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DS. Congreso de los Diputados, Comisiones, núm. 38, de 22/06/2000
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CORTES GENERALES



DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS



COMISIONES



Año 2000 VII Legislatura Núm. 38



RÉGIMEN DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS



PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. NARCÍS SERRA I SERRA



Sesión núm. 3



celebrada el jueves, 22 de junio de 2000



Página



ORDEN DEL DÍA:



Comparecencia del señor ministro Portavoz del Gobierno (Cabanillas
Alonso) para informar sobre las líneas generales de la política de su
Departamento. (Número de expediente 214/000017.) . . . (Página 710)



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Se abre la sesión a la una y treinta y cinco minutos de la tarde.




El señor PRESIDENTE: Buenas tardes. Vamos a iniciar la sesión de la
Comisión en la que comparece el ministro Portavoz del Gobierno, a
petición propia y del Grupo Parlamentario Socialista. Parece que lo
oportuno será que escuchemos, en primer lugar, al ministro y luego
demos la palabra a los grupos que quieran hacer uso de ella, tanto si
habían solicitado o no la comparecencia, puesto que el tema de la
comparecencia del ministro en esta Comisión o en otra ha sido objeto
de debates. Va a empezar el Grupo Parlamentario Socialista y de mayor
a menor intervendrán los grupos que lo soliciten, cerrando, como
siempre, el Grupo Parlamentario Popular. Habrá una réplica del
ministro y, a no ser que algún grupo considere que ha habido
alusiones personales, con ésta consideraríamos cerrada la
comparecencia.

Tiene la palabra el señor ministro Portavoz del Gobierno.




El señor MINISTRO PORTAVOZ DEL GOBIERNO (Cabanillas Alonso): Señoras
y señores diputados, comparezco hoy ante SS.SS. a petición propia
para informar sobre las líneas generales de la política informativa
del Gobierno, en cumplimiento del mandato constitucional que regula y
establece el control de las Cortes Generales sobre la acción del
ejecutivo. Es un gran honor comparecer ante esta Comisión de Régimen
de las Administraciones Públicas del Congreso de los Diputados y es
mi intención transmitir a esta Comisión, tal y como fue mi propósito
el pasado martes en mi comparecencia en la Cámara Alta, las líneas
sobre las que va a fundamentarse mi actuación, algo especialmente
necesario por razón de la atribución de rango ministerial a las
funciones cuya responsabilidad ostento.

Trataré de identificar tanto los objetivos que pretendo conseguir
durante la presente legislatura, esto es, qué nuevos propósitos van a
perseguirse sobre la base de las políticas anteriormente
desarrolladas en la Secretaría de Estado de Comunicación, como
referirme a los medios de que dispondremos para la consecución de los
mismos, la estructura orgánica adoptada a estos efectos y la
consiguiente distribución de las distintas políticas entre cada una
de las unidades que lo conforman. Es necesario, sin embargo, exponer
con anterioridad a estas cuestiones cuáles son los principios
generales que enmarcan la actuación del ministro Portavoz y la de sus
colaboradores.

En primer lugar, debo manifestarles mi muy profunda convicción en la
estrecha relación existente entre la información y la formación de la
libre voluntad política de los ciudadanos en las sociedades
democráticas. La participación responsable de los ciudadanos en los
procesos de decisión política en el seno de las sociedades
modernas presupone que el individuo conozca suficientemente las
cuestiones y materias que han de resolverse, así como las decisiones
adoptadas por los órganos constitucionalmente reconocidos al efecto,
al objeto de poder valorarlas, aprobarlas o rechazarlas. Democracia e
información constituyen de este modo dos valores indisolublemente
unidos, que deben estar suficientemente amparados desde los poderes
públicos. Todo ello puede conseguirse mediante la generación de
mecanismos de interacción directa, fundamentalmente, entre el
Gobierno y los ciudadanos, y a eso contribuyen, sin duda y de forma
creciente además, las oportunidades generadas por las nuevas
tecnologías. Sin embargo, es indudable que todavía al día de hoy los
medios de comunicación social en sentido clásico siguen constituyendo
uno de los elementos de engarce y configuración básicos del Estado
social y democrático de derecho. De hecho, no está de más recordar en
este punto los preceptos constitucionales que subrayan lo
anteriormente descrito.

Tal y como afirma el artículo 20 de la Constitución, la acción del
Gobierno, y en particular la política informativa del mismo, ha de
tener en cuenta el reconocimiento y especial protección de los
derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y
opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de
reproducción y a comunicar o recibir libremente información veraz por
cualquier medio de difusión. Asimismo, la propia Constitución en su
artículo 53, apartado 1.o, establece que los derechos y libertades
reconocidos en el capítulo segundo vinculan a todos los poderes
públicos. Sólo por ley, que en todo caso deberá respetar su contenido
esencial, podrá regularse el ejercicio de tales derechos y
libertades. La información se constituye de este modo como un derecho
de los ciudadanos, pero también, y muy especialmente, como un deber
en el ámbito de actuación de los poderes públicos frente a estos. La
transparencia de la acción del Gobierno se convierte así en un valor
en sí mismo, íntimamente relacionado en nuestro ordenamiento jurídico
con el valor constitucional del pluralismo político.

Soy consciente del necesario contrapeso que los medios de
comunicación social ejercen sobre la actuación gubernamental y sobre
la importancia que el desarrollo de éstos ha tenido en la
clarificación de la actuación cotidiana del Ejecutivo. En el logro de
estos objetivos y, en definitiva, para garantizar que la acción que
emana del Gobierno responda a los principios de transparencia y de
coordinación pretendo que se enmarque mi actuación. Por eso, la tarea
fundamental que me compete, que no es otra que la difusión y
explicación a los ciudadanos de las políticas y actuaciones concretas
del Gobierno, debe realizarse de acuerdo con un respeto escrupuloso
del pluralismo de la sociedad, cuya expresión pública es la propia
pluralidad de los distintos medios y grupos de comunicación.




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Pretendo desarrollar la política informativa del Gobierno concediendo
a todos los medios las mismas opciones de hacer llegar al ciudadano
la defensa que el Gobierno hace de los intereses generales y cómo
trata de resolver todos y cada uno de los problemas que afectan a los
españoles. Considero básico mantener un absoluto respeto a la
independencia de los medios de comunicación, tanto públicos como
privados. Desde esta creencia, mi relación con los medios, y en
íntima conexión con el propio respeto del pluralismo, será siempre la
de estar al lado de sus preocupaciones y necesidades y hacer todo lo
que esté en mis manos para que esta convicción se plasme en la
realidad.

Asimismo, pretendo que la objetividad sea un principio rector de mi
actuación. Considero fundamental delimitar con claridad la necesaria
explicación y difusión de la actuación gubernamental como reflejo de
un programa de Gobierno apoyado por una amplia mayoría parlamentaria
y la defensa de los intereses particulares de las formaciones
políticas. Mi función es la de dar a conocer a la opinión pública la
gestión del Ejecutivo, y en ello centraré todos mis esfuerzos.

Es mi propósito informar y consiguientemente facilitar el control de
todas aquellas actuaciones llevadas a cabo por los distintos
ministerios, combinando la máxima objetividad y claridad, explicando
las razones de su adopción y facilitando la comprensión por parte de
los ciudadanos, tanto de los derechos y beneficios aparejados a las
mismas como de las obligaciones que éstas les comportan tanto para
estos ciudadanos como para su Gobierno. En cualquier caso, el respeto
del pluralismo, tanto en su vertiente política como en lo que atiende
a la actuación de los medios de comunicación social, y la búsqueda de
la objetividad en la actuación por mi parte se enmarcan en un
constante respeto y promoción de la libertad de expresión. Creo
firmemente en la condición de ésta como uno de los derechos más
fundamentales y cuya defensa debe enmarcar de un modo especial la
actuación de los poderes públicos y, por supuesto, la mía.

En segundo lugar, y más allá de la formulación genérica de los
principios en que ha de enmarcarse mi actuación -que, lejos de
constituir una mera formulación teórica, constituyen una profunda
convicción personal-, es preciso destacar que la política informativa
del Gobierno debe realizarse de acuerdo con un cumplimiento estricto
de los preceptos legales que la sustentan y que se recogen en el Real
Decreto 811/2000, de 19 de mayo, y en el cual se atribuyen al
ministro Portavoz como ámbito competencial una serie de funciones que
podríamos clasificar en dos grandes apartados: en primer lugar, el
componente gubernamental de la política informativa responsable de la
transmisión y divulgación de la acción del Gobierno hacia los
ciudadanos; en segundo lugar, la responsabilidad informativa de
carácter institucional y de Estado que debe atender los compromisos
informativos en los viajes y
visitas de Estado y en los eventos de naturaleza y ámbito comunitario
e internacional.

Paso a enumerar a continuación estas funciones reglamentariamente
establecidas. La primera, la coordinación de la política informativa
del Gobierno. Es evidente que cada departamento ministerial tiene
atribuidas unas competencias y desarrolla una estrategia de actuación
individualizada y sujeta como tal al control de las comisiones
parlamentarias especializadas en sus respectivos ámbitos de
actuación. Es evidente también que en este primer ámbito la labor del
portavoz es complementaria y se limita a apoyar a los distintos
ministerios. A su vez, será labor primordial del portavoz reiterar a
la opinión pública el plan general de actuación del Gobierno plasmado
en el discurso de investidura y anualmente actualizado en los debates
de estado de la Nación, así como sus progresivos cumplimientos. Por
último, y en tercer lugar, es asimismo función de este ministro
procurar que la difusión de la actuación del Gobierno a los
ciudadanos se consiga de una forma lo más clara, sencilla y objetiva
posible. Para ello es preciso, especialmente en todas aquellas
materias de actuación que entran en el ámbito competencial de varios
ministerios, transmitir a los medios de comunicación, y, en última
instancia, a los ciudadanos, una información coherente y homogénea
que refleje la actuación del Gobierno y la interconexión existente
entre las responsabilidades de los distintos departamentos. Es aquí,
en este apartado, donde la función de coordinación se despliega con
toda su intensidad.

En segundo lugar, junto a esa función de coordinación, la realización
y difusión de los comunicados del Gobierno y de su presidente. En
efecto, una de las formas en las que diariamente se plasma nuestra
función es la realización y posterior remisión a los medios de
comunicación social de aquellas informaciones concretas que,
particularmente, pueden afectar a los ciudadanos. A estas y otras
tareas, como la elaboración de productos informativos difundidos a
través de Internet y que implican un permanente servicio de
seguimiento que en la actualidad dedica a más de 60 personas -la
mayoría de los cuáles son periodistas y que mantienen su actividad de
forma ininterrumpida las 24 horas todos los días del año-, hay que
dedicar una atención preferente.




En tercer lugar, la información sobre acuerdos y decisiones del
Consejo de Ministros y las actividades del presidente del Gobierno.

Con posterioridad, como saben SS.SS., a la finalización del Consejo
de Ministros y dentro de los límites del secreto de las
deliberaciones de éste, es mi función tratar de transmitir los
contenidos más relevantes que se hayan discutido y aprobado en el
mismo. Asimismo es mi propósito, y también, evidentemente, mi
función, que tanto en el marco de la información sobre los acuerdos
del Consejo de Ministros como de forma continua a lo largo de toda la
semana cualquier actividad relevante del



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presidente se transmita en el menor tiempo posible a los
representantes de los medios de comunicación social. Permítanme
compartir con ustedes algunas cifras al respecto. Han sido más de
5.000 folios, correspondientes a las ruedas de prensa de los 189
consejos de ministros celebrados en la anterior legislatura, los que
se han transcrito y transmitido por vía de Internet y 2.490 los
representantes de medios de comunicación nacionales y extranjeros que
se han acreditado durante la pasada legislatura en relación con actos
de carácter informativo.

En cuarto lugar, también está la coordinación de los servicios
informativos, sobre todo en el exterior. Es especialmente importante
desarrollar una función integradora de los servicios informativos del
Estado en el exterior y reforzar el papel de las consejerías de
información en el extranjero. Es éste sin duda uno de los principales
medios de que disponemos para, contando con la necesaria coordinación
con el Ministerio de Asuntos Exteriores, potenciar la imagen exterior
de nuestro país. Recordemos aquí, aunque luego me extenderé sobre la
cuestión, la existencia de 17 consejerías de información que realizan
una importante función de apoyo en el terreno informativo y de
creación de imagen de España en los medios de comunicación social en
el exterior, tanto por medio de un seguimiento cotidiano de las
informaciones aparecidas en los medios informativos de ese país como
por la distribución de información allí sobre España a los
periodistas y al público en general.

En quinto lugar, y ligado íntimamente a este último punto, estaría la
relación con los medios de comunicación extranjeros. Este ministro
tratará de dar una respuesta adecuada a las demandas de aquellos
medios de comunicación nacionales y sobre todo extranjeros, desde el
convencimiento de que ello permitirá acercar la actuación del
Gobierno a sus destinatarios y, de este modo, cumplir el objetivo de
dar a conocer la realidad plural española en el contexto
internacional. En este sentido, han de significarse las cerca de 100
entrevistas concedidas a medios de comunicación extranjeros por parte
del presidente del Gobierno durante la pasada legislatura, los 187
corresponsales y los 77 colaboradores acreditados en España y
procedentes de más de 30 países que se benefician de esta labor de
asistencia que facilita de forma significativa su tarea en nuestro
país, especialmente en lo relacionado con los trámites ante los
distintos departamentos ministeriales.

En sexto lugar, dentro de estas competencias tasadas estaría la
cobertura informativa de los viajes y visitas de Estado. Así como los
medios de comunicación nacional reflejan -siempre dentro de las
lógicas discrepancias a que su respectiva línea editorial les
conduce- una imagen fidedigna de los intereses del Estado, es preciso
realizar un notable esfuerzo para potenciar que nuestro país sea
percibido en el exterior evitando aquellos estereotipos que nos han
caracterizado históricamente.

Todo ello es capital en un mundo crecientemente globalizado,
en el que el bienestar de los españoles va a depender crecientemente
de las actividades que desarrollemos fuera de nuestro país. A estos
efectos, el aprovechamiento óptimo de las visitas y viajes de Estado
es capital y a ello contribuye esencialmente una adecuada cobertura
informativa de las mismas. Tanto cuando un mandatario extranjero se
desplaza a nuestro país como en las ocasiones en que representantes
de nuestro Gobierno realicen alguna actividad en el exterior, es mi
propósito que la imagen de España se potencie en la mayor medida
posible. Si la cobertura de los 12 viajes de Estado realizados por
Sus Majestades los Reyes durante la pasada legislatura, los 102
viajes oficiales al exterior del presidente del Gobierno, los 81
viajes de jefes de Estado y de Gobierno de España y las 11 cumbres
bilaterales o multilaterales celebradas en nuestro territorio
supusieron un constante esfuerzo, es evidente que el objetivo de este
Gobierno es el de relanzar la imagen exterior de España durante el
presente período y, además, en un momento en que la carga de trabajo
es previsible que crezca de forma notable a la vista de la apretada
agenda exterior prevista.

En séptimo y último lugar, dentro de esas competencias tasadas
estaría la asistencia a las actividades y comparecencias públicas del
presidente del Gobierno; cuando actúe en esta condición, su actuación
pública, en especial en lo que atiende a sus comparecencias ante los
medios de comunicación social, obviamente es competencia de este
ministro.

Una vez expresados los principios generales de la política
informativa del Gobierno y las competencias determinadas
reglamentariamente, deseo señalar que las prioridades de mi
departamento girarán en torno a tres ejes fundamentales, que, de
hecho, habrán derivado ustedes de alguna de mis manifestaciones
anteriores. En primer lugar, potenciar la presencia de España en el
exterior y atender con eficacia y dignidad los compromisos
internacionales de nuestro país. En segundo lugar, proceder a una
notable renovación tecnológica del departamento. En tercer lugar,
potenciar el rendimiento informativo y aproximar la actuación del
Gobierno a las demandas más profundas y sensibles de los ciudadanos.

Repasemos cada uno de estos puntos. En primer lugar -decía-,
potenciar la presencia de España en el exterior. Aquí nuevamente
quiero referirme a las consejerías de información. La Administración
del Estado tiene una red de consejerías de información en el exterior
encuadradas en las correspondientes embajadas españolas y cuya
responsabilidad es mantener la relación con los medios de
comunicación del país y colaborar en la proyección internacional del
nuestro. Anteriormente, todas estas consejerías estaban asignadas a
la Secretaría de Estado de Comunicación y, consiguientemente, ahora
pasan a depender de mi estructura deapoyo. En la actualidad hay 17
consejerías, de las cuáles



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9 están en Europa: París, Londres, Lisboa, Bruselas ante el Reino de
Bélgica, Bruselas ante la Unión Europea, Berlín, La Haya, Moscú y
Roma. Seis están en América: Washington, Nueva York, México, Santiago
de Chile, Buenos Aires y Caracas. Por último, dos están en África,
que cubren, respectivamente el Magreb, Rabat y el Próximo Oriente, El
Cairo. En Washington hay un consejero adjunto, puesto que también
está previsto en Londres, Berlín y Bruselas. Hay que potenciar esta
red de consejerías, mejorando su organización y medios humanos e
informáticos para servir a la activa política exterior española en
sus vertientes diplomática, cultural y comercial, estableciendo o
reformando nuestro trabajo en aquellas áreas donde la creciente
presencia española, el desarrollo del país o región y las exigencias
de la globalización así lo requieran. Pienso especialmente en Extremo
Oriente, Europa del Este, Brasil y Sudáfrica.

Compete al ministro Portavoz y a su departamento la dirección y
coordinación de la acción informativa que desarrollen estas
consejerías, y, como he anunciado, me propongo proceder a una
renovación y actualización de sus funciones y medios, así como a
realizar un estudio pormenorizado de la conveniencia de abrir nuevas,
atendiendo a rigurosos criterios de oportunidad política y de
disponibilidad presupuestaria y en clara sintonía con los antedichos
objetivos de la política exterior española y de la proyección de
España en el exterior.

En segundo lugar, en este contexto de potenciación hacia el exterior,
hay que hacer una obligada referencia a los corresponsales
extranjeros en España. Es preciso atender la constante y activa
presencia de las autoridades e instituciones españolas en todos los
foros y escenarios, ya sean europeos, americanos o también de países
emergentes del norte de África o Asia. Obviamente, esta mayor
presencia de España en el exterior también será potenciada y atendida
a través de la amplia y variada representación de corresponsales
extranjeros en nuestro país, con los que me propongo mantener una
relación constante para que dispongan de una buena información sobre
la realidad política, cultural y económica de la España actual y
conozcan de primera mano los fundamentos de las decisiones políticas
y las posiciones del Gobierno en los distintos asuntos de debate
político.

En tercer lugar, en este contexto internacional, también es necesaria
la referencia a la Presidencia española de la Unión Europea. Es
indudable que entre los grandes objetivos de esta legislatura habrá
de citarse especialmente el de atender a la demanda informativa que
se producirá con motivo de dicha Presidencia, prevista para el primer
semestre del año 2002, acontecimiento de tal importancia que exige
que sea un éxito político e informativo para España. La organización
de la cumbre europea de jefes de Estado y de Gobierno y de las
sucesivas reuniones y conferencias de ministros
sectoriales va a exigir un alto grado de preparación y un dispositivo
capaz de atender durante ese prolongado período a cientos de medios
informativos nacionales y extranjeros, obligados a cubrir todos los
actos.

Dejando ya a un lado la proyección exterior, en cuanto al segundo
objetivo, es imprescindible proceder a una considerable renovación
tecnológica del departamento para dotarle de los más modernos medios
con los que llevar a cabo una ágil, eficaz y coordinada política
informativa. Esta renovación permitirá acceder a las nuevas
tecnologías de la información y mejorar la coordinación informativa
entre la estructura de apoyo de este ministro Portavoz y los
gabinetes de prensa de los distintos ministerios y también con las
consejerías de información en las distintas embajadas en el exterior,
en cumplimiento de las competencias que tiene reconocidas por el Real
Decreto 1891/1996, de 2 de agosto, ratificadas en el recientemente
aprobado y al que me referí con anterioridad. Junto a ello, este
Ministerio tratará de potenciar los contenidos ofrecidos directamente
a los ciudadanos a través de Internet, en la medida que consideramos
que estas nuevas tecnologías permiten una interacción más directa
entre el gobernante y el ciudadano y, como tal, potencian los
mecanismos de control y de transparencia en la actuación
gubernamental, configurando la página web como un auténtico portal
que permita el acceso al conjunto de los servicios públicos que
crecientemente se prestarán por los distintos ministerios en su
respectivo ámbito.




La tercera prioridad estaría en potenciar el rendimiento informativo
y aproximar la actuación del Gobierno a las demandas más profundas y
sensibles de los ciudadanos. La anterior Secretaría de Estado para la
Comunicación, cuyas competencias heredan las unidades que de mí
dependen, ha realizado una labor ingente durante los últimos cuatro
años. Todo ello se ha reflejado tanto en la actividad diaria, con
atención a más de 2.500 representantes de medios informativos, cerca
de 50.000 asistencias a actos de contenido informativo o cobertura de
casi 200 viajes de Estado, como en acontecimientos de carácter
extraordinario como pueden ser las cumbres, dos de ellas celebradas
muy recientemente.




Es propósito de este ministro no sólo mantener los niveles de
actividad, sino también posibilitar que la labor cotidiana de mis
colaboradores sea de la mayor utilidad posible a los representantes
de los medios de comunicación. A todo ello contribuirá, sin duda, que
podamos dotarnos de los medios tecnológicos a que he hecho referencia
con anterioridad.

Con ello pretendo incrementar la efectividad de nuestra actuación
tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo,
centrando muy especialmente la misma en aquellas demandas más
próximas a los ciudadanos. Pues bien, para alcanzar los anteriormente
descritos objetivos y cubrir toda la cotidiana labor



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informativa del Gobierno, ha sido necesario modificar la anterior
estructura de la Secretaría de Estado para la Comunicación ante los
retos organizativos y tecnológicos a los que debe atender en el
futuro inmediato. Por ello, y a propuesta del Ministerio para las
Administraciones Públicas y previa deliberación del Consejo de
Ministros se han creado los siguientes órganos de apoyo que
configuran el organigrama de la estructura de apoyo del ministro
Portavoz. En primer lugar, la Oficina General de Información, de la
que dependerá un departamento de seguimiento informativo; en segundo
lugar, la Oficina General de Desarrollo y Análisis Informativo, de la
que dependerá un departamento de estudios y de redacciones
informativas internacionales.




En lo que se refiere a la primera, a la Oficina General de
Información, que anteriormente existía bajo la denominación de
Secretaría General de información, cubrirá las siguientes funciones:
elaboración y difusión de las referencias y notas informativas del
Consejo de Ministros y del presidente del Gobierno; la coordinación
de los servicios de prensa de los departamentos ministeriales, los
órganos de la Administración periférica así como de los organismos
autónomos y entidades públicas del Estado; las relaciones con los
medios nacionales de comunicación social; la transmisión de
informaciones a los medios de comunicación sobre las actividades del
Gobierno; la elaboración de informes y boletines periódicos basados
en la información nacional y el tratamiento documental y seguimiento
de las informaciones aparecidas en los medios de comunicación
nacionales, así como la gestión y mantenimiento de las diferentes
bases de datos.

En cuanto a la Oficina General de Desarrollo y Análisis Informativo,
acometerá la renovación tecnológica y buscará una mayor presencia y
óptima cobertura de los compromisos internacionales, asumiendo en
esta línea las siguientes funciones: realización de estudios e
informes sobre el reflejo informativo de la actualidad nacional e
internacional, así como sobre el sector de los medios de
comunicación; análisis informativo de coyuntura política, económica y
social; coordinación de la actividad desarrollada por las consejerías
y agregadurías de información de las representaciones diplomáticas de
España; acreditación de corresponsales, colaboradores y enviados
especiales extranjeros así como apoyo informativo a periodistas de
medios informativos internacionales y, por último, la realización de
la cobertura informativa de las visitas y viajes de Estado.

Esta estructura de apoyo asumirá las funciones de la extinguida
Secretaría de Estado de la Comunicación, ya anunciada en la primera
parte de mi comparecencia, salvo las correspondientes a la
coordinación de la política editorial de la Administración general,
que será ejercida por el Ministerio de la Presidencia. Es, por tanto,
la estructura de apoyo que se considera idónea para alcanzar los
objetivos descritos y la mínima fundamental
para fijar los criterios de la política informativa del
Gobierno, de su presidente y de los acuerdos del Consejo de Ministros
como máximo órgano de decisión gubernamental. Con ello se podrá
atender debidamente la coordinación de los servicios informativos de
la Administración del Estado en España y en el exterior, así como las
relaciones con los medios informativos nacionales y extranjeros, cada
vez más numerosos y diversificados, y los viajes y visitas de Estado.

Como conclusión, quiero garantizar a SS.SS. que la política
informativa del Gobierno estará presidida por una concepción abierta
y de servicio a los españoles. La política informativa del Gobierno
se guiaría, pues, por esos principios de transparencia, objetividad y
escrupuloso respeto a la pluralidad, con la convicción de quien
persigue que la gobernación del Estado y la gestión de los intereses
públicos sea conocida y apreciada por los ciudadanos a quien debe su
confianza. Y en aquella parte de la tarea informativa que además
tenga un sentido institucional, tengan la seguridad señorías, de que
me esforzaré por resaltar ante la opinión pública española y
extranjera la solidez y estabilidad de nuestra democracia. Así espero
ejercer mi responsabilidad en esta legislatura que recién comienza y
en la que confío acreditar cuanto hoy he anunciado ante SS.SS. y para
todo lo cual me pongo a su disposición.

Muchas gracias.




El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor ministro.

A continuación iniciamos las intervenciones de los distintos grupos.

¿Qué grupos parlamentarios desean hacer uso de la palabra? (Pausa.)
Tiene la palabra don Diego López Garrido en nombre del Grupo
Parlamentario Socialista.




El señor LÓPEZ GARRIDO: En nombre del Grupo Socialista le damos la
bienvenida a esta Comisión y le agradecemos su presencia y sus
consideraciones, que han sido muy fáciles de seguir, porque son
exactamente las mismas que las que hizo hace un par de días en el
Senado. Como tenemos aquí delante la transcripción taquigráfica, ha
sido muy fácil seguir su comparecencia, lo que nos va a permitir ser
mucho más precisos a la hora de referirnos a las cuestiones a que ha
hecho alusión en su primera intervención.

El Grupo Socialista quisiera empezar por ser muy sincero en las
relaciones con el ministro Portavoz, que no Ministerio, ya que no es
propiamente un Ministerio, y decirle que usted no tendrá ninguna
sorpresa en cuanto a lo que es política de comunicación y las
competencias que tiene el ministro Portavoz. Ante el Grupo
Socialista, sin duda usted está bajo sospecha de parcialidad y de
partidismo, lo cual es incluso paradójico, teniendo en cuenta, por lo
que sé, que usted no perteneceal partido del Gobierno como militante.

Es decir,



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usted parte con una rémora, que es la falta de credibilidad que tiene
ante nuestro grupo parlamentario por su muy reciente biografía en
relación con la dirección de Radiotelevisión Española. A lo largo de
la legislatura pasada le pudimos expresar claramente cuál era nuestra
opinión sobre su gestión y, desde luego, en lo que se refiere a
política informativa le mostramos nuestro profundo desacuerdo con
Televisión Española, que sigue siendo propiedad del Gobierno y no de
la sociedad, en la que la manipulación y el sectarismo de los
informativos fundamentalmente llegó a cotas que no conocíamos, dando
lugar a que toda la oposición, todos los grupos, todos los partidos
políticos, salvo el Partido Popular, presentaran en la campaña
electoral última una protesta ante la Junta Electoral Central. Y
aunque la Junta Electoral Central no pudiera encontrar un encaje en
la ley para poder responder en la medida en que querían los grupos de
la oposición o los grupos políticos en general, aparte del Grupo
Popular, todo el mundo sabe que Televisión Española es una televisión
parcial, no objetiva, y que, aunque haya un modelo que no ayuda para
nada a eso, y del que todos somos víctimas, es cierto que con él
también se puede ser más o menos parcial.

Todos los principios que usted ha señalado en su intervención sobre
el pluralismo y la objetividad los ha explicado muy bien y los
compartimos absolutamente, -cómo no, son posiciones de principio-,
pero sin duda todos ellos fueron conculcados por Televisión Española
durante el tiempo en que usted fue director de Radiotelevisión
Española. Por tanto, no podemos sino decirle muy sinceramente, con
toda lealtad, que a usted no se le supone la imparcialidad, la
neutralidad y el pluralismo por lo que ha hecho o por lo que ha
permitido hacer en Radiotelevisión Española, sino todo lo contrario.




Su nombramiento tiene mucho que ver con esos servicios prestados en
su momento y con el hecho de que para este Gobierno sigue siendo un
objetivo fundamental -lo fue desde que empezó su andadura como
Gobierno y mucho antes, cuando de Partido Popular estaba en la
oposición- el controlar lo máximo posible las intervenciones en los
medios de comunicación, públicos o privados. Esto, más que una
política, yo diría que es una clara obsesión que el Partido Popular
ha tenido desde siempre. Es una de las cosas que yo he visto siempre
con claridad en la política del Partido Popular, otras no han sido
tan claras y en otras ha improvisado más, no en ésta, que es una
política que tiene clarísima, habiéndola llevado hasta sus últimas
consecuencias en la medida en que ha podido, que ha sido bastante.

El sentido político de fondo de su nombramiento tiene que ver con
eso. Estaríamos encantados de que su ejecutoria en esta
responsabilidad desmintiese esta impresión que hemos tenido -¡ojalá
sea así!-, pero, para qué le iba a decir otra cosa, la presunción es
la
contraria. Lo cierto es que, como decía, la política de comunicación
y de medios de comunicación del Gobierno ha sido profundamente
sectaria, que ha terminado por crear lo que todo el mundo sabe, y es
que hay un conjunto de medios, públicos y privados, que forman una
especie de oligopolio (aunque técnicamente quizá no sea muy acertada
la expresión) que está bajo la influencia gubernamental. Desde luego,
lo más sangrante desde el punto de vista constitucional es Televisión
Española, a la que la inmensa mayoría de la gente dedica su atención;
a la televisión en general, no sólo a Televisión Española (me parece
que Televisión Española era la más vista hasta que ha surgido Gran
hermano y hay algún problema al respecto con los informativos, que
últimamente están bajando de audiencia), pero Televisión Española
suele ser la más vista desde el punto de vista informativo y, por
tanto, tiene una influencia extraordinaria en la población. Y, sin
duda, lo más escandaloso sigue siendo que en este país, que es
democrático, tengamos unos medios de comunicación públicos nada
democráticos. Esto es una rémora, con la que habrá que acabar, por
vía política, por vía legislativa. Nosotros no perdemos la esperanza
de que pueda modificarse el Estatuto de Radiotelevisión Española y
vayamos a una televisión realmente española, es decir, del conjunto
de las ciudadanas y de los ciudadanos españoles y no propiedad o
finca del gobierno de turno.

En segundo lugar, nosotros querríamos profundizar un poco más en las
competencias de su cargo porque, evidentemente, esto tiene que ver
con la posibilidad de control. El Parlamento, como usted ha dicho al
comenzar su intervención, tiene no solamente la facultad, sino la
obligación de desarrollarlo, fundamentalmente los grupos de la
oposición, que son los que ponen en marcha los mecanismos de control;
no así, desde luego, el grupo que apoya al Gobierno, por definición.

Nosotros tenemos una cierta perplejidad con las competencias del
ministro Portavoz. El otro día quedó claro en el Senado (como le
decía, hemos leído atentamente su intervención y el desarrollo de la
sesión) que el modelo audiovisual no va a depender de usted, que,
Radiotelevisión no va a depender tampoco de usted sino directamente
del vicepresidente primero del Gobierno, señor Rajoy. Por tanto,
queda un conjunto de competencias que difícilmente encaja en lo que
es un rango de ministro. La Ley de 27 de noviembre de 1997, del
Gobierno, establece en su artículo 4.2: 'Además de los Ministros
titulares de un Departamento, podrán existir Ministros sin cartera, a
los que se les atribuirá la responsabilidad de determinadas funciones
gubernamentales.' Es decir, que la ley obliga a que a un ministro sin
cartera se le adjudiquen funciones gubernamentales, eso es lo que
dice la ley. En su intervención, usted nos ha dicho que sus
competencias son: la transmisión y divulgación de la acción del
Gobierno y la responsabilidad informativa de carácter institucional y
de viajes o visitas de Estado,



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básicamente. Pues bien, yo difícilmente puedo encajar eso en una
función gubernamental. Entiendo que una función gubernamental es la
sanidad, la enseñanza, etcétera, pero la divulgación de la acción del
Gobierno o la responsabilidad informativa de los viajes de Estado,
sinceramente, no me parece que sea algo que merezca el nombre de
función gubernamental, que es la que permite que un ministro sea
ministro, aunque sea sin cartera y es lo que exige la ley del
Gobierno aprobada en la anterior legislatura. En este sentido, nos
gustaría saber si el ministro Portavoz está para las ruedas de prensa
de los viernes, si es simplemente un jefe de prensa de La Moncloa,
ascendido a la categoría de ministro, o un jefe de prensa del
presidente del Gobierno. Me gustaría que usted nos explicase cuáles
son sus funciones gubernamentales de fondo, que son las que nosotros
tendremos que controlar en esta Cámara, aparte de la coordinación con
otros ministerios, con otras jefaturas de prensa, incluso usted habla
de jefes de prensa de otros ministerios; es decir, da la impresión de
que se coordinan jefes de prensa de otros ministerios, según ha
aludido usted en su intervención. Esa sería otra de las cuestiones
que nos gustaría que nos respondiera en cuanto al contenido de sus
competencias, que las ha expresado así y que para nosotros no se
adecuan a lo que exige la ley del Gobierno.

En tercer lugar, y entrando ya en lo que podrían ser algunas de sus
competencias, por ejemplo, la de relaciones con los medios de
comunicación, la legislación vigente dice que una de sus competencias
es relaciones con medios informativos nacionales y extranjeros. ¿Cuál
es la política que este Gobierno va a desarrollar en las relaciones
con los medios de comunicación privados? Yo he aludido antes a los
públicos, pero me refiero a los privados. ¿Qué va a hacer? ¿Va a
profundizar en una política de intervencionismo o va más bien -y
habrá que demostrarlo con hechos- en la línea, que usted señalaba, de
pluralismo informativo? ¿Qué razones vamos a tener para confiar en
que eso sea así? De hecho, y aunque puede ser anecdótico en algún
momento, muy a menudo nos da la impresión de que el Gobierno
selecciona los medios de comunicación privados para conceder o no
entrevistas, para tratarlos peor o mejor. Por ejemplo, el presidente
del Gobierno en la última campaña electoral sencillamente boicoteó
y desoyó todas las peticiones del mayor grupo de comunicación
radiofónica de España para que fuese a sus emisoras, con una
intención claramente de castigo, siendo una señal muy clara a ese
respecto. ¿Va a ser una de las políticas de este Gobierno discriminar
a los medios de comunicación en función de la cercanía o no al del
Gobierno? Más aún, yendo a la política informativa del Gobierno y los
criterios, nosotros no creemos que sea una política informativa
adecuada del Gobierno el sectarismo en Televisión Española; eso es lo
que no puede ser. No puede ser política informativa del Gobierno los
globos sonda. Ayer mismo nos encontrábamos
con que en un tema muy sensible como es el de los medicamentos
en relación con las pensiones -si hay algo sensible para la
población, sin duda, es la salud y las pensiones-, la ministra Celia
Villalobos, con su desenvoltura habitual, soltó una reflexión -la
llamó así- diciendo que iban a pensar en que determinados
pensionistas paguen una parte de los medicamentos. Esa política de
reflexión en voz alta o de globo sonda, a que nos tiene acostumbrados
el Gobierno demasiadas veces, no puede ser una política informativa
del Gobierno. Esa es una política manipuladora de la opinión pública,
pero no una política en donde el Gobierno expresa lo que va a hacer o
lo que piensa hacer. Por tanto, ese no es un criterio que podríamos
aceptar como tal, de política informativa del Gobierno.

En cuanto al Centro de Investigaciones Sociológicas, es un centro que
prácticamente está parlamentarizado, rinde cuentas al Parlamento y
sistemáticamente ustedes están entregando las encuestas del CIS a los
grupos parlamentarios después (aunque sea minutos u horas) de que el
secretario de Estado hace su correspondiente interpretación que, por
supuesto, no coincide para nada normalmente con la que hacen los
grupos de la oposición. Eso no es una adecuada política informativa
del Gobierno. Sí nos parece que lo sea aquella que no quebranta las
reglas del juego democrático, y en política informativa se pueden
quebrantar dichas reglas no sólo por eso del cuarto poder; aparte de
los tres poderes de Montesquieu existe ese cuarto poder. No cabe duda
de que en una sociedad mediática se maneja mucho poder en los medios
de comunicación, y un Gobierno que es de todos, no un partido sino un
Gobierno que es de todos los ciudadanos y ciudadanas de este país, no
puede quebrar las reglas del juego democrático en su política
gubernamental.

Nosotros vamos a juzgar a este Gobierno y a usted, ministro Portavoz
ya que tiene una débil estructura administrativa por lo que usted
diga, por los mensajes que salgan de usted o del Gobierno (que es la
única forma, como ya le dijo el representante del Grupo Socialista en
el Senado), por los criterios que apliquen, si realmente los aplican,
como son pluralismo y objetividad -que usted ha citado, y estamos de
acuerdo-; añadiríamos veracidad (la verdad a medias es una mentira),
y transparencia (y desde luego no es transparencia ocultar unas cosas
y lanzar globos sonda sobre otras). Es decir, pedimos no opacidad
desde el Gobierno; no estamos hablando de un partido sino de un
Gobierno, por tanto, el carácter no partidista de esa información que
sale del Gobierno. También se lo dijimos el otro día, este Gobierno
no sabe distinguir entre su opinión, su acción, sobre todo a través
de sus mensajes, como Gobierno o como Partido Popular; no distingue
y, de hecho, en la práctica, hay afirmaciones de este Gobierno, de su
presidente o de usted mismo en las que no hay el necesario respeto a
los órganos institucionalesdel conjunto del Estado, que es
fundamental



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que lo tenga el Gobierno y su ministro Portavoz. Por ponerle un solo
ejemplo, toda esta polémica sobre el País Vasco, más exactamente
sobre el Gobierno vasco, es una muestra de lo que no se debe hacer;
es decir, existe una falta de respeto constante desde el Gobierno
a otras instituciones del Estado, una descalificación al lehendakari
Ibarreche en algunas ocasiones tanto por el presidente del Gobierno
como por usted mismo. Yo comprendo que es difícil pedirle que usted
no lo haga cuando su jefe máximo le está indicando que lo haga, y lo
hace él mismo. Pero meterse desde el Gobierno del Estado a querer
influir en la convocatoria de elecciones en una comunidad autónoma o
esta serie de improperios lanzados contra órganos o partidos
democráticos no es, desde luego, ninguna política informativa del
Gobierno que obedezca a esos criterios.




El señor PRESIDENTE: Señor López Garrido, está casi doblando el
tiempo que le habíamos asignado.




El señor LÓPEZ GARRIDO: Termino, señor presidente.




Por último, quería señalar que en una democracia un partido nunca
debe confundirse con un régimen y cuando hay mayoría absoluta la
tentación es convertirse en partido régimen y, por tanto, mezclar
promiscuamente la posición del Gobierno con la de un partido.

Hay una importante función de información que debe realizar un
Gobierno ante la opinión pública, que además es la que permite, en
última instancia, el control de la oposición, no solamente el
conocimiento por la opinión pública de lo que sucede, para formación
de la opinión para su apoyo electoral o no sino el control de la
oposición. Echamos de menos en este sentido el que haya una selección
en cuanto al énfasis en las campañas informativas del Gobierno. Todo
el mundo conoce que el viernes va a haber un Consejo de Ministros en
el que se van a aprobar medidas de liberalización -cuando ustedes
quieren por supuesto que todo el mundo se entera- y, sin embargo,
seguro que la inmensa mayoría del pueblo español no se ha enterado de
que puede que en los próximos meses se apruebe una Carta de Derechos
Fundamentales de los ciudadanos europeos, no hay interés en que se
conozca la política europea, o la construcción europea, y desde luego
muy poco en que se conozca -en eso no pone tanto énfasis- algo que
puede afectar a todos los ciudadanos, como son unos derechos
fundamentales a nivel europeo, que están a punto de aprobarse Termino
con una afirmación suya que me ha hecho saltar de la silla
esperanzado cuando ha dicho en el Senado, y hoy aquí, que una tercera
prioridad es que la actuación del Gobierno se aproxime a las demandas
más profundas y sensibles de los ciudadanos. Eso sí que es un gran
objetivo político. Lo que pasa es que en el siguiente párrafo, y no
hay lugar a dudas porque lo
tengo aquí delante, habla de que aproximar la actuación del Gobierno
a las demandas más profundas y sensibles de los ciudadanos es atender
a 2.500 representantes de los medios informativos en la cobertura de
determinados acontecimientos. Esta es una actividad más bien de
prensa que de aproximar la actuación del Gobierno a las demandas más
profundas y sensibles de los ciudadanos; más bien es lo contrario.

Esa sí es una política que a nosotros nos gustaría que se
desarrollase desde el Gobierno y desde el ministro Portavoz, en
función de la cual nosotros vamos a juzgarle y a controlarle. Nuestra
intención es que usted venga al Parlamento y que él controle los
mensajes que surgen del Gobierno y del ministro Portavoz. En la
medida en que se aparten de esos criterios, y superando obstáculos
reglamentarios, ya que cada vez existen más en esta Cámara para que
vengan los ministros a comparecer, vamos a intentar -espero que lo
logremos y tengamos su apoyo y su disposición- que el control sea una
capacidad que se ponga en práctica también en relación con el
ministro Portavoz.




El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Parlamentario Catalán
(Convergència i Unió), tiene la palabra el señor Jané.




El señor JANÉ I GUASCH: En primer lugar, en nombre del Grupo
Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) quisiera dar la
bienvenida al nuevo ministro Portavoz y agradecerle su pronta
comparecencia ante el Congreso de los Diputados -ya lo ha hecho
también en el Senado- para dar cuenta de las funciones que quiere
impulsar, desde su responsabilidad, de la política informativa y de
comunicación.

Señor Cabanillas, es usted un ministro atípico, es un ministro con
funciones tasadas que le vienen dadas por la propia estructura del
Gobierno y no tiene un ministerio en el que basar su acción de
gobierno. Discrepo del portavoz del Grupo Parlamentario Socialista ,
yo sí creo que la política informativa y de comunicación es una
función gubernamental, que tiene que llevarla a cabo según unos
parámetros. Desde los grupos parlamentarios, en concreto desde
Convergencia i Unió, quisiéramos hacer algunos comentarios a los
diversos aspectos que nos ha perfilado en su intervención.

En primer lugar, estamos en el Congreso de los Diputados. Esta
Cámara, junto con el Senado, tiene como función controlar al
Gobierno. Concretamente esta Cámara tiene la función de investir al
presidente del Gobierno, de hacer comparecer a sus miembros y en un
hipotético régimen parlamentario, aunque ahora hay una mayoría
absoluta, esta Cámara puede llegar a censurar al Gobierno. Esta
Cámara, señor ministro, debe recibir puntual información del
Gobierno. Entre sus prioridades de política informativa, le pediría
que tuviera puntualmente informados a los miembros de esta Cámara.




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Hacía usted referencia a no sé cuántos miles de folios sobre aspectos
concretos de la política de Gobierno y de declaraciones que ha hecho
su presidente. Cualquier nota de prensa que sale de su Gobierno,
debería llegar también a los miembros de esta Cámara, que somos los
que tenemos la función constitucional de controlar al Gobierno y de
impulsar su acción de Gobierno. En nombre de Convergencia i Unió le
pediría que no descuidase a esta Cámara entre los receptores de la
política informativa del Gobierno.

En segundo lugar, otra precisión más a su intervención. Una de sus
prioridades es potenciar la presencia de España en el exterior. Desde
nuestro Grupo Parlamentario de Convergència i Unió le pedimos que
toda la actuación de potenciar la presencia española en el exterior
tenga en cuenta la realidad plural del Estado español, su pluralidad
lingüística, su pluralidad cultural, que controle su acción
informativa en el exterior - es una de sus prioridades, y debe serlo
igualmente desde nuestro grupo parlamentario- para que demos una
imagen de España como Estado plural, un Estado que no debe aparecer
en el exterior como una realidad homogénea, que nos empobrecería a
todos. Precisamente esa pluralidad es motivo de riqueza para todos.

Creo que la política informativa en el exterior -usted hacía
referencia a la red de consejerías de información en el exterior que
están funcionando ya y a la posibilidad de crear nuevas-, toda esa
red de consejerías y usted mismo como ministro deben dar esa imagen
de pluralidad de nuestro Estado.

Usted terminaba su intervención diciendo que la solidez y estabilidad
de nuestra democracia serían un parámetro para dar a conocer al mundo
esa España democrática, pues que esa solidez y estabilidad
democrática también se dé a conocer como una pluralidad
institucional. En España hay diversos centros de poder, las
comunidades autónomas son también Estado y, por tanto, cuando habla
de esa solidez y estabilidad de nuestra democracia, hable también de
la solidez y estabilidad de un régimen autonómico que se está
consolidando y en el cual hay realidades diferenciadas.

Quisiera hacerle algunos comentarios, señor ministro, sobre la
función de la información. Usted hablaba antes de que quiere dar
información, del derecho a la información que tienen los ciudadanos,
lo ligaba incluso con el artículo 20 de la Constitución y con que
sólo con ese derecho a la información los ciudadanos tendrán la libre
formación de la voluntad política, sólo si reciben información podrán
formar libremente su criterio. Pero información es poder y usted,
señor ministro, tiene una doble responsabilidad, si me lo permite. En
primer lugar, una responsabilidad de confianza hacia el presidente de
Gobierno que le ha nombrado. Usted debe ser capaz internamente de
realizar su actuación informativa de acuerdo con las propias
directrices que le marque su Gobierno, porque usted es miembro de ese
Gobierno. Es muy difícil ser imparcial
cuando se es miembro de un Gobierno y se es el responsable de dar la
información de ese Gobierno. Evidentemente, siempre habrá una
relación de confianza y de interés político en dar a conocer aquellos
aspectos que políticamente mejor encajan con lo que el Gobierno
quiere en ese momento y con sus propias expectativas electorales de
futuro. Por tanto, hay una primera relación importante de confianza
con ese Gobierno, que usted no puede traicionar. Y esa función es
incompatible muchas veces con el derecho de los ciudadanos a recibir
la información plural, la información exacta de lo que se ha adoptado
en un Consejo de Ministros, de lo que el Gobierno quiere realizar.

Los ciudadanos, los medios de comunicación, las fuerzas políticas
tenemos el derecho a recibir esa información plural, pero esa
información plural muchas veces vendrá sesgada por aquello que a
usted le interese más dar a conocer. Yo le pido la máxima
transparencia siempre. Usted es como la punta de un iceberg. El
iceberg es el Gobierno, es un gran iceberg que está soterrado, que
está en aguas subterráneas y emerge una punta. La punta del iceberg
es lo que usted quiere dar a conocer de lo que el Gobierno ha
adoptado en cada Consejo de Ministros y nunca se va a corresponder
exactamente con lo que hay debajo, pero los demás, los que no estamos
en el Gobierno, las fuerzas parlamentarias, los medios de
comunicación social, y sobre todo los ciudadanos, tenemos el derecho
a conocer cuantas más partes de ese iceberg mejor.

Yo le insto no sólo a que remita al Parlamento cuanta más información
mejor, sino también a que usted, en su función importantísima de
comunicar a la sociedad lo que el Gobierno decide o lo que el
Gobierno quiere impulsar, sea lo más veraz posible, sea lo más
transparente posible y dé a conocer, siempre que se pueda, y para
nosotros debería ser siempre, todo lo que hay debajo y todas las
voluntades que su Gobierno quiere realmente impulsar.

Termino ya diciéndole que asume usted una responsabilidad ministerial
en un momento en el que se está produciendo en España, en toda Europa
y en el mundo una revolución tecnológica. Los nuevos avances
tecnológicos, Internet, todas las posibilidades que nos dan las
nuevas tecnologías tiene usted que impulsarlas para que la acción
informativa y de comunicación llegue siempre cuanto antes. Aproveche
bien esas nuevas tecnologías, impulse una política informativa que
sea más o menos sesgada pero que por lo menos llegue pronto, porque
lo peor que puede pasar es que las informaciones lleguen tarde, o que
se den las dos circunstancias de que lleguen tarde y mal, lo que
llevaría a una mala acción y a una mala política informativa de su
Gobierno. Por tanto, yo le insto a que aproveche esas
infraestructuras tecnológicas, que apueste por esa revolución de
futuro que es Internet, y que aprovechemos entre todos esos nuevos
canales de información rápida para conocer mejor las decisiones que
toma el Gobierno.




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Fíjese usted, señor ministro, mañana, viernes, el Gobierno va a
adoptar un conjunto de decretos-leyes en materia económica. Los
diputados que estamos aquí los tendremos que convalidar el próximo
jueves en esta Cámara; dentro de ocho días deberemos haber estudiado
esos decretos-leyes y posicionarnos sobre su idoneidad o no para su
convalidación, que corresponde a esta Cámara. De ahí la importancia
de que la sociedad y los parlamentarios recibamos con prontitud el
detalle de aquello que adopta su Gobierno.

Le deseo éxito en su gestión y espero que en la misma intente
preservar la transparencia, intente preservar en todo momento la
necesaria veracidad que exigimos todos en democracia.




El señor PRESIDENTE: El señor Erkoreka tiene la palabra.




El señor ERKOREKA GERVASIO: Quisiera que mis primeras palabras fueran
también de felicitación al ministro por su nombramiento como portavoz
del Gobierno, aunque sea una felicitación que llega con casi dos
meses de retraso. Quisiera darle la bienvenida a esta Comisión de
Régimen de Administraciones Públicas y agradecerle, cómo no, su
presencia aquí, al tiempo que desearle todo tipo de éxitos en su
gestión al frente del Ministerio, aunque mucho me temo que esto del
éxito o del fracaso, precisamente en un ministerio de las
características del suyo, seguramente será una cuestión que separará
irremisiblemente al partido del Gobierno con los partidos de la
oposición. Mucho me temo que donde el Gobierno vea aspectos
positivos, los grupos de la oposición veremos aspectos merecedores de
crítica. A pesar de ello, confío en que seamos capaces de encontrar
un punto de equilibrio a lo largo de la legislatura a través del cual
poder evaluar con criterios homogéneos lo que en la labor de un
portavoz del Gobierno puede ser éxito o fracaso en el desempeño de
las funciones que tiene encomendadas.

Permítame, en primer lugar, señor ministro, formularle algunas
observaciones en relación con el ámbito funcional que tiene atribuido
y la estructura de apoyo que le ha sido asignada para el mejor
ejercicio de esas funciones que tiene encomendadas. Si me permite la
expresión, su irrupción en el marco jurídico institucional se ha
producido en términos un poco enigmáticos, porque el Real Decreto
557/2000, de reestructuración de departamentos ministeriales, no hace
ninguna referencia a la existencia de un ministro Portavoz, lo que
significa que no se crea como tal departamento ministerial; sin
embargo, usted es inmediatamente nombrado, junto con el resto de los
ministros, a través del Decreto 561/2000, sin que se conozcan
exactamente cuáles son sus atribuciones, cuáles son sus facultades,
cuáles son sus funciones. Esta indefinición de atribuciones se
mantiene durante aproximadamente un mes, hasta que finalmente sale el
Real Decreto 811/2000, al
que usted ha hecho referencia, que acaba así perfilando sus funciones
y define la estructura de apoyo que le permitirá desarrollarlas
adecuadamente. ¿Qué nos encontramos con el examen de este real
decreto por el que se crea la estructura de apoyo al ministro
Portavoz? Nos encontramos con que las funciones que se le encomiendan
a esta estructura de apoyo que le sirve de soporte a su tarea son
prácticamente las mismas que en la legislatura precedente
correspondieron a un órgano con rango de secretaría de Estado, la
Secretaría de Estado de Comunicación, menos una, porque en la
atribución competencial que resulta del Real Decreto 811 se
excepcionan las facultades que la Secretaría de Estado de
Comunicación desempeñaba en relación con la política editorial de la
Administración general del Estado, que quedan encomendadas al
ministro de la Presidencia. El cambio no es casual y se sitúa en el
contexto de un proceso que yo calificaría de inflación orgánica al
que parece estar abriendo camino este Gobierno.

En la comparecencia que el ministro de la Presidencia hizo ante la
Comisión Constitucional tuve oportunidad de advertirle la curiosa
circunstancia de que la única atribución que específicamente tenía
reconocida como vicepresidente primero del Gobierno era una
atribución que, en virtud de la Ley de Gobierno, le correspondía ya
en su calidad de ministro de la Presidencia. Alguien decidió, en este
caso el presidente del Gobierno, que esa función, que según la Ley de
Gobierno le correspondía desempeñar como ministro de la Presidencia
-y me refiero a la presidencia de la Comisión de secretarios de
Estado y subsecretarios-, la desempeñe pero como vicepresidente
primero, es decir, con las atribuciones, con las prebendas, con el
estatus, con el rango propio del vicepresidente primero. Yo creo que
aquí ocurre algo parecido, un fenómeno de inflación orgánica:
funciones que han venido siendo desempeñadas con un revestimiento
organizativo de Secretaría de Estado ahora adquieren un rango
distinto, adquieren rango de Ministerio.

Creo que esta línea inflacionista en la definición de las estructuras
organizativas del Gobierno y la Administración quiebra las pautas de
simplificación que, al menos teóricamente, el Gobierno viene
preconizando en sus posicionamientos sobre el sector público. A
propósito de esta cuestión quisiera preguntarle qué puede decirnos al
respecto, qué opinión le merece esta inflación orgánica.

Centrándonos ya en las funciones que tiene atribuidas como ministro
Portavoz, cabe observar que usted es esencialmente mensajero, si me
permite utilizar esta expresión coloquial, un mensajero que, como
reza el conocido refrán, no tiene en principio por qué ser
acuchillado por parte de quienes discrepan con el contenido o con el
fondo del mensaje. Usted pone voz a un contenido que no lo define
usted. Ahora bien, en el caso del ministro Portavoz, en su caso, como
miembro que



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es también del Gobierno y responsable además literalmente de la
fijación de los criterios para el establecimiento de la política
informativa de la institución gubernamental, parece que es también,
cuando menos, coautor del mensaje que transmite y, por tanto
corresponsable de aquellos contenidos susceptibles de crítica.




Al hilo de esta cuestión, al hilo del fondo del contenido material de
algunas de sus intervenciones, quisiera formularle unas preguntas con
las que voy a concluir mi intervención. ¿Qué opinión le merece el
hecho de que la política informativa y de comunicación del Gobierno
incorpore el hostigamiento a otras instituciones legítima y
democráticamente constituidas, interfiriendo o pretendiendo
interferir en su funcionamiento y en sus decisiones? ¿Cree que ese
tipo de actuaciones guardan consonancia con la lealtad con que se
deben llevar las relaciones interinstitucionales? ¿Cree que esa
manera de concebir y entender la política informativa contribuye,
ayuda a normalizar la vida política en el País Vasco? ¿Cree que es
una muestra de prudencia y discreción? ¿Cree que ese modo de obrar
constituye un respeto al pluralismo político del país, que tan
enfáticamente proclama la Constitución?
Nada más.




El señor PRESIDENTE: En nombre del Grupo Popular, tiene la palabra su
portavoz, don Rafael Merino.




El señor MERINO LÓPEZ: Sean las primeras palabras desde el Grupo
Parlamentario Popular para felicitar al señor ministro por su
nombramiento, agradecerle su comparecencia voluntaria en esta
Comisión y desearle los mejores éxitos en su gestión. Y como de casta
y de galgos se habló el otro día en la Comisión del Senado, señor
ministro, sepa usted que cuenta con todo el respeto de este grupo
parlamentario en su faceta personal, familiar y en su trayectoria
profesional, desde su inicio hasta este momento y estamos convencidos
de que en los momentos posteriores que seguirán.

Queremos agradecerle, señor ministro, el continente y el contenido de
su intervención, que ha sido claro y conciso para quien haya querido
entenderlo. Ha sido claro en cuanto a su objetivo como ministro, que
es garantizar que la acción que emana del Gobierno responde a los
principios de transparencia y de coordinación, como ha venido
haciendo el Gobierno del Partido Popular desde el año 1996. Para
nosotros es una satisfacción que se mantenga ese criterio, que
creemos que ha sido reconocido por una amplia mayoría de los
españoles.




También nos alegra mucho y nos satisface que usted se haya marcado
como tarea fundamental la difusión y explicación a los ciudadanos de
las políticas y actuaciones concretas del Gobierno. Creemos que un
elemento
fundamental y una función -y luego hablaremos de las funciones-
vital que usted tiene encomendada por parte del presidente del
Gobierno es el explicarnos a todos los ciudadanos qué actuaciones
realiza el Gobierno para que seamos capaces de comprenderlas, para
que seamos capaces de entenderlas y para que seamos capaces de saber
por qué se aplican y hacia dónde nos llevan esas medidas.

Decía que quien ha querido entender su discurso, su intervención, ha
podido comprobar que este Gobierno está cumpliendo la ley que se ha
mencionado, porque usted como ministro tiene unas funciones que
vienen recogidas, como usted expresamente ha dicho, en el Real
Decreto 811/2000, de 19 de mayo; funciones que consisten en la
coordinación de la política informativa del Gobierno, porque es
necesaria. Compartimos su criterio y los criterios que se han
aplicado en este real decreto en cuanto a la necesidad de coordinar
esa acción política de información del Gobierno, porque es necesario
para los ciudadanos y para otros Gobiernos saber qué se está haciendo
desde el Gobierno del Reino de España. Otra de sus funciones es
conseguir que esa difusión de la actuación del Gobierno llegue a los
ciudadanos de la forma más clara, sencilla y objetiva, porque es
necesario también, por la complejidad propia de la actuación del
Gobierno, que ésta llegue de la forma más clara y sencilla posible a
los ciudadanos. También tiene como misión la realización y difusión
de los comunicados del Gobierno y de su presidente. Asimismo, otra de
sus funciones es informar sobre los acuerdos y decisiones del Consejo
de Ministros y de las actividades del presidente del Gobierno, además
de coordinar los servicios informativos de la Administración del
Estado en el exterior. Se habla de coordinar, porque jamás con el
Gobierno del Partido Popular, con el Gobierno del presidente Aznar -y
estamos convencidos de que con usted tampoco- se ha manipulado
informativamente ninguna cuestión relativa al Gobierno y desde el
Grupo Parlamentario Popular estamos convencidos de que así va a
seguir siendo.

Tal vez lo que más nos alegra -permítame decírselo desde este Grupo
Parlamentario- de su intervención han sido las prioridades que usted
como ministro ha marcado, especialmente -y se ha dicho por algún otro
portavoz- potenciar la presencia de España en el exterior. Ese es un
elemento importante, acorde con la categoría, el nivel y el prestigio
que España y su Gobierno tienen en este momento en toda la Unión
Europea. Creemos que el relevante papel del presidente Aznar en todas
las intervenciones en el extranjero y en todas las reuniones donde se
llevan a cabo conversaciones con jefes de Estado o presidentes de
Gobierno de otros países, viene a mejorar nuestra situación. Alabamos
esa importancia que usted le ha prestado, así como que ya esté
trabajando para la próxima Presidencia de España en el primer
semestre del año 2002, lo cual viene ademostrar ese interés que ha
manifestado por potenciar



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nuestra presencia en Europa, la importancia que desde el Gobierno se
da a esta Presidencia, así como la política de coordinación de
renovación tecnológica de su departamento dentro de sus competencias,
acorde con toda la renovación tecnológica que el Gobierno del
presidente Aznar quiere hacer para el conjunto de los españoles y de
las administraciones públicas.

La nueva organización que se ha adoptado con la creación de la
oficina general de información, la oficina general de desarrollo y
análisis informativos, será un elemento que contribuirá al buen
desarrollo y funcionamiento de su labor.

Desde este grupo parlamentario -y no siendo necesario que hagamos una
defensa del señor ministro, puesto que estamos convencidos de que en
el turno de réplica sabrá hacerlo mucho mejor que este portavoz que
le habla- queríamos hacer alguna referencia a una intervención que se
ha llevado a cabo aquí, la del portavoz del Grupo Socialista. Señor
López Garrido, con todos mis respetos, y como parlamentario novato
que soy, me gustaría decirle que me ha provocado una enorme
decepción, políticamente hablando. Tenía un concepto mucho más
elevado de usted. No ha tenido hoy una intervención parlamentaria, ha
hecho un auténtico mitin electoral, catastrofista, absolutamente
alejado de la realidad de España, que me ha recordado intervenciones
suyas cuando era miembro de otra formación política distinta a la que
hoy milita, donde usted políticamente ha vulnerado uno de los
principios básicos de un Estado de derecho, que es la presunción de
inocencia. Usted ha condenado al ministro Portavoz prácticamente
antes de haber iniciado su labor, y estoy hablando lógicamente en
términos políticos.

Ha sido una intervención agria, donde ha querido decirle al
presidente del Gobierno y al ministro Portavoz lo que tienen que
decir y lo que no, de lo que pueden hablar y de lo que no. Usted ha
confundido esta Comisión con la de Comisión de Control de
Radiotelevisión Española, con la que el señor ministro ya no tiene
nada que ver. Este grupo parlamentario cree que en el tiempo en que
fue director de Radiotelevisión Española -y no queremos entrar en ese
tema- hubo una auténtica transparencia e independencia, y usted mismo
ha reconocido que las denuncias que se presentaron ante la Junta
Electoral Central dieron la razón a la gestión de Radiotelevisión
Española.

Señor López Garrido, la mejor respuesta a su intervención me va a
permitir que se la lea: Creo que es un buen programa de Gobierno y de
su Ministerio, y en la parte declarativa estoy completamente de
acuerdo. Son palabras de la señora Arnáiz García de las Revillas,
senadora del Partido Socialista, dichas anteayer en la comparecencia
del señor ministro en la Comisión del Senado, página 6/9 de la
transcripción taquigráfica. Señor López Garrido, le ruego que antes
de realizar estas intervenciones, los miembros del Partido Socialista
se pongan de acuerdo en sus opiniones.

Señor ministro, muchísimas gracias por su comparecencia. Le deseamos
todos los éxitos del mundo porque su buena gestión tendrá como
resultado que los españoles estemos bien informados de la labor que
realiza nuestro Gobierno. Sepa que cuenta con todo el respaldo de
este grupo parlamentario en su gestión.




El señor PRESIDENTE: Terminado el turno de intervenciones, tiene la
palabra el señor ministro.




El señor MINISTRO PORTAVOZ DEL GOBIERNO (Cabanillas Alonso): Voy a
intentar englobar una serie de comentarios generales, que, en primer
lugar, han de ser de agradecimiento no solamente por la felicitación
y la bienvenida, sino por la gran mayoría de los comentarios que
entiendo que son cuando menos constructivos, si no favorables. Es muy
importante a la hora de analizar la función de un ministro Portavoz
tener claro, como han dicho varios de ustedes, qué significa ese
Ministerio. Ese Ministerio, en el fondo, significa pura y
sencillamente dar la importancia que merece y que tiene la
comunicación para los españoles y la difusión más allá de nuestras
fronteras de la actividad de un Gobierno. He insistido también en que
eso es tanto un derecho de las partes como un deber y una obligación
por parte del Gobierno.

Esa cuestión de rango a la que tantas veces han hecho referencia
queda resaltada, explicada o favorecida por la enorme trascendencia
que tiene para que esa información sea completa y tenga ese carácter
transparente que también ha pedido que haya esa posibilidad real de
recabarla de la mejor forma posible y los niveles de interlocución
necesarios para obtenerla. El rango de ministro responde a eso,
precisamente a la vinculación del máximo rango a la información y no
es tanto que se esté elevando un rango administrativo, sino que se
está reconociendo la importancia de la información. La pertenencia
que conlleva, por ejemplo, a la Comisión Delegada del Gobierno y a
otros organismos resalta, insisto, esa garantía de que está llegando
en las mejores condiciones y con el mayor contenido relevante.

Además, junto a esa faceta de recabar la información está la de la
transmisión de la misma. Aquí la figura de un ministro tiene unas
posibilidades y una capacidad de transmisión muy superiores a las que
podía tener una Secretaría de Estado. De hecho, si no hubiera sido
así, no estaría aquí con ustedes en el día de hoy. Pero además, en
esa cuestión de rango, como bien se ha dicho -creo que ha sido el
representante del Partido Nacionalista Vasco, pero en cualquier caso
estaba en las distintas exposiciones-, este ministro también es
coautor del mensaje. No solamente es un mero transmisor, es coautor y
eso es algo que también da cumplida respuesta a una hipotética
infravaloración de la figura de este portavoz o de este Ministerio o
de esta función. Estoy en el Consejo de Ministros, por lo tanto, soy
tan parte como cualquier otro de los miembros



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del mismo de las decisiones que se tomen en ese contexto. Por
consiguiente, la política informativa es, no sólo por la importancia
de la transmisión de la información sino también por ser parte en la
toma de decisión fundamental, una función claramente gubernamental.

Por ello, quiero resaltar, insisto, la trascendencia del mensaje que
tiene que llegar a los ciudadanos de la mejor manera posible. En
segundo lugar, quiero resaltar el hecho mismo de que ser parte del
Gobierno hace que no solamente sea algo útil para recabar esa
información, sino también una cuestión de rango fundamental y que
caracteriza mis actuaciones como función gubernamental stricto sensu.

Siguiendo en la línea de las competencias, ha sido algo común a las
dos comparecencias intentar establecer el grado de dependencia
existente con respecto a los actores del modelo audiovisual. Ya lo
dije antes y repito aquí también: en el sentido presupuestario, hay
una asignación a Presidencia de Gobierno. El término dependencia
conlleva de por sí otra serie de connotaciones que no sólo quiero
evitar en este momento, sino que no reflejan la realidad misma. Cada
vez menos perplejidad en la definición de dichas competencias tanto
en materia de modelo audiovisual, de rango, como en su carácter o no
de función gubernamental.

Es verdad que por la misma importancia que se le atribuye a esta
función al otorgársele ese rango, más cuidadoso hay que ser en la
distribución de esa información y en la comunicación por parte del
Gobierno. Por eso, señor Jané, tiene toda la razón. Es muy importante
llegar a una información puntual de la política de Gobierno, si
apunta, como usted entendía desde el punto de vista material, a esta
Cámara y no solamente convertirse en un mero transmisor a los medios
de comunicación. Eso se plasma nuevamente por el hecho de estar aquí
ante ustedes y que haya sido a iniciativa mía el presentarme y, en
segundo lugar, porque hay que cubrir también ese aspecto. Algunos
podrían decir que se cubre con la mera transmisión y su comunicación
a las distintas agencias de noticias que dan una inmediatez al
mensaje. Estoy de acuerdo con usted en que hay que mejorar claramente
el intercambio de informaciones en lo que se refiere a las Cámaras.

Habla usted de la realidad plural. Creo que hice dos veces
referencia, y muy a propósito, al término plural a lo largo de mi
exposición. Estoy totalmente de acuerdo. Tenga S.S. siempre la
absoluta certeza de que si en algún momento no se utiliza el término
plural es precisamente porque ya se asume como parte de la realidad.

Si existiera duda, evidentemente será utilizado, porque es así: es
pluralidad, institucional también.

Por último, hay transparencia en contenido y transparencia en tiempo.

La transparencia, independientemente de los otros valores u objetivos
a los que hicimos referencia, en la práctica es absolutamente
fundamental. Como usted muy bien dice, no hay que ser sólo
transparente en el contenido, sino también en el tiempo, de otra
forma la información que se suministraría podría perder su sentido o
su utilidad. Nuevamente, un punto de encuentro como creo que han sido
las distintas intervenciones.

La lógica del debate político -se apuntaba también- hace que SS.SS.

no puedan mostrar una cierta predisposición de acuerdo con respecto a
las manifestaciones o a las políticas, ya sean expresadas por razón
individual por este portavoz o por razón colectiva en representación
del Gobierno. Eso sí es parte de ese debate político, pero también es
bueno llegar a un reconocimiento o aceptación de algunos puntos,
sobre todo si hay instituciones democráticas por medio.

Se hablaba también de aceptar las reglas del juego democrático.

Efectivamente, hay que respetar las reglas del juego democrático, de
la misma forma que hay que respetar las decisiones de las distintas
instituciones que hay en este Estado, una de las cuáles es
precisamente la Junta Electoral Central que, como saben ustedes, por
29 veces nos dio la razón. En aquel momento, -aunque no es éste el
contexto adecuado para tratar estas cuestiones- la conclusión que
sacamos no es tanto que tuviéramos la razón 29 veces, sino que estoy
completamente convencido de que se podría haber evitado esa tendencia
de debate electoral partidista por cuestiones de tiempo y de fondo
precisamente para un mejor servicio a través del grupo hacia los
ciudadanos. Respetemos esas reglas del juego democrático, esas
decisiones de las instituciones y no hagamos que trasciendan hacia
algo que en algunos casos podría ser una falta de respeto a
trayectorias profesionales. No creo que sea éste el lugar más
adecuado para tratar estas cuestiones.

Tengo que hacer referencia también a lo que, como aquí se ha
apuntado, es parte del diálogo o intercambio político, pero que, por
el mero hecho de que se diga, no se convierte en realidad. Hablar de
deslealtad, hostigamiento, descalificaciones de las instituciones, no
por repetido se convierte en realidad. En el debate de hoy, hay un
ejemplo: la referencia que se ha hecho a la Carta de Derechos
Fundamentales. Esta mañana ha habido una comparecencia del presidente
del Gobierno, 48 horas después de que terminara la cumbre de Feira,
comparecencia a la que el presidente se ha prestado gustoso y en la
que ha tenido una gran parte -ha sido tratada con enorme detalle-
precisamente la Carta de Derechos Fundamentales. Si esto me lleva a
alguna conclusión es nuevamente a la necesidad de transparencia en
contenido y en tiempo, puesto que si en esta propia sala no estaban
hoy informados de que el presidente había tenido una intervención en
ese sentido y se creía que no se había hablado por este Gobierno de
algo tan trascendente como son los derechos fundamentales, la
conclusión que saco es que tengo que ser más pronto en esos
comentarios para evitarles a SS.SS. situaciones como las que se han
podido plantear.




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Para finalizar, quiero resaltar un último punto. Las manifestaciones
-lo repito hoy y lo dije el otro día- no son meros recursos retóricos
o meros planteamientos teóricos para presentar ante esta Cámara, sino
que son producto de las convicciones personales. Y las convicciones
personales, sobre todo cuando hacen referencia a principios
fundamentales y, cómo no, constitucionales, tienen sobre todo un
control que quizás esté por encima de un control político, que es el
control de uno mismo y la manifestación a través de los propios actos
de la coherencia con lo que se ha expresado. En muchas cuestiones no
estaremos de acuerdo o la interpretación será distinta, en otras
podrá haber una falta de acuerdo sobre si expreso con mis actos
aquello que les he trasmitido hoy, pero les puedo asegurar que en
ningún momento aquello que les he expresado va a ser contrario a mis
propias convicciones, de otra forma no estaría aquí, no hubiera
aceptado ser ministro ni, desde luego, tendría la desfachatez de
dirigirme a sus señorías. (El señor López Garrido pide la palabra.)



El señor PRESIDENTE: Ano ser que se hayan sentido aludidos y dada la
hora, daremos dos minutos a los portavoces que quieran hacer uso de
la palabra, pero no más.

Tiene la palabra el señor López Garrido.




El señor LÓPEZ GARRIDO: Quiero referirme específicamente, como se
pueden imaginar quienes están en esta sala, a las manifestaciones
enfáticas del señor Merino sobre el mitin político que he
desarrollado hace un rato -ésa ha sido su definición-, no en relación
con la intervención del señor ministro, que está acotada por el señor
presidente. Al señor ministro simplemente le diré, si me lo permite
el señor presidente, que le agradezco su tono, muy distinto del
empleado por el portavoz del Grupo Popular en esta sesión.

Siento que esté decepcionado, señor Merino. La decepción es libre y,
de verdad, lo siento; siento decepcionar a la gente que ha confiado
tanto en mí como confiaba anteriormente el señor Merino. Nosotros
también podemos sentirnos decepcionados por otras razones y no por
ello manifestamos tan agriamente esa decepción. A nosotros nos
decepciona, por ejemplo, que el Grupo Popular utilice unas
expresiones tan sistemáticamente laudatorias para el Gobierno y que
yo creo que son innecesarias. Incluso creo que el grupo del Gobierno
tendría que aprovechar -no se me tome esto como consejo- el
Parlamento para tener un cierto sano espíritu crítico con el
Gobierno. A nosotros nos decepciona sistemática la ausencia más
absoluta de una capacidad mínimamente crítica en las intervenciones
del Grupo Popular, y sin embargo no lo manifestamos tan agriamente.

Aquí ha habido una actividad de control, esto es un Parlamento
democrático, y no creo que se haya faltado el respeto para nada en
las intervenciones. Delante
tenemos a un ministro, no a una persona de un rango administrativo
secundario. Tenemos, repito, a un ministro, al que hay que situar en
su nivel y tratarle como tal ministro, por tanto, con intervenciones
políticas y desarrollando una actividad de control político, que es
lo que tenemos obligación de hacer. Y lo haremos. Siento que en el
futuro seguramente decepcionaremos todavía más al señor Merino, pero
vamos a seguir desarrollando una actividad de control fuerte,
importante, constructiva, no irrespetuosa. Eso es, además, algo que
le viene muy bien al Gobierno: sentir que tiene una oposición
enfrente que es contundente, que le va a decir las cosas con
sinceridad, como las hemos dicho hoy aquí en esta sala y lo vamos a
seguir haciendo en el futuro, aunque algunos miembros del Grupo
Popular se sientan decepcionados. Tengan en cuenta que ustedes ya han
tenido cuatro años de gobierno, han perdido la virginidad, y hay
cosas de las que uno se acuerda y no podemos simplemente olvidarnos
de lo que ha pasado. En Televisión Española han pasado cosas, y,
lógicamente, la política informativa del Gobierno -y no confundimos
esto con la Comisión de control- algo tiene que ver con Televisión
Española, entre otras cosas, porque a través de Televisión Española
se transmite esa política informativa del Gobierno; por ello es
lógico que aparezca aquí.

Para terminar, le digo que se ha pasado un poco al afirmar que yo no
respeto la presunción de inocencia. Aquí me ha tocado a mi faceta de
profesor de derecho constitucional, porque, que yo sepa, no he
acusado al señor ministro de ningún delito. La presunción de
inocencia se refiere, naturalmente, a algo que tiene que ver con el
campo penal, que yo estoy convencido de que no tiene nada que ver con
el señor ministro Portavoz, pero en política no funcionan las cosas
como en el campo penal; suelen suceder al contrario. Las
responsabilidades políticas no tienen que ver con responsabilidades
penales necesariamente. Esa es una lección que en nuestra historia
reciente de la democracia debería aprender la mal llamada clase
política: que una cosa es la responsabilidad penal y otra, la
responsabilidad política. Y aquí hablamos de responsabilidades
políticas, evidentemente, no de responsabilidades penales.




El señor PRESIDENTE: Señor Merino.




El señor MERINO LÓPEZ: Intervengo muy brevemente.




El señor López Garrido sabe que cuando hablaba de la presunción de
inocencia -y lo he dicho expresamente- me refería al ámbito político.

Usted ha condenado al señor ministro prácticamente antes de empezar
su mandato. Mi decepción, señor López Garrido -se lo reitero-, ha
sido porque gracias a la generosidad del señor presidente, ha gozado
de 28 minutos de intervención, cuando el turno era de diez minutos, y
todo lo que ha dicho ha sido negativo y crítico. Sinceramente,



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cuando estaba fuera de este Parlamento, aunque estamos en posiciones
ideológicas muy distintas, le veía a usted como una persona con
fundamento, y hoy no ha dado ningún fundamento que justificara su
intervención de 28 minutos, que ha sido absolutamente catastrofista
y alejada de la realidad que vivimos en este país. Espero que cambie en
sucesivas comparecencias, y desde luego este grupo parlamentario
mantiene su oferta de diálogo al Grupo Socialista y al resto de los
grupos. Confiamos en que se relaje en los próximos meses y en que
pierda -se lo digo con todo cariño- la acritud que hoy al menos a mí
personalmente me ha transmitido.

Estoy convencido de que la acción del ministro Portavoz será de su
agrado aunque usted esté en los bancos de la oposición. Como usted
bien sabe, porque ha dicho
que tenía aquí la transcripción del Senado, le consta que la portavoz
de su grupo reconoció como un buen programa de Gobierno el que el
señor ministro expuso en el Senado y confiaba en ese buen programa
que había hecho el Gobierno. Lo único que le pido es que se
coordinen, que tengan un mismo mensaje en el Senado, en el Congreso y
en todos los ámbitos donde el Partido Socialista desarrolla su
actividad.




El señor PRESIDENTE: Como este debate ha tenido poco que ver con el
señor ministro, que no quiere hacer más uso de la palabra, terminamos
aquí el orden del día de la Comisión.

Se levanta la sesión.




Eran las tres y veinte minutos de la tarde.