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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 40, de 27/06/2000
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 2000 VII Legislatura Núm. 40



DEFENSA



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. FRANCISCO JAVIER RUPÉREZ RUBIO



Sesión núm. 3



celebrada el martes, 27 de junio de 2000



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor secretario de Estado de Defensa (Díez Moreno)
para informar sobre:



- La política europea de industria de defensa, fabricación y
adquisición de armamentos. A solicitud del Grupo Parlamentario
Socialista. (Número de expediente 213/000081) . . . (Página 754)



- El Plan director I+D de defensa. A solicitud del Grupo anterior.

(Número de expediente 213/000077) . . . (Página 766)



- El Plan director de armamento y material. A solicitud del mismo
Grupo parlamentario. (Número de expediente 213/000078) . . .

(Página 766)



- Las líneas generales del Ministerio en armamento y material. A
petición propia. (Número de expediente 213/000050) . . . (Página 773)



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- La actuación de su Ministerio en la privatización, por el Gobierno
en funciones, de la Empresa Nacional de Defensa Santa Bárbara. A
solicitud del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida. (Número
de expediente 213/000005) . . . (Página 773)



- La incidencia de la privatización de la Empresa Nacional Santa
Bárbara en los distintos proyectos contratados por Defensa con dicha
empresa. A solicitud del Grupo Parlamentario Mixto. (Número de
expediente 213/000006) . . . (Página 773)



- La incidencia que van a tener en los programas de armamento,
actuales y futuros, las decisiones tomadas por el proceso de
privatización de la Empresa Nacional Santa Bárbara. A solicitud del
Grupo Parlamentario Socialista. (Número de expediente 213/000060) . .

. (Página 773)



- Criterios del Ministro para proceder a la venta de la Empresa
Nacional Santa Bárbara Blindados (SBB) y de las previsiones que tiene
para la fabricación de los carros de combate Leopard. A solicitud del
Grupo Parlamentario Mixto. (Número de expediente 213/000062) . . .

(Página 773)



Preguntas:



- Del señor Llamazares Trigo (Grupo Parlamentario Federal de
Izquierda Unida), sobre garantías que figuran en el pliego de venta
de las factorías mecánicas (Trubia, Oviedo, Sevilla), para que se
mantenga la unidad de la empresa y todas sus factorías. (Número de
expediente 181/000006) . . . (Página 773)



- Del mismo señor diputado, sobre garantía jurídica que se daría a
los alemanes de que su tecnología de fabricación del carro de combate
Leopard no será transferida a Estados Unidos a través de General
Dynamics. (Número de expediente 181/000007) . . . (Página 773)



- Del mismo señor diputado, sobre riesgos económicos potenciales para
España y para su industria de defensa en caso de represalias por
parte de Alemania, así como previsión acerca de la exigencia por
dicho país de una renegociación de los acuerdos que son favorables
para España. (Número de expediente 181/000009) . . . (Página 773)



Se abre la sesión a las nueve y treinta y cinco minutos de la mañana.




COMPARECENCIA DEL SEÑOR SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (DÍEZ MORENO)
PARA INFORMAR SOBRE:



- LA POLÍTICA EUROPEA DE INDUSTRIA DE DEFENSA, FABRICACIÓN Y
ADQUISICIÓN DE ARMAMENTOS. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO
SOCIALISTA. (Número de expediente 213/000081)



El señor PRESIDENTE: Señoras y señores diputados, buenos días.

Comienza esta sesión de la Comisión de Defensa, que se va a celebrar
de acuerdo con el orden del día que tienen ustedes delante y que bien
conocen.

Tenemos entre nosotros al señor secretario de Estado, don Fernando
Díez Moreno, cuya presencia quiero saludar, en primer lugar, y
agradecérsela. Recordarán ustedes que en la primera comparecencia del
señor
ministro quedamos en que el señor secretario de Estado comparecería
de manera inmediata para versar sobre uno de los detalles de su
intervención y aquí está. Efectivamente, el orden del día responde a
esa necesidad y a esa preocupación de entrar en el detalle de algunas
de las cuestiones más significativas de la política de defensa.

Observarán ustedes también que los ocho puntos correspondientes a
comparecencias y las tres preguntas se pueden agrupar perfectamente
en tres bloques conceptuales y temáticos. El primero sería el que
abarca los números 1, 2, 3, 4 y 5, todos ellos referidos a las
cuestiones relativas a la Empresa Nacional Santa Bárbara. El segundo
bloque estaría formado por los números 6 y 7, relativos a las
cuestiones de I + D y al Plan director de armamento y material y el
tercer bloque sería el relativo a la política europea de industria de
defensa.

Las preguntas, todas ellas del señor Llamazares, del Grupo Federal de
Izquierda Unida, se pueden agrupar perfectamente en el primero de los
bloques y actuaremos en consecuencia, de manera que el señor
Llamazares tenga la oportunidad también de plantear sus preguntas
cuando veamos ese bloque.




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Me indica el Grupo Popular que el señor Atencia, que sería su
portavoz en el primero de los bloques, tiene dificultades para estar
en Madrid en este momento como consecuencia de la huelga de los
controladores franceses que tuvo lugar ayer. De manera que, si no hay
mayor inconveniente por parte de ningún grupo parlamentario,
comenzaríamos por el último de los bloques, el que está reflejado en
el número 8, y luego, cuando llegue el señor Atencia, procederemos en
consecuencia. Creo que no hay mayores dificultades por parte de
ninguno de los grupos y vamos a proceder de esta manera.

El punto número 8, la petición de comparecencia que realiza el Grupo
Parlamentario Socialista para que el Gobierno informe sobre la
política europea de industria de defensa, fabricación y adquisición
de armamentos, será el primero sometido a nuestra consideración y
para abordarlo doy la palabra al señor secretario de Defensa.

Señor secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (Díez Moreno): Buenos días,
señorías. Permítanme unas primeras palabras de salutación al ser ésta
la primera vez que comparezco ante esta Comisión de Defensa; palabras
de salutación que llevan implícito el hecho de que a los que no somos
diputados, y, por tanto, no gozamos de ese primer nivel de
legitimidad democrática que tienen ustedes, comparecer en el Congreso
de los Diputados no es solamente una obligación, sino que es también
un honor. Quería ponerlo de manifiesto al comienzo de mis palabras y
de mi comparecencia.




Por otra parte, me gustaría reiterar las palabras que el ministro de
Defensa, señor Trillo, ya puso de manifiesto en su propia
comparecencia respecto a la plena disponibilidad a trabajar y
colaborar con la Comisión de Defensa y con el Congreso en todo lo que
es nuestra actividad y el desempeño de las responsabilidades de
nuestro cargo. Todo ello no tiene otra justificación que el hecho de
que la mayor parte de las cuestiones relacionadas con el defensa
están admitidas por todos los grupos como cuestiones de Estado, y
desde esa perspectiva nosotros también nos disponemos a tratarlas.

Lo que acabo de decir no es mera retórica. En la pasada legislatura,
al desempeñar las responsabilidades de subsecretario de Economía y
Hacienda, tuve un frecuente contacto con sus compañeros en las
comisiones de Economía y Hacienda y de Presupuestos y mi
disponibilidad y mi apertura quedaron puestas de manifiesto en las
reiteradas comparecencias e iniciativas legislativas a las que tuve
que hacer frente.

Se me indica que abordemos en primer lugar el tema de la política
europea de industria de defensa, respondiendo así a la petición de
una de las comparecencias formuladas. Me gustaría decir
brevísimamente, porque es conocido por todos ustedes, que la
prioridad en los objetivos de la política de defensa, manifestada ya
por
el ministro y por el Gobierno, está en el objetivo de la
profesionalización de nuestras Fuerzas Armadas. Este objetivo, sin
embargo, tiene una serie de connotaciones o de conexiones que nos
llevan al diseño del marco donde puede encuadrarse el tema de la
primera comparecencia. No se entiende la profesionalización de las
Fuerzas Armadas sin la modernización de los ejércitos, lo que a su
vez implica una política de armamento y material y una política de
investigación y desarrollo. Ambas -política de armamento y material y
política de investigación y de desarrollo- tienen un denominador
común, que es la internacionalización, y, consecuentemente, puesto
que estamos en el ámbito europeo, la perspectiva de la industria
europea tiene una especial incidencia en ambas manifestaciones de la
modernización en sus ejércitos, que, es causa y efecto de lo que es
la profesionalización. Por tanto, en este contexto, donde están
prácticamente relacionados los temas que vamos a abordar en la mañana
de hoy, quiero yo situar mis palabras al abordar la cuestión de la
política europea en materia de industria de defensa.

Permítanme que por unos instantes recupere mi anterior condición de
profesor universitario de derecho de la Unión Europea para decirles
cómo quiero yo contextualizar la situación presente en el ámbito de
la industria europea y, más aún, en el ámbito de la política europea
de seguridad común.

Cuando en el Tratado de Roma de 1958 se propone la construcción de
una Europa sin fronteras arancelarias (es decir, el mercado común;
una Europa donde las mercancías circulan sin pagar aduanas, derechos
de importación-exportación) y cuando este objetivo se consigue
incluso antes del calendario previsto, aparece un segundo objetivo
que es el del mercado único. El mercado común es sustituido por el
mercado único donde no sólo las mercancías, sino también los bienes,
los servicios, los capitales, las personas físicas o jurídicas pueden
circular sin obstáculos. El mercado único se consigue prácticamente
en 1992 y comienza una tercera fase, que es la de la unión económica
y monetaria, donde en estos momentos nos encontramos. Pero cuando en
el año 2002 se canjeen las monedas nacionales por el euro se habrán
alcanzado los objetivos de esta política de unión económica y
monetaria y puede afirmarse, desde el punto de vista económico, que
la Unión Europea ha alcanzado sus objetivos y no hay otros más
importantes desde el punto de vista económico.

La Unión Europea, como se ha dicho por alguno, es una especie de
bicicleta que puede ir más deprisa o más despacio, pero en ningún
caso pararse porque si se para, se cae. A la vista de que está a
nuestro alcance el objetivo de la unión económica y monetaria, la
Unión Europea ha debido fijar nuevos objetivos. Podía haber fijado
objetivos políticos, podía haber avanzado en la integración política,
pero no lo ha hecho así, y los consejos europeos de Helsinki y de
Colonia han fijado claramente como objetivo a lograr en los próximos
años,



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fortalecer las bases industriales y técnicas y armonizar los
requisitos de carácter militar, planificando la adquisición de
material militar de forma conjunta. Es decir, se ha dado un paso
decisivo en lo que es uno de los tres pilares de la Unión Europea,
como es la PESC, la política europea de seguridad común. Es cierto
que existen precedentes en esta política y en los avances sobre ella,
como pudo ser en el año 1995 la creación del grupo de trabajo de
política europea de armamentos o en el año 1997 una resolución del
Parlamento Europeo sobre la estrategia de la Unión Europea en materia
de industria de defensa e incluso la Letter of intents, la carta de
intenciones de 1998, cuyos grupos de trabajo creados han conseguido
elaborar un nuevo documento que será firmado probablemente a finales
de este próximo mes de julio. En esta nueva carta de intenciones los
países signatarios ya hablan de reestructuración de la industria
militar, de la necesidad de consultas entre los países afectados, de
la conveniencia de garantizar los suministros, de las condiciones de
exportación, de las necesidades de información recíproca, así como la
necesidad de planteamientos de proyectos conjuntos en materia de I+D.

Por tanto, tenemos lo que podríamos denominar un contexto inicial de
una política europea en materia de defensa y seguridad común que
implica también la necesidad de una industria europea de armamento.




No debemos engañarnos y tenemos que ser lo suficientemente realistas
para comprender que por mucho que la industria europea se organice,
realmente la industria de los Estados Unidos nos lleva muchos años de
ventaja. Estados Unidos sigue siendo el mayor mercado aeroespacial y
armamentístico del mundo, con una industria muy fuerte y muy agresiva
desde el punto de vista de la innovación, con un alto nivel
tecnológico y con un alto grado también de exportación.

En la reestructuración industrial que se ha llevado a cabo en este
país, y que parece finalizada a la vista de las decisiones de los
departamentos de Defensa y Justicia de no autorizar una fusión entre
Lockheed y Northrop Grumman, se han constituido cuatro grandes
grupos, el que acabo de citar, Lockheed; el segundo, Boeing
McDonnell; el tercero, Raytheon; y el cuarto, Northrop. Parece que
esta estructura empresarial está consolidada aún cuando ahora se
observa la tendencia expansiva hacia el viejo continente. Puesto que
no pueden seguir realizándose fusiones en el ámbito del propio
mercado americano, parece que los proyectos de estas empresas se
dirigen ahora a Europa.

Europa, como todos ustedes conocen también, tiene un mercado
enormemente fragmentado, tanto por países como por sistemas de armas.

Así, por ejemplo, en materia naval coexisten y conviven cuatro
modelos de industria: el francés, de empresa pública; el italiano,
que actúa a través de la empresa pública Finecantieri, tanto en el
ámbito militar como en el ámbito civil; el alemán, con tres grandes
astilleros que también actúan
en el ámbito militar y civil, y el inglés, con dos astilleros
importantes y algún astillero privado.

En materia de armamento y munición, igualmente existen tres grandes
grupos de oferta: la francesa, personalizada en GIAT, aunque también
la italiana, a través de una división de Alenia, llamada Difessa; la
industria alemana, a través del grupo Mannesman Krauss Maffei, al que
luego tendremos que referirnos necesariamente, que ostenta la
licencia del carro Leopard, pero también el grupo industrial Thyssen,
especializado en productos militares de vehículos de combate,
y existen también el grupo inglés con tres importantes fabricantes.

En artillería y munición coexisten igualmente grupos públicos y
privados, según los países, aun cuando es en el sector aeronáutico
donde se han producido unas mayores integraciones, hasta el punto que
puede decirse que en este momento lo constituyen dos grandes grupos:
el grupo EADS (hay que recordar que este grupo se inicia mediante un
acuerdo entre la española CASA y la alemana DASA). Posteriormente se
incorpora la francesa Aerospatiale Matra, y a efectos de la
construcción del Airbus se ha incorporado recientemente, el viernes
de la semana pasada, British Aerospace Systems inglesa. El grupo EADS
es importante en cuanto a los proyectos que tiene entre manos y por
lo que afectan al mercado y al ejército español. Así participa en el
46 por ciento del avión Eurofighter; en el 55, casi en el 60 por
ciento, del futuro avión de transporte militar, el A-400 y controla
en 45 por ciento de la Sud Aviación. Posee también el cien por cien
del Eurocopter, ha integrado su actividad de misiles de Finmecánica
y ha alcanzado un acuerdo con esta empresa para crear una filial al 50
por ciento en el área militar.

Frente a este grupo en el que están los principales países europeos,
se mantiene el British Aerospace System , creada por la fusión de
British Aerospace y Marconi y que participa, especialmente, en los
ámbitos de misiles y electrónica. Esta estructura industrial
realmente hace que no podamos hablar de una industria europea de
carácter militar por cuanto que lo que existen son proyectos
conjuntos que se articulan a través de joint venture o a través de
participaciones accionariales en función de cada uno de los
proyectos; es más, no obstante estas agrupaciones que se encuentran
en su inicio, como las que acabo de mencionar de EADS British
Aerospace Systems, se mantienen las decisiones centralizadas, pero se
respetan, a veces, las unidades locales, de manera que, por ejemplo,
en el convenio de EADS, la española CASA es el líder de lo que supone
todo lo que sea transporte militar. Como consecuencia de lo cual la
fabricación de los A-400, de reciente acuerdo, necesariamente tendrá
que realizarse en CASA Sevilla por cuanto que la española CASA lidera
todo el transporte militar.

No existe tampoco una política común de adquisiciones. La Agencia
Europea de Armamento, por su sistema



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de retornos, en cuanto que era automático el porcentaje solicitado en
cada proyecto, no ha llegado a sentar las bases de una futura
industria europea y tampoco, aunque se está avanzando, el organismo
conjunto de cooperación de armamento, el Occar, ha resuelto el
problema del principio del justo retorno hasta el punto de que, como
todos ustedes saben, los porcentajes en retorno se hacen con carácter
global y no proyecto a proyecto. No obstante lo cual, España ha
solicitado su incorporación al Occar por entender que ello ayuda
especialmente cuando se trate de proyectos de especial importancia.

Por lo que se refiere a la participación en el ámbito de la OTAN,
existe el grupo de armamento de la Europa occidental, el GAEO, cuyo
principal programa es el Euclid, European Corporation for the long
time Defense, en el que España participa con 400 millones de pesetas
de promedio al año. Existe también el grupo RTO, que es el principal
instrumento de la OTAN para I+D, en el que España participa a través
del INTA y centros de investigación de la Dirección General de
Armamento.

En este contexto industrial europeo la industria española está
empezando a sacar la cabeza y a consolidar posiciones en determinados
ámbitos. Así, por ejemplo, he mencionado que CASA, en materia de
aeronáutica y gracias a su integración en la EADS, tiene una posición
privilegiada y de liderazgo, al menos en lo que se refiere al
transporte militar. Igualmente puede decirse de Bazán en el ámbito de
la construcción naval, como lo demuestra el hecho de que el pasado
viernes hayamos firmado un contrato con la Armada noruega para la
construcción de cinco fragatas. La empresa española Indra tiene,
además, una marcada posición en el ámbito electrónico y la Empresa
Nacional Santa Bárbara actúa en el ámbito material del ejército para
tierra.

Es cierto que, por sí solo, esto dice poco, pero quiero añadir que el
nivel tecnológico de estas empresas se hace notar especialmente, por
ejemplo, en los sectores de simulación, de fibra de carbono y de
construcción naval modular, en la presencia en los programas de
Eurofighter, de Airbus y en el futuro avión de transporte, el A400,
y en los productos que pudiéramos llamar estrella, como pueden ser el
avión de transporte medio, el C-295, de CASA, los simuladores y
sistemas automáticos de Indra, las fragatas ya mencionadas de Bazán y
los blindados en Santa Bárbara. Estas empresas participan a través de
los correspondientes convenios y acuerdos con la empresa europea,
pero nuestra estructura industrial sigue siendo todavía muy modesta.

De hecho, solamente dos empresas tienen más de 1.500 empleados y
facturan más de 15.000 millones de pesetas; otras dos cuentan con 500
a 1.500 empleados y diez empresas tienen entre 50 y 500 empleados,
siendo 32 las que cuentan con menos de 50. En todo caso, facturaron
en el año 1998 cerca de 743.000 millones de pesetas y dan empleo
directo a 11.700 personas e inducido a 46.800.

Esto es, señorías, lo que quería decirles en relación con la
industria europea de defensa y armamento, pero permítanme una última
consideración que les dejo sobre la mesa, porque se trata de intentar
aventurar cuál puede ser el futuro más o menos próximo. Parece
indudable que la industria europea, por mucho esfuerzo que haga,
jamás podrá competir, salvo en temas concretos, con la industria
americana. El hecho de que la industria americana pueda considerarse
reestructurada desde el punto de vista empresarial y el hecho,
asimismo, de que la industria europea esté intentando esa
reestructuración, pero con una atomización todavía más que notable,
hacen pensar que, incluso en la hipótesis mejor para Europa de que la
industria europea consiguiese una cierta estructuración y
unificación, no sería competitiva con la poderosa industria
americana. Parece, por eso, susceptible de ser examinada, o de que se
trabaje sobre ella como hipótesis, la posibilidad de grandes
consorcios europeos americanos, consorcios que puedan competir entre
sí y consorcios que puedan introducir competencia, pero teniendo en
cuenta el apoyo en cada una de las partes del Atlántico. La presencia
inicial y los esfuerzos de determinados sectores de la industria
americana por poner el pie en Europa hacen pensar que puede no estar
muy lejano el momento en que estos consorcios puedan constituirse y
competir entre sí, pero teniendo partes americanas y partes europeas.

Señor presidente, esto es lo que planteo ante la Comisión, y quedo
sometido, como es lógico, posteriormente, a las preguntas que se me
quieran hacer sobre esta cuestión.




El señor PRESIDENTE: Fue el Grupo Socialista el que solicitó esta
comparencia. En su nombre, tiene la palabra el señor Marsal.




El señor MARSAL MUNTALÁ: Doy, en primer lugar, la bienvenida al
secretario de Estado en su primera comparecencia ante esta Comisión y
agradecemos su disposición a hacerlo cuantas veces sea necesario.

Vamos a usar de esta prerrogativa, incluso, si me lo permite,
intentaremos abusar para que haya el máximo de conexión y contacto
entre el Ministerio, y concretamente la Secretaría de Estado, y esta
Comisión de Defensa.

Ha empezado su intervención haciendo una descripción de la situación
que se ha ido produciendo en el mundo occidental, en Estados Unidos y
en Europa, en las industrias de la defensa, y ha acabado planteando
algunos temas de posibles estrategias a seguir ante esta situación.

Permítame que ate su principio y su final al inicio de mi
intervención.

Con la caída del bloque soviético, el mundo de la defensa y de la
seguridad sufrió un cambio importante, y los primeros afectados
fueron los presupuestos de defensa y, en consecuencia, también el
mundo de la



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industria. Se produjo una importante reestructuración que ha durado
años, que aún no podemos dar por definitivamente finalizada, y que,
entre otras cosas, ha significado básicamente un proceso de fusión de
muchas empresas, especialmente en Estados Unidos, pero también en
Europa, para mejorar la competitividad y, en última instancia, para
asegurar la supervivencia de las empresas de defensa. Creo que esto
ha llevado a una situación nueva que plantea algunos problemas que no
existían en los años ochenta. La primera es que, especialmente en el
mercado estadounidense, a consecuencia de este proceso de fusión, en
algunos productos puede darse la situación de que el Gobierno no
tenga más de una industria entre las que elegir cuando tenga que
hacer algún programa nuevo. Evidentemente, este es un problema para
el Gobierno americano, como nos han manifestado alguna vez, al que se
une una segunda situación. Si bien es cierto, como usted decía, que
es difícil que en el mundo de la industria de defensa llegue Europa a
ser totalmente competitiva con Estados Unidos, la situación está
cambiando. El ejemplo de lo que ha pasado en la industria
aeronáutica, que tanto en Estados Unidos como en Europa es el sector
en el que se ha avanzado más en el proceso de fusiones y
concentración, ha demostrado que en este campo, con la creación de la
empresa EADS y anteriormente con la existencia del consorcio Airbus,
Europa tenía una capacidad de competitividad con industrias
americanas, aunque fuese a través de lo que habían hecho los
americanos en el campo aeronáutico de producir un proceso de fusión
entre industria civil e industria militar para optimizar los costes y
también los ciclos que sigue el mercado aeronáutico.

En este momento, entre la empresa EADS y la empresa Boeing, en su
conjunto, existe un grado de competitividad que incluso puede
decantarse, y en algún momento parece que es así, a favor de la
empresa europea, en contra de la empresa americana. Si lo
circunscribimos únicamente al aspecto de defensa de Boeing, McDonnell
Douglas y al aspecto de defensa en EADS, la cosa cambia ya y se
decanta claramente a favor del amigo americano. Pero la situación es
que es posible que exista un grado de competencia, aunque sea a
partir de la unión de lo civil y lo militar, entre empresas europeas
y empresas americanas. Creo que estos dos factores definen un mercado
nuevo respecto a los años ochenta que puede irse profundizando. Y en
este mercado, en el que se producen estas situaciones y otras que ha
señalado usted, los países europeos en su conjunto e individualmente,
al menos por el momento, tenemos que decir qué estrategias tomar.

Simplificando, existen dos posibles estrategias para España. Una
sería la estrategia de profundizar en los procesos de unificación con
empresas europeas, es decir, una política estrictamente europea para
la industria española. Otra posibilidad, en sentido radicalmente
contrario, serían unas alianzas de las industrias españolas básicamente
con las empresas americanas. Evidentemente, queda la tercera
posibilidad, que usted apuntaba al final de su intervención, de que
las cosas no van a ser tan sencillas y que posiblemente nos vamos a
encaminar todos a un proceso de alianzas entre empresas europeas
y empresas americanas y a competencias entre ellas. Por ello, en vez
del marco algo simplista que hace cuatro o cinco años nos podíamos
plantear de competencia entre industrias europeas e industrias
americanas, vamos a una situación de confrontación para el mercado
entre consorcios, entre alianzas de industrias de un lado y otro del
Atlántico. ¿Cuál es la estrategia que ha seguido el Gobierno del PP
en estos cuatro años y la que parece que va a seguir? A nosotros nos
parece que existe una cierta falta de definición de esta estrategia.

Si vemos los ejemplos, en el campo aeronáutico su estrategia ha sido
claramente la estrictamente europea: la integración en EADS con un
primer paso con los alemanes, también con una primera situación
conflictiva con los alemanes tras su negociación con los franceses,
que al final pudo ser solucionada de una forma yo diría que bastante
satisfactoria tanto para CASA como para España. Aquí se ha definido
claramente una estrategia que podríamos llamar europeísta. En cambio,
tanto en el campo terrestre como naval parece definirse más bien una
estrategia de alianza con los americanos. En el caso de Bazán se ha
producido una alianza básicamente con Lockheed Martin. Pero también
en el consorcio Azcón, además de Lockheed- Martin con Bath Iron
Works, empresa filial de General Dynamics. Es una alianza para la
fabricación de fragatas que está dando buenos resultados. Como eso es
un hecho cierto, es una estrategia que en sí misma no es equivocada.

En el campo de la industria militar terrestre -hablaremos más
extensamente de ella en una comparecencia específica-, ante la opción
que podía haber por una privatización o una alianza, aunque fuese sin
privatización, con empresas europeas o con empresa americana, se han
producido unos acuerdos, en contra de los pronósticos que había, con
la empresa americana General Dynamics.

Nuestra pregunta es: ¿Tiene el Gobierno una estrategia
o sencillamente decide caso por caso? Es decir, si en un caso es mejor
una alianza estrictamente europea se opta por ella, como en el caso
de EADS; si en un caso concreto es mejor aliarse con los americanos,
como en Bazán que, se hace una estrategia de alianza con ellos; y en
el caso terrestre se tiene una actitud balbuciente a lo largo del
proceso que al final llega a una opción. Puede ser una posible
estrategia el no tener estrategia y decidir caso por caso puramente
en función de los intereses concretos del sector. Sin embargo, esta
no nos parece la mejor estrategia. La mejor estrategia sería la de
tener una estrategia. La que sea, pero una estrategia global que
dirija la actitud del Gobierno respecto a las empresas de defensa en
España y, por lo



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tanto, su inserción en sus relaciones con las industrias, sean estas
europeas o americanas. Esta sería la primera pregunta que le
formularíamos porque nosotros estamos abiertos a discutir y a
consensuar cualquiera de las estrategias, pero querríamos saber si
realmente el Gobierno tiene una estrategia global y cuál es.

Una vez planteado este primer aspecto, la segunda cuestión que
queremos tratar -usted también ha hecho referencia a ella- es el tema
del mercado como empresa, es decir, el mercado como oferta del que un
instrumento fundamental ha sido la Letter of intentions (carta de
intenciones) que empezó hace dos años, ha pasado sus dos fases y en
este momento parece que está ya en su fase final. Fue una iniciativa
importante, evidentemente. Es una iniciativa importante al parecer
encaminada únicamente por los seis países que la encabezaron al campo
aeroespacial. Sin embargo, la primera pregunta es: ¿El resultado al
que hemos llegado (al que usted ha hecho alguna referencia y sobre el
que le pediremos algunas aclaraciones más concretas) va a seguir
manteniéndose únicamente para la industria aeroespacial o sus
resultados van a ser también aplicables y proyectables a las otras
industrias terrestres y navales? En el caso de su desarrollo, la
marcha, el ritmo que ha seguido el proyecto institucional de los
gobiernos -la carta- se ha visto superada en la realidad por la
propia dinámica de las empresas; es decir, antes de que se haya
llegado a un acuerdo, y firmado los mismos como consecuencia de esta
carta de intenciones, resulta que las empresas aeronáuticas han
llegado ya a acuerdos entre ellas y han fundado la primera empresa
transnacional aeronáutica (EADS). Precisamente una de las intenciones
de la carta era regular un marco jurídico para que se pudiesen crear
estas empresas trasnacionales de defensa, pero antes de que hayamos
regulado el marco jurídico la realidad ha sido más rápida que las
instituciones. ¿Puede crear esto problemas o no? Vamos a verlo. No
tiene por qué crearlos, pero también podría. Por lo tanto, le
formularemos algunas preguntas concretas sobre los resultados de
estos dos años de trabajo en el marco de la carta de intenciones.

En primer lugar, uno de los resultados que tenía que dar era un
instrumento jurídico a firmar por los seis países, más los que
quisieran añadirse, que diseñase este marco de actuación de las
empresas trasnacionales. Había una discusión sobre si era suficiente
con llegar a la firma de un MOU (memorándum de entendimiento entre
los países) o si era necesario un tratado internacional. En los
estudios que se hacían desde España, desde un punto de vista jurídico
parecía que no era suficiente con un MOU, sino que era necesario un
tratado internacional, tanto por temas legales como incluso por temas
constitucionales. La pregunta es: el acuerdo al que se ha llegado,
¿va a ser un MOU o un tratado internacional? Tal vez no es este el
marco para extenderse sobre ello y podría ser fruto de una posterior
comparecencia o de preguntas, pero cabe preguntarse sobre los
resultados concretos de las seis comisiones que han trabajado en el
marco de la carta, una de ellas presidida precisamente por España, la
comisión que trataba los aspectos de seguridad, y nos gustaría saber
más sobre los resultados. Finalmente, en el campo de la carta, las
empresas trasnacionales de defensa, ¿cómo quedan definidas? ¿Han
quedado definidas de alguna manera? ¿Cómo va a incidir que ya en la
práctica se haya creado una de estas empresas trasnacionales de
defensa? ¿Va a ser aplicable este marco, como le preguntaba hace un
momento, al campo terrestre y al naval?
Voy acabando, señor presidente, con la otra pata del mercado. El
mercado, evidentemente, requiere una estrategia por parte de los
gobiernos. Hay una pata que es la de los vendedores y, por lo tanto,
todo el marco de reestructuración y funcionamiento de la industria; y
hay otra pata que es la del que compra, en este caso los gobiernos,
las organizaciones en que los distintos gobiernos se han asociado
precisamente para racionalizar y optimizar el marco de adquisiciones
tanto en las fases de programación como en la fase definitiva de
adquisición. Ha hecho usted referencia a diferentes instrumentos
e instituciones: el GAEO. No voy ahora a referirme a ellos, lo haré
cuando entremos en la comparecencia sobre el tema del Plan director
de I+D; pero en esta comparecencia sí quería hacer referencia Occar,
del que ha hablado usted, pidiéndole algunas precisiones. Dijo el
otro día el ministro, y usted se ha reafirmado en ello, que España va
a pedir la entrada en la Occar. En la anterior legislatura ya tuvimos
algún debate con el ministro y con el secretario de Estado su
antecesor sobre si tenía sentido optimizar la política industrial y
la de adquisiciones por parte del Gobierno, estar presente en el
marco de los vendedores, de la reestructuración del mercado de
defensa, y en cambio no estar presente de pleno derecho en el
organismo que estaba avanzando más en el plano de las compras, que
era la Occar.

Se planteaban algunos problemas, uno de ellos -usted ha hecho
referencia a él- es que el Occar ha significado un cambio profundo en
el marco de las transferencias entre países, con la sustitución del
concepto de justo retorno, que era el vigente y que era operación por
operación y que, en principio, podía dar satisfacción a los países
que participaran en cada operación de compraventa por un concepto de
retorno global. Un concepto de retorno global que, evidentemente,
tenía sentido si se participaba en varios programas, ya que era
difícil encontrar un programa en el que retorno global fuese
equivalente a justo retorno.

Usted nos ha dicho, y el otro día el ministro nos decía, que se va a
entrar en concreto con el programa del avión de transporte, con el
antiguo FLA, ATF-Airbus 400 N. Este es un programa que tiene
características especiales, que por sí solo es ventajoso para España.

La decisión de instalar en Sevilla la fábrica donde se van a
ensamblar todos los aviones A-400-N, evidentemente,



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da beneficios a España. Nuestra primera reflexión sería si el
Gobierno considera suficiente que sólo participando en este programa,
en el marco de Occar, va a ser ya lo suficientemente ventajoso, o si
entra en las previsiones del Gobierno participar en alguno de los
otros programas, en esa docena de programas que en este momento está
gestionando Occar. Concretamente, de estos dos programas, que son los
que pueden tener cierta proximidad a los intereses españoles, uno es
el Helios, lo cual supondría también una decisión por parte del
Gobierno respecto a la estrategia de satélites. Al final de la
legislatura parecía entrarse en la definición de una nueva
estrategia, -algún día tendremos que hablar en esta Comisión- y,
querría saber si va a haber una decisión más a favor del Helios, de
los minisatélites, o si va a ser una estrategia conjunta en las dos
direcciones. Por tanto, querría saber si hay previsiones de que el
Gobierno español decida entrar también en el programa Helios en el
marco del Occar.

El segundo programa, que comporta también unas decisiones
estratégicas y tácticas, es el marco del helicóptero. Otro de los
programas que gestiona el Occar es el programa Tigre, de Eurocopter.

Parece que en la anterior legislatura una de las condiciones que
Francia puso a España para que entrase en el Occar fue el compromiso
de comprar el helicóptero Tigre. Evidentemente, España en aquellos
momentos no estaba en condiciones de inclinarse por la opción Tigre o
por la opción Apache. En este momento, ¿entra en los planes del
Gobierno optar ya por un helicóptero, entrar entonces en este
programa Occar y tener un conjunto de tres programas o todavía el
Gobierno no está en condiciones de tomar esta decisión? Este es un
tema que en próximas sesiones nos referiremos más extensamente a él.

Fundamentalmente, la cuestión es si la entrada en el programa FLA va
a ser suficientemente ventajoso para España como para que se pueda
tomar ya esta opción, que a nosotros nos parece correcto o va a ser
necesario entrar en algún programa más, ya sean estos dos o algún
otro de los programas que en este momento está gestionando este
organismo europeo.

Finalmente, ¿qué posición tiene el Gobierno sobre la posibilidad de
futuro de creación de la Agencia Europea de Armamento? Cuando
entremos en el Occar, ¿nuestra estrategia va a ser conseguir que ésta
se transforme en la Agencia Europea de Armamento o impulsar una
agencia europea de armamento en el marco del GAEO y que después se
fusione en el Occar? ¿Qué estrategia es la que piensa seguir el
Gobierno en este campo?
En esta primera presentación que usted ha hecho hemos podido tomar un
primer contacto con los aspectos estratégicos, con los aspectos del
mercado, tanto desde el punto de vista de la venta como desde el
punto de vista de las adquisiciones. A lo largo de esta legislatura
seguramente vamos a hablar mucho más de este tema, pero en esta
primera comparecencia le realizo
estas primeras reflexiones y estas primeras preguntas para que el
secretario de Estado pueda profundizar un poco más en su intervención
inicial.




El señor PRESIDENTE: ¿Qué grupos parlamentarios desearían hacer uso
de la palabra? (Pausa.)
Por el Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida, tiene la
palabra el señor Llamazares.




El señor LLAMAZARES TRIGO: En primer lugar, querría agradecer la
comparecencia del señor secretario de Estado e inmediatamente después
hacer algunas reflexiones en torno a su intervención, que en opinión
del Grupo Parlamentario Federal de Izquierda Unida no ha sido
satisfactoria. Nos ha hecho una descripción de la industria militar
europea y de su situación en el contexto internacional y ha dejado en
un segundo plano la estrategia -o llamémosle más en concreto la
política exterior y de seguridad común de la Unión Europea- y los
compromisos adquiridos por los países miembros de la Unión Europea en
materia de industria militar. No nos parece casual que se produzca
esa separación entre las dos cuestiones por parte del Gobierno porque
una y otra cuestión marchan por caminos bien diferentes.

Es verdad que en la industria aeronáutica hay una cierta coherencia
entre la política de defensa europea común y, por otra parte, la
estrategia en relación a la industria militar. Pero no es cierto que
esa coherencia exista en el resto de la industria militar europea.

Nos preocupa, teniendo en cuenta la descripción que ha hecho, que el
Gobierno español vaya en el sentido contrario al del resto de los
países de la Unión Europea y, además, que lo haga en contra de los
compromisos adquiridos tanto en el Tratado de la Unión, en el consejo
de Colonia, como en manifestaciones posteriores tanto de la Comisión
Europea, como del Parlamento Europeo, que cuanto menos plantean la
cooperación y colaboración de la industria militar europea o la mayor
integración progresiva de la industria militar europea. Decimos que
el Gobierno español va en el sentido contrario -y vamos a hablar más
en concreto sobre ello- porque hay decisiones recientes que no
parecen que apoyen esa mayor colaboración, coordinación e integración
de la industria europea por parte del Gobierno español. Tanto lo
relativo a la Empresa Nacional Santa Bárbara, como los datos que ya
tenemos sobre el proceso que se sigue con Bazán, nos dan la impresión
de que, por un lado, va esa estrategia de integración de la industria
militar europea y, por otro lado, va en sentido contrario el Gobierno
español en sus decisiones industriales. En relación a la Empresa
Nacional Santa Bárbara, la decisión industrial -que tiene muy poco
que ver con esta estrategia de integración de la industria militar
europea- es la venta, ya firmada, entre la SEPI y la General
Dynamics, a una compañía multinacional norteamericana. Parece que el
tema de la Bazán está



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íntimamente unido a esta venta y que puede acabar de la misma forma
en los próximos meses o en los próximos años, en una vinculación
directa del sector naval militar español a compañías multinacionales
norteamericanas.




Nosotros, compartiendo lo que se decía antes en torno a las posibles
estrategias, podemos coincidir en el modelo de consorcios. Incluso en
el caso de que el modelo a seguir sea el de consorcios, nos parece lo
más lógico -sobre todo a partir del análisis que hace el Gobierno
sobre la situación del sector de armamento en Europa-, en primer
lugar, coordinar, reestructurar e integrar el sector de armamento
Europeo y, con posterioridad, ir a modelos de consorcio, sobre todo
si se tiene en cuenta que, en palabras del propio Gobierno, el modelo
de industria militar americano está más estructurado, más consolidado
y tiene una potencia mucho mayor que la que pueda tener el modelo de
industria militar europea. Por tanto, no entendemos la estrategia del
Gobierno español, una estrategia aparentemente híbrida, pero que no
nos parece ni siquiera una estrategia concreta. Nos da la impresión
de que por una parte van las buenas palabras, la declaración y los
compromisos políticos sobre el futuro de la industria militar
europea, y por tanto sobre el futuro de la defensa y seguridad común
en Europa, y por otra parte muy distinta van las medidas de carácter
industrial; medidas industriales que se toman de forma coyuntural,
que se toman de forma puntual, en cada caso concreto, y atendiendo
fundamentalmente al proceso de privatizaciones que ha iniciado el
Gobierno español y que tiene bien poco que ver con ese modelo de
integración europea. Porque si hubiera que copiar otra parte del
modelo de integración de la industria de defensa en Europa, nos
gustaría que la reflexión que ha hecho el Gobierno, en su
comparecencia, sobre el carácter público-privado de las industrias de
defensa europea, la trasladase también al modelo de carácter público-
privado de la industria de defensa española.

Es verdad que conviven participaciones públicas y participaciones
privadas en la industria de defensa europea, pero nos parece que los
exponentes de empresas privadas en Europa sin ningún capital nacional
son muy pocos. La mayor parte de las industrias son bien públicas o
bien privadas, pero el capital nacional y el capital europeo son en
ellas muy importantes. En el caso español nos parece que se va en el
sentido contrario, hacia empresas de carácter multinacional,
vinculadas en este caso a los Estados Unidos, cabezas de puente de la
industria militar norteamericana, sin ningún capital nacional o por
parte de países europeos, con lo que nos parece que el modelo de
consorcio está cada vez más lejano, por una parte en relación con la
estrategia que decía el propio Gobierno y, por otra parte, en
relación con la propiedad, es decir a quién influye en esa estrategia
dentro de las propias empresas, que no parece ser coherente con ese
modelo de consorcio al
que apuntaba el Gobierno, sin lugar a dudas para salirse de la
disyuntiva que en este momento existe en Europa entre la alianza o la
integración entre las industrias europeas, o la alianza y la
subordinación, como cabezas de puente, a la industria norteamericana.

Además, nos parece que este modelo del Gobierno español no es muy
distinto de su modelo de construcción europea. Cada vez es un modelo
más resistente a esa construcción política de la Unión Europea y cada
vez en un eje fundamentalmente con Inglaterra y no en un eje franco-
alemán, comprometido con la construcción europea. Lo que pasa es que
hasta en este caso llegan tarde, porque en estos momentos la propia
Gran Bretaña está tomando decisiones, en relación con su política de
defensa, que tienen poco que ver con lo que había hecho tan sólo hace
unos años, y está orientando su política de defensa hacia una mayor
cooperación y colaboración con la industria militar europea.

Esas son nuestras preocupaciones. Nos parece que el Gobierno debería
establecer una cierta coherencia entre su retórica europeísta, su
estrategia europeísta y sus decisiones prácticas en materia de
defensa, que en muchos casos, no en todos -la industria aeronáutica
es una excepción-, es claramente contradictoria con su política de
modelo de defensa y seguridad común en la Unión Europea.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència
i Unió), tiene la palabra el señor Maldonado.




El señor MALDONADO GILI: En primer lugar, señor secretario de Estado,
permítame darle la bienvenida a esta Comisión en nombre de
Convèrgencia i Unió y desearle suerte en su singladura. Quiero
agradecer sus palabras de voluntad de contacto permanente con la
Comisión; haremos uso de ello y procuraremos no hacer abuso. Desde la
Comisión recabaremos permanentemente toda aquella información que sea
interesante para nuestro grupo y para las señorías que forman parte
de la Comisión.

También quiero agradecerle, cómo no, su larga y extensa exposición;
ha sido pedagógica, quizás por su pasado universitario, y a la vez ha
sido interesante. ¿Qué es lo que encontramos a faltar? Como en
cualquier exposición, en cualquier explicación o en cualquier muestra
ante un grupo de personas, siempre faltan cosas. Lógicamente, no
pretendemos que su primera comparecencia sea de total convencimiento,
pero sí hemos encontrado a faltar planificación de futuro. Conocemos
la situación actual, usted nos la ha explicado, pero no conocemos
-aprovechando las palabras del portavoz socialista- la estrategia. No
sabemos hacia dónde pretenden encauzar el Gobierno y el Ministerio el
futuro de actuación del departamento en cuanto a planificación, a
estrategias, a programas, a ventajas y a integraciones en la
industria armamentística.




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Es cierto que tenemos dos polos importantes, que son Europa y
América, que globalizan todo el aspecto industrial, y por tanto es
cierto que España debe integrarse, pero queremos saber cuándo, cómo y
hacia dónde.

No entraré en preguntas puntuales, ya que el portavoz socialista lo
ha hecho bien. Ahí quedan las preguntas, parte de las cuales hacemos
nuestras, pero desearíamos, señor secretario de Estado, saber más,
más de planificación, más de futuro y sobre todo más de estrategia.

Por ejemplo, nos parece bien que España se integre en organismos
europeos que permitan su presencia en todos los campos industriales,
nos parece bien que se integre especialmente en I+D, pero creemos -y
por eso era muy interesante su presencia- que hace falta conocer
mejor hacia dónde se dirigirá la estrategia del Ministerio en cuanto
a su integración en programas, en cuanto a tutelar ventas, a tutelar
absorciones y a tutelar todo aquello que hoy en día requiere esta
bipolarización del mundo industrial armamentístico.

Nos interesaba su presencia, en primer lugar, para saber cuál era la
realidad del sector industrial armamentístico. Esto ha quedado
aclarado en parte. Nos interesaba, para conocer cuáles son los planes
de futuro; recabamos más información. Es cierto que el ministro y su
equipo acaban de aterrizar en el Ministerio - mejor expresión
imposible-, pero también es cierto que necesitamos saber hacia dónde
quieren programar su actuación de futuro. Nos interesaba su presencia
no sólo para conocer la realidad actual y los planes de futuro, sino
por una tercera razón, porque en esta vorágine empresarial que
globaliza todo, que hará que empresas españolas -también se ha dicho-
sean absorbidas, sean integradas, sean participadas, etcétera, nos
preocupa saber qué piensa hacer el Gobierno desde el punto de vista
social y desde el punto de vista de puestos de trabajo. Detrás de la
empresa española hay miles de trabajadores que ven con una cierta
angustia el futuro del sector. Es cierto que para poder competir hay
que superar según qué barreras, entre ellas las barreras de los
Estados; por tanto hay que integrarse, y esto comporta muchas veces,
desde el punto de vista empresarial, integrar, vender y participar,
pero nos preocupa mucho, señor secretario de Estado, la cantidad de
trabajadores de estas industrias que hoy en día contemplan con
preocupación la realidad de estas empresas. ¿Puede el Gobierno
decirnos cómo intentará que en esta vorágine empresarial de
componendas no se pierdan puestos de trabajo? Se hablaba de
fabricación en Sevilla y de otras cosas. ¿Sería posible crear riqueza
desde el punto de vista de los puestos de trabajo? Nos preocupa mucho
este aspecto. Nos preocupa todo, nos preocupa la estrategia, la
planificación de futuro, la integración en programas, todo, pero nos
preocupan también las familias que hoy en día viven de este sector
y a las que pueden llegar novedades como la pérdida de puestos de
trabajo. Esta es la pregunta, señor secretario
de Estado: ¿seguirá el Gobierno de cerca, atento, esta realidad
social que preocupa a mucha gente, en esta vorágine en la que nos
veremos inmersos por lógica, por coherencia empresarial, por
realidad? Pues no podemos cerrarnos, el Estado español tiene que
integrarse, tiene que visionar estos dos polos, europeo y americano,
y estudiar en dónde se integra, en dónde entra, en dónde colabora, lo
que comportará de alguna forma que las empresas tengan que tomar
decisiones desde el punto de vista de integración, de participación,
de venta, etcétera.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la
palabra el señor Ricomá.




El señor RICOMÁ DE CASTELLARNAU: En primer lugar, quisiera sumarme a
las palabras de bienvenida que han formulado los diputados de otros
grupos parlamentarios en relación a la presencia del secretario de
Estado en esta Comisión de Defensa, palabras de bienvenida que llevan
asociada además la seguridad de que, a medida que vaya avanzando la
legislatura, el señor secretario de Estado se irá convirtiendo en un
miembro más de esta Comisión por el deseo que ha expresado de
comparecer en ella en todas las ocasiones necesarias, cuando la
importancia o la actualidad así lo requieran. Por tanto, agradecemos
también este gesto.

Entrando ya en materia, celebramos desde el Grupo Popular volver a
escuchar que el concepto de modernización será el eje vertebrador de
la política de defensa de nuestro Gobierno. Lo ha dicho hoy el
secretario de Estado, lo dijo hace muy pocos días también aquí en la
Comisión el ministro de Defensa y a ello ha hecho referencia además
varias veces el propio presidente del Gobierno. A nadie se le escapa
que los profundos cambios a los que se están viendo sometidas
nuestras Fuerzas Armadas, la exigencia marcada por un mundo cada vez
más tecnificado y en constante reciclaje y esa necesidad de
colaboración en la construcción de una política conjunta de seguridad
y de defensa en Europa, obligan a convertir la modernización en un
objetivo constante de futuro, pero también en una ocupación de
presente, una modernización que entendemos debe ir desarrollándose de
forma paralela a ese objetivo común que representa el proceso de
unificación europea, también en el ámbito de la defensa.

Europa tiene que ser capaz por sí sola de solucionar sus problemas en
materia de seguridad y de defensa evolucionando día a día en
dirección al incremento de esa capacidad resolutiva de todas aquellas
cuestiones consideradas como sus intereses, y en esa evolución
indiscutiblemente la industria de la defensa tiene que jugar un papel
preponderante, tal como vienen ya certificando las últimas cumbres
europeas, a algunas de las cuales el señor secretario ha hecho
mención y de las que yo, por su significación, también quiero
recordar la primera que se pronunció de forma clara en este sentido,



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la de Saint Malo, en la que se dijo que las fuerzas armadas europeas
deberán estar dotadas de industrias de armamentos propias que las
haga creíbles; o una más reciente, la de Colonia, en junio de 1999,
que concreta un poco más, en la que se apela a acometer un esfuerzo
sostenido para fortalecer la base industrial y técnica de la defensa,
que ha de ser competitiva y dinámica. Por ello, resulta coherente y
acertada la visión del secretario de Estado aquí manifestada en
cuanto a la necesidad de ir avanzando en la traducción de esa
voluntad política surgida en los primeros años de la década de los
noventa en hechos prácticos que vayan cimentando el proceso de
reconstrucción de la industria de la defensa europea, y pensamos que
avanzar es el término correcto, dado que hay argumentos suficientes
para justificar que el camino ya se ha iniciado.

En este sentido, hoy podemos calificar como precursoras aquellas
actuaciones que en su día quizá fueron células aisladas pero que de
alguna manera han venido a demostrar la posibilidad de cooperación
europea en el ámbito de la defensa. Me refiero, entre otros, a los
proyectos Tornado, Euromisil y Eurocopter. Bien es cierto que el
rumbo definitivo para guiarnos en este camino puede quedar
determinado con las firmas del documento surgido de los seis grupos
de trabajo englobados en la carta de intenciones -del que ya se ha
hablado, y yo no voy a profundizar más en él-, por un lado, y de la
adhesión a la Organización conjunta de cooperación de armamentos con
el proyecto de avión A-400 M, por otro; rumbo que además hay que
marcar con prudencia, porque no puede en ningún caso traspasar la
línea de equilibrio que lleve más allá de su propia viabilidad ese
proyecto de reconstrucción de la industria de defensa europea. Para
que dicha industria dé respuesta a su fin último, que es ser el gran
proveedor del ejército europeo que tiene que garantizar la defensa
común, requiere tener un producto definido y reconocido en el
mercado, unos costes que le permitan ser competitiva en el concierto
internacional y una aceptación en el entorno social donde se
encuentra ubicada. En consecuencia, debe sostener la iniciativa
europea de seguridad y defensa ganando día a día en credibilidad,
a medida que se incrementan las capacidades militares generadas a
partir de armamentos netamente europeos, y debe también buscar el
factor competitividad en un mercado muy globalizado. Por ello es
necesaria su concentración en la línea de los consorcios que se han
venido estableciendo, de los que ya se ha hablado, y en los que
España, a través de sus cuatro empresas punteras -Casa, Bazán, Ensab
e Indra-, se ha ido introduciendo, si bien, como también con acierto
ha destacado el secretario de Estado, debe procurarse un mayor grado
de incidencia de nuestra industria de defensa europea.

Otro aspecto importante que no podía escapar a este debate es la
ineludible comparación con el sector industrial norteamericano,
competencia, referencia,
modelo, todo y nada, nada y todo. Quizá el panorama más idílico sería
el de la alianza estratégica, si bien las situaciones actuales de
ambas industrias establecen importantes brechas: la primera, la
potencialidad del sector americano, con unos presupuestos y unos
gastos en el sector de la industria que doblan los generados por la
suma de todos los recursos de los diferentes países europeos; y la
segunda, los riesgos de un deseable incremento de la presencia
americana en el tejido europeo, frente a la quizá no tan deseada
apertura de consorcios americanos a participaciones europeas, por
cuestiones de tecnología, de posibilitar el conocimiento en estos
campos a la industria europea.

En cualquier caso, desde el Grupo Popular entendemos que lo
verdaderamente importante es la clara asunción por parte del Gobierno
de la necesidad de orientar las políticas sobre la industria militar
hacia el proceso global de construcción europea, y si toda actuación
práctica requiere un análisis teórico previo, toda estrategia -y de
estrategia también se ha hablado aquí- debe responder a un
posicionamiento claro a partir del cual se puedan ir dibujando las
etapas necesarias que lleven a la consolidación de dicho
posicionamiento.

Son varios y de gran relevancia los ejemplos que este Gobierno ha
venido dando, tanto sobre el propio papel español en el conjunto de
la construcción europea como en la organización interna, en la
ejecución de políticas internas en España, para un mejor encaje de
nuestro país en la misma. El último, por ejemplo, es el proceso de
unificación en el ámbito europeo.

Por todo ello, pensamos que los aspectos generales enunciados por el
ministro de Defensa en la comparecencia de la semana pasada, así como
las precisiones que ya sobre temas concretos, sobre el tema de la
industria de la defensa, ha hecho el señor Díez Moreno, van
precisamente en esta línea, van dibujando una prudencia que va casada
con una asunción muy clara de aquellos pasos, de aquellos movimientos
que nuestro país tiene que ir dando para liderar y sobre todo acoplar
de la mejor manera posible nuestro sector industrial de la defensa en
ese nuevo y necesario reto que supone el proceso de construcción
europeo en el ámbito defensivo.

Ejemplos ha habido muchos, y a mí me gustaría finalizar con una
muestra clara de lo que vengo diciendo sobre esa premisa previa
imprescindible, que es la creencia y el tener muy claro dónde hay que
ir, y son precisamente unas palabras que el presidente del Gobierno,
señor Aznar, pronunció en una conferencia en el Centro de Estudios
Superiores de la Defensa, donde, de forma muy contundente, dijo que
la defensa europea tiene que sustentarse por una base industrial
eficaz, autónoma y competitiva, pues sin tejido industrial no podrá
darse ninguna política autónoma. Apartir de ahí, cualquier estrategia
va a tener una dirección clara, porque va a ser sabedora en todo
momento del motivo que la genera, del principio que la establece.




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Para finalizar, quiero animar al secretario de Estado en su labor, al
conjunto del equipo del Gobierno en el Ministerio de Defensa en esa
línea, en una legislatura que, sin duda, va a ser apasionante por la
cantidad de cuestiones importantes que afectan a este departamento y,
sobre todo, por los muchos retos que en el ámbito de construcción
europea vamos a tener que ir superando.




El señor PRESIDENTE: Señor secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (Díez Moreno): Voy a
intentar contestar a las cuestiones que han planteado SS.SS., pero
como denominador común a todas ellas agradezco sus palabras de
bienvenida y coincido en las propuestas e intenciones de todos de
trabajar conjuntamente en esta Comisión.

Al señor Marsal creo que la cuestión que más le preocupa es la
estrategia de Gobierno, si tiene el Gobierno realmente una estrategia
en materia de política de armamento para la defensa, contextualizando
esta estrategia en la existencia o no de una estrategia europea.

Existe una estrategia que es la misma que se ha venido aplicando en
la legislatura anterior. La sucesión de legislatura y el cambio de
equipo en el Ministerio de Defensa no implica un cambio en la
estrategia gubernamental. Esa estrategia está integrada por varios
elementos. En primer lugar, las prioridades. No hay estrategia sin
prioridad. El Gobierno tiene unas prioridades en su política de
armamento, y me remito a un momento posterior, cuando exponga cuáles
son los contenidos y criterios del plan director de armamento y
material, para desarrollar cuáles son estas prioridades. En segundo
lugar, existe, aunque pueda ponerse en duda por alguna señoría, una
clara vocación de España por Europa, vocación por Europa compatible
con la defensa de los intereses nacionales. Por tanto, en todos
aquellos casos en que alguien pueda entender que es incompatible con
la vocación europea determinada decisión, compruébese si hay
compatibilidad entre esa vocación europea y la defensa del interés
nacional. En tercer lugar, tenemos que estar atentos en la aplicación
de la estrategia a la estrategia de los demás países. ¿Realmente los
países europeos tienen una estrategia tan clara como parece
querérsenos exigir a nosotros? ¿ Son tan nítidas las posiciones, las
decisiones y los acuerdos de nuestros socios europeos como para poder
reprocharnos que a veces la defensa de nuestros intereses pueda dar
la imagen de que carecemos de esa vocación europea? Yo creo que no.

Hay montones de ejemplos que confirman que los demás países europeos
están haciendo cosas similares al nuestro, por dejarlo en términos de
igualdad. En cuarto lugar, un elemento de la estrategia es nuestra
sucesiva integración en los organismos europeos. Señorías, nada se
consigue en Europa de la noche a la mañana. Los procesos europeos son
enormemente lentos y, por tanto, estamos dispuestos a
dar -con prudencia, como ha dicho el diputado del Partido Popular-
los pasos necesarios, pero hay que dar pasos. Y en un tema tan
enormemente complejo y delicado como es la política de defensa y
seguridad, sin duda alguna, la prudencia y el paso a paso están más
que aconsejados.

En relación con la carta de intenciones, quiero contestarle casi
telegráficamente que, en nuestra opinión, no solamente abarca el
sector aeroespacial, sino todos los sectores de la defensa. Tenga en
cuenta S.S. que estamos hablando de una carta de intenciones y que su
denominación es por sí misma significativa. Es, por tanto, un marco.

No podemos considerarlo como un tratado, que implicaría la imposición
y la aceptación de obligaciones para ambas partes. Se aproxima más al
Memorandum of understanding, al MOU, pero en absoluto a un tratado.

Estamos lejos todavía de poder llegar a un tratado, aun cuando se han
iniciado los pasos también, porque el trabajo de estos seis grupos,
cuyo detalle le facilité en su momento, ha permitido la elaboración
del documento que está a punto de firmarse en fechas próximas. Este
documento contiene lo que es la definición de las empresas
trasnacionales de defensa, que a S.S. también le interesaba. En el
artículo segundo se define la empresa transnacional de defensa,
diciendo que se entenderá por tal una entidad societaria, industrial
u otra entidad jurídica formada por elementos de industrias de
defensa de dos o más partes o que tengan activos situados en el
territorio de dos o más partes que produzcan o suministren artículos
de defensa y servicios de defensa. Dentro de esta definición incluyen
las uniones temporales de empresa. La tercera cuestión es el mercado
de compradores. Efectivamente, vamos a intentar estar en el Occar, en
el campo de los compradores, y no sólo con el programa que en este
momento ha permitido nuestro ingreso del avión A-400, sino también
con otros programas. Pero lo que no puedo anticiparle es la decisión
que tomemos en materia de satélites o en materia de helicópteros de
combate. Es una decisión que está sobre la mesa y que por la
importancia de la misma, por la cantidad de elementos implicados,
queremos meditar con profundidad y con extensión, para no
equivocarnos cuando la tomemos. Por el momento, lo único que puedo
anticipar a S.S. es que esa decisión está sobre la mesa.

En relación con la posición del Gobierno en la Agencia Europea de
Armamento, es muy difícil prever cuál es la evolución de este tipo de
organismos, pero si usted me pide mi opinión personal, preveo que
esta agencia es el final del recorrido. Entiendo que el Occar o
cualquier otra organización que pueda ir surgiendo son pasos que nos
aproximan a una futura y efectiva Agencia Europea de Armamento. Por
el momento, la situación está como está. Hay problemas,
disconformidades o dudas sobre la eficacia de su política de
retornos, la política que practica y aplica la agencia , pero
anticipo



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que será el final y el destino donde todos los países europeos
debamos concertarnos y estar para aplicar una política europea que ni
mucho menos se va a conseguir de la noche a la mañana, como he dicho
antes.

En cuanto al señor Llamazares, sean mis palabras anteriores las que
sirvan para contestar a sus dudas sobre la existencia de una
estrategia en el Gobierno. No entendemos que sea una estrategia
contraria a Europa; por el contrario, es una estrategia con una clara
vocación europea pero que también defiende sus intereses nacionales.

Creo que en su intervención ha planteado cuestiones de un profundo
calado, como es, por ejemplo, el modelo de propiedad de las empresas
de defensa o como puede ser el modelo de proceso de privatizaciones
que está llevando a cabo el Gobierno de España. Señor Llamazares,
creo que hay que distinguir la empresa industrial de lo que son los
programas de armamento. De la empresa industrial tiene usted modelos
para elegir, desde modelos al cien por cien hasta modelos a
cualquiera de los porcentajes de esta escala. Por tanto, no se nos
puede decir que es más conveniente mantener determinados porcentajes
en empresas relacionadas con el Ministerio de Defensa, porque ese
mismo argumento podría aplicarse a otras operaciones de
privatización, y uno de los principios que inspiran el proceso
privatizador que está llevando a cabo el Gobierno es el principio de
totalidad. Cuando el Estado está en una empresa, da lo mismo cuál sea
su porcentaje, porque es la presencia del Estado la que hace cambiar
cualitativamente la actividad de esa empresa. Estamos en un proceso,
y por todos es reconocido, donde la pervivencia de las empresas está
en función de su competitividad, y el Gobierno entiende (tal vez se
equivoque pero por la experiencia de la pasada legislatura parece que
es así) que la vía adecuada es la privatización de las empresas
públicas y que esa privatización se haga en su totalidad. Tenemos
ejemplos para tomar en cualquiera de los países análogos al nuestro,
aunque también reconozco que existen ejemplos en otro sentido.

Insisto en la idea de que una cosa es la propiedad de las empresas,
sean públicas o privadas, sean europeas o no, y otra cosa son las
políticas y los programas de armamento que deciden los gobiernos. En
mi opinión, la política europea se construye sobre la base de las
políticas de armamento, y ello no es incompatible con las políticas
de propiedad de las empresas.

En cuanto a los ejes de la política exterior española, creo que hay
personas más autorizadas para hablar de estos temas; estoy seguro de
que, ya sea en la Comisión de Asuntos Exteriores al correspondiente
ministro o en el Pleno al presidente del Gobierno, tendrán ustedes
ocasión de preguntar cuál es la orientación, pero por razones de mi
competencia y mi nivel no me gustaría entrar en esta cuestión.

Agradezco al señor Maldonado sus palabras y especialmente sus deseos
de colaboración. En toda ocasión que tengo, tanto en público como en
privado, vengo
manteniendo que, desde mi perspectiva de anterior subsecretario de
Economía y Hacienda, el resultado de las elecciones del año 2000 ha
sido posible por la cooperación, la ayuda y la coalición con de los
socios parlamentarios de Convergència i Unió. En esta primera
intervención parlamentaria quiero reiterarlo.

He contestado también a sus preocupaciones por la estrategia. Tenemos
una estrategia que tal vez no sea la más adecuada, pero espero que a
lo largo de esta legislatura podamos ir perfilándola con la ayuda de
SS.SS., y estoy de acuerdo con gran parte de las cosas que ha dicho.

De los planes directores y de la correspondiente programación
hablaremos en esta misma comparecencia, pero estoy de acuerdo en que
la vorágine -según su expresión- empresarial que se produce en este
sector y que no es única en el mismo, porque se produce en otros
muchos, tiene que hacer preocuparse a los gobiernos de muchas cosas,
pero de una con carácter prioritario, que es el aspecto social.

Precisamente por eso hay dos tipos de operaciones de privatización:
las operaciones de intervención en Bolsa, las ofertas públicas de
venta, y aquellas otras que podríamos llamar industriales, donde la
falta de cotización de la empresa en Bolsa obliga a negociar
directamente con diversos postores o posibles compradores. La
política que hasta ahora se ha seguido -y ahí están los ejemplos del
gran número de empresas industriales privatizadas- es lo determinante
del plan industrial en la adjudicación de la empresa; plan industrial
que comporta no solamente el volumen de inversiones y la actividad a
realizar, sino especialmente la propuesta que se haga en relación con
la plantilla. Aunque hablaremos posteriormente de Santa Bárbara,
quiero anticipar que uno de los elementos más importantes que se
tuvieron en cuenta en la decisión del consejo de administración de
SEPI fue precisamente la oferta que en materia de plantilla hacía la
empresa que por el momento es adjudicataria de esa privatización.

Finalmente, agradezco al señor Ricomá su intervención, creo que con
ella ha completado y complementado la mía. He tomado de él sus
términos de prudencia en los pasos para afrontar los nuevos retos de
la Europa y la defensa, y agradezco los ánimos que nos transmite,
porque, indudablemente, nos harán falta.




El señor PRESIDENTE: Concluimos con esto la consideración del primer
bloque del orden del día.

Soy partidario de enfocar en este momento la consideración de los
puntos 6 y 7, relativos al plan director de I+D de defensa y el plan
director de armamento y material. ¿Hay alguna versión contradictoria?
El señor Marsal me pedía que fuera así, no sé si por parte del Grupo
Popular habría algún problema al respecto.




El señor RIVAS FONTÁN: Nosotros habíamos pedido que esto se dejara
para el final pero, teniendo en cuenta la generosidad mostrada al
principio, estamos de acuerdo.




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El señor PRESIDENTE: Muy bien. Con esto puede haber posibilidades de
que el señor Atencia llegue a tiempo. (Risas.)



EL PLAN DIRECTOR I+D DE DEFENSA. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO
SOCIALISTA. (Número de expediente 213/000077)



- EL PLAN DIRECTOR DE ARMAMENTO Y MATERIAL. A SOLICITUD DEL GRUPO
PARLAMENTARIO SOCIALISTA. (Número de expediente 213/000078)



El señor PRESIDENTE: Vamos a considerar los puntos 6 y 7. Si me
permiten un breve ruego, llevamos un solo punto del orden día y hemos
consumido en él hora y media. No voy a practicar ningún tipo de
actividad que suponga coartar la utilización del tiempo por los
señores portavoces, pero creo que sería bueno que practicaran un
cierto autocontrol porque si no, calculamos otra hora y media para el
segundo punto, con lo que nos pondríamos ya en las doce y media, otra
hora y media para el tercer punto y estaríamos en unas horas muy poco
canónicas, por decirlo de manera perifrástica. Pediría a todos un
cierto autocontrol para que la sesión no se prolongara demasiado y no
cayéramos en el aburrimiento o en la repetición, vicios que hay que
evitar cuidadosamente. Vayamos, pues, a los puntos 6 y 7, ambos a
petición del Grupo Parlamentario Socialista: Plan director de I+D de
defensa y plan director de armamento y material.

El señor secretario de Estado tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (Díez Moreno): Me impongo a
mi mismo el ruego que acaba de hacer a SS.SS. y voy a intentar
utilizar el menor tiempo posible en la explicación de estos planes
directores. Voy a hacerlo de manera inversa, primero voy a hablar del
plan director de armamento y material y después del plan director de
investigación y desarrollo, de I+D.

Sus Señorías saben que, tal y como está configurada en el Decreto
orgánico del Ministerio, a la Secretaría de Estado de Defensa le
corresponde la preparación, la dirección y el desarrollo de la
política económica de la defensa, programando las necesidades de esta
política. De la Directiva de defensa nacional de 1996, en este
momento vigente, se deduce toda una escala de fuentes que podríamos
llamar fuentes normativas, que a su vez constituyen las disposiciones
que inspiran y limitan la actividad programadora o planificadora.

Así, de esta Directiva de defensa nacional surge la Directiva de
defensa militar, y de ella las planificaciones en los ámbitos
operativos militares, pero especialmente también, por lo que ahora
interesa, la planificación en los ámbitos de los recursos. De esta
planificación han surgido, entre otros, el plan director de armamento
y material, todavía no aprobado, y el plan director de I+D, aprobado
ya.

Este plan director tiene un carácter instrumental, y quiero subrayar
este aspecto. Es un instrumento de la política de armamento y
material, no es la definición de la política de armamento y material
y, como todo instrumento, debe ser oportuno, es decir, debe ser capaz
de llegar a tiempo a los objetivos que se marquen, debe garantizar la
calidad de lo que constituye el objeto de las adquisiciones
y contrataciones, debe tener en cuenta las misiones que la defensa
española debe cumplir y, finalmente, debe constreñirse a recursos
presupuestarios limitados. No me gustaría poner ni calificar estos
aspectos en ningún orden, es indudable que sin presupuesto hay pocas
cosas que hacer, pero en todo caso, es un elemento a tener en cuenta.

Me propongo exponer cuáles son los objetivos del plan, cuáles son las
prioridades y criterios que el plan utiliza para coadyuvar en la
política de armamento y material, cuál es el contenido del plan y
cuál es el procedimiento para su aprobación.

El plan tiene un primer grupo de objetivos, entre los que se
encuentra, como es evidente y necesario decir, la planificación y
programación a corto y medio plazo -entendiendo por medio plazo seis
años- y las previsiones a largo plazo. El plan formula las
prioridades en cuanto a la adquisición y contratación; el plan sirve
para informar a la industria de defensa, elemento enormemente
importante, porque permite que a la industria para responder a las
exigencias o previsiones del plan, y el plan programa las
inversiones, teniendo en cuenta que las inversiones en materia de
defensa son normalmente plurianuales y además en algunos casos con
una plurianualidad que no se da en otros proyectos de la
Administración; las inversiones en sí mismas tienen un largo ciclo de
vida, por lo que hay que programar no solamente la inversión, sino el
equilibrio entre la inversión y el sostenimiento; y, finalmente, la
inversión está directamente relacionada con el I+D. En los tiempos de
los rapidísimos avances que se producen en todos los ámbitos, la
defensa no escapa a estos avances y, por tanto, no se puede invertir
sin tener en cuenta el estado de la investigación y desarrollo.

Otro conjunto de objetivos que no voy a desarrollar es el de aumentar
la eficacia en la gestión, no es fácil la gestión contractual en este
tipo de contratos, pero entendemos que el plan clarifica, concreta y
hace más ágil esta gestión. Finalmente, hay un tercer objetivo que es
intentar la coordinación, la aplicación y conocimiento de la
logística y la interoperabilidad de las adquisiciones, no solamente
en el Estado Mayor de la Defensa y los tres ejércitos, sino,
asimismo, llevar esta operabilidad hasta donde sea posible con
nuestros socios europeos para la participación en los objetivos
comunes de la Unión Europea. Estos son, por tanto, los objetivos del
plan, que se resumen en la planificación, en el aumento de la
eficacia y en la coordinación de la interoperabilidad. ¿Cuáles son
los criterios y prioridades que se le plantean al Ministerio de
Defensa a la hora de elegir entre



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las múltiples propuestas que llegan a la mesa y que, como es lógico,
no pueden ser todas atendidas? Ante todo, la inversión tiene que
satisfacer las necesidades operativas de la defensa y, por tanto,
coadyuvar en el cumplimiento de las funciones y de las misiones de la
defensa y de la seguridad. Esta satisfacción obliga a decidir entre
las propuestas que los cuarteles generales remiten a través del Jefe
del Estado Mayor de la Defensa. Las necesidades operativas afectan,
como ustedes saben perfectamente, a la actuación en tiempo real de
las unidades, a la necesidad, cada vez más reciente, de actuar en el
escenarios lejanos y mantener esa actuación durante bastante tiempo,
así como poder actuar en todo tipo de condiciones ambientales,
sociales e incluso meteorológicas. La satisfacción de las necesidades
operativas lleva implícito la satisfacción de las necesidades
logísticas e interoperativas, a que antes me he referido, en los
ejércitos españoles y con los ejércitos europeos.

En un segundo grupo de prioridades está el que las inversiones tengan
relación con sistemas de comunicación, inteligencia, mando y control.

Ello constituye una prioridad necesaria para dar eficacia o como
denominador común de cualquier tipo de inversiones. Finalmente, la
prioridad permanente es que podamos encajar los programas y las
propuestas con las previsiones presupuestarias, pudiendo comprometer
lo que según la Ley General Presupuestaria es comprometible en
ejercicios futuros o dejando para las inversiones normales del
Ministerio de Defensa aquellas inversiones que no alcancen esas
anticipaciones de previsión presupuestaria.




En materia de procedimiento, simplemente quiero decir, como ya he
anticipado, que el plan todavía no está aprobado, pero que pensamos
poder aprobarle antes de que termine el presente ejercicio. ¿Cuál es
el contenido del plan? En primer lugar, el plan tiene el inventario
de los sistemas de armas y equipos. Sabemos exactamente qué es lo que
tenemos en este momento, podemos controlar así cuáles son las
variaciones de este inventario y especialmente cuáles son nuestras
necesidades de mantenimiento a efectos de programar adecuadamente
inversiones y mantenimiento. En segundo lugar, el plan contiene los
programas de adquisición y mantenimiento de material a corto y medio
plazo -repito que el medio plazo son seis años- y el programa anual
de contratación de armamento y material. Y finalmente, el plan
contiene los instrumentos normales de toda programación, que son los
instrumentos de seguimiento, de revisión y de actualización.

Sin duda alguna, lo que debe tener para ustedes más interés es
conocer los programas de adquisición previstos en este momento. Pues
bien, en este momento tenemos en curso 35 programas, de los cuales
cinco pertenecen al Estado Mayor de la Defensa; ocho al Ejército de
Tierra; siete a la Armada; seis al Ejército del Aire, tres
que propone el departamento y otros seis agrupados por su
financiación a través de la Gerencia de Infraestructuras. Estos 35
programas suponen dos billones 402.000 millones de pesetas, de los
cuales están pendientes de pagar, dos billones 86.000 millones de
pesetas. Sin duda alguna, los programas estrella son el carro de
combate Leopard, con un coste total de 317.000 millones; las fragatas
F-100, que construirá Bazán, con un total de 307.000 millones; los
Eurofigther 2000, con una previsión de un billón 40.000 millones.

Estos son los programas estrella, sin perjuicio de que después haga
mención a algunos otros menores en cuanto a su cuantía, que no en
cuanto a su importancia. En relación con los nuevos programas que no
están en curso y que, por tanto, están también pendientes de
financiación, en la actualidad hay previstos hasta 32 programas, de
los cuales destaco como más importantes dos submarinos S-80; los
helicópteros de ataque; los aviones de transporte A-400, el FLA, así
como la modernización de los sistemas Hawk y capacidad antibalística.

Como les he dicho, los programas más importantes son los Leopard.

Pretendemos adquirir 216 carros de combate y 19 de recuperación.

Pretendemos construir cuatro fragatas F-100, que están dotadas del
sistema de combate Aegis y, al mismo tiempo, la Empresa Nacional
Bazán ha firmado un acuerdo con la Armada noruega para construir
cinco fragatas, acuerdo que se firmó el pasado viernes. El avión
europeo de combate es sin duda un proyecto de enorme trascendencia y
de enorme coste. Se pretende que España pueda adquirir 87 unidades y
una opción más a 16 unidades. Para que se den una idea de la magnitud
de esta inversión, la fragata F-100 comenzará a pagarse en el año
2002 y terminará de pagarse en el año 2015; los aviones Eurofighter
comenzarán también a pagarse en el año 2002 con la entrega de las
primeras cuatro unidades y terminará de pagarse en el año 2014 sobre
la base de entrega de siete unidades anuales, y los carros Leopard
empezarán a pagarse, salvo una pequeña cantidad entregada en el año
2001, en el año 2002, con la entrega de las 25 primeras unidades, y
terminarán de pagarse en el año 2016.

Otros programas que considero que pueden ser de interés para SS.SS.

en relación con los programas conjuntos son el centro de conducción
de la Defensa y el sistema de información del Jefe del Estado Mayor,
así como el sistema conjunto de telecomunicaciones. Dentro de estos
programas tenemos que decidir nuestra estrategia en materia de
satélites. El Ejército de Tierra tiene prevista la incorporación de
helicópteros Cougar, de blindados de reconocimiento de caballería
Centauro y el Programa Pizarro, de gran importancia también. Se han
adquirido ya 144 vehículos de combate de este programa y quedarán por
adquirir hasta 319 vehículos. Asimismo, el Ejército de Tierra tiene
que decidir entre el helicóptero Apache y el helicóptero Tigre. La
Armada, además de las cuatro fragatas, tiene prevista la



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adquisición de cuatro cazaminas, y el buque anfibio Galicia, en
funcionamiento, va a ser acompañado a partir de ayer mismo con la
botadura del buque Castilla; está también prevista la construcción de
dos submarinos S-80 y cuatro cazaminas. En el Ejército del Aire,
además del Eurofighter mencionado, se está modernizando la flota de
Miràge F-1 y se están recibiendo las últimas unidades F-18; también
se ha firmado el contrato para la adquisición de ocho aviones a CASA,
los C-295. El avión de transporte A-400M está en sus inicios.




De esto es lo que quería informarles en relación con los programas
integrantes del contenido del plan director de armamento y material,
que junto con las prioridades y criterios así como sus objetivos
constituyen la parte resumida y más sustancial de este plan director.

Paso a continuación a referirme al plan director de investigación y
desarrollo que, como toda programación, tiene sus fuentes en las
directivas que antes he mencionado y que no reitero dado que son las
mismas; tiene asimismo carácter instrumental y por tanto también
reitero las consideraciones hechas anteriormente, pero hay algunas
singularidades en materia del I+D de Defensa. En primer lugar, la
decidida voluntad del Gobierno de impulsar la política de
investigación, desarrollo e innovación tiene sus repercusiones en el
I+D de Defensa. Hay que considerar también que estamos integrados en
la OTAN y que por tanto participamos en proyectos y organismos de la
OTAN en materia de I+D, que estamos por la construcción de la defensa
europea a través de la política europea de seguridad común y que,
como he dicho antes, el objetivo de la profesionalización nos obliga
a un especial esfuerzo en materia de I+D porque no se conciben unas
Fuerzas Armadas profesionalizadas sin un armamento modernizado en
contacto con el I+D.

Defensa es una de las 12 áreas del plan nacional de investigación,
desarrollo e innovación. Aquí se produce nuestra vinculación con la
política general. Además, hay medidas especiales en este plan
nacional para evitar duplicidades y aprovechar al máximo posible las
sinergias, como son, por ejemplo, las inscripciones en los registros
nacionales de actividades de I+D (actividades subvencionadas con
fondos públicos) y la necesidad de coordinar la actuación del
Ministerio de Defensa con el Ministerio de Ciencia y Tecnología,
especialmente para el material de doble uso, y la posibilidad de
financiación conjunta de programas.

El plan director tiene dos objetivos fundamentales. Como es evidente,
la planificación y recursos de I+D, qué podemos aplicar a la
investigación a corto y medio plazo, así como las previsiones a largo
plazo, y especialmente tiene por objeto seleccionar las áreas donde
deben concentrarse los esfuerzos en este ámbito. Pero también tiene
unos rasgos específicos, como es que ha sido elaborado a través de
una amplia base participativa, donde no solamente ha colaborado el
Ministerio de
Defensa sino también las universidades y las empresas, amplia base
participativa que puede enumerarse con datos concretos sobre esta
participación; que es la primera vez que se elabora, se presenta y se
aprueba un plan director de investigación y desarrollo; que está
coordinado con los planes de I+D, y por último que tiene unas
características propias dentro de este ámbito de la investigación y
desarrollo como es que en materia de defensa la competencia es
exclusiva del Estado, a diferencia de otros ámbitos y sectores del I+
D que pueden ser compatibilizados con las comunidades autónomas; que
los programas tienen necesariamente que seleccionarse en función de
los criterios incorporados en el plan director de armamento y
material; que está orientado como prioridad a los sistemas de armas y
que no puede evitarse el reconocimiento de unas tecnologías
específicas en materia de defensa, así como en la importancia de los
consorcios en materia de cooperación internacional a los que ya hemos
aludido en las anteriores intervenciones.

El Ministerio ha seleccionado como prioritarias 16 áreas de interés
para la defensa, dentro de las cuales destacaré cinco. Las
relacionadas con las tecnologías de la información, las relacionadas
con el diseño de plataformas y armas, el área de tecnologías del
combatiente, las áreas en relación con las técnicas de ingeniería de
sistemas y las áreas de técnicas modernas de aplicación en materia de
diseño, ensayo, experimentación y fabricación. Esta es la síntesis de
esas 16 áreas seleccionadas en el plan director. La organización,
ejecución y aplicación de este plan pasa, además de por el Ministerio
de Defensa y de sus órganos superiores, por el Estado Mayor Conjunto,
por la Dirección General de Armamento y Material, por el INTAy por
los numerosos convenios que tenemos con universidades y empresas.

Me gustaría, para terminar, darles alguna información concreta sobre
cuáles son en este momento los proyectos de investigación en que está
empeñada nuestra actuación, así como las previsiones de aquellos
proyectos dentro ya de estos criterios o áreas seleccionadas por el
plan director. Los más importantes proyectos a los que en este
momento aplicamos los 28.383 millones previstos en nuestro
presupuesto para el presente ejercicio son la modernización de la
vida media de los F-18, en lo que está previsto una inversión de
2.937 millones de pesetas; el sistema de distribución de información,
en el que está previsto una inversión de 2.749 millones; el sistema
de dirección de combate de la fragata F-100, que tiene una previsión
de 1.275 millones de pesetas, y el simulador de helicóptero, con una
previsión anual de 500 millones de pesetas en este ejercicio.

Asimismo, en los satélites de observación, en el Helios 2 tenemos un
gasto previsto de 4.211 millones y en los vehículos de combate de
Eurofighnter 2000 tenemos una previsión de 6.179 millones de pesetas.

Estos son los proyectos que en este momento estamos financiando con
la consignación presupuestaria.




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Finalmente, dentro de las áreas a que anteriormente he hecho
referencia, quiero citar que dentro de la tecnología de la
información y de las comunicaciones nos proponemos abordar proyectos
sobre el sistema de distribución de la información continuando el que
ya está en aplicación en este momento, sistemas de guerra electrónica
táctica, simulador de artillería de campaña, fragatas F-100,
vehículos Pizarro y submarinos S-80. También queremos iniciar un
proyecto, aunque todavía no tiene previsión presupuestaria, en el
área de combatiente del futuro.

Estas son, señor presidente, las líneas maestras y los elementos y
características esenciales de estos dos planes directores elaborados
por el Ministerio de Defensa.




El señor PRESIDENTE: Las dos comparecencias han sido solicitadas por
el Grupo Parlamentario Socialista. En su nombre, tiene la palabra el
señor Marsal.




El señor MARSAL MUNTALÁ: Muchas gracias, señor secretario de Estado,
por la información que nos ha dado sobre estos dos planes, uno de los
cuales, como usted ha señalado, ya ha sido aprobado y el otro está
pendiente de su aprobación definitiva.

Creo que el Ministerio ha desarrollado un esfuerzo importante en
estos dos planes. Conocemos el trabajo que se ha realizado y que la
participación no ha sido únicamente del Ministerio, sino también
desde fuera; la participación, por ejemplo, como coordinador
importante en el tema de I+D de Isdefe y la participación de las
empresas. (El señor vicepresidente, González Pérez, ocupa la
Presidencia.) Además, tenemos garantías de la alta capacidad técnica
de los profesionales, tanto militares como civiles, que han trabajado
en estos dos planes directores. Por eso nos parecía importante que
estos dos planes, como otros que ya se han aprobado o se van a
aprobar en el futuro y sobre los cuales también hemos pedido o
pediremos comparecencia, fuesen expuestos en esta Comisión de
Defensa, para que tuviésemos conocimiento de ellos y pudiésemos
realizar cierto debate.

Si me permite, voy a ser algo telegráfico. Me voy a centrar en una
serie de preguntas sobre las que nos gustaría obtener alguna
respuesta y no me voy a extender en algunas consideraciones, haciendo
caso de las indicaciones que nos hacía el presidente de la Comisión.

En primer lugar, siguiendo su esquema, vamos a entrar en el plan
director de armamento. Algunas consideraciones que nos ha hecho nos
hacen suponer que para elaborar este plan se ha tenido en cuenta
tanto la iniciativa de capacidades de la OTAN como el inventario de
medios realizado por la Unión Europea Occidental. Querría preguntarle
también si se han tenido en cuenta los trabajos sobre la revisión de
armamentos de la OTAN, que fueron iniciados en diciembre de 1999,
cuando ya estaban muy avanzados los trabajos de este plan director y,
por lo tanto, dentro del trabajo de la
OTAN, en esta revisión de armamentos, aún está dando sus primeros
pasos. Evidentemente, va a ser uno de los elementos que podría
condicionar nuestro plan director.

También quisiera hacer una consideración, casi más que una pregunta.

Este plan director, que evidentemente tiene un carácter instrumental
y no tanto de definición de contenidos, va a originar unos elementos
que pueden distorsionar la programación. Estoy pensando en las ventas
que algunas de nuestras empresas están haciendo al exterior. Por
ejemplo, la venta de las fragatas F 100 por parte de Bazán a Noruega
va a significar una serie de contrapartidas, algunas de inversión en
Noruega, pero otras de adquisición de armamento. Parece que uno de
los compromisos que va a suponer es la compra de un sistema de
defensa antiaéreo a Noruega, que no parece que entraría dentro de las
prioridades para el Ejército de Tierra ni para el del Aire. Sin
embargo, van a producirse algunos compromisos de estas
características, no motivados totalmente por las prioridades de los
cuarteles generales o del Ministerio, sino como consecuencia de
acuerdos de venta a otros países. ¿Se han tenido en cuenta estos
elementos?
La siguiente pregunta que querríamos hacerle es si considera que con
la aprobación de este plan director es innecesaria la presentación y
la aprobación de una ley-programa o seguiría siendo interesante y tal
vez necesario que el Ministerio elaborase una ley-programa y que esta
ley-programa fuese presentada a este Parlamento.

Ha señalado, aunque no se ha centrado mucho en ello, uno de los
objetivos: aumentar la eficacia en la gestión. Nos parece que este es
uno de los elementos centrales que debe tener este plan director. La
escasez de recursos, los cambios estratégicos, las necesidades de
armamentos a las que hacíamos referencia en la anterior comparecencia
ponen en primer plano la importancia de la gestión. Mejorar la
gestión quiere decir disminuir costes y que los ciclos de adquisición
de armamento, que en este momento son muy largos, puedan acortarse.

Todo ello incide en la optimización de recursos. Gran Bretaña ya hace
cinco o seis años aprobó una serie de medidas importantes, radicales
algunas, de simplificación del sistema de contratación, que han
tenido resultados significativos. Francia fijó también hace unos tres
años en la delegación general de armamento unos objetivos. Por
ejemplo, reducir en un 30 por ciento los costes de adquisición y en
tiempo significativo los procesos de adquisición de armamento. ¿Se
han tenido en cuentas estas u otras experiencias, como la americana o
de otros países? Concretamente, ¿se fijan objetivos en aumentar la
eficacia de la gestión? Además de saber cuáles son los medios, los
instrumentos para aumentar esta eficacia, ¿se fijan unos objetivos y,
por lo tanto, se podrá realizar un control a través de indicadores o
de otro sistema para ver si realmente se está aumentando la eficacia
en la gestión?



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Esto está recogido en diferentes informes del Ministerio y va a
comportar la necesidad, no en un primer momento, pero sí a largo
plazo, de profundas reformas en la Dirección General de Armamento y
Material. Como consecuencia de este plan y del de I +D, al cual
haremos referencia posteriormente, y de otras actuaciones que en este
momento y en el futuro va a llevar a cabo el Ministerio, ¿qué
previsiones tiene de reformas necesarias dentro de la DGAM?
Y pasamos al plan de I+D, en el que ha sido un poco menos extenso,
por lo que me permitirá que le formule algunas preguntas más que en
el anterior. Estos dos planes van íntimamente ligados. No se puede
desligar el plan de I+D del de adquisiciones, porque uno condiciona
al otro. La buena realización del plan de I+D a medio y a largo plazo
puede permitirnos una mejor gestión del plan director de armamento y
material, si preferimos, de los planes de adquisición del Ministerio.

Cuando se realiza este plan director por primera vez, a nuestro
entender debe considerar la situación presente, pero sobre todo la de
futuro, porque las inversiones en I+D no son para la situación actual
de los armamentos, sino para la situación de los armamentos a medio y
largo plazo, a 10, 15, ó 20 años. Algunos países -no el nuestro, al
menos formalmente- han realizado estudios sobre cuáles van a ser los
modelos de armas, cuáles van a ser los modelos de enfrentamiento en
el futuro. El caso más típico puede ser el estudio del Army agter
dext, de los Estados Unidos, en que fija la situación del combatiente
a partir del año 2010. El dibujo de lo que puede ser el entorno de
combate y, por lo tanto, de las capacidades que necesita el
combatiente, sirve como punto de referencia para los planes de I+D,
que actualmente están en marcha en el Pentágono. Evidentemente,
nosotros no podemos ser tan ambiciosos ni podemos hacerlo al mismo
nivel, pero hubiera sido necesario hacer un dibujo más formal desde
el punto de vista de cuáles van a ser las dimensiones, las
capacidades y las posibilidades de los ejércitos españoles para el
2010 y el 2015.

De la lectura que hemos hecho de diferentes aspectos del plan de I+D
nos surgen algunas preguntas.Usted ha señalado bien que las áreas de
I+D se dividen en dos grandes grupos previos, uno de áreas
tecnológicas subyacentes o capacitadoras, que contiene 11 áreas
específicas, y las áreas orientadas a sistemas, a las que usted ha
hecho referencia, que contienen 16 áreas específicas. Curiosamente,
el documento de I+D ha tenido en cuenta, como era lógico, el
documento del Scitec, del Scince and Technology strategig.

Curiosamente -y querría preguntarle por ello-, si bien las 11 áreas
tecnológicas subyacentes o capacitadoras son exactamente las mismas
en el documento del Scitec y en el plan español, en las áreas
orientadas a sistemas existen ciertas diferencias. En primer lugar,
en el Scitec son solamente 12 y en nuestro plan director son 16. En
algún caso, algunas de estas áreas aparecen
divididas y en algún otro integradas. Una primera pregunta es:
¿cuáles son los motivos por los cuales, si bien en las áreas
tecnológicas subyacentes se ha copiado exactamente el Scitec, en
cambio se han introducido estas variaciones en las áreas orientadas a
sistemas.

Usted ha dicho también que desde la perspectiva de las áreas
orientadas a sistemas, se van a priorizar algunas. De hecho, se han
establecido cinco niveles de prioridades. Es evidente que no
llegaremos a cubrir todos estos niveles con los recursos que tenemos.

¿Cómo se va a hacer la priorización en la asignación de recursos? ¿Se
van a realizar primero las prioridades de nivel 1, después las de
nivel 3 y así sucesivamente o, dentro de cada una de estas áreas, se
van a priorizar algunas de las subáreas o, para ser más concretos,
algunas de las 141 tecnologías que se han definido dentro de estas
áreas y subáreas orientadas a sistemas? Si vemos cuáles son las
tecnologías que se han considerado como prioridad 1 y como prioridad
2, uno tiene una cierta sensación de que esta priorización se ha
hecho más en función de la situación actual de nuestro I+D que en
previsión de las necesidades a 10, 15, 20 años. Es cierto que se han
priorizado algunas de las tecnologías, pero existe una mayor
priorización en la integración de sistemas de armas que,
evidentemente, es una de las necesidades actuales. Pensando en los
años 2010 ó 2015, ¿estas prioridades son tan importantes? ¿No sería
más lógico que algunas de las tecnologías que han sido incluidas en
los niveles 3 y 4 de prioridad estuviesen en el nivel 1 ó en el nivel
2 de prioridad?
Pregunta respecto a la financiación. La financiación del I+D en los
presupuestos de Defensa, hasta el presente, se han situado siempre
alrededor de los 30.000 millones de pesetas anuales. Evidentemente,
las cantidades más importante (casi siempre por encima de los 20.000
millones) estaban destinadas al Eurofihgter. En poco tiempo, estas
cantidades van a desaparecer. Lógicamente, estas cantidades de I+D no
deberían desaparecer, sino que deberían seguir manteniéndose porque,
si no mantenemos un nivel de inversión anual, estrictamente dentro
del Ministerio de Defensa, de alrededor de los 30.000 millones de
pesetas, difícilmente vamos a poder realizar no ya la totalidad, ni
tan sólo la mitad de este plan director. En este sentido nos surgen
algunas preguntas y preocupaciones. Respecto a las proyecciones que
se hacen en los presupuestos para los años siguientes, si bien para
el año 2001 se mantiene como previsión de inversión unos 30.000
millones y para el año 2002 unos 28.000 millones, la previsión para
el año 2003 baja a 18.000 millones de pesetas. Todos sabemos que
estas previsiones sufren revisiones, pero la pregunta es: ¿las
previsiones que hay en el plan director superan estos 18.000 millones
que, en principio, hay previstos para el año 2003?
En cuanto a la ejecución de los presupuestos de I+D, todos sabemos
que los gastos de I+D se imputan, como en otras inversiones,
básicamente en el último semestre



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y especialmente en el último trimestre. Sin embargo, este año, al
final del primer cuatrimestre, es decir, a 30 de abril, el grado de
ejecución de los planes de I+D está en un 0,65 por ciento. Esto es,
de los 28.000 millones de pesetas iniciales y un poco más del crédito
definitivo, solamente se han contraído obligaciones por 185 millones
de pesetas, es decir, el 0,65 por ciento. Evidentemente, es una
cantidad de escándalo. Vuelvo a decir (voy acabando, señor
presidente) que todos sabemos que se hacen imputaciones a finales de
año, por las mecánicas de gestión, por las relaciones con las
empresas, por cincuenta mil causas, pero la verdad es que una
ejecución del 0,65 por ciento a 30 de abril es algo realmente
preocupante.

En el plan director (y soy ya absolutamente telegráfico) también se
especifica que va a ser necesaria la reorganización de los organismos
autónomos. Tenemos presentada una petición de comparecencia sobre el
INTA y, por lo tanto, no voy a entrar en ello, pero sí querríamos
saber en qué línea puede ir, en general, la reorganización de los
organismos autónomos dependientes del Ministerio; usted, como
secretario de Estado, es presidente de alguno de ellos. El plan
director también fija la constitución de un consejo asesor para hacer
un seguimiento. ¿Con qué criterios se va a implementar este consejo
asesor, qué características van a tener los miembros de este consejo
asesor y qué tipo de indicadores se usarán para que este consejo
asesor pueda hacer, por ejemplo, el control de los resultados del
plan? Sería bueno que esta Comisión, a la vista de los indicadores
que se fijen en este plan, pudiera hacer también un seguimiento de la
ejecución y de la eficacia de este plan director.

Acabo mi intervención (aunque haya sido en plan telegráfico, dejando
fuera algunos elementos que seguramente podrán ser objeto de futuras
preguntas y comparecencias) agradeciendo también las respuestas que
nos vaya a dar a estos interrogantes.




El señor VICEPRESIDENTE (González Pérez): ¿Grupos que desean tomar la
palabra?
Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor Rivas.




El señor RIVAS FONTÁN: Señor presidente, con toda brevedad, quiero
afirmar que la posición del Grupo Parlamentario Popular está en línea
de perfecta concordancia con lo manifestado por el secretario de
Estado, no sólo por el procedimiento con que lo ha hecho en esta
ocasión, sino por el rigor con que ha reproducido lo manifestado en
su día, en relación con el Ministerio de Defensa, por el presidente
del Gobierno y por el propio ministro de Defensa en sus respectivas
comparecencias. Los que ya conocemos al secretario de Estado por
otros foros sabemos de su precisión, de su elegancia en la exposición
y la didáctica en el procedimiento y en la forma. Por tal motivo,
nuestro
grupo deja que él responda, quizá como es debido y acostumbrado, a la
larga exposición del portavoz del Grupo Socialista.




El señor VICEPRESIDENTE (González Pérez): El señor secretario de
Estado tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (Díez Moreno): Empiezo
agradeciendo la intervención del señor Rivas, que en cierta forma me
abruma, pero que le agradezco en todo caso. (El señor presidente
ocupa la Presidencia.)
Señor Marsal, es evidente que el plan director de I+D ha tenido en
cuenta toda la documentación, por decirlo así, todas las iniciativas
y todas las experiencias que en este momento existían. El hecho de la
amplia base participativa que ha tenido es por sí sólo indicativo de
que, tanto la iniciativa de capacidad de la OTAN como los inventarios
de otros organismos internacionales, han sido tenidos en cuenta en un
proceso que ha sido largo y -reitero- cuya característica tal vez en
este momento más importante (porque también nos servirá para
contestar a su última observación sobre el consejo asesor) es la
participación. Señoría, tenga la seguridad de que somos conscientes
de que el I+D no es patrimonializable y que, por tanto, si queremos
profundizar en este camino y queremos ser útiles y hacerlo bien,
tenemos que contar con una amplia base participativa, no solamente
política, sino también académica y empresarial.

No le puedo responder en este momento si se han tenido en cuenta los
trabajos sobre revisiones de armamentos de la OTAN. Me voy a informar
y le haré llegar mi respuesta. Lo que sí le puedo decir es que, como
usted sabe perfectamente, el plan está dotado de una capacidad de
flexibilidad que le permite, incluso anualmente, poder acomodarse a
este tipo de instrucciones. Por tanto, responderé en su momento, pero
me atrevería a anticipar que si se han tenido en cuenta nuestra
pertenencia, nuestros contactos y nuestra integración, se habrá
tenido también en cuenta los trabajos que tiene la OTAN elaborados
para la revisión de su armamento.

Tiene razón S.S. en la siguiente cuestión. Efectivamente, este plan
de investigación puede verse afectado como consecuencia de la
política industrial de retornos en los nuevos proyectos que podamos
acometer. Aquí hay una prioridad clara: a España le interesa
muchísimo, con carácter casi de prioridad absoluta, participar en el
mayor número posible de proyectos europeos y esa participación
siempre implica pagar un precio llamado retorno, offset, o como usted
desee. Indudablemente puede obligarnos a modificar los planes de
investigación y las previsiones hechas, pero la propia flexibilidad
del plan y la propia consideración de la prioridad en cuanto
a conseguir programas conjuntos creo que justifica las modificaciones
que hubiese que introducir.

Tengo dudas sobre si sigue siendo necesario una ley programa, tengo
dudas en este momento, tal vez más



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adelante, cuando esté más metido y conozca mejor todas las
circunstancias vuelva a plantear este problema. En principio entiendo
que la capacidad y necesidad de programación prevista en lo que es el
sistema de fuentes de la defensa es tan amplia que probablemente esta
ley programa no fuese necesaria a efectos de programación, porque ya
los planes directores contienen la programación sectorial precisa,
pero también puede ocurrir lo contrario, que la propia experiencia de
la aplicación de los planes directores nos permita, por el método
inductivo, llegar a la conclusión de que sí sería precisa una ley-
marco de programación para encuadrar en ella lo que son las sucesivas
actividades, pero le confieso que ahora no tengo posición tomada y
que espero tenerla en su momento.

Tiene razón, yo he pasado muy deprisa sobre la importancia de la
programación para la eficacia y la agilidad de la gestión. Me permito
ampliarle, aunque sin duda lo conoce, que dentro de este amplio
capítulo que por brevedad no he querido desarrollar estaba previsto
el estudio de los procedimientos nuevos de contratación, que afecta
no solamente a la Dirección General de Armamento y Material sino a la
Dirección General de Asuntos Económicos, que es la competente en
materia de procedimientos contractuales.

Asimismo, debemos ser más cuidadosos en la consideración de los
costes unitarios y del sistema en todo su ciclo de vida, que es
largo, como he dicho también anteriormente, en la obtención de
sistemas abiertos que permitan su evolución a lo largo de la vida
útil, en la adopción de tecnologías de uso civil, el fomento de los
métodos de producción civiles que sean más eficientes, la
participación de la industria en los procesos de programación de
armamento, la transferencia de industria nacional, de sostenimiento y
de los servicios, que hay que externalizar porque la
profesionalización nos obliga a externalizar cosas que antes podíamos
hacer, y la racionalización y mejora de la competitividad en centros
de mantenimiento actuales. Todo este bloque de medidas está incluido
dentro de lo que es el gran objetivo de la agilidad y del incremento
de la eficacia de la gestión de adquisiciones que usted tan adecuada
y acertadamente ha destacado.

Las previsiones para los años 2010 a 2015 son, como su nombre indica,
meras previsiones. Indudablemente en materia de armamentos hay que
anticiparse con mucho plazo, pero en este momento nuestras
previsiones son las que figuran en el plan y no tenemos otra tanto
para los años inmediatos como para este medio plazo, que ya supera
los seis años. El plan, como sabe, se descompone en programación a
seis años y previsión a más largo plazo, y las previsiones a este más
largo plazo son las que están contenidas en él.

Tiene razón también en que las once áreas detectadas de las áreas
subyacentes o capacitadoras son las mismas que el sistema Scitec, no
así las dieciséis áreas que completan las veintisiete áreas
tecnológicas detectadas.

Aquí hemos adoptado nuestras propias necesidades y nuestras
propias capacidades y no nos hemos limitado a copiar miméticamente,
aunque las once áreas era tan claro que coincidían tan bien con
nuestras prioridades y con nuestras posibilidades que figuran ambas
en ambos documentos.

Lo que sí tengo que dejar claro es que no hay orden numérico de
niveles, que por tanto las cinco prioridades son cinco prioridades en
sí mismas cada una de ellas, y que por ello podrán aplicarse
recursos, programas y proyectos de investigación a cada una de ellas
sin necesidad de establecer un orden que por otra parte haría
enormemente difícil la propia programación, porque habría que adoptar
la primera prioridad para entrar en el segundo escalón, lo cual es en
este momento inviable.

Les he anticipado ya en mi intervención anterior cuáles son los
nuevos proyectos que están previstos aplicando ya estas prioridades y
solamente les he citado lo que son tecnologías de información y
comunicaciones, diseño, plataformas y armas, y tecnologías
directamente asociadas con el combatiente. Por tanto, estas son las
que en este momento estamos intentando programar para ejercicios
futuros.

Un problema que precisamente está planteado ya en nuestras
conversaciones con la Secretaría de Estado de Presupuestos para la
elaboración de los presupuestos del año 2000 es qué va a pasar cuando
en el año 2003 podamos liberar la importante inversión que estamos
haciendo en Eurofighter. Como usted sabe, las inversiones no pueden
patrimonializarse y ningún departamento puede entender que, una vez
agotado un tipo de inversión puede seguir disfrutando de esa misma
inversión. Recuerdo concretamente el caso, ajeno al Ministerio de
Defensa, del ejercicio 1997, en el que terminó de pagarse la
adquisición por el Gobierno de España de la colección Thyssen, y el
Ministerio de Educación y Cultura pretendió que esos 8.000, casi
9.000 millones que anualmente había venido pagando, quedasen
congelados en el propio Ministerio. Presupuestariamente esto no es
posible, pero no tenga dudas S.S.de que haremos los mayores esfuerzos
para que estas dotaciones puedan seguir aplicándose en defensa y a
otros proyectos distintos del Eurofighter.

Examinaré, porque me sorprende lo mismo que a usted, que tengamos tan
bajo el nivel de ejecución presupuestaria en el primer cuatrimestre.

Tal vez estas sorpresas que nos dan en ocasiones los presupuestos de
intensa ejecución en los últimos meses y de nula ejecución en los
primeros de los ejercicios correspondan a estos duendes de la
burocracia presupuestaria, pero en todo caso, por su sorprendente
cuantía en el porcentaje informaré a S.S. sobre la causa debida en su
momento.

Efectivamente, tenemos que reorganizar, a la vista del nuevo plan de
I+D los organismos y las entidades que se dedican y colaboran en el
I+D, las que dependende la Secretaría de Estado, el INTA y el canal
de experiencias



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aerodinámicas, con el apoyo de Isdefe, pero todavía no hemos empezado
a proyectar esta posible reforma, lo haremos con tiempo y S.S. tendrá
adecuada y debida información.

Finalmente, ya le anticipé que espero constituir en breve fecha el
consejo asesor, y su característica fundamental será la base
participativa que tenga, y asimismo que esté dotado de las
suficientes competencias para que pueda llevar a cabo un control y
seguimiento en la ejecución y aplicación del plan director de I+D.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor Secretario de Estado.




- LAS LÍNEAS GENERALES DEL MINISTERIO EN ARMAMENTO Y MATERIAL. A
PETICIÓN PROPIA. (Número de expediente 212/000050)



- LAACTUACIÓN DE SU MINISTERIO EN LA PRIVATIZACIÓN, POR EL GOBIERNO
EN FUNCIONES, DE LA EMPRESA NACIONAL DE DEFENSA SANTA BÁRBARA. A
SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO FEDERAL DE IZQUIERDA UNIDA (Número
de expediente 213/000005)



- LA INCIDENCIA DE LA PRIVATIZACIÓN DE LA EMPRESA NACIONAL SANTA
BÁRBARA EN LOS DISTINTOS PROYECTOS CONTRATADOS POR DEFENSA CON DICHA
EMPRESA. A SOLICITUD DEL GRUPO PARLAMENTARIO MIXTO. (Número de
expediente 213/000006)



- LA INCIDENCIA QUE VAN A TENER EN LOS PROGRAMAS DE ARMAMENTO,
ACTUALES Y FUTUROS, LAS DECISIONES TOMADAS SOBRE EL PROCESO DE
PRIVATIZACIÓN DE LA EMPRESA NACIONAL SANTA BÁRBARA. A SOLICITUD DEL
GRUPO PARLAMENTARIO SOCIALISTA. (Número de expediente 213/000060)



- CRITERIOS DEL MINISTERIO PARA PROCEDER A LA VENTA DE LA EMPRESA
NACIONAL SANTA BÁRBARA BLINDADOS (SBB) Y DE LAS PREVISIONES QUE TIENE
PARA LA FABRICACIÓN DE LOS CARROS DE COMBATE LEOPARD. A SOLICITUD DEL
GRUPO PARLAMENTARIO MIXTO. (Número de expediente 213/000062)



PREGUNTAS



- DEL SEÑOR LLAMAZARES TRIGO, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DE IZQUIERDA
UNIDA, SOBRE GARANTÍAS QUE
FIGURAN EN EL PLIEGO DE VENTA DE LAS FACTORÍAS MECÁNICAS (TRUBIA,
OVIEDO Y SEVILLA), PARA QUE SE MANTENGA LA UNIDAD DE LA EMPRESA Y
TODAS SUS FACTORÍAS. (Número de expediente 181/000006)



- DEL SEÑOR LLAMAZARES TRIGO, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DE IZQUIERDA
UNIDA, SOBRE GARANTÍA JURÍDICA QUE SE DARÍA A LOS ALEMANES DE QUE SU
TECNOLOGÍA DE FABRICACIÓN DEL CARRO DE COMBATE LEOPARD NO SERÁ
TRANSFERIDA A LOS ESTADOS UNIDOS A TRAVÉS DE GENERAL DYNAMICS (Número
de expediente 181/000007)



- DEL SEÑOR LLAMAZARES TRIGO, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DE IZQUIERDA
UNIDA, SOBRE RIESGOS ECONÓMICOS POTENCIALES PARA ESPAÑA Y PARA SU
INDUSTRIA DE DEFENSA EN CASO DE REPRESALIAS POR PARTE DE ALEMANIA,
ASÍ COMO PREVISIONES ACERCA DE LA EXIGENCIA POR DICHO PAÍS DE UNA
RENEGOCIACIÓN DE LOS ACUERDOS QUE SON FAVORABLES PARA ESPAÑA. (Número
de expediente 181/000009)



El señor PRESIDENTE: Veo con satisfacción que todos han seguido mis
recomendaciones, de manera que tenemos tiempo para abordar con cierta
tranquilidad los últimos puntos del orden del día.

Vamos a entrar en la consideración de los puntos 1, 2, 3, 4 y 5, que
serán conjuntamente considerados, y también en las preguntas que
figuran con los números 9, 10 y 11, de las que es autor el señor
Llamazares. Todas ellas se refieren al tema de Santa Bárbara. Hay una
comparecencia en este sentido pedida por el Gobierno y otras pedidas
por el Grupo Parlamentario de Izquierda Unida, dos por el Grupo
Parlamentario Mixto, entiendo que por el señor Rodríguez, la señora
Lasagabaster y el señor Saura y el Grupo Parlamentario Socialista.

Empezamos a escuchar atentamente la intervención del señor secretario
de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (Díez Moreno): Creo que no
es la primera vez que este tema se aborda en sede parlamentaria, en
el Congreso y en el Senado, la cortesía parlamentaria me obliga
también a mí a abordarlo de nuevo ante las peticiones y las preguntas
formuladas por SS.SS. y voy a hacerlo, aunque anticipo que
probablemente no pueda decir nada novedoso ni nada distinto de lo que
hasta ahora se ha dicho por el propio ministro de Defensa.

La Empresa Nacional Santa Bárbara, como ustedes saben, llegó en los
años 1995 y 1996 a una situación



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realmente dramática, desde el punto de vista económico, e incluso se
proyectó la posibilidad del cierre de la entidad, dado que entre 1990
y 1996 se habían acumulado 110.000 millones de pérdidas.

Con la política de privatización que se inicia en la anterior
legislatura por el anterior Gobierno a través del Ministerio de
Industria y de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales,
se aborda el saneamiento de la Empresa Nacional Santa Bárbara,
dimensionándola o redimensionándola, como se prefiera, en cuanto
a sus capacidades y necesidades reales de plantilla, potenciando sus
actividades, especialmente en materia de investigación y desarrollo,
desarrollando y aplicando un plan de inversiones y reduciendo
drásticamente sus pérdidas. Podemos decir que en 1995 estas pérdidas
se elevaban a 27.547 millones y que en 1999 son de 2.289 millones; y,
lo que es más importante, en este momento la Empresa Nacional Santa
Bárbara tiene una cartera de pedidos de aproximadamente 150.000
millones de pesetas.

Se ha producido, por tanto, un episodio concreto, una operación de
privatizaciones dentro de la política general de privatizaciones que
ha llevado el Gobierno de la pasada legislatura y que continúa este
Gobierno. Razones de política económica justifican la utilización del
instrumento de la privatización.

Los resultados de desarrollo y crecimiento económico y de disminución
de empleo que se han producido en la economía española han tenido
unos instrumentos, como puede ser la reducción del déficit
presupuestario, la política de apertura y liberalización de sectores,
el instrumento fiscal de reducción de impuestos, pero también la
política de privatizaciones, un instrumento de la política de
apertura y de liberalización. Como entendemos que esta política ha
dado buenos resultados para la economía española y para el ciudadano
español, el Gobierno pretende seguir aplicando la misma en aquellas
empresas o sectores que aún no están privatizados, entre ellos Santa
Bárbara.

Aun cuando la competencia para privatizar Santa Bárbara pertenece a
SEPI y, por tanto, en este caso al Ministerio de Hacienda -y soy
consciente de que me estoy metiendo, permítanme la expresión, en
corral ajeno-, les informo de lo que esta privatización afecta al
Ministerio de Defensa, que entiendo que es lo que SS.SS. tienen más
interés en saber en esta Comisión de Defensa.

Ante todo, debe decirse que el acuerdo adoptado por SEPI en abril del
año 2000 es correcto, desde el punto de vista en que SEPI debe
adoptar sus acuerdos como organismo encargado de privatizaciones de
empresas públicas industriales. Es un acuerdo de un consejo de
administración que no ha acabado el procedimiento, el cual tiene que
pasar ahora por varios trámites a los que me referiré. Pero hago
hincapié en que es un acuerdo del consejo de administración de SEPI
para afirmar que no es un acuerdo del Gobierno, ni del Gobierno en
funciones
ni del Gobierno constituido. Es un acuerdo del consejo de
administración de SEPI. Este acuerdo tiene, además, una condición
resolutoria explícita, en el sentido de que está textualmente
formulada y consta en el acta de la reunión del consejo de
administración donde se adoptó el acuerdo. Esta condición resolutoria
es que no ponga en riesgo la privatización y que no ponga en riesgo
el programa Leopard. Así está textualmente expresado en el acuerdo
del consejo de administración.

El acuerdo de SEPI fue correcto por cuanto, de las dos ofertas que se
plantearon al final del proceso que tramitó SEPI, la oferta
presentada por la sociedad americana grupo General Dynamics era, sin
duda, la más ventajosa en los tres aspectos que las privatizaciones
de este tipo deben abordar, que son el coste para el Estado de la
privatización en sí, el plan industrial que proponga la empresa
adjudicataria y el respeto a la plantilla y los puestos de trabajo de
la oferta. En estos tres elementos la oferta del grupo General
Dynamics era manifiestamente más ventajosa para la empresa que la
oferta presentada por la alemana Krauss-Maffei. Por tanto, desde el
punto de vista que le corresponde a SEPI, el acuerdo de privatización
era correcto.

No puede desconectarse este acuerdo de otro existente con
anterioridad y firmado entre Santa Bárbara Blindados, como filial de
la Empresa Nacional Santa Bárbara, y la propia Krauss-Maffei Begman.

En este acuerdo se preveía el montaje del programa de carros Leopard
en las factorías de la Empresa Nacional Santa Bárbara. Este acuerdo,
que se firma en un momento en que el proceso de privatización está
abierto, contiene una cláusula que se manifiesta en un doble sentido;
en primer lugar, para prever la hipótesis de que el propietario de la
Empresa Nacional Santa Bárbara sea un tercero distinto de los que
firman el acuerdo, es decir, de Krauss-Maffei. En este caso se
establece que, en la hipótesis de que un propietario tercero
adquiriese Santa Bárbara, ello no sería causa de modificación ni de
rescisión del contrato. Existe una segunda manifestación de esta
cláusula, que es la llamada cláusula de protección de tecnología. Esa
cláusula se pronuncia en el sentido de que si el adquirente de la
Empresa Nacional Santa Bárbara, como resultado del proceso de
privatización, no sólo fuese un tercero distinto de KraussMaffei,
sino que además fuese competidor en los productos de Krauss-Maffei,
se tendría que firmar entre Santa Bárbara y la adquirente de la
privatización una cláusula de protección de tecnología, de manera que
quedase satisfecha la empresa Krauss-Maffei. Se prevé, incluso, el
instrumento para el supuesto de que no se llegue a un acuerdo entre
las partes, Empresa Nacional Santa Bárbara y Krauss-Maffei, para
redactar esta protección en el protocolo de protección de tecnología,
y es que arbitraría una instancia internacional europea con sede en
Suiza.

Por tanto, en primer lugar, el proceso de privatizaciónde Santa
Bárbara no está concluido. Tenemos un



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acuerdo inicial del consejo de administración que debe seguir por el
dictamen del consejo consultivo de privatizaciones y ulteriormente,
en su caso, el acuerdo de Consejo de Ministros, acuerdo que, en su
caso, será definitivo en cuanto a la privatización. Hasta entonces no
hay nada definitivo. En estos momentos se está pendiente de que se
llegue a un acuerdo de protección de tecnología entre la Empresa
Nacional Santa Bárbara y la empresa alemana Krauss-Maffei. Se está
negociando ese acuerdo en este momento y, por la información de que
dispongo, son cuestiones de matiz las que quedan para alcanzar ese
acuerdo.

Querría manifestar, a continuación, que para el Gobierno el programa
Leopard tiene carácter prioritario y que hará todos los esfuerzos a
su alcance para que este programa se lleve adelante. Conviene
recordar lo que dije en mi exposición anterior, al hablar de la
industria europea de armamento: una cosa son las industrias y las
empresas, sean públicas o privadas, sean nacionales o europeas, sean
mixtas, estén participadas en mayor o menor grado, y otra muy
distinta son los programas de armamento que los gobiernos
responsables de ellos encarguen a las empresas, cualquiera que sea su
naturaleza o su nacionalidad. Por tanto, el programa Leopard es la
responsabilidad del Ministerio de Defensa. En ese punto, tanto el
Ministerio como el propio Gobierno consideran que el objetivo debe
conseguirse por todos los medios a nuestro alcance. Quede, por tanto,
hecha esta manifestación inequívoca y con toda claridad.

En las preguntas formuladas por el señor Llamazares se plantean dudas
sobre el destino de lo que podíamos llamar división química o
empresas químicas dentro del grupo Santa Bárbara. Puedo informar a S.

S. de que dentro de la oferta presentada por General Dynamics, y que
por el momento ha sido la aceptada por SEPI, se prevé la existencia
de una división de pólvoras y explosivos y una división de armas
ligeras. Se prevé el mantenimiento de ambas divisiones; en la primera
de ellas, la de pólvoras y explosivos, prevé General Dynamics un plan
para el desarrollo de centros competitivos mediante aportación de
tecnología, homologación de productos y reducción de costes, con la
intención de convertir a la Empresa Nacional Santa Bárbara en líder
de suministros de misiles y municiones, y dentro de esta división
están integradas las factorías de Murcia, Granada y Palencia. Por
tanto, en la oferta de General Dynamics se propone modernizar las
instalaciones de forma que permitan la fabricación de productos en
pequeñas series y su cambio de productos sin necesidad de períodos de
inactividad para su adaptación.




Por lo que se refiere a la división de armas ligeras, la oferta de
General Dynamics establece que su factoría productiva estará en A
Coruña para fabricar, por una parte, armamento ligero y concretamente
el fusil HK, cuyas primeras unidades han sido ya entregadas y cuyo
resto de unidades se pretende que se inicie su fabricación en la
factoría de A Coruña. En segundo lugar, esta factoría tendrá también
un componente aeronáutico para la fabricación de piezas aeronáuticas
y componentes de motores de aviación, probablemente con una alianza
con ITP.

Esta es, por tanto, señorías, la respuesta a las preguntas, no
individualizadas pero sí globalizadas, en cuanto a la situación en
que se encuentra la privatización de la Empresa Nacional Santa
Bárbara y su repercusión en los programas, concretamente en el
programa Leopard.

El señor Llamazares también formula una pregunta sobre los riesgos
económicos potenciales para España derivados de posible represalias
por parte de Alemania, así como previsiones acerca de la exigencia
por dicho país de una renegociación de acuerdos que son favorables
para España. Solamente puedo contestar, señoría, que no prevemos que
entre países aliados dentro de la Unión Europea y las estructuras
militares pueda haber represalias, ya que ningún país está en
condiciones de exigir a otro una determinada política o de exigirle
el cambio de determinadas decisiones. Serán, por tanto, los intereses
españoles, concretados en los intereses de nuestra industria, y los
intereses de nuestros programas de armamento los que determinen la
decisión que en su momento y caso el Gobierno pueda adoptar en este
punto.

Nada más, señor presidente. Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor secretario de Estado.

De acuerdo con el orden temporal de formulación de las peticiones de
comparecencia, en primer lugar tendría la palabra el señor
Llamazares, en representación del Grupo Parlamentario de Izquierda
Unida, tanto para la formulación de las preguntas, parcialmente
contestadas por el señor secretario de Estado, como para consumir el
turno correspondiente en las comparecencias.

Tiene la palabra el señor Llamazares.




El señor LLAMAZARES TRIGO: Quiero agradecer, en primer lugar, la
comparecencia del señor secretario de Estado, e incluso quiero
agradecerle también que haya sobrepasado los términos de su
competencia en relación con la referencia, que no es solamente a la
industria de armamento, sino también industrial, que ha hecho en su
intervención. Reconozca que para los grupos parlamentarios de esta
Cámara es difícil orientarse en el marasmo del Gobierno en torno a la
política industrial que dificulta los ámbitos de las comisiones en
las que podemos sustanciar nuestras iniciativas.

En relación con la comparecencia del señor secretario de Estado, mi
grupo parlamentario saca las siguientes conclusiones. En primer
lugar, que el Ministerio de Defensa considera el acuerdo de venta de
la Empresa Nacional Santa Bárbara, adoptado por la Sociedad



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Estatal de Participaciones Industriales, como un acuerdo correcto. No
hago ningún comentario; como un acuerdo correcto. Creo que no se
necesitan demasiados comentarios para esa expresión.

En segundo lugar, considera ese acuerdo como un acuerdo inconcluso,
es decir, todavía resta -todos los sabemos- todo lo que tiene que ver
con el Consejo Consultivo de Privatizaciones, el Consejo de
Ministros. En todo caso, llama la atención también esa expresión del
Ministerio de Defensa de considerar este acuerdo no cerrado. Resalto
que para el Ministerio de Industria, en este caso para el Ministerio
de Economía, Ministerio de Hacienda, porque entre todos estos está
repartida la competencia en esta materia, parece un acuerdo cerrado;
para la SEPI en concreto, como se indica en una respuesta
parlamentaria dada a este Grupo prácticamente en el día de hoy. Para
el Ministerio de Defensa es un acuerdo todavía no concluido.

En tercer lugar, el Ministerio de Defensa considera que no puede
haber represalias por parte de otro Estado miembro de la Unión
Europea en relación con contratos, como es el caso del contrato
Leopard. Si eso fuese así, nosotros estaríamos más o menos tranquilos
con la discrepancia natural entre una fuerza política que considera
que la política de privatizaciones no es la más adecuada y no lo es,
ni mucho menos, en el caso de la defensa, del sector de la industria
militar, y una política del Partido Popular que considera que esa
política de privatizaciones es adecuada incluso -creo que en abierta
contradicción con las posiciones tradicionales de la derecha en
nuestro país- en el sector de la industria militar.

Pero para nosotros hay más dudas y más incertidumbres que se deducen,
en buena parte, de la intervención del señor secretario de Estado.

Dice el señor secretario de Estado que el contrato Leopard tenía ya
dos cláusulas, que todos conocemos, en primer lugar, de protección de
tecnología y, en segundo lugar, de prevención de otro adquirente de
la Empresa Nacional Santa Bárbara. La pregunta es, si en este
contrato Leopard existían esos condicionantes, por qué se toma la
decisión de la forma en que se toma por parte de la Sociedad Estatal
de Participaciones Industriales; por qué se toma una decisión de
privatización sin tener la garantía de la protección de tecnología,
que iba a ser una dificultad con la nueva empresa adjudicataria, y
sin tener la garantía también en relación con la venta a la compañía
General Dynamics. ¿Por qué se toma esa decisión? Pero, más allá de
ello, ¿por qué existe un proceso de adjudicación de la venta tan
confuso y tan polémico que da lugar a que no solamente no se prevea
la contestación por parte de las empresas integradas en el programa
Leopard y del Gobierno alemán, sino a un proceso tan confuso y tan
polémico que anima esa contestación, que anima a estas empresas y al
Gobierno alemán a contestar la venta de la General Dynamics. Daré
algunos datos. Ustedes mismos nos responden, en una información
dada a este grupo parlamentario en cuanto al proceso de adjudicación,
y nos dicen que el 13 de octubre de 1999 finaliza el proceso de
presentación de propuestas, y es al final la SEPI la que decide, creo
que el 12 de abril de 2000, la adjudicación. Pero digo que hay un
proceso confuso, porque ustedes mismos, en respuesta a este grupo
parlamentario, reconocen que con posterioridad al cierre de las
propuestas de las empresas se reconoce que Krauss-Maffei y
Rheinmetall presentan últimas modificaciones a su oferta con fecha 27
de marzo y éstas fueron tenidas en cuenta en la valoración final de
las ofertas realizada por la Sociedad Estatal de Participaciones
Industriales. ¿Cómo entonces no esperar la respuesta de Krauss-Maffei
y la respuesta del Gobierno alemán en un proceso tan confuso, en un
proceso polémico y que deja entre interrogantes si ha sido también,
esperamos que no, arbitrario?
En relación a la decisión precipitada ¿cómo es posible que se tome
una decisión de estas características por parte de la SEPI (con el
Consejo de Ministros en funciones) y cuáles son las razones cuando
todavía no se tiene garantizado que la principal, comprometida en el
programa Leopard, no tenga satisfecha sus dudas en relación a la
transferencia de tecnología? ¿Cómo es posible que se haga sin tener
garantizada esa cláusula de que no va a haber transferencia de
tecnología a la nueva empresa que es competidora de la compañía
Krauss-Maffei, y qué razones puede haber en el fondo de esa
adjudicación precipitada y parece ser que precaria?, porque no hay
esa garantía fundamental. A partir de ahí, ¿cómo se nos puede decir,
señor secretario de Estado, que están comprometidas por parte de la
nueva empresa adjudicataria -la General Dynamics- el conjunto de las
factorías y el empleo, incluso un incremento del empleo en esas
factorías y los contratos existentes en esas factorías, si no está
comprometido el contrato fundamental, que ha reconocido usted mismo
que es una parte esencial de la carga de trabajo de la Empresa
Nacional Santa Bárbara? ¿Cómo se puede decir que la adjudicación a
General Dynamics garantiza el futuro industrial de la Empresa
Nacional Santa Bárbara, el futuro de todos y cada uno de sus centros
productivos y el futuro de su empleo? En nuestra opinión es algo
imposible mientras no se garantice ese contrato Leopard como premisa
de cualquier venta, en este caso, a la General Dynamics.

Además, señor secretario de Estado, por lo que nosotros sabemos, no
es tan fácil la cosa como usted la pinta, es decir, llevan ustedes
intentando llegar a un acuerdo desde el mes de abril, interviniendo
el Gobierno español, General Dynamics, Krauss-Maffey, también con la
participación del Gobierno alemán, en relación al programa Leopard,
desde el momento mismo de la privatización, desde el momento mismo en
que toma la decisión la Sociedad Estatal de Participaciones
Industriales. Dice usted que quedan solamente detalles. Anosotros nos
han venido diciendo -y se lo han dicho



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ustedes a los sindicatos a lo largo de los últimos meses- que
quedaban detalles cada semana que pasaba, y pasan las semanas y
siguen quedando detalles. Es decir, en estos momentos está paralizado
ese correcto proceso de privatización por los detalles de Leopard,
pero lleva paralizado hace ya meses y no tiene pinta (al menos que
nosotros conozcamos, ni tampoco parece ser que el Ministerio de
Defensa tenga informaciones nuevas al respecto) de desbloquearse esa
situación, situación que enrarece aún más el ambiente en la Empresa
Nacional Santa Bárbara, en sus contratos, en su actividad industrial
y en sus trabajadores. Esa es la situación que hay en relación a esta
cuestión.

Termino refiriéndome también a un aspecto al que usted no le da
ninguna relevancia y que pretende de alguna manera controlar, a
través de los contratos del Ministerio de Defensa -el concepto
control puede parecer trasnochado- en relación a la Empresa Nacional
Santa Bárbara, el proceso de privatización después de ser privatizada
a manos de una multinacional norteamericana. Pues bien, ustedes, por
lo que nosotros sabemos y por lo que sabemos también de las
condiciones de General Dynamics, no logran ni una mínima
participación accionarial en esa empresa ni tampoco la acción de oro
en esa empresa ni una comisión de seguimiento ni la participación de
los sindicatos en la futura dirección de la empresa. Es decir,
ustedes en estos momentos, además de que tienen en precario la
privatización, no tienen mecanismos de seguimiento de la
privatización, y esa es la situación en que están ustedes con
respecto a la privatización de la Empresa Nacional Santa Bárbara. Por
lo tanto, sintiendo discrepar de su intervención, en nuestra opinión
ha sido un acuerdo incorrecto, aparte de valoraciones políticas sobre
la política de privatizaciones, es un acuerdo bastante cerrado,
desgraciadamente, con la compañía General Dynamics y es un acuerdo
que está provocando represalias.




No nos ha hablado usted de una represalia a muy corto plazo que es la
de los alquileres de los carros de combate que tenemos con Alemania y
no nos ha hablado en materia de represalias sobre si el Gobierno
alemán ha tomado la decisión de dar la licencia para la construcción
de los Leopard. Por lo que nosotros sabemos, respecto a los
alquileres la propuesta es multiplicar por ocho el alquiler existente
y, en relación al contrato Leopard, el Gobierno alemán mantiene
bloqueada la licencia. No sabemos si es una represalia o es solamente
que el Gobierno alemán tiene estos trámites en cuanto a los contratos
de la importancia del contrato Leopard.

En definitiva, la intervención del Ministerio de Defensa habla de la
corrección de la SEPI pero se distancia en cierta medida de la
decisión de la SEPI y pone como prioridad el programa Leopard ante
cualquier decisión privatizadora en relación a la Empresa Nacional
Santa Bárbara. No es esa la posición del Ministerio
de Industria, que antepone en todo caso la privatización de la
Empresa Nacional Santa Bárbara, toma una decisión en esa materia sin
tener amarrado el contrato Leopard y en estos momentos tiene abiertos
todos los frentes en relación a la privatización de la Empresa
Nacional Santa Bárbara y en relación también al contrato Leopard. Nos
gustaría, si es posible, que el señor secretario de Estado nos
respondiese a esos interrogantes que nos parecen relevantes en
relación a la situación de la Empresa Nacional Santa Bárbara.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Mixto. tiene la
palabra el señor Aymerich en sustitución del señor Rodríguez.




El señor AYMERICH CANO: Casi voy a empezar donde acabó el señor
Llamazares.

Yo creo que en este momento y con relación a la privatización de la
Empresa Nacional Santa Bárbara hay un pulso dentro del Gobierno, no
entre el Ministerio de Industria que, efectivamente, desapareció y es
difícil saber dónde han ido a parar sus competencias, sino entre el
Ministerio de Hacienda, la SEPI y el Ministerio de Defensa. Yo creo,
y lo siento, señor secretario de Estado, que van a perder el pulso
como lo perdieron en abril. En abril se lamentaba el señor Serra, el
anterior ministro de Defensa, de que nadie le había avisado, de que
no tenía ninguna noticia de la privatización y que le habían puesto
ante hechos consumados. Por tanto, creo que también ahora van a
perder este pulso, la empresa se va a privatizar y respecto a lo que
suceda con el programa Leopard tendrán ustedes que reparar los
desperfectos, que rehacer las ruinas que esta privatización deje. Y
es lógico que así suceda porque esta privatización está guiada por
prejuicios dogmáticos acerca de que lo mejor es que el Gobierno, el
Estado, el poder público no tenga ningún tipo de participación en
ningún tipo de empresa, ni siquiera en una empresa estratégica, ni
siquiera en un sector estratégico como es el de la defensa, y cuando
se actúa inspirado por criterios dogmáticos de este porte,
lógicamente en la práctica se producen desaguisados como los que
están saliendo ahora a la luz y como los que los trabajadores de
Santa Bárbara, por cierto, están denunciando.

Es curioso. Usted en las intervenciones anteriores aludía al interés
nacional -por supuesto al español, no al de las naciones que
realmente conforman este Estado- y hablaba de los intereses
nacionales españoles para ponerlos en contraposición con el eventual
interés europeo. Es decir, nosotros colaboraremos en la construcción
de una política o de una identidad europea de defensa siempre y
cuando ello no sea contradictorio con los intereses nacionales
españoles. Curiosamente, los intereses nacionales españoles coinciden
en aquello que se contraponen al proceso de construcción europea con
los intereses nacionales, pero norteamericanos, como en este caso.




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No voy a reiterar lo que ya se ha dicho sobre la falta de
coordinación gubernamental, porque, aunque usted diga que el acuerdo
es de la SEPI, que no es del Consejo de Ministros, yo creo que, como
jurista, sabe usted lo que es retirar el velo de la persona jurídica,
es decir, es el Gobierno el que está detrás de la SEPI, es una
decisión que la SEPI no puede adoptar sin que exista no sólo
conocimiento, sino también aprobación del Consejo de Ministros; un
Consejo de Ministros, en abril, en funciones.

Reitero lo que ya dije defendiendo una proposición no de ley respecto
a que la operación de privatización, por las informaciones que
tenemos -porque también sé que la transparencia no es culpa suya,
sino de la SEPI, y pedí información acerca del contrato, protocolo,
etcétera, y tampoco se me ha hecho llegar nada-, si se culmina, será
ruinosa no sólo desde el punto de vista económico, porque bailan los
datos. Usted dijo en su intervención anterior que actualmente Santa
Bárbara tiene unos pedidos de 150.000 millones de pesetas; en
contestación que el Gobierno da a una pregunta de este diputado de
fecha 19 de junio se dice que los pedidos son de 322.000 millones de
pesetas. Usted habló de que las pérdidas en 1999 habían sido de 2.200
millones de pesetas; en contestación del Gobierno a este diputado de
fecha 19 de junio -supongo que para cargar las tintas y decir que
todo iba muy mal-, se dice que las pérdidas en el ejercicio de 1999
habían sido de 7.054 millones de pesetas y 5.466 en el año 1998. Por
tanto, ni siquiera nos podemos fiar (porque la falta de coordinación
llega hasta ahí) de las cifras que dan representantes de unos y otros
ministerios, y desde luego es difícil valorar los términos económicos
de la operación.

En cualquier caso, cuando se pagan 1.000 millones de pesetas, cuando
sólo se compromete una empresa a aportar 13.000 millones en pedidos
en diez años, cuando se compromete a mantener la plantilla, eso sí,
pero con una cláusula penal irrisoria para el caso de que se incumpla
el compromiso de mantenimiento de plantilla en cinco años, cuando el
aumento previsto de plantilla es sólo de 135 trabajadores, por
cierto, ninguno de esos nuevos puestos de trabajo para la factoría de
A Coruña, tiene que comprender que para el Bloque Nacionalista Galego
y, desde luego, también para muchos de los trabajadores de la
empresa, como lo han manifestado ahora en el referéndum que se ha
celebrado en todos los centros de esta aún empresa pública, la
operación no sólo es ruinosa, sino que además plantea muchísimas
dudas. Porque es lógico que el Ministerio de Defensa no sepa a qué
atenerse: un día parece que Santa Bárbara va a entrar en el programa
del carro Abrams, otro día, como la semana pasada en el Senado, el
ministro, que debía estar hoy aquí, por cierto, dice lo que acaba de
decir usted: que si está en peligro el programa Leopard o si hay la
mínima duda de que el programa Leopard no se puede ejecutar, la
privatización -da a entender- puede tener marcha atrás -ya
digo que creo que van a perder este pulso-; incremento de costes,
efectivamente, lo cual agrava aún más el carácter ruinoso de la
operación en forma de aumento del alquiler de los carros que ya está
utilizando el Gobierno español, incluso en caso de que finalmente no
se optase por el programa Leopard y se sustituyese por otro carro de
combate, todo lo que supondría volver a entrenar, adiestrar al
personal en el manejo y en la utilización de un nuevo tanque.

Voy a centrarme ahora, intentando cumplir las instrucciones de
brevedad del presidente de la Comisión, en la situación de la
factoría de A Coruña. Dicen ustedes en la contestación del 19 de
junio que la factoría de A Coruña es un centro que está desde hace
años prácticamente inactivo. Y y lo dice el Gobierno con toda
tranquilidad; supongo que tenían que jugar a que todo estaba muy mal
y la privatización lo va a poner todo bien. Pero es que está inactivo
el centro de A Coruña porque las inversiones que se realizaron en los
últimos años, 65 millones el año pasado, no llegan ni para mantener
una maquinaria, no ya para renovarla, absolutamente vetusta,
obsoleta, por lo que la situación de inactividad supone el
incumplimiento del acuerdo de enero de 1997 entre Santa Bárbara y los
sindicatos, en el que había un compromiso de reactivar la factoría de
A Coruña, que iba a participar en los grandes programas de Santa
Bárbara, no sólo en los programas de armamento ligero, que ahora
veremos también en qué situación están. Desde ese punto de vista, es
normal que ustedes digan ahora que está inactivo, porque no hicieron
nada durante estos años para evitar que se llegase a esta situación.

Ya dije que de los 135 nuevos empleos previstos por General Dynamics
ninguno va para la fábrica de A Coruña. Tampoco están previstas
mayores inversiones, y lo que hay son muchas incertidumbres, porque
en el plan industrial, cuando se habla de la factoría de A Coruña, se
dice que va a tener dos nuevas unidades, con nuevas instalaciones -se
dice también-, una de ellas dedicada a la fabricación de armamento
ligero, y en otra contestación nos dicen que ya está concluido el
concurso del nuevo fusil de asalto del Ejército español, pero que se
está esperando el pedido del Ejército para que se inicie su
fabricación en A Coruña. Por tanto, tampoco está eso absolutamente
claro. Tampoco se sabe nada de un concurso -sé que no es
responsabilidad del Ministerio de Defensa- para la compra de una
nueva pistola para la Policía Nacional, publicada la convocatoria -sé
que usted es especialista en contratación pública- en el BOE de 9 de
junio del año pasado. En principio, yo creo que ese contrato, aunque
se dice en una de sus cláusulas que sólo se va a hacer el montaje, no
la fabricación, debería aprovechar también a la fábrica de A Coruña,
dentro del plan industrial que se prevé en la privatización.

Y en lo que se refiere a la fabricación de componentes aeronáuticos,
estará de acuerdo conmigo en que



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todo está cogido con alfileres: probablemente, eventualmente, son
adverbios que incluso usted empleó; probablemente en alianza con ITP.

Pero es que en los documentos de General Dynamics se dice: en alianza
con ITP o en alianza con otra empresa aeronáutica que es filial de
General Dynamics; es decir, que uno por otro la casa sin barrer.

Tampoco nos tranquiliza nada que los terrenos sean propiedad del
Ministerio de Defensa, porque si por algo destacó la Gerencia de
Infraestructuras del Ministerio de Defensa en A Coruña, y en Galicia
en general, fue por actuar con un afán especulativo inexplicable,
cuando se trata de ceder terrenos a otras administraciones, como en
el caso del Hospital de A Coruña, para que sigan afectados al
servicio público. Todo son sombras, todo son incertidumbres, y no
sólo nuestras, sino de los trabajadores y de la ciudadanía.

Le agradecería, aunque ya dijo que no iba a decir nada nuevo, que en
la contestación a esta intervención -perdone si es un poco negativa-
nos diera algún dato más y nos tranquilizara, de alguna manera, pero
ya digo que me temo que no.

Por último, pero no menos importante, saludo al señor Díez Moreno,
porque no lo hice al principio, a quien ya conocía no por sus
trabajos y por sus labores en el Gobierno, sino como tratadista y
escritor de artículos precisamente sobre contratación pública.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista , tiene la
palabra el señor Cuevas.




El señor CUEVAS DELGADO: Gracias, señor secretario de Estado, por su
comparecencia, aunque desgraciadamente no puedo agradecerle la
información que nos ha facilitado, ya que, pese a que al principio ha
manifestado la alta estima que tiene a la representación
parlamentaria, no ha contestado a las iniciativas que le hemos
formulado.

Le hemos hablado de la incidencia que iba a tener para la defensa
nacional, que es competencia de su Ministerio, la privatización de
Santa Bárbara y usted, aunque bien es verdad que ha empezado diciendo
que no se iba a meter en corral ajeno, lo que ha hecho (no sé si por
una deformación de su anterior cargo) ha sido dar una explicación de
la gestión de la SEPI. Pues bien, no se preocupe, ya le preguntaremos
a la SEPI por este proceso, que nos ha parecido bastante extraño
desde el principio.

Me voy a limitar a rogarle que me conteste puntualmente a las
cuestiones que le voy a plantear sobre su gestión en el Ministerio de
Defensa. Antes del año 1995 el Grupo Popular decía al anterior
Gobierno socialista que la no concreción del programa Leopard iba a
ser un desastre, puesto que se estaba tardando mucho en su definición
y estaba en fase de evaluación, que, como usted sabe, es compleja.

Después de esa evaluación, el Ministerio de Defensa tomó la decisión
de que el carro de combate iba a ser el Leopard. En 1995 se firmó el
memorándum y, cuando ustedes llegaron al Gobierno, ya lo tenían todo
hecho para acometer, con la rapidez de la que antes hablaban, que ese
carro fuera operativo. Desgraciadamente, cinco años después, cuando
hemos agotado los plazos de ese memorándum, que tenía dos cuestiones,
la cesión en alquiler de carros Leopard por parte del Gobierno alemán
y el protocolo de la cofabricación de dicho carro, no se ha hecho ni
una cosa ni otra. Hemos estado cinco años de alquiler, que se cumplen
ya, por lo que ustedes, debido a su brillante gestión en el
desarrollo del memorándum, tendrán que hacer frente a un nuevo
alquiler, con una subida que supera el alquiler de la vivienda, que
ya es difícil, estando además en una situación empantanada. Lo que
nosotros queremos saber es si el Ministerio de Defensa tiene alguna
preocupación, si piensan hacer algo o van a mantener la visión
subsidiaria con relación a la SEPI para dotar al ejército español de
ese carro de combate que, según el Grupo Popular, era tan necesario
en los años 1992 y 1993. A esto es a lo que ustedes tendrían que
responder, pero no lo hacen, sino que hablan de otra cosa y, además,
cambian continuamente la filosofía. Mi grupo puede estar de acuerdo
con usted en que, aunque la consecución de una política de defensa
europea común sea un objetivo, en determinados aspectos pueda existir
la necesidad o simplemente la conveniencia de que un cierto sector o
una empresa concreta no pertenezca necesariamente al ámbito europeo,
pero eso no es lo que ustedes han mantenido. Antes se ha hablado aquí
de si tenían o no estrategia y no es que no la tengan, porque ustedes
dicen que la tienen, pero es que luego la modifican según su
conveniencia. Yo sé que usted acaba de llegar al Ministerio, pero su
obligación era haber repasado los antecedentes de la gestión
anterior.

No voy a repetir contradicciones que se han manifestado aquí en
relación con cómo firmó o cómo decidió la SEPI el cambio a General
Dynamics y el momento y la fecha en que lo hizo, cuando todavía este
Parlamento ni estaba constituido. El anterior secretario de Estado de
Defensa, su antecesor, el señor Morenés, dijo en una comparecencia en
esta Cámara que los objetivos fundamentales de ese programa -se
refería al Leopard- eran que el contratista principal fuese español
-esto lo decían ustedes, aunque ahora parece que eso no tiene mucha
importancia- y que existiese un control del entramado industrial de
cofabricación vía Ministerio de Defensa. Cuando usted estaba diciendo
esto ya había renunciado a ese control, porque de otro modo nos
imaginamos que las cosas no hubieran ido de esta forma. Pero es más,
dice que el Ministerio ha estado involucrado de una manera muy
directa en todas estas decisiones que entonces estaba evaluando la
SEPI sobre la privatización. Decía que de lo que se trataba ahora era
de impulsar al máximo la Empresa Nacional Santa Bárbara y las otras
empresas vinculadas



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a la industria. Se trata de impulsar al máximo la participación
española en el proceso de fabricación, porque no se le oculta a S.S.

que, vía este programa, se trataría de conseguir la plena integración
de la industria española de defensa en el ámbito de la industria de
defensa de la Unión Europea. ¿En qué quedamos? Ya le he dicho que
podemos compartir otra filosofía, pero esta era la suya. Es extraño
que hayamos perdido todo este tiempo para no hacer nada. Es también
extraño, aunque no demasiado porque es habitual, que ustedes no
contesten a lo que la oposición les demanda. En consecuencia, tenemos
una situación que ya me explicará cómo se va a resolver, porque si es
verdad que posiblemente los alemanes no concedan la licencia para la
fabricación del Leopard, tendrán que hacer una nueva evaluación de
otro carro de combate. Explíqueme usted qué previsiones tienen. Si
eso se da, ¿qué van a hacer? ¿Van a alquilar Abrams durante los
próximos 5 años mientras se resuelve la nueva situación? ¿Van a
forzar de alguna manera que eso no sea así? ¿Tienen garantías de que
eso no sea así? Porque hasta ahora pasa el tiempo y esa respuesta no
se da. Ni se da respuesta ni se informa. Pero ya le digo que aquí lo
más importante quizás no sea la inhibición del Ministerio de Defensa,
la subordinación a lo que pueden ser actitudes que yo puedo
comprender. Entiendo que la SEPI tenga mucho interés en que la
gestión privatizadora sea la que resta, pero también esa no ha sido
la tónica, porque ya en el año 1996 se planteó otra forma de
privatizar que tampoco incluía a Krauss-Maffei, sino a Talgo, Gamesa;
se acordará usted porque entonces estaría al tanto por su situación
en el Ministerio de Hacienda. Aquí lo que se ha puesto de manifiesto
desde un principio es que ese memorándum, ese contrato que ya estaba
predeterminado había que romperlo de alguna forma. Se ha insistido
mucho, es verdad que el Ministerio de Defensa en algún momento se
opuso a que eso fuera así, porque se había evaluado como el carro
necesario para el ejército español, pero al final lo conseguirán. Lo
conseguirán y se abre un nuevo proceso de privatizaciones donde es
posible volver a negociar contrapartidas, que es lo que la SEPI en
realidad hace. Esto, que estaba hecho y que únicamente había que
ejecutarlo, lo tenemos empantanado por esa actitud.

Según las palabras del señor ministro, que el otro día se mostraba
muy firme, si no se alcanza un acuerdo con Rheinmetall y Krauss-
Maffei esto afectaría a la privatización de Santa Bárbara. Ya lo
veremos porque es el segundo capítulo; no se preocupe porque le
pediremos explicaciones, aunque tampoco tenemos muchas esperanzas de
que nos las den, y seguiremos con atención el proceso privatizador de
la SEPI en este caso.




El señor PRESIDENTE: ¿Qué grupos parlamentarios desearían hacer uso
de la palabra? (Pausa.)
Por el Grupo Parlamentario de Coalición Canaria, tiene la palabra el
señor Mardones.

El señor MARDONES SEVILLA: Muchas gracias, señor secretario de
Estado, por la información que nos ha dado. Mi grupo parlamentario,
como comprenderá y sabe bien, no es ningún beneficiario técnico o
logístico de un arma acorazada, porque el territorio canario no
permite la operatividad de este tipo de unidades allí; son para
territorios continentales, amplios y extensos. Hecha esta salvedad
quiero hacer una aclaración. Mi posición se va a circunscribir muy
claramente -aunque no me corresponde, pero como parlamentario sí- al
ámbito del Ministerio de Defensa, de nuestras Fuerzas Armadas y de
nuestro Ejército de Tierra con respecto al arma acorazada.

Comienzo. Usted ha dicho que el acuerdo de privatización realizado
entre la SEPI para el tema de Santa Bárbara, para el proyecto del
carro Leopard es técnicamente correcto; no lo dudo. Cualquier abogado
del Estado que supervisara todas las cláusulas podría entender que es
técnicamente correcto, yo no lo pongo en duda y creo en su
afirmación, señor secretario de Estado; diría también que es
administrativamente correcto. Ahora, a partir de aquí, le hago las
siguientes objeciones. Primero, es políticamente incorrecto; segundo,
es tecnológicamente incorrecto y, tercero, es militarmente incorrecto
y contraproducente. ¿Por qué digo esto? Primer punto: políticamente
incorrecto. Señor secretario de Estado, mi grupo apoyó el discurso
del debate de investidura con un pacto escrito con el presidente del
Gobierno español, señor Aznar. En ese discurso de investidura,
respecto a la política y a su relación con la industria, se dice
textualmente: Continuaremos la racionalización de las estructuras de
defensa, reforzaremos la acción conjunta y armonizaremos nuestras
capacidades militares con las de nuestros aliados. Proseguiremos la
colaboración en materia de industria y de defensa en el marco de la
Unión Europea, como lo hemos hecho en esta pasada legislatura.

Palabras textuales recogidas en el «Diario de Sesiones» de este
Congreso de los Diputados y texto, en su conjunto, que mi grupo votó
totalmente a favor. Pues bien, hay que aclarar este tema. Si estamos
con una política a favor de la industria europea de defensa y quien
ha diseñado tecnológicamente y ha fabricado el carro de combate
Leopard es un miembro de la Unión Europea, uno de nuestros aliados en
todas las misiones de paz en el exterior, como es Alemania, el
discurso hay que hacerlo realidad con los hechos. Si se va a entregar
Santa Bárbara a los norteamericanos, a General Dynamics, se está en
contradicción con el discurso político; por tanto, políticamente
incorrecto. ¿Significa esto que se está planteando, también a niveles
tecnológicos, una auténtica lucha política en el escenario de la
industria de defensa entre la industria europea y la americana? Creo
que sí. En este momento, escogiendo el escenario de la industria de
defensa (y lo ha señalado algún medio de información español, muy
atinadamente), hay una preocupación tremenda en Estados Unidos,



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porque Europa y sus ejércitos han estado colonizados permanentemente
por la industria norteamericana de defensa. No olvidemos la
dependencia que ha tenido el arma acorazada española con los carros
M-60 norteamericanos, que carecían de electrónica, no eran operativos
en misiones de guerra para el ejército español; los podía sacar en
los desfiles, pero ésta no es la finalidad de gastarnos dinero de los
presupuestos en un arma sofisticada. El discurso europeo hay que
hacerlo realidad porque, de llevarse a efecto esta operación en los
dos puntos pendientes que usted ha señalado (espero que el Consejo de
Ministros diga que no antes de que el consejo consultivo de
privatizaciones se tenga que pronunciar bajo algún sesgo
improcedente), significaría el desembarco, como cabeza de puente en
Europa, de la industria pesada militar norteamericana en sistemas de
armas tan complejos y sofisticados como es en este momento el arma
acorazada.

Segunda cuestión (y voy rápidamente, señor secretario de Estado): es
tecnológicamente incorrecto. Los 108 carros que tiene la división
acorazada número 1 española son de un modelo anterior al que se va a
fabricar. Es el Leopard 2, modelo A-4, y el que se quiere fabricar es
el Leopard 2, modelo A-6. ¿Por qué? Porque la tecnología avanza y la
fábrica, desde que saca un prototipo hasta que vende el último, va
introduciendo una evolución tecnológica, sea en un coche, en una
máquina fotográfica o en un aparato de televisión que hoy adquirimos;
va haciendo las modificaciones que el mercado y las necesidades del
cliente le van dictando. Hay una transferencia de tecnología enorme.

Usted ha dicho que hay una cláusula de protección de tecnología, pero
eso carece de comprobación porque la carga de la prueba va en sentido
contrario, señor secretario de Estado. Eso sería como si los
servicios criptográficos del ejército, encargados de la clave del
cifrado de los mensajes, le encargaran la impresión a una imprenta de
un país vecino, de la competencia. No se les puede transferir este
dato. No estamos hablando aquí de un sencillo procedimiento de un
producto industrial, en el que un país diseña y tiene el registro de
la tecnología y se le encarga a otro país su fabricación. Eso se
puede hacer en determinados sistemas comerciales, pero no en sistemas
estratégicos. Lo puede hacer Japón, con su tecnología de televisión,
de electrónica o de mecánica, con países del sudeste asiático por
cuestiones laborales salariales, pero no transfiere tecnología. La
tecnología es un patrimonio. Usted sabe, señor secretario de Estado,
que prácticamente todo un carro de combate, como puede ser el Leopard
o el Abrams, es secreto. El espesor del blindaje, la aleación de
metales que intervienen, la tecnología electrónica que lleva
incorporada, el sistema de conducción (que en el Abrams y en el
Leopard son totalmente distintos), los sistemas de tiro de la torreta
de artillería, todo eso forma parte de un paquete secreto de
tecnología del fabricante. Ya quisieran los norteamericanos poder
acceder al conocimiento de la aleación metálica que emplea el
Leopard, de los sistemas de electrónica de su tiro guiado y del
sistema de conducción. Si se ha visto una foto interna de un Abrams
M-1 y de un Leopard de la última generación, de los que tiene el
ejército federal alemán, se habrá notado esa diferencia. Por tanto,
le digo que es tecnológicamente incorrecto.

La tercera cuestión crítica que le he planteado es qué es
militarmente incorrecto. Señor secretario de Estado, usted está en el
Ministerio de Defensa y ahí los profesionales militares del arma
acorazada del Ejército de Tierra llevan muchos años buscando un carro
de combate adecuado para las necesidades operativas del Ejército de
Tierra español. Estos profesionales militares encontraron que en el
elenco de carros que había en el mercado -desechados los carros
británicos que el mercado ha ido arrinconando, los carros AMX
franceses con los que España ha tenido una triste experiencia con
ellos y arrinconado también en los conflictos internacionales y en el
mercado internacional-, a la fecha de hoy, igual que Arabia Saudí o
cualquier otro país que quiera adquirir un carro de combate, no hay
más que dos opciones de la máxima categoría: el Leopard alemán y el
M-1, el Abrams, norteamericano en el mercado internacional. Por
tanto, ¿le vamos a entregar a los norteamericanos el esfuerzo de
muchos años que los militares profesionales del arma acorazada
español han hecho para la selección de un carro? No ha sido un
capricho. Los diputados que tuvimos ocasión de estar en la Comisión
Mixta Congreso-Senado para debatir la Ley de Profesionalización de
las Fuerzas Armadas (aquí hay varios de ellos) escuchamos a expertos
militares y máximos responsables del Ministerio de Defensa,
comenzando por el entonces jefe del Estado Mayor del Ejército de
Tierra, el general Faura, que nos habló de los procesos industriales
y de los sistemas de armas que adquiría España, cómo se seleccionó el
carro Leopard. No fue una decisión política. Los gobiernos, unos
y otros, en la pasada legislatura apoyaron y sustentaron con una
protección política la decisión profesional de los militares
españoles del arma acorazada de escoger al Leopard. No ha sido un
capricho. Ellos ven ahora peligrar dicha posibilidad. Aquí se mezcla
una cuestión militar, o sea de ser militarmente incorrecto, con otra
política, la de ser políticamente incorrecto. El carro que tenemos
alquilado, los 108, que tiene la división acorazada número 1, es
nuestra arma emblemática del Ejército de Tierra. Prueba de ello es
que el Gobierno español la tiene en el Eurocuerpo. En las operaciones
y maniobras del Eurocuerpo, señor secretario de Estado, la brigada
acorazada lleva el Leopard y operan con el mismo sistema de armas que
los Leopard, que tiene el ejército alemán en las maniobras conjuntas.

Estamos hablando de un escenario europeo; en cuyo límite oriental
están las fuerzas blindadas alemanas y en cuyo límite occidental
están las fuerzas blindadas españolas en lo que es una política de
cohesión tecnológica de



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defensa en Europa y el Ejército de Tierra utiliza el arma acorazada.

En este momento estoy defendiendo aquí lo que creo es un proceso
lógico y sensato, ya que los expertos militares del ejército han
decidido la selección técnica del Leopard como un carro mucho más
eficaz, operativo y moderno y que el Gobierno español, con el apoyo
de nuestro modesto grupo, hace un esfuerzo presupuestario de más de
300.000 millones de pesetas comprometiéndose con un proyecto. Pese a
la prefinanciación que al final se paga con los Presupuestos
Generales del Estado, con el impuesto de todos los españoles. Si le
pedimos al pueblo español una comprensión para la adquisición de un
arma que por su sofisticación técnica es carísima y se da este paso,
sease también respetuoso no sólo con el criterio profesional de los
militares españoles que han defendido el modelo del Leopard, sino
también con el ciudadano español que va a soportar a través de los
impuestos el dotar a sus Fuerzas Armadas para la defensa de España y
de sus intereses, dentro y fuera en las operaciones internacionales,
de un arma adecuada a la modernización que se exige. El Ejército del
Aire tiene los F-18; la Marina, la fragata F-100, lo que nos hace
sentirnos no digo orgullosos, pero sí seguros en la política de
defensa que se ha aplicado.

Usted sabe, señor secretario de Estado, que no solamente hay una
correlación entre tecnología y fabricante, sino entre el instrumento
y la política de defensa que se va a hacer aquí. Si tiene que haber
una correlación entre la tecnología y el fabricante, es lógico que la
empresa Krauss Maffei-Rheinmetall trate de defender su producto en un
mercado competitivo. Las cantidades por las cuales se asigna Santa
Bárbara a General Dynamics son ridículas, la cantidad por la que se
lo lleva la empresa norteamericana casi no cubre ni el coste de un
carro Leopard. Esto tiene dos problemas, el primero, el político de
ser una empresa norteamericana, con una cabeza de puente en Europa
-como si fuera esto la división del general Patton en 1944,
desembarcando en las playas de Normandía con los blindados
americanos-, y, el segundo, que eso tiene que hacerse con una
correlación entre fabricante y tecnología, quedando el producto
tecnológico armonizado con la política de defensa europea, con
nuestros aliados, con el discurso del presidente Aznar sobre la
industria europea de defensa, haciéndolo realidad con hechos
palpables, sin brindar una puerta de entrada, una cabeza de puente
auténtico de desembarco de los M-1.

Esto es una suposición, pero usted mismo ha dicho que la comisión de
selección de privatizaciones está pendiente de ver este tema y, al
final, se pronunciará el Consejo de Ministros. Si llevamos ya cinco
años en los que la brigada acorazada ha estado operando en maniobras
y en la formación de su personal profesional con el Leopard, en el
modelo A-4, ¿qué vamos a decir a estos profesionales? ¿Que les vamos
a cambiar el tanque
porque puede ocurrir que Alemania retire la licencia y nos
tengamos que tragar el M-1 Abrams norteamericano? ¿Vamos a exigir a
nuestros profesionales que cambien todo su sistema logístico y de
apoyo? Porque un carro de combate puesto en el terreno de operaciones
no va por sí solo, requiere una asistencia logística de medios, de
conexiones electrónicas, etcétera, que nuestras Fuerzas Armadas,
sobre todo las del Ejército de Tierra, que salen muchas veces muy
depauperadas en los presupuestos del Estado, no alcanzan.

Termino diciendo que esa es nuestra postura, a favor de un proceso
lógico de respeto a lo que ha sido una decisión del Ministerio de
Defensa. En este momento no tengo ningún inconveniente en que se me
diga que me pongo del lado del Ejército de Tierra en sus criterios
para que sea el Leopard. Deseamos que no se den condiciones que
propicien un debate. Veremos qué dirá el parlamento alemán cuando
esto llegue allí. ¿Qué van a decir los parlamentarios alemanes a este
respecto a su Gobierno? Se sentirán al menos orgullosos, como
ciudadanos de un país de alta tecnología, de que el suyo haya creado
un producto. Decir a cualquier nación que se lo va a fabricar la
competencia me parece muy duro política, técnica, militarmente y en
cualquier aspecto. Yo deseo, señor secretario de Estado, que el
Gobierno español (otros diputados han tocado los aspectos laborales,
de ubicación, etcétera; mi postura es complementaria en la línea que
he dicho) plantee con sensatez este proyecto, porque estamos hablando
de un sistema estratégico y no de fabricar un producto más ni de
privatizar una empresa más por cuestiones puramente mercantiles o
económicas, sino que hay un valor en este caso no solamente
tecnológico, sino de coherencia con el Eurocuerpo y de coherencia con
el discurso en política de defensa, con el criterio de unión y el
criterio tecnológico de los sistemas de armas europeos, para que
Europa se dote de una serie de sistemas de armas que ya sabemos que
están ahí compitiendo.

Me parecería además verdaderamente lamentable que, cuando se está
hablando de que General Dynamics va a pagar a la SEPI, por la
privatización, mil millones de pesetas, no se tuviera en cuenta
-usted lo sabe, señor secretario de Estado- que General Dynamics
tiene lobby con el Pentágono y él financia con sus presupuestos el
diseño, construcción, etcétera, de sus armas (el ejército
norteamericano prácticamente no compra armas en el exterior) y el
Abrams de General Dynamic está concebido, fabricado y vendido con los
presupuestos del Pentágono. Esta es una valoración que añado a creer
que es políticamente incorrecto haber tomado esta decisión, y confío
en la sensatez del presidente Aznar para que haga valer su discurso
político de investidura y se paralice esta operación, reintegrándose
a quien había hecho la oferta más lógica, sensata y natural, que es
el constructor alemán del Leopard, salvando cualquier otra
disquisición económica. Estadecisión no se puede basar en que uno
haya ofrecido



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equis miles de millones más que el otro o cualquier argumentación de
puestos de trabajo que quieran darnos engañosamente para
convencernos.

Por esta razón y por coherencia con nuestro pensamiento, y en apoyo a
una decisión política y militar, he expresado mi criterio y el de mi
grupo.




El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la
palabra el señor Atencia.




El señor ATENCIA ROBLEDO: En primer lugar, quiero pedir disculpas a
la Presidencia y al secretario de Estado por incorporarme en este
momento a la Comisión y por no haber tenido oportunidad de oír
directamente la intervención del secretario de Estado debido a causas
aeronáuticas.

Quiero fijar la posición del Grupo Parlamentario Popular en esta
comparecencia. Nos parece que el asunto de la Empresa Nacional Santa
Bárbara es importante, pero conviene recordar, como ha hecho el
secretario de Estado en su intervención, que la Empresa Nacional
Santa Bárbara, actualmente incorporada dentro de la Sociedad Estatal
de Participaciones Industriales y, por tanto, en proceso de
privatización en función de una política global abordada por el
Gobierno del Partido Popular desde la pasada legislatura, es una
empresa que hasta 1996 ha tenido cuantiosas pérdidas, desde el punto
de vista económico, que obligaron a incorporarla a la SEPI para darle
una salida viable, como otras empresas españolas. En los últimos años
de gestión del Gobierno del Partido Popular, como ha destacado el
secretario de Estado, se han reducido en 25.000 millones de pesetas
las pérdidas de la empresa. El Gobierno de la nación, a través de la
SEPI, abrió el proceso de privatización de esta empresa con el
correspondiente trámite que se ha conocido y discutido sobradamente
en distintas comisiones de esta Cámara. Además, fue objeto de un par
de proposiciones no de ley en el Pleno del actual período de
sesiones, donde prolijamente pudimos entrar a analizarlo. Actualmente
estamos ante una decisión aún no definitiva, pendiente del informe
del Consejo Consultivo de Privatizaciones y de la decisión final de
Consejo de Ministros, que es a quien corresponde tomar la decisión.

La que hasta el momento ha adoptado la SEPI parte de tres criterios
básicos: primero, que el coste para el Estado es el más favorable,
que la propuesta que hace General Dynamics desde el punto de vista
del plan industrial es el más aceptable y el que ofrece más
viabilidad en proyectos de futuro y que, además, garantiza la
actividad en todas las plantas y factorías de la actual Empresa
Nacional Santa Bárbara, respetando las plantillas actuales que,
conviene recordar, han tenido una drástica reducción en los últimos
años, especialmente en los del Gobierno socialista, y que no sólo es
la que más respeta las plantillas, sino que hay un compromiso de
incremento durante los cinco primeros años y todo eso
suficientemente garantizado. Por tanto, desde el punto de vista de lo
que es el proyecto industrial, la propuesta que ha hecho la SEPI es
correcta, pendiente de los informes que correspondan.

Es natural que en esta Comisión exista preocupación respecto al
futuro de la Empresa Nacional Santa Bárbara. Precisamente la acción
del Gobierno del Partido Popular ha permitido que hoy pueda haber un
futuro para Santa Bárbara, cuando no lo tenía antes. Por otro lado,
hay proyectos importantes, como el carro de combate Leopard, que es
una preocupación para el Grupo Parlamentario Popular. Pero me consta,
como ha dicho el Gobierno en reiteradas ocasiones, y hoy lo ha hecho
el secretario de Estado, la garantía de este proyecto tan importante
para España y para la defensa española. Las explicaciones que ha dado
el secretario de Estado para garantizar la protección tecnológica,
antes de tomar una decisión definitiva, parece que está en el marco
de lo que debe hacer un gobierno responsable, anteponiendo los
intereses generales de España y los de un sector industrial que tiene
que ser viable. Lo fundamental es buscar la solución más adecuada
para la viabilidad de ese sector, para el cumplimiento de nuestros
compromisos y para las necesidades que tiene la defensa española.

Algunos deben vivir en otro país o en otra realidad cuando hacen
manifestaciones del tenor de las que mis compañeros han oído, y que
yo no he tenido oportunidad de escuchar, cuando se pone en duda lo
que ha sido una actuación seria y coherente. Lo que se ha pretendido
es dar todo tipo de garantías, especialmente para el gran proyecto
del carro de combate Leopard. Por eso, quiero reiterar desde el Grupo
Parlamentario Popular nuestro respaldo al Gobierno y la actuación
seria y coherente en el asunto de Santa Bárbara. Es evidente que el
Ministerio de Defensa está llevando a cabo sus actuaciones en
cumplimiento de los intereses generales de España y de los
compromisos que tenemos adquiridos.

Sin más, señor secretario, quiero mostrarle de nuevo el respaldo del
Grupo Parlamentario Popular en ésta su primera comparecencia ante
esta Cámara y concretamente ante la Comisión de Defensa, tal como lo
han hecho los demás compañeros, y la disposición de nuestro grupo
para trabajar siempre en favor del compromiso electoral, político y
de investidura que manifestaron el presidente Aznar ante el Pleno y
el ministro Trillo ante esta Comisión.




El señor PRESIDENTE: Señor secretario de Estado.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (Díez Moreno): Se han
repetido algunas cuestiones en las diversas intervenciones; voy a
intentar contestar a todas ellas aunque algunas sean horizontales.




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El señor Llamazares ha calificado la política industrial de marasmo.

No está el señor Llamazares, así que evito la contestación que iba a
dar a este calificativo; si se incorpora después, lo diré.

Voy a contestar al señor Aymerich, si no es incorrecto
procedimentalmente. Agradezco sus palabras de reconocimiento de la
otra actividad; uno siempre duda de si debió abandonarla o no, pero
la vida nos lleva donde no sabemos.

Reconozco al señor Aymerich una gran capacidad de anticipación. Yo
procuro trabajar sobre los hechos y sobre los datos que conozco; en
cuanto a lo que pueda venir, la política es también imaginación y
previsión de escenarios, pero esos escenarios están previstos y
sabemos lo que puede ocurrir. De todos modos, no creo que lo que
pueda ocurrir esté sólo en función de nuestras decisiones sino
también en función de las decisiones libres de los demás. Puedo
confirmar que la operación no es ruinosa sino todo lo contrario.

Se ha detenido el señor Aymerich en describir las propuestas
contenidas en la oferta de General Dynamics para desvalorizarlas. Me
habría gustado que hubiese hecho esa misma valoración respecto de las
propuestas contenidas en la oferta de Kraus Maffei, especialmente en
lo que afecta a los establecimientos que a él le interesan más
directamente. Insisto en que no existe punto de comparación entre las
ofertas. No voy a entrar en la dialéctica de defender una u otra; la
valoración en el nivel que nos encontramos la ha hecho SEPI y yo me
atengo a esa valoración. Puesto que algunas de SS.SS. han hecho
referencia a algunos contenidos de la oferta de General Dynamics, me
permito recordarles algunos de las más importantes. General Dynamics
se compromete al mantenimiento de la plantilla actual, no sólo
globalmente sino factoría por factoría, e incluso proyecta
incrementarla en 135 puestos de trabajo. Se compromete a la
continuidad de la actividad productiva en todas las factorías del
grupo. Va a aportar 13.800 millones de pesetas de facturación en
cuatro años mediante pedidos procedentes principalmente de Estados
Unidos. Materializará nuevas inversiones por importe de 10.000
millones de pesetas. Si se consuma el proceso, transferirá a la
Empresa Nacional Santa Bárbara nuevas tecnologías y nuevos productos
que permitirán obtener una importante reducción de costes e
incremento de la calidad. Va a ampliar los mercados de Santa Bárbara
en Estados Unidos y se compromete con las necesidades de la defensa
española y con la ejecución de otros proyectos en curso.

Cada uno puede valorar esta oferta, pero el ejercicio consiste en
compararla con la oferta alternativa. SEPI, en el ámbito de su
competencia, ha decidido que la oferta más ventajosa a efectos de
privatización era la de la empresa americana. Si esta comparación la
llevamos, como he dicho antes, al establecimiento de A Coruña, estoy
seguro de que el señor Aymerich podrá comprobar que entra en
contradicción al defender una
oferta para un establecimiento cuando son claramente distintas y es
mucho más favorable la de la empresa adjudicataria, por el momento.

Quiero negar la afirmación de afán especulativo de la Gerencia de
Infraestructuras. Precisamente, el afán que tiene la Gerencia es
evitar que se especule con los bienes del Ministerio de Defensa que,
por ser innecesarios, están en trámite de desafectación y colocación
en el mercado; y lo hace de muchas maneras, no utiliza una sola. A
veces, se ceden gratuitamente: cuando hay interés o necesidad pública
o el bien tiene carácter histórico; a veces se permutan y a veces se
enajenan pero, en todo caso, la Gerencia tiene una función y una
misión: la de allegar recursos a lo que son en este momento las
prioridades del Ministerio, es decir, la profesionalización y la
modernización de estructuras. En la GIF que yo conozco no identifico
ningún afán ni elemento de especulación.

Al señor Cuevas le parece que este es un proceso extraño, puede ser
una calificación, depende de lo que se quiera buscar y de lo que se
quiera admitir. Si no se admiten las explicaciones que se dan, la
extrañeza es una construcción mental que está al alcance de
cualquiera. Pero, por ejemplo, en tres formulaciones que ha
practicado el contratista principal es español, porque el contratista
principal del programa Leopard es la empresa Santa Bárbara, y todavía
no ha cambiado esa situación. En segundo lugar, existe un control del
programa que llevan a cabo no las empresas sino el Ministerio de
Defensa, y que está contenido y desarrollado en el convenio entre la
Empresa Nacional Santa Bárbara y Krauss Maffei, como, por otra parte,
se hace en cualquier convenio de construcción de armamento complicado
o con largo proceso de elaboración. En tercer lugar, insiste en lo
que estoy intentando con muy poco éxito distinguir. Una cosa son las
industrias de defensa. Señor Mardones, Estados Unidos hace mucho
tiempo que ha desembarcado en Europa en la industria de armamento, si
no, mire el ejemplo del Reino Unido en materia aeroespacial. No
queramos construir una fortaleza de Europa porque la globalización
industrial no permite fronteras. Tampoco creo que a Estados Unidos se
le tenga que tratar como enemigo, porque aquí se habla de aliados
para referirnos a los socios europeos, pero tan aliados son los
países europeos como los Estados Unidos, al menos estamos en la OTAN
con ellos; por tanto, no es el enemigo al que se da. Por supuesto, no
ha dicho S.S. esta expresión, es completamente mía.

Dice S.S. que la decisión política, tecnológica y militarmente es
incorrecta. La única decisión que hay por el momento es la de SEPI, y
yo insisto en que SEPI tiene que decidir con sus criterios de
privatización. En mi opinión, de acuerdo con estos criterios, ha
decidido correctamente. El proceso no está ultimado por cuanto queda
el dictamen del Consejo Consultivo de Privatizaciones y queda el
acuerdo del Consejo de Ministros. Por tanto, es muy posible que no
solamente por su



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intervención sino por la asunción de las propias responsabilidades el
Consejo de Ministros, a la hora de decidir, tenga en cuenta esos
aspectos, políticos, tecnológicos o militares. Por el momento, como
lo único que existe es una decisión de un consejo de administración
de una entidad encargada de privatizaciones, insisto, como después
repetiré si llega el portavoz de Izquierda Unida, en la expresión que
ha utilizado de procedimiento confuso.

Señor Mardones, la protección de las tecnologías son posibles, por
muchas dificultades que a S.S. le parezca que tienen, hasta tal punto
que, según la información que tengo, esos flecos que quedan del
acuerdo de protección de tecnología son puramente jurídicos y no
técnicos. Han alcanzado acuerdo en lo que es la técnica para proteger
la tecnología Leopard de General Dynamics, y lo que discuten ahora
son cuestiones jurídicas derivadas del límite de la indemnización en
caso de responsabilidad o, como usted ha anticipado, de un problema
de imputación de carga de la prueba; pero están hablando de problemas
jurídicos, no técnicos, y no es éste el único ejemplo que hay. Hay
más ejemplos en donde se practica la protección de tecnología con
éxito y en programas igualmente complejos.

Señor Mardones, lo hemos dicho en todas las intervenciones, que todos
somos favorables a la industria europea de la defensa, y en ese
camino estamos empezando. El peor ejemplo que se podía poner es
precisamente el de carros de combate, y usted mismo lo ha dicho.

Francia tiene un carro de combate, el Reino Unido tiene un carro de
combate y somos los alemanes y nosotros los que queremos tener el
mismo carro de combate. Por tanto, la industria europea de defensa no
se resentirá mucho si no conseguimos lo que para nosotros sigue
siendo prioridad, que es llevar a cabo el programa Leopard. Y si no
ocurre, no será por nuestra decisión, sino por decisiones que tomen
otros.

Quiero informar a S.S. sobre la diferencia del coste económico de las
ofertas de los dos últimos licitadores de la privatización que es de
40.000 millones de pesetas. Por escaso que le parezca a S.S. el coste
de la privatización en una oferta, la diferencia de ofertas, de unas
y otras, teniendo en cuenta los conceptos que incorporará este coste
puramente económico -y prescindo de lo que es el proyecto industrial
y prescindo del tema de plantillas, el coste económico puro-, hay una
diferencia a favor de la oferta de General Dynamics de 40.000
millones de pesetas. Yo creo que todos estamos a favor del programa
Leopard. Es indudable que son muchos años los que ya hemos invertido
en el entrenamiento con los Leopard de la categoría anterior
e inferior y que por nuestra parte haremos lo posible por que este
programa se lleve adelante con independencia de quiénes sean los
propietarios de las empresas europeas o las empresas españolas
privatizadas. La oferta de Krauss Maffei no es la más lógica. Insisto
en que no quiero profundizar en la calificación de las ofertas,
pero no es la más lógica, teniendo en cuenta el interés europeo
de la industria de defensa militar.

Señor presidente, aunque el señor Llamazares no se encuentre en la
sala, creo que es cortesía, al menos para que conste en el «Diario de
Sesiones», que conteste a su intervención. El señor Llamazares ha
hablado de marasmo de la política industrial. No sé si es este
marasmo el que ha llevado a España a un desarrollo económico como el
que hemos tenido estos últimos años y como el que está previsto no
por el Gobierno español, sino por todas las instancias
internacionales en los próximos años. El señor Llamazares ha
presentado unas conclusiones que son suyas porque no puedo hacerlas
mías. Cuando yo hablo de acuerdo correcto de SEPI me estoy
refiriendo, como ya he dicho, al ámbito de SEPI, no a un acuerdo
correcto en otros niveles que no le corresponde a SEPI. No se trata
de un acuerdo cerrado, salvo que sea el acuerdo cerrado en el ámbito
de SEPI. Es un acuerdo necesario dentro de un proceso que tiene que
terminar con un dictamen del consejo consultivo y con un acuerdo de
Consejo de Ministros. Por tanto, si él se fija en el acuerdo en
sentido estricto, es un acuerdo de SEPI y, por tanto, adoptado, pero
si nos fijamos en el proceso de privatización, es una fase de ese
proceso. Reitero las consideraciones que he hecho antes en materia de
política de privatizaciones como instrumento de la política económica
del Gobierno y que ha permitido a España el crecimiento y desarrollo
económico que también he reiterado. Quiero recordar que existen dos
condiciones previstas expresamente en el acuerdo entre la Empresa
Nacional Santa Bárbara Blindados y Krauss Maffei para llevar a cabo
el programa Leopard. Por tanto, hasta que esas condiciones no se
cumplan no sabremos cómo puede continuar el proceso. No podemos
anticipar un proceso antes de que las condiciones se cumplan. Las
condiciones se han cumplido: primero, se ha adjudicado la empresa a
una sociedad distinta de la titular de la licencia del programa
Leopard y, segundo, como consecuencia de lo anterior, es necesario
llegar a un acuerdo sobre protección de tecnología que es en lo que
se está trabajando en este momento. El Gobierno español en este
momento lo único que puede hacer es pedir que se cumpla lo previsto
en el contrato como condiciones del mismo, porque para eso se ponen
las condiciones, para que si se cumplen y se dan, tengan las
consecuencias que el propio contrato prevé. Desde un punto de vista
estrictamente técnico y jurídico nos movemos en el cumplimiento
contractual de un acuerdo entre Krauss Maffei y Santa Bárbara. Si
alguna de las partes incumple ese acuerdo no será precisamente la
parte española.

Señor Llamazares, había empezado a contestarle. Lamento su ausencia,
aunque he esperado a ver si volvía. Menciona S.S. también la técnica
de la acción deoro. La acción de oro sólo es posible en aquellas
sociedades



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que cotizan en Bolsa y que, al privatizarse, el Estado no es que se
reserve una acción que tenga poderes extraordinarios, sino que se
incorpora un régimen de autorización administrativa previa
equivalente en muchos aspectos a lo que en otros sistemas es la
acción de oro, pero no existe ninguna acción que se haya reservado el
Estado en Telefónica o en Tabacalera o en Repsol, sino un régimen de
autorización administrativa para determinados acuerdos. Este régimen
no es posible cuando no existen acciones que privatizar y no se
produce esa privatización a través del procedimiento de salida a
Bolsa, sino a través de un procedimiento de acuerdo prácticamente
industrial.

Sigo insistiendo en que no es posible hablar en términos de
represalia entre aliados, y dentro del término aliados incluyo a
Estados Unidos. Lo que pueda ocurrir en relación con el contrato de
arrendamiento pendiente de renovar, habida cuenta del retraso en la
iniciación del programa Leopard y en la fabricación de los primeros
carros, o lo que pueda ocurrir con la licencia del carro de combate
Leopard en cuanto a su mantenimiento o denegación, teniendo en cuenta
que en este momento esa licencia está concedida y que el
licenciatario es la empresa Klauss Maffei, no será por nuestra
actuación; no será por nuestra actuación o nuestra posición que tanto
uno como otro tema no puedan llevarse a efecto. Por tanto, si hay un
acto denegatorio de licencia tendremos que estudiar la nueva
situación; si en los contratos de cesión o arrendamiento de los 108
carros, vigentes en este momento, se producen condiciones financiera
o políticamente inaceptables para nuestro país, tendríamos que ver y
estudiar alternativas. Yo prefiero pensar en escenarios positivos;
pensar que se deben cumplir las condiciones contractualmente
previstas y que llevar adelante el programa Leopard siendo
propietaria de la empresa Santa Bárbara una empresa de un país aliado
no es incompatible con permitirse técnicamente poder ejecutar y
desarrollar las cláusulas de protección de tecnología.

Nada más, señor presidente. Muchas gracias a todos ustedes por sus
aportaciones.




El señor PRESIDENTE: Brevísimamente, tiene la palabra el señor
Aymerich.




El señor AYMERICH CANO: Una pequeñísima aclaración. Cuando yo valoro
las condiciones establecidas -las que conozco- para la factoría de A
Coruña, y en general para la empresa nacional Santa Bárbara,
ofrecidas por General Dynamics no las comparo con la otra oferta,
sino que estoy valorando la decisión de privatizar en sí. Yo no soy
miembro de ningún lobby de la empresa Klauss Maffei, ni mucho menos;
lo que estoy valorando, y negativamente, es la propia decisión de
privatizar, no comparando ofertas; seguramente cualquiera de ellas
hubiera sido negativa, como estamos comprobando.

El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Cuevas.




El señor CUEVAS DELGADO: Sólo una precisión. A tenor de las palabras
del señor secretario de Estado lo que tienen que hacer es cambiar el
criterio, porque ya no hace falta que sea una empresa española.

Evidentemente, cuando se venda a General Dynamics ya no será
española.

No me ha contestado en relación con el posible escenario si este
contrato no se puede hacer y no se puede fabricar el Leopard en
España. Ha hablado de que los escenarios se han contemplado, pero ha
dicho que no se va a anticipar a ellos. Yo creo que en una Comisión
como ésta y tratándose de la defensa sí tiene que haber alguna
respuesta, alguna previsión del Ministerio.




El señor PRESIDENTE: Tiene la palabra el señor Mardones.




El señor MARDONES SEVILLA: Con gran brevedad, señor presidente. El
señor secretario de Estado interpreta cierta animosidad en mi
discurso al considerar como enemigo a USA. Usted dice que somos
aliados. Sí, somos aliados en Kosovo y en algunas operaciones de ese
tipo, pero en la guerra comercial somos competidores, y estoy
hablando de la industria europea. Es decir, se trata de dos
escenarios «bélicos» muy distintos: aliados en Kosovo, aliados en la
OTAN, y con gran convicción por parte de mi grupo, de España y del
Gobierno, estando, como estamos, presididos en esta Comisión por
quien hasta hace poco ha sido presidente de la Asamblea del Atlántico
Norte, con gran prestigio para la clase política española y nuestros
intereses internacionales, pero enemigos en lo comercial, señor
secretario de Estado o, al menos, competidores. Como le recordaba,
estamos en el escenario de una guerra comercial y tecnológica entre
la industria norteamericana pesada de defensa y la industria europea,
y no me sirve el ejemplo puesto. El dominio tecnológico sobre
comunicaciones por satélite que tienen es tremendo; ahora, en cuanto
a que han entrado en Europa a través de la cabeza de puente del Reino
Unido, le diré que ya sabemos que el Reino Unido va de la mano de los
norteamericanos en todas las operaciones. Estamos hablando de lo que
está siendo en estos momentos el desarrollo en el campo de la
aeronáutica con el programa Airbus, con el programa Eurofighter 2000,
y ellos ven que pierden una cuota de mercado, pierden un escenario de
venta de sus productos de alta tecnología, ya sean aviones de
combate, ya sean carros de combate, etcétera, de alto valor. ¿Que hay
una cláusula de protección de tecnología que usted trata de defender,
señor secretario de Estado? Me parece una ingenuidad. Yo comprendo
que a usted no le resulte grato comparecer en esta Comisión de hoy
porque viene como lo que es, como secretario de Estado



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de Defensa, pero a veces le sale un discurso que parece que es el
secretario de la SEPI; ahí se produce una especie de sustitución de
papeles. Yo comprendo que, desde el punto de vista gubernamental, es
muy delicado este tema, pero la SEPI tendrá sus abogados defensores y
supongo que el Ministerio de Defensa tendrá que tener una coherencia
con haber seleccionado el programa Leopard. ¿Que es una ingenuidad la
transferencia de tecnologías? Por cosas parecidas, señor secretario
de Estado, las autoridades norteamericanas le acaban de pedir al
Gobierno español la extradición de López de Arriortúa. Fíjese usted
si son celosos los norteamericanos, como cualquiera, con la
tecnología, que la creencia, la sospecha o la evidencia de que este
señor se marchó de una fábrica de automóviles norteamericana y se fue
a una fábrica de automóviles europea con los papeles en su cartera ha
producido demandas judiciales contra él que terminan en España con
una petición oficial norteamericana de extradición por cuestiones de
transferencias de tecnologías, con todas las cláusulas que se quieran
poner.

Dice usted que ojalá esto se lleve a efecto. También lo comparto, en
la medida que defendemos una congruencia. Usted plantea si esto no se
lleva a efecto. Me deja usted una tremenda duda sobre si vamos a
terminar sin el Leopard y con el AM-1 norteamericano Abrams ¿Que la
decisión la tomen otros? La podrán tomar otros porque nosotros no
somos los dueños de la patente del Leopard en España, pero lo que yo
digo es que no les propiciemos el cambio de decisión. Se dice que hay
que respetar las cláusulas contractuales. Las condiciones
contractuales se respetan en la medida que no atenten contra un bien
superior. ¿Cuál es el bien jurídico a proteger aquí? Yo estoy en la
situación de entender que el bien jurídico que estamos defendiendo,
como diríamos en el lenguaje jurídico, es la industria europea de
defensa, es un producto tecnológico, el Leopard, es la consecuencia
de un producto operativo para nuestro Ejército de Tierra en las
unidades acorazadas y dentro de la apuesta no solamente como aliados
sino de un instrumento de coherencia y de cohesión tecnológica en los
campos de operaciones. Es que no es lo mismo, en un avión de
transporte, meter Abrams, que meter Leopard, que meter AMX porque son
volúmenes, pesos y condiciones distintas. En Europa estamos tratando
de diseñar un gran avión de transporte que va a ser de uso militar
fundamentalmente, que no es para trasladar vituallas, es para
trasladar material pesado que hay que poner operativamente en las
fuerzas de proyección que tiene España, y no solamente es el carro
sino el vehículo que transporta al carro. Quería dejar aclarado esto,
señor presidente, en el tiempo que me ha concedido. Enemigos, no;
aliados. Por supuesto, contrincantes competitivos, sí, porque el
escenario es otro, y si no que les pregunten a los países europeos
ante la Organización Mundial de Comercio lo que nos está pasando con
nuestros aliados de allende los mares.

El señor PRESIDENTE: Señor secretario de Estado, tiene la palabra.




El señor SECRETARIO DE ESTADO DE DEFENSA (Díez Moreno): Con toda
brevedad, señor presidente.

El señor Aymerich ha planteado la cuestión del proceso general de la
política de privatizaciones. El Gobierno tiene la política que tiene,
la ha aplicado con éxito en la pasada legislatura y yo insisto en que
ha sido uno de los instrumentos del desarrollo de nuestra economía.

En cuanto a la fábrica de A Coruña, reitero también que sería un buen
ejercicio comparar ambas posiciones.




Al señor Cuevas solamente tengo que decirle que estamos trabajando
sobre la hipótesis y el escenario que tenemos en este momento. Para
poder explicar aquí una alternativa tendría que ser estudiada en
profundidad; no se puede improvisar ni se puede estudiar en
profundidad una alternativa distinta. En este momento, la que tenemos
es ésta y estamos concentrados en ella intentando sacarla adelante.

Estoy de acuerdo con el señor Mardones en que una cosa son los
aliados y otra cosa son las guerras comerciales, pero se ha olvidado
de mencionar las guerras comerciales de dentro de Europa. Podríamos
también hablar mucho sobre nuestras guerras comerciales con los
países europeos. Me es muy grato, señor Mardones, venir como
secretario de Estado de Defensa, tenga la seguridad. Señor Mardones,
se puede proteger la tecnología. Déjelos usted a ellos; si han
llegado a un acuerdo de protección, déjelos a ellos, no nos metamos
en su terreno. Si han llegado a un acuerdo técnico de protección es
que es posible, y que terminen el acuerdo. Finalmente, es cierto que
las cláusulas contractuales, como todo contrato, cede ante los
intereses generales, pero yo creo que ninguna de las dos partes
habría introducido una cláusula contractual de esta naturaleza si
pensara que con su cumplimiento se infringirían los intereses
generales. Por tanto, está hecho a conciencia y creo que ambas
partes, que ni mucho menos son primerizas en este tipo de
negociaciones, saben lo que firman y lo que pactan.

Finalmente, señor presidente, querría agradecer al portavoz del Grupo
Popular las palabras de apoyo que ha pronunciado y decirle que me
alegro de su llegada al fin. Nada más.




El señor PRESIDENTE: Seguramente esta sesión ha sido la última de la
temporada, de manera que me cumple desearles que tengan ustedes las
mejores, más fructíferas y reposadas vacaciones. Y como es harto
probable que en el momento de la reanudación de los trabajos
parlamentarios no me encuentre aquí, ni en esta silla ni en este
Parlamento, quisiera decirles unas palabras de reconocimiento y de
despedida. De reconocimiento porque durante el breve tiempo que he
presidido esta Comisión no he tenido por parte de ustedes



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más que apoyo, comprensión y solidaridad y se lo quería agradecer. Es
también una despedida al Parlamento español, en el cual he estado
durante unos buenos años de mi vida y quería transmitir a través de
ustedes el reconocimiento y la satisfacción que me cumple por haber
estado durante tanto tiempo al servicio de España. Asimismo, quería
decirles en este momento de despedida que allí donde esté me
encontrarán ustedes siempre a su disposición, exactamente con el
mismo
grado de amistad, de cooperación y de solidaridad que hemos ido
desarrollando en el curso de estos últimos -ya bastantes- años.




Gracias y hasta siempre.




Se levanta la sesión.




Era la una y treinta minutos de la tarde.