dudas.

Es evidente que ante este grave problema de salud pública ha faltado
la transparencia parlamentaria suficiente. Yo creo, al menos en los
años que yo llevo de parlamentario en esta casa, que es la primera
vez que me encuentro ante una diferencia tan notable entre los hechos
y las respuestas parlamentarias. Por tanto, sería bueno que hoy el
ministro diese satisfacción al conjunto de la Comisión sobre el
contenido de las respuestas parlamentarias que Izquierda Unida
planteó pues hemos comprobado que, efectivamente, entre lo expuesto
en las respuestas y los hechos, la diferencia es importante.

Finalmente, nosotros vamos a querer creer que las pruebas que se han
puesto en marcha, las que se han efectuado hasta ahora y las que el
ministro ha anunciado, van a afectar al conjunto de los soldados y
oficiales españoles que participaron en las campañas de Kosovo
y Bosnia, que no va a haber diferencias entre unos y otros, y que esas
pruebas van a estar orientadas a prever los máximos supuestos
posibles, para tener la seguridad de que no tan sólo a corto plazo
vamos a poder padecer un incremento de soldados o cooperantes
españoles afectados por este síndrome, sino que no nos vamos a
encontrar dentro de cuatro o cinco años con la aparición de un
síndrome de los Balcanes, resultado precisamente de la presencia de
tropas españolas en estas áreas afectadas. Por tanto, grave crisis de
opinión pública y grave problema de salud pública. En estas dos
cuestiones nuestro grupo no puede sentirse satisfecho de la política
que ha desarrollado el Gobierno.

El fondo del debate plantea asimismo una cuestión esencial, que no es
otra que saber si es legítimo, según las informaciones de que hoy
disponemos, que la Alianza Atlántica incorpore entre sus materiales
de guerra munición con uranio empobrecido. Nadie hoy puede afirmar
con contundencia, y el propio ministro en su intervención así lo ha
dicho, nadie hoy puede tener la seguridad de que el uranio
empobrecido no produce efectos nocivos, no tan sólo a los soldados o
a los cooperantes de los aliados que se desplegaron en Kosovo, sino a
la propia población civil de Kosovo o de Serbia. Hemos echado en
falta en su intervención algún tipo de referencia en este terreno así
como un compromiso político del Gobierno en acciones de limpieza de
esas zonas afectadas, de apoyo al Gobierno kosovar y al ya Gobierno
democrático de Serbia, para poder estudiar, a medio y largo plazo y
en el marco de las iniciativas de las Naciones Unidas o de la OMS,
actuaciones orientadas a prever los riesgos, que es evidente que
acompañan a una operación militar moderna, respecto de la población
civil. Y en esto nos parece que el Gobierno tampoco ha tenido una
iniciativa políticasuficiente.




Página 3984




Pues bien, esas dudas que se nos generan en torno al uranio
empobrecido nos hacen entender que el Gobierno debería profundizar en
la línea que tímidamente ha apuntado el propio ministro, que es la de
plantearnos que, hasta que no se terminen de aclarar estas
cuestiones, la defensa, como hizo en su día Italia, de una moratoria
no parece una propuesta descabellada. Al margen de eso, señor
ministro, es evidente que, aunque el hecho de que la munición de
uranio empobrecido no tenga una consideración, desde un punto de
vista del orden jurídico internacional, de especial regulación -se
considera una munición de carácter convencional-, quizá debería ya
empezar a plantearse en el seno de la comunidad internacional ir
hacia una regulación sobre los procesos de producción, de uso, de
transferencia y de almacenamiento de este tipo de munición. Nos
parece que desde la guerra del Golfo se han suscitado suficientes
dudas, todas ellas razonables, sobre la utilización de este tipo de
munición para que el Gobierno español se pudiera plantear
perfectamente liderar una iniciativa de estas características a nivel
internacional.




El señor PRESIDENTE: Señor Campuzano, le ruego vaya concluyendo.




El señor CAMPUZANO I CANADÈS: Voy concluyendo, señor presidente.

Nuestro grupo ha querido plantear hoy esta comparecencia con la
voluntad de escuchar al señor ministro, así como al conjunto de los
grupos parlamentarios, y con la intención de que fuese posible,
después del debate de esta mañana, intentar impulsar iniciativas
políticas orientadas a dar respuesta a algunas de las cuestiones.

Sepa, señor ministro, que nuestro grupo va a apoyar cualquier
investigación que desde España se inicie en este ámbito. Nos parece
especialmente sugerente la última parte de su intervención, en el
sentido de introducir una comisión de alto nivel y con expertos
independientes que pueda permitir darnos las seguridades que hoy no
tenemos. También entendemos que el Gobierno debería manifestar su
pleno apoyo a la iniciativa de la Comisión Europea, como organismo
vinculado a esta cuestión, para intentar esclarecer al máximo estas
cuestiones. Nuestro grupo espera mucho del informe que la Comisión
Europea haga en las próximas semanas y nos parece que el Gobierno
debería contemplar la puesta en marcha de la previsión de una
política de compensaciones económicas para las personas muertas en
los Balcanes, cuya muerte se pudiese derivar de enfermedades
ocasionadas por cualquier tipo de productos militares utilizados en
aquella zona.

Al final de su intervención, el señor Marsal hacía referencia a que
esta crisis de opinión pública, esta crisis de salud pública, no
afectase a la credibilidad de las operaciones internacionales de los
Estados de la Alianza Atlántica, que no afectase al propio proceso de
profesionalización.

A nosotros nos parece básico y fundamental que ni la
crisis de opinión pública ni la crisis de salud pública afecten a
estas dos cuestiones estratégicas para el conjunto de nuestras
sociedades. Esto va a depender fundamental del Gobierno, pero a
nuestro grupo le va a preocupar sobre todo que seamos capaces de
asumir nuestras responsabilidades respecto a la población civil
kosovar y a la población civil serbia. Nos parece que hay un
liderazgo de España en el seno de la comunidad internacional
exigiendo las soluciones, la limpieza, las medidas de prevención
sanitaria que correspondan y el compromiso en la reconstrucción de
esos países, lo que nos parece fundamental. La batalla por la
democracia en Kosovo y en Serbia no pasaba tan sólo por la caída de
Milosevic y la expulsión del ejército serbio de Kosovo, sino que
también pasaba por garantizar a los hombres y mujeres que viven en
Kosovo y Serbia un futuro en libertad, en progreso, en democracia, en
salud y en vida. Hoy, la duda que nos queda es si, con esta actuación
nuestra, quizá no hemos garantizado suficientemente la salud y la
vida de los ciudadanos kosovares y de los ciudadanos serbios.




El señor PRESIDENTE: Seguidamente, el portavoz de Izquierda Unida,
don Felipe Alcaraz, tiene la palabra.




El señor ALCARAZ MASATS: Señor Trillo, la ocultación, cuando no la
mentira oficial, la dejación de responsabilidad y la debilidad
constitucional con respecto al sentido de las Fuerzas Armadas
definen, a nuestro juicio, la posición del Gobierno Aznar en cuanto
al denominado síndrome de los Balcanes. Sabemos por el coronel
Villalonga, representante del Ministerio de Defensa y para
informaciones oficiales que emanan de la OTAN, que ésta entre los
meses de mayo y julio de 1999 informó a todos los países
participantes de la utilización de municiones con uranio empobrecido.

Sin embargo, el 22 de septiembre de 1999 el Gobierno contesta a una
pregunta de Izquierda Unida: 'España no tiene conocimiento de que se
haya lanzado armamento conteniendo uranio empobrecido'. El secretario
de la OTAN reconoce el 21 de marzo de 2000 que se han lanzado 31.000
proyectiles con uranio empobrecido. El Gobierno español responde a
otra pregunta de Izquierda Unida: Su utilización en el conflicto de
Kosovo no fue conocida hasta las declaraciones del secretario general
de la OTAN. No lo sabían ustedes entre mayo y julio de 1999 y marzo
del año 2000. El señor Villalonga ha hablado de mayo de 1999. El
señor Villalonga no es del mando operativo.

Junto a las mentiras, la irresponsabilidad y la negligencia. El 4 de
julio de 2000, el Gobierno respondía a otra pregunta de Izquierda
Unida: En ningún momento ha solicitado a Estados Unidos ni a ningún
otro país unmapa donde se señalan los objetivos, mapa que hoy ha



Página 3985




traído usted aquí. Reconocía en otra respuesta a Izquierda Unida que
la OTAN había facilitado a la ONU y a su programa de medio ambiente
las coordenadas de los 112 lugares donde se había bombardeado.

A pesar de esto, el 26 de julio de 2000, en respuesta también a
Izquierda Unida, reconocía que el Gobierno no creía necesario pedir
estas coordenadas ya en poder de la ONU para no duplicar esta
información ¡Qué gran esfuerzo, señor Trillo, hubiera supuesto pedir
las 112 coordenadas! Por tanto, negligencias, una detrás de la otra.

Y la más grave, no adoptar las medidas necesarias de protección,
información y análisis. A estas alturas, España, incluso hoy mismo,
es el país menos interesado en investigar, analizar, proteger y
reaccionar.

Ante esta situación probada de mentiras, de ocultación, de dejación
de responsabilidades, la respuesta del Ministerio de Defensa en nota
oficial, es insólita, señor Trillo. El uso del uranio sólo lo conocía
el ejército 'en cuanto que era de interés para las operaciones, pero
no se comunicó a los gobiernos de la Alianza'. Aparte de ser una
nueva falsedad oficial, como después intentaré demostrar, se trata de
un asunto política y constitucionalmente muy grave. Se trata de una
consideración sin sentido democrático ni constitucional. No hay dos
unidades, dos mandos políticos, dos responsabilidades. Según la
Constitución y el bloque constitucional, el mando real del ejército
le corresponde al presidente del Gobierno, no voy a ir más arriba, y
por delegación al ministro de Defensa. Éste es el mando político y
militar y en este caso no hay otro posible, no hay duplicidad
posible. Al mismo tiempo, no tenemos más remedio que decir, señor
ministro, que no es responsable de algún mensaje oficial en que se
expresa una cierta autonomía inaceptable de las Fuerzas Armadas con
respecto al poder político. Esto no cabe en nuestro ordenamiento
constitucional y es absurdo pensar que las Fuerzas Armadas tengan
este tipo de información sin que lo sepa el ministro de Defensa y,
más allá, el presidente del Gobierno. A la vez, no se tienen en
cuenta los usos normales, incluso legales, para evacuar informaciones
clasificadas de este tipo. Toda la información clasificada procedente
de la OTAN tiene que remitirse en un primer trámite a la oficina de
la OTAN del Cesid, desde donde se distribuye a las Fuerzas Armadas y
al Gobierno. A partir de aquí, caben las siguientes preguntas, cuyas
respuestas deben despejar las responsabilidades, señor Trillo, que
sin duda hay que asumir.

Una pregunta que nosotros pensamos que es clave, señor Trillo:
¿Cuando ustedes, el Gobierno, contestan a las preguntas de Izquierda
Unida, no preguntan previamente al ejército, al señor Villalonga, al
mando operativo? ¿No preguntan previamente? Así, no tendríamos sobre
el tapete las contradicciones actuales. Señor Trillo, si ustedes
preguntaron, ¿no les informó el ejército? ¿O sí les informó el
ejército y ustedes ocultaron la verdad?
Señor Trillo, ¿la oficina del Cesid no ha distribuido al Gobierno,
solamente a las Fuerzas Armadas? Señor Trillo, el señor Serra estuvo
en la zona en la primera parte del mes de julio de 1999. ¿El señor
Serra no se enteró de esta situación de bombardeo con munición donde
se utiliza el uranio empobrecido? ¿O no le ha pasado el señor Serra
ninguna información, señor Trillo? En función de las distintas
variantes, tendría usted que cesar a los responsables del Cesid en un
caso, si esto se ha dado así, tendrían usted en otro caso que cesar a
responsables determinados del ejército o tiene usted que cesar a
quien haya visado las respuestas parlamentarias con ánimo de ocultar
y mentir o sin haber consultado previamente al ejército; o, en otro
caso, señor Trillo, tiene usted que presentar la dimisión.

En todo caso, en primer lugar, creemos necesario, señor Trillo, usted
no lo ha dicho, iniciar un simple expediente informativo para
despejar estos temas. No se ha iniciado; usted no ha informado de la
incoación de este expediente informativo. En segundo lugar, señor
Trillo, para estos temas que acabo de nombrar y otros que después
nombraré, creemos que es necesaria la convocatoria de la Comisión de
secretos oficiales de este Congreso. Es cierto que tiene que ser a
iniciativa del Gobierno o de la cuarta parte de los diputados. Desde
aquí yo pido al Gobierno que pida esta Comisión o a quien tenga los
diputados que nos ayude en su convocatoria.

La posición pública del señor Trillo se ha basado en las siguientes
aseveraciones, fundamentalmente dos. Primera, los profesionales
españoles no estaban en la zona de los bombardeos. Segunda, no existe
relación de causa efecto entre el uranio y los fallecidos y enfermos.

No hay causa, luego no hay caso. El primer argumento no se tiene de
pie porque no es verdad, ya está demostrado y usted lo ha retirado de
su argumentario de manera clara a nivel de los medios de
comunicación. Hoy de nuevo lo ha repetido aquí, pero el mismo mapa
indica que ustedes no dicen la verdad, máxime, al mismo tiempo, dada
la movilidad, tanto de los profesionales -uno de ellos ha declarado
que recorrió 27.000 kilómetros en los Balcanes durante su estancia
allí- como de la fuente radiactiva y tóxica. La contaminación nunca
tiene las fronteras que usted quiere asignarle dogmáticamente, señor
Trillo, y eso se ve claramente a la hora de analizar, por ejemplo, el
caso del señor González López, y otros. También hay que tener en
cuenta los alimentos, el agua. El primer análisis del agua que hacen
ustedes es el 26 de julio de 1999, y me parece que sólo dos meses
después empieza a ir agua procedente de Italia. Hay que analizar
todos los elementos contaminantes dentro y fuera de Macedonia. De
otro lado, este es un argumento insolidario, señor Trillo. ¿Y el
resto de la gente, incluyendo a los periodistas, que sí han estado
fuera de Macedonia? Un argumento contradictorio. Se viene a decir que
allí no, porque no se bombardeó, pero en los otros sitios sí puede



Página 3986




haber relación de causa-efecto, porque se bombardeó. Eso es lo que se
dice.

El segundo argumento, realmente, es un dogma, un fortín, la relación
causa-efecto. Como usted sabe, la Oficina del Defensor del Soldado da
las cifras siguientes: cinco muertos y once enfermos; ocho, dos de
ellos fallecidos y seis enfermos, con cáncer de riñón, entre ellos
don Alfonso Armada, oficial. La argucia de ustedes radica en pedir a
cada familia una prueba fehaciente de la relación en cada caso,
prácticamente la homologan a una prueba judicial, ni siquiera como
prueba circunstancial. Esto, señor ministro, como en el caso de la
encefalopatía, es una barbaridad y, además, es una posición mezquina
porque se mantiene, o por lo menos tiene esa consecuencia, para
evitar indemnizaciones y pensiones y para evitar los tratamientos
larguísimos y costosos que hay que hacer de ahora en adelante,
comprando, como ustedes han hecho, el espectómetro de masas, que
hasta ahora no existía en el seno de las Fuerzas Armadas. Ni
siquiera, señor Trillo, porque usted no tiene duda, en España no hay
casos, están aplicando el principio de precaución, el principio de
prevención; ni en los Balcanes, ni con respecto a los afectados en
general lo están practicando. Usted ha dado algunas cosas nuevas.

Vamos a ver si eso es cierto, si es serio, si es constante y
profundo, con todas las circunstancias y determinantes que hay que
observar en esta situación. No actuaron de inmediato al conocer la
utilización del uranio.

Acabamos de saber que por parte del Gobierno griego se nos dice lo
siguiente: La OTAN no sólo informó de los bombardeos, dio las
instrucciones claras para la protección de los soldados,
reconociendo, por tanto, el peligro. Dio instrucciones para proteger
a los soldados. Queremos conocer esas instrucciones, las
características, la tipología. Hay pruebas circunstaciales
suficientes, además, señor Trillo. El síndrome existe. No es lo mismo
síndrome que enfermedad. Ya no es normal ese número de casos de
cáncer. Lo acaba de decir, por ejemplo, don Manuel Lozano,
catedrático de física nuclear de la Universidad de Sevilla. Y otros
lo están diciendo, otros que no hablan con tanta seguridad como usted
desde medios de comunicación, por ejemplo de Asturias y de otros
sitios. Se trata de una población relativamente numerosa, pero tiene
un gran sesgo porque está formada casi exclusivamente por personas
muy jóvenes y sanas, que ya no son 32.000, porque algunos repitieron
misión o fueron hasta tres o cuatro veces, ya son 27.000 ¿Conoce
usted, señor Trillo, el caso de la fabrica de uranio de Andújar y de
la escombrera posterior? En definitiva, 32 trabajadores muertos y
bastantes familiares. En este momento hay 48 más afectados, más sus
familiares, que abarcan un colectivo de 200 personas. Conoce usted de
sobra el caso de la guerra del Golfo; cerca de 100.000 profesionales
y soldados. Conoce usted que acaba de publicarse que, de los
veteranos del
Reino Unido, hay 521 muertos y más de 5.000 enfermos. ¿Conoce usted
esto? ¿Sólo las concausas que usted ha citado se dan en el caso de la
guerra del Golfo, incluidas las vacunas? No. No se dan sólo en el
denominado síndrome del Golfo. Ustedes están utilizando, señor
Trillo, la misma posición inmóvil, no voy a decir firme, y dogmática
que las compañías tabaqueras ante los tribunales, con resultados
diferentes. Desde ese punto de vista, este tema no es un tema
jurídico, señor Trillo, ni se pueden pedir pruebas al nivel del
delito flagrante. Estamos en otra situación, en otro terreno.

Señor Trillo, no nos intente desviar la atención a través de los
gráficos. Cuando un proyectil impacta, el uranio se volatiliza y cae
sobre el terreno, contaminando agua y tierra, de donde pasa a hierba,
vegetales, animales y puede pasar al hombre. Uranio que es
terriblemente tóxico. Usted sólo nos habla de radiactividad. No, es
terriblemente tóxico no sólo como sustancia radiactiva. Ustedes van a
utilizar un argumento falso si lo utilizan profusamente, porque es
verdad que la radiactividad es baja, pero utilicen el tema de fondo,
la toxicidad en base a la utilización de metales pesados. Y el uranio
lo es. Por tanto, no sólo hay que vincular el tema de la
radiactividad al uranio sino también al grafito y a la toxicidad,
acumulándose ésta, como usted sabe, en el cuerpo, en la grasa, en los
riñones, en el hígado, en el tejido nervioso. Ustedes repiten
dogmáticamente que no hay relación causa efecto, ustedes y la OTAN,
pero ustedes son juez y parte, no tienen credibilidad, no pueden
tenerla. Hay muchas más informaciones, declaraciones, posiciones, de
gente que no son juez y parte, esta es la gran diferencia. Hay muchas
opiniones independientes que no dan la espalda a una situación que ya
está suficientemente clara. Señor Trillo, no podemos aceptar la
autoridad del Comité médico de la OTAN, es juez y parte. Señor
Trillo, no podemos aceptar que quienes bombardean después puedan
darnos una posición rigurosa; no lo podemos aceptar. Esperemos que
mañana el señor Solana comparezca, como se ha pedido, en la Comisión
de presidentes, equivalente a la Junta de Portavoces, en el
Parlamento Europeo o donde corresponda, en la Comisión Europea o en
el organismo en que se haya solicitado.




El señor PRESIDENTE: Señor Alcaraz, le ruego que vaya terminando.




El señor ALCARAZ MASATS: Voy terminando, señor presidente. Incluso
voy a ser más breve que anteriores intervinientes, concretamente el
señor Marsal.

Señor Trillo, queremos conocer cosas que se deducen de esta
intervención breve que acabo de hacer. ¿Por qué se ha mentido? ¿Quién
asume la responsabilidad? Señor Trillo, ¿se va a convocar la Comisión
de secretos oficiales? ¿Se va a incoar un expediente informativo con
respecto a estos temas? ¿Por qué no se han tomado las medidas
suficientes y a tiempo? ¿Por qué se han



Página 3987




hecho análisis rutinarios, que se han explicado como análisis en
profundidad cuando no pasaban de pruebas en orina y en sangre? Una
pregunta al paso, señor Trillo, ¿se hicieron ejercicios de tiro en
Las Bárdenas Reales, sitio donde la OTAN ejercita con fuego real?
Todo esto y sus respuestas, señor Trillo, señoras y señores
diputados, está por encima del prestigio de la OTAN. Nosotros no
vamos a retener nuestra lengua ante el prestigio de la OTAN, no vamos
a hacer ningún tipo de demagogia, pero sí queremos ir al fondo de la
cuestión, señor Trillo. Y hay una falta de información. Recuerde
usted, si lo ha visto, lo que dijo ayer un profesional ante una
televisión: nosotros habíamos asumido que nos podían dar un tiro,
habíamos asumido pisar una mina, pero no podíamos asumir aquello de
lo que no teníamos información. Y no lo asumen, no pueden asumirlo, y
en algunos casos sus cuerpos tampoco. En este orden de cosas, las
misiones humanitarias tienen mucho menos sentido, son una trampa o
pueden serlo.

En consecuencia, señor Trillo, lo que haríamos nosotros pasaría por
lo siguiente, y termino, señor presidente: Hay que pensar en
indemnizaciones. ¿Las han previsto? Por ejemplo, ¿cómo se ha tratado
en algún caso la muerte de un oficial que tuvo cáncer de riñón? Señor
Trillo, hay que establecer una protección rigurosa de toda la
población civil autóctona y ofrecer a las autoridades todo tipo de
ayuda desde este momento; hay que ir a análisis periódicos
especializados de verdad, durante cinco años, a profesionales, a
cooperantes, a profesionales de la comunicación, y a toda la gente
que pueda en algún sentido tener esta inquietud o que rigurosamente
pueda sufrir esta consecuencia. Nosotros pensamos que hay que hacer
una retirada preventiva de nuestras tropas en los Balcanes. También
pensamos que hay que instar a todos los niveles, específicamente al
Consejo Atlántico de la OTAN, para conseguir la prohibición de la
fabricación y el uso de munición con uranio empobrecido; o en todo
caso, señor Trillo, hay que sumarse a la petición de moratoria,
porque si ustedes no se suman es que el Gobierno español ni siquiera
se está instalando en el principio de precaución. Y desde luego,
señor Trillo, hay que mantener informado - parece que hay voluntad en
usted- a este Congreso de forma periódica con respecto a todas las
cuestiones, análisis, investigaciones en curso, durante largo tiempo.

Nos quedan tres años y medio de legislatura. Yo le prometo que
nosotros vamos a instar en esta dirección.

Termino, señor presidente. Como verá usted, señor Trillo, las
mayorías absolutas no dan mecánicamente el don del gobierno. Se
obtiene mayoría absoluta y se puede gobernar mal, sin reflejos. No
hay una crisis de credibilidad de la opinión pública, hay una crisis
de credibilidad del Gobierno, está habiendo una creciente falta de
confianza en el Gobierno. Por tanto, señor Trillo, tenga esto en
cuenta.

En función de aseveraciones personales que ha hecho al principio de
su intervención, señor Trillo, yo
le pregunto: ¿usted duerme tranquilamente todas las noches?



El señor PRESIDENTE: A continuación, el Grupo Mixto, que va a dividir
su intervención entre tres componentes del grupo.

En primer lugar, tiene la palabra el señor Saura.




El señor SAURA LAPORTA: Seré breve, puesto que tenemos que
repartirnos el tiempo. Quiero decir también que posiblemente me tenga
que ausentar en la intervención final del señor ministro; un
compromiso político me hace estar en Vitoria, pero no quisiera que lo
interpretara como una descortesía parlamentaria.

El debate de hoy pone encima de la mesa una cuestión que es necesario
plantear en el futuro: el tema de las guerras limpias. La guerra del
Golfo y luego la guerra de los Balcanes se han vendido como guerras
limpias. Yo creo que han sido guerras sucias. En definitiva, cuando
definimos el síndrome del Golfo o el síndrome de los Balcanes estamos
diciendo que ha sido una guerra sucia, una enfermedad sucia. Hoy
estamos discutiendo aquí de forma prioritaria, y así debe ser, los
efectos posibles de este síndrome sobre los soldados, los militares
españoles o sobre los cooperantes, pero hay que decir que tanto las
autoridades de Irak como las de los Balcanes están advirtiendo desde
hace tiempo el incremento brutal de leucemias o de cáncer entre la
población civil de estos países. Por tanto, creo que es necesario
hacer una reflexión en este sentido.

Entrando en lo que ha sido la comparecencia del señor ministro, diré
que ha hecho una intervención producto de la mala situación en la que
el Ministerio llega a esta comparecencia. Y ha dicho dos cosas.

Primero, el señor ministro ha dicho: soy un hombre parlamentario
y pongo mi veracidad por delante. Yo no tengo ninguna duda sobre esto
porque además conozco desde hace años al señor ministro. Luego nos ha
reñido, ha intentado reñir a algunos medios de comunicación por
algunas informaciones aparecidas y por algunas opiniones que han dado
algunos portavoces parlamentarios. Quiero decirle, señor ministro,
que su propia intervención inicial demuestra lo que hoy es
prácticamente opinión mayoritaria de la sociedad española: que el
Gobierno y el Ministerio de Defensa no han tenido iniciativa en este
tema y que incluso en el caso de que en determinados momentos haya
habido informaciones, opiniones desacertadas, éstas se deben en buena
parte a la falta de transparencia del Gobierno.

A mi entender, hay cuatro conceptos que definen cuál ha sido la
actuación del Ministerio de Defensa. Ha sido una actuación a remolque
de informaciones o de revelaciones foráneas; en los medios de
comunicación aparecían informaciones que al día siguiente tenía que
contestar el Ministerio. Ha sido una información no transparente y,
como ha dicho el portavoz de Izquierda Unida, es necesario que usted
ofrezca responsabilidades



Página 3988




de por qué se puede ocultar información al Parlamento. El Gobierno ha
dado una información al Parlamento que no es cierta y usted no puede
decirnos que esta información la tenían los militares. Es como si yo
pregunto sobre una cuestión de la Delegación de Trabajo de Gerona y
usted me dice que la tiene la Inspección de Gerona. Ustedes dicen:
España no tiene conocimiento. ¿Los militares que estaban en los
Balcanes son España o no? Forman parte de la Administración central.

Yo creo que esto es de una gravedad extrema. Ya sé que usted no era
ministro en ese momento, pero el Gobierno era del Partido Popular y,
precisamente para legitimar esta afirmación que hace de veracidad con
el Parlamento, se necesita que usted ofrezca explicaciones razonables
y, al tiempo, exija responsabilidades de por qué el Gobierno del
Partido Popular en la anterior legislatura ha mentido al Congreso.

Por tanto, han ido a remolque, han ocultado información, han hecho un
esfuerzo de minimizar los posibles efectos del síndrome de los
Balcanes y el Gobierno español ha aparecido como un Gobierno que no
ha querido molestar a la OTAN. Incluso, desde las posiciones de
socios absolutamente leales, la salud de los soldados y de la
población civil exige también en ese caso pedir explicaciones a la
OTAN. Por lo tanto, yo creo que la actitud del Gobierno y del
Ministerio de Defensa en estas semanas en las que el síndrome de los
Balcanes ha aparecido de forma grave ha aumentado la falta de
credibilidad del Ministerio y ha creado una mayor alarma social.

Lo que usted nos ha dicho hoy fundamentalmente está centrado en una
idea. El ministro viene y nos dice: No hay relación probada directa
entre el uranio y las enfermedades. Pero la pregunta es: Esto, aquí,
¿quién lo discute? ¿Con quién se pelea usted, dialécticamente? Cuando
pedimos la comparecencia, no creo que ningún grupo parlamentario haya
dicho que existe relación probada. ¿Qué es lo que existe? Alarma
social, justificada o no. Sí. ¿Por qué? Por opiniones científicas de
alguien que dice, por ejemplo, que sí, que hay relación probada, por
lo que dicen la OTAN y las Naciones Unidas; hay multitud de
informaciones y de opiniones que hacen que exista una alarma probada.

Por ejemplo, seguro que usted sabe quién es en Estados Unidos el
líder de prohibir las municiones de uranio empobrecido; seguro que lo
sabe. Pues el líder es precisamente el ex director de Estados Unidos
del proyecto sobre uranio empobrecido, que ha dicho que está enfermo
de la enfermedad del síndrome del Golfo y que ha contestado al
Pentágono, a comienzos de enero, que, de las cien personas que
constituían su área de trabajo, noventa y nueve tienen esta
enfermedad y el 20 por ciento han muerto. Por lo tanto, señor
ministro, de lo que se trata hoy no es de discutir si está probado o
no; de lo que se trata es de qué hizo el Gobierno español cuando tuvo
información de que había armas con uranio empobrecido. Yo creo que,
en primer lugar, hay un período de
tiempo en el que ustedes no hicieron nada y sobre el que usted ha
pasado por encima. En segundo lugar, usted y el Ministerio tienen que
dar una información transparente, no ocultar nada y proponer medidas
positivas.




Para acabar, porque veo que llevo cinco minutos, quiero decir lo
siguiente. Algunas de las propuestas que usted ha hecho me parecen
positivas. No sé si el viaje aporta algo positivo, porque ante la
dificultad de saber qué es el síndrome, no sé si será suficiente una
inspección ocular. Posiblemente sería más importante tener
información por escrito de los partes de operación y del contenido
del estudio epidemiológico para permitirnos tener una opinión. Yo
haría tres propuestas concretas: primera, y en la que han insistido
ya otros portavoces, la necesidad de protección económica y sanitaria
ahora y en el futuro para los militares pero también para los
cooperantes. Segunda, que, en relación con algunas de las cuestiones
que usted ha mencionado, se nos remita la información de los
contenidos, del estudio epidemiológico y de los análisis. Tercera,
que el Gobierno español se sume a la moratoria del uranio
empobrecido. Y cuarta, lo que he dicho antes: la necesidad de que
exista una explicación razonable y se pidan responsabilidad respecto
a por qué razón el Gobierno español ha mentido al Parlamento.




El señor PRESIDENTE: Señor Rodríguez, tiene la palabra.




El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: En nombre del Bloque Nacionalista Galego,
quiero expresar al señor ministro, como representante del Gobierno,
tres evaluaciones sobre su intervención. La primera es que en
absoluto ha podido desmentir que el Gobierno del Estado español ha
actuado de una forma sensorial, con una gran desinformación,
pretextando que se trataba de un tema confidencial, llena de
contradicciones y con evidente afán de disculpar a la Organización
del Tratado del Atlántico Norte. Recuerda la misma posición que
mantuvo la Organización del Tratado del Atlántico Norte en relación
con el Pentágono. Hasta mayo de 1999, no reconoció a regañadientes,
después de que lo hiciese el Pentágono, el uso del uranio empobrecido
o la resistencia a marcar las coordenadas de los 112 objetivos
bombardeados, que no se ofrecieron por el secretario general hasta
julio del año 2000. Ese tipo de mecánicas, de paralelismos y de
subordinación evidente habla muy a las claras de que, efectivamente,
no se tomó ninguna actitud de precaución ni de una información
realmente libre, en función sin duda no de una verdad, que puede
tener más o menos sus problemáticas y sus discusiones, sino de una
estructura de poder que inviabiliza que haya, en este caso, por parte
de personas representativas del Gobierno, una verdad matizada
y contrastada.




Página 3989




En segundo lugar, y desde el punto de vista de que hay que tener
capacidad de pensar por nosotros mismos y de desconfianza ante un
poder que se ha mostrado errático en la forma de analizar la
situación, afortunadamente desde dentro del propio sistema hay voces
autorizadas que asumen perfectamente que existe contaminación
ambiental y efectos en la salud y en el medio e incluso en la cadena
alimentaria, derivado del uso del uranio empobrecido o de las guerras
químicas en general. En este aspecto, llamarle guerra humanitaria
o daños colaterales a una actuación como la de la OTAN o de defensa de
la libertad y la democracia, no deja de ser un eufemismo cínico o
sarcástico. Para nosotros esto tiene exclusivamente un nombre, se
trata de crímenes de guerra, y hay organismos internacionales que ya
alertaron en 1996, en concreto la Comisión para los derechos del
hombre de la ONU, de la necesidad de condenar explícitamente el uso
de uranio empobrecido. En este sentido, le quiero rogar en todo caso
que se tengan en cuenta las víctimas, militares y civiles, tanto
españolas como la de los propios países invadidos, y en el caso
particular de los afectados, posibles afectados o simplemente
preocupados militares españoles, le agradecería que no se tuviesen
actuaciones tardías, burocráticas o no directamente vinculadas a las
familias. Por ejemplo, entre los militares de la Brilat, de
Pontevedra, hay un miedo, dicho a diversos medios de comunicación, a
hablar de sus preocupaciones, pero desde luego las citas no se están
haciendo con corrección. La orina que necesita analizarse se lleva a
hospitales a mucha distancia y, por tanto, tiene que congelarse, y en
este aspecto yo creo que habría que aumentar el número de hospitales
para atender por lo menos a los preocupados por el tema.

La capacidad de verdad y en concreto la asunción de las consecuencias
derivadas de este problema debe ser el criterio fundamental del
Gobierno y, por supuesto, de todos los grupos políticos que estamos
preocupados por la situación. No se entiende por qué el Estado
español no puede tener un perfil propio, aproximado al de Italia
cuando pide la moratoria, o aproximado al de Bélgica cuando prepara
indemnizaciones. En este aspecto quiero dar un dato cualitativo
diferente. En Bélgica es curioso que la Administración ha asumido un
mayor protagonismo y una mayor responsabilidad, porque se trata de la
denuncia de los propios militares, cuestión que hasta ahora no ha
acontecido en el Estado español. Pero sí hay un dato significativo:
ustedes mismos empezaron negándose a reconocer dos casos, que no
consideran como tales, y hoy ya empiezan a admitir que hay tres
muertos y cuatro enfermos. Curiosamente cada vez es mayor el
paralelismo con las cifras de la Oficina del Defensor del Soldado.

Por último, señor ministro, nosotros podemos acreditar que usted dice
la verdad cuando habla de que el Gobierno no se enteró de las
informaciones del Pentágono a la OTAN y de la OTAN a los mandos
militares
en el propio terreno de Kosovo, pero si esto es así ¿qué se puede
pensar de un Gobierno que acepta con naturalidad tal aserto? En todo
caso, sería prueba de hasta qué punto una división de poderes en que
es total la autonomía del ejército y un ejército además
trasnacionalizado resulta preocupante y problemática para la
democracia a la que usted aludió de una manera muy solemne. Estamos
muy preocupados porque pueda haber un ejército imperial, que todo se
pueda subordinar a sus acciones, la moral, la información, la salud,
la integridad física de las personas en su conjunto. En todo caso, es
una situación muy sintomática y que daría pie a hablar de hasta qué
extremo muchas veces, cuando nos enrolamos en causas de los
vencedores, estamos contribuyendo a nuestra propia ruina.

Solamente le hago cuatro últimas peticiones. La primera, que vaya
adelante con una investigación independiente sobre la situación. Que
sigan y controlen cuál es la situación de todas y cada una de las
personas afectadas. Que impulsen a que se pierda el miedo en los
militares a hablar con claridad. Además, que traten de poner medios
al alcance de todos ellos, sobre todo medios sanitarios, para que
puedan ser atendido debidamente. En segundo lugar, que asuman las
indemnizaciones a las víctimas. En tercer lugar, que impulsen la
limpieza de las zonas de Bosnia, de Serbia o de Kosovo afectadas y
por lo tanto que la comunidad internacional ayude también a las
víctimas. Saben ustedes que se reconoce que en Bosnia aumentaron
sensiblemente los casos de cáncer, y lo reconoce la propia
administración oficial. En fin, que se prohiba y condene el uso de
las armas (que ya están condenadas por la comunidad internacional,
que me imagino que también será respetable) en este tipo de guerras,
armas que, vuelvo a repetir, están condenadas por todas las
convenciones y la moralidad internacional, si se puede hablar así en
esta materia. Y, por último, el sometimiento del poder militar al
civil, lo cual es fundamental y mucho más en este momento de
trasnacionalización.




El señor PRESIDENTE: Señor Núñez, último interviniente del Grupo
Parlamentario Mixto, tiene el tiempo de un suspiro para rematar el
cupo del grupo.




El señor NÚÑEZ CASTAIN: Señor presidente, voy a intentar que sea un
suspiro claro y contundente, la brevedad no va contra la claridad.

Señor ministro, ante el chaparrón de los Balcanes, y después de lo
escuchado hoy, no tengo ninguna tentación de instalarme en el
argumento de: piove, porco goberno; pero desde luego tampoco estoy
dispuesto a que el Gobierno sostenga que no piove. Es decir, una cosa
es quién tiene la culpa del chaparrón y otra cosa es no existe el
chaparrón. Habrá que delimitar las culpabilidades de dos cuestiones
muy distintas: de los hechos que estamos analizando y de la
información sobre los hechos. Respecto a la responsabilidad de los
hechos, el



Página 3990




Gobierno tendrá la que le corresponda en su actitud ante la
utilización de este tipo de armas, en hacer caso o no a las
recomendaciones de Naciones Unidas sobre la no utilización de armas
no discriminatorias, de armas que pueden y hacen daño a la población
indiscriminadamente. Creo que el Gobierno debiera estar en esa
posición y no en la neutra de que, hasta que no se demuestre causa-
efecto, yo sostengo que pueden ser utilizadas. Pero lo que sí es de
su responsabilidad absoluta es la información de los hechos, en esta
serie de batallas erráticas de decir no pasa nada, pasa algo,
contradicciones que hemos estado escuchando los intervinientes.




En Andalucía el chaparrón cae en parte sobre nuestro tejado, porque
sabe el señor ministro que una de las víctimas es andaluza.

Lamentablemente su Ministerio, más que su persona, tiene el crédito
agotado en Andalucía; lo tiene agotado por su compañero señor Piqué,
no por usted mismo, respecto al asunto del Tireless. Está bastante
agotada la credibilidad de lo que pasa con Defensa. Aunque tiene
usted una perla -que si es cierta no es mala, usted se ha llevado un
talonario bueno- en la última entrevista al decir que hay razones
humanitarias para aceptar que el submarino entrara en Gibraltar, y ya
nos ha dejado alucinados cómo humanitariamente no se puede dejar en
Malta, donde se escacharró, no se acepta en Nápoles, que es puerto
NATO, y humanitariamente entra en Gibraltar. (Rumores.) En fin, no es
ese el asunto del día. Sólo quiero decirle que está sin crédito,
porque en estos asuntos, como hemos hablado aquí, la credibilidad de
la opinión pública depende de muchas cosas. Aquí se funden lo que es
el manto del lobby nuclear, donde cada vez que se habla de cualquier
contaminación o daño en lo nuclear se frena y se para, con lo que es
el manto del secreto de la defensa. Y en la calle, por tanto, se
piensa que no les dicen la verdad. En esta dualidad de la
indemnización hemos leído en la prensa que los afectados qué van a
decir, lo que buscan son indemnizaciones. Vamos a dejar el partido en
empate sobre quién pide indemnizaciones por pedirlas -hemos leído
informaciones extranjeras- o quién tapa indemnizaciones para no
darlas: ahí hay dos partes, los indemnizados y los indemnizantes, y a
ninguno de los dos se les puede pedir en principio neutralidad, pero
si hay que ponerse de algún lado este portavoz lo hace del de los
indemnizados.




Después de su información, señor ministro, me ha dado la sensación de
un cierto enroque, de un cierto instalarse más -aunque sea una frase
muy matizable de su compañero, señor Piqué- en el altamente
improbable que en el riesgo no despreciable. Posiblemente estemos
diciendo lo mismo, usted insiste en que no hay causa-efecto entre los
casos dados hasta ahora y la utilización de armamento de uranio
empobrecido. Bueno, las cosas no son tan así. No sólo estamos
analizando aquí, en esta Comisión, información de la causa-efecto
de dos o tres personas. Supongo que usted creerá y le he visto
deleitarse echando una buena calada a su cigarro, que hay causa-
efecto entre el tabaco y el cáncer, lo dice el propio paquete; pero,
en fin, supongo que es usted de los casos estadísticos que está fuera
de esa causa-efecto, le deseo larga vida, pero al menos el propio
paquete dice que hay causa-efecto. Algo de eso está pasando aquí.

Causa-efecto no significa que las bajas provengan de la utilización
de esto; hay un mapa de riesgo, y usted, señor ministro, ha utilizado
la palabra incertidumbre. Me hubiera gustado más que el Gobierno se
instalara en la posición seria y rigurosa de la incertidumbre y la
búsqueda de información que en la posición cerrada del no pasa nada.

Por tanto, manifiesto que es muy positivo lo que usted nos dice de
una comisión científica independiente, muy positivo porque eso nos
facilitaría credibilidad.

Después quería decirle que el hueco de credibilidad que usted tiene
(siempre queda alguno, aunque me parece escasísimo) entre las
presiones del lobby nuclear y sus antecedentes con respecto a la
política en Andalucía del Ministerio de Defensa, que ese hueco no
hará blanco nunca si no se tiene absoluta transparencia, si no se da
toda la información en su momento y si no seguimos este caso.

Por esa razón, desde el Grupo Andalucista pedimos su comparecencia,
supongo que, como usted certeramente ha dicho hoy al final, esto no
acaba así, espero que no se hinche, pero que no acabe así; es decir,
que sigamos viéndonos, que sigamos utilizando esa información
y pidamos tranquilidad, mesura, reconocimiento de servidumbre y apoyo a
las víctimas.




El señor PRESIDENTE: Estaba muy fuera del tiempo, pero de todas
maneras muchas gracias por haber terminado.

Cierra el turno de intervenciones de los grupos el portavoz del Grupo
Popular, don Manuel Atencia.




El señor ATENCIA ROBLEDO: Señorías, señor ministro, en primer lugar,
quiero agradecer su comparecencia a petición propia que, como S.S. ha
manifestado al principio de su intervención, ha posibilitado la
comparecencia rápida, urgente, ante esta Comisión. Quiero también
destacar esa actitud de disponibilidad que S.S. ha mantenido en todo
momento y que concretamente con esta Comisión ha mantenido desde su
nombramiento como ministro de Defensa. Esta es la tercera vez que S.

S. comparece ante esta Comisión y las tres veces lo ha hecho a
petición propia, sin perjuicio de que en algún caso se hayan
acumulado otras iniciativas. Creo que eso demuestra una actitud que
no sólo se queda en las palabras sino que fundamentalmente va a los
hechos y, por tanto, a la coherencia de los hechos. En segundo lugar,
quiero agradecer su intervención y la información que, de forma tan
detallada,



Página 3991




se nos ha facilitado en esta primera intervención de su
comparecencia.

Pero, señorías, lo más importante de las palabras del ministro de
Defensa está en que, con su intervención, con su exposición, con la
explicación de las actuaciones del Gobierno sobre el asunto que nos
ocupa, ha disipado las dudas que, sobre el hipotético síndrome
llamado de los Balcanes, hayan podido formarse en la opinión pública.

Y ha dado cuenta también de las decisiones tomadas y de las acciones
emprendidas por el Gobierno de España para hacer frente a esta
situación en lo que era responsabilidad directa o lo que era
responsabilidad indirecta, con lo que, por una parte, ha
tranquilizado el señor ministro a la opinión pública frente a la
frivolidad, la ligereza y la demagogia de algunos y por otra parte,
de la información facilitada en el día de hoy en sede parlamentaria y
de las decisiones tomadas de que se ha dado cuenta y las acciones
emprendidas por el Gobierno de España queda claro que el equipo que
nos gobierna, el Ministerio de Defensa, ha actuado con diligencia,
con rapidez y con transparencia en este asunto. Además ha actuado de
forma responsable, como los ciudadanos esperamos de un Gobierno,
teniendo como preocupación prioritaria en su actuación (también el
Gobierno, no sólo algunos grupos) la vida y la salud de nuestros
soldados, la vida y la salud de las demás personas que están o han
estado en los Balcanes en esas operaciones de paz y de ayuda
humanitaria a las que después me referiré.

Igualmente, señorías, ha quedado claro que nuestro Gobierno informó
puntualmente de la campaña en Kosovo y que nadie ha faltado ni ha
ocultado la verdad. Señorías, de la exposición del señor ministro -de
la suya, señor ministro- ante esta Comisión, donde ha analizado, por
una parte y en primer lugar, el hipotético síndrome de los Balcanes,
y después detallada y prolijamente las características del uranio, y
más concretamente del uranio empobrecido, del empleo de este uranio
empobrecido en Kosovo y de los riesgos para la salud, este grupo
parlamentario -como ha quedado claro de la intervención del señor
ministro- saca una primera conclusión, la de que no está justificada
la situación de alarma que haya podido generarse con este asunto. Es
natural la preocupación, pero la situación de alarma no corresponde a
unas razones fundamentadas, a unas razones de fondo.

Y no está justificada, en primer lugar, porque no hay motivos
suficientes para hablar de un síndrome de los Balcanes. Lo ha dicho
claramente y con mejores palabras el señor ministro y a ellas me
remito. En segundo lugar, porque nuestras tropas estuvieron en zonas
diferentes a las de los bombardeos, señor Alcaraz. He visto el mismo
gráfico que usted y resulta que usted ha sacado unas conclusiones y
creo que el conjunto de los miembros que estamos en esta sala hemos
sacado otras. En cualquier caso, la realidad es que estaban en zonas
diferentes y que de las 112 operaciones ha dejado claro
el señor ministro que sólo dos estaban en la zona limítrofe, me
parece que de responsabilidad francesa. En tercer lugar, porque, a la
luz del estado actual de la ciencia, no se aprecia una relación de
causa-efecto entre el empleo del uranio empobrecido y los casos de
enfermedades que han aparecido en algunos miembros de nuestras tropas
destinadas en los Balcanes.

Además, señorías, según los datos estadísticos de la Agencia
Internacional de Investigación del Cáncer, a los que ha hecho
referencia el ministro de Defensa en su intervención, los índices de
leucemia entre el conjunto de los ciudadanos españoles -se ha dado el
dato de los índices de leucemia y de otras enfermedades cancerígenas
o de otro tipo-, entre 20 y 29 años, y los que pudieran haber
aparecido de otros procesos cancerígenos, son muy inferiores en
relación a la media por año en el conjunto de la población. Se ha
visto con toda claridad en el gráfico: muy inferiores en todos los
casos.

Además, señorías, conviene recordar que el uranio empobrecido emite
una radiación mínima y que, a la luz de los conocimientos actuales de
la ciencia médica, no tiene sentido esperar efectos patológicos por
exposición a este material, ni a corto ni a medio plazo, incluso si
las dosis que hubiesen podido recibir se hubieran realizado de forma
permanente en la zona de empleo de esta munición en los Balcanes,
cosa que no se da en el tiempo ni en la zona con los soldados
españoles, pero, en cualquier caso, creo que viene bien el aserto.

Aquí la cuestión, señorías, no es, ni más ni menos, que el uranio
empobrecido y si existe riesgo para la salud. Eso es lo que preocupa
a los ciudadanos y no nos distraigamos con cuestiones laterales.

Entiendo que el señor ministro ha dado cuenta de las medidas que el
Gobierno ha llevado a cabo, tanto desde el punto de vista sanitario,
en la fase preliminar, de carácter preventivo -por cierto, nada se
deduce de vinculación causa-efecto entre el uranio y las
enfermedades-, como en la primera y segunda fases operativas. La
primera en el mes de diciembre, un estudio epidemiológico donde de
nuevo vuelve a aparecer que no hay relación causa-efecto; en la
segunda fase, desde el 26 de diciembre, ese plan generalizado de
reconocimientos de todos -y ahí están los 3.200 análisis- los que
formaron parte, estén o estuvieron en los Balcanes, y abierto a
todos. Y la verdad es que me ha sorprendido gratamente que el señor
Marsal ya no mantenga las afirmaciones que ayer en rueda de prensa su
grupo realizó, con lo que creo que entramos en la línea adecuada, por
lo que desde el Grupo Parlamentario Popular ratifico que en ningún
momento hay discriminación por parte del Gobierno y del Ministerio de
Defensa entre oficiales y soldados. Eso puedo ser fruto de la
demagogia o de la mala información, pero, coincidiendo con el
ministro, lógicamente supongo que ha habido buena fe.




Página 3992




Ha habido un conjunto de medidas, que el señor ministro ha detallado,
de carácter operativo y diplomático, y a ellas me remito. Sólo haré
una referencia sucinta a algunas de las últimas, concretamente, al
acuerdo tomado en el día de ayer en Bruselas por el que aquí se ha
llamado Comité médico de la Alianza Atlántica -le daremos ese
nombre-. De la reunión de ayer se extrajeron algunas ideas que son
importantes, al margen de hacer un estudio más profundo sobre la
situación, cosa demandada entre otras cosas por nuestro país, pero
fundamentalmente se dicen dos cosas que creo son trascendentes en la
comparecencia del ministro: que no hay relación de causa-efecto y, en
segundo lugar, que lo que estamos haciendo en España, lo que el
Gobierno español está haciendo coincide con las decisiones que están
tomando los demás países. En tercer lugar, las medidas de carácter
informativo para tranquilizar a la opinión pública y garantizar la
salud de los ciudadanos, específicamente de los soldados o de otras
personas que pudieran haber estado en los Balcanes, demuestran la
voluntad de transparencia del Ministerio que no sólo queda en la
comparecencia y el sometimiento a esta Cámara, sino en la acción
transparente de estas últimas semanas: ahí están las llamadas
telefónicas, la página web del Ministerio, los anuncios en los medios
de comunicación, etcétera.

En definitiva, tengo que concluir en esta parte, en nombre del Grupo
Popular, que las medidas adoptadas por parte del Gobierno demuestran
la diligencia y la transparencia que al principio de la exposición
decía y reafirmo todos los asertos que al principio de la
intervención hacía respecto a la situación en la que nos encontramos.

Quisiera contestar, señor presidente, aunque sea brevemente, y hacer
alguna referencia a algunas cosas que se han suscitado en el debate.

(Los señores Llamazares Trigo y Alcaraz Masats pronuncian palabras
que no se perciben.) La cuestión, señoras y señores diputados, es el
uranio enriquecido y no los complejos...




El señor PRESIDENTE: Perdón, señor Atencia lo que sí le ruego es que
comente, pero sin abrir debates, que no se refiera a unos o a otros
personalmente. porque el presidente se asusta, en el sentido de que
pueda dar una réplica y, entonces, tendría que amparar a los demás
miembros. (Risas.) Usted puede comentar lo que se ha dicho, pero sin
referirse a quién lo dice.




El señor ATENCIA ROBLEDO: Lo ha dicho antes de que yo pronunciara
ninguna palabra y por supuesto no voy a mencionar a ninguna persona.

Lo que quiero decir, y nos ilustra a todos los miembros de esta
Comisión, es que al final lo importante es el uranio empobrecido, su
utilización en los Balcanes y sus repercusiones para la salud. La
cuestión no son los complejos
anti OTAN de nadie ni las frustraciones personales de nadie ni las
obcecaciones de nadie.

Se ha hablado de informes independientes en distintas intervenciones.

Hay dos informes que conoce este humilde portavoz, que se pueden
obtener por Internet, que vienen a decir que no hay relación de causa
efecto entre el uranio empobrecido y determinados problemas en la
salud, especialmente de carácter cancerígenoradiológico. Estos
informes son de científicos pertenecientes a la Asociación de
Científicos Nucleares y la Federación de Científicos Americanos, que
son organizaciones nada sospechosas de ser defensoras de la energía
nuclear, nada sospechosas de ser defensoras de lo que aquí algunos en
sus intervenciones han hablado. Son dos informes de carácter
independiente que están ahí y cualquier ciudadano puede acceder a
ellos y, sin duda, hay más.

Además, se habla de que el Comité médico de la Alianza Atlántica, por
utilizar la terminología que ha utilizado algún portavoz, es juez y
parte. Pregunto: ¿Quién tiene que ser aquí juez; los que no quisieron
actuar en defensa de la libertad y la igualdad de los ciudadanos y de
la democracia actuando e interviniendo en los Balcanes? ¿Los que
nunca condenaron al dictador y al genocida, que afortunadamente hoy
ya no gobierna en aquellas tierras, o ponemos en cuestión, no sé con
qué autoridad, a los científicos de reconocidísimo prestigio de
países que pertenecen a una asociación que defiende la libertad y la
democracia? ¿Cualquiera puede permitirse poner en cuestión todo
cuando no se tiene la mínima autoridad para hablar de algo en lo que
nuestro país se ha comprometido, que es luchar por la libertad, la
igualdad y la democracia, que es lo que ha posibilitado que hoy haya
una paz que requiera que todavía nuestras fuerzas estén en la antigua
Yugoslavia, pero que, sobre todo, han posibilitado que hoy se abra un
horizonte de futuro y de democracia en esas tierras?
Por eso, señor presidente, me parece que de la intervención del señor
ministro ha quedado suficientemente claro, con toda la humildad de su
intervención y con todos los condicionamientos o las limitaciones que
nosotros queramos poner desde el punto de vista del conocimiento
científico, que no hay ninguna razón para la alarma, que hay que
mandar un mensaje de tranquilidad a las personas que pudieran
sentirse afectadas, a los que han estado y a los que están en los
Balcanes, tanto los que son militares o han sido militares como los
que están en otras labores también de ayuda humanitaria. Creo que, en
ese sentido, la intervención del señor ministro ha contribuido, igual
que toda su actuación durante estas últimas semanas, a mandar un
mensaje claro de tranquilidad, pero basado además en datos reales, en
datos fiables, en datos científicos, y con la tranquilidad de una
actuación bien realizada por parte del Gobierno de la nación.

Señor presidente, y con esto termino, respecto a las medidas
adoptadas ya las tres propuestas que ha hecho



Página 3993




el señor ministros para el futuro, evidentemente respaldamos toda la
actuación del espectrómetro o lo que significa especialmente la
constitución del Comité científico, pero ha hecho una que sí afecta a
este grupo parlamentario, afecta a esta Comisión, como ha dicho el
señor presidente en su intervención al principio, y nos parece una
propuesta razonable y conveniente la que ha realizado de visitar
Kosovo (ha propuesto que vayan el presidente y los portavoces) porque
creo que con esto se continuaría lo que hoy hace el señor ministro
con su presencia en esta Comisión, que es poder comprobar in situ la
actuación de nuestras fuerzas, las medidas preventivas que se están
tomando, y además con eso contribuiríamos a mandar un mensaje de
tranquilidad, basado en los datos reales, a la sociedad española.

Por eso, señor presidente, señor ministro, este grupo parlamentario
respalda la acción del Gobierno, como no puede ser de otra forma,
pero sobre todo porque el Gobierno lo ha hecho correctamente, lo ha
hecho diligentemente, lo ha hecho rápidamente, lo ha hecho con
transparencia y además lo ha hecho de forma responsable. No debemos
mezclar ninguna obsesión de nadie y simplemente hay que decir que
aquí desde el principio estamos por la libertad, la igualdad y la
democracia, que es lo que estaba en cuestión allí; se ha actuado
siempre con respeto a la ley y, en este caso concreto, señor
ministro, vaya el respaldo de este grupo parlamentario. Además, señor
presidente, estamos a su disposición para lo que S.S. quiera proponer
en la línea que el ministro ha ofrecido a esta Comisión.




El señor PRESIDENTE: Cierra la sesión el compareciente para dar
respuesta y aclaraciones a las cuestiones que han planteado los
distintos grupos. El señor ministro de Defensa tiene la palabra.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Trillo-Figueroa Martínez-Conde):
Gracias, señor presidente, gracias, señorías.

En efecto, en las intervenciones de los señores portavoces han
existido preguntas que voy a tratar de responder, han existido
peticiones de información sobre las que quiero pronunciarme y han
existido consideraciones varias sobre las que creo que no merece la
pena detenerse más, porque cada cual es muy libre de hacer su
valoración.

Comenzando, por tanto, por las solicitudes de información puntuales
que ha planteado el portavoz del principal grupo de la oposición,
señor Marsal, agradeciéndole en algunos puntos su intervención y de
manera principal aquella en que señala el objetivo, que creo que
debemos compartir, de que el Gobierno debe transmitir la seguridad y
la tranquilidad a los españoles de que se está trabajando en el
camino correcto (creo que han sido sus palabras) y que lo prioritario
es la salud de los ciudadanos, sin ninguna duda, señor
Marsal, en ese punto cuente con que hay absoluta identidad de
objetivos.

Le agradezco también con toda franqueza las críticas tal y como las
ha enunciado. Obviamente, en el proceso en el que estamos podemos
cometer errores, y sin duda alguna habremos cometido algunos. Por
ello, no sólo mi reconocimiento, sino también mi reafirmación en el
compromiso de querer acertar. Creo que hay que admitir las críticas
que estén bien fundadas y tratar de utilizar lo que tienen de
contenido constructivo. Sin embargo, es inútil tratar de establecer
diálogos cuando, como ocurre en el caso del portavoz de Izquierda
Unida, se parte de planteamientos tan absolutamente antitéticos con
lo que, como se ha señalado por algún otro portavoz, son los
postulados que justificaron la intervención, la existencia de una
alianza a la que pertenece el Gobierno de España y en la que se
integran nuestras Fuerzas Armadas. Sinceramente, sobre ese tipo de
consideraciones, señor Alcaraz, creo que cada cual, insisto, es muy
libre, pero no podemos ahí ir más allá.

El señor Marsal, por ejemplo, ha planteado lo que ha sido una
constante en los grupos de oposición y ha considerado que la
información había sido deficiente, que no había sido puntual o que no
había sido suficiente. Les voy a ser rabiosamente sincero,
contenidamente sincero, señorías. El ministro de Defensa es
consciente de lo que luego se ha venido en denominar, creo que con
exceso, el síndrome de los Balcanes, en la visita del día 18 de
diciembre a nuestra unidades desplazas allí. En esa visita el jefe
del Estado Mayor del Ejército de Tierra, general Pardo de Santayana
llevaba ya informes de los cuales se deducían algunas de las
conclusiones que aquí he expuesto, sobre todo una: el Ejército
español desde el primer momento hizo las mediciones adecuadas de NBQ,
pudo garantizar que nuestras tropas no estaban en zonas donde
hubieran caído ese tipo de proyectiles y ratificar que no se utilizan
ese tipo de proyectiles. A partir de ese momento tiene lugar mi
primera comparecencia pública. Algunos han considerado que con
demasiada rotundidad, pero es lo cierto que entonces y ahora -y les
rogaría a todos que lleguemos a un acuerdo, y estoy seguro de que en
esto sí podemos llegar él- la gran interrogante es cómo voy a
transmitir tranquilidad a una opinión pública que tiene motivos para
estar tranquila y no para recoger el eco que se ha suscitado en otros
países, sin duda porque han tenido más contingente, quizá porque
hayan podido probar algún caso o quizá también por sus circunstancias
políticas actuales, para que no se traslade esa sensación de absoluta
alarma injustificada a la opinión pública. Dentro de la crítica
puntual me dice que hay una distorsión entre la página web del
Ministerio y las cifras que yo he dado esta mañana. Es posible que la
página web se refiera a los 5.000 que constituyen el estudio
epidemiológico general mientras que los 3.200 que he citado
corresponden al reconocimiento médico específico,



Página 3994




que ya he dicho que ha consistido en los test de sangre y de orina y
al que ahora añadiré algún dato solicitado por el portavoz del Grupo
socialista.

Me pregunta cuándo se realizan las primeras mediciones de NBQ,
cuántas veces se han hecho, si ha sido en varios lugares, si ha
habido en los últimos meses, no sólo si se han hecho sobre
radiactividad. Empezando por este último punto, señorías, es
conocido, y el señor Marsal y todas SS.SS. que son miembros
habituales de la Comisión de Defensa lo saben bien, que el estudio de
NBQ es nuclear, bacteriológico y químico y, por tanto, lleva
implícita la detección y prevención de cualquier tipo de armamento de
esta naturaleza que estaría dentro de las convenciones
internacionales del derecho de la guerra y que harían, si se hubieran
empleado, la guerra sucia, no la guerra que el señor Saura, ahora
ausente, ha justificado y calificaba como de guerra limpia. En
efecto, se han medido 112 puntos por la compañía de NBQ de la brigada
hispanoitaliana, siempre con resultado negativo y se ha confeccionado
incluso un mapa que da el espectro de la zona en donde no se aprecia
radiación alguna a fecha 5 de enero del año 2001 en el que nos
encontramos. Más adelante podré detallar también, señorías, cuál es
el grado de previsión que está relacionado con la legítima, por lo
demás, pretensión de información de Izquierda Unida y que explica,
a mi juicio cabalmente, la disfunción en fechas y en todo eso que ha
constituido una cuestión accidental que comprendo, como grupo
interesado, que sea también la que a ellos les interesaba en primer
lugar. Vayamos antes a contestar algunas de las preguntas concretas
también que sobre ese punto ha hecho el señor Marsal. ¿Qué tipo de
vacunas han llevado nuestras fuerzas desplazadas? Han llevado la
antitetánica, la antimeningítica, la antihepatitis A y B, las mujeres
también la triple vírica, y además se les han puesto con la cadencia
adecuada. Si SS.SS. en este punto, como en otros, quieren solicitar
información escrita, tengan por seguro que nada podrá ser más
satisfactorio para el Ministerio que proporcionarla en los términos y
en la amplitud que consideren convenientes.

Se ha referido en términos que le agradezco, y que también ha
recogido el portavoz del Grupo Popular, a alguna alusión que yo ya he
comentado y glosado sobre la posible discriminación. No, señorías, se
están haciendo los mismos exámenes-test a los que me he referido a
todos. Desde luego que a todos los que quieran someterse a ello se le
van a realizar, contando los 27.000, más los cooperantes, pongan
30.000 ó 32.000, que es el número que estamos manejando. Eso sí, por
si hubiera alguna duda, a primera hora de esta madrugada y ante las
declaraciones de algún notorio portavoz he ordenado que se hiciera
algún chequeo por si efectivamente se hubiera podido producir alguna
discriminación, y no es así. Podría tener esto origen en que se ha
iniciado un estudio de dosimetría biológica en el hospital militar
Gómez Ulla en una unidad completa, el escalón
médico avanzado que consta de 42 personas entre las que se
cuentan oficiales, suboficiales y tropa según plantilla. Por tanto,
puedo volver a ratificar que no hay ninguna discriminación, ese
estudio ya avanzado no es discriminante en el sentido jurídico o
constitucional sobre los demás, pero sépase también que en este
escalón médico avanzado el análisis alcanza a oficiales, suboficiales
y tropa.

Me pregunta cuáles son las prioridades con que se están realizando
estos test, y tengo que decirles, señoras y señores diputados, que
han sido las unidades desplazadas a Kosovo, por cuanto en efecto la
información que había producido la alarma era sobre la zona de Kosovo
y, por tanto, estos han tenido la prioridad. Los efectivos que han
pasado por Kosovo alcanzan la cifra de cerca de 5.000 y, en
consecuencia, entiendo que estamos cerca de poder garantizar a
quienes han estado en Kosovo que en los primeros test no hay ningún
problema, que es lo que están dando absolutamente.

Quiero añadir que el espectrómetro tiene, a diferencia de a las
pruebas de sangre y orina, que quizá algunos hayan considerado
demasiado ligeramente insuficientes, la virtud adicional de detectar
cualquier capacidad que sobre esta causación pudiera estar almacenada
para aflorar a medio y a largo plazo. Por tanto, el espectrómetro ha
sido adquirido y puesto en servicio para que también cuantos quieran
someterse al mismo tengan la tranquilidad de futuro de que no hay
ahora una causación remota que pueda aflorar más adelante.

Señalan SS.SS., el primero en hacerlo ha sido el señor Marsal, que
sea a todos por igual. Creo que he respondido a esa cuestión de
manera suficiente y enfática, pero me dicen algunos que han
encontrado que no se les ha dado -entre ellos el portavoz de
Convergència i Unió-, empleando los términos de un portavoz,
suficiente cariño. Yo quiero, señorías, que sepan que personalmente
el director de mi gabinete ha llamado a todas las familias de quienes
se han considerado afectados, no en el proceso ya de ingreso de
llamadas, sino directa y personalmente a efectos de tranquilizarlos.

Quiero decir que se nos ha recibido bien y por supuesto, como era
nuestra obligación, hemos dado cuantas explicaciones se nos han
requerido y nos hemos puesto a su disposición, y vamos a hacer el
seguimiento de esas familias y de esos posibles casos de afección.

Señorías, lo que he tratado de decir a lo largo de mi intervención, y
creo que sustancialmente ha sido bien interpretado, es que no ha
podido probarse una relación de causa-efecto entre la utilización de
uranio empobrecido y los casos que estamos contemplando como tales en
España. Pero, a su vez, he añadido siempre -lo recordarán y lo pueden
repasar por la prensa- que el Ministerio de Defensa tiene el máximo
interés por hacer el seguimiento de esos casos. Desde el punto y hora
en que estamos tratando de decir la verdad, y es una verdad
tranquilizadora para la opinión pública, no me pregunten



Página 3995




sobre el número de muertos, porque comparar el número de muertos de
los Balcanes con el número de personas que han estado allí y deducir
que todas las enfermedades de carácter tumoral o canceroso que se han
producido en ese colectivo, que es de 30.000 personas, tienen
relación con su estancia en los Balcanes es un absurdo, tan absurdo
-lo he dicho en varias ocasiones y lo repito ahora ante la Comisión-
como no investigar las posibles conexiones sintomáticas entre
distintos casos que pudieran derivar en el futuro en una etiología
que, desde luego, estaríamos dispuestos a asumir y que probablemente
sería un avance.

Sobre ese punto también quiero hacer una afirmación. No pidan que, no
establecida la relación de causalidad, podamos hacer una afirmación
rotunda sobre eventuales indemnizaciones, porque sería una
irresponsabilidad por mi parte, pero no sólo una irresponsabilidad
médica, sino, si me lo permiten, constitucional y jurídica. El Estado
social y democrático de derecho que constitucionalmente nos hemos
dado tiene cláusulas suficientes para que, si eventualmente hubiera
relación causal, incluso de carácter objetivo, entre determinados
daños, habiéndose sometido a unas personas o colectivos de personas a
determinados riesgos, se pusieran en marcha los mecanismos previstos
en las leyes generales para esas situaciones. Ahora, no me pidan que
diciendo la verdad y, por tanto, no existiendo esa relación de
causalidad, y estando abierto a estudiar cualquier sintomatología,
hable ya y comprometa indemnizaciones que no está en mi mano poder
comprometer.

Sobre el armamento pedía explicaciones muy exigentes y puntuales el
portavoz del Grupo Socialista, señor Marsal. Me ha preguntado sobre
las plataformas aéreas; en concreto, sobre si en los Harrier y en los
helicópteros hay material de uranio empobrecido, aunque me ha
parecido deducir que S.S. acepta que todavía no está demostrado que
sea el uranio empobrecido la causación de estas enfermedades. En
cualquier caso, he afirmado que en las Fuerzas Armadas españolas no
se maneja el uranio empobrecido. En los helicópteros y en los Harrier
no hay uranio empobrecido; más aún, tampoco en los carros Leopard, ni
siquiera en los 106 que nos han cedido en contrato de leasing de
acuerdo ambos gobiernos y que habrán de sustituirse en su momento,
cuando empiecen a fabricarse por SBB Blindados, en Sevilla, los
nuevos Leopard. Pero tampoco en los nuevos Leopard figurará material
de uranio empobrecido. Es verdad que sí lo tienen otros carros de las
fuerzas aliadas, como ocurre con algunos de los carros
norteamericanos, con los británicos y con los franceses, pero pueden
tener la tranquilidad de que no ocurre con los carros Leopard.

Manifiesta cierta preocupación por la producción de radiación en los
radar Hawk. Vamos a verificar que ahí no hay ningún peligro de
radiación contaminante, pero S.S. sabe que todos los radares producen
algún tipo de radiación debido a lo que se llama el efecto klystron.

En cualquier caso, quédese tranquila S.S., ya que en cuanto tenga una
información más precisa, que, desde luego, para nada puede justificar
una preocupación, se la daré puntualmente.

Finalmente -y pido disculpas por utilizar esta intervención para ir
colgando respuestas a otros grupos parlamentarios-, me solicita que
agilicemos la comunicación, tanto en forma interna como en forma
externa, y se vuelve a referir al incidente, que en todo caso
lamento, con el Grupo de Izquierda Unida, dando por sentado que hubo
una rueda de prensa el 16 de mayo, pero también reconociendo que la
posición del Gobierno español, y la posición nada menos que ante el
Parlamento, es la que hemos dicho y reitero: a finales del mes de
julio se comunica por la Junta de Jefes de Estado Mayor al Mando
aliado, el Mando aliado en Europa lo traslada al Mando Sur y éste a
su vez a las fuerzas de Kosovo. Quizá sea este el momento de no dejar
pasar algunas alusiones preocupantes, si es que les preocupan a SS.

SS. -les garantizo que no al ministro de Defensa-, relativas a la
errónea, errática, en cualquier caso desafortunada, información que
se produjo durante el fin de semana sobre este punto. No tengo ningún
empacho en decir que no fue afortunada, pero, eso sí, vuelvo a
reiterar, siempre, siempre, la prevalencia de la verdad ante el
Congreso, por legítimos que sean los prestigios o no prestigios, los
intereses de los aliados. Sencillamente, es así, señorías, no hay
ningún tipo de autonomía. El destacamento de Istok, mandado por un
coronel del Ejército de Tierra, que pone en marcha el sistema NBQ,
como he dicho antes y al que ahora volveré, no tiene por qué
comunicar al Gobierno, ni siquiera al Jefe de Estado Mayor ni a
nadie, que pone en práctica las normas generales que ha dictado la
Alianza Atlántica para proteger contra cualquier tipo de guerra
bacteriológica, química y nuclear y que están previstas en sus normas
generales. Y eso no significa para nada que el destacamento de Istok
y el coronel que está allí a su mando y bajo el mandato del
comandante general de la KFOR piensen que quizá están sustrayendo
información militar al Gobierno de España, y menos aún que el
Ejército de Tierra esté concibiendo de forma autónoma el desarrollo
de las operaciones. No es así, señoría. Por eso puede ser útil el
viaje, porque quienes hayan tenido oportunidad de estar en el
destacamento de los Balcanes lo comprenden inmediatamente. Tanto el
destacamento de Istok como el de Mostar están adscritos a un mando
multinacional y no es que tengan autonomía, que no la necesitan, en
el desarrollo de las operaciones, sino que están simplemente en
aplicación de normas convalidadas en la organización atlántica,
conocida por los miembros de su asamblea que forman parte de este
Parlamento, conocida por los gobiernos aliados y garantizando, en
todo caso, que no hay contaminación en cuanto no la hay y no se ha
detectado por los equipos NBQ.




Página 3996




El señor Campuzano centra su intervención en lo que creo que han sido
dos ejes: lo que considera una crisis de opinión pública y lo que
considera un problema de salud pública. Se ha referido al
funcionamiento de la oficina de información de la Generalidad de
Cataluña, y quiero decirle, señor Campuzano, que yo creo que el trato
en la nuestra ha sido impecable, que he puesto a disposición del
número de Defensa informa a todo un equipo médico del Ministerio de
Defensa que ha atendido siempre con el máximo rigor y con la máxima
capacidad científica a todas las llamadas. Creo que la evolución de
las mismas demuestra que sencillamente lo que S.S. dice que ha hecho
la Generalidad, y desde luego lo que ha hecho el Ministerio de
Defensa contribuye no sólo a la transparencia, sino también a la
tranquilidad. Fíjense SS.SS. que el 8 de enero se producen 120
llamadas a la hora y 1.080 llamadas al día; el 9 de enero baja la
proporción por hora a 85 y 765 llamadas en el total del día; el 10 de
enero son 62 por hora, 558 total del día; el 11 de enero bajan a 22
por hora y 198 totales; el 12, 15 cada hora y 135 totales; el 13
estamos ya en 4 a la hora y 34 totales; naturalmente, el 14 estamos
en una llamada a la hora y seis totales, y el 15 de enero se producen
10 llamadas a la hora, 87 totales. Total: 2.863 llamadas. Puedo
añadir que la expectación que, en efecto, ha levantado esta
comparecencia ha producido hoy un nuevo remonte de las llamadas de
Defensa informa, lo cual, por cierto, me congratula porque compruebo
una vez más que los españoles son sensibles a la información que se
da en el Parlamento y al tiempo utilizan las vías de información que
se ponen a su disposición.

Me pide el señor Campuzano que traslade a la Cámara los estudios
epidemiológicos. Por supuesto, señor Campuzano, tendrán SS.SS. cuenta
y razón por escrito de tales estudios. Aprovecho para decir al señor
Alcaraz y a los portavoces de Izquierda Unida que no hace falta para
aquel material que no sea clasificado por la NATO o por el carácter
reservado español que se reúna la Comisión de Secretos Oficiales.

Pero si SS.SS. quieren que el ministro venga a comparecer a la
Comisión de Secretos Oficiales, desde luego cuenten con mi máxima
disposición y mejor voluntad para venir cuando sea menester a la
Comisión de Secretos Oficiales o en cuantas ocasiones quieran
entender que es conveniente ante esta Comisión. En cualquier caso,
cualquier estudio de esta naturaleza que puedan solicitar por escrito
será atendido y, desde luego, comprometemos ya el estudio
epidemiológico que ha solicitado, entre otros, el señor Campuzano.

Lamento que S.S. tenga tan mala opinión de las estadísticas médicas,
porque no son estadísticas manipuladas y, por tanto, me parece quizás
aventurado, señor Campuzano, el calificarlas de frívolas. Son
estadísticas que no hemos confeccionado nosotros, y las hemos puesto
a disposición de la Comisión porque son las que resultan del
Ministerio de Sanidad y los institutos de
opinión pública, que son habitualmente consultados y que tienen
carácter oficial. Lo que sí he dicho y reitero es que esas
estadísticas demuestran que la alarma debe estar contenida y que, por
tanto, no hay esos motivos para la alarma.

Por otro lado, me decía S.S. -también otros portavoces, el de
Izquierda Unida, el del Partido Andalucista, el del Bloque, y a ello
se ha referido en parte el portavoz del Grupo Popular- que hay
criterios médicos que avalan criterios distintos a los que han
sostenido aquí y vienen sosteniendo el ministro de Defensa y el
Ministerio de Defensa. Pues efectivamente, hay algún criterio que
establece mucho más tajantemente esa relación que yo, insisto, no
considero probada. Pero señorías, yo creo que el señor Herranz, del
hospital Gregorio Marañón es un buen especialista, y ha dicho que no
se ha demostrado que exista contaminación, ha dicho que el linfoma de
Hodgkin no puede ser causado por radiaciones, ha dicho que no hay
ningún motivo para la alarma. Eso ha dicho también, señorías, el jefe
del servicio de oncología del hospital Doce de Octubre: la incidencia
de estos tumores en el contingente en relación a la población es
igual o está por debajo de esto. Es decir, no es una frivolidad la
estadística, ni creo que lo sean los prestigiosos hospitales y
servicios que estoy citando; como el servicio de hematología del
hospital de la Princesa, a través de su jefe de servicio: hasta dos
o tres casos de leucemia aguda en los soldados españoles estaría dentro
de lo normal. Y desde luego, no es en modo alguno una frivolidad ni
un dato a no tener en cuenta el estudio que ha hecho la Organización
Mundial de la Salud descartando la relación entre el uranio
empobrecido y los casos de leucemia; ni lo es tampoco el que ya he
referido del jefe del programa ambiental de la ONU, que quizá luego
tenga ocasión de ampliar; ni lo es el Instituto Epidemiológico
Internacional, ni lo es el Foro Nuclear Español, ni lo es Médicos sin
Fronteras, que han estado allí y están, y han dicho también que no
tienen casos; ni lo es la Federación Española de Oncología, etcétera.

Hoy, señorías, las afirmaciones que nosotros hemos hecho ante la
Comisión y que venimos haciendo responden seriamente a lo que está
diciendo la ciencia médica. Comprenderán SS.SS. que no es otro el
interés del Gobierno y que coincide plenamente con el de la Cámara.

Me pregunta el señor Campuzano por el contenido del manual del área,
qué información se dio a los profesionales -por cierto, todos lo han
sido y lo son- que han estado desplazados en los Balcanes y en
concreto en la KFOR. Señorías, ese documento sí es -perdone, señor
presidente, lo que voy a decir- NATO confidential, pero desde luego
sin desvelar la confidencialidad puedo decirles que, en castellano -y
si es menester, señor presidente, lo trasladaríamos a través de la
Comisión de Secretos de Oficiales-, es un documento que incluso va
gráficamente presentado que se repartió a la tropa española y a las
demás en Kosovo,



Página 3997




pero esto es para la española obviamente y en el que entre otras
cosas, y en castellano, insisto, se contesta a las siguientes
cuestiones: qué es el uranio empobrecido. Se dice cuál es su
composición, un 40 por ciento menos radioactivo, etcétera; su estado
natural, propiedades y características del uranio empobrecido, empleo
militar del uranio empobrecido; toxicidad eventual del uranio
empobrecido. Por cierto, yo sí he distinguido entre radiación y
toxicidad. Lamento que no hubiera quizá en ese momento la atención
suficiente, pero lo puede comprobar S.S. en el 'Diario de Sesiones'.

Riesgo ante exposiciones a restos de uranio empobrecido, actuación en
un ambiente con uranio empobrecido, medidas precautorias e indicios,
por si acaso hubiere, de contaminación y qué ha de hacerse. Es decir,
desde el primer momento contaron nuestros efectivos con ese manual en
castellano que distribuyó la propia Alianza. (El señor Alcaraz astas:
¿Cuándo se distribuyó?) Podré precisárselo en su momento, señor
portavoz de Izquierda Unida, y al tiempo que le muestre el documento
le precisaré la fecha. Lo cual viene a confirmar, señor Alcaraz,
créame -comprendo que en su posición es difícil; sobre la capacidad
recíproca de persuasión no podemos avanzar más (El señor Alcaraz
Masats: Estamos con el uranio todavía.)- que estas instrucciones son
las que se despliegan por consecuencia de la puesta en marcha del
sistema NBQ y por consecuencia de que finalmente el comandante
general de la KFOR comunica a las unidades que en efecto también hay
que incluir en la protección de NBQ el sistema de uranio empobrecido.

Pero son medidas tan normales... Por dos razones. Primero, señorías,
porque entonces -es una obviedad pero la tengo que decir- no estaba
armada la que hay armada sobre el uranio empobrecido. Y, segundo,
porque forma parte de todo el sistema de protección NBQ que es el
ordinario derivado de las directivas de la OTAN. En consecuencia, por
eso tampoco es ninguna manifestación de autonomía ni de disciplina ni
ninguna negligencia del Gobierno que en esos primeros meses lo
conozcan las unidades que están en los Balcanes y no tenga
conocimiento formal el Gobierno hasta que se formaliza por la
Alianza.

Se han preocupado mucho SS.SS. por la afección eventual de los
civiles en Kosovo. Con ocasión de la Pascua Militar visitó Madrid y
estuvo en las celebraciones que son tradicionales quien ha sido
comandante general de la KFOR durante seis meses, el general Ortuño,
y naturalmente era de todo interés que mantuviéramos un encuentro
personal y exhaustivo sobre cuál había sido su percepción del
problema durante su mandato. Puedo garantizar a SS.SS. -reproduzco en
síntesis lo que me comentó el general Ortuño- que durante su mandato
ninguna autoridad civil, local, regional, nacional mostró ninguna
preocupación ni cuestión por el tema del empleo del uranio
empobrecido, y tampoco se lo manifestó el representante de
Naciones Unidas, puesto en marcha, que fue, el Programa de medio
ambiente; y no sólo eso, sino que no le manifestó inquietud alguna
sobre este punto ninguno de los mandos nacionales que se integran en
la fuerza multinacional. Eso sí, también me aclaró que su mandato
terminó el pasado 26 de octubre y en el último mes y medio hubo un
gran interés, todo hay que decirlo, de determinados medios de
comunicación italianos. Eso confirma lo que a nivel estadístico ha
dicho la Organización Mundial de la Salud. Por tanto no tengan
preocupación SS.SS. con el aumento -que es lo que no puedo compartir
de algunas de sus afirmaciones- de casos de leucemia sobre civiles en
dicha área, que es lo que les preocupa y con razón. Pero no den por
sentado que ha habido aumento porque sencillamente no lo ha habido.

Casos de leucemia en el hospital de Pristina: 38 en 1997, 45 en 1998,
32 en 1999, 33 en el año 2000. No ha habido aumento de casos de
leucemia entre la población civil allí asentada.

Señor Alcaraz, aunque creo que he contestado a lo que son cuestiones
y peticiones de S.S., no puedo compartir las consideraciones que han
sido aludidas de una manera más indirecta en otras intervenciones. Me
pide, en síntesis, la retirada de las tropas, la moratoria y agilizar
el sistema de información tanto hacia la opinión pública como hacia
la Cámara. Obviamente, esto último tengo que asumirlo en términos
absolutos. Tanto a la Cámara como a la opinión pública tiene S.S. la
garantía de que si no es material clasificado, como el que acabo de
referir de OTAN, sea a través de la Comisión de Secretos sea
directamente en esta Comisión, tendrán SS.SS. cuanta información
consideren oportuna. A la pregunta concreta de si se ha utilizado por
los aliados en algún momento material de uranio empobrecido en Las
Bardenas tengo que decir que no. Tuve ocasión de confirmárselo así
hace unos días al presidente de la Comunidad Foral de Navarra, y al
tiempo de hacerlo hoy público a petición de S.S., no ha habido
utilización de proyectiles de uranio empobrecido en Las Bardenas.

En cuanto a la retirada de nuestras tropas, señor Alcaraz, y a la
moratoria no puedo coincidir con S.S. La moratoria que ha pedido el
Gobierno italiano se produciría si en algún momento llegara a
aprobarse una relación más directa de lo que hasta ahora es una
relación inexistente o imperceptible. Pero S.S., al que yo le he
reconocido siempre y hoy más que nunca la coherencia, tendrá también
que reconocernos a quienes discrepamos de usted la coherencia y no
sería así, si dando toda la información que yo he dado y el estudio
científico que he procurado aportarles sobre la utilización del
uranio empobrecido y su baja capacidad radiactiva y su también baja
toxicidad, que no se descarta, pidiéramos la retirada de un uranio
empobrecido en unos impactos que llegan a 20 centímetros y en su caso
a 300. Señor Alcaraz, no sería tampoco coherente. Yo comprendo que S.

S. sea partidario de la retirada, nunca



Página 3998




fueron SS.SS. partidarios de la intervención. (El señor Llamazares
Trigo: Humanitaria sí, no confundamos.) Vamos a ver.




El señor PRESIDENTE: Les ruego, por favor, que no establezcan
diálogo. El ministro está en su turno y no cabe el diálogo.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Trillo-Figueroa Martínez-Conde): No se
inquiete, señor Llamazares, no pretendo polemizar. Estoy tratando de
evitar entrar en polémicas de calado político, porque estoy seguro de
que la voluntad de SS.SS. y la mía en este punto es la misma. No me
haga tener que recurrir al 'Diario de Sesiones' porque su grupo
parlamentario ha tenido a lo largo de la legislatura anterior
distintas voces y todas están reflejadas. (El señor Alcaraz Masats:
Hemos votado el crédito de esta intervención el otro día.) Ya que me
fuerza le remito a la pregunta oral que el señor Frutos hizo al
presidente Aznar en el Pleno del Congreso. Está en el 'Diario de
Sesiones' y es todo un lujo para quien quiera leerla, pero vamos a
dejarlo ahí. Yo comprendo que SS.SS. pidan la moratoria o quieran la
retirada. Nosotros pensamos que no sería coherente ni la moratoria ni
menos aún la retirada. ¡Ojo! No hay que confundir en el tema de la
información a la autoridad de clasificación de documentos que está en
el Cesid con la notificación al Cesid del uranio. Ayer tuve que
reiterarle la pregunta una vez más de manera formal y expresa al
general Calderón de si en la documentación obrante en el Cesid en
algún momento en el periodo analizado había habido alguna
comunicación de la utilización del uranio empobrecido, y me ratificó
la negativa, señoría. No ha habido, por tanto, una comunicación. Lo
que hay es que el Cesid es la autoridad de clasificación, pero no
deben confundirse ambos aspectos.

Por ir terminando, señor presidente, las referencias que han hecho,
dentro del Grupo Mixto, el señor Saura, el señor Rodríguez y el señor
Núñez, probablemente en lo que tienen de requerimiento de
información, como el que solicitaba el señor Saura sobre el estudio
epidemiológico, ya han sido contestadas y comprometidas. Sobre la
moratoria también acabo de volver a pronunciarme, no estamos de
acuerdo mientras no se produzca -insisto, mientras no se produzca-
cualquier tipo de prueba de causación. Coincido, -¡quién lo iba a
decir, señor Rodríguez!- con S.S. en la necesidad de impulsar la
limpieza de la zona -y usted y yo sabemos que no es tan improbable-.

En la Alianza Atlántica hemos propuesto al secretario general, a lord
Robertson, como él mismo luego manifestó en la rueda de prensa, que
se produzca una total e inmediata limpieza de la zona. Quiero
tranquilizar a SS.SS. (sé que es un tema que también ha preocupado
mucho y en el que el Parlamento ha dado siempre un gran impulso en el
Gobierno de este país) informándoles que sí se ha
logrado el desminado de la zona, y eso es algo que la fuerza
multinacional y especialmente el general Juan Ortuño, como comandante
general, me pedía que les trasladara, porque está muy orgulloso, creo
que legítimamente. Es cierto, señor Rodríguez, vamos a sostener el
impulso para que se produzca la limpieza integral de la zona.

Señor Núñez, le agradezco que ponga las cosas en unos términos tan
centrados como no decir piove, porco governo, pero sí piove. Señoría,
sus palabras me permiten concluir con su misma alegoría esta
intervención, que no es sino la primera de las que el ministro de
Defensa quiere tener ante las comisiones del Parlamento.

Anuncio que en las próximas semanas, y una vez que esté constituido y
haya realizado sus primeros informes sobre el estudio epidemiológico
el comité científico consultivo, tengo decidido comparecer ante la
Comisión del Senado para compartir también con la Alta Cámara, con su
Comisión y con sus comisionados, la información que puede ir
surgiendo a lo largo de las próximas semanas. Estoy seguro de que
también a través de sus grupos parlamentarios, o directamente a SS.

SS., podré proporcionarles la información precisa. Quiero añadir que
esa disposición del Ministerio y del Gobierno a comparecer ante la
Cámara se hace extensiva a cuantas solicitudes de información, por
escrito o de manera verbal, con carácter público o, si es menester,
con carácter reservado, quieran producir en las próximas semanas.

El Gobierno con esta comparecencia -y en su nombre así he actuado- ha
querido dar la máxima celeridad a una información sobre la que estoy
de acuerdo con quienes la han calificado de imprescindible e
imperiosa. Esa es la voluntad que quiero reiterar al terminar esta
comparecencia. Insisto, no se pueden atribuir a esa sustancia los
casos que hasta ahora ha habido. Sin embargo, sería una
irresponsabilidad no seguir los casos, no suministrar toda la
información precisa, no atender a familias que, en cualquier caso,
han puesto gran parte de sí mismas, o a las personas que han puesto
lo mejor de sí mismas, su salud o su vida, al servicio de lo que sigo
considerando que han sido y son unos intereses y unos objetivos
nobilísimos.

Muchas gracias, señor presidente, muchas gracias, señorías. (El señor
Alcaraz Masats pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: ¿Qué desea?



El señor ALCARAZ MASATS: Quiero intervenir brevísimamente, si usted
me lo permite.




El señor PRESIDENTE: No se lo permito, porque no lo permite el
Reglamento.




El señor ALCAZAR MASATS: Si lo permite, si lo tiene usted en cuenta.

El presidente puede en estos casos conceder un turno.




Página 3999




El señor PRESIDENTE: Excepcionalmente. Además el presidente dirige
los debates y no lo considera pertinente.




El señor ALCARAZ MASATS: Pero quiero aclarar algo, señor presidente.

Una cosa es la guerra y otra la intervención humanitaria posterior. Y
esa confusión la han establecido tanto el portavoz del Grupo Popular
como el señor ministro. Nosotros estuvimos totalmente en contra de la
guerra, pero aprobamos la intervención humanitaria y hemos votado los
créditos correspondientes.




El señor PRESIDENTE: Hecha esa aclaración - que la ha hecho de rondón
y muy bien, pero está hecha- (Risas.), la verdad es que usted sabe
que no le
corresponde hacer ni aclaraciones, más que si lo permite el
presidente, que es el que dirige los debates y aunque no se lo
permitía, repito, ya la ha hecho muy bien.

Muchas gracias por el esfuerzo temporal -y creo interpretar el sentir
de todos los comisionados- que ha hecho el ministro. No quiero entrar
en los contenidos, porque han tenido ustedes ocasión de valorarlos.

En cualquier caso, muchas gracias y espero que en otras ocasiones
tenga oportunidad de informar como lo ha hecho, con amplitud y con
transparencia en esta Comisión.

Muchas gracias.

Se levanta la sesión.




Era la una y cincuenta minutos de la tarde.