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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 82, de 19/10/2000
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 2000 VII Legislatura Núm. 82



DEFENSA



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. ROGELIO BAÓN RAMÍREZ



Sesión núm. 5



celebrada el jueves, 19 de octubre de 2000



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor Ministro de Defensa (Trillo-Figueroa
Martínez-Conde), para informar sobre:



- El proceso de profesionalización y modernización de las FAS. A
petición propia. (Número de expediente 214/000027.) ... (Página 2224)



- El Libro blanco de defensa. ASolicitud de Grupo Parlamentario
Socialista. (Número de expediente 213/000076.) . . . (Página 2224)



- Los resultados del grupo de estudios y seguimiento del Ministerio y
los correspondientes grupos de estudios de cada Cuartel general. A
solicitud del Grupo Parlamentario Socialista. (Número de expediente
213/000080.) . . . (Página 2224)



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- Los resultados del proceso de profesionalización y modernización de
las Fuerzas Armadas en los años 1999 y 2000 y los objetivos de este
proceso para el año 2001. A solicitud del Grupo Parlamentario
Socialista. (Número de expediente 213/000170.) . . . (Página 2224)



Se abre la sesión a las cuatro y cinco minutos de la tarde.




El señor PRESIDENTE: Se abre la sesión.

Es para mí un honor dar la bienvenida, pero no una bienvenida
deferente sino mucho más cordial, al que se ha sido presidente de
esta casa y es hoy titular del Ministerio de Defensa y sin embargo
amigo. Por eso quiero también perder esa neutralidad institucional
para acogerlo en esta cuádruple comparecencia de hoy y que es la
segunda de su mandato. La primera de 6 de junio fue con carácter
programático y esta es típicamente de control, porque aunque es a
petición propia también hay tres que son a petición de los grupos
parlamentarios.




Debo anunciar a SS.SS., antes de nada, una cuestión formal, de
método. De conformidad con los portavoces de los distintos grupos, se
va a hacer un debate unitario, único en la forma y que puede ser
diverso en los temas porque, aunque hay tres comparecencias conexas,
con un eje común, bien es cierto que otra difiere; sin embargo, a los
efectos de que el debate sea más breve y no se haga larguísimo, hemos
procedido así, de acuerdo con los portavoces para que algunos
diputados puedan volver a sus provincias.

En definitiva, la comparecencia se inicia con la exposición del
ministro y, a continuación, como las tres siguientes son de un
peticionario único, interviene el Grupo Socialista y después los
grupos de menos a más para que cierre el Grupo Popular, como así está
establecido en el reglamento.

Sin más preámbulos, tiene la palabra el señor ministro de Defensa,
don Federico Trillo.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Trillo-Figueroa y Matínez-Conde):
Señorías, permítanme, antes de comenzar la exposición de las materias
que me han convocado ante esta Comisión, que agradezca al señor
presidente y a los portavoces de todos los grupos presentes en la
Comisión su solidaridad, manifestada en su presencia en Sevilla en la
tarde de hace dos días, para acompañar a las Fuerzas Armadas, al
Ministerio de Defensa, al Gobierno y al pueblo de Sevilla en el
último adiós a un coronel médico del Ejército del Aire vilmente
asesinado por el terrorismo etarra. Creo, señor presidente, señorías,
que debe ser subrayado y debe quedar constancia en el «Diario de
Sesiones» de cómo
los representantes legítimos del pueblo español, quienes constituyen
el primer poder del Estado, supieron trasladar el sentimiento que
embargaba a toda la nación haciéndose presentes en ese momento en la
ciudad de Sevilla. Por tanto, en nombre del Ejército del Aire, de las
Fuerzas Armadas y del Ministerio de Defensa, muchísimas gracias,
señores portavoces, muchísimas gracias, señor presidente.

La convocatoria en efecto obedece al requerimiento, que agradezco,
del principal grupo de la oposición, para dar cuenta de las materias
que constituyen las prioridades de la gestión del Ministerio de
Defensa en esta etapa, de acuerdo con la comparecencia del 6 de
junio, que ha recordado el señor presidente, y que confluye de tal
manera en alguna de ellas que también viene a coincidir con la
petición propia del Ministerio de venir a esta Comisión a cumplir con
el deber, que saben que en mi caso siempre es gustoso, de informar
sobre el desarrollo del proceso de profesionalización y
modernización. Pero si esas son dos de las áreas capitales en las que
enmarcamos los objetivos de la gestión del Ministerio de Defensa en
este mandato, ambas permiten una conjugación con las demás
solicitudes de comparecencia que aluden al Libro Blanco de la defensa
y al proceso de racionalización, del que constituye un elemento
esencial y clave el GES, grupo de estudios, y los grupos de estudios
creados en los cuarteles generales de los tres ejércitos. Por
consiguiente, señor presidente, señorías, me gustaría que en esta
primera exposición aceptaran que el orden de presentación de las
materias tuviera lo que creo que implica cierta racionalidad. En
primer lugar, haré referencia al Libro Blanco de la defensa, pasaré a
continuación a examinar el proceso de profesionalización,
posteriormente el de modernización, y concluiré con lo que hace
referencia a la racionalización, y en especial a los cometidos y al
trabajo desempeñado por el grupo de estudios y por los grupos de
estudios de los cuarteles generales.

Comenzamos sin más dilación con el Libro Blanco de la defensa. Como
saben SS.SS., su publicación responde básicamente al deseo de tener
un compendio que permita aproximar a la sociedad española
-básicamente a la sociedad española- a un asunto de interés general
como es la defensa en un momento en el que estamos en plena sintonía
con nuestros socios europeos y nuestros aliados atlánticos y en el
que, además, la sociedad española empieza a percibir la defensa como
una de las dimensiones esenciales de la acción exterior



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de España, como una de las preocupaciones no menos esenciales que
afectan a su seguridad y a la solidaridad con la comunidad
internacional El libro blanco pretende ser un instrumento
divulgativo. Quiero decir con toda claridad que no debe ni puede
interpretarse como un programa político. Es sin embargo la primera
vez que en nuestro país se realiza un esfuerzo del que, si SS.SS.

consideran que este ministro blasona, lo pueden atribuir a beneficio
de inventario de la gestión de mi antecesor por cuanto, como es
sabido, estaba ya impreso, publicado y difundido en el momento de
hacerme cargo del Ministerio de Defensa. En efecto, el libro blanco
se publicó el pasado 28 de marzo. Fue presentado a la opinión pública
en la Asociación de la Prensa de Madrid. El Gobierno quiso reflejar
en él lo que entendía y entiende que tenía y tiene un amplio respaldo
parlamentario y trataba y trata de suscitar una participación activa
en las grandes cuestiones internacionales de seguridad y defensa que
afectan a nuestro país, a nuestros socios y a nuestros aliados. El
momento, desde luego, era el óptimo. Nos encontramos ya en la nueva
estructura militar de la Alianza Atlántica, en pleno desarrollo del
proceso de profesionalización y de modernización del armamento. En
síntesis, el Libro Blanco de la defensa pretende cubrir cuatro
finalidades importantes. En primer lugar, como ha quedado dicho,
mejorar la relación y el conocimiento por parte de la sociedad del
esfuerzo que supone la defensa nacional. Tengo que recordar a SS.SS.

que en la Directiva 1/1996, de diciembre, firmada por el ministro
Serra, entre sus tres ejes constitutivos, el tercero de ellos está
señalando cabalmente a la necesidad de ampliar los medios de contacto
entre la sociedad civil y las Fuerzas Armadas, los medios de
entendimiento entre la sociedad y sus ejércitos. En consecuencia, el
Libro Blanco de la defensa es un buen instrumento en la línea de la
Directiva de Defensa Nacional 1/1996, vigente hasta el momento, y que
anuncio pretendo reformar cara al vencimiento de los cuatro años en
el próximo mes de diciembre. En segundo lugar también decía que el
libro blanco no sólo informa a la opinión pública española, pretende
también informar a nuestros socios y aliados. España está hoy
indefectible y venturosamente unida a los socios europeos y a los
aliados atlánticos y el libro blanco pretende trazar los horizontes a
medio y largo plazo de nuestra defensa y de nuestra seguridad. En
tercer lugar el libro blanco pone de manifiesto la determinación del
Gobierno de proteger los intereses de España, los intereses de
seguridad y la voluntad de mantener y de optimizar las capacidades
necesarias para la protección de tales intereses. En fin, en cuarto
lugar, que no el último ni menos importante, el libro blanco es una
medida más de fomento de la confianza en la solución pacífica de los
conflictos. El libro blanco es una apuesta por la paz. El libro
blanco es una apuesta por la disuasión. El libro blanco es una
apuesta por la diplomacia de defensa y
por la diplomacia sin calificativos, por la solución pacífica de los
conflictos, que es en el único contexto en el que se inscribe la
política de defensa del Reino de España con este Gobierno y estoy
seguro también que con el respaldo en ese punto de la totalidad de
las fuerzas parlamentarias.

Parte el libro blanco de una concepción estratégica que viene a
coincidir, mutatis mutandis, con la que expuse en mi primera
comparecencia parlamentaria, que aquí se ha recordado. Se basa en un
concepto de seguridad y de defensa que no pude ser entendido más que
como seguridad compartida y defensa colectiva. Estamos integrados en
un sistema occidental de seguridad y la aportación de España al
sistema de alianzas descansa en su instrumento principal, las Fuerzas
Armadas y, en consecuencia, luego el libro blanco tiende
a desarrollar cómo podemos lograr unas Fuerzas Armadas plenamente
capacitadas, que apoyen la defensa de nuestros intereses, la paz y la
estabilidad en el contexto internacional. Y para eso se detiene en
los grandes conceptos, en las grandes áreas de profesionalización,
modernización y racionalización, que también nos detendrán en la
comparecencia de esta tarde, si así lo entienden como ordenación y
sistemática adecuada sus señorías. Naturalmente, el libro blanco
plantea un debate inicial que es la necesidad de una revisión
profunda de nuestras concepciones de la defensa y de la estrategia.

Está presidido por una visión que el libro alguna vez la llama
integradora, yo prefiero llamarla siempre conjunta, de las fuerzas
terrestres, navales y aéreas. Se detiene en la naturaleza de las
operaciones, en el alcance y en la eficacia del armamento, en los
medios actuales de información y control y en lo que tenemos y lo que
podemos hacer en los próximos años.

En la profesionalización y la modernización no voy a detenerme, como
contenido del libro. Sé que ha preocupado a SS.SS. la instrumentación
de este libro con esos objetivos y su difusión. De la información que
nos consta, puedo contarles que el libro tuvo una edición de 12.000
ejemplares en castellano y que se remitió a las Mesas de las
Comisiones de Defensa y de Asuntos Exteriores de ambas Cámaras. Se
hizo a través de la Secretaría de Estado de Relaciones con las Cortes
y ya existe constancia de que una caja continente de 30 ejemplares
fue remitida y trasladada a la Comisión de Defensa. Quiero añadir que
también se ha hecho luego una segunda edición que corregía
determinadas omisiones y erratas de la primera, como es habitual en
una publicación de estas características, y que también se ha
publicado un cierto número de ejemplares en inglés, para que esa
divulgación ante nuestros aliados participe de la lengua que también
es de uso oficial, especialmente en la Organización Atlántica, y que
se ha difundido por Internet a través de la página web del Ministerio
de Defensa.

En síntesis y por lo que hace a esta petición de comparecencia, el
libro blanco marca la acción exterior de



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España en lo tocante a seguridad y defensa, establece las capacidades
necesarias de las Fuerzas Armadas como instrumento capital y esencial
de nuestra seguridad y de esa seguridad colectiva. Por esa razón el
propio presidente del Gobierno asume desde la primera página la
presentación del libro, y en ella invita a realizar una reflexión
colectiva que sirva de base para proceder a la revisión estratégica
que ya he anunciado y que también en otras ocasiones me han escuchado
en sede parlamentaria. Permítanme, como conclusión a este primer
apartado de mi información señor presidente, que termine renovando
hoy la invitación a SS.SS. a participar, desarrollar e impulsar ese
debate.

Señor presidente, señorías, la profesionalización de las Fuerzas
Armadas es sin duda el asunto de principal prioridad en el Ministerio
de Defensa. Prioridad en la ocupación, prioridad en la preocupación,
prioridad en el tiempo y probablemente también en la trascendencia
social y, por qué no decirlo, en el alcance histórico de cuantas
competencias tiene que gestionar el ministro que les habla y darles
cuenta como legítimos representantes de la soberanía popular.

Quiero insistir, señorías, en que la profesionalización de las
Fuerzas Armadas no es sólo la sustitución de un sistema de
constricción por un sistema de voluntariado. Con ser ese el
substratum técnico, si se permite esa expresión, de la operación, es
con mucho el aspecto quizás menos trascendente de lo que la operación
en sí misma significa. En primer lugar porque la operación de
profesionalización significa, quiero insistir en lo que otras veces
he podido debatir con SS.SS. aquí o fuera de aquí, ante todo un
cambio de mentalidad, un cambio de cultura en la concepción de la
defensa, no sólo de las Fuerzas Armadas, de la defensa nacional, y,
por supuesto, también en el seno de las Fuerzas Armadas, un cambio de
cultura que afecta sobre todo a la relación de mando y obediencia. En
segundo lugar, porque esa transformación que para otros países ha
merecido incluso la denominación de revolución, implica
concatenadamente una serie de modificaciones orgánicas y
estructurales, que no se les escapan a SS.SS. y que afectan a la
concepción tradicional de nuestras Fuerzas Armadas. En tercer lugar,
porque cambia neta y completamente el entendimiento entre Ejército y
sociedad. Ya tuve ocasión de referirme con cierto detenimiento en mis
comparecencias iniciales a ese punto. Me remito, por tanto, a lo
dicho y a recordar que fue justamente la relación entre los ejércitos
profesionales y la sociedad la que mereció la atención y la fundación
de la Escuela norteamericana de sociología militar de relaciones
entre ejército y sociedad. De esa manera, la política de personal
tradicional adquiere, no ya la importancia que tradicionalmente ha
tenido en las Fuerzas Armadas y en el Ministerio de Defensa como su
gestor, sino una importancia que desborda cualquier consideración
anterior. Por tanto, para la cabal explicación, dentro de mis
posibilidades, de
cómo se ha encarado este proceso que yo recibo de etapas anteriores,
creo que es bueno empezar resumiendo, como esta mañana se ha hecho
por alguno de los intervinientes en el debate del Pleno, cuáles son
los antecedentes que nos llevan a la situación actual. No voy a
referirme, señor presidente, voy a hacerles gracia, en el
anfibológico sentido del término, de la quinta, de las levas y de las
reclutas de otro carácter, ni voy a detenerme tampoco en cómo ya
Felipe V y Carlos III hicieron sorteos anuales de quintas que casi
eran de carácter universal y premonitorio de lo que sí es un hecho
fundacional del servicio militar obligatorio que ahora, luego veremos
cuándo, concluye.

Es una verdad política, creo que compartida por todos, que es la
nación en armas como concepto básico de la Revolución Francesa, la
que lleva al sistema de conscripción que se establece por las
constituciones liberales del siglo XIX, y que ha llevado al
sostenimiento de los ejércitos continentales durante bastante más de
un siglo como sistema tradicional de integración de la nación en la
defensa de sus intereses colectivos. Así se vio por los
constituyentes liberales de Cádiz y así se vio por los de 1837, por
los de 1845; pero, eso sí, no se vio con los principios de
universalidad y de generalidad. Y como ocurrió con tantos derechos y
tantos deberes de carácter fundamental y de pretendido carácter
universal, los sistemas de cuotas o de otro tipo de redenciones o
privilegios impidieron la universalización de la prestación del
servicio militar obligatorio en nuestro país hasta bien entrado el
siglo XIX. Por hacerles gracia también de que tras los intentos de
las constituciones republicanas de 1869 y de 1931, fue la Ley de 1968
la que auténticamente configuró un servicio militar obligatorio de
carácter general y universal en nuestro país, llegamos a la situación
que ha de partir de la Constitución de 1978. En efecto, con base en
el artículo 30 de nuestra Constitución, que establece el deber
genérico de servir a España con las armas, se promulga la Ley 19/1984
del Servicio Militar, que establece el modelo de servicio militar
obligatorio con cuatro formas diferentes de prestación: servicio
obligatorio, voluntario normal, voluntario especial y para la
formación de cuadros de mando y especialistas. No tengo inconveniente
en decir que estas leyes, en efecto, como se ha recordado esta mañana
por el señor Moragues, van evolucionando a caballo entre los
acontecimientos y la realidad social, de forma que inmediatamente la
Ley 13/1991 reduce el servicio militar a nueve meses, permite la
manifestación de preferencias para su cumplimiento y establece los
derechos y deberes del soldado y marinero de reemplazo.

Como ha recordado el señor Atencia esta mañana, es el acuerdo del
Pleno del Congreso de 1991, de 27 de junio, el que establece el
modelo mixto fijando los objetivos totales de tropa y marinería en
130.280, de los cuales 50.000 habrían de ser ya profesionales. No es
menos cierto que es a partir de la victoria del Partido



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Popular en 1996 y de su acuerdo de investidura con la minoría
parlamentaria de Convergència i Unió cuando aparece como compromiso
de gobierno en el propio debate de investidura, primero, la
constitución de una ponencia en el seno de la Comisión de Defensa,
que se pone en marcha, si mis datos no fallan, el 15 de octubre de
1996 para estudiar la plena profesionalización de las Fuerzas Armadas
y que da lugar al dictamen de la Comisión Mixta Congreso-Senado, tan
recordado esta mañana, hace apenas unas horas, aprobado por el Pleno
del Congreso el 28 de mayo de 1998 y por el Pleno del Senado el 15 de
junio del propio año 1998. En él se razona -quiero recordarlo ahora-
la necesidad de instaurar unas Fuerzas Armadas más operativas,
flexibles, polivalentes y orientadas a la acción conjunta que deriva
de la actual situación estratégica. Se añade que el factor
tecnológico, que está en relación con el factor humano, enfatiza la
calidad antes que la cantidad y, por último, por subrayar otro
carácter, se hace alusión a que el modelo está hoy refrendado por los
países de nuestro entorno y, sobre todo, cuenta, y es verdad, con el
apoyo mayoritario de la opinión pública española. Es en ese mismo
dictamen, como se nos ha recordado en el tan citado debate de la
mañana, donde se determinan los principios generales del nuevo modelo
de Fuerzas Armadas. Se recoge el número máximo de efectivos hasta
alcanzar un total de entre 102.000 y 120.000 y el 31 de diciembre del
año 2002 se señala como tope para la finalización del periodo
transitorio y de la prestación del histórico servicio militar
obligatorio. En fin, las recomendaciones de la Comisión Mixta son
recogidas por la Ley 17/1999, del personal de las Fuerzas Armadas,
que en el punto cuatro de la también citada disposición transitoria
decimoctava, establece y autoriza que el Gobierno podrá, en función
del proceso de profesionalización de los ejércitos, modificar las
fechas determinadas en los apartados anteriores para acortar el
periodo transitorio, informando de ello al Congreso de los Diputados.

Tras este repaso de antecedentes, algunos demasiado remotos y otros
quizá demasiado próximos, uno tiene la sensación de que se ha
avanzado muchísimo en muy poco tiempo y quien quiere ser sinceramente
modesto, al llevar tan solo cinco meses al frente del Ministerio de
Defensa, tiene que decir que resulta espectacular el avance que, en
tan pocos años como los que han quedado referidos en los antecedentes
más inmediatos, se ha producido en términos de profesionalización y
modernización en el seno de las Fuerzas Armadas. Hoy tengo que
confesarles, señorías, que cuando uno habla con el ministro de
Defensa alemán, que hablamos mucho, o cuando lo hace con alguno de
los otros ministros que forman parte de la Unión Europea y de la
Alianza Atlántica y ve cuáles son los pasos que se están dando para
la profesionalización de sus ejércitos, puede uno sentirse muy
orgulloso de desempeñar el cargo de ministro de Defensa porque el
trabajo ya está hecho. El
trabajo ha sido impulsado por sus señorías. En pocas ocasiones, un
trabajo político ha tenido tanto ensamblaje Ejecutivo-Parlamento como
este proceso de profesionalización de las Fuerzas Armadas. Por tanto,
no puedo más que felicitarles y felicitarme por ello; felicitarles
por su trabajo y felicitarme por la posibilidad de concluirlo
adecuadamente. ¿Cuál es la situación actual? Entrando primero en el
proceso de profesionalización y, luego, más brevemente, en el del
servicio militar obligatorio, tengo que recordar que, en diciembre de
1998, el número de efectivos de tropa y marinería profesional era de
50.000, por lo que el ritmo anual, dado el objetivo de la Comisión
Mixta, debe estar en torno a 17.500 soldados y marineros para los
años 1999-2000. Un ritmo tan elevado de crecimiento sostenido tiene
que añadir la necesidad de reponer las bajas que se vayan causando
por no ampliación o rescisión del compromiso iniciado. Téngase en
cuenta que al comienzo del proceso de profesionalización se disponía
de una importante bolsa de aspirantes, además de un superávit de los
que no habían obtenido plaza en convocatorias anteriores y que, como
SS.SS. saben, en su mayor parte mejor que quien les habla, fueron
convocatorias mucho más reducidas que las actuales. Por tanto, hay un
gap, en términos anglosajones -una distancia, una bolsa-, entre los
aspirantes y la oferta. De esta forma, a primeros de octubre de 2000
nos encontramos con un total de efectivos profesionales de 75.209,
que, en efecto, hacen difícil, que no imposible, la consecución de
los objetivos señalados por la Comisión mixta y que son, eran y serán
los objetivos del Gobierno. ¿Cuáles son las líneas de actuación que
pensamos mantener para la consecución de tales objetivos? Permítanme
desglosarlas, refiriéndome al Plan general de captación, a la
ampliación de las bases de reclutamiento, al especial incentivo para
la incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas y a las medidas de
apoyo a la permanencia. La Dirección General de Reclutamiento
y Enseñanza Militar estableció un Plan general de captación que dio
origen a los planes particulares de cada uno de los ejércitos. La
línea maestra que ha guiado la captación se complementa con las
acciones de publicidad que han constituido la captación activa,
entendiendo como tal la implicación en ella de todos los componentes
de las Fuerzas Armadas. Las acciones en este campo, llevadas a cabo
tanto por el órgano central como por los cuarteles generales y sus
distintas unidades de actuación, han sido incesantes. Especialmente
se ha trabajado en los períodos de recepción de instancias y los
actuaciones han consistido en ruedas de prensa, visitas a colegios y
remisión de cartas a jóvenes de las edades requeridas en la
convocatoria y a jóvenes en paro. Un elevado número de equipos de
captación ha estado difundiendo la convocatoria en zonas rurales y
urbanas e incluso, durante el verano, ha habido una buena acogida en
algunas de las zonas costeras de



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nuestro litoral. En colaboración con la Dirección General de la
Guardia Civil, la totalidad de los puestos de la institución
benemérita actúan como oficinas de información y tramitación de
solicitudes para acceso a tropa y marinería profesional. Con este
esfuerzo se han logrado resultados más que aceptables desde 1998,
sobre todo si se tienen en cuenta las condiciones en que han
discurrido las incorporaciones. Recuerden que desde 1998 ha tenido
lugar la guerra de Kosovo, ha disminuido el paro, ha disminuido la
bolsa de aspirantes y ha disminuido también el número de jóvenes en
edad adecuada.

Todo esto me permite pasar a la segunda de las líneas de acción: la
ampliación de las bases de reclutamiento. Al objeto de aumentar el
número de potenciales aspirantes se han adoptado en este año otras
medidas, entre las que quiero destacar las siguientes. La adecuación
de las condiciones de acceso inicial, medida que conocen sobradamente
SS.SS., tomada por mi antecesor; el establecimiento de niveles de
aptitud física diferentes en función de las plazas, lo cual ha
facilitado las incorporaciones; la supresión de titulaciones
académicas para la mayoría de las especialidades en donde se exigían;
la supresión de las tasas de examen; la elevación en dos años de la
edad, hasta 27 inclusive, para presentarse; la posibilidad de
reservar la puntuación obtenida en las pruebas para la siguiente
convocatoria.

En tercer lugar, señorías, por lo que respecta al fomento del acceso
de la mujer a las Fuerzas Armadas es sabido que el cien por cien de
las plazas están abiertas a la mujer sin ninguna exclusión y desde
luego sin descuidar que estén debidamente protegidas su intimidad
y sus condiciones físicas en las pruebas de ingreso y en los destinos.

La incorporación de la mujer a las Fuerzas Armadas, que ya anuncio
que será objeto de una comparecencia mía específica ante la Comisión
Mixta Congreso-Senado de la Mujer, es un fenómeno nuevo y muy
beneficioso. Nuestra legislación hoy es la más abierta de los países
de la Alianza. La Ley 17/1999, que se aprobó en la VI Legislatura,
garantiza plenamente la igualdad de trato, de acceso y de ejercicio
de la mujer en las Fuerzas Armadas. Quiero, en fin, señalar que el
porcentaje actual sobre la tropa y marinería sitúa a la mujer a 1.o
de octubre de 2000, fecha de referencia en los datos que les estoy
suministrando, en una contribución en torno al 11,3 por ciento. Y, en
cualquier caso, quiero señalar que en las solicitudes de ingreso de
los últimos llamamientos la tendencia es tan creciente que, como
recordé en alguna ocasión en el Pleno y a alguna de SS.SS., está ya
en torno al 25 por ciento. Con todo, esos porcentajes estoy seguro de
que no satisfacen plenamente ni a SS.SS. ni al ministro que les
habla. La equiparación absoluta exige profundizar ese esfuerzo. La
justicia constitucional así nos lo demanda y también la situación
laboral de la mujer hoy en España así nos lo permite y a ello vamos a
dedicar esfuerzos especiales.

En cuarto lugar, como línea de acción, quiero añadir el recordatorio
de algunas medidas de apoyo a la permanencia. Ya con anterioridad a
la promulgación de la Ley 17/1999 se venían realizando determinadas
actuaciones en apoyo del personal de tropa y marinería, inicialmente
dirigidas al militar de reemplazo. Además de ponerse en vigor en
enero de 1999 el seguro colectivo para el personal de tropa y
marinería se ha extendido al militar profesional, para el que no se
amparaban determinados accidentes y cubriendo ahora los accidentes no
ocurridos en acto de servicio.

En síntesis, señorías, la evolución de los efectivos de tropa y
marinería profesional que, como les he dicho, totalizan hoy, a fecha
1.o de octubre, 75.209 soldados y marineros profesionales, ha seguido
una evolución que sólo por recordarlo, pues sé que lo conocen
sobradamente SS.SS., llevaba en el año 1998 a contar, como ya he
dicho, con 50.000, a dar el gran salto cuantitativo en 1999 hasta
67.500 y a estar en la actualidad, a 1.o de octubre, en 75.209
efectivos, estando pendientes dos nuevas incorporaciones antes de que
termine este año, la primera de las cuales ha finalizado el 3 de
octubre, con un total de 7.771 solicitudes presentadas, lo cual hace,
señorías, no ser demasiado pesimistas en la previsión del inmediato
futuro. Tanto es así que me he permitido decir, saliendo al paso de
alguna interpretación, sin duda bienintencionada pero probablemente
mal explicada por el Ministerio, que hoy no puede sostenerse que se
cubra una de cada tres plazas sino exactamente al revés. Como no
quedó claro, lo vuelvo a decir: es exactamente al revés porque se
cubren más de dos de cada tres plazas, que es exactamente el
porcentaje que se desprende de las cifras que estamos teniendo de
solicitudes.

Por lo que se refiere al servicio militar obligatorio, como saben SS.

SS., la tendencia es exactamente la inversa: el número de militares
de reemplazo ha ido decreciendo sensiblemente y a 1.o de octubre
-insisto, fecha de referencia- tenemos un total de 17.727 soldados
cumpliendo su servicio militar, lo que arroja, obviamente, una
disminución total de los efectivos, amortiguada por el crecimiento
del número de militares profesionales.

Me parece que no debo enfatizar demasiado, pero quizás sea bueno
volver a decir con todo el rigor -porque, como todos reconocían esta
mañana, se trata de una decisión histórica-, que el servicio militar
obligatorio finalizará el 31 de diciembre del año 2001, conforme a lo
anunciado por el presidente Aznar en su discurso de investidura ante
el Pleno del Congreso de los Diputados. En consecuencia, la última
asignación de destinos, el último sorteo, se celebrará el próximo 8
de noviembre de este año 2000 y los jóvenes de este reemplazo se
distribuirán en tres llamamientos o incorporaciones para los tres
ejércitos, en los meses de enero, febrero y marzo. De esta forma, se
permite a los jóvenes alistados la posibilidad de elección entre los
tres



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meses citados, a la vez que todos ellos cumplen los nueve meses
establecidos para el servicio militar obligatorio, garantizándose
así, en efecto, el principio constitucional de igualdad, que sé
preocupa a todas SS.SS. De acuerdo con el reglamento de
reclutamiento, se ha efectuado la oferta de 19.997 plazas, la OPLA,
distribuidas en 12.997 para el Ejército de Tierra, 2.000 para la
Armada y 5.000 para el Ejército del Aire, y se ha remitido a todos
los jóvenes de reemplazo la documentación correspondiente para los
que deseen acogerse a la oferta reglamentaria que he descrito. De
estos datos, señor presidente, señorías, se deduce la siguiente
previsión de necesidades: para conseguir los objetivos numéricos
fijados, se pretende alcanzar la cifra de 85.000 profesionales a 31
de diciembre del presente año y en torno a 100.000 profesionales a
partir del 31 de diciembre del año 2001. Esta última cantidad se
encontraría en el mínimo de la horquilla y es necesario reclutar un
total neto de 17.500 efectivos a lo largo del año 2000 y en torno a
15.000 durante el año 2001, calculando además las bajas que se
produzcan durante ese período. Sé que SS.SS. son muy conscientes de
las dificultades que tiene lograr semejantes objetivos y sé también
-si me lo permiten quiero agradecer los términos, el contenido y la
enjundia del debate al que he podido asistir esta mañana en el Pleno-
que voy a contar, igual que el Gobierno, con la comprensión, con el
apoyo y con el esfuerzo de todas SS.SS., el esfuerzo crítico, el
esfuerzo leal, cada cual a su manera, en cualquier caso. Pues bien,
conscientes de las dificultades, tengo que empezar reconociendo que
la realidad demuestra que, a pesar de los esfuerzos continuados en
captación, el número de solicitudes descendió de 52.000 en 1998 a
39.000 en 1999. Cabe destacar también que el descenso del número de
solicitudes es general en todas las comunidades autónomas, aunque es
obvio, y por razones que son comprensibles, que más señaladamente en
algunas comunidades autónomas.

Al racionalizar las causas que explican este descenso, me permitiré,
señor presidente, señorías, señalar algunos de los factores que
consideramos están en presencia en esas causas. En primer lugar,
tengo que recordar, como ya he hecho, la reducción de la bolsa de
posibles aspirantes, que ha ido disminuyendo ante el importante
incremento de las plazas ofertadas en los últimos dos años, y que es
un dato absolutamente matemático. En segundo lugar, tengo que volver
a insistir en el factor geográfico. Dentro de él, quiero hacer dos
consideraciones diferenciadas: en primer lugar, el desequilibrio
geográfico curiosamente existente entre el número de habitantes de
determinadas comunidades y la proporción de solicitudes. Este aspecto
pone de manifiesto el hecho de que zonas con un elevado potencial
humano, como Cataluña y el País Vasco...(Suena un teléfono móvil.)
Señor presidente, menos mal que no estoy en mi posición anterior, si
me permite la broma. (Risas.) Decía que zonas con un elevado potencial
humano, como Cataluña y el País Vasco, proporcionan un número
muy reducido de solicitantes, mientras que las comunidades con mayor
tasa de solicitantes -excepción hecha de las peculiares
circunstancias que concurren en Ceuta y Melilla, que se salen- son
Canarias -lamento que no esté el señor Mardones, porque estoy seguro
que estaría orgulloso de la cifra, pero me dice el presidente que se
ha excusado-, Extremadura, Castilla y León y Andalucía. Pero para que
nadie saque conclusiones equivocadas, tengo que añadir de inmediato
que es también factor de corrección de cualquier consideración sobre
el origen de estas solicitudes desequilibradas geográficamente la
resistencia a la movilidad geográfica en las solicitudes, que hay que
poner también en relación con el nivel de desmovilización de unidades
que se ha producido justamente en comunidades como la vasca y la
catalana, y que lleva por tanto a la imposibilidad de alcanzar el
solicitante el destino próximo que hemos acostumbrado a que tengan
desde el año 1991. Un tercer factor, en el que sinceramente reclamo
-y sé que cuento con ella- la comprensión y el estímulo de todas SS.

S.S., es que seguimos teniendo una escasa conciencia de defensa
nacional. He hablado ante esta Comisión de los once puntos
porcentuales que se ha crecido en la apreciación de los españoles,
como consecuencia directa de la participación de las Fuerzas Armadas
de España en las misiones de paz y humanitarias, pero todavía queda
mucho camino por recorrer, particularmente en la juventud. Observamos
que cuando no existe ninguna memoria histórica y cuando además hay
una juventud excelentemente preparada y con una mayor capacidad
-reconozcámoslo- de comprensión del fenómeno global o mundial, en
ella sigue siendo muy baja la conciencia de defensa nacional. En
cuarto lugar, tengo que recordar que durante los últimos años ha
habido un descenso de la tasa de natalidad, que nos sitúa -es un
hecho estadístico- en el 0,9 por ciento, que es una de las tasas más
bajas de Europa, y menos de la mitad de la del año 1975, por poner un
ejemplo. Y, por qué no decirlo, se da también una circunstancia
paradójica -cada cual aplíquele el nombre que le parezca
conveniente-, y es que la situación económica favorable de los
últimos años -para el Gobierno la mejor en muchos años- ha dado lugar
a que exista una concurrencia de oferta para los jóvenes en el
mercado laboral -venturosa mejora de oferta-, que naturalmente ha
repercutido en una disminución del paro juvenil, que es muy positiva,
pero también en una disminución de solicitudes a una oferta como la
nuestra, la de servicio militar profesional, que fija, señorías
-anticipándoles un dato que corresponde debatir en el proyecto de ley
de los Presupuestos Generales del Estado-, un sueldo bruto mensual a
un soldado marinero profesional, durante los dos primeros años, de
99.239 pesetas. Estas son condiciones que, realmente, como SS.SS.

puedencomprender, no son las más competitivas del mercado



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de trabajo para la juventud, ya que por fortuna hoy hay mejores
ofertas; mala fortuna ésta para nuestra tropa profesional.

En consecuencia, conseguir el objetivo es un reto difícil, pero,
vuelvo a insistir, señor presidente, no es imposible. Para
conseguirlo nos proponemos adoptar una serie de medidas, y hemos
tomado ya algunas de las que voy a referenciar. En primer lugar,
pretendemos impulsar un plan especial de retribuciones que favorezca
a través de nuevos incentivos la renovación de los soldados actuales
y la capacitación de los futuros. Para lo primero, para la renovación
de los compromisos, tiene especial interés el hecho de establecer una
prima de reenganche o permanencia, variable de acuerdo con el
destino, especialidad y duración de la ampliación. Para lo segundo,
para la captación de futuros compromisos, pretendemos fijar un
salario más competitivo, junto a otros incentivos relacionados con el
incremento de los complementos de destino, también en función de su
penalidad, peligrosidad, horarios, etcétera. En segundo lugar, señor
presidente, señorías, creemos que es importante definir y hacer
público el número de plazas que se van a ir convocando anualmente
para obtener la condición de profesional permanente, que lleva
consigo la permanencia en las Fuerzas Armadas no hasta los treinta y
cinco años, sino hasta los cincuenta y ocho años, extremo que
pensamos que redundará en beneficio de la renovación y de la
captación. Por lo pronto, para el presente año, quiero anunciar a la
Comisión que está prevista la convocatoria de al menos 950 plazas,
oferta que pretendemos mantener en esos términos en años sucesivos.

En tercer lugar, señorías, queremos incrementar las salidas
profesionales a nuestros soldados y marineros en el caso de que
decidan no continuar en las FAS, que tengan el horizonte profesional
de continuidad. Para ello estamos facilitando el acceso a los cuerpos
y escalas de las administraciones públicas, sobre todo de la Guardia
Civil, que ha permitido la ampliación de su cupo para el próximo año,
cosa que tengo que agradecer en este acto. Vamos a facilitar la
homologación de la enseñanza y la equivalencia de las titulaciones
proporcionadas por el sistema de enseñanza militar y para ello ya
estamos en conversaciones con los Ministerio de Educación y de
Trabajo y Asuntos Sociales, a efectos de lograr una titulación en
defensa equiparable en FP, y en el terreno de la gestión de empleo se
han firmado convenios de colaboración con determinadas empresas o
grupos empresariales para facilitar la reincorporación laboral de los
militares profesionales, una vez finalizado su compromiso con las
Fuerzas Armadas. En cuarto lugar, señor presidente, señorías,
pretendemos también mejorar e igualar las condiciones de vida de la
tropa y marinería profesional. Hoy existen grandes diferencias en
infraestructuras entre las distintas unidades y a su vez entre cada
uno de los ejércitos. Es una realidad que pretendemos aminorar. Son
sensibles también las diferencias en las condiciones
de trabajo, en horarios, en guardias, en desplazamientos
prolongados fuera del lugar de residencia, etcétera. De esta manera
podremos paliar el problema que presenta la escasa cantidad de
solicitudes en determinados destinos, por ser más claros, SS.SS.

conocen dónde tenemos mayor problema -en los buques de la Armada y en
la Legión-, frente al excesivo número de solicitudes para otras
unidades cuales son principalmente el Ejército del Aire y la Guardia
Real. En fin, por concluir, entre las medidas que estamos tratando de
implementar para conseguir los objetivos anunciados, queremos
disponer de más recursos financieros para externalización de
servicios que permitan la aplicación de la tropa y marinería
profesional a los servicios realmente operativos, descargándolos de
aquellas funciones y actividades que deben de ser desempeñadas por
servicios externos. Por ello, permitiéndome de nuevo una mínima
injerencia en lo que ha de constituir la esencia del debate
presupuestario, para el año 2001 están presupuestados 14.879 millones
de pesetas para trabajos de empresas ajenas al Ministerio de Defensa,
lo que supone un incremento del 40 por ciento sobre las cantidades
asignadas a externalización para el año 2000.

Pasaré ahora, señor presidente, a enunciar los objetivos y los
desarrollos del proceso de modernización. La política de
modernización que siempre, no nos cansaremos de insistir, es al mismo
tiempo causa y consecuencia de la profesionalización que acaba de
quedar en su proceso esbozada, se materializa en satisfacer, como
saben SS.SS., la necesidad de nuestras Fuerzas Armadas en cuanto a
armamento y material. Estas necesidades son consecuencia no sólo del
proceso de adopción del modelo profesional sino también de nuestros
crecientes compromisos internacionales y en especial, señorías -y
creo que debe presidir todo el proceso de modernización en lo
sucesivo-, de la iniciativa de capacidad de defensa de la
Organización Atlántica, de la AECI, y también de la identidad europea
de defensa en términos atlánticos o de la construcción del segundo
pilar de la Europa de la seguridad y defensa en la Unión Europea.

Desde esta perspectiva quiero anunciar de nuevo a la Comisión que
esperamos tener en breve aprobado el plan director de armamento y
material. La actuación y las prioridades se basarán en los siguientes
criterios. En primer lugar, en mantener e incrementar la capacidad
militar nacional, pero, eso sí, permitiendo que ese planeamiento sea
-de nuevo discúlpenme los taquígrafos y SS.SS. pero las terminologías
de los aliados se quedan indefectiblemente unidas a uno para su mal,
en castellano queda feísimo, perdónenme- de arriba a abajo, o top-
down, de forma que la programación y sobre todo el planeamiento de
las adquisiciones y programación del armamento y material sean
entendidas con una concepción conjunta, por tanto, limitando aquellos
todavía residuos derivados de la concepciónterritorial y estanca de
las Fuerzas Armadas en cada



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uno de los ejércitos, y programando de acuerdo con las necesidades de
fuerzas operativas cada vez más conjuntas y cada vez más integradas
en sus capacidades con las de los ejércitos aliados y con las de
nuestros socios europeos.

Todo ello, y en segundo lugar, pretendemos hacerlo preservando la
base industrial y tecnológica de la defensa en las industrias
españolas. Seguiremos considerando las empresas españolas como fuente
de suministro preferente y, en cualquier caso, tendiendo a incentivar
su desarrollo tecnológico y productivo y procurando que mantengan un
elevado grado de competitividad a nivel europeo y global. De nuevo
tengo que hacer en esto un reconocimiento a la gestión de quienes me
han precedido en el Ministerio de Defensa y de quienes durante años
lo han hecho en algunas de las empresas otrora nacionales, hoy
nacionales o privadas o mixtas que constituyen el sector. Hoy la
empresa española de armamento y material es una empresa competitiva.

La adquisición del programa de fragatas por Noruega es una muestra
más que emblemática de esa calidad en el sector naval. La
participación de CASA como división líder del transporte aéreo dentro
del pool, de la agrupación de empresas EADS es también un motivo de
orgullo para la defensa de España porque, al tiempo que proporciona
tecnología y de verdad nuevas aplicaciones tecnológicas, garantizan
la competitividad de la empresa y el mantenimiento y aun la
ampliación de puestos de trabajo para los españoles.

Pretendemos preservar los centros de excelencia tecnológica y crear
otros nuevos; apoyar el esfuerzo investigador en innovación de las
empresas; incrementar la capacidad de diseño y desarrollo; incentivar
la concentración, siempre que no reduzca excesivamente la libre
concurrencia; contribuir activamente a la acción de nuestras empresas
en el exterior mediante el apoyo institucional para fomentar la
exportación (en esto, señorías, nunca practicará este Ministerio
política ocultista alguna, la presencia, cuando sea menester, del
Ministerio de Defensa o de su titular en exposiciones como las de
Farnborough en el mes de julio o como la De Fendery 2000 en Atenas
hace una semana contará siempre, insisto, con la participación del
Ministerio de Defensa cuando se trate de apoyar productos españoles
que estén además avalados porque sean productos que, en primer lugar,
hayan sido debidamente especificados y adquiridos por el Ministerio
de Defensa) y, en fin, garantizar los retornos de programas de
cooperación y de contratos internacionales.

Señor presidente, sé que la Comisión ha tenido ocasión de escuchar no
sólo en mi comparecencia, sino en las dos sucesivas que ha tenido, a
efectos generales y presupuestarios, el secretario de Estado, cuál es
el estado de desarrollo de los principales programas de armamento. Me
detendré poco, por tanto, en esta exposición inicial en los programas
que tenemos en marcha. Es sabido que los tres principales programas
de carácter
emblemático o básico, y cuyo coste es además el más elevado, están
constituidos para la Armada por la fragata F-100; para el Ejército de
Tierra por el programa Leopard y para el Ejército del Aire por el
Eurofigther2000. Pues bien, la primera unidad del programa de las
fragatas podrá botarse, venturosamente, Dios mediante, el próximo día
27 de octubre a las 16 ó 17 horas en Ferrol, acto al cual, señor
presidente, me permitiría trasladar la invitación correspondiente a
los señores portavoces y a la Mesa de esta Comisión, porque se trata
de la primera unidad de un programa muy emblemático, como saben SS.

SS., fruto del esfuerzo de todos.

Con respecto al carro de combate Leopard he hablado suficientemente,
si no lo consideran así, volveré a hablar hasta donde consideren
menester. Finalizando el presente ejercicio económico, las empresas
alemanas del consorcio KMV Rheinmetall obtendrán ya de la primera
fase del programa Leopard un total de 16.000 millones de pesetas.

Están terminadas las fases de programación de diseño y de
establecimiento en Santa Bárbara Blindados de Sevilla del proceso de
fabricación en cadena. Podrá iniciarse, (para ello no hay ninguna
dificultad objetiva ni subjetiva) la segunda fase del programa en el
comienzo del año 2001.

Saben también que como programas de tipo complementario, aunque no
menos importantes, están dentro del Ejército de Tierra aquellos que
se derivan del anterior Plan norte (vehículos, comunicaciones,
helicópteros y artillería): las adquisiciones que se vienen
realizando, como pudieron comprobar SS.SS. en el desfile el día de la
fiesta nacional en el Paseo de la Castellana de vehículo de
infantería Pizarro, la modernización de los blindados medios sobre
ruedas y del vehículo de exploración de caballería; la transformación
de los M-60 en carros de combate de zapadores, la contratación de los
fusiles de asalto, etcétera.

Quiero significar que hemos puesto en marcha dentro de la Armada, con
una asignación presupuestaria de 900 millones, la segunda fase de los
cazaminas que está desarrollando la empresa nacional Bazán en
Cartagena. Una vez que hemos tenido oportunidad de recibir la última
de las unidades, el Turia, el pasado lunes, se pondrá en marcha la
segunda fase, aprovechando y optimizando así los recursos y los
nuevos avances tecnológicos, después del esfuerzo especial que ha
hecho la factoría de Cartagena en el desarrollo de estos modelos.

Acerca del Ejército del Aire, quiero destacar la adquisición de nueve
aviones del modelo CASA 295, que constituye hoy por hoy uno de los
mejores y más avanzados aviones de transporte que pueden ofertarse en
el mercado y por el que tengo la satisfacción de que, sin romper las
reglas de la discreción de mercados, se hayan interesado
recientemente al menos dos de los países aliados, miembros a su vez
de la Unión Europea.

Señor presidente, todo ello se hace, dicho sea abiertamente, con toda
claridad y con toda cordialidad, con



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la colaboración inestimable del Ministerio de Ciencia y Tecnología,
anterior Ministerio de Industria, que asume, por todas las razones
que han quedado expuestas y que pueden comprobarse en cada una de las
factorías y en cada uno de los productos, parte de la financiación de
esos tres programas principales. También, por parte del Ministerio de
Defensa, se está desarrollando el correspondiente Plan director de I+
D, que defina los objetivos y las líneas de actuación del Ministerio
durante los ejercicios sucesivos.

Finalmente, señor presidente, pasaría en esta primera exposición, a
ocuparme de lo que ha constituido también objeto de interés de unas
comparecencias solicitadas por el principal grupo de la oposición,
por el Grupo Parlamentario Socialista: el funcionamiento del grupo de
estudios, conocido en siglas del Ministerio de Defensa como GES, y de
los grupos de estudios de los cuarteles generales. En efecto,
señorías, la Directiva 198, de 1998, ordenó iniciar con carácter
inmediato el estudio de las medidas a adoptar para conseguir una
gestión cada vez más eficiente de los recursos disponibles, creando
al efecto un grupo de estudios y seguimiento (GES) para analizar las
implicaciones y proponer las medidas necesarias para la implantación
del nuevo modelo de las Fuerzas Armadas. El GES es un órgano
novedoso, si me permiten también este barbarismo, en la medida en que
es un órgano concebido en términos horizontales y que, por tanto,
choca con la concepción tradicional de las estructuras verticales,
que especialmente lo son por su naturaleza jerárquica en el
Ministerio de Defensa. Es un órgano de estudio y, por tanto, de
carácter interdisciplinar que tiene capacidad e independencia de
criterio para solicitar toda aquella información que se estimara
conveniente y proponer aquello que objetivamente le dicten sus
propias conclusiones al ministro o al órgano destinatario de
referencia.

En síntesis, el grupo de estudio y seguimiento está encargado del
análisis y racionalización de las estructuras de los procesos de
trabajo con la finalidad de generar un ahorro de recursos que pueda
redundar en beneficio de la fuerza y mejorar la gestión de los mismos
y de los procesos de toma de decisiones a todos los niveles de la
organización. Para poner un ejemplo, el grupo de estudio del cuartel
general de la Armada terminó sus trabajos y ha elevado a públicas sus
conclusiones, que se expusieron al ministro hace unas semanas en una
presentación realmente admirable desde el punto de vista de la
organización y de lo que debe ser una base estructurada de toma de
decisiones que quiera optimizar el gasto y los esfuerzos. Los grupos
de estudio pretenden definir las competencias claves de las
diferentes autoridades y mandos, eliminar las redundancias,
simplificar las estructuras, concentrar los cometidos y medios,
optimizar la gestión logística y administrativa mediante la creación,
si procede, de organismos de carácter conjunto y, sobre todo,
modernizar los procedimientos de trabajo incorporando las
tecnologías disponibles. Los componentes del GES son expertos, jefes
y oficiales de los ejércitos y de la Armada, que, insisto, gozan de
absoluta libertad de pensamiento y de acción, y que están realizando,
por decirlo de alguna manera, una especie de auditoría capaz de
decirnos los fallos del sistema para que el órgano de decisión pueda
elegir las soluciones más adecuadas, valorando los puntos de vista
puramente técnicos y cotejándolo, ya sí, el órgano de decisión por
los efectos políticos, económicos y sociales antes de tomar una
decisión.

Los objetivos de la racionalización que expuse en mi primera
comparecencia ante la Comisión suponen uno de los grandes cometidos
de los GES (grupos de estudio y seguimiento) que están dedicando su
trabajo, señoría, a la organización territorial o a la reorganización
territorial de los ejércitos y de la Armada, para profundizar aún más
en el pase entre un sistema de despliegue territorial y un sistema
cada vez más operativo y más conjunto. Están estudiando al tiempo la
organización periférica de la defensa en la que también hay que dar
un nuevo paso, como anuncié, tanto en el ámbito de la Administración
militar como en el de su combinación con las unidades conjuntas que
hayan de sustituir a las territoriales actualmente existentes. Están
estudiando los centros de enseñanza, pretendiendo lograr la reducción
mediante la supresión y concentración de número de instalaciones
dedicadas a las tareas docentes. Se ha avanzado ya en algunas de las
materias comunes y van a incrementarse en los sucesivos meses. Una de
las áreas de su estudio es también el apoyo logístico dirigido a la
mejora de la coordinación y eliminación de duplicidades y están, cómo
no, estudiando también una mejor distribución operativa de apoyo de
la sanidad militar, materia por la que se ha interesado S.S. y muy
especialmente quienes tienen una representación territorial en la
alta Cámara. En efecto, esto ha llevado a un proceso paulatino pero
imparable de reducción de lo que eran más de 40 unidades
hospitalarias, derivadas de la distribución territorial de las
Fuerzas Armadas, a lo que ahora son entre 14 y 16, según se compute,
y deben quedar al menos en no más de seis en la presente legislatura.

Están trabajando también en el Plan director de infraestructuras
2000-2005 y, en fin, ponen los fundamentos para la toma de decisiones
de los órganos del Ministerio y del mando de los ejércitos, del
ministro, del secretario de Estado, del subsecretario y de los tres
cuarteles generales.

He de decir, señor presidente, como conclusión a este punto y ya a mi
primera intervención en esta comparecencia, que encuentro que el
grupo de estudio es un avance tan sustancial que, una vez más, me
alegra poder decir que en el seno de la Administración militar se
sigue avanzando más deprisa que en otras administraciones en la
consecución de órganos que están más a la altura de los tiempos que
otros departamentos. La consecución de las líneas de Estado Mayor que
hoy se



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plasman en los gabinetes ministeriales, después de las sucesivas
reformas administrativas de los años 80 y de los años 90, fue algo
que estuvo precedido por los estados mayores de las organizaciones
militares.

La programación y planificación o, por decirlo en términos claros el
PPBS, como método de elaboración y de control de los presupuestos fue
algo que se inventó durante la etapa de la Administración Johnson en
los Estados Unidos, por las administraciones militares. Y los grupos
de estudio como aquel al que me estoy refiriendo, conforman un órgano
horizontal que permite la delimitación flexible e independiente, para
que quienes tienen que tomar las decisiones, los responsables
políticos, tengan los mejores fundamentos técnicos para hacerlo. La
responsabilidad luego, señor presidente, de equivocarse o acertar
será de quienes la tenemos, es decir, de quienes hemos de comparecer
aquí para explicar lo bueno y lo malo de la Administración militar,
como he pretendido hacer en mi intervención.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias por atenerse a la metodología del
debate integral unificado propuesto por la Presidencia y, asimismo,
por el esfuerzo expositivo que ha hecho de sintetizar en una hora
escasa todos los temas que abarca el Ministerio de Defensa. En ese
sentido, tengo que agradecer también la predisposición del Grupo
Socialista a que se haga un debate unificado. Concedo la palabra a
los representantes del Grupo Socialista; ellos mismos van a
distribuirse los tiempos como tengan por conveniente, en una
aplicación de tiempos generosa, como es obvio.

Tiene la palabra el señor Marsal.




El señor MARSAL MUNTALÁ: Retomando las palabras iniciales del
ministro, a quien damos la bienvenida en esta nueva comparecencia,
quiero reafirmar nuestra más clara condena de la barbarie que afecta
a ciudadanos civiles y también a ciudadanos de uniforme en nuestro
país. También quiero reafirmar nuestro apoyo total a las fuerzas de
seguridad y a las Fuerzas Armadas, con el absoluto convencimiento de
que la barbarie no conseguirá imponerse nunca a la democracia y a la
voluntad de los ciudadanos de este país.

Como muy bien ha dicho el señor presidente, vamos a dividir nuestra
intervención entre el señor Moragues y yo. Modificando un poco el
orden de intervención, señor ministro, voy a empezar refiriéndome al
libro blanco y al grupo de estudios del Ministerio, y el señor
Moragues abordará los aspectos del informe de profesionalización y de
la petición de comparecencia del Ministerio, así como a nuestra
petición de comparecencia que era más amplia, que abarcaba el informe
de 1999 y el informe de lo realizado en el 2000, a lo cual el
ministro ha hecho ya alguna referencia, y también a los objetivos
para el año 2001.

El libro blanco es una obra realmente importante. El aspecto de
adaptación y modernización de nuestras
Fuerzas Armadas desde los años 1975 a 1978 ha sufrido un proceso
imparable y muy rápido por parte de los gobiernos de UCD, nuestros
propios gobiernos y posteriormente los gobiernos del Partido Popular.

Ha sido un proceso en etapas: una primera, la de una necesidad de
democratización y de una primera modernización; una etapa intermedia
de adaptación hacia las nuevas situaciones después de la caída del
muro de Berlín, y en este momento la nueva fase de la plena
profesionalización y la modernización.

Sabemos de la dificultad de elaboración de un libro blanco. Era un
objetivo fijado ya desde hace bastantes años y muchas dificultades
impidieron que se realizase este libro blanco hasta hace pocos meses.

Ha sido un buen trabajo y queremos felicitar a las personas que han
trabajado en él, que son muchas y han estado muy bien dirigidas por
los responsables de su elaboración. Esto no quiere decir,
evidentemente, que el libro blanco, como primera experiencia,
solamente tenga virtudes. Tiene también algunos aspectos que yo no
llamaría criticables; no se tomen las consideraciones que vamos
a hacer como críticas sino como aportaciones a este debate que debe ser
impulsado. Así lo expresaba el presidente del Gobierno en la
introducción al libro blanco, y así ha sido ratificado, lógicamente,
por el ministro de Defensa. La verdad es que nosotros no notamos un
excesivo entusiasmo del ministro hacia el libro blanco. Comprendemos
que esa no es una lectura tan agradable y entusiástica como puedan
ser las distintas obras de Shakespeare; sin embargo, también algunas
virtudes y algunos ratos agradables puede darnos la discusión de este
libro blanco. No hago esta afirmación en el vacío. No tiene lógica
que la comparecencia para presentar el libro blanco en sede
parlamentaria, el primer lugar donde debe haber un debate no haya
sido a iniciativa del Ministerio, sino del grupo de la oposición. No
vamos a criticarlo, pero no tiene lógica. Tampoco la tiene la
distribución efectiva de los libros. Usted ha dado sus explicaciones;
algo ha pasado. Algunos diputados tenemos incluso más de un ejemplar
de este libro, sin embargo, la recepción en la Comisión no fue todo
lo aceptable que tenía que haber sido para fomentar este debate
precisamente en la Comisión. O, si se quiere, incluso más
anecdóticamente, en su primera comparecencia, señor Ministro, sólo
citó una vez el libro blanco. Aunque también es verdad que muchos de
los elementos de su primera intervención, correspondían, al menos en
parte, con los elementos que estaban en el libro blanco. ¿Qué
finalidades debe tener un libro blanco? La primera la ha dicho usted.

Sobre todo en nuestro país, y en el caso de este primer libro, debe
ser el debate y la difusión de la cultura de la defensa. ¿Estamos
haciendo lo suficiente? Tengo la impresión de que hasta el momento,
no. He dicho antes que el libro blanco fue el resultado de un trabajo
importante en el que participaron muchas personas, militares y
civiles, pero únicamente



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formaban parte del órgano central o de los cuarteles generales. A
diferencia de los libros blancos franceses, a diferencia de la
revisión estratégica inglesa en que la participación es mucho más
amplia y colaboran no sólo quienes forman parte del Ministerio en su
sentido más estricto o más amplio, nosotros creíamos también que el
libro blanco en su elaboración debería haber tenido un debate más
extenso que hubiese ido más allá del propio Ministerio, en el que
hubiesen participado la Comisión de Defensa y otras instituciones y
organizaciones de estudios universitarios o no universitarios, que
aunque no existen en mucha cantidad en nuestro país, sí las hay y
tienen aportaciones que hacer para su realización. Esto se tiene que
hacer. Si pedimos la comparecencia, uno de los primeros objetivos era
precisamente que el libro blanco pudiese empezar a ser debatido en
esta Comisión. Hoy no será suficiente y seguiremos hablando de él.

Tendremos que tener discusiones más concretas y precisas.

Esta es una primera finalidad, vuelvo a repetir, muy importante en
nuestro caso. Pero los libros blancos tienen también otra segunda no
menos relevante, que es la elaboración de un modelo o del desarrollo
de un modelo y la fijación de unos objetivos a medio y largo plazo.

Esta sería una segunda consideración en este libro blanco. Una de las
grandes virtudes de este libro blanco es que es una minienciclopedia
sobre la situación actual, sobre los programas que están en curso y
sobre los que van a culminarse en los próximos años. Sin embargo, en
muy poca medida hay indicaciones sobre lo que pretenden otros libros
blancos, que es fijar cuál debe ser la situación de la defensa en un
plazo de 10, 15, 20 años. Así por ejemplo, los libros blancos
franceses, normalmente, son las directrices que guían la dos o tres
leyes de programación subsiguientes al libro blanco, es decir, entre
doce y quince años. Es un buen punto de partida, porque nos da una
imagen de la situación. Sin embargo, no podría ser un buen punto de
llegada; el punto de llegada tiene que ser otro.

En la misma introducción del presidente del Gobierno en su primera
comparecencia, hay referencias a que hay que llegar a una revisión
estratégica. Nosotros estamos firmemente convencidos de esto, es
necesaria e ineludible una revisión estratégica que nos fije los
objetivos y el desarrollo del modelo en una perspectiva para el año
2015, que sería lo más lógico. Si el libro blanco nos sirve de punto
de partida para realizar esta revisión estratégica y el desarrollo
del modelo para el 2015, bienvenido será, habrá cumplido su objetivo;
si no sirviese para esto, el libro blanco se quedaría a medio camino
y sería lamentable que las horas de trabajo, de esfuerzo intelectual
y de experiencia práctica que hay detrás de él no fuesen más
adelante. En el libro, hay un capítulo fundamental, el 4, el de unas
Fuerzas Armadas para el siglo XXI. En él se habla de la estrategia
militar, de las misiones, de los escenarios, de las capacidades
militares, de las características de las Fuerzas Armadas,
de las orientaciones para la fuerza, de la acción conjunta y de las
específicas para cada una de las tres fuerzas. Por tanto, se incide
aquí en lo que debe ser el elemento central: las capacidades que han
de tener nuestras Fuerzas Armadas en el presente y, sobre todo, cara
al futuro en esta perspectiva a medio y largo plazo. Los programas
y los objetivos a los que hace referencia el libro blanco no llegan más
allá del 2003, 2004, es decir, de inmediato. Tenemos que definir en
esta revisión estratégica los programas, los proyectos del 2010,
2015, que son programas que tienen un contexto radicalmente distinto
del de los programas que ahora se están culminando.




En el campo de la defensa -en otros ministerios también puede ser,
pero sobre todo en el campo de la defensa-, un gobierno no se
distingue por los programas que han empezado gobiernos anteriores y
él culmina, sino por los programas que empieza, y la valoración de un
Ministerio de Defensa debe realizarse por los programas que se han
fijado y su realización al cabo de quince o veinte años. Algunos de
los programas de los que usted ha hablado (Eurofighter, las F-100,
Leopard) tienen su origen hace veinte años; el Eurofighter fue una
decisión acertada, que se tomó a principios de los años ochenta,
importante no únicamente desde el punto de vista militar sino
también, y sobre todo, desde el punto de vista tecnológico, no
únicamente para la defensa sino para todo el país. El tema de las
fragatas es el resultado de unos proyectos que empezaron hace diez o
doce años. Por tanto, sabemos que los proyectos militares tienen unos
procesos de desarrollo e implementación muy largos, normalmente
superiores a veinte años. Esto crea problemas y contradicciones, pues
cuando se definen estos proyectos se hace en un contexto estratégico
determinado. En los últimos cuarenta años, la situación estratégica
no había variado. Estos grandes proyectos fueron pensados en una
situación estratégica que no es la que tenemos en este momento o la
que tendremos en los diez o quince años próximos. Evidentemente,
estos proyectos no pueden cesar, tienen que continuarse y,
evidentemente también, se han realizado adaptaciones para que estos
proyectos, pensados en un entorno de guerra fría, sean también útiles
para un entorno de enfrentamientos de características muy distintas,
que muchas veces tal vez ni puedan calificarse como tales. Por tanto,
es necesario que, en la discusión de este libro blanco, el Gobierno y
esta Comisión podamos tener un debate no ya sobre cuál es el nuevo
entorno estratégico, que está claro y que pocas discusiones va a
tener excepto por parte de algún grupo, ya que hay acuerdos básicos,
pero sí hemos de tener claro cuáles tienen que ser las capacidades de
nuestros ejércitos para las misiones que van a venir en el futuro y,
sobre todo, las misiones prospectivas que podemos tener para el año
2015. Este problema, esa diferencia entre el origen y la situación en
que se llevan a cabo, en que culminan, se muestra claramente en el



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libro blanco, a partir de la página 94, en que se habla de las
capacidades de la fuerza y las contradicciones que hay en cada uno de
los tres ejércitos. Respecto al Ejército de Tierra se dice: La
probabilidad de un ataque directo contra el territorio de las
naciones que constituyen la OTAN es muy pequeña. Eso es cierto y este
era un problema fundamental cuando se diseñaron estos programas. En
cambio, se dice también que ahora es más necesario un Ejército de
Tierra que tenga capacidad como instrumento básico para la gestión de
crisis. Líneas más abajo se reconoce que el núcleo fundamental de las
fuerzas terrestres tendrá que constituirse en torno a unidades
acorazadas y mecanizadas. Sin embargo, en las misiones previsibles
seguramente el elemento fundamental no serán las unidades acorazadas,
por importantes que sean y que debamos mantenerlas, porque no podemos
dejar de lado posibles problemas, que, por lejanos que sean, pueden
existir y hay que estar preparados. Pero, como muy bien se dice en
unas páginas antes en el propio libro, la fortaleza de un sistema de
fuerzas se mide por la del más débil de sus eslabones. Si tenemos en
cuenta este caso mismo, un elemento central para las fuerzas
terrestres, pero no únicamente para las terrestres, es la capacidad
de proyección y la que tenemos en este momento no nos permitiría, en
términos razonables, transportar una parte del tipo de fuerzas de que
disponemos ahora. Por tanto, unos programas, que hace unos años no
tenían gran importancia, en este momento son fundamentales y usted ha
citado uno, que también se menciona en el libro blanco: el C-295, que
aparece en los presupuestos de este año gracias a una intensa
negociación entre el Ministerio y este grupo de la oposición,
admitiéndose esta enmienda, que no constaba en el proyecto original.

Pero, por ejemplo, en esta parte del libro blanco no consta ninguna
referencia al A-400M, el FLA en aquellos momentos, y es un elemento
fundamental, y en los propios presupuestos para el año 2001 no
aparece el proyecto FLA.

Estas contradicciones que existen respecto a la capacidad de fuerzas
que tenemos y la que vamos a necesitar en los próximos 15 años
requieren la definición de proyectos nuevos. Esto es fundamental,
como lo es el Plan director de I+D. Por cierto, y lo discutimos en
una comparecencia, el Plan director de I+D aprobado ya en el
Ministerio de Defensa no tiene su traducción en unos presupuestos
para el 2001, que siguen teniendo la estructura de los programas de
I+D hasta el momento. Todo esto es lo que hay que solucionar y el
debate del libro blanco tiene que servirnos precisamente para ello.

En los dos últimos años hemos definido un modelo, el de la
profesionalización y modernización sobre el que existe un acuerdo
básico. Como le decíamos en la primera intervención, nuestra
actuación va a basarse en el acuerdo en el modelo, aunque por motivos
concretos de desarrollo del mismo, que aparecían en el informe de la
Comisión Mixta no nos fue posible votarlo favorablemente;
sin embargo, existe un acuerdo en el modelo. Pero también
hay algunas diferencias, no fundamentales, enriquecedoras a partir
del diálogo y del debate entre Gobierno y oposición en el desarrollo
del modelo. Este es para nosotros un punto también fundamental para
el desarrollo del nuevo concepto estratégico. Hay cuatro elementos
fundamentales sobre los que debemos debatir y llegar a acuerdos a
partir de las diferencias iniciales que pueden existir y existen. Un
primer elemento es la dimensión de nuestras Fuerzas Armadas y del
sistema de profesionalización.

Cuando Estados Unidos inició su proceso de profesionalización se
encontró con problemas parecidos, e incluso más graves que los que
nos estamos encontrando nosotros. Ellos fueron capaces de introducir
modificaciones -en su caso, al cabo de cinco años-, hicieron una
revisión profunda de su desarrollo del modelo que les ha permitido
tener hoy las fuerzas que tienen. Debatamos estos puntos. Las
diferencias iniciales no son tan grandes como para que no se pueda
llegar a un acuerdo. Un segundo campo es el de la organización y
funcionamiento de las Fuerzas Armadas en un nuevo entorno doctrinal.

Existe un acuerdo sobre la acción conjunta. Pero tenemos algunas
dudas sobre si este acuerdo en el campo de lo teórico se traducen
también en la efectividad del desarrollo, porque siguen existiendo
reticencias importantes, como las ha habido en Estados Unidos y en
otros países europeos. Un tercer campo es la clara fijación de
prioridades para optimizar los recursos existentes. Este es un
elemento fundamental. La opinión pública, la situación económica, las
perspectivas políticas hacen difícil considerar incrementos en el
presupuesto de defensa. Por lo tanto, tendrá que haber un debate
sobre la reasignación: cómo gastar mejor para obtener más a menos
precio. Este es, por lo tanto, un tema importante. Por ejemplo -no
espero una respuesta inmediata a esta pregunta concreta-, Isdefe
(empresa de ingeniería del Ministerio) diseñó el Mapep, un modelo de
asignación de prioridades. ¿Se está aplicando este modelo para la
fijación de prioridades o se está aplicando otro? La aplicación de
prioridades no puede ser únicamente algo de concepto político
y difuso. Es un tema que tiene elementos, aparte de políticos,
fundamentalmente técnicos. Un cuarto campo, en el que seguramente el
acuerdo va a ser muy posible, corresponde a una mayor integración y
corresponsabilización en la construcción de la defensa europea. En
estos cuatro campos, y cada vez más, es necesario que haya el debate,
la fijación de posiciones, la colaboración real desde las
discrepancias y desde las coincidencias para hacer este paso desde el
Libro Blanco hasta la revisión estratégica.

Fija el libro -con ello paso a la segunda parte- dos capítulos que
son importantes y fundamentales para el desarrollo práctico. Uno es
el capítulo 7, la racionalización y adaptación de las estructuras de
la defensa, alque usted ha hecho referencia, y el soporte económico



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de la defensa. Evidentemente, estos son métodos instrumentales
fundamentales para poder llevar a la práctica con éxito estos buenos
deseos de los que hablamos anteriormente. Y el grupo de estudios en
el Ministerio y los grupos de estudio correspondientes que se fijaron
en cada uno de los cuarteles generales coordinados desde el Estado
Mayor de la Defensa son un instrumento de trabajo fundamental.

Estamos de acuerdo, y sabemos, que existe un grado de libertad
importante que permite poner sobre la mesa una serie de cuestiones
importantes. Tenemos que adaptar -sabemos que se está haciendo- los
métodos clásicos, la gestión por indicadores, por objetivos. En los
mismos presupuestos existen estos elementos, pero creo que se pueden
mejorar mucho. El análisis de redes permitió, por ejemplo, a Estados
Unidos llevar a cabo el programa Polaris con unos costes aceptables,
cosa que no habría podido ser asumida en otras ocasiones. O el
análisis de sistemas o un elemento fundamental que ha citado el
ministro: el PPBS (planificación, programación, presupuestación,
largo plazo, medio plazo, plazo inmediato). En Estados Unidos el
primero en utilizarlo fue el Pentágono, después pasó a la
Administración civil con bastantes problemas de aplicación. En
España, las primeras experiencias se realizaron en algún cuartel
general, luego se generalizaron en el Ministerio de Defensa y,
finalmente, con mayor o menor fortuna, se extendieron a todos los
ministerios. Sin embargo, tienen que realizarse algunas revisiones de
este sistema, que es fundamental, y que nosotros compartimos. De
hecho, se han realizado algunas reflexiones importantes de los grupos
de estudio antes citados, trabajos elaborados en el seno del Ceseden,
trabajos conjuntamente entre el Ceseden y algunas universidades, como
la de Salamanca o de Zaragoza. No voy a leer frases textuales porque
son incluso más duras de lo que yo voy a decir. La clasificación, el
sistema concreto que se está realizando en este momento de los
programas no se adapta realmente a lo que son las capacidades reales
y a los objetivos de capacidad. El programa que estamos aplicando no
es exactamente el inicial americano ni el americano modificado de
acuerdo con el modelo desarrollado por las Naciones Unidas. No digo
que tengamos que adaptarlo exactamente, pero sí que algunos de los
elementos del modelo americano actual o del modelo teórico de las
Naciones Unidas serían de aplicación. Esto nos permitiría lo que es
más importante desde la perspectiva parlamentaria: que estos sistemas
sirvan para un control parlamentario real, que el Ministerio pueda
decir que va a hacer determinado plan para conseguir un objetivo
concreto y que la oposición parlamentaria pueda decir que está de
acuerdo con los objetivos y pueda controlar si hay que conseguirlos.

Pero tenemos que incorporar -y se están incorporando- nuevos métodos:
la gestión por valores, la logística «just time» o la reingeniería de
procesos. Sin embargo, tengo algunas dudas, no críticas, sobre
algunos aspectos de la aplicación que se
está realizando, por ejemplo, de la reingeniería de procesos. Los
americanos la están utilizando. Un ejemplo que hemos discutido varias
veces en el cuartel general de la Armada es el programa Smart Ship,
aplicable a los destructores americanos, que les ha permitido llegar
a la conclusión de que en buques que tienen el sistema Aegis es
posible reducir el 30 por ciento de horas y el 15 por ciento del
personal para realizarlo. Por lo tanto, el sistema de reingeniería de
procesos es un elemento fundamental. Pero en lo que conocemos de la
aplicación por la Armada hay dos principios básicos del sistema que
no se han utilizado plenamente. (Termina el señor Marsal.)
La ingeniería de sistemas requiere que sea realizada por técnicos que
no pertenezcan a la propia empresa. Evidentemente, esto es más fácil
en una empresa privada que en un cuartel general. Es difícil obtener
los máximos resultados si el sistema es coger a gente de la casa y
hacerle un cursillo de adaptación, porque para que sea efectivo
requiere una visión externa. Otro concepto fundamental es que no se
trata de mejorar los sistemas o los procesos existentes, sino de
pensarlos desde cero. Tampoco estamos seguros de que esto se esté
haciendo y, aunque lo que se está haciendo está bien, podría ser
mejorable. Estas no son cuestiones puramente técnicas, sino
políticas, porque determinan fundamentalmente que consigamos las
capacidades necesarias y que lo hagamos con los recursos existentes,
no con los que querríamos las personas que nos movemos en el mundo de
la defensa y que estamos más sensibilizadas por estos temas.

Voy terminando, señor presidente, para dar la palabra a mi compañero.

El trabajo que están realizando los grupos de estudio es muy
importante. Debemos seguir trabajando a través de comparecencias,
pero también a través de otros sistemas de trabajo, entre Ministerio,
cuarteles generales y Comisión de Defensa, para poder hacer un
seguimiento constructivo, no crítico en el mal sentido de la palabra
-si es que tiene algún mal sentido-, sino crítico en el buen sentido
de la palabra, que con toda seguridad sí lo tiene. Si Gobierno y
oposición somos capaces de realizarlo, habremos conseguido que el
libro blanco y todo lo que hay alrededor de él haya sido útil para
las Fuerzas Armadas y para la seguridad de nuestro país. Es
responsabilidad suya, como Gobierno, y nuestra, ya no como oposición,
sino como conjunto de la Comisión de Defensa, hacer el seguimiento de
estos temas y colaborar realmente y con la máxima eficacia posible en
el desarrollo necesario para llegar a este concepto de la revisión
estratégica, que he repetido muchas veces, y en el que hay
concordancia tanto por parte del ministro como por parte nuestra.

Evidentemente, para que esto sea posible, se requiere también que se
lleven a cabo el proceso de modernización -en el que no vamos a
entrar, ya que en los presupuestos ya lo hemos hecho bastante- y el
de profesionalización.




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Precisamente mi compañero, señor Moragues, va a hacer uso de la
palabra ahora para referirse a él.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Moragues.




El señor MORAGUES GOMILA: Intentaré ser muy breve por tres razones
fundamentalmente: en primer lugar, porque no tengo el bagaje de
conocimientos que tiene mi compañero a la hora de intervenir
(Risas.); en segundo lugar, porque algunos de los temas que él ha
tratado tocan tangencialmente aspectos del informe sobre
profesionalización, y en tercer lugar, porque el diputado que les
habla tiene que coger a las siete y media el primer avión de la tarde
para llegar a casa esta noche, por lo cual tengo bastante limitado el
tiempo.

Para empezar a entrar en cuestión, quiero hacer un pequeño comentario
sobre los aspectos formales del informe. Es un informe que nos ha
llegado tarde y mal. Es un informe que ha llegado a la mesa de este
diputado que les habla el día 17 por la tarde. La verdad es que
pensaba presentar una protesta formal por ello, pero no lo voy a
hacer, porque una vez leído el informe, no merece la pena protestar.

Podía haber protestado si el informe hubiese tenido enjundia,
contenido, porque efectivamente no hubiera podido hacer una lectura
crítica o prepararme una intervención. Pero la verdad es que, leído
el informe, casi debería hacer lo mismo que están haciendo en estos
momentos en el mundo editorial, y pedirle al Ministerio que lo
retire, porque es un mal plagio del informe del año pasado, no aporta
ningún dato nuevo, y la verdad, es que debería pedir formalmente que
se retirara y que se hiciera otra cosa. Bien es verdad que la
intervención del ministro -que a mí no me ha asombrado, porque no
esperaba menos de él- ha pasado rápidamente de este informe y nos ha
presentado otro distinto, con muchísimo más contenido, muchísima más
enjundia y muchísima más chicha, si me permiten la expresión
coloquial. Con el informe del ministro uno ya puede entablar
discusión porque nos ha aportado información, datos necesarios para
seguir adelante con esa función. Yo recomendaría a los servicios
técnicos de su Ministerio que intentaran hacernos llegar la
intervención que usted ha hecho con los cuadros que he visto que
manejaba porque la verdad es que el informe que nos ha entregado el
señor Ministro no vale la pena trabajar. Esto es así.

Ya entrando también en materias ya más concretas de interés
relacionado con el informe, quisiera hacer unas precisiones previas
que tienen que ver con los antecedentes que el señor ministro ha
tratado esta tarde pero que también los grupos, especialmente el
Grupo Parlamentario Popular, han explicitado en el debate de la
mañana. Yo querría dejar dos cosas meridianamente claras, para no
tener que entrar en antecedentes cada vez que hablamos de procesos de
profesionalización
por lo menos. Primera cuestión, la política de defensa y militar de
los gobiernos del Partido Socialista Obrero Español y muy
especialmente en lo referido al régimen de personal y en la
definición del llamado modelo mixto del año 1991 supuso el punto de
partida del actual proceso de profesionalización. Esta afirmación
podemos compartirla todos los grupos de la Cámara; me gustaría.

Segunda cuestión, el proceso de plena profesionalización de las
Fuerzas Armadas con la consiguiente desaparición del servicio militar
es un proyecto que, con independencia del origen de su gestación, es
promovido por el Gobierno del Partido Popular y apoyado por todos los
grupos parlamentarios. Si todo el mundo está de acuerdo, por mí ya no
importa que hablemos más de antecedentes, no importa que nadie más
nos repita cuál ha sido la historia de este proceso, porque si
estamos de acuerdo con estos dos antecedentes o precisiones previas
ya no importaría que habláramos más. Quiero añadir, señor ministro,
que a la hora de repartir medallas nosotros no queremos ponernos sino
las que nos correspondan, si alguna nos corresponde. Con nuestras
iniciativas parlamentarias, la de esta mañana o la de ahora, no
pretendemos ponernos medallas que no nos corresponden, pero quería
decirlo porque esta mañana ha habido algún tipo de insinuación al
respecto.

Nosotros no hablamos en ningún momento de responsabilidad del
Gobierno del Grupo Socialista, no hablamos de ejército profesional
sino de modelo mixto con el acuerdo total de la Cámara, por tanto es
imposible que alguien nos plantee que por qué nosotros no impulsamos
la profesionalización total. Estábamos en otro modelo, no nos
correspondía a nosotros porque la Cámara tomó el acuerdo unánime de
ir hacia una dirección determinada y ahora estamos en otra. Como he
dicho antes, nosotros aceptamos que ésta es una iniciativa del
Gobierno del Partido Popular y apoyamos el modelo, aunque mantenemos
alguna diferencia, como la que hemos intentado explicar en la sesión
de esta mañana.

Teniendo en cuenta estas premisas, señor ministro, debemos
enfrentarnos con la situación actual; estamos en un momento crítico,
ya que se están produciendo problemas en la consecución del objetivo
de profesionalización y difícilmente, a pesar de que usted ha vuelto
a reiterar las cifras, se podrá llegar al objetivo de 85.000
efectivos a finales de año. Usted aunque ha dado cifras, no las ha
dicho con demasiado énfasis. Sabe que es absolutamente imposible que
a finales del año 2000 tengamos 85.000 soldados profesionales; es
imposible, dada la experiencia que tenemos en todas las convocatorias
que llevamos arrastradas durante este año. Si en la anterior
convocatoria solamente se han presentado 7.000 solicitudes, de las
cuales muchas decaen por el camino antes de consolidar la condición
de soldado, en la última de este año no tenemos por qué pensar que
eso sea diferente; al contrario, señor ministro.




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Para mí la cuestión fundamental a la que debemos enfrentarnos y con
la que debemos ponernos de acuerdo es qué número de tropas tenemos
actualmente. El señor ministro ha dicho que tenemos 75.209 soldados
profesionales. Las cifras que maneja este grupo, que son de
septiembre del año 2000, son de 70.003. No pongo en duda las cifras
que usted me ha dicho, señor ministro; voy a comprobar que
efectivamente es así, pero le digo que las cifras que nosotros
tenemos dan 70.003 efectivos al mes de septiembre. Es posible que
haya habido las incorporaciones correspondientes, pero me extraña que
hayan sido más de 5.000, pero vamos a comprobarlo, señor ministro; en
principio, no lo pongo en duda. Sí pongo en duda, y me parece que es
imposible, que a final de año vayamos a tener 85.000 efectivos
profesionales. Por tanto, debemos ponernos de acuerdo, como digo, en
las cifras. ¿Con qué tropas reales están contando los ejércitos en
España en estos momentos? Setenta y cinco mil más los de reemplazo.

No ha dado cifras el señor ministro de qué tasa de reemplazo estamos
teniendo en estos momentos en los ejércitos. Nuestras cifras hablan
de menos de 15.000, con lo cual en estos momentos con nuestras cifras
estamos en 85.000 efectivos profesionales y de reemplazo; con las que
usted maneja -si mis cifras de soldados de reemplazo son ciertas-
estamos hablando de 90.000. ¿Por qué razón, señor ministro, tenemos
que empecinarnos en mantener cifras que sabemos que son de
dificilísimo cumplimiento? Si no se ha hundido la defensa nacional en
estos momentos, ¿por qué necesitamos 100.000 profesionales? ¿Por qué
tenemos que forzar la máquina y hacer un sorteo el mes que viene si
en estos momentos tenemos 90.000 soldados entre profesionales y de
reemplazo?
Esta es la explicación que pedía y es además la que motivaba la
presentación de la iniciativa esta mañana en el Pleno de la Cámara.

No he tenido respuesta; he tenido muchas cosas, descalificaciones,
por supuesto, muchas, pero respuestas con números ni una. Me gustaría
que esta tarde, si fuera posible, pudiéramos ponernos de acuerdo en
esto. Sería un ejercicio de realismo situar la cifra de efectivos en
torno a 85.000, 90.000 efectivos de los tres ejércitos. Es lo que
tenemos ahora, no se ha hundido. Es cierto que ha exigido un esfuerzo
especial a los cuarteles generales, seguramente tendrán que reducir
las capacidades operativas, pero en estos momentos estamos en estas
cifras. Esta debería de ser una de las conclusiones a las que
lleguemos en ese debate o en los próximos que debemos tener sobre el
particular. Nosotros hemos pedido esta mañana la supresión del último
sorteo, pero estamos dispuestos a, una vez desechada la idea, aceptar
que alternativamente se pueda incentivar la prestación del servicio
militar con todo tipo de medidas y en especial las de carácter
económico. Sería muy interesante, señor ministro, que a los soldados
que están haciendo el servicio militar obligatorio, que es un
ejercicio de voluntariedad -y
valga la contradicción en los términos, pero es así-, se les captase
para el ejército profesional y deberíamos hacer un esfuerzo mayor del
que estamos haciendo, que es un esfuerzo fundamentalmente de carácter
económico, pero no lo estamos haciendo. Me gustaría añadir a esta
otra cuestión que se pudieran establecer todo tipo de apoyos para la
captación y permanencia de la tropa y de la marinería profesional, en
especial en el terreno económico y en aspectos también de formación y
potenciación de las propias Fuerzas Armadas que usted, señor
ministro, ya ha tocado.

Pensaba que el reglamento de retribuciones podría resolver alguno de
estos problemas planteados, pero me siento sorprendido sin poder
contrastar los datos con los del Ministerio, porque hasta ahora el
Ministerio no ha querido facilitarnos ninguna información respecto
del reglamento de retribuciones y me estoy moviendo con datos
publicados en la prensa y, por tanto, como diría el castizo, es muy
fácil columpiarse. Como tengo las cifras que tengo y ni el ministro
ni ninguno de sus departamentos las ha modificado, las previsiones de
nuevas retribuciones para los soldados de uno a dos años que se están
publicando en la prensa no aumentan ni un duro las percepciones del
soldado el primer año. ¿Cómo va a venir más gente al ejército
profesional si el principal problema que ponen los chicos para no ir
al servicio militar (no el único pero uno de los principales) es la
baja retribución? Señor ministro, esto no tiene ningún sentido. Si
sabemos que el problema es fundamentalmente económico, debemos elevar
la retribución de los soldados profesionales para que entren en el
sistema. Este diputado que les habla, señor ministro, no está tan
convencido de que el premio que se deba establecer económicamente
hablando sea el de la permanencia. Es cierto que la permanencia es un
elemento a tener en cuenta, pero todo lo que sea incrementar la
permanencia de los soldados más de tres años es crear un problema a
medio plazo para la gestión del personal profesional de la tropa y de
los soldados profesionales. Es un problema porque la gente se querrá
quedar, señor ministro, y el sistema, como se dijo desde un
principio, debe facilitar la entrada pero también la salida.

Refiriéndome a la salida, señor ministro, usted ha hablado de la
formación profesional que permita el regreso a la sociedad civil,
pero he de decirle, como ya tuve ocasión de plantearle al
subsecretario, que en los presupuestos para este año no hay ni una
peseta, y no sólo esto, sino ni una sola línea referida a un tema de
ejército profesional, que parecía fundamental. El sistema tiene que
ser facilitar la entrada, que es un problema de carácter económico, y
facilitar la salida, que es un problema de formación. Este diputado
que les habla no ha encontrado en los presupuestos del año 2001 ni
una sola línea que haga referencia a esta cuestión. Se habla de
capacitación profesional, militar, de todas las cuestiones de índole
militar, pero ninguna sobre esta cuestión. Señor ministro, deberíamos
hacer un esfuerzo



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para mejorar todas las cuestiones de carácter económico relacionadas
con la captación, la permanencia y el regreso a la sociedad civil.

En este ámbito de plantear las cuestiones, hay que intentar llegar a
acuerdos para saber que estamos manejando todos la misma información
y los mismos principios, y no nos los tiremos a la cabeza unos a
otros. Deberíamos llegar a un acuerdo de financiación, que de una
forma estable permita un planteamiento de la defensa militar realista
y que permita mantener un esfuerzo razonable en materia de seguridad
y de defensa. Dicha financiación debería basarse en la acumulación,
sobre el actual presupuesto de Defensa, de los créditos que vienen
asignándose en Industria y Tecnología. No tiene demasiada
explicación, por mucho que intente decirnos lo contrario el Gobierno,
que se mantengan cantidades tan importantes en investigación y
desarrollo cuando todos sabemos, y especialmente los diputados que
estamos en esta Comisión, que estos créditos sirven para fabricar, no
para investigar. Alo mejor una parte de estos créditos sí que sirven
para investigación y desarrollo, pero la inmensa mayoría está ya en
proceso de fabricación. El señor ministro nos ha anunciado la próxima
botadura de la fragata, y ya no estamos en proceso de investigación y
desarrollo. ¿Por qué no aceptamos una iniciativa que en la anterior
discusión presupuestaria el Grupo Socialista planteó al Grupo Popular
y no se aceptó, que es traspasar estos presupuestos a Defensa?
Porque, como digo, estamos manteniendo un estado de la cuestión
ficticia. Todos sabemos que el porcentaje de PIB que tiene la defensa
nacional no es la que se dice, pero tenemos un cierto pudor, por no
llamar vergüenza, de decir que realmente no estamos en el 1,5 sino en
el 1,8 (no sé si son estas magnitudes, pero serán otras por el
estilo). Señor ministro, debemos intentar normalizar la situación
presupuestaria en este aspecto.

Otro tema que se me ha olvidado comentarle al principio, cuando
mencionaba las cuestiones de carácter económico, es el siguiente.

Señor ministro, habiendo un compromiso como el que hay (exceptuando
Izquierda Unida, que ha estado en contra desde el primer momento con
el modelo de profesionalización) entre todos los grupos de la Cámara
para que el proceso de profesionalización pueda hacerse sin
problemaas, nuestro grupo no aceptará excusas sobre la cuestión del
aumento económico necesario en el capítulo 1 para que esta
profesionalización se pueda hacer. Si tuviera razón en mi exposición,
si las necesidades presupuestarias fueran para aumentar las
retribuciones de los soldados de uno a dos años, que permitan
adelantar además la finalización del servicio militar obligatorio
(esto significa un aumento de partida presupuestaria, que no quiere
decir detraer de otros programas, no es esto lo que estoy planteando,
estoy diciendo aumentar el capítulo 1 en base a detraerlo de donde
sea o aumentar los ingresos (de esto el señor Rato sabe un rato), el
Grupo
Socialista estaría dispuesto a sumarse, en la parte que le
corresponda, a esta petición y a asumirlo ante la sociedad española.

¿No queremos todos que haya una ejército profesional? ¿No decimos
todos que esto va a costar más dinero? El Grupo Socialista está
dispuesto a estar al lado del Gobierno para dar mayor nivel económico
al capítulo 1 si este es el problema para que la profesionalización
pueda tirar hacia delante.

Termino ya, señor presidente. Sobre la base de estos parámetros de
efectivos y de financiación, se debería proceder a una identificación
de las misiones y capacidad de las Fuerzas Armadas ajustadas a los
mismos y de lo que ya ha hablado con extensión mi compañero, el señor
Marsal.

Como última reflexión, quiero destacar que el sacrificio de una
prestación personal como es el servicio militar sólo se puede y se
debe exigir si es necesario para mantener la operatividad de las
Fuerzas Armadas. En este momento hasta en muchos sectores de los
propios ejércitos se piensa que es mucho más importante cerrar
definitivamente el proceso histórico de desaparición del servicio
militar y centrarse en la consolidación de un nuevo modelo de las
Fuerzas Armadas realmente profesionales. Esto es lo que hemos querido
discutir esta mañana y es lo que le vuelvo a plantear, señor
ministro, esta tarde y que me gustaría nos pudiera comentar.




El señor PRESIDENTE: Gracias a los portavoces socialistas por la
solvencia en sus intervenciones y también por la brevedad.

El portavoz del Grupo Popular tiene la palabra a continuación.




El señor ATENCIA ROBLEDO: Señor ministro, quiero en nombre del Grupo
Popular, aunque ya se ha hecho en otro foro, agradecerle su
intervención y unirnos a la condena de la barbarie asesina de ETA,
específicamente por el asesinato del coronel Múñoz Cariñanos, al
igual que, como ha dicho el señor Marsal, trasladar nuestro respaldo,
como siempre hemos hecho, tanto a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad
del Estado como a las Fuerzas Armadas y también la convicción de que
con los instrumentos del Estado de derecho es como se combate el
terrorismo dentro del marco legal y constitucional que los españoles
nos hemos dotado en esta sociedad democrática.

Ya entrando en las cuestiones que se han planteado, voy a ser
absolutamente breve, porque entiendo que el protagonismo fundamental
corresponde a los grupos que han planteado las iniciativas y,
lógicamente, al ministro, que también ha pedido su comparencia en un
caso y que en los demás comparece a iniciativa del principal grupo de
la oposición. Quisiera hacer algunas indicaciones. En primer lugar me
parece obvio agradecer al ministro, especialmente su comparecencia
propia a la que no estaba obligado, sobre la profesionalización



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y en cuanto a las demás la exposición que ha hecho, porque ha sido
extensa pero, sobre todo, intensa y llena de datos y yo creo que
superando lo que al uso suelen ser las comparecencias parlamentarias.

Lo dice alguien que respalda al grupo que está en el Gobierno, pero
que ha estado muchos años en la oposición. Por eso quisiera
reconocerlo en este momento.

En cuanto a las cuestiones que se han planteado quiero hacer constar
en nombre del Grupo Popular el reconocimiento del cambio tan
trascendental -también esta mañana hemos tenido oportunidad de
manifestarlo en la tribuna y así lo han hecho también otros
portavoces, entonces y ahora- que nuestras Fuerzas Armadas han
experimentado en los últimos años. El señor Marsal ha hecho un
recorrido desde la conquista de las libertades hasta este momento y
me parece que no está de más reconocerlo, sobre todo cuando al hilo
de los debates que se han suscitado esta tarde se habla de
planteamientos de futuro, y, por tanto, vaya también el
reconocimiento a las personas que concretamente forman las Fuerzas
Armadas, que han contribuido básicamente a ello, especialmente en
unos momentos -y con eso ya entro en lo que el señor ministro ha
planteado sobre el libro blanco- en que el papel constitucionalmente
atribuido las mismas se ha visto ampliado como consecuencia de la
propia situación geoestratégica que se produce en el mundo y, sobre
todo, por el nuevo papel que España ha asumido en el concierto
internacional y las nuevas políticas de defensa que se plantean. En
ese sentido, entrando ya en el libro blanco y simplemente por
destacar algunas de las cosas que el señor ministro ha señalado, creo
que, sin duda, como ha dicho el señor ministro, es un compendio para
acercar la sociedad española a un asunto de interés vital y general
como es la defensa dentro de la política de extender la cultura de
defensa a la que se hace referencia en la Directiva de defensa
nacional, que en este momento está en vigor, la 1/1996. Sin duda es
un instrumento divulgativo para la sociedad española y también para
nuestros socios. Además, me parece que está bien -y en este asunto
creo que ha habido absoluta coincidencia- que se hable en el libro
precisamente sobre cuestiones que tienen un amplio respaldo
parlamentario, que se producen además en un momento óptimo, como ha
sido destacado por el señor ministro, en un momento en que España
está integrada plenamente en la estructura militar de mandos de la
Alianza Atlántica y en un momento en que en España estamos
acometiendo un proceso que se mira con enorme respeto y admiración
por nuestros aliados y nuestros socios en lo que significa
especialmente el proceso de modernización y de profesionalización. Me
quedo con una frase del señor ministro de Defensa. Quiero destacar la
afirmación que ha realizado en cuanto a que el libro blanco es una
apuesta por la paz, por la disuasión, por la diplomacia y por la
solución pacífica de los conflictos. Creo que refleja en síntesis
fudamentalmente lo que es el papel de la política
exterior de seguridad, la política de defensa de España, y la
política de Estado y que tiene el respaldo ampliamente mayoritario de
esta Cámara, como ya se ha venido destacando numerosas veces y
especialmente en la primera comparecencia en esta Comisión. Por
cierto, señor Marsal y señores miembros del Grupo Socialista, el
Libro Blanco de la defensa, al margen de la distribución que ha hecho
el señor ministro, está a disposición de cualquier ciudadano que, a
través de un ordenador vea la página web del Ministerio, desde el
momento en que el documento se publicó. Lo digo a título del
cumplimiento del objetivo divulgativo del acceso de todos los
ciudadanos, sin perjuicio de otras matizaciones sobre la propia
distribución del mismo, en las que no entro.

En cuanto a la segunda cuestión que se plantea en esta comparecencia,
que viene acumulada, en lo que se refiere a la profesionalización a
la solicitud que el propio ministro ha realizado para explicar dicho
proceso, esta mañana hemos tenido oportunidad de hablar, al hilo de
la iniciativa que el señor Moragues ha defendido y quiero incidir en
algo que de alguna forma el Grupo Popular ha manifestado en el Pleno.

Sin duda es la principal preocupación del Ministerio de Defensa, es
una preocupación social, pero que tiene un alcance histórico. No
estamos simplemente ante la sustitución del sistema anterior o la
mera evolución del sistema mixto al sistema profesional; estamos ante
un cambio radical de lo que significa la cultura de defensa, cambio
que se produce en la sociedad española y en las Fuerzas Armadas de
España. El señor ministro ha hecho un repaso de los antecedentes
históricos; la historia es la que es y yo no voy a cansarles de nuevo
con este asunto ni a martirizarles con el recuerdo de la realidad de
cómo han evolucionado las cosas. Al césar lo que es del césar, yo no
voy a hablar de los cambios de colores ni de las mangas, de los que
esta mañana hablaban algunos. Creo que este asunto hay que llevarlo
por terrenos más pacíficos. En todo caso, cada debate requiere su
propio posicionamiento.

Lo que sí tenemos que destacar es que en este momento el modelo
acordado a partir del dictamen que se aprobó con amplio respaldo
parlamentario, que incluso era mayor -como SS.SS. del Grupo
Socialista han reconocido- que el que se reflejaba en la Comisión
y después en el Pleno, tanto del Congreso como del Senado, ese nuevo
modelo de Fuerzas Armadas, repito, se planteó en el año 1998 con un
amplio respaldo y consenso político. Ese nuevo modelo, homologado con
el de los países de nuestro entorno, como se ha destacado en la
intervención del ministro, tuvo un amplio debate político y social.

Me parece que lo que hay que destacar sobre todo es que en el nuevo
modelo de Fuerzas Armadas en los últimos años -y lo ha dicho el señor
ministro en su intervención- ha habido un avance espectacular. De la
situación de la que veníamos a la que estamos hoy hay un avance
espectacular



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en lo que significan los dos componentes que hoy se han analizado, la
profesionalización y la modernización de las Fuerzas Armadas. Diré
más, se ha dado un salto de gigante, cualitativo y cuantitativo, y se
ha hecho un esfuerzo tan grande y en tan poco tiempo que hay que
destacarlo. ¿Fruto de qué? Gracias al consenso político con el que se
partía y a la voluntad y al esfuerzo político de los que tienen la
responsabilidad constitucional,que son los gobiernos, en este caso el
Gobierno de España, de llevarlo a cabo. Por tanto, creo que en ese
asunto podemos estar de acuerdo. Ahora bien, es un trabajo impulsado
no sólo por el Partido Popular y los socios parlamentarios que
respaldaron la iniciativa, sino que hay otros grupos que desde una
posición responsable estuvieron detrás, como ustedes, y no nos duelen
prendas reconocerlo. Pero en este capítulo creo que, una vez más, hay
que reconocer el esfuerzo ejemplar de nuestras Fuerzas Armadas y
sumarnos a lo que SS.SS. han dicho.

Respecto al ritmo y los objetivos, creo que el ministro Trillo ha
hecho un análisis ponderado de la situación. Ha hablado de los
objetivos que nos planteamos, 85.000 soldados profesionales en el año
en que estamos, a 31 de diciembre de este año 2000, y en el año 2001
se produciría la suspensión del servicio militar obligatorio, para ir
a los términos jurídicos correctos, y eso es perfectamente posible.

Las cifras que ha dado hoy el señor ministro creo que son las reales,
mejor información tendrá el señor ministro que el señor Moragues,
pero de todas formas, señor Moragues, no tengo más datos que los
dados hoy aquí y los que figuran en el «Diario de Sesiones». A 1 de
junio había 70.949 efectivos, -datos del «Diario de Sesiones» del
Congreso y del Senado-. Su señoría lo puede ver en las publicaciones
del Ministerio de Defensa donde vienen compendiadas las dos
intervenciones del ministro. En la página 24 aparece que, a fecha de
1 de junio de este año, disponemos de 70.949 efectivos. Por tanto,
difícilmente en el mes de septiembre puede haber la cifra que S.S. ha
señalado, que está incluso por debajo. En la actualidad son 75.000.

En todo caso, el señor ministro podrá hacer la aclaración.

En cuanto a los instrumentos y mecanismos que se van seguir poniendo
en marcha y los que ahora se añaden para conseguir que la
incorporación de soldados y marineros profesionales vaya al ritmo que
se desea, especialmente el mantenimiento del compromiso de los que ya
están, las propuestas que hace el Gobierno son razonables, dentro del
objetivo planteado, fundamentalmente para que de acuerdo con las
previsiones políticas y presupuestarias se puedan cumplir.

Señoras y señores diputados y especialmente miembros del Grupo
Parlamentario Socialista, no es muy coherente, señor Moragues, que se
haga una lectura muy negativa de la evolución de la incorporación de
los soldados profesionales a nuestros ejércitos y a la vez se
proponga el acortamiento en los plazos. Las dos
cosas no casan, y no quiero reabrir el debate de esta mañana. Lo
mejor, señor Moragues y señores diputados del Grupo Socialista, es
que partamos del consenso que tenemos y que miremos hacia delante.

Hay una legislación en vigor, especialmente la Ley 17/1999, y un
espíritu que impulsa todo el proceso de modernización y de
profesionalización de las Fuerzas Armadas que representa el dictamen
de la Comisión Mixta Congreso- Senado. Estamos en esa línea y creo
que todos podemos colaborar.

Desde el Grupo Parlamentario Popular somos conscientes de las
dificultades que está representando y que significará en los próximos
meses la puesta en marcha definitiva de la plena profesionalización
del ejército, pero el Gobierno no debe contar sólo con la comprensión
y el respaldo del Grupo Parlamentario Popular, sino también con la
aportación de ideas de la oposición leal, especialmente con la que el
Grupo Parlamentario Socialista puede realizar. Al margen del debate
de los asuntos que en materia de profesionalización ustedes no
compartían con nosotros, que se circunscribían exclusivamente al
contingente total de soldados del ejército profesional, tanto los
soldados como los cuadros de mando, o al período transitorio, que es
un debate que hay que dar por superado y en definitiva, desde el
punto de vista parlamentario las cosas van para adelante y nuestro
grupo, coherentemente, cumpliendo su compromiso político electoral de
investidura lo va a llevar adelante, colaboremos en lo demás para que
hagamos realidad el modelo en el que creemos. De lo contrario, se
podría llegar a la conclusión de que se quisiera hacer política
partidaria, cosa que creo que no es propio de ustedes ni lo quieren
hacer. Por eso me parece que es el momento, más que de discutir, de
compartir, de colaborar y de esforzarnos todos en algo que es de
todos y de llevarlo a buen puerto.

Por eso, señor presidente, y con esto termino, tanto en lo que se
refiere a la profesionalización como a la modernización, el amplio
respaldo que esta Cámara ha prestado a cuantas propuestas nos ha
hecho el Ministerio de Defensa, debe seguir adelante. Quiero
felicitar al señor ministro por la información que nos ha dado y por
la evolución tanto en lo que significa el proceso de
profesionalización como el de modernización, con los datos que hoy
nos dado, que completan y amplían los que el Secretario de Estado,
señor Díez Moreno, ofreció el pasado mes de junio. También hemos
tenido la oportunidad de contrastarlos en la reciente sesión de esta
Comisión con motivo de los Presupuestos Generales del Estado para
2001. Sinceramente creo que ese proceso marcha perfectamente unido
-esta mañana se ha hablado de binomio, de modernización y de
profesionalización-, a un ritmo razonable y desde el punto de vista
presupuestario tiene el reflejo necesario en los presupuestos de 2001
para que se cumplan los compromisos que el Ministerio de Defensa ha
asumido en las actuaciones que realiza directamente o los que se
llevan



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adelante con créditos del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Por eso
quiero felicitar y respaldar una vez más al señor ministro por los
planteamientos que ha hecho, sobre todo por las propuestas de futuro
que ha realizado, especialmente en lo relativo al Plan director de
armamento y material, al Plan director de I+D y al cumplimiento de
los grandes programas, de los tres superprogramas y de los demás que
nuestras Fuerzas Armadas tienen en marcha y que el Ministerio de
Defensa pilota políticamente.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor ministro de Defensa
para dar respuesta a las intervenciones precedentes.




El señor MINISTRO DE DEFENSA (Trillo-Figueroa y Martínez-Conde): En
mi primera comparecencia ante esta Comisión invoqué el consenso como
el inspirador de lo que ha sido y debe ser la conducción y el
desarrollo de la política de defensa y de la política militar en la
etapa en que a mí me toca su gestión. Creo, señor presidente, que
esta tarde ha sido una buena prueba de cuál es el consenso que se
puede obtener en temas tan decisivos como los que hemos tratado y que
afectan a una función esencial del Estado democrático, como lo es la
seguridad y defensa de los españoles. En efecto, tomando las palabras
del portavoz del Grupo Popular, que coinciden con las del portavoz
del Grupo Socialista, el consenso no es otra cosa que la colaboración
leal entre quienes discrepan y coinciden en torno a las ideas
esenciales. Sus señorías han puesto de manifiesto las coincidencias
en lo esencial, y yo lo agradezco en nombre del Gobierno y creo poder
decir que también en nombre del impulso de gobierno de todos los que
me han antecedido, y a los que ustedes se han referido con distintas
pero análogas valoraciones. Son discrepancias y coincidencias todas
ellas enriquecedoras para mi gestión. También dije en aquella ocasión
que creo en el Parlamento como expresión de la razón dialéctica, para
sorpresa de algunos, para la construcción no dogmática de la verdad
política, y esta tarde ha sido una muestra de ello que agradezco
expresamente.




Entrando en las consideraciones que, no desde la crítica pero sí
desde el complemento crítico, ha hecho el señor Marsal en nombre del
Grupo Socialista sobre el Libro Blanco de la defensa y su
significado, tengo que decir que sólo puedo atribuir el problema de
distribución del libro al periodo en el que tiene lugar la
presentación pública, 28 de marzo; aunque ya se han producido las
elecciones, aún no se ha formado un nuevo Gobierno, pero se encuentra
un Gobierno materialmente en funciones, aunque formalmente haya quien
discuta ese término. En cualquier caso, mis disculpas, señorías,
porque, bien como presidente del Congreso, bien como ministro de
Defensa, en algún lado me toca el fallo. (Risas.)
Respecto de la finalidad de la iniciativa, se presentó -así se
decidió por mi antecesor- en la sede de la institución que he
recordado, porque se entendía y se entiende que, en efecto -y creo
que también coincide la oposición con ello- es algo que debe ir
dirigido a la sociedad, pero no es menos cierto que el lugar donde
debe residenciarse su debate -señor Marsal, tiene S. S. toda la razón
- es éste, la sede de la representación de la soberanía nacional,
como tengo que coincidir con S. S. en que en cultura de defensa
todavía no estamos haciendo lo suficiente. Vuelvo a reiterar la
petición de auxilio y apoyo a SS. SS. para mejorar en lo posible, con
su ayuda, la conciencia de defensa de los españoles.

Hace dos días, tenía la ocasión memorable, aunque luctuosa, pero por
otra serie de razones también venturosa, que hemos vivido juntos
algunos de nosotros de recordar cómo otros pueblos europeos entienden
su concepción de la defensa nacional y cómo ponen instrumentos al
servicio de la cultura de defensa. El señor Marsal ha citado algunos
países no precisamente lejanos. Quiero decirles que, en este punto,
agradezco enormemente que SS. SS. de distintos grupos parlamentarios
se hayan dignado a participar de nuevo en el curso del Ceseden en la
convocatoria presente. Creo que eso tiene no sólo un valor, si cabe,
instructivo y de actualización para SS. SS., sino que lo tiene más
todavía para la moral de las Fuerzas Armadas y más aún por el
carácter simbólico que su presencia en una institución militar
supone, que es la vía por donde debemos seguir trabajando juntos, en
los estímulos a ese carácter de integración simbólica que la defensa
debe tener para la conciencia no sólo de seguridad sino también, si
me lo permiten, para la conciencia nacional.

En efecto, el libro es un buen punto de partida, pero no es un punto
de llegada. Pone S. S. sobre la mesa algo que merecerá en su día un
debate en profundidad y que hace años se espera en esta Cámara. Yo
recuerdo cuando se produjo por última vez y no porque yo pudiera
siquiera protagonizarlo -si hará años ya-. Hay que producir la
revisión estratégica en términos 2015-2025. Creo que ese es otro de
los acuerdos que he creído entender que existe entre los dos
principales grupos que representan a los españoles. Quiero volver a
anunciar, como hice en mi intervención anterior, que someteré a la
Junta de Defensa Nacional, reunida bajo la presidencia de Su Majestad
el Rey a finales del próximo mes de noviembre, una nueva Directiva de
defensa nacional, que pudiera estar en vigor en el mes de diciembre y
que pudiera así coincidir simultáneamente con el planeamiento OTAN en
su temporización. Sería para ello muy adecuado -y en ello estamos
trabajando- que procediéramos a esa revisión estratégica, cuyos
perfiles en efecto no son ya de consenso, son de pleno acuerdo -salvo
las excepciones que S. S. también ha señalado-, que están en el libro
blanco, pero que hemos de desarrollar en su integridad con la
proyección del 2015-2025 en un nuevo Plan estratégico conjunto. No es
menos cierto que el



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futuro se mide por las capacidades y tengo que admitir que, en
efecto, el libro refleja que todavía existe cierto desfase entre los
programas y las nuevas realidades, aunque se haya avanzado muchísimo.

Es natural, las realidades van muy deprisa. Su señoría conoce muy
bien -hemos tenido oportunidad de comentarlo-, como lo conocen el
señor Atencia y los diputados que participan estos días en el curso
del Ceseden, la enorme velocidad y el creciente ritmo que está
viviendo en estos meses el pilar europeo de seguridad y defensa.

Estamos a punto de aprobar un catálogo y un compromiso de
capacidades, que probablemente se cerrará en esta etapa de la
Presidencia francesa y que, de entrada, va a suponer que por fin los
países de la Unión armonicemos nuestras capacidades y,
consecuentemente, la planificación y la programación de las mismas,
iniciativa ésta que viene a coincidir en el tiempo, también de manera
acelerada, con las capacidades de defensa de la Alianza Atlántica
derivadas de la cumbre de Washington y que va a permitir trabajar en
la línea que tantas veces hemos señalado mis antecesores y yo, en las
dos caras de la misma moneda que, en efecto, son las de las
capacidades de defensa.

El señor Marsal ha señalado cuatro elementos del nuevo modelo. Ha
hablado de la revisión misma, ha hablado también de un nuevo modelo
doctrinal y ha insistido en ciertos recelos -quizá no sea la palabra
adecuada; invito a S.S. a que me corrija- o cierta inquietud porque
todavía no pasemos de manera suficientemente visible del modelo
doctrinal conjunto al modelo operativo conjunto. Comparto su
inquietud y espero que me estimulen, que me critiquen, animen y
controlen para conseguir en este mandato el máximo grado de
integración conjunta de las Fuerzas Armadas españolas. No hay otro
camino, señorías, lo comparto al cien por cien, no hay otro camino
para las Fuerzas Armadas del siglo XXI. Déjenme decirles que me ha
sorprendido gratísimamente encontrar la misma disposición, la misma
cultura y el mismo talante en los miembros de la Junta de Jefes de
Estado Mayor, desde el jefe del Estado Mayor de la Defensa hasta los
jefes de los Estados Mayores de los tres ejércitos; estamos en ese
camino y vamos a procurar avanzar.

Me ha señalado la prioridad en los recursos y eldebate de
reasignación y me ha formulado una pregunta que le agradezco que
demore para otra ocasión. También me he referido a eso en mi primera
intervención y creo haber sido bastante gráfico, incluso empleando
indebidamente una terminología anglosajona. Creo que hay que avanzar
mucho más, porque es una misma filosofía y una misma cultura, pero la
operativa de esa cultura aplicada a la asignación de recursos a los
planes y a los programas de armamento también tiene que
materializarse mejor. Por decirlo de alguna manera, el reparto de los
recursos tiene que programarse desde arriba y desde la visión
conjunta y a largo plazo y en modo alguno estar limitado por lo que
sin duda son programas
que se han esforzado en desarrollar durante años, pero que ahora
deben adaptarse, como en cascada, desde el Plan estratégico conjunto,
a las tomas de decisión que conlleven las iniciativas de capacidades
europeas, en consonancia con las nuestras propias, que a nuestra vez
integramos en esas capacidades europeas. Me habla de un seguimiento
crítico del libro blanco y concluye en que puede ser útil cuanto más
debatido sea. Así lo considera también el Ministerio y agradecemos
sus críticas en todo caso constructivas, como le digo, en la búsqueda
dialéctica, si así lo ven, de una razón común.

El señor Moragues ha dado tres razones para ser breve, a las que
sumaré una cuarta. Es verdad que esta mañana ha tenido una
intervención, a la que he podido asistir y que ya no digo que hubiera
vaciado de contenido, porque se ha reservado recursos para la de esta
tarde, pero en la que se contenía gran parte de la exposición, lo que
permite añadir una quinta razón y es que el señor Moragues llegue al
avión, así que seré muy breve pero preciso.

Ustedes discutirán sobre si el de 1991 era el modelo mixto al 50 por
ciento o no y si la profesionalización es a impulsos -creo que es una
palabra del señor Moragues- del Gobierno del Partido Popular con el
apoyo de todos. No es un mal compositum. Los juicios históricos los
deben hacer los historiadores y estoy seguro de que en esta
legislatura no encontrarán por parte de quien les habla más que
reconocimiento de la labor de mis antecesores. Como alguna de SS.SS.

ha señalado, desde la Unión de Centro Democrático al Partido
Socialista o al Partido Popular, tuve la satisfacción, digámoslo si
me permiten la anécdota, de invitarles a celebrar la víspera de la
fiesta nacional esa conmemoración en el Ministerio de Defensa a todos
ellos. Todos respondieron a esa invitación y fue realmente asombroso
comprobar cuál era la sintonía en los planteamientos y no menos
asombrosa resultó la permanencia de algunos problemas, nada menos que
desde don Alberto Oliart.

Me dice S.S. que he dado algunas cifras, pero me pide más. Le voy a
dar las que oficialmente tengo disponibles a 1 de octubre de 2000. En
efecto, hemos hablado reiteradamente de 75.209 soldados y marineros/
as profesionales. Le añado: de reemplazo, 17.727; totales, en
consecuencia, a 1 de octubre de 2000: 92.936 efectivos. Señor
Moragues, sus cifras y las mías tienen que coincidir porque las
fuentes son las mismas (Risas.) y si no lo son, deben serlo. Tengan
por seguro que si hay algún menoscabo tendré mucho gusto de que me lo
hagan llegar y con mucho gusto también estoy seguro de que aceptarán
que se las remita, pero estas son las que oficialmente, como digo,
tenemos disponibles.

El reglamento de retribuciones es importante. Lo importante es que en
un objetivo político presupuestario que el presidente del Gobierno
enunció, como es el déficitcero para el ejercicio 2001, al menos
hayamos conseguido



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-no es menos desdoro por poco- que exista la posibilidad del
reconocimiento y dotación de un nuevo reglamento de retribuciones de
las Fuerzas Armadas. Es verdad que es una consecuencia de la Ley 17/
1999, pero también sabe S.S. que en dicha ley no hay una exigencia de
plazo para la presentación de ese reglamento, y todos debiéramos
felicitarnos de que al menos exista la previsión presupuestaria. ¿Que
va a ser necesario más dinero del inicialmente presupuestado en el
capítulo 1 para ese reglamento? Sin duda. De hecho, la entrada en
vigor de dicho reglamento, que se producirá, Dios y Consejo de
Ministros mediante, el próximo año, se escalonará en otros dos
ejercicios. Y no es menos cierto que la prioridad es atender a la
tropa y marinería profesional. Y no menos cierto también, pero ya
tendremos ocasión de debatirlo en los presupuestos, es que el
Ministerio de Defensa pondrá todos los recursos que encuentre
disponibles en su gestión para favorecer la implementación de ese
escalón del reglamento de retribuciones. Les llamo la atención sobre
la aprobación recientemente de un nuevo reglamento de la Gerencia de
Infraestructuras, que permite que lo que es esta misma línea
continuada de buena gestión, de devolución del patrimonio
inmobiliario, otrora ocupado por la distribución territorial, tenga
una óptima utilización de los recursos. Pero no es sólo un problema
económico. Sinceramente, señor Moragues, de su intervención no puedo
compartir ni que sea principalmente un tema económico ni que no crea
en la importancia de la permanencia. Las primas de permanencia son
muy importantes, porque hemos hablado de las plazas que sacamos en la
oferta, del número de solicitudes, del número de los que se quedan,
pero hay un importante drenaje de los que se marchan. Es bueno que se
mantengan los compromisos; los compromisos son cortos, son flexibles
y, en consecuencia, es bueno que existan esas -por decirlo en
términos convencionales- primas de continuidad o de reenganche. Señor
Moragues, sí hay dinero en los presupuestos para formación
profesional. En la propia dotación de tropa y marinería profesional
lo hay y también lo habrá, naturalmente, en la partida
correspondiente del Inem; pero no sería legítimo -y además
entorpeceríamos el objetivo de finalización- anticipar aquí lo que
debe ser el debate de presupuestos. Ya lo hablaremos allí.

Agradezco su disposición para un eventual acuerdo de financiación en
orden a la profesionalización y tomo buena nota. Ojalá pudiéramos en
algún momento buscar un acuerdo que supusiera el reconocimiento
nacional e internacional del gasto real que existe en defensa en
España. Tomo buena nota y agradecería muchísimo que se mantuviera
todo lo que supone esa propuesta de acuerdo y de impulso que sé que
buenamente hay detrás de ella. Por lo demás, también tendremos tiempo
de hablar en presupuestos de estos extremos.

Yo sí creo sinceramente que algunas de las aplicaciones del gasto de
defensa y en concreto las que se desarrollaron por el Ministerio de
Industria y hoy por el que le ha sucedido sean de investigación y
desarrollo. Sí lo creo, con toda sinceridad, y creo que en eso sí
debiéramos también producir un debate. Ustedes, señorías, tienen un
alto grado de conocimiento de cuáles son las consecuciones de las
factorías de nuestras tres o cuatro empresas señeras en materia de
armamento. Saben que no es una exageración decirles que han avanzado
muchísimo en definiciones tecnológicas en los últimos años, en
integración de sistemas, en ensamblaje a través de la fibra de
carbono, en el propio diseño y recorte del material para los últimos
modelos que han sido citados aquí, fabricados por CASA dentro de
EADS, y en tantas y tantas otras áreas en donde la investigación y la
tecnología redunda desde luego en beneficio de la defensa pero
también de otras muchas aplicaciones industriales y de transformación
en el futuro. Yo, mientras llega el momento del debate presupuestario
y como muestra de mi disposición permanente al consenso, les quiero
terminar citando a un clásico, que se lo recomiendo también a mi
compañero del Grupo Parlamentario Popular, a quien agradezco muy de
veras su intervención y su estímulo. Se trata de Werner Sombart, el
autor del famoso El burgués, publicado en Alianza Editorial
(Universidad), si no me equivoco, en su última edición, y clásico del
pensamiento no precisamente del centro reformista. Tiene un opúsculo
interesantísimo llamado Guerra y capitalismo, en el que abunda, con
razones de la escuela historicista de tipo materialista, en cómo en
la historia la investigación, la defensa y la civilización han ido
unidas, y quienes tienen un conocimiento profundo de lo que significa
la disuasión, la seguridad y la defensa saben que en esto estoy
hablando muy en serio.

Muchísimas gracias, señor presidente; muchísimas gracias, señorías.




El señor PRESIDENTE: Damos por finalizada la comparecencia y el acto
de control.

Se levanta la sesión.




Eran las seis y treinta y cinco minutos de la tarde.




Corrección de errores.- En el «Diario de Sesiones» núm. 71,
correspondiente a la sesión celebrada por esta Comisión de
Presupuestos el miércoles, 11 del corriente mes de octubre, en la
intervención del señor subsecretario de Defensa (página 1873, segunda
columna, última línea), donde dice: «se explica el crecimiento», debe
entenderse: «se explica el decrecimiento». Asimismo, en la página
1874, primera columna, línea 10.a, donde dice: «...que exigirían para
albergar...», debe entenderse: «que se exigirían para albergar...».